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Publicamos a continuación un estudio de la situación general de la lucha de clases en los últimos años realizado por el Grupo de Lucha Proletaria de Perú. A partir de un análisis de la relación de fuerzas entre las clases a nivel mundial, los compañeros comprenden las luchas que se dan en Perú y dan cuenta de ellas, valorando tanto sus puntos de fuerza como sus debilidades y limitaciones. Es un método que saludamos y apoyamos.
Compartiendo el método, la posición y la mayoría de los análisis de los compañeros quisiéramos sin embargo hacer dos precisiones.
1ª Es cierto que el proletariado está luchando y que por ejemplo en el invierno de 2007-2008 coincidieron movilizaciones obreras en más de 30 países. Sin embargo, es preciso comprender que las luchas todavía son muy limitadas -salvo movimientos de gran amplitud como en Egipto 2007 y 2008 y Grecia diciembre 2008- y no logran prender en el conjunto de la clase. El camino hacia movimientos de lucha masiva que se extienden a escala internacional es todavía muy largo y difícil aunque lentamente van madurando sus premisas.
2ª Los compañeros señalan que el proletariado «carece de vanguardia y programa comunista. Las luchas aún son episódicas e instintivas pero ESE ES EL VACIO QUE DEBE LLENAR LA IZQUIERDA COMUNISTA en el futuro, centralizando las luchas, dándoles un norte revolucionario, construyendo el Partido Mundial que lance al proletariado al asalto de la fortaleza capitalista». Coincidimos plenamente en la necesidad de construir el Partido Mundial de Clase, su nueva Internacional. También en que su tarea fundamental es dar un "norte revolucionario" a sus combates. Ahora bien, la frase "llenar un vacío" habría que precisar mejor qué sentido se le da. Si se entiende como contribuir al desarrollo de las luchas, su extensión, la conciencia general en la clase, estamos plenamente de acuerdo. Respecto a la frase "centralizar las luchas" es totalmente cierto que las luchas del proletariado en cuanto alcancen un cierto nivel de masividad y simultaneidad internacional, deben plantearse su centralización lo más fuerte posible. Pero el papel del Partido no es el de realizar esa centralización sino el ser el combatiente más activo y determinado dentro de los Consejos Obreros para sea asumida por el conjunto de la clase.
CCI 28-1-10
CRISIS Y REVUELTAS PROLETARIAS
En esta enésima crisis del capitalismo mundial nuestra clase es la que paga los platos rotos. EL MOMENTO HISTORICO SE CARACTERIZA POR EL ATAQUE FEROZ A LAS CONDICIONES DE VIDA DEL PROLETARIADO EN TODO EL PLANETA. La inflación ,la disparada de los precios de los alimentos, la hambruna, la ola de despidos ,la miseria, han desatado,desde el 2007,una ola de huelgas y revueltas en los 5 continentes que sobrepasan el centenar y que han roto el encuadramiento estatal y sindical. Luchas que por supuesto, han sido ocultadas o deformadas por la mercenaria prensa del Capital que se ha dedicado a decir que los culpables de la crisis son unos cuantos "banqueros sinvergüenzas" o, lo que es peor, que la crisis es culpa del "neoliberalismo", según cacarean los corifeos del altermundismo,las ong y toda la izquierda del capital. Nosotros respondemos a esos burgueses que EL CAUSANTE DE LA CRISIS, DEL HAMBRE, LOS BOMBARDEOS, LAS CATASTROFE AMBIENTAL, DEL SUFRIMIENTO DE LA HUMANIDAD ES EL CAPITALISMO Y SU NECESIDAD PERMANENTE DE REPRODUCCION, DE MANTENER LA TASA DE GANANCIA AUNQUE PARA ELLO TENGA QUE DESTRUIR TODO SER VIVIENTE A LARGO PLAZO. Pero el proletariado no mira pasivo. Sale a la calle, lucha y se reubica en su terreno, la lucha de clases. Es cierto, carece de vanguardia y programa comunista. Las luchas aún son episódicas e instintivas pero ESE ES EL VACIO QUE DEBE LLENAR LA IZQUIERDA COMUNISTA en el futuro, centralizando las luchas, dándoles un norte revolucionario, construyendo el Partido Mundial que lance al proletariado al asalto de la fortaleza capitalista. Lo que vemos ahora es el comienzo de ese largo proceso de reconstitución, en medio de una crisis que evidencia los limites históricos de este putrefacto orden que está condenado a desparecer a manos de su verdugo histórico: EL PROLETARIADO.
LA BURGUESIA ATACA AL PROLETARIADO
La crisis comenzó a hacerse sentir en toda su crudeza desde el 2007 con el alza de los precios a nivel mundial. Los capitales, ante las malas perspectivas de ganancia en el sector industrial (por la sobreproducción de mercancías, mal endémico del capitalismo) se trasladaron al sector especulativo, de materias primas, biocombustibles y alimentos. En consecuencia, se dio la disparada de los precios ,en el mercado mundial, del arroz, aceites, trigo, maíz y otros que alcanzaron records históricos... de hasta 120 por ciento!!!!!!!!.
Los cínicos, caraduras, funcionarios del Banco Mundial aconsejaron entonces "a convivir con los altos precios"(sic).El proletariado respondió con REVUELTAS DEL HAMBRE en mas de 40 países con saqueos y enfrentamientos. La "cumbre de emergencia" de la FAO, circulo de hipócritas y hambreadores, terminó en un absoluto fracaso, pues nadie osa tocar los intereses de las transnacionales de alimentos. En un mundo donde la producción no responde a las necesidades humanas,¡QUE IMPORTA A LOS BURGUESES QUE MAS DE LA MITAD DE LOS HABITANTES DEL PLANETA SE CAGUEN DE HAMBRE¡¡¡.
Al sombrío panorama de la crisis le siguió el efecto dominó de la Recesion: primero USA, luego Europa, luego Japón y China que anuncian que no dan más y que sus aparatos productivos están por los suelos. Como consecuencia, el Comercio mercantil Mundial ha caído de manera brutal (9% según la OMC, la peor cifra desde 1945). Obama y los demás jerifaltes de los Estados burgueses corren a rescatar a sus socios banqueros y empresarios. Para esos burgueses, lluvia de millones en rescates. Para los proletarios llamados al sacrificio, a la "unidad nacional contra la crisis".Las principales empresas ya comenzaron los despidos masivos, en Toyota, Chrysler, General motors, Pfizer, Nokia, Phillips. Sólo en USA los desempleados ya suman 12 millones y en China-otrora modelito de crecimiento- ya van 25 millones y en América Latina estamos en 15 millones de despedidos!!!
La crisis, además, ya ha lanzado a 186 millones de proletarios más, bajo la línea de la miseria absoluta(2 o menos dólares diarios para malcomer)Ni siquiera en los estados "antineoliberales" como Cuba, Venezuela o Bolivia se han salvado los trabajadores de ver empeorar sus condiciones de vida pues por mas caretas populistas que usen Chávez o Morales la realidad del Capitalismo mundial le ha reventado en la jeta a esos farsantes, mandando a la basura la orgía demagógica esa del "socialismo del siglo XXI".
NUESTRA CLASE RESPONDE LUCHANDO
Presentamos una reseña de las principales luchas proletarias del 2007 a hoy, en respuesta a los ataques que el Capital en crisis ha desatado contra nuestras condiciones de vida. En todas ellas hemos visto como han confluido las "revueltas del hambre" con las huelgas obreras, en las calles y donde los proletarios se reconocieron como hermanos de clase y lucha.
EGIPTO: Se desarrollaron tremendas movilizaciones contra la subida de los precios que coincidieron con la huelga de los obreros textiles y que pretendieron ser controladas por los sindicatos. Enfrentamientos con el ejercito y la policía en el Cairo y otras ciudades.(1)
HAITI: Marchas proletarias en Puerto Príncipe que desembocó en una monumental bronca con los soldados de la ONU (entre ellos 500 cascos azules del Perú entre las mesnadas represivas)que debieron usar sus armas para evitar el asalto al palacio de gobierno. Hubo saqueos, muertos y heridos que como siempre los puso nuestra clase.
BANGLADESH: Huelgas obreras "salvajes"(no controladas por sindicatos) y toma de más de doscientas fábricas y ataques diversos a la propiedad.
ESPAÑA: Movilizaciones obreras contra los despidos en Nissan que acabó con el apedreamiento de su local en Madrid. Asimismo, los pescadores del norte organizaron "bloqueos salvajes" impidiendo desembarco alguno de mercancías.
ALEMANIA: En noviembre de 2008 mas de 120 mil estudiantes se movilizaron bajo la consigna de "el capitalismo es la crisis".Lucha de los obreros de Nokia que anunció despidos. Fue un amplio movimiento que contó con la solidaridad de los obreros de empresas vecinas que realizaron huelgas de apoyo.
CHINA: Miles de proletarios migrantes del campo atacaron a la policía y las oficinas estatales negándose a la reubicación. El asesino estado chino respondió con palo y cárcel a las movilizaciones contra el alza del costo de vida y los despidos en los sectores textil y de juguetes.
VENEZUELA: Más allá del conflicto interburgués entre chavismo y oposición, el estado desató medidas antiproletarias para paliar la caída del precio del petróleo. Los trabajadores desencadenaron sendas huelgas en las dos mayores empresas ensambladoras del país y en el sector de empleados públicos a la que se sumó, en diciembre pasado, la de los trabajadores del Metro de Caracas que denunciaron los planes de Chávez y su camarilla (la "boliburguesia").El "socialismo del siglo XXI" respondió a la huelga enviando a los perros de la Guardia Nacional Bolivariana a amenazar a los obreros.
FRANCIA: dos grandes huelgas generales y más de 200 locales. Eso sí, bien controladas por los sindicatos que no pasan de exigir "solución urgente a la crisis".Quema de llantas en Paris por los obreros de neumáticos ante la amenaza de de cierre de plantas y despidos.
LA CRISIS EN EL PERU
Pese a todo el puterío propagandístico de la burguesía sobre el "crecimiento más alto del mundo",el blindaje y otras sandeces, todo ese cacareo se fue al carajo con la llegada de los primeros vientos de la crisis del Capitalismo mundial. La realidad se tomó la revancha y le estalló en la jeta a la panda de ladrones y asesinos del gobierno aprista. De nada sirvieron los lastimeros llamados a "tener fe y optimismo",a "la unidad nacional contra la crisis" pues en junio de 2008 soltaron el brutal paquetazo de alzas al que siguió el anuncio del congelamiento indefinido de los salarios(2). Le siguieron los informes sobre el aumento de la desnutrición en 30 de cada 100 hogares proletarios a pesar de los 90 meses continuados de crecimiento(de las ganancias de la burguesía ,por supuesto).En febrero se remató la jornada con el anuncio oficial de crecimiento cero, el tambaleo de varias empresas y las frases miserables de García sobre la perdida de empleos("200 mil despedidos no son nada") que a marzo de 2009 superaba los 100mil trabajadores que ya han sido echados a la calle en los sectores textil, agroindustrial, minero y pymes. Como podemos ver, es todo un combo de ataques contra nuestra clase mientras el sanguinario estado peruano corre a salvar con millones de dólares a los capitalistas amenazados por la crisis tal como ha sucedido con Doe Run.
LA IZQUIERDA Y LA CRISIS
Los sindicatos como la CGTP, los partidos de izquierda, nacionalistas, ongs y otros demostraron ser excelentes socios de la burguesía, ocultando cualquier reflexión de fondo pues nunca señalan al modo de producción capitalista como el causante de toda esta situación. Para estos socialdemócratas sólo seria la crisis uno de sus modelos: el "neoliberalismo".Así han corrido prestos a poner su granito de arena para salvar este orden putrefacto y presentan sus propios "planes anticrisis",que no es sino más de la misma receta que busca salvar al Capital con medidas populistas es que en realidad EL OBJETIVO DE LA IZQUIERDA DEL CAPITAL ES CONFUNDIR ALOS TRABAJADORES, DESARMAR SU CAPACIDAD DE RESPUESTA ANTE LOS ATAQUES A SUS CONDICIONES DE VIDA PARA FINALMENTE LLEVARNOS A SALIDAS ELECTORERAS CON LA MIRA PUESTA EN EL RECAMBIO BURGUES DEL 2011.
Es en este marco electorero que debemos entender las conversas con Humala, los paros nacionales del año pasado y los que vendrán, las "asambleas de los pueblos" y la formación del "gran frente de izquierda" cuyo objetivo es lavarle la jeta al Capitalismo y demostrar que la izquierda seria un mejor gerente del estado que sus primos de la derecha. No nos extrañe esa actitud: la izquierda, la socialdemocracia siempre jugó ese asqueroso papel de ser el último sostén de la burguesía ante la ofensiva del proletariado insurrecto. Por ello la futura revolución proletaria deberá barrer con los izquierdistas de todo pelaje.
LUCHAS PROLETARIAS
La lucha de los trabajadores se desarrolló con fuerza en 2007 y 2008.Han sido combates que si bien no tuvieron un claro norte anticapitalista sin embargo, SE INSCRIBEN EN LA LINEA HISTORICA DE LA LUCHA DE CLASES A NIVEL MUNDIAL. A pesar de sus carencias encontramos en ellas importantísimos elementos de clase tales como la SOLIDARIDAD Y LA RESISTENCIA A LA DISCIPLINA SINDICAL, elementos que estamos seguros decantaran una clase obrera autónoma y vigorosa para los combates de clase que se avecinan. Veamos las luchas obreras más importantes.
CASAPALCA: En mayo y junio de 2007 los obreros tercerizados, que acababan de ser despedidos, radicalizan sus luchas negándose a desbloquear la carretera central. Los enfrentamientos con la jauría policial dejo como saldo tres obreros y un tombo muertos. Un año después, en mayo de 2008, los 1800 trabajadores de la mina se lanzan a la huelga contra los míseros 22 soles diarios por jornadas de hasta 14 horas de explotación. Hubo enfrentamientos con la policía en tanto los dirigentes sindicales negociaban a la desesperada para contener la cólera proletaria. En sendas asambleas se denuncia a los dos anteriores secretarios generales comprados por la patronal. Sin embargo, el sindicato impone un "acta de paz laboral" con lo cual desactivan la lucha. Pero en octubre y noviembre, ante el incumplimiento de ese documento los obreros vuelven a bloquear la carretera central y por enésima vez se enfrentan valientemente a los perros uniformados del Capital, logrando eliminar a unos de ellos con una pedrada en la cabeza. Además los trabajadores pusieron en práctica el SABOTAJE rompiendo un tubo de agua que anegó la carretera y paralizó la producción. Mientras los prostituidos medios de comunicación calificaban a los obreros de "salvajes","vándalos",la policía cobarde se tomaba venganza a su derrota e incursionaba por sorpresa en el poblado minero deteniendo a 17 trabajadores. Mientras, ¿que hacia la dirigencia sindical? Pues expresaba sus "condolencias" a la familia del tombo muerto y acusaba de "infiltrados" a los 6 obreros que hasta hoy permanecen secuestrados en el penal de Lurigancho.
ESTIBADORES DEL CALLAO: En noviembre de 2007 los obreros de carga y descarga de 38 empresas que operan en el puerto inician una huelga general indefinida por mejoras salariales y condiciones de trabajo. Las mercancías de exportación se pudren en los almacenes y los burgueses comienzan a volverse locos amenazando con entrar ellos mismos "pistola en mano" e incluso amenazaron pedir el ingreso, a balazos, de la Marina de Guerra. Se generan choques a la entrada del Terminal entre policías y obreros que querían radicalizar la paralización. Los dirigentes sindicales al contrario plantean su "buena disposición a negociar y a colaborar con la policía a identificar a los revoltosos".Como vemos los sindicatos se desenmascaran ante nuestra clase como lo que son: UNOS VULGARES SOPLONES .ELLOS SON LA POLICIA DENTRO DEL MOVIMIENTO OBRERO Y POR TANTO, SON ENEMIGOS DE LOS TRABAJADORES. Finalmente tras 10 días de huelga, los sindicatos logran quebrar la lucha obrera y obtienen un "gran acuerdo" y llaman a levantar la huelga .Pero un grupo de 150 obreros rompe la disciplina sindicalera y bloquean esa misma noche, las puertas de acceso al puerto frustrando por varias horas el reinicio de las labores de carga.
LA HUELGA MINERA: En noviembre de 2007 la Federación Minera, presionada por las bases, oficializa una huelga indefinida ,la cual había comenzado por lo menos un mes antes de marea espontánea sin esperar ordenes .Se dieron impresionantes actos de solidaridad con los huelguistas por parte de las poblaciones aledañas a las minas e incluso de los estudiantes universitarios. La Federación como siempre concilió con el gobierno y el Congreso levantando la huelga 5 días después.
REVUELTAS DEL HAMBRE: Luego del paquetazo de junio de 2008 los proletarios de toda condición marcharon en diversas ciudades contra este nuevo ataque a nuestras condiciones de vida.
En Puno, los trabajadores marchan manifestándose contra las alzas y saquearon mercados a la vez que apedrean la casa del presidente regional, el chavista Fuentes. En el Cuzco, los estudiantes de la U. San Antonio Abad salen a las calles protestando por el alza de pasajes y alimentos, reteniendo varias combis y vehículos en el campus de la universidad..En el segundo día de protestas, los pobladores de San Jerónimo y San Sebastián bloquearon las pistas con llantas quemadas, solidarizándose con los estudiantes y rechazando las "medidas desacertadas y hambreadoras del gobierno aprista".Enfrentamientos con los gorilas de la policía y 54 detenidos.
Del mismo modo, durante el "paro nacional" de julio, los proletarios de Madre de Dios realizaron "saqueos del hambre" y atacaron el gobierno regional. El Frente de defensa rechazó los "actos vandálicos" y los atribuyó (misma policía!!!)a "infiltrados".En Chincha, ese mismo mes, una marcha por el atropello de una niña por un bus interprovincial fue el detonante para la protesta proletaria que atacó la sede de la empresa "Flores" desbordando la pacifica marcha ciudadana de la CGTP y otros gremios. En Tacna, durante las movilizaciones por el canon también los proletarios saquearon mercadillos para saciar su hambre. Finalmente en Pasco el sindicato de Volcan obliga a los obreros a levantar la huelga declarada ilegal por el ministerio. De las siete unidades de producción dos se niegan a acatar las órdenes sindicaleras.
(1)sobre las luchas en Egipto ver: https://es.internationalism.org/ap/2007/195_egipto [1]
(2)La mismísima OIT-antro mundial de la conciliación de clases- señala que entre 1995 y 2008 el aumento de los salarios en el Perú fue ...1%!!!. Y ahora el APRA se niega a subir los sueldos para no atacar el bolsillo de los empresarios con el pretexto de "no aumentar la inflación ni el empleo en las Pymes".
Las organizaciones revolucionarias, desde sus inicios han tenido una atención y análisis de los movimientos de la clase enemiga dentro y fuera de las fronteras nacionales. La competencia por los mercados, resultado inevitable del proceso de acumulación, genera litigios y confrontaciones entre los Estados; mas, no es sólo la lucha por los mercados, sino que el posicionamiento geopolítico se ha transformado en un aspecto vital para el capitalismo, principalmente en su fase de decadencia que abarca ya casi un siglo. Esta prolongación de la decadencia ha hecho que el capitalismo entre en descomposición, siendo una de sus mayores manifestaciones el derrumbe del bloque ruso en 1989, que ha trastocado el "orden" forzado que existía entre los dos grandes bloques imperialistas que dominaron la arena mundial durante el siglo XX. Ahora no son sólo las grandes potencias imperialistas que tienen mayor poder económico y militar quienes luchan por sostener y aumentar su espacio geopolítico, sino que países de mediana estatura (Irán, Pakistán, India, Brasil, Venezuela, etc.) necesitan establecer y consolidar sus áreas de influencia, que inevitablemente los lleva a confrontarse con los intereses geopolíticos de las grandes potencias y de las nuevas "potencias emergentes". En las dos últimas décadas hemos visto como crecen las tensiones y el armamentismo en todo el mundo; situación que la crisis del capitalismo exacerba.
La burguesía para lograr sus objetivos geopolíticos necesita movilizar a la población, y en particular al proletariado, ya que requiere poner a la sociedad y su aparato económico en función de sus objetivos estratégicos. En este sentido hay una campaña permanente de las fuerzas del capital (estado, partidos, sindicatos, etc.) para invocar al proletariado al nacionalismo, lo que atenta contra su combatividad y su conciencia. Estas campañas han llevado a confrontaciones que han ocasionado dos guerras mundiales y un sinfín de confrontaciones locales y regionales en el siglo XX, donde han muerto millones de proletarios y lo han desviado de su objetivo histórico: realizar la revolución proletaria como paso inicial para la instauración de una nueva sociedad, el comunismo. En ese sentido es una responsabilidad de las organizaciones políticas de la clase analizar las tensiones entre naciones, y alertar a la clase sobre estas acciones de la clase enemiga.
En el caso de AL, la primera década de este siglo cierra con un incremento de las tensiones, que se expresa en una mayor preocupación de las burguesías de la región por los aspectos geopolíticos, forzando a unas a reafirmar y fortalecerse en este terreno, y a otras a crear ciertos alineamientos donde se conjugan intereses económicos, ideológicos y geopolíticos; así como a un acelerado incremento del armamentismo en la mayoría de los países de la región.
Para abordar la exacerbación de las tensiones en la región debemos tener en cuenta la situación de descomposición que vive el capitalismo en las últimas décadas, que se expresa a dos niveles:
-en primer lugar, en la "caja de Pandora" que se abrió a nivel de las relaciones internacionales después del derrumbe del bloque ruso, y el posterior desmembramiento del exbloque occidental, que se aprecia en el debilitamiento progresivo del imperialismo norteamericano a nivel mundial este hecho es de la mayor relevancia, pues ha ocasionado que emerjan y se desboquen las tendencias antinorteamericanas que anidan en el seno de cada burguesía del llamado "patio trasero" de USA; ahora se observa como afloran los apetitos de los "imperialismos emergentes" que inevitablemente para posicionarse mejor en el "patio" requieren enfrentar al "imperio" mayor; pero también deben enfrentar a los otros aspirantes de imperialistas, lo que se expresa a través del caos que reina en las relaciones entre las naciones de la región.
-en segundo lugar, en la exacerbación de las confrontaciones entre las facciones burguesas a lo interno de los países, que por todos los medios tratan de llegar al poder para intentar sacar el mejor provecho a la nueva situación geopolítica en un contexto de aceleración de la crisis del capitalismo; situación que dificulta la realización de planes a largo plazo y con una visión que abarque los intereses del conjunto de la burguesía nacional, lo que crea situaciones de ingobernabilidad.
Así mismo, la agudización de la crisis del capitalismo, es un factor que fuerza a las naciones a confrontaciones y cambios de alineamientos para intentar sobrevivir en el mercado mundial; además, que conlleva a mayores ataques contra el proletariado y a restringir las migajas que reparten los gobiernos a las masas excluidas sociales. Para intentar desviar el malestar social que esta situación acarrea, las burguesías desarrollan campañas nacionalistas contra "el enemigo externo", con el fin de encuadrar a los trabajadores y al conjunto de la población.
Este contexto es la base para comprender entonces las tensiones y alineamientos que se dan en la región:
Por iniciativa de Cuba y Venezuela, se ha conformado la asociación de varios países a la plataforma del ALBA (Alternativa Bolivariana para las Américas), que ha ampliado progresivamente su influencia en la región (formado por Bolivia, Nicaragua, Cuba, Honduras, Ecuador y algunas islas de El Caribe). El ALBA se ha creado como contraparte del ALCA (Área de Libre Comercio de las Américas) promovida por USA; los países que la conforman se caracterizan por que proclaman un "antiimperialismo" radical, que se centra en la confrontación contra el imperialismo "yanqui"; y aplican (o intentan aplicar) la franquicia del "socialismo del siglo XXI".
Aunque Venezuela ha querido presentar al ALBA como un bloque unido, de ninguna manera las relaciones entre los países que lo conforman son estables; fundamentalmente se sustenta en una relación clientelar e ideológica con Venezuela, quien utiliza el petróleo como arma de penetración y chantaje, así como otros tipos de "ayudas". En algunos países se observa cierta tendencia contradictoria con los intereses del gobierno venezolano: Ecuador tiende a reanudar las relaciones diplomáticas con Colombia, rotas después del ataque a un campamento de las FARC en territorio ecuatoriano en marzo de 2008[1]; se observa cierta moderación de Bolivia, quizás presionado por las relaciones con Brasil, que mantiene conversaciones para un eventual acercamiento con los USA, aunque el 2010 se inicia con acusaciones contra ese país por el uso de las bases en Colombia y por darle asilo a algunos opositores, asilados inicialmente en Perú[2].
Los cambios en la región han llevado a un reforzamiento geopolítico de Colombia, quien ha pasado a ser uno de los principales aliados geopolíticos de USA en la región. Después del fin del acuerdo para el uso de la base militar de Manta en Ecuador (decidido por Correa en coherencia con ser miembro del ALBA), los USA refuerzan su presencia militar en la región con el reciente acuerdo con Colombia que le permite el uso de 7 bases militares en territorio colombiano; que muestra una continuidad y hasta mayor contundencia de la administración Obama con respecto a Bush.
La burguesía colombiana tiene acuerdos de este tipo con los USA desde 1952, los cuales se reforzaron con el Plan Colombia iniciado en 1999 (teniendo como excusa la lucha contra el narcotráfico), situación que ha llevado a Colombia a tener una de las mayores aviaciones militares y el segundo ejército mas numeroso de la región (del orden de 290 mil efectivos), bien entrenados y manejando la mas alta tecnología. Con el reciente acuerdo con USA se crea un desequilibrio militar de Colombia con los otros países de la región; obviamente, motivo de preocupación no sólo para la burguesía venezolana y una fuente de inestabilidad geopolítica pues traslada al presente las intervenciones militares que han hecho los "gringos" en su "patio trasero".
Uno de los grandes beneficiados de la situación geopolítica en el nuevo siglo ha sido Brasil quien con su estatura geográfica, poderío económico y militar, y con una diplomacia pragmática, ha ido fortaleciendo su influencia no sólo en los países que conforman el MERCOSUR, sino en el resto de Sur América, Centroamérica (ver mas adelante sobre la situación en Honduras) y El Caribe, comandando las fuerzas de la ONU en Haití.
Una de los principales logros del gobierno Lula ha sido el reforzamiento geopolítico de Brasil durante sus 2 gobiernos. La diplomacia brasileña ha logrado sortear los agudos conflictos con sus socios del MERCOSUR, al igual que con Bolivia, importante suplidor de gas perteneciente al ALBA. Mantiene estrechas relaciones comerciales con Perú, potencial puerta al Pacífico para la industria brasileña. Lula tiene el privilegio de tener influencia sobre el "enfant terríble" Chávez, a cuyo gobierno le ha sacado jugosos beneficios económicos, debido a que ha pasado a cubrir parte del déficit de las exportaciones colombianas a Venezuela, afectadas por los continuos conflictos entre las dos naciones: en el 2006 las exportaciones brasileñas superaron a las de Colombia (segundo socio comercial de Venezuela después de USA) y de seguro así sucederá en el 2009[3]; por motivos evidentes Lula ha insistido en la integración de Venezuela en el MERCOSUR, recién aprobada por el senado brasileño[4]. Como una forma de mostrar su "apertura", Lula dice que puede almorzar con Chávez y cenar con Uribe. En ese sentido Brasil es "el amigo de todos", una posición envidiable ante una región donde se incrementan las tensiones.
Sin embargo, la dinámica de la descomposición que desestabiliza las relaciones internacionales, muchas veces obliga a tomar partido por tal o cual país. Este fue el caso de Honduras, cuando Brasil sale de sus "confines" suramericanos y penetra en Centroamérica. Aprovechando las acciones de Chávez y Noriega, Brasil "presta" su embajada para albergar en calidad de "huésped" a Zelaya; y quiso aprovechar las contradicciones de la diplomacia americana para intentar presentarse como un mediador importante en los conflictos de la región. La decisión de Brasil aceleró una "salida" al conflicto al instalar a Zelaya muy cerca de su silla presidencial, debido a que USA tuvo que trabajar de manera apresurada para no debilitar su rol de mayor potencia en la región. La burguesía USA sabe que debe responder tanto a los apetitos imperialistas de Venezuela como los de Brasil.
Por último, Brasil ha sido uno de los promotores de la Unión de Naciones Suramericanas (UNASUR); donde propuso la formación de un Consejo de Defensa del Sur después del ataque de Colombia al campamento de las FARC en marzo de 2008, para atender situaciones de conflicto en la región, sin la intervención de USA. Colombia, que pertenece a esta organización, ha sido presionada en UNASUR después de los acontecimientos de marzo de 2008 y ahora por la cuestión del uso las bases por USA; pero ha sido una "piedra en el zapato" para la consolidación de UNASUR, ya que ha insistido que el escenario para debatir sobre esos temas es la OEA. Como se puede apreciar esta Unión nació con una desunión congénita.
El resto de los países de la región también intentan de alguna manera tener su propia personalidad geopolítica. Es el caso de Chile, que tiende a llevar una política "no alineada", aunque por décadas han dominado sus relaciones con USA. El gobierno de Perú con Alan García tiende a ser mas activo: confronta abiertamente a varios países miembros del ALBA, principalmente a Venezuela y Bolivia, a quienes acusa de promover movilizaciones indígenas como las de Yagua y de promover la "revolución bolivariana" a través de las "Casas del ALBA"; no oculta sus simpatías con USA con quien pretende firmar un tratado de libre comercio; aunque también mantiene relaciones estrechas con Brasil con quien ha suscrito varios acuerdos; entre otros, la construcción de una vía que le permita a este país el acceso a las costas del Pacífico. México, aliado de USA, se encuentra debilitado por el narcotráfico y sus problemas internos para asumir su papel imperialista hacia Centroamérica y El Caribe, su área de influencia natural.
Argentina y algunos sectores de la burguesía paraguaya coquetean con Chávez; sobre todo el primero, dado los "favores" que le ha hecho el gobierno venezolano al comprar bonos de su deuda externa, invendibles en el mercado mundial. También varios países de El Caribe (República Dominicana entre otros) mantienen una relación estrecha con Venezuela, forzada por los acuerdos petroleros.
Un aspecto que tiene repercusiones geopolíticas importantes es que varios países de la región, principalmente de Centroamérica y El Caribe mantienen una estrecha relación económica y política con USA, a pesar del debilitamiento geopolítico y la crisis económica de ésta y las presiones de los países del ALBA; situación que obedece a la dominación que por décadas ha ejercido USA en su "patio trasero", y que no se puede suplantar de la noche a la mañana, mucho menos en situaciones de crisis como la actual. Para varias burguesías de la región, USA sigue siendo su mejor garantía; en el caso de Panamá y Costa Rica es evidente. Aunque varios países de la región coquetean con Chávez y su proyecto debido a las facilidades en el pago de la factura petrolera, saben que estos acuerdos son inestables y están sujetos al apoyo incondicional al gobierno venezolano; por ejemplo, los gobiernos de República Dominicana y Costa Rica, entre otros, han sido amenazados o se les ha suspendido la venta de petróleo por desavenencias con Venezuela. Este aspecto, entre otros, influyó en el golpe de Estado contra Zelaya en Honduras. Para fortalecer la presencia de USA en la región, el FMI ha aprobado créditos para varios países, flexibilizando sus exigencias.
En el caso de varios países del ALBA, pese a su antiamericanismo "radical", mantienen importantes relaciones con los USA: es el principal socio comercial de Venezuela debido a las exportaciones petroleras; situación más o menos similar es la de Ecuador; Nicaragua sigue recibiendo alguna ayuda americana; Cuba está en una relación de odio-amor con Obama. Buena parte de la retórica "anti-yanqui" de estos gobiernos obedece a necesidades de mantener un discurso que sirve para acusar al "imperio" de su propia mala gestión y de la pobreza reinante, con el apoyo de sectores de izquierda e izquierdistas.
Como conclusión de este aparte, se observa como el 2010 cierra con cambios importantes en algunos gobiernos de la región que tendrán repercusiones en los alineamientos y el mapa geopolítico; el cual como se observa está en permanente movimiento. Algunos tienden a ubicarse en la centro izquierda, haciendo criticas al chavismo y mas bien tienden a asumir el "modelo" de gobierno de Lula: Funes del izquierdista FMLN en El Salvador; también José Mujica (del Movimiento Tupamaro) recién electo en Uruguay. Otros se han movido hacia la centro derecha, como es el caso de Martinelli en Panamá, del recién electo presidente Lobo en Honduras; y es significativo en esta tendencia el triunfo en la primera vuelta electoral del conservador Sebastian Piñera en Chile quien tiene altas posibilidades de triunfo en la segunda, que desplazaría a la coalición de centro izquierda que gobierna desde la salida de Pinochet.
El debilitamiento del liderazgo americano abre las puertas de su patio trasero a la intervención económica y geopolítica de otros países que pretenden buscar mejor posicionamiento en esos órdenes: Francia a través de acuerdos militares, China que mantiene una agresiva política económica y militar, Rusia principalmente con la venta de armamentos, etc.
Un aspecto importante en la nueva geopolítica regional, es que varios países en nombre de la "multipolaridad" y para explotar sus tendencias antiamericanas radicales, han establecido relaciones con países que forman parte del llamado "eje del mal", que mantienen relaciones tensas con USA y otras potencias occidentales, como es el caso de Irán. Con éste país, Venezuela (y otros países del ALBA) ha reforzado sus alianzas comerciales y estratégicas, incluso le ha dado su apoyo a los planes nucleares de Irán en una clara provocación a los USA. Se aprecia como el fundamentalismo bolivariano tiende a copiar comportamientos del fundamentalismo musulmán, en el sentido de mantener una constante provocación contra el "enemigo externo", para intentar mantener una situación de caos y zozobra en sus respectivas regiones; uno en el Oriente Medio y otro en América Latina. No hay que descartar que esta situación obedezca también a la necesidad de presionar al alza de los precios del petróleo, para alimentar sus procesos "revolucionarios"; aspecto en el que puede incidir mas Irán que Venezuela.
Brasil también ha propiciado un acercamiento con Irán; recientemente Ahmadinejad visitó ese país. Con un estilo diferente al de Chávez y con intenciones mas ambiciosas, Brasil pretende jugar a gran potencia en la arena mundial; no sólo intervenir en la mediación de los pequeños conflictos de AL, sino en los de gran tamaño como los de Oriente Medio; por eso, también Lula fue visitado por Shimon Peres, presidente de Israel y Mahmoud Abbas, presidente de la Autoridad Nacional Palestina. De esta manera Brasil intenta ganar puntos para conseguir su anhelado puesto permanente en el Consejo de Seguridad de la ONU, aunque algunas de estas visitas "irriten" a los USA, cuya secretaria de Estado, Hillary Clinton dijo que lo "piensen dos veces" los países de la región que buscan un acercamiento con Irán.
Después del golpe de Estado contra Zelaya en junio pasado, la situación en Honduras se ha transformado en el globo de ensayo que muestra la complejidad de la geopolítica regional. Las intervenciones en este pequeño país de apenas 8 millones de habitantes: del los países del ALBA (principalmente de Venezuela y Nicaragua) y sus aliados; de USA, Brasil y otros países, lo que han hecho es "echarle leña al fuego". Presenciamos una especie de esquizofrenia política y diplomática.
Después de 6 meses del golpe de Estado e inestabilidad política y social (que dejaron saldo de varios muertos y heridos), se realizaron elecciones el 26N, que dieron como ganador a Porfirio Lobo del Partido Nacional de tendencia conservadora. Es importante destacar el papel jugado por USA durante este período: después de denunciar el golpe de Estado y pedir la restitución de Zelaya al inicio de la crisis, dio una voltereta de 180º y terminó legitimando las elecciones de manera casi unilateral. La "comunidad internacional" y en particular los "radicales" del ALBA pedían una acción mas decidida de USA; pues éste así lo hizo: tras algunos traspiés después del asilo de Zelaya en la embajada brasileña (que la Hillary Clinton vio como positivo, y a los pocos días un miembro de su diplomacia calificó como un error) se movilizó la diplomacia y representantes del senado, hasta que se llegó al acuerdo avalado por Zelaya y Micheletti ante una comisión norteamericana encabezada por el secretario de Estado adjunto, Thomas Shannon, a poco días antes de las elecciones, que le sirvió de base para legitimarlas. USA, presionado por las acciones del "Frente de Resistencia contra el Golpe de Estado" a nivel interno, apoyados por los países del ALBA; por Brasil, que facilitó el asilo de Zelaya en su embajada; y por presiones de sectores de la burguesía dentro de los propios USA; se vio forzado a parir una "salida" a la crisis.
Es indudable que esta acción ha afectado el proyecto geopolítico del gobierno venezolano, que recibió "un frenazo" en Honduras; de allí el cambio en el discurso de Chávez hacia Obama: después de llamarlo "portador de la esperanza" ahora es otro defensor del "imperio". Pero con estas elecciones forzadas, de ninguna manera la situación en Honduras se encamina hacia una estabilidad: varios países (entre ellos Brasil y España) se niegan a reconocer las elecciones; se ha establecido una polarización política a nivel interno, donde el Frente de Resistencia contra el Golpe de Estado, que aglutina a las fuerzas opositoras de tendencia radical, proseguirá su acción contra el nuevo gobierno con el apoyo de los países del ALBA, proponiendo la necesidad de la convocatoria de una Constituyente (parte del libreto del socialismo del siglo XXI).
En paralelo con los acontecimientos en Honduras, se dan otros que muestran un nuevo paso en el acoso al proyecto chavista y un mejor posicionamiento de USA en la región: en julio pasado ese país y Colombia firman un acuerdo mediante el cual USA puede hacer uso de 7 bases militares colombianas para operaciones contra el narcotráfico; a los pocos días el gobierno colombiano denuncia que fueron incautadas a las FARC armas de fabricación sueca vendidas al ejército venezolano. Chávez reacciona retirando su embajador de Colombia y anunciando amenazas de guerra contra ese país (que recordaron las acciones militares venezolanas hacia la frontera en marzo de 2008) y radicalizando su discurso antiimperialista contra Obama y su gobierno; luego vino el enfriamiento de relaciones comerciales, que han afectado principalmente a las poblaciones fronterizas de ambos países.
Estas acciones del gobierno colombiano se unen a varias denuncias que ha realizado sobre las relaciones del gobierno de Venezuela con las FARC y el ELN; en este sentido no es casual que las acusaciones de julio pasado se hayan dado inmediatamente después de los acontecimientos en Honduras, en los cuales es evidente la intervención de Venezuela. Desde julio pasado no han cesado las acusaciones de bando y bando; progresivamente, el gobierno colombiano ha ido haciendo denuncias de las relaciones de las FARC con el gobierno venezolano (y ecuatoriano). Chávez, cual bestia herida, ha encendido su retórica belicista convocando a las fuerzas armadas y a la población a "prepararse para la guerra"; para ello utiliza cualquier escenario internacional como la reciente conferencia sobre el cambio climático en Copenhague donde acusó a los Países Bajos de aliarse con USA para utilizar las bases militares de Aruba y Curazao para invadir a Venezuela: "No queremos la guerra, la odiamos, pero tenemos que prepararnos para ella, porque nosotros estamos en la primera lista del imperio, utilizando a Colombia y las bases de Aruba y Curazao".
Esta reacción casi irracional de Chávez, haciendo incesantes cadenas de radio y TV para denunciar la agresión de que es objeto, obedece a que existe un acorralamiento real de USA para intentar neutralizar la influencia del chavismo en la región; por otra parte, al gobierno venezolano le es cuesta arriba ocultar sus vinculaciones con las guerrillas colombianas, que parece ser datan desde la época que Chávez era candidato a la presidencia a finales de los 90. Colombia es el principal obstáculo para expandir la "revolución" bolivariana al continente; por otra parte, desde el punto de vista imperialista compite con Venezuela pues comparten las mismas áreas de influencia, en las que no ha podido intervenir de manera más decidida debido a los problemas internos con la guerrilla y el narcotráfico.
Es indudable que tras estas campañas belicistas juega un papel importante la situación interna tanto en Colombia como en Venezuela. Este año hay elecciones presidenciales en Colombia, con la posibilidad de que Uribe sea reelecto dada su alta popularidad, que se ha incrementado debido al último conflicto con Venezuela. En Venezuela, que exhibe a nivel externo su riqueza petrolera, la crisis económica golpea fuertemente; 2009 cierra con un decrecimiento del PIB cercano al 3% y la mayor inflación de la región (del orden del 25%), una de las mayores del mundo. También fue un año de alta conflictividad debido a movilizaciones y luchas emprendidas por los trabajadores, reclamando salarios y beneficios que la nueva burguesía chavista ha congelado o desmejorado; se resisten a seguir cargando sobre sus espaldas la explotación de la "revolución bolivariana". Así mismo, la baja del orden del 50% en los precios del petróleo ha afectado los planes populistas (llamados "Misiones" por el chavismo) mediante los cuales se reparten migajas a las masas excluidas sociales, que también manifiestan cierto descontento con el gobierno, expresión de que flaquean sus esperanzas en los ofrecimientos de este mal llamado "socialismo". En este sentido, las campañas belicistas le vienen como anillo al dedo a la burguesía venezolana, para intentar desviar el descontento laboral y social; sin embargo, a diferencia de Colombia, la mayoría de población ni los trabajadores han respondido con el fervor patriótico que espera el "comandante" Chávez.
Es inevitable que este ambiente de tensión sea acompañado con un incremento de compra de armamentos y planes de mejoramiento de las fuerzas armadas. Sin excepción, todos los países de grande o mediana estatura, han aumentado sus gastos militares y están embarcados en un plan de "modernización" de sus fuerzas armadas y pertrechos militares. Quienes no pueden comprar armamento nuevo, lo compran usado o repotencian el existente.
Ninguna burguesía nacional puede sentirse tranquila mientras su vecino incrementa su poder bélico; es como una pandemia que crece sin límite ni control. Con el armamentismo se pone al descubierto la hipocresía de la clase burguesa: al igual que sus congéneres de todo el mundo, las de la región hablan de paz, pero se arman hasta los dientes; según ellos que para "asegurar" la paz. Las burguesías con economía mas débiles denuncian los planes de sus vecinos, pero ellas también dedican importantes partes del presupuesto nacional para gastos de defensa.
En 2008, los países de América Latina gastaron en armamento $34 000 millones, según cifras del Instituto de Investigación por la Paz Internacional, con sede en Estocolmo. Lideran las compras, Chile, Venezuela, Colombia, Brasil y México; teniendo como proveedores a USA, Rusia, China, Francia, etc..
Es indudable que las burguesías de la región invierten ingentes recursos del Estado para la compra de armamentos. Los opositores en los distintos países y políticos pacifistas denuncian este hecho, planteando que el gasto militar se podría utilizar para solventar problemas como la pobreza y el desempleo. Es cierto, pero estos hipócritas pretenden ignorar que en el capitalismo en decadencia, la única forma de sobrevivencia de cada nación requiere de inversiones permanentes en armamentos y gastos de defensa. Después del derrumbe del sistema de bloques, emergen imperialismos regionales de menor tamaño que requieren poner a tono su potencial bélico para "disuadir" a los nuevos pretendientes imperialistas.
Como vemos existe un marco proclive a la confrontación en la región; de hecho en el conflicto colombo-venezolano se habla insistentemente de guerra y hay movilización de tropas en los respectivos países; existe una provocación de ambas partes y una tensión en las zonas fronterizas que puede ocasionar que en cualquier momento pueda estallar una confrontación. No se trata de pura retórica guerrerista.
De igual manera existen nuevas situaciones de tensión en otros países de la región y viejos litigios limítrofes o de otra índole que las burguesías pueden revivir sin el menor escrúpulo, que por cuestiones de espacio no detallamos[5]. Por otra parte, pese a los augurios de crecimiento económico en la región, la crisis mundial presiona a las burguesías a precarizar el empleo y a limitar las migajas que reparte a las masas excluidas que no paran de crecer; condiciones que presionan a la utilización de las masas trabajadores y excluidas a ser blanco de la campañas nacionalistas para tratar de llevarlas a una confrontación.
Por los momentos el proletariado no tiene la fuerza ni la conciencia para contrarrestar los planes belicistas de la burguesía. Pero el marco de la crisis puede permitir a la clase posicionarse en el terreno de la lucha por sus propios intereses, lo que le puede hacer difícil a la burguesía enrolar al proletariado en sus campañas belicistas. En la medida que el proletariado luche por sus propias banderas, se debilitan las banderas burguesas, dentro de ellas la belicista.
En este contexto es crucial la intervención de los elementos y grupos que defendemos el internacionalismo proletario. En primer lugar, tomando conciencia que no debemos subestimar las tensiones entre las burguesías de tal o cual nación, independientemente del país donde vivamos; confrontando cualquier división de la clase a nivel interno producto de la polarización política entre facciones burguesas en pugna, ya que un proletariado dividido es fácil presa de las campañas nacionalistas y se debilita su solidaridad de clase; confrontando cualquier campaña xenofóbica contra proletarios de otras nacionalidades; denunciando las campañas de tensión o enfrentamientos entre tal o cual nación, planteando que el proletariado no debe tomar partido por ninguno de los bandos burgueses en pugna.
La CCI
11/01/10
[1] El gobierno de Ecuador ha conformado una Comisión de la Verdad para investigar los hechos; entre otros aspectos mencionan que fuerzas irregulares fueron entrenadas en guarniciones militares de Venezuela.
[2] Perú se ha convertido en país de asilo de opositores políticos a los gobiernos de Venezuela y Bolivia.
[3] En el 2008 el comercio entre Brasil y Venezuela fue del orden de 7000 millones de $ incluyendo contrataciones; en un 90% favorable a Brasil.
[4] Ahora la decisión del ingreso de Venezuela al MERCOSUR está en manos del parlamento paraguayo, donde hay una fuerte oposición a su ingreso; que ha llevado a roces entre el presidente Lugo y su vicepresidente.
[5] Hay un sinfín de viejas y nuevas tensiones en la región, largas de enumerar. Las últimas de ellas involucran a Perú: acusa a Chile de espionaje a través de un suboficial del ejército peruano; también a Bolivia (y Venezuela), pues el gobierno peruano acusó a Evo Morales de atacar a Perú bajo la influencia de Hugo Chávez.
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El capitalismo, sus Estados, su burguesía, son todos unos asesinos. Miles y miles de personas acaban de morir por culpa de ese sistema inhumano.
Martes, 16h53, hora local, un terremoto de magnitud 7 en la escala Richter asola Haití. La capital, Puerto Príncipe, ciudad miseria tentacular de cerca de dos millones de habitantes, ha quedado pura y simplemente arrasada. El balance es terrible. Y aumenta cada hora que pasa. Cuatro días después de la catástrofe, hoy viernes 15 de Enero, la Cruz Roja calcula queha habido entre 40 000 y 50 000 muertos y "una cantidad enorme de heridos graves". Según esa asociación, por lo menos tres millones de personas están afectadas directamente por el terremoto[1]. En pocos segundos, 200 000 familias han perdido su "hogar", construidos en su mayor parte con desechos de todo tipo. También se han desmoronado cual castillo de naipes grandes edificios. Las carreteras, ya de por sí en muy mal estado, el aeropuerto, y las vías férreas ya muy deterioradas,... nada ha resistido.
La causa de tal desastre es indignante. Haití es uno de los países más pobres del mundo, 75 % de habitantes sobreviven con ¡menos de 2 dólares por día y 56 % con menos de un dólar! En ese trozo de isla golpeado por el sino de la miseria, evidentemente, nunca se ha construido nada para soportar los terremotos. Y eso que se sabe muy bien que Haití es una zona sísmica. Mienten quienes hoy pretenden que este seísmo ha sido de una violencia excepcional. El profesor Eric Calais, en un curso de geología dado en ese país en 2002, afirmaba que la isla está atravesada por "fallas que pueden alcanzar de magnitudes entre 7.5 y 8 grados"[2]. Las autoridades políticas de Haití también estaban oficialmente informadas de ese riesgo como lo prueba este extracto sacado del Secretaría de Minas y Energía (que depende del Ministerio de Obras Públicas): "todos los siglos pasados estuvieron marcados por, como mínimo, un gran terremoto en Hispaniola (Nombre español de la isla, separada hoy en dos países, Haití y República Dominicana, NDLR) : destrucción de Puerto Príncipe en 1751 y 1771, destrucción de Cap Haïtien en 1842, seísmos de 1887 y 1904 en el norte del país con grandes destrozos en Port de Paix y Cap Haïtien, seísmo de 1946 en el nordeste de la República Dominicana al que se añadió un tsunami en la región de Nagua. Ha habido grandes seísmos en Haití, y seguirá habiéndolos en el futuro a escala de algunas decenas o un centenar de años: es una evidencia científica."[3] (subrayado nuestro). Y, ante semejante «evidencia científica», ¿qué medidas se han tomado?: ¡Ninguna! En Marzo de 2008, por no ir más lejos, un grupo de geólogos alertó del gran riesgo de terremoto de gran amplitud en los dos años venideros e incluso algunos científicos se reunieron varias veces en mayo de ese año con el gobierno haitiano[4]. Ni el Estado haitiano, ni ninguno de los Estados que hoy vierten lágrimas de cocodrilo y se dedican a llamar a la "solidaridad internacional", con Estados Unidos y Francia en cabeza, nunca han tomado la menor medida preventiva para evitar ese drama previsible. Los edificios construidos en Haití son tan frágiles que ni siquiera necesitan un terremoto para desmoronarse: "Ya en 2008, en una escuela de Pétionville quedaron sepultados, sin explicación geológica alguna, unos 90 niños"[5].
Podrán anunciar Obama y Sarkozy, a buenas horas, una "gran conferencia internacional" para "la reconstrucción y el desarrollo", ya podrán los Estados chino, británico, alemán o español mandar todos los bultos y ONGs que quieran, pero no dejarán de seguir siendo unos criminales con sangre en las manos.
Si hoy Haití es tan pobre, si a su población le falta de todo, si sus infraestructuras son inexistentes, es porque desde hace más de 200 años, la burguesía local y las burguesías española, francesa y estadounidense compiten por los recursos y el control de ese pequeño rincón de tierra. Por medio de su diario The Guardian, la burguesía británica aprovecha la ocasión para subrayar la responsabilidad flagrante de sus rivales imperialistas: "Esta noble "comunidad internacional" que hoy vemos atropellarse para acudir a Haití con su "ayuda humanitaria" es en gran parte responsable de los terribles males que hoy intenta atenuar. Desde el día en que, en 1915, Estados Unidos invadió y ocupó el país, todos los esfuerzos [...] han sido saboteados deliberadamente y por la violencia por el gobierno estadounidense y sus aliados. El propio gobierno de Aristide [...] fue la última víctima, derrocado en 2004 por un golpe de Estado con apoyo internacional durante el que varios miles de personas perdieron la vida [...] En realidad, desde el golpe de 2004, quien gobierna en Haití es la comunidad internacional. Esos países que hoy se precipitan a su cabecera han votado sistemáticamente, durante estos últimos cinco años, contra toda ampliación del mandato de la ONU más allá de su finalidad sobre todo militar. Los proyectos que preveían utilizar parte de esa "inversión" para reducir la miseria y favorecer el desarrollo de la agricultura se han visto bloqueados, conforme a las tendencias a largo plazo que siguen dominando la distribución de la "ayuda" internacional."[6]
Y eso sólo es una parte de la verdad. Estados Unidos y Francia, desde hace décadas, se pelean por el control de la isla a base de golpes, de maniobras y de corrupción de la burguesía local, favoreciendo así el incremento de la miseria, de la violencia y de las milicias armadas que aterrorizan sin cesar a hombres, mujeres y niños.
Por todo eso, el circo mediático actual sobre la "solidaridad internacional" es insoportable y repugnante. Es una carrera a ver qué Estado hará la mayor publicidad sobre "sus" ONGs o "sus" envíos. A ver cuál presenta la mejor imagen de unas vidas que "sus" salvadores habrán logrado rescatar de los escombros. Peor todavía, sobre los escombros y los cadáveres, Francia y Estados Unidos siguen librándose una guerra de influencia sin tregua. Con la justificación de la ayuda humanitaria, mandan a sus flotas a aquella área intentando acaparar el control de las operaciones con el pretexto de "la necesaria coordinación de los auxilios por un director de orquesta".
Como ocurre con cada catástrofe, todas las declaraciones de ayuda a largo plazo, todas esas promesas de reconstrucción y desarrollo se quedan en papel mojado. Desde hace diez años, como consecuencia de una serie de terremotos, ha habido:
Y cada vez, la "comunidad internacional" se conmueve y envía unos auxilios miserables; pero nunca se han realizado verdaderas inversiones para mejorar de verdad la situación, construyendo edificios antisísmicos, por ejemplo. La ayuda humanitaria, el socorro real a las víctimas, la prevención no son actividades rentables para el capitalismo. La ayuda humanitaria, cuando la hay, no sirve más que para echar una cortina de humo ideológico, haciendo creer que este sistema puede ser humano, y eso cuando no sirve sino de coartada para justificar el envío de tropas y ganar influencia en una región del mundo.
Baste un solo hecho para poner de relieve la total hipocresía burguesa de la ayuda humanitaria y la solidaridad internacional de los Estados: el ministro francés de la inmigración, Eric Besson, acaba de decretar ¡la suspensión "momentánea" de las expulsiones de personas sin papeles hacia Haití!
El horror que golpea a la población que vive en Haití crea un inmenso sentimiento de pena. La clase obrera, como en cada hecatombe, reacciona positivamente a los llamamientos para recaudar ayudas. Y demostrará una vez más que tiene un corazón que bate por la humanidad, que su solidaridad no conoce fronteras.
Ante todo, sin embargo, un horror semejante debe servir para reforzar la indignación y la combatividad de la clase obrera. Los verdaderos responsables de los 50 000 muertos en Haití no son ni la naturaleza o ni la fatalidad, sino el capitalismo y sus Estados, o lo que es lo mismo, los carroñeros imperialistas.
Pawel, (15 de enero de 2010)
[1] Página WEB de Libération (diario francés), https://www.liberation.fr/monde/0101613901-pres-de-50-000-morts-en-haiti... [5]
[2] En el blog "sciences" (Ciencias) de Libération (https://sciences.blogs.liberation.fr/home/2010/01/s%C3%A9isme-en-ha%C3%A... [6]).
[3]https://www.bme.gouv.ht/alea%20sismique/Al%E9a%20et%20risque%20sismique%... [7]
[4] Ver el artículo "Científicos alertaron en 2008 sobre peligro de terremoto en Haití" en Yahoomexico (Assiociated Press du 15/01/2010)
[5] Página Web de Courrier International (https://www.courrierinternational.com/article/2010/01/14/requiem-pour-po... [8]).
[6] Página Web de PressEurop (https://www.presseurop.eu/fr/content/article/169931-bien-plus-quune-cata... [9]
¿Furia de la naturaleza?¿Pura Fatalidad? Se preguntan todos aquí, de alguna manera se intentan explicar lo que ya se sabia desde hace mucho. Cada año estas situaciones de lluvias e inundaciones se repiten, unas mas inusuales e intensas que las anteriores. El sur del País se ha visto sumergido en el mas profundo de los desastres y la desesperación humana: Cuzco, Huancavelica, Juliaca, Puno, Ica....son algunos de los lugares donde cientos han perdido la vida.
La catástrofe ambiental y su correlato en el cambio climático han hecho lo suyo, lluvias, diluvios e inundaciones, mas constantes y voraces barren a su paso puentes, casas, cultivos, ganado y comunidades enteras.
Senamhi (Servicio Nacional de Meteorología e Hidrológica del Perú) ya había advertido y pronosticado fuertes fenómenos climáticos hace un año e hizo un pedido desde hace dos años al Estado para adquirir equipos que permitan hacer este tipo de previsiones y señalamientos mas puntuales frente a la ocurrencia de este tipo de desastres. ¡Pero el Estado no hizo nada! no cumplió con el pedido ni con ningún otro. Ahora la hipocresía burguesa de Javier Velasquez Quesquen el presidente del Consejo de Ministros (PCM) anuncia que el Estado peruano adquirirá equipos de alta tecnología que permitan un mejor servicio del Senamhi- después que el desastre ha pasado y cobrado cientos de vidas humanas.
«El Senamhi le aviso al presidente regional del Cuzco y no hubo respuesta. En este caso no faltaron recursos o alerta oportuna, lo que faltó fue la respuesta prudencial» 1 Pero a todo esto, hay que sumarle además las declaraciones del Senamhi que advierte que "el niño"2 será mas fuerte en las próximas semanas.
En el 2007 fue en Pisco, Chincha e Ica, donde murieron cientos de pobladores, a causa de un bestial terremoto que desoló, hasta hoy esa parte del territorio; después el 2009 fue en Bagua donde se masacraron a cientos de indígenas3, por una absurda disputa. Ahora le tocó a Juliaca, Puno, Cuzco, Arequipa y una vez mas Ica, sumergidos en el mas profundo horror humano producto de lluvias e inundaciones nunca antes vistas.
¿Pero que tienen en común estas tres situaciones, estos tres acontecimientos? Todas denotan la descomposición del Capitalismo4 estos hechos demuestran de por que el capitalismo atraviesa actualmente un proceso de hundimiento y los escenarios de matanzas y desastres son consecuencias permanentes en él. Las guerras son una amenaza constante, grandes masacres y Catástrofes como las que hoy se viven en el Sur del territorio y otras partes del planeta, son solo una muestra de la barbarie capitalista, que pone en peligro a toda la humanidad. El capitalismo en crisis vive en un caos constante y genera situaciones como esta, siempre.
«El sector turismo perdería S/.1.200 millones por cancelaciones de visitas», «lluvias en el sur comprometen el 0,6% de PBI de este año»,«son cifras de miedo»5. Esto es lo que se viene escuchando en plena desgracia del Sur. La burguesía está preocupada por lo que se le escapara de las manos producto de las lluvias e inundaciones y hablan además de reducir tarifas hasta el 50% en paquetes turísticos para tratar de salvar sus negocios. Se ve desplazar un gran esfuerzo por salvar "la industria sin chimeneas" con estrategias y planes que vienen tanto del sector privado, como el publico. El Estado destina recursos y esfuerzos en aliviar la situación de la burguesía del sector Turismo, cuando los cientos de pobladores lo han perdido todo y las ayudas no se ven llegar. Existen miles de soles en manos del Estado y los gobiernos regionales, que podrían ser destinados con facilidad a la reconstrucción y mejora de caminos, puentes y mejores viviendas para los pobladores de las zonas afectadas, pero se prefiere gastar esas grandes cantidades en otras inversiones mas rentables para los mismos: Los Gobiernos Regionales, el Estado y las Burguesías implicadas.
Esta pasando también en Haití, 50 000 muertos y el Estado allá, hizo poco o nada, por superar esta situación inminente. «La prevención no son actividades rentables para el capitalismo. La ayuda humanitaria, cuando la hay, no sirve más que para echar una cortina de humo ideológico, haciendo creer que este sistema puede ser humano, y eso cuando no sirve sino de coartada para justificar el envío de tropas y ganar influencia en una región del mundo»6. (Otras inundaciones y diluvios "mojan" otras partes del planeta, Iztapalapa, Guadalajara, Col. Impulsora/México, alguna ciudades de Sao Paolo/Brasil...todas con sus secuelas de desastres y perdidas de vidas humanas, en fin llanto, drama, miseria y desesperación por doquier.
La catástrofe, el horror y el dolor reinan en el sur y también en el norte del territorio y en muchas otras partes del planeta, la tragedia humana resulta una constante en el capitalismo. El proletariado tiene que identificar que la culpabilidad no la lleva la naturaleza, sino el Capitalismo y sus Estados por el desarrollo del desastre medioambiental y su posición asesina, por ser un sistema inhumano y explotador. La clase obrera y demás explotados, ante toda esta desgracia que le toca vivir, tendrá que desarrollar su solidaridad por encima de las fronteras, fortalecer su confianza y su combate y tendrá que demostrar que es el único que lleva un proyecto histórico de vida a toda la humanidad.
¡Proletarios del mundo unidos!
Grupo de Lucha Proletaria (11/02/ 2010)
1Catedratico de la Universidad del Pacifico Econ. Eduardo Moron-3/02/2010.
2"El Niño" fenómeno climático cíclico que provoca estragos a nivel mundial, siendo las más afectadas América del Sur y las zonas entre Indonesia y Australia, provocando con ello el calentamiento de las aguas sud Americanas
3Ver Bagua: una muestra de la putrefacción del capitalismo en https://es.internationalism.org/node/2626 [11] y Voces proletarias en Perú ante la matanza de Bagua en https://es.internationalism.org/node/2584 [12]
4Leer más en /revista-internacional/200510/223/la-descomposicion-fase-ultima-de-la-decadencia-del-capitalismo [13]
5Ver El Comercio Periodico - pag b2- 2/02/2010.
6Tomado de Terremoto en Haití: Los Estados capitalistas son todos unos carroñeros: /cci-online/201001/2749/terremoto-en-haiti-los-estados-capitalistas-son-todos-unos-carroneros [14]
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En medio de uno de los inviernos más fríos que se recuerdan, los anuncios del trío Gobierno - Patronal - Sindicatos durante la primera semana de febrero, nos han dejado tiritando: ampliación de la edad de jubilación, recortes presupuestarios, nueva Reforma Laboral ...
A la semana siguiente, como si de un tratamiento de ducha escocesa se tratara, esos mismos agentes han salido a la palestra para "tranquilizarnos": Zapatero ha dicho que la jubilación es "negociable", los recortes presupuestarios "no tocarán la protección social" y sindicatos y patronal se han mostrado "satisfechos" con la Reforma Laboral ...
¿Qué está pasando? ¿Podemos pensar que "no llegará la sangre al río"? O, por el contrario, ¿hemos de sentir una profunda inquietud por lo que nos espera?
La aceleración de la crisis y la amenaza de quiebra económica de los Estados
Para comprender lo que está pasando hemos de analizar la situación de la economía mundial y sus perspectivas de evolución. Y estas son muy negativas en contra de los machacones mensajes de que "estamos saliendo de la crisis". Estos últimos, son desmentidos por los raquíticos crecimientos de los países que supuestamente están dejando atrás la crisis: ¡el más alto es del 0,6% en Francia!, el diario Le Monde anuncia que «la recuperación va a ser mucho más débil de lo esperado».
En realidad, estamos entrando en una nueva etapa de la crisis, consecuencia de la anterior, caracterizada por LA CRISIS DE LOS DEFICIT. En 2008, los Estados lanzaron al agujero negro de unos bancos en caída libre sumas inmensas que luego continuaron con planes de salvamento de las industrias clave -en España automóvil y construcción. Esto llevó a un gigantesco endeudamiento de los Estados. A la cabeza de ese hiper-endeudamiento está el propio Estados Unidos seguido por Gran Bretaña. En Europa, Irlanda, Islandia, Portugal, Italia y, sobre todo, Grecia y España. Esos Estados, golpeados por un déficit insoportable, están al borde de la bancarrota.
En la Zona Euro, basada en el llamado Pacto de Estabilidad que impide que los déficit superen el 3%, la crisis es muy grave amenazando al euro y a todo el sistema que lo sostiene.
Ello hace obligatorio tomar medidas en los países donde el déficit es más grande: Grecia y España.
¿Y qué medidas van a tomar? Bajo el capitalismo las únicas medidas posibles consisten en atacar a muerte a los trabajadores y a la mayoría de la población laboriosa.
Esperar otra cosa, esperar que "paguen los ricos" o que "las cargas se repartan equitativamente" es creer en cuentos de hadas, creer que el Estado es "neutral" y "es de todos". El Estado, su gobierno y las instituciones que lo constituyen -Oposición, Sindicatos, Patronal, Iglesia etc.- está con el Capital, lo defiende por todos los medios, legales e ilegales, por las buenas y por las malas.
Por eso los "socialistas" de Grecia que llegaron al poder en octubre con la promesa de que "aumentarían el consumo de los trabajadores para salir de la crisis" han hecho exactamente lo contrario: han bajado el sueldo de los funcionarios, han eliminado una paga extra, recortado las pensiones, aumento del IVA ...
Pero estas medidas en Grecia no son algo aislado y especial. En un país que dicen "va bien" como Francia el Gobierno ha lanzado un nuevo hachazo a las pensiones.
¿España no es Grecia?
Zapatero se desgañita diciendo que "España no es Grecia". En la realidad la situación en España es mucho peor: por ser la cuarta economía de la zona euro, por la gravedad de la especulación inmobiliaria, por el desempleo desbocado, por la tremenda magnitud del déficit estatal. Por ello, las medidas que ahora se han anunciado que ya de por si constituyen una carga de profundidad contra nuestras condiciones de vida, no son más que el primer capítulo de una larga cadena de ataques que van a inundar nuestras vidas con las lacras terribles de la miseria, el desempleo, el estrés, el agotamiento, la ansiedad por el futuro ...
Si crueles han sido los sufrimientos durante los dos últimos años -¡qué se lo pregunten a los más de cuatro millones de parados, a las miles de familias que han perdido la casa o a los trabajadores que sufren atrasos en el cobro de salarios o subsidios de hasta 3 meses!-, si las medidas ahora anunciadas representan un golpe mucho peor, peor es todo lo que va a venir después.
¿El problema se limita a la edad de jubilación?
Los sindicatos han aceptado la Reforma Laboral, no se han opuesto a los recortes presupuestarios y acaban de firmar con la Patronal una congelación salarial en la que además incluyen una cláusula de descuelgue que permite al empresario saltarse a la torera los acuerdos "en caso de crisis".
TODO ESO LO DAN POR BUENO y sólo ponen el grito en el cielo ante la jubilación a los 67 años. Han convocado manifestaciones el 23 de febrero.
Con ello pretenden limitarnos y encerrarnos en una sola cuestión -la jubilación- donde el Gobierno puede hacer la jugada de ceder ahora para atacar más tarde pasados unos meses utilizando el mecanismo más discreto del Pacto de Toledo en el que, como han hecho hasta ahora, pueden cambiar edad de jubilación, rebajar pensiones etc., sin publicidad y colocándonos ante hechos consumados.
Quieren desviarnos hacia una "lucha" donde les van a dar un regalo a los sindicatos para prestigiarse, hacernos sentir la momentánea ilusión de que hemos ganado algo ... y despertarnos después con que nos han colado todos los demás ataques y con la perspectiva de otros más.
¡Los planes que los sindicatos han dado por buenos suponen golpes muy duros! El mazazo de los recortes presupuestarios lo notaremos en menos empleo, en ajustes salariales o de personal en las administraciones públicas, en peor servicio en hospitales, escuelas, transportes ... el hierro candente de la Reforma Laboral lo sentiremos en que se generaliza la indemnización por despido de 33 días ¡y se abre la vía a los 20 días!; en que la "transformación de contratos a tiempo parcial en fijos" permite a las empresas hacernos trabajar una jornada completa con sueldo de jornada parcial ...
Y hay un hecho que han colado sin que nadie moviera un dedo: el Decreto Ley contra los controladores aéreos. Primero han lanzado una asquerosa campaña de linchamiento mediático presentándolos como "privilegiados" que viven del cuento cuando su trabajo es uno de los más arriesgados y de tensión nerviosa que existe. Tras esa campaña, el Decreto Ley supone rebajar los salarios en un 20% y aumentar el horario en un 33% con lo cual han sentado un peligroso precedente que utilizarán sin duda contra otros sectores de trabajadores.
Necesitamos luchar, pero ¿cómo hacerlo posible?
¿Podemos luchar dejándonos llevar por los sindicatos? ¡Rotundamente no! Sus "movilizaciones" son una tomadura de pelo. Llevan 30 años haciendo lo mismo: firman a cuatro manos todo lo que el Gobierno y la Patronal les piden y luego de vez en cuando organizan una "jornada de lucha" descafeinada, que sirve para sembrar el desánimo y la división en las filas de los trabajadores.
Una de las causas de que la gente no se mueva es precisamente la acción de los sindicatos. Ellos se proclaman "representantes de los trabajadores" pero con sus acuerdos con Patronal y Gobierno, sus golpes bajos, sus convocatorias trampa, desilusionan, desmoralizan, vuelven cínicos y escépticos a muchos trabajadores.
Otra causa que dificulta la lucha de los trabajadores es la propia ideología de esta sociedad basada en el individualismo, la atomización, la competencia, el cada cual a la suya, la guerra de todos contra todos. Esos virus penetran en nuestra mente y nuestros corazones encerrándonos en nosotros mismos, dificultando la solidaridad y el compañerismo que son nuestras únicas armas.
Ese individualismo es fomentado por los métodos sindicales que nos hacen seguir pasiva e individualmente sus convocatorias en lugar de juntarnos, reunirnos, discutir y decidir juntos. Esa atomización es desarrollada por la ideología de esperar a las elecciones a votar individualmente a un líder carismático que nos promete "soluciones" y lo único que hace es atacarnos aún más duramente. Los Partidos del Capital, tanto de derechas como de izquierdas, cuando están en la Oposición dicen lo que nunca harán y cuando están en el Gobierno hacen lo que nunca habían dicho.
Por eso, la lucha de los trabajadores tiene que ser organizada, controlada, dirigida, por los propios trabajadores. Así fueron todas las luchas que en 1970-76 plantaron cara a los ataques del gobierno franquista, cuando los trabajadores no tenían "nadie que les defendiera". Así han sido a lo largo de la historia las grandes luchas de los trabajadores en el mundo, organizadas por ellos mismos en Asambleas y, en situaciones revolucionarias, en Consejos Obreros.
La Primera Internacional dijo que LA EMANCIPACION DE LOS TRABAJADORES SERA OBRA DE LOS PROPIOS TRABAJADORES. El Manifiesto Comunista señaló que el movimiento obrero solo puede ser el movimiento independiente de la inmensa mayoría en beneficio de la inmensa mayoría.
Solamente si tomamos la lucha en nuestras manos podremos defendernos.
Los trabajadores que se dan cuenta de estas necesidades deben reunirse, organizarse, animar a los demás, impulsar una lucha autónoma de clase. En las manifestaciones convocadas por los sindicatos en lugar de seguir pasivamente sus consignas, hemos de aprovechar para contactarnos y convocar reuniones donde discutimos de todo lo que nos interesa, de cómo organizar nuestra defensa.
La lucha no pasa por las convocatorias sindicales sino por que cada huelga que surja por pequeña que sea busque la solidaridad y la extensión de la lucha en los demás trabajadores. TODOS ESTAMOS AFECTADOS, es una ilusión creer que como sector, como empresa, como corporación, podríamos obtener un paraguas para protegernos de lo que está cayendo. Solamente rompiendo las cárceles del sector, de la empresa, de la región, de la raza, podremos defendernos. La solidaridad y la unidad son nuestra fuerza.
Los trabajadores en Grecia han empezado a protestar contra los ataques que les caen encima. La solidaridad con ellos para resistir las medidas del "socialista" Papandreu es una solidaridad con nosotros mismos, trabajadores en España, porque si imponen las salvajadas en Grecia se sentirán más fuertes y arrogantes para imponerlas en España. La solidaridad internacional es nuestra fuerza.
¿Podemos creer seriamente que van a resolver esta crisis? ¿Podemos creer que los sacrificios actuales permitirán una etapa de prosperidad? Veamos lo que viene pasando en los últimos 40 años: desde 1967 el capitalismo se hunde en crisis cada vez más graves y las "salidas" han sido siempre imponer sacrificios a los trabajadores. ¿Cuál ha sido el resultado? Hace 25 años más del 90% de los trabajadores eran fijos hoy más del 40% son precarios y para los jóvenes el trabajo fijo suena a cosa de museo; hace 25 años todos los trabajadores tenían una pensión más o menos decente, hoy está cada vez más claro que los jóvenes NO TENDRAN PENSION; hace 25 años casi todas las familias tenían una vivienda mínima, hoy cada vez más familias no tienen techo o tienen que hacinarse varias generaciones en una misma casa. ¡Y eso no ocurre en Haití o en África! ¡Ocurre en Londres, en Madrid, en Nueva York, en el corazón del llamado mundo opulento!
El capitalismo no tiene solución a su crisis mortal, sus medidas de austeridad solo traen nuevas medidas de austeridad. LA AUSTERIDAD SOLO PRODUCE MAS AUSTERIDAD, LOS SACRIFICIOS DE HOY PREPARAN LOS SACRIFICIOS DE MAÑANA.
En 2007 Zapatero dijo que "no había crisis", en 2008 dijo que aguantáramos el paro y las medidas de ajuste porque en 2009 empezaríamos a ver "brotes verdes". Hoy, 2010, hay mucho más desempleo y encima anuncia un programa de ataques sin precedentes.
Solamente luchando, unificando las luchas por nosotros mismos, desarrollando la solidaridad y unidad como trabajadores, podremos abrir una vía de solución. Una solución que sea la que busquemos entre todos. Porque ya sabemos en qué consisten las "soluciones" de gobernantes y aspirantes: promesas y "salidas de la crisis" en discursos y campañas electorales; miseria, desempleo y golpes bajos en la vida cotidiana.
Corriente Comunista Internacional 19-02-2010
En la hoja que estamos repartiendo en España titulada "Golpe a las pensiones, reforma laboral, recortes presupuestarios: el Capital y su Estado nos atacan en todos los frentes"
(Ver en nuestra Web https://es.internationalism.org/node/2780 [18]), decimos que «los "socialistas" de Grecia que llegaron al poder en octubre con la promesa de que "aumentarían el consumo de los trabajadores para salir de la crisis" han hecho exactamente lo contrario: han bajado el sueldo de los funcionarios, han eliminado una paga extra, recortado las pensiones, aumento del IVA », y añadimos que «Los trabajadores en Grecia han empezado a protestar contra los ataques que les caen encima. La solidaridad con ellos para resistir las medidas del "socialista" Papandreu es una solidaridad con nosotros mismos, trabajadores en España, porque si imponen las salvajadas en Grecia se sentirán más fuertes y arrogantes para imponerlas en España. La solidaridad internacional es nuestra fuerza».
Somos conscientes de las enormes dificultades que tiene que afrontar la lucha obrera para expresarse y avanzar, pero está claro que los feroces ataques de la burguesía griega pueden encontrar una resistencia significativa por parte de los trabajadores como se desprende del artículo que publicamos a continuación traducido de World Revolution, nuestro periódico en Gran Bretaña. Si la lucha avanza en Grecia ello constituirá un estímulo para la respuesta que necesitamos dar en España donde los ataques que van a lanzar en el próximo periodo no se quedarán atrás.
La continuación de las luchas tras el movimiento de diciembre 2008
Hace un año, hubo tres semanas de luchas de masas en las calles de Grecia después de la muerte por la policía de un joven anarquista, Alexandros Grigoropoulos. Pero el movimiento en las calles, en las escuelas y universidades tuvo grandes dificultades para coordinarse con las luchas en el lugar de trabajo. Sólo hubo una huelga, la de los profesores de primaria, que, por una mañana, lo apoyó abiertamente. Pese a que hubo un periodo de agitación masiva e incluso una huelga general, resultó muy difícil establecer una auténtica coordinación
(Para un conocimiento de este movimiento y las lecciones que aportó ver en Revista Internacional nº 136 Las revueltas de la juventud en Grecia confirman el desarrollo de la lucha de clases, https://es.internationalism.org/ri/136_grecia [19]) .
Sin embargo, tras el fin del movimiento, las acciones de los trabajadores en Grecia continuaron hasta las fechas actuales. Así, el ministro de Trabajo Andreas Lomberdos se vio obligado a advertir a la burguesía internacional. Dijo que las medidas programadas por los jerarcas europeos podrían llevar al derramamiento de sangre. «No podemos hacer mucho para prevenirlo», añadió. El gobierno Papandreu ha abierto conversaciones con todos los partidos y ha hablado de formar un gobierno de emergencia nacional, una de cuyas tareas sería suspender los artículos de la Constitución que garantizan el derecho de reunión pública, de manifestación y huelga.
Antes de que el gobierno intentara poner en práctica las medidas brutales para reducir el déficit presupuestario del 12,7% al 2,8%, hubo una oleada de luchas. Durante los últimos dos meses, estuvieron en huelga los trabajadores portuarios, los trabajadores de Telecom, los basureros, los médicos, enfermeras, los profesores de guarderías y escuelas primarias, los taxistas, los trabajadores de la siderurgia y los empleados municipales. El 4 y 5 de febrero, hubo una huelga de 48 horas de funcionarios de aduanas y fiscales que cerró los puertos y pasos fronterizos, al mismo tiempo que campesinos realizaban bloqueos en algunos lugares. Las motivaciones inmediatas de cada una de estas luchas parecen diferentes pero vistas en su conjunto son expresión del malestar que causa en los trabajadores el mazazo de austeridad que el Capital pretende asestarles.
En unas declaraciones televisadas, el Primer Ministro Papandreu advirtió que sus medidas iban a resultar "dolorosas". Esto no hizo ninguna gracia a los bomberos y otros trabajadores del sector público que el 29 de enero desfilaron por Atenas expresando ruidosamente su ira contra "el programa de estabilidad".
Tratamiento de choque
El plan de gobierno prevé durante tres años una congelación total de los salarios de los trabajadores del sector público y la reducción en un 10% de los complementos salariales. Se estima que esto equivale a una reducción salarial de entre 5 y 15%. Los funcionarios que se jubilen no serán reemplazados, se prevé aumentar la edad de jubilación para ahorrar costes a la Seguridad Social, el IVA va a subir y, so pretexto de "luchas contra el fraude fiscal", se va a apretar las tuercas a profesionales y trabajadores autónomos.
El hecho de que el Estado se ve obligado a realizar ataques aún más graves en contra de una clase obrera que, como vemos, no ha estado callada, revela la profundidad de la crisis en Grecia. El ministro Lomberdos ha dicho muy claramente que esas medidas «sólo puede aplicarse de forma violenta». Sin embargo, estos ataques contra todos los trabajadores al mismo tiempo, puede hacer que éstos empiecen a luchar de forma común por reivindicaciones comunes.
Los sindicatos se organizan para sabotear la lucha obrera
En un titular un tanto exagerado, The Independent (5/2/10) alerta «Las huelgas ponen a Grecia de rodillas» y las describe como «la primera expresión de una esperada erupción de huelgas ruidosas».
Los encargados de impedir que las huelgas "pongan a Grecia de rodillas" son los Sindicatos. Si examinamos cuidadosamente lo que están programando como "luchas", podemos ver que sus acciones están destinadas a mantener la división más extrema: una convocatoria de huelga en el sector público el 10 de febrero con marcha al parlamento a cargo del sindicato ADEDY. Pero el 11 de febrero, la huelga la convoca el sindicato estalinista PAME, finalmente para el 24 de febrero, el mayor sindicato del país -GSEE- tiene convocada una huelga ¡solamente en el sector privado!. Con este laberinto de acciones divididas y dispersas ¡la clase obrera no pondrá de rodillas al Estado griego!.
El Financial Times del 5-2-10 subraya que «los sindicatos han reaccionado moderadamente a los planes de austeridad del gobierno, lo que refleja una actitud de buena disposición a hacer sacrificios para superar la crisis económica», aunque al mismo tiempo identifica «una reacción violenta contra el programa de austeridad del gobierno por parte de los sindicatos». Este doble lenguaje de los sindicatos revela su inquietud ante la creciente indignación de la clase obrera, ellos saben que si no programan algunas acciones "de fuerza" existe la posibilidad de que los obreros empiecen a desenmascarar la comedia que siempre interpretan: delante de los obreros se alzan muy radicales pero en los despachos de Gobierno y Patronal doblan el espinazo y dicen a todo que si.
De momento siguen con la comedia: dado el aumento de la tensión social, han roto el "diálogo" con el gobierno, pero ¡ojo! únicamente en el tema de las pensiones, lo demás dicen que "es negociable" .... Está claro que la voluntad de los sindicatos, en sintonía con las necesidades del capital nacional, es firmar toda clase de sacrificios pero tienen que tener en cuenta la reacción de la clase obrera.
Para desarrollar su lucha, los trabajadores no solamente tienen que desconfiar de las maniobras sindicales, también tienen que tener en cuenta a otros falsos amigos. El KKE (Partido Comunista Griego), por ejemplo, que tiene cierta influencia, denigró el movimiento de hace un año calificando a los manifestantes de "provocadores" y ¡agentes secretos de fuerzas extranjeras!. Pero ahora, de repente, ha cambiado el discurso y proclama que «los trabajadores y los agricultores tienen el derecho a recurrir a todos los medios de lucha para defender sus derechos». Los trotskistas intentan desviar la cólera obrera hacia sectores particulares del capital: gritan mucho contra los fascistas y contra la influencia del imperialismo americano, para que los trabajadores no vean que su enemigo es todo el Capital nacional y todos los imperialismos.
Recientemente ha habido una huelga muy combativa en Turquía
(Ver "Solidaridad con la resistencia de los trabajadores de Tekel contra el Gobierno y los sindicatos" en https://es.internationalism.org/ccionline/2010_Tekel [20] , así como las declaraciones de solidaridad con esta lucha que han realizado grupos proletarios de Perú y Ecuador: https://es.internationalism.org/node/2779 [21] y https://es.internationalism.org/ccionline/2010_Tekelsolindi [22]) , un país históricamente enfrentado con Grecia. Las naciones pueden estar a malas pero los trabajadores necesitamos unirnos por encima de las fronteras. Para impedirlo, los sindicatos, el KKE y otros grupos insisten en que estamos ante problemas "exclusivamente griegos". Con ello tratan de ocultar que el "problema griego" es una manifestación de la crisis internacional del capitalismo que solo puede ser encarado desde la solidaridad y la unidad internacional de los trabajadores.
Otro dato significativo de la actual situación en Grecia es que están proliferando grupos armados con nombres como Conspiración de las Células de Fuego o Fracción Nihilista, que colocan bombas en edificios públicos. Más allá de la buena voluntad que puedan tener algunos de sus integrantes, estos grupos no tienen ninguna perspectiva que ofrecer a la clase obrera. El Estado se aprovecha cínicamente de sus acciones para redoblar la represión.
Los obreros solo pueden construir su solidaridad de clase, tomar conciencia de su fuerza y desarrollar la confianza en ellos mismos, a partir de sus propias luchas, desarrollando sus propias formas de organización, extendiendo y unificando sus combates. Han de estar en la calle formando parte de una lucha y una organización colectivas. En cambio, individualizados delante del televisor viendo el espectáculo provocado por alguna bomba no adquieren ninguna fuerza ni ninguna conciencia, únicamente un sentimiento de pasividad y de impotencia. El sonido de una asamblea masiva de trabajadores a través de la cual estos controlan y extiende su lucha, provoca más miedo a la clase dominante que el ruido de algunas bombas.
Artículo tomado de World Revolution aparecido el 5-2-10
Gracias a una comunicación del 3 febrero de un compañero en nuestra Sección de Comentarios hemos tenido noticia de una lucha conjunta de trabajadores parados y trabajadores activos en el sector naval de Vigo.
Agradecemos al compañero su contribución y le manifestamos nuestro acuerdo con la conclusión que saca: «Solo la unidad y solidaridad de todos los parados y trabajadores, en asambleas y manifestaciones conjuntas tendremos la victoria, saludos a los trabajadores y parados de la naval de Vigo. Y a todos los parados y trabajadores del mundo, cojamos el ejemplo de la naval de Vigo, unidad, unidad ,solidaridad ,solidaridad, todos unidos venceremos al capitalismo mundial». En el mismo sentido, otra comunicación enviada a nuestra Sección de Comentarios señalaba: «El articulo sobre las luchas que llevan los parados y los trabajadores de la Naval de Vigo ha pasado sin pena ni gloria y es unas de las lecciones que tener a mano, la unidad de toda la clase, en Vigo está pasando algo gordo pues trabajadores y parados van conjuntos en manifestación y uniéndose mas trabajadores hasta parar toda la naval, tómense 5 minutos, para leerlos y aprenderán mucho, saludos».
Hemos consultado fuentes de la agencia de noticias Europa Press, de El Faro de Vigo, La Voz de Galicia etc.
Ver https://www.lavozdegalicia.es/vigo/2010/02/02/0003_8267541.htm# [24] y https://www.europapress.es/galicia/noticia-parados-naval-manifiestan-vig... [25] ., y pese a las limitaciones que supone el carecer de información directa elaborada por los propios trabajadores, podemos concluir que nuestros comunicantes tienen razón en llamar la atención sobre la lucha que está teniendo lugar en Vigo en estos días.
En Vigo hay más de 60000 parados y durante 2009 se perdieron 8000 empleos solamente en el sector metalúrgico. La indignación y a la vez la preocupación ante un futuro cada vez más difícil, cunde entre los trabajadores. En el sector naval en concreto los desempleados habían sido incluidos mediante un acuerdo Sindicatos - Patronal en una Bolsa por la que serían llamados cada vez que habría algún puesto disponible.
Los desempleados de la Bolsa -unos 700- han comprobado con rabia que en lugar de ser llamados se contrataba para trabajos puntuales a obreros extranjeros con unos sueldos muy inferiores y en condiciones terribles. Así por ejemplo, según un portavoz de los parados «hay trabajadores durmiendo en aparcamientos dentro de coches y que comen un bocadillo diario».
Esta ha sido la espoleta que ha encendido la lucha. Los compañeros han precisado que ellos no van contra los trabajadores extranjeros contratados. Así, un portavoz insistió en que «no tenemos inconveniente en que se contrate a gente de fuera, siempre y cuando no se salten el convenio de Pontevedra, ya que con uno de nosotros pagan a dos o tres extranjeros»
Pese a ello, los medios de ¿comunicación? han jugado inmediatamente la carta de acusar de xenofobia a los trabajadores y, por ejemplo, El Faro de Vigo titulaba así el artículo en el que daba cuenta de la lucha: «Los parados del metal se oponen a la contratación de extranjeros», lo cual es una mentira escandalosa pues han sido los propios trabajadores parados quienes han denunciado la maniobra de la patronal que «traen mano de obra barata en condiciones laborales que rozan la esclavitud».
La burguesía es una clase cínica y maquiavélica. Contrata a trabajadores extranjeros en condiciones muy inferiores a los trabajadores del país. Si estos luchan oponiéndose a tal contratación los acusa inmediatamente de racismo, xenofobia, "partidarios de la extrema derecha", nacionalismo etc. Cuando en realidad, la respuesta de los trabajadores no va contra sus hermanos de clase sino contra que se establezca un precedente de contratos en condiciones inferiores que tira hacia abajo las condiciones de todos. Esto se vio en Gran Bretaña en la lucha de los obreros de la construcción (Ver Huelgas en las refinerías y centrales eléctricas de Gran Bretaña: la lucha de clases concierne a todos los trabajadores, https://es.internationalism.org/cci-online/200902/2490/huelgas-en-las-re... [26] y Huelgas en las refinerías y centrales eléctricas de Gran Bretaña: los trabajadores empiezan a enfrentar el nacionalismo https://es.internationalism.org/node/2493 [27] ) e igualmente en la lucha de los trabajadores del Naval de Sestao (ver Sestao, los trabajadores calumniados como racistas https://es.internationalism.org/node/2557 [28] )
El 3 de febrero, los parados se dirigieron a la puerta de Astilleros Barreras -la empresa más importante del sector- con la intención de realizar una asamblea conjunta con los trabajadores de esta empresa. Dado que las puertas estaban cerradas se pusieron a gritar consignas y tomaron un megáfono explicando sus reivindicaciones hasta que finalmente la mayoría de empleados abandonaron las instalaciones y se sumaron a los parados. Según la crónica de Europa Press «al lugar acudieron cinco furgones con policías antidisturbios, quienes se desplegaron en la zona provistos de escopetas de bolas de goma y escudos, si bien finalmente las fuerzas de seguridad se retiraron hacia la rotonda de Beiramar». La nota de Europa Press prosigue de la siguiente forma: «Finalmente, el grupo formado por parados y trabajadores salió en manifestación en sentido Bouzas, trayecto en el que se les fueron sumando operarios de otros astilleros de la zona-como pueden ser Cardama, Armon o Freire-Así, la actividad quedó parada en todas las industrias navales».
En esta experiencia vemos plasmarse la solidaridad y unidad entre compañeros parados y compañeros todavía con trabajo; las asambleas conjuntas; la manifestación de calle para dar a conocer la lucha al resto del pueblo trabajador; la comunicación y el contacto directo con trabajadores de otras empresas para ganarlos a la lucha común. Es decir, como en Vigo 2006 (Ver Huelga del metal de Vigo: los métodos proletarios de lucha https://es.internationalism.org/cci-online/200605/910/huelga-del-metal-d... [29] ), los trabajadores vuelven a mostrar los métodos proletarios de lucha que nada tienen que ver con la división, el corporativismo, la pasividad, propias de los métodos sindicalistas
(Ver sobre el sabotaje sindical nuestro artículo Vigo: los métodos sindicales de lucha conducen a la derrota, https://es.internationalism.org/node/2585 [30].
El día 4 las acciones volvieron a repetirse. A las 10 de la mañana, los parados acudieron a las puertas de Barreras. De nuevo, salieron sus compañeros de la empresa para unirse a la lucha. Pese al dispositivo policial el grupo volvió a salir en manifestación. Según la nota de El Faro de Vigo «La protesta de ayer estuvo vigilada por un fuerte dispositivo policial y hubo momentos de tensión, aunque finalmente se saldó sin altercados. Los desempleados se manifestaron por la zona de astilleros de Beiramar y Bouzas de Vigo, acompañados por trabajadores del sector, y aseguraron que continuarán con las movilizaciones mientras la patronal no les llame para solucionar junto a ellos los problemas que, según denuncian, existen en la contratación de personal».
No tenemos más noticias. Pero creemos que los hechos son significativos de la combatividad y de la toma de conciencia en los trabajadores. De la búsqueda de la unidad y la solidaridad frente a los golpes bajos que nos propina el Capital.
Expresamos nuestra solidaridad con los compañeros en lucha. Animamos a que se saquen lecciones y a que se exprese una solidaridad activa. Motivos no faltan: hemos atravesado la barrera de los 4 millones de parados, el gobierno anuncia la prolongación de la edad de jubilación a los 67 años, un aumento del tiempo de cotización etc.
Corriente Comunista Internacional 5-2-10
Hace muy poco nos enteramos, a pesar del cerco instalado por la burguesía y de sus supuestos "medio de información", sobre la lucha que siguen ustedes en pos de mejoras en sus condiciones de trabajo y también salariales; en la cual se pone en evidencia la crisis de este sistema. La burguesía nos arroja a condiciones paupérrimas de vida mientras ellos disfrutan con el sudor y la sangre que dejamos en las máquinas (que por cierto nosotros también construimos, con materias primas que nosotros también extraemos a costa de nuestras vidas). La burguesía y sus medios hacen todo lo posible para que no nos enteremos de la lucha de nuestra clase a nivel mundial. Aquí en Perú no llega ni siquiera una pizca de las medidas de lucha que han tomado ustedes hace más de 1 mes; contra esto la clase debe mantener muy abierto los ojos, difundir y propagar toda lucha nuestra, toda victoria nuestra y denunciar también a las organizaciones sindicales oportunistas y a los "jefes" burócratas que trafican con nuestras vidas. Es necesario el apoyo mundial entre nosotros mismo, pues como dice la vieja frase "La emancipación de la clase obrera tiene que ser obra de ella misma". Saludamos y revaloramos su lucha, porque esa frase ha cobrado vida en ustedes, con sus asambleas y la organización autónoma que han tenido en la huelga.
Nosotros en Perú, somos también parte de una inmensa clase a nivel mundial y sufrimos lo que ustedes sufren en Turquía. Los que nos explotan serán quizá más altos o más bajos, más blancos o más oscuros, de una u otra religión, pero ténganlo por seguro que son igual de explotadores, que de la misma forma viven a costa de nuestro trabajo, de nuestra miseria. Esta clase parasitaria vive a costa de nuestra clase, que es mundial, la clase creadora de la riqueza, por tal motivo dejemos nacionalidades; nos unen nuestros intereses de clase trabajadora. En este momento no tenemos un partido proletario a nivel mundial que nos represente, por eso nosotros desde Perú solo podemos enviarles, en estas palabras cargadas de emoción proletaria, nuestra solidaridad, nuestro sentimiento que a pesar de la distancia se une al suyo.
Vamos fortificando nuestros lazos, a más represión burguesas le oponemos más solidaridad, más unión, más compromiso de clase; y ahora más que nunca con el motivo de esta huelga allá en Turquía, sentimos la responsabilidad de agruparnos autónomamente dentro de nuestra clase. No busquemos alianzas con la burguesía, no caigamos en las mentiras del sindicato que en Turquía y en todas partes del planeta se muestra ya como enemigo de los trabajadores, como un arma más del sistema capitalista para mantenernos fuera de la lucha directa, abortando huelgas y sentándose a la mesa de los patrones a pedir limosnas, a pedirles migajas del pan que nos pertenece, ese pan que desde el inicio es hecho por el proletariado. Aquí también supuestos lideres y jefecillos se reclaman hacedores de huelgas, paros y luchas, nosotros a pesar de nuestra juventud sabemos que es falso que los que se llaman representantes de la clase son lobos vestidos de corderos, no existen representantes del proletariado, el mejor representante de la clase es la clase misma. Por eso confiamos en ustedes, confiamos en la lucha que desenvuelven contra la explotación, por un mejor futuro, y dando muestra de lo que unidos podemos lograr, parando la producción y haciendo temblar a la clase burguesa, representada en esta ocasión en el Estado burgués.
Hoy todos nos volvemos a dar cuenta, que no importa si la empresa está en manos de un dueño privado o del Estado, este representa los intereses de la clase dominante, de la burguesía. A pesar de que Tekel está en manos del Estado a siempre los han explotado, por eso, sabemos y les reafirmamos que el Estado burgués nunca solucionará los problemas del capitalismo. Es un cuento que nos han metido los burgueses, nos han hecho creer que el Estado es un ente neutro, imparcial, en el cual podemos confiar para que nos defienda; dicen que es independiente de las clases sociales, cuando no es más que el instrumento de la burguesía para seguir desarrollando el capitalismo explotador, los burgueses hablan por la boca del Estado. Por eso saludamos y estamos completamente entusiasmados al ver que su lucha ha destruido esta ilusión burguesa, su lucha autónoma de clase es muestra de lo que debemos hacer nosotros a nivel mundial, volver a confiar en nuestra fuerza como clase trabajadora y generadora de la riqueza social. Sabemos las penurias que están pasando, luchando contra el frió que se siente, las bombas lacrimógenas, la represión policial, la inestabilidad laboral, y demás avatares a los que nos lleva este sistema de producción burgués. Su lucha enciende esperanzas luminosas para nosotros, que nos identificamos plenamente con ustedes, por eso... ¡a no claudicar camaradas!, nuestra lucha debe sobrepasar las trabas burguesas, el camino será difícil, pero nuestros objetivos lo justifican, el estado deberá retroceder ante la fuerza que están demostrando, su lucha es ejemplo para el proletariado mundial.
Esos burgueses parásitos... ¿cuánto más creen que nos podrán explotar?, ¿cuánto más creen que nos podrán sacar la sangre?, ¿cuánto más piensa que van a vivir de nosotros? Nuestra lucha es histórica; la clase tiene miles de experiencias, no dejen pasar hermanos proletarios la oportunidad de sacar lecciones y aplicarlas a su lucha. Es deber nuestro aprender de la historia y comprender que el mundo es hecho por nosotros, y por tal nos pertenece. La burguesía querrá reprimirlos, querrá parar su lucha, y en el peor de los casos dividirlos, al igual que aquí lo hacen, pero ¿cuántos son ellos? Nosotros somos millones, nuestra fuerza está en la confianza que nos tenemos unos a otros, en que nuestros puños unidos dirigidos contra un solo punto pueden hacer retumbar la tierra y transformarla.
Nos alegra saber que a nivel mundial nuestra clase se vuelve a reencontrar con sus métodos de lucha inherentes a ella. Sabemos que ustedes compañeros se van agrupando en asamblea, que debaten constantemente y toman decisiones (no existe mejor manera de discutir las acciones a tomar). Nos enteramos también que nuestra mejor amiga "la Huelga" está presente en su lucha, esta es el arma histórica de la clase, debemos intentar expandirla, llamar a todos los sectores explotados, como sabemos lo vienen haciendo con los ferroviarios y los del sector público, nosotros somos millones, los burgueses son unos cuantos ¡nada ni nadie nos podrá parar!
Comencemos a organizarnos compañeros de clase, usted son la continuación de nuestra lucha, estamos vivos compañeros, ustedes lo demuestran. Son completamente justas sus reivindicaciones, esperamos que transciendan, que la lucha se eleve aun más, recordemos que nuestra clase es la única que podrá liberar a la humanidad entera del yugo capitalista y eliminar el lastre de la sociedad dividida en clases.
Este primer paso, no solo a ustedes, sino también a nosotros nos hace reconocernos dentro de una inmensa marea humana que tiene los mismos intereses. Nos hace saber que su lucha es nuestra lucha, que su triunfo, en el cual confiamos, también será nuestro triunfo, en este momento el proletariado a nivel mundial (somos ejemplo de eso) pone los ojos sobre ustedes, el desenvolvimiento de su lucha nos dará lecciones, es por ello que esperamos que prevalezca la solidaridad, la organización y la lucha autónoma del proletariado.
Compañeros, todo nos une, todo nos empuja a la lucha directa contra el capitalismo, nuestras vidas ya no son vidas nos han convertido en mercancías, ¿qué más podemos perder? ¡Solo nuestras cadenas! En cambio tenemos todo por ganar. Estamos condenados a la victoria.
¡ABAJO LOS SINDICATOS QUE NEGOCIAN LA VIDA DE LOS TRABAJADORES!
¡VIVA LA LUCHA DEL PROLETARIADO INTERNACIONAL!
¡PROLETARIOS DEL MUNDO ENTERO UNIDOS CONTRA EL CAPITAL!
¡ADELANTE CON LA LUCHA CAMARADAS!
Núcleo Proletario en Perú
[email protected] [32]
Lunes 15 de Febrero del 2010.
Los trabajadores de Tekel han demostrado a toda la clase obrera del mundo, un ejemplo de Lucha sin igual, en estos tiempos, en que la crisis del capitalismo agudiza las condiciones de vida y de trabajo de millones de trabajadores en todo el planeta. Ahora cuando la descomposicion del capitalismo decadente dificulta la toma de conciencia a los trabajadores, vemos que contra todo pronostico, contra viento y marea, el proletariado de Turquia recurre a su conciencia y a sus fuerzas, demostrando que tiene armas con que pelear contra el Estado, sus Partidos, los Sindicatos y el Capitalismo. Han hecho de su solidaridad, su confianza, de sus lecciones y de sus reflexiones instrumentos constantes en las luchas que hoy vienen dando con teson.
Esta carta es un saludo a este titanico esfuerzo y despligue que el proletariado en Tekel/Turquia viene mostrando en sus luchas actualmente. Lo que tenemos que resaltar aquí es la capacidad de los trabajadores de autorganizarse en sus luchas con plena autonomia de clase y mostrando una toma de conciencia sin igual. Esto es un ejemplo mas a seguir por todos los trabajadores del mundo. Los trabajadores de Tekel han demostrado hasta ahora que:
1. Que los sindicatos son organos del Estado y de la Patronal, que siempre estan al servicio de ellos como sus perros, y que solo sirven de estorbo, de apaga fuegos, de boicoteadores de las luchas obreras y que solo representan los intereses de las Burguesias y el Estado.
2. El proletariado de Tekel ha demostrado y recuperado la autorganizacion en las luchas, frente a los sindicatos, los partidos politicos y el Estado.
3. Han contrapuesto el internacionalismo proletario frente al nacionalismo y el fascismo.
4. Vienen demostrando, su confianza en si misma, en su fuerza y su capacidad de desarrollar sus luchas mas alla de las fronteras.
5. Ademas vienen haciendo todo, para desarrollar sus luchas de forma colectiva ampliandola y extendiendola a otros sectores de trabajadores en lucha.
6. Los trabajadores han recuperado armas importantes para su lucha como la solidaridad* y el apoyo mutuo.
7. Los trabajadores de Tekel han mostrado una toma de conciencia por encima de las dificultades de su lucha. Ademas de promover la idea de las huelgas de masas entre la clase obrera como lo hemos visto tambien en casos como en Egipto, España, Grecia, China...
8. Las luchas de los trabajadores de Tekel son luchas contra el orden capitalista y ejemplo de las luchas futuras para los trabajadores de todo el mundo.
La lucha de los trabajadores de Tekel, son un ejemplo de lucha por la vida, por la dignidad
Contra la explotacion y las condiciones miserables del orden capitalista. Por eso decimos que la lucha de los trabajadores de Tekel es nuestra lucha tambien.
Lo que podemos es tomar el ejemplo de los hermanos de Turquia de sus formas de autoorganización en las luchas, de su autonomia de clase. El capitalismo tiembla al ver que el proletariado su enemigo antagonico despierta y se manifiesta ferozmente para romper sus cadenas de esclavitud y explotacion. Las condiciones de trabajo (Reduccion de salarios, precariedad laboral, aumento de horas de trabajo, despidos masivos...) que atraviesan los trabajadores de Turquia son las mismas en todas partes del planeta es el modo de produccion imperante: el sistema capitalista de explotacion, el culpable sin mas. Esta experiencia viva de lucha continua actualmente...
¡¡¡Solidaridad con la lucha del proletariado de Turquía, proletarios del resto del mundo seguid el ejemplo!!!
¡Proletarios del mundo unídos!
Grupo de Lucha Proletaria / Organización Anarco Punk (23/02/2010)
"La Solidaridad es una actividad practica de apoyo mutuo entre los seres humanos en su lucha por la existencia. Es una expresión concreta de la naturaleza social de la humanidad. Contrariamente a impulsos tales como la caridad o el sacrificio personal que presuponen la existencia de un conflicto de intereses, la base material de la solidaridad es una comunidad de intereses. Por eso la solidaridad no es un ideal utópico sino una fuerza material tan vieja como la propia humanidad». (Revista Internacional nº 111, CCI, ver https://es.internationalism.org/node/2695 [34] )
Como proletarios de esta región del planeta nos reconocemos en la lucha contra los capitalistas de la fábrica TEKEL, estamos absolutamente seguros que las exigencias que piden son justas, honestas y necesarias.
Queridos Compañeros:
Por medio de la presente reciban un fraterno saludo del Núcleo de Discusión Internacionalista de Ecuador-Sur América.
A través de los medios de comunicación no oficiales, en esta parte del mundo, al otro lado del Atlántico, nos hemos enterado de vuestra lucha que vienen desarrollando desde hace más de un mes. Como proletarios de esta región del planeta nos reconocemos en la lucha contra los capitalistas de la fábrica TEKEL, estamos absolutamente seguros que las exigencias que piden son justas, honestas y necesarias.
La clase trabajadora somos la misma en todos los países y los explotadores burgueses son similares en Ecuador como en Turquía; con nuestras manos de trabajadores creamos la riqueza en todos los continentes y para nuestra desgracia tenemos que existir como miserables con salarios propios de esclavos con lo cual no podemos vivir con dignidad, como seres humanos. No contentos los burgueses con la explotación asalariada intentan hacernos creer que los trabajadores somos diferentes por la raza, religión y también absurdas nacionalidades, no somos ecuatorianos, ni mexicanos, ni alemanes, ni turcos, ni kurdos, ni chinos, ni franceses, somos trabajadores todos, menos los burgueses. El mundo se mueve con el trabajo y por eso los proletarios no tenemos patria, nuestro destino es el mismo: Luchar en todas partes por un futuro mejor para la humanidad de la cual nuestros hijos y nosotros mismos somos parte.
Conocemos que la burguesía utilizará o estará utilizando todos los mecanismos a su alcance, como la represión, los sindicatos, negociadores parlamentarios, etc., con el propósito de desmoralizarlos con la clara intención de ablandar el espíritu combativo de vuestra lucha, sin embargo, haber resistido más de un mes es la prueba genuina de la unidad de ustedes, propia del proletariado y digna de aplaudir, no cabe duda que servirá de ejemplo a otros compañeros proletarios de Turquía y de otros países como el nuestro.
Queridos compañeros, el capitalismo modo de producción que organiza el mundo de la vida esta en todos nuestros países, y sus efectos desastrosos no son diferentes en América, los mecanismos de explotación ya no los soportamos y en un futuro no demasiado lejano es probable que estaremos asistiendo a los levantamientos proletarios más espectaculares que la humanidad moderna haya visto, la podredumbre capitalista campea en todos los países y sus efectos son imposibles tapar con engaños y amedrentamientos, así que, vuestra lucha no es más que los indicios de lo que le espera a las burguesías del mundo.
Es hora de apropiarnos de los que la burguesía nos ha arrebatado. Nuestra libertad como seres humanos.
Proletarios de Turquía no están solos existimos miles de trabajadores que nos identificamos con su situación y saludamos sus acciones ya que son la prueba fehaciente, de que la clase trabajadora sigue en pie y no desmayara hasta conseguir lo que por derecho nos pertenece.
Viva los obreros de TEKEL
Viva la unidad de los trabajadores del mundo
Abajo los burgueses con sus naciones
Núcleo de Discusión Internacionalista
Ecuador- Sur América
Febrero del 2010.
El 14 de diciembre de 2009, miles de trabajadores de las empresas Tekel [1] de docenas de ciudades de Turquía dejaron sus hogares y familias para viajar a Ankara. Los trabajadores de Tekel hicieron este viaje con el fin de luchar contra las horribles condiciones a las que los obliga el orden capitalista. Esta lucha honorable de los trabajadores de Tekel que han ido sucediendo por más de un mes, llevó a la idea de una huelga en que todos los trabajadores participarían. Al hacerlo, los trabajadores de Tekel empezaron liderando y llevando adelante el movimiento de la clase obrera en todo el país. Lo que trataremos de dar a conocer aquí es la historia de lo que sucedió en la lucha de Tekel. No se debería olvidar que lo que se refiere a este relato no sólo concierne a los trabajadores Tekel, sino a los trabajadores de todo el mundo. Debemos dar nuestro más sincero agradecimiento a los trabajadores de Tekel por hacer posible la escritura de este artículo impulsando las luchas de nuestra clase hacia adelante, por su lucha decidida y por explicarnos lo que pasaron, sus experiencias y pensamientos.
Pensamos que en primer lugar sería conveniente explicar lo que provocó que los trabajadores de Tekel se lanzaran a esta lucha. Los trabajadores de la Tekel están luchando contra la política 4-C del Estado turco. El Estado ya ha estado empleando decenas de miles de trabajadores que no son de Tekel bajo las condiciones 4-C. Estas condiciones se están extendiendo rápidamente a decenas de miles de trabajadores entre los cuales los trabajadores de la fábrica de azúcar serán las primeras futuras víctimas. Además, muchos sectores de la clase trabajadora han experimentado ataques similares bajo nombres diferentes y otros ataques están esperando para aquellos que no han sido golpeados todavía. ¿Qué es entonces este 4-C? Esta práctica fue realmente una 'bendición' implementada por el Estado turco cuando el número de trabajadores que perdían sus puestos aumentaron debido a las privatizaciones. Incluye, además de una grave reducción de salario, que los trabajadores públicos sean transferidos a diferentes sectores del estado bajo condiciones terribles. Lo peor de las condiciones introducidas por la política 4-C es que da a los jefes de las empresas del Estado un poder absoluto sobre los trabajadores. Así, el salario, que está determinado por el Estado y ya significa un corte masivo salarial para los trabajadores, es meramente la cantidad máxima a pagar. Puede ser reducido por los directivos de las empresas del Estado arbitrariamente. Además, los horarios de trabajo fijos son completamente abolidos para aquellos que van a trabajar en las condiciones de 4-C puesto que los jefes de las empresas estatales obtienen el derecho de obligar a los trabajadores a permanecer en el trabajo el tiempo que decidan, cuando se les antoje, de manera arbitraria, hasta que los trabajadores "finalicen su tarea asignada". Los trabajadores no obtienen ningún pago a cambio de ese tiempo de trabajo "extra" después de las horas regulares de empleo o durante las vacaciones. Bajo esta política, los jefes tienen el poder de despedir a los trabajadores arbitrariamente, sin estar obligados a pagar indemnización alguna. Además, el periodo que los trabajadores pueden estar empleados en un año es solamente entre tres y diez meses, y no se paga nada en los meses que no se les pide trabajar y la duración de su trabajo al siguiente año también es determinado arbitrariamente por los jefes. A pesar de ello, los trabajadores tienen prohibido buscar un segundo empleo, incluso si no están laborando en ese período. Ya no se paga la seguridad social de los trabajadores bajo la política de C-4 y las prestaciones de salud se esfuman. Las privatizaciones, al igual que la política de 4-C comenzaron hace mucho. En las empresas de Tekel, inicialmente las ramas de cigarrillos y alcohol fueron privatizadas, y luego el proceso condujo al cierre de las fábricas de tabaco de hoja. Creemos que hoy está claro que el problema no son sólo las privatizaciones. Pensamos que es evidente que el capital privado que está tomando los puestos de trabajo y el Estado, que es el capital estatal, están unidos en el ataque al querer explotar a los trabajadores condenándolos a la más inimaginables condiciones. En este sentido podemos decir que la lucha de los trabajadores de Tekel nace de los intereses de clase de todos los trabajadores y representa una lucha contra el orden capitalista como un todo.
Nos parece también que hay que explicar la situación del movimiento de la clase obrera en Turquía en el periodo en que los trabajadores de Tekel lanzaron su lucha el 25 de noviembre de 2009, a un día en que había tenido lugar una huelga organizada por KESK, DISK y Kamu-Sen [2]. Como hemos dicho, los trabajadores de Tekel viajaron a Ankara el 14 de diciembre, varias semanas después de esta huelga de un día. La misma semana que los trabajadores de Tekel llegaron a Ankara, hubo otras dos luchas de trabajadores. La primera fue las manifestaciones de bomberos que iban a perder sus puestos de trabajo a principios de 2010 y la segunda fue la huelga de un día de los trabajadores de ferrocarriles en protesta por el despido de algunos de sus compañeros por su participación en la huelga el 25 de noviembre. La policía antidisturbios, viendo que las luchas de clase estaban en aumento, atacó brutalmente a los bomberos y a los trabajadores de ferrocarril. Los trabajadores de Tekel no fueron tratados de manera diferente. Además, el número de trabajadores ferroviarios que perdieron sus puestos de trabajo por participar en la huelga ascendió a casi cincuenta. Muchos trabajadores fueron apresados. Tomó algún tiempo para que los bomberos se recuperaran de estos ataques. En cuanto a los trabajadores ferroviarios, lamentablemente ellos no han logrado volver al terreno de lucha de clases. Lo que pone a los trabajadores de Tekel en la vanguardia a finales de la semana que inició el 14 de diciembre fue el hecho de que ellos lograron luchar contra las medidas represivas del Estado y que mantuvieron su lucha viva.
Entonces, cómo empezó la lucha de Tekel? Ya había una considerable minoría que quería luchar y eso hizo que la lucha iniciara el 5 de diciembre, en una ceremonia de apertura a la que asistió el primer ministro Tayyip Erdoğan[3]. Los trabajadores de Tekel, con sus familiares, inesperadamente estuvieron en contra de Erdoğan en esta ceremonia para preguntarle lo que les iba a pasar. Interrumpieron el discurso de Erdoğan diciendo "Los trabajadores de Tekel lo estamos esperando para que nos de las buenas noticias". En respuesta Erdoğan dijo: "Desafortunadamente elementos como estos han estado apareciendo en Turquía desde hace tiempo. Dichos elementos quieren hacer dinero sin trabajar, recostándose. Cerramos la era de hacer dinero descansando (...) Han dicho que la propiedad del Estado es un mar y quienes no la comen son cerdos. Esta es la forma en que ellos observan esta cuestión. No es la forma en que nosotros la vemos. Aquí está su compensación señorial. Si ustedes quieren podemos usarlos bajo el 4-C, si no, váyanse y establezcan sus propios negocios si quieren negociar. También dijimos esto: tenemos un acuerdo con su sindicato. Yo hablé con ellos, y les dije ‘Ustedes tienen mucho tiempo. Hagan lo que sea necesario'. Aunque tuvimos un acuerdo, el proceso llegó a su fin y pasaron uno o dos años. Estos todavía están aquí diciendo cosas como que ‘queremos mantener nuestros empleos' y continúan de la misma manera, ‘queremos mantener los mismos derechos en otros lugares'. ¡No!, ya hablamos sobre esto. Diez mil trabajadores de Tekel nos cuestan cuarenta trillones al mes."[4] Erdoğan no tenía idea de la clase de problema en la que se estaba metiendo. Los trabajadores, la mayoría de los cuales habían apoyado al gobierno previamente, ahora estaban furiosos. Se discutió cómo iniciar una lucha por los trabajadores en los lugares de trabajo. Un trabajador de Adıyaman[5] explica un proceso como estos en un artículo que escribió y que fue publicado en un diario izquierdista: "Ese proceso estimuló a los compañeros que no habían estado participando en la lucha por poco que fuera. Empezaron a ver la verdadera cara del Partido de la Justicia y el Desarrollo a través de las palabras de del primer ministro. La primera cosa que hicieron fue renunciar a seguir siendo miembros de su partido. En las discusiones que iniciaron en nuestros lugares de trabajo, decidimos proteger nuestros trabajos todos juntos" [6]. Los sindicatos [7] con los cuales Erdoğan había dicho que había hecho acuerdos y que no habían tomado acciones serias en el proceso, convocaron a una reunión en Ankara. Como resultado, los trabajadores viajaron a esa capital.
Las fuerzas del estado organizaron un astuto ataque contra los trabajadores desde el principio. La policía antidisturbios detuvo los autobuses de transporte de los trabajadores, y declaró que no iban a permitir que pasaran los trabajadores de las ciudades de kurdos -donde las fábricas de Tekel se concentran- sino sólo los trabajadores de occidente y de las regiones del Mediterráneo, Anatolia Central y el Mar Negro. Esto destinado a poner a los trabajadores kurdos y otros trabajadores unos contra otros, y así dividir el movimiento de clase en líneas étnicas. Este ataque astuto en realidad derribó dos máscaras del Estado: la de la unidad y la armonía y la de la Reforma kurda. Los trabajadores de Tekel no cayeron en esta trampa de la policía. Con los trabajadores de Tokat dirigiéndolos, los trabajadores de fuera de las ciudades kurdas protestaron contra esta posición de la policía e insistieron con determinación que todos los trabajadores entraran juntos en la ciudad y que nadie se quedara atrás. La policía antidisturbios, incapaz de calcular la postura que el gobierno iba a tomar, tuvo que permitir que los trabajadores entraran todos juntos en la ciudad. Este incidente hizo que los trabajadores procedentes de diferentes ciudades, regiones y etnias formaran profundos lazos en el terreno de clase. Tras este incidente los trabajadores del occidente, Mediterráneo, de Anatolia Central y de las regiones del Mar Negro expresaron que la fuerza y la inspiración que tomaron de la resistencia, la determinación y la conciencia de los trabajadores kurdos contribuyó en gran medida a su participación en la lucha y que aprendieron mucho de estos trabajadores. Los trabajadores de la Tekel habían ganado su primera victoria al entrar en la ciudad.
El 15 de diciembre, los trabajadores de Tekel comenzaron su manifestación de protesta frente a la sede nacional de Partido de la Justicia y Desarrollo en Ankara. Un trabajador de Tekel que llegó a Ankara ese día explica lo que sucedió: "Marchamos hacia la sede nacional del Partido Justicia y Desarrollo, encendimos una fogata en la noche y esperamos frente el edificio hasta las 10 PM. Cuando hacía demasiado frío, fuimos al gimnasio de Atatürk. Había cinco mil de nosotros. Sacamos nuestras alfombras y cartones y pasamos la noche allí. Por la mañana la policía nos llevó al Parque de İpekçi de Abdi y nos rodeó. Algunos de nuestros compañeros lograron marchar a la sede del Partido de nuevo. Cuando estábamos esperando en el parque, quisimos ir a reunirnos con nuestros compañeros y los que esperaban frente la sede del Partido querían venir con nosotros: la policía nos atacó con gases lacrimógenos. A las 7 PM conseguimos reunirnos con nuestros compañeros en el parque. Habíamos caminado durante cuatro horas. Pasamos la noche en el parque, en la lluvia." [8] Por otra parte, el ataque más brutal de la policía tuvo lugar el 17 de diciembre. La policía antidisturbios, obviamente actuando bajo órdenes y quizás a fin de compensar el no poder evitar que los trabajadores kurdos entraran en la ciudad cuando llegaron, atacaron a los trabajadores en el parque con gran violencia y odio. El objetivo era dispersar a los trabajadores. Sin embargo para ese tiempo había algo que las fuerzas del Estado no habían podido calcular: la capacidad de los trabajadores de autoorganización. Los trabajadores, dispersados por la policía, lograron organizarse sin la ayuda de ningún burócrata y realizaron una manifestación masiva en frente de la sede del sindicato Türk-İş [9] en la tarde. El mismo día, los trabajadores, sin tener ninguna parte en donde quedarse, ocuparon dos pisos del edificio Türk-İş. En los días siguientes al 17 de diciembre, las manifestaciones de los trabajadores de Tekel tuvieron lugar en la pequeña calle enfrente de la sede sindical de Türk-İş en el centro de Ankara.
La lucha entre los trabajadores de Tekel y la Administración de Türk-İş marcó los días siguientes a esta fecha hasta el Año nuevo. En realidad, incluso al comienzo de la lucha, los trabajadores no confiaban en los burócratas sindicales. Ellos habían enviado dos trabajadores de todas las ciudades con los sindicalistas a todas las negociaciones. El propósito de esto fue que todos los trabajadores estuvieran informados de lo que realmente estaba pasando. Ambos sindicatos Tek Gıda-İş y Türk-İş y el gobierno esperaban que los trabajadores de Tekel se dieran por vencidos en pocos días frente la congelación del frío invierno de Ankara, la represión policial y las dificultades materiales. Las puertas del edificio del Türk-İş fueron cerradas, como era de esperar, en poco tiempo para impedir que los trabajadores entraran al edificio. Frente a esto, los trabajadores comenzaron una lucha con el fin de poder utilizar los sanitarios del edificio y para que las trabajadoras pudieran descansar en el edificio. Esta lucha resultó en una victoria para los trabajadores. Los trabajadores no tenían ninguna intención de regresarse. Un apoyo importante por parte de la clase trabajadora de Ankara y, sobre todo, de estudiantes con bases proletarias fue dado a los trabajadores de Tekel en lo que se refiere a las dificultades materiales de encontrar lugares donde alojarse: quizás una pequeña, pero sin embargo importante parte de la clase trabajadora de Ankara se movilizó para hospedar a los trabajadores de Tekel en sus hogares. En lugar de renunciar y regresar, los trabajadores de Tekel se reunieron cada día en la pequeña calle en frente del edificio Türk-İş, y comenzaron a discutir cómo hacer avanzar su lucha. No tardó mucho para que los trabajadores se dieran cuenta de que la única solución para superar su aislamiento era extender su lucha al resto de la clase trabajadora.
En este contexto, militantes trabajadores de todas las ciudades que vieron que los sindicatos Tek Gıda-İş y Türk-İş no iban a hacer nada por ellos, trataron de establecer un Comité de huelga, con el propósito principal de transmitir sus demandas a la organización sindical. Entre estas demandas estaban la creación de una tienda de campaña de huelga y que el año nuevo fuera celebrado por los trabajadores colectivamente con una manifestación en frente del edificio de Türk-İş. Los directivos sindicales se opusieron a esta iniciativa adoptada por los trabajadores. ¡Después de todo para qué necesitaban al sindicato si los trabajadores iban adelante a tomar el control de su lucha en sus propias manos! Esta actitud tenía una amenaza velada: los trabajadores que ya fueron aislados temían la posibilidad de quedarse solos si el sindicato retiraba su apoyo. Por lo tanto, el Comité de huelga fue abolido. Sin embargo, la voluntad de los trabajadores de tomar el control de su lucha en sus propias manos se mantuvo. Rápidamente, los trabajadores hicieron esfuerzos para enlazarse con los trabajadores de la fábrica de azúcar que pronto estarían enfrentados a las mismas condiciones del 4-C. Fueron a los barrios de los trabajadores y a las universidades donde fueron invitados a explicar su lucha. Mientras tanto, los trabajadores continuaban su lucha contra la administración del Türk-İş que no apoyaba a los trabajadores en ninguna forma. El día en que se reunió la Junta de ejecutivos del Türk-İş, los trabajadores forzaron las puertas de la sede sindical. La policía antidisturbios se movilizó para proteger a Mustafa Kumlu, Presidente de los trabajadores afiliados a Türk-İş. Los trabajadores comenzaron a gritar eslóganes como "Venderemos a quien nos vende"," İş-Türk a su deber, la huelga general", " Kumlu, dimite". Kumlu no se atrevió a enfrentar a los trabajadores hasta que hubiera anunciado una serie de acciones, incluyendo huelgas que ocurrieran cada semana, comenzando desde una huelga de una hora y duplicar el tiempo cada semana y una manifestación frente al edificio Türk-İş tendría lugar cada semana. Tenía miedo por su vida. Incluso después de la declaración de Kumlu de una serie de acciones, los trabajadores todavía no confiaban en el sindicato Türk-İş. Cuando un trabajador de Tekel de Diyarbakır [10] declaró en una entrevista que dio: "No seguiremos cualquier decisión tomada por la administración del sindicato para poner fin a la lucha y volver atrás. Y si hay una decisión de poner fin a la luchan sin que exista una ganancia como lo hicieron el año pasado, estamos pensando vaciar el edificio de Türk-İş y, a continuación, quemarlo" [11], expresó los sentimientos de muchos otros trabajadores de Tekel.
Türk-Is volvió de nuevo sobre su plan de acción cuando la primera huelga de una hora conoció una de participación del 30% de todos los sindicatos. Los líderes sindicales se aterrorizaron de que el propio Gobierno tuviera la idea de ver la lucha generalizarse. Después de la calurosa manifestación del Nuevo Año ante el edificio el Türk-Is, se organizó un voto a boletas secretas entre los obreros para decidir si seguían o regresaban con ellos. 99% votaron por la continuación de la huelga. Al mismo tiempo, un nuevo plan de acción, sugerido por el sindicato, comenzó ponerse en tela de juicio: después del 15 de enero, habría un plantón de tres días, seguido por una huelga de hambre de tres días y un ayuno completo de tres días. Una manifestación con una participación masiva también debía tener lugar, como la administración de Türk-Is prometió. Los obreros al principio pensaban que una huelga de hambre era una buena idea. Ya aislados, no querían ser olvidados e ignorados y pensaban que una huelga de hambre podía evitar eso. Creían estar empantanados frente a Türk-Is y experimentaban la necesidad de hacer algo. Una huelga de hambre podía actuar como intimidación para el sindicato, pensaban.
Uno de los textos más significativos escritos por los obreros de Tekel se publicó esos días. Se trata de una carta escrita por un obrero de Batman [14] a los obreros de las fábricas de azúcar: «A nuestras honorables hermanas y hermanos trabajadores y obreros de la fábrica de azúcar. En la actualidad, la lucha notable que los obreros de Tekel han desarrollado es una oportunidad histórica para aquellos a quienes se han retirado sus derechos. Para no faltar a esta oportunidad, su participación en nuestra lucha nos volvería más feliz y más fuertes. Mis amigos, quisiera indicar especialmente que desde hace tiempo los sindicalistas les prometen la esperanza de que "van a ocuparse de este asunto ». Sin embargo, como hemos pasado por este mismo proceso, sabemos que son gente que no tiene ningún interés vital que defender. Al contrario, es a ustedes a quienes se retirarán los derechos y también el derecho al trabajo. Si no participan en la lucha hoy, mañana será demasiado tarde para ustedes. Esta lucha sólo será victoriosa solo si están dentro y no tenemos ninguna duda ni carecemos de confianza en cuanto a esto. Porque estamos seguros que si los obreros están unidos y actúan como un solo cuerpo, no hay nada que no puedan lograr. En este sentido, les saludo con mi más profunda confianza y mi más profundo respeto en nombre de todos los obreros de Tekel.» [15] Esta carta no pedía solamente a los obreros del azúcar incorporarse a la lucha; expresaba también muy claramente lo que había pasado por los obreros de Tekel. Al mismo tiempo, expresaba la conciencia compartida por varios de ellos de que no se batían por ellos mismos sino por toda la clase obrera.
El 15 de enero, otros obreros de Tekel vinieron a Ankara para participar en un plantón. Eran casi 10.000 sobre la plaza de Sakarya. Algunos miembros de sus familias habían venido con ellos. Los obreros habían tomado de permisos enfermedad y vacaciones para venir en Ankara y la mayoría de ellos debían volver de nuevo varias veces para renovar sus permisos de vacaciones. Casi todos los obreros de Tekel estaban presentes [16]. Se planeó una manifestación con una amplia participación para el sábado 16 de enero. Las fuerzas del orden temían esta manifestación ya que podía hacer nacer la generalización y la extensión masiva de la lucha. La posibilidad de que llegaran obreros el sábado para la manifestación pasando la noche y todo el domingo con los obreros de Tekel podía conducir a la formación de fuertes y masivos vínculos. Por ello, la policía insistió para que la manifestación empezara el domingo, y Türk-Is, en una maniobra típica, debilita un poco más la manifestación procurando que los obreros de las ciudades kurdas no vinieran. Había calculado también que pasar dos noches en el invierno congelado de Ankara, sin moverse del plantón en la calle, rompería la resistencia y la fuerza de los obreros. Se vio en la manifestación del 17 de enero que este cálculo era un serio error.
Ésta comenzó en calma. Los obreros que se reunían en Ankara y varios grupos políticos comenzaron a las 10 h a marchar de la estación hacia la plaza Sihhiye. En la manifestación, bajo la mirada de decenas de millares de obreros, en primer lugar un obrero de Tekel, luego un bombero y un obrero del azúcar tomaron la palabra sobre un estrado. La explosión de cólera no tuvo lugar sino después de que Mustafa Kumlu se instaló en la tribuna. Kumlu, que nunca no se ha preocupado de la lucha ni de las condiciones de vida de los obreros de Tekel hizo un discurso completamente moderado, conciliador y vacío. Türk-Is había hecho un esfuerzo particular para mantener a los obreros a distancia del estrado y había puesto delante a los obreros metalúrgicos, que no estaban al corriente de lo que sucedía ante ellos. Pero los de Tekel, pidiéndoles dejarles pasar, se las arreglaron para llegar directamente ante la tribuna. A lo largo del discurso de Kumlu, hicieron todo lo posible para interrumpirlo con sus consignas. La última ofensa para los obreros fue el anuncio de que después de Kumlu, Alisan, un cantante de POP que no tenía nada que ver con el movimiento, iba a dar un concierto. Los obreros tomaron el estrado, comenzando a gritar sus consignas y a pesar de que los jefes sindicales bajaban el sonido, los obreros que habían venido a la manifestación retomaron el micrófono. Por esta vez, el sindicato perdió completamente el control. Eran los obreros que lo tenían. Los jefes sindicales, sobre el estrado, comenzaron a hacer discursos radicales por una parte y por otra trataban de expulsara a los obreros. Como no lograban, intentaron enfrentar a unos contra otros y atacaron a los estudiantes y obreros que venían a apoyarlos. Las sindicalistas intentaron también dividir a los obreros que estaban en Ankara desde el principio de la lucha de los que habían llegado recientemente, e intentaron dirigirse a los que venían a ofrecer su ayuda. Al final, los jefes sindicales intentaron hacer descender a los que ocupaban el estrado, y convencieron al conjunto en regresar rápidamente ante el edificio de Türk-Is. El hecho de que los discursos relativos a las huelgas de hambre y los ayunos completos tomaran fuerza para hacer caer las consignas sobre la huelga general es, a nuestro modo de ver, interesante. En ningún caso regresar al edificio de Türk-Is era suficiente para apagar la cólera de los obreros. Consignas como " Huelga general, resistencia general », « Türk-Is no debe abusar de nuestra paciencia" y "Liquidaremos a quien nos traiciona" se gritaban ahora ante el edificio. Algunas horas más tarde, un grupo de cerca de 150 obreros se puso a romper la barricada elaborada por los burócratas delante de las puertas del edificio y lo ocupó. Los obreros de Tekel que buscaban a Mustafa Kumlu en el edificio comenzaron a gritar "Enemigo de los obreros, gusano del AKP" cuando llegaron a la puerta de Kumlu. Después de la manifestación del 17 de enero, los esfuerzos para establecer otro Comité de huelga resurgieron entre los obreros. Este Comité estaba constituido por obreros que no pensaban que una huelga de hambre era una manera adaptada para hacer avanzar la lucha y que era necesario al contrario extender ésta. El esfuerzo para formarlo era conocido de todos los obreros y apoyado por una enorme mayoría. Los que no lo sostenían activamente, tampoco estaban en contra. Entre las tareas asignadas al Comité, más que de transmitir sus pretensiones a los sindicatos, el objetivo consistió en aplicar la comunicación y la auto organización en las filas trabajadoras. Como el anterior Comité de huelga, éste se componía enteramente de obreros y completamente independiente de los sindicatos. La misma determinación de auto organización permitió que cientos de obreros de Tekel pudieran adjuntarse a la manifestación de los empleados del sector de la salud que estaba en huelga el 19 de enero. El mismo día, mientras que se había permitido solamente a un centenar de obreros participar en una huelga del hambre de tres días, 3000 obreros se les unieron, a pesar del sentimiento general entre los obreros de que esta huelga de hambre no era el medio más conveniente para hacer avanzar la lucha. La razón que alegaban era que no querían dejar a sus camaradas hacer esta huelga de hambre solos, que querían, por solidaridad, comprometerse con ellos y compartir lo que iban a cruzar.
Aunque los obreros de Tekel hayan hecho reuniones regulares entre ellos según las ciudades de dónde venían, una asamblea general con todos los obreros participantes no había sido posible. Dicho esto, desde el 17 de diciembre, la calle ante el edificio de Türk-Is había tomado el carácter de una asamblea general informal pero regular. La plaza Sakkarya, esos días, estaba lleno de centenares de obreros de distintas ciudades, discutiendo cómo desarrollar la lucha, cómo extenderla, que hacer. Otra característica importante de la lucha fue cómo los obreros de las distintas regiones étnicas consiguieron unirse contra el orden capitalista a pesar de las provocaciones del régimen. La consigna "Obreros kurdos y turcos todos juntos", lanzado a partir de los primeros días de la lucha, lo expresó muy claramente. En la lucha de Tekel, numerosos obreros de la región del Mar Negro bailaron el Semame, y numerosos kurdos hicieron la danza de Horon por primera vez en su vida. [17] Otro aspecto significativo del enfoque de los obreros de Tekel fue la importancia que dieron a la extensión de la lucha y a la solidaridad trabajadora, y eso no sobre la estrecha base del nacionalismo sino sobre la que incluye el apoyo mutuo y la solidaridad de los obreros del mundo entero. Por ello, los obreros de Tekel evitaron que facciones de la clase dominante en la oposición se sirviesen de la lucha para sus propios objetivos ya que no tenían ninguna confianza en ellas. Estuvieron atentos a cómo el Partido Republicano del Pueblo [18] (CHP, Cumhuriyet Halk Partisi) atacaba a los obreros que se despedía de Kent AS [19], cómo el Partido del Movimiento Nacionalista [20] (MHP, Milliyetçi Hareket Partisi) jugó su papel en la agravación de la política oficial y anti trabajadora. Un obrero expresó esta conciencia muy claramente: "Comprendimos lo que somos todos. Los que votaron por la ley de privatización nos dicen hoy cómo comprenden nuestra situación. Hasta ahora, siempre he votado por el Partido del Movimiento Nacionalista. Es en esta lucha que he encontrado revolucionarios. Estoy en esta lucha porque soy un obrero. Los revolucionarios están con nosotros. El Partido del Movimiento Nacionalista y el Partido Republicano del Pueblo hacen cinco minutos de discurso aquí y luego se van. Allí estábamos nosotros que los amábamos cuando venían aquí. Ahora, la situación ya no es la misma. » [21] El ejemplo más sorprendente de esta conciencia se vio cuando los obreros de Tekel impidieron hablar a los fascistas de Alperen Ocakları [22], la misma organización que había atacado a los obreros de Kent AS que se manifestaban en el Parque Abdi Ipekçi porque eran Kurdos. La lucha de los de Tekel constituyó también un importante apoyo a los bomberos que habían sido atacados brutalmente después de su primera manifestación volviéndoles a levantar la moral para reanudar la lucha. De manera general, los obreros de Tekel dieron la esperanza no solamente a los bomberos sino a todos los sectores de la clase obrera en Turquía que quieren entrar en lucha. Lograron permitir a todos los obreros participar en la huelga. Esta es la razón por la que hoy, se tienen orgullosamente a la vanguardia de la clase obrera en Turquía. Permitieron a los obreros de Turquía salir del sueño en que estaban después de años haciéndolos unir las luchas obreras del mundo entero. Representan las semillas de la huelga de masas, como las que ha visto sacudir el mundo estos últimos años de Egipto a Grecia, Bangladesh a España, Inglaterra a China.
Esta lucha está en curso, y pensamos que aún no es tiempo de sacar todas las conclusiones. Con la idea de una huelga de hambre y de un ayuno total puesta por delante por un lado, y por el otro el de un Comité de huelga puesto en marcha por los obreros que no encuentran adaptada la huelga del hambre para la lucha y quieren al contrario extenderla, con los burócratas de Türk-Is que forman parte del Estado por una parte y por otro los obreros que quieren una huelga general, es difícil prever lo que espera a esta lucha, donde irá, qué resultados obtendrá. Dado que se dijo esto, debemos hacer hincapié en el hecho de que, cualquiera que sea la salida, la actitud notable de los obreros de Tekel dejará lecciones inestimables para toda la clase obrera.
Gerdûn (20 de enero de 2010)
1. Tekel es la compañía que tuvo el monopolio de Estado de todas las empresas de producción de alcohol y tabaco.
2. Respectivamente, la Confederación de Izquierda de los Sindicatos de Obreros del Sector Público, la Confederación de Sindicatos de Trabajadores Revolucionarios, y más importante, la Confederación de Sindicatos de Empleados Públicos, conocido para sus simpatías pro fascistas.
3. Primer Ministro, también dirigente del Partido de la Justicia y Desarrollo o AKP (AKP (Adalet ve Kalkınma Partisi).
4. https://www.cnnturk.com/2009/turkiye/12/05/erdogana.tekel.iscilerinden.p... [38]
5. Ciudad del Kurdistán turco.
6. https://www.evrensel.net/haber.php?haber_id=63999 [39]
7. Teca Gıda-İş, Sindicato de Obreros de la Alimentación, del Alcohol y el Tabaco, miembro de la central sindical Türk-İş.
8. La "reforma kurda" es una tentativa del Estado turco para encontrar una solución al problema planteado por la guerrilla kurda en el Este del país, flexibilizando las leyes anti kurdas (por ejemplo suprimiendo las prohibiciones contra la utilización de la lengua kurda). Esta "reforma" recientemente tomó peso en el ala con la prohibición en diciembre de 2009 del partido kurdo DTP (véase también el artículo nuestro sitio en inglés: https://en.internationalism.org/icconline/2009/10/turkey [40]).
9. Región conocida tradicionalmente por su nacionalismo y su apoyo al partido en el poder.
10. https://www.evrensel.net/haber.php?haber_id=63999 [39]
11. Confederación de sindicatos turcos, la más antigua y la mayor confederación de sindicatos en Turquía que tiene una historia totalmente infame, se forma bajo la influencia de Estados Unidos en los años cincuenta según el modelo de la AFL-COI, y posterior saboteador de luchas obreras.
12. Conocida por ser la capital no oficial del Kurdistán, Diyarbakır es una metrópoli del Kurdistán turco.
13. https://www.kizilbayrak.net/sinifhareketi/haber/arsiv/2009/12/30/select/... [41]
14. Ciudad del Kurdistán turco.
15. https://tr.internationalism.org/ekaonline-2000s/ekaonline-2009/tekel-isc... [42]
16. Alrededor de 9000 sobre de los 10.000 de la empresa.
17. El Şemame es una danza kurda muy conocida, y el Horon otra también muy conocida de la región del Mar Negro de Turquía.
18. El partido nacionalista de izquierda, kémaliste, tranquilizador, miembro Internacional del socialista, extremadamente chauvinista.
19. Los obreros del municipio de Esmirna, una metrópolis de la costa del Mar Egeo. Estos obreros fueron despedidos por el Partido Republicano del Pueblo que controlaba el municipio donde trabajaban y a continuación brutalmente atacados por la policía mientras se manifestaban contra el dirigente del partido.
20. El principal partido fascista.
21. https://www.kizilbayrak.net/sinif-hareketi/haber/arsiv/2009/12/30/select... [43]
22. Banda de asesinos vinculado al Gran Partido de Unión (BBP, Büyük Birlik Partisi), una escisión fascista radical del Partido del Movimiento Nacionalista.
"Según la Organización Internacional del Trabajo (OIT), cada año en el mundo más de 270 millones de trabajadores sufren accidentes laborales, mientras que aproximadamente 160 millones contraen enfermedades profesionales. De ellos, más de 2 millones pierden su vida, de manera tal que el trabajo asalariado mata a casi 5.500 personas por día. Y, agrega el informe, los datos son parciales y están por debajo de la realidad, ya que no hay estadísticas de los siniestros ocurridos entre los trabajadores del sector informal de la economía.
Para tener una idea de la magnitud de esta verdadera masacre que sufren los trabajadores, hay que tener en cuenta que las muertes causadas por el trabajo dependiente superan holgadamente las originadas en accidentes de tránsito (1.000.000), guerras (500.000), hechos de violencia (563.000) y sida (312.000). Otro dato alarmante es que del total de trabajadores muertos anualmente en siniestros laborales, 12.000 son niños que trabajan en condiciones peligrosas. Este canon que pagan los trabajadores para poder obtener los medios económicos para su subsistencia y la de sus familias, es un auténtico "impuesto de sangre" que desnuda las lacras y miserias del sistema social y económico en el que viven.
Si proyectamos estos números a todos los años de vigencia del sistema capitalista, podremos afirmar que estamos en presencia de un verdadero genocidio de la clase trabajadora".
Hasta los organismos de la burguesía (ONU, OIT, OMS, etc) tienen que dar cuenta de las condiciones deplorables de vida y de trabajo que sufre el conjunto de la clase obrera mundial. Todo ello no es una "mala voluntad" o un "azar del destino". Los compañeros del CACI dicen y lo compartimos plenamente, se debe a "un sistema que se apoya en valores perversos, que privilegia la defensa del lucro y la tasa de ganancia".
El CACI denuncia justamente que después de la caída del Muro de Berlín el "pacto social" entre la burguesía y los sindicatos se puso al desnudo mostrando que "la internacionalización de la economía se transforma en globalización, que en el mundo laboral se traduce en desregulación, flexibilización, precarización, competitividad, polivalencia funcional, y demás palabras paridas por la matriz ideológica del neoliberalismo, que los trabajadores conocen más por sus consecuencias que por su significado literal". En efecto, el hundimiento de toda esta parte del mundo que mentirosamente se llamó socialista, no significó otra cosa que una paso más del capitalismo en el abismo de su quiebra, en el empeoramiento de la vida de los trabajadores y en la reducción de toda posibilidad por alcanzar una "vida digna" bajo este modo de producción.
Otro aspecto que el CACI denuncia correctamente es la forma que toma la explotación bajo el aguijón de la crisis: empresas menos ligadas al estado (para evitar que los obreros identifique al Estado-Patrón), subcontratación en todas las ramas industriales (ello obstaculiza inmediatamente la unidad y la solidaridad de una huelga: el patrón no es el mismo y una empresa puede decirle a los obreros que el otro patrón es el "malo"...¡la división pura y simple!). Así lo dicen los compañeros: "El progreso tecnológico de la humanidad no se refleja en una disminución de los siniestros laborales. Por el contrario, hay un sostenido incremento al compás de las nuevas reglas de juego del capitalismo. Se impone un nuevo concepto de empresa, supuestamente más apta para adaptarse a las fluctuaciones del mercado. Sólo conserva un núcleo de trabajadores permanentes y externaliza muchas funciones y tareas. En la periferia de ese núcleo aparecen empresas contratistas y subcontratistas que hacen el "trabajo sucio" de la flexibilización laboral y el abaratamiento de la mano de obra, generalmente mediante procedimientos reñidos con la legalidad. Los trabajadores entran y salen gracias a las empresas o agencias de servicios eventuales y a los contratos temporales, siguiendo el flujo y reflujo de la demanda de los bienes o servicios que produce la empresa principal. Entre los trabajadores que tienen una inserción precaria en la empresa la siniestralidad es elevadísima. Su capacitación implica un costo que los empleadores no están dispuestos a asumir". Recordemos de paso que el capitalismo no le interesa la suerte de los explotados, lo único que lo mueve es la ganancia. No se trata de la voluntad de los capitalistas tomados individualmente, tampoco de sus deseos o intenciones, como diría Marx, "el capitalismo es una fuerza social", y como los comunistas sabemos, el capitalismo no existe para satisfacer necesidades humanas, vive para la reproducción del capital.
Fenómenos como el crecimiento de China o la India tienen una explicación no local sino mundial: "Los capitales se trasladan con asombrosa facilidad a aquellos países con menor costo laboral, fomentando entre los gobiernos una competencia para ver quien es más eficaz en abatir los niveles de protección que los trabajadores de ese país pudieron conseguir. Se busca desarticular toda la estructura que tutela sus derechos, para mejorar la competitividad empresaria. Es así que se exportan los riesgos a poblaciones más vulnerables, de países en los que no hay mayores exigencias en materia ambiental y laboral, y de gestión de la seguridad y la higiene en el trabajo en particular". Todos esos ejemplos de "progreso capitalista" están en realidad edificados sobre una casi esclavización de millones de trabajadores...lo demás son cuentos!
Un punto sobre el cual podemos y debemos reflexionar es sobre si los Estados, los patrones y sus leyes pueden "cambiar" su actitud (siempre a favor de los explotadores) a partir de una presión de los obreros. Lo que estamos viendo por todo el mundo es una eliminación brutal de los gastos sociales de los estados (ataque a las pensiones, congelamientos salariales, retiros miserables, más años para la jubilación, más impuestos, etc.), pensamos que ello expresa que, ante la agudización de una crisis brutal e inédita del capitalismo como la actual que lleva más de 40 años profundizándose, el capital no tiene opción, debe atacar a las condiciones de los trabajadores si quiere sobrevivir en el mercado mundial. Es justamente en ese terreno donde la lucha de los trabajadores debe reflexionar sobre el fondo del problema, no se trata ya de "un salario justo por una jornada justa" (Marx), sino de la lucha por la abolición del trabajo asalariado. Es por ello que justamente los camaradas del CACI perciben así el fondo de la cuestión: "La legislación interna de los países que firmen la Carta Sociolaboral Latinoamericana debería también incriminar penalmente los actos de los empleadores que supongan un atentado contra la vida o la salud de los trabajadores. Ya hemos dicho que la inmensa mayoría de los siniestros laborales son evitables. Por lo tanto llamarlos "accidentes" constituye una inaceptable concesión del lenguaje. Siempre serán, en el mejor de los casos, lesiones u homicidios culposos".
Más la crisis golpea y se extiende, más los capitalistas "ahorran" en lo menos necesario, más "abaratan costos de producción" (pomposa manera como el capital llama a reducir costos de mantenimiento), con ellos los riesgos de accidentes y muerte se disparan (aumentaron los accidentes aéreos y de trenes los cuales son disfrazados por el capital como "accidentes humanos"). Ya que, como acertadamente lo dicen los compañeros del CACI: "El fin de lucro es absolutamente incompatible con la gestión de los subsistemas de la Seguridad Social en general, y con el de riesgos del trabajo en particular. El operador privado tiene un interés contradictorio con el de la víctima de un siniestro laboral. Con el agravante de que el natural conflicto que se plantea entre ambos, se resuelve en el marco de una abismal diferencia en la correlación de fuerzas".
Finalmente, no podemos sino apoyar en todas sus letras y en todo su contenido la única perspectiva que se puede proponer, a nivel histórico, a esta situación: "Los obreros de todo el mundo deben luchar no por una seguridad social dentro del capitalismo, sino por destruir este maldito sistema y sus instituciones sindicales y reformista, hoy más que nunca, ¡proletarios de todos los países Uníos contra el impuesto de sangre!".
En efecto, no se trata de reformar un sistema moribundo, se trata de derribarlo desde su raíz para empezar una verdadera historia de la humanidad. En ese esfuerzo estamos con el CACI.
CCI. 15 de marzo de 2010.
Con la mayor tristeza tenemos que informar a nuestros lectores de la muerte del compañero Jerry Grevin (quien también firmaba con las iniciales JG) en Estados Unidos. Sufrió un repentino ataque al corazón en la tarde del jueves 11 de febrero y murió inmediatamente. Para todos los camaradas, esto es un terrible golpe y especialmente para nuestros camaradas estadounidenses quienes trabajaron con él cotidianamente.
Muchos compañeros conocían al camarada Jerry más de 30 años y apreciaban su profundo compromiso y dedicación a la causa del comunismo que comenzó en su juventud a través de su activa participación en el movimiento anti- guerra de Vietnam, antes de que se uniera a la CCI en la década de 1970. En la CCI, el camarada ha estado en el corazón de la vida de la sección americana, incluso durante el difícil período que la CCI atravesó durante la década de los 90, y ha sido una fuerza motriz y entusiasta en el reciente desarrollo de nuestros contactos en Estados Unidos. Todos los camaradas que conocieron a Jerry también recuerdan su entusiasmo por la vida y su sentido del humor frente a todas las dificultades que la vida trae inevitablemente. La pérdida del camarada Jerry no es sólo una pérdida para la sección americana, es una pérdida terrible para toda la CCI y para nuestra clase.
Publicaremos un tributo más completo al camarada en nuestra prensa en breve. Mientras tanto queremos comunicar nuestra solidaridad a todos los camaradas de Jerry, familiares y amigos y nuestra determinación de continuar con el trabajo revolucionario en el que él creía tan apasionadamente.
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Como denunciábamos "Para llevar a cabo este ataque sin la menor traba, todas las fuerzas de la clase dominante se dividieron la faena: unos creando una división entre los electricistas en una estéril lucha interna entre facciones sindicales mediante elecciones. Unos más pintaron los ataques a las condiciones de vida como "ataques al sindicato y a las libertades democráticas"... y otros por su parte crearon un ambiente de linchamiento presentándolos como los "privilegiados". Ese panorama facilitó la estrategia para arrastrar a muchos obreros a una lucha visceral por la "defensa del sindicato", o bien, en la "defensa de la empresa y de la economía nacional", consignas que son una estrategia óptima para lograr que cualquier sector del proletariado olvide sus reivindicaciones como clase explotada." (Hoja volante publicada conjuntamente en octubre 2009 por: GSL, PAM y CCI). Este análisis se ha probado con creces en los meses recientes.
Ha sido el sindicato el encargado de dirigir el libreto de la trampa desde el principio, así lo demuestra su accionar cuando después de la manifestación del 15 de octubre del 2009 que mostró la existencia de una gran preocupación social y un sentimiento de solidaridad extendido entre los trabajadores, el SME maniobró para abortar esa dinámica promoviendo la controversia constitucional y los amparos contra los actos del gobierno, presentándolos como una continuidad de la lucha; pero en realidad, con ello se aseguraba de evitar cualquier respuesta genuina de los obreros encerrándolos en la fatua esperanza de que es posible utilizar las instituciones burguesas para defender los intereses proletarios.
En casi seis meses, el SME con la ayuda de sus congéneres se ha encargado de aislar, desmoralizar y desgastar a los trabajadores llamando a su "responsabilidad" y promoviendo la lucha legaloide para atarlos a la esperanza de la justicia burguesa y también para mantenerlos pasivos en "guardias" montadas en las puertas de las plantas cerradas o en las huelgas de hambre tan estériles como impotentes y desmoralizantes, desarrollando también una campaña pretendidamente combativa que promueve los amparos y pide la ayuda de diputados y "personajes notables". Un intenso trabajo para promover la esperanza en los personajes e instituciones burgueses y evitar que aparezca cualquier atisbo de lucha proletaria real basada en la confianza en sus propios medios y fuerza como clase. También, en los meses recientes ha estado promoviendo la consigna de "no pagar la luz" e interponer una "queja" ante la Profeco, pretendiendo con esto presionar al Estado y dándole el valor de una muestra de solidaridad de parte del resto de los trabajadores. No hace falta argumentar mucho sobre el hecho de que esta pretendida medida radical no daña en absoluto al Estado capitalista quien puede enfrentar en inmejorables condiciones a cada usuario aislado, como "ciudadano inconforme" cobrándole hasta la risa por esta "osadía".
De este tipo son las radicales formas de lucha de los sindicatos y en particular del sindicalismo independiente. Por ejemplo, en las semanas recientes ha arreciado la campaña sindical que llama a ocupar los centros de trabajo de la empresa para demostrar la fuerza de los trabajadores y presionar de manera "contundente" al Estado. Otro engaño más: en realidad el sindicato se asegura que los trabajadores se engañen con el cuento de recuperar sus espacios cuando en realidad lo que significa es que se asegura una total impotencia al quedarse aislados y pasivos en su rincón. Cuando el coraje y la combatividad era el sentimiento dominante, los piquetes de huelga, masivos y activos hacia otras fábricas no estuvieron presentes para ampliar, extender la lucha y generalizar así la resistencia obrera. Pero para que este accionar pueda presentarse se requiere como primera condición, que los trabajadores se libren de la tutela del sindicato.
La huelga nacional, una estrategia contra los trabajadores
El paro o la huelga nacional que promueven los sindicatos y que los medios burgueses presentan como una medida aparatosa, en realidad es una estrategia promovida desde las entrañas del Estado con varios objetivos en la coyuntura actual, entre los más importantes:
- retomar los propósitos antiobreros no sólo contra los electricistas sino hacia el conjunto de la clase obrera a la cual se busca dar el mensaje de que la lucha propia no tiene sentido y que lo único que puede hacerse es este tipo de procesiones sindicalistas que gritan muy fuerte toda suerte de peroratas radicaloides mientras las masas proletarias esperan pasivas los mandatos de los líderes sindicales;
- revitalizar al aparato sindical de manera que en su faceta de mártir recupere credibilidad, reforzando la idea entre los explotados de que estos órganos son los únicos con los que pueden contar para defender sus condiciones de trabajo y de vida en general y este tipo de acciones las únicas posibles que puede desplegar contra el capital.
- como remate, monta una "lucha sindical" que en realidad se trata de una acción preventiva que busca desfogar el descontento presente entre los trabajadores por los ataques recibidos a sus condiciones de trabajo y de vida, intentando evitar que, a plazo, los asalariados encuentren las formas de organización y de lucha propios que realmente puedan oponerse a las usurpaciones crecientes del capital e ir más allá, a plantearse la superación revolucionaria del capitalismo.
Las demandas que a esta convocatoria al paro les han sido impuestas por el sindicato, resumen bien la trampa montada: defensa de la economía "popular", respeto a la autonomía sindical, respeto pleno a la Ley Federal del Trabajo y la Constitución, por los derechos sociales: incremento del presupuesto para la educación, la ciencia y la cultura, no a la privatización del petróleo, el agua, los minerales y la electricidad, por la soberanía alimentaria, respeto a la autonomía y los derechos de los pueblos indígenas, contra la impunidad y la militarización, juicio político a Calderón, castigo a los violadores de los derechos humanos, por el regreso de los militares a sus cuarteles, etc., etc., todo un collage de exigencias que diluyen completamente las demandas genuinas de los trabajadores.
La única alternativa, luchar fuera de los sindicatos.
Los ejemplos de sabotaje antiobrero de los sindicatos son interminables. Los trabajadores para poder avanzar en sus luchas de resistencia y en su perspectiva revolucionaria, deben oponerse desde el principio a los sindicatos afirmando de manera decidida sus propios medios de lucha: la movilización masiva fuera de los cauces sindicales en los que la burguesía quiere conducir la lucha, y para hacerlo deben impulsar las Asambleas Generales, las huelgas masivas, los espacios de discusión y encuentro que den vida al calor de la unión y la solidaridad.
Que esto es posible lo demuestran los variados ejemplos de nuestros hermanos de clase que han sabido alimentar esta dinámica proletaria en varias regiones del mundo. Últimamente, los trabajadores de la empresa pública Tekel que monopoliza el alcohol y el tabaco de Turquía han dado otro ejemplo de que es posible desplegar la lucha obrera en contra de la explotación despiadada del capitalismo y que al hacerlo de manera genuina inevitablemente los trabajadores se enfrentan directamente con los sindicatos y, por lo tanto, contra el Estado de la burguesía. Resumidamente, la lucha de estos trabajadores ha demostrado una vez más, entre muchas otras cuestiones, que:
- los sindicatos están al servicio del Estado y de la Patronal,
- se puede recuperar la autorganización de los obreros frente a los sindicatos, los partidos políticos y el Estado,
- la lucha obrera puede anteponer el internacionalismo proletario frente al nacionalismo y la defensa de la empresa,
- es posible recuperar por el proletariado la confianza en sí mismo, en su fuerza y su capacidad de desarrollar sus luchas mas allá de las fronteras,
- es posible desarrollar sus luchas ampliándolas y extendiéndolas a otros sectores de trabajadores,
- es posible que los trabajadores, como los de Tekel, logren una toma de conciencia basada en el aprendizaje de las lecciones de sus hermanos de clase como parece ser el caso al encontrar muchos elementos que se han repetido en las luchas pasadas en Egipto, España, Grecia, China...
Los sindicatos, partidos políticos e intelectuales propulsores de la concordia nacional, insisten en que la "realidad mexicana" obliga a encontrar soluciones "propias"; con eso quieren imponer a la clase trabajadora una unidad con sus explotadores para la defensa de la nación, alejándolos así alejarnos de toda posibilidad de avanzar en un combate que ponga fin a este sistema. Por ello, hoy como en el pasado, debemos levantar vigorosamente la consigna internacionalista: ¡proletarios del mundo, uníos!
14-marzo-2010
Revolución Mundial
Sección en México de la
Corriente Comunista Internacional
El debate se plantea sobre 3 cuestiones en las cuales compartimos globalmente la posición desarrollada por el compañero JV.
1ª Cuestión: ESPAREVOL no es un grupo político
2ª Cuestión: Las generaciones proletarias de hoy necesitan la experiencia de la lucha histórica del proletariado
3ª Cuestión: El partido mundial arma indispensable de la revolución proletaria
ESPAREVOL no es un grupo político con unas posiciones definidas. Es algo diferente pero también muy necesario: un lugar de encuentro y debate donde compañeros de distintas posiciones (o que están en búsqueda de ellas), puedan intercambiar ideas y experiencias, puedan colaborar en todo lo que les sea posible, puedan romper las cadenas del aislamiento y la atomización que nos impone esta sociedad.
Se trata de un espacio absolutamente imprescindible en la situación actual que sirve tanto para combatir el aislamiento y la atomización que nos impone la podredumbre del capitalismo como para ir buscando entre todos mediante el debate y la colaboración fraterna respuestas a todo lo que nos plantea en la situación actual la lucha por una alternativa revolucionaria mundial.
Por tanto, en ESPAREVOL cabe totalmente el compañero Roi Ferreiro y sus intervenciones serán bien recibidas. El -como otros- puede exponer sin ninguna limitación sus posturas.
El proletariado es una clase histórica que tiene un pasado, un presente y, sobre todo, es portador de un porvenir revolucionario.
No es una clase que siempre empieza desde cero. No es como Penélope
Penélope: personaje de la leyenda griega que tejía por el día y destejía por la noche, empezando siempre de cero. que se pasa la vida tejiendo y destejiendo el vestido.
Lo que quisiera la burguesía es que el proletariado permaneciera eternamente atado a un presente enajenante y alienador. Que las generaciones actuales no comprendan que cuentan con la fuerza teórica y emocional que les da la experiencia de las generaciones que le precedieron. Que la generaciones actuales no logren recuperar su identidad de clase y por tanto que su combatividad y su inquietud ante la cruel situación presente, no logren insertarlas en la continuidad histórica del proletariado, una continuidad que une en un hilo firme el combate de las generaciones presentes con las generaciones pasadas y las generaciones futuras.
En particular, hay una experiencia fundamental para el proletariado que proporciona un material inagotable de lecciones: la Revolución de Octubre de 1917 y la oleada revolucionaria internacional de 1917-23.
Ese hito de la lucha histórica del proletariado, la burguesía pretende borrarlo cubriendo de oprobio a los bolcheviques, a los Soviets, estableciendo una continuidad entre la revolución y la contra-revolución estalinista que la aplastó desde dentro.
Al reclamar el estudio y el análisis crítico de Octubre 1917 y la oleada revolucionaria de 1917-23, no pedimos que se tomen como una receta infalible ni como una Biblia. ¡Todo lo contrario! Se trata de verlas como un jalón imprescindible para armarnos para la lucha actual.
Se trata de ver tanto sus puntos fuertes (la lucha internacionalista contra la guerra, la constitución de la Internacional Comunista, la formación de los Consejos Obreros etc.) y simultáneamente los puntos débiles que favorecieron la derrota (el aislamiento internacional en que quedó ahogada la revolución en Rusia y que llevó a la barbarie de la restauración capitalista perpetrada por el estalinismo; algunos errores que cometieron los bolcheviques y que llevaron a su degeneración oportunista la cual a su vez contaminó y acabó hundiendo a la Internacional Comunista etc.)
Tanto unos como otros nos proporcionan material para orientar el combate actual por la Revolución Proletaria Mundial. En ese combate es preciso utilizar la luz de esas lecciones para comprender los elementos históricos de nuestra época que se presentan de forma más extrema o distinta (o que resultan inéditos) para saber darles respuesta.
Si queremos tener futuro no podemos olvidar nuestro pasado como clase. El compañero Roi Ferreiro quizá tenga enfoques o aportes sobre el pasado del proletariado. Nos gustaría conocerlos. Sin duda, incluso aunque no estuviéramos de acuerdo, nos ayudaría a todos a comprender mejor.
La burguesía pudo hacer su revolución utilizando a las masas populares como ariete para derribar el poder feudal, mientras ella vivía cómodamente en sus palacios, sus fincas y sus gabinetes. La burguesía cuenta con el poder económico más absoluto, lo que le permite delegar tranquilamente la gestión de sus asuntos en una capa de políticos especializados que forman sus partidos políticos.
LA POSICION Y LA LUCHA DEL PROLETARIADO NO ES LA MISMA. El proletariado es una clase explotada y revolucionaria. Aspira a abolir toda explotación y por tanto a eliminar todo poder económico exclusivo. Por ello el Manifiesto Comunista pudo escribir que «el movimiento del proletariado es por primera vez en la historia el movimiento independiente de la inmensa mayoría en beneficio de la inmensa mayoría» y la Primera Internacional afirmó que «la emancipación de los trabajadores será obra de los propios trabajadores».
La clase obrera no puede delegar en ninguna minoría de especialistas la gestión de su lucha. No puede delegar en ningún partido el ejercicio de su poder revolucionario. Desde 1905 la clase obrera ha generado la herramienta para ejercitar colectivamente el poder: LOS CONSEJOS OBREROS (soviets en ruso).
Ahora bien, es un error deducir de ello que la clase obrera no necesita un partido político de clase. Este es imprescindible. El proletariado necesita las dos armas: el Partido y los Consejos. Son dos armas que no se pueden oponer o excluir la una de la otra. Se refuerza mutuamente.
¿Para qué necesita la clase obrera un Partido de Clase?
La clase obrera es una clase explotada y revolucionaria a la vez. Vive bajo la presión permanente de la ideología burguesa. No puede tomar conciencia de golpe y porrazo. Su toma de conciencia no es el producto mecánico de la crisis del capitalismo. El proletariado no es como el perro de Pavlov que reacciona ante el aguijón de la crisis. Esa visión lo reduce a una masa informe y desarticulada. Es una ofensa a la dignidad y al criterio propio de los obreros.
Por otra parte, las luchas inmediatas proporcionan experiencias para la toma de conciencia obrera. Pero no son el único lugar de dicha toma de conciencia y tampoco son necesariamente el mejor.
La conciencia de la clase es un producto histórico y mundial. Surge de su lucha de clase histórica y mundial que dura más de 2 siglos.
Esa lucha de clase no se limita al combate económico. Tiene 3 dimensiones:
- La lucha económica contra la explotación
- La lucha política por abolir la explotación
- La lucha ideológica para darse un pensamiento, una visión del mundo, un proyecto histórico como clase.
Esa conciencia no reside en todos y cada uno de los individuos obreros sino que es el producto de un combate político cuya expresión de vanguardia son los comunistas internacionalistas, las minorías revolucionarias segregadas históricamente por el proletariado. Es decir, las fuerzas que constituyen o pueden acabar constituyendo el Partido Mundial de Clase.
Estas minorías deben mediante el debate, la clarificación y la participación activa en las luchas de la clase, agruparse, unificarse, desarrollar el arma de la teoría revolucionaria. Sin teoría revolucionaria no puede haber vanguardia revolucionaria ni lucha revolucionaria.
Hay compañeros que rechazan el partido porque asocian partido a los partidos de la burguesía. Efectivamente, hay que rechazar la práctica, la ideología, el funcionamiento, el tipo de relaciones, de los partidos burgueses, sea cual sea su coloración ideológica: fascista, derecho liberal, centro, "socialista", estalinista etc. Todos esos partidos están cortados por el mismo patrón en cuanto a objetivos, medios, modelo organizativo, funcionamiento, comportamiento etc.
Ahora bien, no podemos tirar el niño con el agua sucia. Las aguas pestilentes en las que se refocilan los partidos burgueses no pueden justificar el rechazo del partido proletario.
El Partido del proletariado no tiene la misma función que los partidos de la burguesía. Los partidos de la burguesía son aparatos burocráticos porque su fundamento es la delegación del poder y tienen como finalidad el control político, ideológico y físico de los proletarios y de otras capas sociales oprimidas.
En cambio, el partido del proletariado no parte del principio de la delegación del poder porque no tiene como fin conquistar el poder en nombre de la clase ni auto-proclamarse su representante. Su función es contribuir en primera línea al desarrollo de la lucha, la unidad, la conciencia, del proletariado. Participa en la generalización en el conjunto de la clase de la conciencia, los fines y los medios de su combate.
Como su función es completamente diferente y diametralmente opuesta a la de los partidos burgueses, la estructura, el funcionamiento, los fines y los medios, los relaciones con la clase, del partido mundial del proletariado, no se parecen en nada y son totalmente opuestos y diferentes a los partidos de la burguesía.
De todo eso deberíamos discutir porque hay una cosa que está clara: el compañero Roi Ferreiro aporta a la clase obrera unas posiciones y se da una forma de organización. ¡Esa es una labor de partido aunque no lo quiera llamar así! Habría pues que discutir cual es la función de los revolucionarios, cómo deben funcionar, cual ha sido la experiencia de partidos que se ha dado a lo largo de la historia, el proletariado.
Todo ello nos llevará a una clarificación.
Esperamos que se anime un debate.
Saludos comunistas
CCI 22-3-10
Saludos,
Hasta ahora me habéis estado enviando mensajes del "Espacio Revolucionario" a una dirección
Quiero deciros dos cosas y envio también este mensaje a la lista de destinatarios sólo con objeto de comunicarles la misma aclaración:
1) Esta dirección de e-mail hace tiempo que está abandonada, la única vigente actualmente es otra.
2) Reconozco la buena intención en hacerme llegar los mensajes del "esparevol", pero dada la que parece ser vuestra orientación política e ideológica general, no entiendo por qué me seguís enviando vuestra correspondencia.
Cuando desde el Círculo Internacional de Comunistas Antibolcheviques, Ricardo Fuego y yo mantuvimos discusiones con la gente de Democracia Comunista y en el Foro Luxemburguista, ya quedaron claras nuestras diferencias profundas en todo tipo de materias -además de una falta de capacidad de debate por vuestra parte.
Es obvio que, desde el momento en que nuestras posiciones se identifican con las del comunismo de consejos, nada tenemos que ver con ningún género de neoleninistas como vosotr@s, salvo quizá para intercambiar información sobre luchas o acontecimientos.
Además, leyendo vuestros textos y valorando tanto su forma como su contenido, dudo que podáis contribuir al desarrollo de un nuevo movimiento proletario. No se puede escribir como hace 40 o 80 años, hablando del Partido y la Clase además, y creerse que hay quienes -siendo sensatos- os tomarán en serio.
De modo que, todo lo que veo, confirma lo que pude apreciar en nuestros primeros contactos. Para construir un nuevo movimiento revolucionario es necesario el pensamiento creativo, la renovación teórica, la capacidad programática, estratégica y táctica, y francamente, de todo eso veo muy poco. Seguís creyendo en la "Dirección", solo que en el altar habéis puesto a Luxemburg en lugar de a Lenin, o sea, tenéis una versión más "mariana" del mito bolchevique.
Y acabo. Esto es lo mínimo que debo deciros, y no pretendo ser insultante. Si reaccionáis y agudizáis la mirada sobre vosotr@s mism@s, intuitivamente todo esto es de lo más evidente y por este camino tendréis la oportunidad de liberaros de tanto peso muerto y de aportar algo para construir el movimiento del futuro. Si no, seréis otra secta de ultraizquierda más, que no hará otra cosa que reeditar lo que ya está muerto hace décadas. Buscar la inspiración en el pasado, en lugar de hacerlo en la vivencia del presente y la apertura al futuro, es algo propio de quienes se engañan a sí mismos y acuden a las teorías radicales caducadas buscando una sensación de seguridad y sentido que acalme su ansiedad, su desesperación, y al mismo tiempo les confirme en ella. La justeza de la lucha no dice nada sobre la justeza del camino escogido.
Un abrazo.
Roi Ferreiro
Roi Ferreiro:
Tu mail, por muy respetuoso que sea en la forma, rebosa de prejuicios y errores que me obligan a responderte.
En primer lugar te equivocas cuando hablas de la orientación política e ideológica general, ya que en Esparevol ni siquiera se ha llegado aún a eso (en parte de esto se pretende debatir en abril). Todo lo que hay son contribuciones de distintos compañeros (entre los que me incluyo) que de ningún modo son producto de todo el grupo. Que yo sepa, de momento Esparevol no ha asumido como colectiva la autoría de algunos textos a título particular.
Dices que "no se puede escribir como hace 40 u 80 años", que buscamos "la inspiración en el pasado" o que acudimos a "teorías radicales caducadas". ¿Por qué escribimos como hace 40 u 80 años? ¿Porque hablamos de clase y partido? ¿Por qué nuestras "teorías radicales" están caducadas? ¿No te das cuenta de que transmites exactamente la misma visión que difunde la burguesía sobre "lo pasado de moda" que está el comunismo?
De todas formas no me sorprende tu reacción, formando parte de un Círculo Internacional de Comunistas Antibolcheviques cuyo nombre, aparte de chirriar, es una contradicción en sí mismo. Ya no se trata de superar o criticar de forma constructiva el legado de los revolucionarios del Imperio ruso que consiguieron elevar al proletariado en clase dirigente. No, ahora la moda es ser "antibolchevique" (con un contenido rabiosamente anticomunista). No tendría nada de extraño si no fuera porque "antibolchevique" va precedida de "comunista". Me deja pasmado semejante nivel de oportunismo y confusión. ¿Qué será mañana? ¿Comunistas antiproletarios? ¿Cómo se puede renegar, desde un supuesto comunismo, de uno de los mayores y mejores legados del Movimiento Comunista Internacional?
Los proletarios no podemos construir el comunismo si antes no hemos aprendido las lecciones del pasado. Igual que desde pequeñitos nos enseñan eso de que sin conocer la historia no se puede construir el futuro en mejores condiciones, el proletariado no puede derribar el capitalismo si no conoce sus experiencias de lucha e intentos de construcción de un orden social radicalmente nuevo. Pero tú reniegas de la historia, no entiendes que nuestra clase es una clase histórica, que no puede tirar a la basura -como haces tú- dos siglos de luchas, experiencias y teoría (de las que, paradójicamente, los consejistas escribieron estimulantes páginas de nuestra historia).
No ponemos en el altar a nadie, ni a Lenin ni a Rosa Luxemburg ni a Chiquito de la Calzada. Lo que hacemos los que hemos escrito contribuciones en este sentido es rescatar lo mejor del pensamiento y la acción de los grandes revolucionarios, al igual que de las grandes experiencias del movimiento obrero y comunista.
El capitalismo no va a ser destruido por la explosión de "consejos obreros espontáneos", sino por la construcción de un potente movimiento POLÍTICO que se base en la unión de la lucha de clases y los elementos más avanzados de esta. Si quieres seguir con el mito anarco-consejista de que queremos "dirigir" a los obreros para oprimirlos de otra manera (nada más y nada menos que "neoleninistas" nos llamas, no entiendo tanta obsesión patológica por Lenin), allá tú, pero desde luego LA HISTORIA demuestra que, sin una organización conectada con la clase preparada para llevar al proletariado al poder, la burguesía seguirá frotándose las manos.
Termino. Yo tampoco entiendo cómo se te siguen mandando mails. Desde luego has sido honesto y has pedido lo mínimo que podías pedir. Espero que se tomen medidas y no se te sigan enviando más mails. Nada más.
Por el triunfo de la clase obrera, por el comunismo.
J. de Sevilla
El día 14 de marzo ha tenido lugar una Reunión Pública de la CCI en la ciudad de Monterrey, en México; en ella ha asistido el Grupo Socialista Libertario y algunos camaradas que aunque forman aún un número pequeño, abarcan las diversas generaciones que forman hoy a nuestra clase. El tema sobre el que se convocó fue: "Avance de la crisis económica y las movilizaciones obreras en Grecia y España". La presentación y la discusión al profundizar bajo estos aspectos, reconoce la similitud en los ataques y las trampas que enfrenta el proletariado en México, por lo que la discusión se orientó hacia el análisis de los ataques y trampas que vienen sufriendo los trabajadores de la electricidad. En ese sentido la Reunión decide pronunciarse ante estos problemas, con la intención de que el conjunto de la clase trabajadora incorpore en su reflexión las ideas que otros proletarios realizan, lo cual puede permitir tener un mejor balance de las experiencias y destacar las lecciones.
1. La crisis que azota al capitalismo lleva a que la clase dominante ponga en práctica medidas que golpean de forma profunda las condiciones de vida de los asalariados; esta situación no es propia de México, por todo el mundo se vienen practicando programas que elevan los niveles de explotación, intentando con ello recuperar y proteger la ganancia capitalista. En ese plano se encuentran las políticas que se anuncian en España y se aplican en Grecia, pero también los ataques en México, elevando precios e impuestos y despidiendo masivamente a trabajadores, como se ha hecho con los electricistas y mineros.
2. Los gobiernos de derecha e izquierda son enemigos de los trabajadores. En México ha sido un gobierno de derecha quien ha aplicado medidas violentas en contra de los asalariados, pero en España y Grecia, que están gobernados por partidos de izquierda, se aplican programas semejantes. Derecha e izquierda orquestan ataques que sólo buscan acrecentar la explotación y degradar la vida obrera. A los gobiernos de derecha o de izquierda sólo les preocupa saciar las ansias de ganancia. Es por eso que los trabajadores no pueden tener esperanza en que sus problemas se resuelvan con un simple cambio de gobierno.
3. El despertar de la combatividad proletaria de frente a los ataques de la burguesía, lleva a que se busquen construir trampas que nulifiquen el descontento y la fuerza de las movilizaciones de trabajadores. Un caso ejemplar es estas prácticas está presente en los sucesos de la Compañía de LyFC, donde el sindicato secunda los ataques del gobierno mediante mañas y trampas. Fue notorio el esfuerzo del sindicato por aislar a los electricistas del conjunto de la clase, imponiéndole consignas ajenas a sus intereses, como es la "defensa de la empresa estatal", "la economía nacional" o "el sindicato", pero también desmovilizando con el encadenamiento en la esperanza en que las leyes o amparos pudieran ayudar y dar solución.
4. La defensa de las condiciones de vida por parte de los trabajadores es ya, en sí, una critica al sistema que está basado en la separación entre propietarios de medios de producción y asalariados, pero además para que estas expresiones muestren la fuerza real de los proletarios, requieren estar bajo el control de los mismos trabajadores, sin dejarles el control a los sindicatos de todo pelaje y sin permitir que estas se desvíen hacia caminos cerrados como el de las urnas.
5. El llamado que hizo el SME para usar los amparos como mecanismo de solución, las movilizaciones que encabezó y encabeza, acarreando a los trabajadores sin permitirles tener un real acercamiento, los esfuerzos por someter el descontento y plegarlo frente a algún partido, diputado o personaje, son muestra de que el SME -como todos los sindicatos, sin excepción- no es una estructura proletaria pues su labor ha sido la de evitar la solidaridad, hacer pasar los despidos y expandir la desmoralización. Por eso la insistencia del SME en llamar a defender al capital estatal y querer usar a los trabajadores como carne de cañón, "recuperando instalaciones" y empujando hacia enfrentamientos con la policía, aunque parece una práctica radical, no es sino una provocación que profundiza la trampa en la que ha envuelto a los trabajadores.
6. Ante los ataques directos de los gobiernos y las trampas tejidas por la estructura sindical, los trabajadores deben de reflexionar sobre su condición de explotados y de las capacidades que tienen como clase cuando se unen y organizan. Las experiencias de las huelgas de Turquía (de diciembre-enero) son una muestra de cómo el proletariado puede luchar por encima de la estructura sindical, exponiendo así su verdadera fuerza.
14-marzo-2010
El viernes 5 de febrero tuvo lugar la segunda Reunión Pública que la CCI ha celebrado en la ciudad de Quito. Fue sobre el tema "¿Qué es el marxismo?". Para los compañeros que tratan de reflexionar sobre la perspectiva que puede ofrecernos el capitalismo y la alternativa revolucionaria, éste es un tema que les preocupa: ¿la teoría marxista permite una crítica y una reflexión para plantear una perspectiva revolucionaria? ¿Es un arma de combate? ¿Los principios que defiende el marxismo, sobre la naturaleza revolucionaria de la clase obrera, sobre la perspectiva del comunismo, sobre el internacionalismo, etc., son las bases para desarrollar un proceso revolucionario e intervenir en él?
La burguesía es consciente de que el marxismo suscita el interés de estas minorías que son expresión del esfuerzo de la clase obrera para comprender la situación y organizar su lucha, y por eso hace todo lo posible para presentar a Marx y sus trabajos como algo desligado de la lucha de la clase obrera, como la obra de un "economista" en el mejor de los casos, o de un visionario doctrinario en el peor.
La concurrencia a la reunión fue testimonio del interés que suscitaba. Acudieron compañeros que conocen bien nuestras posiciones y otros que era la primera vez que las escuchaban. Vinieron simpatizantes del medio anarquista y también activistas de las reivindicaciones indígenas en Ecuador. Por invitación expresa nuestra, acudió una representación del Núcleo Proletario en el Perú (NPP); y también llegaron algunos miembros del grupo que envío a la sección de comentarios en nuestra Web el texto "La Reforma no es revolución", los Comunistas Integrales.
El debate fue muy animado y fraternal. Prácticamente todos los asistentes intervinieron para presentar sus posiciones y apoyar o rebatir lo que decían otras intervenciones. Las reuniones de debate en el seno de nuestra clase, no pueden ser como los actos universitarios o los pretendidos "coloquios" a los que estamos acostumbrados, donde un conferenciante no deja de hacer un monólogo durante toda la reunión, para en los últimos minutos, permitir que se le hagan algunas preguntas que sirvan de excusa para seguir con el monólogo. Ahí no hay debate que valga, sino repetición ad nausean de las posiciones de un intelectual o de un partido político. Para que pueda haber una verdadera discusión tiene que haber confrontación de posiciones, argumentación, reflexión, con la participación activa de los asistentes.
Los comunistas integrales, traían al principio de la reunión, ciertos prejuicios sobre el supuesto "dogmatismo" y estrechez de miras de muchos grupos que se reivindican del "marxismo"[1]; sin embargo la reunión acabó ganándolos para el debate y los compañeros escucharon y argumentaron y después de la reunión continuaron la discusión en el ambiente distendido y fraternal de una comida con muchos de los asistentes.
La delegación del NPP tuvo tanto impacto en la reunión como ellos mismos reconocieron haber sido impactados por ella. La presencia de compañeros de otro país, que vinieron expresamente a debatir con las minorías que surgen en Ecuador, su voluntad de argumentar y transmitir su experiencia, mostraban en la práctica qué significa el debate internacional, el reagrupamiento de las minorías que segrega la clase.
La discusión planteó diferentes sujetos de discusión.
Los compañeros que habían estado vinculados a la intervención en la temática indígena, plantearon inicialmente que, según ellos, se deberían abordar las cuestiones partiendo de la situación en Ecuador, que habría que ser más concretos: «Venimos buscando perspectivas, es real, pero hay cosas sueltas. Es mejor ver las cosas desde Ecuador para así hablar del marxismo, ¿qué luchas hay y ha habido en Ecuador?»
Este planteamiento desencadenó un verdadero aluvión de intervenciones en defensa del internacionalismo como un principio básico del proletariado. No se negaba la necesidad de ser concretos y analizar la lucha de clases en Ecuador, pero se insistía en la necesidad de abordarlo desde un análisis internacional de la relación de fuerzas entre las clases.
Se dijo que uno de los grandes errores de los años anteriores había sido considerar la situación en los países latinoamericanos desde el prisma regional, lo que había conducido al "antiimperialismo" y la guerrilla, etc.; mientras que las minorías que surgen actualmente como expresión de la clase obrera se asientan en una visión internacionalista.
Los mismos compañeros negaron la defensa del nacionalismo, aunque insistieron en sus preocupaciones sobre qué hacer en lo inmediato, mostrando así que buscaban realmente posicionarse en un terreno proletario, defendiendo el internacionalismo, sin renunciar a debatir sus convicciones: «No defiendo el nacionalismo, todos sufrimos es verdad. Queremos que se vean las cosas desde nosotros, no desde la huevada crítica sino desde la práctica concreta».
Se hizo una crítica del inmediatismo, que bajo la apariencia de "ser prácticos y efectivos", conduce en realidad a las opciones políticas de la burguesía, porque lo práctico y lo concreto en el totalitarismo estatal es la ocupación de todo el terreno por las fuerzas de la burguesía. Una reflexión e intervención internacionalista no excluye la práctica concreta de participación en las luchas y denuncia de las maniobras de la burguesía, pero parte de un análisis de la relación de fuerzas entre las clases y de la perspectiva.
Las conclusiones señalaron igualmente la defensa del internacionalismo: «Se ha defendido el carácter internacional y revolucionario del proletariado, sujeto de la lucha revolucionaria y portador de la consciencia de clase necesaria a esa revolución». Los compañeros que habían planteado la cuestión "nacional" nunca habían oído hablar del marxismo y del internacionalismo sino por voces de sus mayores enemigos, estalinistas, maoístas e izquierdistas de todo pelo. Así, al final ellos y todos los participantes, manifestaron su entusiasmo por conocer mejor las posiciones y el método de la izquierda comunista.
Diferentes intervenciones, desde diferentes puntos de vista, plantearon la cuestión de qué posición tomar ante la lucha de los indígenas, o también de las mujeres, puesto que algunas de las asistentes habían participado antes en movimientos feministas; por otro lado, las intervenciones de los Comunistas Integrales tendían a considerar proletario a cualquier capa o sector social, e incluso individuos aislados, que se opusieran al capitalismo.
Pero como planteó el Manifiesto Comunista y como muchas participaciones expresaron, de todas las clases y capas que se oponen al capitalismo, solo el proletariado es revolucionario, y esto no por capricho de alguien ni por ningún tipo de carácter mesiánico de nuestra clase sino por su concreto papel dentro del proceso de producción; se dijo que otros sectores como los pequeños propietarios pueden estar oprimidos por los grandes capitales, pero que su lucha contra ellos no es más que expresión de la competencia capitalista; o los campesinos, que se resisten a convertirse en proletarios, o los indígenas que viven en comunidades marginadas..., sus luchas no plantean una confrontación y superación del capitalismo, sino una tentativa de aislarse de él o incluso, integrarse.
Durante la reunión varios elementos defendieron la posición de que sólo el proletariado, que es una clase producto del desarrollo histórico -una clase expresión del trabajo asociado y de la naturaleza social de la humanidad, cuya explotación es la negación de toda humanidad, que convierte a los seres humanos en mercancías-, al reivindicar sus necesidades humanas, plantea la negación de la relación mercantil, y por tanto de la apropiación del trabajo ajeno y de la propiedad privada de los medios de producción, para dar paso a su apropiación colectiva social. Sólo la lucha del proletariado contiene una alternativa al modo de producción capitalista.
Por las mismas razones, se argumentó que la lucha obrera contiene igualmente la lucha contra toda forma de opresión y alienación. En este sentido, la lucha parcial contra la opresión de la mujer, o la enajenación religiosa, no cuestiona la causa material, real, de esas alienaciones; es una lucha ideológica, en el terreno de la conciencia personal; mientras que la lucha revolucionaria del proletariado confronta la causa en la práctica de esas opresiones.
«La propiedad privada material, inmediatamente sensible, es la expresión material y sensible de la vida humana enajenada. Su movimiento -la producción y el consumo- es la manifestación sensible del movimiento de toda la producción pasada, es decir, de la realización o realidad del hombre. Religión, familia, Estado, derecho, moral, ciencia, arte, etc., no son más que formas especiales de la producción y caen bajo su ley general. La superación positiva de la propiedad privada como apropiación de la vida humana es por ello la superación positiva de toda enajenación, esto es, la vuelta del hombre desde la Religión, la familia, el Estado, etc., a su existencia humana, es decir, social. La enajenación religiosa, como tal, transcurre sólo en el dominio de la conciencia, del fuero interno del hombre, pero la enajenación económica pertenece a la vida real; su superación abarca por ello ambos aspectos.»
«... y esto es así porque toda la servidumbre humana está encerrada en la relación del trabajador con la producción, y todas las relaciones serviles son sólo modificaciones y consecuencias de esta relación». (K. Marx, Manuscritos de Economía y Filosofía, 1844)
Muchos compañeros mostraron de forma sencilla y clara, que comprendían bien estas cuestiones aparentemente tan complicadas. De hecho se podría decir que este fue uno de los puntos fuertes de la reunión, puesto que mayoritariamente los participantes expresaron una confianza en el proletariado y su naturaleza revolucionaria.
No podemos dejar de citar algunas intervenciones[2], como esta, que planteó «Me he llegado a identificar con el proletariado y los de mi familia que estudian son asalariados también, yo sólo tengo mano de obra para ganarme la vida. El marxismo no excluye, es la totalidad de la transformación, los hijos de los indios vienen a ser asalariados cuando llegan a la ciudad, en el campo mismo hay asalariados del campo. Proletarios hay en todo el mundo, salen de su comunidad y se proletarizan no tienen nada más. Estoy aquí por lo total, por la transformación de todo, no por reivindicaciones parciales sino por cambiar todo el mundo, por eso estoy aquí».
Y también otras que insistían en estas cuestiones:
«Es a partir de que nos reconocemos como explotados que podemos luchar. Este debate y el sufrimiento que vivimos es lo que nos lleva a reconocernos y luchar conscientes. Defiendo el marxismo porque es crítica de la experiencia.»;
«Las etnias son estrategias para negarnos, son falsas identidades».
El NPP contribuyó aportando su propia experiencia: «No hemos podido defender nuestras posiciones, pedimos más tiempo para exponer. Somos una misma clase que lucha, hemos sido engañados con el Maoísmo, con Mariátegui. Hay trabas como la raza, el indio, la mujer. Queremos hacer un trabajo que cambie el sistema y para eso debemos ver la realidad. Hay que romper con todos los grupos traidores.»
También las conclusiones apuntaron en esta dirección:
«La discusión ha concluido que es necesario mirar desde un punto de vista propio de la clase obrera, que recoja la experiencia de su trayectoria histórica de luchas, que analice la realidad para lograr el cambio que queremos. Nosotros y algunos otros compañeros llamamos a ese punto de vista Marxismo, otros prefieren llamarlo teoría revolucionaria»[3].
Las prevenciones de los Comunistas Integrales frente a los fantasmas del dogmatismo en la reunión (y en general en las posiciones de la CCI) provocaron que ésta se iniciara con una primera intervención suya en la que leyeron un artículo del número 2 de la publicación "Cuadernos de la negación"[4] (editada en Argentina): ¿Comunismo? ¿Anarquía?
Los aspectos de la cita que se retomaron luego en la discusión fueron la crítica de los diferentes "ismos" que hacen del marxismo una ideología "de izquierdas" del capital, en lugar de un arma de la lucha revolucionaria, y la cuestión del comunismo "integral".
Lo cierto es que esta intervención provocó un poco de perplejidad en la sala, porque mientras que formalmente se presentaba como una crítica radical, una especie de declaración que habría de servir para separar claramente el terreno de la reunión del terreno en que se situaban los Comunistas Integrales, en realidad se apuntaba y disparaba contra posiciones que, no sólo no eran ni son las de la CCI y que por ello nunca se habrían planteado en la presentación, sino que ésta había combatido expresamente: «El marxismo no es un mero análisis económico, que es a lo que el "marxismo universitario" y la mayoría de autores burgueses tratan de reducirlo... El marxismo tampoco es una doctrina que tiene respuestas para todo. No pretende reglamentar y pontificar sobre todo lo divino y lo humano. Así lo suelen vender los regímenes estalinistas de los Stalin, Mao, Castro, etc., que presentan un "marxismo" en cuyo nombre nos dictan todo lo que tenemos que hacer, desde que nos levantamos hasta que nos acostamos, para mejor sujetarnos con mano de hierro a su régimen de explotación... El marxismo nada tiene que ver con las ideologías de capitalismo de Estado, nacionalismo, control y manipulación de las masas que profesan organizaciones de izquierda y extrema izquierda que exhiben hasta la nausea su etiqueta "marxista" sin haber leído probablemente una línea de Marx».[5]
No era pues a la CCI, ni a la reunión, a quien había que disparar y herir de muerte. Así que no nos queda más que decir que... "los muertos que vos matáis, gozan de buena salud".[6]
Otra cuestión que se planteó fue la referencia al comunismo como un combate permanente en la práctica, como "un movimiento real", que además significa un combate "integral", contra todos los aspectos de la explotación.
Ante esto la discusión expresó que el comunismo como combate permanente en la práctica se ve, en algunas tendencias del medio anarquista en particular, como una actitud personal que parte de la vida de cada uno, y que se plantea la búsqueda de una vida cotidiana liberada, que incluiría desde el rechazo a la explotación (y por tanto, al trabajo asalariado), hasta la "liberación" de la alienación en las relaciones sociales, pasando por una lucha cotidiana de sabotajes a entidades bancarias o firmas comerciales, etc.
Muchas intervenciones argumentaron que el marxismo también plantea el comunismo como un movimiento real y permanente, pero en un sentido distinto. Desde que Marx y Engels se adhirieron al combate del proletariado habían planteado claramente esta cuestión. Incluso algunas participaciones expusieron que, de hecho su evolución desde la democracia radical hacia la lucha de la clase obrera, hacia el comunismo, no fue un gesto romántico ni idealista, sino profundamente materialista, resultado de comprender que sólo la lucha de la clase obrera podía plantear una perspectiva comunista.
«Para nosotros, el comunismo no es un estado que debe implantarse, un ideal al que haya de sujetarse la realidad. Nosotros llamamos comunismo al movimiento real que anula y supera al estado de cosas actual. Las condiciones de este movimiento se desprenden de la premisa actualmente existente. Por lo demás, la masa de los simples obreros -de la fuerza de trabajo excluida en masa del capital o de cualquier satisfacción, por limitada que ella sea- y, por tanto, la pérdida no puramente temporal de este mismo trabajo como fuente segura de vida, presupone, a través de la competencia, el mercado mundial. Por tanto, el proletariado solo puede existir en un plano histórico-mundial, lo mismo que el comunismo, su acción, solo puede llegar a cobrar realidad como existencia histórico-universal.»[7] (Subrayados nuestros)
Los compañeros señalaron que entendían y compartían la naturaleza histórica y mundial de la lucha revolucionaria. Es cierto que esa lucha tiene que concretarse en combates políticos, huelgas, manifestaciones, discusiones y reflexión..., pero si se pierde de vista esa unidad entre lucha inmediata e histórica, ambas acaban oponiéndose, como en el reformismo, donde "el movimiento lo es todo y el fin no es nada", o en el utopismo, donde el comunismo sólo es una quimera.
La otra cuestión que se desprende de lo anterior y que también fue discutida en la reunión, es que la lucha revolucionaria es colectiva, de clase y que si bien es cierto que en el proletariado se cumple que su lucha por las necesidades más inmediatas plantea en germen potencialmente una perspectiva revolucionaria, esa lucha es asociada, colectiva y solidaria. Sin embargo, si se extrapola esa cuestión a cada uno de los proletarios tomado individualmente, en el terreno en que cada cual es una víctima de la presión de la ideología burguesa, en el terreno de la competencia, entonces su lucha por las necesidades inmediatas, por "buscarse la vida", no conduce a una lucha revolucionaria, sino a menudo a "buscarse un huequito" en el capitalismo. Así, a lo largo del debate se planteó que la entrega a la lucha por el comunismo no es un sacrificio, al contrario, permite llevar una vida lo más humana posible, combatiendo contra la alienación; pero que eso no significa necesariamente que te vaya bien en la vida dentro del capitalismo y el mejor ejemplo es el propio Marx[8].
Por otra parte, respecto al comunismo "integral", el marxismo nunca se ha vuelto de espaldas ante ningún problema humano. Como se planteó en la presentación: «Ciertamente el marxismo no se limita, ni a la política, ni a la economía. Marx hizo suya la divisa del esclavo romano Terencio que dijo que "nada humano me es ajeno". Pero no lo hace para establecer leyes, doctrinas y reglamentos que encadenen a los explotados, sino para animar su reflexión, su búsqueda, su criterio colectivo e individual».[9]
Pero el marxismo, como diversas intervenciones desarrollaron, no parte de las necesidades, o los problemas concretos tal y como se plantean en la vida alienada en el capitalismo, porque en esas circunstancias éstos están completamente desfigurados, sino que parte de la crítica radical al capitalismo, de la lucha revolucionaria, para comprender en ese marco las necesidades humanas.
Otra cuestión que se planteó por la intervención de los Comunistas Integrales y la presencia de elementos anarquistas fue el tema marxismo-anarquismo. En la reunión se abordó ampliamente el tema para plantear que el proletariado no es obligatoriamente marxista por naturaleza y que en la historia del Movimiento Obrero el anarquismo ha expresado en diferentes ocasiones, la opción política de sectores de la clase obrera.
Preferentemente, se comentó el caso de la Iª Internacional, donde la corriente proudhoniana representaba una tradición histórica en el movimiento obrero, ligada a sus orígenes. También se dijo que frente a la Primera Guerra mundial, a pesar de que minorías como Kropotkin y los firmantes del Manifiesto de los 16 apoyaron la guerra, igual que algunas corrientes anarcosindicalistas como la CGT (que se sumaban así a la ignominia de la traición de la socialdemocracia), una mayoría de grupos anarquistas denunciaron su naturaleza imperialista y se implicaron en la lucha revolucionaria, como la CNT española o la FORA argentina, etc.
De hecho, tanto en Alemania como en Rusia y Hungría, fracciones anarquistas se sumaron a la formación del partido revolucionario, y la misma CNT participó en la IIIª Internacional.
Se concluyó así, que la diferencia esencial entre el anarquismo internacionalista[10] y el marxismo no está pues en su naturaleza de clase, sino en el método para analizar e intervenir en la realidad. Sobre estas diferencias de método, los defensores del marxismo argumentamos que para nosotros, mientras que el marxismo se basa en un análisis materialista histórico, dialéctico, que considera las condiciones de la revolución según la evolución de las contradicciones objetivas del capitalismo y las condiciones subjetivas de la toma de conciencia en la clase obrera, el anarquismo considera que la revolución es posible siempre en cualquier circunstancia y que basta con la voluntad de acción[11].
Muy valiosa fue también en este punto, la contribución del NPP: «Todos luchamos por el comunismo pero sí importa el programa, que es histórico. El capitalismo es en esencia el mismo desde que surge pero hay etapas y se requiere la condición de decadencia para abolirlo. Les invito al estudio y a entender y ver el programa. Nosotros en Perú ponemos todo en duda y desconfiamos de todo, estudiamos a partir de la historia. Hay que debatir, luchar como clase por el comunismo».
Si hay que destacar algo de esta reunión rica en debates, es precisamente eso, la voluntad de discutir, de participar. Hubo, como dijo alguien, «un verdadero huracán de participaciones y reflexiones entusiasmantes y profundas». Nadie quería separarse ni dejar de discutir. Se invitó a los asistentes a una jornada de discusión para el día siguiente, y la mayor parte de los asistentes fuimos a comer juntos continuando el ambiente fraternal y de compartir y debatir. Algunos compañeros que no pudieron quedarse expresaron que se habían encontrado a gusto en la discusión, que volverían. Nadie tenía apuro de plantear sus preocupaciones como le salían y así, de la manera más sencilla muchas veces, se trataron problemas profundos. Esa humildad, llena al mismo tiempo de coraje y de voluntad de ir al centro de las cuestiones, propia del proletariado, creó un ambiente de entusiasmo y de vida colectiva. Como lo planteó el NPP «Estamos muy emocionados y llevaremos este debate a nuestros compañeros. Hay que fortalecer los lazos de las minorías para la revolución. Nosotros venimos de Perú como proletarios.»
Todo ese ambiente trató de reflejarse en unas conclusiones de la reunión, que son apenas un esbozo de lo que hubo realmente, pero que sirven al menos para que todos los participantes se vean reflejados en ellas:
- «Se destaca la capacidad del debate como instrumento del proletariado en su camino hacia la clarificación, el desarrollo y fortalecimiento de su consciencia de clase necesaria para el asalto revolucionario y el triunfo de la perspectiva comunista»,
- «Se destaca que la reunión de hoy estuvo fuertemente marcada por un interés genuinamente proletario por reflexionar la realidad con miras a su transformación que para todos los presentes se muestra como una necesidad evidente e imperiosa»,
- «Afirmamos que tenemos la necesidad, como proletarios, del debate, de la clarificación y la profundización que sólo pueden ser los resultados del ejercicio colectivo, del desarrollo de un medio de discusión realmente colectivo, fraterno, honesto y comprometido con la transformación de la sociedad, es decir, nuestra reflexión parte de una convicción militante de lucha».
Sin duda la reunión respondió a todas esas expectativas.
CCI, 8 de Marzo 2010
[1] Lo cual es comprensible si se tiene en cuenta que los grupos estalinistas y trotskistas y sus satélites izquierdistas se complacen en llamarse "marxistas", cuando en realidad defienden, con un tono de "oposición radical" las alternativas del Estado burgués, y por tanto representan todo aquello contra lo que Marx y las corrientes que se han mantenido fieles a sus aportaciones, siempre han luchado.
[2] A partir de notas y que por tanto pueden contener imprecisiones.
[3] Esta aclaración final corresponde a los acuerdos a los que nos llevó el desarrollo del debate marxismo-anarquismo que más adelante referiremos.
[4] Se puede encontrar en la Web, https://negacion.entodaspartes.net/ [52]
[5] Se trata de una cita del esquema de la presentación. Algunos compañeros nos han pedido que la publiquemos como un artículo; pero para que pueda ser comprensible habría que adaptarla; así que ¡valgan por el momento estos extractos!
[6] Aunque la frase se atribuye al Tenorio de Zorrilla, no se encuentra como tal en el texto original, por lo que ha generado una polémica sobre si se trata de una "interpretación" de la obra, o es la cita de otro clásico.
[7] La Ideología Alemana, escrita en 1845-46.
[8] Marx padeció durante toda su vida una situación de precariedad económica, de destierro y puntualmente, de auténtica miseria.
[9] Ver nota 2.
[10] Empleamos genéricamente este término para referirnos a las corrientes y grupos anarquistas que se han mantenido fieles al proletariado; también existen y han existido grupos anarquistas que nunca han sido una expresión obrera.
[11] A lo largo de esta discusión, los Comunistas Integrales señalaron que para ellos una divergencia importante era la cuestión del Periodo de Transición del capitalismo al comunismo. Para ellos, el desarrollo de las fuerzas productivas al que ha llegado el capitalismo permitiría inmediatamente tras la revolución una sociedad de abundancia sin necesidad de una transición. No se entró en la reunión a discutir estas cuestiones, ni podemos entrar aquí tampoco. Para conocer nuestra posición sobre el Periodo de Transición, ver la Revista Internacional nº 11.
Hemos recibido el 3 de Marzo un comentario sobre la situación de los habitantes de los barrios obreros y populares de la aglomeración de Concepción tras el terremoto de finales de Febrero y sus consecuencias. Contrariamente a la propaganda de los medios de comunicación en todo el mundo, que han denigrado el comportamiento de la población local atribuyéndole la autoría de "saqueos escandalosos", este texto reestablece la realidad de los hechos, poniendo por delante el espíritu auténticamente proletario de solidaridad y ayuda mutua que anima a los obreros en la distribución de los productos de primera necesidad, oponiéndolo a la acción de bandas armadas contra las que la población obrera ha tratado de defenderse.
Por un camarada anónimo
Sería muy bueno que, teniendo usted este medio de difusión, pudiese dar cuenta de lo que está pasando en Concepción y sus alrededores, así como en otras zonas afectadas por el terremoto. Ya se sabe que desde el primer momento mucha gente aplicó el mayor sentido común y acudió a los centros donde se almacenan las provisiones, apropiándose sin más de lo que necesitaban. Aquello es lógico, racional, necesario e inevitable, tanto que hasta parece algo absurdo ponerlo siquiera en discusión. No sólo hubo una organización espontánea (especialmente en Concepción) de la gente, que repartió leche, pañales y agua de acuerdo a las necesidades de cada cual, atendiendo al número de hijos de cada familia especialmente. La necesidad de tomar los productos disponibles era tan obvia, tan poderosa la determinación del pueblo a ejercer su derecho a sobrevivir, que hasta los policías terminaron ayudando a la gente a sacar los víveres del supermercado Líder de Concepción, por ejemplo. Y cuando se intentó impedir que la gente hiciera lo único que podía hacer, las instalaciones en cuestión simplemente fueron incendiadas, pues es igualmente lógico que si toneladas de alimentos han de pudrirse en lugar de ser debidamente consumidos, es mejor que esos alimentos se quemen, evitando así peligrosos focos de infección. Estos "saqueos" le han permitido a miles de personas subsistir durante algunas horas, a oscuras, sin agua potable y sin la más mínima esperanza de que alguien más venga en su ayuda. Ahora bien, en el transcurso de unas horas la situación ha cambiado drásticamente. Por toda la conurbación penquista han empezado a actuar bandas bien armadas y movilizadas en buenos vehículos, que se dedican a saquear no sólo pequeños establecimientos, sino viviendas particulares y grupos de casas. Su objetivo es acaparar los escasos bienes que la gente hubiera podido recuperar de los supermercados, así como sus enseres domésticos, dinero o lo que haya. En algunas áreas de Concepción estas bandas han saqueado las casas, luego las han incendiado y han huído. Los vecinos, que al principio se encuentran en la más completa indefensión, han empezado a organizarse para la auto-defensa, haciendo rondas de vigilancia, levantando barricadas para proteger sus pasajes, y en algunos barrios colectivizando los víveres para asegurar la alimentación de todos los vecinos.
Con este breve recuento de los hechos ocurridos en horas recientes no pretendo "completar" el cuadro informativo proporcionado por otros medios. Quiero llamar la atención sobre el contenido que encierra esta crítica situación, y el sentido que tiene desde un punto de vista anticapitalista. El impulso espontáneo de la gente a apropiarse de lo necesario para su subsistencia, su tendencia a dialogar, compartir, ponerse de acuerdo y actuar juntos, ha estado presente desde el primer momento de esta catástrofe. Todos hemos visto esta natural tendencia comunitaria actuando de una forma o de otra en nuestro entorno. En medio del horror experimentado por millones de trabajadores y sus familias, este impulso a vivir en comunidad ha emergido como una luz en medio de las tinieblas, recordándonos que nunca es tarde para recomenzar, para volver a nosotros mismos.
Frente a esta tendencia orgánica, natural, comunista, que ha animado al pueblo durante estas horas de espanto, el Estado ha palidecido revelándose como lo que es: un monstruo frío e impotente. Asimismo, la brusca interrupción del demencial ciclo de producción y consumo, dejó al empresariado a merced de los acontecimientos, obligado a esperar agazapado el restablecimiento del orden. En definitiva, una verdadera brecha abierta en la sociedad, por la que podían emerger los destellos del mundo nuevo que habita en los corazones de la gente común. Era necesario entonces, urgente, restablecer a toda costa el viejo orden de la rapiña, del abuso y el acaparamiento. Pero no desde las más altas esferas, sino desde el mismo suelo de la sociedad de clases: los encargados de volver las cosas a su sitio, es decir, de imponer por la fuerza las relaciones de terror que permiten la apropiación privada capitalista, han sido las mafias del narcotráfico enquistadas en las poblaciones, los más arribistas de entre los arribistas, hijos de la clase trabajadora aliados con elementos burgueses para ascender a costa del envenamiento de sus hermanos, del comercio sexual de sus hermanas, de la avidez consumista de sus propios hijos. Mafiosos: es decir, capitalistas en estado puro, depredadores de su pueblo apoltronados en camionetas 4x4 y armados de pistolas automáticas, dispuestos a intimidar y despojar a sus propios vecinos o a los habitantes de otros barrios, a fin de monopolizar el mercado negro y hacer dinero fácil, es decir, poder. Que estos elementos mafiosos son aliados naturales del Estado y de la clase empresarial, lo demuestra el hecho de que sus indignas fechorías están siendo usadas por los mass-media para hacer entrar en pánico a la ya desmoralizada población, justificando así la militarización del país. ¿Qué otro escenario podía ser más propicio para nuestros amos políticos y empresariales, que ven en esta crisis catastrófica nada más que otra buena oportunidad para hacer buenos negocios estrujando con ganancias redobladas a una fuerza de trabajo doblegada por el miedo y la desesperación?
Por parte de los adversarios de este orden social, no tiene ningún sentido cantar loas al saqueo sin precisar el contenido social de tales acciones. No es lo mismo una masa de gente más o menos organizada, o al menos con un propósito común, tomando y repartiéndose los productos que requieren para subsistir... que unas bandas armadas saqueando a la población con tal de lucrar en beneficio propio. Lo cierto es que el terremoto del sábado 27 no sólo ha golpeado terriblemente a la clase trabajadora y destruido las infraestructuras existentes. También ha trastornado seriamente las relaciones sociales en este país. En cuestión de horas, la lucha de clases ha emergido en toda su crudeza ante nuestros ojos, quizás demasiado acostumbrados a las imágenes televisadas para poder captar la esencia de los hechos en curso. La lucha de clases está aquí, en los barrios reducidos a escombros y penumbras, chisporroteando y crujiendo en el suelo mismo de la sociedad, enfrentando en un choque mortal a dos clases de seres humanos que al fin se encuentran cara a cara: por un lado los hombres y mujeres sociales que se buscan entre sí para ayudarse y compartir; y por otro los antisociales que les saquean y les disparan para iniciar su propia acumulación primitiva de capital. Acá estamos nosotros, los seres opacos y anónimos de siempre atrapados en nuestras grises vidas de explotados, de vecinos y parientes, pero dispuestos a estrechar lazos con quienes compartimos la misma desposesión. Allá están ellos, pocos pero dispuestos a despojarnos por la fuerza de lo poco y nada que podemos compartir. De un lado el proletariado, del otro el capital. Así de simple. En muchos barrios de esta tierra devastada, a estas horas de la madrugada la gente empieza a organizar su auto-defensa frente a las bandas armadas. A esta hora empieza a tomar una forma material la conciencia de clase de quienes se han visto obligados, brutalmente y en un abrir y cerrar de ojos, a comprender que sus vidas les pertenecen ellos mismos, y que nadie vendrá en su ayuda.
Nunca antes había sido tan evidente la quiebra de este sistema. Tampoco antes se habían acumulado tal cantidad de planes de ataques masivos contra la clase obrera. Pero ¿qué desarrollo cabe esperar de la lucha de clases?
La gravedad de la crisis no deja a la burguesía escamotear la realidad
La crisis de las "subprimes" del 2008 desembocó en una crisis de dimensión mundial que ha comportado una caída de la actividad económica como no se veía desde 1929:
- Quiebra de numerosas instituciones financieras incluidas las más importantes.
- Cierres de fabricas que han supuesto cientos de miles de despidos en todo el mundo.
Los medios con los que la burguesía ha tratado de evitar que ese hundimiento fuera aún más brutal y más profundo tampoco han sido demasiado novedosos ni difieren de los que sucesivamente ha venido aplicando desde principio de los años 1970, recurriendo cada vez más al crédito, batiendo esta vez todos los récords de un monstruoso endeudamiento mundial que alcanza tal magnitud que es habitual ver como la fase actual de la crisis económica aparece caracterizada como "la crisis de la deuda".
Aunque la burguesía haya eludido, por el momento, lo peor, no es menos cierto que no aparece recuperación alguna, y sí, en cambio, varios países con riesgos ciertos de insolvencia que acumulan tasas de endeudamiento superiores al 100% del PIB. Entre esos países figuran Grecia, España (la 4ª economía de la zona euro), Islandia... Y si Gran Bretaña y aunque no llegue a las cifras de endeudamiento de los anteriormente citados, los especialistas no dejan de advertir de signos muy inquietantes. En cuanto a los demás (EE.UU., Francia,...) le siguen por detrás pero a corta distancia.
En una situación así la insolvencia de un país que se vea incapaz de afrontar los plazos de pago de su deuda puede desencadenar una reacción en cadena que conduzca a la insolvencia de otros muchos agentes económicos (banca, empresas, otros países,...). Así por ejemplo el impago de la deuda griega dejaría en una posición muy comprometida a la banca francesa.
Ante el grado de gravedad alcanzado por la crisis de sobreproducción, la burguesía no dispone más que de una única solución: endeudarse aún más. Y esto no sólo significa que a lo único que puede aspirar es a retrasar el estallido de los problemas, sino que es una política cada vez más difícilmente practicable, y que comporta riesgos crecientes de acabar en un "remake", mucho más devastador, de la crisis de las "subprime".
De este modo, las raíces históricas de la crisis son cada vez más evidentes. A diferencia del pasado, la burguesía ya no puede ocultar la realidad de su crisis. A lo que llega, y esto aún parcialmente, es a responsabilizar a los especuladores por los problemas económicos para polarizar la opinión sobre el "comportamiento anti-social" de estos. Es verdad que ciertos de ellos nos parecen buitres repugnantes, pero eso no es el fondo del problema.
La locura financiera, es decir el endeudamiento ilimitado y la especulación a todo tren, han sido promovidos por el capitalismo como medio para retrasar los plazos de la crisis, hasta el extremo que el endeudamiento y la especulación están hoy profunda e inseparablemente anclados a su existencia. El verdadero problema tiene su origen en el corazón mismo del capitalismo que es incapaz de sobrevivir si no consigue nuevas y cada vez más masivas inyecciones de crédito.
Y ¿Qué remedios prepara hoy la burguesía frente a la crisis del endeudamiento?: Los planes de austeridad. En Grecia la burguesía se dispone a intenta aplicarlo. Otro se está preparando en España. En Francia se anuncian más ataques en materia de jubilaciones, etc.
¿Pueden estos planes de austeridad contribuir a aliviar la asfixia de la crisis?
¿Van a traer una nueva recuperación? ¿Van a suponer un restablecimiento, aún momentáneo, del nivel de vida que tanto se ha degradado en estos dos últimos años de crisis?
La burguesía mundial que no puede dejar "hundirse" un país como Grecia sin que los acreedores de ésta hayan de afrontar un riesgo análogo, no puede aportarle más ayuda que una nueva tanda de créditos a un interés "aceptable". Exigen para ello eso sí un estricto rigor presupuestario. El ayudado debe demostrar que no va a representar un pozo sin fondo que se trague la ayuda internacional, por lo que se exige a Grecia que «reduzca su tren de vida» para que aminore el ritmo de aumento tanto del déficit como del endeudamiento. Así pues la condición para que el mercado de capitales confíe de nuevo en Grecia es que se ataque a lo bestia las condiciones de vida de la clase obrera.
No es en absoluto paradójico que la confianza que se está dispuesto a otorgar a Grecia dependa de su capacidad para reducir el ritmo de crecimiento de su endeudamiento y no de su posibilidad de renunciar a él, lo que, por otra parte, resultaría imposible. Esto significa que la solvencia de un país frente al mercado mundial de capitales depende de que el aumento de su endeudamiento no sea "demasiado importante". En otras palabras que un país que es declarado insolvente a causa de su endeudamiento, puede convertirse en solvente aún cuando este endeudamiento siga creciendo. Moraleja: En el mundo de hoy "hiperendeudado", la solvencia no se establece partiendo esencialmente en una realidad objetiva, sino basándose en una confianza,... de dudoso fundamento.
Pero los capitalistas se ven obligados a creer, pues si no habrían de dejar de creer también en la perennidad de su sistema de explotación. ¡No es nada sencillo ser capitalista en los tiempos que corren!
Para mantener una confianza ciega en el sistema se requiere eso sí una reducción drástica del coste de la fuerza de trabajo. Y eso va a aplicarse en todos los países, puesto que todos ellos, aunque en diferentes grados, se enfrentan a un grave problema de endeudamiento y déficit. Esta política que resulta inevitable para el capitalismo, puede contener la extensión del pánico, e incluso favorecer posteriormente un mini-relanzamiento, de pies de barro desde luego. Pero lo que no conseguirá de manera alguna es sanear el sistema financiero mundial.
Pero que los capitalistas deban depositar toda su confianza en las curas de austeridad para salir de la crisis, no significa que los obreros deban aceptarlo.
¿Con qué estado de ánimo se enfrenta la clase obrera a estos ataques?
El discurso de los explotadores: «apretaos hoy el cinturón para que el mañana os pueda ir mejor», hace ya tiempo que ha dejado de encandilar a la mayoría de los trabajadores. Sobre todo a partir del 2000, aunque en esto puedan darse diferencias de un país a otro.
Y, sin embargo, puede constatarse que la reciente agravación de la crisis no se ha traducido, por el momento, en una amplificación de las movilizaciones de la clase obrera. Es más, desde hace algo más de un año, asistimos a una tendencia inversa: directamente conmocionada por la avalancha de ataques, la clase obrera ha permanecido desamparada y reaccionando apenas en contadas y puntuales ocasiones. Pero eso no significa que esté resignada a la suerte que le depare el capitalismo.
Las características de algunos ataques, sobre todos los sustanciados a través de despidos masivos, han hecho aún más difícil la respuesta, pues en efecto ante ellos, la patronal y el gobierno tiene a su favor el argumento decisivo de que: «Nosotros no tenemos nada que ver en el aumento del paro o en que haya que despediros. ¡Es culpa de la crisis!». Además en esas condiciones el arma de la huelga se convierte en algo inoperante, lo que acentúa aún más el sentimiento de impotencia de los trabajadores.
Pero si es innegable que estas dificultades tienen aún gran peso en los trabajadores, tampoco podemos negar que la situación no está bloqueada sino que se ha producido una evolución del estado de ánimo de la clase obrera y de la agitación de la lucha de clases.
- La exasperación y la cólera se van extendiendo y generalizando en las filas obreras. Lo que alimenta tales sentimientos es una indignación profunda e intensa ante una situación escandalosa, cada vez más intolerable, la supervivencia misma del capitalismo. Ésta comporta una acentuación de los contrastes en el seno de una misma sociedad en la que se oponen "dos mundos diferentes". En uno de ellos reside una inmensa mayoría que sufre todas las injusticias y la miseria. En el otro, habita la clase dominante con su indecente exhibición de su poder y de su riqueza, y cuyos comportamientos recuerdan cada vez más las sórdidas costumbres de la clase dominante de la decadencia romana.
- Más directamente existe la idea, bastante extendida, de que «los bancos nos han metido en un atolladero sin solución del que no podemos salir». Y aunque esta opinión no refleja desde luego el fondo del problema, sí cataliza la cólera contra el sistema. El calificado como "escándalo de la banca" salpica al conjunto del sistema que inspira un sentimiento de rechazo cada vez mayor entre los trabajadores. Los partidos de la izquierda, que cumplen la función de encuadrar ideológicamente al proletariado deben intentar adaptarse a este rechazo del capitalismo. Así vemos como el PC francés no ha encontrado mejor consigna que la de «Salgamos del capitalismo». Eso sí sin decirnos ni cómo hacerlo ni a donde ir después.
- La reaparición de luchas de mayor amplitud, como las que hemos visto recientemente en Argelia y Turquía:
○ En Argelia, en el pasado mes de Enero han tenido lugar toda una serie de importantes movilizaciones que sin embargo han sufrido el "black out" (la ocultación) de los media, que han impedido la circulación de informaciones sobre:
* manifestaciones de desempleados en Annaba (en el este del país), así como protestas, más o menos importantes en todo el país contra las condiciones de vivienda.
* huelgas obreras en Oran, en Mostaganem, Constantina y sobre todo en los suburbios industriales de Argel, que han desembocado en una agitación social muy importante.
* en esta región en concreto la confluencia de luchas en defensa de los salarios, de las jubilaciones, y contra los despidos se han extendido como una mancha de aceite, afectando a empresas tanto del sector público como del privado.
○ En Turquía, la lucha de los trabajadores de Teckel durante los pasados meses de Diciembre y Enero, ha supuesto un auténtico faro para la lucha de los trabajadores de ese país, aunque desgraciadamente, y de nuevo gracias al black out, haya trascendido poco fuera de él. Algunas características de este movimiento han sido:
* unir en un mismo combate a trabajadores turcos y kurdos.
* demostrar una enérgica voluntad de extender la lucha a otros sectores.
* oponerse con todas sus fuerzas al sabotaje de los sindicatos.
- En el corazón mismo del capitalismo, y aunque un encuadramiento sindical más potente y sofisticado permite aún evitar explosiones de luchas tan importantes como las que han tenido lugar en Argelia y Turquía, también asistimos sin embargo a una reactivación de la combatividad:
○ En Francia, por ejemplo, desde comienzos de año se han sucedido paros, manifestaciones y huelgas tanto en el sector público como en el sector privado: en educación, en hospitales, en las refinerías, entre los controladores aéreos, en los almacenes Ikea, en la Philips (electrodomésticos),...
- Vemos también como reaparecen ciertas características fundamentales de la lucha de clases que habían marcado algunas movilizaciones a partir del año 2003. Y resurgen en forma más explícita. Es el caso, en particular, de la solidaridad obrera, que tiende nuevamente a imponerse como una palanca de la lucha, después de haber sido desnaturalizada y un tanto despreciada en las luchas de los años 1990. Esta solidaridad se expresa hoy a través de iniciativas - aún muy minoritarias - que buscan unir en una sola lucha a trabajadores de distintas empresas, sectores, etnias o nacionalidades. La solidaridad desemboca en internacionalismo en la práctica:
○como hemos visto en las luchas de los obreros de Teckel en Turquía que ya hemos señalado.
○ pero también en Vigo (España), donde:
* obreros en activo de los astilleros y desempleados se han manifestado juntos, sumando a otros trabajadores hasta conseguir la paralización de todo el sector naval de la ciudad.
* y lo que es aún más remarcable de esta acción es la iniciativa que ha partido de los trabajadores despedidos de los astilleros que se habían visto reemplazados por trabajadores emigrantes que «duermen en los aparcamientos y que apenas tienen para comer un bocadillo al día».
* en lugar de suscitarse reacciones xenófobas entre los trabajadores nativos, lo que ha sucedido es que estos se han solidarizado contra las condiciones de explotación inhumanas que padecen los trabajadores emigrados[1].
* se trata de una nueva reedición de lo que ya vimos en Enero del 2009 en la refinería de Lindsey en Gran Bretaña por parte de los trabajadores que la construían[2], o en los obreros de los astilleros de Sestao en España en Abril de ese mismo año[3].
- El mantenimiento durante dos semanas de un auténtico black out sobre las luchas sociales en Grecia contra las medidas contenidas en el plan de austeridad dice mucho del temor de la burguesía a la propagación a escala internacional de la determinación obrera a no dejarse aplastar y a desarrollar un combate a pesar de todas las dificultades. Por la prensa nos hemos ido enterando de que en Febrero han tenido lugar movimientos de huelgas que han sido secundados por un 90%. Por otras fuentes se sabe que existe unan desconfianza muy grande hacia los sindicatos[4]. Por otra parte hemos visto también movilizaciones en otros países como España (donde la sección de la CCI ha intervenido con una hoja[5]), y más recientemente en Portugal.
Entramos ya en una situación en la que, junto a los despidos en las empresas en dificultades, vamos a ver como los Estados van a tener que asumir un ataque frontal contra la clase obrera para hacerle pagar el coste de la deuda. El responsable directo de estos ataques, el Estado en este caso, es mucho más fácilmente identificable que en el caso de los despidos. Y este es un factor que favorece el desarrollo de la lucha de clases, su unidad y su politización por cuanto el Estado es el guardián supremo de los intereses del capital y aparece claramente como el primer defensor de los intereses del conjunto de la clase capitalista contra toda la clase obrera.
Todos los elementos, presentes y potenciales, de la situación actual, constituyen los ingredientes para la explosión de futuras luchas masivas. Lo que servirá de detonante para éstas va a ser desde luego la acumulación de exasperación, de hartura y de indignación entre los trabajadores. La aplicación por parte de la burguesía de los planes de austeridad previstos en los diferentes países va a suponer una fuente de experiencias de lucha y de lecciones para toda la clase obrera. Dadas ya las condiciones para el estallido de estas luchas masivas, cualquier señal puede servir de detonante, cualquier "pretexto" puede encender la mecha.
Las luchas masivas constituirán una etapa importante para el desarrollo de la lucha de clases, pero no la última.
El hundimiento del estalinismo y, sobre todo, su explotación ideológica por parte de la burguesía - mediante la propagación de la mayor mentira del siglo: la identificación de los regímenes estalinistas con el socialismo - ha dejado secuelas que todavía hoy pesan en los trabajadores.
La burguesía puso sobre la mesa una aplastante "evidencia": «El comunismo no funciona. Mirad como los pueblos que lo han experimentado, lo han abandonado, corriendo a abrazar el capitalismo», y eso ha conducido a que una gran mayoría de los trabajadores se haya alejado de un proyecto de sociedad alternativa al capitalismo.
La situación que ha resultado de ello es, desde ese punto de vista, muy diferente a la que vivimos a finales de los años 1960. Entonces, el carácter masivo de las luchas obreras, sobre todo experiencias como la inmensa huelga de Mayo de 1968 en Francia o el "Otoño caliente" en Italia, evidenciaba que la clase obrera podía representar una fuerza de primera magnitud en la sociedad, y la idea de que podría llegar a acabar con el capitalismo no constituía, a diferencia de lo que sucede hoy, una utopía.
La dificultad para desarrollar luchas masivas que ya puso de manifiesto el proletariado desde finales de los años 1990, es el resultado de una pérdida de confianza en sí misma que no ha podido ser disipada por el nuevo resurgimiento de la lucha de clases a partir del año 2003.
Sólo el desarrollo de luchas masivas puede permitir al proletariado recuperar la confianza en sus propias fuerzas y poder plantear de nuevo su propia perspectiva de clase.
Pero por importante que pueda ser esta etapa futura de la lucha de clases, no significará tampoco la desaparición de todas las vacilaciones en el proletariado, su implicación resuelta en la senda de la revolución.
En efecto. Ya Marx señaló, a principios de 1852, que la revolución proletaria seguiría un curso difícil y tortuoso, muy diferente del característico de las revoluciones burguesas «como las del siglo XVIII que se precipitan vertiginosamente de éxito en éxito»[6].
Esta disparidad, entre la burguesía revolucionaria y el proletariado, en lo tocante a la dinámica de la lucha de clase, deriva de las diferencias entre las condiciones de la revolución burguesa y las de la revolución proletaria.
La toma del poder político por parte de la clase capitalista constituyó el punto de llegada de todo un proceso de transformación económica que había tenido lugar en el seno de la sociedad feudal, de forma que las antiguas relaciones de producción feudales habían sido progresivamente suplantadas por las relaciones de producción capitalista. Y fueron éstas, precisamente, las que permitieron a la burguesía una potente palanca para su conquista del poder político. El proceso de la revolución proletaria es completamente diferente. Las relaciones de producción comunistas, dado que no son relaciones mercantiles, no pueden desarrollarse en el seno de la sociedad capitalista, dominada por relaciones mercantiles, y dirigida por la burguesía.
Dado que es la clase explotada del modo de explotación capitalista y que se haya, por definición, privada de todo medio de producción, la clase obrera no dispone ni puede disponer en la sociedad capitalista, de palancas económicas en las que apoyarse para la conquista del poder político.
Contrariamente al capitalismo que podía ir reemplazando al feudalismo, el primer acto de la transformación comunista de la sociedad debe consistir en un acto consciente y deliberado: la toma del poder político a escala mundial por el conjunto de la clase obrera organizada en consejos obreros.
Es evidente que la inmensidad de esta tarea provoca vacilaciones y dudas.
Esta es una razón por la cual es responsabilidad de los revolucionarios participar plenamente en favorecer la capacidad de la clase obrera para:
-inscribir sus combates en su dimensión histórica,
- concebirlos como un momento del largo combate histórico del proletariado contra la explotación y para su abolición.
CCI 31-3-10
[1] Ver en nuestra Web: https://es.internationalism.org/node/2770 [57]
[2] Ver en nuestra Web https://es.internationalism.org/node/2493 [58]
[3] Ver en nuestra Web https://es.internationalism.org/node/2557 [59]
[4] Ver en nuestra Web https://es.internationalism.org/node/2781 [60]
[5] Ver en nuestra Web https://es.internationalism.org/node/2780 [61]
[6] Esta idea del 18 de Brumario de Luis Bonaparte, fue retomada a su vez por Rosa Luxemburgo cuando escribió que «la revolución [proletaria] es la única forma de "guerra" (...) en la que la victoria final se obtiene a través de una serie de "derrotas" (...) Hasta ahora las revoluciones,... sólo nos han supuesto derrotas, pero estos fracasos inevitables, son, precisamente, la precondición reiterada de la victoria final.»
La reunión fue apasionante por las siguientes razones:
por la participación muy activa e implicada de los asistentes, de los que una mayoría tomaron la palabra.
por el impresionante espíritu internacionalista que se respiraba en ella y que la atravesó de comienzo a fin.
por expresar una colaboración y un debate común entre distintas generaciones del proletariado, no olvidemos que la CONTINUIDAD ENTRE GENERACIONES PROLETARIAS es un arma fundamental de su lucha.
por el gran interés que tuvieron las cuestiones allí tratadas y que se situaban desde la defensa del bien más preciado para el proletariado: EL INTERNACIONALISMO.
Esta reunión es una muestra rotunda del avance de la lucha y de la toma de conciencia que se está operando a escala mundial.
Solamente quisiéramos plantear la necesidad de una clarificación sobre el último pasaje del Balance: «Pero teniendo presente que la revolución en su forma es nacional, pero en su contenido internacional». ¿Cuál es el alcance de esta afirmación? En el Manifiesto Comunista se da este pasaje que está justificado por corresponder a un periodo histórico en el cual el proletariado tenía tareas específicas frente a cada nación dado que mientras en unos países el capitalismo ya había triunfado plenamente, en otros subsistían fuertes trabas feudales y en la mayoría el desarrollo capitalista apenas se había iniciado. Sin embargo, ese periodo histórico terminó con la plena implantación del capitalismo a escala mundial y el desarrollo de una situación donde, como decía Lenin, «el mundo está más que repartido» y a lo que asistimos es a una rebatiña permanente entre las naciones por el reparto de un mundo donde cada vez hay menos sitios para todos los Estados. En tales condiciones históricas, que nosotros llamamos las de la decadencia del capitalismo, la lucha del proletariado no solo es internacional en su contenido sino igualmente en su forma.
Quizá, lo que los compañeros hayan querido decir es que el proletariado debe destruir cada Estado nacional. Es totalmente cierto. Ahora bien, ¿cómo enfocar esa tarea? Únicamente desde la unidad internacional del proletariado, desde una visión y una perspectiva internacional, desde la solidaridad internacional, desde la concepción de un ejército mundial que desde esa posición de fuerza aplasta a todos y cada uno de los Estados nacionales. Creemos que tanto el espíritu como los análisis expuestos por los compañeros van plenamente en ese sentido.
CCI
BALANCE ESCRITO POR LOS COMPAÑEROS
- Nuestro círculo consciente del proceso por el cual atraviesa nuestra clase en este momento, tiene por principio fundamental la unión del proletariado a nivel mundial para la revolución, entendiendo esto como la única vía para la liberación de la sociedad de las trabas a la que está sujeta por este modo de producción. Analizando esto, creemos fielmente que el debate como arma histórica es un elemento que debemos rescatar en nuestro contexto y también a nivel mundial, por lo tanto la reunión sostenida con los compañeros de la CCI evidencia no solo nuestra predisposición sincera y abierta a la reunión de los revolucionarios, sino también es muestra clara y fehaciente del desarrollo de la lucha de clases en todos los lugares del globo.
- El entusiasmo mostrado por ambas organizaciones en esta reunión, reafirma una vez más la vieja y aun viva consigna ¡Proletarios de todos los países, uníos!, que por parte nuestra cada vez más es comprendida y aplicada en nuestra lucha diaria, rompiendo con viejas trabas y dogmas impuestas por la contrarrevolución. En esta reunión el proletariado se pudo reconocer, no en patrias, sino como clase histórica explotada y revolucionaria, que tiene todo un porvenir no solo para ella sino para la humanidad entera.
- Ya dentro del debate se discutió sobre el tema “Nacionalismo e Internacionalismo” entendiendo estos dos conceptos como contrarios y antagónicos. Para los intereses del proletariado, el asumir el nacionalismo en cualquiera de sus formas es un retroceso en su toma de conciencia. El asumir el Internacionalismo, por el contrario, nos forja en la lucha verdadera sin desviaciones burguesas, en la lucha histórica de nuestra clase, que como bien quedó claro en esta reunión es una clase a nivel mundial. Podremos ser más altos, más bajos, más blancos, más oscuros, pero sentimos la misma explotación. Con nuestro trabajo, se siguen haciendo ricos los que ya son ricos, los burgueses. Nosotros somos los que creamos la riqueza de la sociedad, pero nada nos pertenece, solo vivimos para engordar a otros.
- Sobre lo anterior un compañero mencionó que “Lo principal es la condición económica de un hombre no su piel o su supuesta patria”. Continuando con esto otro compañero añadió que “Si entendemos la economía como base para analizar la sociedad debemos ser conscientes de que la revolución no puede ser en un solo país, debe ser mundial por eso la llegada de la CCI y el debate con nuestra organización cobra relevancia en este proceso que vivimos.”
- Con el debate se reafirmó la denuncia de los nacionalismos como arma ideológica de la burguesía para defender sus intereses. Uno de los compañeros mencionó: “En el Perú nos cuentan el cuento desde hace más de un siglo que los chilenos son malos y que debemos hacerle la guerra, pero ¿quiénes luchan las guerras y quiénes ganan realmente en una guerra?”.
- También se mencionó que si el capitalismo es un sistema a nivel mundial, la solución debe ser una lucha a nivel mundial para acabar con este sistema, no podemos luchar por parcelas aisladas llamadas patrias o naciones.
- Se concluyó que el encuentro con los compañeros de la CCI, LECO y NDIE
CCI: Corriente Comunista Internacional, LECO: Liga por la Emancipación de la Clase Obrera (Costa Rica), NDIE: Núcleo de Discusión Internacionalista en Ecuador; los 3 grupos enviaron una delegación al debate., sirvieron para mostrar claramente la unión de clase a nivel mundial, mostrar que “Nosotros somos los que trabajamos 8, 10, 12 horas al día por un salario miserable, y quiénes ganan con el trabajo son los burgueses y esto a nivel mundial” como dijo un compañero. Y como otro compañero añadió “Debemos acabar con este sistema de raíz.”
- Todos los asistentes estuvieron de acuerdo que la reunión fue un paso más a la construcción de una organización internacional de los proletarios, y que en esa reunión estuvo clara el respeto y solidaridad entre proletarios. Uno de los compañeros mencionó: “En esa reunión pudimos notar el germen de la nueva sociedad, en la cual la solidaridad es punto neurálgico de la unión para la transformación”. A la que otra compañera agregó, refiriéndose a la reunión, “Pudimos sentir la fuerza del proletariado que rompe fronteras y se organiza para la gesta más importante de la humanidad a través de la historia.”
- En cuanto a la organización misma de la reunión todos los compañeros coincidieron que esa fue la mejor manera llevar el debate, es decir no una conferencia en la cual solo se escucha y no se interviene, sino un conversatorio en el cual todos aportan con sus planteamientos.
- Nuestra organización, llegó a las siguientes conclusiones con respecto a la reunión con la CCI:
Como primer punto debemos decir que la reunión nos deja un saldo positivo tanto por lo teórico como por la confraternidad vivida en un ambiente compañero y revolucionario.
Entendemos esta reunión como la expresión clara de la lucha de clases a nivel mundial, nuestras dos agrupaciones representan pequeños sectores del proletariado que comienzan a tomar conciencia de su papel histórico y que por lo tanto estrechan sus lazos de camaradería en pos de la ansiada revolución proletaria mundial.
Denunciamos la nación. ¡No al nacionalismo!, este concepto es siempre utilizado por la burguesía, y por el cual millones de nuestros hermanos han muerto vilmente.
El proletariado no tiene patria, somos una clase a nivel mundial con un recorrido y programa histórico.
El proletariado rompe con las trabas burguesas de raza y patrias. El proletariado es primero una clase social, la productora de riqueza de la sociedad. El romper con estas trabas se evidenció en la reunión con los compañeros de la CCI, en la cual proletarios de otras partes del mundo se reconocían en nosotros y nosotros en ellos como una inmensa marea humana que lucha ya por sus interese de clase.
El internacionalismo proletario es nuestra forma de luchar contra este sistema que también es mundial, debemos reconocernos en una lucha a nivel mundial y no por sectores geográficos.
Se saludó también la reunión con la CCI por la emoción que se siente ser parte de una clase mundial que empieza a reagruparse y a debatir nuevamente.
La revolución debe ser mundial para la liberación de la humanidad no podemos creer en la revolución en un solo país. Pero teniendo presente que la revolución en su forma es nacional, pero en su contenido internacional.
Círculo de Debate Proletario
Introducción de la CCI
Con propuesta de publicación, un compañero de Chile, que firma Antsep, nos ha remitido un artículo titulado: "La Educación Superior y la búsqueda de una respuesta contra el Capital". El compañero trata de situarse conscientemente en una perspectiva de lucha revolucionaria y defiende activamente que los estudiantes "unan su lucha a las clases dominadas"[1]
El compañero formula con claridad que «la Universidad no puede llegar a tener un carácter revolucionario, como sucede también con el Estado» y tanto sus análisis como sus propuestas -más allá de formulaciones cuya literalidad no compartimos[2] no se plantea una "reforma de la sociedad" y menos aún "una reforma de la universidad" etc., sino como contribuir a la lucha de los trabajadores contra el capital.
Se hace necesario, sin embargo, plantear dos precisiones.
La primera es que las luchas de los estudiantes que han tenido lugar en los últimos 4 años, tienden por lo general a situarse en el terreno no tanto de la "categoría estudiantil" sino ante su futuro como trabajadores asalariados, destino que alcanza a su gran mayoría y que está dominado por la precariedad cuando no por el desempleo puro y duro. El exponente más claro de esta orientación fue el movimiento de los estudiantes en Francia 2006 contra la siniestra propuesta de un Contrato de Primer Empleo que suponía un ataque importante a las condiciones de todos los trabajadores. La lucha que estalló, además de organizarse en asambleas y de dirigirse activamente al conjunto de los trabajadores, se planteó como futuros trabajadores y no como un "movimiento estudiantil".[3]
La segunda es una afirmación del compañero sobre 1968: «La respuesta que más éxito ha tenido ha sido la de crear espacios de autonomía en las universidades, y desde estos, impulsar contra-poderes anticapitalistas. Esto se manifestó a nivel mundial en los procesos de estatización de la educación, a través de lo cual se intentó luchar para que la educación superior fuese gratuita, lo que en nuestro país se consolidó, durante el Estado de Compromiso, en lo que fue la Reforma Universitaria. Esto fue un avance significativo en la creación de movimientos sociales revolucionarios, pues en estos espacios que se crearon, las contradicciones socio-económicas se manifestaron y se plasmaron en acciones políticas radicales, produciéndose esto en todos los continentes, siendo ejemplos de ello los siguientes: Francia con el Mayo del 68, Japón con la Zengakuren».
Sometemos a la discusión un análisis contradictorio con el que expone el compañero. Mayo 68 no resultó de "la creación de espacios de autonomía en las universidades" sino que expresó la reaparición histórica del proletariado tras 50 años de contra-revolución, esta explosión de lucha masiva nació de una lenta maduración anterior que se manifestó tanto en una serie de luchas inmediatas en 1966-67 como de una radicalización de minorías -principalmente estudiantiles- que anunciaban ese combate y contribuían a su preparación. Es cierto que hubo un profundo malestar y una serie de luchas en el ámbito universitario en los años anteriores (además del Zengakuren japonés que cita el compañero cabría destacar los movimientos en Estados Unidos o en Alemania) pero, en nuestra opinión, estas expresaron una toma de conciencia más o menos difusa de que el futuro que estaba reservado a los estudiantes ya no era un puesto seguro en las filas de la clase dominante -o al menos dentro de una posición acomodada- sino lisa y llanamente una creciente proletarización[4].
Desde este punto de vista, no compartimos este pasaje de la propuesta que hace el compañero: «defender lo que queda de la Universidad Pública del siglo pasado», aunque si compartimos en general los demás pasajes en especial cuando insiste en que «el estudiante cree nuevas formas de relaciones sociales y políticas con las clases dominadas por el Capital».
Texto del compañero (firmado Antsep)
"Eso de "educación popular a cargo del Estado" es absolutamente inadmisible. ¡Una cosa es determinar, por medio de una ley general, los recursos de las escuelas públicas, las condiciones de capacidad del personal docente, las materias de enseñanza, etc., y, como se hace en los Estados Unidos, velar por el cumplimiento de estas prescripciones legales mediante inspectores del Estado, y otra cosa completamente distinta es nombrar al Estado educador del pueblo! Lo que hay que hacer es más bien substraer la escuela a toda influencia por parte del gobierno y de la Iglesia. Sobre todo en el imperio prusiano-alemán (y no vale salirse con el torpe subterfugio de que se habla de un "Estado futuro"; ya hemos visto lo que es éste), donde es, por el contrario, el Estado el que necesita recibir del pueblo una educación muy severa.
Pese a todo su cascabeleo democrático, el programa está todo él infestado hasta el tuétano de la fe servil de la secta lassalleana en el Estado; o -lo que no es nada mejor- de la superstición democrática; o es más bien un compromiso entre estas dos supersticiones igualmente lejanas del socialismo."
Karl Marx, Crítica del Programa de Gotha
El sistema educacional en nuestro país más que nunca ha cambiado. El cambio de paradigma en él como consecuencia de las grandes reformas económicas del capital desde el 1973, ha creado una serie de interrogantes a la sociedad, así como también grandes perjuicios para las clases dominadas. Es así como también estas últimas han intentado evitar estos procesos a través de distintas formas de movilización, no lográndose sus metas. Ejemplo de esto, son los golazos que les metieron a los estudiantes con la LGE. Se hace necesario entonces evaluar las acciones políticas que lleva el movimiento estudiantil para lograr crear un cambio político real y radical.
Es por esto, que el siguiente artículo, desde una perspectiva revolucionaria, se abocará a desarrollar esta problemática. Por ello, primero se analizará el rol que cumple la Universidad dentro de la sociedad capitalista, y se verán las respuestas históricas al desarrollo de esta. Posteriormente se caracterizará el estado actual del sistema de educación superior, y para finalizar, se concluirá con una serie de propuestas de acción que han surgido en el medio estudiantil, las cuales se problematizarán, y en base a esta discusión se dará una propuesta de acción política para la cuestión de la educación superior.
Entonces, ¿cuál es el rol que cumplen las Universidades dentro de la sociedad capitalista? Desde una perspectiva revolucionaria, las Universidades históricamente se han desarrollado, tanto como un bastión ideológico de las clases dominantes, como también como un reproductor de la división social del trabajo -y no solo reproduciéndola, sino también profundizándola, para que los engranajes del capitalismo sigan funcionando. Es decir, en ella se esclaviza a la juventud en base a promesas de "autorrealización" al estudio, para así crear nuevos explotadores, burócratas que sepan administrar esta explotación, o trabajadores que, siendo explotados, reciban un poco más que las migajas que recibe el trabajador no especializado. En resumen, se crea capital humano funcional a las estructuras productivas.
Ante la figura de la Universidad, y desde varias perspectivas revolucionarias, se han dado una serie de respuestas políticas para subvertir en cierta forma la función de esta. La respuesta que más éxito ha tenido ha sido la de crear espacios de autonomía en las universidades, y desde estos, impulsar contra-poderes anticapitalistas. Esto se manifestó a nivel mundial en los procesos de estatización de la educación, a través de lo cual se intentó luchar para que la educación superior fuese gratuita, lo que en nuestro país se consolidó, durante el Estado de Compromiso, en lo que fue la Reforma Universitaria. Esto fue un avance significativo en la creación de movimientos sociales revolucionarios, pues en estos espacios que se crearon, las contradicciones socio-económicas se manifestaron y se plasmaron en acciones políticas radicales, produciéndose esto en todos los continentes, siendo ejemplos de ello los siguientes: Francia con el Mayo del 68, Japón con la Zengakuren y en nuestro país con la participación de Federaciones de estudiantes como las de la Universidad de Chile y de la Universidad de Concepción, desarrollándose en esta última movimientos como el MIR. Una cuestión a destacar es que en todos los casos o el discurso de clase tuvo una gran importancia, o la clase trabajadora en sí tuvo un rol preponderante.
Ahora, cabe agregar que el haber logrado que en algunos países se transformara a las universidades en propiedades estatales autónomas que diesen el servicio educacional de forma gratuita, no solucionó ni siquiera parcialmente la lucha de clases, de hecho al contrario, ha hecho que esta se reproduzca constantemente en su seno. Muestra de ello es que los que han recibido mejor educación en el colegio y no tienen que trabajar para sobrevivir (o para que sobreviva su prole) son, en general, la mayoría de los que terminan sus carreras. La gran mayoría de los que no, han estado destinados a desertar y a seguir trabajando, siendo un ejemplo de esto, y bastante actual, Argentina[5]. Con esto intento recalcar el hecho de que la educación superior estatal, autónoma y gratuita, si se ve desde una perspectiva revolucionaria, no puede sino cumplir un paso táctico o estratégico en las luchas contra el Capital, y no más que eso.
Ya visto tanto el rol de la Universidad dentro de la sociedad capitalista, como también las respuestas que se han dado a esta, veremos cuál es el estado actual del sistema de educación de nuestro país. En nuestro contexto se producen grandes complejidades para crear estos espacios de autonomía, pues progresivamente se ha ido desarticulando el antiguo sistema superior[6] : Los filtros de ingreso a la Universidad Pública se transformaron en filtros de clase (la mayoría de los que obtienen buenos puntajes vienen de colegios particulares, y los malos de colegios municipales), entrando con mayor facilidad los hijos de las clases dominantes; las Universidades Estatales cada vez aumentan sus aranceles, sometiendo a los estudiantes a la banca a través de créditos, y dándoles cada vez créditos con mayor interés, lo cual se ve en la disminución progresiva del crédito solidario y el aumento del crédito con aval del Estado; cada vez el presupuesto que se les da a las universidades estatales disminuye, teniendo estas que acudir a empresas para no quedar en banca rota, apropiándose entonces las universidades de los intereses del empresariado[7] y en fin, suceden una serie de acontecimientos y procesos que no hacen sino poner en peligro esta autonomía.
Ante esto cabe preguntarse cuáles son las posibilidades de acción, cuales son las que organizaciones políticas estudiantiles levantan como banderas de lucha y cuáles son las que este artículo ofrece:
1. Algunas organizaciones políticas llaman a seguir luchando por la educación estatal autónoma y gratuita[8] (que en el lenguaje del capital sería financiamiento a la oferta) a pesar de que las universidades estatales se estén desarticulando de forma progresiva. Esta alternativa sería un objetivo casi imposible, en tanto esta forma de educación se correspondía con un modelo de desarrollo capitalista anterior, que en nuestro país fue la ISI (industrialización para la sustitución de la importación) y que iba de la mano también con una forma particular de Estado, que era el Estado de Compromiso, los cuales ya no existen.
2. Empezar a luchar por el financiamiento a la demanda, es decir, que la universidad que el estudiante elija para estudiar, se le financie (Sistema de Vouchers). Ante esto se haría necesario pedir que la Universidad cumpliera con una serie de criterios para que fuese financiada, como por ejemplo, que sea gratuita o que tenga aranceles bajos en su defecto, que tenga democracia estudiantil, que sea laica, etc. Para esto se necesitarían parlamentarios, y por ende, seguir reproduciendo la ideología de la política separada, transformando así, de nuevo, a los movimientos revolucionarios en campeones de la democracia - burguesa por lo demás[9] . Cabe agregar que esto no es igual a la propuesta del sentido público de las JJ.CC[10] , Nueva Acción Universitaria (NAU) y Nueva Izquierda Universitaria (NIU), puesto que, lo que estas proponen es financiamiento, tanto a la oferta como a la demanda, de las universidades privadas en las cuales se cumpla el criterio de lo "público", es decir, que tengan democracia estudiantil, acceso tendiente a lo equitativo, etc.[11] Esto, desde su perspectiva, respondería, en cierta forma, a la necesidad de crear espacios de autonomía para así dar luchas políticas desde dentro de estas universidades. Ahora, esto significaría una redistribución de los fondos públicos destinados a la educación, lo cual provocaría el problema de que se le restarían fondos a las universidades estatales para financiar a las privadas, transformándose entonces en una necesidad aumentar los fondos que el Estado destina a la educación. Para ello, entonces se necesitarían personas que defendiesen esta propuesta en el Congreso, cuestión que, a vistas del historial electoral del PCCH, y de los otros partidos de la coalición Juntos Podemos, y al ritmo en que "aumenta" el porcentaje de votación de esta, será imposible cambiar la educación de esta manera. Se suma a esto las posiciones políticas de las coaliciones dominantes (Alianza por Chile y la Concertación) que son totalmente opuestas a las de esta propuesta[12] , lo cual resta aún más la posibilidad de imaginarse siquiera un cambio político con las características de este proyecto. Además se hace necesario agregar, apuntando a la propuesta de estas organizaciones, que el sentido de lo público en la educación, mientras exista el capital, no va a ser sino el sentido de lo separado, el sentido de la ideología. En este sentido, esta propuesta, que concibe a lo público como algo que puede existir en la empresa capitalista destinada a la educación, no puede cumplir sino el rol de reforzar y fomentar el lucro en la educación superior. Además, otra cuestión a agregar, contraargumentando posiciones pro-estatistas de militantes de las JJ.CC -que consideran que las Universidades pueden cumplir el sentido de lo público solamente en el "socialismo"-, es que en el capitalismo estatista, en el que el Estado se transforma en acumulador de capital en tanto concentra todos los medios de producción separados de los productores directos, el sentido de lo público no puede ser sino el sentido de la burocracia - que en el caso de los países "socialistas" se agrupaba en los Partidos Comunistas-, la cual, en esta modalidad capitalista, que en el caso del leninismo se le denomina "socialismo", se transforma en clase dominante en tanto controla los medios de producción y absorbe la plusvalía producida por la clase trabajadora, que en estos países, paradójicamente, se le llamó plusvalía social (¿!). Por ende, el sentido de la educación solo puede llegar a ser público mientras sea la sociedad la que controle la educación, cuestión que solo puede ser posible en una sociedad sin clases.
3. La tercera propuesta, a la que este artículo se adhiere, es seguir resistiendo, defender lo que queda de la Universidad Pública del siglo pasado, y dedicarse, ya no a crear estos espacios de autonomía en las Universidades a través de políticas de Estado, sino a través de la práctica estudiantil misma; no esperando un espontaneismo que llegue de la nada, sino que creando organización superior a los límites de la Universidad, es decir, que el estudiante cree nuevas formas de relaciones sociales y políticas con las clases dominadas por el Capital. Esto último entendiendo dos cosas: que el potencial político de los estudiantes, como han demostrado las últimas experiencias, como por ejemplo la revolución pingüina, no es suficiente como para crear un cambio radical en la educación; y que en los casos que se ha cambiado el sistema educacional superior, como en el Mayo del 68, el movimiento estudiantil ha estado estrechamente cercano a sectores importantes de la clase obrera[13] (9). Por lo mismo se hace necesario avanzar en el desarrollo de espacios comunizados (es decir espacios en los que se desarrollen nuevas formas de subjetividad, así como también nuevas dinámicas autogestivas) en las poblaciones y en los lugares de trabajo, que es donde las clases sociales dominadas se desarrollan.
4. Y finalmente, entendiendo que la Universidad no puede llegar a tener un carácter revolucionario, como sucede también con el Estado (desde esta perspectiva por lo menos), la cuarta propuesta sería abolir, en conjunto con la figura del trabajador asalariado - y por ende también abolir el trabajo alienado-, a la figura del estudiante, pues esta última no es sino el proyecto de la reproducción de la división social del trabajo y de la sociedad de clases. Este debiese ser el fin de una revolución, cuestión que bien sabemos, en las condiciones actuales del desarrollo de la lucha de clases, se hace bastante difícil, pero claramente no imposible.
Ya expuestos estos elementos, se hace necesario destacar que la decisión de cual alternativa tomar no está en manos de los dirigentes estudiantiles, ni tampoco solamente en todos los estudiantes, sino que está en manos de las clases dominadas.
Por la abolición del trabajo alienado:
¡Comunismo o aburrimiento y barbarie!
[1] No sabemos exactamente el alcance que el compañero da a este término. ¿se refiere a la clase obrera? ¿se refiere a un espectro social más amplio en el que se incluirían trabajadores, marginados urbanos, campesinos etc.? La precisión de esta cuestión sería uno de los elementos de debate.
[2] Se haría necesario un debate para comprender las cuestiones y perspectivas que se quieren plantear con ellas.
[3] Ver en nuestra Web las Tesis sobre el movimiento de estudiantes en Francia 2006 https://es.internationalism.org/rint/2006/125_tesis [64]
[4] Recomendamos vivamente la discusión crítica sobre nuestra Serie Mayo 68 y la perspectiva revolucionaria que iniciamos en Revista Internacional nº 133 y más específicamente el artículo titulado El movimiento estudiantil en el mundo de los años 60, ver /revista-internacional/200806/2281/mayo-del-68-y-la-perspectiva-revolucionaria-1a-parte-el-movimiento [65]
[5] aulasiglo21.com.ar/?p=222.
[6] Para mayor información ver "El desalojo de la Universidad Pública", Marcos Kremerman https://www.opech.cl/bibliografico/d... [66]
[7] Caso emblemático de esto es la Facultad de Economía de la Universidad de Chile, en la cual hasta las salas de clases tienen nombres de empresa
[8] Ver www.armasdelacritica.cl/index.php [67].
[9] La ligazón de sectores de la sociedad, que pudiesen ser potencialmente revolucionarios, con la política separada y la ideología democrática, las lleva a la sumisión de esta, y por ende al inmovilismo o al reformismo, lo cual históricamente se ha repetido bastantes veces. Un ejemplo emblemático de esto fue la Ley de Control de Armas que aprobó el Congreso Chileno en nombre del "respeto a la constitución democrática" durante el Gobierno de Allende, lo cual fue el primer paso para asegurar el camino al golpe de Estado y a la dictadura venidera
[10] Para mayor información ver los siguientes artículos de militantes que pueden ser referentes de esta organización https://juliosarmiento.blogspot.com/... [68], https://juliosarmiento.blogspot.com/... [69] (ambos links del blog del presidente de la Federación de Estudiantes de la Universidad de Chile del periodo 2010), https://rebel-lands.blogspot.com/201... [70] (del Secretario Político del Regional Universidad de Chile)
[11] O por lo menos esto se puede entender de lo expresado por sus dirigentes
[12] Por ejemplo, tanto la concertación como la alianza por chile están en contra de la discriminación ante la distribución del Aporte Fiscal Indirecto (AFI). Para la Concertación ver www.jornadasdiscusioninterna.uchile.cl [71] y para la derecha ver mt.educarchile.cl.
[13] En el caso particular del Mayo Francés, la clase trabajadora logró paralizar radicalmente al país, poner en jaque, y casi destituir al gobierno de turno. Esto obligó a los políticos, de forma apresurada, a llevar a cabo reformas radicales en todos los ámbitos de la vida, para que las contradicciones sociales no se agudizaran aún más
A un año del estallido de la ya conocida como Crisis de las subprimes, la clase obrera en el mundo parece adormecida, desorientada, "sonada" bajo la avalancha de golpes que cada día le propina la burguesía en todos los países, con sus gobiernos de izquierda y de derecha a la cabeza de esos ataques.
Sin embargo, esta misma clase obrera internacional -lo hemos podido constatar a lo largo de los últimos meses- no se resigna, no ha renunciado a responder. Así lo atestiguan las muchas luchas de las que nos hemos hecho eco en artículos precedentes dentro de las publicaciones en papel y páginas Web de nuestra Corriente: la lucha en la refinería de Lindsey en Gran-Bretaña, en los astilleros de Vigo en España; el combate de los obreros de Tekel en Turquía,...[1]
La clase obrera ha demostrado en estas luchas su combatividad, su solidaridad y su capacidad de respuesta enfrentándose a las campañas ideológicas (xenófobas, concretamente) que la clase dominante ha utilizado para dividirla, uniéndose en un mismo combate a los obreros de diferentes corporaciones, sectores etnias o nacionalidades.
Junto a este esfuerzo hay que recordar también el susto que le dieron a la burguesía los jóvenes proletarios con su revuelta, organizados en asambleas generales, a lo largo de diciembre del 2008 en Grecia.
La burguesía teme que el ejemplo griego se "contagie", en otros países europeos, a las nuevas generaciones de estudiantes; no es casual que todavía hoy siga pendiente de las reacciones que los proletarios en Grecia puedan tener frente a los feroces planes de austeridad impuestos por el Gobierno de ese país y por el resto de Estados de la Unión Europea. Estas reacciones son, de momento, un test para los Estados que están inmediatamente amenazados por la quiebra de su economía nacional. Por eso, algo que ha hecho además la burguesía es que con el anuncio, casi simultáneo, de planes y ataques similares ha precipitado la convocatoria de manifestaciones por parte de los sindicatos en las calles de España, de Portugal,...
Sin embargo, el hecho es que aunque las dificultades siguen pesando y con fuerza -especialmente los planes de despidos en masa, que han contribuido a acentuar el sentimiento de impotencia en los trabajadores y a frenar las huelgas y su movilización- se confirma al mismo tiempo que está gestándose un cambio en el estado de ánimo y de espíritu en los trabajadores. La irritación y la cólera son cada vez más profundas y están generalizándose en las filas obreras, por todo el mundo.
La burguesía no se equivocaba cuando ha tapado con un absoluto silencio (Black-out) esas luchas que se van desplegando de un rincón a otro del planeta; luchas que reflejan que la clase obrera no se resigna a su suerte, ni a la miseria, ni al número creciente de ataques tanto económicos como sociales. Vemos que en Argelia, en Rusia, en el seno de la mano de obra inmigrada, sobreexplotada y privada de de cualquier protección social, de los Emiratos, en los proletarios ingleses, en los estudiantes reducidos a la miseria del que fue el más rico Estado de América, California, se aprecia actualmente una agitación, muy alentadora, que indica una tendencia de fondo de dimensión internacional hacia la reanudación de la lucha por la Clase obrera.
Es una situación que permite ir elaborando los ingredientes para la explosión de luchas más masivas.
Vamos a aportar algunos ejemplos recientes, que entendemos son significativos del actual desarrollo del combate internacional de nuestra clase, en un intento por contribuir a romper este silencio (black-out) -incluso el que afecta a las luchas en Grecia-. Queremos con esto animar a nuestros lectores a que envíen a nuestra página Web aquellas informaciones, de los combates que llevan a cabo nuestros hermanos de clase, que la burguesía intenta ocultar o enmascarar.
Grecia
En noviembre-diciembre de 2008, inmediatamente después del asesinato de un joven anarquista por la policía, una sublevación social, llevada adelante principalmente por la juventud proletaria, sacudía Grecia durante más de un mes. Este año, las medidas de austeridad anunciadas por el Gobierno socialista auguran la activación de una explosión, no sólo en los estudiantes y los parados sino en los principales batallones de la clase obrera.
El Gobierno griego, que dirige el Partido social-demócrata (PASOK), elegido el año pasado, anuncia el 3 de marzo un nuevo Plan de austeridad ¡el tercero en tres meses!
Si el precedente movimiento de huelga general, el del 24 de febrero, fue muy amplio y seguido de una huelga de funcionarios del Gobierno y de manifestaciones de alrededor de 40,000 personas, principalmente trabajadores del sector público; el 3 de marzo, una manifestación recorre el centro de Atenas y esta vez son numerosos los jubilados y los funcionarios que acuden a reforzar el combate. Los sucesos que siguieron al anuncio de nuevos ataques a partir de marzo demuestran, aun más claramente, que el proletariado en Grecia está movilizado: «pocas horas después de conocerse el anuncio de las nuevas medidas, los despedidos de Olympic Airways han atacado a los destacamentos de la brigada policial antidisturbios que protegían la sede de la compañía y ocupado el edificio - lo que ellos denominaron una "ocupación indefinida". La acción condujo al cierre, durante muchas horas, de la principal calle comercial de Atenas»[2].
En los días que precedieron a la huelga general del 11 de marzo se produjeron una serie de huelgas y de ocupaciones:
- Los trabajadores despedidos por la Olympic Airways ocupan durante ocho días la sede del Tribunal de Cuentas, al mismo tiempo que los asalariados de la compañía de electricidad ocupaban las Oficinas de empleo en nombre del «derecho que tenemos los que somos ya futuros parados», según decía uno de ellos.
- Los obreros de la Imprenta nacional ocupan su puesto de trabajo y se niegan a imprimir los textos legales de las medidas económicas con el argumento de que hasta que la ley no esté impresa no será válida...
- Los agentes fiscales paran el trabajo durante cuarenta y ocho horas;
- Los asalariados de las autoescuelas al Norte de Grecia han hecho tres días de huelga
- Los jueces y otros empleados de Justicia paraba toda actividad cuatro horas cada día.
- En Atenas no se recoge la basura durante muchos días, ni en Patras, ni en Tesalónica porque los basureros bloquean los vertederos de estas tres ciudades.
- En la ciudad de Komotini los obreros de la empresa textil ENKLO han abierto un conflicto social que ha sido duro y ha ido en aumento, con marchas de protesta y con huelgas: los trabajadores han ocupado dos Bancos.
El clima de miedo, de pasividad que tendía a imponerse cuando la crisis económica dio el giro dramático de 2008, comienza a ser reemplazado por la indignación y los trabajadores se preguntan ya abiertamente: "¿Por qué hemos de pagar nosotros la crisis del capitalismo?"
El peligro que la burguesía empieza a ver de frente es: que la combatividad actual prosigue y que los trabajadores empiezan a plantear sus acciones más allá de las "acciones radicales" animadas o por los sindicatos de estos meses; a plantearse la perspectiva de hacerse con sus luchas, de tomarlas en sus manos, de arrancarlas de los controles impuestos por el aparato sindical, retomando de nuevo el instrumento organizativo de las "asambleas generales" abiertas, sobre las que mantienen un dominio de clase y que comenzaron a formarse en diciembre de 2008. La burguesía reacciona, no ha tenido más remedio que empeñarse a fondo en una carrera de calado para oscurecer la "apuesta" de los trabajadores e intentar borrar de la memoria de los proletarios esta experiencia; su idea es la siguiente: empujar la cólera y la combatividad proletarias hacia callejones políticos e ideológicos sin salida. La clase dominante publica y manipula, desde sus medios informativos, los aspectos más superficiales y negativos de las luchas de 2008, procurando enganchar a los obreros en acciones aparentemente radicales; acciones que en realidad anulan las potencialidades para hacerse con las luchas y desarrollar la solidaridad proletaria.
Así las cosas y si bien es cierto que clase obrera logró movilizarse con mayor amplitud con las luchas de noviembre-diciembre de 2008, no lo es menos que ha retrocedido momentáneamente en benefició de la burguesía y de sus aparatos de encuadramiento ideológico, debido a todos los ataques económicos, políticos y sociales e ideológicos que se le han infligido.
El control de los partidos y los sindicatos logró desviar la cólera a callejones sin salida y, sobre todo, privar a los obreros de sus asambleas generales abiertas y de la autoorganización de la lucha, que fueron la base de la fuerza del movimiento proletario de finales de 2008. Esto se pudo ver en el movimiento de los asalariados de la Olympic Airways donde no se permitió la entrada de nadie, que no fuese alguien de ellos, al edificio público que ocupaban y que los dirigentes sindicales hicieron evacuar sin que mediara la decisión de una Asamblea General. Algo similar ocurrió cuando los obreros quisieron acceder a los locales del Tesoro Público que estaban ocupados por los de la Imprenta Nacional: fueron reprimidos tajantemente con este pretexto: ¡"No pertenecéis al ministerio"!
Sin embargo, la intensa ira de los obreros, en Grecia, se expresó clara y contundentemente contra el PASOK y los dirigentes sindicales que están bajo su férula. El 5 de marzo, al líder de la GSEE (Confederación Sindical de Trabajadores Griegos, central sindical del sector privado) le zurraron bien, tras empaparle de agua, café y yogur, cuando intentaba tomar la palabra ante una masa de manifestantes; teniendo que ser socorrido por la policía antimotines y refugiado en el edificio del Parlamento, era abucheado por los reunidos que le conminaban irónicamente a meterse en el lugar que le corresponde: en la guarida de los ladrones, de los asesinos, de los embusteros.
Era la primera vez que un líder sindical era atacado en una manifestación, que su propio sindicato había convocado. Seguramente este hecho marca el inicio de una nueva era en la historia de los sindicatos en Grecia.
Pero... ahí estaba, al quite, el PC griego (KKE) y su oficina sindical, el PAME, presentándose como una alternativa "radical" al PASOK y asumiendo una campaña montada para focalizar la responsabilidad de la crisis en los banqueros o en los desaguisados de la economía "neoliberal".
Si en noviembre-diciembre de 2008 el amplio movimiento fue espontáneo y, frecuentemente, auto-organizado en torno a asambleas generales en las escuelas ocupadas y en las universidades y la ocupación de las sedes del Partido Communiste (KKE) y la de su confederación sindical (PAME) eran una clara expresión de la desconfianza que hay en los aparatos sindicales y estalinistas que en su momento habían denunciado a los jóvenes manifestantes de ser unos lumpen-proletarios y los niños mimados de la burguesía.
Hoy el PC griego ha vuelto a dejar claro que sigue siendo un instrumento esencial del dominio de la burguesía, al ponerse a la vanguardia de las luchas, de las manifestaciones y de las ocupaciones más radicales, al lado de los izquierdistas. «El 5 de marzo por la mañana, los trabajadores del PAME, sindicato afiliado al Partido comunista, ocupaban el Ministerio de finanzas, en la plaza Syntagma, y el Ayuntamiento del Distrito de Trikala. Más tarde el PAME manda ocupar cuatro emisores de TV en la ciudad de Patras, et la estación de televisión estatal de Tesalónica, obligando a los locutores de los Informativos a leer una declaración contra las medidas gubernamentales»[3]
El PC convoca muchas huelgas y manifestaciones: llama a una "Huelga general" a partir del 3 de marzo y a una manifestación en Atenas para el día 5 y, desde el día 4, en otras ciudades. El PAME intensifica sus acciones espectaculares; unas veces ocupando el Ministerio de finanzas otras sitiando el edificio de la Bolsa. El PC griego y sus sindicatos han logrado presentarse como los grandes instigadores del movimiento.
Sin duda las manifestaciones más recientes, en especial las del 5 y el 11 de marzo, han estado marcadas por un hecho: la burguesía ha favorecido que la cólera la desfogasen en enfrentamientos, estériles y sin perspectiva, con la policía.
Sin embargo, esta confusión ideológica se ha ido disipando confrontada con la realidad. El 11 de marzo, toda Grecia quedaba paralizada, al 90%, por el movimiento de ira de la población durante las 24 h que siguieron al segundo llamamiento de los dos principales sindicatos, en menos de un mes, a la huelga general. En total, más de 3 millones de personas (de una población total de 11 millones) han participado en la huelga general. A pesar de la campaña anti-huelgas llevada a cabo por medios burgueses de propaganda y difusión, la manifestación del 11 de marzo fue la que más gente concentró en Atenas desde hacía 15 años y mostró que la clase obrera está decidida a responder a la ofensiva capitalista.
La crisis es, evidentemente, mundial y por todas partes los dirigentes de la burguesía ( de todos los colores, de todas sus fracciones) llaman a la población y a la clase obrera a aceptar los sacrificios que sean necesarios para salvar su agónico sistema.
Si crece, si se desarrolla la resistencia a esos llamamientos, en todos los países los trabajadores se sentirán animados y reconocerán que sus intereses son comunes a los que están presentes en el conflicto que ha comenzado a expresarse masivamente en Grecia.
W (27mars)
Estados Unidos
El inicio del nuevo trimestre escolar (4 marzo) estuvo marcado, en las universidades Californianas y en las de otras zonas de EEUU, por une oleada de protestas de los estudiantes, de los enseñantes y de los empleados del sector de la educación.
En realidad, el movimiento había comenzado ya el año pasado (2009), a partir de setiembre, con una serie de ocupaciones de locales en los Campus para protestar contra los planes de austeridad que quiere imponer el Gobierno californiano: recortes de mil millones de dólares en la financiación del sistema universitario (lo que supone una reducción del 20 %, de las subvenciones acordadas por el Estado californiano, en relación con el año pasado); a los que las Universidades han respondido aumentando un 32% las tasas de matriculación y otros gastos de escolarización y reduciendo el salario del cuerpo docente.
Para muchos estudiantes, que tienen que pluriemplearse para financiar sus estudios y que acaban cargados de deudas que tendrán sin duda que devolver, estos aumentos han sido la gota que colma el vaso.
Desde septiembre a diciembre llevan a cabo ocupaciones, generalmente muy minoritarias, en la UCLA (Universidad de California Los Ángeles), Berkeley (donde más de 2000 estudiantes ocuparon el edificio principal (Wheeler Hall) para exigir: la supresión de la subida de tasas del 32%, la reincorporación de 38 vigilantes despedidos, la dimisión del rector de la Universidad y que no haya sanciones penales al término de la ocupación); en Santa Cruz; Fresno y en la San Francisco State University.
Partiendo de California, el movimiento se extendió en marzo como una mancha de aceite. Hubo manifestaciones a lo largo de todo EEUU: en Milwaukee, en Denver, en New York, en Maryland. En Chicago, los de bachillerato se manifestaron delante del Parlamento del Estado de Illinois. California ha vivido igualmente manifestaciones de enseñantes de las Escuelas públicas contra los despidos impuestos por el Plan de Austeridad.
Bahréin
Miles de empresas tienen, en esta nación, ganancias anuales astronómicas sacadas de la sobreexplotación de la fuerza de trabajo de catorce millones de obreros que trabajan noche y día sin horario legal, sin la menor protección social, sin salario mínimo y en condiciones tan terribles como las que padeció el proletariado a comienzos del capitalismo.
En ese marco: El pasado 27 de febrero la policía ataca a un grupo de unos 150 trabajadores emigrantes chinos de la empresa estatal china China State Construction Engineering Corporation, en huelga salvaje desde el día anterior y que tenían secuestrados a nueve jefes y encargados, desde hacía muchas horas, en un edificio en construcción en Zallaq, a 25 km al sur de la capital -Manama.
Los huelguistas protestaban contra las inhumanas condiciones de trabajo, reclamaban un aumento de sus irrisorios salarios y exigían la repatriación a China de los jefes secuestrados. Tras seis horas de negociaciones con un diplomático chino y el ministro de Interior de Bahréin y tras un encierro que duró muchas horas, ArabNews.com anuncia que la policía acabó asaltando y destrozando el campamento de barracas que les servía de alojamiento a los trabajadores, liberando a los jefes secuestrados y arrestando a 26 obreros, concretamente y sin dilación a los que consideran los "cabecillas".
Gran-Bretaña
Pese a todos los esfuerzos que están haciendo los sindicatos y el conjunto de la burguesía, desde finales del año pasado, para impedirlo, tenemos que:
- Las azafatas y los auxiliares de vuelo de la compañía British Airways han iniciado huelgas intermitentes contra las reducciones de efectivos (BA quiere reducir el número de personal de a bordo en todos los vuelos de larga distancia); varios miles de ellos se pusieron en huelga el fin de semana del 20 de marzo.
- El sindicato de ferroviarios RMT: ha estado obligado, presionado por la ira en aumento de los trabajadores, a convocar una huelga nacional de cuatro horas durante el fin de semana de la Pascua -la primera en 16 años- contra un plan que prevé la supresión de 1500 contratos de trabajo en la Network Rail (Gestora de la red viaria).
Tomado de Révolution Internationale, publicación de la CCI en Francia.
[1] Ver los siguientes enlaces: /cci-online/200902/2490/huelgas-en-las-refinerias-y-centrales-electricas-en-gran-bretana-la-lucha-de- [73] , https://es.internationalism.org/node/2770 [57] , /cci-online/201002/2777/turquia-solidaridad-con-la-resistencia-de-los-trabajadores-de-tekel-contra-el [74]
[2] Ver blog www.libcom.org [75]
[3]https://libcom.org/article/mass-strikes-greece-response-new-measures [76]
Estas medidas forman parte del Plan de Austeridad que desde febrero viene anunciando el Gobierno y que se ha concretado en toda una serie de decisiones: recorte de las pensiones1, congelación salarial tanto en el sector público como en la empresa privada (mediante el Acuerdo Social recientemente firmado por Patronal y sindicatos), el plan de reducción del gasto en la empresas públicas que supone un recorte del 4% de las plantillas, el Pacto en la Sanidad cuyos recortes de gastos puede suponer la pérdida de 15000 empleos, la Reforma Laboral que está cociéndose entre bastidores2, el aumento en dos puntos de IVA y un largo etcétera.
Frente a la agravación de la crisis, subvenciones para los de arriba y "sangre, sudor y lágrimas"3 para los de abajo
La causa de este Plan de Austeridad está en la agravación de la crisis mundial. «Aunque la burguesía haya eludido, por el momento, lo peor, no es menos cierto que no aparece recuperación alguna, y sí, en cambio, varios países con riesgos ciertos de insolvencia que acumulan tasas de endeudamiento superiores al 100% del PIB. Entre esos países figuran Grecia, España (la 4ª economía de la zona euro), Islandia... Y Gran Bretaña aunque no llegue a las cifras de endeudamiento de los anteriormente citados, los especialistas no dejan de advertir de signos muy inquietantes. En cuanto a los demás (EE.UU., Francia,...) le siguen por detrás pero a corta distancia. En una situación así la insolvencia de un país que se vea incapaz de afrontar los plazos de pago de su deuda puede desencadenar una reacción en cadena que conduzca a la insolvencia de otros muchos agentes económicos (banca, empresas, otros países,...)»4. Esta situación obliga a los Gobiernos a adoptar severos planes cuya principal víctima son los trabajadores. Actualmente, en un contexto general donde todos los gobiernos siguen esa política, Grecia y España son sus exponentes más extremos.
Podríamos preguntarnos ¿por qué no pagan los ricos? ¿Por qué siempre tenemos que ser "los de abajo" quienes tienen que cargar con los costes de unos desaguisados que no hemos provocado sino que son el resultado de la lógica y las leyes del sistema social capitalista?
En la hoja antes mencionada, respondíamos a este interrogante: « Bajo el capitalismo las únicas medidas posibles consisten en atacar a muerte a los trabajadores y a la mayoría de la población laboriosa. Esperar otra cosa, esperar que "paguen los ricos" o que "las cargas se repartan equitativamente" es creer en cuentos de hadas, creer que el Estado es "neutral" y "es de todos". El Estado, su gobierno y las instituciones que lo constituyen -Oposición, Sindicatos, Patronal, Iglesia etc.- está con el Capital, lo defiende por todos los medios, legales e ilegales, por las buenas y por las malas. Por eso, los "socialistas" de Grecia que llegaron al poder en octubre con la promesa de que "aumentarían el consumo de los trabajadores para salir de la crisis" han hecho exactamente lo contrario: han bajado el sueldo de los funcionarios, han eliminado una paga extra, recortado las pensiones, aumento del IVA».
El impacto de los Planes de Austeridad en nuestras vidas
La oleada de planes de austeridad -que con distintas variantes se están aplicando o se van a aplicar en la gran mayoría de países, ¡Grecia y España no son una excepción!- suscita una justificada inquietud: la crisis de 2007-2009 una de cuyas consecuencias fue arrojar de sus viviendas a miles de familias y quitarle el empleo a millones de personas, se manifestó en la crisis de las finanzas mundiales. Para salvar los bancos, los gobiernos -de todos los colores- se endeudaron de manera astronómica y ahora esa deuda ha desembocado en la situación actual -una nueva etapa en la evolución de la crisis- que obliga a hacernos pagar de nuevo los platos rotos.
Así pues, no hay manera de salir del túnel. Recordemos que a finales de 2008 nos dijeron que el desempleo brutal desaparecería con la progresiva generalización de los famosos "brotes verdes". ¡Pero hoy lo que le dice el Señor Zapatero al Financial Times es que «va a reducir el déficit público cueste lo que cueste» y su ministro Corbacho concreta ese "cueste lo que cueste" en abaratar el despido en unos "contratos de fomento del empleo" que acaba de sacarse de la manga. Es decir, que hasta 2013 tendremos "sangre, sudor y lágrimas". ¿Y después? No es ninguna exageración pensar que el "después de 2013" será mucho peor.
Pero a la inquietud por ese "no futuro" se añade la indignación: nos piden que nos sacrifiquemos con un recorte de las pensiones mientras banqueros y políticos se asignan planes de pensiones multimillonarios; el gobierno "socialista" nos obliga a "arrimar el hombro por los más desfavorecidos" aumentando la tributación de los magros ahorros de la mayoría de los mortales mientras que a capitalistas, especuladores y políticos, les deja intocable el refugio dorado de los SICAV5 cuya tributación ¡es del UNO por cien!; mientras nos echan en cara el supuesto "nivel de vida excesivo" que tendríamos, políticos y capitalistas disfrutan de privilegios escandalosos y a través de la rendija que deja entrever el caso Gürtel podemos ver cómo existen tramas mafiosas enraizadas en "los partidos que representan a los ciudadanos" que manejan millones a nuestra costa.
Esto muestra, por un lado, algo que ya anunció Marx hace 150 años: que el capitalismo genera inevitable y fatalmente dos polos en la sociedad: un polo minoritario que atrae como un imán todas las riquezas y un polo mayoritario sobre el que se derraman todas las pobrezas. Pero también expone ante los ojos de todos, el comportamiento arrogante y desalmado de la clase capitalista propio de los emperadores de la decadencia del Imperio Romano.
A la inquietud y la indignación se unen unos profundos sentimientos de frustración e injusticia. Hoy, miles y miles de estudiantes que han hecho dos y tres carreras y hablan 3 o 4 idiomas, ven que tanto esfuerzo se verá "recompensado" bien por el desempleo (40% de paro juvenil) o bien por la precariedad6; miles y miles de trabajadores ven cómo su "buen comportamiento en el trabajo", el perfeccionamiento profesional, el dedicar miles de horas al trabajo, NO SIRVEN PARA NADA pues "en agradecimiento" los arrojan al desempleo con una indemnización cada vez más miserable que se proponen recortarla DE NUEVO en la Reforma Laboral que están cociendo. En el caso de los muchos miles de opositores, jóvenes y no tan jóvenes, cuya última esperanza de encontrar trabajo era la Oferta Pública de Empleo, ¿Cuáles pueden ser sus sentimientos ante la bofetada que acaba de propinarles el gobierno? Tanto dinero invertido -la mayoría tienen que acudir a academias privadas para preparar una oposición-, tanto esfuerzo de estudio y de aislamiento social - la oposición obliga a encerrarse en casa no haciendo otra cosa que estudiar- ¿para qué van a servir?
¿Cuál puede ser el sentimiento de los trabajadores que ya son funcionarios y que se supone que son unos "afortunados"? En primer lugar, desde el propio Gobierno se les somete a campañas mediáticas presentándolos como unos "vagos, privilegiados, que cobran por no hacer nada y tienen la plaza de por vida". Pero en segundo lugar ese mismo Gobierno que los denigra, al imponer la tasa de reposición del 10% (por cada 10 funcionarios jubilados solo se cubrirá una plaza) va a aumentar la carga de trabajo y el consiguiente estrés. Dos ejemplos: los médicos y el personal sanitario de hospitales obligados a multiplicar las guardias, a reducir descansos y por sueldos que son los peores de la Unión Europea; los profesores de la enseñanza primaria que ven como aumenta de año en año la cuota de niños que tienen que atender o cómo las bajas solo son cubiertas a partir del quinceavo día.
En fin, la enorme multiplicación de "Bolsas de Trabajo" en la administración pública, revela el cinismo del Gobierno que dice estar muy preocupado por "la precariedad laboral". Desde hace más de 20 años, el destino de la mayoría de los que preparan oposiciones no es tanto la "ansiada plaza" sino andar dando tumbos en sustituciones o puestos temporales, de tal forma que el Estado español presenta una tasa de precariedad del 40% ¡superior a la empresa privada!
Un sistema social en agonía que se blinda contra los explotados
Pero hay algo que llama la atención de la Oferta Pública de Empleo de 2010: ¿adónde van destinadas las miserables 1989 plazas que se crean? Pues resulta que «del total de plazas ofertadas, 781 serán de las Administración General del Estado, 222 del Cuerpo Nacional de Policía, 232 de la Guardia Civil y 754 de las Fuerzas Armadas»; además, de las 781 plazas de Administración General del Estado «el 50% de las plazas corresponden a instituciones penitenciarias; el 12,04%, a la lucha contra el fraude fiscal; el 9,12%, a la investigación; el 8,2%, al orden social; el 8,2%, a cuerpos informáticos; y el 6,38% a la seguridad aérea y meteorológica. Al margen de estos sectores, el 3,1% de la oferta se dirige al sector exterior y el 2,9%, a la Administración Civil»7
Es decir, el poco empleo que se crea se dedica a represión, represión y más represión: policía, cárceles, persecución fiscal, seguridad... Además, en justicia se han convocado 2030 plazas de las cuales la mayoría serán para agilizar los desahucios de viviendas en el marco de una Ley que ha adoptado el Gobierno, según la cual: «El desahucio de los inquilinos morosos en España será más fácil a partir de hoy en virtud de la entrada en vigor de una ley que busca agilizar los trámites judiciales que el propietario de una vivienda debe afrontar en este tipo de situaciones. La norma se lo pone más fácil a los propietarios de viviendas en alquiler, pero también deja más desprotegidos a los arrendatarios que no puedan afrontar sus deudas»8
Todo esto nos muestra que el sistema social que nos domina NO TIENE NADA TANGIBLE QUE OFRECERNOS y que su orientación es reforzar sus estructuras para responder a las inevitables protestas y luchas de los explotados.
¡No tenemos otro camino que la unidad y la lucha!
Acción Proletaria 17-4-10
1 En una hoja que estamos distribuyendo denunciamos la estrategia concertada que está siguiendo la burguesía española en torno a las pensiones: primero anuncian la jubilación a los 67 años, los sindicatos ponen el grito en el cielo y organizan un simulacro de movilización. Entonces: el gobierno parece que recula y «puede hacer la jugada de ceder ahora para atacar más tarde pasados unos meses utilizando el mecanismo más discreto del Pacto de Toledo en el que, como han hecho hasta ahora, pueden cambiar edad de jubilación, rebajar pensiones etc., sin publicidad y colocándonos ante hechos consumados». Ver https://es.internationalism.org/node/2780 [61] . En todo caso, las pensiones ya han sufrido una reducción desde principios de 2010 en unos 400 euros anuales.
2 Tras una serie de anuncios y desmentidos se puede desprender que « se generalizan los contratos con 33 días de indemnización por despido con lo cual la figura de los 45 días queda reducida al mínimo; la posibilidad de contratos "fijos" con indemnización por despido reducida a 20 días; con la excusa de favorecer a los jóvenes y otros colectivos "desprotegidos" se introducen nuevos contratos precarios que proporcionan a los empresarios un instrumento para degradar más aún el mercado de trabajo; otra medida amenazadora es la propuesta de ampliar los contratos a tiempo parcial -que llevan consigo una cláusula de despido automática-, para el que se anuncian dos modalidades: una con horario fijo y otra con horario flexible para que las empresas "se puedan adaptar a los cambios en sus procesos productivos". En la práctica, eso supone trabajar toda la jornada con contratos de media jornada, y si se reclama esa diferencia de "horas extras", los patronos pueden cómodamente rescindir el contrato». Ver /accion-proletaria/201003/2827/ante-la-aceleracion-de-la-crisis-mundial-la-perspectiva-de-ataques-mas [78]
3 Frase que se hizo famosa de un discurso de Churchill en 1940, en la 2ª guerra mundial
4 Ver https://es.internationalism.org/node/2832 [79]
5 Definición de SICAV tomada de Wikipedia: En España, una SICAV es una Sociedad Anónima cuyo objeto social es invertir en activos financieros. Gozan de importantes ventajas fiscales, de forma que las SICAV tributan al 1% en el impuesto sobre sociedades. Actualmente este instrumento de inversión es uno de los más utilizados por personas con grandes capitales.
6 Los contratos de fomento del empleo que anuncia el ministro Corbacho son supuestamente un medio de ofrecer trabajo a los jóvenes, pero en realidad -como se ha venido comprobando desde el Plan de Empleo Juvenil que instaurara el gobierno "socialista" de González en 1988- constituyen un poderoso acelerador de la precariedad.
7 Citado por La Vanguardia. Ver www.lavanguardia.es/economia/noticias/20100330/53900251653/el-gobierno-r... [80]
8 Ver https://www.expansion.com/2009/12/23/economia-politica/1261564428.html [81]
Acabamos de recibir el "Llamamiento" que se publica a continuación de un grupo de compañeros en Australia. Desde la Corriente Comunista Internacional apoyamos este llamamiento de todo corazón, e instamos a nuestros lectores en Australasia o de la región a contactar con los compañeros en la dirección de correo que ponemos al final.
¡Camaradas!
Hoy la humanidad se enfrenta al mismo ultimátum que se planteó en la víspera de la Primera Guerra Mundial: «Socialismo o Barbarie», en palabras de Rosa Luxemburgo y de Friedrich Engels antes de ella
El sistema capitalista mundial ha visto su peor crisis económica desde la Gran Depresión, con la clase obrera llevando la peor parte del golpe, en todas partes se enfrenta a la congelación de los salarios, los recortes de empleo y el empeoramiento de las condiciones de trabajo. La amenaza de una catástrofe ambiental global aparece más posible que nunca. Sangrientos y brutales conflictos salpican el mundo - desde Irak a Afganistán, Somalia a Sudán, Colombia a México.
En contraste con estas emanaciones de una sociedad moribunda también vemos el germen de un nuevo mundo - sin explotación ni opresión, sin pobreza o la escasez, sin guerras ni las fronteras nacionales - en la lucha de clases de la clase obrera internacional.
La izquierda comunista tiene sus orígenes en las corrientes de izquierda de la Internacional Comunista, que nació como una respuesta proletaria a sus deslizamientos oportunistas a medida que retrocedía la oleada revolucionaria internacional en la década de 1920. Mientras que la Izquierda Comunista tuvo expresiones en muchos países la mayoría de sus representantes destacados se encontraban en Alemania, Holanda, Italia y Rusia. En el período de la contrarrevolución que se inauguró a finales de la década de 1920, fue la Izquierda comunista quien defendió de la manera más intransigente el internacionalismo proletario y la más rigurosa en la elaboración del balance de la ola revolucionaria.
Aunque existen simpatizantes de la Izquierda Comunista en Australia, se trata de individuos dispersos que sufren en gran medida el aislamiento político. Con el fin de intervenir eficazmente en la lucha de clases, es necesario que los revolucionarios se organicen en una organización política, fundada sobre la base de las posiciones y principios compartidos.
Sin embargo, en la hora presente la formación inmediata de un grupo no está en la agenda en Australia. Lo que se necesita en la actualidad es la unión de los internacionalistas en undebate llevado a cabo con el objetivo de iniciar y mantener el contacto entre compañeros (especialmente las que están geográficamente aislados) y la clarificación política colectiva de las posiciones que definen el programa comunista de hoy.
Por lo tanto, hacemos un llamamiento para el inicio de los debates organizados entre todos los simpatizantes de la Izquierda Comunista en Australia. Se propone que los debates se llevan a cabo bajo el nombre: «Red Afiliada al Comunismo Internacionalista».
Proponemos los criterios de participación que están de acuerdo con las posiciones más elementales del comunismo actual:
Todos los que puedan estar interesados en participar se les anima a escribir a [email protected] [82]. Cualquier comentario, pregunta o crítica, serán bienvenidos.
Con saludos comunistas fraternales, Fabius, Jack, Max, Nicolás, Tomás
Todos sabemos lo que representa la conmemoración del Primero de mayo a nivel mundial, sabemos que es una fecha para recordar, para reflexionar, sobre nuestra condición de explotados. El proletariado empieza a despertar junto a otras capas también explotadas a nivel mundial, pero aun este despertar sigue siendo débil por la enorme presión y poder que la ideología dominante ejerce sobre todos nosotros. La clase obrera todavía tiene que pelear contra este gran peso que carga sobre sus hombros y que no le permite reconocerse completamente en el terreno de la lucha de clases, que no le permite dotarse de su confianza en sí misma, de su fuerza y unidad de clase, de defender su autonomía en sus luchas, de defender su programa histórico.
Es necesario comprender que la crisis mundial del capitalismo agudizará y empeorará nuestras condiciones de vida, que los ataques que el capitalismo y sus burguesías, serán cada vez más brutales y constantes (veamos ahora Grecia, Italia, Portugal, España, Irlanda..) cada ajuste de cinturón, cada medida de austeridad, cada recorte de salarios , representa mayor explotación y valga la redundancia peores condiciones de vida para el proletariado y el resto de capas explotadas.
Este 1ero de Mayo es motivo de reflexión, critica y autocritica: Los primeros de Mayo se siguen viendo desde una perspectiva de reivindicar al obrero, una fiesta del trabajo y los trabajadores, de tribuna de partidos de izquierda, de izquierdistas de todas las layas, sindicatos y sindicalistas, de toda una flora y fauna que solo mistifica esta fecha como solo un día en el calendario, una fecha donde solo se puede salir en procesión, encuadrados por la presencia de los partidos, sindicatos y fuerzas policías. Donde no se reivindica la lucha de clases ni mucho menos sus intereses de clase, donde no se ven consignas que se encuentren en el campo obrero; solo consignas de la izquierda del capital de sus partidos, sindicatos y de uno u otro grupillo de activistas venidos a menos. Estos elementos mencionados nada tienen que ver con la lucha del proletariado.
En Lima en esta fecha se ha visto una serie de elementos positivos y negativos que se tienen que mencionar aquí:
1. En la movilización del 1ero de Mayo se ha visto una mayor presencia de jóvenes obreros, cosa que no se veía antes. Podemos explicar que la presencia de jóvenes obreros se explica debido que son los jóvenes como población mas afectada, los que sufren el desempleo más brutal por causa de las crisis del capitalismo. Y lo podemos contrastar con la tan amplia información brindada de fuentes oficiales como la OIT, por ejemplo. Los jóvenes aquí buscan sinceramente alternativas al mundo existente, mas solo encuentran en la calle a la izquierda del capital.
2. Otro aspecto positivo a mencionar es la mayor presencia de minorías revolucionarias del proletariado, cosa que hace unos años atrás no se veían. Estas minorías que ha venido segregando la misma clase, empiezan a madurar, a tomar conciencia y a desarrollarse, contribuyendo a la lucha del proletariado a escala mundial, reconociendo que aun son esfuerzos muy ínfimos.
3. Un primer aspecto negativo tienen relación con el encuadramiento de los obreros en las fauces de sindicatos y partidos de la burguesía. Cosa que aun falta combatir y deslindar como clase explotada. Hemos visto luchas en Tekel, Turquía, que han marcado el camino de las luchas futuras de la clase, negando el papel de los sindicatos como mediadores en las luchas obreras, evitando así el ahogamiento y encuadramiento de las mismas. Aun así la marcha estuvo compuesta por sindicatos, frentes, partidos, Ongs... que nada tienen que ver con la organización de la clase.
4. El peso de la ideología dominante del capitalismo juega siempre un papel imprescindible en toda la clase obrera y esto a nivel mundial, no solo aquí. Y esto se nota por las consignas lanzadas en la movilización del pasado 1ero de Mayo, ya que la movilización fue tras banderas Burguesas como "defensa de la escuela gratuita", "contra el neoliberalismo", "por la amnistía política" "contra la corrupción". Todo esto acompañado de grupos izquierdistas (maoístas, anarquistas, nacionalistas, frentistas...) que nada tienen que ver con la lucha del proletariado.
5. Criticamos el Entrismo en todas sus formas, postura que plantea que los revolucionarios deben ingresar en organizaciones tales como sindicatos, comedores populares, frentes, organizaciones barriales, partidos de izquierda, con el pretexto que allí están los proletarios, los explotados. Esa táctica-indigna y oportunista-históricamente solo llevó a nuestra clase y su vanguardia a los callejones sin salida del reformismo y la contrarrevolución.
6. Por supuesto todo esto es muestra que el proletariado le falta recuperar su confianza en sí mismo, de reconocerse como clase y reapropiarse de su programa histórico. El proletariado tiene que organizar de manera autónoma sus luchas como clase a nivel mundial, para superar su encuadramiento y debilitamiento provocado por partidos y sindicatos. Solo la solidaridad, la unidad y su internacionalismo proletario en sus luchas masivas generalizadas a escala mundial, marcaran el camino del proletariado para su victoria final.
ORGAP/GLP (06-05-2010)
En las últimas dos semanas hemos recibido 3 tomas de posición por parte de compañeros internacionalistas de Sevilla y Barcelona (España) y del colectivo Sociedad y Ciencia del Perú.
Estas tomas de posición muestran el desarrollo de una reflexión en profundidad sobre la lucha del proletariado y más concretamente sobre sus medios de lucha. Esta reflexión -como puede verse por el origen de los textos- tiene una dimensión internacional.
Si hemos agrupado los 3 textos es con la idea de estimular un debate internacional.
En este debate creemos que hay dos cuestiones que se plantean:
- ¿son los sindicatos un medio de lucha favorable al proletariado o son, por el contrario, un instrumento de la burguesía para desmovilizarlo, para hacer que cuelen los planes de austeridad que exige la crisis capitalista?
- ¿qué medios de lucha emplear? ¿son un instrumento válido las jornadas de acción, las acciones demostrativas unos por aquí, otros por allá, como muy justamente denuncia el compañero de Sevilla? O, por el contrario, ¿esos métodos de acción ligados al sindicalismo se han revelado un medio para fragmentar, dividir y desorganizar a los trabajadores?
Un debate sobre estas cuestiones creemos ayudará a que el proletariado se arme ante las tremendas pruebas que le esperan. Hace un par de días el gobierno Zapatero anunciaba durísimas medidas con los trabajadores como principales paganos. Pero en otros muchos países la perspectiva es la misma: Gran Bretaña, Francia, Italia, Irlanda... ¡No digamos Grecia! Así que en las luchas que inevitablemente se producirán las cuestiones antes enunciadas serán problemas candentes, que cientos de trabajadores necesitarán imperiosamente abordar.
Desde ese punto de vista y con ánimo de irle hincando el diente al debate quisiéramos hacer algunas precisiones a los textos de los compañeros.
Partiendo de la base que las 3 contribuciones se colocan en un terreno proletario de lucha contra el capitalismo y por la perspectiva comunista internacionalista, hay algunos pasajes que necesitan una reflexión.
El compañero de Sevilla denuncia muy bien el veneno que nos quieren inocular de la sumisión a una organización omnipotente, a un aparato que nos mantiene pasivos y atomizados y que solamente nos "otorga generosamente" la posibilidad de "luchar" cuando ellos convocan. Es decir, cuando mejor le viene al capital y a sus planes.
El "fetichismo de la organización" es efectivamente una de las armas con que cuentan los sindicatos y los partidos de izquierda del capital para tener controlados a los obreros, evitar que su movilización sea fuerte y eficaz, de esa manera los desmoralizan, les hacen encajar derrota tras derrota, facilitan pues los planes del capital.
Ahora bien, ¿habría que colocar los orígenes históricos de ese "fetichismo de la organización" en Lenin? No podemos abordar este tema aquí[1] pero nos parece que el fetichismo de la organización fue un vicio que se desarrolló en los sindicatos incluso cuando -como en el siglo XIX y principios del XX- todavía eran órganos proletarios[2]. A lo largo del siglo XX y XXI, ese fetichismo de la organización se ha transformado: de una debilidad que afectaba a órganos genuinamente proletarios se ha convertido en arma de los sindicatos para dividir, desmovilizar y rendir pasivos y despolitizados a los obreros.
El compañero de Barcelona habla de «sindicatos proletarios que están surgiendo y que irán surgiendo determinados por el desarrollo de la decadencia del Modo de Producción». ¿Dónde? ¿Qué experiencias avalan esta previsión? En la decadencia del capitalismo durante el largo siglo transcurrido, todas las tentativas de constituir nuevos sindicatos (sindicatos rojos, sindicatos de base, sindicatos radicales) han fracasado y en general han acabado convirtiéndose en competidores de los grandes sindicatos encargados de desmovilizar y de llevar a callejones sin salida a los obreros que intentaban romper con la cárcel sindical y desarrollar un combate autónomo como clase[3]. En el mismo sentido, los compañeros del Perú denuncian a "los líderes burócratas del sindicato". ¿Cabría la posibilidad de un sindicalismo sin burocracia o, más bien, la integración de los sindicatos en el Estado Capitalista como engranajes imprescindibles de su defensa hacen necesaria e inevitable esa burocracia?[4]
Por otro lado, estos compañeros afirman que el primero de Mayo « es una fecha de reivindicación de la lucha proletaria contra el capital y los Estados burgueses. Es una fecha en la cual, mostramos al mundo que existimos como clase revolucionaria». En sus orígenes eso fue cierto. Fue una acción internacional de solidaridad con los obreros masacrados en Chicago, se convirtió en plataforma reivindicativa para luchar por la jornada de 8 horas, en ese sentido, la jornada del Primero de Mayo era un momento de combate, de mostrar efectivamente al mundo que el proletariado es una clase revolucionaria.
Sin embargo, con la decadencia del capitalismo, con la integración de los sindicatos en el Estado que la acompañó, con la voluntad del capitalismo de Estado de someter a un estrecho control a los obreros, el Primero de Mayo se transformó en lo contrario: en una jornada de alistamiento del proletariado para las políticas nacionalistas, de capitalismo de Estado, de austeridad, o simplemente de desmovilización. En la antigua URSS el Primero de Mayo veía desfilar las armas de destrucción masiva que exhibía el régimen en su violenta confrontación con el bloque imperialista rival de USA.
Esta recuperación por parte del capitalismo de una antigua arma proletaria está relacionada con lo que planteábamos al principio: los métodos de jornadas demostrativas, de huelgas generales un día D, toda la panoplia de medios sindicalistas que tenían validez en el siglo XIX, hoy se han revelado no solo obsoletos sino negativos y desmovilizadores para el proletariado. Este, desde 1905, vuelve una y otra vez sobre métodos de lucha totalmente diferentes. Los métodos de lucha no son una herramienta neutra. Los propios del siglo XIX ligados al sindicalismo se han convertido hoy en un arma para desmovilizar, desmoralizar y dividir a los trabajadores. Los métodos del siglo XX cuya primera y gigantesca expresión fue la Revolución Rusa de 1905 son los únicos que pueden permitir al proletariado afirmar su fuerza, desarrollar su unidad y su solidaridad, defenderse contra el capitalismo y de forma concomitante avanzar hacia la única solución hoy realista a sus problemas y a los de toda la humanidad: la Revolución Comunista Mundial. El libro antes citado de Rosa Luxemburgo plantea este cambio histórico.
CCI 14-5-10
¡AHORA O NUNCA!
Como parte del proletariado nos pronunciamos en esta fecha histórica para nuestra clase. El 1ro de Mayo de 1886, nuestros hermanos de clase en USA, salieron a protestar y luchar masivamente; se organizaron grandes masas obreras, con palos, piedras y sus herramientas diarias de trabajo. ¿Qué exigían? ¿Qué reclamaban? ¿Por qué luchaban? Por lo mismo que nos hace salir a las calles este día. Por una sociedad sin explotación, por una sociedad donde los trabajadores no seamos mercancías que se compran y se venden en el mercado, por una sociedad sin clases sociales; en donde no existan más desposeídos, en donde nuestro trabajo sirva para los demás, para la sociedad en su conjunto y no para acrecentar el capital de un empresario. Por luchar y exigir esto, centenares de proletarios fueron asesinados cobardemente por los perros guardianes del capital, la policía; que no es otra cosa que el aparato represivo de todos los estados burgueses del mundo.
Hoy 1ro de Mayo, debemos entender que esta fecha no puede ser de celebración, un feriado más, un día para la diversión; es una fecha de reivindicación de la lucha proletaria contra el capital y los Estados burgueses. Es una fecha en la cual, mostramos al mundo que existimos como clase revolucionaria y que solo nosotros podremos conseguir con nuestra unión, organizándonos, la abolición de la explotación, de la esclavitud asalariada y una nueva sociedad, en donde el trabajo sirva para hacernos ricos a todos y no a un puñado de parásitos.
En estos últimos años el sistema burgués ha entrado en una crisis sin precedentes, nuestras condiciones de vida a nivel mundial son cada vez más paupérrimas, las empresas privadas o estatales nos pagan miserables salarios que no alcanzan para cubrir las necesidad más básicas, los despidos son comunes, el desempleo es una peste mortal que abunda en todos los países; el robo, la delincuencia, la prostitución, la drogadicción, etc. se han hecho algo normal en nuestras vidas, el sistema nos ha acostumbrado a vivir entre la basura, el desperdicio y la inmundicia mercantil.
Hermanos de clase ¡no más explotación!, ¡no más miseria para nosotros! Con nuestro trabajo, somos los que creamos todo, pero no tenemos nada. El Estado no es un ente neutro, imparcial, ellos legalizan la explotación, ellos lavan el cerebro al conjunto de la sociedad, nos tildan de revoltosos, terroristas, violentistas, nos hacen creer que la felicidad y la vida en paz son posibles comprando sus mercancías y siendo siervos y esclavos del capital. Vamos a seguir esperanzados en los políticos de izquierda, de derecha, en los líderes burócratas del sindicato, de los supuestos partidos que plantean un cambio por una vía burguesa (elecciones, parlamento, etc.) ¡No más engaño! ¡Basta de dejar que otros manejen nuestras vidas! ¡No permitamos más que otros manipulen nuestra lucha de clase!
A nivel mundial nuestra clase comienza a despertar y por fin podemos vernos a los ojos y comprender que todo nos empuja, nos conlleva, a la revolución proletaria. Hoy más que nunca, en todo el mundo, "la burguesía tiembla ante un revolución comunista", ya que no tenemos nada que perder en ella, excepto nuestras cadenas.
¡Viva la lucha del primero de Mayo!
¡Abolición del capital, extranjero o nacional!
¡Solo nuestra clase cambiará la historia de explotación en el mundo!
¡Proletarios del mundo unidos!
El Círculo de Estudio Científico de Análisis Social "Sociedad y Ciencia" consciente de que el proceso revolucionario para la transformación de la sociedad, solo será realizado por las grandes masas oprimidas de la sociedad; convoca y llama a debatir desde la concepción científica, a todos los que sufren día a día los estragos miserables a los que nos somete el sistema capitalista. La transformación social es posible, compañeros, pero solo nosotros la podremos realizar. Ahora es momento de debatir, de sacar balances de las luchas históricas, para participar de manera correcta en los proceso de lucha actuales. No seguir más dioses ni dogmas, todo nos empuja a trabajar de una forma justa y correcta por una nueva sociedad.
¡Sin teoría revolucionaria, no hay movimiento revolucionario!
Escríbannos para coordinar y entablar la lucha teórica y práctica.
[email protected] [84]
Primero de Mayo y las enfermedades infantiles
Las disputas organizativas imposibilitan desarrollar la lucha obrera
Lenin erró. No era el izquierdismo la enfermedad infantil que las teorías de los revolucionarios comunistas padecían. Quizás no vio (o no supo ver) que por encima de las posturas de todos aquellos osados que se disponían a refutar y rebatir sus posiciones existía un problema mucho más grave: el fetichismo por la organización.
La organización como ente supremo al que todo revolucionario debe supeditarse y debe respetar no era una idea nueva, que el Partido Bolchevique creó de la nada. La ruptura con las posturas revisionistas y oportunistas (de la llegada de la guerra se convirtieron en socialchovinistas) de la II Internacional no fue una ruptura plena en todos los campos del ejercicio teórico. Lo que antes era el partido o el sindicato en sí y para sí, como entes cuasi divinos que había que defender contra viento y marea y cuya función era la de articular al proletariado en su búsqueda de una sociedad mejor siguió siendo lo mismo en esencia; sólo que rehusó formular la inevitabilidad histórica del socialismo para alegría de los pocos marxistas revolucionarios ortodoxos que malvivían en organizaciones aisladas en aquellos entonces. Pero ulteriormente, el elemento leninista-bolchevique siguió conservando ese extraño fetichismo de la máquina que, históricamente, ha sido el muro de piedra al que han venido a chocarse los movimientos obreros de la Historia. Valga decir simplemente Kronsdat, donde no estaba en juego la revolución ni los Sóviets; estaba en juego el poder del Partido Bolchevique.
Si el leninismo como arma teórica de clase fue un paso adelante, dos pasos atrás fue convertirlo en el modelo. Así es que hoy en día aún pervive ese ideal de la máquina organizativa como la necesidad suprema de todo movimiento social, en especial obrero. No sólo es cuestión de los marxistas, en lo que esta amplia denominación pueda abarcar, sino también en muchos casos del propio anarquismo. La enfermedad infantil que padece toda teoría revolucionaria se puso de manifiesto el Primero de Mayo; posiblemente allí donde éste fuese ‘celebrado', proyectado como un ritual que, año tras año, lanza a la calle un número menor de obreros que se han cansado de los desfiles militares a los que las organizaciones nos llaman cada 365 días. El Día Internacional de los Trabajadores en Sevilla se movió entre lo esperpéntico y lo desesperante, con tres manifestaciones convocadas y miles de obreros diseminados en torno a diferentes pancartas y consignas en diferentes puntos de la ciudad. Marx decía que éramos una misma clase, que teníamos unos mismos objetivos. Creo que esa parte de la teoría marxista no entraba en el examen de "revolucionario" y decidieron no estudiarla.
La CNT partió con sus escasos efectivos desde la Alameda de Hércules. En torno a 30 personas marcharon desde un extremo de la misma hacia el otro, para luego continuar entre callejuelas poco transitadas. Los obreros congregados en la Alameda no acompañaron en solidaridad proletaria a los anarquistas porque estaban esperando la llegada de la manifestación de CGT-SAT, apoyada por IA, Nación Andaluza y Corriente Roja, entre otras. A la enorme base militante de estas organizaciones debemos de sumar el hecho de que fueron a comenzar la marcha más allá de la Macarena, alejados de cualquier lugar mínimamente poblado. Así, no era de extrañar que algunos de los trabajadores con los que me puse en contacto estuvieran que se subían de por las paredes ante semejante espectáculo. Cada uno marchaba por su lado, y este año, otra vez, los chirigoteros de CCOO-UGT volvían a llevarse el gato al agua. En pleno centro de la ciudad de Sevilla, y en colaboración con el PCE, se montó una pequeña caseta, regentada por gente en traje y corbata y bien custodiada por el burguesito medio que necesitaba saciar el gaznate con cerveza ‘comunista'. En la tarima que los chirigoteros habían dispuesto para que sus líderes se lanzaran a hacer proselitismo y demagogia de su actitud fascista trinaba música de los altavoces. Pero no era la Internacional, y dudo que en ningún lugar de Sevilla sonase la Internacional. Quizás en ningún lugar del Estado español. No interesaba en este día llamar a la unidad; porque la unidad obrera, entendida ésta como necesidad y a la vez resultado de su toma de conciencia de clase, pasa a día de hoy por superar el corsé impuesto por las organizaciones que hablan en su nombre (y en el de Marx, y en el de Engels, y en el de Durruti, Balius, etc.). Destruir las organizaciones obreras es destruir su aparato, puesto que el obrero siempre tiene espacio en su conciencia para permitir escuchar y debatir su programa. Si queremos la revolución, debemos de empezar por ahí; debemos de empezar por ser consientes que el trabajador debe de tomar las riendas de la misión que históricamente le corresponde. Los errores que pueda cometer siempre estarán sujetos a la crítica, y al menos, comprenderá que son ‘suyos' y no de los que se dicen hermanados en su misma lucha.
Lo que pasó en Sevilla no es un hecho aislado. Allí donde exista organización con ánimo de atribuirse la misión de elevar el proletariado a la cima de su labor histórica existirá el despotismo de la organización, esa pérfida máquina anacrónica y andrógina, sin vida y sin humanidad; que extiende sus largos brazos y acapara, llena de aprensión, impotencia y odio. La emancipación de la clase obrera será obra de ella misma o no será. No es que Marx fuera un ‘izquierdista'; es que supo sacar la conclusión que lo que nos une como clase es más de lo que nos separa como miembros de un aparato ajeno y extraño a nosotros. Los pueblos, al igual que las montañas, se unen por la base. Al menos existe un proletariado que lo ha comprendido. Larga vida al pueblo griego y su lucha contra el capital. Seguro que, en el Día Internacional de los Trabajadores, la calle y las luchas contra los policías fueron el mejor remedio contra la propagación de la enfermedad y la Internacional sonó en algún rincón de Atenas.
"La fiesta del trabajo" y sus festejantes
Para el proletariado es necesario seguir conmemorando el 1º de mayo, aunque no precisamente celebrando. Los organizadores sindicales del Estado sí celebran la fecha, aprovechando de paso para restregar por la cara a "la sociedad" su felicidad y optimismo de continuar cosechando "conquistas" ("sociales", para ciertas capas del proletariado, sectoriales, para los sindicados, para los profesionales del sindicato) que llegan a cambio de continuar sumergiendo y apresando a la lucha de clases en la matriz jurídica de la democracia. Hitler instituyó el 1º de Mayo a modo de "la fiesta del trabajo", táctica rápidamente copiada por las socialdemocracias de todo el mundo, variantes de matiz terminológica al margen ("día de los trabajadores", "día del trabajo", "día de lucha de los trabajadores", etc.). Ese concepto, que expresa una percepción ideológica, hermana a las clases en una condición "compartida" de actividad laboral: trabajadores son el Jefe de la Comisaría, el campesino que contrata a sus jornaleros, el Director de la Caja de Ahorros, el Capitán de guarnición, el organizador de Recursos Humanos en la empresa. Todos sujetos a las fatigas y miserias del trabajo. Integrantes en las filas de las abejas obreras, que tanto aportan a la colmena para regocijo de los "verdugos parásitos" de la jet set, los comentaristas que revolotean alrededor de ellos y comen de su plato, los políticos y la familia Real. Pero las clases y la condición potencial de fuerzas de transformación radical de la sociedad que éstas albergan, se definen con arreglo a la posición particular detentada dentro de la estructura de medios empleados para producir y para destinar lo producido. Por el contrario, la pseudo-clase trabajadora se erige sobre el pilar de participación mera en esa estructura, independientemente de a quién sirve esa estructura precisa por su misma composición y por el modo en que queda fijada la propiedad sobre sus componentes.
A pesar de esta mutación de sentido, los proletarios tenemos que seguir recordando y re-afirmando que el sentido del día no puede más que responder, desde una perspectiva de clase, a nuestra lucha contra la condición a que nos amarra el sistema de explotación, a pesar de la asociación mecánica actual entre tal día y contenidos "reivindicativos" y "por la organización de clase" (para seguir siendo clase: pequeño matiz).
Precisamente el "valor ciudadano" del 1º de Mayo, tan reclamado, aclamado y suspirado en su "restauración", es un contenido nuevo, que remite el significado de la fecha (y la de tantas otras "conmemoraciones") a una noción de "utilidad social" en abstracto, falaz y que encubre que, en una sociedad de clases, el valor es siempre objetivamente relativo a cada clase, y respectivamente antagónico. Incluso para el pequeño tendero que nada en la precariedad -y que no sabe cómo presionar a la burguesía que lo oprime-, el valor de una huelga o de una lucha choca necesariamente con el valor que la misma posibilidad de práctica tenga para los proletarios a quienes éste tiene en empleo, y que con su presencia en las calles pueden hacerle tener un día ruinoso de espantados ciudadanos que no entran a su negocio.
El sentido de la fecha ha cambiado diametralmente: lo que el proletariado decidió conmemorar fue una capacidad -un poder- que la clase, en su acción, despliega para imponer, siempre relativamente en el capitalismo, aunque sea un ápice sus necesidades de seres humanos contra un sistema que les reconoce las necesidades justas para tenerlo a punto a la jornada siguiente y para tenerlo en condiciones. Posteriormente, se ha pasado a conmemorar supuestas "conquistas" de derechos y de libertades recogidas (o a recoger) por la legalidad y amparadas (o amparables) por el Estado, conglomerado de leyes asistenciales y de supervisión estatal -vía inspección sindical y otras- a las empresas, que sencillamente traduce el dinamismo con que, en cada momento de su historia, el Modo de Producción tiene que ir re-acondicionando a la Fuerza de Trabajo, para lograrla en encaje hacia sí mismo y hacia sus propios cambios.
Libertad de sindicación
Los proletarios, en gran cantidad de ocasiones, se ven forzados a sindicarse porque, dado que los sindicatos del Estado ejecutan el totalitarismo de éste al nivel de la empresa y de las relaciones laborales, ni siquiera puede el proletario entrar a trabajar, en ciertos sectores, si rehúsa sindicarse. Una vez en el puesto, sólo hacen "carrera interna" los sindicados. Ante cualquier medida de reducción de plantilla, ante cualquier medida punitiva o represiva por parte de la empresa, la víctima es siempre el trabajador no sindicado. No es posible, por otro lado, plantear demandas si no es por medio del Delegado sindical, pues el totalitarismo de la democracia significa, entre otras muchas cuestiones, que el sindicato tiene el monopolio de "legitimidad" de "interlocución". Los sindicatos elaboran sus listas negras de obreros "salvajes" y se las pasan a los gestores de empresa (es decir, a sus colegas). Ante este panorama, el hecho de que aumente la sindicación no tiene ni más ni menos valor que el hecho de que, durante el franquismo, los obreros tuvieran que pasar por el embudo del nacional-sindicalismo.
Sin embargo, allí donde la clase puede zafarse de este cepo, los proletarios desertan de los sindicatos del Estado, o bien, cuando no pueden hacerlo porque eso significa su estigmatización e incluso estar "firmando" el parte sindical de su despido, los proletarios continúan formalmente encuadrados en el interior de esas estructuras, al tiempo que desarrollan modos de oposición y de insumisión a las mismas, e incluso intentan llevar adelante luchas autónomas aprovechándose del amparo legal y de los recursos materiales que necesitan y que sólo son empleables a través del sindicato.
Alerta máxima
Este año, desfilaba en la marcha sindical el propio Miquel Iceta, gerifalte del PSC: la burguesía se cierra en torno a todas dimensiones de sí misma cuando comprueba la creciente disensión entre aquellos a quienes tiene por meta aglutinar.
Hace por lo menos siete años que el Estado está incrementando sus partidas de financiación a CGT, porque ve en este sindicato un puntal de renovación de la oferta creíble. Estas artimañas, junto con el desgaste de otros sindicatos por su propio peso de evidencias, han provocado un aumento de proletarios sindicados allí.
Los sindicatos sí luchan
Los sindicatos "mayoritarios" (hemos visto en sus últimas marchas a qué "mayoría" arrastran tras de sí entre las decenas de millones de proletarios en España) desempeñan correctamente su trabajo: desmovilizar "movilizando"; crear nihilismo en el proletariado al publicitar mediáticamente su "modelo de lucha" escena tras escena televisada y fotografiada de Convenio Colectivo y de Acuerdo Marco o de Sector que traen deterioro tras deterioro adicional; invertir en Bolsa, siendo accionistas suculentos de algunas Sociedades de Capital, y promoviendo otras de las que gozan su propiedad real; luchar contra los óptimos de interés de la Patronal, para así beneficiar a los sectores ultra-minoritarios del proletariado a quienes realmente los sindicatos defienden, al tiempo que benefician a un espectro de "asalariados" formales pero que realmente forman parte de la burguesía al contener, sus salarios, parte de las plusvalías empresariales bajo la forma de presupuestos estatales transferidos a su nómina; velar por las necesidades del Capital en su conjunto al tiempo que, en democracia, luchan con legitimidad por sus intereses particulares propios de la fracción del Capital a la que pertenecen dentro de ese campo, lo que implica, por qué no, manifestaciones, movilizaciones, recogida de firmas, amenazas de movilizar a su rebaño y a parte del proletariado-carne de cañón, huelgas, etc.
No es que estén domesticados por el poder político: es que, junto con determinada fracción del poder político en España, los sindicatos componen una alianza de gestión respecto de la lucha que una fracción del Capital español libra contra otra fracción de éste, así como contra la burguesía no monopolista y contra la pequeña burguesía (que encuentran expresión política en algunos partidos nacionalistas, así como en un PP bipolar que intenta conciliar a las dos últimas con la burguesía monopolista, sobre todo con la empresarial "privada"). La alianza sindical con el partido del Capital monopolista de Estado, no obstante, lejos de significar mera gestión y servidumbre a esa fracción del Capital nacional, significa plena participación en el mismo, pues los empresarios hoy son políticos mañana, y al revés, el Estado es una empresa que cotiza en Bolsa con sus Bonos del Estado, el Estado es también un Banco de Bancos y la suprema -a nivel nacional- entidad de concesión de crédito, el Estado es también el repara-dificultades por las que atraviesa el Capital, especialmente en este estadio del Modo de Producción, etc. De este Estado, forman parte los sindicatos, en unidad con el PSOE en su combate de fracción dentro del campo de luchas de la burguesía consigo misma.
Imprudencias, estrategias de sujeción y disidencia proletaria sindical
El talón de Aquiles de los sindicatos "mayoritarios" es que han podido más sus intereses de fracción de la burguesía, de lo que les han podido sus obligaciones y su compromiso por controlar al proletariado y someterlo ideológicamente a las necesidades del Capital nacional español en su conjunto. Ese egoísmo dentro de su propio campo de clase, ha hecho que se les note demasiado su función, pues ni siquiera han querido escenificar luchas mínimas durante el gobierno de Zapatero, por miedo a que cualquier mínimo gesto abriera la Caja de Pandora y la chispa trajera el incendio. Eso no ha sido hábil, pues difícilmente podrán recuperar la imagen que se han encargado de ir desplomando con su aparente "negligencia", y eso para la burguesía es un problema del que no encuentra solución: han sembrado vientos y, claro, recogerán tempestad.
Precisamente una estrategia burguesa de solución ante este panorama de disidencia de clase respecto de las centrales sindicales mayoritarias, pasa por armar a la CGT. Pero, junto a este proceso, es cierto que los proletarios, determinados por sus necesidades inmediatas capitalistas a constituir sindicatos u otras entidades de lucha por condiciones, inauguran nuevas organizaciones, de momento con presencia tan sólo empresarial o en unas pocas empresas, pero erigidas desde una perspectiva no de empresa, sino de ser marco de lucha válidos para la clase y también de integrarla en sí. Esto es inevitable que lo hagan los proletarios, dada la situación en la que estamos, pero no trae en sí -y ni muchísimo menos por sí- elementos transmutables en una consciencia respecto de la necesidad de superar la propia economía de empresa, núcleo del atolladero económico en que la clase obrera, y el conjunto de la sociedad capitalista, se halla inmersa debido a su propia naturaleza competencial, y que el sindicalismo no rompe -el de clase tampoco-, sino que lleva al paroxismo. Porque su horizonte es la lucha entre capitalistas y proletarios, dentro de la matriz de Relaciones de Producción capitalistas, por la re-distribución del producto procedente de esa producción capitalista, y, como mucho, por el control de esa producción, lo que recrea una Economía en que, como mucho, el Capital también pierde, pero en la que es seguro que, gane él o pierda, el proletariado pierde con él.
Jamás he estado vinculado al sindicalismo, a no ser que la vinculación se refiera a la crítica que he transmitido durante años a compañeros sindicalistas (CNT y la creación sindical del Partido Comunista Internacional) con quienes he compartido marco de lucha o de discusión. Respecto de la lucha obrera en un sentido que excede siempre al sindical, desde mi condición de comunista procuro luchar por revolucionar esa misma lucha obrera, alentando a su superación. Porque, como tal lucha coagulada y petrificada en sí misma contra la clase enemiga pero sin auto-trascender su mirada hacia la superación de las clases, no trae ni puede traer más que -¡y eso como "consecuencia perceptible"!- un desgaste social hasta la total descomposición de la vida. Así como un reducir cada vez más la dimensión política de la vida a un pelearse por los frutos podridos engendrados por una maquinaria productiva que no ofrece nada, ni al nivel de la subsistencia para una porción creciente de la humanidad, ni al nivel de la cultura, ni al nivel de la ética, ni en el plano de aquello que podamos hacer con unas capacidades reducidas por el capitalismo a ser mero instrumento de subsistencia en lucha entre individuos, con uno mismo por reprimir la visión de uno y sus ideas, entre sectores, entre territorios, entre "naciones". Y poco importa que también entre clases si ello no pasa de librarse en el terreno -reflejo mecánico del propio capitalismo- de la auto-conservación a costa de conjugar para sí un mundo-objeto (tenido políticamente por objeto y verdaderamente devenido objeto).
Responsabilidades, beneficios y el clavo ardiente sindical
Una cosa es hablar del militante sindical con responsabilidades, contra-prestaciones, beneficio de transferencias presupuestarias estatales y empresariales que premian a las funciones de orden desempeñadas, y, más allá de esto, propiedad real sobre el Capital -inversión y beneficios- de empresas y de entidades de "acción social", etc. Es una persona que, además, se beneficia de la financiación estatal respecto de las labores sindicales de caridad, plano respecto del que ha habido una traslación desde sociedades religiosas, cada vez más restringidas en su papel y sometidas a un cerco de control de actividades, un boicot de publicidad por parte del Estado -que sólo la permite a ciertas cuotas relativamente contenidas-, y que así han pasado a la imagen de salvadora de "la sociedad" que aspiran a proyectar las centrales sindicales, en competencia con las fundaciones sociales del Capital financiero: Obra Social de La Caixa, Banco de Santander, BBVA, etc.
Cosa bien distinta es hablar del afiliado "de base", lo que significa, como he intentado explicar, afiliado por "conveniencia" o, mejor dicho, por chantaje laboral. Por supuesto que existen miles de obreros sindicados "por voluntad propia", lo que significa, llevados por la dominación ideológica a afiliarse y/o en respuesta de que, sobre la base de la propia tiranía empresarial, la democracia extrae su fuerza sindical de atracción, pues quien está entre la espada y la pared tiene que defenderse con lo que hay, y lo que hay -no olvidemos que en régimen de monopolio respecto de los acuerdos por condiciones que la Patronal y el Estado reconocen como vinculantes- ahora son los sindicatos. La "situación" de estos proletarios sindicados responde a su condición de proletarios bajo un orden económico que carece de fuerzas por sí mismo para hacer compatible su auto-reproducción con la integración del proletariado como tal. Esa miseria en desarrollo no se debe, en su generación, a los sindicatos (aunque corre, en parte, a cuenta de ellos en su condición de contratantes y de explotadores de Fuerza de Trabajo), pero sí se encargan, los sindicatos, del mantenimiento y reproducción de la misma. Sobre esta misma miseria se alzan, cobrando relativa fuerza, esos mismos sindicatos que la mantienen, puesto que ésta es un reclamo de sindicación (aunque, como habréis visto durante la manifestación en Barcelona, cada vez menos, pues los sindicatos están ya casi tan "socialmente" y referencialmente alejados del proletariado, como lo están objetivamente por su función).
Las circunstancias de los afiliados son las típicas de cualquier régimen totalitario, como la democracia es: miedo a caer en el precipicio de la estigmatización y de los informes sindicales a las ETTs y a las empresas en general, en caso de salir del rebaño. Y, contradictoriamente, miedo a ser señalados cada vez más por un proletariado que sufre en su carne las funciones sindicales, y que no siempre distingue -ni tiene por qué- entre la estructura, la dirección y la base sobre cuya espalda, cuotas y confianza mínima se arman esas dos primeras dimensiones.
Sindicatos ambiciosos y exitosos en Estados proveedores: la Europa del Norte
El colonialismo primero, y el imperialismo más tarde -con su continuidad y exacerbación militar, de explotación industrial, financiera, de inversiones, de cobro de créditos, etc.- produjeron una cantidad de presupuesto -Capital centralizado por el Estado- que, junto a la plusvalía relativa que se había hecho posible a partir de la revolución de las técnicas y tecnologías productivas, dieron lugar a una porción relativamente cuantiosa de proletariado que participaba de las migajas de la sobre-explotación de otros proletarios -imperialismo- y de ellos mismos -plusvalía relativa en ascenso que parecía "imparable". Sobre esa base material, los sindicatos pasaron de ser incorporados pacífica y cordialmente a la entente trilateral -Estado, Patronal, Sindicatos- de negociaciones y de repartición más o menos conflictiva, más o menos dialogante y armónica, de la plusvalía procedente de la explotación del proletariado. Así construyeron entre todos ellos un "Brave new world" -lleno de suicidios, de depresiones, de episodios de violencia anti-sociable y de alcoholismo, por cierto- donde la lucha de clases parecía, "al fin", definitivamente metida dentro del cajón del Corporativismo social -organicismo basado en la idea, y, hasta cierto punto, en la consecución de beneficios para todos gracias a la buena marcha de la economía nacional. Igual que territorios y partidos que representan a las fracciones territoriales de la clase dominante, compiten en los Parlamentos por leyes y por alianzas, acuerdos, adjudicación de comisiones, etc., que les beneficien particularmente, en ese mismo fair play parecían destinados a poder competir -y colaborar, según el caso- los obreros de esos "países nórdicos" y los burgueses de estos mismos Estados. Esa abundancia de beneficios -vía imperialismo y plusvalía relativa- posibilitó armar un Estado que participaba en todo y se metía en todo, todo lo regulaba..., y por su inflación misma de tamaño y de funciones, daba de comer a tantos trabajadores, que estos empezaron a formar sindicatos para presionar al propio Estado que los contrataba, por llevarse cuanto más mejor. Ese terreno, que parece el obvio y "natural" para ese contexto de crecimiento, consistente en que las clases antagónicas están comúnmente integradas por la relación social básica que las define (Capital-trabajo asalariado), explica las altas cuotas de afiliación. Los sindicatos eran -y, aunque en mucho menor grado, continúan siendo- en esos Estados el ente político de los intereses de fracción de clase -de los intereses obreros del proletariado nacional que trabajaba paralelamente a otros proletarios, inmigrantes y precarios, y que son cada vez más, aunque esa condición no es allí ahora patrimonio del origen territorial del proletario, y parte de ese proletariado nacional ha perdido ya su viejo rango objetivo. En ese receptáculo de huevos de la gallina de los huevos de oro en que se habían convertido esos países, los proletarios-policías vigilaban para que ningún proletario "moreno" fuera a "abusar" de "sus" estructuras de asistencia y de sus recursos. Y el sindicato era la comisaría de policía, la oficina de expulsión y el gabinete donde, a partir de su condición de afiliados, los proletarios meritorios y eficientes eran condecorados y elevados con el ascensor de la estructura estatal de gestión, control y transferencia de las posibilidades materiales de vida.
Por el contrario, el afiliado es aquí "encima de cornudo, apaleado" en su inmensa mayoría, así que extráiganse conclusiones sobre los datos comparativos de afiliación.
Las claves de la confianza
Con vistas a que el proletariado adquiriera confianza en los sindicatos del Estado, debería ocurrir un milagro (para esos sindicatos), pues, en su relativa inconsciencia, cada día se están quitando la careta a través de la prensa y diciéndole al proletariado, sin tapujos, cuándo debe aceptar despidos, cierres o, "por el contrario", pre-jubilaciones, todo ello en función de que, en cada caso, una u otra "medida" sea mejor para salvar a la empresa.
En lo que se refiere a sindicatos proletarios que están surgiendo y que irán surgiendo determinados por el desarrollo de la decadencia del Modo de Producción (se les llame sindicatos o de otro modo), la clave para ganar la confianza del proletariado, y su afiliación, participación activa y combate contra la tiranía empresarial, pasa por la tarea comunista de mostrar un horizonte de lucha revolucionario, porque el proletariado no va a moverse y a persistir en su lucha, si los referentes y objetivos se centran en comer pollo los fines de semana en lugar de lentejas y en conseguir vía empresarial una hipoteca a setenta años que el banco, a cuenta propia del proletario, ya ni siquiera le da porque sus analistas conocen la tendencia a la generalización de la falta de capacidad de pago. Con referentes de lucha económicos, los mismos afiliados se van a desmarcar tarde o temprano, pues para qué van a tirarse los proletarios piedras sobre su tejado sin tienen mayores probabilidades (por escasas que sean) de conseguir sobrevivir en el capitalismo mediante estrategias de adaptación, "auto-habilitación" y mérito acumulado a ojos de sus examinadores. En este mundo -el capitalista- sólo se va avanzar en la extensificación de la lucha si los comunistas sabemos mostrar camino y objetivos relativos al mundo nuevo necesario donde el esfuerzo de lucha encuentra premio. No hay premio, por el contrario, en el capitalismo, porque "de donde no hay, no se puede sacar", y nadie, en última instancia, va a permanecer exponiéndose a la exclusión, la represión y el pozo sin fondo capitalista para arrancar así la garantización... ¡de su propia miseria profundizada cada día!. El sindicalismo de clase será revolucionario o no será, lo que comporta su propia superación como sindicato (si leéis algo en relación al sindicalismo revolucionario francés, sobre todo si leéis a Lagardelle y a Berth, os daréis cuenta de que el nuevo horizonte dirigía la actividad de lucha económica, y no al revés, de modo que ese proyecto "sindicalista" no fue un proyecto de sindicatos. Incorporó al sindicato en una síntesis superior que absorbía la lucha económica en una concepción de vida en relación a la que las condiciones materiales -y la propia noción de las mismas- cobraran valor por entrar a servir en una actividad productiva que ganar, dotada ella misma de un valor radicalmente distinto al de "instrumento subsistencial").
La superación de la práctica actual a partir de promover entre el proletariado una concepción elevada de la especie; la superación de la concepción baja actual a través de una práctica de lucha consonante a objetivos a la altura de tal concepción comunista revolucionaria
Recordad que, a pesar de un millón de maravillas que os cuenten respecto de "conquistas" sindicales o, más ampliamente, traídas por la lucha por condiciones de clase, la imantación relativa que pueda sufrir el proletariado hacia ese marco de sentido de las luchas responderá siempre a sus necesidades básicas de subsistir como clase explotada y, así, a su miedo agudizándose en un marco capitalista en deterioro. Nunca, por su propia definición, será ella una lucha que halle un sentido fundacional y de desarrollo que sea un sentido revolucionario, creativo, afirmativo de todo lo que no es posible bajo el capitalismo; su sentido está condenado a ser bajamente reactivo, fruto del desencadenamiento, en la conciencia, de todo lo que hay de básico en cualquier especie viva, y también en el ser humano -conservación, auto-defensa, tranquilidad, certidumbre, adaptación, utilidad, gregarismo... Y, por eso, ese mismo marco de lucha -económica en el sentido restricto de lucha por condiciones capitalistas de existencia- jamás traerá por fruto la conciliación con las capacidades adquiridas -y adquiribles- por nuestra especie a través de su práctica de la historia, ni tampoco tal lucha traerá, en su desarrollo, en su fortalecimiento, en su profundización y en sus éxitos, la consideración proletaria hacia esas capacidades, que hará al proletariado tomarlas como su objetivo.
T (Barcelona)
[1] Ver en Revista Internacional nº 116 1903-04 El nacimiento del bolchevismo /revista-internacional/200401/1875/el-nacimiento-del-bolchevismo-i-1903-1904 [85] y en los números 96 y 97 el artículo Sobre organización ¿nos habremos vuelto leninistas? /revista-internacional/199901/1180/sobre-organizacion-i-nos-habremos-vuelto-leninistas [86] ,
[2] Ver el excelente libro de Rosa Luxemburgo Huelga de masas, partido y sindicatos, https://www.marxists.org/espanol/luxem/06Huelgademasaspartidoysindicatos_0.pdf [87]
[3] Desde la Revista Internacional hemos ido publicando como contribuciones a un debate sobre la tentativa de renovar el sindicalismo que representó el sindicalismo revolucionario (CGT en Francia, CNT en España, IWW en USA, el sindicalismo libre en Alemania). Nos remitimos a estos aportes que abarcan desde la Revista Internacional nº 118 en adelante. También como artículos de intervención ante debates surgidos en medios obreros ver: ¿Es posible otro sindicalismo? /accion-proletaria/200601/390/es-posible-un-nuevo-sindicalismo [88]
[4] Invitamos a considerar la argumentación que aportamos en el folleto Los Sindicatos contra la clase obrera.
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El miércoles 12 de mayo el Gobierno Zapatero anunció el ajuste más duro de la historia de la democracia. No ha sido sin embargo ninguna sorpresa. En febrero cuando el mismo Zapatero lanzó sus primeros grandes golpes (pensiones, reforma laboral etc.) dijimos: «las medidas que ahora se han anunciado que ya de por si constituyen una carga de profundidad contra nuestras condiciones de vida, no son más que el primer capítulo de una larga cadena de ataques que van a inundar nuestras vidas con las lacras terribles de la miseria, el desempleo, el estrés, el agotamiento, la ansiedad por el futuro...»[1]. Del mismo modo, hasta un periódico tan pro-gubernamental como El País reconoce francamente que se esperan nuevas medidas de ajuste.
El ataque mundial a las condiciones de vida de todos los trabajadores
Zapatero y compañía decían que "empieza la recuperación" y anunciaban a todo trapo "la salida del túnel". La realidad es que hemos entrado en una nueva etapa superior y más grave de la crisis mundial del capitalismo caracterizada por la insolvencia de los Estados. Resulta difícil saber hacia dónde van las cosas, ¡ni los propios capitalistas ni sus serviciales gobernantes lo saben!, pero lo que todo el mundo reconoce es que estas medidas precipitarán nuevas recesiones, nuevas contracciones de la producción, acompañadas por la explosión bien sea de la inflación, bien sea de la deflación.
Estas medidas vienen impuestas por la necesidad de evitar el hundimiento del euro que acarrearía peligros enormes de desestabilización para toda la economía mundial y al mismo tiempo son la única manera que tienen los Estados para seguir endeudándose, seguir pidiendo prestado "a los mercados" sumas incalculables que habrá que pagar más adelante.
El capitalismo -atacado por una crisis incurable- huye sin descanso de sus propias contradicciones a través de una loca carrera de endeudamiento que lo sumerge en una espiral sin salida.
Los Gobiernos dan palos de ciego sin saber hacia adonde van. Pero sus palos caen siempre sobre las mismas costillas: ¡las de los trabajadores y la gran mayoría de población laboriosa! Eso es lo único que saben y pueden hacer.
Los Planes de Austeridad proliferan en todos los países. Islandia, Grecia, Portugal, España, Irlanda... El nuevo Gobierno inglés tiene como prioridad absoluta imponer recortes de 70.000 millones de libras. En Francia, Italia y Alemania, se anuncian igualmente duros ajustes.
El veneno de la división la mejor arma que tienen para colarnos los ataques
Todos los trabajadores somos atacados, todos debemos unirnos por encima de las divisiones de sector, empresa, nacionalidad, región y nación.
Los Gobiernos, la Oposición, la Patronal y los Sindicatos, se esfuerzan por sembrar en nuestras filas el veneno de la DIVISION. No saben cómo hacer frente a la crisis pero tienen una canallesca experiencia en todo tipo de maniobras de división.
En Grecia, la propaganda de todos los partidos y sindicatos apunta con el dedo acusador a los trabajadores alemanes por "no querer ayudarles". Recíprocamente, en Alemania, la campaña se centra en que ¡los trabajadores alemanes no tienen que pagar los "excesos" de los trabajadores griegos!
Aquí en España nos dicen que Zapatero se ha arrodillado ante la Unión Europea, que no ha tenido agallas para defender una "postura nacional". Rajoy pide que "le voten porque tiene la solución". Una solución nacional y española, una, grande y libre...
Estas "salidas nacionales a la crisis" no son únicamente una vulgar engañifa, son sobre todo un medio de dividir a los trabajadores, de impedirles que vean que la única salida posible es la unidad y la solidaridad internacional de todos los trabajadores, el desarrollo de luchas que se orienten hacia su unificación internacional.
Pero las maniobras de división no se acaban ahí. Así, Zapatero anunció que "se limitaría" a funcionarios públicos, pensiones y beneficiarios del cheque bebé, dando a entender que los trabajadores del sector privado o los parados no se verán afectados. Para reforzar la maniobra, los sindicatos limitan sus movilizaciones a los funcionarios y Rajoy rechaza la congelación de pensiones pero aprueba el tijeretazo a los funcionarios. Por su parte, dos periódicos tan rivales como El Mundo y El País coinciden en sacar sendas "encuestas" donde en grandes titulares proclaman «más del 50% de los ciudadanos están a favor de que se aplique la reducción salarial a los funcionarios».
Es decir, quieren dejar solos y aislados a los trabajadores funcionarios. Los presentan como chivos expiatorios para pegarles un palo y luego continuar con los trabajadores del sector privado, los parados, los estudiantes etc. Quieren que nos refugiemos en la idea suicida de "esto a mi no me afecta".
¡Es mentira! ¿Acaso no han establecido ya los sindicatos y la Patronal unos Pactos para el sector privado donde se ajustan los salarios y se permite a los empresarios la patente de corso del "descuelgue"? ¿Acaso no nos espera a todo el mundo la subida del IVA? ¿Acaso no hay numerosos grupos de trabajadores afectados por atrasos salariales? ¿Acaso no hay en curso una NUEVA Reforma Laboral? ¿Acaso no han programado recortes enormes para los Ayuntamientos y las Comunidades Autónomas? ¿Acaso no han aprobado un recorte de las prejubilaciones? ¿Acaso no reconoce El País en su edición del domingo 16 que «los ajustes salariales se extenderán al sector privado»?
¡No podemos caer en esa trampa! ¡El ataque es global y frontal! ¡Salarios, pensiones, prestaciones de desempleo, precariedad, sanidad, educación, condiciones laborales etc., TODO ESTA AMENAZADO POR EL ATILA DE LOS PLANES DE AUSTERIDAD.
¿Hay una salida social a la crisis?
Mientras a los trabajadores se nos aprieta el cinturón, mientras la miseria y la pobreza se extienden como plaga hasta el extremo de que muchos barrios de Nueva York, Londres, París, Madrid o Atenas se parecen cada vez más a África, vemos que el salario anual de los directivos de las empresas del IBEX es de UN MILLON de euros (300 veces el salario mínimo), que los banqueros se jubilan con rentas de hasta 85,7 millones de €.
Esto hace que el Señor Cayo Lara de IU nos proponga « ¿por qué no se pueden plantear medidas para que los beneficios de la banca se dediquen a dar una salida social a la crisis?» (Entrevista en El País, 16-5-10).
Es intolerable que los grandes gerifaltes económicos y políticos del capitalismo se enriquezcan de manera insolente mientras por todos los lados prolifera la pobreza y el sufrimiento. Pero esa es una ley propia del capitalismo. Bajo el capitalismo no hay ni habrá "salidas sociales donde se repartan equitativamente las cargas". A medida que avanza la crisis se agudiza una tendencia ya denunciada por Marx hace siglo y medio: en un polo se acumulan las riquezas faraónicas de una minoría cada vez más pequeña y en el otro polo se extiende la pobreza de una mayoría cada vez más grande. Bajo el capitalismo la miseria de la gran mayoría es la condición de la riqueza de una exigua minoría.
Bajo el capitalismo son imposibles "salidas sociales" como es imposible la "preservación de los más desfavorecidos" o el "bienestar para la mayoría". ¿En qué ha quedado la promesa demagógica del Señor Zapatero de que "no se tocarían los derechos sociales? El capitalismo tiende siempre a empobrecer a la gran mayoría. Eso no tiene solución bajo el capitalismo. La única solución es destruirlo.
Los planes de lucha de los sindicatos
La "respuesta proporcionada" que han anunciado CCOO y UGT consiste en manifestaciones el 20 de mayo y una huelga para el 2 de junio limitada exclusivamente a los funcionarios. Esto ha provocado una justificada indignación en muchos trabajadores que ven esas "acciones" como una vulgar estafa divisionista.
¡No en balde el Señor Zapatero que recibió enseguida a los líderes sindicales antes incluso que sus amigos de la Patronal se apresuró a "respetar las protestas de los sindicatos"! ¡Los líderes "socialistas" insisten una y otra vez en "saludar" el comportamiento responsable de los sindicatos!
Este sospechoso entusiasmo, estas entrevistas privadas, hacen a muchos trabajadores pensar que el capitalismo no solamente planifica sus ataques brutales sino que planifica igualmente un sucedáneo de respuesta, una especie de ocupación preventiva del terreno social, por parte de los sindicatos, para aguar nuestra lucha, debilitarnos, dividirnos, llevarnos a un callejón sin salida.
Recordemos el paripé del 23 de febrero donde los sindicatos montaron manifestaciones "contra los recortes en las pensiones" ¡y ahora Zapatero anuncia una congelación brutal de las pensiones saltándose a la torera el Pacto de Toledo y los sindicatos limitan las cosas "a los funcionarios"!
Ante esta ocupación del terreno, ante toda esta planificación preventiva por parte del Estado capitalista, ¿qué podemos hacer los trabajadores?
Está claro que necesitamos una lucha fuera de esos cauces trampa en los que se nos obliga a jugar un partido donde el árbitro pita en nuestra contra y unos que visten "nuestra camiseta" solo piensan en como meternos goles en nuestra propia puerta.
Las luchas obreras tienen que surgir desde los propios centros de trabajo, por decisión y control de la Asamblea General de todos y abierta a los demás trabajadores sin distinción de sector, empresa, raza etc. Las luchas para tener fuerza deben extenderse, pedir solidaridad, ocupar la calle con manifestaciones y concentraciones.
Los funcionarios no deben aceptar la cárcel de aislamiento que les han preparado los sindicatos. Allí donde tengan un mínimo de fuerza deben realizar asambleas abiertas a trabajadores de los demás sectores, a estudiantes, a opositores que se han visto afectados por el brutal recorte de la Oferta Pública de Empleo[2]. Los trabajadores de los demás sectores deben dejar de lado el tópico del "funcionario vago y privilegiado" y ver en el ataque que ahora lanzan un ataque a todos.
Todos los que vemos la estafa sindical, que vemos la necesidad imperiosa de luchar, hemos de agruparnos para impulsar propuestas de acción. No podemos lamentarnos ni quedarnos pasivos. No dejemos las manifestaciones sindicales en manos de sus convocantes, acudamos a establecer contactos con otros trabajadores, a impulsar reuniones para ver cómo luchar. No dejemos que nos impongan una FARSA, peleemos por una LUCHA DE VERDAD.
La sociedad capitalista mundial camina hacia convulsiones cada vez más graves, hacia la miseria, el desempleo y la barbarie. La situación es grave y los trabajadores estamos todavía lejos de tener una fuerza social internacional para oponer una salida revolucionaria que corte de raíz tanto sufrimiento. Pero desde ya hemos de pelear con las fuerzas limitadas que tenemos. Conciencia, solidaridad, unidad, son las palancas donde apoyarnos.
Corriente Comunista Internacional 16-5-10
[1] Ver Golpe a las pensiones, reforma laboral, recortes presupuestarios: el Capital y su Estado nos atacan en todos los frentes. https://es.internationalism.org/node/2780 [61]
[2] Ver Una miserable Oferta Pública de Empleo que profundiza el desempleo, https://es.internationalism.org/node/2833 [90]
Toma de posición de la LECO ante la represión ejercida por el gobierno de Costa Rica en las últimas semanas.
En las últimas semanas hemos visto como el gobierno de Costa Rica ha utilizado la represión para intimidar las distintas manifestaciones que han acontecido. Esto lo hace dentro de la dinámica general del capitalismo que empujado por la crisis endémica que presenta, busca descargar la carga de la crisis en el bolsillo de los trabajadores y para hacerlo necesita que la clase obrera no tome confianza y se mantenga dividida.
La represión al lado de las amenazas es la herramienta con la que se ejerce la democracia que es la perla con la que la burguesía busca decorar su masacre. El gobierno ha salido anunciando que no tolerará incidentes como los bloqueos de vías ni (como siempre dicen) que se altere la paz. Evidentemente el gobierno con este discurso se prepara para reprimir cualquier tipo de lucha que busque enfrentar sus planes de "ajuste" ante la crisis. Y esta es la verdadera dinámica tanto del gobierno anterior de Arias como el actual de Chinchilla y como de cualquier sector que hubiera ocupado esos puestos. Es la dinámica capitalista que actualmente domina todos los países del planeta.
Hemos visto la provocación que hizo la policía al entrar en las instalaciones universitarias anteriormente, donde terminaron enfrentándose policías contra estudiantes, donde muchos estudiantes fueron golpeados. Hemos visto detenciones por decenas en las manifestaciones en Limón. Así también los estudiantes y manifestantes golpeados brutalmente en la manifestación del pasado traspaso de poderes.
Estos acontecimientos son la cara dura de la democracia. El capitalismo se ha valido del discurso democrático para en tiempos de tranquilidad hacer desfiles y fiestas y en momentos de conflictos, reprimir brutalmente.
La brutalidad de la policía en este país es bien conocida, el discurso de país de paz sólo sirve para alimentar el nacionalismo y para los discursos de la burguesía y sus serviles. La represión es algo cotidiano en Costa Rica, sobre los vendedores ambulantes, sobre los precaristas, en fin, contra los sectores explotados y marginados.
El discurso oficial es el de fortalecer la policía contra el narcotráfico, contra el terrorismo, que no es otra cosa que un pretexto para militarizar tal como hace el conjunto de la burguesía a nivel mundial.
El proletariado debe repudiar esta militarización, la represión que busca un fin principal que es dividir y utilizar todo medio para que la clase obrera no tome conciencia y actúe. Pero al lado de esta militarización a nivel mundial la respuesta del proletariado se ha hecho presente, lo que ha llevado la lucha de clases a tomar fuerza nuevamente. La clase obrera empieza a perder la confianza en la democracia y va despertando viendo la verdadera cara de ésta, que es la guerra, la miseria, la represión. La situación del capitalismo no puede más que empeorar y los mecanismos bélicos para tratar de prolongar la caída de este son la agenda principal de la burguesía a nivel mundial y solamente la acción de la clase obrera logrando romper con su división, con la división que ejercen los sindicatos, el nacionalismo, el engaño de medios parlamentarios; es decir avanzando en su conciencia podrá detener la miseria la destrucción y la exterminación a que lleva el capitalismo.
Liga por la Emancipación de la Clase Obrera
Mayo 2010
emancipació[email protected] [91]
https://internacionalismo-leco.blogspot.com/ [92]
Posiciones básicas de la LECO
La Liga por la Emancipación de la clase obrera somos una agrupación marxista, nos reclamamos del internacionalismo proletario.
Consideramos a la clase obrera como la única capaz de hacer la revolución y guiar al conjunto de los explotados. La clase obrera se conforma esencialmente del sector que vive del salario y del sector desempleado quien vive las calamidades de la explotación obrera.
Consideramos que el capitalismo como los sistemas de producción que le preceden tiene un período de ascendencias y un período de decadencia. La decadencia plantea una nueva táctica en el proletariado, ante la nueva realidad histórica en la que los métodos de lucha del pasado se ven superados.
Rescatamos el aporte de la izquierda comunista que se mantuvo fiel al internacionalismo proletario a través de un período de exterminio y sobre todo de malversación de la lucha comunista.
Consideramos que el proletariado no puede defender ninguna bandera nacional, no creemos que haya nada de progresivo en ninguna lucha nacional en este período histórico.
Consideramos que los sindicatos no son herramientas de lucha proletaria desde que el capitalismo entró en su decadencia.
Así como los sindicatos la lucha parlamentaria desde la entrada en decadencia es un campo controlado completamente por la burguesía donde no se puede defender ningún interés proletario, ni haciendo participación crítica.
No creemos en los "estados obreros" como consideran los trotskistas, consideramos que países como cuba, china, etc. son y han sido siempre tan capitalistas como cualquiera que el patrón sea el estado no cambia la relación de explotación.
Consideramos que los consejos obreros son los órganos de lucha y organización de la clase, pero en tanto no se pongan en cuestión por la misma clase, esta puede organizarse en asambleas abiertas de trabajadores que involucran trabajadores de distintos gremios, estudiantes, desempleados. Tal como ya lo viene haciendo en algunos casos la clase obrera en los últimos años de reanudación de la lucha de clase.
Le LECO viene de haber defendido posiciones trotskistas, inicialmente entramos en diferencia con la posición parlamentaria y sindical de Trotski y el Trotskismo, su activismo y en general con el programa que defendía la llamada "cuarta internacional" lo que vimos como un programa socialdemócrata. Logramos contactar con camaradas de otros países como la CCI con posiciones similares a las nuestras, y así clarificar nuestras posiciones. Actualmente la LECO es organización hermana de distintas agrupaciones del medio proletario internacionalista a nivel mundial, con quienes mantenemos debates y hemos logrado defender tomas de posición conjuntas. Esto pues pensamos que es de vital importancia actualmente que se amplié el medio de debate internacionalista, pues la clase obrera ha empezado a recobrar fuerzas y surgen elementos y grupos en distintas partes planteándose rescatar la teoría y el combate revolucionario. Creemos que a pesar de las diferentes posiciones con otras agrupaciones que se reivindiquen proletarias internacionalistas se pueden mantener debates que se dirijan a buscar el desarrollo de la conciencia en la clase.
Para tomar posición en el tema de la muerte en huelga de hambre del preso (político o no) cubano Orlando Zapata nos gustaría realizar unas cuantas aportaciones, que se articulan en torno a un eje argumental común: LA ABSOLUTA NECESIDAD DE LA INDEPENDENCIA POLÍTICA DEL PROLETARIADO, frente a cualquier estado burgués (o institución del mismo) por mucho que se autoproclame "antiimperialista" o incluso "socialista" [1]
La hipocresía de los mass media "demócratas occidentales" es repugnante y solo se instala en una dialéctica de intereses imperialistas y de campaña propagandística sobre la "muerte del comunismo". Resultan cínicas sus lágrimas de cocodrilo cuando no dudan en aceptar como "daños colaterales" los civiles muertos en Irak o Afganistán; agitar guerras "locales" (en África o Yugoslavia), fomentar golpes de estado (reconocida está la participación de "Mefistófeles" Kissinger en Chile), crear redes ilegales de manipulación política como Gladio o silenciar la represión en regímenes "moderados" (China, Marruecos, Argelia, Turquía). Por no hablar de sus propias cárceles, o sus barrios y ciudades "gueto" (recordemos "Nueva Orleans"), o los maltratos reconocidos en prisión, o, ¿Por qué no? de los inmigrantes muertos. No me voy a extender más sobre un tema que en los medios en que se difundirá este comunicado resultará claro como un mediodía. ¿Qué os voy a contar?
Dicho esto, tendremos que hacer pivotar nuestra toma de posición sobre una base de principios elemental: ¿Qué tipo de estado es el de Cuba? Muchos aceptaremos que el régimen cubano es ESTALINISTA y no representa en absoluto el horizonte político e histórico de la clase obrera (y toda la humanidad oprimida), ni tiene nada que ver con el SOCIALISMO o el COMUNISMO. Lo importante no son los "ropajes" y las "banderas" (si bien algunos de los primeros destacan por su dudoso gusto, como aquellos de sargento "chusquero" con estrella roja) sino las relaciones objetivas de clase y de poder que tienen lugar en un determinado régimen.
Ahora bien, es curioso constatar las posiciones de algunas de las corrientes políticas que se reivindican de la transformación revolucionaria de la sociedad. En lo que se refiere al medio "anarquista" junto con posiciones radicalmente críticas y coherentes, subsisten las que justifican el régimen o lo considere como algo progresivo adaptándose, curiosamente, al discurso del "antiimperialismo" en versión "clásica bolchevique" o neo-tercermundista. Sería una suerte de "anarco-izquierdismo" que tendría en Chomsky una especie de gurú. Insisto, afortunadamente hay también genuinos anarquistas que no entran en esta dialéctica como el Movimiento Libertario Cubano; incluso, intentan fundamentar su crítica en análisis de clase, y no exclusivamente en bases morales (por ejemplo, el colectivo de Lib-Com y gran parte del anarquismo de las Islas Británicas).
En relación a los "trotskistas" constatamos, en una parte significativa, en base a la coartada teórica del "ESTADO OBRERO DEGENERADO" o al "antiimperialismo" haya una justificación CADA VEZ MENOS CRÍTICA. Ni siquiera son capaces de mantener la actitud antagónica del mismo Trotski frente a la política del PCUS, la URSS y la Internacional Comunista, posición que por cierto le costó la vida. La mayoría de los trotskistas de hoy en día (al menos las corrientes que más se expresan en los medios alternativos), tienen una actitud condescendiente hacia Castro y el Estado Cubano, que ni siquiera es coherente con sus propios fundamentos políticos. A diferencia de su "maestro" parecen esperar convencer a Chávez o a Castro de las bondades de la REVOLUCIÓN PERMANENTE y convertirlos en "auténticos marxistas". Básicamente veo que no se sostiene en ninguna argumentación política. Parece que la imposibilidad del "SOCIALISMO en UN SOLO PAÍS" para algunos "trotskos" tiene bula en Cuba o Venezuela
Para aquellos que estamos influenciados por la continuidad de las ideas "marxistas" en la línea de Rosa Luxemburgo y de la corrientes de la llamada "Izquierda Comunista" (Bordiga, Gorter, Pannehoek) o incluso reconocemos las aportaciones del anarquismo auténticamente internacionalista (como Volin, Emma Goldman), sin hacer un dogma de ello, el asunto se resuelve de una manera categórica: el sistema estalinista es una variedad específica de CAPITALISMO de ESTADO donde la plusvalía extraída al trabajador es apropiada por una Burocracia de Estado que tiene la misma posición que la burguesía en el Capitalismo (también de Estado hoy en día) "clásico" o occidental. Ahora bien acepto que muchos militantes que reivindican la transformación de la sociedad, sin necesidad de aceptar estos análisis, podrían adoptar una posición mucho más crítica ante un estado (aunque lo consideren "obrero deformado" o "antiimperialista). Es tristemente deflacionaria la capacidad de adoptar un punto de vista de ABSOLUTA INDEPENDENCIA DE CLASE con cualquier estado y manifestar una desconfianza instintiva contra cualquier acto de represión de este.
Incluso, abundando en otra cuestión diferente aunque no exenta de relación, el mismo proletariado tendrá que mantener una posición crítica con su propio estado y sus propias organizaciones políticas en el caso de una revolución proletaria auténtica, para evitar cualquier tipo de degeneración. No obstante, un tipo de crítica muy diferente que con respecto a los estados de la clase enemiga, pero absolutamente consustancial, como actitud vital y metodológica, a cualquier revolucionario proletario que busca la transformación de la realidad. Así los expresaron corrientes como la "Oposición Obrera" o el "Grupo Obrero" de Miasnikov en la propia Rusia Soviética; incluso la "Insurrección de Kronstadt" fue una llamada de atención al mismo Partido Bolchevique, que no supo extraer las debidas lecciones.
Por tanto, en ningún caso podemos tomar partido por el, ni creernos sus justificaciones. Es cierto, que entre los "opositores" al régimen cubano hay terroristas (como "Alpha 66"), ligados a la mafia de Miami (y por cierto plácidamente situados) o sea un imperialismo rival. Pero no podemos situar a todos en este mismo terreno. Es cierto que a falta de una auténtica alternativa proletaria muchos individuos descontentos pueden amparar falsas ilusiones en la "democracia" e incluso caer bajo la influencia de organizaciones que objetivamente caen en la órbita de los intereses "yanquees" u occidentales, aunque no podemos descartar que embrionariamente se desarrollen corrientes de opinión de otro sentido (de las cuales el Movimiento Libertario Cubano o algunos blogs "luxemburguistas" pueden ser una expresión, aún con todas sus limitaciones teóricas).
Es posible, por otra parte, que muchos cubanos legítimamente escojan la vía del exilio, o la emigración, sin merecer por ello el despótico calificativo de "gusanos". Incluso ese descontento legítimo, puede llevar a individuos a adoptar la falsa salida individualista de la delincuencia.
En cualquier caso las declaraciones del régimen sobre su historial, tales como "Desorden Público, Desacato y Resistencia" o "Su historial delictivo es el de un delincuente común", recuerdan mucho a las catalogaciones de los regímenes estalinistas acerca de muchos "disidentes" a los que, recordemos, incluso se les internaba en psiquiátricos. Es por tanto que la auto justificación del régimen acerca del tema, aunque pudiera tener un elemento de verdad, NO PUEDE TENER LA MÁS MÍNIMA CREDIBILIDAD (ES MÁS SON DIGNAS DE DESPRECIO y REPUGNANCIA) y no nos quepa duda de que SI LA CLASE OBRERA SE EMPEZASE A ORGANIZAR DE MANERA INDEPENDIENTE LOS "DISIDENTES PROLETARIOS" SERÍAN TRATADOS CON MUCHA MAYOR BRUTALIDAD y, por supuesto, NO TENDRÍAN EL APOYO DE LOS "DEMÓCRATAS" del "mundo libre". Recordemos la purgas de Stalin, los deportados de la OPOSICIÓN de IZQUIERDAS y la IZQUIERDA COMUNISTA en el GULAG (que no cesaron de luchar en el aislamiento más radical, incluyendo el recurso a la "huelga de hambre", la lucha de los obreros húngaros en el 56, etc.
Y en cualquier caso, si es un "delincuente común", supongo que deberíamos exigir el mismo trato humano que exigiríamos a cualquier "preso común". Es curioso que algunos que hablan de "presos sociales" o critiquen el sistema FIES (con razón) hablen con desprecio de Zapata como un "delincuente común" y siquiera se planteen las razones que le han movido a adoptar una decisión tan extrema como una huelga de hambre (quizá maltratos, torturas, etc.) Además si la sociedad cubana fuera "socialista" y hubiese superado "la explotación del hombre por el hombre" y creado un "hombre nuevo" ¿Cómo se puede explicar la persistencia de "delincuentes comunes" capaces de poner en crisis al régimen?
En definitiva, haría un llamamiento a aquellos que se reivindican como revolucionarios que subrayan la "doble moral" del sistema para con ciertos regímenes; no apliquen la misma pero "vuelta del revés" y también exijan para las personas que viven en los países del "antiimperialismo" lo mismo que para las que viven en un país occidental. Y un poco de capacidad de crítica y autocrítica y sensibilidad "de clase". Solo así se pueden poner los cimientos para pasar de llamarse "revolucionario" a ser revolucionario, al menos del proletariado. ¡Por la lucha autónoma y solidaria del proletariado cubano, de América Latina y de todo el mundo! ¡Por la Revolución Mundial!
Saludos Internacionalistas.
Gracchus..
PD: Para la coartada del "antiimperialismo" me remito a la visión de Rosa Luxemburgo sobre el tema: "El imperialismo es un sistema integral de relaciones entre estados, no una mera relación entre naciones opresoras y oprimidas". En todo caso, cualquier proletario (aunque crea en un posible "antiimperialismo") no deberían confiar en ningún estado capitalista y adoptar, al contrario, un punto de vista de independencia de clase.
[1] Este texto ha aparecido en el Foro de Esparevol: Espacio Revolucionario de Encuentro y Debate. Ver https://esparevol.foroactivo.com/ [93]
Pero en esa misma semana, el desempleo en España franqueaba un Rubicón especialmente dramático: la tasa del 20%. Explosión del desempleo que no tiene nada de "made in Spain" sino que se vive con dureza en otros muchos países: Gran Bretaña, Estados Unidos, Francia etc.
Dos noticias que nada tiene de "asunto de especialistas" sino que afectan de lleno a la vida cotidiana de muchos millones de personas. Por una parte, la evolución de la economía plantea angustiosos interrogantes sobre el porvenir, sobre el futuro personal pero también de las generaciones más jóvenes o que vendrán después. ¿Qué mundo están teniendo y, sobre todo, van a tener?, tal es la pregunta que vuelve una y otra vez por mucho que se la quiera expulsar por incómoda, dejándose llevar por las múltiples "distracciones mediáticas" que el sistema nos ofrece, desde el fútbol hasta la "guerra de jueces" que arrasa la llamada "Justicia".
Por otro lado, el desempleo es una plaga que muchos millones de trabajadores en todo el mundo están sufriendo en toda su crudeza. Según una noticia recogida en Kaosenlared la cifra mundial de parados habría alcanzado 210 millones en 2009 y se calcula que entre 2009 y 2010 habría 51 millones de nuevos parados. De las cifras recién aparecidas en España no solo hay que ver el titular, el 20%, sino el contenido: 1,3 millones de familias tienen todos sus miembros en el paro y 1,8 millones de trabajadores llevan más de un año sin encontrar un empleo.
El desempleo no afecta únicamente a quienes no tienen trabajo, constituye una amenaza para quien todavía tiene "el privilegio" de seguir pudiendo ganarse la vida, además de que significa una presión a la baja sobre los salarios y provoca una sobrecarga general de trabajo entre los que siguen trabajando[1]. Por otra parte, crea un medio ambiente especialmente duro para los jóvenes que acaban los estudios o que buscan un primer empleo. Es igualmente el túnel que espera a los estudiantes de enseñanza secundaria o universitaria.
¿Salimos de la crisis?
Desde hace unos meses nos han pintado el "porvenir radiante" de que "la recuperación ya está en marcha", "se ven señales positivas", los "brotes verdes" de la ministra Salgado, los "hemos tocado techo" de tantos gobernantes etc.
Y sin embargo ¡los hechos son tozudos!: no solo no salimos de la crisis sino que estamos entrando en una nueva fase de la misma, fase superior y más grave, fase que podría denominarse crisis del híper endeudamiento.
No podemos hacer un análisis detallado[2], pero de forma muy sucinta podemos decir que el capitalismo es un sistema cuya producción está destinada a obtener un beneficio y no a satisfacer necesidades humanas. Por ello precisa de compradores solventes, es decir, agentes económicos que pueden pagar por los bienes y servicios producidos. Estos forman el mercado.
¿Cómo es este mercado? ¿Sería como una especie de goma que se puede estirar todo lo que se quiera sin límite alguno? ¿Sería el mercado algo infinitamente elástico? Esta es la ilusión que se hacen los capitalistas y sus defensores para convencerse -y convencernos- que el capitalismo es eterno, que sería el "sistema de convivencia más adaptado al ser humano".
Pero la historia y la experiencia nos demuestran que eso no es así, que la producción capitalista no crea su propio mercado[3]. El mercado capitalista no es infinito ni infinitamente elástico. Tiene unos límites históricos. El límite general lo marcó la formación del mercado mundial ya a principios del siglo XX. El choque del capitalismo con sus propios límites históricos abrió una era de catástrofes sin precedentes en la historia: dos Guerras Mundiales de una barbarie infinita, por innumerables guerras localizadas, crisis económicas recurrentes devastadoras (destacan la Gran Depresión de 1929 y lo que se ha llamado la Gran Recesión inaugurada en 2007), el totalitarismo estatal que ha dado lugar a toda clase de atrocidades (perpetradas por todo tipo de regímenes: fascistas, democráticos o estalinistas), el declive moral y cultural, la destrucción del medio ambiente. A su lado, los progresos científicos y tecnológicos, los momentos efímeros de prosperidad económica o el maquillaje de una degradación profunda realizado por el llamado "Estado del Bienestar", no son más que fuegos de artificio que esconden la decadencia y podredumbre del sistema.
Es cierto, que tras unos años de tremendas convulsiones (1914-45, lo que los comentaristas e historiadores llaman los "30 desastrosos"), hubo una etapa de relativa prosperidad que los adalides del capitalismo llamaron los "30 gloriosos" y utilizaron para proclamar que el capitalismo había superado definitivamente sus crisis, que los desastres de las dos guerras pasaban a la historia etc. Comprender esos "30 gloriosos" es necesario[4] pero podemos adelantar una idea general: el capitalismo intentó durante ese periodo extenderse hasta los últimos rincones del planeta y reforzó más la integración en los circuitos mercantiles y salariales de áreas donde predominaba todavía la agricultura tradicional y la artesanía. Todo ello le dio un relativo respiro.
Ahora bien, a partir de 1967, y muy particularmente desde 1973-75, esas últimas bocanadas de oxígeno se fueron extinguiendo, y el capitalismo se hunde en la crisis de sobreproducción.
¿Cómo ha intentado escapar a ella? Recurriendo en dosis cada vez más astronómicas a un endeudamiento generalizado, es decir, echando mano del mecanismo del crédito. El crédito aparenta resolver el problema pues parecen estirar el mercado como si fuera de goma. Pero en realidad lo que crean son burbujas que acaban estallando. Los últimos 40 años han estado salpicados por numerosos episodios donde el carácter contradictorio y artificial de esa constante huida hacia delante se ha puesto de manifiesto: en 1971 estalló la crisis del dólar que obligó a desvincularlo del patrón oro; en 1974-75 hubo una fuerte recesión; a finales de la década de 1970 toda la economía mundial se vio afectada por la estampida inflacionaria; si en los años 80, gracias a una brutal purga, pareció retomar el crecimiento económico, pronto se vio que aquello era un espejismo con desbarajustes como el crack de 1987 o la entrada de Japón a partir de 1989 en un largo estancamiento. 1991-93 vio una nueva recesión y una crisis monetaria en numerosos países europeos que obligó a la arriesgada operación de iniciar el camino hacia el euro. En 1997-98 el pánico se extendió por el planeta con la caída de los "tigres asiáticos". En 2001 estalló la crisis de la burbuja Internet y en 2007 la crisis de la burbuja inmobiliaria.
Ante todos esos episodios de convulsión, la "salida" ha sido siempre la misma: dosis enormes de endeudamiento. Sin embargo, cada vez se han necesitado dosis mayores de endeudamiento para obtener niveles de crecimiento cada vez menores.
En la crisis de 2007 se han necesitado movilizar unos 7 BILLONES de dólares para tapar el agujero cuyo principal exponente era todo el sistema bancario mundial. Esta cifra hace de las sumas empleadas para salir de anteriores convulsiones pura calderilla: en 1997-98 se lanzaron 80.000 millones de dólares, es decir, una cifra ¡casi 100 veces inferior!, y además mucho menor que la cifra que hoy se maneja para Grecia únicamente y que según el FMI equivaldría a unos 150.000 millones de dólares.
¿Y para que sirvieron los 7 billones de dólares? Apenas para salvar provisionalmente el sistema bancario y para evitar un desplome brutal. Pero hoy vemos como los problemas vuelven como un boomerang con mucha más fuerza poniendo en jaque la solvencia misma de los Estados.
¿Por qué tantas vacilaciones alemanas para "ayudar a Grecia"?
Prensa, políticos, economistas etc., con esa lamentable superficialidad que les caracteriza, atribuyen a "cálculos electorales", a "nacionalismos egoístas", la causa del espectáculo de inacción que se está viviendo ante la crisis griega. La UE no toma medidas y los acuerdos que se adoptan se vuelven papel mojado a las pocas horas.
Hay como mínimo dos razones de peso que explican las dificultades de toda la UE y en particular de Alemania. La primera razón es que en realidad la crisis griega no es sino la punta del iceberg tras la que se ocultan crisis mucho más peligrosas y que van desde Portugal e Irlanda hasta España y también Italia[5]. Alemania, primera potencia económica de la eurozona, ella misma con enormes dificultades, es consciente de que las cifras que se tendrían que movilizar para tapar los nuevos agujeros negros y en especial el español no están al alcance de sus debilitados bolsillos. Si Alemania se compromete en la complicada y arriesgada operación de "salvamento" de las economías griega, portuguesa, española etc., no solo puede acabar ella misma en la bancarrota sino que además las probabilidades de superar el problema son cada vez más limitadas.
Una segunda razón de fondo, es que si durante los últimos 40 años, las grandes potencias capitalistas han sido capaces de mantener una relativa cooperación en el terreno económico para mejor controlar la crisis y evitar verse salpicadas por sus peores efectos, la situación que se abre desde 2007 hace mucho más difícil esa cooperación y agudiza una tendencia innata y consustancial al capitalismo que es el SALVESE QUIEN PUEDA, el CADA UNO A LA SUYA. Este ADN del cuerpo capitalista se manifiesta claramente en el terreno guerrero e imperialista y en otros muchos planos de la vida social pero era menos visible en el campo económico.
Asistimos a una agudización del "nacionalismo económico". Las dificultades para "salvar a Grecia" no solo muestran los problemas de sus "salvadores" sino que manifiestan igualmente su patente indisciplina, el ventajismo y las trampas que cada cual hace para "arrimar el agua a su molino", la multiplicación de contradicciones entre ellos.
En Alemania hay una insistente campaña contra "los griegos" que supuestamente estarían "viviendo a costa de los alemanes". A su vez, en Grecia apuntan los dardos contra los alemanes que estarían "volviendo a las andadas" imitando a sus "antepasados nazis". Se trata de campañas canallescas destinadas a dividir a la clase obrera y a lanzar a unos obreros contra otros. Pero estas campañas se apoyan en las tendencias crecientes hacia el "nacionalismo económico" que erosionan la relativa e interesada "cooperación entre bandidos" que se mantuvo anteriormente.
Así pues no es descabellado vislumbrar en el horizonte una crisis del euro cuyas consecuencias desastrosas harían palidecer los problemas que hemos sufrido en 2007-2009. Pero sería un error limitarlo a un fenómeno europeo. Su marco más global es lo que podríamos llamar una crisis de las monedas que se está incubando y en la que el dólar puede ser igualmente el protagonista.
Las economías tienden a la parálisis. Los enormes "estímulos" en forma de grandes sumas de dinero público no pueden ser retirados pues ello supondría que la débil llama de la "recuperación" se apagaría bruscamente y dejaría paso a una brutal caída. Pero la continuación de las "ayudas" crea una enorme presión sobre las finanzas de los Estados de la cual es muy difícil liberarse. Todo esto genera una perspectiva bastante caótica consistente en que la gran mayoría de economías tienden a meterse en una estrecha senda donde en un lado está el abismo de la deflación y en otro lado el no menos abismal peligro de la inflación.
Los planes de austeridad no son la "salida"
Los políticos y los economistas hablan de "planes de austeridad" que permitirían un "cambio de política". Este es el gran mantra que repiten no solo en Grecia sino igualmente en Gran Bretaña o España y en países que supuestamente "estarían mejor" como Alemania y Francia.
En condiciones donde los mercados podían crecer y la producción podía extenderse, aunque fuera provisionalmente, los planes de austeridad proporcionaron un saneamiento de la economía. Tras la Segunda Guerra Mundial, en países como Gran Bretaña o Francia se produjeron duros ajustes que luego acarrearon una prosperidad que llegó hasta los 60. En España el famoso Plan de Estabilización de 1959 abrió la puerta al magro "desarrollismo" de los 60. Evidentemente, estas purgas supusieron tremendos sufrimientos para los trabajadores. Sin embargo, proporcionaron un cierto alivio.
Pero hoy las condiciones no son las mismas que en los años 50-60. Las posibilidades de modesta expansión que entonces todavía tenía la economía mundial han desaparecido. Hoy el mercado mundial se ha hecho crecientemente rígido e inelástico y la gigantesca montaña de deudas con la que ha logrado mantenerse cierra gradualmente las puertas de salida.
En ese contexto, los planes de austeridad, aún siendo imprescindibles pues de otra manera la bancarrota de los Estados podía materializarse, no pueden ofrecer ninguna salida, peor aún, tienden a encoger todavía más el mercado, agudizan una tendencia que desde hace tiempo se viene perfilando en la economía capitalista mundial: su gradual empobrecimiento, el fenómeno de que las bases de su reproducción se hacen cada vez más estrechas y más frágiles.
Cuando sectores obreros intuyen e incluso llegan a formular en voz alta el eslogan LOS SACRIFICIOS SOLO TRAEN NUEVOS SACRIFICIOS no están simplemente expresando un grito de dolor, están poniendo en evidencia la realidad científica de la marcha de la economía capitalista, algo que es un arcano para muchos economistas y que por desgracia también lo es para gentes que se dicen "marxistas" y se llenan la boca con sesudos y complicados esquemas.
Podrá haber altos y bajos, habrá quizá aparentes sobresaltos de recuperación, pero algo se precisa cada vez más: el capitalismo mundial como un todo tiende a un empobrecimiento, a que la acumulación -lo que asegura su reproducción año tras año- tenga unos cimientos cada vez más estrechos y convulsos. Como decían nuestros antepasados de la Izquierda Comunista de Francia "El capitalismo se asemeja a un rascacielos que obligado a crecer sin cesar para paliar los efectos de su crisis histórica, construye nuevos pisos con los materiales excavados de sus cimientos. Cuanto más imponente es el edificio más frágiles y débiles son las bases que lo sustentan" (1952).
Del capitalismo y de sus planes de austeridad solo podemos esperar MAS DESEMPLEO, MAS MISERIA, MAS SUFRIMIENTO, MAS BARBARIE.
Lo único realista aunque el camino para llegar a ello sea enormemente duro y difícil es la lucha masiva de la clase obrera en la perspectiva de la revolución mundial. Como dijo la Internacional Comunista en 1919 PARA QUE LA HUMANIDAD PUEDA VIVIR EL CAPITALISMO DEBE MORIR.
Smolny 1-5-10
[1] Un ejemplo entre otros muchos que ha sido denunciado por trabajadores en las manifestaciones de correos: en muchos lugares de España el cartero tiene que emplear ¡una semana! para repartir todas las cartas tal es la extensión del área que tiene encomendada.
[2] Nos remitimos a los numerosos artículos que hemos publicado en nuestra Revista Internacional. Entre otros: La crisis económica más grave de la historia del capitalismo (nº 136: /content/2484/la-crisis-economica-mas-grave-de-la-historia-del-capitalismo [95] ), El mito de la Green Economy (nº 138: https://es.internationalism.org/node/2633 [96] ).
[3] Un axioma del economista burgués Say duramente criticado por Marx.
[4] Ver el debate que llevamos en nuestra Revista Internacional: nº 133 (/revista-internacional/200806/2280/debate-interno-en-la-cci-las-causas-del-periodo-de-prosperidad-con [97] ); nº 136 (/revista-internacional/200904/2535/debate-interno-en-la-cci-iii-las-causas-de-la-prosperidad-consecut [98] );nº 138 (https://es.internationalism.org/node/2628 [99] )
[5] Hay que señalar que Gran Bretaña que está en la UE pero no en la eurozona arrastra un déficit igual o más grave que el español o el griego: 11,8%.
Los compañeros del Núcleo de Discusión Internacionalista de Ecuador han elaborado el siguiente documento que responde a un debate habido en una reciente Reunión Pública[1] y que pretende seguir alimentando el debate sobre esta cuestión que preocupa a muchos compañeros en América y en otras áreas del mundo.
Saludamos la iniciativa de los compañeros, apreciamos el rigor teórico y de análisis de su texto, que está unido a un espíritu militante y combativo. Animamos a la discusión y a las contribuciones sobre el tema.
CCI 13-5-10
INDIGENISMO Y LUCHAS CAMPESINAS EN AMERICA LATINA
¿Cuáles son los límites de las luchas indígenas hacia una perspectiva revolucionaria? En América Latina el campesinado indígena es una población numerosa sobre todo en países como Guatemala, México, Honduras, Ecuador, Perú, Bolivia, Paraguay. En las tres últimas décadas este movimiento aparece irrumpiendo la escena política oficial de tal manera que muchos teóricos, activistas de izquierda, medios de comunicación oficiales y medios de difusión "alternativos" (y el propio movimiento indígena como tal) dedicaron buena parte del análisis a tratar de dilucidar el papel histórico del movimiento indio en la escena política contemporánea resaltando generalmente lo siguiente:
1) Que era un movimiento innovador de luchas populares encabezando la resistencia contra el neoliberalismo que la derecha ha gobernado de tal manera "excluyendo" de de los beneficios del capital a enormes capas sociales del que los indígenas resultaban ser la última rueda del coche (discurso que hasta el día de hoy tiene vigencia)
2) Como tal, entonces, resultaba un movimiento "revolucionario" en pro de una "nueva democracia" y la prefiguración de un verdadero estado que involucre a los diferentes actores de la sociedad.
Discurso que poco a poco se fue tornando en oficial por lo que no faltaron los famosos estudios de lo "diverso", excluyendo de esta manera la critica desde el método de lucha de clases; por otro lado los estudios antropológicos de las formas culturales ancestrales, resaltaban las costumbres comunitario de varias entidades indígenas próximas a una especie de socialismo mágico, socialismo andino, justificación que se lo hacía desde las práctica comunitaria de la "minga" o los acontecimientos festivos que en verdad son encuentros culturales que cualquier población del mundo las tiene; éstas actividades comunales las realizan para resolver mediáticamente líos de vías de comunicación o la labranza de tierras comunes con el fin de procurarse un "estilo de vida" más "digno" (por decir de alguna manera); para poder concretizar estas necesidades, la participación del estado en principio "indirectamente" a través de ONGs nacionales y extranjeras y paulatinamente más directamente con las institución del estado ligadas al "desarrollo" fueron inminentes, el papel de las instituciones era la formación y adiestramiento jurídico/político para que los indios "reclamen" los derechos. Las necesidades políticas-económicas que objetivamente son reales del campesinado indígena ligadas a las formas culturales, emergió de esta manera la propuesta de lo PLURICULTURAL O PLURINACIONAL (que es lo mismo, en diferentes países de América Latina); la esencia de esta propuesta en nada es revolucionaria como muchos creen, la idea es clara: ser adaptados, "tomados encuenta" dentro del estado burgués, en vista de haber sido relegados racial y económicamente a un plano secundario y no la de "ser ciudadanos" de la nación.
Esta propuesta se ligó a los intereses de los sindicatos sobre todo de empleado públicos de la energía eléctrica, petroleras, agua, teléfonos, que se vieron obligados a reactivar sus aparatos organizativos para enfrentar los masivos despidos que se venía con la privatización de estos servicios. En esta necesidad de ser enrolados a la dinámica del estado, el movimiento indígena procuraba y lo sigue haciendo hasta la actualidad ser beneficiados de una mayor cantidad de presupuesto estatal para el "desarrollo" de sus propias comunidades de las que relativamente no eran beneficiadas en términos de vías de comunicación, centros educativos, prestamos para el desarrollo agropecuario, centros de salud; a todas estas necesidades reivindicativas se sumaba una necesidad política por controlar y autogobernarse con sus propios principios ancestrales de justicia (derecho consuetudinario) con lo que se conoce "derecho indígena", pero en el fondo de todo esto esta la cuestión de la propiedad comunal, tema que se debe analizar a profundidad en vista que es un tema que no tiene precisiones exactas de lo que implica. La defensa de estos territorios ancestrales que son grandes extensiones de selva y vertientes de agua dulce, procurando la administración jurídica y política trajo varios levantamientos contra las privatizaciones o concesiones a petroleras, mineras, madereras trasnacionales; la defensa de la "pacha mama" (defensa de la tierra) vino aparejado con el discurso "antiimperialista" adquiriendo una relevancia a condición de sobreponer un cierto nacionalismo indigenista embadurnado de esta especie de "socialismo mágico", toda esta idea de fraseologías las encontramos brillantemente expuestas en la rimbombante y no menos decadente idea de "socialismo del siglo XXI"; si bien se logra identificar parcialmente al imperialismo, no se logra identificar como un problema real y objetivo al sistema capitalista cuyas reglas son las mismas que tienen los países atrasados como los países adelantados. Estas ideas "innovadoras" calan en amplios sectores, especialmente estudiantiles de educación superior. Muchas universidades tanto públicas como privadas abrieron las puertas al debate sociológico, antropológico del tema "indígena", en esta dinámica, se funda la "nueva izquierda" de pequeños burgueses, intelectuales independientes, y se adhieren a esta "nueva forma" dizque revolucionaria de entender al "sujeto revolucionario", es decir, ya no será el proletariado el que haga la revolución sino todo un conjunto de excluidos del capital (todos, menos el proletariado), es así que LOS MOVIMIENTOS SOCIALES, en muchas partes de América Latina estarán encabezados por el movimiento indígena organizados en federaciones, comunas, juntas parroquiales, etc.
Las luchas que empezaron contra un estado burgués marginador por quinientos años de sometimiento, no se transformaron en luchas de emancipación de clase, sino en luchas por procurar "ser incluidos" en el terreno jurídico-político del estado burgués, si hoy vemos las reformas a las constituciones de los estados nacionales de Ecuador, Bolivia, son el resultado de estos levantamientos sociales en parte, pero también es verdad, que la burguesía necesita, obligada por la propia dinámica del capital, reformar ciertas partes jurídicas desde la lógica DEL CAPITALISMO DE ESTADO para afrontar la inexorable decadencia de éste sistema. Sin embargo, las luchas de los indígenas han dejado entrever que no es una población económicamente homogénea. Los brotes de luchas sociales encabezado por el movimiento indígena en el Ecuador y Bolivia (en este momento) denotan con mucha claridad una bronca por administrar grandes extensiones de territorio que resultan un buen negocio para atraer al turismo ecológico del que están interesados medianos y más o menos grandes propietarios indígenas por un lado y, por otro, el tema del AGUA.
Para los campesinos de a píe, como se dice, es decir, no para los campesinos/indígenas acomodados, resulta un serio problema el tema del agua:
1) Con la nacionalización, todos los recursos naturales pasan a ser administrados por el estado, cuya necesidad no solo es administrar sino controlar como propietario el recurso vital, es decir, aquellas fuentes que fueron administradas por tradición por las comunidades indígenas con las nuevas leyes quedan fuera de ese "derecho" ancestral.
2) Para acceder al agua tanto para consumo humano como para el riego indispensable para la producción agrícola, de aquí en adelante el campesino tendrá que pagar una tarifa, cosa que jamás en la historia de las comunidades indígenas se había visto tremenda cosa.
3) Y finalmente el estado tiene la potestad de designar a quien crea conveniente sea público o privado la administración del AGUA. Como se puede ver, este es un tema que las burguesías están previendo como afrontar de manera cínica el tema del "calentamiento global": controlando los recursos naturales con el ropaje de que "todo eso es de los ciudadanos".
Por el momento esta luchas en el caso de Ecuador, Bolivia y probablemente en Perú no van a desembocar más que en lo que ya ha venido sucediendo, sobre todo porque el proletario urbano no aparece todavía, esto resulta un límite para el campesinado/indígena que no ve perpectiva más que la lucha coyuntural sobre poniendo con mucho énfasis la cuestión jurídica-legislativa del problema; en parte, la presencia aun no organizada del proletariado limita objetivamente que el campesinado/ indígena tenga perpectiva revolucionaria, por lo que las luchas que se vienen prácticamente terminarán funcionalizadas a la dinámica del estado.
Todo esto tiene raigambres históricas. El indígena/campesino en América Latina interesa en tanto en cuanto representa una buena parte de la población laboriosa sobre todo en el campo y no menos importante la población campesina/indígena que migra a las grandes urbes; atraído por el deseo de prosperidad y mejorar las condiciones de vida que para hacerlo automáticamente se involucra en el trabajo asalariado como trabajador de la construcción u otros oficios (en el mejor de los casos), sin embargo, por lo general las grandes urbes de América Latina están atestadas de desempleo, en estos casos, mucha población indígena se involucra inmediatamente al trabajo "informal" (vendedores ambulantes) que sin saber como ni porque, en poco tiempo prácticamente están inmersos en la dinámica más salvaje de la competencia, automáticamente pasan a engrosar las filas del lumpen proletariado. Ahora bien, el resultado final de toda esta discusión, solo será posible con el concurso de compañeros y compañeras interesados en el debate, por lo que dejaremos esbozando algunas líneas que permita de una u otra manera motivar un proceso de esclarecimiento mayor del que ya se tiene; indudablemente por los debates que se han venido dando en nuestros países con los compañeros de la CCI, este es un tema que necesita mayor precisión en la teoría y en la práctica.
En estas circunstancias se debe anotar que hay una diferencia sustancial entre el "movimiento" indígena/campesino organizado y funcionalizado a partir de la estructura de los dirigentes, cosa que la cuestionamos como parte de las izquierdas del capital y la población indígena/campesina que en un buen porcentaje son asalariados en el campo, o son propietarios de pequeñas extensiones de tierra que no abastecen ni siquiera el consumo propio, por lo que se ven obligados a trabajan una parte del tiempo en su propia parcela y, otro tiempo trabajan como asalariados en las ciudades o en las plantaciones del terrateniente; por lo visto son dos situaciones diferentes y en particular interesa esclarecernos sobre la situación económica-social y política del campesinado/indígena y su papel en el proceso revolucionario del proletariado mundial como una capa social importante; sin la presencia del proletariado organizado será siempre difícil que el campesinado por si solo pueda prefigurarse un proceso trascendental hacia una revolución comunista de la que solo el proletariado podrá contribuir que este enorme sector de la sociedad latinoamericana se emancipe.
Si bien es cierto, el capitalismo se ha desarrollado con todo el esplendor de su propia dinámica en nuestra región, también es verdad que ciertas interpretaciones del campesinado tienden a mistificar su presencia política en la lucha de clases de tal manera que se deja entrever que el campesinado y el proletariado son clases sociales, por decir de alguna manera, iguales, esta forma peculiar, como se advertía tiene raigambres históricos.
PROCESO DE DESARROLLO DEL CAPITALISMO EN AMERICA LATINA
A grosso modo, y sin intenciones academicistas, podemos decir que América Latina tiene dos procesos claramente marcados en el proceso de desarrollo del capitalismo: el colonialismo y la instauración de las repúblicas burguesas.
Colonialismo:
La colonización de América Latina se ve inscrita dentro del movimiento histórico de la acumulación originaria del capitalismo a nivel mundial. La estructura de la época colonial estuvo controlado por la dinámica expansionista del mercado de esa época, especialmente respecto a la PRODUCCIÓN AGRICOLA Y LA MINERÍA, actividades más sobresalientes que aportaron a la acumulación histórica del capitalismo; todo este proceso de producción agrícola y minera pasó por todo el proceso de expropiación de tierras de los nativos por un lado, y por otro, la concentración de la tierra en pocos propietarios (latifundios, terratenientes, agua-tenientes, etc.) Las relaciones sociales del colonialismo estuvieron sustentadas por la servidumbre y la esclavitud de la mano de obra.
En esta época no se desarrolla ningún tipo de industrialización a lo sumo se desarrolla una limitada producción artesanal exclusivo para el consumo del "patrón". La manufactura es importada desde Europa, se puede decir que en América Latina no se da lo que se conoce en el marxismo como el proceso de acumulación originaria, la estructura colonial más bien permitió la acumulación fuera de esta región.
Los proceso de independencia que se inician desde la primera mitad del siglo XIX, son proceso que se desarrollan contra el estado colonial por un lado y la necesidad de instaurar el nuevo estado burgués; los propulsores de dichos ideales no será una clase media de pequeños propietarios o pequeña burguesía interesada en cambiar las reglas de juego, sino realmente los hijos de los grandes propietarios denominados "los criollos", es decir, el progreso capitalista de Europa y de EEUU resultaba el ideal de nueva sociedad a partir de nuevas relaciones de producción, por lo que la servidumbre y el esclavismo más bien resultaban un obstáculo para ese progreso; es así que los ideales de la revolución francesa de 1793 se erigirán como la lumbrera de los nuevos estados nacionales. En este proceso los indios y los negros fueron los que pusieron los muertos, sin que eso signifique que automáticamente los campesinos y los esclavos se transformen en un proletariado prominente, exceptuando varias regiones de Chile, Argentina se verá a finales del siglo XIX las primeras organizaciones proletarias producto de las nuevas relaciones de producción; en el caso de Ecuador la única ciudad que adquiere un desarrollo capitalista en veinte años será Guayaquil, y también será donde se de el primer levantamiento proletario: el 15 de noviembre de 1922. Este levantamiento tiene la particularidad de sus protagonistas de que en su mayoría eran emigrantes campesinos provenientes de las provincias centrales de la sierra, es decir, indígenas, que en el poco tiempo se transformaron en proletarios, sintiendo de esta manera, las contradicciones objetivas del sistema capitalista y por ello dando una perspectiva de lucha que de hecho terminó en la primer masacre proletaria en este país, este episodio se conoce con el nombre de "El bautizo de sangre de la clase obrera"
Nuevas repúblicas burguesas
Las nuevas repúblicas burguesas en América Latina resultan un verdadero drama de nunca acabar, a pesar de los proceso de independencia que supuestamente aniquilaban las relaciones de producción colonial, las formas precapitalistas subsistieron nada más ni nada menos que hasta la mitad del siglo XX, en el caso del Ecuador la primera reforma agraria, después de 1830 recién los campesinos/indígenas la obtendrán en 1973. Las revueltas que se dan en América Latina, muchas de ellas reconocidas como la revolución mexicana de 1910, las revueltas en Centro América, en el Perú, en Colombia, etc. Tendrán una misma matriz: TODAS TIENE UNA PROFUNDA NECESIDAD DE REFORMA AGRARIA, es decir, no hay propuesta que no se identifique con el slogan "la tierra para quien la trabaja". Se debe entender que en el afán de acumular las burguesías locales, luego de la independencia jamás tuvieron escrúpulos en seguir explotando la mano de obra con formas precapitalistas; y la producción agrícola y minera para el mercado mundial fue la tónica, por lo que una reforma agraria resultaba un mal negocio para la nueva burguesía.
Ahora bien, porque mencionar estos probablemente:
1) La Revolución Rusa de 1917 deja como experiencia la importancia del campesinado en el proceso revolucionario del proletariado mundial; composición socio-económica de éste país casi similar a América Latina.
2) Desde 1920 (aproximadamente) las izquierdas organizados en partidos comunistas, partidos socialistas y el aparecimiento de los proceso de liberación nacional, destacan en sus falsos análisis de que América Latina sufre un retraso económico producto del salvaje intervencionismo del "imperialismo yanqui". De esta manera no se cuestiona al SISTEMA CAPITALISTA como organizador de la vida que se expresa en estos estados con la misma dinámica y los mismos objetivos que cualquier "país desarrollado".
3) Tampoco es verdad que los estado burgueses latinoamericanos se hayan constituido a medias como algunos pretenden decir, la propia dinámica del capitalismo mundial los relegó a ese plano sin que eso signifiquen que dejen de tener importancia en el proceso de acumulación capitalista. Por eso es que el discurso de la "nueva democracia" es un idilio estúpido de las izquierdas del capital y del socialismo del siglo XXI, es en este discurso que fácilmente el campesinado/indígena ve que sus reivindicaciones se pueden concretizar.
4) Siendo la población indígena/campesina numerosa en América Latina para el proceso de transición tendrá que cumplir un papel, sino el primero, si como aliado del proletariado hacia el comunismo, eso significa que desde ahora se debe tener precisiones de ese papel objetivo.
Mayo del 2010.
Núcleo de Discusión Internacionalista-Ecuador
[1] Ver Reseña de una Reunión Pública en la ciudad de Quito en /cci-online/201003/2814/resena-de-una-reunion-publica-en-la-ciudad-de-quito [101]
Compañeros de Comunistas Integrales:
Agradecemos vuestro extenso comentario para precisar malentendidos que, como esperamos que comprendáis, de ninguna manera son por nuestra parte un ejercicio consciente de tergiversación. No entendemos el debate como una gesta cuyo objetivo sería vencer al oponente para reafirmar así una doctrina capaz de resistir todos los asaltos a sus muros que la pusieran en cuestión; menos aún tenemos interés en inventar enemigos o discursos que en ese sentido hicieran de sparring fácil. La discusión y el cuestionamiento permanente son parte del método del proletariado desde sus orígenes: «...las revoluciones proletarias como las del siglo XIX, se critican constantemente a sí mismas, se interrumpen continuamente en su propia marcha, vuelven sobre lo que parecía terminado, para comenzarlo de nuevo, se burlan concienzuda y cruelmente de las indecisiones, de los lados flojos y de la mezquindad de sus primeros intentos, parece que sólo derriban a su adversario para que éste saque de la tierra nuevas fuerzas y vuelva a levantarse más gigantesco frente a ellas, retroceden constantemente aterradas ante la vaga enormidad de sus propios fines, hasta que se crea una situación que no permite volverse atrás y las circunstancias mismas gritan: Hic Rhodus, hic salta!»[1].
Bienvenidas sean pues, vuestras aclaraciones, que muestran una reflexión en profundidad sobre problemas que hoy discuten las minorías revolucionarias en todo el mundo.
Algunas de las cuestiones que planteáis muestran una convergencia de posiciones; pero puesto que sobre ellas se han producido malentendidos, conviene que tratemos de precisar bien lo que queremos decir, que intentemos llevar las afirmaciones a sus últimas consecuencias, a lo más concreto posible, puesto que «El lado afirmativo tarda siempre más en revelarse, lo mismo en la vida que en la ciencia; por eso el refutar es siempre más fácil que el justificar»[2]
Para empezar, decís que «el proletariado no es una clase económica ni sociológica, que no es ciertamente la única clase revolucionaria solo "por el lugar que ocupa en la producción" y porque es la principal o fundamental fuerza productiva, etc.; sino que ante todo es un sujeto histórico autónomo y antagónico con respecto al capital, llamado a abolir la sociedad burguesa de clases -y fetiches- y a sí mismo, para realizar sus necesidades y deseos humanos»
Y efectivamente, son la burguesía y sus voceros (economistas, sociólogos, sindicalistas, tertulianos de radio...) quienes ven la clase obrera como una categoría económica o sociológica, cuando no directamente como unos fracasados en la vida que no sirven para otra cosa. Son sus agentes "de izquierdas" reformistas los que ven de manera inmediatista la fuerza de los obreros en su capacidad para detener la producción y para intervenir en el reparto de la riqueza, puesto que son los trabajadores los productores de todo. Para el Movimiento obrero sin embargo, como lo planteó más claramente Marx, la clase obrera es un "sujeto histórico, autónomo y antagónico al capital".
Vale, ¿Pero qué quiere decir eso? Que la clase obrera es un producto de la evolución previa de la lucha de clases y del desarrollo de las fuerzas productivas. La clase obrera es la primera clase de la historia explotada y revolucionaria al mismo tiempo, y esto es un producto del desarrollo histórico; en los anteriores modos de producción, no fue la clase explotada la que planteó una perspectiva revolucionaria; a pesar de que los esclavos (ver Espartaco) lucharon contra su explotación, y su lucha dejó para la historia un ejemplo de defensa de la condición humana, de lucha por la libertad; igual que los siervos en las luchas campesinas (algunas de cuyas aspiraciones más nobles quedaron selladas en las ideas de Thomas Müntzer en Alemania siglo XVI o ciertos movimientos heréticos medievales); esas no fueron las clases que impulsaron e implantaron un nuevo modo de producción, sino respectivamente los señores feudales y la burguesía. Es el desarrollo histórico de la lucha de clases el que ha dado lugar a una clase explotada que en su lucha contra su explotación, plantea la necesidad y la posibilidad de la superación del capitalismo.
«Cuando los escritores socialistas asignan al proletariado esta misión histórico-universal ello no ocurre, en modo alguno y pese a lo que diga creer la crítica crítica, porque consideren dioses a los proletarios. Más bien a la inversa. Como en el proletariado desarrollado está prácticamente consumada la abstracción de toda humanidad, incluso de la apariencia de humanidad; como en las condiciones de vida del proletariado se compendian todas las condiciones de vida de la sociedad actual en su extremo más inhumano; como en él el hombre se ha perdido a sí mismo, pero a la vez, no sólo ha adquirido la conciencia teórica de esa pérdida, sino que además se ve forzado por una indigencia que ya no es posible negar ni encubrir, por una indigencia absolutamente imperiosa -expresión práctica de la necesidad-, a rebelarse contra esa inhumanidad, por eso el proletariado puede y tiene que liberarse a sí mismo. Pero no puede liberarse a sí mismo sin suprimir sus propias condiciones de vida. No puede suprimir sus propias condiciones de vida sin suprimir todas las condiciones de vida inhumanas vigentes en la sociedad actual y que se compendian en su situación. No pasa en vano por la dura escuela del trabajo. No se trata aquí de lo que este o aquel proletario incluso el proletariado entero imagine momentáneamente que es su meta. Se trata de lo que el proletariado es y de lo que con arreglo a su ser se verá forzado históricamente a hacer. Su meta y su acción histórica están trazadas palmaria e irrevocablemente en su propia situación vital así como en toda la organización de la actual sociedad burguesa» (K. Marx, La Sagrada Familia).
Esto quiere decir que hay una unidad entre la lucha por las condiciones de vida del proletariado y su lucha revolucionaria, entre la lucha reivindicativa y la lucha revolucionaria. Precisamente la distinción entre clase en sí y para sí, que Marx hace por primera vez en la respuesta a Proudhom (Miseria de la filosofía), es para insistir en esta cuestión. Proudhom planteaba que la lucha reivindicativa debía conducir a una alternativa de reparto justo de la riqueza, a una justicia social, que no cuestionaba el capitalismo; Marx insistía en que la lucha de los obreros por sus reivindicaciones contiene y plantea la lucha por la abolición del capitalismo. Y esa polémica se planteaba en 1840, antes de que, en las luchas de 1848, el proletariado hiciera su aparición efectiva en la escena histórica como sujeto social independiente y mucho antes de que se atreviera a asaltar el Estado en 1871 y después en 1917, planteando en la práctica inmediata una revolución.
¿Cómo comprender pues la lucha revolucionaria del proletariado?
Para nosotros es un proceso histórico y surge de la condición misma de explotada y revolucionaria de la clase obrera; pero sólo puede plantearse como una lucha abierta y directamente revolucionaria cuando se reúnen las condiciones objetivas y subjetivas.
Decís: «Y lo que lo hace revolucionario (al proletariado, ndr), precisamente, es luchar por abolir el capital en todo sentido y, por implicación, luchar por autosuprimirse como clase». Pero ¿Qué quiere decir luchar por abolir el capital en todo sentido y por implicación luchar por autosuprimirse como clase?
La lucha por la abolición del capital es una lucha histórica; en ese sentido, fuera de los momentos directamente revolucionarios, como 1871, 1917, 1919, etc., esa lucha se expresa en un "océano de fenómenos, que incluyen discusiones, maduración subterránea, trabajo teórico de vanguardias, y luchas reivindicativas más o menos radicales (y aquí distinguimos de lo que son provocaciones sindicales, o maniobras que significan una movilización de los trabajadores en un terreno que no es el suyo). Tomadas en sí mismo, cada uno de esos fenómenos no son "una lucha por la abolición del capital", sin embargo son un momento en el proceso que conduce a la lucha revolucionaria del proletariado ¿Pueden surgir luchas fuera de esas condiciones objetivas y subjetivas, es decir, en cualquier momento, que planteen un asalto revolucionario?
Abolir el capital no es cualquier cosa. Estamos hablando de eliminar una relación social dominante a escala mundial, de apropiarse colectivamente de los medios de producción, y lo mismo podría decirse de la autosupresión como clase. Mientras que visto desde el punto de vista inmediato no tiene el mismo significado. Para nosotros, la abolición del capital es el resultado de un largo proceso histórico de luchas, de combates teóricos y políticos. Lo mismo se puede decir de la autosupresión del proletariado que solo comienza realmente con el comienzo del comunismo. No hay “abolición del capital” en un acto aislado o en el accionar particular de una minoría o de un individuo. Lo que tiene sentido para nosotros es inscribir el combate de minorías en el proceso histórico que conduce a la abolición del capitalismo.
Pasando a otro punto, decís que «la clase trabajadora hoy ya no es exactamente -o formalmente- la misma que en Europa de mediados del siglo XX ni mucho menos la de la época y la latitud de Marx, y que por esa razón había que "replantearla" o "redefinirla"... El llamado "mundo del trabajo", y por tanto de la lucha de clases, se ha ampliado y ha cambiado muy considerablemente: p. ej. hoy en día tenemos el fenómeno de la economía de servicios y por ende a lxs asalariadxs de los servicios, a la flexibilidad y precariedad laborales generalizadas, la proletarización de campesinxs y de "clase media" en bancarrota, la "informalidad" (en AL sobre todo), y un inmenso y abigarrado ejército laboral de reserva mundial -incluyendo al "lumpen"-. Eso por un lado. Por otro lado, hay que criticar tal ideología (el obrerismo -y el eurocentrismo implícito en tal ideología-) porque en algunos sectores se sigue creyendo -ahistóricamente e idealistamente- que solo la tradicional o típica clase obrera es revolucionaria "por naturaleza" o "por historia", etc., lo cual es histórica y mundialmente relativo, más aún en la actual fase o momento del capitalismo histórico-mundial. »
Y es totalmente de recibo el planteamiento de que la clase obrera de nuestra época no es igual que la de la época de Marx. No vamos a extendernos sobre este punto que ya hemos tratado antes. Es cierto que hay un desarrollo del sector de servicios y del desempleo masivo, etc. Pero precisamente porque la clase obrera, como se afirmaba antes, no es una categoría económica ni sociológica, esos cambios no significan una puesta en cuestión de los principios políticos del proletariado ni de su naturaleza revolucionaria. Justamente porque esa naturaleza no está en función inmediata del lugar que se ocupa en la producción, no tiene sentido decir que los desempleados son menos revolucionarios que los obreros de las grandes concentraciones. Muchas de las luchas más importantes desde los años 60 no han sido de obreros de las grandes concentraciones industriales y podríamos citar ahora mismo las luchas de la sanidad, o de los correos en Francia o GB en los años 80.
Pero "lo cortés no quita lo valiente", y a pesar de lo anterior, el capitalismo no puede sobrevivir sin una industria básica (acero, energía, etc.) donde persisten importantes concentraciones obreras (como en el Rhur en Alemania, o el Silicon Valley en California). Por su tradición histórica de luchas, por su experiencia, su fuerza numérica, esos batallones del proletariado son una fuerza de choque de vanguardia de la clase obrera.
En el punto 3 de vuestros comentarios hay una reflexión profunda y de gran calado, que tiene una dimensión histórica. Escribís que «El problema es que la ideología dominante no solo está en la clase dominante sino también en nuestra clase, incluso en sus minorías radicales, como resultado objetivo de la realidad objetiva social e individual, pero también como rezago de ciertas tradiciones políticas (en especial desde la II Internacional, no se diga de la III: ya que ambas constituyeron la ideologización socialdemócrata -kautskista y luego leninista- de la teoría revolucionaria de Marx y, más que nada, el encuadramiento burgués-radical histórico de nuestra clase en lucha). Con esto queremos decir que una cosa es la teoría revolucionaria y otra muy distinta -y distante- la ideología revolucionaria. La segunda es la degradación, autoalienación, falsificación o "traición" de la primera».
Y con esto dais un cuadro para comprender la continuidad histórica de las posiciones revolucionarias del proletariado que después no desarrolláis. Como muy bien decís, la teoría revolucionaria no se desarrolla libremente en el capitalismo, sino en un combate permanente contra la presión de la ideología burguesa. Un combate en el que no hay posiciones conquistadas que garanticen la inmunidad contra la influencia burguesa, sino que hay que desarrollar permanentemente. En los momentos más delicados de ese combate, la presión de la ideología burguesa puede llegar a desestabilizar, e incluso a ganar completamente a las organizaciones del proletariado. En la historia del Movimiento obrero, el centrismo y el oportunismo son expresiones de esa influencia de la ideología burguesa en las organizaciones obreras.
¿Qué hacer entonces cuando la organización comienza a mostrar signos de degeneración, a dejarse llevar por los cantos de sirena del Estado burgués? Continuar el combate para defender la teoría comunista, los principios, el programa histórico del proletariado y hasta donde sea posible la organización. Si la organización es ganada por el Estado burgués[3], denunciar la traición, sacar lecciones, preparar y formar una nueva organización. Esa fue la actitud de Pannekoek, Rosa Luxemburg, Lenin y en general, la izquierda de la IIª Internacional, que convergió en Zimmerwald y Kiehntal para denunciar la traición de la Socialdemocracia y luego formó la Internacional Comunista. Como fue asimismo la actitud de la Izquierda Comunista frente a la degeneración de la IIIª Internacional; sin embargo su trabajo de defender y desarrollar la teoría revolucionaria quedó limitado a pequeñas minorías debido a la derrota del proletariado y a la contrarrevolución.
Por eso no se puede decir que la IIª y la IIIª Internacional constituyeron la ideologización socialdemócrata - Kautskista y luego leninista- de la teoría revolucionaria, porque en el seno de las dos internacionales se desarrollaron debates y experiencias (en los que tuvieron un papel activo los dos militantes que citáis) que han profundizado esa teoría; podemos citar el debate sobre la huelga de masas en la SD, o sobre reforma o revolución, o el debate sobre los consejos obreros o la denuncia de la democracia en la IC, etc.
En el punto 4 se plantea lo que se entiende por "comunismo integral". Para empezar hay una exposición sobre la necesidad de que haya una unidad entre los fines revolucionarios y los medios para llegar a ellos, que nos parece una preocupación plenamente justa y acertada. Decís: «Y esto vale tanto para los fines como para los medios revolucionarios, es decir tanto para la sociedad futura como para el movimiento de lucha del presente, o sea para la organización revolucionaria que se dote nuestra clase para actuar como tal o como fuerza histórica (el "partido histórico"), por lo cual hay que concebir a ésta no como contra-estado o estado dentro de otro estado (jerárquicamente y politicistamente), sino como comunidad real proletaria, revolucionaria, humana, de lucha y de vida integral, basada en la libre asociación y la libre cooperación en pos de la autoliberación».
Y uno de los caldos de cultivo del oportunismo es la separación entre fines y medios. Recordemos las "dos caras de la moneda" que se mostraron en el SPD a finales del siglo XIX: por un lado Bernstein y su "el movimiento lo es todo el fin no es nada". En la acera opuesta las Juventudes de Berlín 1890 que solo admitían "la lucha directa por el comunismo".
En el proletariado ha de haber unidad entre los medios y el fin. No todos los medios son válidos para el fin comunista que persigue. Esto se verifica a nivel de las luchas obreras, de la moral y el comportamiento, de las actitudes, de la organización y su modo de funcionamiento etc.
Como dice nuestra plataforma, "los revolucionarios no somos la respuesta", no pueden haber islotes de comunismo en el capitalismo, no estamos libres de la carga que nos ha transmitido la sociedad de explotación, "pero somos el principio de la respuesta", porque ser revolucionario significa librar un combate por la solidaridad, por la honestidad, contra esa carga de competencia, individualismo, etc. que es el legado de la sociedad de clases y particularmente del capitalismo. Esto lo expresáis muy bien cuando escribís: «entendemos la praxis comunista como una perspectiva, una tendencia, un germen, o mejor dicho como una "tensión" (Bonanno) entre el modo de ser burgués del mundo y del hombre y el modo de ser comunista o auténticamente humano del mundo y del hombre, entre el viejo y el nuevo ser social».
La cuestión es hasta qué punto ese combate puede adelantar resultados concretos, anticipos de comunismo. Es cierto que ese combate nos hace comunistas, en cuanto que defendemos y tratamos de concretar los principios del comunismo en las relaciones sociales, en la organización, en la lucha; pero hay que comprender al mismo tiempo, que para que pueda haber una sociedad realmente liberada de la herencia de la sociedad de clases tendrán que pasar generaciones enteras. Los traumatismos, opresiones, prejuicios, etc. que han dejado las sociedades de explotación, y mucho más bestialmente el capitalismo (basta con pensar en las guerras mundiales o las más recientes) continuarán teniendo un peso importante incluso en condiciones revolucionarias y de transición al comunismo (y probablemente habrá que librar un combate consciente y organizado contra ellos). Por eso, hablar de "autoliberación humana en la cotidianeidad", como hacéis en algún párrafo, nos parece ir demasiado lejos:
«Por lo tanto, la autoliberación material o de clase incluye, abarca o comprende toda otra autoliberación humana. Es en este sentido que se puede hablar de praxis revolucionaria integral, de clasismo revolucionario integral, de autoliberación integral o de comunismo integral.
Y todo esto, quepa decirlo, no solo como proyecto histórico sino como praxis desde aquí y ahora, en nuestra cotidianeidad pero también en nuestra proyectualidad histórica -social e individual-, no solo actuando hacia el comunismo sino desde el comunismo, no solo luchando por hacer la revolución sino por ser la revolución»
Sobre todo cuando, como desarrolla Marx en los Manuscritos de 1844, para que se desarrolle una verdadera esencia humana, para que se expresen realmente necesidades humanas, para que los sentidos mismos puedan gozar de forma humana, es necesaria la abolición de la propiedad privada[4]:
«El sentido que es presa de la grosera necesidad práctica tiene solo un sentido limitado. Para el hombre que muere de hambre no existe la forma humana de la comida, sino únicamente su existencia abstracta de comida; ésta bien podría presentarse en su forma más grosera y sería imposible decir entonces en qué se distingue esta actividad para alimentarse de la actividad animal para alimentarse. El hombre necesitado, cargado de preocupaciones, no tiene sentido para el más bello espectáculo. El traficante en minerales no ve más que su valor comercial, no su belleza o la naturaleza peculiar del mineral, no tiene sentido mineralógico. La objetivación de la esencia humana, tanto en sentido teórico como práctico es pues, necesaria, tanto para hacer humano el sentido del hombre como para crear el sentido humano correspondiente a la riqueza plena de la esencia humana y natural»
O como dice en otra parte del texto: «De esto (se refiere a la alienación -ndr-) resulta que el hombre (el trabajador) sólo se siente libre en sus funciones animales, en el comer, beber, engendrar, y todo lo más en aquello que toca a la habitación y el atavío, y en cambio en sus funciones humanas se siente como animal. Lo animal se convierte en lo humano y lo humano en lo animal.
Comer, beber y engendrar, etc., son realmente también auténticas funciones humanas. Pero en la abstracción que las separa del ámbito restante de la actividad humana y las convierte en fin único y último, son animales».
Respecto al último punto que planteáis sobre el Periodo de transición, realmente no pudo haber un debate en la Reunión Pública (ni se plantea en la reseña), aunque sí hubo una mención por vuestra parte. Sabemos, por la discusión que pudimos tener con algunos de vosotros, que es un sujeto sobre el que estáis reflexionando.
Aunque no vamos a retomar aquí muchas de las cuestiones que planteáis (ya habrá tiempo y lugar para ello), no podemos dejar de señalar la diferencia sorprendente que hay entre algunas reflexiones, que muestran una percepción política profunda de los problemas que se plantean en el curso revolucionario y que parten del balance de la experiencia rusa, y otras afirmaciones que sólo pueden basarse en prejuicios que no consideran los acontecimientos.
Así por ejemplo, mientras se defiende la necesidad de una dictadura del proletariado, y se apunta que no puede ejercerse desde ningún Estado ni semiEstado, lo cual expresa un balance de la experiencia rusa, o cuanto menos una intuición brillante, por cuanto desde nuestro punto de vista señala un problema central de la tentativa revolucionaria en 1917 que ocupó durante mucho tiempo a algunas partes de la Izquierda Comunista, como BILAN o la Izquierda comunista de Francia, se plantea al mismo tiempo que...
«En resumen: criticamos y rechazamos la concepción socialdemócrata de la transición según la cual hay que "desarrollar" y "agudizar" los lados "progresistas" del capitalismo, que hay que "tomar el poder" estatal y/o que hay que "socializar" o "democratizar" la economía (el trabajo) y la política (el estado), y que que hay que "obrerizar" la administración de éstos, todo lo cual conducirá "necesariamente" al "socialismo" y luego al "comunismo"; porque todo esto se basa en una concepción, a su vez, economicista, mecanicista, etapista, ahistórica... burguesa de la historia y la sociedad, y sobre todo porque no critica lo fundamental: "qué se produce" y "cómo se produce" la vida humana social -ya no lo económico-, es decir no critica la producción mercantil capitalista o la dictadura social del valor y la ganancia; en consecuencia, no critica la estructura social de clases y la dominación estatal.»
...como si esas hubieran sido las premisas del programa revolucionario de los bolcheviques y de la IC, cuando basta leer El Estado y la revolución de Lenin, para cerciorarse de que no fue así; por no mencionar los textos del primer Congreso de la IC. Que la revolución proletaria no puede hacerse por la conquista del Estado burgués, sino por su destrucción, es algo que la experiencia de la Comuna de París ya había aclarado desde 1871, como reconocieron Marx y Engels.
Pero además esa forma de plantear un balance de la experiencia revolucionaria confunde el producto de la derrota (el capitalismo de Estado), con las premisas de la lucha. Es cierto que la IC estaba aún en muchas cuestiones, presa de la herencia de la socialdemocracia, que no llegó a captar hasta sus últimas consecuencias las implicaciones de la situación y la lucha revolucionaria en el periodo que le tocó vivir; así por ejemplo la posición de que el partido debe tomar el poder en nombre de la clase, que defendían los bolcheviques, pero también los espartakistas con Rosa Luxemburg y Pannekoek, o los bordiguistas... Sin duda esas posiciones, que en los momentos álgidos de la revolución quedaron en un segundo plano, como en Abril, cuando Lenin lanza la consigna de "Todo el poder a los soviets", pesan sin embargo como una losa ante el declive de la revolución.
Pero el capitalismo de Estado no es la visión de la revolución y del comunismo de Lenin y los bolcheviques, sino el producto de la contra-revolución estalinista. Stalin no es la continuidad de Lenin, sino su verdugo. Con vuestra exposición se pasa del planteamiento de la lucha revolucionaria al desenlace como si nada hubiera ocurrido en medio, o sea, escamoteando la confrontación de clases, la experiencia, las lecciones.
Hay varios puntos más sobre los que puede desarrollarse la discusión, como la naturaleza del trabajo, ¿El trabajo es capitalista? ¿Hay que abolir el trabajo así en general?, o la tesis que defendisteis en la Reunión Pública y que repetís en los comentarios, de que el desarrollo actual de las fuerzas productivas contribuiría a hacer innecesario un periodo de transición, etc. Pero por este texto ya es más que suficiente, porque hay un montón de puertas abiertas.
Así que lo dejamos aquí, esperando haber podido contribuir a plantear y desarrollar el debate.
Saludos comunistas.
[1] K. Marx, el 18 Brumario de Luis Bonaparte
[2] Hegel: Introducción a las lecciones sobre la Historia de la filosofía
[3] Una internacional no puede ser recuperada como tal por el Estado burgués, debido a la organización nacional de la burguesía; aunque eso no impide que se organice una parodia de internacional al servicio de un Estado burgués, como ocurrió con la IIIª Internacional bajo Stalin. No es así con los partidos nacionales, como los diferentes partidos Socialdemócratas que fueron integrados por sus respectivos estados nacionales no sin que se librara una lucha frente a la degeneración con diferentes cursos según las circunstancias y que no podemos desarrollar aquí.
[4] No en un sentido estrecho, como en la propiedad estatal que existía en los países del Este, donde persistía la propiedad privada como categoría; sino en un sentido histórico, por la apropiación colectiva social de los medios de producción
El 4 de abril, en el marco de las movilizaciones promovidas por la Federación Nacional de Mineros Artesanales de Perú, los mineros artesanales de las proximidades de Chala, Arequipa cortan la carretera Panamericana y se enfrentan a la policía que, armada hasta los dientes, se dispone a desalojarlos. El resultado de los enfrentamientos fue de 6 mineros muertos, que fuentes sindicales elevan a 14, y más de 20 heridos. La represión fue brutal e indiscriminada afectando por ejemplo al conductor de un mototaxi que no participaba en la protesta.
Lo primero y más importante ante estos acontecimientos es expresar la SOLIDARIDAD con estos trabajadores. En diversos lugares han surgido acciones de solidaridad que han desbordado el corsé de los sindicatos. Con ello se expresa una voluntad de defender las propias vidas y una justificada indignación contra el salvajismo de la represión y la hipocresía democrática con la que es ejercida.
Al mismo tiempo, esa hipocresía democrática con la que desencadenan la represión nos debe llevar a analizar y sacar lecciones de las trampas ideológicas que este conflicto ha puesto de relieve.
La región de Madre de Dios y también otras como la costa de Arequipa o la zona de Ica, han visto en los últimos años la afluencia de familias enteras que malviven en míseras chozas y que todos sus miembros, hombres, mujeres y niños, se ven obligados a un trabajo agotador para encontrar los minerales. Pero si son ellos los que sufren las enfermedades, las muertes por accidente, la represión de las múltiples mafias que les "protegen", su "recompensa" es apenas malvivir mientras que los beneficios del negocio minero son amasados por capitalistas locales, brasileños y rusos que son los dueños de las gigantescas dragas instaladas en los ríos las cuales producen una fuerte contaminación y que son los grandes magnates que explotan lo que se llama la "minería informal o artesanal".
Pero estos trabajadores no son víctimas solamente de las balas de la policía, sino también de la manipulación y los engaños de la acción combinada de Sindicatos, Patronal, Gobierno, medios de comunicación y demás instituciones burguesas, que les han arrastrado a luchar por la defensa de unos intereses que no son los suyos: la derogación del Decreto DU 012-2010 aprobado por el Gobierno para regular la minería informal.
Los mineros han caído prisioneros de la pugna de intereses entre dos sectores burgueses: los de la llamada minería formal y los de la llamada minería informal y artesanal. La agudización de la crisis económica mundial deja sentir sus efectos en todas partes del mundo, incluido Perú, y en todos los sectores económicos, incluida la minería (principal actividad económica de Perú) haciendo que esa pugna de intereses sea cada vez más encarnizada. Una serie explotaciones, exploraciones y otros proyectos mineros pararon sin más remedio frente a los efectos negativos de la crisis capitalista. Ahora cuando se viene recuperando de esa caída, han alistando a sus mejores Lobbistas en el congreso para dar batalla desde allí en pos de sus intereses: "regular la actividad minera informal" que representa un competidor frente a ellos (la gran minería) argumentando "que no pagan impuestos", "que generan demasiada contaminación", "explotan a niños" entre otros argumentos. Dicho de otro modo es el mercado la razón de este sangriento conflicto, donde solo se derrama sangre obrera
El interés del Estado peruano por regular la minería informal no tiene nada que ver con la lucha contra la contaminación medioambiental, ni con la eliminación de la explotación infantil -como cínicamente pretenden en sus discursos- sino con algo mucho más prosaico: recaudar impuestos de una actividad que hasta ahora estaba al margen de su pago. El interés de los empresarios de la minería formal, que también enarbola cínicamente los mismos argumentos ecológicos y de "defensa de la infancia" (como si ellos no contaminasen ni explotasen a sus trabajadores importándoles un rábano que sus hijos vivan en la miseria o mueran de hambre), es igualmente inconfesable: eliminar o al menos reducir en gran medida a un competidor para tratar de acrecentar su cuota de mercado. Por su parte el interés de llamada "minería informal" es mantener "las cosas como están"
Que se imponga el Decreto DU 012-2010 o que se derogue, que explote a los mineros un patrón "formal" o uno "informal", no va a suponer ninguna mejora para los trabajadores. ¡Recordemos el caso de la minera Yanacocha en Cajamarca donde las enfermedades y muertes han proliferado en medio de condiciones terribles de explotación!
El asunto del Decreto, de su aprobación o rechazo, envuelve una pelea entre capitalistas. En ella los trabajadores no tienen NADA QUE GANAR Y TODO QUE PERDER.
¿Qué lecciones podemos sacar de esta experiencia?
Los trabajadores, mineros o de cualquier otro sector, en Perú o en cualquier otra parte del mundo, no podemos dejarnos la piel en defender unos intereses que no son los nuestros sino los de nuestros explotadores. No podemos aceptar el terreno de división que desde el principio del conflicto han planteado los sindicatos, que han hecho luchar solos y aislados a los mineros "informales" mientras fomentaban la pasividad y el no involucrarse a los mineros de la minería "formal", sin olvidar el linchamiento mediático que el "sector informal" sufrió y que le separó más del resto de la clase y de la población en general. Sobre esto último denunciamos la vil amalgama que han hecho prensa, políticos, etc., que han presentado a las familias mineras como "bárbaros destructores del medio ambiente" y como "desalmados que explotan a sus propios hijos", ocultando que son los capitalistas y las mafias del "sector informal" quienes contaminan y quienes ponen unas tarifas tan irrisorias que obligan a que las familias empleen a los niños más pequeños para poder ganar un mínimo.
Ese terreno de división y aislamiento ha impedido que las reacciones solidarias e indignadas de muchos trabajadores ante la carnicería perpetrada en el asfalto de la Panamericana no pudieran ir más allá.
Aunque ya ningún periódico, ni televisión, hablan de estos muertos nuestros, el mejor homenaje que podemos hacerles es sacar las lecciones, comprender las trampas que se montaron y que se seguirán montando mientras como proletarios no sepamos defender las verdaderas armas de nuestro combate: la unidad, la solidaridad y la lucha común contra toda explotación, más allá de las divisiones de sectores, ramas y naciones, sean los patrones privados o estatales, nacionales o extranjeros, "formales" o "informales".
¡Por la organización y lucha autónomas de la clase obrera mundial!
¡Proletarios del mundo, uníos!
Abril 2010.
Grupo de Lucha Proletaria - Organización Anarco Punk - Corriente Comunista Internacional
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En Grecia la cólera es inmensa y la situación social explosiva. En este mismo momento. el Estado griego lanza ataques terribles contra el proletariado. Todas las generaciones obreras y todos los sectores están afectados de lleno. Los trabajadores del sector privado, los funcionarios, los desempleados, los jubilados, los estudiantes-precarizados... Nadie está a salvo. Toda la clase obrera está amenazada de sumirse en la miseria.
Frente a estos ataques, el proletariado no ha dejado de reaccionar. Los obreros están saliendo a la calle a batirse, mostrando así que no están dispuestos a aceptar sin resistencia los sacrificios que les exige el capital.
Pero por el momento esta lucha no consigue desarrollarse, no es aún una lucha masiva. Los obreros de Grecia viven momentos difíciles ¿Qué hacer cuando todos los medios de comunicación y todos los responsables políticos afirman que no hay más remedio que apretarse el cinturón para salvar al país de la quiebra? ¿Cómo resistir la apisonadora del Estado? ¿Qué métodos de lucha emplear para construir una relación de fuerzas favorable a los explotados?
Todas estas cuestiones no conciernen únicamente a los obreros que viven en Grecia, sino a los de todo el mundo. Además no hay que hacerse ninguna ilusión, la tragedia griega es un anticipo de lo que espera a los obreros en todas partes. De hecho ya se han anunciado oficialmente Curas de austeridad a la griega en Portugal, en Rumanía, en Japón y en España (¡donde el gobierno acaba de bajar el salario una media del 5% a los funcionarios entre otras medidas!). Todos estos ataques simultáneos revelan una vez más que los obreros, cualquiera que sea su nacionalidad, forman una misma clase que tiene en todas partes los mismos intereses y los mismos enemigos. La burguesía hace que el proletariado cargue con las pesadas cadenas del trabajo asalariado, pero sus eslabones unen a todos los obreros, de país en país, por encima de las fronteras.
En Grecia, son hoy nuestros hermanos de clase los que son atacados y han empezado dolorosamente a intentar batirse. Su lucha es también la nuestra.
Rechacemos todas las divisiones que intenta imponernos la burguesía. Al viejo principio de las clases dominantes, divide y vencerás, opongámosle la consigna de agrupamiento del proletariado: Proletarios de todos los países, ¡Uníos!
En Europa, la burguesía en cada país trata de hacer creer a los obreros que van a tenerse que apretar el cinturón por culpa de Grecia. La falta de escrúpulos de los gobernantes griegos, que habrían dejado que el país viviera a crédito durante décadas y además habrían amañado las cuentas públicas, sería la causa principal de una crisis de confianza internacional en el euro. Los diferentes gobiernos utilizan todos este pretexto engañoso para justificar, uno tras otro, la necesidad de reducir los déficits y la adopción de planes de rigor draconianos.
En Grecia, todos los partidos oficiales, empezando por el Partido "Comunista", agitan los sentimientos nacionalistas: «las fuerzas extranjeras son las responsables de los ataques», «Abajo el FMI y la UE»,«Abajo Alemania»; esas son las consignas que lanzan en las manifestaciones la izquierda y la extrema izquierda, que así, ignoran voluntariamente el capital nacional griego.
En Estados Unidos, si las bolsas caen, sería a causa de la inestabilidad de la Unión Europea; si las empresas cierran, sería a causa de la debilidad del euro, que afecta al dólar y a las exportaciones.
O sea, cada burguesía nacional acusa al vecino y ejerce sobre el proletariado que explota este chantaje infame: «aceptad los sacrificios, sino el país se debilitará y los concurrentes se aprovecharán». La clase dominante intenta inocular el nacionalismo, verdadero veneno para las luchas, en las venas obreras.
Este mundo dividido en naciones concurrentes no es el nuestro. Los proletarios no tienen nada que ganar encadenándose al capital del país donde viven. Aceptar hoy los sacrificios en nombre de la defensa de la economía nacional, significa preparar otros sacrificios más duros aún para mañana.
Si Grecia está al borde del abismo, si España, Italia, Irlanda y Portugal siguen el mismo camino, si Gran Bretaña, Francia, Alemania o Estados Unidos están en plena tormenta económica, es porque el capitalismo es un sistema moribundo. Todos los países están condenados a hundirse irremediablemente en este marasmo. Desde hace 40 años la economía mundial está en crisis. Las recesiones se suceden unas a otras. Sólo una huída adelante desesperada en el endeudamiento ha permitido al capitalismo obtener, hasta ahora, un poco de crecimiento. Resultado: hoy los hogares, las empresas, los bancos, los Estados, están todos sobre-endeudados. La quiebra de Grecia es la caricatura de la quiebra general e histórica de este sistema de explotación.
Los planes de austeridad anunciados constituyen un ataque frontal y generalizado a nuestras condiciones de vida. La única respuesta posible es un movimiento masivo de los trabajadores. Es imposible hacerles frente batiéndose desde la empresa o la administración donde trabajamos, o la universidad donde estudiamos, aislados, por grupos. Luchar masivamente es una necesidad, so pena de ser todos derrotados y condenados a la miseria.
¿Y qué hacen los sindicatos, esas oficinas etiquetadas de «especialistas oficiales de la lucha»? Organizan huelgas en múltiples centros de trabajo... sin buscar nunca que se unifiquen. Mantienen activamente el corporativismo, oponiendo particularmente los trabajadores del sector público y del privado. Pasean a los obreros de jornada en jornada acción estériles ¡Son de hecho los "especialistas de la división obrera"! Incluso se emplean a fondo en destilar el nacionalismo. Un solo ejemplo: la consigna más gritada en las manifestaciones de la GSEE (Confederación General de Trabajadores en Grecia) desde mitad de marzo ha sido...«¡comprad griego!».
Seguir a los sindicatos significa siempre ir a la división y la derrota. Los obreros han de tomar a cargo sus luchas, organizando por sí mismos las asambleas generales y decidiendo colectivamente las consignas y las reivindicaciones, eligiendo delegados revocables en todo momento y enviando delegaciones masivas a discutir con los trabajadores de los centros más próximos, las fábricas, las universidades, los centros de administración, los hospitales..., para animarlos a sumarse al movimiento.
Prescindir de los sindicatos, atreverse a tomar el control de las luchas, dar el paso de ir a buscar a nuestros hermanos de clase..., todo esto puede parecer enormemente difícil. Y ese es uno de los frenos actuales al desarrollo de la lucha. El proletariado tiene una falta de confianza en sí mismo; no tiene aún conciencia de la fuerza que representan sus formidables capacidades. Por el momento, la violencia de los ataques que lleva a cabo el capital, la brutalidad de la crisis económica, la falta de confianza del proletariado en sí mismo, actúan como factores paralizantes. Las respuestas obreras, incluso en Grecia, están bien lejos de lo que la gravedad de la situación exige. Sin embargo el porvenir pertenece a la lucha de clases. Frente a los ataques, la perspectiva es al desarrollo de movimientos cada vez más masivos.
Algunos nos preguntarán: «¿Por qué emprender esas luchas? ¿Dónde van a llevarnos? Puesto que el capitalismo está en quiebra, ninguna reforma es realmente posible y por tanto no hay alternativa». Y efectivamente, en el seno de este sistema de explotación, no hay ninguna salida. Pero negarse a ser tratados como perros y luchar colectivamente significa batirnos por nuestra dignidad, tomar conciencia de que la solidaridad existe en este mundo de explotación, y que la clase obrera es capaz de hacer vivir ese sentimiento humano inestimable. Entonces empieza a aparecer la posibilidad de otro mundo, un mundo sin fronteras ni patria, sin explotación ni miseria, un mundo hecho para la humanidad y no para el beneficio. La clase obrera puede y debe tener confianza en sí mismo. Es la única capaz de construir esta nueva sociedad y reconciliar a la humanidad consigo mismo, pasando «del reino de la necesidad al de la libertad (Marx)».
El capitalismo es un sistema en quiebra...
Pero otro mundo es posible: el comunismo
Corriente Comunista Internacional, 24 de mayo 2010, hoja distribuida a nivel internacional
Manifiesto del Segundo Encuentro de Esparevol
Presentamos a continuación el Manifiesto del Segundo Encuentro de Esparevol (Espacio Revolucionario de Encuentro y Debate), un foro que surgió hace más de un año[1] .
Esparevol forma parte del esfuerzo de toma de conciencia que pequeñas minorías desarrollan por todo el mundo. Esparevol concibe su actividad de manera internacionalista y abierta a esas minorías: «Estamos deseosos de alentar y participar de todas las iniciativas, más allá de las fronteras, de lucha y solidaridad de los trabajadores que parten de la búsqueda de su autonomía y de la negación de lo que les oprime y explota. Participar en todo lo que se mueve con ese ritmo, desde nuestra la perspectiva internacionalista y proletaria, o dicho de otra manera, la perspectiva que sabe y entiende que cuando un igual (con las mismas necesidades, intereses y anhelos) ha luchado en cualquier momento de la historia o lucha ahora en cualquier parte del mundo, somos también nosotros los que luchamos»
Esparevol tiene un planteamiento militante y comprometido, enfoca sus actividades «no con el ánimo de los estudiosos de los fenómenos sociales, sino desde la imperiosa necesidad de intervenir en la realidad, de ser un mordisco más (otro entre miles) en los pilares de la historia»
Hoy el grito de guerra de los medios de "comunicación", de gobernantes, sindicalistas, partidos defensores del sistema de todos los pelajes, es que ellos "bien querrían mejorar las cosas", pero que tropezarían con el Gran Obstáculo, así con mayúsculas, de la "pasividad", el "aburguesamiento", la "negativa a toda lucha" de "los obreros". Un mensaje concebido para hacernos sentir culpables, para desmovilizarnos y desmoralizarnos, para reírse de nosotros, para "demostrarnos" que somos "unos fracasados".
Frente a ello el documento no cae en ese terreno del lamento inoperante, de que "la clase obrera no lucha", "los obreros tragan con todo". El documento reconoce el desfase entre la gravedad de la situación y el nivel aún débil de la lucha obrera pero comprende con claridad que:
«No todo es lo aparente, un árbol no es tan solo la corteza. Cada vez más gente es consciente de que este estado de cosas es insostenible, que no hay garantía alguna de futuro, que las supuestas organizaciones de lucha de los trabajadores (sindicatos, partidos y similares), son organizaciones de lucha contra los trabajadores. En lo elemental un nivel de conciencia se va fraguando lentamente, aunque es cierto que no halla su materialización masiva, esa desilusión puede ser fértil si encuentra el camino de la verdadera (autoorganizada, solidaria, consciente) lucha: si se mira en la historia de la lucha de nuestra clase y en las pequeñas, débiles y dispersas luchas actuales que están, aunque apenas se perciban. Hay que mirar a Grecia (con todas sus limitaciones), como a las luchas silenciadas en Rumania, Argelia, Turquía,... Afirmamos que la clase (aunque sea renqueando) se mueve y es necesario hacer visible ese movimiento que todos sus enemigos tratarán de ocultar y frenar»
Parten de un análisis realista y sobrio de la situación de la clase obrera desde el que se plantean como contribuir a su avance y superación. Así, frente a "huelgas" como el 8 de junio, concebidas para desmovilizar y desmoralizar, plantea «Contra las movilizaciones "realmente existentes", solo cabe la impugnación del proletariado y para contribuir a ella nos planteamos participar en las (des)movilizaciones denunciando lo que son y proponiendo verdaderas herramientas de reflexión y lucha de clase: asambleas generales y abiertas a todos los trabajadores» y «alentar comités de lucha, gérmenes de futuras asambleas abiertas, que participen de la escasa, pero cierta autoactividad de los trabajadores y denuncien a los falsos críticos y sus (des)movilizaciones».
Frente a la labor de ocultación y desinformación que la burguesía promueve frente a unas luchas obreras que surgen aquí y allá, los compañeros tratan de hacerlas visibles y se dan los medios para ello pues en su blog hay informaciones actualizadas de las luchas recientes[2].
Pero, los compañeros animan igualmente una labor de clarificación y debate para hacer de Esparevol «un lugar de encuentro abierto al debate y la acción honesta entre personas y grupos que pretenden cambiar el mundo, trasformar la vida», para lo cual «nos seguiremos dando medios de debate por la red (nuestro modesto Blog) y presenciales: debates abiertos en distintas ciudades, como los que ya venimos realizando, donde se desarrolle la clarificación y encuentre lugar la teoría que precisamos para entender y cambiar "las cosas"».
Apoyamos la actividad de Esparevol, animamos a participar en ella. Ante una situación donde cada vez más la miseria, la crisis, la barbarie, se hacen más evidentes, el único camino es la lucha masiva y consciente de todos los trabajadores.
CCI
MANIFIESTO II ENCUENTRO DEL ESPAREVOL
A finales del pasado mes de mayo nos reunimos en la huerta de Valencia compañeros de diferentes puntos del estado, vinculados al Espacio Revolucionarios de Encuentro y Debate (ESPARVOL) en el II encuentro de este. El primer encuentro de ESPAREVOL se realizó en enero de 2009 donde sentamos las bases para la puesta en marcha de un "espacio" que cubriera las necesidades de dialogo y encuentro de los trabajadores conscientes, las minorías revolucionarias y todos aquellos que buscan salidas a la debacle social en la que nos hayamos[3].
En aquel primer encuentro nos dimos unos medios muy sencillos para intentar mantener y alimentar el debate y lanzamos un primer (y hasta el momento único) manifiesto abordando las cuestiones e inquietudes que habíamos tratado.
Este segundo manifiesto ahonda sobre esos primeros pasos y trata de resumir los temas de este II encuentro de Esparevol, no con el ánimo de los estudiosos de los fenómenos sociales, sino desde la imperiosa necesidad de intervenir en la realidad, de ser un mordisco más (otro entre miles) en los pilares de la historia.
Imposible empezar a hablar, sin referirnos a lo cotidiano, a la Evolución de la crisis económica actual y del sistema capitalista. Evidenciamos en este punto la crisis histórica del capitalismo, su lento y brutal agotamiento que sume a la humanidad en las postrimerías de la barbarie. Los ataques directos a las condiciones de supervivencia de los trabajadores en todo el mundo evidencian que el capital solo puede acumularse pauperizando hasta el extremo nuestras condiciones de vida pero también que esta medida es analgésica y no resuelve la contradicción real de este sistema, que ha agotado sus posibilidades de crecimiento. No pensamos que la crisis tenga solución (ni siquiera los economistas burgueses lo creen) dentro del Modo de Producción Capitalista, ni las "alternativa" al mismo, solo a través de su superación, de su destrucción, la humanidad puede reencontrarse con la Vida.
Y sin embargo echando un vistazo a la situación de los trabajadores: su nivel de conciencia, sus luchas, sus dificultades y posibilidades, chocamos con una aparente apatía, con el inmovimiento de las "masas" y el desanimo generalizado. Ni tan siquiera las minorías mas "espabiladas" parecen tener respuestas y mucho menos fuerzas para afrontar la situación. Pero no todo es lo aparente, un árbol no es tan solo la corteza. Cada vez mas gente es consciente de que este estado de cosas es insostenible, que no hay garantía alguna de futuro, que las supuestas organizaciones de lucha de los trabajadores (sindicatos, partidos y similares), son organizaciones de lucha contra los trabajadores. En lo elemental un nivel de conciencia se va fraguando lentamente, aunque es cierto que no halla su materialización masiva, esa desilusión puede ser fértil si encuentra el camino de la verdadera (autoorganizada, solidaria, consciente) lucha: si se mira en la historia de la lucha de nuestra clase y en las pequeñas, débiles y dispersas luchas actuales que están, aunque apenas se perciban. Hay que mirar a Grecia (con todas sus limitaciones), como a las luchas silenciadas en Rumania, Argelia, Turquía,... Afirmamos que la clase (aunque sea renqueando) se mueve y es necesario hacer visible ese movimiento que todos sus enemigos trataran de ocultar y frenar.
Yéndonos a la cercanía de lo inmediato, los ataques a la griega promulgados por Zapatero y orquestados por toda la burguesía, se nos dan en dos tiempos: el primero el tijeretazo a nuestras condiciones de supervivencia, obvio y brutal; pero el segundo, el que cierra la pinza, son las (des)movilizaciones que preparan los sindicatos y alientan los izquierdistas. Estos nos ofrecen la falsa dicotomía de "quedarse en casa o salir a la calle para nada". Sus (des)movilizaciones, a golpe de pito, tratan de impedir la posibilidad de un debate real entre los trabajadores, de una organización real y asamblearia de los trabajadores, de una lucha real y unificada de los trabajadores. Nos quieren hacer creer que "estas huelgas (sin debate), estas manifestaciones (procesionales), esas asambleas (antiasamblearias) son lo único que se puede hacer". Contra las movilizaciones "realmente existentes", solo cabe la impugnación del proletariado y para contribuir a ella nos planteamos participar en las (des)movilizaciones denunciando lo que son y proponiendo verdaderas herramientas de reflexión y lucha de clase: asambleas generales y abiertas a todos los trabajadores.
Mirándonos en la situación actual, haciendo Balance del trabajo de ESPAREVOL y lo que nos gustaría ser, como parte que somos de una clase, de una humanidad que sufre (demasiado ya), que lucha (poco), que gira (mucho) en volandas de la depresión y la ansiedad, también nos vemos a nosotros mismos. Observamos que Esparevol no ha sido el instrumento que hubiéramos deseado, que carece de todo lo que hoy adolecen nuestra clase, que no dejamos de ser un reflejo de lo que somos: dispersos, con dudas, sin certezas.
Y en ese sentido de entender las carencias actuales, sin miedo y sin revolcarnos en las limitaciones, entendemos que Esparevol debe perseverar en ser lo que pretende: un lugar de encuentro abierto al debate y la acción honesta entre personas y grupos que pretenden cambiar el mundo, trasformar la vida.
Por ello nos seguiremos dando medios de debate por la red (nuestro modesto Blog) y presenciales: debates abiertos en distintas ciudades, como los que ya venimos realizando, donde se desarrolle la clarificación y encuentre lugar la teoría que precisamos para entender y cambiar "las cosas".
Pero también queremos intentar alentar comités de lucha, gérmenes de futuras asambleas abiertas, que participen de la escasa, pero cierta autoactividad de los trabajadores y denuncien a los falsos críticos y sus (des)movilizaciones. Igualmente consideramos fundamental extender la información de las luchas de los trabajadores en cualquier recodo del mundo para ir dando pistas de cuales son los caminos, para responder a ese, cada vez más imperioso, "¿que hacer?", que sin referentes, sin espejos donde vernos con nuestros hermanos que luchan, nos arrima a la catatonia.
En sintonía con lo expuesto estamos deseosos de alentar y participar de todas las iniciativa, mas allá de las fronteras, de lucha y solidaridad de los trabajadores que parten de la búsqueda de su autonomía y de la negación de lo que les oprime y explota, sea en los aspectos mas generales o en la cotidianeidad de las pequeñas, pero imprescindibles, luchas por la supervivencia. Participar en todo lo que se mueve con ese ritmo, desde nuestra la perspectiva internacionalista y proletaria, o dicho de otra manera, la perspectiva que sabe y entiende que cuando un igual (con las mismas necesidades, intereses y anhelos) ha luchado en cualquier momento de la historia o lucha ahora en cualquier parte del mundo, somos también nosotros los que luchamos.
ESPACIO REVOLUCIONARIO DE ENCUENTRO Y DEBATE.
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[1] Ver Una iniciativa de debate y encuentro en https://es.internationalism.org/node/2495 [105] , el foro de los compañeros es https://esparevol.foroactivo.com/ [93]
[2] Ver en su blog http://esparevol.foroactivo.com/noticias-informaciones-y-comunicados-obreros-f9/ [106]
[3] Ver en nuestro blog: https://esparevol.foroactivo.com/general-f1/esparevol-espacio-revolucionario-de-debate-y-encuentro-t6.htm [107]
En el marco de las discusiones del Círculo Obrero de Debate de Barcelona, de una reciente Reunión Pública de la CCI y en general del Foro Esparevol[1], el compañero Tamer ha hecho dos aportaciones a la discusión[2]. Las saludamos, saludamos su valentía y su criterio en exponer sus puntos de vista. Creemos que al discutir públicamente su postura podremos aclarar mejor entre todos dos puntos fundamentales: ¿hacia dónde va la lucha de la clase obrera? ¿Cuál es el papel de los comunistas?
Se trata de dos cuestiones que interesan a muchos compañeros, no solamente en el medio politizado proletario de Barcelona o a nivel de España sino en todo el medio internacionalista que hoy está emergiendo en los 5 continentes. Aquí nos interesa ver las posturas que expresa el compañero, conforme al auténtico espíritu proletario de debate se trata de ver qué se dice y no quién lo dice. De ahí que las críticas o las posiciones opuestas que podamos exponer parten de un respeto profundo al compañero y a todo lo que está aportando.
El estilo con el que el compañero se expresa resulta a veces difícil de comprender, su tendencia a encadenar una idea tras otra sin dar un mínimo respiro hace que se pierda el hilo de lo que quiere decir. Puede que lo hayamos interpretado mal. No obstante, confiamos que en el debate el compañero aclarará y definirá más su posición, rectificaremos gustosos si hemos sacado alguna conclusión errónea.[3]
Los puntos que compartimos
En todo debate proletario hemos de partir de aquello que nos une para desde ahí manifestar lo que nos separa. En los dos textos del compañero hay puntos que compartimos:
a) La decadencia del capitalismo
El compañero comprende que el modo de producción capitalista está en un proceso de decadencia irreversible: « Sin embargo, todos los Modos de Producción están sujetos a un desarrollo que culmina inevitablemente en un punto a partir del que la propia economía -y no subjetivamente los miembros de la clase dominante ni los gestores a su servicio-, empiezan a carecer de un marco de condiciones que ofrecer. Ese punto abre una vía posible para la clase explotada, no más: destrucción del Modo de Producción y, mientras tanto, padecimiento de las implicaciones inextricables a la inoperancia objetiva creciente del Modo de Producción».
La revolución proletaria no puede hacerse en cualquier momento ni es el producto de una minoría audaz que aprovecharía una situación favorable para conducir el género humano al paraíso. Frente al idealismo y el voluntarismo, Marx puso en evidencia que «Ninguna formación social desaparece antes de que se desarrollen todas las fuerzas productivas que caben dentro de ella, y jamás aparecen nuevas y más elevadas relaciones de producción antes de que las condiciones materiales para su existencia hayan madurado dentro de la propia sociedad antigua. Por eso, la humanidad se propone siempre únicamente los objetivos que puede alcanzar, porque, mirando mejor, se encontrará siempre que estos objetivos sólo surgen cuando ya se dan o, por lo menos, se están gestando, las condiciones materiales para su realización»[4]
Como afirmó el primer Congreso de la Internacional Comunista (1919) el periodo histórico abierto por la Primera Guerra Mundial (1914-18) y la Revolución de Octubre 1917 es la época donde el declive irreversible del capitalismo pone a la orden del día la Revolución Comunista Mundial.
b) El problema es el Capital
El compañero denuncia las ideas que explican los desmanes de esta sociedad en función de "malas políticas económicas", "sectores especuladores o egoístas", "los mercados" etc. Deja muy claro que «El comunismo no avanza sin haber barrido de la conciencia proletaria ese paradigma de lucha que ve capitalistas y sus deseos, en lugar de ver al capitalismo -con sus límites de respuesta e integración, con sus épocas, con todo el arco de necesidades, y no tan sólo ni fundamentalmente intereses utilitarios, que el Modo de Producción asigna a los capitalistas mismos, y así con el comportamiento de clase aparejado a ellas»
El capitalismo es un sistema cuyas leyes conducen a la destrucción de la humanidad en medio de sufrimientos inenarrables. Ninguna fracción "más progresista" del Capital, ninguna reforma, ninguna "voluntad popular", podrán detenerlo, solamente su destrucción como sistema social podrá abrir la vía hacia la liberación de la humanidad.
c) La denuncia del "realismo conservador"
El compañero denuncia un "realismo" y un "sentido común" que nos conducen a aceptar mansamente esta sociedad "tal cual es" porque "es lo que hay": «Los límites estructurales que circunscriben a las perspectivas de los proletarios contra los capitalistas, también se ven, o el empresario las muestra: "Mirad la caja vacía", "Mirad los números rojos", "Es así; no es culpa mía", "Tendré que cerrar la empresa", "Quien pudiera, sobreviva". Pero, la negación de las Instituciones sociales que enmarcan la vida de unas y otras clases y que definen la relación entre ellas, no se ve en tanto que negación histórica, es decir, en tanto que nuevo mundo erigido sobre la liberación respecto de esas Instituciones objetivas nucleares: económicas, políticas, culturales, de relaciones, valorativas y éticas. La apariencia -no como mentira, sino como aparición y manifestación real: phenomenon- conforma el campo visual de la "vida práctica", es decir, conforma las inducciones emergiendo a partir de la "práctica de vida"»
Todo eso que se llama "realismo", "espíritu práctico", "sentido común", no son sino manifestaciones pedestres del más lato y torpe de los idealismos. En primer lugar porque conduce a ver la realidad que nos rodea como una foto fija y estática que ni comprende la dinámica pasada que ha llevado a ella ni la dinámica futura que puede esconderse tras la superficie. En segundo lugar porque lleva a agarrarse a utopías reaccionarias: que los capitalistas "compartan los sacrificios", que el Estado se ponga del lado de los más desfavorecidos, que la ley le pare los pies a los especuladores...
La propiedad no revolucionaria del proletariado
El compañero se plantea la lucha por el comunismo, se define como comunista y dice creer en la naturaleza revolucionaria del proletariado. Sin embargo, el debate surge cuando distingue en el proletariado dos "propiedades": una revolucionaria y otra no revolucionaria.
En su texto En relación a la lucha económica y la subversión comunista, el compañero explica en qué consiste la propiedad no revolucionaria del proletariado: « En otras palabras: la conciencia de rechazo que el proletariado desarrolla frente a las imágenes más monstruosas del sistema, y frente a la dureza del malvivir que soporta bajo el sistema, no es consciencia, pues el proletariado, ni identifica su condición de clase como ser en contradicción irresoluble bajo el capitalismo, y ni mucho menos identifica el curso político con que debe canalizar esa contradicción hacia su resolución socialista».
De forma todavía más precisa, nos dice que «El proletariado desengañado de la democracia tiende al apoliticismo. El proletariado desengañado de los sindicatos estatales tiende a renegar de la necesidad de dotar de unidad y continuidad sindicales a las luchas por sus condiciones de vida (...) El obrero desempleado adopta el trabajo como horizonte de reivindicaciones o de expectativas, mientras el obrero empleado sueña con un "dolce far niente" ocioso y de descanso. El proletariado indignado por la guerra acostumbra a abrazar posturas latente o claramente pacifistas. El proletariado repudia el nacionalismo pero ese mismo repudio le conduce al apoyo inconsciente al nacionalismo (...) En definitiva, el proletariado en su generalidad no llega a formular la negación dialéctica de su propia negación espontánea reflexiva del capitalismo, y así acaba quedando atrapado en una u otra dimensión "alternativa" de la matriz de la ideología dominante».
¡Peor aún!: «ese rechazo proletario de su propia existencia insatisfactoria no contiene germen (ni puede auto-producírselo) que, fecundándose y aflorando parejo al curso evolutivo de las luchas proletarias inspiradas por su necesidad de darse condiciones de cobertura de sus necesidades de clase (necesidades capitalistas, al fin y al cabo), irrumpa destripando la vieja membrana de mundo de referencia y se revele como nueva cualidad entrañada por el proletariado».
El compañero traza sobre el papel, un ejercicio teórico sobre los resultados de una lucha económica y nos enuncia dos posibles resultados: el A y el B. Resultado A: «Si la lucha da frutos más o menos satisfactorios, la conclusión empírica consecuente es que es posible continuar mejorando proletariamente, al menos a cierto nivel. La identidad proletaria objetiva se nutre así de su mecánica percepción subjetiva y se instala con mayor estabilidad como Capital Variable». Dicho simplemente: si la lucha es victoriosa el proletariado se vuelve más explotado, más clase para el capital. Pero sí el Resultado es B «El proletariado va acercándose así, a cada movimiento, a ese estado de masa totalmente vendida al soplar de los vientos del Capital y sin energía que consagrar a todo cuanto no sea llegar a sobrevivir día a día».
La propiedad revolucionaria del proletariado
En resumidas cuentas, si el proletariado lucha y gana, mal; si lucha y pierde, peor. El proletariado no puede rechazar la guerra, ni los sindicatos, ni la democracia, ni el nacionalismo, tampoco puede rechazar su propia existencia insatisfactoria, haga lo que haga está irremisiblemente condenado a caer en el terreno del capitalismo porque sus necesidades como clase son "necesidades capitalistas, al fin y al cabo".
¿Dónde está la "propiedad revolucionaria" del proletariado? El compañero nos dice: « Pero entonces, si, ni la cualidad de explotado por ella misma, ni la evolución fenoménica de esa cualidad en el marco existencial proletario, componen la substancia de la Propiedad revolucionaria proletaria, ¿qué compone esa substancia?», a lo que responde que « las implicaciones socio-estructurales indesligables de la cualidad de explotado son las que hacen del proletariado la clase revolucionaria del capitalismo. Pero ello jamás haciéndolo -fuera de repente o evolutivamente- revolucionario para sí, sino en tanto que esas implicaciones socio-estructurales de la explotación hacen del proletariado una fuerza: 1º. Capaz de ser puesta al servicio de un proceso de abolición de toda clase de Capital como Capital (...) 2º. Capaz de culminar este proceso con éxito y de poner en marcha las nuevas bases productivas, cuyo correlato al nivel de la distribución es la abolición de la mercancía (...) 3º. El proletariado es una Fuerza Productiva que necesita realizar esa capacidad histórica que entraña debido a las implicaciones socio-estructurales inherentes a su condición de explotado. Su capacidad es su necesidad porque, bajo el capitalismo, ni puede seguir desarrollándose o empleándose como Fuerza Productiva en su desarrollo efectivo, ni su sustento integrado en el trabajo capitalista o en el consumo mercantil es compatible con el sustento competitivo capitalista de la producción».
De esta larga aseveración lo único que responde realmente a la pregunta es el primer punto, cuando dice que el proletariado es una fuerza "capaz de ser puesta al servicio de un proceso de abolición del capital". ¿Quién pone al servicio de ese proceso a la fuerza proletaria? El compañero se ha encargado de excluir categóricamente al proletariado mismo. Tiene que ser una fuerza exterior o superior a él. ¿Quién?
En un pasaje anterior nos lo aclara « En este sentido, toda la ganancia de habilidad de lucha, toda ganancia de sentimiento de solidaridad, toda ganancia en la identificación de clase más allá de marcos clasificatorios profesionales, de sector, territoriales o de procedencia, toda ganancia en el terreno de la consciencia en torno a la necesidad de unificación de luchas, toda ganancia de auto-comprensión de fortaleza colectiva, toda ganancia formativa estratégica, toda ganancia en la consecución de condiciones mínimas para poder sacar al proletariado respecto del horizonte perceptivo de la supervivencia y de la inercia energética hacia la conservación adaptativa..., son ganancias cuyo "cuantum revolucionario" suma signo negativo mientras no sean puestas, por la Vanguardia comunista, en conjunción dentro de la racionalidad revolucionaria que las positivice (llamo a este proceso dotación de Dirección comunista a la lucha de clases)».
Así pues, la "propiedad revolucionaria" reside en el "proceso de dotación de dirección comunista a la lucha de clases". Esta "dirección comunista" no debe desdeñar las luchas del proletariado pero dentro de ellas ha de intervenir para decirles que no sirven para nada pues « ¿Es tarea de los comunistas ser sol y lluvia sobre ese terreno?: no hay simiente revolucionaria guardada por ese terreno. No importa su fertilidad o esterilidad de frutos; son frutos estériles al comunismo. ¿Van a dejar de darse estas luchas? Al contrario: están determinadas a proliferar. ¿Vamos los comunistas a marchar con este movimiento real del proletariado? Los comunistas no somos una secta, sino el orden que organiza y que dirige a la colosal fuerza humana que el proletariado es, disponiéndola al servicio de la revolución. Sin embargo (...) el comunismo teórico va a marchar con el movimiento real del proletariado, no para servirlo en la afirmación de sus contenidos; va a desvalorizar esos contenidos dirigiendo la mirada proletaria hacia otra dimensión, hacia los referentes socialistas de la organización de la producción».
Así pues, los comunistas se dirigen a los proletarios diciéndoles ¡dejad al lado vuestras luchas miserables![5], ¡Entregadnos a nosotros la dirección de vuestra "colosal fuerza"! ¡Nosotros dirigiremos vuestra atención "hacia los referentes socialistas de la organización de la producción"!
¿Y en qué consisten esos "referentes socialistas"? El compañero señala la siguiente perspectiva: «plantillas enteras de proletarios, justamente para auto-mantenerse como proletarios, han tenido y, sobre todo, van a tener que apropiarse del Capital, haciéndose propietarios y asegurándose así subsistir con su propia explotación. Este proceso desatado, no destruye el Capital (...) tampoco se trata de un proceso que genere o que facilite consciencia proletaria respecto de la necesidad de destruir el Estado capitalista (...). La apropiación proletaria de Capital en unas y otras ramas de la producción es revolucionaria en el sentido exclusivo de que, siendo esos proletarios sujetos a la acción de los comunistas por dirigirlos hacia la destrucción del Estado capitalista, nos brinda a los proletarios en lucha revolucionaria un tejido productivo con el que sustentarnos y con el que dotarnos de medios militares, lo que significa dar un paso de gigante tanto porque nos libramos, aun parcialmente, del chantaje subsistencial que los capitalistas intentan imponer».
Así pues, el compañero propone como perspectiva "táctica" un objetivo -la autogestión de empresas "abandonadas por el capital"- que él mismo reconoce que ni "destruye el capital" ni genera "conciencia de la necesidad de destruir el Estado Capitalista" (¡¡¡).
Ese objetivo -el mismo compañero lo reconoce- gira totalmente en la órbita del capital. Entonces ¿cómo es posible que sea válido en la lucha por el comunismo? Solamente porque está dirigido por los comunistas. Esto abre una puerta potencialmente muy peligrosa: cualquier objetivo táctico aunque refuerce al capital será válido para avanzar hacia el comunismo con tal de estar dirigido por comunistas. El proletariado no es capaz de ninguna de las maneras de luchar por el comunismo como se ha encargado de demostrar el compañero. Pero por eso mismo si es dirigido por los comunistas entonces si que puede caminar en esa dirección aunque su "lucha" consolide el capitalismo.
No estamos exagerando ni haciendo una caricatura porque el compañero no tiene ningún inconveniente en que sean utilizados los sindicatos: «El hecho de que los comunistas que pertenecen al proletariado socio-económico, formen sindicatos -o como prefieran llamar a las estructuras de lucha económica-, no es ni loable ni censurable; sencillamente está determinado a ser, igual que está determinado a hacerlo el proletariado no comunista en su movimiento de agarrarse al suelo capitalista (...) así actúa y va a actuar el proletariado como proletariado; no como proletariado comunista»[6].
Un pensamiento basado en las nubes de la especulación abstracta
Hemos intentado citar lo más ampliamente posible al compañero con objeto de intentar comprender lo que defiende y no hacer caricaturas. Si esas son realmente sus posiciones vamos a formularles una crítica severa.
Lo primero que nos llama la atención en sus 2 textos es que sus conclusiones no se basan en un análisis de experiencias concretas, bien sean históricas, bien sean recientes, sino en todo un argumentario que fluye de una lógica completamente abstracta.
Este método es defendido por Tamer con el siguiente argumento: «La esencia no emerge sin ciencia. Y, a su vez, es mentira que la ciencia comunista emerja del análisis de las experiencias, lecciones, memoria y de la lucha de clases como si éstas compusieran un banco conceptual vivo que sintetizar mecánicamente en textos. Marx y Engels estuvieron en la brecha en París durante la revolución de 1848, disparando tras la barricada y delante de ella. Dieron lucha en la Liga de los Justos contra el misticismo de Weitling. Siguieron y animaron las luchas obreras del Ruhr, Se interesaron por conocer las condiciones de vida del proletariado en Inglaterra. Pero no fue con estos materiales que Marx escribió Contribución a la crítica de la Economía Política (...) Sólo cuando Marx y Engels hubieron identificado la esencia contradictoria del Modo de Producción capitalista, pudieron transmutar esa ciencia suya en una ofrenda para los proletarios (...) no hubo Manifiesto del Partido Comunista sin la averiguación anterior de las Leyes de la historia en general -que gobiernan la sucesión de los Modos de Producción- y del capitalismo en particular. A su vez, El Capital no emana de la asistencia a la lucha de clases por parte de un Marx que, armado de su genio, sacara a ésta un jugo suyo de ideas implícitas, sino que es el producto de los varios años que Marx pasó consigo mismo, encerrado entre libros en la Biblioteca británica»
Es verdad que el marxismo no es un reflejo pasivo de la experiencia de la lucha de clases sino que es un factor activo en su evolución, es decir, que el marxismo participa y transforma el propio movimiento proletario del que se reclama y en el que se inscribe. También es justo señalar que el marxismo no se limita a "analizar la lucha de clases" sino que estudia y comprende lo mejor del pensamiento y las ciencias legadas por la historia de la humanidad. Lenin dice en Tres fuentes y tres partes del marxismo «el marxismo es el sucesor natural de lo mejor que la humanidad creó en el siglo XIX, la filosofía alemana, la economía política inglesa y el socialismo francés» [7]
Sin embargo, es radicalmente erróneo pensar que el marxismo sería el producto de un "Marx encerrado consigo mismo". Lenin clarifica en la obra antes citada que «La historia de la filosofía y la historia de las ciencias sociales enseñan con toda claridad que no hay nada en el marxismo que se parezca al sectarismo, en el sentido de una doctrina encerrada en sí misma, rígida, surgida al margen del camino real del desarrollo de la civilización mundial».
Marx estaba en contra del método que le atribuye el compañero pues ya en los Anales Franco-Alemanes (1843) afirmó con rotundidad que «nosotros no nos enfrentamos al mundo doctrinalmente, esgrimiendo un nuevo principio y exclamando ¡he aquí la verdad arrodíllate! Brindamos al mundo nuevos principios deducidos de los principios del mundo». Pero el Manifiesto Comunista es todavía más inequívoco: «Los comunistas no forman un partido aparte de los demás partidos obreros. No tienen intereses propios que se distingan de los intereses generales del proletariado. No profesan principios especiales con los que aspiren a modelar el movimiento proletario. Los comunistas no se distinguen de los demás partidos proletarios más que en esto: en que destacan y reivindican siempre, en todas y cada una de las acciones nacionales proletarias, los intereses comunes y peculiares de todo el proletariado, independientes de su nacionalidad, y en que, cualquiera que sea la etapa histórica en que se mueva la lucha entre el proletariado y la burguesía, mantienen siempre el interés del movimiento enfocado en su conjunto».
Quizá el compañero no esté de acuerdo con el método de Marx. Tiene no solo el derecho sino el deber de exponerlo públicamente porque ni Marx ni nadie son infalibles, pero lo que si debemos exigirle es que no atribuya a Marx ideas o posiciones que no le pertenecen.
Un debate que no es nuevo
Este método de rechazo de la experiencia histórica del proletariado conduce al compañero a formular ideas que en realidad son muy viejas. Ya estuvieron en boga en las corrientes modernistas de los años 70 y 80 del siglo XX que afirmaban que "el proletariado es una clase para el capital" y que, en consecuencia, su única perspectiva es "negarse a sí mismo como clase".
Pero remontándose más lejos, las mismas ideas que formula el compañero estuvieron en el centro del debate entre Marx y Proudhon en el libro La miseria de la filosofía, aparecido en 1847.
Marx comenta: «los socialistas les dicen a los obreros: no os unáis porque, a fin de cuentas, ¿qué vais a ganar? ¿Un alza de salarios? Los economistas os demostrarán de sobra que los pocos céntimos que podéis ganar, en caso de tener éxito, serán seguidos por un descenso permanente. (...) Y nosotros, en nuestra condición de socialistas, nosotros os diremos que apartando esta cuestión del dinero, seguiréis siendo los obreros, y los patronos serán siempre los patronos, antes y después» (página 293 edición española).
Marx consideraba a esas corrientes socialistas como revolucionarios sinceros, lo que criticaba en ellos es que negaran toda relación entre las luchas inmediatas obreras en el viejo mundo y el nuevo mundo al que aspiraban. De ahí que «los economistas quieren que los obreros permanezcan en la sociedad tal y como está formada y tal como ellos la han consignado y sellado en sus manuales. Los socialistas quieren que los obreros dejen como está la vieja sociedad para poder entrar mejor en la nueva sociedad que les han preparado con tanta previsión» (ídem.)
Y ¿por qué los socialistas no veían nada revolucionario en el proletariado y no establecían ninguna relación orgánica entre sus luchas contra la vieja sociedad y la perspectiva de la nueva sociedad? Porque tomaban una foto fija de los efectos que produce la explotación en los obreros: «La división del trabajo reduce al obrero a una función degradante; a esta función degradante le corresponde un alma depravada; a la depravación del alma le corresponde una reducción siempre creciente del salario. Y para probar que esta reducción de salarios corresponde a un alma depravada, el Señor Proudhon dice, para tranquilizar su conciencia, que la conciencia universal lo que así lo quiere» (página 237).
Es decir, como el mismo Marx apostilla, no veían en LA MISERIA MAS QUE LA MISERIA y no captaban el lado revolucionario que encierra. Las luchas inmediatas de la clase obrera constituyen una de las vías[8] que tiene el proletariado para forjarse como clase revolucionaria: «la gran industria aglutina en un lugar a una masa de personas en la que nadie conoce a nadie. Pero el mantenimiento del salario, ese interés común que tienen contra los patronos, los une en una misma idea, la resistencia, la coalición. De esta forma, la coalición tiene siempre un doble objetivo, el de poner fin a la competencia entre ellos para así poder llevar a cabo una competencia general contra el capitalista. Si bien el primer objetivo de la resistencia solo fue el mantenimiento de los salarios, a medida que los capitalistas se unían a su vez en torno a la idea de la represión, las coaliciones, aisladas al principio, se forman en grupos y, frente al capital siempre unido, se hace más necesaria la defensa de la asociación que la del salario. Esto es tan cierto que los economistas ingleses están perplejos al ver que los obreros sacrifican una buena parte de su salario a favor de las asociaciones que, para los economistas, solo están establecidas en defensa del salario. En esta lucha -una verdadera guerra civil- se reúnen y se desarrollan todos los elementos necesarios para una batalla futura. Una vez llegado a ese punto, la asociación adquiere un carácter político» (página 295).
Los argumentos de lógica formal degeneran en silogismos: como el proletariado aspira a abolir el trabajo asalariado toda lucha en defensa de sus salarios es una lucha "para el Capital". Frente a ello hemos de situarnos en la comprensión concreta de la dinámica histórica de la lucha de clases: «la clase trabajadora, sustituirá en el curso de su desarrollo, a la antigua sociedad civil con una asociación que excluirá las clases y su antagonismo: ya no habrá poder político propiamente dicho, ya que el poder político es precisamente la concreción oficial del antagonismo en la sociedad civil» (página 298).
El partido comunista por el que luchamos
¿No hubiera sido mejor que el compañero hubiera confrontado sus posiciones con ese debate de hace 160 años? No estamos diciendo -ni mucho menos- que siga a Marx a pies juntillas. Lo que decimos es que considere antes la argumentación contraria de Marx y parta de ella, bien para rebatirla bien para asumirla.
Abordemos ahora la solución que propone el compañero: el desarrollo de la dirección comunista. Nosotros estamos por la constitución del Partido Comunista Mundial. Ahora bien ¿cómo abordar el combate por esa formación? Nosotros pensamos que debe llevarse a cabo a partir de la experiencia histórico - mundial del proletariado. Debe tomarse en cuenta las lecciones de más de 200 años de intentos de crear y desarrollar una actividad organizada por parte de los comunistas: desde la Liga de los Iguales de Babeuf a fines del siglo XVIII a la Liga de los Comunistas (1847) hasta las fracciones de la Izquierda Comunista pasando por las experiencias de las 3 Internacionales: la AIT (1864-76), la 2ª Internacional (1889-1914) y la Internacional Comunista (1919-28).
No podemos aquí más que hacer unas breves reflexiones[9]. Para nosotros la actividad organizada de los comunistas forma parte integral de la lucha de clase del proletariado. Es un elemento de primer orden en su evolución. Necesita de la contribución teórica y agitativa de los comunistas. La cuestión NO ES estar a favor o en contra del Partido, sino determinar cuál es su función en la clase obrera y precisar a partir de ahí cómo podemos luchar concretamente por su constitución.
Desde ese punto de vista, estamos radicalmente en contra de la postura expresada por el compañero consistente en que el Partido es el Sujeto -así con mayúsculas- y el proletariado es el objeto -en mínimas minúsculas-, el Partido dirige y el proletariado le sigue; el Partido es el genio de la lámpara maravillosa capaz de infundir carácter revolucionario a lo más reaccionario y el proletariado sería el Don Pésimo que hace reaccionario todo lo que toca.
Una vez más, la visión que expresa el compañero no es nueva en la historia del movimiento obrero. Fue la que defendían Blanqui y otras organizaciones que en los albores del movimiento obrero y considerando su estado de debilidad e inmaduro desarrollo teorizaban que el comunismo era un proyecto que había que imponer a la clase[10].
Sí tanto Marx como Engels defendieron enérgicamente que «el movimiento proletario es el movimiento independiente de la inmensa mayoría en beneficio de la inmensa mayoría» (Manifiesto Comunista) y que «la emancipación de los trabajadores será obra de los propios trabajadores o no será» (Primera Internacional) no fue por retórica ni porque negaran la función del Partido, sino porque situaban el papel del Partido como arma de desarrollo desde dentro, orgánica, de la propia lucha de clases.
El Partido del proletariado no nace de la debilidad del proletariado sino del desarrollo combatiente de su fuerza. El Partido del proletariado no es la silla de ruedas motorizada al que hay que subir a empellones a un proletariado congénitamente inválido sino la herramienta indispensable que el proletariado se dota para llevar su combate hasta el asalto revolucionario contra el capitalismo. Los comunistas no son unos solícitos médicos que desde el exterior desembarcan con recetas milagrosas sobre un proletariado que no sabe otra cosa que ponerse enfermo. Son la expresión de un esfuerzo histórico - ojo: no inmediato- del conjunto del proletariado a lo largo de más de 2 siglos de combates.
No podemos sino solidarizarnos con este pasaje de Engels en el prólogo a la edición alemana del Manifiesto Comunista (1890): « En cuanto al triunfo final de las tesis del Manifiesto, Marx ponía toda su confianza en el desarrollo intelectual de la clase obrera, fruto obligado de la acción conjunta y de la discusión. Los sucesos y vicisitudes de la lucha contra el capital, y más aún las derrotas que las victorias, no podían menos de revelar al proletariado militante, en toda su desnudez, la insuficiencia de los remedios milagreros que venían empleando e infundir a sus cabezas una mayor claridad de visión para penetrar en las verdaderas condiciones que habían de presidir la emancipación obrera»[11]
CCI 04-06-10
Anexo 1
Inercia capitalista del proletariado en su conciencia y en su práctica
Yo también sé que el proletariado es una clase revolucionaria (y más exactamente, el proletariado en su conjunto, aunque algunas de sus capas no puedan llegar a serlo más que si son ganadas por el núcleo central del proletariado durante la lucha política enmarcada en el proceso de construcción del poder y de su ejercicio, así como otras de sus capas serán contra-revolucionarias hasta su disolución). Conozco esta Propiedad de clase a la luz de la demostración científica que Marx desarrolla en torno a la cuestión de las condiciones evolutivas de Modo de Producción que producen también a la clase revolucionaria (no sólo, pues, la propia sepultura del Modo de Producción, sino a sus sepultureros también). Pero creo que esa condición revolucionaria se refiere a que el proletariado está determinado a estallar en la medida en que el Modo de Producción va siendo crecientemente incapaz de integrarlo como partícula del Capital (Capital Variable) y como elemento central en la conversión de la plusvalía en ganancia al contraerse progresivamente el Total salarial en relación al Total de valor producido. Va cobrando irremisiblemente rostro histórico la premisa que Engels formulara en Anti-Dühring: la producción de la fuerza humana que se levanta contra un orden económico no responde a la conciencia con que las clases dominadas viven la decadencia de los Modos de Producción -y que puede presentarse como filosofía, rebelión, malestar, insatisfacción, nuevas concepciones de "la Justicia", nuevos valores, crítica de la clase dominante en decadencia, etc.-, sino que, al revés, esas concepciones disconformes son el reflejo de que la producción -y, por tanto, la distribución, la política, el aparato jurídico provisor de derechos indispensables para el funcionamiento de la clase explotada; incluso la esclavitud fue legislada con unos derechos- va siendo incapaz de sostener las relaciones de clase que caracterizan y reproducen a ese Modo de Producción.
Esa Propiedad de clase es una necesidad; es decir, posee cualidad de mera objetividad, desprovista en sí de -e incapaz de generar por sí- un correlato de idéntica cualidad objetiva (revolucionaria) en el plano de la conciencia. Esa consciencia (y no un modo de conciencia cualquiera) respecto de la acción política y respecto del método de pensar lo real, que esa misma Propiedad históricamente necesaria, por su parte, necesita incorporar en sí para no quedar en un estallido sin rumbo ni sentido asumidos y que, así pues, no hiciera historia.
En otras palabras: la conciencia de rechazo que el proletariado desarrolla frente a las imágenes más monstruosas del sistema, y frente a la dureza del malvivir que soporta bajo el sistema, no es consciencia, pues el proletariado, ni identifica su condición de clase bajo el capitalismo como ser en contradicción irresoluble bajo el capitalismo, y ni mucho menos identifica el curso político con que debe canalizar esa contradicción hacia su resolución socialista, incluso cuando una minoría intuye o comprende la imposibilidad histórica del "capitalismo" (tal y como se lo representa con más o con menos limitación) y por tanto comprende la necesidad de una imprecisa "revolución" o de un impreciso "cambio profundo" pensados como acontecimiento que pudiera llegar de la mano de poderes -grandes o pequeños- ya existentes que adoptaran resoluciones de "cambio de las reglas del juego".
Pero la conciencia anti-capitalista que el proletariado fragua en sí a tenor de su experiencia pensada, no es consciencia (revolucionaria), también porque él, en su mayoría, no está dotado del método de pensamiento materialista dialéctico. De modo que unas u otras capas, proletarios en unas u otras condiciones concretas, unos u otros destacamentos del proletariado adscritos objetivamente a unos u otros territorios y sufriendo a unos u otros marcos políticos y militares concretos..., se verán destinadas plantearse la negación de unas o de otras manifestaciones del capitalismo, en función de su intensidad y predominio circunstancial. El proletariado desengañado de la democracia tiende al apoliticismo. El proletariado desengañado de los sindicatos estatales tiende a renegar de la necesidad de dotar de unidad y continuidad sindicales a las luchas por sus condiciones de vida, mientras el proletariado sujeto a contextos de restricción de la libertad sindical, tiende a idealizar la lucha económica como fuente de conquista de bienestar o como puerta a "la conquista de otras condiciones políticas que valoricen su lugar en sociedad". El obrero desempleado adopta el trabajo como horizonte de reivindicaciones o de expectativas, mientras el obrero empleado sueña con un "dolce far niente" ocioso y de descanso. El proletariado indignado por la guerra acostumbra a abrazar posturas latente o claramente pacifistas. El proletariado repudia el nacionalismo pero ese mismo repudio le conduce al apoyo inconsciente al nacionalismo (a otro), o, "al revés" (complementariamente en realidad), le conduce a despreciar las resistencias anti-imperialistas porque las identifica tout court erróneamente con "nacionalismo". En definitiva, el proletariado en su generalidad no llega a formular la negación dialéctica de su propia negación espontánea reflexiva del capitalismo, y así acaba quedando atrapado en una u otra dimensión "alternativa" de la matriz de la ideología dominante.
Pero, finalmente, la conciencia crítica del proletariado no es consciencia (revolucionaria) en tanto que no es la negación de los valores, las concepciones, los ideales, las metas, los proyectos, los planes..., con cuya materialización la burguesía pretende consagrar en la Virtud (burguesa) a su propio mundo, y cuyo cumplimiento al menos parcial es imprescindible a su funcionamiento como orden productivo; esa crítica proletaria espontánea se arroja contra la falsedad o contra la inviabilidad, en el orden de cosas establecido, de esos ideales, y no contra su valor y su institución referencial.
Por tanto, deberíamos partir de la siguiente premisa: la conciencia de adversidad al capitalismo que el proletariado fragua en sí -inextricable de su conciencia respecto de que el capitalismo, por sí, es adverso a su subsistencia aun en el marco capitalista y en el horizonte capitalista de viejas posibilidades o de viejas condiciones-, no es consciencia revolucionaria de clase (aunque sí vaya a derivar en consciencia de clase entendida como identificación de una condición de común pertenencia, de unos intereses comunes y de una fuerza compartida de lucha). Y ello es así porque ese rechazo proletario de su propia existencia insatisfactoria no contiene germen (ni puede auto-producírselo) que, fecundándose y aflorando parejo al curso evolutivo de las luchas proletarias inspiradas por su necesidad de darse condiciones de cobertura de sus necesidades de clase (necesidades capitalistas, al fin y al cabo), irrumpa destripando la vieja membrana de mundo de referencia y se revele como nueva cualidad entrañada por el proletariado. Esto es: irrumpa revelándose como comprensión de su capacidad histórica en lo que se refiere a producir una sociedad nueva sobre la base de un Modo de Producción superador del capitalismo y, dialécticamente, irrumpa revelándose como comprensión de que esa capacidad suya coincide con su determinación objetiva a la lucha económica (pues, persistiendo en su condición de proletario, ni siquiera puede cubrir ni asegurarse prolongadamente, por su lucha, sus necesidades como proletario). Finalmente, la Propiedad proletaria revolucionaria en lo que atañe a la determinación del proletariado (en su conjunto) a una lucha por su reproducción como Fuerza de Trabajo, que es irreconciliable con el techo capitalista en la provisión de esas condiciones reproductivas, es una Propiedad que no se revela como comprensión del curso de lucha y de ejercicio del poder que el proletariado debe surcar, determinado por esa necesidad de realizar su capacidad histórica. Este curso, en lo que se refiere a su recorrido general, no admite coexistencia con modelos "alternativos" o con "soluciones concretas alternativas". Mientras, en lo que se refiere a la superación de cada momento y cada contradicción de recorrido, requiere de la identificación y la aplicación de la fórmula política correcta, ya que el comunismo no es Roma, a la que "conducen todos los caminos", y, en cambio, el recorrido hacia el comunismo responde más bien a la teoría del caos en aquello de que una desviación a primera vista "mínima", imponiéndose, es capaz de llegar a provocar, igual que el ajetreo de alas de una mariposa el huracán, consecuencias contrarrevolucionarias tanto teóricas como de funcionamiento social efectivo.
Dónde estriban respectivamente la Propiedad no revolucionaria del proletariado y su Propiedad revolucionaria
En definitiva, ese "polo no revolucionario" que el proletariado entraña, lejos de deberse fundamentalmente al imperio de la ideología dominante entendida reductivamente como dominación en las ideas por medio de la difusión de ideas, se debe, más profundamente, a la posición material que el proletariado ocupa en el proceso de producción y de cambio. El, mientras no sea llevado a emprender una lucha -asumida a lo sumo limitadamente y no más que por una minoría de este ejército- que apunte a la destrucción de su condición objetiva proletaria, continúa dependiendo del capitalista y de las posibilidades económicas del capitalismo, tanto como estos dependen de él. El hecho de que escasee el trabajo, de que las empresas cierren, del incremento de horas reales trabajadas o de la densidad laboral/ tiempo, de la disolución progresiva del tejido asistencial..., son buenas noticias en el sentido estricto de confirmar la determinación capitalista a atrapar al proletariado en un callejón sin salida capitalista. Pero esto no significa que la determinación proletaria a la lucha consecuente a esta des-cobertura galopante de su propia funcionalidad proletaria y respecto de las necesidades que la disposición capitalista de sus relaciones sociales ha ido generando a lo largo de siglos en el proletario, asuma la inviabilidad del callejón y ni mucho menos todavía asuma las implicaciones de esta inviabilidad, relativas a la necesidad de dar a su lucha un cambio de cualidad, y no uno cualquiera improvisado, experimental y (pseudo)"creativo", sino el único preciso, el único creativo de una sociedad superior. Pero es más: no se trata meramente de que la andadura proletaria a través del callejón de la defensa contra la edición de "nuevas" condiciones capitalistas no entrañe por sí su auto-superación revolucionaria endógena; es que, por mucho "suplemento de consciencia" que algunos acudan a suministrarle en su transcurso, tampoco anida en sí la materia prima con que cocinar su superación cualitativa a partir de un apoyo e impulso comunistas a su discurrir (de una orientación comunista a la prosecución de su adentrarse en el callejón). Más bien sucederá lo contrario, y ello sea cual sea el resultado de esas luchas enmarcadas en la matriz de las condiciones de vida capitalista, y esto por qué:
Resultado A: éxito de la lucha (hipótesis, dicho sea de paso, más o menos improbable en el caso de enfrentamiento del proletariado con la empresa, con el consorcio o con un sector concreto de la administración estatal, y, en cambio, casi imposible cuando el enfrentamiento es con el Estado a fin de obtener de él condiciones jurídicamente recogidas o a fin de conseguir la edición estatal de regulaciones vinculantes para una rama empresarial o para todos los empresarios, como en el caso de un "régimen" o un estatuto laboral). Si la lucha da frutos más o menos satisfactorios, la conclusión empírica consecuente es que es posible continuar mejorando proletariamente, al menos a cierto nivel. La identidad proletaria objetiva se nutre así de su mecánica percepción subjetiva y se instala con mayor estabilidad como Capital Variable. En este sentido, toda la ganancia de habilidad de lucha, toda ganancia de sentimiento de solidaridad, toda ganancia en la identificación de clase más allá de marcos clasificatorios profesionales, de sector, territoriales o de procedencia, toda ganancia en el terreno de la consciencia en torno a la necesidad de unificación de luchas, toda ganancia de auto-comprensión de fortaleza colectiva, toda ganancia formativa estratégica, toda ganancia en la consecución de condiciones mínimas para poder sacar al proletariado respecto del horizonte perceptivo de la supervivencia y de la inercia energética hacia la conservación adaptativa..., son ganancias cuyo "cuantum revolucionario" suma signo negativo mientras no sean puestas, por la Vanguardia comunista, en conjunción dentro de la racionalidad revolucionaria que las positivice (llamo a este proceso dotación de Dirección comunista a la lucha de clases). Mientras tanto, estas ganancias no son más que componentes técnicos de eficiencia que la clase, por su experiencia y a través de sus luchas económicas, va fabricándose, consciente o inconscientemente, para incrementar sus índices de éxito en las luchas de esa misma categoría, y por tanto son aportes para la petrificación proletaria en esa cualidad de lucha; jamás constituyen la materia prima en cuyo marco, llegada ésta a un punto de crecimiento cuantitativo, de implicación más o menos masiva, de lucidez auto-evaluativa y de eficacia procedimental, se produjera el necesario cambio de cualidad, o prendiera el cambio al eco de prédicas idealistas de conscienciación. Al revés: al paso de su auto-dotación de fuerza de clase, es decir, de condiciones competenciales por la concreción de las fuerzas del Capital frente a su antítesis capitalista, el proletariado fortalece en sí esa conciencia proletaria como conciencia en su condición, de "natural existencia", y susceptible de ser trascendida sólo en el individuo proletario que ingresara -Virtud, laboriosidad, sacrificio o lotería mediante- en otra condición de clase.
Resultado B: la lucha económica fracasa en tanto que tienen que ser aceptadas, en lo substancial, las mismas condiciones de trabajo, fiscales, de pago de infraestructuras, asistenciales..., contra las que era enfocada la lucha (eso es lo que ocurre con mayor frecuencia). De no ser mostrado otro marco de lucha y otra meta -es decir, la genuina alternativa de lucha-, este proletariado embarcado en su movimiento espontáneo no extrae la conclusión de abandonar esa vía, raquítica de posibilidades de resultado y de resultados escuálidos ellos mismos cuando llegan. La conclusión espontánea se muestra, en cambio, como una tendencia al abandono en general respecto de la disposición de lucha, pues esa vía no abandona su ocupación del campo conceptual "realista" de lucha en su integridad. A esa tendencia abierta -y acumulativa al paso de la sucesión de derrotas- hacia el desencantamiento, la renuncia y la deserción sin alternativa, debemos sumar el hecho de que este proletariado en movimiento de lucha por y para su clase -y no desde una perspectiva revolucionaria que lo encarrile contra sí mismo como proletariado- ha invertido unos escasos recursos de que llega a disponer bajo el capitalismo, ha corrido con unos riesgos represivos..., para, a fin de cuentas, llegar a peor de lo que estuvo al principio en el terreno de sus condiciones proletarias. Esta conclusión de circunstancias reúne todas las premisas del círculo vicioso, pues, correlativamente a este plus de deterioro en las condiciones proletarias, el pragmatismo de la "postura" individual adaptativa gana terreno por fuerza, de modo que los capitalistas directamente y su Estado mejor pueden seguir apretando la válvula y, sucesivamente, cuanto más baja es colocada la Espada de Damocles subsistencial, menores posibilidades objetivas de respuesta y menor inclinación a la respuesta. El proletariado va acercándose así, a cada movimiento, a ese estado de masa totalmente vendida al soplar de los vientos del Capital y sin energía que consagrar a todo cuanto no sea llegar a sobrevivir día a día integrándose al precio que sea en el chantaje que le garantiza su reproducción como Fuerza de Trabajo y así como cuerpo "vivo" proletario. Pero, así como Marx habla, en ese pasaje, de cómo se llegaría a ello si el proletariado renunciara a su lucha económica, también se llega a ese estado en culminación del recorrido de lucha económica, en tanto que ésta siga desarrollándose y desarrollándose tal cual en una unidad de tiempo lo suficientemente amplia como para que la relación entre "ganancias" y re-definición capitalista restrictiva de las condiciones proletarias alcance determinada tasa de diferencial.
Hemos visto arriba cómo el factor determinante del "polo no revolucionario" inserto en el proletariado, no reside en el plano de las ideas. Esto es, tal factor determinante está lejos de ser una mera distorsión interpuesta -vía manipulación, vía educación, vía valores, vía divisionismo, vía aislamiento...-, entre el proletariado y una inercia suya a percibirse verdaderamente si -por su experiencia reflexiva, por su comunicación en el marco de sus prácticas de lucha y por una obra conscienciadora de Vanguardia- "se encuentra a sí" al aparecerse limpio cuando se quiebran -o quiebra- las capas superpuestas de "la ideología". Pues esa misma ideología dominante más o menos compartida entre clases posee al proletariado por ser una derivación mecánica -victoriosa siempre al nivel del pensamiento empírico, no importa si es pensamiento analizador de las luchas propias- respecto de la realidad elemental proletaria bajo el capitalismo: dependencia laboral -subsistencial- en relación al Capital; dependencia contractual inmediata respecto de un mínimo de salud en las cuentas empresariales; dependencia reproductiva inmediata como Fuerza de Trabajo sujeta a sus necesidades sociales, respecto de un mínimo de salud en las cuentas del Estado; dependencia respecto de la nación (o conglomerado supranacional) que lo almacena, acondiciona y protege político-jurídicamente en tanto que Fuerza de Trabajo, al componerse el mundo capitalista de naciones en competencia y así en guerra o peligro de guerra; dependencia subsistencial respecto de la propiedad privada que adquiere con su salario -transporte, piso, integridad física, relativa capacidad laboral-, así como de su salvaguarda capitalista; dependencia de la salvaguarda político-jurídica de aquellos derechos y libertades capitalistas sin los que no podría subsistir como proletario que es; dependencia integral de su propia inserción en la economía en calidad de mercancía que así podrá comprar otras, a diferencia de lo que ocurría con el Modo de Producción anterior -feudal-, donde el siervo se relacionaba sin mediación más que natural y técnico-productiva -epidemias, hambrunas-, pero no mediación social, con las condiciones de su reproducción a través de la propia comunidad aldeana, de la División del Trabajo Social cuyo producto no es mercantil, de la propiedad comunitaria o doméstica sobre determinados Medios de Producción, y del cultivo del pedazo de tierra propia fuera de tiempo de plustrabajo.
Por su parte, en lo que se refiere a este otro polo, al "polo revolucionario del proletariado" a que aludís, cabe preguntarse en qué sentido es su condición de explotado aquello que le dota de tal Propiedad. Si la premisa consiste en afirmar que la determinación proletaria revolucionaria deriva de las dimensiones humanas, captativas sensibles, de dificultades..., intrínsecas a la explotación y agravadas correlativamente tanto al incremento de la explotación (medida cuantitativamente) como a su agudización cualitativa, entonces la respuesta comunista a ese humanismo "marxista" es no. Pero si la premisa consiste en afirmar que esas implicaciones humanas y empírico-vivenciales, de dolor reflexivamente vivido y sentido en la conciencia, criticado, epistémicamente padecido..., relativas a la explotación, componen el substrato que da al proletariado "susceptibilidad revolucionaria", entonces la respuesta continúa siendo rotundamente no. Esas implicaciones no determinan más -ni menos- que el desarrollo de la lucha de clases encerrada en el plano del combate por las condiciones proletarias. ¿Es tarea de los comunistas ser sol y lluvia sobre ese terreno?: no hay simiente revolucionaria guardada por ese terreno. No importa su fertilidad o esterilidad de frutos; son frutos estériles al comunismo. ¿Van a dejar de darse estas luchas?. Al contrario: están determinadas a proliferar. ¿Vamos los comunistas a marchar con este movimiento real del proletariado?. Los comunistas no somos una secta, sino el orden que organiza y que dirige a la colosal fuerza humana que el proletariado es, disponiéndola al servicio de la revolución. Sin embargo (y por eso mismo), ¿vamos a marchar con la lucha por las condiciones proletarias como si fuéramos consejeros que operen con su teoría y análisis en pro de optimizar el discurrir y las "ganancias" de la misma, es decir, como técnicos planificadores de la canalización energética de la espontaneidad hacia culminar sus horizontes intrínsecos?. Eso sería la antítesis de nuestra presencia: el comunismo teórico va a marchar con el movimiento real del proletariado, no para servirlo en la afirmación de sus contenidos; va a desvalorizar esos contenidos -y va a hacer la crítica de las posibilidades reales de la materialización de estos-, dirigiendo la mirada proletaria hacia otra dimensión, hacia los referentes socialistas de la organización de la producción y hacia las posibilidades de actividad social que solamente ella abre, hacia el amor por nuestro Estado, sólo con cuya construcción crear las condiciones políticas y anti-ideológicas sin las que, para el proletariado en su conjunto, son impensables los contenidos básicos del mundo nuevo que, perdiéndose a sí mismo al hacerse dueño de su actividad productiva, tiene ya que ganar. ¿Quiere esto decir que los comunistas vamos a decirle a los proletarios que desistan de defenderse de la definición capitalista de sus condiciones proletarias?: los comunistas no somos cristianos creyentes en el privilegio del sufrimiento como pilar de Virtud y de salvación. He mostrado arriba cómo pretender una superación proletaria, respecto del paradigma de lucha por condiciones, a base del deterioro de las condiciones, es ni más ni menos estúpido que pretender una superación de ese paradigma a través del desarrollo del mismo. Los comunistas tienen que mostrar a los comunistas, así como al proletariado más decidido y consciente, porqué tanto una como otra afirmación son tópicos infundados de consecuencias nefastas para la conjunción de la fuerza proletaria hacia el comunismo. Solamente produciendo esta fuerza de intervención en el seno de la fuerza proletaria, el comunismo va a ganarse para sí a ésta. A falta de nuestras propias fuerzas, formadas para revolucionar los horizontes de la lucha proletaria misma gracias a nuestra presencia y a nuestra claridad teóricas, gritar desde nuestra debilidad actual a los proletarios, en pro de que ellos mismos se den un golpe de rumbo porque se lo decimos los comunistas, no sería más que un ejercicio cristiano de Imperativo Categórico. Así que el proletariado no tiene que resignarse a sufrir bajo el capitalismo, pero los comunistas debemos forjar la fuerza capaz de explicar cómo, resignado o luchando por sus condiciones, el resultado va a ser, mientras permanezca en esa matriz de lucha, sufrir cada vez más a un Modo de Producción determinado a extraer del deterioro de la "vida" proletaria el balance de cuentas garante de su reproducción.
Las condiciones de explotación pesantes sobre el proletariado, así como el hecho mismo de ser explotado, sí lo conducen a hacer objetivamente la revolución en el estrecho sentido de que el capitalismo va perdiendo capacidad de insertarlo funcionalmente en su aparato laboral productivo y laboral de cambio mercantil, al haberse vuelto incompatible la destinación de inversión hacia la Reproducción Ampliada del Capital (ampliación de las capacidades productivas), con la destinación de inversión hacia la reproducción de la Fuerza de Trabajo -formativa, salarial adquisitiva, asistencial-, de modo que las Fuerzas Productivas continúan desarrollándose en contradicción creciente con su uso proletario creador de plusvalía, y con el consumo proletario de su producto, traductor de la explotación en ganancia. Pero el Capital no puede mantener indefinidamente la Reproducción Ampliada hecha a costa de desemplear FT y de no reproducirla en consonancia a la demanda de FT abierta por esas Fuerzas Productivas en imparable desarrollo que, al tiempo que forman parte de la Reproducción Ampliada, se convierten una y otra vez en el presupuesto para la continuidad de la misma. El círculo vicioso de abandono, por el Capital, de su necesidad de reproducir la FT y así su dificultad creciente por reproducirse a sí mismo, está, pues, echado a rodar. Y ello sin que la redistribución estatal de plusvalía pueda suplir, en última instancia, la incapacidad de reproducir las condiciones proletarias por parte de la producción, porque esa redistribución opera, al fin y al cabo, con Capital que ha tenido que ser producido previamente. Este panorama de colapso incipiente del funcionamiento del Modo de Producción por no poder mantener a la vez el Capital Variable (empleo productivo del proletariado), el desarrollo de las Fuerzas Productivas y la Acumulación en una cuantía acorde con los requisitos competenciales de inversión, verdaderamente abre tendencias, en la lucha proletaria por condiciones proletarias, hacia la toma de Medios de Producción y de cambio. Pues esas condiciones no pueden ser ya satisfechas desde la separación proletaria respecto de la propiedad del Capital y de su gestión. Así que plantillas enteras de proletarios, justamente para auto-mantenerse como proletarios, han tenido y, sobre todo, van a tener que apropiarse del Capital, haciéndose propietarios y asegurándose así subsistir con su propia explotación. Este proceso desatado, y que proliferará en tanto que los capitalistas no pueden mantener operativo su Capital, no destruye el Capital -es solamente la disolución de la separación Capital-trabajo sin que la contradicción sea superada dialécticamente, en tanto que los polos continúan existiendo y, por ende, continúan en antagonismo rigiendo de modo fetichista la actividad objetiva del capitalista-proletario con "sus" Factores de Producción y con "su" producto. Pero tampoco se trata de un proceso que genere o que facilite consciencia proletaria respecto de la necesidad de destruir el Estado capitalista y de edificar un Estado proletario que sustente y defienda la supresión de la propiedad empresarial (proletaria o no) en relación a los Medios de Producción y al producto. La apropiación proletaria de Capital en unas y otras ramas de la producción es revolucionaria en el sentido exclusivo de que, siendo esos proletarios sujetos a la acción de los comunistas por dirigirlos hacia la destrucción del Estado capitalista, nos brinda a los proletarios en lucha revolucionaria un tejido productivo con el que sustentarnos y con el que dotarnos de medios militares, lo que significa dar un paso de gigante tanto porque nos libramos, aun parcialmente, del chantaje subsistencial que los capitalistas intentan imponer, como también porque arrastramos a la confianza a más y más capas del proletariado, al serles provista una alternativa material para la existencia transitoria en la lucha -no siendo anunciada como alternativa de organización social- mientras, a la inversa, el campo productivo burgués ve desertar contingentes de FT a los que ha dejado de poder acorralar en la vieja dependencia de realizar aquella condición mercantil. Este debilitamiento de la economía burguesa se traslada inextricablemente al plano militar del Estado capitalista, entidad dependiente de la economía tanto en lo que se refiere a la reunión de presupuesto para la inversión y adquisición militares, como al pago de sus empleados y a la disposición de los recursos bélicos mismos, que presuponen una producción en funcionamiento.
Pero entonces..., si, ni la cualidad de explotado por ella misma, ni la evolución fenoménica de esa cualidad en el marco existencial proletario, componen la substancia de la Propiedad revolucionaria proletaria, ¿qué compone esa substancia?: las implicaciones socio-estructurales indesligables de la cualidad de explotado son las que hacen del proletariado la clase revolucionaria del capitalismo. Pero ello jamás haciéndolo -fuera de repente o evolutivamente- revolucionario para sí, sino en tanto que esas implicaciones socio-estructurales de la explotación hacen del proletariado una fuerza: 1º. Capaz de ser puesta al servicio de un proceso de abolición de toda clase de Capital como Capital, así como de su conversión en puros Factores de Producción sujetos a la unificación social de su propiedad; 2º. Capaz de culminar este proceso con éxito y de poner en marcha las nuevas bases productivas, cuyo correlato al nivel de la distribución es la abolición de la mercancía, pues la producción, así como se había socializado, ya bajo el capitalismo, en tanto que proceso, se socializa, con el comunismo, en tanto que fuerza y en tanto que sistema de componentes de uso. Así que, correlativamente, a la comunidad pertenece el producto de su actividad unificada, cuya autoría es, si nos remontamos a Factores de Producción intervinientes y a la producción del propio productor, una autoría infragmentable; 3º. El proletariado es una Fuerza Productiva que necesita realizar esa capacidad histórica que entraña debido a las implicaciones socio-estructurales inherentes a su condición de explotado. Su capacidad es su necesidad porque, bajo el capitalismo, ni puede seguir desarrollándose o empleándose como Fuerza Productiva en su desarrollo efectivo, ni su sustento integrado en el trabajo capitalista o en el consumo mercantil es compatible con el sustento competitivo capitalista de la producción, que, contradictoriamente, sub-acumula así relativamente a la inversión necesaria, una tras otra, en desarrollo y en incorporación de Fuerzas Productivas.
Las implicaciones socio-estructurales de la explotación capitalista, que integran la substancia de la Propiedad revolucionaria del proletariado, son:
1. Alienación respecto de los Medios de Producción y de sustento, que son, bien Capital, bien propiedad de la pequeña burguesía, bien propiedad campesina, bien instrumentos de rendimiento al rentista. Para el proletario no hay salida, ni individual ni de clase, paralela a la capacidad del Capital para poner al proletario en relación a sí mismo. He mostrado el recorrido histórico imparable de debilitamiento a que está sujeta esta capacidad, en consonancia con el desarrollo del Modo de Producción capitalista.
2. Reverso inextricable de la separación respecto de los Medios de Producción y de sustento: el proletariado obtiene sustento trabajando para el Capital, lo que significa, operando con esos mismos Medios de Producción y de sustento alienados. El Capital, para reproducirse y ampliarse como Capital, depende del proletariado, mientras el proletario, aunque fuera con vistas nada más que a sustentarse, depende crecientemente de interrumpir el funcionamiento del Capital -lo que le es factible al ser él quien realiza su valor de uso-, para apropiarse de esos Medios de Producción y de cambio.
3. Propiedad social internacional de la producción y cambio capitalistas. En última instancia, el proletariado solamente puede llevar a la contradicción producción-consumo a su salida histórica trascendente, dirigiéndose hacia su emergencia como comunidad mundial de productores. Los procesos capitalistas de producción y de cambio ya atraviesan el mundo. Sólo la conjunción, la especialización, la jubilación y el desarrollo, y la puesta en solidaridad funcional, de las Fuerzas Productivas a escala planetaria, da respuesta a las necesidades básicas de la humanidad actual de modo que ésta pueda ponerse en curso de revolucionar -en una historia sin fin al fin suya- sus capacidades y sus necesidades. El proletariado es la clase que trabaja inserta en la imbricación internacional de procesos de producción y cambio capitalistas.
A las tres implicaciones enunciadas hay que sumar una de orden bio-antropológico y que es implícita no sólo a la explotación capitalista, sino a cualquier sociedad dividida en clases. Se trata de la cosificación, de la actividad productiva, en trabajo, es decir, de la alienación de la producción genérica humana, acto expresivo de la historicidad de las capacidades humanas, expresivo de socialidad, expresivo de la auto-negación trascendente a través de la afirmación de las cualidades adquiridas, expresivo de la relación genérica con la materia hacia la subversión de la misma, expresivo del don de sí, del auto-gasto y del gasto de materia más allá de las ventajas adscritas a una postura de auto-reserva, acto, en definitiva, con centro de gravedad en sí mismo, en una actividad con sentido instrumental (sentido de provisión de rentabilidades políticas; sentido de posicionamiento relativamente "bienestante" en la estructura laboral y así provisor de certidumbre, de seguridad, alzador del Ego, provisor de auto-ahorro laboral...; sentido de pesada condición para la subsistencia en la clase explotada; sentido, en la clase dominante, de provisión de los elementos materiales para su reproducción como clase, para la reproducción de las relaciones de clase con la clase explotada, para la reproducción del Modo de Producción, para la persistencia del capitalista amenazado por la competencia con otros capitalistas en el caso concreto de este Modo de Producción; etc.). Esta cosificación laboral de la actividad productiva agrede al proletariado, en cuyo cuerpo, en cuyas cualidades orgánicas y cerebrales, yace inscrita nuestra historia genérica, aunque inmóvil, presa de una producción capitalista que la impide continuar produciéndose como obra en sí mismo -auto-transformadora- de su portador humano, de la mano de la afirmación productiva de esa historia hecha genes, órganos, cualidades, técnica, conciencia, planificación, Medios de Producción. Sin embargo, esta contradicción es nada más que sentida, sufrida, por el proletariado, y no identificada espontáneamente por la mayoría, debido a la propia cosificación subjetiva del trabajo correlativa a la cosificación laboral objetiva. Por ello la importancia comunista -la crucialidad- de hablarle al proletariado respecto del sentido objetivo que posee la producción genérica, epicentro de ese "mundo que ganar". Porque el último, al fin y al cabo, será la creación y el sostén de la cualidad definitoria genérica: pensar lo que hacemos y hacer lo que pensamos fundando historicidad al fin consciente y re-abriéndola continuamente. Cualidad al fin liberada; al fin practicable socialmente.
Subversión comunista de la inercia capitalista del proletariado: otra lucha por otros objetivos y formación de la fracción consciente de la fuerza objetiva revolucionaria
La evolución del Modo de Producción en su decadencia determina, con una fuerza econométricamente objetivable, al proletariado a arrojarse a su propia resistencia cosificada de proletariado, aunque no uniformemente con arreglo a capas y a realidades concretas. Este movimiento, ni muta por sí en su propia negación de planteamiento político, y ni muchísimo menos entraña en sí condiciones que, parejas a la maduración de tal movimiento, a su expansión, a su fortalecimiento y a su desarrollo de lucidez y de realismo dentro de sus parámetros de racionalidad de base, lo dispusieran a la recepción de una subversión comunista de referencias. Al contrario: aunque este movimiento produce en sus implicados consciencia de clase como ser social compartido con intereses compartidos y una misma fuerza por imponerlos, es un movimiento que contiene en sí a su propio desgaste e interrupción a la luz de la nimiedad de sus obtenciones -y, es más, la nimiedad de sus objetivos de entrada- medidas por los riesgos de represión empresarial y de exclusión. Este movimiento, así, no puede pasar de ser una ola, con su periodo de arremetida y su consecuente repliegue disolutivo. Con unos aprioris referenciales de -objetivamente y más allá de lo que se imaginen los proletarios que están haciendo- enfrentarse al Capital dándole empujones para encontrar respiración dentro de él o incluso para hacerse con él, el cuerpo de lucha tarde o temprano se desmiembra desertando del mismo cada vez más proletarios. Porque, guiados por un cálculo de las ventajas o los inconvenientes que una u otra acción comporta en el tránsito hacia esa racionalidad de objetivos (adaptativa), la conclusión más frecuente es empeñarse en sacar a flote la propia cabeza para respirar, acogiéndose al consejo práctico de "no mear donde uno come". "No hay sitio para todos", así que cada uno "a buscarse la vida" como mejor pueda y "a prepararse": receta del mérito, del esfuerzo, de la "perspectiva", de la oportunidad y de la aplicación laboral..., ¡y a correr, que "tras de mí, el Diluvio"!.
Determinados contra este estado de cosas, los comunistas no podemos acudir al marco de lucha proletaria en desarrollo, con miras a entroncar mecánicamente con el mismo. Es decir, entrando en competencia contra el espontaneísmo, contra el sindicalismo, contra la ideología individualista del mérito, el esfuerzo, la oportunidad, la inteligencia y la suerte..., por demostrar nuestra pericia científica a la hora de organizar y disponer a este movimiento hacia sus éxitos, su afianzamiento y su crecimiento. Pero tampoco podemos, "al contrario", organizarlo y disponerlo hacia su auto-comprensión de no revolucionario a partir de reforzar su práctica y de transformar a ésta en objeto de crítica conjunta, porque esta operación no culminará en un abandono de sí por parte de este movimiento y en su trascendencia comunista de sí, sino, a lo sumo, en la simple renuncia a seguir siendo. Tal trascendencia comunista del movimiento proletario de condiciones sólo será posible -y ello al nivel objetivo y jamás al nivel de la comprensión subjetiva de la nueva función propia por parte de la mayoría del proletariado-, si los comunistas somos capaces de subvertir la dirección de ese movimiento realizando la negación de ese movimiento mismo. Condición de ello es, formar a la Vanguardia práctica de ese movimiento en la perspectiva de ponerse a dirigirlo a éste desde la premisa de que no hay cinturones de seguridad que perseguir tras el Capital, sino cadenas que romper. Condición de esa condición es, la formación organizativa, política y teórica de los comunistas como potencia de lucha contra la subsistencia capitalista, contra las condiciones proletarias de subsistencia y por la identificación proletaria -en la medida de lo posible- de su emancipación con la destrucción de la producción laboral (mero medio para la subsistencia) y con el despliegue de ese áspero, esforzado, agónico, jubiloso e inercial don de sí con que el cuerpo y la conciencia afirman la historia objetivada en ellos y así la historia continúa haciéndose cuerpo y conciencia nuevos: la producción genérica.
Anexo 2
Revolución de los horizontes: asumir el horizonte de la revolución
Hace ya bastante tiempo vi una película yankie en torno a la trastienda de preparación, de equipo, de itinerarios..., desde la que era dirigida la campaña electoral de un candidato a Presidente de los Estados Unidos. Aunque se trataba de una comedia, la película hacía entrega de cierto dramatismo, de "ternura", de sentimentalidad, y de ese mejunje que el espectáculo pone en nombre de la sensibilidad.
Entre toreo y toreo con lobbies que pujaban por sus favores y lo amenazaban a la primera de cambio, la agenda del candidato hizo parada en un pueblo de montaña, de esos que se extienden a los flancos de una gran carretera, donde los obreros -y otras gentes subsidiarias del trabajo de estos: comerciantes, leñadores- intentaban enfrentar el cierre de "su" fábrica. Total, que el equipo de asesores se reúne con el candidato a fin de amarrar el voto de esos obreros. "Es pan comido"; así de inconmovible liberal se ha mostrado el presidenciable rival. No obstante, hay que concretar unas posiciones que no cierren demasiado el sentido de las palabras, y así poder maniobrar luego sin ser acusado de manipulador. Por otro lado, haber incluido ese caso en la agenda no era, ni mucho menos, comparativamente rentable. Fue el candidato quien con vistas a ello venció la oposición de parte de su Gabinete; pues sintió la llamada del Pueblo. Pues es un semi-progre con el corazón del lado de quienes supuestamente "dependen" de tener un empresario beneficiario que no sea negligente de empeñar sus bienes en el cumplimiento de "su función social".
La llegada del candidato es anunciada y esperada en el pueblo como si aquél fuera un monarca del teatro de Lope o de Calderón: manda-más justiciero que acude a poner en su sitio al poderoso local, abusón. Se suceden las reuniones y las audiciones a la plantilla y a sus delegados. El candidato se llena de solidaridad, de identificación, y transmite, hacia sus asesores, la tragedia humana que sacude a estos proletarios, mientras los asesores estudian política y científicamente el caso, extrayendo sus fórmulas. Todo queda, en fin, dispuesto para el gran discurso en el intramuros fabril, que ha congregado a la plantilla, a familiares, a proletarios. Empieza hablando el delegado de la plantilla en lucha -sindical o no, poco importa; veremos porqué-, quien se refiere a la injusticia del capitalista con quienes lo han dado todo -a quienes deja sin nada-, así como con los padres y abuelos de estos, que ya lo daban en sus tiempos para la misma fábrica: imposible la reciprocidad libre con quien piensa sólo en las cuentas de su negocio; hay que forzarle a quedarse o, al menos, hacerle pagar un precio que costee la siembra de alternativas de "vida".
Sube entonces a la palestra el candidato y abre su oferta. No es lo que los obreros esperan oír: para sorpresa de estos, y guiado por los consejos de sus expertos, el político presenta un cuadro de posibilidades enmarcado en unas condiciones reales de determinación. Que si ellos con su producción no forman un islote, sino una pieza más dependiente de la demanda que otros procesos productivos, "externos" e interconectados, manifiesten por sus productos, y esos sectores de destino están deshaciéndose dada la llegada de productos substitutivos y dada la obsolescencia de la demanda...; que si, en todo caso, el capitalista podría afrontar la permanencia de la fábrica solamente revolucionando unas técnicas productivas incompetentes y una maquinaria torpe, lo que implicará numerosos despidos...; que si los tiempos están cambiando, y en otros lugares a menos gasto, a menos tiempo y a mejor maquinaria, mejores resultados, pero que él no está dispuesto a que el "american worker" pierda "su dignidad" transformándose en un "amarillo" de esos que tanto prefiere el capitalista, así que ya puede irse éste a hacer esclavos a otra parte...
Aunque el delegado respondió con sorpresa e indignación, y sonados fueron los abucheos que lanzaron los obreros más "radicales" en su lucha de obreros, al final del desarrollo de sus razones, incluso no pocos de estos fueron convencidos. El candidato se comprometió a defender un desenlace de interés obrero en lo posible, mientras la audiencia, en sus monos y cascos de azul, había entrado en razón de lo posible (de eso que emerge como lo posible mientras no se plantearan dejar de ser la especie social que se enfunda en ese mono y bajo ese casco, con todo lo que ello implica).
Bajo las coordenadas objetivas capitalistas, la razón de realidad (y no ética o "de legitimidad") la llevan los capitalistas; he ahí el problema que la lucha proletaria encarna. El beneficio del capitalista es miseria para el obrero, pero es idealismo el supuesto de que el Capital consintiera por sí unas modificaciones que no pueda metabolizar en la economía de empresa, real, y que, de todos modos, serían, por ello, a fin de cuentas también miseria para el obrero, quien, en su definición como carente de propiedad sobre las fuentes de subsistencia, se precipita tras la caída libre del capitalista (es más: el capitalista hace pagar al obrero la colchoneta amortiguadora empresarial y el relanzamiento de la empresa, pudiendo impulsarse solamente haciéndole daño en la espalda). Hay que añadir a esto, que la economía de empresa es el polo relativamente independiente de la llamada economía nacional, integrado en ella junto al polo de los fondos de Estado: así, la atención capitalista al obrero -y su formación, su control, su sujeción funcional a su condición de obrero- por medio del Estado se halla sujeta tanto a la capacidad empresarial de transferencias (la explotación en forma de plusvalías al Estado, o "salario indirecto"), como sujeta también a la propia persistencia de un tejido empresarial. A menos que el planteamiento proletario fuera la destrucción de la economía nacional a través de la destrucción de sus dos polos -el empresarial y el Estatal-, dentro de la matriz de la gestión nacional de poblaciones -y de las clases que las componen-, el obrero no deja de depender de la llegada de alimento hasta esa maquinaria que se alimenta de su explotación para devolverle recursos con que reproducir su explotación al reproducirlo a él. Pero la necesidad cosificada del obrero, en su propia cosificación objetiva, es, en el plano de lo inmediato, reproducirse como tal, de modo que un planteamiento proletario jamás va a ser -espontáneamente y de entrada- el de destruir las condiciones de su reproducción.
He ahí uno de los grandes problemas a que los comunistas tienen que enfrentarse, y que no pueden jamás conciliar ni integrar en sí. Por el contrario, el comunismo no avanza sin haber barrido de la conciencia proletaria ese paradigma de lucha que ve capitalistas y sus deseos, en lugar de ver al capitalismo -con sus límites de respuesta e integración, con sus épocas, con todo el arco de necesidades, y no tan sólo ni fundamentalmente intereses utilitarios, que el Modo de Producción asigna a los capitalistas mismos, y así con el comportamiento de clase aparejado a ellas.
Ese paradigma de identificación de campo de antagonismo brota inevitablemente y se reconstituye incesantemente como inercia de la conciencia proletaria, con la misma naturalidad con que funciona el sistema de percepción reflexiva de cualquier ser vivo: los capitalistas, sus máquinas, su dinero y propiedades, su tren de vida..., se ven. Los límites estructurales que circunscriben a las perspectivas de los proletarios contra los capitalistas, también se ven, o el empresario las muestra: "Mirad la caja vacía", "Mirad los números rojos", "Es así; no es culpa mía", "Tendré que cerrar la empresa", "Quien pudiera, sobreviva". Pero, la negación de las Instituciones sociales que enmarcan la vida de unas y otras clases y que definen la relación entre ellas -negación abriéndose paso al calor de su propia inviabilidad económica creciente-, no se ve en tanto que negación histórica, es decir, en tanto que nuevo mundo erigido sobre la liberación respecto de esas Instituciones objetivas nucleares: económicas, políticas, culturales, de relaciones, valorativas y éticas. La apariencia -no como mentira, sino como aparición y manifestación real: phenomenon- conforma el campo visual de la "vida práctica", es decir, conforma las inducciones emergiendo a partir de la "práctica de vida".
La esencia no emerge sin ciencia. Y, a su vez, es mentira que la ciencia comunista emerja del análisis de las experiencias, lecciones, memoria y de la lucha de clases como si éstas compusieran un banco conceptual vivo que sintetizar mecánicamente en textos. Marx y Engels estuvieron en la brecha en París durante la revolución de 1848, disparando tras la barricada y delante de ella. Dieron lucha en la Liga de los Justos contra el misticismo de Weitling. Siguieron y animaron las luchas obreras del Ruhr, Se interesaron por conocer las condiciones de vida del proletariado en Inglaterra. Pero no fue con estos materiales que Marx escribió Contribución a la crítica de la Economía Política. Hubo de encerrarse y estudiar a Sismondi, a los fisiócratas, a la Economía Política clásica, a toda la corriente distribucionista que atravesaba la historia de la Economía moderna y que culminaba en Proudhon, paladín de una redistribución radical de la propiedad y de la consecución de una autonomía universal para el intercambio como presupuestos garantes de una Igualdad eterna. Sólo cuando Marx y Engels hubieron identificado la esencia contradictoria del Modo de Producción capitalista, pudieron transmutar esa ciencia suya en una ofrenda para los proletarios, igual que el buen pintor sólo se vuelve capaz de abstraer de la figura sus líneas expresivas -aparente "garabato"- cuando ha adquirido maestría en la reproducción fiel y detallada de la realidad. No hay política sin ciencia; no hubo Manifiesto del Partido Comunista sin la averiguación anterior de las Leyes de la historia en general -que gobiernan la sucesión de los Modos de Producción- y del capitalismo en particular. A su vez, El Capital no emana de la asistencia a la lucha de clases por parte de un Marx que, armado de su genio, sacara a ésta un jugo suyo de ideas implícitas, sino que es el producto de los varios años que Marx pasó consigo mismo, encerrado entre libros en la Biblioteca británica.
Los proletarios, así, se forjan, por su propia posición ocupada en la empresa, una concepción politicista de las relaciones interclase: imaginan un campo de fuerzas entrecruzadas y contrapuestas, el valor de cuya Resultante dependería de su voluntad y capacidad de imposición por encima de las maniobras respectivas del capitalista. Cuando esos mismos proletarios aprenden que, dentro de la matriz de coordenadas de funcionamiento, que no ven, la economía de empresa a la que están sujetos se hunde sin poder realizar concesiones, para luego solamente poder re-emerger sobre la base de retirar concesiones, de endurecer el trabajo y de precarizarlo..., se pasa de la euforia al pragmático acatamiento de la real politik: se cede por el "bien común", se cierran filas, triunfan las visiones corporativistas y solidaristas, de anarcosindicalista espontáneo -que lo es sin saberlo-, el proletario se hace fascista también inconsciente. Y esa metamorfosis acontece también al nivel de las estructuras formales que organizan la lucha económica.
Engels ironiza en Anti-Dühring respecto de esta concepción politicista, sumamente vulgar -y viejísima, aunque Dühring la presentaba como pensamiento revolucionario-, especialmente cuando ésta se aplica a la historia de los gobiernos que pesan sobre los grupos humanos y a su cambio: unos cuantos individuos coaligados se imponen por la violencia y se reproducen ejerciéndola hasta que se llega a un punto social general, o grupal particular, de hartazgo, y entonces se da un relevo, o no. Mientras tanto, y siguiendo con esta concepción, el umbral de lo que al "Pueblo" puede hacérsele tragar ha venido siendo marcado por el apetito del poder, por sus ansias de logro y por su satisfacción en su propio ejercicio, por su habilidad de engaño, y por su fuerza contrastada a la que los dominados son capaces de reunir.
Pero este "libre juego" en desigualdad determinando relaciones y condiciones de vida es un mito que encubre cómo el dominio sólo puede nacer y aposentarse a partir del diferencial en la propiedad económica, diferencial que da "razones", a los desabastecidos de garantía de subsistencia, para servir a quienes tienen algo que ofrecerles. Sólo así tienen, esos primeros, porqué servir a la producción de medios de violencia con que esos otros provisores de posibilidad de subsistencia puedan producirse un poder. Y sólo así tienen, aquellos primeros, porqué convertirse ellos mismos en medios de violencia al servicio de sus "contra-prestantes".
Sin embargo, todos los Modos de Producción están sujetos a un desarrollo que culmina inevitablemente en un punto a partir del que la propia economía -y no subjetivamente los miembros de la clase dominante ni los gestores a su servicio-, empiezan a carecer de un marco de condiciones que ofrecer. Ese punto abre una vía posible para la clase explotada, no más: destrucción del Modo de Producción y, mientras tanto, padecimiento de las implicaciones inextricables a la inoperancia objetiva creciente del Modo de Producción para auto-reproducirse atendiendo al mismo tiempo el nivel de la provisión de condiciones de subsistencia bajo explotación. El politicismo de fábrica, de empresa o de clase, presentando una hipotética "tercera vía" según la que las condiciones definidas serían correlativas al nivel de la lucha de clases, interna al proletariado en el anhelo de objetivos-quimera. O bien, cuando inspira la consecución de ciertos objetivos relativos a condiciones, ello no hace más que precipitar al Capital todavía más en su inoperancia y con ello arrastra, dialécticamente, en efecto boomerang, todavía más al abismo de miseria y de precariedad al proletariado. Porque el proletariado, que atento a ese horizonte de lucha no ha podido ni siquiera plantearse destruir el capitalismo, es parte del Capital y vive con todas sus consecuencias el descalabro de la economía capitalista a la que permanece objetivamente sujeto. Los capitalistas no tienen otra "salida" transitoria que modificar condiciones a la baja justamente para acercarse una pizca a "armonizar" sus cuentas con la introducción de ese otro input al alza. La persistencia en la lucha por condiciones culmina, en un tiempo determinado y por su desarrollo mismo, en el deterioro de las condiciones: "La clase dominante está dominada por su sistema de dominación" (Marx).
El hecho de que los comunistas que pertenecen al proletariado socio-económico, formen sindicatos -o como prefieran llamar a las estructuras de lucha económica-, no es ni loable ni censurable; sencillamente está determinado a ser, igual que está determinado a hacerlo el proletariado no comunista en su movimiento de agarrarse al suelo capitalista precisamente estando éste en desgarramiento. Pero una cosa es que los comunistas no sean, a grandes rasgos en su composición, externos al proletariado, y así se hallen determinados a participar en una respuesta común, y otra cosa es que fundar sindicatos y otros organismos de lucha por condiciones fuera "tarea comunista". Al revés: así actúa y va a actuar el proletariado como proletariado; no como proletariado comunista. Es un absurdo lógico que los comunistas se convirtieran en la rueda trasera de tracción de ese movimiento, o en sus re-afirmadores, en sus apologetas y en sus perfeccionadores mediante puesta de la teoría comunista al servicio de una práctica que no conduce a la adopción, por al menos parte del proletariado, de una disposición de dirigir contra el Capital -y no contra la burguesía meramente- el arma de la crítica y la crítica de las armas. Esos "comunistas" no serían tales; no serían Vanguardia que señala metas nuevas, sino la retaguardia de la lucha obrera, esto es, las posaderas sobre las que se sienta cómodo el hábito inercial politicista a la hora de considerar la lucha de clases y de practicarla.
Al revés que el burgués, quien "no ve en el proletario más que al obrero" (Marx, Manuscritos de París), y opuestamente también a los paladines económicos del obrero, coincidentes en ello con el burgués, los revolucionarios vemos en el proletario la célula básica de la fuerza humana que, dirigida en sentido comunista, se niega radicalmente a sí misma y a su miseria de sujeto histórico: "Los obreros separados no pueden nada; los obreros unidos lo pueden todo" (Lenin). Los comunistas somos enemigos mortales -y no los "asesores", ni los aduladores, ni el "suplemento teórico", ni la "guía técnica hacia la eficiencia"- de la Vanguardia de la lucha obrera, que dirige sus palabras a los proletarios para animarlos a luchar por seguir con las legumbres con pollo en lugar de llegar a sólo legumbres, o por llegar a legumbres con pollo y con cordero los fines de semana. Y, de todos modos, los proletarios ni siquiera podrán plantearse persistir en su asociación por tan prosaicos horizontes; pensarán pronto o tarde que menos difícil han de tenerlo intentando cubrir esos objetivos por adaptación individual. Los comunistas somos los auténticos enemigos del fin de semana, del ocio como suspiro del esclavo y del trabajo entendido como mero "instrumento de subsistencia", de los pisos y del pasar frío en la calle, de la urbe y sus hormigas, del campo y sus comadrejas aburridas, así como del sistema de división de las actividades a que ambos órdenes obedecen, enemigos del hospital amnésico respecto de la ancestral riqueza curativa que la humanidad averiguó, enemigos de la escuela donde a unos se les enseña a pensar para no poder participar activamente en la producción de lo que piensan, mientras a otros se les enseña a trabajar sin poder así pensar lo que producen más que a modo de hecho ya previamente consumado al que ellos han de plegarse y ejecutar. Los comunistas somos los enemigos de la máquina, de la técnica y de la relación entre productores que fueron pensadas con vistas a obtener más producto por unidad de tiempo: destruiremos esas herramientas, esos métodos y las relaciones laborales en cuanto podamos, es decir, en cuanto ellas hallan cumplido su cometido socialista de procurar una base de subsistencia a la humanidad, sobre la que ésta pueda empezar por fin a pensar en superarse y a discutir su superación. Al tiempo que los comunistas somos los amigos de la máquina, de la técnica y de la relación entre productores pensadas como catalizador y como potenciador de la cualidad productiva genérica y así de la calidad con que esta cualidad logre afirmarse:
En tanto que práctica de auto-don;
En tanto que expresión de socialidad;
En tanto que afirmación de la historia genérica subjetivada en cuerpo con energía, con sentidos y con conciencia;
Y, por lo mismo, en tanto que apertura de nuevas capacidades y necesidades dándose continuidad a la historia genérica hasta el punto mutativo revolucionario en que la especie se auto-trasciende en otra especie homínida dentro del marco de contención genérico.
Estos atributos entrañables por máquinas, por técnicas y por relaciones entre productores, más allá e incluso en colisión con cualquier racionalidad productiva orbitante entorno a la cantidad de producto pero también con cualquier racionalidad productiva orbitante entorno a supeditar, la producción como actividad expresiva, a la calidad por la calidad del resultado. Son esas máquinas, técnicas y relaciones, aquello que idearemos con vistas a darles acoplamiento a nosotros, productores, desde la racionalidad única de permitirnos realizar en sociedad nuestro óptimo de expresividad productiva como actividad relacional transformadora de materia y como producto.
Ahorrar tiempo de producción, abreviarla, volverla más fructífera por unidad de tiempo, hacerla más fácil, más cómoda, menos cansada y áspera...: esos son los cálculos rentables del capitalista, las horrendas pseudo-panaceas del progre que anuncia el ocio como "reino de la vida" que la maquinización portará, y los anhelos del esclavo que soporta el peso de la producción cosificada en trabajo. El género humano liberado en su cualidad de productor consciente, vivirá la substancia y el sentido de ese don de sí que emprenderá, con su dureza; sus dificultades; su cansancio; su dolor; su sudor; su incomodidad; su perduración; su inutilidad ocasional; su desgaste de energía; su privación de cultivar el potencial propio de modo diletante en una mayor variedad de actividades; en ocasiones con su dedicación y especialización privativas de repartirse en otras cosas; y, por qué no, con la rudeza de sus resultados en comparación a aquellos que serían "conseguidos" con artefactos, técnicas y modelos de división de tareas que fueran más útiles y funcionales, pero, a la vez, que fueran privativos de vivir densamente la práctica productiva y alienantes del gastarse productivo completo afirmando con plenitud los sentidos, la psico-motricidad, el lenguaje, la conciencia y la capacidad de ordenar los momentos de la producción en una complejidad de relaciones entre productores.
El comunismo no puede dejar de ser todo ello y más. Al menos una parte del proletariado -la más avanzada en conciencia anti-capitalista y la más decidida e influyente en lo que se refiere a impulsar la insumisión de los demás obreros a los designios que el Capital les tiene preparados diariamente-, debe ser alertada en relación al hecho de que el comunismo es la única lucha proletaria realmente posible: subsistir al Capital es una quimera, que tarde o temprano se manifestará como tal. Esto a menos que los comunistas consigamos subvertir el rumbo del proletariado llevándolo a disentir de la lucha por la supervivencia de plantilla, de rama o de clase, y poniéndolo a luchar contra la persistencia de visión en esa supervivencia -imposible- que, como un espejismo nefasto, niega la producción de un mundo nuevo. Los comunistas vamos a activar la capacidad y necesidad proletarias de auto-emancipación. Lo haremos, contribuyendo a des-ilusionar al proletariado -en el sentido de des-engañarle de ilusiones, de ideologías, empezando por la ideología politicista de la determinación de las condiciones de clase por pura posición alcanzable en la correlación de fuerzas con los capitalistas. Y, a la vez, contribuyendo a ilusionarlo -favoreciendo su entrada en juego en pos de la producción de las coordenadas de mundo material que han de volver posible producir seres humanos nuevos; etimología de ilusionar como in ludere: "entrar en juego". Porque ni reformadores sociales, ni el reformismo político redistributivo y re-legislador de condiciones, ni los Estados policlasistas populares, ni las sectas que agasajan al proletariado con un supuesto apego latente suyo a realizar la "hermandad humana", ni utopistas con su pétrea e inamovible ingeniería social a cuestas -o con sus bancos de pobres-, ni neo-cristianos anarco-insurreccionalistas que esperan ver venir la salvación de la mano de la miseria y el sufrimiento, y ni mucho menos consejistas ideólogos de una supuesta trayectoria evolutiva desde la lucha económica hasta su eclosión en revolución habiendo pasado por la constitución de Consejos obreros como matrices revolucionarias en el capitalismo, portan ninguno emancipación al proletariado. Porque "la emancipación del proletariado será obra del proletariado mismo, o no será".
[1] Ver https://esparevol.foroactivo.com/ [93]
[2] Se trata de Revolución de los horizontes: asumir el horizonte de la revolución y de En la relación a la lucha económica y a la subversión comunista. Ver Anexos 1 y 2
[3] El compañero ha respondido de manera muy positiva a nuestra polémica lo cual revela su disponibilidad para el debate, su espíritu proletario y su voluntad de clarificación. La nota que nos ha enviado reza así: « Buenas tardes!. He recibido vuestra respuesta y la verdad es que estoy satisfecho por poder continuar con vosotros en un camino que me enriquece personalmente y, más allá de ello, supone por sí luchar por el comunismo al significar nuevos pasos hacia el mismo por ser práctica forjadora de sujeto revolucionario. Me gusta sobre todo la sensibilidad, la comprensión y la seriedad que demostráis en la misma. De todos modos, intentaré afinar un poco más mi modo de expresión, porque algunas de las tesis que expongo son comprendidas de un modo que carga demasiado las tintas de la crítica que contienen a vuestras tesis; es decir, son convertidas en antítesis, y por ello partidas por la mitad. Lenin dijo una vez, evocando un viejo aforismo ruso, que cuando un palo se halla torcido hacia la derecha hay que hacer fuerza hacia la izquierda para centrarlo, lo que puede desatar la conclusión errónea de que se fuera partidario de torcerlo hacia la izquierda. Un abrazo y continuamos discutiendo!.» Del mismo modo, el compañero ha enviado a los compañeros de Esparevol el siguiente mensaje: « Buenos días a todos!. Recientemente, los compañeros de Corriente Comunista Internacional han enviado una respuesta, con título de "¿Para qué necesita el proletariado una Vanguardia comunista?, que toma como referencia de debate a dos textos que yo había hecho llegar a la página de correo colectivo. La respuesta de los compañeros es sumamente aportativa y estimula la continuidad de la clarificación. Al tomar a esos dos textos como punto de arranque, necesariamente cita de ellos determinados pasajes como puntos de apoyo en el análisis crítico de los textos considerados en su conjunto. No obstante, sería bueno que los compañeros, con vistas a favorecer su percepción total del sistema de razonamiento que ha dado paso al debate y en que se enmarcan esos pasajes, tuvieran acceso a los textos. Esto no es una crítica ni muchísimo menos, porque yo ya los había enviado al correo colectivo así que ya habían sido expuestos públicamente; los envío ahora a cada correo por separado, por si se ha perdido el hilo o alguien tiene complicado el acceso a esparevol. Gracias por participar y un abrazo!».
[4] Prólogo a la Contribución a la Crítica de la Economía Política, ver https://www.marxists.org/espanol/m-e/1850s/criteconpol.htm [108]
[5] No estamos haciendo la más mínima ironía pues el compañero afirma que «los comunistas debemos forjar la fuerza capaz de explicar cómo, resignado o luchando por sus condiciones, el resultado va a ser, mientras permanezca en esa matriz de lucha, sufrir cada vez más a un Modo de Producción determinado a extraer del deterioro de la "vida" proletaria el balance de cuentas garante de su reproducción»
[6] Además de justificar la utilización de la cárcel sindical, de este pasaje se desprende la idea de que ¡Los sindicatos son capitalistas porque la lucha de los obreros es una lucha para el capital!
[7] Obras Escogidas tomo I edición española página 61
[8] Decimos "una de las vías" y no "la única vía" porque nosotros pensamos, con Engels, que la lucha de clase del proletariado tiene 3 componentes indispensables y estrechamente unidos entre sí: la lucha económica, la lucha política y la lucha ideológica. Es de una miopía y de una estrechez insoportables reducir la lucha del proletariado únicamente a la lucha económica. Por ejemplo, este debate con el compañero Tamer forma parte -aunque sea muy minoritario- de la lucha general del proletariado.
[9] Remitimos a nuestro texto que podría servir de base a un debate: El Partido y sus lazos con la clase, ver /revista-internacional/200604/892/el-partido-y-sus-lazos-con-la-clase [109]
[10] En contra de lo que defienden tanto los partidarios como los detractores de Lenin, éste jamás defendió esa postura por más que en el ¿Qué hacer? cometiera el error -que luego se autocriticó- de seguir a Kautski con su tesis de "inyectar la conciencia desde fuera a una clase tradeunionista".
[11] Ver https://www.marxists.org/espanol/m-e/1840s/48-manif.htm [110]
El 13 de mayo pasado la CCI publicó en su sitio web un artículo de los compañeros del Núcleo de Discusión Internacionalista de Ecuador ("Indigenismo y lucha campesina en América Latina"1). Esta contribución motivó un vivo debate en el cual han intervenido compañeros de varias latitudes. Queremos, ante todo, saludar la profundidad y la sinceridad que transpiran los comentarios2, en particular la voluntad de tratar de responderse unos a otros, de ir avanzando un pensamiento colectivo producto de un proceso de clarificación. El espíritu que debe animar todo debate en el campo proletario, en el campo de la clase portadora de la abolición de toda explotación, es un debate fraterno en el cual se excluye la "competencia intelectual", los adjetivos y las descalificaciones. Como dice uno de los participantes (Amadu): "En lo que estoy rotundamente en contra es la forma de opinar del compañero que los critica, de una forma tan simple, sin una opinión concreta al asunto, solo se digna a desacreditar el artículo que por lo visto resultó parte de un esfuerzo considerable y de debate previo. ¿Por qué tendrán algunos la mala costumbre de tildar a una organización de "izquierda del capital" tan gratuitamente? El compañero tendría que aprovechar el esfuerzo de los compañeros de Ecuador por haber escrito el artículo; primero analizarlo; y si está en contra por algún punto, o en todos, que lo exprese, por este medio como herramienta para elevar la conciencia del conjunto, pero no de decir lo que se le parezca, injuriando y hacer comentarios sin aportar nada para el debate."
En efecto, los comunistas no discuten ni para "ver quién sabe más" ni para "imponer puntos de vista", sus debates están ligados a la preocupación por clarificar, "para elevar la conciencia del conjunto". Por ello el desarrollo fraterno de argumentos es esencial para convencer a otros o para cambiar uno mismo sus posiciones. El proceso de toma de conciencia del proletariado está plagado de confusiones, lo cual es natural en una sociedad que lo mantiene alienado; los desacuerdos y la heterogeneidad son pues normales. Los debates en el campo proletario no son una enfrentamiento que opone a unos individuos contra otros, no se combaten personas, se superan ideas que antes creíamos justas, se precisan posiciones, se abandonan posturas, se adoptan otras...un proceso que va de la confusión hacia la clarificación donde todos aprendemos de todos y juntos forjamos las armas teóricas de la próxima revolución mundial.
Bajo estas preocupaciones queremos intentar avanzar algunos elementos para el debate.
1.- Las relaciones de clase en el campo
Para el marxismo, a diferencia de la sociología, se trata justamente de distinguir en el campo relaciones de clases. Así como el término "pueblo" es usado por la burguesía para esconder la lucha de clase así también usa el término "campesinado" para poner al mismo nivel al gran propietario agrícola, a los capitalistas de la agroindustria, con un asalariado agrícola, un jornalero o un "propietario" de un miserable trozo de tierra árido y sin tecnificar. Así, la lucha de clases entre el proletariado y la burguesía, sea en la ciudad o en el campo, es borrada de un "plumazo sociológico". El "campesinado" no es pues una clase sino un concepto donde se mezclan diversas "situaciones sociológicas". Para intervenir claramente en el seno de esta amalgama es necesario que los revolucionarios puedan distinguir cómo se constituye en su interior en cada contexto histórico.
Es por ello que compartimos los comentarios (Jacinto) que van en el sentido de distinguir las relaciones de explotación en el campo: "vemos que en el medio rural existen propietarios de fincas y empresas, medianos propietarios y propietarios de pequeñas tierras. Finalmente, vemos que, ligadas a esas tres formas de propiedad, están aquellos que no poseen nada y que trabajan como jornaleros. Ése es el proletariado que habita en el campo (...) El proletariado, en el campo y en la ciudad, independientemente de si va con overol o si va de corbata, si usa un tractor o utiliza arado, guadaña, hacha o pala, sale a pescar en un barco o en una pequeña lancha, cría vacas o pizca frutos, es la misma clase, y por su condición, al no tener propiedad sobre medios de producción, se enfrenta al capital de manera muy diferente, con una perspectiva muy diferente a la de los propietarios de la tierra o al comerciante en pequeño de las ciudades."
Los empresarios del campo, los productores a gran escala que explotan masas de jornaleros asalariados, todos ellos pertenecen a la burguesía y son parte entera de una clase social opresora que tendrá que ser derrocada.
El proletariado que es explotado en los campos agrícolas, integrado por todos aquellos que sólo disponen de su fuerza de trabajo para sobrevivir, es parte completa de la clase obrera. Sus intereses y su combate son uno mismo. A nivel semántico hacemos a veces distinciones formales ("proletariado agrícola", proletariado de países centrales, de la periferia, etc.) pero ello se debe entender que son sólo referencias para indicar dónde actúa el proletariado, en el fondo es una misma clase a nivel mundial que debe superar todas las divisiones y categorías que le impone el capital y sus secuaces (sindicatos, izquierda e izquierdistas, universidades y sus ideólogos, etc.).
Por otro lado, en el campo siguen existiendo enormes masas de desposeídos, pequeños propietarios arruinados por los créditos y el mercado y masas de excluidos (sobre todo en los países subdesarrollados), en su mayoría indígenas, que sobreviven en condiciones infrahumanas. Todas esas masas NO EXPLOTADORAS tendrán que ser ganadas por el proletariado para formar parte de la transformación revolucionaria del capitalismo. La clase obrera tendrá que ir desarrollando sus luchas y una vez que logre establecer una relación de fuerza contra la burguesía podrá indicar a esas masas el camino para liberarse de la opresión y de "la ilusión de que la propiedad privada sobre la tierra es la solución a la miseria" (Jacinto).
2.- Campo y ciudad
Como dice el Manifiesto de Marx y Engels, "la burguesía ha sometido el campo al dominio de la ciudad". Es la producción de mercancías capitalistas la que predomina sobre el campo. El marxismo siempre ha denunciado esta "desigualdad" como un producto directo del capitalismo. Ninguna "reforma agraria" o "proyectos alternativos" plantearán los términos de la solución a este dilema. Así como el "subdesarrollo" es una marca congénita del capitalismo, la producción en el campo está bajo la férula de las necesidades de la gran industria capitalista. Esta situación ha sido siempre un terreno de preocupación y de denuncia por parte de los revolucionarios. Por ejemplo, en la II internacional se desarrollaron debates basado en un libro de Kautsky (La cuestión agraria) donde estudiaba el desarrollo de la agricultura europea y americana y planteaba que la tendencia del desarrollo era hacia la desaparición de la pequeña propiedad en beneficio de la grande, es decir, el sector industrial de la agroindustria terminaría aplastando a los pequeños productores. Kautsky veía que ese proceso conduciría a la proletarización de campesinos que serían transformados en proletarios agrícolas. Independientemente de la posterior traición de Kaustky y la Socialdemocracia esos debates contribuyeron a entender la relación del proletariado de la ciudad y del campo.
El comunismo deberá plantear, a un nivel superior, la unidad entre el campo y la ciudad. No pensamos que se trate de reapropiarse de la tierra o de los recursos naturales, pensamos que de lo que se trata es de abolir toda noción de "propiedad" y que el hombre recupere y desarrolle su verdadera naturaleza social y rompa con la alienada visión de "depredador de la naturaleza" y ésta sea cambiada por una visión de comunidad humana mundial responsable de su entorno.
Además, como diría Rosa Luxemburgo a propósito de la política de los bolcheviques durante la revolución rusa de 1917: "la apropiación directa de la tierra por los campesinos no tiene nada en común con la economía socialista (...) No sólo no es una medida socialista, es que además no permite encarar esas medidas: acumula obstáculos insuperables para la transformación socialista de las relaciones agrarias" (La revolución Rusa).
Podemos hacer una analogía: así como no se trata de "apropiarnos" de las fábricas sino de destruir la explotación asalariada, así mismo podemos decir que no se trata de "repartir la tierra" sino de abolir la ley del valor del mercado la cual excluye las necesidades humanas. Hay que agregar a esta analogía que este tipo de problemas no podrán ser resueltos en el plano local o nacional, sólo la revolución proletaria mundial puede plantear una solución histórica a esta cuestión.
A propósito de esta última idea queremos plantear una discusión: mucho se dice o piensa sobre el "progreso y la civilización". Para el marxismo el capitalismo plantea finalmente las condiciones materiales que hacen posible la abolición de toda explotación y, por fin, se crean también las condiciones para la construcción de una sociedad sin clase. Ello es posible ya que ha surgido una clase que condensa siglos de explotación, que es la productora de la riqueza social y cuya liberación conlleva a la liberación del conjunto de la humanidad: el proletariado. Afirmar lo anterior no debe hacernos suponer que seríamos partidarios de lanzar loas a la explotación asalariada, como si fuese algo "bueno en sí mismo". No podemos, en efecto, hablar de la "civilización y el progreso" en forma abstracta como algo bueno o malo en si mismos. Nos parece que puede haber en esta parte del debate un terreno amplio para la profundización. Invitamos a los compañeros a desarrollar argumentos para poder, entre todos, avanzar en la clarificación.
3.- El proletariado dirige y convence, no somete.
En los comentarios nos encontramos también con la siguiente intervención (Eli):
"No comparto el análisis a nivel general, si bien es cierto que el movimiento indígena no tiene perspectiva revolucionaria precisamente por sectorizar las luchas y no entender el problema en sentido de la liberación del proletariado todo (indígenas, mestizos, blancos, negros, etc.), en el fondo es el mismo análisis burgués de toda la extrema izquierda del capital que dice que la lucha de los "campesinos" (concepto puramente burgués y que fragmenta a nuestra clase) sólo tiene perspectiva si se dejan vanguardizar por el "proletariado" (ya que ellos no serían proletarios, sino "campesinos" o "lúmpenes" en el caso de haber emigrado a la ciudad) urbano, por la clase obrera industrial, de casco y overol, que es la llamada a hacer la revolución y que llevará detrás de sí a las pobres masas empobrecidas del campo y la ciudad."
El mejor ejemplo de la relación de las luchas campesinas y la clase obrera se ha dado en la Revolución Rusa de 1917 donde los bolcheviques se ganaron las simpatías y el apoyo de las masas del campo. Había consejos de "campesinos, obreros y soldados", había una representación proporcional de los campesinos en el congreso de los soviets. Si algo hay que criticar a los bolcheviques es el haber cedido demasiado a las ilusiones de "propiedad de la tierra" (ver arriba cita de Luxemburgo) lo que condujo a una desastrosa política de "colectivización" que terminó beneficiando a propietarios ricos.
Sin embargo, lo que hay que rescatar de la experiencia del 17 es la capacidad del proletariado para construir un mismo combate contra el capitalismo, una misma lucha donde todos los explotados tienen cabida.
En el comentario de Eli hay una preocupación real y un temor más que justificado: detrás de la idea de "dejarse vanguardizar" están las reservas ligadas a los esquemas de las revoluciones burguesas donde una minoría dirigía al resto en aras de sus propios intereses. Los "caudillos y héroes" son un viejo lugar común de la historia plagada de traiciones e intereses mezquinos. La clase obrera no es una nueva clase explotadora, sus intereses están ligados a la abolición de toda forma de explotación. "Todos los movimientos han sido hasta ahora realizados por minorías o en provecho de minorías. El movimiento proletario es un movimiento propio de la inmensa mayoría en provecho de la inmensa mayoría" (Manifiesto Comunista). La revolución comunista mundial es la primera revolución masiva y conciente de la historia, el sujeto revolucionario es una clase explotada (a diferencia de otras clases en la historia que eran nuevas clases explotadoras; la burguesía es un buen ejemplo). Es por ello que compartimos con Eli esa preocupación: dejarse arrastrar o ser dirigidos sin saber por qué se da "la sangre y la vida" sería un error y un fracaso anunciado.
Además, la revolución comunista deberá romper con la supeditación capitalista del campo a la ciudad. Las próximas luchas deberán tender a la unificación, a la superación de las divisiones (en categorías, sectores, entre el campo y la ciudad, etc.) como condición para plantearse el inicio de una revolución que será mundial o no será. La relación entre el proletariado y otras capas no explotadoras no es de subordinación, el proletariado los debe convencer y elevar su conciencia a la necesidad de destruir el capitalismo. El proletariado no desprecia esos sectores no explotadores, los deberá en cambio incorporar a un mismo combate.
Esperamos que estas notas susciten nuevas intervenciones en un ánimo por contribuir a un debate crucial para la revolución.
CCI
1 Ver https://es.internationalism.org/node/2870 [111]
2 Han aparecido en total 5 Comentarios. Ver al final del artículo antes citado.
Pero hay grupos de trabajadores que quieren combatir esa trampa, que pelean para que la lucha la decidamos entre todos, para construir una verdadera unidad, para desarrollar una lucha de verdad que rompa con la pasividad y la desmovilización que nos pretenden imponer.
Publicamos dos ejemplos. Uno es de unos compañeros de Alicante, otro es de compañeros de Valencia. Ambos representan iniciativas realistas, sencillas, de contribución a una lucha de verdad.
¡Animamos a que cunda el ejemplo! ¡Animamos a que otros grupos de trabajadores desarrollen iniciativas similares!
CCI
Hoja de Alicante:
BUSCAMOS TRABAJADORES REALES PARA LUCHAR POR NUESTRAS NECESIDADES REALES
No sabemos cuál es la distancia que separará los caminos que andamos transitando pero, allá por donde andéis, recibid nuestro más cordial saludo. Somos vuestros compañeros.
Quizás nos hayamos cruzado en más de una ocasión por alguna de las calles que habitualmente recorremos para pactar el negocio de vivir; quizás por alguna de las ciudades a donde hemos ido a parar dando tumbos y en donde hemos creído perseguir la escurridiza sombra de la felicidad; quizás, más próximos, bajo la niebla animada del bar; compartiendo el calor, muslo con muslo, en el autobús, con una nómina recién cobrada, de vuelta a casa; en los sueños siempre y en el deseo de una vida mejorada para el goce propio, para el del amigo y el de la familia.
Seguramente seríamos capaces de reconocernos mejor en estos ámbitos que en todas esas estadísticas que cifran a diario el número creciente de parados, el aumento en el consumo de psicofármacos y antidepresivos, el del embargo cotidiano de viviendas, el del retraso de los sueldos, el de las cuentas propias restando los días de paro por cobrar,...
Y pese a todo, chocamos con una aparente apatía, con el inmovimiento de las "masas" y el desanimo generalizado. Ni tan siquiera las minorías mas "espabiladas" parecen tener respuestas y mucho menos fuerzas para afrontar la situación. Pero no todo es lo aparente, un árbol no es tan solo la corteza. Cada vez mas gente es consciente de que este estado de cosas es insostenible, que no hay garantía alguna de futuro, que las supuestas organizaciones de lucha de los trabajadores (sindicatos y partidos), son organizaciones de lucha contra los trabajadores. En lo elemental un nivel de conciencia se va fraguando lentamente. La desilusión puede ser fértil si encuentra el camino de la verdadera (autoorganizada, solidaria, consciente) lucha: si se mira en la historia de la lucha de los trabajadores y en las débiles y dispersas luchas actuales que están, aunque apenas se perciban.
Yéndonos a la cercanía de lo inmediato, los ataques a la griega promulgados por Zapatero y orquestados por toda la burguesía, se nos dan en dos tiempos: el primero el tijeretazo a nuestras condiciones de supervivencia, obvio y brutal; pero el segundo, el que cierra la pinza, son las (des)movilizaciones que preparan los sindicatos y similares. Estos nos ofrecen la falsa dicotomía de "quedarse en casa o salir a la calle para nada". Una autentica movilización debe partir de un debate real entre los trabajadores, de una organización real y asamblearia de los trabajadores, de una lucha real y unificada de los trabajadores. Nos quieren hacer creer que "estas huelgas (sin debate), estas manifestaciones (procesionales), esas asambleas (antiasamblearias) son lo único que se puede hacer". Nos planteamos participar en las (des)movilizaciones denunciando lo que son y proponiendo verdaderas herramientas de reflexión y lucha de clase: asambleas generales y abiertas a todos los trabajadores. Igualmente consideramos fundamental extender la información de las luchas de los trabajadores en cualquier recodo del mundo para ir dando pistas de cuáles son los caminos, para responder a ese, cada vez más imperioso, "¿qué hacer?", que sin referentes, sin espejos donde vernos con nuestros hermanos que luchan, nos arrima a la catatonia.
Somos un grupo de trabajadores que a través de la AUTORGANIZACIÓN y que, a pesar de las afrentas de los intereses empresariales, las amenazas de despido, los diversos mecanismos de control y opresión con los que pretenden disgregarnos, los impagos reiterados de nuestros sueldos que nos acercan a la desesperación, hemos podido seguir haciendo rumbo. La autorganización como un sistema para agrupar nuestras fuerzas y defender nuestros propios intereses, nuestra manera de pactar una convivencia atenta a la realidad de nuestras necesidades, las mismas que las de todos los trabajadores, pero buscando el contacto directo con nuestras propias fuerzas y el reconfortante efecto de su UNIÓN.
En sintonía con lo expuesto estamos deseosos de alentar y participar de todas las iniciativa, más allá de las fronteras, de lucha y solidaridad de los trabajadores que parten de la búsqueda de su AUTONOMÍA y de la negación de lo que les oprime y explota, sea en los aspectos más generales o en la cotidianeidad de las pequeñas, pero imprescindibles, luchas por la supervivencia. Participar en todo lo que se mueve con ese ritmo, desde la perspectiva que sabe y entiende que cuando un igual (con las mismas necesidades, intereses y anhelos) ha luchado en cualquier momento de la historia o lucha ahora en cualquier parte del mundo, somos también nosotros los que luchamos.
Para recordarnos nuestras fuerzas y seguir apoyándonos en ellas solemos reunirnos en asambleas abiertas de trabajadores a las que nos gustaría invitaros para compartir las experiencias vividas, para discutirlas, quizás sólo para saludarnos, darnos aliento de paso o desencontrarnos; quién sabe si para unirnos. Compartir la fuerza y la alegría.
Os dejamos nuestro contacto: [email protected] [113]
Un saludo compañeros.
ASAMBLEA DE TRABAJADORES DE AFEMA
Hoja de Valencia:
En las últimas semanas se acumulan las razones para el malestar y la indignación. La reducción de sueldo del 5% a los funcionarios; la congelación de las pensiones; la reforma laboral que hace aún más fácil el despido; el aumento del recibo de la luz en un 4%, la subida del IVA... ¡Es el cuento de nunca acabar!
Los trabajadores, la gente en general, estamos descontentos y angustiados. Vemos necesario HACER ALGO.
Pero la huelga del día 8 ha sido un motivo de decepción. Por varias razones: estaba limitada a los funcionarios cuando ¿no somos todos los trabajadores los que nos vemos afectados? Además ¿hace realmente presión sobre el gobierno una huelga que consiste en que además del 5% te descuenten otro 5% por el día de paro?
Además, en los centros de trabajo no se ha hecho nada, ni se han convocado asambleas, el delegado sindical leía un papel y se iba. Para que una huelga sea de verdad ha de hacerse con la participación de todos los trabajadores.
Todo esto hace que se nos amontonen las dudas y las preguntas: ¿sirve para algo este tipo de huelga que consiste en parar el trabajo un día D y luego volver a la rutina sin continuidad ni una perspectiva clara de nuevas movilizaciones? ¿La huelga consiste en un acto individual en el que comunicas a la dirección que vas a parar para que te descuente el salario y figures como un número más en las cuentas de seguimiento de la huelga donde el Gobierno habla de un 11% y los sindicatos del 75%?
¿Qué es lo que nos interesa de la movilización? ¿Hacer bulto? ¿Ser un número más en los recuentos de unos y otros para los medios de comunicación? ¿Ser mansos corderos llevados por los pastores? . O, por el contrario, ¿lo que nos interesa es romper el aislamiento y la división, construir, sentir y vivir la UNIDAD y la SOLIDARIDAD, formar un COLECTIVO donde cada cual se siente respaldado por los demás y todos nos sentimos respaldados por la aportación de cada cual?
Por otra parte, ¿la movilización tiene que ser algo cocido desde las alturas por unos cuantos líderes o ha de ser algo en lo que los trabajadores tengamos voz y voto? ¿no tendríamos que ser nosotros los interesados los que decidamos el mejor momento para la huelga, los métodos a emplear en función de nuestras fuerzas y nuestros sentimientos? ¿No debería ser la ASAMBLEA colectiva la que decidiera escuchando las opiniones diferentes y adoptando finalmente una decisión? Estas preguntas se encadenan con otras: ¿todas estas medidas que adopta el gobierno son un mal trago que habría que pasar para al final poder "salir de la crisis"? Al contemplar que no es un asunto limitado a Grecia o a España sino que vemos las medidas de austeridad en países como Alemania, Japón o Gran Bretaña, ¿no estaríamos ante una crisis mucho más grave y profunda?. Esto genera un sentimiento de miedo ante un futuro que se ve cada vez más difícil. Pero también genera un sentimiento de indignación ¿Por qué siempre "los de abajo" son los que cargamos con los costes de una crisis que no hemos generado?
Somos unos trabajadores que ante la que está cayendo y viendo lo difícil que resulta "moverse de manera satisfactoria" hemos decidido escribir esta nota. No pretende decir lo que hay que hacer sino llamar a que gente trabajadora como nosotros rompamos el aislamiento, el cada cual encerrado en su rincón, y pensemos, discutamos y, si procede, tomemos algún acuerdo. Los sindicatos hablan de una huelga general y sería bueno ir con ideas e iniciativas de tal forma que no suframos una nueva decepción.
¿Qué podríamos hacer?
Quizá algo muy modesto es estar coordinados mediante una lista de correos electrónicos donde intercambiemos opiniones, noticias, convocatorias, iniciativas..., es decir, mantener un poquito de UNION en lugar de estar solos rumiando cada cual su malestar en la más completa soledad y sintiéndose culpable de "no hacer nada". Quizá se podría convocar una reunión donde se podrían plasmar ideas e iniciativas concretas.
De momento no tenemos nombre porque lo que decidamos hacer ya lo haremos entre todos los interesados
Nuestro correo es [email protected] [114] Escríbenos. Pasa esta nota a más gente.
El 7 de Mayo, "Comunistas integrales" publicaron en esta página un comentario sobre nuestra Respuesta sobre "algunas aclaraciones importantes y necesarias" a la reseña de nuestra Reunión Pública en Quito [115][1]. Dado que a partir de esa Reunión Pública se ha generado un debate que no concierne exclusivamente a las dos partes implicadas directamente, si se considera que el número de lecturas se acerca a las 2000, tomando en cuenta el conjunto de textos, queremos tratar de seguir contribuyendo a que pueda ir desarrollándose una clarificación.
Y para eso, la primera cuestión que se nos plantea es...
En vuestro comentario decís:
«Les pedimos comedidamente que nos respondan todos los puntos planteados en nuestras "aclaraciones", puesto que aquí no lo hacen y puesto que así no es posible concluir o continuar el debate al respecto con todos sus componentes necesarios. Sin embargo, lo que podemos adelantarles muy breve o someramente de esta respuesta es que resulta evidente que uds. no han logrado romper con el obrerismo (siempre eurocentrista), ideología que criticamos en nuestras "aclaraciones". Vemos que también siguen tergiversando nuestra concepción de comunismo integral, de relación entre acción proletaria inmediata y acción proletaria histórica, etc., siendo que en nuestras "aclaraciones" ya habíamos dejado en claro que si nos extendimos sobre tal o cual punto era para no tener que estar repitiendo ideas y argumentos de nuevo.».
Sobre la primera cuestión, es decir, que no hemos respondido a todos los puntos planteados en las "aclaraciones", es totalmente cierto. Los temas que suscitáis son muy numerosos, desde la naturaleza revolucionaria del proletariado y la relación entre su lucha inmediata y su lucha histórica, la cuestión marxismo/anarquismo, el problema de cómo sacar lecciones de la historia del movimiento obrero, el balance de la revolución rusa, la dictadura del proletariado, el Periodo de transición (y seguro que se nos olvida alguno). Creemos que desde el punto de vista del progreso de la clarificación, de una mejor comprensión de las posiciones en liza, del desarrollo del debate, es preferible abordar solamente una o dos cuestiones con la mayor profundidad y extensión posible.
Eso no quiere decir en absoluto que no nos parezca bien vuestro comentario sobre la reunión pública. Una cosa son las presentaciones, y ahí tenía sentido que desplegaseis sin tapujos todos los puntos donde veíais diferencias a partir de lo que se dijo en la Reunión y en la reseña; pero otra es entrar al trapo, desarrollar argumentos y referencias históricas, reflexionar, debatir. Y eso no se puede hacer abordando al mismo tiempo todas las cuestiones.
Nos parece que la función del debate no es hacer una toma de posición sobre la declaración de principios del otro para encontrar precisamente que hay un montón de divergencias que impedirían un debate[2]; sino asumir que existen esas divergencias y tratar de plantear preguntas y respuestas que lleven a una clarificación.
Desde ese punto de vista, en vuestro comentario planteáis una cuestión sobre la que aportáis una reflexión que nos parece de la mayor importancia debatir:
También planteáis en el texto:
«Y finalmente y por desgracia, vemos que uds. no han roto con una de las máximas mistificaciones históricas de la lucha histórico-mundial revolucionaria de nuestra clase: que el bolchevismo fue revolucionario, y que su "degeneración" solo fue "culpa" del "caín" del estalinismo (¿no es esto repetir cual ventrílocuo lo que siempre ha graznado el trotskismo?), cuando la realidad histórica fue, como bien lo observaron y denunciaron Pannekoek, Mattick e incluso la Luxemburgo, que el proceso encabezado por los bolcheviques, a pesar de sus "aciertos", fue siempre un blanquismo socialdemócrata que consecuentemente, una vez en el poder, llevó a cabo y desde el principio, con Lenin y Trotsky a la cabeza, una política netamente capitalista desde el estado, tanto nacional como internacionalmente: no en vano reprimió la lucha proletaria radical (huelgas en Petrogrado, Ucrania, Kronstadt, a las minorías radicales incluso dentro del propio partido bolchevique y no se diga fuera de éste, cooptación y luego anulación de los soviets o consejos obreros, la NEP, etc.) y capituló ante el imperialismo de la época (Brest-Litovsk, Rapallo, etc.). Es decir, vemos que uds. no han roto con esa gran tara socialdemócrata-radical que es el leninismo o, hablando en sentido histórico, con ese atavismo y obstáculo que ha sido la contrarrevolución leninista para el movimiento proletario-comunista histórico real.»
Hay que empezar respondiendo que, respecto a «...la realidad histórica que bien observaron y denunciaron Pannekoek, Mattick e incluso la Luxemburgo..», ellos partían del reconocimiento de la revolución rusa como una revolución proletaria, y del partido bolchevique, con Lenin y Trotski a la cabeza, como su genuina expresión. Es decir que ellos mismos se sentían bolcheviques revolucionarios y confluyeron con ellos para formar la Internacional Comunista en 1919. Sus críticas se desarrollaron como parte activa e integrante de ese movimiento revolucionario de la época y no en contra de él, desde fuera, como si se tratara de un enemigo de clase[3] como queréis presentarlas vosotros. En ese sentido ellos tampoco rompieron «...con una de las máximas mistificaciones históricas de la lucha histórico-mundial revolucionaria de nuestra clase: que el bolchevismo fue revolucionario», como trataremos de mostrar.
¿Cómo aborda Rosa Luxemburg sus críticas a la revolución rusa?
Parte de que la experiencia y las posiciones bolcheviques constituían una de las respuestas del proletariado a los graves problemas planteados por la Primera Guerra Mundial y la evolución del capitalismo hacia su decadencia que esta anunciaba. Pero no era la única respuesta, no era un dogma ni un modelo infalible. Rosa Luxemburgo en su folleto sobre la Revolución Rusa, escrito en la cárcel en 1918, encara ésta desde ese método.
Su punto de partida es reconocer la contribución indispensable a la causa revolucionaria mundial de Octubre 1917 y el bolchevismo: «Los bolcheviques inmediatamente plantearon como objetivo de la toma del poder un programa revolucionario completo, de largo alcance; no la salvaguarda de la democracia burguesa sino la dictadura del proletariado para realizar el socialismo. De esta manera, se ganaron el imperecedero galardón histórico de haber proclamado por primera vez el objetivo final del socialismo como programa directo para la práctica política»
Partiendo de esta premisa fundamental alerta sin embargo del peligro de que «bajo la teoría de la dictadura de Lenin-Trotski subyace el presupuesto tácito de que la transformación socialista hay una fórmula prefabricada, guardada ya completa en el bolsillo del partido revolucionario, que sólo requiere ser enérgicamente aplicada en la práctica».
Rosa Luxemburgo alerta contra la tentación de confundir como medidas revolucionarias genuinas lo que viene impuesto por una situación desesperada: «Todo lo que sucede en Rusia es comprensible y refleja una sucesión inevitable de causas y efectos, que comienza y termina en la derrota del proletariado en Alemania y la invasión de Rusia por el imperialismo alemán. Seria exigirles algo sobrehumano a Lenin y sus camaradas pretender que en tales circunstancias apliquen la democracia más decantada, la dictadura del proletariado más ejemplar y una floreciente economía socialista. Por su definida posición revolucionaria, su fuerza ejemplar en la acción, su inquebrantable lealtad al socialismo internacional, hicieron todo lo posible en condiciones tan endiabladamente difíciles. El peligro comienza cuando hacen de la necesidad una virtud, y quieren congelar en un sistema teórico acabado todas las tácticas que se han visto obligados a adoptar en estas fatales circunstancias, recomendándolas al proletariado internacional como un modelo de táctica socialista. Cuando actúan de esta manera, ocultando su genuino e incuestionable rol histórico bajo la hojarasca de los pasos en falso que la necesidad los obligó a dar, prestan un pobre servicio al socialismo internacional por el cual lucharon y sufrieron. Quieren apuntarse como nuevos descubrimientos todas las distorsiones que prescribieron en Rusia la necesidad y la compulsión, que en última instancia son sólo un producto secundario de la bancarrota del socialismo internacional en la actual guerra mundial».
En este marco, señala dos aspectos erróneos de la política bolchevique: la política agraria y la promoción de la independencia nacional de muchos países hasta entonces encuadrados bajo la férula del Zar, en los que no vamos a entrar aquí.[4]
Así pues, Rosa Luxemburgo rechaza radicalmente la "teoría" consistente en transformar la revolución rusa en un "modelo": « Los bolcheviques demostraron ser capaces de dar todo lo que se puede pedir a un partido revolucionario genuino dentro de los límites de las posibilidades históricas. No se espera que hagan milagros. Pues una revolución proletaria modelo en un país aislado, agotado por la guerra mundial, estrangulado por el imperialismo, traicionado por el proletariado mundial, sería un milagro». Por ello cierra su folleto con una frase muy clarividente: « Pero hay que distinguir en la política de los bolcheviques lo esencial de lo no esencial, el meollo de las excrecencias accidentales. En el momento actual, cuando nos esperan luchas decisivas en todo el mundo, la cuestión del socialismo fue y sigue siendo el problema más candente de la época. No se trata de tal o cual cuestión táctica secundaria, sino de la capacidad de acción del proletariado, de su fuerza para actuar, de la voluntad de tomar el poder del socialismo como tal. En esto, Lenin, Trotski y sus amigos fueron los primeros, los que fueron a la cabeza como ejemplo para el proletariado mundial; son todavía los únicos, hasta ahora, que pueden clamar con Hutten: "¡Yo osé!". Esto es lo esencial y duradero en la política bolchevique (...) En Rusia solamente podía plantearse el problema. No podía resolverse. Y en este sentido, el futuro en todas partes pertenece al "bolchevismo"».
En cuanto a Pannekoek, la izquierda del partido socialdemócrata "Tribunista", donde militaba junto a otros compañeros como Gorter, durante dos años (1917-18) defendió apasionadamente el carácter proletario de la revolución bolchevique, denunciando la posición menchevique (que en los años 30 adoptarían los consejistas), de la naturaleza burguesa de la revolución. Gorter tradujo el Estado y la revolución de Lenin, e incluso publicó un folleto titulado La Revolución Mundial, donde se pueden leer cosas sobre Lenin como estas: «Es el líder de la revolución rusa y tiene que convertirse en el líder de la revolución mundial».
En este periodo sin embargo, hay una cuestión importante en la que Gorter y Pannekoek no estaban de acuerdo; y era precisamente que Pannekoek apoyaba la posición de Lenin sobre Brest Litovsk, de firmar una paz con los alemanes que permitiera dedicar todas las fuerzas de la revolución mundial a apoyar la revolución en Alemania:
«Pannekoek partía del punto de vista, evidente, de que "Rusia no puede seguir combatiendo" (De Tribune 15.12.1917). En ningún caso la revolución rusa podía exportarse por la fuerza militar; su "punto fuerte" residía en el estallido de la lucha de clases en otros países, "la fuerza de las armas es el punto débil del proletariado"»[5]
Después esta corriente formaría parte de la Izquierda de la IC, y a finales de los años 20 se constituiría el comunismo de consejos (GIC) y sólo a partir de 1934, bajo el peso de la contra-revolución, se formularían las "Tesis sobre el bolchevismo", que revisaban la naturaleza obrera de la revolución rusa.
Por lo que respecta a Mattick, que en 1917 tenía sólo 13 años, participó sin embargo los años siguientes en la revolución en Alemania como miembro de las juventudes espartaquistas y fue elegido delegado obrero. Sus críticas "antileninistas" son igualmente de los años 30.
No se trata de ser puntilloso, sino de reconocer un método de sacar lecciones de la historia, de implicarse como parte del movimiento obrero, viendo las potencialidades y las debilidades, considerando las condiciones históricas. Y desde ese punto de vista hay que ser claro; en el momento del asalto revolucionario, el conjunto del movimiento obrero no había comprendido aún hasta sus últimas consecuencias el cambio de periodo histórico y las implicaciones desde el punto de vista de la lucha obrera. Es decir, todo el movimiento obrero estaba lastrado por el peso del pasado, de una visión socialdemócrata, y se pueden dar varios ejemplos: la posición de que el partido toma el poder en nombre de la clase (que compartían espartaquistas y bolcheviques); las vacilaciones sobre la cuestión parlamentaria y sindical (que tuvieron mayor peso en los bolcheviques), o sobre la liberación nacional (a la que no era ajena la izquierda holandesa), etc. Lamentablemente el balance de la revolución rusa tuvo que hacerlo la Izquierda Comunista en condiciones de contra-revolución, derrota y aislamiento, que favorecieron la defensa de las particularidades y dificultaron un debate y una síntesis de las posiciones.
Queda por discutir la segunda parte de vuestra frase sobre el bolchevismo, o sea, «...que su "degeneración" solo fue "culpa" del "caín" del estalinismo (¿no es esto repetir cual ventrílocuo lo que siempre ha graznado el trotskismo?)».
No podemos entrar aquí a considerar todas las diferencias entre la posición del trotskismo y la de la Izquierda Comunista sobre el balance de la revolución rusa[6]; pero una cuestión central es que, mientras que la Oposición trotskista veía en Rusia un Estado obrero degenerado por la acción de una burocracia dirigente, la Izquierda Comunista fue desarrollando al contrario, la tesis de que el Estado que había surgido de la revolución iba atrapando al partido e imponiendo sus necesidades de mantenimiento del statu quo mercantil capitalista (una posición plenamente desarrollada sobre esto no aparecería prácticamente hasta los años 50).
Obviamente las consecuencias políticas que se desprenden de una u otra posición son significativas. La oposición trotskista combatía por defender el Estado obrero, que veía como el motor de la revolución mundial y para desplazar a la camarilla dirigente del partido. Esas posiciones llevaron a la constitución de una IVª Internacional en un momento de contra-revolución, alimentando la consolidación de la política nacional e internacional del Estado "soviético" como Estado capitalista, y tras la muerte de Trotski, empujaron mayoritariamente a los grupos trotskistas a apoyar la "defensa de la URSS" en la 2ª guerra mundial. Finalmente el trotskismo se convirtió en aliado del estalinismo.
La posición de la Izquierda Comunista en cambio, llevó al combate contra la consolidación de un Estado que iba reforzándose a medida que se debilitaba la revolución, apoyando las expresiones de vida obrera y los combates para animarla, como Krondstadt y las insurrecciones de Moscú y Petrogrado, etc Así como a la denuncia de la "defensa de la URSS" en la 2ª guerra mundial. Y finalmente a la tesis del capitalismo de Estado en Rusia.
Aún con todo, la Oposición de Izquierdas y la Izquierda Comunista coincidieron durante todo un tiempo (sobre todo en vida de Trotski), en el combate contra la degeneración de la revolución y la integración del partido en el aparato de Estado. Ellos fueron los continuadores del bolchevismo y de la revolución; mientras que Stalin representaba lo contrario, la degeneración de los órganos del poder soviético y la implantación definitiva de un Estado capitalista totalitario. El triunfo de Stalin, que coincide con el desarrollo de la contra-revolución a escala mundial, se hizo sobre los cadáveres de los bolcheviques revolucionarios. Ni uno solo de los miembros del Comité central del partido de 1917 (excepto Stalin) permaneció con vida.
La mentira del estalinismo como producto de la revolución ha alimentado durante todos los años después de la guerra la idea de estalinismo=comunismo y ha permitido tras el hundimiento del bloque del Este, el desarrollo de una enorme campaña ideológica sobre el fin del comunismo, que durante más de diez años ha tenido un impacto de freno del desarrollo de las luchas y la conciencia en el conjunto de la clase obrera.
Esta respuesta ya se ha hecho demasiado larga, pero el objetivo fundamental era tratar de mostrar cómo el movimiento obrero ha sacado lecciones de sus derrotas.
7 de Junio 2010,CCI
[1] Dado que ha pasado un mes, reproducimos aquí íntegramente el comentario de "comunistas integrales":
Submitted by Comunistas Integrales (no verificado) on Mayo 7, 2010 - 7:49am.
Les pedimos comedidamente que nos respondan todos los puntos planteados en nuestras "aclaraciones", puesto que aquí no lo hacen y puesto que así no es posible concluir o continuar el debate al respecto con todos sus componentes necesarios. Sin embargo, lo que podemos adelantarles muy breve o someramente de esta respuesta es que resulta evidente que uds. no han logrado romper con el obrerismo (siempre eurocentrista), ideología que criticamos en nuestras "aclaraciones". Vemos que también siguen tergiversando nuestra concepción de comunismo integral, de relación entre acción proletaria inmediata y acción proletaria histórica, etc., siendo que en nuestras "aclaraciones" ya habíamos dejado en claro que si nos extendimos sobre tal o cual punto era para no tener que estar repitiendo ideas y argumentos de nuevo. Y finalmente y por desgracia, vemos que uds. no han roto con una de las máximas mistificaciones históricas de la lucha histórico-mundial revolucionaria de nuestra clase: que el bolchevismo fue revolucionario, y que su "degeneración" solo fue "culpa" del "caín" del estalinismo (¿no es esto repetir cual ventrílocuo lo que siempre ha graznado el trotskismo?), cuando la realidad histórica fue, como bien lo observaron y denunciaron Pannekoek, Mattick e incluso la Luxemburgo, que el proceso encabezado por los bolcheviques, a pesar de sus "aciertos", fue siempre un blanquismo socialdemócrata que consecuentemente, una vez en el poder, llevó a cabo y desde el principio, con Lenin y Trotsky a la cabeza, una política netamente capitalista desde el estado, tanto nacional como internacionalmente: no en vano reprimió la lucha proletaria radical (huelgas en Petrogrado, Ucrania, Kronstadt, a las minorías radicales incluso dentro del propio partido bolchevique y no se diga fuera de éste, cooptación y luego anulación de los soviets o consejos obreros, la NEP, etc.) y capituló ante el imperialismo de la época (Brest-Litovsk, Rapallo, etc.). Es decir, vemos que uds. no han roto con esa gran tara socialdemócrata-radical que es el leninismo o, hablando en sentido histórico, con ese atavismo y obstáculo que ha sido la contrarrevolución leninista para el movimiento proletario-comunista histórico real. Esto último, de por sí, para nosotrxs ya puede constituir una razón suficiente de no-diálogo y ruptura con la CCI.
En todo caso, les pedimos comedidamente que nos reenvíen su (antigua o nueva) dirección de correo electrónico, puesto que a la que les enviamos directamente las respuestas ([email protected] [116]) nos rebota (tanto nuestras "aclaraciones" como nuestra última respuesta crítica a uds. sobre el tema de los saqueos en Haití y Chile). No sabemos por qué, o qué está pasando con este-email. Les solicitamos esto, obviamente, para facilitar nuestra comunicación, siempre y cuando, claro está, siga siendo de su interés.
Cualquier cosa, por favor escribirnos directamente a nuestro e-mail: [email protected] [117]
Saludos comunistas
[2] A menos que se considere que esos principios justifican un apoyo al Estado capitalista, una toma de partido por la burguesía.
[3] Considerando el periodo de 1917-26; otra cosa es la denuncia de la contra-revolución y la guerra mundial
[4] Las citas y el texto completo del folleto de Rosa Luxemburg pueden encontrarse en https://www.marxists.org/espanol/luxem/11Larevolucionrusa_0.pdf [118]
[5] Ver en francés e inglés nuestro folleto sobre la Izquierda germanoholandesa: La corriente Tribunista holandesa ante la prueba de la guerra mundial, de 1914 a 1918
[6] Ver /cci-online/200706/1935/cuales-son-las-diferencias-entre-la-izquierda-comunista-y-la-iv-internacional [119]
Pensemos en un funcionario medio que ganaba, hasta hace unos meses, 1.200 euros. Con ellos mantenía una familia de cuatro miembros, uno de ellos estudiante y que vive fuera del domicilio familiar. A excepción de la hipoteca, con ese dinero tenía que solventar todos los gastos mensuales para que luego, a finales de mes, su cuenta bancaria quedase al descubierto. Pero el señor Rodríguez Zapatero quiso ponérselo un poquito más difícil, y anunció que recortaría un promedio de un 5% a los funcionarios en el marco de un Plan de Ajuste que nos permita llegar al 2013 con un déficit fiscal del 3% (actualmente ronda el 11.2%). En el caso particular que estamos tratando, 1.100 euros es la nueva nómina que este funcionario posee para pagar al mes su libertad; y siguen siendo cuatro personas que mantener y una de ellas sigue estudiando fuera.
El revuelo que levantó las medidas adoptadas por el Ejecutivo Zapatero fue enorme. Y no es de extrañar al ser éste uno de los mayores recortes de los derechos de los trabajadores desde la llegada de la falsa democracia. No dejaba de ser un lugar común esta cantinela que ponía de acuerdo a todos los sectores de la izquierda, comenzando con los sindicatos del sistema que no bien se dieron a conocer las medidas ya estaban preparando movilizaciones para lograr expresar el descontento ciudadano. Cuando en amplios sectores de los trabajadores empezaba a fermentar un verdadero descontento ante la nueva situación, CCOO-UGT se vieron abocados a atender oportunistamente esa insatisfacción, con afán de intentar recuperar la legitimidad perdida tras años de ‘Paz Social', de juego fascistoide mediante el pisoteo sistemático de las reivindicaciones de los trabajadores. Para lograrlo, primer dieron tiempo al Ejecutivo para "explicar sus medidas". En el momento en el que estuvieron convencidos de que el Plan de Ajuste era una auténtica declaración de guerra y un ataque frontal a las condiciones de millones de trabajadores y personas dependientes, los sindicatos no tuvieron más opción que convocar un nuevo desfile militar de veinticuatro horas para acallar las voces discrepantes con lo que había sido su histórica gestión.
Como dar pie a una Huelga General, aunque fuese de 24 horas, era servir en bandeja las cabezas de Cándido Méndez y Toxo Fernández; se optó por focalizar la convocatoria de la jornada de lucha al sector del funcionariado, donde el grado de heterogeneidad salarial es considerablemente más elevado. Volvían a programar una división de las fuerzas de la clase trabajadora al pretender falazmente discernir el ataque entre "los jodidos del sector público" y "los jodidos del sector privado". La lógica de esta práctica atiende a un lavado de imagen de los sindicatos del Régimen llamando a las movilizaciones a la vez que se evitaba poner en jaque al Gobierno, que ni se inmutó ante una convocatoria con un seguimiento desigual y bastante limitado para según qué servicios. Ni hubo asambleas de trabajadores, ni verdaderas campañas informativas ni nada que incitara realmente a pensar que hubo un disposición a lograr algo con una movilización que se hacía de esperar por parte de CCOO-UGT (una y la misma central sindical, al más puro estilo de la sindicalización obligatoria franquista).
Pese a lo anteriormente expuesto, la Huelga de funcionarios pactada con el Gobierno no fue criticada prácticamente por ningún grupo o partido "izquierdista". En su mayoría, optaron por hacer el juego a los perros de presa del Régimen y apoyaron resueltamente la convocatoria; intentando, sin embargo, curarse en salud lanzando consignas acerca de una Huelga general total vacías de contenido en la praxis. CNT, anarcosindicalista y sección de la AIT en el Estado español, fue el único grupo que realmente se opuso a la convocatoria, condenándola de interesada y estéril. Aunque de escasa capacidad de movilización, su contenido programático parecía gozar de la seriedad necesaria de un grupo proletario revolucionario. Luego apoyó la convocatoria del 29-J en Euskal Herria y cayó todo por la borda. También el Sindicato de Estudiantes apoyó el 8-J y vino a poner de manifiesto, una vez más, su verdadera condición de agentes colaboracionistas de los sindicatos mayoritarios. Los trotskistas de EL MILITANTE, quienes controlan el Sindicato de Estudiantes, no dudaron en defender con uñas y sangre la convocatoria de CCOO-UGT y poner a disposición de la central sindical española todas sus fuerzas para continuar con una Huelga General y un plan de lucha obrero. Las declaraciones del Secretario general, Tohil Delgado, eran realmente clarificadoras, pues aún confían en un "viraje a la izquierda de Zapatero" o que la presión de las bases logre "hacer que la burocracia convoque Huelga general".
Lo que más nos debe de llamar la atención como estudiantes que somos es el hecho de que no dudaron en pretender arrastrarnos hacia una jornada de lucha fútil y servil a pesar de encontrarnos en mitad del periodo final de exámenes. No entendemos muy bien qué pretendían convocando a los estudiantes el 8 de junio, cuando la Selectividad estaba a punto de empezar o ya había empezado en muchas comunidades y los universitarios estábamos a una semana vista de los exámenes de junio. El frustrado Pacto de Educación, la subida de tasas o el Artículo 27[1] no fueron motivos suficientes como para llamarnos a intentar organizar una respuesta estudiantil seria y decidida. Tuvo que ser la burocracia a la que dicen combatir la que viniera a despertar en sus conciencias la necesidad de actuar y llamarnos a la lucha tras un año de postración y continuos ataques y engaños.
Es por todo ello que rechazamos resueltamente la convocatoria del 8 de junio en todos sus extremos. Ahora que la combatividad obrera empieza de nuevo a renacer, esta jornada de lucha convocadas desde arriba y sin ningún ánimo de tener una repercusión real no es expresión de la fuerza que los trabajadores y estudiantes vamos adquiriendo con el curso de los acontecimientos; sino justo al contrario son manifestaciones de nuestra debilidad, ya que dependemos de un llamamiento de las putas de lujo del capital absolutamente interesado y que no se corresponde a los verdaderos intereses del momento de la clase obrera. También rechazamos el papel adoptado por el resto de sindicatos y partidos políticos de "la izquierda", que como mansas ovejitas siguieron el camino marcado por el sindicato del patrón; aceptando, con mayor o menor reticencia, que la Huelga de funcionarios del 8 de junio era necesaria y hasta deseable.
No quiere decir esto que el Colectivo Revolucionario Espartaquista Estudiantil no defienda los derechos de los trabajadores en general, y las reivindicaciones de los funcionarios en particular; sino que las formas en las que las reivindicaciones fueron llevadas a la calle nos parecen oportunistas e interesadas. En vez de constituirse grupos de trabajo, asambleas y demás que permitiesen a los trabajadores responder de modo contundente a la declaración de guerra del Gobierno Zapatero; lo que vivimos fue indefensión, desconocimiento, delegacionismo y, finalmente, frustración; tanto del trabajador que vio perder un día de salario para que no sirviera de nada como de aquel que seguía trabajando mientras a su alrededor, los referentes del proletariado se daban un paseíllo triunfal y ensalzaban las loas de los perros de Zapatero Fernández Toxo y Cándido Méndez.
[1] El Artículo 27 fue una medida adoptada en el Reglamento General de la Universidad de Sevilla en el que se nos obligaba a matricularnos de todas aquellas asignaturas que tuviésemos suspensas de años anteriores. Si bien es cierto que la medida, planteada desde la perspectiva de la necesidad de una matriculación ordenada, era correcta; sus consecuencias no lo fueron tanto: matrículas con precios desorbitados, estudiantes que trabajaban que no podían compaginar su vida estudiante y laboral, y un largo etcétera. Aún estamos a la espera de escuchar lo que el Sindicato de Estudiantes tuviese que decir.
Como es sabido, estamos inmersos en un proceso continuo de ataques a nuestras condiciones de vida. Estos, llueven sobre mojado pues se suman a una violentísima degradación que se ha producido últimos dos años, caracterizada especialmente por una brutal explosión del desempleo. Los ataques se suceden sin descanso: en febrero se adoptaron las primeras medidas, entre otras la eliminación casi total de las prejubilaciones1; después ha venido la congelación de las pensiones y la bajada del 5% en el sueldo de los funcionarios; el 16 de junio han adoptado la 6ª Reforma Laboral desde 19842 que en la práctica reduce la indemnización por despido de 45 a 20 días por año trabajado y lo hace muy fácil a los empresarios; se anuncia el copago en la sanidad; sube el IVA en 2 puntos; sube el gas en un 6%; aplican nuevos impuestos sobre los míseros ahorros y; tras un amago de retirada, el Gobierno vuelve a la carga con el retraso de la edad de jubilación a los 67 años.
El calvario al que el "socialista" Zapatero somete a los trabajadores y a la gran mayoría de la población es el peor de toda la democracia y empieza a retrotraernos a las condiciones imperantes en los años 40 y 50, en lo más duro del franquismo. ¡Y este señorito tiene la cara dura de repetir, cual disco rayado, que "los derechos de los trabajadores van a ser preservados"! Zapatero sigue el método Goebbels: pretende, con una mentira repetida mil veces, tapar la verdad de un ataque despiadado.
No estamos ante un problema "made in Spain". Como subraya nuestra reciente hoja internacional3: la clase obrera es atacada en todos los países, en Alemania, Gran Bretaña, Francia, Holanda, Italia..., por no hablar de Grecia, Portugal, Irlanda, etc.
¿En qué situación de conciencia y combatividad pillan estos ataques a los trabajadores?
Está claro que la capacidad inmediata de respuesta de los trabajadores está muy por debajo de la gravedad de los ataques lanzados contra ellos. Sin embargo, hacer de esto una foto fija, sin comprender el pasado ni ver la dinámica hacia el futuro, constituye un serio error.
Tras los acontecimientos de 1989 -caída del Muro de Berlín y la enorme campaña anti-comunista que le siguió-, los trabajadores sufrieron un importante retroceso de su combatividad y su conciencia. Pero desde 2003 -luchas en Francia y Austria-, asistimos al comienzo de una recuperación y a partir de ahí la lucha obrera sigue una serie de etapas:
2004-2005: luchas minoritarias que expresan fuertes tendencias a la solidaridad (Alemania, metro de Nueva York, Seat de Barcelona)
2006: movimiento de los estudiantes en Francia y huelga de Vigo, que expresan tendencias a la masividad y la auto organización
2007-2008: huelgas masivas en Egipto y en Dubái; huelga minera en Perú; en enero-marzo de 2008 huelgas en 30 países; revuelta social en Grecia diciembre 2008
Es cierto que en 2008-9, cuando la primera etapa de la crisis actual provoca un violento electroshock, se produce una situación de miedo e intimidación que lleva una pasividad social (salvo luchas como Linsdey en Gran Bretaña).
Sin embargo, desde principios de 2010, las luchas vuelven tímidamente a relanzarse: Tekel en Turquía, numerosas luchas en Argelia y también en Grecia, Bahréin, China, Marruecos y Rumanía (en España es significativa la lucha de Vigo)4.
Estamos entrando en otra etapa de la lucha de clases, una etapa que podríamos denominar "de transición": si durante todo un tiempo han predominado el miedo y la parálisis, ahora empiezan a desarrollarse otros sentimientos: decepción, no solo porque no salimos de la crisis sino porque entramos en otra etapa peor; indignación, porque cuanto más se intensifica la crisis el polo minoritario de riqueza es más ostentoso mientras que el polo de pobreza es más mayoritario y lacerante, y porque se constata con amargura que "el peso de la crisis siempre cae sobre los de abajo". Estos sentimientos alimentan posturas más activas, de maduración de la combatividad, de reflexión, de búsqueda.
Ahora bien, no cabe esperar un estallido rápido y vertiginoso de las luchas obreras. En primer lugar porque -como veremos más adelante- la clase dominante está muy vigilante y desarrolla activamente una estrategia de sabotaje de las luchas. Pero en segundo lugar, hay 3 elementos generales de nuestra época que hacen más difícil y compleja la lucha obrera:
1º En los últimos 100 años, que caracterizamos como de decadencia del capitalismo5 se han profundizado y extendido hasta sus últimos límites las relaciones mercantiles y salariales; con ellas, la atomización, la competencia, el "cada uno a la suya" se agudizan hasta extremos jamás vistos en la historia.
2º La descomposición social e ideológica del capitalismo6, además de agudizar los rasgos arriba expuestos, acentúan una suerte de "pesimismo antropológico" que contamina a los propios trabajadores y que empuja a ideas tales como "el hombre es malo por naturaleza", a una crisis de confianza de la humanidad que se traduce por una desconfianza de los trabajadores en sus capacidades como clase.
3º El lastre ideológico de la contrarrevolución estalinista, aunque más atenuado que en 1968, sigue activo, avivando fuertemente el problema de la falta de confianza.
El mundo actual se enfrenta a la siguiente contradicción dialéctica:
-por un lado, el capitalismo en descomposición lleva a la aniquilación del bien más preciado de la humanidad, el arma que le permitió sobrevivir a las condiciones más extremas y a animales mucho más poderosos: la solidaridad, la confianza, en definitiva, su ser social. La atomización y el grado de desconfianza en el que viven la inmensa mayoría de los trabajadores actuales, produciría el mayor asombro a sus antepasados de principios del siglo XX. Pero...
-de otro lado, el proletariado representa la recomposición y expresión a un nivel superior de ese ser social. Sin embargo, estas capacidades no son innatas (no están en el genoma de cada trabajador considerado individualmente) sino que solamente viven como adquisiciones sociales conquistadas al precio de un duro combate.
La presencia de los factores antes descritos, requiere de una lucha mucho más obstinada y perseverante que en otras etapas de la historia de nuestra clase. La comprensión de ese conjunto de elementos es vital para tener plena conciencia del camino doloroso y difícil que habrá que recorrer hasta el estallido de las luchas masivas.
La ocupación del terreno social por parte de los sindicatos
La burguesía y sus gobernantes son conscientes de esos "talones de Aquiles" del proletariado y cuando lanza sus ataques los acompaña con un enorme dispositivo político-ideológico que tiene como fin hurgar en ellos. Una pieza clave de ese dispositivo es la ocupación sindical del terreno social.
Esto lo podemos ver, concretamente, analizando cómo han planteado en España los ataques contra los funcionarios y contra los jubilados.
Una vez anunciado el ataque, se estableció una cuidadosa distinción: excepto el Gobierno y el PSOE, todas las fuerzas políticas se han declarado en contra de la medida contra los jubilados pero a favor del ajuste a los funcionarios. Esto ha sido reforzado con encuestas, ad hoc, que vendrían a "demostrar" que la mayoría de ciudadanos están a favor de que se aplique el recorte a los funcionarios -considerados "vagos y privilegiados"- y en contra de la congelación de pensiones.
Se ha creado pues una división. División de doble filo: del resto de trabajadores frente a los funcionarios; y, viceversa, de los funcionarios que se han visto "solos frente a todos", sumergidos en una suerte de psicosis, rodeados de un espeso ambiente de "linchamiento social"; lo que cultiva en ellos sentimientos irracionales de "fortaleza asediada", reflejos aislacionistas, el virus corporativista. Los sindicatos han rematado la faena convocando a la huelga únicamente a los funcionarios.
Junto a la división, los sindicatos han concentrado sus baterías en provocar la máxima desconfianza de los obreros en sí mismos, en propagar el sentimiento de culpa. Han actuado de tal forma que la huelga resultara un fracaso: no han hecho ni una sola asamblea; la propaganda de la convocatoria ha sido mínima; sí en anteriores "huelgas generales"7 discutían los leoninos "servicios mínimos" impuestos por el Gobierno y reclamaban al menos que no se descontara dinero a los trabajadores, en estos han aceptado sin rechistar todo lo que han impuesto las autoridades. Por otra parte, las reuniones "informativas" eran deliberadamente rutinarias y sin dejar espacio siquiera para ruegos y preguntas.
La huelga se ha planteado como un acto individual, en el más puro estilo de la "huelga democrática". Cada trabajador tenía que "decidir", aislado en su rincón, si ir o no ir a la huelga y como prenda de su "responsabilidad cívica" comunicar al jefe su decisión para que le fueran descontando el dinero correspondiente en su salario. De la huelga lo que quedaba era: "irse a casa" y encerrarse en ella como individuo ciudadano.
Semejante planteamiento, típico del sindicalismo, ha sido acentuado hasta la caricatura. Se trata de la negación más escandalosa de lo que es la lucha obrera cuyos rasgos definitorios son la búsqueda de la unidad, la conjunción de fuerzas, el desarrollo del compañerismo, la acción colectiva... Todo eso ha sido sustituido por los "valores democráticos": individualismo, atomización, decisión como "acto de heroicidad individual" de "declararse en huelga", descuento del salario como contrapartida ciudadana al ejercicio del derecho de huelga...
Tal acentuación hasta la náusea de los rasgos desmovilizadores e inmovilizadores de la "huelga sindical" ha sido plenamente consciente. Los grandes gerifaltes sindicales -en descarada combinación con el Gobierno y la Patronal, apenas disimulada con la comedia de la "ruptura" de las conversaciones- buscaban agravar los sentimientos de pasividad, de parálisis, intentaban dificultar todo lo posible el desarrollo de las precondiciones que antes hablábamos de la lucha obrera: solidaridad, confianza en sus propias fuerzas...
El seguimiento de la huelga ha sido muy bajo: entre el 11 y el 15%. La prensa, la TV, los tertulianos radiofónicos, los partidos, han desatado una enorme campaña para "demostrar" que los trabajadores NO QUIEREN LUCHAR. Los sindicatos, que habían anunciado una "huelga general" como "respuesta" a la Reforma Laboral, se han apresurado a "reconsiderar" esa perspectiva dado "el fracaso de la huelga de funcionarios". Al final la han convocado para las calendas griegas del 29 de septiembre.
En segundo lugar, un sindicato descaradamente reaccionario y abiertamente corporativo -el CSIF- ha "roto relaciones con los sindicatos de clase" (CCOO-UGT) acusándolos de pretender "utilizar a los funcionarios como calentamiento de la huelga general". Se pretende con ello acentuar los sentimientos corporativos en los funcionarios, prolongar su aislamiento y su focalización victimista contra el resto de los trabajadores.
En tercer lugar, el PP ha lanzado una campaña demagógica contra las medidas del gobierno, erigiéndose a través de su número 2 (la superpija Señora De Cospedal) en defensora de los trabajadores y presentándose como "Partido de los Trabajadores" (el colmo de la comedia ha sido la acusación de "marxismo-leninismo" al PP por parte de la señora Fernández de la Vega). El objetivo va más allá de la captura de votos, tiene como fin avivar el desarraigo, las dudas, la desconfianza de los trabajadores en sí mismos, la pérdida de referencias propias.
Agrupamiento de minorías obreras contra la ocupación sindical
Si nos dejamos llevar por la imagen superficial que agigantan los medios llamados de "comunicación", este episodio habría demostrado "por enésima vez" que los trabajadores SON INCAPACES SIQUIERA DE SEGUIR LA MODERADA MOVILIZACION PROPUESTA POR LOS SINDICATOS. Sin embargo, tenemos que mirar por debajo de esa capa de plomo con la que nos agobia la ideología oficial.
Los trabajadores estaban empujados a un dilema cuyos dos términos son PEOR: o no hacer huelga, rumiando el malestar y cargados de sentimientos de culpa; o seguir pasivamente a los sindicatos tras algo que, hasta los sindicalistas más contumaces reconocían abiertamente, NO SERVIA PARA NADA.
Esto hacía difícil la lucha y abocaba a la expectativa y la parálisis. Sin embargo, hemos podido constatar algunas reacciones:
Muchos trabajadores hacían una crítica a los sindicatos: "nos están tomando el pelo", "lo que proponen no sirve para nada", "están vendidos"...
Muchos se preguntaban: ¿Por qué se limita la huelga únicamente a los funcionarios? ¿No se trata de problemas más generales?
¿Dónde va a acabar esto de la crisis? ¿Vendrá alguna vez la tan anunciada salida?
¿Por qué siempre somos los de abajo quienes pagamos la crisis? ¿Por qué los ricos no se ven afectados y viven hoy mejor que antes?
¿Qué podemos hacer? ¿Cómo habría que desarrollar una lucha de verdad?
Tres elementos se han podido desgajar:
1º En una serie de centros, donde no se hacía huelga, surgían reuniones espontáneas en las que se discutía sobre qué hacer, la actitud de los sindicatos,...
2º También se decidía acudir a las manifestaciones convocadas. El seguimiento de éstas ha sido bastante superior al de la huelga
3º El clima social es más combativo: últimamente hemos visto: luchas en Correos por toda España; en Auto Res -empresa de autobuses de alcance nacional- movilización contra 14 despidos; en La Línea (Andalucía) frente a despidos en la construcción; en Asturiana del Zinc frente a la negativa de la empresa a admitir reivindicaciones salariales....
Una muestra de la situación y de la estafa sindical es lo ocurrido en el Metro de Madrid. El 8 de junio los sindicatos no convocaron arguyendo que no estaban afectados por la reducción del 5%. A los pocos días el gobierno regional aplicaba dicho recorte. La indignación de los trabajadores es tal que imponen una asamblea donde acuden 600 la cual ha decidido la huelga para el 28 al 30 de junio. Los sindicatos, en una de sus habituales volteretas, se ponen "de parte de los trabajadores" y culpan de todo a la presidenta regional, del PP.
Vemos pues que ante la ocupación sindical del terreno social hay tentativas obreras, minoritarias, de tomar iniciativas. Las apoyamos con todas nuestras fuerzas proponiendo:
1º La realización de Asambleas Abiertas. Para romper la atomización, el individualismo, el "cada uno a la suya" que vomita esta sociedad y que reproducen los sindicatos con sus "propuestas de movilización" hemos de desarrollar Asambleas donde aprendamos a unirnos, a construirnos como colectivo, a ver que nuestra fuerza está en que cada cual aporta lo mejor de sí mismo y los demás le hacen fuerte.
2º Recordar las experiencias de la clase; demostrar, con análisis ponderados y argumentados, que la clase puede unirse incluso en las condiciones más difíciles.
3º Animar al agrupamiento de minorías obreras. Los trabajadores que están dispuestos a:
romper con la atomización y la pasividad, buscar la unión, la solidaridad, el debate
zafarse del dilema impuesto por los sindicatos de "no hacer nada o hacer algo que no sirve para nada"
discutir sobre cómo luchar, cuál es realmente la situación
proponer iniciativas de lucha entre sus compañeros: hoja para difundir, encuentros de los más decididos, contactar con otros,...
deben reunirse en comités de lucha, grupos de acción, el nombre es lo de menos, lo importante es romper la pasividad, la duda y el finalmente no hacer nada.
Hay ejemplos recientes: a nivel internacional, trabajadores de diferentes sectores en Turquía se han unido en torno a los trabajadores de Tekel (ver nota 3) para formar un Comité de Trabajadores en Lucha. En España estamos viendo la aparición de blogs de trabajadores en lucha o que apoyan a compañeros en huelga, afectados por despidos etc.
Perspectivas
En esta primera etapa de los planes de austeridad, la burguesía adopta toda clase de disposiciones políticas, sindicales e ideológicas para debilitar al máximo la respuesta obrera. Los obreros tienen que combatir en unas condiciones inmediatamente muy difíciles:
Porque están todavía en una etapa de transición
Por la campaña agobiante contra la confianza en ellos mismos y contra el desarrollo de una verdadera solidaridad
Por la ocupación gigantesca del terreno social por medio de los sindicatos
En tales condiciones es difícil el desarrollo de una lucha obrera significativa. Lo hemos visto en Grecia: mientras en diciembre de 2008 estalló un descontento masivo, las luchas se hayan sometidas ahora a la camisa de fuerza sindical -con su panoplia de ¡10 huelgas generales!
Sin embargo esta etapa, donde el dominio de la burguesía y su control de la situación social aparecen imponentes y agobiantes, contiene en el subsuelo social importantes elementos que van socavando ese dominio. Si los trabajadores luchan, reflexionan, se confrontan una y otra vez contra el muro sindical, promueven iniciativas aunque sean minoritarias, buscan por aquí y por allá romper la atomización y la pasividad, cultivan la solidaridad, el debate,... todo ese esfuerzo irá forjando lenta y penosamente un medio ambiente favorable a su combate de clase. Ese esfuerzo, en condiciones difíciles, proporcionará los cimientos para el surgimiento de luchas genuinas que marquen un avance de la lucha obrera. La experiencia, el descontento, las tentativas de solidaridad y agrupamiento, la conciencia más clara de la situación, la intervención decidida de los comunistas y de otras minorías internacionalistas, etc., todo ello puede que cristalice en movimientos donde se verá una mayor capacidad de la clase obrera, una fuerza, una presencia social. El hoy enano David de la lucha obrera, frente al temible Goliat del Estado Capitalista, empezará a tener la dimensión que hoy se nos antoja imposible.
Acción Proletaria 25-6-10
1 Conviene señalar que estas en su día constituyeron un grave ataque pues abocaban a que un trabajador de 50-55 años se viera obligado a subsistir con unos ingresos "puente" hasta la jubilación definitiva extremadamente bajos (entre 600 y 800 € según los casos). Todo eso que fue una medida de transición para hacer tragar los despidos desaparece ahora pues el trabajador en edades sensibles (de 50 en adelante) ya no le queda ni esa miseria, se ve obligado a aceptar una indemnización rebajada (los 20 días) y un subsidio de paro devaluado (420 €).
2 5 de ellas elaboradas por Gobiernos del PSOE y 4 de ellas abiertamente pactadas con los sindicatos
3 Ver /cci-online/201006/2883/frente-a-las-curas-de-austeridad-respondamos-con-la-lucha [121]
4 Ver, entre otros, La lucha de los trabajadores en Grecia frente a una brutal austeridad -https://es.internationalism.org/node/2781 [122] , Solidaridad con la huelga de los trabajadores de Tekel en Turquía (/cci-online/201002/2778/solidaridad-con-la-huelga-de-los-trabajadores-de-tekel-turquia [123] ); Somos una clase, tenemos el mismo combate (https://es.internationalism.org/node/2835 [124] ); Vigo: acción conjunta de desempleados y trabajadores del Naval (https://es.internationalism.org/node/2770 [57] ).
5 Ver en nuestra Web la serie Comprender la decadencia del capitalismo, https://es.internationalism.org/series/227 [125]
6 Ver Tesis sobre la Descomposición en Revista Internacional nº 62 /revista-internacional/200510/223/la-descomposicion-fase-ultima-de-la-decadencia-del-capitalismo [13]
7 Las de 2002, 1994 y 1988.
Como lo dice el GSL, los medios de la burguesía se desgañitan tratando de "demostrar" la culpabilidad de las lluvias, sin embargo, esconden lo fundamental: el hecho de que los estragos devastadores son responsabilidad directa y completa de la burguesía que ha ido abandonando por décadas la infraestructura de ciudades y pueblos por el costo que representan, es decir, para no perjudicar sus niveles de ganancia no importándoles en lo más mínimo el bienestar y la seguridad de la población, en particular la inmensa mayoría de los explotados que son los que siempre resultan más perjudicados.
El ejemplo de Monterrey es ilustrativo. El desarrollo capitalista ha orillado por años a miles de trabajadores a vivir en lugares poco adecuados y además peligrosos dada su incapacidad para adquirir viviendas de buena calidad. En esta ciudad, además, la irresponsabilidad criminal de la burguesía aparte de consentir el asentamiento urbano en zonas de alto riesgo por razones de ahorro y de proselitismo político (los partidos de todos los colores han liderado por años las llamadas invasiones urbanas en este tipo de áreas), también se ha negado a construir diques adecuados para proteger la vida humana. Así ha pasado también en Tabasco, en Chalco Estado de México, etc., donde estos dramas se viven frecuentemente y tienen la misma causa: la supervivencia del capitalismo.
La causa principal de la devastación por los fenómenos naturales es el capitalismo
Muchas familias del estado de Nuevo León y Tamaulipas, principalmente, ahora han quedado en las ruinas. Las casas que poseían y las pocas pertenencias que tenían para su existencia, han sido arrasadas por el tan conocido y catastrófico fenómeno natural Alex1.
A estas alturas, sin embargo, en donde diversos fenómenos naturales han sucedido en todo el mundo, como el terremoto en Haití, en Chile y justamente en otros estados de México, es necesario preguntarnos: ¿la catástrofe que afecta nuestras condiciones de existencia es realmente producto de los fenómenos naturales?
En la sociedad capitalista la vida gira en función del lucro y la ganancia. Esto es así porque las mismas condiciones económicas son desarrolladas para acrecentar, a todo lugar, las ganancias de la burguesía.
Al proletariado lo que le queda es la ruina y la peor carga de las desgracias de la naturaleza; a él el sistema capitalista le impone la paga de los platos rotos que ha tirado el capital al suelo.
A pesar de que en la Tierra los fenómenos naturales no son pocos, no son a ellos a quienes debe culparse por la miseria que dejan tras su rastro. La situación que vive el proletariado bajo el sistema capitalista está en constante fluctuación de caída: los sueldos bajan, los alimentos y productos necesarios para la vida ven un aumento considerablemente alto en su costo; las jornadas de trabajo acrecientan cuantiosamente y la fuerza en el trabajo empleada es aún mayor debido a que la ganancia de la burguesía pesa sobre nuestros hombros; la pobreza va en línea ascendente, y quienes se ven obligados a hacer otro tipo de actividades para subsistir también se ven grandemente afectados.
Considerablemente ha crecido el desempleo, pese a que la burguesía se galardone por los medios de comunicación -que están, sin duda, al servicio de las necesidades de su clase- de sus «maniobras» para salvar «la economía nacional» y el «bolsillo de los que menos tienen». La realidad, sin embargo, es contraria.
Por eso, aún existiendo fenómenos naturales constantes por la misma condición de la naturaleza, nuestra situación de desgracia continua no es debido, principalmente, a tal o cual acto que ha propiciado un fenómeno natural, sino las condiciones que son impuestas bajo el capitalismo.
Al proletariado no le queda más que una salida a esta catastrófica situación impuesta por el capitalismo y acrecentada por los fenómenos naturales: luchar por la defensa de nuestra vida, por el desarrollo integral de nuestras capacidades, y por una sociedad sin clases sociales, o marchemos a la creciente barbarie capitalista de destrucción, pobreza, explotación y opresión.
¡A la lucha, proletarios!
¡Nuestra emancipación será obra de nosotros mismos!
¡Organicémonos por la defensa de nuestras condiciones de vida, opuestas a las necesidades del Estado y del Capital!
7 de julio del 2010.
Grupo Socialista Libertario.
1 Fenómeno meteorológico que sacudió la parte noreste de México.
El tratamiento que se ha dado al campeonato mundial de futbol durante más de un mes ha consistido en despertar y estimular las pasiones más insanas, entre ellas el patriotismo agresivo jaleado por todos los medios. En realidad no ha sido un campeonato del mundo de futbol, sino una serie de confrontaciones nacionalistas que ha desnaturalizado de principio a fin lo que es un deporte colectivo, en si noble, como es el futbol, objeto de toda clase de manipulaciones y negocios turbios en los que se sustentan. No hemos asistido a una lucha entre equipos sino entre naciones, para ser más exactos entre Estados, que han encontrado en este deporte una manera, aunque sea efímera en sus manifestaciones, de cohesionar a la población en torno a "su" patria, olvidando las divisiones de clase que en última instancia determinan la vida de cada cual: o perteneces a la minoría privilegiada y explotadora o perteneces a la gran mayoría cada vez más empobrecida.
El futbol de club y de las selecciones nacionales, está sujeto a una política de manejos económicos, mafiosos y de influencias políticas de gran calado, como ejemplo señalar que multinacionales como Coca-cola, Sony, McDonald´s patrocinaban a jugadores de elite como Rooney, Kaka, Ribéry, respectivamente, esto a título de ejemplo; en el caso de España una corporación tan poderosa como El Corte Inglés, patrocinaba al jugador Fernando Torres.
Desde aquí denunciamos con todas nuestras fuerzas el repugnante silencio cómplice de los medios de comunicación de todos los colores, acallando la muerte de casi cien personas que veían el partido en la capital de Uganda, Kampala, víctimas de un atentado, y por las que nadie ha pedido ni un segundo de silencio, a fin de evitar que los fastos chovinistas no se deslucieran ¡malditos seáis todos!
De la misma manera, el triunfalismo sobre el Mundial ha hecho pasar desapercibido un informe de Caritas sobre el aumento espectacular de la pobreza en España. Según este informe y por citar solamente un par de cifras el número de pobres ha pasado de 8 millones en 2007 a 9 millones en 2009 (un 22,7% de la población total, casi la cuarta parte) mientras que lo más escalofriante es el aumento de lo que se llama la pobreza severa (ingresos anuales inferiores a 3000 €) en la cual entre 2007 y 2009 han caído 2 millones de personas.
Los revolucionarios alzamos nuestra voz contra este ruido ensordecedor hábilmente utilizado por Capital y Estado para ocultar la dura y cruel realidad que nos afecta.
Cuando el campeonato de Europa de 2008, que ganó el Estado español, tomamos posición contra la inmunda ola de integrismo patriotero con un artículo que titulamos "pan y circo" que nos parece que sigue estando vigente y que a continuación reproducimos.
CAMPEONATO DE EUROPA DE FUTBOL: PANEM ET CIRCENSES
"Pan y circo". Con esta frase definía Juvenal[1] la manera (reparto de trigo y acceso a los espectáculos circenses, gratuitos) con la que, en la decadencia del Imperio romano, los emperadores distraían al pueblo de Roma, a fin de mantenerlo adormecido y evitar que fiscalizara sus excesos.
Después de dos milenios, tal vez lo más apropiado, adaptándolo a un lenguaje más de hoy y a lo que es el tema de este comentario, sería decir: "Futbol y Pizzas". Lo demás tiene total actualidad.
En este caso no se trata solo de una ciudad y de su imperio circundante, hoy algo irrisorio si se compara con la extensión territorial del imperio mundial del capital y la capacidad mediática de éste, que en nuestros tiempos alcanza al mundo entero sobre todo cuando de lo que trata es de ocultar su crisis, su barbarie y su decadencia.
Con el triunfo de la selección española en la Eurocopa de naciones hemos asistido por unos días a una matraca insistente de manifestaciones ideológicas y de manejo propagandístico de los sentimientos más insanos que suele utilizar la burguesía: el del patrioterismo más aborrecible y el del triunfalismo más ilusorio; alentados ambos por el gobierno socialista y por todo el aparato del estado español en su conjunto, desde la leal Oposición del insípido Rajoy hasta los sindicatos y las puyas de los dirigentes nacionalistas periféricos; con el único objetivo de encubrir el miserable día a día de la población en general y particularmente de la clase obrera.
Dieciocho millones de personas siguieron por Televisión, además de los que lo hicieron por Radio, "la Final" entre Alemania y España. Los Medios españoles más que comentar el acontecimiento deportivo, empleaban un repugnante lenguaje nacionalista e incitaban al público con el eslogan "A por ellos..." como si de una guerra, en lugar de un partido de futbol, se tratara y acababan animándolo con el Himno nacional. Faltó, cosa rara, el "Suspiros de España".
No había ninguna diferencia con la Final de Copa -que ganó la selección española- en el Bernabéu en 1964: la emoción del Caudillo Franco no se diferenció en nada de la euforia de todos los partidos políticos -incluido el "alternativo" Llamazares- encabezados por el presidente Rodríguez Zapatero ("ZP") -si acaso la superaban. Éste último, en el informativo de Tele-5 del 1 de julio dijo literalmente, en el palacio de la Zarzuela ante el rey y la Selección, que "los españoles estamos satisfechos y unidos junto a nuestra bandera". Más claro imposible, sobre lo que en realidad venía a decir con su mensaje: "españoles todos: olvidad las dificultades diarias, estamos todos unidos bajo la misma bandera, la patria común es lo más importante. Pobres y ricos, abrazaos bajo el manto de nuestra insignia nacional. Olvidaos de las penalidades diarias, de llegar a final de mes sin deudas, del Euribor, de la inflación galopante y de los salarios de miseria, de la hipoteca impagable. De las duras condiciones de vida y trabajo, de la explotación diaria y la inseguridad futura.... Todos unidos tras la defensa del interés nacional. Unidos bajo un solo estandarte, el de la "Roja y Gualda" por nuestro triunfo y la derrota del enemigo exterior".
El tratamiento dado al campeonato de futbol ha sido el de enfrentar españoles contra rusos, italianos, alemanes,...,; hacerse sentir confrontadas unas poblaciones contra otras. Se ha utilizado el lenguaje televisivo para exacerbar los sentimientos más venenosos y criminales; aquellos que utiliza la burguesía para enfrentar a un bloque nacional con otro; a base de alegatos agresivos y nacionalistas; casi como si de una guerra imperialista se tratara, con la diferencia de que en lugar de utilizar tropas militares se ha usado una selección de jóvenes futbolistas, azuzada por el medio de la TV y la Radiodifusión.
Puede que La Eurocopa sea durante unos días el "Balón de oxígeno" que haga olvidar durante cierto tiempo los graves problemas a los que se enfrentan la clase obrera y los propios capitalistas; pero los hechos son testarudos y volverán tal cual a la realidad inmediata de una vida insoportable.
La burguesía española con su gobierno socialista a la cabeza no ha tenido inconveniente en utilizar este Campeonato para hacer de un evento deportivo un plataforma de manipulación ideológica y agitación nacionalista, igual que fue capaz de manipular el execrable atentado del 11 de marzo del 2004 para decirnos que todos somos ciudadanos, que todos tenemos los mismos derechos (del grado de su fortuna y del lugar que ocupa en la realidad social desde luego que nada dicen), que todos somos españoles y que la nación está por encima de las clases sociales; que el "triunfo de España en la Eurocopa" es un triunfo histórico y que de los verdaderos problemas... ¡en fin, ya veremos! Pues la crisis es cada vez más clara, los ataques serán cada vez más duros y sobre todo la precariedad laboral, los bajos salarios, la inflación galopante habría que relativizarlos porque los españoles son ya ¡Campeones de Europa!
No hay que olvidar que de manera análoga, aunque en otra situación, las olimpiadas chinas se van a utilizar para infiltrar en las masas el veneno nacionalista y el triunfalismo de los vencedores y de los organizadores; no solo con grandes inauguraciones y actos propagandísticos de las excelencias de la "naciente China, locomotora del mundo" sino con los propios acontecimientos deportivos.
Prórroga y reflexión
El fútbol no sólo es una de las muchas religiones que han ganado y continúan ganando espacio en un mundo en descomposición, es un gran negocio multinacional con una ideología propia no exenta de connotaciones económicas y políticas claramente destructivas; un deporte-industria inserto en una cloaca mafiosa e impregnado de un nauseabundo aderezo localista y nacionalista. Lo que lo sitúa a años luz de la verdadera práctica del deporte, del disfrute del cuerpo y del logro de la satisfacción que supone juntarse para "echar un partido", charlar, tomar unas cervezas, hablar de la situación, hacer planes con los amigos y los compañeros,....
CCI 8-7-08
[1] Escritor satírico romano que vivió el comienzo de la decadencia del Imperio Romano, siglos I y II después de Cristo.
Agradecemos profundamente esta colaboración y animamos a proseguirla. Todos sabemos que los medios de información no son neutrales y sirven desvergonzadamente a sus amos: el Estado y el Capital, ejerciendo unas veces una censura total sobre las luchas obreras en especial sobre aquellas que muestran tendencias interesantes de solidaridad, auto-organización, combatividad etc., y otras veces organizando escandalosas campañas de calumnia como se ha visto recientemente con la huelga del Metro de Madrid. Por ello es de la mayor importancia que al menos, minorías avanzadas de la clase realicen una labor de información rápida sobre luchas obreras[1].
No se trata de "darse ánimos" resaltando solamente lo positivo. La clase obrera no necesita palmaditas en la espalda. Lo que necesitamos son informaciones veraces con análisis donde no haya miedo a expresar las debilidades, los obstáculos y las dificultades.
Entrando ya en el conflicto mismo de Panamá quisiéramos resaltar que a pesar de las debilidades y limitaciones todavía muy grandes que hoy tienen las luchas obreras, vemos sin embargo, un elemento muy positivo: las luchas se dan con mayor o menor coincidencia tanto en los llamados países "ricos" (Gran Bretaña, Grecia, Francia, China, España...) como en los denominados países "pobres" (Rumania, Panamá, Bangla Desh, India...), es decir, se hace posible -aunque habrá que vencer enormes obstáculos para alcanzarla plenamente- la unidad internacional del proletariado, rompiendo las divisiones entre obreros de países "ricos" y países "pobres", que tanto han utilizado las clases dominantes.
La huelga estalló a partir del 1 de julio en la provincia bananera de Bocas de Toro, limítrofe con Costa Rica. Sus motivaciones eran por una parte, el reclamo de los salarios pendientes y, por otro lado, el problema político planteado por la nueva Ley promovida por el Gobierno Martinelli, llamada Ley 30, la cual « restringe el derecho de huelga y las negociaciones colectivas, habilita la contratación de "rompehuelgas" y da inmunidad a la policía, otorgándole fueros por encima de la Constitución panameña»[2]. Esta Ley incluye igualmente artículos que anulan el descuento automático de las cuotas sindicales por parte de los patronos. Además, se acompaña de medidas represivas tales como la legalización del chivatazo y el soploneo porque un decreto del ministerio de la Seguridad Pública establece la figura del "agente encubierto" que tiene manos libres para espiar y acusar a quien "realice actividades contra la Seguridad Nacional, los bienes del Estado, la convivencia social, es decir, cualquiera puede ser denunciado".
La agitación provocada por estas medidas hizo que más de 10000 personas se manifestaran el 29 de junio en ciudad de Panamá. Pero pronto la combatividad de los obreros bananeros ocupó el primer plano de la situación social. La huelga se extendió rápidamente a toda la provincia. "Más de cuarenta piquetes bloquearon desde el 1º de julio los veinte puntos de acceso a Bocas del Toro, recogiendo una enorme adhesión popular, Grupos de indígenas de todas las fincas de la zona se sumaron rápidamente a la lucha iniciada por el sindicato de bananeros, sumándose a los retenes organizados por los trabajadores y a la ocupación del aeropuerto, que se bloqueó completamente". Los trabajadores se reunieron en la entrada de las principales poblaciones de la provincia desde los que partían en manifestación pidiendo a todo el mundo unirse a la lucha. Estas acciones encontraron un rápido eco puesto que la solidaridad de la población se hizo patente con manifestaciones y concentraciones diarias de apoyo. Ante los ataques policiales de un ensañamiento brutal, se levantaron barricadas tanto en avenidas urbanas como en carreteras rurales. Pese a las presiones de las autoridades los padres decidieron no enviar a sus hijos a la escuela y del mismo modo los estudiantes de secundaria se solidarizaron con la lucha siendo total la paralización de los centros educativos.
«Además de los grupos indígenas y de los vecinos, a la huelga de los bananeros, rápidamente, se unió la de los maestros y los trabajadores de la construcción que trabajan en la ampliación del canal de Panamá, que enfrentan un recorte de sus salarios y despidos de los principales dirigentes obreros. Del mismo modo se manifestaron los estudiantes de la Universidad de Panamá, que cerraron la vía Transísmica en apoyo a la lucha de los bananeros y contra la Ley 30, debiendo enfrentar también una brutal represión que concluyó con la detención de 157 estudiantes del Colegio Artes y Oficios que participaban del cierre de la vía Transístmica junto a estudiantes de la Universidad de Panamá».
El gobierno descargó una salvaje represión. Especialmente bárbara fue en la ciudad de Changuinola, centro de la huelga bananera. Según diferentes fuentes hubo hasta 6 muertos y cientos de heridos, víctimas de los disparos del cuerpo anti-motines directamente enviado por el Presidente de la República. Se emplearon perdigones que provocaron graves daños en la vista de numerosos manifestantes. Según un testimonio «Niños murieron asfixiados por causa de los gases lacrimógenos lanzados contra áreas residenciales. Murieron por problemas respiratorios, dicen las autoridades, y no los registran como víctimas de la brutalidad policial», lo que elevaría aún más el número de muertos. Otro testimonio incide en que «La Policía sacó a heridos de casas y hospitales para llevárselos presos. Sin orden judicial alguna, efectuaron allanamientos a residencias y hasta a la Casa Cural y realizaron arrestos. Torturaron, golpearon, humillaron, insultaron...»
Los sindicatos apuñalan por la espalda a los trabajadores
Ante esta brutal represión, los jefes sindicales ofrecieron inmediatamente su ramo de olivo al gobierno. El 11 se iniciaron conversaciones entre delegados gubernamentales y el sindicato convocante, SITRAIBANA[3]. Este desconvocó la huelga gracias a un acuerdo ¡DONDE LO ÚNICO CONSEGUIDO ES QUE SE RETIRABAN LOS ARTICULOS DE LA LEY 30 QUE SUPRIMÍAN EL COBRO PATRONAL DE LAS CUOTAS DE AFILIACIÓN A LOS SINDICATOS! ¡El sindicato fue A LA SUYA y se olvidó descaradamente de las reivindicaciones obreras y de la brutalidad de la Ley 30!
Hubo sectores de trabajadores que rechazaron volver al trabajo y se mantuvieron en huelga hasta el 14 de julio, las manifestaciones diarias de toda la población no fueron desconvocadas y el 18 de julio hubo manifestaciones en todo el país en señal de duelo con los trabajadores asesinados.
Para calmar los ánimos "Martinelli y su comitiva asistieron a Bocas del Toro como si todavía estuvieran en campaña electoral, haciendo regalos, falsas promesas y fingidas disculpas, sin reconocer la magnitud de la responsabilidad que como Gobierno tiene en esta masacre contra el pueblo. Los medios tampoco difundieron las numerosas muestras de rechazo de valientes bocatoreños a lo que fue, sin duda alguna, una ofensa a la dignidad del pueblo".
También, el presidente organizó una "Comisión de Investigación", compuesta por delegados gubernamentales, patronales, eclesiásticos y sindicales, para "investigar los hechos ocurridos en la provincia de Bocas del Toro, entre el 5 y 13 de julio de 2010" y una Mesa de Concertación para "analizar las condiciones laborales de los trabajadores de la banana" que como dice uno de los mensajes recibidos "es una comisión de yo con yo".
Combinando el palo con la zanahoria, una represión feroz con shows de diálogo y acción parlamentaria, la burguesía panameña parece que ha logrado salirse con la suya, endureciendo y degradando las condiciones de vida obrera y reforzando la represión y la arbitrariedad patronal. Sindicatos disidentes han prometido la celebración de una "huelga general" a la que no han puesto fecha determinada.
Algunas enseñanzas
El control sindical de la lucha acaba poniendo a los trabajadores a los pies de los caballos. Al principio, el SITRAIBANA se mostró muy combativo y todas las organizaciones de izquierda y sindicales lo exaltaban como un "ejemplo". Este "aval radical" permitió a sus líderes dar un viraje de 180º y pactar con el gobierno un "acuerdo" que acabó desmovilizando a los trabajadores pese a las resistencias que se manifestaron. Esto nos muestra que los trabajadores, afiliados o no afiliados, necesitan controlar colectivamente su lucha arrancándola de las manos tramposas de los sindicatos, Asambleas masivas abiertas a los demás trabajadores que lleven cotidianamente el seguimiento de la lucha, las negociaciones, las medidas de acción etc., son vitales para que la solidaridad, el compañerismo, la fuerza colectiva, el heroísmo y la conciencia que se generan en la lucha no se vean malgastados y echados a perder provocando desilusión y desmoralización.
Al mismo tiempo en esta lucha ha tenido mucha presencia, desviándola de una auténtica y autónoma fuerza proletaria, el hecho de que la provincia de Bocas de Toro es uno de los territorios más relegados del país, con numerosas tribus indígenas oprimidas y empobrecidas. La huelga ha sido la señal para una importante expresión de descontento. Esto es positivo si el proletariado logra canalizarlo hacia su propio terreno de clase contra el Capital y el Estado. Es sin embargo, negativo y debilita tanto al proletariado como la liberación de esas capas sociales, si -como ha sucedido en esta lucha- lo que domina es una movilización interclasista por "el restablecimiento de las libertades democráticas conculcadas por la Ley 30", "la demanda de implementación por el gobierno central de inversiones en la provincia abandonada", "el reconocimiento de los derechos ancestrales de los pueblos indígenas"...
Cuando la lucha cae en ese terreno popular e interclasista EL UNICO QUE GANA ES EL CAPITAL. Este jamás presenta sus intereses como lo que son -intereses egoístas en detrimento de la gran mayoría- sino que siempre los envuelve en los ropajes engaños del pueblo, la ciudadanía, los derechos sociales y demás palabrería vacía. Con estas trampas hace que el proletariado pierda su identidad y autonomía de clase y de esa manera consigue derrotarlo tanto a él como al conjunto de la población oprimida.
CCI 27-7-10
[1] En el Foro ESPAREVOL hay una meritoria labor de recopilación de noticias y comunicados sobre luchas obreras que saludamos calurosamente. Ver https://esparevol.forumotion.net/noticias-informaciones-y-comunicados-ob... [127]
[2] Las citas que se exponen proceden de informaciones recibidas de diferentes compañeros.
[3] SITRAIBANA: Sindicato de Trabajadores de la Industria Bananera.
Sirvan estas líneas para expresar la más calurosa y fraternal solidaridad con los trabajadores del Metro de Madrid.
En primer lugar porque ejemplifican que la lucha masiva y decidida es la única respuesta que cabe a los explotados contra los ataques criminales que quieren imponernos los explotadores. En este caso un recorte salarial del 5%. Un hachazo anti -obrero que es además, incluso desde el propio punto de vista de la legalidad burguesa, completamente ilegal, pues supone una violación unilateral de un convenio colectivo firmado con anterioridad. ¡Y aún se atreven a tildar a los obreros del metro de "delincuentes"!.
Pero solidaridad también contra la campaña de difamación y de tentativa de "linchamiento social" de estos compañeros. Campaña que ha sido, desde luego, lanzada por los políticos y los medios de comunicación de la derecha más rancia que ha presentado a los huelguistas como peones de una campaña del PSOE contra la "lideresa" del PP (Esperanza Aguirre), y que ha reclamado con toda su rabia - y toda su bilis - : "¡Sanciones!", "¡Despidos!". No olvidemos, sin embargo, la destacada colaboración de la Izquierda a esta campaña de aislamiento y desprestigio de los trabajadores. Si la mismísima Aguirre o Rajoy reivindicaban firmeza y mano dura contra esos "vándalos", el ministro de Fomento ofrecía una movilización masiva de otros medios de transporte para "reventar" la huelga, y el ministro de Interior ponía a disposición de Aguirre, ¡hasta 4500 policías! En cuanto a los medios de comunicación, de "izquierdas", si bien con menos odio y sí con más hipocresía, han reforzado la idea de "una huelga con rehenes" como titulaba El País el 30 de Junio. Entre Esperanza Aguirre y una lucha obrera contra las exigencias de los explotadores, estos lacayos - dizque "rojos" - del sistema capitalista, saben de sobra qué deben elegir,...
Lo que les ha indignado a todos ellos no han sido las "molestias" ocasionadas a los usuarios. Baste ver las condiciones en las que han de viajar esos usuarios en días "normales" y el creciente caos que cada vez más sufrimos los "ciudadanos", como consecuencia del cada vez mayor descuido de las infraestructuras incluidas, en muy destacado lugar, las del transporte público. Tampoco les irrita especialmente, las pérdidas ocasionadas a las empresas por los retrasos o las inasistencias de sus empleados. ¡Se necesita tener caradura para acusar a los huelguistas del metro de Madrid de atentar contra el "derecho al trabajo" cuando el capital español ha privado de ese "derecho" a casi cinco millones de proletarios!
No. Lo que de verdad les molesta y les preocupa de la lucha de los trabajadores del metro de Madrid, es precisamente eso, que haya estallado la lucha; que los trabajadores no hayan aceptado resignados los sacrificios y los ataques que nos llueven desde todos los lados; y que para tratar de hacer retroceder las imposiciones de la empresa, los obreros no se han conformado con un pataleo estéril como el de la Huelga de los Funcionarios del 8 de Junio[1], sino a un ejemplo de unidad y determinación. Como reconocía la editorial de El País antes mencionada: «El comité de empresa alega que existía un convenio en vigor hasta 2012 que la decisión de la Comunidad de Madrid rompe unilateralmente. Pero también lo tenían los funcionarios [y ellos se han conformado con la patochada del 8-J, parece que le falta decir]. Es posible que haya faltado una explicación más pedagógica de la gravedad de una situación que obligaba a estos sacrificios a cambio de la seguridad en el empleo [¡para que luego tachen a los huelguistas de chantajistas!], y mayor claridad para explicar cómo encajar la reducción salarial del 5% con la garantía posterior de mantenimiento del poder adquisitivo,...».
Como expresión de esa respuesta de clase de los trabajadores, la lucha de los compañeros del metro de Madrid está llena de enseñanzas válidas para todos los obreros. Hoy la lucha ha entrado en una especie de paréntesis y es difícil prever cómo va a evolucionar, por lo que aún es pronto para hacer un balance exhaustivo de todas estas lecciones. Pero hay algunas que son especialmente llamativas:
Las asambleas: corazón y cerebro de la lucha obrera.
Una de las características de la lucha de los compañeros del Metro de Madrid ha sido la de apoyarse en asambleas verdaderamente multitudinarias. Si ya en la del 29 de Junio cuando se decidió la no aceptación de los servicios mínimos, mucha gente no pudo entrar en la sala, cuando el día 30 arreció aún más la campaña de desprestigio de la lucha, la asistencia aún superó la del día anterior. ¿El motivo? Como respondieron los propios trabajadores del metro: «Para demostrar que estamos unidos como una piña».
Mediante esas asambleas se han tratado de evitar muchas de las triquiñuelas habituales de los sindicatos. Por ejemplo la dispersión y la confusión de las convocatorias. Por eso aunque estaba previsto que a partir del 1 de Julio, sólo un sindicato (Solidaridad Obrera) mantenía la convocatoria de huelga total, la plantilla se ha guiado por la decisión de la asamblea del 30 de Junio de aplicar los servicios mínimos el 1 y 2 de julio. También la asamblea ha reconducido el radicalismo verbal del anterior portavoz del Comité, cuyas declaraciones ("Vamos a reventar Madrid") servían más bien a los enemigos de la lucha para su campaña de difamación y de aislamiento de los trabajadores del Metro.
Pero las asambleas no han servido sólo para atemperar exaltaciones o para tratar de evitar caer en las provocaciones. Han servido sobre todo para infundir coraje y determinación a todos los compañeros, y calibrar así el verdadero estado de la combatividad de la plantilla. Así por ejemplo, en lugar de las usuales votaciones secretas e individuales de los referéndums sindicales, la huelga del metro se ha decidido y organizado con votaciones a mano alzadas, en la que la determinación de los demás compañeros ha servido para impulsar a los más indecisos. Por mucho que la prensa haya querido airear el fantasma de unos obreros del metro "coaccionados" por los piquetes, saben positivamente que lo que ha animado a los obreros a sumarse a los paros ha sido una decisión consciente y voluntaria, fruto de una discusión abierta y franca en la que se han podido exponer temores y también razones para la lucha. En una de las páginas que ha servido para manifestar la solidaridad con esta huelga (usuariossolidarios.wordpress.com [129]) una joven trabajadora del metro afirmó francamente que acudía a la asamblea del 29 de Junio: «para perder el miedo a la lucha».
La trampa de los "servicios mínimos".
En el caso de la huelga del metro, lo que ha servido de plataforma para bombardear a los huelguistas e intentar intimidarlos para que desistieran de luchar ha sido el decreto de servicios mínimos.
Por mucho que Dª Esperanza Aguirre guste de presentarse cual indefensa doncella en manos de desalmados huelguistas, lo cierto es que la ley permite que sean las autoridades (así pues en el caso de los empleados públicos, la propia patronal), las que fijen los servicios mínimos. Sabedora, por experiencia, de este margen de maniobra legal y, sobre todo, sintiéndose respaldada por ese coro que antes veíamos que abarca desde Intereconomía a la Sexta, la presidenta de la Comunidad de Madrid organizó una auténtica provocación: dictar unos servicios mínimos del 50% de la plantilla.
Con esa trampa se trata de coger a los trabajadores entre la espada y la pared. Si los aceptan se quebranta su voluntad de no resignarse a los dictados de la patronal. Si los desoyen se les carga con la responsabilidad de todas las adversidades que puedan sufrir sus hermanos de clase que son los principales usuarios del servicio de metro,... Además, esa ley de huelga, que según todos los defensores del orden burgués o "no existe" o "hay que endurecerla" (¿¿??) faculta al gobierno, que en este caso, insistimos, es el patrón, a establecer las sanciones por el cumplimiento de dichos servicios mínimos, lo que le ofrece una baza extra para la negociación. Dos días después de retirada la negativa a los servicios mínimos por parte de los trabajadores del Metro, la dirección de la compañía ha aumentado el número de expedientes sancionadores de 900 a 2800 compañeros.
La única vía para salirse de esa ratonera es romper la trampa hacia el lado de la solidaridad de clase.
La solidaridad de clase es el sustrato para que crezca la combatividad y la fuerza de los trabajadores.
La fuerza de las luchas obreras no reside en su capacidad de ocasionar pérdidas a las empresas capitalistas. Para eso, como bien puede verse en el propio metro de Madrid, se bastan y se sobran los propios directivos de dichas compañías. Tampoco en su capacidad para paralizar una ciudad o un sector. También en eso es cada vez más difícil rivalizar con el propio Estado burgués.
La fuerza de las luchas obreras se fundamenta esencialmente en que enuncian, más o menos explícitamente, un principio universal válido para todos los explotados: que las necesidades humanas no deben sacrificarse en aras a las leyes del beneficio y la competencia propias del capitalismo.
Por radical que pueda ser la confrontación de tal o cual sector de trabajadores con su patrón, si la burguesía consigue presentarla como algo específico o particular, acabará derrotándola y asentando un golpe de desmoralización a toda la clase obrera. Si, por el contrario, los trabajadores consiguen ganar la solidaridad de los demás obreros, si les convencen que sus reivindicaciones no son una amenaza para los demás explotados, sino la expresión de unos mismos intereses de clase, si hacen de sus asambleas y manifestaciones instrumentos útiles para que puedan sumarse más trabajadores,... se estarán reforzando a sí mismos y al conjunto de la clase obrera.
Para la lucha de los compañeros del metro de Madrid, lo más importante no es dedicar los piquetes a impedir la salida de tantos o cuantos trenes - aunque desde luego la asamblea debe asegurarse de que sus decisiones se cumplen - sino, más aún, explicar a los compañeros, empezando por los de EMT, o de Telemadrid, o a los funcionarios, el porqué de su lucha. Para el futuro de su lucha lo trascendental no es cumplir tal o cual porcentaje de "servicios mínimos", - aunque la mayoría de los trabajadores han de estar liberados de obligaciones laborales para mantener las asambleas, los piquetes, las concentraciones, etc.,- sino que lo más importante es ganar la confianza y la solidaridad de otros sectores obreros, acudir a los barrios para explicar porque las reivindicaciones de los obreros del Metro no son un privilegio ni una amenaza para los demás obreros, sino una respuesta a los ataques derivados de la crisis capitalista.
Estos ataques van a acabar afectando a todos los trabajadores, de todos los países, de todas las condiciones y de todas las categorías,... Si la burguesía consigue enfrentar a unos trabajadores con otros, o aún siquiera conseguir que luchen aislados, incluso muy radicalmente pero cada uno en su rincón, acabará imponiendo las necesidades de su orden de explotación. Si por el contrario las luchas obreras empiezan a fermentar la unidad y la masividad de los combates contra esas criminales exigencias estaremos en condiciones de impedir la aplicación de nuevos y más brutales sacrificios de las condiciones de vida de los trabajadores. Y eso será un paso muy importante para el desarrollo de la alternativa proletaria a la miseria y la barbarie capitalistas.
12 de Julio de 2010
ANEXO: Carta de solidaridad de un grupo de carteros de Madrid
SOLIDARIDAD TOTAL CON LOS HUELGUISTAS DE METRO DE MADRID
Hola compañeros:
Os escribimos este texto desde el distrito 43 de Madrid de Correos. Nosotros como carteros que estamos diariamente en la calle, como trabajadores que vivimos a tantos kilómetros de nuestro puesto de trabajo como cualquiera [la deslocalización la han impuesto precisamente los empresarios, ¿acaso tiene lógica que nos desplacemos hasta Hortaleza trabajadores de Vallecas, Parla, Guadalajara, Orcasitas y un largo etcétera?], nosotros que estamos sufriendo y pagando como sector público el festín al que el gobierno ha invitado a los bancos, nosotros que estamos en proceso de privatización que somos trabajadores laborales, discontinuos y contratados, que como vosotros no somos funcionarios. Nosotros solo queremos mandaros nuestro mayor apoyo, queremos que sepáis que acudimos en autobuses durante largo rato con la sonrisa dibujada en la cara. Porque nos habéis demostrado que SE PUEDE, que no tenemos por qué ser indefinidamente los jodidos de este mundo, nos habéis devuelto un poquito de la dignidad perdida desde hace ya incontable tiempo.
Queremos que sepáis que nosotros, que hablamos diariamente con centenares de personas en nuestro puesto de trabajo, sabemos que la imagen no es la que están dando los medios de comunicación, que los hay enfadados y los hay ilusionados, que hay discusiones en los autobuses, en las plazas y en los bares. Que esto no es una sola línea monocorde.
Vamos a estar con vosotros porque vosotros nos dais esperanza. En nuestro distrito mientras trabajamos se oyen comentarios: "Siempre pagamos los mismos" y es contestado por un "Esto es una huelga con un par de cojones", hay quien dice que "Esto sí es una huelga y no nuestros paros de un día", nos estáis enseñando.
Estamos recibiendo lecciones. Lecciones como que cuando las huelgas son convocadas a mano alzada por los trabajadores no estamos vendidos de antemano, nosotros estamos muy hartos de nuestros sindicatos, hartos y hartos de mil y una veces que nos han vendido.
Por eso terminamos esta carta diciéndoos que el corazón nos late más rápido desde el lunes, que estamos aquí haciendo frente con vosotros defendiendo vuestra huelga ahí donde vamos.
No os dejéis achantar, que ya sabemos que Aguirre o Zapatero, la COPE o Prisa, tienen intereses diferentes a los nuestros. Que están acostumbrados a cargar contra nosotros. Es lo que quieren, saben que miles de trabajadores estamos posando nuestra mirada sobre vosotros porque sois FUTURO, y no el futuro gris que ellos nos venden.
Si nos necesitáis saber que aquí estamos, mientras tanto seguiremos defendiéndoos frente a cualquiera que se atreva a denigraros.
CARTEROS Y CARTERAS DEL DISTRITO 43 TARDE
1 DE JULIO DE 2010.
[1] Ver nuestro Balance del 8 de junio en https://es.internationalism.org/node/2891 [130]
Hemos leído con interés el documento de los compañeros de Alternativa Proletaria "Frente a los ataques del capital Huelga General en la Unión Europea".
Los compañeros se plantean "mirar a Europa y preparar la lucha internacional", se manifiestan solidarios con los trabajadores en lucha, denuncian con firmeza no solo al Gobierno PSOE sino también a su pretendida "oposición de izquierda", IU, de quien evidencian que "cuando ha tocado el poder se ha adaptado totalmente a las necesidades del capital". Ponen el dedo en la llaga al apuntar "la labor de desmovilización social que llevan a cabo las organizaciones que se autodenominan representantes de los trabajadores".
Los compañeros plantean en la hoja 3 retos: "RECUPERAR LA UNIDAD DE LOS TRABAJADORES", "ACCIONES UNITARIAS", "PREPARAR LA LUCHA INTERNACIONAL". Son tres objetivos que compartimos plenamente y que forman parte del esfuerzo que están realizando minorías proletarias para responder a las cuestiones cruciales de ¿cómo luchar? ¿Cómo unirnos? ¿Cómo organizarnos?
Se trata de un debate práctico y militante que gira en torno a la pregunta fundamental de ¿cómo responder con fuerza y eficacia a la brutal política de ajuste del Gobierno Zapatero? ¿Cómo unirnos a escala internacional dado que somos atacados en todos los países? Es un debate en el que poco a poco se van inscribiendo trabajadores no politizados a quienes los sufrimientos y las incertidumbres de la situación empujan a preocuparse por estas cosas hasta ahora reservadas a ínfimas minorías.
Queremos hacer nuestra aportación al debate abordando un solo aspecto: la cuestión de la huelga general, ¿se trata de un método de lucha válido? ¿Hay alternativas al mismo? Esperamos que la prosecución del debate permita tratar otras cuestiones planteadas por los compañeros.
¿Qué hacer ante la convocatoria de huelga general para el 29 de septiembre?
La idea de hacer una huelga general se viene debatiendo desde que el gobierno anunció las medidas de austeridad; las noticias de Grecia, con una sucesión de huelgas generales (hasta 10 han sido realizadas) contra los salvajes ataques gubernamentales, la han hecho popular en los medios obreros.
Expresa una primera respuesta a la necesidad de unirse, a la urgencia de superar lo que los compañeros de Alternativa Proletaria denuncian: "la división ficticia creada por el capital entre funcionarios y no funcionarios, autóctonos /emigrantes, sexo, región, nacionalidad, parado/activo"; manifiesta la voluntad de hacer visible y, por tanto, fortalecerse alrededor de ello, que "solo hay trabajadores y capitalistas, es decir, burgueses y proletarios".
De manera más concreta, bastantes trabajadores se han indignado ante la convocatoria sindical el 8 de junio de una huelga estrictamente encerrada en el ámbito de los funcionarios. Les ha parecido una maniobra de división y han opuesto a ella la consigna de "huelga general"[1].
Hay pues en esos planteamientos un deseo de unidad, una búsqueda de cómo dar una respuesta unidos como clase, crear una fuerza que pare los pies a la interminable cadena de ataques a nuestras condiciones de vida.
Ahora bien, lo que debemos preguntarnos es si efectivamente la huelga general y más concretamente la convocatoria del 29 de septiembre, constituye un medio de crear o al menos avanzar hacia esa unidad y esa fuerza colectiva como trabajadores.
Cuando vemos la experiencia amarga del 8 de junio, comprobamos que precisamente la convocatoria de "huelga general" un día D, está hecha precisamente para crear todos los obstáculos posibles a la materialización de esa unidad. Ir a la huelga se plantea como un asunto individual de ciudadanos que "ejercen el derecho constitucional a parar el trabajo" A CAMBIO del correspondiente descuento en su salario. Vemos que en los centros de trabajo no se promovieron ni antes ni durante la huelga la más mínima asamblea como vehículo imprescindible para empezar a sentir y a vislumbrar la unidad, sino que todo se limitó a carteles, mails o a lo sumo a reuniones rutinarias del responsable sindical sin derecho siquiera a ruegos y preguntas. El único momento adonde a los trabajadores se les permitía "unirse" era durante la manifestación pero esta "unión" constituía en realidad otra puñalada trapera de división: cada mochuelo tenía que ir a su olivo, cada cual encerrado en su sector o centro de trabajo, en un acto donde era imposible la comunicación y la discusión pues todo el espacio estaba ocupado por el estruendo de los pitos y la constante repetición desde los altavoces de engañosas consignas.
La "huelga general" del 29 de septiembre será con toda probabilidad una repetición de la estafa del 8 de junio, como lo fueron igualmente las mascaradas de 2002, 1994 y 1988 -hoy tan mitificadas por la prensa. En esas convocatorias, los sindicatos montan una parodia de "unidad" que en la práctica divide y dispersa todavía más a los trabajadores. Se trata de ceremonias de la división que reproducen, amplían y profundizan, el corporativismo, la atomización, que la sociedad actual produce cotidianamente. Son especialmente frustrantes porque se supone que serían momentos para combatir ese modo de vida capitalista cuando en realidad no hacen sino prolongarlo en nombre de la "unidad" y de la "lucha".
Pero ¿no valdría la pena la asistencia masiva a la huelga general para dar un "aviso" a la patronal y al gobierno? ¿No sería el paro de millones de huelguistas una "demostración" de cabreo frente al cual "los de arriba" deberían tomar nota para rectificar?
El planteamiento de la huelga como "advertencia democrática", como "voto del descontento", permite mantener la ilusión de que podemos hacer recapacitar a los "socios" de la Patronal y el Gobierno y, de esa forma, difuminar la realidad de la sociedad actual donde no hay "socios" ni "ciudadanos iguales ante la ley" sino una minoría dominante y explotadora que acumula riquezas a costa de la miseria de la inmensa mayoría.
La huelga general no está pensada para desarrollar la identidad y la conciencia de clase sino, muy al contrario, para afianzar el engaño de que todos vamos en el mismo barco de la "comunidad nacional". La huelga general sindical desnaturaliza y priva de todo contenido de clase al arma de la huelga para convertirla en un ritual más de la gran comedia democrática.
¿Huelga general o huelga de masas?
Por su propio planteamiento, la huelga general siembra la pasividad y la desmovilización. Todo se fía a un día D donde "todos echaremos el resto". El mensaje que cuela la "huelga general" es que vivimos en una sociedad en desarrollo donde ante los desajustes, abusos y demás contradicciones eventuales, hay que lanzar un aviso para corregirlos. Más allá de los mitos radicales con los que pudo rodearse en sus orígenes, las "huelgas generales" en la sociedad actual están concebidas para transmitir una imagen de normalidad democrática y ciudadana, de sociedad que permite el ejercicio "libre y responsable" de ese "derecho" para corregir injusticias o ayudar a superar crisis coyunturales. No es un arma de combate contra la barbarie y miseria de la sociedad capitalista, sino muy al contrario un medio normalizado de conservación de la misma.
Hace más de 100 años se desarrolló en el movimiento obrero un debate apasionante sobre la cuestión. Era un periodo donde la larga prosperidad del capitalismo de entonces empezaba a verse perturbada por crisis comerciales y sobre todo por una acumulación de tensiones guerreras que acabaron desembocando en la terrible carnicería de la Primera Guerra Mundial.
Rosa Luxemburgo, en un folleto clásico -Huelga de masas, partido y sindicatos[2]- acertó a formular la cuestión de una manera muy nítida: ¿Huelga general o huelga de masas?
Explicó que la huelga general correspondía a los medios de acción que tenían validez para la lucha obrera en un periodo de crecimiento y desarrollo del capitalismo, y de consolidación y afianzamiento del sufragio universal, el parlamento, los derechos civiles, expresiones en el terreno político del apogeo del capitalismo.
Pero, su aportación fue más lejos: empezó a vislumbrar que no solamente dicha herramienta quedaba obsoleta, sino que el conjunto de métodos sindicales y políticos adaptados a esa etapa histórica, se volvían caducos y contraproducentes en el horizonte de la nueva época. Más concretamente, planteó que junto con la huelga general se quedaba definitivamente caduco las convocatorias un día D, las acciones meramente demostrativas y de presión, las huelgas parciales limitadas a un sector, la organización previa minuciosa antes de lanzarse a la lucha, la idea de que esta solamente sería posible si con antelación los obreros han sido organizados en estructuras estables y con una cuantiosa caja de huelga...
Esta comprensión no era resultado de una especulación abstracta o de un pronóstico atrevido sino que tenía el suelo de granito de dos hechos históricos de gran magnitud.
En primer lugar, la comprensión de la evolución del capitalismo. Rosa Luxemburgo señaló que el capitalismo había llegado a su apogeo, que comenzaba un declive que iba a producir graves catástrofes y enormes sufrimientos a toda la humanidad. «La Revolución Rusa actual estalla en un punto de la evolución histórica situado ya sobre la otra vertiente de la montaña, más allá del apogeo de la sociedad capitalista»[3]
En segundo lugar, se inspiró en el examen de la Revolución Rusa de 1905 donde los trabajadores habían desarrollado nuevos métodos de lucha, formas completamente diferentes de plantear su combate. La huelga masiva que abarcaba todo el imperio ruso no surgía de una convocatoria previa sino de una extensión solidaria del movimiento. La organización colectiva se creaba en la lucha, por la lucha y para la lucha. De los análisis de Rosa se desprende claramente que frente a la huelga general se levanta la huelga de masas basada en la acción directa de los obreros fuera y en contra de la máquina gubernamental burguesa. Frente al sindicalismo, su ideología, su concepción de la organización y de la lucha, se oponen las Asambleas y Consejos Obreros, no tanto como meras formas sino como expresión de una tendencia a la lucha revolucionaria.
Las lecciones de la Revolución Rusa de 1905 (que se confirmaron con mucha mayor fuerza política en la Revolución de 1917 y en toda la oleada revolucionaria mundial que le siguió) y la comprensión de la evolución económica e imperialista del capitalismo, plantearon que desde entonces hemos entrado en una época diferente, la decadencia del capitalismo, y que en esa nueva época los viejos métodos políticos y sindicales se han vuelto contra la clase obrera, por lo que esta, en su lucha, tiene que emplear nuevos métodos y planteamientos.
En contra del tópico mil veces repetido, los nuevos métodos y planteamientos, de los que Rosa Luxemburgo fue adalid, nada tienen que ver con el "espontaneismo" del que ha sido acusada sin descanso.
La huelga de masas, las asambleas directas, los delegados elegidos y revocables, la extensión de la lucha mediante el contacto directo entre trabajadores etc., no son algo que surge de la nada ni constituye una especie de "reacción instintiva" frente a una presión intolerable. Un análisis más atento que va más allá de las constataciones superficiales, muestra que tales estallidos son el resultado de una labor callada y sistemática de organización, de toma de conciencia, de debates y clarificación.
Este aspecto de labor callada de preparación es cuidadosamente tratado por Rosa Luxemburgo. «Está fuera del alcance de la socialdemocracia[4] el determinar por adelantado la ocasión y el momento en el que se desencadenarán las huelgas de masas, porque está fuera de su alcance el hacer nacer situaciones por medio de simples resoluciones de Congreso. Pero que si está a su alcance y constituye su deber es precisar la orientación política de esas luchas en cuanto se producen y traducirla en una táctica adecuada y resuelta. No se pueden dirigir a voluntad los acontecimientos históricos imponiéndoles reglas, pero se pueden calcular por adelantado sus consecuencias probables y regular acorde con ellas la propia conducta».
Los compañeros de Alternativa Proletaria hablan con razón de militantes anónimos que se dan como tarea "animar a la gente a hablar, a opinar, a criticar a quien sea, esa es la lucha obrera diaria que tenemos que aprender y hacer".
Preparar la lucha es impulsar el agrupamiento de minorías obreras -Comités de Lucha, Plataformas de Acción, el nombre es lo de menos- que combaten por la unidad, una unidad no basada en cárteles o frentes de organizaciones políticas y sociales, sino en asambleas y reuniones abiertas, lo más amplias posible, donde participen todos, sindicados o no sindicados.
Preparar la lucha es animar un debate lo más amplio posible sobre las muchas cuestiones cuyo esclarecimiento va soldando voluntades, va contribuyendo a luchar, va despejando falsas ilusiones que impiden la lucha, va contrarrestando con argumentos sólidos las mentiras y demagogias de los explotadores y todo el abanico de partidos y sindicatos que les defienden. El debate masivo es un arma al servicio de la maduración de la lucha y un poderoso factor de desarrollo una vez surgida.
Otra arma vital es la SOLIDARIDAD. Solidaridad con trabajadores emigrantes cuya contratación los somete a condiciones esclavistas y hace caer las condiciones generales de todos los trabajadores. Es lo que hicieron por ejemplo los trabajadores del Naval en Vigo en febrero de 2010 o anteriormente los trabajadores de Linsdey en Gran Bretaña[5]. Cada vez que un grupo de trabajadores entra en lucha se debe producir una doble movimiento: por una parte, dar a conocer, extender su lucha, de tal forma que no se vea como un conflicto particular o aislado en el que el Capital y su Estado omnipotentes tienen todas las de ganar, sino que se avance en el sentido de un combate de clase, de la mayoría explotada contra la minoría privilegiada. Y, simultáneamente, en los demás trabajadores se debe desarrollar una corriente de simpatía y apoyo, de sumarse a la lucha incorporando sus propias reivindicaciones y planteamientos.
En fin, en el camino hacia luchas masivas, las Asambleas abiertas como en Vigo en 2006[6], o, como formulan los compañeros a su manera: "crear ASAMBLEAS POPULARES abiertas, democráticas, en las plazas públicas, donde la gente pueda expresar su opinión y discuta qué se puede hacer"
La convocatoria del 29 de septiembre está concebida como una barrera contra el desarrollo de la lucha obrera. Pero el que triunfen en ese objetivo, dependerá muy mucho de cómo se encare la situación desde ahora: si en los trabajadores cunde una actitud de expectativa, de dejarse llevar, de pasividad ante el día D, entonces sus manipulaciones habrán triunfado. Pero si ya desde ahora en los trabajadores -o al menos en minorías de ellos- se desarrollan agrupamientos, se toman iniciativas, se hace una labor de reunión y asamblea, debate, propuestas etc., entonces los trabajadores podrán limitar los efectos de la convocatoria desmovilizadora del 29 y seguir avanzando hacia el desarrollo de luchas masivas y unitarias organizadas y controladas colectivamente.
Acción Proletaria 12-7-10
[1] Ver en nuestra Web ¿Qué balance podemos sacar de la huelga de funcionarios del 8 de junio? https://es.internationalism.org/node/2891 [130]
[2] En Internet se puede encontrar en la siguiente dirección: https://www.marxists.org/espanol/luxem/06Huelgademasaspartidoysindicatos_0.pdf [87]
[3] Huelga de masas, partido y sindicatos, Obras Escogidas tomo I página 360 edición española.
[4] El partido proletario de aquella época.
[5] Ver en nuestra Web https://es.internationalism.org/node/2493 [58] y https://es.internationalism.org/node/2770 [57]
[6] Ver Vigo: los métodos proletarios de lucha, /content/910/huelga-del-metal-de-vigo-los-metodos-proletarios-de-lucha [131]
Ante todo queremos agradecer, profundamente, la colaboración que nos han prestado los compañeros de TEKEL para elaborar nuestros artículos. Si no hubiéramos podido contar con sus experiencias, con sus vivencias, con sus temores y aciertos, nos habría sido imposible hacer de esa experiencia un ejemplo vivo, una referencia activa, para el desarrollo de la lucha de toda nuestra clase a nivel internacional. Lo que a continuación exponemos forma parte viva de la historia de la lucha de nuestra clase y, por ello, invitamos a todos nuestros lectores a leerlo con suma atención y pasión.
En la lucha de los trabajadores de TEKEL ha habido siempre un esfuerzo permanente para intentar organizar la lucha por sí mismos. Desde el principio de la lucha hasta el 20 de Enero de 2010, hubo cinco tentativas de formar un Comité de Lucha que representara a todos los obreros y, más tarde (como veremos a lo largo del artículo) se intento muchas veces más. Desde el principio existió una coordinación entre los trabajadores de TEKEL de diferentes ciudades que debatieron como hacer avanzar la lucha. Sin embargo, en todo ese período, no se consiguió crear un Comité que fuera reconocido por los trabajadores. ¿Por qué sucedió esto?.
Uno de los primeros problemas que debemos destacar para explicar los motivos de esta situación es, la carencia de una comunicación real entre los trabajadores. Los trabajadores estaban juntos, y hablando constantemente. Pero aún no habían sido capaces de establecer un órgano propio, una asamblea de masas, que permitiera que hablaran y reflexionaran todos juntos de una manera organizada. El desarrollo de la lucha les obligo a elegir delegaciones de las diferentes ciudades donde TEKEL tiene factorías, pero estas delegaciones tuvieron muchos problemas para hacer vivir un verdadero órgano de debate y coordinación de su lucha. Se podría decir que esta separación bloqueó la comunicación. Además, existía un problema general aún más importante: los trabajadores, en su mayor parte, no quisieron y no supieron establecer una alternativa a las acciones de los sindicatos, y en muchos casos vacilaron enormemente a la hora de hacerlo. Muchos sindicalistas fueron respetados por la única razón de que eran sindicalistas. Sus palabras fueron aceptadas antes que las de los trabajadores decididos y militantes. Este condujo a un problema muy serio ya que los trabajadores no supieron darse los medios para llevar adelante sus propias decisiones. La dependencia psicológica de los trabajadores en los funcionarios sindicales dificulto la aparición de los comités de los trabajadores al margen de los sindicatos.
Un obrero de TEKEL de la ciudad de Adıyaman nos confirmó esta observación: "...Si hubiéramos discutido en las tiendas de campaña (se refiere a las tiendas en las que acamparon en Ankara, que estaban separadas por ciudades de origen) y cada tienda hubiera enviado una delegación, se habría formado un comité espontáneamente. Nadie se habría opuesto a ello. Habría sido imposible. Tratamos de plantear esta cuestión, pero lo hicimos un poco desde la distancia, como gente que pensaba que era necesario agruparse. La carencia de comunicación fue un problema grande, deberíamos haber tenido una tienda de campaña de comunicaciones cuando nos establecimos en las tiendas. Creo que si hubiéramos hecho esto, el Comité habría sido construido a su alrededor."
Los trabajadores en general expresaron abiertamente su falta de confianza hacia los sindicatos que actúan en TEKEL, pero sus vacilaciones impidieron que surgiera una alternativa a la acción de estos. Esta situación que parece contradictoria, muestra que el sindicalismo todavía tiene una influencia muy importante entre los trabajadores. Los trabajadores, aunque no confíen en los sindicatos, todavía siguen agarrándose a ellos y siguen pensando que pueden hacer oír su voz a través de ellos.
En cuanto a los funcionarios sindicales, como cabía esperar, estaban molestos por la simple mención de la palabra comité. Eran muy conscientes de que sí nacía ese Comité perderían el control de la lucha y, la masa de trabajadores ya no estaría en sus manos. En esos momentos, este problema no se planteaba conscientemente para el conjunto de trabajadores de TEKEL. A pesar de ello, las tentativas de formar el Comité siguen planteándose pese a los problemas que encuentran los obreros y mal que les pese a los funcionarios sindicales.
Para comprender mejor esta situación y los problemas que plantean situaciones similares al conjunto de nuestra clase, debemos volver atrás, a los acontecimientos acaecidos, el 14 de Enero, cuando casi todos los trabajadores de la empresa de cada ciudad donde TEKEL tiene una fábrica y sus familias se reunieron en Ankara para realizar una concentración de tres días. Por las noches hacían hogueras para calentarse. Durante el tercer día, llovió a mares. Los trabajadores pusieron techos de nylon en las calles sonde estaban durmiendo. Así es como iba surgiendo una pequeña ciudad hecha de tiendas de campaña obreras en el centro de Ankara. La creación de este espacio fue absolutamente espontánea, como otros muchos aspectos de la lucha. En ese contexto, los trabajadores intentaron establecer sus posiciones de lucha frente a la sede central de los sindicatos montando una tienda allí. Era una de las demandas que se desarrolló con los esfuerzos iniciales para formar un comité, pero los sindicatos evitaron que ocurriera en ese momento. Después se levantaron tiendas de campaña aquí y allá, porque las condiciones climáticas lo hacían necesario. El nylon que se puso para cubrir las calles daba el aspecto de una tienda de campaña y así al poco tiempo los obreros que llegaban de diferentes ciudades levantaban sus tiendas. Tras la creación de hecho de esa situación, los sindicatos no tuvieron más remedio que dar su apoyo a la iniciativa de los trabajadores de TEKEL. La razón por la que las tiendas estaban separadas según las ciudades de las que venían los obreros fue que querían prevenir la infiltración de policías o provocadores y también evitar la dispersión haciendo que los de cada ciudad se controlaran entre ellos. Debido al frío hubieron de traerse más techos de nylon. Como las hogueras que se hacían producían mucho hollín y humo, los trabajadores trajeron estufas. Así iba surgiendo una ciudad de campaña viva y respirando en el centro de Ankara.
Pocos días después de plantar el campamento, el 17 de Enero, hubo una manifestación masiva de todos los obreros de TEKEL y de otros muchos trabajadores que les apoyaban. Conscientes de que sólo podrían conseguir sus objetivos extendiendo la lucha presionaron a los sindicatos para la convocatoria de una huelga general. Tras la intervención del dirigente sindical Mustafa Kumlu, que no mencionó la huelga general ante los más de cien mil manifestantes, los obreros subieron a la tribuna desde la que se dirigía a la manifestación y más tarde intentaron ocupar la sede central de los sindicatos. Eso llevó a Mustafa Türkel, el portavoz de Tek-Gida Is, el sindicato de Tekel, a distanciarse de Kumlu y a quejarse de lo aislados que están en la Turk-Is [1](confederación sindical) y de que no habían recibido apoyo de otros sindicatos afiliados a ella ni de otras confederaciones.
Acto seguido, obreros de TEKEL proponen iniciar una huelga de hambre de tres días. Y depués seguiría otra indefinida. A pesar de que muchos pensaban que la huelga de hambre era la última opción, consideraban que al menos sus cadáveres valdían más que sus vidas, que la paga que sus familias recibirán si muriesen, sería mayor que los salarios a los que les quieren condenar. Esta opción no fue una idea extrema desarrollada por una sola persona. Era la probable respuesta que recibiría de los obreros quien estuviera preocupado por la huelga de hambre. Al mismo tiempo, un gran número de obrero de TEKEL comprendía los motivos de esta decisión, pero no creían que fuera el camino adecuado para desarrollar la lucha. Ocurrió que, el 19 de Enero comenzó una huelga de hambre con un número limitado de participantes, 140.
En los días siguientes, varios sindicatos (TurK-Is y las confederaciones de sindicatos izquierdistas, KESK y DISk) anunciaron su plan conjunto de acción. Se tomó la decisión de comenzar el trabajo una hora más tarde el 22 y se organizó un plan de visitas de apoyo y protestas. El día 21, Turk-Is, KESK, DISk así como otras confederaciones más de derechas como Kamu-Sen, Memur-Sen y Hak-Is, anunciaron que si el Gobierno no solucionaba el problema laboral el día 26, utilizarían "el poder de la producción" y organizarían una huelga de solidaridad. El primer ministro Erdogan invitó al portavoz del sindicato Turk-Is, Kumlu, a una reunión ese mismo día. Después de la reunión, el Gobierno encargó que Mehmet Simsek, el Ministro de Hacienda, preparara una propuesta de solución. Este representante gubernamental había declarado que "...si nuestro gobierno ha cometido un error, es el de ser demasiado compasivo con los trabajadores que perderán sus empleos debido a la privatización". Ahora decía que, después de gestar una nueva solución, quería reunirse de nuevo con la delegación de Turk-Is. Las negociaciones duraron cinco días y el 26 llega la respuesta del Gobierno. No va a ceder, ni a dar marcha atrás a sus planes. No obstante, el Gobierno propone mantener las negociaciones hasta el 1 de Febrero. Desde todos los puntos de vista esta era una política de diversión. El Gobierno no cambio el fondo de su propuesta, el conocido como el plan 4-C[2] pero lo maquilló con algunas mejoras: compensación mínima por los días de trabajo aumentados y derecho a 22 días de vacaciones. . Los trabajadores respondieron diciendo "....no aceptamos la propuesta del 4-C ni siquiera después de ser maquillado....".
El 2 de Febrero comenzaron de nuevo las huelgas de hambre. Las seis confederaciones sindicales, Türk-Is, Hak-Is, DISK, Memur-Sen, Kamu-Sen and KESK, se unieron de nuevo y decretaron "...una huelga general en la cual utilizaremos el poder que viene de la producción..". Esta decisión, por supuesto, no fue tomada por su propia iniciativa y voluntad; la presión de los trabajadores no les dejaba otra alternativa. Los trabajadores habían manifestado claramente su voluntad de tomar este camino de la extensión de la lucha durante la manifestación del 17 de Enero. Los sindicatos lo sabían perfectamente al ver su sede central ocupada por los obreros , que obligaron a los dirigentes sindicales a adoptar un discurso muy crítico contra los planes del Gobierno. La decisión de los sindicatos fue, claramente, el resultado de la presión que vino de la base, de los trabajadores. A pesar de sus esfuerzos para desgastar y dividir a los obreros, las confederaciones sindicales tuvieron que declarar la huelga general.
El Gobierno, por boca del primer ministro Erdogan declaró: "las manifestaciones de los trabajadores han excedido su objetivo., Hemos hecho todo lo posible por llegar a un acuerdo. Esta situación se ha convertido en una campaña abierta contra el Gobierno, más que en acciones para pedir más derechos laborales. Somos responsables, somos los responsables de proteger el dinero de los huérfanos recién nacidos y de mantener los gastos de forma responsable. Los trabajadores de TEKEL han cobrado lo previsto, y los finiquitos están ahora en sus cuentas bancarias. Deben ponerse a trabajar inmediatamente bajo las condiciones del decreto, el 4-C que el Gobierno ha acordado." Esta declaración era, en realidad, una amenaza velada de despido para todos aquellos que no cumplieran con los planes del Gobierno. No dudó tampoco en lanzar abiertamente amenazas. Tras declarar ilegal la manifestación ante la sede de Turk-Is y definir los hechos como una ocupación, dijo: "vamos a poner a prueba nuestra paciencia hasta fin de mes.... Después tomaremos todas las medidas legales necesarias (...) Porque estos acontecimientos se han convertido en un abuso abierto por parte de grupos ideológicos y extremistas. Mirad sus banderas. Mirad sus lemas. Usan un tono desvergonzado e impúdico que apunta mí y mi partido. Los trabajadores están siendo utilizados... ". El gobernador de Ankara, Kemal el Onal, decidió subirse al tren de esta política tras estas declaraciones y lanzó otra amenaza: justo antes de la acción de solidaridad general con los trabajadores TEKEL, declaró que sería ilegal la participación de los obreros del sector público en esta acción y que se abrirían cargos contra todos los que participaran.
Por otra parte, que los sindicatos hubieran convocado una huelga general no significaba que no trataran por todos los medios de vaciarla de contenido y boicotearla, de ponerle el máximo de impedimentos. Muchos sindicatos progubernamentales de la confederación Turk-Is se opusieron a la decisión de la huelga general. Las confederaciones progubernamentales Memur-Sen y Hak-Is decidieron en el último momento no participar. Por lo que respecta a Turk-Is en general, decidió participar sólo en la manifestación en Ankara pero enviando exclusivamente una representación de funcionarios y líderes sindicales. De esta forma se bloqueó la voluntad de participar de las bases y se impidió que confluyeran obreros de diferentes sectores y ciudades. Ese día en la manifestación habían quizás 30 o 40 mil personas, pero podrían haber sido más de 100.000. Los sindicatos se esforzaron por limitar el número de manifestantes y sectores en lucha. Pese a ello, la participación de trabajadores TEKEL fue de aproximadamente el 90 % de los 10.857 empleados y también hubo manifestaciones de apoyo ese mismo día en otras ciudades. Los sindicatos consiguieron su objetivo: aquello no fue una huelga general, fue demasiado limitada, demasiado insuficiente.
La fuerza de la huelga general viene de la amenaza de detener la vida misma usando el potencial que tiene la paralización de la producción en todas partes por los huelguistas. Sin embargo, para cualquiera que no estuviera advertido por los sindicatos de la huelga del 4 de Febrero era imposible darse cuenta de que realmente había una huelga en marcha. Esto fue al menos parcialmente admitido por algunos voceros sindicales. El Sami Evren, el portavoz de KESK, dijo "...el movimiento iniciado por los trabajadores TEKEL ha desencadenado una gran solidaridad en toda Turquía. Ha desencadenado un movimiento social. Ese es el éxito del movimiento, aunque han habido fracasos por cuanto se refiere a la utilización del potencial de paralización de la producción de la huelga en muchos sitios, hay que reconocerlo". El portavoz de DISk, Suleyman Celebi, afirmó "...en 81 ciudades han habido acciones huelguísticas de solidaridad. Si bien es cierto que en Estambul y Ankara han estado por debajo de lo previsto, no se puede decir que esto haya afectado el éxito general de la acción de solidaridad".
El mismo día, el Gobierno tomó algunas contra-medidas. La nueva ley de empleo "del personal temporal", la famosa 4-C, fue publicada en el Periódico Oficial del Estado. El número de empleados temporales con esa modalidad fue establecido en 36.215 para el año 2010. TEKEL fue incluido en la ley. Esta ley no sólo abolió el derecho de los trabajadores para cobrar el seguro de desempleo durante ocho meses, también incluía clausulas que obligan a los obreros a trabajar con salarios muy bajos bajo amenaza de desempleo.
El 16 de Febrero, el sindicato Tek Gida-Is presentó recurso contra el límite de tiempo de un mes para la solicitud del famosos 4-C. Se dijo que, si la ley fuera anulada por esta demanda, los trabajadores TEKEL podrían conseguir su prestación por desempleo durante ocho meses, que es el doble del salario mínimo, y podrían solicitar 4-C al final de este período. La dirección principal de los sindicatos, que hasta el 4 de Febrero insistía en la convocatoria de una huelga general, ahora lo posponía todo a la decisión de los tribunales.
Lo que mantuvo el ánimo de los obreros hasta el 4 de Febrero era el esfuerzo de presionar a las confederaciones sindicales para que convocaran la huelga general, para extender la lucha. El hecho de que sus expectativas no se vieran cumplidas, de que no hubiera una verdadera huelga general, cambió el curso de la lucha. Desde ese momento, toda la atención estuvo centrada en las decisiones judiciales sobre el recurso al decreto del Gobierno. Cuando la lucha se debilita este tipo de situaciones ocupa el primer plano. El ejemplo con TEKEL no fue una excepción. La acción de los sindicatos para hacer fracasar las tentativas de extender las luchas, así como de preparar la trampa del recurso legal no debe ser subestimada. Para expresarlo sin rodeos, los trabajadores se habían convertido en un problema para los sindicatos. Lo mejor entonces era enviarlos a casa, emprender la vía legar y abrir un tiempo de espera; y en ese sentido trabajaban. Enredarse en una disyuntiva legal sobre la decisión judicial y las consecuencias que ella tendría para sus empleos, para sus prestaciones y para su futuro era un terreno minado que los llevaba a la división y al cada uno para sí. Los sindicatos se dividieron entre partidarios y detractores de la aplicación del decreto y, la división estaba ya servida al 100 %. Por supuesto, los sindicatos no se atrevían a plantear abiertamente esta trampa ante las asambleas de trabajadores puesto que sabían que esto aumentaría su malestar y descontento. Simplemente dejaron cundir la confusión y el desanimo organizando, de nuevo, un golpe político a la lucha y a los sectores obreros más combativos.
La cuestión que dominó los días siguientes fue si el finiquito que los trabajadores habían recibido del Gobiernos en sus cuentas bancarias había sido usado o no. El Primer ministro, Erdogan dijo: " Los trabajadores ya consiguieron su compensación y es todo lo que vamos a dar..." . Los trabajadores más conscientes habían decidido no utilizar esas migajas que les había pagado el Gobierno para que ese uso no se volviera en su contra. Sin embargo, las deudas que acumulaban muchos de ellos hicieron que los bancos realizaran deducciones automáticas, lo que de hecho hizo que utilizaran contra su voluntad ese dinero. Es más, el Gobierno para que esta jugada política no fracasara, indicó por orden del Ministerio de Hacienda a la Administración General Bancaria Vakif que abriera una nueva cuenta a muchos trabajadores de TEKEL donde ingresar la susodicha compensación. El banco, sin informar a los trabajadores hizo cambios en las cuentas y transfirió la compensación a aquella nueva cuenta. Así, no podía escapar nadie de la trampa de haber usado ya los fondos y, por tanto estar en una posición de debilidad "moral" para reclamar nada. Después de hacerse público este asunto, los sindicatos dieron una nueva vuelta de tuerca legal a la dinámica de la lucha e interpusieron una nueva demanda sobre esta cuestión.
Al mismo tiempo que ocurría esto, la huelga de hambre que aún mantenían algunos trabajadores concluyo oficialmente el día 5 de Febrero. Sin embargo, ese mismo día 100 trabajadores de TEKEL decidieron prolongar esta acción de forma indefinida. El presidente del sindicato Tek Gida-IS, Mustafa Turkel, anunció que en cualquier caso las huelgas de hambre acabarían el 11 de Febrero. Ante la resistencia de algunos trabajadores a acabar con esta medida, el líder sindical visitó a 16 trabajadores que siguieron la huelga de hambre a pesar de la decisión de los sindicatos de pararla. Ante ellos volvió a insistir en que lo dejaran pero no lo consiguió. Uno de estos trabajadores habló con él líder sindical de la situación y le manifestó que por decisión personal seguiría hasta el final. Este obrero fue interpelado por otro trabajador de TEKEL que se había caracterizado por defender las propuestas de los sindicatos. En esta conversación se produjo una agresión hacia el huelguista de hambre por parte del otro trabajador. No podemos afirmar, porque no tenemos todos los elementos de lo que allí aconteció, que este ataque fue una provocación deliberada para doblegar en otro terreno la resistencia de los obreros más combativos. No obstante, por el contexto en el que se desarrollaron cada compañero podrá hacerse una idea de lo que el hecho puede representar. En cualquier caso, que este ataque fuera obra o no de una orden sindical lo que nos interesa destacar es el hecho de que los sindicatos, también en este terreno hicieron todo lo posible por quebrar y deshacer la resistencia de los trabajadores a los planes del Gobierno. Esto viene a demostrar, una vez más que, los sindicatos tienen intereses contrarios y distintos a los de los trabajadores y, esto significaría que el intentó de avalar sus intereses, sea consciente o no, solo sirve para dividir y derrotar a los trabajadores. Este ejemplo muestra abiertamente que mientras la cuestión principal para los trabajadores que luchaban era la pregunta de ¿cómo podemos ganar la lucha, como podemos extenderla y hacerla más fuerte?, los sindicatos persiguen intereses completamente ajenos a estos objetivos y actúan a las órdenes y objetivos que marcan el Gobierno y sus planes políticos. Esta situación, lejos de ser sorprendente, es un ejemplo más de la naturaleza contrarrevolucionaria de los sindicatos en nuestra época.
En cualquier caso, después de este acontecimiento, las negociaciones con el Gobierno de Erdogan siguieron. Como resultado de que no se alcanzara un acuerdo en las negociaciones, HaK-Is se negó a seguir actuando junto a las otras confederaciones. El 12 de Febrero, Turk-Is, Kamu-Sen, KESK y DISK se unieron de nuevo. En esta reunión, se decidió seguir las negociaciones con el Gobierno, presentar una demanda para anular el 4-C, y que las organizaciones locales de las distintas confederaciones fueran a Ankara y se quedaran con los obreros de Tekel ante la sede de Turk-Is la noche del 20 de Febrero. El 16 de Febrero, las confederaciones anunciaron su plan de acción conjunto: el 18 de Febrero, habían de poner se pancartas que dijeran "la lucha de los trabajadores TEKEL es nuestra lucha" y "No al trabajo no regulado e inseguro" en todas las sedes sindicales de las cuatro confederaciones, el 19 de Febrero, debían haber sentadas y anuncios de prensa en todas las ciudades y el día 20 habría una manifestación de solidaridad en Ankara. Aquellos que vinieran de otras ciudades se debían agrupar en la plaza Kolej, y marchar hasta la plaza Sakarya donde permanecerían con los trabajadores de TEKEL durante toda la noche.
Los trabajadores de TEKEL de Adana hicieron un llamamiento a la participación en la manifestación del 20 de Febrero, enfatizando la importancia de la extensión de la lucha: "...queremos que todos los que estén en contra de esta ley en Turquía apoyen nuestro movimiento. Esta situación ya no es solo un problema nuestro. Este es un problema de la mayoría, de todos los oprimidos. Esperamos ganar esta lucha. Hemos encendido un fuego, y habrá que continuar a partir de aquí. Lo que está en juego es nuestro futuro, el futuro de nuestros niños y el de toda la clase obrera en Turquía. Hemos llegado hasta aquí pero es algo que todos juntos debemos terminar. No nos marcharemos de aquí sin conseguir lo que merecemos, pero los otros trabajadores tienen que despertarse y apoyarnos, con sus familias, niños con todo, cada uno".
El 11 de Febrero, el sindicato Tek Gida-Is declaró el final de la huelga de hambre, pero 16 trabajadores la mantienen. El 12 de Febrero, un trabajador fue hospitalizado, y cinco más se sumaron a ella. Cuando decidieron terminar con ella declararon que habían terminado la huelga de hambre por ellos mismos y que, no vacilarían en comenzar otra vez si lo juzgaban necesario.
Hubo manifestación de solidaridad finalmente el 20 de Febrero, con la participación de los sindicatos, partidos políticos y organizaciones de masas. Los trabajadores de la compañía de logística BALNAK que habían perdido su trabajo en el mismo momento que empezó la lucha de TEKEL estuvieron presentes. Como se había previsto todos se concentraron en la plazao Kolej por la mañana y marcharon hacia la plaza Sakarya. Esta última se encontraba repleta de manifestantes haciendo que cambiara por completo su fisonomía habitual. Los trabajadores de TEKEL estaban todavía en sus tiendas de campaña, mientras los manifestantes estaban en la plaza. Estaban muy próximos pero persistió la separación. Por la noche, la gente estaba cansada, y las calles estaban repletas de manifestantes durmiendo sobre pedazos de cartón. Al día siguiente, todos los allí presente se juntaron y la manifestación acabó con la lectura de un comunicado. Después, todos los participantes volvieron a sus lugares de origen. Esta manifestación fue muy importante en aquellos momentos ya que dio un soplo de aire fresco y ayudó a reforzar la moral a los trabajadores de TEKEL que se vieron apoyados por una manifestación de solidaridad de clase. Sin embargo, debido a la decisión de los sindicatos de enviar sólo a representantes y funcionarios de otras ciudades y sectores, el número real de trabajadores de otros sectores que participaron fue bajo, sin embargo la mayor parte de trabajadores TEKEL que no estaban aún en Ankara sí que participaron en la manifestación.
El 23 de Febrero, las cuatro confederaciones que dicen apoyar la lucha se reúnen otra vez y llegan al acuerdo de organizar otra huelga general el 26 de Mayo en caso de que el Gobierno no retirara sus medidas. La programación de una huelga general tres meses más tarde fue una burla para todos los trabajadores. La decisión estaba en Internet antes de que fuera anunciada oficialmente. Los obreros que se enteraron no daban crédito a la noticia y comenzaron a intercambiar informaciones entre ellos. Nadie quiso creer las noticias. Los representantes sindicales de sector no habían sido informados de la decisión, y decían que las noticias eran falsas. Es más se enfadaban, cuando se les planteaba la cuestión. Esta situación provocó que los trabajadores comenzaran a corear consignas contra los sindicatos artífices del acuerdo, Turk-Is y su líder Kumlu. En estos momentos críticos, el presidente de Tek Gida-Is, Turkel, mostró su verdadera naturaleza abiertamente. No lo quedó más remedio que decir en público '....Si seguís gritando Kumlu dimite, entonces yo dimitiré también....'. ¡Los trabajadores siguieron gritando esta consigna porque era lo que querían y no se volvieron atrás!. Mustafa Turkel, presidente de Tek Gida-Es, dimitió de su puesto de Secretario General de la confederación Turk-Is el 24 de Febrero.
El sindicalista anuncio que haría públicos los motivos de su dimisión el 2 de Marzo. En esta fecha los trabajadores de TEKEL tenían el límite para solicitar el famosos 4-C, según el Gobierno y, por tanto, era también la fecha en la que el Gobierno había amenazado con atacar a los trabajadores obligándolos a desmantelar la acampada. Turkel, no dio ninguna explicación sobre los motivos de su dimisión a los trabajadores. Al no dar ninguna explicación quería minar la lucha de los trabajadores TEKEL en lucha desde hacía más de dos meses. ¿Por qué alguien que dimitió rechaza explicar los motivos de tal decisión? ¿Qué podía significar esto, desaparecer en una atmósfera en la cual el Gobierno amenazaba a los trabajadores tanto con el desempleo como con un ataque para desalojarlos de Ankara?. Esta situación incierta condujo a confusiones sobre los verdaderos motivos de la dimisión. Podía haber dimitido porque los trabajadores habían pedido la dimisión de Kumlu, o bien porque no tenía ningún apoyo dentro de la confederación sindical Turk-Is. Los trabajadores consideraban ambas posibilidades. Un trabajador de TEKEL de Adıyaman evaluaba la situación del siguiente modo: " ...Esto puede ser interpretado de dos modos. Si creemos lo que dice la prensa el presidente de Tek Gida- dimitió como una reacción contra los trabajadores, pienso que nos equivocaríamos. Él no se puede permitir tal lujo. Nadie tiene el derecho de sabotear este proceso. Hemos estado luchando durante 71 días. Seguramente habrán de entre 12 mil trabajadores quienes no puedan controlar sus nervios, y que reaccionen mal. Por otra parte, Turkel dimitió de su posición del Secretario General de Turk-Is, , no de su posición de presidente de Tek Gida-Is. Pienso que esta dimisión también puede ser una reacción contra las decisiones tomadas por las confederaciones ayer. Si este fuera el caso, si esto es una reacción contra las decisiones de Turk-Is o las otras confederaciones como diciendo: ‘nos estáis dejando solos', entonces abrazaríamos a nuestro presidente de todo corazón. No quiero pensar que dimitió como una reacción contra los trabajadores, como dice la prensa. Quiero pensar que fue una reacción contra la burocracia de Turk-Is y su apoyo a las medidas del Gobierno ....No pienso que las reacciones mostradas contra él por unos compañeros representen el sentimiento general. Él no hubiera dimitido por la consiga de "Turke dimisión" que gritaban unos cuantosl. Deben de haber otros motivos....Desde el principio nuestra reacción fue contra Kumlu, por su relación cercana con el Gobierno y su falta de sinceridad. Pero creímos en Turkel. Seguimos esperando las explicaciones del presidente.... ".
Un trabajador de TEKEL de Estambul evaluó la situación así: ".... Somos una familia. Puede haber discusiones entre nosotros. Si él ha dimitido debido a las reacciones de trabajadores, se equivoca. Si lo hace porque está en contra de las decisiones de la confederación Turk-Is tendría razón. Pero si lo ha hecho por la reacción de los trabajadores, se trata de una excusa para salir corriendo. No puede abandonar a los trabajadores y escaparse. Aunque la lucha seguirá sin tener en cuenta si él está o no. Realmente, nos ha estado amenazando cada día durante 71 días, como un marido amenaza a una esposa. Pero permanecimos pacientes y unidos. No está bien decir "ya no juego" como un niño. Como trabajadores todo lo que queremos es que los sindicatos hagan su trabajo y que no nos reprendan. Para nosotros ha sido muy natural reaccionar contra las decisiones de las confederaciones, y pienso realmente que esto incluyó a todos los trabajadores. Se nos convocaba a reuniones por la mañana y después se nos decia que Turkel tenía una reunión urgente, y que las asambleas debían ser pospuestas hasta la tarde. Poco después su dimisión fue anunciada. No sabemos que ha pasado realmente". Turkel había dicho antes que él estaba contra la reacción que los trabajadores habían tenido contra Kumlu, y que él dimitiría si se repitiera. Los sindicalistas pensaron que la dimisión de Türkel era debida a la reacción de trabajadores. A consecuencia de esto, Mustafa Akyurek, el Secretario General para la Educación de Tek Gida-IS declaró que los rumores de que la decisión de Turkel fue por sus desacuerdos con Turk-Is eran falsos y que la decisión de dimitir fue tomada debido a las reacciones que había recibido de los trabajadores de TEKEL. Parece evidente que las verdaderas razones de la dimisión se encuentran en el rechazo de los trabajadores a aceptar sumisamente las medidas planteadas por el Gobierno y secundadas por los sindicatos.
El 23 de Febrero, trece mineros murieron en Balikesir debido a una explosión de grisú. Este era el tercer asesinato en el lugar de trabajo que había pasado debido a condiciones inseguras desde 2006. Poco antes de este hecho otros diecisiete trabajadores habían muerto por las mismas razones. Los trabajadores de TEKEL tuvieron conocimiento de este hecho y, como no podía ser de otra forma, sintieron un gran dolor. Sus hermanos de clase difuntos habían sufrido las consecuencias de tener que trabajar en condiciones cada vez más penosas. Ahora, el Gobierno quería conducirlos a ellos a la misma situación. Era imposible no sentir cólera, rabia y dolor ante esta situación. Un trabajador de Adiyaman nos explico lo que muchos trabajadores sentían: " .....sabemos que estos muertos son nuestros difuntos, debemos mostrarles nuestra solidaridad. Todos y cada uno de nosotros. Preparamos pancartas, cintas negras, e hicimos un comunicado de prensa. Era muy importante para la solidaridad de nuestra clase.....". Los mineros muertos fueron homenajeados durante las concentraciones regulares de la mañana y la tarde. Se guardó un minuto de silencio en honor a los mineros difuntos. La consigna "viva la solidaridad de clase" se hizo muy presente entre todos los trabajadores.
Las malas noticias nunca llega solas y en la mañana del 25 de Febrero, los trabajadores se despertaron con otra. Un compañero de TEKEL, Hamdullah Uysal, había muerto en Ankara en un accidente de tráfico.
Hamdullah Uysal, nacido en Amasya, había estado trabajando como obrero de TEKEL Samsun. Tenía 39 años y, tenía dos niños, uno de ellos discapacitado. Había participado en las huelgas de hambre. Los trabajadores de TEKEL sufrieron otras pérdidas durante la lucha, unos tenían a madres o padres, y unos tenían a niños que fallecieron, pero esta era la primera vez que un trabajador de TEKEL había fallecido durante la lucha. Hamdullah Uysal era un trabajador militante que había estado implicado en la lucha desde el principio. Había estado en Ankara desde el principio y había vuelto a su casa sólo dos veces. Los trabajadores lo consideraron como un mártir de la guerra de clases. Uysal había sido golpeado por un jeep conducido por un chofer borracho a las 5:30 de la mañana, mientras se dirigía a la oración matinal. Había cólera hacia aquella persona y la clase que representaba. Los trabajadores se referían al asesino como "un tipo rico con un jeep".
Como los trabajadores vieron a Uysal como un mártir de la lucha, decidieron celebrar el entierro en la "ciudad de las tiendas de campaña", realizar una ceremonia de despedida y después enviar los restos mortales a su casa. Se dirigieron a la esposa de Uysal que dijo: " La calle de enfrente de la sede de Turk-Is ha sido como su casa, vivía en la tienda de campaña allí mismo, él hubiera querido la ceremonia que proponéis". Entre 400 y500 trabajadores se dirigieron a la Oficina Forense en Kecioren, donde reposaba el cuerpo de Uysal. Se decidió enviar esta delegación aunque todos los trabajadores quisieran haber estado presentes en el acto de recogida del cadáver. No pudo ser ya que la mayoría debía defender su lugar de lucha ante las amenazas del Gobierno de destrozar el lugar de concentración. Los trabajadores temían que el Gobierno atacara y derribara las tiendas de campaña tan pronto como abandonaran la plaza de Sakarya. Así unos tuvieron que quedarse y esperar frente al local de los sindicatos esperando que el cuerpo del compañero llegara al lugar de su concentración. .
Los trabajadores de TEKEL que fueron a la Oficina Forense intentaron recoger el cuerpo. Tuvieron que esperar durante horas, y les dijeron que el hermano y el tío de Uysal vendrían para recoger su cuerpo. Al final, un pariente de Uysal que también era trabajador de TEKEL reclamó el cuerpo pero tampoco le fue dado. Finalmente apareció un "tío" que dijo que era el marido de tía de Uysal. La Oficina Forense declaró que se le entregaría el cuerpo. Los trabajadores que sabían que los cuerpos sólo pueden entregarse a parientes de primer grado, recelaron de esta "solución" y del pariente en cuestión. De hecho, sospechaban que el supuesto "tío" fuera un policía secreto y así lo vocearon. Sus sospechas fueron confirmadas cuando este "tío" finalmente tuvo que confesar que, en efecto era un policía. Los trabajadores comenzaron a presionar para conseguir el cuerpo. La policía, de nuevo, no lo permitió. Esperaron durante horas e intentaron llamar a la Familia de Uysal en vano. Finalmente la familia Hamdullah Uysal llegó y la Policía de Ankara y el Gobernador los pusieron inmediatamente bajo presión. La Policía de Ankara los paró en el camino y trató de obligar a la familia a firmar un documento para que aceptaran que se llevarían el cuerpo a casa y que no habría ceremonia en Ankara. Las presiones siguieron en la Oficina Forense. Finalmente la familia tuvo que aceptar bajo presión llevar a su casa el cuerpo y no realizar la ceremonia en Ankara. Mientras tanto, dijeron a los trabajadores que esperaban delante de la Oficina Forense que les darían el cuerpo. Así los trabajadores entraron en la ambulancia que supuestamente llevaba el cuerpo de Uysal. Sin embargo un grupo de obreros se dio cuenta de que la ambulancia iba por otro camino del que debiera e inmediatamente lo cloquearon. Otros compañeros les siguieron y finalmente una masa de trabajadores impidió que la ambulancia se moviera. La policía trató de abrir camino entre los obreros, separando a los que estaban delante y detrás de la ambulancia y luego atacó a los de delante para abrir el paso. Los obreros de atrás trataron de ayudar a los de delante, pero la policía les lanzó gas lacrimógeno y los dispersó, formando una barrera en la retaguardia que permitió despejar el paso a la ambulancia atacando ferozmente a los obreros.
Mientras tanto, los trabajadores que habían estado esperando ante la sede sindical de Turk-Is intentaron ir a la calle de Pachá Mithat, donde murió su compañero, para llevar ramos de flores en homenaje, pero la policía lo evitó de nuevo con el uso de la fuerza,. Al mismo tiempo, las "fuerzas del orden" dispersaron a los trabajadores que estaban en la plaza de Sakarya para evitar que contactaran con los que se habían desplazado a la Oficina Forense. Ante la barricada de la policía en la calle de Pachá Mithat, los trabajadores gritaron "Tenéis miedo de nuestros muertos". También se gritaron consignas como "Tayip (Erdogan, primer ministro) asesino" "AKP -partido en el gobierno- asesino tendrás las respuesta de los trabajadores". A pesar de todos los esfuerzos de la policía, un grupo de trabajadores logró dejar flores en el lugar donde Hamdullah Uysal fue asesinado.
Los trabajadores que volvían de la Oficina Forense fueron directamente a la calle de Pachá Mithat. La Policía formó otra barricada con el fin de impedir a los trabajadores cruzar la calle en masa. Los trabajadores lograron abrirse camino a través de la barricada y comenzaron a sentarse en la calle. Se mantuvieron durante 20-25 minutos gritando lemas en memoria de Uysal Hamdullah. La policía rodeó a los trabajadores durante este acto. Finalmente los trabajadores terminaron la sentada y volvieron a la acampada.
El sindicato no tomó partido por los trabajadores en todo este episodio. Estaba ausente cuando la policía atacó a los obreros en la Oficina Forense. Y cuando los obreros frente a la sede de Turk-Is quisieron ir a ayudar a sus compañeros, los sindicalistas solo trataron de calmarlos y hacer que volvieran a subtiendas.
Fue difícil que todos los trabajadores se unieran a este acto ya que ,--de un lado la policía intentaba separarlos por la fuerza y, por otra parte, los sindicalistas trataban de que no salieran de sus tiendas de campaña. La muerte de Hamdullah Uysal mostró una vez más como se asustan las "fuerzas del orden "ante la determinación de los trabajadores. La Policía y el Gobernador habían intentado para impedir a los trabajadores ofrecer su adiós a su compañero pero al final su esfuerzo fue en vano. Los trabajadores lograron abrirse camino ante la barricada policial y realizaron una sentada en la calle donde Uysal murió, bloqueando todo el tráfico durante 25 minutos. En esas circunstancias era, quizás, el mejor adiós que los trabajadores de TEKEL pudieron ofrecer a su compañero de lucha.
La muerte de Uysal afectó a los trabajadores TEKEL enormemente, pero al mismo tiempo también ayudó a los que estaban todavía en sus ciudades lejos de Ankara a que entendieran lo seria que era su lucha. Una de las cosas que Hamdullah Uysal había legado a sus compañeros era su llamamiento a la extensión de la lucha al resto de la clase: ".... todo lo ganado en este combate será una brújula para toda la clase obrera, para los movimientos de clase de hoy y de mañana. Luchar con nosotros es luchar por el futuro....". Tal era su visión de los objetivos de la lucha de los obreros de TEKEL.
Al día siguiente, 25 trabajadores de TEKEL fueron a la sede del AKP en Ankara. Los trabajadores de TEKEL que entraron en el edificio querían poner una pancarta con una foto de Uysal Hamdullah. La autoridad se negó a aceptarlo y los obreros fueron atacados por la policía y la seguridad privada. Los compañeros que estaban fuera intentaron ayudarlos pero la policía cargo con la brutalidad de la que ha hecho gala siempre. Muchos trabajadores resultaron heridos en este ataque. Diecinueve de entre ellos fueron detenidos. Se corearon otra vez consignas como "AKP criminal, Tayyip asesino" y los trabajadores explicaron cómo y porque el Gobierno era responsable de la muerte de Hamdullah Uysal. Los obreros intentaron detener los vehículos en los que sus compañeros iban detenidos al grito de "TEKEL está en todas partes, lucha en todas partes", "la represión no puede intimidarnos". Sin embargo, lamentablemente no lograron impedir que sus compañeros fueran llevados a comisaria.
Tras la noticia del arresto un grupo de trabajadoras de la tienda de campaña de Izmir se dirigió a la oficina central de la policía. Cual no fue su sorpresa al enterarse de que no se había registrado ningún formulario de detención, por ¡ obras en el edificio ¡ (sic ¡!!!). Los trabajadores presionaron para que los sindicatos mandaran a sus abogados. Pero los hechos habían acontecido al margen de la iniciativa de los sindicatos, que querían distanciarse todo lo que pudieran; sin embargo debido a la presión de los trabajadores, finalmente tuvieron que acudir a la sede policial con sus abogados. Al día siguiente, los trabajadores esperaron delante del juzgado desde las 10:00 a las 21:00 hasta que sus compañeros fueron liberados. Estuvieron detenidos aproximadamente 40 horas. 15 trabajadores fueron liberados esa tarde. Cuatro, que fueron acusados "de ataque a la propiedad pública y desobediencia a la autoridad policíal", fueron juzgados, pero liberados la misma noche. Todos juntos volvieron a la acampada con sus compañeros de trabajo y los simpatizantes con el movimiento que habían estado esperándolos.
El 1 de Marzo, el tribunal dictó sentencia a favor del recurso contra el período de un mes para la aplicación del plan 4-c a los trabajadores TEKEL. Los trabajadores celebraron la decisión. Sin embargo, los trabajadores más conscientes recibieron con recelo esta sentencia y trataron de advertir a sus compañeros de que esto sería una victoria insignificante, que no duraría más allá de una semana. Desgraciadamente, sus advertencias no fueron tomadas en cuenta. Este sentimiento de falsa victoria entrañaba el riesgo de romper la unidad de los trabajadores.
El 2 de Marzo, Mustafa Turkel anunció que las manifestaciones y concentraciones en Ankara debían de acabar. Pidió la retirada de las tiendas de campaña antes del 1 de Abril. Estas propuestas dividieron a los trabajadores. Muchos obreros se manifestaron en el sentido de afirmar que "..las tiendas de campaña son nuestro honor. No le dejaremos tocar nuestro honor". Otros afirmaban que "Turkel es nuestro honor". Los que se opusieron a la decisión de los sindicatos fueron presionados y estaba claro que querían dejarlos en minoría. Para escenificarlo claramente, algunas tiendas de campaña fueron desmontadas antes de que el discurso de Turkel acabara. No se permitió que los obreros pudieran organizar asambleas y tener un debate general y abierto sobre la propuesta sindical. Sin embargo, a pesar de toda esa presión, los trabajadores que se oponían a la propuesta sindical hablaron entre ellos y decidieron actuar con una estrategia. El sindicato trataba de presionarlos con el abandono del lugar el día 1 de Abril para asilarlos del resto de sus compañeros.
Los trabajadores más militantes y combativos no cayeron en la trampa de los sindicatos y para no ser expulsados o no comprendidos por el resto de obreros, dejaron de resistirse abiertamente a los objetivos de los sindicatos. Los que se oponían a abandonar el campamemto eran mayoría en las tiendas de Adiyaman, Izmir, Estambul y Diyarbakir. Pero eran muy conscientes de que los sindicatos hacía más de 20 días que trabajaban en el subsuelo y en la sombra para hacer que el campamento fuera desmantelado.. El día que los trabajadores esperaban delante del juzgado a sus compañeros de trabajo detenidos, los sindicatos habían realizado reuniones de ramo, y habían propuesto por todas partes la idea de desmantelar el campamento. Todo este trabajo había dado resultado cuando la decisión fue finalmente anunciada por el líder sindical: la mayoría la apoyó. Uno de los trabajadores a los que preguntamos por esta situación queriendo saber si esperaban un ataque policial para expulsarlos de Ankara nos dijo: "... no habrá ninguna necesidad de un ataque de la policía ya que los sindicatos tienen todo esto bajo control..." . Era una demostración más de la estrecha colaboración de los sindicatos con el Gobierno para hacer frente a esta lucha. La división había ganado la batalla a la lucha por la unidad y un trabajador lo resumía diciendo que ".. los sindicatos al comienzo siembran la confusión y al final también..".
La lucha de los trabajadores de TEKEL ha sido un movimiento que ha puesto fin al amargo silencio que ha protagonizado la clase obrera en Turquía desde medidos de los años 1990. La lucha de estos compañeros ha planteado algunas cosas novedosas para el desarrollo de las luchas en este país. La formación de un campamento de tiendas de campaña, en el que los trabajadores luchan y viven 24 horas es algo completamente nuevo. Como señalamos al principio del artículo, esto ha tenido aspectos positivos. Permitió a trabajadores desarrollar el autocontrol de sus acciones en gran medida. Pero, por otra parte, esto también tenía efectos negativos: el aislamiento se ha impuesto a pesar de la proximidad. El problema de la carencia de comunicación y de debate en un problema a abordar para el futuro. No obstante, tanto con sus aspectos positivos como con los negativos, las tiendas de campaña de TEKEL eran una expresión de la lucha, y se han convertido en un símbolo de ella.
Los militantes más conscientes de TEKEL en diferentes ciudades han decidido, a pesar de que la lucha por el momento ha acabado, mantenerse en contacto y continuar con la lucha en el futuro. Han decidido coordinar las posibles acciones que tengan que realizarse en el mes de Abril y seguir apoyando el desarrollo de la unidad y la conciencia en las luchas de toda la clase obrera en Turquía.
Sude, 31 de mayo de 2010.
Artículo adaptado de World Revolution (ver CCI On Line en inglés), publicación en Gran Bretaña de la CCI.
[1] Para aclararse en la sopa de letras turcas de los diferentes sindicatos y confederaciones, aquí una tentativa de situar quien es quien:
Sindicato del metal- DISK
Sindicato del transporte- Turk-Is
Banca- Turk-Is
Servicios Públicos- DISK
Marina mercante -Turk-Is
TES-Is-sindicato de trabajadores del gas, el agua y la energía- Turk-Is
PETROL-Is- petróleo y químicas- Turk-Is
Sindicato de trabajadores del sector público- KESK
TeK-Gida-Is- alimentación, tabaco y alcohol- Turk-Is
METAL-IS obreros del metal Turk-Is
ferrocarriles -Turk-Is
HAK-Is agrupa trabajadores del sector sanitario, agricultura...
[2] ¿"Cuál es el contenido del plan 4-C ? Esta práctica era según el Gobierno 'una bendición' propuesta por el Estado Turco cuando el número de trabajadores que debían perder sus empleos debido a las privatizaciones aumentó. Este plan incluye, aparte de una reducción del salario muy importante, la posibilidad de que trabajadores públicos sean cambiados de sector dentro del Estado en condiciones horribles. La política 4-C da a los patronos gubernamentales un poder absoluto sobre los trabajadores. Así, el salario que determina el Estado y que significa ya un recorte de la paga, es meramente un "precio máximo" que puede ser, puede ser reducido por los gerentes de compañías estatales arbitrariamente. También la reglamentación del horario de trabajo es completamente abolida para aquellos que deben trabajar en las condiciones de 4-C y, los jefes de las compañías estatales tienen el derecho de hacer que los trabajadores sigan trabajando tanto como haga falta hasta que "terminen la tarea que se les ha asignado". Los trabajadores no consiguen ningún dinero a cambio de este trabajo "suplementario" después de las horas de trabajo regulares o durante vacaciones. Bajo esta política, los jefes tienen el poder de despedir a los trabajadores arbitrariamente, sin tener obligación de pagarles ningún tipo de compensación. Además, el periodo de trabajo al año se fija entre tres y 10 meses (con horarios como ya se ha dicho), y el tiempo que no hay trabajo, los obreros no cobran nada. A pesar de esto, los trabajadores tienen prohibido encontrar un segundo trabajo aunque no tengan empleo en un cierto período. Los pagos de la seguridad social a los trabajadores no se realizan bajo las normas de la política 4-C, y todos loas prestaciones para la salud desaparecen. Ver para más detalles :
http: // en.internationalism.org/icconline/2010/01/tekel-turkey
Compartimos la profunda indignación que se expresa en el texto ante la enormidad del desastre y el cinismo de la burguesía mundial. La evaluación final es que se derramaron 500 millones de barriles de petróleo, es decir, estamos ante el mayor derrame de petróleo en la historia y cuyas consecuencia han sido minimizadas por todos los medios de comunicación. Estamos ante una catástrofe ambiental indecible, esto es un claro ejemplo de cómo del capitalismo nos hunde en la barbarie y la destrucción...Sin embargo, esta noticia aparece junto a "otras" como si un resultado de una partido de fútbol tuviera el mismo nivel de importancia que esta tragedia colosal. Así es como los medios de la burguesía ocultan la barbarie a la que nos lleva este sistema de explotación del trabajo asalariado donde se produce para la ganancia y no para satisfacer necesidades humanas, idea que el texto desarrolla con justeza y que compartimos completamente.
En su afán de ganancia, el capitalismo "ahorra" en aquello que es "prescindible". Para nadie es un secreto que el mantenimiento y la seguridad son renglones que la crisis arrincona en un mínimo o simplemente los anula. Ejemplos de ello se multiplican sin cesar: accidentes laborales, aéreos, inundaciones de ciudades, etc. Es muy probable que la causa de este derrame se encuentre en esos "ahorros" de capitalismo en seguridad y mantenimiento. Este derrame no es una cuestión de "mala suerte" sino una clara expresión de que la supervivencia del capitalismo nos lleva en línea directa a la aniquilación del planeta y de la humanidad. Esa verdad es ocultada y la destitución de algún jefe servirá de "chivo espiratorio" y se culpará a individuos y así se esconderá la realidad; la realidad de un sistema en decadencia y descomposición que arrastra a la humanidad en su hundimiento. Desempleo, guerra y destrucción del medio ambiente, tres problemas que nos presentan siempre sin conexión pero que tienen la misma raíz: la supervivencia de este sistema decadente.
Es verdad que tenemos desacuerdos sobre las causas de la guerra en Irak, que el compañero atribuye a la lucha por el control del petróleo; podemos también diferir sobre cómo será la llamada la sociedad futura ("comunismo anarquista" o comunidad humana...). Sin embargo, lo central es la denuncia sin concesiones del capitalismo en su conjunto y la necesidad de luchar juntos para acabar con este sistema de explotación que nos conduce a la destrucción pura y simple. Este texto es un esfuerzo que se inscribe en ese sentido y por lo cual apoyamos, publicamos y compartimos plenamente.
RM (CCI)
El 20 de abril del 2010 una explosión sacudió las entrañas de la tierra, un accidente de magnitudes sin precedentes se vislumbraba, la plataforma petrolera perteneciente a la British Petroleum ubicada en el Golfo de México explotaba derramando miles de litros del líquido se calculan 1,000 barriles del crudo por día, las pérdidas son desastrosas, miles de millones de dólares, hay trabajadores muertos, miles de plantas y animales mueren, es una desastre ecológica, el crudo avanza como una mancha voráz a través de los mares aniquilando todo lo que a su marcha se atraviese, desde las costas de Lousiana hasta el sur de Florida es conocida la imagen de las aves y demás animales cubiertos por petróleo, es una desastre ecológica, es un ecocidio!!!
Pero sin embargo todo esto es natural. No mal interpretemos, no es que así deban de suceder las cosas basándonos en el orden natural de la tierra, sino todo lo contrario, la muerte y destrucción de nosotros y nuestro entorno es natural bajo el Capitalismo.
La dictadura del lucro a la que se ve sometido el curso de la humanidad y de la tierra, tiene consecuencias desastrosas, la necesidad de la burguesía capitalista de incrementar sus ganancias, implica la explotación desenfrenada e irracional de los recursos naturales y de los seres humanos y, el petróleo, el llamado oro negro, es uno de los negocios más redituables para los bolsillos de las burguesías nacionales e internacionales.
La Invasión y guerra de Irak demuestra precisamente la destrucción que el sistema capitalista necesita para generar ganancia al puñado de personas que se encuentran en la cima de la sociedad de clases. Para el capitalismo la muerte siempre se traduce en dinero, sin embargo se pueden dar tropiezos en la carrera por el poder, y hoy las pérdidas son desastrosas no solo para el presidente de la British Petroleum, Carl-Henric Svanger y su camarilla sino para la humanidad en general.
Según el diario estadounidense New York Times la plataforma Deep Water Horizon de la British Petroleum testificó el 20 de julio que tenía una fuga en un dispositivo de seguridad días antes de la explosión en la plataforma, sin embargo la extracción continuó . Es claro, ¡¡lucro ante todo!! No nos asustemos, así son las cosas, así es el capitalismo y no solamente lo decimos nosotros, sino los mismos gestores de este irracional sistema de muerte (que siempre acabaran maquillando), cuando el mismo consejero delegado de la British Petroleum Tony Hayward que ya ha sido removido de su cargo fue acusado por el Congreso de los Estados Unidos por dirigir una empresa en la que prima la rentabilidad sobre la seguridad, tomando ahora las riendas el mismísimo presidente de la BP, que llega como salvador del desastre del cual es responsable pero mostrando su compromiso como empresa responsable, convirtiendo esta cuestión en un mero asunto de reputación .
Sin embargo, a pesar de todo el gobierno de Barak Obama aprobó recientemente la apertura de nuevas perforaciones, para explotar nuevos pozos de petróleo submarinos.
Está claro, la única forma de acabar con esta atroz destrucción es acabar con el capitalismo, mediante una Revolución Social Comunista y libertaria, que no deje de lado la perspectiva ecológica, construyendo una comunidad humana en la que el rumbo del mundo no gire en torno a las necesidades del mercado y la ganancia sino más bien las necesidades de la Humanidad apegadas al mismo curso de la naturaleza.
No queda de otra: ¡¡Luchemos por la Anarquía o marchemos hacia la Barbarie!!
Contra todo este sistema, de opresión, explotación, dominación y destrucción desenfrenada, ¡¡Muerte al Estado y al Capitalismo!!
Por la libertad y unidad del Humano con su Tierra Natural, en un mundo sin clases sociales ¡¡Que viva el Comunismo Anarquista!!
Queremos saludar y dar nuestro apoyo a la lucha que los trabajadores en Panamá han desarrollado recientemente. La unidad de distintos sectores evidenció que los trabajadores reconocen que su fuerza está en la unidad, esta lucha es un esfuerzo de la clase por liberarse de los esquemas de lucha que estimulan los sindicatos y las organizaciones de la izquierda del capital. Los sindicatos jugaron su papel negociando su ganancia, como es su razón de ser actualmente, y la clase fue la que puso las víctimas. Pero esto no significa que se derrotó al proletariado, este recoge estas experiencias internacionalmente para saber enfrentar cada vez de una forma más certera a la burguesía y sus agentes. La unidad en la lucha que han demostrado los trabajadores en Panamá se acompaña de distintas luchas recientes donde la solidaridad vuelve a resurgir al lado de la lucha de clase. Luego de un largo período donde la atomización ha reinado. Aun son intentos aislados, pero no por eso menos importantes en señalar el camino de las luchas que están por venir.
Así ampliando las luchas estas pueden dar pasos adelante para la clase, llevándola a disntintos sectores así como en Panamá trabajadores bananeros y estudiantes, así trabajadores de todos los sectores y de todos los países levantamos una misma lucha, con un interés común.
El sector de los obreros de las bananeras es duramente golpeado por las condiciones más asquerosas de explotación capitalista. Acá en Costa Rica son sometidos a todo tipo de pesticidas aun a sustancias ilegales para los cultivos, además de que trabajan con exposición a diversos riesgos laborales como picaduras de serpientes, etc. Similar a las condiciones de los obreros de la piña. El ataque a las condiciones de vida que lleva a delante la burguesía en Panamá es el mismo que lleva la burguesía adelante en todas partes del mundo, agudizado cada vez más por la crisis; ante esto los obreros de las bananeras han dado una lucha valerosa para toda la clase.
Los sindicatos y organizaciones de izquierda comprometidas por todos lados con el parlamentarismo y la democracia capitalista, ha terminado por enterrar cuanta lucha intente desarrollar la clase. Así cuando no hay movimiento llaman a huelga y movilizaciones para poder protagonizar el descontento general, y al cabo que las luchas tienden a salirse de sus sectores, tanto sindicatos como grupos del izquierdismo llaman a la calma, a las salidas democráticas y pacíficas, es decir al terreno de la burguesía, al de los representantes que ganan su tajada.
En Costa Rica ha sucedido así como en Panamá la negociación en el 2000 del cese de las luchas contra el "combo eléctrico" se dio una vez que los dirigentes de los sindicatos y grupos de izquierda, entraron a la comisión negociadora. Así evitando el desarrollo de mecanismos autónomos de lucha por la misma clase, y despejando el camino para la policía y su represión. Una lucha que inicialmente los sindicalistas querían conducir por sus intereses, fue presionada por la clase cuando esta salió a las calles demandando mucho más, llamando a hermanar todas las luchas. Muchos trabajadores se movilizaban con independencia del sindicato, los barrios, se autoorganizaban y enfrentaban a la policía. Es decir los sindicatos tuvieron que correr para controlar las huelgas y llevar a la calma de la democracia al país nuevamente e intentar borrar de la conciencia a los cientos de miles de trabajadores y explotados que apoyaron estas luchas, el logro que significó el que se expandiera tanto el movimiento de protesta, por encima de los intereses sectoriales.
Hoy todos aquellos dirigentes que ayudaron a la negociación de las luchas en una comisión y llamaron a la paz y a la democracia, hoy participan en las elecciones burguesas y de puestos parlamentarios y sindicales, aspirando a sobrervivir de la misma clase, como capa parácita. La misma historia se ha repetido con los intentos de la clase por dar luchas que auténticamente defiendan intereses de clase, así fue con Mayo del 68. Por eso debemos hermanar nuestras luchas, fuera de las fronteras para que puedan desarrollarse, para que puedan los obreros debatir y adquirir las experiencias del conjunto de la clase.
Enr.
LECO 7/8/10
Publicamos un comentario escrito por los compañeros de CREE (Colectivo Revolucionario Espartaquista Estudiantil) sobre la huelga del metro de Madrid de finales de junio, en respuesta a los recortes salariales generalizados e impuestos, sin distinción de color político, por las distintas administraciones gubernamentales, en este caso por la Comunidad de Madrid.
Queremos, en primer lugar, saludar este escrito ya que pone en el centro de la lucha la actividad de los propios trabajadores, el esfuerzo de estos por tomarla a cargo, tener confianza en sus fuerzas, e intentar superar la forma de "lucha" sindical, sea esta más o menos radical, porque siempre quedará enredada en la legalidad burguesa.
Esta toma de posición de CREE sobre la huelga del metro, pensamos que debe servir para que otros compañeros y colectivos proletarios puedan también debatir sobre esta cuestión, en el camino de la preparación de nuevas luchas, de la búsqueda de la confianza en nuestras propias fuerzas; debate al que desde ahora mismo incitamos. Solo dos precisiones que también puede servir para estimular la discusión:
1) La fuerza de una lucha no reside necesariamente en la radicalidad de la huelga en tanto que paralización de la producción o los servicios, sino en la capacidad para buscar forjar la unidad de clase con la extensión y la solidaridad, y desarrollar una correlación de fuerzas frente al Estado burgués. En el periodo actual, con el acumulo de stocks invendibles, la detención de la producción en tal o cual fábrica no significa una amenaza para la burguesía y sobre todo no se acompaña de la solidaridad y la unidad de clase con la que estaban concebidas las huelgas en el s. XIX. En las huelgas de los servicios, como hemos visto en el Metro de Madrid, la paralización total del servicio se ha vuelto contra los trabajadores, en la medida en que la lucha ha quedado aislada. Si en esta huelga, el desbordamiento de los servicios mínimos expresaba la voluntad y la tentativa de romper la cárcel en la que la normativa legal y sindical tratan de encerrar y aislar las luchas, para buscar una lucha efectiva, que tenga la fuerza de imponer las reivindicaciones, finalmente la fijación en la consigna de no respetar los servicios mínimos, de la huelga total (en el aislamiento), no ha sido la fuerza de la lucha, sino su debilidad, el flanco por donde la propaganda de la burguesía ha enfrentado al resto de trabajadores y a la población con los obreros del Metro para dejarlos aislados.
2) La otra cosa que queremos precisar es lo que los compañeros del CREE llaman el Frente único proletario. Aunque entendemos que con esto, los compañeros del CREE llaman a la unidad de la clase, nuestro punto de vista es que el concepto de "frente único" hace referencia a una unidad que se construye a partir de las organizaciones, en este caso de los sindicatos; es decir, hace referencia a la unidad sindical. Pero la unidad de la clase obrera en lucha es un producto de su solidaridad, de su naturaleza de clase, de que no existen en su seno intereses divergentes; mientras que la unidad sindical es producto del contubernio y la negociación para el reparto de privilegios y prebendas, para la distribución de "puestos", etc y a menudo con el objeto de engañar a la clase e impedir precisamente que construya su verdadera unidad en las asambleas abiertas y en los órganos, revocables en todo momento que de ellas surgen.
CCI - 16 de agosto de 2010
Las arcas griegas recibieron hace unos meses una nada despreciable suma de miles de millones de euros por parte del FMI y con la ayuda del BCE para paliar la crisis fiscal que ese país contrajo durante los periodos de auge económico. No era el país más poderoso, ni el más rico, ni siquiera el más noticiable de todos los países que conforman la Unión Europea; pero estaba al borde de la bancarrota y había que salvarlo a coste de lo que fuese para impedir que el Euro entrara en coma profundo. A partir de este momento, como castillo de naipes construido con manos temblorosas, el resto de países comenzaron a caer. Las alarmas saltaron en Hungría, al parecer, fueron sofocadas. El Estado español lleva meses en el punto de mira de los especuladores, que ya intentaron un asalto. Italia no revierte su situación de hiperendeudamiento. Estamos en ese nuevo periodo de la crisis marcado por la deuda fiscal de los distintos Estados, acuciados por el pago de créditos emitidos a muchos años vista y que parecía que nunca vencerían. El Estado capitalista anda escaso de recursos, y ahora es la clase trabajadora (por aquello de que "la culpa es de todos") la que actúa como aval de sus deudas. Las distintas políticas de austeridad que se están desarrollando a lo largo y ancho del planeta, atiende, precisamente, a esta lógica.
24 de junio en Francia. Más de dos millones de personas salen a las calles a protestar contra las reformas iniciadas por el Ejecutivo de Sarkozy, enmarcadas en su particular Plan de Austeridad. 25 de junio, Italia. Cientos de miles de personas se movilizan contra los recortes planteados en el gasto público, la congelación salarial y la reforma de las pensiones. 29 de junio, Grecia. Enésima Huelga General que se inicia el mismo día en el que comienzan las negociaciones en el Parlamento sobre la necesidad de implementar nuevas medidas que permitan al país cumplir con las condiciones del crédito de rescate otorgado meses atrás por el FMI. Ese mismo día, en una Asamblea resolutiva, los trabajadores del Metro de Madrid deciden convocar una Huelga total en la que no se aceptan los servicios mínimos impuestos por la Comunidad de Madrid.
Saltando por encima del Convenio Colectivo que se extiende hasta 2012 y de la mismísma legalidad burguesa, el Ejecutivo madrileño, decide establecer el recorte salarial del 5% a los trabajadores de Metro, justo en la línea de las medidas que se habían imprimido a los salarios de todos los funcionarios desde el Gobierno Zapatero (he aquí la "diferencia" entre la "izquierda" y la derecha que muchos promulgan). Con independencia del mayor o menor recorte salarial impuesto, las luchas surgieron como respuesta, precisamente, a la ruptura unilateral de lo estipulado en el Convenio Colectivo, lo cual suponía romper con la negociación tradicional de las condiciones de trabajo de manera colectiva y fomentar la negociación caso a caso. Cuando se decidió convocar una huelga en protesta, la Comunidad pretendió virtualizar las protestas obligando a los huelguistas a obedecer unas exigencias laborales que alcanzaban el 50% del total del servicio de Metro. Los trabajadores, en un acto de coraje desconocido, tomaron la decisión en Asamblea de no respetar los servicios mínimos. Los días 29 y 30 de junio Madrid estuvo sin Metro. Y aunque el Ministerio del Interior puso en jaque a miles de policías, los piquetes lograron culminar con éxito su ejercicio de presión frente a las trampas de la patronal y la Comunidad de Madrid y ningún tren recorrió el camino que tenía fijado.
Como sea que hoy en día no somos capaces de acercarnos a la realidad si no es mediante los medios de (in)comunicación, millones de personas en todo el Estado español sintieron como una agresión lo que era un acto de legítima defensa de la clase obrera frente a una nuevo "decretazo" que minaba sus históricas conquistas. Los mass media, en canto unánime de la vileza que movía a esos "privilegiados" del Metro, no dudaron en criminalizar las reivindicaciones de todas las maneras que les fue posible. En primer lugar, ignoraron la necesidad de profundizar en las causas del conflicto social para dar al público una visión más completa y compleja de la situación. Las carreras de los usuarios del Metro en busca de nuevos medios de transporte con los que desplazarse eran más importantes que las Asambleas obreras. Las voces de los usuarios descontentos eran más importantes que las voces de los trabajadores descontentos que veían pisoteados sus derechos. No era cuestión de un Convenio Colectivo que cierta "lideresa" se pasaba por el forro, sino de un 5% de reducción de salario que situaba a los trabajadores del Metro de Madrid como unos auténticos desconsiderados que pataleaban pese a su condición de privilegiados. No se dudó en identificar a los trabajadores de una empresa privada con el funcionariado público. Se repitió hasta el hartazgo que eran funcionarios a los que se había aplicado la misma medida que al resto, por lo que su lucha era totalmente injustificada. Lo mismo daba que aquello fuera una vil mentira, todo consistía en impedir que el ejemplo se extendiera. Así obran los estandartes de la Sociedad de la (des)Información.
En segundo lugar, no dudaron en fabricar una imagen de la Huelga como absolutamente incontrolada, usando el adjetivo de "salvaje". A poco que alguien de las redacciones se hubiese informado, se sabría que por "salvaje" se entiende toda aquella huelga convocada por los trabajadores sin contar con (y casi siempre frente a) los sindicatos. Una Huelga no es salvaje porque no tenga servicios mínimos. Una Huelga no puede ser huelga si existen servicios mínimos, sino una simple patraña.
La campaña de acoso y derribo pertrechada tanto por los medios de comunicación como por las distintas organizaciones y partidos políticos burgueses sembró la desazón en los trabajadores en Huelga, que tuvieron que someterse a la presión ejercida por los aparatos gubernamentales y mediáticos. Así se explica que las movilizaciones ulteriores hayan respetado los servicios mínimos abusivos. Con ello se logró forzar a la patronal a sentarse en la mesa de diálogo el 10 de julio. A día de hoy no se han logrado acuerdos y 2000 expedientes disciplinarios por el incumplimiento de los servicios mínimos durante el 29 y el 30 de junio siguen sobre la mesa. Del 5% de recorte se ha pasado a un 1,5%; pero los trabajadores expedientados seguirán expedientados y el Convenio Colectivo será cosa del pasado.
La Huelga de los trabajadores del Metro de Madrid es un ejemplo. Un ejemplo para los trabajadores de todo el Estado español. La conciencia de unión y solidaridad de clase fue más fuerte que las siglas de los sindicatos, que se vieron arrastrados a crear organismos de lucha colectivos pese a la confluencia de tendencias casi antagónicas. Se recuperó el método por excelencia de organización obrera, las Asambleas resolutivas, germen de los futuros Consejos obreros; donde los trabajadores se expresaban y decidían, organismos de verdadera democracia obrera. Aparte, se confrontó de manera directa el recorte de los derechos de Huelga de los obreros, saltando por encima de los servicios mínimos como legítima expresión de la naturaleza de la huelga: la condición previa de la reivindicación consiste en lograr que la paralización de tu actividad tenga repercusión suficiente.
Sin embargo, debemos tener en cuenta que la solidaridad de la clase obrera, condición sine qua non para llevar a buen puerto las reivindicaciones obreras y confrontar el aislamiento al que no someten las fuerzas burguesas fue débil e insuficiente (que no minoritaria). No sólo por el bombardeo ideológico al que se nos sometió; sino también porque el aspecto propagandístico fue descuidado por los trabajadores del Metro de Madrid y la actividad de los piquetes informativos no encontró lugar más allá del subsuelo. La imperiosa necesidad de salir a la calle y combatir las calumnias que circulaban estuvo en este conflicto más a la orden del día que nunca, pero fue desatendida y, debido a ello, no se pudo lograr un verdadero apoyo de amplias capas de trabajadores. De haber logrado taimar esta deficiencia, quizás a día de hoy podríamos estar hablando de una mesa de negociaciones favorable a los trabajadores o incluso de algo mucho mayor.
Justo por esto mismo, porque el apoyo no fue resuelto y las huelgas en solidaridad no se sucedieron, los obreros del Metro no tardaron en sentirse culpables y verdaderos criminales y muy pronto se doblegaron a los servicios mínimos impuestos, que sirven sólo para ahogar las protestas y dejarlas sin repercusión alguna. Con ello la movilización perdió fuerza y no se logró avanzar en el camino de la recuperación de las condiciones iniciales del Convenio Colectivo. El Vamos a reventar Madrid se quedó en nada, pero no debemos desanimarnos. Madrid es sólo un pequeño paso en la recuperación de las mejores tradiciones de la lucha obrera en este nuevo periodo de relanzamiento de la combatividad proletaria. El Frente único proletario defendido por el CREE ha encontrado expresión en esta lucha sin necesidad de hacer propaganda del mismo. Eso nos incita a seguir trabajando puesto que vamos en el buen camino. Desde aquí, nuestro apoyo a los trabajadores madrileños del Metro, que nos han dado una primera e importante lección de cómo la clase obrera llegará un día a enfrentarse al orden social burgués impuesto.
Una vez mas, por 13ª vez durante los 11 años de gobierno de Chávez, las facciones chavistas y oposicionistas del capital nacional, convocan al proletariado a las urnas electorales. Otra vez, la confrontación entre ambas facciones, que ha dominado el escenario político desde el ascenso de Chávez al poder en 1999, se traslada al terreno electoral, intentando arrastrar a los trabajadores y al conjunto de la sociedad tras las banderas de una u otra facción. Tal como lo hemos planteado en anteriores artículos, el proletariado tiene todas la de perder en esta nueva contienda electoral, donde los chavistas agrupados en el Partido Socialista Unido de Venezuela (PSUV) luchan por permanecer en el poder, y los opositores pujan por desplazarlos, agrupados esta vez en la llamada Mesa de la Unidad Democrática (MUD).
En efecto, las elecciones parlamentarias del 26 de septiembre (26S), al igual que en anteriores procesos electorales, están planteadas en términos plebiscitarios por el chavismo y el propio Chávez, quien de nuevo recurre a su verbo encendido en contra de los opositores (a los que califica de golpistas, pitiyanquis, etc.) con la intención de aglutinar a sus seguidores y amedrentar a los partidarios de la MUD. También los opositores asumen las elecciones del 26S en los mismos términos: plantean que la única forma de frenar al gobierno "comunista" de Chávez y sus nefastas consecuencias para la democracia es conquistando la mayoría en la AN, desde el 2007 controlada en su totalidad por el oficialismo.
Pero estas elecciones se desarrollan en un contexto completamente diferente a las anteriores, el cual acentúa la polarización política y plantea un escenario de exacerbación de las confrontaciones entre fuerzas oficialistas y opositoras:
-la economía venezolana ha sido seriamente golpeada por la crisis capitalista mundial que se expresa en una baja considerable en los ingresos petroleros desde mediados del 2008 (que aportan mas del 90% de los ingresos del país), que ha ocasionado que el país se encuentre en recesión desde el 2009 (PIB de -3,3%) hasta la fecha; según la CEPAL Venezuela será el país que tendrá menor crecimiento económico en el 2010 al lado de Haití. A esta situación han contribuido las medidas capitalistas de estado de corte totalitario que ha tomado el régimen para intentar enfrentar la crisis (control de cambio, control de precios) y controlar a los sectores del capital nacional a través de leyes en el plano económico, que han ocasionado una baja inversión de capitales nacionales e internacionales; a lo que se le añade un crecimiento desmedido del gasto público y de las importaciones que han reafirmado el carácter rentista de la economía venezolana, que han mermado con la baja de los ingresos petroleros; medidas que en su conjunto ocasionan que Venezuela sea el país con la mayor inflación en AL en los últimos tres años (con una inflación acumulada del 96% en ese período) y con una de las economías menos competitivas de la región.
-los efectos de la crisis han dejado al desnudo las debilidades, incapacidad y descomposición de la burguesía venezolana en su conjunto y de su fracción chavista en particular: altos niveles de corrupción que superan con creces los niveles de los gobiernos del pasado; abandono de la atención del estado a los servicios públicos de salud, educación (pese a que éstos han sido y siguen siendo planteados por la propaganda oficialista como los grandes "logros" del "socialismo bolivariano"), de seguridad pública, deterioro de la infraestructura vial y de servicios, etc. Estas debilidades del estado, que ya se manifestaban durante los gobiernos anteriores al de Chávez, se han mostrado de manera dramática en los últimos meses a través de: la crisis del servicio eléctrico y de suministro de agua, que ocasiona racionamientos y fallas eléctricas en todo el país (siendo un país con una de las mayores infraestructuras de servicio eléctrico en la región, productor de combustible y con abundantes recursos hídricos); el mal manejo y distribución de alimentos por parte de los entes del estado, que ha ocasionado se descompongan mas de 100 mil toneladas de alimentos importados para suplir los planes populistas; el crecimiento sostenido de los índices de criminalidad, que ubican a Venezuela en una de las tasas mas altas de asesinatos a nivel mundial, de 75 por cada 100 mil habitantes, superando a países como Colombia (37) y México (10) .
-la merma de los ingresos petroleros, junto con las ineficiencias del estado, le han dificultado al chavismo mantener los planes populistas de la "revolución" bolivariana (llamados Misiones), lo que ha repercutido en una baja en la popularidad del régimen y del propio Chávez a nivel de las masas mas pauperizadas, principal base de sustentación del chavismo. Por otra parte, a nivel de esas capas y otros sectores de la sociedad son frecuentes las protestas y movilizaciones por la falta de servicios, contra la criminalidad o reclamando ofertas incumplidas por el gobierno. También son frecuentes las protestas de los trabajadores, principalmente dependientes de las instituciones o empresas del estado, exigiendo reivindicaciones salariales o beneficios laborales. Se observa entonces que se ha creado un ambiente de convulsión social, el cual precisamente la burguesía pretendió enfrentar a finales de los 90 con el ascenso de Chávez al gobierno; pero parece que "ha sido peor el remedio que la enfermedad". Es tal la incapacidad del régimen de realizar la gestión de estado, que ha llevado a sectores de la burguesía de dentro y fuera del país a catalogar al de Venezuela como un "estado fallido".
-como respuesta a este descalabro de la fracción chavista de la burguesía, las fuerzas opositoras del capital nacional se han visto en la urgencia de fraguar una unidad, y por primera vez en 11 años de gobierno de Chávez, se presentan unidas a unas elecciones a través de la MUD. A diferencia de las últimas elecciones parlamentarias del 2005, donde los candidatos de oposición desistieron de participar debido al ventajismo oficial, ahora lo hacen en bloque, a pesar de que se mantiene de manera descarada el ventajismo oficial[1]. La estrategia de la oposición ha sido dejar que el chavismo "se cueza en su propia salsa" y ahora aprovechar su debilitamiento, cuidándose de no caer en las zancadillas y "trapos rojos" que constantemente éste coloca.
-al debilitamiento interno del chavismo, se une un debilitamiento a nivel internacional. Después del derrocamiento de Zelaya en Honduras, debido a la acción de los EEUU y de varios países de la región (Costa Rica, Panamá, Perú, etc.), ha habido un debilitamiento progresivo de las intenciones imperialistas de Venezuela. Es evidente que los EEUU necesitan un "patio trasero" en calma para proseguir sus planes económicos e imperialistas; de allí la necesidad de frenar las intenciones de pequeño imperialista de Chávez, quien explota el antiamericanismo en la región. La posición geopolítica de Venezuela se ha debilitado a tal nivel, que una vez asumió Santos el gobierno de Colombia en agosto pasado, inmediatamente Chávez inició el restablecimiento de relaciones, debido fundamentalmente a que Colombia es el principal proveedor de alimentos y manufacturas, que se abaratan por ser países fronterizos. Por otra parte, también debido a los efectos de la crisis, los países de la región que se benefician de acuerdos petroleros, comienzan a percibir que Venezuela puede dejar de ser un proveedor confiable de petróleo; de hecho algunos planes energéticos en la región se han visto afectados.
Este contexto, evidentemente nada positivo para el régimen chavista, ha sido utilizado de manera bastante inteligente por las fuerzas opositoras ante las próximas elecciones parlamentarias para ir ganando espacios a nivel de los trabajadores y sobre todo en los barrios de las principales ciudades, tradicionalmente bastiones del chavismo. Ante este avance opositor, la estrategia utilizada por el oficialismo es vender la figura carismática de Chávez como portaaviones, quien es el que aparece en las vallas publicitarias, siendo la mayoría de los candidatos oficialistas a la Asamblea unos desconocidos; sin embargo, dada la baja en la popularidad de Chávez, puede ser que el portaaviones no funcione como en el pasado. Tal ha sido la intensidad de la campaña, altamente polarizada, que se estima una participación cercana al 70%, algo nunca visto en este tipo de elecciones. A pocos días de las elecciones del 26S, las principales encuestadoras dan pequeños márgenes de diferencia entre oficialistas y opositores (de 4 o 5 puntos), e incluso algunas hablan de empate técnico entre ambas tendencias.
La burguesía no quiere ni puede evitar la confrontación
Ante esta realidad el chavismo y el propio Chávez responden con amenazas, intimidación y acciones de los poderes públicos contra los opositores; en las últimas semanas, Chávez ha intensificado las cadenas de radio y televisión para inaugurar "obras" y nuevos planes, como en una acción desesperada para intentar lavar la cara a su gobierno, momentos que aprovecha para arengar a sus seguidores y amenazar con "radicalizar la revolución" en caso de que el chavismo pierda espacios. De igual manera se induce el miedo y la incertidumbre en las masas chavistas al plantear que de ganar la oposición, ésta juzgará a Chávez y se perderán los "logros de la revolución", en particular las Misiones. En las arengas contra los opositores Chávez les recuerda que la "revolución bolivariana" es una "revolución armada", que cuenta no sólo con la Fuerza Armada, sino con la Milicia Bolivariana (que ha sido sacada a la calle con la excusa de controlar la delincuencia); y aunque no lo dice, sabe que cuenta con grupos armados en Caracas y otras ciudades del país, los cuales conforman pequeños estados dentro del estado.
En ese sentido, la perspectiva que se abre, independientemente del resultado electoral, es una radicalización de la confrontación entre las facciones burguesas; que se va a extender desde ahora a las elecciones presidenciales de 2012 y de seguro más allá. Ni oficialistas ni opositores pueden detener esta loca carrera por el poder: Chávez y su camarilla no están dispuestos a dejar el poder; en una de sus alocuciones recientes dijo que gobernará hasta 2030; por su parte la oposición tratará de actuar en bloque contra el régimen, obviamente con el apoyo del "imperio". Es casi inevitable que las confrontaciones se exacerben a niveles mucho mayores que los que hemos visto hasta ahora, que pueden llevar a situaciones de anarquía e ingobernabilidad, e incluso confrontaciones armadas.
El estado actual de las confrontaciones interburguesas es el desenlace fatal de los altos niveles de descomposición de la burguesía venezolana, que han llevado a que fracciones de la pequeña burguesía conformada por elementos de la izquierda del capital, izquierdistas y militares, hayan tomado por asalto al estado venezolano, con una visión provincial y fundamentalista; en ese sentido no está alejado de la realidad cuando algunos opositores califican de "talibanes" a Chávez y a quienes están a la cabeza del gobierno. Los sectores opositores del capital nacional, que en su momento varios de ellos dieron su apoyo a Chávez, pretenden enderezar su entuerto, pero en un ambiente de confrontación con consecuencias impredecibles.
La salida del proletariado es la lucha
El proletariado debe impedir dejarse arrastrar por estas confrontaciones, que ni oficialistas ni opositores pueden ni quieren impedir. Debe tener en mente las consecuencias de la huelga petrolera contra el gobierno de finales de 2002 inducida por la oposición, donde llegaron a confrontarse obreros contra obreros en las zonas petroleras y en la Zona del Hierro en Guayana, y dejó un saldo de cerca de 20.000 trabajadores despedidos y la solidaridad obrera seriamente debilitada; o la huelga convocada por los patrones en el 2001, que fue aprovechada por éstos para despedir trabajadores y precarizar aún mas las condiciones de trabajo. El proletariado tiene todas la de perder en estas confrontaciones, que sea cual sea su resultado beneficiará a una o otra facción del capital, mientras las masas excluidas sociales y eventualmente el proletariado será quien ponga la carne de cañón, como ha ocurrido en este tipo de confrontaciones burguesas a lo largo de la historia del capitalismo.
Gane quien gane estas elecciones y la contienda final por intentar desplazar al chavismo del poder, la perspectiva para el proletariado es que esas mismas facciones que hoy se confrontan, acentúen la precariedad, el hambre y la barbarie en las filas obreras y en la población. Ya el chavismo nos ha dado muestra de ello a través de la negación de discusión de las contrataciones colectivas, la desmejora a los beneficios sociales de los trabajadores formales, los bajos salarios sin beneficio de los trabajadores de las cooperativas, la desmejora o eliminación progresiva de los seguros de salud, la criminalización de la protesta de los trabajadores, etc. Los opositores, de llegar de nuevo al poder, proseguirán estos ataques con la excusa de que el régimen chavista dejó en "ruinas la economía"; ya conocemos ese cuento.
La única forma de contrarrestar esta polarización es plantándose en su terreno de clase: luchar contra los capitalistas rojos, verdes, blanco o azules, en la defensa de nuestras condiciones de vida y de nuestras familias; tal como lo hacen hoy los obreros de Guayana, aunque fuertemente penetrados por las tropas sindicales del chavismo, opositores y trotskistas; como lo han hecho los trabajadores petroleros, del Metro y del sector eléctrico; y como lo hacen los trabajadores de Mercal y de otras de las Misiones creadas por el gobierno. Deben basar sus luchas en genuinas asambleas donde participen trabajadores de diferentes industrias y empresas; rechazar la consigna del "control obrero" promovida por el chavismo y secundada por el trotskismo, ya que es la forma "inventada" por la izquierda del capital para acentuar la precarización en las filas obreras.
Pero, el nivel de confrontación interburguesa ha avanzado tanto, que la situación actual requiere del desarrollo de un mayor grado de conciencia de clase del proletariado venezolano, ya que no sólo está amenazado físicamente, sino que puede salir seriamente golpeado y quedar limitado o imposibilitado de luchar por un tiempo contra el capitalismo, fuente de la barbarie que hoy vivimos. En este sentido, el debate y la intervención de las minorías más concientes de la clase es crucial en el momento actual.
Aunque el chavismo y la izquierda han querido arrebatarnos esta bandera a la clase, la perspectiva que se abre para el proletariado es socialismo (el verdadero socialismo concebido por el marxismo y no la patraña burguesa de "socialismo del siglo XXI") o barbarie.
Internacionalismo
20/09/2010
[1] El régimen chavista ha modificado las leyes de tal manera que los circuitos electorales del interior del país, donde el chavismo es mas fuerte, tengan mayor número de diputados; pudiéndose dar la paradoja que con menos del 50% de los votos puedan tener mayoría en la Asamblea Nacional.
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Desde que en junio Toxo Fernández (CCOO) y Cándido Méndez (UGT) clamaran a viva voz la convocatoria de Huelga General para el 29 de septiembre, hemos venido sufriendo una campaña ideologizante a favor de la misma orquestada desde todos los sectores que se reclaman del manido título de "izquierda". La campaña nos ha vapuleado para que participemos en una Huelga presentada en términos maniqueos con ánimo de no dar cabida al espíritu crítico: o estás radicalmente a favor, o estás radicalmente en contra. Así nos engañan y estafan los siervos del capital y sus correligionaros "izquierdistas".
Pretenden silenciarnos para engañarse e intentar no recordar los años de delación y aplastamiento del movimiento obrero. Los sindicatos y sus compañeros de viaje no desean escuchar de nuestra voz que la convocatoria será un fracaso. Piensan que el descontento obrero es más que suficiente para impulsar la Huelga General y que las esperanzas de la clase trabajadora siguen cifradas en su oportuna intervención. Nosotros debemos responder por la defensa acérrima de nuestros intereses de clase y no dejarnos embaucar por aquellos al servicio del Capital que nos aherroja con sus cadenas.
Antes de que el ejecutivo Zapatero diera a conocer el decretazo; el daño estaba hecho: en febrero de este año se habían impulsado medidas dirigidas a la supresión de las jubilaciones y reformas en la negociación colectiva favorables a la congelación o reducción de salarios. Mientras tanto, los sindicatos negociaban cómodamente con el Gobierno y la patronal el que fuera aborto de Reforma Laboral. En todos los países se han sucedido negociaciones de este tipo pues, en el marco de la crisis estructural del capitalismo, los Estados (europeos, sobre todo) tiraron de crédito para intentar reflotar el colapsado sistema financiero.
La deuda contraída les ha obligado, por mediación del FMI y el BCE, a desarrollar baterías de medidas antiobreras que se lleven por delante las pírricas conquistas sociales logradas tras años de combate.
Antes que el occidente "noticiable", Rumanía o Eslovenia llevaban varios años sometidos a las contrapartidas de los préstamos del FMI. Más tarde, en Grecia, se descubrió que la "contabilidad creativa" y las reevaluaciones de su deuda pública habían ocultado la verdad sobre una galopante crisis fiscal que superaba todo lo imaginable. El FMI y la Unión Europea salieron de pesca y capturaron todo un país al borde la banca rota. Un préstamo de 30.000 millones de euros a un interés del 5% catapultaba al país heleno a las primeras páginas de los rotativos de todo el mundo. El Gobierno Papandreu (Partido Socialista Griego, presidente de la Internacional Socialista) desarrolló un "Plan de Ajuste" que despertó al proletariado griego de su letargo y le hizo reaccionar. La clase trabajadora y los sectores populares salieron a responder al gobierno "socialista" con la lucha. Y hasta el día de hoy, ésta no ha cesado.
¿Por qué millones de personas combatiendo son incapaces de tirar abajo el Plan de Ajuste griego?
Los destinos de la clase trabajadora griega y el resto de obreros del mundo se unen por el vértice. Ella dio el primer paso y nosotros debemos continuar su obra. Pero, en los caminos encontrados, los sindicatos ponen piedras para impedir el avance. ¡Se han sucedido doce huelgas generales! A veces salen los trabajadores del sector público llamados por su sindicato; otras veces, los del privado. De vez en cuando, se encuentran ambos en las calles. Otras veces, renuncian todos y convocan los sindicatos anarcosindicalistas. ¡Y así una vez y otra! Papandreu, mientras tanto, ha anunciado que las medidas son insuficientes y que se deben desarrollar más y más contundentes. Ante tal disgregación de fuerzas, no puede por menos que sentirse confiado.
En Grecia, los sindicatos tienen verdadero poder sobre los trabajadores; y, en tiempos agitados, saben sacar provecho. El repunte de las luchas obreras a escala internacional tiene mucho que ver con la valerosa actuación de los trabajadores griegos; que, sin embargo, son sistemáticamente llevados por el camino de la indefensión por los sindicatos y partidos del capital. La disgregación de la unidad obrera frente al capital es absolutamente lesiva para la clase obrera a escala internacional; pero también es el terreno del cual se nutren los sindicatos: el sindicalismo es acicate de nuestras dificultades de autoorganización y se alimenta de esas mismas dificultades.
Esta situación se repite en todos aquellos países en los que miremos. En Sudáfrica, 1,3 millones de trabajadores del sector público proclamaron la Huelga indefinida, alentada por los sindicatos. Días después, los mismos sindicatos que llamaron a las calles con todo el arrojo del mundo a los trabajadores se echaron hacia atrás y proclamaron el fin de la Huelga y la vuelta a trabajar. En Francia, son dos Huelgas Generales las que hemos vivido. Ambas, desconectadas gracias a la infiltración sindical en las mismas. Estériles desfiles militares que no conducen a nada. En Tekel, Turquía, bien sabían los trabajadores que no podrían fiarse de los sindicatos. Llevaron su lucha autónoma ajenos a los sindicatos, pero estos acabaron por infiltrarse y echar por tierra las reivindicaciones. Algunos compañeros de Tekel están viajando por Europa dando a conocer tales acontecimientos para que, entre todos, saquemos una lección clave: LOS SINDICATOS PERTENECEN Y SIRVEN AL CAPITAL.
El ejemplo del Estado español no es, a este respecto, menos aclaratorio. A finales de junio, vivimos una grandísima lucha obrera: los Trabajadores del Metro de Madrid decían ¡NO! a la ruptura unilateral del Convenio Colectivo por parte de la dirección de Metro y la Comunidad →
Los sindicatos no desean más que un triunfo mediático de la Huelga Aunque con amplias perspectivas en su camino, el repunte de la combatividad obrera a escala internacional es aún débil
→ Autónoma madrileña. La Asamblea se plantaba y anunciaba Huelga total sin atender a los servicios mínimos que habían sido impuestos. ¡Dos días de parálisis total en Madrid! La campaña ideológica de difamación, calumnia y criminalización de los valerosos compañeros fue absolutamente atroz. Tras dos días, los trabajadores mismos se hicieron eco de esa criminalización y anunciaron la vuelta de los servicios mínimos. El ejercicio de autoorganización se detuvo en ese mismo punto. Los sindicatos tomaron la Asamblea y lograron forzar la negociación con la dirección de Metro. El conflicto sigue sin resolverse y, gracias a los sindicatos, la lucha ha quedado definitivamente empantanada.
La solidaridad obrera con los trabajadores de Metro de Madrid fue inmediata, pero aún débil e insuficiente. El ejemplo no se extendió y el combate quedó aislado. La articulación con otras luchas parciales y la contrainformación no fueron consideradas como primordiales; y, pese a todo, los trabajadores de Metro de Madrid nos enseñan el ejemplo de cómo la clase obrera se debe de organizar en su pugna continua contra el capital y el patrón.
Cuando Zapatero informó sobre la batería de medidas de reducción del déficit en el Estado español; Comisiones Obreras y UGT reaccionaron permitiendo al Ejecutivo que se explicara. Cuando éste se explicó, vieron las orejas al lobo y comenzaron su labor de desmovilización. Las míseras condiciones de antes (alto paro incluso en periodos de "crecimiento", pensiones pírricas, dificultades de acceso a las ayudas por parte del trabajador agrario, subcontratación y precarización galopantes), son las "conquistas a recuperar" de ahora. Los muebles ya se habían mojado, el problema es que ahora se los llevaba la corriente.
Quisieron hacernos creer que habían cambiado de chaqueta y de lado de la barricada y, para "responder" al Ejecutivo llamaron a todos los funcionarios a una jornada de Huelga de 24 horas el 8 de junio. ¡Clamorosa opereta de baja estofa! Bien orquestada en connivencia con el Gobierno del PSOE, la Huelga ni hizo mucho ruido ni causó mucho daño a las estructuras públicas del Estado. Ante tamaño despropósito, ¿qué hicieron esas fuerzas de la izquierda que dicen ser los valedores de nuestra causa? ¡Apoyaron sin más! ¡Todos a una en semejante pantomima!
El fracaso de la Huelga al que ellos mismos contribuyeron estaba destinado a sembrar la desmoralización y la pasividad en nuestras filas, agravado a posteriori con una convocatoria de Huelga General ¡con la Reforma Laboral previamente aprobada y aplicada!
¿Qué alternativas nos proponen aquellos "radicales" e "izquierdistas" ante todos estos acontecimientos? Nada en absoluto. Su actuación respecto al 29-S es un fiel retrato de la "alternativa" que ellos dicen representar. Emplean la convocatoria de Huelga General como vehículo para sus propias pretensiones, y se valen de la clase trabajadora como carne de cañón en sus cuadros organizativos. Creen poder sacarnos de nuestra miserable condición si se ponen a nuestra cabeza y dirección. ¡Mienten! Dicen hablar en nuestro nombre. ¡Mienten! La clase trabajadora no necesita que nadie hable ni actúe por ella, ella habla todos los días por sí misma. Y a la monótona letanía de los correligionarios "izquierdistas" del capitalismo que sólo saben decir "Huelga General", ella dirá: "¡Estamos cansados de vosotros, dejadnos hacer!". "¡Somos una clase, tenemos unos mismos intereses; no sembréis la división con vuestras siglas y vuestra política radical de palabra y burguesa en la praxis!"
Ése es el camino a seguir por la clase trabajadora, el camino de la solidaridad de clase, de nuestra unidad y autonomía organizativa. Nos obligan a sumarnos individualmente a la Huelga porque no somos sino otro número más. Cifran su victoria en el número de embaucados en su juego. ¡Hay que reaccionar! Cada par de manos que ayudan al sindicalismo o partidismo burgués, son unas manos en el cuello del trabajador. ¿Quieren Huelga? ¡Pues Huelga! Desde hoy mismo, debemos empezar a organizar asambleas de todos los trabajadores de una misma empresa o fábrica. Debatir sobre los problemas que tenemos en nuestros puestos de trabajo. Entablar contactos unos con otros, conocernos, ir tejiendo esa red llamada solidaridad clasista.
¡Lucha de todos los trabajadores!
● Asambleas abiertas a todo el mundo para plantear un polo alternativo y crítico.
● Promoción de piquetes informativos de estas mismas asambleas.
● Fomento, extensión y articulación de las luchas parciales entre sí.
¡En camino hacia la salida de nuestra penosa situación: la Revolución Proletaria Mundial!
* Esta toma de posición es el producto de las discusiones y colaboraciones mantenidas entre el CREE y la CCI, a las que se ha unido la Red de Solidaridad de los trabajadores de AFEMA-Alicante. Pretende ser una respuesta colectiva ante el 29-S y lo que es más importante: LA NECESIDAD DE TOMAR LA LUCHA EN NUESTRAS MANOS visto el sabotaje sindical. Todos los compañeros, colectivos y grupos que se sientan identificados con este esfuerzo les animamos a unirse a él.
● Colectivo Revolucionario Espartaquista Estudiantil: [email protected] [136]
● Corriente Comunista Internacional: [email protected] [137]
● Red de Solidaridad de los trabajadores de AFEMA-Alicante: [email protected] [138]
Toda la página web, incluyendo todos los diferentes idiomas, sufrirá un apagón de aproximadamente 8 horas a partir de las 4 de la madrugada (GMT) del Domingo 19 de Septiembre, por trabajos de mantenimiento del servidor.
Lamentamos de antemano las molestias que pueda ocasionar y haremos todo lo posible para que la web esté disponible lo antes posible
Pasa en todas las minas de Chile, en todas las minas de Perú, de Bolivia, de Ecuador, México...en fin pasa en todas las minas del mundo. Siempre son las peores y terribles condiciones de trabajo que acompañan a los obreros mineros, junto a enfermedades y accidentes laborales. A las empresas mineras les va bien todo esto, porque estas condiciones terribles de trabajo se traduce en menores costos de operación y por consiguiente mejores ganancias para ellos. Los mineros están condenados a tragar polvo del socavón y están siempre propensos a que se los trague la tierra, la mina.
Esto pasó en la mina San José, en Copiapó, 850 kilómetros al norte de Santiago, Chile. 33 obreros mineros estuvieron atrapados desde hace más de dos meses en un profundo socavón.
Un gran show mediático:
La noticias llegaban por todos los medios (prensa, radio, TV, internet...) a cada rincón del planeta-en poco tiempo la noticia ya había dado la vuelta al mundo, casi 24 horas al día la noticia acaparaba los medios. 33 obreros mineros enterrados vivos en una de las tantas minas, escenarios de las muertes más silenciosas. Sus héroes para el rescate, sus propios enterradores: El Estado chileno al frente con Piñera y la empresa minera San Esteban Primera.
"La primera intención de todo este desplazamiento de la noticia, era clara: Mostrar al mundo entero que el Estado y La Empresa están con los trabajadores en sus peores momentos y que se preocupan por ellos".
El ocultamiento de terribles condiciones de trabajo:
Pero no solo era suficiente mostrar "solidaridad" con los obreros mineros, el Estado en complicidad con el empresariado Minero, se movían rápidamente buscando ayuda internacional (NASA y demás especialistas...) con la intención de ocultar las deplorables medidas de seguridad en que trabajaban los obreros mineros en la mina San José.
"Las deplorables medidas de seguridad de la minera ya habían sido notificadas por trabajadores del yacimiento San José. En Julio pidieron al ministro Laurence Golborne[1]el cierre del yacimiento San José. La empresa enfrentaba reiteradas denuncias por accidentes laborales. El ministro de Minería respondió que su labor es crear empleo"[2]
La Complicidad del Estado y La Empresa Minera:
El Estado ha hecho lo imposible para ocultar la responsabilidad del Empresariado. Finalmente el Estado y la Empresa Minera se han visto como los héroes de la clase trabajadora frente a toda esta situación de tragedia que envuelve no solo a los obreros mineros de Chile, si no del mundo entero. Una situación que se repite a diario.
El Miedo del Estado y la Burguesía a que se generalice el descontento:
Piñera sabe bien que estas situaciones se reproducen a diario, sabe que esto es pan de cada día y ante esto la mejor idea es mostrar preocupación ante el sufrimiento de los trabajadores mineros y sus familias. Había que moverse con rapidez, la indignación de los familiares de los obreros mineros y el resto de trabajadores mineros de minas cercanas, se mosqueaba, iba en aumento. Crece la posibilidad de que se extienda la solidaridad entre los trabajadores, crece la posibilidad de un levantamiento. El Estado conoce bien la combatividad de los Obreros mineros, la conoce muy bien y teme por ello.
Una tremenda campaña nacionalista y triunfalista:
Hemos asistido a una tremenda campaña de propaganda nacionalista con un asqueroso tufillo paternalista y triunfalista que se ha montado en torno al salvamento de los mineros en Chile. El Estado con Piñera al frente ha creado un clima de fiesta nacionalista por el rescate de los obreros mineros, nos han hecho ver que el Estado y la Burguesía tienen los mismos intereses de los trabajadores, que Chile está con ellos y que vela por su integridad como ciudadanos Chilenos.
El nacionalismo cubre el engaño y la explotación de los trabajadores. Por eso se ha visto cantar el himno nacional de Chile en plazas y calles, besar la bandera todos juntos como hermanos: Explotados y Explotadores. Los trabajadores han caído en la trampas de la Burguesía y en el nacionalismo que escupe dicha clase explotadora: "Viva Chile", "Orgullosos de ser Chilenos", "La gran Familia Chilena", "¡Gracias a todo Chile!", Todas estas expresiones son parte del veneno Nacionalista, veneno que ataca directamente, la conciencia de clase de los trabajadores, sacándolos del terreno de clase de sus demandas y sus luchas.
El proletariado de Chile y del mundo, debe tener en cuenta que el nacionalismo los lleva a un callejón sin salida, por que divide a los trabajadores por países y los acaba enfrentando en masacres mundiales. Al capitalismo solo le interesa mantener divididos y enfrentados a los trabajadores. ¿Qué diferencia hay entre los obreros mineros de Chile, Perú, Ecuador, Bolivia o México...? Ninguna. Sin embargo hay muchas cosas en común entre todos. Todos están bajo las mismas inhumanas condiciones de trabajo, en cada socavón, en cada mina. Pero también tienen el mismo común denominador: pertenecen a la misma clase social y que por lo tanto tienen los mismos intereses que defender. Los trabajadores al reivindicar la patria y el Estado, refuerzan sus cadenas de explotación y esclavitud. El proletariado debe sacar como lección que no debe perder su perspectiva de clase, ante tanto himno, trapo de color, regalos que se le hagan o encubran, que todos esos supuestos esfuerzos que pueda hacer la Burguesía o el Estado por ellos, no es más que un "engaña muchachos" o "una pasada de mano". Ellos solo quieren sacar ganancias de nuestro esfuerzo, a cualquier precio. Después de todo este rescate, las condiciones de trabajo se mantendrán o quizás empeorarán por la crisis mundial del Capitalismo y nada podrá cambiar esta situación. Solo la unión de todos los trabajadores contra los intereses de sus Explotadores, darán otra posibilidad de vida. La clase obrera mundial, ampliando sus luchas económicas, profundizando y recuperando su visión política podrá demostrar a toda la humanidad que son capaces de plantear una verdadera comunidad humana y donde su papel de bestias de trabajo se anule para siempre.
¡Trabajadores de todos los países unidos!
Grupo de Lucha Proletaria (20-10-2010)
[1] Laurence Golborne. Actual Ministro de Minería de Chile
[2] Ver más en www.surysur.net [139]
El actual movimiento de luchas en Francia es ya una fuente de inspiración y de lecciones para el conjunto del proletariado mundial. Ante las mentiras del Estado francés, de los medios de comunicación franceses y de la prensa internacional, debemos hacer circular lo más ampliamente posible TODOS los testimonios e informaciones disponibles a escala internacional. Animamos a todos nuestros lectores, simpatizantes y, en general a cualquier persona interesada en esta lucha a ayudarnos a completar la cronología que presentamos (forzosamente parcial e incompleta) utilizando nuestro Foro de Discusión (actualmente disponible en francés e inglés). En la medida de nuestras posibilidades nos esforzaremos en traducir todas las contribuciones que recibamos a los principales idiomas.
23 de Marzo 2010
La conocida como Intersindical (que reagrupa a la totalidad de sindicatos franceses, desde los declarados "colaboracionistas" con el Gobiernos a los pretendidos "radicales") llamo en esta fecha a una primera "Jornada de Acción".
800.000 manifestantes salieron a la calle[1]. La atmosfera general de esta Jornada estuvo marcada por la atonía, la resignación era el estado dominante entre los participantes. Debemos señalar ante todo que el ataque de la reforma de las pensiones se ha preparado desde hace meses, cabría decir para ser precisos que se organiza desde hace años por el Estado. Los políticos, los medios de comunicación de todo tipo, los "especialistas" no paran de repetirnos que esta reforma es indispensable, irrevocable, que de ella depende "obtener un régimen de pensiones sano en el futuro" y "conseguir un equilibrio real del presupuesto nacional". También es muy importante subrayar el hecho de que el discurso de todos los sindicatos ante este ataque ha sido "mejorar la propuesta de reforma" y en ningún caso han defendido la retirada de este vasto ataque al conjunto de la clase obrera. Han llamado en todo momento a luchar por "alcanzar el máximo de negociación y entendimiento" entre Estado-Sindicatos para conseguir una reforma "más justa y más humana".
En resumen, ABSOLUTAMENTE TODOS, Estado, Patronal y Sindicatos, afirman que este sacrificio es "completamente necesario y beneficioso a largo plazo". Ante esta propaganda asfixiante, el descontento es muy grande, pero los obreros están cabizbajos.
26 de Mayo
Reedición. Volvemos al mismo punto y repetimos. La Intersindical convoca una segunda "Jornada de Acción" con los mismos objetivos y métodos de protesta.
Hay un ligero aumento de la participación (1 millón de manifestantes) pero la atmósfera, el estado de ánimo, sigue estando marcado por la falta de esperanza.
24 de Junio
Los sindicatos tienen previsto dar la estocada al movimiento. Se programa a tal fin una tercera "Jornada de Acción". Valorando el ambiente de desilusión y de falta de vigor, los sindicatos consideran que esta Jornada a las puertas de las vacaciones significará "el entierro del movimiento". Este maniobra es muy habitual en los sindicatos y en, no pocas ocasiones, han tenido éxito al utilizarla. La ecuación que manejan es la siguiente: una manifestación de la misma dimensión que las precedentes supondrá que "el asunto está cerrado y visto para sentencia". La perspectiva de dos meses de vacaciones a la vista les hace trabajar en el sentido de acabar con cualquier tipo de ilusión entre los trabajadores sobre las posibilidades de un desarrollo de las luchas iniciadas en Marzo de 2010. De hecho lo sindicatos tenían el discurso preparado para decir a los obreros "... lo hemos intentado todo, pero la combatividad no es lo suficientemente potente en el seno de la clase obrera...". Como en otras ocasiones confiaban en que esta idea aseguraría el desencanto y el desanimo suficiente para acabar con la resistencia obrera. Pero.... ¡Sorpresa!...el día 24 de Junio, los sindicatos se encuentran con 2 millones de obreros, parados, precarios y otros manifestándose en la calle.
Julio - Agosto
La "Jornada de Acción" del 24 de Junio da un soplo de moral a la clase obrera. La idea de que una lucha amplia es posible va ganando terreno en sus filas. Los sindicatos se dan cuenta de que la situación ha cambiado y, perciben claramente que la cuestión precisa de ¿Cómo luchar? preocupa y ocupa la cabeza de muchos trabajadores. Inmediatamente deciden ocupar el terreno social y la dinámica de reflexión de los trabajadores, con el objetivo de impedir que los obreros vayan más lejos en la idea de que pueden pensar y actuar por ellos mismos, al margen de su control político e ideológico. De forma urgente convocan una nueva "Jornada de Acción" tras la vuelta de vacaciones, concretamente el 7 de Septiembre.
Para estar seguros que los obreros no iban a pensar por su cuenta, de forma autónoma, en las vacaciones llegan al extremo de alquilar aviones que van lanzando sobre algunas playas panfletos que llaman a la participación en la manifestación del 7 de Septiembre.
Pero sin que puedan preverlo, un nuevo acontecimiento, les complica los planes y la vida. De nuevo ¡ Sorpresa!. La cólera obrera aumenta ante la publicación del "escándalo Woerth" ( el asunto en cuestión destapa la connivencia de los hombres políticos actualmente en el poder con una de las más ricas herederas del capital francés, la Señora Betancourt, propietaria de L´Oreal, a propósito de los fraudes fiscales y de las maniobras ilegales de todo tipo en estas materias). Debemos hacer notar que, Eric Woerth no es otro que el Ministro encargado de la reforma de las pensiones. El sentimiento de injusticia es total: la clase obrera debe apretarse aún más el cinturón mientras que los ricos y los poderosos se ocupan de sus "ilegales asuntos".
7 de Septiembre
Los sindicatos prevén que esta "Jornada de Acción" será muy seguida. De hecho es la primera vez que se organiza una manifestación tan pronto en fechas de año escolar. Conscientes del estado de ánimo reinante en la clase obrera, la Intersindical antes mismo del 7 de Septiembre, prometió organizar una nueva manifestación un sábado con el fin de que "pueda participar todo el mundo".
El 7 de Septiembre: 2, 7 millones de manifestantes. El paréntesis del verano en nada ha afectado a la clase obrera y el inicio del curso político se presenta caliente. De hecho empieza como acabó en el mes de Junio. Los llamamientos a huelgas reconducibles empiezan a aparecer.
Ante la amplitud del descontento y a la masividad de la movilización, la Intersindical reacciona inmediatamente: anula, vacía de contenido la manifestación del sábado al tiempo que descarta la posibilidad de una huelga reconducible y anuncia una nueva "Jornada de Acción" para..... ¡15 días después! (23 de Septiembre). Su objetivo: romper la dinámica, contemporizar. Este "sentido de la responsabilidad sindical" es saludado y alabado por los más altos representantes del Gobierno y el Estado.
23 de Septiembre
¡Tres millones de manifestantes en las calles! Evidente, el movimiento sigue creciendo. Por primera vez, una vez acabadas las manifestaciones hay grupos de trabajadores que no quieren dispersarse. Más precisamente, en muchas ciudades, algunas decenas de personas por aquí, algún ciento por allá, se quedan discutiendo al final del recorrido. Aparecen hojas de grupos que se declaran "interprofesionales" que llaman a tomar las luchas en mano por los propios trabajadores[2]. En algunas ciudades, la CNT-AIT organiza Asambleas Populares para allí "liberar la palabra" (la CCI se sumó inmediatamente a esta excelente iniciativa). A partir de ese momento, estas asambleas de calle tuvieron un éxito real, llegando a reagrupar cada semana a varias decenas de participantes, en especial en Toulouse[3].
Esta voluntad de auto-organizarse expresada por minorías de nuestra clase revela que en esta se comienzan a plantear preguntas muy serias sobre la estrategia sindical, sin acabar aún de saca todas consecuencias y respuestas a esas dudas y preguntas de fondo.
2 de Octubre
Primera manifestación organizada en sábado. No hay un incremento real en el número de participantes. Lo que cambia es el hecho de que entre los tres millones de manifestantes se encuentran juntos los que ya están habituados a "gastar las suelas" en manifestaciones precedentes y obreros del sector privado con sus familias que normalmente encuentran más dificultades para hacer huelga.
Varias tentativas de organizar Asambleas de calle tienen lugar en esa fecha:
* En Paris, una hoja distribuida por la Inter-profesional Turbin[4] llama a reagruparse bajos sus pancartas ("La mejor jubilación es el ataque" y "Tomemos la lucha en nuestras manos") en un kiosco localizado al final de la marcha. Buena prueba de que esta información circuló eficazmente entre los manifestantes es el hecho de que en el citado punto de encuentro se pudieron ver varias decenas de....policías (pertrechados de sus correspondientes cámaras para no perder detalle obviamente). A falta de un lugar en condiciones en donde desarrollar una discusión la Asamblea no se pudo celebrar. En ese momento los allí agrupados decidieron continuar otro tramo con la manifestación. En ese momento se sumaron más de 50 personas tras las pancartas, una hora después eran más de 300.
* En Tours, el Comité "por la extensión de las luchas" llamó en sus panfletos a "mantener la presencia en las calles".
* En Lyon, algunas decenas de manifestantes expresaron la voluntad de no abandonar la manifestación inmediatamente, quedarse juntos para discutir, en Asamblea en la calle y reflexionar colectivamente como proseguir y desarrollar el movimiento. Los altavoces de la CGT (principal sindicato en Francia) fueron fatales ante tal iniciativa. El ruido atronador que les imprimieron impidió cualquier posibilidad de un verdadero debate.
Estas tentativas fallidas expresan, a la vez, el esfuerzo de nuestra clase para intentar tomar en sus propias manos SUS luchas y las dificultades aún muy presentes en el período actual (principalmente la falta de confianza en sí misma, hecho que inhibe a los explotados).
Sin embargo, en Toulouse, las llamadas Asambleas Populares tuvieron éxito. La iniciativa tomada por la CNT-AIT y secundada por la CCI, dio como resultado que al final de la manifestación se colocará una pancarta en la que se podía leer "ASALARIADOS, DESEMPLEADOS, ESTUDIANTES, JUBILADOS, TOMEMOS LA LUCHA EN NUESTRAS PROPIAS MANOS" y se pudiera organizar una Asamblea en la calle. El debate consiguió interesar a algunas decenas de personas.
12 de Octubre
Esta nueva "Jornada de Acción" reagrupa a ¡3,5 millones de personas en lucha! ¡Récord batido!
Más importante aún, la atmósfera es relativamente efervescente. Las Asambleas Generales Inter-profesionales comienzan a multiplicarse, se pudieron contabilizar varias decenas de ellas en toda Francia. Estas asambleas reagruparon una media de entre 100 y 200 personas. La política de la Intersindical fue abiertamente criticada y numerosos panfletos de estas inter-profesionales afirmaban que esta política quería llevar deliberadamente a la derrota[5]. Prueba de esta dinámica es el hecho de que, en Toulouse, además de las Asambleas Populares organizadas por la CNT-AIT (y en menor medida por la CCI) se lanzó un llamamiento para organizar una asamblea en la calle todos los días ante la Bolsa de Trabajo a las 18,00 h (esta asamblea ha tenido lugar por el momento hasta el 20 de Octubre) y a lanzar llamamiento de invitación a estos actos por medio de panfletos.
Ante esta situación la Intersindical decide lanzar el llamamiento a la realización de huelgas reconducibles. Teniendo en cuenta la duración de este "maratón" (el movimiento comenzó hace ya más de 7 meses) y considerando, además, los numerosos días de huelga planteados a y por los trabajadores desde las "Jornadas de Acción" a repetición, esta huelga reconducible llega demasiado tarde a la escena social. El salario de los trabajadores se ha vista ya severamente afectado. En cualquier caso, este era el cálculo que se hacían todos los sindicatos. Por ello, deducían que, este movimiento que ellos orquestaban, sería seguido sin demasiadas dificultades.
En la región de Paris, multitud de asambleas sindicales fueron convocadas en el sector de los ferrocarriles y también en el sector de la enseñanza. Las maniobras de división y sabotaje organizadas por los sindicatos rozan el ridículo más escandaloso. En la SNCF (ferrocarriles) las asambleas generales organizadas por los sindicatos se organizan por categorías (maquinistas por un parte, controladores por otra, administrativos en otro momento,...); en los hospitales, asambleas generales ¡por planta! Y, en la mayoría de los casos ninguna asamblea es soberana. Por ejemplo, en la estación del Este, se debía haber producido la votación para reconducir la huelga el jueves 14 por la mañana, pero los permanentes sindicales deciden votarla por su propio criterio, el miércoles. Esta estrategia sindical buscaba un doble efecto:
* vaciar de contenido y capacidad de decisión a las Asambleas Generales. Cuando todo está decidido de antemano, nadie está interesado en participar.
* permitir que los medios de comunicación pudieran presentar las votaciones de continuación o reconducción de las huelgas como el resultado de decisiones minoritarias y así conseguir presentar al movimiento como algo impopular.
Para completar el escenario de asfixia de las luchas, los sindicatos lanzan sus dardos de forma premeditada: deciden bloquear los transportes públicos y el bloqueo de las refinerías para crear una situación de falta de combustible. De este modo pretenden crear tensiones importantes en el seno de la clase obrera y dividir y enfrentar a aquellos que quieren (más bien deben) trabajar contra los huelguistas.
16 de Octubre
Segundo sábado de manifestaciones. Una vez más, 3 millones de personas vuelven a la calle.
Un nuevo e importante elemento aparece en la escena social: la irrupción de los jóvenes. Los estudiantes de Instituto se suman a la lucha en esas fechas, poniéndose en muchos casos a la cabeza de las manifestaciones.
El lunes siguiente, cerca de 1.000 Institutos están bloqueados y se suceden manifestaciones espontaneas de los estudiantes. El UNL, principal sindicato de estudiantes (y no estudiantes, también), se ve desbordado por la amplitud de un movimiento que pretendían controlar globalmente.
En esas fechas, el Estado explota la presencia de jóvenes delincuentes mezclados en las filas de los estudiantes para reprimir de forma violenta ciertos "bloqueos" y en general a todos los estudiantes (un joven de 17 años perdió un ojo tras serle lanzada una bala de Flash-Ball en Montreuil, zona del extra radio parisino). Las fuerzas del orden, como en tantas ocasiones anteriores, azuzan la cólera por medio de verdaderas "provocaciones policiales". El objetivo es muy claro: intentar que el movimiento degenere llevándolo al terreno de la violencia ciega y el enfrentamiento estéril de enfrentarse con la policía. Esta acción forma parte de un objetivo más general, hacer impopular el movimiento de lucha a toda costa. Pretenden que el movimiento de miedo a los jóvenes, a sus padres y al conjunto de la clase obrera.
18 de Octubre
Los estudiantes, que estuvieron en el corazón del movimiento victorioso contra el CPE (Contrato de Primer Empleo) en 2006[6] parecen querer volver a ocupar su lugar en este movimiento. Algunas facultades (en Paris, Toulouse y Rennes en particular) anuncian el bloqueo de las aulas, pero aparentemente de forma minoritaria.
19 de Octubre
La amenaza de bloqueo de las refinerías, de la que se viene hablando desde el 12 de Octubre, finalmente se realiza. En general, sin que las asambleas generales de esos centros de trabajo hayan tomado tal decisión, estas medidas de bloqueo son llevadas a cabo por las tropas sindicales de la CGT. Directamente se paralizan estos centros por orden expresa del sindicato. Rápidamente, la falta de gasolina se convierte en realidad en numerosas gasolineras (entre 1.000 y 2.000 según las fuentes de estimación).
Del mismo modo, la movilización se desarrolla en los ferrocarriles (SNCF) y multitud de trenes se detienen.
A pesar de todo ello, el movimiento no se convierte en impopular. Los medios de comunicación, muy habituados y hábiles a la hora de presentar estas acciones como medidas que afectan a los "ciudadanos viajeros" o a los "ciudadanos usuarios de tal o cual servicio", no tienen más remedio que reconocer que estos "usuarios" se muestran solidarios con el movimiento, que "aceptan sus males con paciencia" y que apoyan plenamente a los huelguistas ya que "están luchando por los intereses de todo el mundo". Ciertas asambleas generales sindicales y algunas inter-profesionales deciden apoyar a los obreros que bloquean las refinerías (compañeros que son presa de múltiples ataques, a menudo brutales, de la policía que bajo la excusa de "liberar las refinerías", "restablecer el orden" o "detener a los vándalos", todo ello en palabras del Presidente de la República, Nicolás Sarkozy) yendo a apoyar físicamente a los piquetes.
Resultado político: a pesar de la penuria de gasolina y la falta de trenes, a pesar de las intimidaciones y de la represión, tres millones y medio de manifestantes se lanzan a la calle el 19 de Octubre. ¡Mejor muestra de la cólera profunda que recorre e inquieta a la clase obrera, no la podremos encontrar a día de hoy!
Ante la amplitud de la movilización obrera, el Estado incrementa el uso de la propaganda y de las balas de goma. En particular en Lyon, donde un impresionante dispositivo policial se despliega a la espera de la llegada de los manifestantes. En un acto de provocación y de verdadero desafío hacia los jóvenes los policías se colocan en posición de guerra de forma descarada. Un puñado de jóvenes cae en la trampa. La represión se abate sobre ellos, los policías comienzan a golpear a todo aquello que se mueve: "jóvenes con apariencia de ladrón" (los que llevan pasamontañas en su mayor parte), y en general a todo aquel que es joven y, de regalo golpean a todo aquel que esté en la manifestación aunque peine canas plateadas (se le puede preguntar a los sindicalistas del SUD que recibieron lo suyo). No obstante, el Estado no ha podido dejar de reconocer que se "ha pasado" en esta respuesta y algunos Ministros de Sarkozy han hecho llamamientos "a la calma" (en realidad dirigidos a sus propias tropas policiales). Por ello, la manifestación que se realizó en París transcurrió sin incidentes, como subrayó rápidamente la prensa.
En resumen, el movimiento sigue desarrollándose como un mar de fondo desde hace más de siete meses. La cólera es inmensa. La reivindicación de luchar contra la reforma de las pensiones tiende a pasar a un segundo plano: los medios de comunicación no tiene más remedio que reconocer que el movimiento se "politiza". Es todo, la miseria creciente, la precariedad, la explotación, la falta de perspectivas... todo ello está siendo rechazado. La solidaridad entre los diferentes sectores obreros, tiende a crecer. De momento, la clase obrera no ha conseguido realmente tomar en sus manos, SUS LUCHAS. Desea a intenta conseguirlo cada vez más, algo que expresan cada vez más claramente sus minorías. Crece la desconfianza hacia la Intersindical, pero no se llega aún a organizar de forma colectiva y real por medio de Asambleas Generales autónomas y soberanas, fuera del control de los sindicatos de cualquier pelaje. Las Asambleas Generales fueron el centro y la fuerza del movimiento contra el CPE en 2006 no debemos olvidarlo. La clase obrera sufre aún enormemente una falta de confianza en sí misma. El desarrollo de las luchas futuras va a mostrarnos si es capaz de superar esta dificultad fundamental. Si no es en esta ocasión deberemos seguir luchando para ir más lejos en la próxima. El presente está lleno de promesas para el futuro desarrollo de las luchas, para el desarrollo de un combate actuando verdaderamente como clase obrera.
CONTINUARA..........
CCI (22/10/2010)
[1] Todas las cifras de participación referidas han sido dadas por la Intersindical. Entre las cifras de los sindicatos y las de la policía ha habido a menudo un diferencia de ¡1 es a 10! Los medios de comunicación han hablado en todo momento de "guerra de cifras". Esta supuesta guerra intenta hacer creer que hay una oposición verdadera entre sindicatos y Estado (en realidad se trata del juego con un instrumento "objetivo" que se presenta de forma diferente según conviene en un estudiado reparto de papeles). En realidad, nadie sabe cuánta gente ha participado realmente en las manifestaciones. Por nuestra parte, nos hemos referido siempre a las cifras de la Intersindical, que sin duda se aproximan mucho más a la realidad, lo que nos permite comprender ciertas tendencias, y saber si van en aumento o en disminución
[2] Algunos ejemplos de estos panfletos están publicados en nuestro Fórum (en francés) en el hilo titulado "Tomemos nuestras luchas con nuestras propias manos".
[3] He aquí, por ejemplo, uno de los llamamientos a las Asambleas Populares: "... esta vuelta al trabajo está marcadas por las manifestaciones masivas contra la reforma de las pensiones. Por centenares de miles hemos participado en las reuniones organizadas por los sindicatos. ¿Cuántos vamos sin fatalismo?, ¿Cuántos vuelven a sus casas sin frustración?. Las experiencias del pasado nos han mostrado que estas "Jornadas de Acción" a repetición no son más que estériles mascaradas. Si no reaccionamos, si no tomamos la palabra para poder decidir cómo actuar juntos y cómo podemos desarrollar nuestras luchas, el conjunto de ataques contra nuestras condiciones de vida- incluida nuestra jubilación- nos serán impuestos y además nuevos ataques llegarán. Por ello, os invitamos a venir a debatir para romper el aislamiento, la atomización y el desamparo al que estamos sometidos. ¿Qué pasará cuando rompamos el silencio y el aislamiento al que nos vemos forzados y nos pongamos a hablar?, ¿tenemos que esperar "un buen momento" y el permiso oportuno para hacerlo? Encontrémonos el lunes 11 de Octubre a las 13,00 horas en los mercados exteriores del Arche para debatir juntos y juntos encontrar una respuesta a cómo podemos desarrollar nuestra respuesta. ¡Combatamos la dispersión! ¡Aprovechemos este momento para crear un lugar de discusión fraternal y solidario, abierto a todos y cada uno de nosotros!
[4] ver su e-mail : turbin @riseup.net
[5] Leer, en especial el panfleto titulado "DIRIGIDO A TODOS LOS TRABAJADORES" firmado por "Los trabajadores y eventuales de la Asamblea General de la Estación del este" disponible en nuestro Fórum (en francés). Este panfleto afirma, por ejemplo: "... dejar a los Chérèques (CFDT, sindicato "socialista") Thibault (CGT, sindicato "comunista") y Compañía decidir en nuestro lugar, es dejar la puerta abierta a nuevas derrotas.." y señala además "... la forma que tome el movimiento es asunto nuestro. Nos corresponde a nosotros construir en los lugares de trabajo Comités de Huelga elegidos por las Asambleas Generales soberanas. Estas deben intentar aglutinar al máximo de la población obrera laboriosa y coordinarse a escala nacional con delegados elegidos y revocables. Nos corresponde a nosotros decidir los medios de acción, las reivindicaciones.....a nosotros y a nadie más.....".
[6] Ver en Revista Internacional nº 125 las Tesis sobre el movimiento de estudiantes en Francia https://es.internationalism.org/rint/2006/125_tesis [64]
Todo esto es escandaloso y varios comentarios en nuestra Web así lo han denunciado. Es escandaloso porque con campañas como esta, el Capital quiere hacernos creer que no existen clases sino "ciudadanos del país que van en el mismo barco y han de remar en la misma dirección". Es escandaloso porque nos quieren ocultar un hecho tremendo: como consecuencia de la crisis mundial los minerales como el cobre, el oro, el litio, se están cotizando a precios cada vez más altos, en parte espoleados por la especulación que busca beneficios fáciles en "nuevos terrenos" dado el colapso financiero e inmobiliario. Esta "fiebre de materias primas" ha llevado a gobiernos y capitalistas a abrir nuevas explotaciones mineras en condiciones muy precarias o a reabrir viejas minas ya cerradas que son explotadas en condiciones muy peligrosas para quienes trabajan en ellas. Con ello se han disparados las enfermedades profesionales y los accidentes laborales. Por ejemplo, en Perú han muerto en lo que va de año 69 mineros en la explotación de yacimiento auríferos.
En la CCI queríamos denunciar sobre la mascarada organizada en Chile y hay compañeros de América del Sur que nos han anunciado que van a redactar un documento. Entretanto, hemos leído con interés la toma de posición del CREE (Colectivo Revolucionario Espartaquista Estudiantil), colectivo con quien compartimos el combate internacionalista y con el que hemos colaborado recientemente en la realización de una denuncia de otra mascarada, la montada esta vez por los sindicatos el 29-S[1]
CCI 21-10-10
LOS MINEROS CHILENOS ESTAFADOS POR EL CAPITAL
A las doce de la noche (cuatro de la mañana, hora peninsular) comenzaban las labores de rescate de los 33 mineros atrapados en la mina San José de Chile. En el momento en el que se escribe este artículo, ya hay cinco que han salido, a intervalos regulares de un minero cada cincuenta minutos. Por fin el calvario de 69 días ha concluido para nuestros hermanos obreros, que han recorrido el mundo gracias a los medios de comunicación que narraban su terrible historia y de la que toda la comunidad internacional se ha compadecido.
¿Hipocresía? Desde el primer día, valga la rima lisonjera. Un poco de inteligencia y conciencia de clase es más que suficiente para entender que la burguesía se ha coronado esta vez. Se mire por donde se mire, la burguesía no ha dudado un segundo en salir al paso para "ayudar" a estos trabajadores, arrastrando tras de sí un discurso de lo más interesado en el que víctimas y verdugos quedaban unificadas en palabra y hecho. Pensemos en que, por ejemplo, el propietario de la mina fue el primero en "ofrecer su servicio" al rescate de estos trabajadores. ¡Reconciliación de clases! ¡Viva la hermandad de la humanidad! Si algo movía a este señor a participar y espolear las labores de rescate era: 1- No dejaba de ser su mina, por lo tanto, él era responsable de los trabajadores atrapados. El desarrollo técnico actual hace muy difícil que se dan casos como éste, a no ser que se hayan primado el beneficio y los bajos costes en detrimento de la seguridad de los trabajadores. No es nada descabellado pensar en estos términos. 2- Como no deja de ser su mina, cada día que pasa es un día que no se trabaja en el yacimiento; por lo que, cada día que los mineros están allí abajo, él pierde dinero. Tan sencillo como esto. Y como estas consideraciones no son ajenas a los medios de comunicación, no han dudado en obviarlas y disfrazar el rescate como un heroico gesto en el que el empresario y el Estado han sido dos elementos fundamentales.
Si se tiene necesidad de recurrir a tales ardides es para poder ganarse a los trabajadores a la "causa común" y no permitir que la crítica al empresario y a las condiciones laborales que estos proletarios sufrieron y sufrirán tome la primera página en la agenda social. Se trata de no levantar al proletariado y subyugarlo física, mental e ideológicamente. Para ello se valen de todo: en España, de huelgas. En Grecia, de más huelgas sin sentido, como en Francia; en Turquía, de la represión y los sindicatos. En Bolivia, de Evo Morales y en Venezuela, de Chávez.
Otro elemento indispensable es el recurso a la "nación" para comprender los acontecimientos. Abajo, en el subsuelo, los trabajadores colocaron en la pared de la mina una bandera de Chile. En la cápsula Phoenix, que los está rescatando, de nuevo el nombre del país. ¿Quién espera a la salida? El presidente de Chile, Sebastián Piñera. ¿Qué se juega Sebastián Piñera en San José? Que el proletariado chileno no se le eche al cuello por permitir condiciones de vida pésimas en las minas en las que hermanos proletarios trabajan. Para evitar una escalada del conflicto social, bien vale hacerse eco del más aceitoso discurso patrio para sumar efectivos a una causa que vuelve a poner sobre la mesa el antagonismo irreconciliable entre capital y trabajo. La respuesta de "toda la ciudadanía chilena", de la que tanto hablan los medios, es más etiqueta que realidad; y no deja de encubrir que a la burguesía chilena le importa una verdadera mierda que los trabajadores hayan quedado atrapados, aunque necesita a toda costa que la clase trabajadora no gire su mirada incriminatoria hacia ellos mismos.
Desde el Colectivo Revolucionario Espartaquista Estudiantil enviamos todos nuestros apoyos a los mineros chilenos que, poco a poco, van saliendo; y les conminamos a valerse de esta experiencia para denunciar sin contemplación ni condescendencia sus miserables condiciones de trabajo y las de toda la clase trabajadora minera.
¡Solidaridad internacional con nuestros compañeros mineros de Chile!
¡Vivan los mineros! ¡Viva la clase trabajadora!
[1] Ver https://es.internationalism.org/node/2960 [142]
El siguiente artículo se encuentra en el N° 6 de Iskra, órgano de difusión del BMP [1], organización del medio político internacionalista con quienes hemos tomado contacto y con quienes compartimos la misma preocupación y compromiso por contribuir al desarrollo de la consciencia proletaria. Saludamos el citado artículo -firmado por el compañero Leóns- pues enmarca en una perspectiva internacional la cuestión de las elecciones y se posiciona de frente a las luchas de nuestra clase desde un punto de vista también internacional. La denuncia de la mistificación democrática propia del capitalismo mundial no se descuida aún si el motivo concreto del artículo es regional, tampoco se defiende ninguna particularidad "peruana" sino que se insiste en la comunidad de intereses del proletariado internacional de frente a su enemigo común -la burguesía mundial- y sus trampas -entre ellas la que nos ocupa, la mistificación democrática.
Posteriormente el artículo indaga de qué modo el proletariado expresa su verdadera voluntad, y se desarrolla un posicionamiento justo respecto a la lucha de clases actual. Ésta es abordada desde una óptica internacionalista, dándose algunos ejemplos de huelgas en Perú, Grecia y Turquía como expresiones de un combate que el proletariado libra y deberá seguir librando en tanto que clase en franca contradicción con el orden capitalista, y que sólo puede emanciparse si se da sus propios medios de combate, ajenos por completo a las mistificaciones burguesas como la participación electoral y sindical. El ejemplo de la lucha en TEKEL, Turquía, es aleccionador y compartimos plenamente la opinión del artículo al respeto.
Acordamos con el contenido del artículo si bien queremos hacer un matiz pues dada su necesaria brevedad nos parece que cuando se mencionan las diversas luchas del proletariado puede darse una injusta impresión de su carácter, en el sentido de generar una sobreestimación de su significación. En el párrafo: "La clase obrera mundial expresó su voluntad por sí misma, al margen de la participación en elecciones, durante las huelgas que protagonizó en varios países del mundo. Tal es el caso en Perú de la huelga protagonizada, en abril, por parte de los mineros artesanales de Chala (Arequipa) que obstruyeron la circulación física de capital al poner piquetes en la carretera Panamericana", creemos que el sentido es correcto pues es verdad que el proletariado cuando lucha armado de su solidaridad, unidad y consciencia, se expresa como clase autónoma, capaz de enarbolar sus intereses y expresar su voluntad revolucionaria aún a pesar de las confusiones o de la poca apropiación de sus armas de combate, siempre y cuando se encuentre en su terreno. Por otro lado el párrafo menciona la reciente "huelga de los mineros artesanales" -como se le conoció a través de los "medios de comunicación"- como ejemplo de esa expresión del proletariado en tanto que clase y sobre esto último queremos poner a discusión dos cosas:
- Primera, ¿qué características hacen de una determinada lucha una expresión de clase en tanto que autónoma, concediendo que entre las luchas reivindicativa y revolucionaria del proletariado no hay ese pretendido abismo que separaría insalvablemente su ser y más aún, sabiendo que el camino del proletariado hacia la revolución es sinuoso, lleno de retrocesos, de confusiones y derrotas y que no por esto deja de ser un camino propio, ajeno a las mistificaciones burguesas como las elecciones, los sindicatos, etc.?
- Segunda, ¿hasta qué punto, entonces, las luchas que se mencionan en el artículo se sitúan dentro del campo proletario a pesar de sus debilidades; en particular la huelga minera de Chala más allá de sus claras debilidades, tendría un carácter proletario? [2]
Cuando tomamos posición frente a determinada lucha la cuestión de su carácter de clase y de su potencial revolucionario siempre es un tema delicado pues sabemos que no basta que haya obreros para que tal lucha sea obrera ni mucho menos la cuestión se reduce a analizar las consignas en sí mismas; por otro lado las luchas del proletariado no son "puras" ni nacen al mundo perfectamente acabadas y con la consciencia clara de sus "objetivos últimos", esa visión es absolutamente idealista y nociva para la comprensión materialista e histórica de la lucha de clases; sin embargo, nosotros caracterizamos como proletarias expresiones tan "minúsculas" y aparentemente insignificantes como la huelga de Tekel [3], que tuvo confusiones y errores y rechazamos como no proletarias, por ejemplo, las masivas y hasta exitosas jornadas de lucha de 1995 en Francia [4]. Discutir las razones de esto esperamos sea materia para futuros debates.
Finalmente, nos resta decir que saludamos y compartimos totalmente las conclusiones del artículo en las que la crítica "en negativo" da paso a una reflexión producto de una convicción "en positivo", la defensa de la perspectiva comunista.
La CCI
¡ELECCIONES!, LA FARSA Política DEL CAPITAL
Una vez más: La clase obrera y las masas trabajadoras en general son arrastradas a las urnas "democráticas" para entregar su voluntad a quienes las mal gobernarán durante los próximos cuatro años.
Por: Leóns
El próximo 3 de Octubre el Estado convocará obligatoriamente a toda la ciudadanía peruana, es decir, a las diversas clases sociales que comparten nacionalidad peruana, a asistir a las urnas, so pena de ser multadas, para que ratifiquen unan vez mas el sistema político del capital a través de la elección de gobiernos regionales y municipales para los próximos cuatro años. La convocatoria tiene por objeto encuadrar políticamente a las masas trabajadoras en general y al proletariado en particular en el juego de la política domestica nacional para desviarlas de sus luchas autónomas de clase, a través de la ilusión de que estarán debidamente representadas por los hoy candidatos en contienda.
Tras haberse hecho público el inicio de la contienda electoral por la Oficina Nacional de Procesos Electorales (ONPE). Las listas inscritas de candidatos para participar en las elecciones regionales y municipales en todo el país suman alrededor de 11,545, esto según la última publicación realizada en el mes de agosto por el Jurado Nacional de Elecciones (JNE). Dicha cantidad de aspirantes a obtener un puesto en la administración pública del Estado se debe a los intereses materiales de conseguir beneficios privados, ya sea directamente por parte de los propios candidatos hoy en contienda, o indirectamente por parte de las empresas privadas que financian muchas campañas. Y es que no es de extrañar que las empresas privadas que inviertan en el candidato electo, serán beneficiadas una vez que su candidato ganador, convertido en autoridad política oficial, les devuelva sus inversiones a través de favoritismos políticos como el de elegirlas como ganadoras en una licitación de obras públicas, etc.
Las elecciones se tiñen de sangre en todo el mundo,
Ahora bien, debido a la disputa de intereses privados que se presentan en cada proceso electoral, la competencia por colocar a un gobierno títere que responda a los intereses de un capitalista o conjunto de capitalistas en particular se ha teñido de sangre en todo el mundo, tal es el caso en Perú de Violeta Garay Ramírez, candidata favorita a ocupar el sillón de la gubernatura de Huánuco, que murió sospechosamente en un accidente de transporte junto a otros miembros de su plancha electoral debido al corte de los cables de freno del vehículo en el que viajaba. Así también, en el País Vasco (España), durante los primeros meses de este año y con ocasión a celebrarse los comicios electorales, fue baleado y muerto el ex concejal socialista, Isaías Carrasco, por el grupo separatista vasco ETA, esto según fuentes oficiales. En México, fue asesinado el candidato favorito a ganar las elecciones de gobernador del estado mexicano de Tamaulipas, fronterizo con Estados Unidos, probablemente por parte de un cartel de capitalistas del narcotráfico ("Los Zetas"), según afirmaciones de la policía del lugar. En Filipinas las cosas son aun peores, ya que en este país en los primeros meses del año fueron asesinados por lo menos 5 candidatos por parte de los ejércitos privados cuya actividad fue autorizada y/o legalizada por una orden ejecutiva en 2006. Como se ve, el homicidio y crimen político organizado se da en todo el mundo. Debido, entre otras cosas, a la competencia de capitalistas privados por hacerse con algún beneficio cuando sus candidatos lleguen a ocupar cargos en el gobierno local, regional o nacional. Gobiernos que naturalmente son respaldados y santificados por el formalismo "democrático" de las elecciones.
Democracia y elecciones,
Ahora también, las elecciones son la expresión concreta de aquello que los arribistas y administradores públicos del capital llaman "democracia". Ya que éstas muestran el proceso político por el cual las masas trabajadoras transfieren "democráticamente" su voluntad a ciertos individuos que APARENTEMENTE las representaran, pero que en realidad las traicionaran al someterse a los dictados de las necesidades del capital y el mercado. No es extraño pues que el actual mandatario del país, Alan García Pérez, expresara hace uno meses en una reunión con su homologo estadounidense Barack Obama que: "Estamos convencidos que la democracia se fortalece en Latinoamérica, pero una democracia moderna con tecnología e inversión que no signifique el proteccionismo que lleve a la pobreza a los pueblos; ratificamos el acierto del gobierno peruano con Estados Unidos de haber logrado un TLC que fomentará el empleo", dichas declaraciones son la expresión genuina de lo que hoy significa democracia: Es decir, la hipocresía política de ocultar con bellas frases (tales como lucha contra la pobreza, tecnología, fomento del empleo, etc.) las necesidades de inversión y de tratados de libre comercio que demandan el capital y el mercado. No es pues de hacerse tanto embrollo para entender que la democracia sirve para estilizar con bellas frases populistas, que no se cumplen en realidad y como es de notarse, los actos políticos que requiere el capital para expansionarse y acumularse a nivel internacional.
Promoviendo la corrupción,
Así también, las elecciones promueven la corrupción ya que sirven para que una gran cantidad de políticos oportunistas y/o colaboradores logren beneficios personales. Al respecto, e irónicamente, el actual gobernador de Puno, Víctor Urviola Garrido, expreso que: "La gran cantidad de postulantes a estas elecciones son personas improvisadas, grupos de amigos y compadres que buscan ganar algo, además que de todos estos movimientos no tienen de ideología, ni doctrina", de igual forma, en Colombia respecto a los comicios electorales, en los que Juan Manuel Santos salió electo como presidente de ese país, la investigadora de la Misión de Observación Electoral, Claudia López, manifestó días antes de llevarse a cabo dichos comicios que "van a volver a participar, y en los mismos sitios, los delegados de la registraduría y jurados de mesa, que se comprobó, fueron comprados por algunos candidatos y realizaron fraude electoral en las pasadas elecciones parlamentarias".
¿A quién responden entonces realmente las elecciones?
Por otro lado, las elecciones no solo responden a los intereses privados de políticos o de algún o varios capitalistas en particular, sino al CAPITAL en general, ya que su objetivo es mostrar a los capitalistas nacionales y extranjeros la estabilidad, política y social del país, que requieren para poder invertir el capital que los domina. Esto en razón de que si no se mostrara, con las elecciones, que existe un encuadramiento político de las masas oprimidas a respetar el orden establecido, al Estado y a la propiedad privada del capital, dichos capitales se recelarían para ser invertidos, ya que no sentirían seguros de que clase obrera y el resto de trabajadores se dejaran explotar y/o pisotear al aceptar salarios bajos, recortes de beneficios laborales o alzas de precio de algún producto. Al respecto del recelo del capital el ministro de Comercio Exterior y Turismo, Martín Pérez, en una entrevista concedida a un diario nacional, descartó que las inversiones extranjeras en el Perú se "espanten" por el "ruido" que generarán los dos procesos electorales que celebrará el país en el lapso de ocho meses. Reconoció, no obstante, que las inversiones y el capital siempre son un componente "muy celoso y nervioso" en cualquier país, y que enfrentan un nivel de preocupación cuando se ingresa a un período electoral, así mismo, recalco que: "la decisión de Mitsubishi no va a ser movida para nada por una situación de coyuntura electoral. Pero sí es importante decir que cuando el ruido viene constantemente, puede retrasar las inversiones" (Fuente: Andina)
La clase obrera expresa su voluntad por sí misma al margen de las elecciones,
Sin embargo, y paralelamente al escenario electoral en el que la clase dominante en contubernio con el Estado manipulan la genuina voluntad de las masas, al obligarlas a ir votar cada cierto número de años por quienes han de representarlas y aplastarlas en el parlamento y el gobierno. La clase obrera mundial expreso su voluntad por sí misma, al margen de la participación en elecciones, durante las huelgas que protagonizo en varios países del mundo. Tal es el caso en Perú de la huelga protagonizada, en abril, por parte de los mineros artesanales de Chala (Arequipa) que obstruyeron la circulación física de capital al poner piquetes en la carretera Panamericana; las manifestaciones obreras finalmente fueron reprimidas por el Estado con un saldo de entre 6 y 14 proletarios muertos en acción y con más de 20 heridos. En Grecia, a consecuencia directa de la crisis capitalista que está azotando a todo el mundo, el proletariado junto a una gran cantidad de estudiantes está expresando periódicamente su voluntad enérgica, pero espontánea, contra los aparatos de poder del Estado Griego; la última manifestación fue convocada en Atenas y reunió a un aproximado de 100.000 personas, según fuentes sindicales. Nuevamente en Perú y a consecuencia de los altos precios del gas, la provincia de la convención (Cusco) protagonizo una serie de manifestaciones que hicieron que el gobierno declarara el estado de emergencia en esta zona. Pero la expresión más genuina y progresista de la voluntad de las masas trabajadoras, al margen de las ilusiones electorales que orquesta el capital, se presentaron este año en Turquía.
En efecto, en este país la clase obrera de TEKEL no solo expreso su voluntad por si misma al levantarse contra el capital con manifestaciones huelguísticas laborales y reivindicativas como se están dando en todo el mundo, sino que desafío al gobierno, representante del poder burgués, con una lucha política de varios meses que rebaso las luchas económicas y aisladas. Al respecto de estos hechos, el primer ministro Erdogan declaró: "las manifestaciones de los trabajadores han excedido su objetivo., Hemos hecho todo lo posible por llegar a un acuerdo. Esta situación se ha convertido en una campaña abierta contra el Gobierno, más que en acciones para pedir más derechos laborales". Así mismo, la clase obrera de TEKEL, mostro un método de lucha nuevo al formar un enorme campamento compuesto de tiendas de campaña en el que se albergaban decenas de miles de trabajadores para que la lucha fuera continua las 24 horas del día. Así también, la clase obrera demostró su unidad, autonomía y solidaridad en la lucha, a pesar de ser saboteada no pocas veces por los propios sindicatos. Finalmente, expreso orgullosa, su verdadera soberanía de clase, al margen de las elecciones burguesas, cuando recordó el llamado de Hamdullah Uysal, un proletario que había proclamado y muerto recientemente, diciendo que: ".... todo lo ganado en este combate será una brújula para toda la clase obrera, para los movimientos de clase de hoy y de mañana. Luchar con nosotros es luchar por el futuro....". (Fuente: Artículo adaptado de World Revolution, publicación en Gran Bretaña de la CCI.)
Concluyendo,
Las elecciones burguesas, sean estas municipales, regionales o nacionales en cualquier parte del mundo obedecen a los intereses privados de la clase dominante, de sus colaboradores y del mismo capital. A pesar de que todo lo contrario nos digan la escuela, la iglesia, los medios de comunicación, los gobiernos e incluso los propios sindicatos. Las elecciones, son pues, la farsa política que el capital orquesta a la clase obrera en particular y a las masas trabajadoras en general para mantener su voluntad a raya y conservar de ese modo su dominio sobre la sociedad. Pero a pesar de toda la presente hipocresía electoral de este mundo, otro mundo es posible, libre de este flagelo electoral que condiciona la genuina expresión de las masas trabajadoras a los intereses del capital. Un mundo en el que la expresión de la voluntad será realmente libre ya que tendrá como base, no la urnas electorales, sino al dialogo continuo y permanente para decidir sobre lo que se hace en asambleas y consejos de trabajadores libremente asociados. Este mundo que ya se está abriendo paso a través de las luchas de los trabajadores de todos los países es el comunismo.
Cusco, agosto de 2010
[1] Bloque Marxista de Propaganda (BMP) con sede en Perú.
[4] Véase Revista Internacional no 84, "Huelgas en Francia ¬- Luchar tras los sindicatos lleva a la derrota", /revista-internacional/200703/1777/huelgas-en-francia-luchar-tras-los-sindicatos-lleva-a-la-derrota [146]
Hegel, en algún lugar de su "Fenomenología del Espíritu" decía algo así: el desarrollo de la cosa no está en su resultado sino en su devenir. Y es que efectivamente, las cosas no vienen al mundo como quisiéramos que fueran, es decir, como su idea realizada y acabada como pueda representarse en nuestro pensamiento previamente. Las cosas y las fuerzas que se desarrollan en la naturaleza y en la sociedad no vienen pues terminadas de una vez para siempre sino a través de su desarrollo, o como ustedes mismos lo señalaron cuando comentaron un artículo mío publicado recientemente en vuestra pagina-web, y sea dicho de paso que agradezco, expresando que: "por otro lado las luchas del proletariado no son "puras" ni nacen al mundo perfectamente acabadas y con la consciencia clara de sus "objetivos últimos", esa visión es absolutamente idealista y nociva para la comprensión materialista e histórica de la lucha de clases". En este punto, como verán, estamos pues completamente de acuerdo.
Ahora bien, quería hacer una pequeña aclaración respecto a cuando dicen: "queremos hacer un matiz pues dada su necesaria brevedad nos parece que cuando se mencionan las diversas luchas del proletariado puede darse una injusta impresión de su carácter, en el sentido de generar una sobreestimación de su significación". En este punto estamos también de acuerdo, ya que efectivamente se dio en el referido artículo la apariencia de una sobreestimación de aquellas luchas que ustedes caracterizan como "minúsculas" pero proletarias. Sin embargo, quería aclarar que cuando catalogue a estas luchas como formas a través de las cuales la clase obrera expresaba su voluntad "por sí misma", no me refería a que la clase había expresado su voluntad conscientemente por sí misma, sino más bien instintivamente por sí misma y digo instintiva porque la tendencia de estas luchas estaban enmarcadas en una perspectiva histórica, a pesar de que de ello quiza no estuviesen conscientes los propios trabajadores, de manera general, que lucharon. Si dije pues que dichas luchas obreras eran la expresión de su propia y genuina voluntad era para ponerlas en contraste marcado con aquellas que el capital y sus esbirros orquestan cada vez que se llaman a las urnas "democráticas".
Ahora también, y en relación al punto anterior, cuando decís que: "creemos que el sentido es correcto pues es verdad que el proletariado cuando lucha armado de su solidaridad, unidad y consciencia, se expresa como clase autónoma". No creo que las luchas y/o huelgas que cité en el referido artículo, tales como las huelgas en Tekel (Turquía) o en Chala (Perú), deberian ser consideradas de manera general como conscientes (a pesar de las excepciones), y, para en base a esa aseveración, decir que fueron autónomas. Sino más bien, en cuanto a mi respecta, creo que dichas expresiones "minusculas" fueron espontaneas al igual que las de Grecia como lo enfatice en dicho artículo. Y que para determinar una expresión de lucha de proletarios como autónoma (en su sentido histórico y revolucionario) no deberia de venir de haberla catalogado previamente de consciente, sino mas bien, que la autonomía de la clase en un sentido histórico debiese de ser encuadrada en una tendencia hacia la concientización general. La autonomía revolucionaria del proletariado, en una huelga por ejemplo, no precede pues a su consciencia (histórica) general, en dicha huelga por ejemplo, sino al contrario. Osea, lo que quiero decer es que: La autonomia de la clase en un sentido general precede a la consciencia. Pero si ello es así ¿Cómo determinar entonces la autonomía de la clase si no es por su consciencia? Pues por su tendencia hacia ella, por sus instintos de conscientizacion. ¿Pero entonces, cuándo dicha autonomía instintiva se trasforma en una autonomía consciente? Cuando precisamente las vanguardias de la clase dirijan esas expresiones de la clase que están comenzando a darse ya en todo el mundo y, con lo dichas expresiones se transformarían, se desarrollarían, en expresiones conscientemente autónomas de forma general.
Lo anterior es pues un pequeño comentario a modo de respuesta al suyo y, espero que lo vayan a tomar con reflexion, como yo tome el vuestro en el punto de haber dado la apariencia de sobreestimnar estas luchas "insignificantes" que ya comienzan a agitarse como colosos y gigantes "insignificantes" en todo el mundo.
Fraternalmente
Leóns
"Más que en cualquier otra clase, en la historia de la humanidad, en el proletariado abundan los ejemplos de personajes revolucionarios de gran nobleza, de militantes plenamente dedicados a la causa, de luchadores infatigables, de mártires, de pensadores y de hombres de acción. Esto es debido al hecho de que al revés de lo que sucedía en las anteriores clases revolucionarias en la historia -que luchaban contra las clases reaccionarias pero para sustituir la antigua dominación por la nueva, para someter a la sociedad a una nueva esclavitud y servidumbre que beneficiara a sus egoístas intereses de clases privilegiadas- el proletariado no tiene privilegios que conquistar." ("Las tres L: Lenin, Luxemburgo, Liebknecht". Publicado en L'Etincelle, periódico de la Izquierda Comunista de Francia. 1976)[1]
El movimiento obrero cuenta con tantos militantes ejemplares que no nos es posible rendirles homenaje a todos; hay sin embargo algunos que por encarnar de un modo especial la pasión revolucionaria queremos proclamar aquí su memoria. Son tres de aquellos que vivieron las difíciles pruebas del periodo de contrarrevolución de los años 1920 y 1930 y del que siguió a la Segunda Guerra mundial. Hablamos de León Trotsky, muerto hace 60 años; de Anton Pannekoek, desaparecido hace 50 años, y de Jan Appel, fallecido hace 25 años. A pesar de sus muy diferentes trayectorias, de las divergencias, a veces muy profundas, que mantenían entre ellos y a pesar de sus errores políticos, estos fieros luchadores del proletariado vivieron sincera y exclusivamente para la defensa de los intereses de su clase.
Trotski
Durante la Segunda Guerra mundial, tras una vida militante apasionada y consagrada por completo a la causa de la clase obrera, Trotski murió, como revolucionario y combatiente, asesinado por un golpe de piolet asestado por un agente de la GPU. A pesar de los graves errores políticos, las aportaciones de Trotsky al movimiento obrero son inmensas. Arrestado muchas veces durante su vida, expulsado y exiliado no paró nunca de trabajar por la perspectiva revolucionaria. Orador extraordinario y, desde muy joven, propagandista activo en el periódico socialdemócrata Iskra fue presidente del Soviet de Petrogrado durante la Revolución de 1905. Pese a sus importantes divergencias con Lenin y a su exilio forzoso en Estados Unidos vuelve a Rusia y al Partido Bolchevique en mayo de 1917. Su papel en la Revolución de Octubre será tan determinante como el que jugará en la formación y organización del Ejército Rojo, futura defensa de la Rusia revolucionaria contra los ataques de los ejércitos Blancos contrarrevolucionarios y los aliados, coaligados para masacrar la "peste comunista"[2]. Le tocó no obstante hacer de negociador principal en la Paz de Brest Litovsk con Alemania, en marzo de 1918, que permitió a la población rusa un respiro temporal, aunque fue muy criticado por su participación. Trotski estará, también del lado de Lenin, entre los artífices de la Internacional Comunista, donde será redactor de numerosos textos fundamentales. Su "Historia de la Revolución rusa" es una referencia fundamental para comprender y deducir toda la importancia de este acontecimiento histórico. La herencia literaria de Trotsky, que tanto en el plano político, histórico, cultural o teórico es inmensa, contiene en sí el lema de Marx, que él hizo suyo: "nada de lo que es humano me es extraño". Su trabajo teórico sobre la "Revolución permanente", pese a los errores de análisis que la acompañan (por ejemplo, la necesidad de que el proletariado lleve a cabo la revolución burguesa en los países donde la burguesía es muy débil para vencer por sí misma al feudalismo) será una de las palancas del odio precoz de Stalin hacia él. Y no es extraño: esta teoría contiene la idea de que las revoluciones del siglo XX no pueden conformarse con objetivos burgueses y nacionales y se opone a la teoría del "Socialismo en un solo país" y a la "revolución por etapas", que serán las bases del estalinismo en los años 1920 y 1930.
Trotsky, que solía recordarnos que "la realidad no perdona un solo error a la teoría", defendió en sus últimos años numerosas posiciones oportunistas tales como: la política de entrismo en la socialdemocracia, el frente obrero único, la naturaleza de la URSS, etc. (posiciones que la Izquierda Comunista criticó, con toda razón, en los años 1930) pero él jamás entró en el campo enemigo, el de la burguesía, como los trotskistas hicieron después de su muerte. Respecto a la guerra imperialista, Trotski siempre defendió la posición tradicional del movimiento revolucionario; es decir, la transformación de la guerra imperialista en guerra civil. En el manifiesto llamado "Alarma", de la IV Internacional, que redactó para tomar posición sin ambigüedades y desde el único punto de vista del proletariado revolucionario frente a la guerra imperialista generalizada, se puede leer: "La IV Internacional construye su política no sobre los triunfos militares de los Estados capitalistas sino sobre la transformación de la guerra imperialista en guerra de obreros contra capitalistas para abatir a las clases dirigentes de todos los países por medio de la revolución socialista mundial" ( "Manifiesto de la IV Internacional"; mayo de 1940, página 75. Tomo XXIV de las Obras de Trotsky); algo que los trotskistas olvidarán y traicionaran precisamente en el momento en que se intensifica la guerra mundial imperialista y cuando para la burguesía mundial y particularmente para Stalin era crucial el asesinato de Trotski[3].
Para asentar su poder y desarrollar la política que lo convirtió en el principal artífice de la contrarrevolución, Stalin eliminó primero a numerosos revolucionarios, antiguos bolcheviques, enviándolos a los Campos de Concentración, en especial a los que fueron compañeros de Lenin, los artífices de la Revolución de Octubre. Pero esto no le bastaba, el más peligroso de los bolcheviques, aunque en el extranjero, continuaba siendo Trotski. Stalin en su persecución logra el primer objetivo haciendo asesinar a su hijo León Sedov en 1938 en Paris. Ahora ya es directamente a Trotski a quien es necesario suprimir. Su eliminación iba a ser mucho más significativa que la de otros viejos bolcheviques y miembros de la Izquierda comunista rusa.
Anton Pannekoek
El 28 de abril de 1960 muere A. Pannekoek.
Quien dejaba tras de sí más de cincuenta años de combate por la clase obrera fue, a comienzos del siglo XX, uno de los grandes defensores de los intereses de la lucha proletaria, un luchador comprometido en el combate contra las tendencias revisionistas -cuyo representante más significativo era P. J. Troelstra- en el movimiento obrero holandés y que, junto con Gorter, denunció toda clase de colaboración con las fracciones liberal-progresistas de la burguesía parlamentaria: "Cualquier actitud conciliadora o concesión que nos aproxime a los partidos burgueses o al abandono de nuestras reivindicaciones no son medios válidos para obtener cosa alguna; todo lo contrario. El refuerzo de nuestras organizaciones, en número, conocimiento y conciencia de clase será la manera de que nuestras exigencias aparezcan a los ojos de la burguesía como fuerzas amenazadoras y terroríficas". (Anton Pannekoek y Herman Gorter, "Marxismo y revisionismo". En el Nieuwe Tijd. 1909).
Se traslada a Alemania en 1906, donde impartirá cursos en la escuela del SPD. Los conflictos entre él y la dirección del Partido, particularmente con Kautsky, no tardaron en aparecer, sobre todo a raíz de las divergencias acerca de la acción autónoma de las masas obreras. En 1911 fue el primero de los socialistas, tras Marx, que reconoció la derrota de la Comuna de París, que entendió que la lucha de los obreros contra la dominación capitalista no tenía otra alternativa que la destrucción del Estado burgués: "La lucha del proletariado no es simplemente la lucha contra la burguesía por el poder del Estado; es también una lucha contra el poder del Estado". Cita en: "El Estado y la Revolución": V. I. Lenin.
Al estallar la Guerra mundial de 1914 toma firmemente posición en contra de la traición de los líderes socialdemócratas en la Segunda Internacional. Durante la guerra simpatiza con el ISD de Bremen y el SPD de los Países Bajos (Holanda) publicando artículos en contra de la política de guerra. En una carta a Van Ravensteyn, fechada el 22 de octubre de 1915, explica qué es lo que le ha motivado a aliarse a la iniciativa de la Izquierda de Zimmerwald. Más tarde expresó su solidaridad incondicional con los obreros rusos, que se habían organizado en soviets y tomado el poder en 1917, propagando siempre la necesidad de una revolución mundial. Escribía entonces: "Lo que nosotros, desde hacía tiempo, esperábamos que ocurriese ha sucedido. Los días siete y ocho de noviembre, los obreros y soldados de Petrogrado han derrocado al Gobierno Kerenski. Es probable (...) que esta revolución se extienda a Rusia entera. Un nuevo periodo comienza y no sólo para la Revolución rusa sino para la Revolución proletaria en Europa." (A. Pannekoek: "La revolución rusa III" -NieuweTijd 1917, página 560; "La revolución rusa VIII" -NieuweTijd 1918 p. 125).
Cuando la mayoría excluida del KPD funda en abril de 1920 un nuevo partido, el KAPD, Pannekoek fue el gran inspirador del Programa de esta organización política. En ese Programa se recogían las posiciones más importantes del nuevo periodo. Pannekoek era, al principio de los años 1920, (lo mismo que Rosa Luxemburgo hasta su asesinato en 1919) un defensor, crítico es cierto, encarnizado de la Revolución de octubre. Todo esto, sin embargo, no le impidió finalmente sacar lecciones erróneas de la derrota de la Revolución de octubre de 1917 en Rusia; llegando, al respecto, a la conclusión de que los bolcheviques habían dirigido una revolución burguesa. ¿Por qué? Según él, no solo porque en la Rusia de 1917 todavía subsistían restos de feudalismo y de formas dispersas de producción pequeño burguesas, sino porque Lenin no comprendía la diferencia entre materialismo proletario y materialismo burgués. (Ver: John Harper -alias: Anton Pannekoek-: "Lenin filósofo". 1938)[4].
Para todo revolucionario actual la obra de Pannekoek, a pesar de sus errores ulteriores, continúa siendo una referencia esencial, junto a la de otros comunistas de Izquierda; es un puente entre la agotada Segunda Internacional socialdemócrata y la naciente Tercera Internacional comunista; periodo que va de 1914 a 1919 en el que él nunca dejó de proseguir su trabajo teórico. Como solía repetir: "Nuestro tarea es principalmente una tarea teórica: encontrar e indicar por medio del estudio y la discusión, la mejor vía de acción para la clase obrera." ("Carta de Pannekoek a Castoriadis" en "Socialismo o Barbarie" del 8 de noviembre de 1953).
Jan Appel
El 4 de mayo de 1985, con 95 años, se apagaba la vida de Jan Appel, la última gran figura de la Internacional Comunista. El proletariado no olvidará jamás esta vida; una vida de lucha por la liberación de la humanidad.
La oleada revolucionaria del principio del siglo xx no pudo entonces ir más lejos. Miles de revolucionarios marxistas murieron asesinados en Rusia y en Alemania; algunos incluso se suicidaron. Pero, a pesar de la larga noche de contrarrevolución, Jan Appel continúa fiel al marxismo y a la clase obrera, convencido de que la revolución proletaria había de llegar. Jan Appel se formó y templó en el movimiento revolucionario de Alemania y de Holanda a principios de este siglo. Combatió codo con codo junto a Rosa Luxemburgo, Karl Liebknecht, Lenin, Trotsky, Gorter, Pannekoek,... Luchó en la revolución en Alemania, 1919. Fue uno de los que no traicionaron jamás la causa del proletariado. Digno representante de esta masa anónima de generaciones muertas del proletariado, en su lucha histórica siempre renunció a la exaltación de los individuos y la búsqueda de la gloria. Como Marx y Engels, Jan Appel nunca se rindió a la prensa sensacionalista capitalista. Uno más de los tantos valerosos militantes revolucionarios anónimos, producto de la oleada revolucionaria del movimiento obrero de principios del siglo XX, ha dejado huellas que permiten a los revolucionarios actuales reemprender el camino y proseguir su obra. Jan Appel fue capaz de reconocer a quienes, también anónimos, incluso muy minoritarios, continuaron el combate comunista. Por eso, para la CCI fue un orgullo poder acoger a Jan Appel en el Congreso de fundación de la Corriente Comunista Internacional, en París en 1976.
Nacido en 1890 Jan Appel comenzó muy joven a trabajar en los astilleros de Hamburgo (Alemania). Desde 1908 fue un activo miembro del SPD. En los años terribles de la Guerra participó en los debates sobre los nuevos interrogantes que se planteaba la clase obrera: ¿Qué actitud tomar frente a la guerra imperialista? ¿Qué hacer ante las experiencias de la Revolución rusa? Esto le condujo -finales de 1917-principios de 1918- a unirse a los Radicales de izquierda de Hamburgo que habían adoptado una posición clara contra la guerra y por la revolución. Se adhiere al llamamiento de los IKD de Hamburgo, de julio de 1917, que exhortaba a todos los obreros revolucionarios a trabajar por la constitución de un USPD en oposición a la política reformista y oportunista de la mayoría del SPD. Empujado por los combates obreros de 1918, Appel se adherirá también al Spartacus Bund de Rosa Luxemburgo después de la unificación en el KPD(S), donde asumirá las responsabilidades del grupo en el distrito de Hamburgo. Basados en su participación activa en los combates de 1918 y en sus dotes organizativas, los participantes en el Congreso de fundación del KAPD designaron a Appel y a Franz Jung para representarles en Moscú ante la Internacional Comunista, donde debían discutir y negociar sobre la adhesión a la III Internacional y sobre la actitud traidora de la Central del KPD durante la insurrección en el Ruhr. Para llegar a Moscú tuvieron que desviar un buque. Una vez allí mantuvieron debates con Zinoviev, Presidente de la Internacional Comunista, y con Lenin. Basándose en el documento "El izquierdismo, enfermedad infantil del Comunismo" de Lenin, las discusiones fueron largas; refutando las falsas acusaciones de sindicalismo (es decir, de rechazar el papel del partido) y de nacionalismo.
Fueron necesarios varios viajes a Moscú para que el KAPD fuese admitido como organización simpatizante de la Internacional y poder así participar en el III Congreso, en 1921.
Appel fue siempre muy activo donde quiera que fuese enviado por el KAPD o el AAUD; aceptó ser responsable de la revista semanal Der Klasenkampf del AAU en la zona del Ruhr, donde permaneció hasta noviembre de 1923.
En el III Congreso de la Internacional Comunista, 1921, Appel, Meyer, Schwab y Reichenbach, fueron delegados para llevar las últimas negociaciones, en nombre del KPD, contra el oportunismo creciente en el seno de la IC. Intentan en vano formar una oposición de izquierdas con los delegados de Bulgaria, de Hungría, de Luxemburgo, de México, de España, de Gran Bretaña, de Bélgica y de los Estados Unidos. Con firmeza, ignorando los sarcasmos de de los delegados bolcheviques o los del KPD, Jan Appel -con el pseudónimo Hempel- al final del III Congreso se pronuncia sobre tres planteamientos esenciales para la revolución mundial actual; recordamos sus palabras: "Los camaradas rusos no son superhombres, necesitan un contrapeso y este contrapeso debe ser una tercera Internacional que liquide toda táctica de compromiso, parlamentarismo y viejos sindicatos." Hasta su muerte física Jan Appel estuvo convencido de que "La lucha de clases es lo único verdaderamente importante.". Nosotros continuamos su combate.
MW
[1] Ver: "Lenin, Luxemburg, Liebknecht: el proletariado..." en Acción Proletaria nº 205. Ene/mar 2009. Ver /accion-proletaria/200902/2475/accion-proletaria-n-205-15-de-enero-15-de-marzo [147]
[2] Las dificultades enormes a las que tenían que hacer frente el Partido bolchevique y las masas trabajadoras, a nivel económico y militar, fueron utilizadas para justificar errores graves: la masacre de los trabajadores insurgentes en Kronstadt en 1921 y la ofensiva militar contra el movimiento de Makhno en Ucrania. Trotski no formó parte de aquellos que, en el partido Bolchevique, se opusieron correctamente a estos errores; de hecho, fue uno de los principales artífices de estos actos de represión.
[3] Robert Coulondre, embajador de Francia en el Tercer Reich, proporciona un testimonio elocuente sobre esto en la descripción de su reunión con Hitler, antes del estallido de la segunda guerra mundial. Hitler se jactaba del pacto que acababa de firmar con Stalin. Fanfarroneaba en torno a grandiosos triunfos militares. El embajador francés le habla, en un intento de hacerlo entrar en razón, de la posibilidad de tumultos sociales, del riesgo de revolución que causaría una guerra larga y mortífera, que acabaría destruyendo a todos los gobiernos beligerantes: "Usted piensa en sí mismo como el vencedor, pero ¿ha pensado Usted en otra posibilidad, en que el vencedor fuese Trotski?".
[4] Ver en Revista Internacional nº 27 Crítica de Lenin Filósofo de Pannekoek https://es.internationalism.org/node/2326 [148]
En este caso las tomas de posición vienen de grupos y núcleos de Sudamérica: Oposición Obrera de Brasil, el Grupo de Esclarecimiento Comunista de Perú y el Núcleo de Discusión internacionalista de Ecuador y ahora tenemos que añadir la de la LECO de Costa Rica y la de GLP de Perú. En diferentes lugares la burguesía ha tratado, o bien de ocultar este movimiento, o de presentarlo como una expresión particular de la "vitalidad democrática" de la población francesa, o de la "combatividad sindical". Sin embargo estas tomas de posición identifican claramente en las luchas en Francia una expresión de la lucha del proletariado internacional, de sus esfuerzos por darse una perspectiva, por reflexionar, por buscar la unidad.
En particular destacan la presencia de minorías, entre las que se cuenta la CCI, que han tratado de impulsar un combate por tomar la lucha a cargo frente al sabotaje sindical, por organizar asambleas abiertas a todos los sectores. Estas iniciativas coinciden con la preocupación de minorías en todo el mundo, como han puesto de manifiesto las experiencias en Grecia o Turquía.
CCI
Publicamos a continuación una toma de posición de Oposición Obrera (más conocida con el nombre de OPOP, una organización revolucionaria de Brasil) sobre las luchas en Francia, cuyo gran mérito es haber percibido la significación de estas luchas (el rechazo del proletariado a someterse a la lógica del capital), y su importancia, no sólo por la masividad, sino por la búsqueda, aunque minoritaria, indudable, de la toma a cargo de la organización de la lucha por los obreros, en particular frente a todas las formas de sabotaje sindical. En fin, con toda la razón, esta toma de posición pone de relieve la importancia de esta experiencia para el futuro y para todo el proletariado mundial. Para termnar, hay que señalar que esta nota de apoyo se ha hecho en un momento en que no se podía captar "de lejos" que la dinámica del movimiento se invertía.
CCI
Somos de Oposición Obrera, una organización de trabajadores en Brasil, y con esta nota queremos solidarizarnos con la lucha de la población trabajadora de Francia. La lucha actual es un combate de los asalariados franceses, de los estudiantes, de los desempleados, del joven que llega al mercado de trabajo, de los jubilados, etc. Mucho más que una lucha contra la reforma de las pensiones es una demostración de la resistencia de los trabajadores de todo el mundo contra el ataque a nuestros derechos, es una demostración de fuerza y de coraje para mostrar a los gobiernos y a los patrones que no podemos consentir la degradación de nuestras condiciones de vida.
Actualmente producimos mucho más que en el pasado, generamos una riqueza aún mayor que antes y no podemos dejarnos engañar con el discurso de que debemos trabajar durante más tiempo porque no tienen para pagarnos. Más años trabajando significa menos empleos disponibles para los jóvenes que están entrando en el mercado de trabajo, significa aumentar la cantidad de desempleados para ahora y para el futuro. La importancia de esta lucha viene del hecho fundamental de que no podemos tolerar eso.
A pesar de toda la violencia con que el Estado francés ha reprimido el movimiento hasta ahora, a pesar de toda la manipulación patrocinada por la intersindical con sus sindicatos colaboracionistas, queremos expresar desde Brasil una gran alegría porque el movimiento continua fuerte y crece la movilización. También percibimos con mucha alegría que, a pesar de toda la manipulación de los media en Francia y en todo el mundo, este nuevo movimiento de lucha de los trabajadores franceses continua recibiendo al apoyo de la población en Francia.
Es importante politizar este movimiento. Son muy importantes las reuniones y discusiones en asambleas generales después de la realización de actos masivos. Es importante discutir la dirección del movimiento, promover la solidaridad entre los diferentes sectores, entre generaciones, luchar contra la miseria que tratan de imponer a los trabajadores del mundo, contra la precariedad que nos persigue en todos los rincones del planeta, contra la explotación a que nos someten de manera creciente.
Sobre todo es importante tomar conciencia de que esos ataques masivos a los que se confrontan los trabajadores del mundo entero forman parte de una política del capital para salvar su Estado, sus empresas, su sistema capitalista. Son la crisis del capitalismo y el creciente endeudamiento de los estados lo que reclama las medidas draconianas que quieren imponernos. A partir de ahí se comprende la agravación del desempleo, la rebaja de los salarios, la precariedad creciente de los empleos de los jóvenes. Retrasar la jubilación y prolongar los años de trabajo sólo agravará todas esas condiciones.
La agudización de las contradicciones entre la burguesía y el proletariado que se extienden a los padres y los hijos de esa población explotada, sólo muestra que la confrontación va a ir en aumento de aquí en adelante. Nosotros, trabajadores del mundo, tenemos que tomar ejemplo de los trabajadores franceses que intentan una y otra vez "tomar las luchas en sus propias manos". Reaccionar a los ataques nos hace respetables. Buscar dar una dirección a los movimientos significa también rechazar que nos transformen en masa de maniobra en manos de los sindicatos y políticos profesionales.
No nos engañemos, después vendrán otros ataques. La fuerza de nuestra resistencia ahora puede tener como inspiración la fuerza de resistencia del proletariado francés. Tenemos que reaccionar y debemos reaccionar. Tenemos que saber desarrollar y conducir la lucha. Tenemos que responder a esos ataques contra nuestras vidas, no sólo para detener la ofensiva del momento, sino para mostrar didácticamente que no vamos a tolerar en absoluto el ataque a nuestras conquistas históricas, a nuestros empleos, a nuestros salarios, a nuestras jubilaciones.
Cierto que muchos de nuestros problemas no se resolverán en el marco de la sociedad capitalista y nuestra perspectiva tiene que ser siempre la de su superación. Pero mientras eso no ocurra, tratemos de defender nuestras vidas, a nuestros hijos, nuestro futuro y el de las nuevas generaciones. Saludemos pues una vez más la lucha del proletariado francés, que es la lucha del proletariado mundial.
Oposición Obrera (Brasil)
26 de Octubre de 2010
Estimados compañeros:
Saludamos la intervención que están teniendo dentro de las protestas en Francia. Nos parece sumamente importante el momento de despertar que el proletariado está teniendo en los últimos años y principalmente en estos últimos meses.
En lo referente a Francia, hemos comprobado que no importa si el gobierno sea de Derecha o Izquierda, el proletariado no depende del color del gobierno. Los gobiernos del Estado burgués no contribuyen a agudizar o frenar la lucha del proletariado. Lo decimos porque hace algunas semanas se llevaron a cabo elecciones municipales en estas tierras, y como era de esperar, todos los grupos de izquierda apoyaban a tal o cual candidato, dando su fundamento de por qué tal o cual contribuirían a generar un proceso revolucionario. Nosotros compañeros sabemos bien que la lucha revolucionaria internacional de nuestra clase es debido a su forma de existencia, a su condición de esclavización asalariada dentro del sistema.
Huelgas, protestas, paros, movilizaciones masivas, esta es la marcha que el proletariado a emprendido a nivel mundial y con mucha más clara presencia en Europa y Asia. Ahora bien, sabemos que todavía es un proceso de despertar, un proceso en el cual el proletariado está volviendo a tener confianza en sí mismo, en que se deja atrás al papá sindicato que siempre se autoproclama la mamá protectora de nuestra clase. Por eso la intervención de los comunistas no puede faltar en esta ocasión, no somos los que inventaremos las huelgas, no somos los que obligaremos a una asamblea general, esto es propio de la maduración de nuestra clase. Pero si vamos a intervenir para dejar claro el norte, para plantear los principios comunistas y como parte de nuestra clase participar de su lucha, sacando lecciones y contribuyendo al rico debate que se lleva en los diversos países donde las luchas han tomado una magnitud de reivindicación proletaria.
Compañeros esta época que llega será importante para nuestra clase, ¡la historia nos da la razón, los sindicatos agonizan cada vez que el proletariado rompe con las cadenas de dependencia hacia ellos, cada vez que se da cuenta que ellos son los que se movilizan, que ellos son los que deben decidir en una huelga, que la confianza, el respeto, el debate con los demás hermanos de clase es la única vía para avanzar en sus reivindicaciones.
Sigan adelante camaradas, esto ayuda muchísimo a las minorías aquí en Latinoamérica, que siempre hemos hablado de las huelgas de masas, de las asambleas abiertas en nuestras reuniones, pero que ahora ellas viven, se desarrollan, y crecen más que nunca.
Avancemos al comunismo compañeros... Adelante!
G.E.C.
Queridos Camaradas.
El día 23 de octubre del 2010, con la presencia de los compañeros delegados de la CCI que visitaron Ecuador, recibimos el informe sobre la situación de los enfrentamientos de clases que se vienen desarrollando en Francia en el marco de los planes de austeridad que la burguesía francesa trata de imponer como único camino para seguir extrayendo de la sangre de los trabajadores más plusvalía y de esa manera dizque salir de la podredumbre de sus propios actos.
La descomposición del Sistema Capitalista está llevando profundos desordenes y resquebrajamientos en todo el sistema, y en la vida cotidiana se expresa de manera lacerante contra la dignidad humana, incluso la burguesía es víctima de sus propios actos descabellados; la imposibilidad de realizar el ciclo económico como en el pasado la lleva a sumergirse en un laberinto de graves consecuencia para toda la humanidad. El endeudamiento está al orden del día como supuesto mecanismo anti-inflamatorio para disminuir la presión que ejercen las fuerzas "infernales" de un proletariado que poco a poco va despertando que no podrán controlar; en este delirio desesperante la burguesía recurre a su aparato de opresión que es el estado; además de ser su arma de legitimación de la explotación es con el que quieren perpetuar la decadencia en todas partes del mundo. Los estados hiper endeudados y con un síntoma de no poder recuperarse económicamente hace que pensemos que la violencia contra nuestra clase será la característica más sobresaliente de ésta última etapa del sistema capitalista; es así que los planes de austeridad no son otra cosa que la continuidad de los ataques de la burguesía contra el proletariado mundial que cada vez se recrudecerán más. Frente a esto, nuestra clase ha empezado a responder, y lo seguirá haciendo hasta que poco a poco irá dándose cuenta que no hay salidas con el capitalismo.
Como bien lo señalan ustedes, es un ataque generalizado que afecta a muchos sectores interprofesionales, públicos y privados. El golpe a las pensiones, y elevación de los años para jubilarse ha hecho que se sumen sectores de trabajadores de diferentes oficios, y algo importante que señalan es la presencia de jóvenes que lo hacen por solidaridad y también porque el futuro se les presenta incierto. Si bien es cierto que los ataques de la burguesía empiezan a ser despiadados, también es verdad que la solidaridad ha empezado a emerger de a poco entre el proletariado. Ejemplo de esto vemos desde las revueltas por el CPE en el 2 006, como la lucha de textileros y harineros en Egipto por el mismo año; en España con los trabajadores metalúrgicos de Vigo. Este tenue resplandor toma cuerpo efectivo en la medida en que se agudizan las luchas de clase; los ataques por parte de la burguesía se incrementa como lo demuestran las huelgas salvajes de los obreros de Lindsey en Inglaterra que mostró en extensión y profundidad lo que provoca la unidad, la solidaridad y el intento de desmarcarse de los sindicatos, echando abajo las mañosas manipulaciones de éstos instrumentos al servicio del estado; es verdad, por el momento las luchas proletarias les toca visualizar al enemigo que lo tiene cerca en la figura de los sindicatos, esperamos que pronto nuestra clase logre echar mano sobre estas expresiones de podredumbre y se erija con la organización independiente, para eso, seguro que vuestra actuación tendrá que ser ardua, meticulosa y perseverante cosa que creemos que así lo están haciendo por el informe que colectivamente nos enterarnos.
Por todos lados vemos cómo la clase lucha por salirse del círculo embriagador de los sindicatos, sin embargo, no será tan fácil que digamos; en Grecia a fines del 2 008 ya vimos ese forcejeo; en Turquía inicios de 2 010 de igual manera. Estos órganos del estado burgués, lejos de desaparecer, por el momento parecen debilitados y cuestionados, sin embargo, es de esperarse que comiencen a mutar, con discursos de unidad y de inter-todo para hacer creer que son una expresión de la clase, eso es lo que vuestro informe nos comparte, cosa que es previsible en nuestro medio también.
Es muy valioso las lecciones que vosotros sacáis en vuestra intervención dentro de las luchas desarrolladas en Francia y las dan a conocer al conjunto de la clase; cuyo balance nos permite reconocer que los sindicatos están debilitados mas no están liquidados. La percepción en estas tierras es que los sindicatos brillan por su ausencia, por acá la burguesía no los necesita "todavía". En las luchas que se han desarrollado como la de los trabajadores del Ingenio Azucarero "ECU" (antiguo AZTRA), la burguesía ha actuado directamente a través de sus órganos represivos; el caso de los trabajadores de la llantera "ERCO" establecida en el austro ecuatoriano, la presencia del sindicato no ha sido mayormente significativo, la propia dinámica del conflicto empujada al aislamiento ante la carencia de referentes en el medio político, ante la misma conducta del sindicalismo de minimizar el conflicto y dejarlo al vaivén de los abogados, de los dirigentes de la huelga y los representantes de la patronal, han hecho superflua la intervención despiadadas de los sindicatos con todo su arsenal de divisiones y mistificaciones.
Este debilitamiento de todo la estructura del Estado burgués ha ido acompañado de un cambio de aptitud por parte de la clase proletaria; en esto coincidimos plenamente, estuvimos de acuerdo con vuestro análisis cuando, cuando sostienen que desde el 2 003 se abría un nuevo periodo de enfrentamientos y que este estaría marcado por la profundidad de las contradicciones y por la relación de fuerzas entre las clases en pugna; es acertado esas conclusiones a la luz de los hechos y que a partir del 2 006 se ha venido cuajando subterráneamente un cambio en la mentalidad de la clase, ya hemos repasado algunas luchas significativas en donde hemos visto cómo el proletariado intenta salirse del redil del sindicalismo, el nacionalismo, las mistificaciones generacionales, por ramas de trabajo, profesionistas, etc.; es indudable que asistimos a un momento incipiente en que el proletariado se va acercando con aquellos valores que lo convierten en la clase histórica que nos conducirá a dar el gran salto hacia la sociedad humana.
Este cambio en el espíritu, en el ánimo del proletariado se vive por otro lado con la aparición de minorías en búsqueda hacia posiciones políticas de clase, pequeños grupos que se van planteando otros momentos en la lucha de clases, particularmente en el sendero a seguir, las formas de lucha, las formas de organizarse la clase, el partido, el comunismos, etc.; este fenómeno en esta parte del planeta se vive con mayor ímpetu, y sabemos que es natural estos brotes de núcleos en búsqueda por cuanto se dan en momentos en que comienza a crecer la cresta de una gran ola de enfrentamientos de clases, a más de que gracias al trabajo soterrado de las organizaciones del medio político proletario que no han abandonado el método, la fidelidad con la lucha del proletariado y la continuidad con los principios y el programa del proletariado asimilados por la CCI. Fiel con la tradición proletaria de la izquierda comunista desde su tránsito después de dar las últimas batallas dentro de la III Internacional hasta el corte que se dio en 1947 para volver a ser levantada la bandera roja del proletariado por las minorías que en 1975 forjaron la CCI como exigencia de la historia de la lucha de clases; ustedes han dado muestra de manifiesta consecuencia hacia la causa del proletariado.
Camaradas de corazón os decimos que vuestra intervención en esta lucha es vital para todos los que nos reclamamos herederos de dicha tradición, de dicho legado, del compromiso histórico con nuestra clase, con su programa histórico, con los ideales del comunismo. Les animamos a continuar con vuestro compromiso histórico y que desde este rincón del planeta tenéis camaradas que estarán dispuestos a tomar la posta cuando la historia de la lucha de clases así nos exija.
Fraternalmente,
NUCLEO DE DISCUSION INTERNAIONALISTA EN ECUADOR
NDIE
Ecuador, Noviembre 2 010
Los trabajadores en Francia unidos con estudiantes enfrentan los planes de austeridad, en su caso contra el recorte de los planes de pensiones, dando un ejemplo de que sólo la clase obrera podrá enfrentar la descarga de la crisis que pretende generar la burguesía sobre los bolsillos de los trabajadores y explotados.
Los sindicatos aparecen como los promotores de esta lucha, según reporten los medios burgueses con quienes están aliados por medio de la defensa del estado. Pero en realidad los sindicatos solo tratan de liberar la presión creciente en los explotados de forma que puedan controlarlo como siempre lo han sabido hacer.
Los sindicatos nunca van a permitir que continúe esta extensión y se vea no sólo como una lucha contra la ley de pensiones, sino que pueda ir abarcando otras demandas que afectan a la clase y así ir desarrollando una conciencia de lucha contra el capitalismo. Por el contrario podemos afirmar que ineludiblemente el papel de estos es frenar la amplitud del movimiento y conducirlo a luchas legales sectoriales.
Hay que aplaudir la gesta entusiasta de los trabajadores y estudiantes en Francia que debe servir de chispa para los trabajadores en el resto del mundo particularmente en el resto de Europa, como ejemplo del camino que puede tomar el proletariado ante los planes paliativos de la crisis del capitalismo que hoy se ven como planes de austeridad. Ya los planes de austeridad han empezado a aplicarse como consecuencia del último embate de la crisis en el 2009, así se ha visto con fuertes medidas contra la clase obrera en España, Grecia, ahora en Francia y en el resto del mundo; lo que es sólo una muestra del período que se desarrolla en la historia. Un capitalismo cada vez mas acorralado por su propia contradicción y la clase obrera dando muestras de despertar poco a poco, retomando su confianza y debatiendo para sacar sus lecciones y logran dar pasos importantes que puedan mantener las fuerzas del proletariado mundial cada vez más fuertes para la conclusión de su papel revolucionario con la destrucción del descompuesto y cada vez más corroído capitalismo.
Desde antes de la crisis del 2009 la clase obrera mundial dio luchas ejemplares, ahora deberá retomar ese camino con más fuerza ante una situación cada vez más acorralante, deberá buscar la extensión de la lucha a otros sectores de la clase obrera, así como lo han hecho los estudiantes en Francia identificándose con el conjunto del proletariado.
LECO Noviembre 2010
La clase obrera sigue dando lecciones de vida y de lucha por todo el mundo. Así lo demuestra en Francia Hoy en día. Venimos presenciando el más brutal ataque a las condiciones de vida de la clase obrera en Francia, medidas que se traducen en las reformas de las pensiones. Todo esto es reflejo de una realidad que hace aguas por todas partes: la agudización de la crisis económica mundial. Es una realidad que no solo aplasta a la clase obrera en Francia, sino la de todas las regiones del planeta.
La combatividad de toda la clase obrera a nivel mundial se pone a prueba hoy en día, más que nunca, con más demostración de cólera y descontento, con más rechazo ante lo que le toca vivir. Todo esto, como elementos que afirman el camino para sus próximas luchas. La crisis no empuja inmediatamente a la clase obrera a pelear, no hay una relación de causa y efecto. Pero cada golpe que de la crisis, hace reflexionar y tomar conciencia a la clase trabajadora de que este sistema, es un sistema agónico y que cualquier medida que se aplique para salir de esta crisis, serán medidas contra SUS CONDICIONES DE VIDA.
Para esto la clase obrera debe considerar dos situaciones en sus próximos enfrentamientos:
El control sindical: el sindicalismo bajo todas sus formas y colores representan la cárcel para las iniciativas y las luchas de los trabajadores. Los sindicatos boicotean las luchas obreras ¿Por qué? Por que defienden los intereses de la Burguesía, ya que los sindicatos son parte del Estado. Las maniobras de los sindicatos solo contribuyen a la confusión, aislamiento y desgaste de todas las iniciativas y luchas de la clase a nivel mundial.
El aparato de izquierda del capital: Que no es otra cosa, que la continuación de la primera, viene con toda su carga de mierda: Partidos de izquierda, Frentismo, Democracia, institucionalidad Jurídica, etc.
Los acontecimientos del movimiento en Francia una vez más, así lo señalan, los sindicatos saben mover sus fichas: saben anular la potencialidad proletaria. Por eso el rechazo de los trabajadores en Francia, también debe ser no solo contra las medidas impuestas en las reformas de las pensiones, sino también contra todo aquello, que garantiza el éxito de esas medidas: Los sindicatos y todo el aparato de izquierda del capital.
Las próximas luchas tienen que darse fuera de las trampas del sindicalismo y el izquierdismo que la Burguesía pone a la clase obrera llevándola al fracaso. Es cierto que la clase obrera sufre de una AUSENCIA de confianza en sí misma, pero solo sus próximas luchas determinaran si pueden superar tal dificultad. En la medida que la clase obrera recupere su confianza en sí misma, también recuperara su visión política, eso le dará fuerza para dar golpes cada vez más acertados.
La agudización de la crisis del sistema capitalista hará que el proletariado reconozca cada día más en acabar con este sistema Inhumano.
La lucha de clases enmarca la extensión de la luchas de la clase obrera en el mundo entero, en las lecciones que deja, en las experiencias que vive. Recuperar su práctica en sus luchas implica luchar fuera del control y contra cualquier sindicato, organizándose de forma colectiva en Asambleas Generales autónomas y soberanas. Los ataques que da la Burguesía contra la clase obrera a nivel mundial, cada vez serán más evidentes, por ello deberá recuperar su confianza en sí misma y demostrar su capacidad histórica como clase, en sus luchas futuras.
"El Error es un momento de la Verdad!"
¡Adelante proletarios de Francia y del mundo!
¡Proletarios de todos los países unidos!
6-11-2010
GLP
Diferentes compañeros nos han hecho llegar informaciones sobre el asesinato vil de un joven obrero de los ferrocarriles en lucha, perpetrado por una banda armada de los Sindicatos, conchabado con el Gobierno Kirchner que ha adoptado la táctica, como subraya uno de los textos que publicamos a continuación, de subcontratar la represión a las bandas sindicales -en la terminología argentina "patotas".
Hoy, mientras con su deceso, Kirchner es elevado por todas las fuerzas políticas de la burguesía a la categoría de "gran estadista", estos hechos nos proporcionan enseñanzas muy clarificadoras:
1º El cinismo y la hipocresía infinitas de los políticos democráticos que no dudan en poner en segundo plano a las fuerzas represivas del Estado en el ejercicio de la represión contra las luchas de la clase obrera. Subcontratan la represión en bandas armadas sindicales. Conviene aclarar que no es ninguna novedad. En la Rusia zarista, la policía "delegaba" tareas represivas contra los obreros y los militantes revolucionarios en las Centurias Negras, bandas de criminales que reagrupaban la escoria de la sociedad. Igualmente, en enero de 1919 frente a la insurrección de los obreros berlineses, el Partido Socialdemócrata alemán, al no poder contar con los soldados y hasta con un sector de la policía, organizó los Cuerpos Francos, bandas armadas encargadas de reprimir a los obreros. En esa inmundicia militaron muchos de los que luego serían jerarcas muy altos del régimen nazi.
2º Los sindicatos muestran con esta colaboración con el partido en el poder que son una organización del Estado que participa en la represión de las luchas y que colabora descaradamente con las fuerzas de represión.
3º La necesidad de la solidaridad con las víctimas de la represión capitalista. Son compañeros que, más allá de su militancia en tal o cual organización, han sido asesinados por las fuerzas del Capital cuando estaban comprometidos en una lucha por intereses de clase.
Publicamos a continuación 3 documentos referidos a estos hechos: el primero es de un compañero simpatizante de la CCI que está en proceso de reflexión sobre el trotskismo. El segundo es de un grupo anarquista de Rosario -Argentina- y el tercero es de un documento al que hace referencia el grupo anterior.
Más allá de las matizaciones que podamos hacer sobre algunas apreciaciones políticas, publicamos estos documentos por la información que proporcionan y el compromiso con la lucha de clases que expresan.
Carta de un simpatizante de la CCI
En el mediodía del miércoles 20 de octubre, la emboscada criminal de una patota sindical terminó con la vida de Mariano Ferreyra, militante trotskista del Partido Obrero.
Otra compañera del PO, Elsa Rodríguez, y varios trabajadores ferroviarios siguen internados en grave estado.
Las balas asesinas defendían el negociado infame de la tercerización, que une a los empresarios amigos del gobierno de los Kirchner, y al sindicato de la Unión Ferroviaria.
Con el dinero de los subsidios, los concesionarios del tren, pagan contratos millonarios a "empresas" que les pertenecen a ellos mismos.
El sindicato del dirigente "Pedraza" es comisionista de este negocio.
"Habrá que encontrar a los responsables", dijo la Presidenta, luego de dedicar el acto en Parque Norte a la falta de sabor de las frutillas grandes -siete horas después de los asesinatos.
Pero los testimonios y videos acusan a la patota ferroviaria sin sombra de dudas.
Esos mismos videos testimonian que la policía liberó la zona donde la patota ejecutó su emboscada.
"Habrá que investigar", dijo el gobierno que reivindica a la Juventud Sindical Peronista, el brazo armado sindical en los años ‘70.
El gobierno reiteró que "no reprime", pero ¿no estamos acaso ante la tercerización de la represión por medio de patotas, como ya ocurrió en el Hospital Francés, o como pasa en el metro de Buenos Aires por parte del sindicato de la UTA (Unión tranviarios del automotor)?
Mariano militaba desde los catorce años; quería su puesto en la clase obrera con su oficio de tornero, pero, sobre todo, desarrollando las organizaciones de la juventud; se puso a luchar codo a codo por la organización obrera sobre bases clasistas, nada menos que en la ciudad de Avellaneda.
Mariano es el mejor ejemplar humano de la juventud que se pone de pie en el mundo entero.
Todos los luchadores conscientes somos Mariano.
¡Asesinos! [150]
Como si no les bastará con vivir de la sangre y el sudor de los trabajadores, un muerto y heridos graves es el saldo de la acción de una patota sindical, esta vez de la Unión Ferroviaria, con barrabravas incluidos. Mariano Ferreyra asesinado de un balazo y Elsa Rodríguez, con un tiro en la cabeza se debate entre la vida y la muerte, entre otros manifestantes heridos.
Amparados por la Policía Federal y el gobierno de turno, que seguramente nos vendrán a decir que unirán fuerzas "para encontrar al culpable", es decir algún chivo expiatorio para lavarse la cara y seguir para que todo siga igual, esa fue siempre su política, ¡eso es la política!
Por si hacía falta, el Miércoles 20 de Octubre de 2010 en Buenos Aires queda expuesto lo que es este entramado de muerte que llaman sociedad, el mismo que asesina por "gatillo fácil" en los barrios, el mismo que permite y alienta la trata de personas, el mismo que mata de hambre y de desesperación, y rápida o lentamente en los trabajos.
Estos sucesos no son extraordinarios, ni la demencia de algún personaje sindical, politiquero o policial, estas son las consecuencias lógicas de este sistema que atenta contra la vida: asesinando a Mariano, o hace años a Dario y a Maxi, a Carlos Fuentealba y todos los "sin nombre" que mueren día a día, como el albañil aplastado por una pared en la zona sur de Rosario este mismo Miércoles.
Estamos cada vez más empujados a escoger entre seguir con esta inmundicia o luchar para cambiarlo todo.
Grupo Anarquistas Rosario, Octubre de 2010.
www.grupoanarquistasrosario.blogspot.com [151]
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Manifestación en Rosario, este Jueves a las 17 hs desde Plaza San Martín a Plaza 25 de Mayo
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Adjuntamos tambien el comunicado de Correpi:
MARIANO FERREYRA, ASESINADO POR LA REPRESIÓN "TERCERIZADA" DEL GOBIERNO DE LOS KIRCHNER [152]
MARIANO FERREYRA, ASESINADO POR LA REPRESIÓN "TERCERIZADA" DEL GOBIERNO DE LOS KIRCHNER
Así como los empresarios usan la tercerización del trabajo para profundizar la explotación, el gobierno terceriza la represión, para hacerla más eficaz y con menos costo político que cuando directamente manda sus policías y gendarmes.
Las balas de la patota de la Unión Ferroviaria se descargaron sobre los trabajadores ferroviarios tercerizados, movilizados en reclamo por su reincorporación, mientras la policía liberaba la zona para que la fuerza de choque de la burocracia sindical operara con total seguridad, y con las espaldas bien cubiertas.
Varios compañeros resultaron heridos. Mariano Ferreyra, estudiante de 23 años del CBC de Avellaneda y militante del Partido Obrero, recibió un disparo en el abdomen que causó su muerte. Otro proyectil impactó en la nuca de Elsa Rodríguez, de 56 años de edad, también militante del PO. La compañera, en gravísimo estado, lucha por su vida en el Hospital Argerich.
Así como los empresarios usan la tercerización del trabajo para profundizar la explotación, el gobierno terceriza la represión, para hacerla más eficaz y con menos costo político que cuando directamente manda sus policías y gendarmes.
Desde 2003, hemos visto con frecuencia creciente cómo el gobierno peronista de los Kirchner delega la represión en patotas de la burocracia sindical para amedrentar a los trabajadores. Como con los docentes, los estudiantes, los trabajadores del subte, del hospital Francés y del Garrahan, por poner unos pocos ejemplos, esta modalidad represiva permite al gobierno "lavarse las manos", porque no es el aparato represivo formal el que ataca a los trabajadores, y también sirve para deslegitimar las luchas, con el aporte de los medios que titulan "interna entre gremios".
Así, con la intervención mancomunada de las empresas, la burocracia sindical y el gobierno, siguen queriendo disciplinar a los trabajadores organizados.
Con el asesinato de Mariano, suman siete los muertos por la represión en marchas o manifestaciones durante el gobierno de los Kirchner. Mariano Ferreyra suma su nombre a la lista que se iniciara en Jujuy, durante una movilización contra la tortura, con Luis Cuéllar, en 2003, y que continuó con Carlos Fuentealba (docente, Neuquén, 2007); Juan Carlos Erazo (trabajador del ajo, Mendoza, 2008), Facundo Vargas (Talar de Pacheco, 2010), Nicolás Carrasco y Sergio Cárdenas (Bariloche, 2010), los tres últimos en manifestaciones contra el gatillo fácil policial.
Sin olvidar que, con otra variante represiva, la que se descarga de modo preventivo sobre la clase trabajadora no organizada, a través del gatillo fácil y la tortura, nos matan un joven por día.
CORREPI convoca a movilizarnos repudio de este nuevo asesinato, marchando desde Corrientes y Callao a Plaza de Mayo hoy a las 17:00.
¡CONTRA LA REPRESIÓN, ORGANIZACIÓN Y LUCHA!
Publicamos aquí, con cierto retraso, una toma de posición de los Comunistas Integrales sobre los acontecimientos del 30 de septiembre en Ecuador, que fueron presentados como una tentativa de golpe de Estado "reaccionario" contra el gobierno "socialista del siglo XXI" de Correa.
El texto defiende firmemente una posición de clase, denunciando los hechos como un enfrentamiento entre fracciones burguesas y llamando al proletariado a no dejarse arrastrar como carne de cañón en estas peleas ajenas a su terreno de clase. También hace una denuncia de la democracia como expresión de la dictadura del Estado burgués y defiende la lucha obrera y la perspectiva revolucionaria. Saludamos pues, la edición y la distribución de este texto, que permitió que en los momentos de confusión pudiese hacerse escuchar una voz proletaria, una referencia para la reflexión.
Sin embargo, nos ha llamado la atención el análisis de los compañeros según el cual estaríamos respecto a la lucha de clases en una situación de contra-revolución. El texto plantea: «... porque aún vivimos tiempos de contrarrevolución, es decir, tiempos donde el capitalismo mantiene la ofensiva contra la amenaza de insurrección proletaria y revolución social, mediante medidas de todo tipo (económicas, políticas, ideológicas, represivas), y en especial, mediante enemigos camuflados o gobiernos "de izquierda" como el de Correa. Son tiempos en los que la tónica está dada precisamente por este tipo de contradicciones secundarias o conflictos entre fracciones de la clase dominante, mientras que el proletariado en tanto sujeto revolucionario brilla por su ausencia, o es utilizado como masa de maniobra y carne de cañón por estas fracciones de la burguesía (13 muertos y más de 150 heridos hubo ese día), o es el pasivo espectador de este repugnante show político-militar-mediático. »
No vamos a exponer aquí nuestra posición sobre la situación actual de la lucha de clases y el periodo histórico, que los lectores pueden consultar en nuestra prensa[1]. Simplemente seguiremos la argumentación que lleva a los "comunistas integrales" a estas conclusiones con el ánimo de tratar de comprender y confrontar los análisis con las expresiones de la lucha de clases.
¿Porqué "vivimos tiempos de contra-revolución"?
«...el problema principal desde el punto de vista revolucionario es que nuestra clase actualmente no existe como clase para sí misma, como movimiento revolucionario real que lucha por suprimir de raíz la sociedad capitalista de clases en su totalidad y, con ello, suprimirse a sí misma como clase social para devenir comunidad humana real. Existe como mansa clase trabajadora para el capital, o como esa histórica criatura del Estado que es "el pueblo". Peor aún, existe prácticamente ¡como masa ciudadana!, tal como se pudo observar el 30 de septiembre, pues la gente lanzada a las calles aquel día se dejó manipular como si fuesen peones de ajedrez o soldaditos de plomo, apoyando a bandos enemigos de nuestra clase... no existe un proletariado visible en lucha contra el capital, un proletariado autónomo y antagónico, revolucionario, ya que "el proletariado es revolucionario o no es nada" (Marx). ¡Esto no es una queja! ¡Es un hecho!»
Los compañeros piden que el proletariado sea ya, inmediatamente, revolucionario. Como evidentemente no estamos en esa situación deducen que la situación es contra-revolucionaria. Pero ¿se pueden plantear las cosas de esa manera? ¿O la noche o el día? ¿no habría que plantearse si el proletariado está saliendo de la oscuridad aunque la luz de su lucha sea aún tenue y no ilumine con potente foco la situación social? Nuestro análisis es que no estamos en una noche cada vez más oscura y profunda -¡no es "medianoche en el siglo" como dijo Víctor Serge a finales de los años 30!- sino que penosa pero sólidamente el proletariado va acumulando pequeñas llamas.
Pero según los compañeros, ¿Qué tiene que hacer el proletariado a partir de ahora para que sus luchas vayan en el sentido de aportar elementos, aunque sean puntuales, en esa dirección? ¿Qué tiene que hacer, en pocas palabras, para que sus manifestaciones, en lugar de expresar el peso de la contra-revolución, comiencen a plantear, aunque sea lo más tímidamente, un camino a la perspectiva revolucionaria?
«...para que el proletariado reemerja o insurja en la lucha de clases y le pueda dar una solución revolucionaria a la actual crisis capitalista, ¡es necesario que comencemos a luchar por nuestros intereses o reivindicaciones propias y no por las de nuestros enemigos de clase!, recuperando nuestra confianza, solidaridad, autonomía y combatividad de clase. Es necesario profundizar, radicalizar, generalizar y unificar estas reivindicaciones, y deshacernos de las ilusiones reformistas de lucha (leyes, reformas, "poder popular", etc.), así como también de las mediaciones del mismo capital-estado (gobierno, asamblea nacional, partidos, sindicatos, ongs, "movimientos sociales", etc.), levantando nuestras propias formas de asociación u organización clasista y autónoma para la lucha (asambleas, comités, núcleos, grupos, etc.), y sabiendo golpear al poder burgués allí donde le duela».
Pero ¿No es eso lo que pudimos ver en la lucha de Tekel en Turquía? ¿No hubieron asambleas y manifestaciones masivas en Ankara? ¿No hubo confrontación con los sindicatos y tentativas de tomar la lucha a cargo?[2] ¿No es lo que vimos en Grecia, donde se produjeron ocupaciones de los locales sindicales para impulsar asambleas autónomas?[3] ¿No es lo que acabamos de ver recientemente en Francia, en la lucha contra los ataques a las pensiones, donde se han expresado en diferentes ciudades tentativas de organizar asambleas al final de las manifestaciones?[4]
Se puede argumentar que muchas tentativas fracasaron, que al final hubo derrotas, o que en su mayor parte estas iniciativas fueron impulsadas por minorías... Pero así es la lucha obrera en nuestra época:
«Las revoluciones burguesas, como la del siglo XVIII, avanzan arrolladoramente de éxito en éxito, sus efectos dramáticos se atropellan, los hombres y las cosas parecen iluminados por fuegos de artificio, el éxtasis es el espíritu de cada día; pero estas revoluciones son de corta vida, llegan en seguida a su apogeo y una larga depresión se apodera de la sociedad, antes de haber aprendido a asimilarse serenamente los resultados de su período impetuoso y agresivo. En cambio, las revoluciones proletarias como las del siglo XIX, se critican constantemente a sí mismas, se interrumpen continuamente en su propia marcha, vuelven sobre lo que parecía terminado, para comenzarlo de nuevo, se burlan concienzuda y cruelmente de las indecisiones, de los lados flojos y de la mezquindad de sus primeros intentos, parece que sólo derriban a su adversario para que éste saque de la tierra nuevas fuerzas y vuelva a levantarse más gigantesco frente a ellas, retroceden constantemente aterradas ante la vaga enormidad de sus propios fines, hasta que se crea una situación que no permite volverse atrás y las circunstancias mismas gritan: Hic Rhodus, hic salta!» (Marx, El 18 Brumario de Luis Bonaparte, https://www.marxists.org/espanol/m-e/1850s/brumaire/brum1.htm [154])
Y el surgimiento de minorías activas no desmiente una dinámica global de lenta maduración de la lucha proletaria, sino que al contrario, es una expresión de ésta.
Que en Ecuador, puntualmente, el enfrentamiento entre fracciones de la burguesía haya ocupado el primer plano de la actualidad, no significa un eclipse de toda la dinámica de las luchas obreras a escala internacional desde comienzos de la década actual. El 30 de septiembre no sanciona la contra-revolución, ni en el resto del mundo, ni en Ecuador
Corriente Comunista Internacional, 24 de Noviembre de 2010
30 DE SEPTIEMBRE: VIOLENTO EPISODIO DE PUGNA INTERBURGUESA.
OTRA VEZ LA MISERIA DEL ESTADO-CAPITAL, DE SUS DERECHAS Y SUS IZQUIERDAS
Cuando se siente amenazado, el Estado solamente defiende al Estado, solamente se defiende a sí mismo.
Marx
El proletariado no es débil porque está dividido, está dividido porque es débil.
Pannekoek
El 30 de septiembre no fue un "intento de golpe de Estado por parte de la derecha y el imperialismo", como falsa y paranoicamente nos quiere hacer creer este gobierno contrarrevolucionario. Tampoco fue una simple "reivindicación sectorial" o "justa protesta" de los policías, ni mucho menos un "triunfo del pueblo por defender su proceso", como graznan algunos izquierdistas miopes y oportunistas. Lo ocurrido ese día fue nada más y nada menos que un violento episodio de pugna interburguesa intraestatal; es decir, una sangrienta y espectacular pelea por el poder entre patrones, entre fracciones, aparatos o mafias rivales al interior del mismo Estado burgués, a través de sus cuerpos represivos. En este caso, la resentida y reaccionaria derecha del capital -representada por el Partido Sociedad Patriótica (PSP)- contra la arribista y progresista izquierda del capital -representada por Alianza País (AP)-, queriendo todavía la una disputarle espacios e influencias dentro de los aparatos estatales a la otra o, en su defecto, queriendo generar un ambiente de inestabilidad para obtener rédito político. Pero al final de la jornada, garra militar mediante (ojo), el "triunfo amargo" se lo llevó el gobierno de Correa; mientras que, de su lado, policías y militares no perdieron sus exclusivos privilegios de casta burocrática. En suma, el único protagonista y el único ganador del 30 de septiembre fue ese monopolio de la violencia o esa mafia de mafias que es el Estado; el que, como sabemos, no es neutral, sino que es el Estado del Capital, el Estado de la clase capitalista que explota, oprime y reprime a nuestra clase proletaria.
Esto es así porque aún vivimos tiempos de contrarrevolución, es decir, tiempos donde el capitalismo mantiene la ofensiva contra la amenaza de insurrección proletaria y revolución social, mediante medidas de todo tipo (económicas, políticas, ideológicas, represivas), y en especial, mediante enemigos camuflados o gobiernos "de izquierda" como el de Correa. Son tiempos en los que la tónica está dada precisamente por este tipo de contradicciones secundarias o conflictos entre fracciones de la clase dominante, mientras que el proletariado en tanto sujeto revolucionario brilla por su ausencia, o es utilizado como masa de maniobra y carne de cañón por estas fracciones de la burguesía (13 muertos y más de 150 heridos hubo ese día), o es el pasivo espectador de este repugnante show político-militar-mediático.
Sin duda, el mayor gendarme del capital y el principal aparato de la contrarrevolución es el Estado. Como el capitalismo se basa en la competencia, el Estado funciona y se fortalece a través de sus pugnas internas de poder. Por eso, cuando se siente amenazado o cuando necesita fortalecerse, el Estado solo defiende al Estado, solo se defiende a sí mismo, ¡a nadie más! En efecto, durante el 30 de septiembre lo que le interesaba al Estado no eran las vidas humanas puestas en riesgo por el mismo terror de Estado, sino protegerse a sí mismo, a fin, a su vez, de proteger la propiedad privada, la mercancía, el orden: la normalidad capitalista que nos subyuga y sofoca día tras día, en la cual el capital es como un parásito que vive a costa de nuestro trabajo y nuestra vida, cada vez más ajena.
Por su parte, todas y cada una de las derechas del capital -PSP, PSC-Madera de Guerrero, PRIAN, etc.- así como de las izquierdas del capital -AP, PCE, PSE, PCMLE-MPD, Pachakutik, Polo Democrático, Diabluma, etc.- que, como buenos oportunistas políticos que son, salieron a favor o en contra de la rabiosa canallada de los chapas aquel día, lo único que estaban haciendo es tratar de pescar a río revuelto en favor de sus mezquinos y acomodaticios intereses dentro y solamente dentro del sistema de dominación capitalista, esto es dentro del sistema de esclavitud asalariada y despotismo estatal (y también de hegemonía ideológico-cultural burguesa, si se quiere). En fin, desempeñaron el único papel que les corresponde a todos ellos: putrefactos títeres peleones del mismo circo o diferentes tripas entrecruzadas de la misma bestia.
Así quedo demostrada, una vez más, toda la miseria del Estado, de las derechas y de las izquierdas del capital por igual. ¡Todo esto, en nombre de la dictadura "legal y legítima" del capital llamada democracia, bien resguardada por sus perros guardianes: los militares y los policías! Así y solo así es como la Contrarrevolución Ciudadana sigue en marcha. De hecho, este gobierno es contrarrevolucionario porque solo beneficia a ciertos capitales (locales y transnacionales), mientras que administra nuestra explotación y miseria asalariadas, ordena despidos masivos, nos entrega migajas en forma de bonos y demás, nos embrutece y desmoviliza colectivamente con su política y su propaganda, criminaliza y reprime la protesta social. Es más que seguro que, una vez resuelta esta "crisis interna" con la policía, el gobierno capitalista y contrarrevolucionario de Correa volverá a arremeter contra nuestra clase con leyes, con "paquetazos" y, por supuesto, con policías y militares nuevamente en primera fila mostrándonos sus colmillos.
Por otro lado, ¡no existen "malos policías" y "buenos policías"!, como refunfuñaba Correa; tampoco es cierto que éstos sean "pueblo uniformado", como dice alguna gente. ¡Absolutamente todos los policías -y militares- solo "sirven y protegen" a la explotación y opresión capitalistas! y, para colmo, todos los privilegios que gozan estos cerdos y gorilas con armas provienen ¡de nuestros bolsillos! Toda la brutalidad cometida por policías y militares el 30 de septiembre solo demostró que ellos no son más que los perros guardianes del capitalismo, los asesinos a sueldo del Estado -el único y gran terrorista-, y los traidores y enemigos a muerte de los proletarios.
Finalmente, la democracia (sin comillas) solo es una y es la burguesa, puesto que es la forma política inherente a la sociedad mercantil y espectacular generalizada que es el capitalismo: he allí sus instituciones, el mercado, el gobierno, el parlamento, los partidos y sindicatos, las urnas, los medios de comunicación, la ciudadanía. Pero, sobre todo, no hay democracia sin policía y sin ejército, es decir sin violencia organizada de la burguesía para proteger la propiedad privada y reprimir a los proletarios (y/o a otras fracciones burguesas que se opongan al poder de turno). Lo cual no es solamente el "lado oscuro" ni el "exceso obsceno" de la democracia, sino su esencia misma. ¡No hay Estado sin represión! ¡No hay democracia sin dictadura de clase! Todos los defensores de la democracia, por tanto, son los defensores de la dictadura de los que nos explotan, oprimen y matan a los proletarios :"el partido de la reacción contra el proletariado es el partido de la democracia". Y es que es la democracia la que nos entretiene y estupidiza con mercancías para comprar, con televisión y urnas, al mismo tiempo que mata de hambre y a balazos a millones de proletarios. No en vano Correa, los militares, la prensa, las derechas y las izquierdas del capital corearon al unísono que se haya "salvado la democracia", es decir la dictadura del capital. Por todo ello, ¡no se trata de "radicalizar la democracia", de luchar por una "nueva democracia" ni de nada por el estilo, como cree todo socialdemócrata, sino de criticarla y abolirla radicalmente!, mediante la Dictadura Revolucionaria del Proletariado, que no es otra cosa que la dictadura social de las necesidades humanas reales sobre la dictadura democrática del capital-estado.
Por cierto, tal vez alguien increpe que si no existiese policía y ejército, no habría quién nos "proteja" de la delincuencia. Pero lo de la delincuencia no es un problema de ese día ni del gobierno actual. Es un problema de fondo. Existe policía y existe delincuencia porque existe propiedad privada, explotación y miseria. Es un "lado oscuro" pero inevitable de la sociedad capitalista. Por lo tanto, ¡la delincuencia no se soluciona con más fuentes de empleo ni con más policía, sino aboliendo el capitalismo y su Estado! En este sentido, los saqueos -como los habidos el 30 de septiembre- son justificables en la medida en que imponen las necesidades de los proletarios que saquean por sobre la propiedad privada y la mercancía. Pero, en cambio, los mismos solo cobrarían un sentido revolucionario si formasen parte de la lucha proletaria por la abolición social de la propiedad privada y el Estado, de la empresa y la policía.
Ahora bien, el problema principal desde el punto de vista revolucionario es que nuestra clase actualmente no existe como clase para sí misma, como movimiento revolucionario real que lucha por suprimir de raíz la sociedad capitalista de clases en su totalidad y, con ello, suprimirse a sí misma como clase social para devenir comunidad humana real. Existe como mansa clase trabajadora para el capital, o como esa histórica criatura del Estado que es "el pueblo". Peor aún, existe prácticamente ¡como masa ciudadana!, tal como se pudo observar el 30 de septiembre, pues la gente lanzada a las calles aquel día se dejó manipular como si fuesen peones de ajedrez o soldaditos de plomo, apoyando a bandos enemigos de nuestra clase. Sin embargo, podría decirse que la mayoría de nuestra clase fue un espectador pasivo de este sangriento espectáculo estatal televisado (ojo). No podía ser de otra manera. En primer lugar, porque esa no era su lucha, sino una lucha entre patrones y sus perros guardianes. Y en segundo lugar, porque no existe un proletariado visible en lucha contra el capital, un proletariado autónomo y antagónico, revolucionario, ya que "el proletariado es revolucionario o no es nada" (Marx). ¡Esto no es una queja! ¡Es un hecho!, un hecho tan determinante que por eso los conflictos principales actuales no son conflictos sociales entre proletarios y burgueses, sino conflictos políticos entre burgueses mismos. Por eso lo ocurrido el 30 de septiembre no fue lucha de clases, sino lucha entre fracciones, mafias o aparatos de la burguesía, de su Estado. Y por eso, frente a estas falsas contraposiciones y falsos dilemas (ojo), los proletarios no tenemos ¡ningún partido que tomar!, sino más bien que tomar distancia de ellos y comenzar a luchar por nuestros propios objetivos y con nuestros propios métodos, en nuestro propio terreno de clase y contra toda la bestia capitalista. No es suficiente que los burgueses se peleen y se maten entre ellos mismos. Para que todo cambie en serio, es necesario que el proletariado reemerja para cuestionar, golpear y subvertir todo el orden burgués. Y esto no se trata de una miserable lucha política para conquistar el poder del Estado burgués, sino de una lucha social o generalizada para revolucionarlo todo desde sus cimientos, ¡para cambiar la vida misma! ¡No para cambiar las fichas del ajedrez de la dictadura democrática capitalista, sino para romper todo ese maldito tablero!
Nuestra clase lucha por necesidades concretas, por sus condiciones materiales de vida (alimentación, vivienda, salud, tiempo libre, etc.), no por ideologías ni por reformas. Son el capital, el Estado y las izquierdas del capital las que desvían y encasillan la lucha proletaria de esta manera. Entonces, para que el proletariado reemerja o insurja en la lucha de clases y le pueda dar una solución revolucionaria a la actual crisis capitalista, ¡es necesario que comencemos a luchar por nuestros intereses o reivindicaciones propias y no por las de nuestros enemigos de clase!, recuperando nuestra confianza, solidaridad, autonomía y combatividad de clase. Es necesario profundizar, radicalizar, generalizar y unificar estas reivindicaciones, y deshacernos de las ilusiones reformistas de lucha (leyes, reformas, "poder popular", etc.), así como también de las mediaciones del mismo capital-estado (gobierno, asamblea nacional, partidos, sindicatos, ongs, "movimientos sociales", etc.), levantando nuestras propias formas de asociación u organización clasista y autónoma para la lucha (asambleas, comités, núcleos, grupos, etc.), y sabiendo golpear al poder burgués allí donde le duela. Tarde o temprano, el actual gobierno no podrá ocultar ni contener la "olla de presión" que hoy por hoy son el Estado y la sociedad por estas tierras. Tarde o temprano, nuestra clase se dará cuenta que ¡nuestras reivindicaciones o necesidades vitales no pueden ser verdaderamente satisfechas por el capitalismo, sino en contra y más allá de éste! Que la única solución de fondo ha de ser la revolución social, y que la única vía para ello será la insurrección. Mientras tanto, hermanos proletarios, luchemos por convertir las próximas protestas sociales en huelga general, y la huelga general en huelga salvaje. ¡De lo contrario, seguiremos siendo espectadores o carne de cañón de las pugnas interburguesas por venir!
Frente a la confusión reinante dentro de nuestra clase -algo propio de tiempos contrarrevolucionarios- en torno a los recientes y polémicos hechos del 30 de septiembre en ecuador, es necesario y pertinente que las minorías proletarias revolucionarias los aclaremos desde una clara y firme posición programática, como parte de la misma clase que somos. El programa comunista histórico y mundial de nuestra clase (abolición de la propiedad privada, el trabajo asalariado, el capital, el Estado, la democracia, las patrias, etc., mediante la lucha autónoma, la insurrección, la dictadura del proletariado y la revolución mundial) es nuestra arma de combate por el momento, no solo contra el capital-estado, sino contra toda forma de reformismo (sean correístas, marxistas-leninistas, "anarquistas", etc.), dado su carácter confusionista y contrarrevolucionario. Pero, más que reiterarles a todos éstos nuestro odio de clase de esta forma, lo que más nos interesa es que materiales como este contribuyan a la autoclarificación de nuestros hermanos de clase, al menos de algunos proletarios, a fin de que no vuelvan a ser peones de ajedrez ni carne de cañón de ninguna fracción de la burguesía, sino ¡que sean sus enemigos!; a fin de que ya no tengan miedo de sus opresores ni luchen por el "mal menor", sino ¡que les infundan miedo a ellos y luchen por conquistarlo todo!, porque somos los proletarios quienes producimos o creamos todo en esta sociedad, por lo tanto, ¡todo debería pertenecernos!
¡EL ÚNICO Y GRAN TERRORISTA ES EL ESTADO CAPITALISTA!
HERMANO PROLETARIO: ¡NO TOMES PARTIDO POR NINGUNA FRACCIÓN DE LA CLASE QUE TE EXPLOTA Y OPRIME
EN SUS MISERABLES PUGNAS DE PODER COMO LA DEL 30 DE SEPTIEMBRE!
¡NO TE DEJES MANIPULAR EN UNA PELEA QUE NO ES NI SERÁ TUYA!
HERMANO PROLETARIO: ¡NO TE CONVIERTAS EN TRAIDOR Y ENEMIGO DE TU CLASE:
NO TE HAGAS POLICÍA, MILITAR, POLÍTICO NI SINDICALISTA NUNCA!
HERMANO PROLETARIO: ¡LUCHA POR LAS REIVINDICACIONES CONCRETAS DE TU CLASE
[1] Ven (en impresión papel), la Revista Internacional nº 15 y 18 sobre "el curso histórico". Más reciente mente puede consultarse en la web /revista-internacional/200510/183/resolucion-sobre-giro-en-la-lucha-de-clases [155]
[2] Ver: /cci-online/201008/2927/huelgas-en-tekel-turquia-como-podemos-organizar-nuestras-luchas-sin-los-sindi [145]
[3] Ver: https://es.internationalism.org/node/2781 [60]
[4] Ver: /accion-proletaria/201011/2985/movilizaciones-en-francia-contra-la-guerra-a-nuestras-vondiciones-de-v [156]
El capitalismo para poder respirar se ha valido de estrategias a corto, mediano y a largo plazo a través de la historia para prolongar su agonía y así tratar de mantener a la clase obrera sumida en la más completa impotencia en el lodazal de las diferentes formas ideológicas de dominación. El comunismo ya no asusta al proletariado a nivel mundial pero sí, y, con razón, a la burguesía mundial ya que esta avizora un despertar de la conciencia del proletariado que ya se plantea un cuestionamiento del sistema capitalista. Así evidencian los ejemplos recientes en Francia en 2005 y 2006 y más recientemente en el 2010 en Francia y Grecia.
El capitalismo se vale de estrategias diferentes en diferentes partes del mundo con objetivos muy obvios de dominación, es por eso que el socialismo del siglo XXI representa una forma más de pretender engañar a las masas en su instintivo y progresivo avance de su conciencia proletaria.
Este tipo de socialismo del siglo XXI liderado por Chávez, aprobado por Castro ,y sus discípulos Daniel Ortega, Correa de Ecuador, Evo Morales de Bolivia, el destituido Zelaya de Honduras, y otros que coquetean con ese raro socialismo, como son Mauricio Fúnez de el Salvador Lula de Brasil, Kirchner de Argentina, y Bachelet de Chile, responden más bien a la política de los diferentes bloques del ajedrez político interimperialista mundial. Conforman una mezcla rara de socialismo en donde se fusionan e interactúan en total armonía las ideas de "Cristo Socialista", de "marxismo-leninismo", de "bolivarismo", de "trotskismo" del "guevarismo" etc. Ideologías que en realidad son absolutamente incompatibles con el Marxismo. Con ese "nisayo" "machigue" pretenden ideológicamente engañar y tratar de conciliar intereses de la burguesía con los del proletariado.
La dialéctica materialista es totalmente incompatible con las formas metafísicas de pensar. Ese socialismo romántico pretende vender la idea de que primero hay que apoyar a todos los sectores democráticos, progresistas y patrióticos de la burguesía gobiernos y sindicatos todos con un solo objetivo por el progreso ininterrumpido del desarrollo de la nación en vía pacífica al socialismo. Pero hay sectores que se oponen porque creen tener una mejor forma de como explotar y oprimir a las masas y dan golpes de estado como el caso del que se hizo contra Zelaya, intentos de golpes de estado a Chávez y mas reciente a Correa de Ecuador (si es que realmente sucedió), pues la burguesía ha tenido siempre una variedad de opciones para "resolver" sus contradicciones dentro del marco de la dinámica interimperialista mundial.
Por ejemplo el intento de golpe de estado a Correa responde más que todo a la forma de cómo darle mejor respuesta a las contradicciones interburguesas, para inclinar la balanza política económica y militar hacia uno u otro bloque imperialista.
Los partidarios del socialismo del siglo 21, son tan capitalistas como sus opositores, lo que los diferencia nada más es la forma como se debe profundizar más la explotación de la clase obrera y la forma más refinada del engaño ideológico para garantizar la perpetuidad del sistema llámense liberales, conservadores, socialdemócratas, o socialistas del siglo 21, foro social mundial, sindicalismo castrismo etc. los que son en realidad es verdaderos verdugos de la clase obrera.
Cuando se dan cuenta que el proletariado no se traga ese cuento por mucho tiempo y se agudizan las inevitables contradicciones entre las fuerzas fundamentales y opuestas del capitalismo, estos "socialistas" como por ejemplo Ortega en Nicaragua, venden la idea de que hay un capitalismo bueno y otro malo. (A Ortega le gusta hablar de "cristianismo socialista y solidario", usa frases religiosas como "queridos hermanos" o "con la ayuda de Dios saldremos adelante" "pueblo presidente "; en muchas partes del país hay rótulos con su foto y la leyenda "arriba los pobres del mundo" )
Ortega habla del "santo padre" y del "capitalismo Salvaje" etc. Con la ayuda de Chávez distribuye juguetes y comida a los sectores que sufren una espantosa miseria, para capitalizar simpatías y poder maniobrar con mayor ventaja hacia las otras fracciones de la burguesía.
Estos "socialistas" como Chávez, Castro y Ortega son agentes contrarrevolucionarios al servicio del capital y son los que se encargan de desviar, frenar y aniquilar cualquier intento del proletariado de ascender hacia posiciones verdaderamente revolucionarias, a posiciones de lucha que conduzcan a la clase obrera por el camino de su emancipación.
El edificio del capitalismo ha llegado a tal punto de deterioro sus bases y su estructura está corroída por el herrumbre y el hongo que ya no admite mas decoración y pintura como la historia se ha encargado de demostrar como lo son el estalinismo, el maoísmo, castrismo y ahora el "socialismo del siglo 21".
Solo la clase obrera por medio de su autoorganización y su formación en consejos, hará colapsar el decadente sistema de producción capitalista e iniciar la construcción del comunismo.
Rodrigo.
LECO.
Oct 2010
La historia a la que pertenecemos es la historia de la lucha de clases. Y ha sido la contradicción entre opresores y oprimidos de los diversos tiempos y sociedades del mundo que la han hecho devenir hasta ahora. Pero con la aparición de la burguesía y el proletariado en la escena histórica, se ha abierto el juicio final de la revolución mundial que deberá poner fin a éste antagonismo histórico de clases...
La historia ha sentenciado, pues, la revolución. El fundamento de esta sentencia descansa sobre la contradicción existente, en la realidad actual, entre el desarrollo libre de las fuerzas productivas y las decadentes relaciones de producción capitalistas que, se han convertido en un continente cada vez más obstaculizante para dicho desarrollo, ya que lo condicionan a la paulatina extinción de la humanidad.
La ejecución de esta sentencia final solo podrá ser realizada por la dictadura programática del proletariado mundial.
Por tanto, con la ejecución de esta sentencia final se cerrara la prehistoria de la humanidad y, se abrirá un nuevo mundo reinado por la libertad social. La sociedad comunista.
...
Un gran terremoto de dimensiones apocalípticas ha sacudido al mundo. Un gran terremoto que ha removido los cimientos de esta vieja sociedad capitalista y ahogado el éxtasis del fervor religioso que se profesaba frenéticamente en los templos sagrados de las bolsas financieras de todos los países.
Este terremoto es la crisis, de la que se creía inmune este viejo y decadente mundo que la consideraba, a penas, una simple falla de mercado, e incluso, no pocas veces, extinta y enterrada por los siglos de los siglos.
La crisis, ese remolino tormentoso y destructivo, ha vuelto a sumergir, más intempestivamente que nunca desde las profundidades del hades del abismo donde mora la bestia del Capital que esclaviza a la proletaria humanidad, a la tierra media de la escena histórica de la sociedad civil, de noche, sin aviso y con sigilo de ser descubierta hasta antes de tiempo por aquellos que la creían enterrada eternamente.
La crisis, cuyas secuelas desgarradoras no solo destruyeron ayer sueños y esperanzas, o arrancan hoy sudor, sangre y lágrimas, sino que incluso amenazan con extinguir mañana a la misma humanidad cuando el sol sea cubierto por la oscuridad infernal del polvo del invierno nuclear que pondrá en tela de juicio, o si es que no el fin, a la existencia y vida terrenal.
¡La crisis! ¡Ay, la crisis! Reyes capitalistas y esclavos proletarios la han lamentado.
¡La crisis! ¡Ay, la crisis! La naturaleza la ha llorado.
¡La crisis! ¡Ay, la crisis! Y la humanidad entera la ha soportado.
¿Qué es la crisis? Este viejo y decadente mundo se pregunta... ¿Cuáles son sus verdaderas causas? Este viejo mundo no ha podido ni quiere responderlas...
¡La crisis...! Sí, la crisis y las terribles tempestades que traerá mañana ¿Serán a caso suficientes para que se descorran y deslicen por sí solas la túnica de oro y la corona de diamantes tras las cuales se oculta la horrenda bestia del capital que domina y esclaviza al mundo? ¿Serán a caso suficientes para que el león proletario despierte de su sueño aletargado y embrutecedor de décadas de contrarrevolución y devore a la bestia y, con ella, a su propia esclavitud? ¿Serán a caso suficientes para que suene la hora legendaria de la revolución mundial en la que los expropiadores sean expropiados...?, ¿Cómo he de saberlo? ¿Cómo poder siquiera intuirlo? Si antes no sabemos lo que es ella ni cuáles son sus oscuras y verdaderas causas.
¿Qué es la crisis? Este viejo y decadente mundo se pregunta... ¿Cuáles son sus verdaderas causas? Este viejo mundo no ha podido ni quiere responderlas...
¡Pero no! ¡Esperad! ¡No angustiad! Un movimiento real que no es de este mundo pero que nace de él ya las ha contestado.
¡Pero no! ¡Esperad! No solo las ha contestado sino que representa su resolución final, porque representa la anulación final de este viejo mundo regido por el capital, porque representa la anulación del mismo capital.
¿¡Qué movimiento es ese pues!? Muchos se preguntaran. ¡El comunismo! Pocos se responderán.
¿Cómo, el comunismo? El filisteo lo titubeará porque jamás lo comprenderá. ¡Sí! ¡El comunismo! El proletariado consciente siempre lo afirmara.
Es el comunismo, pues, en su forma teórica-critica de marxismo, que puede responder, qué es y cuáles son las causas y consecuencias de la crisis que sacude a este viejo y decadente mundo que se niega a morir por sí solo, es pues, con esta poderosa guía dialéctica de concebir materialistamente la historia que esgrimimos, que:
A Causa del desarrollo general que las fuerzas productivas han alcanzado en esta vieja sociedad, es decir, a causa de la tendencia a la baja de la tasa de ganancia general expresada en el aumento, también general, de la Composición orgánica de capital en esta vieja sociedad; es que se produjo un nuevo aumento acelerado de la tasa de plusvalía relativa de la fuerza de trabajo en particulares y determinadas esferas de la producción donde gobierna y explota directamente la bestia del capital, y, donde a pesar de que dicho aumento significo simultáneamente la disminución de la masa de plusvalía absoluta obtenida de esa fuerza laboral explotada en esas particulares y determinadas esferas de la producción; es que devino como efecto, y de manera general, la sobreacumulación de plusvalor en esta vieja sociedad que no lograba su efectiva realización, es decir, su capitalización para encadenar a más hombres a la explotación salarial...
Crecieron pues las fuerzas productivas y con ellas el problema de la acumulación de plusvalor que no lograba su efectiva realización, es decir, el problema de la sobreacumulación de capital.
Sobreacumulación que amenazo a la bestia del capital de sumirla en la crisis de sopreproduccion al poner en peligro el proceso de la reproducción de plusvalor.
Entonces, para evitar la crisis, la bestia subió, desde los abismos y las profundas minas donde tiraniza y explota directamente a la fuerza de trabajo, a la gran Sodoma de la superficie del mercado, donde yacían esperando los monstruos que había engendrado para que la representen en su ciudad sagrada, en busca de la gran ramera del dinero, para fornicar en ella el plusvalor que había arrancado de las minas donde su plutónica burguesía azota sin piedad al león encadenado. Subió pues, para realizar y procrear a través de ella a nuevos capitales con los que podría seguir expandiendo su abominable dominación. Subió pues, desde los abismos del hades a la gran Sodoma en busca de la gran ramera del dinero para poseer la forma de su valor de cambio, de su atractivo y seductor cuerpo de sirena, con el que debía realizar el trabajo sobreacumulado que había chupado a los asalariados en las minas del abismo.
Pero por más que la hizo suya, una y otra vez, no la encontró totalmente fértil. ¡Parece que se había quedado marchita! ¡Parece que los hermosos y proporcionados encantos de los que presumía habían resultado falsos! ¡Parece que ya no era digna de seguir sentada en el trono de Sodoma! ¡Parece que se había desvanecido como por encanto de las cabezas de los monstruos donde resplandecía orgullosa su belleza ostentosa y onerosa!
¿Qué será de ella? y ¿Que será ahora entonces de la bestia? ¿Quién podrá realizar todo el trabajo excedente que había tragado en el abismo?
¡Inseguro! ¡Incierto! ¡Crítico y tormentoso! Así parecía ser el futuro inmediato del Capital que domina y tiraniza en los abismos de la producción, en la tierra media de la sociedad civil y en los cielos de la superestructura social.
Pero entonces, cuando el lamento comenzaba a envolver al capital con aullidos y gemidos dolorosos de sus siervos y lacayos de formación burguesa. Aparecieron en escena los monstruos que la bestia había engendrado. Aparecieron pues, los gigantes bancos y Estados imperiales que se han forjado con el tiempo a imagen y semejanza de la bestia. Aparecieron pues, con soberbia suntuosa, pero parasitaria, los grandes ciclopes que debían socorrerla.
Entonces, con una habilidad casi mágica, estos ciclopes, hicieron aparecer como si de la nada a la gran ramera vestida de papeles valorizativos, incluso todavía más lujuriosa y ostentosa que antes. Su propósito, era pues, crear la ilusión de que la gran Sodoma se expandiera ilimitadamente para poder realizar y capitalizar en sus templos de mercado el plusvalor sobreacumulado que se había extraído de las profundas minas productivas. Luego, tras una serie de movimientos político-económicos, estos ciclopes lograron el fantástico y fascinante hechizo de crear el cuerpo de la seductora sirena del dinero con títulos y derivados financieros que consiguieron capitalizar a gran parte del trabajo excedente que se habían sobreacumulado.
Con este hechizo valorativo lograron pues, aunque fuese por un breve tiempo, que el fruto y el vino producido por el esclavo proletario siga manteniendo embriagados a los siervos y lacayos de la bestia. Con lo que consiguieron, aunque fuese por un breve tiempo, que las migajas que recibe el esclavo oprimido, les sean suficientes para mantenerse vivo y seguir encadenado al trabajo asalariado...
Pero el tiempo fue corto. Y los hechizos de las burbujas financieras se evaporaron, o mejor dicho, explotaron.
Se escucho entonces de repente un relámpago a media noche desde las nubes en las que la burguesía ya segura se creía. Se desvaneció entonces el espejismo de la gran Sodoma del mercado que se había extendido y expandido ficticiamente con el aire especulativo. Desaparecía pues, de golpe, la ilusión de la riqueza que se creía real y verdadera.
¿¡Qué pasó!? Se preguntaron ya sollozas todas las tristes y pobres criaturas que le habían entregado su poder adquisitivo a la bestia en las bolsas financieras.
¡Maldita sea! ¡Por qué a nosotras! Gimieron y se lamentaron dolorosas las tristes desdichadas.
¿¡Qué haremos ahora cuando vemos que nuestros sueños de riqueza no han sido más que sueños!? Afligidos y llorosos exclamaron los rebaños de estafados.
¡Rezad y alabad! ¡Rezad y alabad! ¡Y por ningún motivo dejad de rezad y alabad a nuestro señor! Proclamaban los monstruos engendrados por el capital. Y aquellos que tenían el nombre de un numero de la bestia en sus cuentas financiaras, al quedar en harapos y vestidos desgastados, blancos y casi blancos, cantaron fervorosamente desde los cielos financieros hasta los infiernos del abismo productivo de este viejo mundo: ¡El señor no los ha dado, el señor no los ha quietado. Bendito y alabado sea el nombre del señor...!
Pero ni con cantos sórdidos ni lamentos ignominiosos se conseguiría el milagro de evitar los tormentos aun peores y devastadores que vendrían como consecuencia del plusvalor sobreacumulado que, no llegó a ser realizado ni nacer por tanto capitalizado...
¡Ah...! Un grito terrorífico se oyó entonces desde la ciudad sagrada del mercado.
¡Ah...! Lamentos y gemidos envolvieron en pánico a la gran Sodoma.
¿Qué ha ocurrido? Preguntaron algunos forasteros.
¡La gran ramera! ¡La gran ramera! ¡Ha sido descubierta! ¡Sin traje, sin joyas, sin belleza seductora ni vientre ya fecundo! Exclamaron los siervos y esbirros de la bestia con lúgubres aullidos temblorosos.
¿¡Qué será ahora de nosotros!? ¿¡Cómo y dónde invertiremos y capitalizaremos todo este plusvalor robado!? Exclamaban y lloraban en la ciudad sagrada los plutónicos burgueses.
Entonces, de improviso y sin que nadie lo notara, la gran ramera comenzó a arder y con ella la gran Sodoma. Fue el momento en que la sobreacumulación de plusvalor que la bestia retenía entre sus garras se transformo en sobreacumulación absoluta de capital. Y nadie, a no ser que tuviera en la frente o en la mano el sello real y efectivo de la bestia, podía comprar o vender.
¡Ah...! ¡Ah...! ¡Ah...!
Espanto y horror envolvió en tinieblas a la gran ciudad sagrada del mercado. Espanto y horror porque ardían y se quemaban los capitales engendrados que fueron abortados. Espanto y horror porque los capitales ficticios se reducían a polvo de cenizas. Espanto y horror porque la misma bestia del capital ya ardía en medio de la crisis de sobreproducción...
Entonces, de repente y súbitamente, las tasas de valorización o de ganancias productivas que habían sido estimuladas, e incluso elevadas ficticiamente, por el encanto especulativo de los narcóticos financiaros, se desvanecieron raudamente en ambos hemisferios, cayeron precipitadamente hacia el pozo de la nada y, amenazaron a la humanidad entera de sumirla en el infernal holocausto de la depresión.
Entonces, cuando la bestia se quemaba en el incendio sobreproductivo. Fue que los más grandes y fuertes monstruos de occidente y dragones de oriente salieron a socorrerla de la contracción de la ciudad sagrada del mercado que se consumía con el fuego desvalorizativo. La socorrieron, pues, de la única forma que podían ya hacerlo, es decir, centralizando los capitales alrededor de sí mismos, expropiando brutalmente a otros ingenuos o pequeños monstruos endeudados que se calcinaban. Para ofrecer a la bestia mejores edificios y armaduras para la realización y capitalización de la plusvalía que mantendría su abominable reproducción.
Pero su formal y legal expropiación centralizadora, a través de embargos de liquidación, no solo cayeron como azotes sobre sus propios hermanos quebrados e insolventes, sino sobre todos aquellos que apostaron sus ahorros en las bolsas de los templos de la ciudad sagrada.
Después de varios días y noches de profundas desvalorizaciones, el incendio comienza ya a cesar para los pocos y poderosos monstruos que han quedado en pie en la gran Sodoma del mercado. Pero el verdadero infierno para los simples mortales que yacen en la tierra media y sus alrededores de esta vieja sociedad capitalista esta recién por comenzar...
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Guerras, despidos, miseria, subversión climática, degeneración y la amenaza del holocausto final, ya se aproximan y extienden desde todos los rincones de este decadente mundo gobernado por el capital.
Como un enjambre de langostas, las metálicas aves asesinas de algunos Estados imperiales recorren ya el mundo, destruyendo y devorando el escaso trigo y agua de pueblos desnutridos, en busca del preciado oro negro. Con lluvias de acero y fuego van matando a niños débiles, y sepultando a posibles grandes hombres que ya no nacerán mañana, en busca de las joyas que adornen y den cuerpo a la gran ramera.
Como olas de deshechos muertos, millones y millones de asalariados que fueron despedidos van siendo arrojados desde los abismos de las minas productivas, donde eran explotados por la bestia y sus esbirros, a los desiertos áridos de la tierra media donde ya se secan como cadáveres desnudos.
Como enormes montes de basura, cintos de millones de pobres que beben de cloacas y se alimentan de desperdicios alrededor de este mundo, van hacinándose en extensos y fétidos depósitos urbanísticos; donde el hedor de la miseria espanta a la gran ramera y a la propia bestia y, donde la peste de la pobreza extrema esta asesinando despiadadamente por segundo.
Como la amarga cólera de una madre que es violada y torturada por su trastornado hijo, la naturaleza enfurecida traga con tsunamis, entierra con grandes terremotos y barre con violentos huracanes, que jamás se habían visto antes, a cientos de millones en todo el mundo, en protesta de la bestia que ha trastornado a los hombres con la lujuria de la gran ramera.
Como el depravado drogadicto alienado que se estigmatiza a sí mismo con todo tipo de aberraciones. La actual y decadente sociedad capitalista, que se ha degenerado y alienado con el opio religioso que se imparte en los templos, de todo tipo, de la bestia, se abre cortes siniestros y sub-culturales en todas partes que, agrandan aun más las heridas enajenantes de su propio cuerpo.
Y como el tenebroso estruendo de la tormenta que lo destruye todo, ya se hoye desde el medio oriente la amenaza de la hecatombe mundial que pondría fin a la humanidad. Pronto, cuando la bestia entre en crisis nuevamente, la amenaza del fin del mundo vendrá desde ambas orillas del atlántico y del pacifico. Pronto, cuando ni la propia bestia ni sus esbirros lo sospechen, el mundo se hallara a puertas del holocausto de la destrucción final...
¡El jinete y verdugo de la humanidad ha comenzado a cabalgar!
...
¡Pero escuchad! ¡Levantad la cabeza hermanos míos y oíd! No todo el sonido que se hoye en este capítulo de la escena histórica es gemido y lamentación.
¡Aquí y allá! ¡Aquí y allá! Desde las profundas minas del abismo de la producción, el intrépido proletario que se halla encadenado al trabajo asalariado comienza nuevamente a rugir y salir a la tierra media de la sociedad civil.
¡Aquí y allá! ¡Aquí y allá! La bestia y sus esbirros plutónicos ven horrorizados a las primeras subversiones de la revolución.
La crisis, pues, al deshojar las flores imaginarias del supuesto porvenir seguro con las que se cubrían las ásperas cadenas del trabajo asalariado, ha mostrado al proletariado de todos países los verdaderos tentáculos con los que la bestia del capital domina y tiraniza al mundo. No para que sigan manteniendo y soportando las pesadas y crueles cadenas de la explotación que ya no consuelan más, sino para arrancarse de ellas de una vez por todas y matar a la bestia que oprime al mundo.
¡Aquí y allá! ¡Aquí y allá! La guerra civil contra el capital comienza nuevamente a estallar.
Desde el polo norte y sur de este mundo, desde el oriente y occidente de este globo azul, millardos de soldados proletarios comienzan a levantarse espontáneamente en lucha franca y abierta contra las huestes del capital. A veces sin ninguna dirección, a veces sin la suficiente preparación, van aprendiendo a posicionarse inconscientemente en el campo del futuro Armagedón.
¡El gigante proletario ha comenzado pues a ensayar nuevamente sus primeros pasos de revolucionario!
En este enorme campo de batalla de la tierra media, al que ya comienza a entrar el proletariado, es que se parece pues al león furioso que ha salido a devorar a sus tiranos. Pero por más que su furia es apasionada y heroica siempre vuelve a ser domado y encadenado, a veces por el látigo de fuego de las metralletas de los monstruos de occidente y dragones de oriente, a veces por el chantaje plutónico del burgués y, a veces incluso por las mordidas y arañazos del lobo de los sindicatos.
Su lucha es pues mas instintiva que conscientemente por sí misma.
Pero entonces, de la cabeza del león, de la vanguardia del proletariado, como atenea de Zeus, comienzan a nacer, o si es que no ya a crecer, los primeros impulsos de la revolución.
En forma de corrientes, tendencias y grupos organizados, las primeras fuerzas de la revolución comienzan a abrirse paso de entre las legiones del rugiente proletariado.
¡Aquí y allá! ¡Aquí y allá! Estos primeros impulsos revolucionarios de la clase, ya van haciendo también su entrada al campo de batalla de la tierra media de la sociedad civil.
¿Pero quiénes son? ¿Cómo se han formado? ¿Cuál es su función? Muchos proletarios en las legiones se preguntan, e incluso a sí mismos estos impulsos elementales, mientras que la bestia y sus monstruos observan y vigilan ya sigilosamente con recelo.
¡Las células y tejidos! ¡Las células y tejidos! ¡Que formaran el sistema nervioso de la revolución!
¡El futuro partido comunista de la revolución!
Se hoye ya a lo lejos desde la memoria histórica del proletariado...
...
Luego, cuando la guerra civil se había extendido en todo el mundo, estas fuerzas e impulsos elementales que habían custodiado celosamente a la idea y espíritu de la revolución, es decir, al programa histórico de la revolución. Al verse empujados por las circunstancias que les gritaban:
¡Aquí estamos ya en rodas, salten aquí!
¡Entonces! Con osadía y valor inusitados, saltaron estas fuerzas revolucionarias unas tras de otras.
Y la cabeza de león proletario se transformo en la cabeza del poderoso fénix que ya había antes volado y tomado el cielo por asalto.
¡Entonces! El sistema nervioso que ya empezaban a formar estos impulsos elementales, comenzó a organizar y guiar desde el interior del cuerpo del león, para que esté en su conjunto y consciente de si mismo pudiera volar y realizar el programa comunista del proletariado, para que pudiera establecer su dictadura programática en todo el mundo.
Pero antes de que el conjunto del proletariado abriese las alas y volara ya siendo para sí mismo y conscientemente por sí mismo, hacia la gloria y el poder.
La bestia, sus monstruos, sus dragones, sus esbirros y los demonios que yacían en la tierra media de la sociedad civil, salieron a enfrentar al amenazante y audaz proletariado. Con todo tipo de armas y hechizos le atacaron, con todo tipo de chantajes, incluida la gran hecatombe, le amenazaron, con todo tipo de despiadados y sangrientos métodos le hirieron, y el gigante proletario cayó brutalmente al suelo en el campo de batalla. Entonces lo encadenaron nuevamente y lo llevaron a las minas del abismo a seguir trabajando bajo los azotes de los plutónicos burgueses. Luego, en la tierra media, la bestia comenzó a perseguir a aquellos que habían intentado formar el sistema nervioso para el conjunto del proletariado, a muchos atrapo y torturo despiadadamente, a otros asesinó con o sin juicios orquestados y, a otros les invito a convertirse en demonios y beber de los manjares y privilegios de la gran ramera.
Entonces, en medio de esta resaca revolucionaria; algunos se aislaron y escondieron en sectas y demás torres de marfil creyendo que la marea revolucionaria había pasado totalmente, sin percatarse que solo se había tranquilizado pasajeramente; mientras que otros, que habían confundido la marea con olas espontaneas de estanques, cayeron y resbalaron a las aguas pantanosas del oportunismo, donde después de abrazarse y negociar lo principios del programa comunista con los demonios que desde ahora se llaman a sí mismos revolucionarios y que se visten con capas purpuras, decidieron servir a la bestia y beber y gozar de los encantos de la gran ramera, convirtiéndose de esa forma en otros tantos demonios dedicados a engañar al proletariado.
¡Vencidos! ¡Estas vencidos para siempre!
Exclamaron frente a su señor en coro los esbirros de la bestia.
Pero otros consecuentes y probos comunistas que no habían perdido la fe y mucho menos la razón revolucionaria, otros que nunca habían olvidado la necesidad de la realización del programa comunista a pesar de hallarse encadenados o desterrados, otros que jamás habían olvidado ser libres ni a dejar de luchar hasta las últimas consecuencias a lado de minerva. Comenzaron a organizarse nuevamente, comenzaron a ser ellos mismos nuevamente. Pero no ya como antes, es decir, no ya al margen o junto a la clase, sino siendo parte de ella misma, incluso en el momento de retroceso en el que tuvieron que luchar a contracorriente.
Entonces, comenzaron a organizarse nuevamente, comenzaron a desarrollar nuevos métodos de la lucha y mejorar los ya existentes para no caer nuevamente ante las nuevas adversidades que vendrían cuando se iniciase otra vez la guerra civil explosiva en el campo del Armagedón.
Mentados y dotados de experiencia, estos sobrevivientes revolucionarios que antes habían encarnado a los impulsos elementales de la revolución proletaria, comenzaron a formar un nuevo y genuino sistema nervioso de y para la clase. Conformaron pues, un sistema de soviets de comunistas, un sistema que guiaría y haría una sola a toda la clase, ya que no se dedicaría como antes a dar solo consejos a la clase para que ésta se auto-organice autónomamente de su vanguardia revolucionaria ni tampoco se dedicaría a pretender organizar a la clase bajo la dictadura de un partido, sino mas bien a dirigir la organización de la clase organizándose en ella, es decir, siendo parte central en ella, ya que al ser de estructura semejante a la de los soviets y teniendo por función esencial la de dirigir la organización general de los soviets, podría llevar y recibir información a toda la clase de la realización del programa comunista por toda la clase.
Fue entonces que los soviets empezaron a organizarse nuevamente, pero no espontáneamente como quizá lo habían hecho antes en su primer ensayo, sino conscientemente desde un inicio, ya que su accionar y organización estaba guiada y direccionada desde un principio por del programa comunista del proletariado y que era realizado precisamente por el proletariado. Realización que solo había sido posible porque el sistema nervioso mundial de la revolución, es decir, el partido comunista mundial de la revolución había sido un autentico y genuino órgano de la clase desde un principio.
¡Y de repente!
Cuando la bestia del capital, los plutónicos burgueses, los Estados y bancos de occidente y de oriente, los esbirros gobernantes sentados a la derecha del capital, los demonios vestidos de color rojo sentados a la izquierda de la bestia, los lobos de los sindicatos que se habían vestido de ovejas y, las nuevas y poderosas aberraciones que habían sido creadas por la bestia (cuyos nombres no serán revelados hasta que sea su tiempo en un tiempo de este tiempo en el que ya devenimos), se sentían seguras y victoriosas en todo este viejo y decadente mundo capitalista.
Se escucho de repente un estruendo sagaz y poderoso desde el crepúsculo rojo y luminoso de los mares.
¿¡Qué sois ese relámpago!? ¿¡Qué sois ese rugido!?
Horrorizadas exclamaron la bestia y su sequito opresor.
¡Sí!
Era el león proletario que resurgía de entre las inmensas huelgas de los mares formados por proletarios de todo el mundo y por todas las masas explotadas y oprimidas por el capital.
¡Sí!
Era el león proletario con cabeza de fénix y alas de Pegaso que había salido para vencer y venció.
Con inmensas olas de fuego barrio a varios monstruos a la vez, con poderosos truenos de fuego rojo estremeció, aterro y enterró a todo aquel que osaba hacerle frente, en todas partes, desde los infiernos a los cielos en el que reinaba la bestia, lucho como el guerrero legendario que era, lucho como el llamado a cerrar la prehistoria de la humanidad y abrir las puertas de la verdadera historia de la sociedad humanizada.
Pero la gran batalla que el proletariado libro en el campo del Armagedón de la guerra civil, contra la bestia y todos sus secuaces, no fue sencilla.
Demando grandes sacrificios y abstenciones, demando sudor, sangre y llanto. Se llevó pues a grandes titanes comunistas que se habían forjado al calor de la revolución. Se llevo pues a legiones enteras de proletarios que se habían batido como los grandes centinelas históricos que eran.
¡Hubo lágrimas!
Sí...
Pero no solo por los caídos en batalla sino por el logro que se habían conseguido.
¡El proletariado pues establecía su dictadura a nivel mundial!
¡Aquí y allá! ¡Aquí y allá! Luchaban con audacia y osadía inmensos y poderosos ejércitos rojos de soviets en ambos hemisferios.
¡Aquí y allá! ¡Aquí y allá! Se establecían repúblicas soviéticas en todo el mundo.
¡Aquí y allá! ¡Aquí y allá! Un nuevo mundo que había madurado por siglos, e incluso por milenios, comenzaba a abrirse, aflorar y nacer en pleno Armagedón de la guerra civil.
¡Eran pues los modernos sistemas planificados de soviets!
!Era pues la sociedad socialista!
Y el proletariado entonces, que se había cubierto con la armadura de minerva, que se había dotado de instrumentos que se parecían a Estados para repeler a sus enemigos, destruyo a los monstruos de la bestia y la encadeno a ella, para que el capital y/o trabajo muerto sirviese para satisfacer la vida de los trabajadores vivos y, no ya al revés como era en el viejo y decadente mundo capitalista que comenzaba a morir por obra y gracia de la dictadura programática del proletariado mundial.
Y ocurrió entonces algo extraordinario en plena guerra civil encarnizada.
Los soviets o consejos de trabajadores comenzaron a transformarse en consejos de trabajo comunistas en plena tierra media, que para ese entonces ya no era el de la sociedad civil, sino de la sociedad de la gente liberada.
Los consejos de trabajo comunistas, comenzaron pues a desarrollar y realizar el nuevo programa de la sociedad comunista liberada y a luchar más efectivamente contra las reminiscencias capitalistas que aun quedaban, ya que constituían las células con las que estaban formándose los órganos, tejidos y sistemas de la sociedad comunista.
¡Y entonces y finalmente!
Cuando la bestia ya terminaba de extinguirse por completo y con ella todas sus taras y reminiscencias;
Cuando el propio proletariado y su partido ya se extinguían, es decir, cuando el león con cabeza de fénix así como la armadura parecida a un Estado que se había dado para luchar y hacer frente a la bestia y a sus gendarmes, se transformaban en un verdadero y gran ser humano llamado sociedad humanizada;
Cuando la humanidad comenzaba a reconciliarse con la naturaleza después de milenios;
Cuando una nueva sociedad, que ya había nacido de una vieja a través de una partera violenta llamada dictadura, se disponía a mirar alto y plantearse maravillosos objetivos con los que abriría y crearía la verdadera historia de la humanidad;
Y cuando la nueva Atenas, con un nuevo y hermoso nombre que no se conocerá hasta ese entonces, se convertía en el símbolo del nuevo mundo liberado; es que la sociedad humanizada comenzó a escribir en sus banderas:
¡De cada cual, según su capacidad; a cada cual, según sus necesidades...!
...
La historia a la que pertenecemos actualmente es pues la historia de la lucha de clases. Y ha sido la historia la que ha sentenciado la revolución comunista mundial que deberá ser ejecutada por el proletariado.
El fuego de la revolución yace pues en aquellos que están dispuestos a beber del cáliz de la honestidad y el sacrificio histórico.
Pronto, cuando la guerra civil contra el capital y la burguesía se extiendan con mayor vigor en ambos hemisferios, el comunismo comenzara a pasar del arma de la crítica a la crítica de las armas.
Pronto, cuando el proletariado en oriente ruja, el gallo en occidente se sacudirá de las cadenas del capital y anunciara al mundo entero, con canto de trompeta histórica, el amanecer de la soberana aurora comunista.
Pronto, cuando el movimiento real del comunismo empiece a extenderse decisivamente por todos los países, podrá hacerse más claro que el desarrollo de ésta fuerza histórica no se halla en su fin o resultado sino en su devenir...
Ya van pues madurando las condiciones de la revolución en todo el mundo.
Ya van pues naciendo de la cabeza del proletariado los primeros impulsos comunistas de la revolución mundial.
Ya van pues formándose los mares de cuyo crepúsculo rojo vendrán las grandes olas que transformaran al mundo.
Miremos pues alto, por encima de lo pasajero de este mundo y comencemos a realizar la poesía histórica de la revolución comunista de la humanidad.
¡Luchar! ¡Luchar! ¡Y seguir luchando!
Será nuestro pasaporte hacia la victoria final.
Leons
12 de Octubre de 2010
El movimiento contra la reforma de las pensiones dura ya ocho meses. Millones de obreros y empleados de todos los sectores se han manifestado regularmente en la calle; a la vez que, desde principios de septiembre, aparecen aquí y allá huelgas más o menos radicales, expresando un descontento creciente y profundo. Esta movilización en Francia, la primera gran batalla desde la crisis que sacudió el sistema financiero mundial en 2007-2008, no es sólo una respuesta a la reforma de las pensiones sino que, por su amplitud y profundidad, es también una clara respuesta a la violencia de los ataques sufridos en los últimos años.
Detrás de esta reforma, de los ataques simultáneos que la acompañan y de otros en preparación lo que hay es el peligroso hundimiento de todos los proletarios y otras capas de la población, en la pobreza, la inseguridad y la miseria más sombría. Y lo que es aun más indignante, estos ataques no van a parar ya que la crisis económica es inexorable.
Está claro que esta lucha y otras anunciadas están en consonancia con las que se desarrollaron en Grecia y España en contra de las drásticas medidas de austeridad impuestas. Sin embargo, a pesar de la masividad impresionante de la respuesta, el gobierno no ha cedido ante ella y se ha mantenido firme; diciendo, que a pesar de la implacable presión de la calle, su compromiso de imponer este ataque tendrá su continuación en otros próximos; argumentando cínicamente la "necesidad" de estas medidas en nombre de la "solidaridad" entre las generaciones.
Lo que todo el mundo sabe es que lo que Sarkozy nos cuenta es una grave mentira rayana con la provocación. Sin embargo, en el momento de escribir este artículo existe el convencimiento de que el movimiento retrocede y que la burguesía va a llevar adelante la reforma.
¿Qué está ocurriendo?
¿Cómo es que esta reforma, que golpea con tal dureza las condiciones de vida y trabajo, y contra la que toda la población ha expresado con fuerza toda su indignación y su oposición, va a ser aprobada?
Porque el gobierno confía en que los sindicatos, que siempre han aceptado el principio de la "reforma necesaria" de las pensiones, podrán controlar la situación[i]
Comparemos esta situación con el movimiento de 2006 contra el Contrato de Primer Empleo:
Este movimiento, que los medios de comunicación trataron desde su inicio, con el mayor desprecio, como una "revuelta estudiantil" sin futuro, acabó haciendo replegarse al gobierno, que no tuvo más remedio que retirar el CPE.
¿Por qué este éxito?
En primer lugar, porque los estudiantes se habían organizado en asambleas generales, abiertas a todo el mundo, sin distinción de categorías o sectores -público o privado-, a trabajadores con empleo o en paro,... Este impulso de confianza en las capacidades de la clase obrera y en su fuerza, de profunda solidaridad en la lucha, creó una dinámica de extensión del movimiento y le proporcionó una masividad en la que se implicaba a todas las generaciones. De esta manera se consiguió que en las asambleas generales se desarrollaran debates y discusiones profundas que no se limitaban a tratar los problemas de los estudiantes y, además, que en el curso de las manifestaciones los propios trabajadores se movilizaran, cada vez en mayor número, con los universitarios y los estudiantes de Enseñanza media.
Pero también porque la determinación y el espíritu de apertura de los estudiantes, al arrastrar a partes de la clase obrera a la lucha abierta, lograron que los sindicatos no los machacaran con sus maniobras. Al contrario, mientras que los sindicatos, concretamente la CGT, se empeñaban en colocarse en cabeza de las manifestaciones para controlarlas, en muchas ocasiones los estudiantes y los universitarios pasaron por encima de las pancartas sindicales para dejar totalmente claro que no estaban dispuestos a permanecer en segundo plano de un movimiento del que ellos mismos llevaban la iniciativa. Pero sobre todo afirmaban su voluntad de controlar la lucha por sí mismos, junto a la clase obrera, y de no dejarse manipular por las centrales sindicales.
Uno de los aspectos que más inquietaba a la burguesía es que las formas de organización de que se dotaron los estudiantes en lucha, asambleas generales soberanas que elegían sus comités de coordinación y estaban abiertas a todos, se extendieran como una mancha de aceite entre los asalariados, si estos decidían entrar en combate; también que los sindicatos de estudiantes siempre mantuvieran un perfil bajo en esta dinámica. No es casual que, en el proceso de este movimiento, Thibault (líder sindical de la CGT) afirmase en más de una ocasión que los asalariados no tenían que recibir lecciones de los estudiantes sobre cómo deben organizarse y que si estos tienen sus asambleas generales y sus coordinadoras los asalariados tienen sus sindicatos y confían, además, en ellos.
En tal contexto de determinación, cada vez más solida, y ante el peligro de desbordamiento de los sindicatos, Villepine tenía que soltar lastre; era el último recurso defensivo de la burguesía y corría el riesgo de ser derribado por la explosión de luchas masivas.
En cambio ahora, en el movimiento contra la reforma de las pensiones los sindicatos, apoyados activamente por la policía y los Medios, han desarrollado los esfuerzos necesarios para estar en primera fila y han estado muy pendientes de lo que ocurría, para organizarse y actuar en consecuencia.
Se les ha visto, desde el primer momento, jugar la baza de dividir a los trabajadores: mientras FO (Force Ouvrière) convocaba las manifestaciones por su cuenta, a su aire; la Intersindical, que organizó la jornada de lucha del 23 de marzo, preparaba, tras negociar con el gobierno, el "tinglado" de la reforma con dos jornadas de lucha: la del 16 de mayo y la del 24 de junio, justamente en vísperas de las vacaciones de verano. Se sabe que, habitualmente, convocar un día de lucha en esta época del año es darle el tiro de gracia a la clase obrera para pasar inmediatamente a los ataques más duros. Desgraciadamente para la burguesía y los sindicatos en esta última jornada de lucha se encontraron con una movilización que no esperaban: en las calles había más del doble de obreros, parados y precarios, de lo que creían y, a diferencia de las dos jornadas de lucha anteriores, en las que según la prensa se veía un cierto desánimo, la cólera y el hartazgo dominaba el sentir de los asistentes a la cita del 24 de junio.
Presionados por la indignación manifiesta y porque se empezaba a desarrollar entre los obreros la conciencia de lo que significaba esta reforma para nuestras condiciones de vida, los sindicatos se ven obligados a organizar otra jornada de lucha, el día 7 de setiembre, tras esa letanía suya de la unidad sindical; desde entonces, ninguno ha dejado de llamar a unas jornadas de lucha que han llegado a agrupar en las manifestaciones a unos tres millones de trabajadores de numerosas empresas.
La unidad de la "Intersindical" era la trampa montada para hacerle creer a la clase obrera que los sindicatos están decididos a organizar una amplia ofensiva contra la reforma y que se han dotado de los instrumentos para ello: jornadas de lucha una tras otra, en las que se podrá ver y escuchar, hasta el aburrimiento, a sus líderes cogidos del brazo desgranando sus discursos sobre la "continuidad" del movimiento y otras mentiras. Montada frente a lo que temen más que a nada: que los trabajadores se liberen del cepo sindical y se organicen ellos mismos. Así lo expresaba Thibault, secretario general de la CGT, que "enviaba un mensaje" al Gobierno en una entrevista al Diario Le Monde del 10 de setiembre: "Se puede llegar a un bloqueo, a una crisis social de envergadura; es posible pero nosotros no lo queremos y no vamos a correr ese riesgo". Y ponía el siguiente ejemplo para explicar mejor lo que los sindicatos habían puesto en juego: "Hemos visto una PME (Pequeña Mediana Empresa) en la que 40 trabajadores de 44 han hecho huelga. Es una señal. Cuanta más intransigencia con más fuerza dominará en las cabezas la idea de hacer huelgas repetidas".
Está claro lo que venía a decir: si no están los sindicatos, los mismos obreros no solo se organizarán sino que además de decidir lo que quieren hacer lo harán masivamente; y es precisamente contra esto contra lo que las centrales sindicales y particularmente la CGT se aplican con un celo ejemplar. ¿Cómo lo hacen? Ocupando el terreno en el campo social y en los Medios de comunicación; impidiendo con determinación cualquier expresión de solidaridad obrera. En resumen, una propaganda de tomo y lomo por un lado y por otro una hiperactividad encaminada a esterilizar y encadenar el movimiento a falsas alternativas con la finalidad de dividir, confundir y encaminarlo con más facilidad a la derrota.
El bloqueo de las refinerías de petróleo es un ejemplo evidente de cómo los aparatos sindicales hacen su trabajo: cuando entran en lucha los obreros de este sector, directamente enfrentados a medidas drásticas de reducción de personal, cuya combatividad era ya muy fuerte y entre quienes crecía la voluntad de manifestar su solidaridad al conjunto de la clase contra la reforma de las pensiones, la CGT interviene transformando este aliento de solidaridad en un espantajo, en algo "indigerible" para los obreros. El hecho cierto es que el bloqueo de las refinerías nunca se ha decidido en verdaderas asambleas generales, donde los trabajadores expresan realmente sus puntos de vista y los discuten, sino tras una serie de maniobras -los líderes sindicales son especialistas en este trabajo- que han ido pudriendo las discusiones y han acabado en acciones estériles. A pesar del estrecho cerco sindical, algunos obreros de este sector han intentado contactar y establecer lazos con obreros de otros sectores pero, globalmente atrapados en los engranajes del lema "bloqueo hasta la últimas consecuencias", la mayoría de los obreros de las refinerías se han visto entrampados en esa lógica sindical de los "encierros en la fábrica", auténtico veneno utilizado contra el desarrollo del combate. Los obreros de las refinerías tenían como objetivo reforzar el movimiento, ser uno de los brazos armados para hacer retroceder al Gobierno, pero el bloqueo de los depósitos, tal y como se ha desarrollado bajo la batuta sindical, se ha revelado como lo que fue concebido: un arma de la burguesía y sus sindicatos contra los obreros. Al mismo tiempo, la prensa burguesa ha dejado claro en todo momento su resentimiento y vertido, por editoriales y artículos, su hiel en abundancia, creando un ambiente de pánico y agitando la amenaza de una penuria generalizada de combustibles, no solo para aislar a los obreros de las refinerías sino para hacer impopular su huelga; acusándolos de "tomar como rehén a la gente para impedir que lleguen al trabajo o se marchen de vacaciones". Quedaban así aislados, físicamente, los trabajadores de este sector y, a pesar de que querían contribuir con su lucha solidaria en la construcción de una relación de fuerzas que favoreciese la retirada de la reforma, su bloqueo, su aislamiento, se volvió contra ellos mismos y contra el objetivo que se habían propuesto inicialmente.
Ha habido numerosas acciones sindicales similares en sectores como los transportes y especialmente centradas en regiones con pocos obreros; es decir, allí donde era imprescindible para los sindicatos acabar con cualquier riesgo que implicase extensión y puesta en práctica de la solidaridad. Necesitaban dejar claro ante la galería que eran ellos quienes orquestaban las luchas más radicales y quienes "interpretaban la partitura" en las manifestaciones, cuando en realidad estaban pudriendo la situación.
Como dice la hoja que difundió la Asamblea General Interprofesional de fecha 6 de noviembre: "La fuerza de los trabajadores no consiste únicamente en bloquear algún depósito de petróleo o alguna fábrica. La fuerza de los trabajadores está en reunirse en sus lugares de trabajo sin distinción de oficio, empresa, categoría,... y decidir todos juntos"...
Por todas partes se ha visto a los sindicatos agruparse en alguna "Intersindical" para promocionar mejor sus simulacros de unidad, montar esa clase de asambleas generales que sin verdadero debate quedan encerradas en las preocupaciones más corporativas; claro que públicamente insistían en esa pretendida voluntad suya de combatir "para todos" y "todos juntos" que les caracteriza; eso sí, cada uno organizado en su sitio, tras su jefecito sindicalista, haciendo cualquier cosa para impedir que se formen delegaciones masivas para buscar la solidaridad de las empresas geográficamente más cercanas.
Un movimiento rico en perspectivas
En cambio, no aparecen en los Media los numerosos Comités o Asambleas generales Interprofesionales (AG Inter-pros)[ii] que se han formado en este periodo, donde los objetivos perseguidos eran y siguen siendo organizarse fuera de los sindicatos, desarrollar discusiones realmente abiertas a todos los proletarios y acciones autónomas en las que toda la clase obrera pueda reconocerse e implicarse masivamente.
Los sindicatos no han sido los únicos en obstaculizar o impedir la posibilidad de una movilización de estas características; la policía de Sarkozy, famosa por su pretendida debilidad y su carácter anti-izquierda, ha sabido ser el auxiliar indispensable de los sindicatos con sus provocaciones en más de una ocasión. Un ejemplo: los incidentes en la plaza Bellecour de Lyon donde la presencia de un puñado de "alborotadores" (posiblemente manipulados por los policías) sirvió de pretexto para una violenta represión policial contra centenares de jóvenes estudiantes cuya mayoría solo buscaba ir, al final de una manifestación, a discutir con los trabajadores.
Aquí se ve lo que la burguesía teme particularmente: que se establezcan contactos, que se desarrollen y multipliquen lo máximo posible en las filas de la clase obrera, jóvenes, viejos, activos o en paro, lazos de unión indisolubles.
El movimiento está hoy en camino de agotarse y es necesario sacar las lecciones de los fallos o de los fracasos.
La primera constatación es que los aparatos sindicales son los que han permitido que colaran los ataques en el seno de los obreros; lo que no es cualquier cosa ni por supuesto algo coyuntural. Ellos son los que han hecho el trabajo sucio; por esto, todos los "especialistas en conflictos", los sociólogos, el mismo gobierno y el propio Sarkozy en persona, les felicitan por su "sentido de la responsabilidad". Sin duda, la burguesía puede felicitarse de tener sindicatos "responsables", capaces de quebrar un movimiento tan amplio y al mismo tiempo hacer creíble que han hecho todo lo posible por ayudarle a que se desarrolle. Estar satisfecha de disponer de unos aparatos sindicales que han conseguido asfixiar y marginar las auténticas expresiones de lucha autónoma de la clase obrera y de todos los trabajadores.
Sin embargo, este fracaso ha dado numerosos frutos: a pesar de todos los esfuerzos y medios desplegados por el conjunto de fuerzas de la burguesía para taponar las grietas por donde aflora la cólera obrera, no ha podido arrastrar a la derrota general a un solo sector, como ocurrió en 2003[iii] en la lucha contra las jubilaciones del sector público que acabó en un duro retroceso de los trabajadores de la Enseñanza pública (Éducation nationale) tras numerosas semanas en huelga.
Este movimiento está vía de acabar pero "el ataque solo ha comenzado. Hemos perdido una batalla, no hemos perdido la guerra. La burguesía nos declara la guerra de clases y nosotros mantenemos aun los medios para combatir". (Hoja titulada: "Nadie puede luchar, decidir y ganar a nuestra costa", firmada por los trabajadores, fijos y precarios, de la Asamblea General Interprofesional de la Gare-de-l'Est y d'Ille de France (Paris); citada aquí arriba. Para defendernos, no tenemos otra opción que la de extender y desarrollar masivamente nuestras luchas, tomándolas en nuestras propias manos.
"Recuperemos la confianza en nuestras propias fuerzas" deberá ser la consigna de mañana.
WW (6 de noviembre 2010)
NOTAS:
[i] Todos los partidos de izquierda, que acudieron a sumarse a la movilización para no desacreditarse totalmente, estaban también de acuerdo con la imperiosa necesidad de atacar a la clase obrera en este punto, puesto que así lo habían votado
[ii] Consideramos estas últimas como auténticas expresiones de las necesidades de la lucha obrera. No tienen nada que ver con las Coordinadoras, que se sacan de la manga y dirigen, bajo mano, los sindicatos y las organizaciones izquierdistas, y que nosotros hemos denunciado en repetidas ocasiones: cuando el movimiento de los ferroviarios en 1986, en el movimiento en el sector de la Sanidad en 1988,...
[iii] Ver Révolution Internationale (RI) nº 335, 336 y 337
Recortes, ajustes, reformas... ¿cómo podemos unirnos y responder?
Somos un Grupo de Trabajadores de Valencia. Nos venimos reuniendo inspirados por una experiencia reciente de un grupo de trabajadores de Alicante, que se agruparon a partir de un conflicto laboral, y que han organizado Asambleas Abiertas para reflexionar sobre lo que está pasando y nos afecta. Esa iniciativa creemos que es necesaria y posible aquí en Valencia.
En la última reunión discutimos 3 puntos que queremos dar a conocer.
¿Tras la reforma de las pensiones se acabarán los ataques a nuestras condiciones de existencia?
PENSAMOS QUE NO.
En España vemos que los sueldos tienden a retroceder. Los salarios nominales disminuyeron un 0,3% como media entre 2000 y 2005 y un 0,5 % entre ese año y 2008 (datos de la OCDE). No hay datos posteriores pero se puede colegir que el recorte salarial sigue y más agudo si cabe.
Reforma de las pensiones: su objetivo último en opinión de economistas no complacientes con la propaganda oficial es bajar todo lo posible la pensión contributiva y plantear como "compensación" los fondos de pensiones privados. Pero estos han sido en la mayoría de los casos un fiasco y las pensiones actuales están ya a la baja para la gran mayoría: «tres cuartas partes de las pensiones de jubilación están por debajo de los 1.000 euros al mes y un 45% del total están por debajo de los 600 euros mes; sólo un 6% de los individuos perciben importes superiores a 2.000 euros mes»
Julia Monserrat: https://blogs.publico.es/dominiopublico/2595/la-reforma-de-las-pensiones/ [159] . Además, el gobierno las ha congelado para 2010.
Hay una perspectiva de caída simultánea de pensiones y salarios pero también de los subsidios de los parados, pues el Gobierno habla de ir acabando con los famosos 426 euros. 700 mil parados no cobran absolutamente nada.
Los medios de comunicación y los sindicatos nos dan la idea de que con el cambio de gobierno, el supuesto éxito de la huelga general etc., habría un "compás de espera" y parece que la reforma de las pensiones se aplazaría hasta primavera.
Pero no hay ninguna tregua ni ningún descanso en la reforma laboral. Los expedientes de despido ya aplican los 20 días o los 33 días de indemnización. Como la reforma laboral ofrece tantas facilidades a las empresas para despedir estamos asistiendo a una renuncia generalizada de las cláusulas de revisión salarial en los convenios firmados por los sindicatos. La Reforma Laboral impacta negativamente en los salarios: antes de la Reforma, una empresa no tenía tan fácil saltarse un sueldo fijado en convenio (aunque ya existía cláusula de descuelgue que en las negociaciones de febrero 2010 entre Patronal y sindicatos fue generosamente ampliada). Ahora con la Reforma, si una empresa decide reducir los salarios «puede alcanzar un acuerdo con los representantes de los trabajadores, y la única razón que tiene que concurrir es que la aplicación del salario podría dañar la situación o las perspectivas de la empresa, es decir, ni siquiera tiene que acreditar la empresa un daño actual»
https://pradoalberdi.wordpress.com/2010/08/30/reforma-laboral-en-la-prct... [160]
En realidad, la reforma laboral apunta su dardo hacia los trabajadores fijos que todavía tienen unas condiciones mínimamente aceptables. Es una franja que va entre los 30-50 años sobre la que pende la espada de Damocles del "en cualquier momento puedes ser despedido" lo que crea un chantaje cotidiano sobre el trabajador que le angustia y le intimida sobremanera.
En 2008, los peores efectos de la crisis cayeron sobre los trabajadores emigrantes. Más de un millón de ellos están en desempleo. Pero desde 2009 la crisis ha tomado como principal víctima los jóvenes. En 2009, según la OIT el desempleo juvenil mundial alcanzó el record histórico de 81 millones. En España, el New York Times daba una cifra de 42,9% de jóvenes menores de 25 años en situación de paro
https://www.nytimes.com/imagepages/2010/01/04/business/20100101_JOBLESSc... [161] . La pobreza golpea a los jóvenes: «4 de cada 10 pobres es menor de 25 años. 6 de cada 10 pobres extremos tiene menos de 25 años»
https://cuarto.mundo.free.fr/MundoParaTodos/La%20Pobreza%20en%20Espana%2... [162] .
Los hijos vuelven a casa de sus padres ante la incapacidad para pagarse una vivienda. A esto se une una creciente ola de desahucios favorecidos por una Ley aprobada por el gobierno en 2008 que permitió lo que se llama el desahucio Express. Las consecuencias son terribles: hace 15 días un parado se suicidó en Hospitalet por causa de un desahucio que había dejado a su familia en la calle.
A los funcionarios, el vicepresidente Chaves les da aparentemente una cal y otra de arena. Afirma que no se va a instaurar el despido libre pero simultáneamente habla de medidas para fomentar la productividad.
No es verdad que no haya despido libre en las Administraciones Públicas:, más del 40% de los empleados públicos están sometidos a contratos que permiten el despido: Bolsas de Trabajo, interinos, contratos laborales, subcontrataciones a empresas privadas etc. Estos trabajadores son carne de despido por diversas vías: cancelación de puestos, no renovación de contratos etc. Dos datos significativos: en Cataluña 1000 puestos de médico han desaparecido en 2010, en Valencia 1200 entre el personal docente con el caso especialmente sangrante de la Formación Profesional.
Pero a los funcionarios con plaza segura las cosas no pintan mejor: los salarios están congelados desde hace varios años y encima sufrieron el tijeretazo de junio y ahora hablan de productividad. ¿Cómo se va aplicar? ¿Qué aspectos van a afectar? De momento poco se sabe pero podemos ver un caso: a los médicos funcionarios se les mantiene un sueldo base de unos mil euros -es lo que cotiza para la pensión- mientras que el resto son complementos diversos. Su "productividad" consiste en prescribir las menos bajas posibles: una presión moral contra el médico y su transformación en "policía" de los enfermos.
En 2008, lo peor de la crisis afectó a los compañeros emigrantes, en 2009 empezó a afectar a los jóvenes, con las medidas de 2010 y las que vendrán, ningún trabajador puede agarrarse al espejismo egoísta de "a mí no me toca", todos nos vemos afectados: jóvenes, emigrantes, parados, precarios, fijos, jubilados.
La movilización de los trabajadores en Francia contra el recorte de las pensiones ¿qué lecciones sacar?
La realidad de la crisis mundial deja pocos resquicios para la esperanza. En Irlanda el Plan de Austeridad es aplastante: 24750 funcionarios despedidos, recorte de un 10% en el salario mínimo y las pensiones, aumento gradual del IVA hasta llegar a un 23%. En 2009 ya impusieron un brutal plan de austeridad que dijeron sería el último. ¡Un año después vuelven con otro mucho peor!
En ese panorama tan oscuro, las movilizaciones de trabajadores en Francia ¿constituyen un ánimo y un ejemplo para responder a todo lo que nos está cayendo?
Vemos que nos aportan, entre otras, 2 lecciones que nos pueden inspirar:
La participación masiva de los jóvenes de 15-16 años que decían claramente que no querían vivir la perra vida de sus padres y abuelos, que aportaban su solidaridad y que se preocupaban claramente por el futuro de todos
La realización de Asambleas Interprofesionales donde trabajadores, conscientes de lo insatisfactorio de las convocatorias sindicales, en lugar de cruzarse de brazos se unían, discutían, decidían colectivamente medidas a impulsar.
Las Asambleas Interprofesionales agrupaban a gente de distintos sectores -ferroviarios, enseñantes, carteros, etc. Estaban abiertas a cualquier trabajador, parado, estudiante o jubilado. Veían los problemas y las medidas a tomar no desde la óptica estrecha y divisionista del sector o la empresa sino desde la óptica amplia y solidaria del TODOS SOMOS TRABAJADORES.
Estas Asambleas todavía minoritarias no pretendían ni dirigir ni arrogarse la representación de los demás. Lo que buscaban era hacer propuestas y lanzar iniciativas para contribuir a que el movimiento esté en manos de los propios trabajadores. A los trabajadores nos mandan los jefes, los políticos, los líderes sindicales... Por eso es necesario recuperar lo que decía el himno de la Primera Internacional con lenguaje decimonónico pero muy certero: «Ni en dioses, reyes y tribunos está el supremo salvador, nosotros mismos realicemos el esfuerzo redentor». El movimiento de los trabajadores ha de ser conducido colectivamente por los propios trabajadores.
¿Cómo organizarnos desde abajo para impulsar medidas de lucha?
¿Por qué con la que está cayendo la gente no se mueve? Hemos discutido algunas de ellas y al reconocerlas podemos empezar a combatirlas y superarlas.
1ª Confusión e ilusiones "Quizá salgamos de ésta, la economía se recuperará" Ya hemos dado argumentos antes para comprender que esta crisis es muy grave y supone una vuelta atrás, las condiciones de vida de los trabajadores están volviendo a épocas duras como los años 40 y 50.
2ª Quizá un nuevo gobierno lo haría mejor. Cada nuevo gobierno lo hace peor que el anterior.¡Todos los gobiernos tienen una "agenda oculta" que sacan de la noche a la mañana saltándose a la torera sus promesas!. Confiando en ellos, estamos siempre en un eterno círculo vicioso.
3ª miedo. Miedo a perder el empleo. Miedo a no poder pagar la hipoteca. Miedo, en el caso de los estudiantes, a no sacar una carrera y tenerlo aún peor... Ese miedo paraliza, angustia, provoca reacciones irracionales y dificulta lanzarse a luchar.
4ª Y lo peor de todo: la atomización y la división entre nosotros, los trabajadores. Cada cual se encierra en sus propios asuntos, el sálvese quien pueda, la competencia entre los propios trabajadores.
¿Qué podemos hacer? El primer paso es romper la atomización, la división, la pasividad. Aunque seamos pocos reunirnos y discutir sobre qué está pasando, qué podemos hacer de manera realista, cómo podemos luchar de verdad. Verse las caras, romper el hielo, sentir la fuerza de unirse y agruparse.
Hay que responder, no hay que quedarse quietos y pasivos. Pero hacer huelga un día D para que al día siguiente todo siga igual y el gobierno y la patronal sigan dándonos palos, eso no sirve para nada, eso lo único que sirve es para que te descuenten el día del paro de tu salario. Esas movilizaciones añaden en realidad más frustración y desmovilización.
Decimos SI a la huelga y a la manifestación pero hemos de luchar por que sean organizadas y controladas desde abajo, por la iniciativa de los trabajadores, desarrollando la participación de todos, creando solidaridad, unidad, compañerismo, las bases para que de verdad tengamos fuerza y podamos romper con el miedo, las confusiones y sobre todo con la división y la atomización. ¡No es de recibo una "huelga", como la del 29-S o la del 8-J, que se plantea como un acto individual, cada uno como "ciudadano" que decide si hace o no huelga, sin asambleas, sin acción y decisión colectivas, todos convertidos en un número utilizado en las famosas guerras de cifras entre Gobierno y Sindicatos.
El ejemplo de Francia de las Asambleas Interprofesionales es una vía en la que inspirarnos. Esas Asambleas nacían no solo de la movilización misma sino igualmente de que pequeños grupos de compañeros habían impulsado reuniones para romper el aislamiento, para discutir libremente de los problemas, de cómo luchar, de qué hacer...
Eso es lo que pretendemos como grupo. En lugar de estar cada cual encerrado en su casa despotricando de lo mal que están las cosas, de la inoperancia e insuficiencia de las movilizaciones sindicales, juntarnos para impulsar Asambleas Abiertas donde como trabajadores podamos discutir y decidir juntos TOMANDO LA LUCHA EN NUESTRAS PROPIAS MANOS. Hemos de acabar con las manifestaciones procesión y la huelga individualizada y atomizada que dejan un amargo sabor de boca.
Grupo de Trabajadores Valencia.
NUEVA REUNION: Sábado 11 de diciembre a las 17 horas c/Blanquerías 22 Bajo (en Laboratorio de Arte en Vivo, junto a Museo Benlliure). Nuestro correo es [email protected] [114] Escríbenos con tus ideas, tus propuestas y comentarios. Pasa esta nota a más gente. Si no puedes venir, ponte en contacto por correo.
Participamos en la Red de Solidaridad de ESPAREVOL: Espacio Revolucionario de Debate y Encuentro. esparevol.forumotion.net
Introducción de la CCI
Muy recientemente hemos publicado un debate del Grupo de Esclarecimiento Comunista (GEC, grupo surgido en Perú) con el grupo anarquista Humanidad (también de Perú)[1]. Los compañeros del GEC nos remiten un nuevo texto de debate, esta vez con los del grupo Comunistas Integrales (de Ecuador), a propósito de la interesante toma de posición que éste publicó cuando la revuelta policial contra Correa el pasado 30 de septiembre[2]
En la introducción al texto de polémica con el grupo Humanidad saludamos el espíritu de debate de los compañeros del GEC, su contribución activa a la delimitación de las posiciones comunistas, su apertura muy estimulante a la clarificación. La Respuesta a los Comunistas Integrales sigue en la misma tónica y defiende con nitidez posiciones de clase más allá de que sea necesaria alguna puntualización de matiz. Sin embargo, hay un pasaje en el texto que nos ha llamado la atención y que contrasta con otros del mismo texto.
Los compañeros dicen respecto al posicionamiento de Comunistas Integrales: «Estamos de acuerdo en que vivimos en tiempos de contrarrevolución, luego del fracaso de la oleada revolucionaria de principios del siglo pasado». Pero más adelante hacen una afirmación que parece desmentir esta primera conclusión: «Debemos también aclara que si en Ecuador suceden estos hechos en los cuales el proletariado no se reconoce como sujeto revolucionario, y que tampoco tiene presencia consciente, no significa que la clase está aletargada, inactiva. Si queremos hablar del proletariado debemos, es cierto, ver las particularidades (Ecuador, Perú, Chile, etc.), pero ver principalmente el cuadro completo, ver a la clase en su existencia internacional, ver las huelgas inmensas que se desarrollan en Europa y Asia, y en menor grado en América, debemos ver a la clase que se reencuentra con ella misma a nivel mundial».
Pensamos que una de las claves para comprender -y superar- esta contradicción, la dan los propios compañeros cuando insisten muy justamente en la necesidad de ver principalmente el cuadro completo, ver a la clase en su existencia internacional.
Efectivamente, la lucha de clases del proletariado no puede analizarse como una suma de acontecimientos, como una sucesión de episodios cada uno visto en su inmediatez empírica. Necesita verse en su globalidad comprendiendo la conexión íntima que va uniendo cada uno. Se trata pues de ver los múltiples y contradictorios episodios por los que pasa la lucha de clases, sus diferentes etapas, desde el prisma global, mundial e histórico propio del marxismo.
Desde ese punto de vista, la contribución de nuestra Corriente, siguiendo aportes realizados por nuestros antepasados -como BILAN, expresión de la Izquierda Comunista de Italia-, es el análisis del curso histórico de nuestra época.
En los años 30, BILAN fue capaz de ver que la relación de fuerzas entre las clases, las condiciones impuestas por la derrota de la oleada revolucionaria de 1917-23 y el triunfo de la contra-revolución, se orientaba hacia la guerra imperialista generalizada, como acabó confirmándose en 1939-45. El paso de los partidos comunistas, siguiendo las huellas de los partidos socialistas, al campo capitalista, el impacto de las ideologías reaccionarias de la "defensa de la Patria Socialista" y el dilema tramposo fascismo-antifascismo, encadenaron nuestra clase a una sucesión trágica de derrota que la convirtieron en carne de cañón de la guerra imperialista. Esta línea fue capaz de discernirla BILAN más allá de los momentos en los que aparentemente parecía ser desmentida por acontecimientos como las huelgas en Francia en el verano de 1936 o igualmente el combativo sobresalto del proletariado español en julio del mismo año. En cambio, Trotski, incapaz de tener una visión global, iba a remolque de los acontecimientos y tan pronto reaccionaba a la desesperada -triunfo de Hitler en 1933- como hablaba de "comienzo de la revolución" ante las luchas en Francia y España en 1936.
Nuestra época ha tenido múltiples zigzags, se ha visto sacudida por convulsiones que aparentaban ir en todas las direcciones: sucesivos episodios de hundimiento en la crisis, guerras localizadas, hundimiento en 1989 del bloque imperialista ruso, momentos de lucha obrera intensa como Mayo 68 o el verano polaco de 1980 a los que han sucedido largas etapas de pasividad... ¿Cómo caracterizar la situación, cómo determinar la dirección general de los acontecimientos?
De manera muy esquemática[3] podemos decir que por el impulso de toma de conciencia que manifiestan y tienden a desarrollar, las luchas obreras que estallan a partir de 1968 con el Mayo Francés, el Otoño Caliente Italiano[4] y el Cordobazo argentino en 1969, la insurrección báltica en Polonia 1970 etc., suponen el fin del periodo de contra-revolución y la apertura de un periodo histórico cuya desembocadura última son los enfrentamientos de clase generalizados.
Es evidente que 40 años después "la historia ha dado muchas vueltas" pero creemos que no se ha desmentido esa perspectiva y entendemos que solamente alrededor de ella pueden ser comprendidos los hechos.
CCI 16-12-10
Respuesta de los compañeros del GEC a Comunistas Integrales de Ecuador
Miércoles, 17 de noviembre de 2010
Estimados compañeros:
Nos alegra en sobremanera saber que a nivel internacional aparecen minorías jóvenes y revolucionarias, que demuestran no sólo la existencia de nuestra clase y sus vanguardias, sino también su lucha vigente y concreta. Nosotros como minorías a nivel mundial nos encontramos nuevamente con nuestro programa histórico, programa emanado de la lucha de clases, que no pertenece a una organización en particular sino a la clase y sus minorías en general. Pero no sólo nos quedamos con nuestra existencia, sino que nuestra existencia es práctica, participando activamente en el proceso lucha que ahora se ve más clara con los últimos acontecimientos de Grecia, Francia, España, Turquía, China, Bangladesh e Inglaterra.
El pronunciamiento que elaboraron, sobre los sucesos del 30 de septiembre en Ecuador, es muestra del despertar de la clase, de cómo luchamos por recobrar nuestros principios que parecían perdidos entre los engaños de la burguesía y de la contrarrevolución.
Por tanto creemos conveniente mostrar los puntos en los cuales estamos de acuerdo con sus posiciones, y claro está, haremos también las críticas sobre los aspectos en los cuales no estamos de acuerdo o sobre los puntos ambiguos que se muestra en dicho pronunciamiento.
- Con respecto a las famosas "Izquierdas", estamos en concordancia en que ellas son parte de la burguesía, parte del capital, debemos hacer un deslinde claro entre "izquierdas" y nosotros los revolucionarios comunistas.
La "izquierda" no es más que uno de los brazos del sistema capitalista, un brazo muy peligroso, pues se viste de rojo y más fácil engaña, confunde y trafica con los intereses de la clase proletaria. La "izquierda" también defiende al capital, también avala la explotación del hombre por el hombre, defiende la propiedad privada; la trampa es su propuesta de hacer el sistema más humano, menos desigual, quiere hacer un capitalismo menos salvaje y más vivible.
Ya la historia ha demostrado a quienes defienden las izquierdas; defienden a sectores progresistas de la burguesía, pero burguesía al fin y al cabo. Ni la izquierda ni la derecha, ninguna de las dos puede ni podrá representar los intereses de la clase, pues los intereses de la clase son defendidos por la clase misma y sus organizaciones autónomas, soviets, consejos, minorías comunistas, etc.
- Con respecto al estado, debemos decir que éste, es el aparato, el instrumento utilizado a través de la historia por una clase para someter y oprimir a otra u otras. El estado no es esa entidad neutral que nos quieren hacen creer, ese aparato que regula y es intermediario entre las clases, que supuestamente representa a todos, al "pueblo" en su conjunto. El estado actual es burgués y defiende por tanto los intereses de la clase dominante, la clase burguesa, todo aquel que atente contra dichos interés debe ser castigado y eliminado.
Debemos agregar que los proletarios no luchamos por conseguir el poder del estado burgués este debate teórico quedó zanjado luego del proceso revolucionario 1917-1923. Los proletarios luchamos para generar nuestro poder dentro, todavía, de la sociedad burguesa, generamos nuestros propios órganos políticos de lucha. El doble poder generado dentro de la sociedad capitalista, en una etapa altamente revolucionaria, nos conduce al inevitable desequilibrio de este choque de poderes, en el cual o el decadente estado burgués retoma posiciones o el naciente poder proletario vence y ejerce su dictadura, convirtiéndose así en un semi-estado, teniendo como base a los consejos obreros, comités de fábricas, etc.
- Con respecto a la policía y militares estamos de acuerdo en que estos cumplen el papel represivo y violento, que por sí sola la clase burguesa no puede cumplir, es otro brazo del capitalismo, es un brazo pero con garrote, si el brazo ideológico no funciona, se llama al del garrote. Policía y militares en su gran mayoría provienen del proletariado, pero se ponen contra él, no de manera consciente. Por ello no compartimos la idea que se presenta en el pronunciamiento de que los policías no deberían convertirse en traidores, en teoría lo son, de manera inconsciente, pero nadie se hace policía o militar sabiendo que es un traidor y que atacará a su clase. No pidamos madurez en la conciencia de un día para otro a conciencias repletas de ideología burguesa, y más aún a policías y militares, en esta etapa, en la cual la clase empieza a recobrar su papel.
- Estamos de acuerdo en que vivimos en tiempos de contrarrevolución, luego del fracaso de la oleada revolucionaria de principios del siglo pasado, la burguesía (y dentro de ella su izquierda y su derecha) cumplió un papel altamente reaccionario, engañando, mintiendo, ocultando la historia y a las organizaciones proletarias, aquí la degeneración de la URSS y el Estalinismo jugó un papel importantísimo dentro de la contrarrevolución. Es decir la contra no sólo vino de la burguesía, sino también desde dentro del movimiento proletario. Es de aquí que beben también las izquierdas del capital, beben de las desviaciones que nacieron dentro de la propia lucha proletaria.
- Con respecto a los gobiernos de Correa, Chávez, Evo, etc. Debemos decir que son parte del capital, que utilizan el descontento social, y en particular importancia, el descontento proletario para canalizarlo hacia las supuestas "revoluciones" ("bolivarianas", "ciudadanas") para no atacar al capitalismo mismo sino a su "cara mala", a su "rostro inhumano", no se ataca al meollo del asunto, la propiedad privada y el trabajo asalariado no está en discusión en estas "revoluciones".
- Debemos también aclara que si en Ecuador suceden estos hechos en los cuales el proletariado no se reconoce como sujeto revolucionario, y que tampoco tiene presencia consciente, no significa que la clase está aletargada, inactiva. Si queremos hablar del proletariado debemos, es cierto, ver las particularidades (Ecuador, Perú, Chile, etc.), pero ver principalmente el cuadro completo, ver a la clase en su existencia internacional, ver las huelgas inmensas que se desarrollan en Europa y Asia, y en menor grado en América, debemos ver a la clase que se reencuentra con ella misma a nivel mundial. Debemos tomar estos movimientos con cautela, pero también con alegría, ver que luchamos y que las minorías estrechan lazos cada vez más fuertes, correspondiendo al proceso actual de la clase, no se puede pedir frutos a un árbol que aún es semilla... Por eso compartimos la aclaración que nos hicieron llegar, gracias a ella comprendimos con mayor precisión el análisis que realizan sobre el movimiento proletario y el trabajo de las minorías como parte de la clase.
- Compartimos las críticas a los sindicatos, éstos perdieron hace mucho sus principios clasistas, no existen ya sindicatos revolucionarios, eso es una mera ilusión, quizá una pequeña reminiscencia de lo que fue alguna vez. El sindicato negocia la explotación, el sindicato adormece las fuerzas proletarias, el sindicato se ha convertido en un brazo más del sistema, con su legalidad y sus jefes sindicales. El sindicato no es más que otro aparato del capital, un aparato des-movilizador y apaga incendios, cada intento de la clase por luchar autónomamente es acaparado por el sindicato y conducido a su derrota, el entreguismo y la legalidad son características ya inherentes de los sindicatos.
- La democracia como dicen ustedes compañeros no es otra cosa que dictadura de la burguesía contra los productores de la riqueza social, el proletariado. No existe buena y mala democracia, nos debemos conducir hacia la dictadura del proletariado. La violencia organizada de los desposeídos contra la burguesía.
- La clase está luchando mientras escribimos esta carta, la clase lucha, nosotros somos ejemplo de eso, pero también son ejemplo los miles que salen en Francia, en Inglaterra, en Asia. Claro que existimos y solo existimos luchando y ahora más que en años anteriores. La clase sale de su repliegue y lo demuestra en los paros, huelgas y muy especialmente en sus minorías, no estamos tranquilos, la clase se mueve en lucha contra sus condiciones paupérrimas de vida, aun no reconoce en general su verdadero camino histórico, pero si en particulares, en las minorías revolucionarias. Con respecto al mismo punto se menciona que: "no existe un proletariado visiblemente en lucha contra el capital" pues debemos decir que si existe, consciente e inconscientemente, el proletariado lucha primero por sus reivindicaciones económicas contra el capital (los ejemplos están mencionados más arriba), y va consiguiendo su conciencia en la lucha, pero no solo allí, sino también las minorías cumplen su papel de lucha, difusión y esclarecimiento dentro de la clase, siendo un punto de apoyo en, la toma de conciencia del resto de la clase.
- Con respecto a lo que ustedes consideran el programa histórico de la clase nos mostramos de acuerdo con que a través de la historia de nuestra clase se ha formado con lucha, sangre y muertes, los puntos fundamentales que ya desde la Liga de los Comunistas comenzaba a tomar una forma clara, como son: Abolición de la propiedad privada, el trabajo asalariado, el capital, las patrias, etc. Mediante la lucha autónoma, instauración de la dictadura de los productores y la revolución mundial. Con respecto a la abolición del estado y de la democracia que mencionan en este punto, creemos conveniente un debate mayor, para expresar lo que pensamos con respecto a estos dos puntos.
- Sobre el debate y la crítica revolucionaria, consideramos que son pilares fundamentales en la toma de consciencia de la clase, ésta no es impuesta, ni administrada desde afuera, sino con un esfuerzo conjunto de la clase por su clarificación. El debate es el arma histórica en el cual los proletarios y muy especialmente sus minorías logran afianzar sus postulados, encontrarse con sus principios básicos y plantean su accionar práctico para la destrucción del sistema capitalista.
- En el texto se repite la siguiente frase "Tarde o temprano nuestra clase se dará cuenta", pero si bien la clase toma consciencia por qué se ve empujada por sus propias condiciones de existencia, no debemos dejar pasar la ligazón dialéctica que existe entre la clase y su vanguardia, siendo una, y no dos distintas y separadas partes, que luego se unirán, sino que van de la mano, a la par, el desarrollo de la clase es el desarrollo de sus vanguardias y el desarrollo de sus vanguardias es el desarrollo de la clase, ambas se desarrollan como parte de una unidad dialéctica. Los comunistas (como vanguardia) se distinguen del resto de la clase porque tienen las cosas más claras y reconocen el destino histórico de la clase en su conjunto, liberar a la humanidad entera del flagelo de la sociedad dividida en clases por la explotación. Por tanto las minorías cumplen un papel fundamental en la toma de consciencia de la clase porque son en si la toma de consciencia de la clase en estos momentos más avanzada, y difunden a través de los debates, conversatorios, círculos de estudio, pronunciamientos y prensa las ideas y propuestas conscientes del proletariado.
- Con respecto al partido consideráramos que si bien los partidos son herramientas del capital, reconocemos que nosotros necesitamos el partido comunista, partido internacional, pieza fundamental para la revolución, sin el partido la clase no podrá llevar a cabo su revolución, así como sin soviets no podrá llevar a cabo la revolución. En este punto necesitaríamos un debate mayor para precisar mejor las ideas sobre el partido y que ustedes también aporten sus ideas en un esclarecimiento mutuo y fraterno de minorías revolucionarias.
Compañeros consideramos que en esta etapa de lucha proletaria, que a nivel mundial demuestra la actividad de la clase, las minorías debemos cada vez más estrechar los lazos, avanzando acorde con el avance de la clase, debemos esclarecernos, planificar acciones conjuntas, y ser muestra de la toma de consciencia de la clase.
Sin más un fuerte abrazo de camaradería.
José
Grupo de Esclarecimiento Comunista. - G.E.C.
[1] Ver https://es.internationalism.org/node/3010 [163]
[2] Ver /content/2996/desde-ecuador-toma-de-posicion-de-comunistas-integrales-sobre-el-30-de-septiembre [164]
[3] Para no extendernos se puede consultar una detallada exposición de este análisis en Ven (en impresión papel), la Revista Internacional nº 15 y 18 sobre "el curso histórico". Más reciente mente puede consultarse en la web /revista-internacional/200510/183/resolucion-sobre-giro-en-la-lucha-de-clases [155]
[4] Ver en /revista-internacional/201002/2773/el-otono-caliente-italiano-de-1969-i-un-momento-de-la-recuperacion [165] el primero de una serie de artículos sobre este acontecimiento.
La respuesta contiene análisis y posiciones con los que nos identificamos plenamente. Vemos con satisfacción cómo los compañeros del GEC han llegado con su esfuerzo de reflexión y su compromiso firme con la lucha proletaria internacional a posiciones que convergen con las nuestras: sobre la crisis capitalista, sobre el papel de los revolucionarios, sobre el desarrollo actual de la lucha de clases internacional del proletariado tanto a nivel de luchas abiertas como de aparición, coordinación y debate crecientes de minorías internacionalistas
Los compañeros hablan de « nuestra clase no hace esperar su respuesta» y « Se está volviendo a tomar el rumbo revolucionario que se perdió luego de la máxima experiencia de lucha y toma de consciencia de nuestra clase, como lo fue la oleada revolucionaria que surgió entre 1917 y 1921». Habría un debate a desarrollar que presenta el mayor interés: ¿Cuál es la relación de fuerzas entre las dos clases fundamentales de la sociedad mundial, el proletariado y la burguesía?. De manera más concreta: ¿las respuestas obreras que hasta ahora se han dado están realmente a la altura de los graves ataques que están sufriendo? ¿Estamos realmente en un rumbo revolucionario aunque sea todavía en sus inicios?, sobre el papel vital de los Consejos Obreros como órganos de poder del proletariado, sobre la cuestión crucial de la necesidad de destruir el Estado burgués etc.
Pero lo que nos ha parecido especialmente significativo en la respuesta de los compañeros es su apuesta clara y decidida por el debate abierto y hasta el fondo en las filas revolucionarias y proletarias. Suscribimos con entusiasmo esta declaración que los compañeros no solamente proclaman sino que aplican concretamente en la práctica: «Nosotros estamos dispuesto a debatir con minorías revolucionarias que tengan una visión internacionalista, que rechacen a la izquierda y sus frentes, que sean intransigentes a la hora de poner claras las posiciones revolucionarias de nuestra clase».
Hay sin embargo un pasaje en el excelente documento de los compañeros sobre el cual quisiéramos plantear un debate. Los compañeros afirman «a medida que el proletariado ha ido desarrollando su consciencia de clase, a medida que el proletariado ha ido dejando atrás los intereses socialdemócratas y reformistas (por los que luchó cuando estaba recién en formación) y ha ido asumiendo la lucha comunista, el marxismo se ha desarrollado». Es posible que los compañeros den un alcance a este pasaje que no sea el mismo que nosotros hemos podido interpretar pues sucede a menudo que a unos mismos términos unos le dan un sentido y otros le dan otro completamente diferente. En todo caso, este debate será fructífero aunque solamente sea para aclarar los términos.
Entendemos que en la época histórica de ascendencia y apogeo del capitalismo (desde finales del siglo XVIII hasta principios del siglo XX) el proletariado podía desarrollar una lucha sistemática por reformas y mejoras de su condición y podía utilizar el parlamento y la tribuna electoral como medios transitorios en el desarrollo de su lucha y el acercamiento de la etapa donde únicamente la lucha revolucionaria por la destrucción del capitalismo estuviera a la orden del día. En esa etapa los partidos socialdemócratas jugaron un papel necesario y positivo. Marx y Engels contribuyeron activamente a su formación. Por ejemplo, el Partido Socialdemócrata Alemán (1869) o el Partido Obrero Francés, entre otros.
Es cierto que, a menudo, les dirigieron críticas muy sistemáticas, entre las que cabe destacar la Crítica al Programa de Ghota (1875), escrita por Marx ante las confusiones que en él se contenían en particular sobre la cuestión del Estado. Pero esto forma parte de la actitud que tradicionalmente ha reinado dentro del movimiento proletario: la crítica firme en vistas al desarrollo del debate, dentro de un apoyo, una solidaridad y una convergencia plenos.
De forma más general, creemos que es necesario distinguir entre lo que es la lucha por reformas y lo que es el reformismo. Mientras la primera supone una etapa necesaria de la lucha del proletariado en el contexto de la época ascendente del capitalismo, el reformismo constituye una desviación oportunista que hace de la lucha por reformas la vía utópica para una conquista pacífica de una mayoría parlamentaria que permita construir el socialismo desde las propias estructuras del mundo burgués. El reformismo fue una ilusión reaccionaria, un producto de la penetración de la ideología dominante en las filas obreras, que transformaba la necesaria lucha por reformas en un gradual encadenamiento del proletariado a los pilares del Estado burgués. Mientras Rosa Luxemburgo, Lenin etc., hacían de la lucha por reformas un momento en el desarrollo de la conciencia y el reagrupamiento de fuerzas proletarias en la perspectiva de la revolución mundial, los sectores reformistas dentro de los partidos socialdemócratas convertían la lucha por reformas en la excusa para plegarse al capitalismo, a su Estado, a su parlamento, a su pretensión de ser un sistema social "abierto a todos los ciudadanos". La traición vergonzosa de los partidos socialdemócratas en 1914 en el momento de la guerra mundial fue preparada por ese virus reformista que acabó devorando su sustancia revolucionaria.
CCI 10-12-10
Correspondencia de los compañeros del GEC
Lima, 30 de noviembre de 2010
Señores del periódico libertario "Humanidad":
Hemos podido recibir el último número de su prensa (N° 16/noviembre 2010), en el cual está publicado un artículo titulado "¿Todo el poder a los soviets?" redactado por Anselmo Pérez. En dicho artículo se describen y critican las posiciones planteadas por nuestra organización, en un conversatorio sobre la Revolución Rusa convocado el pasado octubre por la organización G.A.E.S.
El conversatorio tuvo como título "¡Todo el poder a los soviets! - por un análisis crítico de la Revolución Rusa.", convocado para el día 15 de octubre en la facultad de Ciencias Sociales de la UNMSM. Debido a que asumimos como erróneas y superficiales las descripciones que hacen sobre nuestras posiciones teórico-políticas, tenemos la necesidad de aclarar algunos puntos que creemos necesarios. En esta tarea dejamos atrás ambiciones individuales o personales; por el contrario, con esta breve respuesta queremos contribuir al debate y reflexión dentro de nuestra clase.
En la coyuntura actual se vive una aceleración y agravamiento de la crisis capitalista. Prácticamente en todos los países del mundo, el capital, ha declarado una guerra directa a las condiciones de vida de los trabajadores. La realidad es que se está incrementando y ampliando hasta el extremo el desempleo, la miseria, las enfermedades, los sufrimientos físicos y síquicos. Pero en reacción a esto, nuestra clase no hace esperar su respuesta. Como es sabido por todos, se están produciendo protestas, huelgas masivas, paros radicales, enfrentamientos directos en diversas latitudes del globo. El desarrollo de luchas en Bangladesh, Grecia, España, China, Francia, Inglaterra, etc. son la prueba fehaciente de ello. El proletariado internacional está comenzando a despertar como clase. Se está dejando de creer en la diversa fauna izquierdista (tanto legal o radical), que por muchos años se ha presentado como la defensora de los trabajadores. Se está volviendo a tomar el rumbo revolucionario que se perdió luego de la máxima experiencia de lucha y toma de consciencia de nuestra clase, como lo fue la oleada revolucionaria que surgió entre 1917 y 1921 en gran parte del mundo, principalmente Europeo. En esta etapa de despertar de nuestra clase, de retorno a las luchas masivas fuera de las barreras sindicales, donde comienzan a reaparecer las asambleas abiertas y discusiones de base, es nuestro deber como organización comunista proletaria, propiciar el debate, la discusión y la reflexión para el esclarecimiento del proletariado en su conjunto. Este es nuestro único interés al contestar sus planteamientos. Dejando claro esto, pasamos a dejar sentada nuestras posiciones sobre los siguientes puntos:
Sobre nuestra condición de clase.
En el artículo nos dan el siguiente calificativo "jóvenes estudiantes del Grupo de Esclarecimiento Comunista (G.E.C.)". Aunque este punto no sea en gran medida trascendental para comprender los principios revolucionarios de nuestra clase, es necesario dejar en claro que: los que militamos en el G.E.C. partimos, para definirnos, de nuestra condición y función social que ocupamos en el modo de producción burgués. Esto quiere decir que nos comprendemos como proletarios, no contamos con medios de producción, sólo tenemos nuestra fuerza de trabajo para vender, somos explotados y/u oprimidos por el capital y su Estado. No somos un grupo universitario o estudiantil, sino un grupo de jóvenes proletarios con consciencia de clase, que trabajamos políticamente para la abolición de las relaciones burguesas de producción, como para la destrucción de su forma política el Estado, y para la instauración consciente de la Sociedad Comunista. Obviamente el trabajo que desarrollamos no está afuera o encima de la clase, sino dentro de ella. Tenemos una visión de clase internacionalista y revolucionaria, por eso tratamos de comprender y entender consecuentemente las etapas del proceso de la lucha de clases que estamos viviendo. No nos asumimos como una vanguardia iluminada que tiene que llevar el conocimiento a los ignorantes obreros, por el contrario, nosotros somos parte de la clase, somos parte de esa mal llamada "masa", con la única diferencia que, como muchas otras minorías revolucionarias comprendemos nuestro papel histórico, ya que tenemos la perspectiva internacionalista y la teoría marxista. La clase en su lucha nos alimenta de experiencia, nos llena de conocimientos revolucionarios, nosotros los asimilamos los comprendemos, los estudiamos, los debatimos y los teorizamos, para actuar en base a la dinámica de nuestra clase en su conjunto e intervenimos planteando nuestras posiciones, que como les repetimos no son sacadas de libros o de teóricos sino de las mismas experiencias del proletariado. Con esto esperamos haber aclarado nuestra condición proletaria y no estudiantil.
Sobre el marxismo
En el artículo se menciona, sobre nuestras posiciones políticas, que "no se definen en ninguna de las clásicas tendencias marxistas (leninistas, stalinistas, maoístas, trotskystas, consejistas) sino que, al parecer, busca un camino diferente siquiera para no incurrir en los mismos errores de sus predecesores.". Aclarar este punto es vital para que se comprenda el trabajo que realizamos como minoría revolucionaria, dentro de la lucha histórica de nuestra clase. La teoría en la que nos basamos para comprender el modo de producción en el cual nos encontramos, para tener una visión profunda e histórica de la base del capitalismo, para entender la lucha de clases que produce la contradicción capital - trabajo, y tener claro la perspectiva revolucionaria del proletariado, es el marxismo. Esta teoría revolucionaria, llamada marxismo, no la asumimos como invención de Marx o de Engels, sino como la sistematización científica y viva de la lucha real del proletariado, elaborada por las minorías revolucionarias en el fragor de la lucha por la abolición de las cadenas de la esclavitud asalariada. El marxismo es una teoría viva que recoge dialécticamente el pasado y el presente de la lucha de clases, y los une en función al objetivo revolucionario y futuro del proletariado. Si afirmamos que el marxismo es una teoría revolucionaria, surgida en el calor de la lucha de clases, es porque la comprendemos como teoría para la abolición del capitalismo y la construcción del comunismo.
Para profundizar en este punto, tenemos que tener en cuenta que: a medida que el proletariado ha ido desarrollando su consciencia de clase, a medida que el proletariado ha ido dejando atrás los intereses socialdemócratas y reformistas (por los que luchó cuando estaba recién en formación) y ha ido asumiendo la lucha comunista, el marxismo se ha desarrollado. El mismo proletariado ha necesitado tener una comprensión real de su existencia, el mismo proletariado en lucha, ha necesitado romper con las ideologías idealistas y desarrollar una visión científica, materialista y dialéctica, de su existir como clase. Este empuje teórico que ha dado la clase en su lucha fue sistematizado, teorizado, conceptualizado por las minorías revolucionarias que surgen dentro de esta dinámica de lucha. Obviamente uno de los individuos que, dentro de la lucha proletaria internacional, contribuyó de manera notable en la sistematización y teorización de las lecciones dejadas por la clase fue Carlos Marx. Pero de ningún modo las posiciones que defendió salieron del aire o de su "gran inteligencia", fueron parte activa y viva de la lucha proletaria revolucionaria de la época. El punto de por qué lleva su nombre, es que justamente en los momentos en donde el proletariado rompió con el reformismo y utopía socialdemócrata, Marx contribuyo grandiosamente, a cambiar de página y mostrar el fin comunista con una base científica, explicando las relaciones capitalistas, la naturaleza del Estado y la presencia en la historia de la clase proletaria. El pasar del socialismo utópico (donde no se comprendía el modo de producción burgués, donde no se conocía al sujeto histórico revolucionario, etc.) al socialismo científico se lo debemos en general a la misma clase proletaria en lucha, pero si queremos ser exigentes y concretos, dentro del desarrollo de la lucha proletaria la figura de Marx fue de una importancia realmente significativa. El que pudo sistematizar y teorizar admirablemente las lecciones históricas que la lucha de clase iba dejando, fuera de toda mística o creencia subjetiva, fue el compañero Carlos Marx. Por eso no dudamos en dejar clara nuestra posición sobre el marxismo. No es una teoría de un hombre, sino de la clase misma, por eso se desarrolla y se nutre de la lucha proletaria.
Ahora bien, nosotros nos reivindicamos del aporte de la lucha proletaria en general, y en particular el aporte que nos ha dejado las organizaciones internacionales del proletariado: la Liga de los Comunistas donde participaron Marx y Engels (1847-52), las tres Internacionales (la Asociación internacional de los trabajadores, 1864-72, la Internacional socialista, 1884-1914, la Internacional comunista, 1919-28 - hasta su Tercer Congreso), y de algunas de las posiciones defendidas por Fracciones Comunistas que se fueron separando en los años 1920-30 de la Tercera internacional (la Internacional comunista) en su proceso de degeneración por parte de la contrarrevolución estalinista. Rechazamos por tal motivo las desviaciones leninistas, trotskistas, estalinistas, maoístas, etc. Ya que las consideramos como parte de las distorsiones que se han producido debido a la contrarrevolución surgida luego del aislamiento que sufrió la Revolución Rusa, y la derrota de la oleada revolucionaria, en 1917 al 1921 aproximadamente.
Por lo explicado líneas arriba, podemos decir que no buscamos un camino diferente al desarrollado por nuestra clase en sus luchas contra el capital. Todo lo contrario, nosotros tenemos una historia, nos respaldamos en ella para avanzar en la actualidad. El marxismo es la teoría revolucionaria, que para nosotros, sistematiza científicamente las lecciones de la lucha de clases, la dinámica del capital y las acciones actuales de la clase para llegar al comunismo.
Sobre la contrarrevolución estalinista.
En el artículo se menciona que nuestro delegado en la ponencia, el c. José Rojas, "nos hizo ver lo novedoso de su posición marxista". Pues bien señores de Humanidad, sería redundante aclarar este punto, debido al desarrollado en los párrafos precedentes, en todo caso agregaremos que el marxismo no es una teoría salida de algún grupo autoproclamado marxista. El marxismo se alimenta y crece con la comprensión de la clase de su papel histórico en la sociedad, se alimenta y crece con los aportes teóricos que se puedan hacer al sistematizar las lecciones de la lucha, etc. No creemos reinventar el marxismo, sencillamente porque el marxismo se basa en la experiencia histórica de nuestra clase.
Queremos aprovechar este punto para mencionar que, luego de la degeneración de la Revolución Rusa, de la pérdida del poder de los soviets y la monopolización del poder por parte del Partido Comunista Ruso (en el Estado), se destruyeron y degeneraron las posiciones verdaderamente marxistas. El defender el capitalismo de Estado que hubo en la U.R.S.S., plantear que el social-imperialismo ruso era el socialismo, no es parte de los intereses del proletariado, por lo tanto no tienen ninguna relación con el marxismo. El mariateguismo, por ejemplo defendió las posiciones enviadas desde Rusia por el régimen estalinista. Estas posiciones no tienen que ver nada con los planteamientos revolucionarios de la clase, por más que los defensores de Mariátegui, como este mismo sujeto, se hagan llamar las vanguardias iluminadas del comunismo.
Y es que luego de que el estalinismo, que no es sólo Stalin, sino todo un régimen social capitalista, se hizo con el poder en Rusia, destruyendo la revolución proletaria, sus posiciones fueron enviadas a todos los rincones del mundo como la consagración y desarrollo del marxismo. La II Guerra Mundial contribuyó a que la U.R.S.S. se dispare como potencia mundial junto a U.S.A., dejando el camino libre para que imparta sus manuales a diestra y siniestra dentro de nuestra clase. Este imperialismo, sólo financió guerrillas, defendió al capitalismo de Estado, explotó y asesinó en la miseria a millones de proletarios so pretexto de que el socialismo era duro, pero era el camino al Comunismo. Trotsky, hasta el día de su muerte, defendía a la U.R.S.S. y el único problema que veía en este régimen de capitalismo de Estado era al padrecito Stalin, a pesar de que los trotskistas reniegan a rabiar de Stalin, no son sino parte de la misma espada con que se mató la Revolución proletaria en Rusia. Esto no es defender nada nuevo, no es inventar una posición nueva, esto es aclarar las posiciones que el marxismo siempre ha defendido. Desde la primera organización comunista, La Liga de los Comunistas - 1847, se plantea que la organización comunista "...persigue el derrocamiento de la burguesía y el dominio del proletariado, la supresión de la vieja sociedad burguesa, basada en el antagonismo de las clases, y la instauración de una nueva sociedad sin clases ni propiedad privada".
Con esto podemos entender porque nuestra clase, ha ido a la deriva, sin recobrar su memoria histórica. El estalinismo (y demás izquierdismo) sepultó las lecciones proletarias, vistió de rojo países y obligó a los jóvenes proletarios a que defiendan posiciones que nada tenían (ni tienen) que ver con sus intereses históricos como clase. Nosotros estamos plenamente convencidos que "la emancipación de la clase obrera debe ser obra de la propia clase obrera" y no de vanguardias profesionales por más marxista y comunistas que estas se llamen.
Sobre el papel del Estado o Semi-Estado
El siguiente punto que tocaremos es un tema polémico y discutido históricamente en el seno mismo de la clase, concretamente en el movimiento de avanzada y revolucionario del proletariado, "el papel del Estado". En su artículo ustedes mencionan que "el llamado por ellos (G.E.C) "Estado proletario", no es sino un "semi-Estado", o sea un estado en extinción. Claro que Lenin también sostiene lo mismo en su obra "El Estado y la Revolución", es decir que se trataría de una recuperación de una idea olvidada por los autoritarios que han dominado hasta hoy el mundillo político "comunista"." Pues bien señores de Humanidad y lectores en general, desde la perspectiva marxista nosotros nos tenemos que basar en la experiencia histórica de nuestra clase, en su lucha, para sustentar nuestras posiciones respecto al Estado. Las relaciones capitalistas de producción, que se basan en mantener a una minoría privilegiada con el poder económico, la burguesía, que vive de la extracción de la plusvalía y de asalariar a la gran masa desposeída de la sociedad, el proletariado, privada de medios de producción y creadora de la riqueza social, son defendidas y legalizadas por el Estado burgués. Este Estado no es otra cosa que el aparato político, ideológico y militar utilizado por la clase burguesa para perpetuar su sistema de explotación y esclavitud asalariada. Ahora bien, el Estado existe dentro de las sociedad humanas cuando aparecen las diferencias de clase. Históricamente el Estado ha sido (y actualmente es) el aparato de las clase dominante para oprimir y explotar a las clase explotada (valga la redundancia). Debido a la comprensión materialista de la sociedad, podemos decir que el Estado surge con la división de la sociedad en clases; y surge como instrumento de las clases dominantes para perpetuar su explotación. Rechazamos por tal motivo, la posición reaccionaria y burguesa, de entender al Estado como un ente neutro, imparcial, etc. Los izquierdistas comprenden al Estado como un aparato neutro, que depende del partido que lo maneje y dirija. Los marxistas siempre hemos luchado, no por un querer idealista, sino por una necesidad histórica, por la abolición y destrucción del Estado de la burguesía, de su aparato de dominación económico, político e ideológico.
Por otro lado, nuestra clase en la actualidad no tiene el poder para decidir ni cambiar nada en su existencia; no tiene el poder para decidir por sí misma, depende del sistema mercantil capitalista. El proletariado solamente ha podido conseguir algún cambio social en su favor luchando como clase contra el capital y su representante político el Estado. La única forma que ha tenido y tiene el proletariado para cambiar su situación miserable en la sociedad es teniendo el poder para hacerlo, y esto sólo se puede lograr luchando contra el poder del Estado e imponiendo el poder proletario. Claro que esto es obvio, nadie en su sano juicio lo podría negar. Pero cambiar ciertas políticas capitalistas, lograr algunas reivindicaciones, etc. está muy lejos de ser una revolución social. Para que esto ocurra el proletariado tiene que tener el poder total de la sociedad, esto no quiere decir, quitarle el poder a la burguesía, sino imponer un poder revolucionario proletario para llegar al Comunismo. Esta situación se ha podido y puede concretar, sólo cuando se ha llegado a un alto nivel de conciencia de clase, cuando el proletariado se ha organizado autónomamente, cuando se ha podido comprender el papel histórico y confiar en el proyecto comunista. En estas circunstancias la clase proletaria ha ejercido y podrá ejercer por la violencia un poder autónomo, un poder para abolir su forma explotada de existencia. Los consejos obreros, los comités de fábrica, las organizaciones proletarias barriales, han desplegado en momentos álgidos de lucha un poder alternativo al del Estado burgués, un poder que ha surgido de las entrañas de la clase para luchar contra las cadenas de la explotación. Este poder proletario es completamente diferente al poder opresor y explotador de la burguesía. Por eso dejamos claro que si bien asumimos la formación de un Partido Comunista Mundial, negamos tajantemente que sea este el que ejerza su poder, por el contrario es el proletariado mismo que con un alto nivel de conciencia de clase se organiza e impone sus necesidades revolucionarias y colectivas contra las formas mercantiles de producción del capitalismo. Esto fue lo que surgió en la Revolución Rusa, el poder de los soviets. Lo que tenemos que tener claro, y es donde probablemente deslindemos con el anarquismo en general, es que este poder tiene que estar organizado y coordinado por un aparato que facilite la ejecución y administración de los intereses de los soviets, consejos obreros, comités de fábrica, etc. Este aparato se encargará de cumplir intransigentemente los fines que necesite el proletariado como clase para abolir la explotación por completo. A este proceso nosotros le llamamos dictadura del proletariado, o periodo de transición del capitalismo al comunismo; y al aparato que se encargará de llevar a cabo la imposición de los intereses del proletariado sobre los intereses del capital le decimos Semi-Estado. Por qué Semi-Estado, porque los Estados cumplen el papel de oprimir y explotador, el Semi-Estado no explotará a ninguna clase, por el contrario, será el instrumento de la clase proletaria y sólo servirá a sus fines revolucionarios. El Semi-Estado no será del Partido Comunista, sino será un órgano de la dictadura de los consejos obreros, una dictadura contra el rebrote capitalista, contra la reacción que quiera destruir la revolución proletaria, contra la ideología burguesa todavía imperante, como contra el capitalismo que siga existiendo en el mundo. Y es que el comunismo es mundial o no puede existir, por lo tanto la lucha ejercida por nuestra clase debe estar coordinada y centralizada, para poder combatir al capitalismo como un solo puño.
Luego de aclarar este punto, es conveniente mencionar que no tenemos, a profundidad una postura clara sobre el papel del Partido Comunista dentro del Semi-Estado. Y en general, hay muchos puntos por debatir, muchos puntos por estudiar, y diversos problemas que solucionar, esto sólo podrá resolverse con el debate, la discusión, el esclarecimiento, el conocimiento de la teoría marxista, y con el trabajo político-práctico de la lucha proletaria. De todas maneras les damos nuestras apreciaciones hasta donde las podemos defender y fundamentar, teniendo como base el desarrollo histórico de la dinámica de la lucha de nuestra clase.
Sobre el debate como arma del proletariado y el despertar de la clase.
Para finalizar, y en relación a un punto que tocan en su artículo sobre nuestra disposición a "celebrar reuniones o acciones conjuntas con los anarquistas", les mencionamos a los lectores en general que el proletariado necesita debatir, necesita repropiarse de su historia como clase. Necesita tener confianza en su revolución, necesita luchar autónomamente contra el capital, fuera de las garras de la izquierda, de los partidos oficial que se hacen llamar Comunistas o Socialistas. Nuestra clase no tiene nada que perder, excepto sus cadenas. Por eso es menester de las minorías revolucionarias, de los sectores de avanzada de la clase, que comprendemos la dinámica de la lucha, que comprendemos las relaciones sociales de existencia del capitalismo establecer lazos de debate y discusión. Nosotros estamos dispuesto a debatir con minorías revolucionarias que tengan una visión internacionalista, que rechacen a la izquierda y sus frentes, que sean intransigentes a la hora de poner claras las posiciones revolucionarias de nuestra clase. Asegurando que la lucha del proletariado es contra las relaciones capitalistas de explotación, y no contra algún país o alguna multinacional o empresa capitalista. Vemos con entusiasmo que la actual lucha de nuestra clase nos revela una etapa combativa y revolucionaria. La perspectiva comunista crece a cada instante, con cada huelga masiva, con cada rechazo a seguir los parámetros de los sindicatos serviles al capital, las minorías revolucionarias comienzan a salir, a criticar todo el pasado vergonzante a la que arrastro el estalinismo. Lo mejor que podemos sacar del pasado son las lecciones, aprender de ellas y avanzar por el camino revolucionario, hacia la emancipación del trabajo del yugo del capital, hacia el Comunismo.
Estamos seguros que hay muchísimos otros puntos que no hemos podido profundizar con estas breves líneas. Es un hecho que han quedado muchos cabos sueltos en las posiciones que hemos vertidos en el recorrido del texto. Pero es así la teoría proletaria, no está resumida en un manual o en un escrito, sino que está viva y se desarrolla junto a la lucha del proletariado, a su lucha de clase, que no sólo se manifiesta en las acciones directas o prácticas sino también en la lucha teórica por comprender las lecciones dejadas en combate. Resumimos esto con una cita de Carlos Marx, sacada de su libro "El 18 Brumario de Luis Bonaparte", Cap. I: "...las revoluciones proletarias, ...se critican constantemente a sí mismas, se interrumpen continuamente en su propia marcha, vuelven sobre lo que parecía terminado, para comenzarlo de nuevo, se burlan concienzuda y cruelmente de las indecisiones, de los lados flojos y de la mezquindad de sus primeros intentos, parece que sólo derriban a su adversario para que éste saque de la tierra nuevas fuerzas y vuelva a levantarse más gigantesco frente a ellas, retroceden constantemente aterradas ante la ilimitada inmensidad de sus propios fines, hasta que se crea una situación que no permite volverse atrás y las circunstancias mismas gritan: demuestra lo que eres capaz de hacer."
Esperamos recibir las críticas, alcances y preguntas correspondientes. El debate está abierto.
Grupo de Esclarecimiento Comunista - G.E.C.
Esta valiente participación ha sido tomada por un periódico burgués de gran circulación -el Daily Mail- para publicar un artículo donde acusa a nuestra sección de manipular a jóvenes inexpertos y de ser una "organización francesa" que se dedicaría a sembrar el virus de la revuelta entre los jóvenes.
Como dicen nuestros camaradas, mueve a la carcajada tan fantasiosa acusación. Somos una exigua minoría y nuestra influencia es ínfima, carecemos de los "poderes sobrenaturales" que nos se nos atribuyen, pero, sobre todo, ese no es nuestro método. No nos consideramos los inductores de los movimientos de nuestra de clase, no pretendemos crear sus respuestas. Nuestra función -conforme a la que ha sido siempre en el movimiento comunista- es contribuir activamente al desarrollo de la conciencia, la solidaridad y, por tanto, de la fuerza de la clase obrera.
Tenemos claro sin embargo cual es el móvil de semejante tipo de campañas. Crear un ambiente que justifique y propicie la represión. De ahí que sea importante la solidaridad con nuestra sección y con el compañero que es denunciado nominalmente en la infame gacetilla del periódico. Defendiéndolos, defendemos la capacidad de todos los revolucionarios internacionalistas, defendemos la lucha de la clase obrera.
El 22 de noviembre, el diario Daily Mail publica en su página Web un artículo "analizando" la resistencia de los estudiantes de secundaria y de los universitarios ante al aumento de las tasas escolares. Este diario "acusa" nominalmente a nuestra Organización de ser uno de los protagonistas principales de los bloqueos y ocupaciones del último periodo en ese país. Nuestros camaradas que viven en Inglaterra han respondido de inmediato, evidentemente.
Publicamos aquí la traducción del artículo del Daily Mail y la respuesta de World Revolution, órgano de prensa de la CCI en Gran Bretaña1.
El artículo del Daily Mail:
Estudiantes combativos han bloqueado las puertas de los Institutos como reacción al aumento de las tasas escolares
"Estudiantes combativos unen sus fuerzas a los comunistas franceses para bloquear, con piquetes, las entradas de los centros ingleses de secundaria, exhortando a los alumnos, que apenas llegan a los quince años, a ponerse en huelga en contra de las tasas escolares.
Los partidarios del "uso legítimo de la fuerza" se han unido a los miembros de la Corriente Comunista Internacional (CCI) para movilizar a niños que están aun en edad escolar, en un intento de detener la subida de las tasas.
Los activistas quieren difundir octavillas en los centros escolares de todo el país durante la jornada de lucha prevista para el miércoles.
Más de veinte mil jóvenes se han inscrito para participar en una "huelga nacional" el miércoles; la mayoría son escolares de enseñanza secundaria y estudiantes de formación profesional.
La apoya el grupo Education Activist Network (EAN) el cual ha convocado una reunión, el sábado en el Birkbeck College de Londres, para planificar la protesta.
En esa reunión participó por lo menos un miembro de la CCI.
La CCI tiene una larga tradición de acción directa que se inició en las protestas estudiantiles que paralizaron Francia, en 1968.
El cabecilla del EAN es Marc Bergfeld, de 23 años, quien ha potenciado la utilización de la "fuerza legítima" para derribar el Gobierno y llamado a "levantar barricadas en las escuelas".
M. Bergfeld, que frecuenta la Universidad de Essex, declaraba en la reunión del sábado: "Lo que podéis hacer, entre hoy y el día 24, es repartir octavillas fuera de las escuelas para que [otros] sepan qué es lo que estamos haciendo. De esta manera podrán unirse a vosotros ese día".
También asistieron empleados del Ayuntamiento y de la Sanidad, maestros y profesores de la Universidad".
Nuestra respuesta:
Nuestra primera reacción a este artículo en el Daily Mail fue de hilaridad general, después pensamos: "No hay publicidad mala" y acabamos preguntándonos ¿Qué hay detrás de todo esto?
La teoría del complot, del periodismo burgués, que no puede de ninguna manera considerar como posible un verdadero movimiento de rebelión que venga de la base y que necesita siempre un Moriarty2 diabólicamente astuto tejiendo su tela de araña en la sombra, tiene una larga historia; se remonta seguramente a la época de Marx y de la Primera Internacional. Por entonces, la prensa capitalista fustigaba habitualmente a la Asociación Internacional de Trabajadores, acusándola de azuzar cualquier acto de resistencia contra el orden burgués; lo mismo le daba la huelga local más pequeña que la poderosa Comuna de París de 1871.
Es bien cierto que la Internacional tenía bastante influencia en esta época pero no era nada comparada con la versión exagerada que transmitían los servidores de la clase dirigente.
La CCI somos un grupo minúsculo. Participamos en la lucha de clases de la mejor manera que nos lo permiten nuestras fuerzas y, ¡sí!, hemos participado activamente en bastantes de las discusiones, reuniones y, manifestaciones que forman parte del actual movimiento de los estudiantes contra las tasas escolares y la abolición del pago del EMA3. Efectivamente, estuvimos presentes en la reunión de EAN, citada. Estamos orgullosos de pertenecer a una organización internacional (lo que, evidentemente, es algo distinto de ser sólo francesa) y se puede decir, con certeza, que nuestros orígenes se remontan a la enorme oleada de huelgas que sacudió Francia en mayo de 1968.
No pretendemos ser los organizadores del movimiento actual -pensamos que este no es nuestro papel. Por otra parte no hay muchos motivos para polemizar con el Daily Mail pues le tiene sin cuidado saber si es verdad o no si sus redactores creen que han descubierto verdaderamente la fuerza secreta que está detrás de la rebelión actual de la juventud obrera en el Reino Unido.
La verdadera razón de ese artículo y otros similares es otra: Han aparecido recientemente cierto número de artículos del mismo género refiriéndose a grupos anarquistas como Solidarity Federation y Anarchist Federation a quienes señalan como los organizadores de la ocupación y asedio del Partido Conservador, en noviembre de 2010. Han llegado incluso, transcurridos ya estos hechos, a publicar en el Daily Telegraph un artículo particularmente pernicioso en el que se pone en evidencia a una persona que interviene en el foro internet Libcom -e incluso a su padre- insinuando, sin prueba alguna, que eran responsables directos de los desmanes causados en el barrio Millbank .
"Explicaciones" de esta índole buscan desacreditar a los revolucionarios y las organizaciones revolucionarias, mostrándolas como algo siniestro, intentando destrozar cualquier atractivo que pudieran tener y creando, en fin, una atmosfera desde donde puedan ser atacadas directamente por las fuerzas del orden. En fin, que, por ejemplo, nosotros estaríamos propugnando la "fuerza legítima" y estaríamos dispuestos a utilizar a inocentes escolares en nuestros proyectos diabólicos. Y por supuesto cabría preguntar ¿Por qué, si somos extranjeros, se nos debe tolerar aquí?
El "kettling" (acorralamiento, ndt) de la manifestación de los estudiantes del 24 de noviembre en Londres ha sido una escandalosa demostración de fuerza destinada a intimidar un movimiento que la burguesía no está convencida si podrá contener -concretamente, porque no sigue las reglas habituales de compromiso e implicación que los sindicatos y la izquierda deben, normalmente, imponer.
Las insinuaciones contra los anarquistas y los comunistas son expresión del carácter reaccionario de la clase dirigente y corresponden a la necesidad que tiene de bloquear un proceso emergente de politización en los jóvenes; una politización que amenaza con ir más allá de la falsa de oposición que les ofrece, en bandeja de plata, la izquierda del capital.
Tras todo esto no hay necesariamente una conspiración, un complot: esta forma de reacción es, para la clase dirigente, casi tan "espontánea" como una manifestación organizada en Facebook. Pero lo que ocurre es que de este proceso la burguesía también tiene su conciencia y es un hecho que nuestros dirigentes aprenden de lo que ha pasado antes y de lo que les pasa a otros. Por ejemplo: tienen delante las imágenes de Grecia y de Francia donde, en los reciente movimientos contra la austeridad, todos hemos visto a pequeñas pero bien visibles minorías proponer cuestiones de importante calado político: la autoorganización y la extensión de las luchas, el futuro que la sociedad capitalista nos reserva,... En Gran Bretaña, los estudiantes están planteando, igualmente, la cuestión del futuro y, como es natural, la clase dirigente prefiere evitar que se esfuercen por sentirse parte de un movimiento que marcha en la dirección de la revolución.
World Revolution (27 de noviembre 2010)
1 https://en.internationalism.org/ [167]
2 Moriarty, enemigo jurado de Sherlock Holmes, gran criminal dispuesto siempre a cualquier complot o juego sucio
3 EMA, sistema de ayudas (becas, préstamos,...) a la enseñanza en Gran Bretaña
Una oleada de luchas ha recorrido el país de arriba abajo: huelgas en las universidades y en la formación continuada; también entre los estudiantes de las escuelas universitarias y los liceos, ocupaciones de una larga lista de universidades, así como multitud de reuniones para discutir como proseguir la lucha,... La revuelta de los universitarios y otros estudiantes contra el alza de las tarifas escolares y las tasas EMA continúa. Los estudiantes y todos los que les secundan acuden a las manifestaciones con entusiasmo fabricándose ellos mismos sus pancartas e ideando sus propios eslóganes. Para muchos de ellos es la primera vez que participan en un acto de protesta. Muchos son también los que se implican en encontrar formas nuevas de organizar las manifestaciones. Estas huelgas, manifestaciones, y ocupaciones han sido todo menos los manidos actos que acostumbran a montar los sindicatos y las organizaciones de la izquierda "oficial". Por el contrario hemos asistido a un despliegue de iniciativas y de imaginación como las concentraciones espontáneas, la invasión de la sede del partido conservador en Millbank, los desafíos al cerco policial de las manifestaciones, así como la ocupación de ayuntamientos y otros centros públicos,... y otras tantas expresiones de esta actitud abiertamente rebelde. Hasta el extremo de que la condena por parte de Porter Aaron - presidente del Sindicato Nacional de Estudiantes (NUS) - de las manifestaciones de Millbank, le valió tal cantidad de críticas que se vio obligado a disculparse inmediatamente.
Este clima de resistencia, a duras penas controlado, inquieta a quienes nos gobiernan. Prueba de ello es el nivel de la represión policial que se ha empleado contra las manifestaciones. El 24 de Noviembre, en Londres, miles de manifestantes fueron sitiados por la policía apenas minutos después de partir de Trafalgar Square. Y, a pesar de algunas tentativas exitosas de romper ese cerco, consiguieron tener bloqueados a miles de manifestantes durante horas y padeciendo un intenso frío. En un momento dado la policía a caballo se lanzó a atravesar la multitud concentrada. En Manchester, en Lewisham Town Hall y en otros sitios, ha habido testimonios muy similares en cuanto a la brutalidad de las fuerzas policiales. Después de los sucesos de Millbank, los periódicos se han dedicado a su habitual papel, publicando las fotos de los supuestos "vándalos" y elucubrando historias terroríficas sobre grupos revolucionarios que se aprovecharían de los jóvenes británicos mediante su maléfica propaganda. ¡Esa es la verdadera naturaleza de la democracia baja la que vivimos!
La revuelta estudiantil en Reino Unido es la mejor respuesta que puede darse a quienes dicen que la clase obrera de este país sigue estando pasiva ante el torrente de ataques que le lanza este gobierno - en continuidad con los que lanzó el anterior -, y que atañen a todos los aspectos de la vida de los trabajadores: los despidos, los salarios, la sanidad, el desempleo, las prestaciones de invalidez, y también la educación. Es una advertencia a los dirigentes que hay una clase explotada que no acepta su lógica de sacrificios y de austeridad. A este respecto los estudiantes británicos se hacen eco de las luchas masivas que han sacudido Grecia, Francia e Italia, que amenazan con estallar en Irlanda, Portugal, y tantos otros países.
Pero ante la peor crisis de su historia, la clase capitalista no puede hacer otra cosa que hacer oídos sordos a nuestras exigencias. Si nos atacan a muerte no es por razones ideológicas, sino obedeciendo la lógica material misma de su moribundo sistema. Por ello, para arrancarles la más mínima concesión, incluso aunque sea momentánea, hemos de levantar nuestra mayor fuerza, lo que nuestros explotadores más se temen: una clase obrera organizada, unida y consciente de por lo que lucha.
Esto no es una utopía, sino algo que se está desarrollando ante nuestros ojos. La capacidad de autorganización se pone de manifiesto en la multitud de iniciativas que se están tomando en la calle, o en la fuerte insistencia que hay en las ocupaciones, y en general en todas las reuniones, para que las decisiones se tomen colectivamente, rechazando las manipulaciones que pretenden los aspirantes a burócratas aunque estos digan pertenecer a la "izquierda". Igualmente la tendencia a la unificación de la clase obrera se percibe en la participación en las asambleas que tienen lugar en los centros universitarios que se han ocupado, de profesores, padres de alumnos, jubilados, trabajadores de otros sectores y parados; y en que estos también se suman a las manifestaciones de estudiantes, de igual modo que estos se suman a los piquetes de la huelga del metro. Y otro tanto podemos decir respecto a la conciencia de cuáles son los objetivos del movimiento que se manifiesta tanto en la formulación de exigencias claras para el presente, y también de una creciente conciencia de que esta sociedad capitalista ya no puede ofrecer un porvenir a la humanidad.
Pero hemos de seguir discutiendo de cómo hemos de continuar estos esfuerzos que apenas están en sus inicios. Desde nuestro punto de vista basado, pensamos, en las experiencias pasadas y presentes de la clase obrera, hay toda una serie de medidas que deben ponerse en marcha desde ahora misma, aunque la forma en que se haga pueda variar de un lugar a otro. Y son:
Para que sigamos controlando de verdad la lucha, y para hacer eficaces las decisiones que se toman colectivamente y no impuestas desde arriba, tenemos que organizar reuniones masivas en los distintos centros de enseñanza, y que éstas estén abiertas a la participación de los estudiantes y de los empleados. Todos los comités o las coordinadoras que hablen en nombre de estas reuniones deben ser elegidos y revocables.
Hemos de establecer vínculos directos entre los distintos centros. No dejar esta coordinación en manos de los aparatos sindicales o de líderes autoproclamados.
Para extender el movimiento más allá del sector de la educación, los estudiantes necesitan ir en busca de trabajadores asalariados de las fábricas, de las oficinas y de los hospitales más próximos, y pedirles que vengan a las reuniones, que se unan a las ocupaciones y a las manifestaciones, que marchemos juntos incorporando sus reivindicaciones a una lucha común contra la austeridad y la represión.
David Cameron (el primer ministro británico) no para de repetirnos que todos vamos en un mismo barco. Él, desde luego, va en el mismo barco que su clase social, su Estado y sus partidos, incluido el partido laborista, tanto liberal-demócratas como conservadores. Todos ellos sí van en ese mismo barco de salvar el sistema capitalista a nuestra costa. Nosotros, en cambio, estamos unidos a todos los explotados y los oprimidos por este sistema en todos los países del mundo. Hoy estamos unidos para defendernos contra una más bestial explotación. Mañana nos uniremos para acabar con la explotación.
2/Diciembre/2010
En lo que parecía ser un plácido puente de vacaciones únicamente alterado por el mal tiempo, hemos asistido al dramático espectáculo del "caos aeroportuario", y en consecuencia, la proclamación, por primera vez desde la muerte de Franco, del Estado de alarma y la militarización de los controladores. Estos, acobardados, vuelven al trabajo teniendo que soportar la vigilancia de la Guardia Civil.
Tres años después de su inicio, seguimos bajo lo que se reconoce como la peor crisis de la historia del capitalismo. La guerra de las monedas y, especialmente, la crisis de la deuda soberana que afecta a España de lleno, constituyen los nuevos jalones de esta degradación nunca vista.
La única medicina que tiene el Capitalismo es atacar las condiciones de vida de todos los trabajadores, declararles una guerra sin cuartel a todos y a todo. Símbolo de esa cruda realidad es que cada vez que los "famosos mercados" piden sangre, el Gobierno complaciente adopta nuevas medidas contra los trabajadores. Irlanda, Portugal, Gran Bretaña, son, entre otros muchos países, el teatro de tremendos planes de austeridad que, como dice el premier británico, Cameron- tan admirado por el impasible Rajoy- acarrean para la mayoría SANGRE, SUDOR Y LAGRIMAS.
Aquí en España, las medidas de febrero 2010 dieron paso al recorte del sueldo a los funcionarios en junio, el cual a su vez abrió la puerta a la Reforma Laboral, impuesta en septiembre. ¡Pero no hay tregua! El 1 de diciembre, Zapatero anunciaba nuevas andanadas: la eliminación del subsidio-limosna de 426 € a los parados y la privatización parcial de AENA que pone en cuestión 12 mil puestos de trabajo. La Reforma de las Pensiones era anticipada al próximo enero...
Esta es pues la cruda realidad: la guerra de una minoría de privilegiados y del Gobierno a su servicio contra la gran mayoría de la población. Pero durante unos días, por obra y gracia de una astuta provocación gubernamental y de una feroz campaña mediática, la realidad ha sido puesta patas arriba: era un colectivo, los controladores, quienes partían en guerra contra los ciudadanos tomándolos como rehenes en su pulso con el "Gobierno de la nación". Nuestros cerebros se han visto ocupados por ese único monotema y todo lo demás quedaba sepultado en el olvido, incluso un hecho tan preocupante como que el Banco de España reconociera el pasado lunes que el 40% de los parados viven en hogares donde ninguno de los miembros trabaja.
Uno de los principios de la estrategia militar consiste en dividir y desmoralizar al adversario antes de la batalla. El Gobierno sabe muy bien que los continuos palos que propina a los trabajadores van a acabar provocando respuestas, por ello necesitaba previamente tomar a alguien como cabeza de turco para sembrar la división y someterlo a un escarmiento ejemplar que intimidara y erradicara toda tentativa de protesta en el resto.
Los controladores son para ello el colectivo ideal. Los Gobiernos de González y sobre todo el de Aznar, con el convenio de 1999, les habían puesto una jaula de oro corporativa, no tanto por generosidad sino, por el papel estratégico e imprescindible que desempeñan en el tráfico aéreo y, sobre todo, para devaluar el papel de los pilotos y del personal del vuelo que hoy han visto sensiblemente rebajados sus sueldos, traspasando a los controladores el seguimiento de vuelos, la separación de aviones, la guía de aterrizaje o despegue, que antes se hacían desde los propios aviones. El convenio de 1999 otorgaba al sindicato de controladores, el USCA, atribuciones muy amplias en la contratación y la organización del trabajo, reforzando de esta manera la mentalidad de privilegio y de poder corporativo.
A cambio de estos mimos los trabajadores realizan un trabajo súper especializado en el más total aislamiento, soportando una elevada presión que incluye entre otras la exigencia de responsabilidades penales, obligados a realizar continuas horas extra para cubrir los picos de vuelos y a frecuentes traslados de un aeropuerto a otro, todo lo cual ha hecho que ostenten el triste récord de ser la primera profesión en enfermedades mentales, depresión, ansiedad, estrés...
En el fragor de la batalla mediática, prensa, radio y TV, han ocultado cuidadosamente estos hechos para poner todo el énfasis en los sueldos multimillonarios, la jubilación a los 52 años etc. Pero sobre todo HAN SILENCIADO LO MAS IMPORTANTE: desde febrero 2010, este colectivo está siendo sometido a medidas brutales que sirven de banco de pruebas para luego aplicarlas a los demás trabajadores. En esa fecha se les aumentaba la jornada laboral en un 33% y los sueldos eran recortados en un 30%.
El 3 de diciembre, UN DIA ANTES DEL PUENTE, el Gobierno con un repentino decreto ley encendía la mecha: las bajas laborales y los días de permiso tenían que ser recuperadas con horas de trabajo adicionales a añadir a las 1670 pactadas. Era una trampa que colocaba a los trabajadores en el disparadero: o callarse o protestar en un momento especialmente sensible para el público.
En realidad, no han sido los controladores quienes han echado un pulso al gobierno sino que ha sido éste quien les ha sometido a una maniobra cuidadosamente orquestada y preparada. No han sido los controladores quienes han protagonizado conscientemente una "huelga salvaje" como han exagerado los media, sino que se han visto impelidos a una huelga pasiva de brazos caídos completamente individualizada. Aunque las cosas han sido presentadas como un enfrentamiento de los controladores con los numerosos viajeros atrapados en los aeropuertos, ambos han sido víctimas de una maniobra de gran calado dirigida contra el conjunto de la clase obrera.
Tanto el Ministro Blanco el viernes, como el Vicepresidente Rubalcaba el Sábado han declarado que «sabían lo que se estaba preparando»; es más, el primero ha dicho que «el PP estaba informado». El vicepresidente dio la callada por respuesta cuando los periodistas le preguntaron en la rueda de prensa del sábado ¿por qué el decreto ley que empujaba a los controladores a la protesta se hizo precisamente el día antes del puente? .
Tras el decreto, las medidas se han sucedido con una precisión de reloj suizo. A las 20,30 h del mismo viernes, El Sr. Blanco anuncia que "utilizarán toda la fuerza de la ley para acabar con esta situación". Una hora después, el rey firma en la cumbre iberoamericana un nuevo decreto de control militar del tráfico aéreo. Y todavía una hora más tarde, el Presidente del gobierno, Sr. Zapatero, que, inexplicablemente para todos los medios, no había asistido a esa cumbre, firma un nuevo decreto de militarización de los controladores. Para las 9h de la mañana siguiente, se convoca un consejo de ministros que declara el estado de alarma. ¡Tres decretos ley y una declaración de estado de alarma en menos de 24h! ¡Cuesta creer que todo ello ha sido una reacción en caliente al pulso de los controladores!
Los resultados están a la vista: la militarización de un colectivo de trabajadores y la declaración del Estado de Alarma. Una medida a la que era muy aficionado el dictador Franco ha sido retomada no por la derechona de Aznar sino por el "socialista" Zapatero.
EL PRECEDENTE YA HA SIDO ESTABLECIDO. A partir de ahora, luchas obreras significativas serán chantajeadas con la amenaza de militarización y de declaración del Estado de Alarma. Con el mayor descaro, el Señor Rubalcaba, ha declarado que es perfectamente constitucional trabajar con el aliento de un guardia civil en el cogote o bajo la vigilancia del ejército.
La maniobra orquestada a cuenta de los controladores no supone solo un ataque político y económico, encierra igualmente un golpe moral de profundas consecuencias.
Con total unanimidad, desde la extrema derecha neoliberal de Inter Economía hasta la "izquierda moderada" de El País, emisoras de radio, cadenas de TV y periódicos, partidos y grandes sindicatos, han rivalizado en la escalada de insultos y medias verdades arrojados a unos controladores puestos en la picota. Han espoleado la mentalidad de caza de brujas en los ciudadanos y un tertuliano ha llegado a decir: «sí usted tiene un vecino controlador llame a su puerta para afearle su indigna conducta».
Durante la edad media, los señores feudales organizaban ceremonias terribles donde individuos o grupos sociales eran sometidos al escarnio público. Era un escarmiento ejemplar utilizado con carácter disuasorio y, al mismo tiempo, esos infelices servían como chivo expiatorio para que el pueblo, convertido en populacho, descargara sobre ellos su frustración y sufrimientos.
Estas bárbaras prácticas volvieron con la primera guerra mundial y sobre todo ante las tentativas de revolución proletaria internacional. Los bolcheviques fueron sometidos a salvajes campañas de persecución y linchamiento público antes de la revolución de octubre 1917 acusados falsamente de "espías alemanes". En 1919 la socialdemocracia alemana, para detener la revolución, asesinó a Rosa Luxemburgo sometida previamente a una increíble campaña de calumnias. Los nazis hicieron de los judíos y de los obreros combativos, los chivos expiatorios modernos. Lo mismo hizo Stalin con la vieja guardia bolchevique y especialmente con Trotski.
Sería un error subestimar y banalizar la campaña contra los controladores. El daño moral causado, la humillación propinada, provocan sufrimientos incluso mayores que una paliza o una tortura. ¿Con qué cara van a acudir los controladores a la tienda de la esquina o van a compartir ascensor con el vecino del inmueble? ¿Qué despropósitos van a escuchar sus hijos de sus compañeros de colegio?
¿Podemos pensar que todo va a limitarse a los controladores?
¡Rotundamente no! Recordemos como en febrero fueron utilizados como conejillos de Indias para imponer los recortes salariales y que esto preparó el terreno a la rebaja salarial en junio de los funcionarios. La recuperación de las bajas laborales que hoy se impone a los controladores dará paso, más pronto que tarde, a la aplicación de esa medida a otros colectivos como por ejemplo en la Sanidad donde se viven situaciones igualmente límite.
¿Podemos crear que otros colectivos de trabajadores están al abrigo de nuevas campañas de difamación?
De nuevo y con la misma rotundidad pensamos que no. Las leyendas urbanas que circulan sobre los parados (que "son unos vagos que no quieren trabajar", que "son unos pillos que cobran subsidio y trabajan en negro") ¿podemos descartar que no aporten la munición para someterlos a una campaña mediática? Los tópicos sobre los funcionarios (tendrían el puesto de trabajo asegurado de por vida, se escaquean yéndose a comprar al Corte Inglés...) ¿no constituirán en el momento adecuado las flechas con los que asaetarlos? ¿Podemos echar en saco roto la violenta campaña que, la Señora Aguirre y el Señor Rubalcaba, tan distantes aparentemente, lanzaron contra los trabajadores en huelga del Metro de Madrid?
Divide y vencerás decían los romanos. Hoy han ido a por los controladores, mañana irán a por los parados, a por los funcionarios, a por los jubilados. EN REALIDAD ESTAN YENDO A POR TODOS LOS TRABAJADORES. ¿Qué son si no la Reforma Laboral, la Reforma de las Pensiones, la eliminación de los 426 €, la productividad a los funcionarios y el larguísimo etcétera de "reformas" que tienen en la recámara?
Nuestra única fuerza posible es la SOLIDARIDAD. Abandonar a los controladores es abandonarnos nosotros mismos, es dejar que nos aplasten y humillen paquete por paquete.
Los controladores han sido víctimas de un espejismo que ha facilitado las cosas al Gobierno. Parecería que su capacidad para paralizar todo el tráfico aéreo, les permitiría con una simple huelga de brazos caídos poner aquel de rodillas. Pero ha sido justamente lo contrario: han sido los controladores quienes han sido puestos de rodillas. ¿Por qué?
En primer lugar porque los trabajadores tenían el enemigo en casa. Se trata de "su" sindicato, el USCA, que los encadenaba a un insensato y suicida corporativismo a la vez que negociaba bajo mano con el gobierno. La fotografía de sus directivos tomando tranquilamente unas cervezas en lo más acerbo del conflicto muestra mejor que mil explicaciones cual es el campo que defienden.
En segundo lugar, porque la mera presión sobre los transportes o la producción apenas hace daño a los capitalistas y al Gobierno. La crisis y la descomposición social reinantes, hacen que la propia economía y sociedad capitalistas funcionen de manera cada vez más caótica y desordenada. En muchas ocasiones quedarse en la mera paralización del trabajo ofrece a los empresarios una oportunidad de oro para reducir los enormes stocks acumulados. Un acto de presión de un grupo aislado de trabajadores no solo es ineficaz porque añade más leña al fuego de desorden "normal" sino porque permite a Gobiernos, medios de comunicación y capitalistas, hacerlos aparecer como los culpables del desorden existente.
Una lucha eficaz no puede discurrir por esos cauces. Como mínimo y como punto de partida, la lucha necesita dos condiciones. La primera es que sea organizada, controlada, seguida y llevada, por los trabajadores mismos, a través de Asambleas Generales Abiertas a los demás trabajadores. Sin la participación, la iniciativa, el criterio propio, el compromiso y el entusiasmo de los trabajadores, la lucha está condenada al fracaso. Una lucha que es confiada a las "manos expertas" del sindicalismo es un combate perdido.
La segunda es ganar la solidaridad, el apoyo, la participación activa, de los demás trabajadores. Lo que de verdad pone de rodillas al poder establecido es una lucha que se extiende, que suscita la simpatía de la mayoría. Cuando los trabajadores se unen, comparten los debates, los anhelos, las voluntades comunes, cuando las barreras del sector, la empresa, la corporación, son derribadas y aparece una clase obrera unida, embrión a su vez de la unión general de toda la humanidad, entonces la relación de fuerzas frente al Capital y su Estado cambia radicalmente y estos se muestran como lo que son en realidad: una minoría de privilegiados que viven a nuestra costa. En cambio, cuando un grupo de trabajadores aislados pretende arrinconar al gobierno con la mera presión económica, el Estado y los media a su servicio pueden fácilmente arrinconarlos y derrotarlos al presentarlos como una minoría que intenta secuestrar a la mayoría. Es el propio Estado quién se fortalece apareciendo como el garante de los "derechos de todos".
CCI 5-12-10
Somos un grupo de asalariados de diferentes sectores (ferroviarios, enseñantes, informáticos...), de parados y de precarios. Durante las recientes huelgas en Francia, nos hemos reunido en una Asamblea General Interprofesional -al principio en los andenes de una estación de tren (Gare de l'Est, en París), y después en el local de una Oficina de empleo. Queríamos reagrupar lo más ampliamente posible a los trabajadores de otras localidades de la región parisina. Puesto que ya estábamos hartos del colaboracionismo de los sindicatos, que nos llevaba una vez más a la derrota, hemos querido organizarnos por nosotros mismos, para tratar de unificar los sectores en huelga, extender la lucha, y que sean los propios huelguistas los que controlen su lucha
A la guerra social de los capitalistas, los trabajadores tienen que oponer una lucha de clases
En Gran Bretaña, en Irlanda, en Portugal, en España, en Francia... en todos los países nos atacan duramente. Nuestras condiciones de vida se degradan.
En GB, el gobierno Cameron ha anunciado la supresión de 500.000 empleos en la función pública, recortes de 7000 millones £ en los presupuestos sociales, el aumento al triple de las matrículas universitarias, etc....
En Irlanda, el gobierno Cowen acaba de reducir el salario mínimo a la hora más de un euro y las jubilaciones el 9%.
En Portugal, los trabajadores se confrontan a una tasa de desempleo récord. En España, el "muy socialista" Zapatero, no para de recortar sustancialmente los subsidios de desempleo y las ayudas sociales y sanitarias...
En Francia, el gobierno continúa la caza a nuestras condiciones de vida. Tras las jubilaciones, es el turno de la sanidad. El acceso a los servicios sanitarios se hace cada vez más difícil para los trabajadores: cada vez hay que pagar más por los medicamentos, aumenta el costo de los seguros privados, se suprimen puestos de trabajo en los hospitales públicos. Como todos los servicios públicos (Correos, gas, telecomunicaciones), los hospitales se desmantelan y se privatizan. Resultado: millones de familias obreras ya no pueden tratar sus problemas de salud.
Esta política es vital para los capitalistas. Frente al desarrollo de la crisis y el hundimiento de sectores enteros de la economía capitalista, aquellos encuentran cada vez menos mercados que sean la fuente de beneficios para sus capitales. Y también por eso se ven presionados a privatizar los servicios públicos.
Sin embargo, la capacidad de los nuevos mercados en términos de salidas productivas, es más limitada de lo que exigen los pilares de la economía mundial como la construcción, el automóvil, el petróleo... Y no permitirán, aún en el mejor de los escenarios, un nuevo desarrollo económico salvador.
En ese contexto de hundimiento, la lucha por los mercados será más y más encarnizada entre los grandes trust internacionales. Dicho de otra manera, será una cuestión de vida o muerte para los inversores de capitales. En esa lucha, cada capitalista se refugiará detrás de su Estado para defenderse. En nombre de la defensa de la economía nacional, los capitalistas tratarán de encadenarnos a su guerra económica.
En esa guerra, las víctimas son los trabajadores. Puesto que tras la defensa de la economía nacional, cada burguesía nacional, cada Estado, cada empresario, trata de reducir sus "costes" para mantener su "competitividad". Concretamente no cesarán de intensificar los ataques contra nuestras condiciones de vida y de trabajo. Si les dejamos hacer, si aceptamos apretarnos más el cinturón, esos sacrificios no acabarán nunca y llegarán hasta poner en cuestión nuestras condiciones de existencia.
¡Trabajadores!, neguémonos a dejarnos dividir por empresa, sector o nacionalidad. Rechacemos participar en esa guerra económica de una y otra parte de las fronteras. Luchemos juntos y unámonos en la lucha. La consigna que lanzó Marx está plenamente de actualidad: "Proletarios de todos los países, ¡Uníos!".
Los trabajadores hemos de tomar la lucha a cargo
Hoy los trabajadores de Grecia, de España, los estudiantes de Inglaterra, están en lucha y están en el punto de mira de los gobiernos, de derecha e izquierda, que están al servicio de las clases dirigentes. Y como nosotros en Francia, os tenéis que enfrentar con gobiernos que reprimen violentamente a los trabajadores, a los desempleados, a los estudiantes.
En Francia este otoño hemos querido defendernos. Éramos millones en la calle para rechazar pura y simplemente este nuevo ataque. Nos hemos batido contra esa nueva ley de pensiones y contra todas las medidas de austeridad que nos afectan de lleno. Hemos dicho ¡No! Al aumento de la precariedad y la pobreza.
Pero lo sindicatos nos han conducido a la derrota, impidiendo activamente la extensión del movimiento huelguista:
La Intersindical no ha rechazado nunca la ley sobre las jubilaciones, al contrario, incluso ha repetido que era "necesaria" e "inevitable". Según ella habríamos debido contentarnos con pedir a su lado "más negociaciones gobierno-patronal-sindicatos", "más ajustes de la ley para una reforma más justa y equitativa"...
Para luchar contra todos estos ataques, solo podemos contar con nosotros mismos. Por lo que nos concierne, hemos defendido en este movimiento la necesidad de que los trabajadores se organicen en sus lugares de trabajo en asambleas generales soberanas y se coordinen a escala nacional, para dirigir el movimiento huelguista eligiendo delegados revocables en todo momento. Sólo una lucha animada, organizada y controlada por el conjunto de trabajadores, tanto respecto a los medios como a los objetivos, puede crear las condiciones necesarias para la victoria.
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Sabemos que esto no se ha acabado; los ataques van a continuar; las condiciones de vida van a ser más y más difíciles y las consecuencias de la crisis del capitalismo van a empeorar. Por todo el mundo se plantea la necesidad de luchar. Para eso hemos de tomar confianza en nuestras propias fuerzas:
Somos capaces de tomar las luchas a cargo y de organizarnos colectivamente
Somos capaces de debatir abiertamente y fraternalmente, liberando "la toma de palabra".
Somos capaces de controlar verdaderamente el desarrollo de nuestros debates y la toma de decisiones.
Las asambleas generales no deben estar dirigidas por los sindicatos, sino por los mismos trabajadores.
Vamos a tener que batirnos para defender nuestras vidas y el futuro de nuestros hijos.
Los explotados del mundo entero son hermanos y hermanas de una sola y única clase.
Solo nuestra unión por encima de las fronteras pondrá las condiciones para destruir este sistema de explotación.
Los participantes de la Asamblea General interpro "Gare de l'Estt et Île de France"
Para contactarnos: [email protected] [170]
Publicamos a continuación un texto de los compañeros del Grupo de Lucha Proletaria - Organización AnarcoPunk (Perú) que se hacen eco y apoyan calurosamente el Llamamiento a los asalariados, desempleados, estudiantes y precarios de Europa1.
Saludamos la iniciativa de los compañeros que forma parte de una dinámica de debate internacionalista que contribuye a que dentro de la clase obrera se vaya forjando una conciencia de que su combate es internacional, que sus experiencias de lucha en cualquier sector o país pertenecen al proletariado mundial en su conjunto y las lecciones de las mismas lo refuerzan en todos los países.
Compartimos las posiciones y análisis de los compañeros. Un lugar importante de su reflexión lo constituye la cuestión sindical sobre la cual sus comentarios son muy acertados. En particular señalan algo importante: «los sindicatos son el Estado dentro de la clase obrera».
Al principio de su texto, los compañeros afirman «los trabajadores tienen que ser capaces de tomar el control en sus propias luchas y dejar de lado la colaboración de los sindicatos (excluirlos de las luchas)». Es posible que el sentido que dan los compañeros a la formulación "excluir los sindicatos de las luchas" sea el de llevar un combate tenaz por arrebatarles el control y la dirección de las luchas, el deshacer una tras otra sus maniobras y trampas, el protegerse contra la represión que sin duda desencadenarán cuando las luchas escapen a sus garras, la defensa de compañeros más combativos frente a las campañas de calumnias que sin duda lanzarán.
Si ese es el sentido, estamos plenamente de acuerdo, aunque si se le da una interpretación literal es evidente que se trata de un objetivo imposible de alcanzar hasta la revolución proletaria, porque los sindicatos son el baluarte último del Estado burgués y su destrucción y exclusión de la lucha obrera acompañará a la destrucción revolucionaria de aquel.
CCI 31-12-10
1 Ver https://es.internationalism.org/node/3016 [171]
¡ANTE LOS ATAQUES DEL CAPITAL RESPONDAMOS CON UNIDAD Y LUCHA!
Saludamos los esfuerzos realizados por los compañeros de la asamblea general Interprofesional que luchan en Francia, y demás compañeros que luchan en Europa y el resto del mundo. Las luchas de los trabajadores en este periodo se vienen dando cada vez más y aunque entendemos que nuestras respuestas aun no están al nivel de la magnitud de los ataques del capitalismo, los trabajadores intentan poner en práctica su solidaridad, su unidad en las luchas que enfrentan día a día en plena crisis mortal del capitalismo. Debemos seguir sacando las lecciones de las luchas, compañeros. Y en ese sentido estamos de acuerdo con ustedes, cuando dicen:
De que los trabajadores tienen que ser capaces de tomar el control en sus propias luchas y dejar de lado la colaboración de los sindicatos (excluirlos de las luchas).
La discusión abierta es de vital importancia en todas las asambleas generales que se organicen. Nos parece un ejemplo vivo y dinámico de organización que la clase necesita en todos los momentos de su lucha, es un aspecto inherente a él, ya que es allí donde se desenvuelve y conduce la dirección de sus luchas y sus objetivos.
Hemos observado en informes y luchas del proletariado por todo el mundo, como por ejemplo en los debates de las asambleas generales en Francia, como lo exponen muy bien en su informe compañeros: donde todos muestran su descontento y donde la palabra es tomada por todos los trabajadores, discuten las preocupaciones del momento y rompen con esas mal llamadas "asambleas populares" convocadas por los sindicatos, en donde solo la palabra lo tiene la dirigencia, para negociar después a espaldas de la clase. Por consiguiente afirmamos que los sindicatos son armas de la burguesía y son el estado dentro de la clase obrera; ya que su único papel es separar a los proletarios de sus perspectivas y objetivos; porque saben que el proletariado es la única clase capaz de hacer frente a los ataques de la Burguesía.
Por eso compartimos su informe cuando expresan que las asambleas generales no deben estar dirigidas por sindicatos, si no por los mismos trabajadores, porque seguir al arma de la burguesía como son los sindicatos, significa siempre dirigirnos a la derrota, a la división, al fracaso de nuestras luchas .Ante las circunstancias de la lucha de clases en el periodo actual: los obreros deben de tomar a cargo sus combates, organizando por si mismo las asambleas generales y decidiendo colectivamente las consignas y las reivindicaciones, eligiendo delegados revocables en todo momento y enviando delegaciones masivas a discutir con los trabajadores de los centros más próximos, las fabricas, las universidades, los centros administrativos, los hospitales......para animarlos a sumarse al movimiento masivo....
La crisis del sistema capitalista se ha agudizado mas y en este sentido coincidimos con los que expresan "que esto no se ha acabado aun" ,"los ataques van a continuar", "las condiciones de vida de los trabajadores van a ser mas y mas difíciles" y "las consecuencias de la crisis del capitalismo van a empeorar por todo el mundo" ....porque el capitalismo es el primer y único sistema mundial donde ha unificado la producción y el mercado mundial; por lo tanto donde todas las medidas que hagan las burguesías en un país u otro, repercutirán en el conjunto de la economía mundial a la larga o la corta, llevando a la clase obrera a una situación insostenible de precariedad y miseria.
El capitalismo es un sistema moribundo, hemos vivido muchas crisis y cada vez más nos empujan a peores condiciones de vida. La clase obrera siempre paga los platos rotos con más desempleo, precariedad a todo nivel, reducción y congelación de salarios, planes de austeridad, recortes y un largo etc. Por esto ¡este maldito sistema no nos garantiza nada... nada bueno!
Recuperar la confianza en sí mismos, es recuperar la confianza en nuestra luchas, en la medida que lo hagamos le haremos frente al enemigo contundentemente y nos pondremos cada vez más al nivel de sus ataques, con mayor respuesta de nuestra parte contra ellos.
Por otro lado también se hace necesario ...la herramienta teórica de la clase obrera que a través de su experiencia y en la perspectiva de su objetivo histórico, avanza progresivamente ,con altibajos ,hacia una toma de conciencia que es la condición indispensable para su emancipación ,como toda reflexión humana la que preside el desarrollo de la conciencia proletaria no es un proceso lineal y mecánico ,sino contradictorio y crítico, que plantea necesariamente la discusión y la confrontación de argumentos para su posterior unidad......
Suele ser aun muy difícil tomar el control de las luchas por los trabajadores mismos, eso es uno de las trabas que frenan el camino, pero la clase obrera está desarrollando a escala lenta y modesta su combate, porque está comenzando a recuperar su confianza en sí misma, y aunque aun no es suficiente en el periodo actual, va demostrando capacidad y potencialidad como clase revolucionaria, por que el porvenir pertenece a la lucha de clases.
Abrazos fraternos
¡Proletarios de todo los países del mundo uníos!
CCI On line 2011
A LOS CAMARADAS MILITANTES DE SANORYUM Y AL CONJUNTO DE LA CLASE OBRERA COREANA
Hemos leído con estupor lo que está aconteciendo en las vidas de ocho militantes proletarios ejemplares quienes están sufriendo en carne propia y de manera directa la acción vil, criminal y cobarde del Estado de Corea del Sur.
¿Qué diferencia puede existir entre este Estado y aquél a quién la burguesía surcoreana llama Estado terrorista, que sume en miseria y hambre a la población, controlado por la camarilla guerrerista alrededor de Kim Il Sum y familia, y que la burguesía "democrática y parlamentaria" gusta nombrarla como Estado Comunista? Para nosotros proletarios militantes por el comunismo no existe ninguna diferencia, ambos Estados representan a su manera los mismos intereses, el interés de explotar a la clase trabajadora y sacarles la última gota posible de plusvalía antes de que sus cuerpos dejen de funcionar para beneficio de sus respectivas burguesías nacionales.
Decir que los conflictos que conservan el Norte y el Sur son apariencias, es negar el hecho real y manifiesto de que producto del caos en la producción, las relaciones burguesas de propiedad, la competencia desenfrenada que desemboca en un mercado global cada vez más estrecho por la superproducción, la entrada del capitalismo a su decadencia tras la primera carnicería mundial y con ella la instauración del Capitalismo de Estado, transforman las relaciones entre las naciones en relaciones entre imperialismos, en donde las burguesías se juntan bajo su Estado para enfrentar al resto de imperialismos y así poder disputarles mercados, ya por la mañosa negociación de los empréstito, ya por el sometimiento militar o ambas. Hoy por hoy, desde la crisis permanente desatada a finales de los 60s, la descomposición a profundidad de todo el andamiaje capitalista tras el derrumbe del bloque "soviético" generando con mayor fuerza la tendencia de "cada uno para si", arrastrando a toda la humanidad al paroxismo del nacionalismo pretendiendo hundir a la humanidad en el abismo bárbaro de la guerra imperialista. La barbarie, solución que presenta en permanencia la burguesía y sus acólitos en vista de la imposibilidad de salir del atolladero de la crisis y sus convulsiones igualando "al mago que ya no es capaz de dominar las potencias infernales que ha desencadenado con sus conjuros" (Manifiesto Comunista); a esta perspectiva es que los compañeros de Sanoryum se manifiestan en total oposición, y por ello, por oponerse a la irracionalidad burguesa y su convocatoria a la muerte, nuestros camaradas serán juzgados y sentenciados.
Sepan camaradas proletarios de Sanoryum, ustedes no están solos; su voz de protesta ante el terror del Estado Capitalista (sea democrático-parlamentario o neo estalinista seudo estado obrero, socialista, anti-imperialista, etc.) es escuchada por todos los trabajadores del mundo; nuestra clase no ha sido derrotada, retomando el camino de la lucha de clases dejó claro cual será el sendero marcado en 1968-Francia; y desde entonces los escenarios del enfrentamiento álgido han pasado por: 1980-Polonia; 2003-Francia y Austria; 2006-Francia; 2007- Oleada de protestas cruzan el orbe: Egipto, Inglaterra, Turquía, Francia, España, Dubai; 2008 fue ardiente: Rusia, Irlanda, Bélgica, Suiza, Italia, Grecia, Rumania, Turquía, Israel, Irán, Emirato de Bahrein, Túnez, Argelia, Camerún, Swazilanda, Venezuela, México, Estados Unidos, Canadá, y China; 2 009-Grecia, Inglaterra y Turquía; 2010-Grecia, España, Inglaterra, China; lo que va el nuevo año Túnez, Líbano, Jordania, etc. A la medida de los ataques de la burguesía y sus acólitos representados por los partidos de la izquierda del capital, los izquierdistas de toda ralea y los sindicatos; la clase ha planteado en perspectiva la necesidad de incrementar la unidad entre los proletarios, a tomar sus luchas entre sus manos sin la participación de los sindicatos, a promover Asambleas Soberanas independientes del aparato sindical e izquierdista, y a ir confiando cada vez más en sus fuerzas, en la posibilidad de un futuro totalmente diferente, un futuro a la medida de los sueños.
No construimos castillos en el aire; somos marxistas, abrazamos el socialismo científico como método y tenemos confianza en nuestra clase, fidelidad con su lucha y su programa comunista, así como al internacionalismo proletario; tenemos la seguridad de que nuestra clase ha empezado a recomponer la confianza en sus fuerzas y en su perspectiva de futuro y por añadidura a retomar la solidaridad entre los proletarios en medio de su enfrentamiento con la burguesía y sus acólitos; lo hemos visto en Inglaterra, y en las luchas que todavía retumban en los oídos de la burguesía francesa a finales del año pasado.
Camaradas no se desanimen, hoy por hoy, en ustedes se resume la resistencia y el grito enardecido de millones que pugnan por una vida mejor, de un futuro para sus hijos; camaradas ustedes son ejemplo de dignidad y de lo que será el hombre del mañana; viven presente en nuestras mentes y en cada acto en que refrendemos nuestra protesta ante lo que la burguesía nos quiere hacer pagar por sus frenéticos deseos de enriquecerse, estarán ustedes en primer fila, alentándonos a no traicionar, a no doblegar ante la bestia sórdida del Capitalismo y sus abyectos beneficiarios: La burguesía y sus acólitos.
Expresamos nuestro total apego a su lucha, que es la lucha de todos los trabajadores del mundo, nuestra solidaridad con vuestras familias que sufren profundamente estos hechos y no duden de la certeza de vuestra postura, el caminar es tortuoso pero lo que nacerá de este proceso de parto será la SOCIEDAD HUMANA, EL COMUNISMO.
NUCLEO DE DISCUSION INTERNACIONALISTA EN ECUADOR
NDIE
Enero, 28 de 2011
Después de varias semanas analizando, los planteamientos y propuestas del grupo ATTAC en lo que respecta a materia económica, les traigo a todos los lectores las conclusiones a las que he llegado. Con esto, mostrare y fundamentare el peligro que siembra tales planteamientos para el pueblo español y mundial, además, demostrar su verdadero rostro “revolucionario” y “anti-capitalista”.
En la página web de ATTAC, tenemos a la mano una gran cantidad de artículos referentes a los problemas financieros que hoy afronta el capitalismo como sistema económico. La que escribe, he tomado en cuenta artículos puntuales y directos, evitando así, tomar artículos redundantes. Además de ello, ver que los escritores de tales artículos pertenezcan al Consejo Científico de ATTAC, como otros de ATTAC Andalucía, Valencia, Argentina y el del Presidente de Honor de ATTAC Francia. Entremos.
Los planteamientos de ATTAC solo muestran un espíritu reformista, irreal y servil para el sistema económico que dice atacar. Podemos ver un ejemplo de ello en un artículo escrito por el Señor Vencen Navarro del Consejo Científico de ATTAC llamado: El Banco Central Europeo no es un banco central: ahí está el problema de la crisis de la deuda pública. Centrémonos en un párrafo del artículo:
“Un Banco Central tiene como misión comprar la deuda pública del Estado donde el Banco Central está asentado, protegiéndola frente a los especuladores (los llamados “mercados financieros”) (…)”
Lo demás que sigue a esta cita, es redundante, así que analicemos detenidamente. Es verdad que un Banco Central hace ello cuando tiene demasiada deuda, en América Latina se ha hecho eso, especialmente en Sur América. Pero al parecer el señor Navarro no menciona las consecuencias que ello conlleva, ¿Cómo compra el Banco Central aquella abultada deuda? Lo hace imprimiendo más dinero del que normalmente tiene, por lo general, hace ello, además de los impuestos para poder comprar tamaña deuda. ¿Qué consecuencias trae esto para ti ciudadano? Que haya demasiado dinero circulando y que ello conlleve a una inflación creciente, debido a que, el dinero pierde valor adquisitivo, a esto sumemos una devaluación de la moneda, la inestabilidad monetaria que conllevaría a peores consecuencias; un ejemplo de lo que puede acontecer es lo ocurrido en España a finales de los años 70’s, pero hoy, debido a la gran cantidad de población las consecuencias serían mucho más graves. ¿Es una solución? No, solo es solucionar un gran problema para entrar en otro gran problema.
“(…) Los Estados de la Eurozona cuyos Bancos Centrales no pueden ahora comprar su propia deuda pública tienen un problema grave, pues pierden una baza muy importante para prevenir al Estado frente a la especulación. Y para debilitarlo todavía más, el mal llamado Banco Central Europeo tampoco puede comprar sus bonos públicos (…)”
El señor Navarro reniega que los Bancos Centrales no puedan comprar su propia deuda, ¿pero es posible ello? No. Un ejemplo claro es Ecuador, donde, los ATTAC griegos toman como ejemplo a imitar, el presidente Rafael Correa, hizo que el Banco Central Ecuatoriano compre su propia deuda ¿y cómo lo hizo? Escondiéndose, utilizando empresas fantasmas pues los bancos centrales tienen prohibido comprar su propia deuda (podemos ver ello en el documental Deudocracia ). ¿Qué consecuencias tuvo para el gobierno Ecuatoriano tal acto? Relativamente ninguna, quizás una movida de los índices de inflación. ¿Entonces es viable? No, Ecuador puede darse esa opción porque no tiene una moneda local, la moneda que tiene el Ecuador es el dólar norteamericano. ¿Qué consecuencias podría traer si Ecuador tuviera su propia moneda? Una inflación creciente, y ello conllevaría a una devaluación de la moneda, que mejora a las inversiones privadas; pero dañan y merman el bienestar de los consumidores, además de ello hay que ver los impuestos que han de pagar los ciudadanos ecuatorianos con una moneda devaluada lo que conduce a un impuesto nominal muy alto. Una pregunta podría hacerle al señor Navarro ¿Si el banco tiene deudas, vende sus deudas, y el mismo las compra?
“(…) Cuando un Estado, como EEUU o Gran Bretaña, tiene falta de recursos, su Banco Central imprime dinero y con ello compra deuda pública. El Banco Central Europeo, sin embargo, no provee liquidez (es decir, dinero) a los Estados, sólo puede proveerla a los bancos. Y así hace siempre, como ahora. Quiere salvar a los bancos, pero no a los estados (…).
Todo ello se debe al enorme poder de los bancos. (…)”
Aquí, le preguntaría al señor Navarro ¿ya pues, es culpa de la banca o del sistema económico? En un artículo de Pagina/12 que figura en la página web de ATTAC, Los Dilemas de Ollanta, alaban al señor Ollanta e incluso nombran a los indignados: “(…)Cuando los “indignados” de España exigen una democracia verdadera están reaccionando ante la degradación política causada por las políticas de ajuste y estabilización del FMI y del BM.(…)”, Y después escriben: “ Y sus enemigos (de Ollanta Humala): la oligarquía y las transnacionales, ambas sostenidas por Washington, son demasiado poderosos como para desafiarlos sin preparar cuidadosamente la batalla.
Pero es un hombre que ha denunciado como pocos las injusticias que desde tiempos inmemoriales se perpetran en el Perú, y hay razones para suponer que será fiel a tan nobles sentimientos. (…)”.
Pues bueno, creo yo y también el lector; que si ATTAC coloca un artículo en su página web es porque lo aceptan, es decir lector, si tienes una página web con una posición o política, y pones en ella un artículo de otra persona; es porque compartes la opinión de la otra persona, o si no, pues, aclaras que no compartes la opinión de esa persona en una nota debajo del artículo, pero ATTAC no lo ha hecho, por ende, ATTAC comparte lo dicho por Pagina/12.
Pues bueno señores, debo de desilusionarlos o mejor dicho de desenmascararlos, el señor Ollanta Humala ( presidente actual del Perú ), es tan fiel a sus sentimientos anti-imperialistas que mientras se desarrollaba la asamblea general de la ONU, el invitaba a las grandes transnacionales a invertir el sucio capital imperialista yanqui en el Perú, además que su primer ministro es el señor Salomón Lerner, quien apoyo al señor Alejandro Toledo quien creía en la política que critica Pagina/12 “El “efecto derrame” es una superstición astutamente fabricada por los propagandistas del imperio(…).”. ¿El problema es de la banca o del sistema económico? El señor Ollanta Humala de tendencia centro-izquierda ha dejado intacta en la Constitución Peruana, la misión del Banco Central de Reserva del Perú que es la de dar liquidez a los bancos privados y hasta el momento no ha hablado ni criticado aquella misión.
“(…) Y los dogmáticos neoliberales que están causando tanto daño continúan con sus recetas, con la arrogancia del talibán que se cree victorioso yendo de derrota en derrota. Tienen grandes cajas de resonancia en España y continúan insistiendo en que España no sale de la crisis porque no recorta su gasto público suficientemente. (…)”
Esto más bien parece la lucha entre girondinos y jacobinos durante la Revolución Francesa; emancipadora del capitalismo. Las medidas de los neoliberales no funcionan, es verdad. Pero las medidas “alternativas”, “anticapitalistas” que proponen vosotros, solucionan el problema de los neoliberales pero abren un gran problema; devaluación, inflación, encarecimiento de los productos, ¡un atentado contra la calidad de vida de la población europea! ¿Por qué mejor no aceptan que el problema es el capitalismo y no una de sus fases, el neoliberalismo?
“¿Por qué este diseño del Banco Central Europeo?”
“El BCE y la estructura de la Eurozona se habían creado para dar estabilidad monetaria a la Eurozona cuando el tratado Bretton Woods se colapsó. Cuando el Presidente Nixon de EEUU decidió terminar con tal tratado, se creó una gran inestabilidad monetaria (…)”
Hay que recordarle al señor Navarro, que el motivo del colapso de Bretton Woods y la inestabilidad monetaria fueron el resultado de la fuga de capitales en búsqueda de mercados (que es la propia dinámica del capitalismo) que de forma sínica los economistas han tratado de ocultar y echarle la culpa a los precios del petróleo. Tomemos ahora un párrafo que está más adelante.
“Pero la pregunta que debe hacerse es: ¿Por qué se estableció el BCE con estas limitaciones? La respuesta es que el euro se estableció en un momento de gran dominio político y hegemonía intelectual del neoliberalismo. (…)”
Esta es una mentira de las más grandes, a ver, el Bretton Woods establecía una paridad de cambio teniendo como universal wealth al dólar en lugar del oro, pero los Estados Unidos habían impreso demasiados dólares en el mundo además de la fuga de los capitales en busca de mercados; ello llevo a que Nixon tenga que devaluar el dólar, y, como el comercio internacional utilizaba el dólar como dinero mundial, tal decisión de Nixon creo un total caos en el comercio mundial; y es allí donde nace el Euro para asegurar la supervivencia del capitalismo, asegurando un área donde el comercio podría reanudarse de forma satisfactoria. Así que, ¡por favor señor Navarro! No venga a decir falacias a las personas.
(Proponen 2 soluciones)
“que se presione para que las instituciones europeas cambien, yendo hacia un sistema más federal con cambios muy sustanciales, incluyendo el cambio del BCE en un Banco Central (…)”
Por federal, se puede entender muchas cosas digamos que la solución es política, pero económicamente será lo mismo. El Banco Central Europeo si emite bonos como un Banco Central, algún agente lo comprara, y cuando tal agente lo compre, el Banco Central tendrá que pagarle a ese agente el bono ( la deuda + el interés ) ¿y lo siguiente que es? ¿Devaluación de la moneda? ¿Inflación del IPC? ¿Estanflación de la economía?
“La otra alternativa a nivel europeo es que España considere muy seriamente salirse del euro, permaneciendo en la UE. Es cierto que la salida del euro crearía grandes problemas, pero hay que recordar que Argentina (cuando rompió la paridad de su moneda con el dólar, en contra de los deseos del FMI), pasó seis meses malos cuando se salió del sistema centrado en el dólar, pero después creció considerablemente.
Mi preferencia es la primera alternativa, pero si ello no fuera posible, creo que la segunda debiera al menos debatirse. Lo que sí tiene que quedar claro es que continuar con las políticas que se están siguiendo (que se acentuarán todavía más si el PP gana las próximas elecciones) España va hacia un suicidio económico.”
Es de aplaudir que el señor Navarro acepte que la salida del Euro de España es muy peligrosa, no solo para el Euro sino para la economía mundial, o sea, al capitalismo. También porque prefiera la primera alternativa. Digo aplaudir pues al menos reconoce que lo mejor para el sistema capitalista, repito, lo mejor para el sistema capitalista, es hacer lo primero. Argentina tampoco se puede tomar como modelo, hoy, con una inflación del 10% y que piense pagar su deuda con sus reservas es solo el resultado de ver a donde nos conduce seguir con este sistema económico.
Si el PP o el PSOE toman medidas, ¿nos beneficiaremos los trabajadores, campesinos y trabajadores-pequeño empresarios? No, solo miseria y hambre nos trae llevar este sistema económico sobre nuestros hombros. El capitalismo tanto se ha acercado al borde, que ya es hora de darle un empujoncito.
La solución es sencilla señor Navarro, crear una economía solidaria donde no exista la dictadura del capital y el dinero, donde no exista poder económico ni poder burocrático, sino el poder ciudadano emancipado del económico y el burocrático.
Muchos compañeros están preocupados por el accionar de los sindicatos: sabotean las luchas; firman todo lo que gobierno y patronos les piden; dividen y enfrentan entre sí a los obreros. Su comportamiento suscita muchas dudas y desconfianzas en sectores obreros.
Ahora bien, la determinación de su naturaleza no puede realizarse de manera empírica e inmediata, partiendo únicamente de las canalladas que nos vienen haciendo. Se hace necesaria una comprensión teórico-histórica que es el método con el que el marxismo enfoca las cuestiones. Hemos de ver los sindicatos desde sus orígenes, tomando en cuenta las diferentes etapas por las que han pasado, situando esa evolución en el contexto de la evolución del capitalismo y de la lucha de clases.
Para realizar lo anterior vamos a abordar -en forma de notas- las siguientes cuestiones[1]:
Origen y surgimiento de los sindicatos en el periodo 1840-1880
Evolución de los sindicatos en la etapa de apogeo del capitalismo: 1880-1914
Aparición del sindicalismo revolucionario
La actuación de los sindicatos en la guerra y la revolución: 1914-1923
La actuación de los sindicatos desde entonces
Para una comprensión teórica abordaremos dos cuestiones que inciden sobre la comprensión del sindicalismo:
Decadencia del capitalismo
Capitalismo de Estado. Absorción por parte del Estado del conjunto de la sociedad civil.
Los sindicatos fueron creados por la clase obrera en el periodo que va entre 1830 y 1870. Tenían una doble función:
Alcanzar mejoras y reformas de la condición obrera dentro de los límites de las relaciones de producción capitalista. Estas mejoras y reformas eran no solamente posibles en aquella época histórica -capitalismo ascendente- sino que además estimulaban su desarrollo.
Actuar como centros de reagrupamiento masivo de los obreros para desarrollar su lucha, su conciencia y su solidaridad[2]
En la fase que va desde 1880 a 1914 el capitalismo llega a su apogeo, es el periodo que las crónicas mundanas registran como la "Belle Epoque". Este medio ambiente influye ideológicamente en el movimiento obrero alentando ilusiones reformistas de conquistas infinitas y de un cambio pacífico. Su peso sobre los sindicatos es muy fuerte: la primera de sus funciones -obtener mejoras y reformas dentro del marco capitalista- se ve hipertrofiada mientras que la segunda función (centros de reagrupamiento obrero y por tanto posibilidad de funcionar como "escuelas de comunismo", según el análisis de Marx) se ve cada vez más relegada. Todo es supeditado a la primera función y se llega a dejar de lado la movilización colectiva de los obreros privilegiando la "sabias gestiones" de los dirigentes sindicales.
Esto impulsó de manera irresistible la burocratización y la institucionalización de los sindicatos, alejándolos progresivamente de su base. Los Estados burgueses más inteligentes favorecen y aceleran ese proceso ofreciéndoles la integración en todo tipo de comités paritarios, de organismos de "reforma social" etc., que los van atando a las estructuras estatales.
Dos signos alarmantes de este proceso fueron denunciados por Rosa Luxemburgo: la vergonzosa conducta de los sindicatos belgas en la huelga general de 1902 y la actitud de los sindicatos alemanes sobre el debate de la huelga de masas en 1906.
Frente a esta degeneración, sectores del proletariado impulsan la formación de sindicatos revolucionarios:
- Plantean sindicatos únicos por sector frente a la estructura tradicional de los sindicatos de oficio
- Rechazan el parlamentarismo y el sindicalismo tradicional y propugnan que los sindicatos se constituyan en los órganos de la revolución concibiendo esta como una toma de poder de la economía.
Aunque es una respuesta obrera al problema real de la degeneración oportunista de la socialdemocracia y la creciente capitulación de los sindicatos, el sindicalismo revolucionario no constituye ninguna solución. En la rúbrica sobre el sindicalismo revolucionario, la CCI ha hecho una crítica de esta experiencia[3].
El periodo 1914-23 constituye uno de los momentos más importantes de la historia. En el corto lapso de 10 años se concentran vertiginosamente la Guerra Mundial -manifestación extrema del hundimiento del capitalismo en su decadencia-, la Revolución Proletaria -respuesta de la clase obrera e intento de abrir una nueva sociedad- y la contra-revolución burguesa que finalmente triunfará sumiendo el mundo en una cadena de crisis y barbarie que se prolonga hasta hoy.
La conducta de la inmensa mayoría de los sindicatos fue la de alinearse claramente con el capitalismo: primero apoyando sin ambages la guerra y erigiéndose en sargentos reclutadores de carne de cañón en las filas obreras; segundo, cerrando filas con el Estado burgués ante las tentativas revolucionarias en una serie de países. Esta conducta los convirtió en baluartes del Estado burgués.
Para comprender esta integración generalizada e irreversible en el campo capitalista es necesario verlo en el marco de 2 nociones clave: decadencia y capitalismo de Estado.
Al convertirse el capitalismo en un sistema social en declive las contradicciones que están en su propia naturaleza se agudizan hasta el extremo y se hacen insolubles lo que se traduce en violentas convulsiones no solamente en el terreno económico (crisis) sino igualmente en la guerra, el militarismo, la política, la vida social. En este marco, el capitalismo no puede asegurar una progresión gradual de la condición obrera sino que, por el contrario, más allá de momentos de prosperidad o estabilidad que siempre son relativos, tiende a atacar a muerte el conjunto de sus condiciones de existencia. Ello quita toda la base que sustentaba la primera función de los sindicatos que apenas pueden ofrecer alguna conquista -siempre frágil y temporal- y, en la mayor parte de las ocasiones, deben participar en la imposición a los obreros de los peores sacrificios.
Junto a esa razón hay otra que es la tendencia al Capitalismo de Estado. Es esta una tendencia universal del capitalismo en su periodo de decadencia y que se manifiesta bajo diferentes formas, básicamente dos: la "liberal" mediante una fusión más o menos formal de la burocracia estatal y la gran burguesía y la "socialista" que se apoya sobre la estatización más o menos completa de la economía. En ambos casos, el Estado se convierte en el garante último de la supervivencia de la sociedad capitalista para lo cual somete a su puño de hierro el conjunto de la sociedad convirtiéndose en un monstruo totalitario que extiende sus tentáculos sobre todos los aspectos de la vida social, empresa que puede tomar igualmente dos formas: Democracia o Dictadura abierta.
En este contexto se hace imposible la existencia de organizaciones de masas permanentes que agrupen a los trabajadores. Ello hace imposible la segunda función que tenían los sindicatos en sus orígenes: constituir centros de reagrupamiento de los obreros. Al contrario, los sindicatos se integran activamente en el Estado Capitalista del que se convierten en su principal valedor frente a los obreros. En el periodo histórico de la decadencia del capitalismo, las organizaciones de masas que crea la clase obrera tienen un origen y una dinámica muy diferente del sindicalismo y solo pueden sobrevivir como órganos revolucionarios. Es la experiencia de los Consejos Obreros que -como Lenin planteó en 1917- solo tienen sentido si se orientan hacia la toma del poder[4].
A partir de ese marco teórico e histórico que necesariamente hemos expuesto de forma muy resumida, podemos comprender la acción actual de los sindicatos, su naturaleza y su función en la sociedad.
A pesar de la baja afiliación que tienen, los sindicatos juegan un papel importante en la vida social. Ello es una manifestación del capitalismo de Estado. El capitalismo de Estado se ha desarrollado hasta la exacerbación, invadiendo todos los rincones de la vida y absorbiendo todos aquellos elementos que le puedan ser útiles para la preservación global del sistema capitalista y establecer toda clase de cortafuegos para impedir la irrupción del proletariado en la escena social. A los sindicatos le pasa como a la iglesia, que a pesar de la disminución del número de curas y feligreses, y con el apoyo estatal, sigue teniendo un desproporcionado protagonismo e influencia en la vida pública. Los sindicatos están alojados en centenares de organismos estatales y paraestatales, tanto nacionales como internacionales, forman parte de algunos Consejos de Administración de las empresas[5], detrás de cada uno de los miles de acuerdos -ataques- que a todos los niveles afectan a las condiciones de vida de los obreros está la firma sindical. Es más, incluso en áreas que antes eran bastantes exclusivas de los gobiernos de turno, como la fijación y valorización de las pensiones, la edad de la jubilación, la formación profesional y un largo etcétera, los sindicatos tienen un grado de intervención, mediación, e integración en el Estado, sin precedente.
En base a esa función dentro del aparato estatal, los sindicatos realizan dos funciones:
- una "moderada" o "institucional" consistente en responsabilizarse de la economía nacional y de los intereses de la empresa, el sector, la corporación etc. Ellos no ven jamás "clase obrera" sino una suma de ciudadanos obreros desglosada por empresas, sectores, regiones, corporaciones, categorías etc. En función de semejante visión conciben a los obreros como los "socios" productores mientras que los capitalistas serían los "socios inversionistas"[6]. Todo esto se engloba en lo que llaman la dinámica de la negociación.
- otra "combativa" y de "lucha" que parte de la misma premisa que la anterior: es decir, los obreros serían "ciudadanos" de un sector, de una empresa, de una corporación, y sus objetivos serían los de obtener lo mejor para la empresa, el sector y la economía nacional. La lucha no se plantearía entre las necesidades como seres humanos de los obreros[7] y las necesidades del Capital como relación social y por tanto en su plasmación de empresa, sector o nación. La lucha según el planteamiento sindical se daría entre los obreros que serían los más consecuentes defensores del interés de la empresa, del sector y la nación, y los capitalistas -tomados como individuos o a lo sumo como corporaciones trasnacionales- cuyo egoísmo y ansia de ganancias pondrían en peligro el interés de la empresa y de la economía nacional. Todo esto se englobaría en lo que llaman dinámica de movilización.
Ambas dinámicas no son opuestas sino complementarias. Un sindicato con la misma lógica que firma pactos y clava puñaladas traperas contra los intereses obreros plantea "movilizaciones" cuya finalidad no es otra, en última instancia, que facilitar las condiciones para la firma de esos pactos y la realización de esos golpes por la espalda.
Los grandes sindicatos combinan la negociación y la movilización, mientras que los sindicatos "más radicales" o que se pretenden "alternativos" tienden a especializarse en la movilización. Pero esta incluso cuando las reivindicaciones son más radicales tienen como ámbito y horizonte en última instancia la defensa de la economía nacional. Así su perspectiva es que "otro capitalismo es posible" realizando "reformas financieras" que "aten corto a los poderosos". También reclaman la primacía y la intervención del Estado planteando una supuesta contradicción de intereses entre "lo público" que se supone estaría con los "intereses populares" y lo privado que sería trasnacional, egoísta, especulador etc.
Si reclaman la defensa y la intervención del Estado otorgándole una inexistente "coloración social" es porque los sindicatos con la decadencia no pueden existir al margen del Estado, su ámbito de actuación, su suelo nutricio, sus reglas del juego, son el Estado y no pueden escapar de él. Conciben el Estado en su conjunto, como representante del interés nacional, de ahí que se opongan en muchos casos realmente a los intereses particulares de tal o cual fracción capitalista. Expresan de la manera más consecuente y extrema el interés nacional del Capital cuyo máximo representante es el Estado. De ahí que su "socialismo" consista en un Capitalismo de Estado.
De la misma manera que el aparato político se legitima periódicamente a través de las urnas, el mecanismo electoral constituye una de las herramientas de legitimación sindical. Las elecciones periódicas en los centros de trabajo se plantean como alternativa frente a las Asambleas y pretenden o bien barrerlas definitivamente o al menos deslegitimarlas. Introducen el voto secreto, la concepción individualista de los asuntos laborales, el cada uno a la suya y la competencia, la atomización. El sindicalismo en general y de forma más concreta el mecanismo electoral introduce en las filas obreras una mentalidad ciudadana, de vida privada. La concepción proletaria que se basa en la acción colectiva, la solidaridad, el debate, el pensamiento y la acción en común y cuya expresión es la Asamblea General, es dinamitada con el Caballo de Troya de la visión individualista, el voto secreto, las urnas.
Estas elecciones están dotadas en muchos países de la misma liturgia y ritos democráticos, como si de unas elecciones parlamentarias se tratara: campañas, mesas electorales, interventores, identificación rigurosa del votante, actas, credenciales, eventual impugnación administrativa de resultados, reconocimiento estatal, proclamación status de delegado, obtener unos porcentajes mínimos a nivel estatal para intervenir en negociaciones y participar proporcionalmente en el pastel[8] etc. etc.
Se apuntalan en las mentes obreras, en la vida laboral cotidiana, los conceptos típicos de la democracia burguesa: delegación de la gestión de los asuntos colectivos en un cuerpo de especialistas de la negociación y la movilización; representatividad delegada en una minoría que se institucionaliza transformándose en una burocracia inamovible, en un poder importante dentro del centro de trabajo, en el ámbito de sector y en los diferentes organismos de gestión económica y social.
El ámbito electoral (la empresa, el sector, la corporación) son igualmente legitimados, sosteniendo igualmente otro de elementos fundamentales de la división de la clase obrera y de su encadenamiento a las estructuras del capital: su sumisión a la división capitalista del trabajo.
Los sindicatos son profundamente sectoriales, son órganos vinculados de manera estrecha e inalienable a la producción capitalista y a sus mecanismos de organización y reproducción. Mientras la clase obrera necesita la unificación como clase, lo que es expresión y factor activo de la meta histórica de la unificación de la humanidad, los sindicatos empujan hacia el polo contrario: la alienación de los obreros en las estructuras corporativas, sectoriales y empresariales por las que pasa inevitablemente el proceso de producción capitalista.
Corriente Comunista Internacional 28-4-11
[1] En nuestro folleto Los sindicatos contra la clase obrera realizamos un estudio detallado.
[2] Una de las manifestaciones más claras de esta segunda función es que los sindicatos franceses e ingleses estuvieron en el origen de la Primera Internacional.
[3] Ver la Serie Sindicalismo Revolucionario en https://es.internationalism.org/series/218 [173]
[4] No podemos desarrollar aquí la visión sobre los Consejos Obreros. Ver nuestra serie iniciada en la Revista Internacional nº 140: /revista-internacional/201002/2769/que-son-los-consejos-obreros-i [174]
[5] A título de ejemplo: los sindicatos forman parte del Consejo de Administración de una multinacional tan importante como la Wolswagen alemana.
[6] Es decir, recuperan la visión tradicional de los economistas burgueses de "obreros y capitalistas dos socios que van en un mismo barco", visión que combatió Marx toda su vida.
[7] lo que encierra un antagonismo con la explotación capitalista y está vinculado con la lucha por una sociedad donde haya una plena satisfacción de las necesidades humanas (el comunismo)
[8] Siguiendo el ejemplo de Francia y según la misma publicación de antes: "En la actualidad, para que sea considerada representativa en la empresa, una organización sindical debe reunir al menos el 10% de los votos emitidos en la elección del comité de empresa o, en su defecto, de los delegados del personal. La representatividad a nivel del sector supone obtener más del 8% de los votos con una equilibrada implantación. El umbral de representatividad a nivel nacional también se fija en el 8%, pero al mismo tiempo debe superarlo en los sectores de la industria, la construcción, el comercio y los servicios. La validación de un acuerdo implica la firma de los sindicatos que representen al menos el 30% de los votos, a condición de que no se oponga a una coalición que reúna más del 50% de los votos"
Publicamos a continuación una contribución del antropólogo Chris Knight sobre la relación entre marxismo y ciencia. Chris asistió al XIXº Congreso de la CCI del pasado mes de Mayo pasado, para participar en el debate que, desde hace algún tiempo, llevamos en el seno de nuestra organización sobre este tema, y que ha dado lugar a los artículos que hemos publicado a propósito de Freud, Darwin, o las teorías del propio Chris sobre los orígenes de la cultura humana. Tenemos también la intención de dar a conocer algunos de los documentos internos que puedan servir para abrir públicamente este debate, que se deriva lógicamente de discusiones anteriores sobre la ética, la naturaleza humana y el comunismo primitivo. Nuestro objetivo no es sólo lograr una visión homogénea del vínculo que une marxismo y ciencia. Tampoco perseguimos adherirnos a una teoría psicológica o antropológica particular para que figure como un punto más de nuestra plataforma. De igual modo, el hecho de que mantengamos discusiones con científicos como el citado Chris Knight o Jean-Louis Desalles - que intervino en nuestro anterior Congreso -, no quiere decir que tengamos que compartir un alto grado de acuerdo en las posiciones políticas que defiende nuestra organización. Lo que pretendemos es continuar una tradición del movimiento obrero que demostró siempre una gran apertura ante los avances verdaderos de la investigación científica, y especialmente los que se refieren a los orígenes y la evolución de la sociedad humana. Esto fue lo que llevó a Marx y Engels a entusiasmarse con las aportaciones de LH Morgan y de Darwin, y a Trotsky a reconocer la importancia de las ideas de Freud, etc. Y si bien es cierto que la decadencia capitalista tiene un impacto esencialmente negativo sobre los avances en la utilización de la ciencia, eso no implica que el pensamiento científico esté estancado por completo desde el siglo pasado.
Durante el mencionado Congreso, además de participar plenamente enå el debate que tuvo lugar sobre marxismo y ciencia en general, Chris hizo un presentación, sucinta pero extremadamente bien argumentada, sobre las teorías antropológicas sobre el origen de la cultura que han basado su Blood relations...* y otros trabajos. Esta presentación, al igual que el debate que suscitó, demostró claramente que tanto la investigación científica como la reflexión sobre los orígenes de la humanidad y la existencia de un "comunismo originario", siguen estando plenamente vigentes.
El texto que publicamos a continuación no se circunscribe directamente a la antropología, y sí a la relación general entre marxismo y ciencia, defendiendo que esta relación es revolucionaria habida cuenta de que el internacionalismo es algo esencial para la verdadera ciencia, que ésta sólo puede avanzar a través de la dialéctica, y que debe oponerse a toda forma de ideología. Invitamos a nuestros lectores a utilizar el fórum de discusión de nuestra web para hacernos llegar sus impresiones sobre este texto de Chris Knight, al igual que sobre sus teorías antropológicas. Chris nos ha indicado su interés en tomar parte en cualquier discusión que puedan suscitarse a partir de sus contribuciones en este foro.
CCI (Junio 2011)
(*) Chris Knight (1991). Blood relations: menstruation and the origins of culture. New Haven, Conn: Yale University Press. ISBN [175] 0-300-04911-0 [176].
"La ciencia", según Trotski, "es el conocimiento que nos da poder".1 [177] En el campo de las ciencias naturales, prosigue, "la investigación se orienta hacia el dominio de las fuerzas y los procesos naturales". La astronomía hizo posibles los primeros calendarios, las predicciones de los eclipses, y ayudó a hacer más precisa la navegación marítima. El desarrollo de la ciencia médica permitió luchar contra las enfermedades e incluso dominarlas. Los avances de la física, la química, y de otras ciencias naturales, otorgan hoy a la humanidad un inmenso poder para explotar todas las ciencias naturales, transformando en gran medida el mundo en que vivimos.
Potencialmente, al menos, el poder que de ello se deriva nos pertenece a todos, al conjunto de la especie humana. La ciencia es la autoconciencia y la fuerza de la humanidad en esta etapa de nuestra evolución en este planeta, y no el mero poder político de un grupo de seres humanos sobre los demás. Para Trotsky, como para Marx antes de él, este internacionalismo intrínseco a la ciencia - o sea su carácter global, a idéntica escala que la especie que representa - es lo que constituye su fuerza; y lo que diferencia la ciencia de formas de conciencia meramente locales, nacionales o territoriales, o basadas en la división de clases (es decir religiosas, políticas, etc.). Las ideologías expresan el poder detentado por una parte de la sociedad, mientras la ciencia pertenece a la especie humana como tal.
Eso explica que la ciencia social haya resultado siempre una paradoja, ya que, por un lado, pretende ser científica; pero por otra parte fue fundada por la burguesía para utilizarla en su propio provecho para detentar su control político y social. Incluso el avance de las ciencias naturales - por mucho que redunde en un beneficio para la humanidad y sea intrínsecamente internacional -, se inscribe forzosamente en este contexto limitado y limitante. Por eso la ciencia se ha visto continuamente desgarrada por el conflicto entre estas dos exigencias: de un lado, las necesidades humanas; por otro el de las empresas, los intereses financieros y los de las élites dirigentes.
La ciencia ha oscilado siempre entre dos fuerzas en conflicto: los intereses particulares y el interés de la especie. Entre ambos extremos, las diferentes formas del conocimiento han ido formando un "continuum". En un extremo las materias menos directamente implicadas en los problemas sociales, caso por ejemplo de las matemáticas, la astronomía y la física. En el otro extremo figuran ámbitos como la historia, la política o la sociología (ésta es relativamente reciente), cuyas implicaciones sociales resultan inmediatas y directas. Y cuanto más directas sean las implicaciones sociales de un campo científico, también más directas e inevitables resultan las presiones políticas que se ejerzan sobre ella. Y cuando tales presiones prevalecen el conocimiento resultado distorsionado y desvirtuado.
¿Es el marxismo una ideología? ¿Se trata, en cambio, de una ciencia? En un tremebundo ataque lanzado en plena guerra fría, Karl Wittfogel - autor de Despotisme oriental - denunciaba que Marx era en realidad un ideólogo. Estaba dispuesto a admitir que Marx habría rechazado ese calificativo, y que se habría sentido ultrajado por la utilización que hicieron de sus trabajos Stalin y sus sucesores. Las autoridades soviéticas, escribió Wittfogel en 1953, citaron siempre el "partidismo" de Lenin para justificar que se «sesgase» la ciencia - hasta llegar al extremo de falsificar los datos - para hacerla así más propicia a la utilización política. Esta «utilización» o «manipulación», derivaría naturalmente, al parecer de Wittfogel, de las propias premisas de partida de Marx, pues éste señalaba que todo conocimiento estaba socialmente condicionado, como producto de las clases sociales, que miran por sus necesidades políticas y económicas. Para las autoridades soviéticas, la verdad científica resultaba siempre algo manipulable con fines políticos. Pero el propio Wittfogel afirma a continuación: "Marx, sin embargo, no tenía este punto de vista. No solo señaló que un miembro de una clase podía adoptar ideas contrarias a los intereses de su clase - algo que ni Lenin ni sus seguidores niegan -, sino que llegó incluso a afirmar que un verdadero sabio debía mirar por los intereses de la humanidad en su conjunto, y buscar la verdad de acuerdo a las necesidades inmanentes de la ciencia, sin importarle como podría esto afectar a la suerte de una clase particular, sea ésta la burguesía, los rentistas o la clase obrera. Marx ensalzaba a Ricardo por haber adoptado esta actitud que considera ‘no sólo honesta desde un punto de vista científico, sino necesaria para la ciencia'. Por esa misma razón cree que es ‘mezquino' (gemein) quien subordina la objetividad científica a intereses ajenos a ella, es decir ‘quién trata de acomodar la ciencia a una perspectiva que no dimane de intereses propios de la propia ciencia, por erróneos que estos fueran, sino a intereses espurios, ajenos a la propia ciencia'".
Marx es pues plenamente coherente al calificar de ‘estoico, objetivo y científico' el rechazo de cualquier acomodo de la ciencia a los intereses de una clase, aunque sea la misma clase obrera. Como también descalificar lo contrario como ‘pecado contra la ciencia'.
Se trata de palabras mayores que muestran a Marx empecinado en defender la orgullosa tradición que caracterizó siempre la erudición. Es cierto que el autor de El Capital no estuvo siempre - y sobre todo en sus escritos políticos - a la altura de sus principios científicos. Pero su actitud es muy reveladora. Quienes defienden una ciencia "partidista" no pueden asumir la responsabilidad de una objetividad científica que desprecian. Pero puede criticarse legítimamente a Marx cuando traiciona estos principios ya que él mismo los defiende plenamente.
Karl Marx, escribe Wittfogel, jugó dos roles incompatibles entre sí. Por un lado un gran científico, por otro un político revolucionario. Respaldó, como ha de hacer todo hombre de ciencia, «los intereses de la humanidad en su conjunto», pero defendió también los de la clase obrera internacional. Esta "evidente incompatibilidad", según Wittfogel claro, de ambas actividades, significa que « las propias teorías de Marx,... se ven afectadas en ciertas cuestiones cruciales, por lo que él mismo llamó ‘intereses accesorios'».2 [178]
Wittfogel sirvió posteriormente de base al antropólogo social Marvin Harris, que viene a decir poco más o menos lo mismo. Harris opone el componente « científico » del marxismo a su aspecto «dialéctico y revolucionario », viendo lo primero como algo aprovechable, a condición, eso sí, de descontaminarlo de toda traza del segundo. Según el mismo Harris: «Hasta el mismo Marx se tomó la molestia de elevar la responsabilidad científica por encima de los intereses de clase». Pero únicamente en los trabajos científicos. La mayoría de los trabajos de Marx fueron, sin embargo, escritos políticos, en los que la ciencia se subordinó a fines políticos, por lo que quedaron desvirtuados. Si la ciencia se defiende con motivaciones políticas, acabará traicionando la propia objetividad científica y de sus fines. Dice Harris que: «Si se trata de cambiar el mundo en lugar de interpretarlo, el sociólogo marxista no vacila en falsificar los hechos con el fin de utilizarlos a su conveniencia.»3 [179]
Lo que plantea Wittfogel, o sea que Marx trataba de basar su ciencia en « los intereses de la humanidad en su conjunto », es totalmente válido. Como también lo que afirma Harris cuando afirma que Marx «se tomó la molestia de elevar la responsabilidad científica por encima de los intereses de clase» - si por "interés de clase" consideramos intereses particulares opuestos a los universales del género humano. Pero es aquí donde reside el problema. Al igual que Einstein y todos los grandes científicos de la Historia. Marx creía que su responsabilidad como científico consistía en poner los intereses genéricos de la humanidad por encima de los particulares. La cuestión a la que se enfrentó entonces, y a la que nos enfrentamos hoy es: ¿Cómo se expresan, concretamente y en la sociedad moderna, esos intereses generales?
Marx llegó a la conclusión, basándose en sus estudios científicos, que los intereses generales de la humanidad no estaban representados por las clases dominantes en la Europa del siglo XIX. Tales intereses no sólo se enfrentaban los unos con los otros, sino que además iban en contra de los de la especie humana como tal. Por lo tanto no podían constituir la base social de una ciencia social verdaderamente objetiva. El punto débil de las disquisiciones de Wittfogel y de Harris es que no dicen ni una palabra sobre esta cuestión. Están en la comprometida tesitura de tener que aceptar la premisa básica de Marx, pero no admiten la más mínima posibilidad de que las conclusiones de éste puedan ser correctas. Partiendo precisamente de que la ciencia debe basarse en los intereses generales de la humanidad. Marx llegó a las conclusiones siguientes: (a) que la ciencia era, por sí misma, políticamente revolucionaria, dado que era fiel a sí misma y universal ; (b) que se trataba de algo en cierta forma «político» (la política de la propia ciencia), que el propio movimiento revolucionario necesitaba; y (c) que la única base social posible para tal política inspirada por la ciencia, es la única clase social producto ella misma de la ciencia, que es tan intrínsecamente internacional como lo es el desarrollo de la ciencia, y cuyos intereses están en contradicción con todos los intereses particulares existentes. Pues bien, ni Wittfogel ni Harris pudieron oponer argumento alguno a esta cuestión. Lo único que se limitan a plantear como evidencia es que los intereses de la humanidad son una cosa y los intereses de clase otra.
Karl Marx era consciente - como cualquier marxista digno de este nombre - que no podía sumarse a una fuerza social si esta no representa, en su esencia, los intereses más globales de la humanidad. Y todo marxista - digno de tal nombre -, sabe que sólo una auténtica ciencia (o sea los descubrimientos de los científicos que trabajan independientemente, y por los propios y autónomos fines de la ciencia), puede ser usada por la humanidad como un medio de su auto-clarificación y auto-emancipación. A partir de aquí podemos deducir lo absurdo de la argumentación (eso de que "si el problema es cambiar el mundo el sociólogo marxista no vacila en falsificar los hechos con el fin de utilizarlos a su conveniencia"). Pero ¿cómo pueden "falsificarse datos" en interés de la humanidad? ¿cómo puede esto ser útil a quien está interesado en cambiar el mundo?
Harris tiene razón cuando dice que si el interés particular - sea « marxista » o no - prima sobre el trabajo científico, la ciencia misma sufrirá. Un partido nacional particular, y por ello políticamente limitado, o un grupo particular al mando de un Estado particular (como fue el caso de la burocracia soviética y el aparato "comunista" durante la etapa de la guerra fría) puede perfectamente albergar intereses particulares que hacer primar ante los interés más globales que pretende representar. En ese caso, lo mismo que los científicos que se hayan implicados, la propia ciencia resultará netamente distorsionada. Pero una distorsión de la ciencia - es decir su transformación parcial en ideología -, sólo puede conducir en definitiva a invalidarla como útil para la humanidad. Así pues, allí donde esto ha sucedido, ese grupo particular ha visto reducido, y no fortalecido, su poder para «cambiar el mundo».
Todas las distorsiones, falsificaciones y mistificaciones son expresión, en última instancia, del peso de intereses particulares opuestos a los intereses más globales. En ningún momento Marx limitó la ciencia a lo que resultase conveniente para las necesidades particulares de nadie, ni siquiera de la clase obrera: «No se trata de saber lo que tal o cual proletario, o aun el proletariado en su conjunto se propone momentáneamente como fin. Se trata de saber lo que el proletariado es y lo que debe históricamente hacer, de acuerdo a su ser.» 4 [180]
Para Marx saber ese "lo que el proletariado es" suponía una cuestión científica que sólo podía responderse con completa independencia de todo interés o de toda presión política inmediatas. Lejos de subordinar la ciencia a la política, Marx insistió en subordinar la política a la ciencia.
Engels escribió: «...cuanto más audaces e intrépidos son los avances de la ciencia, mejor se armonizan con los intereses y las aspiraciones de la clase obrera.»5 [181]
Podemos afirmar sin temor a equivocarnos que esta cita resume igualmente el punto de vista del propio Marx. La ciencia, forma de conocimiento de la humanidad, universal, internacional, unificadora de la especie, ha de ser lo primordial. Si la ciencia ha debido arraigarse en los intereses de la clase obrera es sólo en el sentido de que toda ciencia debe arraigarse en los intereses de la especie humana en su conjunto, y que la clase obrera internacional es quien engloba hoy esos intereses, mientras que en épocas anteriores fueron las exigencias de la producción.
No se trata pues de ningún tipo de subordinación a intereses particulares. Al tomar la primacía, la ciencia se ve abocada a quebrar todas las divisiones sectoriales y a convertirse en el medio de expresión de una nueva forma de conciencia política. En ese sentido la ciencia debe incluso crear la propia «clase obrera internacional». Sin ciencia sólo pueden aparecer movimientos sectoriales de la clase obrera. Y sólo mediante un análisis científico pueden desvelarse los intereses generales de la clase.
Hemos de reconocer que, según la visión de Marx, la ciencia - como producto social que es - no puede añadir nada a la fuerza de la clase obrera que ésta no contenga ya. No puede imponerse a la clase obrera como algo procedente del exterior. 6 [182] Sólo en la ciencia, y mediante ella, pueden los trabajadores, e internacionalmente, llegar a ser conscientes de la fuerza global, como especie, que reside en ellos. Y sólo siendo conscientes de esa su propia fuerza puede esa «clase obrera mundial» tener existencia política.7 [183]
No hablamos pues de subordinar la ciencia a una fuerza política pre-existente. La fuerza política es la propia de la ciencia y no puede existir sin ella. Las relaciones que antes prevalecían entre ciencia y política se invierten.
Para Marx, la ciencia social - incluida la suya propia - es tan producto de relaciones de clase como cualquier otra forma de conciencia social. Su formulación general es la ya conocida:
"Las ideas de la clase dominante son las ideas dominantes en cada época; o, dicho en otros términos, la clase que ejerce el poder material dominante en la sociedad es, al mismo tiempo, su poder espiritual dominante. La clase que tiene a su disposición los medios para la producción material dispone con ello, al mismo tiempo, de los medios para la producción espiritual, lo que hace que se le sometan, al propio tiempo, por término medio, las ideas de quienes carecen de los medios necesarios para producir espiritualmente. Las ideas dominantes no son otra cosa que la expresión ideal de las relaciones materiales dominantes, las mismas relaciones materiales dominantes concebidas como ideas; por tanto, las relaciones que hacen de una determinada clase la clase dominante, o sea, las ideas de su dominación. " 8 [184]
Por esa misma razón Marx no veía posible cambiar las ideas dominantes en una sociedad - o producir una ciencia aceptada universalmente en la sociedad - sin quebrar el poder material de esas fuerzas que distorsionan la ciencia. Y precisamente porque Marx analizaba las contradicciones sociales como fuerza motriz de las contradicciones mitológicas e ideológicas, insistió en que la resolución de las propias contradicciones sociales podría resolver sus expresiones en la ideología y la ciencia.
A esto es a lo que Marx se refería cuando señaló que: "Toda vida social es esencialmente práctica. Todos los misterios que encaminan la teoría hacia el misticismo encuentran su solución racional en la práctica humana y en la comprensión de tal práctica." 9 [185] O también: "La resolución de las contradicciones teóricas es únicamente posible mediante medios prácticos a través de la energía práctica del hombre. Su resolución no es pues, de ninguna manera, la única cosa que haya que comprender, pero es una tarea verdadera de la vida, una tarea que la filosofía ha sido incapaz de acometer precisamente porque lo ha contemplado como un problema puramente teórico. "10 [186]
Igualmente, desde las premisas de Marx y de Engels, y precisamente para poder permanecer fieles a la ciencia - para resolver sus contradicciones teóricas internas - se veían obligados, como científicos que eran: (a) a identificarse con una fuerza material social que pudiera disolver los "intereses ajenos" que distorsionan la objetividad de la ciencia, y (b) asumir ellos mismos la dirección de esa fuerza material. Su idea no era que la ciencia resulta inadecuada y que había que añadir la política. Su idea era que la ciencia - cuando es fiel a sí misma - es intrínsecamente revolucionaria, y que no debe considerar más proyecto político que ella misma.
Marx y Engels creían que estábamos ante la primera ocasión en que la ciencia podía autonomizarse políticamente: por vez primera - y como resultado directo del desarrollo científico mismo - ha nacido en el seno de la sociedad una «clase» que no es verdaderamente una clase como tal, que no tiene status o interés particular que proteger, que no puede dispensar privilegios, que no puede dividir a los hombres unos contra otros, y por tanto sin capacidad para distorsionar la ciencia de ninguna manera. "Aquí", escribe Engels, "no hay ascenso social, ni pueden obtenerse beneficios o disfrutar de prebendas venidas desde arriba". Solo así la ciencia puede ser auténtica. Pues sólo una fuerza social de carácter verdaderamente social y universal puede ser capaz de unificar las especies en su conjunto.
La condición pues para que pueda existir una ciencia verdaderamente independiente, verdaderamente autónoma, y verdaderamente universal de la humanidad, es la existencia de: «una clase de la sociedad burguesa que no es una clase de la sociedad burguesa, de un estamento que es la disolución de todos los estamentos, de un sector al que su sufrimiento universal le confiere carácter universal; que no reclama un derecho especial, ya que no es una injusticia especial la que padece, sino la injusticia a secas». En resumen, continúa Marx «un ámbito, por último, que no puede emanciparse sin emanciparse de todos los otros ámbitos de la sociedad, emancipando así a todos ellos. En una palabra, es la pérdida total del hombre y por tanto, sólo recuperándolo totalmente ha de ganarse a sí mismo.» Crítica de la Filosofía del Derecho de Hegel. Introducción. 11 [187]
Puede que toda la argumentación precedente puede parecer tendenciosa. La mayoría de los filósofos políticos o sociales dirán que, después de todo, sus teorías también expresan los intereses humanos generales, y no los de tal o cual sector. Valerse de la «fidelidad a los intereses de la humanidad» como prueba de la validez científica de un sistema conceptual, no es aceptable, a menos que se descubra un test objetivo que así lo acredite. Pero entonces ¿como hacerlo? En definitiva e indudablemente "la prueba del pudding es comérselo". Pero ¿qué sucede cuando se experimenta una nueva hipótesis? ¿nos fortalece? ¿reduce el esfuerzo mental que necesitamos para resolver los problemas intelectuales? O, en otros términos ¿ayuda o no esta hipótesis a la capacidad - bien sea puramente intelectual o más bien práctica - de los científicos en el campo del que estemos tratando?
Si es así poco importa quién verifique esta realidad. Suponiendo que eficacia intelectual haya de ser nuestro criterio (y no podría ser de otra forma si hemos de ser científicos), lo será la extensión del apoyo a la teoría. La coherencia interna (el acuerdo entre las partes de una teoría) encontrará su expresión en un extenso acuerdo social. Esa capacidad para producir este acuerdo es la prueba definitiva para la ciencia. 12 [188]
A largo plazo, el marxismo y la ciencia se verán sometidos a un test así. La ciencia se diferencia del conocimiento simplemente ad hoc, de la técnica y del sentido común, por la virtud de sus características abstractas, simbólicas y formales. La ciencia es un sistema simbólico. Como todo sistema sus medios dependen de convenciones. La cifra « 2 » significa « dos » sólo porque así lo decimos todos. También podría equivaler a « nueve ». Todos los sistemas simbólicos - incluidos las ideologías y los mitos - dependen, en ese sentido, de un acuerdo que es sobre todo social. Pero en el caso de los mitos y las ideologías, ese acuerdo sólo puede ser limitado, hasta el momento en que surgen los desacuerdos - basados en las contradicciones sociales -. Llegados ahí, la necesidad de reconciliar posiciones incompatibles conduce a contradicciones internas en el propio sistema simbólico. La mitología y la ideología son expresiones de la división social. Es la configuración esencial que distingue esas formas de conocimiento de la ciencia. La ciencia es expresión del poder y de la unidad de la especie humana, un poder que, en las sociedades divididas en clases, ejercen los seres humanos sobre la naturaleza misma, si ésta está separada de su propio mundo social. Una ciencia de la sociedad, para validarse como ciencia, debería demostrar que está exenta de contradicciones internas, y que es consecuente con la ciencia natural y con la ciencia en su conjunto. A la larga deberá demostrarlo en la práctica. Tendría que demostrar su lógica interna demostrando estar enraizada en un acuerdo social de una especie de unificación de la raza humana. En otras palabras deberá demostrar prácticamente que forma parte de un sistema simbólico - un "lenguaje" global entrelazado con los conceptos de ciencia - que sería capaz, en la práctica y en última instancia políticamente, de unificar el planeta. 13 [189]
Pero esta no será la única prueba que habrá de superar. En todo avance científico la primera prueba es teórica. Copérnico supo que la Tierra se movía. Y lo supo antes de que este hecho quedara demostrado a satisfacción de todos y universalmente reconocido. Einstein sabía que la luz estaba sujeta a las leyes de la gravedad. Y los supo bastante antes que quedase demostrado en 1919 durante un eclipse observado desde los observatorios de Cambridge y Greenwich, cuando se evidenció que los rayos de luz procedentes de una estrella resultaban desviados por la atracción gravitacional del Sol. Siempre ha sucedido lo mismo en los descubrimientos científicos. Una revolución científica es validada antes en un plano teórico puro y después pasa la prueba práctica final.
La validación última del marxismo como ciencia será la demostración de su capacidad para producir un acuerdo a escala global, es decir su capacidad de unificar a la humanidad. Pero el marxismo es una ciencia reciente y debería ser capaz de demostrar previamente su potencial en términos puramente teóricos. La cuestión es ¿cómo? Abordaré este problema en la segunda parte de este artículo.
Chris Knight
1 [190] "Quizás un científico no deba preocuparse de todas las aplicaciones prácticas de su investigación. Cuanta más amplitud tenga su visión, cuanto más atrevido sea su vuelo, cuanto más liberadas se vean sus disquisiciones mentales de las necesidades prácticas cotidianas, será mejor. Pero la ciencia no es una función de científicos individuales, sino una función social. La evaluación social de la ciencia, su juicio histórico, viene determinado por su capacidad de aumentar el poder del hombre de prever los acontecimientos y de dominar la naturaleza". L D Trotsky, El Materialismo dialectico y la Ciencia publicado en La Era de la Revolución Permanente. Antología de textos de Trotsky: Ed. Akal 1976 Madrid (traducido aquí, por nosotros).
2 [191] Wittfogel, p. 356 (edición en ingles, traducido, aquí, por nosotros)
3 [192] M Harris, The Rise of Anthropological Theory, Londres 1969, pp. 4-5; 220-21 (traducido aquí por nosotros).
4 [193] K Marx y F Engels, La Sagrada Familia, www.marxists.org [194]
5 [195] F Engels, 'Ludwig Feuerbach y el fin de la filosofía clásica alemana'. Ed. De Barris Barcelona, 1997. Pag. 108-109.
6 [196] Mientras la clase obrera es débil, escribe Marx, los teóricos se dedican a tratar de ayudarle mediante la "improvisación de sistemas y buscando una nueva ciencia". En cambio cuando la clase es fuerte, sus teóricos «han de buscar la ciencia sólo en sus propias mentes; limitándose a observar lo que aparece ante sus ojos, y a hacerse vehículo de sus expresiones,... a partir de ese momento, la ciencia producida por el movimiento histórico, y que conscientemente se asocia ella misma a ese movimiento, ha dejado de ser doctrinaria para convertirse en revolucionaria». (K. Marx, Miseria de la Filosofía, www.marxists.org [197] ).
7 [198] Como señala Trotski, "la conciencia de su fuerza es el elemento más importante de la fuerza actual"(L D Trotsky "Dónde va Francia" www.marxists.org [197]). Marx tenía esa misma preocupación cuando escribió: ".... ¡hemos de forzar esas relaciones anquilosadas a que bailen tocando la música que les cuadra! Si hay que transmitirles entusiasmo, debemos enseñarles a asombrarse de sí mismas" (Por una crítica de la Filosofía del Derecho de Hegel; citado en el libro de D McLellan (ed) Karl Marx: Early Texts. Oxford 1972, p. 118 - traducido aquí por nosotros).
8 [199] K Marx, La Ideología Alemana. Capítulo "Feuerbach, oposición de las concepciones materialista e idealista". www.marxists.org [197].
9 [200] K Marx, Tesis sobre Feuerbach; www.marxists.org [197].
10 [201] K Marx, Manuscritos de 1844; www.marxists.org [197].
11 [202] De hecho Marx no tenía muy buena opinión del "pensamiento político", en general, debido precisamente a su carácter inevitablemente subjetivo, no científico : "La inteligencia política es política porque piensa dentro de los límites de la política. Cuanto más perspicaz y viva sea, menos podrá comprender los males de la sociedad,... el principio de la política es la voluntad. Cuanto más parcial sea la inteligencia política y con ello más perfecta, más confía en la omnipotencia de la voluntad y por tanto más incapaz se muestra de descubrir los orígenes de los problemas sociales" (‘El Rey de Prusia y la Reforma Social', citado por McLellan, op cit p. 214, traducido aquí por nosotros). Si Marx creía en la necesidad de la lucha política era porque entendía la naturaleza política de los obstáculos a la emancipación humana y a la autonomía de la ciencia. No hay nada de naturaleza intrínsecamente política en su emancipación o en su ciencia. El socialismo, una vez alcanzado, no será nada político: « La revolución en general - la abolición de un poder existente y la disolución de las relaciones anteriores - es un acto político. El socialismo no puede ser alcanzado sin revolución. Pero cuando comienza su actividad organizada, cuando sus objetivos particulares, su alma, toman la delantera, entonces el socialismo deja de lado la cloaca política. » (McLellan, op. cit. p. 221 - traducido aquí por nosotros)
12 [203] Véase T. S. Kuhn, 'The Structure of Scientific Revolutions' Chicago: University Press, 1968, Marx retoma al menos parcialmente esta idea probablemente de Feuerbach, aunque este tema aparecerá también muy frecuentemente en los escritos de Hegel. Feuerbach señaló que: «Es cierto que hay otro de acuerdo conmigo y que el acuerdo es el primer criterio de la verdad; pero porque la especie es la medida última de la verdad. Lo que pienso sólo desde mi individualidad no está vinculado a otro y puede ser visto de otra forma como una visión accidental, simplemente subjetiva. Pero lo que pienso según el criterio de la especie, lo pienso como sólo puede pensarlo un hombre en general y por tanto como cualquier individuo debe pensar haciéndolo normalmente. Entonces es verdad que estoy de acuerdo con la naturaleza de la especie; (...) No hay otra regla de la verdad.» (L Feuerbach, Escritos en torno a la esencia del cristianismo. Grupo Anaya Comercial 2007)
13 [204] K Marx, Contribución a una crítica de la Filosofía del Derecho de Hegel. Ediciones Clinamen.
Publicamos aquí un texto de análisis de la sección de la CCI en Turquía sobre la oleada de revueltas y manifestaciones en África del Norte y Oriente Medio. El artículo trata de dar una apreciación general de estos movimientos, como el artículo que hemos publicado en la última Revista Internacional "¿Qué está pasando en Oriente Medio?". El texto de los camaradas de Turquía ofrece un análisis un poco diferente sobre ciertos puntos, particularmente sobre el nivel alcanzado por la lucha de clases en Egipto y sobre si se puede considerar o no que la "guerra civil" interburguesa actual en Libia ha estado precedida por una revuelta social. La situación en la región aún está en evolución y suscita muchas cuestiones. Es importante desarrolla el debate sobre la significación y las perspectivas contenidas en estos acontecimientos.
La palabra ‘revolución', con los procesos que se están desarrollando en el
mundo árabe, parece estar hoy en boca de todos. Lo primero que es necesario
entender al discutir el tema es que no todos se refieren a lo mismo con esto.
El término revolución parece haber sido completamente devaluado, de forma tal
que cualquier cambio de mando es considerado una revolución: desde la
‘Revolución de las Rosas' en Georgia hasta la ahora llamada ‘Revolución del
Loto' en Egipto, en donde ni siquiera ha habido un cambio de los gobernantes,
con diecisiete de los antiguos veintisiete miembros del gabinete aún en el
gobierno, hemos sido testigos de toda una serie de las llamadas ‘revoluciones'
por los medios; la ‘Revolución naranja' en Ucrania, la ‘Revolución de los Tulipanes
(o Rosa)' en Kirguistán -acompañada de la limpieza étnica que significó -la
‘Revolución del cedro' en Líbano, la ‘Revolución púrpura' en Iraq (este, de
hecho, fue un término usado por Bush, que no se popularizó para nada) y la
‘Revolución verde' en Irán; y la lista suma y sigue.
Como comunistas, entendemos que una revolución no es un mero
cambio de gestión en el sistema actual. Significa algo fundamental, el
derrocamiento de la clase capitalista, y no solo un cambio de rostros. Es por
esto que rechazamos completamente la idea de que lo que está pasando hoy en el
mundo árabe e Irán es de algún modo una revolución. En tanto no lo son, queda
planteada la pregunta de cuál es realmente la naturaleza de estos eventos. No
son solo los medios masivos de comunicación los que están hablando de
revoluciones, sino que también muchos medios de la izquierda. ¿Están
completamente equivocados? Y si lo están, ¿qué significan estos eventos,
entonces, para la clase trabajadora?
Si lo que queremos es comprender los hechos actuales, se vuelve necesario ser capaces de ubicarlos en un contexto histórico. Esto nos permite ver el balance de fuerzas entre las diferentes clases, así como la dinámica de la situación. Ciertamente, durante la última década la clase obrera ha comenzado un lento retorno a su combatividad después de los espantosos años que fueron los noventa. Sin embargo, sería un error terrible pensar que la lucha de clases está hoy al mismo nivel que lo estaba en los '80 y menos aún que en los '70.
Si bien los pasados diez años han mostrado el comienzo de una vuelta a la lucha de clases, se debe entender que este es un proceso muy lento. Para poner en contexto debemos echar una mirada algunos años atrás. La oleada de luchas internacionales que comenzó en 1968 fue alcanzando un clímax a finales de los '70. La huelga de masas era entonces una posibilidad real internacionalmente. Probablemente los tres puntos álgidos del periodo, en orden cronológico, fueron el ‘Invierno del Descontento' [208]en el Reino Unido en 1978-79, las huelgas masivas en Irán [209] en 1978-79 , y las huelgas polacas [210] de 1980-81 . La derrota de estos movimientos fue catastrófica para la clase trabajadora, y condujo a que los '80 fueran años no de una ofensiva generalizada de la clase sino de acciones defensivas. Las luchas de los '80, aunque en ocasiones fueran intensas, esencialmente consistieron en diferentes grupos de obreros derribados, aislados y derrotados.
Este periodo también fue testigo del alza del neo-conservadurismo, representado internacionalmente por Reagan, Thatcher y Kohl, y en nuestro país por Turgut Özal. El fin de la década vio el colapso de la Unión Soviética y toda la campaña ideológica que lo acompañó, con académicos e ideólogos burgueses proclamando el fin de la sociedad de clases e incluso el fin de la historia. Cuán equivocados estaban. Sin embargo, por momentos, podría haber parecido que era así y la falta de actividad de clase en los '90 sólo afianzaba la idea.
Cerca del cambio de siglo se estaba volviendo obvio que las cosas no eran de la forma que se habían imaginado. Después de que Saddam fue derrotado por primera vez y esta nueva era de paz global fue rota, durante el resto de la década, después de que el final de la historia trajera alrededor de cincuenta guerras a lo largo del globo y conforme la crisis se profundizaba -no abiertamente como en los años recién pasados, sino lentamente, acercándose con sigilo, pegándole dramáticamente a algunos países como el nuestro y Argentina -comenzamos a ver el regreso de la clase trabajadora a la lucha.
Por supuesto, vino lentamente; diez años sin lucha de clases luego de diez años de derrota habían tenido un terrible saldo en la clase trabajadora. Una generación perdida (recuerden cómo decía la gente en Turquía "No hables de política, es peligroso") significó una pérdida de experiencia vital para la clase.
Aunque la última década ha presenciado este lento incremento en las luchas, éstas se han apaciguado, hasta el punto de que muy recientemente se trata, en términos generales, de luchas de pequeños grupos de trabajadores. Los últimos años, sin embargo, han visto crecer la consciencia de que, para ganar, los trabajadores deben luchar juntos. Testigo de esto es el movimiento de TEKEL [211] , o incluso en Norteamérica, por tan largo tiempo un agua muerta de lucha de clases, en donde los ataques generalizados están conduciendo a una respuesta generalizada con masas de trabajadores apoyando a los docentes de Wisconsin [212] , y a varios llamados a una huelga general. Es en este marco de interpretación en el que tenemos que intentar comprender los eventos que se desarrollan hoy, y para hacerlo necesitamos detenernos a ver un par de luchas recientes de gran magnitud.
Las actuales luchas en el mundo árabe no son precisamente, en nuestra opinión, luchas en las que la clase trabajadora sea la fuerza dirigente. Esto no quiere decir que masas de trabajadores no estén participando de ellas, sino que no han sido capaces de imponerse como clase, y han terminado siendo arrastradas hacia una agenda fijada por otros, y en Libia hoy vemos las desastrosas consecuencias de esto, con trabajadores de ambos lados uniéndose entusiastas a lo que es efectivamente una guerra civil en defensa de diferentes patrones. Creemos que a esta altura sería instructivo intentar ubicar los eventos en relación a las recientes movilizaciones en Grecia e Irán.
Las movilizaciones de Grecia [213] en Diciembre de 2008 estallaron luego de que un joven anarquista de quince años fue asesinado a tiros por dos policías la noche de un sábado. A una hora del asesinato violentos enfrentamientos con la policía habían comenzado en el área cercana a la Plaza Exarcheia, un baluarte tradicional del movimiento anarquista. Al final de la noche, enfrentamientos habían tenido lugar en casi treinta localidades diferentes a lo largo de Grecia. Al día siguiente, las manifestaciones continuaron, y la mañana del lunes miles de estudiantes secundarios marcharon y protestaron fuera de las estaciones de policía.
El miércoles luego del tiroteo hubo una huelga general en la que participaron cerca de un millón de trabajadores. Esta huelga, sin embargo, no era en respuesta al asesinato o a las manifestaciones, sino que había sido organizada con anterioridad. De hecho, el país en ese momento estaba también en un periodo de grandes tensiones en el mundo laboral debido a las políticas económicas del gobierno. Es en este contexto en el que tenemos que intentar entender la debilidad del movimiento griego.
A pesar de que existía una rabia generalizada en contra de las políticas del gobierno y había masivas protestas por la muerte del joven, ambas cosas jamás parecieron relacionarse. La única huelga en apoyo a la ola de protestas fue una huelga de media jornada de profesores de escuelas primarias. Aunque había, por supuesto, muchos obreros involucrados en las protestas, los trabajadores no se involucraron como tales, sino a nivel individual. Esto no quiere decir que no hubo intentos de relacionar la lucha a la clase trabajadora. Un grupo de militantes tomó la sede de la Confederación General de Trabajadores Griegos en Atenas y llamó a la huelga general. No obstante, la clase trabajadora no se movilizó como clase, y a la larga las protestas murieron.
Vemos esto como un tema recurrente en las luchas actuales, movimientos de protestas de gran magnitud sin un aporte real de la clase trabajadora. Si volvemos a las luchas que mencionamos anteriormente, en el Reino Unido, Irán y Polonia, es claro que la clase trabajadora jugó un rol central. En las luchas actuales no es ese el caso. Por qué no es el caso y qué significa para las luchas del periodo que corre son preguntas cruciales. Antes de que intentemos analizarlo, veremos otro ejemplo: las [url=https://libcom.org/tags/iran [214] protests-2009]movilizaciones en Irán[/url] luego de las elecciones del verano de 2009 .
En Junio de 2009, luego de las acusaciones por fraude electoral, manifestaciones masivas estallaron en las calles de Teherán y rápidamente se esparcieron a lo largo de todo el país. El Estado reaccionó brutalmente y dio rienda suelta a sus fuerzas represivas, teniendo como saldo cientos de muertes. Si bien las protestas inicialmente fueron claramente impulsadas por la rabia a causa del evidente fraude en las elecciones, consignas más radicales comenzaron a aparecer.
De forma parecida al movimiento en Grecia, vimos enfrentamientos violentos y masivos con las fuerzas del Estado, esta vez en un nivel incluso mayor, pero nuevamente se vio a los trabajadores participando como individuos y no como clase. Aunque la información era de difícil acceso, parece ser que hubo solo una huelga, en la fábrica automotriz Khodro, la más grande en Irán, en donde los tres turnos pararon por una hora cada uno, en protesta contra la represión estatal. Como en Grecia, el movimiento en las calles duró unas pocas semanas y luego se apagó.
En Marzo de 2007 hubo huelgas masivas de trabajadores, que comenzaron con una fuerte huelga de 100,000 docentes, y que se expandieron a muchos otros sectores, continuando por meses. Sin embargo, hace dos años la clase trabajadora no se movilizó pese a la represión generalizada del Estado en contra de las manifestaciones, en las que la mayoría de quienes participaron eran de clase obrera.
Sin la fuerza de la clase trabajadora detrás de ellos, movimientos como éste tienen una tendencia a agotarse. Si vemos el periodo que comprende el final de los '70 en Teherán, por el otoño de 1978 las movilizaciones parecían haber llegado a un punto muerto. Un movimiento popular, similar a los que vemos hoy, que incluía a todos los que estuvieran dispuestos a luchar, pero también a otras clases, parecía estar perdiendo ímpetu. Fue en Octubre, cuando la clase trabajadora entró en la lucha con huelgas masivas -particularmente en el estratégico sector petrolero -, que la situación cambió, y la revolución parecía ser una posibilidad real: fueron formados los consejos obreros y el gobierno cayó. Luego de que Khomeini tomara el poder, el Estado se dedicó en los años posteriores en luchar en contra de los comités obreros en las fábricas.
Por supuesto, podríamos haber hablado acerca de otras luchas populares: el movimiento de los ‘Camisas Rojas' en Tailandia es un ejemplo excelente; nuevamente un movimiento de masas movilizando decenas, incluso cientos de miles de personas, muchas de ellas obreras, en contra del Estado; otro movimiento que duró pocas semanas y luego se agotó, y otro movimiento en el que los trabajadores no estuvieron involucrados en tanto clase.
¿Cómo caracterizábamos el periodo antes de la reciente serie de revueltas que se han propagado a lo largo del Mundo árabe, y en qué medida estábamos en lo cierto? Básicamente percibíamos al actual periodo como uno en el que la clase obrera estaba lentamente recuperando su voluntad de lucha. La reapertura de una crisis económica abierta a lo largo del mundo en 2008 ciertamente cambió esta dinámica de alguna forma, pero no de manera sustancial. Está muy claro que causó una caída momentánea en la confianza de la clase obrera, con trabajadores con miedo a luchar debido a la posibilidad de perder sus empleos. No obstante, esto puede ser contrabalanceado por el vasto número de trabajadores que fueron forzados a dar la pelea por la intensidad del ataque económico de la patronal. También importante era la falta de experiencia al interior de la clase trabajadora, y la falta de conciencia de parte de los trabajadores acerca de su poder como clase.
La explosión masiva de luchas en países que incluían -no de forma exclusiva -a Grecia e Irán estaban en este contexto. Los programas de austeridad que estaban teniendo lugar a lo largo y ancho del globo probablemente empujaron a la clase trabajadora a la lucha y no solo ella sino también a otras clases afectadas; testigo de esto son las revueltas masivas por comida en diferentes países del mundo en 2007-08. Sin embargo, creíamos que la clase trabajadora no era lo suficientemente fuerte aún para tomar un rol de mayor importancia en estas revueltas. Por supuesto, siempre existía la posibilidad de que algo pudiera pasar y la clase trabajadora se impusiera en la lucha. "En el día previo a una revolución, nada parece más improbable. En el día posterior a la revolución, nada parece menos probable", dijo Rosa Luxemburgo. Sin embargo, sentíamos que el desarrollo de la conciencia de la clase trabajadora y su fuerza sería un proceso lento, salpicado de revueltas de masas en las que la clase trabajadora sería incapaz de jugar el rol central.
Luego, el 17 de Diciembre del año pasado, un joven hombre se quemó a lo bonzo en idi Bouzid, Túnez, y el mundo pareció dar un giro.
Después de la autoinmolación de Mohamed Bouaziz fuera del ayuntamiento, cientos de jóvenes se reunieron a protestar y fueron recibidos por el gas lacrimógeno y la violencia. Las revueltas estallaron. A medida que crecía la escala de protestas, la ciudad era acordonada por el Estado. Pero era demasiado tarde: el fuego ya había comenzado a esparcirse. Cuatro días más tarde, había disturbios en Menzel Bouzaiene y, a una semana, en la capital Túnez. Luego de 28 días el presidente Ben Ali había huido a Malta de camino a su nuevo refugio en Arabia Saudita.
Lo que tenemos que analizar acá como comunistas es la naturaleza de clase de esta revuelta. Muchos comentaristas de la prensa hegemónica han hecho la analogía con los acontecimientos en Europa del Este de hace veinte años, cuando los gobernantes fueron cambiados a lo largo de toda la región, y con las más recientes ‘revoluciones de colores'. Para nosotros, la naturaleza de clase es de vital importancia.
Las causas de la revuelta parecen ser el descontento generalizado en la clase trabajadora, el masivo desempleo y los bajos salarios, así como la rabia contra un gobierno cleptocrático. Ciertamente las demandas del movimiento estaban centradas en reivindicaciones propias de la clase obrera relativas a trabajo y salarios, y por supuesto que la rabia respecto a la represión por parte de la policía jugó un papel importante también. El masivo desempleo juvenil y una demografía abrumadoramente joven llevó a gran parte del movimiento a estar centrado en los desórdenes y la protesta callejera de, principalmente, esta juventud desempleada. No obstante, había también grandes huelgas de trabajadores, particularmente entre los docentes y los mineros, así como una huelga general en Sfax. El Estado usó también los lockouts en un intento de detener la propagación de las huelgas, una táctica que veremos usada otra vez en Egipto. También vimos a la UGTT, la confederación sindical del régimen, tomando el camino de las protestas y pareciendo ‘radicalizarse', un claro signo de que había una lucha generalizada entre la clase obrera.
Nos parece claro que los acontecimientos en Túnez, si bien no exclusivamente, fueron una expresión de un movimiento de la clase obrera de conjunto. En Egipto esto se daría en menor medida, con la clase trabajadora aún jugando un rol importante, y en el caso de Libia la clase brillaría por su ausencia.
Sin embargo, y volviendo a los hechos en Túnez, luego de la caída de Ben Ali, fue anunciado un "Gobierno de Unidad", con 12 miembros de la Agrupación Constitucional Democrática (RCD, por su sigla en Francés) de Ben Ali, además del Presidente y Primer Ministro que acababan de abandonar el partido en un intento de ganar credibilidad, tres representantes sindicales y unos pocos individuos representantes de pequeños partidos de oposición. A pesar de las afirmaciones del Primer Ministro de que todos los miembros de la RCD que participaban del gobierno tenían ‘las manos limpias', las protestas continuaron. Los representantes sindicales dimitieron después de un día de oficio, obviamente interesados en preservar su ganada credibilidad, y las ratas comenzaron a abandonar la RCD como un barco en hundimiento, con su comité central disuelto el 20 de Enero.
Y a medida que las manifestaciones continuaban en Túnez, la gente seguía movilizándose, y los gobiernos seguían cayendo, una chispa se había encendido.
Argelia vio las primeras llamas con grandes revueltas golpeando numerosas ciudades los primeros días de Enero, pero fue en Egipto que el fuego realmente comenzó a arder . Las primeras protestas se llevaron a cabo en el Día Nacional de la Policía, el 25 de Enero. Las manifestaciones fueron ampliamente promocionadas en los medios de comunicación social, y particularmente a través del video de youtube de Asmaa Mahfouz, una periodista, esparciéndose como un virus. Los medios tomaron todo esto llamándolo una "Revolución de Facebook", pero vale recordar que cientos de miles de volantes fueron distribuidos por diversas agrupaciones.
Las protestas del 25 sacaron a la calle a decenas de miles de personas en El Cairo, y miles más en otras ciudades de Egipto. A medida que el movimiento crecía, se convirtió en una posibilidad real el hecho de que Mubarak cayera tal y como lo había hecho Ben Ali. El gobierno cerró lugares de trabajo con la clara intención de detener el estallido de huelgas obreras. Parecía haber rupturas al interior del Estado cuando los militares como organización, y no como escuadrones individuales en terreno, se rehusaron a disparar. Mubarak prometió formar un nuevo gobierno y más tarde prometió que dimitiría en las próximas elecciones de Septiembre. Mientras, las protestas continuaban. El 2 de Febrero, el Ministro del Interior organizó a los leales a Mubarak en un asalto a las manifestaciones. El ejército intervino, aunque a ratos con poco entusiasmo, para dividir los dos bandos, claramente preparando el camino por si Mubarak era obligado a irse. La semana siguiente, la reapertura de los lugares de trabajo significó la reapertura de las huelgas de trabajadores. Obreros de diferentes industrias en El Cairo y a lo largo del delta lanzaron huelgas. Estas huelgas y la muy real posibilidad de que se esparcieran parecieron ser el punto final que convenció a los militares de que Mubarak debía irse.
El 11 de Febrero, el representante militar, ahora nuevo Vicepresidente, Omar Suleiman anunció que Mubarak había renunciado y dos días más tarde los militares anunciaron un golpe constitucional. A los huelguistas se les ordenó volver al trabajo, y las huelgas se prohibieron. Continuaron por un tiempo, pero luego las bajaron, la mayoría luego de ganar aumentos de salario y concesiones.
La naturaleza de clase de los eventos egipcios parece ser diferente a los de Túnez. En tanto el movimiento tunecino parecía tener un carácter mayoritariamente de clase trabajadora, los eventos en Egipto parecían tener un carácter de clase heterogéneo, abarcando todas las clases sociales. Si bien la clase trabajadora jugó un rol importante, probablemente incluso uno crucial, nunca fue la fuerza que estuvo a la cabeza.
Muchos de la izquierda hablaron acerca de estos acontecimientos como una huelga de masas en Egipto. Las protestas de Egipto presenciaron muchas más huelgas obreras que la lucha en Túnez. Podemos atribuirle esto a Egipto por tener una clase obrera más experimentada y militante. Si bien creemos que el potencial para una huelga de masas estaba allí, y que era esta misma posibilidad la que llevó a los militares a desechar a Mubarak cuando lo hicieron, no creemos que se haya materializado. Después de todo, cerca de 50,000 trabajadores participaron de las huelgas, alrededor de 20,000 de una sola fábrica. Aunque esto demuestra un movimiento importante, no fue la huelga de masas, y ni siquiera una huelga de la escala de la que fue la ola de huelgas en Egipto [215] tan solo unos meses antes . La velocidad con la cual el movimiento se disipó demostró que éste no tenía la fuerza que muchos de la izquierda decían.
Las protestas en Libia comenzaron el 15 de Enero, y desde el comienzo era claro que éstas eran muy diferentes en su naturaleza. Lo que gatilló las movilizaciones fue el arresto en Benghazi de Fathi Terbil, un abogado que representaba a militantes islamistas asesinados en una masacre en una prisión. La policía rompió violentamente las protestas en Benghazi, pero no pudo detener su expansión a la cercana al-Bayda, así como a Az Zitan, cerca de Tripoli en el oeste. En un esfuerzo por hacer concesiones mientras las manifestaciones se esparcían, el Estado accedió a ciertas demandas de los manifestantes y liberó a 110 miembros de al-Jama'a al-Islamiyyah al-Muqatilah bi-Libya, un grupo Yihadista de prisión. Aun así, las protestas continuaron.
El Estado reaccionó de una forma extremadamente violenta, con escuadrones de la muerte desmoralizando a los manifestantes. Masacres fueron reportadas en ambos extremos, en tanto figuras de alto rango del Islam y líderes tribales emitían declaraciones en contra del régimen y llamaban al gobierno a renunciar. Por ahora, las protestas se habían expandido hacia el oeste, en donde manifestaciones en Tripoli fueron aplastadas por el Estado. En el sur, los Tuareg fueron llamados a la revuelta por pedido de la poderosa tribu Warfalla.
El 22, Gaddafi apareció en la televisión estatal para negar los reportes de que había volado a Venezuela, y juró luchar "hasta que la última gota de sangre haya sido derramada". Al día siguiente, mientras las manifestaciones crecían en tamaño y muchos líderes tribales, que antes habían guardado silencio, comenzaban a hacer llamados a que Gaddafi se fuera, el Ministro del Exterior británico William Hague habló por primera vez de ‘intervención humanitaria'. A esta altura, la situación claramente se había transformado en una guerra civil.
¿Y dónde estaba la clase trabajadora en todo esto? Para hacer la mayoría de sus trabajados manuales, Libia depende en gran medida, como muchos de los países petroleros del Golfo, de los extranjeros. La vasta mayoría de la clase obrera en Libia estaba intentando desesperadamente huir del país conforme la situación se iba deteriorando y la violencia aumentaba. A diferencia del caso de Túnez y Egipto, la clase trabajadora no apareció en lo absoluto para jugar un rol significativo. El movimiento desde el comienzo pareció ser dominado por el islamismo y el tribalismo. No hubo huelgas obreras que llegáramos a conocer, y el único reporte de una huelga petrolera en los medios árabes fue más tarde desmentido, específicamente que se trató de un mero cese de la producción por parte de la patronal.
Por supuesto que había también trabajadores libios, aunque evidentemente eran demasiado débiles como para jugar cualquier papel como clase en estas luchas. Esto no significa que los trabajadores no hayan jugado rol alguno en los eventos. Todas las manifestaciones que tuvieron lugar en Tripoli parecieron ocurrir en distritos de clase obrera. Sin embargo, la clase trabajadora fue demasiado débil como para hacer valer sus propios intereses y básicamente ha sido usada como carne de cañón en una guerra civil en la que no tiene intereses, y está ahora muriendo bajo los bombardeos de Estados Unidos y sus aliados. Antes de continuar con la historia de cómo la guerra se desarrolló y cómo las fuerzas imperialistas se fueron involucrando, daremos una rápida mirada a lo que estaba pasando en otros estados árabes.
El primer país en seguir el liderazgo de Túnez fue la vecina Argelia. Las protestas comenzaron en ese lugar el 3 de Enero en respuesta al alza del precio de los alimentos básicos. Si bien las revueltas aisladas se habían vuelto comunes en Argelia en los últimos años, éstas fueron diferentes por el hecho de esparcirse por todo el país en el curso de una semana. Las protestas giraron prácticamente por completo en torno a demandas de clase, y fueron derrotadas a través de una mezcla de represión y concesiones.
En enero, grandes protestas comenzaron también en Jordania y Yemen. En Jordania las protestas contra la alta inflación y el desempleo fueron organizadas por la comunidad musulmana. Todo esto terminó con el rey cambiando un par de rostros en el gobierno y haciendo concesiones económicas de amplio alcance.
Las protestas en Yemen aún continúan al momento en el que se escribe este documento. Actualmente pareciera que los militares están en proceso de cambiarse del bando de Al Mohsen al-Ahmar, un destacado general -infame por masacres en la guerra civil de 1994 -, al de los manifestantes.
Fuera del mundo Árabe, Irán y la República Turca del Norte de Chipre (RTNC) han sido testigos también de protestas con un resurgir del Movimiento Verde en Irán y manifestantes muertos a tiros en las calles. Bahréin ha sido también otro punto focal de manifestaciones que resultarían eventualmente en un envío de tropas de parte de Arabia Saudita y el Consejo de cooperación del Golfo para ayudar a "estabilizar" la situación, en tanto el Estado bahreiní dio rienda suelta a sus fuerzas represivas en contra de los manifestantes. El movimiento en Bahréin parece haber adquirido cada vez más una dimensión sectaria, con miembros de la mayoría chiita -que fue la fuerza que lideró las protestas en contra de la monarquía sunita -ahora llamando abiertamente a la intervención iraní. También se han sostenido protestas en zonas de mayoría chiita del norte de Arabia Saudita en apoyo a los rebeldes bahreiníes. Bahréin también ha sido testigo de ataques de parte de los manifestantes a trabajadores inmigrantes, la mayoría de ellos del sureste asiático. Eventos de este tipo han sido reportados también en Libia.
Finalmente, el ejército Sirio acaba de masacrar a 15 manifestantes fuera de una mezquita en el pequeño pueblo sureño Daraa, que ha sido el centro del movimiento de protestas debido a la rabia local provocada por el arresto de un grupo de chicos en una escuela por haber hecho pintadas pro-revueltas egipcias en un muro de un colegio.
Prácticamente inadvertidas entre todas éstas han sido las protestas en Iraq, donde un mínimo de 35 personas han sido asesinadas por el Estado. Por supuesto, Iraq ya es una "democracia" ocupada por asesores militares de Estados Unidos, lo que probablemente explica porqué estos asesinatos han recibido menor cobertura mediática que otros.
Volvamos ahora a Libia, en donde hoy tenemos en desarrollo toda una campaña de bombardeo de la OTAN. Por supuesto, no es la primera vez que Libia es bombardeada por los poderes de occidente. Ni siquiera fue el bombardeo de Tipoli en 1986 la primera vez. De hecho, el primer bombardeo aéreo del que se hizo uso en la historia fue el de 1911 por los italianos en la guerra ítalo-turca. Los italianos pronto se actualizaron y pasaron del uso de bombas al de armas químicas.
A fines de Febrero se veía que Gaddafi había perdido la iniciativa, pero por la mitad de Marzo recobró la ventaja con trece de los veintidós distritos del país bajo control estatal, y dos más que parecía que estaban siendo retomados. El camino a Benghazi pareció abrirse y el final de la rebelión pareció estar a la vista. Fue en este punto, el 17 de Marzo, que la resolución de 1973 de las Naciones Unidas que establecía una zona de exclusión aérea fue considerada nula. Luego de tener una reunión de la Liga Árabe de pobre asistencia con apenas cerca de la mitad de sus miembros presentando su respaldo a la campaña de bombardeos para darle cierto tipo de ‘legitimidad', las operaciones militares están ahora bajo el control de la OTAN y la Liga Árabe aparece criticando los bombardeos a los cuales había llamado. Parece que ellos, como gran parte del mundo, habían de alguna forma imaginado que una zona de exclusión área significaría únicamente el rechazar el ataque de algún avión intentando bombardear a civiles y no una campaña de bombardeo masiva asesinando a la población civil. Es casi como si lo que pasó en Iraq jamás hubiera sucedido. Para los de memoria corta, los 110 misiles Tomahawk y los bombardeos aéreos de las fuerzas aéreas británica y francesa el 19 de Marzo podrían actuar como un crudo recordatorio.
Ahora está claro, más allá de toda duda, que los eventos en Libia se han degradado en una guerra civil abierta, con trabajadores de ambos lados siendo masacrados en defensa de aquellos que controlan, o podrían controlar, Libia.
Parece que ahora la reacción se ha instalado firmemente. Los eventos de Libia muestran solo el peor punto de dónde la debilidad de la clase trabajadora -y su incapacidad de imponerse en la situación -nos ha dejado. Cuán resistente será el régimen de Gaddafi y si podrá aguantar o no es algo que está por verse. Pensamos que debería ser recordado que por allá por mediados de Febrero el pueblo le daba tan solo unos días a Gaddafi, y sin embargo sigue en el poder en Tripoli. Sospechamos que aguantará más de lo Occidente imagina. Ahora hace un llamamiento a la idea de proteger la patria y a la defensa nacional. La tribu Warfalla, de alrededor de un millón de personas y cerca del 20% de la población, está ahora llamando a la reconciliación, afirmando casi increíblemente que ninguna figura tribal importante está involucrada en la rebelión. En tanto las lealtades cambian de un lado a otro, se dice que están pasando grandes sumas de dinero de una mano a otra.
En Yemen está resultando cada vez más claro que quienquiera que termine estando arriba, esto será tan solo una reorganización de líderes. Bahréin ha visto otra rebelión ser aplastada, tal y como lo fue la de los '90. Siria probablemente se las arreglará para aguantar las protestas incluso si esto toma un par de masacres más. Después de todo, los que recuerden las decenas de miles de civiles asesinados en la ciudad de Hama a comienzos de los '80 sabrán que el régimen de los Assad no se niega a derramar un poco de sangre.
Y así, parece ser que un movimiento que comenzó en Túnez está ahora llegando a su fin. Esto no quiere decir que no habrá más asesinatos de manifestantes, ni que algún otro dictador caerá -como Ali Abdullah Sale en Yemen -para ser remplazado por algún poderoso militar. Sin embargo, el movimiento que estalló a fines del año pasado que tan prometedor era parece estar terminando, o al menos muerto para la clase trabajadora.
Para nosotros, nuestro análisis general del periodo sigue siendo el mismo. La clase trabajadora está volviendo a la lucha de forma lenta pero segura, pero no es lo suficientemente fuerte aún para imprimir su sello firmemente a tiempo. Esperamos que el futuro nos muestre más luchas similares a las revueltas en los Estados árabes y las previas en Grecia e Irán. A medida que la economía continúa estancándose -un proceso que no puede sino ser ayudado por el incremento de los precios del petróleo causado por una guerra en curso en Libia y el masivo retiro de capitales de Japón que es algo casi inevitable como secuela del terremoto y tsunami del 11 de Marzo -los Estados no tendrán otra solución que recurrir al aumento de la austeridad y la represión.
La clase trabajadora en algunos de los países árabes, más notablemente en Túnez y Egipto, pero también en Argelia, ha avanzado un paso más en su experiencia de lucha. En otros, la debilidad de la clase ha sido brutalmente expuesta, y la resultante represión y el incremento de la tensión sectaria -sin mencionar la llevada a rastras de Libia hacia una guerra civil -actuarán casi con seguridad como un peso alrededor del cuello de la clase trabajadora.
Aquellos de la izquierda que hablaban de revoluciones obreras en el mundo árabe han demostrado estar equivocados. La clase trabajadora sigue siendo débil como para imponerse. El camino de la reconstrucción de la experiencia perdida y la conciencia de clase será largo. Sin, hay razones para tener esperanza. La velocidad con la cual los militares egipcios se deshicieron de Mubarak luego de que las huelgas obreras estallaron muestra que la clase dominante, por lo menos, es bien consciente del potencial que guarda la clase trabajadora; y en un país lejano en el que la lucha de la clase trabajadora había brillado por su ausencia por años, los trabajadores de Wisconsin que luchan en contra de los recortes en la más grande huelga que los Estados Unidos hayan visto por años alzan pancartas apoyando a los trabajadores egipcios, reconociendo de forma implícita que la lucha de clases es una lucha internacional de los trabajadores del mundo que enfrentan el mismo tipo de ataques.
El 15M ha puesto de actualidad uno de los instrumentos más importantes de la lucha
contra el capital: la organización asamblearia. Las asambleas abiertas son los lugares en
los que se pone de manifiesto el descontento generalizado, ante las dificultades
crecientes de la vida, y donde se toman las decisiones que nos permiten confrontar esta
situación.
Las "Asambleas" son la forma en las que se concreta nuestra democracia real y donde
se asumen posiciones, que a todos nos vinculan unificando las distintas perspectivas de
lucha frente a la única causa común a todas ellas: el capitalismo.
En el momento actual en que se encuentra el "movimiento" es importante una defensa
continuada y paciente de las "Asambleas". Defender las asambleas es una de las
cuestiones más importantes de las que hemos de hacernos cargo. Son una de las
principales armas que disponemos a la vez que prefiguran nuestra manera de entender la
organización social futura. Hemos de defender las "Asambleas Abiertas" de todos los
intentos externos de manipulación, principalmente por parte de sindicatos, partidos,
asociaciones, medios de comunicación, grupos como DRY, policía, agentes del Estado,
etc...pero al mismo tiempo hemos de preservarlas de nuestros propios errores.
Tras el 15M y durante las primeras semanas surgieron asambleas de ciudad en muchos
lugares. La evolución del "movimiento" extendió estas asambleas a los barrios, pueblos,
comarcas, universidades, etc... Se iniciaron asambleas entorno a cuestiones capitales
como los desahucios, el paro, etc... Inicialmente eran verdaderas "Asambleas Abiertas"
que daban forma a impulsos más o menos generalizados aunque fuera con las
confusiones y la inexperiencia que a todos nos caracteriza. El reflujo del "movimiento"
hizo que estas asambleas dejaran de ser tal para pasar a ser "grupos" más o menos
numerosos.
El impulso inicial hizo que muchos de nosotros viéramos la necesidad de dar
continuidad al "movimiento" recogiendo las experiencias habidas y preparando las
bases para "ir más allá" cada vez. En muchos barrios y pueblos o entorno a cuestiones
más concretas como los desahucios o el paro, han seguido trabajando grupos activos
donde se reúnen quienes muestran mayores inquietudes o preocupación. Esto se está
haciendo con el nombre de "Asamblea de..." cuando en realidad han dejado de ser
verdaderas asambleas populares pareciéndose más a "grupos de trabajo" o a "grupos de
discusión". Estos "grupos" responden a la legítima necesidad de permanecer
organizados y unidos entorno a las cuestiones que nos preocupan y además permiten
que maduren las condiciones para futuras asambleas masivas.
Un grupo de 25 o 50 personas (generalmente los mismos siempre) no son una auténtica
asamblea de barrio, de ciudad o de afectados. Es la asamblea de quienes así se reúnen,
pero no debe confundirse esto con las asambleas abiertas, masivas y representativas.
Confundir esta cuestión nos puede llevar, quizás de manera no consciente, a tomar una
cosa por otra y atribuirnos una representatividad de la que carecemos, con lo que
estaríamos actuando de la misma manera que queremos evitar.
Existe también el riesgo de caer en un activismo que se aleja cada vez más de la lucha
contra el capital y sus ataques a nuestras condiciones de vida. El riesgo contrario es
también posible; esto es la inactividad aduciendo que nos falta representatividad. El
hecho de organizarnos en "grupos" de trabajo o de discusión no es algo solamente
"legítimo" sino que además es necesario.
El resurgir del movimiento asambleario tendrá lugar sobre bases más firmes y con
perspectivas más audaces, pero ello exige la defensa continuada de las asambleas,
evitando los ataques externos, por una parte, y su perversión, por otra. Las verdaderas
asambleas volverán cuando se agudice y extienda la lucha sobre cuestiones sociales y
que en definitiva, aunque quieran negárnoslo, serán una forma de la lucha de clases.
Aunque el peligro mayor venga de fuera del "movimiento" sobre todo mediante los
aparatos del Estado: sindicatos, partidos, prensa y policía, es también vital tener
presente los peligros internos generados por nosotros mismos. De momento hemos de
ser conscientes de lo que somos: "grupos minoritarios activos, de trabajo o de
discusión, y que funcionamos de manera asamblearia". Y esto no es poca cosa. Es la
base necesaria para el resurgir de asambleas masivas y combativas. Nos han declarado
la guerra hemos de responder unidos y organizados.
CH
Presentación de la CCI:
Publicamos a continuación una muy interesante contribución de un compañero que firma Gracchus y con la cual nos sentimos muy de acuerdo.
Muchas de sus afirmaciones nos parecen válidas especialmente cuando subraya:
- la base científica de la teoría revolucionaria del proletariado
- el hecho de que la ciencia -aún estando dominada por la burguesía y puesta globalmente a su servicio- contiene elementos de conocimiento, método etc., que no podemos rechazar sino que debemos integrar en la lucha revolucionaria.
- Pese a las contradicciones en su uso y los limites que en última instancia el control capitalista le impone, el progreso real experimentado por la ciencia incluso en la época de decadencia del capitalismo
- la necesidad de integrar los aportes de diferentes disciplinas científicas -incluidas las sociales- al terreno de la teoría y la conciencia revolucionarias.
Compartimos igualmente la corrección que el compañero hace al subtítulo del artículo que es efectivamente erróneo.
Hay un punto en el que discrepamos del compañero y que podría ser objeto de un debate más desarrollado.
El compañero dice "solo puedo constatar la ausencia efectiva de una ciencia de la transformación social, entendiendo por efectiva no solo su justicia y coherencia teórica, sino su influencia real entre las masas: las minorías revolucionarias resultan muy reducidas no solo para tener un efecto sino para incluso ser conocidas"
Es totalmente cierto que las posiciones revolucionarias tienen una influencia extraordinariamente reducida en el conjunto del proletariado y que incluso resultan desconocidas para la inmensa mayoría. No podemos aquí indagar sobre las causas de esta realidad innegable.
Sin embargo, que sean muy minoritarias y sin influencia no niega su existencia. La conciencia de clase del proletariado -y como componente fundamental de la misma, la teoría revolucionaria- posee dos dimensiones inseparables: su profundidad y su extensión. Su profundidad se refiere a su capacidad para comprender de manera científica el ser del proletariado, de sus objetivos y de los medios para alcanzarlos. Esta es una labor permanente que sobre todo realizan -aunque no exclusivamente- las minorías revolucionarias del proletariado.
La extensión, la otra dimensión, se refiere a la amplitud que toma dicha conciencia revolucionaria en el conjunto del proletariado que durante la mayor parte del tiempo es muy reducida, solamente en momentos revolucionarios esa dimensión se hace muy grande hasta abarcar a una importante mayoría de las filas proletarias.
La dinámica, el movimiento y la interrelación entre ambas dimensiones es un hecho muy complejo como lo demuestra la historia de la lucha de clases.
Contribución del compañero
Queridos camaradas:
Antes que nada aclarar que el entrecomillado de "marxismo" no tiene ningún sentido irónico o de cuestionamiento, sino corresponde a mi punto de vista sobre el Socialismo Científico: en cuanto a científico, no debería de estar tan apegado al nombre de sus fundadores. Reconozco que a veces se utilice en un sentido militante por reivindicación de una escuela de pensamiento y praxis determinada.
Acerca de la naturaleza de la ciencia, su método y su relación con otras estructuras de la sociedad de clase, estimo que en vuestro artículo hay una serie de incomprensiones que me gustaría matizar.
En primer lugar, los resultados obtenidos por los científicos del laboratorio Gran Sasso de los Abruzzos se deben todavía confirmar, y en este sentido se están pronunciando los científicos de proyecto, si bien están divididos acerca de la pertinencia de su publicación. "Grandes realidades requieren grandes evidencias" como decía Carl Sagan. Por cierto, el título del artículo puede inducir a confusión, pues los neutrinos ya están descubiertos, lo desconcertante es la posibilidad de que viajen más rápidos que la velocidad de la luz en el vacío (c) cosa que desafiaría la mecánica relativista de Einstein.
En segundo lugar, de confirmarse los resultados serían evidentemente revolucionarios y obligarían a replantearse en menor o mayor medida varios fundamentos de la Física actual: nos encontraríamos ante un "cambio de paradigma" o "revolución científica" en la terminología de Thomas Kuhn. No obstante, dichos cambios de paradigma no son una novedad en la historia de la ciencia, se han producido varias veces y en diferentes ciencias, entre las que figura por ejemplo la evolución darwinista. Por poner un ejemplo "reciente" y que compete al tema del artículo: la atrofia y sustitución de la Física clásica de raíz Newtoniana y mecanicista por las Teorías de la Relatividad de Einstein y por la Mecánica Cuántica (Einstein, Bohr, Heisenberg, Schrödinguer, Pauli, Dirac etc.). Casualmente esta "revolución científica" podrían estar en sintonía con la crítica de Marx o Engels al materialismo vulgar, mecanicista, determinista y carente de flecha temporal representado por un marqués de Laplace, en el cual la "ley científica" desempeñaría el papel del Dios newtoniano (incluso del Calvinista) No obstante, fue la ciencia "académica", es decir burguesa, la que supo salir al paso de una serie de contradicciones, no de forma definitiva, sino provisional y no por ello menos brillantemente: el tema de la flecha del tiempo permanecía irreductible. Se percibe pues un genio creador de unos seres humanos, que a pesar del limitado horizonte espiritual de la sociedad burguesa consiguen dar un paso adelante, aparte de un método de trabajo a la vez riguroso, relativamente adogmático y productivo.
Ya Marx apuntaba al carácter histórico y dialéctico del conocimiento científico, a diferencia de aquel materialismo vulgar estilo Diderot o Laplace, que la burguesía triunfante del S XIX tenía como estandarte y espejismo de un supuesto "dominio de la naturaleza". Esta ciencia naciente tan segura de sí misma y sus aplicaciones técnicas que se imponían a ritmo de máquina de vapor (o de generador eléctrico después) se cree atemporal y objetiva irónicamente. Esta crítica marxiana no cayó en saco roto y de hecho influyó en filósofos y científicos revolucionarios como Dietzgen o Pannekoeek.
No obstante la misma burguesía del final del siglo XIX es consciente de las limitaciones de su propia ciencia; es más del peligro que supondría para ella una ciencia social que avanzase al ritmo de la natural. De ahí el "malestar en la ciencia" de que se hace eco Pannekoeek en su "Lenin filósofo", que provoca una serie de impugnaciones de conceptos básicos entre la misma ciencia y filosofía burguesas que, a pesar de su tendencia a la recaída en el "idealismo" y el "subjetivismo", no podemos dejar de subrayar en cuanto a lucidez y nivel de autoconciencia (léase Mach, Avenarius o Poincaré).
Lo que queremos destacar en este artículo es que, nos guste o no admitirlo, la ciencia natural burguesa en gran medida supo franquear las aporías en que se vio envuelta y, más aún superarlas, con la aplicación a todos los terrenos del nuevo paradigma einsteniano-cuántico incluidas sus aplicaciones prácticas: desarrollo del transistor, microscopia electrónica, efecto túnel, etc. Es más, en relación a las Ciencias Naturales y sus aplicaciones, no podemos dejar de constatar su exponencial desarrollo durante el siglo XX, aparte de lo ya mencionado (ampliación del horizonte de la cosmología con el descubrimiento de la existencia de galaxias externas a la nuestra y su expansión relativa, descubrimiento de la estructura del ADN y de las proteínas así como de los mecanismos de expresión genética, ingeniería genética y estudio del genoma humano, descubrimiento y desarrollo de los antibióticos, así como de las vacunas, los trasplantes y conocimiento del sistema inmunitario, desarrollo de las telecomunicaciones y de la informática).
Todo ello no excluye la trágica contradicción y ambigüedad del desarrollo de la ciencia y la tecnología: no solamente aumenta la capacidad de producción sino también de destrucción en la misma medida: no olvidemos el potencial destructor de dos guerras mundiales, lo tercera guerra "fría" y las guerras. Por no hablar de la contradicción entre el enorme potencial productivo y la fundamentación del capitalismo en la productividad: poblaciones subalimentadas mientras se destruyen cosechas, monopolio letal de las patentes de medicamentos por parte de multinacionales... Todos son argumentos que nos llevan a plantearnos la necesidad de una nueva sociedad, ahora bien, no nos lleva a ningún sitio no hacer un balance objetivo de la situación y no constatar que la ciencia ha progresado desde principio del siglo XX, además ha progresado exponencialmente, como nunca en la historia. Y es este trampolín uno de los pivotes de cualquier nuevo proyecto de sociedad, de donde debe tomar el impulso junto con la conciencia transformadora del proletariado. Ya que el socialismo no puede ser un "reparto de la pobreza", al menos en el sentido que propugnaba Marx, como superación del capitalismo.
Por otra parte, señaláis la "competitividad" que existe en el mundo de la ciencia burguesa, lo cual es innegable, pero me temo que estáis confundiendo dos conceptos:
- La ciencia como método de comprensión de la realidad es un método dialéctico, no es un método inductivo, que en base a unos resultados experimentales "dados" se constituye como reflejo objetivo de la realidad (a la guisa del mecanicismo). Por eso como señala Thomas Kuhn, que en línea con Marx subraya el carácter histórico del conocimiento científico, no elaboramos el conocimiento solo en base a la experiencia, sino que existe un elemento creativo, quizá no siempre consciente, donde tiene lugar la emisión de hipótesis en las cuales inevitablemente se hacen presentes nuestras creencias, prejuicios.... Como consecuencia la ciencia es un conocimiento en continua mutación más no arbitraria o infecunda: sus resultados son interpretables y los enfoques plurales, sin embargo siempre en base a un método, no a cualquier opinión arbitraria. Es decir, no cabe un resultado monolítico y determinado, la pluralidad es un componente epistemológico del conocimiento, no un mero "buen-rollismo" democrático. Es algo que es autoconsciente para la mayoría de los científicos y eso supone un cierto grado de madurez epistemológica.
- Las diferencias teóricas en una sociedad basada en la competencia pueden en muchas situaciones ser vehículo de desavenencias, amargos desencuentros, etc. Ese hecho es innegable, sobre todo cuando la financiación de las diferentes líneas de investigación es un maná por el que se compite y que no se reparte de forma desinteresada por parte del Estado y las empresas. Pero esto no puede obviar la innegable madurez metodológica de las ciencias (al menos las naturales) ni de sus progresos obvios. Lógicamente, podemos pensar que en una sociedad socialista las cosas podrían funcionar mejor y que las diferencias de opinión no deberían implicar luchas cainitas. Pero el principal de los problemas más que una cuestión de método es quién controla y quien se beneficia de los resultados, como señalábamos antes.
Dice el artículo "ningún descubrimiento científico, por brillante que sea, podrá sacar hoy a la humanidad de la oscura prehistoria en la que la encierra un capitalismo a punto de expirar" a lo cual convendría matizar que cualquier alternativa a la sociedad actual tendría que fundamentarse en un conocimiento científico de la realidad comparable "al menos" al alcanzado actualmente, lo cual supone un desafío de proporciones gigantes. Y ante ello solo puedo constatar la ausencia efectiva de una ciencia de la transformación social, entendiendo por efectiva no solo su justicia y coherencia teórica, sino su influencia real entre las masas: las minorías revolucionarias resultan muy reducidas no solo para tener un efecto sino para incluso ser conocidas.
Aparte desarrollar esta ciencia supone no solo reivindicar críticamente el legado teórico, frente a las falsificaciones estalinistas, sino desarrollar aún más este para ser una alternativa viable. He aquí el vacío teórico que explica que a pesar de que "los de abajo" luchen, de momento, no encuentran el camino para luchar por sí mismos y no caer en mistificaciones: el "democratismo", el islamismo, etc. Y por otra parte es ese vacío teórico el que lleva al desaliento y a la parálisis, al conformismo:"virgencita, que me quede como estoy".Y acometer ese desarrollo teórico, como labor titánica que es, no es simplemente una cuestión de voluntad, es una cuestión de creatividad, creatividad que solo se consigue (uuuuuuuuuuf) equivocándose 999 veces y acertando 1. Y ha de ser un trabajo colectivo, pues la capacidad intelectual de cada cerebro individual es limitada (así como ilimitada la capacidad de delirio de una mente aislada de la realidad). Y en este sentido la labor creativa de los mejores científicos, no obstante la sociedad de clases, no deja de ser un ejemplo de creatividad humana y un modelo metodológico a seguir.
PD: No paséis por alto los interesantísimos desarrollos teóricos de las teorías de Caos y de la Complejidad, que están en buena sintonía con la dialéctica de naturaleza tal como la expresaba Engels y dan respuesta concreta a las reglas de la indomable flecha del tiempo y al determinismo, así como al elemento subjetivista e idealista que se podría extraer de la interpretación de la Mecánica Cuántica. ¡Si Heráclito y Engels levantaran la cabeza y pudiesen verlo!.
Aclaraciones sobre el papel de los científicos en la sociedad de clase
No querría por supuesto dar la impresión ingenua de que los científicos profesionales sean seres angelicales, ajenos a la sociedad de clase en que viven. Los proyectos en que participan están, sobre todo a partir del siglo XX estrechamente controlados y estructurados por el Capitalismo de Estado, que planifica la investigación como una estrategia a medio o largo plazo, de la que espera obtener un beneficio competitivo económico, militar o ambos. Esto es especialmente importante en los países más competitivos como EE.UU, los principales países Europeos, Japón, China... donde incluso se permiten promover la "ciencia básica" (es decir conocimientos absolutamente sin ninguna aplicación en la actualidad). No podemos dejar de recordar la multitud de Agencias Estatales de Investigación (CSIC en España (si bien de poca entidad), el Instituto Max Planck (Alemania), la NASA en EE.UU), de proyectos de I+D financiados por el Estado, en colaboración con líneas de investigación (de la Universidad o otras instituciones) y empresas. Y dentro de esta colaboración es la militar una de las que destaca cualitativa y cuantitativamente. No olvidemos el proyecto Manhattan, la influencia del Complejo Militar Industrial (que subrayaba Truman) o proyectos del estilo de la "Guerra de las Galaxias" en los 80, o el actual del paraguas antimisiles de la OTAN.
Sobre el carácter de clase de los científicos que dirigen las líneas de investigación tampoco me engaño, independientemente de que muchos vivan de un sueldo, su implicación en los proyectos les compara a un alto funcionario de estado capitalista. Ello no quiere decir que tengan "cuernos y rabo", algunos investigaran en proyectos potencialmente beneficiosos para la humanidad y creerán en ellos, otros todo lo contrario, otros serán funcionarios grises de la investigación que no aportan gran cosa de provecho. Señalar, sin embargo, un fenómeno nuevo: los investigadores "precarios", que malviven a base de becas o cuyo futuro está sometido a la incertidumbre del recorte de una línea de investigación (pero ese es otro tema que podría ser un interesante tema de indagación). Sobre su catadura moral, podemos ver una amplia gama de posicionamientos, desde el que investiga proyectos para la industria militar, o hace "test de inteligencia" cara a obtener justificación de políticas eugenésicas, hasta el que se posiciona críticamente hacia la sociedad (eso sí más bien en términos reformistas) como Einstein, Margulis, Stephen Gould; no obstante de que sus resultados sean revolucionarios en el área que investigan.
La cuestión es la siguiente: la burguesía más competitiva es capaz de permitir en su seno un ámbito donde tiene que aceptar la creatividad y el pensamiento relativamente libre (que en absoluto promueve en la esfera pública ni en la cultura idiotizante de los mass media), aplicado por supuesto a los campos a que ella le interesan. Si permite este coto privado es porque espera obtener unos resultados prácticos que no le va a ofrecer ningún predicador, ningún adivino, ni ningún periodista de la telebasura. El método de trabajo, comunicación, discusión y contraste de los resultados parece ser bastante adecuado; por supuesto, para el estrecho segmento de la realidad que investiga y sin negar el elemento de la competencia entre líneas de investigación. Por lo tanto, no sería una mala idea que la ciencia de transformación de la sociedad, la teoría revolucionaria aprendiera un tanto de esta metodología, aceptando que una posición de clase y militante no puede ser una "ciencia objetiva" y que los sistemas sociales son de una complejidad tal que no se pueden reducir a los sistemas relativamente sencillos de las CC. Naturales.
Otro tema son las Ciencias Sociales, ya que en la medida en que puedan desvelar el carácter de clase y de dominación de la sociedad "democrática", verán su desarrollo lastrado por la burguesía. Aparte un sistema social es de un grado de complejidad muy elevado y el investigador es a la vez observador y objeto de estudio, hechos que constituyen una dificultad epistemológica intrínseca. No obstante, no podemos afirmar que toda la Ciencia Social sea un páramo: se han hecho bastantes avances en el terreno de la Psicología, la Lingüística, la Filosofía de la Ciencia, la Lógica, etc. de los que un proyecto de transformación socialista de la sociedad haría bien en aprovechar, no obstante, de forma crítica.
GracchusEn julio y agosto de este año hemos presenciado acontecimientos aparentemente asombrosos. Asistimos a una alarma generalizada de gobiernos, dirigentes, bancas centrales y otras instituciones financieras internacionales. Los dueños del mundo parecen haber perdido totalmente la brújula. Cada día tienen lugar reuniones de jefes de Estado, del G8, del G20, del BCE, de la FED[1]... A un ritmo sorprendente, en medio de una absoluta improvisación, se pronuncian declaraciones irrisorias en relación a los problemas que se plantean y se anuncian decisiones, sin que por ello, la crisis económica mundial detenga su curso catastrófico. La quiebra generalizada avanza. La depresión sigue su impulso de forma irreversible. En unas semanas, el plan de salvación de la economía griega se ha visto totalmente sobrepasado y la crisis de la deuda afecta de manera espectacular a países de la importancia de España o Italia. La primera potencia mundial, Estados Unidos, sufre una crisis política de grandes proporciones ante la necesidad perentoria de elevar el techo de la deuda entre 14500 y 16600 millones de dólares. Todo ello dentro de un plan de lucha contra el déficit público que ha conducido directamente a la degradación de la nota de crédito de este gigante con pies de barro. Todo lo cual es una primicia histórica. El tren descarrila y los conductores pierden el control de la máquina. ¿Adonde va la economía mundial? ¿Por qué parece estar cayendo por un precipicio sin fondo? Se trata de cuestiones que es necesario responder: ¿adonde arrastra la economía mundial a la humanidad?
1.- De las mentiras a la realidad
Recordemos que en 2007-2008, la quiebra de la banca Lehman Brothers había llevado a la economía al borde del abismo. Todo el sistema financiero, cual castillo de naipes, corría el riesgo de desmoronarse. Los Estados tomaron a cargo una parte de la deuda bancaria, una suma incalculable. En esta pendiente, los propios bancos centrales no tardaron en encontrarse ellos mismos en una situación peligrosa. Pero durante todo este tiempo, la burguesía se ha reído del mundo con el mayor cinismo. Hemos sufrido todo tipo de discursos cada cual más mentiroso. En parte la propia burguesía se cree sus discursos. Los explotadores no pueden alcanzar una verdadera lucidez frente al hundimiento de su sistema. Sin embargo, mentir, trampear para esconder los hechos, es una necesidad para mantener los explotados bajo su yugo.
Empezaron por decir que las cosas no eran tan graves, que mantenían el control de la situación. Pero era cada vez más difícil no hacer el ridículo. Sin embargo, en ese dominio, lo mejor estaba por venir. Al comienzo de 2009, tras una caída del 20% de las bolsas y un retroceso del crecimiento mundial, se nos prometía sin pestañear, una salida rápida de la crisis. Esta nos era presentada como pasajera y puntual. Pero los hechos son más obstinados que los discursos. La situación se reía descaradamente de estos vendedores de ilusiones y continuaba agravándose. Entonces, estos señores han pasado a utilizar argumentos nacionalistas tan pérfidos como asquerosos. La culpa de la crisis era de la población norteamericana que había gastado a crédito sin reflexionar y comprado casas sin tener medios para rembolsar los créditos. Estamos hablando de las célebres subprimes. Esta explicación perdía su validez cuando la crisis ha afectado a la zona euro, haciéndose evidente cuando el Estado griego era incapaz de evitar la quiebra. Entonces la ignominia ha subido un grado: los explotados griegos y de otros países afectados han sido presentados como vagos y aprovechados y la crisis de Grecia ha sido circunscrita exclusivamente a este país, de la misma forma que había sido limitada a Islandia cuando este país se vio afectado y como se hizo con Irlanda unos meses más tarde. Sobre las pantallas de la televisión y en los micrófonos de la radio, los dirigentes intercambiaban toda clase de pequeñas frases asesinas. Su explicación era siempre la misma: las gentes gastaban demasiado, los explotados viven como pachás por encima de sus posibilidades. Sin embargo, y una vez más, ante la legítima indignación que maduraba en los distintos países, los discursos evolucionaron. En Italia, por ejemplo, el inenarrable Berlusconi era designado como el único responsable de una política económica... ¡totalmente irresponsable! Pero resultaba difícil hacer lo mismo con Zapatero, presentado durante mucho tiempo como un "político responsable".
Al final, la burguesía ha sentado en el banquillo de los acusados a una parte de si misma. La causa de la crisis recae sobre el mundo de las finanzas, bandidos ávidos de ganancias siempre crecientes. En Estados Unidos, en diciembre de 2008, Madoff, antiguo dirigente del Nasdaq[2] y uno de los consejeros de inversiones de Nueva York más conocido y respetado, se ha convertido de la noche a la mañana en el peor estafador del planeta. Del mismo modo, las agencias de calificación son utilizadas como chivos expiatorios. A finales de 2007 se les acusaba de subestimar los riesgos de la deuda soberana de los Estados. Hoy son acusadas de lo contrario cuando alertan de la situación insostenible de las deudas soberanas en la zona Euro (Moody's) o en Estados Unidos (el caso de Standard and Poors).
Ahora que la crisis se ha mostrado abiertamente mundial había que encontrar una mentira más creíble, más cercana a la realidad. Así que, desde hace algunos meses circula el rumor, cada vez más ruidoso, de que la crisis se debe a un endeudamiento generalizado e insoportable, organizado por las finanzas en interés de los grandes especuladores. Este verano con la nueva explosión de la crisis financiera estos discursos han invadido las pantallas.
Aunque todos estos ejemplos muestran que la burguesía tiene cada vez más dificultades para servirse de mentiras creíbles, podemos asegurar que va a continuar utilizándolas; como prueba todo el guirigay que han montado los partidos de izquierda, los izquierdistas y un gran número de economistas, según los cuales, son las finanzas -y no el capitalismo como tal- los responsables de la actual agravación de la crisis. En verdad, la economía se hunde bajo las deudas que no puede devolver ni gestionar. Esto devalúa las monedas, empuja al alza el precio de las mercancías y abre la puerta a un proceso de quiebra de los particulares, los bancos, los seguros y los estados. Esto entraña el riesgo de paralizar los bancos centrales en un momento dado. Pero este endeudamiento no tenía como razón fundamental la avidez insaciable de los financieros y otros especuladores, y todavía menos el consumo de los explotados. Al contrario. Este endeudamiento generalizado era necesario y vital para la supervivencia del sistema desde hace más de medio siglo, como medio de evitar una sobreproducción cada vez mayor. El desarrollo progresivo de la especulación financiera no es pues la causa de la crisis, sino la consecuencia de las medidas que los Estados han tenido que utilizar para intentar hacer frente a la crisis en los últimos 50 años. Sin esta política de crédito fácil y de endeudamiento creciente hasta el descontrol, el capitalismo no habría podido vender las mercancías en cantidad siempre creciente. De hecho, aumentar de este modo la deuda les ha permitido sostener el crecimiento de la producción durante todo este tiempo. El desarrollo monstruoso de las finanzas especulativas, convirtiéndose en un cáncer para el capitalismo, no es más que el producto de la dificultad creciente del sistema para invertir y vender con beneficio. El agotamiento histórico de esta capacidad, a finales de 2007 y comienzos de 2008, ha abierto de par en par las puertas de la depresión[3].
2.- La época de la depresión y las quiebras
Los acontecimientos que vemos este mes son una clara manifestación de todo ello. El presidente del BCE (J.C.Trichet) acaba de declarar a este propósito que "la crisis actual es tan grave como la de los años 30". La prueba de ello es que la supervivencia de la economía mundial pende del hilo de una creación acelerada y titánica de moneda por parte de los diferentes bancos centrales empezando por el de Estados Unidos. Lo que se ha denominado "Quantitative Easing" números 1 y 2[4] no es otra cosa que las partes emergidas del enorme iceberg de una creación monetaria masiva. De hecho, la FED ha inundado literalmente la economía, los bancos y el Estado americanos de nuevos dólares y de rebote ha hecho lo mismo en el conjunto de la economía mundial. El sistema bancario y el crecimiento económico han sido mantenidos mediante perfusión. La depresión que asomaba la cabeza hace 4 años ha podido atenuarse. Pero ahora asistimos a su vuelta a escena. Lo que más asusta a la burguesía es la ralentización brutal de la actividad económica que estamos viendo. El crecimiento -que había podido mantenerse hasta finales de 2010- se hunde. El PIB de USA había logrado en el tercer trimestre de 2010 remontar en un 3,5% sobre el punto más bajo sobrevenido a mitad de 2009 y pese a que descendía en un 0,8% respecto a 2007. Sin embargo, en 2011 si USA preveía un crecimiento de 1,8% actualmente la media anual es solamente del 0,4%, para el segundo trimestre, evaluada inicialmente en un 1,3% va a ser en realidad 0. El mismo fenómeno se reproduce en Gran Bretaña y en la zona Euro. La economía mundial tira a la baja y en los grandes países, como USA, puede sufrir tasas de crecimiento negativas. Simultáneamente, en este contexto recesivo, la inflación no cesa de aumentar. Si oficialmente en USA es del 2,98% sería en realidad del 10% si se adoptara el modo de cálculo que estableció Paul Volcker, antiguo director de la FED. En China, que da el tono de los países emergentes, se eleva a un 9% anual.
En este mes de agosto 2011, el pánico generalizado en los mercados financieros traduce, entre otras cosas, la toma de conciencia de que el dinero inyectado desde finales de 2007 no ha permitido relanzar la economía y salir de la depresión. En cambio, ésta ha exacerbado durante los últimos 4 años el desarrollo de la deuda mundial hasta el punto que el hundimiento del sistema financiero se ha puesto de nuevo de actualidad, pero en una situación mucho más degradada que en 2007. Actualmente, la situación económica es tal que la inyección de nuevas sumas monetarias, aunque sea en dosis reducidas, se hace imprescindible todos los días. En las últimas semanas, el BCE se ha visto obligado a comprar diariamente 2000 millones de euros de las deudas italiana y española so pena de ver hundirse a estos países. Sí, en consecuencia, este nuevo dinero es indispensable para la supervivencia del sistema al día de hoy, esto no podrá tener en ningún caso los efectos, aunque con menor alcance, que tuvo la creación monetaria desde fin de 2007. Haría falta mucho más para absorber las deudas emitidas por España e Italia que se cifran en centenas de miles de millones de euros. ¡Y estos países no son los únicos! La posibilidad de degradación de la nota triple A de la deuda de Francia sería el colmo para la zona Euro. Sólo los países incluidos en esta categoría pueden aportar los fondos de apoyo europeo. Si Francia no puede, toda la zona se hundiría. ¡El pánico desatado en la primera quincena de agosto no ha acabado aún! La burguesía y sus dirigentes se están dando cuenta que el sostenimiento necesario y continuo del crecimiento -aunque sea en dosis moderadas- se hace imposible. Todo esto provoca el espectáculo lamentable al que asistimos. Aquí están las razones profundas de la división de la burguesía americana sobre el incremento del techo de endeudamiento. Esto afecta igualmente a los llamados acuerdos -ruidosamente proclamados- de los dirigentes de la zona euro sobre la salvación de Grecia. Planes que son cuestionados a los pocos días por algunos gobiernos europeos. Los conflictos entre republicanos y demócratas sobre el incremento del techo de la deuda no son sólo simples divergencias como nos lo presenta la prensa burguesa que opone las gentes responsables a los irresponsables de la derecha dura americana, incluso si la aberración que representan las reivindicaciones y el dogmatismo absurdo de ésta última -y en particular del Tea Party- agravan los problemas a los que se enfrenta la clase dominante americana. La incapacidad de los dirigentes de la zona euro para ponerse de acuerdo en una política ordenada y consensuada para apoyar los países europeos que no pueden hacer frente a la devolución de sus deudas, no procede únicamente de los antagonismos de intereses mezquinos de los dirigentes de cada capital nacional. Esto revela una realidad más profunda para el capitalismo. Sencillamente, la burguesía está siendo consciente de que un nuevo apoyo masivo a la economía como el que se ha practicado entre 2008 y 2010 es particularmente peligroso. Pues existe el riesgo de provocar tanto el hundimiento del valor de los bonos del tesoro de los diferentes países como el de sus monedas, incluyendo el euro; hundimiento que anuncia estos últimos meses el desarrollo de la inflación.
3.- ¿Qué perspectivas hay para la economía mundial?
La depresión ya está aquí y la burguesía no puede impedir su desarrollo. Esto es lo que nos ha traído el verano 2011. La tormenta ha estallado. La primera potencia mundial, alrededor de la cual se organiza toda la economía del planeta desde 1945, está al borde de la quiebra. Hace algunos años no podíamos imaginar esta realidad histórica que marca a fuego el proceso de hundimiento de la economía mundial. El papel que han tenido los Estados Unidos como locomotora económica desde hace 60 años ha terminado. Esto se ha visto a los ojos del mundo. No pueden continuar como antes, independientemente de que la recompra de una parte de su deuda haya sido asumida por países como China y Arabia Saudita. Su propia financiación se convierte en un problema enorme y, en consecuencia, de ahora en adelante son incapaces de financiar la demanda mundial. ¿Quién tomará el relevo? La respuesta es simple: NADIE. La zona euro irá de crisis en crisis tanto a nivel de deuda pública como privada, encaminándose hacia el estallido de esta zona en su configuración actual. Los famosos países "emergentes" como China son por su parte completamente dependientes de los mercados americanos, europeos y japoneses. A pesar de sus bajos costes de producción, estos últimos años muestran que se trata de economías desarrolladas a través de lo que se denomina por los medios de comunicación "economía burbuja". Es decir, una inversión colosal que nunca será rentable. Es el mismo fenómeno que conocemos bien y que los especialistas y los medios han denominado la "crisis inmobiliaria" en los Estados Unidos y la "nueva economía" algunos años antes. En los dos casos el resultado es conocido, asistimos a un hundimiento. China aumenta espectacularmente el coste de su crédito, pero eso no funciona. El crack persigue al Imperio Celeste tal como pasa en Occidente. China, India y Brasil, lejos de ser los futuros polos de crecimiento de la economía, ocuparán su lugar en el proceso de depresión mundial. El conjunto de estas convulsiones será un factor muy poderoso de desestabilización y desorganización de la economía. Lo que pasa actualmente en Estados Unidos y en la zona Euro empuja al mundo a una depresión y quiebras que se alimentan unas a otras de un modo cada vez más rápido y profundo. El relativo respiro que hemos visto desde mediados de 2009 también ha terminado. Este proceso de colapso del capitalismo, en el cual la economía mundial está ahora entrando, no plantea solamente a los explotados del mundo entero la necesidad de rechazar ser los paganos cotidianos de los efectos de esta crisis del sistema. Esta no concierne únicamente a la cuestión de los despidos o del mantenimiento de los salarios reales. Lo que está implicando es la marcha hacia la generalización de la miseria, una incapacidad creciente para todos los proletarios de atender a sus necesidades más elementales. Esta perspectiva dramática nos obliga a comprender que lo que se hunde no es una forma particular del capitalismo -como por ejemplo el capital financiero- sino el capitalismo como tal. Toda la sociedad está siendo arrastrada hacia el abismo y nosotros con ella si no reaccionamos. No hay otra alternativa que su destrucción completa, que el desarrollo de la lucha masiva contra este sistema que es corrupto y sin futuro. A la quiebra del capitalismo debemos oponer una sociedad nueva en la que la humanidad no produzca para el beneficio de unos pocos sino para satisfacer las necesidades humanas, una sociedad verdaderamente humana, colectiva y solidaria. Esta sociedad es el comunismo (que nada tiene que ver con los regímenes políticos y los modelos económicos de explotación que ofrecen la ex URSS o China). Esta sociedad es a la vez necesaria y posible.
TX 14-8-11
[1] Explicación de las siglas: G8, agrupa a los principales países industrializados del mundo más Rusia; G20: reunión del 68 más países llamados "emergentes" como China, India y Brasil; BCE: Banco Central Europeo; FED: Reserva Federal norteamericana.
[2] NASDAQ: agrupa a los valores bursátiles relacionados con la informática e Internet en la Bolsa de Nueva York
[3] Se califica depresión un largo periodo de caída de la actividad económica como fue el caso en los años 30. Los medios de comunicación nos hablan hoy de riesgo de nueva recesión. La administración americana define una recesión como una caída de la producción durante 3 trimestres consecutivos. Si calificamos el periodo actual de depresión, es porque el periodo de estancamiento y de caída de la producción en el que nos encontramos no tiene nada que ver, como veremos más adelante, con la duración limitada del periodo que la clase dominante entiende por recesión.
[4] Los bancos centrales crean siempre moneda para permitir la circulación de la masa de mercancías creadas por el capital nacional: el aumento de esta creación de moneda depende en tiempos normales del crecimiento de la producción. En realidad, desde la agravación de la crisis en 2007, los bancos centrales han creado mucha más moneda de lo que se necesitaba para hacer circular las mercancías (el montante de estas ha disminuido de manera global en el caso de los países desarrollados). Esta creación de moneda por encima de lo necesario según un criterio estrictamente mercantil ha sido empleada para comprar a los bancos y a los estados créditos que no podían ser reembolsados por sus deudores. A pesar de este aumento, como se había visto claramente que ni los bancos ni el Estado americano eran capaces de rembolsar un gran número de deudas, se ha hecho necesario a la Reserva Federal (FED) crear mucha más moneda de lo que su estatuto y sus libros contables lo permitían en vistas a conseguir comprar las deudas llamadas "tóxicas". Así, a finales de 2009, ha decidido emitir una suma suplementaria de 1700 millones de dólares (llamada Quantitative Easing nº 1) y con el mismo objetivo ha decidido emitir en noviembre una nueva masa de 600 mil millones de dólares (llamada Quantitative Easing nº 2)
"Va a producirse un crack y la caída será muy violenta". "Nadie cree en los planes de rescate, la gente sabe que los mercados y la bolsa están acabados". "A los traders no les importan en absoluto como vamos a enderezar la economía, nuestro trabajo es hacer dinero con este tipo de situaciones. Me acuesto todas las noches soñando con una nueva recesión". "En 1929, muchas personas estaban preparadas para sacarle partido al crack y hoy todo el mundo, y no solo las elites, podría hacerlo hoy en día". "Esta crisis económica es como un cáncer y hay que prepararse". "No hay que esperar que los gobiernos solucionen nuestros problemas ya que no son ellos los que gobiernan el mundo sino Goldman Sachs. A este banco no le importa en absoluto los planes de rescate". "En menos de 12 meses predigo que los ahorros de millones de personas van a desaparecer y que esto no será más que el principio".
Estos comentarios fueron realizados, el 26 de Septiembre, por el trader Alesio Rastani en la cadena de televisión BBC1. Desde ese momento el video no ha dejado de reproducirse en Internet creando un verdadero escándalo. Por supuesto, nosotros compartimos el pesimismo del economista. Sin necesidad de predecir de forma tan precisa el futuro, podemos afirmar sin miedo, que el capitalismo va a continuar hundiéndose, que la crisis aumentará y será cada vez más devastadora, y que el sufrimiento que trae la miseria va a alcanzar a una gran franja de la humanidad.
Las declaraciones de Alesio Rastani alimentan una de las grandes mentiras de los últimos años: el mundo estaría arruinado debido exclusivamente a las finanzas. Es Goldman Sachs quien dirige el mundo. Todas las voces antiglobalización, de izquierda y de extrema izquierda, gritan al unísono "¡Qué horror! Esta es la causa de todos nuestros males. Debemos retomar el control de la economía. Debemos hacer espabilar a las bancas y hacer que cese la especulación. ¡ Debemos luchar por un estado más fuerte y más humano!". Este discurso se repite sin cesar después del fracaso del gigante bancario americano Lehman Brothers en 2008. Actualmente, hasta una parte de la derecha clásica se ha unido a esta crítica radical de las finanzas y pide más moral y más respeto por el estado. Esta propaganda no es más que una farsa ideológica utilizada como herramienta para ocultar la causa real del cataclismo actual: el fracaso histórico del capitalismo. No es simplemente un matiz o un simple asunto de terminología, acusar al liberalismo o al capitalismo es fundamentalmente diferente. Por una parte se habla de la reforma de este sistema de explotación mientras que por la otra se afirma que el capitalismo no tiene futuro, que debe de ser destruido y reemplazado por una nueva sociedad. Entendemos, por que la clase dominante, sus medios de comunicación y sus expertos, invierten tanta energía en señalar la irresponsabilidad de las finanzas, acusándolas de la situación económica actual ya que buscan desviar las reflexiones en curso sobre la necesidad de un cambio radical y por tanto, de una revolución.
¡Es culpa de los hombres de negocios!: el viejo truco de buscar un cabeza de turco.
Después de cuatro años, en cada crack bursátil, salta el asunto de un "trader irresponsable". En Enero de 2008, el escándalo de Jerome Kirviel es la portada de todos los periódicos. Kirviel es juzgado como responsable de la caída de la Sociedad General (banco francés) por haber perdido 4,82 millares de euros, debido a una serie de malas gestiones. La verdadera razón de esta crisis, la explosión de la burbuja inmobiliaria de los EEUU, es relegada a un segundo plano.
En diciembre del 2008, el inversor Bernard Madoff es investigado por una estafa de 65000 millones de dólares. Se convierte en la estafa más grande de todos los tiempos y permite, puntualmente, olvidar el fracaso bancario del gigante americano Lehman Brothers.
En septiembre del 2011, el trader Kweku Adoboli es acusado de un fraude de 2300 millones de dólares a la banca suiza UBS. Este asunto sale a luz de una forma totalmente inopinada y en medio de una nueva convulsión económica mundial.
Evidentemente, todo el mundo sabe que esos individuos son los chivos expiatorios. La cuerda tendida por los bancos para justificar sus desmanes es en este caso demasiado evidente como para no verlo. Sin embargo, esta intensa propaganda mediática permite focalizar toda la atención en el mundo de las finanzas. La imagen de estos tiburones especuladores, sin escrúpulos, está incrustándose en nuestras mentes hasta convertirse en una obsesión.
Así que, tenemos que reflexionar ¿pueden estos "hechos diversos" explicar las amenazas de fracaso que planean sobre la economía mundial?.
Por muy indignantes que parezcan estos líos de millones de dólares, mientras millones de personas mueren de hambre en el mundo, por muy cínicos y vergonzosos que puedan parecer los propósitos de Alesio Rastani en la BBC, ninguno de esos juegos malabares puede explicar la amplitud de la crisis económica mundial que abarca actualmente todos los sectores en todos los países. Los capitalistas, sean banqueros o directivos, han buscado desde siempre él máximo beneficio sin preocuparse de los problemas de la humanidad. No es nada nuevo. El capitalismo es un sistema de explotación inhumano desde su nacimiento. El pillaje bárbaro y sanguinario de las poblaciones africanas y asiáticas en los siglos XVIII y XIX es una prueba trágica de ello. La granujería de los traders y de los bancos no explica nada de la crisis actual. Si las estafas financieras provocan actualmente perdidas colosales y ponen en peligro las bancas, es en realidad debido a su fragilidad, inducida por la crisis y no al revés. Si, por ejemplo, Lehman Brothers fracasó en 2008, no fue debido a su política de inversión sino al hundimiento del mercado inmobiliario americano durante el verano del 2007 lo que hizo que este banco se encontrara con que la mayoría de sus préstamos habían perdido su valor. Con la crisis de las subprimes, los hogares americanos súper-endeudados se revelaron insolventes y todo el mundo entendió que los préstamos acordados no serían jamás reembolsados.
Es culpa de las agencias de calificación: cómo acusar al termómetro en caso de fiebre.
Las agencias de calificación2 son también el fuego cruzado de las críticas. Al final del 2007, fueron tachadas de incompetentes por haber despreciado el peso de las deudas de los estados. Hoy en día, son acusadas de todo lo contrario ya que apuntan con el dedo a esas mismas deudas soberanas de la zona euro o de los Estados Unidos. Es verdad que estas agencias tienen intereses particulares, que su juicio no es objetivo. Las agencias chinas han sido las primeras en degradarle la nota al estado americano, y las americanas son más severas hacia Europa que hacia su propio país. Es cierto igualmente que cada caída de las notas de un país o de una empresa, es aprovechada por los financieros para especular, lo que acelera la degradación de las condiciones económicas. Los expertos hablan de las llamadas profecías auto realizadoras.
Pero la realidad, es que todas las agencias subestiman voluntariamente la gravedad de la situación; las notas que atribuyen son demasiado elevadas en relación a la capacidad de los bancos, de las empresas y de ciertos estados. El interés de esas agencias es criticar levemente los fundamentos económicos para no crear el pánico pues la situación de la economía mundial es la rama donde asientan sus posaderas. Negar totalmente la gravedad de la situación de la economía mundial sería grotesco y poco creíble; es más inteligente, desde el punto de vista de la clase dominante, reconocer ciertas debilidades de su propio sistema para disimular así los problemas de fondo. Todos los que acusan a las agencias de calificación lo saben perfectamente. Si denigran la calidad de los termómetros, es para evitar las reflexiones sobre la extraña enfermedad que sufre el capitalismo mundial, ¡Por miedo a que nos demos cuenta que se trata de una enfermedad degenerativa e incurable!
Es culpa de las finanzas: la confusión entre enfermedad y síntoma.
Esas críticas de traders y de las agencias de calificación, pertenecen a una empresa de propaganda mucho más vasta sobre la locura y la hipertrofia de las finanzas. Como siempre, esta ideología engañosa se apoya sobre una parcela de verdad. Ya que hay que confesarlo, el mundo de las finanzas se ha convertido, en las últimas décadas, en un monstruo gigantesco aquejado de incurable obesidad hundido en el más irracional de los comportamientos.
Existen muchísimas pruebas. En 2008, el total de las transacciones financieras mundiales se elevó a 2200 billones de dólares, contra un PIB mundial de 55 billones3. ¡La economía especulativa es 40 veces más importante que la economía llamada real! Y estos billones han estado a lo largo de los años invertidos de manera enloquecida y autodestructiva. Un ejemplo clarificantes es la VAD (venta a descubierto). "En el Mecanismo de venta al descubierto, empezamos por vender un valor que no poseemos para posteriormente volverlo a comprar. El objetivo del juego es vender un valor a cierto precio y volver a comprarlo a un precio inferior para llevarse la diferencia. El mecanismo es totalmente opuesto al de una compra seguida de una venta". 4
Concretamente, la VAD conlleva inmensos flujos especulativos financieros sobre ciertos valores apostando por lo bajo, lo que en ocasiones puede llevar a la caída de la presa. Esto hace que todo el mundo se rasgue las vestiduras. Muchos economistas y políticos nos comentan que este es el principal problema de la caída de Grecia y del euro. La solución es sencilla, prohibir los VAD esperando una mejora de la situación.
Es verdad que este tipo de ventas son una locura y que aceleran la destrucción de partes importantísimas de la economía. Pero justamente, no hacen mas que acelerarla, ¡no son la causa! El contexto que permite estas operaciones a gran escala es la crisis económica. El hecho de que los capitalistas apuesten de manera creciente a la baja y no al alta de los mercados revela en realidad la desconfianza total que tienen ellos mismos en el futuro de la economía mundial. Es también la razón por la cual hay cada vez menos estabilidad y cada vez menos inversiones a largo plazo: si los inversores juegan al corto plazo haciendo operaciones espectaculares y retirándose rápidamente sin preocuparse de la continuidad de las empresas y de las fábricas es porque no hay casi ningún sector industrial seguro y rentable a largo plazo. Y es aquí donde empezamos verdaderamente a llegar al centro del problema: la economía llamada real o tradicional está sumergida en aguas pantanosas desde hace décadas. Los capitales huyen de esta esfera que es cada vez menos rentable. El comercio mundial está saturado de productos invendibles, las fábricas no son productivas y no acumulan lo suficiente. El resultado es, que los capitalistas invierten en especular. De aquí procede la hipertrofia del sistema financiero, que no es más que un síntoma de la enfermedad incurable del capitalismo: la superproducción.
Es culpa del liberalismo: como encadenar al estado a los explotados.
Los que luchan contra el liberalismo comparten el hallazgo del deterioro de la economía real, pero no lo atribuyen a la imposibilidad del capitalismo de seguir desarrollándose y niegan que el sistema se haya vuelto decadente y que se ahogue en su agonía. Los antiglobalización atribuyen la destrucción de la industria después de los 60 a las malas elecciones políticas y a la ideología ultraliberal. Tanto para ellos como para nuestro trader Alesio Rastani, es Goldman Sachs quien dirige el mundo. Luchan por un mejor estado, por una mayor política social. Partiendo de la crítica del liberalismo, nos muestran otra basura como es el estatismo : "Con un mayor esfuerzo del estado en dirigir las finanzas podríamos construir una nueva economía: más social y más prospera".
Un estado con mayor protagonismo no permitirá solucionar los problemas económicos que sufre el capitalismo. Repitamos que lo que mina el sistema es la tendencia natural de producir más mercancías de las cuales los mercados pueden absorber. Después de décadas, consiguen evitar la parálisis de su economía hundiendo su producción en un mercado creado artificialmente para el endeudamiento. En otros términos, el capitalismo sobrevive a base de créditos desde los años 1960. Es por lo que hoy en día, los particulares, empresarios, bancos y estados, se hunden bajo una gigantesca montaña de deudas y que la recesión actual es llamada, la crisis de la deuda.
Desde el fracaso de Lehman Brothers en 2008, ¿qué hacen los estados a través de sus bancos centrales (FED et BCE en cabeza)?. Inyectan miles de dólares para evitar el hundimiento. Pero, ¿de donde procede ese dinero? ¡De nuevas deudas!. No se hace más que desplazar el endeudamiento privado hacia la esfera pública y así preparar futuros fiascos del estado, como estamos observando actualmente con Grecia. Las borrascas económicas que están por venir pueden ser de una violencia inaudita5.
"Pero si el estado no soluciona la crisis, podría al menos protegernos y tener un actitud pro-social", nos dice la izquierda. ¡Pero eso es hacernos olvidar a quién sirve el Estado y que el Estado como patrón no es precisamente de lo mejor que hay!. Las nacionalizaciones no han sido nunca una buena noticia para los trabajadores.
Tras la segunda guerra mundial, la importante ola de nacionalizaciones que se produjo tenía por objetivo levantar el aparato productivo destruido y aumentar el ritmo de trabajo. En la época, Thorez, secretario general del partido comunista francés y vice-presidente del gobierno dirigido por De Gaulle (insigne general de derechas), lanzó a la cara de la clase obrera francesa, y en particular a los obreros de las empresas públicas, cosas como: Si tienen que morir menores en el tajo, sus mujeres los remplazarán o ¡Arremangaros para reconstruir nuestra nación!, y « La huelga es el arma de los trusts».
Estas perlas de un "comunista" no tienen nada de sorprendente. Los comunistas revolucionarios han puesto siempre en evidencia, desde la experiencia de la comuna de París de 1871, el rol visceralmente anti- proletario e inhumano del estado. "El estado moderno, se cual sea su forma, es una máquina básicamente capitalista; el estado de los capitalistas, el capitalismo colectivo ideal. Cuanto más fuerzas productivas en su propiedad tienen más se vuelve capitalista y más explota a los ciudadanos. Los obreros son tan solo asalariados, proletarios. El capitalismo no está suprimido, está al contrario empujado hasta sus límites".
Friedrich Engels escribió estas líneas en 1878, lo que muestra que, ya en la época, el estado comenzaba a extender sus tentáculos sobre la totalidad de la sociedad, a agarrar con mano de hierro toda la economía nacional, las empresas públicas y las grandes sociedades privadas. Desde entonces, el capitalismo de estado no ha hecho más que reforzarse: cada burguesía nacional se fortifica tras su Estado tanto para librar la guerra comercial -e imperialista- con los demás Estados y, al mismo tiempo, la guerra a las condiciones de vida de los trabajadores y de la gran mayoría.
Los BRIC nos salvarán: los milagros económicos no existen.
Brasil, Rusia, India, China y África del Sur, han conocido estos últimos años un éxito económico de gran resonancia. China en particular, es considerada actualmente como la segunda potencia económica mundial, y muchos son los que piensan que pronto destronará a los Estados Unidos. Este éxito impresionante, hace esperar a los economistas que este grupo de países podría convertirse en la nueva locomotora de la economía mundial, como lo fue Estados Unidos después de la segunda guerra mundial. Últimamente, debido a los riesgos de explosión de la zona euro, China se ha propuesto para reflotar las fianzas italianas. Los antiglobalización ven en ello un motivo de alegría: por una vez la supremacía americana del ultra liberalismo ha sido vencida y el crecimiento del poder de esos países emergentes permitiría un mundo más equilibrado. La esperanza de ver desarrollarse a los países emergentes que expresan todos los burgueses así como los antiglobalización, no es solamente cómica, sino que revela que están vinculados al mundo capitalista. Esta esperanza desaparecerá ya que en todo este asunto del milagro económico tiene un aire de déjà-vu. Argentina y los tigres asiáticos en los años 80 y 90 y más recientemente, Irlanda, España o Islandia, fueron exhibidos como "milagros económicos". Y como todo milagro, la realidad acabó por imponerse. Todos estos países debieron su rápido crecimiento a un endeudamiento desmesurado y han conocido la misma suerte: recesión y fracaso. Y ocurrirá lo mismo con los BRIC. La preocupación crece entorno al endeudamiento real de las provincias chinas, sobre la ralentización del crecimiento y sobre el aumento de la inflación. El presidente del fondo soberano chino, Gao Xiping, ha declarado: "No somos salvadores, debemos salvarnos nosotros mismos". ¡No se puede ser más claro!
La verdad es que el capitalismo no tiene ni solución ni futuro.
El capitalismo no puede ser reformado. Ser realista, es admitir que solo la revolución puede solucionar la catástrofe. El capitalismo, como la esclavitud y la servidumbre, es un sistema de explotación condenado a desaparecer. Después de haberse expandido durante dos siglos XVIII y XIX, y después de conquistar el planeta, el capitalismo entró en decadencia desencadenando la primera guerra mundial. La gran depresión de los años 30 y la carnicería de la segunda guerra mundial, confirmaron lo obsoleto de ese sistema y la necesidad, para que la humanidad sobreviva, de destruir ese sistema social moribundo.
Pero se podría hacer la siguiente objeción: "tras la 2ª Guerra Mundial no ha habido una crisis de la magnitud de la del 29". Es cierto que la burguesía ha aprendido a limitar las pérdidas y a relanzar la economía: lo que hace pensar hoy en día que la nueva crisis que atravesamos no es más que un nuevo episodio de esos temblores, y que el crecimiento no tardará en volver, como lo hizo después de los años 60.
En realidad las recesiones sucesivas en 1967, 1970-71, 1974-75, 1991-93, 1997-1998 (en Asia) y 2001-2002 no han hecho más que preparar el drama actual. En efecto, en cada ocasión, la burguesía no ha conseguido relanzar la economía mundial sino abriendo cada vez más las compuertas de los créditos. No ha llegado nunca solucionar el problema de fondo, la superproducción crónica, no ha hecho más que aplazar los vencimientos a golpe de deudas y actualmente, el sistema está ahogado por ellas. Esta huída hacia delante toca a su fin. ¿Esto quiere decir que la economía va a bloquearse y que todo va a detenerse? Evidentemente no. La burguesía continuará peleándose. Concretamente, la clase dominante no tiene la elección más que entre dos políticas, que son como elegir entre la peste y el cólera: austeridad draconiana o relanzamiento dándole a la máquina de producir billetes. La primera lleva a la recesión violenta y la segunda a la explosión de una inflación incontrolable.
Desde ahora, la alternancia de fases cortas de recesión y de largos periodos de financiados a golpe de créditos, será una época definitivamente pasada: el paro va a explotar y la miseria, al igual que la barbarie, van a expandirse de forma dramática. Habrán fases de nuevos comienzos pero estas no serán más que pequeños balones de oxigeno de muy corta duración a las cuales sucederán nuevos cataclismos económicos. Todos aquellos que pretenden lo contrario son como ese suicida quien, después de haber saltado de lo alto del Empire State Building, decía en cada piso que hasta ahí todo iba bien. No olvidemos que al comienzo de las gran depresión de 1929, el presidente americano Hoover afirmaba que la prosperidad estaba a la vuelta de la esquina. La única incertidumbre es como va a reaccionar la humanidad. ¿Podrá acabar con el capitalismo?, ¿Va a ser capaz de construir un nuevo mundo de solidaridad?, ¿sin clases ni estado, sin explotación ni aprovechamiento de los otros? Como lo escribió Friedrich Engels hace ya un siglo: la sociedad burguesa está delante de un dilema: o bien pasan al socialismo o bien caer en la barbarie. Las claves de este futuro están en las manos de la clase obrera, de sus luchas unificadoras para los trabajadores, parados, jubilados y jóvenes precarios
Pawel (29 septembre)
1 Fuente: www.dailymotion.com/video/xlcg84 [217].
2 Llamadas también de rating, las más famosas son Standard & Poors, Moody's, Fitch etc.
3 Fuente: www.jacquesbgelinas.com/index_files/Page3236.htm [218].
4 Fuente: http ://www.abcbourse.com/apprendre/1_vad.html [219]
5 Apostar por "más Europa" o por "más gobernanza mundial" son igualmente otro callejón sin salida. Por que se junten varios estados -caso de que sean capaces de colaborar realmente y no hagan lo que hacen normalmente que es clavarse todo clase de puñales- no van a solucionar la crisis. A lo más a que pueden llegar es a ralentizar un poco el avance de la crisis al precio de agudizar las fracturas y divisiones entre ellos lo que acaba acelerándola aún más.
Los acontecimientos que se están produciendo en España, cualquiera que sea su desenlace final y sean cuales sean las confusiones o ilusiones de sus protagonistas, están haciendo historia, marcan un hito en la evolución de la lucha de clases.
Un eslabón en la cadena internacional de luchas de clase
Los acontecimientos se están explicando a partir de factores supuestamente nacionales lo que se resumiría en la famosa "Spanish Revolution".
¡Nada más falso y engañoso! El desencanto con la llamada "clase política" es un fenómeno mundial, es muy difícil encontrar un país donde sus habitantes confíen en sus "representantes", sean estos ratificados en el circo electoral o dictatorialmente impuestos. La corrupción que se ha aducido como otra posible explicación es igualmente un fenómeno mundial del cual no hay país que escape[1]. Ciertamente, tanto en la "calidad" de los políticos como en la corrupción, hay distintos grados según los países, pero esas diferencias son los árboles que nos impiden ver el fenómeno histórico y mundial de la degeneración y el pudrimiento del capitalismo.
Otros razonamientos puestos sobre el tapete son el desempleo masivo, especialmente entre los jóvenes. Se ha hablado igualmente de la precariedad, de los recortes sociales generalizados que se han perpetrado y se preparan para después de las elecciones. Todo esto no tiene nada de español. Lo vemos no solo en Grecia, Irlanda o Portugal, sino igualmente en Estados Unidos y Gran Bretaña. Si bien es verdad que esos ataques a la clase trabajadora y a la gran mayoría de la población varían en grados según los países -el capitalismo es una fuente permanente de desigualdades y agravios comparativos- es un error fijarse en que X es menos pobre que Y ¡cuando todos tendemos a ser más y más pobres!
El rostro amargo del desempleo lo vemos tanto en Madrid como en El Cairo, tanto en Londres como en París, tanto en Atenas como en Buenos Aires. Resulta absurdo y estéril buscar denodadamente todo lo que distingue y diferencia cuando lo que debemos ver es todo lo que une y generaliza. En la situación actual se ve cada vez de forma más patente que lo que prima es la degradación general de las condiciones de vida de los explotados del mundo. Todos nos vemos unificados en una misma caída hacia el abismo, que no sólo se manifiesta en el desempleo, la inflación, la precariedad, la eliminación de prestaciones sociales, sino igualmente en la multiplicación de desastres nucleares, de guerras y en una poderosa dislocación de las relaciones sociales acompañada de una creciente barbarie moral.
Es evidente que la presión de la ideología dominante, estrechamente nacionalista, intenta encerrar el movimiento que estamos viviendo en las cuatro paredes de la "Spanish Revolution". Es cierto que las dificultades de la toma de conciencia hacen que muchos de los protagonistas lo vean según ese prisma deformador, así, en las Asambleas es muy escasa la reflexión sobre la situación mundial, o sobre la propia situación de la inmensa mayoría de los trabajadores[2]....
Pero ¿cómo es posible que hablemos de un eslabón en el movimiento internacional de la clase obrera cuando la gran mayoría de los asistentes aunque sean obreros (parados, jóvenes trabajadores precarios, funcionarios, jubilados, estudiantes, emigrantes...), no se reconocen como pertenecientes a la clase obrera y dicho término apenas es pronunciado en las asambleas?[3]
Diferentes factores explican esta dificultad: la clase obrera padece un fuerte problema de identidad y de confianza en si misma. Por otro lado, el descontento generalizado no afecta únicamente a la clase obrera sino a amplias capas de la población oprimida y no explotadora, lo que se nota en una proletarización de estratos sociales pequeño burgueses o de profesiones liberales[4]. Todo eso hace que el movimiento puede parecer, según una mirada superficial, como interclasista, caóticamente desviado hacia una multitud de preocupaciones, muy sensible a los planteamientos democráticos... sin embargo, si lo miramos más profundamente, el movimiento pertenece por entero al combate internacional de la clase obrera. Estamos inmersos en un proceso hacia luchas masivas, las cuales servirán para que el proletariado comience a tomar confianza en sus propias fuerzas y empiece a verse como una clase social autónoma capaz de plantear una alternativa a esta sociedad abocada a la ruina. La falla tectónica que corre de Francia 2006[5] a Grecia 2008[6] para volver de nuevo a Francia 2010[7], seguir con GB 2010 y continuarse con Egipto-Túnez 2011[8], se manifiesta en el enorme seísmo español. Se están preparando las bases para grandes terremotos sociales que acabarán abriendo la vía dolorosa hacia la emancipación de la humanidad.
Los detonantes inmediatos del movimiento
Un análisis internacional e histórico, es más claro sí logra integrar los factores particulares, nacionales o coyunturales. En cambio, jamás se pueden comprender los hechos sí se parte de esos factores específicos. El movimiento que estamos viviendo partió de una protesta "contra los políticos" organizada por el Democracia Real Ya. Las manifestaciones del 15 de mayo fueron un éxito espectacular: el descontento generalizado, el malestar ante la falta de futuro, encontraron en ellas un cauce inesperado.
Aparentemente todo terminaba ahí, pero en Madrid y en Granada, al final de la manifestación, hubo violentas cargas de la policía con más de 20 detenidos que fueron duramente tratados en las comisarías. Los detenidos se agruparon en una Asamblea que adoptó un comunicado[9], cuya difusión produjo una fuerte impresión y una fulminante reacción de indignación y solidaridad. Un grupo de jóvenes decidió establecer una acampada en la Puerta del Sol de Madrid -plaza central de la ciudad-. El mismo lunes, el ejemplo se extiende a Barcelona, Granada y Valencia. Un nuevo acto de represión enardece aún más los ánimos y desde entonces las concentraciones han acabado generalizándose a más de 70 ciudades y la afluencia a las mismas ha ido creciendo vertiginosamente.
El martes por la tarde constituye un momento decisivo. Los organizadores habían programado actos silenciosos de protesta o inútiles escenificaciones lúdicas (las llamadas "performances"), pero la asistencia crecía por momentos y pedía a gritos la celebración de Asambleas. El martes a las 20 horas tienen lugar asambleas en Madrid, Barcelona, Valencia y otras ciudades, pero a partir del miércoles la avalancha es formidable, las concentraciones se transforman en Asambleas Abiertas.
Aunque para darse un símbolo, el movimiento se llama del 15D, esta convocatoria no lo ha creado sino que simplemente le ha prestado una primera envoltura. Y esa envoltura es en realidad una coraza que lo aprisiona pues le da como objetivo algo tan utópico como mistificador: la "regeneración democrática" del Estado español[10]. El enorme descontento social se intenta canalizar hacia lo que se conoce como "Segunda Transición". Tras 34 años de democracia, la gran mayoría de la población está muy decepcionada, pero esto se "explica" porque "estaríamos padeciendo una democracia imperfecta y limitada" por culpa del pacto que hubo que hacer con los "sectores inteligentes" del franquismo, se necesitaría pues una "segunda transición" que nos llevara a una "democracia plena".
El proletariado en España es vulnerable a esta mistificación dado que la Derecha española es fuertemente autoritaria, arrogante e irresponsable, haciendo de esta forma poco creíble la "democracia realmente existente". Pero al impulsar al "pueblo" a "rebelarse contra los políticos" y a exigir una "Democracia Real Ya", la burguesía trata de ocultar que esa es la única democracia posible y no hay otra.
El gobierno Zapatero no ha andado muy fino frente a una situación explosiva con más del 40% de jóvenes en paro. Zapatero llamó "bellacos" a los que se atrevieran a dudar de las ¡"grandes conquistas sociales"! de su gobierno lo que ha enardecido los ánimos de muchos jóvenes. Pero hay algo más profundo: el juego democrático proponía como alternativa al PSOE, un PP a quien todo el mundo teme porque conoce de sobras su arrogancia, brutalidad y reflejos autoritarios. España no es Gran Bretaña donde Cameron -avalado por los "modernos" liberales- gozaba previamente de una mejor imagen, aquí -aunque en la práctica siempre es el PSOE el que acomete los peores ataques- la Derecha tiene una merecida fama de enemiga de las clases trabajadoras amén de representar una caterva de personajes cerriles y corruptos[11].
Una gran mayoría de la población contempla asustada el panorama de pasar de la bestialidad de los "amigos" socialistas a más bestialidad si cabe, a manos de los enemigos declarados del PP. ¡Es como para confiar en el juego democrático y sus resultados electorales! Frente a una situación insoportable y un porvenir de lo más aterrador, la gente se ha echado a la calle. Sus propias confusiones e ilusiones, así como la propaganda democrática, han hecho que tenga una fuerte audiencia en las asambleas la propuesta de terminar con el bipartidismo. Pero se trata de algo irrealista y puramente mistificador, el mapa político español es rígidamente bipartidista -siguiendo la estela de la larga época bipartidista de los tiempos de Cánovas[12]- y, como han mostrado los resultados de las municipales y autonómicas, tiende a reforzarse[13].
Las Asambleas, un arma cargada de futuro
Sin embargo, frente a esa democracia que reduce la "participación" a elegir cada 4 años el político de turno que nunca cumplirá las promesas y siempre ejecutará el "programa oculto" del que jamás había hablado, el movimiento en España ha encontrado un arma gigantesca donde de verdad la gran mayoría puede unirse, pensar y decidir: las Asambleas multitudinarias de ciudad.
En la democracia burguesa el poder de decisión es entregado a un cuerpo burocrático de políticos profesionales que a su vez obedecen sin rechistar las órdenes del Partido, el cual no es sino un defensor e intérprete del interés del Capital.
En cambio, en las Asambleas el poder de decisión es ejercido directamente por los participantes que piensan, discuten y deciden juntos y son ellos mismos los que se organizan para poner en práctica las decisiones.
En la democracia burguesa se consagra y refuerza la atomización individual, la competencia y encierro cada cual "en lo suyo", que caracteriza a esta sociedad. En cambio, en las Asambleas se desarrolla un pensamiento colectivo, todos pueden aportar lo mejor de si mismos, todos pueden sentir la fuerza y la solidaridad común, se crea un espacio donde crear el antídoto contra la división y el desgarro de la sociedad capitalista y forjar los fundamentos de una nueva sociedad basada en la abolición de la explotación y de las clases, en la formación de una comunidad humana mundial.
Sí es cierto que la democracia burguesa representó un indiscutible progreso frente al poder absoluto de los monarcas, la evolución del Estado desde principios del siglo XX ha consagrado el poder omnímodo de una combinación entre lo que se llama la clase política y los grandes poderes económicos y financieros, es decir, el Capital en su conjunto. Por muchas listas abiertas que se le eche, por mucha cortapisa que se ponga al bipartidismo, el poder descansa en esa minoría privilegiada y resulta aún más absoluto y dictatorial que el más absolutista de los monarcas feudales. Pero a diferencia de ellos, esa dictadura del capital se legitima periódicamente con la farsa electoral.
Las Asambleas entroncan con la tradición proletaria de los Consejos Obreros de 1905 y 1917[14] que se extendieron a Alemania y otros países durante la oleada revolucionaria mundial de 1917-23. Con posterioridad han reaparecido en 1956 en Hungría o en 1980 en Polonia.
¡Qué penoso es el ambiente de una mesa electoral donde los "ciudadanos" acuden silenciosos, como cumpliendo una obligación de cuya utilidad dudan y sienten una fuerte culpabilidad por el voto emitido que siempre resulta "equivocado"!
¡En cambio qué emocionante es el ambiente que estamos viendo estos días en las Asambleas! Se percibe un gran entusiasmo y unas ganas enormes de participar. Numerosos oradores hacen uso de la palabra planteando toda clase de cuestiones. Acabada la asamblea general se celebran reuniones de comisión que se prolongan las 24 horas del día. Se toma contacto, se conoce gente, se reflexiona en voz alta, se repasa de arriba abajo todos los aspectos de la vida política, social, cultural, económica... Se descubre que se puede hablar, que se pueden tratar colectivamente todos los asuntos... Se montan en las plazas ocupadas bibliotecas, se organiza un "banco de tiempo" para dar clases de todos los temas tanto científicos como culturales, artísticos, políticos o económicos. Se expresan sentimientos de solidaridad, se escucha atentamente sin que nadie diga ni imponga nada, un cauce se abre hacia la empatía general. De manera aún tímida se está creando una cultura del debate masiva[15], reflexiones múltiples, propuestas a menudo interesantes, ideas variadas, parecería que los asistentes quieren hacer públicos sus pensamientos, sus sentimientos, largo tiempo rumiados en la soledad de la atomización. Las plazas se ven inundadas por una gigantesca y colectiva tormenta de ideas, la masa logra expresar lo mejor y más profundo de si misma. Esa masa anónima de gentes que supuestamente son los perdedores de la vida, encierra capacidades intelectuales, sentimientos activos, emociones sociales, insospechadas, inmensas, profundas.
La gente se siente liberada y goza apasionadamente del placer inmenso de poder discutir colectivamente. En apariencia, el torrente de pensamientos no acaba en nada. No hay propuestas concretas. Pero esto no es necesariamente una debilidad, tras largos años de opresiva normalidad capitalista donde la inmensa mayoría sufre la dictadura del desprecio, las rutinas más alienantes, los sentimientos negativos de culpabilidad, de frustración, de atomización, se hace inevitable una primera etapa de explosión desordenada. No existe otra manera, no hay planes pedantes para que el pensamiento de la inmensa mayoría pueda expresarse. Tiene que recorrer ese camino -que en apariencia no va a ninguna parte- para transformarse a sí misma y transformar de arriba abajo el panorama social.
Es cierto que los organizadores presentan una y otra vez manifiestos democráticos y nacionalistas. En parte están reflejando las ilusiones y confusiones que padece la mayoría, pero al mismo tiempo, el curso que está siguiendo el pensamiento de muchos participantes va por otras direcciones que pugnan por salir a la superficie. Así, por ejemplo, en Madrid una consigna que se ha ido haciendo popular sin que haya sido recogida por los portavoces es "Todo el poder para las Asambleas", también "sin trabajo, sin casa, sin miedo", "el problema no es la democracia, el problema es el capitalismo", "Obreros ¡despertad!". En Valencia unas mujeres decían "Engañaron a los abuelos, engañaron a los hijos, ¡que los nietos no se dejen engañar! o "600 euros al mes ¡eso si que es violencia!".
Las Asambleas han sido testigo de un debate que ha aparecido como una tensión entre diferentes insistencias polarizadas en 3 ejes:
1º¿Hay que limitarse a la regeneración democrática[16], O bien ¿los problemas tienen su origen en el capitalismo que no se puede reformar y hay que destruirlo de arriba abajo?
2º ¿Debe darse por terminado el movimiento el 22, día de las elecciones, o, por el contrario, hay que proseguirlo para luchar masivamente contra los recortes sociales, el desempleo, la precariedad, los desahucios?
3º ¿No habría que extender las asambleas a los centros de trabajo, a los barrios, a las oficinas de paro, a institutos y universidades para que el movimiento tomara raíces en los los trabajadores, los únicos que tienen la fuerza y las bases para desarrollar una lucha generalizada?
En las Asambleas conviven dos "almas": el alma democrática que constituye un freno conservador y el alma proletaria que busca definirse en un planteamiento de clase.
Mirando serenamente el porvenir
Las asambleas celebradas el domingo 22 resuelven el segundo punto de debate continuando el movimiento, muchas intervenciones dicen: "no estamos aquí por las elecciones aunque ello haya sido el detonante". Respecto al tercer punto, se multiplican las intervenciones de "ir a la clase obrera" proponiendo adoptar reivindicaciones contra el paro, la precariedad, los recortes sociales. Del mismo modo, se ha decidido extender las Asambleas a los barrios y empiezan a surgir voces pidiendo su extensión a centros de trabajo, universidades, oficinas de paro... En Málaga, Barcelona y Valencia se ha planteado la celebración de una manifestación contra los recortes sociales pidiendo una nueva huelga general que "sea de verdad", como reclamó uno de los oradores.
La fase inicial de ágora, constituye por si misma una gran conquista del movimiento. Debería continuar pues significa que masas importantes de explotados empiezan a resistirse a "vivir como hasta ahora", la indignación lleva a la necesidad de una regeneración moral, de un cambio cultural, las propuestas que se hacen -incluso aunque parezcan ingenuas o peregrinas- manifiestan un ansía, aún tímida y confusa, de "querer vivir de otra manera".
Pero, al mismo tiempo, ¿puede quedarse el movimiento en ese nivel sin formular unos objetivos concretos?
Es difícil responder: hay dos respuestas que pugnan sordamente, expresión de las dos "almas" que decíamos antes, la democrática y la proletaria. La democrática hinca sus raíces en la falta de confianza de la clase en sus propias fuerzas, el peso de capas sociales no proletarias pero no explotadoras, el impacto de la descomposición social[17] que hace agarrarse al clavo ardiendo de un Estado "justiciero" y "equitativo".
La otra vía, la de extender las asambleas a centros de trabajo, centros de estudio, oficinas de paro, barrios, polarizándose en la lucha contra los efectos del paro y la precariedad, en respuesta a las innumerables ataques que hemos sufrido y están por venir, se encarna en un sector muy combativo. En Barcelona, trabajadores de Telefónica, trabajadores de hospitales, bomberos, estudiantes de universidad, movilizados contra los recortes sociales, se han unido a las asambleas y empiezan a darle una tonalidad diferente, la Asamblea central de Barcelona parece la más distanciada de los planteamientos de regeneración democrática. La Asamblea central de Madrid ha convocado asambleas en barrios y distritos. En Valencia ha habido conjunción con una protesta de trabajadores de autobuses y también con una manifestación de vecinos contra los recortes en la enseñanza. En Zaragoza, los trabajadores de autobús se han unido a los congregados con gran entusiasmo.
Esa segunda vía presenta una dificultad añadida. Está claro que existe el peligro real de que la "extensión" del movimiento acabe llevándole a su dispersión y encierro en planteamientos sectoriales y corporativos. Se trata de una contradicción real. Por un lado, el movimiento solamente puede seguir si logra recoger o al menos comenzar a despertar, la participación de la clase obrera como tal. Sin embargo, tal extensión puede dar pie a los sindicatos para pillar el automóvil en marcha y encerrar en planteamientos sectoriales, en los barrios a consumirse en reivindicaciones localistas etc. Sin negar este peligro, cabe preguntarse: ¿El hecho mismo de intentar incluso aunque fracase no proporciona las premisas de una lucha colectiva que puede tener gran fuerza en el futuro?
Cualquiera que sea el rumbo que tome el movimiento su aportación a la lucha internacional de la clase obrera resulta indiscutible:
La comprensión de lo que está ocurriendo debe empujarnos a abandonar viejos esquemas. La Revolución Rusa de 1905 mostró claramente una nueva manera de acción de las masas. Esto sumió en la perplejidad y posteriormente en el rechazo para acabar en la traición, a muchos dirigentes sindicales y socialdemócratas, a teóricos importantes como Kautski y Plejanov, que se agarraban desesperadamente a los viejos esquemas de la "acumulación metódica de fuerzas" mediante un gradual trabajo sindical y parlamentario[19].
Hoy hemos de evitar una trampa similar. Los hechos no suceden tal y como cabría esperar según un esquema atado a las luchas de los años 70 y 80. Es cierto que un proletariado con dificultades de identidad y de confianza en si mismo, no se muestra a "voz en grito"; es cierto, igualmente, que junto a él se movilizan las capas sociales no explotadoras. El movimiento de avance hacia luchas masivas, hacia un combate revolucionario, no discurre por raíles bien definidos y delimitados que dejen claro e inequívoco su terreno de clase. Esto presenta riesgos -un proletariado aún débil puede sentirse desorientado y confuso en medio de un vasto movimiento social, podría incluso parecer que está completamente perdido como sucedió en Argentina 2001-.
Lo anterior no le quita un ápice de potencialidad a lo que está sucediendo:
CCI 25-5-11
[1] La corrupción está en el genoma mismo del capitalismo puesto que su "moral" consiste en que "todo vale" con tal conseguir la máxima ganancia. Con esa premisa congénita y en el marco de la agudización de la crisis que propaga la máxima irresponsabilidad tanto en la clase empresarial como política, la corrupción se hace inevitable en todo Estado cualquiera que sean sus leyes.
[2] Sin embargo, en las asambleas empiezan a aparecer planteamientos internacionalistas. Un orador en Valencia el domingo se proclamó "ciudadano del mundo" y dijo que no podíamos limitarnos a cambiar España. Se está haciendo un esfuerzo de traducción de los comunicados de las Asambleas a todos los idiomas "extranjeros" posibles lo que contrasta con el planteamiento inicial "hispano-español". Si es verdad que las movilizaciones fuera de España en numerosos países se planteaban como "asunto de españoles en el mundo" parece que algunas concentraciones empiezan a tomar otro signo.
[3] Aunque empieza a repetirse a partir de las asambleas del domingo 22.
[4] No solamente en los países del "Tercer Mundo" (¡qué terminología tan anacrónica!) sino igualmente en los países centrales. Informáticos altamente capacitados, abogados, periodistas etc., se ven relegados a la condición de precarios o freelance en situación muy inestables. Pequeños empresarios se transforman en auto-patronos que trabajan más horas que un reloj ...
[5] Ver Tesis sobre el movimiento de estudiantes contra el Contrato de Primer Empleo https://es.internationalism.org/rint/2006/125_tesis [64]
[6] Ver Las Revueltas de la juventud en Grecia confirman el desarrollo de la lucha de clases, /revista-internacional/200904/2483/las-revueltas-de-la-juventud-en-grecia-confirman-el-desarrollo-de- [220]
[7] Ver Francia, GB, Túnez, el porvenir es que la clase obrera desarrolle internacionalmente sus luchas y sea dueña de ellas /revista-internacional/201102/3054/francia-gran-bretana-tunez-el-porvenir-es-que-la-clase-obrera-desa [221]
[8] Ver ¿Qué está pasando en el Magreb y Oriente Medio? /revista-internacional/201104/3088/que-esta-pasando-en-el-magreb-y-oriente-medio [222]
[9] Ver en madrid.indymedia.org/node/17370 el comunicado de los detenidos que refleja elocuentemente el trato recibido
[10] El Estado es el órgano de la clase dominante. Aunque se presente bajo la forma democrática su estructura misma se fundamenta en la delegación del poder, lo que no presenta ningún problema para la minoría explotadora que al poseer los medios de producción tiene "la sartén por el mango" y puede someter a los políticos profesionales a sus intereses. Sin embargo, es muy diferente para la clase obrera y la inmensa mayoría: su "participación" se reduce a otorgar un cheque en blanco a esos señores que -aunque actúen con la mayor honradez y renuncien a todo interés personal- se ven totalmente entrampados en la telaraña burocrática del Estado. Por otro lado, de manera más específica, las reformas propuestas, caso de ser tomadas realmente en serio, llevarían un largo tiempo de trámites parlamentarios -donde pueden ser fácilmente desnaturalizadas- y su aplicación resultaría más que incierta
[11] Es significativo que la estrategia adoptada por el candidato del PP, Rajoy, consista en no decir absolutamente nada manteniendo un discurso vacío plagado de los más patéticos lugares comunes, guardando un silencio ensordecedor es la única forma que tiene de impedir que los votantes de izquierda se movilicen en su contra.
[12] Tras la revolución de 1868 -llamada La Gloriosa- y los convulsos años que le siguieron, en 1876 se instauró un turno entre el partido conservador de Cánovas y el liberal de Sagasta, que perduró hasta 1900
[13] Los pequeños partidos en los que muchas intervenciones en las asambleas ponen tantas esperanzas, aparte de tener un programa de defensa del capitalismo tan contundente como el de los grandes y de darse una estructura interna tan burocrática y dictatorial como aquellos, no poseen ningún papel propio, son como una especie de bolsa que se hincha coyunturalmente cuando alguno de los grandes baja y se deshincha cuando los dos grandes necesitan ocupar todo el espacio en el Gobierno y en la Oposición.
[14] Ver la Serie ¿Qué son los Consejos Obreros? /revista-internacional/201104/3086/que-son-los-consejos-obreros-v-los-soviets-ante-la-cuestion-del-es [223]
[15] Ver La Cultura del Debate, un arma de la lucha de clases, /revista-internacional/200711/2088/la-cultura-del-debate-un-arma-de-la-lucha-de-la-clase [224]
[16] Expresado en el Decálogo democrático aprobado por la Asamblea de Madrid: listas abiertas, reforma electoral...
[17] Ver La Descomposición fase última de la decadencia capitalista, /revista-internacional/200510/223/la-descomposicion-fase-ultima-de-la-decadencia-del-capitalismo [13]
[18] A diferencia de lo sucedido en Francia y GB donde las movilizaciones tenían como eje visible la respuesta a ataques muy duros de los gobiernos.
[19] Frente a ellos Rosa Luxemburgo con Huelga de masas, partido y sindicatos, o Trotski con Balance y Perspectivas supieron captar las características y la dinámica de la nueva época de la lucha de clases
En nuestra intervención en la Asamblea de Barcelona nos encontramos con un compañero que estaba repartiendo una hoja que nos pareció interesante y se comprometió a enviarnosla para su publicación, cosa que hacemos con gusto a continuación
El movimiento 15M, o movimiento de los indignados, nació en Madrid araíz de las palizas y detenciones en la plaza del Sol el 15 de mayo de2011, después de los choques entre la policía y el bloque autónomo ylibertario, que secundó la manifestación de Democracia Real Ya (DRY),aunque distanciándose claramente de su discurso, que considerabaninsuficiente, reformista y sin conciencia de clase[1]. No obstante, eldetonante de este movimiento, que se extendió tan rápido por todo elEstado, ha sido, sin duda, su explosión mediática. DRY, por un lado,constató la espontaneidad de las acampadas y negó dirigirlas; por otro,consiguió que los supuestos portavoces repitieran su mismo discurso ambiguo y ciudadanista.
En el manifiesto de DRY no se pide la desaparición del capitalismo, sinoúnicamente la mejora de las condiciones de vida de los explotados y más"transparencia democrática"[2]. Entre sus ideólogos, destaca eltecnócrata Enrique Dans, de No Les Votes. Enrique Dans estudió formaciónempresarial en la UCLA y Harvard y trabaja para grandes grupos financierosque forman parte del entramado oligárquico responsable y defensor de laactual situación de injusticia social[3]. Más detalles en su currículum:
https://www.enriquedans.com/curriculum [226]
Entre las muestras de apoyo recibidas al 15M destacan las de Ynestrillas,la Falange Española de las JONS, las Comunidades Cristianas Populares oEduard Punset, firme defensor del Nuevo Orden Mundial que habló con los indignados de Oviedo y coincidió con ellos en varios temas: listasabiertas, limitación de mandatos presidenciales, reforma de la LeyElectoral... [4] [5] [6] que no parecen más que fruto de una indignaciónultraliberal cercana a las ideas antiestatistas de Ron Paul (que encarna elneofascismo disfrazado de movimiento social). Estos datos tienen dosposibles lecturas.
1) Que, al margen de las intenciones de DRY, las acampadas de Madrid,Barcelona y las demás ciudades son autónomas y funcionan de formaasamblearia. La infiltración de grupos ultraderechistas es, por tanto, una lamentable consecuencia del carácter heterogéneo del movimiento, que hadejado atrás todo sectarismo para avanzar en el camino de la revoluciónde la gente común.[7] 2) La futura convocatoria de manifestación mundial para el 15 de octubre
[8], las relaciones entre DRY y la oligarquía financiera y, finalmente, la simbología anarcocapitalista presente en varias plataformas ciudadanas estrechamente relacionadas[9], todo ello en total consonancia con el discurso globalista e interclasista del Nuevo Orden Mundial, explicarían el impacto mediático del movimiento. Es bien conocida la dictadura mediática existente en el Estado español; sólo un grupo con poder,influencia, mucho dinero y un interés detrás es capaz de hacer girar elenfoque de los medios respecto a la lucha social, además de impedir la represión y violencia policial que ha tenido lugar en otras acciones populares que sí han plantado cara al sistema (lucha contra el TAV en
Euskal Herria, protestas estudiantiles contra el Plan Bolonia, huelga general del 29-S, etc.).
La complicidad de la dictadura mediática, así como el "somos apolíticos", "no somos de izquierdas ni de derechas" y "no tenemos ideología", nos hacen sospechar que el 15M es un proyecto de disidencia controlada, fabricado por el propio sistema capitalista, para ser utilizado como válvula de escape del malestar social para canalizarlo hacia unas posiciones asumibles para el Poder. El elemento más importante, en este sentido, es el pacifismo compulsivo que se impone, además de asegurarse de negar toda colaboración con los partidos y sindicatos minoritarios de la izquierda radical, que siempre han tenido un peso más o menos importante en la lucha de clases.
No obstante, no es fácil controlar un movimiento de masas. En algunas de las acampadas, es evidente la existencia de un grupo de personas que monopoliza los turnos de palabra, influye en las comisiones populares y manipula las votaciones escudándose en términos abstractos e interpretables o limitando las opciones. En plaça Catalunya, por ejemplo, se ha llegado a numerosos consensos basados en discusiones privadas y la centralización de la asamblea, lo que la ha hecho más fácilmente manipulable [10]. En Valencia, a su vez, los asistentes detectan una especie de secta que limita la libertad de expresión [11], como en el caso de la macabra maniobra para aprobar la "reestructuración" del
campamento de Sol: el pueblo votó entre irse al día siguiente o discutir, en comisiones, sobre cómo y cuándo marcharse en base a un plan de reducción del campamento, sin la opción de resistir indefinidamente, como es voluntad del pueblo. Las votaciones, sin embargo, tuvieron que ir posponiéndose ante las quejas de personas y comisiones rebeldes.[12] Consultad detenidamente la cita nº12.
Todo parecen incansables esfuerzos por contener a una masa popular en el pacifismo, la no-acción, y forzar su vuelta a la rutina de la producción y el consumo. Es claro lo que, tras un atento análisis de las cosas, concluye, de todo este movimiento, un auténtico revolucionario. Este movimiento nuevo se está gestando, no está orientado ideológicamente y presenta muchas contradicciones internas, pero, a la larga, no podrán seguir controlándolo, y es entonces cuando empezarán los desalojos de verdad y las noticias de supuestas infiltraciones "antisistema" que justifican la represión policial. El pueblo ha de tomar este movimiento para conducirlo a la revolución social, que es imposible sin unos
fundamentos básicos, aún inexistentes en el 15M. La lucha revolucionaria se centra ahora, pues, es la consecución de estos objetivos:
1) El cambio hacia un discurso de clase en el movimiento ("no somos ciudadanos indignados, somos explotados que se rebelan por la abolición de las clases sociales").
2) La creación de un contrapoder popular que deslegitime las instituciones dictatoriales del Estado español: una red de asambleas locales, libremente organizadas, cuyo objetivo sea la destrucción del sistema capitalista y su régimen de control social y propiedad privada para construir una sociedad horizontal, sin líderes ni jerarquías, en laque se respete la autonomía y la autogestión de los pueblos y territorios. Esto es imposible sin la huelga general indefinida.
AUGUSTO PELUSITA
1. https://www.alasbarricadas.org/noticias/?q=node/17536 [227]
2. http://democraciarealya.es [228]
3. boltxe.info/?p=32961%2F
4. kaosenlared.net/noticia/indignado-punset-discursos-coincidentes-globalistas
5. www.eduardpunset.es/11280/general/no-tiene-sentido-que-cada-pais-vaya-a-... [229]
6.
www-org.cadenaser.com/espana/articulo/punset-indignados-pareis/csrcsrpor/20110525csrcsrnac_21/Tes
7. kaosenlared.net/noticia/las-revoluciones-gente-comun
8.
https://www.lavanguardia.com/noticias/20110530/54162716915/democracia-real-ya-prepara-una-manifestacion-mundial-para-el-15-de-octubre.html [230]
9.
https://antimperialista.blogia.com/2011/052901-la-refundacion-del-capitalismo.-similitudes-entre-el-movimiento-15-m-el-anarcoca.php/ [231]
10. barcelona.indymedia.org/newswire/display/421156/index.php [232].
11. barcelona.indymedia.org/newswire/display/422833/index.php [233].
12. kaosenlared.net/noticia/sol-nos-quedamos-victoria-popular-ante-amenazas-gobierno-manipulacion-
CARTA ABIERTA A LAS ASAMBLEAS
Compañeros y compañeras:
Las protestas que desde hace más de una semana se desarrollan por todo el país han llegado a un momento decisivo. A partir de ahora solo hay dos caminos: quedarnos en este punto hasta que poco a poco seamos fagocitados por el sistema, o extender y desarrollar a fondo las protestas convirtiéndolas en una auténtica revuelta social que retumbe en todos lados.
Muchos de los que estamos en las calles desde hace ya más de una semana, apostamos sin duda por la segunda opción. Pero para ello tenemos todos mucho que aprender, tenemos mucho con lo que desengañarnos. Hay que reflexionar sobre la metodología a emplear, sobre como consolidar y extender las organizaciones de las que nos dotamos, en definitiva, sobre un gran número de cuestiones que serán fundamentales.
Ahora, queremos reflexionar sobre una cuestión primordial que está sobre la mesa: el camino a seguir.
Los políticos, los sindicatos y los medios de comunicación nos presionan para que concretemos cuanto antes el movimiento, para que dejemos ya claro qué es lo que queremos. De hecho desde hace días en todas las asambleas se trata de consolidar una tabla de reivindicaciones. se está
poniendo como el primer punto de todas las asambleas. Hay todo tipo de propuestas más o menos difundidas. En los últimos días se está hablando de la reforma electoral, de la democracia participativa, de la intolerancia a la corrupción, también se está hablando de cooperativas, de nacionalizar la banca, de cambiar el sistema, etc. En definitiva, se discute una serie larga
de reivindicaciones, algunas de las cuales chocan entre sí y han creado ya tensiones en muchas asambleas. Y algunos estamos firmemente convencidos de que todo esto es una trampa, que si seguimos por este camino daremos vueltas en un círculo que acabará desgastando nuestras
energías. Y pensamos así porque consideramos que definir lo que alguien quiere, sintetizar lo que esta protesta que estamos realizando quiere, es lo más difícil.
Estamos convencidos de que no será a la carrera, como interesadamente quieren que hagamos los políticos y todos aquellos que quieren que nada cambie, o mejor dicho los que quieren cambiar pequeños detalles para que todo siga igual. de que no será proponiendo de repente una tabla de reivindicaciones, como conseguiremos sintetizar lo que queremos todos los que luchamos, no será creando un amasijo de reivindicaciones como nuestras protestas se expresen y se fortalezcan. Podemos comprobarlo viendo todo lo que se está proponiendo y hace un momento comentábamos.
Y entonces qué, pensaréis algunos. No se vosotros, pero para algunos de los que aquí estamos, la mejor manera de ir dando forma a estas protestas es concretando no lo que queremos, sino lo que no queremos. Así es. Es eso lo que en realidad ha forjado nuestra unidad en las calles. Y es así, insistiendo en lo que no queremos, como, sin prisa, iremos viendo poco a poco lo que queremos. Por eso proponemos definir la lucha en base a lo que no queremos, pues repetimos que es lo que nos ha sacado a la calle y donde se encuentra nuestra fuerza. Es la negación lo que abre el proceso a la afirmación. Hay que sintetizar las cuestiones generales que nos han llevado a sacar nuestra indignación, nuestro rechazo. Hay que explicitarlas.
Este es el único camino que contemplamos algunos. Para terminar queremos proponer ya, tres ejes concretos que van en este sentido, como expresión y articulación de nuestras protestas, como camino por el que continuar caminando:
Pensamos firmemente que son ejes sobre los que podemos articular y extender las protestas. Que son ejes sobre los que podemos desarrollarnos e ir vislumbrando más adelante, paso a paso, sin prisa, lo que queremos.
Compañeros, compañeras, las experiencias en diferentes asambleas nos han demostrado que no estamos de acuerdo todavía (o que aun no sabemos claramente) qué es lo que queremos. pero estas experiencias también nos han demostrado una cosa a buen seguro más importante: coincidimos y tenemos claro lo que no queremos.
¡¡avancemos por ahí!! .
Un saludo.
Además de todos estos maltratos y humillaciones, nos denuncian por los delitos de "Desórdenes públicos", penados entre 6 meses y 3 años de prisión; "Atentado contra la autoridad", penado de 1 a 3 años de prisión y "Resistencia". El primer cargo es común a todxs lxs detenidxs, y luego varían de 2 a 3 cargos. Estos son los testimonios de lxs mayores de edad, habiendo otros 5 menores que fueron llevados al GRUME (Grupo Especial de Menores) y cuyos testimonios no conocemos y a los que queremos expresar nuestra solidaridad. Éste fue el trato que recibimos, sin olvidar que nos tuvieron a todxs tiradxs en el suelo boca abajo o mirando a la pared, con las bridas o los grilletes apretados al máximo, durante 2 o 3 horas.
Con este comunicado queremos mostrar cómo nos trató la policía nacional española y que la población sepa cuál es la actitud de estas personas, cegadas por el poder que les hemos otorgado. Animamos a que toda la gente siga participando en estas movilizaciones, o como crean conveniente, para demostrarles que no nos dan miedo y que estamos hartos de sus mentiras y sus robos. Si luchas puedes perder, pero si no luchas estás perdidx.
La calle es nuestra y nuestras vidas también. Ya no creemos sus mentiras. Los cambios se hacen en la calle y no sólo en las urnas. No nos representan
Queremos escribir estas líneas para expresar cómo nos sentimos ante lo acontecido.
Somos personas muy distintas, unas nos definimos como Anarquistas, otras como Altermundistas, Feministas, Ecologistas, gente que es partidaria de una democracia real, etc, pero todxs vimos y sufrimos en nuestras carnes el abuso policial desproporcionado e injusto.
Partiendo de que algunas no participaron en la manifestación, y los que estuvimos podamos defender distintas formas de acción política, todxs tenemos un sentimiento en común, el descontento con la situación actual de nuestras vidas (la dificultad para encontrar trabajo o las condiciones precarias, no poder realizar nuestros sueños por culpa de las desigualdades económicas y por toda esta educación basada en consumir y consumir reprimidxs por nuestras ideas politicas o por querer ser diferentes a lo que nos rodea). Nos encontramos ante un panorama sin ninguna esperanza y sin un futuro que nos incite a vivir tranquilxs y poder dedicarnos a lo que nos gusta a cada unx. Por eso, la mayoría acudimos a la convocatoria del 15 de mayo para intentar cambiar este sistema por algo más justo y equitativo, pero ¿cuál fue nuestra experiencia?: REPRESIÓN por parte de los cuerpos de seguridad del estado.
Fue algo vergonzoso, ver cómo unos hombres exaltados, vestidos y dotados de toda clase de armamento para asustar y golpear a cualquier cosa que se movía o a cualquier persona que era un poco diferente a lo dictado por las modas de los mercados, ver cómo la policía, que se supone que está para mantener el orden y la paz social, pegaba impunemente a quien estaba a su alcance, con las caras llenas de odio y las pupilas dilatadas (por los estimulantes que quizás habrían consumido), ese terror que utilizan para defender a los banqueros, políticos y grandes empresarios.
Lxs detenidxs coincidimos en la desproporcionada y aleatoria forma de actuar de la policía, por los siguientes puntos:
1. A un compañero, después de efectuar su detención, dentro del furgón y con las manos atadas, le cogieron de la cabeza y le dieron golpes con el asiento del furgón, diciéndole que llevar rastas es "anti-higiénico" y que le daba igual que no hubiera hecho nada, pero que era un guarro, y que eso les bastaba para pegarle. Y cuando parece que ya ha pasado, se acerca otro antidisturbios a decirle "que no se queje tanto, que por lo menos le ha pegado sólo uno".
2. A otro compañero, por llevar pantalones bombachos, le dicen: "Normal que no encuentres trabajo con esos pantalones de maricón", entre otros comentarios homófobos y machistas.
3. Otro compañero, que se marchaba para su casa después de terminar la manifestación, acompañado por su novia, observa cómo la policía está machacando a porrazos a un chaval, pide que le dejen de pegar y termina golpeado y detenido por "meterse donde nadie le llamaba".
4. Dos compañeros, al ver cómo los antidisturbios pegaban porrazos a las personas sentadas en medio de Gran Vía, intervienen para levantar a los chavales del suelo y que no les pisaran, acabando detenidos por policías secretas con estética de skins, que sólo se identificaron como policías tras las detenciones.
5. Otro compañero tuvo la mala suerte de querer coger el cercanías en Sol después de venir de jugar al fútbol. Le detuvieron "por estar en el momento y el lugar equivocado", como más tarde le dijeron delante de todxs nosotrxs riéndose en su cara, humillándole al ver que en la mochila portaba las botas de fútbol, espinilleras, el traje de su equipo y el balón. Acaban la bromita diciendo: "no te quejes tanto, que así tienes una historia que contar a tus nietos".
6. La mayoría de los compañerxs nunca habían estado detenidxs y al preguntar cuándo podrían realizar su llamada, ellos respondían "veis muchas películas yanquis, aquí en España no tenéis derecho a llamar".
7. En la Brigada de Información Provincial de Madrid, situada en Moratalaz, no podíamos levantar la mirada del suelo, ya que o bien recibías un grito o un golpe. Era como en las películas de terroristas, iban todos encapuchados, no nos dejaban mirarlos a la cara, ni siquiera cuando nos hacían una pregunta. Pero por desgracia, la realidad supera la ficción.
8. Tirados en el suelo, con las bridas apretadas en las muñecas y mirando hacia abajo, otro compañero advierte que tiene problemas de corazón, que ha sido operado y que toma medicación. Solicitó ser trasladado al hospital, a lo que los agentes respondieron burlándose de él y negándole la asistencia médica. Pasaron 2 horas hasta que un mando policial dijo que iba a llamar al Samur, que llegó una hora más tarde. A los policías, les parecía graciosa la situación y decidieron ponerle el mote de "El Telele", hicieron chistes y comentarios. Finalmente, fue trasladado al hospital, donde fue atendido. Le pusieron una vía y le suministraron su medicación. Al ser devuelto al calabozo, no le dejaron tener la medicación consigo y le dijeron que cuando la necesitara que la pidiera. Al cabo de varias horas, se produjo un cambio de guardia y los nuevos agentes no fueron informados del problema, y a la hora de tener que tomar una nueva dosis se la negaron. El compañero sufrió una crisis de pánico y accedieron a su demanda al cabo de más de dos horas que pasamos el resto de detenidxs gritando que le ayudasen.
9. Ya que muchxs de lxs compañerxs estábamos asustadxs, y en un primer momento no quisimos que se avisase a nuestros padres o ver al médico. Después del shock inicial, solicitamos estos derechos y uno de los responsables de la comisaria de Moratalaz gritó textualmente: "Panda de maricones, niñatos de mierda, os voy a meter una patada en el culo que os va a salir por la boca; primero no quereis que avisemos a vuestra mamá y a los 5 minutos sí, pero ¿qué cojones os creéis que es esto, panda de gilipollas? ¡Iros a mamarla!
10. Durante todos los traslados nos conducen en el coche temerariamente, a gran velocidad, dando volantazos y frenazos a propósito, para que al estar en la parte trasera con las manos esposadas nos golpeáramos contra las puertas y las mamparas de separación.
11. Otras muestras de vejaciones psicológicas fueron: - A un compañero le dijeron: "Has tenido suerte de que no te he pegado dos tiros"
- Mientras nos arrastraban escaleras arriba dijeron: "Podríamos tirarlos por la ventana, que son unos rojos de mierda".
- Presenciamos maltratos y muestras de racismo hacia otros detenidos.
- Se negaron a proporcionar los recursos higiénicos que una compañera consideraba oportunos para su menstruación.
- Alteraron nuestra consciencia temporal y nuestros ciclos de sueño.
- Se mofaron contínuamente de la condición de veganas de algunas de nosotras, con perlas como: "Mira, ésa es la vegetariana." "Normal, con la cara de amargada que tienes". Por supuesto, se negaron a respetar esta condición. Además, alegaron que la alimentación era escasa diciendo "así os ponéis buenorras para el verano".
Pasan cosas muy graves y hay que airearlas e investigar.
Desde el día 27 la dinámica interna de la acampada y las asambleas diarias ha cambiado radicalmente. Cada vez hay menos gente en las Asambleas generales (ayer habían 300-400 personas) y´en ellas ya casi no se puede hablar de política ni de problemas sociales. A quien quiere hacerlo se le quita simplemente el micrófono ante la estupefacción de todos y los gritos, pero nada más. Ya os explicaré con más detalle, cuando tenga tiempo, cómo se ha llegado a donde estamos. Es muy importante que se sepa y que aprendamos de lo que ha pasado. El resumen es el siguiente: una comisión llamada de 'Participación ciudadana' y otra llamada 'jurídica', en total una 15-20 personas se han hecho con el control absoluto de la moderación de las asambleas, son "moderadores profesionales" que se imponen también en los corrillos y las comisiones. No dejan hablar a nadie 'de izquierdas' (nos quitan el micrófono, nos cortan sin parar, dicen que ese no es el sitio para hablar de esos temas,que declaran nulas las votaciones que presentamos y se aprueban y hablan y hablan hasta que consiguen cambiar de tema. Cuando salimos de la tribuna nos rodean de dos o tres diciendo que quieren hablar con nosotros e intentan sacarnos de la asamblea. Muchas veces lo consiguen. Ayer, además, teníamos asignados policías secretas. De la plaza se han retirado todos los carteles que tenían algún contenido político, económico o simplemente social. Ahora es una especie de feria alternativa. En los corrillos los miembros de esa comisión de Participación Ciudadana , con su cartelito en el pecho, intentan prohibir hablar contra la iglesia o a favor del aborto... No hay libertad de expresión ni en la plaza ni en la Asamblea. Han instaurado, en las comisiones que han podido, la dictadura del sistema de 'consenso de mínimos' con lo cual nunca se puede llegar a acuerdos con contenido. No se permite a las comisiones presentar a la asamblea las posiciones de la mayoría y la minoría, sólo los 'consensos de mínimos', o sea, nada. Las comisiones de educación y sanidad no han podido llegar ni siquiera al acuerdo de defender la sanidad y educación pública contra los recortes, porque en ellas los miembros de esa 'comisión de participación ciudadana' expresan que están a favor de la privada y, claro, no se puede llegar a consenso. Si alguien exige votación, se le aplasta y se le presenta como un divisor que se va a cargar este movimiento tan bonito..
Han presentado un documento, que pretenden que se apruebe hoy, llamado 'Ciudadano participa' donde rodeada de muchas cosas bonitas, se establece que sólo las comisiones tienen derecho a presentar propuestas a la asamblea, no los ciudadanos directamente. `´Estos sólo tienen derecho a presentar 'nuevas líneas de reflexión'. En ese papel, se establece que las comisiones ahora ya obligatoriamente, funcionarán por consenso de mínimos.... cierre total del control para primero vaciar de contenido el movimiento. Luego llenarlo ¿de qué?
El día 27, se aprobó por aclamación la moción sobre la libertad de expresión que abajo os escribo. No se ha publicado en internet ni esa ni ningún acta desde el día 26. No se cumple. Ayer el documento Ciudadano participa estaba lleno de comentarios en contra, porque evidentemente pretenden quitar la soberanía a la asamblea. Anoche habían desaparecido.... En la Comisión de "Teoría Política" , que es la que está discutiendo supuestamente a fondo ese documento, explican que vamos a construir una maravillosa sociedad con esas asambleas de consenso mínimo, donde no habrán partidos... ¡Democracia orgánica (lo que teníamos con Franco) disfrazada de asamblearismo! Cuando alguien de fuera de la 'secta' intervenía críticamente se le hacía callar porque divides, compañero o porque ya sabemos que tú eres de un partido de izquierdas y eso está superado.... A un abuelito le llegaron a decir "ya sabemos de dónde vienes tú... " a lo que él contestó el que el venía de donde le daba la gana y que no había preguntado a los demás de dónde venían y les preguntó que si es que son policías. La gente de Democracia Real ya ha desaparecido de la plaza, según dicen.
Algunos de vosotros me diréis que en el Decálogo que está colgado en Internet sí hay algunos puntos sociales, políticos y económicos (pero nada de sanidad, ni de educación ni de la reforma laboral, ni del pensionazo, cosas que la plaza ha aprobado repetidamente y han desaparecido) Es cierto, porque fue aprobándose en las primeras asambleas y ya se publicó antes de llegar a esta situación. Desde hace más de diez días ya nadie puede incorporar nada. El grupo ha propuesto substituirlo por este consenso de mínimos, puro humo sin ningun contenido social, ni económico:
"1/ Reforma electoral encaminada a una democracia más representativa y de proporcionalidad real y con el objetivo adicional de desarrollar mecanismos efectivos de participación ciudadana.
2/ Lucha contra la corrupción mediante normas orientadas a una total transparencia política.
3/ Separación efectiva de los poderes públicos.
4/ Creación de mecanismos de control ciudadano para la exigencia efectiva de responsabilidad política."
--------
Esta es la moción sobre la libertad de expresión en la plaza, que se aprobó y han escamoteado:
"En los primeros días se estableció la limitación que impide nombrar partidos y sindicatos concretos ni expresarse a éstos dentro de la plaza. Eso pudo tener un sentido en época electoral por razones legales y para evitar que nos manipularan los que siempre hablan en nuestro nombre y deciden por nosotros cómo hacernos pagar la crisis. Pero por mucho que silenciemos el nombre delPIIIIIII o del PIIIII, los dirigentes políticos y sindicales no dejan de existir.
Debemos poder expresar con libertad qué nos parece que PIIII y PIIII estén negociando con el gobierno del PIIIII una nueva agresión a nuestros derechos laborales mientras nosotros estamos en las plazas mirando cómo defendernos de la que cae. Debemos por expresarnos con libertad qué nos parece que PIII siga siendo tratado de molt honorable, apoyado por el partido PIIIII y de los lazos de todos con la mayor trama de corrupción que ha conocido este país.
Yo os propongo que se levanten todas las trabas a la libertad de expresión en nuestra plaza. Que sea la asamblea en cada momento la que decida si lo que cada uno de nosotros dice libremente le parece bien o no. De otra forma, se volverán a dar casos tan espectaculares y bochornosos como el de ayer, cuando Xavi Castillo no pudo hacer su espectáculo en la plaza que debía ser de la libertad."
VIOLENCIA:
5 MILLONES DE PARADOS
1,5 MILLONES DE FAMILIAS SIN INGRESOS
MILES DE DESAHUCIOS
TRABAJAR 10 HORAS POR SUELDOS MISERABLES
BARRACONES EN LUGAR DE COLEGIOS
LISTAS DE ESPERA EN LOS HOSPITALES
INFILTRAR POLICIAS EN MANIFESTACIONES PARA PROVOCAR INCIDENTES
MEDIOS DE COMUNISCACIÓN QUE CRIMINALIZAN A LOS QUE PROTESTAN
QUE TE ROBEN EL TRABAJO, LA CASA, EL FUTURO Y SI PROTESTAS TE APALEEN
LA REPRESIÓN Y LAS DETENCIONES DE QUIENES ESTAMOS JUSTAMENTE INDIGNADOS
UN SISTEMA MUNDIAL ANTIPERSONAS
SOLIDARIDAD CON LOS DETENIDOS Y REPRESALIADOS.
QUE NO PARE LA LUCHA.
TODO EL PODER A LAS ASAMBLEAS.
UN FANTASMA RECORRE LOS BARRIOS, LOS PUEBLOS, LOS PAISES, EL FANTASMA DE LA INDIGANCIÓN Y LA RABIA.
INDIGNADOS DE TODO EL MUNDO, UNAMONOS.
¿Qué es la violencia?
Violencia
es que te echen a la calle de una empresa que planea repartir millones de euros
en dividendos para sus accionistas.
Violencia
es cobrar 800 €, estar sometido a la tiranía del patrón (pequeño, mediano o
grande), tener un convenio de mierda que te convierte en un esclavo y no poder
rechistarle al jefe porque esto supondría el traslado forzoso, el mobbing permanente,
la imposibilidad de compaginar tu vida laboral y familiar y, al final, el
despido gratis.
Violencia
es que lleguen a tu casa, a las 6 de la mañana, uniformados con porra y
pistola para desahuciarte de tu hogar y quedar endeudado de por vida con capos
del crimen organizado.
Violencia
es que una niña tenga que ir a clase en barracones, porque a los buitres
del capital se les ha ocurrido "proponerle" a su Gobierno que no son necesarias
escuelas en condiciones.
Violencia
es que no puedan operarte de corazón cuando lo necesitas porque los quirófanos
han sido cerrados por las tardes, gracias a la más violenta de las políticas de
recortes sociales de la mafiocracia.
Violencia
es tener que marcharte de tu país, porque el imperialismo ha convertido a medio
planeta en un infierno en vida, y ser objeto de una explotación salvaje y del
racismo que la clase dominante inocula en una buena parte de los trabajadores
autóctonos para que nos
enfrentemos entre etnias y nacionalidades.
Violencia
es que las potencias imperialistas, que van dando lecciones de democracia y
derechos humanos por todo el mundo, masacren a poblaciones civiles mediante
bombardeos "inteligentes" por el control de materias primas y territorios
geoestratégicos.
Violencia
es que, al ser consciente de esta violencia, te organices y protestes firmemente
contra ella, y encima seas apaleado, detenido y juzgado; criminalizado por los
medios del capital financiero y señalado con el dedo por algunos de los
supuestos "compañeros" que, separándose de los "violentos", ya pugnan por
ocupar un nuevo sillón que el sistema reserva para los progres del capitalismo
con "rostro humano".
Violencia
es permanecer impasible ante esta situación y seguir siendo un títere en
manos del poder mafioso, renunciando así a tu futuro, al de tus hijos y al de
toda la Humanidad.
JVB,
uno de tantos que sufre la mayor violencia que existe, la de este sistema.
El pasado 15 de mayo se celebró en Madrid una manifestación ciudadanista con el lema Democracia Real Ya, pese a las evidentes diferencias con los organizadores y sus gastados lemas, algunos libertarios y autónomos convocamos un Bloque dentro de la manifestación. La participación en este bloque fue masiva, cálida y contundente en sus consignas. Han pasado solo unos días pero tan deliciosos que semejan siglos.
Viendo todo lo que ha tenido lugar desde el domingo, creemos que no nos equivocamos al estar presentes en la manifestación. Como no nos equivocamos al participar en todo lo que ha sucedido después. Entre las personas detenidas hay varios compañeros que necesitan toda nuestra solidaridad. Queremos a todos y a todas las detenidas libres de cargos ya. Y también había algunos de nosotros entre los primeros que acudieron a la Puerta del Sol y plantearon tomar la plaza, entre quienes empezaron a mover el apoyo a los detenidos, entre los que se unieron a las asambleas y comenzaron a formar comisiones.
La pasma desalojó la plaza el martes a las 5:30 de la madrugada, pero esa misma tarde volvió a ser ocupada y se levantó un campamento aún más grande. Acudió aún más gente y, como comentaba un amigo, era difícil salir de allí, un imán nos atraía y dábamos vueltas alrededor de las fuentes, charlando, encontrando amigos, participando en una asamblea o aportando ideas para acciones. Era un momento hermoso.
Comisiones de trabajo, asambleas abiertas, autoorganización, el auténtico poder popular, aunque sea a la escala reducida de una plaza.
Son muchas las diferencias con parte de la gente que participa en estas asambleas, pero nos reconocemos iguales en la lucha y creemos que al calor de las experiencias pueden surgir nuevos amores para los viejos revolucionarios. Llega un momento en el que cuanto más te golpean más fieramente miras a los ojos del amo, cerca de ese punto se encuentra mucha gente que aún no ha encontrado un lenguaje propio, una estrategia y una dirección. Quizás se puedan cruzar nuestros senderos.
Pero no podemos obviar el peligro que acecha a este movimiento, el de la cooptación por parte de los partidos políticos y de los sindicatos (¡hasta el presidente del Círculo de Empresarios se ha mostrado comprensivo con la acampada de Sol!) y la recuperación ciudadanista, cuyos lemas están tratando de imponer en una movilización que se les fue de las manos, cuya estela perdieron el primer día y que ahora tratan de rentabilizar. Se celebran fiestas cuando debería llamarse a la multiplicación de las asambleas y las comunas en todos los barrios y ciudades.
Asimilación. Ése es el verdadero peligro para el naciente movimiento asambleario y no el que esgrime la prensa hablando de violentos que pretender reventar las protestas pacíficas, cuando lo cierto es que esos violentos y radicales estuvieron en el comienzo de todo lo sucedido, junto a muchas otras personas. A izquierda y derecha el miedo es generalizado. Especialmente la izquierda está tratando ya de absorber y recuperar este movimiento. No podemos permitir que se apropien de él. Tenemos que defender nuestra libertad de los perros del poder, vistan de uniforme o enarbolen la bandera verde o roja.
Por ello, creemos necesario avanzar en las propuestas prácticas, que reflejen el sentir generalizado de la gente, que no se queden en la pura fachada del problema y que apunten al corazón de la bestia.
- Exigencia de la retirada inmediata de la reforma laboral y de la reforma de las pensiones.
- Autoorganización por medio de las Asambleas, único poder que reconocemos, y multiplicación de las mismas en barrios y curros.
- Fuera políticos de las Asambleas.
- Ningún diálogo con el Crimen Organizado.
- Multiplicación de las acciones, huelgas y deserciones.
Hacemos un llamamiento explícito a los compañeros y compañeras, amigos y amigas de todo el mundo: Solidaridad urgente con la revuelta. En Túnez, en Siria, en Grecia o en España, nuestra lucha es una y la misma. Que el fuego prenda de ciudad en ciudad, de país en país y de continente a continente.
Libertarios, autónomos y antiautoritarios: nuestro lugar está en las Asambleas. Hay que sumar y aportar empuje, buscando el equilibrio entre la crítica radical y el trabajo compartido con el resto de personas y grupos que forman este movimiento.
Esto es sólo el comienzo de una hermosa puesta de sol...
Por la extensión de las revueltas:
Asambleas antiautoritarias y anticapitalistas en todas las ciudades
Todo el poder para las asambleas!
Libertarios y Autónomos de Madrid
Somos muchos los que en estos días hemos confluido en las calles en las protestas. Todos nos hemos identificado en el rechazo a los partidos políticos, en el rechazo a los sindicatos, a los empresarios... Ante todo nos hemos dado cuenta de que hemos llegado al límite. Que estamos hartos de ser los parias de este mundo. Que no soportamos más que unos pocos se llenen los bolsillos y vivan como reyes, mientras que a otros nos aprieten las tuercas más allá de todo límite con tal de mantener la salud de la sacrosanta economía. Que sabemos que para cambiar esto tenemos que luchar nosotros mismos, al margen de partidos, sindicatos y demás representantes que quieren endosarnos.
Por encima de todo, esta realidad está expresando una cuestión fundamental que afecta en todo el mundo: la contraposición de necesidades e intereses entre la economía y la humanidad. Esto lo han entendido perfectamente nuestros hermanos rebeldes en el Norte de África, esto lo entendemos hoy aquí cuando la situación ya es insostenible para todos nosotros y salimos a luchar. Hemos aguantado lo inaguantable, hemos sufrido un empeoramiento en las condiciones de vida que no se producían desde hace décadas. Pero finalmente hemos dicho basta, y aquí estamos, expresando nuestro rechazo a todo este sistema infernal que transforma nuestra vida en mercancia.
Queremos, por cierto, expresar nuestro rechazo tajante a la etiqueta de ciudadano. Bajo esa etiqueta se aglutina a todo bicho viviente, desde el político al parado, desde el dirigente sindical al estudiante, desde el empresario más forrado hasta el obrero más miserable; se mezclan condiciones de vida totalmente antagónicas. Para nosotros no se trata de una lucha de ciudadanos. Es una lucha de clases entre explotados y explotadores, entre proletarios y burgueses como dicen algunos. Parados, trabajadores, estudiantes, jubilados, inmigrantes... formamos una clases social sobre la que recaen, en mayor o menos medida, todos los sacrificios. Políticos, banqueros, patronos... forman la otra clase de la sociedad, la que se beneficia, también en mayor o menor medida, de nuestras penurias. El que no quiera ver la realidad de esta sociedad de clases vive en el mundo de las maravillas.
Llegados hasta aquí, protestando en las plazas de numerosos ayuntamientos del país, es hora de reflexionar, es hora de concretar nuestras posiciones, de orientar bien nuestra práctica. La heterogeneidad es grande, sin duda. Hemos confluido compañeros que llevamos muchos años luchando contra este sistema, otros que hemos salido por primera vez a las calles, unos que tienen claro ir "a por el todo" ("lo queremos todo y ahora" rezaba una pancarta en la puerta del sol), otros hablan de reformar diversos aspectos, otros se encuentran desorientados, otros solo quieren manifestar su hartazgo.... Y también hay quien, esto hay que tenerlo bien presente, trata de pescar en rio revuelto, quien busca canalizar este descontento para neutralizar su fuerza aprovechando las indecisiones y debilidades que portamos.
Desde luego algo que hemos discutido entre diversos compañeros en las calles es que nuestra fuerza está en el rechazo, en el movimiento de negación de lo que nos impide vivir. Es lo que ha forjado nuestra unidad en las calles. Pensamos que hay que avanzar por ahí, profundizar y concretar mejor nuestro rechazo. Por eso, porque la fuerza la tenemos en esa negación, tenemos claro que no solucionaremos nuestros problemas exigiendo mejorar la democracia, tal y como en algunas consignas se ha escrito, ni siquiera reivindicando la mejor democracia que nos imaginemos. Nuestra fuerza está en el rechazo que estamos manifestando a la democracia real, la democracia "de carne y hueso" que sufrimos día a día y que no es otra cosa que la dictadura del dinero. No hay otra democracia. Es una trampa reivindicar esa democracia ideal y maravillosa que nos han contado desde pequeñitos.
De la misma manera no se trata de mejorar este aspecto o este otro, pues lo fundamental seguirá en pie: la dictadura de la economía. Se trata de transformar totalmente el mundo, de cambiarlo de arriba abajo. El capitalismo no se reforma, se destruye. No hay caminos intermedios. Hay que ir al fondo, hay que ir a la abolición del capitalismo.
Hemos ocupado la calle a unos días de la fiesta parlamentaria, esa fiesta donde se elige quién será la jeta que ejecutará las directrices del mercado. Bien, es un primer paso. Pero no podemos quedarnos ahí. Se trata de dar continuidad al movimiento, de crear y consolidar estructuras y organizaciones para la pelea, para la discusión entre compañeros, para afrontar la represión que ya nos ha golpeado en Madrid y en Granada. Hay que ser conscientes que sin la transformación social, sin revolución social, todo seguirá igual.
Llamamos a seguir mostrando todo nuestro rechazo al espectáculo
del circo electoral en todas las formas que podamos. Llamamos a levantar en
todos lados la consigna "¡Que se vayan todos!". Pero llamamos tambien a que la
lucha continue tras las elecciones del Domingo 22. A que vayamos mucho más allá
de estos días. No podemos dejar morir los lazos que estamos construyendo.
Llamamos a la formación de estructuras para luchar, llamamos a que entremos en
contacto, a que coordinemos el combate, a luchar en las asambleas que se están
creando haciendo de ellas organos para la pelea, para la conspiración, para la
discusión de la lucha, no para mítines ciudadanos. Llamamos a organizarnos en
todo el país para luchar contra la tiranía de la mercancía.
A LA CALLE, ¡A LUCHAR!
LA DEMOCRACIA ES LA DICTADURA DEL
CAPITAL
EL CAPITALISMO NO SE REFORMA, ¡SE
DESTRUYE!
BLOQUE "¡QUE SE VAYAN TODOS!"
[email protected] [234]
19 de Mayo de 2011
Una vez más la burguesía lleva la iniciativa, siempre va por delante de nosotros. A muchos nos ha pillado de sorpresa semejante movimiento y a mi en particular me ha dado mucho que pensar, hasta tal punto que después de tantos años sin escribir os mando estas lineas de la reflexión que he hecho sobre el ya "famoso" 15-M.
Antes que nada tengo que decir que por motivos mayores no he podido estar en esas plazas para ver en directo y juzgar en consecuencia, pero he seguido la matraca mediática de tal movimiento, y cómo no escuchar a estos cachorros de la democracia real.
Hasta el artazo han dicho que es un movimiento espontáneo, que no hay ningún partido ni sindicato detrás de ellos, que es un movimiento surgido de las redes sociales; y yo digo MENTIRA, no es espontáneo y detrás de ellos está toda la burguesía, todo el aparato del estado y sus respectivas fuerzas mediáticas. Basta ver cómo ha surgido y con la facilidad y rapidez que se ha desarrollado el movimiento. Tal movida no se organiza, como dicen ellos, en tres meses, tal montaje exige tiempo y mucha gente para organizarlo. Hoy , por desgracia, nosotros los trabajadores no tenemos esa capacidad, no existen tales grupos obreros que puedan organizar tal evento y mucho menos llenar las plazas de España.
Por lo tanto tengo muchas preguntas que necesitan una respuesta clara
Ya sabemos todos que estamos en un contexto de crisis internacional del sistema capitalista y nadie escapa de ello. En España con una tasa de paro terrible, con una precariedad masiva, con un paro juevenil que raya el 50 % existe indignación si, pero tal indignación está canalizada y orientada al terreno de la democracía. Todos están de acuerdo con la movida, pero eso si dentro del sistema no contra él.
Hemos visto en este último año como países que jamás se habian atrevido a salir a la calle contra la miseria nos sorprenden incluso a los escépticos. Ni el terror, ni los crímenes pueden parar al pueblo, esos países del norte de Africa nos están dando a todos nosostros una lección de coraje y valentía. La única manera de parar este movimiento de masas es con una maniobra política orquestada, claro está, por todos los tiburones de las grandes potencias: ante la dictadura, la alternativa democrática.
En esos países la burguesía pude presentar la democracia como solución a la miseria puede cuajar en un primer momento, pero en la Europa democrática tal discurso no sólo se lo cree casi nadie ya que no hay pespectivas de mejorar y nos lleva a los trabajadores a la miseria más profunda. Así la democracia muestra su verdadero rostro: una dictadura del capital implacable.
Hoy son muchos los que ponen en cuestión el sistema democrático, aunque con muchas limitaciones y confusiones y a la burguesía le empieza a preocupar de tal manera que necesita dar un golpe de efecto de gran calado, una maniobra política creible en defensa de la dictadura democrática. Claro está, no lo pueden hacer a través de los partidos políticos sindicales, ya demasiado desprestigiados, sino por medio de plataformas creadas a la sombra de ellos, y basta mirar la naturaleza de la Democracia Real y lo que proponen, que no es otra como que apoyar la democracia, eso sí, mejorándola a favor de los "ciudadanos de pie".
Hemos sufrido en este último año unos grandes ataque como la Reforma Laboral, el Pensionazo, Recortes Salariales, Recortes en Sanidad, etc... y aquí nadie se ha movido, sin olvidarnos de los ERE que había por toda España.
La experiencia personal que me ha tocado vivir en una zona industrial como TOLOSA: ERE, despidos, cierres.... era el pan de cada día y los sindicatos nos encerraban a cada uno de nosotros en las empresas, sin posibilidad de hacer asambleas conjuntas, ni manifestaciones de todas la empresas que estábamos en esa situación, el miedo y "cada uno a lo suyo" era lo que reinaba, había todas las condiciones para unirse y luchar, sin embargo, los sindicatos organizaron nuestra derrota con suma facilidad. La clase obrera estamos sufriendo ataques sin precedentes, no obstante, no respondemos.
Es verdad, hay un cabreo generalizado pero no se traduce en luchas masivas que hoy se exige, estamos en una situación muy compleja. La crisis del sistema no está ayudando a la lucha, muy al contrario es el Estado quien está en plena ofensiva. Si digo todo esto es para reflejar una realidad, pero sería superficial si sólo me quedaría en pura constatación de la realidad que hoy vivimos. La burguesía y su aparato de estado no puede constantemente atacarnos sin que haya una respuesta por parte de los trabajadores, si hoy está en plena ofensiva es quemando a los partidos políticos y sindicales en especial es la "Izquierda", sus sindicatos, que es la peor parada, pues através de ellos han venido todas las medidas anti-sociales. Asi pués, el juego siniestro de la alternancia se les pone harto difícil, por mucho que en el futuro se pongan en la oposición, muy obreristas y muy radicales, el descrédito y el desprecio, diría yo, es muy grande, nada de ellos será creible por lo menos a corto plazo. En este contexto hay que situar la estafa del 15-M y la plataforma burguesa de la Democracia Real, estamos pues ante una maniobra bien planificada, aquí no existe azar, ni casualidad y mucho menos expontaniedad, saben mejor que nosotros los trabajadores algún día saltaremos a la lucha, por lo tanto, necesitan adelantarse.
En efecto, si la democracia como forma de dominación de la burguesía está en bancarrota y la izquierda y los sindicatos están en la ruina ideológica, el terreno social queda o puede quedar descontrolado y esto la burguesía no se lo puede permitir, por lo tanto necesita de un revulsivo creible a la democracia a través de plataformas.
Tales plataformas como la democracia real han sido los verdaderos propagandistas en esta elecciones, un día tras otro: radio, TV, prensa... le daban cancha a sus propuestas burguesas. Escuchándolos daban asco: que si otra ley electoral, que si democracia participativa en la que no haya corruptos en las listas, etc, etc.... !!
QUE NOS IMPORTA A LOS TRABAJADORES CÓMO SE ORGANIZA EL ESTADO CAPITALISTA PARA EXPLOTARNOS. En fín, todos estaban de acuerdo con ellos y además de forma descarada, no sólo los voceros de la burguesía tertuliana, sino que también los partidos políticos en sus discursos de las elecciones al grito de "nosotros somos ellos". Sólo a los incautos puede engañar semejante movimiento.
El hecho que España ha sido el banco de prueba de la ofensiva democrática no es casualidad. ¿Por qué?, porque es un país que todavía tiene mucho peso la ideología democrática. Los jóvenes son tan frágiles y débiles politicamente como sus padres y sus abuelos, quienes pasaron de Franquismo a la democracía, sin criticarla y creyendo en ella. Hoy son una generación de decepcionados y frustrados ¿ Y QUIÉN NO? Nos han quitado los pocos derechos sociales que teníamos, pero tal generación es un pesado lastre, un auténtico freno para la juventud en general. Antes de padres a hijos se transmitía conciencia de lucha, hoy se trasmite pesimismo y amargura, hoy no creen en nadie, pero eso sí, el deber cívico de ir a votar lo tienen bien metido en sus cerebros.
Es fácil maniobrar y engañar otra vez con el cuento democrático pues estos hijos no han aprendido nada de sus padres. Basta escuchar a estos cachorros que son hoy, y en el futuro serán los nuevos políticos de la burguesía, hacer propaganda del VOTO y qué mejor propaganda democrática que desde las plazas llenas de jueventud pidiendo el VOTO. En definitiva, que la campaña electoral la han hecho estos de la democracia real y no los típicos partidos políticos de la burguesía. Hay que reconocerlo, el enemigo es muy inteligente.
¿No queremos que la juventud salga a la calle? SI CLARO ESTÁ, todos queremos que la nueva savia entre en la lucha, pero cómo y quíen son las preguntas pertinentes.
Toda la burguesía nos machaca a diario que la juventud salga a la calle; ya hemos visto a quién ha servido semejante movilización. Digámoslo sin miedo a equivocarnos que la juventud en ESTA OCASIÓN HA SIDO TOTALMENTE MANIPULADA.
Las movidas populares no son nada peligrosas para el sistema, al contrario tienen toda su tolerancia.
No hubiera sido lo mismo que los trabajadores implicados en ERE, cierres de empresas, despidos y parados llenaran las plazas de España y la juventud, como parte de esa clase, se hubiera implicado con la lucha de los trabajadores, entonces no habría propaganda mediática, sino difamación y calumnia, no habría tolerancia sino represión pura y llanamente.
El estado se puede permitir y además con manga ancha que las plazas se llenen de gente, pero no puede permitir que fábricas, o los centros de trabajo paren o entren en conflicto abierto. El conflicto de los controladores es un buen ejemplo, no sólo pueden militarizar el espacio aéreo sino el ferrocarril, autobuses, taxis, etc.. PAZ SOCIAL a toda costa y con todos los medios posibles.
¡SI QUEREMOS! que la juventud entre en la lucha pero en el terreno de los intereses del conjunto de los trabajadores y no en una amalgama popular donde hay de todo y nada a la vez, donde se confunden todos los intereses, donde se instala la confusión y no la claridad, donde domina más el floklore que la reflexión. En un movimiento que está más encuadrado dentro del sistema y no contra él. Puede haber conflictos violentos pero eso no quita su naturaleza.
A modo de conclusión: no se cómo va a terminar tal movimiento, pero no hay que olvidar que fue creado para defender la democracia burguesa, por lo tanto hay que combatirlo con claridad y fuerza teórica, con denuncia abierta a la Democracia Real y a sus 500 asociaciones de tal manera que la maniobra política no quede impugne, sacar lecciones para que en el futuro estemos mejor preparados.
Soy muy torpe a la hora de escribir pero espero que se me entienda en lo fundamental.
Un saludo a todos.
M.
Este texto está escrito en Madrid, por lo que muchas de las descripciones y reflexiones pueden no ajustarse a la realidad de otras localidades, especialmente dada la heterogeneidad del movimiento 15M. Aun así, pensamos que puede resultar útil como punto de partida para la reflexión a todos los compañerxs que se están implicando en las asambleas, independientemente del sitio. El texto ha sido redactado y corregido precipitadamente para que estuviese disponible antes de la convocatoria de asambleas de barrios y pueblos del 28 de mayo. Tenedlo en cuenta a la hora de leerlo y disculpad las meteduras de pata que pueda tener.
Algunxs anarquistas madrileñxs
Dejemos las cosas claras. Lxs que firmamos este texto somos anarquistas, comunistas antiautoritarios, anticapitalistas o la etiqueta que más os guste. Es decir, estamos por la abolición del trabajo asalariado y el capital, la destrucción del estado y su sustitución por nuevas formas horizontales y fraternales de vivir en común. Creemos que los medios para conseguirlo deben ser lo más coherentes posible con los fines que buscan y, por tanto, estamos contra la participación en instituciones, contra los partidos políticos (parlamentarios o no) y las organizaciones jerárquicas, y apostamos por una política basada en el asamblearismo, la solidaridad, el apoyo mutuo, la acción directa, etc. Porque estamos convencidos que estos medios son los más eficaces para llevarnos a la revolución. Si decimos esto es para eliminar cualquier suspicacia y marcar las líneas sobre las que queremos que se mueva esta contribución. Ahora bien, el que estemos por una revolución social que destruya el capitalismo, el estado y que suponga la abolición de las clases sociales (y de tantas otras cosas), no significa que pensemos que esto puede ocurrir a corto plazo, de la noche a la mañana. Lo que hemos planteado aquí son fines, es decir, situaciones a las que, con suerte, llegaremos tras un largo recorrido y un desarrollo considerable del movimiento revolucionario. Pensar lo contrario no es que sea utópico, es un ejercicio de delirio y ensoñación inmediatista. Un planteamiento revolucionario debe plasmarse en una estrategia a corto plazo, en una serie de propuestas para intervenir en la realidad que nos acerquen a situaciones en las que estén en juego cuestiones como la abolición del trabajo asalariado, la instauración del comunismo libertario, la revolución social... cuestiones que hoy en día, obviamente, no están, ni de lejos, sobre la mesa. Esta intervención no puede limitarse a repetir machaconamente la rabiosa necesidad de revolución y de abolir el estado y el capital. Ser anarquista no significa ser un chapas que persigue a los demás repitiendo una y otra vez lo malo que es el estado y lo buena que es la anarquía. Y sin embargo, a raíz del movimiento 15-M, en los últimos días hemos leído por internet textos y comentarios cercanos al delirio inmediatista y, lo que es peor, hemos oído de compañerxs y amigxs posiciones que resbalan hacia el abismo del anarco-chapismo, que, con toda su buena intención, se atrapan en el maximalismo de las consignas grandiosas, de las propuestas a largo plazo, etc. Sabemos bien de lo que hablamos, todxs nosotrxs hemos estado en dichas situaciones y, lo que es peor, hemos contribuido en muchas ocasiones a su extensión. Dejemos claro también que este texto tiene tanto de crítica como de autocrítica, y que nos sirve, ante todo, para tratar de no caer nosotrxs mismxs también en dichas trampas. Para ir acabando, hay que tener en cuenta que este texto ha sido escrito deprisa y corriendo, al ritmo que marcan los acontecimientos, con el objetivo de que saliese antes del día 28, cuando se han convocado las Asambleas Populares en diferentes barrios y pueblos de Madrid, así que no os extrañe que en algunos puntos se note la precipitación y la urgencia. No damos para más.
En resumen, este texto pretende ser una reflexión y una propuesta para romper con el impasse en el que hemos estado anclados mucho tiempo, para deshacernos de lastres que muchxs arrastramos y nos inmovilizan. Es, en el fondo, una reflexión para intentar aclararnos en qué manera podemos aportar y participar en lo que ocurre a nuestro alrededor.
Y lo que ocurre a nuestro alrededor es, obviamente, el llamado movimiento 15-M, que en la última semana ha irrumpido como un elefante en la cacharrería en la política nacional. Nos guste o no, y lo queramos o no, el movimiento 15-M ha roto todas las expectativas y ha sorprendido a todo el mundo: policía, políticos, periodistas, convocantes, gente corriente, ciudadanistas, izquierdistas y, por supuesto, a los anarquistas. En primera instancia todo el mundo se quedó en fuera de juego y, a partir de ahí, todo ha sido una serie de intentos más o menos afortunados de tomar posiciones frente a o dentro del 15-M. No vamos a entrar a analizar sus causas o a repasar las diferentes teorías conspiranoicas o intoxicaciones que han surgido a su estela; no es importante para lo que queremos decir. Vamos a tratar de aportar lo que entendemos que son las coordenadas básicas en las que se mueve eso que llamamos movimiento 15-M o, al menos, las más importantes para ver si es posible (y en ese caso cómo) una participación anarquista o anticapitalista en él. Como es lógico, será una descripción fragmentaria, parcial e incompleta. Nos da igual, las cosas van demasiado rápido.
Lo primero que hay que decir es que el movimiento 15-M es un movimiento social real y, como tal, es tremendamente heterogéneo y contradictorio. Hay de todo y todo está en diferentes dosis. Es decir, todo lo que digamos aquí no debe tomarse como características definitorias absolutas, sino más bien como tendencias, matices, etc. Expresiones de un movimiento en construcción en cuyo seno hay luchas, tensiones y un continuo cambio.
Dicho esto, por su composición social y por las consignas que más se oyen en las asambleas y grupos de trabajo, así como por las opiniones de la gente que está continuamente publicitándolo en internet (twitter) podría decirse que, principalmente, es un movimiento ciudadanista y abiertamente demócrata. O mejor dicho, son este tipo de planteamientos de reforma política y social (reforma electoral, democracia real, mayor participación, crítica de los partidos políticos mayoritarios pero no del sistema representativo o los partidos en general...) los que, en general, aglutinan a más gente y manos alzadas a su alrededor.
Sin embargo, este contenido se expresa bajo formas asamblearias, que rechazan toda representación clásica (como por ejemplo, convertirse en otro partido político) y que reniegan de toda ideología, símbolo o forma política precocinada (desde partidos a banderas republicanas, pasando por las A circuladas). Hay una consigna que rula por twitter "Esto no va de izquierdas o derechas, sino de arriba y abajo". Que, por el momento, apuesta mayoritariamente por la auto-organización, por la acción directa (no violenta) y la desobediencia civil, aunque no utilice estas palabras mágicas. La no-violencia es, de hecho, otra de las coordenadas fundamentales del 15-M, algo que, sin duda, es asumido colectivamente sin discusión. Entraremos en esto más adelante.
Todo esto no quita para que en su seno se pueda ver claramente una "lucha de poder" entre diferentes "facciones", organizadas o no. Miembros y militantes de partidos políticos de izquierdas, miembros de los movimientos sociales, libertarios, gente normal y corriente "indignada" que va con su propia visión del mundo, etc. todos pugnan en su interior a todos los niveles, desde la orientación ideológica o práctica del movimiento, al control (y en muchos casos, manipulación) de las asambleas, comisiones, etc. En muchas comisiones y grupos se está viendo de todo: pérdidas casuales de actas, personalismos, gente que se aferra a las portavocías, delegados que se callan cosas en las asambleas generales, comisiones que se saltan acuerdos, grupitos que quieren mantener el chiringuito, etc. Muchas, seguro, fruto de la inexperiencia y los egos; otras, parecen directamente sacadas de los viejos manuales de manipulación de asambleas.
Alrededor de esta lucha, está también toda la gente que se acerca por allí. Gente que se acerca a participar, a escuchar, a ser escuchado, a aportar comida u otros materiales, a ver qué pasa, o simplemente a echarse unas fotos en plan turista en su propia ciudad. Bajo las carpas de Sol uno tiene la sensación de estar en un gran bazar en el que no se vende ni se compra nada.
Por otro lado, uno de los grandes problemas de las acampadas es la dificultad de participar en ella plenamente: no todo el mundo puede ir al centro todos los días, ni todo el mundo puede quedarse a dormir, ni todo el mundo puede participar habitualmente en las comisiones, etc. Esto sin duda puede favorecer la creación de liderazgos informales, camarillas, cosas raras y sesgos extraños que la gente, que gilipollas no es, lo va a notar, lo va a comentar y a actuar en consecuencia. De hecho, una posible consecuencia de quién está llevando el mayor peso del campamento (y también de quién está más habituado a ir y proponer actividades) es la progresiva guetización que ha sufrido la acampada el fin de semana. Comparada con el ambiente de encuentro y de protesta de los días más intensos (especialmente el viernes, dada la expectación por la prohibición de la Junta Electoral Central) el fin de semana la cosa perdió fuelle y comenzó a notarse un ambiente más lúdico y menos de protesta, a pesar de que las comisiones, subcomisiones y grupos de trabajo siguieron funcionando. A ratos, #acampadasol parece estar reproduciendo lo peor y más banal de las okupas del gueto: talleres, conciertos, batucadas, comedores, actuaciones, clowns, etc. a costa de sus aspectos iniciales, mucho más marcadamente de protesta, política e "indignación" (por pro-demócrata y limitada que fuese). En twitter, que no olvidemos que tiene gran culpa del ascenso del movimiento 15-M y del campamento de Sol, se está filtrando ese descontento en mucha gente, que no ve con buenos ojos esta deriva. Un ejemplo claro de ese descontento que tuvo lugar el fin de semana fue el tema botellón sí-botellón no, el sábado una de las asambleas tuvo que irse de Sol por la cantidad de gente que estaba a su pedo, y el tema de las batucadas, que el domingo obligaron incluso a aplazar a alguna asamblea que no oía con tanto ruido (aunque hay que decir, que las batucadas tuvieron bastante seguimiento, igual que el botellón).
Es obvio que el movimiento 15-M no es una revolución, eso es de primero de militancia, y quien lo critique en base al hashtag #spanishrevolution con el que se extendió inicialmente debería darse cuenta de que era una mezcla de marketing, gracieta e ilusión. Sin más.
El último apunte que queríamos hacer es lo que, para nosotrxs, quizás sea lo más importante que hemos visto junto con su marcado carácter asambleario y horizontal (con todos sus defectos, que son muchos): el cambio brutal de actitud que hemos podido observar en los alrededores de Sol durante toda esta semana. Recapitulemos. Tras la multitudinaria manifestación inicial del 15 de mayo y, especialmente, tras el desalojo de los primeros acampados, la gente ha tomado masivamente noche tras noche la Puerta del Sol de una manera que ninguno de nosotrxs habíamos visto nunca. Las movilizaciones contra la guerra, aunque alguna fuera más masiva, no tuvieron, ni de lejos, la continuidad, participación, actitud y ambiente que hemos visto esta semana en Sol. Es como si, de repente, la pasividad y el ir cada uno a lo suyo se hubiesen roto alrededor del Km. 0. Repartir panfletos en Sol y sus calles aledañas es una gozada, la gente te entra para pedirte que le des uno, los coge con una sonrisa, te pregunta, te da las gracias... Los primeros días, si hacías un corrillo para hablar de algo, la gente arrimaba la oreja para intervenir, para escuchar. Ha sido normal ver a la gente de lo más variopinta discutiendo en pequeños grupetes. Los grupos de trabajo y las asambleas generales son acontecimientos masivos de entre 500, 600 y 2000 personas (sentadas, de pie, arrejuntándose para oír algo), etc. Y aparte de esto, esa sensación permanente de buen ambiente, de "esto es algo especial". Todo esto alcanzó su punto álgido la noche del viernes al sábado, cuando empezó la jornada de reflexión. Escuchar a más de 20.000 personas gritar "Somos ilegales" y disfrutar como niños de saltarse la ley, la verdad, impresiona. Bien es cierto que ese ambiente intenso, de participación y de política real empezó a decaer a partir de esa noche. En parte por el subidón del viernes noche, en parte por la decisión de "no hacer política" durante el sábado y el domingo, el fin de semana ha tenido un tono mucho más festivo, más "circense" que los días anteriores. Aun así, nosotrxs no recordamos nada parecido, la verdad.
Dicho esto, ¿qué pintamos los anarquistas por allí? Para cualquier libertario con dos dedos de frente, afortunadamente la gran mayoría, es evidente que es necesario estar allí, que ahí hay tema. Lo que ninguno tenemos tan claro es qué podemos hacer, qué podemos aportar y qué podemos esperar del movimiento 15-M. Y es lógico, dada la heterogeneidad y contradicciones que abarca. En esta sección vamos a intentar expresar cómo y en qué sentido vemos nosotrxs que puede ser interesante participar y aportar en dicho movimiento. Decimos visión estratégica porque es una visión general, que intentaremos acotar más adelante con propuestas concretas y algunas consideraciones tácticas.
La mayor parte del proceso que se desarrolla actualmente en el movimiento del 15-M consiste en tratar de encontrar las consignas y reivindicaciones políticas que van a definirlo. Ese proceso se está dando tanto en los grupos de trabajo como en las propias comisiones. En los primeros está más el debate y la pelea ideológica, en algunas de las segundas, en las que se concretan dichos debates, es donde se están viendo las artimañas, tejemanejes, etc. No hay que ser muy listo para saber dónde está el lio: comisiones como comunicación, interna, asamblea y política son donde uno se va a encontrar mayor número de políticos por metro cuadrado. Mientras que en comisiones como infraestructura, alimentación o respeto, las cuchilladas serán mucho menores. Ojo, que no estamos diciendo que en las comisiones sólo se esté haciendo esto, pero algunas cosas que hemos visto o nos han contado tienen tela.
Como hemos dicho anteriormente, las reivindicaciones con mayor eco en #acampadasol son las de reforma política y, en menor medida, social, de gran contenido ciudadanista: reforma de la ley electoral, una ley de responsabilidad política, mayor participación, ley de dación en pago de las hipotecas, etc. Los miembros y militantes de partidos de izquierda (IU, IA, etc.) y movimiento sociales están tratando de virar el barco más hacia la izquierda, para que asuma reivindicaciones clásicas de la izquierda (desde la renta básica o la condonación de la deuda externa, a la nacionalización de la banca) aunque en frente tienen a los que prefieren que el movimiento sea lo más neutral posible (por ejemplo, https://twitpic.com/51lyqa [236]) y se centre en un #consensodeminimos básico1. En nuestra opinión, creemos que lo más probable es que el objetivo final de unos y otros sea que, o bien mediante algún tipo de Iniciativa Legislativa Popular2 o bien de la mano de algún partido político, seguramente IU, se presente una propuesta al Congreso y se pida su aprobación mediante un referéndum. En este sentido, unos y otros se juegan los contenidos de dicha propuesta y seguramente cómo se va a hacer, pero en un momento dado pueden confluir en ciertos puntos básicos.
Obviamente, los anarquistas estamos convencidos de que si se lograran algunas de estas reformas, aun cambiando algunos de los "defectos" del sistema que más sulfuran a la gente, no van a modificar para nada lo esencial. El problema no es la corrupción política, sino la política como esfera separada de la vida, el problema no es la falta de transparencia de los gobiernos, son los propios gobiernos, y el problema no es la banca y los banqueros, sino la explotación capitalista: la grande, y la pequeña.
Dicho esto, creemos que los anarquistas ni estamos ni deberíamos estar en esa pelea, la de las reivindicaciones grandilocuentes y la política de altos vuelos. No deberíamos entrar en ese juego, aunque si queremos estar en las asambleas debemos asumir que tendremos que tragar y enfrentarnos a ello. A nosotrxs no se nos ha perdido nada en ese tablero. El movimiento del 15-M no es un movimiento anarquista o anticapitalista, así que las reivindicaciones anarquistas maximalistas están fuera de lugar. No tiene sentido luchar por que las asambleas generales asuman cosas como la autogestión generalizada, la abolición de las cárceles o incluso simplemente la huelga general indefinida, porque es evidente que la gente que está ahí y la gente que lo sigue con expectación y simpatía no está por eso. Suponiendo (y es mucho suponer) que por alguna extraña razón, o tejemaneje, se consiguiese que la asamblea general o las asambleas de los barrios aceptasen y asumiesen como propia alguna de estas consignas, lo más seguro es que el movimiento 15-M se desinflaría rápidamente, perdiese buena parte de sus apoyos y simpatías, y se quedase en un extraño cóctel frentepopulista de militantes izquierdistas, ciudadanistas, comunistas y anarquistas. Es decir, justo lo que siempre hemos criticado y donde nunca hemos querido estar. En política existe un término que se llama "votar con los pies", significa que cuando no te gusta la gestión de un lugar, simplemente te vas a otro lado. Algo parecido pasa en todas las asambleas, hay mucha gente que cuando algo no le gusta o no se siente cómodo, se calla, agacha la cabeza y deja de pasarse, sin reflejar su descontento. ¿Por qué ocurre todo esto? Pues porque los movimientos reales suelen ser bastante complejos. Tienen su composición, su idiosincrasia y sus desarrollos, y, sobre todo, porque no se puede pretender que la gente se haga anarquista de la noche a la mañana. Ninguno de nosotrxs hemos llegado a serlo rápida e indoloramente, sino a base de equívocos, ilusiones, incoherencias, desengaños, debates, frustraciones, flipaduras y de darnos muchas veces de bruces contra el suelo (a veces en un sentido literal, con un policía encima). Da igual que en estas ocasiones, las personas y las cosas cambien vertiginosamente. Lo sentimos, pero creemos que, simplemente, no funcionará.
Tenemos que ser conscientes de la representatividad de las comisiones frente a las personas que integran la movilización. Esto se vio claramente en la comisión de Política, que en el momento de mayor auge pudo aglutinar unas 350 personas entre las dos subcomisiones (corto y largo plazo), está claro que las asambleas son abiertas y todos y todas podrían participar en ellas pero lo cierto es que al final se han convertido en dos subcomisiones que aparentemente se han separado por fases temporales, pero que realmente marcan dos postulados muy diferentes, el "reformista" y el "revolucionario", entre los que están exigiendo y legitimando a las estructuras de poder con pequeñas (o grandes) reformas legislativas, y los que quieren marcar una hoja de ruta de ruptura con el modelo impuesto por el capitalismo.
Esto es un grave error ya que medidas "revolucionarias" o radicales, puede haberlas a corto plazo y a largo, sólo hay que tener claro de contexto actual y los pasos que queremos dar. Por citar un ejemplo, en la Comisión a Corto Plazo se plantean cambios en la Constitución española, y en la Comisión de Largo Plazo consensos como huelga general. No creemos que un cambio en la Constitución (necesita la aprobación de • partes del Congreso de los Diputados) sea mucho más factible a corto plazo que convocar una huelga general (que es más una herramienta de lucha que un fin en sí mismo), por mucho que esto sea, a día de hoy, bastante complicado.
Creemos necesaria una reflexión sobre nuestra implicación en las comisiones, intentar que sean eficientes y el desgaste y el derroche de energías esté bien canalizado. No sirve de nada que 200 personas con un ideario "similar" se junten y marquen un rumbo que no sea ni asumible por este movimiento (a día de hoy) ni dejar que las exigencias a corto plazo sean simplemente un alegato a fortalecer el estado del bienestar... En dicha reflexión deberíamos hacer una autocrítica y plantearnos de forma inmediata propuestas a corto y largo plazo asumibles y que caminen o que nos hagan avanzar pasitos hacia una revolución social de verdad, ya que si no terminaremos en la inanición propia de un grupo de personas que están por encima del momento. Deberíamos mostrar cierta inteligencia y sumarnos de forma real a la ilusión de cambio que se respira estos días por la puerta del Sol, a ver si entre todos conseguimos que ese cambio vaya un poco más allá de cuatro arreglos en la fachada de la democracia.
Entonces ¿qué otras opciones tenemos?
Seguro que muchos se habrán planteado, o incluso se habrán encontrado haciéndolo casi sin darse cuenta, lo que podríamos llamar rebajar el discurso, es decir, edulcorar nuestras propuestas a ver si con un poco de azúcar pasan mejor. Por ejemplo, jugando un interesado confusionismo semántico que habla de "democracia directa" en vez de "anarquía", tragar con todo lo que tengamos que tragar para mantener la historia en el tiempo, etc., etc.
Otra opción es abandonar el chiringuito por reformista. Tal y como nosotrxs lo vemos esto es simplemente absurdo. Básicamente porque ni actualmente ni a lo largo de la historia, los movimientos revolucionarios brotan de la nada o surgen solos, sino que son los propios revolucionarios, y los acontecimientos, los que con su esfuerzo y tesón a veces consiguen que los movimientos sociales dejen de ser el coto de partidos, aprovechados, etc.
Aunque hablaremos de esto más adelante, dejemos claro que nuestra idea no es convertir el movimiento 15-M en un "movimiento revolucionario" de masas, algo igual de peliculero que pensar que la anarquía vendrá mañana si lo deseamos con suficiente fuerza. Tampoco estamos diciendo que tengamos que estar por estar hasta el final. Tenemos bastante claro que, si no hacemos las cosas bien, en algún momento habrá que irse o, también bastante probable, nos acabarán echando. Pero nos parece obvio que ese momento no ha llegado aún, que todavía hay oportunidades de aportar y participar en esta historia, sobre todo de cara a la convocatoria de asambleas populares en los barrios.
Sirva esto para dejar claro que no somos unos ilusos, a los que el 15-M les ha nublado la vista o que han cerrado sus chiringuitos "por revolución" (más marketing), sino simplemente somos anarquistas que hemos visto una oportunidad clara, la primera en muchos años, de participar en un movimiento real de tamaño considerable.
En nuestra opinión, lo que está en juego en el movimiento 15-M es conseguir que sea un punto de partida capaz de activar la lucha cotidiana por aspectos concretos y básicos, una lucha que se lleve a cabo desde la horizontalidad, el asamblearismo, la acción directa, la participación directa, la solidaridad, etc. que forman parte de las coordenadas básicas del movimiento 15-M. Que las asambleas no sólo sean sitios desde los que pedir (¿A quién? ¿Cómo?) leyes, reformas y referéndums (¿Cuáles?), sino que sean espacios en los que la gente debata sobre sus propios problemas, busque soluciones y decida cómo llevarlas a cabo por ellxs mismxs. Que se conviertan en puntos de encuentro, de comunicación y participación real. Pequeños (o grandes) núcleos solidarios de resistencia.
Está claro que una parte importante de este proceso es qué problemas y qué soluciones se van a tratar, qué contenido, por así decirlo, van a expresarse en dichas asambleas. Ese podría ser la otra tarea que podríamos marcarnos, intentar que los temas a tratar en las asambleas sean cuestiones de clase, de género, etc. que profundice, desde la práctica, en la crítica del Estado, el capital y el trabajo asalariado.
Dicho de otra forma, nosotrxs proponemos una participación práctica y concreta desde una perspectiva y unas formas de funcionar antiautoritarias, sobre cuestiones básicas de clase y otras opresiones igual de importantes como el patriarcado, el racismo, etc.
Para complementar esta contribución práctica también debemos aportar nuestro punto de vista y nuestro discurso, una vez más, sin caer en maximalismos del tipo "¡Revolución ya!" y cosas por el estilo.
Tal y como nosotrxs lo vemos, intentar que la gente haga suyo nuestro discurso no es, no debería ser, ir a machacar con las consignas y principios anarquistas de toda la vida. Consignas que, en nuestra opinión, estarán fuera de lugar. No porque no tengan sentido o no sean verdad, sino porque no están en la onda de lo que está pasando, están fuera de contexto. Esto es como si tú estás hablando con un colega de fútbol y viene otro a contarte nosequé historia de una película iraní, pues ni caso. ¿Significa esto que debemos abandonar el anarquismo y pasarnos a la democracia? Lógicamente no. ¿Debemos escondernos? No. ¿Debemos exhibir al mundo que somos anarquistas? Para nosotrxs, no tiene ningún sentido si eso no va más allá que "ser anarquista". Llamarse a uno mismo anarquista no significa nada en sí mismo, no dice nada: ni bueno, ni malo. En nuestra opinión no se trata ni de escondernos ni de exhibirnos, sino de practicar el anarquismo en un contexto determinado. Un ejemplo: de todos los lemas que algunxs de nosotrxs y otrxs compañerxs cantamos uno de los primeros días en Sol sólo un par de consignas se extendió mínimamente más allá de nuestro circulo: "el pueblo unido funciona sin partidos" y "A, anti, anticapitalistas", ¿Por qué? No porque los lemas fuesen gran cosa, que no lo son, ni porque fuesen ingeniosos, que tampoco, creemos que fue porque, en ese momento y en ese lugar, eran lemas que puede contactar al menos con parte de la gente que estaba allí. Nos guste o no, la gente ahí no estaba contra la policía nacional, ni quería tumbar al Estado... el trabajo es mucho más de fondo... Si nos limitamos a cantar o a proponer en las asambleas consignas descontextualizadas, lo que hacemos es caer en la propaganda pura y dura, en el peor sentido de la palabra, no en la participación.
Y es que en muchas ocasiones nos puede la inercia, seguramente como a todxs lxs demás. En vez de pensar qué podemos y queremos decir acabamos yendo a lo fácil: al "la lucha es el único camino", al "de norte a sur, de este a oeste....", "muerte al estado....", etc. Un discurso, en nuestra opinión, fuera de lugar y, por tanto, ineficaz. En el Bloque Libertario de la mani del 15M pasó un poco lo mismo, tras una primera fase con lemas (mejores o peores, más o menos útiles, eso es lo de menos) pero sobre el tema en cuestión (democracia, capitalismo, crisis) se pasó a un remix del gueto (desde los presos a Patricia Heras pasando por el policía asesina), resbalamos hacia la autorreferencialidad, hacia el hacer piña... Por desgracia, por allí nadie sabía quién era Patricia Heras más que nosotrxs cuatro, ¿qué sentido tenía gritar sin un panfleto que lo explicase?, sólo desconcertamos a la gente, que nos mira como si viniésemos de otra película... Todo tiene un momento y un lugar, y si no sabemos adaptar nuestro discurso al momento y al lugar, nos irá mal. Adaptar el discurso no es rebajar el discurso, es adecuar el mensaje al contexto y adecuar el código al receptor, es dar nuestra opinión sobre lo que la gente está hablando, no sobre lo que nosotrxs creemos que debería estar hablando la gente.... Y dar esa opinión en su "idioma", no en nuestro "dialecto", lleno de tecnicismos y modismos, cómodos para hablar entre nosotros, pero que generan barreras y confusiones con quien no los maneja.
Esta propuesta de participar desde la práctica y desde lo concreto tiene varios objetivos. Obviamente, mejorar nuestras condiciones de supervivencia dentro del capitalismo. Seguro que algunx lo tachará de reformismo, para nosotrxs es simplemente necesidad. Otro objetivo es ser capaces de señalar y desmontar, durante el proceso, todas las contradicciones y miserias del capitalismo, la democracia, los sindicatos, etc. No mediante discursos elaborados y prefabricados, sino a través del debate y la reflexión sobre lo que nos vayamos encontrando, algo mucho más complejo y trabajoso que simplemente editar libros escritos en otro momento y en otro lugar. También busca crear y extender una cultura de lucha entre la población, un sentimiento colectivo de que las cosas se consiguen luchando junto a otros iguales, solucionando los problemas por los mismos afectados, desde la solidaridad y el apoyo mutuo, sin delegar en profesionales de la mediación o la representación. Un sentimiento de "hoy por ti, mañana por mí" que cale entre la población y que desplace al "cada uno a lo suyo" y el "menos mal que no me ha tocado a mí" que arrasa en nuestra sociedad.
Por último, si algo nos ha quedado claro en esta última semana es que, si bien lxs anarquistas tenemos mucho que aportar, tenemos también mucho, muchísimo que aprender, tanto de la gente que nos encontremos en el camino como de las situaciones a las que tengamos que enfrentarnos. Participar en las asambleas será la oportunidad perfecta de aclararnos nosotrxs mismos, nuestras posturas y la manera en las que se las comunicamos a nuestros iguales. Esto es lo normal. La mejor manera de darnos cuenta de nuestros fallos e incoherencias (que las tenemos y seguramente serán muchas) es tratar de explicar y compartir nuestra postura con quien la desconoce.
Creemos sinceramente que esta puede ser una buena manera de salir de la trampa de una intervención desde la ideología, que pretenda que se aprueben principios u objetivos a largo plazo específicamente anarquistas, algo que, como hemos repetido unas cuantas veces ya, no es algo que esté o pueda estar en el orden del día de aquí a mañana. Creemos también, que puede ser una manera de obviar y esquivar las luchas de poder que se darán en las asambleas por las cuestiones de alto nivel (leyes, etc.) sin tener que dejar por ello de participar en un movimiento que aún puede dar mucho juego. Meternos en una guerra de desgaste para que no salgan dichas propuestas o enfrentarnos abierta y continuamente a todos los izquierdistas, ciudadanistas y gente normal que sólo quiere un par de cambios no nos va a valer para nada. Tenemos que ser conscientes en todo momento de dónde estamos y hasta dónde puede llegar. Si no hacemos este ejercicio de análisis y de reflexión continuamente nos vamos a llevar un palo muy serio y una frustración considerable.
Por supuesto, al participar en el movimiento 15M siempre vamos a correr el riesgo de acabar haciéndole el curro y el trabajo sucio a la izquierda y al ciudadanismo. Nosotrxs creemos que a día de hoy, dada nuestro escaso poder de convocatoria y apoyos, este riesgo siempre va a estar ahí, en cualquier movilización real a la que nos sumemos (huelgas, conflictos antidesarrollistas, etc.). Es un riesgo que no se puede prever, y seguramente sea algo que, hasta cierto punto, no se pueda evitar, lo único que podemos hacer es permanecer atentxs, no dejar llevarnos por la emoción y tratar de valorar en qué momento nuestra participación se está limitando a la de ser mano de obra de otrxs, en ese momento será necesario abandonar el chiringuito.
Para acabar esta sección, vemos necesario concretar algunas líneas de actuación que se nos han ocurrido como ejemplo de lo que tenemos en mente. Ni son las únicas, ni son las mejores, de hecho son bastante vagas, sólo son algunos ejemplos que se nos han ocurrido o que hemos escuchado estos días en las asambleas. Entre todos deberíamos completarlas, clarificarlas, criticarlas, etc...
Vivienda: Autoorganizarse para resistir frente a los desahucios y el mobbing inmobiliario. Proponer la okupación como alternativa temporal en los desahucios que no se frenen. Presionar a los caseros que pasan o se aprovechan de sus inquilinos. Presionar mediante la acción directa a las sucursales bancarias de las que dependen las hipotecas de familias en problemas para que las renegocien o simplemente para visibilizar el conflicto. Visibilizar el conflicto mediante banderas o similares en los balcones de las casas que estén siendo presionadas.
Trabajo/Paro: Aprovechar el ejemplo asambleario de Sol para llevarlo a los curros, debatir y hablar en las asambleas sobre los conflictos laborales, sobre nuestros problemas como parados, proponer que las asambleas sean un punto de apoyo si tenemos algún problema en el curro. Visitar y denunciar los trabajos en los que se produzcan accidentes laborales...
Migraciones: Tratar de implicar a los inmigrantes, que seguramente estén subrepresentados en un primer momento, informar a la gente de lo que pasa en los CIEs, informar y proponer mecanismos de actuación frente a las redadas contra inmigrantes, autoorganizarse para ofrecer información legal, mediante asesorías, talleres, etc.
Salud-Sanidad: tratar de implicar a trabajadores y usuarios-sufridores de la sanidad pública en la lucha contra su deterioro y la inaccesibilidad, evitar que nos enfrenten a unos contra otros ("la culpa es de los trabajadores que curran poco" o "la culpa es de los viejitos que van mucho").
Género: hay que ver cómo contrarrestar la enorme oleada actual de anti-feminismo que se masca a nivel social, y que se ha expresado varias veces en las acampadas. Podría ser interesante tratar de incidir o debatir sobre la violencia machista...
Organización: Tratar de mejorar el funcionamiento asambleario. Luchar por una horizontalidad real, no meramente formal, evitar la formación de camarillas de especialistas o de representantes perpetuos, evitar convertirnos en una camarilla de especialistas o representantes perpetuos.
Estos temas y propuestas son claramente limitados, fruto de la prisa y de nuestra propia inexperiencia en este tipo de movidas. Hay que mejorarlas, afinarlas y compartirlas. Y sobre todo, hay que construirlas en común con la gente que vaya a las asambleas, en un proceso que cambiará tanto las propuestas como a los que las asumen y las ponen en práctica y que, seguramente, irá de menos a más. No nos pensemos ahora que por ir con cuatro propuestas concretas en vez de con la cantinela ácrata de siempre, la gente las va a aceptar por arte de magia. No, no estamos proponiendo conjuros, tenemos que tener claro, que aun siendo capaces de iniciar este proceso, será un camino largo y difícil. Creemos que con el tiempo, todos iremos aprendiendo y sacando más cosas en claro. De alguna forma, los anarquistas tenemos que tomarnos las asambleas del 15-M como un laboratorio en el que experimentar, proponer, equivocarnos, aprender y volver a empezar.
En buena parte este texto se ha escrito con la mente puesta en que llegue antes de las asambleas populares en los barrios que se han convocado para el 28 de mayo, de ahí su urgencia, su precipitación y buena parte de los errores que tendrá.
La extensión a los barrios es una extensión lógica porque la acampada en Sol es insostenible a largo plazo y porque, por sus características, permite una participación mucho más limitada, como ya hemos comentado.
Hablando con muchos compañerxs hemos visto que algunos tienen bastantes esperanzas en las asambleas de barrio. La idea es "ya no hay nada que hacer en Sol, vamos a los Barrios". No nos engañemos, si el movimiento 15-M sigue su tirón los barrios van a ser Puertas de Sol en pequeñito, con todas sus cosas buenas pero con todos sus defectos, incluidos los militantes de partidos que van de pesca, los ciudadanistas, etc. En algunos barrios y pueblos del Sur de Madrid, de hecho la proporción de militantes de partidos políticos puede incluso aumentar respecto a la que nos encontramos en Sol. Puede que el terreno de juego sea más pequeño y menos abrumador, pero la heterogeneidad, los problemas, contradicciones y conflictos van a ser los mismos o incluso mayores.
Nosotrxs creemos que lxs militantes izquierdistas, así como toda la gente corriente que está por las cuatro reformas básicas, van a tratar de que las asambleas populares se conviertan en focos desde los que promocionar las consignas y reivindicaciones por las que han peleado en Sol. Que se encarguen de recoger firmas, y de hacer propaganda de las movilizaciones y de sumar apoyos en los barrios (asociaciones vecinales, de comerciantes...) de cara a la estrategia que tengan a medio plazo para llevar a cabo los cambios legales. Y poco más. Los ciudadanistas puede que intenten empujar un poco más hacia problemas específicos de los barrios, estableciendo lazos con las asociaciones de vecinos que puedan, potenciando sus locales, centros sociales y oficinas de derechos sociales allá donde los tengan, etc.
Ya hemos comentado en el punto anterior que creemos que puede ser una manera interesante de participar en dichas asambleas, no nos extenderemos. Sí que nos gustaría comentar que en cada barrio y pueblo algunos temas y propuestas pueden tener más calado que otros (por ejemplo, en algunas zonas las redadas contra inmigrantes son más frecuentes que en otras, en algunos sitios la sanidad está peor que en otras, etc.) Habrá que ver qué es más necesario y más importante en cada caso concreto, aquí no hay fórmulas mágicas.
El texto se va alargando y queremos cerrarlo con algunas reflexiones -intentaremos ser breves- sobre ciertos aspectos tácticos que hemos visto, y que seguiremos viendo, en los próximos días.
Violencia/No violencia: Como comentamos al describirlo, el rechazo a la violencia es un punto básico sobre el que se asiente el movimiento del 15M. Los iniciadores (Democracia Real Ya) se encargaron de expresarlo de la manera más asquerosa posible: desmarcándose de los incidentes tras la mani y señalando a quien hiciese falta. Tampoco es que sea muy extraño, dado el bombardeo mediático con este tema los últimos años. A través de la policía, medios como La Razón o Público no dudaron en alertar sobre el peligro de los "400 antisistema" que trataban de controlar y/o reventar el movimiento. Una semana después, nada de nada. Parece que la gran mayoría de los anarquistas hemos asumido (con mayor o menor problema) que no pasa nada porque alguien se declare no violento. La violencia o autodefensa es una cuestión que siempre va a estar ahí, pero que es completamente secundaria. Si dejamos de considerarla algo que puede ser útil o no, beneficiosa o perjudicial según las circunstancias y la transformamos en algo irrenunciable, o nos entra la pataleta por que el 15-M cante las bondades de la violencia estaremos perdiendo el norte completamente. Hoy toca no violencia, otro día tocará otra cosa.
Luchar contra monstruos: Participar en asambleas en las que hay gente que está dispuesta a hacer lo que haga falta (manipular, mentir y, la mayoría de las veces, hacerse el tonto) para que salga su historia es muy complicado y frustrante. Cualquiera que haya pasado por ese trago puede decir que es una jodida mierda. Primero, por todo lo que te toca tragar, segundo porque no todo el mundo suele verlo, con lo que si acusas a alguien acabas siendo tú el que levanta sospechas, tercero, porque acabas confundiendo lo que son simples fallos o despistes con intentos descarados de manipular (rozando la paranoia) y, por último, porque en cuanto no te das cuenta acabas haciendo o viéndote obligado a hacer cosas parecidas a ellos. En estos días hemos oído cosas como "copar las comisiones", "tomar los puestos de poder en las asambleas", "dispersarse por las asambleas", "hacer como que no nos conocemos" y otras lindezas, por parte de compañerxs de los que no tenemos ningún tipo de duda o sospecha, y a los que por supuesto, no vamos a juzgar. Este tipo de situaciones son así, la frustración, el cabreo con los manipuladores y el encontrarse contra la espada y la pared te hacen decir y hacer cosas del estilo. Contra esto no hay más remedio que estar atento constantemente, hacer autocrítica y saber criticar y encajar las críticas, sin acusaciones histéricas o victimismos estúpidos. Y asumir que en algún momento que otro nos vamos a manchar las manos, lo queramos o no. Pasa en las mejores familias.
"No tengas miedo, sólo ve adelante y juega" Ch. Parker: Enlazando con lo anterior, hay que ser conscientes de que participar en el movimiento 15-M es entrar en territorio desconocido para la mayoría de nosotrxs. Asumamos que la vamos a cagar y mucho. Lxs anarquistas ni somos ni queremos ser perfectxs, tenemos todo el derecho del mundo a equivocarnos. Negarse a actuar por miedo a transformarse en un reformista, o peor aún, por miedo a que algún imbécil te tache de reformista o de vanguardista es tan absurdo como renunciar a pensar por miedo a equivocarse.
Vanguardismo anarquista: Dos palabras que juntas podrían parecer una contradicción pero que no lo son, ni mucho menos. Algunas corrientes marxistas se consideran y se jactan de ser vanguardia o de pretender serlo, aun cuando nadie les haga ni caso. Lxs anarquistas rechazamos convertirnos en vanguardia, lo que no quita para que, si nos despistamos, acabemos cayendo en el vanguardismo. Si se trata de ir mucho más deprisa que el ritmo de los acontecimientos, se corre el riesgo de irse desligando más y más de ellos hasta quedarse solo, lejos de la realidad y de lo que está pasando. Aún más, eso ni siquiera te asegura estar "por delante" de lxs demás, puedes haber cogido un camino equivocado. Lxs anarquistas no queremos decirle a la gente lo que tiene o no tiene que
hacer en base a un mejor conocimiento de algún libro sagrado o del santoral revolucionario, pero eso no implica que en ocasiones acabemos creyéndonos mejores al resto y que pensemos que deberían "seguir nuestro ejemplo", especialmente cuando participamos en conflictos de este tipo.
Simbología y dialectos: Para que nuestra participación sea eficaz y podamos construir colectivamente algo que merezca la pena es necesario que dejemos a un lado toda la simbología, códigos propios, palabras fetiche y demás merchandasing propio de nuestro movimiento-gueto. Igual que comentamos más arriba con el tema del discurso. Esto no significa rebajar el discurso o engañar a la gente, significa abandonar las palabras mágicas y las ideas fuerza que solemos utilizar. Conceptos como abstención activa, acción directa, apoyo mutuo, revolución, etc. no tienen por qué ser entendidos a la primera por gente que no está familiarizada con su uso. No sirve de nada enquistarse en ellos. Es más útil tratar de explicarlos en un lenguaje llano y sencillo, sin intelectualismos ni tecnicismos anarquistas. Lo mismo valdría para la estética de la propaganda, que suele ser tan uniforme como lejana para la mayoría de la gente. Un ejemplo claro es el problema que hubo con las A circuladas en la acampada de Sol. Como no se permite ningún símbolo político o banderas, mucha gente de la asamblea veía, con mayor o menor razón, que las A circuladas tampoco tenían lugar ahí. Entendiendo que las A circuladas no son símbolos políticos sino todo lo contrario algunxs anarquistas se lo tomaron bastante a mal. Otros, dando un ejemplo de que la horizontalidad y el consenso muchas veces se respetan sólo cuando les interesa, siguieron utilizándola en pancartas y pintadas. En cualquier caso, deberíamos reflexionar si todo esto no es nuestra culpa, de no haber sabido hacer ver durante todos estos años que no somos lo mismo que todos los demás, aunque, en nuestro favor, hay que decir que la decisión de dejar fuera también las A circuladas parece que fue discutida. El tema aquí es que las A circuladas es lo de menos, lo importante son los mensajes que queremos dar, y si tenemos que dejar de ponerlas, pues tampoco pasa nada. Al fin y al cabo, como decía con razón un compañero el otro día, no tenemos nada que vender (lo cual es cierto cuando en la práctica nos comportamos así, lo que no siempre es el caso). Peor que el caso de las A circuladas, que por mucho que nos pueda doler, es hasta cierto punto comprensible, es el caso del feminismo, que está encontrando cierta oposición tanto en las acampadas como en twitter, con gestos bastante feos y comentarios fuera de lugar.
Terminamos, ya, por fin, haciendo una última reflexión. El movimiento 15-M ha tenido un principio y tendrá un final. Siendo realistas y teniendo en cuenta lo pocxs que somos lxs anarquistas y nuestra inexperiencia es bastante improbable que nuestra participación en él sea el componente que determine su desarrollo y su fin. Aun así, creemos que tenemos margen y capacidad para participar en él y aportar, y que no se limite a un movimiento de reforma ciudadana, o al chiringo de cualquier partiducho. Esta propuesta va en ese sentido, en el de intentar ir un poco más allá. No tenemos muchas esperanzas en que el movimiento 15-M cambie radicalmente la naturaleza de la sociedad actual, no podría ni aunque quisiera, y todo parece indicar que no quiere. Aunque consiga sus objetivos, todo se traducirá en una reforma del sistema democrático o incluso en un reforzamiento temporal del estado del bienestar. Aun así, esto no son excusas para quedarse en casa. Creemos que hay que estar allí y participar porque si lo hacemos medianamente bien, puede ser beneficioso para el anticapitalismo y el anarquismo a medio y largo plazo.
En primer lugar, nosotrxs creemos que el sistema democrático y el capital son como son, y que todos los partidos, en el fondo, son iguales. Si el movimiento 15-M prospera y consigue reformar el sistema democrático, acabando con el "bipartidismo" y la "partitocracia"; con el tiempo, los partidos minoritarios acabarán por quedar en evidencia, porque el sistema democrático y el capital son así.
En segundo lugar, hay una cosa positiva en todo esto, pase lo que pase. Hace un mes, el sentimiento general era "que mierda es todo, pero qué podemos hacer. No se puede hacer nada, etc." Hoy hay bastante gente que cree que se puede cambiar la ley electoral, que es lícito saltarse lo que diga la Junta Electoral cuando es injusto, etc. Por algún sitio se empieza. Si el movimiento 15-M continúa y se consiguen cosas a través de movilizaciones y asambleas, y estas más o menos funcionan, independientemente del resultado, es una baza a explotar. En este país no se ha ganado nada de nada desde hace mucho tiempo: la entrada en la OTAN, nada, el PRESTIGE, nada, la Guerra de Irak, nada, las luchas en la Universidad, nada... De hecho, el único cambio que mucha gente asumió como propio fue cuando el PSOE gano al PP después del 11-M ¡y se hizo votando!, lo que encima reforzó las ilusiones democráticas.
En tercer lugar, el movimiento 15M ha conseguido sacar a la calle a la gente a hablar colectiva y públicamente de política, de algunos de los problemas sociales y políticos que les rodean. Esto era algo que hacía mucho tiempo que no se veía. La mayoría de las conversaciones son en torno a cuestiones de reformas, de cambios mínimos, pero, como decíamos antes, por algún sitio se empieza. De alguna forma ha abierto una brecha en el "no te metas en política", el "desencanto" y el "no se puede hacer nada", los tres regalitos que franquismo, transición y democracia nos habían dejado. Lo que no puede ser es que cuando la gente se quede en casa, la critiquemos por que no sale a la calle y cuando sale a la calle la critiquemos porque lo que pide no es la revolución social. Eso no tiene ningún sentido.
Si se consiguen algunas cosas mediante la lucha en la calle, creemos que cuando todo esto acabe, quizás sea más fácil convencer a la gente de que una asamblea en el curro puede funcionar, de que salir a la calle a protestar sirve para algo, que se puede ganar una huelga o echar abajo un plan urbanístico: mediante la solidaridad, la acción directa, etc. Por supuesto, si lo que se consigue se hace exclusivamente a través de maniobras políticas, votaciones, referéndums, etc. (algo bastante improbable si no hay una presión considerable desde la calle) lo único que va a salir reforzado es el sistema democrático. Ahí está la cuestión, y ahí debemos estar los anarquistas.
Veremos cómo acaba todo esto, pero el movimiento anarquista saldrá reforzado si sus prácticas, su forma de afrontar la realidad y algunos de sus puntos de vista se extienden y echan raíces en el ideario colectivo. El movimiento anarquista también será más fuerte si nuestra participación en el movimiento del 15M se traduce, tras la crítica, la autocrítica y el análisis público, en nuevas experiencias colectivas. Es poco probable que nuestros objetivos a largo plazo crezcan significativamente a nivel social gracias al 15-M, independientemente de que podamos convencer a cierta gente en el proceso. Esta lucha va por otros caminos, por el trabajo constante de abrir locales, de editar material, de análisis, de hacer jornadas, charlas, etc. que en ningún caso deberíamos abandonar sólo por estar en el 15M
1 Durante la corrección del texto, la acampada de sol ha aprobado los cuatro puntos que conforman el llamado #consensodeminimos. No vamos a valorarlo, ya que no creemos que cambie esencialmente lo dicho en el texto, algo así nos esperábamos tarde o temprano.
2 https://es.wikipedia.org/wiki/Iniciativa_popular [237]
Si bien los antecedentes más inmediatos han sido las recientes protestas en contra de la "Ley Sinde" y el hartazgo de los grandes partidos burgueses del arco parlamentario español por parte de la mayoría de la población, el movimiento de indignación que ha eclosionado en todo el Estado ha tenido como caldo de cultivo la sangrante crisis capitalista (especialmente virulenta en España), cuya consecuencia más destructiva han sido las elevadísimas tasas de paro (en torno al 45%) que la juventud explotada ha tenido que soportar desde hace años.
Desde el principio algunos de nosotros hemos visto que este movimiento adolecía de defectos de base, tales como la falta de un discurso sólido sobre la insostenibilidad del capitalismo, el papel del Estado y la cuestión de la imposibilidad de reformas que, en el marco del vigente sistema de explotación, puedan mejorar las condiciones de vida de la mayoría de la sociedad.
Partiendo de esta premisa, es verdad que el Movimiento 15M ha representado en gran medida un despertar en la conciencia aletargada de las clases populares, anestesiadas durante años con el discurso de la "paz social" y la "reconciliación nacional" (productos genuinos de una mal llamada "Transición a la democracia"), el oportunismo de los partidos y sindicatos de la "izquierda" del capital, así como con una publicidad y una subcultura televisiva que, de forma machacona, nos han vendido la moto sobre las supuestas bondades del actual status quo.
El Movimiento 15M aún está muy lejos de poder representar un desafío serio para la clase dominante, pero sí puede ser, si confluyen una serie de circunstancias (1. presencia clara y determinante de una clase trabajadora, incluyendo a los millones de parados expulsados brutalmente del mercado laboral, que entre en escena para enfrentarse a los planes de miseria impuestos por la Patronal y su Estado, y 2.. conciencia de la necesidad de organizarse políticamente para desalojar al capital financiero del poder, auténtico poder fáctico en el capitalismo tardío), un sustrato para un futuro movimiento revolucionario que pueda cambiar radicalmente el actual modelo social.
En una sociedad de clases como la nuestra (básicamente, los que detentan el capital y los que subsisten vendiendo su fuerza de trabajo como mercancía), no existe ningún movimiento social que pueda ser apolítico, puesto que todo movimiento de protesta es un fiel reflejo de conflictos de intereses entre clases sociales (en nuestra época, pugnan los intereses del capital monopolista y de las masas trabajadoras, que son la mayoría absoluta de la población) y, por tanto, es político lo quiera o no.
El "Movimiento de los indignados" debe superar el manido cliché de "no somos ni de izquierdas ni de derechas", ya que la neutralidad ideológica es lo que precisamente menos daño le hace al sistema; debe entroncarse, si quiere crecer en cantidad y sobre todo en calidad, con las distintas tradiciones revolucionarias que desde las clases explotadas han tratado, durante más de dos siglos, de destruir cualquier vestigio de opresión de unos seres humanos sobre otros.
En primer lugar, una de las grandes debilidades de este movimiento es que reproduce fielmente el "programa" de organizaciones con un amplio bagaje oportunista y reformista (como IU o ATTAC), el cual venimos denunciando algunos desde hace años. Muchos de los que, ingenuamente, han asumido el "programa mínimo" de reformas de Democracia Real Ya y otras plataformas, deben darse cuenta de que el sistema ha entrado en una fase irreversible en el que no puede permitir ningún tipo de reforma de calado positiva para los intereses de la mayoría social y, por tanto, sólo la supresión revolucionaria de todo el tinglado actual puede garantizar la consecución de una vida digna. ¿No es suficiente prueba de lo que sostenemos las durísimas luchas que están llevando a cabo los trabajadores y estudiantes griegos, con diez huelgas generales en un año, que no han hecho retroceder al capital sino todo lo contrario, ya que justamente está apretando las tuercas todavía más a través de la UE y el FMI?
Empezando por la propuesta más ajena a los intereses de la clase trabajadora y, al mismo tiempo, más interesadamente publicitada por los grandes medios de comunicación (como es la Reforma de la Ley Electoral, que no solamente no se cuestiona el trasfondo del circo electoral, sino que no tiene en cuenta el carácter de clase de todas las instituciones del Estado, inservibles para defender y representar los intereses de la mayoría social), y siguiendo por otras medidas sin duda bienintencionadas como la supresión del trabajo precario o el cumplimiento del derecho a una vivienda digna, ninguna de las propuestas de Democracia Real Ya (la democracia real, por cierto, es incompatible con un sistema de explotación de una minoría sobre la mayoría) apuntan a la raíz del problema, que es la organización económica de la actual sociedad: la propiedad privada de las riquezas fundamentales y la concentración de estas en cada vez menos manos.
La verdadera cuestión no es solamente que no debamos conformarnos con poner parches sobre un sistema en fase terminal (que también), sino sobre todo que ni siquiera se nos va a permitir mantener lo poco que nos queda de "Estado del Bienestar". Luego la alternativa es clara: o revolución o barbarie. Ni regeneraciones ni reformas son posibles , sino sólo una transformación radical. Tratar de reformar el sistema sería tan inútil y absurdo como tratar de mantener en estado vegetativo a un paciente en coma irreversible.
Respondiendo a la pregunta sobre los cambios pacíficos, este es otro de los grandes tópicos que mucha gente ha asumido sin rechistar. No, no es posible cambiar de modelo social pacíficamente, por la sencilla razón de que el actual orden capitalista se asienta sobre una base doblemente violenta: por un lado, mediante la violencia, amparada por la Ley, que supone la propiedad privada de los medios de producción en cada vez menos manos, excluyendo a la mayoría de los ciudadanos (condenados así al paro y la precariedad) del acceso a los frutos de la riqueza generada por ellos mismos; y, por otro lado, haciendo uso de la violencia del Estado (cuerpos represivos y sistema penal) para la defensa de sus intereses.
En este sentido, poca gente entiende aún que el Estado actual no es el de "todos los ciudadanos", sino que es un Estado con un carácter de clase muy claro: el Estado de la Patronal, del capital financiero, en el que todas las instituciones responden a los intereses de la clase dominante.
Por eso es iluso e incluso suicida pensar que un orden radicalmente violento puede ser derrocado pacíficamente. ¿Pensamos de verdad que la clase dominante va a renunciar a sus privilegios "de buenas maneras"? La Historia ha dado sobradas muestras de que esto no puede producirse, y sólo los movimientos de masas que han tomado por la fuerza lo que es suyo han conseguido triunfar y hacer frente a la inevitable violencia del Estado capitalista.
La brutal represión de los Mossos d'Esquadra contra manifestantes pacíficos y desarmados debería servir para que muchas personas, con buenas intenciones pero profundamente equivocadas, se den cuenta de que es necesario cuestionar el monopolio de la violencia estatal y actuar con inteligencia y cautela hasta que, por número y calidad, estemos en condiciones de desalojar a la clase dominante del poder de la forma menos violenta posible (porque no somos nosotros los que hacemos de la violencia nuestra seña de identidad, sino los actuales dirigentes, los mismos que promueven guerras de rapiña fratricidas y que reprimen a "sus" ciudadanos en cuanto rechistan más de la cuenta). La Historia ha demostrado que sólo la justa y medida violencia revolucionaria contra la actual violencia estructural puede traernos la justicia y la paz.
Cuando los contertulios de los medios de comunicación dominantes (sobre todo los de la ultraderecha del "TDT Party", con Intereconomía y Veo7 a la cabeza) preguntaban estos días a algunos portavoces de las acampadas de Sol o de la Plaza de Catalunya sobre las alternativas que proponían, salía a la luz la falta de claridad ideológica de este movimiento, algo de lo que también adolece buena parte de nuestra "izquierda revolucionaria". Y es que el sistema lleva años luchando en nuestro país para que los trabajadores y jóvenes precarios no se formen en la crítica política, sino en la sumisión y la fe ciega en los nuevos dogmas sociales. (No es de extrañar que en la Universidad, por ejemplo, cada vez tenga menos presencia el marxismo en las ciencias sociales: no van a tirar piedras sobre su propio tejado.)
Por eso lo primero y más urgente que muchos jóvenes (y no tan jóvenes) deben plantearse es que este sistema no puede ser derribado solamente con buena fe y voluntad, sino con una concienzuda preparación en lo político y lo ideológico que pueda plantear una alternativa seria y una táctica y una estrategia acordes con los fines que se desean conseguir. ¡Y claro que existe alternativa! Una alternativa que no va a ser inventada por "mentes brillantes", sino que va a ser la actualización del patrimonio que nos legaron los grandes movimientos revolucionarios durante los siglos XIX y XX. Conformar un movimiento de las clases explotadas que, fundidas con su Partido revolucionario, pueda proceder a la demolición programada del capitalismo mediante una serie de medidas fundamentales:
-Disolución del actual Estado y de sus tribunales y fuerzas represivas, sustituyéndolo por un Estado que, asentado sobre la autoridad de las Asambleas de Trabajadores y Estudiantes, garantice el poder efectivo de la mayoría de abajo a arriba, dando paso a la constitución de una verdadera Cámara de la mayoría social, con sus subdivisiones territoriales a nivel estatal, nacional, regional y municipal (esta sería la única democracia real posible), aprobando la posibilidad de revocar en todo momento a nuestros representantes y la asignación del salario medio de un obrero para todos los funcionarios públicos. Se derogarían, asimismo, todas las antiguas leyes represivas que atentaban contra los derechos políticos de la mayoría, como la Ley de Partidos.
-Expropiación de las grandes empresas en los tres sectores económicos (agricultura, industria y servicios), poniéndolas bajo la nueva jurisdicción estatal, sometiendo su producción -así como las de las PYMES, que seguirían temporalmente en régimen de propiedad privada hasta su inclusión progresiva y pacífica en cooperativas y colectividades del Estado- al control democrático permanente y directo de sus asalariados en cada lugar de trabajo. Distribución de la riqueza generada (el fondo social de consumo) según el principio: de cada cual según su capacidad y a cada cual según su necesidad.
-Sustitución del principio de la competencia capitalista por el de la colaboración y cooperación de todos los trabajadores agrupados en empresas y sectores unificados, favoreciendo la más absoluta transparencia en materia de investigación y desarrollo tecnológico, prohibiendo por Ley todo secreto comercial, patentes de fabricación y cualquier otro copyright que pudiera obstaculizar el progreso social.
-Al convertir la propiedad de los grandes monopolios en propiedad colectiva (garantizada por un Estado controlado por las Asambleas de Trabajadores, ante las cuales el Estado sería un mero instrumento de gestión de las directrices y decisiones de los órganos de poder asambleario), y al posibilitar la incorporación de cada vez más trabajadores en paro al haber abolido el beneficio privado en las grandes empresas (dicha incorporación, que sería paulatina, se podría realizar al haber más masa monetaria procedente de las ganancias colectivas, que servirían para aumentar la plantilla en empresas donde hiciera falta o para realizar trabajos de interés general), esto repercutiría en una mejor asignación de recursos y en que más trabajadores, gracias en parte a la tecnología, pudieran ver reducidas sus jornadas laborales hasta casi la mitad y se dedicasen así cada vez más al ocio, la cultura y las relaciones interpersonales.
¡Nos queda tanto por construir, no tenemos nada que perder más que nuestras cadenas!
¡Que nuestros hijos y nietos vivan en un mundo digno de ser vivido!
¡Que el 15M sea el principio de un cambio en la mentalidad de los explotados, un cambio que pueda propiciar una transformación revolucionaria de la sociedad!
J V B, trabajador en paro y estudiante de Económicas de la UNED
[email protected] [238]
Introducción de la CCI
En el movimiento 15 M se ha planteado repetidamente la cuestión del Estado, como se gritaba en las manifestaciones y se razonaba en las Asambleas, "le llaman democracia y no lo es", añadiendo muy agudamente que "es una dictadura y no se ve".
En la Revista Internacional nº 146 decíamos que el movimiento 15 M "ha tenido dos "almas": un alma democrática alimentada por las confusiones y dudas muy extendidas, su carácter socialmente heterogéneo y la tendencia a rehuir la confrontación abierta. Pero igualmente estaba presente un alma proletaria, materializada en las asambleas" 1
El ala democrática quiere que no veamos que es una dictadura y nos vende la ilusión de hacer que "algún día" sea una "democracia real", utopía reaccionaria, imposible de conseguir, a lo que se opone con firmeza el ala proletaria que comprende que el eje esencial de la lucha es la movilización contra el ataque despiadado que estamos sufriendo, la unión solidaria de todos los explotados y oprimidos no solo a nivel de un país sino a escala mundial, todo ello en la perspectiva de destruir el capitalismo que nos está haciendo la vida imposible. "Para que la humanidad pueda vivir el capitalismo debe morir".
En la Asamblea 15 M de Alicante, ante la insistencia de DRY y otros para proponer una ridícula y mistificadora "reforma de la Ley Electoral", un sector importante de compañeros ha denunciado tal planteamiento con argumentos sencillos y contundentes. Lo hacemos nuestro y llamamos a que en las Asambleas que quedan se lleve ese debate y se defienda una posición en onda con los compañeros.
Toma de posición
Este escrito es la toma de posición de un sector de la asamblea "toma la plaza Alicante" que se opone a la reforma de la ley electoral por considerar que esto no cambia nada. Otro grupo de compañeros, dentro de la asamblea, mantiene en este punto una posición, crítica, pero favorable a la reforma de la ley electoral, por considerar que es un paso más dentro de una lucha más general.
SIGUEN SIN REPRESENTARNOS
Pensamos que la opción de reforma electoral es inútil y nociva para el movimiento de asambleas y lo argumentamos:
Supone un apoyo de soslayo a la forma electoral, soporte básico del capitalismo de careta democrática, ya que de hecho da por sentado que una ley electoral reformada supondría cambios reales. Desde nuestra posición creemos, que la democracia en general y el parlamento como su baluarte particular, no son más que la carcasa política del verdadero poder económico y que tan sólo pueden hacer seguidismo de los designios de banqueros, empresarios y capitalistas en general. Todos hemos asistido como en los 30 años de democracia, este sistema y su parlamento han legislado y reformado siempre en perjuicio de "los de abajo", haciendo cada vez más difícil la simple supervivencia de los trabajadores y la población en general. Por mucho que se vote a unos u otros, todos hacen la misma política, la del capital. En todas las elecciones la Banca gana y "los de abajo" perdemos.
Es una cortina de humo. Se pone por delante el supuesto problema de una ley electoral injusta y se vierten esfuerzos e ilusiones en un cambio que no cambiará nada. De esta forma se solapan los problemas reales de la población: los ataques cotidianos a nuestras condiciones de vida que se traducen en más paro, más precariedad, más desahucios, más recortes, menos futuro para nuestras familias. Es una irresponsabilidad perder el tiempo en estas vías muertas de la política de los ricos y un suicidio hacer girar las esperanzas de la gente en reformas absurdas posponiendo la lucha contra los problemas que cotidianamente nos agobian.
Nos parece el pistoletazo de salida de una reconversión del 15M en un "nueva" plataforma política de recambio al previsible desgaste del recién entronado gobierno del PP. Ningún partido va a hacer más política que la del capital pero este nos tiene que hacer creer que sí, ya que de lo contrario nos tendríamos que replantear el sistema en su totalidad y no sólo alguna de sus partes y esto, claro, es peligroso,... para los que tienen el poder real. Una alternativa electoral con el 15M de por medio será un buen señuelo para seguir engañándonos. Si llegamos a ese punto, entonces el 15M tampoco nos representará, por que representará una nueva opción del sistema de los ricos.
Y SI NO NOS REPRESENTAN, PARA QUÉ REFORMAR LO QUE NO NOS REPRESENTA
CONTRA LA REFORMA ELECTORAL, CONTRA LAS CORTINAS DE HUMO
Que alternativa planteamos:
La lucha autoorganizada y unitaria (sin protagonismo de siglas de partidos o sindicatos grandes o pequeños) de trabajadores, estudiantes, parados, usuarios de servicios,... en asambleas abiertas.
Una lucha que plantee los problemas cotidianos de las personas como el paro, la precariedad, los recortes, la vivienda, la educación, la sanidad,... intentando cambiar la relación de fuerzas entre "los de arriba y los de abajo", para detener los ataques a nuestras condiciones de vida inmediata, mediante acciones concretas y un intercambio de información que posibilite un cambio de conciencia y asumir nuestra propia responsabilidad en la construcción de un nuevo sistema que nos represente a todos.
Una lucha por nosotros mismos, sin intermediarios que saquen provecho particular, que nos favorezca a todos.
Una lucha solidaria y que facilite la toma de conciencia, de confianza y organización para cuestionar todo este sistema de cosas que siempre nos dicen que es inmutable, que no se puede cambiar, pero que si no cambiamos acabará por devorarnos.
Una lucha que pone en el centro de sus demandas el imperativo de satisfacer las necesidades de las personas, frente a las necesidades del lucro.
Aspiramos a una sociedad donde todos decidamos realmente desde asambleas soberanas y organizadas y donde las necesidades de las personas sean lo primero y sabemos que esa sociedad es otra que debemos ir construyendo y sabemos que no es esta por muchas manos de pintura que se le dé.
Por difícil que parezca un cambio tan radical, por mucha desconfianza que la mayoría tengamos aún en nuestras capacidades de cambiar el mundo y trasformar la vida, sabemos que es ilusorio y utópico creer que con la reforma del sistema que nos asfixia se conseguirá algo más que apuntalar un edificio en ruinas que amenaza por acabar aplastándonos a todos. No nos conformamos con "Esto es lo que hay". Ya no. Lo queremos todo, y vamos a luchar para conseguirlo.
Comisión de Trabajadores Indignados y Autoorganizados (TIA) Alicante
1 Las movilizaciones de los indignados en España y sus repercusiones en el mundo - Un movimiento cargado de futuro, /revista-internacional/201108/3175/las-movilizaciones-de-los-indignados-en-espana-y-sus-repercusiones [239]
Publicamos a continuación un texto de una compañera de Perú sobre el significado de las luchas actuales en diferentes países. El texto expresa la pasión revolucionaria de una nueva generación que se incorpora a la lucha y que hace gala de una energía y una combatividad desbordantes.
Eso no le impide, sin embargo, llevar a cabo una reflexión madura sobre las lecciones y el significado de estas luchas, lo que es en realidad el objeto central del texto. Y desde luego, en lo esencial, la compañera aporta una observación con la que coincidimos plenamente: que en estas luchas empieza a discutirse que para plantear una perspectiva de un mundo capaz de satisfacer nuestras necesidades, hay que destruir el capitalismo; que lo de la reforma democrática es una farsa, puesto que la "democracia real" que quieren vendernos, es la que nos explota y reprime cada día.
Pero ¿Estamos realmente ante una oleada internacional de luchas masivas, como da a entender el texto? ¿Podemos meter todos los estallidos sociales en el mismo saco? ¿Significan lo mismo las luchas en Túnez o Egipto que en Grecia y España? ¿Qué representan estas luchas en la perspectiva revolucionaria que hoy apuntan minorías crecientes y de las que forma parte esta misma compañera? ¿Hasta qué punto esa aún tímida toma de conciencia está extendida entre los participantes en las luchas? ¿Quien puede ser el sujeto revolucionario que se ponga a la cabeza de esa perspectiva? ¿Cómo puede llevarse a cabo?
Analizar y evaluar las luchas concretas para intervenir en ellas ha sido siempre un problema de las minorías revolucionarias. Discernir hasta qué punto confirman los análisis sobre la gravedad de la crisis y la correlación de fuerzas entre las clases (¿Las luchas de los años 1930s significaban la continuación de la oleada revolucionaria como pretendía Trotsky, o expresaban el peso de su derrota, como decía la Izquierda Comunista?), discutir qué aportan de nuevo a la perspectiva revolucionaria (necesidad de destruir el Estado burgués en la Comuna de París, Consejos obreros en 1905); ver cómo influyen las condiciones particulares y las generales. En una palabra, valorar cómo las luchas concretas se inscriben en la perspectiva revolucionaria que hoy plantean las minorías.
De esos problemas no se han librado ni los revolucionarios más destacados. A pesar del brillante análisis de las luchas de 1848 en La lucha de clases en Francia, donde se puede seguir paso a paso la preocupación concreta por evaluar las luchas, Marx y Engels sobreestimaron notablemente las posibilidades revolucionarias inmediatas planteando la inminencia de una revolución comunista al menos en los principales países europeos.
En realidad esas luchas significaban, como después lo vio la Liga de los comunistas, en la que militaban Marx y Engels, la aparición por primera vez del proletariado como sujeto social independiente, luchando por sus propios intereses, y no alineado tras la burguesía contra la reacción feudal. Y para los comunistas, entonces como ahora, el sujeto revolucionario es el proletariado. Tuvieron que pasar aún algunos años antes de que, el proletariado de París, terriblemente aislado, se lanzara en 1871 al "asalto del cielo" en la Comuna de París y algunos años más antes de que en 1917-26 se desencadenara, tras la revolución rusa, una verdadera oleada revolucionaria internacional.
Los estallidos sociales actuales, aunque indudablemente contienen elementos comunes y se interpelan mutuamente para aportar respuestas puntuales a problemas suscitados en uno u otro lugar, no pueden considerarse parte de un movimiento homogéneo de luchas; menos aún de luchas obreras.
La discusión sobre la evaluación de las revueltas en el Norte de África, en GB, en Grecia, España..., está lejos de estar cerrada; al contrario, apenas comienza a abrirse en las minorías revolucionarias. En ese sentido apuntamos aquí algunos elementos.
El telón de fondo común de todos los movimientos es la agravación terrible de la crisis y el impacto sobre las clases no explotadoras, la falta de perspectiva que el capitalismo ofrece hoy a la humanidad. Y la incorporación a la lucha de una generación condenada a la precariedad y el desempleo de por vida. Sobre esa base, los movimientos, a pesar del peso del engaño del "apoliticismo" en algunas partes, o del "democratismo" en otras, han conectado los problemas económicos y políticos.
Dicho esto, se trata de movimientos interclasistas en todas partes; aunque los trabajadores y las clases no explotadoras hayan tenido una presencia numérica destacada. El proletariado como clase ha estado ausente en estos movimientos sociales (excepto por la presencia de huelgas simultáneas en Egipto y más puntualmente en Túnez o en Grecia y España) y por tanto está fuera de lugar la cuestión de si ha podido dirigir la lucha en tal o cual lugar.
En el Magreb, la posibilidad de que se plantease cualquier perspectiva revolucionaria, se ha visto ampliamente eclipsada por el engaño democrático. De hecho las promesas en ese sentido, y el reemplazamiento de regímenes de dictadura brutal por otros similares, pero con una fachada más democrática, ha contribuido decisivamente a acabar con las revueltas.
En Grecia y en España, países con una democracia consolidada, como el propio Sarkozy se encargó de señalar en el segundo caso, tampoco el planteamiento de una perspectiva revolucionaria ha estado presente más que de forma general, como una primera aproximación abstracta. Aunque es cierto que la palabra "revolución" ha dejado de dar miedo e incluso se ha pronunciado abiertamente en las asambleas masivas, el contenido que cada uno le pone oscila desde una reforma democrática más o menos radical, a una verdadera perspectiva de destrucción del capitalismo y construcción de una alternativa revolucionaria.
Cierto que en estos movimientos, la necesidad de una perspectiva revolucionaria ha ganado una creciente minoría que no se limita únicamente a los elementos previamente politizados, sino que incluye compañeros desengañados del Estado democrático y críticos con las organizaciones de la izquierda del capital, abiertos al debate y en búsqueda de una clarificación justamente sobre esa perspectiva. Pero ni se trata por el momento de la mayoría de los movimientos de luchas, ni tampoco es su cabeza dirigente. Por otro lado, la cuestión de quien puede dirigir un proceso revolucionario, de cómo tiene que desarrollarse y de donde conduce, ha estado completamente ausente de las luchas.
Pero todo esto no quita un ápice a las potencialidades de estos movimientos, al bautismo de fuego de una generación condenada a la precariedad y el desempleo y que no se resigna a perder su futuro, a la vitalidad y la emoción de las asambleas abiertas donde la palabra "se ha liberado" , al reagrupamiento de las minorías para discutir y preparar las próximas luchas; ni a las contribuciones como la que publicamos, que forma parte de todo eso que es una promesa de futuro de un "nuevo comienzo" revolucionario.
CCI
TEXTO DE LA COMPAÑERA:
Escuchen los lloriqueos de los burgueses, tienen miedo, sus alianzas y
fuerzas de acero se derriten ante sus propias narices.
Y ahora están mas desesperados que nunca, lo que menos querían que suceda se
esta llevando a cabo otra vez...
¡SOMOS NOSOTROS en todo el mundo, derribando sus barreras de miedo
subyugador! Ya no hay esquina en el mundo que no alumbre nuestro camino
hacia la transformación social. ¡Nuestras luchas se han encendido en llamas,
explosionando resplandecientemente! Recorriendo el mundo desde Perú, China,
Chile, España, Bielorrusia, Francia, México, EEUU, India, Inglaterra,
Portugal, Irlanda, Grecia y otras regiones, nos levantamos de un largo
sueño, manifestando nuestra rabia por ser botados de nuestros trabajos
mientras que, absurdamente, nos piden sobrevivir, bloqueando carreteras
centrales en respuesta a la construcción de hidroeléctricas donde una vez
teníamos un lugar donde dormir, abandonando los salones, en huelga, al
enterarnos de que ya no es posible pagar todo lo que nos piden por una
"educación", corriendo por las calles, lanzando las bombas Molotov,
dejándolas volar alto por el cielo con la cólera debida al no tener la
posibilidad de comprar ni un pedazo de pan.
Todas estas personas en varias regiones del mundo están saliendo a las
calles y protestando no solo por los gobiernos, por un "mal presidente" o
primer ministro, por una mala movida del gabinete, no porque quizá estén en
un país de "tercer mundo", por un "nuevo plan", por medidas de austeridad,
no por la crisis, no por la alianza FMI/BCE/UE, y también no solo por el
sistema bancario, individualmente. No, todos estos problemas no están tan
desconectados de ellos mismos como lo podríamos pensar. No solo ocurren en
un país ni aun en un solo continente. Todos estos problemas que nos empujan
a responder tienen una raíz en común; estos problemas son consecuencias, son
características del sistema económico-social en el cual vivimos. La raíz es
este sistema, éste es nuestro verdadero problema.
Los acuerdos que puedan salir del FMI/BCE/UE no son las únicas formas que
los de arriba, los ricos, la burguesía tiene para imponer sus intereses
sobre las nuestras. Tienen diversas leyes y formas que ejecutan, para que a
través de ellas, consigan establecer las condiciones en la cuales tenemos
que vivir atormentados, con las cuales determinan que la malnutrición, los
pueblos jóvenes, el desempleo, el no tener donde dormir, el ser comprados y
vendidos (por definición el ser otra mercancía) son todas legales. Estas
solo son las formas en las cuales el capitalismo manifiesta su asquerosidad.
Entonces, toda nuestra lucha no debería apuntar a salirnos de la crisis y
de tratar de obtener la estabilidad económica (eso es imposible en este
sistema), tenemos que dirigirla a terminar con esta enfermedad, a terminar
con este sistema canceroso.
Podemos desperdiciar nuestra fuerza y continuar arriesgándonos, confrontando
a los perros guardianes de los ricos para quedar solo esperando a que se
solucione nuestra miseria dentro del parlamento, esperando que el Estado
pueda "verdaderamente representarnos", cuando en realidad la función del
Estado es de representar a los dominantes, a la clase dominante. Su función
es de actuar como la fuerza represiva de los "dueños del mundo" contra
nuestro levantamiento. ¡A nosotros nadie nos representa! Con eso, la idea de
"ciudadanía activa" se reduce a nada, lo mismo con la "democracia real".
¿Entonces por qué nos reclamamos de ser ciudadanos? No somos ciudadanos,
hemos sido enjaulados por fronteras, y esos quita-vidas las usan a su
ventaja para promover su "unidad nacional" para que no podamos darnos cuenta
que hay otros en diversas partes del mundo, como nosotros, respirando y
viviendo las mismas condiciones contra las cuales luchamos. No es nuestra
responsabilidad cuidar de ellos, servirlos, cargarlos sobre nuestros
hombros, rompiéndonos la espalda, dejando caer nuestro sudor, dejando caer
nuestras lágrimas.
En cuanto a democracia, la democracia existe cuando en una sociedad
"conviven" clases en constante pugna, enemigas, donde una de ellas decide
todo lo que se hace con la sociedad a través del Estado, y esta clase no es
la explotada, es la explotadora. ¿Entonces para que querer una democracia
real? No dejemos que nuestra lucha se hunda en lo absurdo, en morir por algo
que ya existe, por una democracia "real", por una explotación "real". ¿Por
que luchar por una explotación más legal de la que ya es?
Ellos piensan ofrecernos alternativas. ¿Qué alternativas? ¿Alternativas al
hecho de que su sistema degenerado ya no puede aguantar más? Ni si quiera
pueden vivir sin nuestra existencia; necesitan sacar mas y mas de nosotros.
Es una mentira pensar que podríamos estar mejor con una de sus alternativas.
Estos gatos gordos solo dicen que la incomparecencia es lo único que queda y
que debería ser nuestro temor más grande. ¿Pero, compañeros, que nos queda
por perder, más que este tipo de "vida"? No tenemos tierras, no tenemos
fabricas o compañías, no tenemos empresas, ni si quiera el lugar donde
dormimos en nuestro; solo nos tenemos a nosotros, a nuestra capacidad de
trabajar.
¿Por que deberíamos ayudar a esos burgueses a recuperar sus fuerzas para
continuar con su sistema putrefacto y tenernos atados, para traernos abajo
con ellos? ¿Por qué deberíamos reducir lo poco que usamos para vivir a costa
de su sistema? ¡Ellos ni si quiera producen una milésima de todo lo que
nosotros hacemos!
Ya no hay más que esperar de este sistema. No nos puede brindar salud, no
nos puede proveer comida, no nos puede ofrecer tranquilidad, no nos puede
asegurar una vista al amanecer del mañana, no nos puede prometer la vida.
Nos tienen condenados a la condición de tener que vendernos a cambio de
inhumanidad (de un salario), de encontrarnos tirados en las calles ansiosos
por querer estar bajo el látigo del burgués, ya que de otra manera
perderíamos nuestro derecho a tener muerte lenta y solo moriríamos
inmediatamente.
Si no entraríamos a las fabricas, si dejaríamos de construir sus edificios,
si dejaríamos de limpiar sus calles, si pararíamos de enseñar a sus futuros
esclavos, si dejaríamos de arreglar a los "malogrados", si dejaríamos de
entrar a sus centros de educación, todo el mundo se detendría; pero si
ellos, si su clase, dejaría de existir, el mundo seguiría girando en su eje,
su existencia no es necesaria, sin ellos ya no habrían parásitos a quienes
alimentar!
Entonces, después de haber reconocido y evidenciado la característica
humillante, destructora, e inhumana de este sistema, de cualquier manera que
lo queramos ver, al confrontar directamente a la bestia, que tenemos que
decir? ¿Que podemos arreglarlo? ¿Que podemos ponerle un listón dorado y
decir: "Este es el monto de basura que queremos?" ¿O ya ha sido demasiado el
desangrado? ¿O ya hemos tenido demasiados pueblos jóvenes, demasiadas
muertes por hambre y demasiadas enfermedades? ¿Nos detendremos en solo
evitar que pasen una ley? ¿Dejaremos que nos intimiden? ¿Estamos apunto de
conformarnos y recibir con los brazos abiertos a nuestras viejas "vidas"? O
ya ha sido demasiado para finalmente decir: "Sí, no hay salidas fáciles, no
tenemos mas opción que arrasar con este sistema donde los medios de
producción están en las manos de un pequeño grupo de personas, en manos de
la burguesía".
¡Rompamos las cadenas, tirémoslas al piso, pisémoslas para así recoger las
herramientas que usaremos para construir la nueva sociedad, donde los medios
de producción estén en las manos de la humanidad, el comunismo!
Sabemos cual es el problema, quien es nuestro enemigo, contra que luchamos y
sabemos cual es nuestro potencial; sabemos que somos nosotros los que
hacemos mover al mundo y que junto con nuestro hartazgo de ser explotados,
tenemos la capacidad de obtener una vida sin explotación, sin represión, sin
clases. Esto no es un "bello" ideal. Es lo que se viene y es inevitable.
Pero para que se de esa transformación completa es importante reconocer
nuestra solidaridad, reconocer que somos parte de generaciones y
generaciones de lucha, que somos la clase proletaria; la clave es nuestra
unión de clase internacional!
En estos días de protestas y huelgas intensas, donde manifestamos nuestro
odio de clase, al ir frente a frente con los perros guardianes del
capitalismo hacemos que las bases de este sistema podrido retumban. Dando el
golpe y gritando nuestro rechazo, deliberadamente abierta, contra el sistema
capitalista, nosotros, proletarios del mundo, unimos nuestras luchas por
todo el mundo, declarándole la guerra a esta sociedad decrepita.
¡Es tiempo ya, compañeros y compañeras! ¡Las circunstancias lo piden,
nuestra clase lo pide: es tiempo de fortalecer nuestra unión de clase, de
establecer nuestras formas de organización y de extender nuestras luchas a
cada esquina del mundo!
*¡Sigamos adelante! ¡No dejemos que detengan nuestra lucha porque tenemos
toda una nueva vida que ganar!*
*Maribel*
*16-06-11*
*[email protected] [240]*
La "revolución ciudadana" no se trata de ninguna revolución, se trata de una propuesta de un pequeño sector de la sociedad, académicos, izquierdosos pequeños burgueses que esgrimen las mismas reglas del sistema capitalista, con el absurdo de querer atenuar la crisis de éste sistema, se echa mano de las tesis decadentes del CAPITALISMO DE ESTADO, de esa manera se intenta que la burguesía no sufra las consecuencias de sus propia crisis, es decir, es la población ecuatoriana, especialmente trabajadores y trabajadoras que viene sufriendo todos los días los ataques del señor Correa, que tras esa sonrisa y ese discurso pedante contra sus compadres de clase, dice que es un gobierno para todos.
En lo que sí tiene razón el señor gobierno, es que todos, especialmente el proletariado, viene pagando la crisis de la burguesía no solo nacional, sino internacional:
1) Las condiciones de los trabajadores cada vez son precarias: contratos a corto plazo, contratos por servicios profesionales para los titulados, de esta manera no existe estabilidad laboral, ni tampoco el trabajador tiene derecho a los beneficios de ley, es una manera de beneficiarse cínicamente tanto el empresario privado, como el estado, haciendo rotar la fuerza laboral. Este tipo de inseguridad no se trata en los medios de comunicación, ni se lo considera peligroso, inestabilidad angustiante para todos los trabajadores por no contar con trabajo "seguro", el desempleo cunde por doquier. Esta zozobra se traslada a todo el campo social, la crisis del sistema capitalista afecta a las familias de todos los trabajadores.
2) La precariedad de los trabajadores también se expresa, con unos salarios denominados cínicamente de la "dignidad" de 250 dólares al mes, la canasta familiar para cuatro personas, está considerada, según el INEC, en más de 600 dólares. El desempleo es, según, el propio estado del 6%, y del 46 % el subempleo, es decir, desempleados convertidos en vendedores de cualquier cosa. Entonces, el desempleo en el Ecuador es del 52% objetivamente hablando, es una cantidad de fuerza laboral impresionante, y el gobierno dice que no pasa nada.
3) Acceder a un puesto de trabajo, tanto para profesionales titulados, bachilleres, etc. Resulta imposible. La crisis del sistema capitalista mundial, se expresa en el Ecuador con altos índices de de desempleo, para ello, el gobierno habla de la "Efectividad" de la cualificación de la mano de obra. Entonces, para lograr un puesto de trabajo en el Estado, en una ONG, o en el sector privado, se debe tener títulos sobre títulos. La mayor cantidad de profesionales salen de las universidades públicas, y son hijos de proletarios, por su condición económica no están a la altura de pagar miles de dólares que cuestan las maestrías pos-universitarias, por lo que las preferencia se reduce a profesionales que salen de las universidades privadas. De esa manera se justifica el desempleo diciendo que los trabajadores no están lo suficientemente capacitados.
4) La burocracia del capitalismo de Estado, viene siendo reemplazada por profesionales "expertos" de las universidades de mayor "prestigio", centros académicos que solo acceden los afortunados de la pequeña y grande burguesía, estos caballeros de la noche a la mañana se han vuelto "revolucionarios", son, junto al señor Correa, los organizadores del estado autoritario y represivo, contra toda la sociedad, medios de comunicación, trabajadores, incluso sectores de su propia clase les dan como bombo en fiesta. Es un permanente amedrentamiento a la población como forma de anticiparse a las posibles revueltas sociales, la crisis capitalista es mundial, ya han aparecido luchas masivas en Grecia, Irlanda, África del norte, Egipto, extendiéndose últimamente a España, Inglaterra. Tomando en cuenta que en España hay miles y miles de proletarios ecuatorianos residiendo.
5) El presupuesto nacional, se supone que es el dinero que se usa para pagar a maestros, médicos, mantenimiento de establecimientos educativos, vías de comunicación, etc. Sin embargo, los mejor pagados, luego del 30 de septiembre, son los aparatos represivos, es decir, el ejército y la policía, es claro a simple vista, la burguesía a través del presidente Correa, está precautelando su propiedad privada y el poder del estado. Saben bien que la crisis mundial afectará la economía local y con ello es probable el aparecimiento de las luchas masivas.
6) Los ingresos del petróleo vienen siendo utilizados para sostener una economía exclusivamente privada que está en crisis, no para el presupuesto del estado, por esa razón el permanente ataque a la población con impuestos de toda clase para tapar el hueco fiscal. A eso se debe añadir los elevados costos, supuestamente diferenciados, cosa que no es verdad, de los servicios de luz, agua, teléfonos, etc.
7) Otro aspecto que se debe destacar de la "revolución ciudadana" es la inflación, otro ataque más para el proletariado. Cuando el señor correa se hizo de la presidencia, un litro de leche costaba entre 40 y 45 centavos de dólar, ahora cuesta ese mismo litro de leche, entre 75 y 80 centavos de dólar; una libra de arroz, entre 20 y 25 centavos de dólar, ahora, 45 y 50 centavos de dólar; el azúcar de 25 a 50 centavos; la carne, el aceite, los arriendos, etc. Todo se ha incrementado. El gobierno ha sido muy hábil en el manejo de los combustibles, y con ello los pasajes; es decir, no ha echado mano porque conoce los efectos inmediatos que tendría en la población. Sin embargo, los efectos de la crisis del capitalismo es inevitable.
Hermanos proletarios, la revolución ciudadana viene siendo un permanente ataque a nuestra clase, nuestra situación se pone cada vez más angustiante. Si no somos nosotros mismos, nadie resolverá nuestras necesidades. A diferencia de otras épocas, los trabajadores del mundo están sufriendo los mismos ataques que venimos padeciendo, he ahí como van despertando miles y miles de personas en el Norte de África, Egipto, Grecia, Irlanda, Gran Bretaña, España, Estados Unidos. Nuestra clase sufre día tras día los ataque brutales de la burguesía.
En España, las movilizaciones masivas, han expresado un claro repudio a la democracia, al parlamentarismo, y todas las instituciones del estado que ya no sirven para resolver los problemas de la humanidad. Frente a esto, la gente común y corriente, trabajadores, se vieron en la necesidad de discutir armando asambleas abiertas al debate, si bien, es una experiencia muy pequeña, sin resultados claros, sin embargo, es la única vía que tiene el proletariado para volver a encontrarse. Para el proletariado mundial las asambleas abiertas, pueden ser un mecanismo legítimo para volver a encontrarse y ver que por ellos pasa el destino de toda la humanidad.
Viva el proletariado Internacional
Nuestra única bandera es la unidad de nuestra clase
Nuestro único porvenir la destrucción del capitalismo
Nuestro futuro, el comunismo.
Núcleo de Discusión Internacionalista (Ecuador)
Contactos: [email protected] [241]
Agosto del 2011.
A propósito del artículo, Ecuador: los anhelos del proletariado no caben en la Revolución ciudadana, se han escrito hasta ahora 4 comentarios que nos proponemos considerar aquí. Antes de entrar en materia debemos de saludar con complacencia vuestras misivas que han motivado este escrito cuyo propósito es el de contribuir al debate; de proletarios es plantear los problemas de una manera diáfana, explícita y sencilla que permitan al conjunto de la clase la clarificación o la decantación de las partes confrontadas; trataremos de caminar en ese sentido, desde ya animamos la contrarréplica que acreciente en suma este debate y en consecuencia la clarificación colectiva. Hemos decidido realizar una sola contestación, esto lo hacemos por cuanto creemos que no se trata de decir quién tiene la razón, o dar respuestas puntuales y directas que en muchos de los casos no alimentan el debate, no creemos que hay que liquidarlo cuando recién empieza y de manera espléndida; nuestra finalidad es ampliar, aclarar y dejar expuesta nuestra posición, para posteriormente recibir la crítica. Dicho esto, pues avanti.
Creemos que existe igual percepción entre todos de que algo anda mal, ya que si aceptamos que en Ecuador el capitalismo "está en una luna de miel", nadie se atreve a generalizar de que en todas partes se vive igual condición; es indudable que el capitalismo transita por serios problemas de una naturaleza intrínseca a su constitución. El punto es que esos problemas que se presentan como desempleo, inflación, contaminación ambiental, tasa decreciente de ganancia, rivalidad entre las naciones, saturación de los mercados, sobreproducción, guerras, hambrunas, etc.; son manifestaciones de una contradicción que existe desde la génesis del capitalismo; choque frontal y decisivo entre una producción organizada bajo la mayor asociación entre los hombres que le da esa naturaleza socializada, contra un producto o mercancía de ese trabajo profundamente socializado que es apropiado o arrebatado de manera privada, individual por el capitalista, el burgués, quien disfruta del maná de esta producción socializada. Esta contradicción que es incomprensible para la burguesía, en el caso del proletariado y de las capas no explotadoras de la sociedad lo sienten como las manifestaciones antes anotadas. La incomprensión de esta contradicción natural en el capitalismo por parte de la burguesía la obliga a utilizar todos los efugios posibles e inverosímiles en una actitud de autoengaño cuasi demencial. De ello se explica que a pesar de que la realidad, la que vemos y sentimos, dice lo contrario el gobierno de turno en este país o en el otro, sea de izquierda o de derecha, dirá que el barco va en buena mar.
El capitalismo en sus inicios se vistió de progreso y en su tránsito por la historia dotó a la humanidad de las armas suficientes para dar el salto revolucionario hacia la sociedad comunista. Desde la entrada del capitalismo a su etapa de Decadencia (1914), expresada en la despiadada disputa por los mercados extra capitalistas entre las potencias retrasadas de último cuño, como Alemania y Japón, cuyo producto inmediato de esa concurrencia encarnizada fue la I Guerra Mundial, desde entonces en todos los países, los capitales nacionales debilitados en sus bases se enfrentan cara al exterior con una competencia imperialista en un mercado que se estrecha en progresivo pero cada vez más imbricado y globalizado, han ido adoptando lo que la evolución de la decadencia del capitalismo imponía: Capitalismo de Estado. Esta forma que adopta el capital nacional le sirve para enfrentar económica y militarmente a sus competidores inmediatos en el marco de una concurrencia imperialista, y dentro de los países enfrentar la creciente contradicción entre los trabajadores y una burguesía nacional que absorbe todos los beneficios que genera la explotación de la fuerza del proletariado. Desde 1968 en que se pone de manifiesto de manera fehaciente la saturación de los mercados la burguesía acelera su huida hacia el endeudamiento que irá creciendo en una relación exponencial al hundimiento en la crisis; las consecuencias las sentimos hoy con la literal banca rota de Estados como el de Grecia, Irlanda, Italia, Portugal, España, y próximamente sonará Estados Unidos en la lista. Banca rota de los Estados que demuestra hasta la saciedad la imposibilidad del capitalismo de salir del atolladero histórico. Desde entonces desembozadamente, y con mayor fuerza hoy por hoy, a nivel mundial el Estado irrumpe en toda la vida de la sociedad, imponiendo su lógica: trampear la ley del valor a toda costa, ahogar todo viso de protesta de los trabajadores que reciben directamente sobre sus espaldas los garrotes de las políticas de Relanzamiento o de Austeridad, en definitiva aplastar a la sociedad con soluciones que no han servido en el pasado y mucho menos ahora cuando el incendio de la insolvencia quema los cimientos de los Estados llevándonos a todos junto al resto de la humanidad a hundirnos en la cloaca de la barbarie.
¿Es posible que en un país las cosas pinten bien y en otro u otros les vayan las de Caín? Esto ya no es posible, aquellos que dicen esto solo están tratando de introducir un contenedor ideológico que persigue mistificar la realidad. El capitalismo es una relación social que cubre todos los aspectos de la vida humana, y la sociedad humana es una sociedad de productores. Desde sus inicios la sociedad capitalista ha tenido que integrar al conjunto de la sociedad humana bajo la dominación del comercio mundial y así poder elevarse sobre la producción artesanal simple de mercancías, más aún, como hemos dicho en líneas arriba, desde la entrada del capitalismo en La Decadencia (1914); la sociedad humana respira por todos sus poros capitalismo y este vive su cénit. Aquellos países cuyos administradores y economistas se regocijan por las cifras altas en tal o cual rubro, mostrando saldos positivos en esto y aquello, que este año creció así y asado (siempre las comparaciones estadísticas del Estado las realizan con periodos no muy lejanos -2, 5 o 10 años a lo sumo-, jamás hacen comparaciones histórica que demostrarían que dichas cifras que hacen festejar a los administradores del Estado son un "chiste" de mal gusto); solo reafirman en toda su extensión la banca rota de la sociedad capitalista como sociedad del progreso y desarrollo de la especie humana, y decimos esto en tanto que esas cifras no se materializan en eso: "progreso y desarrollo para la especie humana" en su conjunto. ¿Por qué reafirma el declive de la sociedad capitalista? ¿Cómo se explica que mientras un país goza de "aparente bienestar" el resto se hunde en la más profunda de las penurias? Esta "aparente" distorsión solo encuentra respuesta lógica en que dicha "isla paraíso" está jugando a la ruleta de la especulación: Financiera, con las Divisas, en Inversiones Inmobiliarias, Materia Prima, e incluso en Alimentos, ejecuta la sobre explotación de la mano de obra y recibe empresas o procesos productivos trasladados de países donde el coste de la mano de obra es elevado. Ahora bien, por otro lado como decimos en líneas arriba "buenas cifras" macroeconómica no se traduce en un real desarrollo del capital, esto se evidencia en los hechos; a víspera de la crisis del 2 007 en que colapsaron algunas instituciones financieras de renombre, las calificadoras de riesgo las evaluaron con puntajes altos significando empresas de elevadísima solvencia, meses después el desplome; Alan García al término de su último mandato declaraba que Perú arrojaba cifras de crecimiento económico que colocaban a la economía peruana en buen camino, pues bien, para una muestra de que esto es pura propaganda ideológica que pretende embaucar a toda la sociedad extraemos un fragmento de un artículo con el nombre "El Boom Económico en Perú y sus problemas respiratorios", publicado el 25 de Agosto del 2011 en CCI On-Line por parte de los compañeros del Grupo de Lucha Proletaria (Perú), haciendo referencia a un programa dominical de TV transmitido el 31 de Julio que reportaba un incremento de la Tuberculosis; un funcionario de alto rango del MISA (Ministerio de Salud) admitía: "que son las malas condiciones de vida en que vive la población que hace que esta enfermedad se vuelva endémica". "Malas condiciones de vida" no es desarrollo, ni crecimiento del capital, ni bienestar, ni bonanza; es todo lo contrario: PURA MISERIA.
En Ecuador bajo el gobierno correista que así mismo se hace llamar el régimen de la "Revolución Ciudadana" inscrita en lo que se ha denominado la doctrina del "Socialismo del Siglo XXI", ha significado, nada más y nada menos que el fortalecimiento del Capitalismo de Estado en su forma neo-stalinista, con lo cual ha implicado, inicialmente -entre otras cosas- introducir vía "suero intravenoso" enormes recursos financieros al aparato productivo aparejados con sendas regulaciones tributarias, aduaneras, comerciales, crediticias, de inversión, operaciones contables que trastocan las cuentas nacionales, etc.; a tal punto que el Estado, en todas sus presentaciones: Gobierno Central o Gobiernos Seccionales, se ha convertido en la "MAQUINA LOCOMOTORA" que empujan la economía nacional. "Gracias a las políticas anti cíclicas que el gobierno ecuatoriano ha aplicado desde el 2 008 que incluye una línea de economía orientada a la inversión, a la producción, al uso activo de las herramientas como el presupuesto del Estado, la Banca Pública y la inversión pública (....)". «1» Esta mañosería de leyes y juegos contables se suman al hecho fehaciente de que el correismo se ha sacado 20/20 en la ruleta especulativa de los mercados financieros globales. En Abril 5 de 2 009, en El Universo, periódico ecuatoriano; se publicó un análisis económico del Eco. Walter Spurrier Baquerizo, burgués respetado en el medio académico y empresarial ecuatoriano; en dicho artículo se demuestra cómo el Gobierno Central en una jugada de especulación financiera, compra oro de manera secreta a través de terceros y con ello, bajo una empresa ficticia logra adquirir parte de la Deuda Externa con un descuento enorme de su valor nominal. Otro tanto en este juego de las especulaciones está el hecho de que Ecuador es productor de Materia Prima y de uno de los rubros de mayor especulación: El Petróleo. En este aspecto es importante agregar la compra anticipada de Petróleo en el 2 009 a Petrochina (capital chino) por $ 1 000 millones de dólares; la inversión China en el Ecuador es una de las más altas de Latinoamérica. "A partir del 2 009 China se convirtió en el principal acreedor del Ecuador con $ 6 700 millones créditos." «2» Solo en el mes de Junio de este año se suscribió un crédito por $ 2 000 millones para proyectos de inversión; a todo este capital que entra en el país se debe de contabilizar al capital venezolano y brasileño, con millonarios empréstitos en diferentes áreas de inversión, principalmente en Petroquímica, Infraestructura Vial. Por otro lado, debemos de agregar la fuerte explotación de la mano de obra cuyo coste es muy bajo en relación al Salario Mínimo Vital determinado por el propio Estado, como lo anotamos en nuestro escrito. Estos elementos han hecho que la economía ecuatoriana aparente un bienestar inusitado. Estas inyecciones de ingente recursos monetarios dentro de una economía dolarizada se traducen en: aumento agresivo en los impuestos, sobre explotación de los trabajadores, disminución en la demanda (consumo de las familias) de la población trabajadora, aumento constante de los precios de los productos alimenticios y otros demandados por los trabajadores -inflación-, y uno de los efectos que mayormente demuestran los límites de las políticas elaboradas por los ilusionistas de las Finanzas Públicas, adoradores del Capitalismo de Estado, es el creciente desempleo y procesos progresivos de pauperización de grandes masas de la población; claro está que esta "lacra" de los Estados contemporáneos es enmascarada por este gobierno al igual que otros en el pasado con una separación macabra entre aquellos que no tienen ningún medio de supervivencia declarados abiertamente desempleados y aquellos que viven vendiendo vasos de cola por las calles a 0.10 ctvs. de dólar y son considerados como microempresario, emprendedores o subempleado, por tanto, no son desempleados; pero quieran o no la suma de ambos grupos bordea el 60 % de la población económicamente activa que no poseen un trabajo formal, es decir no son asalariados.
Precisamente Correa como la Kishner, son vitales y necesarios para el capital nacional de sus respectivos países, siempre y cuando la burguesía nacional agazapada bajo el paraguas del Estado logra sostener su tren de vida en medio del caos; controlando las potenciales explosiones sociales con una discurso seudo socialista revolucionario y con actos populistas unidos a acciones de represión abierta, ha permitido a la burguesía nacional extraer plusvalía dentro de una relativa y muy bien controlada "paz social".
NDI. Octubre de 2011
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«1» Fragmento tomado de una entrevista al Presidente del Banco Central Ecuatoriano, Diego Borja, por EL FINANCIERO de la edición del 12 de Octubre de 2011. El subrayado es nuestro.
«2» Fragmento tomado de una entrevista al Embajador del Ecuador en China, Leonardo Arízaga, por El Universo de la edición del 27 de Septiembre de 2011.
Evidentemente todo eso que nos cuentan ¡es verdad, sí! Los Ben Alí, Mubarak, Rifai y otros Buteflika, son unos verdaderos gánsteres, auténticas caricaturas de la dictadura burguesa pero lo que, sobre todo, es cierto es que estos movimientos sociales incumben a los explotados de todos los países. Estas explosiones de cólera, hoy ya una mancha de aceite que va anegando amplias zonas, tienen como telón de fondo la aceleración de la crisis económica mundial que desde 2007 está en camino de hundir a la humanidad entera en la más espantosa de las miserias. (1)
Tras Túnez llegó a Egipto. La revuelta se ha contagiado a todos los Estados árabes y en particular a los de África del Norte. Con Túnez, aparece claro para la burguesía que ha comenzado ya aquello que más temía. A partir de ahí, a las poblaciones empantanadas en la miseria y la desesperación, golpeadas brutalmente por las consecuencias de la crisis económica mundial, se les somete al horror de la represión sanguinaria. Frente a la cólera de los explotados, los gobiernos y los dirigentes se muestran como lo que son: una clase de acaparadores y asesinos. Las únicas respuestas que son capaces de dar a las demandas de esas gentes son: el terror y las balas de sus fusiles. Y no son únicamente esos "dictadores" de los que nos hablan: los Mubarak, los Ben Alí, los Buteflika, los Saleh del Yemen y sus consortes los actores y ejecutores de tales atrocidades; lo son también nuestros propios dirigentes "demócratas", tanto de izquierdas como de derecha, estos que siempre les han considerado sus "amigos", sus "fieles aliados", cómplices y aliados en la defensa del orden y la explotación capitalista allí y acá. Estos gobernantes han simulado ignorar que la tan alabada estabilidad y capacidad para detener el islamismo radical se apoyaba en el mantenimiento de unos regímenes que han encadenado a las poblaciones al terror policial, durante decenios; han mirado hacia otro lado para "no tener que ver" las torturas, la corrupción, las exacciones, el ambiente de terror y miedo que se imponían a sangre y palo sobre la población. Les han apoyando con tesón durante años para que pudieran mantener esa lápida de plomo; justificándolo en nombre de la estabilidad, la amistad y la paz entre los pueblos, en nombre de la no injerencia,..., cuando en realidad lo que apoyaban es la defensa de sus sórdidos intereses imperialistas nacionales.
En Egipto, vuelven a verse hoy decenas, centenas de muertos, miles de heridos, decenas de miles de detenidos en un clima de revuelta. Con la caída de Ben Alí en Túnez, que sirvió de detonante, ha saltado el cerrojo; suscitando una inmensa esperanza en la mayoría de la población de los países árabes donde se ha vivido el mismo terror; es decir, el único medio de amordazar a la clase obrera y a las capas explotadas. Aunque hemos presenciado también expresiones de desesperación: una oleada de intentos de suicidio en Argelia, Marruecos, Mauritania, Sahara Occidental, Arabia Saudita, Sudán,..., que ha implicado incluso a jóvenes sin empleo y obreros que ya no podían satisfacer las necesidades de su familia. En Egipto las reivindicaciones van al compás con las de Túnez: "¡Pan, libertad, dignidad, más humanidad!", frente a las mismas calamidades que azotan al mundo, provocadas por la crisis económica mundial en la que nos precipita el capitalismo: el paro (que afecta a más del 20% de la población egipcia), la precariedad (cuatro de cada diez egipcios viven por debajo del umbral de pobreza) -los "famosos" traperos (siffonniers) de El Cairo que son mostrados hasta la saciedad en los reportajes de los Medios de todo el mundo, es una muestra de la atroz escasez), el alza de precios de los productos de primera necesidad y la miseria creciente. La consigna "¡Mubarak vete!" está directamente tomada del modelo de una población tunecina que reclama la marcha de un Ben Alí que ha dirigido el país con mano de hierro durante más de treinta años. Los manifestantes reclaman en El Cairo: "¡Este no es nuestro gobierno, este es nuestro enemigo!". Un periodista egipcio le explica a un corresponsal de Le Figaro: "Ningún movimiento político puede reivindicar estas manifestaciones. Es la calle quien se expresa; la gente que no tiene nada que perder. Esto no puede durar más". Una frase sale de todas las bocas: "Hoy no tengo miedo".
En abril de 2008, los trabajadores de una fábrica textil de Mahalla el-Kubra -al Norte de El Cairo- se ponen en huelga para reclamar mejoras salarios y condiciones de trabajo. Un grupo de jóvenes se organizó en Facebook y Twitter para apoyar a los obreros y llamar a una huelga general el 6 de abril. Centenares de los manifestantes que acudieron fueron detenidos. Hoy día, al contrario de lo que el gobierno tunecino fue capaz de hacer entonces, el Gobierno egipcio ha interferido la interconexión de estos internautas, cortando inmediatamente las comunicaciones.
El martes 25 de enero -decretado "Día nacional de la policía", decenas de miles de manifestantes protestatarios ocupan las calles de El Cairo, Alejandría, Tanta, Suez, donde se enfrentan a las fuerzas del orden. Son cuatro días de enfrentamientos cotidianos durante los cuales la violencia de la represión alimenta la cólera de los manifestantes: durante estos días, con sus noches, los antidisturbios utilizan hasta el tope los gases lacrimógenos, disparan sin pausa pelotas de goma y balas a discreción. Frente a la explosión de cólera que se había incubado durante semanas la represión es continua y se multiplican los enfrentamientos en El Cairo, Suez, Alejandría, en el Sinaí. Se sabe que, solo en esos primeros días, hay ya una decena de muertos, cientos de heridos, miles de detenidos. Un ejército de medio millón de hombres, fuertemente equipado y bien entrenado, desarrolla un papel central en la fuerza que sostiene al Régimen, contrariamente a lo ocurrido en Túnez. El poder cuenta también con equipos de secuaces armados de bastones, especialistas en reventar manifestaciones, los "baltageyas", y con numerosos policías de paisano -secretas- de la Seguridad del Estado, armados de cadenas metálicas y camuflados entre los manifestantes para controlar tanto las concentraciones como las salidas del Metro en la Capital. El día 28, festivo, al mediodía a la salida de las mezquitas y pese a la prohibición de concentrarse, los manifestantes afluyen de todas partes y se enfrentan con la policía en muchos barrios de la Capital. Este será el "día de la cólera". De madrugada el Gobierno desconectó la red Internet y los teléfonos móviles, impidiendo las comunicaciones telefónicas. Al atardecer el país está al rojo vivo; los manifestantes, cada vez más numerosos, desafían el toque de queda decretado en El Cairo, Alejandría y Suez. Vehículos especiales de la policía utilizan cañones de agua para disolver a una multitud compuesta principalmente por jóvenes. En el Cairo las manifestantes reciben a los carros de combate y a las tropas como héroes libertadores, pudiéndose ver algunos intentos de confraternizar con el ejército (imágenes muy difundidas por la televisión y la radio); intentos que consiguen impedir que un convoy de blindados se una a las fuerzas del orden. Se ve también a algunos policías quitarse los galones y distintivos y pasarse al campo de los manifestantes. Sin embargo, en otros puntos sí que los blindados militares abrieron rápidamente fuego contra los manifestantes que habían salido a su encuentro, masacrándolos allí mismo. Sami Anan, Jefe del Estado mayor egipcio de visita en Estados Unido como jefe de una delegación militar que debía mantener conversaciones con el Pentágono, regresa precipitadamente a Egipto ese mismo viernes. Los manifestantes incendian los coches de la policía, las comisarías y la sede del partido gubernamental; saquean el Ministerio de Información. En los hospitales, abarrotados, se amontonan los heridos. En Alejandría queman la delegación del Gobierno. En Mansoura (en el delta del Nilo) hubo también enfrentamientos y muchos muertos. Algunos asaltantes intentan adueñarse de la sede de la televisión estatal pero son desalojados por el ejército.
Alrededor de las 23h del día 20, Mubarak comparece ante las pantallas de la televisión y toma la palabra para anunciar un cambio en su Gobierno, al día siguiente; a la vez que promete emprender reformas políticas y nuevas y firmes medidas democráticas "con las que garantizar la estabilidad y la seguridad de Egipto" contra los "intentos de desestabilización". Estas declaraciones atizan aun más la cólera, reforzando la determinación de los manifestantes.
Si para los manifestantes Túnez es un modelo; para la burguesía, lo que allí está en juego, está claro que no tiene la misma consideración. Túnez es un país modesto que, para un país "amigo" de segundo orden, como Francia, podría tener un interés imperialista importante (2). Egipto es otra cosa: se trata de lejos, del Estado más poblado de la región (más de 80 millones de habitantes) y, sobre todo, el que ocupa un lugar estratégico central y fundamental en la relación al Próximo Oriente-Oriente Medio, en particular para la burguesía estadounidense. Lo que aquí se ventila tiene una notable dimensión: la caída del régimen de Mubarak podría provocar un caos regional de grandes consecuencias. El Egipto de Mubarak es el principal aliado de Estados Unidos en el conflicto de Oriente Medio para asegurar la protección del Estado de Israel y desempeñar un papel clave y preponderante en las relaciones entre Israel y Palestina y al mismo tiempo interpalestinas entre Al Fatah de Mahmud Abbas y el movimiento islamista Hamas. Este Estado ha sido considerado hasta ahora como un factor de estabilidad en el Próximo Oriente. Incluso la evolución política de Sudán, que camina hacia la secesión del Sur del país, hace necesario un poder fuerte en Egipto. Es por tanto una pieza clave en la estrategia estadounidense en el conflicto árabe-israelí desde hace cuarenta años y su desestabilización podría acarrear que países como Jordania, Libia, Yemen y Siria cambiaran su alineación. Esto explica la inquietud de EEUU, que por sus lazos tan estrechos con el régimen se encuentra en una posición incómoda; Obama y la diplomacia estadounidense se ven forzadas a movilizarse para ponerse en primera línea de las presiones directas sobre Mubarak, con el objetivo de preservar la estabilidad del país y en primer lugar salvar el régimen. Esta es la razón de que Obama haya declarado públicamente que mantuvo una conversación telefónica de media hora con Mubarak después de la alocución de éste ante el país, en la que le "sugirió" que afloje lo más posible la soga con la que asfixia a su población. Con anterioridad, Hillary Clinton había declarado también que "las fuerzas del orden debían ser invitadas a la moderación" y que el Gobierno debía restablecer rápidamente los servicios de Comunicaciones. Al día siguiente, probablemente bajo presión estadounidense, el general Omar Suleiman, jefe del poderoso servicio de Información militar y encargado de las negociaciones de mediación con Israel en Oriente Medio, fue nombrado vicepresidente. Ciertamente, el ejército ha aprovechado su popularidad entre los manifestantes para contemporizar y mantenerse entre ellos y contener a una muchedumbre, que volvía a desafiar el toque de queda, en el centro de la ciudad a la vez que la animaba a volver a sus casas para que las "protegieran de los salteadores".
Otras expresiones de rebeldía se han sucedido simultáneamente en Argelia, Yemen, Jordania,... En este último país se concentraron en Amman cuatro mil manifestantes, por tercera vez en tres semanas, para protestar contra la carestía de la vida y reclamar reformas económicas y políticas, concretamente el cese del Primer ministro. Las autoridades han hecho algunos gestos, con pequeñas medidas económicas y actuaciones políticas de poco calado, pero las manifestaciones se extienden a Irbid y Kerak. En Argelia, la represión se ha cobrado ya cinco muertos y más de ochocientos heridos en el centro de Argel donde, el 22 de enero, fue duramente reprimida una manifestación. En Túnez lo mismo: la caída de Ben Alí no ha frenado ni la cólera ni la amplitud de la represión: las ejecuciones sumarias en las prisiones, después de la partida de Ben Alí se han llevado la vida de más gente que los anteriores enfrentamientos con la policía. La "Caravana de la liberación", llegada del Centro-Oeste del país -de donde partió el movimiento- desafía el toque de queda y durante días se asientan ante la sede de Palacio, que albergaba un gobierno dominado por viejos caciques y secuaces del régimen, para exigir su dimisión. La cólera perdura puesto que son los hombres del régimen de Ben Alí quienes continúan manteniendo las riendas del país. La remodelación del Gobierno, aplazada muchas veces, se produce el 27 de enero; han descartado a los ministros más comprometidos con el régimen anterior pero continúan manteniendo al mismo Primer ministro; lo que no ha logrado calmar los ánimos. La feroz represión policial continúa y la situación es confusa.
Esta sucesión de revueltas masivas y espontáneas revela el hartazgo de las poblaciones, decididas hoy a acabar con la miseria y la represión de sus regímenes; sin embargo, muestran también el peso de las ilusiones democráticas y el veneno nacionalista: en distintas manifestaciones hondeaban, fieramente enarboladas, banderas nacionales. Tanto en Egipto como en Túnez la cólera de los explotados ha sido desviada inmediata y hábilmente a pedir "más democracia". El odio de la población contra el Régimen y su focalización en Mubarak (como en Túnez en Ben Ali) ha permitido que las reivindicaciones económicas contra la miseria y el paro hayan sido relegadas a un segundo plano por todos los medios de comunicación. Esto, evidentemente, le permite a la burguesía de los países "democráticos" decirle a la clase obrera, en concreto la de los países centrales, que estas "sublevaciones populares" no tienen las mismas causas que las luchas obreras que se desarrollan en ellos: la quiebra del capitalismo mundial.
La fuerza cada vez mayor con la que irrumpe en la escena social la cólera engendrada por la agravación de la crisis mundial en los estados periféricos, que eran hasta ahora la sede permanente y exclusiva de las tensiones imperialistas y de las intrigas guerreras, constituye un factor político nuevo con el que la burguesía mundial deberá contar de ahora en adelante y cada vez con más frecuencia. En estos países, la emergencia de estas revueltas contra la corrupción de los dirigentes que se llenan los bolsillos mientras que la mayoría de la población muere de hambre, no son en sí mismas la solución. Pero estos movimientos sí que son una señal de que están madurando las futuras luchas sociales que irán surgiendo en los países más industrializados frente a los mismos males: la caída del nivel de vida, la miseria creciente, el paro de los jóvenes,...
Sin duda es la misma revuelta que agita a los jóvenes de Europa contra un sistema mundial en quiebra; como vimos en las luchas de los estudiantes en Francia, Gran Bretaña e Italia. Un ejemplo reciente: en los Países Bajos, estudiantes y profesores (veinte mil) se concentran en la Haya ante la sede del Parlamento y el Ministerio de Enseñanza. Protestan contra el excesivo encarecimiento de las matrículas en la Universidad; subida mayor aun para los "repetidores" (obligados, en su mayoría, a trabajar para pagarse los estudios) que han tenido que pagar tres mil euros suplementarios por año. Además de que los próximos presupuestos prevén la supresión de siete mil plazas en el sector. Esta es una de las mayores manifestaciones de estudiantes en todo el país en veinte años. La policía cargó contra ellos violenta y brutalmente.
Estos movimientos sociales son el síntoma de un avance importante en el desarrollo internacional de la lucha de clases en todos los países; tanto si la clase obrera aparece como tal, una fuerza autónoma o, como en los países árabes, diluida en un movimiento popular de protesta. A lo largo y ancho del mundo se va ahondando el precipicio que separa a la clase dominante, la burguesía -que alardea de sus riquezas con una altanería y una arrogancia de lo más indecente- de la masa de los explotados -que se hunden cada vez más y en mayor número en la miseria y la indigencia. Este abismo tiende a aproximar y unir en un mismo combate contra el capitalismo a los proletarios de todos los países cuando la burguesía no puede responder ya a la indignación de aquellos a quienes explota de otra manera que con nuevas medidas de austeridad, golpes de porra y balas a discreción.
Las revueltas y las luchas sociales tomarán inevitablemente en el futuro formas diferentes, según las regiones del mundo. Las fuerzas y las debilidades de los movimientos sociales no serán idénticas en todas partes. Aquí, la cólera, la combatividad y el coraje serán el ejemplo. Allá, los métodos y la masividad de las luchas permitirán abrir otras perspectivas y establecer una relación de fuerzas a favor de la clase obrera, única fuerza de la sociedad capaz de ofrecer una perspectiva futura a la humanidad. Serán determinantes, en particular, la concentración y la experiencia del proletariado combatiendo en los países situados en el corazón del capitalismo. Sin la movilización masiva de los proletarios de los países centrales del capitalismo, las revueltas sociales en la periferia del capitalismo están condenadas "in fine" (al final) a la impotencia y no podrán librarse del yugo de ninguna de las fracciones de la clase dominante. Solo la lucha internacional de la clase obrera, su solidaridad, su unidad, su organización y su conciencia de los objetivos finales de sus combates podrá arrastrar tras ella a todas las capas de la sociedad para ¡echar abajo el capitalismo agonizante y construir otro mundo!
W. (29 de enero 2011)
Notas:
(1) En esto debemos ser prudente por la amplitud del Black-out internacional sobre la situación en Argelia. Nos parece que todavía hay focos de lucha en Kabilia.
(2) Francia, que después de apoyar a Ben Ali entonó su Mea culpa por haber subestimado la situación y avalado a un autócrata, hace de nuevo el ridículo a su vez a Mubarak
La ola de rebelión en el Norte de África y en Oriente Medio no parece debilitarse. Estamos viendo nuevos desarrollos:
Sin embargo, lo que parece ser el desarrollo más importante de la última semana es la manifestación explícita de luchas masivas de trabajadores en Egipto. Como Hossam-El-Hamalawy[1] explica en un artículo publicado en The Guardian[2] el pasado 14 de febrero, el surgimiento de la lucha obrera con sus propias demandas influyó poderosamente en la decisión del Ejército de librarse de Mubarak:
«Todas las clases sociales de Egipto han participado en el levantamiento. En la Plaza de Tahrir tú podías encontrar los hijos y las hijas de la élite egipcia junto con los trabajadores, los ciudadanos de clase media y los pobres urbanos. Pero el régimen empezó a tambalearse definitivamente cuando las huelgas masivas estallaron el miércoles 9[3] lo que obligó a los militares a forzar a Mubarak a dimitir porque ello puso al régimen al borde del colapso... Desde el primer día del levantamiento el 25 de enero, la clase trabajadora había participado en las protestas. Sin embargo, los trabajadores habían tomado parte como "manifestantes" pero no necesariamente como "trabajadores"- es decir, que no habían actuado de manera independiente. No habían sido los manifestantes quienes habían paralizado la economía sino el propio gobierno con los continuos toques de queda y el cierre decretado de bancos y centros de negocios. Se trataba de una especie de huelga capitalista que pretendía aterrorizar al pueblo egipcio. Pero cuando el gobierno quiso devolver la normalidad al país a partir del 8 de febrero, los trabajadores no se mostraron de acuerdo, discutieron sobre la situación en curso y comenzaron a organizarse masivamente como un bloque independiente»
Un artículo de David McNally[4] nos da una idea de la amplitud que ha tenido el movimiento:
«En el curso de los pocos días que transcurren a partir del 7 de febrero decenas de miles de trabajadores se lanzan a la acción. Miles de trabajadores ferroviarios se declaran en huelga y bloquean las líneas de trenes. 6000 trabajadores de la Autoridad del Canal de Suez abandonan el trabajo organizándose en asamblea masiva en Suez y en otras ciudades. En Mahalla, 1500 trabajadores de Abul Sbae Textil paran y bloquean la autopista. En el Hospital de Kafr-al-Zayyat cientos de enfermeras hacen una sentada y otros cientos de empleados del hospital se les unen.
A la ola huelguística se suman otros muchos miles por todo Egipto: los conductores de autobús de El Cairo, los empleados de Telecom Egypt, periodistas, obreros de las plantas farmacéuticas y siderúrgicas. Piden mejores salarios, el despido de los jefes más despiadados, mejores condiciones de trabajo y sindicatos independientes. En muchos casos exigen la dimisión de Mubarak. En algunos casos, como los 2000 obreros de la fábrica de seda de Helwan, piden la expulsión de todo el Consejo de Administración. Miles de empleados de la Universidad de El Cairo se unen a la protesta, se enfrentan a las fuerzas de seguridad e impiden al primer ministro, Ahmed Shariq, entrar en su oficina»
Podríamos añadir otros numerosos ejemplos: cerca de 20000 obreros de Al-Mahalla Al-Kobra, a unos 100 kilómetros al norte de El Cairo, que tras 3 días de calma, relanzaron la huelga en la mayor factoría textil del país. 150 guías turísticas que hicieron una protesta sobre sus miserables sueldos a la sombra de la Gran Pirámide. Los trabajadores bancarios que exigieron la partida de sus corruptos jefes; los conductores de ambulancia que bloquearon las calles para exigir mejoras salariales. Miles de trabajadores se concentraron alrededor de la sede de la ETUF (Egyptian Trade Union Federation, Sindicato oficialista) calificándolo de "cueva de ladrones" y pidiendo su disolución a lo que los matones del sindicato respondieron con palos y disparos. Hasta hubo policías que protestaron por lo que les estaban obligando a hacer contra los manifestantes, mostrando el hundimiento de la moral en los escalones más bajos de esta fuerza represiva. Sin duda, otros muchos ejemplos podrían añadirse.
Llama la atención la observación de McNally que dice que este movimiento muestra muchas de las características de la huelga de masas que Rosa Luxemburgo había analizado:
«Lo que, con otras palabras, estamos viendo es el surgimiento de la clase obrera egipcia. Habiendo estado en el corazón del levantamiento popular callejero, ahora decenas de miles de trabajadores están trasladando la lucha revolucionaria a los centros de trabajo, extendiendo y profundizando el movimiento en curso. Al comportarse de esta manera están probando la relevancia del análisis expuesto por la gran socialista germano-polaca Rosa Luxemburgo. En su libro, La huelga de masas[5], basado en la experiencia de las huelgas de masas de 1905 en Rusia contra la dictadura zarista, Luxemburgo argumenta que los verdaderos movimientos revolucionarios se desarrollan por medio de oleadas interactivas de luchas económicas y políticas, enriqueciéndose unas a otras. En este pasaje que podría haberse inspirado en lo que está sucediendo en Egipto, ella explica "Cada nueva arremetida y cada nueva victoria de la lucha política se transforman en un poderoso estímulo a la lucha económica, extendiendo al mismo tiempo sus posibilidades externas e intensificando el anhelo interior de los trabajadores por mejorar su posición y su deseo de lucha. Cuando se retira la marea burbujeante de la acción política, deja tras de sí un fructífero depósito en el cual florecen millares de brotes de lucha económica. Y al revés. La situación de los obreros de lucha económica incesante con el capitalismo mantiene viva su energía en todos los interregnos políticos»
Como subrayan tanto McNally como Hossam el-Hamalawy, la fuerza del movimiento no se adquirió de la noche a la mañana. En los últimos 7 años, los trabajadores habían estado en primera línea, en la resistencia contra la pobreza y la represión, impuesta a toda la población. Hubo una serie de movimientos huelguísticos en 2004, 2006-7 y 2007-8 con los trabajadores de la industria textil de Mahalla jugando un destacado y significativo papel al que se fueron uniendo otros sectores. Ya en 2007 publicamos un artículo donde veíamos gérmenes de huelgas de masas en esas luchas por el alto grado que expresaron de auto-organización y solidaridad[6]. Como subraya Rosa Luxemburgo, la huelga de masas es algo que madura en un periodo de años, así las huelgas de 1905 sobre las que habla habían fermentado en sucesivas oleadas durante las dos décadas anteriores y a su vez, 1905 constituyó un puente hacia la revolución de 1917.
Pero, a pesar de todo lo que se habla de "revolución" en esos países[7], lo bien cierto es que el movimiento que puede conducir a una futura huelga de masas hace frente a muchos peligros:
El camino hacia la revolución es todavía muy largo y el único sentido que esta puede tener es el de una Revolución Proletaria Internacional. La conciencia revolucionaria requerida para guiar esta revolución hasta la victoria solo puede desarrollarse a una escala internacional y necesita la contribución de los trabajadores de los países capitalistas más avanzados. Pero los proletarios (y otras capas oprimidas) de Oriente Medio y el Norte de África están aprendiendo vitales lecciones a partir de su propia experiencia: tomar a cargo su lucha, como han mostrado las huelgas que han partido desde abajo, también los comités de vecinos para auto-protegerse de los desmanes de los bajos fondos de la sociedad y la policía, lanzados por el régimen; también la "democracia directa" cotidiana que se ha vivido en la Plaza Tahrir. Como dice McNally:
«Estas formas de auto-organización popular constituyen nuevas prácticas de democracia radical. En la Plaza de Tahrir, el centro nervioso de la Revolución, la multitud se compromete en decisiones directas tomadas a veces por cientos de miles. Organizados en pequeños grupos, la gente discute y debate, envía delegados para realizar consultas sobre las reivindicaciones del movimiento. Como explica un periodista[10] "los delegados de estas mini-reuniones van juntos a examinar el ánimo dominante antes de que las reivindicaciones potenciales sean leídas por el sistema de megafonía. La adopción de cada propuesta se hace según los aplausos y gritos de ánimo recibidos de la multitud»
Lecciones sobre cómo defenderse colectivamente de las carnicerías de la policía y los esbirros del régimen; sobre cómo fraternizar con los soldados; sobre cómo superar las divisiones sectarias -entre chiitas y sunitas, entre musulmanes y cristianos, entre religiosos y seglares. Lecciones sobre el internacionalismo puesto que la revuelta se extiende de un país a otro, tomando en sus reivindicaciones y métodos los de los demás. Y cómo en definitiva, los proletarios descubren que en todas partes hacen frente al mismo deterioro de sus vidas, que tienen enfrente el mismo sistema represivo y el mismo sistema de explotación.
Quizá lo más importante es el mismo hecho que la clase obrera se haya afirmado solidariamente en el momento del supuesto "triunfo democrático", tras la salida de Mubarak, lo cual parecía ser el verdadero fin de la revuelta. Ello muestra la capacidad para resistir a los llamamientos al sacrificio y la renuncia por el bien de la "nación" y del "pueblo", todo lo cual es el objetivo central de todas las campañas burguesas de patriotismo y democracia. Entrevistados por la prensa, trabajadores en Egipto han revelado con frecuencia y de la forma más simple lo que motivaba sus huelgas y protestas: no podían alimentar a sus familias porque sus salarios eran demasiado bajos, los precios eran demasiado altos y no habían trabajo ni mucho menos para todos. Los trabajadores enfrentan en todos los países la lucha contra un empeoramiento sin precedentes de sus condiciones de vida y no una "reforma democrática". La clase obrera solo tiene la lucha como defensa y la perspectiva de una nueva sociedad como solución.
Amos, 16.2.11 World Revolution órgano de la CCI en Gran Bretaña
[1] Ver su blog: arabawy.org [245]
[2] "Egypt protests continue in the factories [246]".
[3] Ver "Labour unions boost Egyptian protests [247]".
[4] https://www.davidmcnally.org/?p=354 [248]
[5] En realidad el libro se llama Huelga de masas, partido y sindicatos y se puede encontrar en https://www.marxists.org/espanol/luxem/06Huelgademasaspartidoysindicatos_0.pdf [87]
[6] Ver Egipto, el germen de la huelga de masas, en /content/1915/egipto-el-germen-de-la-huelga-de-masas [249] , también /accion-proletaria/200711/2101/luchas-en-egipto-una-expresion-de-la-solidaridad-y-la-combatividad-obr [250] e igualmente: Amenaza de hambrunas por la inflación: crisis capitalista y respuesta obrera, /content/2271/amenaza-de-hambrunas-por-la-inflacion-crisis-capitalista-y-respuesta-obrera [251] ,
[7] lo cual puede ser defendido honestamente aunque de forma equivocada o también formar parte del discurso mistificador del izquierdismo que siempre banaliza el concepto de revolución
[8] En realidad siempre lo ha detentado. En Egipto desde 1952 los presidentes son militares.
[9] Ver el documento https://www.europe-solidaire.org/spip.php?article20203 [252] que parece un ejemplo serio del movimiento obrero en Egipto para desarrollar su auto-organización a través de Asambleas Generales y comités elegidos y revocables, aunque al mismo tiempo expresa una inclinación a las ideas democráticas y sindicalistas. Como ejemplo transcribimos las demandas de los Trabajadores del acero:
1. Dimisión inmediata del Presidente Mubarak y eliminación de los símbolos del régimen
2. Confiscación de todos los fondos y propiedades de los símbolos del régimen y de todo aquel que se demuestre que es un corrupto.
3. Los trabajadores del acero han dado mártires y militantes, llamando a todos los trabajadores de Egipto a desmantelar la Federación vinculada al partido gobernante y a crear su propio sindicato independiente y a celebrar asambleas de manera libre sin ningún permiso previo o consentimiento del régimen que ha perdido toda su legitimidad.
4. Confiscación de las compañías del sector público que habían sido vendidas, cerradas o privatizadas, que como todo el sector público pertenece al pueblo y su nacionalización en el nombre del pueblo y la formación de una nueva dirección con trabajadores y técnicos.
5. Constitución de comités de trabajadores de control en todos los centros de trabajo controlando la producción, los precios, la distribución y los salarios.
6. Llamamiento a una Asamblea Generales de todos los sectores y tendencias políticas pertenecientes al pueblo para desarrollar una nueva constitución y elegir verdaderos comités populares sin esperar al consentimiento o la negociación con el régimen
Una gran manifestación se sumará a la Plaza de Tahrir el 11 de febrero para unirse a la revolución y expresar las reivindicaciones de los trabajadores de Egipto.
¡viva la Revolución!
¡Viva el pueblo de Egipto!
¡Viva la intifada de la juventud egipcia! ¡La revolución del pueblo ha de pertenecer al pueblo!
[10] Jack Shenker, ‘Cairo's biggest protest yet demands Mubarak's immediate departure [253],' The Guardian, February 5, 2011
Salta otra perla dentro de cifras e indicadores macroeconómicos en azul, en plena Bonanza económica, en fin en pleno "triunfo y ascenso" de la Economía Peruana según el gobierno Aprista que se va. La mas pútrida y vil de la mentiras nos están tejiendo en un manto de crecimiento y éxito Económico ("Los peruanos si podemos", "El Perú está de Moda", "El milagro Peruano", "El Boom de la Economía Peruana"...) La ideología Burguesa en pleno ataque a nuestros cinco sentidos, una ideología que nos habla que vamos bien, de una Economía a prueba de todo, blindada, que sube como la espuma; y que no es más que una Economía endeble y frágil que se apoya en los buenos precios (momentáneos) que gozan las materias primas en el mercado internacional y un crecimiento acelerado del sector Inmobiliario motivado por el crédito[1].Una economía que comienza a tambalear con la brutal caída de las bolsas, con la agudización de la crisis en USA, Europa y la ralentización en China todo lo cual tiene asustada a la burguesía peruana al ver que sus mercados se caen. Por ello, todas las alas del capital desde los empresarios (CONFIEP, ADEX) pasando por los políticos hasta los sindicatos (la CGTP) han llamado a cerrar filas "en defensa de la economía nacional" frente a la ola que se viene.
LA MISERIA DEL CRECIMIENTO
El domingo 31 de Julio un programa dominical sacó a la luz un escalofriante reportaje sobre el incremento de la tuberculosis a nivel nacional. Dicho reportaje además de confirmar algo que ya empieza a ser evidente en las calles; entre médicos y la población en general, menciona de una nueva bacteria más resistente en el ambiente frente a cualquier tratamiento convencional (multidrogo resistente/MDR), además que este convive con otros tipos de bacteria de la Tuberculosis. Dejando vulnerable a esa gran parte de la población que lleva sus defensas bajas/inmune deprimidas productos de la mala vida y salarios de hambre, a consecuencia de la explotación de la Burguesía en el Perú.
Resulta algo curioso que hace pocos días, antes del terrorífico reportaje, se celebrara "La noche de la comida Peruana". Este País desde afuera podrá dar una imagen que "aquí sobra la comida" y que es "un lugar donde se come bien". Además también hace pocos días se mencionó cifras económicas que señalaban un incremento de restaurantes y patios de venta de comida. Todo este montaje de buenas condiciones para la inversión y los negocios es lo que crea un clima de buena salud de la economía Burguesa y que en realidad nada tiene que ver con nosotros, ni con nuestros salarios miserables. Es la Burguesía nacional o extranjera la que perciben esas grandes ganancias aquí, no es la clase trabajadora, ni las otras capas explotadas, si no ¿Como explicarnos del incremento de la tuberculosis en el País?
El corrupto gobierno del Apra nos ha venido bombardeando ideológicamente con el Boom económico peruano, nada más falso que ello, no es nada más que una ilusión, como un oasis en el desierto. Esta ilusión ideológica empieza con el gobierno de Fujimori, madura con el gobierno de Toledo y toma alas con el último gobierno de García y que continuará con el nuevo gobierno de Humala, ¿Por qué? Porque todos los políticos de izquierda, centro o derecha son la misma mierda, son los mismos explotadores de siempre, que sirven para mantener la explotación y todos sus ataques de su clase: La Burguesía contra la clase trabajadora. Estos ataques se pueden traducir en las malas condiciones de vida en que vive gran parte de la población, míseros salarios, precariedad laboral, aumentos de accidentes laborales, mayor flexibilidad del empleo y un largo etc. En el reportaje sobre la Tuberculosis un funcionario del Minsa[2] admite "que son las malas condiciones de vida en que vive la población que hace que esta enfermedad se vuelva endémica".
Toda esta ideología de victoria no es un invento de tal o cual gobierno de turno, solo es un invento que la Burguesía de esta parte del planeta crea, para mantener su dominio de Clase sobre el conjunto de la clase Trabajadora, lo cual evita que tome conciencia de su realidad de explotados.
¿ESTA ES UNA RAZÓN PORQUE NO LUCHA LA CLASE TRABAJADORA EN ESTA REGIÓN?
Si. Pensamos que sí. La lucha de clases no es homogénea en su desarrollo, si bien hay proletarios que luchan en otras partes del planeta como en Grecia, España....en esta región y particularmente en Perú, no se ha desarrollado ningún movimiento de luchas con excepción de las luchas mineras del 2008. La principal causa de esta situación, es el desarrollo de dicha ideología que venimos mencionando. Los trabajadores han asumido esta ideología, ya que la Burguesía tiene aquí, la idea todavía de "desarrollar el mercado interno de consumo y evitar así los vaivenes de la Economía internacional" como "una medida" ante la brutal crisis capitalista. Es por eso que ahora los trabajadores que empiezan a ganar un sueldo mínimo, ya cuentan con una tarjeta de crédito en muchos casos. El crédito viene a jugar un papel importante dentro de la ideología del Boom Económico en el Perú (con su correlato en crédito personal, crédito de consumo para departamentos, autos, viajes, artefactos y un largo etc.). Ante una población mal pagada con niveles de salario por debajo del promedio o salarios de miseria, la Burguesía desarrolla muy bien las micro-finanzas[3].
Pero como hemos dicho al principio, la realidad es que el Boom económico aquí es completamente frágil y terminará por caerse, una vez más como un castillo de naipes. Y el "nuevo" gobierno de Humala lo sabe; entonces ni las promesas, ni sus aspirinas asistencialistas ("Cuna Más", "pensión 65", etc...) ni el refuerzo de la represión, aumentándole el sueldo a las fuerzas armadas o sacando más policías a las calles podrán ser suficientes, para que los trabajadores empiecen a reaccionar ante tantos ataques y mentiras. Los golpes de la crisis capitalista internacional cada vez son más duros y certeros, cada vez mas atacan directamente las condiciones materiales de vida de la clase trabajadora, cada vez mas tiran a matar con sus medidas, sus ajustes, con sus recortes, su inflación, con mas precariedad laboral y todo ello lo podemos ver ahora en España, Francia, Grecia, Usa... Países donde el proletariado ha sido atacado con políticas de ajustes y austeridad para dizque "superar la crisis".
Solo la acción consciente de los trabajadores en su organización y en sus luchas que vayan desarrollando, los hará superar la situación en que se encuentran. Y España puede ser el ejemplo de cómo la clase trabajadora empieza a retomar sus mecanismos de organización- La Asamblea. Haciendo expresar su voz y la de todos los que participan, haciendo de la reflexión, un ejercicio para la toma gradual de conciencia y marcar así, el camino para sus próximas luchas[4].
¡El capitalismo no es un sistema eterno!
¡Proletarios de todos los países unidos!
Grupo de Lucha Proletaria (2/8/2011)
[1] Ver https://es.internationalism.org/node/3123 [254]
[2] Minsa - Ministerio de Salud
[3] Con un pequeño crédito que luego se tiene que devolver con intereses crecientes te puedes montar un pequeño negocio o incluso un puesto callejero.
[4] Leer más en: /cci-online/201106/3118/movimiento-ciudadano-democracia-real-ya-dictadura-del-estado-contra-las-asamb [255]
Desde hace unos meses, un individuo que firma Aníbal ha irrumpido con estruendo en el Foro Esparevol (https://esparevol.foroactivo.com/ [93]) y en el Foro de Esclarecimiento Comunista (América Latina, https://esclarecimiento.espanolforo.net/ [256]) dedicando el grueso de sus textos a denigrar a la CCI tratándola de oportunista, demócrata, pacifista, "puntal capitalista de extrema izquierda".
¿Por qué dedicar tantos textos a una organización como la nuestra cuya influencia en la clase obrera es muy modesta?[1] Sí se quiere combatir a "los puntales capitalistas de extrema izquierda" habría que empezar por los estalinistas, los maoístas, los trotskistas etc., que disponen de muchos medios, de una influencia mucho más importante y que propagan mistificaciones -participación en la guerra imperialista, soberanía nacional, capitalismo de Estado, democracia etc.[2].- que hacen mucho daño en las filas obreras.
En nuestra primera respuesta a Aníbal[3] acabábamos así «Está claro que nuestro programa y nuestros análisis pueden no satisfacer a lo que busca el compañero. Es normal, pero en tal caso lo necesario es un debate franco y sincero». Buscábamos un debate rigurosamente argumentado como buscan la inmensa mayoría de elementos proletarios conscientes[4].
Aníbal ha dejado claro que el no quiere el debate, que lo único que quiere es atacarnos: «Con gente así no hay que debatir. O se les ataca para evitar la propagación de su oportunismo, o se defiende uno de sus ataques» (ver https://esparevol.foroactivo.com/t354-la-necesidad-de-un-debate-abierto [257] )
No estamos pues ante un debate sino ante un combate. Sí en nuestra primera respuesta pusimos en evidencia que éramos atacados desde una sopa indigesta de ideas que hacía importantes concesiones a la ideología burguesa, en esta segunda denunciaremos los métodos propios de la politiquería burguesa que emplea Aníbal en su cruzada contra nuestro pretendido "oportunismo".
Aníbal dice que seríamos «Gente que ha defendido la expulsión de Esparevol de un comunista, dicho sea bien claro, y que intenta censurar a posiciones comunistas» (ver https://esparevol.foroactivo.com/t354-la-necesidad-de-un-debate-abierto [257] ).
Aquí hay dos mentiras:
1ª Habríamos defendido la expulsión de Esparevol de un comunista. Si se refiere a un "comunista" que deseaba la muerte de una participante nosotros lo que dijimos fue lo siguiente: «En el Foro Esparevol y en respuesta una contribución firmada por Aurora Despierta, alguien que firma Oulanemx dice lo siguiente:
Como mensaje para la Aurora Infernal quiero dejar constancia que el mundo es hoy mucho mejor desde que no lo envenena un personaje fatuo, ignorante, falaz y despreciable como Ramón Fernández Duran, esperamos que todos los que piensan como él le sigan en su camino lo más rápidamente posible
Esto puede interpretarse como que Oulanemx DESEA LA MUERTE de Aurora Despierta.
Es necesario que Oulanemx aclare lo que ha querido decir y si efectivamente su "argumento" es el DESEAR LA MUERTE de otro participante en el foro, debe RETIRAR INMEDIATAMENTE SEMEJANTE PROPOSITO.
Un debate proletario no tiene nada que ver con procedimientos que recuerdan los de una fracción del Capital de bárbara trayectoria, el estalinismo». (ver https://esparevol.foroactivo.com/t327-pido-tu-expulsion-oulanemx [258] ).
¿Dónde defendemos la expulsión de ese "comunista"?
2ª Intentamos censurar posiciones comunistas. Sí se refiere a las posiciones "comunistas" de Aníbal y los que coinciden con él, saben muy bien que nadie ha tocado una coma de sus textos ni en Esparevol ni en los comentarios injuriosos que han vertido contra nosotros en nuestra Web.
Podríamos continuar con otras muchas mentiras, pero no queremos agobiar al lector, las dos denunciadas ilustran con claridad sus procedimientos.
Otra técnica de Aníbal es poner titulares escandalosos propios de la prensa amarilla como por ejemplo: "Luchas de clases en Reino Unido.Agosto 2011.LA CCI Y OTROS DENIGRANDO Y PRESTANDO SUS SERVICIOS AL ORDEN CAPITALISTA. [259]
Esto lo hace a propósito de nuestro artículo Disturbios en Gran Bretaña y la perspectiva sin futuro del capitalismo (ver /cci-online/201108/3168/los-disturbios-en-gran-bretana-y-la-perspectiva-sin-futuro-del-capitalismo [260] ). No contento con un primer titular sensacionalista, su "contribución" remacha el clavo colocando un subtítulo que reza: DENIGRADORES OPORTUNISTAS PRESTANDO SUS SERVICIOS AL ORDEN CAPITALISTA. LA CCI Y OTROS (el subtítulo repite otra vez el mismo mensaje para remachar bien el clavo de la manipulación).
Ni título ni subtítulo responden a nada. Aníbal oculta que el artículo de la CCI empieza denunciando la represión y el programa de austeridad del Gobierno Cameron; denuncia la hipocresía de la clase dominante cuando habla de violencia y robo mostrando que la peor violencia es la de la guerra imperialista y el peor robo es el saqueo que organiza el capitalismo en crisis de los magros ingresos del proletariado y la inmensa mayoría de la población mundial. El artículo reconoce que los participantes en los disturbios estaban motivados por una justificada rabia contra la represión policial y contra los ricos.
Todo eso que debe ser el punto de partida para entablar un debate serio donde formular las críticas, no le interesa lo más mínimo a Aníbal, él, como buen manipulador, lanza el titular para impresionar y conseguir que los lectores que "tuitean" persiguiendo un párrafo llamativo se queden con la copla de lo perversa que es la CCI.
Frente a nuestro artículo sobre las revueltas en Gran Bretaña, Aníbal, en su búsqueda de munición aísla convenientemente la siguiente frase -«intimidación y agresión contra individuos, robo de comercios en los alrededores, ataques contra los paramédicos y bomberos, incendios de edificios sin discriminación, mientras que a menudo los ocupantes estaban aún dentro», para lanzarnos la acusación de que estaríamos con la "aristocracia obrera"[5]: «No muestran sensibilidad con los sectores mas cabroneados del proletariado, con los más miserabilizados. Ellos están con el sector izquierdista de la aristocracia laboral» (Luchas de clases en Reino Unido.Agosto 2011.LA CCI Y OTROS DENIGRANDO Y PRESTANDO SUS SERVICIOS AL ORDEN CAPITALISTA. [259] Anibal [261] el Miér Ago 24, 2011 10:20 am).
En otra de sus adulteraciones -dice: «La CCI ha defendido asambleas y asambleismo permanentes» (ver Re: Luchas de clases en Reino Unido.Agosto 2011.LA CCI Y OTROS DENIGRANDO Y PRESTANDO SUS SERVICIOS AL ORDEN CAPITALISTA. [259] Anibal [261] el Lun Ago 29, 2011 11:14 am), un participante del Foro Esparevol (Andreas) la desvela convincentemente: «¿Donde aboga la CCI por asambleas permanentes? El concepto mismo de asamblea es contrario al concepto de permanente y solo es concebible en las concepciones burguesas de la política donde "asamblea" es sinónimo de parlamento (por ejemplo la "asamblea francesa"). Lo que reclama la CCI como permanente es el método asambleario, cuestión muy diferente" (El asedio cartagines y la toma de Sagunto [259] Andreas [262] el Dom Ago 28, 2011 12:20 am).
La mentira y la falsificación no sirven para alcanzar la claridad desarrollando un debate sino que pertenecen a los métodos tan conocidos de los políticos burgueses que nos tienen acostumbrados a las mentiras más obscenas y las falsificaciones más desvergonzadas.
En su campaña contra la CCI, Aníbal trabaja con un «conjunto de comunistas que hemos coincidido espontáneamente en Esparevol» (ver https://esparevol.foroactivo.com/t378-precisando [263] ).
Desde luego, estos "comunistas" que han coincidido "espontáneamente" actúan muy coordinados y se reparten muy bien la faena. Aníbal se asigna un papel profesoral impartiendo "teoría comunista" a lo largo de cientos de páginas. Pero los otros "comunistas" no tienen un papel tan lucido pues el grueso de sus intervenciones consiste en groserías y acusaciones calumniosas contra la CCI. Esta división del trabajo no deja de recordar la de los partidos burgueses: el líder se reserva un papel "digno y responsable" mientras corresponde a sus "segundos espadas" las tareas sucias de la provocación y la calumnia. Un compañero, Andreas, lo pone en evidencia: «En el momento de publicar este, Ius in Bello[6] había publicado 17 comentarios en Esparevol, ni uno solo de ellos ha servido para aportar posiciones políticas, la mayoría destinados a meterse con el administrador, con la CCI, con Esparevol, con Graccus, con Luis o conmigo. Solo en uno de ellos ha hecho una aportación, consistente en cortar y pegar un texto de Rosa Luxemburg» (Re: Luchas de clases en Reino Unido.Agosto 2011.LA CCI Y OTROS DENIGRANDO Y PRESTANDO SUS SERVICIOS AL ORDEN CAPITALISTA. [259] Andreas [262] el Miér Ago 31, 2011 1:28 pm)[7].
Goebbels, jerarca nazi especialista en propaganda, decía que una mentira repetida mil veces acaba convirtiéndose en verdad. La mentira antes denunciada de nuestras supuestas expulsiones de "comunistas" es repetida ¡dos veces! por los "comunistas espontáneos" que en los Comentarios de nuestra Web dicen: «He denunciado la hipocresía de la CCI de expulsar del foro Esparevol a los comunistas que atacan a una ecologista burguesa (...) Ahora V se siente dolido, habla de delación, de moral»[8] o «es de una hipocresía moral, de una deleznable y despreciable ética personal y política, decir que se defiende el debate, que debe participar en él todo el mundo, y luego dedicarse a lanzar expulsiones en el foro Esparevol»(https://es.internationalism.org/node/3185#comment-1590 [264] https://es.internationalism.org/node/3185#comment-1585 [265] ). A fuerza de repetir y repetir como un disco rayado lo de la "expulsión" de "comunistas espontáneos" pretenden grabar a fuego en nuestras cabezas su "transmutación de la mentira en verdad".
Pero el Top Ten de la infamia se alcanza en una "declaración conjunta" de dos "comunistas espontáneos", Ius in Bello y Oulanemx, que bajo el impactante título de LA CCI CLOACA COMUN DE LA IZQUIERDA AMA A LOS ESTALINISTAS formula la siguiente y grave acusación: «La CCI, cloaca común de izquierda, se ha lanzado a decretar la muerte política de todos aquellos que no tragan con sus dogmas burgueses, y así en el espacio de muy pocos días ha decidido asesinar a Oulanemx en Esparevol y a Aníbal ya más directamente en su página principal de Internet»( LA CCI, CLOACA COMÚN DE IZQUIERDA, AMA A LOS ESTALINISTAS [266] lus in bello [267] el Vie Ago 05, 2011 3:17 pm).
La repugnante catadura moral de estos individuos se pone de manifiesto con su hábil acrobacia verbal, primero hablan de que la CCI "se ha lanzado a decretar la muerte política..." para a continuación deslizar "ha decidido asesinar", esta vez haciendo desaparecer "políticamente", para dar a entender que estaríamos propugnando el asesinato físico de Aníbal y Oulanemx.
Esta acusación delirante se basa además en una mentira grosera: la CCI solamente ha hablado de Oulanemx en el pasaje que hemos citado en el primer apartado donde se puede ver palmariamente que nos hemos limitado a exigir una aclaración.
La segunda parte es el "amor al estalinismo". ¿Y cual sería la prueba de semejante enamoramiento? Pues que un individuo que firma Horizonte Comunista ha colgado en nuestra Web y en Esparevol un texto estúpido sobre una supuesta "revolución popular" en la India y nos ha atacado ferozmente por nuestra posición internacionalista respecto a Oriente Medio (ver https://es.internationalism.org/node/3185#comment-1567 [268] ). Es un puro silogismo: 1) Horizonte Comunista publica comentarios en la Web de la CCI y textos en Esparevol; 2) Horizonte Comunista es estalinista. Conclusión: la CCI ama a los estalinistas.
Según semejante regla de tres, Ius in Bello y Oulanemx que han publicado su basura en Esparevol y -probablemente, ya que son tan cobardes que no dan la cara- comentarios en nuestra Web, deberían "ser amados" por la CCI. ¡Sentimos decepcionarles! Lo único que sentimos por ellos es desprecio.
Estos individuos no han dicho ni una palabra ante los comentarios de NACIONALISMO CHOVINISTA en favor de Siria que ha vertido Horizonte Comunista[9], mostrando con ello un silencio complaciente con estas posiciones estalinistas, prefiriendo "ir a lo suyo" que es atacar a la CCI. Mientras tanto, Aníbal que escribe sobre Siria una posición opuesta a la de Horizonte Comunista[10] no considera oportuno ni combatirlo ni reprender a sus "comunistas espontáneos" por su complacencia. ¡El ataque a la CCI le tiene demasiado ocupado como para descender a la "minucia" de defender el internacionalismo contra el chovinismo!
Aníbal está a la caza de cualquier mínimo "desliz oportunista" de la CCI pero hace la vista gorda ante los despropósitos de sus "comunistas espontáneos". Uno de ellos, un tal Lege Quaso afirma lapidariamente: «soy absolutamente dogmático, y más aún frente a deformadores, revisionistas y prestidigitadores. Los principios del marxismo revolucionario, del materialismo histórico, esto es, de la CIENCIA DE LA HISTORIA, no son debatibles» (ver https://esparevol.foroactivo.com/t354-la-necesidad-de-un-debate-abierto [257] ).
Considerar el materialismo histórico como algo que no se puede debatir es negar su esencia misma y retrotraernos a ideologías feudales donde el conocimiento se consideraba verdad revelada que no podía ser ni debatida ni criticada sino simplemente aprendida. En su "odio al capitalismo" este individuo ha tomado el camino contrario, ¡en lugar de ir en dirección al futuro -el comunismo- se ha vuelto hacia el pasado, el feudalismo!
Pero lo que resulta chocante es que Aníbal defienda otra cosa diferente para denunciar a la CCI y no emprenda inmediatamente -con la celeridad que le caracteriza- una cruzada contra Lege Quaso: «Engels reconoció por lo menos un par de veces que se equivocaron el y Marx, y que el sistema demostró ser más fuerte y adaptativo de lo que ellos pensaron. Lenin lo reconoce. Por tanto hay un problema a solucionar (...) Pongo el ejemplo de Engels, cuando escribe: "Pero la historia nos dio también a nosotros un mentís y reveló como una ilusión nuestro punto de vista de entonces. Y fue todavía más allá: no sólo destruyó el error en que nos encontrábamos, sino que además transformó de arriba abajo las condiciones de lucha del proletariado. El método de lucha de 1848 está hoy anticuado en todos los aspectos, y es éste un punto que merece ser investigado ahora más detenidamente» (https://esparevol.foroactivo.com/t354-la-necesidad-de-un-debate-abierto [257] ). Ha pasado más de un mes desde que Lege Quaso publicara su notable declaración de "marxismo feudal" y Aníbal guarda silencio. El escrupuloso detector de oportunismos muestra una "espontánea" complacencia con los oportunismos de sus "comunistas espontáneos"
Aníbal se presenta como "marxista intransigente". Para demostrarlo atiborra sus textos con numerosas citas de Marx, Engels, Lenin, Rosa Luxemburgo, y cualquiera que esté al alcance de su diestra técnica informática del copiar y pegar.
Esta "erudición marxista" es puesta al servicio de la denigración de la CCI. Se trataría de lapidarla con citas. Esto no tiene nada de original. Durante siglos ha sido un procedimiento que teólogos y otros "padres de la iglesia" han empleado contra las amenazas al poder "temporal" de los Papas. Las Sagradas Escrituras y los Santos Evangelios proporcionaban pólvora abundante para los cañones de la escolástica y la sofistica. Del mismo modo, el estalinismo convirtió las Obras Completas de Marx, Engels, Lenin, en arsenal para aplastar cualquier asomo de contestación a su brutal dictadura capitalista.
La inundación de citas marxistas se acompaña de la inundación de textos. Cuando hay una lucha por el poder dentro de un grupo del izquierdismo burgués -trotskista, maoísta, estalinistas etc.- uno de los procedimientos de "combate" es abrumar con un aluvión de textos al contrario, colocarlo constantemente entre la espada y la pared: si no responde demostraría que "se escabulle del debate" y si responde sufre una nueva anatema de descalificaciones. Aníbal nos arroja un texto tras otro abriendo todo tipo de "frentes", unas veces es nuestro supuesto pacifismo, otras nuestro rechazo del partido, otras nuestra visión idealizada de la lucha obrera, otra el 15M, otra el marxismo... No hay clarificación posible ante este continuo lanzamiento de obuses-texto. Se pretende abrumar, agobiar, acorralar, no convencer ni clarificar. No son textos para el debate sino para el tiro al blanco.
Este activismo de Aníbal se refuerza con el activismo de los "comunistas espontáneos" que rellenan los huecos con su "telebasura": insultos, groserías, emplazamientos...
Evidentemente, la CCI ni les ha seguido ni les seguirá en esta guerra de desgaste. Ius in bello decía el miércoles 31 de agosto: 72 Horas sin Respuesta de Esparevol ni de CCI [259] ¡pues puede esperar sentado para no cansarse porque no vamos a acudir a su cita!
Poco daño puede hacer Ius in Bello y demás "comunistas espontáneos" con sus estulticias. Un comentario en nuestra Web da buena cuenta de ellos: «Siempre que una persona u organización realiza un análisis serio de la situación reinante, abandonando los estúpidos lugares comunes de los izquierdistas de siempre y desbarata sus tesis preconcebidas; aparecen los histéricos eternos con su mentalidad lumpen-proletaria a utilizar una ola interminable de insultos y descalificaciones. Creen que usar un lenguaje soez y vulgar es sinónimo de pertenecer al proletariado revolucionario y usar en cambio un lenguaje culto y correcto es propio de burgueses y contrarrevolucionarios. Con esa mentalidad mediocre hasta Marx, Lenin, Trotsky, Luxemburgo y tantos otros resultarían ser elementos malvados y taimados de la burguesía»
(https://es.internationalism.org/node/3165#comment-1541 [269] )
Lo que es intolerable sin embargo es la utilización fraudulenta del marxismo por parte de Aníbal con su diarrea de "citas marxistas". Contra él decimos alto y claro FUERA SUS SUCIAS MANOS DEL MARXISMO.
Los combatientes marxistas, empezando por Marx y Engels, nada tienen que ver con los métodos del Gran Timonel de la "erudición marxista". En sus polémicas -incluso las más agrias y punzantes- buscaban convencer y no abrumar; trataban de comprender las cuestiones que planteaban sus adversarios y hacían de la controversia un medio de avanzar en la clarificación de los problemas del movimiento obrero. Sí Lenin o Rosa Luxemburgo citaban a Marx y Engels no era como "fuente de autoridad" ni para dejar KO al antagonista sino como medio de comprender de forma crítica la situación, la perspectiva, los problemas teóricos. No volvían a ellos para buscar un arma arrojadiza sino para comprender cómo habían sido abordadas las cuestiones y de esa forma dar respuestas a las cuestiones más candentes de su época.
El proletariado necesita el marxismo como expresión avanzada de su continuidad histórica, las generaciones actuales encontrarán en él un arma crítica que utilizada críticamente les permitirá responder a los problemas del presente en la perspectiva del porvenir revolucionario. Transformando el marxismo en un monumental pedrusco de citas que se arroja al rival designado, Aníbal sirve admirablemente a las campañas de la burguesía contra el marxismo.
La lucha contra el oportunismo es una tarea vital de las organizaciones revolucionarias. El oportunismo expresa la cristalización dentro de las filas comunistas de la influencia de la ideología burguesa. Nadie está inmune, solamente el debate y el combate permiten una defensa eficaz.
Combatir el oportunismo es una cosa muy seria, cualquier recién llegado no está habilitado para hacerlo. ¿Cuál es la trayectoria, los combates, los aportes teóricos, que permiten a Aníbal y sus "comunistas espontáneos" denunciar el pretendido oportunismo de la CCI? Resulta realmente milagroso que así de repente conociéndose "espontáneamente" en Esparevol, todos juntos hayan encontrado la ciencia infusa que les ha revelado el "oportunismo" de la CCI.
Si todo eso es un tenebroso secreto hay algo que es claro como la luz del día: sus métodos de mentira, calumnia, insulto grosero, adulteración, utilización fraudulenta del marxismo, no pertenecen ni al movimiento obrero ni a sus organizaciones comunistas, tienen otro propietario: las formaciones políticas de la burguesía.
En la lucha del proletariado tan importante como las posiciones programáticas es el comportamiento. Este no puede entrar en contradicción con aquellas. No se puede luchar por el comunismo recurriendo a métodos como la maniobra, la mentira, la calumnia, la adulteración "erudita". Esos procedimientos repugnantes no pueden infiltrarse dentro de las filas del medio proletario.
En este solamente caben el debate franco, sincero y leal; la colaboración fraternal; la solidaridad y la confianza mutuas; el respeto y la empatía; el convencimiento por la argumentación y los hechos en la búsqueda del reforzamiento común. Las relaciones de fuerza, la denigración, las maniobras, la hipocresía, deben ser combatidas sin descanso pues su infiltración daña irreparablemente al medio proletario.
En contra de lo que pretenden, Aníbal y sus comunistas espontáneos, no están dañando a la CCI. Cualquiera con un poco de seriedad se convence fácilmente de lo infundado de sus ataques y se pregunta qué hay detrás de ellos. Adonde apunta la campaña de Aníbal y sus "comunistas espontáneos" es contra el debate en el medio proletario, contra la cultura del debate, arma fundamental del proletariado. Este no puede adquirir su conciencia y su heroísmo combatiente a través del adoctrinamiento o siguiendo ciegamente a un Gran Timonel, solo puede hacerlo mediante un gran esfuerzo colectivo basado en el debate, el combate, la solidaridad y la confianza mutuos.
Como decía en nuestra Web un compañero a propósito de la oleada de comentarios calumniosos desde dos frentes -el estalinista de Horizonte Comunista y el "marxismo intransigente" de "los comunistas espontáneos"- «lo que da vergüenza ajena es contemplar el espectáculo de los insultos y la pérdida de energía y de tiempo mientras nuestro enemigo, la burguesía, lanza la mayor ofensiva de la historia del capitalismo contra los proletarios y las masas oprimidas a escala internacional» (https://es.internationalism.org/node/3185#comment-1592 [270] ).
¡Esa "mayor ofensiva de la historia del capitalismo" importa un bledo a los "comunistas espontáneos!, su ofensiva es contra la CCI!
CCI 14-9-11
[1] En nuestra Web, un compañero que deja bien claro que «ni soy de la CCI ni soy uno de sus "simpatizantes"», subraya sin embargo: «no deja de sorprenderme tanta obsesión un poco patológica con esta organización» (https://es.internationalism.org/node/3185#comment-1596 [271] ).
[2] Que nosotros combatimos de forma intransigente.
[3] Ver https://esparevol.foroactivo.com/t354-la-necesidad-de-un-debate-abierto [257] y https://es.internationalism.org/node/3165 [272]
[4] Un compañero dentro del Foro Esparevol (Andreas) así lo pedía: «Aníbal debiera situar el problema en lo político y desde ahí hacer su crítica y avanzar su posición. En cambio se limita a decir que la CCI es la personificación del oportunismo, que mantiene posiciones burguesas y que legitima posiciones opuestas a las del proletariado. Está claro que ofrecer una argumentación sobre estas cuestiones sobrepasa las intenciones de Aníbal y supondría entrar en terrenos que están candentes en el movimiento comunista desde hace más de cien años y el solo pretende desprestigiar a la CCI» (ver https://esparevol.foroactivo.com/t373-luchas-de-clases-en-reino-unidoagosto-2011la-cci-y-otros-denigrando-y-prestando-sus-servicios-al-orden-capitalista [259] )
[5] Este concepto de "aristocracia obrera" contradice la teoría de la plusvalía de Marx. Ver https://es.internationalism.org/node/3199 [273]
[6] Ius in Bello, como vamos a ver a continuación, es uno de los "comunistas espontáneos" que ha coincidido "casualmente" en Esparevol con Aníbal y otros.
[7] Estos "comunistas espontáneos" en su furia anti-CCI atacan a todo aquel que consideran sospechoso de algún contacto con nosotros. Así, los compañeros del GEC (Grupo de Esclarecimiento Comunista, Perú) se ven envueltos en el mismo diluvio de insultos: «Otros modales que vuestra cuna y genes también os posibilitan: los del Señorito español y/o Licenciado hispanoamericano hijo de Oligarcas a reverenciar, siempre Macarra y Putero de Casino. Y con esa tan repugnante como cobarde prepotencia Montonera Clase Dirigente cargáis Todos Juntos contra Anibal y/o contra "el lumpen alborotador"..Igual que a GEC, ese, tan desconocido para vosotros proletariado, os da un cierto Asco culpable» https://es.internationalism.org/node/3165#comment-1541 [269] Queremos expresar a los compañeros del GEC nuestra solidaridad fraternal ante tal insidia.
[8]Es intolerable y repugnante la personalización que roza la delación por parte de estos "comunistas espontáneos", atacan a un compañero -V- e igualmente a otros dos compañeros -F, B- . Manifestamos a los 3 nuestra más firme solidaridad contra estas agresiones.
[9] Ver la sección de Comentarios correspondiente al artículo Protestas en Israel: "¡Mubarak, Assad, Netanyahu son lo mismo!", https://es.internationalism.org/node/3185 [274]
[10] Ver https://inter-rev.foroactivo.com/t367-siria-imperialismos-y-fuerzas-capitalistas-actuantes-raices-de-la-situacion-1 [275]
Acabamos de recibir la noticia de que, en Corea del Sur, ocho militantes de la "Liga de Trabajadores socialistas de Corea" (Sanoryum) han sido arrestados y acusados en base a la infame "Ley de Seguridad Nacional" surcoreana[1]. La sentencia se ejecutará el 27 de Enero.
No cabe duda de que esto es una maniobra política y una parodia de lo que la clase dominante llama su "justicia".
Publicamos aquí nuestra toma de posición sobre el juicio, así como el discurso que el camarada Oh Se-Cheol pronunció ante el tribunal.
Tres hechos principales dan testimonio de que el arresto y el juicio han sido una farsa:
Estos militantes están acusados en realidad del delito de opinión[4] de ser socialistas. O, con otras palabras, están acusados de alentar a los trabajadores a defenderse a sí mismos, sus familias y sus condiciones de vida y de exponer abiertamente la verdadera naturaleza del capitalismo. Las frases que son la base del procesamiento son sólo un ejemplo más de la represión que desencadena la clase gobernante en Corea del Sur contra los que osan interponerse en su camino. Esta brutal represión ya se había dirigido contra las jóvenes madres de la "brigada de los cochecitos", que llevaron a sus bebés a las manifestaciones que desfilaron con velas encendidas en 2008 y después tuvieron que enfrentarse al acoso policial y legal[5]; como cayó igualmente sobre los trabajadores de Ssangyong, que fueron golpeados por la policía antidisturbios cuando invadió la fábrica que habían ocupado[6].
Confrontados a la perspectiva de duras sentencias de cárcel, los militantes arrestados se han comportado ante el tribunal con una dignidad ejemplar y han aprovechado la oportunidad para exponer claramente la naturaleza política de este juicio. Más adelante reproducimos una traducción del último discurso de Oh Se-Cheol's ante el tribunal.
Las tensiones militares en la región están en un momento álgido tras la provocación que supuso el bombardeo de la isla de Yeonpyeong en Noviembre del año pasado que produjo la muerte de civiles por la intervención del régimen Norcoreano, y que fue respondida por el desplazamiento de un portaaviones nuclear americano a la región para llevar a cabo maniobras militares conjuntas con las fuerzas armadas surcoreanas. En esta situación, la declaración de que la humanidad se enfrenta hoy a la alternativa socialismo o barbarie suena más real que nunca.
La propaganda de USA y sus aliados se complace en presentar a Corea del Norte como un "Estado gangster", cuya élite gobernante vive en el lujo gracias a la implacable represión sobre su famélica población. Y eso es totalmente cierto. Pero la represión desencadenada por el gobierno surcoreano contra las madres, los niños, los obreros en lucha y ahora los militantes socialistas, muestra bastante claramente que, analizando bien las cosas, cada burguesía nacional gobierna por el miedo y la fuerza bruta.
Ante esta situación, declaramos nuestra completa solidaridad con los militantes arrestados, a pesar de los desacuerdos políticos que podamos tener con ellos. Su lucha es nuestra lucha. Enviamos nuestra sincera simpatía y solidaridad a sus familias y camaradas. Y haremos llegar muy gratamente a los camaradas los mensajes de apoyo y solidaridad internacional que pueden enviarse a internationalism.org[7]
(Lo que sigue es el discurso de Oh-Se-Cheol traducido del coreano por nosotros)
Varias teorías han intentado explicar las crisis que han ocurrido en la historia del capitalismo. Una de ellas es la teoría de la catástrofe, que sostiene que el capitalismo se colapsará por sí mismo en el preciso momento en que las contradicciones capitalistas lleguen a su punto más alto, abriendo paso a un nuevo milenio paradisíaco. Esta posición apocalíptica, o extremadamente anarquista, ha creado confusión e ilusiones respecto a la comprensión del sufrimiento del proletariado bajo la opresión y la explotación capitalista. Mucha gente ha sido contaminada por esta visión no científica.
Otra teoría es la visión optimista que la burguesía siempre divulga. Según esta teoría, el capitalismo tiene los medios de superar sus propias contradicciones y la economía real funciona bien eliminando la especulación.
Una posición más refinada que las dos mencionadas antes y que ha llegado a prevalecer sobre las otras, considera que las crisis capitalistas son periódicas y que sólo necesitamos esperar tranquilamente hasta que pase la tormenta para volver a navegar.
Esa posición era apropiada para la escena del capitalismo en el s. XIX, pero no lo es para las crisis capitalistas del s XX y XXI. Las crisis capitalistas en el s XIX eran crisis de la fase capitalista de expansión ilimitada, que Marx llamó en El Manifiesto Comunista epidémicas de sobreproducción. Sin embargo la tendencia a la sobreproducción, que daba como resultado hambre, miseria y desempleo, no era debida a la falta de mercancías, sino porque había demasiadas mercancías, demasiada industria, demasiados recursos. Otra causa de las crisis capitalistas es la anarquía del sistema capitalista de competencia. En el s XIX, las relaciones capitalistas de producción podían expandirse y profundizarse conquistando nuevas áreas para ganar nuevo trabajo asalariado y nuevos mercados para las mercancías, y por eso las crisis en este periodo fueron comprendidas como los pulsos de un corazón sano latiendo.
En el siglo XX, la fase ascendente del capitalismo llegó a su fin con el punto sin retorno de la Iª guerra mundial. A partir de ese momento, las relaciones de producción mercantiles capitalistas y de trabajo asalariado se habían expandido por todo el mundo. En 1919, La Internacional Comunista nombró al capitalismo de este periodo como el periodo de "guerra o revolución". Por una parte, la tendencia capitalista de sobreproducción empujaba hacia la guerra imperialista con el fin de acaparar y controlar el mercado mundial. Por otra parte, a diferencia del siglo XIX, hacía la economía mundial dependiente de la crisis permanente de inestabilidad y destrucción.
Una contradicción semejante dio lugar a dos acontecimientos históricos, la Primera Guerra mundial y la depresión de 1929, que costaron 20 millones de vidas y una tasa de desempleo del 20-30%, y que a su vez allanaron el camino de los llamados "países socialistas", con un capitalismo de Estado vía nacionalización de la economía en un lado, y los países liberales, con una combinación de burguesía privada y burocracia de Estado del otro.
Después de la IIª Guerra Mundial, el capitalismo, incluyendo los llamados "países socialistas", experimentó una prosperidad extraordinaria producto de 25 años de reconstrucción y del endeudamiento creciente. Esto llevó a la burocracia del gobierno, a los líderes sindicales, los economistas y a los llamados "marxistas" a declarar a voz en grito que el capitalismo había superado su crisis económica definitivamente. Pero la crisis ha empeorado continuamente, como muestran los siguientes ejemplos: la devaluación de la libra esterlina en 1967, la crisis del dólar en 1971, la crisis del petróleo en 1973, la recesión económica de 1974-75, la crisis de la inflación en 1979, la crisis del crédito en 1982, la crisis de Wall Street en 1987, la recesión económica de 1989, la desestabilización de las monedas europeas en 1992-93, la crisis de los "tigres" y "dragones" en Asia en 1997, la crisis de la "nueva economía" americana en 2001, la crisis de las subprime en 2007, la crisis financiera de Lehman Brothers etc. y la crisis financiera de 2009-2010.
Esta serie de crisis, ¿Son crisis "cíclicas", "periódicas"? ¡En absoluto! Son resultado de la enfermedad incurable del capitalismo, la escasez de mercados solventes, la tasa decreciente de beneficio. La gran depresión mundial de 1929, no fue peor debido a la inmensa intervención de los Estados. Pero los casos recientes de crisis financiera, de crisis económica, muestran que el sistema capitalista ya no puede sobrevivir mediante la ayuda de esos parches como la emisión de dinero o la deuda estatal. El capitalismo se confronta ahora a un callejón sin salida como resultado de la imposibilidad de la expansión de las fuerzas productivas. Sin embargo el capitalismo libra una lucha a muerte contra esa situación. O sea, depende cada vez más del crédito estatal y encuentra salida para su sobreproducción creando mercados ficticios.
Durante 40 años el capitalismo mundial ha estado escapando de la catástrofe por medio de inmensos créditos. El crédito para el capitalismo es lo mismo que la droga para los toxicómanos. Al final esos créditos volverán como una carga pidiendo el sudor y la sangre de los trabajadores de todo el mundo. Y eso dará como resultado la miseria de los trabajadores en todo el mundo, las guerras imperialistas y los desastres ecológicos.
¿Está el capitalismo en declive? Sí. Se encamina, no hacia una ruina repentina, sino a un nuevo episodio de hundimiento del sistema. El estadio final de la historia del capitalismo está llegando a su fin. Tenemos que recordar seriamente la consigna que ya tiene 100 años: "guerra o revolución" y una vez más, preparar la comprensión histórica de la alternativa "socialismo o barbarie" y la práctica del socialismo científico. Esto significa que los socialistas tienen que trabajar juntos y unidos, tienen que mantenerse firmemente en las bases del marxismo revolucionario. Nuestro objetivo es superar el capitalismo basado en el dinero, la mercancía, el mercado, el trabajo asalariado y el valor de cambio y construir una sociedad de trabajo liberado en una comunidad de individuos libres.
Los análisis marxistas han confirmado que la crisis general del modo capitalista de producción ya ha alcanzado su punto crítico a causa de la tasa decreciente de beneficio y la saturación de los mercados en el proceso de producción y realización de la plusvalía. Y ahora nos encontramos confrontados a la alternativa entre capitalismo, que significa barbarie, y socialismo, comunismo, que significa civilización.
Primero, el sistema capitalista está llegando a un punto en el que ni siquiera puede alimentar a sus esclavos del trabajo asalariado. Cada día mueren de hambre 100000 personas en el mundo y cada 5 segundos un niño de menos de 5 años muere de hambre. 842 millones de personas sufren de malnutrición y 1/3 de los 6 billones de habitantes de la población mundial lucha cada día por su supervivencia a causa del aumento de precios de los alimentos.
Segundo. El sistema capitalista hoy no puede mantener la ilusión de la prosperidad económica.
Los milagros económicos de India y China han revelado su carácter ilusorio. Durante la primera mitad de 2008 en China, 20 millones de trabajadores perdieron sus empleos y 67000 compañías fueron a la bancarrota.
Tercero. Se vislumbra la perspectiva de un desastre ecológico. En el terreno del calentamiento global, la temperatura media de la Tierra ha aumentado 0,6% desde 1896. En el siglo XX el hemisferio norte experimentó el calentamiento más serio en los últimos 1000 años. Las zonas cubiertas de nieve se han reducido un 10% desde la década de 1960 y la capa de hielo del Polo Norte se ha reducido un 40%. El nivel medio del mar creció un 10-20% durante el siglo XX. Eso es un aumento 10 veces mayor que el de los últimos 3000 años. La explotación de la Tierra durante los últimos 90 años ha tomado la forma de una deforestación temeraria, de la erosión del suelo, la polución (aire, agua), el uso de materiales químicos y radioactivos, la destrucción de animales y plantas, la aparición explosiva de epidemias. El desastre ecológico puede verse de una forma integral y global; pero es imposible anticipar exactamente lo serio que puede llegar a ser este problema en el futuro.
¿Cómo se ha desarrollado la historia de la lucha de clases contra el capitalismo y la explotación?
La lucha de la clase obrera ha existido constantemente, pero no ha tenido éxito. La 1ª Internacional se hundió a causa del potencial del capitalismo en el periodo ascendente. La 2ª Internacional fracasó debido al nacionalismo y a su abandono del carácter revolucionario. Y la 3ª Internacional fracasó por la contra-revolución estalinista. Especialmente las corrientes contra-revolucionarias desde 1930 engañan a los trabajadores sobre la naturaleza del capitalismo de Estado, que ellas llaman "socialismo". Después de todo, estas corrientes han jugado un papel activo de apoyo al sistema capitalista mundial, conteniendo y explotando al proletariado mundial, al ocultar la confrontación entre dos bloques.
Más aún, según la campaña de la burguesía, el hundimiento del bloque del Este y el sistema estalinista fue una "victoria evidente del capitalismo liberal", "el fin de la lucha de clases" e incluso el fin de la propia clase obrera. Esta campaña llevó a la clase obrera a un retroceso importante del nivel de su conciencia y su combatividad.
Durante la década de 1990, la clase obrera no se rindió completamente, pero no tuvo el peso ni la habilidad suficientes en proporción a las de los sindicatos como organizaciones de lucha en el periodo previo. Pero las luchas en Francia y Austria contra los ataques a las pensiones significaron un punto de inflexión para la clase obrera respecto a la situación desde 1989, para empezar su lucha de nuevo. La lucha obrera aumentó principalmente en los países centrales: la lucha en Boeing y la huelga del transporte en NYC en USA en 2005; las luchas de Daimler y Opel en 2004, la lucha de los médicos en la primavera de 2006, la de Telecom en 2007 en Alemania; la lucha de los aeropuertos de Londres en Agosto de 2005 en Gran Bretaña y la lucha contra el CPE en Francia en 2006. Por lo que concierne a los países de la periferia, hubo la lucha de la construcción en Dubai en 2006, la lucha de los obreros del textil en la primavera de 2006 en Bangladesh, y la de 2007 en Egipto.
Entre 2006 y 2008, la lucha de la clase obrera se ha ido expandiendo por todo el mundo, a Egipto, Dubai, Argelia, Venezuela, Perú, Turquía, Grecia, Finlandia, Bulgaria, Hungría, Rusia, Italia, Gran Bretaña, Alemania, Francia, USA y China. Como ha mostrado la lucha reciente con tra la reforma de las pensiones en Francia, la lucha de la clase obrera se hace cada vez más ofensiva.
Como muestra todo esto, la tendencia final de la decadencia del capitalismo mundial y de la crisis, que se ha cargado sobre las espaldas de la clase obrera, han provocado inevitablemente luchas obreras en todo el mundo, diferentes a las que habíamos visto antes.
Ahora estamos ante la alternativa de vivir en la barbarie, no como seres humanos, sino como animales, o vivir felizmente en libertad, y en igualdad, con dignidad humana.
La profundidad y la dimensión de las contradicciones del capitalismo coreano son más serias que las de los llamados países avanzados. El sufrimiento de los obreros coreanos parece ser mucho mayor que el de los obreros de los países europeos que cuentan con las conquistas previas de su lucha de clases. Esto es una cuestión del aspecto humano de la vida de la clase, que no puede medirse por las vacías pretensiones del gobierno coreano de albergar la cumbre del G20, o exhibir índices económicos cuantitativos.
El capital es internacional por naturaleza. Los diferentes capitales nacionales siempre han estado en competición y conflicto, pero han colaborado para mantener el sistema capitalista, para ocultar su crisis y atacar a los obreros como seres humanos. La lucha obrera no es contra los capitalistas, sino contra el sistema capitalista, que se mueve sólo por el aumento de sus beneficios y la competencia desenfrenada.
Históricamente los marxistas han luchado siempre junto a la clase obrera, el sujeto de la historia, revelando la naturaleza de las leyes históricas de la sociedad humana y las de los sistemas sociales, presentando la orientación hacia el mundo de la verdadera vida humana y criticando los obstáculos de las leyes y los sistemas inhumanos.
Por esa razón los marxistas construyeron organizaciones como los partidos y participaron en las luchas prácticas. Al menos desde la 2ª guerra mundial, las actividades prácticas de los marxistas no han sufrido nunca una restricción legal. Más bien al revés. Su pensamiento y su práctica se han valorado ampliamente como contribuciones al progreso de la sociedad humana. Obras maestras de Marx como El Capital o El Manifiesto Comunista se han leído tanto como la Biblia.
El caso del SWLK ("Socialist Workers' League of Korea" -Sanoryun-) es histórico y muestra a todo el mundo la naturaleza bárbara de la sociedad coreana, que trata de prohibir el pensamiento; este caso será una mancha en la historia de los procesos socialistas en el mundo. En el futuro habrá más movimientos socialistas abiertos y de masas; los movimientos marxistas se desarrollarán amplia y pujantemente en Corea y en todo el mundo. El aparato judicial aplicará la violencia organizada, pero no puede suprimir los movimientos socialistas, los movimientos marxistas. Porque continuarán mientras exista la humanidad y los trabajadores.
Los movimientos socialistas y su práctica no pueden ser objeto de castigos judiciales, sino que tienen que ser un ejemplo de respeto y confianza. Y mis últimas palabras para terminar:
[1] Oh Se-Cheol, Yang Hyo-sik, Yang Jun-seok, y Choi Young-ik, se enfrentan a siete años de prisión; mientras que Nam Goong Won, Park Jun-Seon, Jeong Won-Hyung, y Oh Min-Gyu, se enfrentan a cinco años. En su normativa más extrema, la Ley de Seguridad Nacional contempla la pena de muerte para los acusados
[2] Ver este artículo en inglés en Hankyoreh English edition [277]
[3] Ver el texto completo de la "Declaración internacionalista contra la amenaza de guerra en Corea [278]".
[4] O del "crimen de pensamiento", como diría Orwell en su novela 1984
[5] Ver en inglés Hankyoreh [279].
[6] Ver el asalto filmado en YouTube [280].
[7] También llamamos la atención de nuestros lectores sobre la iniciativa de protesta lanzada por Loren Goldner [281]. Si bien compartimos el escepticismo de Loren's sobre la efectividad de las campañas de envío de mails, estamos de acuerdo con él en que "poner un foco de luz internacional en este caso podría tener un efecto sobre la sentencia final de estos militantes ejemplares". Las cartas de protesta pueden enviarse al juez Hyung Doo Kim a esta dirección: swlk [at] jinbo.net (los mensajes tienen que recibirse alrededor del 17 de Enero, para que puedan ser dirigidos al Juez Kim)
No pasa un día sin que un disgusto afecte al conjunto de los trabajadores de todas las condiciones:
Más de 17 millones de hogares se ven golpeados por la subida de la luz, un 9,8% y más del 43% en 3 años.
En Alboraia (Valencia) y en Xátiva (Valencia) los respectivos ayuntamientos declaran sendos ERE de 44 y 60 despidos, lo cual parece simbólico pero abre la veda a la extensión de ERE's a muchos ayuntamientos.
En Murcia, el gobierno pepero del Señor Valcárcel anuncia una ley, pomposamente llamada de "Medidas Extraordinarias para la Sostenibilidad de las Finanzas Públicas", que supone un recorte mensual del sueldo de los funcionarios de 75 € (un 7% de rebaja salarial que se añade al 5% de junio) y un aumento de la jornada entre 3 y 5 horas semanales.
El contexto en el que se adoptan estas medidas es la profundización de la crisis mundial y su manifestación en España a través del desbocado déficit público que si es grave a nivel central es todavía más peligroso en autonomías y ayuntamientos. De ahí que otro frente de las medidas de ajuste se abra en las administraciones regionales y locales. De hecho, el gobierno central había prohibido endeudarse a los gobiernos de Murcia y Castilla La Mancha, lo cual ha podido ser el desencadenante de las duras medidas adoptadas por la autonomía murciana.
Las protestas de los trabajadores no se han hecho esperar. «El miércoles por la noche 10 mil personas cercaron el domicilio del presidente Valcárcel en la Gran Vía, que no pudo asistir a recoger un premio. Esa misma noche, fueron zarandeados e insultados tres dirigentes conservadores que terminaron refugiándose en la iglesia de Santo Domingo, en el centro de la ciudad. Las protestas continuaron ante la Asamblea Regional en Cartagena, donde 5.000 trabajadores lanzaron huevos contra los diputados que accedían al edificio para luego intentar entrar al grito de "Somos mayoría, queremos entrar". Estos fueron repelidos por la Policía Nacional, que utilizó porras y bolas de goma para impedir el asalto de los funcionarios. Los enfrentamientos se saldaron con un trabajador herido con una brecha en la cabeza. La multitud portaba pancartas con leyendas como "Diputados, bajaros vosotros el sueldo" o "Valcárcel, capullo, baja el sueldo tuyo"» (resumen de agencias).
Hoy 29 de diciembre, una nueva manifestación ha partido de la plaza de Fuensanta agrupando entre 11000 y 15000 trabajadores, según la agencia EFE. Los sindicatos han anunciado nuevas movilizaciones.
En la manifestación, un trabajador de la sanidad denunciaba 600 despidos de interinos. En una pancarta que se dirigía al público que observaba en las aceras se decía ESTO OS AFECTA. Quizá porque ese sentimiento está más extendido, un sindicato, STERM, hacía un llamamiento a «los ciudadanos» a que «también se movilicen, pues estamos hablando de cantidad y calidad de la Educación, la Sanidad, la Política Social y el conjunto de los servicios públicos murcianos».
La trampa de la lucha encerrada en el sector
¿Se trata de un problema limitado a Murcia? ¿Es un asunto que afecta exclusivamente a los funcionarios?
Los sindicatos centran el problema en el despilfarro del manirroto gobierno murciano que ha llenado la región de urbanizaciones y campos de golf. Del mismo modo, han limitado las convocatorias a los funcionarios como si no fuera con parados, estudiantes, jubilados etc. Estos planteamientos son los típicos de la ideología y la práctica sindical que debemos romper.
Ante cada ataque, siempre insisten en que es culpa de tal gobernante, de tal partido, de tal autonomía, de tal empresario. Se trataría de algo específico, particular y corporativo, que no tendría nada que ver con el conjunto de los trabajadores y de la población explotada. No se trataría de algo causado por el capitalismo como sistema sino que sería algo que podría resolverse dentro de sus coordenadas cambiando de política o de políticos o afirmando lo público frente al interés privado.
¡Tan falsos son, la explicación como los remedios! A cada paso comprobamos que los problemas son mundiales y que no son el producto de una política económica determinada o de un gobierno en concreto, sino que emanan de todas las políticas y de todos los gobiernos, por lo que tenemos razones para deducir que vienen del sistema capitalista mundial.
Pero, además, este planteamiento sindicalista de que el problema es sectorial, regional o ligado a tal o cual personaje especialmente "malo", "incompetente" o "corrupto", tiene como consecuencia práctica, una lucha en el aislamiento encerrada en las 4 paredes del sector o la corporación.
Se acuna la ilusión de que los funcionarios, armando mucho jaleo, siendo muy ruidosos y radicales en las acciones, paralizando las administraciones, los hospitales y las escuelas, obligarían al gobierno o al empresario de turno a retroceder.
¿Tenemos únicamente enfrente al empresario X o a la autonomía Y? ¡Rotundamente no! El gobierno azul del PP en Murcia está respaldado por el gobierno central rosáceo del PSOE. La delegada gubernativa, perteneciente al PSOE, se permitió el lujo de acudir a la manifestación del 23 y de atribuir la ley al "gobierno manirroto" de Valcárcel. Pero al mismo tiempo la policía que depende de ella acudía en apoyo del gobierno regional y golpeaba con brutalidad a los trabajadores. Más allá de las buenas palabras, más allá de las altisonantes "críticas", gobierno central y gobierno regional son UNO contra los trabajadores, PP y PSOE saben actuar juntos en "asuntos de Estado". Imponer la austeridad a los trabajadores y reprimir su lucha es el "asunto de Estado" por excelencia. Como decía un comentario a la noticia de las protestas de Murcia «Da igual que gobierne el PP, PSOE o CIU, todos ellos obedecen a los mismos amos».
Todos estamos afectados, todos necesitamos la solidaridad como trabajadores
Pero ¿los demás trabajadores pueden quedarse quietos, cruzados de brazos, contemplando cómo se imponen los recortes a sus compañeros en Murcia?
Lo que gobierno central o gobiernos regionales imponen a un sector aislado les sirve de precedente para acabar imponiéndolo al conjunto de los trabajadores. En febrero a los controladores les impusieron un recorte salarial del 33%. Aquel ensayo con un colectivo "impopular" les sirvió de palanca para en junio imponer el recorte del 5% a los funcionarios y ahora el 7% a los trabajadores públicos en Murcia. ¿Podemos afirmar confiadamente que no vendrán nuevos recortes en otras autonomías o en ayuntamientos etc.? ¿Se puede ver como dos cosas separadas esos recortes salariales y la eliminación del subsidio de los 426 € a los parados?
Si ante un ataque a una parte de los trabajadores nos refugiamos en aquello de "¡a mí no me afecta!", dejamos a Gobiernos y Patronales las manos libres para imponer sus medidas a todos. Primero fueron a por los controladores, ahora han ido a por los trabajadores públicos murcianos, ¿Cuál será el próximo?
Todos somos atacados: la reforma laboral, los recortes salariales a los funcionarios, la eliminación de los 426 € a los parados, las próximas reformas de las pensiones y de la negociación colectiva, las "políticas activas de empleo" que amenazan a los parados, la subida de la luz. Todas son ramas de un mismo y podrido tronco: la crisis del capitalismo y su única "solución" que es cargar las cuentas de la crisis sobre las sufridas espaldas de todos los explotados.
Necesitamos desarrollar un sentimiento profundo de SOLIDARIDAD: si un sector obrero es atacado todos los demás debemos vernos atacados. Cuando un sector es atacado todos debemos desarrollar las acciones de lucha posibles para expresar la SOLIDARIDAD.
El gobierno y los medios de "comunicación" a su servicio siempre vienen con la misma historia: se trata de recortar tal o cual "privilegio" de tal o cual sector de trabajadores. ¡Presentan el mundo al revés! No son privilegios lo que están recortando sino condiciones de trabajo y de vida que las están haciendo más precarias, más inseguras, más miserables, para todos los trabajadores. Cuando el ministro de industria presenta la subida de la luz como la renuncia al "privilegio de tomarse un café", no solamente está haciendo una demagogia insultante, está escondiendo la pura y dura realidad: la subida de la luz va a significar para muchos hogares con el agua el cuello la renuncia a una comida diaria.
Cada lucha debe organizarse en Asambleas Abiertas donde puedan acudir y participar trabajadores de otros sectores, parados, estudiantes, jubilados. Asambleas abiertas y unitarias siguiendo el ejemplo de las Asambleas Interprofesionales en Francia o en Gran Bretaña.
Cada manifestación debe abrirse al conjunto de la población explotada, debe ser una tribuna donde parados, emigrantes, estudiantes, jubilados, trabajadores de otros sectores, puedan expresar su descontento, puedan buscar y construir su unidad, puedan constituirse en una fuerza social frente a la oleada de miseria que gobiernos de todos los colores lanzan contra nosotros.
CCI 31-12-10
Publicamos el primero de una serie de artículo consagrados al análisis de la cuestión de la energía y la relación hombre - naturaleza
La magnitud de la catástrofe que tiene lugar en Fukushima (Japón) pone de manifiesto, una vez más, cómo el sistema capitalista está perpetrando una auténtica explotación predadora de la naturaleza. Es verdad que la especie humana siempre ha tenido que transformar la naturaleza en aras de su propia supervivencia. Pero la situación a la que ha abocado la evolución del capitalismo va mucho más allá, puesto que este sistema no produce para la satisfacción de las necesidades humanas y sí para la obtención de beneficios. Y está dispuesto a todo para conseguirlos. Puede deducirse de ello que, dejado a su propia lógica, este sistema acabará por destruir el planeta.
En esta nueva serie que ahora iniciamos vamos a analizar aunque sea brevemente la evolución de las relaciones que históricamente han mantenido el hombre y la naturaleza. Podremos entender mejor así los peligros a los que hoy nos enfrentamos, pero también las posibilidades energéticas que podrían estar a disposición de la humanidad en la sociedad futura, el comunismo.
El desastre del reactor nuclear de Fukushima el pasado mes de marzo ha reabierto el debate sobre el papel de las centrales nucleares para cubrir las exigencias energéticas del mundo. Muchos países, entre los que se incluye China, han decidido la revisión e incluso la suspensión temporal de sus programas de construcción de nuevas centrales nucleares. Otros, como Suiza y Alemania, van más lejos y anuncian su intención de renunciar a la energía nuclear. Este último país va a clausurar durante este mismo año 8 de sus 17 centrales nucleares, y pretende que todas estén cerradas en el 2022 siendo sustituidas por fuentes de energías renovables. Esto les ha valido duras críticas por parte de la industria nuclear y de grandes consumidores de energía que alertan de posibles problemas de suministro, así como de importantes subidas de precios. Pero en los últimos años asistíamos, en cambio, a un renacimiento de la construcción de centrales nucleares. De hecho hay 60 de ellas ya en marcha, y otras 493 más, están planificadas o propuestas, según informa el grupo industrial World Nuclear Association1 [285]. En Gran Bretaña ha surgido un debate sobre los riesgos y beneficios de la energía nuclear comparados con las energías verdes y renovables. Hasta un veterano ecologista, George Monbiot, ha anunciado su "conversión" a la energía atómica como única vía para evitar el calentamiento global del planeta2 [286], criticando a sus antiguos colegas de movimiento antinuclear que carezcan de rigor científico cuando enjuician los riesgos de la energía nuclear3 [287].
En realidad el problema nuclear no puede verse como una cuestión meramente técnica o una simple ecuación cuyas variables serían los costes y beneficios de la energía atómica, de las energías fósiles o de las renovables. Hay que dejar de lado estos planteamientos inmediatos y dotarse, en cambio, de una visión de conjunto sobre la cuestión de la utilización de la energía durante la evolución de la sociedad humana y de los sucesivos modos de producción. Es lo que vamos a intentar hacer a continuación aunque sea en forma de breve esbozo.
La historia de la humanidad y de los sucesivos modos de producción es también la historia de la energía. Las primeras sociedades de cazadores-recolectores vivían principalmente de la energía humana, y de la procedente de los animales y vegetales que iban encontrando en la naturaleza. Había pues muy poca intervención por parte del hombre. Es cierto que, para algunos usos, se empleaba por ejemplo el fuego para deforestar y obtener así terrenos que cultivar, o para abatir árboles y conseguir madera,... Pero habrá que esperar hasta el neolítico y el desarrollo de la agricultura para que se produzca un cambio fundamental en la utilización de la energía por parte de la humanidad, y en la relación de ésta con la naturaleza. Entonces el trabajo pasa a organizarse sistemáticamente para transformar la tierra, despejando bosques y construyendo cercados para guardar a los animales domésticos. Estos, además, empezaron a ser utilizados para la propia agricultura y por tanto integrados en procesos productivos, como por ejemplo moler granos. El fuego se utilizaba no solo para calentarse o para cocinar, sino también en procedimientos industriales como la alfarería o la fundición de metales. También se desarrolla el comercio y los viajes aprovechando la fuerza animal pero también la fuerza del viento que permite adentrase en los océanos.
La llamada revolución neolítica permitió transformar la sociedad humana. El aumento consecuente de los recursos para alimentarse derivó en un incremento significativo de la población, y en una mayor complejidad de la sociedad, de forma que una parte de ella pudo distanciarse de las tareas directamente vinculadas a la producción de alimentos, dedicándose a roles más especializados ligados a las nuevas técnicas de producción. Algunos quedaron también liberados de tareas productivas para especializarse en cambio en tareas militares o religiosas. Fue así como el comunismo primitivo de las sociedades de cazadores-recolectores se transformó en sociedades de clase con élites militares y religiosas mantenidas por el trabajo de los demás.
Los logros alcanzados por estas sociedades en la agricultura, la arquitectura y la religión requerían el uso concentrado y organizado de trabajo humano. En las primeras civilizaciones esto se consiguió sobre todo vía una coerción masiva como fue la esclavitud. El aprovechamiento, mediante el uso de la fuerza, de la energía de una clase sojuzgada permitió que una minoría quedase liberada de la obligación de trabajar, y viviese en unas condiciones que requerían una movilización de recursos inalcanzable para un individuo solo. Pongamos un ejemplo: una de las glorias de la civilización romana fue el sistema de calefacción de las villas mediante la circulación de aire caliente por debajo de los suelos y por el interior de las paredes, lo que no volvió a verse en siglos posteriores en los que hasta los reyes vivían en alojamientos tan fríos que se decía que incluso el agua y el vino se helaban en las mesas durante el invierno4 [288]. Estos sistemas de calefacción habían sido construidos y eran mantenidos por esclavos que empleaban grandes cantidades de madera y carbón. Es decir que el calor que gozaba la clase dominante provenía de la apropiación de las energías humana y natural.
El desarrollo de las fuerzas productivas y de las sociedades de clases - tanto consecuencia como estímulo para éstas -, cambió la relación entre el hombre y la naturaleza como cambió la relación entre las personas. Las sociedades de cazadores-recolectores vivían inmersas en la naturaleza y dominadas por ella. La revolución que supuso la agricultura impulsó el control de la naturaleza mediante los cultivos y la domesticación de los animales, la tala de bosques, la mejoría del rendimiento del suelo mediante el uso de fertilizantes naturales y el control del agua en los riegos.
El trabajo humano y el del mundo natural se convirtieron así en recursos a explotar, y también en amenazas a dominar. Resultó pues que los Hombres - explotados y explotadores - se separaron de la naturaleza y también entre ellos mismos. A mediados del siglo XIX, Marx mostró la inter-relación íntima que existe entre el género humano y la naturaleza, que él vio como la "vida de las especies": «Físicamente el hombre vive solo de estos productos naturales, aparezcan en forma de alimentación, calefacción, vestido, vivienda, etc. La universalidad del hombre aparece en la práctica justamente en la universalidad que hace de la naturaleza toda su cuerpo inorgánico, tanto por ser (1) un medio de subsistencia inmediato, como por ser (2) la materia, el objeto y el instrumento de su actividad vital. La naturaleza es el cuerpo inorgánico del hombre; la naturaleza en cuanto ella misma, no es cuerpo humano. Que el hombre vive de la naturaleza quiere decir que la naturaleza es su cuerpo, con el cual ha de mantenerse en proceso continuo para no morir. Que la vida física y espiritual del hombre está ligada con la naturaleza no tiene otro sentido que el de que la naturaleza está ligada consigo misma, pues el hombre es una parte de la naturaleza.»5 [289] El capitalismo, el trabajo asalariado y la propiedad privada destroza todo esto convirtiendo el producto del trabajo obrero en "una potencia autónoma frente a él mismo", y a la naturaleza en algo que «se le opone, que le es hostil y extraña.»6 [290]
La alienación, que Marx definía como una característica del capitalismo que la clase obrera sufría de forma extrema, surgió en realidad con la aparición de las sociedades divididas en clases, pero se aceleró con la transición hacia el capitalismo. Aunque es cierto que es toda la humanidad la que sufre esta alienación, sus estragos y su impacto no es la misma si se trata de la clase explotadora o la clase explotada. La primera, como clase que domina la sociedad, atiza la alienación puesto que alienta el proceso de la explotación y, en cambio, sufre muy poco lo que ella misma provoca, aunque no escape totalmente a sus consecuencias. En cambio la segunda sufre los efectos de la alienación en su vida cotidiana como una pérdida de control sobre lo que hace y sobre lo que es, pero también absorbe la forma ideológica que toma la alienación y la reproduce, en parte, en sus relaciones humanas y en sus relaciones con el mundo natural.
Después de que Marx lo describiera, este proceso ha continuado. En el siglo pasado la humanidad alienada se ha masacrado en dos guerras mundiales, y ha asistido a esfuerzos sistemáticos para aniquilar a partes enteras de ella misma en el holocausto de la Segunda Guerra mundial, o en los episodios de "limpieza étnica" que han tenido lugar en los últimos veinte años. Y también ha visto la explotación y la destrucción de la naturaleza hasta un extremo que amenaza hoy con extinguir definitivamente cualquier vestigio de vida y del mundo natural. Pero no es la humanidad, así en abstracto, la causante de este desastre que se cierne sobre el planeta, sino una forma particular de la sociedad de clases: el capitalismo. Tampoco tienen idéntica responsabilidad todas las personas que viven en esta sociedad. Explotadores y explotados, burguesía y proletariado no tienen el mismo poder. Es el capitalismo y la clase burguesa que ha creado este mundo los responsables de este desastre. Esto puede molestar a todos aquellos que quieren meternos a todos en el mismo saco, invocando el famoso "bien común", pero la historia ha demostrado que nuestra conclusión es correcta.
North (19 Junio)
1 [291]) Financial Times, 6 de Junio de 2011, "Nuclear power: atomised approach".(Energía nuclear: un enfoque atomizado)
2 [292]) Guardian, 22 de Junio de 2011, "Why Fukushima made me stop worrying and love nuclear power".(¿Por qué Fukushima ha hecho que me dejara de preocupar y que ahora ame la energía nuclear?)
3 [293]) Guardian , Abril de 2011, "The unpalatable truth is that the anti-nuclear lobby has misled us all". ("La dura verdad es que el lobby anti-nuclear nos ha engañado a todos")
4 [294]) Fernand Braudel, Civilisation and Capitalism 15th - 18th Century, Volume one: The Structures of Everyday Life, p.299. William Collins Sons and Co. Ltd, London.
5 [295]) Marx, Manuscritos Economía y Filosofía , p. 110-111, El trabajo enajenado. Alianza Editorial. Madrid 1989.
6 [296]) Ibid.
La revolución industrial significó también una revolución en la utilización de la energía, en el uso de las fuentes energéticas que permitieran a la sociedad ir más allá de los estrechos límites de la "economía natural", basada principalmente en el crecimiento estacional de recursos naturales para cubrir la mayoría de sus necesidades. Sin embargo, la revolución industrial antecede a la utilización de carbón a gran escala con la que necesariamente se ve asociada, siendo los cambios en las relaciones de producción y la aparición de la burguesía como clase lo que impulsa el desarrollo tecnológico para la extracción y el uso de este[1]. A medida que el capitalismo se desarrolla y hace un uso más sistemático y extensivo de los medios de producción utiliza más las fuentes energéticas existentes, llevando estas a sus límites.
En la economía natural que existió desde la revolución neolítica hasta la adopción generalizada del carbón durante la revolución industrial, la fuerza humana, la animal, y la procedente de la madera fueron las principales fuentes de energía. Entre 1561 y 1570 estas correspondían respectivamente con el 22,8%, 32,4% y 33% de la energía consumida en Inglaterra y Gales. La energía procedente del viento y el agua apenas significaban un 1% mientras el carbón no pasaba del 10,6%[2]. La abundancia de madera en Europa le confirió a esta ventaja sobre otras sociedades donde la madera era escasa, pero el desarrollo de la producción agotó las reservas y frenó el crecimiento. Así es el caso en 1717 de un alto horno en Gales que sólo pudo comenzar a utilizarse hasta cuatro años después de su construcción cuando suficiente madera y carbón estuvieron disponibles, y sin embargo sólo pudo funcionar unas 15 semanas al año como media[3]. Se calcula que antes del siglo XVIII un alto horno funcionando dos años, con otros dos años de descanso, requería 2.000 hectáreas de bosque[4]. En Gales del Sur, región famosa por su extracción de carbón, los primeros pasos de la revolución industrial presenciaron el desarrollo de la producción de hierro que llevó a la deforestación de áreas previamente densamente boscosas. El crecimiento de la demanda de madera incrementó su precio y consecuentemente aumentó la escasez de esta, lo que afectó especialmente a los sectores más pobres. En algunas partes de Francia no había suficiente madera para los hornos de pan mientras que en otras está documentado que «los pobres se las arreglan sin fuego»[5].
Los límites a la producción impuestos por la economía natural se pueden observar calculando la cantidad de madera que se hubiera requerido para alcanzar la misma cantidad de energía procedente del carbón. La madera es menos eficiente que el carbón como fuente de energía: se necesitan dos toneladas de madera para producir la misma energía que se obtiene con una tonelada de carbón; y 30 toneladas para obtener una tonelada de hierro. Un acre (0,4 hectáreas) de terreno dedicado a la obtención de madera puede producir aproximadamente la misma cantidad de energía en un año que una tonelada de carbón. En 1750 se produjeron en Gales e Inglaterra 4.515.000 toneladas de carbón. Para producir la misma cantidad de energía utilizando madera se habrían necesitado 4.3 millones de acres, es decir, el 13% de la superficie de los dos países. En 1800 la producción de carbón fue de 13.045.000 toneladas, habiendo siendo necesaria el 35 % de la superficie para obtenerla (11.2 millones de acres). Medio siglo después la producción había subido hasta 65.050.000 toneladas, habiéndose necesitado no menos que el 150 % de la superficie (48.1 millones de acres)[6]. Una de las claves que permitieron a Gran Bretaña alcanzar el dominio mundial fue la presencia en su territorio de reservas de carbón accesibles con la tecnología del momento. Esta situación impulsó el desarrollo de medios de producción que permitieran la extracción de carbón de capas inferiores.
Antes del uso generalizado de carbón la energía disponible estaba determinada esencialmente por la cantidad de energía solar transformada en materia vegetal a través de la fotosíntesis. Esto incluía la producción de alimentos para animales y personas además de la madera. Este ciclo natural parecía imponerse como un límite infranqueable a la cantidad de energía muscular y térmica que podía utilizarse y por tanto al nivel de producción y riqueza de la sociedad. La pobreza y la miseria generalizada parecían eternas, inalterables, inherentes a la vida misma. La extracción a gran escala de carbón, y posteriormente de petróleo, rompió esta barrera, permitiendo al ser humano acceder a los almacenes de energía del planeta, producto de milenios de fotosíntesis[7].
El siglo XIX y la primera parte del XX estuvieron dominados por el uso de carbón. El avance de la revolución industrial se mide a menudo en función de las toneladas de carbón extraídas, las toneladas de hierro producidas y las millas de vías férreas construidas. Ya hemos hablado sobre el carbón más arriba, pero los avances productivos también pueden ser medidos por los cambios en el patrón en el uso de energía y en la cantidad de energía per cápita. Hemos anotado arriba que en 1560 la cantidad de carbón utilizada no supuso más del 10,6 % del total de la energía consumida en Inglaterra y Gales. En 1850 supuso el 92%[8]. El carbón fue utilizado al principio con el fin de reemplazar la madera en industrias como fundiciones, cerámica y elaboración de cerveza, que requerían grandes cantidades de calor, y sólo posteriormente fue afectando realmente a todo el proceso productivo e incrementando la productividad. Los motores de vapor estáticos se desarrollaron en un principio con el fin de bombear agua en extracciones mineras, lo que, aunque ineficiente, permitió la obtención de carbón y otros recursos, como estaño en Cornwall, desde profundidades anteriormente inaccesibles. Posteriores motores fueron adaptados al movimiento de las máquinas, muy especialmente en la industria algodonera, y también como medio de transporte.
El consumo total de energía se incrementó progresivamente a lo largo de la revolución industrial. El consumo total en Inglaterra y Gales en 1850 era 28 veces superior al de 1560. En parte esto es debido al importante incremento de la población que tuvo lugar durante este período, pero la escala real del incremento se aprecia cuando se observa que el consumo por habitante se había multiplicado por 5[9].
La industria petrolera se fue desarrollando gradualmente durante el siglo XX, con significativos avances en la producción y en la escala de esta durante el período de entreguerras. En 1929 el comercio de petróleo había crecido hasta 1.170 millones de dólares, siendo las principales zonas exportadoras Venezuela (con petróleo controlado por compañías estadounidenses) y las Antillas holandesas, aunque también se establecieron refinerías durante este periodo en Bahrein y Arabia Saudita por los EEUU y en Irak y Líbano por empresas británicas y europeas[10]. Sin embargo, no fue hasta después de la Segunda Guerra Mundial cuando el petróleo se convirtió en la energía dominante, significando un 46,1 % de la producción energética mundial en 1973, aunque en 2008 este porcentaje había caído al 33,2%[11].
El incremento en el uso de la energía ha sido un rasgo característico de la industrialización alrededor del mundo. Expresa no sólo el aumento de la escala de la producción y el impacto de la creciente población, sino también el desarrollo de la productividad con el incremento de la cantidad de los medios de producción, incluyendo la energía, que cada trabajador es capaz de poner en marcha. Esta tendencia ha continuado hasta hoy: entre 1973 y 2008 el consumo total de energía creció un 80%[12].
La revolución en la forma y cantidad de energía disponible apuntaló la revolución industrial y abrió el camino para el paso del reino de la necesidad al reino de la abundancia. Pero esta revolución fue conducida bajo el desarrollo del capitalismo cuyo propósito no es la satisfacción de las necesidades humanas sino el incremento de capital basado en la apropiación de plusvalía producida por una clase obrera explotada. La energía se usa para impulsar el desarrollo de la productividad pero es también un coste de producción. Es parte del capital constante junto con las materias primas, la maquinaria y las fábricas, y como tal, tiende a incrementarse en relación al capital variable que es la fuente real de los beneficios capitalistas. Esto es lo que dicta la actitud del capitalismo hacia la energía.
El capitalismo no tiene otro interés por el uso energético, por la destrucción de recursos no renovables, que el coste de producción que este le supone. El aumento de la productividad tiende a requerir más cantidad de energía, viéndose los capitalistas (salvo aquellos involucrados en la industria petrolera) empujados a intentar a reducir el coste de esta energía. Por un lado, esto tiene como resultado el despilfarro de energía para fines irracionales, tales como transportar mercancías similares de ida y vuelta por el mundo y la imparable multiplicación de mercancías que no satisfacen las necesidades humanas reales, sino que sirven únicamente como un medio para extraer y valorizar la plusvalía. Y por otro lado, esto lleva a la negación del acceso a la energía y a los productos de esta a millones de personas que carecen del dinero para ser de interés para los capitalistas. Esto se puede ver claramente en Nigeria, donde Shell extrae miles de millones de dólares en petróleo mientras la población local vive sin este o arriesga su vida intentando ilegalmente extraer petróleo de los conductos que lo transportan. El precio es pagado también por los que trabajan en la industria energética en vidas perdidas y cuerpos mutilados o envenenados, y por el medio ambiente y todo aquello que lo compone, como sucedía con las tóxicas y contaminadas aguas del Támesis del Londres del siglo XIX, y sucede hoy con el calentamiento global que amenaza el futuro de la humanidad.
La capacidad potencial de producir energía a través de la fisión o la fusión nuclear son conocidas desde comienzos del siglo XX aproximadamente, pero no fue hasta después de la II Guerra Mundial que esta se hizo efectiva. Por tanto es en el contexto específico de la situación de posguerra caracterizada por la rivalidad entre EEUU y la URSS que la energía nuclear debe situarse. El desarrollo de la energía nuclear, por tanto, no está únicamente estrechamente vinculada a las armas nucleares y a la carrera armamentística, sino que se trató sin duda de una cortina de humo para el desarrollo de estas.
A comienzos de los años 50 el gobierno estadounidense estaba preocupado por la respuesta de la población al peligro del arsenal nuclear que estaba formando y a la estrategia de "golpear primero" que proponía. Su respuesta fue organizar una campaña conocida como "Operation Candor" para ganarse a la población por medio de anuncios en los medios (incluyendo cómics) y una serie de discursos del presidente Eisenhower que culminaron con el realizado en la Asamblea General de la ONU, presentado el programa "Átomos para la Paz", con el fin de «impulsar en todo el mundo la investigación de un uso pacífico de materiales de fisión»[13]. El plan incluía el compartir información y recursos, y que los EEUU y la URSS crearan conjuntamente unas reservas internacionales de materiales de fisión. En los años siguientes la carrera armamentística prosiguió sin cesar y las armas nucleares se extendieron a otras potencias, a menudo bajo el disfraz de un programa de energía nuclear de uso civil, como en Israel y la India. Los primeros reactores produjeron gran cantidad de material destinado a armas nucleares y poca, y muy cara, electricidad. El intercambio de conocimientos en materia nuclear se convirtió en parte activa de los conflictos imperialistas a escala global; así, a finales de los años 50 el Reino Unido secretamente suministró agua pesada a Israel para el reactor que estaba construyendo con la ayuda de Francia[14].
A pesar de que se habla de lo barata que es la energía nuclear, esta nunca ha obtenido los resultados prometidos y se ha mantenido realmente gracias al apoyo estatal para cubrir sus costes. Incluso cuando han sido empresas privadas las que han construido y dirigido plantas nucleares, estas habitualmente recibieron subsidios de forma abierta u oculta. Por ejemplo, la privatización de la industria nuclear en Gran Bretaña fracasó cuando Thatcher lo intentó en los años 80 ya que el capital privado encontró que los costes y riesgos eran incalculables. Fue en 1996, y únicamente excluyendo del acuerdo a los viejos reactores Magnox (que pronto necesitarían ser retirados), que inversores privados se decidieron a comprar British Energy al precio rebajado de 2.000 millones de libras esterlinas. Seis años después la compañía tuvo que ser rescatada por el gobierno con un crédito de 10.000 millones de libras esterlinas[15].
Aunque los partidarios de la energía nuclear mantienen que es más barata que otras fuentes energéticas, esto no termina de quedar claro. En 2005 la Asociación Nuclear Mundial manifestó que «En la mayoría de países industrializados actuales las nuevas plantas nucleares ofrecen el camino más económico para generar electricidad en su propio territorio, incluso sin considerar las ventajas geopolíticas y medioambientales que la energía nuclear supone» adjuntando toda una lista de de datos para apoyar que los costes de construcción, financiación, mantenimiento, gestión de desechos y desmantelamiento se han visto reducidos[16]. Entre 1973 y 2008 la proporción de energía proveniente de reactores nucleares creció de un 0,9% al 5,8%[17].
Un informe publicado en 2009, llevado a cabo por el gobierno alemán[18], valora de una forma mucho más crítica la rentabilidad de la energía nuclear y cuestiona la idea de que exista un renacer en marcha de las nucleares. El informe señala que el número de reactores ha caído los últimos años en contraste con los extendidos pronósticos de incremento en la producción de reactores y energía proveniente de ellos. El incremento de la cantidad de energía generada que ha tenido lugar durante este periodo ha sido el resultado de la actualización de los rectores existentes y la extensión de su vida operativa. El informe continúa argumentando que existe mucha incertidumbre acerca de los reactores que actualmente se denominan "bajo construcción", con un número importante de ellos clasificados en esta categoría los últimos 20 años. El número de reactores bajo construcción ha descendido desde el máximo de 200 en 1980 hasta los 50 de 2006.
Por lo que respecta a la rentabilidad de la energía nuclear, el informe señala el alto nivel de incertidumbre a todos los niveles, incluyendo financiación, construcción, gestión y desmantelamiento, algo que muestra que el Estado se mantiene en una posición central en todos los proyectos nucleares, al margen de quién sea el propietario formal de estos. Un aspecto de esto son las variadas formas de subsidios proporcionados por el Estado para respaldar los costes del capital privado, gestión de desechos y cierre de la planta. Otro aspecto ha sido la necesidad para el Estado de limitar la responsabilidad de la industria para que el sector privado aceptara los riesgos. Así, en 1957 el gobierno de EEUU tuvo que intervenir cuando las compañías de seguros rechazaron cubrir las plantas nucleares porque no podían cuantificar los riesgos[19]. Actualmente se estima que «En general las cifras nacionales se sitúan en unos cuantos cientos de millones de euros, menos del 10% del coste de construir una planta y muchísimo menos que el coste del accidente de Chernobyl»[20].
Los peligros de la energía nuclear son tan debatidos y poco claros como los costes, y la evidencia científicamente parece ser muy variable. Este es el caso particular del desastre de Chernobyl, en el que el número estimado de muertos varía mucho. Un informe de la OMS encontró que 47 de los 134 trabajadores de emergencias que participaron inicialmente habían muerto como resultado de la contaminación en 2004[21] y estima que habrían casi 9.000 casos de muertes por cáncer como resultado del desastre[22]. Un informe de científicos rusos publicado en el "Annals of the New York Academy of Sciences" estima que desde la fecha del accidente hasta 2006 alrededor de 985.000 muertes por cáncer y otras enfermedades estarían vinculadas con el accidente[23].
Para quienes no tienen una formación médica o científica los datos son difíciles de desenredar, pero lo que es menos cuestionable es el gran nivel de secretismo y falsificación alrededor de hechos como la decisión del gobierno británico de retener la publicación del informe de uno de los primeros accidentes de la industria en Windscale en 1957, o el más reciente de Fukushima, donde la verdadera escala del desastre sólo se ha ido conociendo poco a poco. Volviendo a Chernobyl, el gobierno ruso no informó del accidente durante varios días, dejando a la población local expuesta en medio de la radiación. Pero no fue sólo en Rusia. El gobierno francés minimizó los niveles de radiación detectados en su territorio[24] y le contó a su población que la nube radiactiva que se extendió por toda Europa ¡no había afectado a Francia![25]. Mientras, el gobierno británico aseguraba que no existía riesgo para la salud, facilitando datos de niveles de radiación 40 veces más bajos que los reales[26], a la vez que ponía en cuarentena cientos de granjas. Todavía en el año 2007 374 granjas en Reino Unido se mantenían bajo controles especiales[27].
La energía nuclear es presentada por varios gobiernos como una solución "verde" a los problemas del uso de combustibles fósiles. Esto sólo es una cortina de humo para esconder los motivos reales, que son la preocupación sobre el posible agotamiento del petróleo, el incremento de su precio y los riesgos asociados con la dependencia de fuentes energéticas fuera del control estatal. Esta fachada "verde" va desapareciendo a medida que la crisis económica lleva a los Estados a volver al carbón[28] y a reducir los costes de explotación de nuevas fuentes de petróleo, mucho del cual es de difícil acceso, o requiere procesos que contaminan y dañan al medio ambiente, como es el caso de las arenas petrolíferas. El suministro de energía también ha sido un factor en los conflictos imperialistas los últimos años y parece que esto podría aumentar en el futuro. La energía nuclear vuelve adonde empezó: como una fuente de material de fisión, y una tapadera para programas armamentísticos.
Los regímenes estalinistas que se apropiaron y mancharon el nombre del comunismo compartían todos los rasgos del capitalismo en el uso de la energía, actuando con total despreocupación por la salud de la población o por el daño al medio ambiente. Esto vale tanto para la URSS de ayer como para la China de hoy, lo que alimenta la extendida confusión de que comunismo equivaldría a una industrialización forzosa sin miramientos por la naturaleza.
Muy diferente es la actitud de Marx, que tuvo una gran preocupación por la naturaleza, a nivel teórico estudiando la relación entre humanidad y naturaleza como ya hemos visto, y a nivel práctico escribiendo acerca del peligro del agotamiento del suelo por la explotación agrícola capitalista y sobre el impacto de la industrialización en la salud de la clase obrera: «Por otra parte, todo progreso en la agricultura capitalista es un progreso en el arte no sólo de robar al trabajador, sino también de robarle al suelo; todo progreso en incrementar la fertilidad de la tierra en un período dado, es un progreso hacia el agotamiento de las fuentes de esa fertilidad... La producción capitalista, por tanto, desarrolla la tecnología, y la combina en varios procesos dentro del todo social, únicamente minando las fuentes de toda riqueza -el suelo y el trabajador-»[29].
No podemos establecer por adelantado la "política energética" del comunismo, pero empezando por el hecho fundamental de que la producción estará destinada a satisfacer las necesidades humanas en vez de al beneficio, podemos predecir que el patrón de uso de la energía cambiará significativamente, pudiendo establecerse algunos rasgos de este:
Una sociedad comunista tendrá una visión a largo plazo, lo que implica una gran reducción del uso de fuentes energéticas no renovables con el fin de que se mantengan disponibles para generaciones futuras. Cabe señalar que incluso el uranio requerido por la energía nuclear no es una fuente renovable por lo que su aprovechamiento tiene un límite. Esto significa que las energías renovables serán fundamentales en una sociedad comunista, pero como la creatividad y la inteligencia humana se habrán liberado de sus actuales grilletes, no significará una vuelta a las privaciones de la anterior economía natural.
No nos compete a nosotros el dictar las decisiones futuras que se tomarán sobre esta cuestión. Pero lo escrito arriba necesariamente implica una reducción significativa en el uso de la energía y cambios en las formas energéticas a medida que aumente el conocimiento científico. Los peligros potenciales de la energía nuclear y el hecho de que sus desechos siguen siendo un riesgo durante cientos de miles de años nos sugieren que la energía nuclear podría no tener lugar en una sociedad centrada en el bien común de las generaciones presentes, de las futuras, y del planeta del que todos dependemos.
En contraste, el capitalismo hoy está retirando su pretendido interés "verde". La energía verde actualmente es muy minoritaria, aunque podría expandirse si se convierte en rentable. Sin embargo, la forma en que el capitalismo usa todas las fuentes energéticas expone a la humanidad a grandes peligros porque la amenaza que conlleva no proviene de esta o aquella política o factor de la producción sino de las leyes que gobiernan el capitalismo y del legado histórico de anteriores sociedades basadas en la explotación.
[1] Esto es evidente por ejemplo en el caso chino: «El carbón se extrae y consume a una escala importante desde el siglo IV en algunas partes de China, y quizá alcanzó su pico en el siglo XI, sin embargo no condujo a una transformación de la economía» E.A. Wrigley, Energy and the English Revolution, p. 174, Cambridge University Press, 2010
[2] Wrigley, op.cit., p.92.
[3] Braudel, op.cit., p.366-7 (ver 1ª Parte)
[4] Ibid.
[5] Ibid.
[6] Wrigley, op.cit., p.37 and p. 99
[7] En esta y otras partes del texto el autor se basa en "Energy and the English Industrial Revolution" de E.A. Wrigley, que ya ha sido citada varias veces en el texto
[8] Wrigley, op.cit., p.37
[9] Ibid., p.94. El consumo total creció de 65.130 a 1.835.300 terajulios y el consumo per cápita lo hizo de 19.167 a 96.462 megajulios
[10] Kenwood y Lougheed, "El crecimiento de la economía internacional 1820-1990" Routledge, 1992 (3ª edición)
[11] Agencia Internacional de la Energía, Key World Energy Statistics 2010, p.6. El mismo informe muestra que medido por consumo el petróleo supone una proporción mayor del total, cayendo del 48.1% del total en 1973 al 41,6% en 2008 (p.28)
[12] Agencia Internacional de la Energía, Key World energy statistics 2010, p.28. El total creció de 4.676 Mtoe a 8.428 Mtoe
[13] Citado en S. Cooke, "In mortal handas: A cautionary history of the nuclear age", Bloomsbury New York, 2010, p. 110
[14]Ibid., p. 148-9
[15] Ibid., p. 357-8
[16] Asociación Nuclear Mundial, "The new economics of nuclear power" p.6
[17] Agencia Nuclear de la Energía, "Key World energy statistics 2010", p.6
[18] The World Nuclear Industry Status Report 2009 With Particular Emphasis on Economic Issues. Commissioned by German Federal Ministry of Environment, Nature Conservation and Reactor Safety. Paris 2009
[19] Cooke, op.cit., p.120-5. El gobierno fijó un techo arbitrario de 500 millones de dólares en su responsabilidad a pesar de la opinión de sus propios expertos de que «el tamaño del riesgo no puede ser estimado con exactitud» (ibid, p. 124)
[20]German Federal Ministry of Environment, Nature Conservation and Reactor Safety, op.cit., p.44
[21] World Health Organisation, 2006, Health effects of the Chernobyl accident and special health care programmes, p.106
[22] Yablokov, Nesterenko and Nesterenko, "Chernobyl: Consequences of the catastrophe for people and the environment." Annals of the New York Academy of Sciences, Vol. 1181, 2009, p.210. Este estudio ha generado polémica acusándolo sus críticos de mezclar datos que se contradicen, de que ignora otros estudios que no apoyan su argumentación y que no sigue una metodología adecuada. Ver la revista "Environmental Health Perspectives, Vol. 118, 11, November 2010
[23] Ibid. 108
[24]Cooke, op. cit., p.320
[25] Yablokov et al, op. cit., p.10
[26] Ibid., p.14
[27] Cooke, op. cit., p.321
[28] El uso del carbón como fuente energética ha crecido del 24,5% del total global en 1973 al 27% en 2008. Fuente: Agencia Internacional de la Energía, "Key world energy statistics 2010" p.6
[29] Marx, El Capital Vol. I, Capítulo XV Maquinaria e industria moderna"
[30] Ver: "El mundo al BORDE DE UNA CATÁSTROFE MEDIOAMBIENTAL" en Revista Internacional 139, para ejemplos de esto
[31] Ver: Makhijani, A. 2007, "Carbon-Free and Nuclear-Free: A Roadmap for U.S.Energy Policy" para un resumen de fuentes energéticas alternativas
Desde hace varias semanas asistimos a la multiplicación de comentarios hostiles en nuestra Web en lengua española. Cuando hablamos de hostilidad no nos estamos refiriendo a críticas, por muy severas que sean, referidas a nuestras posiciones políticas o a nuestra intervención, sino más bien de una avalancha de denuncias de la CCI jamás motivadas por preocupaciones de clase o de clarificación política (calumnias, insidias, insultos ...)
Hemos intervenido varias veces sobre estas actitudes[1]. Pero lejos de terminar, esta hostilidad ha tomado un cariz más extremo y nauseabundo porque han aparecido comentarios que contienen informaciones sensibles sobre militantes o sobre simpatizantes de nuestra organización. Esta dinámica que toma a la CCI como diana suscita "vocaciones" que rivalizan entre si en la mayor de las ignominias. Así, un individuo que firma Francisco pretende nada menos que la CCI estaría implicada en el tráfico de drogas y uno de sus miembros habría sido detenido por ello[2].
Hemos anunciado en nuestro Sitio Web la adopción de medidas destinadas a limitar la posibilidad de atacar anónimamente a la CCI. Este último episodio no hace sino reforzar lo fundado de dichas medidas y nos incita a una mayor vigilancia frente a las tentativas de dañar a nuestra organización haciendo con ello el juego al enemigo de clase.
Con esto no solamente nos defendemos nosotros sino que contribuimos a la defensa de los principios del medio político proletario siguiendo la tradición histórica del movimiento obrero.
CCI 24-11-11
[1] Ver El combate contra la infiltración de los métodos burgueses en el medio proletario https://es.internationalism.org/node/3200 [300] y Una reaparición https://es.internationalism.org/node/3224 [301]
[2] Veamos la literalidad del comentario de este individuo (quitamos las referencias directas a la sección de la CCI concernida): "La CCI se vanagloria de ser el buque insignia del campo proletario, pero es una cueva de ratas, incluso vinculados al cartel de XXXX, en el día de hoy un militante de la sección territorial de la CCI fue detenido mientras otro militante de la sección territorial de XXXX le entregaba un kilogramo de heroína, comparto lo dicho por vladimir y la Ficci, la CCI degeneró hace mucho son grandes capos"
Publicamos a continuación la declaración que, a propósito de la guerra en Libia, ha realizado el KRAS, sección en Rusia de la anarco-sindicalista International Workers' Association. La CCI quiere saludar calurosamente el internacionalismo que anima esta toma de posición, que no debe sorprendernos pues, ya en el pasado, el KRAS había dado muestras constantes de su defensa de las posiciones internacionalistas: en 2008 contra la guerra en Georgia y, antes de ello, en sus tomas de posición contra las guerras en Chechenia en los años 1990, oponiéndose a cualquier apoyo político a los diferentes bandos burgueses en conflicto.
Lo que compartimos con ellos, y lo que verdaderamente cuenta para nosotros, es el hecho de que una organización como el KRAS se sitúe, sin ningún lugar a dudas, en el campo internacionalista de la clase obrera ante una cuestión de importancia fundamental como es la guerra imperialista.
Pero si la guerra entre los estados de Rusia y Georgia (una gran potencia y un micro-estado) dejaba claramente entrever el carácter imperialista de la confrontación entre gánsteres burgueses, la naturaleza imperialista de la guerra en Libia queda más camuflada con la mentira de las "motivaciones humanitarias" de la intervención. En efecto, los Estados que llevan semanas realizando incursiones y bombardeos contra el régimen brutal e irracional de Gadafi, se aprovechan de la simpatía de los trabajadores por las revueltas del norte de África para justificar una guerra que tiene como objeto, así nos lo aseguran cínicamente, apoyar la oleada de democracia que está derrocando a los "dictadores" en el norte de África y en Oriente Medio. Pero esto es completamente falso tal y como pone nítidamente de manifiesto la toma de posición del KRAS. Queremos, no obstante, comentar brevemente dos aspectos de esta declaración, con objeto, sobre todo, de animar el debate en el seno de nuestra clase.
Estamos de acuerdo con el KRAS en que las revueltas que han tenido lugar en países del norte de África como Túnez y Egipto, no son revoluciones proletarias del tipo de las que pusieron fin a la Primera Guerra Mundial, cuando la clase obrera fue capaz de constituirse en clase y, en Rusia, llegar a la toma el poder. Por ejemplo la situación en Egipto, que la prensa burguesa ha calificado como una gran "revolución por la democracia", muestra claramente que la burguesía se ha mantenido en el poder utilizando la manida estratagema de dejar caer al clan Mubarak y ascender a un gobierno con una imagen más democrática. Pero creemos también que aunque la clase obrera de esos países se encuentre todavía muy atrapada en ilusiones sobre la democracia, el nacionalismo e incluso la religión; no es menos cierto que ha vivido una experiencia de lucha de un considerable valor histórico. Los métodos de la clase obrera han tenido un impacto real en las revueltas sociales en el mundo árabe: tendencias a la autorganización, ocupación de las plazas centrales de las ciudades para agruparse y para dotarse de una organización masiva, organización de una autodefensa contra los matones y la policía, el rechazo de la violencia gratuita y los saqueos, un esfuerzo para superar las divisiones religiosas, los intentos de confraternización con los soldados rasos,...: «No es ninguna casualidad que esas tendencias se desarrollaran más fuertemente en Egipto, donde la clase obrera tiene una larga tradición de lucha y que en un momento crucial del movimiento, emergió como una fuerza destacada, desencadenando así una oleada de luchas que, como las de 2006-2007, hay que valorar como "germen" de la futura huelga de masas de la que contiene algunas de las características más importantes: la extensión espontánea de las huelgas y las reivindicaciones de uno a otro sector, el rechazo intransigente de los sindicatos estatales y ciertas tendencias a la auto-organización, la lucha por reivindicaciones económicas junto a reivindicaciones políticas. Ahí podemos ver a grandes rasgos, la capacidad de la clase obrera para emerger como portavoz de todos los oprimidos y explotados y plantear la perspectiva de una nueva sociedad.» [1]
Estas debilidades políticas, y especialmente las ilusiones democráticas y nacionalistas, son las que han desviado a la población de Libia del terreno en que inicialmente se rebelaron contra el régimen de Gadafi, a una guerra entre diferentes bandas de la burguesía por el control del Estado libio. A ésta ha venido a sumarse la acción imperialista de las grandes potencias. Esta transformación de la revuelta social en una guerra entre facciones burguesas se ha visto indudablemente facilitada por el hecho de que la clase obrera en Libia es sumamente débil, compuesta esencialmente de mano de obra emigrada, que se ha preocupado sobre todo de huir de la masacre, pues le era muy difícil identificar sus intereses con los de un movimiento tan dominado por el nacionalismo. Lo que ha sucedido en Libia es un ejemplo trágicamente negativo de la necesidad de que la clase obrera ocupe un papel central en todas las revueltas populares. Su desaparición de la escena social es lo que explica en gran medida los derroteros guerreros por los que ha derivado la situación allí.
En segundo lugar, la declaración del KRAS llama a los trabajadores de Europa Occidental y de Estados Unidos a manifestarse contra esa guerra presuntamente humanitaria. Este llamamiento nos parece fundamentalmente correcto puesto que sólo la clase obrera de los países que están tomando parte en la guerra en Libia puede detener esa masacre. Pero también hay que reconocer que eso, desgraciadamente, es hoy por hoy imposible. Es verdad que ha habido protestas contra la intervención de la OTAN, pero han sido sumamente minoritarias. En Francia, por ejemplo, y a pesar de que es el país que se ha implicado más a fondo en esta guerra, muy poca gente cuestiona abiertamente los bombardeos. No hay que olvidar que esta guerra está siendo apoyada por los partidos de la Izquierda del capital. Por todo ello hay que admitir que a la burguesía le está resultando fácil, por ahora, conseguir la aceptación de esta guerra invocando la solidaridad con los oprimidos por el régimen de Gadafi.
CCI, Julio 2011
¡Abajo la nueva guerra en el norte de África!
Declaración de los anarcosindicalistas rusos de KRAS-IWA contra la guerra en Libia
La "humanitaria" intervención de la OTAN, animando y proporcionando ayuda militar a uno de los bandos de la guerra civil en Libia, demuestra una vez más que no existen "revoluciones" en el norte de África y Oriente Medio. Tan solo una constante y cruel lucha por el poder, el beneficio, la influencia y el control de los recursos petrolíferos y de zonas de importancia estratégica.
El profundo descontento y las protestas socio-económicas de las masas trabajadoras de esa región, aguijoneadas por la crisis económica global (ataques a las condiciones de vida de los trabajadores, aumento del desempleo y la pobreza, extensión de la precariedad en el empleo), han sido utilizadas por los grupos políticos de la oposición para llevar a cabo golpes de Estado en los que zafarse de la tiranía de corruptos y seniles dictadores, y ponerse ellos en su lugar. Movilizando a los parados, los trabajadores, y los pobres como carne de cañón, las fracciones opositoras de la clase dominante, pretenden en realidad distraerles de sus reivindicaciones sociales y económicas, con promesas de "democracia" y "cambio". Lo cierto es que la llegada al poder de este abigarrado bloque de segundones parlamentarios despechados de la élite dominante, liberales, y fundamentalistas religiosos, no supondrá mejora alguna para los trabajadores. Ya sabemos que representa la victoria de los liberales: nuevas privatizaciones, agudización del caos de los mercados, emergencia de nuevos billonarios al mismo tiempo que se agrava la pobreza, el sufrimiento y la miseria de los pobres y los oprimidos. En cuanto al triunfo del fundamentalismo religioso implicará el auge del clericalismo reaccionario, la implacable represión de las mujeres y las minorías, y una inevitable deriva hacia una nueva guerra árabe-israelí, con nuevas cargas para las espaldas de las masas trabajadoras. Ni siquiera en el escenario "ideal" del establecimiento de regímenes democráticos representativos en el norte de África y Oriente Medio, la clase obrera tiene nada que ganar. El trabajador que está dispuesto a arriesgar su vida en provecho de la "democracia" es como el esclavo que se compromete a morir por el "derecho" a elegir su amo. La democracia representativa no se merece ni una gota de sangre humana.
En la lucha por el poder que se está desarrollando en la región, los estados europeos de la OTAN y Estados Unidos han tomado partido descaradamente por los grupos de la oposición política, contando con que una victoria de éstos, y la "democratización" del modelo de dominación política les reporte nuevos beneficios y privilegios. Al respaldar la "democratización" de Túnez y Egipto calculan que podrán reforzar su influencia en esas regiones, librando a sus "inversores" capitalistas de la corrupción de los dictadores, y haciéndoles partícipes, junto a los ricos de los nuevos clanes gobernantes, de las privatizaciones que se avecinan. Con su apoyo a los liberales, los monárquicos y los fundamentalistas religiosos de la oposición en Libia, que actúan además en comandita con antiguos e importantes dirigentes del régimen de Gadafi, aspiran a hacerse con el control de las ricas reservas petrolíferas. Junto a ellos vemos también a algunos estados árabes que pugnan por ganar peso para defender mejor sus propias ambiciones en la región.
Todas esas grandes potencias emplean una y otra vez los bombardeos aéreos y el fuego de artillería para "salvar" la vida de las personas y "liberarlos" de las dictaduras, pero matan más y más gente. Los gobiernos de los países de Europa Occidental y de los EE.UU. son verdaderos campeones de la mentira y la hipocresía. Ayer ayudaban a esos mismos dictadores, les abrazaban y les vendían armas. Hoy les apelan a que "escuchen lo que pide la gente", aunque, eso sí, no dudan en absoluto en reprimir las protestas de la población de sus propios países e ignorar sus reivindicaciones. Hoy, la inmensa mayoría de la gente de Francia o Gran Bretaña, Grecia o España, Portugal o Irlanda, se niega a pagar de su bolsillo las ayudas que se brindan a los bancos y las empresas, y protesta abiertamente contra los planes antisociales de austeridad, de recorte de las pensiones, y las reformas laborales. A ellos les responden esas mismas autoridades que "la democracia no se rige por la calle".
Una intervención con justificación "humanitaria" proporciona a la clase dominante de Europa Occidental y Estados Unidos una gran oportunidad para distraer a la población de estos países de las consecuencias de la crisis actual. La victoria cantada en esta guerra por "la libertad del pueblo" y "la democracia", está diseñada para que los trabajadores europeos y norteamericanos se olviden de las políticas antisociales de sus gobiernos y sus capitalistas, y vuelvan a sentirse orgullosos de lo "humanos" y "justos" que son sus explotadores, reeditando así una vez más la Santa Alianza entre opresores y oprimidos.
Llamamos a todos los trabajadores del mundo a no caer en este fraude "democrático" y "humanitario" y a que se opongan enérgicamente a esta nueva escalada de la barbarie en el norte de África y Oriente Medio.
Si pudiéramos hacer llegar nuestra voz a los explotados y los oprimidos de esas regiones, a pesar de los miles de kilómetros de distancia geográfica y las barreras idiomáticas, les exhortaríamos a que retornaran a las motivaciones sociales y económicas originarias de sus protestas, a rebelarse, luchar, y manifestarse contra el descenso de los salarios y los aumentos de precios y el desempleo; por la liberación social y no por dejarse arrastrar al juego político de las pugnas entre diferentes facciones de la clase dominante.
Llamamos a los trabajadores de Europa y Estados Unidos a que salgan a la calle para protestar contra esta nueva guerra "humanitaria" que se hace en interés de los capitalistas y sus estados. Llamamos a todas las secciones de IWA - International Workers Association (Asociación Internacional de Trabajadores) -, a que acentúen su agitación internacionalista y antimilitarista y que pongan en marcha manifestaciones y luchas contra la guerra.
¡ABAJO LA GUERRA!
¡ABAJO TODOS LOS ESTADOS Y TODOS LOS EJERCITOS!
¡NI UNA SOLA GOTA DE SANGRE PARA LA FALSA ALTERNATIVA DICTADURA O DEMOCRACIA!
¡NO A LOS GOBIERNOS Y TAMBIEN A SUS "OPPOSICIONES"!
¡SOLIDARIDAD CON LA LUCHA DEL PUEBLO TRABAJADOR POR LA EMANCIPACION SOCIAL!
¡VIVA LA AUTOADMINISTRACION GENERAL DEL PUEBLO TRABAJADOR!
Confederación de Anarco-Sindicalistas Revolucionarios (KRAS),
Sección de la IWA en la región de Rusia
Julio, 2011.
[1] Ver en Revista Internacional nº 145 ¿Qué está pasando en el Magreb y Oriente Medio? /revista-internacional/201104/3088/que-esta-pasando-en-el-magreb-y-oriente-medio [222]
Las huelgas masivas que llevaron a fuertes enfrentamientos con el Estado burgués en Gran Bretaña e Irlanda en 1910-14 son hechos poco conocidos que proporcionan sin embargo lecciones de interés.
Hace este agosto justo 100 años que la clase dominante británica se vio obligada a desplegar tropas y buques de guerra en Liverpool con el fin de aplastar una huelga general de carácter casi insurreccional. El alcalde de la ciudad avisaba al gobierno de que «una revolución estaba en marcha».[1]
Estos acontecimientos constituyeron uno de los puntos álgidos de toda la serie de luchas que tuvieron lugar en Gran Bretaña e Irlanda justo antes de la Primera Guerra Mundial, período conocido como "the Great Labour Unrest" (el Gran Descontento Obrero). Como muestra el siguiente artículo, estas luchas fueron una expresión espectacular de la huelga de masas, y parte íntegra de la oleada internacional que culminaría en la Revolución rusa de 1917. Se trata de luchas que incluso hoy día son poco conocidas pero que se mantienen como una rica fuente de lecciones para las luchas de hoy y mañana.
Entre 1910 y 1914, la clase obrera en Gran Bretaña e Irlanda realizó varias oleadas de huelgas de masas de forma consecutiva con una amplitud y violencia sin precedentes, afectando a todos los sectores claves del capital. Huelgas que hicieron saltar por los aires todos los mitos acerca de la pasividad de la clase obrera británica que habían nacido en la anterior etapa de prosperidad capitalista.
Entre los adjetivos usados para describir estas luchas en la historiografía oficial aparecen "únicas", "sin precedentes", "explosión", "terremoto",... Al contrario que las mayormente pacíficas y controladas por los sindicatos huelgas de la segunda mitad del siglo XIX, las huelgas de pre-guerra se extendieron rápidamente y fuera del control de la dirección sindical a lo largo de diferentes sectores -minería, ferrocarriles, puertos y transportes, metalurgia, construcción- y amenazaron con superar toda el engranaje sindical y directamente enfrentarse al Estado capitalista.
Esta era la huelga de masas analizada brillantemente por Rosa Luxemburg, cuyo desarrollo marcaba el final de la fase progresista del capitalismo y la aparición de un período nuevo, revolucionario. Aunque la expresión más acabada de la huelga de masas tuvo lugar en Rusia en 1905, Rosa Luxemburg mostró que no se trataba de uno fenómeno específicamente ruso sino «la forma universal que adopta la lucha de la clase proletaria como resultado del presente período de desarrollo capitalista y de relaciones de clase» (Huelga de masas, partidos y sindicatos[2]). Su descripción de los rasgos generales de este nuevo fenómeno sirve como viva descripción del "Gran Descontento Obrero":
«A veces la ola del movimiento invade todo el imperio, a veces se divide en una red infinita de pequeños arroyos; a veces brota del suelo como una fuente viva, a veces se pierde dentro de la tierra. Huelgas económicas y políticas, huelgas de masas y huelgas parciales, huelgas de demostración o de combate, huelgas generales que afectan a sectores particulares o a ciudades enteras, luchas reivindicativas pacíficas o batallas callejeras, combates de barricada: todas estas formas de lucha se entrecruzan o se rozan, se atraviesan o desbordan una sobre la otra; es un océano de fenómenos eternamente nuevos y fluctuantes» (Huelga de masas, partidos y sindicatos).
Lejos de ser un producto particular de las condiciones existentes en Reino Unido, las huelgas de masas de Gran Bretaña e Irlanda fueron parte integrante de la oleada internacional de luchas que se desarrollaron a lo largo de Europa Occidental y América tras el año 1900: la huelga general de 1902 en Barcelona; las huelgas de masas de 1903 de ferroviarios en Holanda; huelga de masas de mineros del Ruhr en 1905...
Los revolucionarios no han sacado aún todas las lecciones de las huelgas de masas en Reino Unido - en parte debido a la magnitud y complejidad de los hechos pero también debido a que la burguesía ha intentado silenciosamente enterrarlos[3]. No es por casualidad que hoy en día sea la Huelga General de 1926 y no la oleada de huelgas de pre-guerra la que tenga un sitio de honor en la historia oficial del movimiento obrero en Reino Unido: 1926 significó una derrota decisiva, mientras que 1910-14 fue una ofensiva de la clase trabajadora contra el capital.
El origen de la huelga de masas en Reino Unido e Irlanda se remonta a la depresión de 1908-09. El año anterior la clase obrera en Belfast se había unido por encima de divisiones sectarias para lanzarse a una huelga general que tuvo que ser sofocada por policías y tropas extra[4]. En el noreste de Inglaterra tuvieron lugar huelgas de trabajadores del algodón, metalúrgicos y astilleros. No se produjo una huelga ferroviaria por poco. Cuando apareció la depresión se produjo la explosión.
La primera fase de las huelgas tuvo su centro de actividad en la cuenca minera de Gales del Sur, donde la militancia obrera era prácticamente inexistente antes de la huelga. Huelgas salvajes golpearon varios pozos entre septiembre de 1910 y agosto de 1911, participando alrededor de 30.000 mineros en su punto más alto. Las quejas iniciales estaban centradas en salarios y condiciones de trabajo. Los mineros extendieron las huelgas a través de un gran número de piquetes. Hubo también huelgas salvajes en la habitualmente conservadora cuenca de Durham a principios de 1910, así como en los astilleros del noreste inglés.
En la segunda fase el centro de las luchas cambió hacia el sector del transporte. Entre junio y septiembre de 1911 hubo una oleada de huelgas salvajes en los principales puertos y en los ferrocarriles, sectores que experimentaron su primera huelga a nivel nacional. En los puertos, los delegados sindicales locales fueron cogidos por sorpresa cuando numerosos piquetes extendieron la lucha de Sothampton a Hull, Goole, Manchester y Liverpool, consiguiendo la adhesión de trabajadores de otras empresas operando en los muelles que añadieron sus propias reivindicaciones. Inmediatamente después de que los sindicatos negociaran el fin de las huelgas otra oleada de luchas golpeó al sector -esta vez con Londres como centro, que no se había visto afectada previamente. Huelgas salvajes se extendieron por los muelles contra el acuerdo salarial negociado por los sindicatos, forzando a los delegados sindicales a convocar una huelga general en el puerto. Las huelgas salvajes continuaron durante agosto, a pesar de posteriores acuerdos salariales.
A medida que la huelga en el puerto de Londres se apagaba la acción de masas cambió hacia el sector ferroviario con huelgas salvajes que comenzaron en Merseyside donde 8.000 portuarios y carretilleros se solidarizaron con la huelga tras 5 días de lucha. El 15 de agosto 70.000 trabajadores estaban en huelga en Merseyside. El comité de huelga que se había establecido durante la huelga de marineros se volvió a reunir. Después de que los empresarios impusieran un lock-out el comité lanzó una huelga general que sólo terminó tras 2 semanas de enfrentamientos violentos con la policía y el ejército.
Mientras tanto, más huelgas salvajes en el sector ferroviario rápidamente se extendieron desde Liverpool hasta Manchester, Hull, Bristol y Swansea, obligando a los líderes sindicales a convocar una huelga general -la primera huelga ferroviaria a nivel nacional. Hubo apoyo activo de los mineros y otros trabajadores (incluyendo huelgas de niños en la escuela en las principales localidades ferroviarias). Cuando la huelga fue súbitamente desconvocada por los líderes sindicales tras mediación del gobierno, miles de trabajadores expresaron su rabia y los deseos de que la lucha se mantuviera.
Durante el invierno de 1911-12 el foco de la lucha volvió a la minería, donde la militancia al margen de la dirección sindical llevó a una huelga de 4 semanas a nivel nacional con la participación de millones de trabajadores -la huelga más grande que Reino Unido había visto. El descontento entre militantes de base creció después de que los líderes sindicales llamaran a la vuelta al trabajo y otras huelgas estallaron en el sector del transporte, con una huelga de los trabajadores del transporte de Londres en junio y julio. Esta finalmente fracasó, en parte por la falta de apoyo desde fuera de Londres, pero durante el verano de 1912 hubo otras huelgas de portuarios, por ejemplo en Merseyside.
A diferencia de la relativamente pacífica oleada de luchas de 1887-93, en esta ocasión los trabajadores se mostraron dispuestos a usar la fuerza para extender su lucha, y las huelgas de pre-guerra vieron amplios ejemplos de actos de sabotaje, ataques a esquiroles, a las instalaciones ferroviarias y los puertos, y violentos enfrentamientos con empresarios, rompehuelgas, la policía y el ejército, en los que al menos 5 obreros cayeron muertos y mucho heridos.
Viendo el alcance de las luchas, la burguesía tomó medidas sin precedentes para poner fin a estas. Quizá el caso más famoso fue el envío de 5.000 soldados y cientos de policías a Liverpool en 1911, mientras dos buques de guerra apuntaban sus armas hacia la ciudad. Esto culminó en el "Bloody Sunday" (Domingo Sangriento): la dispersión por la fuerza de una gran manifestación obrera pacífica por parte de la policía y el ejército. Como respuesta, los trabajadores superaron las tradicionales divisiones sectarias para defender sus barrios, teniendo lugar varios días de "guerrilla urbana" con el uso de barricadas y alambre de espino.
En 1912, el Estado se vio obligado a tomar medidas, desplegando tropas contra la amenaza que significaba el descontento y poniendo áreas enteras del país bajo ley marcial. Para preocupación de la burguesía pequeños pero muy activos grupos llevaron a cabo propaganda antimilitarista entre las tropas, incluyendo el famoso panfleto de 1912 "Don't Shoot" (No disparéis), que provocó una rápida represión.
La clase obrera se enfrentaba ahora a un contraataque unificado de la clase capitalista, determinada a infligir una gran derrota al movimiento que sirviera como lección a todo el proletariado. En 1913 se produjeron alrededor de 11 millones de jornadas perdidas por huelga, y hubo más huelgas individuales que en ningún otro año del "Gran Descontento", golpeando sectores hasta el momento no afectados como obreros metalúrgicos no cualificados, trabajadores de la construcción, jornaleros rurales y empleados municipales; pero ese año también tuvo lugar un descenso decisivo del movimiento, marcado entre otras cosas por la derrota de los obreros irlandeses en el Lock-out de Dublín.
La burocracia sindical también empezó a recuperar el control sobre las luchas. La formación de la "Triple Alianza" en 1914, supuestamente creada para coordinar la acción de los mineros, ferroviarios y trabajadores del transporte, fue en realidad una medida burocrática para recuperar la espontaneidad y la acción de las huelgas de masas , y prevenir futuras explosiones incontroladas de la militancia sindical de base. A su vez, la formación del National Union of Railwaymen (Sindicato Nacional de Ferroviarios) como un sindicato únicamente sectorial no fue producto de la propaganda de base ni una respuesta a los cambios en la producción capitalista sino más bien una maniobra de la burocracia sindical contra la militancia fuera de su control.
Sin embargo, el descontento se mantuvo sin derrotas decisivas, y en la víspera de la Primera Guerra Mundial el ministro del gobierno liberal Lloyd George sagazmente observó que con tensiones en los sectores de la minería, ferrocarriles, metalúrgia y construcción, «el otoño podría presentar una serie de conflictos laborales sin precedentes»[5]. Realmente el estallido de la guerra en 1914 se produjo justo en el momento adecuado para la burguesía británica, cortando el desarrollo de las huelgas de masas y arrojando a la clase obrera hacia una profunda -aunque temporal- confusión. Sin embargo este derrota duró poco tiempo, y ya en febrero de 1915 las luchas obreras en Gran Bretaña reaparecieron bajo el impacto de la austeridad provocada por la guerra, desarrollándose como parte de la oleada internacional que culminaría en 1917 con la Revolución rusa.
En esencia, las huelgas de pre-guerra fueron una respuesta de la clase obrera al comienzo de la decadencia capitalista, dándose todos los rasgos característicos de la lucha de clase en este nuevo período:
Más concretamente, las huelgas de masas fueron una respuesta al crecimiento del capitalismo de Estado y a la integración del Partido Laborista y los sindicatos en la maquinaria estatal con el fin de controlar más eficazmente la lucha de clase. Entre los militantes obreros existía un amplio sentimiento de desengaño hacia el socialismo parlamentario como resultado del leal apoyo de Partido Laborista a los programas de bienestar social de carácter represivo del gobierno liberal, y el papel activo de los sindicatos administrándolos.
De forma más destacada, por primera vez en su historia la clase obrera británica se lanzó a luchas de masas que fueron más allá e incluso en algunos casos directamente contra los sindicatos existentes. En muchos casos los sindicatos a nivel nacional y local perdieron el control del movimiento, especialmente durante las huelgas en puertos y transportes (según informes policiales, en Hull los sindicatos perdieron el control de la huelga portuaria por completo).
La afiliación sindical había ido disminuyendo, en parte por el creciente malestar de las bases con las cúpulas sindicales. Las huelgas de masas supusieron un incremento del 50 por ciento de afiliación sindical entre 1910 y 1914, pero, al contrario de las luchas de 1887-93, el reconocimiento de los sindicatos no fue un tema clave en estas luchas, que en cambio vio como se desarrollaban huelgas fuera del control sindical y huelguistas se enfrentaban a las direcciones sindicales que apoyaban la "conciliación" con el gobierno o que estaban claramente en contra de la huelga: por ejemplo, el líder sindical de los ferroviarios Jimmy Thomas fue callado a gritos por defender la conciliación, y en un mitin de julio de 1914 en Trafalgar Square, obreros de la construcción tomaron la tarima y no dejaron hablar a los líderes sindicales.
Los líderes de los nuevos sindicatos generales, incluso aquellos con una actividad más militante, sufrieron gran presión desde la base: en Merseyside, por ejemplo, incluso el líder sindicalista Tom Mann fue interrumpido y callado por huelguistas y militantes de base, siendo necesaria una semana de actividad y mítines sindicales para romper la resistencia a volver al trabajo por parte de los obreros.
Las huelgas de masas también vieron el crecimiento de comités de huelga al margen del control de los sindicatos, manteniéndose algunos tras la derrota de la huelgas como grupos políticos reclamando reformas en los sindicatos existentes: por ejemplo, el Comité de Base por la Reforma (Unofficial Reform Comitte) en Gales del Sur reclamaba cambios en el sindicato minero local para transformarlo en "grupos de combate". Un grupo similar apareció en el sindicato metalúrgico en 1910 que se enfrentó de forma violenta con la dirección sindical. Grupos militantes fuera del control de la dirección sindical aparecieron también entre los trabajadores portuarios de Liverpool, cercanos a Jim Larkin y con un planteamiento de defensa de un sindicalismo combativo, y otro en Londres con planteamientos similares llamado "Comité Provisional por la formación de un Sindicato Nacional de Trabajadores del Transporte" se formó como resultado del descontento hacia la dirección sindical.
Podemos ver en todos estos hechos una profundización en la conciencia de clase y la extensión de importantes lecciones acerca del nuevo periodo entre las masas obreras lanzadas a la lucha, por ejemplo:
Sobre todo, las luchas en Gran Bretaña e Irlanda fueron parte del desarrollo internacional del fenómeno de la huelga de masas, y por tanto con una importancia para toda la clase obrera. Los trabajadores británicos no fueron los primeros en lanzarse a la lucha, pero su aparición en escena como la fracción más antigua y experimentada del proletariado mundial añadió gran fuerza al movimiento, proporcionando un gran ejemplo de la lucha contra una burguesía altamente preparada y sus falsificaciones democráticas. De forma inevitable las huelgas también mostraron todas las dificultades a las que debía hacer frente la clase obrera para transformar sus luchas reivindicativas en un movimiento revolucionario, especialmente porque el cambio de período y la imposibilidad de una lucha por reformas dentro del capitalismo no se habían mostrado de forma clara aún. Sin embargo, estas luchas mostraron el camino.
[1] www.btinternet.com/~m.royden/mrlhp/students/transportstrike/transportstr... [304].
[2] Ver https://www.marxists.org/espanol/luxem/06Huelgademasaspartidoysindicatos_0.pdf [87]
[3] Un muy buen documento de las huelgas de pre-guerra se puede encontrar en el libro de Bob Holton: "British Syndicalism 1900-1914" (Pluto Press, 1976, en inglés), que es la principal fuente para este artículo.
[4] https://en.internationalism.org/icconline/2007/sept/belfast-1907 [305].
[5] Citado en la obra de Walter Kendall, "The Revolutionary Movement in Britain 1900-1921", p. 28 (en inglés)
Mientras el mundo se desangra con masacres, terremotos, tsunamis y desastres nucleares...En el Perú las elecciones siguen su curso. Los candidatos venden cebo de culebra y a sus madres, con tal de ocupar el lugar presidencial. Cada propuesta, cada promesa es mas fantástica que otra, cada una de ella es una verdadera burla para toda la clase trabajadora. Algunos prometen "Estabilidad en los precios", "comprar un satélite", "Bancos de la Esperanza" "aumentos de sueldos masivos" y algún candidato dijo por allí que "es contradictorio lanzar propuestas sin financiamiento". Todas estas promesas que dentro de un marco de Crisis mundial del capitalismo son imposibles de cumplir, se volverán en ataques a las condiciones de vida de los trabajadores. El conocido economista Kurt Burneo ha mencionado que el actual gobierno prepara una bomba de tiempo para el próximo gobierno, refiriéndose a los alicaídos subsidios a los combustibles y las presiones inflacionarias que se vienen registrando. Así como la reducción del IGV. Todas estas medidas están diseñadas a que las pague la clase trabajadora, todas estas medidas acentuaran las condiciones miserables de vida del conjunto de la clase. Las actuales propuestas van en ese sentido cuando no encuentren sustento en la realidad, para desarrollarse y ejecutarse. ¿De dónde sacaran el financiamiento? ¿Quién cubrirá los déficits generados? ¿Quién pagara una vez más los platos rotos?... La clase trabajadora.
En Europa (España, Irlanda, Francia, Italia...) lo venimos viendo actualmente: aumento del tiempo de jubilación, congelación y reducción de salarios, Despidos masivos, recorte de pensiones, aumento de los impuestos, subida de precios/inflación... en fin más ataques directos contra las condiciones de vida de la clase trabajadora. Todo esto se explica por la profundidad de la crisis, que sigue imparable y la manifestación de eso son los planes de austeridad y de ajuste, aplicado por los gobiernos para salvar LAS GANANCIAS DE LOS CAPÌTALISTAS A COMO DE LUGAR.
La ONPE ya ha informado además que esta campaña ha sido millonaria hasta hoy, nunca se vio tanto derroche de dinero en campañas y por esto no hay que olvidar las vinculaciones de algunos candidatos con el Narcotráfico, cosa que ya se hace muy común en estos tiempos en el que la Descomposición social se acentúa más. Podemos tomar como ejemplo las elecciones en México, donde vemos como el narcotráfico ha pasado a ser una parte del Estado o el bien llamado "Narco-Estado", otro caso conocido son las vinculaciones del gobierno de A. Fujimori con el Narcotráfico.
Pero en el medio de toda esta podredumbre electoral que ofrecen los candidatos, que nos queda a los trabajadores, ¿Que reflexiones podemos sacar para el futuro, frente a tal mistificación electoral? Primero se confunde mucho el rechazo a los políticos, con el rechazo a las elecciones y la democracia. No son lo mismo. Los políticos están muy desprestigiados por causa de ellos mismos. En cambio la idea que combatían Engels y Lenin-de la veneración supersticiosa del Estado, sigue muy viva y presente. A partir de esa veneración supersticiosa se piensa que los asuntos deben delegarse en minorías y en especialistas, se piensa que "el simple trabajador" no está capacitado para ocuparse de "asuntos tan complicados". Esto se enlaza con la idea que "cada cual se tiene que ocupar de sus propios asuntos y no meterse en la vida de los demás". Esta idea expresa la ideología consustancial al capitalismo de la atomización, la competencia de todos contra todos, el "cada uno a la suya". Todo eso constituye el sustrato que alimenta la ideología electoralista y democrática.
Salga quien salga los trabajadores pierden- es parte del juego de las elecciones y la democracia, es parte de su encanto: La Explotación Capitalista.
El puterio Electoral ha silenciado algunas luchas que han venido dándose sin atención alguna. Luchas mineras llevadas por algunos sectores de la mal llamada "minería informal" en Madre de Dios, dejando decenas de heridos y 2 muertos en los enfrentamientos. La huelga de los estibadores en el puerto del Callao, demostrando una vez más su combatividad y la fuerza de este sector obrero, considerando aun las limitaciones que presentan en sus luchas. Las huelgas y movilizaciones de los obreros Azucareros de San Jacinto, Pomalca, Tuman... por ejemplo, que si bien, en un primer momento han sido motivadas por el interclasismo (Grupo Oviedo vs Grupo Gloria) han demostrado que los proletarios inmersos en estas luchas, tienen motivaciones claras por el miedo al desempleo, su futuro y la de sus familias...
Por otro lado las luchas en el mundo Árabe y en otras partes del planeta, se empiezan a generalizar las revueltas de la clase, como respuesta a la crisis Capitalista: como en Egipto, Libia, Túnez, Argelia, Irán o las movilizaciones en Francia, las huelgas salvajes en Bangladesh y China; la huelga del metro de Madrid/España, los saqueos y huelgas en Potosi/Bolivia, los bloqueos en Chile contra el alza del gas, de los estudiantes, obreros y empleados en California y Wisconsin/Usa y en Alemania también; el paro nacional en Portugal y en Grecia. Todas contienen y mantienen un hilo conductor y vinculador de las luchas internacionales que se inscriben dentro de la lucha de clases actual. Las luchas tienen un claro origen proletario y participan de la maduración general de las luchas a escala mundial. De Perú a China, de Usa a Francia, de España a Egipto...Es una sola clase la que lucha a nivel mundial.
El Capitalismo es caos, muerte y destrucción:
Japón ha sufrido un terremoto y un Tsunami que viene acompañado por un desastre Nuclear de gran magnitud. ¿Que mas podemos esperar del capitalismo decadente? ¿Cuánta Barbarie más tenemos que esperar del Capitalismo? La clase trabajadora Japonesa no había pasado algo similar desde la segunda guerra mundial, nunca tanta tragedia junta. ¿Qué espera hacer el Estado Japonés ante tanto caos, muerte y destrucción que provoca el orden capitalista?.
Desde aquí queremos dar nuestra solidaridad de clase a nuestros hermanos en Japón, que les tocó sufrir los desastres del Capital hoy. Cientos de muertos y desaparecidos ha dejado esta catástrofe Capitalista, porque no ha sido la "naturaleza" la que se ha ensañado contra nosotros otra vez, es la responsabilidad de este sistema social Inhumano, que nos empuja a vivir en condiciones de vida según los márgenes de su conveniencia. Que viviendo la máxima expresión de la ingeniería y la tecnología hoy en día, se sigan produciendo acontecimientos de este tipo. El infierno nuclear que se levanta como otro Chernóbil, es una muestra más del desprecio de la Burguesía y su actitud criminal, hacia la vida de la población y particularmente la de los trabajadores. Por otro lado la prevención no genera ganancias, solo el negocio de la reconstrucción les "dejará algo". Sin embargo hoy en día la Burguesía se llena la boca diciendo "que hay que reforzar la prevención para evitar mayores desastres en el futuro"... Ante todo esto, solo en la medida que el proletariado recobre su confianza y fortalezca su unidad e identidad de clase a escala mundial, le proporcionara la fuerza necesaria para enfrentar estas atrocidades que el Capitalismo solo suele ofrecer a las masas explotadas. Ya lo dijeron unos compañeros en México: ¡El Capitalismo es un infierno!... ¡Hay que destruir al capitalismo antes que destruya el planeta entero!
¡Proletarios de todos los países, unidos!
Proletarios Internacionalistas
El domingo 19 de junio ha registrado manifestaciones masivas en más de 60 ciudades. Por citar algunas cifras: 140 mil en Madrid, 100 mil en Barcelona, 60 mil en Valencia, 25 mil en Sevilla, 8 mil en Vigo, 20 mil en Bilbao, otras 20 mil en Zaragoza, 10 mil en Alicante, 15 mil en Málaga...
Si la fuerza del número impresiona, más significativo es el contenido. En las dos últimas semanas, la presión de políticos y medios de comunicación que pedían al movimiento "propuestas concretas", y la que ejercía DRY[1] desde dentro, trataban de arrastrarlo hacia la engañifa de las "reformas democráticas"[2], pero este domingo los propios organizadores tuvieron que dar un "giro social" a la convocatoria y las propias manifestaciones han mostrado la tendencia: en Bilbao la consigna más coreada era "violencia es no llegar a fin de mes". En Valencia la pancarta inicial era "El futuro es nuestro", mientras que en Valladolid "la violencia es también el paro y los desahucios"... En Madrid la manifestación estaba convocada por una Asamblea de Barrios y Pueblos del Sur de Madrid -las concentraciones más castigadas por el paro- y su lema era "Caminemos juntos contra la crisis y el Capital", sus reivindicaciones "NO A LOS RECORTES LABORALES, DE PENSIONES NI SOCIALES, CONTRA EL PARO, LUCHA OBRERA. ABAJO LOS PRECIOS, ARRIBA LOS SALARIOS. SUBIDA DE IMPUESTOS A LOS QUE MÁS GANAN. EN DEFENSA DE LOS SERVICIOS PÚBLICOS, NO A LA PRIVATIZACIÓN DE SANIDAD, EDUCACIÓN, CAJAS DE AHORRO Y OTROS SIN IMPORTAR EL LUGAR DE ORIGEN, VIVA LA UNIDAD DE LA CLASE OBRERA".[3]
Un colectivo en Alicante adoptó el mismo manifiesto. En Valencia un Bloque Autónomo y Anti-capitalista formado por varios colectivos muy activos en las asambleas, difundió un manifiesto donde se dice: "Queremos una respuesta al paro. Que los parados, los precarios, los afectados por el trabajo en negro, se reúnan en Asambleas, acuerden colectivamente sus reivindicaciones y que estas sean aplicadas. Queremos la retirada de la ley de la reforma laboral y de la que autoriza ERE's sin control y con indemnización de 20 días. Queremos que se retire la ley de reforma de las pensiones pues tras toda una vida de privaciones y miserias no queremos hundirnos en más miseria e incertidumbre. Queremos que se acaben los desahucios. La necesidad humana de una vivienda está por encima de las leyes ciegas del negocio y la máxima ganancia. Decimos NO a los recortes en educación y sanidad, los nuevos despidos, que tras las recientes elecciones, se preparan en Autonomías y Ayuntamientos"[4].
La marcha de Madrid se organizó en varias columnas que partieron de 7 poblaciones o barrios de la periferia a las que se fue sumando un gentío cada vez mayor. Estas "culebras" recuperan la tradición proletaria de las huelgas de 1972-76 (e igualmente en Francia en Mayo 68) donde a partir de una concentración obrera -entonces una fábrica "faro" como la Standard madrileña- los manifestantes iba recogiendo masas crecientes de obreros, vecinos, parados, jóvenes, hasta converger en el centro. Esta tradición reapareció en las luchas de Vigo de 2006 y 2009[5].
En Madrid, el manifiesto leído en la concentración llama a "Asambleas para preparar una huelga general" y fue acogido por gritos masivos de "Viva la clase obrera".
Un momento de transición
En De la plaza Tahrir a la Puerta del Sol[6] decíamos "Aunque para darse un símbolo, el movimiento se llama del 15M, esta convocatoria no lo ha creado sino que simplemente le ha prestado una primera envoltura. Y esa envoltura es en realidad una coraza que lo aprisiona pues le da como objetivo algo tan utópico como mistificador: la "regeneración democrática" del Estado español". Sectores significativos tratan de romper con esa coraza, las manifestaciones del 19 J apuntan en esa dirección. Estamos entrando en una nueva etapa, que no sabemos cómo y cuándo va a manifestarse concretamente, pero que puede orientarse hacia el desarrollo de Asambleas y luchas obreras en un terreno de clase contra los recortes sociales, la unidad de todos los explotados rompiendo las barreras de sector, empresa, raza, origen, situación social etc., una orientación que solamente puede alcanzar su pleno sentido dentro de una perspectiva internacional de lucha contra el capitalismo.
Concretar esta orientación no va a ser fácil. Primero, por las ilusiones y confusiones sobre la democracia, el planteamiento ciudadano, las "reformas", que pesan en muchos sectores, reforzadas por la presión de DRY, de los políticos, de los medios de comunicación, que se aprovechan de las dudas existentes, del inmediatismo que empuja a obtener "resultados rápidos y palpables", del miedo ante la magnitud de todo lo que se plantea, para encerrarnos en un terreno de "reformas", de "ciudadanismo", de "democracia", alentando la ilusión que éste permitiría obtener una "cierta mejoría", una "tregua", frente al salvaje desencadenamiento de ataques que cae sobre nosotros.
En segundo lugar, la movilización de los obreros en los lugares de trabajo resulta realmente heroica, dado el riesgo muy elevado de perder el puesto de trabajo, de quedarse sin unos ingresos que en muchísimas familias marcan la frontera no solo entre una vida aceptable y la miseria sino entre la miseria y el hambre. En tales condiciones, la lucha no puede ser el fruto de una "decisión individual" -como lo plantean los sindicatos y la ideología democrática - sino del desarrollo de una fuerza y una conciencia colectivas que se ven trabadas por unos sindicatos que actualmente parecen "desaparecidos en combate" pero que están muy presentes en los centros de trabajo sembrando los virus del corporativismo, la lucha encerrada en el sector o la empresa y oponiéndose a cualquier tentativa de lucha abierta.
Es probable que esté ya en curso el esfuerzo que conducirá al estallido de luchas más o menos amplias, en todo caso, hará frente a obstáculos considerables por lo que la mejor contribución que podemos hacer es realizar un balance de todo lo vivido desde el 15M al 19J y desgajar algunas perspectivas para el futuro.
Estos son nuestros poderes
En los últimos años la frase más repetida era ¿Cómo es posible que no nos movamos con todo lo que está cayendo?
Cuando estalló la actual crisis pusimos de relieve que "en un primer tiempo, habrá probablemente combates desesperados y relativamente aislados, aunque se beneficien de una simpatía real de otros sectores de la clase obrera. Por eso, si, en el periodo venidero, no asistiéramos a una respuesta de envergadura frente a los ataques, no habría por ello que considerar que la clase ha renunciado a luchar por la defensa de sus intereses. En una segunda etapa, cuando sea capaz de resistir a los chantajes de la burguesía, cuando se imponga la idea de que solo la lucha unida y solidaria pueda frenar la brutalidad de los ataques de la clase dominante, sobre todo cuando ésta intente hacer pagar a todos los trabajadores los colosales déficits presupuestarios que se están acumulando ya a causa de los planes de salvamento de los bancos y de "relanzamiento" de la economía, será entonces cuando podrán desarrollarse mejor combates obreros de gran amplitud"[7]
Esta "segunda etapa" está empezando a madurar -no sin dificultades- con una serie de movimientos, como los de Francia contra la reforma de las pensiones (octubre 2010), de los jóvenes en GB contra los brutales aumentos de las tasas escolares y universitarias (diciembre 2010), las grandes movilizaciones de Egipto y Túnez, a los que se añaden las luchas actuales en España y en Grecia.
Durante más de un mes, las Asambleas y manifestaciones masivas han demostrado que "Podemos unirnos", que eso no es ninguna utopía y que más bien al contrario es un estímulo formidable, una inmensa alegría. Buceando en Internet algunos testimonios sobre el 19 J resultan elocuentes: "El ambiente era una auténtica fiesta. Caminábamos juntos gente de lo más variopinto y de todas las edades: veinteañeros, jubilados, familias con niños, los que no estamos en ninguno de los grupos anteriores... y esto mientras algunos vecinos se asomaban al balcón a aplaudirnos. Llegué agotado a casa, pero con una sonrisa de oreja a oreja. No sólo tenía la sensación de haber participado en una causa justa, sino que además me lo pasé muy, muy bien".
Antes del terremoto social al que hemos asistido se escuchaba machaconamente el comentario de que "los obreros no se mueven" o incluso la desesperación tomaba la forma radical de que "la humanidad es mala por naturaleza" etc. Hoy, empieza a vislumbrarse que la solidaridad, la unión, la construcción de una fuerza colectiva, pueden llevarse a cabo. Lo que no significa subestimar los graves obstáculos que la naturaleza intrínseca del capitalismo basada en la competencia a muerte y la desconfianza de todos sobre todos, opone a ese proceso de unificación. Este solamente podrá realizarse al precio de enormes y complicados esfuerzos basándose en la lucha unitaria y masiva de la clase obrera, una clase que al ser la productora colectiva y asociada de las principales riquezas sociales lleva en su seno la reconstrucción del ser social de la humanidad.
En contraste con el amargo sentimiento de impotencia que predominaba, las experiencias vividas empiezan a desarrollar la idea de que "Podemos tener fuerza frente al Capital y su Estado". "Tras el hundimiento del bloque del Este y de los regímenes dizque "socialistas", las campañas ensordecedoras sobre "el fin del comunismo", cuando no "de la lucha de clases", dieron un golpe brutal a la conciencia y a la combatividad de la clase obrera. El proletariado sufrió entonces un profundo retroceso en ambos planos, que fue prolongándose durante más de diez años (...) la burguesía ha logrado hacer nacer entre la clase obrera un fuerte sentimiento de impotencia debido a la incapacidad de ésta a desarrollar luchas masivas" (Resolución sobre la situación internacional del 18º Congreso).
Como decía un manifestante en Madrid "me resulta muy interesante ver a la gente en una plaza, hablando de política o luchando por sus derechos. ¿No os da la sensación de que estamos recuperando la calle?". Esta recuperación de la calle muestra que un sentimiento de fuerza colectiva empieza a madurar. El camino es largo y difícil, pero se están arrojando las bases para el estallido de luchas masivas de la clase obrera, las cuales le permitirán desarrollar la confianza en sí misma y comprender que es una fuerza social capaz de plantarle cara a este sistema y construir una nueva sociedad.
El 15M no se ha reducido a una explosión de indignación, ha tratado sobre todo de darse los medios para comprender sus causas y organizarse para luchar: las Asambleas multitudinarias. Una manifestante del 19J decía "lo mejor son las Asambleas, la palabra se libera, la gente se entiende, piensas en voz alta, podemos llegar a acuerdos comunes miles de desconocidos ¿No es maravilloso?".
La clase obrera no es un ejército disciplinado cuyos miembros pueden estar muy convencidos pero cuyo papel se reduce a seguir las órdenes de un Estado Mayor, ¡esa concepción del mundo debe ser enviada al museo de la historia como un trasto viejo! La clase obrera se concibe como una masa que piensa, discute, decide, actúa, organiza, de manera colectiva y solidaria, aunando lo mejor de cada cual en una gigantesca síntesis de acción común. El medio y el factor concretos de esa visión son las Asambleas, "Todo el poder a las Asambleas" se ha repetido en Madrid y en Valencia, "La consigna "¡Todo el poder a las Asambleas!" que ha surgido en este movimiento, aunque aún de forma minoritaria, supone un remake del antiguo eslogan de la Revolución rusa: "¡Todo el poder a los Consejos obreros!" (Soviets)"[8].
De manera aún muy embrionaria, el movimiento ha planteado la necesidad de una lucha internacional. En una manifestación en Valencia se gritaba "Este movimiento no tiene fronteras". Han aparecido iniciativas en ese sentido, todavía tímidas y confusas. Se organizaron en varias acampadas manifestaciones "por la Revolución europea", el 15 de junio hubo manifestaciones en apoyo a la lucha en Grecia. El 19J los eslóganes internacionalistas asomaron minoritariamente: una pancarta decía "Feliz unión mundial", otra ponía en inglés "World Revolution", revolución mundial.
Durante años, lo que llamaban la "globalización de la economía" servía a la burguesía de izquierdas para provocar reflejos nacionalistas, su discurso consistía en reivindicar frente a los "mercados apátridas" la "soberanía nacional", es decir, ¡proponían a los obreros ser más nacionalistas que la propia burguesía! Con el desarrollo de la crisis pero igualmente con la popularización del uso de Internet, las redes sociales etc., la juventud obrera empieza a darle la vuelta al asunto. Se abre paso el sentimiento de que "frente a la globalización de la economía hay que responder con la globalización internacional de las luchas", ante una miseria mundial la única respuesta posible es una lucha mundial.
El movimiento ha tenido una amplia repercusión. Las movilizaciones que se desarrollan desde hace 2 semanas en Grecia siguiendo el mismo "modelo" de concentraciones y asambleas masivas en las plazas principales, se han inspirado directa y conscientemente en los acontecimientos de España[9]. Según Kaosenlared el 19 de junio "Miles de personas de todas las edades se manifestaron este domingo en la plaza Syntagma, ante el Parlamento griego, por cuarto domingo consecutivo en respuesta a un llamado del movimiento panaeuropeo de 'indignados' para protestar contra las medidas de austeridad".
En Francia, Bélgica, México, Portugal, tienen lugar asambleas regulares más minoritarias donde la solidaridad con los indignados y la tentativa de impulsar un debate y una respuesta, se abren paso. En Portugal "Unas 300 personas, en su mayoría jóvenes, marcharon el domingo por la tarde por el centro de Lisboa convocados por el movimiento "Democracia Real Ya", inspirado de los "indignados" españoles. Los manifestantes portugueses marcharon en calma tras una pancarta en la que podía leerse "Europa despierta", "España, Grecia, Irlanda, Portugal: nuestra lucha es internacional";en Francia "La policía francesa ha detenido a un centenar de 'indignados' cuando intentaban manifestarse frente a la catedral de Notre Dame, en París. Por la tarde, los manifestantes se sentaron frente al monumento para proseguir una protesta que había comenzado al mediodía en la línea de las convocadas en España"[10]
Ante una situación insoportable ¡preparar nuevas luchas!
La crisis de la deuda soberana se agudiza por momentos. Los propios expertos reconocen que en lugar de la tan anunciada "recuperación", la economía mundial puede sufrir una nueva recaída aún más violenta que en octubre 2008. Grecia muestra un abismo insondable: los planes de rescate necesitan de nuevos planes de rescate y sin embargo el Estado se encuentra al borde de la suspensión de pagos, fenómeno que nada tiene de "griego" sino que afecta de lleno a USA, la primera potencia mundial.
La crisis de la deuda muestra la crisis sin salida del capitalismo: hay que implantar salvajes planes de austeridad que significan despidos, recortes sociales, reducciones salariales, incrementos de la explotación, aumento de impuestos..., todo lo cual provoca una reducción del mercado solvente... ¡que obliga a nuevos planes de austeridad!
Frente a esta espiral no queda otro camino que la lucha masiva. Esta lucha puede y debe ser madurada por la intervención de la amplia minoría que en las Asambleas se decantaba por una posición de clase, asamblearia y contra el capitalismo. Las acampadas están desapareciendo, las Asambleas centrales ya no tienen lugar, hay un tejido bastante contradictorio de Asambleas de Barrio. Pero estas minorías no deben dispersarse sino mantenerse unidas, coordinándose a nivel nacional y si es posible desarrollando contactos internacionales. Las formas son muy variadas: colectivos, asambleas por la lucha, comités de acción, grupos de debate... Lo importante es que en este medio se desarrolle un debate y un combate. Un debate sobre las numerosas cuestiones que se han planteado en el último mes: ¿reforma o revolución? ¿democracia o asambleas? ¿movimiento ciudadano o movimiento de clase? ¿reivindicaciones democráticas o reivindicaciones contra los recortes sociales? ¿pacifismo ciudadano o violencia de clase? ¿apoliticismo o política de clase? Etc. Un combate por impulsar las Asambleas, la auto-organización, la lucha intransigente e independiente. Hay que poner en juego el sentimiento de fuerza y la capacidad de unión que se han generado para responder a los recortes brutales que preparan los gobiernos autonómicos en educación y sanidad y las "sorpresas" que, sin duda, nos puede deparar el Gobierno.
"La situación hoy es muy diferente de la del surgimiento histórico de la clase a finales de los 60. En aquel entonces, con la inmensa huelga de mayo del 68 en Francia y el otoño caliente italiano del 69, el carácter masivo de las luchas obreras evidenció que la clase obrera podía ser une fuerza de primer plano en la vida de la sociedad y que la idea de que podría un día echar abajo el capitalismo no era un sueño irrealizable. Sin embargo, debido a que la crisis del capitalismo solo estaba en sus inicios, la necesidad imperiosa de derrumbar ese sistema no tenía todavía las bases materiales para poder extenderse entre los obreros. Puede resumirse esta situación así: a finales de los 60, la idea de que la revolución era posible podía estar relativamente extendida, pero la idea de que fuera indispensable no podía imponerse. Hoy, al contrario, la idea de que la revolución sea necesaria puede tener un eco nada desdeñable pero que sea posible está poco extendida" (Resolución sobre situación internacional 18º Congreso).
En las asambleas se ha hablado mucho de revolución, de destruir este sistema inhumano. La palabra "revolución" no asusta. Aunque el camino es aún muy largo, el movimiento que va del 15M al 19J ha permitido comprender que es posible luchar, que es posible organizarse para luchar y que todo eso no solamente nos proporciona una fuerza contra el Capital y su Estado sino que simultáneamente nos da alegría, vitalidad, nos permite salir del terrible agujero que es la vida cotidiana bajo el capitalismo.
"Para engendrar en masa la conciencia comunista como para llevar adelante el cambio mismo, es necesaria una transformación en masa de los hombres, que solo podrá conseguirse mediante un movimiento práctico, mediante una revolución; por consiguiente, la revolución no sólo es necesaria porque la clase dominante no puede ser derrocada de otro modo, sino porque únicamente mediante una revolución logrará la clase oprimida salir del cieno en el que está hundida y volverse capaz de fundar la sociedad sobre nuevas bases"[11]
En ese sentido, el movimiento que hemos vivido ha aportado un pequeño granito de arena a ese cambio de mentalidad y actitudes. Este gran cambio, de la sociedad y de nosotros mismos, solo podrá darse a escala mundial. Buscando la solidaridad y la unidad con el conjunto del proletariado internacional, el proletariado en España podrá sin duda desarrollar nuevas luchas y avanzar en esa perspectiva. ¡El futuro está en nuestras manos!
CCI 24-6-11
[1] DRY: Democracia Real Ya, cártel de más de 100 organizaciones donde ATTAC tiene un fuerte peso. Ver /cci-online/201106/3118/movimiento-ciudadano-democracia-real-ya-dictadura-del-estado-contra-las-asamb [255]
[2] Si analizamos atentamente hechos recientes podemos ver lo ilusorio y engañoso de esa reforma. Las listas abiertas han sido aceptadas por la ultra-derechista Señora Aguirre, baronesa de la autonomía madrileña y el corrupto Camps -reyezuelo de la autonomía valenciana- ha prometido "estudiarlas". Otra reivindicación, las ILP (Iniciativas Legislativas Populares) ha sido retomada por los sindicatos -duramente criticados en las Asambleas- que han presentado un millón de firmas para que el Parlamento retire la Ley de la Reforma Laboral con posibilidades nulas de conseguir algo como los mismos líderes sindicales reconocían. Por último, la "reforma" de la Ley Electoral pretende potenciar a los "pequeños partidos" que supuestamente representarían mejor al electorado y serian más críticos con los reclamos de los poderes económicos y políticos. Esto ha quedado rotundamente desmentido por la conducta vergonzosa de IU que se presentaba como alternativa "más a la izquierda" y ha allanado el camino a la Derecha en más de 30 ayuntamientos y en Extremadura. No es la primera vez: en 1995, Anguita, entonces califa máximo de IU, se alió con el PP para desplazar al PSOE del poder.
[3] Ver https://asambleaautonomazonasur.blogspot.com/ [307]
[4] Ver https://infopunt-vlc.blogspot.com/2011/06/19-j-bloc-autonom-i-anticapitalista.html [308]
[5] Ver Huelga del metal en Vigo: los métodos proletarios de lucha, /content/910/huelga-del-metal-de-vigo-los-metodos-proletarios-de-lucha [131] y Vigo, los métodos sindicales conducen a la derrota, https://es.internationalism.org/node/2585 [309]
[6] Ver https://es.internationalism.org/node/3106 [310]
[7] Resolución sobre la Situación Internacional adoptada por el 18º Congreso de la CCI, Revista Internacional nº 138, https://es.internationalism.org/node/2629 [311]
[8] Solidaridad con los indignados de España, ¡el porvenir pertenece a la clase obrera! /accion-proletaria/201106/3116/solidaridad-con-los-indignados-en-espana-el-porvenir-pertenece-a-la-cl [312]
[9] La censura sobre lo que ocurre en Grecia a nivel de movimientos masivos es total lo que nos impide hacer un análisis.
[10] Datos recogidos de Kaosenlared: https://kaosenlared.net/ [313]
[11] Marx y Engels, La Ideología Alemana, página 82 edición española.
«El Consejo de Seguridad de las [Naciones Unidas] Expresando su profunda preocupación por la situación de deterioro, la escalada de violencia y el elevado número de víctimas civiles, [...] Condenando la violación flagrante y sistemática de los derechos humanos, como detenciones arbitrarias, desapariciones forzadas, la tortura y las ejecuciones sumarias, [...]Teniendo en cuenta los ataques generalizados y sistemáticos que se cometen en la Jamahiriya Árabe Libia contra la población civil, que constituyen crímenes contra la humanidad [...]Expresando su determinación de garantizar la protección de los civiles [...]
Autoriza a los Estados miembros que han enviado al Secretario General una notificación a tal efecto [...] a tomar todas las medidas necesarias, [...] para proteger al pueblo» (Resolución 1973 ONU 17 de marzo de 2011).
Una vez más, los principales líderes del mundo se llenan la boca de hermosas fórmulas humanitarias y lanzan discursos con voz vibrante sobre la "democracia", la "paz" y la "seguridad" de las poblaciones, para de esa manera justificar mejor sus aventuras imperialistas.
Así, desde el 20 de marzo una "coalición internacional"1 lleva en Libia una importante operación militar, poéticamente llamada "Dawn of the Odyssey"2 por los Estados Unidos. Cada día, decenas de aviones salen de sendos portaviones francés y norteamericano, para arrojar una alfombra de bombas sobre las regiones donde hay las fuerzas armadas leales al régimen de Gadafi3.
Hablando sencillamente: ¡es la guerra!
Todos los Estados defienden sus intereses a golpe de bombas
Obviamente, Gadafi es un dictador loco y sediento de sangre. Después de semanas de enfrentarse a la rebelión, el autoproclamado "Guía de los Libios", ha reorganizado sus tropas de élite contra ella. Día tras día, se las arregló para recuperar el terreno, aplastando a su paso todo lo que se movía, tanto rebeldes como la población entera. Y, sin duda, estaba a punto de ahogar en sangre Bengasi si la operación "Odisea del Alba" no se hubiera puesto en marcha.
Es cierto que los ataques aéreos de la coalición han puesto en jaque a las tropas del régimen y han evitado una masacre anunciada. Pero, ¿quién puede creerse que este despliegue tenga como fin el bienestar del pueblo de Libia? ¿Dónde estaba la coalición cuando Gadafi masacró 1.000 prisioneros en la prisión de Abu Salim en Trípoli en 1996? ¿Qué han hecho los países de la coalición durante 40 años frente a un régimen de tortura y terror? ¿Han hecho algo frente a las masacres de Ben Ali en Túnez, de Mubarak en Egipto o de Bouteflika en Argelia? Ahora mismo, ¿qué hacen ante las masacres que tienen lugar en Siria, Yemen o Bahrein? En este último país hacen la vista gorda ante la invasión de tropas de Arabia Saudí para ayudar a las autoridades del emirato a aplastar la revuelta.
Los Sarkozy, Cameron, Obama, Zapatero y compañía, utilizan los sufrimientos de los civiles de Bengasi, como excusa para intervenir militarmente y defender sus sórdidos intereses imperialistas. Todos estos delincuentes tienen objetivos que nada tienen que ver con el altruismo.
Esta vez, a diferencia de las guerras pasadas, los Estados Unidos no son la punta de lanza de la operación militar. ¿Por qué? En Libia, la burguesía EE.UU. se ve obligada a un complicado juego de equilibrismo.
Por un lado, no puede permitirse el lujo de intervenir de forma masiva en suelo libio. Esto sería visto por el mundo árabe como una agresión. Las guerras en Irak y Afganistán han reforzado aún más la aversión generalizada al "imperialismo norteamericano, un aliado de Israel." Y el cambio de régimen en Egipto, aliado tradicional del Tío Sam, ha debilitado su posición en la región4
Pero tampoco puede quedarse fuera de juego lo que desacreditaría su blasón de "luchador por la democracia en el mundo" y...dejaría las manos libres al tándem Francia-Gran Bretaña.
La participación de Gran Bretaña tiene un doble propósito. Por una parte, mejorar la imagen ante los países árabes, muy empañada por sus acciones en Irak y Afganistán. Pero también trata de acostumbrar a su propia población para nuevas intervenciones externas. La "defensa del pueblo libio frente a Gadafi" ofrece una oportunidad de oro5
El caso de Francia es un poco diferente. Es el único de los principales países occidentales que disfruta de una cierta popularidad en el mundo árabe, adquirida con De Gaulle y amplificada por su negativa a participar en la invasión de Irak en 2003.
Al intervenir en favor del "pueblo libio", el presidente Sarkozy sabía perfectamente que iba a ser recibido con los brazos abiertos por la población y la de los países vecinos. En Bengasi, han gritado "¡Viva Sarkozy", "Vive la France"6. Por una vez y sin que sirva de precedente, Francia ha podido aprovecharse de la difícil posición en la que se encuentra Estados Unidos.
El presidente francés ha utilizado su protagonismo en Libia para intentar hacer olvidar su apoyo demasiado descarado a los dictadores de Túnez y Egipto, los coqueteos de sus ministros con altos jerarcas del régimen y la conocida propuesta francesa de enviar policías para ayudar a Ben Ali a reprimir la revuelta.
Si no hay la más mínima filantropía en los participantes en la coalición, tampoco existe en los que han denunciado la operación militar.
China, Rusia y Brasil son muy hostiles a esta intervención, simplemente porque no tienen nada que ganar sí se marcha Gadafi.
Italia, tiene mucho que perder. El régimen actual garantiza, hasta ahora, un fácil acceso al petróleo y los controles draconianos en las fronteras. La desestabilización del país puede -como ya está pasando- lanzar una avalancha de refugiados sobre las costas italianas. Alemania sigue siendo un enano militar. Todas sus fuerzas están comprometidas en Afganistán. Participar en estas operaciones habría revelado aún más claramente su debilidad. Según ha escrito el diario español El País, «Estamos siendo testigos de una repetición del proceso de reajuste constante de la relación entre el gigantismo económico alemán, que se manifestó durante la crisis del euro y la capacidad política francesa, que se ejerce a través de su poderío militar»7.
Libia, como el conjunto de Oriente Medio, semeja un gigantesco tablero de ajedrez donde cada potencia intenta mover sus piezas.
¿Por qué las grandes potencias han tardado tanto en intervenir?
Durante semanas Gadafi ha tenido manos libres logrando avanzar hasta las puertas de Bengasi machacando a su paso todo lo que se movía. ¿Por qué no intervinieron entonces?
En los primeros días, el viento de la revuelta que estalló en Libia venía de Túnez y Egipto. La misma rabia contra la opresión y la miseria encendió todos los estratos de la sociedad. Por lo tanto, las "grandes democracias del mundo" no tenían ningún interés en intervenir a pesar de su retórica "contra la represión". Su diplomacia hipócrita negó cualquier interferencia y elogió el "derecho de los pueblos a hacer su propia historia." La experiencia enseña que ante cada movimiento social la burguesía de todos los países mira a otro lado frente a las represiones más horribles cuando no las apoya directamente.
Sin embargo, Libia, que parecía haber comenzado como una revuelta de "los de abajo", con los civiles desarmados capaces de asaltar sin armas un cuartel militar y destrozar la sede del "Comité Popular", degeneró rápidamente en una sangrienta guerra civil entre las facciones de la burguesía. En otras palabras, el movimiento se escapó de las manos de los explotados. La prueba es que uno de los líderes de la rebelión y la CNT (Consejo Nacional de Transición) es Al Jeleil, el ex ministro de Justicia de Gaddafi. Este Señor tiene tanta sangre en las manos como las de su antiguo "Guía". Otro índice, mientras que "los obreros no tienen patria", el gobierno provisional se fijó como colores de la bandera del antiguo reino de Libia. Y, por último, Sarkozy reconoció a los miembros del CNT como los "representantes legítimos del pueblo libio".
La revuelta de Libia ha tomado un cariz completamente diferente a la de Egipto y Túnez. Esto se debe principalmente a la debilidad de la clase obrera de este país. La principal industria, el petróleo, es trabajada casi exclusivamente por trabajadores de Europa, el resto de Oriente Medio, Asia y África. Desde el principio no participaron en el movimiento de protesta y huyeron en masa. Los trabajadores negros fueron perseguidos por los propios rebeldes alegando que muchos de los mercenarios de Gadafi eran de su raza.
Las luchas obreras contra las guerras imperialistas
Este cambio en Libia tiene consecuencias que van mucho más allá de sus fronteras. La represión de Gadafi por un lado y la intervención militar de la coalición internacional por el otro, constituyen un freno al desarrollo de movimientos sociales en la región. Los regímenes dictatoriales se sienten reforzados para practicar una represión sin restricciones. En Bahrein, el ejército saudita ha prestado sus soldados para ahogar en sangre la revuelta8, Yemen, donde 18 de marzo las fuerzas del gobierno no han dudado en disparar sobre la multitud causando 51 muertos y Siria donde se cuentan más de 100 muertos.
Dicho esto, no creemos sin embargo que haya supuesto un golpe fatal. Libia pesa como un grillete atado a los pies del proletariado mundial. Pero la ira es muy profunda frente a la constante expansión de la miseria y el movimiento de protesta no está totalmente paralizado. Cuando escribimos estas líneas se esperan protestas en Arabia pese a que el régimen haya decretado que "toda manifestación va contra la Sharia". En Egipto y Túnez donde se supone que "la revolución ha triunfado" continúan los choques entre manifestantes y fuerzas represivas que ahora visten de "demócratas" aunque en realidad el poder sigue detentado por los mismos que servían a los dictadores huidos. En Marruecos persiste el malestar a pesar de las promesas del Rey Mohamed VI de "evolucionar hacia una monarquía constitucional".
De todas formas, para todas las poblaciones atrapadas entre el fuego de una brutal represión y el de las bombas de la coalición internacional, el cielo no se aclarará realmente más que cuando el proletariado de los países centrales y especialmente el de Europa, tome la antorcha y desarrolle luchas masivas y determinadas. Armado por la experiencia en las trampas sofisticadas de la democracia burguesa y el sindicalismo, podrá mostrar su capacidad de auto-organización y preparar el camino de una perspectiva revolucionaria, único futuro para toda la humanidad.
La solidaridad con los que hay caen bajo el fuego de unos y otros, no es apoyar al régimen de Gaddafi, ni a los "rebeldes", ni a la coalición de las Naciones Unidas! ¡Es condenarlos a todos como perros rabiosos imperialistas! ¡Es elegir el campo del internacionalismo proletario, luchar contra los propios explotadores en todos los países y participar al desarrollo de la lucha y la conciencia de clase en todo el mundo!
Pawel (25 de marzo) Révolution Internationale, sección de la CCI en Francia.
1 Reino Unido, Francia, Estados Unidos, en particular, pero también Italia, España, Bélgica, Dinamarca, Grecia, Noruega, Países Bajos, Emiratos Árabes Unidos y Qatar
2 La Odisea del Alba
3 Los medios occidentales nos dicen que las bombas solo matan a los secuaces de Gadafi. Pero recordemos que cuando la Guerra del Golfo, estos mismos medios de comunicación también contaron la milonga de una "guerra limpia" que solamente mataba a los secuaces de Saddam Hussein. De hecho, la guerra de 1991 había dejado cientos de miles de víctimas..
4 Incluso si la burguesía estadounidense ha logrado limitar los daños mediante el apoyo del ejército para reemplazar el régimen odiado por la población
5 Debemos recordar que en 2007 en Trípoli, el ex primer ministro británico, Tony Blair abrazó calurosamente el coronel Gaddafi, dándole las gracias por la firma de un contrato con BP. ¡Las actuales denuncias del "dictador loco" son pura hipocresía!
6 Recordemos que la burguesía francesa también ha cambiado de chaqueta. En 2007 recibió con gran pompa a Gaddafi. Las imágenes de su tienda de campaña en el centro de París recorrieron el mundo dejando en ridículo Sarkozy y su camarilla.
7 https://elpais.com/articulo/internacional/guerra/europea/elpepuint/20110321elpepiint_6/Tes [314]
8 La debilidad de la clase obrera en este país favorece la represión. La mayoría de los participantes son chiitas e Irán interviene bajo mano.
Mientras que las jóvenes generaciones expresan por doquier, abiertamente, su ira frente a las enormes tasas de paro que sufren en sus carnes, y su exasperación con los trabajos precarios, las redes sociales y los nuevos medios de comunicación difunden ampliamente un mismo mensaje: "otro mundo es posible" sin necesidad de derrocar el capitalismo, la "democracia real" también es posible dentro de este sistema (ver la pagina web de ATTAC"). En 2006 en un panfleto editado por ATTAC durante el movimiento de los estudiantes franceses contra el CPE (contrato de primer empleo) decían sin tapujos que "se puede eliminar el paro y la precariedad" , y ahora le echa la culpa "a los poderes financieros y a la irresponsabilidad - incluso complicidad- de los políticos" y reclama que la crisis la paguen su principales causantes "la banca y el sector financiero". ATTAC aún va más lejos cuando afirma que "lo que vivimos no es una crisis sino una estafa" negando de un plumazo la existencia de una verdadera crisis mundial e irreversible del capitalismo, un sistema de explotación que solo puede ofrecer a la humanidad miseria y barbarie crecientes. En resumen, ATTAC siembra y extiende la ilusión de que es posible un capitalismo "verdaderamente democrático", "humano", si los "ciudadanos" del mundo se movilizan pacíficamente en todos los países por estas consignas.
Hoy la ideología reformista difundida por ATTAC está muy presente en el movimiento social de los "Indignados" en España. Su objetivo es obstaculizar la toma de conciencia de los jóvenes sobre la quiebra del capitalismo haciéndoles creer que en este sistema "ni el paro y ni la precariedad no son una fatalidad. Contra la tiranía de bancos y mercados, voluntad política y movilización social" (panfleto de ATTAC). Estas declaraciones pseudo-radicales buscan granjearse las simpatías de muchos jóvenes trabajadores que quieren "cambiar el mundo" y buscan una verdadera perspectiva revolucionaria. Para ayudar a separar el grano de la paja publicamos a continuación artículo que apareció en nuestra prensa en francés en 2006 y sigue están de plena actualidad.
En 1999 nace en Francia la Asociación por la Tasación de las Transacciones financieras y por la Ayuda de los Ciudadanos (ATTAC) como un grupo de presión compuesto, entre otros, por Le Monde diplomatique, Alternativas Económicas, la FSU, la Confederación de campesinos, Artesanos del Mundo, etc. Esta asociación (hoy presente en unos 50 países) se hizo famosa por utilizar las grandes Conferencias Internacionales como la de Seattle en 1999 como foro para la defensa de los países pobres, y por su participación en diversos Foros Sociales en diferentes países (Porto Alegre, Génova, Paris...)
ATTAC quiere aparecer como una fuerza "alternativa", diferente a los partidos políticos tradicionales, con comités que reúnen a los científicos, economistas, alrededor de la consigna "otro mundo es posible". En un mundo devastado por la crisis económica, ATTAC pretende presentar, con la máxima seriedad, soluciones para "cambiar el mundo", hacerlo más "justo". Por eso ATTAC atrae a mucha gente sincera que ha dejado de confiar en los partidos de izquierda. De acuerdo con el periódico Liberación, ATTAC "lo tiene para ser una de las fuerzas políticas en el mundo tal y como ha quedado tras el final de la guerra fría" y, como tal lo tratan los medios de comunicación. Hoy en día es difícil que preocuparse por las cuestiones sociales sin verse inmediatamente confrontado con las ideas "altermundialistas" de las que ATTAC es el buque insignia.
Veamos que propone ATTAC "contra el neoliberalismo". ATTAC nos explica que asistimos a una "revolución conservadora" y no a una crisis del sistema capitalista, y que esa "revolución conservadora" sería la causante del paro y la precariedad. En España, aboga por "una democracia real" fuera de los dos grandes partidos tradicionales, el PP y el PSOE. Según ATTAC "las orientaciones políticas ultraliberales son las responsables de la degradación social". Para ATTAC capitalismo va bien y tiene "un amplio margen de maniobra para crear empleo", lo que hay que hacer es combatir el "ultraliberalismo" que empuja a eliminar la legislación social y quiere liquidar las "conquistas obreras". En otras palabras, hay otras opciones para gestionar el capitalismo, para evitar ese tipo de deriva y volver a los días de gloria de hace unos 30 años. Por lo tanto, no debemos luchar contra el capitalismo sino contra el neoliberalismo proponiendo reformas que "mejoren" un sistema que sigue siendo totalmente viable.
¿Cuáles son las medidas que propone ATTAC para combatir eficazmente "la fatalidad del desempleo"?
- crear puestos de trabajo para satisfacer las necesidades individuales y colectivas de la población;
- reducir el tiempo de trabajo, financiándolo a través de la redistribución del aumento de la productividad de los asalariados;
- imponer la tasa Tobin para crear millones de puestos de trabajo en toda Europa.
¿Para qué sirven tales propuestas?
En primer lugar, cabría preguntarse por qué a los capitalistas no se les ocurrió antes crear puestos de trabajo "para satisfacer las necesidades de la población". ATTAC ofrece una respuesta: mientras que "en la sociedad existen inmensas necesidades, se pueden crear millones de puestos de trabajo para hacerles frente (...) las empresas privadas no emplean en función de la naturaleza del contrato de trabajo sino en función de los pedidos que tienen en firme o en perspectiva". ATTAC propone "limitar la tirania de los mercados con políticas presupuestarias que den la espalda radicalmente al corsé neoliberal que impone la Europa de los banqueros". De hecho, según ATTAC, "la creciente demanda de servicios colectivos puede ser una formidable fuente de puestos de trabajo". Resulta chocante que ATTAC haya necesitado rodearse de "pensadores" y sesudos expertos en políticas neo liberales para descubrir que la principal motivación de los capitalistas es obtener beneficios ... ¡cuando eso es precisamente lo que busca el capitalismo desde su nacimiento!. Capital siempre ha pagado lo menos posible a su mano de obra, incluida la parte del salario gestionada por el Estado y que concierne a aspectos de la vida social como la educación o la sanidad. Y hoy, mientras que el mundo se hunde en una crisis aún más profunda, cada capital nacional intenta minimizar el número de brazos que necesita y pagarles cada vez menos para aguantar la dura competencia en el mercado mundial. Llamando a luchar contra los "embaucadores" neoliberales, ATTAC levanta un muro de silencio sobre la realidad de la sociedad capitalista, basada única y exclusivamente en la explotación de la mano de obra y la obtención de beneficios. Es la crisis del sistema capitalista y no los "malos" capitalistas hechizados por "sirenas neoliberal" quien provoca que la esclavitud asalariada sea cada vez más insufrible.
En cuanto a "la reducción del tiempo de trabajo", ¡los trabajadores franceses y de otros países han experimentado en sus propias carnes esa política de "izquierdas"! Las 35 horas representan sobre todo un medio de aumentar la explotación, los impuestos y congelar los sueldos ¡con la escusa de la jornada flexible!.
Con toda esta palabrería mistificadora ATTAC quiere hacernos creer que existe un capitalismo "bueno" y otro "malo". Un capitalismo bueno que aunque explota a la clase obrera seria "más humano", más proclive a mejorar la vida de hombres y el medio ambiente. ATTAC nos presenta un discurso serio, alejado del "politiquerio", pero que en el fondo no se diferencia en nada del de la izquierda del capital pues no se plantea para nada cambiar la sociedad sino, por el contrario, lo que propugna es que cla clase obrera acepte medidas para defender el capitalismo y su Estado.
ATTAC reclama una distribución de la riqueza más "justa", bajo la dirección del Estado, tal y como hiciera la izquierda en la década de los 70. "El desempleo es un arma en manos de empresas multinacionales para degradar la condición de los salariados a fin de aumentar sus beneficios". Si el Estado, en cada país, reduce drásticamente los servicios sociales, no lo es, como quieren creer en los partidos de izquierda y ATTAC, porque está bajo la influencia de la "multinacional", sino porque la crisis de sobreproducción no garantizar el mínimo social para obtener algún tipo de paz social.
En realidad, es el propio Estado quien está liderando el ataque a las condiciones de vida de los trabajadores vía recortes en los presupuestos sociales y supresión de puestos de trabajo especialmente en educación y sanidad. El estado muestra vade vez más lo realmente es: un instrumento de la preservación del orden social vigente y de defensa de los intereses de la clase explotadora.
Cuando ATTAC retoma los viejos temas de la izquierda de la capital le hace un favor a la burguesía. Cuando la clase obrera se pregunta, cada vez más, a donde va el mundo, ATTAC se activa para ofrecer falsas alternativas de lucha contra esta sociedad, especialmente ante las nuevas generaciones de jóvenes. Su gama de "soluciones" a lo que llaman "fallos" del sistema está ahí para ocultar que sólo hay una perspectiva para acabar con la barbarie y la miseria: derrocar al capitalismo.
Precisamente porque hoy, en muchas partes del mundo, los los jóvenes comenzaron a entender que el desempleo y la pobreza generalizada son una ilustración del atolladero en que está sumido el capitalismo, del "no futuro" que supone este sistema, ATTAC trata de enturbiar la conciencia de la clase obrera. La única revolución que puede poner fin a la pobreza, el desempleo y la barbarie guerrea, es la revolución mundial de la clase obrera cuyo objetivo es derrocar el capitalismo para construir una nueva sociedad sin clases ni explotación.
(Sandrine 1) lo volverá pronto en nuestra prensa sobre los vínculos entre ATTAC y Stéphane Hessel, autor de la indignez del libro más vendido! y participar! La literatura de Stéphane Hessel fue un éxito ya que los ocupantes de la Plaza de la Puerta del Sol de Madrid fue conocidos bajo el nombre de Los Indignados, con referencia explícita a las obras de este autor.
Sandrine
Proximamente trataremos en nuestra prensa las relaciones entre ATTAC y Stéphane Hessel, autor de los best-sellers « Indignados » y « Engañados ». La obras de Stéphane Hessel han tenido mucho exito entre los ocupantes de la Puerta del Sol de Madrid apodados « Los indigados » en referencia explicita a las obras de este autor.
La resistencia contra el actual orden social se extiende, desde las enormes revueltas sociales en Túnez y Egipto al movimiento de los "indignados" en España, a las huelgas generales y asambleas en la calle en Grecia, las manifestaciones sobre la vivienda y la pobreza en Israel, y el movimiento "Occupy" en los EEUU, que en la actualidad ha encontrado un ligero eco en Reino Unido. La conciencia de que se trata de un movimiento global se está volviendo más clara y extendida.
En Reino Unido el 9 de noviembre los estudiantes se manifestaron otra vez contra las políticas gubernamentales en materia de educación, y el día 30 hasta 3 millones de trabajadores del sector público irán a la huelga contra los ataques a sus pensiones. Los electricistas llevan semanas manifestándose enérgicamente en las obras en defensa de sus empleos y condiciones de trabajo, y también se manifestaron el 9 de noviembre.
Ni estamos ante una revolución aún, ni el 99% está en lucha aún
La palabra "revolución" está otra vez en el aire, y el "capitalismo" es ampliamente señalado de nuevo como fuente de pobreza, guerras y desastres ecológicos.
Esto es positivo. Pero como los explotados y la mayoría oprimida en Egipto están dolorosamente comprobando en sus propias carnes, librarse de la cabeza visible o de un gobierno particular no es una revolución aún. El régimen militar que tomó el poder tras Mubarak continúa encarcelando, torturando y asesinando a aquellos que osan expresar su insatisfacción ante el nuevo status quo.
Incluso el popular eslogan del movimiento "Occupy" en EEUU, "somos el 99 %", no es todavía una realidad. A pesar de la amplia simpatía que levantan, las protestas "Occupy" no se han ganado el apoyo activo del "99 %". Millones de personas sienten ansiedad del futuro incierto que el capitalismo les ofrece, pero esta misma incertidumbre genera unas comprensibles dudas en lo referente a correr los riesgos que implican huelgas, ocupaciones y manifestaciones.
Estamos tan sólo comenzando a vislumbrar el potencial de un auténtico movimiento de masas contra el capitalismo, y es peligroso el confundir los inicios del movimiento con un movimiento ya maduro y fuerte.
En este contexto, los mismos que están ya luchando pueden ser lastrados por sus propias ilusiones, que los propagandistas del sistema refuerzan de muy buena gana.
Ilusiones como:
"Todo es culpa de los banqueros y/o del neoliberalismo"
El capitalismo no son sólo los bancos, o un mercado "desregulado". El capitalismo es una relación social basada en el sistema de salario, en la producción de mercancías para el beneficio, y funciona sólo a escala mundial. La crisis económica del capitalismo es el resultado del hecho que esta relación social se ha vuelto obsoleta, un freno para todo futuro avance.
Regular los bancos, aplicar un "impuesto Robin Hood" o extender el control estatal no destruye la raíz de la relación social capitalista entre explotados y explotadores, y nos da una falsa meta por la que luchar. Los llamamientos de los sindicatos para "estimular el crecimiento" no son más positivos: bajo el capitalismo esto únicamente puede significar el crecimiento de la explotación y la destrucción medioambiental, y en cualquier caso, actualmente este crecimiento sólo puede estar basado en la acumulación de una montaña de deudas, que se ha vuelto un factor de primer orden en la profundización de la crisis económica.
"Los políticos de la derecha son nuestros principales enemigos"
De la misma forma que los banqueros son meros agentes del capital, los políticos de izquierdas y derechas no son más que instrumentos del Estado capitalista. Los Tories (conservadores) de Cameron han empezado su trabajo allí donde lo acabaron los laboristas, y Obama, pese a todo el ruido mediático sobre la "esperanza" que representaría, continúa las guerras imperialistas y los ataques a las condiciones de vida que la administración Bush dejó.
"Necesitamos hacer que la democracia parlamentaria funcione mejor"
Si el Estado es nuestro enemigo, el reivindicar su reforma no es más que una distracción. En España "Democracia Real Ya" ha intentado que se luchara por mejorar las listas electorales, tener más control sobre los diputados, etc. Pero una tendencia más radical se opuso a esto, identificando a las asambleas generales, que fueron en todas partes la forma organizativa de las protestas, como el posible núcleo de una nueva organización de la vida social.
Por tanto, ¿cómo hacer avanzar la lucha? Comprendiendo y poniendo en práctica ciertas cuestiones básicas:
Que la lucha contra el capitalismo es una lucha entre clases: por un lado la burguesía y su Estado, que controla la mayoría de la riqueza social; y por el otro la clase trabajadora, el proletariado -aquellos que no tenemos nada que vender salvo nuestra fuerza de trabajo.
La lucha debe por tanto extenderse a aquellas partes donde la clase obrera es más fuerte, donde se concentra en mayor número: fábricas, hospitales, escuelas, universidades, oficinas, puertos, obras, oficinas de correos. Los ejemplos ya están ahí: en la oleada de huelgas que estalló en Egipto, cuando "la Plaza Tahrir llegó hasta las fábricas", y el Estado se vio obligado a prescindir de Mubarak. En Oakland (California) los "occupiers" convocaron una huelga general, yendo al puerto y consiguiendo el apoyo activo de trabajadores portuarios y camioneros.
Para extender la lucha necesitamos nuevas formas organizativas: la práctica de formar asambleas con delegados elegidos y revocables está reapareciendo por todas partes porque las viejas organizaciones han fracasado: no sólo los distintos tipos de parlamentos, sino también los sindicatos, que sólo sirven para dividir a los trabajadores y asegurar que la lucha de clase nunca sobrepase los límites legales. Para superar las divisiones sindicales y mantener las luchas bajo control de los obreros necesitamos asambleas y comités elegidos en los centros de trabajo y en calles y plazas.
Para librarnos del capitalismo necesitamos una revolución: la clase dominante se mantiene en el poder no sólo con mentiras sino también con represión. La lucha de clase nunca es "no violenta". Tenemos que estar preparados desde ya para la inevitable violencia policial, y en el futuro, para derrocar a la maquinaria estatal a través de una combinación de autoorganización de masas y fuerza física.
La única alternativa al capitalismo es el comunismo: ni la explotación bajo control estatal de los regímenes estalinistas, ni una vuelta a comunas aisladas que intercambien productos, sino una asociación mundial de productores, sin salarios, sin dinero, sin fronteras, sin Estado.
En Grecia la miseria y la injusticia empiezan a rozar cotas verdaderamente insoportables para los explotados. Los planes de austeridad de una ferocidad brutal se suceden unos a otros cada vez más frecuentemente. Cada nueva tanda de medidas para aplazar, aunque sea provisionalmente, la quiebra del país supone en realidad, más y más sacrificios para toda la población. Pero eso no pone fin al hundimiento de la economía. De ahí que estallen su miseria y su cólera.
Un país que simboliza la quiebra histórica del capitalismo
Aplastado por el peso de una montaña de deudas, el Estado griego, así como los bancos y las empresas, están al borde la asfixia. Y todas las medidas adoptadas por el gobierno del "socialista" Papandreu para evitar la suspensión de pagos solo sirven para empeorar la situación y adentrarse aún más en un porvenir cada vez más oscuro. Así, para poder obtener de la Unión Europea el dinero necesario para garantizar un mínimo funcionamiento del Estado, el gobierno griego debe inmolar las condiciones de vida y trabajo de la población: reduciendo continuamente las plantillas de funcionarios, recortando todos los salarios, eliminando pensiones de jubilación, subsidios de desempleo, así como otros gastos sociales en sanidad, etc. Pero este tsunami de miseria hunde al país aún más profundamente en la recesión, lo que conlleva... ¡mayor necesidad de endeudamiento! Se trata de un verdadero círculo vicioso del que Grecia no podrá escaparse.
La burguesía griega dirige su dedo acusador sobre el FMI, la Unión Europea, las agencias de calificación, Alemania,... queriendo hacernos creer que éstos y sólo éstos son los verdaderos responsables de esta desastrosa situación económica. En el resto del mundo tratan de convencernos de lo contrario: que Grecia estaría en una situación "excepcional" y "particular", debida a la falta de rigor de sus dirigentes, a la corrupción generalizada en la sociedad helénica (se presenta el fraude fiscal como un auténtico deporte nacional), incluso a la pereza de los trabajadores griegos (tal y como declaró a mediados de junio la canciller Angela Merkel). Esta propaganda nauseabunda y falsaria ha tenido, sin embargo, cierto impacto que se ha traducido en una exacerbación del nacionalismo, tanto en las manifestaciones de Atenas en las que ondeaban banderas nacionales griegas y en las que se coreaban consignas "FMI go home" o "Alemania go home", o en Alemania donde se desliza la idea de «¿por qué hemos de pagar nosotros lo que han ocasionado los griegos?».
En resumidas cuentas: la burguesía quiere enfrentar a unos explotados contra otros.
Pero Grecia simboliza en realidad la quiebra histórica del capitalismo. En el terreno económico, señala el camino que aguarda una tras otra a las distintas economías nacionales: Portugal, Irlanda, España, etc., etc.
La lucha se inspira en el movimiento de los "indignados" en España
Pero si bien el nacionalismo es un veneno que afecta hoy en gran medida a los trabajadores en Grecia, no es menos cierto que, en los movimientos de protesta que se están desarrollando, aparecen también líneas de fuerza.
En particular entre los jóvenes precarizados se ha sabido levantar la vista más allá de las fronteras nacionales para inspirarse en el movimiento de los "indignados" de España. Y así, desde finales de mayo, y en la plaza Syntagma de Atenas, miles de Aganaktismeni (palabra griega que significa tanto indignación como cólera[1]) han comenzado a reunirse para debatir y construir colectivamente la lucha. Como en España, este movimiento también está muy marcado por una enorme desconfianza hacia los partidos (sobre todo en el Partido Socialista que, aquí también, detenta el poder), y en los Sindicatos (en particular al GSEE, el principal sindicato del país, al que muchos denuncian como agente de la burguesía). La similitud entre la reflexión que está teniendo lugar entre los jóvenes precarizados que viven en España y los de Grecia es asombrosa. El pasado 25 de Mayo, en la mencionada Plaza Syntagma, tuvo lugar una asamblea de más de 3 horas de duración, en la que más de 83 personas tomaron la palabra. Algunas de estas intervenciones han destacado la importancia de la auto-organización de la clase obrera y la necesidad de una lucha revolucionaria. Esta reflexión aunque, por el momento, sea expresada únicamente por una ínfima minoría es, sin embargo, muy significativa. El simple hecho de que algunos postulen públicamente una revolución es indicativo de un cambio en el clima social, ya que sienten que están proclamando alto y claro lo que muchos están pensando de forma más o menos difusa o tímida. Por otra parte, en todas las asambleas de Indignados en Europa, tanto en Grecia como en España, en Francia o en Inglaterra, esas intervenciones a favor de la auto-organización de las masas y de la abolición del capitalismo son, a menudo, de las más aplaudidas.
Así pues Grecia no es, en absoluto, un caso aparte. La crisis que la devasta es la misma que sacude a todo el sistema capitalista mundial. Y la lucha que se desarrolla contra sus efectos es un eslabón más de la cadena del combate internacional de la clase obrera.
Laurence (1 de Julio 2011).
Traducido de Revolution Internationale (publicación de la CCI en Francia).
[1] Una cólera creciente pues a la miseria se le suma una represión feroz y sanguinaria.
Desde hace unos meses, alguien que firma Aníbal, ha llenado el Foro Esparevol[1] de denuncias de la CCI como oportunista, demócrata, pacifista etc. En los últimos 4-5 meses, se nos han dedicado unos 20 textos -solamente en Esparevol-; la "vigilancia" a la que somos sometidos hace que dos horas después de que colgáramos un texto en el Foro ya había una respuesta de Aníbal pronunciando una nueva condena
Cabe pensar que cuando se nos denuncia con tanta seguridad[2] es porque se posee -o, al menos, se está en proceso de alcanzar- respuestas claras frente a los problemas de la lucha de clases. Sin embargo, cuando hemos intentado comprender las posturas desde las cuales somos denunciados, hemos comprobado -como vamos a demostrar argumentadamente- que estas flotan en un pantano de confusión donde se hacen importantes concesiones a la ideología burguesa.
¿Un capitalismo en expansión?
En uno de sus textos, nuestro crítico afirma: «Este sistema internacionalmente se expande, se desarrolla (...) Si la clase obrera no responde revolucionariamente, la marcha hacia la guerra dirigida por CHINA y demás monstruo$[3] ascendentes contra EEUU y demás carroñeros de viejo pasado, es algo que irá tomando más cuerpo cuando pasen varios ciclos económicos de exhuberancia y crisis»[4] «El sistema no está en declive, sino en expansión, como ejemplifican a la perfección las nuevas economías en desarrollo tipo China , Brasil , India y similares ( los " emergentes") y la ampliación internacional del número de proletari@s. [317]»[5]
Según los defensores del capitalismo, la crisis actual es cíclica[6], el sistema ha pasado y pasará por "varios ciclos económicos de exhuberancia y crisis". Para ellos "todas las crisis tienen salida", sencillamente formarían parte de los ciclos eternos de un sistema eterno. Amparados en semejante patraña, nos piden "sacrificios" para salir lo más pronto posible del "lado malo" del dichoso ciclo. Sacrificios que corren a cargo de la clase obrera,
Cada vez hay más compañeros que comprenden que tales sacrificios no hacen otra cosa que empeorar la situación hasta el extremo de hundirnos en la miseria, el paro crónico etc. Si alguno de ellos leyera a Aníbal sacaría la conclusión que su preocupación no tiene fundamento pues no nos hallaríamos dentro de un crisis grave sino en uno de tantos eslabones del eterno ciclo de "exhuberancia y crisis"[7].
Según el compañero, China "ejemplificaría a la perfección" la dinámica de expansión del sistema. No nos es posible hacer aquí un análisis de las raíces del ascenso del capital chino[8]. Para nosotros su "éxito" es un subproducto de la crisis general del capitalismo mundial. Desde hace casi 3 décadas, las grandes potencias capitalistas sufren el ahogo de la sobre producción, están atrapadas en un endeudamiento monstruoso y se hallan enzarzadas en una competencia a muerte por el reparto de un mercado que inexorablemente se va encogiendo. Para aliviar los efectos de esa situación subcontratan partes crecientes de su producción a China y otros países que tienen ínfimos costes laborales.
Esta era hasta la crisis de 2007 la razón principal del crecimiento chino, sin embargo, las cosas han sufrido un giro notable a partir de 2008-2009: ante la creciente contracción del mercado mundial que le dificulta colocar sus exportaciones, el capitalismo chino se ha lanzado a una "original" vía de "expansión": recurrir a una monstruosa burbuja inmobiliaria que está llevando a un endeudamiento fenomenal a los ayuntamientos y administraciones regionales. Ya sabemos cómo acabó en 2007 la burbuja inmobiliaria en USA o España etc. ¿Podría esperarse un desenlace diferente en el caso chino?: recurrir a una monstruosa burbuja inmobiliaria que está llevando a un endeudamiento fenomenal a los ayuntamientos y administraciones regionales. Ya sabemos cómo acabó en 2007 la burbuja inmobiliaria en USA o España etc. ¿Podría esperarse un desenlace diferente en el caso chino?
El pensamiento burgués se caracteriza por un lamentable empirismo. De los espectaculares crecimientos chinos y que incluso acabe por desbancar al tambaleante USA del primer puesto de la economía mundial, deduce a la ligera que el capitalismo goza de muy buena salud y que China será el eje alrededor del cual aquel se configurará en el futuro.
Frente a ello, el marxismo recuerda que los hechos no hablan necesariamente por sí solos, que es preciso ir más allá de la superficie y la apariencia. Las estadísticas y los datos hay que verlos en su contexto global, dentro de una dinámica histórica y de un marco mundial. Cuando en el siglo XIX, el capital inglés crecía espectacularmente estaba expresando, a la vez que espoleaba, un vasto proceso de desarrollo de las relaciones capitalistas, su expansión por todo el mundo. En ese sentido, las cifras, los datos, mostraban la conquista del mundo por el capitalismo.
Hoy, la situación es completamente diferente y el dato o la estadística reflejan procesos diametralmente opuestos. Hace más de un siglo que el capitalismo al formar lo esencial del mercado mundial se estrella con sus límites históricos y se debate en contradicciones y convulsiones cada vez más explosivas. Lo que hoy tenemos delante de nosotros es un sistema que sobrevive mediante la huida ciega en la droga del endeudamiento que ha llevado al marasmo actual con estados europeos en quiebra y la primera potencia mundial al borde de la suspensión de pagos. En semejante contexto, que un régimen como el chino, frágil, sometido a violentas tensiones internas, embarcado en un crecimiento económico completamente irracional y que solo puede sostenerse mediante una férrea dictadura, sea presentado como "el gigante del capitalismo del siglo XXI", constituye la mejor ilustración de la quiebra del sistema.
Por otra parte ¿se puede considerar seriamente como un "ciclo de exhuberancia" las burbujas que desde hace 20 años se suceden en el mundo: la de los tigres asiáticos que explotó en 1997, la de las empresas punto.com que reventó en 2001 y la inmobiliaria que ha provocado la crisis actual? El "crecimiento" que se consiguió era la hinchazón de un organismo enfermo que solamente podía mantenerse en pie a base de endeudar a "todo bicho viviente" (estado, bancos, empresas, hogares) con las consecuencias demoledoras que hoy estamos viendo.
Aníbal nos dice «Lo que muestra la historia del sistema es que las afirmaciones de los revolucionarios sobre el inminente fin del sistema capitalista eran ilusiones, deseos de acabar ya con el capital. Pero éste ha demostrado ser más reformista y adaptativo de lo que se pensaban. Las ideas sobre la decadencia vienen de ahí. Hay esbozos en Engels, que exagera las debilidades económicas del capital en varias ocasiones, retomando ilusiones de juventud con el mismo Marx» (ídem.)
La idea según la cual el capitalismo es "más reformista y adaptativo de lo que se pensaban" la defendió Berstein a finales del siglo XIX y Rosa Luxemburgo dio buena cuenta de ella en ¿Reforma o Revolución?[9] Por otra parte, decir que la posición sobre la decadencia del capitalismo nacería de las "exageraciones" de Engels, las "ilusiones de juventud" de Marx y los "deseos de los revolucionarios de acabar con el capital" es hacerse eco de lo que repiten a diario en tono paternalista los adoradores del capitalismo que reconocen el "aporte económico" de Marx para añadir a continuación que se equivocó en sus predicciones sobre el hundimiento del capitalismo.
Más allá de los indiscutibles aportes científicos que Marx realizó en el análisis del capitalismo, lo principal de su teoría fue comprender que no era un sistema eterno, que tras una época de apogeo se precipitaría en una fase de declive y decadencia, como se desprende con toda claridad de este pasaje que se considera a justo título uno de los más clarividentes: «Al llegar a una fase determinada de desarrollo, las fuerzas productivas materiales de la sociedad entran en contradicción con las relaciones de producción existentes o, lo que no es más que la expresión jurídica de esto, con las relaciones de propiedad dentro de las cuales se han desenvuelto hasta allí. De formas de desarrollo de las fuerzas productivas, estas relaciones se convierten en trabas suyas, y se abre así una época de revolución social»[10].
Esa "época de revolución social" se planteó con la Primera Guerra Mundial, la grave explosión de barbarie que esta mostró señaló de forma terminante que las relaciones capitalistas de producción se habían convertido en una traba para la fuerzas productivas y por ello el Primer Congreso de la Internacional Comunista (marzo de 1919) indicó claramente que «el período actual es el de la descomposición y el hundimiento de todo el sistema capitalista mundial y será el del hundimiento de la civilización europea en general si no se destruye al capitalismo con sus contradicciones insolubles»[11]
¿Son los sindicatos un arma de la clase obrera?
Los trabajadores van comprendiendo que los sindicatos están en la "acera de enfrente", que defienden sin rubor al Estado y al Capital, que son cómplices de los ataques despiadados que llueven sobre sus condiciones de vida.
Mientras el proletariado desde la revolución rusa de 1905, creó con las Asambleas y Consejos Obreros una alternativa al sindicalismo que supera sus limitaciones y se adapta como anillo al dedo a la nueva época donde la perspectiva de las luchas solamente puede ser la Revolución Proletaria Mundial, los adalides del viejo mundo tratan de salvar la cara a la institución sindical. Así distinguen entre el sindicalismo REALMENTE EXISTENTE (los CCOO-UGT) y otro hipotético que defendería de "verdad" a los trabajadores.
Aníbal nos dice: «En algunos países hay núcleos sindicales que no pueden ser tratados como agentes del capitalismo, dado que no participan en la gestión de la contratación de la fuerza de trabajo, no firman acuerdos con empresarios o administraciones, etc. Son una mezcla de sindicalismo de intención revolucionaria y núcleos de agitación, y sufren influencias perniciosas de tendencias e ideologías izquierdista$» [12]
Bastaría con no participar en la "la gestión de la contratación de la fuerza de trabajo" para que un sindicato estuviera con los obreros. Esto es falso y de una parcialidad lamentable. Los sindicatos nacieron en el siglo XIX para organizar la lucha económica de la clase obrera dentro de los límites del capitalismo, es decir, sin cuestionar ni el trabajo asalariado, ni la producción mercantil, ni las fronteras nacionales, ni la división capitalista del trabajo[13]. Tuvieron una función proletaria mientras el capitalismo pudo desarrollarse, lo que les permitió obtener mejoras y reformas significativas.
Pero la decadencia del capitalismo acabó con esa función positiva en un doble sentido. Primero porque, más allá de momentos puntuales de crecimiento, el capitalismo entraba en una era de enormes convulsiones, guerras, paro crónico etc., lo cual convertía en inestables y volátiles las eventuales mejoras conseguidas. Segundo, porque dentro de la tendencia universal al capitalismo de Estado que preside la evolución del sistema desde la primera guerra mundial, el Estado, tenga careta democrática o bajo la forma abiertamente dictatorial, se hace totalitario, absorbe y somete a sus designios cualquier organismo de masas permanente, poniéndolo al servicio al capital.
Esto se impone a todo sindicato, pequeño o grande, subvencionado o no, horizontal o vertical, revolucionario o apolítico. Su función más importante no es necesariamente la colaboración con la patronal y el gobierno, sino el sabotaje de las luchas obreras empleando diferentes métodos: luchas encerradas en el aislamiento, impedir o desnaturalizar las asambleas, poner toda clase de obstáculos a la extensión y unificación de las luchas bien imponiendo una concepción sectorial y corporativa, bien ligando aquellas a mecanismos burocráticos como "frentes de lucha", "coordinaciones de delegados" o a limitar la "unión" a un día D, de huelga general.
De manera enfática, Aníbal dice, refiriéndose a nosotros, que «Ese antisindicalismo olvida interesada y unilateralmente que hay grupos organizados en España, (como el sindicato SUT), que son organismo de clase Y sindicatos. Olvida que millones de proletarios no gozan de la tranquilidad democrática para realizar asambleas, elegir delegados y debatir abiertamente. Cientos de ellos-as son asesinados-as, liquidados-a vilmente por policías y escuadrones paramilitares del capital, intentando defenderse como obreros-as» (ídem.)
¡Es alucinante insinuar que para poder realizar Asambleas hay que "gozar de la tranquilidad democrática"! Esto es desmentido por miles de asambleas masivas realizadas en condiciones de absoluta ilegalidad siendo impuestas por el coraje y arrojo de los trabajadores: en China 2009 cuando la huelga de Honda, en Egipto en 2011 y antes en 2007, en la España franquista entre 1969-74. Pero en democracia no son en manera alguna un "derecho constitucional" sino algo que tiene que ser impuesto por los trabajadores contra la normalidad democrática y el sabotaje sindical. En ningún caso, las Asambleas y Consejos Obreros "piden permiso" al Estado para realizarse, se imponen contra él hasta el extremo de, en una situación revolucionaria, plantear el "doble poder" que debe decantarse lo más pronto posible del lado de la destrucción del Estado burgués y la toma del poder.
Las ambigüedades de una declaración frente a la democracia y las prácticas del izquierdismo burgués
En el intento de comprender desde qué posición se nos denuncia hemos estudiado el "Documento de quienes iniciamos el Foro" en el que participa Aníbal: https://inter-rev.foroactivo.com/t2-documento-de-inicio-del-foro [318]
En este documento se denuncia justamente que «la reforma del sistema no implica preparar su superación y eliminación, sino que refuerza su sendero criminal de hambre, miseria, explotaciones, opresiones, militarismo, terror y guerras; con el fin primordial de favorecer la acumulación ampliada de capital y de su dominio». Se afirma de forma igualmente correcta que «El capitalismo mundializado produce y reproduce entidades nacionales capitalistas. No es posible una sociedad sin clases y sin estado en ausencia del triunfo de la revolución social y política internacional».
Sin embargo, el documento es absolutamente intemporal y abstracto, parece querer ser válido para todos los mundos y para todas las épocas con lo que no responde a ningún mundo ni a ninguna época. No hay en él ninguna referencia a la situación actual de la lucha de clases ni del capitalismo, a las perspectivas que habrían de plantearse los revolucionarios y su clase. Cuestiones cruciales como los sindicatos, los partidos que se presentan como "socialistas" y "comunistas" etc., brillan por su ausencia.
El proletariado tiene que saber quienes son tanto sus enemigos declarados como sobre todo, sus falsos amigos, el aparato sindical y de izquierdas que se encarga de engañarlo, dividirlo y llevarlo a callejones sin salida. Todo esto o no se plantea o se despacha con fórmulas evasivas. Así se nos dice que «La contrarrevolución tiene métodos y características organizadas, permanentes e internacionales; manejando una mezcla de mixtificación y represión asegundo las condiciones y las posibilidades. No respeta ideas, derechos, acuerdos, preceptos morales; sino que teme movimientos de masas que impulsen la erradicación del capitalismo y se salgan de los canales de esterilización que genera reiteradamente». ¿Quién encarna la contrarrevolución? ¿Solamente la derecha y la extrema derecha? ¿Las famosas organizaciones conspiranoicas estilo club Bildelberg? Inútil buscar una respuesta concreta.
En la misma línea, se hace un "aviso a navegantes" susceptible de cualquier interpretación: «reconociendo la evidencia de que las respuestas en este sistema son muchas y diferentes, y emanan de las propias contradicciones y de la propia marcha del mismo; no todas son emancipadoras ni incluyen perspectivas de ruptura con el capitalismo». En esta enorme amalgama cabe de todo, desde las organizaciones que buscan deliberadamente confundir y atar el proletariado al capitalismo, hasta compañeros y grupos que en su esfuerzo de toma de conciencia cometen errores y caen en confusiones. Al meter a todos en el mismo saco la conclusión es o el democrático "todo el mundo es bueno" o el sectario "todos son malos".
Nos inclinaríamos más por la primera porque el documento presenta una seria ambigüedad sobre la democracia y las prácticas del izquierdismo burgués que proponen utilizarla "críticamente".
Se denuncia la democracia «con sus campañas, votaciones, ciudadanismo, presión y seducción por la mansedumbre del consenso de masas tras las opciones capitalistas; genera cretinismo democrático, representación de oposición, y promoción de todo aquello que puede canalizar energías reivindicativas hacia los espacios pantanosos de la ley, los procedimientos legales, las chácharas espectáculo y toda suerte de psicopatologías de ideologías y actuaciones»
Esto es más una descripción de sus efectos que un análisis. No se parte de lo esencial: la democracia es la hoja de parra de la dictadura capitalista. No existe la democracia en general sino el Estado que es una máquina burocrática cuyo verdadero núcleo es el ejército, la policía, los tribunales, las cárceles, la telaraña de instituciones construida para paralizar y silenciar a la mayoría explotada. De nada de esto se habla con lo que la denuncia de la democracia resulta evasiva y ambigua.
Esta ambigüedad se ve reforzada por esta reivindicación propia del democratismo radical: «Basta ya de organizaciones subvencionadas directa o indirectamente por el capital y sus instituciones variadas, sean de tipo político, sindical, cultural, ONGs, etc». Esto lo puede firmar tranquilamente DRY y cualquiera de los que quieren sabotear desde un planteamiento democrático el impulso proletario que existe en el 15 M. Está claro que una organización financiada por el Estado se convertirá con todos los matices "críticos" que se quiera y con todos los "radicalismos" que maneje en la "voz de su amo". Pero que una organización no se financie con fondos estatales no significa que sea necesariamente revolucionaria. Es determinante ver su programa, su posición concreta respecto al Estado, las clases y las relaciones de producción capitalistas.
Se nos dice que «tenemos que colaborar lo menos posible con el sistema y buscar formas de resistencia y de ataque efectivas y no meramente reiterativas de las que en el pasado se mostraron ineficaces, peligrosas o cómplices. Y por eso la lucha contra las ilusiones reiteradas no se puede limitar a exponer argumentos, sino a desarrollar prácticas de transformación, espacios colectivos de lucidez refractaria al viejo mundo capitalista».
No se aclara lo que quiere decir "colaborar lo menos posible" con el sistema ¿Colaboramos un poquito nada más? En lugar de la lucha de clases, de medios de debate y encuentro, se nos ofrecen alternativas ambiguas, tales como "prácticas de transformación" (¿qué quiere decir eso? ¿Autogestión, cooperativismo?).
La necesidad de un debate abierto
Se grita ruidosamente sobre nuestra supuesta confusión pero lo que se está haciendo es defender que el capitalismo saldrá de la crisis y se niega contra toda evidencia su decadencia. Se defiende a los sindicatos, baluartes últimos del Estado burgués, se mantienen ambigüedades sobre la democracia. Se lanza la cortina de humo del pretendido "oportunismo" de la CCI para ocultarse y ocultar las propias vergüenzas
Está claro que nuestro programa y nuestros análisis pueden no satisfacer a lo que busca el compañero. Es normal, pero en tal caso lo necesario es un debate franco y sincero. El pequeño medio internacionalista que se está desarrollando se siente cada vez menos impresionado por poses grandilocuentes de "intransigencia" de cartón piedra, ante ellas se encoge tranquilamente de hombros y va a lo que interesa: un debate fraterno, sin a priori ni prejuicios, que nos permita abordar los múltiples y complicados problemas que se nos presentan.
CCI 1-8-11
[1] https://esparevol.foroactivo.com/ [93], este foro aglutina a elementos que desde una perspectiva proletaria e internacionalista tratan de desarrollar un debate, circulación de informaciones de luchas y convocatorias etc.
[2]Por ejemplo, de manera lapidaria, Aníbal dice: «La CCI es un engendro democrático oportunista, que no hace más que generar confusión» https://esparevol.foroactivo.com/t327-pido-tu-expulsion-oulanemx [258]
[3] El profano no entenderá la jerga que utiliza Aníbal. Según hemos entendido, cuando emplea $ está diciendo "capitalismo".
[4] https://esparevol.foroactivo.com/t296-hacia-el-reagrupamiento-pues [319]
[5] https://esparevol.foroactivo.com/t279-saludos-y-acerca-del-discurso-sobre-el-librecambio [320]
[6] Existen revolucionarios que defienden que la crisis es cíclica pero a diferencia de los defensores del capitalismo afirman claramente que este movimiento cíclico tiene lugar dentro de una tendencia global al hundimiento.
[7] Es posible que Aníbal quiera luchar sinceramente contra el capitalismo. Pero a partir de sus tesis, la revolución o bien es una "necesidad moral", como pensaba el ala revisionista de la socialdemocracia a finales del siglo XIX, o bien, es una cuestión de pura voluntad, como defienden tendencias anarquistas.
[8] Se puede consulta por ejemplo, la Resolución sobre la situación internacional de nuestro 17º Congreso Internacional [321].
[9] El texto de Rosa puede encontrarse en https://www.marxists.org/espanol/luxem/01Reformaorevolucion_0.pdf [322] . Por lo que se refiere a Berstein éste era el exponente más destacado del oportunismo en la socialdemocracia que la llevó a la degeneración que todos conocemos cuya cristalización fue el apoyo patriótico a la primera guerra mundial.
[10] https://www.marxists.org/espanol/m-e/1850s/criteconpol.htm [108]
[11] www.marxismo.org/files/Los%20cuatro%20primeros%20congresos%20de%20la%20i... [323]
[12] https://esparevol.foroactivo.com/t296-hacia-el-reagrupamiento-pues [319]
[13] Ver Apuntes sobre la cuestión sindical https://es.internationalism.org/node/3103 [324]
Tras los disturbios que estallaron en todo el país esta semana, los voceros de la clase dominante
-el gobierno, los políticos, los medios de comunicación, etc.-
nos piden participar en la defensa de una campaña diseñada para apoyar su "programa":
aumento de la austeridad y represión acrecentada contra cualquiera que se oponga.
Austeridad acrecentada porque no tienen ninguna solución para remediar la crisis económica de
su sistema en agonía. Lo único que pueden hacer, es eliminar puestos de
trabajo, bajar los salarios, recortar los gastos en ayuda social, pensiones,
salud, educación. Todo esto no puede significar más que una considerable agravación
de las mismas condiciones sociales que precisamente empujaron a esos
disturbios. Condiciones que conducen a la creencia, en una parte importante de toda
una generación, que ellos no tienen ningún futuro. Por eso, toda discusión
seria sobre las causas económicas y sociales de los disturbios ha sido denunciada
como querer encontrar "una excusa" para los manifestantes. Nos han
dicho que son criminales y que podrían ser tratados como tales. Punto final.
Esto es muy práctico porque el Estado no tiene ninguna intención de dar dinero
a los centros urbanos, como lo hizo después de los disturbios en los años 1980.
Represión acentuada porque es lo único que la clase dominante nos puede ofrecer. Ésta
saca la máxima ventaja de la preocupación de las poblaciones por las destrucciones
causada por los disturbios para aumentar los gastos de la policía, para equiparla
con balas de goma, cañones de agua y también para plantar la idea de imponer un
toque de queda y el ejército en la calle. Estas armas, junto con la mayor
vigilancia de las redes sociales en Internet y la "justicia"
expeditiva que se ha abatido sobre aquellos que han sido detenidos después de
los disturbios, no sólo se utilizarán contra el saqueo y la destrucción.
Nuestros gobernantes saben muy bien que la crisis no puede más que desembocar
en un torrente de levantamientos sociales y luchas obreras que ya se han extendido
desde África del Norte a España y de Grecia hasta Israel. Son perfectamente
conscientes de que se enfrentarán a movimientos de masas en el futuro y que
todas sus pretensiones democráticas sirven únicamente para justificar el uso de
la violencia contra estos movimientos, de la misma manera que lo han hecho regímenes
abiertamente dictatoriales, como en Egipto, Bahrein o en Siria. Fue ya demostrado
en la lucha de los estudiantes en Gran Bretaña el año pasado.
La campaña sobre los disturbios se basa en la proclamación de nuestros gobernantes
que defienden así la moral de la sociedad. Vale la pena considerar el contenido
de esas declaraciones.
Los portavoces del Estado condenan la violencia de los disturbios. Pero es el propio Estado el que ejerce
hoy la violencia, y en una escala mucho mayor, contra las poblaciones en
Afganistán y en Libia. Una violencia que cada día se presenta como heroica y altruista,
mientras que sólo sirve a los intereses de nuestros gobernantes.
El gobierno y los medios de comunicación condenan a los fuera de la ley y el delito.
Pero es la brutalidad de sus propias fuerzas de represión, en nombre del mantenimiento
de la ley y el orden, que la policía, en primer lugar, prendió fuego a la pólvora con el
asesinato de Mark Duggan y con el comportamiento grosero hacia su familia y sus
amigos que se manifestaban frente la estación de policía de Tottenham para
averiguar lo que había sucedido realmente. Y esto es parte de una larga
serie de muertes de personas en las comisarías situadas en zonas similares a
Tottenham o personas que sufren cotidianamente el acoso policial en las calles.
El Gobierno y los medios de comunicación condenan la codicia y el egoísmo de los manifestantes.
Pero son ellos los guardianes y los propagandistas de una sociedad que funciona sobre la
base de la codicia organizada, de la acumulación de riqueza en las manos de una
pequeña minoría. Son ellos los que nos empujan constantemente a consumir más
para realizar sus ganancias, a identificar nuestro valor social según la
cantidad de mercancías que podemos comprar. Ya que este sistema sólo se basa en
la desigualdad, que es cada vez peor, no es sorprendente que los que están en
la parte inferior de la escala social, que no pueden tener "cosas
bonitas" -cosas cuya necesidad ha sido creada por los propios capitalistas-
piensen que la respuesta a su problema es tomar todo lo que puedan, cuando puedan.
Los gobernantes condenan los saqueos "en la semana", mientras que ellos mismos
están involucrados en una vasta operación de saqueo a escala planetaria: las empresas
petroleras o forestales que están destruyendo la naturaleza para su beneficio particular,
los especuladores que engordan aumentando el precio de los alimentos, los
traficantes de armas que viven de la muerte y destrucción, las respetables
instituciones financieras que lavan miles de millones de euros del tráfico de
drogas. Un complemento esencial de ese saqueo es que una parte creciente de la
clase explotada esté hundida en la pobreza, en la desesperación y en la delincuencia.
La diferencia es que los pequeños delincuentes generalmente son castigados,
mientras los grandes criminales no lo son.
En resumen: ¿la moralidad de la clase dominante? ¡No existe!
La pregunta real a la que está confrontada la inmensa mayoría que no se beneficia con esta enorme empresa
criminal llamada capitalismo, es la siguiente: ¿cómo podemos defendernos realmente,
mientras que este sistema, ya en vías de desplomarse sobrecargado por las deudas,
se ve obligado a quitarnos todo?
¿Los motines que hemos visto a principios de agosto de 2011 en Gran Bretaña
nos dan un método para combatir, para tomar el control de esas luchas,
para unir nuestras fuerzas, para crear un futuro diferente para nosotros mismos?
Muchos de los que participaron en los disturbios han expresado claramente su ira contra la policía
y contra los propietarios de la riqueza que son considerados como la causa esencial de su
miseria. Pero, casi de inmediato, los manifestantes han secretado los aspectos
más negativos, los comportamientos más problemáticos, alimentados por décadas
de desintegración social en los barrios urbanos más pobres, por moral propia de
las pandillas, a la que los ha llevado el desarrollo de la filosofía dominante
del ¡"cada uno para sí mismo" y del "ser rico o morir en el
intento para serlo"! Es así que al principio una manifestación contra la
represión policiaca ha degenerado en un caos francamente antisocial y en
acciones antiproletarias: intimidación y agresión contra individuos, robo de comercios
en los alrededores, ataques contra los paramédicos y bomberos, incendios de
edificios sin discriminación, mientras que a menudo los ocupantes estaban aún
dentro.
Tales acciones no ofrecen absolutamente ninguna perspectiva que permita colocarse en contra de este
sistema de saqueo en que vivimos. Por el contrario, sirven sólo para ampliar
las divisiones entre los que sufren este sistema. Frente a los ataques contra los
comercios y edificios, los residentes se han armado ellos mismos con bates de
béisbol y han formado "unidades de autodefensa". Otros se ofrecieron como
voluntarios para operaciones de limpieza después de los disturbios. Muchos se
quejaron de la falta de presencia policial y pidieron medidas más enérgicas.
¿Quién se beneficiará de esas divisiones? La clase dominante y su Estado.
Como hemos dicho, los que están en el poder se reivindicaron ya de una petición popular
para reforzar el aparato represivo policíaco y militar, para tipificar como delito toda forma de
protesta, manifestaciones y desacuerdos políticos. Los disturbios ya han sido imputados a "anarquistas"
y hace una semana o dos, la policía de Londres (MET) cometió el error de publicar encuestas sobre
personas que militan por una sociedad sin estado.
Los disturbios son un reflejo del estancamiento alcanzado por el sistema capitalista.
No son una forma de la lucha de la clase trabajadora; son más bien una expresión de rabia
y desesperación en una situación donde está ausente la clase obrera como clase.
Los saqueos no son un paso hacia una forma de lucha superior, sino un obstáculo
en este camino. De allí la frustración justificada de una mujer del distrito
londinense de Hackney, que fue vista por miles de personas en Youtube[1] [326],
denunciando el saqueo, porque éste impedía que las personas se reunieran y
reflexionaran juntos sobre cómo llevar a cabo la lucha. ¡"Me joden...
no estamos reunidos para luchar por la defensa de una causa. Sino que vamos a
robar una zapatería"?!
Reunirse y luchar por una causa: estos son los métodos de la clase trabajadora;
es la moral de la lucha de clases proletaria, pero estos métodos corren el riesgo
de ser engullidos por la atomización y el nihilismo al punto que sectores enteros de la clase
trabajadora olvidan quiénes son.
Pero existe una alternativa. Se puede percibir en los movimientos masivos que se desarrollan
en Túnez, Egipto, España, Grecia o en Israel con el resurgimiento de una identidad de clase,
con el resurgimiento de la lucha de clases. Estos movimientos, con todas sus
debilidades, nos dan una visión general sobre una forma distinta de llevar a
cabo la lucha proletaria: a través de asambleas en la calle donde todo el mundo
puede tomar la palabra; a través de un intenso debate político donde pueda discutirse
cada decisión; a través de una defensa organizada contra los ataques de la
policía y de los matones; a través de manifestaciones y huelgas de
trabajadores; mediante la propuesta de la cuestión de la revolución, de la
interrogación sobre una forma de sociedad completamente diferente, no basada ya
en la visión de que el hombre es un ‘lobo del hombre' sino en la solidaridad
entre los seres humanos, basada no sobre una producción para la venta de mercancías
y de la ganancia, sino en una producción para satisfacer nuestras necesidades
reales.
A corto plazo, debido a las divisiones creadas por los disturbios, porque el Estado ha logrado su golpe
matraqueando el mensaje según el cual cualquier lucha contra el sistema actual
está condenada a terminar en destrucciones libres, es probable que el
desarrollo de un real movimiento de clase en el Reino Unido se confronte con aún
mayores dificultades que antes. Pero a escala mundial, la perspectiva es la
misma: el hundimiento en la crisis de esta sociedad verdaderamente enferma, la resistencia
cada vez más conciente y organizada de los explotados. La clase dominante en
Gran Bretaña no podrá ser perdonada por ninguna de estas dos realidades.
CCI (14/08/2011)
Marx puso todo su empeño en demostrar que, al contrario de los que planteaban esas definiciones restrictivas y sesgadas, el comunismo no supone la reducción del hombre a un filisteismo inculto, sino la elevación del género humano a sus más altas capacidades creadoras.
Es verdad que ese comunismo vulgar había sido capaz de captar que los logros culturales de las sociedades anteriores se habían basado en la explotación del hombre por el hombre. Lo erróneo es que, por ello, propugnasen su rechazo. Marx, por el contrario, defendía que había que apropiarse de ellas y hacer fructificar, verdaderamente, todo esos esfuerzos culturales y - si cabe utilizar este término - espirituales, anteriores de la humanidad, liberándolos del influjo distorsionador que, inevitablemente, les había marcado la sociedad de clases. Al hacer de estos logros un patrimonio común para toda la humanidad, el comunismo las fusionaría en una síntesis superior y más universal. Se trataba de una visión profundamente dialéctica que, antes incluso de que el propio Marx expusiera una comprensión clara de las formas comunitarias de sociedad que habían precedido a la formación de divisiones de clase, reconocía que la evolución histórica, y especialmente, la etapa capitalista final, había expoliado al hombre y le había privado de sus relaciones sociales "naturales" originarias. Pero Marx no buscaba una simple vuelta atrás para restaurar esa sencillez pérdida, sino la instauración consciente del ser social del hombre, su ascenso a un nivel superior que integra todos los avances contenidos en el movimiento de la historia.
La producción comunista como realización de la naturaleza social del hombre
La crítica que formuló Marx al trabajo alienado incide en varios aspectos:
* Que el trabajo alienado separa al productor de su propio producto: lo que el hombre crea con sus propias manos se convierte en una fuerza hostil que aplasta a quien lo crea. Que separa al productor del acto de la producción, puesto que el trabajo alienado es una forma de tortura, una actividad que le resulta extraña al trabajador. Y ya que la característica humana más fundamental, lo que Marx llama el "ser genérico del hombre", es precisamente la producción creadora consciente, hacer de esta una fuente de tormento, equivale a separar al hombre de su verdadero ser genérico.
* Pero también separa al hombre del hombre. Y no sólo estableciendo una profunda separación entre explotador y explotado, sino también entre los mismos explotados, atomizados como individuos enfrentados por las leyes de la concurrencia capitalista.
En sus primeras definiciones de comunismo Marx trató estos aspectos de la alienación desde diferentes ángulos, pero siempre con una misma preocupación de demostrar que el comunismo ofrecía una solución concreta y positiva a estos males. En la conclusión de sus Elementos de economía política de James Mill, un comentario que escribió al mismo tiempo que los citados Manuscritos, Marx expone por qué la sustitución del trabajo asalariado del capitalismo (que produce únicamente para generar beneficio), por el trabajo asociado que produce para satisfacer necesidades humanas, constituye la base para superar las alienaciones antes descritas:
En oposición a ello, Marx plantea: « Supongamos que hubiésemos producido de manera humana; en tal producción cada uno de nosotros se habría doblemente afirmado a sí mismo y a sus semejantes. (1) Yo habría objetivado en mi producción mi individualidad y su particularidad; y, de este modo, en mi actividad, habría gozado de una expresión individual de mi vida y, al contemplar el objeto, habría alcanzado a la par el placer individual de constatar que mi personalidad era objetiva, visible a los sentidos y, por consiguiente, un poder elevado más allá de toda duda; (2) en tal gozo o uso de mi producto habría alcanzado el gozo directo de constatar que, merced a mi trabajo, había satisfecho a la vez una necesidad humana y objetivado también la esencia humana y, por consiguiente, modelado para otro ser humano el objeto que satisfacía su necesidad. (3) Habría sido para ti el mediador entre tú y la especie, y tú me habrías vivenciado y reconocido en cuanto perfección de tu propia esencia y parte necesaria de ti mismo, consecuentemente habría reconocido que tanto tu pensamiento como tu afecto me confirmaban; (4) en mi expresión de mi vida yo habría modelado la expresión de tu vida y así en mi propia actividad habría realizado mi propia esencia, mi esencia humana, comunitaria. En tal situación, nuestros productos serían semejantes a algo así como una pluralidad de espejos, cada uno de los cuales reflejaría nuestra esencia. (...) Mi trabajo sería una libre expresión de mi vida, y por consiguiente un libre gozo de mi vida.»[1]
Así pues para Marx, los seres humanos producen de manera humana sólo cuando cada individuo es capaz de realizarse plenamente en su trabajo; lo que se consigue cuando existe un disfrute activo del acto productivo, de la producción de objetos que no tienen únicamente una mera utilidad para otros seres humanos, sino que merecen también ser contemplados en sí mismos puesto que han sido creados - y emplearemos aquí una expresión que aparece en los Manuscritos -, «según las leyes de la belleza», del trabajo en común con otros seres humanos, y con un objetivo común.
Para Marx, la producción para satisfacer las necesidades humanas nunca quedo reducida a un mínimo, a una satisfacción puramente cuantitativa de necesidades elementales como alimentarse, tener cobijo, etc. La producción para las necesidades ha de reflejar también la necesidad del hombre de producir, entendiendo esto en su acepción de actividad sensual y agradable, como celebración de la esencia comunitaria del género humano. Este es un principio del que Marx jamás se desdijo. Y, si no, veamos por ejemplo lo que el Marx "maduro" escribió en la Crítica del Programa de Gotha (1874) donde afirma que: «En una fase superior de la sociedad comunista, una vez que haya desaparecido la avasalladora sujeción de los individuos a la división del trabajo y con ella también la oposición entre el trabajo intelectual y el trabajo manual, una vez que el trabajo no sea ya sólo medio de vida, sino se haya convertido en la primera necesidad vital, una vez que con el desarrollo multilateral de los individuos hayan crecido también sus capacidades productivas y todos los manantiales de la riqueza colectiva fluyan con plenitud,...»
En la sociedad futura, la principal motivación para trabajar será precisamente que el trabajo se ha convertido en «la primera necesidad vital», el disfrute de la vida, el corazón de la actividad humana y la vía para conseguir los deseos más esenciales del hombre.
Superar la división del trabajo
En el Volumen I de El Capital, Marx dedica páginas y páginas a denunciar la forma en que el trabajo en la fábrica reduce al trabajador a un simple fragmento de si mismo, convirtiendo a los hombres en cuerpos descerebrados, que especialización hace del trabajo una mera repetición de acciones de lo más mecánica y embrutecedora de los espíritus. Pero la denuncia de los nefastos efectos de la división del trabajo se encuentra ya en sus primeros trabajos, pues para Marx está meridianamente claro que no puede superarse la alienación implícita en el trabajo asalariado sin que exista también una profunda transformación de la división del trabajo. Un pasaje famoso de La Ideología Alemana señala:
«Finalmente la división del trabajo nos brinda ya el primer ejemplo de que, mientras los hombres viven en una sociedad formada espontáneamente, mientras se da, por tanto, una separación entre el interés particular y en interés común, mientras las actividades no aparecen divididas voluntariamente sino por modo espontáneo, los actos propios del hombre se erigen ante él en un poder ajeno y hostil, que lo sojuzga en lugar de ser él quien lo domine. En efecto, a partir del momento en que comienza a dividirse el trabajo, cada cual se mueve en un determinado círculo exclusivo de actividades, que le viene impuesto, y del que no puede salirse; el hombre es cazador, pescador, pastor, o crítico crítico y no tiene más remedio que seguirlo siendo, si no quiere verse privado de los medios de vida; al paso que en la sociedad comunista, donde cada individuo no tiene acotado un círculo exclusivo de actividades, sino que pude desarrollar sus aptitudes en la rama que mejor le parezca, la sociedad es la que se encarga de regular la producción general, con lo que hace cabalmente posible que yo pueda dedicarme hoya a esto y mañana a aquello, que pueda por la mañana cazar, por la tarde pesca y por las noches apacentar el ganado, y después de comer, si me place, dedicarme a criticar, sin necesidad de ser exclusivamente cazador, pescador, pastor o crítico, según los casos.»
Esta vívida imagen de la vida cotidiana en una sociedad comunista plenamente desarrollada emplea, es cierto, ciertas licencias poéticas, pero no cabe duda que plantea la cuestión esencial: que con el desarrollo de las fuerzas productivas que ha traído el capitalismo no es necesario, en absoluto, que los hombres pasen la mayor parte de su vida confinados en la prisión de un único género de actividad, sobre todo cuando es un tipo de actividad que apenas permite expresarse una minúscula parte de las capacidades reales del individuo. Por eso mismo hablamos de la abolición de la vieja división entre una pequeña minoría de individuos que tienen el privilegio de vivir de un trabajo verdaderamente creativo y gratificante, y la inmensa mayoría de la población condenada a sufrir un trabajo que es alienación de su vida:
«El hecho de que el talento artístico se concentre, exclusivamente, en unos pocos individuos, y que por esta razón se encuentre asfixiado en la inmensa mayoría de la gente es una consecuencia de la división del trabajo (...). En una organización social comunista desaparece la subordinación del artista a las estrecheces locales y nacionales, que surgen por entero de la división del trabajo, y también la subordinación del artista a un arte determinado, por el que es exclusivamente pintor, escultor, etc., viniendo a expresar el nombre mismo de su actividad la estrechez de su desarrollo profesional y su dependencia de la división del trabajo. En una sociedad comunista no hay pintores sino, en todo caso, gente que, entre otras actividades, se dedica a la pintura.»
Los ídolos de la sociedad burguesa en sus albores fueron los "Hombres del Renacimiento", individuos como Leonardo da Vinci que conjugaban a la vez el talento de artista con los del científico y del filósofo. Pero tales hombres eran ejemplos excepcionales, genios extraordinarios en una sociedad en la que el arte y la ciencia se apoyaban en el trabajo agotador de la inmensa mayoría. La visión del comunismo que plantea Marx es la de una sociedad enteramente formada por "Hombres del Renacimiento".
La emancipación de los sentidos
Para sorpresa de los "realistas" las descripciones que Marx realizó sobre los objetivos últimos del comunismo fueron sumamente audaces puesto que no se limitaron a considerar los profundos cambios que implica la transformación comunista (producción para el uso, abolición de la división del trabajo, etc.), sino que exploraron también los cambios subjetivos que aportará el comunismo, permitiendo una espectacular transformación de la percepción y de la experiencia sensible misma del hombre.
Aquí, una vez más, el método de Marx consiste en partir del problema real y concreto que se plantea en el capitalismo, y buscar la solución contenida en las contradicciones que están presentes en la sociedad. En este caso, Marx describe la forma en que la dominación que ejerce la propiedad privada reduce las capacidades de los hombres para disfrutar plenamente de sus sentidos. Estas limitaciones son, de entrada, resultado de la pobreza material que embota los sentidos, reduce todas las funciones fundamentales de la vida a su nivel animal, e impide a los seres humanos realizar su potencia creativa:
Por el contrario, «los sentidos del hombre social son distintos de los del hombre no-social. Sólo gracias a la expansión de la riqueza del ser humano se conforma y se desarrolla la riqueza de la sensibilidad subjetiva del hombre: un oído musical, un ojo capaz de captar la belleza de las formas, en resumen: sentidos habilitados para el disfrute humano, que afirman la maestría propia del ser humano (... ) una vez lograda [su gestación], la sociedad produce como realidad duradera al hombre provisto de todas las riquezas de su ser, el hombre rico, el hombre dotado de todos sus sentidos, el hombre profundo.»
Pero no hay que atribuir la restricción a la libre acción de los sentidos únicamente a las privaciones materiales cuantificables. Hay algo más, que está profundamente incrustado en la sociedad de la propiedad privada, en la sociedad de la alienación. Es esa "estupidez" que nos induce esta sociedad que nos hace creer que nada "existe de verdad" hasta que no lo poseemos:
«La propiedad privada nos ha hecho tan estúpidos y tan unilaterales que un objeto sólo es nuestro cuando lo tenemos, cuando existe para nosotros como capital o cuando es inmediatamente poseído, comido, bebido, vestido, habitado, en resumen utilizado por nosotros. Aunque la propiedad privada concibe a su vez, todas esas realizaciones inmediatas de la posesión sólo como medios de vida, y la vida a la que sirven como medios como vida de la propiedad, el trabajo y la capitalización. En lugar de todos los sentidos físicos y espirituales ha aparecido así la simple enajenación de todos estos sentidos, el sentido del tener.»
Por lo que en oposición a ello:
«...la superación positiva de la propiedad privada, es decir la apropiación sensible por y para el hombre de la esencia y de la vida humanas, de las obras humanas, no ha de ser concebida sólo en el sentido del goce inmediato, exclusivo, en el sentido de la posesión, del tener. El hombre se apropia su esencia universal de forma universal, es decir, como hombre total. Cada una de sus relaciones humanas con el mundo (ver, oír, oler, gustar, sentir, pensar, observar, percibir, desear, actuar, amar), en resumen, todos los órganos de su individualidad, como los órganos que son inmediatamente comunitarios en su forma, son, en su comportamiento objetivo, en su comportamiento hacia el objeto, la apropiación de éste. (...) La abolición de la propiedad privada es por ello la emancipación plena de todos los sentidos y cualidades humanos; pero es esta emancipación precisamente porque todos estos sentidos y cualidades se han hecho humanos, tanto en sentido objetivo como subjetivo. El ojo se ha hecho un ojo humano, así como su objeto se ha hecho un objeto social, humano, creado por el hombre para el hombre. Los sentidos se han hecho así inmediatamente "teóricos" en su práctica. Se relacionan con la cosa por amor de la cosa, pero la cosa misma es una relación humana objetiva para sí y para el hombre y viceversa. Necesidad y goce han perdido así su naturaleza egoísta y la naturaleza ha perdido su pura utilidad, la convertirse la utilidad en utilidad humana.»
Marx plantea pues claramente que la sustitución del trabajo alienado por una forma verdaderamente humana de producción conducirá a una modificación fundamental del estado de conciencia del hombre. La liberación de ese tributo paralizante que ha debido pagarse en la lucha contra la penuria, la superación de la confusión entre ansiedad y deseo que nos viene impuesta por la dominación de la propiedad privada, liberarán los sentidos del hombre de su cárcel y le permitirán ver, entender y sentir de una forma nueva.
Resulta difícil discutir sobre esas formas de conciencia porque no son "sólo" racionales. Con ello no quiere decirse que nos retrotraigan a un estadío anterior a la razón, sino que van más allá del pensamiento racional, tal y como este se ha concebido hasta hoy, es decir como actividad separada y aislada, y sí, en cambio, en pos de una condición en la que «el hombre se afirma en el mundo de los objetos no sólo a través del pensamiento, sino en todos los sentidos».
Para empezar a aproximarnos a lo que pudieran ser estas transformaciones internas podría tomar como referencia el estado de inspiración que existe en toda gran obra de arte. En ese estado de inspiración el pintor o el poeta, el bailarín o el cantante, vislumbran un mundo transfigurado, resplandeciente de color y música, un mundo de una significación tan elevada que hace que nuestro estado "normal" de percepción aparezca como parcial, limitado e incluso "irreal" - lo que no deja de ser verdad pues la "normalidad" es precisamente la normalidad de la alienación -. Esta analogía con los artistas no es en absoluto casual. Mientras escribía los Manuscritos, el mejor amigo de Marx era el poeta Heine, y a lo largo de toda su vida Marx fue un apasionado admirador de las obras de Homero, Shakespeare, Balzac, y otros grandes autores. Para él, estas personalidades y su desbordante creatividad, constituían auténticos modelos del verdadero potencial de la humanidad. Como hemos dicho el objetivo que perseguía Marx era una sociedad en que tales niveles de creatividad se convirtieran en un atributo "normal" de los hombres; es decir que ese estado elevado de percepción sensible que describía en los Manuscritos habría de convertirse, cada vez más, en el estado "normal" de conciencia de la humanidad social.
Después Marx tomará más como referencia la analogía con la actividad creativa del científico que la del artista. Aún así siguió defendiendo lo esencial: que la liberación de la tara que supone el trabajo y la superación de la división entre trabajo y tiempo libre, producirán un nuevo sujeto humano.
CDW
[1] Citado en David Mclellan: Karl Marx: Su vida y sus ideas, Ed. Crítica Barcelona. p. 136
Balance, lecciones y reflexiones sobre la lucha de los trabajadores portuarios en el Callao - Perú
Como es sabido por el conjunto de la población, los Puertos económicamente activos de todos los países, por donde entran y salen millonadas de mercancías de todo tipo, tamaño color y sabor, son siempre un negocio rentable para los Estados y sus respectivos gobiernos de turno. En el Perú, el organismo encargado de la administración del Puerto del Callo (puerto principal del país) es la Empresa Nacional de Puertos - ENAPU S.A., que se autodefine como "una Sociedad Anónima constituida con arreglo al régimen de las Empresas Estatales de Derecho Privado, regulado por la Ley Nº 24948. Se creó como Organismo Público Descentralizado del Sector Transportes y Comunicaciones, mediante Decretos Leyes Nº 17526 y Nº 18027."; y que además se reconoce como "el administrador que desarrolla actividades y servicios portuarios en los puertos de titularidad pública, de conformidad con el Decreto Legislativo Nº 098."[1][1] Lógicamente esta empresa no sólo administra los miles millones que se recaudan en el Puerto del Callao, sino también en todos los puertos del país:
- En el norte (Cabo Blanco, Talara, Paita, Pacasmayo, Eten, Chicama, Salaverry, Chimbote, Besique, Casma y Huarmey), en el centro (Supe, Huacho, Chancay, Callao y Cerro Azul) en el sur (General San Martín, Matarani e Ilo) y en el oriente (Iquitos, Yurimaguas, Pucallpa y Puerto Maldonado).
I. ¿Qué novedades con esto?
En estos últimos años hemos visto la necesidad y urgencia del actual gobierno en privatizar la administración de los Puertos del país, y junto a esto, hemos sido testigos de multitudinarias protestas y movilizaciones para frenar esta medida, donde los principales protagonistas son los miles de trabajadores portuarios.
Puerto del Callao |
El principal Puerto del Perú, el Puerto del Callao, ha sido divido en dos partes: El Terminal Sur (que fue concesionado a la empresa de Emiratos Árabes Unidos, DP World) y el Terminal Norte que acaba de ser concesionada, el 04 de abril - 2011, al consorcio danés APM Terminals Callao. Esta última entrega, la más criticada y denunciada de todas a podido llevarse a cabo gracias a la rapidez del ministro de Transportes y Comunicaciones, el señor Enrique Cornejo, militante activo del APRA[2][2]. Este hecho ha sido duramente criticado por diversos sectores políticos y económicos de poder, acusando esta medida como antipatriótica y desleal al pueblo. Y esto es lógico, el actual Gobierno Aprista, dejará sus funciones dentro de unos meses y cualquier mente perspicaz vislumbra con claridad que intentan buscar algún beneficio económico con esta apresurada concesión del Puerto; cosa que no nos debe sorprender, en cualquier cambio de régimen político, los encargados buscan, de todas las maneras y formas posibles, como sacar algún beneficio para su bolsillo y el de su organización partidaria en caso la tenga.
Ahora bien ¿cómo han tomado esta medida los altos funcionarios del ENAPU?, ¿qué posición asume la dirigencia sindical de los trabajadores del Puerto? No han hecho otra cosa que gastar y unir todas sus fuerzas para que no se privatice el Puerto y sigan siendo ambos, los amos y señores del lugar. Para esto lógicamente, han utilizado a los millares de trabajadores que diariamente son explotados por los dueños "públicos" del Puerto y sus indispensables socios, los exportadores nacionales y extranjeros (agremiados en ADEX - Asociación de Exportadores).
II. ¿Por qué luchan en realidad los trabajadores del puerto?
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PM Terminals y Ministro Cornejo |
La Federación Nacional de Trabajadores de la Empresa Nacional de Puertos - FENTENAPU[3][3] está movilizando todas sus fuerzas (lo ha hecho antes, durante y después de la concesión) para que no siga adelante este negocio (ahora ya muy difícil que se pueda hacer algo). Este sindicato ha llamado a movilizaciones, protestas, huelgas y hasta alguno que otro paro, a todos los trabajadores afiliados y no afiliados que laburan en el Puerto. De esta manera los proletarios portuarios están siendo llevados a la defensa de la "continuidad estatal de la administración" en contra de su "privatización". Este hecho es una alta traición a los verdaderos intereses y reivindicaciones de la clase trabajadora. El sindicato pretende hacerles creer a nuestros hermanos proletarios del Puerto que estarían mucho mejor bajo la administración burguesa pública, buscando que nos olvidemos de las protestas masivas, y en algunos casos radicales, que se han presentado en estos últimos años justamente bajo la administración pública.
Los proletarios portuarios, los estibadores, los operarios, los que llevan la contabilidad de las mercancías, los descargadores, los llenadores, los choferes, los acomodadores, los maquinistas, etc., han dado fuertes protestas en estos últimos años por el bajo salario, los despidos injustificados, la precariedad, la falta de seguro médico, la falta de una pensión y estabilidad laboral, etc., con el puerto en manos de la administración pública. ¿Y ahora el sindicato nos quiere hacer creer que los administradores públicos son bueno, son más justos que los privados? Esto sí que es una vergüenza para nosotros los trabajadores.
Sin ir muy lejos, en enero del 2010 los compañeros del Grupo de Lucha Proletaria (GLP)[4][4] escribieron un artículo sobre las luchas que se presentaban en los últimos años en el Perú y en el mundo, donde tocaron brevemente el tema de las protestas radicales de los proletarios del puerto, "ESTIBADORES DEL CALLAO: En noviembre de 2007 los obreros de carga y descarga de 38 empresas que operan en el puerto inician una huelga general indefinida por mejoras salariales y condiciones de trabajo. Las mercancías de exportación se pudren en los almacenes y los burgueses comienzan a volverse locos amenazando con entrar ellos mismos "pistola en mano" e incluso amenazaron pedir el ingreso, a balazos, de la Marina de Guerra. Se generan choques a la entrada del Terminal entre policías y obreros que querían radicalizar la paralización. Los dirigentes sindicales al contrario plantean su "buena disposición a negociar y a colaborar con la policía a identificar a los revoltosos". Como vemos los sindicatos se desenmascaran ante nuestra clase como lo que son: UNOS VULGARES SOPLONES .ELLOS SON LA POLICIA DENTRO DEL MOVIMIENTO OBRERO Y POR TANTO, SON ENEMIGOS DE LOS TRABAJADORES. Finalmente tras 10 días de huelga, los sindicatos logran quebrar la lucha obrera y obtienen un "gran acuerdo" y llaman a levantar la huelga .Pero un grupo de 150 obreros rompe la disciplina sindical y bloquean esa misma noche, las puertas de acceso al puerto frustrando por varias horas el reinicio de las labores de carga."[5][5]
Somos testigos una vez más del oportunismo de los sindicatos y de cómo estas supuestas "organizaciones obreras" no hacen más que defender su propio interés. La actual dirigencia del FENTENAPU tiene negocios y relaciones con la administración pública del Puerto, y así como a esa administración no le conviene que se privatice el Puerto (perderán a la gallina de los huevos de oro) tampoco le conviene a la dirigencia de la Federación. Ambas partes tienen los mismos intereses, sirven a la misma clase, a la burguesía. Si la pregunta es entonces ¿Por qué no se radicaliza la protesta de la Federación contra la privatización?, la respuesta que se cae de madura, porque al final de todo, esté quien esté, estos parásitos que viven chupando la sangre de los trabajadores van a seguir negociando las luchas proletarias hasta volverlas nulas; si son justamente estos órganos "tan proletarios" los que tienen bajo control cualquier protesta o reclamo autónomo de los trabajadores. Ahora, sabemos qué entablar un nuevo diálogo y conversaciones es pesado y se torna en papeleo para cualquier sindicato y como la FENTENAPU ya tiene un socio con los administradores públicos, sacan a la calle a los miles de trabajadores proletarios, engañándolos y jugando con sus necesidades, contra la nueva administración.
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Trabajadores Portuarios en Protesta |
¿Pero qué es lo que dicen estos señores "defensores" de los proletarios portuarios? El secretario general del sindicato Ricardo Amaya, mencionó que "El puerto del Callao es el principal del país y mueve más del 80% del total de la carga a nivel nacional y no es posible que el Gobierno Central, en lugar de invertir y modernizar su infraestructura, prefiera entregársela a manos privadas.". Con esta afirmación, como se menciona líneas arriba, hace creer a los trabajadores que tienen que luchar para que siga siendo del Estado la administración del terminal.
¿Pero qué otros intereses se mueven en este provechoso negocio lleno de sudor y esfuerzo proletario? Que los administradores del Terminal Sur están desesperados por su competencia del Terminal Norte, así como lo leen... estos sinvergüenzas explotadores han puesto el grito en el cielo aduciendo en una nota de prensa que "hay una competencia desleal con la reciente concesión del Muelle Norte por APM Terminals Callao, por supuestas subvenciones que le otorgan una ventaja sobre el Muelle Sur y ha dicho que intentará llegar a un acuerdo con el gobierno peruano para igualar las condiciones del Muelle Sur con las del Muelle Norte para competir en igualdad de condiciones. Si no puede llegar a un acuerdo, DP World amenaza con accionar los mecanismos legales correspondientes a nivel internacional."[6][6]. ¿El colmo de la sinvergüencería no? Estos millonarios burgueses están asustados porque perderán unos milloncitos... y de repente no podrán comprarse el último modelo del yate que querían o quizá no podrán comprar esa mansión que tanto le piden sus pobrecitos hijos. Pero esperemos, ahí está pues la Federación, a la cual le pueden soltar una propina para que luche también, de pasadita, por ellos. Así están las cosas compañeros...
III. ¿Qué medidas de lucha se han tomado contra la "privatización del Terminal Norte del Puerto del Callao?
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Trabajadores bajo banderas sindicales |
Desde el mes de marzo del presenta año miles de trabajadores portuarios han realizado movilizaciones y protestas pacíficas para evitar la privatización. Han hecho caminatas, han llegado hasta locales públicos para presentar sus reclamos. A la cabeza de estas marchas pacíficas se encuentran los dirigentes sindicales y de la federación. Pero claro, esto dentro del marco de la legalidad burguesa, sino leamos lo que dijo "Adolfo Granadino, dirigente de FENTENAPU, aclaró que la marcha no implica una paralización de sus labores y que las actividades continúan en el puerto porque solo participaron en la movilización los trabajadores que no estaban de turno."[7][7]
Debido a las exigencias de las bases obreras que expusieron por un momento sus verdaderos intereses de clase se empujó a que la Federación acatará una huelga de 48 horas que inició el pasado 30 de marzo. Los trabajadores pararon sus labores totalmente para exigir; por un lado que no se privatice el puerto y por otro lado estaba el claro y lógico reclamo por sus bajos salarios, por la falta de estabilidad laboral, por las horas extras no reconocidas, por la falta de seguro médico, etc. Al no tener respuesta del gobierno, se estaba voceando una huelga general e indefinida. Pero los mandamases sindicales frenaron este intento de desborde, so pretexto de que se iba a declarar ilegal la medida de lucha y que ellos se encargarían de pedir ayuda a otros sectores que defienden al pueblo. Como siempre la traición, como siempre el entreguismo de los trabajadores a la ley burguesa por parte de los dirigentes de los Sindicatos y Federaciones.
IV. ¿Cómo están las cosas ahora?
Este último 30 de marzo se reunieron los dirigentes de la FENTENAPU para decidir qué acciones más se pueden realizar. Por ahora han mantenido encuadrada a la clase bajo sus banderas "reformistas", bajo su defensa de la patria "de todos", etc., Y hasta lo que sabemos, solamente se han pronunciado oficialmente con un comunicado, publicado en diferentes medios de información. Entre todas las cosas que se dicen en dicho documento haremos una reflexión sobre las siguientes afirmaciones:
- "Los portuarios afrontamos una lucha patriótica en defensa de ENAPU y de los puertos públicos, ante la arremetida del gobierno privatista y entreguista.". ¿Lucha patriótica? Cuándo los trabajadores asalariados hemos tenido patria si no somos dueños de nada... cómo explican entonces que el Estado es el que dispone del Puerto, de las tierras, del territorio de su nación. Los trabajadores a nivel mundial solo somos máquinas, mercancías, que nos compran, nos usan y nos venden; así como el capital es mundial y explota sin distinción de raza, color, sexo o nacionalidad, nosotros somos una clase que no conoce la propiedad... por eso nos causa tanta indignación cuando nos hablan de la ¿Arremetida privatista del gobierno? Cuándo ha sido colectiva la propiedad, o mejor dicho, cuándo nosotros los trabajadores asalariados hemos tenido el control de las industrias que nosotros mismos creamos. Acaso una empresa estatal no nos explota, o qué, nos van a decir que el Estado burgués nos pertenece ¿No es este Estado el qué legaliza la propiedad privada del sector capitalista?, ¿no es este Estado el qué permite nuestra explotación y nos encuadra dentro de una ciudadanía?, ¿no es este Estado el qué nos lanza a la policía y el ejército cuando levantamos el puño contra la miseria? ¡Tan estúpidos creen que somos los trabajadores! Aquí hay respuesta señores y las luchas históricas de nuestra clase son nuestro principal fundamento.
- "...Así se demostró en la exitosa Conferencia Nacional Portuaria, realizada el Día de la Dignidad del Trabajador Portuario, y en las movilizaciones y acciones de lucha, tanto en el Callao, como en Salaverry, Pisco, Ilo, Chimbote, Iquitos, Yurimaguas y Huacho - Supe. Nuestra bandera de Soberanía Marítima Portuaria para el Perú y de defensa de los puertos peruanos es ya, en un clamor nacional." ¿Acciones de lucha de los trabajadores portuarios? Nuestros hermanos de clase han sido negados de decidir qué hacer en esas "luchas", en estas "acciones de protesta". La decisión de salir a pasear por los lugares arriba mencionados ha sido única y exclusivamente de los dirigencia sindical. Los proletarios portuarios han sido obligados y convencidos (a la buena o la mala) de aceptar estas caminatas bajo el sol o la lluvia, y cuando han querido radicalizarse, no por la privatización, sino por la miserable vida que llevan han sido desarticulados y silenciados por el Sindicato. ¿Es un clamor nacional la estatización de la administración de los puertos? Aquí lo que hay es un interés de los proletarios portuarios de tener mejores condiciones de vida y no dejar que la burguesía embista la inmunda pobreza extrema sobre la humanidad de los trabajadores. Pero lamentablemente este interés ha sido canalizado e mistificado por el Sindicato, haciendo creer a los trabajadores que con la no-privatización del Puerto ellos estarán mejor.
- "Hoy, más que nunca, la unidad del movimiento portuario es la principal garantía de éxito, así como, la cohesión de nuestros gremios.". La unidad de los trabajadores del puerto en silencio y en cuadrada bajo la bandera sindical querrá decir, ya que la verdadera unidad de los trabajadores se produce cuando ellos mismos son capaces de decidir qué medidas tomar para enfrentar las medidas anti-proletarias de los capitalistas.
V. ¿Qué conclusiones sacamos de este conflicto?
Por más que en algún país, bajo esta crisis mundial del capitalismo, salgan los amos y señores del Estado y nos digan que "estamos avanzando", "estamos creciendo", "nadie para nuestra economía", los trabajadores siempre... siempre... estamos condenados a la miseria, a la explotación despiadada, a la maquinización y alienación de nuestra vida, a la pauperización de nuestra condiciones de vida, a la muerte en asilos y hospitales precarios, a la vida ajustada en todo sentido, etc.
La lucha constante entre la burguesía y el proletariado no cesa ni un momento y esto a nivel mundial. Este conflicto particular entre las clases no es más que un ejemplo de lo que sucede bajo el capitalismo internacionalmente; pero del cual podemos sacar las siguientes conclusiones:
- Los trabajadores en cualquier empresa, sea "privada" o "estatal", son explotados. Nuestro trabajo sirve para que la burguesía pueda acumular capital, para que pueda acumular mercancías que servirán para seguir encadenándonos al trabajo asalario y la desposesión de medios de producción. Por lo tanto nuestra lucha nunca debe ser encuadrada a defender a algún sector de la burguesía, debemos plantear nuestras reivindicaciones como clase.
- Los trabajadores a nivel mundial están destinados a tener salarios miserables, a la subida abusiva de los precios de los artículos de primera necesidad, al desempleo, a la inseguridad laboral, etc. No hay ningún gobierno que pueda frenar esto. Esta situación es parte de la dinámica de existencia del sistema capitalista, que al desarrollar la industria y perfeccionar la producción necesita cada vez menos fuerza de trabajo, sobre produciendo a la vez mercancías sin salida en el mercado. Por eso no podemos plantear como fin una reforma laboral o el apoyo a un "gobierno más humano", el capitalismo es un sistema que se mantiene con la explotación y la consecuente división de clases en lucha.
- Mientras los trabajadores no decidan qué hacer con su propia lucha, serán llevados a callejones sin salida por los Sindicatos, que sirven para frenar las luchas proletarias, las radicalizaciones y mantener todo bajo el marco de la legalidad burguesa, sirviendo de esta manera a los capitalistas y su Estado.
- Nuestra clase, por ser la directa perjudicada en las crisis y conflictos económicos, es la que lleva la peor parte, por eso es fácil que los diversos sectores explotadores se aprovechen de esto, haciéndonos pelear y morir por su beneficio e interés.
- Los revolucionarios tenemos que ver la forma de intervenir en estas luchas, de manera directa o indirecta. Siempre debemos de apoyar la lucha reivindicativa que realizan nuestros hermanos de clase. Recordemos que el proletario es explotado y necesita luchar contra la explotación; pero siempre debemos de poner en relieve el fin de nuestra lucha, entiendo que no sólo debemos frenarnos en luchar contra la explotación sino en abolirla por completo. Este proceso es largo, y hace falta que el conjunto de nuestra clase tenga esta visión, está conciencia propia de su condición mundial de existencia.
- Los revolucionarios debemos siempre de sacar lecciones de las protestas y luchas donde nuestra clase participa, es nuestro deber tener un horizonte con perspectiva revolucionaria sobre estos acontecimientos.
- Una de las principales lecciones de estas luchas es que los proletarios conscientes y organizados, los revolucionarios, debemos de buscar la UNIDAD, justamente para intervenir activamente, para ir creando los lazos que nos permitan ir perfilando el camino a la conexión y extensión de las luchas proletarias.
VI. Palabras finales...
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Paro de proletarios |
Estimados hermanos proletarios, este artículo muestra como nuestra clase es encuadrada dentro de los conflictos entre sectores de la burguesía y vemos también como los sindicatos no dan una salida de clase a los problemas del proletariado. A la vez muestra que no estamos preparados aún para participar en las luchas directas de nuestros hermanos, ¿por qué? Porque estamos recién saliendo de un momento contrarrevolucionario, porque aún no tenemos la experiencia suficiente, porque aún estamos divididos, porque aún no hay esa unidad en la acción y porque nuestra clase aún no ha llegado al nivel de afrontar una lucha autónoma clasista.
Las luchas verdaderamente proletarias no la harán los "proletarios solos", sin elementos de avanzada, pero tampoco se producirán porque los revolucionarios vayamos y les digamos a nuestros hermanos de clase que tienen que hacer, qué acciones tienen que realizar. La extensión de una lucha y la reivindicación de clase, surgen por el trabajo de las minorías de clase y la protesta del conjunto de clase a la misma vez. Nosotros debemos de comprender esta unidad dialéctica, para poder deslindar con el sectarismo, en el caso no queramos intervenir de ninguna forma en la lucha y nos quedemos como simples espectadores, o el iluminismo que pretende hacernos ver como súper-proletarios que crearemos la lucha de clases.
Debemos por tal motivo buscar la unidad, para el esclarecimiento y la acción, para la coordinación e intervención. En este caso en específico hubiera servido (y aún sirve) la intervención con volantes y pronunciamientos donde expliquemos a los compañeros portuarios nuestra posición como proletarios revolucionarios, también los conversatorios y espacios de debate sobre este mismo tema al igual que el intercambio de posiciones entre las grupos e individuos con consciencia de clase. Solos, aislados, no podremos contribuir en la lucha de clases hacia el comunismo.
Esperamos que con estas palabras y estas reflexiones sobre el entrampamiento que han tenido nuestros hermanos proletarios del Puerto, podamos concretar en un futuro los lazos de la unidad revolucionaria que tanto necesitamos.
Adelante compañeros, la lucha continúa aquí y ahora; sólo el proletariado podrá emancipar a la humanidad entera del yugo de la explotación.
¡Proletarios de todos los países, unámonos!
Grupo de Esclarecimiento Comunista - G.E.C.
[1][1] Página oficial de ENAPU: https://www.enapu.com.pe/ [327]
[2][2] Partido de Derecha que actualmente está en el gobierno, desde el 2006.
[3][3] Página oficial del FENTENAPU www.fentenapu.org.pe [328].
[4][4] Página de propaganda del GLP https://glp-luchaproletaria.blogspot.com/ [329]
[5][5] Pueden encontrar el artículo completo en https://es.internationalism.org/node/2765 [330]
[6][6] Medio de información: https://www.gatoencerrado.net/store/noticias/58/58381/detalle.htm [331]
[7][7] Diario La República en versión digital: https://larepublica.pe:443/node/103461/comentario [332]
Si mentir fuera un pecado mortal, la burguesía sería una clase en vía de extinción.
Se ha de oírla gritar por todas partes, en cualquier sitio: por la tele, la radio, en su prensa y sus revistas: "¡Ya está! Miren, allá, a lo lejos, ese puntito luminoso, es la salida del túnel!". ¿Una prueba? El desempleo está bajando... eso dicen. En EE.UU. y en Francia, la tasa de desempleo ha registrado estos meses pasados su mayor retroceso desde que estalló la crisis del 2007. En Alemania, ha alcanzado el nivel más bajo desde 1992! Y las grandes instituciones internacionales expresan, también, un optimismo delirante. Según el FMI, el crecimiento mundial en 2011 será de 4,4 %. El Banco asiático de desarrollo prevé un crecimiento de 9,6 para China y de 8,2 para India. Alemania, Francia y EE.UU. deberían respectivamente alcanzar tasas de 2,5, 1,6 y 2,8. Hasta el FMI se atreve a pronosticar, a pesar del seísmo y de la catástrofe nuclear, ¡un crecimiento de 1,7 para Japón!
Argumento decisivo a favor de la vuelta de la buena coyuntura, las bolsas suben, suben...
¿Entonces? ¿Esa famosa lucecita al fondo del túnel anuncia realmente una resurrección eminente? ¿No sería más bien una alucinación clásica de un ser agonizante?
Miseria, miseria!
Las cosas irían mejorándose en EE.UU. Desvanecido el espectro del crac de 1929. Imposible cruzar las interminables filas de desempleados esperando delante de las oficinas de empleo, como en los tiempos de pesadilla de los años 30. Sin embargo... A finales de marzo, los restaurantes McDonalds anunciaron un reclutamiento excepcional de "50.000 "Jobs" en un solo día". Ese día, el 19 de abril, ¡tres millones de personas estaban esperando delante de las puertas de los restaurantes!
Ahí se revela la realidad de la crisis actual, en los sufrimientos infligidos a la clase obrera. El desempleo norteamericano puede oficialmente ir hacia la baja, las estadísticas estatales son en realidad una inmensa superchería. No se cuenta por ejemplo en sus sabios cálculos, a la población dicha NLF ("Not in the Labor Force", o población no activa). Por esas siglas son designadas las personas mayores despedidas, los desempleados desmoralizados, los estudiantes y los jóvenes, los desempleados que vuelven a buscar trabajo, etc. O sea, unas 85,2 millones de personas en enero del 2011. El mismo Estado está obligado de reconocer que el número de pobres, un 15 % de la población norteamericana, está en constante aumento.
El estallido de la miseria en la primera potencia mundial evidencia el nivel de delicuescencia de la economía internacional. Por todos los confines del mundo, las condiciones de vida se vuelven cada día más inhumanas. Según las estimaciones del Banco Mundial, mil doscientos millones de individuos ya están viviendo por debajo del nivel de pobreza (1,25 dólar por día), y el porvenir se anuncia aún más oscuro. Para una parte siempre más amplia de la humanidad, la vuelta de la inflación significará una dificultad mayor para tener un techo o simplemente alimentarse. Los precios mundiales de los productos alimenticios aumentaron de un 36 % con respecto a su nivel del año pasado. Ahora bien, según la última edición del "Food Price Watch" del Banco Mundial, cada alza de 10 % de los precios mundiales precipita por lo menos a 10 millones de personas suplementarias bajo el nivel de pobreza extrema. De esta manera 44 millones de personas fueron lanzadas en la miseria desde junio del 2010. Concretamente, los precios de los productos de primera necesidad, esenciales para sobrevivir, están en vía de ser inabordables: en un año ha aumentado el maíz en 74 %, el trigo en 69 %, la soja en 36 %, el azúcar en 21 %, etc.
Un nuevo capítulo de la crisis histórica del capitalismo se abre ante nuestros ojos
Desde el verano del 2007 y el estallido de la burbuja dicha de los "subprimes" en EE.UU., la crisis mundial va agravándose irremediablemente, con un rumbo siempre más frenético, sin que la burguesía descubra ni la sombra de una solución. Peor aun, sus intentos desesperados para encauzar el mal que corroe su sistema lo que hacen es preparar nuevas agravaciones. La historia económica de estos últimos anos parece ser una especie de espiral infernal, un torbellino que lo aspira todo hacia el fondo. Y son en los últimos cuarenta años que se ha ido preparando ese drama.
Desde finales de los 60 al famoso verano del 2007, la economía mundial no ha podido sobrevivir sino recurriendo sistemáticamente al endeudamiento. ¿Por qué? Aquí hace falta un poquito de análisis teórico.
El capitalismo produce más mercancías que las que puede absorber su mercado. De esa manera puede vender sus mercancías con beneficio. Pero la pregunta es: ¿a quién?
Claro está que los obreros compran esas mercancías... siempre que no rebasen la capacidad de sus sueldos. O sea, que buena parte de éstas sigue aun sin venderse, precisamente la parte que no ha sido pagada a los obreros cuando la produjeron, y que contiene un valor añadido (una plusvalía) que para el Capital tiene el poder mágico de generar ganancia.
También los capitalistas consumen... y en general no sufren mucha miseria. Pero no pueden comprar todas las mercancías que contienen la plusvalía. No tendría sentido. El Capital no puede comprar sus propias mercancías para realizar su ganancia; sería como sacar dinero de su bolsillo izquierdo para ponerlo en el derecho. Como lo sabe cualquier pobre, nadie se puede enriquecer así.
Para acumular, desarrollarse, el Capital debe entonces encontrar compradores que no sean ni los obreros ni los capitalistas. O sea que ha imperativamente de encontrar cauces fuera de su sistema, so pena de ser ahogados con mercancías invendibles que atascan el mercado y que producen un nuevo tipo de crisis que no se conocía en la historia anterior: LA CRISIS DE SOBREPRODUCCION.
Esta contradicción interna (la tendencia natural a la sobreproducción y la obligación de ir encontrando permanentemente cauces exteriores) también es una de las raíces del increíble dinamismo de ese sistema. El capitalismo ha debido realizar comercio con todas las esferas económicas sin excepción: las antiguas clases dominantes, los campesinos y artesanos del mundo entero. La historia de finales del siglo xviii y de todo el xix ¡es la de la colonización, de la conquista del planeta por el capitalismo! La burguesía estaba entonces hambrienta de nuevos territorios en los que obligaba a la población, por cualquier modo, a comprar sus mercancías. Pero al hacerlo, también transformaba sus economías arcaicas, integrándolas poco a poco a su sistema. Las colonias, lentamente, también se integraban al capitalismo y producían según las leyes de ese sistema. No solo sus economías eran entonces siempre menos capaces de ser cauces para las mercancías europeas y de EE.UU., sino que ellas también empezaban a generar a su vez una sobreproducción. Para desarrollarse, el Capital estaba entonces condenado a descubrir nuevos territorios, siempre y siempre más.
Esta historia hubiera podido ser interminable si nuestro planeta no fuera una bolita redonda; para su desgracia, el Capital le dio la vuelta en 150 años. A principios del siglo xx, todos los territorios están conquistados, las grandes naciones históricas del capitalismo se han repartido el mundo. Desde entonces, ya no se trata para ellas de nuevas conquistas sino de tomar, por la fuerza armada, los territorios que dominan las demás naciones concurrentes. Alemania, la menos rica en colonias, se mostrará por ello ser la nación más agresiva, desencadenando la Primera Guerra Mundial, por esa necesidad que formulará explícitamente Hitler en su marcha hacia la Segunda Guerra Mundial: "exportar o morir".
Desde ese momento, tras 150 años de expansión, el capitalismo se vuelve un sistema decadente. El horror de las dos guerras mundiales y la Gran Depresión de los años 30 lo prueban dramáticamente.
Sin embargo, aun tras haber destruido durante los años cincuenta los pocos mercados extracapitalistas que aun sobrevivían (como el campesinado en Italia y España, obligados a la emigración), el capitalismo no se ha hundido en una crisis mortal de sobreproducción. ¿Por qué? Ahora volvemos a nuestra idea inicial que debíamos demostrar: si "el capitalismo produce más mercancías que las que puede absorber su mercado", ha sabido crear un mercado artificial; Desde finales de los 60 al famoso verano del 2007, la economía mundial no ha podido sobrevivir sino recurriendo sistemáticamente al endeudamiento.
Estos últimos cuarenta años se pueden resumir a una serie de recesiones y relanzamientos financiados a golpe de crédito. El Capital ha recurrido siempre más masivamente al endeudamiento en cada crisis abierta. Y ahí no se trata de apoyar el "consumo de las familias" a través de ayudas estatales... no, sino a los Estados que se han endeudado para mantener artificialmente la competitividad de sus economías cara a las demás naciones (financiando directamente una inversión infraestructural, prestando a los bancos con tasas bajísimas para que puedan a su vez prestar a las empresas y a las familias...). En breve, abriendo de par en par las compuertas del crédito, el dinero ha corrido a mares y, poco a poco, todos los sectores de la economía se han colocado en situación clásica de sobreendeudamiento: cada día, siempre mas deudas deben contraerse para... rembolsar las deudas de ayer. Esa dinámica conduce obligatoriamente a un callejón sin salida.
En ese sentido, el verano 2007 abrió un nuevo capítulo en la historia de la decadencia capitalista. Se fue acabando la capacidad de la burguesía para frenar el desarrollo de la crisis recurriendo siempre más masivamente al crédito. Hoy en día, las sacudidas suceden a las sacudidas sin que entre ellas haya respiros o verdaderos relanzamientos. Se ha vuelto patente la impotencia de la burguesía para encarar la nueva situación. En 2007, con el estallido de la burbuja de las "subprimes" y en 2008 con la quiebra del gigante bancario Lehamn Brothers, todos los Estados del mundo solo han sido capaces de una cosa: reflotar el sector de las finanzas dejando estallar literalmente la deuda pública. El problema, es que no se trataba de un "empujoncito" puntual: desde el 2007, la economía mundial, los bancos y las bolsas ya no sobreviven sino por la transfusión permanente de dinero publico resultante de nuevas deudas o, más directamente, de la máquina de hacer billetes. Un solo ejemplo: EE.UU. En 2008, para salvar su sector financiero de la quiebra generalizada, el banco central americano (la FED) lanza un primer plan de nueva compra de activos (el QE1 - "Quantitative Easing 1") de más de 1400 mil millones de dólares. Apenas dos años más tarde, en enero del 2010, debe repetir la operación de apoyo lanzando un QE2: 600 mil millones de dólares son entonces inyectados gracias a la máquina de hacer billetes. Pero el esfuerzo sigue insuficiente. Apenas seis meses después, en verano del 2010, la FED debe repetir la recompra de créditos llegados a plazo, por 35 mil millones de dólares mensuales. Si sumamos, desde que empezó la crisis, son 2300 mil millones de dólares que salieron de los cofres del Banco central americano. ¡Es el equivalente del PIB de países como Italia o Brasil! Y la historia, evidentemente, no se para ahí. En el verano del 2011, la FED estará obligada a lanzar un QE3, luego un QE4 ([1])...
La economía mundial es un pozo sin fondo o más bien una especie de hoyo negro; absorbe cantidades de dinero-deuda siempre más astronómicas.
¿El porvenir? ¡Inflación y recesión!
Sin embargo, seria falso afirmar que las inmensas cantidades de dinero inyectadas hoy por todos los Estados del planeta no tienen ningún efecto. A doble título. El sistema se hundiría literalmente sin ellas. Pero hay otra consecuencia: el aumento sin precedentes de la masa monetaria mundial, particularmente en dólares, está corroyendo el sistema, teniendo en él efecto de un veneno. El capitalismo se ha vuelto un enfermo agonizante dependiendo de su suministro de morfina; sin ella se muere, pero cada inyección lo roe un poco más: si las inyecciones de deudas de los años 1967-2007 permitieron sobrevivir a la economía, hoy en día las dosis necesarias lo conducen a la muerte.
Concretamente, al hacer funcionar la máquina de hacer billetes, los bancos centrales producen conscientemente lo que los economistas llaman "papel mojado". Cuando crece la masa monetaria más rápido que la actividad real, ella pierde de su valor. En consecuencia aumentan los precios, es la inflación ([2]). Los EE.UU. son evidentemente en este momento los campeones toda categoría. Saben que su moneda es el pilar de la estabilidad económica desde finales de la Segunda Guerra Mundial. Hoy en día, nadie todavía puede prescindir del dólar. Por ello son ellos quienes pueden desde el 2007 crear la mayor cantidad de moneda para apoyar a su economía. Si el dólar no se ha hundido, es porque China, Japón, etc., fueron obligados a su pesar a comprar dólares. Pero este equilibrio precario también comienza a acabarse. Los compradores de Bonos del Tesoro americano (T-Bonds) son cada vez menos porque todos saben que en realidad ya no valen nada. Desde el 2010, de hecho ¡es la misma FED que compra sus propios T-Bonds para mantener su valor! Y sobre todo, la inflación empieza a desarrollarse de forma importante en EE.UU. (entre 2 y 10 % según las fuentes, siendo probablemente la más alta la más realista, la que de todos modos es resentida por los obreros cuando hacen sus compras...). El Presidente de la FED de Texas, Richard Fisher, que es miembro este año del Comité de Política Monetaria, ha alertado recientemente contra la amenaza creciente de una "hiperinflación" comparable a la de la República de Weimar en 1923[3].
Ahí se trata de una tendencia fundamental, la inflación está ganando progresivamente a todos los países. Existe por cierto una desconfianza creciente de los capitalistas con respecto a cualquier moneda. Las convulsiones venideras, las quiebras probables de grandes empresas, de bancos, incluso de Estados, plantean una inmensa interrogante sobre el comportamiento del mercado monetario internacional. La consecuencia es inmediata: el oro se dispara. Tras una alza de 29 % en 2010, sus cursos baten record sobre record y acaban de franquear por primera vez la barrera de los 1500 dólares. O sea cinco veces más que hace diez años. El mismo fenómeno se observa con la plata, en su punto más álgido desde treinta y un años. La Universidad de Texas, que forma economistas, colocó últimamente toda su tesorería (unos mil millones de dólares) en oro. ¡Vemos aquí la confianza que tiene la gran burguesía norteamericana en su propia moneda! Y no se trata más que de un epifenómeno. Los mismos bancos centrales han comprado más metal amarillo en 2010 que lo que han vendido, por primera vez desde 1988. No se trata sino del último párrafo del acto de entierro de los acuerdos de Bretton Woods (no oficialmente sino en hechos) que establecieron un sistema monetario internacional apoyado en la estabilidad del dólar tras la Segunda Guerra Mundial.
Evidentemente, la burguesía es consciente del peligro. Incapaz de cerrar las compuertas del crédito como de parar las rotativas de la máquina de hacer billetes, intenta limitar los desgastes y reducir el endeudamiento imponiendo planes draconianos a la clase obrera. Casi por todos lados, los sueldos tanto del privado como del público ya están congelados o amputados, las ayudas sociales y de salud se hunden... en otros términos, la miseria se desarrolla. En EE.UU., Obama anuncio que quería reducir el déficit norteamericano de 4 mil billones de dólares en doce años. ¡Los sacrificios que serán impuestos a la población son inimaginables! Pero claro está, esa tampoco será la solución. En Grecia, Portugal, Irlanda, España..., los planes de rigor se suceden y los déficits siguen profundizándose. El único efecto de esa política es el de hundir aún más la economía en la recesión. Solo queda una solución a esa dinámica: tras la quiebra de las familias norteamericanas en 2007, de los bancos en 2008, ahora es inevitablemente la hora de los Estados dirigirse hacia la quiebra. No hay que hacerse ilusiones, la incapacidad de pago de países como Grecia anuncia el porvenir no lejano. Hasta estados norteamericanos como el de California están expuestos.
Es imposible fijar plazos, saber precisamente dónde y cuándo la economía mundial va a padecer un nuevo crack. ¿Será la catástrofe que toco a Japón (y que hizo hundirse la producción de más de un 15 % en marzo) que servirá de detonador? ¿Será la desestabilización en Oriente Medio? ¿Será el hundimiento del dólar o la quiebra de Grecia o España? Nadie puede preverlo. Una cosa es cierta: nos espera una serie de recesiones de una brutalidad impresionante. Tras el lento desarrollo de la crisis económica mundial desde el 67 hasta el 2007, hoy entramos en una nueva fase de la decadencia del capitalismo caracterizada por convulsiones incesantes del sistema y el estallido de la miseria.
Pawel (30 de abril del 2011)
[1] Aunque lo hará seguramente sin decirlo oficialmente para no reconocer el fracaso patente de todas las medidas precedentes.
[2] Los lectores quisquillosos dirán: "pero esta masa monetaria aumentó desmedidamente en los años 1990-2000 sin producir efecto inflacionista". Tendrán razón y se explica sencillamente: la saturación del mercado real llevo los capitales a huir hacia la economía virtual (las bolsas). Dicho de otra forma, al aumentar la masa monetaria ante todo en la esfera financiera, no fueron los precios de la mercancía los que aumentaron sino los de las acciones. Pero esta especulación, tan loca y desconectada sea de la realidad, reposa de todos modos, in fine, sobre las empresas que producen valor. Cuando éstas son masivamente amenazadas por la quiebra (en particular los bancos), ese jueguecito de casino empieza a oler a quemado. Eso fue lo que ocurrió en 2008, el crac, y lo que va a ocurrir en un provenir cercano. Por ello los investigadores se echan actualmente sobre el oro y los productos alimenticios, buscando "valores refugios". Más lejos en el artículo volvemos sobre ese tema.
[3] Periodo en el que Alemania se vio sometida a una inflación de locura. Para comprar una caja de cerillas hacía falta una carretilla de billetes.
En el movimiento de los « indignados » en España, en Francia y otros países, Democracia Real Ya (DRY) ha explotado el legítimo asqueo de los jóvenes hacia los partidos políticos burgueses (así como la corrupción de los políticos) para promover una ideología muy perniciosa: el apoliticismo. Así hemos podido oír a los mentores de DRY hacer creer a los indignados que su movimiento de protesta contra los efectos de la crisis del capitalismo (y especialmente el desempleo entre los jóvenes) debía ser un movimiento "apolítico", fuera y contra de todos los partidos, asociaciones y sindicatos. En todos los lugares los compañeros politizados debían respetar la siguiente consigna: «no hablar en nombre de sus grupo político sino como simples ciudadanos»[1]. Todos los que hacen política serían sospechosos de querer dividir o recuperar el movimiento a cuenta de su propia capilla.
¡La hipocresía de DRY no tiene límites! Resulta que tras este escaparate pretendidamente "apolítico" se ocultan en realidad no solamente todo un abanico de partidos de izquierda del capital sino igualmente partidos de derecha y de extrema derecha (puesto que sus militantes tienen derecho de ciudadanía en las asambleas bajo el disfraz de "ciudadanos por encima de toda sospecha")[2]
Esta conjunción es en realidad una unión sagrada de todas las buenas almas respetuosas de la "ciudadanía" capitalista que nos convida a seguir la política demagógica y populista de DRY. Con ello lo que pretende es atar a los jóvenes proletarios al carro del orden capitalista.
Cuando DRY nos llama a reivindicar una reforma de la Ley electoral en España, cuando nos pide ir a votar aunque sea a partidos minoritarios, cuando sus eslóganes engañosos nos hablan muy "radicalmente" de luchar contra la "dictadura de los bancos", lo que propaga la ilusión de un capitalismo "limpio", "ético", de "rostro humano", todo eso no es otra cosa que política. Esta política es una política reformista, de gestión de la crisis económica, la política que llevan los partidos de izquierda del Capital, con sus políticos más o menos "presentables" o más o menos corruptos (los Strauss Kahn, Zapatero o Papandreu)[3]
Eso del apoliticismo es pura mistificación pero es igualmente una trampa peligrosa para los explotados. Esta ideología hipócrita tiene como objetivos quitarles los medios propios de lucha para arrastrarlos al terreno podrido de la legalidad de la democracia burguesa. Los partidos de izquierda y los sindicatos, tras habernos propinado tantos golpes bajos, son cada vez menos creíbles en sus venenos: las divisiones corporativistas y sectoriales, el copo de las luchas, el control bajo cuerda de las asambleas, las ilusiones reformistas y electorales. Los explotados sentimos una creciente desconfianza hacia sus propósitos, los rechazamos cada vez más, detectamos lo asqueroso de su conducta. Y he aquí que el apoliticismo del altermundialismo toma el relevo y con aires nuevos pretende reflotar la misma ponzoña aunque eso sí después de haberle pasado el desodorante para quitarle el olor viejo de los partidos tan denostados. Se trata de un juego de prestidigitación que tiene por objetivo devolvernos al redil del que intentábamos salir: los partidos de izquierda y los sindicatos. Se trata de hacernos olvidar la conciencia que apuntaba lo que se decía en las Asambleas de Madrid: « ¿Dónde está la Izquierda? Al fondo a la derecha».
No debemos olvidar las experiencias del pasado. En nombre del apoliticismo el fascismo llegó al poder en los años 30 diciendo que ellos no eran ni de derechas ni de izquierdas. Con el manto del apoliticismo muchos movimientos sociales genuinos han podido ser recuperados por los promotores patentados de esta ideología, ATTAC y DRY.
Es lo que vimos por ejemplo en Francia, en el movimiento de los estudiantes contra el CPE (Contrato de Primer Empleo)[4] donde numerosos hijos de la clase obrera fueron recuperados, entre otros por el NPA[5], para la perspectiva de las elecciones presidenciales de 2007, desviados hacia el terreno de la cabina de voto detrás de un frente unido "anti-Sarkozy".
Para no ser recuperados y devorados por los lobos con disfraz de cordero, las jóvenes generaciones actuales deben recordar el eslogan de los estudiantes en Mayo 68: «Si tu no te interesas por la política, la política se interesará por ti».
¡Claro que debemos interesarnos por la « política»! Debatir y confrontar las ideas políticas en asambleas generales es el único medio de desenmascarar a nuestros falsos amigos, de desmontar las trampas y de no dejar que nuestras luchas sean confiscadas por esos políticos especializados en la negociación y la maniobra. En la confrontación y en el debate político, dentro de las Asambleas soberanas, los explotados podremos distinguir entre los grupos políticos que defienden verdaderamente nuestros intereses y los que juegan el rol de perros de presa del capital.
La lucha de la clase explotada contra la clase explotadora es siempre un combate político. Solamente en este combate, desarrollando un debate lo más amplio posible, los explotados podrán construir una relación de fuerza a su favor frente a la ignominia del Capital y de todo su personal político. En este combate político, que tiene como teatro la calle y las Asambleas, podrán recuperar su identidad de clase, desarrollar su solidaridad y su unidad, reencontrar la confianza en su propia fuerza.
La clase explotada, tanto si es asalariada como si está en el desempleo, es la única fuerza política capaz de cambiar el mundo, destruir el capitalismo y construir una sociedad verdaderamente humana liberada de la crisis, la guerra y la explotación
Sofiane (29 juin)
[1] Ver el artículo de nuestra sección en Francia Altercados entre DRY y la CCI, https://fr.internationalism.org/icconline/2011/dossier_special_indignes/altercations_entre_democratie_reelle_maintenant_et_le_%20cci_a_paris.html [333]
[2] En Francia tras DRY se ocultan PS, PC, NPA, Frente de Izquierdas etc. En España, miembros de ATTAC, de IU, del PSOE, del movimiento republicano de García Trevijano, de UPYD de la señora Díez, así como grupúsculos neoliberales "radicales" e incluso de extrema derecha.
[3] Se critica mucho al PSOE diciendo que "PSOE-PP la misma mierda es" pero las propuestas de DRY se parecen como dos gotas de agua a las que el PSOE tiene en sus programas electorales, sobre todo en 2004 cuando estaba en la oposición y sin duda lo que en 2012 prometerá cuando vuelva a ella. Por otro lado, una intervención en una asamblea comparó el decálogo de DRY con el programa electoral de UPYD poniendo en evidencia sus numerosas coincidencias.
[4] Para hacerse una idea de lo que fue este movimiento ver las Tesis sobre el movimiento de estudiantes en Francia https://es.internationalism.org/rint/2006/125_tesis [64]
[5] NPA: Nuevo Partido Anticapitalista, partido francés de origen trotskista que se pretende una alternativa a PS y PC.
Hoy va cada día menos gente a las reuniones, que ya no se pueden llamar asambleas, donde no se permite una discusión. Varias comisiones "filtran" la toma de la palabra y prácticamente no se permite hablar de una perspectiva de lucha social. Se sirven para votar o "consensuar" consignas democráticas como si fueran la expresión del movimiento, cuando la mayoría no las conoce ni las ha discutido y mucha gente está abiertamente en contra. Con la excusa del "apoliticismo" se cuela la misma política del "PSOE y PP la misma mierda es".
¿Qué ha pasado? ¿Tienen razón los que dicen que desde el principio esto era un movimiento ciudadano de reforma democrática, un montaje? ¿O está habiendo un ataque contra las asambleas, un sabotaje para acabar con el reencuentro masivo, la discusión y la reflexión, porque asustan y ponen en tensión al Estado?
Cuando dos días después de la brutal represión de las manifestaciones del 15M, se montan acampadas en Sol, que sirven de ejemplo para otras ciudades, y se va reuniendo más y más gente en las plazas, organizando discusiones y asambleas, la movilización es completamente espontánea. Mienten cínicamente los que ahora, como ¡Democracia Real Ya!, quieren atribuirse la iniciativa del movimiento. Estos mismos "señores ciudadanos" se preocuparon bien entonces de dejar claro que el movimiento de las acampadas no eran ellos. O como se dice en un texto firmado por Algunxs anarquistas madrileñxs: «se encargaron de expresarlo de la manera más asquerosa posible: desmarcándose de los incidentes tras la mani y señalando a quien hiciese falta».
La agravación de los ataques a nuestras condiciones de vida, el desempleo, los desahucios, los recortes sociales, el ejemplo de la plaza Tharir y del norte de África, de las luchas contra las pensiones en Francia, de los estudiantes en Gran Bretaña, de Grecia, las discusiones en los centros de trabajo o en minorías, los comentarios en facebook y Twitter, y por supuesto el hartazgo de la comedia parlamentaria y la corrupción... Todo eso y más, hizo que, de manera impredecible, estallara el descontento, la indignación, desencadenando un torrente de vitalidad, de combatividad, rompiendo la normalidad democrática de la pasividad y el voto.
Miles y a veces decenas de miles de personas se juntaron en las plazas centrales de las ciudades más importantes de España convertidas en Ágoras. Acudían después del trabajo, se quedaban acampados, iban con la familia, se buscaban...y hablaban y hablaban. La palabra se "liberó"[1] en las asambleas. Hasta los más anti-Estado se daban cuenta de que esto no era un movimiento en los cauces estatales democráticos, como dice el mismo texto anarquista citado antes: «Es como si, de repente, la pasividad y el ir cada uno a lo suyo se hubiesen roto alrededor del Km. 0... Los primeros días, si hacías un corrillo para hablar de algo, la gente arrimaba la oreja para intervenir, para escuchar. Ha sido normal ver a la gente más variopinta discutiendo en pequeños grupetes. Los grupos de trabajo y las asambleas generales son acontecimientos masivos de entre 500, 600 y 2000 personas (sentadas, de pie, arrejuntándose para oír algo), etc. Y aparte de esto, esa sensación permanente de buen ambiente, de "esto es algo especial". Todo esto alcanzó su punto álgido la noche del viernes al sábado, cuando empezó la jornada de reflexión. Escuchar a más de 20.000 personas gritar "Somos ilegales" y disfrutar como niños de saltarse la ley, la verdad, impresiona».
Es cierto que el movimiento no ha planteado una confrontación abierta sobre reivindicaciones contra el Estado democrático. De hecho, cada tentativa de llegar a reivindicaciones concretas se desviaba hacia la "reforma democrática", introduciendo las consignas de ¡Democracia Real Ya!. Y es normal, porque falta la confianza para lanzarse a una lucha, y la claridad sobre la perspectiva, y sobre todo falta que la clase obrera recupere su identidad como sujeto revolucionario y pueda ponerse a la cabeza de un asalto revolucionario. Pero la discusión, la reflexión y la tentativa de tomar la lucha a cargo es el camino precisamente para la confianza, la claridad y la recuperación de la identidad de la clase obrera, como han mostrado, particularmente en Barcelona, las tentativas de sectores en huelga de unirse a las asambleas, y la convocatoria de manifestaciones unitarias por reivindicaciones laborales en Tarrasa. La verdadera confrontación con el Estado democrático ha estado en las asambleas autoorganizadas y masivas que se han extendido por todo el país y más allá.
Y eso es justamente lo que el Estado no podía tolerar.
Tras una primera tentativa de frenar los acontecimientos el fin de semana electoral del 22, prohibiendo legalmente las concentraciones, que fue ninguneada por la asistencia masiva a todas las plazas a la hora en que cumplía la ley, la madrugada del Sábado 21 de Mayo, la estrategia ha sido la de combinar la espera del debilitamiento natural del movimiento por el cansancio y la dificultad para plantear una perspectiva de lucha, con el sabotaje desde dentro del movimiento.
Cuando, una semana después de las elecciones municipales, el movimiento empezaba a debilitarse, el Estado ha desencadenado en Madrid y Barcelona, una estrategia con gran repercusión mediática.
En Madrid se ha dado rienda suelta a las lamentaciones de los tenderos y "pequeños empresarios" de Sol, para culpabilizar a las acampadas de la crisis y apoyar una estrategia de "dejar un punto de información" y desmantelar las concentraciones masivas.
En Barcelona, la intervención calculada de los Mossos d'Esquadra[2], si bien ha tenido momentáneamente el efecto de aumentar la asistencia a las concentraciones[3], ha conseguido desviar completamente las discusiones hacia la reivindicación democrática de la solicitud de la dimisión del conçeller de Interior, Felip Puig, introduciendo el discurso de la oposición en contra del nuevo gobierno de derechas y el nacionalismo.
Pero todo eso no hubiera tenido el mismo impacto sin la labor de sabotaje desde dentro de ¡Democracia Real Ya!.
Si los primeros días, ante la avalancha de asambleas, ¡Democracia Real ya! (DRY) no tuvo más remedio que hacer mutis por el foro (nunca mejor dicho), eso no significa que no tratara de tomar posiciones en las comisiones clave de las acampadas y de difundir sus posiciones ciudadanistas de reforma del sistema, como el famoso "decálogo" u otros del mismo estilo ; eso sí, sin dar la cara abiertamente y defendiendo el apoliticismo, que impedía a las demás opciones políticas difundir sus posiciones, mientras DRY las difundía (sin firmar) con el mayor descaro.
Los compañeros anarquistas de Madrid ya detectaban este ambiente al inicio del movimiento: «En muchas comisiones y grupos se está viendo de todo: pérdidas casuales de actas, personalismos, gente que se aferra a las portavocías, delegados que se callan cosas en las asambleas generales, comisiones que se saltan acuerdos, grupitos que quieren mantener el chiringuito, etc. Muchas, seguro, fruto de la inexperiencia y los egos, otras, parecen directamente sacadas de los viejos manuales de manipulación de asambleas».
Pero ha habido que esperar a los primeros síntomas de reflujo del movimiento, para ver una auténtica ofensiva del "movimiento ciudadano", encabezado por DRY, contra las asambleas.
En Sol han sido ellos los que han acusado recibo de las quejas de los tenderos y han impulsado el desmantelamiento de la acampada, para dejar "un punto de información". Son ellos los que filtran las intervenciones en las asambleas, donde ya únicamente se discute de las propuestas de las comisiones, que ellos controlan. Presentan abiertamente sus posiciones como expresión del movimiento, sin que se hayan discutido en las asambleas. Convocan reuniones de coordinación de las asambleas de barrio sin que en estas se hayan elegido delegados que representen a la asamblea; o incluso una asamblea de coordinación nacional para el 4 de Junio de la que prácticamente no se ha oído hablar en las asambleas generales... Y la misma dinámica se ve en todas las grandes ciudades.
En Barcelona se ha secuestrado la libertad de palabra, y las asambleas simplemente tienen que pronunciarse sobre las propuestas elaboradas de espaldas a ellas. La discusión se ha sustituido por Conferencias de profesores intelectuales. Aquí uno de los síntomas más sensibles de la ofensiva contra las asambleas es cómo ha ganado peso el nacionalismo. La primera semana tras el 15M miles de personas abarrotaban la Plaza de Cataluña y discutían en diferentes idiomas, traduciéndose igualmente a varias lenguas los comunicados que se emitían y recibían. Ni una sola bandera catalanista. Recientemente sin embargo, se ha votado hablar exclusivamente en catalán.
En Valencia, más de lo mismo, corregido y aumentado. Dejemos la palabra a un texto titulado Control asambleas en Valencia, que circula anónimamente: «Desde el día 27 la dinámica interna de la acampada y las asambleas diarias ha cambiado radicalmente... y en ellas ya casi no se puede hablar de política ni de problemas sociales... El resumen es el siguiente: una comisión llamada de "Participación ciudadana" y otra llamada "jurídica", en total unas 15-20 personas se han hecho con el control absoluto de la moderación de las asambleas, son "moderadores profesionales" que se imponen también en los corrillos y las comisiones... De la plaza se han retirado todos los carteles que tenían algún contenido político, económico o simplemente social. Ahora es una especie de feria alternativa...No hay libertad de expresión ni en la plaza ni en la asamblea. Han instaurado, en las comisiones que han podido, la dictadura del sistema de "consenso de mínimos" con lo cual nunca se puede llegar a acuerdos con contenido... Han presentado un documento, que pretenden que se apruebe hoy, llamado "Ciudadano participa" donde rodeado de muchas cosas bonitas, se establece que sólo las comisiones tienen derecho a presentar propuestas a las asambleas... En ese papel, se establece que las comisiones ahora ya obligatoriamente, funcionarán por consenso de mínimos... cierre total del control para primero vaciar de contenido el movimiento.». Y por si fuera poco, hoy mismo han convertido una manifestación de jubilados contra el "pensionazo" en una protesta contra el artículo 87,3 de la Constitución; mientras los jubilados gritaban "por una pensión mínima de 800 €" y "por la jubilación a los 60 años", el movimiento ciudadano gritaba "presos desde el 78" para reivindicar una constitución más representativa.
Aunque ha sido en Sevilla, uno de los sitios donde DRY se ha mostrado más al descubierto y ha pedido sin reparos un cheque en blanco a la asamblea, para hacer y deshacer a su antojo. Incluso se ha atrevido a llamar a los participantes en las asambleas a encuadrarse masivamente bajo sus siglas.
Es más que evidente que la estrategia de DRY, al servicio del Estado democrático, consiste en poner por delante un movimiento ciudadano de reforma democrática, para tratar de evitar que surja un movimiento social de lucha contra el Estado democrático, contra el capitalismo. Los hechos han mostrado sin embargo que, cuando el enorme malestar social acumulado encuentra un mínimo terreno en el que expresarse, aparta a un lado sin miramientos a las plañideras de la democracia pluscuamperfecta. Ni DRY ni el Estado democrático pueden detener el desarrollo del descontento social y de la combatividad; pero sí pueden tratar de ponerle todo tipo de trabas.
Y la carga contra las asambleas es una de ellas. Para una "gran minoría" (si se permite usar el término paradójico), estas asambleas son una referencia de cómo buscar la solidaridad y la confianza, de cómo discutir, para tomar a cargo las luchas contra los terribles ataques a nuestras condiciones de vida. Continuar discutiendo como en las asambleas, aunque sea en reuniones más pequeñas, es el camino para preparar las luchas. Organizar asambleas masivas y abiertas cada vez que haya una lucha, es el ejemplo que hay que seguir. El sabotaje de DRY y la imposición del movimiento ciudadano pueden hacer que una parte de esa "minoría creciente" se desengañe y piense que "todo ha sido un sueño". No pueden borrar la historia como el Gran Hermano, pero pueden confundir la memoria.
Por eso la alternativa es defender las asambleas donde aún haya una vitalidad; combatir y denunciar el sabotaje de DRY; y llamar a continuar en cada ocasión, en agrupamientos de minorías o en asambleas en las luchas, la dinámica de tomar a cargo el debate y la lucha.
¡Luchar contra el capitalismo es posible! ¡El porvenir pertenece a la clase obrera!
03.06. 2011
Corriente Comunista Internacional
[1] "Liberar la palabra" ha sido una de las consignas de las recientes asambleas en el movimiento contra el recorte de pensiones en Francia
[2] La burguesía en España no es tan torpe en lo que se refiere a la confrontación con la clase obrera, y menos en Cataluña, y cuesta creer que, pocos días después de la represión de las manifestaciones del 15M, que desencadenaron las movilizaciones, vuelva a meter la pata. Además, las patéticas declaraciones en TVE del portavoz de la oposición del PSC (siempre hay una excepción que confirma la regla), que tachó de "elementos" a los acampados y que dijo que estaban de acuerdo con el desalojo; aunque no con sus formas, muestra que el plan había sido discutido entre gobierno y oposición.
[3] La represión ha sido brutal (aún hay algunos heridos de consideración) por lo que impulsó la solidaridad en diferentes asambleas.
Nuestros lectores muy probablemente han oído o seguido los acontecimientos relacionados con el movimiento "Occupy Wall Street" (Ocupa Wall Street - OWS-). Desde mediados de septiembre miles de personas han participado en la ocupación del Zuccotti Park en Manhattan, a tan sólo algunas manzanas de Wall Street. El movimiento se ha extendido a cientos de ciudades en USA. Decenas de miles de personas han participado en ocupaciones, manifestaciones y asambleas generales con un nivel de autoorganización desconocido en EEUU desde hacía décadas. La población explotada y descontenta ha levantado su voz, mostrando su indignación contra los males del capitalismo. El impacto a nivel internacional de OWS también es algo a tener en cuenta: las protestas han tenido lugar en el centro neurálgico del capitalismo mundial, poniendo sobre la mesa eslóganes y frustraciones similares a las que se han visto en Europa y el norte de África.
Aún así, el futuro del movimiento parece incierto. Aunque muchos participantes expresan su voluntad por continuar las ocupaciones de forma indefinida, cada vez se aprecia más claramente que la energía y espontaneidad inicial del movimiento están en reflujo, a medida que su rasgo más importante, las asambleas generales (AG's), se van transformando cada vez más en meros órganos de asentimiento de la actividad de los "grupos de trabajo" y "comités", muchos de los cuales están dominados por activistas profesionales, izquierdistas, etc. Aunque la situación se mantiene cambiante, creemos que se ha alcanzado cierto punto para que podamos realizar una valoración preliminar del movimiento, de su significado, y de sus puntos fuertes y débiles.
La CCI ha sido capaz de participar en el movimiento en Nueva York, donde varios militantes y simpatizantes cercanos se han acercado en varias ocasiones al Zuccotti Park para hablar con los manifestantes y participar en las asambleas generales. Simpatizantes de la CCI en otros lugares también nos han enviado informaciones de sus experiencias en el movimiento. Se ha abierto también una animada discusión en el foro de nuestra Web[1]. Este artículo es una contribución al debate, y agradeceremos que nuestros lectores se unan a la discusión.
¿Cómo responder a los ataques del capitalismo? La lucha por encontrar el terreno de clase
Antes de nada debemos decir que el movimiento surge de la misma fuente que las revueltas y movimientos sociales que hemos visto a lo largo de 2011, desde el movimiento en Túnez y Egipto a la aparición de los "indignados" en España, las ocupaciones públicas en Israel, o las movilizaciones contra la austeridad y las medidas anti-sindicatos en Wisconsin y otros Estados: el sentimiento de frustración y desesperación de la clase obrera, especialmente de las generaciones más jóvenes, duramente golpeadas por el desempleo[2].
Vemos por tanto una continuidad directa entre el OWS y la voluntad creciente de la clase trabajadora de responder a los ataques capitalistas a nivel internacional. El OWS no se trata de ningún modo de una campaña de la burguesía para sabotear o canalizar la lucha de clase. Al contrario, se trata del último de una serie de movimientos, en gran parte organizados a través de Internet y las redes sociales - al margen de los sindicatos y partidos mayoritarios-, con los cuales la clase obrera está buscando responder a los duros ataques que está sufriendo en el marco de la crisis histórica del capitalismo. El movimiento debe por tanto ser bienvenido como un signo de que el proletariado en EEUU no ha sido completamente derrotado y que no está dispuesto a sufrir ataques de forma indefinida. Sin embargo también vemos distintas tendencias en el seno del movimiento que luchan por imponerse. Las tendencias dominantes muestran claramente una visión reformista, mientras que las tendencias más proletarias están encontrando muchas dificultades para encontrar un terreno de clase sobre el que asentar su lucha.
En defensa de la soberanía de las Asambleas Generales
Quizá el aspecto más positivo del OWS haya sido la aparición de las AG's como órganos soberanos del movimiento, lo que representa un avance respecto a las movilizaciones en Wisconsin, que a pesar de su espontaneidad inicial rápidamente fueron copadas por los sindicatos y la izquierda del Partido Demócrata[3]. La aparición de las AG's representa una continuidad con los movimientos en España, Francia y otros sitios, y muestra claramente la capacidad de la clase obrera de tomar el control de sus propias luchas y aprender de otras luchas a nivel internacional. Se trata este aspecto, la internacionalización de las AG's como forma de lucha, uno de los rasgos más destacados de la fase actual de la lucha de clase. Las AG's son, por encima de todo, un intento de la clase trabajadora por defender su autonomía a través de la participación de todo el movimiento en el proceso de toma de decisiones y de asegurar la más amplia discusión en el seno de la clase.
Sin embargo, a pesar de su importancia en el movimiento, está claro que las AG's en el OWS no han sido capaces de funcionar sin una alto grado de distorsión y manipulación desde los activistas profesionales y los izquierdistas, que han controlado en gran medida los grupos de trabajo y los comités que se suponen están supeditados a los mandatos de las AG's. Este peso ha supuesto una importante dificultad para que en el movimiento pudiera desarrollarse una discusión abierta, y ha sido relevante en evitar que se planteara la cuestión de extender el movimiento más allá de las ocupaciones para llegar a toda la clase obrera. El movimiento 15M en España ha encontrado problemas similares[4].
Al principio de las ocupaciones, a raíz de las persistentes peticiones de los media para que el movimiento estableciera sus metas y reivindicaciones, se formó un comité de prensa con el propósito de publicar un periódico del OWS. Uno de nuestros camaradas estaba presente en la AG cuando el asunto del primer número del periódico -que ya se había publicado y hecho llegar a los media por el comité de prensa- fue abordado. El sentimiento generalizado en la asamblea era de indignación porque el periódico se había publicado y repartido con un contenido que no reflejaba la visión mayoritaria del movimiento, sino que reflejaba la opinión política particular del autor. Se tomó la decisión de retirar de su cargo a la persona responsable. Esta acción representó una pincelada del poder de las AG's para imponerse sobre comités y grupos de trabajo. Se trató de una expresión embrionaria del "derecho inmediato a la revocabilidad".
Sin embargo, algunas semanas después -poco antes de que el alcalde Bloomberg amenazara de desalojo a los ocupantes de Zucotti Park- nuestro camarada encontró un ambiente muy distinto en la asamblea. Con el desalojo amenazando la ocupación, la discusión resultante carecía de cualquier interés real. La mayoría de la AG estuvo tomada por informes de los grupos de trabajo y los comités, sin ninguna discusión. La única discusión que estaba permitida por los organizadores de la asamblea fue tratar la propuesta del presidente del Distrito de Manhattan de limitar la actuación de los tambores a dos horas al día. Esta asamblea en ningún momento abordó el asunto del futuro del movimiento. Ni siquiera se trató la cuestión de cómo llevar a cabo una estrategia para extender el movimiento más allá de sus actuales limitaciones ante la más que probable expulsión de Zuccotti Park.
En esta asamblea uno de nuestros camaradas hizo un intento por proponer que los participantes tuvieran una visión más de futuro y miraran más allá de los límites del parque hacia la clase obrera de la ciudad, donde probablemente encontrarían una cálida acogida. Se le dijo a nuestro compañero que su propuesta no procedía dentro del debate de la limitación de las actuaciones de tambores y que el tiempo límite para las intervenciones (arbitrariamente establecido en un minuto por los organizadores) se había superado. Otra participante propuso crear una delegación para hablarles del movimiento a estudiantes en varios institutos y universidades. Su propuesta también fue rechazada, con muchas voces señalando que no tenían intención de extender el movimiento y que si los estudiantes querían apoyar la ocupación que fueran a Zuccotti Park.
¿Cómo explicar pues la tendencia que ha llevado a los grupos de trabajo, comités y organizadores a paulatinamente tomar el control del movimiento a medida que ha ido pasando el tiempo?
El peligro de la anti-política
El OWS se ha caracterizado desde el inicio por un cierto espíritu "anti-político" que ha servido para amortiguar la discusión, evitar la confrontación de ideas y el desarrollo de reivindicaciones de clase. Esto ha hecho posible que izquierdistas, famosos y políticos de toda ralea intervengan y hablen en nombre del movimiento, permitiendo que los medios hayan podido presentar al OWS como un incipiente "Tea Party de izquierdas"[5].
El rechazo casi militante del OWS a abordar la cuestión de las reivindicaciones y los fines, que pensamos representa un rechazo general a abordar la cuestión del poder, se presenta como una especie de misterio para los revolucionarios. ¿Cómo entender este fenómeno, que también ha estado presente en otros movimientos? Por lo que respecta al OWS, creemos que los factores que a continuación comentamos tienen mucho que ver.
El peso persistente de las campañas ideológicas burguesas sobre la muerte del comunismo
Aunque es cierto que la principal fuerza social detrás del movimiento está en las generaciones obreras más jóvenes, muchos de los cuales nacieron después del colapso del estalinismo en 1989, aún se mantiene un miedo en la clase trabajadora a abordar la cuestión del comunismo. Aunque las ideas de Marx parecen ir recuperando protagonismo en lo que a su crítica del capitalismo se refiere, todavía existe un gran miedo a verse asociado con un sistema que muchos aún creen que "ya se ha intentado y fracasó", y que está en contra del fin de establecer una "verdadera democracia". Mientras que se pueden ver muchos letreros y eslóganes en las ocupaciones citando a Marx en el sentido de que el capitalismo se ha vuelto inviable, todavía existe una gran confusión en lo referente a lo que puede sustituirlo. Por otro lado, la perspectiva a largo plazo es que el peso de las "pesadillas del pasado" se debilite y suponga un obstáculo menor para aquellos que buscan el verdadero significado del comunismo, y de las posibilidades de una nueva sociedad.
El protagonismo de la joven generación
Por lo general el movimiento ha tenido a las nuevas generaciones obreras como las principales impulsoras. Aunque generaciones de trabajadores de mayor edad, afectados por la destrucción masiva de empleos que ha tenido lugar en EEUU desde 2008, también están presentes en el movimiento, sociológicamente la fuerza motriz de estas protestas son proletarios veinteañeros y treintañeros. La mayoría tiene estudios, pero muchos nunca han tenido un trabajo estable en su vida. Estos jóvenes se encuentran entre los más duramente afectados por el gran desempleo a largo plazo que afecta a la economía estadounidense. Pocos tienen experiencia en la vida laboral más que de forma precaria. Su identidad no está vinculada al puesto de trabajo o a una profesión particular. Aunque estos elementos sociológicos probablemente los hacen más propensos a desarrollar un sentimiento de solidaridad más amplio y abstracto, también significa que la mayoría carecen de experiencia en luchas defendiendo sus condiciones de vida y trabajo, estableciendo reivindicaciones y fines concretos. Habiendo sido apartados del proceso productivo, tienen pocas cosas concretas que defender ¡aparte de su dignidad como seres humanos! La necesidad de establecer reivindicaciones y fines concretos no es por tanto algo tan evidente. En un mundo donde no se ve un futuro claro, no es sorprendente que las generaciones más jóvenes encuentren difícil el concretar las características de la lucha por un futuro. Por tanto el movimiento se ha visto atrapado en una especie de celebración del proceso en sí, de las ocupaciones, en tanto que el lugar de ocupación se convierte en comunidad, e incluso en algunos casos en hogar[6]. Otro aspecto que no debe olvidarse es el peso de un discurso político post-moderno, en concreto de aquellos que han pasado por la universidad, que fomenta desconfianza hacia la "tradicional" política de clase.
Dicho esto, no debemos esperar que el movimiento dé más de lo que puede dar en este momento. La mera existencia de asambleas generales es una victoria en sí misma, y proporciona una escuela excelente donde los jóvenes puedan adquirir experiencia y aprender a combatir a las fuerzas de la izquierda burguesa. Todo esto es clave para las luchas por venir.
El contexto específico estadounidense
El OWS necesariamente se inserta en el contexto y características de la política y la historia estadounidenses. Existe poca mención en el movimiento a las raíces internacionales de la crisis y a movimientos sociales de otros países. La creencia dominante en el movimiento es que los enormes problemas a los que se enfrenta la humanidad tienen de una forma u otra su raíz en el comportamiento inmoral de los banqueros de Wall Street, ayudados e incitados por los partidos políticos. La falta de regulación en las finanzas e inversiones, la acumulación sin escrúpulos de deuda con la burbuja inmobiliaria, la creciente influencia de dinero privado en las campañas electorales, la diferencia inmensa entre el 1% más rico de la población y el resto, el hecho de que Wall Street se niegue a reinvertir en la economía estadounidense los miles de millones de dólares obtenidos en plusvalías, son los grandes agravios presentados por el movimiento. Además, la identificación de la "desregulación del capital financiero" como el principal problema ha servido para mantener ilusiones acerca del supuesto papel altruista del Estado burgués.
De forma clara, las posiciones "anti-políticas" han sido un obstáculo para que el movimiento pudiera ir más allá y al final sólo han servido para reproducir la dominación política que tanto teme. Esto debería servir como lección para futuros movimientos. Aunque el movimiento tiene razón en mantener distancias hacia aquellos que quieren hablar en su nombre, la clase trabajadora no puede rehuir el establecer una discusión abierta y una confrontación de ideas. Este proceso de polarización, de establecer reivindicaciones y fines concretos -con toda la dificultad que eso implica- no se puede evitar, si el movimiento quiere avanzar. Al final, un movimiento dominado por un eclecticismo ideológico extremo, en el que "todas las proclamas serían igual de válidas", lo único que va a asegurar es que solamente aquellas posiciones que sean aceptables por la burguesía sean las que avancen. Las posiciones de regular el capitalismo, de cobrar más impuestos a los ricos y de acabar con el dominio total del dinero de las empresas en las elecciones ¡son peticiones que comparten muchas facciones de la burguesía de EEUU! No es por casualidad que Obama quiera pagar su "plan de empleo" gravando más a los millonarios. Hay un gran riesgo de que las principales facciones de la burguesía puedan dirigir el movimiento en una dirección que les sirva para sus propios intereses en sus luchas interburguesas, en el contexto de un resurgir de la derecha. Sin embargo, en última instancia, la completa incapacidad de la burguesía para solucionar su crisis mortal hará que las ilusiones del "sueño americano" se acaben, reemplazados por la pesadilla de la vida bajo el capitalismo.
Sólo la clase obrera ofrece un futuro para la humanidad
A pesar de todas sus debilidades, el movimiento OWS es rico en lecciones para el futuro desarrollo de la lucha de clase. La aparición de asambleas generales -probablemente por primera vez en décadas en EEUU- representa un importante paso adelante para la clase obrera en su búsqueda para llevar su lucha más allá de los límites marcados por los sindicatos y la izquierda burguesa. Debemos sin embargo subrayar que un movimiento centrado en sí mismo en lugar de buscar su extensión a toda la clase trabajadora está condenado al fracaso, ya sea por la represión, la desmoralización o la posterior canalización detrás de las campañas de la izquierda burguesa. En la coyuntura actual de la lucha de clase nos encontramos con una situación donde los sectores de la clase trabajadora con menos experiencia en el trabajo colectivo son los más combativos. Por otro lado, aquellos con más experiencia en luchas concretas en defensa de sus condiciones de vida y trabajo aún se encuentran desorientados por los ataques capitalistas e indecisos acerca de cómo responder a estos. Muchos simplemente se conforman con mantener un empleo, agazapados bajo el peso de la ofensiva capitalista contra las condiciones de vida y trabajo.
Además en los EEUU las continuas campañas de la derecha para aplastar a los sindicatos han tenido el efecto de revitalizar en algún grado a los sindicatos a los ojos de los obreros, desorientándolos[7]. Hasta el punto de que trabajadores afiliados a sindicatos han participado en el movimiento OWS mayormente bajo la pancarta de su sindicato, actuando estos sistemáticamente para separar a sus miembros de los ocupantes de Zuccotti Park. Se ha visto claramente que bajo los sindicatos los trabajadores han jugado el papel de meros "seguidores" del movimiento, ¡pero sin unirse a él! Es en la lucha obrera por defender sus condiciones de vida y trabajo, en el sitio donde la sociedad se reproduce, que los órganos que realmente pueden llevar a cabo la transición a una sociedad de productores asociados -los consejos obreros- pueden emerger. Es en el marco de esa lucha donde el hecho de que el capitalismo ya no puede ofrecer reformas duraderas puede ser descubierto, en la medida que la lucha obrera por sus condiciones de vida y trabajo se ve continuamente frustrada por la persistente crisis económica. Es en el lugar de producción donde el hecho de que la actual sociedad humana únicamente puede reproducirse a nivel global se tornará evidente para la clase trabajadora.
Con todo lo dicho, no queremos minimizar las inmensas dificultades a las que se enfrenta toda la clase obrera en su búsqueda del terreno de clase y de la energía necesaria para responder a los ataques capitalistas. En los primeros embates, creemos que el OWS se ha visto atrapado en el terreno retórico burgués; sin embargo, en un futuro será de un gran valor ya que ha mostrado pinceladas de cómo la clase trabajadora puede tomar el control de sus propias luchas.
Internationalism, 19-10-2011
[1] Ver el Foro en inglés organizado por la CCI.
[2] Ver nuestros artículos sobre el movimiento de los Indignados, el más reciente: /revista-internacional/201108/3175/las-movilizaciones-de-los-indignados-en-espana-y-sus-repercusiones [239]
[3] Aunque a diferencia de Wisconsin, donde por un momento el fantasma de la huelga general estuvo presente en ese Estado, en el OWS la movilización ha sido mucho menos "masiva", con un grupo fijo de ocupantes y aparte quienes han participado de forma irregular
[4] Ver nuestro artículo "Movimiento ciudadano ¡Democracia Real Ya!: dictadura del Estado contra las asambleas masivas" /cci-online/201106/3118/movimiento-ciudadano-democracia-real-ya-dictadura-del-estado-contra-las-asamb [255]
[5] Ver el texto de Peter Beinhart "Occupy Protests' Sismic Effects", como ejemplo de cómo la izquierda burguesa piensa que podría utilizar al OWS como un movimiento de base de apoyo para la presidencia de Obama
[6] Las últimas semanas los medios han informado de varias casos de jóvenes que han dejado trabajos mal pagados o han faltado a clase para participar en el movimiento
[7] Ver nuestro artículo sobre la reciente huelga en Versión "Struggles at Verizon [334]".
El 2 de septiembre, un comentario firmado por Horizonte Comunista al artículo de Revolución Mundial: La revolución de independencia de la Nueva España (México): Expansión mundial del capitalismo y la constitución de naciones [336], empezaba así:
"Palestina, el proletariado, triunfa".
Submitted by ComunistHorizont (no verificado) on Septiembre 2, 2011 - 7:53pm.
Por cierto: no puedo publicar bajo el deleznable artículo en torno a Israel que aparece en cabecera, porque CCI me filtra.
El artículo al que se refiere es: Protestas en Israel: "¡Mubarak, Assad, Netanyahu son lo mismo! [274]
A la sorpresa de los lectores de un artículo de denuncia de la celebración del "Bicentenario de la Revolución de Independencia en México" dispuestos a leer un debate sobre las posiciones del artículo, que se encontraron de entrada con un: "salud, hermanos de los pueblos árabes!", se sumaba igualmente la sorpresa de los lectores que nos conocen bien, de que la CCI hubiera "filtrado" comentarios de debate sobre los artículos que publica en su web.
Nosotros defendemos que La cultura del debate es un arma de la lucha obrera [224], y por eso nos hemos dado el medio de los "comentarios" sobre los artículos en la página web, donde nuestros lectores (de forma completamente anónima) pueden expresar sus posiciones y entablar discusiones entre ellos y con la CCI. Este medio conlleva inevitablemente algunos comentarios fuera de lugar, o insultos gratuitos; y en alguna ocasión que se han acumulado, los hemos borrado e incluso hemos publicado una pequeña nota de toma de posición. También significa que pueden haber comentarios que defienden posiciones abiertamente estalinistas o izquierdistas en general, que consideramos ajenas al terreno del proletariado; sin embargo, en la medida en que esas posiciones tienen una presencia en el medio obrero y un cierto peso sobre sus reflexiones, dan una oportunidad para la confrontación y las respuestas aportan al esclarecimiento, aún cuando los defensores de esas posiciones no sean sólo compañeros confundidos, sino directamente grupos izquierdistas; a condición únicamente de que sus comentarios se ciñan a los sujetos de debate que se plantean en los artículos y no sean simplemente una plataforma para insultar y atacar a la CCI, o para lanzar manifiestos con sus posiciones.
Por esas mismas razones y contrariamente a lo que dice Horizonte Comunista, no hemos "filtrado" hasta ahora ninguno de sus comentarios, como lo prueba que justamente a propósito del artículo mencionado de las protestas en Israel, se pueden ver hasta 9 comentarios de Horizonte Comunista (es decir, ahí donde según dice "no le dejan publicar"). Visiblemente pues, Horizonte Comunista confunde su incompetencia informática o su falta de paciencia ante un posible "cuelgue" momentáneo de la web, con medidas en su contra. Lo que no quita para que haga leña de eso para atacar a la CCI.
Hasta ahora en total, sino no nos fallan las cuentas, en dos meses (Agosto y Septiembre) y lo que va de este, se han publicado 23 comentarios de Horizonte Comunista.
Pero que hasta ahora, contrariamente a lo que dice Horizonte Comunista, no hayamos filtrado ninguno de sus comentarios, no quiere decir que no vayamos a filtrarlos nunca. De hecho en algunos de sus comentarios hay dos cuestiones que nos empujan a considerar el bloqueo o la "filtración" de los comentarios de este grupo:
- El convertir los comentarios en una plataforma de ataque a la CCI, donde las descalificaciones y los insultos gratuitos animan todo tipo de ataques, como así ha podido verse cuando los comentarios de Horizonte Comunista han animado los ataques de los "amigos de Anibal" que se han presentado a la cita para jalear las amenazas a la CCI; ese ambiente de razia contra la CCI y sus simpatizantes es intolerable;
- El utilizar la página de la CCI como herramienta para su propaganda política maoista-estalinista de la peor catadura, publicando en lugar de comentarios, artículos que no tienen nada que ver con las publicaciones de nuestra web, como es el caso de los últimos "comentarios" hasta ahora: por ej "Respuesta de HC al partido comunista maoísta de Italia".
Por estas razones, efectivamente a partir de ahora vamos a "filtrar" los comentarios de Horizonte Comunista.
17 de Octubre de 2011, CCI
Recientemente recibimos este texto de los compañeros del grupo TPTG ("Ta Paidia Tis Galarias") en Grecia, y estamos muy entusiasmados al publicarlo, ya que éste representa una de las primeras declaraciones claras sobre el "movimiento asambleario" en Grecia, escrito por compañeros que han estado tomando parte en dicho movimiento. Su análisis de los recientes acontecimientos en Grecia se asemeja mucho a lo que hemos estado diciendo sobre el movimiento de los "indignados" en España que proporcionó un catalizador inmediato para las movilizaciones en Atenas y en otras ciudades griegas. Así como nosotros identificamos una lucha "dentro" del movimiento en España entre un "ala democrática" que tiene como objetivo recuperar las asambleas en beneficio de un proyecto de reforma del capitalismo, y un ala proletaria que está por el desarrollo de la auto-organización y por un cuestionamiento fundamental de las relaciones sociales capitalistas, el texto del TPTG concluye diciendo:
"Una cosa es cierta: este volátil, contradictorio movimiento atrae la atención de todos los flancos del espectro político y constituye una expresión de la crisis de las relaciones de clase y la política en general. Ninguna otra lucha se ha expresado de una manera más ambivalente y explosiva en las últimas décadas. Lo que todo el espectro político encuentra inquietante en este movimiento asambleario es que la ira y la indignación del proletariado de base (y de la pequeña burguesía) no se expresan más a través de los canales de mediación de los partidos políticos y los sindicatos. Por lo tanto, no es tan controlable y sí es potencialmente peligroso para el sistema representativo político y sindical en general... el carácter multiforme y abierto de este movimiento pone en la agenda la cuestión de la auto-organización de la lucha, incluso si el contenido de ésta sigue siendo vago".
En resumen: a pesar de sus muchas debilidades (y el movimiento en Grecia parece sufrir en mayor medida el peso muerto del nacionalismo que su contraparte en España), toda esta experiencia es un momento muy importante en el surgimiento de una forma más profunda de la consciencia de clase y la organización proletarias, momento en el que los revolucionarios necesitan estar activamente implicados. Independientemente de las discrepancias que puedan existir entre nuestras organizaciones, se desprende de este texto que los principios que tenemos en común son aún más importantes: oposición a las maniobras de los izquierdistas y los sindicatos, rechazo total al nacionalismo, y un esfuerzo decidido por contribuir a la aparición de lo que los compañeros del TPTG llaman una "esfera pública proletaria" que hará posible que un número creciente de nuestros hermanos de clase no sólo encuentre la manera de resistir a los ataques del capitalismo a nuestras vidas, sino que desarrolle las teorías y acciones que nos conduzcan juntos a una nueva forma de vida social.
CCI, Julio de 2011
El movimiento de las asambleas en las plazas comenzó inesperadamente el 25 de Mayo en Atenas. Es incierto cuál fue el grupo inicial que tomó la iniciativa de hacer un llamado a una manifestación en la plaza Sintagma en Facebook para expresar su "indignación" e ira por las medidas de austeridad del gobierno. Parece, sin embargo, que algunas personas en torno a
un grupo político influenciado por la más reciente ideología democrática de Castoriadis estuvieron involucradas, entre otras, en dicha iniciativa. La convocatoria fue favorablemente replicada por los medios de comunicación y durante los primeros días se hizo referencia a una pancarta que supuestamente apareció en las movilizaciones en España: "Shhh, no grites, que despertaremos a los griegos" o algo así. Por supuesto, nadie podía esperar lo que seguiría.
La convocatoria inicial fue una declaración de independencia y separación de los partidos políticos, la representación y las ideologías. También expresaba el deseo de protestar pacíficamente contra la gestión estatal de la crisis de deuda y contra "todos los que nos han llevado a esto". Además, una consigna principal era la "democracia real", que rápidamente se sustituyó unos días más tarde por la de "democracia directa". El esfuerzo inicial, por parte de los organizadores, de establecer un conjunto de normas democráticas específicas para la asamblea fue rechazado por los participantes. Sin embargo, pasados unos días, se establecieron ciertas regulaciones, como el límite temporal de los discursos (90 segundos), el modo en que alguien puede proponer un asunto para la discusión (por escrito, dos horas antes del comienzo de la asamblea) y la manera como se elige a los que van a hablar (mediante sorteo). Hay que mencionar también que alrededor del núcleo central de la asamblea general hay siempre un montón de discusiones, eventos o incluso confrontaciones entre los participantes.
Al comienzo había un espíritu comunitario en los primeros intentos por autoorganizar la ocupación de la plaza y, oficialmente, no se toleraba a los partidos políticos. Sin embargo, los izquierdistas y especialmente los de SYRIZA (Coalición de la Izquierda Radical) [[1]] se implicaron rápidamente en la asamblea de Sintagma y tomaron importantes posiciones en los grupos que se formaron para gestionar la ocupación de la plaza. Más concretamente, se metieron en el grupo de "secretaría" [[2]] y en el responsable de "comunicación". Estos dos grupos son los más importantes porque organizan la agenda de las asambleas, así como el fluir de la discusión. Hay que saber que esta gente no declara abiertamente su afiliación política y se presentan como "individuos". Sin embargo, estos políticos son incapaces de manipular completamente una asamblea tan volátil y heterogénea, dado que prevalece la deslegitimación de los partidos políticos. Es muy difícil, no obstante, participar como un individuo en estos grupos concretos, ya que tienes que enfrentarte a la sombra de los mecanismos de partido de los izquierdistas.
Las manifestaciones organizadas diariamente fueron haciéndose cada vez más masivas y expresaron la deslegitimación total del Gobierno y del sistema político en general. En la más
grande, participaron unas 500.000 personas (el sábado 5 de junio). La composición social de la multitud que está saliendo a la calle todos los días abarca desde trabajadores, parados, pensionistas y estudiantes hasta pequeños empresarios o antiguos pequeños jefes duramente golpeados por la crisis. En estas manifestaciones en la plaza Sintagma se generó desde los primeros días una separación entre los que estaban "arriba" (al lado del Parlamento) y los de "abajo" (en la plaza). Entre los primeros, estuvieron presentes desde el principio grupos nacionalistas y de extrema derecha, que trataron de influir al sector más conservador y/o menos politizado (ya fueran proletarios o antiguos pequeños empresarios proletarizados). Es bastante común que se reúnan frente al Parlamento para ondear banderas griegas, hacer el signo de la mano abierta [[3]] a los diputados, corear lemas populistas y nacionalistas como "¡Traidores!" o
"¡Ladrones!" o incluso cantar el himno nacional. Sin embargo, el hecho de que esta gente sea más conservadora políticamente no significa necesariamente que sea más controlable cuando se intensifican los conflictos con la policía o que se les pueda considerar miembros de los grupos de extrema derecha organizados. Por otra parte, el segundo grupo que forma la asamblea está más orientado hacia la izquierda democrática (patriota, antifascista, antiimperialista), como puede observarse en los comunicados aprobados (consultar https://real-democracy.gr/ [339])
y es también de composición proletaria (trabajadores parados, funcionarios, estudiantes universitarios, trabajadores del sector privado, etc.).
Los izquierdistas han conseguido organizar una serie de debates sobre la "crisis de deuda" y la
"democracia directa" invitando a ponentes procedentes de los sectores
académicos de izquierdas (por ejemplo economistas políticos de izquierdas como
Lapavitsas) que están relacionados con partidos de izquierdas minoritarios
(sobre todo SYRIZA y ANTARSYA [[4]]).
La organización de estos actos reproduce y refuerza la división entre
"expertos" y "no expertos" y el contenido de las presentaciones de los oradores
invitados ha estado centrado en una gestión política y económica alternativa de
las relaciones capitalistas y de la crisis. Por ejemplo, las principales
opiniones expresadas con respecto a la cuestión de la deuda van desde
propuestas de "reestructuración de la deuda" hasta la cancelación de la "parte
más detestable de la deuda", o llamadas a una suspensión de pagos inmediata por
parte del Estado griego o la salida de la Eurozona y la UE. En cualquier caso,
el contenido político expresado en estos actos es el de una ruta alternativa y
más patriótica para el "desarrollo del país" y la creación de un Estado
socialdemócrata. En otras palabras, estos actos tratan de dirigir el debate
hacia un camino alternativo para la reproducción de las relaciones capitalistas
en Grecia que llevará a cabo un Gobierno distinto en el que los izquierdistas
habrán asumido el papel que merecen... En ocasiones se han planteado críticas por
parte de los participantes en la asamblea al prominente papel de los expertos
en los actos, así como a la concepción de la deuda como un asunto logístico y
nacional. Sin embargo, han sido críticas demasiado débiles como para cambiar el
rumbo de la asamblea. La propuesta más conocida de una gestión izquierdista de
la "deuda nacional" viene de la Comisión de Informes Griegos, constituida por
varios políticos, académicos y burócratas sindicales de izquierdas, y que apoya
la idea de la cancelación de la "parte más detestable de la deuda", siguiendo
el modelo de Ecuador. La presencia de esta Comisión se estableció en la plaza
los primeros días, contra las resoluciones aprobadas para excluir a los
partidos políticos y organizaciones con el pretexto de ser ¡una "asociación de
ciudadanos"!
Algunos de nosotros nos hemos implicado en una asamblea temática formada por la general, sobre
asuntos laborales y de desempleo, llamada Grupo de Trabajadores y Parados. En
cooperación con otros compañeros, esta asamblea ha intentado promover la
práctica autoorganizativa de la "suspensión de pagos" proletaria, desde abajo,
para la satisfacción directa de nuestras necesidades. Por supuesto, esta última
es completamente contraria a las propuestas de la izquierda política de
"suspensión de pagos de la deuda soberana". Con este fin se han organizado
intervenciones en oficinas de desempleo, llamando a los parados a unirse al
grupo en la plaza Sintagma y tratando de comenzar discusiones con el objetivo
de organizar asambleas locales de parados (desafortunadamente, este último
objetivo no se ha logrado). También se han organizado tres acciones directas en
la estación de metro de Sintagma, en las cuales, en cooperación con un
colectivo ya activo en este tema, la llamada coalición de comités "Yo no pago",
se bloquearon las máquinas de validación de tickets. Los izquierdistas que
participan en esta asamblea han tratado de reducir sus actividades a las
demandas de la izquierda política, el "derecho al trabajo", el "trabajo
completo, decente y estable para todos", etc., sin ningún interés real en
comunicar sus experiencias de lucha (si es que tienen alguna) y en
comprometerse en la acción directa colectiva. Los resultados de esta
confrontación quedan reflejados en el comunicado que se produjo y que está
disponible en https://zantecci.gr/en/node/159 [340]. Pero
el principal problema es que, aparte de nosotros, algunos
antiautoritarios/anarquistas y los izquierdistas, la participación de otra
gente tanto en las discusiones como en las acciones es casi inexistente, aunque
las acciones organizadas han sido aprobadas por la asamblea general.
Esto lleva a otra observación importante sobre la asamblea de la plaza Sintagma. A pesar de que
la asamblea ha tomado estos días decisiones que implicaban la organización de
acciones directas, al final muy poca gente ha participado en ellas. Parece que
el proceso de democracia directa de votar tan sólo a favor o en contra de una
propuesta concreta en una asamblea tan masiva reproduce la pasividad y el papel
del espectador/votante individualizado.
Esta pasividad e individualización de una parte significativa de la gente fue superada el día de
la huelga general (15 de junio) cuando la necesidad de luchar contra los
intentos del Estado de dispersar la manifestación y reocupar la plaza Sintagma
dio lugar no sólo a la participación de miles de personas en los
enfrentamientos con la policía, sino también a la expresión de una solidaridad
real entre los manifestantes: se liberaba a gente de las manos de los agentes,
el equipo médico ayudó a cualquiera que estuviera en peligro por el gas
lacrimógeno y los brutales golpes de los agentes, el divertido baile de miles
de personas en medio del gas lacrimógeno, etc.
Sin embargo, hubo ciertos poderes fácticos, como los medios de comunicación de masas, los
partidos de izquierdas y los fascistas, que intentaron fomentar la separación
entre los manifestantes por la cuestión de la violencia, acusando a algunos
manifestantes violentos de ser provocadores instigados por la policía. Cuando
el bloque anarquista/antiautoritario y los bloques de los sindicatos de base
llegaron a la plaza Sintagma, y algunos de los compañeros fueron a la zona
frente al Parlamento, un grupo de fascistas utilizaron el lanzamiento de unos
pocos (dos o tres) cóckteles molotov y empezaron a gritar con megáfonos a los
manifestantes que los "kukuloforoi" (encapuchados) [[5]]
eran provocadores policiales que debían ser aislados. Este grupo atacó a los
anarquistas/antiautoritarios y consiguió que otros manifestantes se implicaran
en el ataque. Los anarquistas/antiautoritarios consiguieron hacer frente y
responder con éxito a este ataque. Sin embargo, los medios explotaron este
incidente pintándolo como un ataque de los anarquistas a los "indignados" (como
se llama a la multitud que se manifiesta en la plaza) a fin de fomentar la
separación entre manifestantes "violentos" y "pacíficos" dentro del movimiento.
Se reprodujo el vídeo de este incidente una y otra vez durante todo el día. Sin
embargo, a nivel de la política de la calle, este intento no tuvo éxito, ya que
cuando la policía atacó a la manifestación, se encontró con la respuesta de una
multitud totalmente mezclada.
Aparte de los medios, los partidos de izquierdas intentaron también fomentar la separación entre
manifestantes "violentos" y "pacíficos" a través de su "provocadorología" [[6]]
y las continuas acusaciones y propaganda contra el entorno
anarquista/antiautoritario. Sus fines son por supuesto distintos: quieren
restringir el movimiento a los límites de la legalidad y pacifismo para poder
capitalizarlo políticamente de acuerdo con su idea de participar en un futuro
Gobierno que seguirá un camino izquierdista alternativo para el desarrollo del
capitalismo griego. No hay que olvidar aquí que el Grupo de Trabajadores y
Parados de la plaza Sintagma, en el que participamos algunos de nosotros,
emitió una resolución condenando la "provocadorología" y las falsas divisiones
dentro del movimiento, pero el texto nunca se votó como tema de debate, debido
a la intervención y manipulación de los organizadores izquierdistas, combinadas
con el débil apoyo recibido de otros participantes.
Sin embargo, se han expresado un montón de opiniones referidas al tema de la "provocadorología",
así como al "carácter violento o pacifista de nuestro movimiento". El carácter dinámico y contradictorio de
la asamblea se puede observar en algunas de sus decisiones dos días antes de la
huelga general de 48 horas del 28 y 29 de junio. ¡Los organizadores de
izquierdas lograron ganar una votación para pedir a las fuerzas policiales que
"muestren respeto a los deseos de la gente y al derecho constitucional de la
soberanía del pueblo [...] y no impidan que la gente proteja su propia Constitución"! Al mismo
tiempo, hubo otra resolución que condenaba a "los profesionales de la
violencia, que sirven al sistema y no al movimiento", reflejando la
provocadorología izquierdista contra aquellos que no actúan según la ideología
de la obediencia a la "ley y el orden". Por el contrario, un día después, en
otra decisión la asamblea votó a favor de "quienes se enfrentan a las
fuerzas de la represión. Nadie con un megáfono debería hablar en su contra".
Ese mismo día se desechó la propuesta de "condenar cualquier tipo de
violencia durante las próximas 48 horas de huelga".
Hay que señalar que hasta ahora el "movimiento de las plazas" ha sido realmente efectivo en el
sentido de que ha conseguido ampliar el campo de la oposición a la política
gubernamental, algo que las huelgas generales convencionales y las huelgas
sectoriales aisladas no habían conseguido. Ha obligado a la desacreditada GSEE [[7]]
a convocar una huelga de 24 horas el 15 de junio y otra de 48 horas cuando se
iba a votar el segundo "memorándum" [[8]],
y muchos trabajadores tuvieron la oportunidad de participar en las manifestaciones
desde por la mañana hasta la noche. Aunque no se consiguió evitar la votación
del memorándum, sí que se logró crear una profunda crisis política y de
gobierno. Nunca antes, ni siquiera durante los disturbios de diciembre de 2008,
el sistema político de representación había estado tan irreparablemente
deslegitimado. Sin embargo, los organizadores izquierdistas consiguieron
preservar el papel mediador de los sindicatos -al menos a un nivel ideológico-
a través de un cartel unitario en el que llamaban a la huelga de 48 horas.
Una primera observación sobre esta huelga es que es imposible hacer un recuento estimado
del número de personas que tomaron parte en los acontecimientos que tuvieron
lugar estos dos días. Hubo un flujo continuo de gente hacia y desde el terreno
de lucha en el centro de Atenas (es decir, la plaza Sintagma y las calles
aledañas) y el número de manifestantes fue desde unos pocos miles hasta 100.000
personas. Sin embargo, la participación en la huelga, en la manifestación y en
los conflictos fue algo menor el primer día que el segundo: el número de
manifestantes en la plaza Sintagma el martes 28 de junio no superó los 20.000. [[9]]
En ambos días tuvieron lugar duros enfrentamientos entre los manifestantes y
los policías antidisturbios en una gran parte de la ciudad alrededor de la
plaza Sintagma. Los antidisturbios lanzaron miles de granadas de gases, creando
una atmósfera tóxica y sofocante. Es casi seguro que el segundo día la
movilización fue más intensa y más masiva.
Según la policía, resultaron heridos 131 agentes, 75 personas fueron detenidas y se les imputaron
cargos a 38 de ellas. Según el equipo médico de la plaza Sintagma, más de 700
personas necesitaron primeros auxilios en los centros médicos improvisados en
la plaza y dentro de la estación de metro de Sintagma, y unos 100 tuvieron que
ser trasladados al hospital. Se atacaron bancos, edificios ministeriales,
hoteles de lujo, la oficina de correos de Sintagma y unos pocos comercios y
restaurantes.
No hay duda de que, desde el comienzo, el objetivo del Estado era evacuar la plaza, y aterrorizar y
dispersar a los manifestantes [[10]]. Sin embargo, la postura enérgica y persistente de los manifestantes queda
perfectamente reflejada con el lema "No dejaremos la plaza". Como resultado, el
enfrentamiento con la policía, material y verbal, fue casi continuo. El primer
día, la mayoría de la gente fue expulsada por la policía a las calles que
rodean la plaza, con enfrentamientos más o menos largos, hasta que la policía
consiguió crear un cordón policial alrededor de la plaza, impidiendo que se
acercara nadie. A pesar de eso, unos pocos cientos se quedaron en la plaza
hasta bien entrada la noche.
El segundo día, aparte de la concentración en la plaza Sintagma, se intentó organizar bloqueos
a primera hora de la mañana para evitar la entrada de los diputados al
Parlamento. Aunque fue aprobado por votación en la asamblea de Sintagma, así
como por las asambleas formadas en otros barrios de Atenas, desafortunadamente,
sólo unos pocos cientos de manifestantes participaron en estos bloqueos, que
inmediatamente fueron duramente atacados por la policía, que los desmanteló
rápidamente. Así pues, el plan de evitar que los políticos entrasen al
parlamento no funcionó. En el caso del bloqueo de la avenida Vasileos
Konstantinou, la policía hizo retroceder a los manifestantes a las calles
cercanas, donde montaron barricadas y, tras unas horas de tibios
enfrentamientos con los antidisturbios, empezaron una larga manifestación que
discurrió por las zonas turísticas del centro, para acabar en una gran
concentración en la plaza Sintagma. Hay que recordar que la organización de los
bloqueos fue totalmente ineficiente, ya que las organizaciones izquierdistas,
que habían jugado un importante papel a través de su control sobre los
principales grupos de la asamblea de Sintagma, no hicieron nada para asegurar
una mayor participación y un enfrentamiento real con la policía. Por supuesto,
la actitud de los izquierdistas no es excusa para la incapacidad de la propia
asamblea de llevar a cabo sus decisiones y la pasividad de una gran parte de
sus participantes.
En cuanto a los conflictos alrededor del Parlamento, el segundo día hubo escenas parecidas a
las del primero, pero la policía tuvo mucho más difícil lograr sus objetivos.
Miles de manifestantes participaron en los enfrentamientos el segundo día. La
mayoría de los manifestantes estaban preparados para ello, con máscaras de gas
u otro equipamiento de protección improvisado; muchos llevaban antiácidos,
mientras que algunos iban totalmente equipados para luchar contra los agentes.
En la mayoría de los casos, había una "línea del frente", en la que
transcurrían las batallas y una "retaguardia" en la que la gente coreaba lemas,
ayudaba a los que lo necesitaban e incluso "proporcionaban" gente nueva a la
"línea del frente".
La "gente pacífica" respaldó esos enfrentamientos con la policía: la presencia física de la propia
multitud era en sí un obstáculo para las maniobras de la policía. Los
manifestantes bloquearon el paso de un grupo de motocicletas de los infames
"DIAS" y "DELTA" [[11]] manteniéndose frente a ellos cuando los policías estaban dispuestos a cargar.
Los manifestantes "pacíficos" no estaban asustados por los enfrentamientos, y
sólo las continuas cargas, masivas y violentas, de los antidisturbios y los
policías motorizados consiguieron hacer que abandonaran las calles alrededor de
Sintagma. Contrariamente a lo que muchos habían proclamado los días previos, y
especialmente durante los choques con la policía el 28 de junio, éstos no
"asustaron" a la "gente", sino que, en cierto sentido, expresaron la rabia
acumulada contra un Gobierno totalmente deslegitimado, la brutalidad de la
policía y el empeoramiento de las condiciones de vida de la clase obrera.
Especialmente este día, reaparecieron los rebeldes de Diciembre de 2008 (anarquistas,
antiautoritarios, estudiantes, hooligans, jóvenes proletarios precarios)
en las calles de Atenas, junto con una parte considerable de la clase obrera
más "respetable" y estable, que protestó contra las medidas de austeridad
enfrentándose a la policía. Era la primera vez, desde el 5 de mayo de 2010, que
ocurría tal cosa.
La huelga de 48 horas tuvo otra semejanza con la revuelta de diciembre de 2008: la alegría. Muchos
lemas o cánticos de los manifestantes contra el Gobierno y el FMI estaban
basados en lemas o cánticos de las gradas de fútbol, mientras que durante los
enfrentamientos con la policía, los tambores animaron a los manifestantes y les
incitaron a seguir en sus posiciones.
Ambos días la policía consiguió "limpiar" los alrededores y las calles centrales a última hora de la
noche, y sólo unos pocos "tercos" se quedaron toda la noche en la plaza.
Los miles de personas que participaron en los enfrentamientos, así como su diversidad, desafiaron en
la práctica las teorías conspirativas de los partidos y organizaciones de
izquierdas y de los medios de comunicación sobre los "provocadores" o las
"bandas paraestatales", y demostraron lo ridículo de la propaganda dominante
acerca de esos grupos "específicos" que siempre "crean el caos", etc. Mucha
gente se dio cuenta de la necesidad de lanzar piedras, de hacer hogueras [[12]]
y de montar barricadas en las calles contra los agentes armados, furiosos e
implacables que ejecutan las órdenes del capital y su Estado.
Este cambio fue también el resultado de la superación de las (normalmente verbales)
confrontaciones entre los manifestantes "no violentos" y los "violentos",
durante las movilizaciones del último mes. Muchos "no violentos", especialmente
los mayores, se dieron cuenta finalmente de que detrás de las "capuchas" de los
"provocadores" había gente joven normal y corriente, llena de rabia. En un
caso, vimos a una mujer de unos sesenta años hablando amistosamente con un
"enmascarado" de 16 años sobre el "derecho a responder a la policía", mientras
que al mismo tiempo manifestantes "indignados" bien vestidos discutían con
"manifestantes violentos" sobre temas parecidos. En otros casos, la gente "no
violenta" con problemas respiratorios recibieron la ayuda de manifestantes
"encapuchados" bien preparados. La violencia es sólo un tema más en las
continuas discusiones y disputas sociales y políticas que están surgiendo
dentro de la multitud movilizada, y juegan un importante papel en la forma que
están tomando las movilizaciones y las actitudes contradictorias de muchos
manifestantes. Podemos afirmar que estas disputas crean una limitada esfera
proletaria pública en la que se ponen sobre la mesa asuntos teóricos y
prácticos.
Otro aspecto importante de los días de rabia fue la combinación de disturbios y fiesta.
Durante las luchas había música en vivo, la gente cantaba y, como hemos
mencionado anteriormente, ¡en algunos casos las batucadas acompañaban los
contraataques contra los antidisturbios! La tarde del 28 de junio, hubo un
concierto a pesar de las luchas y los gases, y los manifestantes bailaban
mientras la policía lanzaba gas lacrimógeno a la plaza. Las expropiaciones de
pastas, tartas y helados de una franquicia de cafeterías en la plaza dieron a la
lucha un sabor dulce el día 29, aunque el grupo de provisión de comida más
tarde condenó el saqueo desde los megáfonos, probablemente después de haber
sido reprendidos por algunos "organizadores" de izquierdas. Esa misma tarde, un
gran grupo, formado principalmente por miembros de SYRIZA, intentó evitar que
la gente amontonara piedras para utilizarlas contra un posible ataque de los
antidisturbios. Sin embargo, al no tener un plan alternativo para afrontar el
ataque, pronto desistieron en su empeño. Poco más tarde, se retiró el equipo de
sonido con el pretexto de que podría resultar dañado. La decisión de retirar la
"voz" de la movilización en ese momento particular, cuando los enfrentamientos
con la policía en los alrededores de la plaza aún eran rabiosos, minaba
claramente la defensa de la plaza. Algunos minutos más tarde un montón de
antidisturbios invadieron la plaza y en una operación de barrido
particularmente violenta consiguieron dispersar a la multitud hacia la estación
de metro. Sólo unos pocos cientos volvieron e incluso menos se quedaron en la
plaza por la noche.
Hay que mencionar también que la sensación de rabia contra los políticos y la policía está
creciendo realmente. Aparte de los enfrentamientos, bastante extendidos, esta
rabia también se refleja en las condenas verbales que uno puede oír aquí y
allá: "deberíamos quemar el Parlamento", "habría que colgarlos", "deberíamos
tomar las armas", "tendríamos que visitar las casas de los diputados",
etc. Es digno de mención que la mayoría de estas declaraciones vienen de gente
mayor. Varios casos de "detenciones" a
policías encubiertos por parte de montones de personas también revelan el grado
de rabia acumulada: la noche del 29, los manifestantes retuvieron a un policía
ecubierto dentro de la estación de metro de Sintagma intentando detenerlo,
hasta que voluntarios de la Cruz Roja intervinieron y le ayudaron a escapar
(según algunos rumores, no llevaba arma cuando se fue...).
En cuanto al papel de los sindicatos (GSEE-ADEDY), excepto por su convocatoria de huelga general de
48 horas, que fue más o menos el resultado de la presión desde el "movimiento
de las plazas", en realidad no jugaron un papel importante. Es característico
que sus bloques sólo atrajeron a unos pocos cientos, y el segundo día, cuando
ya se había aprobado el paquete de medidas de austeridad, GSEE organizó su
concentración a última hora de la tarde en otra plaza del centro de la ciudad
(¡que al final sólo fue un paseo hacia la plaza Omonia, que está en la
dirección contraria!) Además, el 30 de junio, la GSEE, fiel a las teorías
conspirativas, publicó un comunicado de prensa en el que condenaba "la
destrucción y los disturbios premeditados entre "encapuchados" y la policía,
que cooperaron contra los trabajadores y los manifestantes [...] La GSEE condena cualquier tipo de
violencia, venga de donde venga, y exhorta al Gobierno a asumir sus
responsabilidades...". Por otra parte, ADEDY adoptó una postura más
cauta: en sus comunicados de prensa del 29 y 30 de junio, condenó el "barbarismo
del Gobierno" y "la brutalidad policial" contra los manifestantes,
¡e incluso convocó una concentración para el 30 de junio en la plaza Sintagma
que nunca organizó!
Algunos puntos generales concernientes al movimiento contra la imposición de las medidas de
austeridad más duras desde la II Guerra Mundial:
1) El nacionalismo (sobre todo en una forma populista) es dominante y está favorecido tanto por
varios grupos de extrema derecha como por partidos de izquierdas e
izquierdistas. Incluso para muchos proletarios o pequeño-burgueses golpeados
por la crisis que no están afiliados a partidos políticos, la identidad
nacional se presenta como el último refugio imaginario cuando todo se viene
abajo rápidamente. Detrás de los lemas contra el "Gobierno vendido y
extranjero" o por la "salvación del país", la "soberanía nacional" y una "nueva
constitución" subyace un profundo miedo y alienación para el cual la "comunidad
nacional" es una solución unificadora mágica. Los intereses de clase se
expresan a menudo en términos nacionalistas y racistas que producen un cóctel
político confuso y explosivo.
2) La manipulación de la principal asamblea en la plaza Sintagma (hay otras cuantas en varios barrios
de Atenas y ciudades griegas), por miembros de partidos y organizaciones de
izquierdas "de incógnito", es evidente y un obstáculo real a cualquier
dirección de clase del movimiento. Sin embargo, debido a la profunda crisis de
legitimación del sistema político de representación en general, ellos también
tienen que ocultar su identidad política y mantener un equilibrio entre un
discurso general y abstracto sobre la "autodeterminación", la "democracia
directa", la "acción colectiva", el "anti-racismo", "el cambio social", etc.
por una parte, y el nacionalismo extremo y el comportamiento a lo matón de
algunos individuos de extrema derecha que participan en grupos de la plaza por
otra parte, y todo esto de una manera no tan exitosa.
3) Una parte significativa del medio antiautoritario, así como una parte de la izquierda
(sobre todo los marxistas-leninistas y la mayoría de los sindicalistas)
mantienen distancias con respecto a la asamblea o son abiertamente hostiles a
ella: los primeros la acusan de tolerar a los fascistas frente al Parlamento o
a los miembros del grupo de defensa de la asamblea y de ser un cuerpo político
pequeño-burgués y reformista manipulado por ciertos partidos de izquierdas. Los
últimos la acusan de ser apolítica, hostil a la Izquierda y al "movimiento
obrero sindicalizado y organizado".
Una cosa es cierta: este volátil, contradictorio movimiento atrae la atención de todos los flancos
del espectro político y constituye una expresión de la crisis de las relaciones
de clase y la política en general. Ninguna otra lucha se ha expresado de una
manera más ambivalente y explosiva en las últimas décadas. Lo que todo el espectro
político encuentra inquietante en este movimiento asambleario es que la ira y
la indignación del proletariado de base (y de la pequeña burguesía) no se
expresan más a través de los canales de mediación de los partidos políticos y
los sindicatos. Por lo tanto, no es tan controlable y sí es potencialmente
peligroso para el sistema representativo político y sindical en general. Así
pues, el papel de la "provocadorología" es crucial: sirve como un exorcismo,
una calumnia contra una parte creciente de la población que, exiliada en la
tierra de nadie de la "actividad paraestatal" debe ser desactivada. En otro
nivel, el carácter multiforme y abierto de este movimiento pone en la agenda la
cuestión de la auto-organización de la lucha, incluso si el contenido de ésta
sigue siendo vago. El debate público sobre la naturaleza de la deuda es un
asunto espinoso, dado que puede dar lugar a un movimiento por la "negativa a
pagar" del Estado griego (problema bastante más allá del horizonte político de
los partidos, los sindicatos y la gran mayoría de la izquierda
extraparlamentaria, estatista como es). Después de la sangrienta votación del
Programa a Medio Plazo, no está claro qué dirección tomará el movimiento de las
asambleas en un momento en que todas las certezas parecen fundirse en el aire.
TPTG
11/7/2011
[1] NdT (Editorial Klinamen): Syriza es una coalición de partidos de izquierda formada en 2004. Su partido principal es Synaspismos, que surgió a finales de los 90 de la ruptura
de una coalición entre el KKE y otros partidos de Izquierda. Actualmente tiene 13 diputados en el parlamento griego.
[2] NdT: Parece ser equivalente a las comisiones de dinamización que se han organizado en muchas asambleas del 15-M.
[3] NdT: El signo de la mano abierta, en griego moutza o faskeloma, es el principal gesto de insulto en Grecia.
[4] NdT: ANTARSYA, acrónimo griego del Frente de la Izquierda anticapitalista griega, es una coalición de izquierdas formada en 2009. En griego, ANTARSYA suena igual que la palabra que significa ‘motín'.
[5] NdT: El término ‘koukouloforoi' (se lee "kukulofori") significa literalmente ‘enmascarado' o ‘encapuchado' y es el término habitual que utilizan los medios para referirse a los manifestantes
violentos.
[6] NdT: Los autores se refieren al clásico mito izquierdista de que los disturbios siempre son provocados por infiltrados policiales o que los disturbios siempre le hacen el juego a la policía, lo que obviamente no significa que no haya provocadores policiales e infiltrados en las manifestaciones que puedan en algún momento provocar disturbios.
[7] NdT: Confederación General de Trabajadores Griegos, el principal sindicato griego de trabajadores del sector privado.
[8] NdT: El memorándum es el acuerdo entre la UE, Grecia y el FMI en el que se acuerdan los recortes y condiciones que debe llevar a cabo Grecia para recibir un segundo rescate. Se
votó y aprobó el 29 de Junio en el Parlamento Griego.
[9] El hecho de que la mayoría de la gente decidiera hacer huelga el segundo día de la huelga de 48 horas, cuando se votaba el "programa de consolidación fiscal a medio plazo",
reveló enfáticamente el carácter ideológico y engañoso de las llamadas izquierdistas a una huelga general indefinida. La gran reducción en los ingresos y los recursos de los trabajadores, combinada con una crisis general de los sindicatos, hace que tal perspectiva sea totalmente imposible, al menos a corto plazo, tanto a nivel objetivo como subjetivo. Por tanto, las llamadas
izquierdistas a una huelga general indefinida están faltas de cualquier contenido real y son utilizadas como propaganda pseudomilitante a fin de ocultar su total incapacidad y/o deseo de comprometerse en la organización de acciones directas relevantes y prácticas que promuevan la "suspensión de pagos" proletaria desde abajo. Los cuadros de todos los partidos y grupúsculos
izquierdistas están mucho más interesados en mantener sus posiciones institucionales en los distintos sindicatos, asociaciones y organizaciones no gubernamentales, que en promover cualquier actividad antagonista de clase que sea real.
[10] Como más tarde quedó de manifiesto en los medios, este objetivo ya se había planeado y decidido el martes en una conferencia de alto nivel de mandos de la policía griega, y
demuestra tanto la importancia que el Gobierno dio a la votación de las nuevas medidas de austeridad, como el absurdo de la teoría de la "provocación" a los agentes mediante la violencia. Además, a partir de las acaloradas discusiones entre los antidisturbios y los manifestantes podemos sacar la conclusión de que esos cuerpos deben de haber recibido algún tipo de entrenamiento ideológico por parte de oficiales, de modo que no tuvieran dudas morales a la hora de ejecutar las órdenes: el argumento mayoritario era que la mayoría de los manifestantes
eran "funcionarios que han perdido sus privilegios"...
[11] NdT: DIAS y DELTA son cuerpos especiales de la policía griega que van en moto.
[12] NdT: Los manifestantes muchas veces hacen hogueras porque se supone que neutralizan los gases lacrimógenos, haciendo el ambiente más respirable.
Publicamos a continuación los comunicados hechos por la Asamblea General de "Occupy Oakland" llamando a una huelga general para el 2 de noviembre. Se trata este de un paso significativo del movimiento de las ocupaciones en EEUU, cuya crítica general del "capitalismo" ha sido muy confusa, particularmente en lo concerniente a la única forma de hacerle frente: la lucha de clase. Sin embargo este llamamiento, realizado tras duras experiencias de represión policial, significa un paso hacia adelante haciendo un llamamiento a la clase trabajadora local para que apoye el movimiento a través de la huelga. La respuesta a este llamamiento de la Asamblea General ha sido bastante impresionante, no tanto por el número de empresas paralizadas, que parece haber sido desigual, sino por la voluntad de miles de trabajadores de unirse a las manifestaciones incluso después del trabajo. La manifestación de la tarde hacia el puerto se organizó para permitir que quienes estaban trabajando a esa hora participaran y conseguir que miles de personas se unieran (hay estimaciones que hablan de hasta 20.000). Aunque el puerto más o menos se mantuvo abierto durante el día, los manifestantes lograron convencer a obreros portuarios y camioneros para que se les unieran y el puerto se cerró durante la noche. Así lo describía el LA Times: "A medida que miles de manifestantes marchan hacia el puerto, los camioneros luchan por poder salir. Otros, como Mann Singh, se quedan en la zona con una sonrisa en sus rostros. De 42 años y de Pittsburg, dice que llegó a las 16:30 con un camión vacío, con la idea de aparcarlo e ir a casa, pero a medida que los manifestantes se concentraban 'paré para apoyarles', nos dice".
A pesar de las críticas secundarias que podríamos hacer a los textos que siguen, no podemos más que apoyar su espíritu y enfoque general:
1. Propuesta:
Nosotros, compañeros que ocupamos Oscar Grant Plaza, proponemos que el miércoles 2 de noviembre de 2011 liberemos Oakland y paralicemos al 1%1.
Proponemos una huelga general amplia e invitamos a todos los estudiantes a que abandonen sus centros de estudio. En lugar de que los trabajadores vayan a trabajar y los estudiantes a clase, la gente convergerá en el centro de Oakland para paralizar la ciudad.
Todos los bancos y grandes empresas deben cerrar o serán ocupadas.
Aunque nuestra propuesta es de huelga general, llamamos a mucho más. Animamos a todos aquellos que se organizan en sus barrios, centros de estudio, grupos de afinidad, puestos de trabajo, a familias, a que se auto-organicen de la forma que más les convenga y participen en paralizar la ciudad.
El mundo entero nos está mirando. Mostrémosle lo que se puede hacer.
El Consejo Coordinador de Huelga empezará a reunirse todos los días a las 17:00 en Oscar Grant Plaza antes de la Asamblea General diaria de las 19:00. Todos los participantes son bienvenidos. Estar atentos para más información y nos vemos el próximo miércoles.
2. Cómo puedes participar en la Huelga General.
1 de Noviembre de 2011
MANERAS DE PARTICIPAR EN LA HUELGA GENERAL Y DÍA DE ACCIÓN DEL 2 DE NOVIEMBRE. Occupy Oakland
Occupy Oakland llama a no trabajar ni ir a clase el 2 de noviembre como parte de la huelga general. Pedimos a todos los trabajadores que se unan a la huelga, se pongan enfermos, se lo tomen libre o simplemente abandonen el trabajo con sus compañeros. Pedimos también a todos los estudiantes que abandonen sus centros de estudio y se unan a los trabajadores y vecinos en el centro de Oakland. Todos los bancos y grandes empresas deben cerrar o los manifestantes los ocuparán.
La Asamblea de Huelga de Occupy Oakland ha acordado enviar piquetes u ocupar cualquier empresa o escuela que sancione a empleados o estudiantes de cualquier forma por participar en la Huelga General del 2 de noviembre. Por favor mándanos un email a [email protected] [342] si has sufrido cualquier tipo de sanción.
Occupy Oakland es consciente que no todos los trabajadores, estudiantes o vecinos podrán participar durante todo el día 2 en la huelga, por lo que damos la bienvenida a cualquier forma de participación que consideren apropiada. Les invitamos a que se unan a nosotros antes o después de trabajar o durante las horas de comida.
A continuación damos algunos consejos para los participantes en la huelga:
Dirígete al centro de Oakland para ayudar a paralizar la ciudad.
Únete a las concentraciones entre la 14 y Broadway a las 9am, las 12pm y las 5pm. Se celebrarán manifestaciones a estas horas con discursos políticos y micrófono abierto para que todo el mundo pueda hablar. Habrá también desde los escenarios información de acciones para aquellos interesados en participar en piquetes y cierres de bancos y grandes empresas.
Impulsa marchas desde tu barrio, centro de trabajo o estudio, centros religiosos, etc, hacia el centro de la ciudad para confluir en alguna de estas tres concentraciones. ¡Diviértete y haz saber bien el alto por el camino por qué marchas hacia el centro!
Forma piquetes móviles para bloquear importantes intersecciones en el centro, o crea fiestas callejeras u otras formas creativas de hacernos oír y paralizar la ciudad.
Habrá numerosos piquetes y acciones en bancos y grandes empresas a lo largo de la ciudad ¡pero necesitamos más! Forma grupos de afinidad con amigos, familiares, compañeros de trabajo o estudio y hazte oír en cualquiera de los puntos establecidos en el centro. Informa a los responsables del escenario entre la 14 y Broadway de tus acciones de modo que puedan darlas a conocer.
Hay muchas otras acciones autónomas planeadas para hacerse durante el día. Una de ellas es la marcha anticapitalista a las 2pm en la intersección de Telegraph con Broadway, y otra es la del bloque feminista y gay contra el capitalismo a las 4:30pm en la 14 con Broadway.
Únete a las marchas desde el centro al puerto para cerrarlo. Estas saldrán a las 4pm y a las 5pm con un trayecto de 2 millas hacia el puerto para actuar en solidaridad con los estibadores y paralizar el turno de noche2.
Únete a la marcha de la Masa Crítica de las 4pm desde la 14 con Broadway al puerto.
Mejor no conducir por el centro: probablemente muchas calles estarán bloqueadas así que por favor ve en bici o en transporte público si es posible. Será también útil usar la bicicleta para moverte entre acciones o dirigirte al puerto.
Actúa en tu barrio o área
Júntate con vecinos, compañeros de trabajo o de estudio y organiza grupos y pequeñas marchas por el vecindario para divertirte, incrementar la conciencia y fomentar que otros se te unan. Lleva objetos para hacer ruido, carteles, pancartas y haz saber en tu zona por qué participas en la huelga.
Para en bancos, grandes empresas, cadenas de supermercados, gasolineras, oficinas de empresas, centros comerciales, etc, para protestar e informar.
Júntate en centros vecinales y en las principales intersecciones para realizar debates, barbacoas y fiestas callejeras -hazte oír e incrementa la conciencia reclamando espacios donde vecinos puedan unirse y hablar sobre los asuntos que les afectan y cómo podemos organizarnos para construir un movimiento potente.
Si tienes que comprar, sólo gasta tu dinero en tiendas propiedad de gente de tu entorno y en la medida de lo posible compra sólo productos producidos localmente.
Organizaciones sociales y sin búsqueda de beneficio
Utiliza las redes sociales (webs, facebook, etc) para apoyar las acciones y mantenerte informado sobre lo que pasa en las calles de Oakland.
En caso de violencia policial, utiliza tu organización para denunciar la represión de la policía y pedir la liberación de todos los huelguistas detenidos.
Contribuye con recursos: participa en las acciones; impulsa proyectos relacionados con la huelga general y las ocupaciones; ¡organiza fiestas de realización de carteles y pancartas!
Prepárate
Trae material para hacer carteles y pancartas: cartón, papel, rotuladores, pintura, spray, precinto, etc.
¡Trae comida y agua para compartir!
Trae objetos para hacer ruido, instrumentos, equipos de música y todo lo que pueda transformar el centro de la ciudad en una celebración de fuerza colectiva.
Anota este número de teléfono sobre tu cuerpo en caso de detención: 415.285.1011. El número estará disponible todo el día y coordinará apoyo legal para los detenidos en la huelga.
Recuerda estos 4 puntos que ha acordado la Asamblea General de Huelga:
¡Solidaridad con el movimiento de ocupaciones a nivel mundial!
¡Fin a los ataques policiales a nuestras organizaciones y espacios!
¡Defendamos las escuelas y bibliotecas de Oakland!
¡Contra un sistema económico basado en el colonialismo, la desigualdad y el poder empresarial que perpetua toda formar de opresión y destrucción del medio ambiente!
Algunos cánticos para la huelga
"Strike, Occupy, Shut it Down! Oakland is the People's Town" (¡Haz huelga, ocupa, paraliza! Oakland es la Ciudad del Pueblo)
"Every Hour, Every Day! The occupation is here to stay!" (¡Cada hora, cada día! ¡La ocupación ha llegado para quedarse!)
"Occupy Everything! Liberate Oakland" ¡Ocúpalo todo! Libera Oakland)
"Politicians & Bankers, Liars & Thieves, We're taking it back! We're not saying please!" (Políticos y Banqueros, Mentirosos y Ladrones, ¡Os la estamos devolviendo! ¡No decimos por favor!)
"No more cops, we don't need ‘em! All we want is total freedom" (¡No más polis, no los necesitamos! Todo lo que queremos es libertad total)
"Shut Down OPD! Not the Public Library!" (¡Que cierren el OPD3! ¡No la Biblioteca Pública!)
"Let's Go Oakland! Let's Go!" [palmas] [palmas]"
1 Se refiere al 1% de los más ricos que el movimiento Occupy Oakland señala como opuesto al 99% restante de la población
2 Los estibadores se encuentran en conflicto con la multinacional EGT por la ruptura de la jurisdicción de los estibadores en Longview (Washington)
3 OPD: Oakland Police Department, Departamento de Policía de Oakland
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Quieren echar a la calle 15000 interinos de la educación en toda España, una cifra similar se plantea en Sanidad, cerca de 10000 en las administraciones autonómicas y ayuntamientos, despidos igualmente en televisiones autonómicas y otras empresas públicas, un nuevo ERE se anuncia en General Motors de Zaragoza, empresas del metal como Lear (Rioja) o Válvulas Arcos (Valencia) cierran la persiana provocando aún más despidos. Esos despidos acompañan la eliminación de servicios públicos básicos en Sanidad, Educación, prestaciones sociales... y simultáneamente, representan una agravación de la carga de trabajo para los "privilegiados" que todavía conserva su puesto...
Hay 5 millones de parados, casi un tercio de las familias malviven por debajo del índice de pobreza, las colas en las instituciones de caridad -sopas populares, bancos de alimentos- se hacen interminables. Las estrecheces, las penurias, la miseria creciente, se multiplican, jubilados que ven amargarse el último tramo de su vida, jóvenes y no tan jóvenes malviviendo a salto de mata dada la precariedad generalizada, las hipotecas cayendo como una losa imposible sobre muchas familias, 300000 desahucios... Capas de trabajadores que tenían un cierto desahogo lo pierden a ojos vistas, capas medias que gozaban de una vida acomodada se proletarizan... Estamos asistiendo a la peor agravación de las condiciones de vida en al menos medio siglo...
Y esta situación no es una exclusiva española ni tampoco griega, es un problema mundial. Estamos viendo como la crisis de la deuda soberana, la amenaza de quiebras bancarias, la desaceleración productiva, llevan el planeta a una nueva recesión, algunos hablan de Depresión pura y dura.
Ante ello, poco a poco nos va quedando claro que Gobierno, partidos y sindicatos, no nos defienden ni nos representan. Ellos defienden y representan al Capital, a la minoría que ante la crisis de su sistema de explotación no tienen más respuesta que despidos, recortes sociales, ajustes de caballo, es decir, "sangre, sudor y lágrimas" como dice Cameron en Gran Bretaña, atraparnos en un torbellino de sufrimientos, angustia, incertidumbre, desesperación.
Sólo podemos contar con nosotros mismos. El movimiento 15 M -que se ha extendido a Grecia e Israel- nos ha proporcionado una primera respuesta, todavía tímida, con limitaciones, errores, contradicciones...
Necesitamos una respuesta masiva y general y el movimiento nos ha aportado dos palancas imprescindibles:
- Las Asambleas donde unirnos, darnos un mínimo de organización, crear y vivir la solidaridad, pensar, discutir y discutir juntos sintiéndonos una fuerza colectiva;
- La Acción unitaria: en lugar de luchas aisladas en la empresa, el sector, la categoría..., lucha de conjunto donde todos, parados, activos, precarios, emigrantes, estudiantes, jubilados, confluyamos hasta formar una fuerza unida.
Asistimos en estos momentos al cierre de centros de salud, los despidos y cierre de servicios en hospitales de Cataluña con un recorte brutal de prestaciones y el despido de como mínimo 5000 interinos de la Sanidad. Simultáneamente en Madrid, la Señora Aguirre lanza contra los trabajadores de la educación el aumento de horas de clase y el simultáneo despido de 3000 interinos.
Estos compañeros han sido tomados como banco de pruebas, si logran derrotarlos y hacerles tragar el ricino previsto, en las demás autonomías harán lo mismo: recortes en enseñanza, educación y prestaciones sociales con despidos incluidos. Quieren imponernos la miseria paquete por paquete para quebrar nuestra resistencia y nuestra fuerza.
Los trabajadores han empezado a responder, han protagonizado acciones comunes con vecinos y usuarios en la Sanidad catalana y converger en asambleas conjuntas con padres, estudiantes, vecinos, en la enseñanza madrileña. Pero vemos que los Sindicatos -unidos como un solo hombre en el caso de Madrid donde CCOO y UGT andan cogidos de la mano con CSIF, AMPE etc.- están saboteando las Asambleas, están imponiendo con violento autoritarismo su calendario de "movilización" que es en realidad de desmovilización. Están impidiendo la necesaria unión de profesores, padres y estudiantes. En suma, a los trabajadores se les quiere llevar a la derrota con la famosa "pinza": en un lado aprieta la ultra-derechista Señora Aguirre con la complicidad del Gobierno "socialista", en el otro lado, los sindicatos.
¡Solidaridad para romper esa pinza! Esa solidaridad activa es la mejor manera de avanzar hacia una respuesta masiva y contundente en toda España contra los despidos y los recortes.
Esa respuesta masiva y contundente no puede fiarse a una "huelga general" impotente y descafeinada como la del 29-S de triste memoria. Hay que prepararla desde hoy mismo sosteniendo a los que luchan en Madrid y Cataluña, haciendo de la solidaridad la fuerza para avanzar en una respuesta generalizada en todas las ciudades, autonomías y sectores. ¡Que no venzan a los de Madrid y Cataluña para que no acaben venciéndonos a todos!
Necesitamos volver a las Asambleas Generales en las plazas. Asambleas donde discutimos como manifestar la solidaridad con los compañeros que son hoy atacados, como damos respuesta a los recortes, despidos y miseria que ya están en curso, como nos unimos, como nos movilizamos en los centros de trabajo, valorando con realismo las fuerzas con las que contamos, buscando el mejor cimiento para que la gente se atreva a salir a la calle y ponerse en lucha: el debate, la solidaridad, el desarrollo de la confianza, la capacidad de compañerismo y unión. Asambleas que nos permitan visualizar que todos -parados, activos, precarios, estudiantes, emigrantes, jubilados- unidos y solidarios formamos un solo bloque. Asambleas, en fin, que proporcionen un sentimiento de ánimo y fuerza a compañeros como precarios, trabajadores de pequeñas empresas, parados, autónomos, que por sus condiciones se sienten solos, atomizados y desprotegidos.
El 25 de septiembre en algunas ciudades la manifestación solidaria contra los desahucios tiene proyectado acabar en una Asamblea General. ¡Acudamos masivamente a la manifestación y las Asambleas y si no están previstas impongamos su celebración!
Esta sociedad amenaza ruina y su progresivo deterioro está arruinando nuestras vidas. Necesitamos tomar el futuro en nuestras manos.
Esta sociedad se basa en la producción para la ganancia de una minoría explotadora. Si el mercado se satura y tiene pérdidas o no obtiene los beneficios deseados, se lanza a recortarlo todo y echarnos al paro. Hemos de luchar por una sociedad donde la producción sea para la plena satisfacción de nuestras necesidades y las reivindicaciones que planteemos en las luchas actuales avancen en esa dirección: si no nos dan trabajo queremos subsidio vivir porque no somos una mercancía que se arroja a la miseria y el hambre; no podemos trabajar en condiciones cada vez más brutales hasta el punto de arruinar nuestra salud; no podemos tolerar que los bienes de salud, cultura, educación, sean cada vez peores y más escasos...
Esta sociedad se basa en la competencia a muerte entre naciones y empresas y ello se traslada a cada individuo, lo que provoca el "todos contra todos", el "quítate tú para ponerme yo", el "cada cual a la suya"... todo lo cual dificulta nuestra unión, dificulta la solidaridad necesaria no solo para luchar sino para aspirar a una sociedad donde la ley no sea la competencia sino la solidaridad mutua, la comunidad humana mundial.
Esta sociedad se basa en que los que trabajan, los que producimos la mayoría de las riquezas sociales, somos consideramos como fracasados, egoístas, incapaces, y que, por tanto, deberíamos encomendarnos a las manos expertas de políticos, empresarios, sindicalistas etc., que ellos "si que saben". ¡Ya vemos el mundo que sale de su "sabiduría"! ¡Hemos de tomar todos nuestros asuntos, todos los asuntos del mundo, en nuestras manos! A través de las Asambleas hemos de expresar y desarrollar nuestra capacidad: de pensamiento, de acción, de iniciativa, de creatividad. La emancipación de los trabajadores será obra de los propios trabajadores o no será, decía la Primera Internacional. El mundo ha de cambiar su base los nada de hoy todo han de ser, decía el himno de la Primera Internacional. Los que hoy no somos nada tenemos en nuestras manos la destrucción del capitalismo en todos los países y crear una nueva sociedad. El camino será muy largo, difícil y lleno de obstáculos, pero ¡no hay otro camino!
Corriente Comunista Internacional 16-9-11
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Estas elecciones dejan muchas lecciones para la clase trabajadora en su conjunto, cosas muy notorias que la Burguesía no puede ocultar en sus encuestas de opinión, sondeos y demás trucos de manipulación de la opinión, que la clase dominante ejerce bajo todos sus medios.
Las elecciones Electorales de hoy muestran por primera vez en la historia el derroche más grande de millones de soles gastados en campaña. Solo en la primera vuelta Toledo gasto nada menos que 6 millones 517 mil 712 nuevos soles, faltando aún presentar su tercer y último reporte financiero, seguido por Humala con 8 millones 797 mil 996 nuevos soles, todo pagado por su padrino Hugo Chávez, Keiko Fujimori ha sido financiada con el dinero de la corrupción y el narcotráfico de los anteriores periodos de gobierno de su padre Alberto Fujimori, que por cierto ha sido el gobierno mas podrido y corrupto que ha tenido el País.
En plena campaña Electoral se ha visto el desfile y la dictadura de las consultoras de investigación (IMASEN, IPSOS, CPI, APOYO, DATUM, INEI...), instituciones mercenarias y Burguesas, manipuladoras de la opinión y una de las principales generadoras de obstaculizar la toma de conciencia de los trabajadores. Hemos venido presenciando como nos marean con cifras y datos, con encuestas y posibles resultados que ellos solo entienden. Todo esto, por un lado, por el otro, nos acuñan tendencias, direcciones, intencionalidad del voto...nos imponen opiniones, ideas sobre tal o cual candidato, para que al final tengamos que tragar con la opinión (o resultado) de alguna consultora de mierda, menos con la nuestra.
Nos dijeron que la sociedad esta polarizada por los que votan por Humala y los que votan por Keiko, pero lo que no dicen es la cantidad de gente que no quiere saber nada de todo este puterio electoral, que sabe que es más de lo mismo, que salga quien salga, solo la clase obrera, sabe que le tocara sobrevivir con sus trabajos. Esas Estadísticas no hablan de las miles de personas que viven desencantadas de los políticos y sus Partidos, de toda su podredumbre. Muchos en las calles comentan: "Estamos obligados a ir votar", "no me interesa saber quien salga, tengo que trabajar igual".
La cantidad de votos del tipo: indecisos/no precisa y de tipo: votos Blancos /viciados, va en aumento. Los mismos directores de IMASEN y APOYO, se han visto sorprendido ante el crecimiento de tales cifras porcentuales de este tipo de votos. El presidente de APOYO, Alfredo Torres: dijo que "es histórico que se vea este crecimiento % dentro de este tipo de votos" (sic!). Aun así las Consultoras, minimizan los datos, le restan importancia a este crecimiento ¿Por qué? Porque no quieren ver y mostrar que su Democracia y todo lo que ella representa se encuentra debilitada, que no funciona como ellos quisieran. Que la clase obrera de todo el mundo, se encuentra desencantada desde hace mucho tiempo, de tantos parásitos y explotadores que los partidos políticos de la Burguesía solo ofrecen. Pero con estas cifras también quieren ocultar la potencialidad que tiene la clase Obrera en autoorganizarse y en tomar conciencia de sus verdaderos intereses y su futuro.
La Burguesía tiembla ante esta realidad por eso prefiere ocultarla, y evitar extenderla, para evitar demostrar que existe una clase antagónica ante ella, por eso la oculta, le da un mínimo de porcentaje en sus estadísticas, cuando la verdad podría ser otra. Están tan preocupados de este sector de indecisos y de los que votaron viciado, que Humala y Keiko en sus cierres de campaña le dieron un espacio especial para dirigirse a esa parte de la población "para hacerlos reflexionar" y hacer que voten por uno o por otro.
Salga quien salga la clase trabajadora camina hacia el hundimiento de sus condiciones de vida, hacia la precarización de sus condiciones de trabajo. Ya lo empezamos a ver en gran parte de los países Europeos con brutales medidas de Austeridad y recortes que los gobiernos han lanzado para salvar sus ya frágiles economías frente a la profunda Crisis Capitalista (España, Grecia, Portugal, Irlanda, Francia...) y no hay que olvidar a EEUU.
En el Perú (¡Ahora marca registrada!) las cosas no marchan bien como lo dicen los Mass Medias con bombos y platillos, nos vienen diciendo con gran tinte patriotero y chauvinista del orgullo de ser peruano, de estar orgullosos de tener buena cocina y comidas, turismo, papas, etc. Solo por mencionar la Cocina y Comida, podemos decir que el Boom Culinario en el País se ve respaldado no solo, con la infinidad de Restaurantes y cocineros; sino con el incremento de la desnutrición y la tuberculosis (en niños y adultos) en la capital; y ni que hablar de las provincias al interior del País, lugares completamente olvidados, con grandes índices de pobreza y extrema pobreza, como Huancavelica y La Libertad. Todo esto desbarata rápidamente el boom del crecimiento económico, del milagro Peruano, del éxito de la cocina y la comida Peruana, en fin de una pila de mentiras. Además cabe decir que el Boom de la Economía Peruana, se apoya temporalmente en los buenos precios que gozan hoy las materias primas en el mercado internacional, además del espejismo y supuesto crecimiento del sector inmobiliario, favorecido por el crédito -que ha convertido a Lima en la España del mañana. Todo esto es parte de la ideología Burguesa que nos bombardea con el rollo del éxito y la superación, con la competencia y el progreso, situación que imposibilita una toma de conciencia de clase, en el conjunto de los trabajadores.
El Porvenir Pertenece a la Clase Obrera:
Pero la lucha de clases tiene sus altas y sus bajas, no es homogénea en el sentido de su desarrollo, si en Perú vivimos un retroceso en la lucha de clases por la inmunda ideología Burguesa machacante que nos dice que "vamos bien", en España la lucha de clases si muestra una dinámica, el desarrollo de un movimiento Asambleario, que retoma las asambleas como una genuina arma del proletariado. Este movimiento que se viene dando en España muestra un claro despertar de masas importante, ante los problemas de la sociedad y abre la vía a su politización (1). Así como en Egipto o ahora en España, el proletariado esta lanzándose a un combate masivo acompañado desde el principio por las capas sociales no explotadoras con las que tendrá que contar imprescindiblemente para hacer la revolución del mañana. Es evidente que ello tiene serios "inconvenientes" pero también tiene la enorme ventaja de una convivencia en la lucha, de un planteamiento metódico de los problemas, de una mayor comprensión mutua, de toda una experiencia que se va acumulando (2).
Solo la autoorganización y las luchas masivas de los trabajadores, los llevaran cada vez más lejos para su Emancipación total de este sistema inhumano de explotación capitalista. Solo el proletariado desarrollando su lucha en todos los frentes (económica, política e ideológica) contribuirá de forma gradual al desarrollo de su conciencia colectiva, para ello la reflexión, la critica/autocritica, la unidad y la solidaridad se hacen imprescindibles. El capitalismo no es un sistema eterno, hay que reflexionar más en ello.
¡Por asambleas permanentes y la extensión de las mismas!
¡Proletarios de todos los países unidos!
GLP (5/6/2011)
(1) Leer mas en https://es.internationalism.org/node/3106 [310]
(2) También puedes leer /cci-online/201106/3118/movimiento-ciudadano-democracia-real-ya-dictadura-del-estado-contra-las-asamb [255]
«Es, pues, evidente que la burguesía ya no es capaz de seguir desempeñando el papel de clase dominante de la sociedad ni de imponer a ésta, como ley reguladora, las condiciones de existencia de su clase. No es capaz de dominar, porque no es capaz de asegurar a su esclavo la existencia, ni siquiera dentro del marco de la esclavitud, porque se ve obligada a dejarle caer hasta el punto de tener que mantenerle, en lugar de ser mantenida por él. La sociedad ya no puede vivir bajo su dominación; lo que equivale a decir que la existencia de la burguesía es, en lo sucesivo, incompatible con la de la sociedad»
(Manifiesto Comunista, K. Marx y F. Engels)
La especie humana, capaz de lo mejor y de lo peor, ha alcanzado en lo que se refiere a la tecnología cotas ni tan siquiera imaginadas por visionarios como Julio Verne o H. G. Wells. Los últimos dos siglos han alumbrado multitud de innovaciones, inventos y mejoras en campos tan diversos como la biotecnología, la física nuclear, la medicina o la industria aeroespacial, que han abierto nuevas perspectivas en las posibilidades de evolución de la especie humana.
La Nutrigenómica está revolucionando el campo de la nutrición humana al abrir la posibilidad de individualizar, en un futuro próximo, dietas adecuadas a la estructura genética de cada individuo. La todopoderosa agroindustria ha demostrado la posibilidad de convertir desiertos como el de Arabia Saudita en gigantescas extensiones de cultivos de regadío. La ingeniería industrial, especializada en maquinaria para perforación y construcción de túneles, dejó atónito a todo el planeta cuando, hace menos de un año en la mina chilena de San José, fue capaz de sacar, uno a uno, a un grupo de mineros que, en otros tiempos, habrían quedado sepultados para siempre bajo la muerte y el olvido de no ser por la cápsula minúscula en la que pudieron ser felizmente rescatados.
Estos tres ejemplos demuestran hasta qué punto el ser humano puede evolucionar -desafiando, en multitud de ocasiones, a las propias leyes de la naturaleza- hasta mejorar y ampliar las perspectivas de vida de toda la Humanidad.
Sin embargo, hace ya tiempo que el tren del progreso (entendido no sólo como el conjunto de avances tecnológicos, sino sobre todo como la mejora sustancial de las condiciones materiales y espirituales de la sociedad humana) ha hallado un obstáculo infranqueable en su avance: el capitalismo.
Los propósitos fundamentales de este escrito son dos: por un lado, el de demostrar científicamente la incompatibilidad entre el sistema capitalista y el progreso humano, tan poco conjugables como el agua y el aceite hirviendo; por otro lado, partiendo de premisas empíricamente verificables, explicaremos cómo el mismo desarrollo tecnológico nos marca el camino a seguir, la construcción del sistema alternativo que, superando al capitalismo, pueda garantizar el bienestar de toda la especie humana.
El desarrollo tecnológico en el capitalismo
El capitalismo, sistema social basado en la propiedad privada de los medios de producción y la acumulación de capital mediante la explotación de la clase trabajadora como motor de desarrollo, impone un límite tan claro como absurdo en el desarrollo tecnológico: toda nueva inversión en una mejora técnica tendrá por condición la garantía de una ganancia para el capitalista proporcionalmente mayor a la inversión realizada.
Esta lógica, que nos puede parecer tan "natural" por el adoctrinamiento social que bajo el actual orden social recibimos, entronca con la premisa crucial que demuestra cómo el sistema vigente frena el desarrollo tecnológico (y, por tanto, de toda la sociedad): lo que no es susceptible de reportar potenciales ganancias privadas no se investiga. Ya que el motor del progreso en la economía actual es la maximización de las ganancias para los propietarios del capital, innumerables necesidades humanas no son cubiertas, al quedar fuera del mercado y suponer un pesado lastre para la burguesía.
Hace pocos días saltaba a la palestra un descubrimiento científico del CSIC que podría revolucionar el campo de la alimentación: una sustancia, inodora, incolora y de muy bajo coste, que permitiría aminorar en un 80% la cantidad de sustancias cancerígenas que alimentos (como patatas o galletas) desprenden al freírse u hornearse a altas temperaturas. ¿El problema? Pues que la industria alimentaria, siguiendo las leyes que el capitalismo impone a las empresas independientemente de la voluntad o la actitud de sus dueños, se niega a asumir el coste que le supondría utilizar una sustancia de indudable interés para la salud pública.
Más conocido aún es el caso de las "enfermedades raras". Los enfermos y familiares que llevan años padeciendo patologías poco frecuentes han de soportar, además, la falta de investigaciones por parte de la industria farmacéutica. Algo muy parecido sucede con las investigaciones en torno al cáncer. Pero en este caso, debido a que la "clientela" para las farmacéuticas es cada día más numerosa, se destinan cantidades astronómicas -con cargo a los presupuestos estatales, que son los que realmente costean las investigaciones del todopoderoso capital farmacéutico- a terapias costosísimas y de dudosa eficacia (según reconoce, en diversas publicaciones y entidades a lo largo y ancho del mundo, la literatura científica crítica que lleva años estudiando la génesis y tratamiento de las llamadas displasias malignas), en lugar de profundizar en la investigación de terapias baratas, eficaces y no invasivas: el problema, de nuevo, es que éstas apenas reportarían ganancias para la Farmafia (como muestra, un botón: ¿qué sentido económico tendría para la industria apoyar terapias anticancerosas, por ejemplo, con enzimas o vitamina C intravenosa, si estas no pueden patentarse y, por tanto, no se puede generar a través de ellas valor añadido para el capital?).
Después de estos ejemplos tan contundentes y conocidos por casi todos, no nos será difícil llegar a la siguiente conclusión: en el sistema capitalista, el progreso tecnológico está directa y absolutamente supeditado a la obtención de un beneficio que debe ser necesariamente creciente. Una necesidad vital para la especie humana, como lo son las innovaciones tecnológicas, choca directamente con el funcionamiento intrínseco del capitalismo. En el carcomido marco del actual orden social, la disyuntiva siempre se resuelve necesariamente a favor del capital: lo que no puede ser respaldado por una demanda solvente (y, por tanto, no puede proporcionar rédito alguno para los accionistas) queda socialmente excluido y se pierde por el sumidero de la historia.
En términos estrictamente económicos, cada capitalista sólo incrementará su inversión en I+D+i cuando el monto de esa inversión cueste menos que la mano de obra que reemplaza. Por ello, si la mejora en la productividad es más costosa que el monto salarial total que dejaría de pagar el empresario, la inversión no es "razonable" y, por tanto, no se realiza. Como veremos más adelante, esta es una de las causas del atraso relativo del capitalismo respecto del Socialismo, en el cual podrían ir introduciéndose mejoras en las empresas a medida que sus ingresos colectivos y los del fondo social lo fueran permitiendo.
Por otro lado, la búsqueda inevitable de la máxima ganancia (que, repetimos, las leyes de la acumulación capitalista imponen a las empresas, quieran o no) trae consigo un empobrecimiento de los asalariados, así como una intensificación y aumento de los ritmos y jornadas de trabajo, a pesar de que las constantes innovaciones industriales y de organización del trabajo permitirían las reducciones de jornadas con el mantenimiento de los ingresos (situación planteada por Keynes, tan poco sospechoso de comunismo, que predijo -a mediados del siglo XX- que sería posible establecer jornadas laborales de sólo 4 horas al día a finales del siglo XX).
Recapitulando, tenemos que la introducción de maquinaria y de mejoras en la organización laboral no redundan en una mejora de las condiciones de trabajo, sino que repercuten exclusivamente en un incremento de los beneficios a costa de la sobre-explotación creciente de los trabajadores: de ahí, como decíamos antes, el aumento criminal en los ritmos de trabajo (no solamente alargando las jornadas hasta la extenuación, sino exigiendo a los trabajadores que produzcan cada vez más en cada vez menos tiempo), con todas las secuelas de estrés y ansiedad asociadas al aumento espectacular de las enfermedades y accidentes laborales.
Otro aspecto estrechamente relacionado con el desarrollo tecnológico en el capitalismo, de una importancia tan determinante que hace aún más insostenible el stablishment económico y social, es el del paro creciente, estructural ("el ejército industrial de reserva" -como lo llamaba Marx-, que presiona a la baja las rentas salariales y es utilizado por la Patronal como chantaje contra los trabajadores para rebajar costes laborales, reduciendo los pocos derechos que nos quedan a los asalariados), que trae aparejada la tendencia económica a invertir cada vez más en bienes de equipo (que, aunque requieran nuevos obreros especializados en el uso de la maquinaria recién introducida, originará que salgan más trabajadores de los que entran del mercado laboral) en detrimento de la inversión en la contratación de trabajadores.
Este hecho, que no es desde luego la única causa del desempleo estructural (la otra gran causa generadora, de la que derivarían otras causas menores, es el carácter cíclico de la organización económica actual, que crea puestos de trabajo en las épocas expansivas destruyendo una buena parte de ellos en los periodos de recesión y crisis; a esto hay que añadir, además, que la tendencia que se dibuja en las últimas décadas es la del incremento progresivo de las bolsas de paro, como consecuencia de las dificultades que se le imponen al capital para mantener una tasa de ganancia creciente a nivel internacional), excluye del sistema productivo a una amplia masa social, a la cual no es capaz de emplear al no poder extraer de ella valor añadido o plusvalía (que, para el marxismo, es la diferencia entre el coste de la fuerza de trabajo y la porción de ganancia que el capital obtiene de la explotación del factor trabajo). Como demostraremos al final del artículo, este binomio desempleo-desarrollo tecnológico sólo podrá ser resuelto en un sistema bajo el cual la propiedad de los medios de producción sea colectiva y la planificación, directa y permanente de los asalariados asociados, sustituya al mercado como asignador de recursos productivos.
En este sentido, son muchos los que honradamente se indignan cuando contemplan cómo grandes empresas y multitud de servicios municipales (dos ejemplos muy ilustrativos podrían ser las cajas de pago de grandes superficies como IKEA o los nuevos camiones de recogida de basura, que emplean a sólo un operario en lugar de a dos) aumentan sus inversiones en desarrollo tecnológico en detrimento del empleo, ya que la introducción de esta maquinaria exige menos manos de obra. Sin embargo -y a pesar de que hemos de oponernos frontalmente a cualquier despido por atentar contra nuestro derecho más sagrado e incumplido por la Ley del capital, como es el derecho al trabajo- esta visión es absolutamente cortoplacista y rígida, ya que piensa que en el futuro vamos a seguir viviendo bajo este sistema de explotación. En realidad, todo esto será positivo a largo plazo, cuando hayamos conseguido cambiar las tornas, porque liberará mano de obra innecesaria que podrá emplearse en otras actividades realmente necesarias socialmente.
Pero lo más irracional y antisocial del desarrollo tecnológico de la "economía de libre mercado" (pura falacia que encubre el capitalismo decadente, el actual, que otorga un poder absoluto a los monopolios y que echa abajo el mito de los "pequeños y medianos empresarios" como oferentes que compiten en igualdad de condiciones con el gran capital), -que, recordemos, está presidido por las leyes generales de la acumulación capitalista: básicamente, producir la máxima plusvalía en la menor cantidad de tiempo posible- reside en el hecho de que los grandes inventos técnicos del capitalismo provienen del campo militar. La radio, Internet y los satélites demuestran el carácter belicista y homicida de este orden económico, cuyos progresos técnicos dependen en buena medida de los intereses de una economía de guerra.
La guerra, verdadero motor de desarrollo bajo el capitalismo
"Prácticamente, sobre la base de los impuestos indirectos, el militarismo actúa en ambos sentidos: a costa de las condiciones de vida de la clase trabajadora, asegura tanto el sostenimiento del órgano de dominación capitalista -el ejército permanente-, como la creación de un magnífico campo de acumulación para el capital"
(La acumulación de capital, Rosa Luxemburgo)
No hay argumento más rotundo para demostrar la insostenibilidad del capitalismo decadente que el de su naturaleza radicalmente belicista. Recordemos, antes de profundizar en el asunto de la economía de guerra, que, siguiendo a Lenin, lo que caracteriza al capitalismo actual (en su última fase o estadio imperialista), en el que imperan los monopolios y oligopolios y desparece la libre competencia, es la exportación de capitales. Estos capitales, que tienden al monopolismo, han conformado el capital financiero (fusión de la banca y las grandes empresas industriales y de servicios, convertidas en poderosísimos grupos de presión de las que los Estados capitalistas son sus rehenes absolutos), que sojuzga a la inmensa mayoría de la población mundial a través del hambre, el paro y la precariedad. Nos encontramos, parafraseando de nuevo a V. I. Lenin, ante el reparto económico del mundo entre los trusts internacionales.
Pues bien, el lobby del capital financiero que actualmente ejerce más poder en los Estados es, antes incluso que el farmacéutico, el militar (llamado, en EEUU, el complejo militar-industrial). Centrándonos en EEUU (sin duda, el mayor paradigma de economía belicista en el último siglo), numerosos análisis de Historia económica demuestran que, de no ser por los altos niveles de desarrollo de la industria armamentística, EEUU sería incapaz de mantener sus niveles de producción nacional, rentabilidad empresarial y empleo; asimismo, no estaría a la cabeza en I+D+i en muchos campos (como en nanotecnología, robótica o biotecnología). De hecho, el relanzamiento histórico que experimentó la economía estadounidense en el contexto inmediatamente posterior a la Gran Depresión habría sido imposible sin la expansión -sin precedentes en la historia militar mundial- de la industria armamentista.
Como afirma el Grupo de Propaganda Marxista, "así como la competencia es un fenómeno derivado de la propiedad privada sobre las condiciones objetivas del trabajo social, las guerras interburguesas [como la de Afganistán, Irak o Libia], en determinadas condiciones, son una necesaria continuación de la competencia por medios bélicos".
La guerra, por tanto, es un fenómeno consustancial al capitalismo en su fase imperialista. Y esto es así por dos razones: primero, porque las guerras son una forma auxiliar de la competencia estrictamente económica ("Los capitalistas no se reparten el mundo [mediante la guerra] llevados de una particular perversidad, sino porque el grado de concentración a que se ha llegado les obliga a seguir este camino para obtener beneficios", El imperialismo, fase superior del capitalismo, V. I. Lenin); y segundo, porque la industria armamentística emplea una parte creciente de los recursos productivos del planeta y constituye una fracción cada vez mayor del total de los beneficios de la burguesía internacional.
Partiendo de los ejemplos que pusimos antes sobre la génesis militar de una buena parte de los inventos considerados civiles (como Internet, la radio o los satélites), no es difícil llegar a la conclusión de que el status quo, económicamente basado en la guerra genocida y carroñera, constituye el sistema más destructivo de la larga historia de la Humanidad.
En relación a los armamentos, económicamente son unas mercancías particulares, pues son bienes de equipo (como las máquinas de la industria o los diversos materiales de oficina), con la gran diferencia de que, en vez producir medios de vida, producen medios de destrucción masiva: de riqueza y de vidas humanas. No hay una manifestación más clara del carácter absolutamente decadente, genocida y odioso del capitalismo. Ni hay una sola guerra en el mundo que no haya sido gestada -o en la que no hayan tomado partido- los grandes grupos armamentísticos estadounidenses, chinos, franceses, rusos o israelíes. El preciado botín de guerra para los accionistas del lobby militar supone jugosos dividendos y plusvalías, a costa, claro está, del sufrimiento, destrucción y muerte de millones de seres humanos y de infraestructuras valiosísimas.
La rapacidad del capitalismo hace imposible no sólo la convivencia pacífica entre clases antagónicas -la minoría poseedora y la mayoría desposeída- dentro de un mismo Estado, sino incluso entre los capitalistas mismos a nivel internacional, al enfrentarse unos contra otros por la consecución de mayores cuotas de mercado y por el control de recursos vitales y de territorios geoestratégicamente fundamentales para las grandes potencias.
Esta lógica belicista es posible, por supuesto, gracias al carácter capitalista de los Estados y al control que en ellos ejercen, como verdaderos Gobiernos entre bastidores, los monopolios militares. Este hecho, que se produce insoslayablemente en todos los Estados capitalistas a nivel internacional, alcanza un grado elevadísimo en los países con un capitalismo más desarrollado, como EEUU, Francia, Israel, China, Rusia o India.
El capitalismo contra el ecosistema
Es evidente que cualquier organización humana (e incluso, aunque en menor medida, animal) genera un impacto mínimo sobre el conjunto del ecosistema. El problema es que para el capitalismo, por su propia lógica de funcionamiento, el ecosistema es un pesado lastre que obstaculiza la tendencia a maximizar ganancias.
Desplazando al medio ambiente como uno de los ejes fundamentales de la construcción de una sociedad humana, el sistema de clases no sólo atenta contra los principios más elementales de respeto a nuestro entorno, sino también contra la misma especie humana al destruir sus medios de vida (liquidación de recursos hídricos, desertificación por malas prácticas agropecuarias, destrucción de reservas pesqueras, contaminación química y electromagnética en entornos rurales y urbanos, etc.).
Al igual que en las relaciones de producción y en el carácter belicista del status quo dominante, la cuestión del ecosistema queda supeditada a la consecución de beneficios para el capital, primando una vez más los intereses espurios de una ínfima minoría social sobre la mayoría absoluta de la población (y sobre las relaciones que el ser humano establece con su entorno natural y con otros seres vivos).
Estrechamente imbricado con esto, hay una expresión que los economistas usan mucho para referirse a este asunto: la llamada "deseconomía externa", que no es más que la transferencia de costes por parte de los capitales hacia el conjunto de la población trabajadora, por incurrir sus empresas en prácticas nocivas para la salud y contaminantes para el medio, que, no como no podía ser de otra manera en esta mafiocracia, son pagadas íntegramente por el conjunto de los trabajadores. Tenemos el ejemplo muy ilustrativo de la catástrofe de Fukushima: al final será el Estado japonés, y no Tepco, la empresa nuclear japonesa, quien asuma la mayor parte de los costes asociados a la contaminación nuclear. De nuevo, unos se llenan los bolsillos generando problemas de todo tipo, mientras la mayoría sufre las consecuencias sin comerlo sin beberlo.
Comunismo y progreso humano
"Todos los movimientos han sido hasta ahora realizados por minorías o en provecho de minorías. El movimiento proletario es el movimiento independiente de la inmensa mayoría en provecho de la inmensa mayoría"
(Manifiesto Comunista, F. Engels y K. Marx)
Resulta indignante que a estas alturas de la película haya que seguir aclarando que el Comunismo, como sistema social y económico, nada tiene que ver con los partidos y organizaciones que, desde hace décadas, abjuraron de los principios más elementales del Movimiento Comunista Internacional, usurpando el discurso del movimiento revolucionario para liquidarlo y plegar así los intereses de las masas explotadas a los de la clase dominante.
Los clásicos revolucionarios dejaron claramente definidas las bases económicas que permitirían la transición del capitalismo al comunismo. En la Crítica del Programa de Gotha, Marx establecía los cimientos de la "primera fase de la sociedad comunista" (el socialismo): a saber, los medios de producción fundamentales (las pequeñas empresas seguirían operando en régimen de propiedad privada, con fijación y control de precios y salarios por parte del Estado obrero, hasta su inclusión progresiva en el circuito económico colectivo) pasarían a pertenecer a toda la sociedad, organizada en Asambleas y Comisiones encargadas de planificar la economía y establecer la política del Estado. Dicho sea de paso, es absolutamente falso, como postula la clase dominante, que el Comunismo pretenda socializar absolutamente todo lo existente, pues lo que se colectivizarían serían los medios de producción (fábricas y almacenes, oficinas, tierras, centros comerciales, etc.), no los medios de consumo.
Pues bien, cada miembro de la sociedad (todo el mundo tendría derecho efectivo al trabajo, excluyendo a los que no pudieran por incapacidad física o psíquica, aplicando para estas personas en todo caso políticas de integración realmente efectivas y solidarias con su situación; no como sucede ahora, ya que los discapacitados son en muchos casos utilizados como mano de obra barata), ejecutaría una determinada parte del trabajo socialmente necesario, y obtendría a cambio una retribución extraída del fondo social de consumo. Las diversas formas de dinero seguirían existiendo hasta que el progreso de la organización social permitiera su abolición.
Al haber abolido por Ley la ganancia privada, la explotación y toda forma de especulación (incluyendo Bolsas, Fondos de Capital riesgo, etc.), y al haber fundido en uno solo los dos factores económicos ahora disociados, el capital y el trabajo, las ganancias colectivas obtenidas podrían utilizarse para modernizar las empresas, asignar mayores retribuciones a los asalariados peor pagados (otro de los grandes mitos es que en el Socialismo todos los trabajadores cobrarían lo mismo: falso, esto sólo podría producirse en el Comunismo, cuando todos los elementos de la sociedad, educados en el espíritu más generoso y social, desconocieran por completo el afán de lucro que mueve a los sujetos económicos en el capitalismo) y, al suprimir trabajos socialmente innecesarios (los de la industria militar, una buena parte de la industria publicitaria, etc.), se generaría una asignación de recursos más justa, social y medioambientalmente sostenible e infinitamente más eficiente que en el capitalismo, pudiendo desarrollar iniciativas ahora desplazadas en campos como la educación social, la sanidad, la mejora de las infraestructuras públicas, etc. Los trabajos de más fácil aprendizaje y, sobre todo, los más penosos y duros, se realizarían en turnos rotativos de poca duración; en los trabajos de mayor calificación y en algunos casos arriesgados, se intentaría que la rotación también fuera efectiva, sin que ello fuera en detrimento de la calidad del trabajo y, sobre todo, de la seguridad de los propios trabajadores.
Uno de las grandes mentiras que los defensores del capitalismo (sabedores, claro está, de que su sistema está históricamente agotado) han utilizado en contra del Comunismo ha sido el de que este sistema frenaría el desarrollo tecnológico al suprimir "la iniciativa privada". Esto es falso y se puede demostrar fácilmente.
El carácter superior del Socialismo (antesala del Comunismo, en el que ya no existirían ni el Estado, ni el régimen mercantil, ni la división entre el trabajo intelectual y manual, ni, por supuesto, cualquier vestigio de opresión de unos seres humanos sobre otros en razón de sexo, etnia, edad, etc.) no sólo se consagra en su mayor justicia social y sostenibilidad humana y medioambiental, sino además en que desde el punto de vista tecnológico el sistema de planificación colectivo permite un mayor y mejor progreso. Para los apologetas del capitalismo, una vez eliminada de la escena social la burguesía, nadie invertiría ni generaría puestos de trabajo. Burda mentira que se cae por su propio peso: en el Socialismo los agentes económicos asociados de todas las empresas elaborarían los planes de producción y distribución, y el progreso tecnológico sería mucho más profundo, ya que estaría implicado en él toda la sociedad; no se escatimaría, por tanto, ningún recurso para formar a científicos y mano de obra cualificada (como sí hace, por cierto, el capitalismo con lo que no le reporta una ganancia).
Como hemos demostrado antes, la Patronal, siguiendo las leyes de la acumulación capitalista, no produce movida por la satisfacción de las necesidades sociales, sino por la ganancia privada. Esta tendencia dominante genera, no sólo desigualdades crecientes e injusticia lacerante, sino además ineficiencias y despilfarro en lo tecnológico. Y es que la asignación de recursos que realizan las grandes empresas capitalistas supone una asignación irracional, pues no es científica ni coordinada (cada unidad productiva produce compitiendo con las demás, en lugar de buscar la cooperación y la unificación de los procesos más eficientes), derrochando recursos y generando crisis de sobreproducción que hacen aumentar el paro . Podemos ilustrar esto con el ejemplo de las "ciudades fantasma" que pueblan la geografía española, con miles de urbanizaciones con viviendas desocupadas desaprovechando toda esa ingente cantidad de recursos empleados.
En el Socialismo esto no sucedería, ya que gracias a los estudios de mercado y la Estadística podríamos conocer de antemano, aunque no fuera con una total exactitud, las necesidades de los consumidores en todas las localidades, evitando así desajustes entre oferta y demanda, entre productores y consumidores.
Además de que las fuerzas productivas se desarrollarían más rápidamente en una economía socialista, al desaparecer la propiedad privada sobre los medios de producción se uniría a productores y consumidores y, lo que es más importante, se democratizarían los conocimientos científicos aplicados a la producción social, sin que tuvieran cabida las patentes y los derechos de copyright que obstaculizarían el progreso social.
En realidad, quien piense que todo esto no sería factible, debería darse cuenta de que el actual capitalismo monopolista, gracias a su internacionalización creciente y a la creación de grandes grupos económicos capaces de satisfacer la mayor parte de las necesidades de los consumidores (pensemos, por ejemplo, en los grandes centros comerciales o en las plataformas logísticas, que concentran la producción, distribución y venta de una buena parte de los productos que hoy se consumen, sin necesidad de mantener pequeños comercios dispersos), es en cierta medida la antesala -en la organización de la producción- del Socialismo, pues posibilita que, tan sólo tomando los trabajadores en nuestras manos los grandes grupos industriales en los tres sectores económicos, la producción social del gran capital pueda transformarse en una economía que seguiría manteniendo su carácter social productivo (implicando a millones de asalariados de diferentes ramas), al que se le añadiría el carácter social de la gestión de la riqueza generada: sería colectiva tanto la producción como los ingresos generados por la economía socializada. Como muestra, pensemos en el desarrollo alcanzado por gigantes de la distribución en España, como el Grupo Mercadona, que con tan sólo dos plataformas logísticas es capaz de abastecer a todo el Estado de una impresionante cantidad de bienes de consumo. ¿Qué no lograríamos los trabajadores, si, no sólo Mercadona, sino el conjunto de la economía, fuera propiedad de toda la sociedad?
En conclusión, es partiendo de la base ya generada por el propio capitalismo como se procedería a la construcción progresiva del Comunismo, sistema históricamente imprescindible para sacar a la Humanidad del atolladero en que se halla. Si hoy ya la Lockheed Martin (la mayor empresa armamentística del mundo) ha sido capaz de diseñar un prototipo de robot militar, que estaría operativo para 2015 y que podría combatir igual que un militar humano, ¿por qué no podríamos emplear ese mismo robot para bajar a una mina, apagar un fuego o, como se ha hecho en Fukushima, para meterse en las entrañas de una central nuclear y parar la actividad de su núcleo?
El Comunismo, al basar su razón de ser en el bienestar general, no sería un talismán que eliminaría de un plumazo todos los problemas sociales incubados durante siglos, pero sí permitiría por vez primera a la sociedad humana mundial la mejora en todos los ámbitos de la vida; en definitiva, permitiría el despertar de una especie humana que se reconciliaría con su propia naturaleza y que protegería y cuidaría por igual a todos sus miembros.
JVB, trabajador en paro y estudiante de Económicas de la UNED
Revuelta social en Israel
Las últimas 3 semanas cientos de miles de personas en Israel han tomado las calles para protestar contra el altísimo coste de la vida, la creciente imposibilidad para una persona media de acceder a la vivienda y el desmantelamiento del Estado de bienestar. Los manifestantes piden "justicia social", pero muchos también hablan de "revolución". No ocultan el hecho de estar inspirados por la oleada de revueltas en el mundo árabe, extendidas a España y Grecia. El primer ministro Netanyahu, cuyas políticas descaradamente derechistas parecían haber obtenido respaldo popular, de repente es comparado con dictadores como el de Egipto (Mubarak, en la actualidad siendo juzgado por el tiroteo a manifestantes) y Siria (Assad, que está ordenando espantosas masacres contra una población cada vez más exasperada con su régimen).
Al igual que los movimientos en el mundo árabe y Europa, las manifestaciones y acampadas que han surgido en numerosas ciudades, salvo las de Tel Aviv, parecen haber surgido de la nada: mensajes en facebook, gente acampando en las plazas de las ciudades..., y de ahí en un fin de semana ha habido entre 50.000 y 150.000 manifestantes en Tel Aviv (más de 200.000 el sábado pasado) y puede que haya 3 o 4 veces más participantes en todo el país, la mayoría jóvenes.
Como en otros países, ha habido enfrentamientos con la policía. Y también como en otros países, los partidos y sindicatos oficiales no han jugado un papel destacado en el movimiento, aunque sí hayan estado presentes. Ideas a favor de la democracia directa e incluso del anarquismo son comunes entre los participantes. Uno de ellos al ser preguntado de si las protestas estaban inspiradas por los acontecimientos en los países árabes, contestó: "Hay mucha influencia con lo que pasó en la Plaza Tahrir... Hay mucha por supuesto. Cuando la gente comprende que tiene el poder, que se pueden organizar por sí mismos, que no necesitan ya que el gobierno les diga lo que tienen que hacer, pueden empezar a decirle al gobierno lo que quieren". Estas opiniones, incluso si sólo expresan la visión de una minoría, reflejan bastante bien el sentimiento general de desencanto con todo el aparato político burgués, tanto dictatorial como democrático.
Como ha pasado en los demás sitios, el movimiento tiene un significado histórico, como apuntaba el periodista israelí Noam Sheizaf: "A diferencia de Siria o Libia, donde dictadores masacran a sus propios ciudadanos por centenares, no ha sido la opresión lo que ha mantenido el orden social en Israel, al menos por lo que respecta a la comunidad judía. Ha sido el adoctrinamiento -la existencia de una ideología dominante, para usar un término preferido por los teóricos. Y ha sido este orden cultural lo que se ha visto erosionado en estas protestas. Por primera vez, una parte importante de la clase media judía - es demasiado pronto para valorar el tamaño- vincula su problema no con otros israelíes, o con los árabes, o con un político concreto, sino con todo el orden social, con todo el sistema. Es en este sentido que se trata de un acontecimiento único en la historia de Israel".
Por esto las protestas tienen un gran potencial. No deberíamos fijarnos en los efectos inmediatos a nivel político -no veremos caer a ningún gobierno a corto plazo- sino en el trasfondo y en las consecuencias a largo plazo, que seguro llegarán
Minimizando el significado de los acontecimientos
Hay algunos encantados en minimizar el significado de las protestas. La prensa oficial en general ha ignorado el movimiento. Hay de 800 a 1000 organismos de prensa internacional en Jerusalén (sólo superada por Washington) que únicamente empezaron a mostrar algún interés por los acontecimientos cuando ya llevaban 2 semanas teniendo lugar. Habría que buscar largo y tendido para encontrar la mínima mención del movimiento en periódicos "progresistas" en Reino Unido como The Guardian o el Socialist Worker.
Otro elemento es el de etiquetar al movimiento como de "clase media". Es cierto que, como ha pasado en otros sitios, se observa una amplia revuelta social que puede expresar la insatisfacción de diferentes capas de la sociedad, del pequeño empresario al obrero, todos afectados por la crisis mundial, la creciente brecha entre ricos y pobres, y, en un país como Israel, el empeoramiento de las condiciones de vida por la insaciable demanda de la economía de guerra. Pero "clase media" se ha convertido en un término inconcreto, que se puede referir a cualquiera con estudios o un empleo, y en Israel, el norte de África, España o Grecia, crecientes sectores de jóvenes que ha estudiado se ven empujados a las filas del proletariado, trabajando en empleos precarios, si es que encuentran trabajo. En cualquier caso, sectores más "clásicos" de la clase obrera también han participado en las manifestaciones: trabajadores de la industria y el sector público, los elementos más castigados entre los parados, algunos inmigrantes no judíos procedentes de África y otros países del tercer mundo. Tuvo lugar también una huelga general de 24 horas convocada por el sindicato Histradut con el fin de apaciguar el descontento entre sus afiliados.
Sin embargo los mayores detractores del movimiento se encuentran en la extrema izquierda. Un comentario en la web libcom explicaba: "Tuve una discusión con uno de los líderes del SWP dentro de mi sindicato, que decía que en Israel no había clase obrera. Le pregunté que quién conducía los autobuses, construía las carreteras, cuidaba los niños, etc., y se limitó a esquivar la cuestión y despotricar del sionismo y la ocupación".
El mismo argumento se puede encontrar en un link de un blog izquierdista, pero expresado de una forma más sofisticada: "Lo cierto es que cada capa de la sociedad israelí, de los sindicatos al sistema educativo, el ejército y los partidos políticos, son cómplices del sistema de apartheid. Esto ha sido así desde el principio, desde las formas embrionarias del Estado de Israel ya esbozadas durante la época del Mandato Británico. La israelí es una sociedad de colonos, y esto tiene enormes implicaciones para el desarrollo de la conciencia de clase. Mientras se mantenga la construcción de asentamientos, mientras la población siga identificando sus intereses a la expansión de estos asentamientos, existe poco margen para el desarrollo de una política revolucionaria independiente de la clase obrera. No es sólo una sociedad de colonos, sino que también está apoyada por los recursos materiales del imperialismo norteamericano".
La idea de que el caso de la clase trabajadora israelí es especial lleva a muchos izquierdistas a mantener que no se debe apoyar las protestas, o sólo hacerlo si estas se posicionan sobre la cuestión palestina: "Se ha calificado a las protestas como las mayores desde los años 70 y es posible que resulten en reformas o puede que en una autoridad gubernamental reforzada. Pero hasta que las reformas no se dirijan hasta la cuestión central de la política opresora y discriminatoria israelí en materia de vivienda, hasta que los palestinos no tengan los mismos derechos que los israelíes, hasta que las órdenes de desalojo no se sigan aplicando preferentemente a los palestinos, las reformas no tendrán ninguna base y las protestas serán inútiles". Así se expresa Sami Kishawi, Sixteen Minutes to Palestine blog 'El movimiento parcial, "liberal", de protesta por la vivienda en Israel, no merece ser apoyado ni defendido',.
En España, entre los participantes del movimiento 15M, han tenido lugar debates similares, por ejemplo a propósito de la propuesta de "que las protestas israelíes sólo deberían ser apoyadas si toman posición sobre la cuestión palestina, denunciando clara y abiertamente la ocupación, el bloqueo a Gaza y [llamar a] el fin de los asentamientos" (extraído del mismo apartado en libcom).
Estos argumentos izquierdistas están siendo contestados en la práctica por el movimiento en Israel. Para empezar, lo que se está poniendo sobre la mesa en las calles ya supone un cuestionamiento de la división entre judíos y árabes, u otros grupos. Algunos ejemplos: en Jaffa, decenas de manifestantes árabes y judíos llevaban pancartas en hebreo y árabe que decían "Árabes y judíos queremos viviendas asequibles" y "Jaffa no es sólo para los ricos".
Activistas árabes montaron un campamento en el centro de Taibeh y centenares de personas lo visitaron cada noche. "Esta protesta viene de la angustia que hay en la comunidad árabe. Todos los árabes sufren las consecuencias de la carestía de la vivienda y del coste de la vida", afirmaba uno de los organizadores, Dr. Zoher Tibi. Unos cuantos jóvenes de Druze montaron tiendas a las afueras de las localidades de Yarka y Julis en Galilea occidental. "Intentamos que todo el mundo se nos una", comentaba uno de los iniciadores de la protesta, Wajdi Khatar. También se levantó un campamento conjunto judío y palestino en la ciudad de Akko, y en Jerusalén Además se han estado produciendo protestas de judíos y árabes contra los desalojos de estos últimos del barrio Sheikh Jarrah. En Tel Aviv, se establecieron contactos con residentes en campos de refugiados en los territorios ocupados, quienes visitaron las tiendas del movimiento y debatieron con los manifestantes[1].
El lunes 1 de agosto, en el parque Levinsky al sur de Tel Aviv, donde se ha mantenido durante casi una semana el segundo campamento más grande del país, alrededor de cien inmigrantes y refugiados africanos se acercaron con el fin de debatir acerca de las protestas que se estaban produciendo.
No hay razones para aceptar la austeridad
Numerosos manifestantes han expresado su malestar con la forma que continuamente se utiliza la "seguridad" y la "amenaza del terrorismo" para hacer aceptar a la población la creciente miseria social y económica. Algunos han avisado abiertamente del peligro de que el gobierno pueda provocar enfrentamientos armados o incluso una nueva guerra para restaurar la "unidad nacional" y dividir al movimiento[2]. Lo importante es que hay una creciente conciencia de que la situación militar y la social están muy relacionadas.
Como siempre, la situación material de la clase trabajadora es la clave para el desarrollo de su conciencia, y el movimiento actual está acelerando la posibilidad de que el conflicto militar se comience a enfocar desde un punto de vista de clase. El proletariado israelí, a menudo retratado por la izquierda del capital como una casta privilegiada que vive de la miseria palestina, en realidad paga muy caro el esfuerzo de guerra en vidas, daño psicológico y empobrecimiento. Un ejemplo concreto relacionado con uno de los asuntos clave detrás de las protestas, la vivienda: el gobierno está desembolsando de forma desproporcionada grandes cantidades de dinero en la construcción de asentamientos en los territorios ocupados en lugar de aumentar el número viviendas disponibles en el resto de Israel.
El significado del movimiento, con todas sus confusiones y dudas, es que ha confirmado claramente la existencia de la explotación y el conflicto de clase dentro del supuesto monolito israelí. La defensa por parte de la clase obrera de sus condiciones de vida necesariamente tendrá que vérselas con los sacrificios requeridos por la guerra;como resultado,todos los asuntos relacionados con la guerra tendrán que tratarse,discutirse y clarificarse:políticas de apartheid en Israel y en los territorios ocupados,la brutalidad de la ocupación,el reclutamiento obligatorio,hasta la misma ideología sionista y el pretendido ideal del Estado judío. Claramente estos son factores de dificultad y potencialmente de división, y el movimiento ha tenido dudas acerca de tratarlos o no. Pero lo político siempre aparece en cualquier conflicto social. Un ejemplo de esto ha sido el creciente conflicto entre manifestantes y representantes de la extrema derecha -Kahanists- que quieren expulsar a los árabes de Israel, y también con los colonos fundamentalistas que los ven como traidores.
Sin embargo no sería un avance si el movimiento rechazara las posiciones derechistas adoptando las de la izquierda del capital: apoyo al nacionalismo palestino, a la solución de los dos Estados o a la constitución de un "Estado democrático secular". La actual oleada internacional de revueltas contra la austeridad capitalista abre las puertas a otra solución: la solidaridad de todos los explotados por encima de divisiones nacionales o religiosas; lucha de clase en todos los países con el fin último de una revolución mundial que sea la negación de cualquier frontera nacional y Estado. Hace uno o dos años este fin aparecía como algo utópico en el mejor de los casos. Hoy, cada vez más gente ve a una revolución global como una alternativa realista a un orden capitalista que se está derrumbando.
World Revolution, sección de la CCI en Gran Bretaña
[1] Uno de los israelíes participantes en estos encuentros describe los efectos positivos que los debates han tenido en el desarrollo de la conciencia y la solidaridad: "Nuestros invitados escuchan atentamente historias sobre jóvenes judíos de clase media sin sitio para vivir, estudiar o trabajar. Asienten asombrados con la cabeza, expresando su simpatía o incluso placer por el potencial de solidaridad existente". Una de las más expresivas sale con algo que no se nos había ocurrido: "Hada Muchayem Lajiyin Israeliyin" - "Un campo de refugiados israelíes", exclama. "Nos reímos con esa ocurrencia. Los jóvenes de Rothschild (que Alá les ayude, que su protesta dé frutos) se supone que se pueden levantar cuando quieran y volver a la siniestra existencia a la que estaban acostumbrados antes de acampar en el candente Boulevard. Sin embargo están condenados a una vida en el escalón más bajo de Israel, sin propiedad, ni tierra, ni techo. Algunas de las mujeres que han estado con nosostros esta noche - exuberantes, llenas de curiosidad y pasión- han vivido en campos de refugiados "reales" la mayor parte de sus vidas. Algunas nacieron allí, otras se casaron y se mudaron para compartir destino con grandes familias amontonadas en tiendas temporales a las afueras de ciudades y pueblos en Cisjordania hace muchos años.
"Los furiosos residentes de los "campos de refugiados" israelíes están abriendo los ojos y están descubriendo la falsa conciencia que los has llevado a esta situación en verano de 2011. No es un proceso fácil, pero merece la pena el esfuerzo el ir a la raíz de nuestros problemas. Aquellos de nosotros que hemos tenido el privilegio el pasado fin de semana en Tel Aviv de bailar, cantar y abrazar a nuestros amigos procedentes de pueblos y campos de refugiados de los territorios ocupados, no volveremos a negar calor humano a quienes una vez consideramos enemigos. Y pensar cuantas viviendas podrían haberse hecho con los recursos desperdiciados en décadas construyendo la idea de que todos los no judíos son un "peligro para nuestra demografía"
[2] Ver por ejemplo la entrevista con Stav Shafir en RT news
El texto que a continuación presentamos es un esfuerzo de
reflexión de compañeros situados a miles de kilómetros de "La Puerta del Sol",
este esfuerzo militante merece ser leído y discutido por todos aquellos
compañeros que sinceramente se interesan en la lucha del proletariado por
liberar a la humanidad de la opresión del capitalismo. Este texto tiene el
enorme mérito de defender una visión proletaria sobre la crisis mundial, el
papel del Estado y sus fuerzas políticas (sindicatos, partidos de izquierda y de
derecha, las elecciones, etc.) y, sobre todo, defienden los compañeros la
necesidad de ver las luchas en España como parte de un proceso internacional
más amplio, es decir, es una defensa del internacionalismo proletario el cual
no es una cuestión sólo reservada al futuro sino que desde ahora se empieza a
dibujar esa necesidad de concebir la lucha de los explotados como una sola en
todo el mundo.
En este proceso, como la CCI ha insistido, es necesaria
la recuperación de la identidad de clase y de la confianza de ésta en ella
misma. Las manifestaciones de combatividad en España son una importante cresta
en el oleaje que conduce a luchas masivas más amplias y decisivas. Las
lecciones que saca el GEC son justas porque marcan lo que debemos hacer en el
futuro, sobre todo en la insistencia de la necesidad de llevar una lucha por
las "asambleas autónomas" donde se enfrentarán siempre las fuerzas del
proletariado contra las fuerzas del capital (la lucha de "las dos almas" que la CCI ya ha desarrollado).
Es verdad que hay cosas en el texto que merecen ser
discutidas para avanzar en la clarificación del pensamiento: la evaluación de
la relación de fuerzas entre las clases, los criterios de pertenencia a la
clase obrera, cómo plantea la clase la cuestión de la violencia (no sólo como
oposición al pacifismo) y cómo se gesta el proceso de desarrollo de la
conciencia (conciencia de clase y conciencia en la clase). Sin embargo,
compartimos completamente el espíritu y el enfoque del texto, el centro de este
acuerdo lo podemos obviar con una cita del mismo GEC: "Como podemos observar el camino revolucionario que el proletariado
pueda emprender no será mecánicamente puro, ni puede ser lineal, todo lo
contrario los retrocesos, las derrotas son parte de la toma de consciencia, de
la reapropiación de la memoria histórica." En efecto, las derrotas son
esenciales a condición que de ellas saquemos las lecciones que nos armen para
el futuro. En esta perspectiva se debe inscribir la discusión de esta valiosa
toma de posición.
Para salvar la economía "española" el Estado de dicho territorio, defensor del sistema capitalista, no ha tenido otra
opción que obligar al conjunto del proletariado[1] (y
demás sectores oprimidos económica y políticamente) a pagar la crisis. El poder
político se ha roto la cabeza buscando la forma de exprimirle hasta la última
gota de "sangre, sudor y lágrimas" a la clase trabajadora. El sistema exige
dosis cada vez más grandes de vida proletaria; de esta manera no ha quedado más
remedio que imponer leyes que resguarden la existencia de la burguesía y su
sistema capitalista de producción golpeando única y exclusivamente la existencia
de los asalariados ¿De qué forma? Despidos masivos en el sector público y
privado, recortes salariales, recorte y baja del salario mínimo, recortes en el
presupuesto de la educación pública, recortes en el seguro de salud,
eliminación de algunos presupuestos para solventar "apoyos sociales", alza
general del costo de vida, etc.
Las leyes para salvar de la banca
rota al Estado español (llamadas medidas de Austeridad o Leyes de Austeridad)
han golpeado al conjunto de nuestra clase. Con esto el sistema capitalista demuestra
su naturaleza inhumana y destructora. La abundancia mercantil, creada por el
gran desarrollo de la industria y la tecnología, no sirve para el conjunto de
la población mundial. Vivimos en la sociedad de la abundancia, pero las
relaciones sociales establecidas por el capital no permiten una vida en
comunidad; por el contrario hay una división, separación, sectorización,
atomización entre los humanos y su actividad creadora. La vida misma sólo sirve
para reproducir el capital, para mantener el orden de cosas existentes.
En España, éstas mismas condiciones
de explotación extrema, de condición de precariedad, ha empujado a que los
miles de trabajadores, de proletarios, de asalariados, dejen atrás su miedo, su
silencio, su apatía, su inercia, su sometimiento... el odio e indignación al
sistema se convirtió en organización, en manifestación, en protesta, en
solidaridad, en desobediencia, en vida "real" y existencia propia, en presente
y futuro.
Desde que las Medidas de Austeridad
fueron aprobadas en España (primeros meses de este 2011), miles de trabajadores
han salido a las calles a protestar. Éstas medidas han sido impuestas y
aprobadas unas tras otras, han aprobado paquetes tras paquetes. Las primeras
muestra de inconformidad y de indignación se han dado desde principios de año.
Paros, huelgas, movilizaciones, etc. Estas primeras manifestaciones se han dado
dentro del marco legal y lógico del sistema capitalista, reclamos a la
defensoría, petitorios a los Partidos de Izquierda en el poder estatal, marchas
sindicales, etc. Lógicamente el Estado respondió con violencia, con represión e
ignorando cualquier reclamo contra sus leyes. El conjunto de los explotados
pudo comprobar que es imposible buscar un cambio que venga desde el mismo
sistema y que las soluciones y aperturas que el capital plantea no cambiarán su
situación de precariedad y miseria.
Muchos trabajadores no han querido
protestar contra éste sistema dentro de un órgano burgués (muchos
inconscientemente), han roto con partidos de izquierda y derecha, han roto con
el encuadramiento sindical, se han negado a escuchar y entrar al juego
electoral. La repuesta que tuvo mayor relevancia, por la cantidad de
proletarios en las calles, por la cantidad de espacios "públicos" ocupados
(plazas, colegios, ayuntamientos, universidades, etc.) y por las posiciones de
clase que se defendían y reivindicaban(¡el sistema es anti-nosotros!, ¡que la
crisis la paguen los capitalistas!, ¡no tenemos futuros bajo este mundo!, ¡la
revolución es posible!, ¡las elecciones no solucionan nada!, ¡nuestra lucha
será desarrollada por nosotros mismos!, ¡se perdido el miedo!, ¡el futuro está
fuera del capitalismo!) se realizó el 15 de Mayo (días antes de las elecciones
municipalidad españolas).
Las protestas anteriores a las del
15-05 han tenido bastante significado para el conjunto de los explotados,
ayudándolos a reconocer que los obreros, enfermeros, profesores, estudiantes,
choferes, albañiles, oficinistas, amas de casa, operarios, técnicos, panaderos,
empleados, etc., son parte de un mismo sector social que es golpeado por el sistema
y su Estado. Estas protestas han ayudado a ver al Estado y su política como
parte del capital, que defiende el orden burgués y la vida en precariedad. Han
ayudado a nuestros hermanos de clase en España, a dejar de buscar la salida a
su vida como mercancía en las izquierdas, en los sindicatos, en la política
oficial. Justamente toda ésta experiencia empujó a que se coincida el 15 de
Mayo en una protesta masiva en toda España, que duró más de una semana
ininterrumpida... más de una semana movilizados en las calles.
De toda esta experiencia podemos
sacar las siguientes (valiosísimas) lecciones:
- Las asambleas. Nuestros hermanos de clase
nos mostraron que las asambleas son un órgano natural del proletariado
organizado fuera de las estructuras burguesas. Dentro de las asambleas ha
habido debates permanentes, un ambiente de solidaridad, de confianza, todos los
miembros podían expresarte libremente sobre su vida, su futuro y han podido escuchar
a otros hermanos de clase con las mismas preocupaciones es una experiencia que
quedará grabada y rebrotará en próximas luchas. El capitalismo niega las
relaciones humanas, nos niega como seres humanos y nos impone la única relación
posible y necesaria para la su existencia, las relaciones mercantiles - entre
mercancías. Qué importante para el desarrollo de la lucha proletaria y de la
revolución mundial del mañana ha sido la creación de asambleas. En los
diferentes lugares de España donde el capital vive, imponiendo su lógica y
dinámica social, los proletarios han podido reunirse y organizarse
autónomamente. Las asambleas han sido un órgano de la clase para imponer sus
reivindicaciones contra las del capital y su Estado. "Es verdad que muchas formulaciones son muy pobres, pero detrás están
las necesidades de una clase, el impulso por imponer los intereses humanos al
capital, es decir la lucha que acabará tarde o temprano con todas las
condiciones existentes. También es verdad que en algunos casos las
formulaciones son algo más claras (impedir que desalojen de sus viviendas a los
que no pueden pagarlas; buscar mecanismos para que los parados dispongan
alimentos y viviendas, entre los cuales han salido al tapete organizar
expropiaciones a supermercados y ocupaciones de viviendas vacías; llevar las
estructuras a los centros de trabajo, a los centros de educación...) Aquí está
nuestra fuerza, la fuerza de nuestra clase, y si se impone asistiremos al
regreso del asociacionismo proletario masivo tras tantos años de aislamiento e
individualismo."[2]
En estos órganos se han podido conocer las diferentes propuestas y visiones
para enfrentar la vida en precariedad que intenta imponer el sistema. Ha habido
participaciones activas del conjunto de asalariados. Las asambleas no son
órganos muertos al servicio del capital como los sindicatos sino órganos vivos
de una clase que tiene el poder de cambiar el mundo de base. Se llegó muchas
veces a plantear ¡Todo el poder a las asambleas!
- La lucha como clase. Aunque verbalmente no se ha reconocido esto
por el conjunto de los proletarios en lucha, la práctica y dinámica de las protestas
han mostrado que pertenecen a un mismo sector de la sociedad, que en los
diversos trabajos y laburos viven las mismas penalidades y martirios. Los
manifestantes se han reconocido como una sola masa en las calles; han
reconocido, hasta cierto punto, que el problema es el sistema y que el enemigo
es el Estado (o por lo menos desconfían de él). Éste es un gran paso para el
desarrollo de la lucha mundial del proletariado, no importa en realidad que
nombre se pongan, lo importante es que sigan creciendo las relaciones de
solidaridad, de confianza, de unidad, de clase. Los proletarios en España
llegaron al nivel de comprender que son parte de esa gran masa social que no
tiene control sobre su futuro y está obligada a pagar con su sangre la vida de
la burguesía, del capital y su Estado defensor. "Pese a que la mayoría no se reconocen aun explícitamente como una
clase que es explotada, sí que lo han asumido en las protestas de forma
implícita rompiendo todas las categorías que nos impone el capital (parados,
trabajadores, estudiantes, inmigrantes, jóvenes, viejos... se ha unificado en
las calles). El corsé de espectador se
ha roto y la tentativa de reconstrucción del sujeto de la revolución, aun de
forma totalmente embrionaria y sin reconocerse como lo que es, ya está sobre la
mesa."[3]
- Internacionalismo proletario. La lucha de
clase en España ha tenido un carácter internacionalista, en su esencia las
luchas han atacado al capital, a la dinámica natural de acumulación a costa nuestra.
Estas luchas se inscriben dentro de las luchas masivas del proletariado contra
el sistema capitalista. "Pese a que estas
protestas se inscriben en la oleada de luchas que recorre el mundo, pese a que
estas protestas y los enfrentamientos en Magreb, en Oriente Medio, en Grecia...
son expresiones de una misma lucha por imponer las necesidades humanas contra
el látigo del capital, los niveles de enfrentamientos son obviamente diferentes
y lo que se está jugando son diferentes aspectos de la lucha internacional."[4] Obviamente no hay
una maduración de consciencia tal, dentro de nuestra clase a nivel mundial, que
nos haga pensar en una próxima revolución, pero hay muchas lecciones actuales,
muchas experiencias inmediatas que nos muestran que hay un despertar masivo de
los explotados, que hay una búsqueda de autonomía fuera de izquierda y derecha.
Existe una presencia activa de comunistas revolucionarios que comprenden la
importancia de mantener lazos internacionales, de interconectar la información
(por ahora sólo ello), de buscar el debate, el esclarecimiento, de romper con
dogmas e iglesias (incluso las que parecían las más radicales). En España se ha
podido ver el interés de los oprimidos en enterarse, conversar y reflexionar
acerca de lo sucedido en Egipto, Libia, Túnez, Grecia, Italia, Portugal,
Irlanda, Chile, etc. Ha habido respuesta en otros países, como Grecia, Italia,
entre otros, donde se ha saludado la lucha de los proletarios "indignados" en
España.
- Perspectiva revolucionaria. Estas luchas han sido realizadas, en
mayor cantidad, por masas de jóvenes proletarios. Son justamente los jóvenes que a nivel mundial
están dando los primeros pasos a la hora de la acción, a la hora del romper con
la socialdemocracia y las ilusiones capitalistas de todo tipo. Estos jóvenes
que viven las luchas en carne y hueso, podrán ser los portadores de la memoria
histórica actual, podrán llevar en su "espíritu" la experiencia vivida y
aplicarla en las futuras luchas, que esperamos (y actuamos para ello) sean
mucho más fuertes, más rupturistas, más radicales y más propias. "La emancipación de los trabajadores será
obra de los trabajadores mismos".
- La influencia de la izquierda. A pesar de
todas las rupturas, tanto en forma como en fondo, que han tenido los
proletarios con las organizaciones políticas burguesas todavía hay una
influencia oportunista y encubierta de las diversas tendencias de izquierda.
Dentro de las mismas asambleas se han seguido defendiendo: la participación en
elecciones, la esperanza en algún cambio desde arriba, la búsqueda de apoyo de
sectores políticos, entre otras cosas. No hay un rompimiento total con la
izquierda, esta influye, como en todo país del mundo, a nuestra clase. Estas
organizaciones reformistas, que buscan lavar la cara al sistema han articulado
sus posiciones reformistas en "tres
puntos que quieren imponer: reforma de la ley electoral, transparencia
política..., articulación del movimiento, no han podido por el momento, al
menos que sepamos, imponerlo en ninguna asamblea."[5] Su lenguaje
seudo-revolucionario aporta a que el proletariado se confunda y opte por no
romper por la seguridad que le ofrece la lógica burguesa. El miedo a que una
nueva sociedad sea una utopía idealista de jóvenes desobedientes es influido
por el conjunto de propuestas reformistas desde la socialdemocracia.
- El Pacifismo. Hubo momentos donde el
proletariado estaba dispuesto a luchar, con todas las medidas posibles, para no
ser echado del trabajo, para recuperar nuestra vida robada por el capital, para
liberar a compañeros detenidos, pero el pacifismo estuvo presente. Al parecer
no se rompió el miedo totalmente, y no se llegó a comprender que la violencia
no sólo existe con bombas lacrimógenas, con tanquetas y macanazos policiales. La
imposición de esta vida en esclavitud asalariada es un orden violento que
debemos obedecer desde que nacemos.
"VIOLENCIA es ir a trabajar cada día, pero sobre todo el día después de que han
despedido a algún o algunas compañeras y pasar a su lado sin mirarle a la cara
pensando que «es la ley del mercado»"[6]. Nos utilizan como
máquinas, nos desgastan y nos desechan sin importancia, nos obligan a vendernos
al mejor postor, a competir y pisar a nuestro hermano con tal de conseguir un
salario. Miles mueren en las guerras, con nuestro sudor se construyen y
fortalecen órganos policiacos y militares, todo esto violentamente. El no entender
la dinámica capitalista, la imposición despótica de los intereses del mercado
sobre nuestras vidas, y pensar que sólo cuando la "policía te golpea" se
produce la violencia, no hace más que elogiar a la paz como forma "segura de
protestar" y por lo tanto seguir en el juego democrático del capital.
- Individualismo. Hubo muchos grupos que, sin
comprender que las grandes mayorías oprimidas están en un proceso de toma de
consciencia y que se sale de años de adormecimiento e inercia, quisieron hacer
"justicia" por su cuenta, realizando actos aislados y desesperados que sólo
trajeron la represión brutal del proletariado, al caso de asesinar a algunos de
los nuestros. Los grupos que pretenden ser la vanguardia violenta del
proletariado tomando acciones armadas en sus manos actúan fuera de la clase, se
convierten en una burocracia práctica que intenta hacer su revolución. Por más
buenas intenciones siempre debemos de comprender el momento en el que nos
encontramos y aportar para salir de la ideología y forma burguesa de
organización-acción, pero no aislándose y actuando individualistamente, echando
por la borda el esfuerzo de la clase en retomar su camino de lucha autónoma y
revolucionaria.
- El nacionalismo. Diversos grupos de
izquierda y la misma forma de vida bajo el capitalismo hicieron hablar a
nuestros hermanos de una lucha nacional. Viendo los problemas que pasan como
locales, problemas únicamente españoles que debían resolverse ahí y punto.
Muchos vieron el problema en su Estado o en sus políticos y no en el capital,
como sistema mundial de dominación y explotación. Hasta se habló de la "Spanish
Revolution", haciendo apología a una lucha nacional y de orgullo español. El
veneno nacionalista sirve a la burguesía nacional, y al fortalecimiento del
Estado; inclusive los propios medios de comunicación hablaban del proceso
español, de las luchas en ese lugar negando y separando el momento de combate
masivo que tiene el proletariado en todo el mundo.
* Como podemos observar el camino
revolucionario que el proletariado pueda emprender no será mecánicamente puro,
ni puede ser lineal, todo lo contrario los retrocesos, las derrotas son parte de
la toma de consciencia, de la reapropiación de la memoria histórica. La misma
práctica real de lucha, de los explotados contra un sistema que les niega la
vida, muestra la naturaleza del Estado, de los sindicatos y de la izquierda.
Nuestro trabajo es contribuir con ello, conectar nuestras acciones, avanzar en
base a la dinámica de lucha de nuestra clase. En esta ocasión a pesar del gran
avance de nuestra clase, a pesar de todos los aspectos positivos que nos hacen
avizorar una perspectiva revolucionaria, donde la humanidad deje de servir al
capital y la reproducción de mercancías, también encontramos una influencia muy
grande de la lógica capitalista y de su ideología ciudadana, democrática y
reformista. Es que debemos de entender que la lucha de nuestra clase, la lucha
autónoma de los explotados no pretende solucionar ningún problema del capital,
porque el problema es el mismo capital. La existencia de la humanidad está en
juego, las protestas se reproducen incesantemente, cada vez con mayor decisión
y extensión. Esto no es una afirmación o invención de los comunistas, es una
realidad, es una necesidad. Las protestas, las huelgas, los paros, las
movilizaciones fuera de los sindicatos y órganos estatales de dominación
burguesa y las organizaciones asamblearias proletarias autónomas son las armas
de antes que las debemos de volver a desempolvar y tomar contra los
explotadores de siempre.
Citando a los compas de "Proletarios Internacionalistas" : "si sufrimos otra
derrota y todo es encuadrado por nuestro enemigo, tenemos que sacar fuerzas y
directivas para próximas luchas, tenemos que consolidar las estructuras y lazos
que hayamos creado entre compañeros, tenemos que transformar la derrota en
fuerza actuante para próximos retos. Pues ante todo tenemos que ser conscientes
de que esto no ha hecho más que empezar, que esto es solo un prolegómeno de lo
que está por venir, tanto aquí como en todo el mundo."[7]
¡Proletarios de todos los países, unámonos!
Grupo de Esclarecimiento Comunista - G.E.C.
Julio 2011
[1] El proletariado es la clase social que crea
colectivamente con su trabajo toda la riqueza social bajo el capitalismo.
Entiendo que "...la riqueza de las sociedad en las que domina el sistema de
producción capitalista se nos presenta como una inmensa acumulación de mercancías."El
proletario a nivel mundial deja su esfuerzo físico y mental para crear toda la
producción mundial. Esto no lo hacen los trabajadores atomizados u separados unos
de otros, todo lo contrario esto lo hace
el proletariado como un solo cuerpo como un solo individuo mundial. Para
producir solamente un anillo; trabajadores de todo el mundo intervienen, desde
los mineros, los estibadores, los metalúrgicos, hasta los empaquetadores, etc.
El proletariado no cuenta con medios de producción, a pesar de que los produce, se
encuentra "privado de los medios de producción, por esta razón se ven obligados
a vender su fuerza de trabajo y/o esfuerzo físico para poder existir". En la
actualidad, no todos los proletarios venden su fuerza de trabajo. Si entendemos
por fuerza de trabajo a la "capacidad del hombre para trabajar, conjunto de
fuerzas físicas y espirituales de que el hombre dispone y que utiliza en el
proceso de producción de los bienes materiales.". El sector proletario de
servicios no vende su fuerza de trabajo, los médicos, los maestros, enfermeros,
estibadores, choferes (sin vehículos), cocineros, etc., contribuyen a que el
sector proletario fabril venda su fuerza de trabajo. Pero todos están
asalariados. Lo que sucede es que el proletariado trabaja en conjunto, para
vender la fuerza de trabajo no solo se necesita nacer y vivir, sino que se
necesita instrucción académica, curaciones, transporte, comida, etc., por esta
razón el proletariado colectivamente crea la producción mundial (indirecta y/o
directamente). La burguesía se apropia de todo lo producido, pero necesita que
el proletariado no se extinga como clase, ya que es la única creadora de valor,
por esa misma razón utiliza una parte de lo producido por el proletariado para
pagarle un salario; un salario general para todo el proletariado inclusive los
que no han producido directamente. El salario es entonces lo que cuesta
sostener al proletario con vida, con instrucción, con educación en su oficio, y
su reproducción como clase. El proletariado está encadenado al trabajo
asalariado.
En base a lo dicho anteriormente, podemos dar las siguientes características
generales al proletariado, pero teniendo en cuenta que esto no es una regla
indiscutible y perfecta, hay mucho dinamismo en el capitalismo y en esta etapa
de decadencia hay diferentes variaciones en como uno se proletariza: 1. El
proletariado crea con su trabajo (fuerza de trabajo y/o esfuerzo de trabajo)
colectivamente la producción mundial. 2. El proletariado no tiene medios de
producción, no tiene más que su fuerza física para venderla a los capitalistas
que son dueños de todos los medios de producción. 3. Vende su fuerza de trabajo
al capitalista, o en algunos casos contribuye a que se venda esa fuerza de
trabajo al capitalista. 4. Recibe un salario por la venta de la fuerza de
trabajo. El salario es el pago suficiente para que pueda sobrevivir y
reproducirse como clase. 5. El proletariado no explota a ninguna clase, no vive
del trabajo de otro sector de la población.
[2] http://gcinfos.canalblog.com/archives/2011/06/06/21332249.html [345]
[6] zinelibrary.info/files/enrabiaosweb.pdf.
Desde hace semanas se está produciendo en Túnez un levantamiento contra la miseria y el paro que golpean particularmente a la juventud. En los cuatro puntos cardinales del país han surgido manifestaciones en las calles, concentraciones, huelgas contra el régimen de Ben Alí. Los manifestantes exigen pan, trabajo para los jóvenes y derecho a vivir dignamente. Frente a esta revuelta, de los explotados y de la juventud privada de futuro, la clase dominante ha respondido usando el plomo y la metralla. ¡Nuestros hermanos de clase y sus hijos están siendo masacrados en las calles de Túnez y su sangre corre hoy allí, como en Argelia, por calles, paseos y avenidas! Los asesinos y sus patrocinadores, a la cabeza del Estado, desvelan con todo su horror el verdadero rostro de nuestros explotadores y del dominio del sistema capitalista sobre toda la superficie del Planeta. Estos asesinos no se conforman con matarnos de hambre y miseria, no tienen bastante con empujar al suicidio a decenas de jóvenes reducidos a la desesperación sino que además ¡nos matan con fuego real, a balazos, cuando nos manifestamos! Las unidades policiales desplegadas en Thala, Sidi Bouzid, Túnez y sobre todo en Kasserine no han dudado en disparar sobre la multitud, asesinando fríamente a hombres, mujeres y niños, causando decenas de muertos a lo largo de los enfrentamientos. Frente a esta masacre, la burguesía de los países "democráticos" y particularmente el Estado francés, aliado fiel de Ben Alí, no ha movido un solo dedo ni para condenar la barbarie del régimen ni para exigir que detengan la represión. No es sorprendente en absoluto. ¡Todos los gobiernos, todos los Estados son cómplices! ¡Toda la burguesía mundial es una clase de aprovechados y asesinos sin escrúpulos¡
Todo comenzó el viernes 17 de diciembre en el centro del país tras inmolarse, a lo bonzo, un joven diplomado de 26 años en paro, Mohamed Bouazizi, a quien la policía municipal de Sidi Bouzid le había confiscado el carrito de frutas y verduras con el que se ganaba el pan. Un amplio movimiento de solidaridad e indignación se desarrolló inmediatamente en toda esa región. A partir del 19 de diciembre surgen manifestaciones totalmente pacíficas contra el paro, la miseria y el encarecimiento de la vida (en las que los manifestantes enarbolaban ¡barras de pan!). El gobierno responde rápidamente con la represión aunque lo único que logra con esto es aumentar la cólera de la población.
El 22 de diciembre los médicos universitarios convocan una huelga de dos días en los servicios no urgentes para protestar contra la falta de medios y la degradación de sus condiciones de trabajo. La huelga arrastra a todos los centros y hospitales universitarios del país. Este mismo día, 22 de diciembre, otro joven, Houcine Neji se suicida ante la muchedumbre, en Menzel Bouzaiane, agarrándose a una línea de alta tensión y gritando: "No quiero más miseria ni más paro". Otros suicidios vendrán a reforzar aun más la indignación y la cólera. El 24 de diciembre la policía mata a balazos a un joven manifestante de 18 años, Mohamed Ammari. Otro manifestante, Chawki Hidri herido gravemente morirá el primero de enero. Hoy el balance provisional es de al menos 65 muertos a balazos.
Ante la represión el movimiento se extiende rápidamente a todo el país. Titulados en paro se manifiestan los días 25 y 26 de diciembre en el centro de Túnez. Concentraciones y manifestaciones de solidaridad se desarrollan por todo el país: Sfax, Kairouan, Thala, Bizerta, Sousse, Meknessi, Regueb, Souk al Jedid, Ben gardane, Medenine, Siliana,... Pese a la represión, pese a la falta de libertad de expresión los manifestantes enarbolan pancartas donde decían: "¡Hoy ya no tenemos miedo!".
El 27 y 28 de diciembre son los abogados quienes se unen al movimiento de solidaridad con la población de Sidi Bouzid. Frente a la represión, que descargó sobre ellos arrestos y palizas, se convoca una huelga general para el día 6 de enero. Los periodistas de Túnez y los maestros de Bizerta entran también en huelga. Como indica Jeune Afrique, del 9 de enero, los movimientos sociales de protesta y concentraciones en la calle son totalmente espontáneos y escapan al seguimiento o al control de las organizaciones políticas y sindicales: "La primera certeza es que el movimiento de protesta es ante todo social y espontáneo. Así lo confirman fuentes creíbles." ‘Ningún partido, ningún movimiento puede decir que es capaz de mover lo más mínimo la calle o que es capaz de pararla' se declara en la sección regional de la Unión General Tunecina del Trabajo (UGTT)".
El régimen organiza una ocultación total de la información (black-out). En la región de Sidi Bouzid muchas localidades están bajo toque de queda y ha sido movilizado el ejército. En Menzel Bouzaiane los heridos no pueden ser trasladados. La población no ha podido aprovisionarse y las escuelas se utilizan para alojar los refuerzos de la policía.
Intentando recuperar la calma, Ben Alí sale de su silencio y hace una declaración pública de trece minutos en la que promete la creación de 300. 000 empleos en 2011-2012 y la liberación de todos los manifestantes, a excepción de los que han cometido actos de vandalismo. Destituye a su ministro del Interior al mismo tiempo que denuncia "la instrumentalización política" del movimiento y la acción de una minoría de "extremistas" y de "terroristas" que buscan hundir los intereses del país.
Este provocador discurso, criminalizando el movimiento, galvaniza más aun la cólera de la población y particularmente la de los jóvenes. Desde el 3 de enero los estudiantes se movilizan y utilizan los teléfonos móviles y las redes de Internet (Facebook y Twitter) para convocar a una huelga general. Los estudiantes se manifiestan los días 3 y 4 de enero y se suman a ellos los diplomados en paro de Thala. Los jóvenes manifestantes se enfrentan a las porras y a los gases lacrimógenos de las fuerzas represivas. Durante los enfrentamientos asaltan la sede del gobierno e incendian el local del partido en el poder. El llamamiento a la huelga nacional de los estudiantes transmitida por las redes Internet es seguido en muchas ciudades; en Túnez, Sidi Bouzid, Sfax, Bizerta, Grombalia, Jbeniana, Sousse, los estudiantes se unen a los parados. También en Hammamet, y Kasserine tienen lugar concentraciones de solidaridad.
Simultáneamente en Argelia, el martes 4 de enero, en Qolea, una pequeña ciudad al Oeste de la capital argelina, toda una masa de parados, de obreros furibundos y encolerizados ocupan las calles. Ese mismo día, los estibadores del puerto de Argel se ponen en huelga para protestar contra un acuerdo, entre la empresa portuaria y el sindicato, que les reduce el pago de las horas nocturnas extraordinarias. Los huelguistas se niegan a secundar el llamamiento de los representantes sindicales en el que les instan a suspender la huelga. También aquí la cólera aumenta. Para estos obreros, que tienen un salario de miseria, alimentarse ellos y sostener a sus familias es una preocupación diaria, del mismo grado que la de los jóvenes sin trabajo de Túnez o Argel. Día 5, la revuelta se propaga por gran parte de Argelia, sobre todo en el litoral y en la Kabilia (Orán, Tipaza, Bejaïa,...), en torno a las mismas reivindicaciones sociales con que los jóvenes se enfrentan al paro endémico y a la penuria de alojamientos, que les obliga a permanecer en casa de sus padres o a apiñarse en cuchitriles (en los suburbios de Argel abundan los pensionados (instituciones a modo de internados) con dormitorios comunes construidas en los años 1950; (en verdad es algo parecido a chabolas por lo que los jóvenes se ven obligados a ocupar los campos de deporte o los patios de recreo de los que son expulsados a fuerza de cargas policiales). La respuesta del gobierno no se ha hecho esperar. Las fuerzas represivas y el ejército han sacudido y lo han hecho con dureza. Sólo en el distrito de Bab El Oued en Argel los heridos se cuentan a centenares. Pero también allí la feroz represión del Estado argelino contribuye a incrementar la cólera. En pocos días los manifestantes han ganado veinte provincias (wilayas). El balance oficial habla de tres muertos (en M'Silla, Tipaza y Boumerdes los manifestantes están que rabian: "Ni podemos más ni queremos más". "No tenemos nada que perder." Son gritos de indignación que se escuchan frecuentemente en las calles de Argelia. El detonante inmediato de estas revueltas es el brutal nuevo aumento del precio de los alimentos de primera necesidad anunciado para el primero de enero: los precios de los cereales han aumentado el 30%, el aceite el 20% y el azúcar ha subido hasta el 80%! Al cabo de cinco días de represión y de calumnias vertidas sobre el movimiento, Buteflika inicia el repliegue para rebajar la tensión: promete una desgravación en los productos que habían sufrido un fuerte aumento.
El 5 de enero, en Túnez, con ocasión de los funerales del vendedor de frutas que se había suicidado en Sidi Bouzid el 17 de diciembre, la cólera llega a su punto más álgido. Unas 5000 personas desfilan detrás del cortejo fúnebre gritando indignadas: "¡No te lloraremos hoy, haremos llorar a quienes han causado tu muerte!". La marcha se transforma en una manifestación. La muchedumbre grita consignas contra la carestía de la vida "que ha llevado a Mohamed al suicidio" y amenazan indignados "Gobierno, debería darte vergüenza". Esa misma tarde la policía comienza a practicar arrestos forzosos de manifestantes en Jbedania y Thala. Muchos jóvenes son detenidos y perseguidos por la policía fuertemente armada.
El 6 de enero la huelga general de abogados es seguida por el 95%. En todas partes, en las localidades del centro del sur y del oeste del país hay huelgas, manifestaciones en la calle y enfrentamientos con la policía; la agitación alcanza incluso las ricas ciudades de la costa Este.
La policía se despliega delante de los institutos y universidades del país. En Sfax, Jbeniana, Tajerouine, Siliana, Makhtar, Tela,... las manifestaciones de estudiantes, universitarios y otros ciudadanos son dispersadas brutalmente por la policía. En Sousse Las fuerzas del orden asaltaron la facultad de Ciencias Humanas y arrestaron a varios estudiantes. El Gobierno decide el cierre de todos los Institutos y todas las Universidades.
Debido a la represión del movimiento, el 7 de enero en las ciudades de Regueb y Saida, próximas a Sidi Bouzid, hubo siete heridos en los enfrentamientos con la policía. Los manifestantes lanzan proyectiles contra un puesto de seguridad y la policía dispara contra la multitud. Tres jóvenes son gravemente heridos.
El 8 de enero el sindicato oficial UGTT decide por fin salir de su silencio, aunque no llega a denunciar la represión; su Secretario general Abid Brigui, presionado por la base, se contenta con declarar que él apoya "las reivindicaciones legítimas de las poblaciones de Sidi Bouzid y de las regiones del interior del país". "No nos podemos quedar fuera de este movimiento. No podemos dejar de lado los derechos de los necesitados y de los que buscan empleo". Ante la violencia de la represión declara tímidamente: "Va contra natura condenar este movimiento. No es normal que se responda a balazos." Sin embargo, el señor secretario no llama a la movilización general de todos los trabajadores, no llama a detener inmediatamente la represión que se ha desencadenado con una cruda violencia durante el fin de semana del 8-9 de enero.
En Kasserine, Thala y Regueb la represión de las manifestaciones se transforma en masacre. La policía dispara a sangre fría sobre la muchedumbre matando a balazos a más de 25 personas. En la ciudad de Kasserine, aterrorizada por las exacciones de la policía que ha llegado incluso a disparar sobre los asistentes a los funerales, el ejército dividido no solo se niega a disparar sobre la población sino que se interpone entre ésta y los policías antidisturbios, para protegerla. Por su parte, el Jefe del estado Mayor del ejército de tierra es destituido por haber dado la orden de no disparar contra los manifestantes. Aunque el ejército fue desplegado en las principales ciudades para proteger los edificios públicos se le mantuvo al margen de las operaciones de represión directa; incluso en la Capital, de donde finalmente acabó retirándose. Ante el baño de sangre, el personal sanitario de la región aunque desbordado por las urgencias se pone en huelga en señal de protesta.
Tras el sangriento fin de semana del 8-9 de enero la cólera se apodera de la capital. El 12 de enero estallan revueltas en los suburbios de Túnez. La represión se cobrará ocho víctimas, entre ellas un joven asesinado de un balazo en la cabeza. El Gobierno impone el Toque de queda y las fuerzas de seguridad ocupan la capital que han dividido en Zonas policiales. El sindicato oficial UGTT por su parte ha acabado llamando a una huelga general de dos horas, el viernes día 14. A pesar del toque de queda y el despliegue de las fuerzas de represión en la capital, los enfrentamientos prosiguen en el mismo centro de Túnez dónde las fotografías de Ben Alí arden por todas partes. El 13 de enero la revuelta llega a los balnearios del litoral y particularmente al gran complejo turístico de Hammamet donde son saqueados los almacenes y son destrozados los retratos de Ben Alí; mientras continúan los enfrentamientos entre manifestantes y policía en el centro de la capital.
Ante el riesgo de que el país bascule hacia el caos, ante la amenaza de una huelga general y bajo la presión de la "comunidad internacional"; en concreto el Estado francés, que por primera vez comienza a "condenar" a Ben Alí, éste comienza a soltar lastre: la noche del 12-13 de enero declara ante la población: "Os comprendo" y afirma que no volverá a presentarse en las próximas elecciones...previstas para 2014; promete una reducción del precio del azúcar, la leche, el pan,... y como punto final del discurso les pide a las fuerzas del orden que no disparen con munición real y afirma: "Han habido errores y muertos para nada".
Ante la bestial represión todos los gobiernos "democráticos" se han limitado, durante muchas semanas, a manifestar su "preocupación", a llamar a "la calma" y al "diálogo"; a apelar al respeto a la independencia de Túnez y a la no injerencia en los asuntos interiores del país. Ninguno ha condenado la violencia policial ni la masacre perpetrada por los esbirros a las órdenes de Ben Alí. Eso sí, con toda hipocresía, la mayoría deplora "el excesivo recurso a la fuerza". Tras el feroz y sanguinario fin de semana de 8-9 enero el mismo Estado francés ha apoyado, abiertamente incluso, al tirano dictador. Michèle Alliot-Marie, tras "deplorar" hipócritamente la violencia en su discurso a la Asamblea nacional el día 12 de enero propone, como ministra de asuntos exteriores, la cooperación de Francia en cuestiones de "seguridad" con las fuerzas represivas del Estado tunecino: "Proponemos que por su estilo, su talante profesional ("Savoir-faire"), reconocido en el mundo entero, a nuestras fuerzas de seguridad les sea permitido intervenir para dar solución a las situaciones de seguridad de ese país".
Lo que de verdad es el "Savoir-faire" de las fuerzas de seguridad francesas lo pudimos ver durante la sarta de errores y desaguisados que la policía cometió en la propia Francia en 2005, que llevaron a dos adolescentes a la muerte por descarga eléctrica en una subestación en la que se habían refugiado perseguidos por los policías (flic=madero= segurata); y que fueron el detonante de las revueltas en los extrarradios de las grandes ciudades. Este "Savoir-faire" lo hemos visto también en el movimiento de los jóvenes contra el Contrato de Primer Empleo (CPE) cuando las brigadas antidisturbios invadieron con perros adiestrados algunas universidades para aterrorizar a los estudiantes que luchaban contra una perspectiva de paro y precariedad. Este saber hacer en lo que se refiere a cuestiones de seguridad de "nuestros buenos policías franceses" se ha puesto también de manifiesto en las batidas a tiros -estilo Flash-Ball- que han ensangrentado muchos Institutos de enseñanza secundaria durante las manifestaciones contra la RLU (Ley de reforma Universitaria) durante 2007. Más recientemente, en el movimiento contra la Reforma de las Pensiones, la represión desencadenada, concretamente en Lyon, contra los jóvenes manifestantes ha mostrado con mayor claridad si cabe la eficacia y el buen hacer de las fuerzas de seguridad del ¡democrático Estado francés! Centenares de jóvenes ya han sido condenados a duras penas de cárcel o están amenazados de serlo. Es cierto que hoy, los Estados "democráticos" se andan con reservas a la hora de disparar con fuego real sobre los manifestantes pero esto no se debe a que sean más "civilizados", menos bárbaros o más "respetuosos con los derechos humanos y la libertad de expresión" sino porque la clase obrera de estos países es más fuerte, tiene una amplia experiencia de luchas y no está dispuesta a aceptar tal grado de represión.
En cuanto a la criminalización de los movimientos sociales, pretexto con el que suelen justificar la represión, el gobierno de Ben Alí no tiene nada que envidiar a su cómplice francés que fue el primero en denunciar, en 2006, a los estudiantes y, en 2007, a los trabajadores de la SNCF y a los de la RATP (en lucha por la defensa del régimen especial de pensiones) como "terroristas".
Está claro que lo único que le preocupa a la clase dominante de todos los países es el refuerzo "eficaz" del Estado policial destinado a mantener el orden capitalista; un orden social que no tiene ningún futuro que ofrecer a las nuevas generaciones. En todas partes del mundo, ante la crisis imparable del capitalismo este "orden" no puede engendrar más que miseria, paro y, finalmente, represión.
La complicidad evidente de toda la burguesía mundial pone de manifiesto que es todo el sistema capitalista el responsable del baño de sangre en Túnez y no solamente el régimen corrupto de Ben Alí. ¡El Estado tunecino es solo una caricatura del Estado capitalista!
Aunque Túnez está dominado por un régimen totalitario, gangrenado por la corrupción; la situación social en este país no es una excepción en el mundo capitalista. En Túnez, como en todas partes, la juventud está enfrentada al mismo problema: la ausencia de perspectivas. Esta revuelta "popular" está relacionada con el combate general de la clase obrera y sus jóvenes generaciones contra el capitalismo y se inscribe en la continuidad de las luchas que se desarrollaron a partir de 2006 en Francia, Grecia, Turquía, Italia, Inglaterra,..., donde todas las generaciones están inmersas en una enorme oleada de protesta contra la degradación de las condiciones de vida, la miseria, el desempleo de los jóvenes y la represión. El hecho de que la revuelta social esté marcada por un vasto movimiento de solidaridad desde los acontecimientos del 17 de diciembre nos muestra que, a pesar de todas las dificultades con las que se tropieza la lucha de la clase obrera en Túnez y en Argelia, a pesar del peso de las ilusiones democráticas ligado a la inexperiencia y la losa de plomo con la que estos regímenes asfisian, condenan a los proletarios a la incomunicación, la cárcel y los baños de sangre, esta revuelta contra el desempleo y el encarecimiento de la vida pertenecen al combate de la clase obrera mundial.
La conspiración de silencio que ha envuelto estos acontecimientos es consecuencia directa de la censura de estos regímenes. Pero ese silencio ha sido quebrado, en parte, por la actividad de una juventud que ha activado sus redes Internet, Twitter o Facebook, como armas de combate, como medio de comunicación y de cambio para mostrar y denunciar la represión; asegurando de esta manera una tupida malla entre ellos y su familia, una correspondencia con amigos y conocidos que están fuera del país, concretamente en Europa. Sin embargo, las medidas de la burguesía han contribuido a implantar una ocultación y una desinformación sistemática (black-out), particularmente en relación a las luchas obreras que han acompañado inevitablemente este movimiento y cuyos ecos han llegado a nosotros de manera muy fragmentada (1).
Los medios de comunicación (Los Medias), como acostumbran a hacer con cualquier lucha de la clase obrera, han hecho todo lo que está en sus manos para deformar y desacreditar esta revuelta contra la miseria y el terror capitalista, presentándola al exterior como una nueva versión de los disturbios en los suburbios de Francia, como la obra de una banda de "camorristas" irresponsables y delincuentes, a los que incluso acusan de complicidad con el gobierno de Ben Alí. Numerosos manifestantes han denunciado que los pillajes son en realidad obra de policías enmascarados para desacreditar el movimiento. Los videos de los jóvenes aficionados han mostrado a los policías de paisano rompiendo vitrinas y escaparates, el día 8 de enero en Kasserine; destrozos que fueron utilizados como pretexto para la terrible represión que desencadenaron en esta ciudad.
Frente a la barbarie capitalista, frente a la Ley del silencio y del embuste la clase obrera de todos los países debe manifestar su solidaridad con sus hermanos de clase en Túnez, en Argelia,... Esta solidaridad solo puede afirmarse con el desarrollo de sus luchas contra todos los ataques del capital en todos los países; contra esta clase de explotadores, acaparadores y asesinos que no puede mantener sus privilegios de otra forma que hundiendo a la humanidad en el abismo de la miseria. La clase obrera, y más concretamente la de los países democráticos e industrializados, desarrollando masivamente sus luchas, su solidaridad y su unidad internacional puede ofrecerle a la sociedad una perspectiva de futuro.
Negándose a cargar con los desastres y las atrocidades del capitalismo, en quiebra en todo el mundo, la clase explotada podrá poner término a la miseria y al terror de la clase explotadora; podrá acabar con el capitalismo y construir otra sociedad basada en la satisfacción de las necesidades de toda la humanidad y no en el beneficio y la explotación.
¡Solidaridad con nuestros hermanos de clase en el Magreb!
¡Solidaridad con las jóvenes generaciones proletarias de todo el mundo que luchan contra un negro futuro!
¡Para acabar con el paro, la miseria y la metralla hay que acabar con el capitalismo!
WM (13 enero 2011)
Notas:
(1) Haciendo memoria, queremos recordar que en Túnez, en 2008, la región de las minas de fosfatos de Gafsa fue el núcleo de un enfrentamiento con el poder que fue duramente reprimido. Que en Argelia, en enero de 2010, 5.000 huelguistas de la SNVI (Rouiba) y de otras empresas intentaron, a pesar de la intervención brutal de las fuerzas del orden, unirse para extender y unificar su lucha en el centro de esta zona industrial en la que trabajan 50.000 obreros. Rouiba es una zona muy próxima a Argel.
Se había convocado una inofensiva protesta ante las nuevas Cortes Valencianas. Se pedía que los políticos no fueran corruptos y escucharan a los ciudadanos, se estaba dando fuelle a la ilusión de un Estado "expresión de la voluntad popular".
Este ha respondido de forma harto pedagógica: varios manifestantes fueron golpeados con saña, arrastrados, sometidos a un trato arrogante y brutal. 18 heridos y 5 detenidos. No fueron tratados como "ciudadanos" sino como súbditos.
La noticia provocó una fuerte indignación. Se convocó una manifestación a las 20,15 en el metro Colón, frente a la Subdelegación del Gobierno. Poco a poco se fueron sumando manifestantes, un cortejo venido de la Plaza la Virgen -donde había tenido lugar una concentración sobre el valenciano- se unió a la marcha, provocando grandes aplausos. Improvisadamente se decidió ir al centro policial de Zapadores donde se suponía que estaban los detenidos. El número de manifestantes creció por momentos, los vecinos del barrio de Ruzafa se unían a la marcha o aplaudían desde los balcones. Se gritaba "Libertad a los detenidos", "No nos mires, a ti también te roban". Al llegar al centro de Zapadores la multitud se agrupó en una gran sentada, se gritaba "sin ellos no nos vamos", "si no salen nosotros entramos"... Llegaron noticias de la solidaridad de la Asamblea de Barcelona[1] o la decisión de la acampada madrileña de realizar en apoyo una nueva manifestación ante Las Cortes[2]. En Barcelona se estaba gritando en esos momentos "No más violencia en Santiago y en Valencia" (en Santiago también había tenido lugar una carga policial).
Una hora después, ante la noticia de que los detenidos -que habían sido trasladados a la Ciudad de la Justicia- iban a ser liberados, la manifestación se disolvió, unos centenares se dirigieron a ésta última para esperar su puesta en libertad, lo que tuvo lugar pasadas las 12 de la noche.
De este relato de los acontecimientos podemos sacar algunas conclusiones.
La primera es la fuerza de la solidaridad. No dejar abandonados a los detenidos. No confiar en "el buen criterio de la justicia", tomarlos a cargo, hacerlos nuestros, concebir su vida como propia. La solidaridad a lo largo de la historia ha sido una fuerza vital de las clases explotadas que con la lucha histórica del proletariado es elevada a centro de su combate y pilar de una futura sociedad, la comunidad humana mundial, el comunismo[3]. La solidaridad es destruida por la sociedad capitalista basada en todo lo contrario: la competencia, él todos contra todos, el cada uno a la suya.
Pero junto a la solidaridad se desarrolla una creciente indignación contra el Estado democrático. Las cargas policiales de Madrid y Granada así como el trato inhumano inflingido a los detenidos de Madrid, desataron el 15 M. La cínica y brutal carga policial en Barcelona mostró el verdadero rostro del Estado democrático oculto cotidianamente por la tramoya de "elecciones libres" y "participación ciudadana". La represión del viernes en Valencia y Santiago y la de hoy sábado en Salamanca, lo vuelve a poner en evidencia.
Se hace necesaria la reflexión y el debate: ¿los hechos de Madrid, Granada, Barcelona, Valencia, Salamanca y Santiago, serían "excepciones" producto de excesos o errores? ¿La reforma de la Ley Electoral, las ILP y demás propuestas del "consenso democrático" permitirían acabar con esos desmanes y poner el Estado al servicio del pueblo?
Para responder a estas preguntas hemos de comprender qué es el Estado y a quién sirve. El Estado es en todos los países el órgano de la minoría privilegiada y explotadora, el órgano del Capital. Esta regla general se aplica tanto a los Estados que utilizan el desodorante de la democracia como los que despiden el olor fétido de la dictadura.
El Estado no tiene como cimiento la "participación ciudadana", sino el ejército, la policía, los tribunales, las cárceles, la iglesia, los partidos, sindicatos, patronales etc., es decir, una inmensa telaraña burocrática al servicio del Capital que oprime y chupa la sangre de la mayoría y que se legitima periódicamente con el maquillaje de las elecciones, las consultas populares, los referéndums etc.
Ese "lado oscuro" del Estado, oculto cotidianamente por las luces multicolores de la democracia, aparece claramente con leyes como la reforma de las pensiones, la reforma laboral o las nuevas medidas recién adoptadas por el Gobierno que permite el ERE sin limitaciones y las indemnizaciones de 20 días. O cuando la policía reparte mandobles "para evitar problemas" como eufemísticamente lo llama Rubalcaba. La represión no es patrimonio de tal o cual partido o de tal o cual ideología, es la respuesta necesaria y consciente del Estado cada vez que los intereses de la clase capitalista se ven amenazados o simplemente se trata de reforzarlos y apuntalarlos.
El inmediatismo, la prisa por "hacer propuestas concretas", ha llevado a que un sector importante de las Asambleas -presionado por grupos como DRY[4]- confíe en el espejismo de la "reforma democrática": ley electoral, listas abiertas, iniciativas legislativas populares... Parece el camino fácil, "concreto", pero en realidad lo que hace es reforzar la ilusión de que el Estado se podría mejorar, se podría "poner al servicio de todos", lo cual lleva a romperse la cabeza contra los muros blindados del Estado capitalista y... ¡poner la cabeza para que sus fuerzas represivas nos la rompan!
En las Asambleas se ha hablado mucho de "cambiar esta sociedad", de acabar con este sistema social y económico injusto, se ha expresado la aspiración a un mundo donde no exista la explotación, donde "no seamos mercancías", donde la producción esté al servicio de la vida y no la vida al servicio de la producción, donde exista una comunidad humana mundial sin estados ni fronteras.
Pero ¿cómo llegar a ese objetivo? ¿Valdría la máxima jesuítica de que el "fin justifica los medios"? ¿Se podría cambiar este sistema utilizando los cauces de participación que engañosamente nos ofrece?
Los medios a emplear han de ser coherentes con el fin perseguido. ¡No todo vale! No vale la atomización y el individualismo de las urnas, no vale la delegación de los asuntos en manos de políticos, no vale las turbias maniobras del politiqueo habitual, es decir, no valen los medios habituales del juego democrático. Esos "medios" alejan radicalmente el fin. Los medios que van acercando el objetivo-aunque éste sea todavía lejano- son las Asambleas, la acción colectiva directa en la calle, la solidaridad, la lucha internacional de la clase obrera.
CCI 11-6-11
[1] En Barcelona varios cientos de manifestantes cortaron la Diagonal y los automovilistas les apoyaron haciendo sonar sus cláxones.
[2] El jueves tuvo lugar una contra la reforma laboral
[3] Ver nuestra serie Texto de orientación sobre la confianza y la solidaridad, https://es.internationalism.org/node/2695 [347]
[4] Ver nuestro articulo en /cci-online/201106/3118/movimiento-ciudadano-democracia-real-ya-dictadura-del-estado-contra-las-asamb [255]
El Encuentro de Alicante ha tenido lugar el 11 y 12 de febrero. Sacará unas conclusiones que serán publicadas. Entretanto queremos aportar un resumen de las discusiones[1].
¿Quiénes han sido los organizadores?
La Red de Encuentro y Solidaridad y el Ateneo Libertario L'Escletxa, ambos de Alicante. Agradecemos la acogida fraterna, el alojamiento excelente que nos ha hecho sentir como en nuestra casa, la atención permanente de los compañeros, todo lo cual es expresión de la actitud proletaria de hospitalidad y compañerismo.
¿Quiénes han participado?
Aparte de los dos colectivos organizadores, han venido delegados de la Asamblea de Barcelona, del Círculo Obrero de Debate de Barcelona, del Colectivo de Trabajadores de Valencia, de la Asamblea de Trabajadores y Trabajadoras por la huelga general de Alicante, de la Asamblea Interprofesional de Toulouse (Francia). Compañeros de Ruptura y Asamblea de Trabajadores del Sur de Madrid (ambos de Madrid) así como de la Asamblea Autónoma de Granada, no han podido asistir aunque han manifestado su interés en permanecer en contacto. A título individual han asistido compañeros de Burgos, Murcia y Alicante.
¿Qué actividades se han realizado?
El viernes hubo presentación y debate en torno a la experiencia de la Asamblea de Barcelona. El sábado por la mañana presentación y debate sobre las luchas en Francia del pasado noviembre y la experiencia de la Asamblea de Toulouse. El sábado por la tarde hubo un debate general que resumimos a continuación.
Hubo actividades lúdicas el sábado noche con una picaeta en el local de una colla de fiestas. El sábado mediodía se hizo una paella en un solar urbano, deshecho de la especulación inmobiliaria, convertido en jardín, huerto y centro de reunión gracias al esfuerzo del Ateneo Libertario L'Escletxa. A la comida asistió una vecina anciana que ha encontrado compañía y calor humano en estos compañeros.
Debates y cuestiones planteadas
En la reunión intervinieron numerosos compañeros en un ambiente de escucha y respeto mutuo. En ningún momento las divergencias dieron lugar a tensiones sino que fueron asimiladas e integradas en el curso del debate desde el espíritu de que todo lo que compartíamos era más importante que lo que nos separaba. Vamos a recoger las cuestiones planteadas siguiendo un orden cronológico.
Sindicatos
Un compañero expresó que los sindicatos no defienden a los obreros y están contra ellos. Se pidió la siguiente aclaración: ¿todos los sindicatos o solamente CCOO-UGT? Aunque hubo dudas, la postura mayoritaria era que todos los sindicatos, es debido a la naturaleza misma de la organización sindical. Sin embargo, se precisó que no se estaba contra los afiliados de base con los cuales hay plena disposición a colaborar.
Las Asambleas
Frente al sindicalismo, la alternativa son las Asambleas. Se vienen dando desde hace un siglo. Frente a una idea que decía "antes de nosotros era el desierto, el oasis empieza ahora", otros compañeros dijeron que hay una continuidad de lucha y conciencia entre las diferentes generaciones obreras. No partimos de cero, asumimos y hacemos propias las experiencias de Asambleas, de luchas, durante más de un siglo, tanto en España como mundialmente.
Pero las Asambleas no son una receta infalible sino una experiencia viva. En ellas los trabajadores se equivocan, se dejan embaucar, pero pueden también aprender, corregir, cambiar el rumbo.
La Asamblea tiene varias funciones: centro de decisión, lugar de debate, lugar de encuentro y unificación, medio de convivencia social y superación del individualismo y la atomización; centro de auto-educación; medio para que cada cual se haga responsable de los asuntos colectivos y perciba la unión que existe entre su interés individual y el interés colectivo como clase.
¿Cuándo surgen las Asambleas?
Las Asambleas no se crean por decisión de una minoría, son creadas colectivamente por los trabajadores en la preparación y desarrollo de la lucha. Eso no quiere decir que colectivos como los nuestros no tengan una labor que hacer, pero su papel no es sustituir a la mayoría sino hacer propaganda, dar a conocer experiencias e intercambiarlas, hacer propuestas de marcha, participar en la lucha impulsando todas sus posibilidades, en definitiva, preparan las condiciones de unidad, de conciencia, de solidaridad, que hacen surgir la lucha y las Asambleas
Un compañero dijo que las Asambleas nacen en un proceso de ruptura con la normalidad. La normalidad cotidiana nos convierte en sujetos pasivos, expectantes, dependientes de un jefe empresarial, sindical o político, competitivos que no confían en los demás, encerrados en nosotros mismos que enfocan de manera estrecha "sus asuntos". La ruptura de la normalidad nos alienta en el sentido de ser activos, abiertos al debate y la acción común, buscar la unidad, el compañerismo, la preocupación colectiva, la responsabilidad. Las Asambleas están vinculadas a la lucha, a su preparación y a su desarrollo.
En Alicante, en AFEMA, la Asamblea se concebía como Asamblea Abierta en el sentido de buscar la solidaridad de otros trabajadores, la extensión de la lucha. En Francia, las Asambleas se conciben como INTERPROFESIONALES, es decir, reagrupando trabajadores de distintos sectores, desempleados, jubilados, estudiantes, y su objetivo es desarrollar una plataforma para hacer la lucha eficaz contra el sabotaje sindical.
En España actualmente surgen tentativas de superar el carácter pasivo y desmovilizador de concentraciones o manifestaciones que convocan los sindicatos. En estas se nos reduce a un mero número, a "hacer bulto", a gritar consignas programadas de antemano, a seguir pasivamente un concierto de pitos y músicas...
Con ello no hay ruptura de la normalidad capitalista sino una nueva reproducción de la misma. No hay ni debate, ni iniciativas de los participantes, ni toma de contactos.
Hay que pelear para que las concentraciones y manifestaciones se conviertan en un espacio asambleario donde se tomen medidas e iniciativas de lucha, se puedan establecer contactos, se pueda debatir y compartir criterios y experiencias. En Francia, como explicaron los compañeros, se organizaban para realizar una Asamblea de Calle al final de cada manifestación donde se llegaron a reunir hasta 400 personas.
Veamos la experiencia de Egipto. En la plaza Tahrir todos los días la gente se reunía para hacerse oír, para presentar diferentes reivindicaciones, para convivir, para discutir de todos los asuntos, para celebrar conciertos y recitales... Hay que luchar por que las plazas de los barrios y de las ciudades sirvan de espacio de encuentro y unificación, donde trabajadores, estudiantes, vecinos, jubilados, parados, emigrantes, presenten sus reivindicaciones y las enlacen con las del conjunto. Si hay fuerza, estas Asambleas deben convertirse en Asambleas Permanentes que no se retiran hasta que las reivindicaciones son alcanzadas.
La necesidad de una alternativa
Un compañero planteó el siguiente problema: está muy bien presentar reivindicaciones, está muy bien luchar por objetivos inmediatos. Pero ¿con qué fin global? ¿Con qué aspiraciones sociales? ¿Con qué alternativa de sociedad? ¿No puede darse el peligro de que si las cosas se encierran en un horizonte puramente local e inmediato la gente acabe cansándose y desmovilizándose?
Esto suscitó una larga discusión. Las intervenciones estaban de acuerdo en que el compañero había dado en el clavo. Se vio claro sin embargo que habría que seguir discutiendo en un futuro encuentro dándose como tema: ¿a qué sociedad aspiramos? ¿Cómo se puede alcanzar?
Algunas ideas que se apuntaron fueron las siguientes: ¿hay una alternativa al capitalismo? Las sociedades que se dicen "comunistas" como Rusia, China, Cuba nada tienen de comunistas sino que son capitalismo de Estado puro y duro. Otra intervención planteó ¿por qué fracasó la Revolución Rusa de 1917 y en su lugar surgió el capitalismo burocrático? Otra intervención señaló: ¿el fracaso de Rusia demostraría la imposibilidad del comunismo o habría que sacar lecciones para no caer en los mismos errores?
A todo esto no se dio respuesta pues superaba los objetivos del Encuentro, pero se apuntó un segundo frente de discusión: ¿hay unidad entre las luchas inmediatas actuales y la lucha final, la sociedad a la que aspiramos? Al hilo de esta pregunta una intervención apuntó que si en las luchas actuales hay creatividad e iniciativa, estamos desarrollando embrionariamente las bases de una futura sociedad cuyas pilares serán la participación activa y masiva de la mayoría; si en las luchas actuales triunfa y se extiende la solidaridad estamos cultivando otro de los pilares de la futura sociedad cuyo fundamento solo podrá ser la comunidad de todos.
La ruptura del contrato social
Se señaló que en la sociedad actual se está acumulando mucha indignación, mucha frustración profunda. Se dijo que Túnez, Egipto, habían sido una explosión de indignación y rabia social ante tanta miseria y sobre todo ante la ausencia total de futuro.
Una compañera dijo: los ricos son cada vez más ricos, los políticos y los banqueros son cada vez más arrogantes en la exhibición de sus riquezas, a la vez que crecen los desahucios, el paro, la marginación... Pero ¿por qué la gente no reacciona? ¿Por qué no estalla la indignación?
Un compañero respondió: en la sociedad que se pretende democrática hay una especie de contrato social invisible según el cual los de abajo toleran que los de arriba se enriquezcan mientras tengan un mínimo para vivir, para consumir, se les ofrezca un porvenir, pero cuando todo eso se ve cada vez más amenazado, cuando en el horizonte no hay otra cosa que desempleo, miseria y precariedad, entonces, el "contrato social" tiende a romperse, los de abajo empiezan a comprender que su miseria es la consecuencia de la riqueza de la minoría, que esta vive a costa de sus sufrimientos. A lo que añadió otro compañero: el "Estado del Bienestar" ha sido ya enterrado y ha sido sustituido por el "Estado del Malestar".
El desarrollo de la confianza
Pero la compañera siguió insistiendo: ¿por qué en España no pasa lo que en Francia o en Egipto?
En Francia el malestar y la combatividad eran muy grandes. Los sindicatos trataron de canalizarlo y controlarlo a través de convocatorias que se hicieron masivas, no por su voluntad sino por el impulso que había en la clase. En esa dinámica empezaron a proliferar Asambleas Generales Interprofesionales.
En España, CCOO-UGT han organizado "huelgas" pantomima y ahora han impuesto un Pacto Social. Tratan de que no haya ningún resquicio donde se puedan expresar las iniciativas obreras. Estas solo podrán manifestarse a partir del esfuerzo desde abajo, de la contribución de colectivos como los nuestros, de la explosión de luchas espontáneas. El camino será mucho más difícil.
Hay algo que todavía no se da y que un compañero plasmó con la siguiente frase: la gente no confía en los políticos pero confía todavía menos en sí misma.
El desarrollo de la confianza es fundamental. Es el sentido profundo del Encuentro que hemos realizado: contribuir al desarrollo de la confianza de los trabajadores en sí mismos. Es muy fácil "darles todo hecho" y es lo que hacen los sindicatos: una movilización preparada de antemano, una protesta organizada etc., pero eso lo único que hace es minar la confianza de los trabajadores en sí mismos, hacerlos aún más pasivos e irresponsables.
Bloqueo de las refinerías
Hubo una discusión final que no se pudo zanjar y sobre la que quizá sea interesante volver. Un compañero decía que los bloqueos de refinerías, aeropuertos, transportes etc., habían sido clave en la lucha de Francia. Paralizaban el capitalismo al paralizar sus medios de movilidad, el flujo de la producción. Se atacaba el corazón mismo del sistema: su reproducción.
Otro compañero discrepaba de esa idea: señalaba que en primer lugar el gobierno y los sindicatos tenían reservas más que suficientes de combustibles y dejaron que se organizara una especie de histeria con el objetivo de hacer impopular el movimiento, de volver en su contra a la mayoría de la población, incluidos muchos trabajadores.
Señalaba que lo que de verdad pone al Capital y al Estado contra las cuerdas es la masividad y unificación del movimiento, que esto es lo que les aísla política y socialmente. En todo caso, hay experiencias en las que el bloqueo de una fábrica o de una Facultad ha sido un medio para reagrupar masivamente a otros trabajadores, en tal caso puede ser un arma.
[1] Está basado sobre las notas tomadas por dos participantes pertenecientes al Colectivo de Trabajadores de Valencia. Pueden contener errores por lo que pedimos a otros compañeros que nos señalen las posibles incorrecciones.
¿El Movimiento del 15 M ha sido una maniobra para crear una alternativa democrática con implantación social? ¿O el malestar y las asambleas han desbordado los cauces democráticos para desarrollar una verdadera reflexión y un debate masivo? ¿Se puede avanzar inmediatamente hacia reivindicaciones que planteen una confrontación con el Estado, o este movimiento es el eslabón de una cadena que conduce a luchas masivas? ¿El movimiento de los "indignados" es interclasista? ¿Dónde está aquí la clase obrera? ¿Qué papel cumple DRY? ¿La represión contra las acampadas es una provocación?...
Todas estas cuestiones y más se han planteado en diferentes textos que hemos publicado bajo la rubrica de Debate sobre el 15M, pero también en las asambleas, en los corrillos y en los centros de trabajo. Si quieres continuar la discusión sobre estos temas, acude el 18 de Junio, Sábado, en Barcelona a las 18h a:
Centro social
Garcilaso. c/ Garcilaso s/n.
Frente a mercado de Felipe II
<M> Sagrera
Una de las quimeras ideológicas preferidas por las fracciones de izquierda del capital (sean estos anarquistas o stalinistas) es la idea que supone que la propiedad estatal de los medios de producción es equivalente a comunismo. En esta faena todas las democracias estuvieron de acuerdo ya que se desnaturalizaba la esencia de la revolución comunista: liberar a la humanidad de las clases sociales, la alienación asalariada, las fronteras nacionales, el Estado etc.
Esta falsificación del pensamiento marxista ha servido a la burguesía como una de sus principales armas contra la consciencia de los trabajadores, ya que al presentarla como "piedra de toque" para identificar al comunismo pueden fácilmente denunciar los "crímenes comunistas" perpetrados por los regímenes de la URSS, China, Cuba, Vietnam y Norcorea, a fin de enrolar a los trabajadores tras la idea de que su única opción es vivir bajo el capitalismo, no ya como el menor de los males sino como el mejor de los mundos.
Los corifeos del stalinismo, sus oponentes trostkistas y toda laya de izquierdistas han incluso referido el "genial descubrimiento" de que, si bien la URSS no era en modo alguno socialista, tampoco era capitalista, ya que la propiedad estatal desterraba todo tipo de relaciones capitalistas de producción. En este mito fueron también arrastrados elementos sinceros y honestos que veían en esos regímenes "algo obrero", algo a "rescatar".
Es decir, según estas interpretaciones, la concentración del capital nacional en un solo agente acabaría eliminando al capitalismo. No obstante, Marx fue capaz de pronosticar teóricamente tal escenario, en el cual, señala, no deja de existir el capitalismo:
"Si el capital puede crecer aquí hasta convertirse en una masa imponente controlada por una sola mano, es porque a muchas manos se las despoja de su capital. En un ramo dado de los negocios la centralización alcanzaría su límite extremo cuando todos los capitales invertidos en aquel se confundieran en un capital singular. En una sociedad dada, ese límite sólo se alcanzaría en el momento en que el capital social global se unificara en las manos, ya sea de un capitalista singular, ya sea de una sociedad capitalista única." (El Capital, libro primero, vol. 3, Cap. XXIII, Pág. 779-80, nota b, ED. s XXI, Madrid 1975)
De igual manera, Engels alertaba sobre el error de concebir las economías nacionalizadas como socialistas:
"Si la nacionalización de la industria del tabaco fuese socialismo, habría que incluir entre los fundadores del socialismo a Napoleón y a Metternich. Cuando el Estado belga, por razones políticas y financieras perfectamente vulgares, decidió construir por su cuenta las principales líneas férreas del país, o cuando Bismarck, sin que ninguna necesidad económica le impulsase a ello, nacionalizó las líneas más importantes de la red ferroviaria de Prusia, pura y simplemente para así poder manejarlas y aprovecharlas mejor en caso de guerra, para convertir al personal de ferrocarriles en ganado electoral sumiso al gobierno y, sobre todo, para procurarse una nueva fuente de ingresos sustraída a la fiscalización del Parlamento, todas estas medidas no tenían, ni directa ni indirectamente, ni consciente ni inconscientemente nada de socialistas. De otro modo, habría que clasificar también entre las instituciones socialistas a la Real Compañía de Comercio Marítimo, la Real Manufactura de Porcelanas, y hasta los sastres de compañía del ejército, sin olvidar la nacionalización de los prostíbulos propuesta muy en serio, allá por el año treinta y tantos, bajo Federico Guillermo III, por un hombre muy listo."
Los detractores del marxismo enseñan también que la idea del capitalismo de Estado se encontraba ya contenida en el pensamiento de Lenin, sacando de su contexto la siguiente frase:
"El capitalismo de Estado representaría un paso adelante en comparación con la situación existente hoy en nuestra República Soviética. Si dentro de unos seis meses se estableciera en nuestro país el capitalismo de Estado, esto sería un inmenso éxito y la más firme garantía de que, al cabo de un año, el socialismo se afianzaría entre nosotros definitivamente y se haría invencible."
Por supuesto lo que no aclaran quienes ven en la frase anterior la "confesión" de Lenin sobre el capitalismo de Estado es que desde el inicio de la Revolución bolchevique Lenin se había mantenido fiel al análisis marxista sobre la cuestión del Estado y la burocratización propia del Estado burgués en el periodo de la decadencia:
"Inglaterra y Norteamérica, los más grandes y los últimos representantes -en el mundo entero- de la "libertad" anglosajona, en el sentido de ausencia de militarismo y burocratismo, han ido rodando hasta caer en el inmundo y sangriento pantano, común a toda Europa, de las instituciones burocrático-militares que todo lo someten y lo aplastan. Hoy, también en Inglaterra y Norteamérica, es "condición previa de toda verdadera revolución popular" el romper, el destruir, la "máquina estatal existente"
Lenin veía en el capitalismo de Estado un instrumento que garantizaría el desarrollo de las fuerzas productivas necesario para comenzar a construir el socialismo en Rusia. Hoy sabemos que este análisis era erróneo, pues el futuro de la revolución no dependía del desarrollo del socialismo en Rusia sino de la extensión de la revolución a los países capitalistas desarrollados.
El comunismo consiste en la abolición de las relaciones capitalistas de producción, las cuales son inherentes al mercado mundial. Así pues, el capitalismo no pierde un ápice de su dominación si el proletariado triunfa en un solo país y establece ahí el socialismo.
No hay que olvidar que, en última instancia, las naciones no son otra cosa que grandes empresas - mercados controlados por un grupo de capitalistas particulares locales y sus asociados externos. De este modo, lo que encontramos en los regímenes encabezados por Stalin, Mao, Castro, Ho Chi Minh, Pol Pot etc... no son otra cosa que empresas en las que han desaparecido los capitalistas individuales y han sido sustituidos por un gran capitalista impersonal que es el Estado.
Los revolucionarios deben denunciar las falsificaciones teóricas que equiparan a los regímenes capitalistas de Estado como continuación del proyecto proletario emprendido por la clase trabajadora en Octubre de 1917, exponiéndolos como lo que son, una de las formas más brutales e ineficientes de la dominación capitalista.
Para un desarrollo más detallado de esta cuestión ver nuestro artículo: La experiencia rusa, propiedad privada y propiedad colectiva, Revista Internacional nº 61. /revista-internacional/200711/2089/la-experiencia-rusa-propiedad-privada-y-propiedad-colectiva [348]
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CCI
EL MISMO CORAZÓN, LA MISMA NECESIDAD DE VIVIR...
¡CAMBIAREMOS EL MUNDO DE BASE!
Los trabajadores del mundo entero son los únicos que pueden acabar con la explotación y opresión social capitalista y absolvernos de la miseria en la que se descompone toda la humanidad. Esto, no es una creación ideológica nuestra, ni una invención profética comunista, sino una realidad histórica, que se rebela contra toda ideología burguesa y se manifiesta con las masivas y combativas luchas proletarias a lo largo y ancho del globo.
El proletariado demuestra una vez más su condición de clase revolucionaria, todo el mundo vibra sorprendido con los últimos acontecimientos en Egipto y los países aledaños. Los burgueses lloran, se reúnen, conspiran, llaman a sus economistas, a sus asesores y profetas, no saben qué hacer con las revueltas y levantamientos de los explotados. Miles y miles de hermanos nuestros se levantan, rompen las cadenas que los sujetan a la maquinaria burguesa y toman su vida en sus manos. No les queda otro camino tampoco, se miran y ven el mismo dolor en sus vidas, la misma lastima por el futuro por sus hijos, la indignación por la injusticia, y lo más importante: ven que solamente ellos pueden cambiar su infame existencia. Las huelgas, las protestas callejeras, la toma de locales, las barricadas, los debates espontáneos, la organización autónoma barrial, los saqueos colectivos, son las estrofas de la poesía llamada revuelta social.
Nunca han tenido nada, nosotros, los que escribimos esto, lo sabemos muy bien, nuestros hermanos han desafiado el toque de queda, los tanques, las tanquetas, las bombas lacrimógenas, los rifles, las balas, a los policías y militares. ¿Miedo a la muerte? Todos los días nos levantamos y existimos para trabajar, enriquecer a otro, hacer lo que nos ordenan y ser echados a la calle cuando nos "gastamos"; el único miedo que podemos tener es al de pasar por este mundo y no saber lo que es vivir de verdad. Este es el motor de la lucha y es también la muestra de que la clase trabajadora despierta, de que las balas no pueden matar la esperanza de un mundo nuevo, y que sólo nosotros podemos emancipar a la humanidad de la esclavitud asalariada.
Los barrios en El Cairo, Suez y Alejandría existen para luchar, el puño levantado es la constante en dichos lugares. Estamos tan distantes de esos barrios geográficamente, pero tan cerca estamos en los intereses que ahí se defienden. Nosotros, un sector de los trabajadores en Perú, somos también parte de esa gran masa desposeída, que vive y siente la misma explotación, la misma miseria, la misma podredumbre de un sistema que se alimenta de nuestra vida, de nuestros hijos, de su inocencia, de nuestras padres, de su cansancio, de nuestros hermanos, de su juventud, de nuestras risas, alegrías y sueños. Pero también somos parte de la esperanza, de un poder que surge, de un puño que se levanta y golpea, aun a tientas, pero cada vez más cerca del objetivo, Francia, Gran Bretaña, Italia, Grecia, Túnez, Argelia, China, Bangladesh y ahora Egipto, son parte de un gigante que comienza a despertarse, de un gigante que comienza a recordar sus antiguas batallas contra el demonio antropófago llamado Capitalismo, y ve un futuro prometedor.
La clase explotadora, los dueños de todo, los dueños del mundo y los que se han apoderado de nuestra vida, nos quieren hacer pensar que las luchas que estamos desarrollando es por alcanzar la democracia, es por expulsar a algún político corrupto, es por buscar más "libertad" dentro del capitalismo. Nos quieren hacer creer que luchamos sólo por reformar la explotación y la miseria, que luchamos no por acabar con este mundo burgués, por la raíz de nuestros problemas, sino para acomodarlo "un poco mejor". No les vamos a permitir estos engaños, nosotros desde aquí, denunciamos a estos ideólogos burgueses que vestidos de "nuestros defensores", estos izquierdistas, nacionalistas, socialdemócratas, nos quieren desviar de nuestra lucha porque quieren dirigirnos, quieren que demos nuestra vida para llevarlos a ellos al poder y seguir continuando con la servidumbre y esclavitud. Sólo los trabajadores, organizados autónomamente, podemos crear un nuevo poder para decidir qué hacer con nuestras vidas y con el mundo que sólo lo movemos o paramos nosotros.
Mientras escribimos esta especie de pronunciamiento, en Egipto se reúnen millones de nuestros hermanos, sin miedo y con el corazón al descubierto, la humanidad toma un respiro, su existencia sólo depende de nuestras futuras luchas. En realidad no sabemos cómo terminará este proceso combativo, esta etapa de la lucha histórica de los explotados contra los explotadores, no sabemos aún si el peso de las ideologías religiosas e izquierdistas habrá calado en nuestros hermanos. Pero lo que sí sabemos es que esto no acabará con una reforma, no acabará con la salida de algún presidente. Cada generación proletaria se nutre de las luchas, toma confianza en sí misma, en el conjunto de lecciones que la clase nos ha dejado. La solidaridad ha estado presente y estará presente en este proceso, sólo unidos somos fuertes. Termine como termine esta batalla, será un gran avance para nosotros en esta guerra contra el capital.
Nuestra victoria final se acerca cada día, ya no está tan lejana como lo pensábamos, aunque quede un largo camino por recorrer. El ejemplo de Egipto al igual que Grecia y Túnez alimenta el espíritu revolucionario y señala el camino que debemos seguir; son los chispazos de la gran explosión que será la revolución.
Desde aquí sentimos el ambiente de lucha proletaria en el Cairo, Suez, Alejandría, desde Perú sentimos esa emoción indescriptible de sabernos vivos, de saber que nada fue en vano, que la historia nos respalda, y que el futuro espera ser construido por la humanidad libre de la esclavitud asalariada, libre de las clases sociales, libres de la explotación.
Aunque todavía el camino no sea claro, y nuestros golpes no estén destinados al objetivo concreto, cuanta alegría sentimos al saber que nos liberamos de las viejas ataduras, que la clase empieza a reconocer a su verdadero enemigo y como debe ser la forma de enfrentarlo. Las armas de la clase han sido desempolvadas masivamente: El Debate, Las Asambleas, La Huelga, La Reflexión, La Solidaridad, La Confianza en el Futuro, etc.
Terminamos dándoles las gracias de todo corazón a los hermanos trabajadores que están luchando, somos parte suya, nos han llenado de felicidad, han llenado de sangre revolucionaria nuestras venas. Seremos, junto a ustedes, parte de la revolución mundial del mañana
Alerta Proletarios, un nuevo mundo nos espera.
¡Proletarios de todos los países, unámonos!
Grupo de Esclarecimiento Comunista - G.E.C.
https://esclarecimientocomunista.blogspot.com/ [235]
Martes, 01 de febrero de 2011
Comentario de la CCI:
Publicamos el texto de los compañeros del Grupo de Esclarecimiento Comunista (Perú). Es un texto vibrante, emocionado, que expresa el calor y la solidaridad de compañeros que aún situados a miles de kilómetros de Egipto sienten como propios los combates que se están librando. «Estamos tan distantes de esos barrios geográficamente, pero tan cerca estamos en los intereses que ahí se defienden», dicen los compañeros.
El internacionalismo consecuente es lo primero que saludamos en esta toma de posición. El proletariado necesita concebirse como una clase unida internacional que golpea con un solo puño al monstruo capitalista. El desarrollo de la solidaridad internacional, la convergencia internacional de las minorías revolucionarias, la búsqueda del contacto y la acción común a escala internacional, al menos en un principio entre minorías proletarias, son otras tantas contribuciones a la gran meta de la revolución mundial a cuya eclosión contribuyen los pequeños pasos, aparentemente "solo teóricos y propagandísticos", que hoy estamos dando.
A la vez que manifiestan su entusiasmo por estos combates del proletariado, los compañeros son lúcidos respecto al largo camino que todavía queda por recorrer y sobre los peligros de desviación hacia el callejón sin salida de la democracia con el que toda la burguesía mundial colabora para matarlo "desde dentro".
No tenemos la más mínima duda en que estos combates que vemos en el Magreb constituyen un nuevo episodio en el camino duro y difícil que el proletariado mundial emprende hacia el estallido de luchas masivas, las cuales, por su parte, le aportarán la imprescindible confianza en sus propias fuerzas, una maduración en sus capacidades de auto-organización y politización, todo lo cual empezará a sentar las condiciones para el desarrollo internacional de luchas en una perspectiva revolucionaria.
Se trata de movimientos que han partido de las entrañas mismas de la juventud proletaria, fuera de los cauces trampa de sindicatos y partidos de oposición; expresan la entrada en lucha de las nuevas generaciones del proletariado; hacen que el Magreb y Oriente Medio que hasta ahora solamente eran noticia por la barbarie de la guerra, hoy ocupan la primera plana por motivos diametralmente opuestos: la revuelta social de proletariados que se levantan contra el desempleo descontrolado, una inflación que hace imposible adquirir hasta los alimentos de primera necesidad, una ausencia total de perspectiva de futuro.
Pero simultáneamente no podemos ocultar la inexperiencia, las ilusiones democráticas, la ausencia de organización masiva, todo lo cual debilita y desgasta el movimiento y permite a la burguesía atacarlo sistemáticamente con el caballo de Troya de la democracia, el reforzamiento de la oposición, la polarización en el simplista "que se vaya Mubarak" y el silenciamiento casi completo de las reivindicaciones sociales...
Al presentarlo como "movimiento por la democracia conducido por la oposición" la burguesía quiere mostrarlo como algo aparte, como los "últimos llegados" a ese supuesto gran festín que sería "disfrutar de la democracia", con ello trata de ocultar que allí están luchando por lo mismo que se ha estado luchando en Grecia, Francia, Gran Bretaña o Bangladesh: contra el deterioro acelerado e irreversible de nuestras condiciones de vida, contra la barbarie de la crisis capitalista.
Lo que puede dar un nuevo impulso a los combates en Túnez o en Egipto, es que las luchas obreras se desarrollen en Europa, en USA, en China, y continúen extendiéndose por toda la región árabe, pero que igualmente irrumpan en otros continentes. De ahí la vital importancia que tiene la iniciativa de los compañeros del GEC desde el "lejano Perú". Llamamos a que otros grupos y colectivos sigan su ejemplo en otros países.
Tribuna del Lector
En defensa del marxismo
"De Marx hay que decir hoy, no solo que no está trasnochado sino lo que es más importante: NUNCA SUS ANÁLISIS HABÍAN ESTADO TAN DE ACTUALIDAD" (en Revista Internacional, nº 33 -2º trimestre 1983).
Ante la gravedad de la situación histórica en la que vive la humanidad en esta década de los ochenta; ante al enorme esfuerzo de conciencia que está desarrollando el proletariado para responder afirmando su alternativa -la revolución comunista internacional- frente al hundimiento del capitalismo, cualquier visión que quiera asimilar el marxismo -piedra angular de la labor de los grupos comunistas en la vanguardia de ese proceso de toma de conciencia de la clase- a una simple filosofía trasnochada está desarmando a la única clase de la sociedad que tiene en sus manos acabar con la barbarie y la miseria de este moribundo sistema que quiere convertir la NECESIDAD Y LA POSIBILIDAD DE LA REVOLUCIÓN PROLETARIA EN UN DESEO PIADOSO.
Publicamos a continuación la carta de un lector (R. Bermejo) y nuestra respuesta a ella tratando de aclarar el carácter y función del marxismo dentro de la lucha del proletariado por el comunismo, y su utilidad para combatir en las filas proletarias toda ambigüedad acerca de su papel militante y las implicaciones que tiene esta visión de la sociedad para los grupos revolucionarios, en la situación histórica actual y en el futuro.
Su Carta:
Este artículo no es ni pretende ser original. Se limita a recoger y exponer una serie de temas ya expuestos y desarrollados por autores como Karl Korsch y Cornelius Castoriadis y que son de enorme interés para todos aquellos que se proponen como objetivo de su praxis la transformación revolucionaria de la actual sociedad. Se divide en dos apartados: el primero se propone la crítica del marxismo desde sus propios postulados; el segundo tiene por objeto la crítica de los postulados que el marxismo mantiene. Espero que dé lugar a una polémica fecunda para todos los que tomemos parte en ella.
LA CRÍTICA DE MARX ATRAVÉS DE MARX
¿En qué consiste el contenido de lo que suele llamarse "marxismo"? ¿Es acaso una de esas teorías "puras" que pueden desvincularse de las prácticas a las que ha servido de cobertura ideológica o, por el contrario, es una teoría cuyo contenido histórico no reside en la forma o en las intenciones de su creador sino en la práctica que se ha realizado bajo su discurso? ¿Podemos proceder como los teólogos idealistas, para quienes las prácticas terroristas de la inquisición "no tienen nada que ver con el verdadero cristianismo"? ¿Es en su práctica o en su formulación donde reside, para un materialista, la "verdad" de una teoría? La frase irónica de Lenin "Todos los social chovinistas son hoy -bromas aparte- ‘marxistas'" no es tan irónica si se considera que el contenido de una doctrina está en la práctica social que la acompaña.
Por tanto, quien venga a hablar de "verdadero marxismo" cae de bruces en el idealismo más inocente. Imaginad cuál hubiera sido la reacción de los obreros del siglo XIX (o del propio Marx) frente a quien le hubiera propuesto el "verdadero liberalismo". De hecho, el marxismo ha estado ligado tanto a prácticas revolucionarias como contrarrevolucionarias configurando una contradicción que ha terminado por resolverse en un peso mucho mayor de las prácticas contrarrevolucionarias. Que las intenciones de Marx y Engels nada tienen que ver con los estalinistas y los "socialdemócratas" es obvio pero no lo es menos que debajo de lo que dice una teoría y debajo de lo que pensara su "fundador" hay que descubrir lo que la teoría es a partir del hacer que la acompaña. Pondré un ejemplo para ilustrar esto: en el contexto social de Octubre de 1917, un texto como "El Estado y la Revolución" tiene un significado revolucionario porque va ligado a una práctica revolucionaria; ese mismo texto que se enseña obligatoriamente en la Unión Soviética para justificar la existencia de ese monstruoso aparato de Estado, adquiere un significado netamente contrarrevolucionario, independientemente de lo que en él se lee y de las intenciones de Lenin, a partir del instante en que se cita para justificar cualquier tipo de política del actual Estado soviético.
Tanto en los países "socialistas" como en los países capitalistas de Occidente el marxismo sirve de cubierta ideológica a unas prácticas que no rebasan el marco de la sociedad capitalista. La ligazón (ligamen) del marxismo actual con una práctica revolucionaria es cuantitativamente reducidísima y no se puede descartar el papel que en ello juega la función de legitimación que el marxismo juega en sociedades abiertamente contrarrevolucionarias. Así pues, ser hoy fiel a Marx significa rechazar las prácticas a las que su nombre está ligado y recuperar su método sin tratar de mantener una serie de manifestaciones exteriores que hace tiempo están ligadas a una práctica que difiere por completo de la que nosotros nos proponemos. Todo lo que se tenga de común con los estalinistas es infamante. ¿No cambiaron acaso su nombre los revolucionarios de 1917, adoptando el de "comunistas", para manifestar su repugnancia por el término socialdemócrata? ¿Por qué no han de hacerlo los de hoy?
MATERIALISMO HISTÓRICO Y LUCHA DE CLASES: UNA CONTRADICCIÓN EXCLUYENTE
La gran contradicción en la Teoría de la historia de Marx está en que ésta ofrece dos tesis que se excluyen mutuamente:
1.- La historia como contradicción entre las fuerzas productivas y las relaciones de producción con lo que el papel de las clases y sus luchas es ejecutar las "leyes" definidas por el materialismo histórico.
2.- "Los hombres hacen su propia historia pero en condiciones heredadas del pasado".
O las "Leyes" de la historia son hechas por los propios hombres o el hombre es un mero ejecutor de leyes necesarias. Si se acepta la Tesis 1ª no puede sostenerse realmente que los hombres hagan su propia historia; la lucha de clases queda reducida a motor de la contradicción entre las fuerzas productivas y las relaciones de producción; no es realmente creación de la propia historia sino ejecución del mandato del DEMIURGO. Si las leyes de la historia está hechas por los hombres entonces no son tales leyes, pueden ser rotas constantemente.
En la obra de Marx acabó por prevalecer la primera definición. La clase definida "objetivamente" por su situación en las relaciones de producción hace aquello a que la obliga su situación en la contradicción fuerzas productivas/relaciones de producción; sólo las clases con papel histórico (desarrollar las fuerzas productivas) pueden "hacer su propia historia"; las demás son elementos de disgregación y utopía.
Trataremos de demostrar la validez de la Tesis 2ª con el ejemplo de la burguesía: Las relaciones de producción y las fuerzas productivas han permanecido en innumerables sociedades en un nivel embrionario, en lo que concierne a "su" burguesía, sin que nada en la situación objetiva de esa burguesía la obligase, "necesariamente", a ir más lejos; sin embargo, en la Inglaterra de Enrique VII se vale del poder del Estado para realizar la acumulación originaria (o creación de una masa proletaria). Es decir, crea las relaciones base para hacerse una verdadera burguesía capitalista e impone a todo el mundo estas relaciones. Como diría Castoriadis, una clase no es otra cosa que su hacer, nada la obliga a hacer ni puede demostrarse que su situación objetiva la llevará necesariamente a un hacer definido de antemano. La clase obrera puede hacer una sociedad socialista y de hecho en su vida cotidiana lleva los gérmenes de ese hacer al oponer sus principios a los que el Capital busca imponer en el terreno de la producción (máxima productividad, máxima alienación, máxima cosificación). Como clase explotada, el proletariado puede luchar y lo hace pero su lucha podría perfectamente permanecer incapaz de rebasar el marco de esta sociedad; no hay garantía objetiva de que el comunismo ha de advenir.
Raúl Bermejo.
Nuestra respuesta:
El texto de Raúl Bermejo (R. B.) pretende "Recoger y exponer una serie de temas... que son de un enorme interés para todos aquellos que se proponen como objetivo de su praxis la transformación revolucionaria de la sociedad actual".
No dudamos de su buena voluntad -la que fundamenta el que polemicemos con él- pero queremos dejar bien claro que NO SE PUEDE HACER NADA POR LA TRANSFORMACIÓN REVOLUCIONARIS DEL MUNDO si se niega el marxismo como arma del proletariado para su emancipación.
El texto sustenta dos tesis esenciales:
1.- que "de hecho el marxismo ha estado ligado tanto a prácticas revolucionarias como contrarrevolucionarias"
2.- que el marxismo tendría una "gran contradicción", consistente en que "o las leyes de la historia son hechas por los propios hombres o el hombre es un mero ejecutor de leyes necesarias".
Vamos a hacer una crítica sistemática de tales tesis.
LA PRETENDIDA "DOBLE NATURALEZA DE CLASE DEL MARXISMO
Para R. B., el marxismo habría servido tanto a la revolución como a la contrarrevolución. Esto supone ver el marxismo como una teoría neutra, por encima de las clases, que tanto el proletariado como la burguesía podrían utilizar para sus propios intereses.
La realidad es que el marxismo no es ni un dogma ni un sistema filosófico cualquiera sino la posición de vanguardia en el desarrollo de la conciencia de clase del proletariado. Es un método de reflexión combatiente, teórico y práctico a la vez, sobre el ser y la lucha del proletariado por su meta: el comunismo.
El proletariado es la primera clase de la historia capaz de engendrar una conciencia que no sea una pura contemplación del mundo o un puro reflejo deformado de la realidad sino un arma combatiente para transformarlo. En el desarrollo de esa conciencia el marxismo es a la vez la expresión más avanzada y un factor activo para desarrollar y fortalecer las luchas proletarias[1].
Nuestro amigo lector olvida pues la esencia misma del marxismo reduciéndolo a una filosofía cualquiera. Para ello se basa en que los partidos socialdemócratas, estalinistas, trotskistas,..., profesan también el "marxismo".
Olvida sin embargo que esas fuerzas integradas en la burguesía han renegado del marxismo, lo han traicionado completamente para defender posiciones políticas al servicio del capital, las cuales envuelven con la etiqueta del "marxismo" para mejor engañar a la clase obrera,
R. B. olvida, en primer lugar, que ante la degeneración y paso al campo de la burguesía con armas y bagajes (entre ellos su versión adulteradas del "marxismo") de esos falsificadores, las fracciones de la Izquierda Comunista reaccionaron defendiendo el marxismo y desarrollándolo. Esta obra fue continuada por Bilan, Internationalisme y hoy trata de seguirla la CCI en debate y colaboración fraternal con los demás proletarios[2].
En segundo lugar, subestima profundamente a la burguesía la clase explotadora más inteligente de la historia -justamente a la medida del enemigo que la amenaza, el proletariado-, una clase cuya habilidad en defender la explotación le ha llevado a recuperar antiguas organizaciones obreras -sindicatos y partidos de izquierda- y a adoptar en la forma gran número de armas y conceptos pertenecientes al proletariado: el marxismo, la dictadura del proletariado, el partido de clase, el internacionalismo,...
La postura de R. B. niega la naturaleza histórica del proletariado y la continuidad histórica de su conciencia; y, como ha habido una derrota y una contrarrevolución, propone empezar completamente de Cero olvidando que ante la victoria de la burguesía la clase obrera segregó nuevas fuerzas que continúan la obra del marxismo sacando lecciones de las derrotas y elaborando las posiciones para el futuro.
Si el proletariado hiciera caso a las tesis de R. B. se condenaría a ser una clase ciega que partiría permanentemente de Cero, sin aprender las lecciones del pasado. Esta tesis la defienden hoy los Consejistas[3].
LA PRETENDIDA CONTRADICCIÓN DEL MARXISMO
La contradicción que encuentra R. B. en el marxismo no existe en la realidad.
La ideología burguesa ha producido dos visiones del proceso histórico SIMÉTRICAS EN SU FALSEDAD. Una es el idealismo, para el que la historia sería la encarnación de unas ideas existentes por encima de los hombres; estos las ejecutarían "conscientemente" abrazando esas ideas e imponiéndolas en la realidad. La otra cara de la moneda es el empirismo o materialismo vulgar, según el cual las condiciones materiales determinarían la actividad de los hombres quienes no serían sino meros agentes de su evolución mecánica.
El marxismo rompe con el nudo gordiano de la contradicción a la que llevan estas dos visiones. No es ni determinista ni fatalista. Su tesis es que la revolución comunista surge en respuesta a unas condiciones históricas objetivas -la contradicción entre las relaciones de producción y el desarrollo de las fuerzas productivas- que proporcionan el material, el potencial que debe ser realizado conscientemente por el proletariado a través de una revolución.
El marxismo se delimita a la vez contra el gradualismo y el reformismo socialdemócratas, que ven la revolución como el producto de una larga evolución objetiva; y contra el voluntarismo de anarquistas o Blanquistas que ven la revolución como el producto de una minoría audaz o ilustrada, independientemente de las condiciones objetivas.
Frente a ellos afirmamos que el único sustento de LA VOLUNTAD HUMANA COLECTIVA es la comprensión consciente de las condiciones objetivas a partir de las cuales el proletariado realiza la revolución.
Ese análisis materialista dialéctico es el que nos mueve a defender la necesidad VITAL de la organización de los comunistas y su intervención activa en la lucha de clases. No para constituirse en una minoría audaz que llevaría a las masas a la revolución; ni para sustituirlas, dirigiéndolas y encuadrándolas para gobernar en su nombre, sino para desarrollar y extender su arma más preciosa, la conciencia.
CONCLUSIONES
Vivimos una época decisiva en la historia de la humanidad donde nos jugamos el dilema histórico GUERRA O REVOLUCIÓN, COMUNISMO O BARBARIE. Para inclinar la balanza del lado de la revolución comunista el proletariado necesita como arma más fundamental su CONCIENCIA DE CLASE.
En estas condiciones las tesis de R. B. suponen privar al proletariado de sus armas más preciadas, desarmarlo. Animamos al compañero a una reflexión en profundidad sobre esta cuestión ¡Está en juego el porvenir de la humanidad!
Acción Proletaria (CCI) Abril 1985.
[1] Ver en Acción Proletaria, nos 58, 59 y 60: "El proletariado, la clase de la conciencia"; y nuestro folleto: "Organización comunista y conciencia de clase"
[2] Ver los números 8, 9, y 10 de nuestra Revista Internacional así como nuestro libro "Historia de la Izquierda Comunista Italiana"
[3] Ver la serie que iniciamos en este número de Acción Proletaria
¿Dónde estamos en la evolución de la crisis?
¿Estamos saliendo de la crisis? ¿Hay países que salen y otros que se hunden como Grecia, Portugal y España? ¿Se trata de una crisis donde el centro de gravedad geo-económico se traslada desde Europa y Norteamérica hacia China? [1]
Para responder a estas cuestiones la discusión empezó trazando un cuadro descriptivo de la situación:
- Crisis de la deuda pública en una serie de países europeos: Grecia, Irlanda, Portugal, España..., y potencialmente: Bélgica, Italia, Hungría....
- Enorme esfuerzo de endeudamiento en USA y Japón sin lograr sin embargo que la producción arranque. En estos dos países se le da directamente a la máquina de crear dinero.
Es verdad que hay países más afectados y otros que se defienden mejor pero la discusión clarificó que sería un error considerar que esos países "mejores alumnos" constituirían el punto de partida de una salida a la crisis, que el capitalismo se reestructuraría a partir de ellos.
Esto llevó a tratar el caso de China. China, que festeja la segunda plaza de la producción mundial desbancando a Japón, sufre signos muy inquietantes: inflación que tiende a descontrolarse, desempleo que crece y no puede ser absorbido, burbuja inmobiliaria...
¿De dónde viene el espectacular crecimiento de China? ¿Por qué ha ascendido a segunda potencia económica del planeta? ¿De la misma manera que Gran Bretaña fue el centro de la economía mundial en el siglo XIX y luego fue sustituida por Estados Unidos en el siglo XX, sería China el gran triunfador del siglo XXI?
Es necesario comprender cuál es la raíz del ascenso chino. Entre finales de los 80 y 2007 una parte importante de la producción mundial es trasladada a China debido a los costes irrisorios -principalmente laborales- que tiene este país sometido a la férrea dictadura de un supuesto "Partido Comunista". Este fenómeno llamado Deslocalización lleva a crecimientos espectaculares del 10% o más en China. Esto ha sido utilizado por los adalides del capitalismo para demostrar que éste es capaz de crecer y desarrollarse[2]. Sin embargo, conviene hacer las siguientes precisiones:
1ª Se trata de un plan organizado por los Estados occidentales de traslado de una parte de su producción a China, India y otros, como respuesta a la crisis global del capitalismo, para aliviar unos costes que podían ahogar sus economías la deslocalización logra menores costes.
2ª Se trata de una producción a crédito basada esencialmente en un endeudamiento fuera de control especialmente de USA, gran parte de cuyos bonos del tesoro que financian ese consumo es absorbido por China.
Gran Bretaña marcó el porvenir a los demás países en el siglo XIX. En un contexto de expansión de las relaciones de producción capitalistas con enormes áreas en estado pre capitalista que ofrecían un gigantesco terreno de expansión[3], Francia, Alemania, Italia, Estados Unidos, Japón etc., a través de puntos de partida y métodos muy diferentes, experimentaron un desarrollo espectacular de las relaciones capitalistas de producción.
En cambio, en el siglo XX, el predominio de Estados Unidos no se ha visto acompañado de desarrollos de la producción y las relaciones capitalistas similares. En un contexto de agotamiento de las áreas de expansión capitalista lo que ha sucedido es una creciente parálisis, el reparto y nuevo reparto -empleando la guerra y la estrategia imperialista- del mundo entre diferentes potencias. A los nuevos Estados les ha sido muy difícil crearse un "lugar en el mundo" y lo han tenido que hacer a través del capitalismo de Estado recurriendo a la guerra y al más brutal terror sobre su propia población.
China no escapa a esta situación por más que coyunturalmente y por las razones antes apuntadas -que responden a la situación de crisis crónica del capitalismo y a no a una dinámica de expansión mundial-. Sus transformaciones son mucho más superficiales que las que tuvieron lugar en el siglo XIX pues los rascacielos y las industrias ultra-modernas coexisten con una mayoría de áreas agrarias en estado deplorable. Por otro lado, nada excluye que finalmente bajo el peso de la agudización de la crisis -que durante un periodo elevó su papel al "cielo capitalista"- acabe derrumbándose cayendo en el infierno capitalista.
Del empobrecimiento relativo al empobrecimiento absoluto
Más allá de los cambios en el equilibrio entre los distintos estados capitalistas, hay algo que la discusión se mostró unánime: asistimos al peor y más sistemático ataque a las condiciones de vida de la clase obrera y de la gran mayoría de la población.
Entre 1950 y 1975 vemos lo que en términos marxistas se llama el empobrecimiento relativo de la clase obrera: los salarios y las condiciones de vida crecen en menor medida que la producción global y la productividad pero se sitúan dentro de una tendencia alcista al menos en los países más desarrollados.
Entre 1975 y 1993-94 asistimos a un deterioro lento pero inexorable que a partir de 1995 se acelera fuertemente. Sin embargo, este deterioro pudo ser parcialmente enmascarado por el recurso masivo al crédito que se impulsó en los hogares obreros.
Desde 2007-2010 se produce un cambio brutal de tendencia, estamos viendo en todos los países una marcha inexorable hacia lo que Marx llamó el empobrecimiento absoluto de la clase obrera, concepto largo tiempo ridiculizado por los economistas al considerarlo "anticuado" y demás sandeces pero que hoy comienzo a ser una cruel y siniestra realidad. Bajo la etiqueta de "Reformas", "Ajustes", "Recortes", "Planes de Austeridad"- se produce:
- Desempleo en alza
- Inflación creciente
- Escalada de la miseria.
- Liquidación del Estado del Bienestar y evolución hacia "el estado del malestar"
La tendencia al empobrecimiento absoluto revela la gravedad de la crisis capitalista
Al llegar a este punto, la discusión abordó una objeción que frecuentemente se hace: "el capitalismo siempre ha atacado a la clase obrera", el deterioro actual de las condiciones de vida obrera no es necesariamente un signo de hundimiento del capitalismo.
Es verdad que el capitalismo se expandió -acumulación primitiva y primera etapa del maquinismo- sobre la base de un enorme deterioro de la vida de la clase obrera: recordemos las jornadas de 16-18 horas, los salarios de hambre, las condiciones de vivienda infames etc. que persisten en Gran Bretaña hasta mediado del siglo XIX.
Sin embargo no se tienen que analizar la situación a partir de fotografías, mediante una especie de comparativa de fenómenos. Se tiene que ver la dinámica histórica y el contexto global. Desde ese punto de vista, la miseria y las terribles condiciones de la primera mitad del siglo XIX se situaban en una dinámica general de expansión y desarrollo, mientras que la pauperización que hoy se está dando expresa una dinámica inversa de convulsiones y tendencia al hundimiento del sistema.
Por ello hemos de ir a las raíces mismas de la crisis. Hay que partir de un axioma: el capitalismo no puede crear su propio mercado. El mercado donde colocar lo que se produce no es infinito, tiene unos límites históricos.
Está claro que estos límites no son los de un depósito de agua que se llena y no permite más, se trata de tendencias históricas elásticas. El capitalismo a través de la intervención sistemática del Estado trata de estirar la cuerda "más allá de lo posible", echando mano de la creación artificial de sectores económicos, desarrollo del gasto, medidas sobre los tipos de interés etc., y, sobre todo, recurriendo en dosis gigantescas a la droga del crédito.
El Estado interviene sistemáticamente en la economía y en la vida social. Desde la guerra de 1914, asistimos -con diversas variantes y altibajos- a lo que llamamos la tendencia general al capitalismo de Estado[4]. El Estado como órgano supremo de defensa del capital toma las medidas necesarias para prolongar su vida y llevar la economía hasta sus últimas posibilidades. Esto se puede comprobar considerando -de manera esquemática- la historia del capitalismo desde la guerra del 1914:
- 1918-29 El crecimiento productivo se relanza y se realiza sobre mecanismos clásicos del capitalismo sin recurso a la intervención del Estado, salvo excepciones: Italia.
- 1929-33 Gran Depresión que tendrá una réplica en 1937-38
- En respuesta, la Gran Depresión se desarrolla masivamente el capitalismo de Estado cuyos exponentes son los planes quinquenales en la URSS, el New Deal de Roosevelt, el Plan de Man en Bélgica, la estatización brutal propugnada por el nazismo...
Estos planes acaban convergiendo en el armamentismo generalizado, base de la mayor guerra de la historia: la 2ª Guerra Mundial.
Tras la 2ª Guerra Mundial, el capitalismo logra -al menos en ciertos países- el mayor crecimiento de su historia. Es la época que se ha dado en llamar "Los 30 gloriosos". ¿Cuáles son sus raíces? Fundamentalmente la conjunción de 3 factores:
- La explotación de las últimas áreas extra-capitalistas existentes en el mundo así como la mejor y más sistemática integración en el campo capitalista de mercados mal integrados o insuficientemente desarrollados
- La intervención masiva del Estado y una cierta coordinación a nivel del bloque occidental de las políticas de los Estados
- El recurso al crédito: el Plan Marshall (1948) será el exponente más destacado[5]
A partir de 1967-75, el capitalismo entra en una fase de crisis abierta. Para combatirla, en un primer momento se emplean medidas keynesianas que aumentan la masa monetaria de los distintos países. Ello provoca una inflación desbocada que alcanza su zénit a finales de los años 70.
La consecuencia es una dura recesión en 1981-82. La respuesta es la "política neoliberal" cuyos adalides son Reagan y Tathcher. Para que la economía capitalista siga creciendo y poder garantizar las ganancias a los capitalistas, la "nueva política", impulsa desde el Estado un crecimiento espectacular del capital financiero lo que degenera en un capital ficticio, como lo llamaba Marx, es decir, un capital que no responde a ninguna riqueza ni a ningún valor realmente producido[6]. Este capital ficticio opera de manera especulativa hinchando exponencialmente los activos financieros los cuales sirven de aval ilusorio para contraer deudas enormes.
Los años 90 y la década del 2000 comprueban una incapacidad creciente para seguir manteniendo el ritmo de la producción: se necesita una masa de crédito cada vez mayor para obtener un crecimiento productivo cada vez menor.
Esta situación lleva a periódicas crisis que toman la forma de enormes seísmos financieros: el crack bursátil de 1987, la recesión de 1990-91, el desorden monetario de 1993-94, la crisis de los tigres asiáticos de 1998, la burbuja punto.com y su violento estallido en 2000-2001
La etapa abierta en 2007
A cada una de esos seísmos, el capitalismo responde con la huída ciega en el endeudamiento. La última etapa es la de 2002-2007 con una gigantesca burbuja de especulación inmobiliaria. Los emiratos petroleros de Arabia, España, Estados Unidos, Australia, Grecia, Irlanda... se llenan de edificios por doquier, de rascacielos imponentes, de todo tipo de urbanizaciones de alto nivel. Esto "tira de la producción": cemento, energía, electrodomésticos, mobiliario, acero, vidrio... Las cifras del PIB se disparan, las arcas de los estados se llenan con la recaudación de impuestos. Se realizan fabulosos negocios con comisiones millonarias para políticos de todo pelaje. La mayoría de viviendas y oficinas están vacías, los que realmente las necesitan no pueden comprarlas. El tráfico inmobiliario es estrictamente especulativo: se compra para vender más caro. Al calor de esa escalada, el crédito para el consumo se dispara: a cuenta de la casa, la oficina, el pequeño negocio, el banco te concede suculentos préstamos con los cuales comprar todo lo imaginable.
La economía se instala en una extraña espiral: la edificación impulsa a los demás sectores económicos y el crédito estimula el consumo. Parecería que el capitalismo se encaminaría por la senda del "crecimiento ininterrumpido". Los más optimistas -y rematadamente ciegos- hablan de "círculo virtuoso" anunciando un crecimiento ilimitado.
El espejismo se derrumba en el verano de 2007 con la crisis de las subprime. En 2007-2008 se produce el estallido de esa burbuja y la entrada en la Gran Recesión. El estallido de la burbuja inmobiliaria lleva a la crisis actual que marca una situación peligrosa y que tiene visos de prolongarse en el tiempo: la Insolvencia del capital. En los últimos 70 años la marcha irresistible hacia el abismo de la insolvencia ha recorrido varias etapas: créditos que se amortizaban realmente con el crecimiento de la producción; desde 1985 con el Plan Brady se reconoce que el principal de los créditos ya no se puede reembolsar y se organizan planes para al menos cobrar los intereses. Pero con la crisis actual, los intereses corren peligro de no poder ser reembolsados, lo que plantea la insolvencia neta.
Las causas de la insolvencia
Durante el periodo ascendente del capitalismo (siglo XIX) la moneda era convertible en oro o plata. Con ello se garantiza más o menos una paridad proporcional entre la masa monetaria y la masa de mercancía producida. Más allá de alteraciones coyunturales, la moneda es globalmente equivalente a la riqueza producida.
Durante el periodo de la Primera Guerra Mundial, los gobiernos ante los enormes gastos de guerra y las destrucciones que causaba, se vieron obligados a suprimir la convertibilidad de tal forma que la masa monetaria se disparó sin guardar ningún paralelismo con la producción real. Ello acarreó el desorden económico y la inflación, que se prolongaron en la posguerra, especialmente en algunos países (Alemania). Sin embargo, en los años 20, se volvió a la convertibilidad con el oro.
Con la Gran Depresión de 1929, la mayoría de gobiernos abandonaron definitivamente la convertibilidad en oro. Para relanzar la economía, los gobiernos la inundaron de papel el cual no tenía correspondencia con lo realmente vendido y por tanto no era convertible.
En 1944 se firman los Acuerdos de Bretton Woods por los cuales la única moneda que mantiene con el oro una convertibilidad relativa es el dólar norteamericano mientras que las demás establecen un complicado sistema de paridades respecto a él. Mientras duró la fase de prosperidad de la que antes hemos hablado -los 30 gloriosos- esto pudo funcionar. Sin embargo la vuelta de la crisis abierta del capital a través de sucesivos episodios (1967, 1971 y 1973) lo hizo estallar en mil pedazos.
En 1971, el gobierno norteamericano abandona la convertibilidad del dólar. Desde entonces las monedas flotan sin ningún suelo que las ancle aunque sea mínimamente a una masa determinada de producción. Ello permite un crédito y un endeudamiento jamás vistos en la historia y provoca dos fenómenos que constituyen las dos caras de una misma moneda: la inflación monetaria y la inflación de activos financieros. A partir de los 80 con la llamada "nueva política monetarista", la depreciación alarmante de la moneda se trasladó a otra área menos visible para el gran público pero mucho más peligrosa: la inflación de activos financieros.
Sin embargo, la crisis de 2007 ha señalado la imposibilidad de seguir manteniendo ese expediente. El capital ha entrado en una etapa de insolvencia generalizada. Esta insolvencia provoca una espiral involutiva terrible: para seguir endeudándose, los Estados tienen que reducir gastos lo que provoca despidos en masa, caída de los sueldos, menos prestaciones sociales, menos subvenciones, menos pedidos de compra etc. Con ello se reduce la masa productiva lo que obliga a un nuevo endeudamiento, nuevos pagos de intereses leoninos, nuevos planes de austeridad... El círculo virtuoso del que se hablaba antes de 2007 se ha convertido en un círculo vicioso...
Acción Proletaria 28-3-11
[1] Nuestra organización realiza un análisis regular sobre la marcha de la crisis capitalista. Ver la toma de posición más reciente en Revista Internacional nº 144: /revista-internacional/201102/3053/el-capitalismo-en-el-callejon-sin-salida [349]
[2] ¡Tiene gracia que estos defensores del sistema pasen por alto que es un partido oficialmente "comunista" quien gobierna lo que presentan como país modelo del capitalismo!
[3] En 1850, la producción plenamente capitalista apenas dominaba el 5% del globo terrestre
[4] Esta tendencia general al capitalismo de Estado no solamente se manifiesta en países como Cuba, China, Corea del Norte o en la antigua URSS, sino que igualmente se expresa de otra forma -neoliberal, combinación entre la burocracia estatal y la burguesía privada- en los demás países, es por así decirlo una tendencia universal y no tiene nada que ver con el "socialismo" sino que constituye la defensa más consecuente y extrema del capitalismo.
[5] Cabe señalar que dicho Plan movilizó un total de 8000 millones de dólares en créditos, cifra que es pura calderilla en comparación con las cifras billonarias de endeudamiento que se vienen manejando desde hace más de 20 años.
[6] El crédito es una suma de dinero que se adelante para la producción y que será devuelto con una vez vendido lo producido. En ese sentido el crédito era un instrumento imprescindible en el período histórico de ascenso del capitalismo pues permitía la concentración de capitales, la movilización de los recursos para la producción etc. Este crédito era rápida y fácilmente reembolsado -salvo momentos de crisis cíclica-. En cambio, lo que vemos desde hace más de 30 años es un crédito que no se reembolsa jamás, que se devuelve con nuevos créditos y que, por tanto, no se ve respaldado por aumento real de la riqueza global.
Con profundo dolor comunicamos a nuestros lectores y contactos que nuestro compañero Enzo ha muerto el pasado Domingo 15 de Mayo. Nada hacía presagiar un final tan trágico y repentino. Por eso la noticia de su muerte nos ha golpeado a todos como un rayo, dejándonos aturdidos y al mismo tiempo con la amargura de no haber estado junto a él los últimos días de su vida.
Algunos contactos de la CCI en Italia han conocido a Enzo y han expresado el mismo aturdimiento y dolor por su pérdida, no sólo como militante comunista, sino también porque en su actividad política, en sus intervenciones en las Reuniones Públicas y en las discusiones en general,, expresaba todo su dolor frente al sufrimiento que el capitalismo hace padecer al género humano, hasta conmoverse con lágrimas en los ojos mientras hablaba. Enzo era un joven proletario, que había sufrido en su propia piel la explotación, el desempleo y finalmente el despido; pero al mismo tiempo estaba convencido de que se puede reaccionar, se puede luchar contra esta barbarie y construir una sociedad humana. Su militancia en la CCI ha estado siempre caracterizada por esta convicción y por su determinación de, incluso en los momentos más difíciles, contribuir a ese combate. Por eso su muerte es una pérdida para la CCI y para el conjunto de la clase obrera.
Queremos expresar nuestra solidaridad a la familia de Enzo, a sus parientes y amigos, en un momento que nos une en el dolor, e insistir en nuestra determinación de llevar adelante la lucha por una sociedad humana por la cual Enzo ha combatido junto a nosotros.
CCI, 19 de Mayo 2011
Aníbal ha desvelado su identidad1, se trata de un individuo de nombre Albar que estuvo en nuestra organización y que a causa de sus comportamientos emitimos el siguiente comunicado en Acción Proletaria nº 78 (marzo - abril 1988):
INFORMACION (a nuestros lectores y al medio revolucionario)
Por la presente declaración queremos dar a conocer públicamente la suspensión inmediata de nuestra organización internacional del denominado Albar. Esta medida la hemos tomado como consecuencia de un examen riguroso de la conducta y el comportamiento de esta persona que juzgamos absolutamente incompatible con la pertenencia a todo grupo revolucionario proletario.
La mentira, la intriga y la falsificación fueron las marcas de conducta del individuo Albar en la CCI pero más de 20 años después sigue con el mismo comportamiento. ¿Cómo explicarse que reaparezca como Aníbal si dice ser inocente y reivindicarse de su trayectoria? Este cambio de identidad es la mejor prueba de su pasado nada ejemplar y de un presente en el que sigue con los mismos comportamientos. Albar-Aníbal dice «Fui expulsado, como otros compañeros, pero en mi caso con una nota infame para denigrar sobre supuestas (Y NUNCA DEMOSTRADAS) actividades aventureras o a sueldo del Estado, del "denominado "Albar»
En estas escasas 3 líneas encontramos 3 mentiras:
1ª Que fue expulsado: no es verdad, se le suspendió de militancia que NO ES LO MISMO2.
2ª Que otros compañeros fueron expulsados. Otra mentira: nadie fue suspendido de militancia aparte de él y menos aún expulsado.
3ª Que en la "nota infame" hecha pública se le acusaba de "actividades aventureras" o "a sueldo del estado". La simple lectura de la nota que acabamos de transcribir muestra claramente cómo miente este individuo.
La mentira desvergonzada parece ser la especialidad de Aníbal-Albar, la cual comparte con sus amigos, los "comunistas espontáneos", uno de ellos, Lege Quaso, en respuesta a nuestra toma de posición3, dice en Esparevol4 «Esto sólo denota que CCI es una organización publicitaria que vive de la literatura y el marketing. Si no fuera así se limitaría a defender sus posturas sin métodos tan rastreros como el de señalar como policías a aquellos que no comulgan con el democratismo socialista de CCI», nosotros lo que hemos denunciado en Aníbal-Albar y sus amigos son comportamientos que encontramos en la práctica cotidiana de cualquier partido burgués sea de la ideología que sea y que todos vemos con repulsa: mentiras, intrigas, calumnias, maniobras... Eso no implica ni insinúa el llamar "policía" a nadie.
La reaparición de Albar coincide en el tiempo con otra cruzada contra la CCI a cargo de un oscuro grupúsculo maoísta representado por un individuo que firma "Horizonte Comunista"5. Unos desde un supuesto "marxismo intransigente", los otros desde las peores basuras estalinistas, convergen en el ataque contra la CCI6.
Desconocemos las motivaciones últimas de unos y de otros pero lo que es evidente es que tienen lugar en medio de la peor ofensiva contra las condiciones de vida de los trabajadores tanto en España como en el mundo. Cuando la tarea esencial de los grupos revolucionarios es aportar a la difícil lucha del proletariado -sometida al triple fuego cruzado del sabotaje sindical, del accionar de los partidos burgueses y la represión- vemos que la empresa convergente de Aníbal-Albar de un lado y del grupúsculo maoísta de Horizonte ¿Comunista? de otro, es denigrar e incordiar con "debates" cuyo único contenido es la calumnia, la mentira y la infamia7.
1 https://esparevol.forumotion.net/t405-oportunismo-calumniador [350]
2 La organización revolucionaria debe defenderse contra conductas destructivas. Si se acumulan las pruebas sobre un militante se debe proceder como primera medida a la suspensión con objeto de que un comité imparcial las examine para determinar si son fundadas las acusaciones y el militante puede defenderse. Albar prefirió irse "dándose por expulsado".
3 Ver El combate contra la infiltración de métodos burgueses de comportamiento en el medio proletario, https://es.internationalism.org/node/3200 [300] y https://esparevol.foroactivo.com/t400-el-combate-contra-la-infiltracion-de-metodos-burgueses-en-el-medio-proletario [351]
5 Se pueden ver en nuestra Web los abundantes comentarios vertidos por este individuo
6 El individuo que firma "Horizonte Comunista" aprende de Aníbal-Albar en el arte de la mentira pues dice que ha sido filtrado por la CCI en el artículo "Protestas en Israel: "Netanyahu, Mubarak, Assad son lo mismo", ¡cuando en dicho artículo podemos encontrar ¡9 comentarios suyos! Ver https://es.internationalism.org/node/3185 [274]
7 En efecto, respecto a la "triple A" (Anibal-Albar y Amigos), basta echar una mirada al foro esparevol, o a su propio foro, para ver que realmente se trata de "un ejército de ocupación". Prácticamente todos los "post" son de ellos, y particularmente de Anibal, lo que hace (salvo notables excepciones que justamente han denunciado ese comportamiento) de lo que antes era un debate, un auténtico monólogo. Por otra parte los exabruptos de "Horizonte comunista" francamente ridiculizan cualquier idea de un debate con rancias declaraciones dogmáticas llenas además de insultos y amenazas al estilo estalinista-maoísta.
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Estamos viviendo una situación donde junto a la agravación considerable de la crisis y de los ataques a las condiciones de vida de la gran masa trabajadora, se están produciendo desarrollos significativos de la lucha de clases. Junto a luchas de cierta resonancia en Francia, GB, Italia, Grecia etc., estamos viendo la entrada en lucha de las jóvenes generaciones en el Magreb: Túnez, Argelia, Egipto... [1]
Las confusiones, la inexperiencia, el retraso político, hacen que estas luchas sufran importantes debilidades, las cuales son aprovechadas por la burguesía para presentarlas como "movimientos democráticos" y así ocultar que forman parte de una corriente internacional de lucha contra la crisis capitalista, de maduración de luchas masivas en las filas proletarias, con lo cual pretende aislarlas y dar a entender que en esos países "atrasados" pelearían por el "bienestar democrático" que "disfrutaríamos" en los países "avanzados".
En este contexto al que debemos añadir, para verlo en toda su amplitud, la amenaza de quiebra que acecha al Estado español[2] y que, por mucho que ahora no hablen de ella los medios de comunicación, no se ha desvanecido ni mucho menos[3], Gobierno, Patronal y Sindicatos firman un Pacto Social que legitima el durísimo ataque que supone la Reforma de las Pensiones y que incluye igualmente medidas en el plano de la negociación colectiva y las llamadas "políticas activas de empleo", capítulo este último que encierra esencialmente un ataque a los parados.
Junto a lo anterior, el brutal golpe propinado por la autonomía murciana a sus funcionarios supone el pistoletazo de salida de un vasto plan de ataques en las diferentes autonomías contra los empleados públicos en términos de reducciones salariales, despidos de interinos, aumentos de horario, intensificación de los controles etc. Cataluña con el plan del 10% de reducción presupuestaria anunciada por Mas, parece haber tomado el relevo. La convención municipal del PSOE adopta un techo de gasto en las autonomías gobernadas por éste. Las medidas se extienden a las administraciones municipales.
La apuesta política de la burguesía española
¿Cómo evaluar el Pacto Social? Pensamos obedece a que la burguesía española ha hecho una apuesta política sobre cómo llevar el ataque salvaje que está lanzando contra los trabajadores. Esta apuesta viene de que en la clase obrera en España hay malestar, indignación, reflexión, una combatividad que va madurando lentamente, pero todavía no ha alcanzado a presentarse como fuerza social activa. La política que siguieron los sindicatos entre febrero y septiembre de 2010 se ha vuelto contraproducente. En ese periodo convocaron protestas descafeinadas, siguieron una táctica de movilizar desmovilizando como pudo verse con la "huelga general" del 29-S[4]. Esta política sembraba la pasividad y la expectativa en los obreros pero acababa desprestigiando a los sindicatos al aparecer como alguien que se limita a "cubrir el expediente" con pantomimas de lucha.
Por ello, para los sindicatos y para la burguesía española resulta más rentable la recuperada actitud "responsable" de CCOO-UGT. Por un lado, avalan la ilusión -que se va desgastando pero que no está totalmente perdida- de que "saldremos de la crisis con unos cuantos sacrificios"- y, por otra parte, busca sembrar la pasividad en las filas obreras pues los propios sindicalistas y los medios de "comunicación" se han encargado de machacar hasta la náusea que el 29-S falló por la pasividad y el egoísmo de los obreros. Se trata de hacerles sentir culpables, de estigmatizarlos como responsables de la actitud pactista de los sindicatos.
Esta política se apoya en una segunda pata que procede de la maniobra que el Gobierno realizó en diciembre tomando a los controladores como cabeza de turco[5]. Se desarrolló una campaña presentándolos como el "enemigo del pueblo" y se les castigó con la militarización, un aumento brutal de horarios y una nueva reducción de salarios.
Esta política ha continuado: hay que ver la campaña que se ha montado con la agresión a un consejero autonómico murciano que ha servido para permitir la denigración de los trabajadores públicos murcianos que han reaccionado espontáneamente contra la reducción del 7% de sus salarios, el aumento en 5 horas de su jornada semanal y el despido de 600 interinos en la sanidad[6]. Del mismo modo, un tribunal amenaza con duras penas contra los huelguistas del metro de Madrid[7]. Una huelga de maquinistas en Cataluña ha dado pie a una furiosa campaña repitiendo el esquema empleado contra los controladores. En Valencia, de los 1419 funcionarios del Palacio de Justicia, 55 han sido sacados una y otra vez en la TV donde los mostraba haciendo picarescas con el fichaje lo cual ha permitido una nueva campaña de apaleamiento mediático contra todos los funcionarios del ramo.
La burguesía trata de evitar por todos los medios la movilización masiva y generalizada de los obreros. Su política busca canalizar la maduración de la combatividad y de la indignación hacia el terreno trampa de movilizaciones parciales y corporativas. Los sindicatos "renuncian" a la "huelga general" pero no renuncian en absoluto a promover movilizaciones bien encerradas y encuadradas en el sector y la región, es decir, en un marco de división. El bucle se cierra con las campañas de denigración mediática que con tanta fruición desempeñan junto con el Gobierno los llamados "medios de comunicación" tanto de derechas (El Mundo, La Razón, ABC) como de "izquierdas" (El País, Público).
Los sindicatos "alternativos" no son la alternativa
El 27 de enero, un puñado de sindicatos "alternativos" ha convocado una "huelga general" que se ha limitado a Euskadi, Cataluña y Galicia, reservando para el resto de España la celebración de concentraciones muy poco seguidas.
Cada una de esas huelgas "generales" ha sido encerrada en motivaciones nacionalistas y particulares, con lo que vemos que estos sindicatos que pretenden ser "alternativos" se acomodan muy bien a la orientación general de la burguesía de parcializar, dividir y fragmentar por todos los medios la respuesta obrera[8].
Son pues un más de lo mismo respecto a CCOO-UGT. Como ellos convocan una movilización sin asambleas ni debates, todo pasa por algunos carteles, unas cuantas reuniones de sindicalistas y correos electrónicos. En las concentraciones hay el mismo folclore y el ruido ensordecedor que en las manifestaciones de UGT-COOO lo que fomenta la atomización, impide el contacto entre trabajadores y obstruye todo debate o coordinación. No son una alternativa sino una mala fotocopia de las convocatorias de CCOO-UGT.
No hablan ni de la gravedad mundial de la crisis, ni de que todos somos atacados, ni de la necesidad de luchar contra el capitalismo, sino que propagan la ilusión de que una intervención pública del Estado que pusiera "en cintura" a banqueros y especuladores, permitiría salir de ella.
Piden la defensa del "sistema público de pensiones". ¡Pero ese es precisamente el objetivo compartido por todos los partidos y fuerzas del Capital desde la Derecha más extrema hasta la Izquierda! La burguesía no pretende eliminar el "sistema público de pensiones" sino reducir sustancialmente las pensiones a cobrar en al menos un 20% y hacer cada vez más restrictivo el acceso a las mismas. Este ataque salvaje lo diluyen con el espantajo de que las pensiones públicas serían sustituidas por fondos privados.
Reclaman "más Estado" frente al supuesto "menos estado" del "neoliberalismo", engañándonos sobre la realidad de que tanto el Estado "neoliberal" como el "socialista" defienden a muerte el sistema capitalista, son los garantes de la explotación que sufrimos. ¡Piden al Estado que actúe en "beneficio del pueblo" cuando jamás lo ha hecho ni lo hará! Porque el Estado es un instrumento de la clase capitalista y sus medidas, tanto cuando favorecen al capital privado como cuando defienden "lo público", siempre tienen como meta la defensa de los intereses del Capital, el mantenimiento del sistema de explotación.
La alternativa solo puede salir de los propios trabajadores
¿Cómo una minoría privilegiada como la burguesía mantiene en la explotación y la opresión a la gran mayoría? Es evidente que, en última instancia, porque su Estado mantiene el monopolio de la fuerza: Policía, Ejército, legislación, tribunales, cárceles. Pero ese monopolio sería ineficaz si no estuviera rodeado y disimulado por el aparato de Partidos y Sindicatos y todo el sistema de presuntos "derechos" y "libertades" que supuestamente disfrutaríamos, es decir, por la Democracia.
La democracia burguesa se basa en la delegación. Delegación de nuestros asuntos en una casta de políticos que cada 4 años nos piden el voto atiborrándonos de promesas que jamás cumplen. Delegación en los profesionales sindicales de la movilización y la negociación. Esa delegación en políticos y sindicatos nos lleva a la atomización, la pasividad, el individualismo. Esa delegación hace que incluso cuando luchamos -como por ejemplo con las movilizaciones sindicales estilo el 29-S o el reciente 27-E de los "alternativos"- volvamos a casa con un sentimiento de impotencia, con un amargo regusto de haber perdido el tiempo.
La lucha de la clase obrera no se basa en la delegación sino en la participación activa y consciente de la gran mayoría. LA EMANCIPACION DE LOS TRABAJADORES SERA OBRA DE LOS PROPIOS TRABAJADORES O NO SERA, decía la Primera Internacional hace 150 años. Ello se concreta en la cultura de la asamblea: debate para tomar las medidas de combate, desarrollar la solidaridad y la movilización, sentirse parte de un todo dentro del cual somos más fuertes y nos atrevemos a cosas que solos y atomizados jamás seríamos capaces de realizar.
En Francia en las movilizaciones contra la reforma de las pensiones han aparecido Asambleas Generales Interprofesionales que agrupaban a trabajadores de distintos sectores y que de manera unida trataban de impulsar que el conjunto de la clase tomara la lucha a cargo superando el sabotaje realizado por los sindicatos[9]. En Italia una Asamblea Autónoma de trabajadores del norte ha agrupado a medio millar de compañeros que tratan de impulsar una lucha[10]. Aquí en España también están apareciendo pequeños grupos que tratan de impulsar un movimiento desde abajo, para que podamos decidir cómo luchar, cuando luchar, con qué medios, cómo ganar la solidaridad, cómo extender la lucha y no quedarse encerrados[11].
Todo esto forma parte del futuro. Se trata todavía de un movimiento muy pequeño, con grandes dificultades, con dudas y pasos atrás. Pero frente a la pasividad, el engaño y la desmovilización que nos imponen los políticos y los sindicatos, constituye la alternativa para desarrollar nuestra fuerza colectiva. Es evidente que se van a cometer numerosos errores, que habrá problemas y contratiempos. Pero no tenemos otro camino.
CCI 8-2-11
[1] Ver nuestro artículo en /cci-online/201102/3047/egipto-tunez-argelia-el-espectro-visible-de-los-combates-de-clase [354]
[2] Ver editorial en Acción Proletaria nº 217 /accion-proletaria/201101/3040/primero-grecia-luego-irlanda-a-quien-le-toca-despues [355]
[3] Como lo prueba la nueva y apresurada legislación sobre las cajas de ahorro que supone su liquidación a precio de saldo.
[4] Ver la hoja común que hicimos CCI-CREE y la Red de Solidaridad y Encuentro de Alicante: https://es.internationalism.org/node/2960 [142]
[5] Ver nuestra toma de posición en: /cci-online/201102/3047/egipto-tunez-argelia-el-espectro-visible-de-los-combates-de-clase [354]
[6] Ver nuestro artículo https://es.internationalism.org/node/3031 [356]
[7] Los trabajadores de esta empresa protagonizaron una huelga impulsada por Asambleas en junio 2010. Ver /cci-online/201008/2924/que-lecciones-podemos-sacar-de-la-huelga-del-metro-de-madrid [357]
[8] No dudamos de las ganas de lucha y de la voluntad de defender los intereses obreros de los militantes de base de esos sindicatos. Precisamente para que no sufran una estafa y se vean desmoralizados y engañados deben plantear un debate sobre la naturaleza de esos sindicatos y sobre el sindicalismo en general.
[9] Ver /accion-proletaria/201011/2985/movilizaciones-en-francia-contra-la-guerra-a-nuestras-vondiciones-de-v [156]
[10] Ver /accion-proletaria/201101/3036/italia-asamblea-autonoma-en-milan-un-momento-importante-para-el-debate [358]
[11] Próximamente se va a celebrar un Encuentro de colectivos que tienen esta orientación en Alicante. Ver https://es.internationalism.org/node/3041 [359]
Los acontecimientos actuales en Oriente Medio y el Norte de África tienen una importancia histórica, cuyas consecuencias todavía no están completamente claras. Sin embargo, es importante desarrollar una discusión sobre ellos que permitirá a los revolucionarios elaborar un marco coherente de análisis. Los puntos que siguen no son ese marco en sí y aún menos una descripción detallada de lo que ha ocurrido, sino simplemente algunos puntos básicos de referencia para animar un debate.
1. Nunca antes desde 1848 o 1917-19 hemos visto una oleada simultánea de revueltas tan amplia. Aunque el epicentro del movimiento ha estado en el Norte de África (Túnez, Egipto y Libia, pero también Argelia Marruecos), también han estallado protestas contra los diferentes regímenes en Gaza, Jordania, Irak, Irán, Yemen, Bahréin y Arabia Saudí, y otros estados represivos árabes, particularmente Siria, han estado en máxima alerta. Lo mismo puede decirse del régimen estalinista en China. También hay ecos claros de las protestas en el resto de África: Sudán, Tanzania, Zimbabue, Suazilandia...También podemos ver el impacto directo de las revueltas en las manifestaciones contra la corrupción del gobierno y los efectos de la crisis económica en Croacia, en las pancartas y consignas de las manifestaciones de los estudiantes en Gran Bretaña y en las luchas de los obreros de Wisconsin y sin duda también en muchos otros países. Esto no es para decir que todos esos movimientos en el mundo árabe son idénticos, ni por su contenido de clase, ni por sus reivindicaciones, ni por la respuesta de la clase dominante; pero evidentemente hay un cierto número de trazos comunes que hacen posible que hablemos de un fenómeno global.
2. El contexto histórico en el que se desarrollan estos acontecimientos es el siguiente:
3. La naturaleza de clase de estos movimientos no es uniforme y varía en los diferentes países y según las fases del movimiento. Sin embargo globalmente podemos caracterizarlos como movimientos de las clases no explotadoras, revueltas sociales contra el estado. En general la clase obrera no ha asumido el liderazgo de estas revueltas, pero sin duda ha tenido una presencia significativa y una influencia que se ve tanto en los métodos de lucha como en las formas de organización puestos en práctica y en algunos casos, en el desarrollo específico de luchas obreras, como las huelgas en Argelia y sobre todo la gran oleada de luchas en Egipto, que ha sido un factor clave en la decisión de dar puerta a Mubarak (sobre la que hemos escrito aquí [360]). En la mayoría de estos países, el proletariado no es la única clase oprimida. El campesinado y otras capas que derivan de modos de producción aún más antiguos, aunque están arruinados y ampliamente fragmentados por décadas de decadencia capitalista, aún tienen un peso en las áreas rurales, mientras que en las ciudades, donde se han centrado todo el tiempo las revueltas, la clase obrera convive con una numerosa clase media que está en vías de proletarización pero que aún tiene sus peculiaridades y con una masa de chabolistas, una parte de los cuales son proletarios y otra pequeños comerciantes y elementos lumpenizados. Incluso en Egipto, donde está la clase obrera más concentrada y experimentada, testigos oculares en la plaza Tahrir insistían en que las protestas habían movilizado a "todas las clases", con la excepción de los escalones más altos del régimen. En otros países, el peso de las capas no proletarias ha sido mucho mayor que en la mayoría de luchas en los países centrales.
4. Al tratar de comprender la naturaleza de clase de estas revueltas, hemos de intentar evitar dos errores simétricos: por una parte, una identificación general de todas las masas que se han movilizado con el proletariado (una posición más que característica del Grupo Comunista Internacional), y por otra parte, un rechazo de que las revueltas que no son explícitamente de la clase obrera puedan contener algo positivo. La cuestión que se plantea nos retrotrae a acontecimientos previos, como los de Irán a finales de la década de 1970, donde también vimos una revuelta popular en la que, por un tiempo, la clase obra fue capaz de asumir el liderazgo; aunque al final esto no fuera suficiente para impedir la recuperación del movimiento por los islamistas. Desde un punto de vista más histórico, el problema de la relación entre la clase obrera y las revueltas sociales más generales es también el problema del estado en el periodo de transición, que surge del movimiento de todas las clases no explotadas, pero frente al cual la clase obrera necesita mantener su autonomía de clase.
5. En la revolución rusa, los soviets fueron engendrados por la clase obrera, pero también proveyeron un modelo de organización para todos los oprimidos. Sin perder el sentido de la proporción -porque aún estamos lejos de una situación revolucionaria en la que la clase obrera sea capaz de asumir un liderazgo político claro de otras capas- podemos ver que los métodos de lucha de la clase obrera han tenido un impacto en las revueltas sociales en el mundo árabe:
No es ninguna casualidad que esas tendencias se desarrollaran más fuertemente en Egipto, donde la clase obrera tiene una larga tradición de lucha y en un momento crucial del movimiento, emergió como una fuerza destacada, desencadenando una oleada de luchas que, como las de 2006-7, hay que valorar como "germen" de la futura huelga de masas que contiene muchas de sus características más importantes: la extensión espontánea de las huelgas y las reivindicaciones de uno a otro sector, el rechazo intransigente de los sindicatos estatales y ciertas tendencias a la autoorganización, la lucha por reivindicaciones económicas junto a reivindicaciones políticas. En esto podemos ver a grandes líneas, la capacidad de la clase obrera de ponerse por delante como tribuno de todos los oprimidos y explotados y plantear la perspectiva de una nueva sociedad.
6. Todas estas experiencias son importantes pasos firmes adelante hacia el desarrollo de una conciencia genuinamente revolucionaria. Pero el camino en esa dirección es aún largo y está obstruido por muchas y obvias ilusiones y debilidades ideológicas:
Un aspecto importante del mito democrático en Egipto es la reivindicación de sindicatos independientes, que sin duda apoyan muchos de los obreros más combativos que han llamado muy justamente a la disolución de los sindicatos oficiales completamente desacreditados;
7. La situación actual en el Norte de África y en Oriente Medio aún está en desarrollo-En el momento en que escribimos, hay expectativas de protestas en Riad, a pesar de que el régimen Saudí ya ha decretado que todas las manifestaciones van contra la Sharia . En Egipto y Túnez, donde la revolución supuestamente ha triunfado ya, hay continuos enfrentamientos entre los manifestantes y el estado, ahora "democrático", que está administrado más o menos por las mismas fuerzas que actuaban antes de que los "dictadores" se fueran.La oleada de huelgas en Egipto, que ganó rápidamente muchas de sus reivindicaciones, parece haber ido extinguiéndose; pero ni la lucha obrera ni el amplio movimiento social han sufrido un retroceso en esos países, y hay signos de que se desarrolla una amplia discusión y reflexión, al menos sin duda en Egipto. Sin embargo los hechos en Libia han tomado un giro muy diferente. Lo que parece haber empezado como una genuina revuelta de la población, con civiles desarmados asaltando con coraje cuarteles militares y quemando la sede de los llamados "Comités del Pueblo", especialmente en el este del país, se ha trasformado rápidamente en una "guerra civil" en toda su dimensión y muy sangrienta, entre fracciones de la burguesía, con las potencias imperialistas merodeando la carroña (y actualmente interviniendo militarmente). En términos marxistas, de hecho es un ejemplo de la transformación de una incipiente guerra civil -en su verdadero significado de una confrontación directa y violenta entre las clases- en una guerra imperialista. El ejemplo histórico de España -a pesar de las diferencias considerables en el balance global de las relaciones de fuerzas entre las clases y del hecho de que la revuelta inicial contra el golpe de Franco era inequívocamente de naturaleza proletaria- muestra cómo la burguesía nacional e internacional puede intervenir en ese tipo de situaciones para defender sus intereses fraccionales, nacionales e imperialistas, y para aplastar cualquier posibilidad de revuelta social,
8. El trasfondo de ese giro de los acontecimientos en Libia es el atraso extremo del capitalismo libio, que ha sido gobernado durante 40 años por la banda de Gadafi predominantemente a través del aparato de terror directamente bajo su mando. Esta estructura ha atenuado el desarrollo del ejército como una fuerza capaz de poner el interés nacional por encima del interés de una facción particular o un líder, como vimos en Túnez y Egipto. Al mismo tiempo, el país está desgarrado por divisiones regionales y tribales, que han jugado un papel clave en determinar el apoyo o la oposición a Gadafi. Una forma "nacional" de islamismo también parece haber jugado un papel en la revuelta desde el principio, aunque originalmente la revuelta fue general y social más que meramente tribal o islámica. La industria principal en Libia es el petróleo, y la agitación en el país ha tenido un severo efecto sobre los precios mundiales del petróleo. Pero una gran parte de la fuerza de trabajo empleada en la industria del petróleo son inmigrantes europeos y el resto, de Oriente Medio, Asia y África; y aunque hubo al principio informes de huelgas en este sector, el éxodo masivo de obreros "extranjeros" es un signo claro de que tenían poco con lo que identificarse en una "revolución" que ondeaba la bandera nacional. De hecho ha habido informes de acosos a obreros negros por las fuerzas "rebeldes", puesto que se extendieron rumores de que alguno de los mercenarios pagados por el régimen para aplastar las protestas fueron reclutados en los estados africanos de población negra, levantando así sospechas sobre todos los negros emigrantes. La debilidad de la clase obrera en Libia es pues un elemento crucial en el desarrollo negativo de la situación allí.
9. La apresurada deserción del régimen de Gadafi de numerosos altos cargos, incluyendo embajadores extranjeros, oficiales del ejército y la policía y civiles, es una clara evidencia de que la "revuelta" se ha transformado en una guerra entre burgueses. Los mandos militares en particular, han pasado a primer plano en la "regularización" de las fuerzas armadas anti-Gadafi. Pero quizás el signo más impactante de esta transformación es la decisión de una parte de la "comunidad internacional" de tomar partido por los "rebeldes". El Consejo Nacional de transición, ubicado en Benghazi, , ya ha sido reconocido por Francia como la voz de la nueva Libia y desde bien pronto ha tenido lugar una intervención militar a pequeña escala con el envío de "asesores" para apoyar las fuerzas anti-Gadafi. Habiendo intervenido diplomáticamente ya antes, para acelerar la salida de Ben Ali y Mubarak, USA, Gran Bretaña y otras potencias, se envalentonaron al principio al ver tambalearse al régimen de Gadafi: William Hague[1], por ejemplo, anunció prematuramente que Gadafi estaba camino de Venezuela. A medida que las fuerzas de Gadafi empezaron a recuperar la iniciativa, crecieron los llamamientos a imponer una zona de exclusión aérea , o a usar otras formas de intervención militar. Cuando escribimos esto, sin embargo, parece que existen profundas divisiones en el seno de la UE y la OTAN, con Francia y Gran Bretaña más fuertemente a favor de una acción militar y USA y Alemania más reticentes[2]. Por supuesto la administración Obama no se opone por principio a la intervención militar; pero no le entusiasma la posibilidad de verse metida en otro follón de miedo en el mundo árabe. También podría ser que algunas partes de la burguesía mundial estén valorando si la "cura" de terror de masas de Gadafi podría servir para desanimar otras expresiones de descontento en la región. Una cosa sin embargo es segura: los sucesos en Libia y en realidad todo el desarrollo de la situación en la región, han revelado la grotesca hipocresía de la burguesía mundial. Después de vilipendiar durante años la Libia de Gadafi como un caldo de cultivo del terrorismo internacional (como así era ciertamente), el reciente cambio de actitud de Gadafi y su decisión de deshacerse de las armas de destrucción masiva en 2006, enternecieron a los dirigentes de países como USA y Gran Bretaña, que luchaban para justificar su postura respecto a las supuestas armas de destrucción masiva de Saddam Hussein. Tony Blair en particular, se dio una prisa indecente para ir a abrazar al "líder terrorista loco" de antes. Solo unos años después, Gadafi es de nuevo un jefe terrorista loco y todos los que le apoyaron tienen que arreglárselas no menos rápidamente para distanciarse de él. Y esto es sólo una versión de la misma historia: casi todos los recientes y actuales "dictadores árabes" han gozado del respaldo de USA y otras potencias, que hasta ahora han mostrado muy poco interés en las "aspiraciones democráticas" del pueblo de Túnez, Egipto. Bahrein, o Arabia Saudí. El estallido de manifestaciones contra el gobierno de Iraq impuesto por USA (incluyendo los actuales gobernantes del Kurdistán iraquí), provocadas por el aumento de precios y la escasez de productos básicos, que han sido violentamente reprimidas en algunos casos, ilustra igualmente las promesas vacías del "Occidente democrático".
10. Algunos anarquistas internacionalistas de Croacia (al menos antes de que empezaran a tomar parte en las protestas en Zagreb y en otras partes) intervinieron en libcom.org[3] para argumentar porqué los acontecimientos en el mundo Árabe les parecían un "remake" de los de Europa del Este en 1989, cuando todas las aspiraciones de cambio se desviaron hacia la terminal "democracia" y que no aportaron absolutamente nada a la clase obrera. Una preocupación pero que muy legítima, teniendo en cuenta el gancho evidente de las mistificaciones democráticas en este nuevo movimiento, pero que deja de lado la diferencia esencial entre los dos momentos históricos, sobre todo en lo que concierne a la relación de fuerzas entre las clases a escala mundial. En el momento del hundimiento del bloque del Este, la clase obrera en occidente estaba alcanzando los límites de un periodo de luchas que no había sido capaz de desarrollarse a nivel político; el hundimiento del bloque del Este, con las campañas que desencadenó sobre la muerte del comunismo y el fin de la lucha de clases, y la incapacidad de la clase obrera del Este de responder en su propio terreno de clase, empujó a la clase obrera a escala internacional a un largo retroceso. Al mismo tiempo, aunque los regímenes estalinistas fueron en realidad víctimas de la crisis económica mundial, eso no era en absoluto obvio en ese momento, y había aún margen de maniobra para que las economías occidentales alentaran la ilusión de que se abría un brillante nuevo amanecer para el capitalismo. La situación actual es muy diferente. La verdadera naturaleza global de la crisis capitalista nunca ha sido más clara, haciendo mucho más fácil para los proletarios en todas partes comprender que, en esencia, se confrontan a los mismos problemas: desempleo, subida de precios, falta de perspectiva y futuro en este sistema. Y los últimos siete u ocho años hemos visto un lento pero genuino resurgir de las luchas obreras en todo el mundo; luchas conducidas por una nueva generación de proletarios, menos escaldados por los tropiezos de los años 1980s y 1990s y que está generando una creciente minoría de elementos politizados también a una escala global. Teniendo en cuenta esas profundas diferencias, hay una posibilidad real de que los acontecimientos en el mundo árabe, lejos de tener un impacto negativo en la lucha de clases en los países centrales, sean un estímulo para su futuro desarrollo
- al reafirmar la fuerza de las acciones masivas y "salvajes" en la calle, su capacidad de sacudir la compostura de los gobernantes del mundo;
- al destruir la propaganda burguesa que presenta "los árabes" como una masa uniforme de fanáticos descerebrados y mostrar la capacidad de las masas en esta región de discutir, reflexionar y organizarse por sí mismo;
- al socavar aún más la credibilidad de los dirigentes de los países centrales, cuya venalidad y falta de escrúpulos ha brillado en sus giros y retruécanos hacia el mundo árabe. Estos y otros elementos serán inicialmente mucho más evidentes para la minoría politizada que para la mayoría de trabajadores en los países centrales, pero a largo plazo contribuirán a la unificación real de la clase obrera por encima de las fronteras nacionales y continentales. Nada de esto, sin embargo, disminuye la responsabilidad de la clase obrera en los países avanzados, que ha sufrido años de experiencia de las "delicias" de la democracia y del "sindicalismo independiente", y cuyas tradiciones históricas políticas están muy profundamente (aunque aún no muy ampliamente) arraigadas, y que está concentrada en el corazón del sistema imperialista mundial. La capacidad de la clase obrera en el Norte de África y en Oriente Medio de romper con las ilusiones democráticas y plantear una perspectiva distinta para las masas desheredadas de la población, aún está fundamentalmente condicionada por la capacidad de los obreros en los países centrales de plantear un ejemplo claro de luchas obreras autoorganizadas y politizadas.
CCI, 11 de Marzo 2011-03-25
[1] Secretario de Asuntos exteriores del actual gobierno de Gran Bretaña
[2] A pesar de que persisten las divisiones, finalmente, como se sabe, ha habido intervención militar, y USA ha participado; no así Alemania
El movimiento 15M tiende a refluir, en parte por el cansancio de muchos días de movilización, también por la labor de sabotaje realizada desde dentro por DRY[1] y "desde fuera" por la acción de los medios de comunicación y la intervención de políticos, gobierno y gobiernos regionales.
En este contexto se producen los incidentes de Barcelona donde una minoría insulta y humilla a algunos parlamentarios, lo que ha dado pie a una enorme y machacona campaña "contra la violencia", "en defensa de las instituciones democráticas" etc. Se "distingue" entre una mayoría pacífica y una minoría radical anti-sistema que estaría "estropeando" el movimiento, se insta a los "líderes" de éste a combatir y apartar a los "violentos"[2]. En el delirio se habla de kale borroka...
Se hace necesario poner los puntos sobre las íes: ¿Qué es la violencia? ¿Cuáles son sus causas? ¿Son iguales todos los tipos de violencia? ¿Quién ha originado los incidentes de Barcelona? ¿Contra quién se dirige la actual campaña "anti-violencia"? ¿Qué perspectivas se plantean?
¿Qué es la violencia?
Cuando enfermos se mueren a causa de los crecientes recortes en la sanidad. Cuando ancianos ven amargada su vejez por las pensiones de miseria. Cuando trabajadores mueren en accidentes de trabajo, Cuando años de trabajo dejan su huella bajo la forma de enfermedades psíquicas o físicas. Cuando millones sufren la desesperación del paro. Cuando emigrantes son encerrados en los CIES sin ningún cargo. Cuando tu vida pende cada día del hilo de la renovación de un contrato basura. Cuando te echan de casa por desahucio. Cuando te cortan la luz etc. ¿qué es eso sino violencia?
En esta sociedad basada en la explotación y en la competencia a muerte, reina la violencia, una violencia organizada, institucionalizada, considerada "normal", presentada como "la vida misma", legitimada por las leyes y avalada por un aparato represivo de policías, tribunales y cárceles.
¿Qué podemos ante ella? ¿Callarnos? ¿Aceptarla con resignación? ¡No! Tenemos que seguir la estela del 15M, y lo que antes hicieron en Francia contra las pensiones, o en Egipto, en Grecia, o los estudiantes en Gran Bretaña: unirnos, auto-organizarnos en asambleas, desarrollar manifestaciones, concentraciones, huelgas.
Esa acción colectiva significa romper con la normalidad cotidiana de esta sociedad, basada en una carrera por la supervivencia donde muy pocos ganan y muchos pierden, donde el prójimo no es el compañero con el que hay que cooperar sino el rival que hay que utilizar y apartar sin escrúpulos en la "lucha por la vida". Romper con esa situación de violencia e imponer nuestra acción colectiva contra los responsables y beneficiarios de ella- el Capital y su Estado- tiene un nombre: violencia. Evitar la palabra y llamarlo "desobediencia civil", "no violencia", "pacifismo" y demás eufemismos con los que DRY pretende camuflar y oscurecer las cuestiones es un engaño y una manera de alejarnos de esos medios colectivos de combate para encerrarnos en los "medios democráticos" -las múltiples modalidades de voto, las recogidas de firmas, la confianza ciega en líderes carismáticos que compiten entre si para conquistar nuestro voto etc. Medios que nos reproducen como individuos atomizados, encerrados cada cual en lo suyo, pasivos y competitivos, es decir, atacan la raíz de nuestra fuerza colectiva: la solidaridad, la unidad, el debate, la acción común.
La sociedad capitalista genera violencia por todos sus poros, se mantiene por la violencia, provoca violencia entre las clases y entre los individuos mismos. Sin embargo, la violencia en general no existe, existen diferentes tipos de violencia. No es lo mismo el tipo de violencia de la burguesía que el que practica el proletariado. La violencia de éste tiene características propias y específicas que la distinguen radicalmente de la que ejerce cotidianamente el sistema capitalista y su Estado. Esa es a nuestro juicio la cuestión esencial: comprender en qué consiste y qué medios tiene la violencia del proletariado.
No podemos desarrollar en detalle esta cuestión[3] pero de forma muy sintética podemos decir que la violencia del proletariado se basa, no solamente en la rebelión contra la violencia sistemática del orden establecido, sino en la perspectiva histórica de construcción de una nueva sociedad sin clases, sin estados, sin fronteras, una comunidad humana mundial que viva y actúe por si misma y para si misma. Los medios de violencia del proletariado tienen que ser coherentes con ese fin, no pueden regirse por la máxima jesuítica de "el fin justifica los medios", el proletariado tiene una ética[4].
Si perseguimos la liberación de la humanidad, la violencia proletaria no puede ser irracional, sádica, ciega; si aspiramos a una sociedad donde la solidaridad sea el principio mismo de la existencia, debemos rechazar el insulto, la calumnia, la denigración, la violencia entre los propios obreros, la búsqueda de chivos expiatorios sobre los cuales desfogarse, la venganza y la revancha. La violencia proletaria rechaza la tortura, la humillación y el sadismo; la guerra imperialista y el terrorismo. Se basa en la acción directa de masas: asambleas, manifestaciones, huelgas, concentraciones, la cultura del debate...
Aunque los hechos de Barcelona parecen originarse en una provocación policial, están enlazados con una orientación que en las últimas semanas se le ha dado al movimiento 15M consistente en organizar concentraciones ante parlamentos autonómicos y ayuntamientos y desde ellas increpar a los políticos, llamarles chorizos, abuchearlos, descargar sobre ellos iras y frustraciones acumuladas.
Ese tipo de actuaciones son incompatibles con la ética y los medios de violencia del proletariado y lo que hacen en realidad es reforzar los mecanismos democráticos de dominación capitalista.
La focalización sobre tal o cual político corrupto significa ir a los efectos esquivando las causas, descargar las tensiones sobre un fulano librado a la ira pública cual chivo expiatorio, personalizar los asuntos, inscribirse en definitiva dentro de las relaciones generadoras de violencia de esta sociedad. Pero al mismo tiempo y en contra del escándalo que han montado medios de comunicación y políticos, este tipo de acciones no va contra la democracia sino más bien tiende a reforzarla. Cuando se está increpando a tal o cual político se está cayendo en la ilusión de que con otro "más honrado" o "más representativo" las cosas irían mejor. La institución democrática no sería el problema sino la solución. El problema quedaría reducido a los "corruptos", a los "chorizos", a los que "no escuchan al pueblo" y cambiándolos por gente honrada, representativa, las cosas podrían arreglarse.
Los incidentes de Barcelona: una más que posible provocación policial
Circulan por Internet textos y vídeos que demuestran con pruebas convincentes que los incidentes ante el Parlamento fueron en gran medida provocados por infiltrados policiales[5]. Además, la zona donde se produjeron tenía muy pocos policías cubriéndola, cuestión que ha dado lugar a un cruce de reproches entre el presidente de la Generalitat y su consejero de Interior.
Esta política de provocar unos incidentes "impopulares" para a continuación justificar la represión contra una clase social, un partido o un sector de un movimiento, es muy vieja. A fines del siglo XIX el gobierno español montó una banda que realizaba atentados para avalar una terrible represión sobre el movimiento obrero y los anarquistas. En 1978, en Barcelona unos actos violentos perpetrados por provocadores policiales en el teatro l'Escala fueron utilizados por la naciente democracia para justificar redadas masivas de elementos obreros radicales. A nivel nacional e internacional se podrían narrar cientos de casos. Estamos ante una clase dominante -la burguesía- que es particularmente cínica y retorcida, uno de cuyos primeros ideólogos -Maquiavelo- dio pie a una práctica-el maquiavelismo- consistente en poner en marcha las más turbias acciones para justificar las políticas más brutales.
Vociferando al unísono, los políticos de todos los espectros y los medios de comunicación de todas las ideologías, han desencadenado una furiosa campaña contra "los violentos anti-sistema". Se ha exhortado a los líderes del 15M a apartar de su seno esa "escoria", se ha hecho una sucia asociación que verbalizaba un comentarista en El País reputado como "progresista": «el movimiento debe profundizar su alma reformista y pacífica apartando su alma revolucionaria y agresiva». Revolucionario sería sinónimo de agresividad, violencia, salvajismo, mientras que reformismo sería equivalente a paz, armonía, respeto...
¿Cuáles son los objetivos de esta campaña que nada tiene de pacífica por la violencia de los propósitos y amenazadas lanzadas por políticos y editoriales de prensa etc.?
El primer objetivo es hacer creer que la línea divisoria del movimiento estaría entre violencia y no violencia, entre radicalismo "revolucionario" y pacifismo democrático. La auténtica frontera no está ahí sino entre "reforma de la democracia"[6] y lucha de clases contra los recortes sociales y contra el capitalismo.
Pero hay un segundo objetivo ligado al anterior. En el artículo De la Plaza Tahrir a la Puerta del Sol[7] decíamos que «en las Asambleas conviven dos "almas": el alma democrática que constituye un freno conservador y el alma proletaria que busca definirse en un planteamiento de clase». Las fuerzas del régimen democrático, buscan por todos los medios acallar el "alma proletaria" encarnada por una amplia minoría de compañeros, colectivos etc., que se definen por la defensa de las Asambleas -hay un sector que defiende "Todo el poder para las Asambleas"-, por una lucha masiva de la clase obrera contra los recortes sociales y por una orientación internacionalista de destrucción del capitalismo. Este sector representa la plataforma que se da la clase para avanzar en su conciencia, auto-organización y fuerza colectiva, para dar nuevos pasos que recojan lo mejor del 15M y al mismo tiempo superen sus debilidades y limitaciones. A ella se la quiere estigmatizar asociándola con la violencia irracional, ella quiere ser marginada por DRY- recurriendo a métodos violentos- para imponer su mensaje democrático y ciudadano.
Esta minoría -como el conjunto de los trabajadores- tiene que comprender que es imposible que la clase dominante abandone voluntariamente sus privilegios y el poder que ejerce sobre la sociedad. La historia nos demuestra que recurre a los peores crímenes para conservarlos. Hace 140 años, un gobierno republicano, apoyado por un parlamento elegido por sufragio universal, asesinó en una semana 30000 obreros que habían osado desafiar a la burguesía con el gran movimiento de la Comuna de Paris[8]. Desde entonces las cosas no han cambiado en absoluto: las masacres orquestadas por los gobiernos más "democráticos" en Irak y otros lugares, no están reservadas únicamente para poblaciones lejanas sometidas a situaciones de guerra. ¡Con la misma crueldad y el mismo cinismo estos gobiernos masacrarán a sus explotados si se sienten amenazados! Contra la violencia organizada y sistemática de la clase dominante, la clase obrera tendrá que tomar las armas para derrocarla. Pero, como hemos mostrado antes y como la experiencia de la Comuna de París en 1871, de la Revolución Rusa de 1917 o de Alemania en 1918-19, así lo prueban, los medios con los cuales pone en acción esta violencia son radicalmente diferentes de los de la burguesía.
Esta minoría que expresa y da cauce al alma proletaria del movimiento[9] debe impulsar el más amplio debate para que se vaya abriendo la claridad sobre la cuestión de la violencia y sobre otras muchas cuestiones que se han empezado a plantear al calor del 15M (¿reforma o revolución? ¿Democracia o asambleas? ¿Reivindicaciones democráticas o reivindicaciones sociales? ¿Movimiento ciudadano o movimiento de clase?). Debe animar los esfuerzos de auto-organización en los centros de trabajo, entre los parados y los precarios, en los centros de estudio, en los barrios, con objeto de que se desarrolle una nueva fase de movilización en cuyo centro esté la clase obrera
Todo esto debemos hacerlo sabiendo que formamos parte de un amplio movimiento histórico e internacional en el cual el inmediatismo, la prisa desesperada por obtener resultados rápidos constituye una trampa. A este respecto quisiéramos cerrar este artículo citando un texto de unos compañeros de Madrid[10] que es muy claro:
«Los políticos, los sindicatos y los medios de comunicación nos presionan para que concretemos cuanto antes el movimiento, para que dejemos ya claro qué es lo que queremos. De hecho desde hace días en todas las asambleas se trata de consolidar una tabla de reivindicaciones (...) se está hablando de la reforma electoral, de la democracia participativa, de la intolerancia a la corrupción, también se está hablando de cooperativas, de nacionalizar la banca (...) Estamos convencidos de que no será a la carrera, como interesadamente quieren que hagamos los políticos y todos aquellos que quieren que nada cambie, o mejor dicho los que quieren cambiar pequeños detalles para que todo siga igual (...) como conseguiremos sintetizar lo que queremos todos los que luchamos (...)la mejor manera de ir dando forma a estas protestas es concretando no lo que queremos, sino lo que no queremos. (...) No queremos ser mercancías, ni malvivir en un mundo que convierte todas las relaciones humanas en relaciones mercantiles. No queremos seguir sometidos a la tiranía de la economía que destruye nuestras vidas y todo el planeta. No queremos una sociedad dividida en clases donde la gran mayoría de la humanidad vive en una esclavitud encubierta para que unos pocos vivan como reyes. Pensamos firmemente que son ejes sobre los que podemos articular y extender las protestas. Que son ejes sobre los que podemos desarrollarnos e ir vislumbrando más adelante, paso a paso, sin prisa, lo que queremos».
CCI 19-6-11
[1] Ver /cci-online/201106/3118/movimiento-ciudadano-democracia-real-ya-dictadura-del-estado-contra-las-asamb [255]
[2] Estos "líderes" han pedido que los manifestantes fotografíen con sus cámaras a los que provoquen incidentes para proceder contra ellos.
[3] Remitimos a dos documentos que hemos publicado en nuestra Revista Internacional: "Terror, terrorismo y violencia de clase [363]" y https://es.internationalism.org/node/2134 [364]
[4] Ver en Revista Internacional 127 y 128, Texto de orientación sobre marxismo y ética, /revista-internacional/200612/1139/texto-de-orientacion-sobre-marxismo-y-etica-i [365]
[5] Ver https://es.noticias.yahoo.com/blogs/hablemos-de-pol%C3%ADtica/pillados-l... [366] . En Youtube apareció un vídeo identificando a extraños manifestantes con pinganillo y bastante fornidos que luego se mezclaron entre los concentrados. Tras unas horas, el acceso al vídeo se encontraba bloqueado.
[6] Una democracia en cuyo nombre se justifican y mantienen duras leyes represivas, se participa en guerras como las de Libia o Afganistán o se mantiene encerrados a miles de emigrantes, todo lo cual nada tiene de pacífico.
[7] Ver https://es.internationalism.org/node/3106 [310]
[8] Se puede leer la toma de posición de la Primera Internacional sobre la Comuna de París, redactada por Marx, en webs.ucm.es/info/bas/es/marx-eng/71gcf/index.htm.
[9] En la sección que hemos abierto Debate sobre el 15M hemos recogido textos de grupos, colectivos y compañeros, con los cuales no estamos necesariamente de acuerdo en todo, que expresan la riqueza y el esfuerzo político de esa minoría proletaria. Ver /cci-online/201106/3107/debate-sobre-el-movimiento-15m [367]
[10] Carta abierta a las Asambleas, /cci-online/201106/3120/carta-abierta-a-las-asambleas [368]
Durante los últimos años asistimos a multitud de "catástrofes naturales", que aparentemente son debidas a la imparable fuerza de la naturaleza: Huracán Catrina en Nueva Orleáns (2004), el sunami que asoló Indonesia a finales de 2006, el terremoto de China en 2008; los terremotos de L'Aquila (Italia), Haití (2010), Japón y un largo etcétera. La ciudad murciana de Lorca se vio sacudida por dos terremotos el pasado 11 de mayo por la tarde. Su intensidad fue de 4,5 en la escala de Ritcher el primero y de 5,3 el segundo con un intervalo de unas dos horas. Las graves secuelas son de todos conocidas: 9 personas muertas, cerca de 200 heridos y varios miles que se han quedado sin casa.
Durante los últimos años asistimos a multitud de "catástrofes naturales", que aparentemente son debidas a la imparable fuerza de la naturaleza: Huracán Catrina en Nueva Orleáns (2004), el sunami que asoló Indonesia a finales de 2006, el terremoto de China en 2008; los terremotos de L'Aquila (Italia), Haití (2010), Japón y un largo etcétera.
Todas estas tragedias (como la epidemia alimentaria desatada en Alemania, que lleva ya 14 muertos y miles de enfermos) pueden ser atenuadas o eliminadas, pues por primera vez la humanidad ha conseguido un desarrollo científico y técnico que lo hace factible. Se ha demostrado que en las zonas afectadas por temblores de tierra en las cuales se aplican las medidas antisísmicas en la construcción, se pueden mitigar los efectos destructivos y mortíferos de los terremotos. En Japón que ha padecido uno de los terremotos más destructivos de su historia (pasando de los 9 grados de intensidad) los 30.000 muertos no han sido por caídas de edificios, sino por el sunami, fallando la alerta y la evacuación, y provocando la catástrofe nuclear por la imprevisión de localizar las centrales nucleares cerca de la costa y por mantener su vida útil más de 40 años fuera de todo lo que es racional.
Cada vez es más sangrante la contradicción entre las posibilidades de dominio de las fuerzas de la naturaleza y un capitalismo en bancarrota, enfangado en sus miserias materiales y morales. Una sociedad capaz de producir todos los bienes y servicios para satisfacer todas las necesidades humanas, pero que la clase dominante con su apropiación de todas las riquezas hace inviable. Los planes de austeridad que la burguesía está ejecutando en los cinco continentes hunden cada vez más a la humanidad en la barbarie y agravan la crisis de sobreproducción y la bancarrota del capitalismo.
Debemos recordar que la región de Murcia, sobre todo la zona de Lorca, está constantemente expuesta a este tipo de movimientos sísmicos. Pero más que nada han fallado las construcciones recientes que en su mayoría no han aplicado la normativa antisísmica, ya que en la orgía de la burbuja inmobiliaria se han cometido desmanes urbanísticos de toda clase (la burguesía en una huida suicida en la especulación y en el endeudamiento ha llevado a la quiebra al sistema financiero y al propio estado, y ahora pretende hacerlo pagar a la clase trabajadora y a todas las masas laboriosas...).
Las viviendas se han construido mal pero se han vendido a precio de oro a las familias obreras. Muchos se han quedado en paro y no pueden hacer frente a las hipotecas, les ejecutan el embargo y como el valor real de los inmuebles no cubre el crédito hipotecario, la inhumana ley del estado "democrático" no se conforma con el desahucio sino que persigue de por vida a los afectados para exigirles el pago que cubra toda la hipoteca.
Sólo en 2010 han habido en España más de 300.000 desahucios. Pero esto no es debido a las fuerzas indómitas de la naturaleza, sino a la brutalidad de una sociedad que se basa en la explotación del hombre por el hombre, que únicamente persigue obtener el beneficio caiga quien caiga.
Los trabajadores sin trabajo no pueden pagar sus hipotecas y la burguesía los desahucia de forma inmisericorde. Eso no es debido a las fuerzas irracionales de la naturaleza, sino de un sistema social y de una clase explotadora en bancarrota y condenada por la historia.
El terremoto de Lorca nos muestra como el hundimiento en la crisis económica y los diversos planes de austeridad han fragilizado de forma extraordinaria a una mayoría de la población laboriosa, que ante cualquier contratiempo o desgracia pueden quedar hundidos en la más negra de las miserias.
Los medios de desinformación de la burguesía que en un primer momento cubren estas tragedias, luego las ningunean, y bajo la máscara de una falsa solidaridad no se toman verdaderas medidas para solucionarlas:
Todas estas contradicciones con las que el capitalismo y la burguesía en bancarrota llevan a la humanidad a la barbarie están a su vez desarrollando una toma de conciencia, que aún con muchas dificultades, ha estallado en las movilizaciones masivas de la población en España durante este mes de mayo, teniendo una continuidad internacional con las luchas contra el Contrato de Primer Empleo en Francia 2006, las movilizaciones en Grecia 2008, las luchas contra el ataque a las jubilaciones en Francia 2010, los estudiantes de Inglaterra 2010, las movilizaciones en el Norte de África...
La clase trabajadora y la mayoría de la población laboriosa no quieren un mundo hundido en la miseria y las guerras, y sus luchas nos muestran el único porvenir para la humanidad, la única manera de romper el nudo gordiano que la atenaza y que la pueden liberar de la explotación del hombre por el hombre y llevarla a una verdadera comunidad humana mundial. ν
CCI Online 2012
Estamos asistiendo a una crisis histórica del capitalismo que está trayendo graqves sufrimientos para la inmensa mayoría. ¡Para que la humanidad pueda vivir el capitalismo debe morir! Hay que derribarlo.
Hubo un tiempo, no hace mucho, en el que a los revolucionarios se les trataba con escepticismo o burla cuando mantenían que el sistema capitalista se dirigía hacia la catástrofe. Hoy son los más acérrimos defensores de este sistema quienes lo reconocen. «El caos está ahí, justo delante de nosotros» (Jacques Attali, antiguo socio del ex-presidente francés Mitterand y ex-director del Banco Europeo para la Reconstrucción y el Desarrollo; en la actualidad consejero del presidente Sarkozy. Citado en el "Journal du Dimanche", 27-11-11). «Creo que usted no es consciente de que en un par de días, o en una semana, nuestro mundo podría desaparecer... estamos muy cerca de una gran revolución social» (Jean-Pierre Mustier, director bancario, anteriormente en la financiera "Societé Générale", www.chanllenges.fr./finance-et-marche [371]). No es con entusiasmo que estos defensores del capitalismo admiten que su ídolo se tambalea. Se encuentran en cambio profundamente preocupados por este hecho, y con más razón cuando ven que las soluciones que se proponen para salvar al sistema carecen de realismo. Como el periodista que entrevistó a Jean-Pierre Mustier añade: «por lo que respecta a las soluciones, el cajón está vacío». ¡Y no le falta razón!
Por mucha lucidez que tengan, aquellos que piensan que no hay ninguna otra sociedad posible son incapaces de poner sobre la mesa ninguna solución al desastre que actualmente amenaza a la humanidad. Y es que no hay soluciones a las contradicciones del capitalismo dentro del sistema. Las contradicciones a las que se enfrenta son insuperables porque no son el resultado de "una mala gestión" de este o aquel gobierno ni de la acción de "las finanzas internacionales", sino simplemente son el resultado de las leyes sobre las que se fundamenta el sistema. Tan sólo quebrando esas leyes, reemplazando el capitalismo por otra sociedad, la humanidad podrá superar la catástrofe que tenemos ante nosotros. Solamente situando las cosas en ese contexto puede entenderse la naturaleza de la actual crisis capitalista.
Al igual que otras sociedades que le precedieron, como el esclavismo y el feudalismo, el capitalismo no es un sistema eterno. El esclavismo predominó en la antigüedad porque correspondía con el nivel de las técnicas agrícolas que se encontraban disponibles. Cuando estas evolucionaron, requiriendo una mayor atención por parte de los productores, la sociedad entró en una profunda crisis - la decadencia de Roma. El esclavismo fue reemplazado por el feudalismo, en el que los siervos estaban vinculados a una parcela de terreno trabajando parte de su tiempo para el señor de la tierra o entregándole una parte de la cosecha. Al final de la Edad Media este sistema era ya obsoleto, llevando de nuevo a la sociedad a una crisis histórica. El sistema fue reemplazado por el capitalismo, que no se basaba ya en la pequeña producción agrícola sino en el comercio, en el trabajo asociado y en la gran industria, que a su vez fueron posibles por el progreso tecnológico (la máquina de vapor por ejemplo). Hoy en día, como resultado de sus propias leyes, el capitalismo se ha vuelto obsoleto y debe dejar paso a un sistema superior.
Pero, ¿dejar paso a qué? Aquí estriba la cuestión clave planteada por cada vez más gente consciente de que el actual sistema no presenta ningún futuro, que está arrastrando a la humanidad al abismo de la pobreza y la barbarie. No somos profetas que pretendan describir la sociedad futura con todo detalle, pero una cosa está clara: en primer lugar tenemos que abolir la producción dirigida al mercado y reemplazarla por la producción dirigida a satisfacer las necesidades humanas. Hoy nos encontramos ante un absurdo: en todos los países la pobreza extrema está creciendo, la mayoría de la población se ve forzada a arreglárselas con cada vez menos, no porque el sistema no produzca suficiente sino porque produce demasiado. Se paga a los agricultores para que reduzcan su producción, las empresas cierran, los salarios se reducen brutalmente, enormes cantidades de jóvenes están condenados al desempleo, incluyendo aquellos que se han pasado años estudiando, y en definitiva todos los explotados se ven forzados a apretarse el cinturón cada vez más. La miseria y la pobreza no son el resultado de la falta de fuerza de trabajo capaz de producir o de la falta de medios de producción, sino que son la consecuencia de un modo de producción que se ha vuelto una desgracia para la humanidad.
Únicamente rechazando de plano la producción destinada al mercado podrá el sistema que remplace al capitalismo mostrar en su bandera el principio «de cada uno según posibilidades, a cada uno según sus necesidades».
La cuestión que se plantea es esta: "¿cómo podemos llegar a esa sociedad? ¿Qué fuerza en el mundo es capaz de llevar a cabo una transformación de tal calibre?" Está claro que una transformación de ese tipo no puede venir de la propia clase capitalista o de los gobiernos existentes que, cualesquiera que sea su color, defienden siempre el actual sistema y los privilegios que les otorga. Sólo la clase explotada bajo el capitalismo, la clase de los trabajadores asalariados, el proletariado, puede llevar a cabo este cambio radical, aunque no sea la única clase que sufra pobreza, explotación y opresión.
Por ejemplo, en todo el mundo existen gran cantidad de campesinos pobres que también se encuentran explotados y a menudo sufren peores condiciones de vida que los obreros de sus mismos países. Pero su posición en la sociedad no les permite liderar la construcción de una nueva sociedad, incluso cuando tengan un interés real en un cambio radical. Cada vez más arruinados por el sistema capitalista, estos pequeños productores aspiran a hacer retroceder la rueda de la historia, a volver a los días en que podían vivir de su propio trabajo, cuando las grandes empresas agro-alimentarias aún no les empobrecían. La situación es diferente para los trabajadores asalariados bajo el capitalismo. Las bases de su explotación y pobreza están en el trabajado asalariado - el hecho de que los medios de producción estén en manos de la clase capitalista (ya sea bajo la forma de propietarios privados o bajo la de capitalismo de Estado), pudiendo ganarse la vida únicamente vendiendo su fuerza de trabajo. En otras palabras: la aspiración última de la clase de los productores, incluso si la mayoría de sus miembros no son conscientes aún, es abolir la separación entre productores y medios de producción que caracteriza al capitalismo, abolir las relaciones mercantiles por las que son explotados, y que sirven de permanente justificación para los ataques a sus condiciones de vida, repitiendo empresarios y gobiernos aquello de que "hay que ser competitivos".
Por tanto el proletariado debe expropiar a los capitalistas, tomar colectivamente el control de la producción mundial con el fin de satisfacer las necesidades de la especie humana. Esta revolución, porque de eso estamos hablando, inevitablemente chocará con los órganos que el capitalismo utiliza para mantener su dominio sobre la sociedad, en primer lugar los Estados, sus fuerzas de represión, pero también todo el aparato ideológico que sirve para convencer a los explotados, días tras día, de que el capitalismo es el único sistema posible. La clase dominante no dudará en tratar de parar por todos los medios posibles la "gran revolución social" que aterra al banquero arriba mencionado y a muchos de sus compañeros de clase.
La tarea resultará inmensa. Las luchas que ya han comenzado contra el empeoramiento de las condiciones de vida en países como Grecia y España son pasos necesarios en la preparación del derrocamiento del capitalismo. En estas luchas, en la solidaridad y unidad que contienen, en la conciencia que engendran sobre la posibilidad y necesidad de librarse de un sistema cuya bancarrota es cada día más evidente, los explotados forjarán las armas que necesitan para abolir el capitalismo e implantar una sociedad liberada finalmente de la explotación, la pobreza, el hambre y la guerra.
El camino es largo y difícil pero no hay otro. La catástrofe económica, que tanta intranquilidad crea en las filas de la burguesía, traerá un empeoramiento terrible de las condiciones de vida para todos los explotados, pero también les impulsará a comenzar el camino que les lleve a la revolución y a la liberación de la humanidad.
Fabienne 7-12-11
Publicamos un informe de nuestros compañeros de World Revolution, sección de la CCI en Gran Bretaña, sobre la lucha de los electricistas que muestra un esfuerzo de solidaridad, de apertura a otros sectores obreros y de pulsión por tomar la lucha a cargo pese al sabotaje de los sindicatos y a que todavia pesan las ilusiones y planteamientos sindicalistas
Los electricistas en Reino Unido llevan 4 meses protestando contra la amenaza de recortes salariales de un 35%. Ruidosas protestas han tenido lugar en Londres, Manchester, el Noreste inglés, Glasgow y otros sitios, con bloqueos y ocupaciones de obras con presencia de alguna de las 7 empresas que intentan llevar a cabo los recortes; una manifestación en Londres el pasado 9 de noviembre coincidiendo con la de estudiantes; y paros ilegales y bloqueos a obras el 7 de diciembre.
A pesar de su militancia y determinación, a pesar de que se les ha exigido que firmen los nuevos contratos (que incluirían las nuevas condiciones) para primeros de diciembre bajo amenaza de perder sus empleos (fecha pospuesta ahora hasta enero), el sindicato Unite1 no convocó una votación para una huelga hasta noviembre, y únicamente para los trabajadores de la empresa Balfour Beatty, que lleva la voz cantante en los recortes, y sólo para una huelga limitada. Incluso con una mayoría del 81% Unite impugnó la votación, repitiéndose esta, impidiendo la convocatoria de una huelga autorizada para el 7 de diciembre, pero no pudiendo impedir las huelgas ilegales y los bloqueos en Grangemouth, Immingham, Cardiff, Manchester, Londres y otros muchos sitios. En algunos sitios los trabajadores se negaron a cruzar los piquetes y pese a la fuerte presencia policial muchas obras fueron paralizadas.
Las huelgas y protestas que se llevan repitiendo desde que 8 empresas anunciaron que pretendían abandonar el Joint Industry Board (algo así como el convenio colectivo del sector vigente hasta el momento) e imponer salarios más bajos y peores condiciones a través de un nuevo tipo de convenio para esas empresas (BESNA)2 se han caracterizado por:
Repetidas huelgas ilegales.
Reuniones y concentraciones fuera de las obras para asegurarse de que todos los electricistas son informados de la amenaza de recortes salariales y para intentar involucrarlos en la lucha, y algunas veces breves ocupaciones y bloqueos. Estos encuentros se han convertido en una importante arma para los electricistas con la que mostrar su determinación a la lucha, y para que otros mostraran su solidaridad. Se han puesto a disposición de los presentes micrófonos abiertos para posibilitar una discusión real.
Una fuerte búsqueda de solidaridad dentro del sector de la construcción y más allá. Ha existido una comprensión de que es necesario que consigan la solidaridad de trabajadores de otros sectores, y de que ellos podrían ser los próximos si los recortes a los electricistas siguen adelante. Es necesario que obreros tanto dentro como fuera de los sindicatos participen. Y ha habido un esfuerzo importante por buscar la solidaridad de los trabajadores de otros sectores, expresado en las huelgas y manifestaciones del 9 de noviembre que coincidieron con la protesta estudiantil, y la propuesta de hacer lo mismo del día 30 junto con los trabajadores del sector público. El 16 de noviembre en Farringdon, aunque los piquetes eran menos numerosos, algunos obreros -incluyendo un grupo de polacos- se negaron a entrar a trabajar.
Miembros de "Occupy London" han sido bien recibidos, y varios cientos de electricistas marcharon a la catedral de San Pablo en Londres (donde se encuentran los "ocupantes") para mostrar su solidaridad con las protestas de estos.
Las protestas del 9 de noviembre en Londres mostraron todas estas tendencias, comenzando con una protesta de militantes de base fuera de Pinnacle, cerca de Liverpool street, que tras bloquear la calle marcharon hacia varias obras llevadas por empresas del BESNA y realizaron sesiones de micro abierto antes de unirse a la manifestación principal de Unite en Shard. Varios cientos de electricistas decidieron no unirse a la protesta sindical ante el parlamento y unirse a los estudiantes. Fueron rápidamente interceptados y pese a su resistencia la policía los contuvo y registró- salvo a unos pocos que escaparon por una cafetería. ¡La clase dominante está muy interesada en mantenernos separados!
El 7 de diciembre, a la vez que hacía un llamamiento a los electricistas para que se unieran a los paros, el piquete frente a la empresa Balfour Beatty en St Cath's Birkenhead se dirigió a trabajadores del NHS3 para explicarles el porqué de su protesta, obteniendo una actitud positiva por parte de estos.
Ha habido un auténtico silencio mediático sobre todo esto. Nada se ha dicho de los recortes salariales, ni de las protestas, bloqueos u ocupaciones. Prácticamente nada tampoco sobre la manifestación del 9 de noviembre, a pesar de la idea de que la protesta ante el parlamento atraería a los medios. Es algo habitual que los medios guarden silencio sobre una lucha que la clase dominante cree que puede ser un "mal ejemplo" para otros trabajadores. Y lo que los electricistas han hecho hasta ahora desde luego puede servir de "mal ejemplo".
Tampoco ha habido información a través de cauces sindicales, pese a las platónicas promesas de apoyo por parte de otros sindicatos aparte de Unite. Se les preguntó a los piquetes frente al Hospital de Great Ormond street el 30 de noviembre (protestando por los recortes en sanidad) y no sabían nada de los ataques a los electricistas, ni tampoco de su lucha. No nos sorprende.
Los puestos de trabajo escasean, los niveles de vida caen a medida que la inflación se come los salarios, y todos estos ataques se presentan como medidas dolorosas pero necesarias por los políticos y los medios de comunicación. Esta situación afecta a toda la clase obrera, pero en el sector de la construcción la situación es más difícil si cabe. Miles de los obreros más combativos y militantes han sido colocados en listas negras, y muchos de ellos se encuentran en paro, lo que supone una intimidación para todos los trabajadores. Es difícil conseguir trabajo con regularidad, muchos tienen que trabajar para subcontratas o para empresas de trabajo temporal bajo peores condiciones, lo que potencialmente tiene un efecto de división entre los obreros. No es de extrañar que muchos muestren dudas: «La mayoría de los chicos no están aún por acciones no legales, aunque algunos sí han ido a Londres... Empieza a tomar fuerza la idea de una huelga legal. La gente mira por sus puestos de trabajo, lo que es comprensible» (colgado en ElectriciansForum.co.uk).
La situación deja claro que los electricistas necesitan luchar mucho más allá de las 7 u 8 empresas de BESNA que quieren imponer recortes del 35% para el año que viene. Las subcontratas y empresas de trabajo temporal ya pagan menos, como también lo hacen un gran número que no forman parte del convenio JIB, y las que sí están en el convenio sólo cumplen sus normas cuando les interesa: «El convenio JIB no se aplica como debiera, ¡simple y llanamente!» (Colgado en el mismo foro).
Con la primera fecha tope para aceptar el acuerdo amenazando y sin ninguna protesta convocada, los trabajadores se muestran muy molestos con el sindicato: «En mi opinión un día de huelga no hará mucho daño, estas empresas tienen información de sobra sobre cuándo y cuántos... PODRÍA SER YA MUY TARDE», «la gente es reacia a unirse a un sindicato dirigido por blandengues que venderán a sus afiliados por beneficios personales», «No confío ni una pizca en que Unite consiga un acuerdo que nos satisfaga. Ya me conozco bastante bien sus dulces palabras en otros sectores. Es absolutamente necesario que los afiliados de base participen en cualquier negociación». Al sindicato se le ha descrito como "despreciable" por su inacción y ausencia de convocatorias de protesta. Sin embargo, otras opiniones mantienen que «el sindicato está lejos de ser perfecto pero es todo lo que tenemos, no puede haber militancia de base sin sindicato, y no puede haber sindicato sin militancia de base».
¿Por qué entonces los sindicatos siguen actuando así? Uno de los mayores defensores de Unite en el foro manifiesta: «parad ya de atacar al sindicato, son ellos lo que se van a sentar a negociar los acuerdos... todos jugamos nuestro papel de una forma u otra pero es Unite quien se va a encargar de lo más importante», y añade: «Unite está ahí para conseguir acuerdos con empresas con trabajadores relacionados con Unite, está ahí para servir a sus afiliados. No está ahí para representar a todo un sector o una empresa». Precisamente ese es el problema. Los sindicatos están ahí para negociar con los empresarios; los obreros juegan su papel, en las votaciones o en manifestaciones, pero la actividad principal de los sindicatos tiene lugar a espaldas de estos. Y se limitan a llegar a acuerdos con empresas con representación sindical. Los sindicatos limitan nuestra lucha, nos dividen por puesto de trabajo, por pertenencia a este o aquel sindicato, por esta o aquella empresa. Pero los electricistas se enfrentan a un recorte salarial del 35% en todo el sector, no sólo para trabajadores afiliados o no a un sindicato. Y este es sólo uno de los ataques a los que se enfrenta toda la clase obrera, que necesita unirse por encima de divisiones de puestos de trabajo, o de empresa, o entre afiliados o no a este o aquel sindicato.
La lucha hasta ahora ha estado organizada por el Grupo de Militantes de Base de Unite-Construcción, encabezada por un comité elegido en una reunión en Londres el pasado agosto y que ha organizado encuentros por todo el país. El grupo es de la visión de que «actualmente estamos ampliamente de acuerdo en que ni podemos ni vamos a esperar hasta que la votación tenga lugar, aunque nos alegraremos cuando se haga. Pero hasta entonces debemos intervenir realizando campañas para impulsar que se hagan todavía más acciones no autorizadas, marchas a centros de trabajo y acciones de solidaridad» (www.//siteworker.wordpress.com). En septiembre 1500 electricistas dejaron el trabajo en la refinería de Lindsey para sumarse a una manifestación de electricistas. Al igual que el Comité Nacional de delegados sindicales5, el Grupo de Militantes de Base adopta una postura muy marcada: unas veces sobrepasando ligeramente a los sindicatos, otras, mano a mano con ellos. «Luchamos por los mismos objetivos, tanto el Comité de Base como los sindicatos. Tenemos los mismos fines, y no vamos a dejar que nadie nos divida», manifestó Len McCluskey6 el 9 de noviembre en Shard, a pesar de que los líderes de Unite han brillado por su ausencia en la mayoría de protestas, dejando aparte algunas apariciones simbólicas, como en Blackfriars en octubre.
Los esfuerzos del Grupo de Base muestran la combatividad de los electricistas, la determinación de una minoría de resistir a los ataques. También muestra su adhesión a los sindicatos y a sus métodos de lucha, incluyendo la visión de que el motivo de la lucha es la negociación entre Unite y BESNA, y que convencer a los trabajadores para que luchen significa conseguir que se afilien al sindicato. La dinámica de la lucha, como hemos visto, va mucho más allá de los métodos sindicales e incluso se opone, como en los intentos de dirigirse a obreros de otros sectores, estuvieran o no en el sindicato, en vez de confinar la lucha a los afiliados de Unite y sus empresas. El rechazo total de los electricistas a los recortes salariales contrasta con las afirmaciones de Unite que asegura que están dispuestos a discutir la modernización del sector.
Asambleas generales que dirijan la lucha, encuentros masivos abiertos a todos los trabajadores sin importar su afiliación, son el camino para que los obreros puedan tomar la lucha en sus propias manos, y extenderla a otros trabajadores.
Alex 9-12-11
1 Unite (unir): Uno de los principales sindicatos en Reino Unido.
2 BESNA: Building Engineering Services National Agreement (Convenio Nacional para Servicios Técnicos en la Construcción). Nuevo convenio colectivo propuesto por algunas empresas del sector bajo el argumento de la necesidad de "modernizar el sector" y adaptarse al "difícil clima económico"
3 NHS: National Health Service (Servicio Nacional de Salud británico)
4 Parafraseando el eslogan sindical "You are the union" (tú eres el sindicato)
5 El comité de la "National Shop Stewards Network" (Red Nacional de Delegados Sindicales), caracterizada por una defensa del sindicalismo de base
6 Secretario General de Unite
Las discusiones en torno a la reivindicación "Ocupar Londres" se articulan sobre dos temas principales: uno, cómo "mejorar" la democracia parlamentaria, en el sentido de ganar terreno "en favor del pueblo" contra los ricos, los banqueros, las élites,..., y otro cómo lograr la justicia social, es decir, un reparto más equitativo en el capitalismo.
En la página Web "Ocupar Londres" (www.occupylsx.org [373]). Hemos podido leer la siguiente declaración:
"Los de Ocupar Londres coincidimos con la línea de ocupaciones que se están llevando a cabo en el mundo entero; formamos parte del "99%"; formamos un foro pacífico y no jerárquico; estamos de acuerdo con los que consideran que el sistema actual es antidemocrático y absurdo. Necesitamos nuevas alternativas, nuevas propuestas. Por todo esto os invitamos a participar y a desarrollar con nosotros un debate sobre: cómo crear un futuro mejor para todos."
Coincidimos , por ser totalmente cierto, que hay movimientos de ocupación por todo el mundo que se manifiestan a través de acciones que surgen en cientos de ciudades de Estados Unidos -que comenzaron por el movimiento "Ocupar World Street"- y en diversos lugares de toda Europa -Frankfurt, Glasgow,..., entre otras-. Son movimientos que, generalmente empiezan ocupando un espacio público y se continúan con discusiones, manifestaciones y acciones comunes. Las preocupaciones de las personas que participan en las ocupaciones están relacionadas con el interés por conocer el verdadero estado del mundo, de la economía y de la política. Todo esto es incontestable.
Un camarada de World Revolution que ha visitado recientemente dos espacios ocupados nos lo comunicaba con el siguiente testimonio: "Visité Finsbury Square donde he estado discutiendo con dos muchachas, un joven parado y algunos otros que tenían trabajo. Uno de ellos nos explicaba las razones que le han motivado a participar en la ocupación: en cierta medida el descontento frente al estado de cosas actual pero, además, porque las ocupaciones proporcionan una cosa que no abunda en Gran Bretaña y que es ni más ni menos que un espacio público donde las personas tienen libertad para acceder y discutir en asambleas generales, en un esfuerzo común para intentar comprender la situación actual del mundo. Estas personas vienen desde diferentes regiones del país, incluso desde otros países. Y acuden compañeros que aunque tienen trabajo han decidido participar en la protesta. Todos hacen propuestas, una de ellas consiste en enviar delegados a la lucha que están llevando los obreros de la electricidad. Esto está ocurriendo en un momento en que a lo largo de todo el país, a pesar del temor y la ira engendrada por la lluvia de medidas de austeridad que nos está cayendo encima, aparece algo que va en el sentido de una auténtica respuesta de los obreros. Como lo demuestran los acontecimientos recientes en España y en Grecia, las asambleas son el elemento vital de la autoorganización de los trabajadores; son el lugar donde la confrontación política, la clarificación y la reflexión pueden llevarse a cabo y desarrollarse. El mejor ejemplo son las intensas discusiones que hemos visto en España entre los defensores de la "democracia real"-de una institución democrática, ‘democracia gubernamental', mejorada- y quienes avanzan una perspectiva proletaria: ‘haya momentos de gran agitación en los que los intervinientes, muy excitados, hablan incluso de revolución, de denunciar el sistema, de ser radicales (en el sentido de ‘ir a la raíz del problema') como decía uno de ellos."[1]
Las discusiones en torno a la reivindicación "Ocupar Londres" se articulan sobre dos temas principales: uno, cómo "mejorar" la democracia parlamentaria, en el sentido de ganar terreno "en favor del pueblo" contra los ricos, los banqueros, las élites,..., y otro cómo lograr la justicia social, es decir, un reparto más equitativo en el capitalismo.
En su narración nuestro camarada nos sigue explicando: "Por fin pude encontrar, algo tarde ya, la reunión en la "Carpa de la Universidad", donde se mantenía una discusión sobre la democracia de la que me pareció entender que no es cierto que hubiese una verdadera democracia en España, habida cuenta de que hay allí toda una lista de partidos "proporcionalmente representados" sin que cada diputado tenga derecho al voto en tanto que individuo (es decir, en tanto que simple Miembro del Parlamento -MP), que los partidos son parte del Estado y que algunos de ellos son herederos directos de la dictadura franquista ... En la reunión se hacía a los políticos culpables de prácticamente todo. Había voces discordantes que intentaban plantear la discusión en el terreno de la economía señalando que la democracia en el Reino Unido no es mejor. Hubieron algunas contribuciones realmente chocantes en la discusión incluyendo la idea de que deberíamos hacer participar a la gente en la Administración Pública de la misma manera en que se le obliga a formar parte de un Jurado posiblemente con la idea de que esto podría desterrar el favoritismo político de la Cámara de los Lores..., o lograr que hubiese mejores dirigentes en el Gobierno, como en China... Uno pensaba que introducir mejoras en el sistema de voto para elegir los parlamentarios sería un buen medio para ampliar la experiencia parlamentaria. Pude hacer tres breves intervenciones durante la discusión: una, para decir que la manera de comportarse los políticos no viene determinada por el sistema de votación español, británico u otro sistema representativo, sino por el hecho de que todos defienden el capitalismo; otra, que la crisis no es un simple asunto de banqueros; otra para decir que había esperado oír hablar más sobre lo que son y deben ser las asambleas y mencioné una lista de experiencias históricas que incluían los Consejos obreros. Algunas manos se levantaron aprobando lo que dije pero la discusión general volvió a la búsqueda de medios para perfeccionar la democracia burguesa."
"Ocupar Londres" no es únicamente un movimiento más reducido que los de España o Estados Unidos, que le han inspirado, sino que las voces que se levantan a favor de la perspectiva de la lucha de la clase obrera son relativamente débiles y las que defienden la democracia parlamentaria relativamente fuertes. Por ejemplo, los esfuerzos para solidarizarse con las reivindicaciones de los trabajadores de la electricidad, enviándoles alguna "delegación", dada la proximidad de su lugar de concentración, fueron consideradas como una decisión totalmente individual y dejada a la iniciativa de los participantes; mientras que el movimiento "Ocupar Oakland" había llamado a una huelga general y a reuniones por la tarde para que los que estaban trabajando pudieran participar también (consultad la página Web: https://www.occupyoakland.org/ [374]). Esto ha dejado al movimiento "Ocupar Londres" muy vulnerable en relación a las maniobras relacionadas con la amenaza de desalojo o con la propuesta de una reducción a un periodo de dos meses del asentamiento de carpas y tiendas de campaña, y al circo mediático montado en torno a lo que está ocurriendo con la jerarquía religiosa de la catedral de St. Paul: dimisión primero del Canónigo y más tarde del Deán.
La reacción de los Media era bastante previsible y la hemos visto: desde los titulares del tipo: "¡Horror!", "¡Conflicto!", a los artículos en primera página, tanto en la prensa del ala izquierda como la de la liberal, argumentando que estas ocupaciones representan un "aliciente", un "revulsivo" para un sistema democrático demasiado formalista y encorsetado. En general la mayoría de periodistas, y la institución religiosa, han intentado adelantar un medio para hacer entender a los políticos que deberían saber "reaccionar" ante las "preocupaciones" que se expresan en las "legítimas protestas". Frente a la ausencia de una perspectiva que contemple, desde el movimiento de ocupaciones, la toma de contacto con el conjunto de la clase obrera, estos Media han usurpado, como se podía prever por la manera como ellos presentan en su prensa la ocupación, las fuerzas y las potencialidades de éste para convertirlo en un tema recurrente o dicho de otra forma, en una idea fija, reiterativa, un punto de fijación asumible por lectores, oyentes y televidentes.
En las asambleas, la amenaza de desalojo y el cómo defenderse de la represión y la violencia son, sin duda, cuestiones y preocupaciones recurrentes y tratadas como importantes. De la "respuesta" que a éstas dan los políticos electos en numerosos lugares de EEUU (la pura y dura represión) pueden dar testimonio tanto los 700 manifestantes que primero fueron embaucados y después arrestados cuando intentaban atravesar el puente de Brooklyn, donde fueron además apaleados, como otros detenidos, y aporreados en distintas ocupaciones[2]. En las asambleas generales en Finsbury Square, a las que suele asistir alguno de nuestros camaradas, donde se ha discutido (antes del ofrecimiento de que podían permanecer dos meses más, si se marchaban en la fecha convenida) de cómo reaccionar frente a la amenaza de expulsión de St. Paul, lo que más les preocupaba era, sin embargo, qué tratamiento iban a dar los Media a su respuesta. La propuesta de dirigirse directamente a los trabajadores, argumentada por nuestro camarada, haciéndose eco de la de otro de los que participaban -quien avanzaba que sus objetivos iban en el sentido de mantener indefinidamente la ocupación- y que no había sido retomada por nadie, no obtuvo respuesta. El hecho es que a ninguna de las dos propuestas se les dio la importancia que les atribuían los argumentos de los compañeros.
El mayor peligro sería ahora que "Ocupar Londres" se metiese en una dinámica desesperada, encerrándose en sí mismo, mientras la Iglesia y los Medias siguen haciendo con el movimiento lo que ellos quieren.
Este artículo ha sido publicado por primera vez en World Revolution (Órgano de prensa de la CCI en Reino Unido) nº 349 -noviembre de 2011. https://en.internationalism.org/worldrevolution/201111/4569/occupy-londo... [375].
[1] https://en.internationalism.org/icconline/2011/september/indignados [376]
[2] The Guardian ha informado que incluso el hijo del legendario blues-man Bo Diddley fue arrestado por intentar manifestar su apoyo a la ocupación en una plaza de Florida...que tiene el nombre de su propio padre (el 14 de octubre de 2011).
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A día de hoy 20 de febrero continuan las cargas brutales y las encerronas de la policía contra los estudiantes de institutos y universitarios y contra gente de otras edades que se solidarizan con ellos. Toma de posición denunciando la barbarie estatal y planteando un debate sobre sus causas y sobre cómo responder
El miércoles 15 la policía reprimió a los estudiantes que cortaron el tráfico en la calle Xátiva de Valencia en su protesta contra los recortes. Detuvieron a un menor. Desde entonces las manifestaciones y concentraciones de solidaridad se suceden respondiendo el Estado con una escalada represiva: 17 detenidos, que han sido tratados de forma humillante como a una chica a quien un policía dijo que «si fueras mi hija te daría dos hostias» y otra a quien dijeron «no llegas ni para puta». Una tercera fue arrastrada por el suelo y los concentrados ante el complejo policial de Zapadores fueron objeto de un encerrona e identificados uno a uno.
Ante estos hechos canallescos, queremos manifestar nuestra solidaridad con todos los detenidos, el apoyo a las numerosas manifestaciones solidarias que se han producido así como a la actitud de los vecinos de Zapadores que «han mostrado su apoyo a los concentrados bajando desde los balcones botellas de agua y refrescos, que han provocado los aplausos de los manifestantes»[1].
¿Por qué emplean una represión desproporcionada y provocadora contra jóvenes estudiantes?
Una primera pista es que esos métodos han sido reiteradamente empleados en otros países para enfrentar protestas sociales masivas. Los gobernantes españoles siguen "el manual". En Francia, durante las manifestaciones contra la reforma de las pensiones, la policía tendió una encerrona a 600 jóvenes en Lyon y los identificó uno a uno como ahora en Valencia. Lo mismo hizo el gobierno Cameron en Trafalgar Square cuando las movilizaciones contra el aumento de las tasas estudiantiles. El objetivo que perseguían era tomar a los jóvenes como cabeza de turco para dar un aviso a los numerosos manifestantes que ocupaban las calles. Eso es con toda seguridad lo que buscan en Valencia. No se atreven ante muchos miles de manifestantes y escogen a unos cientos de jóvenes.
Una segunda respuesta -que es complementaria a la primera- es que pretenden atraparnos en una especie de espiral de acción-reacción, con continúas detenciones, movilizaciones, más detenciones, de tal manera que el movimiento acabe agotado en ese juego y los objetivos centrales de la lucha contra los recortes y la reforma laboral queden en un segundo plano. En Grecia, el gobierno "socialista" de Papandreu lo empleó en numerosas ocasiones no dudando en utilizar provocadores policiales para organizar actos de vandalismo que a continuación eran empleados para "justificar" violentas cargas policiales y detenciones masivas.
Otro de los propósitos es crear un clima de tensión que nos empuje a respuestas improvisadas e inconscientes. Así, gracias al ambiente que han provocado se ha cancelado el encierro general abierto a los trabajadores y a los estudiantes de TODOS LOS SECTORES que estaba previsto para el lunes 20.
Finalmente, un objetivo de la represión tiene que ver con la Derecha española. Esta se ha distinguido históricamente por su arrogancia provocadora y su bestialidad represiva. El actual Gobierno de Derechas se revuelca sin ningún escrúpulo en esa actitud e incluso se regodea en ello. Ello viene muy bien al Estado y al Capital español tomados en su conjunto para desviarnos hacia la defensa de la Democracia -supuestamente amenazada por esta derecha- y hacia la lucha por alternativas "menos represivas y más sociales", cuando la única solución es LUCHAR CONTRA EL CAPITALISMO EN TODAS SUS FORMAS Y EN TODAS SUS COLORACIONES POLITICAS.
Un joven decía ante la vorágine represiva de Valencia, « ¡Esto es Siria!».
Tiene razón en un punto: el Estado -sea democrático o abiertamente dictatorial como el de la familia El Assad- no vacila ni un segundo en aplicar una represión brutal cuando están en juego los intereses de la clase capitalista. Ahora bien, existe una diferencia entre el Estado democrático y el Estado dictatorial. El primero es capaz de emplear la represión con inteligencia política, dando golpes represivos que se acompañan con maniobras políticas para desviar, dividir y desmovilizar. Eso lo hace más cínico y peligroso pues una represión acompañada con la maniobra, la división y las trampas políticas e ideológicas hace mucho más daño que una represión pura y dura.
La trampa de mostrar la represión como especialidad exclusiva de la Derecha tiene la gran ventaja de lavarle la cara al Estado y a quien está tras él, el Capital. ¿Es que acaso no hay una continuidad entre lo que hizo el gobierno PSOE tanto en materia de recortes sociales como en acciones represivas y lo que está haciendo el actual Gobierno? ¿Es que si miramos el resto de mundo no vemos que con todo tipo de gobiernos las cosas no hacen sino empeorar?
La trampa de cebarse con los jóvenes además de revelar una asquerosa cobardía tiene el objetivo político de crear una fractura entre generaciones, de dividirnos, a lo cual se han prestado algunos representantes políticos y sindicales diciendo de forma paternalista que los jóvenes «se han dejado llevar por el apasionamiento» o «han ido a la suya en las protestas».
El círculo se cierra con las "alternativas" de la leal oposición (los PSOE, IU etc.) que se lamentan de la "represión desproporcionada" lo que quiere decir que estos señores proponen una represión "proporcionada", "controlada", o sea, legitiman la represión. Además piden la dimisión de la Delegada del Gobierno creando la ilusión de que colocando en ese puesto burocrático a otro político no habría represión o sería más "suave".
Necesitamos rechazar estas trampas.
A la represión no podemos responder con "peticiones de dimisión" de tal o cual cargo ni con reclamaciones de "más democracia". Tampoco "moderando" las reivindicaciones como concesión. Todo eso envalentona y hace más fuerte al Estado.
A la represión hemos de responder haciendo MUCHO MAS MASIVAS las manifestaciones, las concentraciones y las Asambleas. Hemos de ir hacia una ASAMBLEA GENERAL de trabajadores, estudiantes, parados, que pida apoyo a los trabajadores del resto de España, de los demás países, que reivindique la retirada de la Reforma Laboral y la anulación de los Recortes junto con el rechazo de la actuación policial y la libertad SIN CARGOS de todos los detenidos.
Hemos de movilizarnos TODOS, jóvenes y mayores, parados y activos, empleados públicos privados, todas las generaciones unidas. La única posibilidad que tenemos de hacerles retroceder es una acción conjunta, masiva y solidaria. Pero cualquier retroceso que logremos imponerle será solamente temporal porque volverán a la carga con nuevas caras y nuevos métodos. Así hemos visto que han cambiado al PSOE por el PP para seguir dando aún más palos como en Grecia cambiaron al Partido "Socialista" por un Gobierno de Unión Nacional que incluye a neofascistas. Por ello, solamente si encaminamos la lucha a la transformación revolucionaria de esta sociedad podremos avanzar hacia una auténtica solución a los graves problemas que nos aquejan.
Corriente Comunista Internacional 19-2-12
1. Tomado de https://www.levante-emv.com/comunitat-valenciana/2012/02/17/seis-arrestados-nueve-heridos-dia-13003388.html [379]
Presentamos dos textos: una contribución de una compañera que firma Aurora Despierta y nuestra respuesta.
Se trata de un debate sobre la base de coincidencias importantes a partir de las cuales se puede abrir un intercambio para esclarecer cuestiones candentes sobre qué el capitalismo, en qué estadio está de su evolución, la actual crisis sistémica, la respuesta del proletariado, su situación y relación de fuerzas frente al capital etc.
Publicamos a continuación un largo texto que nos fue dirigido hace ya algún tiempo, por una compañera que firma Aurora Despierta con la que hemos intercambiado en algunas ocasiones en diferentes Foros, especialmente en Esparevol, hoy cerrado. Se trata de una contribución sincera, argumentada y apasionada que, en nuestra opinión, forma parte del esfuerzo de toma de conciencia de la clase obrera para romper sus cadenas y edificar otra sociedad liberada de la explotación y de todos los males que resultan de la agonía de la sociedad capitalista. Esta contribución, que busca reforzar el bagaje teórico de la clase obrera y trata en particular de los aspectos siguientes: las contradicciones que están en la raíz de la fase actual de la crisis económica mundial con objeto de determinar las perspectivas, esto en relación con el agotamiento previsible de las principales fuentes de materias primas y del desastre ecológico; la necesidad para el proletariado de pasar a un nivel de lucha que, de manera ofensiva, se de el objetivo de la abolición del trabajo asalariado y el capitalismo, pues si no lo hace así sus luchas contra los ataques actuales y venideros se saldarán con una derrota; la necesidad de comprender la dinámica de la relación de fuerzas entre las clases y ver aquello que puede reforzarla en favor del proletariado.
Saludamos el esfuerzo teórico de la camarada pero igualmente sus convicciones y su modestia en relación a su propia contribución: «Esta exposición del recorrido desde los distintos fenómenos económicos en los que se expresa la crisis hasta llegar a la raíz en el trabajo asalariado, deberá ser mejorada por los compañeros que dominen la economía. Pero creo que ésta es la orientación correcta, y así debiera divulgarse entre los trabajadores/as para que entiendan las causas de la crisis del capitalismo sobre todo como la crisis histórica del régimen de trabajo asalariado, los límites históricos a su explotación y a la conversión de la plusvalía en beneficio».
Queremos participar en este esfuerzo dando a conocer el análisis de la camarada, señalando, argumentando de manera sumaria, ciertos aspectos que bien no compartimos o, al menos, que necesitarían de una mayor precisión. Sí, como nosotros deseamos, el debate se desarrolla sobre estas cuestiones, volveremos a ellas más ampliamente.
No pretendemos "dominar la economía" pero, en función de lo que hemos comprendido a partir de los útiles que nos proporciona el marxismo para aprehender la realidad de la crisis, nos parece necesario aportar algunas precisiones respecto a las perspectivas de evolución de la fase actual de la crisis del capitalismo, tal y como las plantea la camarada. En su texto se evocan con razón las dos contradicciones fundamentales del capitalismo, a saber, la baja de la tasa de ganancia y la insuficiencia del mercado. La camarada subraya de manera absolutamente justa el lazo entre esta última contradicción y el endeudamiento: «Si el origen del endeudamiento y la especulación fueron las limitaciones del mercado en el régimen de trabajo asalariado [...], su hundimiento se debe a que esos límites ya no pueden ser forzados más con los trucos de la ingeniería financiera que ha caído en sus propias trampas». El problema, a nuestro juicio, consiste en que, para determinar las perspectivas actuales de la crisis, la camarada no toma explícitamente en cuenta este último punto que sin embargo expresa. No integra que la imposibilidad de mercados solventes y la imposibilidad de nuevos mercados artificiales en cantidad suficiente, están en la raíz misma de las contradicciones de la economía capitalista y no tanto, como señala, la tentativa de recuperar una tasa de ganancia adecuada: «La salida de la crisis consiste en la 'purga' de parte del capital (productivo, especulativo), eliminación del exceso de oferta de mercancías, la reducción de los costes salariales (empleo, salarios, gastos sociales del Estado), hasta que llegue un momento en que se recupere la tasa de ganancia y la demanda solvente (con capacidad de pago) absorba la oferta de mercancías».
La compañera caracteriza desde este ángulo lo que está en juego en los ataques contra la clase obrera: «La burguesía, como representante dominante y 'dirigente' de las relaciones sociales capitalistas, para sobrevivir como clase y 'sacar adelante' el capitalismo de la única forma posible, debe lanzar una ofensiva cada vez más profunda contra el proletariado y sectores no explotadores a fin de 'levantar la economía', cuya vara de medir es recuperar la tasa de ganancia, los beneficios empresariales, del capital productivo, del destructivo (armamento, nucleares...), del financiero, y del ficticio-especulativo, en la medida en que pueda hacerse ya una distinción entre ellos» (señalado por nosotros). Esta misma lógica lleva a considerar la posibilidad de una fase de recuperación de la economía capitalista, temporal desde luego, antes de que se manifieste, en los años 2030, la crisis de la energía: «Ahora estamos sufriendo el azote de esta crisis que no es coyuntural, sino expresión de la profunda decadencia, senilidad, de la civilización capitalista. La burguesía no sabe bien cómo salir de ella y enlazará, tal vez mediante algún período de alivio, con la crisis impulsada, que no causada, por la crisis de la energía (escasez y encarecimiento) que llegará hacia la década de 2030, y ésta, en poco, con la crisis medioambiental que ya está aquí y que se agudizará dramáticamente con el Cambio Climático que tiene también en el capitalismo sus orígenes y dificultades de superación, como se está comprobando una vez más en el desastre de la Cumbre del Clima de Durban (Sudáfrica)» (señalado por nosotros). Por nuestra parte, pensamos que la perspectiva que se nos presenta -y en la que la economía comienza a verse entrampada- es la de un curso general a la recesión (con desde luego oscilaciones alcistas y bajistas) que no esperará a la crisis de la energía para hacer grandes estragos en la vida social.
En estas condiciones, la conciencia de que es necesario desembarazarse del capitalismo, la cual empieza a desarrollarse ante nuestros ojos, no podrá más que reforzarse, aunque desde luego abriéndose paso a través de interrogantes a las que deberán encontrar respuesta: ¿reemplazar el capitalismo con cual sociedad? ¿Quién será el artesano de este cambio?
A esta última pregunta respondemos junto con la camarada que es la clase obrera a quien incumbe la responsabilidad histórica de esta tarea. Pero, al contrario de lo que piensa, no pensamos que esto dependa de que la clase obrera abandone su lucha defensiva en provecho de la lucha ofensiva: «Para ello, la lucha sindical y parlamentaria es inútil, al situarse en un terreno en el que la burguesía juega con ventaja porque no cuestiona las relaciones sociales capitalistas, sino que es parte de su gestión. Una lucha que pasase a la ofensiva y no se quedase en la defensiva, era lo que las circunstancias exigían." (señalado por nosotros).
Toda acción en el terreno parlamentario o electoral va contra el proletariado y, evidentemente, estamos de acuerdo en que es necesario que el proletariado pase a la ofensiva para derribar a la burguesía y destruir el Estado burgués. Tenemos un desacuerdo en lo concerniente a la relación entre lucha defensiva y lucha ofensiva. Hay que rechazar a los sindicatos pero no tanto porque impedirían el paso de lucha defensiva a la lucha ofensiva sino porque su función -como órganos del aparato estatal capitalista- es la de sabotear toda respuesta obrera, tanto sea defensiva como ofensiva.
Pensamos que para la clase obrera la tarea del momento, en reacción a los ataques de la burguesía, es el desarrollo de las luchas, que estas sean cada vez más masivas, unidas, solidarias y politizadas. Semejante dinámica de la lucha, a la vez que contiene la posibilidad de ir desarrollando la confianza en si misma de la clase obrera así como de su conciencia, no puede conducir, salvo en el caso de graves derrotas, que a una confrontación con el Estado Capitalista. En este proceso, el proletariado irá tomando conciencia de que es la fuerza social capaz de destruir el capitalismo (la revolución proletaria), para, a continuación, transformar las relaciones de producción salidos de las relaciones de producción capitalistas en relaciones liberadas del trabajo asalariado (periodo de transición) las cuales son las que corresponden a una sociedad de productores libremente asociados.
Para esta fase de transformación, la camarada propone que «La liberación de la alienación como productor, como ser humano y especie que depende de la salud del planeta para llevar una vida buena, sólo puede venir de liberarse de su condición de clase, pasando a ser trabajador colectivo libremente asociado, nunca el supuesto e imposible proletariado 'clase dominante'» (señalado por nosotros). Estamos de acuerdo en que el proletariado debe abolir la división en clases de la sociedad y por tanto, su propia condición de clase. Estamos igualmente de acuerdo en que su objetivo es una comunidad mundial de productores libremente asociados. Ahora bien, esto debe hacerlo, según nuestra visión, erigiéndose en clase dominante, políticamente dominante. Pero no será, en cambio, la clase económicamente dominante, porque desde el principio no explotará a nadie. Al contrario, será quien continuará asegurando la producción de las riquezas esenciales para la sociedad, comprendidas las capas sociales no explotadoras que serán todavía ampliamente mayoritarias en la sociedad al comienzo del periodo de transición. La comunidad de productores libremente asociados no será una realidad más que cuando haya integrado a todos los miembros de la sociedad.
Es esencial, como hace la camarada, evaluar la relación de fuerzas entre las clases y por ello observa justamente que «El proletariado no ha estado a la altura de las circunstancias en momentos cruciales y eso le ha costado a él y a la Humanidad grandes calamidades (crisis, guerras locales y mundiales, dictaduras, despilfarro, alienación humana, degradación del planeta) de los que es un amplio muestrario la historia del siglo XX y lo que llevamos del XXI. Si en la presente y las próximas citas falla, puede que ya no le queden más oportunidades ni a él ni a la Humanidad misma.»
Sin embargo, para explicar que el proletariado no ha triunfado todavía, la camarada dice: «Es esta realidad objetiva de la condición proletaria lo que debe considerarse a la hora de explicar el comportamiento del proletariado sobre todo en el siglo XX, lo que se ha llamado su integración en el capitalismo, su incapacidad para derribarlo a una escala amplia y de sostenerse en el poder. No puede explicarse sólo ni sobre todo por la traición de las direcciones políticas y sindicales, el peso de las dolorosas derrotas sufridas cuando se ha rebelad, y las campañas ideológicas de la burguesía". (señalado por nosotros). Pensamos, al contrario de la camarada, que las derrotas históricas del proletariado, como la que ha sufrido con el fracaso de la oleada revolucionaria de 1917-23, permite explicar por qué, durante el medio siglo que ha durado la contra-revolución, consecutiva a esta derrota, no haya sido capaz de engendrar una dinámica que plantee a término la revolución[1].
La camarada estima que el desencadenamiento de una dinámica revolucionaria está condicionado por la comprensión por parte del proletariado de que es una clase para el capital y debe convertirse en una clase para si. «Si no llega a fondo en el cuestionamiento de sí mismo como clase, no estará a la altura de las citas cruciales que le impone la historia (crisis, guerras...) porque representara el papel que la burguesía quiere (clase del capitalismo, subordinada a la economía nacional y la "patria")». Con esta postura, entendemos muy bien que la camarada plantee el diagnóstico siguiente del periodo actual: «Si persiste en el proletariado esta ignorancia y desorientación sobre las perspectivas y las causas, lo vamos a pagar pronto muy caro. El tiempo no perdona y corre que vuela en nuestra contra (por la debilidad de la que partimos). La correlación de fuerzas hoy es desfavorable al proletariado». (Señalado por nosotros). Entendemos que la relación de fuerzas entre las clases no se evalúa estáticamente en un momento dado puesto que siempre será favorable a la burguesía mientras que ésta no haya sido derrotada militarmente por el proletariado. Lo determinante a nuestro juicio es la dinámica. Pensamos que el proletariado ha salido de la contra-revolución consecutiva a la derrota de la oleada revolucionaria mundial. Mayo 68 constituyó el despertar del proletariado a escala internacional. Pese a dificultades importantes, consecutivas a las campañas de la burguesía desencadenadas en el momento del hundimiento de los regímenes estalinistas, la crisis del capitalismo, los ataques que provocan y las reacciones de la clase obrera a estos son propicias al desarrollo de su conciencia y su unidad a escala internacional. Desarrollo de la conciencia y desarrollo de la respuesta obrera a los ataques capitalistas, son dos facetas de un mismo proceso que se condicionan mutuamente. Por ello, creemos que no es justo exigir un prerrequisito en el nivel de la conciencia del proletariado -que se considere clase para si- para estimar que será capaz de poner en cuestión, tanto en actos como en pensamiento, la dominación capitalista.
La palabra la tiene la camarada Aurora.
CCI 10-2-12
Aurora Despierta
Perspectiva histórica y causas. Canción y eslóganes. Saludando el libro de Anselm Jappe "Crédito a muerte. La descomposición del capitalismo y sus críticos", Pepitas de calabaza, ed.
La denuncia del capitalismo se está extendiendo tanto, que ya es una mistificación cuando no hace que se tenga en mente ante todo el régimen de trabajo asalariado con su división social del trabajo, el consiguiente imperio de la mercancía y del dinero, y que este sistema ya está en total decadencia histórica, exigiendo su pronto desmantelamiento por el trabajador colectivo libremente asociado, no el Estado.
Con lo que nos jugamos en la ofensiva total de la burguesía, no estamos ya para medias tintas ni florituras.
Esa falta de precisión, de puesta en primer plano, nos llevará, y pronto, a la derrota.
Así que hablemos mucho más de esto, del régimen de trabajo asalariado, y menos del capitalismo, al que mejor sería que denominásemos "salarismo" o similar, para revelar su verdad profunda.
Para no perdernos en las ramas y caer en la trampa de las explicaciones y alternativas burguesas y pequeño burguesas a la crisis, ante cada fenómeno económico, debemos buscar el recorrido que nos lleve hasta la raíz de la plusvalía extorsionada en el trabajo asalariado.
Si los nazis terminaban siempre echando las culpas a los judíos, nosotros, machaconamente, debemos exponer a la luz las raíces, el régimen asalariado del trabajo.
El rechazo de los trabajadores/as a su condición proletaria, pero llevando el trabajo y los medios de producción hasta su más completa socialización, es además la mejor forma de ganar aliados para la lucha revolucionaria entre la pequeña burguesía en proceso de proletarización, que teme esa condición.
Cuanto más en cuestión esté el trabajo asalariado, más concesiones temporales hará la burguesía, pero con la intención de desactivar el movimiento y recuperar en otro momento el terreno perdido.
El tiempo de la lucha de clases se acelera de modo vertiginoso. La burguesía mundial, y más en concreto la europea y española, necesita y prepara una gran derrota del proletariado para poder imponernos sus medidas de supuesta "salida de la crisis". Esta derrota condicionará la capacidad de resistencia y respuesta alternativa del proletariado a las crisis aun mayores que se avecinan en muy pocas décadas (escasez y encarecimiento de la energía, cambio climático...).
El tiempo histórico se está acelerando en todo el mundo. El futuro Presidente del Estado Español, Mariano Rajoy, lo expresa a su manera al decir que "tenemos que ser rápidos y ágiles" en la toma de medidas que sabe serán impopulares, con más recortes que le harán merecedor del apodo de "manostijeras".
En un tiempo muy inferior al de una legislatura (cuatro años), la burguesía debe imponer medidas durísimas, contrarias a los intereses de los trabajadores/as y masas no explotadoras. Su aceptación, por resignación, por debilidad, como "mal menor", supondrá una gran derrota, un gran retroceso en las condiciones de trabajo y de vida, confianza en sí mismos de los trabajadores/as, desmoralización, aunque para la burguesía el coste sea que el sistema cada vez convenza menos. Pero lo que más le importa es vencer, no convencer. Tiene como último recurso la policía, tribunales, cárceles, ejército y tumbas.
Si 2011 poco se parece a 2006, en un espacio de sólo unos años se producirán cambios trascendentes de escenario. Lo que ocurra en poco tiempo condicionará el mundo, tal vez por una o más décadas.
Este ritmo histórico de catástrofes sociales es algo novedoso para la mayor parte de la gente y por tanto nos cuesta situarnos en circunstancias bastante parecidas a las que conocieron en su infancia o juventud los más mayores.
Los trabajadores/as y masas no explotadoras de los países más o menos ricos, aunque intuyen y saben cada vez más, tienen todavía una pobre perspectiva histórica, condicionados como están por el recuerdo de los "buenos tiempos", las derrotas del pasado, la identificación inconsciente con el sistema mercancía (compiten por el trabajo como si fuesen mercancías y las producen para el mercado), las mentiras y autoengaños de la burguesía, y el miedo a enfrentarse a las graves tesituras en las que nos va a poner esta civilización y a las cuales deberán responder si quieren estar a la altura de las circunstancias y no simplemente padecerlas.
No es lo mismo ser derrotado (sin llegar al aplastamiento) en una revolución, habiendo aprendido a luchar y autoorganizarse (asambleas generalizadas, Consejos de Trabajadores, enfrentamiento al Estado...), conseguido una alta confianza en sí mismos, identificado con bastante claridad a los enemigos y falsos amigos, desenmascarado al Estado burgués, que serlo en una situación muy alejada del proceso revolucionario. En el primer caso, si hay un tiempo de recuperación, se puede aprender lecciones que se retomarán para no cometer los mismos errores (Rusia 1905 como "ensayo" de 1917). En el segundo caso, lo que primará es la sensación de impotencia y la confusión política e ideológica, más si ni siquiera han existido planteamientos políticos revolucionarios, aunque minoritarios, accesibles a una parte notable del proletariado, por lo que "darle la vuelta" a la derrota, será mucho más difícil.
Antes de la crisis de 1929, al menos en EEUU, se vivieron los "locos 20" de euforia en los negocios y la especulación. En poco tiempo, la Gran Depresión arrasó con todo. Desde la crisis de 1929, bastaron menos de cuatro años (una legislatura en España) para que el proletariado alemán fuese definitivamente derrotado y Hitler ascendiese al poder, reuniéndose todas las condiciones para el estallido de la Segunda Guerra Imperialista Mundial.
Las debilidades del proletariado español y el contexto internacional permitieron la derrota en la guerra civil y los cuarenta años de franquismo como dictadura de la burguesía (lo que le permitía echar las culpas al franquismo).
Aunque no hay dos tiempos históricos iguales, debemos tener en cuenta estas lecciones.
Los trabajadores/as y masas no explotadoras pagan siempre su desorientación y la correlación de fuerzas desfavorable puede durar, en muchos casos, décadas.
Ahora estamos sufriendo el azote de esta crisis que no es coyuntural, sino expresión de la profunda decadencia, senilidad, de la civilización capitalista. La burguesía no sabe bien cómo salir de ella y enlazará, tal vez mediante algún período de alivio, con la crisis impulsada, que no causada, por la crisis de la energía (escasez y encarecimiento) que llegará hacia la década de 2030, y ésta, en poco, con la crisis medioambiental que ya está aquí y que se agudizará dramáticamente con el Cambio Climático que tiene también en el capitalismo sus orígenes y dificultades de superación, como se está comprobando una vez más en el desastre de la Cumbre del Clima de Durban (Sudáfrica).
Pero el capitalismo, por muy mal que esté, no caerá por sí sólo dando paso a la posibilidad de levantar en su lugar otra civilización que la supere eliminando la causa de sus lacras, socialmente más avanzada y humana, a la que llamamos socialismo-comunismo.
El futuro que nos depara el capitalismo es una mayor inhumanidad (explotación, miseria, guerras, alienación psicológica, destrucción medioambiental) y si no lo derribamos nosotros, tal vez acabe desintegrándose arrastrando a la Humanidad a un escenario de degradación social y humana incluso mayor.
La burguesía, como representante dominante y "dirigente" de las relaciones sociales capitalistas, para sobrevivir como clase y "sacar adelante" el capitalismo de la única forma posible, debe lanzar una ofensiva cada vez más profunda contra el proletariado y sectores no explotadores a fin de "levantar la economía", cuya vara de medir es recuperar la tasa de ganancia, los beneficios empresariales, del capital productivo, del destructivo (armamento, nucleares...), del financiero, y del ficticio-especulativo, en la medida en que pueda hacerse ya una distinción entre ellos.
La lucha de clases está -siempre lo ha estado de un modo más o menos evidente- más presente que nunca. La cuestión es si la burguesía dejará noqueado al proletariado o éste conseguirá aguantar e incluso derrotar a su enemigo.
Esto dependerá en gran parte de la capacidad de los trabajadores/as para comprender la situación que están viviendo, sus verdaderas causas y disponer de una perspectiva histórica propia (no los cuentos de la burguesía).
La perspectiva histórica nunca es un lujo propio de historiadores y de gente a la que le gusta hacer prospectiva, previsiones sobre el futuro. Cuando se carece de ella, según la situación, se puede pagar con la derrota y la guerra mundial imperialista. Por tanto la falta de perspectiva histórica es un lujo que no podemos permitirnos.
En la actual lucha de clases no nos jugamos sólo cómo salimos de esta crisis (derrotados y desmoralizados o aprendiendo a defendernos y parar los pies a la burguesía) sino también qué correlación de fuerzas se creará para abordar la segunda parte, la crisis de la década de los 30 por el déficit y encarecimiento energético. En esa crisis la burguesía deberán lanzar una ofensiva incomparablemente más dura que la correspondiente a ésta por la tendencia al descenso de la plusvalía relativa (ver mi texto "Capital, energía y plusvalía" pag. 28) y el resultado condicionará si se terminan por tomar medidas de urgencia frente al Cambio Climático (los plazos establecidos por el IPCC) o de no hacerlo -a consecuencia de la derrota del proletariado- la Humanidad seguirá sufriendo la más profunda degradación del capitalismo soportando las consecuencias medioambientales y económicas del cambio climático. Cuanto más debilitados y desorientados quedemos los trabajadores/as con la crisis actual, más fácil le resultará a la burguesía vencernos en la siguiente. A ello podrá contribuir el notable envejecimiento de la población en las próximas décadas, con su efecto de aversión al riesgo, mayor conservadurismo, reducción de las fuerzas proletarias jóvenes, cuando la burguesía podrá comprar juventud aunque sea en la forma de policías y militares, no faltándole candidatos por el nivel de desempleo.
Así que perspectiva histórica significa hoy algo que antes apenas se ha tenido y que sin embargo es más necesario que nunca: capacidad de previsión porque el futuro lo creamos en buena parte hoy y para tomar medidas preventivas contra los desastres que nos traerá el capitalismo (económico, social, energético, climático, medioambiental...) que necesariamente debieran ser anticapitalistas procomunistas.
El proletariado no ha estado a la altura de las circunstancias en momentos cruciales y eso le ha costado a él y a la Humanidad grandes calamidades (crisis, guerras locales y mundiales, dictaduras, despilfarro, alienación humana, degradación del planeta) de los que es un amplio muestrario la historia del siglo XX y lo que llevamos del XXI.
Si en la presente y las próximas citas falla, puede que ya no le queden más oportunidades ni a él ni a la Humanidad misma.
Y bien ¿en qué estado se encuentra el proletariado?
La respuesta a la actual crisis es muy desigual y débil. La desorientación sobre las perspectivas, grande. La comprensión de sus causas, escasa. En vez de ir a la raíz, se enreda por las ramas, en la crítica al neoliberalismo y otros fenómenos del capitalismo, cuando no se pierde entre las hojas de la mayor superficialidad. Él, pero sobre todo las capas no explotadoras, sueñan con que la solución pueda venir del marco nacional (fuera de la zona euro o de la Unión Europea, o dentro de Euskadi o Cataluña, o frente al imperialismo yanky, los inmigrantes, etc.) o al contrario, de "más Europa", y de una mayor democracia (reforma electoral, lucha contra la corrupción política, etc.), pero respetando lo substancial del Estado burgués y del capitalismo. Sin embargo, en poco tiempo podría darse un giro a la derecha ("Estado fuerte", fascistización con "rostro humano"...) de parte de la pequeña burguesía para disciplinar al proletariado por dificultar con su resistencia la "salida de la crisis" (a su costa), "preservar el empleo" nacional contra la inmigración, etc. La burguesía recurrirá cada vez más al chantaje del miedo "o se aceptan los sacrificios o un mayor caos económico". El ascenso en España del voto al Partido Popular es un indicio de todo ello.
Un proletariado confuso y debilitado, ante una ofensiva burguesa, es más fácil de influenciar por las ilusiones o mezquindades de la pequeña burguesía radicalizada.
La pequeña burguesía en trance de proletarización tiene miedo a caer en la condición proletaria y más incluso a que todas sus esperanzas de ascenso social se vengan abajo por una revolución en la que todos se vean condenados a la condición proletaria.
El rechazo de los trabajadores/as a su condición proletaria, pero llevando el trabajo y los medios de producción hasta su más completa socialización y no pretendiendo una regresión imposible hacia la pequeña propiedad y las profesiones liberales, es la mejor forma de ganar aliados para la lucha revolucionaria entre la pequeña burguesía en proceso de proletarización, que tendrán la esperanza de liberarse, pero a nuestro modo, de la condición proletaria.
Con la que está cayendo, la extremadamente débil respuesta del proletariado español dentro y fuera de las empresas, y que el movimiento más importante (el 15-M) se haya desarrollado en las plazas y calles de algunas ciudades con una mezcla importante de sectores proletarios con la pequeña burguesía en proceso de proletarización, no invita a creer que, sin más, ¡ahora sí! que va a responder con mucha fuerza y una claridad desconocida, desaparecido el obstáculo de enfrentarse a un partido "obrero" en el gobierno.
El proletariado sabe por experiencia que la burguesía se aprovecha de su trabajo, pero todavía no establece la relación entre su situación en la crisis con la decadencia histórica del régimen asalariado del trabajo, su imperio de la mercancía y del dinero, el futuro que nos prepara y la necesidad de abolirlo.
Si persiste en el proletariado esta ignorancia y desorientación sobre las perspectivas y las causas, lo vamos a pagar pronto muy caro. El tiempo no perdona y corre que vuela en nuestra contra (por la debilidad de la que partimos). La correlación de fuerzas hoy es desfavorable al proletariado. El "Estado de bienestar" corresponde sobre todo a otra época en la que el proletariado era más fuerte y la burguesía podía hacer más concesiones. La burguesía quiere "ajustar las cuentas" a la realidad de las fuerzas actuales de cada clase, que el salario global de los trabajadores/as se corresponda con lo que realmente es capaz de imponer con la necesidad de fuerza de trabajo en el mercado (escaso "ejército de reserva" en forma de parados) y con su resistencia. La burguesía va a aprovechar la debilidad del proletariado, más en situación de crisis, para lanzar su ofensiva general y estratégica e imponer una derrota que creará una correlación de fuerzas aun más desfavorable al proletariado, no sólo para el futuro inmediato, sino -los más inteligentes y previsores- cara a la década de los 30.
El proletariado alemán, ya debilitado por las derrotas de la década de los años 20 del siglo pasado, y desorientado por los condicionantes de su posición social (alienados por su condición subordinada, compitiendo por su supervivencia en la miseria de la crisis, "mercancía" humana productora para el mercado capitalista), la labor de la socialdemocracia y del estalinismo pasados al servicio del capital privado o estatal (en particular de la URSS), no comprendió que con la crisis de 1929, era evidente la decadencia histórica del régimen de trabajo asalariado, y que el capitalismo estaba más abocado todavía que en la década de los 10 (Iª Guerra Mundial en 1914), al sacrificio de las masas trabajadoras en la guerra imperialista mundial.
Por tanto la batalla no debía plantearse como tradicionalmente, en el terreno limitado de la lucha sindical, en la lucha parlamentaria, en si votar a unos u a otros, cuál era el voto útil, el mal menor, etc., ni siquiera en la estatalización de la economía, porque la pervivencia del capitalismo significaba el reforzamiento de la tendencia al Capitalismo de Estado (nazi-fascista, keynesiano, "socialista") y la destrucción de millones de vidas humanas ya que el capital alemán y mundial (lo que saco a los EEUU de la crisis no fue el keynesianismo del New Deal del presidente F.D. Roosevelt, sino la guerra) eran incapaces de encontrar otra "solución" a su crisis que un nuevo reparto militar del mundo, y esto sólo podía evitarse acabando con el capitalismo.
Para ello, la lucha sindical y parlamentaria es inútil, al situarse en un terreno en el que la burguesía juega con ventaja porque no cuestiona las relaciones sociales capitalistas, sino que es parte de su gestión. Una lucha que pasase a la ofensiva y no se quedase en la defensiva, era lo que las circunstancias exigían. Ni siquiera las democracias, británica y americana, eran un obstáculo para el imperialismo, la guerra, el uso de bombas, incendiarias, de napalm y atómicas, contra la población civil, porque ellas lo protagonizaron.
Esa debilidad y desorientación le hizo perder un tiempo precioso y crucial de cuatro años, el que necesitó el gran capital -apoyándose sobre todo en una pequeña burguesía radicalizada y ciega en su desesperación- para tener lista su alternativa. Hitler fue el ganador del casting -ante el capital y por apoyo popular-, como podría haber sido otro que respondiese a sus intereses fundamentales.
Entonces el terreno aparente de lucha estaba en la resistencia frente a los despidos, los subsidios, la libertad en la calle frente a los ataques de las fuerzas de choque nazis (las S.A.), el voto y las libertades. Pero como demostró la historia, esto era sólo la parte visible del iceberg. Y la solución no era la democracia, pues Hitler ganó gracias a las elecciones en la democracia burguesa.
Hoy nos parece que lo que nos jugamos es el "Estado de bienestar" (sanidad, educación, pensiones, subsidios...) y la defensa del empleo. Pero esto, si bien es muy real, es sólo la parte visible del iceberg. Plantearnos la batalla sólo a la defensiva es una garantía de derrota. ¿Por qué?
Pues porque significa ignorar las causas de fondo de ese ataque y por tanto lo necesitada que está la burguesía de llevarlo hasta el final para reanimar el capitalismo, y establecer una reglas del juego que ya no serán más las del fordismo-keynesiano en las que se extendió el "Estado de bienestar", sino un capitalismo mucho más feroz porque le cuesta más que nunca asegurarse la tasa de beneficios que no sea resultado de las peligrosas burbujas y la financiarización especulativas que lo acaban arrasando todo.
Por esa incomprensión de la época histórica que vivimos y la nueva que se abre, se cae tan fácilmente en supuestas alternativas de que en lugar de reducir los gastos sociales sean los políticos los que reduzcan sus ingresos, dando pie a maniobras demagógicas y lavados de cara, que pongan impuestos a la banca, reformas fiscales, la desaparición de los paraísos fiscales, etc., o de que se supere el problema de la demanda, aumentando los salarios, los gastos sociales, las inversiones del Estado, el crédito, etc., cuando precisamente de lo que se trata es de reducir el salario en todas sus formas y exprimir más plusvalía, aunque eso temporalmente agrave la crisis, pero para establecer unas nuevas reglas del juego con unos niveles salariales, de gastos sociales, etc., muy inferiores.
¿Y cuáles son esas causas? ¿Cómo es la parte oculta del iceberg?
Si esta pregunta se hubiese hecho en los primeros años de la década de 1970, habrían sido muchos los trabajadores/as jóvenes que habrían recurrido a la teoría marxista del valor, la plusvalía o parte del trabajo no pagado y apropiado por el capital como origen del beneficio, lo que da la vida al capitalismo, lo que permite su acumulación y el crecimiento capitalista, y que la crisis es esencialmente una crisis en la extracción de la plusvalía, en su realización como beneficio en la venta de la mercancía, y su magnitud en la tasa de ganancia, que por tanto la crisis de esta civilización es la crisis del imperio de la mercancía cuyo origen es el régimen asalariado del trabajo.
Esto sonará hoy a muchísimos como algo esotérico, cuando era la letra A del abc del saber proletario, de quienes se acercaban y constituían los grupos clandestinos en las empresas, el sector más radicalizado del estudiantado y en la llamada extrema izquierda. Por no referirnos a otros momentos de la historia en los que ese conocimiento estaba incomparablemente más extendido.
La "recuperación económica", la "salida de la crisis" es substancialmente una recuperación del beneficio, de la tasa de ganancia, por tanto de la extracción de plusvalía.
La salida de la crisis consiste en la "purga" de parte del capital (productivo, especulativo), eliminación del exceso de oferta de mercancías, la reducción de los costes salariales (empleo, salarios, gastos sociales del Estado), hasta que llegue un momento en que se recupere la tasa de ganancia y la demanda solvente (con capacidad de pago) absorba la oferta de mercancías. Lo llaman proceso "destructivo-creativo", pero no es exactamente como lo describen. A raíz de la crisis de 1929, el capitalismo tomó la vía (claramente destructiva) de la guerra mundial para conseguir esos objetivos que dio pie al periodo "creativo" de la reconstrucción y del mito de los "30 gloriosos". En la actualidad, dada la interdependencia mundial, la ausencia de bloques imperialistas enfrentados y las posibilidades destructivas (riesgo del uso del armamento nuclear), esa vía es poco probable (no imposible), sin descartar guerras más localizadas. Lo tiene mucho más complicado debido al volumen de la deuda tan difícil de cobrar a empresas y particulares por lo que no es tan sencillo el recurso de empobrecer a los trabajadores/as si les deben dinero. Así que la recuperación sólo sería posible mediante una sobreexplotación del proletariado, lo que en tanto crea graves problemas al capital al intensificar la reducción de la demanda solvente de sus mercancías y el riesgo de no devolución de los préstamos.
Los gastos sociales como sanidad y educación son salario indirecto. El subsidio de desempleo y las pensiones de jubilación son salario diferido. Todo eso forma parte del llamado "Estado de bienestar". Si la burguesía quiere desmantelarlo (pero no lo esencial del Estado, su aparato burocrático de gestión, el ejecutivo, la policía, el ejército, los servicios secretos...) llevando también al paro a los trabajadores/as de esos sectores (profesores, médicos...) es porque debe reducir el salario indirecto y diferido de los trabajadores/as, como la vía más fácil de recortar los costes salariales sin centrarse en exclusiva en el ataque al salario directo. De éste depende que los trabajadores/as puedan devolver los créditos a la banca y financiar los gastos del estado burgués con sus impuestos indirectos (IVA al consumo...). El capital financiero recurre a los desahucios de viviendas cuando los trabajadores/as no pueden devolver los créditos con sus intereses, muchas veces por pérdida del empleo, pero preferiría cobrarlos en lugar de quedarse con un parque de viviendas difícilmente vendibles. Aunque es imprescindible para el capital en su conjunto reducir costes salariales directos, también con los despidos; si puede en algo reducirlos y por otra parte completarlos mediante el recorte de los gastos salariales por vías indirectas, como son los gastos sociales del Estado Benefactor, tanto mejor.
Lo que las empresas no ingresen al "Estado de bienestar", más posibilidades de podérselo apropiar como plusvalía. Y que el Estado dedique recursos, en principio destinados a gastos sociales, al pago de sus deudas al capital financiero con intereses más elevados, mientras exige el "copago" (más bien repago) a los trabajadores/as por esos servicios.
El capital debe recuperar la tasa de ganancia y para ello gestionar cuánto reduce la oferta sin demanda solvente (mercancías que no se van a vender), los costes, aunque con ello sacrifique una parte de la demanda hasta ahora solvente y con ello las empresas que podrían servirla, hasta lograr un nuevo y frágil equilibrio.
No es un amago de la burguesía para ver "si cuela", sino un objetivo que debe conseguir a toda costa.
Veo dos indicios de una estrategia a largo plazo para recortar los costes salariales (directos, indirectos, diferidos) aunque eso perjudique incluso a determinados sectores del capital. La imposición por el Estado de los medicamentos genéricos reduce los costos de la Sanidad a pesar de que perjudica los intereses (mayor margen de ganancia) de algunas empresas farmacéuticas y supone el despido de muchísimos trabajadores del sector. Las vueltas que le están dando a imponer, como en otros países, que las fiestas extraordinarias (las que no son domingos) se celebren los lunes, o se reduzca su número, para evitar el fenómeno de los "puentes" y "acueductos" que parece que perjudican la productividad en algunos sectores, y todo ello a pesar del gran perjuicio que puede causar a un sector tan importante en España y en el empleo, como de la hostelería y el ocio. La razón fundamental no creo que sea la productividad sino una racionalización del capital en su conjunto, eliminando costes salariales superfluos aunque sea a costa de sacrificar a buena parte de la pequeña burguesía (empresas familiares de hostelería) y la burguesía pequeña o mediana. Si el capital financiero en particular y los Estados están buscando desesperadamente dinero, recursos para cubrir sus agujeros, deberán impedir que éstos deriven a otros sectores de mucha menor importancia estratégica para el mantenimiento del sistema.
Visto con perspectiva, si para la década de los 30 es muy probable que el capital se encuentre con un grave problema con la plusvalía, la plusvalía relativa en concreto, debe reducir todo lo posible los costes salariales. Si en la década de los 30 se iniciaría una crisis tan profunda que ya podríamos llamarla Decrecimiento, que provocaría no sólo el sacrificio de determinadas empresas y la concentración del capital en las ramas económicas, sino un empequeñecimiento de muchas ramas, empezando por las que son costes salariales prescindibles (ocio, turismo de vacaciones...), sería lógico que aprovechasen esta crisis para hacer un pequeño ensayo o preámbulo e ir creando mejores condiciones para abordar en su momento ese problema, además de reducir hoy en día ya los costes salariales y dejarlos así establecidos aunque se salga de la crisis. A esos sectores de los servicios también se les podrá empujar a la desaparición con otras medidas como la eliminación del crédito que iría destinado a apoyar a las empresas más importantes y ramas cruciales para el capital en su conjunto.
El capitalismo se ha desarrollado desde la extracción de materias primas y la transformación en la industria, que es donde se empieza a exprimir la plusvalía. Luego, con el aumento del consumo de la burguesía y las posibilidades de consumo del proletariado y la pequeña burguesía, se desarrolló el sector servicios hasta donde lo conocemos hoy. Puestos a sacrificar, el capitalismo no puede sobrevivir basado en el sector servicios sin la extracción y transformación, pero sí puede vivir con un sector servicios mucho más reducido, y así lo hemos conocido hasta el boom de la "sociedad de consumo" en la década de los 60.
No debemos subestimar la capacidad de previsión estratégica del capital cuando hoy se viene lanzando a la captura de tierras de cultivo por todo el mundo para asegurarse el suministro en buena parte cara al aumento de la población, el encarecimiento por la energía, y los efectos del cambio climático.
En tiempos de guerra, pero también de paz, el capital puede desarrollar el Capitalismo de Estado, con una capacidad de visión del conjunto de sus necesidades, de disciplina y sacrificio de sectores del mismo capital, que no conoce la economía de mercado.
Desde la izquierda y las corrientes afines al keynesianismo se critica la política económica dominante porque la austeridad, los recortes en todos los gastos salariales, en las inversiones públicas, van a impedir el crecimiento y la creación de empleo. Ocultan que aunque la burguesía necesita del crecimiento para el normal desarrollo del capitalismo, el objetivo de la burguesía no es el crecimiento y menos el pleno empleo. Su meta es la ganancia y en determinada tasa además, que puede exigir un importante volumen de "ejército de reserva" de la fuerza de trabajo (parados) que presione a la baja los salarios. Si el beneficio se va a acercar a 0 o ser negativo, incluso sin llegar a eso, es muy probable que no invierta en la producción, la retirará, la pondrá a resguardo en oro, alguna moneda fuerte o bonos de un estado seguro, y si puede la dedicará a la especulación. El objetivo hoy de la burguesía, sobre todo del gran capital que determina los procesos, es la recuperación de la tasa de ganancia teniendo en cuenta el enorme riesgo de pérdidas astronómicas que supone hoy la deuda tanto pública, como de las empresas y los particulares, y que el crecimiento no haría sino aumentar, porque el sistema ya se ha convertido en adicto al endeudamiento. Es precisamente que se les ha puesto delante de las narices el planeta "deuda" con el que pueden colisionar, por lo que se produjo la crisis en 2007, un frenazo a la generación de deuda. El problema que ha venido teniendo el capitalismo en las últimas décadas no es de falta de demanda solvente, sino de mucha demanda solvente creada artificialmente con el endeudamiento. Hoy fomentar la demanda solvente (la llaman demanda agregada) significaría mantener el salario global (dinero, indirecto, diferido) y es eso precisamente lo que la lógica capitalista necesita atacar sin compasión para recuperar su salud senil.
Las crisis no son procesos de crecimiento, pero el capital las ha necesitado siempre como modo de depuración, de "poda", que le permitiese recuperar el indicio de su vitalidad que no es otro para la burguesía que su tasa de ganancia. Si el capital necesita para su desarrollo normal el crecimiento, cuando éste se estanca, puede precisar de un "reseteo" (apagado y reinicio), que es un decrecimiento temporal, una depresión, para retomar en el futuro la vía del crecimiento con la tasa de ganancia atractiva gracias a alguna innovación tecnológica y haber puesto de rodillas al proletariado con una gran tasa de desempleo y el escarmiento a base de miseria y palos, situando el salario global en un nivel inferior al precedente.
Pero es el crecimiento capitalista mismo el que hoy es ya un problema pues nos ha traído esta situación y nos acabará llevando al Decrecimiento de la crisis de la energía (escasez, encarecimiento...) y de las consecuencias del cambio climático, por lo que también debemos ser muy críticos frente a él, en lugar de presentarlo como nuestra salvación.
El capitalismo, con crecimiento, depresión o decrecimiento, es un sistema caducado, cuya supresión exige la abolición del régimen de trabajo asalariado.
El principal objetivo del proletariado consciente no es preservar tales o cuales logros del pasado o conseguir algo más, sino evitar una derrota política e ideológica tal que nos expondrá a males todavía mayores en muy pocas décadas y a cerrar a la Humanidad otro horizonte que no sea la destrucción y desintegración de cualquier forma de civilización avanzada, o de la especie misma.
Se puede perder terreno en la lucha, pero si se gana en confianza en sí mismos, experiencia, conocimiento del enemigo, clarificación de los verdaderos objetivos a perseguir, se habrá avanzado y preparado las condiciones para una contraofensiva que puede llegar a ser victoriosa.
Por eso, lo más importante no es salvar tal o cual aspecto del "Estado de bienestar" -sin restarle importancia-, sino clarificar las causas y perspectivas del momento histórico. Es más, esa claridad es la que nos dotará de la inteligencia, voluntad y capacidad de sacrificio para resistir mejor la ofensiva de la burguesía, y retomar la lucha lo más pronto posible.
La participación en la lucha de sectores como los maestros o los médicos es importante. Pero si ellos pueden reclamar la satisfacción de sus necesidades humanas y la de los que necesitan de sus servicios, lo tienen más difícil para relacionar esto con las causas profundas de la crisis, con la raíz del trabajo asalariado y la plusvalía, para lo cual están en mejores condiciones objetivas los trabajadores/as de las empresas del sector primario y de transformación, que es de donde surge la plusvalía que permite la acumulación del capital, pues en los servicios de los gastos sociales hay un sobretrabajo no pagado del que se aprovecha el conjunto del capital y que facilita la producción de plusvalía al crear condiciones para la productividad de los trabajadores/as -con la educación o los cuidados médicos- (algo similar al papel del trabajo doméstico), pero no un valor-trabajo convertido en mercancía con una plusvalía que permita acumular beneficios. Por eso el capital se apresta a reducir los gastos sociales y despedir a su personal, pero prefiere exprimir más al proletariado si puede vender las mercancías y realizar como beneficio la plusvalía incorporada en ellas.
El personal médico y de enfermería podría dar una orientación a su lucha más profunda si relacionase los recortes a la sanidad y a sus ingresos y empleos, con los recortes al salario indirecto del conjunto de los trabajadores/as, como parte de la estrategia del capital de disminuir el salario global y aumentar la plusvalía, recuperar el beneficio.
Hoy la estrategia capitalista es, ante todo, reducir los costes salariales globales, y no tanto conseguir un beneficio vendiendo como mercancía servicios sanitarios. Una prueba me parece que es la implantación en la Seguridad Social de la obligatoriedad de recetar medicamentos genéricos a pesar de que esa medida perjudica a muchas empresas privadas farmacéuticas. Por eso, esta orientación es la que debiera seguir el personal sanitario y no la trampa de la izquierda de embellecer el capitalismo de Estado (cuando "lo público" les trata a patadas) frente a la sanidad privada, como si promocionar la medicina privada fuese el objetivo principal de la burguesía, lo que implicaría que o bien la sanidad ya no será igual para todos, lo que a fin de cuentas revelaría que el objetivo último es la reducción de los costes salariales indirectos, o que debiera pagar mayores salarios para que los trabajadores/as sufragasen un seguro médico privado completo, lo que es el caso.
La primera, mantenernos en el terreno de juego que ellos nos presentan (la punta del iceberg), es decir, pelear a la defensiva, en una guerra de desgaste rápido que el capital acabará ganando, porque, tiene toda la razón, pues si el capitalismo debe continuar y funcionar "bien" según sus reglas del juego, debe ser a costa de grandes sacrificios, si no es de la guerra, de la miseria de una gran parte de la población.
La segunda, cuestionar el terreno de juego y todo el iceberg, es decir, las relaciones sociales capitalistas, la misma existencia del capitalismo, la raíz de la que surge la plusvalía, el trabajo alienado por el régimen asalariado y la mercantilización de la existencia, poner por tanto a la burguesía a la defensiva (inicialmente en el campo ideológico) y tener una opción para liberarnos tanto de ella como de nuestra condición proletaria. Con ello poder ofrecer al siglo XXI la posibilidad de librarse de los desastres sociales, energéticos y medioambientales que el capitalismo acabará provocando.
El cuestionamiento por los trabajadores/as del régimen de trabajo asalariado como raíz del capitalismo, será lo que más presione a la burguesía para acceder a concesiones que de otra manera no haría. Pero con el objetivo de recuperar el movimiento y una vez debilitado lanzar la contraofensiva. Porque el futuro del capitalismo ya no se parecerá en nada a lo que tuvo delante a comienzos de los años 50 del siglo pasado, sino el de chocar más y más contra sus límites históricos y las consecuencias de dos siglos de existencia, por lo que la persecución de la tasa de ganancia será más feroz si cabe que en los peores momentos y partes del mundo más sacrificadas del siglo XX.
El recurso abusivo durante varias décadas al endeudamiento ha sido el truco de la burguesía para disponer de mercados "solventes" para una producción de mercancías que de otro modo no podrían adquirir las empresas, trabajadores/as, burguesía y sectores extra-capitalistas internos (pequeña-burguesía) o exteriores (terratenientes semifeudales, campesinos y artesanos del tercer mundo). Puede producirse más de lo que se necesita o de la capacidad de compra de los necesitados.
Ya se puede estar muriendo la gente de hambre que si no tiene dinero para pagar, antes se dejará de producir; y si hay exceso de producción, antes que distribuirla entre los necesitados, se puede llegar a quemarla para evitar el descenso de los precios.
Por tanto, la razón última de que la producción de los trabajadores/as no tenga compradores solventes está en el mismo régimen de trabajo asalariado que determina quién decide lo que se produce y cuanto (la propiedad capitalista), y la distribución de los ingresos en forma de salario para el trabajador (bien limitados) y de plusvalía para la burguesía.
Las causas de la crisis medioambiental, y por tanto del cambio climático, están también en la dinámica del beneficio capitalista, en el uso que hace de los recursos naturales y del trabajo con el objetivo no de satisfacer las necesidades humanas (lo que implica preservar el medio ambiente), sino de obtener el beneficio mercantil en forma de dinero.
Si el planeta, los ecosistemas y el clima, la biodiversidad, están en crisis, se debe básicamente al capitalismo. Por tanto lo que está en crisis, lo que supone una calamidad para la Humanidad, es la raíz del capitalismo, es decir, el trabajo asalariado con su extracción de plusvalía, motor y savia del capitalismo, origen de su crecimiento (acumulación de capital mediante el beneficio obtenido de la plusvalía) y del deterioro medioambiental que éste provoca. Si la burguesía tiene tantas dificultades para la transformación tecnológica imprescindible para evitar el cambio climático y el deterioro del planeta es porque necesita rentabilizar sus inversiones contaminantes y sólo invertirá si le permite obtener la tasa media de ganancia (plusvalía).
Es así como el trabajo asalariado, proveedor de la plusvalía, productor de mercancías, está en la raíz de todos los problemas de la civilización capitalista, porque es la esencia del capitalismo.
El trabajo asalariado se convierte en la condena de los trabajadores/as, en la alienación de su vida laboral o no (competencia, individualismo, subordinación a la jerarquía opresora, el consumismo como sucedáneo de una vida realizada), en la causa de las crisis, del imperialismo, de sus guerras, del deterioro del planeta, de la decadencia de esta civilización.
Este saber que más o menos lo teníamos claro una parte de la juventud de primeros de los 70 en el Estado Español, hoy, en una situación incomparablemente más trascendente para el futuro de los trabajadores/as y de la Humanidad, debe ser recuperado urgentemente si queremos que a tiempo podamos dar la respuesta debida a la ofensiva de la burguesía.
Es el imperio de la mercancía, que el tejido de las relaciones sociales se establezca a través del mercado condicionando la vida social (la última evidencia, el escandaloso poder de "los mercados" sobre la política económica de los gobiernos), lo que lleva a la mercantilización del trabajo, del trabajador/a mismo (fuerza de trabajo como si fuera una mercancía) y a que el valor de cambio basado en el trabajo abstracto que es capaz de transformarse en beneficio en forma de valor-dinero por mediación de una demanda solvente (con dinero), se imponga sobre lo que debiera ser el objetivo natural, el valor de uso de lo producido para la satisfacción de las necesidades humanas. Pero ese imperio de la mercancía y el dinero se debe al desarrollo histórico del capitalismo, a la expansión del régimen de trabajo asalariado, a la creciente extracción de plusvalía (plusvalía relativa) y su acumulación, extendiendo las relaciones mercantiles a todos los órdenes de la vida.
Aunque la burguesía sueñe con que la Mercancía y el Dinero sean capaces de crear una realidad liberada del mundo real, la "economía de casino" (financiero-especulativa) ha demostrado que depende en última instancia de la plusvalía extraída al trabajo vivo, de la riqueza real, no virtual; y el clima no obedece a los dictados de la cotización en el "mercado de carbono", sino del objetivo de satisfacer las necesidades humanas, o al contrario, de desconsiderarlas por el beneficio mercantil.
El movimiento del 15-M ha tenido un aspecto muy positivo, el desarrollo asambleario, convertir la calle en un foro de debate, de propuestas.
Sus muchas debilidades, desorientación, demuestran que si los trabajadores/as quieren encontrar su propio camino, si no desean debatir dentro de los límites del "sentido común" y del "saber" que las universidades, organismos de la burguesía, sindicatos que ni el 1º de Mayo cuestionan el capitalismo, partidos y medios de comunicación nos imponen, admitiendo los límites que los condenan a la lucha defensiva imposible de ganar, a propuestas utópicas o reformistas del capital, entonces deben apropiarse del abc más elemental de lo que ha sido la tradición proletaria anticapitalista y revolucionaria: la teoría marxista del valor-trabajo y de la plusvalía, de la decadencia del capitalismo.
Si el proletariado no lo recupera ¿qué clase de alternativas anticapitalistas, programa de transformaciones de la sociedad, va a ser capaz de elaborar?
La revolucionarización y autoliberación del proletariado no pasa porque se deje dirigir por ninguna vanguardia, sino porque sea capaz de autodirigirse, orientarse, elaborar sus propios objetivos, reivindicaciones y programas. Pero esto no podrá hacerlo si no recupera lo que desde hace siglo y medio era patrimonio suyo y que hoy parece más olvidado que nunca dada su necesidad y urgencia por lo que se nos viene encima ahora y dentro de pocos años.
Si los trabajadores/as no se apropian de este saber proletariado, es mucho más fácil que permanezcan en una actitud subordinada. No basta con echar pestes contra el capital, la banca, los especuladores, los empresarios que despiden, etc. Esto en realidad no termina de sacarnos de nuestro papel de víctimas. El problema estaría fuera de nosotros, en la burguesía, su gestión del sistema, los políticos, y a ellos correspondería al final arreglarlo y nuestras protestas, por mucho que nos refiriésemos grandilocuentemente a la revolución, irían fundamentalmente a crear presión y reformas. Como en Argentina podríamos llegar a decir "que se vayan todos" pero acabarían volviendo por no entender que la solución sólo la tenemos nosotros. A lo sumo pensaríamos que el problema reside en la propiedad privada, en la necesidad de dar "prioridad a la política", al Estado, lo que nos llevaría de cabeza a reforzar el Capitalismo de Estado, otra modalidad de explotación de los trabajadores/as aunque se disfrace de socialismo y comunismo.
No. La única vía que llevará a los trabajadores/as a comprender las raíces profundas de los problemas, es recuperar la teoría marxista del valor-trabajo y de la plusvalía. Bien entendida les permitirá comprender que no es la burguesía la que crea el capital, sino que es el régimen asalariado del trabajo con su consiguiente división social del trabajo. Si lo esencial de esto persiste, lo de menos es si la propiedad de los medios de producción es privada, estatal, cooperativa, autogestionaria...
Comprender la raíz del problema del capitalismo es comprender qué debe abolirse, de dónde parte también la solución y quien puede hacerlo.
Somos los trabajadores/as quienes damos vida al capital a través de la plusvalía que generamos en el régimen asalariado del trabajo.
Liberarnos y liberar a la Humanidad del capitalismo y sus terribles consecuencias presentes y futuras, está sólo en manos de los trabajadores/as que con nuestro trabajo alienado generamos cada día plusvalía y por tanto capital, por la división social del trabajo y porque el fruto de nuestra actividad no nos pertenece y se vuelve contra nosotros en forma de riqueza y poder crecientes del capital y su Estado, el imperio de la mercancía que se traduce en el predominio del valor de cambio sobre el de uso, el imperativo del beneficio sobre la satisfacción de la necesidad.
La recuperación del saber de la génesis del trabajo asalariado - plusvalía - capital es por tanto un requisito para que el proletariado asuma su responsabilidad en la génesis del capital y por tanto en su desmantelamiento.
Esto exige de aquellas organizaciones que se consideran marxistas y tienen una vocación revolucionaria por la abolición del trabajo asalariado bajo cualquier forma (privada, estatal, etc.) que reorienten rápidamente su intervención en el proletariado, enfocando las explicaciones, la propaganda y la agitación, a la raíz de toda la cuestión, el régimen asalariado del trabajo, la alienación del trabajo, la división social del trabajo determinada por ese régimen, la generación de plusvalía y su realización en forma de beneficio, el imperio de la mercancía y del dinero sobre nuestra vida y contra la vida.
La crisis del capitalismo es en última instancia la crisis del régimen asalariado del trabajo y de la plusvalía.
La próxima crisis energética será la crisis de la plusvalía, especialmente de la relativa.
La crisis medioambiental es la crisis provocada por un sistema social cuyo fin es extraer plusvalía, por lo que el trato dado a la naturaleza es un mero medio para ello, un coste medido en dinero (no en términos medioambientales reales), que debe ser el menor.
Cuestionar el capital hasta la raíz es cuestionar el trabajo asalariado y su división social del trabajo, generador de plusvalía-capital tanto en su forma privada como estatal, cooperativa o autogestionaria.
Cuestionar el trabajo asalariado es cuestionar al proletariado como clase para el capital.
El capital no es enemigo del proletariado, sino de los trabajadores/as, de su calidad de seres humanos cooperantes, creativos, libres y autodirigidos. Necesita del proletariado, es decir, de la clase social compuesta por personas obligadas, alienadas en su existencia (desde la producción a la política), en su psicología, por el régimen de asalariado, su división social del trabajo, la jerarquía, la competencia, el individualismo y la dedicación de su vida a la producción de mercancías y su consumo, generando capital. Teme que los trabajadores/as que lo constituyen no se atengan a representar al papel que las relaciones sociales capitalistas les tiene asignado como clase inseparable del capitalismo, que con él permanecerá o desaparecerá.
Y es lógico que lo teman porque ese papel se basa en una ficción, una relación social de poder, que impone una relación social desigual de entrada (el burgués domina los medios de producción, el trabajador compite por conseguir un puesto de trabajo) y una extorsión del trabajo del proletario, que no se paga.
Es la estafa del "como sí": Pretende que paga el trabajo como si pagase todo el trabajo; trata el trabajo como si fuese una mercancía, la fuerza de trabajo, pero no se limita a transferir su valor a la mercancía final (como hace con las materias primas, las máquinas), sino que obtiene un beneficio de ella (ver mi texto "Capital, energía y plusvalía" pág. 18).
Los trabajadores/as, se enfrentan, organizan y luchan contra esa estafa del capital, por lo que reclaman para sí parte de la plusvalía. Podrán hacerlo a fondo en la medida en que también se enfrenten a su propia condición de clase, a la relación social del trabajo asalariado, no sólo a la cuantía de la estafa (más o menos salario, menos o más plusvalía), sino a la estafa misma. Tanto por el objetivo futuro de su abolición, como para desvelar el condicionamiento, porque espontáneamente su condición proletaria les empuja a la competencia entre sí por el puesto de trabajo como una mercancía más en el mercado, a ver en las mercancías que producen una naturalidad que no tienen (en su origen y escala es un fenómeno exclusivo del capitalismo), o en la división social del trabajo (clasista) una neutralidad técnica que no es tal, y a cuestionar, sí, la apropiación de la plusvalía por el burgués, pero no su producción a partir del valor-trabajo, la producción de mercancías, esto es, uno modo en la creación de la riqueza que se traduce en la abstracción del beneficio mercantil y del dinero (divergente de la de producir directamente para la satisfacción de las necesidades) que, autonomizado como creación por encima de sus creadores, acaba imponiéndose contra las necesidades humanas, la vida y la misma naturaleza (el imperativo del beneficio y poderoso caballero es Don Dinero).
Este enfrentamiento a fondo contra su condición, a la vez que refuerzan su conciencia de colectivo y fuerza social, cooperación y solidaridad, implica una transformación psicológica, en el modo de estar en el mundo (pasivo, aceptando la farsa), en las identificaciones y sentido de pertenencia (la clase para el capital, la patria como dominio del capital, el Estado como instrumento del capital...), en su lugar en la comunidad humana (la división social del trabajo y el dominio efectivo de los medios de producción, le alejan de la gestión social), en la finalidad de su vida ("prostituirse" por el consumo, crear con su trabajo Mercancía y Dinero que domina y destruye a la Humanidad y el planeta).
Si no llega a fondo en el cuestionamiento de sí mismo como clase, no estará a la altura de las citas cruciales que le impone la historia (crisis, guerras...) porque representara el papel que la burguesía quiere (clase del capitalismo, subordinada a la economía nacional y la "patria"), o no será capaz de convertirse en alternativa al Capitalismo de Estado que suprime aparentemente la apropiación de la plusvalía (eliminación de la burguesía privada) pero sigue manteniendo el valor-trabajo porque no orienta la producción a la satisfacción de las necesidades humanas, sino a unos u otros criterios de utilidad (cumplimiento de los planes de la burocracia para desarrollo de la industria pesada y armamentista, etc.) o rentabilidad (el "socialismo" de mercado), además de la apropiación del sobre-trabajo por parte de la nueva burguesía tecno-burocrática.
Es esta realidad objetiva de la condición proletaria lo que debe considerarse a la hora de explicar el comportamiento del proletariado sobre todo en el siglo XX, lo que se ha llamado su integración en el capitalismo, su incapacidad para derribarlo a una escala amplia y de sostenerse en el poder. No puede explicarse sólo ni sobre todo por la traición de las direcciones políticas y sindicales, el peso de las dolorosas derrotas sufridas cuando se ha rebelad, y las campañas ideológicas de la burguesía.
Pero superar su condición de clase, dejar de identificarse (apegarse) en su condición de clase, exige que primero se reconozcan como clase para el capital. No hacerlo significa un nivel de incomprensión, de alienación, total, el proletariado como clase, pero atomizado, que se traga la ficción burguesa del contrato social, de la libertad e igualdad del individuo (proletario) frente al individuo (burgués), el estado ideal para la burguesía.
Los trabajadores/as deben empezar por reconocerse al menos como clase ante el capital, no como individuos con un contrato con la empresa, o que tienen en común una profesión, estilo de vida, etc.; pero en algún momento deberán pasar a tener conciencia de colectivo de trabajadores/as, fuerza social enfrentada a la burguesía y a su propia condición de clase, para constituirse más adelante como trabajador colectivo libremente asociado.
La situación hoy del proletariado es algo penosa en cuanto que muchos de sus miembros, sobre todo en los países ricos, dada la diversidad de contratos (fijos, precarios), estudios realizados, presencia en el mismo centro de trabajo de trabajadores/as de diferentes empresas (subcontratas...), competencia por el puesto de trabajo, comportamiento de la gran mayoría de los sindicatos y partidos declarados "obreros", ni siquiera tienen conciencia de ser parte de una clase social, y muchos, si su salario está un poco por encima del más corriente, tienden a considerarse como "clase media", sobre todo si provienen de la pequeña burguesía o tienen el cónyuge en una posición mejor. Pero la extensión de la pobreza, la proletarización creciente de la nueva pequeña burguesía urbana (de formación universitaria) les conducirá a reconocer lo que en principio no quieren, si es que no desean vivir en la alienación del aislamiento y la lucha de todos contra todos.
Los trabajadores/as no se autoliberarán si sólo cuestionan al capital, a la burguesía (entendido como se quiera), y no a su propia existencia como clase social, pues en cuanto que proletariado su futuro está atado a la existencia del capitalismo. Si los trabajadores/as sólo aspiran a vivir mejor como asalariados, deberán ilusionarse con que el capitalismo (privado o estatal), si no es hoy, en el futuro podrá permitírselo (el progreso en el futuro, la zanahoria para el burro). La liberación de la alienación como productor, como ser humano y especie que depende de la salud del planeta para llevar una vida buena, sólo puede venir de liberarse de su condición de clase, pasando a ser trabajador colectivo libremente asociado, nunca el supuesto e imposible proletariado "clase dominante". Y sólo se liberará de su condición de clase si supera el valor-trabajo y antepone a todo el trabajo en cooperación con el objetivo de satisfacer las necesidades, no ninguna especie de beneficio o rentabilidad, es decir, el valor de uso sobre el valor de cambio y el dinero.
Quienes se consideren más avanzados que la generalidad de los trabajadores/as, deben contribuir a que éstos recuperen su patrimonio histórico y sean capaces de elaborar las respuestas que la realidad les exige, dirigiendo por sí mismos la lucha, aprendiendo a gestionarse porque deberán hacerlo con toda una nueva civilización. No es misión de los más avanzados controlar y dirigir, sino aportar a la autodirección colectiva.
Existe una economía sumergida que basa parte de sus beneficios en omitir sus obligaciones con el Estado, la Seguridad Social. Esto es, la eliminación de los costes salariales indirectos y diferidos, lo que nos lleva al régimen del trabajo asalariado y la propiedad del capital.
Se ha venido dando una especulación bursátil de las acciones de grandes empresas debido al incremento repentino de sus expectativas de ganancias, no por innovaciones tecnológicas, nuevos productos, conquista de mercados, sino por reestructuraciones empresariales consistentes en la mayor especialización, eliminando divisiones poco rentables, reduciendo los puestos de trabajo. El beneficio bursátil tiene por tanto su base en la propiedad privada de los medios de producción representada por las acciones y su libre transmisión, y el trabajo asalariado como mercancía que se adquiere o se desecha según convenga.
Las burbujas especulativas (punto.com, inmobiliarias...) se dan sobre todo cuando hay una gran cantidad de capital-dinero disponible, lo que se manifiesta en la facilidad para obtener financiación barata de los bancos, lo que para el especulador supone un endeudamiento. Un dinero que se destina a la especulación porque no encuentra una adecuada rentabilidad en la explotación directa del trabajo asalariado ya que la tasa de ganancia (relación entre la inversión total y los beneficios) no es la deseada y no se puede lograr una mayor productividad y plusvalía, la inversión supondría un aumento de la oferta de mercancías y servicios para los que no hay demanda solvente (capaz de pagar la mercancía) suficiente a pesar del abuso del crédito para el consumo.
El recurso masivo al endeudamiento para crear un mercado con demanda solvente artificial o animar la especulación con las burbujas, exige buscar vías para seguir alimentando la demanda de endeudamiento. Los bancos necesitan fondos para continuar concediendo préstamos y a la vez quieren recudir su riesgo en caso de no serle devueltos. De aquí surge la "ingeniería" financiera de las llamadas titulaciones y los derivados. Con esto se crea toda una cadena de productos financieros que son objetos de especulación, originando una pirámide invertida que depende al final de que los prestamos sean devueltos. Toda esa pirámide exige beneficios. Lo que en principio se piensa que es una manera de diluir el riesgo, en realidad se convierte en un medio de transmisión del riesgo a todo el entramado financiero, tanto más peligroso cuanto es difícil saber dónde está exactamente, por lo que siembra la desconfianza pues todos son potenciales insolventes y quebrados, así que no se quiere arriesgar a dar préstamos, y se paraliza la circulación del crédito, vital para seguir alimentando la solvencia del mercado y las empresas basada en el endeudamiento. Los beneficios de la "economía de casino" pueden existir en su mundo virtual, los beneficios de la estafa piramidal surgen del desarrollo de la pirámide, pero al final deben remitirse a la riqueza real producida por el trabajo vivo, fuera de esa ficción mercantil. Si no fuese así, todos podríamos ser ricos con solo imprimir billetes. No hay riqueza real, plusvalía producida por los trabajadores/as, para distribuir entre tantos acreedores reclamantes.
El endeudamiento y todo el entramado especulativo y de financiarización se viene abajo cuando el salario de los trabajadores/as no puede devolver el préstamo ni los intereses que, en tanto, se han elevado (una forma de plusvalía sobre el trabajador/a, pues se le priva de una parte de su salario a cambio de nada), las empresas no pueden exprimir más plusvalía para devolver el principal y los intereses, la demanda artificialmente solvente se rebela insolvente por no poder devolver los créditos al consumo, la masa de deuda global es tan grande que todos se deben a todos y ya no hay manera ni de cumplir los plazos de devolución sin incurrir en nuevas deudas impagables. El frenazo final de los créditos por la banca, hace que los deudores no puedan pagar a sus acreedores, ni estos a los suyos, con lo que la quiebra por la insolvencia se extienda en red como una plaga. La culpa no es de la falta de crédito, sino que se ha vivido durante mucho tiempo del crédito, enmascarando la ausencia de una demanda realmente solvente.
Si el origen del endeudamiento y la especulación fueron las limitaciones del mercado en el régimen de trabajo asalariado y de la tasa de ganancia en la explotación del trabajo asalariado, su hundimiento se debe a que esos límites ya no pueden ser forzados más con los trucos de la ingeniería financiera que ha caído en sus propias trampas.
El gigantesco endeudamiento mundial, la financiarización, el capital ficticio-especulativo, han ocultado durante varias décadas, lo que ya en los años 70 salió a la luz: el capitalismo, tras la reconstrucción de la guerra mundial, una mayor explotación con la plusvalía relativa que permitió reducir el coste de los productos y aumentar el consumo de los trabajadores/as, el mayor aprovechamiento de los mercados extra-capitalistas al interior de los estados industriales, y su integración en el sistema capitalista (campesinos y artesanos proletarizados), volvió a encontrarse con sus límites en la explotación de los trabajadores y en la realización de la plusvalía, en la resistencia proletaria y en la falta de mercados solventes.
La globalización ha supuesto un salto en la sobreexplotación del trabajo y la integración de sectores pre-capitalistas en el capitalismo (el campesinado en la industrialización china, por ejemplo). Pero el mercado solvente, en buena parte se ha debido crear artificialmente gracias a un endeudamiento que un tiempo antes habría sido inimaginable, y el crecimiento del PIB encerraba en realidad mucha especulación (burbujas, sobre todo la inmobiliaria), como la vía más fácil para la ganancia que tenía sus vías naturales reducidas. El resultado final es el que sufrimos.
El capitalismo ha sobrevivido varias décadas gracias a peligrosos estimulantes y haciendo trampas en sus propias reglas del juego (demanda solvente, el beneficio desde la plusvalía del valor-trabajo), y la realidad, como la ley de la gravedad, acaba por poner las cosas en su sitio.
Esta exposición del recorrido desde los distintos fenómenos económicos en los que se expresa la crisis hasta llegar a la raíz en el trabajo asalariado, deberá ser mejorada por los compañer@s que dominen la economía. Pero creo que ésta es la orientación correcta, y así debiera divulgarse entre los trabajadores/as para que entiendan las causas de la crisis del capitalismo sobre todo como la crisis histórica del régimen de trabajo asalariado, los límites históricos a su explotación y a la conversión de la plusvalía en beneficio.
Cuando en el proletariado y en la pequeña burguesía proletarizada hay amplios sectores con más estudios que en ninguna otra generación en la historia, la comprensión de estas cuestiones teóricas no debiera entrañar más dificultad que la ofrecida por la resistencia, propia de la alienación, a cuestionar la visión del mundo inducida por el capitalismo, atreverse a ver la realidad tan cruda y extraña como es.
Sin esta orientación, sin un Marco consciente y explícito para la propaganda y agitación capaz de recoger las perspectivas y las causas, sin el avance de propuestas de Programa de Transformaciones Socialistas y su divulgación, lo tendremos muy difícil para salir de la defensiva y evitar ser derrotados.
Herramientas para la agitación
Algunos eslóganes y cortas reflexiones de propaganda y agitación, a añadir a los presentados en escritos anteriores, como un botón de muestra de lo que puede hacerse con esta orientación y de lo que el ingenio de muchos se podría lograr; ya es hora de superar tanta rutina:
Me he divertido componiendo una canción a partir de la tonadilla de aquella que decía algo así:
"Es una vaca lechera / no es una vaca cualquiera / nos da leche merengada / ¡ay que vaca tan salada! / ¡tolón, tolón! / ¡tolón, tolón!" (las dos primeras líneas se cantan igual; las dos siguientes igual entre ellas y el tono lo marca la cuarta; las dos últimas, ambas iguales)
No es una crisis cualquiera / es el final de una era / Para recuperar sus beneficios / exigen más sacrificios / ¡dolor, dolor! / ¡dolor, dolor!
Con el caos meten miedo / un clamor sube al cielo / traen miseria, sudor y sangre / niños muriendo de hambre / ¡horror, horror! / ¡horror, horror!
Preparan nuestra derrota / confusión, resistencia rota / Para sufrir en el futuro / energía cara, clima duro / ¡pavor, pavor! / ¡pavor, pavor!
Dividen por etnias y fronteras / pero somos clase obrera / Nacionales e inmigrantes / contra el capital, adelante / ¡unión, unión! / ¡unión, unión!
Régimen de trabajo asalariado / es lo que ha caducado / forjemos la solución / con su completa abolición / ¡revolución / ¡revolución!
La principal virtud de este juego es que muestra cómo con un poco de esfuerzo se pueden elaborar recursos propagandísticos de contenido complejo, pero accesibles, atractivos, fáciles de recordar y transmitir.
¡CON LA EXPLICACIÓN DE LA CRISIS, NO NOS ANDEMOS POR LAS RAMAS. LA SAVIA ES EL TRABAJO NO PAGADO O PLUSVALÍA, Y LAS RAÍCES EL TRABAJO ASALARIADO. SI EL ÁRBOL ESTÁ VIEJO Y ENFERMO ES PORQUE EL RÉGIMEN ASALARIADO NO DA MÁS DE SÍ. LA BURGUESÍA QUIERE UNA PODA Y MÁS ESFUERZO A LAS RAÍCES. NOSOTROS PROPONEMOS ARRANCAR EL RÉGIMEN ASALARIADO Y PLANTAR EL DEL TRABAJO EN COOPERACIÓN LIBRE A CUYAS RAMAS NUNCA PUEDA SUBIRSE LA BURGUESÍA NI NINGUNA OTRA CLASE EXPLOTADORA!
¡POR LA PATRIA O POR LA ECONOMÍA NACIONAL, SIEMPRE SACRIFICIOS, POR EL CAPITAL!
¡EL RÉGIMEN DE TRABAJO ASALARIADO, GARANTIZA DESTRUCCIÓN DE LA VIDA Y MISERIA AL PROLETARIADO!
¡POR EL TRABAJO AL SERVICIO NO DEL BENEFICIO SINO DE NUESTRAS NECESIDADES, ABOLICIÓN DEL RÉGIMEN ASALARIADO, EXTINCIÓN DEL PROLETARIADO!
¡RECUPERAR EL BENEFICIO, DE LOS POLÍTICOS EN EL ESTADO, EL OFICIO!
¡EL PROBLEMA NO ES LA PRESIÓN DE "LOS MERCADOS" SOBRE LA POLÍTICA, SINO EL IMPERIO DE LA MERCANCÍA SOBRE EL TRABAJO Y EL CONJUNTO DE LA VIDA SOCIAL Y PLANETARIA!
¡LA BURGUESÍA TIENE PRISA, SI NO ESPABILAMOS PRONTO, SE PARTIRÁ DE RISA!
¡SI NOS APLASTAN EN LA PRESENTE, MÁS FÁCIL LO TENDRÁN EN LA SIGUIENTE!
¡LA BURGUESÍA ESTÁ LOCA. QUIEREN QUE JUGUEMOS A LA OCA. DE ESTA CRISIS A LAS DE LA ENERGÍA Y DEL CAMBIO CLIMÁTICO Y QUE PAGUE EL PROLETARIADO PORQUE, COMO SIEMPRE, LE TOCA! ¡IMPONGAMOS NUESTRAS REGLAS. SIN EL RÉGIMEN DEL TRABAJO ASALARIADO, TARJETA ROJA A LA BURGUESÍA!
¡LA MERCANCÍA Y EL DINERO SE HAN CONVERTIDO EN MEDIOS PARA DOMINAR Y DESTRUIR LA VIDA, DEBIDO A SU EXPANSIÓN GRACIAS AL RÉGIMEN ASALARIADO DEL TRABAJO, LA PLUSVALÍA Y EL CAPITAL!
¡EL CAPITALISMO DESTRUYE EL MEDIO AMBIENTE Y EXTINGUE ESPECIES. LOS TRABAJADORES HAREMOS QUE SE EXTINGA EL CAPITAL ABOLIENDO EL TRABAJO ASALARIADO!
¡EL TRABAJO ASALARIADO HA CADUCADO. ES HORA DE IMPLANTAR EL TRABAJO COLECTIVO LIBREMENTE ASOCIADO O COMUNISMO!
De otros textos míos, traigo algunos
¡EL CAPITAL ME AMENAZA CON MÁS TRABAJO Y CON MENOS SALARIO, CON EL DESPIDO Y CON QUE NO ME CONTRATA, CON LO MUCHO QUE CONSUMO Y CON QUE NO SOY NADIE SI NO LO HAGO, CON LA TELEVISIÓN BASURA DE LA "PRINCESA DEL PUEBLO" Y CON LOS INTELECTUALES DE ESTÓMAGO AGRADECIDO QUE PIENSAN DURANTE LA DIGESTIÓN, CON LA GUERRA Y CON LA PAZ QUE LA PREPARA, CON ARRUINAR LA NATURALEZA Y CON FORRARSE FINGIENDO EVITAR EL CAMBIO CLIMÁTICO, Y SI ME MOSQUEO, CON LA REPRESIÓN! ¡NI DESPUÉS DE MUERTO ME DEJARÁ EN PAZ. ME AMENAZA CON EL CIELO, CON EL INFIERNO O PEOR AUN, CON RENACER! ¡EL RALLAR SE VA A ACABAR! ¡SE LO VAMOS A PONER FATAL AL CAPITAL! ¡A TOPE LUCHA PROLETARIA POR LA LIBERACIÓN PLANETARIA!
¡EL RÉGIMEN ASALARIADO SÍ QUE REALIZA, NO AL TRABAJADOR, SINO EL BENEFICIO QUE LO ESCLAVIZA!
¡DEL METAL DEL SALARIO SON LAS CADENAS DEL PROLETARIO!
¡SI FUÉSEMOS COMO UNA MÁQUINA CUYA CAPACIDAD DE TRABAJO SE COMPRA TENDRÍAIS COSTE Y PRECIO PERO NO GANANCIA. LA OBTENÉIS PORQUE NO CAMBIÁIS SUELDO POR TODO NUESTRO TRABAJO, SINO QUE NOS EXPROPIÁIS DE PARTE DE ÉL EN VUESTRO BENEFICIO!
¡LOS "ALIENS" YA ESTÁN ENTRE NOSOTROS Y AMENAZAN LA TIERRA. SUS CRIADEROS ESTÁN EN FÁBRICAS Y EMPRESAS. NECESITAN LA ENERGÍA Y LOS CUERPOS HUMANOS. SU REINA MADRE SE LLAMA "ALIENACIÓN DEL TRABAJO ASALARIADO" Y SUS HIJAS "MERCANCÍA"! ¡LLAMAD A LOS TRABAJADORES A DESTRUIRLAS!
¡SISTEMA CAPITALISTA, PARA ABOLIR, LO PRIMERO DE LA LISTA!
¡TRABAJO ASALARIADO, ENEMIGO DEL PROLETARIADO!
¡TRABAJO ASALARIADO, RAÍZ DEL CAPITALISMO. TRABAJO LIBREMENTE ASOCIADO, PILAR DEL COMUNISMO!
¡"SALARISMO", VERDADERO NOMBRE DEL CAPITALISMO!
¡"SALARISMO", VIDA PROLETARIA Y PLANETARIA SACRIFICADAS AL CAPITAL Y SU BENEFICIO!
¡EL TRABAJO ASALARIADO, RAÍZ DE ESTA CIVILIZACIÓN. CUANDO SE PUDRE, LA LLEVA A SU DESCOMPOSICIÓN!
¡LA CRISIS DEL "SALARISMO" ES LA CRISIS DE LA PLUSVALÍA, Y ÉSTA LA DEL CAPITAL!
¡LA CRISIS DE LA PLUSVALÍA ES LA CRISIS DE LA BURGUESÍA!
¡VIVIR PELEANDO PARA TENER MÁS, ES CAPITALISMO. VIVIR COOPERANDO PARA VIVIR MEJOR, ES COMUNISMO!
¡AL CAPITALISMO SENIL NO LE REJUVENECE NI LOS BOTOX A LA IZQUIERDA!
¡NO QUEREMOS FRACASADOS NI PERDEDORES: EL CAPITALISMO SENIL, DE LOS PEORES!
¡EL CAPITAL PROMOCIONA A LOS TRIUNFADORES: CREADORES DE DESEMPLEO, PRODUCTORES DE ARMAS, DESTRUCTORES DE LA NATURALEZA!
¡EL CAPITALISMO SENIL NO NECESITA VIAGRA: "LA PLUSVALÍA ME PONE"!
¡D-M-D´ LA FORMULA DEL CAPITAL, DINERO-MERCANCÍA-DINERO´ O DAME-MAS-DINERO!
¡D-M-D´ MÁS DAÑINO QUE EL DDT Y DESTRUCTIVO QUE EL TNT!
¡D-M-D´ LA FÓRMULA DEL ETERNO PROGRESO. FECHA DE CADUCIDAD 1914!
¡TRABAJO ASALARIADO, CAPITAL Y PLUSVALÍA, SON LA MISMA PORQUERÍA!
¡CAPITAL, VAMPIRO PARA LOS HUMANOS, CÁNCER PARA EL PLANETA!
¡¿SIENTE UN VACÍO EN SU VIDA? ¿YA NO LE LLENA IR DE TIENDAS? NO SE LIMITE A COMPRAR MERCANCÍAS. VIVA NUEVAS EXPERIENCIAS. GRACIAS AL TRABAJO ASALARIADO PUEDE SENTIRSE COMO UNA Y PRODUCIRLAS. ADQUIERA ESTA CONDICIÓN EN EL CAPITALISTA MÁS PRÓXIMO!
¡SOMOS TRABAJADORES LIBRES PARA SOMETERNOS AL CAPITAL!
¡SI NO PUEDES VENDERTE AL CAPITAL, ESTÁS DE SOBRA!
¡SI YA NO TEMES QUE TE DESPIDAN ES PORQUE TEMES QUE NO TE CONTRATEN!
¡LOS CAPITALISTAS ESTÁN TRISTES. PONGA UNA SONRISA EN SU CARA. ACEPTE LAS CONDICIONES DE TRABAJO QUE LE OFREZCAN, Y SI NO PUEDEN OFRECERLE NADA, NO INCORDIE AL ESTADO, QUE BASTANTES IMPUESTOS PAGAN! ("Todos unidos contra el descenso de la ganancia!" Una campaña de ¡Qué Cruz!)
¡COMO EL TRABAJO ESCLAVO ERA LA RAÍZ DEL ESCLAVISMO, EL ASALARIADO ES LA RAÍZ DEL CAPITALISMO!
¡EL "SALARISMO" VERDADERA NATURALEZA DEL CAPITALISMO!
¡ARRIBA EN LA ESCALERA, NOS DICEN CON ENGAÑO, "DESCENDAMOS TODOS UN PELDAÑO", MIENTRAS SUBE LA MAREA! (inspirado en una ilustración de tal vez medio siglo o más).
¡SOLIDARIDAD BURGUESA: "REPARTID VUESTRA POBREZA, NO TOQUÉIS NUESTRA RIQUEZA"!
¡LEVANTAR ESTA ECONOMÍA ES PRODUCIR MÁS PLUSVALÍA!
¡DESDE EL PUENTE DICEN, "REFLOTEMOS EL BARCO, TRABAJADORES AL AGUA"! (de El Roto, creo)
¡EL BURGUÉS RECLAMANDO IMPUNIDAD: "NO TOQUÉIS MI LIBERTAD, NO SOY RESPONSABLE, NI EL CAPITALISMO CULPABLE"!
¡EL TRABAJADOR, EN SU CONDICIÓN DE ASALARIADO, PRODUCTOR DE PLUSVALÍA PARA EL CAPITAL, Y PARA LA NATURALEZA, LETAL!
¡LA LÓGICA DEL BENEFICIO NOS LLEVA AL PRECIPICIO!
¡DECIMOS LOS TRABAJADORES: PARA REFLOTAR LA NAVE PLANETARIA, POR LA BORDA EL CAPITAL Y LA CONDICIÓN PROLETARIA!
Un recurso. En las hojas, incluir la dirección web donde haya textos dedicados a la plusvalía.
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Últimos textos míos relacionados.
"Capital, energía y plusvalía. Por un ecologismo proletario. Comentarios a Ramón Fernández Durán. Llamamiento" Con muchos eslóganes. En Kaosenlared el 3 septiembre 2011.
"Horizonte 2050: Socialismo o Mega-Crisis. Recuperar nuestra vida y salvar la Tierra. Una propuesta de Marco" En Kaosenlared el 14 mayo 2011.
Para localizar y conocer otros artículos, ensayos y libros sobre diversos temas que voy publicando en Kaosenlared.net, con el buscador de kaosenlared por Aurora Despierta luego seleccionad por Autor y Procedencia, Ordenado por Fecha, y Durante los últimos Todo Kaos, Buscar (en varias páginas, fijarse en la firma, no son míos todos los que aparecen).
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Para abundar en los argumentos que presento en el texto y conocer muchos más, os animo a leer el libro editado en noviembre, de Anselm Jappe "Crédito a muerte. La descomposición del capitalismo y sus críticos" Pepitas de calabaza, ed.
Ha sido su lectura la que me ha animado a esta reflexión.
Si alcanza buena difusión será un indicio de que se está recuperando, al menos entre una minoría, la centralidad del cuestionamiento comunista del valor-trabajo, de la plusvalía, del trabajo asalariado, la mercancía y el dinero, la orientación proletaria "antiproletaria" (contra su condición de clase, por su autoliberación).
[1] Ver sobre este sujeto el artículo ¿Por que el proletariado no ha hecho la revolución? en los números 103 y 104 de nuestra Revista Internacional. /revista-internacional/200602/752/al-inicio-del-siglo-xxi-por-que-el-proletariado-no-ha-acabado-aun-c [383]
Toma de posición del Círculo de Debate Proletario de Perú sobre los acontecimientos que se suceden en Conga por la instalación de empresas mineras
Publicamos a continuación una toma de posición sobre los acontecimientos en Conga (Perú) realizada por un círculo de debate proletario que desarrolla posiciones internacionalistas.
Como explica la toma de posición, el capital en una búsqueda desesperada de ganancias para compensar el impacto de la crisis, pone en explotación nuevos yacimientos de oro, cobre y otros minerales, sin importarle lo más mínimo ni las vidas humanas que aniquila o condena a la ruina ni tampoco las tremendas destrucciones ecológicas que provoca. Esta huida desesperada en la especulación con las materias primas NO ES PROGRESO sino la expresión de un sistema cada vez más podrido.
Podemos ver que si antes fue un gobierno de "centro-derecha" -Alán García- el que no tuvo reparos en reprimir y desestabilizar a poblaciones de la selva en Bagua[1], ahora es un gobierno de "centro-izquierda", de aires chavistas, el de Ollanta Humala, quien sigue la misma política de aniquilación.
Saludamos la toma de posición de los compañeros que denuncia con claridad todo lo anterior
Corriente Comunista Internacional
Hoy en plena Crisis profunda del capitalismo, a las burguesías no le queda otra vía que refugiarse y proteger su dinero en un metal precioso que les da cierta estabilidad en pleno desmoronamiento de su sistema. El oro es el metal que hasta ahora ha cumplido el papel de metal "refugio" para los capitalistas en naufragio. El capitalismo esta a la deriva y nadie lo puede negar, no es imposible ahora, darnos cuenta con facilidad y ver cada vez más su hundimiento. Este panorama de catástrofe Capitalista que ha traído consigo la devaluación internacional de monedas como el dólar y el Euro, está originando una fuerte especulación y sobrevaloración de los comodities/materias primas, como el oro.
Es por ello que el capitalismo ha puesto su interés en intensificar la explotación de dicho metal. Confirmando lo que hoy crecientemente viene ocurriendo en los terrenos extractivos, tales como Perú, y como hace varias décadas atrás, pasó con el Boom del caucho y el salitre, pues hoy los capitalistas generalizan y destruyen aun más las zonas cuya concentración de recursos naturales es significativa para hacer frente a su inexorable declive. Las minas de Cajamarca se conocen por sus grandes reservas acuíferas y sobre todo por las características polimetálicas de sus minas. Pero también por sus grandes manantiales, ojos negros, excelentes pastos, suelos y óptimos climas. Todo esto amenazado por la actividad destructiva de las empresas mineras.
El capitalismo decadente en su fase de descomposición nos empuja cada vez más a la extinción como naturaleza, como planeta, como humanidad. El desastre ambiental hoy en día es una muestra de ello (el desastre nuclear en Japón, la deforestación del amazonas...).Ya en Cajamarca hay muchas zonas con grandes problemas de contaminación de aguas, tierras y aires. Lugares donde la población sufre puntualmente enfermedades a la piel y enfermedades respiratorias; otras con problemas más crónicos y mortales. Existe también un registro de especies en extinción como las liebres, lagartijas, venados y zorros. Así como también contaminación de lagunas, ríos y manantiales. Todo esto es una forma más de como el capitalismo arremete contra las condiciones de vida.
Muchas veces escuchamos que la actividad y explotación minera mejora y cambia la vida a las poblaciones cercanas a los centros mineros, que les brinda progreso y desarrollo. Cuando los pobladores campesinos, en condiciones de miseria y pobreza pueden mantener con lo poco que les da sus tierras a sus familias, aparece la actividad minera como la panacea a todos sus males. La actividad minera los atrapa en su dinámica, haciéndolos abandonar los campos y cultivos por completo, hasta cambiarles la visión negativa que tenían de la minería. Por ello el caso de Conga y de muchos conflictos mineros en el Perú,
tienen ese grado de chantaje y condicionamiento que arrastra a poblaciones enteras a defender intereses de las Burguesías locales, nacionales o internacionales (Gobierno central, gobiernos regionales, Empresas mineras nacionales o extranjeras, etc.)
Lo que queremos dejar acentuado aquí es que la clase trabajadora no es la única clase que sufre pobreza, explotación y opresión, sino también el campesinado pobre de las diversas zonas del campo donde se desarrolla la actividad minera. Por ello las luchas de Conga aunque no defiendan ninguna bandera, ni objetivo de la clase obrera, son movimientos que nos deben hacer llamar a la reflexión y a nuestra conciencia, mostrándole toda nuestra solidaridad a todos los elementos del proletariado que allí se encuentran envueltos sin una identidad de clase y a todos los campesinos pobres que padecen la explotación más vil de un sistema decadente.
No podemos situar las luchas de Conga dentro de un territorio nacional, debemos situarla en un contexto de luchas a nivel internacional. Estos abusos inhumanos no solo se han dado en el Perú, la empresa minera (Newmont -Yanacocha) tiene proyectos por todas partes del mundo, pero no es la única empresa minera en el mundo, le siguen otras con la misma lógica de destrucción y muerte. Entonces, por eso la lucha es mundial y se inscribe en un proceso de maduración de la conciencia y de las luchas a escala internacional. No podemos ver la lucha de Conga como una lucha que se da solamente en Cajamarca de manera aislada del mundo; porque si es así, lo veríamos como una lucha ya perdida, sin porvenir.
Por ello la clase trabajadora, el proletariado por su combate y programa histórico y su situación bajo el capitalismo de vendedor de su fuerza de trabajo, son los únicos capaces de proyectar un porvenir a la humanidad entera. La solidaridad es un arma que tiene el proletariado en su combate y esta, es una fuerza social y material capaz de hacer frente a cualquier situación que se le presente al conjunto de la clase. Por ello la solidaridad a los proletarios y demás sectores de explotados bajo el capitalismo en Cajamarca y en cualquier rincón del planeta.
¡ANTE LOS ATAQUES DEL CAPITAL: RESPONDAMOS, CON SOLIDARIDAD, UNIDAD Y LUCHA!
¡PROLETARIOS DE TODOS LOS PAISES UNIDOS!
CÍRCULO DE DEBATE PROLETARIO
[email protected] [384]
[1] Ver Voces proletarias contra la matanza de Bagua en https://es.internationalism.org/node/2584 [12] y Bagua es una muestra de la putrefacción del capital ver https://es.internationalism.org/node/2626 [11]
Publicamos a continuación dos tomas de posición de nuestra sección Internacionalismo (Ecuador) que muestran la verdadera cara (en los dos sentidos), de la "Revolución ciudadana"
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Desde que se instauró el régimen correista los ataques a la clase obrera no han cesado, todo lo contrario, se han intensificado, es más el correismo ha sido más efectivo que los otros gobiernos de los cuales el jefe de la banda correista no deja de vituperar. En esencia el correismo es la continuación de todos los gobiernos que se han instauradoå desde 1979 cuando los militares junto con los partidos de la burguesía de izquierda y derecha, a puerta cerrada, repartieron los papeles en el nuevo escenario para gestionar de mejor manera la crisis del capitalismo desatada a finales de los 60 que en Ecuador se expresó a través de la Deuda Externa, crisis que hizo resurgir de manera brutal las contradicciones inherentes al sistema capitalista producto del agotamiento de los mercados extra capitalistas y se evidenciaba la agonía de la sociedad de clases tan solo por poseer "demasiada civilización" , demasiadas mercancías.
Ante este callejón sin salida que plantea un capitalismo en declive marcado por una descomposición galopante en donde el futuro es cada vez más incierto para los agoreros economistas, a la burguesía solo les queda regresar con loca pasión al agresivo endeudamiento y a la aplicación de políticas de ajustes y/o relanzamiento de la economía que solo significan hundir en la desesperación a la clase obrera. El Estado Ecuatoriano no escapa del vórtice de la descomposición, en los últimos tres años (2008, 2009, 2010) las exportaciones ecuatorianas (ventas al exterior) han tendido a decrecer. Las ventas en términos de peso han caído 1.5 millones TM en el lapso 2008 - 2011. Lo que genera el engaño en los montos del ingreso en dólares es el precio del barril de petróleo que aparentemente genera una expansión del ingreso en un 13%. Es un espejismo, y esto lo sabe el correismo, las reservas mundiales se agotan, la especulación se dispara, pero las medidas para palear estos tiempos inestables implican golpear los bolsillos de la sociedad civil (incremento de impuestos), reducir los gastos en salud, educación servicios sanitarios y por otro lado reducir la plantilla laboral, como lo hacen Obama, Sarkosy, Angela Merkel, Rajoy o cualquiera de los gobernantes en el mundo, y en esto el correismo no se queda atrás, encarnando los deseos fervientes de la burguesía ecuatoriana, que por todos los medios luchó, entre 1979 a 2007, para imponer políticas anti obreras como la: flexibilización laboral, despidos intempestivos sin el trauma de las protestas callejeras, congelamiento de los salarios, eliminación de los contratos colectivos en el sector estatal, reducción de los beneficios a los obreros, darle mayor efectividad al encuadramiento de los obreros a los designios de la burguesía nacional en contubernio con los sindicatos, y limitar la movilidad de estos en el estricto apego a los intereses del capital nacional: defensa de la democracia y del orden constituido, judicializando las protestas sociales que escapen de este marco; veamos:
Si a ello le sumamos los despidos efectuados por empresas como ERCO SA el 14 de Agosto de 2009 despide a 29 trabajadores, más 45 despedidos el 21 de Enero de 2010; VACHAGNON 440 son despedidos el 28 de Julio de 2009, a finales de Octubre de 2010, 300 quedan sin empleo tras cerrar la empresa, unos cuantos son reincorporados bajo otra nominación: CONSORCIO PUERTO LIMPIO; CEMENTOS GUAPAN el 2 de Diciembre de 2011 despide a 147 trabajadores. Del universo de la Población Económica Activa (PEA) 55.5% de la población ecuatoriana, el 57% del PEA no tiene un trabajo estable, es decir, deambulan en la informalidad (vendiendo cualquier cosa en las calles), en el trabajo precario, trabajo temporal, y en la desocupación abierta. Una perla, el sueldo de un trabajador "capacitado" -bachiller técnico o con alguna destreza- es de $ 280,00, el de un médico graduado de la universidad con siete años de estudios listo para salvar vidas llega a ganar un monto entre $ 500,00 y 700,00 aproximadamente dependiendo del establecimiento privado. Después del gran Show montado el 30 S por el correismo, en medio de una insubordinación policial protestando por sueldos y condiciones de jubilación que pretendían vulnerar; el correismo hace unos días atrás lanzó una cortina de humo alegando que pretendían desestabilizar al régimen con el "Plan Revancha" ejecutado por unos cuantos militares descontentos, queriendo reeditar otro 30 S; el correismo ni corto ni perezoso corrió a visitar los cuarteles en la frontera norte y confirmó un alza de sueldos y salarios de todo el personal entre el 5% al 25%; ahora un soldado raso que sale de los cuarteles de instrucción entrenado para matar a seres humanos se embolsica un sueldito de $ 900,00 aproximadamente.
Esta es la esencia del correismo, arropado en esa aberración llamada "Revolución Ciudadana" en marcada en la no menos despreciable y abominable ideología del "Socialismo del Siglo XXI"; el de la continuación de los anteriores gobiernos, al servicio de los intereses del capital, que empujados por el hundimiento del capitalismo en su conjunto en una crisis insalvable han tenido que fortalecer y profundizar el Capitalismo de Estado pretendiendo extender, aún más, la vida de este sistema putrefacto, nauseabundo, que excreta dolor, muerte, hambruna, violencia, pobreza, desempleo, miseria por doquier.
Hay un solo camino, el camino de lucha trazado por los miles de proletarios que desde 2 003 viene mostrando un cambio en la actitud de la clase obrera con las luchas en Francia y Austria contra los golpes a las pensiones jubilares, que en el 2006, 2007, 2008, 2009, 2010 y 2011 ha demostrado que no esta derrotado y que se encuentra en franco proceso de reencuentro con su tradición de solidaridad y confianza de su papel en la historia de la humanidad, echar abajo los cimientos de la sociedad capitalista, de que el futuro será erigido por el proletariado en el poder a nivel mundial y ese poder será ejercido a través de sus órganos como son los Consejos Obreros y las Asambleas Soberanas.
Internacionalismo (Ecuador)
El VIERNES 3 DE FEBRERO hubo
un hecho en Guayaquil que para muchos pasó a engrosar los actos de violencia social que se vive a diario, la
mayoría de los ciudadanos se enteraron por comentarios que unos u otros hacían
en diferentes sitios, ya por que uno lo vio en la TV, otro lo escuchó en la radio o el de allá tuvo
la suerte de escuchar el relato a través del amigo que vive en el emblemático barrio obrero llamado
desde tiempos lejanos BARRIO CUBA, el cual nació, creció y se alimentó a la ribera del Río
Guayas y del Camal Municipal, sitio de
acopio y faena del ganado que llega a la
urbe porteña; barrio en donde hombres, mujeres, ancianos y jóvenes defendieron
con dignidad sus modestos y precarios puestos de venta de vísceras que son
obtenidas, muchas de las veces como parte de pago en sus labores precarias dentro del Camal -matando y descuartizando las
reses y prepararlas para el consumo- precisamente
fueron familias enteras que defendieron con su vida la necesidad básica de subsistir
en medio de la debacle del sistema capitalista. El sol apenas lograba mostrar su presencia
en esa mañana de invierno húmedo, caluroso, algo nuboso, cuando las fuerzas
represivas del Municipio: la Policía
Metropolitana, empezaron a ejecutar la
orden impartida por el Alcalde Nebot: "desalojar
a los vendedores de las inmediaciones del Camal Municipal". La agresión contó con la participación de la Policía
Nacional como árbitros de la
refriega. Dicho por un periodista de un
noticiario local: "...los unos son gente
del Alcalde los otros responden a Correa..." (Refiriéndose al Presidente
del Ecuador). Lo dicho es vox pópuli
mas no refleja el fondo de la relación entre el Alcalde Nebot y Correa, ambos
son caras de una misma moneda, ambos defienden el capitalismo y protegen los
intereses de la burguesía y sus lacayos.
Desde que se posesionó el líder de la Revolución Ciudadana, las pugnas
con el Alcalde que expresa los intereses de una burguesía de derecha opuesta en
la forma en que el correismo gestiona la
conducción del Capital Nacional por las aguas turbulentas del mercado mundial
altamente saturado, han sido numerosas; para muestra basta un botón: En el
segundo trimestre del año
2008 en Guayaquil los vendedores informales (desempleados que salen a las
calles a vender cualquier cosa para poder sobrevivir) fueron duramente
reprimidos por parte de las fuerzas represivas del Municipio: La Policía
Metropolitana, el gobierno central tomó
partido en la reyerta y usó a la Policía Nacional para contrarrestar la acción
de los municipales a favor de los vendedores.
Pero esto que puede pensarse en una confrontación entre estos jefes de
banda, en momentos de golpear directamente a los trabajadores para defender los
intereses de los capitalistas, ambos se unen.
A finales de Julio del 2009, trabajadores de aseo de la ciudad del
Consorcio Canadiense Vachagnon protagonizaron protestas por los despidos
intempestivos sin justas liquidaciones, contra el maltrato de los jefes, por
malas condiciones sanitarias en el trabajo, por aumento salarial y por el
derecho contemplado en las leyes burguesas a la sindicalización, fueron
brutalmente reprimidos con saldo de un trabajador herido, en esa acción actuó la
Policía Nacional en coordinación con la Policía Municipal, en la semana del 28
de Julio del 2010 despidieron 400 trabajadores de dicha empresa canadiense. No olvidamos Dayuma, y la salvaje represión
a la comunidad Shuar a mediados del 2007, de Yamanunka cuya población se
movilizó porque pretendían construir un gaseoducto que pasaría por sus
viviendas y a inicios del 2008 la represión salvaje a las comunidades agrícolas
del austro ecuatoriano que se oponían a la ley minera por cuanto esta disponía
prácticas atentatorias al medio ambiente, es
decir, altamente contaminantes afectando de forma directa las áreas agrícolas.
La burguesía ya vestida de derecha o de izquierda a la hora de defender los intereses del capital nacional o extranjero, de aplicar políticas de austeridad o de relanzamiento de la economía, que siempre implica baja de salarios, reducciones en las prestaciones y servicios sociales como salud o educación, aumento en la edad de jubilación, reducción de las pensiones jubilares, aumento de las horas de trabajo, desalojo y reubicación de los sitios de trabajo para instalar las inversiones de los capitalistas, en definitiva garrotazos en las espaldas de la clase obrera y de las capas no explotadora.
El 17 de Diciembre de 2010 un hombre desempleado graduado en la Universidad que, así mismo, tenía un puesto de ventas de legumbres y frutas en la ciudad Sidi Buzid ubicado en Túnez; fue víctima de la agresión de la Policía Municipal de dicha ciudad, esta le confiscó sus frutas y legumbres, al verse desposeído del medio de subsistencia este se prendió fuego, se inmoló. Este acto de horror perpetrado por el terror del Estado tunecino a través de sus órganos de represión generó una ola de protestas que contó con la participación decidida de toda la población no explotadora e incluso con participación de la clase trabajadora entre los manifestantes. La ira acumulada por décadas de represión, miseria, exclusión y olvido por parte de la burguesía tunecina, transformó las manifestaciones de repudio ante tal acto criminal del Estado en multitudinarias protestas espontaneas de toda la población contra el alto costo de vida, el elevadísimo desempleo y el corrupto régimen de Ben Alí. El nivel de la movilización, muy a pesar de lo brutal de la represión del estado, se incrementó, la indignación de la sociedad fue general que terminó con la caída del gobierno.
Lo que hacen semejantes ambos acontecimientos esparcidos en el tiempo es la brutalidad con la que actuaron las fuerzas represivas del estado capitalista, no importa si son árabes, occidentales, chinas, tailandesas, africanas; el estado capitalista siempre protegerá los intereses de sus respectivas burguesías y para ello garroteará a trabajadores, campesinos arruinados, desempleados, jóvenes, mujeres o niños pauperizados por los planes económicos que sostienen la sociedad capitalista.
Lo ocurrido en Tunez, como en Egipto y que luego, cual reguero de pólvora se extendiera a otros países de la región, tiene su explicación en la tormentosa vida que transita, para millones de seres humanos pertenecientes a la clase obrera y las capas de la sociedad no explotadora, en la más pavorosa miseria bajo gobiernos extremadamente corruptos, represivos y excluyentes, todo ello en medio del hundimiento del capitalismo en la crisis del 2008, lo que convirtió en insostenible aquel tren de vida. La diferencia de los sucesos de Tunez con respecto a los del Barrio Cuba estriba precisamente en que en Tunez se extendió la lucha a sectores pauperizados e incluidos sectores medios en curso a proletarizarse por la crisis, contagiando al proletariado a pesar de su relativa debilidad; así mismo como en los movimientos en los países del Magreb como en los del Medio Oriente, la clase obrera no estuvo en la primera línea de fuego, no tuvo un protagonismo independiente, su presencia a veces se mezcló en el conjunto de la revuelta social o en otras ocasiones su acción tuvo situaciones definitorias en el conflicto como por ejemplo en Egipto, donde el proletariado es más concentrado y experimentado, las huelgas fueron más masivas y en la refriega lograron zafarse del encuadramiento sindical contribuyendo enormemente, y bajo la presión norteamericana, alinear a los militares con la salida de Hosni Mubarak. A más de ello, está el hecho cierto de que en todas las revueltas en dichas regiones la influencia de la clase obrera se manifestó de otra manera, en las consignas, en las formas de organización de los movimientos: tendencia al auto organización, la búsqueda de extender masivamente la lucha, el intento de centralizar la toma de decisiones, etc. Por otro lado, estas revueltas son un enorme paso hacia la toma de consciencia revolucionaria del proletariado mundial, no solo por el carácter masivo y extendido de las revueltas, comprometiendo a muchos países de una región determinada y que contagió de cierta manera a manifestaciones posteriores como las de España del 15 M, sino también en que por vez primera se liga aspectos económicos a los retos políticos; el desenlace a este problema que plantea la lucha tuvo sus límites en las ilusiones democráticas del conjunto de la sociedad e incluso del proletariado de la región, y es precisamente la debilidad en cuanto a su experiencia de lucha de este último contribuyó en gran medida las miras hacia ilusiones democráticas.
Los casos de agresión, como los vividos por los habitantes del Barrio Cuba, están presente a lo largo del planeta, estas agresiones efectuadas por los Estado y sus gobiernos en complicidad con todos los partidos políticos de todas las banderas del espectro faunístico de la burguesía se viven cotidianamente en tanto el capitalismo como sistema económico político y social esta viviendo su descomposición en el marco de su decadencia a consecuencia de un mercado mundial que tiende progresivamente y de manera acelerada hacia la saturación global, en dónde todos los países asumen el Capitalismo de Estado ejerciendo políticas imperialistas en lo económico y militar; y producto de ese mercado global saturado, con loca pasión, los Estados, emprenden una caída en picada hacia el endeudamiento generando, cada vez más, profundas distorsiones en todos los ordenes provocando situaciones altamente explosivas aferrándose a un vagón camino a la barbarie generalizada: mezcla de recesión pavorosa, miseria extrema, violencia, terror, catástrofes medio ambientales y carnicería guerrera. En tal virtud, bajo la bota del Capitalismo de Estado los gobiernos que ejecutan los designios de la burguesía deberán someter a sangre y fuego cualquier pretensión de protesta por parte de la sociedad en su conjunto y en particular de su enemigo histórico, el proletariado, la única clase capaz de enfrentarse en su terreno de clase y detener la espiral de muerte en que nos conduce este sistema moribundo.
El presente nos plantea un solo camino, el camino de los proletarios tunecinos, egipcios, españoles, franceses, griegos, ingleses, norteamericanos, holandeses, italianos, que han marcado hitos históricos desde 2006, 2009, 2010, 2011. El camino es hacia la construcción de una sociedad humana mundial en donde el Proletariado organizado en sus órganos de poder como las Asambleas Soberanas o los Consejos Obreros sean los que guíen la historia de la humanidad escrita dentro del Comunismo a escala planetaria.
Internacionalismo (Ecuador)
Febrero 9 de 2012
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Tras los duros ataques del PSOE, el PP en apenas 2 meses ha lanzado los peores golpes en más de 50 años:
Estas barbaridades tienen lugar en medio de una formidable escalada del paro, multiplicación de los despidos[1] y proliferación de impagos y atrasos salariales de hasta 6 meses etc.
Hay una fuerte indignación, la combatividad y las iniciativas "desde abajo", tienden a crecer. Sin embargo, es necesario comprender en qué condiciones tienen lugar, para lo que cabe hacerse algunas preguntas: ¿Cómo se posicionan Gobierno, Oposición y Sindicatos, frente a los trabajadores? ¿Cuál es la conciencia de éstos? ¿En qué medida las semillas puestas por el 15 M pueden favorecer su lucha?
La Comunidad Valenciana ha vivido 2 grandes manifestaciones: el 21 de enero (educación) con 80000 personas en Valencia y 40000 en Alicante y el 26 de enero (todo el sector público) con 100 mil en la primera, 50 mil en la segunda y 20000 en Castellón. Tras estas manifestaciones, la movilización ha continuado en colegios, institutos y barrios.
Sin embargo, aunque Valencia ha sido tomada temporalmente como la principal diana de los ataques; las luchas tienden a aumentar en las demás regiones. En Madrid protesta de los bomberos; manifestación de funcionarios y concentración contra la Reforma Laboral el mismo día de su aprobación; en Bilbao manifestación del sector público; 100 mil personas se manifiestan en Barcelona de todos los sectores; en esta misma ciudad los trabajadores de escuelas infantiles junto con padres y niños se concentran ante el gobierno regional; manifestación masiva del sector público en Toledo; 10 mil personas se manifiestan en Vigo en solidaridad con el sector naval; marcha de los trabajadores de Ferrol a La Coruña.
En contra de lo que se nos hace creer no somos ciudadanos iguales, la sociedad está dividida entre una clase minoritaria que posee no solamente los medios de producción sino también el Estado[2], y una inmensa mayoría que sólo contamos con nuestra conciencia, nuestra solidaridad, nuestra unidad y la fuerza del número.
Vamos hacia enfrentamientos cuya dimensión es difícil de predecir, lo que resulta evidente es que la minoría-el Capital y su Estado- ha preparado una ratonera político-ideológica donde atrapar la movilización de los trabajadores.
Por una parte, los ajustes se realizan de manera escalonada autonomía por autonomía, paquete por paquete: en enero 2011 empezó Murcia, desde junio Cataluña; en septiembre Madrid y ahora le toca el turno a Valencia; más adelante con toda probabilidad a Andalucía. Es decir, un ataque general es presentado como una sucesión de ataques regionales sin relación entre si, haciendo que los trabajadores luchen solos encerrados en cada autonomía[3].
Por otra parte, manipulan la tradicional división entre trabajadores del sector público y del sector privado. A los primeros se les presenta como privilegiados y se les hace creer que lo son, con lo cual los sindicatos les dicen que para "hacerse perdonar" deberían renunciar a reivindicaciones sobre salarios y condiciones de vida para concentrarse únicamente el carácter estatal de la educación y la sanidad.
Pero esa división entre trabajadores públicos y trabajadores privados es desmentida por la realidad: 40% de los trabajadores públicos son interinos, de tal forma que hay más precariedad en el sector público que en el privado. Trabajadores privados vía Reforma Laboral y trabajadores públicos vía Recortes comparten una misma rebaja de salarios, una amenaza generalizada de desempleo[4], una degradación de los puestos de trabajo. Los recortes son como un cuchillo de doble filo: con un filo cortan los salarios y las condiciones de los trabajadores públicos; con el otro filo reducen servicios indispensables y los degradan a un nivel mínimo. Recortes y Reforma Laboral no son hechos diferentes ligados a realidades distintas sino un ATAQUE GLOBAL a TODOS LOS TRABAJADORES.
En el movimiento 15 M se expresaron duras críticas a los sindicatos, especialmente hacia CCOO-UGT.
¡No es para menos! Por una parte, firman todo lo que Patronal o Gobierno les pone sobre la mesa, pero, por otro lado, y esto es lo peor de su labor, organizan luchas ficticias que provocan desmovilización y división en los trabajadores, llevándolos a la derrota.
El Capital y su Estado emplean las dos manos contra los trabajadores: con la derecha, Gobierno y Patronal lanzan los hachazos, mientras que con la izquierda, sindicatos y Oposición, les empujan a poner la cabeza bajo el hacha.
En Madrid, la mano derecha, la presidenta Aguirre atacó a los trabajadores de la enseñanza con 3000 despidos y más horas lectivas, mientras que la mano izquierda, el "pentasindicato" (una alianza de 5 sindicatos que va desde CCOO-UGT hasta sindicatos derechistas como CSIF o AMPE) hizo lo imposible para boicotear las asambleas de base, frustrando su coordinación, y desvió y agotó finalmente la lucha hacia la falsa dicotomía público-privado que permitió colar todo lo que el gobierno autonómico quería[5].
Ahora con las movilizaciones en Valencia tenemos más de lo mismo: la mano derecha, el Gobierno PP, lanza recortes durísimos, mientras que la mano izquierda, habla de corrupción y despilfarro, ocultando que la crisis es global y mundial con lo que nos aísla en las cuatro paredes de la autonomía, y pide renunciar a las reivindicaciones "egoístas".
Resulta significativo que ante la Reforma Laboral, los sindicatos adopten un perfil bajo, tratando de evitar por todos los medios que la necesidad de una lucha unitaria acabe por hacerse evidente. Su política es escalonar los "respuestas" de tal manera que estén lo más fragmentadas posible, que no se vea el lazo de unión entre los recortes sociales y la reforma laboral, entre estos y el paro desbocado, que no se comprenda que nos hallamos ante las manifestaciones de una misma y única crisis del sistema.
Prefieren que los trabajadores públicos en Valencia se vayan desgastando en el aislamiento -como antes lo sufrieron sus compañeros en Murcia, Madrid y Barcelona- y apuestan a que sean derrotados para entonces lanzar "una movilización general" contra la Reforma Laboral que se hará con el lastre de esa derrota previa.
Tras 5 años de crisis, los sufrimientos son cada vez más grandes y lo único que se ve en el horizonte son los ajustes, el desempleo, la miseria... La Derecha promete -como antes hizo el PSOE- una "salida" si se hacen duros sacrificios, la Izquierda y los Sindicatos hablan de "salida" si el Estado ata corto a "las finanzas" y "libera recursos" para crear empleo etc. Pero ¿podemos creer en tales "salidas" cuando vemos que tras los ajustes vienen los recortes y tras los recortes los tijeretazos en una cadena sin fin? ¿Es realista buscar "salidas" a un sistema que no las tiene?
¿Qué hacer? Las luchas, incluso las más masivas, no consiguen aliviar la situación. Pero no luchar es aun peor porque perdemos la dignidad, somos humillados.
¡Tenemos que luchar! La principal adquisición de la lucha es la lucha misma. La lucha es una escuela en la que ganamos conciencia de qué medios disponemos, quienes son nuestros enemigos y quienes nuestros falsos amigos, qué trampas utilizan contra nosotros. La lucha si es capaz de auto-organizarse en Asambleas masivas y abiertas permite desarrollar la comunicación, la empatía, la discusión y una toma de decisiones basada en la responsabilidad y el compromiso de todos. Frente a una sociedad que nos infiltra el veneno de la competencia entre nosotros, las Asambleas nos proporcionan el antídoto: aprender a actuar juntos, a tomar en nuestras manos los asuntos.
La lucha hace que multitudes tomen calles y plazas, haciéndonos descubrir la posibilidad de ACTUAR UNIDOS y si logramos hacerlo a escala internacional podemos visualizar que somos una fuerza capaz de transformar el mundo, OTRO MUNDO ES POSIBLE DISTINTO DEL CAPITALISMO, pues aunque son muy poderosos y tienen recursos temibles, son una minoría parásita que dependen de nuestro trabajo colectivo y asociado.
Junto a luchas que se dan en Italia, Grecia etc., vemos iniciativas, todavía minoritarias, que apuntan en esa dirección.
En Alicante varios colegios decidieron unirse en asamblea de zona, hacer pasacalles para concienciar y acudir unidos con pancarta propia a las manifestaciones; funciona una Asamblea Abierta que periódicamente celebra reuniones donde confluyen trabajadores de servicios socio-sanitarios, enseñanza, gas, limpieza etc.[6] En Castellón, el 15 M convoca una asamblea en la plaza central para luchar contra los recortes. Trabajadores de escuelas infantiles de Valencia han hecho una concentración junto con padres y niños delante del gobierno regional. Asambleas del 15 M de las poblaciones dormitorio del Sur de Valencia llaman a una manifestación conjunta para el 18 de febrero contra los recortes y contra la subida de impuestos municipales. En varios barrios y poblaciones de Valencia se han formado Asambleas de Zona que coordinan a escuelas e institutos. Denominada "Lunes al Sol" una iniciativa de agrupamiento de parados ha comenzado en Valencia -y en otros lugares de España- aunque todavía muy minoritaria. En varias ciudades de España ha habido concentraciones en solidaridad con los trabajadores en Grecia.
En una Asamblea general de profesores de Valencia con la mesa ocupada por los sindicatos hubo una tensión entre estos y los trabajadores. Una intervención dejó claro que había que organizarse en Asambleas horizontales. Varias intervenciones "advirtieron" a los sindicatos de que "no les traicionaran" y "no firmaran como han hecho en otras ocasiones".
Para el 20 de febrero estaba programada la realización de encierros en los centros, los delegados de dos institutos propusieron hacer un "único encierro central" en el Instituto Luis Vives (en el centro de Valencia) donde confluyera todo el mundo tanto trabajadores de la enseñanza como de sanidad, parados etc. Se propuso que fuera una ocupación para crear un espacio de debate, encuentro y unidad que se prolongara los días siguientes. Esta iniciativa fue resistida por los sindicatos aunque ¡tras 2 votaciones! fue aprobada.
Vemos una ocupación del terreno por los sindicatos pero simultáneamente un impulso, un desarrollo de iniciativas, por parte de los trabajadores que buscan llevar una lucha eficaz y tratan de tomarla en mano. Hay una fuerte aspiración de LUCHAR UNIDOS. Necesitamos Una misma lucha contra los Recortes Sociales, contra el desempleo y contra la Reforma Laboral; Una misma lucha por una Sanidad, una Educación y unos servicios sociales verdaderamente humanos y de calidad.
Nuestro movimiento es la vez inmediato y de futuro. Inmediato para resistir Recortes y Reformas. De futuro para responder a preguntas de cuya respuesta depende el porvenir: ¿qué sociedad necesitamos como alternativa a la que sufrimos actualmente? ¿Cómo podemos llegar a ella? ¿Cómo serán en ella la educación, la sanidad, los servicios sociales, culturales etc.?
Corriente Comunista Internacional 15-2-2012
Nos puedes contactar en [email protected] [344] ; nuestra Web es https://es.internationalism.org [387]
[1] Spanair y Air Nostrum han echado a unos 5000 trabajadores; los astilleros de Ferrol amenazan cierre con 6000 trabajadores directos y otros 10 mil indirectos
[2] El Estado no es de "todos" ni tampoco es neutral, es una máquina burocrática y represiva al servicio de la minoría dominante que se legitima cada 4 años con la farsa de las elecciones. Como se decía en el 15 M «le llaman democracia y no lo es», «es una dictadura y no se ve».
[3] Tomemos el ejemplo de Valencia. Es cierto que el gobierno valenciano es muy corrupto, pero, como se decía en una hoja de un Colectivo de Trabajadores de Valencia «Está claro que buena parte de la clase política es una pandilla grotesca de aprovechados con ínfulas de nuevos ricos (Gürtel, Emarsa, Brugal, Aerocas, ERE's de Andalucía...). Pero estos desmanes son la consecuencia de un sistema social que hace aguas por todo el mundo. Los recortes son generalizados: en Cataluña, en Madrid, en Castilla La Mancha, ¡en toda España! ¡Pero igualmente en Portugal, en Grecia, en USA, en Gran Bretaña! La crisis de la deuda ha puesto de manifiesto el fracaso de un sistema cuya única meta es el beneficio, lo que favorece la especulación y la inversión en sectores financieros e inmobiliarios acabando por crear una burbuja que al pinchar nos ha explotado a todos»
[4] En Grecia se ha procedido ya al despido de funcionarios con plaza segura. En Francia, Sarkozy habla tramposamente de instaurar el despido de funcionarios ¡a cambio de aumentarles el sueldo!
[5] En el artículo Solidaridad con los trabajadores de la enseñanza, se explica detalladamente estas maniobras. Ver /content/3219/solidaridad-con-la-lucha-de-los-trabajadores-de-la-ensenanza [388]
[6] Ver en Acción Proletaria 222 Alicante: asamblea abierta de trabajadores sociales /accion-proletaria/201111/3272/alicante-asamblea-abierta-de-trabajadores-sociales [389]
A propósito de la represión de los estudiantes en Valencia, las declaraciones de un Jefe de la Policía tratando a los manifestantes de enemigos son muy clarificadoras...
En una rueda de prensa, preguntado sobre el número de policías empleados en la represión de los estudiantes, el Jefe Superior de Policía de Valencia dijo «No es prudente, desde el punto de vista de la táctica y la fuerza policial, que yo le diga al enemigo cuales son mis fuerzas y debilidades»[1]
Hay que agradecer a este alto cargo la extraordinaria lección de marxismo que ha impartido: 1º nos consideran enemigos y 2º están en una guerra para la cual hay que emplear tácticas y ocultar las debilidades propias.
Políticos, sindicalistas, ideólogos, tertulianos etc., predican todo lo contrario. Según ellos, formaríamos parte de una comunidad de "ciudadanos libres e iguales" donde el Estado y sus diversas instituciones -entre ellas la policía- estarían al "servicio de todos". Cuando los máximos responsables del Estado se ven obligados a adoptar medidas muy duras, sería por "el bien de todos", así la Reforma Laboral sería para "beneficiar a los parados" y los recortes tratarían de preservar el "estado del bienestar".
Las declaraciones del Jefe Superior desmienten radicalmente tales discursos. Lo que se desprende de ellas, es, en primer lugar, que no somos ciudadanos libres e iguales sino que estamos divididos en una clase minoritaria que lo tiene todo y no produce nada, y, una clase mayoritaria que no tiene nada y lo produce todo. En segundo lugar, que la inmensa telaraña burocrática que es el Estado no está al "servicio de los ciudadanos" sino que es el patrimonio exclusivo y excluyente de esa minoría privilegiada por lo que considera enemigos a los manifestantes que luchan y concibe su actuación como una guerra contra la inmensa mayoría.
Se dirá que este alto cargo es de derechas y que la derecha tiene una concepción patrimonial del Estado y no oculta su egoísmo y venalidad. Sin embargo, cuando examinamos su carrera vemos que empezó en la Brigada Política social en las postrimerías del franquismo y fue nombrado en 2008 en su cargo actual por el entonces ministro del Interior el Señor Rubalcaba -que hoy como jefe de la oposición adopta incendiarios tonos radicales-. En ese destino estaba a las órdenes de un antiguo miembro del Partido "Comunista" y abogado laboralista de CCOO, el Señor Peralta, bajo cuyo mandato protagonizó un sonado episodio de represión contra manifestantes en el barrio marinero de El Cabañal[2]. Se trata pues de alguien que ha servido al Estado bajo gobiernos de todos los colores. Su actuación no es un "reflejo fascista de la derecha" sino un acto de Estado, el cual tiene una lógica y una continuidad más allá de la coloración política del partido que está en su cúspide.
Habría que recordar, por ceñirse al caso de España, que en los 35 años de Estado democrático, 21 de ellos el timón ha sido ocupado por el PSOE. ¡No hace falta hablar del mandato de 2004-2011 porque está fresca la memoria de sus actuaciones! Respecto al anterior gobierno "socialista", el del Señor González (1982-96), fue el responsable de 3 asesinatos de manifestantes obreros (Bilbao 1984, Gijón 1985 y Reinosa 1987) y de la destrucción de UN MILLON DE PUESTOS DE TRABAJO.
El actual ministro del Interior, el señor Fernández Díaz, ha intentado arreglar el desaguisado diciendo que se trataba de un lapsus. ¡La verdad es que ha empeorado aún más las cosas! Porque un lapsus consiste en decir involuntariamente lo que se piensa realmente.
La sociedad capitalista se caracteriza por la hipocresía y el cinismo más asquerosos y en ello la clase dominante se distingue especialmente. Como muestra las campañas electorales en las que se promete una cosa y se hace justo la contraria. En el secreto de los despachos los altos mandatarios de la clase minoritaria hablan tranquilamente de lo que luego negarán o tergiversarán ante los micrófonos de los periodistas. De vez en cuando un inoportuno lapsus se convierte en el ojo de la cerradura que nos permite observar lo que piensan y hacen realmente, sus maquinaciones contra la inmensa mayoría, sus enemigos a los que han declarado la guerra.
Corriente Comunista Internacional 23-2-12
[1] El País, 21-2-12, suplemento Comunidad Valenciana
[2] https://www.publico.es/espana/423346/el-enemigo-de-los-manifestantes [390]
Iniciamos una rúbrica que recogerá tanto propuestas e inicativas que surjan de grupos y colectivos de alternativa a los métodos sindicales de lucha -entre ellos la huelga general- como opiniones, reflexiones etc. Invitamos a participar.
Ante la convocatoria de huelga general se han producido iniciativas de grupos de trabajadores que no quieren que los sindicatos nos arrebaten nuestra movilización y oponen el desarrollo de los auténticos medios de lucha obrera. Publicamos a continuación 3 que nos han llegado, es posible que haya otras más y las acogeremos en nuestra página. Proponemos igualmente un debate sobre los medios de lucha alternativos a los falsos, divisionistas y desmovilizadores métodos que imponen los sindicatos tanto a los trabajadores en general como a sus propios afiliados. Iremos publicando las contribuciones que se vayan recibiendo.
Trabajadores, parados, jóvenes, estudiantes, jubilados, usuarios, TODOS... que participamos en iniciativas y luchas asamblearias nos hemos autoconvocado en el
BLOQUE CRÍTICO Y ASAMBLEARIO (de Alicante)
Nos planteamos generar un espacio participativo, crítico, unitario y de lucha por la derogación de la reforma laboral y contra toda forma de explotación, desde la autoorganización asamblearia.
Queremos aprovechar la "huelga general" para plantear acciones y actividades que vayan más allá de una convocatoria que consideramos insuficiente y desmovilizadora.
HAGAS HUELGA O NO, OS CONVOCAMOS EL DÍA 29-M.
- Por la mañana: ASAMBLEA GENERAL a las 11 horas en la Plaza de la Montanyeta de Alicante. Planteemos reflexiones y acciones alternativas para el 29.
- Mediodía: COMIDA POPULAR de sobaquillo con la intención de crear un espacio de reflexión y debate.
- Tarde: PARTICIPACIÓN COMO BLOQUE EN LA MANIFESTACIÓN de las 18 horas. Nos encontraras en la cola de la mani.
- Noche: ASAMBLEA ABIERTA de trabajadores, parados,... tras la manifestación en la Plaza de San Cristóbal. ¿Cómo continuamos la lucha tras el 29?
Participa en las asambleas, que nadie decida por ti.
Hemos pasado de la indignación a la acción.
Juntos podemos cambiarlo todo.
POR UNA HUELGA SIN INTERMEDIARIOS:
(Grupo de Trabajadores de Palencia)
Una vez más, la clase dominante nos ha recordado quien manda aquí;
esta vez con una Reforma Laboral que nos deja a l@s trabajador@s aún
más sometidos a la voluntad del empresario. A partir de ahora, el
conservar o no tu puesto de trabajo va a depender exclusivamente de los
intereses del patrón por obtener la máxima ganancia. Esto no es una
cosa de un gobierno o de otro, sino que es la expresión de que para el
Capital no somos más que mercancía. Ante este panorama, no nos
queda otra opción que la lucha. Pero, ¿cómo debe ser esta lucha?
¿cómo debemos actuar?
Los sindicatos mayoritarios nos ofrecen su modelo, ellos mandan,
nosotros obedecemos. Gritan y se escandalizan contra esta Reforma
Laboral, pero al mismo tiempo firman acuerdos que agreden a l@s
trabajador@s. En verdad, a ellos no les importan tus derechos. Para ellos
no eres más que un número que justifica su existencia y sus
subvenciones. ¡Qué les importa que seas explotado y esclavizado
mientras puedan continuar con su farsa! No son más que títeres al
servicio de los capitalistas. Su verdadera función, la que les hace seguir
vivos, es absorber, desviar y someter la verdadera lucha de la clase
obrera; impedir que llegue a ser alguna vez un peligro real para el
sistema y su clase dominante.
Ellos jamás criticarán al capitalismo, tampoco a los poderosos. Para
ellos, tanto la crisis como los recortes en los derechos de l@s
trabajador@s son consecuencia de los actos de ciertos gobiernos y
"especuladores avariciosos". Esto es falso, la crisis y sus efectos
son inherentes al sistema capitalista, no consecuencia directa de
los actos de "un@s poc@s desaprensiv@s". Las crisis vienen
sucediéndose unas tras otras desde los mismos inicios del sistema
capitalista, y cada vez serán más graves. Si salimos de esta crisis,
volveremos a caer en otra aún peor. El capitalismo es un sistema
económico en decadencia.
Por eso, no podemos seguir a los sindicatos mayoritarios ni sus
estrategias. Intentando anular toda lucha revolucionaria, han aceptado
hacer huelga con condiciones, los llamados "servicios mínimos" ¿Dónde
se ha visto en una guerra que se pacte con el enemigo para "no causarle
demasiados problemas"? El objetivo de una huelga es hacer daño,
obligar a los empresarios a doblarse ante nuestros intereses. Golpear
donde más les duele: en la economía. Esto no se consigue con una
huelga pactada y de un solo día: se consigue con una huelga salvaje e
indefinida.
No podemos confiar por más tiempo en sindicatos traidores y
oportunistas, en la Izquierda del Capital. Debemos organizarnos por
nuestra cuenta y sin intermediarios en asambleas, en consejos obreros.
Sólo mediante la acción decidida y sin condiciones podemos derrotar a
l@s explotador@s y sus sierv@s en todos los campos: desde parar la
reforma laboral hasta destruir el sistema capitalista.
CONTRA LOS RECORTES,
¡ORGANICÉMONOS SIN
INTERMEDIARIOS!
Manifestación 29 Marzo
19:30 horas Plaza España
Iniciativa de la Asamblea 15 M de Castellón
Os comento el plan que se consensuó para la manifestación del 29:
- 18h en plaza Las Aulas para agruparnos e ir todas juntas hacia Mª Agustina para situarnos donde creamos más conveniente.
- Durante la manifestación tal y como hablamos el miércoles llevaremos cacerolas, pitos, bocinas y todo aquello que meta ruido.
- Al final de la manifestación iremos a la Mª Agustina para tratar de que las personas que ayer se ofrecieron en la asamblea suban al escenario a leer el panfleto que os adjunto. Si esto no es posible se acordó lo siguiente:
o Empezar a gritar: "queremos hablar" durante un periodo de tiempo.
o Después gritar: "libertad de expresión".
o Finalmente, si persiste la negativa: despedida con una gran cacerolada gritando: "que no nos representan".
o Dirigirnos todas hacia Las Aulas.
Sobre este tema de hablar al final de la manifestación, tal y como se propuso el miércoles se va a comunicar por adelantado a los sindicatos mayoritarios haciéndoles llegar el lunes una carta en la que se les pregunta cuál es el orden de intervención en los parlamentos finales para saber en qué posición debemos intervenir.
Con respecto al tema de las condiciones que se habló en la reunión: como todo el mundo conoce, la posición de la asamblea siempre ha sido y sigue siendo el que no haya ni banderas ni siglas y os pedimos que lo tengáis en cuenta. También entendemos tal y como se habló ayer que hay muchos colectivos que convocan y apoyan la mani y, por tanto, es decisión de cada persona el llevar o no cualquier símbolo. Sin embargo, igual que entendemos esto, queremos haceros saber que participantes de la asamblea llevarán algún lema del tipo "vuestras banderas no nos representan" lo decimos para que no haya malentendidos de ningún tipo que empañen una jornada que debe ser de lucha y unión.
Finalmente, animaros a todas a que participéis de esta iniciativa y esperamos veros a todas el jueves 29.
Un saludo
Asamblea 15M Castelló.
Las pretendidas crisis económicas siempre han valido al sistema capitalista (entre otras cosas, por supuesto) para reestructurar las modalidades de la explotación, en algunos casos para configurar nuevos modelos de vínculo trabajo-trabajador/a así como también para reforzar la afirmación a un empleo mediante el miedo a perderlo, en l@s que están insert@s, o la loca carrera por conseguirlo a cualquier precio por parte de quienes aspiran a él.
Hace tiempo ya hemos abandonado la vieja modalidad fabril de organización del trabajo en la que la jerarquía estaba totalmente delimitada: estaba más que claro quién era quién. Hoy las nuevas modalidades proponen una organización del poder en forma de red, en la que éste se presenta de manera difusa; hay amplias posibilidades de no conocer jamás al ?responsable?, al que mueve los hilos y el/la trabajador/a debe asumir responsabilidades que dan la falsa sensación de que efectivamente es tomad@ en cuenta y forma parte de los resultados. El tan
escuchado lema de ?la empresa somos tod@s? es un reflejo de ésta realidad. La idea de que el funcionamiento se tambalea si en esa dinámica de red falla alguno de los sujetos genera una aprehensión que muchas veces conduce a la denuncia del ?inoperante? porque antes que ser nociv@ para la empresa lo es para sus ?compañer@s? de curro [de trabajo].
Tiempo atrás el sistema se vendía mediante la pretendida estabilidad y, hoy más que nunca, la constante es la ?flexibilización?. La incertidumbre en lo laboral, si bien siempre estuvo presente, se ve agudizada por el gran aumento del desempleo y las sucesivas reformas (para peor) de las condiciones del trabajo, siendo así que donde un@ no cumple todo lo que se le exige, hay otr@ dispuest@ a ocupar su lugar. Nada ha cambiado más que el envoltorio de la opresión, y a la vista de las últimas leyes laborales, tampoco tanto, retrotrayéndonos de nuevo a épocas pretéritas de explotación cruda. El capitalismo es el gestor de la miseria y va
cambiando sus formas, produciendo, eso sí, nuevas modalidades de relación. Éstas se traducen en diversos comportamientos que es preciso tener en cuenta, también, a la hora de atacar la dominación.
En circunstancias con gran potencial para el desarrollo de las tensiones que se viven cotidianamente en este sistema basado en la injusticia, el Estado garantiza la permanencia del orden a través de las ya conocidas estrategias de control y pacificación social, decantándose más últimamente por el adoctrinamiento mediático y político (vía medios de comunicación, trabajadores sociales, etc.) y aprovechando el papel de ?apagafuegos? de la socialdemocracia
o de la ?radicalidad? moderada (partidos, sindicatos, 15-M, incluso muchos grupúsculos extraparlamentarios), en detrimento de subvenciones, subsidios y demás dádivas aletargadoras (como era el caso hasta hace poco), que, si bien alivian situaciones jodidas en lo económico, no podemos perder de vista el papel anestesiante que cumplen a largo plazo. Esto es así porque en estos momentos de agravamiento de la pretendida crisis, el estado cuenta con menos dinero para salvar el culo de algunas dificultades técnicas a los poderes económicos, y por eso aplica también una serie de recortes (sanidad, educación, etc.) en una decrépita sociedad del ?bienestar? que, aunque siempre fue otra estrategia pacificadora y domesticadora basada en el adoctrinamiento y la fármaco-dependencia y el especialista (en los casos antes mencionados de salud y enseñanza sobretodo), ahora no hace sino agravar aún más las ya paupérrimas condiciones de quien menos tiene. Tengamos en cuenta también que las crisis operan como auténticas cortinas de humo, mientras el aparato de estado refuerza el control represivo (más redadas, más controles, más sanciones, etc.)
Es por todo lo dicho, que más que fallos de cálculo económico, las crisis son parte de la dinámica capitalista, algunas veces les toca la ?china? a un@s, otra a otr@s (ya sea a uno o más bloques económicos, países, empresas, personas, etc.): cuando le toca a un@s, es@s se joden y l@s otr@s están bien y viceversa. Esto es así porque para que algun@s puedan mandar y ser l@s dueñ@s, otr@s deberán obedecer y ser esclav@s.
El mundo vive en permanente crisis. El auténtico problema no es que ahora le haya tocado a Europa. En este mundo para que un@s cuant@s puedan trabajar en unas condiciones no excesivamente penosas y acceder con relativa facilidad a los bienes de consumo, otr@s tienen que estar padeciendo lo más crudo de la explotación y las más severas privaciones. Porque.... ¿Qué pasa cuando no nos toca a nosotr@s? Cuando no nos toca a nosotr@s creemos que lo podemos todo porque nos han enseñado que todo se puede comprar... Creemos que todo va bien así, porque la alienación producida por el trabajo se resuelve mediante el entretenimiento vacío... Creemos que si a nosotr@s nos va bien, al otr@ debería irle igual, y si no es así algo habrá hecho mal, será un vago, un inútil o un incompetente. Creemos que no hay nada de qué preocuparse. Creemos que estamos segur@s...
Es por esto que nos es vital trascender la lógica de la supervivencia impuesta por el sistema. Si bien hay una serie de necesidades que debemos cubrir dentro de este orden de cosas, no podemos olvidar los orígenes de la injusticia, y menos aun olvidarnos de combatir sus causas de raíz. Como anarquistas hemos decidido tomar el camino de la rebeldía y no el de la complicidad... el camino de la lucha y no el de las reformas legales (mera operación de maquillaje que sólo beneficia a l@s de siempre)... el camino del enfrentamiento y no el del
consenso.
Este 29 de marzo, como ya hicimos en otras ocasiones, y como volveremos a hacer,
saldremos a la calle a poner en evidencia los conflictos existentes en esta sociedad y no a reclamar más migajas. No somos l@s burócratas vende-obrer@s que establecen las condiciones en las que se protesta... No podemos andar dependiendo de lo que hagan esas maquinarias burocráticas de gestión de las sobras estatales, denominadas sindicatos. Ellos hacen lo que tienen que hacer: apaciguar. Es por esto que debemos dejar de lado las mediaciones. Debemos actuar en primera persona, y al mismo tiempo que peleamos por nuestra dignidad y nuestra vida, desbaratar la gran farsa sindical. Debemos desatar un verdadero conflicto, pasando por encima de quienes nos calman y nos llevan como
corderitos al matadero.
Creemos firmemente que nadie nos regalará nada... Ante ésta realidad y contra ella...
¡¡¡Acción Directa!!!
No reclamamos nada, salimos a la calle a luchar. Hagamos de nuestro día a día un
auténtico escenario de enfrentamiento... Hay que enterrar para siempre la pasividad. Hace ya mucho tiempo que es hora de salir a la calle para pelear... pelear por una vida que merezca la pena ser vivida. Se tiene que acabar el agachar la cabeza, el tragar con todo, el apartar la vista ante todas las humillaciones cotidianas, porque aceptando resignadamente lo malo nos
sumergiremos en lo peor.
No nos debemos contentar con un trabajo, o un mejor empleo, o una mejor pensión, o con una ?vida? más barata y cómoda, sino con una vida de verdad. Y ésta pasa por la completa destrucción del capitalismo, del Estado y de toda autoridad. Porque no es recibiendo golpes y afrentas como se ganan las batallas; y sin pelear, sin batallar seguiremos siendo esclav@s. Por eso, cada día, antes del 29-M, durante y después, tod@s: trabajador@s, parad@s, estudiantes, buscavidas, jubilad@s, ?inmigrantes?, ?marginad@s?,... tod@s hemos de tomar el camino de la lucha, el camino de la acción.
Por una verdadera huelga (y no sólo un paro de 24 horas), indefinida y salvaje. ¡A las barricadas!
Fuente: Valladolor - valladolorentodaspartes.blogspot.com [391]
Otra reforma laboral... Otro puñetazo más. ¿Cuántos llevamos? ¿Y cuántos hemos devuelto...? Y tu vida pasando mientras escuchas la misma monserga: estudia, trabaja, esfuérzate aún más, no protestes, cómprate un coche y una casa, sé alguien... ¿y ahora? Todo aquello para lo que te educaron se revela como una mentira, pero desprenderse totalmente de ellas en un mundo que se construye sobre la falsificación es una tarea titánica.
Y piensas qué hacer... quizás marchar a Alemania, a buscar en el «paraíso» europeo esa abundancia de mercancías y entretenimiento barato que nos vendieron durante años como la prosperidad y la felicidad (aderezadas con antidepresivos y otras drogas). Si aún crees en las oportunidades del capitalismo puedes matarte a trabajar y soportar todo lo que te echen (reformas, recortes, humillaciones) para aspirar a ser alguien. Pero hipotecas tu vida en vano. La sociedad del consumo es una ilusión que se nutre de una energía barata que empieza a escasear. Los de arriba lo saben y por eso se están blindando. Están dispuestos a quemar el mundo antes que renunciar a los beneficios. Humo es lo que queda.
Puedes consolarte repitiendo que las reglas del Mercado o las del Estado acabarán por
reconducir la situación. Solo te engañarás a ti mismo. Y golpe tras golpe quizás te encuentres de pronto en medio de un mundo en guerra declarada contra ti por ser pobre, parado, inmigrante o poco productivo. Ya está sucediendo.
Así pues, puedes seguir haciéndoles caso: tratar de ser más competitivo, esforzarte aún más, exigir más seguridad y mano dura, delatar a tus compañeros perezosos y a tus vecinos sedicentes, currar más horas extra gratis y chuparle la polla a un directivo si te lo piden... ¿y todo para qué? Al final solo eres lo que tienes, poca cosa... O puedes intentar recuperar tu vida: encontrar a gente que siente cosas parecidas a las que se te vienen a las tripas en los últimos tiempos, compartir rabia, experiencias, emociones y alternativas, organizarte y
luchar por tener una vida que puedas considerar libre. Es difícil combatir un sistema cuyos tentáculos llegan a cada rincón de la vida. Y más difícil aún es salir de él, pero cada parcela de libertad que recuperamos, por pequeña que sea, nos hace crecer y nos demuestra que podemos tomar las riendas de nuestras vidas en su totalidad.
El espacio público (en el sentido de común y compartido) es el espacio de la batalla por la vida que se puede librar en cualquier lugar y momento. Pero en ocasiones, la confluencia de gentes y sus pasiones y deseos pueden potenciar estallidos (grandes como revoluciones o más pequeños, pero valiosos siempre).
Existen momentos propicios en los que las experiencias comienzan a madurar y la rabia alcanza el punto de ebullición, la autoorganización y la acción autónoma abren el camino. La huelga general puede abrir esa válvula y permitir encontrarnos en las calles para negar lo existente y acercarnos a algo distinto.
Sabes que una huelga general no cambia nada de por sí. Y además la convocan los mismos que firmaron pacto tras pacto, colaboradores necesarios para la continuidad de lo existente, aquellos que también te decían que estudiases y te esforzases y así serías recompensado... ¿Qué dicen ahora? Da igual, todos mienten. Es posible que ni siquiera puedas hacer la huelga en tanto que trabajador (por ser parad@, am@ de casa, estudiante, currante sin contrato,
becari@...). Pero una huelga es algo más que no ir a trabajar un día. Lo importante es lo que se vive y lo que se crea, es el encuentro y las experiencias que surgen de él. Ahí radica el éxito o el fracaso de una huelga y no en las cifras de seguimiento o en la mani-desfile de la tarde. Es en la desobediencia, la solidaridad y el sabotaje colectivos donde podemos encontrarnos y romper la normalidad asfixiante. Ahí radica el punto de ruptura, donde una huelga general puede pasar de ser una pantomima a convertirse en una revuelta y abrir el camino lleno de mil vericuetos hacia una situación revolucionaria. Quizás suene lejano y nos llene de incertidumbre tan solo la palabra, pero es el único camino, la única alternativa a la barbarie
capitalista.
Hacer consciente la realidad de un mundo en quiebra. Tomar las calles, liberarlas de la mercancía y abrirlas a la comunicación y la acción colectivas. Te hablarán del derecho individual a ir a trabajar, del respeto a los que no hacen la huelga, de la libertad de elección... ¿qué libertad puede haber si todos vivimos sometidos a los imperativos del Dinero? La libertad se gana y son muchos años los que llevamos perdiendo. Quien está satisfecho con este mundo
está tan enfermo como él. Ahora eres tú quien decide cómo actuar y cómo organizarte, con tus colegas, con tus vecinos del barrio, con tus compañeros de curro... Las formas de acción son muchas y lo que hagas ese día solo te incumbe a ti y a los tuyos. Piensa, golpea y vuela para reaparecer más lejos y continuar golpeando. Coordínate con otros, habrá puntos de reunión y centros de información y organización en los barrios, allí puedes compartir experiencias, dudas e información.
Hay muchas formas de actuar. Una de ellas es la huelga de consumo. Hoy prácticamente todo es mercancía, nuestra pobreza no radica solo en que tengamos menos dinero que hace unos años, sino especialmente en que somos más dependientes que nunca de él porque todo se vende y se compra. Así nos obligan a empeñar nuestras vidas en un curro de mierda o a mendigarlo si no lo tenemos.
Somos esclavos. Rompamos ese círculo vicioso y pensemos en aquello que de verdad necesitamos (aún debemos indagar en ello), tomémoslo y compartámoslo, lo demás ya no nos consuela. La Economía condiciona y paraliza nuestras vidas, démosle la vuelta y mientras ellos calculan las pérdidas disfrutemos de la fiesta. En todos los barrios habrá comedores populares en los que compartir descanso, alimento, experiencias y prácticas. Y si hace falta algo, róbalo,
ellos te roban a diario la vida y no sufren remordimientos.
Si no puedes acudir a la huelga porque estás sin contrato y el cabrón de tu jefe te tiene fichado siempre puedes practicar el pequeño sabotaje (el día de la huelga y el resto del año): roba, deteriora material, no des ni clavo ese día, déjale mensajes insultantes a tu jefe o pínchale las ruedas del coche... Y, por supuesto, extenderlo más allá del trabajo.
La Economía nos jode la vida, jodamos un poco a la Economía. Y al que te largue el sermón de que con eso solo perjudicas la recuperación económica prueba a pincharle a ver si despierta de su sueño. El pasado no volverá y el futuro no existe y solo junt@s podemos tomar el presente.
Pero para que esto no sea solo una anécdota, un recuerdo, hay que construir alternativa. Hay que darle una continuidad a la lucha (¿y si siguiésemos con la huelga al día siguiente?) y a las prácticas autónomas. Hay que abrir grietas en este mundo. Que el dinero, al menos en algunos ámbitos, deje de ser rey y señor. Logremos parcelas de autonomía y autosuficiencia en barrios y pueblos ¿os imagináis un pueblo gestionando autónomamente el agua?, pues fue así durante siglos, tanto nos han robado... Huertos colectivos, cooperativas, trueques, iniciativas de autogestión de la salud, okupaciones... ¡adelante!
Pero no olvidemos que hay que quebrar los muros de la Ciudad (de la Economía), no basta con salirse de ellos. Los viejos anarquistas decían destruam et aedificabo... La tarea es doblemente dura: romper el cuello de la hidra y crear un mundo nuevo prácticamente de la nada. Pero nos va la vida, y algunos todavía la amamos.¡Por la extensión de la revuelta!
29 M ¡A la Huelga!
Grupo Salvaje
Fuente: nohabiafuturo.blogspot.com.
Quien cree aun que es mejor apretarse el cinturón y esperar tiempos buenos? Que vale más dejar??a lxs que saben??, confiar en las promesas de lxs políticxs de un color de otro, en los sindicatos y en los expertos de todo tipo?
Quien cree aun que es mejor no protestar, pasar desapercibido en el trabajo, decir que si a todo? Agradecer que tenemos trabajo o agradecer que cobramos el paro, que al menos tenemos casa o agradecer que no tenemos que pedir en la calle?
Quien cree aun que sus problemas solo son suyos? Que mirando solo por el, haciendo todo lo que le manden y pisando a quien sea, podrá salir de esta?
Quien cree aún que todo lo que está pasando es normal, un error técnico, una irregularidad que se solucionará en pocos años? Que los cambios que atacan brutalmente nuestras condiciones son temporales y no han venido para quedarse? Que volveremos a un pasado donde todo estaba bien?
Quien se cree aun que el pasado en el que todxs éramos iguales y había bienestar para todxs ha existido alguna vez?
Quien nos vendió la ilusión de las clases medias, de la felicidad a través del consumo, de las libertades democráticas dentro de un capitalismo amable?
Quien cree que a través del consumo, conseguiremos las libertades democráticas dentro de un capitalismo amable?
Quién cree que antes no había miseria y explotación, y no que ya había pero ha ido engrandeciéndose y extendiéndose con cada nueva vuelta de tuerca, con nuestra sumisión y nuestro ?? dejar de hacer?
Quien no ve que aunque no queramos, estamos en medio de una lucha salvaje?
En una lucha entre la riqueza económica de unxs y las necesidades económicas de otrxs?
En una lucha donde nos jugamos todo, en una lucha donde una parte ataca y la otra no se defiende.
El 29 de marzo saldremos a la calle e iremos a la huelga.
Pero no para seguir el juego de unos burócratas sindicales, que nos han traicionado una vez tras otra. Saldremos a la calle e iremos a la huelga para decir BASTA, para dejar claro que NO NOS DEJAREMOS PEGAR durante más tiempo y que LUCHAREMOS POR NUESTRAS VIDAS.
Fuente: Contra Info - es.contrainfo.espiv.net.
Se ha establecido un debate (https://libcom.org/article/account-march-29-spanish-general-strike-barcelona [392] ) sobre la pasada huelga del 29M en la web (principalmente de habla inglesa) libcom.org. "Libcom" es la abreviación de "comunismo libertario" . Se trata de una web bastante interesante por las noticias de luchas proletarias a nivel internacional, los análisis de luchas históricas, los textos y análisis de distintas tendencias revolucionarias, y por los debates. Para mí se trata de una expresión de la parte más avanzada y revolucionaria del anarquismo: el anarquismo de clase, comunista e internacionalista.
Se trata libcom de una web mucho más interesante que por ejemplo (por compararla con algunas en lengua española) lahaine o kaosenlared, las cuales, aparte de alguna noticia o dato de interés, están copadas por las variadas tendencias de la extrema izquierda del capital y por toda clase de social-patriotismos. También es bastante más interesante que otras webs más específicamente anarquistas, tipo alasbarricadas.org, centradas principalmente en el gueto anarquista y alternativo, y sus distintos -ismos y actividades.
Merece la pena echarle un vistazo a la página, y si no se domina el inglés, cualquier traductor (tipo google traductor, etc) puede facilitar mucho la lectura.
BUTTERS
Unas palabras desde España
Para aquellos interesados, ahí van algunas reflexiones sobre la "huelga general" en España la semana pasada:
- Se ha tratado básicamente de una maniobra de los sindicatos mayoritarios en España para, primero, fingir como que están haciendo algo por los trabajadores y parados, dado el creciente malestar y la cada vez más dramática situación de un creciente número de familias (desempleo masivo; miles de desahucios cada año; cifras record de personas -que pertenecían a la "clase media"- necesitando los servicios de organizaciones caritativas para no morirse de hambre), y segundo, para medir el nivel de malestar con el fin de adecuar futuras estrategias para contener y bloquear las luchas de clase. El leiv motiv de la huelga supuestamente era el parar una reforma laboral recientemente aprobada por el nuevo gobierno, que simplemente significaba más de lo mismo: peores condiciones de vida y trabajo para el proletariado. Esta ley expresa una continuidad perfecta con otras leyes y reformas aprobadas por gobiernos anteriores (casi siempre con el beneplácito de los sindicatos), por lo que se trata de una maniobra de distracción, tomando al nuevo gobierno derechista y la reforma laboral como cabezas de turco con el fin de justificar posteriores acuerdos entre gobierno, patronal y sindicatos, tapando el verdadero culpable: la clase dominante y el capitalismo como un todo.
- Todo el planteamiento de este tipo de huelgas es negativo: obedecer a los sindicatos sin ningún tipo de reflexión o discusión colectivas; acciones absurdas de los piquetes que en lugar de fortalecer la solidaridad, la unión y la autoconfianza en el seno de la clase obrera, se centran en que "nadie trabaje", con el único fin de añadir números para las cifras de los sindicatos; no se da ningún espacio para que los millones de parados, los estudiantes y los jubilados establezcan contacto y luchas comunes con los que aún tienen trabajo; etc. Resumiendo: una "lucha" cuyos medios y fines se encuentran lejos de incrementar la auto-organización, la solidaridad y la reflexión en la clase trabajadora.
- Los sindicatos mayoritarios poco a poco se comienzan a ver como lo que de verdad son: meros brazos del Estado capitalista para prevenir, controlar y llevar al fracaso cualquier lucha de clase. Es por eso que de vez en cuando los sindicatos tienen que disfrazarse de "defensores de la clase trabajadora" para poder seguir haciendo su labor. Pero los sindicatos pequeños no son mucho mejores. Cualesquiera sean sus colores, más allá de sus propuestas radicales o sus denuncia de los sindicatos mayoritarios, en el fondo no son más que el apéndice "radical" de los "sindicatos responsables". Han participado completamente en la "huelga" sin decir una palabra sobre la trampa que suponen estas "luchas". Al contrario, el único problema que ven es que los sindicatos más grandes no las convoquen más a menudo... No proponen nada a la clase obrera sino una versión supuestamente "honesta" y "radical" de los grandes.
- El único resultado de los disturbios que han aparecido en los medios es el identificar cualquier tipo de lucha de clase con la violencia absurda. Un caos para esconder el caos del capitalismo, y justificar la represión. No añaden ningún aspecto positivo a la lucha anticapitalista. No es pues sorprendente el porqué a veces son provocados o tolerados por la policía. www.kaosenlared.net/component/k2/item/13166-%C2%BFqui%C3%A9n-inicia-los-... [393].
- Con todo lo dicho, también es cierto que hechos como el gran número de gente que ha ido a las manifestaciones (no únicamente del "ghetto izquierdista", sino digamos "gente común", incluida mucha gente jóven que está tomando conciencia del "brillante" futuro que le espera bajo el capitalismo), con la oportunidad de establecer contacto y romper el cada uno a la suya de la vida diario bajo el capitalismo, son importantes en el camino de la lucha, por lo que es importante aprovechar las "luchas" convocadas por los sindicatos para tratar de fortalecer un movimiento de clase contra el capitalismo. En ese sentido algunas minorías han intentado aprovechar esta "huelga general" para contribuir realmente al desarrollo de un movimiento contra el capitalismo. https://es.internationalism.org/node/3367 [394] ; [394]https://es.internationalism.org/node/3365 [395] [394]
VAGA
Algunas palabras desde Cataluña
Para aquellos interesados, me gustaría señalar algunos puntos débiles (al menos en mi opinión) de las reflexiones de Butters:
- "Se ha tratado básicamente de una maniobra de los sindicatos mayoritarios en España para..."
La huelga general no ha sido una maniobra de los sindicatos mayoritarios, aunque el papel activo que han jugado en esta coincida con la descripción de Butters. De todas formas no se puede esperar ninguna acción revolucionaria de ellos, así que a quién le importa lo que hagan.
Estás olvidando el hecho de que el desacreditar a los sindicatos mayoritarios ha sido parte de las recientes movilizaciones de trabajadores, estudiantes y parados.
- "El leiv motiv de la huelga supuestamente era el parar una reforma laboral..."
Pienso que sería bastante difícil conseguir que mucha gente participara en una huelga bajo el slogan "Abajo el capitalismo, revolución ahora". Cualquier medida opresora desde el gobierno debería ser una razón para luchar.
- "Todo el planteamiento de este tipo de huelgas es negativo: obedecer a los sindicatos sin ningún tipo de reflexión o discusión colectivas; acciones absurdas de los piquetes que en lugar de fortalecer la solidaridad, la unión y la autoconfianza en el seno de la clase obrera, se centran en que "nadie trabaje", con el único fin de añadir números para las cifras de los sindicatos; no se da ningún espacio para que los millones de parados, los estudiantes y los jubilados establezcan contacto y luchas comunes con los que aún tienen trabajo; etc. Resumiendo: una "lucha" cuyos medios y fines se encuentran lejos de incrementar la auto-organización, la solidaridad y la reflexión en la clase trabajadora."
La huelga no es el problema; este está en la obediencia a los sindicatos. Está claro que los sindicatos mayoritarios no van a fomentar la auto-organización. Debe señalarse que el número de personas fortaleciendo lazos de solidaridad y unión en los trabajadores, los parados, estudiantes o jubilados está creciendo, y ha sido importante en varias iniciativas.
- "Pero los sindicatos pequeños no son mucho mejores. Cualesquiera sean sus colores, más allá de sus propuestas radicales o sus denuncia de los sindicatos mayoritarios, en el fondo no son más que el apéndice "radical" de los "sindicatos responsables". Han participado completamente en la "huelga" sin decir una palabra sobre la trampa que suponen estas "luchas". Al contrario, el único problema que ven es que los sindicatos más grandes no las convoquen más a menudo... No proponen nada a la clase obrera sino una versión supuestamente "honesta" y "radical" de los grandes."
Yo diría que sí hay sindicatos radicales que hablan de la necesidad de extender la lucha, aparte de la gente que lo hacen sin estar afiliados a cualquier sindicatos.
- "El único resultado de los disturbios que han aparecido en los medios es el identificar cualquier tipo de lucha de clase con la violencia absurda. Un caos para esconder el caos del capitalismo, y justificar la represión. No añaden ningún aspecto positivo a la lucha anticapitalista. No es pues sorprendente el porqué a veces son provocados o tolerados por la policía."
El único fin de los mass media es mentir. El gobierno, cuando se siente atacado, responde con represión. Nada sorprendente en este sentido. Esta no es razón para no que uno no se defienda.
No creo que la policía necesita provocar o tolerar disturbios. Estos suceden de todas formas. Yo creo que la policía más bien se infiltra en los disturbios para identificar sospechosos y posteriormente crear paranoia sobre "ESOS criminales encapuchados que están alterando NUESTRA bonita y pacífica manifestación".
- "...por lo que es importante aprovechar las "luchas" convocadas por los sindicatos para tratar de fortalecer un movimiento de clase contra el capitalismo. En ese sentido algunas minorías han intentado aprovechar esta "huelga general" para contribuir realmente al desarrollo de un movimiento contra el capitalismo."
Por lo tanto, todo el planteamiento de la huelga no era equivocado después de todo, ¿no?
BUTTERS
Reflexiones incompletas sobre la huelga general del 29 de marzo en España y respuesta a Vaga:
- En mi opinión, no hay duda de que se ha tratado de una especie de "huelga trampa"; una huelga no para ser el primer paso con el fin de iniciar la lucha sino para prevenirla y apagarla; no para romper con el aislamiento y la pasividad, sino para mantenerlo todo lo posible. ¿Cómo explicar de otra forma que tras la "exitosa e histórica movilización" (según los sindicatos y la izquierda), hace más de dos semanas, todo continúe igual en la calle, barrios y centros de trabajo? Tras los grandilocuentes discursos y comunicados, los líderes sindicales vuelven manos a la obra negociando y suplicando de rodillas al gobierno y empresarios que (supuestamente) cambie algunos aspectos de la reforma laboral; y, en pocas palabras, colaborando con la clase dominante, mirando hacia otro lado mientras la clase trabajadora sufre cada vez peores ataques a sus condiciones de vida.
- Los sindicatos son otro brazo del Estado capitalista, como los medios de comunicación, la policía y el ejército, la justicia, o la izquierda. Para llevar a cabo su labor (prevenir, controlar y en última instancia llevar a la derrota la lucha de clase) necesitan, como los políticos, representar una obra teatral: decir una cosa y hacer otra. Fingen que "hacen lo que pueden", que si no hacen más es porque los trabajadores no les apoyan lo suficiente, y al mismo tiempo representan un teatro de falsa lucha con empresarios y gobierno. Tampoco nos olvidemos que participan de muy buena gana alimentando toda clase de posiciones regionalistas, nacionalistas o racistas ("bote, bote, alemán el que no bote" cantaban algunos de estos "defensores obreros" en manifestaciones el día de la huelga, tomando a Merkel y al capital alemán como cabeza de turco, algo que hacen los sindicatos en Grecia también).
- Si, pese a todo y afortunadamente, las luchas y la voluntad de luchar están poco reapareciendo NO ES GRACIAS A LOS SINDICATOS SINO PESE A ELLOS. Cuando son incapaces de impedir que se produzcan luchas (bajo riesgo de perder la poca credibilidad que todavía les queda entre los trabajadores, desafortunadamente) se dedican a canalizarlas, sabotearlas y llevarlas a callejones sin salida y a la derrota, a través de inofensivos e inútiles métodos de lucha, como este tipo de "huelgas-trampa". Sería necesario un artículo más largo para añadir algún ejemplo de de esto el último siglo. Si el propósito de los sindicatos no fuera este, si -como dice Vega- esta huelga no ha sido una maniobra, ¿tenemos que pensar que, gracias a algún milagro de semana santa, pese a décadas de traición y colaboración con la clase dominante, los sindicatos se han vuelto defensores de los trabajadores de repente?
- No hay duda de que existen militantes de base honestos en las filas sindicales, pero toda la estructura, la dirección, la financiación, y sus métodos, hace de los sindicatos estructuras podridas para la lucha de clase.
- Sin embargo, el problema real no son los sindicatos, sino el sindicalismo como ideología y método. La ecuación "lucha por mejorar o defender condiciones de vida y trabajo = sindicalismo" es falsa. La tendencia general de las grandes luchas en el siglo XX es superar el marco sindical e incluso enfrentarse a él: asambleas masivas; huelga de masas; acción directa de masas; consejos obreros. De nuevo, llevaría un texto más largo analizar este proceso, pero puede resumirse en que los sindicatos han sido absorbidos por el Estado capitalista. Sus métodos son un obstáculo para el desarrollo de un movimiento anticapitalista fuerte y radical:
1. Limitan los conflictos laborales a una empresa o un sector particular, impidiendo y obstaculizando que la lucha se extienda al resto de proletarios.
2. Propagan una mentalidad individualista y meramente económica en los "ciudadanos trabajadores", "olvidando" y debilitando la reflexión sobre la dimensión política y colectiva de los problemas del proletariado.
3. Propagan la acción delegada e individual, socavando la posibilidad la auto-organización y la solidaridad.
- No veo que los sindicatos más pequeños o "radicales" usen métodos muy distintos: normalmente se centran conflictos particulares sin intentar de extenderlos más allá de ese marco. Puede que utilicen métodos más originales o alternativos, pero las diferencias con los mayoritarios son más cuantitativas que cualitativas, como hemos visto una vez más en esta huelga. Vega dice que "Yo diría que sí hay sindicatos radicales que hablan de la necesidad de extender la lucha, aparte de la gente que lo hacen sin estar afiliados a cualquier sindicatos.". Sería interesante y alentador saber más acerca de esas experiencias.
- La alternativa por supuesto no es quedarse en casa. De hecho, uno de los "daños colaterales" de este tipo de "luchas" es que no crean las condiciones adecuadas para estimular a los trabajadores hacia la lucha (acciones absurdas de piquetes, mera obediencia a los sindicatos, etc), el resultado es más división y rechazo a cualquier tipo de acción colectiva. Ha sido muy interesante lo que un grupo de trabajadores de Alicante en España decían en su panfleto: "Queremos aprovechar la "huelga general" para plantear acciones y actividades que vayan más allá de una convocatoria que consideramos insuficiente y desmovilizadora. HAGAS HUELGA O NO, OS CONVOCAMOS EL DÍA 29-M."
No hay luchas perfectas, y sólo a través de las experiencias pasadas y presentes podemos encontrar el camino para luchar contra la clase dominante, y estas nos dicen que seguir a los sindicatos y a la izquierda nos convierte en simples marionetas condenadas a la derrota y la impotencia.
VAGA
Algunas aclaraciones incompletas...
En general, estoy bastante de acuerdo con tus argumentos y mi conclusión va en la misma línea:
- "No hay luchas perfectas, y sólo a través de las experiencias pasadas y presentes podemos encontrar el camino para luchar contra la clase dominante, y estas nos dicen que seguir a los sindicatos y a la izquierda nos convierte en simples marionetas condenadas a la derrota y la impotencia."
Me gustaría saber lo que entiendes por "izquierda". Además, pienso que no se debe seguir a ningún líder. Espero que mucha gente consciente políticamente haya aprendido esta lección.
- "¿..todo continúe igual en la calle, barrios y centros de trabajo?"
Bien, si no hubiera sido así es que se habría liado muy gorda, lo que habría sido estupendo. Sin embargo, considero que bastante gente ha aprendido algo y que por tanto la próxima vez no todo continúe igual.
- "Si, pese a todo y afortunadamente, las luchas y la voluntad de luchar están poco reapareciendo NO ES GRACIAS A LOS SINDICATOS SINO PESE A ELLOS."
Y esto es porqué no veo la huelga como simplemente una maniobra de los sindicatos mayoritarios.
- "Cuando son incapaces de impedir que se produzcan luchas (bajo riesgo de perder la poca credibilidad que todavía les queda entre los trabajadores, desafortunadamente) se dedican a canalizarlas, sabotearlas y llevarlas a callejones sin salida y a la derrota, a través de inofensivos e inútiles métodos de lucha, como este tipo de "huelgas-trampa". Sería necesario un artículo más largo para añadir algún ejemplo de de esto el último siglo. Si el propósito de los sindicatos no fuera este, si -como dice Vega- esta huelga no ha sido una maniobra, ¿tenemos que pensar que, gracias a algún milagro de semana santa, pese a décadas de traición y colaboración con la clase dominante, los sindicatos se han vuelto defensores de los trabajadores de repente?"
Estoy plenamente de acuerdo con que el propósito de los sindicatos es hacer de las movilizaciones maniobras, y no espero que los sindicatos se conviertan el defensores de los trabajadores. La "contra-maniobra" consistiría en propaganda anti-sindical, asambleas vecinales que iniciaron piquetes auto-organizados y demás.
- "No hay duda de que existen militantes de base honestos en las filas sindicales, pero toda la estructura, la dirección, la financiación, y sus métodos, hace de los sindicatos estructuras podridas para la lucha de clase."
Sí, tu anti-sindicalismo ha quedado muy claro y apoyo tú crítica de todo corazón.
- "Sin embargo, el problema real no son los sindicatos, sino el sindicalismo como ideología y método. La ecuación "lucha por mejorar o defender condiciones de vida y trabajo = sindicalismo" es falsa. La tendencia general de las grandes luchas en el siglo XX es superar el marco sindical e incluso enfrentarse a él: asambleas masivas; huelga de masas; acción directa de masas; consejos obreros. De nuevo, llevaría un texto más largo analizar este proceso, pero puede resumirse en que los sindicatos han sido absorbidos por el Estado capitalista. Sus métodos son un obstáculo para el desarrollo de un movimiento anticapitalista fuerte y radical:
1. Limitan los conflictos laborales a una empresa o un sector particular, impidiendo y obstaculizando que la lucha se extienda al resto de proletarios.
2. Propagan una mentalidad individualista y meramente económica en los "ciudadanos trabajadores", "olvidando" y debilitando la reflexión sobre la dimensión política y colectiva de los problemas del proletariado.
3. Propagan la acción delegada e individual, socavando la posibilidad la auto-organización y la solidaridad."
Ahora ya se ha convertido en excesivo.
- "No veo que los sindicatos más pequeños o "radicales" usen métodos muy distintos: normalmente se centran conflictos particulares sin intentar de extenderlos más allá de ese marco. Puede que utilicen métodos más originales o alternativos, pero las diferencias con los mayoritarios son más cuantitativas que cualitativas, como hemos visto una vez más en esta huelga. Vega dice que "Yo diría que sí hay sindicatos radicales que hablan de la necesidad de extender la lucha, aparte de la gente que lo hacen sin estar afiliados a cualquier sindicatos.". Sería interesante y alentador saber más acerca de esas experiencias."
Me refería a CNT/CGT, que sí promueven la auto-organización y la solidaridad. Debo decir que soy crítico con ellos, ya que puedes encontrar individuos en sus filas que expresan posiciones bastante dogmáticas o reformistas. La división CNT/CGT es un asunto que se podría debatir más, pero no lo conozco lo suficiente, sólo diré esto: creo en el bien del anarcosindicalismo.
Simplemente pienso que hay una masa radical que tiene perfectamente claro lo de las organizaciones podridas y la necesidad de extender la lucha desde las manifestaciones a más acción directa, como en el movimiento de los indignados.
- "La alternativa por supuesto no es quedarse en casa."
Quedarse en casa es contraproducente en cualquier caso. De ahí la necesidad de movilizarse.
- "De hecho, uno de los "daños colaterales" de este tipo de "luchas" es que no crean las condiciones adecuadas para estimular a los trabajadores hacia la lucha (acciones absurdas de piquetes, mera obediencia a los sindicatos, etc), el resultado es más división y rechazo a cualquier tipo de acción colectiva."
¿Cuáles son las condiciones adecuadas para fomentar que los trabajadores vayan a la lucha? ¿Qué quieres decir con "acciones absurdas de piquetes"?
La obediencia a los sindicatos es siempre un problema, no sólo en estas luchas. Es un elemento sobre el que se necesita reflexionar. La eficacia de este enfoque seguramente depende del esfuerzo específico llevado a cabo para "liberar" al trabajador de su condición. Si por casualidad conoces un método infalible, dímelo por favor.
El deterioro cada vez más insoportable de las condiciones de vida de los proletarios avanza al ritmo frenético del proceso de producción y circulación mercantil. No hay ni un pedacito de planeta que escape a la lógica de la economía. Sangre, muerte, miseria, explotación, opresión, destrucción, alienación... esa es la base material de la que se alimenta el progreso, la civilización, el capitalismo.
Los incesantes y crueles latigazos que castigan nuestra maltrecha existencia en todos los ámbitos de nuestra vida son la expresión más cristalina de la esencia de esta sociedad. La salud de la economía, de la empresa, está por encima de la vida humana. La cuenta dineraria de los burgueses domina el mundo. Los esclavos asalariados deben sacrificarse para mantener en pie su propia esclavitud. La vida de la inmensa mayoría de la humanidad debe ser llevada más allá de cualquier límite para salvaguardar las arcas del capital, para evitar la bancarrota de este sistema moribundo. Los gobiernos de todo el mundo y de todos los colores, en tanto que representantes del mundo del dinero, aplican las mismas medidas terroristas que exige el capital por todos lados.
Frente a esto, los proletarios sólo tenemos, como siempre, dos alternativas: luchar o reventar. Organizarnos para defender nuestras necesidades frente a las de la economía capitalista, o agachar la cabeza y aceptar como corderitos los sacrificios que nos imponen y que nos coloca en el matadero mediante hambre, guerras, deterioro de salud, mediocridad cotidiana, destrucción del planeta...
Dejemos de engañarnos, dejemos la fe para los religiosos, no hay medias tintas. Las reformas, las diversas alternativas que nos ofrecen un capitalismo de rostro humano, con diferentes formas de producción y distribución, el gestionismo, el ciudadanismo, el decrecimiento, la antiglobalización, el recambio en el gobierno, las negociaciones sindicales y todas las demás variantes que pretenden cambiar el mundo sin revolución, son maniobras para enredarnos y
destruir toda tentativa de lucha. Son mecanismos y aparatos para colarnos todo lo que quieran.
Si hoy los sindicatos nos llaman a un paro general, que osan llamar huelga, y hablan de "salir a la calle" es precisamente para sabotear nuestra lucha. Para encuadrarnos, para controlarnos, para mantener la paz social mediante simulacros de oposición. Para que las respuestas a los ataques contra nuestras condiciones de vida transcurran por los cauces legales de la democracia, lo que significa que todo siga igual o peor aún. Recordemos el pasado paro del 29 de septiembre de hace dos años que ejemplifica esa parodia que canaliza el descontento social.
No es ningún descubrimiento afirmar la imposibilidad de luchar bajo el corsé del sindicato, o del partido. Nuestra historia, la historia de la lucha de clases, nos enseña con terribles derrotas
esta evidencia. Ignorarla permite reforzar los grilletes que nos mantiene sometidos a la dictadura democrática del capital. Allí donde acaban los aparatos del Estado y comienza la organización autónoma del proletariado para derribar al capital, comienza también la posibilidad de una vida humana. Asumir esta necesidad y estructurar nuestra lucha rompiendo toda separación sectorial, toda ideología, en tanto que falsa consciencia de la realidad, y todas las divisiones que nos imponen (parados/activos, temporales/fijos, autóctonos/inmigrantes,
estudiantes/trabajadores...) es hoy tan indispensable como respirar en un entorno sin polución.
Desde luego no será con un paro sindical, ni con firmas y suplicas de buenos ciudadanos pidiendo clemencia a sus amos, ni con pacíficos paseos por las calles, ni nada por el estilo como podamos hacer frente al deterioro de nuestra miserable vida. Será, como siempre, únicamente con la violencia organizada de nuestra clase tomando la calle, haciendo saltar por los aires a todo ese circo reformista, asumiendo de forma intransigente la lucha contra la dictadura de la economía para imponer las necesidades humanas, para defender la vida frente a la muerte, será así como conseguiremos oponernos realmente a los ataques del capital y plantear la supresión de todas las condiciones existentes.
- Impidamos la circulación de la mercancía. Cortemos las carreteras, las vías de tren...
- Bloqueemos la producción. Organicemos piquetes en fábricas, oficinas, colegios...
- Expropiemos la producción acumulada en supermercados, almacenes...
- Boicoteemos u ocupemos los medios de comunicación burgueses.
- Organicémonos para combatir la represión.
- Rechacemos todo sacrificio, toda defensa de la economía nacional.
LA ECONOMÍA ESTÁ EN CRISIS... ¡QUE REVIENTE!
CONTRA LA DICTADURA DEMOCRÁTICA DE LA ECONOMÍA...
...POR LA DICTADURA DE NUESTRAS NECESIDADES HUMANAS
Proletarios Internacionalistas
[email protected] [396]
https://proletariosinternacionalistas.wordpress.com/ [397]
Tras varios pasos en falso, declaraciones altisonantes y trapicheos en las altas esferas de los sindicatos del Estado capitalista (CCOO y UGT, el «Dúo dinámico» de los vende-obreros en España), por fin se ha hecho efectivo algo que para algunos estaba más que cantado: los sindicatos «mayoritarios» (?) anuncian la convocatoria de una Huelga General para el 29 de marzo como respuesta a la Reforma Laboral aprobada, al gusto del capital, por el Gobierno del PP.
A raíz de toda la polvareda mediática y social levantada por el anuncio de Huelga General, y ante la confusión reinante en las filas de muchos obreros llevados al absurdo antinatural de elegir entre el capital monopolista y la burocracia vende-obrera, considero imprescindible, para quienes nos situamos en las trincheras de la clase explotada, hacer un análisis y una contribución con el objetivo de que todos los proletarios conscientes podamos entender cuáles son los intereses y motivaciones reales de esta nueva pantomima y, lo que es más importante aún, cuáles deben ser los planteamientos y consignas a defender por los revolucionarios para esta nueva farsa de Huelga General y para el periodo político, social y económico en que nos encontramos.
El discurso oficial de CCOO y UGT frente a las motivaciones reales de la convocatoria de Huelga General
Desde hace días, en prensa, radio y televisión se nos bombardea de forma machacona con el discurso de las llamadas “centrales sindicales mayoritarias” en relación a la convocatoria de Huelga General. Los grandes medios del capital de la llamada «izquierda» (es decir, la socialdemocracia de El País, La Sexta, RTVE o Público que alienta las guerras imperialistas en Afganistán, Libia o Siria) reproducen diariamente las palabras de los ínclitos Toxo y Méndez, en un alarde de cinismo que nos recuerda que la democracia del capital solo puede funcionar, además de mediante la represión y el terror, haciendo uso de la mentira y la manipulación.
Pues bien, en sus discursos oficiales el tándem UGT-CCOO declara que esta Reforma Laboral «pretende instaurar un estado de excepción en las relaciones laborales». Es obvio que la Reforma Laboral –la enésima de una larga lista de decretos, reales decretos, leyes y reformas, en muchos casos aprobados con el sello de UGT y CCOO-, confeccionada por uno de los dos partidos políticos del gran capital en España, es sin duda el mayor y más brutal ataque contra el proletariado, no solamente porque abarata aún más el despido y precariza hasta el extremo las condiciones de trabajo de los obreros, sino porque además liquida completamente los Convenios Colectivos y el Derecho Laboral. Ahora bien, esta no es exactamente la reforma de «un Gobierno que ataca a trabajadores y sus derechos» (¡como si el PSOE no hubiera allanado el camino de esta reforma con leyes y reformas anteriores!), tópico al uso de sindicaleros, socialdemócratas y sus comparsas situadas a la izquierda; esta es una reforma hecha por y para la burguesía en un contexto de crisis internacional en la que, de manera inevitable, necesita soltar lastre de capital sobrante con el propósito de afrontar la recuperación de la tasa de ganancia del capital, para lo cual es imprescindible desvalorizar la mercancía más importante que existe: la fuerza de trabajo.
Tras el discurso oficial de CCOO y UGT (el lema
oficial para la huelga reza: «Quieren acabar con todo, con los derechos
laborales y sociales»), se esconden las motivaciones reales de ambas
organizaciones del Estado capitalista para la convocatoria de esta huelga. Solo
desde la ignorancia –o, peor aún, desde la defensa reaccionaria de unos
intereses ajenos a los de los explotados- se puede no entender cuáles son las
razones reales de esta convocatoria. Dos son los intereses reales que
mueven a CCOO-UGT a convocar esta Huelga General:
En primer lugar, estamos ante un lavado de cara a la desesperada de sus aparatos ante el descrédito lógico y creciente que sufren a ojos de la inmensa mayoría del proletariado, por haber actuado, durante años y años, como comparsas del capital y gestores copartícipes junto con la Patronal en las condiciones míseras de trabajo y de vida que padece nuestra clase. Aquí conviene aclarar que la inercia lógica de CCOO y UGT por defender ante la «opinión pública» la de idea de que aún representan a los «trabajadores» se acabará estrellando contra la realidad: nada pueden hacer por recuperar a unos obreros que perdieron para siempre por haberlos vendido al mejor postor.
En segundo lugar, no debemos olvidar que esta Reforma Laboral, como expresión de las necesidades del capital financiero fundamentalmente (bancos, grandes grupos industriales, de inversión, etc.) y, en menor medida, de la burguesía no monopolista (las PYMES, con Jesús Terciado a la cabeza como presidente de CEPYME, han saludado efusivamente la nueva ley), choca frontalmente con los intereses del entramado burocrático de CCOO y UGT, el cual forma una fracción dentro de la clase dominante que Marx, Engels y Lenin denominaron «aristocracia obrera». Es fundamental entender que este segmento social, incardinado históricamente en el aparato del Estado imperialista español, ve seriamente erosionados sus intereses y amenazadas sus prebendas como negociadores -siempre a la baja- de las condiciones de venta de la fuerza de trabajo con esta Reforma Laboral. Para entenderlo es necesario aclarar antes la naturaleza de clase de estos sindicatos del Estado burgués.
El carácter de clase de CCOO y UGT es de sobra conocido por todos los proletarios conscientes y revolucionarios. Ambos sindicatos no solo se dedican a gestionar cuantiosas subvenciones del Estado –a cambio de vender a la clase obrera y de subordinarla a los intereses del capital-, sino que además actúan directamente como patronos al participar en diferentes sociedades de capital (aseguradoras, agencias de viajes, asesorías jurídicas, fondos de pensiones o centros de «formación» forman parte del negocio sindical), o al estar presentes en Consejos de Administración de Cajas de Ahorros en comandita con sus colegas los capitalistas. Pero, debajo de este entramado de la alta dirección sindicalera, subyace toda una extensa red de cargos intermedios que funciona al más puro estilo clientelar y caciquil. Están incluidos aquí representantes de comités de empresa de cierta envergadura, secretarios generales de los dos sindicatos a nivel provincial o de Comunidades Autónomas, miles de liberados sindicales al servicio de la Patronal o insertados en la Administración del Estado, etc. Estos, junto con los asalariados directamente asociados a ellos y plegados al aparato sindical -por interés o por someterse al chantaje de la burocracia sindical- conforman la única y auténtica base social de UGT y CCOO. Esto no significa, evidentemente, que no haya entre las filas de estos dos sindicatos trabajadores honestos y combativos, pero tan tremendamente confundidos que llegan a formar parte de un entramado ajeno por completo a los intereses de su clase.
¿En qué sentido erosiona la última Reforma Laboral
los intereses de CCOO y UGT?
En una doble vertiente. En primer lugar, elimina de facto el poder de
negociación de estos dos sindicatos a la hora de fijar condiciones laborales y
salariales con la Patronal (pierden, por tanto, su capacidad para cogestionar
la explotación de la fuerza de trabajo a nivel de Convenios Colectivos
sectoriales o de ámbito provincial/estatal). A partir de ahora, por necesidades
del capital monopolista, la Patronal se deshace de un intermediario -necesario
para mantener la paz entre explotados y explotadores pero, al fin y al cabo,
costoso por entorpecer los procesos de decisión del capital- a la hora de
imponer a los obreros salarios y condiciones de trabajo cada día más
paupérrimas. En segundo lugar, el espíritu de esta Reforma encarna la nueva
exigencia del capital financiero de adelgazar el Estado administrativo a su
mínima expresión, hecho por el cual UGT y CCOO han visto –y verán aún más-
reducida una buena parte del dinero que reciben con cargo a los Presupuestos
del Estado. Los dirigentes sindicales que son accionistas y/o directivos de un
entramado empresarial muy amplio, lógicamente, no son los afectados, pero sí
sus correas de transmisión en los aparatos de ambos sindicatos.
Si este hecho resulta incomprendido, las explicaciones que se den sobre la naturaleza de clase de estos dos sindicatos serán falsas y desenfocadas por su subjetivismo: «han traicionado a la clase obrera» es una clara deformación de la realidad. Toxo y Méndez no pueden traicionar a la clase obrera porque ni forman parte de la clase obrera ni la representan. Las «cúpulas sindicales» no «traicionan» al proletariado movidos por una especial «perversidad» o por una «línea» equivocada, como sostienen muchos compañeros claramente errados; lo hacen porque son la cúspide de organizaciones del Estado capitalista, completamente ajenas a los intereses de la clase explotada.
Aquí es donde cobran sentido dos hechos capitales imprescindibles para entender el trasfondo material de todo este sainete sindical. Para empezar, la pérdida de poder de CCOO y UGT y de su base social -como fracción de la clase dominante-, frente al ímpetu arrollador del capital financiero, es la verdadera fuerza motriz y la razón fundamental y última para la convocatoria de esta Huelga General. Y, en segundo lugar, el otro aspecto que reviste especial importancia sobra la huelga del 29-M y CCOO-UGT es la ofensiva creciente y decidida de los arietes mediáticos ultraderechistas del capital (con El Mundo e Intereconomía compitiendo por ser los más furibundos opositores de la burocracia sindical). Con respecto a esto último, flaco favor le haríamos al proletariado si no nos diéramos cuenta de que, detrás de este ataque contra los Toxo y Méndez, se esconde un ataque por parte del capital con su careta fascista (que es la más idónea para tiempos de crisis económica y social) a las luchas de resistencia que la clase obrera, más temprano que tarde, protagonizará en el Estado español.
Ahora la pregunta es: ¿qué hacer ante este panorama? ¿Qué debemos hacer los proletarios conscientes y los comunistas, hoy dispersos en diferentes grupos e individualidades sin fuerza real sobre la clase obrera? La propuesta, en mi opinión, no puede ser otra que defender incondicionalmente los intereses del proletariado y, sobre todo, la necesidad de la Revolución Socialista.
Contra el seguidismo sindical, por la defensa incondicional de la lucha de clases y la reconstitución ideológica y política del Comunismo
Desde multitud de organizaciones e individualidades situadas a la izquierda del PCE-IU (ya se autodenominen comunistas, anarquistas o «anticapitalistas»; ya sean del PCPE, Anticapitalistas y demás organizaciones trotskistas, de pequeños sindicatos como CGT, CNT, etc.), se viene haciendo un seguidismo –aunque se disfrace de «crítico»- de la convocatoria de huelga lanzada por los infames Méndez y Toxo (cuando no escuchamos a determinados elementos «comunistas» felicitándose por la convocatoria o tratando de «presionar» a las direcciones de UGT y CCOO para que abandonen la política del «pacto social», ¡como si el pactismo fuera una decisión voluntaria de los buró-sindicatos y no una necesidad como fracción de la clase dominante!).
Esto, por otra parte, no sorprende a quienes venimos expresando la necesidad de reconstituir, antes de pasar a darles una dirección revolucionaria a las luchas de resistencia de los explotados, el Comunismo como teoría e ideología de vanguardia. Es obvio que, en la actualidad, ninguno de los llamados “Partidos Comunistas” a la izquierda del PCE son capaces de entender que, sin una vanguardia comunista depurada de oportunismo, no puede haber movimiento revolucionario ni Partido Comunista como producto de la fusión más elevada entre la vanguardia comunista y el movimiento obrero.
Fruto de esta línea marcadamente espontaneísta y economicista, muchos compañeros honestos van a remolque de una estrategia fracasada de intento de construcción artificial de un movimiento de masas (¡como si la inmensa mayoría de proletarios no fueran capaces, por sí mismos, de generar sus propios órganos de lucha independientes de la burguesía y sus aparatos sindicales!, ¡como si nos correspondiera a los proletarios comunistas el papel de crear las luchas de resistencia de la clase obrera!), demostrando en casos como este un seguidismo que perjudica seriamente los intereses de la clase obrera. Ante tanta pobreza de argumentos, no es de extrañar que, quienes osemos denunciar esta línea anticomunista, seamos tachados de «izquierdistas» por quienes manipulan a su antojo las palabras y la obra del camarada Lenin, rechazando de plano el espíritu del marxismo que llama a «analizar la situación concreta partiendo de la realidad concreta». La labor fundamental y determinante de los comunistas no es generar luchas inmediatas, sino constituirse en vanguardia sólida para tener la capacidad de dar una conducción revolucionaria a esas luchas.
Con respecto a la que debe ser la postura de los comunistas consecuentes en esta pantomima de huelga, a mi juicio los proletarios no podemos oponer a la pseudo-movilización de CCOO y UGT la desmovilización, por lo que, a pesar de que nosotros sí nos jugamos nuestro precario puesto de trabajo (a diferencia de los burócratas de turno y de sus correas de transmisión en las empresas y en el Estado), hemos de secundarla sin engañarnos sobre el propósito y el sentido de esta convocatoria. Por el hecho obvio de la agresión brutal de la Reforma Laboral –pero, sobre todo, porque el capitalismo avanza día tras día aplastándonos sistemáticamente y de forma creciente-, los proletarios no podemos hacer de esquiroles ese día. Pero hay que dejar una cosa clara: nada de “apoyo crítico” a los burócratas-burgueses de UGT y CCOO. Más aún que contra la Patronal, los proletarios que defiendan a su clase deben hacer propaganda ese día en contra de los mayores enemigos de la clase obrera –precisamente por hacerse pasar por sus defensores y representantes-, que son CCOO y UGT. Y, por supuesto, hay que dejar bien claro que esta huelga no responde a la iniciativa y al ímpetu de una clase obrera que aún no ha hablado en el Estado español de forma contundente y masiva.
Por último, hay que aclarar la cuestión de la magnificación de la Huelga General por parte de algunos elementos del oportunismo, que en un alarde de ciego espontaneísmo ven en la huelga el paso previo a la revolución o a la toma del poder. Nuestros hermanos de clase en Grecia llevan una docena de huelgas generales en dos años y, no solamente es que la oligarquía financiera no haya cedido lo más mínimo, sino que además se ha crecido y ha seguido imponiendo sus planes de miseria. Al final, se impone de nuevo la innegable realidad: la única alternativa, por muy utópica que pueda parecer a ojos de los revisionistas, sigue siendo la construcción de un Movimiento Comunista Internacional que derroque a la burguesía del poder. Hoy más que nunca para cambiar algo es imprescindible cambiarlo todo. «Salvo el poder, todo es ilusión» (Lenin).
En cualquier caso, incluso para la convocatoria de Huelga General, las tareas más importantes y acuciantes de quienes apostamos por la Revolución Proletaria siguen pasando por unificar y fortalecer a los diferentes destacamentos de vanguardia, hoy dispersos y enfrascados en disputas estériles y en luchas parciales que no van a ningún lado, para que vuelvan a levantar la alternativa del Comunismo ante los explotados. Mal que les pese a los espontaneístas varios y a los que pretenden “movilizar” a la clase obrera por reformas parciales, la primera y más importante labor de nuestros días sigue siendo de índole ideológica y teórica. Porque, desarmados de teoría revolucionaria, los revolucionarios no seremos capaces ni de articular la reconstitución del Partido Comunista ni de conducir a la clase obrera al triunfo.
Marzo de 2012
Mario Soler Enríquez, proletario por la reconstitución del Partido Comunista.
Correo de contacto: [email protected] [238]"Si hoy los sindicatos nos llaman a un paro general, que osan llamar huelga, y hablan de "salir a la calle" es precisamente para sabotear nuestra lucha. Para encuadrarnos, para controlarnos, para mantener la paz social mediante simulacros de oposición. Para que las respuestas a los ataques contra nuestras condiciones de vida transcurran por los cauces legales de la democracia, lo que significa que todo siga igual o peor aún"
Ante la convocatoria de huelga para el 29 M abrimos una rúbrica de debate en nuestra Web donde acogimos reflexiones de compañeros, hojas repartidas por diferentes colectivos, debates realizados etc.[1] Se trata de dar voz a las minorías más activas y conscientes que expresan el esfuerzo que bulle en la clase obrera para liberarse de las cadenas sindicales y levantar una alternativa de lucha que ligue la defensa contra los recortes con una perspectiva de destrucción del capitalismo y creación de una nueva sociedad.
La cita que encabeza este artículo tomada de una de las hojas que incluimos en la rúbrica[2] denuncia claramente lo que ha sido el 29 M: una estafa para desmovilizarnos.
Los métodos sindicales de lucha
Los sindicatos producen cada vez mayor desconfianza en las filas obreras, pero hemos de ir al fondo del asunto, el problema no son solo los sindicatos como organizaciones instaladas en las redes del Estado Capitalista, el problema es igualmente el sindicalismo, un planteamiento de la lucha, una manera de organizarse y unos métodos de acción que, pese a las mejores intenciones, nos lleva siempre a la derrota.
Como dice un compañero en el Debate en Libcom[3], el sindicalismo limita "los conflictos laborales a una empresa o un sector particular, impidiendo y obstaculizando que la lucha se extienda al resto de proletarios", propaga "una mentalidad individualista y meramente económica en los "ciudadanos trabajadores", "olvidando" y debilitando la reflexión sobre la dimensión política y colectiva de los problemas del proletariado" y "la acción delegada e individual, socavando la posibilidad la auto-organización y la solidaridad". Por ello, el planteamiento de las huelgas sindicales "es negativo: obedecer a los sindicatos sin ningún tipo de reflexión o discusión colectivas; acciones absurdas de los piquetes que en lugar de fortalecer la solidaridad, la unión y la autoconfianza en el seno de la clase obrera, se centran en que "nadie trabaje", con el único fin de añadir números para las cifras de los sindicatos; no se da ningún espacio para que los millones de parados, los estudiantes y los jubilados establezcan contacto y luchas comunes con los que aún tienen trabajo" (ídem.)
La huelga es un arma de la clase obrera que sirve para desarrollar su unidad, afirmar su conciencia, crear su propia organización; la huelga sindical sirve para todo lo contrario, de ahí que, los sindicatos "alternativos" (los CGT, CNT etc.) "Cualesquiera sean sus colores, más allá de sus propuestas o sus denuncia de los sindicatos mayoritarios, en el fondo no son más que el apéndice "radical" de los "sindicatos responsables". Han participado completamente en la "huelga" sin decir una palabra sobre la trampa que suponen estas "luchas". Al contrario, el único problema que ven es que los sindicatos más grandes no las convoquen más a menudo..." (ídem.)
En el debate de Libcom, uno de los interlocutores dice "Pienso que sería bastante difícil conseguir que mucha gente participara en una huelga bajo el slogan "Abajo el capitalismo, revolución ahora". Todo sindicato se opone desde luego a una lucha revolucionaria pues como tal su existencia está ligada a la conservación del capitalismo, pero además se opone igualmente a cualquier lucha reivindicativa genuina, pues como le responde el compañero " La ecuación "lucha por mejorar o defender condiciones de vida y trabajo = sindicalismo" es falsa"
Bajo el capitalismo no se puede vivir
La dinámica de recortes, desempleo desbocado, crisis generalizada, plantea una cuestión sencilla: ¿se puede vivir bajo el capitalismo?
Desde pequeños nos educan en que "todo depende de nosotros", "sí haces las cosas bien", tendrás "una vida estable y acomodada", te espera como recompensa hijos, casa, coche, segunda residencia, vacaciones en un crucero y otras maravillas consumistas. "... Creemos que si a nosotr@snos va bien, al otr@ debería irle igual, y si no es así algo habrá hecho mal, será un vago, un inútil o un incompetente" [4].
Tras muchos años de crisis y especialmente tras la aceleración de los últimos 5 años, esos cuentos de hadas se vienen abajo: "escuchas la misma monserga: estudia, trabaja, esfuérzate aún más, no protestes, cómprate un coche y una casa, sé alguien... ¿y ahora? Todo aquello para lo que te educaron se revela como una mentira"[5] ¡Por más títulos universitarios, experiencia profesional, méritos laborales, que acumules, el futuro es un pozo sin fondo repleto de precariedad, desempleo y miseria!
Estamos asistiendo al hundimiento paulatino de un sistema social que lleva un siglo de decadencia. ¡No es solo la crisis económica y social de por si muy grave! ¡Es igualmente la destrucción medioambiental, las guerras imperialistas, la barbarie moral más depravada! Por ello frente a la subestimación escandalosa de la crisis por parte de los sindicatos para hacernos creer que "otro capitalismo sería posible" debidamente "reformado" suscribimos lo que dicen los compañeros de Palencia denunciándolos:
"Para ellos, tanto la crisis como los recortes en los derechos de l@s trabajador@s son consecuencia de los actos de ciertos gobiernos y "especuladores avariciosos". Esto es falso, la crisis y sus efectos son inherentes al sistema capitalista, no consecuencia directa de los actos de "un@s poc@s desaprensiv@s". Las crisis vienen sucediéndose unas tras otras desde los mismos inicios del sistema capitalista, y cada vez serán más graves. Si salimos de esta crisis, volveremos a caer en otra aún peor. El capitalismo es un sistema económico en decadencia"
Todas las voces del mundo político, empresarial y sindical, incluyendo a los "nuevos radicales" de DRY, nos predican que "esto tiene arreglo". La derecha y los empresarios proponen como pócima recortes, flexibilización, sacrificios... La izquierda y los sindicatos propugnan otras medidas: nacionalizaciones, impuestos, auditorias de deudas y demás remiendos. Ambos quieren apartarnos de la lucha masiva contra este sistema de explotación y desviarnos hacia el callejón sin salida de sacrificarse para mantener en pie este sistema podrido. Por eso apoyamos este análisis de unos compañeros de Barcelona:
Las reformas, las diversas alternativas que nos ofrecen un capitalismo de rostro humano, con diferentes formas de producción y distribución, el gestionismo, el ciudadanismo, el decrecimiento, la antiglobalización, el recambio en el gobierno, las negociaciones sindicales y todas las demás variantes que pretenden cambiar el mundo sin revolución, son maniobras para enredarnos y destruir toda tentativa de lucha. Son mecanismos y aparatos para colarnos todo lo que quieran (ver nota 2)
Este sistema no se puede reformar y sus beneficiarios -la clase dominante- hará lo que sea, caiga quien caiga, para mantener sus privilegios:" La vida de la inmensa mayoría de la humanidad debe ser llevada más allá de cualquier límite para salvaguardar las arcas del capital, para evitar la bancarrota de este sistema moribundo. Los gobiernos de todo el mundo y de todos los colores, en tanto que representantes del mundo del dinero, aplican las mismas medidas terroristas que exige el capital por todos lados" (ídem.)
¿Cómo desarrollar una lucha contra los embates del capitalismo y que simultáneamente prepare las condiciones para un cambio revolucionario?
Si el capitalismo nos condena a un eterno sin vivir, si su Estado, sus políticos, sus sindicalistas, no hacen otra cosa que conducirnos al abismo, el unirnos, el organizarnos, el luchar, todos juntos, desde abajo, no es un bello ideal, sino una necesidad vital. "Juntos podemos cambiarlo todo" es el sencillo eslogan con el que acaban su convocatoria los compañeros de Alicante. "Se tiene que acabar el agachar la cabeza, el tragar con todo, el apartar la vista ante todas las humillaciones cotidianas, porque aceptando resignadamente lo malo nos sumergiremos en lo peor" (ver nota 4).
Es evidente que ese combate es difícil pues "desprenderse totalmente de las mentiras en un mundo que se construye sobre la falsificación es una tarea titánica (...) Es difícil combatir un sistema cuyos tentáculos llegan a cada rincón de la vida" (ver nota 5)
Pero para avanzar lo más importante es el desarrollo de la unidad, la solidaridad, la conciencia y la auto-organización en nuestras propias filas.
Frente a la "huelga sindical" que está pensada para triturarnos en una suma de individuos encerrados en sí mismos, "una huelga es algo más que no ir a trabajar un día. Lo importante es lo que se vive y lo que se crea, es el encuentro y las experiencias que surgen de él. Ahí radica el éxito o el fracaso de una huelga y no en las cifras de seguimiento o en la mani-desfile de la tarde" (ídem.).
Se trata de "Hacer consciente la realidad de un mundo en quiebra. Tomar las calles, liberarlas de la mercancía y abrirlas a la comunicación y la acción colectivas" (ídem.).
No se trata de "pasar" de convocatorias como la huelga del 29 M, a la vez que se denuncia hay que pelear por el desarrollo de las fuerzas del proletariado, como señala un compañero ""Salir de la normalidad" del cada uno a lo suyo y de la aceptación resignada y acrítica de todo lo que venga son pasos muy interesantes" [6]
Por ello es muy importante la iniciativa de los compañeros de Alicante:
Nos planteamos generar un espacio participativo, crítico, unitario y de lucha por la derogación de la reforma laboral y contra toda forma de explotación, desde la autoorganización asamblearia
En ese espacio "puedes intentar recuperar tu vida: encontrar a gente que siente cosas parecidas a las que se te vienen a las tripas en los últimos tiempos, compartir rabia, experiencias, emociones y alternativas, organizarte y luchar por tener una vida que puedas considerar libre" (ver nota 4)
No obstante, el camino es aún largo y lleno de obstáculos pues como señala un compañero si bien se va dando "Una mayor predisposición y aceptación de las críticas al sistema capitalista, y de las ideas que hablan de la necesidad de la protesta masiva. Los últimos 4 años de crisis (o del último brote de la enfermedad crónica del capitalismo), y lo que viene, están suponiendo un lento, subterráneo, pero cierto, cambio de mentalidad. Aún así sigue sin aparecer todavía una clara alternativa a nivel social y político" (ver nota 6)
Acción Proletaria 20-5-12
Nota: en un próximo artículo analizaremos diversas propuestas concretas que se ven en las hojas y textos de la rúbrica sobre la huelga del 29 M
[1] Ver Debate sobre la huelga general: https://es.internationalism.org/node/3365 [395]
[2] Ver https://es.internationalism.org/node/3374 [398]
[3] Ver https://es.internationalism.org/node/3381 [399]
[4] Ver https://es.internationalism.org/node/3376 [400]
[5] Ver https://es.internationalism.org/node/3379 [401]
[6] Ver https://es.internationalism.org/node/3369 [402]
Saludos. Todo bien en el reparto del panfleto[1]. La verdad es que la hoja estaba muy bien, decía lo que tenía que decir, sin grandilocuencias estériles ni oportunismos a la ideología dominante. ¿Habéis mandado la hoja a algún foro tipo kaos, la haine, etc?
En concreto sobre el panfleto no sé la aceptación, porque no me comentaron nada; quizá alguien pudiera escribir a vuestra dirección.
Bueno la manifestación muy similar a lo que viene siendo habitual: tirando a pasacalles y poco debate.
Aquí en Burgos parece ser que ha sido bastante multitudinaria para lo normal (15.000 aproximadamente). Algunas reflexiones generales:
* Una mayor predisposición y aceptación de las críticas al sistema capitalista, y de las ideas que hablan de la necesidad de la protesta masiva. Los últimos 4 años de crisis (o del último brote de la enfermedad crónica del capitalismo), y lo que viene, están suponiendo un lento, subterráneo, pero cierto, cambio de mentalidad. Aún así sigue sin aparecer todavía una clara alternativa a nivel social y político.
* Llamativa la presencia de cada vez más jóvenes, y no de ambientes "alternativos" únicamente.
* Esta "huelga general" sindical no es otra cosa que una estrategia sindical para lavarse un poco la cara y desmovilizar y confundir. El supuesto motivo de la huelga, "el mayor retroceso de derechos de los últimos 30 años", es una cortina de humo, porque no es sino más de lo mismo, con especial papel de la izquierda y los sindicatos en la desprotección creciente e imparable de los trabajadores. Los métodos y piquetes, en el contexto en el que se sitúan (toque de corneta en el que cada uno individualmente va a la huelga), son elementos, no ya estériles, sino que socavan la posibilidad de confianza, solidaridad y la lucha colectiva proletarias.
* Aún así, dado el malestar creciente, hay que aprovechar las movilizaciones y luchas donde se pueda intervenir y contactar con proletarios y minorías. "Salir de la normalidad" del cada uno a lo suyo y de la aceptación resignada y acrítica de todo lo que venga son pasos muy interesantes.
* Los sindicatos minoritarios, cualesquiera su ideología y motivo, no son sino apéndices "radicales" (junto con otros "radicales", apéndices de apéndices...) de los "mayoritarios", utilizando métodos, discurso y convocatorias cualitativamente similares a los otros. Algunos compañeros honestos se ven entrampados en estas estrategias. Por lo que puede no ser eficaz la confrontación sindicato sí/sindicatos no (tanto "mayoritarios" o "minoritarios"), sino más bien métodos eficaces/métodos estériles, donde será más fácil encontrar un camino común eficaz.
JL 01-04-12
[1] Ver nuestra hoja en https://es.internationalism.org/node/3363 [403]
Resumen del debate convocado ante la convocatoria de huelga general por el Colectivo de Trabajadores de Valencia y por Trabajadores Indignados de Alicante el sábado 24 de marzo de 2012 en Valencia.
Nos reunimos 14 trabajadores de los colectivos arriba citados y representantes del Bloque Crítico del 15M de Valencia. Fue un debate animado en el que intervinieron casi todos los presentes. Se expusieron las siguientes ideas:
Aunque hay dudas en los centros de trabajo sobre ir o no a la huelga, mucha gente la hará, algunos por conciencia de clase. Si no tiene seguimiento se desvirtuará la respuesta y en ese sentido es desmovilizadora. En realidad, la huelga la convoca el estado, es legal pero no sirve.
La huelga puede ser una derrota anunciada, excepto si sirve para hacer otras formas de lucha. No es probable que tenga resultados efectivos ya que en época de crisis, los gobiernos no tienen margen. En cuanto a los sindicatos, éstos tienen la función de negociar la venta de la mano de obra, es decir, forman parte del sistema.
Comparando con la huelga anterior del 29S 2010 las cosas han cambiado y ahora - aunque la huelga es una pantomima- hay que aprovechar para hacer algo diferente, como las acciones que han convocado el Bloque Crítico de Alicante. Es importante, pues, analizar qué ha sucedido entre estas dos convocatorias.
El sistema nos domina con la represión, el engaño y la división. Los sindicatos organizan pseudoluchas, y no dejan que los trabajadores luchen solos, sin embargo hay una necesidad de salir a la calle. ¿Cómo tomar una postura activa? luchando para que haya Asambleas, por ejemplo al final de las manifestaciones, de forma que se unifiquen las fuerzas, que haya unión. Los sindicatos han convertido la lucha en una decisión individual.
La actividad del 15M continúa, se ha visto en las "Intifallas". Se han reunido en Marinaleda y está prevista una gran movilización en 120 países para el 12 de mayo. Es muy importante la huelga de consumo que se propone para perjudicar al Capital. Para unificar posturas hay una Asamblea de todos los barrios el 27 de marzo, propondrán acciones para impedir el consumo. Forman parte del Bloque Crítico ante los sindicatos.
La mayoría de trabajadores que secundan la huelga lo hace con buena intención, habría que cuidar la crítica hacia los sindicatos, ya que si en los centros de trabajo se producen enfrentamientos, es negativo, hay que salir del terreno de la confrontación. Aunque estas situaciones se darán sin duda, ya que la costumbre es hacer lucha sindical, el cambio es difícil de dar pues se ve como un salto en el vacío.
Hay que crear una correlación de fuerzas, como en el 15M. La dicotomía se da entre huelga general - convocada desde arriba- y huelga de masas, que sí crea una correlación de fuerzas. En la huelga general no participamos los trabajadores y tiende a frenar, como pasa en sectores de educación y sanidad. Pero la gente tiene ganas de combatir, se han seguido masivamente las manifestaciones, ha habido tentativas de lucha. Las actividades tienen que tratar de mostrar que es posible tomar la lucha a cargo. La intervención sería acudir, tratar de formar reuniones, que vean que al día siguiente algo se ha hecho.
Hay que diferenciar entre los militantes y la cúpula de los sindicatos. Los trabajadores buscan la verdad, y algunos ya dicen, no importa tanto hacer o no la huelga, lo importante es no salir desmoralizados. Las diferencias desaparecen cuando se vive el compañerismo, llega un momento en que te posicionas como trabajador. En estos momentos hay mayor conciencia crítica, por ello se han preparado diversas acciones para el día de la huelga en Alicante: marchas, asambleas, espacios de convivencia.
Hay que tomar las lecciones del 15M, aunque de manera crítica. El legado del 15M es la apertura de un debate sobre la decadencia del sistema y la necesidad de buscar alternativas. Como contrapartida, la burguesía intenta frenar y constreñir los movimientos sociales. Pero el 29 M tiene que demostrar que no estamos pasivos, que siguen las movilizaciones, aunque sabemos que la correlación de fuerzas es difícil, y las minorías tendrán que pelear y actuar en la huelga, en la manifestación y en el debate.
Las acciones son también trasmitir lo que pensamos, los debates, las reuniones... Y hay que diferenciar entre una reunión y una Asamblea, donde hay una toma de decisiones y una horizontalidad.
Hay que plantearse qué tipo de sociedad queremos. Echar la culpa al estado ¿no es algo simplista? Los de abajo tenemos que proponer un programa, mejorar en análisis y conocimiento.
El 29M es una fecha que tenemos que aprovechar para el movimiento, para trabajar la conciencia. Hay que tener mucha paciencia, es a largo plazo. Además es importante no apropiarse de la representatividad de las Asambleas y reconocernos como minorías.
Hasta aquí lo que dio de si el debate. Hemos preferido recoger fielmente las ideas expresadas sabiendo que pueden ser contradictorias entre sí. Pero creemos que esto es lo mejor pues aporta un material para proseguir el debate.
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Publicamos una contribución de dos compañeros de España sobre el problema de la deuda acompañada de nuestra respuesta
Hemos recibido una contribución interesante por parte de unos compañeros de España (Yves JULIEN, Jérôme DUVAL) donde abordan el problema de la deuda del Estado español. Esta contribución es una clara constatación de que a los ojos de todo mundo "el modelo se hunde", la miseria se extiende y las clases dominantes se enriquecen escandalosamente a costillas de la inmensa mayoría de la sociedad. «La deuda del Estado español está en el punto de mira de toda Europa, ya que los mercados financieros (bancos de inversión, fondos buitres y aseguradoras) han estado y siguen especulando con ella, con un solo objetivo: llevarse jugosos beneficios. Y esto a costa del empobrecimiento de la población en su conjunto, porque toda esta especulación conlleva un aumento progresivo de los intereses a pagar, reduciendo, a su vez, otros gastos del Estado, como ahora: la educación, las prestaciones de jubilación, viudez y desempleo, justicia, sanidad o servicios sociales» (Contribución de Julien-Duval). En este párrafo podemos notar y acordar con los compañeros en la indignación ante la situación y, lo que es muy cierto, la burguesía enfrenta la crisis atacando las condiciones de vida de los trabajadores en general.
Existe un parte del salario de los trabajadores devengado como servicios (salud, educación, etc.), eso que Marx llamaba el "salario social". Es esta porción de la clase obrera la que es inmediatamente atacada bajo la forma de "recortes al gasto público", lo cual es un eufemismo de un ataque a los salarios. Este ataque a nuestros salarios y modo de vida (¡modo de supervivencia!) ¿es producto de la especulación?, más aún, ¿la crisis es causada por una "mala gestión"?
Desde finales de los 60, el capitalismo no ha tenido otra opción que recurrir al crédito para aplazar una recesión generalizada. El capitalismo no produce planificadamente para la satisfacción de las necesidades humanas, produce en la anarquía donde cada empresa, cada, sector, cada nación, compite contra todos los demás en el afán de vender su productos. Todos producen como si el mercado fuese ilimitado, todos inundan con sus mercancías el mundo entero y, paradójicamente, cada vez hay menos compradores, los mercados extracapitalistas se extinguen y la parte absorbida por los trabajadores es cada vez más pequeña (más aún cuando vivimos la congelación de salarios, aumento de desempleo, inflación, etc.). Aparece la sobreproducción como esa epidemia que se abate sobre la sociedad (Marx).
La burguesía había logrado aparentar que esa sobreproducción tenía una salida a través de la implementación masiva del crédito. Sobre todo desde finales de los 60 este recurso permitió postergar el estallido, se adelantaba un valor que no se iba a realizar y eso solo significaba preparar una caída más violenta. Se endeudaron los particulares (las familias de la primer potencia mundial, los EUA, son las más endeudadas del mundo), las empresas y los Estados, estos últimos para defender la competitividad de su nación frente a las otras a través de la creación de infraestructura, prestando a sus bancos y empresas, etc. Vamos rumbo a casi medio siglo de mantener artificialmente una salida a las mercancías a base de créditos. Pero los créditos se amontonan unos sobre otros y hoy apenas si los Estados pueden pagar los "servicios de la deuda". Recordemos que ya en los años 70 la deuda de América Latina era impagable y la burguesía terminó traficando con sus propias leyes al "renegociar" esa deuda ("Plan Brady" orquestado por los EUA y el FMI) implementando una eliminación de una parte de ésta ("una quita") y obligando a las burguesías de esta región a abrirse y vender ramas enteras de sus economías ahora bajo control de capitales acreedores. Esa situación permitió a la mayoría de países Latinoamericanos suponer que el problema de la deuda había pasado. Sin embargo, las contradicciones profundas del capitalismo siguen operando y hoy los niveles de deuda son aún mayores que en los 70. Lo grave de la situación actual es que no se trata ya de países de la periferia del capitalismo, hoy se trata de la quiebra de países de las potencias industrializadas y, cabe señalar, Grecia, España, Portugal o Italia son nimiedades frente al endeudamiento de los EUA, GB o Alemania. En los 60 la deuda mundial equivalía al 100% del PIB mundial, hoy equivale a 250%!
Ningún Estado, ninguna empresa, pudieron evadir el camino del crédito. Era el único medio para aplazar la recesión, no se trataba, como hoy nos machacan, de querer vivir como zánganos a expensas de otros (como hoy se acusa a los griegos o a los mismos españoles!). Insistimos, esa toxina del crédito ha permitido al capitalismo mantenerse en pie, pero cada vez con mayores dificultades. Desde la década de los 50 estas deudas están condenadas a no ser reembolsadas, su acumulación hoy se expresa en el hiper-endeudamiento de los Estados y estamos ante quiebras que amenazan con desencadenarse de manera violenta. El crédito ha mostrado ya su límite histórico como paliativo a la sobreproducción capitalista.
Los compañeros dicen: «en oposición con el discurso dominante, no son los gastos públicos los que han hecho que incrementara la deuda del Estado español. Al contrario, han sido medidas, cuyo beneficio para el conjunto de la población es más que dudoso, las que han provocado los déficit que han obligado un endeudamiento cada vez mayor. Por ejemplo, la baja de impuestos sobre sucesiones y donaciones, sobre el tramo superior del IRPF, y la supresión del impuesto sobre el patrimonio han beneficiado a los más ricos, cuyo patrimonio ha sido también protegido por el fraude fiscal, la bajada de impuestos sobre sociedades y las SICAV, como premio a su avidez y descontrol». Según esta afirmación, el endeudamiento generalizado de los Estados no sería para tratar de dar salida a las mercancías a base de promesa de pago, sería en cambio resultado de políticas de ayuda fiscal a los más ricos. Esta idea es presa de las campañas ideológicas de la burguesía, en los EUA Barack Obama ha prometido "aumentar los impuestos a los ricos", el medio altermundista propone a los cuatro vientos la consigan de "¡Qué la crisis la paguen los ricos!". Esta trampa introduce la idea de que se trataría no de eliminar la relación capital-trabajo sino de "armonizar" y hacer "equitativas" las relaciones entre ricos y pobres, es decir, no se trataría de acabar con la pobreza sino de humanizar a los ricos haciendo que paguen más.
Otra idea que está detrás de estas afirmaciones es que el estado sería "neutral", una especie de "juez social imparcial" que se estaría equivocando al beneficiar a la clase dominante. La historia confirma ampliamente la tesis marxista de que el estado surge como expresión de una sociedad con intereses irreconciliables y, para que no se consuma en una lucha estéril, el Estado surge como producto histórico que tiende a evitar esa debacle, sin embargo, el Estado tiende a identificarse y a defender a la clase económicamente dominante. La historia contemporánea está plagada de ejemplo de cómo los Estados legislan, reprimen y planean en función de apuntalar a la clase dominante. Hoy podemos ver cómo por toda Europa los planes de austeridad favorecen indefectiblemente al capital y atacan al trabajador. NO es eso un error inocente o una gestión errada de la economía, se trata llanamente de la expresión abierta del estado como defensor de las relaciones burguesas de producción. Pensar que un día en Estado podría desarrollar una "opción preferencial por los pobres" es una peligrosa ilusión del mismo calibre que pensar que bastaría con "fiscalizar" las cuentas del estado para que éste haga un trabajo "justo".
Los niveles de deuda alcanzados por los Estados son expresión de la gravedad misma del atolladero histórico en el que se encuentra este sistema decadente. Por más de 40 años la economía mundial ha funcionado a base de deudas, la producción de mercancías se ha sostenido sobre una montaña de deuda, la recesión solo se ha aplazado. Los planes de austeridad que se empiezan a convertir en el pan de cada día van a encoger la demanda de manera irremediable, es decir, van a agravar el problema. A Grecia le han condonado una parte importante de su deuda, sin embargo, eso no es garantía de que la situación vaya a mejorar. Los trabajadores están sometidos a una degradación implacable de sus condiciones de vida. Sus familias se verán orilladas a sobrevivir en condiciones indecibles que marcan hasta dónde ha llegado el "progreso democrático del capitalismo".
Constatar una realidad injusta es un ejercicio sencillo, buscar una solución radical implica comprender cabalmente las causas de estas injusticias. Por ejemplo, una vez que los compañeros en cuestión evidencian el problema de la deuda del estado español, se proponen como solución un vigilancia de las cuentas del Estado, así, «esta auditoria de la deuda pública española permitiría invertir la transferencia de riqueza operada por el servicio de la deuda en beneficio de los acaudalados tenedores de títulos de deuda hacia la población en su conjunto, para su bienestar». Evidentemente que no cuestionamos la sinceridad ni la honestidad de los compañeros al proponer esta "alternativa", sin embargo pensamos que es una muestra de las ilusiones que existen en el "estado democrático". En la organización de la vida social actual el Estado aparece como el rector y gestor eterno de la actividad humana, pensamos que esta idea sigue girando en torno a la defensa del sistema. Exigir al estado que "distribuya mejor la riqueza" implica mantener intacta la forma en que la riqueza se genera (sobre la explotación de la inmensa mayoría), implica mantener intacto el modo de producción de esa riqueza (producción social pero apropiación privada) para navegar en los terrenos fangosos del "derecho". Lo que tenemos que discutir y reflexionar juntos es saber si en el marco actual de las leyes y del Estado podemos encontrar una solución al dilema histórico actual o, como estamos convencidos, la solución está más allá de este sistema, es decir, la única solución al capitalismo está en su superación y no en su "mejoramiento". Por tanto, no se trataría de gastar energías en hacer que este sistema decadente mejore, al contrario, se trataría de eliminar las actuales relaciones de producción basadas en la explotación del trabajo asalariado. La revolución comunista mundial es una opción sobre la cual debemos reflexionar.
Fraternalmente,
CCI, 15-03-12.
La deuda del Estado español está en el punto de mira de toda Europa, ya que los mercados financieros (bancos de inversión, fondos buitres y aseguradoras) han estado y siguen especulando con ella, con un solo objetivo: llevarse jugosos beneficios. Y esto a costa del empobrecimiento de la población en su conjunto, porque toda esta especulación conlleva un aumento progresivo de los intereses a pagar, reduciendo, a su vez, otros gastos del Estado, como ahora: la educación, las prestaciones de jubilación, viudez y desempleo, justicia, sanidad o servicios sociales.
Todas estas medidas de austeridad, equivalentes a los planes de ajuste estructural llevadas a cabo en el sur del planeta a partir de los años 80, no hacen más que aumentar las desigualdades sociales, a través del empobrecimiento cada vez mayor de las personas, especialmente de las más vulnerables (mujeres, minorías étnicas, jóvenes, inmigrantes, personas en paro y jubiladas).
No obstante, y en oposición con el discurso dominante, no son los gastos públicos los que han hecho que incrementara la deuda del Estado español. Al contrario, han sido medidas, cuyo beneficio para el conjunto de la población es más que dudoso, las que han provocado el déficit que han obligado un endeudamiento cada vez mayor. Por ejemplo, la baja de impuestos sobre sucesiones y donaciones, sobre el tramo superior del IRPF, y la supresión del impuesto sobre el patrimonio han beneficiado a los más ricos, cuyo patrimonio ha sido también protegido por el fraude fiscal, la bajada de impuestos sobre sociedades y las SICAV, como premio a su avidez y descontrol.
Por lo tanto, la lógica imperante es de hacer pagar al conjunto de la población las ventajas económicas conseguidas por un pequeño número de personas adineradas a través de la deuda. Pero no resulta fácil conocer la proporción exacta del presupuesto dedicado a pagar la deuda. Esto se debe a una voluntad política deliberada de esconder estas cuestiones a la población, facilitada por el carácter peculiar del endeudamiento de los estados, muy diferente al entendimiento general de los préstamos a particulares o empresas. Para estos préstamos, el dinero prestado (llamado capital), así como los intereses, se reembolsan conjuntamente a lo largo del tiempo acordado. En el caso de un estado, solo los intereses de los préstamos (llamados letras, bonos u obligaciones del Estado, según sean a corto, medio o largo plazo) se van reembolsando a lo largo de su duración, mientras que el capital se debe devolver de golpe cuando acaba (vence) el préstamo. Por esta razón, el funcionamiento habitual de los Estados es de endeudarse más para pagar los vencimientos de las antiguas deudas, permitiendo a los estados esconder estos gastos, ya que se equilibran a nivel presupuestario: los gastos por pago de vencimientos equivalen a los ingresos por emisión de deuda nueva. No obstante, aumentando la deuda por el déficit resultando de una mala gestión presupuestaria, se incrementa cada vez más el pago, que a su vez necesita cada vez más emisiones. Además, esta nueva deuda puede ser emitida en condiciones diferentes, por ejemplo con tasas de interés más altas (lo que ha estado ocurriendo últimamente), que desembocan en el clásico *efecto bola de nieve* (aumento de la deuda por el efecto combinado de altas tasas de interés y nuevos préstamos para pagar endeudamientos anteriores).
El estudio minucioso de los presupuestos generales del estado (accesibles a través de la página Web del Ministerio de Economía y Hacienda) permite averiguar la cantidad de dinero gastada por el Estado español a título de reembolso de capital durante los últimos años (ver tabla). Por ejemplo, el reembolso de capital para el año 2010 es comparable al presupuesto total del Estado para ese año. Si sumamos intereses y capital reembolsados últimamente, vemos que *entre 2000 y 2010, el Estado español ha reembolsado más de 3 veces lo que debía en 2000, y sigue debiendo casi el doble*. Esta tabla también permite ver como los intereses y el capital reembolsados así como la deuda total no han parado de aumentar desde el año 2000, y con la actual especulación sobre la deuda del Estado español, esta tendencia no va a cambiar.
En conclusión, parece totalmente injusto ahorrar sobre los servicios públicos como educación y sanidad para rembolsar una deuda con el fin de aliviar un déficit que benefició a los más acomodados. Bajo presión popular, el Estado tiene que abrir todas las cuentas públicas de la deuda para que el pueblo, apoyado sobre el derecho nacional e internacional, pueda decidir si se debe rembolsar lo que ha sido pagado varias veces y que carece de legitimidad. Así, esta auditoria de la deuda pública española permitiría invertir la transferencia de riqueza operada por el servicio de la deuda en beneficio de los acaudalados tenedores de títulos de deuda hacia la población en su conjunto, para su bienestar.
Yves JULIEN, Jérôme DUVAL
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hoja que estamos repartiendo cara al 29 M, si piensas que es un buen instrumento para impulsar la lucha obrera aunque no compartas todo lo que en ella se dice ¡difundela!, adjuntamos el archivo para ser impreso
Cinco años después del principio de esta crisis las condiciones de vida de los trabajadores van de mal en peor. A los planes de austeridad de Zapatero-Rubalcaba y el PSOE, les suceden, triplicados en brutalidad, los de Rajoy y el PP: subida generalizada de impuestos (IRPF, IBI, y todo tipo de tasas que encarecen dramáticamente luz, agua, combustibles, etc.); enésima reforma laboral que supone un salvaje abaratamiento del despido que llevará la cifra del paro - según previsiones del propio gobierno - a los 6 millones de desempleados, y que persigue además chantajear a quienes "conserven" su empleo para que acepten rebajas de salarios, aumentos de la jornada, traslados, y todo tipo de arbitrariedades del empresario, sea éste privado o la propia Administración que está imponiendo por decreto hachazos también a los salarios de los empleados públicos, despidos de miles interinos, gravámenes como el copago sanitario, recortes y degradación en servicios públicos esenciales como la educación o la sanidad.
Y esto, como subrayó la propia vicepresidenta del Gobierno: "es tan solo el inicio del inicio". Efectivamente no hay más que ver lo que está pasando en Grecia, donde han fulminado a la tercera parte de los empleados públicos, y donde el salario mínimo se ha recortado hasta extremos imposibles; o en Portugal, donde también se suceden las "reformas laborales", la eliminación de pagas extras, los aumentos brutales de pagos por servicios sanitarios,... Pero fijémonos también en lo que está pasando en Francia, Inglaterra o Alemania, donde también se posterga la edad de jubilación y se recortan las pensiones (lo que en Francia dio lugar a un movimiento masivo de luchas en 2010); se extiende la precariedad laboral (los famosos "mini-jobs", y el empleo a tiempo parcial), y se generalizan los salarios de miseria: Así en la opulenta (¿?) Alemania, casi una cuarta parte de la población laboral gana menos de mil euros al mes, mientras en USA la tasa de pobreza bate todos los récords históricos (más de un 15% de la población), y el número de personas privadas de seguro médico, con su "reforma sanitaria de Obama" y todo, han aumentado el último año en casi 1 millón,...
Porque no se trata de la incompetencia de tal o cual gobierno, ni de la avaricia de tal o cual nación capitalista, ni de la abyección de tal o cual empresario o político. Se trata de una auténtica bancarrota, una verdadera crisis sistémica del capitalismo, que ya no puede ofrecer más que ataques cada vez más graves contra el proletariado mundial y las capas laboriosas de la población, entrando en una dinámica absurda e irracional, pues el mercado mundial solvente se va estrechando, hundiendo más y más en su propia ciénaga a la sociedad capitalista. Así llevamos más de 40 años, pero estos últimos 5 suponen un hundimiento cualitativo empujado por la irresoluble crisis de sobreproducción y agravado por el estallido del endeudamiento generalizado de estados, empresas y familias.
Por todo ello resultan nefastas las ilusiones de "otro capitalismo es posible". Se trata de un cuento de hadas que la ideología dominante repite "mil veces hasta transformarla en verdad", según el cual el estado democrático no sería la dictadura de la minoría privilegiada sobre la mayoría explotada, sino que todos seríamos "ciudadanos iguales ante la ley", y los "ciudadanos trabajadores" tendrían unos partidos de izquierda y unos sindicatos que los defenderían contra los excesos y abusos de patronos especuladores, poderes financieros, usurpadores de la "soberanía" nacional. Al contrario que en los cuentos, la dura realidad que viven los trabajadores en todos los países es que su "hada madrina", la izquierda del capital, cuando está en el gobierno se comporta como la madrastra de la derecha realizando los mismos planes de austeridad:. Por eso la alternativa no es hacer cambios en el sistema; sino cambiar de sistema, aboliendo la explotación y las clases sociales. ¿Sí, pero cómo hacerlo?
Ya hemos visto que no podemos confiar en quienes nos dicen "¡votadnos!", y luego se aprovechan de nuestra confianza para atacarnos despiadadamente. Tampoco podemos confiar en los sindicatos, que se autoproclaman "representantes de los trabajadores", cuando en realidad son la verdadera "quinta columna" de la burguesía dentro de las filas obreras. Siempre movilizan para engañar y desmovilizar. Que no se nos olvide que pocas semanas antes de la promulgación por Rajoy de su Reforma Laboral (y que anunciara ¡él mismo! la propia Huelga General), UGT y CCOO habían llegado a un acuerdo con la patronal, para flexibilizar salarios y aceptar "cláusulas de descuelgue" de los convenios, beneficiosas siempre para los explotadores si las necesitaban para la supervivencia de la empresa, etc.,... Hace ya muchos años que los sindicatos, ¡y en todo el mundo!, se han convertido en gestores del sistema capitalista, defensores de la economía nacional y de la viabilidad de la empresa, pero no de los explotados.
Y, como tal se demuestra en las "luchas" que organizan, donde reinan la división y la pasividad de los trabajadores, como se ha visto en las recientes movilizaciones de los empleados públicos en Murcia, Madrid, Cataluña o Valencia,... cada uno en su rincón, cada día en un sitio distinto para infundir la idea de que cada lucha es distinta, juntándose con sus hermanos de otros sectores sólo a toque de corneta de las convocatorias sindicales, donde además nos hacen vernos como "ciudadanos" preocupados por la propiedad estatal de la sanidad o la educación, y no por la defensa de nuestras legítimas necesidades como trabajadores; desviando la indignación hacia la corrupción o el despilfarro de este o aquel gobernante, para ocultar que, en última instancia, todos los gobiernos dentro de de este sistema capitalista suponen una gigantesca estafa pues dicen actuar para el bienestar de la población, cuando su única guía son las leyes capitalistas de la competitividad, le beneficio y la acumulación.
Por eso cada vez más trabajadores "huelen a algo podrido en los Sindicatos", y los ven como piezas de una "opereta" en la que junto a gobierno, patronal etc., representan un "paripé" engañoso y calculadamente inofensivo frente a la avalancha de ataques que impone la supervivencia del capitalismo. Por eso, para cada vez más trabajadores, si el 15-M acuñó el "nuestras necesidades no caben en vuestras urnas", los movimientos de los explotados contra los estragos de la crisis empiezan a intuir que "nuestra necesidad de parar los ataques capitalistas, nuestra voluntad de imponer nuestras necesidades a las exigencias de este sistema de explotación no caben en vuestras ‘huelgas generales'.
La propia forma de la "Huelga general" es un terreno trampeado. En primer lugar porque parar la producción para presionar a los capitalistas tiene cada vez menos sentido pues es hoy el propio capitalismo quien "para" la producción. En segundo lugar porque los propios requerimientos legales de dichas huelgas (exclusividad de su convocatoria por los sindicatos, descuento de salarios para quienes participan, pacto de unos servicios mínimos abusivos en los que los gobiernos del PSOE y del PP están, una vez más, de acuerdo, etc.) fomentan la atomización y la pasividad de los trabajadores. La propia cobertura mediática de las huelgas generales que miden su "eficacia" en tantos por ciento de seguimiento siempre discutidos, que polarizan la atención en torno a los consabidos y provocados incidentes de los piquetes, que ponen el foco en las cabeceras de las manifestaciones sindicales,... son otros tantos instrumentos para restar cualquier capacidad de iniciativa a los trabajadores y fomentar, en cambio, su disciplina obediente respecto a las órdenes de los gerifaltes sindicales. La Huelga general - ni ésta ni las anteriores- ni las 2 de este último año en Portugal, ni las más de 10 que llevan de Grecia, sirven para activar la combatividad, sino como dique para contenerla, para encauzarla hacia un cenagal de resignación e impotencia. La cuestión a la que nos enfrentamos es que necesitamos luchar de verdad, unidos y en nuestro terreno de clase, que no podemos delegar nuestra responsabilidad en unos supuestos representantes "democráticos" bien sean sindicalistas o diputados que la realidad nos ha demostrado hasta la saciedad que siempre nos engañan y nos venden ante gobiernos y capitalistas.
Frente a esto hay muchos compañeros que desconfían y optan por quedarse en casa. Pero ese es el principal "daño colateral" de las pantomimas sindicales: desmoralizar y aislar los que quieren luchar de verdad. También es verdad que muchos trabajadores acuden a estas convocatorias no porque crean en los sindicatos, sino impulsados por la necesidad de expresar todos juntos nuestra indignación, de sentir el calor de la unidad y la solidaridad de compañeros de todos los sectores y todos los rincones,... Precisamente por todo ello, no podemos dejar que los sindicatos dilapiden nuestra combatividad con sus estériles convocatorias.
Las luchas de los últimos años (Francia 2010 contra el recorte de las pensiones, estudiantes en Inglaterra contras las subidas de las tasas universitarias, primavera árabe, Grecia, movimiento de los indignados en España, pero también en Israel y USA, etc.), han puesto de manifiesto no el agotamiento de la combatividad de los trabajadores sino, al contrario, la aparición de fuerzas renovadas que avivan la llama de la lucha contra la explotación y la barbarie capitalistas. No sólo eso. Por muchas y serias que sean las dificultades que el proletariado aún demuestra, sí pueden verse en cambio tendencias de lo más esperanzadoras, como son:
Como hemos visto con las luchas y asambleas del 15M esto no es una utopía, este es el inicio de la verdadera lucha que nos llevará a retos mayores para tratar de defender nuestras condiciones de vida y trabajo como auténticos seres humanos y sembrar las semillas de la futura sociedad donde no haya ni explotados ni explotadores, donde por fin se pueda cumplir el principio comunista: "de cada uno según sus capacidades, a cada cual según sus necesidades".
Corriente Comunista Internacional
24 de Marzo de 2012.
Como en el resto del mundo, la burguesía en México incrementa la explotación de los trabajadores pues no cuenta con otro instrumento para intentar enfrentar la crisis económica. La “reforma laboral” que se pretende imponer representa una cascada de brutales ataques, más intensos que los llevados a cabo en los años 80’s, periodo llamado la “década perdida” debido al proceso que se vivió de agudización de la crisis. Y ahora son los trabajadores de la educación a quienes la burguesía –mediante la “reforma a la ley de la educación” y la ACE (Alianza por la Calidad de la Educación)– ha elegido para iniciar esta nueva serie de golpes que tienen de fondo una más palpable agudización de la crisis capitalista. Ante esta situación no se han hecho esperar ni el descontento ni la combatividad del magisterio, mismos que se han expresado en diversas movilizaciones desde Enero de este año y que implican una perspectiva de próximas luchas dada la brutalidad de los ataques no sólo en este sino en los demás sectores de la clase trabajadora.
La CCI ha intervenido en las divesas manifestaciones que han tenido lugar desde inicios de año ([1]). En particular en el mes de Marzo hemos intervenido con una hoja-volante que se enfoca en la recuperación de la experiencia de luchas recientes de la clase trabajadora internacional, señalando a la unidad y la extensión de la lucha como las necesidades vitales para enfrentar los ataques. Este señalamiento de aquello que resulta vital para luchar en nuestro propio terreno –el del proletariado mundial– no puede dejar de lado la reflexión a favor de todo aquello que promueve y profundiza dicha unidad y autonomía de clase. De ahí la recurrente llamada a conformar Asambleas Generales donde este proceso tenga lugar pero también la necesidad de denunciar y combatir como ajenas y perniciosas todas las trampas que amenazan a los trabajadores, socavando su unidad y la extensión de su lucha. Dichas maniobras burguesas no han tardado mucho en ser servidas en bandeja de plata para intentar esterilizar el descontento creciente y por ello también es necesario traer a colación los episodios nefastos del uso de dichas trampas en el pasado reciente, para identificarlas como tales y sacar las lecciones pertinentes.
Lo que sucede ahora en México representa un “botón de muestra” de lo que ocurre en otras regiones del mundo, dados la agudización mundial de la crisis capitalista, los ataques brutales a la clase trabajadora y el consecuente descontento y combatividad proletarios, así como las trampas burguesas para contener, desviar y esterilizar. En este caso ya es notorio que el aparato sindical intenta desviar la atención de los explotados hacia trampas como la “democracia sindical”, la “defensa de la educación pública”, la “impugnación a Gordillo” o la ilusión de dejar todo en manos de los senadores…
Por ello reproducimos esta hoja-volante pues consideramos que sus argumentos son de interés general para el conjunto del proletariado. Llamamos a los trabajadores a su discusión y reproducción colectivas para así preparar la continuación de la lucha.
Para enfrentar los ataques, la unidad y la extensión de la lucha
La vida de los asalariados está marcada por la explotación y la miseria. Y cuando la crisis se acelera la clase dominante degrada aún más las condiciones de vida de los explotados, agrandando los sufrimientos y las penurias. Una muestra descarnada de esto son los ataques dirigidos en contra de los trabajadores de la educación. Se trata de una prueba más de las “respuestas” de la burguesía ante la crisis: los profesores diariamente en las aulas desarrollan duras faenas que consumen sus fuerzas y absorben su vida; y a cambio de ello reciben un salario directo e indirecto cada vez más degradado, una cascada de nuevos e inútiles trámites burocráticos y una escandalosa campaña acusándolos de “ineficientes y flojos”. La clase dominante afirma que estas violentas medidas se justifican por el “bien de la educación”… ¡Pero vemos que dichas medidas son similares a las que ya se aplican o se pretenden aplicar a trabajadores de otros sectores e incluso de otros países! Por ejemplo en Grecia se ha anunciado una reducción directa y general del salario en 22 %, y para los jóvenes menores de 25 años en 32 %. En Europa entera se ha impuesto el retraso de la jubilación. En los E.U.A., la tasa oficial de desempleo es de 8.5 %, pero si se añaden los miles de desempleados que no han tenido la oportunidad de encontrar trabajo y por tanto ya no pueden cobrar el seguro de desempleo, la tasa de desocupados se eleva hasta cerca del 20 %.
En México no sólo se agrede a los profesores, a los trabajadores del IMSS se les viene amenazando con “ajustar” el sistema de contratación para facilitar el despido… Cada plan o medida que los Estados aplican, dicen que es para mejorar la vida de los trabajadores… ¡Mentiras! Con desempleo, bajos salarios y altas cargas laborales el único objetivo es mejorar la ganancia capitalista.
“Evaluación Universal” = mayor explotación y menos salarios
Los ataques que se preparan contra los profesores son en realidad una continuación de los golpes dados en 2007 a través de la “Reforma a la Ley del ISSSTE”. En ese entonces, los trabajadores buscaron organizarse y expresaron su descontento mediante la movilización. Pero se les desunió y desmovilizó fomentando la esperanza en los amparos jurídicos y en los alegatos y “buenos oficios” de los diputados y abogados de todo tipo. Así, condujeron todo el descontento al impotente camino del amparo ante la ley burguesa donde cada trabajador está solo frente al Estado. ¡Estado que por otra parte no sólo legitima y administra sino que pone en marcha esos mismos ataques!
Si ese golpe logró pasar, fue porque la burguesía, a través de sus acólitos, logró imponer la desarticulación de la combatividad. Esa es una lección que debe estar presente entre los trabajadores que hoy están intentando expresar su descontento: una lucha aislada, donde cada uno se encuentra desnudo ante los ataques, está destinada al fracaso.
La “Evaluación Universal” no es sino un apéndice del proyecto “Alianza por la Calidad de la Educación” (ACE). Este proyecto no sólo pretende imponer un sistema de evaluación que lleva a los docentes a competir entre sí y restringir las plazas. Además busca incrementar cargas de trabajo, aplastar los salarios, adecuar las formas para asegurar despidos rápidos con “bajos costos” y afectar las jubilaciones.
El contenido general de esta medida forma parte del proyecto que se intenta aplicar a todos los asalariados mediante la “Reforma a la ley del trabajo”. Por eso no puede ser entendida como un problema gremial, ¡es un ataque general hacia todos los trabajadores y por eso requiere una respuesta de todos! La burguesía se adelanta para impedir esta unidad; por ello ha desatado una campaña de desprestigio en contra de los maestros, para dejarlos aislados e impedir la solidaridad y la unidad de los combates.
La burguesía siempre apuesta a dividir, siempre presenta un problema como exclusivo de una parte de los trabajadores. Recordemos cómo el golpe a los trabajadores de Luz y Fuerza lo justificó diciendo que estos eran “ineficientes y privilegiados”. Ahora esa campaña se repite diciendo lo mismo de los maestros. Y pronto esa cantaleta se reciclará y se usará contra otros sectores de la clase trabajadora. Así, la burguesía va atacando sector por sector para aislar, confundir y dividir, nulificando todo combate.
Para poder defendernos, ¡necesitamos luchar unidos!
El sector de los maestros es de los primeros en ser atacado. Pero la crisis es tan severa que exige a la burguesía implantar simultáneamente las mismas medidas en el sector privado o público; como ya lo está intentando con los trabajadores del IMSS. Y para enfrentar estos ataques requerimos de una respuesta unida. Dicha unidad sólo será posible si los trabajadores logran auto-organizarse y extender su lucha. El descontento y la lucha no deben quedarse en un solo sector, como el problema individual de un gremio. Si eso ocurre, los ataques pasarán, sector por sector.
Por eso es vital crear un solo movimiento en el que estén integrados todos los trabajadores sin importar el sector en el que laboren, sin importar si son jubilados o desempleados. De esa manera la masividad y la extensión harán que el descontento se unifique en una misma lucha. Los maestros o cualquier otro sector en lucha, deben dirigirse a sus hermanos de clase de otros sectores para discutir, reflexionar y organizar respuestas conjuntas. De esa manera el combate se extiende y no queda ahogado entre las paredes del gremio. No se trata sólo de sumar a “padres de familia” y quedarse encerrados en la estrechez de la escuela. Se trata de buscar la solidaridad y la unidad de todos los explotados para extender la lucha.
Las condiciones de miseria de los trabajadores son cada día mayores y el descontento va en aumento. Frente a eso el Estado y su aparato harán todo lo posible por crear la división. Su trampa más usada es imponer la separación en gremios, secciones o en siglas sindicales. Intentarán desviar el combate hacia senderos falsos, como “el juicio a Gordillo”, “la democracia sindical”, la “defensa de la economía nacional” o el apoyo a algún “candidato redentor”. La clase dominante buscará imponer estas consignas para desviar el descontento y hacer que pasen los golpes. Así mismo imponen voceros y negociadores que dicen hablar en nombre de los trabajadores, pero que sólo buscan colocar su punto de vista que es el de la burguesía y su Estado, impidiendo la solidaridad entre los explotados.
Asambleas Generales para reflexionar colectivamente y organizar la lucha
Para agrupar el descontento e impulsar nuestra lucha como trabajadores, requerimos ante todo un lugar de reflexión abierta y colectiva. Donde asistamos no para escuchar los discursos de los de siempre que al final imponen decisiones, impidiendo la discusión de todos. Se requieren Asambleas Generales abiertas a todos, en los centros de trabajo, en las plazas públicas. Asambleas en las que los trabajadores podamos hablar, debatir libremente y definir las orientaciones de nuestra lucha. Además, estas mismas Asambleas deben romper el aislamiento e informar sus resolutivos, buscando fomentar la extensión y articulación de las luchas y del descontento general.
Debemos reconocer y enfrentar como una trampa todo aquello que nos divida o nos lleve al alejamiento de los demás explotados. La unidad y solidaridad son la gran fuerza de los trabajadores, por eso la burguesía busca impedir que éstas se desarrollen.
Lo que permitirá la solidaridad y unidad de clase es el debate sobre los problemas que viven todos los trabajadores y la integración de sus diversos sectores en un mismo combate. La fuerza proletaria, sustentada en su unidad y solidaridad, nos recuerda que el futuro pertenece a la clase trabajadora. Pero no se trata del futuro ilusorio de las elecciones, de las mentiras del capitalismo que nos dice que su crisis tiene solución. Se trata de un futuro de lucha contra esta sociedad de explotación que si no es combatida, nos arrastrará a todos a una barbarie sin precedente.
¡A crear las Asambleas Generales para reflexionar colectivamente y preparar la lucha!
¡Qué todo el descontento se unifique
y que la lucha se extienda!
Proletarios de todos los países, ¡uníos!
Marzo de 2012
Revolución Mundial
Sección en México
de la Corriente Comunista Internacional
Invitación
A lo largo de América Latina, por varios años se vienen sosteniendo, discursos extraños al movimiento obrero internacional y al inexorable resquebrajamiento del sistema capitalista. Según dicen los argumentos provenientes de sectores denominados de izquierda, que la pobreza de nuestra región se debe a la implementación del neoliberalismo; a la falta de una "verdadera" democracia; qué el Estado viene siendo administrado por la "derecha" y por los neoliberales; que el imperialismo yanqui es el responsable de las desgracias populares, y que se debe tomar el poder del Estado en nombre del pueblo pobre para revolucionar las cosas.
Ante la crisis del capitalismo que viene azotando la región, los años noventa y los primeros años del siglo XXI, fueron escenarios de varias explosiones sociales; en el caso del Ecuador, desde 1997 varios gobiernos se sucedieron uno tras otro, dimitiendo ante el insostenible Estado en descomposición; alguna gente de izquierda, se jacta de haber sido los responsables, sin embargo, queda la sospecha de no ser tan cierto que digamos, el sistema está en podredumbre, y el ropaje que adquiere, es cuestión de perspectiva de las necesidades de la burguesía. Es más, se puede afirmar sin miedo a equivocación que se coadyuvó a esa necesidad de la burguesía ecuatoriana, boliviana, venezolana, nicaragüense en tratar de refrescar su ya decadente propuesta con el tan mentado Socialismo del siglo XXI.
Ante un sistema en decadencia, la propia ideología burguesa intenta sostener la viabilidad del capitalismo con el falso discurso de la "democracia", es así que en España, un país supuestamente perteneciente a la cuna del desarrollo democrático aparece el agrupamiento de Democracia Real Ya (DRY) enarbolando la democracia, como si en ese país no hubiera habido una verdadera democracia; es más, la gente que está detrás de DRY, provienen de aquellos movimientos altermundistas como ATTAC que repartían enormes cantidades de papel en América Latina en defensa de la democracia y por gobiernos como el del señor Chávez, Correa, Morales y Lula; ¿Cuáles son los resultados, aunque sean mínimos a favor del proletariado? Pues ninguno, los ataques contra el proletariado, si no han sido iguales, han sido el doble de brutales como cualquier gobierno de derecha o de ultraderecha. Entonces, ¿Es verdad que no existe democracia o es que el sistema capitalista ya no tiene vigencia? ¿Será que el discurso anti-neoliberal es una manera de ocultar la verdadera podredumbre del capitalismo? ¿Será suficiente ser antiimperialista yanqui para decir que se es revolucionario? ¿Es objetivamente cierto que un pequeño grupo de revolucionarios fuertemente disciplinados serán los que tomen el poder o es el proletariado mundial organizado conscientemente los destinados a esa tarea histórica? Son las interrogantes de esta invitación.
La perspectiva de la lucha de clases, por el momento empieza a tomar cuerpo a través del debate en las minorías revolucionarias en todas partes; para algunos el debate quizá resulte estéril, pero quienes somos segregados del proletariado no podemos caer en el error del inmediatismo, en vista que no se trata de cambiar un gobierno por otro, de una norma legislativa por otra; de un diputado por otro, etc. Ese no es el futuro del proletariado, ni de la humanidad entera; el futuro está en los procesos de esclarecimiento para la lucha de clases, para que el proletariado no vuelva a ser embaucado en falsas "revoluciones".
Continuando con las actividades históricas del proletariado, INTERNACIONALISMO, sección de la Corriente Comunista Internacional en Ecuador, os invita a la reunión pública con el tema "EL SOCIALISMO DEL SIGLO XXI".
FECHA: Sábado 7 de abril del 2012.
HORA: 2 PM termina 6 PM
CIUDAD: Quito
LUGAR: Plaza de San Blas (casa parroquial de San Blas) Caldas E1-102 y Guayaquil (espacio en el que se reúnen los compañeros de Cambio Radical)
TEMA: EL SOCIALISMO DEL SIGLO XXI
¡Te esperamos, tus aportes serán importantes para el futuro de la humanidad!
Atentamente:
Corriente Comunista Internacional.
Marzo del 2012.
Una compañera nos envía un libro donde reflexiona sobre la situación del capitalismo, la situación del proletariado y la perspectiva revolucionaria. En cuanto nos sea posible haremos un comentario sobre dicho material
Recientemente hemos publicado un debate sobre la "Contribución de una compañera sobre la crisis y las perspectivas de la lucha de clases"[1], donde exponemos algunas cuestiones que nos plantean las reflexiones de esta compañera que firma Aurora despierta.
Ahora ella misma nos envía un libro que ha escrito y que dice que contiene muchas de las respuestas a las cuestiones que han surgido en el debate y nos pide que publiquemos la referencia; lo que hacemos a continuación para permitir que el debate pueda avanzar, aunque por el momento no hayamos podido ni siquiera leer el libro; cosa que la compañera asume: «Os voy a pedir un favor especial. Como es mucha tarea que lo leáis todos, lo discutáis, y hagáis un comentario ¿Podría ser que al menos uno le echase un vistazo por arriba y si le inspira suficiente confianza -teniendo en cuenta lo que ya conocéis de mí-, simplemente anunciáis su existencia, poniendo el enlace que os acompaño, pero haciendo la reserva de que todavía no habéis podido estudiarlo por lo que no es que deis la aprobación ni aseguréis de que estáis totalmente de acuerdo, pero para que se sepa y la gente pueda conocerlo a tiempo?»
Entre tanto, podría abrirse un debate con aportaciones de otros compañeros pues las cuestiones que plantea -más allá del acuerdo que pueda tenerse en sus diferentes apreciaciones- son absolutamente válidas y necesarias para la lucha del proletariado contra este sistema no solamente infame e inhumano sino igualmente hundido en una crisis cuya gravedad y consecuencias a nadie se le oculta.
[1] https://es.internationalism.org/node/3319 [408]
Aurora Despierta
Llamamiento a los trabajadores/as ante el fin de una era y el inicio de otra; cambiar de rumbo para evitar la derrota y las catástrofes que se avecinan con el capitalismo. Hacia una estrategia por la autoliberación integral. Guión para la lucha que hoy necesitamos sobre todo en los países ricos. Eslóganes.
Este libro es una respuesta y guía de urgencia en una situación que en poco tiempo puede ser crucial para el proletariado, en particular para el del Estado Español. Recoge información hasta el día 2 de marzo de 2012, quiere aportar líneas de orientación para este mismo mes (8 y 29 de marzo), pero también y sobre todo, a medio y largo plazo, para dotarnos de una comprensión panorámica de la realidad, entendiendo el pasado y con un horizonte hasta 2050 al menos. Es un libro de intervención inmediata, pero sobre todo de estudio y reflexión para un largo recorrido. Por eso reúne desde los sucesos más recientes, hasta multitud de eslóganes, pasando por una reflexión histórica y económica en términos que todos puedan entender. Porque lo que necesitaremos ahora y en adelante, requiere de todos estos planos de conocimiento y respuesta, pues los trabajadores/as debemos ser capaces de dominar medianamente todos, si es que aspiramos a un mundo muy diferente en el que seamos algo mucho mejor de lo que nos está tocando ser en esta civilización.
Página CAPÍTULO
2 1.- Saludos. Ellos son una clase y lo saben. Nosotros también lo somos, debemos recuperar nuestro saber y memoria o nos derrotarán. La verdadera naturaleza del ataque que estamos sufriendo. La "moderación" ya nos está conduciendo a una derrota histórica ¿aprenderemos a tiempo o lo dejaremos para cuando sea demasiado tarde?
5 2.- Carta abierta a la burguesía mundial de parte de unos trabajadores conscientes de su clase y de sus verdaderos intereses.
8 3.- Un tsunami social recorre el mundo. La placa de la burguesía sobre la del proletariado. Un sistema bulímico. El fin de una era del capitalismo, el gran riesgo de una derrota histórica en los próximos años, para someternos a un capitalismo futuro peor, ya planeado por la burguesía.
11 4.- El momento actual y la próxima era: El principio de A(r)químedés aplicado a los sindicatos. Reducir los gastos totales del mantenimiento del proletariado ("competitividad" y "déficit del Estado"), una ofensiva de la burguesía mundial, el "Estado de bienestar" y la "sociedad de consumo" como vestigios. La ley de reforma laboral en España. Las convocatorias de Huelga General. 8 de marzo, las mujeres trabajadoras. Los estudiantes. La importancia de una orientación internacionalista y su posibilidad real. Del déficit del 3% en 2013 (o 2014) al 0,5% desde 2020. Década de 2030 encarecimiento de la energía y prolongación del tiempo de trabajo. Los sindicatos subordinando el salario al coste del combustible desde hoy. Decrecimiento capitalista, consecuencias del Cambio Climático. La crisis en sus diversas facetas. El futuro de las mujeres.
32 5.- Las anteriores etapas del capitalismo. De la manufactura al toyotismo. Del libre mercado a la intervención del Estado. De las crisis de "juventud" a las de decadencia. Marx desenmascara el régimen asalariado del trabajo, el capitalismo. Guerras. Resistencias, revoluciones y derrotas proletarias. Armamentismo. Orígenes verdaderos de la actual crisis y sus manifestaciones en EEUU y España. De la "destrucción creativa" a la "destrucción y demencia". Crisis de sobreacumulación de capital, sobreproducción de mercancías, financiera.
47 6.- Algunas consideraciones sobre los actuales problemas financieros, las medidas tomadas y las perspectivas.
50 7.- La raíz del problema: ni el neoliberalismo, ni el capital financiero, sino el régimen asalariado del trabajo.
51 8.- ¿Por qué nos resulta tan difícil reconocer la raíz? La propaganda burguesa. Nuestro lugar en las relaciones sociales. La mercantilización de las conciencias que nos impide rebelarnos contra la estafa. El peso de las derrotas.
53 9.- "Salarismo", nombre secreto del capitalismo. Llamarlo por su nombre para mejor combatirlo.
54 10.- Las "clases medias" también atacadas. Asustadas pueden caer en brazos de los políticos más reaccionarios del gran capital. ¿Cómo evitarlo y ganarlas?
57 11.- Los límites históricos del capitalismo. Las tijeras del régimen asalariado (producción y realización de la plusvalía) amenazan con cortar los... beneficios al capital. Una jornada y un mundo finitos para su desgracia. El capital se pone a sí mismo la zancadilla. La mercantilización de la Naturaleza nos pasa la factura. Los límites al Crecimiento capitalista. Un sistema caducado. Década de los 30 ¿tocando techo? ¿Por quién doblan las campanas?
62 12.- El envejecimiento de la población, un factor nuevo que favorece nuestra derrota y nos obliga a tener el tiempo más en cuenta para aprovechar ahora el potencial de la juventud.
63 13.- ¿Habrá un período de recuperación económica que permita la de las fuerzas proletarias? La importancia de entender de qué va todo esto.
64 14.- Su moral nos esclaviza, la nuestra nos emancipa. Todo está sustentando en una estafa, en una inmoralidad, el trabajo no pagado. Levantar bien alto la teoría marxista de la plusvalía. La importancia crucial de la lucha moral. Hacia un tipo humano nuevo.
68 15.- El sentido de la vida, un problema de todos, cada vez más sentido. Vivir para trabajar, trabajar para vivir o vivir trabajando para realizar nuestra vida. Recuperar nuestra vida, recuperar nuestro trabajo, abolir el régimen asalariado. El capitalismo causa cada vez más frustración y sufrimiento psicológico. Otro mundo y otra vida son posibles.
71 16.- ¿QUÉ HACER? La defensa con una orientación ofensiva para debilitar la suya: el cerco deslegitimador. Luchar con el poder de decisión en las asambleas. Comprender la verdadera naturaleza del "Estado de bienestar". Un futuro capitalista peor, cuestionar el régimen asalariado del trabajo y el Estado burgués que lo defiende. Reforma electoral ¿para quién? Poner en el centro del debate social la naturaleza del capitalismo, su raíz en la estafa del trabajo no pagado. La imposible alianza estratégica con la burguesía baja y media pero la flexibilidad en su tratamiento. La enseñanza pública en todos los niveles, interés estratégico de los trabajadores/as contra la división clasista del trabajo. La juventud en primera línea de la lucha del proletariado y de la recuperación de su saber. Tener muy en cuenta el tiempo para evitar la derrota y que hay unos plazos para el Cambio Climático. La necesidad de proyectos provisionales de Programa de Transformaciones Socialistas.
83 17.- Por qué no podemos esperar a que se hunda el sistema. Una cita ineludible en la década de los 30.
85 18.- Pensar estratégicamente y actuar con un plan, o sucumbir. La burguesía y la realidad tienen una agenda ¿y nosotros? Horizonte 2050.
86 19.- Eslóganes (más de 175).
92 20.- Enlaces a artículos y su relación.
93 21.- Cinco webs y una editorial para aprender más.
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1.- Saludos. Ellos son una clase y lo saben. Nosotros también lo somos, debemos recuperar nuestro saber y memoria o nos derrotarán. La verdadera naturaleza del ataque que estamos sufriendo. La "moderación" ya nos está conduciendo a una derrota histórica ¿aprenderemos a tiempo o lo dejaremos para cuando sea demasiado tarde?
Trabajadores/as.
A quienes para vivir necesitáis vender vuestra capacidad de trabajo (intelectual y física) por un salario a los que dominan los medios de producción de bienes y servicios (empresas con sus máquinas, locales, cartera de clientes, etc.), o sea, la burguesía. A los funcionari@s del nivel inferior y otros trabajadores/as dependientes del Estado, que veis recortados vuestros salarios. A los falsos "autónomos" que dependéis para sobrevivir de una o dos empresas. A quienes lo fuisteis y ahora estáis jubilad@s.
Tod@s nosotr@s, con contrato fijo o eventual, empleados, subempleados o en el paro, dependiendo de una pensión de jubilación o de la ayuda de vuestros hijos o apoyándoles, etc., independientemente de la nacionalidad o religión, somos parte de la clase trabajadora mundial, del proletariado internacional. No somos una masa informe con intereses que pueden no coincidir en cuestiones importantes con la burguesía, sino una colectividad de seres humanos con intereses objetivos antagónicos a los de esa clase y a la permanencia del capitalismo.
Proletariado somos tod@s los que en el mundo estamos sometidos por el régimen asalariado del trabajo.
La burguesía, los que dominan los medios de producción, las finanzas, el comercio, el Estado, prefieren que no lo tengamos claro, para que nos sintamos más aislados y débiles, y así no tomemos plena conciencia de nuestra situación en la sociedad, de quiénes son contrarios a nuestros verdaderos intereses y del enorme potencial de transformación del mundo que tenemos el colectivo de los trabajadores/as. En su lugar buscan encaminarnos a competir los unos contra los otros por un trabajo cada vez más escaso, precario y mal pagado, por conservar "nuestro" empleo que no lo es porque siempre nos lo pueden arrebatar, por salvar "nuestra" empresa contra otra y sus trabajadores/as, por el "interés nacional" (la sagrada "competitividad") escondiendo tras ello los beneficios del capital a costa de nuestro trabajo, pobreza, y si es preciso, muerte en la guerra.
La burguesía nos dice que la conciencia de clase no tiene sentido o que es algo trasnochado, y más la lucha de clases, para ocultar que lo ya caduco es su papel, el capitalismo senil, el obsoleto régimen asalariado del trabajo, como lo demuestra una vez más la crisis actual. Porque ellos sí que tienen conciencia de clase y practican a diario la lucha de clases aunque no la nombren así sino indirectamente ("competitividad", ley y orden...), tarea en la que son expertos porque les conviene ocultar la verdad, aunque a veces alguno lo reconozca y se refiera a la "guerra de clases" (el multimillonario y especulador George Soros en la revista Newsweek). Por eso saben organizarse tan bien a través de las organizaciones patronales, sus partidos, los lobbys (grupos de presión que se trabajan a los políticos), los think tank (equipos -fundaciones- de pensamiento estratégico), otros comités más ocultos al público, las estrechas relaciones entre el gran capital, las instituciones más importantes y el Estado, la financiación por la burguesía de partidos y campañas electorales, el trasvase de dirigentes entre el mundo empresarial y el político (ilustrativo que los actuales presidentes de Italia y del Banco Central Europeo provengan de Goldman Sachs, banco significado por su responsabilidad en esta crisis, y que el Ministro español de Economía y Competitividad, D. Luis de Guindos venga de Lehman Brothers, otra "joya" de firma) y la labor propagandista de los medios de comunicación a su servicio (privados o estatales).
Les interesa que no nos reconozcamos como lo que somos, pues una clase sin conciencia de serlo y que ha perdido su memoria histórica, es una clase condenada a la derrota.
Como en crisis pasadas, el capitalismo mundial necesita sacar el mayor partido posible al cambio en la relación de fuerzas entre ella y el proletariado, y estabilizarla por mucho tiempo con todo un arsenal de leyes económicas, sociales, políticas, pues es necesario para asegurar su poder y beneficios ante el complicado y declinante panorama que se presenta al capitalismo en lo que resta de siglo.
Como la piedra que el legendario Sísifo levantaba y debía subir hasta la cumbre de la montaña, nuestros derechos cuestan mucho conquistarlos, elevarlos, pero es mucho más fácil y rápido que rueden montaña abajo cuando estamos debilitados, descuidados y la burguesía les da una patada.
Necesitan asestarnos una derrota histórica. Es lo que vienen planeando para cargar sobre nosotros aun más los costes de esta crisis del capitalismo y para que en las próximas que vendrán (como la energética en la cercana década de los 30) les resulte más fácil volver a hacerlo dada nuestra debilidad, desorientación y desmoralización. Querámoslo creer o no, lo cierto es que el futuro del capitalismo va a ser mucho peor que el pasado y por tanto lo que nos deparará a los trabajadores/as. Los indicios, cuando no pruebas, están a la vista de todos, si queremos verlo, en las medidas que van tomando y tienen previstas.
La burguesía mundial, desde las grandes empresas y sus principales instituciones, FMI, Unión Europea, Banco Mundial, OMC, etc., tienen sin duda una estrategia a medio y largo plazo. Claro está, no son tan tontos como para reconocerlo y explicárnosla porque entonces ya no tendrían la ventaja del ataque por sorpresa y no debe revelarse la estrategia propia al "enemigo" porque podría preparar su defensa y la contraofensiva. Pero se les ve venir en todo lo que están haciendo y a poco que conozcamos a grandes rasgos las tendencias del futuro. Eso no quiere decir que lo tengan todo controlado y medido, que sepan perfectamente lo que hacer, que no haya divergencias entre sus líderes, porque eso tampoco ocurre en la estrategia militar, ni entre los generales, pues se trata de grandes líneas maestras de actuación para ir moviéndose con un sentido y perspectiva de salir ganando.
Su objetivo, reducir los costes totales del proletariado que es de donde surge la plusvalía (beneficio), tanto directos (masa salarial) como indirectos (sanidad, educación, pensiones...), lo que significa además de rebajas salariales, mayor producción y despidos en el proletariado de la industria, banca y comercio, recortes, más trabajo y despidos entre los funcionarios, contratados del sector público, trabajadores/as de la sanidad y de la educación porque estos sectores forman parte de los costes de mantenimiento del conjunto de la población trabajadora.
La meta, recuperar la tasa de ganancia (reducir costes para aumentar trabajo no pagado, o sea, beneficio dividido entre la inversión total). Y hacer permanente este nuevo reparto porque no va a volver el crecimiento que hemos conocido. La "competitividad" y la "reducción del déficit del Estado", no son más que la forma que esto adopta para la burguesía y que, presentado así, sirve para desorientarnos sobre la naturaleza del asunto.
De aquí que debamos entender dos cosas:
1º El ataque va dirigido al conjunto de la población trabajadora para reducir nuestros costes totales de mantenimiento. Da lo mismo si se ataca a los trabajadores/es de una fábrica, a los funcionarios, o a los de los hospitales y escuelas, del sector privado o público, es parte del ataque contra todos. Por tanto, la respuesta debe ser de todos, sea quien sea el que en ese momento esté siendo golpeado. Y contra cualquier parte de la burguesía porque toda está, directa o indirectamente, implicada en el ataque, a través de sus organizaciones patronales y partidos, de las leyes que aplauden, de las medidas que toman y de su Estado.
2º Las medidas que se tomen ahora no son coyunturales. Los recortes y eliminación de derechos conquistados tras décadas de lucha, vendrán para quedarse hasta que ellos quieran, y de ser revisados lo serán a peor, salvo que los echemos abajo con la lucha.
Así empalmarán las nuevas condiciones de explotación del trabajo y la derrota infligida con lo que necesitan en un futuro, para el capitalismo, cada vez más oscuro y con nuevas grandes crisis.
Pero esta "salida" a la crisis no será una solución verdadera, porque socava la capacidad de demanda solvente de los trabajadores/as que no puede ser sustituida plenamente por una mayor competencia entre las potencias, para vender Europa lo que vienen vendiendo EEUU, Japón, México, Brasil, China..., porque todas hacen lo mismo y además hoy, las grandes empresas y sus alianzas están por todas partes y lo que se produce en España puede ser de propiedad norteamericana, y parte de lo que se produce en China, de propiedad alemana, etc.
La "moderación" no es la respuesta. Si la burguesía mundial, y en concreto la europea, y más específicamente la española, está hoy tan envalentonada lanzando una ofensiva histórica contra nuestros derechos, es en parte porque con nuestro miedo, querer evitar represalias, mirar cada uno para sí, a pesar del aumento de la pobreza y del paro, no hemos dado la respuesta posible, hemos reculado más y más, nos hemos debilitado en extremo y propiciado su sentimiento de seguridad, fuerza y determinación para atacarnos sin piedad.
Y en esto, los sindicatos, en especial los grandes (CCOO y UGT), tienen una enorme responsabilidad. Ni siquiera han hecho nada por ayudar a los parados a organizarse y defender sus derechos, cuando muchísimos ya han agotado el subsidio, o ni siquiera han podido acceder a él, cada vez son más las familias en las que todos sus miembros están en paro, los jubilados no pueden prestar más ayuda con sus pobres pensiones y ahorros, la perspectiva es un aumento del desempleo (tal vez 6 millones para final de 2012) y para muchos, el agotamiento de la prestación que todavía tienen.
Nos enseña que no podemos depender de ellos para lanzarnos a la lucha, como tampoco lo hicimos en otras ocasiones ni durante el franquismo, cuando no existían los sindicatos obreros legales y los organismos ilegales no eran más que unos pocos trabajadores/as decididos en cada empresa (ni siquiera en todas) que se reunían y coordinaban clandestinamente. Mucho más se hizo entonces con medios artesanales que hoy dan risa y con la policía político-social, guardia civil y "los grises" de la policía armada, encima de nosotros, a pesar de los muertos y de las palizas y torturas en comisarías y cuartelillos, que hoy con "tantas" libertades y enormes aparatos sindicales, porque no podíamos dejar nuestros asuntos en manos de nadie y por eso nos arremangábamos con las asambleas, delegados, piquetes ¡y lo conseguíamos!
No se calma la agresividad de una hiena quedándose quieto y ofreciendo el cuello; así sólo se sacia su hambre a nuestra costa. Aunque no nos movamos, la burguesía si lo hace, rápido y contra nosotros. Los sacrificios personales y colectivos que creamos ahorrarnos con nuestra "moderación" se ven premiados con creces con sacrificios incomparablemente mayores y el riesgo de una derrota histórica que nos postrará por lustros y décadas, llevándonos a niveles de pobreza e indefensión desde hace mucho tiempo desconocidos.
Miremos a Grecia, Portugal, lo que se le avecina a Italia, las dificultades crecientes en Francia, también en Alemania, lo que ocurre en los países del Este europeo, la pobreza en los EEUU, lo que hace sólo diez años ocurrió en Argentina (pudieron remontar porque todavía no había estallado la crisis mundial), etc.
¿Creemos que la situación de los trabajadores/as en Grecia no puede ser nuestro futuro? En España, con una tasa de desempleo del 23,3% y más de 5.300.000 parados, la evolución del capitalismo y la política económica de los gobiernos ya fijada incluso para la década de los 20 (el límite al déficit del Estado), las probabilidades son muchas. ¿Habríamos creído sólo hace cinco años, a comienzos del 2007, cuando todavía no había comenzado la crisis ni en EEUU, que hoy estaríamos así? Al que lo hubiese dicho probablemente le habríamos tomado por un chiflado y sin embargo había muchos motivos para pensar que esto era posible (sobreendeudamiento mundial, ausencia de nuevos mercados, burbujas inmobiliarias, "economía de casino"...). Y cuando ya hay muchos estudios que nos previenen de un futuro extremadamente duro para las próximas décadas ¿no les vamos a prestar atención? ¿Nos limitaremos al día a día, a reaccionar sobre la marcha y como podamos a lo que nos vayan echando encima, ellos siempre con varios pasos por delante de nosotros? ¿Creemos que así tenemos alguna oportunidad? ¿Organizaríamos así nuestra vida privada?
Si estamos así es también, en parte, porque hemos contribuido a ello con nuestra pasividad, apostando al "mientras a mí no me toque...", pero cuando te toque puede que ya no tengas en quién apoyarte. ¿Aprenderemos la lección o esperaremos a que nos hundan para entonces lamentarnos, y cuando nuestros hijos o nietos nos pregunten cómo pudimos ser tan cortos de visión, caer tan bajo, permitir eso, dejarles sin presente ni futuro, excusarnos con que no pudimos hacer nada por nuestra ignorancia (¿voluntaria?) y por "la correlación de fuerzas", que no es algo dado, sino que nosotros contribuimos a crear?
Hay dos maneras de mirar por uno mismo, la de los acomplejados e individualistas que lo hacen como miopes, sin visión a medio y largo plazo, sólo para ver cómo "ir tirando" y "salvar mi culo", o la de los que sabemos que juntos podemos conseguir mucho más, y que por tanto, debemos reflexionar, rectificar y cogernos del brazo, para no dar más pasos atrás y avanzar juntos, porque así nuestra fuerza puede ser capaz de remover el mundo y transformarlo. El egoísmo individualista, que se cree tan listo, haciendo balance, es la forma menos inteligente de mirar por el propio interés porque genera división, insolidaridad, aislamiento, debilidad, desorientación y derrota. A medio y largo plazo, nos pasa la factura a todos incluidos los que habían creído salvarse mirando sólo por sí. No es nada nuevo, es el divide y venderás de siempre, el arma psicológica de destrucción masiva más vieja del mundo. El "timo de la estampita" en el que tantos siguen picando. Como en las guerras, el "sálvese quien pueda", el pánico y la desbandada en la retirada, sólo sirve para la derrota más completa. Y lo que ha hecho la burguesía es declararnos una guerra social.
La unidad para luchar es nuestra fuerza. Por eso necesitan dividirnos, desorientarnos, atemorizarnos, desmoralizarnos, derrotarnos.
Nuestro principal problema es la falta de confianza en nosotros mismos. Sin embargo, la burguesía sabe mucho mejor que nosotros el potencial de resistencia y transformación social que tenemos si nos unimos, si somos de verdad un colectivo consciente y en lucha, si en vez de dejarnos arrastrar por la primera reacción de miedo, nos ponemos firmes, no damos un paso atrás y avanzamos. Ejemplos los hay a miles. Como el más reciente, baste la firme respuesta de la población de Valencia (22-2-2012) a la brutal represión policial a los estudiantes, para comprobar cómo podemos hacer que los que retrocedan sean ellos. Durante el franquismo fuimos capaces de llevar adelante en condiciones durísimas importantes luchas tanto en las empresas como en las poblaciones, que llevaron a la descomposición del régimen franquista. Lo que hoy tenemos delante es la crisis histórica del régimen asalariado del trabajo, y nuestra tarea durante las próximas décadas es desestabilizarlo y derribarlo para poder abolirlo y conseguir nuestra plena libertad como trabajadores/as y por tanto como verdaderos ciudadanos, no de tercera, como hoy.
No tenemos todo el tiempo del mundo para decidirnos a cambiar, al contrario, corre que vuela por la evolución del capitalismo, y la burguesía ya va lanzada. No podemos esperar a no se sabe cuándo porque entonces estaríamos más fuertes, pues lo más probable es que según pase el tiempo sin responder, estaremos más débiles, con más parados, desmoralizados, y la burguesía se sentirá más segura de sí, dispondrá de un mejor arsenal de leyes, medidas económicas y capacidad represiva contra nosotros. Si ahora nos resulta difícil defendernos, si lo dejamos para el futuro, incomparablemente más difícil será. Un agravamiento de la crisis no asegura una mayor respuesta social si previamente ya se ha sido derrotado.
Lo que está ocurriendo se veía venir. El capitalismo tiene sus exigencias: sacrificios a la población trabajadora, para poder generar beneficios. Y las medidas para ello estaban más a menos anunciadas porque las venían reclamando desde hacía tiempo organizaciones patronales, fundaciones de la burguesía, sus economistas, organismos internacionales, partidos políticos y las experiencias previas en uno u otros países. Pero a nosotros nos falta la capacidad de previsión y de lucha preventiva, y eso a medio y largo plazo nos costará lo que ni sabemos.
La burguesía, aunque con dificultades, está desarrollando todo un horizonte estratégico hasta pasado el 2050 y ya va tomando medidas (costes salariales y sociales, déficit del Estado, energía).
O aprendemos a mirar a la realidad de frente, la actual, la de la década de los 20 (déficit máximo 0,5%), de los 30 (crisis energética y decrecimiento) y hasta la de los 50 (cayendo la espada de Damocles del Cambio Climático y sus consecuencias económicas), en suma, a tener un horizonte estratégico, o no lo dudemos, estaremos perdidos.
No sería la primera vez que ocurriese y aunque no lo solemos recordar, sabemos el precio carísimo que se ha pagado en otras circunstancias históricas, como la extremada pobreza por las grandes crisis, represiones, guerras civiles y mundiales. Según los casos, de la normalidad a la derrota total, incluso con un proletariado fuerte, puede haber una diferencia de años mínima, ni un lustro (5 años), porque en circunstancias de crisis económica, social y política, el tiempo histórico se acelera. El futuro del capitalismo ya no es de prosperidad ni a medio plazo así que cada vez cabrá menos esperanza viviendo con él a nuestras espaldas.
Si con lo que está cayendo ahora en Grecia, Portugal, Italia y España no sirve para que empecemos a despabilar puede que para cuando queramos hacerlo sea demasiado tarde.
Todo depende de nosotr@s, de todos y cada uno, de si realmente queremos conocer la verdad, asumir nuestra responsabilidad y salvarnos juntos (la única manera), o preferimos mirar hacia otro lado, olvidarnos de lo que sabemos, refugiarnos en las rutinas y distracciones, fingir, amagar, esperando que algo nos rescate de nosotros mismos, deseando que todo sea una predicción pesimista y equivocada, y un mal sueño cuando empecemos a ser arrollados por la realidad (podemos ignorarla, pero no ella a nosotros). No será el fin del mundo supuestamente anunciado por el calendario maya, pero sí está al caer el fin de un mundo y la llegada de otro peor, mucho peor.
No tenemos motivos para vivir asustados. La burguesía es muy fuerte pero sabe que no las tiene todas consigo, no tiene clara la salida a la crisis, necesita aplicar unos recortes sociales brutales y teme a la calle, teme a un estallido social, generalizado y más aún, capaz de tender a la unidad superando las fronteras nacionales. Ahí está nuestra oportunidad.
2.- Carta abierta a la burguesía mundial de parte de unos trabajadores/as conscientes de su clase y de sus verdaderos intereses.
Como muestra de lo que queremos decir, supongamos que unos trabajadores/as, activos y parados, conscientes de pertenecer a su clase y de sus intereses antagónicos a los del capital dirigiesen en estas circunstancias una carta abierta a la burguesía. Sin duda podrían soltarle muchas verdades, así que una entre las muchas posibles misivas podría ser la siguiente.
"Capitalistas y dirigentes de la burguesía.
Acusáis a los parados de aprovecharse del subsidio, cuando vosotros venís practicando desde hace más de dos siglos una estafa, pues, aunque vuestras leyes lo disfracen y vuestros economistas se lo callen, el beneficio os viene de la parte del trabajo que no nos pagáis (la llamamos plusvalía), y eso os permite aumentar vuestras inversiones y vivir con privilegios.
Si los parados y los activos nos encontramos en esta situación es como consecuencia de lo que provocáis con vuestra estafa y de nuestra condición de asalariados.
Se dice que la avaricia rompe el saco. En la crisis sin duda participa la avaricia. La vuestra puede romper el saco porque está hecho de la estafa del trabajo no pagado en el régimen de asalariado. Y como un saco, vuestra estafa también tiene unos límites.
El ladrón no puede lanzarse sin más al robo. Debe considerar la cuantía del botín, los medios que necesita, sus costes, los riesgos, la vulnerabilidad de la víctima, cómo conseguir que no le pillen y, finalmente, que un perista le compre y blanquee lo robado.
Consideraciones muy parecidas debéis hacer vosotros para estafarnos y salir bien librados. Como todos los tipos de robos y estafas, tiene su nombre, y el suyo es régimen asalariado del trabajo, sobre el que se edifica todo vuestro tinglado de acumulación de capital o capitalismo.
Para que os salga bien la estafa, debéis cuidar que una gran inversión sea compensada por una buena tasa de ganancia, de modo que la parte del trabajo que no nos pagáis debe ser lo suficientemente elevada. Para que los trabajadores/as no podamos resistirnos a la estafa ni perseguiros por ella, disponéis en exclusiva de la propiedad de los medios de trabajo que necesitamos para poder trabajar, de leyes que disimulan lo que hacéis y de vuestro Estado que os protege. Para rematar la estafa necesitáis vender el producto obtenido con ella.
Como por el límite del salario no podemos comprar todo lo producido con el trabajo que nos habéis estafado, debéis recurrir a prestarnos dinero para devolverlo con intereses; en tanto la estafa llegue a buen fin, las empresas también acaban dependiendo del crédito más allá de lo asumible; también recurrís al Estado para que os ayude y adquiera la producción inútil en armamento, obligándonos a pagarlo todo con los impuestos, costeando el déficit público; y también a compradores fuera del sistema capitalista, como campesinos independientes y Estados de países atrasados.
Como todo se puede complicar, cuando tenéis dificultades para iniciar la estafa con buen pie (tasa de ganancia o valor del trabajo no pagado que pensáis os compense por la inversión total) o para llevarla hasta el final de la venta porque no hay compradores solventes, os deshacéis de nosotros lanzándonos al paro, presionando a la baja las condiciones laborales y reduciendo el salario, aumentando el tiempo de trabajo no pagado, en nombre de la "productividad" y "competitividad" (o sea mayores probabilidades de subir los beneficios), aunque a la vez aumentáis el riesgo de que luego no haya suficientes compradores solventes.
Por eso, todo esto no os basta, y como no podéis dejar sin utilizar el dinero que habéis ganado estafándonos, buscando la ganancia fácil y rápida, recurrís a vuestro casino particular, la economía financiera y especulativa. Os lanzáis a la creación de "productos financieros" tóxicos como las hipotecas supbrime, sus titulaciones y los derivados para que os den beneficios, la especulación en bolsa de acciones y bonos del Estado que aumentan el déficit público, en "el ladrillo" inmobiliario que sube como la espuma los precios de la vivienda, en los combustibles y la energía que lo encarecen todo, en los alimentos básicos, generando "burbujas", provocando carestía, y hasta hambrunas y muertes.
Por mucho que queráis engañaros pensando que vuestro dinero crea dinero, la verdad es que la riqueza la producimos nosotros y el único beneficio real está en el trabajo no pagado.
Como la estafa del trabajo no llega para daros a todos los beneficios esperados en vuestras estafas de papel, para pagar los desmedidos precios de acciones o inmuebles, ni todas las deudas contraídas sobre todo por las empresas y los especuladores, las "burbujas" no estallan como pompas de jabón, sino como bombas, y arrastran en su caída a toda la economía, por lo que volvemos a pagarlo nosotros en los salarios, los gastos sociales y el desempleo. De ahí sólo queda un paso para que muchos pierdan hasta su vivienda (en España, 151.369 desahucios entre 2008 y final de 2011, y otros 328.000 procedimientos abiertos).
Así que no nos vengáis con el cuento de vuestra gran función social, como si vuestra vocación y misión en la vida fuese la de crear empleo, porque lo ofrecéis y destruís sólo a vuestra conveniencia, en la medida en que podáis sacar beneficio a cuenta de estafarnos con el trabajo no pagado. Lo mismo que se generó empleo porque pensabais enriqueceros con el boom de la burbuja del "ladrillo", en España y otros países, lo destruís cuando estalla, y seguís destruyéndolo gracias a las contrarreformas laborales que vais imponiendo en todos los países porque no conocéis otra forma de recuperar vuestra tasa de ganancia.
Toda vuestra riqueza acumulada en medios de producción y financieros, y hasta la fortuna personal, es el trabajo que no nos habéis pagado. Si volviesen a nuestras manos esos recursos, todos tendríamos trabajo porque servirían para nuestro bienestar y no dependería su uso de si se nos estafaba o no lo suficiente. Pero para que esto no ocurra tenéis la protección del Estado.
El Estado es vuestro, y no el representante de la voluntad popular o del bien común. Lo demuestra que no persiga la estafa, la gran mentira, sobre la que se asienta esta sociedad, sino que al contrario, la consagre como vuestro derecho a la propiedad y al beneficio, la promocione con sus medidas económicas y laborales, y la proteja con sus leyes y cuerpos represivos. Su estructura burocrática lo hace inaccesible a una democracia popular de verdad, desde abajo. Por eso podéis moveros en el Estado como Pedro por su casa, pasando de la gran empresa privada a los órganos dirigentes del Estado y de estos a la empresa privada. Una división del trabajo entre vosotros. La democracia, con su limitada y ficticia participación popular, sirve para disfrazar esto y legitimar vuestros ataques porque supuestamente tendrían el respaldo de la voluntad popular expresada en las urnas, incluso aunque aumente la abstención. Los partidos de derecha, centro, e izquierda, se alternan en el gobierno, pero a pesar de sus diferencias, cada vez menores, siempre respetan los requerimientos fundamentales del capitalismo que hoy exigen nuestro sacrificio. Pretenden que pensemos sobre aquello, y en los términos en que a ellos les interesan, para que no pongamos nunca sobre la mesa los problemas de verdad como hacemos en esta carta.
Y seguimos picando el anzuelo, votando una y otra vez con la ilusa esperanza de que a través de vuestro Estado podremos cambiar algo trascendente de verdad y para siempre. Pero de un plumazo legal (o de un golpe de estado) podéis borrar derechos conseguidos con esfuerzo desde hace muchos años. Y cuando mostráis el feo rostro de la represión contra las luchas populares, se nota que es a vosotros a quienes protege el Estado.
Fingís que os escandalizáis por algo de mobiliario urbano roto durante las protestas contra vuestros ataques, y porque supuestamente vuestros gobiernos representan la voluntad popular, pero ¿qué hay más vandálico que saquear a la población, sembrar el temor, la angustia permanente por el presente y el futuro, condenar a mucha gente a "buscarse la vida" sin recursos, tener que dejarlo todo para emigrar al extranjero?, ¿qué representación puede dar el triunfo en base a unas campañas electorales diseñadas para persuadir y engañar como si se tratase de un moderno charlatán de feria para lo que encima hay que esperar a que nos convoquéis pasados varios años, si cuando llega la hora de la verdad imponéis vuestros ataques, y es la gente de verdad la que se moviliza, no un domingo para votar mientras pasea, sino a pesar de perder parte del salario en una huelga, quedar "fichado" por el patrón, arriesgarse a ser despedido, sufrir represalias académicas, los palos, detenciones y peticiones de cárcel, si no es un daño mayor o hasta perder la vida? Si además resulta que quien protesta es alguien que votó a ese gobierno ¿qué tiene más valor, su rechazo actual o el voto que le dio en su día? Efectivamente, ese voto bajo engaño es menos valioso que la protesta de miles de ciudadanos trabajadores/as, así que vuestra representatividad vale tanto como el respeto que tenéis por la democracia y la voluntad popular cuando no os conviene, como cuando tomáis por la vía rápida medidas trascendentes que nos perjudican sin posibilidad de debate ni de hacer valer nuestros intereses, cuando ensuciáis la imagen de las protestas y las criminalizáis por mucho que se sometan a vuestra legalidad, cuando infiltráis provocadores y vigilantes, procuráis que los medios de comunicación las silencien o no las den a conocer en su verdadera dimensión y naturaleza, cuando enviáis a golpearnos a los cuerpos represivos y protegéis su actuación, cuando limitáis las pocas libertades reales que tenemos todo lo que podéis (la negociación colectiva, la huelga, manifestación, asociación, expresión, defensa contra la represión) o la derribáis con el terror de vuestras armas. Si, os reconocemos una representatividad, la del sistema que nos estafa y oprime. En realidad estáis deseando que destrocemos algo porque ese dinero en daños os renta muchísimo en campañas para desviar la atención del meollo del asunto, desacreditarnos y en excusas para recrudecer la represión. Así como nos apuntáis con el dedo acusatoriamente, mirad el dedo que levantamos, va por vuestra representatividad y legitimidad.
Esto no puede cambiarlo ninguna "democratización" del Estado, ninguna reforma electoral, porque la burguesía podéis votar 4 veces:
Al financiar con grandes cantidades de dinero a vuestros partidos, sus campañas electorales y siendo propietarios de los principales medios de comunicación; en la urna electoral; dictando desde vuestros despachos de grandes empresas, bancos, organismos que representan vuestros intereses (FMI, OMC, Banco Mundial, Bancos Centrales...), organizaciones patronales y lobbys, las grandes y hasta menores líneas de actuación de los Gobiernos, y si no se someten, con el chantaje de "los mercados", la huida de capital, las deslocalizaciones, etc.; finalmente siempre podéis recurrir a votar con la bota (militar).
No gracias, no queremos participar en ese juego amañado. Ya disponemos de nuestras Asambleas y Delegados revocables en todo momento, una organización que iremos desarrollando hasta que se conviertan en Consejos de Trabajadores, capaces de cuestionar la autoridad de vuestro Estado hasta el punto de desmantelarlo.
En suma, vuestra democracia representativa es inevitablemente una estafa porque deriva de la estafa primordial del trabajo asalariado. Ni se paga todo nuestro trabajo ni somos realmente iguales políticamente porque el poder adquirido con vuestra estafa os garantiza el del Estado.
Ahora estamos en crisis porque se ha complicado mucho vuestro sistema de estafa y los trucos, como boomerangs, se han vuelto contra vosotros. El saco ha vuelto a romperse porque inevitablemente habéis traspasado los límites con los que funciona vuestra estafa. Por eso necesitáis restablecer las condiciones, y para ello derrotarnos para imponernos todo un conjunto de contrarreformas que os faciliten la estafa reduciendo la parte de trabajo pagado a base de disminuir el coste total de nuestro mantenimiento, bajando los salarios directos y recortando a tope gastos sociales del Estado (sanidad, educación, subsidios, pensiones...). Esto es lo que hay detrás de vuestra lucha por la "competitividad" y contra el "déficit del Estado", las contrarreformas laborales en tantos países y todo lo que estáis maquinando. Y pretendéis imponer esas condiciones por muchos años, más allá de lo que sería la salida de la crisis, porque dado lo complicado que se os ha puesto continuar con esta farsa, necesitáis que nosotros bajemos varios escalones para que la estafa os rinda lo que buscáis con objeto de seguir acumulando trabajo no pagado en forma de propiedades y privilegios personales.
La estafa del régimen asalariado del trabajo está en el origen de la crisis. Primero estafados, después sacrificados para poder seguir estafándonos.
Pero no lo solucionaréis. Los límites de vuestro saco (los del régimen asalariado del trabajo) permanecen y pronto volverá a romperse, porque además se os están acabando los trucos que hasta ahora habéis utilizado (endeudamiento moroso, armamentismo de déficit en escalada, financiarización de productos tóxicos, "economía de casino" que nos hace salir metidos en un barril, "burbujas" que estallan como armas de destrucción masiva...); y en unos años (década de los 30) se encarecerá tanto la energía (afectando al precio de todo) que será complicado conseguir el trabajo no pagado suficiente para obtener la tasa de ganancia que esperáis para compensar la inversión incrementada por su coste; pretenderéis aumentar las horas y días de trabajo, rebajar costes sociales liquidando lo que aún pueda quedar del "Estado de bienestar"; como querréis pagarnos como a proletarios chinos y la burguesía china ya habrá integrado en el circuito de la estafa y proletarizado a sus campesinos, se habrán reducido los compradores solventes por todo el mundo, salvo vuestro consumo de lujo; y luego vendrán las consecuencias económicas del Cambio Climático y la extinción de miles de especies, y su efecto en los recursos marítimos y terrestres.
Cuando las cosas se pongan muy feas y lleguéis "a las manos" por la parte que perseguís en el botín, pretenderéis una vez más que los trabajadores/as y campesinos de varios países estemos dispuestos a matarnos entre nosotros en las guerras por proteger y promocionar vuestra estafa en vuestro país y en el mundo, bajo excusas de siempre como la defensa de la patria, de la democracia, de la civilización occidental, de nuestro modo de vida, por las inexistentes "armas de destrucción masiva" del otro, y bla bla bla. ¡Que os den!
Ésta es la fea verdad que se esconde tras la fingida honorabilidad, suficiencia y desfachatez para señalarnos con el dedo. Diréis que os faltamos al respeto que merece vuestra posición social y vuestra autoridad. Nada que se levante sobre una estafa lo merece, y toda vuestra civilización se eleva sobre una estafa, el régimen asalariado del trabajo, sobre un crimen como en su día lo fue el esclavismo.
Estáis tan hinchados de arrogancia de clase que nos despreciáis cada vez más y para justificar vuestra intención (manifiesta en actuaciones, declaraciones y chismes) de ir negándonos hasta los más elementales derechos y de paso intentar culpabilizarnos, nos acusáis de hacer lo que vosotros, vivir como privilegiados. Tener trabajo durante una crisis no es un privilegio sino seguir siendo víctimas de una estafa, porque a vosotros os conviene. Es falso que los parados no queramos trabajar, incluso fuera del país, pero ojalá fuese verdad que no quisiésemos hacerlo bajo el régimen asalariado, en una sociedad capitalista, porque si esto fuese común a todo el proletariado, vuestro régimen social y político se hundiría, perderíais vuestras prebendas y arrogancia insultante, dejaríais de reíros a nuestra costa con chistes obscenos.
Queréis crear falsos problemas, como el del supuesto abuso de los parados con el subsidio (dice el presidente de la CEOE, Juan Rosell), como maniobras de distracción para desviar la atención del verdadero problema, vuestros beneficios. No lo que cobramos y su duración estando en paro, sino el trabajo no pagado que a diario os apropiáis, la razón de todas vuestras campañas sobre la "competitividad" "productividad" contra las condiciones laborales y salariales, y de "reducción del déficit público" mediante el recorte de los gastos sociales del Estado. No estamos hablando de un tiempo muy limitado de subsidio (dos años a lo sumo, con opción a más si se cumplen determinados requisitos), sino de dos siglos de acumulación de capital. Esa es la verdadera cuestión social de la que no os interesa hablar.
Así que dejad de atacar nuestros subsidios y hablemos de vuestros beneficios. Son tan escandalosos que ni siquiera hace falta hablar de la corrupción. Es a vosotros a quienes os conviene señalar la corrupción, porque así de paso pregonáis que existe algo legal y honrado que merece todo nuestro respeto, vuestra estafa diaria, y desviáis nuestra atención sobre ella.
Vuestros profesores en economía y "ciencias" políticas podrán decir que se nos paga todo el trabajo, que el Estado está a nuestro servicio, pero nada resiste a un análisis profundo de los hechos. Los esclavistas y la aristocracia feudal también tenían a quienes con aparente sabiduría justificaban su injusticia, pero no por eso pudieron salvarse.
Vuestra civilización lleva dos siglos y ya nos sobran su injusticia, incertidumbre, caos, guerras, miserias, dictaduras de verdad, democracias de cartón piedra y destrucción de la Naturaleza, para algo que habríamos conseguido mejor organizando la existencia a nuestro modo. Demasiados costes sólo para preservar vuestros privilegios.
No queremos que la refundáis ni pretendáis reformarla porque no se puede, ya que está basada en una gigantesca estafa y seguirá siendo una estafa, y por eso, como otras, caerá. Para evitar que lo haga sobre nosotros, antes haremos una demolición preventiva y controlada.
Efectivamente, somos anti-sistema porque los trabajadores/as que estimamos nuestra dignidad, no podemos ser otra cosa ante un "orden social" que, además de estafarnos, pretende humillarnos y sacrificarnos.
Así que ni se os ocurra acusarnos porque los culpables de nuestra situación y los estafadores, sois vosotros, a no ser que queráis que, como clase social en extinción, os preparemos una reserva en Laponia, ya que tanto le gusta como destino para nosotros al señor Feito, de la CEOE.
Y ahora, id metiendo la marcha atrás porque vamos a avanzar. Habéis lanzado un ataque internacional contra el proletariado mundial y demás sectores populares. Los ataques contra unos y otros, los recortes y los hachazos, todo forma parte de vuestra necesidad de abaratar el coste TOTAL de nuestro mantenimiento, del salario en la empresa a la sanidad y la enseñanza, por lo que debéis reducir también el costo en funcionarios y trabajadores/as de esos sectores, y despedirlos.
Os hemos calado. Según todos vayamos entendiendo que éste es un ataque a TODOS para rebajar el COSTE TOTAL de los trabajadores/as, para recuperar vuestra tasa de ganancia (menos costes directos e indirectos, más trabajo no pagado por la misma inversión productiva) iremos respondiendo con unidad y coordinación, de modo que os resultará más difícil vencernos por regiones y Estados. Y lo haremos mediante las Asambleas, procurando no caer en las trampas de los sindicatos que cada vez más se muestran como los "mansos" que conducen a los toros bravos a los toriles de la plaza, para que luego sean sacrificados en una fiesta que seguro os agrada.
Si el capitalismo no nos permite vivir como merecemos sino que al contrario, necesita sacrificarnos por el beneficio empresarial y vuestros privilegios, al que le toca ser sacrificado es al capitalismo. Cuando por medio hay una estafa de civilización y enormes riesgos para nuestra especie, no hay lugar para el tratamiento cortesano ni los eufemismos, sino para la acusación y la condena directa. Si el sistema y vuestra clase social no tienen salvación, procurad salvaros como seres humanos, pues es para lo único que tendremos consideración.
No nos esperéis en el Parlamento. Nos veremos donde de verdad se ganan nuestros derechos, luchando en los centros de trabajo, de estudio y en la calle."
¡Qué diferencia de contenido y de forma con el discurso al que nos tienen acostumbrados la izquierda y los sindicatos! Si no se responde con contundencia, la burguesía, hambrienta de plusvalía, como predadores ante una presa débil y herida, se hará cada vez más insolente, agresiva y despiadada.
En lo que sigue de este documento tenéis toda la información que podáis necesitar para comprender plenamente el contenido de esta "carta" que sirve como introducción al mismo.
3.- Un tsunami social recorre el mundo. La placa de la burguesía sobre la del proletariado. Un sistema bulímico. El fin de una era del capitalismo, el gran riesgo de una derrota histórica en los próximos años, para someternos a un capitalismo futuro peor, ya planeado por la burguesía.
El terremoto de la crisis capitalista ha extendido una ola por todo el mundo que rebaja los salarios, destruye los empleos, recorta los gastos sociales del Estado (sanidad, educación, pensiones de jubilación, subvenciones, etc.), aumenta los impuestos a la población trabajadora, expulsa a las familias de sus viviendas, extiende la pobreza, la miseria y amenaza con el hambre e incluso la muerte a más millones de personas.
Pero, a diferencia del verdadero tsunami, no es un fenómeno natural inevitable, o una especie de accidente o resultado de vicios humanos (la avaricia) como nos quieren hacer creer. Así como los tsunamis son el resultado de fuerzas ocultas y muy poderosas que corresponden a la dinámica del planeta, las crisis económicas, más allá de lo superficial y anecdótico, son el efecto de un sistema social que está basado en una estafa (la apropiación del trabajo no pagado o beneficio), que hace tiempo demostró que funciona muy mal, sirve peor a las verdaderas necesidades de la Humanidad y puede sustituirse por otro.
Se han liberado parte de las tensiones económicas que venía acumulando el capitalismo desde hace mucho tiempo, como las existentes en las placas tectónicas de la Tierra que chocan y ocasionan un terremoto que en el mar provoca un tsunami.
Esas tensiones son sobre todo las causadas por el interés del capital de obtener beneficios explotando nuestro trabajo en régimen de asalariado pagándolo lo menos posible, pero a la vez necesitándonos como compradores de sus productos-mercancía sin lo cual no puede realizar el beneficio en la venta; la tendencia a inversiones en bienes de equipo mayores y más costosas que requieren una mayor explotación del trabajo para mantener la misma tasa (porcentaje) de ganancia con respecto a la inversión total; su necesidad de someternos a la explotación, y nuestra resistencia a ello; su opción de compensar la reducción de la demanda solvente (con dinero) por los bajos salarios con un gran endeudamiento que afecta a particulares, empresas y Estado, que acaba por no poder reembolsarse; su necesidad de que aceptemos lo que le conviene producir y nuestra resistencia a admitir cualquier cosa (productos de mala calidad, contaminantes o superfluos, la energía de las centrales nucleares, el armamento a costa de los gastos sociales y la guerra para hacer negocio con ellos...); su necesidad de producir aquello y del modo que le dé más beneficio, pero encontrándose con la factura que nos pasa la Naturaleza por esquilmarla y degradarla.
Todo ello se puede resumir en una causa última: unas fuerzas productivas colosales acumuladas gracias al trabajo colectivo que precisan ser gestionadas por los productores/as y sin embargo son apropiadas (privada o estatalmente) por una minoría que vela ante todo por sus propios intereses, generando así un sistema (las relaciones sociales de producción capitalistas, el régimen asalariado del trabajo bajo propiedad privada o estatal), imposible de gobernar, inevitablemente caótico, desastroso y caduco, como lo demuestra una vez más esta crisis y lo que vendrá, y el pasado hundimiento de los países del Este ("socialistas"). Da lo mismo si esta contradicción se expresa en la economía orientada al mercado o en la planificada burocráticamente por el Estado, o cualquiera de las muchas combinaciones posibles entre ambas.
Y esto debe entenderse en su verdadera escala, mundial. La causa de los problemas no es que la zona euro se haya diseñado mal desde el principio, la torpeza de sus dirigentes, los intereses divergentes, o que no exista suficiente entendimiento y coordinación entre Europa, EEUU, China y Japón, que se hayan tomado medidas proteccionistas nacionales o por lo contrario, por culpa de la desregulación financiera, o porque la globalización necesite reformas, o a causa del Fondo Monetario Internacional, el Banco Mundial, o cualquiera otra historia que nos cuenten. Estos sólo son factores agravantes o atenuantes, síntomas del dominio minoritario y la persecución del beneficio cuanto antes.
La solución no está en salirse del euro o en "más Europa" capitalista. La solución pasa por un poder internacional protagonizado y dirigido por los trabajadores/as del mundo entero. Es más factible de lo que creemos dada la formación creciente de los trabajadores/as y las posibilidades tecnológicas, como la informática, que en vez de aplicarla a acelerar los movimientos del capital y la especulación en la bolsa, el armamento más sofisticado y la vigilancia de la población, sería orientada ante todo a la toma colectiva de decisiones y la planificación mundial de la economía.
Lo que está ocurriendo es como si la placa tectónica del capital quisiese hundir bajo ella a la del proletariado para imponerle el imperativo del beneficio en la mercancía. Pero esto no es del todo posible por los límites naturales y económicos a la explotación, por nuestra resistencia y los límites de la Naturaleza, por lo que se crea una tensión que acaba saltando y provocando el ineludible desastre. No conviene a la estabilidad del sistema a largo plazo, pero es inevitable; así como el salmón vuelve al río porque necesita reproducirse aunque eso le cueste la vida, la acumulación del capital, su ciclo vital, le conduce tarde o temprano a la crisis de sobreacumulación o sobreproducción.
Aunque aparentemente volviese a la normalidad, todavía queda mucha tensión acumulada y se generará más por lo que ocurrirán nuevas y mayores catástrofes.
Porque el régimen asalariado del trabajo o capitalismo orienta la actividad económica no a lo que debiera ser su objetivo lógico, la satisfacción de las necesidades humanas, sino a una perversión que es la acumulación de beneficio en forma de capital en la empresa o el Estado, y eso sólo puede hacerse con la dominación material y política sobre la población trabajadora, convertida en clase (proletariado) al servicio de otra clase (burguesía). Así como el bulímico no come para alimentarse, sino para pegarse un atracón y luego vomitar la comida, acabando por enfermar, aquí el atracón es de trabajo no pagado (plusvalía-beneficio), dinero, capital acumulado, vomitando explotación, dominación de clase, parados y pobreza, dejando la sociedad hecha unos zorros con desigualdades crecientes, ausencia de una democracia real (cuando no dictadura pura y dura), crisis mundiales e incluso guerras, y el medio ambiente, nuestra casa global, un asco.
La burguesía se esfuerza en ocultarlo, pero el capitalismo no tiene arreglo porque no lo tiene el régimen con el que somete al trabajo, el asalariado. El capitalismo siempre promete progreso, paz, abundancia, felicidad, pero le resulta imposible y es inevitable. No se puede basar un sistema en la estafa de no pagar todo el trabajo y apropiarse lo impagado (plusvalía) como beneficio, tratar el trabajo vivo como si fuese Mercancía (pero cobrarla en la venta por el trabajo total realizado), perseguir el Dinero, utilizar la Naturaleza como medio para ello, concentrar poder en unas pocas manos, bendecir todo esto con la "competitividad" y la "rentabilidad" como una especie de imperativo moral, y pretender que surja de ahí humanidad, felicidad y armonía. Y esa es la naturaleza intrínseca e inseparable del régimen asalariado del trabajo.
La propaganda burguesa nos quiere hacer creer que es posible la existencia de un capitalismo bueno, maravilloso para los trabajadores/as, y que lo existente sería una perversión del capitalismo. El análisis de la naturaleza del capitalismo, basado siempre en la estafa del trabajo no pagado como origen del beneficio, y su historia real, nos demuestran que la perversión es el capitalismo en sí. Además ni siquiera se ponen de acuerdo en el modelo de capitalismo bueno. Para unos es la idealización de la corta época dorada del "Estado de bienestar" (años 50 y 60, en unos pocos países), como si eso fuese un rasgo esencial del capitalismo y pudiese perdurar con él; para otros, un capitalismo todavía más neoliberal, de modo que un mercado puro e inmaculado que jamás ha existido e imposible con la dinámica de acumulación y concentración del poder del capitalismo en su desarrollo histórico, siendo su reguladora intangible, la mano invisible del mercado, la que repartiese con justicia los bienes, como si fuese la mano de un dios benefactor de la Humanidad.
Este régimen económico-social llamado capitalismo está basado en el régimen asalariado del trabajo y por eso mejor sería que nosotros lo llamásemos "salarismo" pues ayudaría a revelar su auténtica naturaleza y la de sus crisis, en lugar de "economía de mercado" y otros eufemismos que le gustan a la burguesía para disfrazarlo, incluso "capitalismo" pues da prioridad al capital (o con más simpleza, al dinero) y no remite directamente al trabajo y su explotación asalariada.
Si en su tiempo fracasaron y se hicieron inviables el esclavismo y posteriormente el feudalismo y los regímenes de tipo asiático, el fracaso histórico del capitalismo (desde la Iª Guerra Mundial, 1914-18) vuelve a hacerse más evidente.
Y ésta no es una crisis más, sino una crisis sistémica, del sistema mismo; no es una crisis cualquiera, sino el fin de una era.
La burguesía lo sabe muy bien y por eso está planeando una estrategia. Si no tiene claro cómo salir de la crisis, sí que debe descargar los daños sobre todo en la población trabajadora, y para imponerlo están diseñando toda una serie de medidas de gran calado que ya tiene fechas de implantación.
La matraca permanente con lograr más y más "competitividad" significa mayor producción y menos salario, y la lucha contra el "déficit del Estado" supone ante todo recortes en los salarios de los funcionarios, de los trabajadores/as de los servicios públicos y en los gastos sociales. En los dos casos, despidos y/o dejar de contratar en los sectores privado y público. Pero ambos no son más que diferentes facetas de lo mismo: reducir el conjunto de los costos de mantenimiento del proletariado, para aumentar los beneficios, con la vista puesta también en la próxima crisis de la energía (década de los 30) que aumentaría esos costes.
Si el futuro fuese nuestro, resultaría satisfactorio, pero la burguesía no nos lo va a regalar. Al contrario, está preparando ya la nueva era del capitalismo, mucho peor que lo conocido, pero para imponerla necesita causar una derrota histórica al proletariado, y los principales golpes debe asestarlos en un periodo de tiempo muy corto, tal vez inferior a una década, incluso a un lustro, dependiendo de los países.
Y lo logrará sin duda si los trabajadores/as no variamos a tiempo el rumbo de nuestro horizonte y lucha que nos expone a los cantos de sirena del capital (competitividad, etc.) y nos lleva directos a encallar en aguas aparentemente sin peligro (lucha a la defensiva, sindical y parlamentaria) donde sufriremos su asalto, derrota y saqueo despiadado. Nos dividirá, aislará y derrotará si no entendemos que el ataque a cualquier sector, como el de los trabajadores/as de los servicios sociales (sanidad, enseñanza...), es parte del ataque del conjunto de la burguesía (desde la microempresa a la gran empresa) a todos los trabajadores/as y nuestras condiciones de vida, directamente por el salario e indirectamente por los servicios sociales.
Que es un ataque del conjunto de la burguesía lo demuestra que todas las organizaciones patronales y grandes empresas y organismos internacionales (Europa, EEUU, etc.), estén a favor de la reducción del déficit del Estado a un 0,5% máximo estructural en 2020, que supone ya (lucha contra el déficit) y supondrá (con un déficit 0%) menos gastos y servicios sociales, en sus costes en material y en personal, porque a la vez exigen la reducción de los impuestos a sus empresas, con lo cual los gastos sociales caerán sobre nuestras espaldas y deberán ser recortados para cubrir otros gastos del Estado como ejército, policía, aparato burocrático, judicial y carcelario para sostener el Estado.
La respuesta la debemos dar en las fábricas, oficinas, centros sanitarios, universidades, comercios, la calle, contra el conjunto del capitalismo y su Estado que son quienes nos lanzan el ataque y los beneficiarios.
Ser conscientes de los grandes riesgos de derrota si seguimos el actual curso no debe llevarnos al derrotismo, sino a la previsión para evitarla desde ahora.
El futuro que nos depara el capitalismo no se parece en nada a Suecia en la década de los 60, sino que comienza con algo semejante a la Grecia actual, mucho peor de lo que nos explican los medios de comunicación. Y eso sólo será el principio.
El pleno empleo no volverá. A lo sumo tendremos su caricatura con una reducción de las estadísticas del paro gracias a empleos de media jornada con sueldos mínimos que no dan para vivir y mucho autoempleo (los "emprendedores").
La burguesía, con todos sus asesores, los economistas, políticos, sindicalistas, y el altavoz de sus medios de comunicación, dispone y difunde todo un arsenal de mentiras, algunas burdas, otras más sofisticadas (matemáticas, estadísticas, diagramas...), pero siempre falsedades para justificar la perpetuación del capitalismo, nuestro sometimiento y más sacrificios para nosotros. Es un auténtico lavado de cerebro el que están haciendo. Como decían los nazis, la mentira, cuanto mayor y más la repitas, más verdad acabará pareciendo. Así, a cualquier política, para que cuele mejor, le ponen el cartelón políticamente correcto de "objetivo: crear empleo" aunque sepan que va a provocar lo contrario.
Si creemos que las medidas de sacrificio de los gobiernos y empresas son necesarias para evitar males mayores y salir de ésta todos, es que ya nos han engañado tras meternos el miedo en el cuerpo. Males que anuncian para el futuro los traen al presente. No serán sacrificios temporales. El capitalismo ya sólo puede ofrecer un horizonte de mayor explotación del trabajo, empobrecimiento creciente y generalizado, un futuro de hambrunas, agotamiento de recursos naturales, encarecimiento energético y desastres medioambientales. Si no lo cuestionamos, estaremos derrotados y prestos a ser sacrificados. ¿Acaso desde hace unas décadas no han ido empeorando las cosas a pesar de sus promesas cuando una vez tras otra nos pedían "austeridad", "reestructuraciones", etc.? Pues en el próximo futuro la realidad capitalista será un descenso al infierno para cientos de miles de millones de personas (ya pasan hambre mil millones) como nos advierten numerosas predicciones científicas.
Si pensamos que se puede solucionar a base de tomar medidas contra los especuladores, el capital financiero, el fraude fiscal, defendiendo los gastos sociales del Estado y que con eso bastara, será como confundir la fiebre con la enfermedad degenerativa e incurable causada por el régimen asalariado con el que se somete y explota el trabajo. Como creer que es un plan de anexión de sólo una parte del "territorio" que antes ganamos con nuestra lucha, cuando se trata de todo un plan estratégico de conquista y ocupación a largo plazo de nuestro espacio. Como soñar que una simple trinchera puede detener una ofensiva con artillería, aviación y carros de combate, cuando hay que hundir el régimen que prepara la agresión, o al menos desestabilizarlo desde sus cimientos y desorganizar sus planes, esto es, cuestionar el régimen asalariado del trabajo.
La sociedad capitalista, tras todas sus instituciones (privadas, estatales) y mecanismos, en última instancia no es otra cosa que el régimen asalariado del trabajo que es el que la explica y sin el cual es imposible su existencia, crecimiento, crisis y guerras. Y mientras esto no lo veamos con total claridad, no apuntaremos a la diana correcta, ni daremos en el blanco, ni sabremos organizar una defensa efectiva que sólo lo es en la medida que afecte a lo que da fuerza a la burguesía, a través de su punto débil.
El régimen asalariado del trabajo es lo que da toda su fuerza al capital pero desgraciadamente para él constituye también su talón de Aquiles, pues en sí mismo está la causa de sus dificultades y depende de nuestro consentimiento y sumisión a ese régimen. En cuanto gritemos bien alto que el "rey está desnudo", que sabemos que se basa en una gran estafa (el beneficio originado en el trabajo no pagado), nos neguemos firme y activamente a seguir dándole vida con nuestro esfuerzo, y nos decidamos a desmantelarlo venciendo la resistencia feroz del capital, habrá acabado.
Que este régimen tenga un historial repleto de insatisfacción, despilfarro, miseria, hambre, muerte, sangre y degradación de la Naturaleza, cuando podrían los recursos existentes haber satisfecho hace tiempo las necesidades verdaderas de toda la Humanidad, y que nos amenace con males mayores, quiere decir que la Humanidad y el planeta están en crisis por su causa.
En tanto no pensemos en el régimen asalariado del trabajo como causa última y obstáculo a la solución de la crisis de la Humanidad y de la Tierra, estaremos facilitando nuestra derrota.
Por tanto, guardemos distancia con quienes critican a las instituciones del capital, como la banca, incluso al capitalismo, pero que no cuestionan la raíz de todo, el régimen asalariado del trabajo, donde se forma nuestra condición proletaria y se levanta esta planta de frutos envenenados, invasora y empobrecedora del medio.
No es la primera vez que termina una era del capitalismo y empieza otra y que el proletariado se encuentra en una disyuntiva histórica, pero hasta hoy nunca ha sido tan trascendente para nuestra especie y el planeta mismo. Debemos ser muy conscientes de lo que de verdad está en juego ahora y en los próximos años para poder hacerle frente y evitarlo o nuestro futuro será mucho peor de lo que nos imaginamos hoy.
Demos un breve repaso para comprender dónde estamos, a dónde nos conduce, y cuál es el camino recorrido por este sistema social. No es una mera lección de historia y prospectiva, sino un balance, comprensión de la verdadera amenaza, recuperación de nuestra memoria histórica y llamada a la resistencia colectiva.
4.- El momento actual y la próxima era: El principio de A(r)químedés aplicado a los sindicatos. Reducir los gastos totales del mantenimiento del proletariado ("competitividad" y "déficit del Estado"), una ofensiva de la burguesía mundial, el "Estado de bienestar" y la "sociedad de consumo" como vestigios. La ley de reforma laboral en España. Las convocatorias de Huelga General. 8 de marzo, las mujeres trabajadoras. Los estudiantes. La importancia de una orientación internacionalista y su posibilidad real. Del déficit del 3% en 2013 (o 2014) al 0,5% desde 2020. Década de 2030 encarecimiento de la energía y prolongación del tiempo de trabajo. Los sindicatos subordinando el salario al coste del combustible desde hoy. Decrecimiento capitalista, consecuencias del Cambio Climático. La crisis en sus diversas facetas. El futuro de las mujeres.
La actividad económica capitalista depende de la inversión directa o por medio del crédito. Si no hay suficiente perspectiva de beneficio en forma de dinero (volumen de ventas y margen de beneficio en relación a la inversión total), no se invierte y se retira lo invertido, no se crea empleo, sino que se destruye y se genera más pobreza y miseria, hasta que bajan los salarios lo suficiente, se abren mercados (tal vez en el extranjero), aumentan las perspectivas de beneficio, se vuelve a invertir y a contratar trabajadores..., tal vez se introduzca una innovación tecnológica que abarate la inversión y/o aumente la productividad. Esta peculiar dinámica de fines y medios tan extraña y retorcida es una perversión de lo que debiera ser el objetivo de la actividad económica: organizar los recursos materiales y el trabajo vivo con vistas a satisfacer las necesidades humanas en equilibrio con la Naturaleza. Si esto no ocurre es porque los recursos (empezando por su equivalente en dinero) no son de dominio colectivo, sino minoritario, privado, cuando la organización del trabajo vivo, las necesidades y consecuencias, sí son colectivas. Es la diferencia entre sistemas sociales basados en el régimen asalariado del trabajo o en los trabajadores libremente asociados.
En la crisis de 1973, la burguesía, para ocultar las causas de fondo propias del régimen asalariado del trabajo, echó la culpa por una parte a la subida del precio del petróleo ("los árabes"), que, entre otros motivos, se compensaban por la devaluación del dólar (moneda de cobro), y por otra a los trabajadores/as porque con nuestra resistencia en la década anterior habríamos provocado la inflación, cuando eran los salarios los que buscaban compensar la subida de precios además de los aumentos en la productividad.
La verdadera culpa estaba en un sistema, sea con el mercado o con el capital estatal, que no puede funcionar bien, porque su diseño y leyes de funcionamiento, debido al sometimiento del trabajo al régimen asalariado, está plagado de contradicciones que se agravan según envejece, por muchos cuidados, operaciones y cirugía estética que se apliquen.
Esta crisis es una demostración clara. No pueden echar la culpa al precio del petróleo ni de la energía en general y menos a la lucha de los trabajadores/as que ha retrocedido desgraciadamente en las últimas décadas. La causa es más bien la contraria. Precisamente porque la salida capitalista de las anteriores crisis exigía doblegar al proletariado, la burguesía ha tenido las manos lo suficientemente libres como para desplegar con menor freno las dinámicas del capitalismo abriendo con ello más la "caja de los truenos" (o de Pandora) que ha desembocado en esta crisis. Y la ausencia de la necesaria previsión energética porque todavía se podía aprovechar de los aún moderados precios del petróleo, terminará pronto con una gran crisis detonada por el impacto de la escasez y encarecimiento energético en una economía basada en el régimen asalariado del trabajo, porque no sería lo mismo en otra organizada por los trabajadores/as.
A pesar de lo que sabemos sobre el origen de esta crisis -las causas fundamentales procuran ocultarlas- todavía hay burgueses (economistas, organizaciones patronales, gobiernos...) que se atreven a decir que una gran responsabilidad de que padezcamos niveles de paro tan grandes no la tiene el capitalismo, sino lo que llaman la "rigidez del mercado de trabajo", el "marco de negociación colectiva", el "excesivo poder de los sindicatos", los "privilegios de los trabajadores de las grandes empresas", porque al no permitir o aceptar que nos rebajen los sueldos todo lo que ellos quieran (por la "competitividad" y la "rentabilidad" de las empresas), los empresarios no tienen más remedio que recurrir a los despidos. Pero si hubiésemos aceptado esos salarios ¿ese recorte de nuestros derechos sin culpa nuestra alguna no demostraría también que la responsabilidad toda de haber llegado a esta situación es del capitalismo? Sea con salarios miserables o cobrando o no del subsidio, las víctimas somos quienes no tenemos capacidad de decisión sobre la marcha de la economía y nos hemos limitado a trabajar como ellos nos han ordenado. A su pesar, su argumentación demuestra que no tenemos culpa alguna porque ¿qué clase de economía es la que cuanto más se produce más crisis y miseria genera y sólo puede salir del agujero sacrificando a los trabajadores/as, sea con salarios ínfimos o echándolos al paro como una mercancía inservible, es decir, o la sartén o el fuego?.
Que no nos confundan. Si hubiésemos empezado por aceptar salarios mucho más bajos, culparían de la miseria generalizada al egoísmo de los trabajadores "menos productivos" que con tal de quedarse con un empleo, sacrifican a todos; y no nos salvaría del paro, sino que lo disfrazarían con empleos que ni remotamente dan para vivir, similares a los "mini-jobs" (mini-empleos) implantados en Alemania que permiten maquillar sus estadísticas. La prueba del algodón está en la última ley del gobierno de España (pendiente del trámite formal de su confirmación parlamentaria), la contrarreforma laboral que además de flexibilizar a tope tanto en condiciones de trabajo como en salarios, facilita y abarata el despido sobremanera. Hagamos lo que hagamos siempre nos echarán alguna culpa, si no la principal, porque en realidad sólo se trata de buscar excusas para culpabilizarnos, para que aceptemos pagar gran parte de la factura de la crisis que ellos han generado y que durante el "boom" les ha beneficiado mucho más que a nosotros. Esa es la "ciencia" de los economistas burgueses.
Por otra parte, una gran porcentaje del paro se debe al derrumbe del sector de la construcción, tanto de infraestructuras viarias como sobre todo de la edificación, que ha arrastrado a otras empresas como la de las puertas para las viviendas, muebles, electrodomésticos y de ahí, como efecto dominó, sobre todo por la crisis bancaria tan ligada al endeudamiento en "el ladrillo" y su especulación, a muchos más. El sector de la construcción habría destruido igualmente empleo masivo porque debido a sus características, las grandes empresas no quieren tener plantillas fijas, se juega con la subcontratación a otras empresas y con los trabajadores/as con los contratos por obra, y si no se edifica, no se mantiene a la plantilla inactiva pero con menos salario (¡ja!), sino que se despide y no se contrata.
En España, la vía más fácil y rápida para hacer grandes negocios ha sido "el cemento" y el "ladrillo", las autopistas, aeropuertos, y las viviendas, y tanto unos como otros, allí donde se hacen, allí se quedan, pues a diferencia de los automóviles y otras mercancías, no se pueden montar en trenes ni meter en contenedores para venderlos en la otra parte del mundo si aquí no tienen salida, y si su producción cesa, el paro se queda en el país. En Alemania no registran tanto paro -aparte del disimulado gracias a los "mini-jobs"- porque tiene una industria muy poderosa, diversificada y de alta tecnología, lo que le permite competir en una gama de productos que no es la dominante en la producción china, por ejemplo, y dotarse de una gran movilidad por países tanto de la Unión Europea como de fuera de ella, pero también europeos, montando o desmontando plantas y encargando o dejando de encargar producción (por ejemplo de automóviles), según le convenga por la baratura y cualificación de la mano de obra, la calidad de las infraestructuras viarias y ferroviarias, y de telecomunicaciones del país, las ventajas fiscales, etc., y por tanto generando también paro, pero con la ventaja para ellos de que puede dejarlo en el país que abandona llevándose la producción a otro que le convenga más. Pero en España no se puede hacer eso ni con la construcción y ni con otro gran recurso de ingresos, el turismo que debe venir aquí. Así que el paro siempre se quedará dentro y cuando se reduzca la tasa de ganancia y la demanda solvente, o se hayan pasado de rosca con la sobreproducción, habrá muchísimos despidos aunque exista una posibilidad legal de mayor flexibilidad en las condiciones de trabajo y salariales.
Por tanto, sus justificaciones son en lo fundamental una mentira, porque lo que les interesa es hacer siempre aquello que más les conviene a ellos, si es despedir, despedir, si es la movilidad de la plantilla y el recorte de los sueldos, pues también. No se guían por criterios sociales (la famosa "responsabilidad corporativa"), sino por la tasa de ganancia y si alguno con especiales escrúpulos tiende a olvidarse, la dinámica perversa de la competencia, se lo recuerda poniendo en riesgo la supervivencia de la empresa. La contrarreforma laboral impuesta por el gobierno del PP les permite jugar con ambas soluciones y combinarlas. Así puedes despedir a una parte de la plantilla y con eso aterrorizar al resto de modo que no se les ocurra oponerse a su movilidad, empeoramiento de las condiciones de trabajo y disminución del sueldo. El sistema no está diseñado para servir a las personas, sino que es un mecanismo perverso para acumular una entidad llamada beneficio, y por ello deshumaniza a los trabajadores/as y a los empresarios, poniéndoselo difícil incluso a aquellos que quisieran tenernos en mayor consideración. No hay más solución que eliminarlo antes de que nos deshumanice más y acabe con nosotros.
Claro que, a fin de cuentas, si les hiciésemos caso, puede que si el sistema capitalista funciona ahora tan mal y se ve obligado a sacrificarnos de un modo u otro, sea por nuestra culpa. Según los neoliberales, el capitalismo funciona perfectamente si lo dejas "a su aire". Para ello el mercado de trabajo deber ser flexible como un chicle, adaptado a las necesidades del capital en cada circunstancia (trabajando o en paro), cobrando más o menos (mejor menos que más), y por tanto los trabajadores/as deberíamos renunciar a defendernos organizadamente porque eso "distorsiona el mercado". Dejando que el Mercado lo regule todo, o sea yendo "a su bola", y limitándose el Estado a controlar que se emita la cantidad justa de dinero, todo iría "de perlas" como demuestran unas fórmulas y diagramas en colores muy bonitos. No necesitamos forzar las cosas enfadándonos, luchando y organizándonos. Dejemos que el Mercado fluya y asigne sabiamente los recursos, y él nos proveerá del salario que nos merecemos, aunque en nuestra ignorancia y presunción humana no sepamos apreciarlo así. Pero claro, impacientes, agobiamos a los burgueses, creamos privilegios "corporativos", perdemos "flexibilidad" y eso se acaba volviendo, merecidamente, en nuestra contra. ¿Por qué se les ocurriría a los trabajadores/as del siglo XIX que trabajaban jornadas interminables por una miseria y veían hacerlo también a sus hijos desde los siete años, la pésima idea de organizarse colectivamente para "distorsionar el mercado"? Un poquito de paciencia por favor, y el Mercado lo habría resuelto todo, como ya lo estaba haciendo en realidad, aunque nuestro primitivo sentido de la justicia no sepa apreciar la grandeza de someterse a la belleza matemática del Mercado y a la justa masa monetaria en circulación. La cochina envidia y el oscuro resentimiento nos corroen. En vez de percibirnos como lo que somos, individuos que como los empresarios se encuentran en el Mercado, por ejemplo, la General Motors (una sola personalidad jurídica) y el parado que busca empleo (también una sola personalidad, salvo que sufra de personalidades múltiples y entonces ya distorsionaría el mercado), nos empeñamos en inventarnos una identidad de clase y en ver en ellos otra, caemos así en la paranoia de hallar por todas partes malas intenciones hacia nosotros, maniobras y maquiavelismos. En lugar de adorar al Mercado, lo maldecimos, y "la liamos parda": distorsionamos el mercado. La culpa de los males del capitalismo durante dos siglos sin duda la tuvieron aquellos proletari@s y los que les seguimos el mal ejemplo. El capitalismo, con lo bueno que es él en el fondo, el mejor invento que la Humanidad hará nunca, lo hemos echado a perder los trabajadores/as, sí sí, nosotr@s, por empeñarnos en "distorsionar el mercado". Si ahora sufrimos, es nuestra merecida penitencia impuesta por el Mercado en su infinita sabiduría.
Es lógico que piensen en esos términos mercantiles cuando nos consideran como si fuésemos una mercancía más (coste) a la hora de comprar nuestra fuerza de trabajo, pero a la hora de cobrar la producción que realizamos bien que se cuidan de que su valor de cambio (precio) refleje aproximadamente el valor de todo el trabajo que sale de nosotros, no sólo lo que cuesta producirnos y mantenernos, y eso no ocurre con las mercancías de verdad (maquinaria, etc.). ¿Y dónde se ha visto que una mercancía pelee por su precio y las condiciones de su utilización y mantenimiento, y hasta se levante en armas contra el Mercado?
Bromas aparte, semejante ideología muestra la pequeñez de espíritu, el raquitismo moral, la alienación de esos portavoces del capital empeñados en subordinar las necesidades y el desarrollo humano a una de sus creaciones que se ha acabado por convertir en un lastre que nos impide avanzar y amenaza con hundirnos; de ver la Humanidad a través del prisma de la mercancía y del dinero, como si la Mercancía nos hiciese a su imagen y semejanza. Que algunos de ellos hayan recibido el premio Nobel no hace sino dejar en mal lugar al galardón, también manchado por varios de sus Nobel de la Paz.
Volvamos a lo que realmente ha ocurrido.
El capital financiero que ha fomentando el endeudamiento como modo desesperado de crear una demanda artificial (la real le falta como el aire), y hacer negocio con los intereses y la especulación, y que con la financiarización especulativa se había acabado por creer que el dinero era capaz de crear dinero sin el trabajo no pagado de por medio, necesita ser salvado de las trampas en las que se ha metido porque no podía encontrar otra salida, y lo hace el Estado con los recursos extraídos a los trabajadores/as, las clases medias y las microempresas, pequeñas y medianas empresas que a su vez provienen de la extorsión de su proletariado (trabajo no pagado, plusvalía-beneficio). Así la banca, al menos en parte, consigue socializar sus pérdidas, su primer objetivo.
Las ayudas públicas recibidas por la banca europea entre 2008 y 2010 (no se incluye 2011) ascienden a 1,6 billones de euros. El endeudamiento de los Estados por el apoyo al sector financiero ha crecido en casi 650.000 millones de euros. Esto deja muy pequeños los 240.000 millones de euros prestados a Grecia, los 85.000 millones a Irlanda o los 78.000 millones a Portugal (El País, El dinero público y los bancos, Joaquín Estefanía, 27-2-2012).
En España las "ayudas que el sistema financiero español ha recibido hasta mediados de diciembre de 2011: 141.000 millones de euros. Corresponde a: 3.200 euros por habitante" (El Viejo Topo, febrero 2012, nº 289, A sangre fría, pag. 3).
El trasvase de dinero provoca o agudiza el déficit del Estado, el cual ya desde hace décadas había disminuido los impuestos al capital y la renta de la burguesía y ahora renuncia a aumentarlos en la medida precisa. Necesita por tanto de los préstamos de la banca a la que acaba de rescatar la cual aprovecha para presionar con la especulación y arrancar elevados tipos de interés. Estos no deberán pagarse en base a mayores impuestos al capital y la burguesía, sino retirando recursos de la inversión del Estado en infraestructuras, servicios públicos, gastos sociales, y aumentando los impuestos a las rentas del trabajo directamente o por incremento del impuesto al consumo, las tasas educativas, el "copago" de la sanidad y la enseñanza, etc., cumpliendo así con el segundo objetivo del gran capital, en particular el financiero, de reducir los gastos totales del mantenimiento del proletariado, porque lo que el capital ha debido pagar como salario (bajando) lo retira con mayores impuestos y entrega a cambio menos servicios sociales (salario indirecto -como sanidad- y diferido -como pensiones-).
Es cierto que así tratan de evitar que los Estados no puedan devolverles los préstamos con intereses porque hayan destinado recursos a gastos sociales habiendo disminuido ingresos fiscales por el estancamiento o recesión económica. Efectivamente, la banca se sirve de los créditos baratos de los bancos centrales para tapar sus propios agujeros y prestar con intereses a veces muy elevados al Estado; pero sigue cerrando el grifo del crédito a microempresas, pequeñas y medianas empresas sobre todo, y a los particulares. Las medidas de austeridad suponen un frenazo a la economía, adicional a la crisis que no se ha superado realmente. Ya está anunciada para España una recesión importante para este año y probablemente el próximo año al menos (las previsiones se vienen rectificando a peor cada dos por tres). Sigue latente la amenaza de mayor hundimiento en la depresión por toda la deuda pendiente de empresas, hogares e incluso, y es importante, bancos con otras entidades financieras (con nacionales o extranjeros), que necesitarán más ayudas del Estado o exprimirlo con los intereses de nuevos préstamos que tendremos que devolver nosotros.
El objetivo estratégico es recortar de forma permanente los gastos sociales aunque de momento deban ceder algo debido a la tasa de desempleo provocada por ellos y agudizada por sus medidas de austeridad, a fin de evitar el mal mayor de un estallido social. Pero como esto no puede prolongarse indefinidamente aunque persista la crisis, necesitan primero que los trabajadores/as costeemos unas ayudas mínimas que ni siquiera alcanzan a todos los compañeros que son desplazados por el sistema, pues incluso las ayudas se les agotan, y luego que aceptemos que recorten los gastos. Ello sólo puede lograrse con una derrota, es decir, anulando la resistencia en las ideas, la voluntad y la acción, lo que evitará una explosión social que los ponga a la defensiva y en peligro.
El gran capital sabe que no es tiempo de "reformillas", sino de grandes reformas (contrarreformas) aunque sea a costa de la "paz social" a corto plazo, y que deben ser rápidas sobre todo en los países que están más atrasados en esa línea o que por su debilidad, la rentabilidad del capital, la recuperación de sus pérdidas o menores ganancias, menos pueden soportar los actuales costes de mantenimiento de los trabajadores/as.
En los EEUU los aspirantes republicanos a la presidencia prometen reformas fiscales que aumentarán los impuestos a las rentas reducidas y los rebajarán a los ricos y muy ricos, favoreciéndoles con exenciones, a la vez que impondrán la disminución del gasto público con grandes recortes en el ya muy menguado sistema de "Estado de bienestar" norteamericano (miseria de sanidad y educación públicas).
La Unión Europea acordó en 1997 el objetivo de que el déficit del Estado, máximo estructural anual, no debería ser superior al 3% del PIB. Ese compromiso se ha incumplido por varios países en buena parte por los rescates a la banca y las deudas contraídas después con la misma por financiar el déficit. Con la crisis hay que acelerar las medidas de austeridad y se exige que los miembros de la UE se atengan al 3%. También porque ya han acordado el objetivo más ambicioso de un déficit máximo estructural anual del Estado del 0,5% del PIB a partir de 2020. Esto se traducirá, dada la política recaudatoria, el sistema impositivo de impuestos, en un recorte brutal del "Estado de bienestar". Este ataque, como es habitual, para disfrazarlo, lo denominan con un eufemismo: consolidación fiscal, en lugar de "acoso y derribo del Estado de bienestar".
El Estado Español tiene como meta -otra cosa es que pueda cumplirlo- en cumplimiento de los acuerdos con la Unión Europea, que no se debe traspasar un déficit público del 3% del PIB al cerrar el 2013 (o 2014 si lo tienen que revisar). Como a la vez hay que reducir los costes salariales (directos e indirectos) y no "desincentivar a los inversores" cargando de impuestos al capital y la burguesía, eso sólo puede significar menos gastos sociales en pago de mayores cargas fiscales para las clases populares. Se trata de reducir al máximo los "gastos no productivos" (por supuesto apenas se incluye aquí el lujo, las prebendas, los gastos policiales y militares, etc.). Y está decidido a imponerlo, incluso con duras sanciones a las administraciones transgresoras, quizás exigiendo responsabilidades civiles (patrimonio personal) e incluso, apuntan, penales (inhabilitaciones), en previsión sobre todo de que algún partido de izquierda no se haya enterado bien de su función en las instituciones y no tome las medidas drásticas que exige el capital.
La burguesía quiere salir del modelo de crecimiento que nos ha llevado a esta crisis, dando una vuelta de tuerca más, reduciendo nuevamente los costes salariales totales, a costa de los salarios directos, el empleo, los gastos sociales del Estado (el "Estado de bienestar"). El recurso masivo al crédito para generar una demanda solvente (con dinero), pero artificial, que permitiese comprar todo lo producido, creó una masa astronómica de endeudamiento de las empresas, bancos, particulares y Estados. Al ser ya imposible de pagar del todo, ha pasado a la historia como "solución", pues esa adicción amenaza con matar al capitalismo y está decidido a ir superándola.
No se puede seguir recurriendo a las sobredosis de endeudamiento porque al no corresponderse con una solvencia real se dispararía la inflación. El aumento de precios perjudicaría a la competitividad, y a los acreedores al devaluarse el tipo de interés real y el principal de la deuda, lo que no conviene sobre todo a los bancos. El crédito fácil alimentaría una vez más la sobreproducción y la especulación en sectores como el inmobiliario con sus catastróficas consecuencias a medio plazo. También animaría al Estado a seguir endeudándose por cubrir los gastos sociales (los prioritarios a pagar con los impuestos son siempre otros).
El tratamiento general decretado para los próximos años en la zona euro es la reducción del déficit público, a pesar de sus efectos secundarios dañinos para el crecimiento económico, pues conduce a la recesión, al menos durante unos años, sobre todo en los países más débiles. Esto preocupa a la burguesía, incluido del gran capital financiero, pues esa estrategia no está exenta de grandes riesgos. Para empezar, el estancamiento y retroceso crea mayores dificultades al Estado para obtener ingresos fiscales de las rentas del trabajo, de las empresas y del consumo, y aumentan los gastos del desempleo (subsidios), con lo cual crecen las posibilidades de que el Estado no pueda devolver en fecha los créditos e intereses, por lo que se extiende la sospecha a los balances de la banca que han comprado deuda pública y que se ven obligados a valorar esa deuda a precio de mercado, con la consiguiente pérdida contable que debe ser compensada con más provisión de capital, sacado de la circulación del crédito lo que contribuye a la recesión. La reducción de ingresos en el Estado tenderá a aumentar el déficit en lugar de a disminuirlo. Esto y el temor por la menor solvencia del Estado, harán que a éste le cueste más colocar en el mercado sus productos de deuda pública y que sea a cuenta de pagar más intereses, con lo que peligrará más la reducción del déficit.
La reducción del déficit significa que el Estado ya no contrata obras de todo tipo (viarias, construcción de escuelas, etc.), reduce los pedidos en material sanitario (máquinas, medicamentos genéricos...), rebaja los sueldos de sus empleados, despide, recorta las pensiones, los subsidios de los parados. Todo esto significa reducir directamente la demanda, tanto de las empresas que producen medios de producción (construcción, tecnología...) como de consumo (farmacéutica, el consumo de los trabajadores/as públicos, jubilados y parados) y afecta en cadena a todos los sectores productivos (menos ventas del sector de bienes de consumo que a su vez hace menos pedidos al sector de medios de producción) y a sus trabajadores/as que a su vez...
En lo que respecta al Estado Español, los objetivos pactados con Bruselas eran, desde el 9,3% (final de 2010), bajar a final de 2011 a 6%, a final de 2012 al 4,4% y a final de 2013 al 3%. La realidad, el 8,51% a final de 2011. Se distribuye así: Administración central (5,10) Comunidades Autónomas (2,94), entidades locales (0,38), Seguridad Social (déficit del 0,09).
Debido las consecuencias negativas para el crecimiento económico por el objetivo de la reducción drástica del déficit en tan poco tiempo, sin abandonar su estrategia, muchos gobiernos, en particular el español, se plantean darse unos plazos más largos. Cuestión de velocidades, no de meta. Pero lo tienen muy difícil dada la firmeza de las autoridades europeas y en particular de Alemania en perseguir el mínimo déficit. En España el propósito de bajar a final de 2012, del 8,5% al 4,4% (pactado con Bruselas), es misión imposible pero por el camino se impondrán más sacrificios a la población trabajadora, afectando en particular a los del sector público. España va a aprovechar que en otros países también se extiende la opinión de que hay que rebajar el ritmo con el déficit si no se quiere provocar una depresión cuando ya hay un estancamiento a la vista, para plantear como objetivo terminar 2012 con el 5,8% (poco antes con sólo unas décimas), pero las autoridades comunitarias, por ahora, sólo aceptarían como muchos unas décimas sobre el 4,4%.
Esto nos enseña que el capital mundial no tiene intención de ceder sólo porque lo tenga complicado y a una parte del mismo le duela la "terapia" de caballo. Que no podemos esperar nada de ahí, ni de las gestiones de ningún gobierno, que si van a aflojar la "lucha contra el déficit" o sea, los recortes de los gastos sociales, será sólo por nuestra lucha y porque el ejemplo se extienda a otros países y eso les asuste a todos y les recomiende un frenazo en la marcha, aunque sea temporal. Si es por ellos, no va a haber piedad, como no la vienen teniendo con la población trabajadora de Grecia.
El gobierno del PP entiende que estando así las cosas conseguir cerrar el 2013 con un 3% de déficit es una misión titánica, así que es probable que llegado el momento intente prolongar el plazo al 2014. Pero es muy consciente de que si en 2012 podría haber una cierta flexibilidad con el objetivo, el 3% para 2013 es, por ahora, absolutamente obligatorio.
¿Qué significa esto para nosotros?
El objetivo para el 2011 era que la contribución que hacen al déficit total del Estado las Comunidades Autónomas, fuese del 1,3% Sumando esto al 4,8% de la Administración Central, 0,3% de las entidades locales, la Seguridad Social, un superávit de 0,4, que por tanto se debe restar, debiera haber dado un 6%, el pactado con la Unión Europa.
Que el conjunto de las comunidades diese el 1,3% del PIB español, quiere decir que cada una con respecto al PIB de su Comunidad, debiera bajar a ese 1,3%. Sin embargo, la realidad, salvo para el caso de Madrid (1,13%) ha sido muy distinta. Y también para el conjunto del Estado, que en vez de ser el 6% ha sido del 8,51%.
En la comunidad autónoma de Catalunya, el gobierno nacionalista de la Generalitat, en 2011 ha efectuado unos recortes brutales en sanidad y educación y aun con todo, el déficit sólo ha bajado un 0,56 punto, del 4,28% al 3,72% de su PIB. Y en las comunidades de Castilla-La Mancha (6,07 al 7,30), Comunidad Valenciana (3,60 al 3,68), Asturias (2,73 al 3,64), Cantabria (3,01 al 4,04), Extremadura (2,51 al 4,59), Andalucía (3,12 al 3,22), País Vasco (2,49 a 2,56), las cosas han ido todavía peor a pesar de las medidas de austeridad, aunque haya alguna discusión sobre la interpretación de los datos. Teniendo en cuenta las pocas comunidades que sí han conseguido bajar el déficit, aunque sea un poco, y la única hasta el objetivo, el resultado de todas las comunidades es que si la parte que en 2010 les correspondía en el déficit total del Estado (9,3%, incluye también la administración central, locales y Seguridad Social) era de 2,94%, sigue siendo en 2011 la misma (2,94%). Y para el conjunto del Estado sólo ha bajado ¡0,8! (del 9,3% de 2010 a 8,51% en 2011) (El País, 28-2-2012). Esto quiere decir que la burguesía lo tiene muy difícil y sabe que empieza a tener y tendrá más contestación en la calle, en los centros de estudio y de trabajo.
Las Comunidades Autónomas son las que corren con los gastos en sanidad, educación, servicios sociales y la Administración Central con gastos como el desempleo, la deuda pública, parte de la burocracia, representación exterior, la Monarquía, y sobre todo, la policía nacional, guardia civil, servicios secretos y el ejército. La mayoría de las autonomías no tienen cuerpo policial propio. Donde se quieren más recortes, por ahora, es en los de sanidad y educación y otros servicios, por eso presionan a las comunidades autónomas. Aunque éstas suprimiesen todos los gastos que no son los de sanidad, educación y servicios sociales, el total con respeto al PIB español bajaría del 2,94 al 2,10%, muy por encima del 1,3%. Para cumplir los objetivos del déficit deberán proceder a verdaderas amputaciones en los gastos sociales (El País, 1-3-2012).
Hoy, 2 de marzo 2012, el presidente del gobierno español, Rajoy, en la Cumbre de Bruselas plantea un objetivo para 2012 del 5,8%, debiendo bajar las comunidades autónomas al 1,5% (en lugar del 1,3% que también se prevenía para 2012). Es decir 0,2 puntos lo que equivale a 2.000 millones de euros menos a rebajar (mil millones por décima), pero todavía tendrán que reducir 1,44 puntos (del 2,94 al 1,50) lo que equivale a 14.400 millones sólo por lo que respecta a las Comunidades Autónomas.
Significa también que si pretende cumplir con las obligaciones marcadas por la Unión Europea (3% al cierre de 2013) para evitar las duras sanciones que puede imponer y porque es el objetivo estratégico del gran capital, deberá lanzar una ofensiva como en muchas décadas no se ha conocido contra los gastos sociales y el empleo público. Si reducir sólo 0,8 décimas (del 9,3% al 8,51%) en Catalunya ha costado lo que llevamos visto, reducir para el conjunto del Estado 2,71 puntos (del 8,51 al 5,8) en un año será un recorte brutal, pero si Bruselas no lo acepta y tiene que ser de 4,11 puntos en un sólo año (del 8,51% al 4,4%) acabará destrozando el "Estado de bienestar" y no digamos llegar al 3% (otro 1,4 puntos menos). Y como veremos seguidamente con los cálculos efectuados por la Fundación Funcas, debido a la fase de recesión, al desplome de la recaudación, puede hacer que ¡por mucho recorte que se efectúe y también por ello, porque agrava la recesión, el déficit en vez de reducirse, se acabe disparando! Tendríamos los recortes y más déficit. Pero los recortes al menos ahí se quedarían y el capital todavía tendría la esperanza de ir superando el déficit si remontase la economía en la zona euro sobre todo. Luego algo tendría ganado, y nosotros eso perdido y con la carga de pagar una deuda mayor con respecto al PIB.
Las cuentas no son tan sencillas como una simple resta en los Presupuestos. Según la Fundación de las Cajas de Ahorros (Funcas), -calculados partiendo de un 8,2% de déficit-, si el gobierno de España toma las medidas necesarias para conseguir el déficit del 4,4% del PIB para final de año, recortando 41.000 millones de euros (3 mil millones menos de los que se establece con los últimos datos), lo que supondría subir otra vez el IVA e impuestos especiales en más de 10.000 millones, dado que estamos en recesión, se encontrará con el resultado paradójico de que la caída del PIB será del 1,7% en lugar de la prevista por la Comisión Europea del 1%, y terminará el año con ¡el 5,8% de déficit!, debido a que los ingresos públicos habrán disminuido al reducir la demanda global con los tijeretazos y los aumentos de impuestos, y porque al provocar más desempleo, algunos gastos habrán subido (subsidios a nuevos parados) (El País, 26-2-2012). Tal vez por eso, hoy, el día 2 de marzo, en Bruselas, Rajoy ya plantea el 5,8% para que se lo acepten como objetivo, y si no lo hacen, quedarse ahí si es que le exigen el 4,4%.
Este engorroso baile de cifras es importante porque puede darnos una idea aunque sea muy aproximada de lo que puede significar la pretensión de que desde inicio de 2014 el déficit más elevado sea el 3% y que incluso se reduzca porque a partir del 2020 quieren que el déficit del Estado sea como máximo el 0,5% del PIB. ¿Qué podrá quedar del "Estado de bienestar" si no se suben notablemente los impuestos al capital y a los ricos cuando irá envejeciendo la población, necesitando más pensiones de jubilación, cuidados médicos y apoyo a domicilio? ¿En qué van a quedar la sanidad, educación, pensiones públicas, etc.? ¿Dónde están las cuentas que aclaren esto? ¿Qué nos están ocultando?
El futuro para nosotros no es la salida del túnel, sino la entrada en otro mucho más largo al que no se le ve la salida. Pero no debemos desesperar. La burguesía también se ve obligada a reconsiderar, si no su estrategia, al menos sus ritmos, por los efectos en la economía y sobre todo, por la resistencia popular, por el descrédito de las instituciones, por lo que efectivamente, es ahí, dando fuerte en la espinilla (por ahora), por donde debemos proseguir, sin pausa.
El gran capital sabe de sobra los riesgos que se corren con una política de austeridad reduciendo la demanda, pero insiste. No se trata sobre todo de cabezonería, ni de dogmatismo con respecto a los objetivos del déficit, que también lo hay. Lo que ocurre es que tiene una estrategia a medio y largo plazo y ésta es la mejor manera de imponerla, sobre todo al proletariado, para derrotarlo cuanto antes, y también a las "clases medias" y a otras fracciones bajas, pequeñas y medianas de la burguesía, debilitándolas y favoreciendo la concentración del capital. Muchos de esos sectores saldrán muy perjudicados a la larga, pero en tanto consigue atraerles facilitándoles la política de agresión a los derechos de los trabajadores/as, como vemos que ocurre con las contrarreformas laborales.
Los diseñadores de esa estrategia se tienen que partir de risa cuando se les hacen críticas, generalmente desde un punto de vista de "clase media", sobre "la salida de la crisis que es mejor para todos", porque quienes las hacen desconocen cuál es la dinámica del capitalismo real y sus requisitos para seguir adelante cumpliendo con su misión en el mundo, que es obtener la máxima tasa de ganancia, y por tanto de sometimiento del proletariado mundial. Si esto se desconoce, todo lo que se diga es tan inútil como ir a un campo de exterminio nazi hablando de derechos humanos, de la legislación que los protegen, creyendo que así se detendrán; lo más probable es que entre risotadas te incluyan en la fila de los seleccionados para el exterminio en cosa de minutos.
¿Acaso no había muchas voces -aunque no les diesen megáfono para no advertir a la población trabajadora- que hace años ya avisaban que la estrategia desesperada de endeudamiento desaforado, la desregulación financiera, la especulación inmobiliaria, etc., acabaría provocando un desastre descomunal, y no conocían lo ocurrido recientemente en Japón y otras experiencias de la historia del capitalismo con todo el batallón de economistas y demás asesores? ¿Les importó? No, esperan salir ganando y que los platos rotos los paguen otros ("tonto el último") y los sectores populares ("socialización de las pérdidas"), y porque en ese momento, dadas las dificultades que ya atravesaban, era la mejor opción que tenían para aumentar las ganancias. La razón es que, desde que surgió, el capitalismo está históricamente condenado al desastre, y por el camino también los provoca, así que la cuestión no es impedirlos, sino aprovechar a tope los intermedios y prolongarlos lo más posibles, aunque eso mismo acabe agravando la siguiente crisis.
El neoliberalismo y la globalización no han sido el resultado casual, la confluencia de un conjunto de actos inconexos e improvisados, sino de una estrategia del capital que, claro está, no puede preverlo todo, pero sí trazar las líneas maestras de su movimiento. Una muestra es la creación de un organismo como la OMC (Organización Mundial del Comercio) en 1995. Que no pueda evitar las consecuencias que le ha traído esa estrategia, quiere decir que ninguna estrategia del capital puede superar las contradicciones básicas del sistema y evitar sus límites históricos.
Por eso el hecho de que tenga una estrategia no quiere decir que tenga una auténtica solución, sino un plan para sacar el mejor partido posible a una situación, a costa nuestra.
El gran capital entiende que él tiene la mayor capacidad de aguante, que son demasiado grandes para que los dejemos caer arrastrando en efecto dominó todo el sistema, que incluso una recesión por la lucha contra el déficit y la austeridad salarial, es un riesgo a correr si quiere dar un salto en la relación de fuerzas, imponerse aun más y hacer recaer todo el peso de la crisis y de la nueva era sobre el proletariado, la pequeña burguesía (clases medias) y sectores de la burguesía mediana.
Pero la reducción del déficit público no debe hacerse de cualquier manera. No simplemente mediante el aumento de los ingresos del Estado. No simplemente en base a aumentos de los impuestos a la burguesía y a las grandes empresas, porque eso va en contra de los beneficios y la apropiación privada de la plusvalía, razón de ser del capitalismo del que son los dueños. Tampoco simplemente sobre el proletariado y capas populares aumentando los impuestos al consumo, porque eso aumentaría los precios, lo cual provocaría la lucha por aumentos salariales, inflación y el aumento del tipo de interés bancario para compensarla. Con lo cual se iría en contra de la competitividad y del crecimiento. Por tanto, aunque deba incluirse entre las medidas, no debe ser la central pues no es el medio ideal de reducir los costes salariales. Para eso, si existen las condiciones económicas y de relación social de fuerzas (ahora las hay), es mucho mejor reducir los gastos del Estado, sobre todo los que forman parte del mantenimiento de la fuerza de trabajo (sanidad, educación, viviendas sociales, pensiones, etc.), aunque eso también aumente el paro (reducir el personal de esos servicios mediante despidos o la suspensión de nuevas contrataciones), porque ello presionará sobre los salarios a la baja y, al infundir temor al despido entre los empleados públicos, facilitará su sumisión y que acepten recortes a sus salarios y demás derechos, y como los empleados públicos ya no son "intocables" enviar el mensaje a todos de que los demás lo son menos.
La reducción de los gastos sociales del Estado crea un profundo malestar, sentimiento de injusticia, pero a diferencia del aumento de los precios, es más difícil que provoque huelgas proletarias entre trabajadores/as que no son afectados directamente por los ataques como los funcionarios, los de sanidad, educación, pues no percibimos a nuestro empresario como directamente responsable o que pueda resolver el problema (con un aumento del salario frente al aumento de precios). Vemos como culpables a los políticos, los partidos, el gobierno, pero no al capital en su conjunto porque no lo entendemos como un ataque del sistema capitalista a los COSTES TOTALES de mantenimiento de los trabajadores/as, que es lo que nos permitiría lanzar la lucha con huelgas contra todos los empresarios y el Estado. De paso resulta más fácil derrotar a los trabajadores/as atacados directamente con los recortes (funcionarios, de las sanidad, profesores...) al quedarse aislados del resto de la clase.
Sin una visión de conjunto, el resto de la clase a lo sumo enfocará su lucha como un gesto de solidaridad contra los despedidos y contra la agresión del gobierno (no del capital) a todos a través de los recortes a los gastos sociales (en provisión de fondos, material y personal a cargo), pero lo más probablemente fuera de la empresa, en manifestaciones en la calle.
Lo que corresponde no es un gesto de solidaridad y acudir a una manifestación en protesta por los recortes, sino una respuesta a la estrategia del conjunto del capital (liderado por el grande) y de su Estado: A corto plazo, de abaratamiento de los costes totales (directos e indirectos) del conjunto de los trabajadores/as. A medio plazo, de derrota del proletariado y trabajadores/as asalariados. A largo plazo, ya derrotado, seguir abaratándolo.
Es entonces cuando cobra pleno sentido que el ataque consiste en reducir TODO el coste que para el capital suponemos los trabajadores/as, tanto en salario como en gastos sociales y personal a cargo, que el ataque es de TODA la burguesía y su Estado, y que por tanto hay que hacer huelgas en todas las empresas, centros de estudios, universidades, contra esos ataques, directamente a nosotros o a través de otros compañeros.
De aquí la importancia de establecer esta relación del modo más explícito y claro posible.
¡LA BURGUESÍA Y SU ESTADO, PARA RECUPERAR LOS BENEFICIOS, QUIEREN QUE EL CONJUNTO DE LOS TRABAJADORES, EN ACTIVO, EN PARO O ESTUDIANDO, LES COSTEMOS MENOS, VÍA SALARIO, DESPIDOS, GASTOS SOCIALES Y TRABAJADORES DE SERVICIOS! ¡A ESTO LE LLAMAN "COMPETITIVIDAD" Y "REDUCCIÓN DEL DÉFICIT"! ¡EL ATAQUE ES CONTRA TODOS Y TODOS DEBEMOS RESPONDER DESDE LOS CENTROS DE TRABAJO SEAN FÁBRICAS U HOSPITALES, DE ESTUDIO, Y LA CALLE!
Y ello resulta más fácil cuando sabemos que tanto las patronales CEOE como CEPYME, es decir desde la grande a la microempresa, están a favor de la reducción del déficit público al 0,5% máximo estructural en 2020 mientras exigen que se les reduzcan los impuestos y gastos salariales, y a favor de la contrarreforma laboral del gobierno.
Para la burguesía, la reducción del déficit es un objetivo a un plazo muy corto (2013 en principio, salvo que en España y otros países sea imposible y deban retrasarlo a 2014), que deberá mantenerse. Pero no se conforman con eso.
Las subidas salariales sólo serán posibles si hay un aumento de la productividad, y en menor medida que éste, y no porque suban los precios (inflación). De este modo gracias a la inflación, aunque no se dispare, conseguirá una reducción del salario real que no podrá ser compensada con un aumento posterior.
En el Estado Español los sindicatos CCOO y UGT ya han preparando el terreno para ceder a lo que venga. Han aceptado (25-1-2012) con la patronal CEOE y CEPYME (micro, pequeña y mediana empresa) un pacto (II Acuerdo para el empleo y la negociación colectiva) de contención salarial, de modo que los salarios aproximadamente suban un máximo del 25% de lo que suba la inflación y dependiendo también del crecimiento de PIB, reduciendo así los costes sobre todo de los productos industriales cara a la competencia en el exterior. Los sindicatos recomiendan a los trabajadores/as flexibilidad para adecuarse a las necesidades de cada empresa llegando a acuerdos que supongan un descuelgue a peor del convenio superior y aceptar ciertos aumentos de las horas de trabajo y movilidad de plantilla, y vincular el salario a la productividad y los resultados de la empresa. De este modo se someten a la lógica que impone el funcionamiento del capital y vienen a dar la razón a la burguesía cuando dice que la culpa de tanto paro es la rigidez del mercado de trabajo que dificulta medidas de austeridad y flexibilidad en la empresa que evitarían despidos. La incidencia en su disminución va a ser menor y no va a impedir que este año aumenten los despidos. El acuerdo manifiesta que "deberían" reinvertirse en la empresa los beneficios obtenidos gracias a este recorte de salarios y derechos de los trabajadores/as, para crear empleo y bla bla bla que sólo sirven para dar mejor imagen del pacto porque si se cede en cuestiones tan básicas no se le va a intentar imponer nada a la empresa en lo que de siempre es exclusiva decisión de la burguesía.
Esperaban así aplacar el ímpetu contrarreformista del gobierno, cuando no han hecho más que prepararle el camino, demostrando su voluntad de firmar esos convenios de descuelgue. Si los sindicatos han aceptado no es porque la correlación de fuerzas no dé para más -en todo caso la debilidad actual es también responsabilidad suya por su pasividad durante todo lo que llevamos de crisis-, sino por su permanente acomodación "realista" y sin lucha alguna, a las necesidades del capital nacional, "en interés de España". Si en el proletariado hay miedo, ellos no hacen nada por contrarrestarlo sino que fomentan la desorientación y la resignación. Los sindicatos presentan como un éxito el nuevo paso atrás, porque no han dado más. La gravedad del caso no es sólo que se retroceda como que forma parte de una dinámica inevitable e imparable de retirada porque no hay una crítica a fondo del capitalismo y por tanto se renuncia desde el principio a levantar una alternativa contra él, por lo que no cabe otra que adaptarse a sus exigencias de funcionamiento si no se quiere contribuir al caos. Este es el drama del sindicalismo en la época decadente del capitalismo y más en una fase de crisis y senilidad manifiesta: ineficaz para el proletariado, funcional a las necesidades del capital.
En este pacto hay un aspecto relativo a la subordinación del aumento de los salarios al encarecimiento del combustible muy relevante sobre todo cara al futuro, con una crisis detonada por el coste de la energía en la década de los 30, y que comentaremos más adelante.
Sin duda la burguesía les agradecerá los servicios prestados y el Estado seguirá financiando a los aparatos sindicales que cual funcionarios tan fielmente le sirven. Una vez más se cumple el famoso principio de A(r)químedés "un sindicato parcialmente sumergido en el proletariado, recibe del Estado un empuje hacia arriba igual al peso del volumen de los derechos y combatividad que desaloja".
La burguesía quiere un cambio rápido y de calado en el "mercado de trabajo" y en la "negociación colectiva", más trascendente incluso que el déficit porque marcará más la relación de fuerzas entre burguesía y proletariado en el terreno de la producción, por tanto de la extracción directa de la plusvalía por el trabajo no pagado.
En el Estado Español, el partido en el gobierno, el PP, está decidido a imponer rápidamente una legislación que empeorará la capacidad de resistencia de los trabajadores/as a la imposición de los intereses del capital. No es una iniciativa exclusiva de ese partido, pues con la boca grande o pequeña todos lo apoyan. Presiona a ello toda la patronal española, desde la micro a la gran empresa (representadas por la CEPYME y la CEOE), incluida claro está la banca. Pero no es una medida española. Detrás está todo el gran capital mundial. Lo exige la presión de "los mercados" en la negociación de la deuda pública, la Unión Europea, el Fondo Monetario Internacional (FMI), la banca internacional, las multinacionales, las agencias de calificación, economistas extranjeros... Por tanto, con esta medida estamos asistiendo a un ataque de la burguesía mundial contra el proletariado español.
Para debilitar más al proletariado, la burguesía impondrá ámbitos de negociación de los convenios laborales colectivos que nos fraccionen cada vez más, por empresas, aprovechándose de paso de la menor capacidad de resistencia y presión de los trabajadores/as de las pequeñas y medianas, para imponer rebajas en los salarios y condiciones de trabajo peores. Su ideal, que nos acerquemos cada vez más al contrato individual, el colmo de la desigualdad en la relación contractual (proletari@ que necesita trabajar para vivir y empresari@ que tiene muchos entre los que elegir).
Si hasta ahora tenían prevalencia los convenios colectivos de ámbito territorial (estatal, autonómico, provincial) o sectorial (la rama del metal, etc.) sobre los de la empresa de modo que el convenio de un ámbito inferior sólo era válido si mejoraba para los trabajadores/as las condiciones del de ámbito superior, ahora va a ser al contrario, el de empresa se impondrá sobre el de ámbito superior, siempre, lo que dada la correlación de fuerzas en las microempresas, pequeñas y medianas empresas, significa una mayor "flexibilidad" para adecuarse a las necesidades del capital, lo que en la práctica supone empeorar las condiciones salariales y de trabajo. Esto convertirá los convenios de ámbito superior en papel mojado. Las reticencias de los aparatos sindicales tiene que ver también con que dejará sin función a los hasta ahora encargados de negociación en esos ámbitos. Hay también por parte de algunos empresarios importantes reservas al descuelgue de las empresas, porque puede favorecer la "competencia desleal interimpresarial" al aprovecharse algunos pequeños y medianos de la menor capacidad de resistencia de sus trabajadores/as, frente a otras empresas con unas plantillas mayores y más curtidas porque eran las que venía de hecho imponiendo las líneas maestras de esos convenios.
El presidente del gobierno del PP, Mariano Rajoy, en conversación privada con el primer ministro de Finlandia le reconoció la dureza de la medida al decir "la reforma laboral me va a costar una huelga" (30-1-2012). Veremos si los sindicatos son capaces de convocarla aunque sólo sea para salvar la cara y ofrecer una válvula de escape a la indignación del proletariado. Pero son ellos los que más la temen. Cándido Méndez, secretario general de UGT, con la "combatividad" y discurso "encendido" que le caracterizan, haciendo por millonésima vez un "ejercicio de responsabilidad" con el interés "nacional", lamentaba que Rajoy diese mala imagen de los sindicatos españoles que han dado muestras más que sobradas de "responsabilidad" y por tanto se arriesgase a perjudicar la tan necesaria "confianza de los mercados", de Alemania y de Francia, y le estuviese convocando la huelga general poniéndole en un brete ante los trabajadores/as, dando a entender que eso sería lo último para el sindicato cuya razón de ser es el diálogo y la negociación (o muerte) (El País, 2-2-2012).
El jueves 9 de febrero 2012 el ministro español de economía, Luis de Guindos rendía cuentas al Comisario de Asuntos Económicos de la Comisión Europea, "Mañana aprobamos la reforma del mercado laboral, vas a ver que será extremadamente agresiva" a lo que contestó el señor Olli Rehn "Eso sería fantástico, ok, ok".
El viernes 10 de febrero el gobierno del PP informa -ocultando aspectos importantes- del decreto de proyecto de ley de contrarreforma laboral que ha acordado, que ya es vigente, y tiene previsto ratificar en breve por vía parlamentaria al disponer de la mayoría absoluta. Una precarización generalizada del empleo, un brutal abaratamiento de la indemnización por despido, facilitar que sea incluso menor al aumentar los casos de despido procedente dejando como una minoría los improcedentes o sin justificación (dependerá del juez) ("el despido improcedente tiene que quedar como algo residual" dice Juan Rosell, presidente de la patronal CEOE, El País 12-2-2012), imponer rebajas del sueldo o modificación de las condiciones de trabajo a toda la plantilla o individualmente sin necesidad de que la empresa sufra pérdidas (por competitividad, productividad...) y el que no lo acepte será despedido con una indemnización de 20 días por año trabajado con un máximo de 9 mensualidades, facilitar a la empresa los despidos colectivos rápidos y baratos, a través de los ERE (Expediente de Regulación de Empleo), o si caen los ingresos de la empresa durante nueve meses, subvencionar empleo pero alargar a ¡un año! el periodo de prueba con lo que se despedirá gratis como despido "procedente" y en la práctica no tendrá que devolverse la subvención, en los pocos casos de despido improcedente (declarado por el juez), el empresario decidirá si readmite o paga la indemnización, y en caso de readmitir no deberá abonar los salarios no pagados hasta ese momento (salarios de tramitación, se llamaban), facilitar la contratación a tiempo parcial pero a la vez permitir la realización de horas extras (por encima de la jornada completa) por lo que les saldrá más barato y podrán aprovechar mejor el trabajo femenino, imponer a los parados que cobran subsidio "trabajos para la comunidad" de modo que harán de fuerza de trabajo gratuita impidiendo así que se creen puestos de trabajo y poniendo en riesgo el subsidio si no cumplen con esa obligación, se facilita el despido de mayores de 55 años. En cuanto a la negociación colectiva, el descuelgue de las empresas de los convenios sectoriales y territoriales por decisión unilateral de la patronal si en dos trimestres consecutivos hay una disminución de ingresos o ventas, si no llega a un acuerdo con los trabajadores/as podrá recurrir a una mediación y finalmente a la Comisión Consultiva Nacional de Convenios Colectivos compuesta por miembros de la patronal, sindicatos y Administración. Pero si no se llega a un acuerdo y hay un tercer trimestre a la baja, la empresa podrá poner en marcha despidos procedentes y ERE exprés con 20 días de indemnización. En el sector público, para los trabajadores/as que no sean funcionarios (unos 835.000), se podrá poner en marcha un ERE y despedir colectivamente con 20 días de indemnización por año trabajado, cuando se hayan dado noventa días de "insuficiencia presupuestaria" y teniendo en cuenta que el presupuesto en muchos organismos los asigna la autoridad superior basta con que lo escatime para que se creen las condiciones. La discriminación a los parados al propiciar su contratación dependiendo de que les quede cuanto más derecho de seguro de desempleo mejor. Y todavía queda mucho que analizar, mucho detalle que nos han querido escamotear en sus presentaciones de la ley (datos tomados sobre todo de El País).
La burguesía "resuelve" el problema de la falta de crédito a sus empresas y de la competitividad, abaratando al máximo en salarios y en empleo. Pronto alcanzaremos la cifra de los 6 millones de parados. Una prueba más de la eficiencia del régimen asalariado del trabajo.
La burguesía baja y media recibe así una valiosa arma contra el proletariado. Pero tampoco las salvará tanto como creen, pues ya no podrá alegar que no pueden bajar costes porque está el límite del convenio sectorial o provincial, de modo azuzará todavía más la competencia y ganará la que más consiga sacrificar a los trabajadores/as. Así que es también un regalo envenenado del gran capital que de esta manera propicia la concentración de capital con la desaparición de micro, pequeñas y medianas empresas. Por eso, algunos burgueses lúcidos, en el descuelgue de los convenios veían un riesgo de competencia desleal. La competencia entre las micro, pequeñas, medianas y grandes empresas se va a agudizar como desde hace mucho no se conocía, vamos a retroceder décadas hacia un capitalismo más salvaje que avisa lo que será el futuro, la próxima década y la década de los 30 donde podremos hablar, debido a la crisis de la energía, de "canibalismo" entre los capitalistas.
Sin duda una contrarreforma histórica, que nos hace retroceder muchos años atrás. Gravísima porque se da en un contexto de crisis profunda y con difícil salida, agudizada por la política de austeridad fiscal del gobierno que contrae la demanda del Estado y de los particulares, por lo cual no servirá para crear empleo sino para destruirlo mucho más. Sin duda obedece a los intereses de la burguesía española, de la burguesía de la Unión Europea y de toda la burguesía mundial, en la medida que tira a la baja las condiciones de los trabajadores/as de todos los países ricos.
Una contrarreforma que viene para quedarse hasta que el capital decida imponer algo todavía peor.
La CEOE aspira a conseguir mucho más en próximas medidas, porque efectivamente todavía pueden conseguir que se nos ponga cara de japoneses pero sin los derechos que les reconoce el toyotismo, o de chinos que están más de moda, no tienen derechos que recortar y además son "comunistas", para que no tengamos más motivos de queja.
Esta es la política que daría prioridad a la creación de empleo, de no abaratar el despido y fomentar el trabajo indefinido, prometida por el PP en su campaña electoral. ¡Hacen todo lo contrario! Una prueba más de que no podemos confiar en sus promesas y compromisos, que si hoy nos dicen que el futuro dentro de unos años será mejor, cuando la investigación nos indica lo contrario, es que saben que será mucho peor y preparan las cuerdas y el cuchillo para ello, que el altar ya lo pone el Mercado y habrá sindicatos dispuestos a apaciguarnos mientras nos llevan al sacrificio.
La burguesía busca aumentar siempre su tasa de ganancia. Unas veces esto pasa por mayor empleo, pero en tiempo de crisis y con un futuro oscuro, por reducirlo. Como dice el gobierno "algo teníamos que hacer" porque no saben hacer otra cosa para salir de la crisis.
Todo sea por adaptarse con "flexibilidad" a la flexibilidad de la economía (Juan Rosell, CEOE). Eufemismos para presentar como algo positivo (suena mejor flexibilidad que rigidez), lo que en realidad es adaptar al trabajador como un equilibrista en la cuerda floja (¡huy, qué torpe, se ha caído!) a las realidades caóticas (no flexibles) del capitalismo.
Sin duda con esta contrarreforma, va a quedar en evidencia más si cabe, que si hay un sector que corra riesgos en esta sociedad no es el del burgués, sino el del proletario.
Los sindicatos mayoritarios a nivel estatal, CCOO y UGT, se enfadan pero no se pronuncian sobre la convocatoria ni pronto ni tarde de una huelga general, irán sondeando el cabreo del proletariado, su capacidad de respuesta desbordando a los sindicatos y la necesidad de no desacreditarse más. Ignacio F. Toxo, secretario general de CCOO, con aparente candidez dice "han instrumentalizado interesada y retorcidamente el reciente acuerdo sobre empleo y negociación colectivo que suscribimos con los empresarios el pasado 25 de enero" ¡Pero si el menos informado pero con instinto de clase sabía que eso no iba a calmar a la fiera sino preparar el terreno para su ataque, cuando era transparente que la reforma laboral era la "madre" de todas las reformas, no para crear empleo, sino para ayudar al capital a salir de su crisis de plusvalía! El mismo presidente de la patronal CEOE, Juan Rosell lo dice comentando la ley del gobierno "También ha ayudado mucho el pacto que alcanzamos con los agentes sociales en enero sobre moderación salarial. Los sindicatos abrieron las puertas y facilitaron el paso." (El País, 12-2-2012). Toxo añade "conciben la crisis como una oportunidad para debilitar los derechos laborales y sociales de los trabajadores y trabajadoras" ¡Sorprendido como si fuese una novedad y algo que se pueda evitar sin una lucha de lo más decidida cuestionando el capitalismo! (Público, 12-2-2012).
Los sindicatos no rectificarán, es propio de su condición, pero nosotros ¿aprenderemos?
Los sindicalistas se quejan de que el gobierno no les haya tenido en cuenta a la hora de elaborar la ley, ni comunicado nada, cuando sí que ha habido una línea telefónica abierta con la patronal. El gobierno tiene tomada la medida a cada uno, sabe a quién sirve y qué lugar corresponde a sus intermediarios con el proletariado.
La contrarreforma laboral es una pieza fundamental para que el capital en su conjunto establezca unas reglas del juego acordes a lo que considera que es la actual relación de fuerzas en la lucha permanente, fría o caliente, con el proletariado, dándole mucho más poder del que tenía hasta ahora. La burguesía conoce la situación y prevé el futuro mejor que nosotros. Vivíamos engañados por los cuentos del "Estado de bienestar", el "Estado de derecho", los "derechos adquiridos", las "conquistas históricas". Todo eso no vale nada para el capitalismo cuando para seguir tirando adelante, como un viejo avaro senil, necesita sacrificarlo. Todo ese mundo se empieza a derrumbar ante nuestra mirada. Y no nos engañemos, es sólo el principio de lo que está por venir.
La burguesía mundial y europea, por boca de la OCDE, Comisión Europea, la señora Merkel y otros significados representantes, ya ha demostrado su satisfacción con la reforma porque va en la dirección correcta en la que, sin duda, según ello se deberá seguir profundizando.
Ahora los sindicatos CCOO y UGT van a probar si pueden llevar algunos artículos de la ley al Tribunal Constitucional. En sí no es erróneo, el peligro en manos de los sindicatos es que le den demasiada importancia a esta vía, que con ello sigan inculcando el respeto a leyes que por muy "sacrosantas" que sean pueden ser injustas, como lo es su origen social, el régimen asalariado del trabajo, y que condicionen los tiempos de lucha en las empresas y en la calle a la vía judicial. Lo que sea anticonstitucional, que lo quiten, y lo que respete la Constitución, ya que igualmente nos perjudica, también, al igual que el gobierno ha tumbado una ley anterior muy constitucional ella. Pero nosotros no vamos a depender de una sentencia judicial porque el factor que más va a decidir en el resultado, como siempre, va a ser el rechazo y la presión en las empresas y en la calle, porque la burguesía española e internacional apuestan mucho con esta ley, saben que está muchísimo en juego.
Los sindicatos CCOO y UGT, más que para calentar motores buscan tiempo para que se enfríe la indignación y empiece a cundir la resignación, porque de lo contrario, en vez de poner la convocatoria de huelga general en función de "lo que haga a partir de ahora el gobierno" (Toxo) (¿pretenden que se eche atrás por el miedo a la asistencia a las manifestaciones convocadas y a una huelga general que ya da por convocada, cuando dejan claro que sólo admitirán modificaciones en cuestiones técnicas, de detalle?) declararían su intención de convocarla cuanto antes y en tanto preparar a los trabajadores/as que por esa misma decisión se animarían a luchar, aunque la convocatoria sindical se quede como siempre corta y sea sobre todo un cortafuegos sindical a una lucha autónoma y de verdad. Toxo lo deja claro el 17 de febrero cuando en la sede de Izquierda Unidad dice que "el sindicalismo español no tiene como objetivo la convocatoria de una huelga general, y actuaremos según lo que haga el gobierno". ¿Qué agresión y situación del proletariado harían falta para que estos valientes defensores de la clase juzgasen necesaria y conveniente esa convocatoria? Méndez añade que la ley causará un gran perjuicio a las clases medias (¿?) ¿Será porque no afecta más al proletariado por lo que no hay que convocarla o ya no sabe ni distinguir entre las clases, armado de la sociología burguesa más barata? Izquierda Unida no sale al paso de tanta estupidez y les prestará su colaboración para presentar en el Congreso una impugnación de la ley por inconstitucionalidad.
Está claro, los trabajadores/as debemos ser capaces de aprovechar las convocatorias sindicales para desbordarlas e incluso tomar la iniciativa a nivel local y sectorial, organizándonos por nuestra cuenta, desde Asambleas, delegados, piquetes informativos. Si nos ponemos en sus manos, nos entregarán a la burguesía.
Debemos denunciar esta contrarreforma laboral y defendernos del ataque. Pero esta indefensión que crea debemos entenderla no como una vulneración de unas previas y justas relaciones laborales (Estatuto de los Trabajadores y sus reformas) como ahora nos quieren hacer creer con el discurso de que hasta esta ley, las relaciones entre patronal y trabajadores/as eran "equilibradas", "justas" etc. (PSOE), pues eso no ha existido ni existirá nunca con el capitalismo, sino como una vuelta de tuerca más en la estafa, régimen de explotación y opresión que en sí y siempre es el régimen asalariado del trabajo, y que sin su abolición, estaremos expuestos a más y más vueltas de tuerca a causa de la agravación de los problemas de capitalismo que no tiene otro modo de "ir tirando" que el de sacrificarnos.
En Euskadi y Navarra, los sindicatos de orientación nacionalista (ELA, LAB, ESK-CUIS, STEE-EILAS, ENNE...) anuncian convocatoria de huelga general para el 29 de marzo (día antes de que el Gobierno del PP presente los Presupuestos del Estado en el Congreso, sin duda con enormes recortes) .Veremos seguro alguna maniobra y desenfoque, pero al menos surge una iniciativa importante que se puede aprovechar para que el proletariado se exprese desbordando los límites que cualquier sindicato quiera imponer a la soberanía de las asambleas. Presionadas por sus bases, las direcciones de UGT y CCOO de Euskadi, han tenido que ceder y acordar que estudiarán unirse a la convocatoria del 29 de marzo. En Galicia, en sindicato CIGA, también ha convocado huelga general para el día 29 de marzo.
La iniciativa en Euskadi es un indicio de que el proletariado de Euskadi se encuentra más fuerte, gracias a su tradición de lucha, pero también a una situación económica más favorable, por una menor incidencia del desempleo y una importante capacidad exportadora de su industria, lo que significa una mayor carga de pedidos y que la burguesía se verá más afectada por un proceso de conflictos crecientes.
La alternativa al proletariado de Euskadi y Navarra de "protegernos" con un Marco Vasco de Relaciones Laborales y de Protección Social, que no dependa de Madrid, es una salida profundamente equivocada. El conjunto de la burguesía del Estado Español, la europea y mundial, tienen una estrategia, la de aprovechar la crisis para doblegar y abaratar al proletariado, de derrotarnos, para el futuro inmediato y por mucho tiempo. Esto debe hacerse entender esto al conjunto del proletariado (como intentamos en este documento). Pretender librarnos cada uno en su rincón porque -de momento- es algo menos desfavorable ahí la relación de fuerzas con la burguesía, es un autoengaño, pues se hace el juego al fraccionamiento del proletariado del Estado y mundial que busca la burguesía. Los griegos, los portugueses, los españoles, los italianos, luego los vascos, etc., cada uno por su lado cuando es una ofensiva contra todos y a la vez, aunque por tiempos. Luego irán más fácilmente a por los franceses que son "demasiado" fuertes por ahora, y finalmente a por los alemanes y también a los que falten, y posteriormente habrá una nueva ronda en cuanto les convenga y puedan. El divide y vencerás de toda la vida. Dejamos solos a los griegos, dejamos solos a los portugueses, nos quedamos solos y dejaremos solos a los italianos, y cada uno se encontrará solo. Como siempre, como ya lo vimos en momentos anteriores, por regiones o por ramas de la economía, por turnos, paquete por paquete, doblegar al proletariado. Por eso la solución es superar este aislamiento, y no, querer salvarse en un rincón, porque en la práctica, el resultado será como dejarse acorralar en la esquina del ring por el peso pesado de la burguesía mundial que presionará a la vasca (si vacila) como presiona a todas para que "cumpla" con la estrategia común a la burguesía alta y baja con liderazgo del gran capital, en especial alemán. Lo que ahora puede parecer una relación de fuerzas favorable, aislados del resto del proletariado del Estado, se convertirá en desfavorable. Lo que debe hacerse es difundir una estrategia de defensa con una orientación ofensiva (en la línea de lo que expondremos en este documento) lo más extensa posible, a todo el Estado y por encima de los estados.
No hay fuerzas para imponer ese Marco, por lo que el efecto real es facilitar la fragmentación del proletariado, esta vez por regiones o nacionalidades; y si las hubiese para eso, mejor destinarlas para la vía que de verdad nos va a fortalecer y unir. Si la convocatoria es un indicio de que el proletariado vasco es capaz de tomar la iniciativa adelantándose a los sindicatos de ámbito estatal, no debe ser con una orientación para "ir por su cuenta y separarse", sino para servir de referente al resto impulsándoles a luchar, juntos, como lo fue en gran medida el proletariado vasco-navarro en las luchas durante el franquismo.
Un modo de ser un referente es que está obligando a CCOO y UGT de Euskadi a sumarse a la convocatoria adelantada de Huelga General. Ese día 29 de marzo, si a CCOO y UGT del Estado todavía les quedase algo de sentido de la vergüenza ante quienes dicen representar y proteger (el oportunismo y las ganas de controlar y desinflar el movimiento se les supone), debiera ser el día de la Huelga General en todo el Estado, uniendo la lucha contra la contrarreforma laboral a toda la política del recortes del Estado, dado que esa fecha es la víspera de la presentación por el Gobierno del PP de los Presupuestos del Estado, lo cual también afecta a los estudiantes, por lo que conviene que se sumen a la huelga general con una nueva convocatoria del movimiento estudiantil, pues los recortes les afectan ya a ellos y la legislación laboral y el desempleo, para cuando quieran trabajar. Estas convocatorias y unida, permitirían dar un impulso a la resistencia a condición de no quedarse atadas a los sindicatos.
Esta es la única forma de protegernos. Si esto es pedir demasiado al sindicalismo, demostrará que todos son un obstáculo al verdadero progreso de nuestra lucha y nuestra unidad, únicas armas que tenemos para resistir y avanzar.
La burguesía nacionalista vasca representada sobre todo por el PNV ha pasado de las "reservas" a la ley, a la oposición (con enmiendas) porque abarata el despido y pone obstáculos a un marco de negociación vasco. Pero esa oposición sobre todo testimonial le resulta barata ya que así evita enconar a los sindicatos nacionalistas vascos sabiendo que el PP conseguirá convalidar la ley en el Parlamento. En tanto, las patronales vascas, apoyan la ley.
Es el mismo ataque el lanzado contra los vasco-navarros que contra los madrileños, catalanes, valencianos, gallegos, andaluces, etc., y contra los griegos, portugueses, italianos y de otros países europeos que también están sufriéndolos en una u otra medida, contra los trabajadores/as de la sanidad, los funcionarios, de la construcción, los jubilados, los estudiantes porque se juegan su futuro, etc. Su objetivo, el mismo, abaratar el coste para el capital del mantenimiento de la población trabajadora y aumentar la tasa de ganancia. No es tan difícil de comprender porque para más inri las medidas y los sectores atacados son en casi todas partes las mismas. Por tanto, no existe ninguna razón para luchar separados más que las que nos quieren imponer y todas para luchar unidos.
No terminamos de enterarnos de qué va esto, y cuanto más reducido es el mapa que manejamos, más se estrecha nuestra panorámica de la realidad. La salida no está en los "descuelgues" y en el nacionalismo entreguista por el "interés de España" de CCOO y UGT, pero tampoco en el pequeño nacionalismo como supuesta medida de "protección", sino como siempre, aunque parezca irreal, en la unidad de los trabajadores/as de todo el Estado, en el internacionalismo, contra los intereses internacionales y nacionales del conjunto de la burguesía, desde la alemana a la vasca o navarra ¡porque las burguesías sí que se están uniendo contra nosotros a pesar de su competencia y divergencias! Demuestran una capacidad de unión incomparablemente superior a la nuestra.
Cuando tenemos delante un frente unido de la burguesía mundial contra nosotros, decidido a derrotarnos y con las mismas armas, es cuando menos podemos permitirnos el lujo de ir separados a la lucha. Si no nos damos cuenta de esto, nos van a caer tantas, que no vamos a poder ni contarlas. Y si no quedamos sonados, nos daremos cuenta de lo sumamente idiotas que hemos sido, pero demasiado tarde. Así de claro porque nos jugamos es el presente y el futuro por muchos años.
El olvido del internacionalismo proletario en los hechos, ya nos condujo a derrotas anteriores y a terminar matándonos en la guerras mundiales; ahora abre las puertas a la ofensiva internacional de la burguesía.
Sin duda la vía internacionalista es complicada, pero más difícil la hacemos cuando de entrada se la descarta o rechaza, y en lugar de ir construyéndola con nuestro mensaje, orientación, propuestas, marchamos en la dirección contraria. ¿Cuántas pancartas o carteles -en inglés- de solidaridad con el proletariado griego, portugués, italiano y el que sea van a aparecer en las manifestaciones a cuenta de la reforma laboral? ¿Cuántas declaraciones de que nuestra lucha es la misma en todas partes, de que nuestros opresores son los mismos y de que las variantes de los ataques son mínimas? Empezar una vía internacionalista es tan fácil como esto, y de esas pequeñas iniciativas pueden surgir, con los medios de comunicación que hoy tan bien sabe aprovechar la juventud, grandes resultados. ¿Sabemos el impacto que puede tener en el proletariado griego o de otro país en lucha saber que en la otra parte del continente en manifestaciones de miles de trabajadores/as se han levantado un montón de carteles y pancartas acordándose de ellos, diciendo que somos hermanos de clase y que nuestra lucha es la misma? ¿Qué los manifestantes se han concentrado -sin tomar la iniciativa en violencias que sólo dan excusas a la represión- también ante la embajada griega -o del país que sea-, en señal de solidaridad por los ataques sociales y represivos? Ya no nos acordamos de lo que supuso en la lucha contra el régimen de Franco los actos de protesta en Francia, Italia y otros países contra los consejos de guerra del franquismo, como en diciembre de 1970, pero el efecto es muy real. La vía "fácil" que parece más realista es la menos realista cuando se comprende la dimensión de lo que está pasando y las posibilidades pequeñas o grandes que tenemos de ir en la buena dirección.
La venda que el nacionalismo de uno u otro signo es tan poderosa, que en el Estado Español, seguimos viviendo de espaldas a Portugal y mirando al resto de Europa. Pero los próximos en acusar una nueva ofensiva del capitalismo internacional pueden ser los trabajadores/as portugueses y deberíamos de mirar hacia allí, lo mismo que cuando, todavía bajo el franquismo, cayó la dictadura salazarista-caetanista (25 abril 1974) y dirigimos nuestra atención a la lucha del proletariado y campesinado portugués y ellos hicieron otro tanto cuando el franquismo pedía sangre en sus últimos consejos de guerra y reprimía al proletariado español.
Hoy los hombres se entusiasman por un partido de futbol. Podrá llegar el día en que sus corazones se inflamen porque mientras están luchando en la calle contra los ataques del capital y resistiendo las cargas policiales, en otro país, con un idioma diferente, hermanos de clase hacen lo mismo, también por ellos, y se comunican en directo alentándose mutuamente. Ese día, que no es para nada imposible, se habrá dado un salto en la humanidad que podrá cambiar el mundo. Hacia ahí debemos dirigirnos y no en la dirección contraria.
Que la reforma laboral forma parte de una estrategia internacional de la burguesía lo demuestra no sólo la reacción que ha tenido sino que en Italia también se disponga el gobierno a sacar adelante su propia reforma laboral y ya la hayan hecho en Portugal. Y todas tienen en común lo fundamental: facilitar y abaratar el despido y presionando así a la reducción de los costes salariales, echar debajo de un plumazo derechos conseguidos desde hace décadas e incluso desde la IIª Guerra Mundial, y que las "democracias" demuestran lo poco que realmente lo son, porque estas contrarreformas se toman a la carrera, sin la posibilidad de un debate social previo e incluso engañando sobre su contenido real como ha ocurrido en España. Son un "golpe de Estado" laboral.
Ahora el PSOE, en la oposición, juega a ponerse del lado de los trabajadores/as contra la contrarreforma laboral porque sabe que las medidas fundamentales y que reclama el capitalismo mundial, las puede imponer el PP, necesita ganar apoyo social para volver al gobierno, y espera hacer su labor a favor de la burguesía recuperando para el parlamentarismo, la vía judicial, y el sometimiento a los sindicatos, la protesta del proletariado.
Dejamos aquí la reforma laboral porque por los medios de comunicación y la campaña sindical, los trabajadores/as ya tendremos suficientes medios para enterarnos con bastante detalle de su contenido.
Retomando la reflexión sobre las convocatorias de Huelga General.
Debiera convocarse una Huelga General para todo el Estado el 29 de marzo, de trabajadores y estudiantes.
La Huelga General de trabajadores/as del sector público y privado y también de estudiantes, con la participación de los parados, el día 29 de marzo, debiera ser una huelga contra todos los ataques de la burguesía y el Estado, al salario, al empleo, al "Estado de bienestar" (educación, sanidad, subsidios, pensiones...) representados por todos los recortes y ataque sufridos hasta ahora, contra la contrarreforma laboral y los Presupuestos del Estado.
¡29 de marzo, Huelga General en todo el Estado. TRABAJADORES Y ESTUDIANTES, UNIDOS CONTRA TODOS LOS RECORTES EN DERECHOS Y EL PARO!
¡CONTRA EL ATAQUE GENERAL DE LA BURGUESÍA Y SU ESTADO, TODOS UNIDOS, TRABAJADORES Y ESTUDIANTES, DEL SECTOR PÚBLICO Y DEL PRIVADO, ACTIVOS Y EN PARO, DE TODOS LOS PUEBLOS DEL ESTADO!
¡NI UN PARADO SIN INGRESOS DEL ESTADO! ¡A QUIENES SE LES HA AGOTADO LA PRESTACIÓN, SU RENOVACIÓN HASTA QUE EXISTA UN EMPLEO PARA ELLOS!
¡CON NUESTROS SACRIFICIOS PRETENDÉIS REDUCIR LOS COSTES LABORALES, EDUCATIVOS Y SOCIALES PARA AUMENTAR LOS BENEFICIOS!
¡VUESTRA SALIDA A LA CRISIS ES RECUPERAR LOS BENEFICIOS A CUENTA DE NUESTROS SACRIFICIOS!
Independientemente de cuantas reivindicaciones se puedan conseguir, lo importante es que tengamos claro que no tenemos por qué sacrificar nuestras condiciones de vida y existencia, nuestros derechos adquiridos o pendientes, por una situación de la que es culpable el sistema capitalista y quienes están interesados en perpetuarlo, a nuestra costa. Si somos "realistas" al modo como ellos quieren, no tendremos más remedio que sacrificarnos.
Pero antes incluso que el 29 de marzo, tenemos otra cita.
El día 8 de marzo de 2012, día internacional de la mujer, pero ante todo, día internacional de la mujer trabajadora, debe tener más que nunca un contenido de clase proletario como lo tuvo en sus orígenes. Contra la discriminación de las mujeres, contra la violencia de género, contra las leyes y prácticas que pretenden condicionar el ejercicio de nuestra sexualidad a los intereses del dominio capitalista y masculino, contra la ofensiva de la burguesía mundial contra el proletariado que perjudicará en especial, como siempre, al sector más vulnerable, el de las mujeres, porque las necesidades de la reproducción y el cuidado de la vida son para el capital costes que pretenderá asumir lo menos posible, sobre todo en situación de crisis.
El 23 de febrero de 1917 (en nuestro calendario el 8 de marzo), las trabajadoras rusas, en plena Iª Guerra Mundial, se declararon en huelga por "el pan y la paz". Cuatro días después abdicaba el Zar y el Gobierno Provisional reconocía a las mujeres el derecho de voto, con lo que se puso en marcha el proceso que llevó a la revolución proletaria de octubre de 1917. Las mujeres hemos demostrado que podemos estar a la vanguardia del movimiento de los trabajadores/as, y cuando es tanto lo que nos jugamos, debemos estar en primera fila.
El próximo gran ataque ya se empieza a apuntar que será, lo solicita la "avanzada" burguesía catalana, el recorte del derecho de huelga. La reforma laboral ha abierto el apetito de la patronal, pide más, hasta cargarse el Estatuto de los Trabajadores, del que esta ley ya es una revisión. Ya están pensando en nuevas exigencias para tener derecho a la jubilación y sobre su cuantía. Y se oyen discursos feroces en las tribunas de las organizaciones patronales por parte de sus más destacados representantes contra las prestaciones por desempleo, para reducir su cuantía y tiempo, extremar los requisitos para obtenerla y facilitar su supresión a la primera oferta de empleo, "como si es en Laponia" y cobrando una miseria (José Luis Feito, presidente de la comisión económica de la CEOE, el 21-2-2012) y encima se lo toman a cachondeo cuando les hacen observaciones críticas. Los más mezquinos, insensibles, cínicos, desalmados y psicópatas de entre la burguesía empezarán a ver abierta la veda del proletario y buscarán ponerse a la cabeza de su clase.
Un hecho de actualidad nos da una idea de lo que podemos esperar, cuando tras la brutal represión policial contra una pacífica protesta de estudiantes (en su mayoría menores de 18 años, adolescentes e incluso niños) en Valencia, contra los recortes en la enseñanza y los impagos que les obligan a llevar mantas a clase porque no hay calefacción, y las previas actuaciones policiales, el jefe de la policía de Valencia, para justificarse, se refiere a ellos como "el enemigo" (¿se ha formado este señor en la Escuela de las Américas, en la doctrina del opositor al que aplicar el tratamiento militar como "enemigo interior"?), y los sindicatos policiales, en una típica reacción de "espíritu de cuerpo" represivo, cierran filas y obligan a las autoridades políticas, al ministro del Interior, que respaldaba en lo fundamental a la policía, a retractarse en cuanto a la existencia de posibles "excesos" policiales y explicar que en realidad se refería "de manera muy especial a los que cometen los radicales y violentos" (¡!), poniendo los requisitos legales por encima del derecho de manifestación espontánea y haciendo referencia como siempre al fantasma de la conspiración de los oponentes y subversivos violentos que en la sombra instigan, engañan y manipulan a los estudiantes ignorantes y descerebrados (El País, 22-2-2012). No mencionan que ellos sí son unos conspiradores, instigadores a la sumisión y sacrificio de la población, incluso con la violencia. Les hace falta muy poco para que se les salte el resorte de la porra mientras a las víctimas las acusan de violentas. Y encima con peticiones de prisión que van ¡de 1 a 3 años! Sin duda tienen de sobra merecida la repercusión internacional del caso y ningún motivo para ir de víctimas y defensores del "orden" para "garantizar los derechos ciudadanos", y bla bla bla. No habrá consideración si no la ganamos con nuestra resistencia, porque como ha demostrado este caso sólo así se consigue que den marcha atrás en la represión soltando a los detenidos y no reprimiendo con la misma intensidad, que el Gobierno central, y también el regional, se anden con más cuidado en evitación de males mayores para ellos. Al PP en el Gobierno central, que también ha tenido bajo su mandato a la Comunidad Valenciana desde 1995, a pesar de las acusaciones de corrupción y del desastre de las cuentas públicas, se le está rebelando la población durante mucho tiempo bastante pasiva. Pensaban que podrían actuar sin límite y el tiro les ha salido por la culata porque miles de personas ocupan las calles protestando contra los recortes, las autoridades del PP y la policía. Y ahí no ha terminado, porque los estudiantes han convocado una huelga general en toda España para el 29 de febrero, lo que ha dado lugar a grandes manifestaciones en la comunidad valencia, en Barcelona (más de 60.000 personas), Madrid, con una mayor participación de estudiantes de menor edad, de profesores y padres de alumnos, y con iniciativas como ocupar una emisora de radio (la SER en Barcelona) para leer un comunicado.
Esto nos demuestra también el gran potencial que tiene la lucha de los estudiantes, sobre todo si se unifica con la de todos los trabajadores/as, tanto del sector privado como público.
El PP en el Gobierno viene lanzando una campaña para presentar al PSOE como una fuerza que está detrás de la "agitación social" incluso con responsabilidad por la violencia en las calles. Si algún dirigente del PP se cree este discurso, sólo demuestra su pulsión dictatorial e inquisitorial, y ese punto paranoico y perseguidor propio de los reaccionarios más cegados por sus prejuicios e intereses. Los más cínicos y en contacto con la realidad saben que es mentira. Pero pretenden tres cosas: 1ª ante los sectores ideológicamente más atrasados de la población trabajadora, intimidarlos más, y demonizar al PSOE para que no se les ocurra votarle; 2ª lanzar el mensaje de que la calle no es un lugar legítimo para protestar y que todo debemos encauzarlo y dejarlo en manos del Parlamento donde, qué casualidad, el PP y sus aliados tienen la mayoría absoluta y por tanto todas las de ganar; 3ª y más importante, prestigiar al PSOE en la oposición para facilitarle la difícil tarea de intentar controlar y llevar a una vía muerta el movimiento de protesta estudiantil y proletario frente a los recortes.
La burguesía necesitaba que el PP y PSOE rinda a favor del capitalismo, cada uno en el papel que puede desempeñar mejor. En el gobierno debe haber un partido que no tema perder una base electoral proletaria, ese es el PP, porque no la tiene, aunque los haya que le voten. En la oposición, un partido con cierta influencia en los trabajadores/as, capaz de "radicalizar" su discurso para mejor ganar su confianza; este no podía ser el PP por mucho que desde la oposición se estuviese declarando últimamente "partido de los trabajadores" (la medida de su desvergüenza y señal de que hacía falta quien desde la oposición desempeñase ese papel), sino el PSOE. Con el PSOE en el gobierno y el PP en la oposición, el juego de "poli bueno y poli malo" no funciona bien, invertida las tornas, mejor.
El PSOE intenta prestigiarse después de haber atacado desde el gobierno y preparado el terreno para la subida del PP, porque no ha cumplido con todo lo que le exigía el capital, pero tampoco ha denunciado la ofensiva del capital internacional y lo que vendría con el PP, y le interesa aparecer en las protestas junto a los sindicatos de estudiantes y trabajadores, con vistas, sobre todo, a la alternancia en el gobierno cuando sea más útil a las necesidades del capital.
En los próximos Presupuestos del Estado habrá más recortes a cuenta de medidas drásticas de "austeridad presupuestaria". A este paso la suma de recortes va a equivaler a una amputación. Supondrán menos gastos sociales, empleo público, paro, descenso de la demanda solvente a cuenta de una reducción de los gastos de mantenimiento de la población trabajadora. El gobierno del PSOE se había comprometido con la Unión Europea a terminar 2011 con un déficit público del 6%, que claramente se ha incumplido. Cada décima del déficit equivale a 1.000 millones de euros. Los últimos datos (lunes 27 de febrero) revelan que el déficit real es del 8,5% (dos décimas por encima incluso por lo previsto por el PP en enero una vez en el gobierno). Para llegar al 4,4% deberían hacer un recorte de 44.000 millones de euros.
La reducción global de los costes salariales (directos, indirectos y diferidos) se logra con la política de austeridad en salarios, en inversiones del Estado (escuelas, hospitales, material sanitario...) y sus servicios públicos y gastos sociales (sanidad, educación, subsidios, jubilación...), que al reducir también la demanda solvente de la población trabajadora, provoca despidos en las micro, pequeñas y medianas empresas sobre todo, además de los que puedan darse en el sector público y en las grandes empresas, presionando más a la baja los salarios.
Sin embargo, la reducción de costes salariales no asegura mayor competitividad. Es muy difícil competir contra salarios como los que deben soportar el proletariado chino y de otros países asiáticos, norteafricanos, latinoamericanos o de los países del Este europeo. Salarios más bajos disminuyen además la demanda solvente interna, pero tanto a los productos nacionales como extranjeros. Si todos los países siguen la misma política para ser más competitivos en el mercado exterior, primero contraerán su mercado nacional, pero verán que el mercado de destino se ha contraído también por la reducción de los salarios en ese país. Si en todas partes se impone la austeridad en los salarios no hay a quien vender exportando. Incluso aunque alguna economía más fuerte, como la alemana, aumente su demanda interna (significaría subir salarios y costes, o el déficit del Estado), no sería suficiente para absorber lo de todos, y puede que las principales beneficiadas fuesen las grandes empresas alemanas que vía la producción en los países con salarios más bajos (por ejemplo, automóviles fabricados en España o países del Este y luego llevados a Alemania) sustituirían con el mercado interno unos mercados exteriores contraídos por el descenso de la demanda.
La Unión Europea absorbe el 40% de la oferta alemana, por lo cual, la recesión en Europa perjudicará la demanda de productos alemanes, pero el problema no será insuperable. Con la reducción de costes, a la industria alemana le va resultar más fácil vender en Brasil, China y otros países, por ejemplo, automóviles.
Alemania, a partir del 2000, tras los problemas creados por la unificación de las dos alemanias, se impuso una política de cierta austeridad en los salarios, aumento de impuestos al consumo para reducir el déficit (se había saltado el 3%), para lograr más competitividad beneficiándose de los bajos intereses del BCE que también impulsaban el consumo y la especulación en otros países europeos como los del Sur. Aunque redujese el consumo interno, podía exportar con tranquilidad y sus bancos beneficiarse de la especulación inmobiliaria en España a través de los créditos a la banca española y el circuito de las titulaciones de la especulación norteamericana. Pero ahora la situación es muy diferente y los demás países no pueden servirse de la receta alemana, porque Alemania también está amenazada por la recesión y no está interesada en financiar a otros países con su consumo privado y estatal, subiendo salarios, bajando impuestos o aumentando el gasto público. Hasta 2007 España tenía un bajo nivel de deuda, Alemania tardó cinco años en volver al 3% pero ahora presiona para que en un contexto internacional mucho peor los demás países hagan el esfuerzo -a costa de los trabajadores/as- con mucha mayor rapidez que ella tratándolos, ante su pueblo, de despilfarradores, cuando la deuda pública acumulada de Alemania supera el 80% del PIB mientras la española es del 70%.
Los países europeos de la zona euro, al no poder devaluar su propia moneda para lograr una ventaja competitiva por el tipo de cambio con otras favoreciendo así sus exportaciones, encareciendo las importaciones, fomentando el consumo de mercancías producidas en el propio país, forzosamente deben recurrir directamente a la reducción de los costes salariales. Eso es lo que pretende la ley de reforma laboral en España, una devaluación no de la moneda sino del valor de cambio del proletariado. Esta estrategia conviene sobre todo al gran capital internacionalizado, que así no sólo se hace más competitivo fuera, sino que internamente también reduce de verdad costos, no se pone dificultades cambiarias a la importación, y no se protege por el tipo de cambio a la burguesía media y pequeña que tiene en el consumo interno su principal o único mercado, con lo que favorece su eliminación por la reducción de la capacidad de consumo de los trabajadores/as, la competencia de la grandes empresas y con ello la concentración del capital.
Si actualmente hay una cierta especialización por países en los productos de mayor "valor añadido" (investigación, tecnología, trabajo cualificado), al orientarse todos hacia ese tipo de producción, porque la vía de únicamente reducir de costes salariales está perdida frente a potencias como China, India, Brasil, etc., se agudizará la competencia entre empresas y países y por tanto las tensiones entre Estados ricos. Esto es algo que no conviene a quienes tienen hoy la mayor ventaja competitiva, como es el caso, en la zona euro, de Alemania y otros países nórdicos. Que en España, los últimos gobiernos del PSOE y del PP hayan extendido el tijeretazo presupuestario al apoyo a la investigación científica y a la innovación empresarial sólo se entiende si se piensa en una presión ejercida por los países más poderosos para que España se resigne a su lugar en la actual división internacional del trabajo. División que se verá reforzada por la naciente y creciente tendencia en los jóvenes más cualificados a emigrar a países donde puedan ejercer con sus conocimientos y se les paguen salarios superiores a los españoles. Una visión que existe entre expertos alemanes es que España no debe volver a cometer la locura del "boom" inmobiliario, pero sí centrarse en aprovechar mejor sus posibilidades para el turismo. No hay que preocuparse, la bandeja ya nos la venderá su industria del metal. Con el socialismo habrá una especialización racional, pero nada que signifique generar una desigualdad social para que unos sean unos privilegiados.
En situación de crisis, con una reducción de la demanda privada (empresa y trabajadores/as) y con un presupuesto del Estado a la baja y una autolimitación del déficit por lo cual no puede utilizar los recursos keynesianos anti-cíclicos para estimular la demanda con sus inversiones y pedidos, seguro que se bajan los costes de mantenimiento de las masas trabajadoras, se hace más competitivo frente al resto del capitalismo mundial (EEUU, Japón, China...) e impulsa la concentración de capital, pero con un alto riesgo de lanzar el capitalismo por una pendiente sin freno al pasar de un largo ayuno a la anorexia.
La política de la zona euro de reducción drástica del déficit público, dado sus efectos secundarios indeseados para sectores importantes de la burguesía y más en unos países que en otros, debe entenderse también como el resultado de la relación de fuerzas entre el capital de los diferentes países, imponiéndose en este caso ante todo los intereses del gran capital alemán y un poco en segundo plano, el francés.
El cierre del grifo del crédito fácil y la reducción de costes salariales (interesa ante todo a grandes empresas dedicadas a la venta en el mercado externo) al reducir la demanda interna condenará sobre todo a microempresas, pequeñas y medianas empresas, salvándose las que con la reducción de costes se hayan hecho más competitivas. Eso provocará más paro con el consiguiente descenso de la demanda solvente que afectará en especial nuevamente a ese tipo de empresas, porque las grandes tienen más posibilidades de aguantar, tanto más si son ramas imprescindibles como la energía, alimentación, banca... La desaparición de empresas micro, pequeñas y medianas aumentará el poder de las grandes, la concentración del capital. Por ejemplo, en muy pocos años se está produciendo una gran concentración del sector de la industria agroalimentaria y de los grandes distribuidores de alimentos, a costa del proletariado agrícola y de la pequeña y mediana empresa.
La reducción de los costos salariales totales (en el sueldo directo, indirecto como sanidad y educación, diferido como el subsidio por desempleo o la pensión de jubilación) beneficia por tanto sobre todo al gran capital, es un medio para aumentar beneficios en especial si puede permitirse mantener precios altos por su posición casi de monopolio.
La reducción de los gastos sociales del Estado en servicios como educación, sanidad, pensiones, atención a personas dependientes, etc., la tendencia a su privatización, permitirá que el capital haga más negocio con esos servicios a la vez que reduce el salario total de los trabajadores/as. La suspensión de los servicios del Estado no aumentará sin embargo los salarios directos y con estos deberemos costearnos la enseñanza y seguro médico privados, planes de pensiones de la banca, etc. El resultado será que muchos no podremos hacerlo y deberemos conformarnos con servicios públicos de peor calidad que en la actualidad y los que puedan será pasando al capital una parte de su ya menguado salario, por un servicio que tampoco será mejor que hoy (véase el caso de los EEUU) pues la empresa que lo preste buscará ante todo el beneficio. Al obtener menos por nuestro salario, a cambio del mismo trabajo, de hecho se nos paga menos aunque se mantenga el mismo nominal, con lo cual ha aumentado la parte de trabajo no pagada, la plusvalía, aunque no haya una variación del beneficio nominal en la empresa que nos emplea, pero sí real porque si ahora nos pagase lo que corresponde, más para obtener lo mismo que antes, el beneficio sería menor. Significa a fin de cuenta que habrán disminuido los recursos destinados al proletariado por el capitalismo, que es de lo que se trataba. Otra desventaja es que nos dividirá, pues cada uno deberá "buscarse la vida" frente a las empresas de servicios (compañías de seguros médicos, bancos con fondos de pensiones, escuelas y universidades privadas, residencias de ancianos, etc.) y no podremos hacer frente común frente a la patronal y el Estado exigiendo unas mejores y mayores prestaciones sociales, fomentando de esta manera el individualismo y debilitándonos, lo que forma parte del plan de derrota.
Es una vuelta a la "economía real" que para el capital, necesitado de beneficios, sólo puede conseguirse, en última instancia, sacrificando los costes salariales totales, sea en el salario directo, en los gastos sociales, en todas las formas de mantener a los trabajadores/as.
La reducción de los gastos y personal en la educación, sanidad, servicios como hostelería, etc., disminuirá los costes salariales totales destinados por el capital a la población trabajadora. El aumento de la masa de parad@s presionará a la baja los salarios. Los recortes salariales y despidos en el sector público, el supuestamente privilegiado y seguro, deben abrir camino a todavía más sacrificios en el sector privado. El "Estado benefactor" y la "sociedad de consumo" para los trabajadores/s, quedarán reducidos a vestigios del pasado.
Pero a medio y largo plazo el efecto de estas medidas será la tendencia permanente del capitalismo a la sobreproducción que se agudizará al socavar la demanda solvente por el recorte a los costes salariales totales y al existir apenas mercados extra-capitalistas solventes (potencialmente quedaría algo del campesinado chino para la industria china, que también estando aprovechando África gracias a sus mercancías baratas), absolutamente incapaces de soportar una nueva fase expansiva del capitalismo como la que se conoció tras la II Guerra Mundial y no digamos, en el siglo XIX.
Si se diese un gran avance tecnológico que permitiese un aumento de la productividad, reduciendo los costes salariales, podría incluso hacer partícipe al proletariado, permitiendo que aumentase su consumo, pero persistiría en lo fundamental el problema de la demanda solvente porque todo el mundo está ya dominado por el capitalismo, no quedan mercados exteriores al mundo capitalista significativos, capaces de absorber el excedente de una producción mucho más elevada y que no pueden consumir las empresas, el Estado, la burguesía, el salario de los trabajadores/as y la pequeña burguesía integrada en el entramado del capitalismo. Ya veremos en otra sección de este texto como todos esos recursos ya los utilizó el capital entre el final de la IIª Guerra Mundial y la crisis de los 70, y los apuró al máximo con el endeudamiento y la globalización desde los 90 hasta esta crisis. Países que no hace mucho tiempo estaban muy subdesarrollados, debido a la expansión del capitalismo en busca de beneficios, han acabado por industrializarse y pasado a competir con las que han venido siendo primeras potencias industriales. Si no quiere padecer de la crisis de sobreproducción, padecerá de la crisis de sobreacumulación por un exceso de capacidad productiva, sin utilizar, que lastrará la tasa de ganancia. El capitalismo se ve condenado a fracasar por éxito.
El discurso sobre el pleno empleo ya ha pasado a la historia. Ya ni lo mencionan porque la perspectiva es a lo sumo la creación de empleo precario y de jornada reducida con un salario más reducido aun y con otra pérdida de derechos (ahí está el modelo alemán de los "mini-jobs" -mini empleos- que quieren exportar a todas partes para disfrazar las estadísticas de paro y abaratar el trabajo y que a la patronal CEOE le gustaría imponer en España). El uso creciente de maquinaria, la robotización y la informática, harán sobrante una mayor cantidad de capacidad de trabajo viva, tanto física como intelectual, cualificada.
La burguesía europea que exige crecientes sacrificios no olvida el discurso ritual sobre la creación de empleo con refritos de recetas de hace años (1997) que han servido para muy poco. En la cumbre europea del 30 de enero 2010 que acordó el déficit para 2020 que seguidamente comentaremos, se han hecho declaraciones de intenciones sobre la necesidad de fomentar el crecimiento y proyectos que por la prensa fiel han sido recibidos con bombo y platillo para crear falsas esperanzas, pero incluso algún comentarista nada sospechoso de radicalismo izquierdista las califica de tomadura de pelo y demagogia (Xavier Vidal-Folch, El País, 31 enero y 2 de febrero).
Con la capacidad productiva existente se podrían satisfacer las necesidades de todos, pudiendo destinar los esfuerzos humanos a la prestación de más servicios, como cuidados médicos, a los ancianos (envejecimiento de la población), etc. Con una buena planificación, conseguiríamos reducir del tiempo laboral anual sin disminución del nivel de vida. Esto sería una economía organizada y al servicio de los trabajadores/as.
Pero esto no es factible en el capitalismo pues su finalidad no es administrar la capacidad de trabajo existente para obtener los bienes y servicios necesarios para todos a la vez que se procura reducir el tiempo de trabajo, sino algo retorcido y perverso, conseguir beneficios, dinero, para obtener más beneficios, y eso exige una gestión de los recursos materiales y humanos muy diferente: unos trabajan más por menos, otros trabajan menos pero por mucho menos, y el resto sobrante empeora más y más sus condiciones de vida; con un conflicto permanente entre la necesidad reducir al máximo los costes de mantenimiento del trabajador (para producir trabajo no pagado o plusvalía) y tener consumidores solventes (para realizar, con la venta, la plusvalía en forma de beneficio).
Y esto es sólo el comienzo.
La burguesía de la zona euro, con visión estratégica, ha acordado (30-01-2012) aprobar en cada país miembro en muy poco tiempo (no en 2019) mediante reformas constitucionales, la llamada regla de oro del Tratado Intergubernamental, consistente en que el déficit estructural anual del Estado no sobrepase el 0,5% del PIB a partir de 2020, con sanciones muy importantes en caso de incumplimiento. Ya el 29 de agosto de 2011 en España, el PP y el PSOE (todavía en el gobierno) acordaron para la próxima reforma del artículo 135 de la Constitución, que ésta se remitiría a lo que acordase la Unión Europea, pero adelantándose lo fijaron en el 0,.4% del PIB, "déficit estructural global máximo" repartiéndose en un 0,26% para el gobierno central, 0,14% comunidades autónomas, y 0,0% entidades locales o ayuntamientos, y que para considerar ese saldo estructural no se tendría en cuenta "los ingresos y gastos públicos relacionados con las expansiones y recesiones normales de los ciclos económicos, garantizando así la sostenibilidad a largo plazo de los servicios públicos esenciales". Entiéndase que "servicios públicos esenciales" no es lo mismos que todos los gastos sociales. Pero una vez en el gobierno el PP quiere imponer el "equilibrio o superávit" es decir, déficit cero para todos, y el 0,4% será en caso muy excepcionales como reformas estructurales con efectos presupuestarios a largo plazo, catástrofes, recesiones económicas o emergencias, es decir, que ni siquiera una época expansiva permitiría llegar al 0,4%, ni siquiera para mantener servicios públicos, pues el déficit sería el 0,0%.
Discusiones menores aparte, aunque tengan su relevancia en la práctica, el PSOE y la socialdemocracia europea saben que con este acuerdo, sea el 0,5% o el 0,4% y se interprete como sea, han sentenciado el "Estado de bienestar" especialmente en los países más débiles de la UE, vistas las perspectivas de la crisis y del futuro a medio plazo, y la política fiscal imperante que cargará los impuestos sobre todo en los trabajadores/as y la pequeña burguesía. La socialdemocracia ya dejó de ser un peligro para el capitalismo desde principios del siglo XX como muy tarde. Después abandonó lo que le podía quedar de retórica marxista y se limitó a cultivar el "Estado de bienestar" pasando a sacrificarlo al "neoliberalismo" capitalista desde hace tiempo y más a partir de ahora.
El acuerdo de la burguesía de la zona euro tiene relación, aunque no lo digan, con las previsiones para las próximas décadas, porque ese déficit se conseguirá recortando los gastos sociales y con ello los gastos totales de mantenimiento de la población trabajadora, o lo que es lo mismo, el salario total (menos salario indirecto y diferido del Estado acompañado al inferior directo en las empresas).
Para la década de 2030 se avecina un aumento brutal de los costes energéticos, por su escasez y complejidad debido al final de la era del petróleo (próxima del gas natural y del carbón).
Se prevé que la electricidad (aportada ahora también por la energía eólica, solar y termosolar) tendrá un peso mucho mayor que hoy entre los recursos energéticos, pero para 2030 su coste habrá aumentado un 50% con respecto a 2005. Y hay previsiones de que para 2050 la subida del precio de la electricidad podría llegar a duplicarse (El País, "Bruselas busca la fuente de energía perfecta", lunes 12 diciembre 2011). A partir de 2050 el panorama del petróleo, gas natural, uranio, carbón, será desolador.
La crisis del petróleo de 1973 y 1979 (su encarecimiento) será recordada como un ligero constipado, con nostalgia. Entonces sirvió para desviar la atención de la verdadera crisis, la de sobreproducción de mercancías, agotamiento de mercados solventes, bajada de la tasa de ganancia, ya avistada en 1967, y para echar la culpa de sus consecuencias a los países de la OPEP, en particular, a los árabes. La especialidad de la burguesía, buscar cabezas de turco para desviar la atención de las verdaderas causas: el régimen asalariado del trabajo.
Y con la futura crisis, querrán culpar a las limitaciones de la Naturaleza, las dificultades técnicas, los costes, etc., en lugar de al sistema despilfarrador que nos conducirá a eso, porque percibe los combustibles como mercancías y meros costes en la tarea de explotar el trabajo vivo, en lugar de recursos que la Humanidad debe gestionar pensando también en su porvenir.
Esa futura crisis de la energía (escasez y encarecimiento) en los términos de las cuentas del capital se traducirá en un aumento de los costes de todo lo que depende de la energía y por tanto de los precios. En épocas previas importantes inversiones en mejoras en materias primas, energía, maquinaria, etc., se veían compensadas por una mayor productividad y por tanto explotación efectiva del trabajo vivo. Ello permitía un reparto desigual de las ventajas del aumento de la productividad, dando más beneficios al capital por el aumento del trabajo no pagado -plusvalía- pero también una mejora en el nivel de vida del proletariado por el abaratamiento de las mercancías. Incluso se llegaba a un abaratamiento de los medios de producción gracias a su mayor producción, a la extensión del aumento de la productividad que también afectaba a su generación.
En lo esencial, podemos decir que una jornada laboral se divide en tres partes: los costes de capital (pabellones, energía, materias primas, maquinaria...), los costes laborales (salario directo, indirecto y diferido) y el beneficio. El salario cubre el valor de lo que cuesta mantener al trabajador/a. Sin embargo su trabajo tiene un valor superior al de su mantenimiento. Pero este valor que excede no se le paga y corresponde -en este símil- a la tercera parte de la jornada, la del beneficio. Ese plusvalor no pagado, origen de la ganancia, se llama plusvalía. He aquí el secreto del beneficio que la burguesía está tan interesada en negar.
Si a causa de la crisis de la energía aumentan todos los costes (de capital y laborales) y se obtiene la misma producción, se reduce la parte de la jornada no pagada al proletariado y con ella el margen del beneficio. El capital deberá compensarlo con una disminución del salario y un aumento de la jornada e incluso de los días laborales, obteniendo así una mayor explotación del trabajo.
Para amortiguar el impacto de los costes sobre los beneficios, el capital necesita reducir los costes totales del mantenimiento del proletariado. No se puede conformar con disminuir cada vez más desde ahora el salario directo y aumentar los impuestos a los trabajadores/as. De ahí el interés por suprimir lo más posible desde ahora los gastos sociales del "Estado de bienestar" para llegar a la década de los 30 en mejores condiciones para el beneficio.
El pacto de contención salarial firmado en España entre los dos principales sindicatos y la patronal (25-1-2012) antes mencionado, tiene un aspecto muy interesante relativo al aumento del coste de la energía que parece un preludio de lo que vendrá en el futuro. Aceptan los sindicatos que si el coste de la vida sube más del 2%, pero el petróleo lo ha hecho en más de un 10% en el año, se reste al índice del coste de la vida lo que aportan los carburantes y los combustibles, de modo que el índice que se tomará como referencia para las revisiones salariales no será el real, sino el amañado al eliminar el aumento del coste en combustible. La revisión ya no será sólo por debajo de la inflación real, sino por referencia a una inflación falseada a la baja (El País, 25-01-2012).
Esto es un indicio más de que lo que ya está ocurriendo forma parte de un plan estratégico de la burguesía que también tiene en cuenta el escenario de la década de 2030 de la crisis energética con aumento de costes sin contrapartida en productividad. Y ya vemos el papel que están dispuestos a jugar los representantes sindicales. ¡Para que vayamos espabilando y teniendo una visión estratégica!
Para la década de los 30 debiera ser un residuo el "Estado de bienestar" generado durante los "30 gloriosos".
Esa época revelará claramente lo engañosa que es la impresión surgida sobre todo en los países ricos de que se ha superado la centralidad de la industria en el capitalismo, debido al desarrollo del sector servicios y a la deslocalización de la industria trasladada a otros países que permiten más beneficios. A grandes rasgos se puede decir que es en la industria donde se extrae la plusvalía y salvo el sector servicios que es auxiliar en esa explotación (financiero, administración, asesoramiento jurídico del capital, seguros, transporte de mercancías, cuerpos represivos...) el resto de los servicios corresponde sobre todo al coste en el mantenimiento de la fuerza de trabajo (desde la sanidad, hasta el ocio) y por ello es, para el capital, más prescindible o reducible. Recordemos el caso, excepcional por extremo, de la explotación por los nazis del trabajo esclavo en industrias clave para el esfuerzo militar, pura extracción de trabajo no pagado hasta la muerte por agotamiento de los trabajadores/as.
Pero eso agudizará el circulo vicioso de una menor capacidad de consumo de los trabajadores/as (menos salario real, menos tiempo libre para dedicar al consumo), mayores dificultades para la venta de toda la producción, que no se podrá compensar totalmente con el aumento del consumo de lujo por la burguesía; por tanto el germen de crisis repetidas y crecientes de sobreproducción de mercancías con respecto a la demanda solvente o de sobreacumulación de capital al que no se le saca todo el rendimiento, de dinero que no encuentra en la producción una inversión atractiva, lo que pretenderá eludir con la especulación, en particular de burbujas tecnológicas prometedoras de bajos costes en la energía y maravillosos aumentos de la productividad, que acabarán estallando y agravando la crisis latente.
Será la fase de Decrecimiento capitalista: escasez y encarecimiento de energía y materias primas, también del crédito ante unas malas perspectivas de futuro, reducción de salarios, cierre de pequeñas y medianas empresas, mercados solventes (con dinero) estrechándose, contracción del capitalismo, máxima concentración del capital (mucha menos pequeña y media burguesía), enorme tasa de desempleo o subempleo, miseria y hambrunas.
El futuro de las mujeres, con esta perspectiva de evolución del capitalismo, también puede empeorar notablemente. Lo mismo que se perderían derechos históricos del conjunto de proletariado, podríamos conocer un retroceso en particular de los femeninos. Con el capitalismo no hay garantías de conquistas para siempre. Ante el alto nivel de paro y subempleo, que castiga en especial a las mujeres, no sería la primera vez que se empujase a las mujeres a la "vuelta al hogar" o a conformarse con empleos a tiempo parcial y salarios mínimos con la excusa de "conciliar" la vida laboral y familiar. Esta división y discriminación dentro del proletariado contribuiría a su debilitamiento y derrota al desviar a esa "solución" del paro lo que debiera ser el cuestionamiento del régimen asalariado del trabajo y desviar el resentimiento social de los varones contra el capital hacia el dominio de las mujeres. El trabajo femenino doméstico, como trabajo no reconocido, facilitaría la reducción de los costes de mantenimiento del proletariado masculino y por tanto el aumento de la plusvalía. Además, el envejecimiento de la población podría llevar a presionar a las mujeres para tener más hijos y desde antes, sobre todo si se prevé en un horizonte de dos décadas una intensificación de las tensiones internacionales en la lucha por recursos y mercados, para disponer de hombres y mujeres jóvenes para la guerra. El peso que en algunos países occidentales pueda seguir teniendo el islam (Francia, Gran Bretaña, Alemania...), podría convertir algunas de sus pretensiones patriarcales no en algo trasnochado, sino funcional a los nuevos tiempos, apoyado por el cristianismo, en particular el católico, y su política sexual y familiar. El aborto puede ser prohibido. Dada la liquidación del Estado de bienestar, las viudas volverían a quedar amparadas sólo con una miseria y la protección de su descendencia. Si para el conjunto del proletariado el capital no garantiza la permanencia de las conquistas que ha costado décadas alcanzar, tampoco para su sector femenino.
Y esto no es lo peor.
Como la burguesía mundial viene demostrando una y otra vez, la última, el fracaso de la Cumbre del Clima de Durban (Sudáfrica), el imperativo del beneficio sobre las necesidades humanas y la vida en el planeta, hace imposible que sea capaz de enfrentar la crisis medioambiental del Cambio Climático, con las consecuencias que ello acarreará también sobre los recursos mundiales (agua dulce, agricultura, etc.), las consiguientes catástrofes económicas y sociales y el riesgo de guerra por la escasez de esos recursos.
Si estamos viviendo una gran crisis, el fin de una era, lo que se nos vendrá encima si no lo impedimos es la Mega-Crisis de la civilización capitalista.
Aunque ahora no lo parezca, ya tenemos un precedente reciente con la invasión de los EEUU en Irak motivada sobre todo por el petróleo y el afán hegemonista de los EEUU, y los múltiples casos en décadas anteriores, incluidas dos guerras mundiales, como para prever el aumento de tensiones entre países y potencias por asegurarse el abastecimiento de recursos energéticos, alimentos, agua dulce, minerales raros, mercados para su producción..., que se puede trasladar al plano militar, disponiendo de las armas de destrucción masiva que ya conocemos y las que puedan surgir en tanto (lo último, la posibilidad de convertir el virus aviar H5N1 en un agente pandémico mortífero, el arma biológica final que ni la ciencia-ficción había imaginado -El País, 5-2-2012-). Se empieza aceptando los recortes por la "competitividad" y se puede terminar aceptando que te sieguen la vida por la "rivalidad" armada. Para todo ello necesitan un grado importante de sometimiento de la población al "interés nacional" que permita arrastrarla a los esfuerzos y sacrificios, tanto económicos como de la guerra.
Los sectores más lúcidos y formados de la burguesía son conscientes de este horizonte y de la necesidad de empezar a asestar desde ahora al proletariado y las masas trabajadoras de todo el mundo una gran derrota para imponerlo y seguir ellos disfrutando de su posición privilegiada y de dominio. Lo hicieron con el "neoliberalismo" y la globalización. Esto no lo van a dejar a la improvisación sobre la marcha. Las pruebas más evidentes son la subordinación de los salarios a los costes de los combustibles, los planes de reducción del déficit del Estado (contra los gastos sociales) y las contrarreformas en el "mercado de trabajo" (salarios, productividad, flexibilidad, negociación colectiva, contratación, indemnizaciones...) para las que ya se dan unos plazos y que deben instaurarse en las constituciones y leyes en poco tiempo.
No nos dejemos engañar por los "expertos" y tecnócratas de la burguesía. Ellos, desde las grandes empresas, agencias de calificación, bancos centrales -incluido el BCEuropeo-, FMI, Banco Mundial, OCDE, gobiernos y premios Nobel de economía... nos han conducido hasta esto a pesar de las señales de alarma y avisos de muchos. Presos del imperativo del beneficio que impone la Mercancía e incentivados por su codicia, nos llevarán hasta donde nos tememos porque sólo se puede prolongar la decadencia del capitalismo senil a costa de vampirizar a la Humanidad y provocar la metástasis cancerosa para el planeta con la degradación medioambiental y el Cambio Climático.
En los años 90 los apologistas del capitalismo pretendían que con él ya había llegado el "fin de la historia" como si tuviésemos capitalismo por la eternidad. Hoy ya reconocen muchos que el capitalismo tiene los siglos contados. Muy malo sería nuestro futuro si tan largo se lo fiásemos. Ha demostrado hasta la saciedad, a costa de las penalidades de la mayoría de la Humanidad y sobre millones de muertos en represiones, guerras y hambrunas que es un sistema que debe tener los siglos contados, pero hacia atrás, porque con lo que nos puede causar en el presente siglo, no debe pasar de ahí, ni siquiera de la década de los 50, al menos en gran parte del planeta. Todavía la mayoría de la población no lo juzga así por falta de perspectiva histórica, pues apenas sentimos el coste que viene suponiendo el capitalismo para la Humanidad porque los muertos no pueden quejarse. Por eso es importante que recuperemos nuestra memoria histórica.
El capitalismo no tiene remedio porque por muchas reformas que se le hagan conserva lo substancial y que determina lo principal de su funcionamiento, es decir, el régimen asalariado del trabajo, el beneficio a partir del trabajo no pagado. Esto, que es a la vez la cualidad (acumulación genera crecimiento), el pecado original y el límite histórico a la existencia del capitalismo (insuficiente demanda solvente, tasa de ganancia que tiende a reducirse con inversiones crecientes, ausencia de planificación centralizada democrática que condena al caos del mercado o del burocratismo estatal), antes o después provoca crisis económicas que esencialmente son el mismo fenómeno, una crisis en la explotación del trabajo no pagado o plusvalía, pero que tiene diferentes facetas, según se observe y según destaque una de ellas, con muchas combinaciones posibles según el proceso histórico concreto. Estas facetas son: sobreacumulación, sobreproducción, financiera.
La sobreacumulación de capital, o nivel de inversiones que no consigue la tasa de ganancia (masa de beneficio por trabajo no pagado dividido entre la inversión total -medios de producción y salarios por trabajo vivo-) buscada y que está infrautilizado, por tanto es un capital acumulado excesivo para las posibilidades de revalorización del capital. El aumento de la inversión no suele ser tanto en trabajo vivo, como en plantas y maquinaria cada vez más sofisticada, muchas veces más cara, cuyas ventajas en aumento de productividad, aunque efectivamente incremente el trabajo no pagado (la masa de ganancia, al aumentar la tasa de plusvalía o sea la relación entre trabajo no pagado y sí, es decir, la tasa de explotación), pueden no ser suficientes para mantener o ascender la tasa (porcentaje) de ganancia (con respecto al total de la inversión). Sobre todo si los trabajadores/as consiguen con su presión aumentos de salario que recortan el trabajo no pagado extra logrado por el aumento de la productividad, de modo que incluso habiendo aumentado la tasa de explotación, la masa de ganancia, no se consigue mantener ni ascender la tasa de ganancia y compensar la mayor inversión total. O porque no se puede aprovechar toda la capacidad productiva existente debido a la situación de un mercado ya saturado o limitado para esa mercancía en concreto. El capital, no busca sólo aumentar la masa de sus ganancias, sino aumentar el porcentaje (tasa) de ganancia con respecto a la inversión total. Cuando esto no se logra, se desincentiva la inversión y se busca cómo obtener la tasa previa.
Esto lleva al cese de la inversión, lo cual se traduce en cese de la producción, despidos de trabajadores/as que a su vez desaparecen como demanda solvente lo que impide que se puedan vender todas las mercancías que ya se han producido (en el mercado se muestra como sobreproducción en relación a la demanda solvente), lo que a su vez provoca despidos de más trabajadores/as, que empresas y trabajadores/as no puedan pagar los préstamos a los bancos que dejan de dar crédito ante las perspectivas económicas (crisis financiera), que el Estado entre en déficit porque con la crisis no le entran ingresos y aumentan sus gastos (crisis fiscal), toda una reacción en cadena y generación de círculos viciosos. Cuando se ha eliminado suficiente competencia, abaratado los costes, en especial los salariales y se puede comprar a precio de saldo los medios de producción de la competencia e introducir innovaciones tecnológicas o en la organización del trabajo que favorezcan el incremento de la productividad, y a poder ser, se abre la posibilidad de vender en nuevos mercados exteriores gracias a una mayor competitividad en costes, se reúnen las condiciones para un relanzamiento.
Se da así la paradoja cruel nunca antes conocida por la Humanidad, de que cuando más recursos materiales existen (maquinaria, etc.), se destinan a la inactividad, los trabajadores/as no pueden utilizarlos y son condenados a empeorar grandemente sus condiciones de vida al no poder acceder por falta de salario ni a lo que ya está producido, por mucho que lo necesiten (alimentos, vestidos, vivienda...). En este sistema social la mayor escasez puede ser provocada por la mayor abundancia, a causa de que lo que da sentido a su existencia no es la satisfacción de las necesidades humanas con los recursos disponibles, sino conseguir ese subproducto que es el beneficio monetario. Afortunadamente el Mercado, nos dicen, escribe recto en renglones torcidos.
La crisis de sobreacumulación puede ser también expresión de una crisis de sobreproducción contenida. La sobreproducción se puede expresar en importantes stocks sin salida (mercancías almacenadas, viviendas terminadas y sin compradores suficientes...) o también, por ejemplo cuando se usa el sistema de "Justo a tiempo" que evita los stocks, en la ausencia de pedidos porque el mercado ya está saturado no quiere más. Lo que ocurre entonces es que existe una capacidad de producción que no se usa (exceso o infrautilización), tanto de maquinaria como de trabajo vivo, con lo cual bajará la tasa de ganancia, pues hay unos gastos fijos y sin embargo los beneficios se han reducido; se da por tanto una sobreacumulación de capital con respecto a los beneficios y las posibilidades de absorción del mercado.
La crisis de sobreacumulación también puede entenderse como la acumulación de capital que luchando contra la tendencia al descenso de la tasa de ganancia, para rentabilizarse aprovecha su capacidad productiva al punto que lo hace por encima de la demanda solvente, o crisis de sobreproducción, con lo cual no puede obtener el capital la tasa de ganancia prevista, por lo que existe una sobreacumulación de capital.
Aunque todas sean facetas más o menos acusadas del mismo fenómeno, si queremos diferenciarlas más podemos caracterizar cada una de ellas por lo siguiente.
La crisis de sobreacumulación es básicamente una crisis en la producción, extracción, de la plusvalía, de la tasa de ganancia. La crisis de sobreproducción, sin embargo, una vez obtenido el trabajo no pagado o plusvalía, es una crisis de realización de la misma, es decir, de conversión de un beneficio en estado latente, en un beneficio utilizable por el capital al transformarse en dinero gracias a la venta. La crisis financiera, es el resultado de responder a ambas crisis y lo específico es que se trata de una crisis en la circulación de la plusvalía, en forma de crédito y de su devolución, y de la pretensión de generación de más beneficio que sin embargo no tiene el respaldo de una plusvalía real.
Puede también decirse que en la esfera de la producción se manifiesta como sobreacumulación, en la del mercado como sobreproducción, y en la de la circulación del dinero, como financiera.
La sobreproducción de mercancías y servicios, a la que se llega por la detección de una sobreacumulación o porque no deteniéndose ahí, los diferentes capitales, con grandes inversiones que aumentan la productividad y que deben ser rentabilizadas con un incremento de la producción, compitiendo por aumentar la cuota de mercado y la tasa de ganancia, inunda el mercado que sin embargo no tiene una demanda solvente (con dinero) capaz de comprarlo todo, aunque puede que la población trabajadora tenga necesidad de ello. También puede ser por una desproporción entre los diferentes sectores (I y II) y ramas de la producción cuya razón puede ser un desajuste entre demanda y oferta por ausencia de una planificación, u obedecer a las urgencias de buscar beneficios, o al verse impulsado un sector por un proceso especulativo, como en el caso de las burbujas inmobiliarias ("el ladrillo") con la producción de viviendas, residencias, etc., que no tienen comprador solvente posible.
Sea cual sea la razón, la plusvalía, o trabajo no pagado, se produce durante el proceso de trabajo, pero es inútil para el capital si no se realiza en forma de dinero-beneficio con la venta; hay explotación en el trabajo, pero no hay beneficio al no venderse. Como al no venderse toda la producción no se recupera (completa o parcialmente) la parte del beneficio y tal vez ni toda la parte de los costes, no tiene sentido o ni siquiera se puede mantener el mismo volumen de producción, o para obtener un margen de beneficio hay que reducir la masa salarial, lo cual conduce a despidos en la plantilla. Por la imposibilidad de vender toda la producción se llega a un problema con la tasa de ganancia, inferior a la esperada, lo que desincentiva la inversión añadida y el uso de todo el potencial productivo (sobreacumulación). Al generalizarse esta "solución", el paro producido y los empleos nuevos que ya no se generan (los que terminan los estudios se convierten en demandantes de empleo), el paro reduce la demanda solvente generándose el círculo vicioso que lleva a nuevas restricciones de la producción y de los costes, que aumenta el paro que a su vez disminuye la demanda solvente y... Esto afecta también a la banca por los préstamos a las empresas, a los particulares y al Estado.
La incorporación de la mayor parte del planeta al sistema capitalista (la última fase, la globalización, China, India...) hace que se extingan los mercados exteriores al sistema (países semifeudales, como los propios de la época del imperialismo colonialista, campesinado independiente de los países desarrollados) que servían para absorber los excedentes de la producción invendible en los países capitalistas, con lo cual aumenta el riesgo latente y permanente de una crisis de sobreproducción. En el siglo XIX China se vio obligada por la fuerza de las armas incluso a comprar a los ingleses una droga como el opio que embrutecía a su población. Ahora es China la que invade el mundo (tanto Occidente como África) de mercancías competitivas y se dispone a aprovechar en lo posible su mercado interno campesino y proletario aunque para ello deba ceder algo a que aumenten sus ingresos.
La crisis financiera, bien como consecuencia de las anteriores o como factor inductor. Los bancos obtienen sus beneficios invirtiendo en empresas como otro accionista cualquiera y por tanto cobrando en los dividendos de los beneficios, plusvalía por el trabajo no pagado. Cuando prestan dinero a una empresa, lo hacen en buena parte con la plusvalía que permanece ingresada en el banco por sus clientes o por los ahorros de los trabajadores/as y clases medias. El interés que cobran es pagado por la empresa con la plusvalía de sus trabajadores/as. Si el prestatario es un trabajador/a para la compra de un vehículo o de una vivienda, el interés es una parte del salario, una forma de plusvalía. Otro tanto se pueden decir de las comisiones y otros cobros abusivos por diversos conceptos con los que los bancos cargan a sus clientes. También hay una parte no pagada del trabajo de sus propios empleados.
Por diversas causas que en última instancia remiten a la propiedad privada y la necesidad de explotar el trabajo vivo en un marco de competencia entre empresas capitalistas, los bancos pueden estar faltos de liquidez o de solvencia y por ello paralizarse el crédito a las empresas (no pueden cobrar por adelantado lo que les deben sus deudores, ni tomar a préstamo para pagar a sus proveedores, ni para abonar las nóminas de mes) y particulares, conduciendo a la crisis de la economía productiva.
Las crisis financieras también pueden provenir de un intento de evitar la de sobreproducción de bienes y servicios al aumentar la demanda solvente gracias al crédito a las empresas y los particulares; o de eludir la de sobreacumulación de capital desviando la inversión a mercados que ofrezcan la rentabilidad buscada.
El crédito a las empresas, a los particulares y al Estado alimenta la producción y el consumo. Llegado un punto, el crédito no es solicitado para una producción que no interesa comprar por su naturaleza o por excesiva, con lo cual no puede venderse o se hace a un precio inferior de tal modo que el capitalista no recupera ni el beneficio ni toda la inversión, por lo que no puede devolver el crédito. El trabajador/a o el pequeño burgués no pueden contraer más deudas ni devolver con sus ingresos todas las contraídas. Llega un momento en que la sobreproducción ya no puede ser ocultada por lo que ante la imposibilidad de los beneficios futuros previstos el sobreendeudamiento se hace evidente e insostenible. No existe el pago real, sino disfrazado tras un pago diferido, mediante la renegociación de las deudas, y esto a una escala monumental, como una gran burbuja del crédito. La ficción ya no se puede sostener más, los bancos dejan de dar crédito y se precipita la burbuja. O los salarios no pueden responder de la devolución de los préstamos y los intereses. Las empresas ya no pueden hacer frente a los vencimientos y la renegociación de las deudas se demuestra como una demora del impago, ganar tiempo al desastre que puede ser mayor por acumulación de deudas e intereses. El Estado endeudado (por mil motivos, como por ejemplo, la compra de armas) no puede devolver los préstamos y pagar intereses, con lo cual provoca pérdidas en los bancos. Si para pagar impone una política de austeridad, provoca la recesión económica al reducir los gastos productivos del Estado (contratos al sector de las infraestructuras, armamento, sector farmacéutico, etc.), la demanda solvente de funcionarios y trabajadores/as en sus salarios y por aumento de los impuestos, lo que puede acabar afectando a los bancos por el impago de los préstamos de los particulares y las empresas. Si los bancos no recuperan el dinero prestado, y aunque se queden con bienes en garantía, debido a su valor y desvalorización, entran en pérdidas. La desconfianza entre los bancos por su liquidez o solvencia paraliza el mercado de crédito interbancario. La situación general de la economía, los problemas de liquidez y de solvencia de los bancos, hace que se paralice el crédito a empresas y particulares, lo que lleva a una crisis manifiesta en el sector de la economía productiva.
Al apuntar el futuro a una crisis de sobreacumulación, tanto las empresas que no ven interesante reinvertir dada la tasa de ganancia que van a obtener, como los bancos, desvían la inversión a la especulación de determinados bienes (propiedad inmobiliaria, materias primas, alimentos...), derechos (acciones de sociedades, bonos del Estado) y productos financieros (la "ingeniería" financiera conocida con la actual crisis que ni los mismos banqueros entendían), generando burbujas de sobreproducción material (el "ladrillo") y/o de valoración (acciones, inmuebles, etc.). Todo parte de una sobrevaloración ficticia. Las acciones suben su valor por supuestas ganancias futuras por su "saneamiento" con reestructuraciones, eliminación de divisiones que generan pocos beneficios, o supuesto aumento de su competitividad con fusiones, o porque la demanda de su mercancía se supone al alza en mucho tiempo, como en las empresas del ladrillo durante el boom de una burbuja, o en las empresas con proyectos de innovación tecnológica, etc. Los que quieren ser especular con las accionistas piden prestado al banco con la intención de vender en poco tiempo con un buen beneficio. Pero la realidad acabará por imponerse. Nadie está dispuesto a pagar una locura por eso y empiezan a caer los precios según se produce la desbandada para no ser los últimos y quedarse sin recuperar la inversión; los activos financieros se revelan tóxicos, sin valor. El estallido de la burbuja causa estragos en toda la economía empezando a veces por los bancos que no recuperan los préstamos a los especuladores, o al generar una enorme desconfianza sobre el valor de los activos de cada banco que paraliza el crédito interbancario y la provisión de crédito en toda la economía (las empresas no reciben crédito para pagar los salarios, hacer sus pedidos, pagar sus deudas, bajan sus beneficios y recurren a los despidos...). En suma, la especulación en la economía productiva ("el ladrillo") y la llamada "economía de casino", que acaba hundiéndose porque al final se impone que el beneficio, en el mundo real, no en el juego del monopoly, para ser reconocido como tal por todos, no puede surgir de la caprichosa subida de precios, ni del valor-papel, ni de la máquina de imprimir billetes, sino de la riqueza real que sólo produce el trabajo, es decir, del no pagado o plusvalía. Si no hay trabajo no pagado suficiente para todos esos "inversores", la burbuja especulativa revienta, pero en el proceso arrastra también a la economía productiva, bien por estar implicada ("el ladrillo") o porque a través de los bancos, de la cadena de deudores y acreedores, vendedores y compradores, hay una relación que sólo con el tiempo se puede depurar y reparar, sobre todo a costa de la población trabajadora, es decir, del trabajo no pagado, volver a generar beneficios y compensar pérdidas.
Lo que tienen en común estas tres modalidades de la crisis y sus posibles combinaciones es que están provocadas por la búsqueda de beneficios, razón de ser del capitalismo, lo cual encuentra su potencial y sus límites en el régimen asalariado del trabajo, en la posibilidad de generar trabajo no pagado que dé suficiente beneficio a inversiones crecientes productivas y/o especulativas, y en la solvencia de los trabajadores/as como consumidores a quienes sólo se les ha pagado una parte de su trabajo. La salida de la crisis también está en poder aumentar ese trabajo no pagado gracias a la notable reducción de los costes salariales que permite la presión del ejército de parados, la inversión en otros países con una mano de obra más barata o incluso con inversiones menores en medios de producción, lo que permite una tasa de ganancia superior, y la conquista de nuevos mercados, bien por la desaparición de competidores en el mercado nacional o muchas veces en el extranjero, que provean de una demanda solvente.
La crisis del capitalismo es siempre, en última instancia, una crisis del régimen asalariado del trabajo, una crisis en la plusvalía, en su extracción y/o en su realización.
La crisis por tanto no es un problema de control de las inversiones (invertir demasiado) ni de la relación entre la oferta y demanda (sobreproducción), ni de una regularización insuficiente del sistema financiero (financiarización, "economía de casino"). Todo eso son síntomas inevitables, más o menos agudos, la superficie de un problema más de fondo que es el de la producción, realización y acumulación de la plusvalía, el régimen asalariado del trabajo. Es esto lo que hace que por mucho que después de una gran crisis la burguesía haga el mea culpa (si lo hace), en cuanto los negocios empiecen a ir bien, o si va mal pero ven perspectivas de que vayan mejor aunque sea por la vía de la especulación, se olvidarán de los desastres pasados, aflojarán las regulaciones, alimentarán una vez más una burbuja que estallará causando un desastre, porque la acumulación no puede detenerse si no quieren desaparecer en el mundo de la competencia. Y sus sesudos economistas, se olvidarán de las lecciones pasadas y sacaran los argumentos que hagan falta para justificar la nueva orientación hasta el siguiente desastre, porque lo suyo no es una ciencia auténtica, sino asesoramiento a los negocios, ocultamiento de la verdadera naturaleza del capitalismo y su justificación ideológica.
La crisis puede tomar muchas formas: una desproporción entre los sectores I (producción de medios de producción, como la maquinaria) y II (producción de bienes y servicios de consumo), en cuanto a la capacidad productiva utilizada, o en cuanto a la demanda efectiva para uno u otro, dependiendo del dinero circulante como demanda solvente y crédito. El sector II compra la maquinaria, etc. que produce el sector I. La burguesía y los trabajadores/as del sector I consumen lo que produce el sector II junto con la burguesía y trabajadores/as de ese sector, además de otras capas sociales y el Estado.
Como hay una tendencia a que la capacidad de producción total sobrepase la capacidad de consumo (solvente) de la población, el equilibrio entre los sectores I y II se logra bien porque el II compra todo lo que puede producir el I pero entonces el peligro está en una sobreproducción del sector II que acaba afectando a ambos (cese de pedidos al sector I, impago de deudas, despidos, menor consumo...); o bien no se da esa sobreproducción del II porque no compra todo lo que produce el I y entonces se da una sobreproducción del I, o si la evita, una infrautilización de la capacidad productiva del I que al reducir la tasa de ganancia conduce a una crisis de sobreacumulación del I que acaba afectando a ambos, porque los despidos en el sector I reducen la demanda de consumo del sector II, que a su vez hará menos pedidos al I...La intervención del sector financiero para eludir una u otra crisis, con el sobreendeudamiento y la desviación de la inversión a la especulación, no es una verdadera solución porque puede llevar a la crisis financiera.
También podríamos hablar de una crisis fiscal, del déficit del Estado, pero en sí no es una crisis capitalista, sino un subproducto de esa crisis.
La futura crisis de la década de 2030 tendrá un importante componente de crisis de sobreacumulación de capital porque resultará muy difícil mantener la misma tasa de ganancia cuando las inversiones crecientes sólo significan un aumento de los costes y no una mayor capacidad productiva por el mismo salario.
La burguesía, cuando se atisba una nueva crisis, por ejemplo por la generación de una burbuja especulativa, nos dice que "esta vez es distinto, no hay nada que temer" (siempre subirán los precios de los inmuebles, bla, bla, bla) y cuando padecemos una crisis, "sacrificándonos todos, saldremos de ésta, aprenderemos de los errores y el futuro será diferente, mucho mejor". Mentiras, siempre mentiras, porque al capitalismo no se le puede pedir lo que no es.
Con la llegada del Decrecimiento capitalista, tenemos una crisis del crecimiento, una pendiente de reducción de la producción por la escasez y carestía de recursos y, paradójicamente, sobreacumulación de capital y sobreproducción de mercancías en relación a la demanda solvente, feroz lucha entre los capitales por sobrevivir con recursos y mercados menguantes, mayor concentración del capital en unas cuantas empresas. El empobrecimiento de la población contrastará con el aumento del lujo de la burguesía que destinará a su consumo una parte mayor de la plusvalía dada su difícil rentabilización en la inversión.
Este fracaso del capitalismo es, como tantas veces, resultado de su éxito. Su dominio y expolio de la Naturaleza es tan brutal, que agota los recursos, deteriora el medio, produce efectos secundarios contraproducentes (las famosas externalidades de todo tipo) que se vuelven contra el sistema mismo, y lo que es peor, los seres humanos y el resto de la vida en el planeta.
Si este es el porvenir, no nos dejemos confundir por el embellecimiento del tiempo pasado que oculta cómo ha sido de verdad el capitalismo para engatusarnos con la promesa de un futuro supuestamente mejor.
5.- Las anteriores etapas del capitalismo. De la manufactura al toyotismo. Del libre mercado a la intervención del Estado. De las crisis de "juventud" a las de decadencia. Marx desenmascara el régimen asalariado del trabajo, el capitalismo. Guerras. Resistencias, revoluciones y derrotas proletarias. Armamentismo. Orígenes verdaderos de la actual crisis y sus manifestaciones en EEUU y España. De la "destrucción creativa" a la "destrucción y demencia". Crisis de sobreacumulación de capital, sobreproducción de mercancías, financiera.
Las diferentes etapas del capitalismo vienen caracterizadas por la relación entre la burguesía y el proletariado, la acumulación y concentración del capital, su expansión mundial, el grado de enfrentamiento con sus límites históricos y la resistencia proletaria. Es importante que conozcamos la historia de una nuestra clase, de cómo el capital ha luchado por someter a los trabajadores/as al régimen asalariado del trabajo, nuestra resistencia y lucha por liberarnos de nuestra condición de clase para el capital.
Desde la mitad del siglo XVI hasta el último tercio del XVIII la forma originaria de la producción capitalista fue la manufactura. En una primera fase consistía en agrupar en un taller a artesanos y trabajadores no cualificados bajo la dirección de un capitalista a cambio de un salario. Los artesanos realizaban su producto de principio a fin, por lo que controlaban el proceso de trabajo aunque fuese para un capitalista. En el tramo final del período, la burguesía a fin de controlar ella el proceso y aumentar la productividad, fraccionó las tareas de modo que el trabajador se dedicase a una de ellas. Esta tendencia fue llevada a sus últimas consecuencias en el último tercio del siglo XVIII con la revolución industrial en Inglaterra. El trabajador ya no se servía de una herramienta, sino que una máquina hacía la función de una o múltiples herramientas y el trabajador debía atenderla y ajustarse a sus necesidades de funcionamiento. Muchas tareas por tanto podían realizarlas trabajadores sin oficio por lo que se pudo utilizar a mujeres y niñ@s.
En este período el movimiento obrero empieza a dar sus primeros pasos y a buscar su camino. Aparece una resistencia y lucha contra el uso de las máquinas, el trabajo femenino e infantil. Se presentan diferentes propuestas de organización de una nueva sociedad (el llamado socialismo utópico). Empiezan a surgir organizaciones para conseguir mejores salarios y condiciones de trabajo, reformas legislativas y derechos políticos, electorales. Como el capitalismo estaba arrancando a diferentes velocidades en Europa y tenía pendientes la superación de los restos de la sociedad feudal, se da todavía momentos de alianza del proletariado con sectores radicalizados de la burguesía y pequeña burguesía. Los principales hitos son la limitación de la jornada laboral a 10 horas en Inglaterra (1847-8) si bien no en todas las ramas, y restricciones al trabajo infantil; la redacción y publicación por Marx y Engels del Manifiesto Comunista (1847-8) coincidiendo con las revoluciones democráticas radicales con protagonismo proletario de 1848 en varios países europeos, tras el estallido de la crisis económica de 1847; la jornada de 12 horas en Francia (gracias a la revolución de 1848).
Marx descubre la raíz del capitalismo en el régimen asalariado del trabajo y el beneficio del capital en la parte no pagada del trabajo realizado o plusvalía, que el salario no es el pago por el valor de todo el trabajo realizado, sino sólo por el que corresponde a lo que cuesta mantener al trabajador/a, demostrando así que toda esta civilización se sustenta en un gran engaño, en una estafa y en la violencia encubierta o descarada ejercida sobre todo por el Estado para asegurar que siga adelante, por lo que se revela ante todo como un instrumento del capital, no del supuesto bien común o expresión de la libre y verdadera voluntad popular.
Lo que en una sociedad de trabajadores/as sería no distribuir todo el fruto del trabajo realizado entre los partícipes, sino, según decisiones colectivas, ahorrar una parte para invertirla en más medios de trabajo para producir más bienes y servicios a la comunidad, en el capitalismo constituye el trabajo no pagado o plusvalía, el beneficio del que se apropia la burguesía para su consumo y para acumularlo al capital como inversión. Así el resultado del trabajo colectivo se convierte en propiedad de una minoría, sometido a sus criterios y conveniencia. La acumulación del trabajo colectivo expropiado, como capital, es la clave del crecimiento capitalista.
En su monumental obra, El Capital, desvela la verdadera naturaleza del capitalismo, su origen, evolución y límites históricos que lo condenan como civilización: la tendencia a la reducción del porcentaje de ganancia debido a las inversiones crecientes, y la reducción de los mercados solventes según todo el mundo se hace capitalista al desaparecer los mercados ajenos a esta civilización, lo que inevitablemente ocasionará crisis que se irán haciendo más profundas. Marx demuestra que el encargado de liquidarlo debe ser su principal víctima, sobre la que se sustenta, es decir, el proletariado. Desde entonces Marx se ha convertido en la pesadilla de la burguesía que se ha esforzado con múltiples teorías económicas y políticas por encubrir, disfrazar, la realidad puesta al descubierto por él. En la década de los 50 y 60 del siglo XX la burguesía creía que ya lo había enterrado con la "economía mixta" (mercado + Estado), pero estaba de vuelta con la crisis de los 70; pensó que lo había conseguido definitivamente con la globalización, pero ha retornado con más fuerza debido a esta enorme crisis, y no podrá quitárselo de encima nunca.
Desde 1848, los métodos de la revolución industrial se extienden desde Inglaterra a los principales países europeos, pero también se va a haciendo necesario un trabajador más cualificado. El proletariado va imponiendo reformas laborales y sociales, como reducir el trabajo infantil y obtener una escolarización aunque fuese muy elemental. La crisis de 1857-58 empuja a los trabajadores a la lucha. En 1864 se funda en Londres la Asociación Internacional de Trabajadores (AIT) o Primera Internacional, agrupando a sindicalistas, anarquistas, socialistas y marxistas de varios países. Aunque su influencia es menor de la que le atribuyen los policías y periodistas burgueses, va creciendo y juega un papel en la revolución centrada en París en 1871 que declara la Comuna (una organización del poder de obreros, artesanos y capas populares democrático radicales, que apuntaba a la desaparición del Estado previo desmantelamiento del Estado burgués) como reacción proletaria a la victoria alemana en la guerra (1870-1) que dio paso a un poder francés reaccionario de monárquicos y republicanos de derechas, representantes sobre todo de la alta burguesía (la Asamblea Nacional), que cargó sobre el pueblo las indemnizaciones a Alemania por la guerra y sus costos, llevándolo a la miseria, y exigió el desarme de la Guardia Nacional defensora de París (un ejército burgués transformado en milicia popular, algo similar a lo que en la revolución rusa de 1917 ocurriría con los Soviets de Soldados en el ejército). Fue aplastada con odio feroz en un baño de sangre por el resto del ejército francés con la colaboración del vencedor alemán (cediendo a prisioneros franceses), uniendo así a ambas burguesías frente al proletariado el cual sin embargo fue superando su inicial patriotismo y defensa del Estado burgués para pasar a demolerlo, como la Columna Vendome, monumento al chovinismo y militarismo francés, que la Comuna derribó y volvió a ser restaurada por la burguesía.
El capitalismo liberal, con la crisis de 1873, encontró sus límites en el mercado nacional y en el peligro revolucionario de los trabajadores/as demostrado por la Comuna. Por ello debió lanzarse definitivamente a la era del imperialismo colonialista, del reparto del mundo (África, Asia, influencia en Latinoamérica...), sus materias primas y mano de obra barata, mercados para su producción creciente, lo que constituyó una auténtica sangría de recursos naturales y humana para los pueblos objeto de esa "obra civilizadora". A partir de 1890 se desarrolla el capitalismo de los monopolios. La producción mecanizada y sin cualificación del trabajador/a coexiste con trabajadores con oficio, que aunque ya no eran como los artesanos de la manufactura, no habían sido sometidos totalmente por el maquinismo y por tanto conservaban una cierta autonomía en el proceso de producción frente a los encargados, jefes de taller y gerentes. Surgen nuevos empleos de técnicos, de administrativos en empresas privadas y como funcionarios del Estado, y en el comercio.
El aumento de la productividad gracias al maquinismo exigió de mayores mercados para absorberla. Permitió plantear la lucha por la jornada laboral de 8 horas, y otras reformas sociales y de derechos políticos. En 1889 se fundó la Segunda Internacional, de orientación social-demócrata. Venciendo numerosos obstáculos y persecuciones fue la edad dorada del sindicalismo, las cooperativas, círculos culturales y deportivos obreros, prensa obrera, lucha por derechos de asociación y representación política parlamentaria. Pero ya a finales de siglo apunta el declive del sindicalismo conforme se acerca una nueva época del capitalismo (la entrada en su decadencia) y de la lucha de clases lo que dio paso al anarcosindicalismo pero sobre todo a la invención de la organización asamblearia en soviets (consejos de trabajadores/as) que rivalizan en poder con el Estado y de la huelgas de masas sucesivas en la revolución rusa de 1905.
Pero esa superexplotación del trabajo, esos mercados y reparto del mundo se demostraron insuficientes y obsoletos cuando surgieron nuevas potencias económicas como Alemania y EEUU, que exigieron un nuevo reparto del trabajo no pagado, de los mercados. Al no poderse realizar esto pacíficamente, se hizo inevitable para todos ellos el recurso a la Iª Guerra Mundial (1914-18). Enfrentó como carne de cañón a los obreros, empleados y campesinos de gran parte del mundo y costó a la Humanidad entre 10 y 31 millones de personas si se tienen en cuenta los civiles. La degeneración burocrática y reformista de la IIª Internacional la llevó en la mayor parte de sus organizaciones a ponerse cada una del lado de su propio Estado, de su burguesía, con diversos pretextos, facilitando así la influencia del patrioterismo nacionalista en el proletariado. La mayoría del sindicalismo, también burocratizado, siguió la misma ruta de enfrentamiento entre el proletariado de los diversos países poniendo a los trabajadores/as en la retaguardia al servicio del esfuerzo de guerra. El internacionalismo proletario parecía definitivamente muerto. Pero el final de la Iª Guerra Mundial se aceleró gracias a la revoluciones rusas de febrero y octubre de 1917, basadas en la organización de obreros, campesinos y soldados en soviets y consejos de empresa, encabezada la última por los comunistas bolcheviques (opuestos a la guerra imperialista bajo cualquier bandera y excusa de "defensa de la patria"), y a las luchas proletarias en otros países, sobre todo Alemania e Italia, que dieron un nuevo aliento al internacionalismo proletario.
La revolución rusa de octubre (noviembre en nuestro calendario) de 1917, permitió al proletariado poner fin a la guerra imperialista. Dio el control de las empresas a los trabajadores, abolió la propiedad terrateniente entregando la tierra a los campesinos, reconoció a las nacionalidades oprimidas por el zarismo el derecho a independizarse, organizó el Estado en base a la organización democrática popular de los soviets. Pero la burguesía y los terratenientes provocaron la guerra civil, apoyados por los burgueses de las nacionalidades recién independizadas y las fuerzas invasoras de las potencias imperialistas. Las debilidades del proletariado, organizativas y de proyecto histórico, que era una pequeña minoría entre millones de campesinos, las concepciones erróneas y autoritarias de los bolcheviques sobre el papel del Partido y del Estado, pero sobre todo la sangría y catástrofe que supuso la guerra civil (el proletariado casi desapareció por su marcha al frente y las matanzas de la guerra, más el hundimiento de la industria), a lo que se añadió el aislamiento de la revolución en Rusia al no triunfar la revolución socialista en Alemania, Francia y otros países desarrollados, favoreció que en vez de avanzar en la transición al comunismo, retrocediese hacia la variante de Capitalismo de Estado, que acabó sometido al proletariado bajo el poder de un Partido Comunista bolchevique degenerado.
El capitalismo, al provocar una guerra mundial, la matanza y destrucción mayor jamás conocida en la historia, en el corazón mismo del sistema, entre los países más avanzados, anunciaba que definitivamente se había convertido en un obstáculo para la Humanidad y su futuro traería crisis y guerras cada vez peores. Las luchas revolucionarias del proletariado ponían de manifiesto que había empezado la era en la que al proletariado le correspondía derribar el capitalismo y el Estado que lo defiende si quería evitar los desastres que sin duda acarrearía y liberarse de él, junto con el resto de la Humanidad.
A consecuencia de esa matanza y destrucción, y de la necesidad de hacer frente al peligro proletario, el capitalismo empezó a dar un papel mayor al Estado para intentar regularse, en su propio beneficio, claro está. Esto se manifestó ya en la propia economía de guerra y también en el fascismo italiano y el desarrollo del Capitalismo de Estado en la URSS bajo el estalinismo, con un discurso en apariencia comunista que desorientó a los trabajadores/as de todo el mundo, tras degenerar la revolución rusa por su aislamiento y el autoritarismo del partido comunista bolchevique.
En los países más desarrollados, desde poco antes de la Iª GM, en las grandes industrias, se empieza a imponer una mayor explotación del trabajo gracias al incremento de la productividad al subordinarlo de forma más efectiva a la autoridad del capital, por medio de la división de tareas, control de movimientos y tiempos (cronometraje), descenso de salario y pago según rendimiento (primas). Esto fue el taylorismo (por su creador, F.W. Taylor), el inicio de la llamada "organización científica del trabajo", para disfrazar de neutralidad lo que es una estrategia de clase, pues dio un salto en la expropiación del saber obrero por el capital, en la división clasista del trabajo. Ahora se pasaba a la "mecanización" del trabajador/a mismo. Conociendo la empresa cuales son los procedimientos y tiempos necesarios, se reducen las posibilidades del trabajador de manipular en su beneficio el proceso de trabajo y de por tanto tener más fuerza en la negociación de sus condiciones laborales y salario. Y tareas que hasta entonces las realizaban los trabajadores con oficio, al fragmentarlas, estandarizarlas, simplificarlas, pueden efectuarlas productores con menos conocimientos profesionales. Todos tienen frente a ellos a los controladores (cronometradores, etc.) y los ingenieros.
Con la entrada del capitalismo en su fase de decadencia con la Iª Guerra Mundial y el final de ésta con luchas revolucionarias, lo que tiene delante el proletariado es la necesidad de una lucha por encima de la división de oficios, empresas y ramas, típica del sindicalismo y sus burocracias, con organizaciones asamblearias (consejos, soviets) con el fin de abolir el trabajo asalariado, como había mostrado la revolución rusa de 1917 retomando la experiencia soviética de la revolución de 1905. Esas luchas tienen su expresión más importante en Alemania, pero en sucesivas luchas hasta 1923, son derrotadas gracias a la colaboración de la burocracia de los sindicatos y de los socialdemócratas, que desde el gobierno hicieron el trabajo sucio a la burguesía al dirigir el baño de sangre contra el proletariado revolucionario, pasando así definitivamente al lado del capital (colaboración en la guerra y en la represión). La Tercera Internacional o Internacional Comunista, fundada en Moscú en 1919 con la intención de impulsar la revolución proletaria mundial y liberar a los pueblos oprimidos por el imperialismo, pronto vio condicionada su política por los intereses de la URSS, al degenerar el poder soviético controlado por los bolcheviques que habían impulsado la revolución, pero sobre todo por el estalinismo (llevando al extremo lo peor del bolchevismo y matando lo mejor) construyendo Capitalismo de Estado en lugar de socialismo.
Pero todo eso no fue suficiente para el capital. Tras la reconstrucción parcial que siguió a la guerra, sus crisis (en Alemania, hiperinflación, sobre todo entre 1921 y finales de 1923), en EEUU producción masiva de mercancías (fordismo), el aumento de sueldos y el crédito al consumo, que los trabajadores/as acaban por no poder comprar y la locura especulativa bursátil e inmobiliaria (nos recuerda a esta época), el capitalismo topó nuevamente con sus límites en la crisis de 1929. Ésta exigía más explotación del trabajo y un nuevo reparto de los mercados y del mundo, al resurgir el poderío económico alemán (orientado al armamentismo para activar la economía y conquistar Europa), una nueva potencia con Japón que quería controlar Asia contra los países occidentales (imperio británico, francés, holandés...), y los EEUU muy reforzados tras su victoria en la Iª Guerra Mundial de la que no sufrieron el impacto en su territorio y deseaban también suceder a los colonialistas en el control de Asia y predominar con su poder económico sobre Europa. La aplicación de nuevas políticas económicas en las que el Estado tenía un papel destacado (el New Deal en los EEUU, el nazismo en Alemania y fascismo en Italia, el imperialismo japonés), fue incapaz de sacar de la crisis y su principal virtud fue la de poder orientar la capacidad productiva hacia el armamentismo, porque estaba claro que los conflictos de intereses inter-imperialistas sólo podrían ser resueltos con un nuevo reparto del mundo, lo cual condujo a la IIª Guerra Mundial.
El objetivo de esta guerra era un nuevo reparto del mundo entre las potencias, apropiación de materias primas, mano de trabajo barata o esclavizada, la destrucción del potencial económico del competidor al privarle de esos factores y bombardeando sus empresas e infraestructuras. Y a ese fin servían las ideologías enfrentadas. Esta barbarie monstruosa fue aun peor que la anterior, porque no se detuvo la burguesía ante la explotación del trabajo esclavo de los presos de los campos de concentración, el exterminio de seres humanos ("sobrantes" para sus planes) por su condición de judíos (6 millones asesinados) o eslavos (especialmente polacos y de la URSS), el bombardeo de las ciudades alemanas con bombas incendiarias, de las japonesas con bombas de napalm y dos bombas (dos) atómicas. El eje nazi-fascista (Alemania, Italia, Japón, y sus satélites), las democracias y el estalinismo, todos variantes del régimen asalariado del trabajo en forma privada o estatal, compitieron en destructividad e inhumanidad. En la URSS se sacrificaron millones de personas en una guerra con orientación patriótica que no tenía intención de impulsar la revolución mundial, sino de transformar en Capitalismo de Estado a los países que cayesen bajo su influencia. Esto le costó a nuestra especie, entre 60 y 73 millones de personas, la mayor parte civiles. Muy pronto cada una de ellas no tendrá a nadie que las recuerde y quedarán reducidas a cifras, como las de la Iª GM. En esta ocasión el proletariado no pudo poder fin a la matanza, siendo enrolado en ella tras una u otra estrategia de la burguesía que también aprendió de la Iª GM y para prevenir las revueltas proletarias bombardeó en Alemania e Italia las principales ciudades industriales y zonas de potencial proletario de modo que los trabajadores/as tuviesen que estar centrados en la más básica supervivencia.
En julio de 1936, a causa del alzamiento militar contra la II República, para el proletariado español se abre y se cierra con rapidez una ventana de oportunidad de conquista del poder y demolición del Estado burgués. Pero gracias al estalinismo en la URSS, a la socialdemocracia y en parte al anarcosindicalismo, es recuperado pronto por la política antifascista que lo atrapa en la contradicción entre la burguesía liberal y la fascista, preludio del enfrentamiento inter-imperialista de la IIª Guerra Mundial que alistará al proletariado tras uno u otro bloque capitalista.
La primera mitad del siglo, había costado a la Humanidad, sólo contando las dos guerras mundiales y tomando las estimaciones mínimas, setenta millones de personas, víctimas de los efectos causados por este sistema social. Un régimen de trabajo clasista que en su funcionamiento es capaz de necesitar y producir semejante sangría humana sin contar los padecimientos de su marcha "pacífica", es un régimen que ya se ha convertido en una lacra para la Humanidad y no hay nada que pueda justificar su continuidad.
Se comprende que haya continuado porque la naturaleza humana es muy débil y poco sabia, es capaz de generar unas estructuras sociales enormes y sin embargo incapaz de controlarlas ni sus efectos sobre nosotros, y tampoco de rectificar a tiempo cuando se ve que eso no funciona como se necesita; tenemos un sentido demasiado individual y obtuso de los costes a la hora de decidirnos a poner fin a una situación, y los muertos, quienes más los habían pagado, ya no estaban para reclamar ningún cambio.
El período de tiempo que va entre 1914 y 1945 ha supuesto un retroceso histórico muy difícil de ser medido, por las crisis y las guerras, por el despilfarro y destrucción de bienes materiales, de la capacidad productiva de millones de trabajadores/as, por la degradación que ha supuesto en la psicología y la moralidad de las gentes, y porque a su vez generó un mundo que seguirá causando enormes problemas a la Humanidad. Y de esto no puede dar la medida el PIB ni la contabilidad burguesa que se orienta sobre todo a documentar los costes y beneficios y a ese fin es lo mismo tomar en consideración el precio de un tanque que de los alimentos, o como decía aquél, abrir un agujero que cerrarlo. Que un sistema social, en vez de ser un medio para progresar, se convierta en un vehículo para retroceder atropellando a la Humanidad y su humanidad, es muestra suficiente para considerarlo ya caduco, decadente, necesitado de sustitución por otro mejor.
Con el fin de la IIª Guerra Mundial, acompañando a numerosas guerras (como las de Corea, Israel, Vietnam), dictaduras feroces (en el Tercer Mundo, pero también en Portugal, España, Grecia...) y crisis, gracias a la reconstrucción, el aumento de la productividad (menos trabajo para la misma producción) y de la masa de productos (aumento de la producción) con el consiguiente abaratamiento de las mercancías, consiguió reducir el coste del mantenimiento del proletariado pero sin reducir su nivel de vida a la vez que aumentaba la parte del tiempo de trabajo no pagado. El incremento de la productividad y de la producción y su necesidad de venderla permitió aumentar los salarios (pero no hasta el punto de anular el aumento de la producción) y con el auge del crédito al consumo para facilitar la demanda solvente, se vivió una época en los países ricos que la burguesía idealiza como "los 30 gloriosos", que no fueron para tanto ni tantos ni en todas partes. En esta etapa el capitalismo hubo de recurrir más todavía al papel del Estado, bien en su versión del "Estado de bienestar" (también llamado "economía mixta") o del Capitalismo de Estado de los países "socialistas". En Occidente correspondió a lo que en los países ricos se conoció como la etapa del fordismo-keynesiano (por la fabricación en cadena de Ford, y por el economista Keynes que propugnaba una mayor intervención del Estado burgués en la economía para afrontar las crisis de sobreproducción o débil demanda solvente). El fordismo ya había surgido en EEUU a principios del siglo XX, pero fue a partir de la IIª Guerra Mundial cuando tuvo su época de esplendor. Su ventaja sobre el taylorismo, que persistía en empresas donde no era factible la producción en cadena, es que gracias a la cadena de montaje permitía evitar definitivamente los tiempos muertos y utilizar una mano de obra sin cualificación previa y fácilmente sustituible absorbiendo así a la fuerza de trabajo sobrante en el campo sobre todo debido a su mecanización, pero teniendo en cuenta a sus propios trabajadores/as como consumidores potenciales, gracias a la reducción de costos, de lo que era una producción en masa. En cuanto al keynesianismo, se refiere al papel del Estado en la economía, anticíclico y estabilizador para abreviar la fase descendente del ciclo económico reforzando la demanda mediante los pedidos del Estado (armamento), la financiación de infraestructuras, los gastos sociales, rebajar el tipo de interés, facilitar el crédito.
Dio lugar a una mayor capacidad de consumo de bienes duraderos (electrodomésticos, mobiliario, automóviles...) por los trabajadores/as ("sociedad de consumo") gracias al crédito ("pago a plazos") y a cubrir algunas de sus necesidades con lo que se ha venido en llamar el "Estado de bienestar" (prestación por desempleo, pensiones de jubilación, sanidad, subsidios a la vivienda, educación...) lo que constituye esencialmente una forma de salario indirecto y diferido.
El desarrollo tecnológico, la necesidad de trabajadores/as capaces de leer y escribir, aprender nuevas técnicas, y de ingenieros y técnicos, impulso como nunca la educación básica generalizada, la formación profesional y universitaria. Las universidades se convertirían en focos de conflicto social por las contradicciones de los estudiantes con la estructura autoritaria de las mismas, la masificación de la enseñanza, y por la presión del sistema de adecuar la educación a sus necesidades, con un abaratamiento de muchos profesionales.
El crecimiento de las clases medias debido a las necesidades de la circulación del dinero (empleados de bancos y cajas de ahorros), de las mercancías (transportistas como camionero autónomos, comercio al detalle, publicistas), la protección de los riesgos a la propiedad (empleados de compañías de seguros), de formación (maestros y profesores) y de mantenimiento de los trabajadores (médicos...), por la intervención del Estado en la economía (funcionarios, burócratas y técnicos de todo tipo), aumentó el número de consumidores de las mercancías producidas por la industria.
El capital también aprovechó todo lo que pudo el mercado interno del país pero exterior al capitalismo, formado por los campesinos independientes sobre todo (abundantes por ejemplo en Francia), antes de que se integrasen muchos como nuevo proletariado en las explotaciones agro-industriales o emigrasen a las zonas del país más industrializadas (típico de Italia y España).
Los precios bajos en las materias primas y en la energía (petróleo) obtenidas sobre todo en los países dependientes permitía mantener a raya el aumento del valor de las inversiones en capital de modo que no se pusiese el listón demasiado alto para el porcentaje de la ganancia (tasa de ganancia, igual a masa de ganancia dividida entre el total de la inversión).
Otro modo de luchar contra la tendencia al descenso de la tasa de ganancia fue la obsolescencia programada consistente en producir mercancías diseñadas para durar menos de lo posible y para perder su atractivo simbólico, cambiando los modelos, variando las modas...Si la inversión en capital fijo (pabellones, maquinaria...) eran muy altas y su amortización tardaba mucho en producirse por su lenta utilización, la tasa de ganancia anual sería baja. Lo mejor era producir más veces la mercancía debido a su duración recortada a sabiendas. Se producía un consumo mayor de capital circulante (materias primas, energía, salarios), pero se aprovechaba en menos tiempo la capacidad productiva del capital fijo. Si la tasa de ganancia tendía a disminuir, al menos se compensaba con la suma de las masas de ganancia obtenidas al repetir con más frecuencia el ciclo productivo. La multiplicación de turnos de trabajo, incluido el nocturno, sirvió para aprovechar cuanto antes el capital fijo y así también poder sustituirlo por otro más moderno y eficiente. A fin de sacar adelante esta estrategia se desarrolló todo el sector de la publicidad y el marketing que con todo su personal suponía también una parte de consumidores, pero un gasto social improductivo. El despilfarro que esto ha supuesto de recursos naturales y de esfuerzo humano es imposible de medir pero sin duda enorme.
El Estado burgués favoreció la tasa de ganancia del capital al hacerse cargo de aquellas actividades que siendo imprescindibles para su funcionamiento resultaban muy gravosas si las asumía el capital privado, como era el caso de empresas y sectores con muy poco beneficio e incluso pérdidas (ferrocarril, determinadas explotaciones mineras, etc.), la necesidad de dar una educación básica a los trabajadores (enseñanza primaria) y sanidad mínima para reparar la fuerza de trabajo. También recurría a sus fondos para obtener todo tipo de subvenciones. Es decir, servía para socializar las pérdidas y así asegurar la tasa de ganancia del capital.
El "Estado de bienestar" con sus medidas de protección para el proletariado, como las bajas por enfermedad y accidente laboral, y las vacaciones pagadas, el subsidio de desempleo, las ayudas para la compra de vivienda, la educación y sanidad pública, las pensiones de jubilación, etc., tuvieron un componente importante de iniciativa de la burguesía de mano de la izquierda, como medidas contra-cíclicas (aumento demanda) frente a las crisis. Una reacción parecida a la protección social ya iniciada en el siglo XIX por Bismarck en Alemania. La IIª Guerra Mundial había exigido sacrificios terribles al proletariado. Los supervivientes requerían como compensación, cambios. No era admisible volver a la misma situación que de pre-guerra, lo mismo que tras la Iª Guerra Mundial, ya no se sostenían los viejos poderes monárquicos acumulando gran poder, como en Rusia, Alemania, el Imperio Austro-Húngaro. La burguesía occidental también tenía miedo de que el capitalismo burocrático de la URSS, por medio de los partidos comunistas y los sindicatos que controlaban, se sirviese del proletariado en caso de conflicto militar, creando una quinta columna. Durante la pasada guerra, en Francia y sobre todo en Italia, también en Grecia, habían surgido grupos de partisanos importantes impulsados por los partidos comunistas. Con el debilitamiento de la URSS y su hundimiento, la burguesía se animará más a atacar al proletariado y socavar el "Estado de bienestar" porque ya no existe un Capitalismo de Estado que pueda aprovecharse de eso para atacarla desde dentro y arrastra el nombre del "comunismo" y del "socialismo" con su caída, por lo que el proletariado se siente definitivamente privado de todo resto de horizonte y por tanto le desanima también para ofrecer una resistencia al capitalismo sin alternativa real.
El desarrollo del armamentismo con la llamada "carrera de armamentos" ha venido teniendo una gran importancia dado su gran peso en países que a su vez han venido representando la mayor parte de la producción mundial capitalista y la más avanzada tecnológicamente, como EEUU, Gran Bretaña, Francia...A la hora de valorarlo hay que tener en cuenta diversos factores y niveles. Lo que puede ser un gran negocio para el fabricante de armas y un medio de ganarse la vida para sus trabajadores/as, visto a otra escala adquiere un cariz diferente.
El armamentismo permitió enmascarar la sobreacumulación de capital y la sobreproducción de mercancías durante mucho tiempo. El sector de fabricación de medios de producción (sector I) que tiene su cliente en el sector que produce los bienes y servicios de consumo (sector II), no habría podido venderle a éste todo lo que era capaz de producir, porque de utilizar luego toda esa capacidad productiva en el sector II, habría generado una crisis de sobreproducción de mercancías y servicios. Si el sector II, sufriendo o detectando el riesgo, hubiese limitado su demanda al sector I, éste se habría sumido en una crisis de sobreacumulación de capital al infrautilizar su capacidad productiva. La salida estaba en que el Estado absorbiese buena parte de la producción del sector I, que en vez de ser de tractores, aviones de pasajeros, barcos con destino civil (pesca, transporte mercancías y pasajeros), máquinas-herramientas, era de carros de combate, aviones de guerra, portaaviones y submarinos, misiles, ametralladoras y cañones; y en cuanto al sector II, ropa, calzado, alimentación, barracones, tiendas de campaña, etc. para el ejército. Esto suponía una producción para un gasto improductivo que por una parte tenía la ventaja de evitar los problemas inmediatos comentados, pero por otra era una clara esterilización de capacidad productiva por su corto recorrido en su contribución a acumular capital a diferencia de lo que potencialmente podría haber sido maquinaria para más producción y bienes de consumo para una fuerza de trabajo adicional, porque los tanques ni aran la tierra ni disparan piezas para una mercancía, y los soldados no las producen. Como el Estado además era generoso a la hora de pagar, se reducía la tendencia a unos beneficios reducidos por las grandes inversiones y/o una capacidad productiva infrautilizada.
A efectos del análisis podemos decir que la producción destinada por el sector I y II al armamentismo y a los ejércitos, constituirán un sector nuevo, el III, independientemente de si la empresa se dedica exclusivamente a ese tipo de producción o compatibiliza con otra civil. El sector III o armamentístico se dedica por tanto a medios (armamento) y servicios (a los militares) de destrucción.
Si bien esterilizaba capacidad productiva e impedía su retorno al circuito de acumulación del capital, lo que significa una pérdida clara para el capital en su conjunto, a corto plazo suponía una ventaja en la lucha del capital contra la tendencia de la tasa de ganancia a disminuir. Las inversiones enormes, con largo plazo e incierto resultado, que debían destinarse a la investigación de vanguardia, en lugar de correr totalmente de cuenta del capital y pesar en el total de la inversión sin un aumento de las ganancias que lo compensase a corto plazo (tasa de ganancia), corrían en gran parte a cargo del Estado con fines inicialmente militares, y sus resultados luego revertían en aplicaciones a la industria civil, que podían contribuir al lanzamiento de nuestros productos o a mejorar la productividad.
Que una sociedad, para avanzar tecnológicamente la industria civil, en vez de invertir en investigación orientada directamente a ella, deba recurrir al desvío despilfarrador y destructivo del armamentismo, y que para no chocar de frente con sus contradicciones (tendencia al descenso de la tasa de ganancia, sobreacumulación de capital, sobreproducción de mercancías) deba esterilizar de esa forma una parte muy notable de su capacidad productiva material y humana, muestra a qué grado de decadencia e irracionalidad está llegando.
El armamentismo era y es financiado sobre todo con los impuestos a las masas trabajadoras y populares (un consumo indirecto y forzado) y a las empresas que no se beneficiaban de ese comercio, y pagado mediante la acumulación de deuda por parte del Estado para poder distribuir la carga durante más años. Evitar una crisis era un buen negocio para todos aunque a cambio se originase inflación por la emisión de moneda o deuda para el pago sin un respaldo de riqueza real al ser el armamentismo, a fin de cuentas, un despilfarro monumental, y porque las empresas buscaban resarcirse del pago de los impuestos con aumento de precios. Este cúmulo de contradicciones e irracionalidades (desde el punto de vista de nuestras necesidades, no siempre del capital a corto plazo) está detrás de lo que con el sistema de contabilidad burgués se traducía en el esperado Crecimiento, en el aumento del Producto Interior Bruto (PIB).
El Estado crea un mercado que de otro modo no existiría, pero sigue siendo un mercado dentro del sistema capitalista, pues toma sus recursos de los impuestos a la burguesía, al proletariado y a las capas medias que genera el capitalismo. El consumo de los trabajadores/as del sector armamentístico o III (cada vez más reducido dado el uso de maquinaria que la precisa menos) si bien crea demanda de unos bienes (alimentos, vivienda, automóvil...) que tira de los sectores I y II, y que de otro modo tal vez no existiría (no se amplía la producción civil que en un circuito virtuoso -normal- de acumulación de capital teóricamente permitiría aumentarla más, contratando más y más trabajadores/as, si no hubiese un riesgo cada vez mayor de sobrepoducción), también detrae capacidad de consumo si con los impuestos, con los que a fin de cuentas se pagan, impide que los trabajadores/as de los sectores I y II consuman más bienes. Sólo supone un mercado totalmente nuevo si se consigue que no tengan que costearlo los impuestos del burgués (plusvalía que se retira de su bolsillo o que no puede acumularse en la inversión) y del proletario (detrayéndolo de su consumo inmediato o posterior mediante el ahorro) de los sectores I y II.
Esta salida es un mercado exterior al capitalismo en la medida en que esos impuestos se cargan sobre los campesinos independientes que no explotan fuerza de trabajo y artesanos, como si fuesen "compradores" obligados que "regalan" su compra al Estado, pagando así un gasto común a la burguesía, que ya no debería costearlo ni de su bolsillo ni restándolo a su acumulación de capital. Pero estos sectores están en total decadencia, si no prácticamente desaparecidos, en los países ricos. A escala mundial también van escaseando, sobre todo aquellos a quienes se puede exprimir también para costear el armamento.
Si existiesen esos sectores en abundancia, en vez de dedicarse sobre todo a hacerles pagar armamento, los utilizarían los sectores I y II para venderles bienes de consumo y algunos de infraestructura para facilitar sobre todo la expansión del comercio y la explotación de sus materias primas, etc. Es precisamente porque esos sectores extra-capitalistas solventes se reducen drásticamente para las necesidades que tiene en ese momento el capital, por lo que éste debe lanzarse a una escalada armamentista para pelearse por lo poco que queda y secundariamente para utilizarlos como consumidores forzados de lo que sólo para el capital tiene valor de uso.
Así que el armamentismo no puede resolver el problema de los mercados extra-capitalistas para satisfacer la necesidad del capital de inversiones con mayor tasa de ganancia al disponer de consumidores para absorber todas las mercancías que es capaz de producir. Sólo puede ser de ayuda al capitalismo en su conjunto cuando mediante la venta de armas a países poco desarrollados, son pagadas por impuestos a grandes masas de campesinos y artesanos, lo que por otra parte tampoco es sencillo si esos países no tienen el debido sistema recaudatorio y hay poco que sacar de masas demasiado pobres, salvo que lo haga indirectamente mediante los impuestos a las clases dominantes no capitalistas que previamente ya les extraen sobre trabajo no pagado.
La plusvalía producida por los trabajadores/as del sector I (medios de producción) se realiza por la venta al sector II y al sector III y a los Estados semi-feudales (infraestructuras...). La plusvalía producida por los trabajadores/as del sector II (bienes de consumo) se realiza con la venta a esos mismos trabajadores/as, a los del sector I y III, a la burguesía de los tres sectores y a los exteriores al capitalismo (campesinos independientes, artesanos, élites semi-feudales...), tanto nacionales como extranjeros. La plusvalía producida por los trabajadores/as del sector III (medios y servicios de destrucción) se realiza mediante las compras por el Estado con los impuestos a la burguesía y a trabajadores/as de los tres sectores, y de los exteriores al capitalismo, tanto nacionales como extranjeros.
En el caso de los medios de producción y bienes de consumo, eso forma parte del ciclo normal de reproducción del capital en su conjunto, del proceso de acumulación del capital. En el caso del armamentismo es como si el conjunto de la sociedad subvencionase la realización de la plusvalía en el sector III que de otro modo, aunque producida, no se podría realizar con la venta porque no sirve directamente al proceso continuado de acumulación de capital, salvo por medio de la "diplomacia de las cañoneras" (la presión de una potencia militar para obtener todo tipo de ventajas) y la guerra, pero con el riesgo de ser destruido el país capitalista que lo utilice.
¿Saca el capital en su conjunto alguna ganancia de plusvalía de todo esto? La realización del beneficio del sector III es posible gracias a una pérdida de plusvalía (como cuando compran para sus caprichos) que deben sacrificar los capitales del sector I y II (pérdida de ganancia presente y de la que podría generar en el futuro si la hubiesen invertido) a través de los impuestos. Haciendo un balance global, la ganancia real para el capital en su conjunto, está en el impuesto sobre los salarios de los trabajadores/as (de todos los sectores), porque eso es una forma indirecta de extracción de plusvalía, un fruto de su trabajo que se les extorsiona, y que por tanto en realidad el capital en su conjunto no llega a pagar aunque sí lo haya hecho la empresa que abonó el salario, y en la parte de la plusvalía de los trabajadores/as del sector III que sí llega a realizarse gracias a los impuestos a los sectores extra-capitalistas (campesinos independientes que no explotan fuerza de trabajo, artesanos) del propio país. La extorsión sobre estos productores (de los ingresos de su trabajo, al obligarles a pagar lo que no han solicitado) permite la realización de la explotación del proletariado del sector III. Así que se producen dos víctimas, a diferencia de las mercancías que sí son bienes y servicios útiles que sólo tienen la víctima (si no entramos en más detalles sobre el tipo de producción y consumo) en el trabajador/a que las produce y genera plusvalía.
Si las armas se venden al extranjero, se puede considerar que para el capital de la nación exportadora todo son ventajas, pero visto desde el capital en su conjunto, la situación es la misma que la expresada antes, si bien en este caso los capitalistas que tienen la pérdida son los que pagan los impuestos en el país comprador, y la realización de la plusvalía se logra gracias a sus trabajadores/as, campesinos y artesanos, que también pagan sin obtener nada útil a cambio.
Desde el punto de vista del proceso de acumulación del capital global, los gastos en armamento son gastos improductivos porque su valor de uso no permite una posterior acumulación de capital; una pérdida, aunque necesaria por muchos motivos. Tiene parecido con el consumo de lujo de la burguesía, tanto personal como en la presentación de la empresa, que es improductivo, puro despilfarro de plusvalía, pero necesario para dar una imagen de solvencia y liquidez, de confianza en sus propios negocios, que la inspire también a proveedores (mercancías y crédito) y clientes. La ventaja por tanto, está en hacer que parte de esa pérdida (cuanta más parte mejor), recaiga sobre la población trabajadora al interior del capitalismo o exterior a él. Vamos, que sus gastos colectivos como clase, no los paguen de sus beneficios (nuestra plusvalía) como ocurre con sus gastos personales, sino que esa nueva ronda la paguemos también nosotros, esta vez de nuestros ingresos a través de los impuestos.
Pero desde el punto de vista de la lucha de clases e inter-burguesa, el gasto armamentístico es necesario para el proceso de acumulación de capital debido a los intereses enfrentados entre los capitalistas de diferentes Estados y alianzas imperialistas, para asegurar su mercados de compra y venta o conseguir más, por la presión diplomática y/o la guerra, y también para disponer de un buen arsenal contra el proletariado y demás capas sociales explotadas y oprimidas.
Lo que ocurre es que la tendencia a rentabilizar a tope el valor de uso de esa inversión, con la guerra, pone en peligro a los que la intenten y hasta la existencia misma del capitalismo si se lleva hasta el extremo de una guerra mundial con uso de armamento nuclear.
Que el capitalismo necesite cada vez más del armamentismo del Estado para eludir al menos durante un tiempo sus crisis y para favorecer políticas imperialistas, demuestra que no puede existir el capitalismo "puro" del mercado, que la acumulación de capital depende de la esterilización de capital, que sus fuerzas productivas dan paso cada vez más a fuerzas destructivas, que la expansión del mundo de las mercancías tiene mucho de agresión, que la burguesía debe prepararse para la represión de sus conciudadanos (golpes de Estado, etc.) como si fuese una guerra contra el extranjero.
Si bien durante mucho tiempo el armamentismo puede evitar males mayores al capital, supone una detracción, un desvío de plusvalía, y esto a la larga crea problemas sobre todo si aumenta el gasto. Las empresas que se benefician directamente de ese gasto, ven compensados con creces los impuestos que puedan pagar al Estado, con sus ventas al mismo. Pero aquellas que no se benefician directamente de ese gasto, parte de la plusvalía que han obtenido (beneficios), en lugar de acumularla en su inversión, deben entregarla al Estado en forma de impuestos. Si ya pueden tener dificultades con su tasa de ganancia debido a inversiones crecientes (maquinaria, salarios...), la retirada de esa parte de la plusvalía obtenida, las aumenta. Por otra parte, los impuestos que paga el proletariado al Estado, salen de su sueldo. Con el impuesto, la burguesía en su conjunto recupera parte del salario conseguido por los trabajadores/as en la relación de fuerzas, para un valor de uso (armamento) que el trabajador/a no habría comprado y que sólo a ella interesa, es decir financia el consumo no privado sino común al conjunto de la burguesía a través de su Estado. El burgués individual tiene un cierto conflicto con los intereses de su clase. Así como le interesa pagar el mínimo de salario a sus trabajadores/as siempre que otros empresarios no hagan lo mismo y por tanto pueda haber compradores solventes para sus mercancías, tiene también un cierto conflicto con los gastos de armamento. Por una parte es un consumo común para la defensa de su clase y en la relación de fuerzas con otros capitales nacionales, que en gran parte se financia a costa de los salarios que la burguesía se ha visto obligada a ceder. Por otra, si no tuviese que financiarlo ni él ni el trabajador/a con sus impuestos o la cuantía fuese mucho menor, podría más fácilmente rebajar el salario argumentando que no habría un perjuicio real porque tampoco se paga impuesto, y aumentar la tasa de explotación, y con ello compensar más fácilmente el aumento en las inversiones, o de no bajar el salario real, que al menos no se ahorrase, sino que se dirigiese al consumo, a aumentar la demanda que absorba una mayor producción que ascienda con su beneficio la tasa de ganancia. La extorsión producida en los salarios de los trabajadores/as y de los extra-capitalistas a través de los impuestos es un beneficio para el fabricante de armas, pero una esterilización de plusvalía y trabajo no pagado. Al capital le podría haber convenido más que con esos impuestos el Estado le prestase otras ayudas que permitiesen un proceso de acumulación de capital que tuviese continuidad, sin esterilizarse. Y los impuestos que paga el capital, son también una pérdida de plusvalía.
Que el Estado se sirva de la emisión de deuda y de los préstamos de la banca que poco a poco y con intereses deberá pagar, alivia la presión impositiva sobre el capital y el trabajo, distribuyendo en el tiempo el peso de la carga. El capital financiero dará créditos al Estado para pagar el armamento y créditos al fabricante para lanzar la producción. El beneficio del banco no se diferencia en substancia del beneficio del empresario del sector III. En cualquier caso la plusvalía que obtenga la banca del cobro de los intereses, vendrá de los impuestos a otros capitalistas y a la población trabajadora, que es con lo que obtiene sus ingresos el Estado y con lo que se hace posible la realización de la plusvalía producida en el sector III. No proviene de una explotación como sería dar crédito para la producción de mercancías que logran venderse (maquinaria o bienes de consumo) que sirven a su vez para producir más mercancías (compradas por el sector II al I, o para mantener una fuerza de trabajo del I y del II que así podrá seguir generando plusvalía) y avanzar en el proceso de acumulación, a diferencia de la esterilización que implica el armamento cuya verdadera rentabilización sólo puede ser la destrucción del competidor en la guerra, pero con el riesgo de sufrirla también.
Cuanto más se desarrolla el armamentismo, más problemas acaba generando, el Estado tiene que recurrir a más créditos, aumenta su déficit, se pierde plusvalía y trabajo no pagado.
Por tanto, el armamentismo, que a escala mundial viene jugando un papel importantísimo en la intervención del Estado en la economía y su peso en ella, fue lo que sacó al capital de la crisis de 1929 pero no como "sector de la economía" sino mediante el valor de uso de su producción, o lo que es lo mismo, mediante la IIª Guerra Mundial, y como "keynesianismo militar", puede en algunas circunstancias atenuar los problemas inmediatos del capitalismo, pero es una expresión de su crisis latente y de su decadencia histórica y nunca podrá ser una solución a sus contradicciones fundamentales, la superación de la tendencia a las grandes crisis y los límites históricos del capitalismo, como lo demostró la crisis de 1973, las posteriores y la que venimos arrastrando desde 2007, a pesar del desarrollo del armamentismo durante la era de los presidentes norteamericanos Bush (padre e hijo).
En la medida en que la burguesía se concentra en él y lo considera una solución, agrava sus problemas y contribuye a sus crisis, como un sector I en permanente sobreproducción. Esta es una de las causas por las que se hundió la URSS. Y para la Humanidad es una amenaza y causa permanente de sufrimiento.
¿Cómo le va a la industria armamentista en esta crisis? Como cabía esperar, bien, mucho mejor que a otros (El País, 28-2-2012, "El mercado global de armas capea con éxito la crisis. La compras de los países emergentes impulsan un sector en expansión", con datos interesantes)
La inflación se fue convirtiendo en una condena en los años 60. El capital, con inversiones cada vez más costosas en plantas y bienes de equipo, no conseguía explotar al proletariado y vender mercancías lo suficiente para obtener un porcentaje de beneficio con respecto al total de la inversión igual al de años anteriores, y pretendía resolverlo con la trampa de la subida de precios, de la inflación, que devaluaba el salario de los trabajadores/as pero impulsaba a estos a nuevos aumentos para compensar su pérdida, y creaba dificultades a la competitividad por precios superiores.
En el siglo XIX los impuestos los pagaba el capital de la plusvalía. Pero en el XX cuando los trabajadores/as tienen mayores ingresos, también pagan directamente impuestos por sus rentas y por los impuestos al consumo. Sin embargo, el Estado tiene problemas fiscales porque debe cubrir muchos gastos, desde el armamento hasta los gastos sociales pasando por las subvenciones a las empresas y la educación y sanidad públicas.
En los años 60 se extendió la creencia de que el "Estado de bienestar" era irreversible, porque el capitalismo ya habría superado su época de depresiones económicas. Que con un poco de paciencia, el futuro para los trabajadores/as de todo el mundo y las siguientes generaciones, sólo podía ser cada vez mejor.
El Mayo del 68 francés y el 69 italiano nos muestran el agotamiento (aunque no el final) de un tipo de movimiento proletario (encuadramiento sindical y de izquierda) y el surgimiento de otro más adecuado a la realidad (desbordar a los sindicatos y partidos de izquierda, asambleas autónomas de los sindicatos y partidos...).
Pero una vez más el modelo de capitalismo entró en crisis, asomando en 1967 y ya claramente en los años 70 (acompañado por la "crisis del petróleo"), y en lo que se refiere al papel fundamental del Estado en los países "socialistas", con el estancamiento de los 70 y derrumbe en los 80. Las diferentes versiones del Capitalismo de Estado, sea la "economía mixta" keynesiana o el integral de los países "socialistas", había agotado sus posibilidades.
El Estado keynesiano había ayudado a mantener la tasa de ganancia del capital privado al asumir numerosos gastos e inversiones que de otro modo habían aumentado demasiado el capital invertido para la plusvalía obtenible. Pero según pasan los años, con el crecimiento de los gastos del Estado, en armamento y también en gastos sociales, se va convirtiendo en una carga pesada para el capital y la inflación impulsada por los gastos del Estado, dificultan la competitividad en el exterior.
En la versión privada del capitalismo, el incremento de las inversiones en tecnología a fin de competir en mejor condiciones, al aumentar el valor del capital invertido, exigía que para obtener la misma tasa (porcentaje) de ganancia con respecto a la inversión incrementada, se aumentase la explotación del trabajo, con una mayor productividad facilitada por esas innovaciones y la contención de los salarios por debajo del incremento en la productividad. Los costes laborales totales, tanto directos como a través de los gastos sociales del Estado, habían subido demasiado para los imperativos de beneficio del capital. La baja tasa de paro y la cobertura del desempleo por parte del Estado, habían dado "demasiada" fuerza negociadora a los trabajadores/as, lo que dificultaba reducir los costes totales. La inflación con su subida de precios dificultaba la competitividad en los mercados exteriores. El mercado de consumo ya había conocido su límite de saturación, con la sobreproducción. La reducción de la tasa de ganancia, disminuía la acumulación de capital al desincentivar la inversión y por tanto provocaba un crecimiento económico menguante. Se generó una imprevista combinación de estancamiento (no más crecimiento) e inflación a la que se llamó "estanflación".
Es decir, el problema no era de recursos disponibles para traer el bienestar, sino de que éste pasaba a un lugar muy secundario porque la finalidad del sistema económico es conseguir beneficios y por tanto la orientación de los recursos y la relación entre las instancias sociales, económicas y políticas, debe subordinarse a eso. El beneficio se basa en la economía del valor por el tiempo de trabajo, trabajo genérico (abstracto), para obtener un plusvalor a través del trabajo no pagado, logrando mercancías con valor de cambio, para obtener dinero con la venta para acumular capital. La satisfacción de las necesidades se basa en una economía de trabajo concreto, para obtener valores de uso (sirve para esto o lo otro) y de previsión para el futuro.
La burguesía exigía unas cargas fiscales inferiores para incentivar la inversión, pero esto era sólo una excusa para aumentar los beneficios ya que en plena crisis de sobreproducción no le interesaba aumentarla. Recurrió en EEUU a una mayor producción de armamento que no depende del deseo y capacidad de compra de los trabajadores/as para venderse, sino de la decisión del Estado que le destina recursos antes orientados a los gastos sociales, con la ventaja adicional de que las armas no sirven, a diferencia de las máquinas, para producir más mercancías con problema para venderse en un mercado saturado. El gran capital, claro está, no protesta contra este verdadero despilfarro del Estado, este "keynesianismo militar" financiado sobre todo con los impuestos a la población trabajadora, pues permite también que su Estado y las empresas cuyos intereses protege se hagan más fuertes en la esfera internacional. Pero tanto los gastos militares, como la reducción de cargas fiscales al capital y la burguesía, significaban que debían reducirse los gastos sociales del Estado. Necesitaba explotar todas las fuentes de beneficio posible, así que exigió que las empresas públicas, del Estado, que podían ser rentables, se privatizasen, y a la vez que se cerrasen aquellas que no lo eran si podía obtenerse sus recursos de un modo más competitivo en el exterior (el caso, por ejemplo, de la minería del carbón). El desempleo que esas medidas provocaron le facilitó el objetivo de disminuir los salarios y empeorar la legislación laboral y social. El capital financiero exigía a la vez su desregulación a fin de tener las manos libres para entrar en negocios de mayor riesgo y beneficio potencial.
Esta fue la etapa del "neoliberalismo" representada sobre todo por el presidente Ronald Reagan en EEUU y de Margaret Thatcher (la "Dama de Hierro") en el Reino Unido, en la década de los 80. Se significaron por su clara política de agresión al movimiento obrero hasta infligirle importantes derrotas para poder imponer su política. La "purga" económica del capital devaluado provocó el cierre de muchas empresas y un aumento inusitado del desempleo, para debilitar más a los trabajadores/as y empeorar sus condiciones de trabajo y salariales. Empezaron los recortes al "Estado de bienestar" allí donde lo había.
El "neoliberalismo" ya se había estrenado con un bautismo de sangre en la década de los 70 en el Chile del general golpista Pinochet y en la Argentina de la también golpista Junta Militar, imponiendo el imperio del "mercado" con la ayuda del terror de Estado. Porque como sus principales teóricos defienden, el capitalismo ideal sin asomo de oligopolios (el real está dominado por grandes empresas) regido el mercado por la competencia (la realidad tiene una competencia muy relativa debido al gran capital), necesita un movimiento obrero aplastado (esto sí que debe ser muy real) que no cuente siquiera con sindicatos con capacidad de negociación porque esos sí son "un monopolio que distorsiona el mercado" que debería relacionar a agentes sueltos de igual a igual, la empresa y el parado. No les preocupó que de su mercado ideal lo único real fuese la parte que tocaba al proletariado; para el caso (explotar) debe ser suficiente, tampoco hay que ser tan exigente con la adecuación de la realidad de la burguesía al ideal neoliberal. ¡Qué profundidad de pensamiento la de esos premios Nobel; cuánto interés de clase disfrazado de "ciencia" imparcial! Mientras ellos viajan en avión con pasaje de primera clase, los militares argentinos organizaban vuelos gratis a los opositores y sedados para que no se mareasen les hacían disfrutar del deporte de riesgo lanzándonos al mar sin paracaídas ni salvavidas. ¿Estarían de acuerdo estos alumnos aventajados de los Chicago boys? Evidentemente no, porque los vuelos y el entretenimiento, al ser gratuitos y a cargo del Estado, distorsionaban el mercado.
A fin de aprovechar el tirón del patrioterismo para dejar en segundo plano los problemas internos, la dictadura Argentina y la democracia de hierro del Reino Unido se enfrentaron en guerra por unas islas olvidadas, Las Malvinas o Falklands.
La lucha proletaria de aquella época tuvo sus máximos exponentes, en el Este europeo, en las luchas de los trabajadores/as polacos en 1980-1 que fueron recuperadas por el sindicalismo de Solidarnosc (con Lech Walesa a la cabeza) y las ilusiones en la democracia burguesa y el capitalismo privado frente al Capitalismo de Estado "socialista"; y en Occidente, en las de los mineros británico en 1984-5 que fueron derrotados por la "Dama de Hierro". Con anterioridad, en 1956 en Hungría, se dio una revuelta popular nacionalista con simpatías hacia el capitalismo occidental "democrático" contra el poder estalinista sometido a Moscú en la que también surgió una respuesta proletaria cuestionando con los Consejos Obreros el poder de la burguesía burocrática, pero fueron barridos por los tanques del Pacto de Varsovia. Estos repitieron la agresión en Checoslovaquia en 1968 cuando un sector de la tecno-burocracia quería reformas que diesen un mayor peso al mercado aflojando amarras con Moscú y una cierta apertura política para integrar mejor a los trabajadores/as y otras capas populares.
En los 80, el capital necesitaba un mayor margen de beneficio, dar salida a toda la producción, no podía regalarla ni siquiera venderla a costa de pagar mayores salarios. Sólo facilitaría el pago, con mayores créditos que deberían devolverse con intereses, a costa de un menor salario, y con una producción más barata. La solución no podía venir de pretender disminuir directamente los salarios nacionales, sino de plantear una estrategia de ámbito planetario de debilitamiento del proletariado, de aumento de su explotación. Había que eliminar las últimas barreras a la mundialización del capitalismo. Esta fue la tarea del "neoliberalismo" (desde los 70-80) asociado a la globalización (desde los 90), incorporando definitivamente a parte de Asia (los "tigres" asiáticos, China, India) y sacando más provecho de países próximos como México (ensamblaje de la producción con mano de obra barata, sobre todo femenina). Se vio facilitada por el desarrollo de la informática que hizo factible grandes y rápidos movimientos del capital y muchas aplicaciones en el tratamiento de la información posibilitando la organización del trabajo entre divisiones y filiales de la empresa situadas en lugares del mundo muy distantes o entre diferentes empresas cooperando aprovechando las ventajas de rentabilidad en diferentes países; también de las telecomunicaciones (satélites, internet, etc.) y de los medios y sistemas de transporte (como los contenedores para barcos y camiones).
Las nuevas posibilidades de explotación de mano de obra cualificada pero barata en los países del Este "ex-socialistas" y del nuevo proletariado en Asia, en particular en China e India, permitió trasladar empresas de bienes y servicios, generar paro en los países ricos, debilitar al movimiento obrero, reducir las cargas fiscales sobre las empresas ante el chantaje de su deslocalización y por la sagrada "competitividad", retroceder en la legislación laboral y social, y con todo ello presionar a la baja los salarios y las prestaciones sociales del Estado, aumentando así los beneficios.
Si ya en los años 80 con las "reestructuraciones" de sectores enteros de la economía, desmantelamiento de fábricas que afectó a varios países europeos como España y Gran Bretaña, lo que había sido durante décadas zonas proletarias que habían acumulado una gran experiencia de lucha y creado con mucho sacrificio un tejido social de relaciones cómplices y organizaciones, con un relevo generacional, incluso de padres a hijos en la misma empresa, se vino abajo (en España, recordemos por ejemplo la minería asturiano leonesa con un historial impresionante de luchas heroicas y de las más radicales de la historia de España, o la margen izquierda del Nervión en Vizcaya dependiente de los altos hornos y del sector naval y su papel como referente durante el franquismo...), con la globalización esto se agudizó por la facilidad de las empresas para "deslocalizarse". Se instalaron nuevas empresas en países del Este donde el proletariado apenas había podido mover un dedo durante el estalinismo, carecía de experiencias de lucha y organización autónoma, o a China, con un nuevo proletariado industrial recién salido del campo y que confundía comunismo con la dictadura del Partido y del nuevo patrón capitalista, muchas veces extranjero. Si este nuevo proletariado tendrá que ir aprendiendo según le golpee la crisis, en tanto se ha perdido el "capital" social costosamente acumulado en otros países, que aunque en muchos aspectos trasnochado tenía elementos valiosos, aunque fuesen simbólicos y de memoria histórica, que a su vez había perdido la continuidad con otras fases del proletariado, sobre todo de la década de los 20 y 30. Si esta crisis nuevamente está demostrando que no hay conquistas sociales garantizadas para el proletariado en el capitalismo, las sucesivas etapas por las que éste ha hecho pasar al proletariado, le han hecho perder las conquistas que trabajosamente había logrado en lo "intangible" pero tan valioso, que le ayuda a reconocerse como clase con una continuidad histórica, con unas experiencias que los más veteranos pueden traspasar a los recién ingresados al mundo del trabajo a la primera lucha que se presente.
En la década de los 90 se dan las guerras en la que fue Yugoslavia. Los conflictos nacionalistas, las matanzas, las "limpiezas étnicas", la violación sistemática de mujeres, los campos de concentración, mostraron el poder de la burguesía nacional e internacional (en particular Alemania) para alistar a la población tras sus objetivos, y la falsedad de un "socialismo" (Capitalismo de Estado), que había dejado tan desarmado ideológicamente al proletariado yugoslavo, dispuesto para ser víctima de maniobras que parecían retrotraer a la primera mitad del siglo. Que esto ocurriese con tanta impunidad a las puertas de Europa Occidental indicó también la desorientación y debilidad del proletariado de los principales países que no fue capaz de hacer nada, en particular el de Alemania, cuya burguesía estaba implicada en el azuzamiento de las tensiones yugoslavas, para abrir la zona a su influencia.
Algo similar cabe decir del proletariado de la antigua URSS, Alemania Oriental, y demás países del Este, totalmente desbordados por la burguesía, inicialmente por las ilusiones de mejorar su vida y de una mayor libertad, pero, en la ex-URSS, viendo como caían en picado sus condiciones de vida por la transformación de la tecno-burocracia "comunista" en una nueva burguesía oligopólica con rasgos de aristocracia mafiosa que llevó incluso a un descenso de la esperanza de vida de los rusos.
La lección es que sin un poder basado en los Consejos de Trabajadores y sin una lucha decidida contra la división clasista del trabajo, en las empresa, la educación, la administración pública, con una planificación democrática, estamos condenados a reproducir la sociedad de clases de explotación y el Estado opresor, pasando de un modelo a otro de capitalismo y sufriendo las peores lacras de esas sociedades, de los campos de trabajos forzados (gulag) a los campos de "limpiezas étnicas" y los poderes mafiosos.
La desaparición del bloque militar del Este "socialista" no impidió un relanzamiento del armamentismo, el surgimiento del fenómeno de los ejércitos privados de mercenarios al servicio del Estado (los "contratistas") y un imperialismo más agresivo (los presidentes Bush, padre y luego hijo, en los EEUU, y sus aliados).
La búsqueda desenfrenada de beneficios, ante los límites a la explotación del trabajo y de los mercados solventes, teniendo en cuenta que la burguesía los había limitado al cortar la relación que existía en el fordismo entre las mejoras de la productividad y los aumentos de salarios (siempre que no impidiesen el mantenimiento o ascenso de la tasa de ganancia), y disponiendo de una enorme cantidad de dinero inactivo por la sobreacumulación de capital en la inversión productiva, impuso la liberalización (desregulación) de los mercados financieros, lo cual condujo a la especulación desenfrenada (de acciones, inmobiliaria...), generando burbujas que sólo podían terminar estallando, y la "financiarización" (poder del capital financiero sobre la economía productiva y escalada de los productos financieros parasitarios y especulativos sobre los bienes y servicios reales).
La burguesía ha comprometido a parte de los trabajadores/as y "clases medias" en la financiarización. Al suprimir el sistema público de pensiones por privatización o porque ese sistema no puede asegurar una jubilación digna, o por ser reducida y para complementarla, hace que trabajadores/as, empleados y funcionarios inviertan en los fondos de pensiones que intervienen en la bolsa, con la compra de acciones y bonos del Estado. La burguesía busca así tres objetivos: 1º desentenderse del problema, reduciendo o eliminando su contribución a las pensiones; 2º implicarlos en la mentalidad burguesa de que "el dinero crea dinero", interesarlos por participar en la explotación y especulación bursátil, y, 3º jugar con ese capital en las maniobras internacionales especulativas y los diversos timos financieros, lo que puede llevar al final a que los inversores vean en grave peligro su pensión privada.
La burguesía estaba entusiasmada consigo misma, había logrado superar las crisis de los 70 y 80 y dado un gran "salto adelante", debilitando y desorientando a los trabajadores/as gracias también al hundimiento de los Estados "socialistas". No podía entender que no se trataba de un progreso real que abría un futuro aun mejor, que el capitalismo no se había superado a sí mismo, sino que seguía su declive iniciado a principios del siglo XX, aunque con una evolución en dientes de sierra, con tendencia descendente. Que no estaba abriendo nuevas fronteras, nuevos continentes como en el siglo XVIII y XIX, sino ante todo apurando los límites de su sistema, aprovechándolo al máximo y en ese afán, incluso forzando y haciendo trampas con sus leyes de funcionamiento, en particular la ley del valor basado en el trabajo genérico (abstracto), el trabajo no pagado como único origen auténtico y sostenible del beneficio.
La necesidad de favorecer una demanda solvente en las empresas, los particulares y los Estados, para absorber todo tipo de producción (máquinas, autopistas, automóviles, televisores, viviendas habituales y segundas residencias, trenes de alta velocidad, armamento...) y también de los productos financieros, llevó al abuso del crédito a niveles astronómicos, creando una demanda solvente, sí, pero artificial, sin una capacidad de pago global real. La necesidad de liquidez provocó el endeudamiento de unos bancos frente a otros. Los riegos que todo esto entrañaba llevaron a buscar la "seguridad" en las titulaciones de las hipotecas y los famosos "derivados", haciendo trampas para conseguir más beneficios, generando una pirámide especulativa ("economía de casino"), lo cual añadió más leña al fuego. Supuestamente este gigantesco endeudamiento tenía una base en la economía real: el valor de los inmuebles (viviendas, rascacielos de oficinas, etc.) o de las acciones, y su perspectiva de crecimiento. Pero esto no era real, sino resultado de la especulación. Burbujas sostenidas en burbujas, pirámides invertidas sostenidas en pirámides invertidas.
Esta gran burbuja de endeudamiento planetario y especulación, dada la imposibilidad de extraer del trabajo (la economía productiva), fuente última del beneficio real, todas las ganancias que reclamaba, terminó pichándose, como ocurre con las burbujas, por algo tan poca cosa, tan simple y a la vez revelador como la imposibilidad de pagar los préstamos (devolución e intereses) por parte de unos deudores norteamericanos insolventes (trabajadores/as de pocos recursos, bajos salarios, subempleados o sin empleo, o simplemente propietarios que no pueden hacer frente a una gran subida de los intereses), los subprime, como podía haberlo hecho por cualquier otro pequeño incidente pues ya se estaba insostenible, tanto por los factores financieros como por la sobreproducción de viviendas dadas las irreales expectativas de poder venderlas. Pero eso se desató además porque lo que supuestamente respaldaba su solvencia o era una garantía para el acreedor, el precio al alza de las viviendas, no era real, sino la sobrevaloración fruto de una burbuja especulativa que, como no podía ser de otra manera, estalló, viniéndose abajo los precios, la solvencia artificial y la garantía para los préstamos, tanto para los que ya no podían pagar como para los que todavía sí, pues seguían siendo de alto riesgo (subprime) y si también dejaban de pagar, el banco (en el sistema hipotecario de los EEUU diferente al de España) cobraría con una propiedad desvalorizada, tal vez incluso por debajo de la deuda pendiente. Muchos se encontraron en esa situación cuando al extenderse la crisis perdieron su empleo o vieron reducido su salario. Si su deuda pendiente era inferior al precio actual de la vivienda, al venderla podrían salvar algo, de lo contrario, si el valor de la vivienda era inferior a la deuda, podían cancelarla totalmente con la entrega del inmueble. De ahí que algunos deudores prefirieron, en lugar de seguir pagando, entregar la vivienda al banco, porque valía menos que la deuda pendiente, con lo que de hecho, a valores del mercado, es como si devolviesen por una deuda menor. La adjudicación de viviendas por debajo de su valor de tasación o por debajo de la deuda pendiente, creo un gravísimo problema en los balances de las entidades prestamistas. Los acreedores se lo buscaron porque esa burbuja fue propiciada por la banca como ofertante de préstamos, la base de su negocio (intereses y comisiones, titulaciones y derivados...), incluso con información engañosa. Por ello los subprime llegaron a ser una quinta parte de los préstamos hipotecarios.
La responsabilidad de las subprime recae totalmente sobre los bancos que ofrecieron y concedieron esos préstamos. Conocían muy bien la nula o dudosa solvencia de los deudores a quienes buscaban para ofrecérselos, y los riesgos de la operación. Pero tenían interés en concederlos porque estaban incentivados económicamente por las entidades que veían el verdadero negocio en las titulaciones y los derivados financieros que surgían de ahí. En cuanto al riesgo, con las titulaciones pasaban a otros la "patata caliente", y los efectos tóxicos de la operación querían creer que se diluirían en el proceso, cuando era todo lo contrario, al extender a todo el sistema la sombra de la duda. En tanto, la concesión de esos préstamos subprime daba salida a las viviendas recién construidas por las que habían concedido préstamos a los promotores, alimentaba la especulación de la burbuja inmobiliaria, la solvencia de los prestatarios que veían cómo su vivienda se revalorizaba y les permitía consumo a crédito (el "boom" de las tarjetas y de la financiación del consumo), la subida de precios de la vivienda y el negocio seguro que se podía hacer con otros prestatarios solventes al solicitar créditos más elevados, que a su vez se titulizaban y daban lugar a más derivados.
Sabían perfectamente lo que estaban haciendo, jugar con fuego, pero como todos los listos, creían que podrían escapar a tiempo con la jugada de las titulaciones y derivados. Y en último extremo, el rescate del Estado.
Es más, las principales entidades financieras del país, abusivamente, con el llamado "robo-signing", dieron órdenes ilícitas de embargo que privaron de sus viviendas a al menos 750.000 familias, que ahora serán compensadas por el acuerdo de muchos Estados de la Unión con dichas entidades que quieren librarse de la vía judicial (El País 10-2-2012).
Gracias al desastre de las hipotecas subprime, algunos tiburones financieros de Wall Street se forraron. Es el caso de John Paulson, el rey de los fondos de alto riesgo o hedge funds, que ganó miles de millones de dólares. Con este señor y otros de su estilo se ha reunido el lunes 27 de febrero en Nueva York el Ministro español de Economía y Competitividad, señor Luis de Guindos, para desayunar y "venderles, entre tostada y tostada, las bondades de las reformas del nuevo Gobierno" español del PP (El País, 26-2-2012).
El respaldo del valor en alza de sus viviendas facilitaba también a los norteamericanos el endeudamiento para el consumo de bienes duraderos y servicios (electrodomésticos, muebles, automóvil, seguro médico, escuela, universidad, vacaciones, etc.), una demanda "solvente" que tanto necesitaba la producción mundial de mercancías para que el conjunto del capital pudiese realizar el beneficio. Esto favoreció que una pieza del sistema arrastrase a tantas.
El asunto, si adquiría dimensiones importantes para los bancos afectados, se convirtió en una pesadilla mundial porque esos bancos, de forma tramposa, habían titulizado y con bancos de todo el mundo comercializado con derivados especulativos de todo tipo a partir de esas hipotecas. Así desembocamos en la crisis de 2007 que continúa, aunque cambiando en algo sus manifestaciones.
El Estado, desde el banco central (la Reserva Federal), impulsó el proceso con los tipos de interés iniciales bajos, e hizo la vista gorda porque el capital conseguía grandes negocios, el sector de la construcción hacía de locomotora de otros muchos sectores económicos, se obtuvo un crecimiento económico y mayor empleo, aunque más tarde todo esto se pagase caro, sobre todo por parte de los trabajadores/as. En tanto, se fomentaba la codicia especulativa en la pequeña burguesía y baja burguesía, el culto a la propiedad privada, el consumismo, el "modo de vida americano" y la realización del "sueño americano" incluso para los que estaban en el escalafón inferior. Algo imposible de generalizar a toda la Humanidad aunque sólo sea por su impacto insostenible en los recursos y en la Naturaleza.
Este fue el secreto de la elogiada "expansión de Bush", que con una industria nacional debilitada por la competencia de Japón, Europa, China, y la deslocalización de gran parte de la producción a México y Asia, tuvo que echar mano de la construcción como principal motor de la economía.
De todos modos la crisis también iba a estallar en España, y otros países como Irlanda, como anteriormente en Japón, detonada por la especulación con el precio de la vivienda, su sobreproducción por encima de la demanda solvente (con dinero), y aunque sin suprime propiamente dichas, por el altísimo endeudamiento de las familias trabajadoras y de la pequeña burguesía.
El endeudamiento con un crédito fácil e incluso barato no ha sido un regalo del capital, sino parte de su estrategia de empeoramiento general de las condiciones de vida del proletariado. Lo demuestra la creciente desigualdad social (ricos cada vez más ricos, acaparando un mayor porcentaje de la riqueza social) y datos como que en España el precio medio de una vivienda de 90 metros cuadrados equivalía en 1997 a 4,3 años de salario anual medio, y en 2007, a 9 años, y que entre 2002 y 2009 el salario medio creció un 13,7% en tanto la cesta diaria de la compra (sobre todo alimentación) un 48%, cuando el cuestionable índice oficial de precios (IPC) indica un 22,7%, siendo los productos tecnológicos lo único que ha ido bajando de precio, en algunos casos de forma muy notable (imagen y sonido) tanto por mejoras técnicas como por mano de obra más barata sobre todo en Asia. En tanto, el sector de bienes y servicios de lujo se ha disparado, dado el consumo ostentoso de la burguesía.
En España, la suma actual de la morosidad de inmobiliarias y constructoras asciende a 74.000 millones de euros y las de las familias por la vivienda a 17.700 millones. Si tenemos en cuenta los activos inmobiliarios que, por los impagos, ya se han adjudicado las entidades financieras, el 73% de la morosidad corresponde a promotores y constructores (con un 23% del crédito total), y el 8% de la morosidad es de los hogares (con un 35% del crédito hipotecario total).
Pero con el agravamiento de la crisis aumentará la de las empresas (menos ventas) y también la de las familias (menor salario, despido, agotamiento del subsidio de desempleo y de la indemnización, los ahorros, las ayudas de familiares...). La refinanciación de préstamos ha permitido posponer el problema con la esperanza de que mejore la situación, pero con la profundización de la crisis, va a resultar mucho más difícil y lo refinanciado se convertirá en morosidad.
La cifra total de morosidad entre todos los sectores roza los 134.000 millones de euros. Como la situación va a empeorar, hay que añadir, según diversos analistas, de 65.000 a 200.000 millones de euros con alto riesgo de impago (El País, 24-01-12).
Aquí se ve la mentira del capital cuando intenta culpabilizar a la población trabajadora de la crisis inmobiliaria ("vivir por encima de vuestras posibilidades") porque los morosos son, con enorme diferencia, las empresas, y ellas las que han creado el enorme agujero de la banca que procurará llenarlo con nuestros impuestos, es decir, que se culpabiliza a los que vamos a pagar por otros. Una deuda entre capitalistas que pagaremos los trabajadores/as y sectores populares.
Y luego nos soltarán discursos sobre la eficiencia del Mercado para asignar los recursos entre los diversos sectores, adecuar la oferta y la demanda, etc., y de la banca para hacer circular sabiamente el dinero según las necesidades del mercado. Se les olvida el requisito de que puedan echar mano a nuestro bolsillo a través del Estado para pagar su desastre. Ni bancos, ni bancos centrales, ni gobiernos, ni todo el personal de economistas burgueses, ni con toda su informática, matemáticas y diagramas en colores, han podido domar la fiera que ellos han criado y a la que han dado rienda suelta. Pero retribuyen su incompetencia con rentas de escándalo y jubilaciones doradas, en tanto dan una vuelta de tuerca a los ajustados ingresos de los trabajadores/as que no han hecho más que cumplir lo que les han ordenado los gestores del capital.
En España, con un tejido industrial siempre débil y poco competitivo en comparación con otros países europeos (Alemania, Francia, Italia, países nórdicos...), más debilitado a causa de las reestructuraciones y cierres a partir de la década de los 80 (naval, metalurgia, textil...), dependiente en buena parte de la inversión extranjera (sector automotriz y otros), con la amenaza de un aumento del paro, un recurso fácil para impulsar el crecimiento era el de la construcción inmobiliaria y en infraestructuras viarias, dadas sus exigencias tecnológicas, de cualificación de la fuerza de trabajo, la demanda en la población y para la circulación de mercancías (fabricar aquí productos de marcas foráneas y venderlos en otros países, importar productos de la zona euro, sobre todo de empresas alemanas, etc.). En particular la construcción de viviendas era un sector tractor por su demanda de material de construcción y energía para su producción, y para su equipamiento, del sector electrodoméstico, del mueble, iluminación, textil... Crearía empleo y con ello demanda solvente de vivienda. Y en España existía una fuerte demanda nacional de los trabajadores/as jóvenes sobre todo (aunque de complicada solvencia), de la burguesía media y parte de la pequeña burguesía como segunda residencia, y otra exterior, para los turistas, tanto para hoteles, como segundas residencias o para los jubilados con recursos de la zona euro que querían sol y playa, más una adicional de inmigrantes que venían a trabajar a España pensando en quedarse y traer a la familia o en vender con ganancia la vivienda cuando decidiesen el retorno a su país, y también de nacionales como inversión para especular. Esos mismos inmigrantes serían en muchos casos trabajadores de la construcción, sector de una alta siniestralidad (accidentes) laboral.
Sobre todo con la circulación del euro a partir del 1 de enero de 2002, la banca y las cajas de ahorro españolas vieron abaratar los créditos, así que terminaron endeudándose con la banca extranjera para financiar el "boom" inmobiliario español. La banca extranjera también buscaba las rentabilidades que le ofrecía España. Esto permitía una más fácil financiación a las empresas del sector y también a los compradores. Si el crédito hipotecario se abarataba, a pesar de la estabilización de los costes de producción, se podía subir el precio de la vivienda; "bastaba" con que el comprador pidiese un préstamo mayor a devolver (con intereses) en un plazo más prolongado. Con la subida de precios, las familias deben destinar cada año mayor parte de su renta al pago de la hipoteca. Ante la previsible subida de los precios por las empresas del sector y la fuerte demanda, surgieron especuladores (empresas y particulares) que gracias al crédito barato compraban viviendas sólo con el objeto de revenderlas con ganancia. Esa especulación provenía en parte de dinero que había sido ocultado al fisco, bien por la burguesía o también por negocios sucios y que así se podía blanquear. Incluso se dieron prácticas de "mobbing" sobre los inquilinos de rentas bajas para expulsarlos, derribar el viejo edificio y sobre el solar construir uno nuevo. Las tasas a la construcción aumentaban los ingresos a los gobiernos municipales (Ayuntamientos) por lo que le interesaba la recalificación de terrenos como urbanizables. Y al Estado le venía bien por los impuestos a la compra, a la vez que las estimulaba con desgravaciones por los préstamos, con lo cual había menos resistencia a pedirlos altos. Ese horizonte de negocio fácil hizo que también se especulase con el precio del suelo, lo que permitió fortunas rápidas, recayendo el sobrecoste en los compradores de viviendas y en consecuencia el pago de más intereses por un capital prestado mayor. Entre 1976 y 2003, en términos reales, el precio de las viviendas se duplico y siguió creciendo mucho más; en lugar descender, el aumento de la oferta iba acompañado por el aumento de los precios.
Así se generó una burbuja, especulativa en los precios y una asombrosa sobredimensión del sector con la oferta de un número de viviendas muy superior a la demanda solvente factible por mucho que estuviese bajo el tipo de interés. España se convirtió en el primer país de la Unión Europea en construcción de viviendas, siendo la cifra superior a la suma de todos los países. La deuda de las empresas se disparó por los nuevos proyectos de construcción. En 2006 ya empezaron a subir los tipos de interés, y la burbuja, que de todos modos iba estallar, lo hizo en 2008 porque con la crisis de las subprime, se cortó el crédito, ya no había compradores nacionales ni extranjeros, las perspectivas de futuro no aconsejaban comprar ni seguir construyendo. Los hogares que habían pedido grandes préstamos porque la banca y las cajas se los ofrecían al tasar muy alto las viviendas (suponiendo que aumentarían de precio) y con muchos años de plazo, vieron cómo al subir el tipo de interés se elevaba mucho la cuota a pagar por el préstamo que en los primeros años es sobre todo intereses por lo que no se amortiza apenas la deuda por la cantidad prestada.
Así que la banca y las cajas de ahorros españolas se encontraron con un enorme agujero provocado ante todo por las empresas del sector a las que había prestado pensando en hacer negocio con ellas y los compradores, y debiendo a su vez dinero a la banca extranjera. En tanto, los responsables políticos y económicos, como de momento se hacían buenos negocios, hicieron la vista gorda, o se limitaron a tímidas advertencias sin tomar medidas serias ante lo que se avecinaba, aunque fuese evidente para cualquiera bien informado que no estuviese completamente cegado por la mentalidad capitalista. Que en Suecia, en la década de los 90, hubiese estallado la burbuja inmobiliaria creando terribles dificultades al sistema financiero, ni que en Irlanda o en EEUU estuviese ocurriendo lo mismo a la par que en España, a menor escala en otros países, ni el desastre previo de la burbuja en Japón, sirvieron de aviso, sino de supuesta confirmación de que era la política correcta (lo hacen los americanos y el "tigre celta", los suecos han salido adelante -porque el contexto mundial era mejor y dado el peso de la economía sueca en el mundo-) y la atracción por el riesgo con promesas de grandes ganancias si sabes retirarte en el momento justo. Los más enterados apostaban por ganar tiempo para un "aterrizaje suave" y en tanto conseguir el máximo de beneficio. Pero no hubo tal suavidad, sino un choque a toda velocidad, porque fueron incapaces de ir deteniendo la compra de suelo, la promoción y producción, la concesión de préstamos (incluso cuando el estallido era evidente), a sabiendas de que la construcción necesita "distancias de seguridad" grandes porque trabaja con tiempos largos y desde mucho antes debería haberse pisado el freno. El resultado, los trabajadores/as a la calle y los bancos ejecutan a los promotores las garantías por los impagados, se quedan con suelo y viviendas, que van vendiendo con dificultad y poniendo algunas en alquiler. Ya vemos como se auto-regula el mercado, estrellándose, y cuanta eficiencia demuestra en aplastarnos a todos. Y este fenómeno se dio con los gobiernos sucesivos del PP y PSOE.
Al estallar la burbuja, la crisis ha sido monumental, ha arrastrado al sector de las construcción y de las agencias inmobiliarias, despido a sus trabajadores/as, a los sectores que dependen de él, a la banca y al cesar el crédito, a muchísimos más, amenazando con una caída mayor, creando un espiral descendente, un círculo vicioso.
El alto endeudamiento de las familias a causa del pago del préstamo hipotecario por la vivienda, hace que se reduzca su capacidad de consumo con la consiguiente reducción de la demanda para la industria y el sector servicios.
Que el capital en España, en los EEUU, en Irlanda y en menor medida de otros países y anteriormente en Suecia y Japón, se haya embarcado en burbujas inmobiliarias y financieras asociadas a ellas, es porque había latente ya una sobreproducción generalizada de otro tipo de mercancías, por lo que la búsqueda de beneficios fáciles les empuja a la especulación inmobiliaria que a su vez acaba en otra sobreproducción.
Una crisis combinada, de sobreproducción (sin demanda solvente, con dinero) y financiera. La capacidad productiva permite que exista una enorme oferta de viviendas que esperan que alguien las habite. Sobre todo los jóvenes siguen necesitando vivienda, aunque sean pequeñas, para poder independizarse y formar una familia, pero no pueden acceder a ellas por sus precios, porque el salario no da para comprarlas con los ahorros y ni siquiera con un crédito que te hipoteque de por vida, porque carecen de trabajo o de seguridad en el mismo. En tanto existe un parque enorme de viviendas de las empresas o bancos (para cobrarse las deudas impagadas de empresas y familias) sin vender o de particulares sin ocupar; y otras familias son expulsadas de las que habitan porque debido al paro ya no pueden pagar al banco, mientras miles de viviendas permanecen vacías. Aunque también es cierto que muchas de esas viviendas no se hayan situadas donde las necesita la población trabajadora, como las orientadas como segunda residencia turística o para los extranjeros jubilados. La abundancia y el despilfarro de recursos al lado de la carencia, todo al alcance de la mano, pero imposible de tocar porque la "mano invisible" del mercado asigna los recursos de modo ineficiente y sujeta la proletaria con las cadenas del régimen asalariado. El problema de la vivienda no es que no se puedan producir o no se hayan producido, sino que los trabajadores/as no pueden acceder a ellas por culpa del sistema basado en el asalariado.
En tanto, la burbuja inmobiliaria ha causado toda clase de desmanes en el medio ambiente, asfaltando zonas que debieran preservarse, destruyendo bellezas naturales, convirtiendo el litoral español en un continuo de cemento, y deteriorando aun más las condiciones para la vida salvaje.
En 1995, la deuda acumulada en España en relación al PIB era la siguiente: la de los hogares, un 32,2% del PIB; la de las empresas, un 46,7%; la deuda pública, un 63,3%. En el mismo año, en Alemania, respectivamente, 61,5%, 51,4%, 55,6%.
En 2010, en España: la de los hogares, 84,9%; la de las empresas, 140%; la deuda pública, 61%. En el mismo año, en Alemania, respectivamente, 61,6%, 65,4%, 83,2%. (El País, 31-12-2011)
La deuda pública acumulada prevista por el FMI para el pasado 2011 es de 70,1% del PIB para España y del 81,5% para Alemania; EEUU 102%, Francia 87%, Italia 121,4%. (El País, 25-01-2012).
Teniendo en cuenta que en España el aumento del endeudamiento de los hogares se debe sobre todo a la financiación de la vivienda encarecida por la especulación inmobiliario-bancaria, que el aumento de la deuda pública alemana corresponde en gran parte a la socialización de pérdidas de la banca, está claro que la responsabilidad del problema de la deuda no recae en la población trabajadora, sino en el capitalismo con su funcionamiento desastroso. Los datos de Alemania, donde permanece igual la deuda de los hogares, mientras crece el resto, son demostrativos de lo dicho. En España la deuda pública en 2010 incluso había descendido en comparación con 1995, lo que demuestra la falsedad de que el problema originario es de deuda pública, y que lo cierto es que el ascenso de 2010 a 2011 se debe a las ayudas a la banca, al aumento del tipo de interés pagado a ella por el endeudamiento provocado en gran parte por ayudarla, por el incremento de gastos en subsidios por desempleo, y reducción de los ingresos del Estado, y aun así es inferior a la de Alemania, Francia, Italia y EEUU.
Pero es un problema porque la deuda acumulada sólo puede aumentar dado el déficit anual y las negativas perspectivas de crecimiento económico y de los ingresos ordinarios del Estado. Teóricamente podría ocurrir que un Estado se declare en suspensión de pagos porque no obtuviese créditos para al menos pagar una deuda contrayendo otra. Es lo que está a punto de ocurrirle al Gobierno de la Comunidad Valenciana (del PP) en España. El 28 de febrero de 2012 la agencia de calificación Estándar & Poors ha rebajado la deuda de la Generalitat al equivalente a "bono basura" (de BBB- a BB), debido a las incertidumbre sobre el apoyo del gobierno central, por lo que esa comunidad prácticamente no puede buscar financiación externa y debe recurrir al Estado (El País, 29-2-2012).
Así que la única vía que encuentra el Estado, respetando los beneficios de las empresas y las rentas de la burguesía, es recortar los gastos sociales, el coste del mantenimiento de la población trabajadora, y poder destinar esos recursos a para responder a su deudas con el capital.
Existe efectivamente un problema muy serio de morosidad de las instituciones, autónomas y municipales, que crea graves dificultades sobre todo a las pequeñas empresas y a los autónomos, provocando la quiebra de muchos y llevando al paro a sus trabajadores/as. Pero esto no debe pagarse a costa de los gastos sociales, pues podría resolverse con una mayor racionalidad en los gastos (sin sacrificios para los trabajadores/as públicos y el pueblo), sin despilfarros ni corruptelas, y financiado con mayores impuestos a la burguesía y evitando el fraude fiscal de muchas empresas y burgueses; pero esto "no puede ser" porque atenta a fin de cuentas a su tasa de ganancia que es lo que persigue recuperar y aumentar. No se puede querer funcionar con las leyes del capitalismo y a la vez sacrificar sus metas.
La causa de la crisis mundial no son, por tanto, las hipotecas subprime, ni los culpables hay que buscarlos entre unos trabajadores/as insolventes y perezosos (negros e hispanos, please). Tampoco en la burbuja inmobiliaria. Ni siquiera la titulación bancaria y traspaso tramposo con derivados que han contaminado el sistema financiero mundial. Todo eso es simplemente, la manifestación más superficial, el síntoma, la colilla sin apagar que ha incendiado un campo seco desde hace mucho tiempo, que igualmente se habría incendiado por un rayo o cualquier otro incidente.
La raíz sin la cual no sería posible, donde se genera toda esta dinámica y donde se hallan sus límites, es el régimen de explotación del trabajo, el régimen asalariado, la propiedad privada, la quintaesencia del capitalismo.
La dificultad para explotar más a los trabajadores/as lleva al capital a prácticas demenciales que se encuentran con la horma de su zapato también en la insolvencia provocada de los trabajadores/as, en la imposibilidad de explotarles con la elevación del tipo de interés, porque el salario no da para ello o porque se carece de él. Como la existencia del salario y su reducción para obtener más beneficios tiene su vuelta en la incapacidad de los trabajadores/as como consumidores solventes de todas las mercancías existentes, lo cual impide realizar la ganancia (debe transformase en dinero) incorporada en las mercancías por el trabajo no pagado (plusvalía). Con la crisis de las subprime el círculo se cierra; todo un retrato de la contradicción insuperable del capitalismo que lo hace ya inviable, caduco.
Fueron esas raíces y límites los que llevaron a dar créditos de alto riesgo con tal de conseguir beneficios a una inversión de la propiedad privada; los que condujeron previamente a la globalización y la desregulación financiera con sus titulaciones y derivados, lo cual permitió que un incidente no crucial y localizado prendiese la crisis por todo el mundo; los que generaron un endeudamiento desbordado propiciado por el conjunto del capital, no sólo el financiero, sino también el productivo necesitado de vender todo tipo de mercancías aunque sea con una demanda solvente a cuenta de la garantía de un bien inmueble en alza sobrevalorada por la especulación impulsada por el capital. Toda una maraña que no debe hacernos olvidar su raíz.
Declarada la crisis, los inversores y especuladores se dirigieron a los mercados de materias primas y de alimentos, generando para ellos riqueza pero provocando el hambre (mil millones lo padecen) y la muerte por inanición de miles de personas, la mayoría niños; y luego al mercado de la deuda pública, del Estado, que estamos padeciendo ahora. El capitalismo se parece cada vez más a una plaga de langostas.
A raíz de la crisis del fordismo-keynesianismo, la burguesía ha querido extender a Occidente algunos aspectos del toyotismo (por Toyota, la empresa), un sistema con aplicado en Japón, pero que tampoco lo ha librado de la crisis. El toyotismo lo implantó el capital en los años 50 tras derrotar al movimiento obrero, rompiendo los sindicatos independientes, despidiendo y reprimiendo las protestas, imponiendo "sindicatos por empresa" (más bien "de la empresa"), correas de transmisión al proletariado de los intereses del capital. A cambio de estabilidad en el empleo, préstamos a la vivienda, y mayores salarios que para el resto, a una minoría de trabajadores/as (menos de 1/4), impuso en las grandes empresas un régimen laboral en el que compromete a los trabajadores/as en su explotación creciente bajo fórmulas de aparente participación y compromiso de fidelidad canina a la empresa (identificación con la empresa a través de la "cultura de empresa" o estilo particular, vocabulario, vestimenta, rituales, etc.), sistema de trabajo (objetivos y pagos) en equipo (responsabilidad colectiva) para que cada trabajador/a se convierta en el vigilante de su compañero, presionándose mutuamente a cumplir los criterios de la empresa (ahorrándose capataces, pero con control informático), realización de múltiples tareas, rotando en los puestos, pero manteniendo la división clasista del trabajo (o sea, flexibilidad) y para extraer la experiencia, sugerencias, iniciativas y creatividad obrera en beneficio de la patronal (expropiación del saber obrero, aumento de productividad y calidad -reduciendo costos y sin peligrar futuras ventas por una mayor duración del producto- a cambio de un plus salarial), incentivación para unos objetivos que una vez alcanzados se convierten en obligatorios y elevan más el listón para los trabajadores/as, un máximo de flexibilidad y disponibilidad de las plantillas en función de las necesidades de la empresa para cumplir con el sistema de "Justo a Tiempo" (evitar stocks, atención rápida de los pedidos...) para lo que es fundamental recurrir también en una enorme escala al trabajo precario y la subcontratación con empresas periféricas que son las que soportan las variaciones del mercado, despidiendo cuando les sobra el personal, ajustándose en el sistema toyotista la fuerza de trabajo a las necesidades del capital al evitarle los "tiempos muertos" o de bajo rendimiento forzoso y pagado. Se establecen relaciones entre equipos y secciones que tienen un componente competitivo y de presión mutua, para debilitar así el compañerismo y solidaridad frente a la empresa, y la mentalidad de ser competitivos contra el "oponente exterior", los trabajadores/as de otras empresas. Todo el poder de decisión queda en manos del capital (objetivos, organización, salarios, inversiones...). El resultado, entregarse en cuerpo y alma a la empresa, trabajar sin fin, horas extras no pagadas, apenas días de fiesta y vacaciones al año, sometimiento total, pocas horas de descanso al día, un altísimo estrés y el fenómeno típicamente japonés de la muerte súbita a causa del agotamiento crónico, nervioso y físico, en el trabajo (el Karoshi, que también se refiere a los que sobreviven a esos ataques cardiacos y cerebrales sobre todo, afecta al año a 10.000 trabajadores/as -alguna fuente dice que estos son los fallecidos-). Pero esto no es exclusivo de Japón ni del toyotismo. En Francia, en 2010 se hizo famosa la empresa France Telecom por la oleada de suicidios entre sus empleados.
Como tampoco era suficiente y aumentaba el rechazo al toyotismo sobre todo entre la juventud, para lograr una mayor competitividad, sustituyeron trabajo vivo por robotización (pintura, soldadura...), y trasladaron plantas a otros países asiáticos con menores costes salariales, obligando a hacer el mismo trabajo a menos empleados, presionando así a la baja los salarios en el propio Japón. Entre el resto de los trabajadores/as abundan los que están en condiciones parecidas e incluso peores pero sin los "privilegios" de los toyotistas. Este es el secreto del "milagro japonés" que ha extendido sus métodos de explotación sin las "ventajas" del toyotismo a otras partes de Asia, pero que no ha podido evitar la crisis de sobreacumulación de capital (capacidad productiva) por la sobreproducción (depende del estado del mercado mundial por mucho que "planifiquen" en la empresa con el "Justo a Tiempo") y la crisis desde los 90 por el estallido de la burbuja especulativa financiera e inmobiliaria (años 80) que ha mantenido a Japón en el estancamiento durante más de una década, a la que pronto toma el relevo la crisis mundial, repuntando para el próximo año en parte gracias a las necesidades de reconstrucción a causa del reciente tsunami (11 marzo 2011). ¡Y esto nos lo quieren vender como democratización y participación de los trabajadores/as en la empresa, garantía de prosperidad y mejoras para todos! ¡Régimen asalariado del trabajo puro y duro!
El resultado incuestionable de la época "neoliberal" y de la globalización es que ha aumentado enormemente la desigualdad entre las clases sociales, pues la burguesía, los más ricos, se han hecho muchísimo más ricos y poderosos, aunque haya disminuido la desigualdad entre muchos países porque la población trabajadora de los ricos se ha empobrecido y en tanto la de muchos países pobres ha podido sobresalir algo de la miseria (entre los millones de chinos e indios, por ejemplo), ha emergido una clase media y una burguesía de nuevos ricos con diferencias de escándalo con respecto a su proletariado. Es decir que, a escala mundial, entre las clases aumentan las diferencias (burguesía sube mucho más que el proletariado que baja y también parte de las "clases medias") y entre los trabajadores/as disminuyen (el de los países ricos baja y parte del de los más pobres sube algo), pero también ha empeorado la situación de muchos sectores que afectan a millones de personas, como el campesinado de muchos países pobres, arruinado por la importación de productos más baratos de las multinacionales subvencionadas por los Estados ricos o atrapados en la tenaza de los costes a su producción (fertilizantes, semillas, etc.) y el precio que se les paga por ella.
La jornada de trabajo se fue reduciendo notablemente en el siglo XIX, desde las que justo dejaban tiempo para dormir unas horas sin ni siquiera el domingo festivo, hasta que se planteó la lucha por la jornada de 8 horas. En los años 50 y 60, legalmente la jornada se redujo a 8 horas, pero en realidad se hacía más con el estímulo de una paga mayor por ser horas extras. Aunque la jornada fuese de 8 horas, la implantación en muchas empresas del turno de noche, empeoró el tiempo de trabajo dado que supone un mayor desgaste psíquico y físico (somos animales diurnos). La semana se fue normalizando en 40 horas, lo que significaba día y medio festivo. Cuando los trabajadores/as ya parecía que necesitamos recurrir menos a las horas extras porque conseguimos mayores aumentos salariales, debido a las crisis de los 70 y 80 volvió a invertirse la tendencia poco a poco, pero ya en forma de trabajo voluntario no pagado en las pequeñas empresas sobre todo, pero también en grandes con trabajo administrativo. A raíz de la implantación de la informática y la automatización con su consiguiente aumento de la productividad, se planteó la semana de 35 horas que se implantó en Francia desde finales de los 90 a 2008. Con la actual crisis, en muchas empresas, los trabajadores/as se ven presionados para hacer horas "voluntarias" que no se cobran. Cuando todavía no se había generalizado la posibilidad de comprar un automóvil, la empresa solía estar cerca de los barrios obreros incluso incrustada en ellos, por lo que el trayecto del trabajo a casa era corto, pero ahora ese tiempo, dadas las distancias y los atascos en la carretera, se puede prolongar hasta suponer ente ida y vuelta cerda de dos horas más. Todo esto demuestra la fragilidad de las conquistas del proletariado a pesar del aumento enorme de la productividad, debido al despilfarro de la obsolescencia programada (productos diseñados para que duren poco, los cambios innecesarios de modelos y de moda), artículos y servicios superfluos y de lujo, al enorme gasto en publicidad y comercialización, al gasto astronómico en armamento y las inmensas destrucciones provocadas por dos guerras mundiales. Se ha hecho evidente que ni esta cuestión tan básica podrá ser resuelta si no acabamos con el régimen asalariado del trabajo, pues se agudizará con la futura crisis de la década de los 30 en la que el capital deberá recurrir a la extracción de plusvalía absoluta mediante la intensificación y prolongación del tiempo de trabajo.
Las crisis del siglo XIX fueron por lo general de corta duración, muchas afectando sólo a algún país, y superadas con un relanzamiento o expansión mundial del capitalismo. Fueron crisis de la fase de crecimiento, de "juventud", típicas de la "destrucción creativa". El siglo XX, además de registrar muchas crisis cortas o localizadas, ha conocido otras que han convulsionado a todo el planeta con consecuencias terroríficas (1929, IIª Guerra Mundial), crisis implícitas por llegar a los límites de su expansión (nuevo reparto del mundo entre las potencias imperialistas con la Iª GM), o que han impulsado una huida hacia adelante que le ha llevado a agotar los mercados y los trucos para fomentar la demanda solvente (salida a la crisis de los 70 con el neoliberalismo, globalización y endeudamiento desaforado) cayendo en una crisis de la que no tiene claro cómo saldrá (la actual) y que enlazará con una crisis de la dinámica del Crecimiento capitalista de la mano de la energética en la futura década de los 30. Estas son crisis de decadencia y senilidad del capitalismo, de "destrucción y demencia".
El capitalismo, en su decadencia, no logra expansiones verdaderas como en el siglo XIX, cuando todavía disponía de casi todo el planeta por conquistar. En el siglo XX las salidas de las crisis no son soluciones a la crisis, sino huidas hacia adelante que en su expansión logra alivios importantes, atenúa sus conflictos pero a costa de generar más como auténticas bombas de relojería. Si para evitar un desastre recurren al endeudamiento, la globalización, la financiarización y más endeudamiento, atrasa el desastre pero lo hace mucho más grave para cuando llegue. El endeudamiento y la financiarización, que creían cabalgar como una ola, disfrutando de un crecimiento artificial, en realidad era la ola de un tsunami que iba creciendo y al llegar a su límite se ha ido convirtiendo en una ola gigante que sigue asolando el sistema tanto en su avance como en su retirada.
6.- Algunas consideraciones sobre los actuales problemas financieros, las medidas tomadas y las perspectivas.
La exigencia de los compradores de deuda pública de intereses mayores no se debe sólo al miedo a que por el déficit el Estado no pueda reembolsar los préstamos, sino a la situación de los bancos y a que el Estado deba asumir sus pérdidas y con ello agrave sus propias finanzas y capacidad de pago de la deuda. El 21 de diciembre de 2011 el BCEuropeo prestó casi 500.000 millones de euros a los bancos de la zona euro por plazo de tres años al interés del 1%. Eso les permite disponer de liquidez para hacer frente a los vencimientos de sus propias deudas con otros bancos, y para prestar al Estado por un interés mayor con lo que conseguirán beneficios para tapar sus propios agujeros, ya que no para hacer circular el crédito entre las empresas. Esos intereses se pagarán a través de los impuestos, pero la fuerte demanda por los bancos de la deuda pública para hacer negocio, ha facilitado también que el tipo de interés de la misma descienda algo desde el alto nivel anteriormente alcanzado. O sea, que la banca gana dinero y tiempo, se alivia el Estado y pagamos en última instancia nosotros. Vaya mejor o peor, siempre pagamos nosotros, menos o más. El crédito sigue sin llegar a las empresas e incluso no circula en el mercado interbancario, porque la banca necesita asegurarse (con la garantía del Estado) que se tapan los agujeros y el interés que le ofrece el Estado es más atractivo.
Con el objetivo centrado en disminuir la deuda pública, causando por ello el retroceso económico, manteniendo el cierre del crédito, dificultando la renegociación de las deudas, conseguirá agravar los problemas de las empresas y familias y por tanto los impagos, y con ello de rebote los de la banca con otros bancos.
Disminuyen para la banca las posibilidades de ser rescatada por un Estado con recursos claramente menguados por los rescates anteriores y los pocos ingresos por la austeridad, y eso hace que para las agencias de calificación deba bajar la nota de las entidades financieras. Y también la deuda de empresas y particulares (hipotecas a la vivienda) puede no cobrarse por ese empeoramiento. Y esto cuando los inmuebles con los que se ha quedado la banca por el impago de los préstamos van a desvalorizarse, perjudicando a sus balances, tanto más porque le resultará difícil venderlos sin una demanda solvente y apoyada en el crédito barato; mucho peor cuando lo que debiera vender son solares para edificar tasados muy alto pero ahora depreciados y sin mercado; o cuando (en la banca europea, no española) tienen productos financieros tóxicos, títulos con riesgos de grandes pérdidas, su magnitud es tal que los seguros de impago (CDS) que compraron son también incobrables, por lo que recurren a contratar seguros que les cubran de ese peligro con los CDS, pero su valor es sobre el de ganar tiempo maquillando los balances. Todo esto crea problemas no sólo de liquidez sino de solvencia a los bancos que para afrontar las pérdidas deben retener en sus arcas mayores cantidades de capital-dinero sin hacerlas circular, una tarea muy difícil por mucho que intenten ayudar los bancos centrales y organismos internacionales (Banco Mundial, Fondo Monetario Internacional) y que disminuye la confianza para los préstamos interbancarios, restringe el crédito a las empresas y particulares, echando más leña al fuego de la recesión. Ante esa perspectiva, los bancos se hacen más remisos a hacer circular el dinero. En tanto los bancos están necesitados de cantidades enormes para tapar los agujeros que ya tienen y cumplir con las exigencias de reservas, y no se saben bien de dónde podrán sacarlas (bancos, Estados) así que todos se piden ayudan pero procuran mirar para el otro lado cuando son los requeridos para darla.
El acuerdo por el segundo tramo del "rescate" a Grecia por su deuda pública con los bancos privados (206.000 millones de euros -de una deuda total de 352.319,4 de los cuales 55.000 son con el BCE-) supondrá para estos bancos una quita del 53.5%, la pérdida de 107.000 millones de euros, renunciado a reclamar a sus compañías de seguros. Los Estados europeos prestamistas renuncian a 1.400 millones en intereses, y los bancos centrales y el BCE a otros 1.800 millones en beneficios en bonos públicos griegos. La cuantía del préstamo asciende a 130.000 millones de euros. Le permitirá a Gracia pagar el vencimiento el 20 de marzo de una deuda de 14.500 millones de euros. A cambio, una nueva vuelta de tuerca de sacrificios brutales: eliminar para 2015, 150.000 empleos públicos (funcionarios) empezando por 15.000 este año, reducir las pensiones y el salario mínimo (22%, más del 30% en el caso de los menores de 30 años), recortes en sanidad, gasto municipal e incluso del ejército, aumento de las horas de trabajo, cuando a la vez suben los precios por el alza de los impuestos al consumo, con un paro oficial cercano al 20%, y una constante salida del capital del país (200.000 millones de euros a Suiza desde el comienzo de la crisis, más de 10.000 millones en los últimos meses; un 60% del PIB). La reducción en el sistema de salud será de 1.100 millones, y de 400 millones en el ejército cuando es Grecia el país que más presupuesto militar tiene en relación con el PIB, que aun con todo aumenta en 2012 en un 18,2% (con compras de armamento a Alemania y Francia, con la excusa de las tensiones con su otro socio en la OTAN, Turquía) ¿Pero no decían que para reducir el déficit del Estado había que suprimir "gastos improductivos"? Una vuelta de tuerca sumada a la duplicación del paro desde el primer "rescate", con una reducción de los sueldos entre el 20% y el 30%.
Los fondos de alto riesgo (hedge funds) puede que no acepten una quita "voluntaria" que les supone pérdidas, y que reclamen el cobro de sus seguros contra el impago de crédito (CDS) (El País, 26-2-2012).
El gobierno y los partidos griegos, con intereses encontrados, también con vistas a no quedar peor que el otro cara a las próximas elecciones, se han demorado en decir que sí a las exigencias de la parte prestamista y comprometerse a cumplirlas después de las elecciones. Pero la "troika" (Unión Europea, FMI, BCE) ya no se fía del gobierno y de los partidos griegos y sólo soltarán el dinero cuando empiecen a imponer las medidas acordadas. Y luego le impondrán un control del gasto tal que supone que Grecia entregue la llave de la caja, lo que se entienden como una pérdida de soberanía, para garantizar que la devolución de la deuda tenga la prioridad absoluta en el destino de la recaudación fiscal. Si todo sale "bien", Grecia teóricamente reducirá su deuda pública acumulada del 160% actual al 120,5% del PIB en 2020, lo que sigue siendo una barbaridad, pues significa que ni aunque se dedicase todo el PIB de un año sería suficiente para pagar las deudas. Con un futuro de profundización en la crisis, agravada en Grecia por una política de austeridad brutal, que impedirá que el Estado recaude todos los impuestos que necesita y ha subido, con un alto índice de evasión fiscal, el horizonte de crecimiento ni aparece y por tanto "es evidente que Grecia no podrá cumplir" "es una huída hacia adelante. Una vez más los europeos ganan tiempo, pero no resuelven" (El País, editorial "Agonía griega" 10-2-2012). El Gobierno griego, tras el acuerdo de "rescate" ya ha tenido que revisar al alza del déficit de 2012 por la recesión, del 5,5% al 6,7%; prepara otro tijeretazo para las pensiones, privatización del aeropuerto de Atenas y de las Loterías. La agencia de calificación Fitch recortó el 22 de febrero, después del acuerdo de la segunda parte del rescate, la nota de Grecia dejándola al borde de la insolvencia (El País 23-2-2012).
El gobierno griego demuestra que no es una simple víctima de la "troika" pues supera las medidas pactadas al reducir los días de vacaciones anuales, suprimir de días festivos y rebajar el pago de las horas extras.
El proletariado griego está sufriendo el ataque directo de su propia burguesía, pero también de la burguesía de la Unión Europea, del FMI y del Banco Central Europeo representados por "la troika" en la negociación exigiendo esos sacrificios o la negativa del crédito y la quiebra de Grecia.
Si las finanzas internacionales aceptan ahora pérdidas es porque de no hacerlo, los riegos serían muchísimo mayores para la eurozona y de ahí para el sistema financiero mundial.
La banca mundial y en particular la española, a pesar de los esfuerzos del FMI, tiene grandes dificultades para encontrar todo el dinero que necesitan para tapar sus agujeros, no habrá para todos, ni con la ayuda del Estado. Le resulta complicado conseguir los necesarios para asegurar la solvencia y la liquidez a pesar de todos los rescates, reestructuraciones y reformas en el sistema financiero. La necesidad de recapitalizar los bancos poniendo en más compromisos a los Estados, agrava las dudas sobre la solvencia de estos.
El día 21 de diciembre de 2011 el BCE lanzó la primera subasta ilimitada de liquidez a tres años al interés del 1%, que alcanzó la cifra de 489.190,75 millones de euros entre 523 bancos, correspondiendo a los españoles aproximadamente una cuarta parte. (
El 29 de febrero el BCE ha lanzado la segunda subasta ilimitada de liquidez a tres años al 1% de interés, que ha alcanzado la cifra de 530.000 millones de euros entre 800 bancos (más que en la anterior), bastantes de ellos, medianos y pequeños. Con este dinero, los bancos prestarán a sus Estados al interés del 3% lo que ayudará también a que en los casos como España e Italia baja el tipo de interés que debe pagar por colocar su deuda pública. La banca española ha pedido entre 120 y 150.000 millones de euros (más que en la anterior subasta). Con el dinero de ambas subastas los bancos aseguran el pago de los vencimientos a sus acreedores mayoristas en 2012 y 2013.
Entre las dos subastas, el BCE ha metido una inyección de al menos 1 billón 19 mil millones de euros. Y ni aún así se han resuelto los problemas.
Los expertos la califican de "alivio temporal, no una solución definitiva" "ganar tiempo" "anestesia". Pero en tres años habrá que devolver todo eso y para ello hace falta crecer, así que persiste el riesgo de entonces se declare una gran crisis. Y el BCE no puede utilizar este recurso indefinidamente por varias razones. Así que este puede ser su "último cartucho". Los bancos utilizan esos fondos sobre todo para resolver sus propios problemas. Los bancos no dan créditos y eso agudiza la recesión y las perspectivas de recesión y el alto endeudamiento que ya tienen empresas y familias, impide que haya una demanda solvente, lo que frena a los bancos a la hora de dar créditos por el riesgo para la inversión y la tasa de ganancia, por lo que se genera un círculo vicioso que puede acabar afectando a los resultados de la banca cara a dentro de tres años. En una fase recesiva no es tanto el crédito el que incentiva el crecimiento, como las perspectivas de crecimiento, sobre todo de la tasa de ganancia, las que desaniman o estimulan el crédito según sean malas o buenas (El País, 26-2-2012).
Para los bancos, tener que comprar los bonos del Estado tampoco es una operación exenta de riesgo dado los problemas que tienen y van a tener estados como el español e italiano para ingresar impuestos en un periodo de recesión y con protestas sociales que procurarán poner freno al recorte de los gastos sociales.
Para que los bancos con más problemas puedan acceder a este crédito barato del BCE al 1% de interés que luego pueden prestar al Estado español al 3%, el Estado debe venderles un aval (cobra dependiendo de la solvencia del banco entre un 0,75% y un 1,25%). El Estado así contrae riesgos que serán graves por ejemplo en el caso de que Portugal pueda caer y contagiar a la banca española si ésta no puede devolver los préstamos al BCE y entonces el Estado tendrá que responder con los avales (El País, 26-2-2012). Pero en tanto podrá aliviarse si los bancos le prestan dinero a un interés más barato de lo que habría tenido que pagar sin esa inyección de liquidez a bajo precio del BCE. Pero en cuanto se agote ese flujo, volverán a depender del crédito que exige un mayor rendimiento y si todavía tienen alto el déficit, el interés a pagar lo será también, tanto más si los prestamistas no se fían de la solvencia del Estado porque tiene dificultades para recortar y recaudar; por eso los Estados deben hacer muchos recortes para reducir el déficit o de lo contrario les costará por las tasa de interés y la reducción de ingresos a causa de la nueva recaída en la recesión.
El sector financiero español ya ha cerrado el 15% de las oficinas y otro tanto las plantillas, y prevé una reducción adicional del 20% en sucursales y empleados (El País 2-2-2012).
En fin, una dinámica de carambolas, reacciones en cadena y círculos viciosos, de la que es muy complicado salir.
En España, el gobierno del PP ha adoptado a primeros de febrero de 2012, aprobado por el Congreso el día 16, medidas para intentar desbloquear la situación de los bancos y cajas de ahorro. Deben bajar los precios de viviendas y solares para facilitar su venta; difícil objetivo si no circula el crédito. Como compensación a las pérdidas y riesgos de sus activos deben hacer, en un plazo que termina con el fin de este año (en caso de fusión, al finalizar 2013), provisiones mayores, 52.000 millones de euros, el doble de los beneficios por explotación que obtiene el sector en un año. Pero al menos la mitad podrá resolverse con reclasificaciones de partidas contables, pero unos 25.000 sin duda deberán ser nuevos. Y esto porque son potencialmente problemáticos 175.000 millones en activos inmobiliarios y créditos a promotores (88 mil en suelo y promociones, 87 mil en promociones terminadas y viviendas adjudicadas). Las entidades que necesiten ayuda recibirán créditos con intereses del Estado previa emisión de deuda pública (6.000 millones), de modo que no figuran como déficit de éste, aunque el Estado tenga el riesgo de impagado por la quiebra de la entidad y deba adquirir en compensación unas acciones muy devaluadas. Es por tanto, un riesgo de ayuda a cuenta de los impuestos, y el destino de ese crédito a los bancos significa que no se destina a otros objetivos. En este proceso se realizarán fusiones para poder salvar a las entidades que por sí mismas no pueden alcanzar la provisión necesaria, lo que llevarán a una mayor concentración del capital financiero. Con esto se espera aumentar la confianza en la banca extranjera para que den crédito a la española y ésta a su vez pueda darlo a las empresas y consumidores. Pero de momento las provisiones y las fusiones van a apartar más recursos al crédito. El paso del tiempo desvalorizará más los activos, por lo que la situación se puede poner más difícil con necesidad de más provisiones (El País 3 y 8 del 2-2012).
La medida de reducción de precios del parque de viviendas en manos de las entidades financieras perjudica a los desahuciados cuya vivienda tendrá menos valor por el abaratamiento de la oferta por el sector financiero y por tanto quedarán respondiendo de más parte de deuda (capital pendiente más intereses, etc.). Quienes por motivos de traslado por trabajo u otra necesidad deban cambiar de vivienda conseguirán un precio menor por ella que puede incluso ser inferior al que pagaron o a la deuda pendiente con el banco.
Y con mucha visión, ha reducido en torno a una media del 70% las remuneraciones de los altos directivos de las cajas de ahorros (no los bancos privados) ayudadas o intervenidas (participación del Estado), nacionalizadas de hecho. Algo que no se ha atrevido o querido hacer el gobierno de izquierda del PSOE, ni el Banco de España, lo hace el gobierno de derechas del PP. Toma el pulso a la indignación de la población y sabe que cuenta plenamente con la confianza estratégica del capital. Pero el sacrificio no es tan grande. El límite máximo de los altos directivos de las cajas ayudadas será de 600.000 euros brutos al año, lo que supone catorce pagas que rondarían los 22.000 euros netos (afortunado ya el trabajador que cobra netos mil euros al mes -el mileurista-), y para las intervenidas, los 300.000 brutos, lo que rondaría catorce pagas de unos 11.000 euros netos. Los consejeros, que ganaban menos, también sufren serios recortes: podrán cobrar un máximo de 100.000 brutos anuales en las ayudadas (14 de unos 4.500 netos) y 50.000 en las intervenidas (14 de unos 2.500 netos). El presidente y consejero de delegado de la caja con mayores retribuciones (BFA-Bankia) venía cobrando más de 2.250.000 euros brutos anuales (tal vez 14 pagas de 78.000 netos). En el caso expuesto supondría con relación al mileurista una escala de sueldo neto de 78 a 1. Teniendo en cuenta que el mileurista no podrá ahorrar nada y que el burgués sí, con el tiempo se producirá una diferencia de acumulación de bienes enorme. La medida del gobierno es una demostración también de que una crítica superficial al capitalismo es fácilmente recuperada por la burguesía para darse buena imagen (El País 4-2-2012). Pero ni siquiera esto nos da una idea de lo que pueden cobrar los directivos de los grandes bancos y empresas, para que lo que nos puede orientar mejor los 9.500.000 euros brutos que ganó en 2011 el presidente de la empresa del sector eléctrico Iberdrola, Ignacio Sánchez Galán. Se nos ha bloqueado la calculadora (El País, 26-2-2012).
La bancarización de las cajas de ahorros supondrá una limitación o sacrificio de lo que se llamaba su "obra social", que cuando era cierta consistía en inversiones y gastos sin finalidad de lucro que atendían necesidades mal cubiertas por el Estado o con un coste para el consumidor por el sector privado. Por tanto, es una vía más para reducir los "gastos no productivos" del capitalismo, es decir, lo que de un modo u otro revertía en el mantenimiento y nivel de vida del proletariado y sectores populares sobre todo, en la misma vía que los recortes a los gastos sociales del Estado.
7.- La raíz del problema: ni el neoliberalismo, ni el capital financiero, sino el régimen asalariado del trabajo.
La burguesía y sus economistas, políticos, y también sindicatos, quieren que veamos el pasado y el futuro, fragmentado, deteniéndonos en detalles insignificantes, culpando a unos u a otros, haciendo que nos perdamos por las ramas.
En Alemania, los nazis echaban la culpa de todo, a fin de cuentas, a las personas de origen o cultura judía. Semejante aberración buscaba una "cabeza de turco" para la ira popular y evitar así que apuntase al verdadero culpable, el sistema capitalista, y sus representantes, el conjunto de la burguesía y su defensor, el Estado burgués.
Hoy, cuando de derecha a izquierda nos explican la crisis, lo hacen de modo que nos culpabilice ("vivir por encima de nuestras posibilidades"), o achacándola a la mala política del presidente del gobierno de turno, o echando las culpas a la especulación, la avaricia y desregulación del capital financiero, etc.
Ya sabemos que el recurso al fomento artificial de la demanda solvente gracias al endeudamiento ha sido imprescindible para que el capital mundial, a trancas y barrancas, siguiese su huida hacia adelante y obtuviese beneficios enormes durante un tiempo, tanto por las ventas como por los intereses. La reducción neoliberal de los salarios globales (directos más gastos sociales del Estado) disminuía la demanda solvente, pero en lugar de subir los salarios provocando un descenso de los beneficios, nos daban créditos elevados que deberíamos ir devolviendo (con intereses) descontándolos de un salario escaso o la suma de varios (las parejas) y respondiendo también otros con sus bienes (el aval de los padres...). La ventaja adicional para el capital era en muchos casos estar encadenados de por vida a la banca, sabiendo que no deberíamos "meternos en líos" a riesgo de perder el empleo y enfrentarnos a las consecuencias de la insolvencia, no sólo para nosotros sino para otros (hijos, padres...).
Aquí vemos que la causa última no está en la banca, sino en el salario, en el régimen asalariado del trabajo. No es que hayamos vivido por encima de nuestras posibilidades, sino que el salario estaba por debajo de nuestras necesidades, y por eso hemos recurrido al endeudamiento que se han revelado por encima de nuestras posibilidades de devolución en cuanto han saltado las costuras del sistema por las contradicciones provocadas por el régimen asalariado del trabajo (explotarlo al máximo para obtener beneficio y a la vez necesitarlo como consumidor). Y entonces han subido los intereses, nos han reducido el salario, hemos perdido el empleo...
También han fomentado el endeudamiento por mero consumismo inducido por ellos, porque el capitalismo sólo existe para acumular beneficios vendiendo bienes y servicios, aunque sean superfluos, puro despilfarro de recursos o agresión a la naturaleza. Necesitaban vender todo eso y como con el sueldo no bastaba, se postergaba el pago definitivo por medio del crédito. Los proveedores ganaban con la venta, y la banca con los intereses de los préstamos.
Pero al capital financiero le asusta muy poco que le echemos las culpas. Tiene las espaldas muy anchas y no le importa con tal de que no dirijamos nuestra atención a la verdadera raíz del problema ¿Dónde está? Pues en el mismo origen que la necesidad del endeudamiento. Pero esto no es una peculiaridad de esta crisis.
Si hacemos un recorriendo por todas las eras del capitalismo, si no nos dejamos enredar por lo específico de cada una de ellas, veremos que existe un denominador común. ¿Cuál es?
Qué se produce y cuanto viene determinado no por las necesidades humanas sino por las expectativas de beneficio para el capital. Así ocurre que se tienen prioridad las armas si dan más dinero que los alimentos, o los productos programados para durar poco y pasar de moda, no se detiene ante el deterioro de la naturaleza considerada como mero coste a abaratar, etc. La exigencia de supervivencia del capital invertido en condiciones de competencia, impone pasar de consideraciones más elevadas, porque quien por ello aumenta sus costes, pierde.
La limitación del consumo de los trabajadores/as viene dada a fin de cuentas por el salario. Aunque obtenga un préstamo, ha de devolverlo con el salario y los intereses son una variante de la plusvalía, valor del trabajo que se apropia el acreedor. El régimen asalariado del trabajo impone a nuestros ingresos el límite de la parte del trabajo que no se nos paga y de la cual se apropia la burguesía para obtener con ella el beneficio para el capital que se acumula para obtener más beneficios con más mercancías. La satisfacción de necesidades humanas (en armonía con la naturaleza), cuando se da, es un efecto secundario, no la prioridad.
Esta es la madre del cordero de lo que llamamos capitalismo. El capitalismo no es el neoliberalismo (solo una era), ni el capital financiero (un sector). Estas sólo son facetas del capitalismo.
El origen del beneficio real y sostenible (no el de la especulación de la "economía de casino" que estalla como una burbuja) está por tanto en la explotación del trabajo vivo, humano. Y esta explotación sólo es posible por el trabajo no pagado (plusvalía) generado en el régimen asalariado del trabajo.
La verdadera raíz de este sistema, desde donde se levanta el tronco y sus diversas ramas, de donde extrae la savia que es el beneficio para el capital productivo, comercial, financiero, es el régimen asalariado del trabajo. Esto es lo que ha venido sosteniendo todo el sistema durante dos siglos.
Pero ahora el árbol del capitalismo está viejo, sufre de una enfermedad degenerativa e incurable. Las hojas y las ramas, el tronco, la savia (el beneficio) no pueden sostenerse con unas raíces que no dan para más de sí. Por mucho que se pode el árbol, eliminado empleo, reduciendo salarios, contrayendo ramas como la sanidad, la enseñanza, la hostelería, etc., la vitalidad del árbol se está terminando, tanto por su interior, como porque ha agotado el terreno en el que vive y envenado con sus hojas y secreciones su hábitat.
Ya demostró su senectud cuando con motivo de la Iª Guerra Mundial, en vez de sufrir las crisis de crecimiento propias de la juventud en el siglo XIX, hubo de sobrevivir a base de enormes sangrías y amputaciones en las zonas principales de su organismo (Europa). De ser un factor limitado de progreso, la Gran Guerra demostró que el capitalismo había empezado su época de decadencia, pasando una factura creciente a la Humanidad, hoy con la amenaza aún real de la guerra nuclear (ahí están, pueden usarlas cuando quieran, y la pueden desencadenar países de tercera fila, como India y Pakistan, Israel e Irán, las dos Corea...) y de la crisis de la vida en el planeta (sexta extinción de las especies en marcha, contaminación, cambio climático...).
De unas reglas del juego perversas, de unas relaciones sociales trenzadas no a través de la cooperación en la creación y satisfacción de las necesidades sociales, sino de la competencia en la producción de mercancías para obtener un beneficio en forma de dinero, de algo tan artificioso y ya contrario a la naturaleza, sólo puede acabar surgiendo la inhumanidad, el despilfarro, la destrucción, la abominación.
El problema no es si neoliberalismo o vuelta al keynesianismo. Ya se ha probado de todo y antes o después termina en fracaso y desastre que lleva la desgracia y la muerte a millones de personas, tanto en los países pobres como en los ricos. Porque el problema no es el modelo productivo de una época u otra, inventar otra variante que esta vez sí funcione bien, sino el mismo concepto básico de relaciones sociales que hace que todo esté de antemano condenado. El esclavismo y el feudalismo también tuvieron muchas variantes, pero el problema estaba en lo que era esencial a ellos mismos.
No necesitamos más etapas del capitalismo, más ensayos, más oportunidades para él, cuando además todo apunta a que será mucho peor.
La crisis sistémica de la civilización capitalista senil, es la crisis de su raíz, la crisis del régimen asalariado del trabajo.
La denuncia del capitalismo que hoy no se centre en el régimen asalariado del trabajo y su abolición, se queda corta, no ayuda al proletariado a asumir nuestra responsabilidad histórica, y por tanto facilita su recuperación por el capital y nuestra derrota.
8.- ¿Por qué nos resulta tan difícil reconocer la raíz? La propaganda burguesa. Nuestro lugar en las relaciones sociales. La mercantilización de las conciencias que nos impide rebelarnos contra la estafa. El peso de las derrotas.
Sin duda porque la burguesía, con la ayuda de sus economistas y demás ideólogos y "expertos" hacen todo lo posible por distraernos con cuentos más o menos burdos o sofisticados. Son los teólogos modernos (algunos santos en vida, como los premios Nobel de economía), del dios Dinero-Capital-Mercancía (su santísima trinidad, tres objetos distintos, unidos por el amor al beneficio que dan un solo dios verdadero), capaces de las tonterías más solemnes, incluso con la ayuda de las matemáticas, con tal de demostrar la inevitabilidad, eternidad y bondad del capitalismo, que todo lo que sufrimos por su causa es a fin de cuentas "por nuestro bien" en forma de Progreso (si no es para hoy, para mañana, nos dicen siempre, como siempre es "la última" guerra, la "última" gran crisis, etc.) y que la "mano invisible" del Mercado o la intervención del Estado, saben mejor que nosotr@s cómo deben hacerse las cosas. Son los sacerdotes que preparan el sacrificio de nuestras necesidades humanas en los altares del Capital y del Estado.
Para escamotear la realidad justifican el beneficio como pago al capital por su riesgo (el riesgo no crea valor, sólo el trabajo lo crea, y el beneficio es el plusvalor del trabajo no pagado, el beneficio es lo que motiva al riesgo, no la paga del riesgo ni está causado por el riesgo), y para algunos de ellos, el precio no tiene nada que ver con el valor-trabajo incorporado en la mercancía, sino simplemente con la oferta y la demanda, el "valor" que tenga para el comprador, explicando las crisis por cuestiones monetarias. La economía burguesa utiliza unos métodos de contabilidad y estadísticos, según la conveniencia del capital, oscureciendo la verdadera raíz del beneficio y la dinámica real del capitalismo. Recurre a un sinfín de argumentos variados y opuestos según las diferentes escuelas, que no ayudan apenas a comprender la realidad. El fracaso de su "ciencia" se evidencia cuando es impotente para evitar crisis como ésta e incluso para explicarlas debidamente, y queda sumida en el desconcierto a la hora de salir de ella sin causar grandes daños o incluso recaer en la recesión. Este discurso, superficial o con mayor profundidad, se difunde en las empresas en especial a la hora de la negociación colectiva, y en los medios de comunicación al explicar la situación económica, sobre todo en época de crisis. Siendo una cuestión de tantísima relevancia, la burguesía procura que sigamos siendo unos ignorantes o no enredemos en cuestiones secundarias o engañosas, gracias a un bombardeo de información superficial e inconexa y a unos debates dentro de los límites de lo discutible para el capital.
También afecta el lugar que cada uno ocupemos en las relaciones sociales. No tiene la misma perspectiva del capitalismo el trabajador/a de una gran industria multinacional que el de un pequeño comercio, del Ayuntamiento, de un banco, de la sanidad, etc. Cuando el capital reduce los salarios o despide en la industria metalúrgica es fácil establecer la relación con la extracción de plusvalía, la falta de competitividad o la sobreproducción. Pero cuando se despide a enfermeras y doctores en la sanidad pública no resulta tan evidente la relación con la reducción de los recursos totales que se dedican al mantenimiento del proletariado como estrategia de la burguesía de recuperar sus beneficios, es decir, con el régimen asalariado del trabajo (capitalismo), aunque se relacione con la deuda pública, el rescate de los bancos y la privatización de servicios.
Pero el principal obstáculo es que nuestra propia condición de trabajadores/as nos nubla juicio, nos lleva a identificarnos como raíces del sistema pero sin ver en ello ningún problema esencial que lleve a cuestionarlas y desear arrancarlas.
La civilización capitalista es la civilización en la que domina la Mercancía y el Dinero. El imperativo de la mercancía, de la competencia y del beneficio, lo llevamos en nuestra "sangre" proletaria, como la degeneración inoculada por un vampiro (el capital) a su víctima (el trabajador). Como el vampiro y su víctima, el trabajador y el capital han creado una relación perversa, que es el régimen del trabajo asalariado. Con el trabajo no pagado incorporado en las mercancías (bienes y servicios) que producimos, damos vida al capital a través del beneficio.
Es nuestra condición proletaria, la que nos conduce a comportamos como raíz del capitalismo y a pensar que eso es lo normal, nuestro inevitable destino en este orden "natural" o la mejor de las sociedades posibles. Cuando para poder vivir debemos vender nuestra capacidad de trabajo por un salario, ya entramos en su juego, nos comportamos como si fuésemos una mercancía más en competencia para poder venderse, y si no lo consigue se desecha y quedamos en el paro. Cuando trabajamos en el régimen asalariado, lo hacemos no para producir bienes y servicios con el objeto de satisfacer las necesidades colectivas, sino para producir mercancías, que aunque parezca lo mismo no lo es, pues la meta es cambiarlas por dinero dando beneficios al capital, aunque sean armas, productos perjudiciales para nuestra salud o el medio ambiente, objetos superfluos, supongan un despilfarro, etc. Si el mercado se satura, o con nuestra explotación no obtienen los beneficios que buscan, como otras mercancías, sobramos, y se nos lanza al paro. Nuestra reacción a esta subordinación y ausencia de dominio sobre nuestro trabajo, nos lleva también a desinteresarnos de la naturaleza y finalidad de esa producción (puede tratarse de armas u otros productos perjudiciales en algún sentido) porque lo que buscamos es sólo un medio para cobrar un sueldo, conseguir dinero para vivir comprando mercancías. Si queremos salvar el empleo, nuestra reacción es que la empresa quite la carga de trabajo en otra factoría, no en la que trabajamos, que "nuestra" empresa debe ser más competitiva, desalojar del mercado los productos y servicios de otras, y si es preciso, condenar a sus trabajadores/as al paro o al empeoramiento de sus condiciones de trabajo y vida para soportar el tirón, lo que a su vez provocará que nosotros debamos abaratarnos si no queremos acabar perdiendo la ventaja competitiva o por la presión a la baja de los salarios por la masa de parados. Una y otra vez, en el círculo infernal de la Mercancía y el Beneficio.
Somos como mercancías que a su vez producen mercancías que dan origen al beneficio en forma de dinero que se acumula como capital, el cual se hace más poderoso y puede dominarnos mejor extendiendo la producción mercantil, comprando más trabajadores que a su vez....Y así se extiende la plaga que domina el mundo: el dinero-capital-mercancía-dinero-capital-....
Les gustaría que viviéramos, sintiésemos y pensásemos como si fuéramos una mercancía más en el mundo Mercancía; orientados -como el capitalista- al Dinero y al consumo de mercancías que a ellos les interesa. Siendo como mercancía (trabajo) que produce mercancías y que se intercambia por otras mercancías (nuestro consumo).
Las relaciones de trabajo, orientadas a la mercancía y el beneficio, fomentan el individualismo, la falta de colaboración y solidaridad, el "cada a lo suyo", el "todos contra todos". La perspectiva del mundo como un mercado en el que adquirir mercancías distorsiona nuestra percepción de lo que es la vida y la Naturaleza. Oculta lo que son relaciones sociales, humanas, de explotación y dominio, como si fuesen relaciones en el Mercado entre mercancías (yo te doy mi trabajo-mercancía, tu mes das -mediante el salario- las mercancías que necesito para seguir proveyéndote mi mercancía). También podríamos decir que es como si estuviésemos poseídos por el dios de la Mercancía y su avatar universal, el Dinero.
Si la debilidad del hombre crea los mitos, nosotr@s, trabajadores/as, con el régimen asalariado del trabajo, somos los que producimos a la trinidad del dios capital (Mercancía- Dinero- Capital) que domina, degrada y destruye la vida en el planeta, empezando por la nuestra. Un dios que nos va formando a su imagen y semejanza, creando la "comunión" de los consumidores amando el dinero para adquirir mercancías a mayor gloria del Capital.
La fórmula para el prodigio "creativo-destructivo" capitalista no son las que nos ofrecen sus economistas, sino D-M-D´. ¿Qué quiere decir? Dinero- Mercancía- Dinero +. Es decir, que invirtiendo Dinero en Mercancía (materias primas, energía, maquinaria, pero sobre todo, trabajo vivo asalariado), se consigue recuperar el Dinero invertido y un plus, más, que es la plusvalía o trabajo no pagado, en lo que se basa el beneficio o ganancia del capital.
Ellos dominan los recursos, deciden y mandan, nosotros obedecemos y a lo sumo elegimos cada equis años a quiénes nos debemos someter. La división social del trabajo, supuestamente por razones técnicas y neutras, esconde una división clasista del trabajo necesaria para mantener el régimen asalariado del trabajo.
Estas características del régimen asalariado, esta mercantilización de las conciencias, cuando el régimen asalariado permite la apropiación del trabajo no pagado, hace que se asemeje más que a un robo en el que se violenta la voluntad e interviene la fuerza (que también), a una estafa, que se basa sobre todo en la voluntariedad y el engaño. Por eso se puede decir que esta civilización se sustenta en una estafa, en la gran mentira de que se paga todo el trabajo realizado.
Todo el derecho, el sistema de justicia, el reparto del trabajo y de los bienes, las creencias, las costumbres sociales, parten de esta estafa y la protegen.
El conocimiento de la estafa no lleva al enfrentamiento frontal contra el sistema si éste está en condiciones de ofrecer algo que los estafados valoren, de modo que les resulte la estafa un mal menor comparado con el esfuerzo y los riesgos de la lucha por eliminarla. Pero si la desigualdad entre las clases es más fácil de aceptar en un período de expansión en el que también hay posibilidades de mejorar para los de abajo, es más difícil de aceptar en un período de recesión, cuando el capital ofrece cada vez menos, retira lo que daba, y sólo promete mayores sacrificios para el futuro. Cuando la estafa se muestra con la mayor crudeza, entonces la menor utilidad para el estafado podrá unirse a la falta de la legitimidad que podrá pasar a un primer plano para dictar una sentencia condenatoria que lleve a la lucha por su abolición.
Ha habido momentos en la historia del proletariado en los que nuestros predecesores se sobrepusieron al condicionamiento de la condición proletaria como clase del capitalismo, y sí llegaron a un cuestionamiento muy importante de esta estafa y condición de clase, incluso al punto de insurreccionarse contra su protector, el Estado burgués, que había dado muestras sobradas de su hostilidad al proletariado. Por ejemplo en Alemania de 1918 a mediados de la década de los 20, en España en varias ocasiones, especialmente en la revolución de Asturias de octubre de 1934, y en julio de 1936 como defensa contra el golpe de estado militar. Pero al ser derrotadas, con la fractura creada por la IIª Guerra Mundial que alistó a los trabajadores/as en la matanza mutua tras distintas banderas del capital (democrático, fascista, "comunista"), se rompió la continuidad histórica del proletariado, la memoria de cuando fue capaz de llevar a la práctica ese cuestionamiento. Experiencias de nuestra clase que casi todos ignoramos, o creemos que no tienen nada que ver con nosotros, pues tampoco reciben el debido espacio y tratamiento en los libros de historia ni en el mundo del cine, tan dado a las guerras burguesas; tan lejanos que ni siquiera son "batallitas del abuelo".
Las luchas y la radicalización de finales de los años 60 y comienzos de los 70 no han aguantado como débil puente y lazo de unión con ese pasado, y se ha reforzado la mercantilización de las conciencias, tanto más cuando no parecía que pudiese existir una alternativa al régimen asalariado del trabajo, debido a las ilusiones creadas por la época de expansión que siguió a la guerra y las esperanzas puestas en el "Estado de bienestar" hasta los años 70, a la estafa del estalinismo (hundido a finales de los 80) que se ha asociado indebidamente al comunismo y a la crítica radical del régimen asalariado del trabajo, junto con el poderío demostrado por el capitalismo con la globalización a partir de los 90, a pesar de sus costes (crisis en México, dragones asiáticos, Rusia, Brasil, burbuja puntocom, Argentina...), disfrazados con el endeudamiento y las burbujas especulativas (dando ocasión de participar un poco en ellas incluso a fracciones de los trabajadores/as).
Pero seguimos siendo los trabajadores/as quienes damos vida al capital a través del régimen asalariado del trabajo y su división social del trabajo. Por eso, en nuestras manos y sólo en ellas, está la posibilidad de acabar con el capitalismo, liberándonos y a la vez a la Humanidad. No somos meras víctimas. Lo mismo que forjamos nuestras cadenas, podemos romperlas. Pero antes debemos reconocerlas y disponernos a actuar en consecuencia en vez de querer ignorar la verdad y pensar que por no enfrentarnos a la realidad ella va a ignorarnos también.
Es la abolición por nosotr@s de este régimen lo que erradicará al capital, como arrancar la raíz mata definitivamente al árbol.
Y para eso hay que empezar por hacer que "trabajo no pagado" se convierta en algo tan común como "competitividad", repitiéndolo mil veces en el discurso, en los lemas, en las pancartas, y llamando a todo esto "estafa". La lucha por las ideas es también una lucha por los términos y el lenguaje.
9.- "Salarismo", nombre secreto del capitalismo. Llamarlo por su nombre para mejor combatirlo.
El capitalismo se llama así porque el impulsor de las relaciones del trabajo asalariado es el capital, el dinero que se transforma en medios de producción, fuerza de trabajo comprada, y beneficio en base al trabajo no pagado.
Esa denominación al principio le gustaba a la burguesía, porque en la juventud del capitalismo, de su prodigioso ascenso en el siglo XIX, le daba todo el mérito al que ponía el dinero-capital, al burgués.
Cuando el capitalismo fue cada vez más criticado, demostró su rostro feroz y destructivo, aprovechando que hubo de echar mano cada vez más del Estado para poner algo de orden en su economía, prefirió ir cambiando su nombre, como "economía mixta" (durante los "30 gloriosos") y finalmente "economía de libre de mercado", "neoliberalismo", globalización de la economía, y otros eufemismos, siempre para ocultar la expansión del régimen de trabajo asalariado, de la mercancía y del dinero.
El nombre de esclavismo remite al propietario y explotador esclavista pero también al esclavo como propiedad viva explotada. Pero capitalismo sólo remite al Capital, que fácilmente se confunde con el Dinero y la Mercancía (de ahí "economía de mercado"), dejando en muy segundo plano lo fundamental, el dominio y propiedad de los medios de producción por una minoría y el trabajo sometido al régimen de asalariado para su explotación. La tendencia a confundir el Capital con el Dinero es hoy mayor dado el protagonismo del capital financiero y de la financiariación de la economía que hasta a la burguesía le ha creado la ilusión de que el dinero hace dinero sin estar respaldado por la explotación del trabajo asalariado.
El principal resultado es sobre todo que ha desviado la atención de su verdadera raíz, el régimen asalariado del trabajo que gracias a la explotación del trabajo vivo produce mercancías, plusvalía en forma de beneficio-dinero, capital.
Así hoy, la burguesía puede servirse con tanta facilidad del truco de echar las culpas a los especuladores, a la banca, etc. evitando que señalemos en la dirección correcta: el régimen asalariado del trabajo, el trabajo no pagado, la apropiación de la plusvalía. Y cuando se acerca, en vez de decir claramente que necesita explotar más trabajo no pagado, habla en términos de "productividad" "competitividad" "rentabilidad", etc. Sin duda es una experta en el uso de los eufemismos y el lenguaje que oculte lo que en verdad dice.
Cualquier precio es pequeño con tal de que no rebele su verdadera naturaleza, de que no lo mencionemos por su nombre secreto, "salarismo", porque eso podría ayudar a que cayese definitivamente el velo de nuestra conciencia, y por tanto, a su destrucción, por la abolición por los trabajadores/as de ese régimen, en lugar de pedir un mayor control de la banca o su nacionalización por el Estado, o Capitalismo de Estado. Esto sólo sería una vía de escape para el capital, para seguir explotando bajo otra forma el trabajo al persistir lo fundamental, el régimen de trabajo asalariado; porque los trabajadores/as deberíamos seguir prostituyéndonos a quienes dominan los medios de producción de bienes y servicios, sea el empresario privado, sea el Estado.
La teoría económica burguesa ha evolucionado en la misma vía. Al principio reconocía el valor del trabajo como pilar del valor de cambio de las mercancías. Lo quería destacar la burguesía industrial frente al poder de propiedad territorial, de la renta de la tierra. Pero cuando Marx demostró que el beneficio capitalista no es sino trabajo no pagado, los economistas burgueses ya no estaban interesados en destacar el trabajo, sino el carácter "productivo" del capital y se centraron en el mercado como si fuese la causa y no la expresión, en la relación oferta / demanda, inventándose un mercado puro, inmaculado y benefactor. Como eso nada tenía que ver con el mundo real, surgió otra corriente que destacaba al Estado y su intervención en la economía, incluso con una planificación total. Pero lo que tienen en común todas las teorías económicas burguesas (aunque se llamen a sí mismas "socialistas") es que no cuestionan hasta la raíz el régimen asalariado del trabajo, la subordinación a quienes dominan (sea la propiedad privada o estatal) los medios de producción, exprésese en el mercado o en la planificación burocrática o en cualquier combinación entre ambas.
Si la burguesía manipula los términos para escamotear la realidad, contribuye a la derrota que nosotros le hagamos el juego aceptándolos o permaneciendo anclados en una denominación que no es la más útil para desvelar la realidad y transformarla. La prueba está en que a la burguesía ya no le sale sarpullido por decir "capitalismo" mientras el régimen asalariado del trabajo, su raíz, no esté a la vista como tal raíz. Pero no ocurrirá lo mismo si con el nombre apuntamos directos al trabajo asalariado y la plusvalía. Si es necesaria una revolución cultural que acompañe a la revolución comunista, empecemos por llamar al capitalismo por el nombre que de verdad le corresponde: salarismo.
Ya esto es una forma de pasar a la ofensiva, al menos en el terreno de la ideología y el uso de la lengua, que condiciona la forma de ver el mundo, para desvelarlo en lugar de seguir ocultándolo. Llamarle salarismo es indicar de forma clara que nuestra visión del mundo es diferente, que no partimos de los intereses del capital, sino de los del trabajo explotado y que vemos en él el origen del capital. Que las diferencias y la lucha ya empiezan por el nombre que damos a la cosa.
Llamarle así ya supondrá un choque, un impacto, una llamada de atención que hará que otros se pregunten el por qué del cambio y permitirá explicárselo.
Si somos ahora tan timoratos como para no producir este cambio nominal que ayudará a acelerar el proceso de toma de conciencia, poco se podrá esperar de nosotros a la hora de la verdad, de transformar la realidad.
10.- Las "clases medias" también atacadas. Asustadas pueden caer en brazos de los políticos más reaccionarios del gran capital. ¿Cómo evitarlo y ganarlas?
El gran capital es el que lleva las riendas en esta transición a una nueva era del capitalismo, aunque no se puede decir que domine plenamente el proceso.
Durante décadas ha debido permitir que existan un conjunto de capas sociales, bien por su cualificación (técnicos, lo que antes fueron profesiones liberales) y relativa escasez, o por las dificultades prácticas e inconveniencia para convertirlas en trabajadores/as asalariados (campesinos de pequeña explotación familiar, ciertos autónomos), y para tener un sector social intermedio que le sirva de amortiguador en los enfrentamientos con el proletariado, porque participa en mayor medida que nosotros de la conciencia mercantilizada (comerciantes), de la idealización del carácter progresista del capitalismo (técnicos) y de la sumisión al Estado (en particular los funcionarios), tiene aspiraciones de ascenso social (escala de funcionarios, profesional, pasar a ser microempresa -siguiendo la clasificación de la UE-, o que lo logre sus descendencia, etc.), quiere guardar las distancias con "los de abajo", tiene nostalgia de los tiempos en los que su posición social era mejor (funcionarios intocables, profesiones liberales, más seguridad frente al capital medio y grande, etc.).
Las clases medias, entendidas como pequeña burguesía (no confundir con la clasificación oficial de "pequeña empresa"), en principio no tienen empleados, aunque podríamos conceder uno o dos a lo sumo lo que ya sería algo intermedio entre la pequeña burguesía y la burguesía baja.
Esta diversidad de capas medias (pequeña burguesía), dada su posición social intermedia entre la burguesía y el proletariado, tiende a creer en la posibilidad de un Estado neutro por encima de las dos grandes clases en conflicto que anteponga el "interés nacional" que ella interpreta en bases a sus propios intereses y prejuicios, pero que en realidad le hace el juego totalmente al gran capital que es el que acaba imponiéndose.
Según sus diferentes capas y sensibilidades la respuesta será de diverso tipo. Por una parte no cuestionan el aparato burocrático del Estado burgués (sobre todo los funcionarios) y por otra algunos sectores, sobre todo los asalariados de alta cualificación profesional, pueden llegar a creer que es posible una "democracia real" con el Estado burgués, a base de reformas legislativas, en la ley electoral, en la representación parlamentaria, los partidos políticos, etc., que dé protagonismo a "los que saben", a los que "están preparados", ellos y los tecnócratas elegidos, sin entender a qué intereses de clase van a responder en su gestión, que con el capitalismo sólo puede ser en lo esencial, la de facilitar su andadura, lo cual en estas circunstancias, antes o después, significa sacrificar a las "clases medias" a mayor beneficio del gran capital.
En relación con el Estado su indignación se centra en los privilegios de los políticos, sus despilfarros, la corrupción, pero no puede ver la naturaleza de clase burguesa del Estado en el capitalismo, sea cual sea el régimen (república, monarquía, dictadura...) y sus variantes. Pero incluso se puede observar que la pequeña burguesía que por su lugar en la sociedad más posibilidades tiene de beneficiarse de relaciones privilegiadas con las instituciones, y por tanto, de las relaciones corruptas, tolera esos fenómenos.
El rechazo a la corrupción de los políticos, al espectáculo de las disputas partidistas, la incapacidad de los partidos para dar las soluciones que desearían estas capas medias, o en otra dirección, el deseo de proteger sus privilegiadas relaciones corruptas del escrutinio público y de unos tribunales independientes, puede llevarles también al rechazo de la democracia burguesa, pero temiendo a un proletariado con más poder y las luchas contra un orden burgués que ellos consideran legítimo, no se inclina por una democracia más amplia, sino a favor de un poder más o menos dictatorial, personalista, caudillista. Una figura que acabe con el inútil teatro parlamentario y con autoridad para tomar las medidas drásticas y urgentes que se necesitan según ellos. Pero lo que no entienden es que ese poder, como siempre ha ocurrido, estará al servicio ante todo del gran capital y que si hace falta sacrificará a la pequeña burguesía que le ha ayudado a subir al poder y que le sostiene.
Los funcionari@s de la escala inferior son supuestamente unos privilegiados por la "seguridad" en el empleo, pero suelen cobrar sueldos bajos que sufren el peso del elevado alquiler de una vivienda cuando están destinados temporalmente en alguna localidad que no consideran el destino definitivo, porque la movilidad geográfica es también un precio a pagar por la "seguridad".
Pero si el gran capital, agravando temporalmente la crisis al reducir la demanda solvente, está dispuesto a perjudicar a sectores de la burguesía baja y media, no va a tener más contemplaciones con las llamadas "clases medias".
Los funcionarios son fáciles de atacar por el Estado burgués porque los tiene a mano y sirven como cabeza de turco de los "pecados" del Estado, por lo cuales no pagan los dirigentes políticos, ni los altos cargos responsables de las decisiones tomadas y de la corrupción en la que tantísimos habrán estado y estarán implicados. Por eso llegado el caso es posible despedir a los funcionarios. Ahí está el caso de Grecia ya comentado de eliminar para 2015, 150.000 empleos públicos. Una vía rápida de reducir los "gastos no productivos" al capital.
La burguesía va a apropiarse de los recursos de las "clases medias" para aminorar sus pérdidas e incrementar sus beneficios. ¿Cómo? Aumentando los impuestos a las rentas que tienen su origen en el trabajo asalariado (muchos de esos sectores tienen jurídicamente el estatus de asalariados), congelando y reduciendo de hecho sus sueldos cuando son funcionarios del Estado, obligándoles a trabajar más horas por el mismo pago, recortando también para ellos los servicios sociales del Estado, desde la sanidad a las pensiones, aumentando los impuestos sobre el rendimiento de los ahorros en los bancos (más el descuento de la inflación), y en el consumo, dejando menos margen comercial a las explotaciones agrarias y a los minoristas, negándoles créditos, etc.
Esos impuestos o salarios no abonados van a servir a fin de cuentas para que el gran capital siga pagando poco en impuestos y con él la gran burguesía, y a que esos recursos que extrae o no gasta el Estado, se transfieran también de varios modos al gran capital, directamente a la banca, o con subvenciones, etc.
Atacando a la pequeña burguesía no sólo recurre a una fuente de recursos importante y logra exprimirla sino que no debe cebarse de momento más en el proletariado como ocurriría si sólo se pretendiese obtener los recursos de él. Porque la pequeña burguesía, por su lugar en las relaciones sociales de producción, mayor aislamiento, mentalidad habitualmente más conservadora, menor tradición de lucha, es capaz de ofrecer una resistencia menor o en todo caso, más inconsecuente, a las agresiones del gran capital y de su Estado.
Las "clases medias" van a menguar en recursos y en importancia numérica. Muchos de sus descendientes (también algunos del proletariado), por mucha cualificación profesional que tengan (estudios universitarios, etc.) no consiguen un empleo correspondiente a su formación, si lo obtienen es con sueldos inferiores a los que fueron, y en muchísimos casos deben trabajar en lo que salga, como un proletari@ cualquiera, si es que pueden. No sólo eso, sino que en muchos países y casos, para pagarse los estudios han debido endeudarse con la banca a la que durante años deberán estar devolviendo el préstamo con sus intereses, lo que no les resultará posible si no encuentran un empleo o con un salario suficiente.
Por otra parte la burguesía incluye indebidamente en las "clases medias" a sectores que son claramente del proletariado, por ejemplo trabajadores/as de la industria, productores, que por cualificación, antigüedad en la empresa, poder de la misma, reciben un salario superior al común. Esta inclusión tiene como principal finalidad desdibujar en su conciencia su pertenencia al proletariado.
Los diversos sectores de la pequeña burguesía van a sufrir y asustarse. No quieren caer en la condición proletaria o proletarizarse todavía más. El gran capital va a procurar también sacar provecho de esto para evitar que se unan a nosotros en nuestra resistencia, lucha y cuestionamiento del régimen asalariado del trabajo, del capitalismo en su conjunto.
Demagógicamente los grandes capitalistas están dispuestos a tolerar la rabia contra la banca y los "especuladores", para ganar tiempo mientras en realidad no se toma ninguna medida que los doblegue. Pero también y sobre todo, contra nosotros, para dividir y enfrentar a unos asalariados o en riesgo de proletarización contra los proletari@s. Con todas sus mentiras sobre la crisis y su naturaleza, dónde está la raíz de los problemas, apuntarán de un modo u otro contra nosotros, por la "rigidez del mercado laboral", por las prestaciones sociales "excesivas que fomentan el rechazo del trabajo", porque hemos pretendido vivir "por encima de nuestras posibilidades" endeudándonos de por vida al comprar una vivienda y ahora "les toca pagar a ellos" los agujeros de la banca, porque si nos resistimos con huelgas "inoportunas" "insensatas" "que no sirven para nada", estaremos "dificultando la salida de la crisis" y por tanto agravando los problemas también para "las clases medias", y bla, bla, bla.
El gran capital pretende engatusar a sectores de la pequeña burguesía con el "apoyo a los emprendedores", con medidas fiscales, para trabajar como autónomos o la creación de microempresas (menos de 10 empleados, en la UE), cuando está hundiendo a las existentes, la tendencia de fondo es el recorte del crédito y la concentración de poder en el gran capital financiero, industrial, comercial, subordinando a la pequeña burguesía, como autoempleo, falsos autónomos, etc. De paso fomenta la falsa idea de que para crear puestos de trabajo hacen falta empresarios y su inversión, multiplicar la burguesía baja y media, cuando lo que precisamos es eliminar la figura del burgués, la dependencia de que inviertan (más en máquinas que en empleo), pasando el dominio de los medios de producción, financieros y servicios al poder de los trabajadores/as. El mito de más mercado y competencia ("competitividad") siempre está condenado al proceso de concentración del capital, y más en la crisis a que aboca al propio sistema.
La misma promoción de "emprendedores" se va a servir de otra medida contra la pequeña y baja burguesía, como es la liberalización, la introducción de una mayor competencia en su propio seno, eliminando medidas proteccionistas (tarifas mínimas, límite al número de profesionales en ejercicio...), lo que al final también acabará redundando en la disminución de costos en el mantenimiento del proletariado. Por ejemplo las medidas previstas (20 de enero 2012) en Italia por el gobierno no elegido del tecnócrata Mario Monti que fue asesor del imperio bancario y especulador Goldman Sachs, gran protagonista de la crisis norteamericana de 2007 y de la crisis griega (el presidente del Banco Central Europeo, Mario Draghi, también proviene de ese banco). De paso echa carnaza al deseo de justicia del proletariado y el resentimiento de otras capas perjudicadas, con una falsa imagen de "equidad", "reparto entre todos de los sacrificios", para desviar la atención del gran capital ante todo y de las relaciones sociales capitalistas. Porque los problemas fundamentales de esta sociedad y lo que nos ha conducido a la crisis no son los privilegios gremiales provenientes de la época pre-capitalista, sino el capitalismo más "avanzado" y decadente, el gran capital globalizado, el sistema financiero internacional, etc., y lo que está en su origen, el régimen asalariado del trabajo.
Los gobiernos pueden llegar a tomar algunas medidas contra el gran capital, pero serán de poca monta, en el fondo un servicio a medio y largo plazo al crear una imagen de "justo reparto de las cargas", para aminorar descontentos y como medida de distracción para que no se cuestione lo fundamental, el régimen asalariado del trabajo.
Estas capas medias siempre vacilan entre el proletariado y el gran capital y muchas veces se inclinan según vean quién es más fuerte, tiene una perspectiva más clara, un proyecto más decidido.
Si el proletariado se muestra débil, se pondrán del lado de un "Estado fuerte" para hacernos pagar la crisis todavía más con la ilusión de que así se podrán salvar ellos, pero siendo también sacrificados por el gran capital, aunque no quieran darse cuenta, sobre todo si proviene de algún líder político idealizado.
En los últimos años se viene dando un ascenso en algunos países (Francia, Austria...) de los partidos de ultra-derecha. En España, desde la derecha del PP, se agita el peligro de los inmigrantes para utilizarlos como cabeza de turco por la ausencia de empleos y los recortes en los servicios sociales.
No existe una amenaza fascista como la que se dio en Italia en los comienzos de la década de los 20 o en Alemania en la década de los 30 del siglo pasado. La mejor forma de prevenir el surgimiento de un movimiento fascista fuerte es no sobreestimar, centrarse ni limitarse a una lucha antifascista, de defensa de la democracia burguesa, de alianza con la burguesía liberal, sino ir directamente al cuestionamiento de la legitimidad de toda la civilización capitalista, del origen de la acumulación del capital en el trabajo no pagado. Es precisamente el fracaso del proletariado, su debilidad, incapacidad para proponer una alternativa de civilización, la que lo vuelve no ya temible, sino despreciable y molesto para sectores de la pequeña burguesía, e incluso para muchos trabajadores/as confusos que desertan de sus filas, que se inclinan a una corriente fuerte, muy autoritaria, que recurre fácilmente a la fuerza como medio de "resolver" los problemas, como es el fascismo.
¿Qué podemos ofrecerles? La falta de resistencia o la resistencia a medias, sólo puede arrojarlas en brazos del gran capital y de un "Estado fuerte", esperando su clemencia o más mano dura para que seamos nosotros los que paguemos la crisis y no ellos. Entonces nuestra derrota estará garantizada y seguidamente el sacrificio también de las ilusas "clases medias".
Ante sus conflictos con el gran capital y el Estado, debemos demostrarles que los campeones en la lucha contra sus verdaderos oponentes (el gran capital, la banca, el Estado...), somos nosotros; también quienes podemos levantar nuevas instituciones frente al Estado burgués, empezando por las Asambleas de verdad controladas por nosotros (no por líderes, comisiones, sindicatos, partidos...), hasta su expresión más avanzada y poderosa en los Consejos de Trabajadores, rivalizando con la autoridad del Estado burgués, hasta derribarlo, creando una democracia de verdad para las masas populares. Ante su rechazo a la proletarización, que los primeros que estamos hartos de esa condición somos nosotr@s y que por ello no queremos condenarles a ella, sino que juntos podamos crear una nueva civilización de trabajadores libremente asociados, libres del capital y su Estado generados por el régimen asalariado del trabajo.
Lo que no debemos hacer es caer en la trampa de los enfrentamientos por las supuestas o reales ventajas que puedan tener, porque la burguesía también quiere azuzar, por ejemplo, a los funcionarios que con mucho esfuerzo han conseguido una plaza, contra los trabajadores/as que con pocos estudios pero muchas horas extras podían llegar a ganar incluso más que ellos en la época del "boom" inmobiliario (por ejemplo, la industria de las puertas), o a los autónomos que no han podido disponer de una prestación por desempleo contra los trabajadores/as por cuenta ajena que sí. Y otros mil ejemplos de uno u otro lado. La comparación inútil, la envidia, el resentimiento, el deseo de mal de muchos como consuelo de tontos, buscar chivos expiatorios, sólo nos divide por cuestiones menores, haciendo más fuerte a la burguesía y su Estado, que es donde debemos concentrar toda la fuerza de nuestro ataque.
La lucha de estudiantes y universitarios contra las tasas, por el transporte, etc., son un medio para atraerlos al lado del proletariado, porque esos ataques son parte de la estrategia de la burguesía por recortes los costes totales del proletariado, por proletarizar a las "clases medias", reformar su poder en la división clasista del trabajo, dificultando el acceso a la educación de la descendencia de los trabajadores/as. Que esa juventud que va a tener un futuro complicado, vea en la perspectiva del proletariado revolucionario, en su saber, en su crítica de la civilización capitalista, la luz para salir del túnel de esta civilización.
Con esta orientación básica, que debe desarrollarse mucho más, podremos ganarnos a la mayoría de las "clases medias" (sobre todo asalariadas) y dejaremos al gran capital con menos apoyos, haciéndolo más vulnerable a nuestra ofensiva.
11.- Los límites históricos del capitalismo. Las tijeras del régimen asalariado (producción y realización de la plusvalía) amenazan con cortar los... beneficios al capital. Una jornada y un mundo finitos para su desgracia. El capital se pone a sí mismo la zancadilla. La mercantilización de la Naturaleza nos pasa la factura. Los límites al Crecimiento capitalista. Un sistema caducado. Década de los 30 ¿tocando techo? ¿Por quién doblan las campanas?
En el proceso de acumulación del capital hay tres momentos: producción (en el trabajo), realización (en la venta) y acumulación (en la reinversión) de la plusvalía o trabajo no pagado. La plusvalía puede producirse, pero no realizarse. Puede haberse realizado, pero no llegar a acumularse ante las perspectivas de pobres ganancias, por lo que prefiere quedarse en la forma de dinero, como ahorro. O de ahí pasar a la "economía de casino" que pretende lograr beneficios sin una producción real de plusvalía.
El capitalismo necesariamente surge en un mundo no capitalista y se desarrolla en ese entorno del que toma la fuerza de trabajo (campesino, artesanos arruinados...) y en el que encuentra su mercado de compra de recursos y venta de mercancías.
Entre los marxistas ha habido discusiones muy importantes sobre la relevancia del problema de la tasa de ganancia (producción de plusvalía en determinada proporción con respecto al capital total invertido) y de la realización de la plusvalía en la venta, al interior y al exterior del capitalismo.
El ideal del capitalismo sería disponer de un mundo prácticamente infinito en el que no se agotase el sector exterior al capitalismo capaz de comprar sus mercancías y proveer de recursos materiales y mano de obra de bajo coste, sin tener que preocuparse por el destrozo causado a la Naturaleza. La presión de la competencia sería muy inferior y por tanto no habría que ir a la carrera por la última tecnología en productividad que aumenta la inversión total y la necesidad de una mayor ganancia que dividida entre esa inversión, dé un porcentaje de beneficio considerado adecuado. Así tampoco tendría que pagar más a sus proletarios para que puedan consumir más, salvo que lo impusiesen con su lucha, lo cual sería difícil al disponer de una provisión de mano de obra barata inagotable.
Pero a pesar de Fukuyama y su capitalismo for ever, el tiempo se le acorta porque el planeta Tierra es finito y ya se le ha quedado pequeño.
Esto agrava el problema fundamental del capitalismo que es la tendencia al descenso de la tasa de ganancia. Debido a la competencia, el capital necesita recurrir a inversiones en medios de producción (energía, materias primas, maquinaria...) que son más eficientes, permiten una mayor productividad del trabajo. El aumento de la composición técnica de capital (relación entre los medios de producción y la fuerza de trabajo, favorable al primero) es una constante, independientemente de los valores o precios de ambos. La relación entre los valores de los capitales constante (medios de producción) y variable (salarios) se llama composición orgánica del capital que tiene tendencia aumentar (dividir el valor del capital constante entre el variable) La tendencia es a que las máquinas sustituyan a los trabajadores/as por lo que aunque disminuya el valor del capital constante lo hace más el del capital variable y por tanto sigue aumentando la composición orgánica del capital, además de la técnica.
El trabajo vivo, humano, no es realmente una mercancía (aunque el capital haga como sí lo fuese a la hora de comprarlo, para pagarlo por lo que cuesta mantener al trabajador/a y consigue presionar éste con su lucha) y por ello es capaz de aportar en el proceso de trabajo, a las mercancías, un valor-trabajo superior al que ha costado producir la fuerza de trabajo (a diferencia de las máquinas que ponen en la mercancía lo que cuestan y de ahí se amortizan) y ese valor añadido (plusvalor o plusvalía) interesa al burgués que se reconozca en la venta, como un trabajo que deben pagarle, aunque él no lo haga al trabajador/a, apropiándoselo el capital como ganancia. Y esa es la única fuente verdadera de ganancia, no lo que aportan las máquinas ni el capital. Pero al aumentar la composición orgánica del capital, al reducir el trabajo vivo, lógicamente la tendencia es a reducir también el trabajo no pagado que se puede extraer. Esto se suele contrarrestar porque las mayores inversiones son para aumentar la productividad (la misma producción en menos tiempo) con lo cual en el mismo tiempo de trabajo se pueda producir más, porque el objetivo del capital no es reducir la jornada laboral, sino aumentar el valor-trabajo no pagado, la parte de la jornada no pagada. Lo puede conseguir sin necesidad de rebajar el nivel de vida del trabajador/a, pues gracias al aumento generalizado de la productividad, la parte necesaria para su mantenimiento corresponde a una parte más reducida de la jornada, al lograr con la disminución de los costes por unidad de producto, el abaratamiento real de los bienes de consumo (en la actualidad hace falta menos horas de trabajo para poder comprar un televisor que en los años 60).
Lo que importa al capital es la tasa de ganancia. Las cuentas las echa la burguesía en relación al total del capital invertido (medios de producción, costes salariales), es decir la tasa, el porcentaje que supone la ganancia sobre el total de la inversión (ganancia dividida entre capital total invertido). Y esta tasa tiene tendencia a bajar a causa del aumento del valor del capital constante en relación con el variable, es decir pabellones, investigación, maquinaria, materias primas...frente a costes salariales, porque es del trabajo vivo de donde sale el trabajo no pagado, plusvalía o ganancia. Para contrarrestarla, el capital debe sacar el máximo provecho de la inversión, aumentando la productividad y la producción, con una organización del trabajo que exprima mejor el esfuerzo de los trabajadores/as (taylorismo, fordismo, toyotismo...) e incluso introduciendo el turno de noche. Pero como todos van a la carrera de ser los que consigan vender su producción, todos vienen a hacer lo mismo. El resultado, la tendencia a la sobreproducción, a producir por encima de la demanda solvente, y con ello a no poder realizar parte o toda la plusvalía e incluso no recuperar parte del capital invertido (desgaste de las máquinas, materias primas, energía, salarios).
Para ello le vine de perlas que exista un sector exterior al capitalismo que pueda absorber la producción, situado en el propio país (restos de clases dominantes anteriores, de tipo semifeudal, campesinos y artesanos autónomos) o en el extranjero (gastos de la aristocracia semifeudal, del armamento del Estado e infraestructuras como el ferrocarril o puertos que favorecen sobre todo a la potencia capitalista en el saqueo del país, consumo productivo o no de sus masas trabajadores). También para que le provea de materias primas, energía, etc., más barata a fin de que la inversión en capital constante reduzca su coste. Igualmente fuerza de trabajo con un menor coste de mantenimiento para que disminuya el capital variable pero aumente la parte de la jornada de trabajo no pagada, por tanto la masa de ganancia. Con esa fuerza de trabajo también puede aprovechar una tecnología más primitiva, una inversión menor que ponga menos cuesta arriba la tasa de ganancia. Si aumenta la masa de ganancia (trabajo no pagado), dividida por una menor inversión en capital (coste materias primas, etc. y mano de obra), asciende la tasa de ganancia.
La sobreacumulación de capital y la sobreproducción de mercancías, el problema de la producción abundante de plusvalía y su realización con la venta, tenía una salida en el exterior del capitalismo gracias a los mercados de provisión (materias primas, energía, mano de obra) y de venta (consumo de sus élites a través del trabajo no pagado y del impuesto a las masas trabajadoras y también por parte de estas).
Pero como el planeta es más pequeño de lo que le gustaría a la burguesía, el capitalismo se ha extendido por todas partes. A medida que se aprovecha de los sectores exterior al capitalismo tanto dentro del país como fuera, al introducir las reglas del juego de éste, también transforma las sociedades y sectores semifeudales y mercantiles en nuevos países y zonas capitalistas que incluso pueden hacerle la competencia, por lo cual, ese recurso para contrarrestar la baja de la tasa de ganancia se va agotando. Se convierte en un factor que la agudiza porque el riesgo cada vez mayor de una producción sin salida que se convierte en sobreproducción, supone que no se recupera la plusvalía incorporada en las mercancías y puede que ni los costos totales de capital (máquinas, salarios), con lo cual la tasa de ganancia desciende o se hunde.
Tampoco puede contrarrestar indefinidamente por la vía de los costos de la fuerza de trabajo, pues hay unos límites de supervivencia que no se pueden traspasar, ni aumentar la plusvalía en base a alargar las horas de trabajo diarias porque no son más de 24 y el aguante y rendimiento tienen sus límites naturales.
La globalización ha sido la última gran campaña de conquista del mundo por la mercancía, pero esta vez muy rápidamente ha acabado por integrar a más países al sistema capitalista creando nuevos competidores para un mundo más estrecho (China, India...).
Ha resultado así porque incluso los recursos que utiliza el capitalismo para contrarrestar la tendencia al descenso de la tasa de ganancia y para conseguir mercados para la realización de la plusvalía, aunque en principio pueden ser complementarios, acaban chocando entre sí. Los mercados externos al capitalismo, al absorber la producción que no se pude consumir al interior del sistema permiten aprovechar toda la capacidad productiva, no depender del consumo a través de los salarios y por tanto tenerlos a raya, y por consiguiente mantener y aumentar la tasa de ganancia. Pero si quiere preservar como mercado externo al capital determinada zona del mundo, no deberá permitir que el capital productivo se instale para aprovechar la mano de obra barata para aumentar la tasa de ganancia porque entonces se transformaría en capitalista, y tendrá cuidado con qué es lo que les vende, no sea que resulten infraestructuras, medios de comercialización y de producción que los acaben convirtiendo en capitalistas y competidores por la ganancia y los mercados externos, pero si se contiene limitará la salida a las mercancías del sector I (medios de producción) perjudicando su tasa de ganancia. Si lo que busca es directamente aumentar la tasa de ganancia con materias primas de bajo coste y mano de obra barata, lo más seguro es que muy pronto los convierta en capitalistas y que por tanto dejen de servir como mercados externos. Así que donde tiene la solución siembra el problema, según avanza se pone la zancadilla y antes o después, el capital vuelve a encontrarse con las mismas dificultades, sólo que más difícil de resolver.
Es decir, que la tasa de ganancia se encuentra cada vez más acosada por las tijeras de la producción (tasa de explotación) y realización (en la venta) de la plusvalía, que se van cerrando.
A partir de aquí, el capital empieza a echar mano de toda clase de trucos, huidas hacia adelante, hacerse trampas e incluso juegos de magia.
Ya hemos visto detenidamente el recurso al armamentismo, en base a esterilizar parte de la capacidad productiva, el consumo cautivo y obligado a través de los impuestos tanto al proletariado como a sectores exteriores al capitalismo, y a la vez la pérdida de ganancias del capital por los impuestos a favor del sector III. Plusvalía para hoy, freno a la acumulación del capital, pérdidas para mañana.
Querer extraer ganancias haciendo trampas a la ley del valor-trabajo, con la magia de la financiarización, burbujas especulativas, "economía de casino", se ha estrellado contra la realidad, como pretender hacerse millonario en el mundo real por jugar al monopoly.
El truco del endeudamiento masivo para crear una demanda solvente ya se ha agotado con esta crisis, y la burguesía, en vez de aumentar la demanda solvente de los trabajadores/as con aumento de salario, como eso disminuiría más la tasa de ganancia, busca recuperarla reduciendo los costes salariales y los gastos sociales, pero también dará como resultado una menor demanda en medio de una mayor competencia, con la consiguiente mayor sobreproducción y sobreacumulación que traerá la desaparición de muchas empresas y una mayor concentración del capital en empresas con altas inversiones que seguirán peleando contra la tendencia a la baja de la tasa de ganancia y los mercados estrechándose.
La marxista y revolucionaria polaca-alemana Rosa Luxemburgo, escribió en 1913 La acumulación del capital, y su segunda parte estando en la cárcel por su oposición la matanza inter-imperialista de la Iª Guerra Mundial. En su obra sostenía que en la relación entre los sectores I, II y III de la economía, por mucha transacción y consumo que existiese entre dichos sectores, ni incluso en períodos sin crisis, era posible que llegase a realizarse toda la plusvalía producida en ellos. Para realizarse y convertirse en dinero precisaba de un consumidor exterior al capitalismo, sea en el propio país o en el extranjero. El armamentismo lo hace en parte con los impuestos a los sectores externos al capitalismo, como ya hemos comentado. Por tanto el límite histórico al desarrollo del capitalismo estaba en el agotamiento de ese sector, no en términos absolutos, sino con respecto a las necesidades de acumulación del capital mundial. Otros marxistas le replicaron con más o menos acierto, pero el argumento más potente fue que al interior del capitalismo sí se podía conseguir aunque con el riesgo permanente de los desequilibrios, sobreacumulaciones y sobreproducciones, y que el problema del dinero para la realización de la plusvalía al interior del sistema no era tal teniendo en cuenta los tiempos de su necesidad, las posibilidades de circulación de la misma masa de dinero, la emisión de moneda, el pago en especie, el uso del crédito y las formas simbólicas del dinero que no implican a la moneda en papel y metal. Que el límite histórico al desarrollo capitalista estaba en la tendencia a la baja de la tasa de ganancia, con o sin sector exterior al capitalismo. Y por supuesto, en lo que coincidían es que el capitalismo debería ser derribado por el proletariado, pues abandonado a su descomposición, arrastraría a la Humanidad a mayores calamidades. Habría ocasión de ello pues antes de que el capitalismo encontrase un límite definitivo se habrían producido tantas crisis y conflictos inter-imperialistas por nuevos repartos del mundo, que el proletariado daría buena cuenta del capitalismo.
Incluso dando por buena la crítica a Rosa Luxemburgo, lo cierto es que el capitalismo no funciona como un reloj, sino más bien de forma bastante caótica, como sabemos, incluso haciéndose trampas a sí mismo. En su desarrollo histórico desde su nacimiento siempre ha necesitado del sector extra-capitalista, para producir más plusvalía o para realizarla con la venta, y cuando éste se ha reducido sobremanera a las necesidades del momento del capital, ha debido recurrir a nuevos repartos del mundo y las guerras, o a expedientes como el armamentismo permanente, la obsolescencia programada (caducidad física o social -modas- provocada a las mercancías para generar nueva demanda al interior del sistema ya que no existe la del exterior que pudiese absorber unas mercancías pensadas para durar), ceder una parte del aumento de la productividad en incremento del salario (directo, indirecto y diferido) para aumentar la demanda, pero perdiendo con ello plusvalía, el sobreendeudamiento astronómico para crear artificialmente una demanda solvente, y la "economía de casino" para hacer trampa con el beneficio real. La amenaza de la sobreproducción por falta de planificación y al intentar con el aumento de la producción contrarrestar la tendencia al descenso de la tasa de ganancia, se acusa más cuando no se dispone de un sector exterior al capitalismo capaz de absorber con solvencia esa producción.
La desaparición del sector extra-capitalista, es un factor que sólo puede agravar los problemas tanto de la producción como de la realización de la plusvalía, por tanto de lo que a fin de cuestas le interesa a la burguesía: la tasa de ganancia.
La tendencia a la baja de la tasa de ganancia y la necesidad de mercados exteriores al capitalismo tiene otra consecuencia. A partir de aquí, se revelará otro límite histórico al capitalismo al que durante bastante tiempo ha conseguido ir escapando, y es el de la mercantilización de la Naturaleza. Porque la mercantilización del trabajo humano implica la de la Naturaleza. Como los recursos naturales, su extracción y los sumideros para los subproductos no aprovechables que resultan de su explotación (desechos, residuos) son para el capital un coste que aumenta el valor del capital constante (materias primas, energía, maquinaria...) y también el valor del capital variable (salarios para el mantenimiento de los trabajadores/as), le interesa rebajarlos lo máximo posible, para reducir la composición orgánica de capital y aumentar la tasa de ganancia. La necesidad de extraer el máximo de plusvalía del trabajo humano mercantilizado hace que se considere a la Naturaleza en los términos de una mercancía más, un coste que debe rebajarse al máximo para poder producir el máximo de trabajo no pagado.
Para combatir la tendencia a la baja de la tasa de ganancia con materias primas y mano de obra más barata y para conseguir mercados de consumo exteriores al capitalismo, este sistema necesita como ningún otro expandir sus reglas del juego, el imperio de la mercancía y el régimen asalariado del trabajo, llevando hasta el último rincón del planeta su trato a la Naturaleza y las consecuencias de su civilización.
En unas relaciones sociales en las que todo hay que medirlo por el dinero, y de competencia entre los productores buscando unos costes inferiores al oponente, todo aquello que suponga un coste adicional, que sea de muy difícil valoración porque no depende de las horas de trabajo humano al ser creación de la Naturaleza, y lo que pueda ser cargado sobre las espaldas de otras especies, de toda la Humanidad o de las clases subordinadas, tiende a no ser considerado. No por ello deja de existir, así que acaba siendo reconocido como externalidades indeseables, pero en gran parte inevitables para el capitalismo. Sus consecuencias se van acumulando y así tenemos una Naturaleza cada vez más agotada en sus recursos, con más problemas de rendimiento, con un funcionamiento más desajustado, desequilibrada, enferma, en la que sufren las demás especies, que se van extinguiendo en masa, y la misma especie humana, y que todavía está por pasarnos las mayores facturas porque el tiempo del planeta no es igual al nuestro y a los plazos con los que juega la búsqueda de la ganancia.
Este saqueo, despilfarro y degradación de la Naturaleza (incluida la humana), que sea capaz de desencadenar procesos tan complicados e incontrolables como el Cambio Climático con todas sus consecuencias, es la última prueba de que el régimen asalariado del trabajo, el capitalismo, es un sistema social caduco, desde hace generaciones extremadamente dañino para el progreso e incluso la conservación de la vida, porque es capaz de deteriorar hasta las bases mismas que hacen posible el progreso material, para sí mismo como sistema, y para la especie humana con cualquier otro sistema social.
Podemos decir por tanto, a efectos descriptivos, que el desarrollo del capitalismo, que se expresa en el Crecimiento capitalista (a costa de despilfarro, penurias, guerras) tiene un doble límite, interno o social y externo o natural.
El interno, en sus leyes de funcionamiento: en la producción de plusvalía (tasa de ganancia, tendencia a la baja) y en la realización de la plusvalía (mercados al interior y extra-capitalistas)
En el externo o la Naturaleza: a) la humana, los límites a la explotación (siempre habrá un tiempo de trabajo que deberá pagarse para poder garantizar la explotación duradera del trabajador/a) y la resistencia social y política; b) el resto de la Naturaleza, como proveedora de recursos (minerales, combustibles fósiles, energía, madera, agua, alimentos...) y como sumidero (capacidad para asimilar y reciclar nuestros residuos, la emisión de productos contaminantes a la tierra, las aguas y el aire, de gases como el CO2 a la atmósfera, etc.).
Es la propia expansión del capitalismo, su necesidad de luchar contra sus límites internos, la que lo ha llevado en busca de mercados para proveerse y para vender, a explorar todo el planeta, explotar sus recursos y usarlo como vertedero, con lo que ha creado las condiciones para que no pueda seguir haciéndolo como hasta ahora.
Que el límite externo o de la Naturaleza se convierta en un problema y gravísimo, no es algo inevitable a todo sistema social, sino consecuencia de las leyes de funcionamiento de este sistema y provocado por la dinámica que lleva a los límites internos o sociales. El socialismo no tiene que preocuparse por un límite a la explotación, ni tiene una perspectiva mercantil y meramente utilitaria (a corto plazo además) de la Naturaleza que lo empuje a saquearla y tomarla por un basurero.
El capitalismo no va a poder extender el nivel de vida de los EEUU (previo a la crisis) al conjunto del planeta porque lo impiden los límites internos del capitalismo. Pero además, en el supuesto de que no fuese así, lo impediría el límite externo del resto de la Naturaleza como proveedora y como sumidero, pues necesitaríamos de dos o tres planetas como la Tierra.
Así que el capitalismo, en los próximos años, sin poder posponerlo más, se va a encontrar no sólo con un límite social (tasa de ganancia, mercados), sino con un límite natural originado precisamente por querer contrarrestar la tendencia a la baja de la tasa de ganancia y a la necesidad de realizar la plusvalía en los mercados externos.
Como resultado de todo esto, para la década de los 30, llegará la escalada en los costes de la energía que se trasladará a todas las mercancías y al mantenimiento de la fuerza de trabajo. Un aumento obligado en la inversión en capital constante (energía, materias primas, maquinaria) que sin embargo no supondrá una mayor productividad, y también en el coste de fuerza de trabajo que implicará la reducción del tiempo de trabajo no pagado (aumento de la parte de la jornada de trabajo destinada al pago de su mantenimiento), sin significar una mejora de su nivel de vida, sino sólo un aumento del coste de la vida.
Se dará la situación de que probablemente se reducirá la composición orgánica del capital pues sí aumentará el capital constante (medios de producción), pero también lo hará el variable (salarios), y el resultado de su división será menor. Pero lo importante es que disminuirá la tasa de explotación (trabajo no pagado o plusvalía dividido entre pagado o salario), y con ello la masa de ganancia y la tasa de ganancia (masa de ganancia dividida entre la inversión total).
Los mercados exteriores al capitalismo estarán en plena extinción. China ya estará agotando el margen extra-capitalista de su campesinado por cuenta propia y sin asalariados y la solvencia de la población africana como consumidores de productos baratos. El aumento de las inversiones de capital no tendrá una fácil salida en una mayor producción de trabajo no pagado, pues en el caso de darse forzando la reducción de los salarios (por debajo del coste de mantenimiento) con la práctica extinción de los gastos sociales (salario indirecto y diferido), y aumentando el tiempo de trabajo (jornada, días laborales), dados los límites de mercado al interior (masa de parados previa, ausencia de contratación y nuevos despidos porque no se invierte ante una baja tasa de ganancia) y al exterior del sistema, tendrá un riesgo enorme de convertirse en sobreproducción, que a su vez, con la disminución de tasa de ganancia y las pérdidas, agravará la sobreacumulación de capital, que al intentar salvarse con reducción de costes con despidos, caerá en la espiral de siempre de sobreproducción, etc. Es decir, en la etapa del Decrecimiento capitalista.
Mucho tiene que bregar la burguesía contra el proletariado e inventarse para salir bien parada de esa situación. Por eso es tan importante que previamente nos derrote y que las calamidades de los años 30 terminen por desmoralizarnos.
A partir de aquí, el futuro que le espera al capitalismo es realmente complicado porque el capital no habrá tomado las medidas requeridas por el IPCC (suponiendo que esté en lo cierto) contra el cambio climático en 2020 y tampoco estará en buena disposición económica de adoptarlas en 2050, y la solución de los problemas energéticos, mediante nuevas centrales nucleares (corrientes o mini-reactores como el programa impulsado por Obama), el programa ITER (energía de fusión, para 2050 como pronto) y el programa de energía termosolar en el desierto del norte de África y Oriente Medio (Desertec) todavía no habrá dado todos los resultados que se necesitan. Aunque esos programas acaben teniendo éxito en resolver los problemas energéticos antes de que las tensiones inter-imperialistas por los recursos provoquen grandes destrucciones o incluso la aniquilación, seguirá persistiendo y con fuerza la tendencia a la baja de la tasa de ganancia agravada por la desaparición de los mercados exteriores al capitalismo, por lo cual el sistema seguirá causando grandes calamidades a la Humanidad y a la Naturaleza, con un futuro cada vez más oscuro aunque potencialmente (conocimientos científicos, etc.) pudiese ser mejor.
Los riesgos hasta llegar ahí son tan grandes y a partir de ahí, inciertos pero temibles, que no podemos fiarle más al capitalismo, pues se ha desenmascarado ya como el mayor moroso de la Historia, por la deuda contraída con nuestra especie al menos desde que entró en la decadencia en 1914 con la Iª Guerra Mundial.
Al capitalismo le pasa con la satisfacción de las necesidades humanas, algo parecido de lo que nos ocurre a los humanos con el amor y el sexo. Lo llamamos amor cuando queremos decir sexo. Lo malo es que el capital da un salto más y le llamaría sexo cuando querría decir perversión sádica, en una relación sólo consentida por la necesidad.
El capitalismo es un sistema social con una lógica perversa, persiguiendo algo ya tan contraproducente como que se cumpla una determinada tasa de ganancia (explotación), exista una demanda solvente (el necesitado que no pueda pagar, que se joda) y unos mercados proveedores y consumidores externos al capitalismo (exprimiéndoles, llevándoles de paso esta civilización), lo que acaba por no ser posible tampoco por su tendencia a que por su mismo desarrollo baje la tasa de ganancia e inevitablemente se le agoten los mercados externos porque el mundo es finito y los transforma al capitalismo, y como en su marcha y expansión por todo el planeta mercantiliza la Naturaleza, ésta acaba pasando la factura contra el capitalismo mismo.
El capitalismo se basa en el régimen asalariado del trabajo. De aquí nace todo el problema de la ganancia (relación entre tiempo de trabajo pagado y no) y del mercado (el proletariado, por los límites del salario, no puede absorber toda la producción disponible tras el consumo de la burguesía) y de la mercantilización y destrucción de la Naturaleza (mínimo coste para la tasa de ganancia). Aquí comienza su problema de relaciones sociales y naturales que no sirven para una civilización que pretenda abrir las puertas al desarrollo de la Humanidad, sin límites y en armonía con la Naturaleza. Y no tiene arreglo por mucho que se intente reformar.
Es como una máquina que tiene que acabar mal inevitablemente porque parte de un problema de diseño irresoluble. Pero como la burguesía obtiene con ella sus privilegios, está interesada en que sigamos usándola aunque nos sacrifique a nosotros y conduzca la Humanidad y el planeta al desastre.
El capitalismo, incluso en las condiciones más idóneas, dado que su meta verdadera es el beneficio dinerario, ese objeto de deseo tan retorcido, pervertido y notoriamente antinatural (contra nuestra naturaleza y la Naturaleza), complica realmente las cosas para poder satisfacer las necesidades humanas en armonía con la Naturaleza. Lo hemos visto desde el siglo XIX. Cuando podía haber cada vez más bienes y servicios para la Humanidad, acaba provocando guerras que se llevaban por delante a millones de seres humanos y a otros tantos por hambrunas y deficiencias sanitarias facilísimas de evitar; cuando el desarrollo de la cultura y las comunicaciones permite una democracia real, nos estafa con esta "democracia" cuando no con dictaduras feroces.
Si el agotamiento de recursos naturales y las complicaciones creadas por el Cambio Climático (causados por el capitalismo) ya son en sí un problema incluso para un sistema social que busca un uso de los recursos existentes, racional y al servicio de las necesidades humanas en equilibrio con la Naturaleza, no digamos con un sistema tan retorcido, deshumanizado, ineficiente y desconsiderado con la Naturaleza como es el capitalismo. Causará sin duda enormes trastornos a la Humanidad que tal vez no sea ya capaz de levantar una salida constructiva sino que se vea abocada a una gran regresión histórica, la desintegración del sistema arrastrándonos con él o quizás la aniquilación causada por el uso de armas de destrucción masiva (biológicas, nucleares...) provocada por la escalada de tensiones entre las potencias capitalistas por recursos básicos (agua potable, alimentos, gas natural, minerales imprescindibles...) y mercados.
Si hemos llegado hasta ahí, mala señal, porque indicará muy probablemente que el proletariado ha sido derrotado en las décadas anteriores y se encuentra incapaz de ofrecer una alternativa a esta civilización. La senilidad no será patrimonio exclusivo del capital y su civilización, sino del proletariado, de la especie misma.
Entonces, será por nosotros por quien doblen las campanas.
Aún estamos a tiempo de evitar este curso de la Historia, esta vez sí hacia el Fin de la Historia, pero no precisamente a la que hacía referencia Fukuyama.
Si tenemos lo suficientemente clara la naturaleza del capitalismo, su evolución, sus límites históricos, nos será más fácil comprender lo miope, reaccionario, de las supuestas soluciones a las crisis del capitalismo puestas en lo nacional, en el proteccionismo, en primero mi nación, en primero los nacionales y que lo inmigrantes se vayan a su país, etc. o en una globalización más intensa.
Los problemas no están ahí, no son de esa escala, sino de la una civilización en decadencia, ya caducada, cada vez más tóxica y peligrosa para nosotros y la Naturaleza, que históricamente está condenada a desaparecer como ocurrió con el esclavismo, el feudalismo, y que podría haberlo hecho hace años si nosotros lo hubiésemos entendido así. La cuestión es cómo sucederá, si lo haremos nosotros para salvarnos, o nos arrastrará en su degradación.
Sabiendo que el capitalismo está históricamente condenado, debemos tener claro que de él no va a nacer espontáneamente una sociedad mejor. El capitalismo no está preñado de socialismo, sino de barbarie. Debemos ser nosotros, el proletariado, los que tomemos conciencia de la necesidad de conformarnos como colectivo y fuerza social constituyente de una nueva civilización que permita superar el régimen asalariado del trabajo, el capitalismo y nuestra condición de clase proletaria.
Esto no lo lograremos si creemos que nos resulta imprescindible la burguesía, o cuestionándola porque no tenemos ya más remedio si queremos sobrevivir, sustituyéndola por otra élite que nos domine, la tecno-burocracia. Si pensamos que bastará con seguir en nuestro papel pero con la propiedad estatalizada, en lugar de pasar a dominar realmente nuestras condiciones de trabajo, a dirigirlas y para ello superar la división social clasista del trabajo, superándonos en nuestra formación y conocimientos. Si creemos que la clave está en elegir a un partido o coalición de partidos que sepan tomar las decisiones en lugar de nosotros. Y no podremos aspirar a liberarnos si ni siquiera somos capaces de controlar las luchas desde nuestra organización en las asambleas, delegados, coordinándolas y revocando en cualquier momento a los elegidos. Si no lo somos, nunca dejaremos de ser el proletariado para el capital, sólo capaz de elegir a qué forma del régimen asalariado adaptarse, ahora la privada, luego la estatal, de vuelta a la privada...
Es hora de que nos hagamos mayorcitos y asumamos lo que la realidad nos impone si no queremos pagar las consecuencias.
Sí, la tarea que tenemos por delante es de dimensiones históricas, la más importante y trascendente de toda la historia de la Humanidad, queramos creerlo o no, lo veamos como una gran oportunidad o como un gran "marrón", y es una tarea de nuestra época, no para dentro de cien años. Nos toca. Una misión para la juventud ante todo; para vivir en el futuro mejor o padecerlo.
12.- El envejecimiento de la población, un factor nuevo que favorece nuestra derrota y nos obliga a tener el tiempo más en cuenta para aprovechar ahora el potencial de la juventud.
Las previsiones demográficas y la misma realidad actual, nos dicen que se está produciendo a escala mundial, y sobre todo en los países ricos del hemisferio norte (de EEUU a Japón), un notable envejecimiento de la población, irreversible y creciente para las próximas décadas. No sólo porque se viva más años, sino porque hay muchos menos nacimientos y por tanto menos jóvenes de los que se vieron por ejemplo en la década de los 60 del siglo pasado, y hasta hace poco en los países árabes.
El sentido común y toda la experiencia del movimiento obrero y popular nos dicen que no tiene la misma capacidad de lucha un joven de 20 años, que un adulto de 50 o un anciano de 70. Los jóvenes, en rebeldía durante la adolescencia, más capaces de cuestionar el orden establecido, con toda la vida por delante, se plantean con más facilidad objetivos a largo plazo, como son los de la transformación social, y que esperan poder disfrutar; pero cuanto más avanzada es la edad, queda menos futuro y por tanto los proyectos se centran más en el corto y medio plazo.
Aunque se retrase la edad de jubilación de los trabajadores/as, y por tanto se siga en activo, en las empresas, dado el porcentaje de adultos de edad avanzada entre la población activa y la gran masa de jubilados, el envejecimiento ejercerá una influencia negativa hacia la lucha.
La burguesía también envejecerá, pero el capital sí contará con la fuerza de la juventud comprada en forma de policías, militares, mercenarios y asesinos a sueldo, no faltándole candidatos por el importante desempleo, ni tampoco hará ascos para esto a la inmigración.
Teniendo en cuenta este factor completamente novedoso en la historia de la Humanidad y para las luchas sociales, podemos pensar que en los próximos años la burguesía no va a necesitar derrotar al proletariado mediante el uso generalizado de medidas extremas como baños de sangre, dictaduras terroristas militares y fascistas. Le bastará una derrota lo suficientemente severa, que se acumulará a la de las décadas anteriores (las de los años 80, el derrumbe de los "países socialistas" que desprestigió al comunismo indebidamente asociado a ellos, la globalización...), para que se imponga la necesaria desmoralización y e impotencia, pues éstas serán mucho más difíciles de remontar en las próximas décadas debido al envejecimiento de la población en general y del proletariado en particular.
La memoria de derrota es muy fácil que se convierta en un gran lastre para afrontar la exigencia de nuevas luchas y sin un fuerte relevo generacional sin traumas y animoso, será más complicado que se dé una recuperación de la resistencia y menos una ofensiva del proletariado frente a la nueva era del capitalismo.
La burguesía necesita una gran derrota del proletariado para imponer la nueva era, pero no precisa imponerla toda ahora, pues el factor de la edad juega a su favor y bastará con que sepa esperar un tiempo cuando la correlación de fuerzas le resulte más favorable para asestar los peores golpes. Eso quiere decir que lo peor estará por llegar dentro de unos años.
Es decir, que si no andamos listos ahora, el precio a pagar por una derrota próxima será mucho más duradero y de consecuencias mucho más dramáticas de lo que pueda llevarnos a pensar lo que hayamos sufrido y los sacrificios que de inmediato se nos impongan.
Esto es un factor más que debe llevarnos a la conclusión de que debemos tomar la iniciativa en la lucha para debilitar a la burguesía y encontrarnos en mejores condiciones cuando el envejecimiento sea más acusado, no limitarnos a esperar los ataques del capital, no respetar los tiempos que más le convienen al capital.
Esto significa que las luchas no deben ser sólo por las necesidades más inmediatas, sino que deben cuestionar cada vez más el régimen asalariado del trabajo y su Estado, para debilitar a la burguesía lo máximo posible e ir poniéndola a la defensiva.
Debemos aprovechar ahora y en los próximos años que todavía la juventud representa un porcentaje alto de la población.
La denuncia decidida del régimen asalariado del trabajo, del origen del beneficio en el trabajo no pagado o plusvalía, su deslegitimación como estafa, puede encontrar una gran aceptación en la juventud trabajadora, precarizada, que se siente estafada porque tras mucho esfuerzo, años de estudio, trabajo duro, recibe muy poco del sistema, sabe que recibirá menos en el futuro, que probablemente no habrá una pensión de jubilación para ella, y porque debido a su edad está menos inclinada a las concesiones racionalizadoras, a las medias tintas, más dispuesta a un cuestionamiento y enfrentamiento con la raíz del sistema. Entender que la causa profunda por la que se siente estafada no es una política económica concreta, el "neoliberalismo", la desregulación del sistema financiero, etc., sino la estafa original, la que está en la base misma del sistema.
Como el régimen asalariado del trabajo es la raíz, la viga maestra, el pilar fundamental de esta civilización, lo que explica la naturaleza del Estado, a quién sirve, la juventud estará más dispuesta a cuestionar toda esta civilización y a plantearse la necesidad de constituir una nueva, sobre todo porque esta estafa conduce a un futuro ruinoso para ellos.
Si un sector de la población es capaz de sentirse atraído por una gran misión, por algo trascendente, que deje una gran huella en la historia, crear algo nuevo desde sus cimientos, una aventura vital en la que sería el gran protagonista y beneficiario, es sin duda el de los jóvenes. El impulso que manipula la burguesía para arrastrar a la juventud trabajadora y de la pequeña burguesía a las guerras o a los grupos fascistas, puede encauzarse en esta situación histórica al cuestionamiento radical del capitalismo. Si no se hace así, esas fuerzas vitales y potencialmente constructivas pueden degenerar en destructivas socialmente (apoyo a fuerzas reaccionarias) y personalmente autodestructivas, cayendo en el nihilismo, el consumo de alcohol y drogas, algo que sin duda el gran capital sabrá promocionar para llevar a su perdición a parte de la juventud. La que se sabe engañada se encontrará cada vez menos motivada por pequeñas reformas y sentirá la urgencia de hacer algo que realmente permita cambiar la situación. Si no sabemos encauzarlo ahora, resultará más difícil más adelante. Si nos limitamos a ofrecer un horizonte de reformas que lo más seguro es que no se logren, echaremos a perder la energía de la juventud y el tiempo que disponemos.
Esta perspectiva supone también una lucha mucho más consciente, con una visión estratégica, con una mayor planificación para sacar el mayor provecho posible del tiempo con el que contamos y de las fuerzas disponibles, de modo que la fuerza alcanzada sea lo suficientemente elevada como para resistir el reflujo en condiciones más adversas. Debe acabarse el no disponer de más estrategia que la de improvisar sobre la marcha.
13.- ¿Habrá un período de recuperación económica que permita la de las fuerzas proletarias? La importancia de entender de qué va todo esto.
Esta crisis nos ha llegado después de un largo período de debilidad y desorientación del proletariado debido a la estrategia de la globalización con sus deslocalizaciones, presión a la baja de los salarios, etc., y al indebido descrédito del socialismo-comunismo por culpa del hundimiento de los mal llamados países socialistas (Capitalismos de Estado). Esto se acumula a derrotas previas específicas de cada país.
En estas condiciones, "llueve sobre mojado", y la reacción más extendida entre los trabajadores/as es el miedo, la sumisión, el sálvese quien pueda, la parálisis, con una profunda desconfianza en que podamos levantar nosotros un proyecto propio para una nueva sociedad. Cuando estamos entre la espada y la pared, cuando no podemos perder más, cuando los sacrificios significan ser sacrificados, y compartimos la suerte con otros con posibilidades de acción colectiva (en la misma empresa, no aislado cada uno en el paro), es cuando más probabilidades hay de que reaccionemos.
Pero esto puede hacerse demasiado tarde, mal y con una gran desorientación sobre las causas, los culpables, las soluciones, con lo cual la derrota es más probable y sin haber sacado lecciones que nos sirvan para más adelante.
Este debilitamiento o derrota tendría más posibilidades de ser remontando si se diese una recuperación económica que redujese de modo muy ostensible el paro, el miedo al desempleo y favoreciese la lucha de resistencia que volvería a darnos confianza en nuestras propias fuerzas.
Pero precisamente ese relanzamiento es muy dudoso, puede retrasarse varios años, ser débil e inestable, sustituido bien pronto por un estancamiento y recesión. Desde luego, nada que se parezca ni remotamente a los años 60, ni siquiera a los años previos a esta crisis, en particular en España, donde no puede repetirse el espejismo del modelo basado en la construcción y el crédito barato. Incluso los economistas de la burguesía tienen claro que esta crisis no tiene la forma de V, es decir, brusco descenso, rápida recuperación, sino de W sucesivas e incluso de una L, con un prolongado palo horizontal, es decir, que no remonta el crecimiento, lo que se acerca a un encefalograma plano. Claro que a partir de ahí también se podría caer en una letra que no tienen prevista, la Z, es decir, bajar un escalón y una nueva L.
Como ya hemos comentado, el capitalismo ya domina todo el planeta, no hay capacidad para generar una demanda solvente suficiente fuera de él comparable a la que hubo en el siglo XIX y parte del XX, tanto en los países subdesarrollados no capitalistas como en las capas no integradas en el sistema dentro de los países ricos (campesinos independientes), el sistema socaba su propia demanda interna al pretender recuperar su tasa de ganancia a costa de los salarios del proletariado y de los ingresos de las clases medias soñando con la competitividad que le permita vender en el extranjero a otros países capitalistas, sueño que comparten todos y que por tanto acabarán anulándose mutuamente, y el estimulante del endeudamiento y las ganancias ficticias de las burbujas especulativas han llegado al nivel de sobredosis que mata y no puede mantenerse. Por tanto, incluso aunque algunos países lo consigan por un tiempo, o una buena parte de ellos por un tiempo menor, los "milagros" y los "trucos de magia" económicos van a ser más difíciles que nunca, mientras acechan por todos lados minas y bombas de relojería que pueden provocar reacciones en cadena. Si recurren a huidas hacia adelante y a ganar tiempo postergando los problemas, estos se agravarán y estallarán en un futuro próximo con una fuerza más demoledora, como ha ocurrido con la "salida" de la crisis de los 70, con el neoliberalismo, la globalización, el endeudamiento y la especulación.
Por tanto, lo más probable es que no habrá un período de recuperación económica a escala mundial, ni siquiera de los países ricos, que merezca compararse ni de lejos con lo que fueron los años 50 y 60, ni en intensidad ni en recorrido, y pronto enlazaremos con la crisis de sobreacumulación detonada por la crisis energética (década de los 30). Y esto siendo cautos, pues no queremos hacer estimaciones equivocadas porque el capitalismo, una vez más, se haya sacado un as de la manga y haya conseguido librarse por los pelos. Aunque más que un as pueden ser reyes de espadas (guerra) y bastos (represión).
Por eso precisamente es tan importante que hoy, a pesar de nuestras debilidades, estemos lo menos confusos posibles sobre la naturaleza de esta crisis, el futuro del capitalismo, la raíz de todos los problemas, porque la recuperación no vendrá tanto de las condiciones económicas como de que sepamos sacar partido a nuestra inteligencia.
No es lo mismo culpar a la banca, los políticos, etc., que comprender que somos nosotros, inconscientemente y obligados, quienes los engendramos y dotamos de fuerza por nuestro trabajo asalariado y condición de proletarios, y que abolido el régimen asalariado del trabajo, todo su poder, amenazas y ataques, se esfumarían.
Si caes en la lona es mejor conservar la visión clara para saber dónde asestar los golpes o defenderse mejor cuando te levantes, que darlos medio a ciegas.
Y si demuestras que ya no te crees las mentiras del "salarismo" y del Estado, la burguesía se andará con más cuidado, sin tanta arrogancia y es probable que nos dé un respiro. Tal vez sea eso lo único que podamos aprovechar para recuperar mejor nuestras fuerzas.
14.- Su moral nos esclaviza, la nuestra nos emancipa. Todo está sustentando en una estafa, en una inmoralidad, el trabajo no pagado. Levantar bien alto la teoría marxista de la plusvalía. La importancia crucial de la lucha moral. Hacia un tipo humano nuevo.
Esta crisis, al igual que otra anteriores y que los tiempos de "vacas gordas" (trabajo no pagado, especulación, militarismo...), revela la especial degradación moral de esta civilización, fenómeno común a todas en su época de decadencia.
A comienzos del capitalismo, cuando todavía debía vencer al feudalismo, las monarquías, el poder absolutista y su alianza con la Iglesia, la burguesía podía levantar las banderas de la racionalidad, de la libertad y de la igualdad ante la ley. Pero definitivamente, desde la Iª Guerra Mundial y todas las crisis, guerras, genocidios, dictaduras, despilfarros, desorden, que ha imperado desde entonces y lo que nos prepara, la burguesía ya no puede dar lecciones a nadie.
La burguesía lo sabe y por eso quiere que nos conformemos con el juego de las comparaciones de cuál de los capitalismos es menos malo, si el que, sin necesidad alguna, inició la era del armamentismo nuclear lanzando sucesivamente dos bombas atómicas sobre la población civil y no hizo lo que podía (bombardeo vías férreas y campos de exterminio) para detener el genocidio judío, o los nazis, o si estos o el estalinismo con los campos de trabajos forzados hasta la muerte del gulag; el capitalismo tipo EEUU (neoliberal a tope) o el tipo de Alemania ("renano" con menú griego) o el de Japón ("toyotista") o el de China (trabajar como chinos), o que si esto, que si lo otro.
Se sirve de fenómenos como el islamismo radical y el terrorismo para darse aires de superioridad como civilización y moral, pero ya no engaña, porque ese fenómeno ha surgido en gran parte como reacción -retrógrada- a la decadencia del capitalismo, cuando no ha sido directamente fomentado por él (talibanes en Afganistán contra la URSS, Osama Bin Laden agente de EEUU, la monarquía de Arabia Saudí mano a mano con EEUU, etc.), y comete atrocidades criminales como la guerra de agresión de EEUU y sus lacayos a Irak con la excusa mentirosa de la existencia de "armas de destrucción masiva".
No es con eso con lo que debe compararse a estas alturas sino con lo que ya podríamos ser y el capitalismo impide que seamos.
Los privilegios asombrosos de los burgueses, sus remuneraciones en los consejos de administración de las empresas, incluso de las que han llevado a la ruina o han debido ser salvadas con nuestros impuestos, las indemnizaciones y pensiones millonarias mientras se cicatea las de los trabajadores/as y las viudas, la desvergüenza de los políticos corruptos, desde el poder municipal a la cumbre de los gobiernos, las maniobras sucias cuando no ilegales para lograr auténticas fortunas, un catálogo interminable de actividades (ilegales o no, la legalidad está al servicio del robo legal que es el beneficio capitalista), los tratos de bancos y gobiernos con las mafias, muestran el grado de hipocresía, cinismo, inmoralidad alcanzado por la burguesía mundial.
La actual crisis demuestra el descaro de la burguesía cuando los que nos han llevado al desastre son los que dicen querer salvarnos, porque el neoliberalismo sigue por sus fueros pero apoyándose en el Estado, al punto que sus agentes ocupan posiciones clave (presidentes de gobierno y del BCE provenientes de Goldman Sachs) y ya se ha abandonado toda la demagogia de la "refundación del capitalismo". Y mejor que no, con dos siglos hemos tenido más que de sobra y segundas partes no suelen ser buenas.
Pero todo esto nos asombra menos cuando comprendemos que difícilmente podría ser de otra manera. Este árbol da frutos envenenados porque sus raíces están corrompidas. Y esas raíces no son sino el régimen asalariado del trabajo, un régimen de explotación.
Porque no puede terminar con un buen balance una civilización que está sustentada en una gran mentira, tan clara y tan silenciada a la vez, como la del rey desnudo.
La gran mentira, viga maestra de todo el edificio institucional del capitalismo y de toda su cultura, es que se paga al proletari@ todo el trabajo realizado y que el beneficio es el premio a la "productividad" del capital, a su riesgo. La realidad es que sólo se paga una parte y el resto es la plusvalía, de la que surge el beneficio que se embolsa el capital (el burgués a su bolsillo y la empresa a la acumulación). La parte pagada es la correspondiente al mantenimiento del trabajador/a que varía según evoluciona el capitalismo (productividad, necesidad de consumidores) y la lucha del proletariado por mejorar sus condiciones de vida. No queremos que la burguesía arriesgue nada (¿el patrimonio acumulado en la anterior generación por el trabajo no pagado?), ni que los "emprendedores" tengan que hipotecar su vivienda para crear una microempresa que desaparecerá con la crisis. Sobre todo no queremos seguir los trabajadores sufriendo todos los riesgos del régimen asalariado (pobreza, accidentes y enfermedades laborales, precariedad e inseguridad del trabajo, desempleo, represión...). Queremos adecuar la propiedad y dominio de los medios de producción a la socialización efectiva del trabajo, que no es privado sino colectivo, es decir, que la banca y los medios de producción se colectivicen, pasen a ser del dominio del trabajador colectivo libremente asociado (opuesto a la propiedad estatal bajo el Capitalismo de Estado).
El capital atribuye la ganancia a un supuesto pago al capital por su función y el riesgo que corre el inversor. La explotación del trabajo, el plusvalor por el trabajo no pagado, es el origen del beneficio. Poder obtenerlo es lo que motiva a invertir a pesar del riesgo de fracasar. Pero el riesgo no es la causa del beneficio pues no origina un supuesto valor que dé derecho de cobro, pues lo que crea valor es el trabajo. El beneficio es lo que motiva al riesgo, no es la paga del riesgo ni está causado por el riesgo.
De esta realidad, para no introducir directamente la violencia en la empresa y guardar las apariencias de libertad e igualdad entre trabajador y burgués, debido a la división del trabajo dentro de la burguesía (un burgués se dedica a la empresa, otro al Estado, o el mismo en diferentes fases de su vida, a veces a la vez), y por la necesidad de crear cuerpos e instituciones especializadas en determinadas tareas (administración, represión, guerra), es por lo que surge el Estado burgués, aprovechando lo que se puede de las instituciones del absolutismo. Otra gran mentira consecuencia de la primera. Porque supuestamente está para servir al "bien común" y "representar la voluntad popular", pero su tarea prioritaria, central, es la de asegurar la continuidad del capitalismo, los beneficios del capital y participar (como salario indirecto y diferido) en el mantenimiento de los trabajadores/as (sanidad, educación, jubilación...), reprimiendo las luchas, revueltas y revoluciones, defendiendo y ayudando a expandir el capital nacional con las guerras imperialistas.
A partir de aquí, todo lo demás, todas las mentiras burdas o sofisticadas (economistas, ideólogos, legisladores, etc.), toda la corrupción y gansterismo, no son más que consecuencias, efectos secundarios, aunque ellos quieran presentarlos como casos puntuales, la excepción que confirma la regla y finjan escandalizarse o realmente lo sientan cuando uno de ellos ha sido perjudicado por las canalladas del otro, o subleven la indignación de la población trabajadora.
Por eso, parafraseando a los papas de la Iglesia cuando decían que el comunismo del proletariado era intrínsecamente perverso, podemos decir sin duda que el capitalismo es intrínsecamente perverso y generador de inmoralidad porque se sustenta en la gran mentira de los últimos siglos, en una inmoralidad radical.
No debe extrañarnos que ocurra así. En otros tiempos se atribuía a la máxima autoridad una naturaleza divina, como los faraones, o que tenían la bendición divina y eran los representantes de su autoridad, como los reyes, o que los esclavos, los negros o los indios americanos, no eran de verdad personas, pues tenían alguna tara en su naturaleza, cualquier excusa por absurda que fuese, el dominio de los señores feudales se atribuía al derecho de conquista, a la "protección" a los campesinos que explotaban y a los derechos sucesorios. Una clase explotadora nunca reconocerá que lo es, porque perderá su legitimidad. Su naturaleza puede revelarla la siguiente clase dominante que la ha derrocado y está interesa en deslegitimarla y legitimarse a su vez.
Sin el reconocimiento de esta injusticia básica del capitalismo es muy difícil establecer la relación de éste con el imperialismo, las guerras y las dictaduras, y explicar cómo un sistema supuestamente justo puede generar o ser compatible con tanta desigualdad social, política, injusticias y horror. Esto es lo que hace la burguesía, que atribuye todos esos fenómenos a diferentes causas sin reconocer el hilo rojo que recorre a todo, para así disimular la naturaleza del sistema social, por lo que le resulta más fácil desorientar la oposición y dar continuidad al sistema.
La burguesía lleva la lucha moral en el terreno en el que a ella le conviene, que cuando no es secundario, es tramposo y reaccionario. La verdadera moralidad, por la que clama hoy la vida humana y la Tierra, no podemos esperarla de la burguesía.
No cabe hacernos ilusiones con el sentido de la responsabilidad y la moralidad de la burguesía porque están haciendo el papel de gerentes del capital y el capitalismo, el "salarismo", es una relación social con sus propias reglas del juego que si no se quiere acabar con él, deben respetarse, y eso exige explotar a los seres humanos, esquilmar el planeta, sacrificar hasta la extinción a otras especies. Nunca podrás hacer que una hiena se haga vegetariana. Pues igual. Y este sistema exige que quienes están en la cumbre, supuestamente guiándolo, que no dirigiéndolo, ni domándolo, sean cada vez más insensibles a las necesidad de la Humanidad y del planeta, que como seres humanos se corrompan cada vez más, se hagan más cínicos, mentirosos, indiferentes y crueles. Por eso en los momentos más difíciles, el sistema organiza un casting para elegir (con o sin participación popular) a sus líderes, quiénes van a tener estómago para tomar las medidas más duras de sacrificios y van a conducir a la guerra que necesita el capital para seguir funcionando, reproduciéndose, acumulando beneficios.
La burguesía está muy poco motivada para renunciar a su papel porque le otorga el dudoso placer de estar por encima de los demás, dominar y obtener todo tipo de privilegios. De ella no puede venir el cese de la explotación del trabajo, el desarme generalizado, detener el saqueo del planeta, ni las medidas necesarias para contrarrestar al máximo la tendencia al Cambio Climático y la extinción de más y más especies.
Los perdedores de este sistema social somos los trabajadores/as, quienes lo soportamos sobre nuestras espaldas y quienes con nuestro trabajo le damos vida, lo alimentamos, le permitimos crecer y expandirse.
Por eso nosotros somos los más interesados en cuestionarlo y también los que debemos hacerlo pues sólo en nuestras manos se halla la posibilidad de derribarlo desde la raíz, desde el régimen asalariado del trabajo, del que somos los principales protagonistas. Por ello es por lo que tenemos esa responsabilidad moral que es una responsabilidad histórica para con la Humanidad y la Tierra.
El combate en términos morales es importante. La burguesía en su decadencia nos da muestras ridículas de su moralidad cuando acosan a un jefe de Estado porque ha sido infiel con una becaria, no porque sea la cabeza de una potencia capitalista imperialista. O se centra en cuestiones sexuales como medio de imponer su autoridad sobre nosotros y controlar mejor nuestras vidas a través de la expresión de la vitalidad y lo que hacemos con nuestros cuerpos. Con su comportamiento extiende la inmoralidad y la hipocresía sobre todos los sectores sociales, invitándonos a parecernos a ellos, a no dar importancia a esas actitudes, para que todos "vayamos a lo nuestro" no miremos a quién pisamos por sobrevivir o subir un poco más, nos desentendamos de lo que hagan con otros trabajadores/as y pueblos del mundo, dejándoles así las manos libres para perpetrar sus crímenes. El cinismo de la burguesía la ayuda a ser un agente despiadado del engendro capitalista con el "todo vale", pero cuando se extiende a nosotros es para inocularnos el "es lo que hay, no pidas más, aprovecha lo que puedas antes de que lo haga otro" ante la explotación, la corrupción, la brutalidad policial, las guerras; el "nada vale la pena" para fomentar nuestra derrota e incluso nuestra degradación cayendo en el alcoholismo o el consumo de otras drogas. Y sobre todo para que no reconozcamos la inmoralidad intrínseca al sistema, la moralidad de nuestra lucha y nuestra responsabilidad moral.
La lucha moral está muy lejos de ser un bonito broche final para dar coherencia a nuestra lucha. Si durante la IIª Guerra Mundial la ausencia de la ética más elemental hizo posibles auténticas monstruosidades, genocidios, la inmolación bajo las bombas de la población civil, y hace mucho menos tiempo (década de los 90) conocimos los horrores de Yugoslavia, el futuro del capitalismo puede conducirnos a escenarios parecidos, empezando por hambrunas que maten a millones de personas. Sin una renovación ética proletaria seremos incapaces de detener esa deriva de inhumanidad y asistiremos a ella como meros espectadores, como "vacas que ven pasar el tren" con destino al campo de exterminio, pero los que irán en los vagones seremos muchos de nosotros.
La burguesía, a la hora de la verdad, se desentiende de la suerte de la mayoría de la especie humana y del planeta, al sacrificarnos para salir de su crisis que le conducirá a otras peores y no ser capaz de adoptar las medidas necesarias ante los peligros del Cambio Climático.
La lucha del proletariado, expresada también en términos expresamente morales, ayudará a contrarrestar la inmoralidad y cinismo que infunde la burguesía al conjunto de la sociedad, haciendo por tanto más inadmisibles sus privilegios y corrupción, convirtiendo en más explosivos socialmente sus escándalos, que quizás puedan ser la chispa desencadenante de procesos de lucha de mucho mayor calado.
¿Por qué el islamismo tiene tanta fuerza política? Una de las razones es porque combina los intereses económicos y políticos con la autoridad (divina) de la religión. Nosotros no debemos mezclar la lucha por nuestra emancipación con la religión (en todo caso, es algo privado), entre otras razones porque eso desembocaría en la división e incluso enfrentamiento por cuestiones religiosas. Pero sí debemos levantar nuestra bandera moral, y expresarla así, sin timidez, para llevar también la ofensiva en ese terreno y no se atrevan a apuntarnos con el dedo (tomando el de algún dios), ni a darnos lecciones, ni a pretender que nos sometamos a alguna autoridad tras la que esconden la suya. Porque sin un sentimiento moral, no sólo de lo que es científico, racional o incluso justo, sino de lo que es bueno o malo para nuestra dignidad personal y desarrollo humano, de lo que se puede o no hacer ¿hasta dónde puede llegar la indignación, la cooperación fraternal, la solidaridad, la capacidad del sacrificio voluntario incluso hasta la muerte por un objetivo común, cuándo debemos decir no a su violencia, dónde debemos poner nuestros límites en la lucha contra la burguesía para no degradarnos como ellos lo hacen, y tantísimas otras cuestiones relevantes?.
A muchos trabajadores/as, por su nivel cultural, les costará más comprender la naturaleza y funcionamiento del capitalismo, la necesidad del socialismo-comunismo. Para ellos es tanto más importante saber que si bien la razón estará de su lado, sin duda lo está la moral, y que por tanto no deben dejarse engañar por las argucias de la burguesía y sus llamadas a la obediencia. Plantearlo también en estos términos es una forma de unir a los trabajadores/as que de otro modo podrían estar divididos por diferencias religiosas y para cuestionar aquellas creencias religiosas que no sean capaces de reconocer esta inmoralidad. Esto tiene especial relevancia cuando hay países en los que la religión tiene mucho peso, como EEUU, Italia, y existe una importante presencia de inmigrantes o descendientes de ellos que profesan religiones como el Islam.
Subrayar el aspecto moral de la cuestión, la estafa en la misma raíz del sistema, sirve para contrarrestar la resignación a la que se tiende cuando la burguesía logra imponer el debate en términos de "racionalidad económica" las necesidades del funcionamiento de su economía, aunque pueda aceptar que existen excesos, irregularidades, escándalos, etc. El escándalo es el sistema mismo, que por tanto es incorregible.
A todos, saber que la razón y la moral están de nuestro lado, nos infunde convicción y ánimo, eleva nuestro espíritu para una lucha que sin duda será dura, costará sacrificios, y también deberá hacer frente a los intentos de división, cooptación, soborno y corrupción de la burguesía.
Nuestra lucha es también una lucha moral. Por eso debemos llevar la moral a la política. Debemos llevar los debates morales al centro de la lucha de clases, no a la periferia como quiere la burguesía. La primera inmoralidad del capitalismo es su existencia misma basada en una estafa, en una gran mentira, como es la explotación del trabajo supuestamente pagado en su integridad, su expresión en el régimen asalariado del trabajo. Cuando el capitalismo ha caducado y ya puede ser sustituido por un sistema social superior, el capitalismo se ha vaciado de toda legitimidad moral e histórica.
Ya que el Estado es una organización diseñada y orientada al encubrimiento de esta estafa y a la protección de los estafadores, y su presentación como representante de la voluntad popular o garante del bien común no es más que una coartada, el Estado también carece de legitimidad.
El capitalismo es una estafa y su defensa, la de una injusticia. El enfoque moral es importante porque la burguesía cada vez más va a procurar culpabilizar de su situación a los trabajadores/as, a los parados, a los represaliados, y justificar la represión policial, la actuación de los "incontrolados", de toda la fauna de mercenarios y psicópatas a sueldo, con los que se protege, haciendo uso de un discurso entre hipócrita y descaradamente agresivo.
Planteada así la cuestión, la obediencia y la desobediencia ya no se mide en términos legales, en el cumplimiento o no de las obligaciones impuestas por la ley, sino que pasa a ser una cuestión moral, donde la obediencia al sistema será inmoral y la desobediencia al sistema, moral.
Esto es importante, porque no sólo el miedo al castigo o el deseo del premio, o la mera rutina, conducen a la obediencia, sino una tendencia cultivada desde nuestra más tierna infancia, de un peso mayor o menor según las culturas, que debe ser rota para atreverse a desobedecer y ver en ello no un estigma y motivo de culpa, sino todo lo contrario. La desobediencia planteada en términos morales hace que frente a la autoridad del patrón o del Estado aparezca otra autoridad de un nivel superior, sin necesidad de que sea religiosa, y en un plano incluso por encima de las disputas políticas e ideológicas, como es el plano de la dignidad humana, integridad y desarrollo como persona, por lo que es más fuerte y difícil de cuestionar por una autoridad inferior como la del capital y su Estado.
La sumisión puede ser difícil de romper si el debate interno se establece sólo en términos de lo que es legal o no, de costes y beneficios, de miedo y valor, y no se pasa al cuestionamiento de algo más básico, más profundo y más elevado, como la moralidad, la dignidad e integridad como ser humano. Llegado a ese punto, las demás consideraciones pasan a un segundo plano y donde había miedo surge el coraje, frente a la legalidad la aspiración a imponer otra, y en los costes, pesa más no sentir vergüenza de uno mismo que la factura que haya que pagar.
Es particularmente relevante en países muy desarrollados materialmente pero con un gran peso de las tradiciones culturales propias del feudalismo, como es el caso de Japón, país clave para el desarrollo de la revolución proletaria en Asia. La tendencia a la obediencia debe transformarse en disciplina en la autoorganización democrática de los trabajadores/as, los Consejos y organismo de poder popular, en cuyas deliberaciones y toma de decisiones se deberá participar.
Esa es la cuestión que debemos poner en el centro de los debates morales. Porque si vamos ganando esta batalla, estaremos corriendo la tierra bajo los pies del gigante.
Por eso, poner en primer plano la teoría marxista de la plusvalía, de la ganancia, poner en el foco de atención el régimen asalariado del trabajo, y hacerlo con toda su carga moral no como si fuese una teoría matemática o estructural, es la cuestión cardinal de nuestra época. El motor para el desarrollo de la lucha proletaria, lo único que puede permitir su victoria y evitar que sea suplantada por una nueva dictadura tecno-burocrática. El retroceso que ha sufrido entre los trabajadores/as de todo el mundo este conocimiento clave de lo que es nuestra realidad y la del capitalismo, es indicativo del retroceso y desorientación de nuestra clase. Y la burguesía es la primera interesada en que continuemos así y en plantear, gracias a sus economistas, teorías alternativas que sólo encubren la verdad y no sirven para explicar y resolver nada como lo demuestra una vez más esta crisis.
Los trabajadores/as no podemos adquirir el conocimiento de expertos en economía capitalista y no debemos enredarnos con cuestiones más secundarias de su funcionamiento (tipo de interés, déficit del Estado, inflación, balanza de pagos, productividad, emisión de moneda, etc.) donde además disputan muchas escuelas de pensamiento económico, con abundancia de las burguesas.
Debemos hacer hincapié en una idea fuerza, en una verdad profunda, fácil de entender y clave para cambiar el mundo, y esta es la del trabajo no pagado como origen del beneficio, esencia del régimen asalariado del trabajo, motor del desarrollo, crisis y decadencia de esta civilización. Traducido en lema puede ser, entre otros muchos, el siguiente: ¡EL DESARROLLO, CRISIS Y DECADENCIA DE ESTA CIVILIZACIÓN, SE DEBEN A LA PERSECUCIÓN DEL BENEFICIO QUE SE ORIGINA EN LA EXPLOTACIÓN, EN EL TRABAJO NO PAGADO AL PROLETARIADO, SOMETIDO AL RÉGIMEN ASALARIADO! ¡LA MISIÓN DEL PROLETARIADO, LIBERARSE A SI MISMO Y A LA HUMANIDAD, ABOLIENDO EL ASALARIADO!
Para poder exponer esta cuestión central es imprescindible que orientemos ya la lucha con una denuncia del régimen asalariado del trabajo. El componente moral de esta denuncia, señalando expresamente que en esta estafa, en esta mentira, se sustenta toda esta civilización, contribuirá a que deban ponerse a la defensiva. Por ello la denuncia -que no la pretensión de abolirlo ya- del régimen asalariado del trabajo no es una imprudencia, adelantarse a los acontecimientos, sino una medida que nos dará más fuerza, confianza, valor moral, y nos hará ganar tiempo frente a la velocidad de la ofensiva burguesa.
Poner en primer plano la explotación capitalista, el origen del beneficio, la plusvalía, el régimen asalariado del trabajo, la gran estafa en la que se basa esta civilización, el poder de la burguesía y su Estado, nos ayudará a centrar ahí el debate social y económico, dificultar que la burguesía lo disperse, nos encierre y enrede en los términos en los que ella quiere discutir y negociar: competitividad, inflación, déficit, etc. Todo eso es importante, pero secundario, y si no dejamos clara la relación con la estafa será como si la aceptásemos y sólo discutiésemos su cuantía, cómo hacerla y disfrazarla mejor, como darle continuidad, etc., pero creyendo que es un negocio básicamente legítimo que sólo hay que ajustar en sus detalles.
Este planteamiento moral es también importante para evitar que las protestas, en lugar de orientarse contra el capitalismo, el régimen asalariado del trabajo, deriven en saqueos e incendios, que si bien expresan una protesta contra esta sociedad, participan de su corrupción en los valores. Son todavía recientes los sucesos en Londres en agosto de 2011, y si no se levanta una alternativa proletaria se multiplicarán como manifestaciones de descontento, resentimiento y nihilismo.
Hubo otros tiempos no lejanos, como la década de los 50 y 60 en los que la burguesía no se mostraba tan arrogante como hoy y sin embargo sus éxitos eran mayores. Ahora, a pesar de su escandaloso fracaso, y de un futuro de crisis energética que hundirá su globalización, está llena de soberbia. Es hora de empezar a bajarle los humos no criticando a la banca, etc., sino cuestionando la legitimidad de su misma existencia en cuanto que clase.
Ahora que se hacen tanta propaganda sobre la necesidad de los empresarios para crear puestos de trabajo, para superar la crisis, etc., cuando resulta que los puestos de trabajo los destruyen los empresarios, cuando son ellos, las principales empresas mundiales y nacionales, los que nos han llevado a la crisis, y es su régimen de trabajo asalariado el que dicta que los trabajadores/as sobramos, y que si no servimos para ellos también acabaremos estando de más como personas, es cuando debemos decir bien alto que no somos los trabajadores/as los que sobramos, sino la burguesía en cuanto que clase.
Nuestra lucha, al contrario de lo que dice la burguesía, no es otra forma de codicia, de materialismo vulgar, sino una lucha moral, contra la inmoralidad intrínseca al sistema, por la superación de nuestra degradación humana como asalariados sustentadores oprimidos de esta perversa civilización, y para permitir que la Humanidad desarrolle libremente todas las potencialidades positivas de su humanidad una vez estemos luchando por demoler las sociedades de clases.
No importa si por ahora no tenemos desarrollado un cuerpo teórico, conceptual y científico, sobre la ética proletaria revolucionaria, que sólo puede ser una ética de transición, pues el mismo proletariado (una clase del capitalismo) y su ética deberán desaparecer para ser sustituida por una ética del trabajador colectivo libremente asociado. Basta con que la intuyamos, que en el fondo de nosotros sepamos lo que es, y que nuestra lucha tiene esa dimensión. Un niño que todavía no habla, no tendrá palabras para nombrar un abuso que se le cause, pero sabrá que se le está haciendo daño y diferencia entre lo que es bueno y malo. El capitalismo tiende a apagar en nosotros hasta esa llama elemental, el impulso de la vida por expandirse y desarrollar su potencial amando la vida, porque nos necesita sumisos, mercantilizados, robotizados y capaces de masacrarnos en guerras en su beneficio.
La mercantilización de las conciencias produce el efecto de que muchos, incluso entre el proletariado, protesten contra los ricos sobre todo porque les perjudican pero también porque no pueden serlo, pero si tienen alguna oportunidad, aunque sea pequeña, de ascender socialmente, bien pronto se olvidan del anterior descontento, o ceden con mucha facilidad a las maniobras de comprarles y corromperles del sistema y de la patronal (a veces muy barato), bien de forma activa o con una pasividad dañina para otros, compañeros incluso, aunque lo racionalicen con un temor desproporcionado a la reacción del capital, "qué otra cosa podían hacer ¿te consideras mejor que yo? tú habrías hecho lo mismo en mi lugar, etc.". Pues tal vez no. Por eso la lucha moral, sobre lo que está bien y mal, sobre lo que nos corrompe y contribuye a extender la corrupción moral, está también en el centro del proletariado, en las dificultades para que nos rebelemos contra la inmoralidad intrínseca al sistema. Que haya personas que habiendo llevado una vida de lo más corriente y discreta, en condiciones desfavorables en las que todo el mundo se mueve como un rebaño y se degrada con comportamientos miserables, sean capaces de ir contra corriente y hacer lo que se debe hacer, no "como Vicente, ir donde va la gente", demuestra que todos tenemos una responsabilidad moral, una posibilidad de hacerlo, de desobedecer y arriesgarnos, de ser héroes discretos. También existe la actitud de esperar e incluso empujar a que otros den la cara y se arriesguen por uno, eludiendo los riesgos de asumir la propia responsabilidad. Todo esto debe ser valorizado si queremos que los valientes y difícilmente corruptibles sean más, impulsen el cambio en otros, hasta crear una masa crítica, en la que la tendencia al gregarismo juegue a nuestro favor pero porque también se comprende la moralidad de nuestra lucha.
De lo contrario, el precio a pagar lo podemos ver, sin remontarnos muy lejos en el tiempo, por ejemplo, en lo ocurrido en Yugoslavia, o que en los EEUU no hubiese ni una sola huelga, ni local siquiera, contra la guerra en Vietnam, o la agresión con mentiras como las "armas de destrucción masiva", contra Irak, o muchos más casos. La necesidad que tenemos de trabajar en el régimen asalariado, sometidos a las órdenes del capital, nos suele conducir, a veces demasiado, a no tener debidamente en cuenta las consecuencias que eso tiene también para otros y para nosotros, por ejemplo, en el caso del sector III (armamentismo), o del sector I con la energía proveniente de las centrales nucleares. No es sólo la necesidad, sino también la mercantilización de las conciencias que ya hemos comentado y el sentido de la vida que promueve.
La lucha de los trabajadores/as por nuestra liberación integral como seres humanos no es sólo una lucha por motivación económica, porque sea nuestro todo el fruto de nuestro trabajo (no al trabajo no pagado frente al defensivo de menos trabajo no pagado), sino porque ése es el origen de una Humanidad deshumanizada que puede ser capaz de autodestruirse.
La lucha contra el régimen asalariado del trabajo no es sobre todo una lucha por tener más, sino ante todo por ser lo que podemos llegar a ser y vivir como corresponde a nuestra naturaleza más avanzada, en lugar de perdernos por el camino.
La lucha por la superación de la sociedad de clases, será la lucha por superar la principal causa de fractura en nuestra especie, lo que constituye el principal obstáculo para que nos sintamos de verdad como una sola Humanidad y por tanto podamos tener la conciencia planetaria que aún nos falta, para establecer como especie, con el resto de la Naturaleza unas relaciones que superen lo que hasta hoy han sido y reparar en lo posible el daño causado.
En el proceso de lucha y de construcción de una Humanidad diferente se creará también un tipo humano nuevo. Tendrá por delante la tarea de modificar las relaciones dentro de la especie, no sólo entre los adultos, sino desde el trato dado a la maternidad y a la infancia, para facilitar el despliegue de todas las potencias favorables a la vida, en lugar de como hoy, a su estancamiento y puesta al servicio (resignación, sumisión, "carrerismo" y oportunismo trepa, elitismo, indiferencia, violencia, etc.) de la dominación de unos sobre otros, las matanzas y la destrucción de la vida planetaria. Así podremos superarnos logrando mayores cotas de madurez, responsabilidad, cooperación, hermanamiento y realización como la parte consciente de la Naturaleza, del Universo, responsables de otras formas de vida.
En tanto vayamos superando los principales problemas materiales nuestro objetivo seremos nosotros mismos, como animales psíquicos, miembros de toda la Humanidad y la "hermana mayor" entre las especies del planeta. ¿Hasta dónde podremos llegar que hoy nos parecería imposible, como a los primeros seres humanos nuestra realidad? La existencia tendrá una orientación y sentido muy diferentes a los actuales.
¿Permitiremos que nuestros descendientes se pierdan ese futuro?.
15.- El sentido de la vida, un problema de todos, cada vez más sentido. Vivir para trabajar, trabajar para vivir o vivir trabajando para realizar nuestra vida. Recuperar nuestra vida, recuperar nuestro trabajo, abolir el régimen asalariado. El capitalismo causa cada vez más frustración y sufrimiento psicológico. Otro mundo y otra vida son posibles.
Cuando se saca el tema de sentido de la vida, algunos piensan que es un problema para gente que ya lo tiene todo resuelto, pequeños burgueses o burguesía, y que por eso se puede dedicar a pensar en cuestiones filosóficas, sobre la realización personal, etc. En el peor de los casos, que se trata de algún snob o de una persona con unos cuantos problemas psicológicos, aunque puede que simplemente sea capaz de reconocerlos más que otros, y consumidora de libros de "autoayuda".
En esto puede haber algo de verdad, pero es porque los trabajadores/as que somos quienes más debiéramos plantearnos esta cuestión, generalmente no lo hacemos. Se alegará que bastante ocupados estamos con "ir tirando", no perder el trabajo, la atención a los hijos, nuestras relaciones personales, etc. Cierto. Pero el sentido de la vida está, lo reconozcamos o no, en el centro de nuestra existencia, porque hay algo muy básico, común a todos y muy relacionado con el curso histórico, con la futura era del capitalismo.
A la burguesía no le interesa que nos planteemos estas cuestiones en serio, prefiere que nos limitemos a trabajar y consumir lo que nos toque, y si no es para nosotros suficiente y buscamos algo más elevado, que nos despistemos con enfoques inofensivos para ella, sean religiosos, tipo "nueva era" (New Age) o "pensamiento positivo" que ahora se estila tanto.
Pero el proletariado tenemos nuestro propio enfoque para un problema muy real.
Antes de que la sociedad de consumo llegase a los trabajadores/as, de que se redujese lo suficiente la jornada de trabajo efectiva (es decir, sin necesidad de meter un montón de horas extras para llegar a fin de mes), de disponer de más tiempo fuera del trabajo, el sentido de la vida que se consideraba propio de un proletario normal, era muy simple, vivir para trabajar. Salvo que se revolviese contra su condición.
Sin duda ese sentido de la vida era muy conveniente para el capital, porque eso significa dedicarnos a producir cómo y lo que la burguesía decida, es decir, el trabajo como valor genérico (abstracto) porque crea plusvalor (trabajo no pagado) al producir valores de cambio (orientados a la venta por dinero) con los que obtener beneficios (la mutación de la plusvalía al pasar por la forma dinero).
Cuando la producción de bienes de consumo se hizo masiva gracias al ascenso de la productividad, y no pudiendo vender la mayor parte de ella a compradores exteriores al sistema capitalista (campesinos independientes, aristocracia de países semifeudales...), para poder dar salida a toda la producción, como no bastaba con el consumo ordinario y de lujo de la burguesía y sus servidores (burócratas, militares, etc.) hubo de ceder en parte del aumento de la productividad de modo que en lugar de quedarse con todo ese trabajo extra en forma de trabajo no pagado (plusvalía), con la disminución del valor (costes) de las mercancías y el aumento de salarios, dispuso de los trabajadores/as también como consumidores con mucho más peso que anteriormente. Pero seguía siendo la burguesía la que decidía qué y cómo se producía, dominando las relaciones sociales de producción. Eso sí, los trabajadores/as, sin cuestionar el régimen asalariado, podíamos ver en el trabajo un medio para obtener dinero con el que acceder a un consumo mayor con el que disfrutar de la vida algo más que las generaciones pasadas. Eso era trabajar para vivir.
Lo común a ambas fases es que no tenemos control sobre nuestro trabajo, nuestro interés es ante todo cobrar un sueldo para poder vivir y debido a nuestra impotencia apenas nos cuestionamos la naturaleza y finalidad de lo que producimos que puede ser un despilfarro, dañino para la salud, perjudicial para la naturaleza, peligroso como las centrales nucleares o destructivo como las armas, y así nos hacemos hasta cierto punto responsables con el capital, e incluso por salvar nuestro salario nos oponemos a medidas que son de verdadero bien común; y esto enlaza con lo segundo que tienen en común, el riesgo latente de que se viviese para morir en alguna guerra inter-burguesa, o como daño colateral por las consecuencias de lo que producimos.
La era del capitalismo en la que definitivamente vamos a entrar, va a suponer un paso atrás, porque con la reducción de los costes de mantenimiento del proletariado, salariales, de servicios sociales, retraso de la edad de jubilación, mayores requisitos para una pensión que será menor, con el aumento de la intensidad del trabajo y de la jornada laboral (sobre todo hacia la década de los 30), vamos a volver a vivir para trabajar y con el aumento de las tensiones entre los Estados por recursos escasos, el riesgo de vivir para morir en la guerra. Los que no tengan trabajo, serán presionados para trabajar en lo que sea, como autónomos, a tiempo parcial, y deberán a dedicar a eso todas sus energías para poder vivir o de fracasar, malvivir. A eso le llaman "revalorizar el trabajo" que no debe confundirse con pagar el trabajo por su valor total, que significaría entregarnos los medios de producción.
Pero incluso ese objetivo de vivir para trabajar es hoy una auténtica tomadura de pelo, porque no va a haber ni remotamente trabajo para todos, van a seguir despidiendo y eliminando puestos de trabajo, y el futuro más probable para los autónomos es arruinarse o vivir en la pobreza; va a ser como cuando los deportistas compiten por la medalla de oro, son muchos los que la persiguen, pero sólo uno puede obtenerla. Lo que en teoría se venía considerado un derecho sólo será un premio para el que lo consiga. Y encima pretenderán que nos sintamos responsables de nuestro destino preparado por ellos; que con unas reglas del juego amañadas nos percibamos como unos fracasados, culpabilizándonos, cuando es el sistema el que habrá fracasado estrepitosamente al existir los medios para poder vivir trabajando todos (distribuyendo las tareas por temporadas, etc.) y sin embargo negarlos, por lo que el culpable es el sistema y la clase que sigue imponiéndolo porque se beneficia con él.
Como la dinámica del capital es inevitable si se permite que continúe, así como un león viejo y hambriento sigue necesitando comer carne y no se conforma con hierba, es una ilusión creer que limitándonos a una lucha defensiva podremos resistir y conseguir mantener las condiciones de modo que volvamos al trabajar para vivir.
Independientemente de si tenemos o no creencias religiosas y cuáles sean, lo seguro es que ésta vida sólo la vamos a poder vivir una vez y que tal como nos toca vivirla en el capitalismo, estamos desaprovechándola mucho más de lo que creemos porque apenas tenemos referencias para comparar, pero podemos suponer teniendo en cuenta lo que se podría haber hecho mucho mejor con el desarrollo material y científico alcanzado por la Humanidad si se hubiese gestionado al servicio de todos, con unas relaciones sociales de producción sin explotación ni opresión de clase, sin despilfarros ni guerras.
Si queremos recuperar al menos en parte nuestra vida o no perderla desde el comienzo si somos jóvenes o no favorecer que la pierda nuestra descendencia, debemos plantearnos también el sentido de nuestra vida y cómo se ve determinada y despilfarrada por el régimen asalariado del trabajo, el "salarismo".
Debemos liberarnos de las dos trampas capitalistas del sentido de la vida, vivir para trabajar o trabajar para vivir, porque en ambas no se cuestiona lo que condiciona de verdad nuestra existencia, que es el régimen asalariado del trabajo, y que ahora nos condena a un retroceso histórico.
El capital procurará crear ilusiones de que después de un tiempo de sacrificios, volveremos a trabajar para vivir. Pero si caemos en esa trampa, en vez de avanzar en nuestra conciencia existencial, habremos sufrido un retroceso, una regresión. Porque lo que toca ahora es plantearnos una vida sin el capitalismo.
Cuestionar el régimen asalariado del trabajo significa que la misma actividad del trabajo tendrá un sentido radicalmente diferente al actual. No será un mero medio del que desentendernos en gran parte o una condena de por vida, sino la actividad que permitirá hacernos dueños de nuestra existencia pues seremos el colectivo internacional de trabajadores/as, con la participación democrática desde los centros de trabajo, a través de nuestra autoorganización de los Consejos de Trabajadores, quienes decidiremos cómo organizamos la producción y a qué destinamos nuestro esfuerzo para satisfacer de verdad nuestras necesidades, no la producción de armas o el despilfarro en cambios caprichosos de modelo, productos que duren poco, etc.. Por eso el trabajo ya no se medirá por su valor abstracto (genérico) para conseguir trabajo no pagado, con un valor de cambio (dinero) para acumular beneficio (plusvalía), sino como trabajo concreto (la producción efectiva, no un tiempo de trabajo no pagado) para conseguir un valor de uso (sólo para satisfacer las necesidades humanas). Al ser los dueños de los recursos económicos, ninguna otra clase podrá dominarnos ni llevar a la Humanidad a situaciones de grandes desastres o peligrosos riesgos, como ocurre ahora.
La superación de la división clasista del trabajo, una mayor cualificación de los trabajadores/as, que seamos nosotros quienes ejecutamos las decisiones, pero también quienes las tomamos, y que el trabajo se subordinará a las necesidades del trabajador (nada de ser un apéndice de la máquina como en el taylorismo, o una pieza en el engranaje de la cadena, o la falsa cooperación y participación del toyotismo hasta la muerte), y la tecnología y maquinaria deberá pensarse de modo que no nos esclavice ni degrade la comunidad humana, porque ya no se medirá su eficiencia por su contribución al beneficio, y que su objetivo sea exclusivamente proveernos de bienes y servicios y no de beneficio al capital, permitirá que el trabajo sea una actividad fin en sí misma porque en ella se podrá desplegar de verdad la vocación profesional, la iniciativa y creatividad de los trabajadores/as, un tiempo de nuestra vida que no será una condena, una frustración, sino motivo de realización personal, porque además las relaciones en la empresa serán de verdadera camaradería, sin la competencia y la sumisión fomentadas por la burguesía. Los emprendedores tendrán facilidades para llevar a la práctica proyectos innovadores o sencillamente útiles socialmente, sin necesidad de arriesgar recursos propios pero sin poder hacerse ricos tampoco.
Esto quiere decir que el trabajo será una parte positiva de nuestra vida, por lo que podremos decir que nuestra vida tiene sentido porque vivimos trabajando, como vivimos amando u otras muchas actividades humanas. La alta productividad permitirá que el tiempo de trabajo necesario para cubrir las necesidades se reduzca, disponiendo de más tiempo para aquellas otras actividades que sean de nuestro gusto, tanto si requieren como si no recursos materiales laborales.
Ahora bien, esto sólo será posible si abolimos el régimen asalariado del trabajo, y en ese proceso vamos creando un nuevo tipo humano, psicológicamente transformado, en el que una nueva moralidad irá de la mano de un nuevo sentido de la vida. La existencia será tan diferente de la actual que quienes la disfruten mirarán a nuestro tiempo como nosotros a los comienzos del siglo XIX o a la época del esclavismo.
En tanto, la comprensión del retroceso histórico sobre el sentido de la vida que nos presenta el capitalismo, el reconocimiento de que somos víctimas de una estafa desde la raíz de esta civilización, que el capital nos ha robado gran parte de nuestra vida y condicionado toda nuestra existencia, puede ser un revulsivo vital, existencial además de moral, que podrá cerco a la legitimidad del "salarismo".
La frustración por esta vida, bien esclavos del trabajo, bien limitados también al consumismo, tan extendida, incluso en capas sociales que no padecen serios problemas económicos, es un síntoma de lo vacío, deshumanizado, existencialmente empobrecedor que es el capitalismo. Debemos ser capaces de volver esto contra él, el culpable, en vez de permitir que también lo manipule con patrañas como el "pensamiento positivo" (¡qué guay el desempleo, una gran oportunidad para ver el lado bueno de las pequeñas cosas de la vida y convertirme en "emprendedor" o conocer todo el país buscando trabajo de ciudad en ciudad; si estás deprimido no eches la culpa al sistema, sino a tu sistema de pensamiento negativo! Etc.), que desde EEUU se extiende sin hacer ruido como una nueva forma de opio psicológico, tanto más necesario entre los sectores sociales que ya no aceptan el mensaje de resignación religiosa.
El coste en sufrimiento emocional y degradación personal que causa el capitalismo es enorme y difícilmente podrían llegar a reflejarlo las estadísticas. La tensión en el trabajo, aguantar el acoso del patrón o del encargado, el miedo a perder el empleo, la angustia del parado sin ingresos, las tensiones familiares provocadas por los problemas económicos, la pérdida de independencia de los parados y desahuciados (responden personalmente del resto de la deuda) que vuelven al domicilio de los padres, las relaciones familiares forzadas por la dependencia económica, la violencia doméstica machista agudizada como reacción a la pérdida de estatus del hombre en el trabajo, los problemas de los niños que acusan las tensiones en el hogar, las mujeres que se ven obligadas a prostituirse, los jóvenes empujados a la delincuencia y a integrarse en bandas con relaciones de falsa camaradería y de dominación real de unos sobre otros, el deterioro de la salud por vivir en una situación de estrés crónico, la mercantilización y explotación en las relaciones humanas (tanto tienes tanto vales, qué me das a cambio de, cómo puedo aprovecharme de ti), la desintegración del espíritu de comunidad por una competencia exacerbada, ir cada uno a lo suyo, el sálvese quien pueda, por no hablar de las víctimas de la "justicia", de la represión estatal, y un interminable etc., tanto más terrible si nos vamos a los países pobres.
Si el proletariado es derrotado, asistiremos a más de todo esto y al aumento de los suicidios porque muchos no lo soportarán más y no encontrarán otra forma de ponerle fin.
El creciente consumo de alcohol y drogas entre la juventud sobre todo, es un síntoma más de la frustración, el vacío existencial. Esa juventud, trabajadora, debe ver que existe la posibilidad de vivir de otra manera, de modo natural, sin recurrir a ningún medio artificial para soportar esta vida degradada. La frustración vital, en vez de ser un motivo para la evasión y el individualismo, debiera convertirse en un motivo de rebelión contra el sistema. En los años 60 la rebeldía contra la represión sexual fue un factor importante. En esta década debiera serlo la frustración de una vida emocionalmente más plena.
Cuando las tonterías como el "pensamiento positivo" se desacrediten, puede ser tarde para aprovecharlo si el proletariado no ha sabido orientar la frustración hacia la transformación social y ha sido derrotado. Dejará paso al pensamiento más negativo, deprimente, sin esperanza, la resignación más oscura.
El discurso del proletariado consciente no puede ser nunca economicista, como el de la burguesía, que persiguiendo la tasa de ganancia, todo lo ve en términos de números y estadísticas, y cuando se detiene en la persona, es para decirle que es una privilegiada por tener empleo o subsidio, o culpabilizarla porque "se aprovecha del subsidio de paro", no se identifica con la empresa entregándose "en cuerpo y alma" o rehúye el trabajo y practica el "absentismo", no es suficientemente "flexible" ni predispuesto a la "movilidad", a forzar a la familia (la pareja tiene su empleo), dejar las amistades, etc., para ir a vivir a otra ciudad por una mierda de trabajo, buscándolo o porque su empresa se traslade, o es un marginal y delincuente que no merece más que la persecución; o al contrario, pero también burgués y de "clase media", desde el paternalismo que lava las malas conciencias, busca una labor preventiva ante el riesgo de estallidos sociales, o simplemente prestar una ayuda caritativa sin plantearse más, pero sin permitirle situar su drama personal en sus coordenadas de clase y en las relaciones sociales capitalistas.
El capitalismo, como reino de las mercancías que se reúnen en el Mercado de la plaza pública pero para competir, promueve el egocentrismo más estrecho y asociado a ello la comunidad más falsa. Por una parte el egoísmo, considerarnos el centro del mundo, no tener la necesaria consideración por los demás y otras especies; por el otro, como origen de esto y falso complemento, respetar el orden social impuesto, estar dispuestos a sacrificarnos no por el bien común, sino por las exigencias del régimen asalariado, llegando incluso a entregar nuestra vida y sacrificar la de otros por la cárcel en la que está implantado, la Patria. Aunque hay una relación lógica y funcional entre ambos aspectos, no puede evitar estar plagada de contradicciones y conflictos en su interior, al igual que el funcionamiento mismo del capitalismo, lo que se traduce en la proliferación de fenómenos como la corrupción de políticos y empresarios o la delincuencia mafiosa, que a la vez son aceptados y perseguidos por el sistema. Pero la principal contradicción es con nuestras necesidades de desarrollo pleno como seres humanos y como Humanidad.
Existe una contradicción cada vez más flagrante entre las necesidades emocionales, de una vida buena (no la "buena vida" de la alta burguesía), de equilibrio psicológico, relaciones de respeto y apoyo mutuo, sentido de comunidad, autorrealización personal, y el capitalismo, porque éste, en el proceso de enajenarnos (alienarnos) al tratarnos como una mercancía en la compra de nuestra capacidad de trabajo, y como realizadores de la plusvalía en la compra de sus mercancías, de convertirnos en ciudadanos de tercera en un Estado que existe para proteger el sistema, tiende a doblegarnos, humillarnos y sacrificarnos cada vez más, también en el plano psicológico, por satisfacer los requisitos de su MegaMáquina de extraer y realizar plusvalía.
Por tanto, no debemos descuidar este factor, sino al contrario, porque la futura revolución proletaria, si quiere triunfar, deberá ser una revolución integral, no sólo económica, social, política, ecológica, sino también moral, existencial, por lo que de modo expreso debemos sacar a la luz todos estos problemas que el capitalismo quiere que parezcan individuales, pertenecientes sólo a la esfera privada, una "externalidad" no reconocida y muchas veces vergonzosa, o pretensiones "de lujo" para gente ociosa (los proletarios ya tendríamos bastante con aspirar a "ir tirando" aunque llevemos una vida desgraciada), y denunciar su relación con el capitalismo y su crisis histórica.
16.- ¿QUÉ HACER? La defensa con una orientación ofensiva para debilitar la suya: el cerco deslegitimador. Luchar con el poder de decisión en las asambleas. Comprender la verdadera naturaleza del "Estado de bienestar". Un futuro capitalista peor, cuestionar el régimen asalariado del trabajo y el Estado burgués que lo defiende. Reforma electoral ¿para quién? Poner en el centro del debate social la naturaleza del capitalismo, su raíz en la estafa del trabajo no pagado. La imposible alianza estratégica con la burguesía baja y media pero la flexibilidad en su tratamiento. La enseñanza pública en todos los niveles, interés estratégico de los trabajadores/as contra la división clasista del trabajo. La juventud en primera línea de la lucha del proletariado y de la recuperación de su saber. Tener muy en cuenta el tiempo para evitar la derrota y que hay unos plazos para el Cambio Climático. La necesidad de proyectos provisionales de Programa de Transformaciones Socialistas.
Está claro que por ahora no estamos en condiciones de abolir el régimen asalariado del trabajo y desmantelar el Estado que representa y resguarda el poder de la burguesía (con su administración burocrática, tribunales, policías, cárceles y militares), desprotegiendo cada vez más a los trabajadores/as porque esa nunca ha sido su verdadera misión ni prioridad y puede eliminarla en gran parte.
Pero esa abolición y desmantelamiento no son una fantasía. Es cuestión de confianza en nosotros mismos, en nuestras fuerzas, claridad de ideas, voluntad, determinación, hacernos dueños de nuestro destino. No debemos someternos a la voluntad de ninguna clase de pretendidos "expertos" (¡así estamos hoy!) si no investigar, estudiar, debatir, decidir y actuar por nuestra cuenta uniendo nuestros esfuerzos en la lucha por objetivos comunes. Controlemos, extendamos y unifiquemos nuestras luchas desde las Asambleas, no dejando que las mangoneen minorías, líderes, comités, sindicatos o partidos. Acumular fuerzas, tomar confianza en nosotros mismos, atreverse a mirar la realidad de frente y levantar la cabeza aspirando a lo que podemos llegar a ser: seres humanos trabajadores/as liberados de nuestra degradante condición de asalariad@s.
Debemos defender nuestras condiciones de vida, resistirnos a que empeoren aun más, pero con la mirada puesta no sólo en esas reivindicaciones concretas a corto y medio plazo, sino en las verdaderas causas de los problemas, lo que nos jugamos ahora y por donde pasan las soluciones.
La burguesía está preparando a conciencia nuestra derrota para abrir paso a la nueva era que el régimen asalariado del trabajo (capitalismo) necesita imponernos a fin de poder seguir existiendo, aunque a duras penas.
El gran capital sobre todo, va a echar mano de toda clase de trucos y maniobras de dispersión para que gastemos nuestras energías y un tiempo precioso luchando contra molinos de viento. Dependiendo de las circunstancias de cada país querrá que echemos las culpas a las "clases medias" de profesionales liberales, comerciantes, etc., que tienen facilidades para defraudar al fisco y "provocan el déficit del Estado"; a los inmigrantes que "nos quitan puestos de trabajo que podrían ser para nosotros" y "se aprovechan de los servicios sociales del Estado de bienestar", etc. Pelearnos como completos idiotas por el "chocolate del loro" cuando ya hemos podido atisbar los ingresos de la gran burguesía y la enormidad de recursos destinados a salvar a la banca. Cualquier minucia o mentira con tal de que no apuntemos a la raíz del problema, peleemos entre nosotros y perdamos el tiempo mientras el gran capital ante todo, va a lo suyo, tomando a la carrera más y más medidas que nos perjudican, debilitan y hacen más difícil nuestra reacción. Pero si preferimos ensañarnos con otros porque no nos atrevemos a ver el verdadero rostro del culpable (el régimen asalariado del trabajo, el capital que genera y el Estado que le defiende), adelante, pero no lloriqueemos luego por lo que nos espera mientras el gran capital se parte de risa.
La derrota está garantizada si caemos en sus trampas, nos limitamos a una lucha defensiva, contra la reducción de los salarios, por el mantenimiento de los puestos de trabajo, contra los recortes en el "Estado de bienestar", por la regulación de la banca por el Estado, etc., entendido como fenómenos de la crisis que seguramente desaparecerán cuando ésta se supere. Porque la misma salida capitalista de esta crisis exige esos sacrificios, y que muchos de ellos se hagan permanentes. La lucha en términos estrictamente defensivos es como la que plantean los sindicatos, una retirada general, la cesión de más y más espacio de derechos al capital.
El capital pretende hacernos creer que la cuestión consiste en unos recortes y sacrificios de más o menos duración para salir de la crisis. Esa no es la verdadera batalla que el capital está dando, sino la que quiere que creamos y a la cual desea limitarnos. No es más que la parte visible del iceberg o las fuerzas sin camuflaje.
También la burguesía del país, apoyándose en la pequeña burguesía, puede pretender desviar la rabia orientándola contra la burguesía extranjera. En el caso de Grecia, se azuza la hostilidad contra Alemania, echando mano además del recuerdo de la agresión nazi (fotomontaje de la señora Merkel con la cruz gamada nazi). En Grecia, el proletariado tiene bastante claro que las medidas de austeridad que se le exigen lo van a hundir en la pobreza aguda por muchos años. La burguesía quiere evitar que esa conciencia se traduzca en un cuestionamiento a fondo del capitalismo, y busca transformarla en una defensa de la patria humillada (en la que burgueses y proletarios serían "hermanos") contra la agresión exterior, en particular alemana. Es cierto que el gran capital alemán, y también el francés, juega un papel muy destacado en los ataques a la población trabajadora griega, pero la intervención del FMI, de la Comisión Europea, del Banco Central Europeo y que todo vaya en línea con la corriente dominante internacional, demuestran que se trata de un ataque de la burguesía mundial, incluida la gran burguesía griega, aunque lo drástico de las medidas la perjudique al hundir las posibilidades de crecimiento. Esas fracciones de la burguesía quisieran utilizar las protestas proletarias para conseguir unas condiciones menos duras para ellas. A su vez, la burguesía alemana en especial, acusa a los griegos de engañar a la Unión Europea con las cifras macroeconómicas y de crear un serio problema a toda la zona euro. Quiere volver a su disciplinado proletariado contra el griego explotando la imagen de esos mediterráneos que viven en las zonas turísticas disfrutando del sol, a cuenta de los turistas alemanes, evadiendo impuestos (sin recaudar entre 5 y 6 mil millones de euros al año, acumulando impagos por 60 mil millones) y aprovechándose de las ayudas de los países ricos de la Unión Europea, como Alemania, aunque parte de esas "ayudas" deban destinarse a la compra de submarinos alemanes.
En Catalunya, la burguesía, que ha tomado la iniciativa a la hora de meter recortes en el Estado de bienestar, afectando especialmente a la sanidad, quiere echar balones fuera, culpando a la política fiscal del Estado que tomaría mucho de Catalunya y daría poco, y poner pronto fin a la distribución de recursos por la vía de los Presupuestos del Estado que permite dar vida a regiones más deprimidas que han aportado históricamente a la burguesía de Catalunya su mano de obra y productos agrícolas a bajo precio y que tiene a su población envejecida y por tanto con más necesidades de gastos sociales (medicina, pensiones...). Algo parecido a la burguesía del norte de Italia (representada por el partido Liga Norte) que quiere desentenderse del Sur. El objetivo desviar la ira y dirigirla contra los trabajadores/as, campesinos y jubilados de las zonas más deprimidas y muchas veces más abandonas por parte del Estado, como es el caso de Italia.
La explotación del nacionalismo y de todos los prejuicios nacionales, a cual más mezquino e idiota, sólo contribuye a nuestra división internacional y a facilitar que la burguesía nos venza paquete por paquete, primero los griegos, luego los portugueses, seguido los españoles, después los italianos... y con todo eso, metiendo el miedo y la disciplina en el resto del proletariado. No podemos conseguir que la nación se ponga tras nuestro liderazgo a base de explotar el nacionalismo, porque con eso en realidad es el proletariado el que se pone con el nacionalismo tras la dirección de fracciones del capital y de la pequeña burguesía nacional.
Desde la izquierda, incluso extra-parlamentaria, como el 15M en España, se llama a sacar adelante una ley de reforma electoral. Ya hemos expuesto en este documento y seguiremos haciéndolo, cual es la verdadera naturaleza del Estado. Quienes conocimos las experiencias de la Unidad Popular en Chile, con el presidente Allende, destruida a bombazos por el bombardeo de la aviación del Palacio de la Moneda (presidencial), cañonazos de los tanques y fusilamientos clandestinos (el 11-S de1973), sabemos lo que puede dar de sí el Estado burgués y la más abierta de sus legislaciones electorales. Por si fuera poco, llegó Argentina con sus "desaparecidos", un viaje gratis a la nada gracias a sus militares. La principal cualidad de la democracia burguesa no es lo que puede darnos, sino que consigue adormecernos, permite que nos hagamos ilusiones totalmente engañosas y el despertar es caer en la peor de las pesadillas, si es que te dan tiempo.
El problema de representatividad del Estado no se debe a una determinada legislación y cauces de representación, ni siquiera a un régimen político (dictadura, democracia...), sino a su misma naturaleza, como aparato separado en una sociedad de clases y que por tanto, debe garantizar su continuidad, lo que significa, el poder de la clase dominante, en nuestro caso, la burguesía. Esto no se lo enseñan a los universitarios (como tantísimas otras cosas fundamentales), pero es tan verdadero como la existencia de la plusvalía, y es patrimonio del saber proletario, desgraciadamente de sobra confirmado por la realidad de la lucha de clases. Una reforma electoral a lo máximo que podría aspirar es a hacer algo menos no representativo de los trabajadores/as y sectores populares el poder de un Estado cuya naturaleza inevitable es burguesa, por lo que lo esencial de su política lo sería y supondría el mismo peligro para los trabajadores/as (represión policial, militar, cárceles, etc.).
Ponernos ahora de dedicar nuestras escasas fuerzas a ese objetivo es otra pérdida de tiempo más, alimentar las ilusiones cuando la tarea es la contraria, demostrar la relación que existe entre la estafa del régimen asalariado del trabajo y la estafa de su régimen político, ambos al servicio del capital y controlados por la burguesía. ¡Si no tenemos mucho tiempo para eso, menos para perderlo en un cuento ya demasiadas veces desenmascarado! Sólo serviría para que la izquierda, la misma u otra diferente lo mismo da, tuviese más acceso al poder para hacer al final la misma política en lo esencial (a riesgo de que los botasen), pero con la desventaja adicional de que vacilaríamos en luchar contra un gobierno que dice representar los intereses de los trabajadores/as y sectores populares, lo que sólo puede contribuir a nuestra derrota, y pronto sería relevado por una derecha que nos daría la puntilla. No es jugar a adivinos, es la experiencia histórica pura y dura.
Como siempre, lo "bueno, bonito y barato" sale más caro. Si queremos democracia de verdad para los trabajadores/as y demás sectores populares no explotadores, sólo tenemos la vía difícil, pero única realista, de la autoorganización y representación asamblearia que con el desarrollo de las luchas y su organización, acabe desembocando en el poder de los Consejos de Trabajadores que constituya una nueva sociedad previo desmantelamiento de todas las instituciones del Estado burgués que no nos sirven (la organización de la sanidad y la enseñanza públicas no es exactamente el Estado, ni tampoco las empresas que son de su propiedad, por eso se puede librar de ellas sin por ello hundirse el Estado).
Lo que está en juego no son medidas transitorias o medidas permanentes que supongan un ataque "a la nación".
Lo que está en juego es:
¿Impondrá la burguesía al proletariado un recorte en sus costes totales de mantenimiento, desde el salario directo (en el trabajo) al indirecto y diferido en forma de servicios sociales del Estado (sanidad, educación, subsidios, pensiones...), y en sus derechos sociales (negociación, huelga, asociación...) no sólo por un corto plazo, sino por todo el tiempo que a la burguesía le convenga y pueda, todo ello para aumentar el valor del tiempo de trabajo no pagado, reponer y subir su tasa de ganancia?
¿Derrotará la burguesía al proletariado en los próximos años (menos de una década, tal vez ni un lustro) y así lo tendrá mucho más fácil para imponernos su nueva era con todos los sufrimientos que eso acarreará a los trabajadores/as, la mayoría de la Humanidad y la vida en el planeta?
O ¿pondremos límites a sus planes, adquiriremos más confianza en nosotr@s, comprensión de la realidad y sus perspectivas, de nuestra naturaleza e intereses, cuestionando esta civilización basada en la mercancía y el régimen asalariado del trabajo, organizándonos en Asambleas y posteriormente en Consejos de Trabajadores, luchando con la vista puesta en su abolición?
La burguesía sabe muy bien lo que está en juego, pero lógicamente no lo proclama, porque debe esconder sus planes y desplegar sus maniobras de diversión. Pero nosotros no podemos jugar al escondite, porque nuestra fuerza está en gritar la verdad y hacer que todos los sectores no explotadores la oigan y vean en el proletariado el liderazgo que buscan; en demostrarle que conocemos sus intenciones, que sabemos que el rey está desnudo y señalarle con el dedo. Y el "rey" de esta civilización no es otro que el régimen asalariado del trabajo, y demostrar su desnudez es denunciar el origen de todo en la explotación del trabajo, en la plusvalía, madre del beneficio, de la acumulación, del progreso, de la crisis y de la decadencia de esta civilización.
Por ahora no podemos derrocar a ese "rey", pero podemos ponerlo en evidencia. Demostrar que no le apreciamos lo más mínimo, que no nos tragamos su oropel, ya es una forma de empezar a pasar a la ofensiva, de desequilibrarles, crear entre ellos disidencias sobre la estrategia a adoptar, y por tanto, un modo de debilitarles.
Señalar al "rey" ya es un modo de concentrar nuestras fuerzas, de evitar la dispersión y de no perder el tiempo en cuestiones secundarias.
No debemos caer en la trampa de por un lado llevar una lucha en las empresas o desde el paro, por los salarios y los puestos de trabajo, por otro una lucha contra los bancos por su usura y los desalojos de viviendas, y otra contra los políticos por hacer recortes en el "Estado de bienestar", como si estuviesen desconectadas. Ni en el error tan conveniente al gran capital de ver en la cuestión del "Estado benefactor" un problema de redistribución de la riqueza (el entendimiento superficial desde la fiscalidad) desligado de la producción de la riqueza en el trabajo que es donde se origina la desigualdad, de modo que no cuestionemos las relaciones sociales de producción, es decir, el régimen asalariado del trabajo que es el origen de esta injusta desigualdad; y de no entender los gastos sociales del Estado como lo que en el fondo son, parte del coste total del trabajo para el capital en su conjunto, por tanto, parte del régimen asalariado del trabajo.
Porque nuestro objetivo final no trata de mejorar el régimen asalariado en la empresa y otro tanto en los servicios sociales del Estado, sino de eliminar la raíz de esta desigualdad y la separación o doble vía de ingresos o prestaciones, consecuencia de la artificial división de la esfera económica y la política, consecuencia del régimen asalariado del trabajo, de la división del poder en la burguesía entre la empresa y su Estado. De modo que desde la organización colectiva de los trabajadores/as fuesen satisfechas todas esas necesidades porque tendremos el dominio de la producción y la distribución de bienes y servicios, sin depender de la correlación de fuerzas con el patrón, ni de la buena disposición y supuesta "generosidad" del Estado.
Debemos ver la causa, la lógica y la unidad de todo esto: el régimen asalariado del trabajo como raíz del capitalismo y su crisis, la necesidad sobre todo para el gran capital de reducir drásticamente los costes totales del proletariado (desde el salario en la empresa a las prestaciones del "Estado de bienestar") y de ocasionar una derrota histórica al proletariado para establecer una nueva era del capitalismo, sirviéndose para ello de los instrumentos de su Estado, desde los recortes a la represión pura y dura.
El "Estado de bienestar" ha sido el resultado de una etapa del capitalismo con nuevas necesidades en el mantenimiento del proletariado (mayor educación, servicios que ya no podía prestar una familia reducida y trabajando también la mujer por cuenta ajena, etc.), para favorecer la demanda solvente en una época de expansión pero con un riesgo latente de sobreacumulación y sobreproducción (seguro de desempleo, subvención a la vivienda, etc.), y con un proletariado más fuerte que ahora, por lo que el capital se lo podía permitir y evitaba nuestra radicalización al prestarnos servicios equivalentes a un salario indirecto y diferido (jubilación), pero de un modo más barato y racional para el conjunto del capital que si de ellos también sacasen beneficio empresas de servicios, evitando el desvío de plusvalía de objetivos más estratégicos (financiación de infraestructuras, ayudas a las empresas, aparato represivo y militar).
Porque el empresario nos pague el salario e incluso nos dé un aguinaldo por Navidad, no decimos que está al servicio de los trabajadores/as. Lo mismo ocurre con el Estado a través del "Estado de bienestar". Nos paga un salario indirecto y diferido, pero sigue siendo capitalista, y lo mismo que al empresario, cuando le convenga y pueda por la correlación de fuerzas, recortará, eliminará y despedirá trabajadores/as que emplea. Pero con la denominación de "Estado de bienestar" se ha querido disfrazar esta verdad, dar una buena imagen del Estado para hacer menos visible su verdadera naturaleza de clase burguesa, como si fuese el representante de la sociedad, del "bien común", de sus mayorías electorales, etc.; parecido a cómo con las denominaciones y los eufemismos se esconde el "salarismo".
La verdadera naturaleza del Estado, su núcleo duro, lo que permanece a través del tiempo, es el de ser el consejo de administración del capitalismo y su brazo armado. Como ya lo ha hecho en ocasiones anteriores, ahora le toca abrir el camino a la nueva era del capitalismo, y si hace falta, debe sacrificar incluso a sectores de la burguesía pequeña o media, debilitar y reprimir a las masas trabajadoras y populares hasta su derrota y sometimiento. Y esto es relativamente independiente de quien esté en el gobierno (derecha, centro, izquierda). La presión de la crisis, la necesidad de dar una salida a ella sin cuestionar el capitalismo y adaptada a las nuevas circunstancias históricas y el futuro predecible, los toques de atención de los poderes fácticos, tanto económicos ("los mercados"), como de otro orden (militar), hacen que cualquier gobierno del Estado burgués deba cumplir con su misión, porque lo contrario sería cuestionarse a sí mismo y al sistema social que representa y protege, y eso es como pedir peras al olmo, por lo que sería derribado bien por medios pacíficos o violentos o una combinación de ambos.
Debemos enfrentar los recortes en los gastos sociales y la agresión a los trabajadores/as de esos servicios como parte del ataque al conjunto del proletariado para rebajar los costes, para el capital en su conjunto, del mantenimiento de la población trabajadora. Por eso tiene pleno sentido la huelga en todas y cada una de las empresas contra esa política, porque es el sistema capitalista a través de su Estado quien nos agrede y quien se beneficia de ello. La defensa de los gastos sociales y de los trabajadores/as de esos servicios es la defensa de nuestras necesidades y de nuestra clase contra la ofensiva del capitalismo y su estrategia para dividirnos y derrotarnos.
Cuestionar cada vez más el régimen asalariado del trabajo y la naturaleza burguesa del Estado que genera y lo defiende, no sólo es ir a la causa de los problemas, el único modo de atajarlos de verdad, sino el mejor recorrido para deslegitimar a la burguesía, aislar sobre todo al gran capital, desorientar al Estado.
Al principio de este documento decíamos que el régimen asalariado es la fuente de poder, el punto más fuerte de la burguesía, pero a la vez su talón de Aquiles. Ahora debemos explorar todas las posibilidades de aprovechar el punto débil de ese poder fuerte teniendo en cuenta la actual correlación de fuerzas.
Explícitamente hay que deslegitimar a la burguesía como clase, a su poder y a su papel dirigente en la sociedad.
Como clase se sustenta en una estafa, la del trabajo no pagado. Su gestión de la economía es desastrosa, provoca injusticias, desigualdades y crisis como ésta. Ella se encuentra siempre tras las decisiones del Estado, como ahora lo demuestra claramente el poder de "los mercados" y de dónde provienen sus gobernantes (empresas que encabezaron la marcha a la crisis). Su papel como clase políticamente dirigente es también nefasto, porque no sabe salir de la crisis si no es a base de sacrificios para la población trabajadora y de represión a las protestas.
Es en estos tres ejes donde hay que insistir: el origen de su poder, su dirigencia económica, y su gestión desde la política. Cuestionando así tanto a la patronal como a su Estado.
No se trata de lanzarse ya contra las relaciones sociales de producción, expulsar a los empresarios de la dirección, tomar las empresas, etc. Esa es la posición más fuerte de la burguesía y lo último que caerá. Pretender ahora ese asalto es imposible porque los trabajadores/as no estamos preparados ni dispuestos, y algo más tarde tampoco. Pero sí es posible el cerco a esa posición, empezando por señalarla como la culpable de nuestras calamidades y como objetivo en algún momento futuro, y posteriormente, el acoso. A este nivel de ataque (cerco), la burguesía y el Estado no estarán necesitados, motivados ni justificados para lanzar un ataque a muerte porque no se encuentran ante una amenaza definitiva a su poder y lo único que conseguirían es desenmascararse más. Así que, empezarán a debilitarse por la deslegitimación, porque la agenda de las cuestiones a debate social ya no la tendrán ellos controlada, porque no llevarán la iniciativa total como hasta ahora. Si prematuramente nos lanzásemos al asalto, nos estrellaríamos; si precipitadamente nos lanzásemos al acoso del régimen asalariado del trabajo, nos desgastaríamos mucho más que la burguesía, agotaríamos muy pronto nuestro ímpetu; pero si nos lanzamos al cerco de la denuncia, el cuestionamiento social, no haremos una prueba de fuerza en la lucha por posiciones reales de poder, sino sobre todo un proceso de deslegitimación del que saldrá el capital debilitado y nosotros fortalecidos, permitiéndonos también ganar tiempo para reconstituir nuestras fuerzas.
No existe una relación mecánica entre la capacidad de cuestionamiento del sistema y el nivel de generalización y unificación de las luchas, de modo que para que se cuestione hasta cierto punto la legitimidad del sistema previamente haya que haber alcanzado un grado extraordinario de confianza, combatividad, autoorganización y capacidad de lucha generalizada. Ambos aspectos tienen un desarrollo desigual y a la vez combinado. La conciencia no es posible ni se sostiene por mucho tiempo sin una clase que no acepta sacrificarse, que resiste y es capaz de autoorganizarse, pero esto mismo tampoco puede perdurar si no se estimula y aprovecha al máximo las posibilidades de desarrollo de la conciencia crítica y alternativa a este sistema; y el resurgimiento de la combatividad y de la legitimidad de la lucha será más potente si viene estimulado por el mayor aprovechamiento posible del cuestionamiento de la legitimidad del sistema.
Por ello, en las condiciones actuales, dado el descrédito del sistema (crítica a la banca como culpable, a las políticas económicas de los gobiernos, etc.) hay que aprovechar al máximo las posibilidades de cuestionamiento, de deslegitimación, aunque no vengan acompañadas todavía de un nivel equivalente de lucha, sin esperar a que ese cuestionamiento emerja de la generalización de la lucha misma, cosa que puede hacer débilmente si no es cuidada y potenciada al máximo dado que la burguesía también saber llevar la lucha ideológica.
La lucha del proletariado, aunque en sí es una, tiene varias facetas interdependientes pero cuyos ritmos no son iguales y que se pueden expresar en diversas formas y momentos: lucha económica, política e ideológica.
Y debe tenerse muy en cuenta las circunstancias históricas, la dinámica y futuro del capitalismo, la fuerza y capacidad ofensiva y contraofensiva de la burguesía, la fuerza y potencialidades del proletariado, y con todo ello, el factor tiempo.
Esta es la clave para entender la necesidad y las posibilidades de una estrategia de cerco, empezando por la legitimidad del sistema.
La burguesía y su Estado empezarán a inquietarse, pero al no encontrarse ante un peligro más o menos inminente, no lanzarán un ataque para aplastarnos, así que parte de su política se orientará a evitar deslegitimarse, por lo que si a la vez luchamos por reivindicaciones que no suponen todavía la abolición del régimen asalariado, conducirá a que tengan que hacer concesiones que de otro modo no harían, aunque sólo sea aplazar su ataque, todo lo cual significa que su ofensiva se debilitará. Claro está que la intención de sus concesiones será la de apaciguarnos, ganar tiempo, y en cuanto nos relajemos, lanzar un contraataque que barrerá con todo lo cedido. Pero si no nos dejamos engañar, nos permitirá un respiro, acumular fuerzas y ponerles más a la defensiva. Ese cerco hará que sectores más amplios de la pequeña burguesía se vayan desligando de la burguesía y sobre todo del gran capital, al ver la consistencia y la fuerza del planteamiento del proletariado, que consigue que el gran capital y el Estado tengan que frenar y hacer concesiones, también a ellos para evitar que se sientan atraídos por nosotros.
La estrategia de cerco es la que debe imperar en esta fase pero sólo será posible si se va imponiendo la crítica al régimen asalariado del trabajo en lugar de a cuestiones secundarias o a fenómenos como el neoliberalismo. El "altermundismo" con sus críticas al neoliberalismo y la globalización, ha demostrado sus limitaciones, su agotamiento, incapaz de lanzar ni siquiera una defensa ideológica cuando el capitalismo en su conjunto, desde la grande a la microempresa, lanza una ofensiva contra el proletariado (en España, desde los recortes salariales al déficit 0% pasando por la reforma laboral y de la negociación colectiva, la posible futura de huelga, etc.). La crítica al "neoliberalismo" no es sólo equivocada porque no va hasta la crítica del capitalismo, sino porque desaprovecha el potencial de deslegitimación del capitalismo que existe ahora mismo.
En España, la nueva ley de contrarreforma laboral abre unas grandes posibilidades de denuncia del régimen asalariado del trabajo y del Estado burgués a su servicio que deben ser aprovechadas para deslegitimar este régimen, esta civilización, y eso no se podrá hacer si sólo nos quedamos, como los sindicatos, en el discurso de los recortes económicos y en la pérdida de derechos, o de crítica de las políticas neoliberales, en lugar de establecer la relación con la naturaleza misma del capitalismo, el origen del beneficio, la estafa del régimen asalariado del trabajo siempre, sea bajo la ley que sea, la estrategia de "salida" de la crisis, de recuperación de la tasa de ganancia, y la naturaleza del Estado burgués.
En Grecia se están dando importantes luchas contra la política de sacrificios pero ¿hasta qué punto se está entendiendo que la causa es el sistema mismo, griego, europeo, mundial, el régimen asalariado del trabajo, y no, al contrario, un problema nacional contra Alemania y la Unión Europea? ¿Qué grado de conciencia expresan las luchas encuadradas por las convocatorias de los sindicatos en lugar de desbordarlos con luchas espontáneas y autoorganizadas masivamente, y por otro lado actuaciones que sólo sirven a la propaganda de la burguesía como los incendios de edificios de valor histórico? No dispongo de información ni conozco análisis sobre la situación en Grecia para hacer una valoración más a fondo. Pero éstas son cuestiones relevantes que demuestran la importancia de la estrategia de cerco si no queremos quedarnos en el nivel cuantitativo y espectacular de la lucha.
Una lucha más "moderada", "realista", lo que va a lograr es que nos mantengamos a la defensiva o planteando objetivos sin trascendencia que no nos permitan ocupar las posiciones tácticas y estratégicas, en el campo social y en el ideológico, que necesitamos para hacernos fuertes y debilitar a la burguesía, que hoy pasan por avanzar en el cerco deslegitimador del capitalismo; a fin de cuentas, que no consigamos nada, y perdamos un tiempo precioso, despilfarrando energías, desorientándonos y finalmente, desmoralizándonos.
Si no se cuestiona el capitalismo ni siquiera en el terreno de las ideas, en caso de una ofensiva de la burguesía durante una crisis, los retrocesos de los trabajadores/as no se deben sólo a un repliegue táctico coyuntural, sino a una retirada general ante sus exigencias que son las únicas con una coherencia estratégica ante las que no se ofrece una alternativa, ni siquiera como aspiración a largo plazo que impulse la resistencia y desgaste a la burguesía. Si no se quiere que la situación de crisis se estanque y pudra, sino salir cuanto antes de ella y no va a ser contra el capitalismo, sino respetándolo, no queda otra que permitir que la burguesía aplique lo fundamental de su alternativa (sacrificios, recorte de derechos...) para que la salida se pueda realizar cuanto antes. Pero salida de la crisis quiere decir sólo recuperación de la tasa de ganancia y crecimiento del PIB. Cómo de mal parado quede el proletariado, qué pérdida de condiciones de trabajo, vida, derechos, habrá sufrido y cuál será su punto de partida cuando el capitalismo se relance (¿por cuánto tiempo y con qué fuerza por encima del 0?) es algo con lo que debe cargar una estrategia así, que en realidad es la ausencia de una estrategia proletaria independiente de la burguesía. Nunca se trata de unos sacrificios y retrocesos por un corto período de tiempo para volver a la misma posición previa a la crisis en cuanto se salga de ella. Para el proletariado no hay derechos adquiridos suspendidos temporalmente. La burguesía sólo puede sacar adelante su proyecto si derrota al proletariado y empeora sus condiciones, lo abarata más como mercancía, durante todo el tiempo que le resulte posible, por lo que le interesa mantener esa correlación de fuerzas a su favor una vez que la ha logrado. Los nuevos derechos adquiridos serán los de la burguesía con su victoria. Las pruebas más evidentes son la cuestión del déficit público cuya reducción no es hasta que se salga de la crisis, sino incluso y sobre todo para cuando supuestamente ya deberíamos haberla dejado muy atrás, año 2020 y posteriores; y la reforma laboral y de la negociación colectiva (del derecho de huelga, etc.) tampoco son hasta superar la crisis, sino una contrarreforma permanente, estructural, no coyuntural, con la que, nos quieren vender, sería más difícil que entremos en crisis.
No nos engañemos ni por un segundo. Las medidas que tomen ahora, llegan para quedarse.
En Europa occidental, las consecuencias de las principales derrotas del proletariado en el siglo XX fueron, además del aumento de la pobreza y el recorte de los derechos reales, las dos guerras mundiales, el neoliberalismo y la globalización, y las guerras en Yugoslavia. Y todo eso ha permitido a la burguesía su estrategia económica que ha desembocado en la crisis desde 2007.
El coste de la actual derrota será reducir drásticamente el "Estado de bienestar", una negociación colectiva que debilita a los trabajadores/as, recortar los salarios, empeorar las condiciones de trabajo, mantener un alto nivel de paro o de subempleo, y dejarnos más desorientados y debilitados para las crisis que sobrevendrán hasta la llegada de la gran crisis de la década de los 30. Sólo la lucha de años suele permitir, sin que nada lo garantice, que el proletariado vuelva a recuperar lo que ha perdido. Pero ni siquiera esto será posible en esta fase histórica porque el futuro del capitalismo no es como la reconstrucción tras la IIª Guerra Mundial que permitió un relanzamiento económico y por ello hacer concesiones al proletariado, sino la crisis de sobreacumulación de capital detonada por la crisis energética en la década de los 30 y un mundo ya conquistado por el capitalismo sin apenas posibilidades de ampliación del mercado mundial. Más en concreto, Europa pasará muy pronto a un lugar secundario frente a EEUU y los emergentes asiáticos (China) y Japón y eso lo pagará sobre todo el proletariado. Este será el resultado del "realismo", "sentido de la responsabilidad", "actitud dialogante", etc., del sindicalismo y de la izquierda. Si no quieres luchar, mejor para la burguesía, porque ella sí quiere ganar.
Si queremos empezar a pasar a la ofensiva, en la medida de lo posible y aunque sea en el terreno de la lucha ideológica y moral, debemos responder a los ataques de la burguesía contra los trabajadores tratándonos de responsables o culpables en alguna medida de la crisis y de nuestra situación, incluso de privilegiados si tenemos un trabajo o si cobramos un subsidio de paro, y denunciar la estafa en la que está basado todo este sistema y del que nace su poder, que es el trabajo no pagado en el régimen asalariado, que ese es su verdadero interés y por tanto no son los supuestos emprendedores que crean empleo pues también lo destruyen cuando no pueden realizar esa estafa social en los términos que ellos buscan (tasa de ganancia adecuada).
Esto quiere decir llevar de una vez por todas, al centro del debate social, no la corrupción, ni los excesos, ni los escándalos, ni la falta de regulación, ni la especulación, sino la raíz fundamental, la estafa primordial, pilar de toda esta civilización, que es la plusvalía, el trabajo no pagado en el régimen del asalariado.
Marx descubrió el secreto de la plusvalía hace unos ciento cincuenta años y sin embargo, a estas alturas, esa crítica demoledora de la legitimidad del capitalismo sigue sin ser asumida por el proletariado. Sí, claro que sabemos que se aprovechan de nuestro trabajo, que el Estado les favorece sobre todo a ellos, pero es insuficiente para llevar una lucha por objetivos claros y que sea capaz de deslegitimar al sistema lo suficiente como para debilitarlo a los ojos de todos los trabajadores/as, de las "clases medias", y permitir un ofensiva por desmantelarlo y sustituirlo por otro totalmente diferente al servicio de nuestras necesidades.
Pensemos en la lucha de los pro-abolicionistas de la esclavitud, que sólo se hubiesen detenido en cuestiones como el trato dado a los esclavos, sus condiciones de vida, etc., pero si ir a la raíz de la esclavitud, la propiedad sobre las personas, obligadas a cumplir las tareas que desee su propietario y con toda su vida sometida a él. Así nunca se habría podido prohibir y abolir la esclavitud.
A nosotros nos está ocurriendo algo parecido. No hay una denuncia pública, no está en el debate social, la naturaleza de este sistema, porque la crítica del "neoliberalismo" se queda en la superficie y la reclamación de una "democracia real" no comprende la verdadera naturaleza del Estado que surge de la estafa del trabajo asalariado. Es como si frente al esclavismo, en lugar de los abolicionistas, hubiese surgido un movimiento por reformar el sistema, hacerlo menos cruel, etc.
Este es el momento más oportuno para llevar al centro del debate social el régimen asalariado del trabajo, la gran estafa del trabajo no pagado (la plusvalía), porque está en crisis. Si no es ahora ¿cuándo?, ¿en una hipotética recuperación económica cuando miremos sólo a un presente que nos permite "ir tirando" y no a una crisis mayor que sin duda sobrevendrá y cuando nos alcance volver a esperar otro momento "más oportuno", hasta que no nos queden fuerzas ni ganas para cuestionar nada?
Durante los años 50 y 60, no estaba a la orden del día porque el capitalismo vivía una fase de crecimiento tras la destrucción de la IIª Guerra Mundial. Entonces se desvió la atención hacia crítica a la sociedad de consumo, la alienación en el trabajo, el imperialismo, etc. Cuando llegó la crisis de los 70, la reacción fue la defensa de lo conseguido en las décadas anteriores y las ilusiones por llevar gobiernos de izquierda al gobierno. Con los 80 se produce una gran ofensiva del capital y al final de la década y comienzos de la siguiente, el descrédito del socialismo por culpa de la farsa de los países del Este que se hunden, y la expansión del neoliberalismo y de la globalización, que supone una gran ofensiva ideológica y también material que deja con poca capacidad de resistencia al proletariado, a la defensiva totalmente. En la década pasada los bluf de las "burbujas" crean una falsa sensación de crecimiento y esperanzas de que a pesar de las austeridades el futuro podría ser prometedor, por lo que tampoco era el momento más idóneo para que calase la crítica al capitalismo y por eso es que tiene tanta aceptación la limitada crítica al neoliberalismo y la globalización. Ahora el capitalismo ha pinchado sobre todo en unos cuantos países del centro mundial del capitalismo, Europa y también en EEUU.
Es la hora en que la crítica hasta la raíz puede ser escuchada y aceptada por sectores cada vez más amplios de la población trabajadora y es imprescindible para dotarnos de herramientas de análisis, cargarnos de razones morales y simbólicas, para defendernos, responder a sus actuales ataques y a lo que vendrá.
Ser estafados ya no es un "mal menor" como en los años 60, sino la causa de esta crisis y de que la "salida" a ella sea una vida mucho peor porque hay que asegurar la estafa.
No podemos ser tan torpes y miopes como para dejar pasar esta ocasión de "empoderarnos" frente a la ofensiva estratégica del capital y crear así las condiciones que nos permitirán llegar a ponerlo contra las cuerdas.
Se editan multitud de libros sobre la crisis, la inmensa mayoría con un enfoque burgués, pero incluso los más críticos pasan de puntillas sobre esta cuestión central.
Un dato que os dejará los ojos como platos. En la introducción de Engels al folleto de Marx titulado "Trabajo asalariado y capital" en la edición de 1891 para Alemania, dice que tendrá una tirada no inferior a 100.000 ejemplares. Hoy con tanta educación y estudios que siembran también la ignorancia sobre lo más básico, esa cifra nos parece inalcanzable.
Debemos llevar, las organizaciones, los individuos, en las publicaciones, en las conversaciones, una campaña ideológica centrada en esta cuestión, bien directamente a través de la promoción de las obras de Marx, los folletos sobre la plusvalía sobre todo, bien como eje de las denuncias y de la comprensión de las razones profundas para luchar. Es lo que he procurado también con los eslogans que expongo.
Es también una lucha teórica, un cuestionamiento de la economía burguesa. Servirá para que quienes mejor dominan el tema puedan exponerlo frente a los economistas burgueses poniéndoles a la defensiva, centrando el debate donde debe estar, no en que si la necesidad de mayor competitividad y productividad, etc., para salir de la crisis. La agenda del debate debemos empezar a ponerla nosotros y obligar a la burguesía a luchar en nuestro terreno teórico en lugar de someternos a los límites de lo debatible y de los problemas que son sus problemas porque solucionarlos es dar una solución burguesa. Si discutimos sobre la competitividad, cómo ser más competitivos, ya estamos entrando en su terreno y la solución sólo puede ser una solución a favor del capitalismo, porque bajo un eufemismo y aspecto secundario es lo mismo que deber contestar a la pregunta "¿cómo conseguir más beneficios explotando el trabajo no pagado?". Pero si discutimos directamente sobre los beneficios, entonces ya podemos conducir el debate a nuestro terreno y llevará a cuestionar el capitalismo, y por tanto su competitividad y todas las demás cuestiones derivadas.
Si nos quedamos por las ramas, es decir, los aspectos secundarios derivados del capitalismo, es fácil que nos caigamos o que debamos agarrarnos bien a alguna o que no nos interese serrarla porque nos caeremos, o que nos perdamos. Pero si vamos a las raíces y las ponemos al descubierto es más fácil que las arranquemos y con ello matemos y derribemos el árbol, viniendo abajo todas sus ramas que tan arrogantes y seguras se levantaban al cielo.
Servirá por ello para que los trabajadores/as nos sintamos menos intimidados por los discursos y la jerga ocultista de los economistas burgueses, pues sin tener muchos conocimientos técnicos sabremos cuál es la raíz de todo, y cómo eso deslegitima el sistema y que por lo tanto es una cuestión muy secundaria o sin sentido ponerse a discutir sobre la inflación, la balanza de pagos, el déficit del Estado, etc. Será mucho más difícil que nos enreden y engañen.
Es también importante para desenmascarar a los sindicatos que se someten a la lógica del capitalismo, y ayudará a desbordarlos con otros planteamientos y un talante de rechazo al capital en vez de "diálogo hasta la muerte".
Sin duda nos acusarán de ser anti-sistema, etc. El movimiento 15 M ya ha preparado el terreno para responder a esto cuando ha hecho comprender que si somos anti-sistema es porque el sistema es anti-nosotros, contrario a los verdaderos intereses de las personas, que sus requerimientos nos conducen al sacrificio y no estamos dispuestos a ir como corderos a su altar. "¿Es usted anti-sistema? Pues sí y a mucha honra porque un ser humano que conserve su dignidad no puede ser otra cosa frente a un sistema que además de estafarnos, nos humilla y es capaz de sacrificarnos.".
Ser calificado como anti-sistema dejará de ser una carga si explicamos que el sistema es una estafa de principio a fin, una pirámide de estafa, de la base económica, al Estado y su moralidad. Si el sistema es una estafa una persona consecuente no puede ser más que anti-sistema. Debemos ir con esto por delante en lugar de cuestiones secundarias, y no con radicalismos adolescentes de romper las lunas de los bancos, los escaparates de los comercios de lujo, y el mobiliario urbano. Entonces ser anti-sistema será tan digno de respeto como hoy lo consideramos ser abolicionista del esclavismo.
Un ejemplo de esta orientación ya se ha expuesto al poco de comenzar este documento, en la supuesta carta abierta dirigida a la burguesía. Ese breve ensayo es muestra suficiente de la potencia de esta orientación.
Es una ofensiva ideológica, una deslegitimación hasta la raíz del sistema y dota de una gran fuerza moral. Y es ahora cuando se han creado las mejores condiciones objetivas para que una gran parte de los trabajadores/as pueda reconocer, en esas palabras, su verdad.
En cada país existe una clasificación de las empresas en función de varios criterios, como su tamaño por el número de empleados. Estas clasificaciones pueden divergir. En los países de la Unión Europea la clasificación en base al número de empleados es la siguiente: con menos de 10 empleados es una microempresa, con menos de 50 es pequeña empresa, con menos de 250 es mediana empresa, a partir de ahí, es gran empresa.
La burguesía, con sus criterios para oscurecer la relación de clases burguesía - proletariado, clave del sistema capitalista, mete en el saco de "clases medias" a la pequeña burguesía que no tiene empleados con lo que podríamos llamar burguesía baja (microempresa).
Utiliza a la burguesía baja y la parte inferior de la media (pequeña empresa) como pantalla protectora ante las críticas al capitalismo y para "humanizar" su imagen al argumentar que "la mayor parte de las empresas son microempresas, pequeñas y medianas y de ellas depende la mayor parte del empleo". Claro que su número es mayoría, pero eso oculta el grado de concentración creciente del capital, que es el gran capital, bancario, industrial, de las grandes distribuidoras, las empresas multinacionales, y el Estado a su servicio, quien dicta las normas principales, "lleva las riendas" del sistema (ingobernable) y canaliza a su favor, por uno u otro medio, la mayor parte de la plusvalía extraída al proletariado por el conjunto del sistema. Este es el verdadero rostro del capitalismo feroz y cínico, y no el del burgués bajo de la microempresa de uno o dos empleados angustiado por su probable ruina, que puede trabajar tanto como su emplead@ que se verá condenado al paro y en tanto a una mayor explotación.
No cabe esperar una alianza estratégica de la burguesía baja y media con el proletariado frente al gran capital. Eso en la práctica no será más que nuestra subordinación a los intereses también explotadores de la burguesía baja y media que comparte lo fundamental de sus intereses de clase con el gran capital: la explotación del proletariado. Sería un error de rumbo que nos haría desperdiciar nuestras energías en una suma de intereses imposible, perder un tiempo precioso para cosechar un fracaso, porque la burguesía baja y media está dando muestras sobradas de su sumisión e impotencia a pesar de que le niegan los créditos, contraen sus mercados de consumo. El gran capital se impondrá una vez más a la burguesía baja y media y nos habrá derrotado por confundir dónde está nuestra verdadera fuerza y posibles aliados: cuestionar el trabajo asalariado, atraer a la pequeña burguesía, sobre todo la asalariada.
La burguesía baja y media puede aprovechar el empuje de nuestra lucha para presionar a su vez al gran capital, de modo que haga concesiones. Pero irán de la mano contra nosotros cuando vean en grave peligro su posición, aunque la lucha decidida del proletariado puede sembrar en ellos la confusión y desunión sobre cuál es la vía mejor para derrotarnos de modo que cada sector saque también mayor ventaja.
El burgués bajo y medio, de bienes y servicios al consumo, está interesado en pagar menos a sus trabajadores/as, pero le gustaría que los otros empresarios pagasen sueldos más elevados pues eso le abriría a él un mayor mercado: serían menos competitivos y sus trabajadores/as unos clientes solventes para sus mercancías. Es favorable a unos salarios inferiores pero se resiente cuando le afecta porque se reduce la capacidad de consumo general de los trabajadores/as. Así que por una parte está del lado de la política económica que beneficia sobre todo al gran capital y por el otro se disgusta, pero es incapaz de imponer una alternativa.
El burgués bajo y medio está interesado en la iniciativa del gran capital de una legislación laboral que permita el despido fácil y barato, la negociación por empresas, porque eso le permite reducir los costes salariales y someter mejor a su proletariado, pero a la vez favorece al gran capital, pues salarios inferiores presionan también a la baja los salarios en las grandes empresas y con ello su mayor competitividad y poder que redundará finalmente en perjuicio de la mediana, pequeña y microempresa. Pero como lo fundamental es "ir tirando" a corto y medio plazo, esa contradicción es muy secundaria para la burguesía baja y media con respecto a la contradicción principal con el proletariado, que es a fin de cuentas, al que debe explotar para poder acumular capital, sea buena o mala su relación con las grandes empresas y el capital financiero.
Como demuestra el sindicato español de la micro, pequeña y mediana empresa (CEPYME) de la mano de la patronal organizada en la CEOE, toda la burguesía está de acuerdo con la reforma constitucional española para rebajar el déficit a un máximo extraordinario del 0,5% a partir de 2020, y con la contención salarial, firmada con los sindicatos CCOO y UGT, y con el decreto de proyecto de ley de reforma laboral que el gobierno del PP gracias a su mayoría parlamentaria convalidará muy pronto. Es decir, que están de acuerdo en la estrategia de reducir el coste del mantenimiento del proletariado porque a nadie se le escapa que esa "disciplina fiscal" supondrá un enorme recorte del "Estado de bienestar" y que el menor coste del despido, las facilidades para despedir, para la contratación por empresas, reducirá los costes laborales.
Pretender que puede hacerse una alianza estratégica con la burguesía media significa creer que podemos dejar de cuestionar hasta el final el régimen asalariado del trabajo como si eso tuviese una importancia menor y bastase con enfrentarse al poder del gran capital, los oligopolios, las multinacionales, etc. Y es todo lo contrario. Con ello nos prohibiríamos aprovechar el talón de Aquiles del sistema, inutilizaríamos lo que debe convertirse en un rejón de muerte al sistema, echar abajo la legitimidad del capitalismo al presentar como una estafa el régimen asalariado del trabajo, como régimen de extorsión, apropiación indebida del trabajo no pagado, violando por tanto las presuntas reglas del capitalismo (intercambio entre iguales, contrato sin engaño, etc.). Un régimen en el que está implicada desde la micro a la gran empresa.
Un rejón de muerte porque el capitalismo puede llegar a admitir unas u otras reformas, pero no puede eliminar lo que le permitir existir, el trabajo no pagado, como nosotros no podemos renunciar a respirar oxígeno. El capitalismo podría encontrar salidas parciales con leyes antimonopolio, nacionalización de algunas grandes empresas, etc. Y si ni siquiera somos tan fuertes, bastaría con una ofensiva del capital para que nos resignásemos pues no tendríamos razones suficientes para seguir resistiendo pues al no cuestionar el régimen asalariado, tampoco lo estaremos haciendo con las verdaderas raíces del poder que el gran capital comparte con el resto.
Que neguemos la legitimidad al régimen asalariado del trabajo, al capitalismo en su conjunto, no quiere decir que pongamos en el mismo plano de las denuncias y las reivindicaciones a la banca, el gran capital y la microempresa, porque desde el punto de vista económico y político no tiene sentido y porque debemos ser capaces de aprovechar y ensanchar las divergencias entre ellos a la hora de poder ganar aliados tácticos y sobre todo neutralizar a parte de la baja y media burguesía.
La crítica que hará que el sistema sienta que le traga la tierra no será la de la corrupción, las remuneraciones escandalosas, la especulación financiera, la brutalidad en la represión, la poca representatividad de las instituciones por el sistema electoral, etc. Eso, aun siendo importante, puede llevar a otra modalidad de capitalismo y de régimen político, nada más. La que lo conseguirá es la que destruya su legitimidad como sistema social de modo que haya que desecharlo por ser irreformable en esa cuestión y ya difícilmente tolerable por los sacrificios que nos ocasiona.
Otro asunto diferente y sobre el que debemos reflexionar y afinar mucho, es el tratamiento que el poder socialista-comunista de los trabajadores/as organizados en Consejos deberá dar a las microempresas, los pequeños y medios empresarios (sobre todo su parte inferior más próxima a la pequeña) y accionistas. Debemos atender a tres grandes cuestiones: no cometer una injusticia, no enajenarnos sin necesidad el apoyo o la neutralidad de una parte muy importante de la población, no crear innecesariamente dificultades en la marcha de la nueva economía. La expropiación pura y dura, sin indemnización alguna, no es una regla que se pueda aplicar a todos los casos. Muchos accionistas en realidad no son sino pequeño burgueses y trabajadores con ingresos más altos y/o con algunos ahorros que en lugar de tenerlos en una cuenta que no da ni para compensar de lejos la inflación lo invierten en algunas acciones, en fondos de inversión que participan de las mismas, o en un plan de jubilación para completar la previsible miseria de la pensión pública. Pero lo ignoran prácticamente todo sobre la marcha de esas empresas y no intervienen en sus decisiones. Muchos empresarios con muy pocos empleados (microempresas), trabajan tanto como ellos y tienen hipotecada hasta su vivienda para poder disponer de capital para la empresa, sobre todo cuando escasea el crédito ordinario, y no ganan más que un trabador/a cualificado. También los hay que por razones fiscales han creado varias pequeñas empresas dedicadas a la misma actividad, por lo que ya no son lo que parecerían si sólo los contemplásemos a través de una de ellas, y que consiguen rentas elevadas. Deberá tenerse en cuenta factores como el número de empleados, los beneficios que venía obteniendo la empresa, el papel que juega el empresario, sus recursos totales, el lugar de la empresa en el entramado económico, la posibilidad de que no tenga un comportamiento hostil y de sabotaje al poder de los Consejos de Trabajadores y a la intervención de los mismos en la empresa... Los datos que disponen las Haciendas públicas gracias a la informática nos serán de mucha utilidad para esta labor.
Esto deberemos aclararlo públicamente, así como otras muchas cuestiones complejas y delicadas (el futuro profesional de policías y militares, etc.) sobre todo según nos acerquemos a la crisis revolucionaria, y deberá plasmarse en los proyectos de Programa de Transformaciones Socialistas, para favorecer las disensiones entre las distintas fracciones de la burguesía, debilitar los apoyos y liderazgo del gran capital, aislarlo, ganarnos a la pequeña burguesía, atraer o neutralizar a los microempresarios y pequeños empresarios y vencer a los enemigos del poder del nuevo trabajador colectivo libremente asociado. Pero dejando claro que la meta es la integración de esos sectores en el trabajador colectivo que les reconocerá como tales trabajadores/as sus derechos sin explotación ni opresión y esa es la mejor alternativa a su probable ruina y proletarización en el capitalismo, riesgo que se agudizará sobremanera, mucho más que ahora, en la crisis de la década de los 30.
Esos sectores sociales deberán terminar eligiendo, entre permanecer del lado del gran capital y apoyarle en su estrategia de derrota del proletariado para acabar ellos también formando parte de un proletariado más sometido y empobrecido que nunca, o acogerse a la estrategia del proletariado que les liberará del peso del gran capital y a la vez evitará su proletarización, pero dejando de ser burgueses y pasando a formar parte del trabajador colectivo libremente asociado.
Es muy diferente dar legitimidad y por tanto ceder en lo substancial y sólo plantear exigencias en lo secundario, que negar la legitimidad pero haciendo concesiones secundarias transitorias (algunas podrían durar hasta que desapareciese la generación afectada) que no comprometan el futuro de una estrategia de abolición del hecho ilegítimo. En el primer caso negamos la menor y cedemos en la mayor; en el segundo negamos la mayor y cedemos en la menor.
Es más importante cuestionar el trabajo asalariado, al menos en cuanto a nuestra apreciación del mismo para empezar (sabemos que siempre es explotación de la plusvalía y que este sistema de estafa sistemática sustenta esta civilización), y hacerlo saber en la lucha que presentar muchas reivindicaciones al capital, porque de lo segundo no se deriva necesariamente lo primero y el capital puede torearnos más fácilmente; pero sabiendo que cuestionamos el régimen asalariado del trabajo y el Estado, será la misma burguesía la que tomará algunas iniciativas de reformas económicas y políticas para distraernos y calmarnos, con el objetivo de retomar cuanto antes su ofensiva.
La firmeza en el cuestionamiento del régimen asalariado del trabajo y la flexibilidad en el tratamiento, una vez constituido el poder de los Consejos de Trabajadores, de la burguesía baja y media inferior sobre todo, son complementarias. Impiden que desde ahora nos subordinemos a ninguna fracción de la burguesía y permite neutralizarla o incluso ganarla frente al gran capital. Es una estrategia de victoria. La subordinación, una estrategia de no acercarse al poder constituyente. La falta de flexibilidad, de no constituirlo cuando lo tenemos al alcance de nuestras posibilidades o de echarlo a perder rápidamente una vez establecido.
Ni la burguesía ni nosotros tenemos por delante todo el tiempo que queramos. La burguesía, en particular el gran capital, sabe que el imperativo del beneficio y las perspectivas del capitalismo (crisis actual, crisis energética en década de los 30, cambio climático...) le exigen resolver el problema de asegurar su dominio con una derrota histórica del proletariado y que eso debe hacerlo dentro de un período de tiempo corto, aunque por nuestra resistencia deba reducir el ritmo. Como ya lo dicen con la reforma laboral, se trata de necesidades estratégicas que están decididos a llevar hasta el final, más antes que después. Y nosotros debemos ser capaces de plantear una resistencia y contraofensiva en ese plazo también, por lo que debemos escoger aquella estrategia que siendo factible para nuestras fuerzas sea a la vez la más efectiva a corto y medio plazo y no nos haga perder energías y tiempo.
Las circunstancias históricas y el balance de las últimas décadas nos han colocado en una posición muy difícil: la necesidad de una ofensiva contra el capital por el futuro que nos va a deparar, cuando estamos a la defensiva protegiéndonos de su ofensiva estratégica. La solución a la contradicción es una lucha, por ahora, defensiva con una orientación ofensiva en todo aquello que se pueda y el terreno más factible por ahora para la ofensiva es de las ideas, de tenerlas lo más claras posibles, así que eso debemos aprovecharlo al máximo, la estrategia del cerco a su legitimidad.
La burguesía no puede postergar su lucha para el futuro. Nosotros tampoco, creyendo que entonces estaremos en mejores condiciones, pues eso sería ignorar el debilitamiento y desmoralización de una derrota, que ésta dificultará hacer frente a nuevos ataques, tanto más cuando la población trabajadora habrá envejecido mucho en las próximas décadas.
La burguesía está demostrando su incapacidad para hacer frente con eficacia al problema del Cambio Climático. Si tiene razón el IPCC (Panel -grupo- Intergubernamental sobre el Cambio Climático), para 2020 y 2050 se habrán debido tomar drásticas medidas para evitar una catástrofe medioambiental, económica y humana. Estamos muy lejos de ello, y los plazos se acercan, 2020 ya está a la vuelta de la esquina. Si la burguesía no lo va a hacer, tendremos que hacerlo nosotros y eso significa, querámoslo o no creer, que para entonces debiéramos haber constituido nuestro poder ¡casi nada!. Una vez más el problema crucial del tiempo y de la claridad de objetivos y medios. Si no podremos llegar a la cita de 2020 ¿perderemos el tren también en 2030 y se nos escapará definitivamente en 2050? Sin duda no lo lograremos si permitimos que la burguesía nos derrote.
Debemos tener claro qué es lo que quiere y necesita la burguesía, pero ante todo su fracción dirigente y dominante, el gran capital, y no dejarnos engañar por lo que supuestamente convendría al conjunto de la burguesía como si las relaciones entre sus sectores pudiesen ser armoniosas y el gran capital buenamente sacrificase sus intereses estratégicos por respetar lo que conviene a la micro, pequeña y mediana empresa, lo que sería menos doloroso para los trabajadores/as, lo que facilitaría el pleno empleo y el crecimiento, porque esos no son sus objetivos, sino el máximo beneficio, ganar una apuesta estratégica, aunque pase por una profundización temporal de la crisis que hunda a pequeños y medianos empresarios y provoque un gran desempleo.
El capital bancario está consiguiendo socializar sus pérdidas con la ayuda del Estado, los préstamos y especulación con la deuda pública, pero esto no es suficiente. El gran capital quiere aumentar sus ganancias haciendo que paguen la crisis las empresas micro, pequeñas y medianas, desapareciendo como competidores, productores de mercancías y servicios en exceso, sobre todo si representan los costes de mantenimiento de la fuerza de trabajo más allá de lo que el gran capital esté dispuesto a admitir (sector hostelería, etc.), comprar aquellas que estando en dificultades o en quiebra, tienen algo de interés pero con su valor devaluado, a precio de saldo, aumentando así sus ganancias y concentrando más capital.
No debemos volver a caer en la falta de perspectiva histórica de los trabajadores/as que no comprendieron lo que de verdad estaba en juego en las anteriores crisis del régimen asalariado del trabajo ni supieron ponerles freno a sus nuevas eras, con su secuela de sacrificios para la Humanidad que sólo aseguran un futuro aun más pavoroso.
Las medias tintas no frenaron las calamidades del siglo XX ni lo que llevamos del XXI, sino que aseguraron sufrimientos y matanzas, un fortalecimiento creciente del capital que aunque no puede salvarle, sí conseguir que no evitemos que su descomposición arrastre a la Humanidad y el planeta. La burguesía no conoce la compasión con los débiles y los derrotados cuando está en juego la marcha de su sistema. ¡Ay de los ingenuos que crean lo contrario!
Los que quisieron ahorrarse las turbulencias y sacrificios de una revolución proletaria cosecharon que la burguesía pudiese imponer su solución: recaer la crisis sobre los trabajadores/as y otras capas populares, lanzarse a la guerra imperialista provocando sufrimientos incomparables a los de una revolución, para no aportar ningún avance a la Humanidad, reafirmar la continuidad del capitalismo y con ello nuevas catástrofes. Les asustaba la incertidumbre de lo desconocido de empezar a construir una nueva civilización y preferían lo malo conocido y lo peor por conocer. Obtuvieron pavor por horrores nunca antes vistos y la permanencia de una civilización decadente, condenada a desaparecer antes o después, pero con mayores sufrimientos para la Humanidad. Eso es lo que ganaremos cuanto más tardemos en derribarla, con riesgo de que en su colapso nos arrastre a todos. ¡Ahórrate una revolución y podrás ganar una guerra mundial imperialista! Pero los supervivientes siempre tienden a minusvalorar los costes.
El futuro no se parecerá a la década de los 60 del siglo pasado, sino más bien a las de los 20 y los 30. Tiempos feos, duros, feroces, pero que podemos convertir en la antesala de nuestra liberación. En este yunque se forjará el carácter de una generación que o da pasos a lo que acabará siendo el hombre nuevo, o sucumbirá y con ella se reducirán dramáticamente las esperanzas para nuestra especie.
Nosotros podemos vivir y mejor, sin el salarismo; el salarismo sólo puede continuar a costa de la Humanidad y del planeta.
La crisis actual y futura revela la crisis histórica del régimen asalariado del trabajo. Cuando cuestionemos este régimen, para convertir nuestra oposición en colaboración, el capital se aprestará a la supuesta "reforma del régimen asalariado del trabajo" al ofrecernos "participación" en las empresa, como tener acceso a sus datos económicos, siempre que aceptemos sus condiciones de supeditar los aumentos salariales a los aumentos de productividad y otras que nos aten al capital, de modo que la "participación" lo sería en nuestra propia explotación, para asegurarnos que se respetan las reglas que ellos nos han impuesto y les benefician. ¡Qué gran conquista! Además de explotados, dar nuestro pleno consentimiento y colaboración. Eso no será más que un reforzamiento del régimen asalariado del trabajo. Cambiar algo para que lo fundamental permanezca y se haga más fuerte. La estafa perfecta.
Tampoco sirve la alternativa de que los trabajadores/as nos convirtamos en accionistas de la empresa. Existen experiencias de empresas cooperativas constituidas en los años de bonanza que se han hecho a duras penas un espacio en el mercado. Pero tanto en estos casos, como intentarlo en momentos de crisis, mucho más desfavorable, el sistema cooperativo -no digamos la mera participación con algunas pocas acciones en una empresa típica capitalista- implica que los trabajadores/as siguen en el régimen asalariado. Al estar inmersos en el mercado de una sociedad capitalista deben conseguir beneficios, luego someterse a la misma ley del valor (del trabajo genérico o abstracto) para generar trabajo no pagado (plusvalía) que se transforme en beneficio aunque puedan participar de él. Pero están sometidos a los requerimientos de la economía capitalista de acumular capital para no debilitarse ante la competencia, por lo que no es extraño que deban reducirse los salarios o acaben haciendo inversiones en otros países con mano de obra más barata para conseguir los beneficios que necesita la cooperativa. Y en cuanto a la dirección de la empresa, se convierte en tarea propia de una minoría especializada que tiende a reproducir las relaciones sociales propias de la división del trabajo capitalista. Por eso pueden surgir conflictos de intereses fuertes entre ambos sectores. Por otra parte es imposible ni siquiera soñar con sustituir sobre la marcha el capitalismo mundial en base a la expansión del cooperativismo, venciendo la competencia de las empresas existentes, del poder de los oligopolios y las multinacionales. Y una vez vencido el poder político y represivo de la burguesía, tampoco debiera imponerse el cooperativismo como norma, ya que manteniéndose el mercado y la autonomía de las empresas, deberían competir en el mercado, reproduciéndose el imperio de la ley del valor y pasando a comportarse las cooperativas como las actuales empresas, lo que llevaría a una diferenciación social entre ellas (ricas, pobres) y en su interior (cada vez más poder a los tecnócratas acaparando más privilegios).
Es una trampa parecida a la de los fondos privados de pensiones de obreros, empleados y funcionarios de los países ricos que alcanzan dimensiones enormes, se mueven por toda la economía mundial y que al buscar su máxima rentabilidad para el futuro, se convierten en capital, y por ello son un instrumento de explotación del proletariado, entran en el juego de la especulación y presionan para que se eleve el tipo de interés de los bonos del Estado que debemos pagar con nuestros impuestos.
No es posible una estrategia de defensa para el proletariado en base a su cualificación profesional u organización del trabajo, como lo demuestran las diferentes estrategias victoriosas de la burguesía (de la manufactura al toyotismo) y la proletarización de la pequeña burguesía con formación universitaria. En la jornada laboral efectiva se ha producido en los últimos años una prolongación (horas extras no pagadas) y se avecina una mayor con la próxima crisis energética. El capitalismo no puede erradicar el régimen asalariado del trabajo porque es la raíz del sistema, permanente a pesar de todos los cambios. Por tanto, no se trata de cuestionar uno u otro modelo de trabajo (fordismo, toyotismo...), sino el mismo régimen. Ni siquiera ha sido capaz de erradicar el trabajo infantil, al contrario, porque es funcional (útil y ventajoso) para el funcionamiento del conjunto del capitalismo mundial. Por eso hay en el mundo 215 millones de niñ@s trabajadores (el 61% en Asia), de los cuales 115 millones realizan trabajos peligrosos para su formación, bienestar físico, mental o moral, o por implicar esclavitud pura y dura (fuentes de la OIT)
La defensa de la enseñanza pública y laica a todos los niveles (básica, profesional, universitaria) tiene una importancia estratégica para los trabajadores/as. No debemos permitir que empeore, se privatice, aumente la distancia de conocimientos entre la burguesía y los trabajadores/as. Si queremos constituir una nueva civilización en la que estemos liberados de nuestra condición de clase proletaria, deberemos superar la división clasista del trabajo (ellos saben, nosotros no; ellos ordenan, nosotros obedecemos) y para esto es imprescindible no sólo mantener lo ya existente (acceso a la educación, incluso universitaria para algunos hijos de trabajadores/as), sino impulsar grandes cambios en esa dirección que se podrán realizar cuando el poder sea de los trabajadores/as. Nuestra unión con enseñantes y con estudiantes en una lucha en esa dirección es una tarea importante para la actualidad y los próximos años, para que sea más fácil el derrocamiento de la burguesía y la instauración del poder de los Consejos de Trabajadores no degenere en el poder de la tecno-burocracia explotadora.
Los estudiantes que no se preparan ni se identifican para ser el relevo de la burguesía actual, tienen un papel importante que jugar. Son la juventud tan necesaria para la lucha, y nuestro futuro. Las medidas que se tomen ahora condicionarán su vida porque no puedan encontrar un trabajo, o deban emigrar para obtenerlo, o de hallarlo aquí, someterse a un régimen de trabajo asalariado más dictatorial gracias a la contrarreforma laboral. A los trabajadores/as que les quedan pocos años para jubilarse, esta ley todavía puede hacerles mucho daño porque aumenta el riesgo de que les despidan, pero a los jóvenes, durante muchos años más, sobre todo porque si se impone gracias a la derrota del proletariado, la relación de fuerzas a favor de la burguesía se hará mucho mayor y eso marcará negativamente al menos buena parte del resto de su vida. Los estudiantes tienen también una ventaja sobre los trabajadores/as con empleo y es que no tienen responsabilidades familiares, y sobre los parados, porque no se encuentran aislados en sus casas, y pueden luchar desde sus centros de estudio. La burguesía teme sobre todo a la juventud por su arrojo y entusiasmo, porque tiene menos miedo a cuestionar la realidad, se atreve más a modificarla, y porque las personas jóvenes que ahora se curtan y conciencien en la lucha serán probablemente más difíciles de doblegar en el futuro cuando el capitalismo además no tenga nada que ofrecer para integrarlas. Y porque debemos aprovechar al máximo la fuerza de la juventud mientras la tengamos, antes de que sea demasiado pesado el proceso de envejecimiento de la población
Por eso los estudiantes deben ocupar los primeros puestos en la lucha contra la contrarreforma laboral y demás medidas del capital, porque ahora se juegan su futuro.
Para ello, deben relacionar las medidas de recortes en la educación, subida de tasas universitarias, etc., como una parte más del ataque de la burguesía para reducir los costes totales de mantenimiento del proletariado, someterlo más en su condición subordinada, proletarizar a las "clases medias" y reservarse para sí todos los resortes del poder social.
Esta juventud, capaz de estudiar las asignaturas más complicadas y disciplinada en el estudio, la más preparada en la historia de España, debe hacer un esfuerzo especial también por recuperar lo que es el saber crítico del proletariado, comprender la relación que existe entre su futuro y la senilidad del capitalismo, sus límites históricos, su marcha hacia su hundimiento arrastrando a la Humanidad y la Naturaleza en su caída. Es un ejercicio de responsabilidad imprescindible hacia sí mismos y hacia su descendencia a la que le espera un futuro peor que a ellos que a su vez es peor de lo que nosotros hemos vivido. Deben estudiar las experiencias de lucha y organización del proletariado, porque aunque las circunstancias son siempre nuevas podrán sacar lecciones muy valiosas que les evitarán cometer errores y perder sus energías y tiempo en una lucha que en los próximos años va a ser muy dura. Y prestar mucha atención a los nuevos fenómenos sociales y las amenazas que se ciernen sobre la Humanidad provocadas por el capitalismo, como el Cambio Climático. Las mujeres jóvenes, que tanto han conseguido en avanzar hacia la igualdad y que representan porcentajes muy elevados en los niveles más altos de la educación, deben tomar un papel activo a la altura de esto, pues no deben confiarse y dar por irreversibles las conquistas logradas ya que lo mismo que al proletariado, la burguesía puede recortárselas según empeore la situación del capitalismo como un modo de dividir al proletariado y facilitar cargar sobre todo en su sección femenina la mayor parte de las consecuencias de su decadencia.
El desprecio del estudio político, dadas las circunstancias actuales y el futuro que nos espera, es la mayor necedad.
Si desde el final del franquismo hemos pasado por varias décadas de despolitización de la juventud, ha llegado la hora de que se politice, que no es lo mismo que asimilarse al régimen de partidos y a la democracia "irreal" de la burguesía.
La actual crisis viene demostrando la verdadera naturaleza de la democracia burguesa y a quién sirve este Estado. Tenemos derecho a votar sólo cada equis años y a aquellos políticos que, quiéranlo o no, deberán hacer lo que los "mercados" (el gran capital, la Unión Europea, el FMI, el Banco Mundial, el Banco Central Europeo, la OMC, etc.) dicten. Y lo último, se nombran presidentes de gobierno, supuestamente "técnicos" que ni siquiera se eligen, salvo en los despachos del gran capital, porque su "técnica", al pretender preservar el capitalismo, sólo puede ser la de las tijeras y el garrote para nuestros intereses y derechos; se realizan con carácter de urgencia cambios trascendentales en la Constitución que provocarán sacrificios en la población trabajadora y garantizan los intereses del gran capital, en particular el financiero, sin ni siquiera un referéndum, cuando para otras reformas favorables al pueblo no hay más que demoras y dificultades legislativas e institucionales.
Si hay algo seguro es que con el capitalismo no tenemos futuro. Dicen que no existe una alternativa a él, pero sí disponemos de muchas experiencias históricas positivas y negativas que nos permiten ir elaborándola. Ellos sólo nos pueden ofrecer, no más de lo mismo, sino peor. Otro mundo es posible si nos esforzamos en ello.
Deberíamos dejar a un lado los programas electorales que en el mejor de los casos quedan en papel mojado o "los mercados", el aparato burocrático, no representativo y represivo del Estado impide llevar a la práctica, y empezar a elaborar nuestro propio Programa de Transformaciones Socialistas con las medidas que habremos de tomar para la construcción de una nueva civilización, con instituciones democráticas y de poder basadas en nuestra organización desde las asambleas (los Consejos de Trabajadores) desmantelando un Estado que, por su propia naturaleza y estructura, sirve a los intereses fundamentales del capital, posibilitando así la abolición del régimen asalariado del trabajo.
Por muy deficientes que fuésemos los trabajadores/as (asociado el trabajo manual e intelectual y superando la división social clasista del trabajo) en la gestión de nuestra civilización, no podríamos llegar a la arrogancia, cinismo, ceguera voluntaria, atracción por el abismo, irracionalidad, incompetencia e insensibilidad social manifiesta de la burguesía, incluidos sus pomposos premios Nobel de economía, cabalgando un sistema económico y social que, por su propia naturaleza, el ser humano jamás podrá domesticar porque sólo se sostiene a la larga consumiendo la vida humana, esquilmando y degradando la Naturaleza. Una organización del trabajo y de la sociedad que despilfarra y malogra el esfuerzo colectivo, es incapacidad de crear una auténtica comunidad humana, y destruye la Naturaleza de la que dependemos. Esta crisis y la historia toda del capitalismo, lo demuestran.
Nuestro futuro es el de la comunidad mundial de trabajadores/as libres asociad@s para la satisfacción de sus necesidades en equilibrio con la Naturaleza y no la producción de mercancías para la obtención del beneficio mercantil o la asignación de recursos que beneficia a una minoría tecno-burocrática. Esto es el verdadero comunismo, no el Capitalismo de Estado que se ha hecho pasar por tal.
El Programa de Transformaciones Socialistas que corresponda a la revolución social deberá elaborarse y decidirse en los Consejos de Trabajadores. Hasta llegar ahí, una tarea que va a adquirir en poco tiempo una importancia creciente es la de elaborar proyectos de Programa de Transformaciones Socialistas para someterlos a la discusión de sectores al principio reducidos pero cada vez más amplios del proletariado. Serán importantes porque ayudarán a superar la desconfianza en que seamos capaces de levantar de verdad una alternativa a esta civilización, y como brújula provisional con la que orientar los objetivos de la lucha.
Sin esto, se puede provocar un bloqueo en el proceso de cuestionamiento del "salarismo" porque ¿qué sentido puede tener insistir e ir más lejos si no sabemos qué es lo que podemos hacer, qué podemos construir que sustituya a lo existente para mejor? Al planteamiento "el capitalismo ha fracasado, pero no hay una alternativa" debemos ser capaces de responder cuanto antes con algo más que unos principios, generalidades y críticas a las experiencias fracasadas. La burguesía va a poner toda la carne en el asador y aprovechará todas nuestras debilidades y vacilaciones para confundirnos, hacer que perdamos la confianza en nosotros mismos y golpear duro, obligarnos retroceder y vencernos. Sectores muy amplios de la población, entre las "clases medias" urbanas, el campesinado, y sin duda también entre el proletariado, se podrá del lado del "orden" capitalista si entienden que la lucha revolucionaria puede tener muchas razones, pero que no lleva a ninguna parte porque no dispone de más propuesta que la de profundizar en el caos de un capitalismo al que tampoco se le permite funcionar según sus reglas, por lo que al final preferirá lo malo conocido a aventurarse en lo desconocido que será peor.
No podemos caer en la confianza ciega en los procesos espontáneos, en que llegado el momento algo acabará surgiendo y se hará a tiempo lo suficientemente fuerte, porque en los próximos años y décadas la realidad va a imponernos unos retos al proletariado y a la misma especie humana a los que hasta hoy nunca se ha enfrentado, nos someterá a grandes ritmos de aceleración histórica, y esta vez no podemos permitirnos el lujo de perder por dejarlo todo a una preparación deficiente, a la improvisación y la superficialidad, si podemos hoy evitarlo.
17.- Por qué no podemos esperar a que se hunda el sistema. Una cita ineludible en la década de los 30.
La respuesta ya la venimos exponiendo en este documento, pero conviene recapitular y extendernos un poco más.
Hay razones éticas, de supervivencia y estratégicas.
No debemos pensar en "ir tirando" nosotros y que los siguientes resuelvan los problemas, porque en tanto, estaremos permitiendo que se agraven muchísimo y que quienes nos sigan paguen las consecuencias por nuestra irresponsabilidad, y estos no sólo van a ser los desconocidos de otras partes del mundo, sino nuestros descendientes, los de nuestros familiares, amigos y conocidos.
Y los sufrimientos no serán como los nuestros, sino muchísimo peores, en condiciones de vida, laborales, salarios, gastos sociales, riesgos crecientes de guerras con víctimas sobre todo en la población civil, una degradación de la naturaleza que irá pasando, al vencimiento de su aguante y ciclos, facturas cada vez mayores, el anunciado Cambio Climático, y la extinción de especies (vegetales y animales) que desaparecerán para siempre jamás y nos afectará por los desequilibrios que provocarán en todos los ecosistemas, y como la burguesía y las necesidades de acumulación del capital no se resignarán a su desaparición, se intensificarán las tensiones entre sus distintas fracciones, sus Estados y alianzas entre ellos, por los recursos materiales y humanos, por la producción de plusvalía y su realización en el mercado, con posibilidades crecientes de guerras con armamento biológico o nuclear que si al principio las querrán limitadas, acabarán extendiéndose afectando a todo el globo.
No estamos tratando con una entidad que muere de agotamiento, en la cama, sino con una bomba de relojería, que a la vez que se acaba su tiempo, destruye lo que le rodea.
Cuando llegue la hora ¿podremos fiarnos de que en el último momento al menos funcione el instinto de supervivencia y aprovechando que el sistema entrará en su última crisis, pero antes de que se hunda sobre nosotros, lo derribemos y constituyamos el socialismo?
Es pedirle demasiado a un instinto y a las posibilidades de tener bajo control y prever con tiempo una situación así. Esto no es como las películas en las que el héroe a falta de un segundo corta el cable rojo e impide que estalle la bomba.
El instinto de supervivencia nunca es suficiente. De poco nos sirve si estamos, solos y desarmados, rodeados de una manada de hienas hambrientas.
La naturaleza, a lo largo de la evolución de millones de años, como animales, nos ha dotado del instinto de supervivencia, pero es individual, no como especie. La evolución animal, no ha tenido tiempo para seguir el paso al salto cuántico que ha supuesto nuestra evolución cultural, despegándonos de la condición común al resto de las especies animales. Es más, nuestras condiciones sociales pueden potenciar otros instintos como la obediencia, la jerarquía de la banda, que se vuelven en contra del más básico de la supervivencia y de la consideración por la vida del otro. Los doctores Stanley Milgram ("Obediencia a la autoridad") y Philip Zimbardo ("El efecto Lucifer") han demostrado experimentalmente de manera incontestable a qué punto de degradación y villanía, de pérdida de nuestra consideración por el prójimo y de nuestro instinto de conservación podemos llegar dado el marco social jerárquico en el que vivimos y por el condicionamiento a la sumisión desde la más tierna infancia.
¿De qué nos valió el instinto de supervivencia ante la Iª Guerra y IIª Guerras Mundiales, la guerra de Yugoslavia y toda la lista que queramos, si no es para matarnos con más intensidad si no queríamos morir y ver morir al camarada? ¿Cuántas veces ha conducido eso a una rebelión contra las causas capitalistas que subyacen en el fondo? La Comuna de París y algún país en el tramo final de la Iª Guerra Mundial, y para de contar. ¿De qué les sirvió a los judíos europeos para evitar unas condiciones de existencia que llevaban a su eliminación y el exterminio en masa e industrial? ¿Cuánto actuó el instituto durante los largos años de guerra fría con el riesgo de holocausto nuclear? ¿De qué servirá ese instinto si llega a producirse una rápida escala que nos lleve a eso, salvo para "buscarse la vida" entre los escombros y la radiación nuclear?
En el caso de la Iª Guerra Mundial la rebelión contra la guerra no se produjo en los países que la estaban ganando, donde era más poderosa la conformidad, el espíritu patriótico, el deseo de vencer cuanto antes al enemigo, y las ganas de vivir "en paz" e "ir tirando" después de la guerra, en vez de volver a pelear para arreglar las cuentas con el sistema social que había conducido a semejante carnicería, destrucción y penurias post-bélicas. La revolución rusa sólo tuvo lugar después de haber pasado por millones de muertos. En las condiciones actuales esos millones se producirían muy rápidamente sin dar tiempo a madurar una respuesta, sembrando la desolación y el shock psicológico más completo.
En el caso de la IIª Guerra Mundial, sometimiento total a la matanza, porque incluso aquellos que se pretendían revolucionarios como algunos grupos partisanos, no tenían en realidad un proyecto social que superase la vuelta al capitalismo sólo que bajo la variante de Capitalismo de Estado.
El instinto de conservación tiene que ver también con la expectativa de vida. Cuanto más viejos y más cerca vemos la muerte, menos sentido tiene pelear a muerte por sobrevivir porque poco se va a ganar y se puede perder el poco tiempo que nos queda. Los jóvenes pueden hacer su cálculo y entender que tienen mucho que ganar porque teniendo toda la vida por delante, con la lucha, a pesar del riesgo, pueden mejorar mucho su vida futura, y si no lo corren, pueden empeorarla e incluso perderla. Con un envejecimiento inevitable de la población en las próximas décadas podemos intuir cómo puede quedar el instituto de supervivencia colectivo si le añadimos este factor.
Si colectivamente se ha generado por las relaciones sociales una situación de indefensión, falta de confianza en uno mismo y en los compañeros, desmoralización, desorientación sobre las causas profundas de lo que sucede y de cuál es la alternativa, el instinto individual de supervivencia lo más seguro es que lleve, dado el punto social de partida, a la búsqueda de una nueva relación jerárquica de dominación que supuestamente ponga orden y nos salve del caos (un líder, un partido, etc.), o al "sálvese quien pueda" el "todos contra todos" y "que gane el más fuerte", aunque sea en forma de bandas, mafias, "señores de la guerra". Y esa situación de indefensión es provocada también por las grandes derrotas del proletariado.
En un medio social caracterizado por la escasez y carestía de la energía y otros recursos como los minerales raros, la destrucción medioambiental y de los recursos esenciales para la vida (agua dulce) y vivos (vegetales y animales) provocados por el Cambio Climático, cualquier revolución lo tendrá mucho más cuesta arriba que hoy, y los riesgos de fracasar serán mayores. La revolución rusa se vino abajo por mucho menos aunque con efectos similares: guerra civil, abandono de las fábricas, debilitamiento de los soviets, falta de recursos para la producción, hambruna... Lo que hizo que tras su aparente victoria retrocediese a la casilla de inicio pero bajo la variante del totalitario Capitalismo de Estado, que fue para el proletariado peor que el privado porque además de negarle libertades básicas le desorientó ideológicamente con su farsa de "socialismo en un solo país" o nacional, hasta llevar el socialismo-comunismo a su total desprestigio con el coste que eso viene suponiendo para el proletariado mundial y su desconcierto actual.
Para la reconstrucción del tejido social nos encontraríamos con unas complicaciones incomparablemente mayores que hoy en día, partiendo de una mayor penuria, desintegración y descoordinación social, con un proletariado que si ha llegado hasta ahí es porque no se ha rebelado antes victoriosamente luego ha acumulado derrota tras derrota, y estará sin duda desorientado y desmoralizado, por lo que lo más probable es que se construyese otra sociedad clasista que tendría rasgos del capitalismo, del feudalismo y hasta del esclavismo (todavía existe), en distintas combinaciones y dependiendo de las zonas del mundo, aplicando también algunos de los últimos avances en neurociencia y psicología, y tal vez de la ingeniería genética, para un mayor control de los individuos y de las masas.
El curso de derrotas que habría debido acumular el proletariado hasta llegar a ese final, y el envejecimiento de la población, hacen más dudoso que fuese capaz de levantar una alternativa al capitalismo y llevarla a buen término. El hundimiento del capitalismo habría significado el de las dos clases en lucha, burguesía y proletariado.
Si una revolución social es imposible en un momento de auge económico porque se vive el presente y no se siente la urgencia aunque el futuro sea muy oscuro, también puede ser imposible en medio de un hundimiento de la sociedad, por lo que habrá que aprovechar las posibilidades de crisis menores antes de que se llegue a ese extremo.
Además de estas consideraciones que pueden discutirse, hay un hecho que, si no está equivocado el IPCC (Panel -grupo- Intergubernamental sobre el Cambio Climático), nos obliga a terminar con el capitalismo sin esperar a que se desintegre, y es el Cambio Climático.
Hasta los años 40 del pasado siglo, la cuestión del declive y hundimiento del capitalismo se planteaba ante todo en términos económicos y sociales. Estaba claro que cuanto más durase el capitalismo, mayores serían los costes y sufrimientos para la Humanidad, trabajadora en especial, pero que si se perdía una oportunidad para derribarlo, lo más probable es que llegaría otra y aunque esa tardanza pudiese costar millones de víctimas por la miseria y las guerras ¡que ya es demasiado!, no tendría otras consecuencias añadidas para la Humanidad. Desde el surgimiento del armamento nuclear y las potencialidades del biológico, sabemos que el horizonte puede ser incomparablemente peor, que tal vez ni haya un horizonte para la Humanidad al menos tal como la conocemos. Y cuando ha aparecido el problema del Cambio Climático, que no sólo vamos a tener costes económicos, sociales, humanos y el riesgo de extinción para la especie, sino que aunque nos libremos de todo eso, la Humanidad va a sufrir el peso de una gran carga hasta ahora desconocida de la que ni se sabe cuándo podríamos librarnos si es que podremos algún día, ni lo que padeceremos en tanto intentamos adaptarnos a ella, ni la catástrofe que supondrá para el resto de la vida en el planeta, por lo que una vez "estabilizada" seguramente sería desastroso para las especies adaptadas forzar una vuelta atrás. Lo que está claro es que esa vía es totalmente indeseable para la vida humana y el resto y que debemos evitarla.
Así que el problema ya no se sitúa sólo en cuándo nos acercaremos al hundimiento del capitalismo para estar lo mejor preparados posibles, sino que nuestro plazo se acorta enormemente porque debemos impedir el Cambio Climático, al menos disminuirlo todo lo posible con medidas preventivas, porque si no lo hacemos no sólo pagaremos las consecuencias, sino que el hecho de no haber podido evitarlo significará que hemos sido previamente derrotados a la vez que envejece la población por lo que acabar con el capitalismo se nos hará aun más cuesta arriba, tal vez, imposible.
La burguesía bastante tiene ahora con hacer frente a la crisis. Está tan absorbida por la política de recortes, sobre todo en el sur de Europa, que no puede dedicarle la atención debida al problema del Cambio Climático, tomar las medidas de cambio tecnológico al ritmo necesario porque crearían más problema de competitividad a las empresas y añadirían costes al Estado.
Si la burguesía se muestra cada vez más incapaz de tomar las medidas necesarias en los plazos debidos (2020 y 2050), deberemos hacerlo nosotros, lo que significa que la revolución social no puede postergarse a una fecha indefinida en el futuro, sino que la revolución socialista se debe dar en este siglo y a poder ser, como tarde, en la década de los 30 aprovechando la deslegitimación del sistema debido a su crisis profunda, para que nos dé tiempo a tomar algunas medidas imprescindibles para cumplir parte de lo necesario para la década de los 50. De lo contrario, sólo habremos agravado nuestras dificultades para el futuro y reducido las posibilidades de cambiarlo. Y para llegar a la década de los 30 en condiciones de triunfar debemos evitar que ahora se nos derrote. De ahí la trascendencia histórica de las cuestiones a las que este documento quiere aportar una solución, y sobre todo servir de provocación para impulsar la reflexión y el debate como tarea hoy prioritaria para todos.
Podéis releer el párrafo.
18.- Pensar estratégicamente y actuar con un plan, o sucumbir. La burguesía y la realidad tienen una agenda ¿y nosotros? Horizonte 2050.
Todo lo expresado hasta aquí indica la importancia de que pensemos teniendo en cuenta la totalidad y el largo plazo. La burguesía lo hace. Aunque su tendencia esté en parte dominada por su interés particular y el corto plazo (el balance de resultados anual, las próximas elecciones) es capaz de organizarse y planificarse para reducir el déficit del Estado al 0,5% a partir de 2020 y todo un conjunto de medidas en las relaciones laborales y otras que están por venir.
Nosotros no podemos permitirnos el lujo de pensar sólo reaccionando según suframos directamente los ataques de la burguesía porque eso significa bailar al ritmo que ellos nos impongan, padecer constantemente su ofensiva, ir a su remolque porque van varios pasos por delante de nosotros. Las consecuencias ya las hemos planteado: derrota histórica, sacrificios y sufrimientos muchos mayores para el proletariado y la mayoría de la Humanidad.
Creer que actuar en base a improvisar sobre la marcha nos servirá, es estar anclados en la mentalidad de los "buenos tiempos" cuando de un año para otro, en un lustro o incluso en una década, nada substancial iba a cambiar, ni ningún peligro grave nos amenazaba, y la lucha podía ser por el aumento del salario contra la inflación y poco más en los países más desarrollados.
No es el caso hoy. Estamos en el fin de una era y el comienzo de otra. En un punto de inflexión para la lucha social en el capitalismo. En un punto crucial para el futuro del planeta y de millones de especies amenazadas por el Cambio Climático. En un tiempo en el que el tiempo político se va a acelerar muchísimo.
No es una generalidad. Hay fechas concretas, como las establecidas para los topes al déficit, o los plazos para tomar medidas contundentes contra el Cambio Climático. La burguesía y la realidad tienen una agenda de medidas ¿y nosotros? Ni siquiera tenemos previsto colectivamente un calendario para marcar las fechas más relevantes (déficit 2013ó4, déficit 2020, plazo IPCC 2020, crisis 2030, plazo IPCC 2050) y tenerlas en mente para establecer una estrategia con un horizonte temporal más o menos preciso.
La correlación de fuerzas no cambiará a nuestro favor por mucho que luchemos reaccionando a los ataques, a base de más huelgas, más protestas, etc., si no sabemos bien lo que estamos haciendo, cual es nuestra dirección, los objetivos a medio y largo plazo. La burguesía no es tonta ni manca, reaccionará, maniobrará, pondrá las pilas a sus mejores equipos de investigación y de estrategia, especialistas en psicología y manipulación de masas, a los medios de comunicación, sin olvidar la represión selectiva o masiva, y pasará a la contraofensiva y se empeñará en vencernos porque en ello le va, no la vida individual, pero sí la existencia como clase dominante y privilegiada. Y por ahora demuestra que es mucho más consciente que nosotros de lo que está en juego. Que sean incapaces de domar el engendro social que cabalgan, no quiere decir que no puedan imponerse a nosotros. Así que para descabalgarlos y aniquilar la perversión que entre todos hemos creado, debemos aprender a luchar mucho mejor que ellos. Esta es una lección incuestionable tanto de las guerras como de la lucha de clases.
Actuar sin visión, sin una estrategia, un mínimo plan de operaciones, nos llevará a cometer graves errores y no tenemos mucho tiempo para reponernos de las derrotas y superar el estadio en que nos hayan dejado si son graves. En tanto, la burguesía no estará quieta, al contrario, procurará aprovechar al máximo nuestras debilidades, desorientaciones, vacilaciones, pérdida de impulso, retrocesos.
Esto no quiere decir que desde ahora debamos tenerlo todo claro, sino que debemos mirar en corto, en medio y en largo, hasta el horizonte y esforzarnos por entender lo que mal que bien vemos y reflexionar mucho, ponerlo en común y actuar en consecuencia.
Porque si alguien nos puede salvar, ese seremos cada uno de nosotros, cooperando, sumando inteligencias, voluntades, esfuerzos, capacidad de sacrificio en la lucha por nuestra autoliberación colectiva. Nadie, ni ninguna institución u organización podrá hacerlo en nuestro lugar, y si dice que puede, cuidado, porque sólo tratará de suplantarnos y de usurpar nuestras conquistas.
¿Qué podemos hacer para que el movimiento obrero y popular disponga de algo que se parezca a una perspectiva histórica hacia el pasado y sobre todo hacia el futuro, que estimule la creación de estrategia para la nueva era de modo que seamos capaces de aprovechar lo mejor posible nuestra energía y el tiempo del que disponemos?
Una aportación a ese debate tan necesario, en mis dos textos titulados:
"Horizonte 2050: Socialismo o Mega-Crisis. Recuperar nuestra vida y salvar la Tierra. Una propuesta de Marco" .25 páginas.Un "marco" para la propaganda, la agitación, la lucha y la elaboración política que ayude a recomponer y desarrollar las fuerzas revolucionarias ante un futuro próximo y previsible. En Kaosenlared el 14 mayo 2011.
kaosenlared.net/noticia/horizonte-2050-socialismo-mega-crisis-recuperar-nuestra-vida-salvar-ti.
"Capital, energía y plusvalía. Por un ecologismo proletario. Comentarios a Ramón Fernández Durán. Llamamiento".80 páginas. Con muchos eslóganes también para la denuncia del "salarismo". Explica además con detalle la cuestión de la plusvalía y otros aspectos económicos, y las características de la época de la crisis energética y el Decrecimiento, y cómo se prepara la burguesía. En Kaosenlared el 3 septiembre 2011.
kaosenlared.net/noticia/capital-energia-plusvalia-ecologismo-proletario-comentarios-ramon-fern.
19.- Eslóganes (más de 175).
Sirvan sobre todo de estímulo para la inventiva de tod@s. Es muy importante expresar ideas relevantes en forma de eslóganes, en los que a poder ser intervenga el humor (el ridículo "mata"), para facilitar su difusión, comprensión y asimilación por los sectores más amplios posibles de modo que a través de su propia reflexión e inventiva den lugar a una explosión exponencial de creatividad crítica que impulse la lucha, reafirme las convicciones, eleve el ánimo, y estimule la transformación de otros muchos. Cada uno de nosotros se puede convertir en un agitador y propagandista.
¡CREAR UN, DOS, TRES, MIL ESLOGANS. SEAN, PARA EL CAPITAL, SOGAS!
¡[voz] DE LA PATRONAL [coro] MENOS SALARIO. [voz] DEL ESTADO [coro] MENOS SERVICIOS. [voz] ABARATAR [coro] AL PROLETARIO. [voz] DEL CAPITAL [coro] EL BENEFICIO!
¡JUVENTUD, EN PRIMERA FILA DEL PROLETARIADO, POR SU PRESENTE Y SU FUTURO!
¡DEJAD DE ATACAR NUESTROS SUBSIDIOS Y HABLEMOS DE VUESTROS BENEFICIOS.
¡NI UN PARADO SIN INGRESOS DEL ESTADO! ¡A QUIENES SE LES HA AGOTADO LA PRESTACIÓN, SU RENOVACIÓN HASTA QUE EXISTA UN EMPLEO PARA ELLOS!
¡SI EL CAPITALISMO FALLA, ES PORQUE PARTE DE UN MAL DISEÑO, AUNQUE BENEFICIE A SU DUEÑO, ES A NOSOTROS A QUIEN DAÑA, COMO NO TIENE REMEDIO, DEBEMOS QUITARLO DE EN MEDIO!
¡EL CAPITALISMO ES UNA ESTAFA (TRABAJO NO PAGADO) QUE ABOCA A UN SAQUEO (PAGAMOS LA CRISIS) QUE PUEDE DESEMBOCAR EN UN CRIMEN (GUERRAS) Y TERMINAR EN UN SUICIDIO (LA HUMANIDAD ARRASTRADA POR SU HUNDIMIENTO)!
¡EL CAPITALISMO NO TIENE LEGITIMIDAD, SE BASA EN UNA ESTAFA (TRABAJO NO PAGADO) Y NOS TRAE CALAMIDAD (CRISIS, GUERRA, CAMBIO CLIMÁTICO)!
¡EL CAPITALISMO ES INMORAL, CASTIGA AL TRABAJO, PREMIA AL CAPITAL!
¡EL CAPITALISMO NOS ESTAFA, LA VIDA SE NOS ESCAPA!
¡DEL METAL DEL SALARIO SON LAS CADENAS DEL PROLETARIO!
¡LOS DESPIDOS, FRACASO DEL CAPITAL!
¡CON EL RÉGIMEN ASALARIADO DEL TRABAJO, SIEMPRE PAGAMOS LOS DE ABAJO!
¡BURGUESES, VUESTRA RIQUEZA ES NUESTRO TRABAJO NO PAGADO. COMO EMPRESARIOS PROVOCÁIS LA CRISIS. COMO GOBIERNO EN LA SOMBRA DECRETÁIS NUESTRO SACRIFICIO! ¡MALDITO SEA VUESTRO OFICIO!
¡EL CAPITALISMO ESTÁ PARA EL DESGUACE, PERO NOS OBLIGAN A VIAJAR EN ÉL PARA QUE LA BURGUESÍA COBRE EL PEAJE!
¡COMO SACERDOTES AZTECAS, NOS SACRIFICAN AL CAPITAL, DE LOS SALARIOS A LAS HIPOTECAS, PARA BENEFICIO PATRONAL!
¡UNA ECONOMÍA A NUESTRO SERVICIO NO NOS SACRIFICARÍA POR EL BENEFICIO!
¡CON CRUEL INDIFERENCIA ELLOS MARCAN LA DIFERENCIA, FLOTAN COMO CORCHOS MIENTRAS NOS HUNDEN COMO PLOMOS PARA PESCAR EL BENEFICIO!
¡LA BURGUESÍA MUNDIAL COORDINADA NOS QUIERE VENCER REGIÓN POR REGIÓN, NACIÓN POR NACIÓN. NUESTRO INTERNACIONALISMO LA ÚNICA SOLUCIÓN!
¡LA BURGUESÍA Y SU ESTADO, PARA RECUPERAR LOS BENEFICIOS, QUIEREN QUE EL CONJUNTO DE LOS TRABAJADORES, EN ACTIVO, EN PARO O ESTUDIANDO, LES COSTEMOS MENOS, VÍA SALARIO, DESPIDOS, GASTOS SOCIALES Y TRABAJADORES DE SERVICIOS! ¡A ESTO LE LLAMAN "COMPETITIVIDAD" Y "REDUCCIÓN DEL DÉFICIT"! ¡EL ATAQUE ES CONTRA TODOS Y TODOS DEBEMOS RESPONDER DESDE LOS CENTROS DE TRABAJO SEAN FÁBRICAS U HOSPITALES, DE ESTUDIO Y LA CALLE!
¡UN MODO DE VIDA DEPREDADOR QUE SACRIFICA NUESTRAS VIDAS NO MERECE CONTINUAR!
¡NO SON LAS LEYES PURAS DE LA ECONOMÍA LAS QUE EXIGEN NUESTROS SACRIFICIOS, SINO LAS TRAMPOSAS REGLAS DEL JUEGO CAPITALISTA QUE PERMITEN SUS BENEFICIOS!
¡REFORMA LABORAL, MÁS TRABAJO NO PAGADO, PARA EL CAPITAL!
¡CON O SIN REFORMA, EL TRABAJO ASALARIADO ES UNA ESTAFA Y SU IMPOSICIÓN UNA DICTADURA!
¡LA INVERSIÓN MÁS RENTABLE. REFORMA LABORAL: MÁS TRABAJO NO PAGADO, CON LA GARANTÍA DEL ESTADO!
¡REFORMA LABORAL, SACRIFICIO DEL TRABAJO EN EL ALTAR DEL CAPITAL!
¡DEMOCRACIA CAPITALISTA: ACOSO EN LA EMPRESA, TRABAJO NO PAGADO, DESPIDO RÁPIDO Y BARATO, Y LA PORRA DEL ESTADO, LISTA!
¡EL REY ESTÁ DESNUDO. EL TRABAJO ASALARIADO, UNA ESTAFA PROTEGIDA POR EL ESTADO!
¡CON DICTADURA O DEMOCRACIA, RIGE EL RÉGIMEN ASALARIADO, CON EL DOMINA EL CAPITAL AL PROLETARIADO!
¡REFORMA LABORAL: INCLUSO CON LA MEJOR LEY EL RÉGIMEN ASALARIADO DEL TRABAJO SERÁ UNA ESTAFA! ¡NI REFORMAS NI CONTRARREFORMAS, SÓLO NOS LIBRAREMOS DEL ACOSO DEL CAPITAL CON LA ABOLICIÓN DEL RÉGIMEN ASALARIADO DEL TRABAJO!
¡UNA ESTAFA COMO EL RÉGIMEN ASALARIADO DEL TRABAJO O SE ABOLE O SÓLO SE ATENÚA O AGRAVA!
¡REFORMA LABORAL, VIOLENCIA ESTATAL EN APOYO PATRONAL!
¡ADAPTAR EL TRABAJO AL MERCADO, ADAPTAR LA VIDA A LA MUERTE!
¡EL ESTADO, AL SERVICIO ANTE TODO DEL CAPITAL, SUSTITUIRÁ "EL ESTADO DE BIENESTAR" POR EL "ESTADO DE MALESTAR" Y LO GARANTIZARÁ CON LA REPRESIÓN, SU FUNCIÓN DE SIEMPRE!
¡FAMOSO PRINCIPIO DE A(r)QUÍMEDÉS "UN SINDICATO PARCIALMENTE SUMERGIDO EN EL PROLETARIADO, RECIBE DEL ESTADO UN EMPUJE HACIA ARRIBA IGUAL AL PESO DEL VOLUMEN DE LOS DERECHOS Y COMBATIVIDAD QUE DESALOJA"!
¡SI NO PUEDES VENCERLE, SÍRVELE. LECCIÓN APRENDIDA POR LOS SINDICATOS!
¡BURÓCRATAS SINDICALES, FUNCIONARIOS ESTATALES DEL CAPITAL!
¡CAPITALISTAS, AUNQUE DEBAMOS LUCHAR DURO, NO TOLERAREMOS QUE NOS JODÁIS EL FUTURO!
¡PEOR SANIDAD, PENSIONES Y EDUCACIÓN. MENOR SALARIO. MÁS EXPLOTACIÓN A LOS PROLETARIOS!
¡PRIVATIZACIÓN ENSEÑANZA Y SANIDAD. A LOS TRABAJADORES PEOR CALIDAD!
¡ENSEÑANZA PÚBLICA Y GRATUITA. TRABAJADORES A LA UNIVERSIDAD. SUPERACIÓN DE LA DIVISIÓN CLASISTA DEL SABER Y DEL TRABAJO!
¡EL CAPITAL PREPARA NUESTRA DERROTA, PARA IMPONERNOS SU BOTA, TRABAJO DURO, PARO Y POBREZA. DE SUS DIRECTIVOS Y ESTADO, LA PROEZA!
¡CONQUISTAS PASADAS NO ASEGURAN DERECHO FUTUROS. ADVERTENCIA A LOS TRABAJADORES!
¡DESPIDOS, RECORTES SALARIALES Y EN LOS GASTOS SOCIALES. REDUCIR LOS COSTES TOTALES DEL PROLETARIADO PARA EL CAPITAL, SECRETO DE LA LUCHA "CONTRA EL DÉFICIT DEL ESTADO" Y POR LA "COMPETITIVIDAD"!
¡RECORTE DE SERVICIOS SOCIALES, ATAQUE A SUS TRABAJADORES, REDUCIR EL COSTE DE NUESTRO MANTENIMIENTO, AUMENTAR BENEFICIOS! ¡AGRESIÓN DEL CAPITALISMO AL CONJUNTO DEL PROLETARIADO! ¡EN CADA EMPRESA, EN LA CALLE, CONTRA EL CAPITAL Y EL ESTADO A SU SERVICIO!
¡PARA LA DÉCADA DE LOS 30. POR EL AUMENTO DE LOS COSTES ENERGÉTICOS, MÁS TIEMPO DE TRABAJO CON MENOS SALARIO PARA MANTENER BENEFICIOS! ¡REDUCIR DESDE AHORA LOS DEL TRABAJO, SU OBJETIVO ESTRATÉGICO!
¡LOS SINDICATOS YA PREPARAN QUE LA FUTURA CRISIS ENERGÉTICA LA PAGUEMOS NOSOTROS. YA SUBORDINAN EL AUMENTO DEL SALARIO AL PRECIO DE LOS COMBUSTIBLES!
¡FLEXIBILIDAD, AJUSTES Y TRATO JUSTO LLAMA EL CAPITAL A SU CAMA DE PROCUSTO PARA EL PERSONAL!
¡EL PLENO EMPLEO. UNA TOMADURA DE PELO!
¡BURGUESES, NO OS AGOBIÉIS, OS RELEVAMOS DE VUESTRA DURA TAREA DE CREAR EMPLEO (MIENTRAS LO DESTRUÍS). YA NOS ENCARGAREMOS NOSOTROS SI NOS ENTREGÁIS LOS MEDIOS DE PRODUCCIÓN Y FINANCIEROS!
¡DICEN QUE LOS TRABAJADORES SOBRAMOS, QUE LOS PARADOS ESTORBAMOS. EL FRACASO DE LA BURGUESÍA Y DE SU RÉGIMEN ASALARIADO DEMUESTRAN QUE ES LA BURGUESÍA LA QUE SOBRA COMO CLASE!
¡EL CAPITAL NO SE ADAPTA A NUESTRAS NECESIDADES, EXIGE QUE NOS SACRIFIQUEMOS POR SUS RENTABILIDADES!
¡SI ADAPTAMOS LA NATURALEZA A NUESTRAS NECESIDADES NO TENEMOS POR QUÉ ADAPTARNOS AL CAPITALISMO CON NUESTRO SACRIFICIO! ¡NO DEBEMOS EXTINGUIRNOS POR NO QUERER ADAPTARNOS A VUESTRO RÉGIMEN, SINO ABOLIR EL RÉGIMEN ASALARIADO, PARA QUE SEÁIS VOSOTROS QUIENES OS ADAPTÉIS AL TRABAJADOR COLECTIVO!
¡SI LA PRODUCCIÓN DA PARA TODOS Y PODEMOS TURNARNOS EN EL TRABAJO, ALARGAR LA JORNADA Y MANTENER EL PARO SÓLO INTERESA AL BENEFICIO DEL CAPITAL!
¡SU META, DERROTARNOS PARA PAGAR LA FACTURA DE ESTA CRISIS Y LA SIGUIENTE DE LA ENERGÍA!
¡PARALIZADOS POR EL MIEDO, SE NOS ECHAN ENCIMA! ¡AUNQUE NOSOTROS LO HAGAMOS, LA REALIDAD NO NOS IGNORA!
¡TRABAJADOR, PON EL DESPERTADOR. EL CAPITAL EN POCOS AÑOS, NOS HARÁ TANTO DAÑO, COMO LO PERMITAN SUS ENGAÑOS Y NUESTRA ACTITUD DE REBAÑO!
¡SI NO QUIERES LUCHAR, MEJOR PARA LA BURGUESÍA PORQUE ELLA SÍ QUIERE GANAR!
¡NUESTRA MODERACIÓN EXCITA SU AGRESIVIDAD!
¡RECULAR Y RECULAR NO SALVARÁ TU CULO, DE LAS PATADAS DEL CAPITAL!
¡QUIEREN QUE NOS SOMETAMOS COMO SI EL CAPITALISMO FUESE SAGRADO, DISPUESTOS A SACRIFICARNOS POR LO QUE ES SÓLO UNA ESTAFA EN SU BENEFICIO!
¡NOS PISOTEAN Y SI NOS DEFENDEMOS NOS ACUSAN DE AGRESIVIDAD. ESE ES EL DISCURSO CÍNICO DEL MATÓN!
¡NOSOTROS INSULTAMOS, PERO CUANTA MALDAD Y VIOLENCIA HAY EN VUESTRA ELOCUENCIA!
¡LA BURGUESÍA TIENE PRISA, SI NO ESPABILAMOS PRONTO, SE PARTIRÁ DE RISA!
¡SI NOS APLASTAN EN LA PRESENTE, MÁS FÁCIL LO TENDRÁN EN LA SIGUIENTE!
¡LA BURGUESÍA ESTÁ LOCA. QUIEREN QUE JUGUEMOS A LA OCA. DE ESTA CRISIS A LAS DE LA ENERGÍA Y DEL CAMBIO CLIMÁTICO Y QUE PAGUE EL PROLETARIADO PORQUE, COMO SIEMPRE, LE TOCA! ¡IMPONGAMOS NUESTRAS REGLAS. SIN EL RÉGIMEN DEL ASALARIADO, TARJETA ROJA A LA BURGUESÍA!
¡PORQUE SOMOS POLÍTICAMENTE CORRECTOS NO DECIMOS "QUE OS DEN POR EL RECTO"!
¡EL VERDADERO DEBATE. EL CAPITAL NUESTROS DERECHOS ARREBATE O NEGÁNDONOS AL SACRIFICIO, DERRIBEMOS EL IMPERIO DEL BENEFICIO!
¡EL RÉGIMEN ASALARIADO DEL TRABAJO OBRA MILAGROS, TRANSFORMA LA RIQUEZA EN POBREZA, EL EMPLEO EN PARO!
¡EL MILAGRO CAPITALISTA: MULTIPLICAR LA POBREZA EN LA ABUNDANCIA!
¡CON EL CAPITAL, CUANTO MÁS PRODUCIMOS MÁS RIESGO DE ESCASEZ CORREMOS!
¡EL CAPITALISMO ES A LA SATISFACCIÓN DE LAS NECESIDADES DE LA HUMANIDAD, LO QUE EL SADISMO CONSENTIDO POR NECESIDAD AL AMOR Y AL SEXO!
¡ABUNDIO ERA TONTO POR VENDER LA MOTO PARA COMPRAR GASOLINA. EL CAPITAL SACRIFICA LA ABUNDANCIA REAL POR EL BENEFICIO MONETARIO. MÁS PERVERSO QUE TONTO!
¡EL MILAGRO DEL MERCADO: CUANDO MÁS RECURSOS ECONÓMICOS HAY, MENOS SE UTILIZAN Y MÁS TRABAJADORES AL PARO!
¡HAY CORRUPCIÓN PORQUE EL SISTEMA ES CORRUPTO. SURGE DE LA ESTAFA DEL RÉGIMEN DE TRABAJO ASALARIADO O TRABAJO NO PAGADO!
¡JOVEN, SI TE SIENTES ESTAFADO ES PORQUE EL SISTEMA EN SÍ ES UNA ESTAFA. DEL TRABAJO NO PAGADO EL CAPITAL LA GANANCIA SACA!
¡EL GRAN EXPROPIADOR ES LA BURGUESÍA. EL TRABAJO NO PAGADO, SU GANANCIA. EL SECRETO DE LA PLUSVALÍA!
¡EL SECRETO DEL BENEFICIO DE LA BURGUESÍA, EL TRABAJO NO PAGADO O PLUSVALÍA!
¡CAPITALISTAS, ESTAFADORES. VUESTRO BENEFICIO, TRABAJO NO PAGADO A LOS TRABAJADORES!
¡EXIGE EL BENEFICIO, DE NUESTRAS NECESIDADES, EL SACRIFICIO!
¡LA GRAN MENTIRA, QUE SE PAGUE TODO EL TRABAJO. DEL EXPROPIADO AL TRABAJADOR HACE SU GANANCIA LA BURGUESÍA. ESTA SOCIEDAD SE LEVANTA SOBRE UNA ESTAFA Y SU ESTADO LA ENCUBRE!
¡LA SOCIEDAD CAPITALISTA SE BASA EN DOS GRANDES MENTIRAS, QUE SE PAGA TODO EL TRABAJO Y QUE EL ESTADO VELA POR EL BIEN COMÚN. LA VERDAD, SE SUSTENTA EN EL ROBO DEL TRABAJO Y EL SAQUEO DE LA NATURALEZA, Y QUIEN ASEGURA QUE ASÍ SEA ES EL ESTADO!
¡UNA CIVILIZACIÓN QUE SE BASA EN LA ESTAFA AL TRABAJO, SU ENCUBRIMIENTO Y LA PROTECCIÓN AL ESTAFADOR, ESTÁ CONDENADA!
¡EL SISTEMA NO TIENE ARREGLO, EN SÍ ES UNA ESTAFA. EL BENEFICIO, DEL TRABAJO NO PAGADO SE SACA!
¡VUESTRO RÉGIMEN ASALARIADO ES UNA ESTAFA, VUESTRA POLÍTICA SU ENCUBRIMIENTO, VUESTRA MORAL UNA VERGÜENZA, VUESTRO FUTURO UNA CONDENA! ¡COMO LOS ESCLAVISTAS Y LA ARISTOCRACIA, A AÑOS VISTA PASARÉIS A LA HISTORIA CON NUESTRA DEMOCRACIA!
¡POR FAVOR, NO "REFUNDÉIS" EL CAPITALISMO. CON DOS SIGLOS NOS SOBRA!
¡HAY QUE BAJAR LA PERSIANA DEL CAPITALISMO, NO POR REFORMAS, SINO POR LIQUIDACIÓN!
¡LOS APOLOGISTAS DE LA "COMPETITIVIDAD", CON LA CRISIS, LOS MAYORES INCOMPETENTES! ¡EL PODER ORGANIZADO DE LOS TRABAJADORES SÓLO PODRÍA HACERLO MEJOR!
¡RÉGIMEN ASALARIADO, EXPLOTACIÓN DEL TRABAJO, DOMINACIÓN SOBRE EL PROLETARIADO!
¡EL TRABAJO ASALARIADO REALIZA, PERO NO AL TRABAJADOR SINO EL BENEFICIO DEL CAPITAL QUE LO ESCLAVIZA!
¡EL CAPITALISMO ES COMO EL TRILERO. PARA SABER DÓNDE HA IDO EL DINERO, MIRA EL TRABAJO NO PAGADO AL OBRERO!
¡NO SON SÓLO LOS BANCOS, ES TODO EL SISTEMA. SAQUEO DEL TRABAJO Y DE LA NATURALEZA!
¡QUE ESTE SISTEMA NOS PAREZCA NORMAL DELATA QUE ESTAMOS TAN CIEGOS COMO EN SU DÍA LO ESTUVIERON LOS ESCLAVOS Y LOS SIERVOS DE LA GLEBA!
¡SOY ASÍ Y NO LO PUEDO EVITAR. EL TRABAJO DEBO EXPLOTAR Y LA NATURALEZA EXPOLIAR. SI ME ATACAS, ENMIENDA TE JURARÉ A SABIENDAS DE QUE NO CUMPLIRÉ. SOY INCORREGIBLE, SOY EL CAPITAL!
¡EL ESCLAVISMO TE MARCABA LA CARNE A FUEGO, LOS NAZIS TE GRABABAN UN NÚMERO EN EL BRAZO, EL MERCADO CAPITALISTA TE PONE UN CÓDIGO DE BARRAS EN EL CONTRATO LABORAL, CON SU FECHA DE CADUCIDAD!
¡NOS ENDEUDAMOS PORQUE NO LLEGA CON LO QUE GANAMOS!
¡EL PROBLEMA DE LA DEUDA NO ES LA DE LOS TRABAJADORES/AS, NI SIQUIERA LA DEL ESTADO, SINO SOBRE TODO LAS EMPRESAS CAPITALISTAS Y LA EXISTENTE ENTRE LOS BANCOS!
¡SI POR LOS LÍMITES DEL SALARIO NECESITAN DE SOBREDOSIS DE CRÉDITO PARA QUE COMPREMOS Y ESO CONTRIBUYE A LA CRISIS POR ENDEUDAMIENTO, LO QUE DEBE CUESTIONARSE NO SON NUESTRAS NECESIDADES SINO EL RÉGIMEN ASALARIADO DEL TRABAJO!
¡EL CAPITAL LLEVA EN SU PECADO LA PENITENCIA. EL RÉGIMEN DEL SALARIO LE PERMITE EXPLOTAR NUESTRO TRABAJO AL PAGARLO POR DEBAJO DE SU VALOR, PERO IMPIDE LA SUFICIENTE CAPACIDAD DE COMPRA PARA TRANSFORMARLO TODO EN GANANCIA!
¡SI LA CRISIS PONE EN RIESGO LOS GASTOS SOCIALES, LO QUE ESTÁ EN CUESTIÓN ES EL RÉGIMEN ASALARIADO DEL TRABAJO, EL CAPITAL Y SU ESTADO, NUNCA NUESTRAS NECESIDADES!
¡EL CAPITALISMO CREA CRISIS COMO LAS SUBPRIME. EL SOCIALISMO LAS SUPRIME!
¡UN RÉGIMEN ECONÓMICO Y SOCIAL EN EL QUE MÁS TRABAJO PROVOCA CRISIS Y POBREZA, NO NOS SIRVE!
¿LA MANO INVISIBLE DEL MERCADO? ¡LA DE UN CARTERISTA CÓMPLICE DEL CAPITALISTA! ¿Y EL PAPEL DEL ESTADO? ¡PROTEGERLOS!
¿DÓNDE ÉSTA LA MANO INVISIBLE DEL MERCADO? ¡APRETANDO NUESTRA GARGANTA Y ROBANDO LA CARTERA!
¡EL MERCADO FUNCIONA INYECTÁNDOLE DINERO DE NUESTROS IMPUESTOS Y EXPULSANDO TRABAJADORES!
¡RENTABILIDAD, AUMENTAR LAS RENTAS DEL CAPITAL Y QUE NOSOTROS NO PODAMOS PAGAR NI LA RENTA DE LA VIVIENDA!
¡A CUENTA DE LA "COMPETITIVIDAD", EXPLOTACIÓN DEL TRABAJO, ESQUILME DE LA NATURALEZA!
¡TANTA COMPETITIVIDAD Y RENTABILIDAD, PARA QUE TENGAMOS MALA CALIDAD DE VIDA. EL CAPITALISMO, UNA CALAMIDAD!
¡COMPETITIVIDAD, FLEXIBILIDAD, PRODUCTIVIDAD, EUFEMISMOS PARA HACER MAYOR LA ESTAFA EN EL TRABAJO NO PAGADO!
¡LA SOLUCIÓN CAPITALISTA A LA CRISIS ES MULTIPLICAR LA MISERIA!
¡AJUSTARNOS A LAS NECESIDADES DEL CAPITAL, SIEMPRE UNA VUELTA DE TUERCA MÁS!
¡SACRIFICARNOS POR AJUSTARNOS A LAS NECESIDADES DEL CAPITAL O AJUSTAR EL RÉGIMEN ECONÓMICO A NUESTRAS NECESIDADES SACRIFICANDO EL CAPITALISMO. ESTA ES LA CUESTIÓN!
¡COMPETITIVIDAD. PANACEA CURALOTODO DEL CAPITAL. ES A NUESTRO BIENESTAR LO QUE LAS SANGRÍAS A LA CURACIÓN. PERO LAS SANGUIJUELAS RECUERDAN A LA BURGUESÍA!
¿A QUÉ SE PARECE LA EFICIENCIA DE LA MANO INVISIBLE DEL MERCADO? ¡A LA DE UN MIOPE CON PARKINSON!
¡COMPETITIVIDAD Y RENTABILIDAD NO ES LO MISMO QUE EFICIENCIA Y BIENESTAR. COMO SACRIFICARSE PARA MAYOR DESIGUALDAD, QUE ESFORZARSE E IGUALACIÓN! ¡TANTA DIFERENCIA COMO ENTRE CAPITALISMO Y SOCIALISMO!
¡COMPETITIVIDAD Y RENTABILIDAD. SALARIOS, CONDICIONES LABORALES Y EMPLEO BAJANDO, BENEFICIOS SUBIENDO!
¡COMPETITIVIDAD ENTRE EMPRESAS A COSTA DE LOS TRABAJADORES. EL DIVIDE Y VENCERÁS DEL CAPITAL!
¡LA PROPAGANDA POR LA "COMPETITIVIDAD" Y "RENTABILIDAD", APOLOGÍA DEL TERRORISMO ECONÓMICO DEL CAPITAL CONTRA EL PROLETARIADO!
¡NO QUEREMOS QUE LA BURGUESÍA ARRIESGUE SU CAPITAL. COMO ES TRABAJO NO PAGADO ACUMULADO, LO SOCIALIZAREMOS COMO YA LO ESTÁ LA PRODUCCIÓN, PARA UNA ECONOMÍA SIN CRISIS POR FALTA DE MERCADOS O POR ESPECULACIÓN!
¡SI NO COMEMOS PARA VIVIR, SINO QUE VIVIMOS PARA COMER, ENFERMAREMOS. SI LA ECONOMÍA SE ORIENTA AL BENEFICIO VIVIREMOS PARA TRABAJAR PROVOCANDO CRISIS, PARO Y MISERIA!
¡NO NECESITAMOS EMPRESARIOS QUE INVIERTAN SI PREVÉN BENEFICIOS. YA DECIDIREMOS A QUÉ DEDICAR NUESTROS ESFUERZOS POR NUESTRO BIENESTAR SI DOMINAMOS LOS RECURSOS ECONÓMICOS, RECUPERANDO LO QUE NOS HA EXPROPIADO DOS SIGLOS DE CAPITAL!
¡LOS CHEFS DEL CAPITAL LLAMAN A SUSTITUIR LA DIETA MEDITERRÁNEA POR EL MENÚ GRIEGO, MUCHO MÁS ECONÓMICO Y RENTABLE, AUNQUE NO SALUDABLE!
¡GRECIA CREA TENDENCIA EN EL DISEÑO DE CINTURONES Y MONEDEROS, DICEN LOS GRANDES MODISTOS!
¡ÚLTIMO TÉRMINO DE MODA EN EL ARGOT DE LOS ECONOMISTAS BURGUESES IMPORTADO DEL SEXUAL: VAMOS A HACERLES UN "GRIEGO"!
¡NO SON "LOS MERCADOS" ES EL BENEFICIO CAPITALISTA!
¡NO ES LA CRISIS, ES EL RÉGIMEN ASALARIADO DEL TRABAJO!
¡LA CRISIS ES EL SÍNTOMA DE LA SENILIDAD DEL CAPITALISMO!
¿QUÉ SOSTIENE EL SISTEMA CAPITALISTA? EL TRABAJO ASALARIADO! ¿QUIÉN PUEDE DERRIBARLO? ¡EL PROLETARIADO!
¡PARA SER UNA CLASE DE TRIUNFADORES, LA BURGUESÍA LO HACE MUY MAL! ¡MEJOR LO HARÍA EL PODER DE LOS TRABAJADORES!
¡DE LA BURGUESÍA OBTENEMOS LA ESTAFA DEL TRABAJO NO PAGADO, LAS CRISIS QUE PROVOCAN Y EL PODER DE "LOS MERCADOS" PARA IMPONERNOS A TRAVÉS DE SU ESTADO MÁS SACRIFICIOS! ¡NO LOS ELEGIMOS NI COMO CLASE NI COMO GOBERNANTES! ¡CONTRA ELLOS, ADELANTE!
¡ESTE RÉGIMEN ES INMORAL, SE BASA EN EL TRABAJO NO PAGADO APROPIADO POR EL CAPITAL!
¡ES INMORAL, SACRIFICAR AL PROLETARIADO, CON EL RÉGIMEN ASALARIADO, A BENEFICIO DEL CAPITAL!
¡EL CAPITALISMO, UN ENGENDRO PERVERSO CREADO POR EL HOMBRE, IMPOSIBLE DE DOMESTICAR DEL TODO Y QUE ACABARÁ DESTRUYÉNDONOS!
¡EL CAPITALISMO: REGLAS DEL JUEGO PERVERSAS, ADICCIÓN AL DINERO, ATRACCIÓN SUICIDA POR EL RIESGO, INCAPACIDAD DE PARAR ANTE UN DESASTRE ANUNCIADO. LA CAUSA, EL RÉGIMEN ASALARIADO CON EL QUE SOMETE Y EXPLOTA AL TRABAJO!
¡LO QUE EL CAPITALISMO ESCONDE DEBAJO, EL RÉGIMEN ASALARIADO DEL TRABAJO!
¡EL 2 POR 1 DEL CAPITAL. PARA EL TRABAJADOR UN SALARIO. PARA LA EMPRESA, SU TRABAJO PAGADO Y LA PLUSVALÍA DEL EXPROPIADO!
¡EL RÉGIMEN ASALARIADO DEL TRABAJO, SOSTIENE AL CAPITAL Y SU ESTADO, CON NOSOTROS DEBAJO!
¡NO ES EL BANQUERO EL CULPABLE VERDADERO, NI EL NEOLIBERALISMO, SINO EL RÉGIMEN ASALARIADO, RAÍZ DEL CAPITALISMO!
¡EL NO AL CAPITAL PERO SIN ABOLICIÓN DEL ASALARIADO, FACILITA LA DERROTA DEL PROLETARIADO!
¡EL CAPITALISMO ES A UNA ECONOMÍA AL SERVICIO DE LOS TRABAJADORES, LO QUE LA BULIMIA A LA ALIMENTACIÓN!
¡POR LA PATRIA O POR LA ECONOMÍA NACIONAL, SIEMPRE SACRIFICIOS, POR EL CAPITAL!
¡INSEGURIDAD A LOS HUMANOS, DEGRADACIÓN DE LA NATURALEZA, NOS PONE EN LAS MANOS, EL CAPITALISMO, CON CERTEZA!
¡SI DEJAMOS EN PAZ AL CAPITALISMO, ÉL NOS HARÁ LA GUERRA TOTAL!
¡"JUNTOS PARA SIEMPRE" NOS DICEN CUANDO NOS LLEVAN AL ALTAR, DEL SACRIFICIO!
¡"CRISIS ES TAMBIÉN OPORTUNIDAD", ELLOS PARA ENRIQUECERSE, TÚ PARA VIVIR DE LA CARIDAD!
¡"PIENSA EN POSITIVO", EN LO ENORMEMENTE RICOS QUE VAS A HACER A ALGUNOS!
¡"TODOS VAMOS EN EL MISMO BARCO", CON BALSAS SALVAVIDAS SÓLO PARA LOS DE PRIMERA CLASE!
¡"TODOS VAMOS EN EL MISMO BARCO" PERO NOSOTROS DE GALEOTES!
¡"SIN CONFIANZA NO LO CONSEGUIREMOS" NOS DICEN QUIENES NOS HAN HUNDIDO Y AHORA NOS SAQUEAN!
¡LA TAREA DE LOS ECONOMISTAS DE LA BURGUESÍA CONSISTE EN OCULTAR EL TRABAJO NO PAGADO TRAS LA GANANCIA Y AYUDAR AL CAPITAL A AUMENTARLA!
¡SI TUVIÉSEMOS LAS REDES, NO DEPENDERÍAMOS DE QUE DECIDÁIS SALIR DE PESCA, NI DE COMPRAROS LO QUE PESQUEMOS!
¡COMO EL TRABAJO ESCLAVO ERA LA RAÍZ DEL ESCLAVISMO, EL ASALARIADO ES LA RAÍZ DEL CAPITALISMO!
¡"SALARISMO" VERDADERO NOMBRE DEL CAPITALISMO! ¡PARA CONJURARLO, LLAMÉMOSLO POR SU NOMBRE!
¡CON EL RÉGIMEN ASALARIADO DEL TRABAJO SE PONE EN PELIGRO HASTA NUESTRO SALARIO, EMPLEO Y GASTOS SOCIALES DEL ESTADO! ¡GARANTIZAR NUESTROS DERECHOS PASA POR LA ABOLICIÓN DEL RÉGIMEN ASALARIADO Y LA DEMOLICIÓN DE SU ESTADO!
¡LIMÍTATE A QUERER CONSERVAR Y LO PERDERÁS TODO! ¡CUANDO NO SE DEBE RETROCEDER MÁS HAY QUE SALTAR ADELANTE!
¡SOBREVIVIR CON EL CAPITALISMO, MANTENERSE A FLOTE EN UN BLOQUE DE HIELO EN PLENO CAMBIO CLIMÁTICO!
¡DE ESTA CRISIS A LA DE LA ENERGÍA Y LA DEL CAMBIO CLIMÁTICO. DE DESASTRE EN DESASTRE GRACIAS AL RÉGIMEN ASALARIADO DEL TRABAJO Y SOBRE LAS ESPALDAS DEL PROLETARIADO!
¡TRAS EL "ESTADO DE BIENESTAR", EL ESTADO BURGUÉS DE SIEMPRE: CONSEJO DE ADMINISTRACIÓN DEL CAPITAL, AZOTE DEL PROLETARIADO!
¡EL RÉGIMEN DE TRABAJO ASALARIADO, GARANTIZA DESTRUCCIÓN DE VIDA Y MISERIA AL PROLETARIADO!
¡AL CAPITALISMO SENIL NO LE REJUVENECE NI LOS BOTOX A LA IZQUIERDA!
¡OBEDECER AL PATRÓN O BUSCARSE UNO, CONSUMIR DE LO QUE ELLOS DECIDAN, VOTAR CADA 4 AÑOS A LOS POLÍTICOS QUE SEGUIRÁN LOS DICTADOS DE "LOS MERCADOS" CAPITALISTAS. ESA ES LA DEMOCRACIA EN EL RÉGIMEN ASALARIADO DEL TRABAJO!
¡TU VIDA POCO VALE SI NO PUEDES VENDERLA A LA BURGUESÍA!
¡PROLETARIO, TRABAJO EXPROPIADO Y CIUDADANO DE SEGUNDA!
¡TRABAJAR POR UN SALARIO, SUBORDINAR LA VIDA A DIARIO!
¡NO QUEREMOS FRACASADOS NI PERDEDORES: EL CAPITALISMO SENIL, DE LOS PEORES!
¡EL CAPITAL PROMOCIONA A LOS TRIUNFADORES: CREADORES DE DESEMPLEO, PRODUCTORES DE ARMAS, DESTRUCTORES DE LA NATURALEZA!
¡EL CAPITALISMO SENIL NO NECESITA VIAGRA: "LA PLUSVALÍA ME PONE"!
¡SOMOS ANTI-SISTEMA PORQUE LOS TRABAJADORES QUE CONSERVAMOS NUESTRA DIGNIDAD NO PODEMOS SER OTRA COSA FRENTE A UN SISTEMA QUE ADEMÁS DE ESTAFARNOS, NOS HUMILLA Y PRETENDE SACRIFICARNOS!
¡VUESTRO ORDEN ES EL DE LOS ESTAFADORES Y SUS ENCUBRIDORES. UN CORO DE FILISTEOS, FARISEOS, HIPÓCRITAS, CORRUPTOS, PSICÓPATAS Y LAMECULOS, AHOGA LA DECENCIA QUE QUEDE EN VUESTRA CONCIENCIA. VUESTRO CASTING SELECCIONA LOS PEORES RASGOS Y MIEMBROS DE NUESTRA ESPECIE. TODA VUESTRA CORRUPCIÓN SE GENERA EN EL RÉGIMEN ASALARIADO DEL TRABAJO! ¡NOSOTROS, LOS TRABAJADORES, DEVOLVEREMOS A LA HUMANIDAD SU DECENCIA, ABOLIENDO LA VIOLENCIA DE VUESTRO RÉGIMEN!
¡BURGUESES, OS CREÉIS IMPRESCINDIBLES PORQUE SOCIALMENTE TENÉIS MUCHO PESO, PERO SOIS UN LASTRE A NUESTRO PROGRESO!
¡BURGUESES, SOIS MUY ARROGANTES, PERO EN EL FUTURO SERÉIS DESPRECIADOS, PORQUE LA HUMANIDAD SÓLO SOBREVIVIRÁ ABOLIENDO EL RÉGIMEN DEL ASALARIADO!
¡BURGUESES, COMO SERES HUMANOS SÓLO TENÉIS UNA SALVACIÓN, RENEGAR DE VUESTRA CONDICIÓN, PORQUE PARA LA HUMANIDAD NO HAY MAYOR MALDICIÓN!
¡BURGUESES, SI PUDIESEIS VER EL FUTURO QUE VAIS CONSTRUYENDO, SALVO LOS PSICÓPATAS QUE ESTÁIS PROTEGIENDO, OS ASOMBRARÍAIS DE LA CRUEL INDIFERENCIA DE QUIENES SE LLEVARÁN VUESTRA HERENCIA! ¡NO PERMITIREMOS QUE SIGÁIS ADELANTE! ¡EL RÉGIMEN ASALARIADO NOS LLEVAREMOS POR DELANTE!
¡BURGUESES, MIRAOS EN EL ESPEJO Y NO VERÉIS VUESTRO REFLEJO! ¡EL TRABAJO ASALARIADO QUE A NOSOTROS NOS DEGRADA Y CUYOS BENEFICIOS OS AGRADAN OS INSENSIBILIZA POR LA SUERTE DE LA ESPECIE! ¡EL TRABAJO MUERTO ACUMULADO QUE OS ENRIQUECE TAMBIÉN OS ENVILECE! ¡QUERÉIS LA HUMANIDAD Y LA NATURALEZA A IMAGEN Y SEMEJANZA DE LA MERCANCÍA A MAYOR GLORIA DE LA PLUSVALÍA! ¡CON VUESTRO OFICIO CONDUCÍS A LA NATURALEZA AL DESASTRE Y A LA HUMANIDAD AL SUICIDIO! ¡PARA RECUPERAR VUESTRA HUMANIDAD DEJAD PASO AL PROLETARIADO Y SU SOLIDARIDAD! ¡NO PRETENDÁIS APLASTARNOS PARA LLEVARNOS MÁS LEJOS O ARRIESGARÉIS TAMBIÉN VUESTRO PELLEJO!
¡MIENTRAS OS LIMITABAIS A ESTAFARNOS EN VUESTRO NEGOCIO OS TOLERÁBAMOS, PERO CUANDO PENSÁIS EN SACRIFICARNOS Y CONDUCÍS A LA HUMANIDAD AL SUICIDIO, NO LO AGUANTAMOS! ¡ES HORA DE QUITAR DE EN MEDIO EL CAPITALISMO PORQUE NO TIENE REMEDIO! ¡CON NOSOTROS DIRIGIENDO, LA HUMANIDAD NO SEGUIRÁ SUFRIENDO!
¡NO ADMITIMOS NI VUESTRA LÓGICA NI VUESTRO DISCURSO PORQUE SON LOS DE PERVERSOS DESHUMANIZADOS Y LOS MENTIROSOS SERVIDORES DEL BENEFICIO!
¿QUÉ MORAL SE BASA EN UNA ESTAFA? LA DE LA BURGUESÍA, EN EL TRABAJO NO PAGADO O PLUSVALÍA!
¡EL CAPITALISMO ESTÁ CONDENADO. O ACABAMOS CON ÉL O VIVIREMOS ENCADENADOS!
¡D-M-D´ LA FORMULA DEL CAPITAL, DINERO-MERCANCÍA-DINERO+ O DAME-MÁS-DINERO!
¡D-M-D´ MÁS DAÑINO QUE EL DDT Y DESTRUCTIVO QUE EL TNT!
¡D-M-D´ LA FÓRMULA DEL ETERNO PROGRESO. FECHA DE CADUCIDAD 1914!
¡TRABAJO ASALARIADO, CAPITAL Y PLUSVALÍA, SON LA MISMA PORQUERÍA!
¡CAPITAL, VAMPIRO PARA LOS HUMANOS, CÁNCER PARA EL PLANETA!
¡EL CAPITALISMO TIENE TIRÓN, TODAVÍA PUEDE LLEVARNOS AL PRECIPICIO!
¡POR EL TRABAJO AL SERVICIO NO DEL BENEFICIO SINO DE NUESTRO BIENESTAR, ABOLICIÓN DEL RÉGIMEN ASALARIADO, EXTINCIÓN DEL PROLETARIADO!
¡LA MERCANCÍA Y EL DINERO SON AHORA MEDIOS PARA DOMINAR Y DESTRUIR LA VIDA, GRACIAS AL RÉGIMEN ASALARIADO DEL TRABAJO, LA PLUSVALÍA Y EL CAPITAL!
¡SI EN LAS PRÓXIMAS DÉCADAS NO PONEMOS FIN AL CAPITALISMO, EL CAPITALISMO SERÁ LA MENOR DE NUESTRAS PREOCUPACIONES!
¡EL CAPITALISMO NO TIENE REMEDIO, EL RÉGIMEN ASALARIADO DEL TRABAJO QUITEMOS DE EN MEDIO!
¡"CLASES MEDIAS", SI NO QUERÉIS CONDENAROS A LA CONDICIÓN PROLETARIA, LUCHAR CON NOSOTROS POR LA ABOLICIÓN DEL RÉGIMEN ASALARIADO DEL TRABAJO!
¡EL CAPITALISMO TIENE LOS SIGLOS CONTADOS. PERO QUE SEA HACIA ATRÁS. NI NOSOTROS NI EL PLANETA PODEMOS PERMITIRNOS QUE PASE DE ÉSTE. DE NOSOTROS DEPENDE!
¡SI NO LO ARRANCAMOS, EL CAPITALISMO NO CAERÁ COMO UN FRUTO MADURO DANDO PASO AL SOCIALISMO, SINO COMO UN FRUTO PODRIDO QUE AMENAZARÁ A TODO EL CESTO!
¡DECIMOS LOS TRABAJADORES: PARA REFLOTAR LA NAVE PLANETARIA, POR LA BORDA EL CAPITAL Y LA CONDICIÓN PROLETARIA!
¡NO DEBEMOS PLEITESÍA A LA BURGUESÍA!
¡NOS EXPLOTAN EN EL TRABAJO Y SUSPIRAMOS POR UN EMPLEO. NOS ENGAÑAN LOS POLÍTICOS Y SEGUIMOS VOTANDO. EL COLMO DEL SÍNDROME DE ESTOCOLMO!
¡NO TENEMOS LA RESPONSABILIDAD DE SACRIFICAR NUESTRA VIDA PARA SOLUCIONAR LOS PROBLEMAS DEL CAPITALISMO, SINO DE RESOLVER EL PROBLEMA QUE EL CAPITALISMO SUPONE PARA LA VIDA!
¡RESPONSABILIDAD CON LA HUMANIDAD, NO COMPLICIDAD EN SU RENTABILIDAD!
¡SI LAS PASADAS VÍCTIMAS DEL CAPITALISMO EN POBREZA, HAMBRUNAS Y GUERRAS PUDIESEN QUEJARSE, EL CAPITALISMO NOS RESULTARÍA INSOPORTABLE!
¡SI NUESTROS CAPITALISTAS DIRIGIESEN AUSCHWITZ, NOS TATUARÍAN UN CÓDIGO DE BARRAS Y PEDIRÍAN VÍCTIMAS PARA RENTABILIZAR LAS CÁMARAS DE GAS Y LOS HORNOS CREMATORIOS! ¡QUE NO PARE LA MEGAMÁQUINA DEL CAPITAL, ALIMENTADLA CON SACRIFICIOS, PORQUE LO EXIGE EL BENEFICIO!
¡IGUALDAD DE DERECHOS A LAS TRABAJADORAS!¡NO A LA VUELTA AL HOGAR CON LA EXCUSA DE LA CRISIS! ¡NO QUEREMOS ENTREGAR NUESTROS HIJOS AL CAPITAL Y SU ESTADO PARA QUE LOS SACRIFIQUEN EN EL TRABAJO ASALARIADO Y LA GUERRA!
¡EL DESARROLLO, CRISIS Y DECADENCIA DE ESTA CIVILIZACIÓN, SE DEBEN A LA PERSECUCIÓN DEL BENEFICIO QUE SE ORIGINA EN LA EXPLOTACIÓN DEL TRABAJO NO PAGADO AL PROLETARIADO, SOMETIDO AL RÉGIMEN ASALARIADO! ¡LA MISIÓN DEL PROLETARIADO, LIBERARSE A SÍ MISMO Y A LA HUMANIDAD, ABOLIENDO EL ASALARIADO!
¡DÉJENLO EN MIS MANOS, NOS DICE EL PATRÓN; DÉJENLO EN MIS MANOS, NOS DICE EL POLÍTICO; DÉJENLO EN MIS MANOS, NOS DICE EL MILITAR; HASTA QUE "SE LES VA LA MANO" Y "DE LAS MANOS" ¡ESTA ES LA DIVISIÓN CLASISTA DEL TRABAJO, PARA EXPRIMIR, OPRIMIR Y SACRIFICAR A LOS DE ABAJO!
¡PIENSA EL BURGUÉS EN SU ESCAÑO "MI DEMOCRACIA, QUÉ BUEN ENGAÑO"!
¡EL DINERO SIEMPRE VOTA MÁS VECES, EN LA URNA Y DESDE SUS DESPACHOS!
¡"SI EL GOBIERNO CUESTIONA EL BENEFICIO, BOMBARDEAD SU EDIFICIO" ORDENA EL CAPITALISTA AL MILITAR GOLPISTA!
¡LA BURGUESÍA VOTA EN LA URNA, CON SU DINERO, SUS PRESIONES Y CON LA BOTA DEL MILITAR!
¡DEMOCRACIA REPRESENTATIVA, DE LA BURGUESÍA LA ALTERNATIVA! ¡DEMOCRACIA DIRECTA, PARA LIBERAR EL TRABAJO, LA HERRAMIENTA CORRECTA!
¡DEMOCRACIA DESDE ABAJO CON SOBERANÍA EN EL TRABAJO!
¡ATENDED TRABAJADORES UN CONSEJO. LA SOLUCIÓN A NUESTROS MALES, EL COMUNISMO DE LOS CONSEJOS!
¿LA POLÍTICA DEJADA A LOS PARTIDOS? ¡TRABAJADORES SOMETIDOS!
¡LA POLÍTICA DESDE ABAJO CONTRA LA DIVISIÓN CLASISTA DEL TRABAJO!
¡DEMOCRACIA DIRECTA EN EL TRABAJO Y LA POLÍTICA!
¡LA DIRECTA, SIN CONTROL DE SINDICATOS NI PARTIDOS, DEMOCRACIA DIRECTA!
¡LOS PROGRAMAS ELECTORALES NO SIRVEN. DEBEREMOS IR ELABORANDO UN PROGRAMA DE TRANSFORMACIONES SOCIALISTAS QUE IMPONDRÁN NUESTROS ORGANISMOS REPRESENTATIVOS AL MARGEN DEL ESTADO BURGUÉS!
¡CAPITALISTAS, SI LA HUMANIDAD TIENE FUTURO, POR VOSOTROS NO DA UN DURO!
¡SU MORAL NOS SACRIFICA. LA NUESTRA NOS EMANCIPA!
¡SÓLO SE VIVE UNA VEZ, Y LA HIPOTECAMOS POR EL CAPITAL!
¡LA VIDA NOS PODRÍA OFRECER MÁS QUE LA ESTAFA DEL CAPITALISMO!
¡AL PRINCIPIO VIVÍAMOS PARA TRABAJAR, LUEGO TRABAJÁBAMOS PARA VIVIR, AHORA DE VUELTA VIVIREMOS PARA TRABAJAR. PARA VIVIR TRABAJANDO COMO UNA ACTIVIDAD QUE PERMITA REALIZARNOS EN LA VIDA, DEBEMOS ABOLIR EL RÉGIMEN ASALARIADO DEL TRABAJO!
¿CÓMO HABRÍAN SIDO NUESTRAS VIDAS SI HUBIÉSEMOS NACIDO YA SUPRIMIDO EL CAPITALISMO? ¡ESO PODRÍAMOS DEJAR EN HERENCIA A LAS SIGUIENTES GENERACIONES EN LUGAR DE LA PRÓXIMA MEGA-CRISIS Y COLAPSO DE LA HUMANIDAD!
¡NO VIVAMOS PARA EL CAPITAL, SINO PARA RECUPERAR NUESTRA VIDA ABOLIENDO EL CAPITALISMO!
¡RECUPERAR NUESTRA VIDA, RECUPERAR NUESTRO TRABAJO, ABOLIR EL RÉGIMEN ASALARIADO, LIBERAR LA VIDA!
20.- Enlaces a artículos y su relación.
Para no extenderme más me remito a los argumentos expresados en los siguientes trabajos seleccionados en Kaosenlared, disponibles la mayoría en el Kaos Antiguo (aunque su Buscador ya no sirva para localizarlos).
"Plusvalía, trabajo asalariado y mercancía. Ir a la raíz o andarnos por las ramas hasta la pronta derrota". 16 páginas. Con canción y eslóganes. En Kaosenlared el 10 de diciembre 2011.
kaosenlared.net/noticia/plusvalia-trabajo-asalariado-mercancia-ir-raiz-andarnos-ramas-hasta-pr.
"Capital, energía y plusvalía. Por un ecologismo proletario. Comentarios a Ramón Fernández Durán. Llamamiento".80 páginas. Con muchos eslóganes también para la denuncia del "salarismo". Explica además con detalle la cuestión de la plusvalía y otros aspectos económicos, y las características de la época de la crisis energética y el Decrecimiento, y cómo se prepara la burguesía. En Kaosenlared el 3 septiembre 2011.
kaosenlared.net/noticia/capital-energia-plusvalia-ecologismo-proletario-comentarios-ramon-fern.
"Horizonte 2050: Socialismo o Mega-Crisis. Recuperar nuestra vida y salvar la Tierra. Una propuesta de Marco" .25 páginas. En Kaosenlared el 14 mayo 2011.
kaosenlared.net/noticia/horizonte-2050-socialismo-mega-crisis-recuperar-nuestra-vida-salvar-ti.
"Puentes de festivos eliminados. Productividad, reducción del salario global, concentración del capital y poda de ramas". En Kaosenlared, el 21 de diciembre de 2011.
kaosenlared.net/noticia/plusvalia-trabajo-asalariado-mercancia-ir-raiz-andarnos-ramas-hasta-pr.
"Proletariado. Responsabilidad moral y responsabilidad histórica. Sin sujeto moral no hay sujeto revolucionario". En Kaosenlared el 23 octubre 2009.
kaosenlared.net/noticia/proletariado-responsabilidad-moral-responsabilidad-historica-sin-sujet.
"Humanidad, verdugo, víctima y esperanza" En Kaosenlared el 19 septiembre 2008
kaosenlared.net/noticia/humanidad-verdugo-victima-esperanza.
Para localizar otros textos míos publicados todos en kaosenlared y seleccionados, en el Kaos Antiguo, con un buen buscador poner "Aurora Despierta" más old.kaosenlared.net o kaosenlared, aunque muchos no aparecen si no se pone también el título del artículo.
Relaciono el título de otros artículos. Para acceder con el buscador, a veces la mejor forma es ponerlo entre comillas y a la vez, "kaosenlared"
"Zombis. Un caso de cultura de masas. Sus efectos en el "Horizonte 2050" de la Mega-Crisis." (25-6-2011)
"Agricultura mundial. Compra tierra y corre. Fósforo ¿hay futuro?. Hambre para hoy y mañana. ¿Qué agricultura?" (19-8-2009)
"Colapso alimentario. Otra faceta de la próxima Mega-Crisis del capitalismo" (17-7-2009)
"Universo: complejidad, vida y compasión en su línea de evolución" (6-7-2009)
"Fin de la era del petróleo y cambio climático. ¿Están equivocados los cálculos del IPCC?. Cuestiona R. Bermejo" (19-1-2009)
"¿Burbuja solar?. Especulación, corrupción, estafa y chapuza en el boom fotovoltaico. Contradicciones del capital" (11-12-2008)
"Sin petróleo, el socialismo ¿tendrá su oportunidad?. Mega-Crisis. Pronóstico, plazos y estrategia. Hacia 2030" (4-12-2008)
"Crisis. Otra víctima: aplazamiento lucha contra cambio climático. Más cerca Mega-Crisis capitalista. Futuros" (16-10-2008)
"Capitalismo en crisis pero ¡nosotros también!. Programa Transformaciones. Mega-crisis próxima. Cosmovisión" (10-10-2008)
"Heroísmo, cultura de masas y nuestro futuro" (6-9-2008)
"Proletariado o tecnoburocracia ¿de quién será el futuro? (14-6-2008)
"Proletariado del siglo XXI: contra la alienación, "contra sí" como clase, para sí como seres humanos" (16-5-2008)
"Juventud marginada, identidad confusa; y 2ª parte) Las revueltas del 2005 en Francia" (5-5-2008)
"Juventud marginada, identidad confusa; 1ª parte) Pandillismo y degradación social" (11-44-2008)
"Jesús no fue Cristo. Del hombre histórico al dios hijo de la fe. Amores que matan" (28-3-2008)
"Las elecciones tienen un ganador cantado: el capital y su Estado" (27-2-2008)
"Holocausto judío, identidad y psicología nazis" (12-12-2007)
21.- Cinco webs y una editorial para aprender más.
En internet se pueden encontrar muchas direcciones de interés para conseguir materiales de estudio y reflexiones sobre la actualidad con una orientación proletaria revolucionaria. Pero existe el riesgo también de dispersarse y de ignorar aquello que por su contenido y concentración de documentos e información resulta más eficiente.
Por eso y porque son poco conocidas, tomad nota de las siguientes:
La de Comunistas por la Autoliberación Integral (CAI, ex Círculo Internacional de Comunistas Antibolcheviques -CICA-) un pequeñísimo colectivo que se inspira sobre todo en la corriente del comunismo de los Consejos que se rebeló contra el bolchevismo, no por impulsar la revolución rusa, sino por su sustitución del proletariado y por supuesto contra el estalinismo y cualquier forma de capitalismo (democrático, fascista, "socialista" capitalismo de estado...), en algo del anarquismo, con un gran interés en impulsar un movimiento proletario liberado de los lastres del pasado, una renovación y desarrollo de la perspectiva comunista hacia una liberación integral de los seres humanos de todas sus alienaciones, desde el trabajo a su relación con la Naturaleza, con una crítica nada superficial, sino a fondo de lo que es el capitalismo. Presta mucha atención a la psicología y lo "espiritual" de la trascendencia del ego, no en plan "autoayuda" sino como parte de esa liberación integral. En esa página se pueden encontrar tanto textos del grupo como de otros autores (Gorter, Mattick, Pannekoek, y muchos más) que son verdaderas joyas, difíciles de hallar en otro lugar. Como es una página muy modesta, ante el riesgo de que pudiese desaparecer, a quienes os interese y tengáis mucho espacio en el disco duro del ordenador, un aconsejo, descargarla toda (son archivos sencillos de texto Word comprimidos).
La de Corriente Comunista Internacional (CCI), una pequeña organización pero con secciones en varios países, "se reivindica de los aportes sucesivos de la Liga de los Comunistas de Marx y Engels (1847-52), de las tres Internacionales (la Asociación Internacional de los Trabajadores, 1864-72, la Internacional Socialista, 1884-1914, la Internacional Comunista, 1919-28), de las fracciones de izquierda que se fueron separando en los años 1920-30 de la IC en su proceso de degeneración, y más particularmente de la Izquierdas alemana, holandesa e italiana". Para los que empiezan a buscar es de especial utilidad la riqueza de su índice (Navegación, Mapa sitio). La CCI también ha publicado bastantes artículos en Kaosenlared.
https://es.internationalism.org/ [387]
Para localizar textos de Marx y Engels y de quienes se han reclamado, con fundamento o sin él, del marxismo.
https://www.marxists.org/espanol/indice.htm [409]
La de Corrent Roig, con muchos textos sobre economía y economía marxista
https://www.correntroig.org/ [410]
El Observatorio de la Crisis, con muchos textos sobre economía y con orientación marxista.
www.observatoriodelacrisis.org [411].
Editorial Maia ediciones, unos libritos muy interesantes sobre economía marxista.
www.maiaediciones.com [412]
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Hoja internacional donde hacemos un balance de los movimientos de indignados y ocupantes que se han dado en 2011. Un balance abierto para desarrollar el debate
Los dos hechos más importantes de 2011 han sido la crisis global del capitalismo[1] y los movimientos sociales en Túnez, Egipto, España, Grecia, Israel, Chile, USA, GB...
La indignación ha tomado una dimensión internacional
Las consecuencias de la crisis capitalista son muy duras para la inmensa mayoría de la población mundial: deterioro de las condiciones de vida, desempleo que se prolonga durante años, precariedad que hace imposible la más mínima estabilidad vital, situaciones extremas de pobreza y hambre...
Millones de personas perciben con preocupación cómo se esfuma la posibilidad de una "vida estable y normal", de "un futuro para los hijos". Esto ha llevado a una profunda indignación, a romper la pasividad, a tomar las calles y las plazas, a preguntarse sobre las causas de una crisis que en su fase actual se prolonga desde hace 5 años.
La indignación se ha agudizado por la arrogancia, codicia e indiferencia hacia los sufrimientos de la mayoría, con la que se comportan banqueros, políticos y demás representantes de la clase capitalista. Pero igualmente por la incapacidad que manifiestan los gobiernos ante los graves problemas de la sociedad: sus medidas solo aumentan la miseria y el desempleo sin aportar ninguna solución.
El movimiento de indignación se ha extendido internacionalmente. Ha surgido en España donde el gobierno socialista adoptó uno de los primeros y más draconianos planes de austeridad; en Grecia, símbolo de la crisis de la deuda soberana; en Estados Unidos, templo del capitalismo mundial; en Egipto e Israel situados en cada uno de los frentes del peor y más enquistado conflicto imperialista, el de Oriente Medio.
La conciencia de que se trata de un movimiento global empieza a desarrollarse pese al lastre destructor del nacionalismo -presencia de banderas nacionales en las manifestaciones de Grecia, Egipto o USA. En España la solidaridad con los trabajadores en Grecia se expresó gritando «Atenas aguanta, Madrid se levanta». Los huelguistas de Oakland (USA, noviembre 2011) decían «Solidaridad con el movimiento de ocupaciones a nivel mundial». En Egipto se acordó la Declaración de El Cairo en apoyo al movimiento en Estados Unidos. En Israel se gritaba «Netanyahu, Mubarak, El Assad, son lo mismo» y se tomaba contacto con trabajadores palestinos.
Actualmente lo más álgido de estos movimientos ha pasado y aunque se apuntan nuevas luchas (España, Grecia, México) muchos se preguntan ¿para qué ha servido esa oleada de indignación? ¿Hemos ganado algo?
Es necesario hacer un balance viendo tanto lo positivo como las debilidades y limitaciones.
¡Toma la plaza! lema común de los movimientos
Desde hace más de 30 años que no se veía a grandes multitudes ocupando calles y plazas para intentar luchar por sus propios intereses más allá de las ilusiones o confusiones que les haya podido afectar.
Estas gentes, los trabajadores, los explotados, a los que se pinta como unos fracasados indolentes incapaces de tener iniciativas ni de hacer nada en común, han podido unirse, compartir iniciativas y romper la pasividad agobiante a la que nos condena la normalidad cotidiana de este sistema.
Ha sido una inyección de moral, el principio del desarrollo de la confianza en su propia capacidad, empezar a descubrir la fuerza que da la acción colectiva de masas. El escenario social está cambiando. El monopolio sobre los asuntos públicos de políticos, expertos, "grandes hombres", empieza a ser puesto en cuestión por multitudes anónimas que quieren hacerse oír[2].
Se trata de un frágil punto de partida. Las ilusiones, las confusiones, los inevitables vaivenes del estado de ánimo, la represión, las peligrosas desviaciones impuestas por las fuerzas de encuadramiento con las que cuenta el Estado Capitalista (los partidos de izquierda y los sindicatos), impondrán pasos atrás, derrotas amargas. Se trata de un camino largo y difícil, sembrado de obstáculos y donde no existe ninguna garantía de triunfo, el hecho mismo de empezar a andar es la primera victoria.
Las Asambleas corazón del movimiento
Las muchedumbres no se han limitado a la postura pasiva de gritar su malestar, han tomado la posición activa de organizarse en Asambleas. Las Asambleas multitudinarias concretan el lema de la Primera Internacional (1864) «La emancipación de los trabajadores será obra de los propios trabajadores o no será». Se inscriben en la continuidad de la tradición del movimiento obrero que arranca de la Comuna de París y toma su expresión más elevada en Rusia 1905 y 1917, continuando en Alemania 1918, Hungría 1919 y 1956, Polonia 1980.
Asambleas Generales y Consejos Obreros son la forma genuina de organización de la lucha del proletariado y el núcleo de una nueva organización de la sociedad.
Asambleas para unirse masivamente empezando a romper las cadenas que más nos atan a la esclavitud asalariada: la atomización, el "cada uno a la suya", el encierro en el gueto del sector o la categoría social.
Asambleas para pensar, discutir y decidir juntos, hacerse colectivamente responsables de lo que se decide, participando todos tanto en la decisión como en la ejecución de lo acordado.
Asambleas para construir la confianza mutua, la empatía general, la solidaridad, los cuales no solamente son imprescindibles para llevar adelante la lucha sino que serán los pilares de una futura sociedad sin clases ni explotación.
2011 ha visto una explosión de la auténtica solidaridad que nada tiene que ver con la hipócrita e interesada "solidaridad" que nos predican: manifestaciones en Madrid para liberar a los detenidos o impedir que la policía detuviera a emigrantes; actos masivos contra los desahucios en España, Grecia o Estados Unidos; en Oakland «La Asamblea de Huelga ha acordado enviar piquetes u ocupar cualquier empresa o escuela que sancione a empleados o estudiantes de cualquier forma por participar en la Huelga General del 2 de noviembre». Han podido vivirse momentos, todavía episódicos, donde cualquiera puede sentirse arropado y defendido por sus semejantes, lo que contrasta fuertemente con lo "normal" en esta sociedad que es un angustioso sentimiento de indefensión y vulnerabilidad.
La cultura del debate la luz que ilumina el futuro
La conciencia necesaria para que millones de trabajadores transformen el mundo no se adquiere recibiendo clases magistrales o consignas geniales de jefes iluminados, es el fruto de una experiencia de lucha acompañada y guiada por un debate masivo que analiza lo vivido teniendo en cuenta el pasado pero enfocado siempre hacia el porvenir, pues como decía una pancarta en España «No hay futuro sin revolución».
La cultura del debate, esto es, la discusión abierta que parte del respeto mutuo y la escucha atenta, ha empezado a germinar no solamente en las Asambleas sino alrededor de ellas: se han organizado bibliotecas ambulantes, se han celebrado encuentros, charlas, intercambios... Una vasta actividad intelectual con medios precarios ha sido improvisada en calles y plazas. Y, como las Asambleas, esto ha significado reanudar con la experiencia pasada del movimiento obrero «La sed de instrucción, tan largo tiempo refrenada, se convirtió con la revolución en un verdadero delirio. Sólo del Instituto Smolny salieron cada día, durante los seis primeros meses, toneladas de literatura, que, ya en carros, ya en vagones, iban a saturar el país. Rusia absorbía, insaciable, como la arena caliente absorbe el agua. Y no grotescas novelas, historia falsificada, religión diluida o esa literatura barata que pervierte, sino teorías económicas y sociales, filosofía, las obras de Tolstoi, de Gogol, de Gorki»[3]. Frente a la cultura de esta sociedad que propone luchar por "modelos de éxito" que son la fuente de millones de fracasos, contra los estereotipos alienantes y falsificadores que martillea la ideología dominante y sus medios de comunicación, miles de personas han empezado a buscar una auténtica cultura popular, hecha por ellas mismas, tratando de animar un criterio propio, crítico e independiente. Se ha hablado de la crisis y de sus causas, del papel de la banca etc. Se ha hablado de revolución, aunque en ese recipiente se hayan vertido muchos líquidos, a veces confusos; se ha hablado de democracia y dictadura, sintetizado en esos dos gritos complementarios: «le llaman democracia y no lo es» y «es una dictadura y no se ve».
Se ha dado los primeros pasos para que aparezca una verdadera política de la mayoría, alejada del mundo de intrigas, mentiras y turbias maniobras que caracteriza la política dominante. Una política que aborda todos los sujetos que nos afectan, no solo la economía o la política, sino igualmente la destrucción del medio ambiente, la ética, la cultura, la educación o la sanidad.
El proletariado tiene la llave del porvenir
Si todo lo anterior hace de 2011 el año del principio de la esperanza, hemos de echar una mirada lúcida y crítica sobre los movimientos vividos, sus límites y debilidades que son, todavía, inmensos.
Si un número creciente de personas en todo el mundo se convencen de que el capitalismo es un sistema obsoleto, que «para que la humanidad pueda vivir, el capitalismo debe morir», se tiende a reducir el capitalismo a un puñado de "malos" (financieros desaprensivos, dictadores despiadados) cuando es una compleja red de relaciones sociales que tiene que ser atacada en su totalidad y no dispersarse persiguiendo sus múltiples y variopintas manifestaciones (las finanzas, la especulación, la corrupción de los poderes político-económicos).
Si está más que justificado el rechazo a la violencia que el capitalismo exuda por todos sus poros (represión, terror y terrorismo, barbarie moral), este sistema no podrá ser abolido por una mera presión pacífica y ciudadana. La clase minoritaria no abandona voluntariamente el poder y se parapeta en un Estado que en su versión democrática se legitima con elecciones cada 4 o 5 años, con unos partidos que prometen lo que nunca hacen y hacen lo que nunca habían dicho; y con unos sindicatos que movilizan para desmovilizar y acabar firmando todo lo que la clase dominante les pone sobre la mesa. Solamente una lucha masiva, tenaz y porfiada, podrá dar a los explotados la fuerza necesaria para destruir los medios de aplastamiento con que cuenta el Estado y hacer realidad el grito muy repetido en España de «Todo el poder a las Asambleas».
Aunque el eslogan de «somos el 99% frente al 1%», tan popular en el movimiento de ocupaciones de Estados Unidos, revela un principio de comprensión de las sangrantes divisiones de clase que nos afectan, la mayoría de participantes en las protestas se ha visto como "ciudadanos de pie" que quieren ser reconocidos dentro de una sociedad de "ciudadanos libres e iguales".
Sin embargo, la sociedad está dividida en clases, una clase capitalista que lo tiene todo y no produce nada y una clase explotada -el proletariado- que lo produce todo y tiene cada vez menos. El motor de la evolución social no es el juego democrático de la "decisión de una mayoría de ciudadanos" (este juego es más bien la máscara que encubre y legitima la dictadura de la clase dominante) sino la lucha de clases.
El movimiento social necesita articularse alrededor de la lucha de la principal clase explotada -el proletariado- quien produce colectivamente las principales riquezas y asegura el funcionamiento de la vida social: fábricas, hospitales, escuelas, universidades, oficinas, puertos, obras, correos. En algunos movimientos en 2011 ha empezado a verse su fuerza: la oleada de huelgas que estalló en Egipto que obligó a prescindir de Mubarak. En Oakland (California) los "occupiers" convocaron una huelga general, yendo al puerto y consiguiendo el apoyo activo de trabajadores portuarios y camioneros. En Londres los electricistas en huelga y los ocupantes de Saint Paul convergieron en acciones comunes. En España, las asambleas en la plaza y ciertos sectores en lucha tendieron a unificarse.
No existe oposición entre la lucha de clase del proletariado moderno y las necesidades profundas de las capas sociales expoliadas por la opresión capitalista. La lucha del proletariado no es un movimiento particular o egoísta sino la base del«movimiento independiente de la inmensa mayoría en beneficio de la inmensa mayoría» (Manifiesto Comunista).
Retomando de manera crítica las experiencias de dos siglos de lucha proletaria, los movimientos actuales podrán beneficiarse de los intentos pasados de lucha y liberación social. El camino es largo y erizado de enormes obstáculos, de ello daba cuenta la consigna tan repetida en España «No es que vamos despacio, es que vamos muy lejos». Llevando un debate lo más amplio posible, sin ninguna restricción ni cortapisa, para preparar conscientemente nuevos movimientos se podrá hacer realidad que OTRA SOCIEDAD ES POSIBLE DISTINTA DEL CAPITALISMO.
Corriente Comunista Internacional 12-03-12
[1] Ver La crisis económica no es una historia sin fin: anuncia el fin de un sistema y la lucha por otro mundo, ver /revista-internacional/201202/3335/la-crisis-economica-no-es-una-historia-sin-fin-anuncia-el-fin-de-u [414] Relacionado con la crisis global del sistema, el gravísimo incidente de la central nuclear de Fukushima -Japón- nos muestra los enormes peligros que corre la humanidad.
[2] No deja de ser significativo que el Times Magazine haya nombrado "Hombre del Año" al Protester (el indignado). Ver time.com/time/specials/packages/article/0,28804,2101745_2102132_2102373,00.html.
[3] John Reed 10 días que estremecieron al mundo, https://www.marxists.org/espanol/reed/diezdias/capitulo_1.htm [415]
Ya hace algún tiempo que el compañero Gracchus, polemizando con un artículo publicado a propósito del hallazgo, más tarde desmentido, de que los neutrinos viajarían más rápido que la velocidad de la luz, envió una contribución sobre El Marxismo y el método científico, que publicamos en nuestra Web, y de la que más tarde aparecería una Versión final en los comentarios. En aquel momento saludamos las aportaciones del compañero y discutimos puntualmente sobre una de sus afirmaciones sobre las minorías revolucionarias. Desde entonces, la reflexión y la discusión sobre Marxismo y método científico nos plantea hoy una profundización sobre el hilo argumental central de su exposición; sin que eso signifique ningún desmentido sobre las aportaciones que ya señalamos del compañero. Al contrario, sus contribuciones animan a la discusión y la clarificación sobre este tema que no está en absoluto zanjado. Ya hace algún tiempo que el compañero Gracchus, polemizando con un artículo publicado a propósito del hallazgo, más tarde desmentido, de que los neutrinos viajarían más rápido que la velocidad de la luz[1], envió una contribución sobre El Marxismo y el método científico[2], que publicamos en nuestra Web, y de la que más tarde aparecería una Versión final[3] en los comentarios.
En aquel momento saludamos las aportaciones del compañero y discutimos puntualmente sobre una de sus afirmaciones sobre las minorías revolucionarias. Desde entonces, la reflexión y la discusión sobre Marxismo y método científico nos plantea hoy una profundización sobre el hilo argumental central de su exposición; sin que eso signifique ningún desmentido sobre las aportaciones que ya señalamos del compañero. Al contrario, sus contribuciones animan a la discusión y la clarificación sobre este tema que no está en absoluto zanjado.
En su Versión final, Gracchus expresa el eje central de su reflexión como sigue:
«Ya Marx apuntaba al carácter histórico y dialéctico del conocimiento científico, a diferencia de aquel materialismo vulgar estilo Diderot o Laplace, que la burguesía triunfante del S XIX tenía como estandarte y espejismo de un supuesto "dominio de la naturaleza". Esta ciencia naciente tan segura de sí misma y sus aplicaciones técnicas que se imponían a ritmo de máquina de vapor (o de generador eléctrico después) se cree atemporal y objetiva irónicamente. Esta crítica marxiana no cayó en saco roto y de hecho influyó en filósofos y científicos revolucionarios como Dietzgen o Pannekoeek.
No obstante la misma burguesía del final del siglo XIX es consciente de las limitaciones de su propia ciencia; es más del peligro que supondría para ella una ciencia social que avanzase al ritmo de la natural. De ahí el "malestar en la ciencia" de que se hace eco Pannekoeek en su "Lenin filósofo", que provoca una serie de impugnaciones de conceptos básicos entre la misma ciencia y filosofía burguesas que, a pesar de su tendencia a la recaída en el "idealismo" y el "subjetivismo", no podemos dejar de subrayar en cuanto a lucidez y nivel de autoconciencia (léase Mach, Avenarius o Poincaré).
Lo que queremos destacar en este artículo es que, nos guste o no admitirlo, la ciencia natural burguesa en gran medida supo franquear las aporías en que se vio envuelta y, más aún superarlas, con la aplicación a todos los terrenos del nuevo paradigma einsteniano-cuántico incluidas sus aplicaciones prácticas: desarrollo del transistor, microscopia electrónica, efecto túnel, etc. Es más, en relación a las Ciencias Naturales y sus aplicaciones, no podemos dejar de constatar su exponencial desarrollo durante el siglo XX»
Tratando de seguir el razonamiento de Grachus, podemos decir que lo esencial de su tesis consiste en señalar que la ciencia en el s XX ha superado el bloqueo, o " el malestar" con el que se encontró a finales del s XIX (y que Pannekoek caracterizó como tendencia al idealismo; Grachhus parece que, sin negar lo anterior, se refiere más bien a un paradigma equivocado, donde se pretende un dominio de la naturaleza, y en definitiva, una pretensión de estar en posesión de una explicación definitiva de una realidad acabada e inamovible para siempre jamás). La ciencia del s XX habría vuelto por sus fueros a sus principios materialistas dialécticos que ya reconoció Marx.
Por ello, la teoría revolucionaria debería integrar sus resultados y superarlos, en lugar de negarlos, como hizo el estalinismo, en nombre del marxismo y el determinismo.
En este razonamiento se superponen dos problemas que no son iguales y eso hace que finalmente acabe produciéndose una confusión. Las dos cuestiones a tratar son:
A grandes rasgos y sólo para orientar una respuesta, parece que Gracchus sólo ve una parte del problema. El ve que el atasco central de la ciencia del s XIX estaba en haber tomado lo que solo era un paradigma para comprender la realidad, por la realidad misma. Y efectivamente Pannekoek señala también este problema. Así, la física Newtoniana y la teoría atómica clásica se toman por la explicación definitiva de la materia, o más bien, por la materia misma. El desarrollo posterior de la teoría de la relatividad y la física cuántica, mostraron que el paradigma anterior había llegado a su límite y permitieron como dice Gracchus un gran progreso de la ciencia.
El libro de Pannekoek, Lenin filósofo, como su nombre indica, es en realidad una crítica a las incursiones filosóficas de éste en el folleto Materialismo y Empiriocriticismo. Lenin escribió este libro en 1908, polemizando, con la tendencia de Bogdanov y Lunacharsky, que se reivindicaban de las posiciones del empiriocriticismo (Mach y Avenarius), y que él identificaba como una desviación hacia el idealismo. Pero el problema, como muestra Pannekoek es que él mismo acaba desarrollando una posición esquemática, materialista vulgar[4]. Como dijo Korsch en marxismo y filosofía, Lenin defiende al marxismo contra el idealismo, cuando los ataques no venían de aquí, sino de una tendencia materialista vulgar:
«Para poder emitir un juicio sobre la actitud de Lenin hacia la filosofía y hacia toda ideología en general, hay que plantearse una primera cuestión de la cual depende la apreciación de la "filosofía materialista" peculiar, defendida por Lenin. De acuerdo con el principio aceptado por él mismo, esta cuestión que debe plantearse en primer lugar es de orden histórico, a saber: en la situación histórica actual efectivamente está dado un cambio de toda la situación en la historia del pensamiento, como lo sostuvo Lenin, y que haría necesario defender hoy, en el materialismo dialéctico, con mayor razón al materialismo frente a las tendencias idealistas de la filosofía burguesa que van ganando terreno, que a la dialéctica frente al materialismo de carácter vulgar, predialéctico e incluso hoy en parte inconscientemente no dialéctico y antidialéctico de la ciencia burguesa. A mi manera de ver como explico en otra parte, éste no es el caso en absoluto. Más bien, y a pesar de algunas manifestaciones contradictorias en la superficie de las actividades de la filosofía y ciencia burguesas actuales, y a pesar de algunas contracorrientes, que indudablemente existen, debe considerarse, aún hoy, como la corriente básica prevaleciente en la filosofía y las ciencias naturales y humanas burguesas, exactamente la misma que hace 60 o 70 años. Se trata de aquella corriente que parte, no de una concepción idealista, sino más bien de una concepción materialista de tinte naturalista.» (K. Korsch, Marxismo y Filosofía, Ed Era 1971, pag. 72)
El libro de Pannekoek tiene el mérito de mostrar cómo el materialismo vulgar acaba desarrollando una posición idealista, desde el punto de vista epistemológico, pues el fracaso del paradigma newtoniano para explicar la realidad acaba llevando a la idea de que la realidad es inexplicable. La verdadera cuestión no es pues, materialismo contra idealismo, sino materialismo vulgar frente a materialismo dialéctico.
«El materialismo no podía reinar sobre la ideología burguesa más que durante un tiempo muy corto. Mientras la burguesía pudiese creer que su sociedad, la de la propiedad privada, la libertad individual y la libre competencia, podría resolver los problemas vitales de toda la humanidad gracias al desarrollo de la producción, de la ciencia y de la técnica, también podía creer que la ciencia permitiría resolver sus problemas teóricos sin que fuese necesario recurrir a fuerzas espirituales sobrenaturales. Pero desde que la lucha de clase proletaria hubo revelado, al amplificarse, que el capitalismo no estaba manifiestamente en condiciones de resolver los problemas vitales de las masas, la filosofía materialista segura de sí misma desapareció. Se representó nuevamente el universo como lleno de contradicciones insolubles e incertidumbres, poblado de potencias funestas amenazando la civilización. Por eso la burguesía se entregó a toda clase de creencias religiosas y los intelectuales y filósofos burgueses sucumbieron a la influencia de tendencias místicas. Muy pronto descubrieron las debilidades e insuficiencias de la filosofía materialista y se pusieron a hacer grandes discursos sobre los "límites de las ciencias" y sobre los "enigmas" insolubles del universo. »
Panekoek muestra que la vía que conduce del materialismo al idealismo en el desarrollo de la ciencia burguesa se explica por su pretensión de considerar la materia, la vida real, como algo fijo, completamente desarrollado, cuya explicación cabe en las leyes y cálculos más y más complejos de los científicos; al mismo tiempo que muestra que esa visión es el producto de su visión limitada de la realidad, que separa y opone materia y espíritu, ser y pensar, lo concreto y lo abstracto, el sujeto y el objeto.
El marxismo no se presenta como el conocimiento acabado de la realidad circundante, sino que comprende la aparición de los hombres como el producto de un desarrollo en primer lugar de la naturaleza y después social. Considera que a partir del descubrimiento de que los seres humanos son un producto y un factor activo de las transformaciones históricas y sociales, la realidad se concibe como un proceso antagónico en el que interactúan diferentes elementos que se resumen en la naturaleza y el factor humano y que cambia constantemente. Cada momento proporciona sus hipótesis, sus controversias, sus descubrimientos, dependiendo del pasado, del presente y de la perspectiva, y no puede explicarse sino abstrayéndolo de la unidad de la totalidad y oponiéndosele; de esa forma se proporciona una visión del mundo que, sin descartar los imprevistos, el azar, etc. (no hay una teleología), al mismo tiempo no deja lugar para lo místico, para la concepción de que más allá de nuestra experiencia sensible y nuestras tentativas de explicación existiría la "cosa en sí".
Desde los primeros trabajos de Marx en la década de 1840, hay una sensibilidad frente a este problema, que aparece claramente abordado ya en Los Manuscritos Económicos y Filosóficos:
«Las ciencias naturales han desarrollado una enorme actividad y se han adueñado de un material que aumenta sin cesar. La filosofía, sin embargo, ha permanecido tan extraña para ellas como ellas para la filosofía: La momentánea unión fue sólo una fantástica ilusión. Existía la voluntad, pero faltaban los medios. La misma historiografía solo de pasada se ocupa de las ciencias naturales en cuanto factor de ilustración, de utilidad, de grandes descubrimientos particulares. Pero en la medida en que, mediante la industria, la Ciencia natural se ha introducido prácticamente en la vida humana, la ha transformado y ha preparado la emancipación humana, tenía que completar inmediatamente la deshumanización. La industria es la relación histórica real de la naturaleza (y, por ello, de la Ciencia natural) con el hombre; por eso, al concebirla como desvelación esotérica de las fuerzas humanas esenciales, se comprende también la esencia humana de la naturaleza o la esencia natural del hombre; con ello pierde la Ciencia natural su orientación abstracta, material, o mejor idealista, y se convierte en base de la ciencia humana, del mismo modo que se ha convertido ya (aunque en forma enajenada) en base de la vida humana real. Dar una base a la vida y otra a la ciencia es, pues, de antemano, una mentira. La naturaleza que se desarrolla en la historia humana (en el acto de nacimiento de la sociedad humana) es la verdadera naturaleza del hombre; de ahí que la naturaleza, tal como, aunque en forma enajenada, se desarrolla en la industria, sea la verdadera naturaleza antropológica.
La sensibilidad (véase Feuerbach) debe ser la base de toda ciencia. Sólo cuando parte de ella en la doble forma de conciencia sensible y de necesidad sensible, es decir, sólo cuando parte de la naturaleza es la ciencia verdadera ciencia. La Historia toda es la historia preparatoria de la conversión del "hombre" en objeto de la conciencia sensible y de la necesidad del "hombre en cuanto hombre" en necesidad. La Historia misma es una parte real de la Historia natural, de la conversión de la naturaleza en hombre. Algún día la Ciencia natural se incorporará a la Ciencia del hombre, del mismo modo que la ciencia del hombre se incorporará a la ciencia natural, habrá una sola ciencia» (Karl Marx, Manuscritos de Economía y filosofía, Alianza Editorial 1972 Madrid, pag 152-153, 3er Manuscrito, apartado Propiedad privada y comunismo).
La ciencia del s XX no ha superado los problemas de la ciencia del s XIX, porque a pesar de que pueda ser mucho más dinámica y puntualmente crítica incluso con ciertos aspectos de la globalidad, no puede cuestionar el sistema de producción. Las diferentes ramas de la ciencia, incluyendo los sectores digamos honestos de las ciencias sociales, han hecho y harán aportaciones preciosas para la perspectiva revolucionaria; pero no pueden adoptar el punto de vista de la teoría revolucionaria. De hecho, a pesar de que, particularmente desde los años 90 (aunque las premisas de esta tendencia se sitúan en los años 70), se desarrolla una tendencia a la investigación multidisciplinaria, que trata de unir en una visión integral la investigación en el terreno de las ciencias naturales y las ciencias sociales, tropieza con enormes dificultades para desarrollar una visión dialéctica[5].
Por eso, tras la 2ª guerra mundial, en pleno "boom" de la tecnología y el desarrollo científico en los años 60, la ciencia se encontraba en una situación similar a la de finales del s XIX, como denunció la corriente bordiguista: "...el «progreso científico» es una de las grandes coartadas de la burguesía.... Además, la burguesía saca argumentos de los éxitos de las ciencias de la naturaleza para construir una «ciencia social» que se dice por encima de las clases, en realidad para justificar su filosofía social y su forma de sociedad"... escribía el partido bordiguista en su reunión general de Turín en 1968 (https://www.sinistra.net/lib/bas/progra/vano/vanoqgecof.html#u8 [416])
Durante el siglo XX, debido a la derrota de la tentativa revolucionaria y al peso del estalinismo, el Movimiento obrero ha sido víctima de una visión dogmática y materialista vulgar de la ciencia, que se resumía en los "avances" de la Academia de las ciencias de la URSS y en "científicos" como Lyssenko; pero también al contrario, de una visión de rechazo de la ciencia, que se identificaba con la carrera de armamentos y la explotación, como la que vehiculizaban los jóvenes de los años 60. Sólo excepcionalmente se han producido esfuerzos para recuperar un planteamiento marxista del problema partiendo del materialismo histórico. Y eso principalmente en un marco teórico y aislado de los combates de clase, en un terreno filosófico.
Como por ejemplo los esfuerzos de Luckas, que aunque comenzaron en el fuego del combate de la Izquierda comunista en la revista Kommunismus, se perdieron después en un contexto "teórico" abstracto, e incluso fueron utilizados por Stalin para combatir contra Trosky.
Lukács critica la ciencia en el capitalismo, porque está construida desde las premisas de la sociedad capitalista misma, que son anteriores a sus postulados. Carece de una visión histórica y dialéctica: «El carácter histórico de los «hechos» que la ciencia cree captar en semejante «pureza», aparece, sin embargo, de una manera todavía más nefasta. En efecto, estos hechos no sólo están implicados (como productos de la evolución histórica) en un continuo cambio sino que, además, son -precisamente en la estructura de su objetividad- productos de una época histórica determinada: la del capitalismo. En consecuencia, esta «ciencia», que reconoce, como fundamento del valor científico la manera en que los hechos son dados inmediatamente, y como punto de partida de la conceptualización científica la forma de objetividad de los hechos, esta ciencia se coloca simple y dogmáticamente en el terreno de la sociedad capitalista, aceptando sin crítica su esencia, su estructura de objeto, su legalidad como fundamento inmutable de la «ciencia». Para avanzar de esos «hechos» a los hechos en el verdadero sentido de la palabra, es necesario penetrar en su condicionamiento histórico como tal y abandonar el punto de vista mediante el cual los hechos son dados como inmediatos: es preciso someterlos a un tratamiento histórico-dialéctico, porque como dijo Marx: «La estructura (Gestalt) acabada de las relaciones económicas tal y como aparecen superficialmente en su existencia real, y, por tanto, también en las representaciones mediante las cuales los portadores y los agentes de esas relaciones tratan de hacerse una idea clara de ellas, es muy diferente y, de hecho, contraria a su núcleo estructural interno (Kerngestalt). esencial pero oculto, y al concepto que a él corresponde; son incluso su opuesto. Por tanto, si los hechos han de ser captados correctamente, es conveniente aprehender primero clara y exactamente esa diferencia entre su existencia real y su núcleo interno, entre las representaciones que se forman de ellos y sus conceptos. Esta distinción es la primera condición previa a un estudio verdaderamente científico que, según las palabras de Marx, «seria superfluo si la apariencia fenoménica y la esencia de las cosas coincidieran inmediatamente». Se trata, pues, por una parte, de separar los fenómenos de su forma dada inmediata, de encontrar las mediaciones por las cuales aquéllos pueden ser referidos a su núcleo y a su esencia y captados en su esencia misma, y, por otra parte, de llegar a la comprensión de ese carácter fenoménico, de esa apariencia fenoménica considerada como la forma de aparición necesaria de esos fenómenos. Esta forma de aparición es necesaria en razón de la esencia histórica de los fenómenos, en razón de haber surgido éstos en el terreno de la sociedad capitalista. Esta doble determinación, este reconocimiento y esta superación simultánea del ser inmediato, es justamente la relación dialéctica.» (Historia y Conciencia de clase, Editorial de Ciencias Sociales del Instituto del Libro, La Habana, Cuba, pag. 41 y 42). ¿Qué es el marxismo ortodoxo?
La dictadura de "los hechos" esconde una incapacidad para comprender la evolución dialéctica de la realidad.
«La esencia de la evolución capitalista, hecha extraña al hombre, inmovilizada, trasformada en cosa impenetrable, se cristaliza en el «hecho» bajo una forma que hace de esa inmovilidad y esa enajenación el fundamento más evidente, el más indudable, de la realidad y la aprehensión del mundo. Frente a la inmovilidad de esos «hechos», todo movimiento aparece como un simple movimiento en su nivel, toda tendencia a modificarlos como un principio solamente subjetivo (deseos, juicios de valor, debe-ser, etc.) Cuando esta prioridad metodológica de los «hechos» ha sido quebrantada, cuando el carácter de proceso de todo fenómeno ha sido reconocido, se puede al fin comprender que lo que se suelen llamar «hechos» consiste también en proceso. Se puede comprender entonces que los hechos no son justamente otra cosa que partes, momentos, del proceso de conjunto, separados, artificialmente aislados e inmovilizados. Al mismo tiempo se comprende también por qué el proceso de conjunto, en el cual la esencia de proceso se afirma sin falsificación y cuya esencia no es oscurecida por ninguna inmovilidad, representa con relación a los hechos la realidad superior y auténtica. Y se comprende al mismo tiempo por qué el pensamiento burgués cosificado debía necesariamente hacer de esos «hechos» su máximo fetiche teórico y práctico. Esa facticidad petrificada, donde todo se inmoviliza en «magnitud fija», donde la realidad del momento está presente en una inmutabilidad total y absurda, hace toda comprensión, aun de esta realidad inmediata, metodológicamente, imposible.» (Luckas, op cit, Rosa Luxemburg marxista)
Se puede citar también el trabajo "filosófico" de la escuela de Frankfort. Horkheimer y Adorno mostraron en La dialéctica de la ilustración, que tras el éxito de la ciencia en el siglo XX se esconde una "vuelta a Kant"[6]:
«El dominio de la naturaleza traza el círculo en el que la crítica de la razón pura ha encerrado al pensamiento. Kant unió la tesis de su fatigoso e incesante progreso hasta el infinito con la insistencia inflexible sobre su insuficiencia y eterna limitación. La respuesta que ha dado es el veredicto de un oráculo. No hay ser en el mundo que no pueda ser penetrado por la ciencia, pero aquello que puede ser penetrado por la ciencia no es el ser. De tal suerte, según Kant, el juicio filosófico mira a lo nuevo, pero no conoce nunca nada nuevo, puesto que repite siempre solo aquello que la razón ha puesto ya en el objeto. Pero a este pensamiento, protegido y garantizado -en los diversos departamentos de la ciencia- por los sueños de un visionario (referencia a uno de los apelativos del mismo Kant, NdR), le es presentada luego la cuenta. El dominio universal sobre la naturaleza se retuerce contra el mismo sujeto pensante, del cual no queda más que ese mismo, eternamente igual "yo pienso", que debe acompañar todas mis representaciones. Sujeto y objeto se anulan entre sí. El sí abstracto, el derecho de registrar y sistematizar, no tiene frente a sí más que lo abstracto material, que no cuenta con otra propiedad que la de servir de sustrato a esta posesión. La ecuación de espíritu y mundo termina por resolverse, pero sólo debido a que los dos miembros de ella se eliden recíprocamente. En la reducción del pensamiento a la categoría de aparato matemático se halla implícita la consagración del mundo como medida de sí mismo. Lo que parece un triunfo de la racionalidad objetiva, la sumisión de todo lo que existe al formalismo lógico, es pagado mediante la dócil sumisión de la razón a los datos inmediatos. Comprender el dato como tal, no limitarse a leer en los datos sus abstractas relaciones espaciotemporales, gracias a las cuales pueden ser tomados y manejados, sino entenderlos en cambio como la superficie, como momentos mediatos del concepto, que se cumplen sólo a través de la explicación de su significado histórico, social y humano: toda pretensión del conocimiento es abandonada. Puesto que el conocimiento no consiste sólo en la percepción, en la clasificación y en el cálculo, sino justamente en la negación determinante de lo que es inmediato. Mientras que el formalismo matemático, cuyo instrumento es el número, la forma más abstracta de lo inmediato, fija el pensamiento en la pura inmediatez. Si da razón a lo que es de hecho, el pensamiento se limita a su repetición, el pensamiento se reduce a la tautología. Cuanto más se enseñorea el aparato teórico de todo lo que existe, tanto más ciegamente se limita a reproducirlo» ( Maxc Horkheimer y Theodor Adorno, , Dialéctica de la ilustración, Ed Trotta Madrid 1998, El concepto de ilustración)
La próxima revolución no puede obviar estos problemas.
Lamentablemente Lenin se dejó llevar en su Materialismo y Empiriocriticismo, por una deriva materialista vulgar. Sin embargo lo que en él fue un error, fue después instituido por el estalinismo como la norma. Los errores de Lenin se convirtieron en la base del dogmatismo estéril, llegando al absurdo de negar la "teoría de la relatividad" y dando la espalda al desarrollo de la ciencia, para implantar una especie de catecismo que se llamó: "leninismo". El estalinismo llevó a la caricatura la posición de que el marxismo era la única "visión integral de la realidad" y por tanto, todos los campos de la ciencia son "limitados" y deben ser supervisados o encuadrados en el marxismo. En la Rusia contra-revolucionaria sabemos que esto condujo a la aberración de una ciencia "marxista" que sería "superior":
«Por más que el punto de vista adoptado más tarde por Lenin sea, en apariencia, análogo al de Engels, difiere de éste como el día de la noche por la simple razón de que Engels ve la tarea esencial de la dialéctica materialista en "salvar de la filosofía idealista alemana a la dialéctica consciente, llevándola a la concepción materialista de la naturaleza y la historia", mientras Lenin, por el contrario, ve su tarea principal en el sostenimiento y defensa de la posición materialista misma, que en el fondo no había sido atacada por nadie. Así, Engels llega a la explicación. de acuerdo con el desarrollo progresista de las ciencias, de que el materialismo moderno, aplicado a la naturaleza y la historia es "en ambos casos esencialmente dialéctico y no necesita filosofía alguna que esté por encima de las demás ciencias". Lenin, eternamente descontento, critica mientras tanto "las desviaciones filosóficas" que encuentra, no sólo en amigos y adversarios políticos, o en los filósofos ideólogos, sino también en los demás productivos investigadores dedicados a las ciencias naturales; y reclama para su "filosofía materialista" una especie de judicatura suprema sobre todos los resultados pasados, actuales y futuros de las investigaciones que se realizan en las diferentes ciencias.
La continuación de esta tutela materialista "filosófica" sobre todas las demás ciencias -sobre las ciencias naturales y sociales así como sobre todas las demás formas de desarrollo de la conciencia, en la literatura, el teatro, las artes, etc.-, conduce a la formación de esta dictadura ideológica que oscila extrañamente entre el progreso revolucionario y la más oscura reacción y que en la Rusia soviética actual se ejerce en nombre del llamado "marxismo-leninismo" sobre toda la vida espiritual, no solamente del partido en el poder, sino de toda la clase obrera, y que en los tiempos más recientes se ha intentado extender también más allá de las fronteras de Rusia soviética a todos los partidos comunistas de Occidente y el resto del mundo. » (K. Korsch, Idem pag. 77)
Evidentemente de aquí queda para la historia (y para Gracchus), que la revolución "ninguneó" la ciencia para imponerle una especie de "conocimiento"-palabra de Marx-Stalin-, que se dio en llamar "leninismo". Obviamente, en contra de esto, Grachhus apunta que la próxima revolución deberá partir e integrar los avances de la ciencia. Pero esto es de hecho la tradición del Movimiento obrero hasta el estalinismo. No solo Marx y Engels incorporaron los descubrimientos de Morgan o Darwin, o Engels reflexionó sobre la teoría celular de Virchow, etc, sino que en la 2ª Internacional esto fue la norma.
De hecho, la revolución de Octubre, contrariamente a su sepulturero Stalin, abrió e impulsó diferentes frentes de trabajo en el terreno científico, por ej sobre la ecología, o la psicología.
El Movimiento obrero siempre tuvo una dimensión cultural y científica evidente en los debates en el seno de la socialdemocracia alemana y cuyos últimos coletazos conocidos son los escritos de Trotsky y su relación con la corriente surrealista por ej Una dimensión que ha sido sepultada por la contra-revolución y que la CCI trata hoy de recuperar.
18.04.12
[1] Confirmada la existencia de neutrinos: ¿ha logrado el progreso científico "ir más rápido que su sombra"? en /accion-proletaria/201111/3271/confirmada-la-existencia-de-neutrinos-ha-logrado-el-progreso-cientific [417]
[2] Contribución sobre El "Marxismo" y el método científico, en https://es.internationalism.org/node/3280 [418]
[3] /accion-proletaria/201111/3271/confirmada-la-existencia-de-neutrinos-ha-logrado-el-progreso-cientific [417]
[4] Si en este punto la posición de Pannekoek es inobjetable, no ocurre lo mismo con la conclusión política que pretende extraer de ahí y que concierne a la naturaleza de clase de la revolución rusa y el partido bolchevique. Pannekoek pretende ver en los errores de Lenin en este libro, la explicación de la degeneración de la revolución rusa y el origen del estalinismo... ¡Y eso es estirar demasiado las cosas! Como mostró la Izquierda Comunista de Francia, Internationalisme, en su crítica de Lenin Filósofo (que está disponible por el momento sólo en edición papel en la Revista internacional), a la base de la perspectiva revolucionaria en 1917 en Rusia no están los errores de filosofía de Lenin en 1908, sino lo mejor de las aportaciones del Movimiento obrero y el marxismo internacional
[5] Sólo una minoría de investigadores honestos y comprometidos en el rechazo de la explotación llegan a integrar sus estudios y sus teorías en una perspectiva revolucionaria; lo que les conduce de hecho la mayor parte de las veces a considerar la teoría marxista
[6] Como la "vuelta a Kant" se conoce un debate histórico desencadenado en la Socialdemocracia a finales del s XIX y que era el correlato teórico-filosófico del reformismo. En efecto, resumiendo, Bernstein planteaba que los análisis de Marx eran científicos en tanto que describían y analizaban la sociedad capitalista, pero eran "idealistas" en tanto planteaban una perspectiva revolucionaria. En el terreno de la perspectiva revolucionaria, de las cuestiones sociales, habría que "recuperar la filosofía de Kant".
Los incidentes de Barcelona el pasado 29 de marzo han sido tomados por el Estado como excusa para un violento reforzamiento de la represión
En la manifestación del 29 marzo en Barcelona, la policía autonómica -los Mossos de Esquadra- atacó violentamente un sector de la manifestación con gases lacrimógenos, pelotas de goma, porrazos...
La explicación que dieron al unísono tanto las autoridades catalanas como el gobierno central, es que había sido en respuesta a los actos de vandalismo de "violentos anti-sistema".
Sin embargo, existen motivos más que razonables para dudar de esta "explicación" y deducir otras motivaciones muy diferentes.
El consejero del interior de la Generalitat, repitió machaconamente los días previos a la manifestación que los "violentos" iban a aprovecharla para entrenarse cara a mayo donde se celebraría en Barcelona un acto del Banco Central Europeo. Tanta insistencia era una forma de incitarles a actuar, un "efecto llamada".
Resulta igual de llamativa la rapidez con la que se produjo el despliegue de la tropa policial, nada más producirse las primeras quemas de contenedores, lo que contrasta con la habitual tardanza de otras ocasiones. Pero lo que resulta más chocante aún es que no cargaron contra los causantes de los destrozos sino que la emprendieron directamente con cualquier manifestante y especialmente con gente mayor, jóvenes, mujeres, que nada tenían que ver con los actos violentos..
Otro hecho significativo es que los furgones policiales hicieron amago de retirarse por la zona de Urquinaona, dando la imagen de que retrocedían, lo que animó a los grupos de "violentos" a multiplicar sus acciones vista la aparente "derrota policial".
Pero lo que más nos debe llamar la atención es la rápida campaña mediática en la que han convergido unánimemente Gobierno y Oposición y todos los medios de comunicación (desde la extrema derecha hasta los "progresistas" de El País) no solamente en la "condena rotunda" de los incidentes y su atribución a los "vándalos anti-sistema" sino en la necesidad de adoptar medidas represivas inmediatas, los gritos reclamando "mano dura" y nuevas reformas del Código Penal se han hecho agobiantes.
Con inusitada celeridad el Gobierno se ha puesto manos a la obra. Según el diario digital Público «el Ejecutivo ha decido reformar el Código Penal la Ley de Enjuiciamiento Criminal y la ley orgánica de protección de la seguridad ciudadana", con objeto de «incluir como delito de atentado a la autoridad la resistencia pasiva o activa. En clara referencia a las movilizaciones estudiantiles de Valencia y el movimiento 15-M, con esta legislación podrían ser condenados por atentado todas las personas que acudan a las movilizaciones de los indignados, que suelen llevarse a cabo sin previa notificación a la Delegación de Gobierno», del mismo modo «se incluirá como delito de desorden público los supuestos en los que se penetre en establecimientos públicos o se obstaculice el acceso a los mismos. En este sentido, se ampliará la cuantía de los daños no sólo a los que se produzcan en establecimientos, sino también a los que se deriven por la interrupción de cualquier servicio público», y para dejar las cosas todavía más claras «La reforma propuesta prevé que sea considerado "delito de integración en organización criminal" difundir a través de Internet y las redes sociales las convocatorias "violentas" y que "alteren gravemente el orden público", que podrían ser todas aquéllas que no hayan sido notificadas y que se nieguen a abandonar el lugar pese al aviso de la Policía. Exactamente lo que pasó el 15 de mayo y los días posteriores en la Puerta del Sol de Madrid».[1]
Estos planes no van dirigidos "contra el vandalismo" sino contra la repetición de las acciones de masas, espontáneas, autónomas y asamblearias que se dieron en el 15 M o en la movilización de los estudiantes en Valencia en febrero 2012; la ocupación de calles y plazas; la decisión libre de trabajadores y explotados. Por si queda alguna duda, el consejero del Interior catalán lo aclara: «Se trata de que la gente tenga más miedo al sistema».
No debemos olvidar que el movimiento de los indignados estalló como respuesta solidaria a la brutal represión encargada por el hoy jefe de la oposición, Rubalcaba, y que las diferentes tentativas de criminalizar el movimiento fracasaron debido a la respuesta inteligente, masiva y solidaria[2]. Del mismo modo, la tentativa del Gobierno Rajoy de imponer el pasado febrero un clima de terror en Valencia tomando como cabeza de turco a los estudiantes fracasó gracias a la explosión de solidaridad que se dio en Valencia y se extendió a toda España[3].
El Capital y su Estado tenían dos cuentas pendientes con las masas explotadas, estaban sedientos de venganza, la maniobra del 29 M en Barcelona es una clara revancha.
De forma más general, vemos que con la agravación de la crisis el margen de maniobra del Capital para hacer concesiones aunque sean aparentes o temporales, se reduce de forma sustancial, de manera que -como lo muestra la experiencia de Grecia, Portugal o lo que estamos viendo en España- su única política posible es "sangre, sudor y lágrimas" para la inmensa mayoría[4] y ello requiere el reforzamiento de la máquina represiva del Estado tanto de la policía como de los tribunales, la legislación, las cárceles.
Tal endurecimiento del aparato represivo estatal no viene de ahora. Cabe recordar que la trampa a la que fueron sometidos los controladores aéreos en diciembre 2010 tuvo como finalidad crear el clima público apropiado para justificar un escarmiento represivo brutal[5]. Tampoco se trata de algo limitado a España. En Gran Bretaña el gobierno Cameron ha acentuado las medidas represivas y carcelarias, en Estados Unidos, cuna de la democracia y gobernada no por el derechista Bush sino por el "progresista" Obama, la brutalidad policial y las detenciones en masa han sido la respuesta al movimiento de ocupaciones.
Ahora bien, podemos ver con esta campaña represiva un objetivo suplementario directamente relacionado con la evolución de la lucha de clases en España. El 15 M inauguró una tendencia muy importante: la ocupación de calles y plazas por multitudes inmensas de todas las edades que expresaban en voz alta no solo su descontento sino también los primeros intentos de tomar en sus manos su propio destino. Desde enero de 2012, a pesar de que ahora las luchas han caído bajo el asfixiante tutelaje sindical, esa tendencia no solo no ha refluido sino que se ha acentuado: son miles y miles de personas de todos los sectores, de todas las edades, desde jubilados hasta jóvenes, padres con sus hijos de la mano, a hombros, en el cochecito de bebé..., los que desfilan una y otra vez mostrando su rechazo a las medidas de austeridad salvaje que se nos imponen. El 29 de marzo las calles fueron de nuevo tomadas por grandes multitudes.
Esta unión en la calle de todos los oprimidos y explotados, muy peligrosa para la clase dominante y para su Estado, permite que vaya germinando la confianza del proletariado en sus propias fuerzas; plantea preguntas, a muchas personas, sobre el hecho de que pese a la gran fuerza desplegada, los sindicatos no hacen nada y el poder no cede.
El Capital y su Estado necesitan romperle el espinazo a tanta masividad. Por una parte convirtiendo en algo delictivo la manifestación de masas unitaria y asamblearia. Por otro lado aterrorizando a jóvenes, mayores, padres de familia, niños, con ataques brutales de la fuerza policial. El señor Puig ha aducido el "argumento infalible" para "justificar" ese terrorismo sobre la multitud: «los violentos se confunden entre la gente y van vestidos como ella».
Esta táctica de criminalización legal de la acción de masas y de descargar sobre ella el terror policial tiene precedentes. El pasado 15 de octubre, durante la jornada de acción mundial, hubo manifestaciones masivas en Italia y especialmente en Roma, parecía que la llama iba a prender allí ¿Cómo pudieron apagarla? Pues se organizó con provocadores policiales violentos incidentes de guerrilla urbana con la que justificaron una "súbita" invasión policial de la manifestación. Fue el último servicio que el odiado Berlusconi prestó al capital. En Grecia las manifestaciones son cada vez menos masivas: el gobierno "socialista" de Papandreu puso en práctica mediante una sección especial de la policía la organización sistemática en toda manifestación de "incidentes violentos" (quemas de bancos, asaltos a comercios céntricos) que a continuación "justificaban" cargas policiales sobre todos los manifestantes.
Como resultado de los "incidentes" de Barcelona ha habido 41 detenidos y la "justicia" se ha empleado con extremada saña. Por solo poner un ejemplo, dos estudiantes de física siguen encarcelados habiéndoles negado la jueza la libertad provisional. Familiares, profesores, compañeros de universidad, han planteado que no tienen nada que ver con la película de "guerrilla urbana" de la que se les acusa. Y sin embargo siguen en prisión.
La solidaridad con ellos y con todos los detenidos es una necesidad vital de la misma forma que la respuesta contra el paquete represivo que está cocinando el gobierno. Y sin embargo, estamos viendo que la movilización está siendo muy minoritaria. Concentraciones de pocos centenares de personas en Barcelona y menos numerosas en Valencia y otras ciudades.
Esto contrasta con la firme solidaridad de masas que se dio en Valencia hace mes y medio o la que practicó el 15 M frente a las diferentes maniobras represivas de las que fue objeto.
¿Por qué esta diferencia?
El 29 era una acción sindical mientras que tanto el 15 M como la movilización en Valencia eran espontáneas basadas en el impulso colectivo de masas. Se trata de una diferencia abismal.
Para empezar, los sindicatos se han desentendido de los detenidos en Barcelona, su silencio ante la brutalidad policial ha sido ensordecedor. ¡Y eso que muchos de los golpeados y gaseados por los mossos de esquadra eran afiliados sindicales! Ningún respaldo, ninguna solidaridad. ¡Peor aún! El sindicato policial catalán que está afiliado a la UGT felicitó a los mossos de esquadra por su actuación durante el 29 de marzo.
Pero hurguemos más profundamente en las diferencias entre el 15 M y Valencia por un lado y el 29 M por otro.
Tanto en el 15 M como en Valencia las acciones masivas contra la represión partían de la iniciativa autónoma, rápida y directa, de masas significativas de explotados. En cambio, la movilización sindical y más concretamente la convocatoria del 29 M se ha basado en anular toda iniciativa en los trabajadores. Su papel se ha reducido a la de simple número que engrosa la estadística de horas perdidas en la huelga, de soldadito de plomo que agita una bandera sindical o toca el pito baja la batuta de los directores de orquesta sindicales.
Tanto en las movilizaciones de Valencia como en las del 15 M la solidaridad estaba a flor de piel, constituía el primer y más importante sentimiento. Así el 15 M multiplicó las acciones masivas de solidaridad con detenidos, con desahuciados, con emigrantes. En contraste, la convocatoria del 29 M ha sido hecha para anular toda solidaridad colectiva porque la participación en la huelga se planteaba como un acto individual, de cada "ciudadano trabajador" que debía "tomar la decisión soberana de ir o no a la huelga" sometido al fuego cruzado de los empresarios y jefes que le presionaban para ejercer el "derecho constitucional al trabajo" y por el otro lado de los delegados sindicales que le hacían sentir culpable si no ejercía el "derecho constitucional a la huelga". ¡En tales condiciones de división la solidaridad se hace imposible!
El episodio de Barcelona nos proporciona dos lecciones claras que necesitamos aplicar en las próximas luchas:
1º El blindaje represivo del Estado que se dirige contra lo que más le amenaza: la acción colectiva y autónoma de la masa explotada.
2º Que esta acción colectiva y la solidaridad que es su más alta expresión no puede desarrollarse en el terreno sindical sino fuera de él y contra su asfixiante tutela.
Corriente Comunista Internacional 20-4-12
[1] Ver https://www.publico.es/429078 [419]
[2] Ver Represión en Valencia, solidaridad con los indignados, indignación con el Estado democrático https://es.internationalism.org/node/3330 [420] y ¿Qué hay detrás de la campaña contra los violentos en torno a los incidentes de Barcelona? https://es.internationalism.org/node/3130 [421]
[3] Ver Ante la escalada represiva en Valencia https://es.internationalism.org/node/3324 [422] y ¿Por que nos consideran sus enemigos? https://es.internationalism.org/node/3330 [420]
[4] Frase del político británico Churchill que se hizo famosa en la 2ª Guerra Mundial.
[5] Ver nuestro artículo Estado de alarma, militarización: ¡hoy son los controladores mañana puede ser cualquier grupo de trabajadores! /cci-online/201012/2999/estado-de-alarma-militarizacion-hoy-son-los-controladores-manana-puede-ser-cu [423]
Publicamos una declaración claramente internacionalista de un grupo en Belgrado
Introducción de la CCI
Durante la década de los 90 del siglo pasado los territorios que formaban la antigua Yugoslavia fueron el escenario de toda una serie de terribles masacres llevadas a cabo bajo la justificación de ideologías étnicas y/o nacionalistas. La guerra de los Balcanes llevó las matanzas imperialistas cerca de los centros neurálgicos del capitalismo, más cerca de lo que nunca habían estado desde 1945. Las burguesías locales hicieron todo lo que pudieron para llevar a sus respectivas poblaciones a un aquelarre de odio étnico y nacionalista, precondición para apoyar o participar en las sangrientas carnicerías que tuvieron lugar en las guerras en la ex-Yugoslavia.
Estos odios no han sido eliminados por la difícil paz que en la actualidad reina en la región, por lo que desde luego es de lo más alentador el ver signos de que hay elementos en esa región que buscan la forma de hacer avanzar un movimiento social contra el capitalismo, en vez de cualquier ilusión de "grandeza nacional". Hemos visto, por ejemplo, varias luchas de estudiantes en Serbia y Croacia, que pueden verse como otra expresión de la misma tendencia internacional que hemos visto en Europa occidental y en los EE.UU., con los movimientos de "indignados" y de ocupaciones de plazas. Y ahora estamos siendo testigos del desarrollo de minorías politizadas genuinamente internacionalistas en ambos países, que claramente rechazan las divisiones nacionales y buscan la cooperación entre todos los revolucionarios internacionalistas.
Una expresión de este nuevo movimiento es la Declaración del colectivo de Birov en Serbia, aparecido recientemente, como un núcleo creciente en la zona (su Web: www.birov.net [425]). La publicamos a continuación. Para nosotros, lo más importante de esta Declaración estriba en la claridad y determinación con la que expresa una serie de posiciones de clase fundamentales:
Los dos últimos puntos son especialmente importantes debido a los recientes conflictos en la región, y al creciente uso de retórica nacionalista por la clase dominante.
El subrayar estas posiciones revolucionarias supone el reconocimiento definitivo de que el capitalismo no se encuentra ya en una fase progresista y que ya no puede proporcionar reformas duraderas: en otras palabras, que es un sistema en declive.
La Declaración realiza también una observación interesante sobre el periodo de transición entre el capitalismo y el comunismo, reconociendo el problema que supone el "peso conservador" que ejercen ciertos organismos semi-estatales.
Existen claramente todavía áreas de discusión y clarificación entre internacionalistas no abordadas, como por ejemplo la cuestión de la organización, las perspectivas de la lucha de clase, y el significado del anarcosindicalismo actualmente. Y desde luego damos la bienvenida al sano realismo de la Declaración cuando dice que «ninguna organización revolucionaria puede ser más grande o potente que lo que marque el estado y la capacidad de la lucha obrera».
CCI, febrero de 2012
«Si había esperanza, debía estar en los proles» George Orwell
Conscientes de las divisiones de clase en el seno del sistema capitalista, de la explotación brutal de la que todos somos víctimas, de la opresión estatal que hace esa explotación posible, y también de la insostenible naturaleza del actual orden militarista que inevitablemente nos lleva hacia la catástrofe, nos organizamos en "Birov", una organización con el objetivo de oponerse radicalmente a este orden social y conseguir su erradicación final a través de la lucha de clase.
Tomando conciencia de que la clase obrera, como la clase más castigada por la actual estructura social, posee el mayor potencial revolucionario, "Birov" lleva a cabo las tareas de potenciar la conciencia de clase, y dirigirla hacia organizaciones de lucha obrera con medios de consejos obreros. Rechazamos todas las mistificaciones "post-marxistas" que defienden la agonía o la no existencia de la clase trabajadora y que por tanto niegan la lucha de clase y el papel crucial de los proletarios como el sujeto revolucionario. Son miembros de la clase trabajadora todos aquellos que tengan que vender su fuerza de trabajo al capital: un carnicero, una trabajadora de la industria sexual, o una que trabaja en una imprenta.
Los métodos para la liberación deben estar basados en la auto-actividad de los oprimidos, y en consejos obreros autónomos, hacia la creación de una sociedad autogestionada, sin Estado, sin clases y sin instituciones que no sean expresión voluntaria de la sociedad. Cualquier nuevo intento de superar la vieja sociedad debe dirigirse hacia la organización de un sistema de consejos a escala internacional, porque solamente un cambio radical en la relación de fuerzas entre clases puede iniciar cambios sociales de progreso. La forma de lucha de consejos formada tras la disolución de la jerárquica y tradicional maquinaria estatal no es algo por lo que la revolución deba luchar- porque su función va a ser la de un órgano conservador durante la revolución, y la definitiva auto-organización y emancipación de la clase obrera inevitablemente amenazará su poder, así como la existencia de ese orden como un todo. En este conflicto inminente los revolucionarios deben reconocer a los trabajadores organizados autónomamente como la vanguardia revolucionaria en la batalla decisiva contra el viejo orden y por la constitución una sociedad de productores libres.
Únicamente la oposición abierta e intransigente contra las divisiones creadas por la actual sociedad hará posible que el potencial subversivo de las luchas proletarias existentes se vuelva una realidad. La lucha obrera debe iniciarse en los centros de trabajo, donde los trabajadores se reconocen como productores y donde las diferencias de clase aparecen de una forma más clara. Rechazamos la forma de partido como completamente inadecuada para la organización revolucionaria de la clase obrera. Los viejos partidos reformistas, a los que se identifica con la obtención de libertades políticas y la reducción de los horarios de trabajo, no tenían esas características al principio: su primer propósito fue la lucha por reformas económicas y políticas, con presencia todavía de ideas anti-políticas y vinculadas a las formas tradicionales y jerárquicas de representación.
Podemos concluir que "Birov" es una organización anarcosindicalista centrada en la difusión y propaganda. Nos dirigimos a los trabajadores en lucha y nos unimos con anarcosindicalistas que actúen bajo la forma de grupos militantes en sus puestos de trabajo. Estos grupos no deben confundirse con sindicatos puesto que su intención no es el crecer numéricamente sino el participar en movimientos asamblearios. Tampoco forman una estructura formal ni poseen un programa político. Estos grupos se formarían en los centros de trabajo donde ya existiría una tradición de organización de luchas obreras autónomas y donde una red de obreros tendería a continuar sus actividades y a desarrollar nuevas formas de lucha.
Consideramos que los sindicatos actuales no pueden tener un programa político que no sea reaccionario, y por tanto que la única forma posible de organizaciones de masas para los trabajadores son las asambleas; la organización de masas de forma "permanente" no es posible hasta que la revolución se convierta en un objetivo inmediato. Los sindicatos, como organismos para la obtención de reformas centradas en el aspecto económico, han perdido su razón de ser bajo unas condiciones en las que ya no pueden reflejar de formar constante las aspiraciones de la clase trabajadora. Actualmente no son más que instrumentos que el Estado ha asimilado que mantienen las luchas obreras despolitizadas y dentro de un marco limitado. Representan una prisión para la clase proletaria, sin la cual los trabajadores encontrarían el camino libre en su tendencia hacia la auto-organización. Financiados, y a menudo corrompidos, los burócratas sindicales no son sino los guardias y carceleros de esas prisiones. Por lo tanto, los sindicatos son simplemente un brazo del Estado para oprimir de esa forma concreta a la clase obrera. El capitalismo ya no puede proporcionar reformas permanentes: cada lucha proletaria por sus intereses inmediatos y diarios, cuando no es suprimida por sindicatos y partidos, necesariamente evoluciona hacia una lucha revolucionaria de las masas y hacia la acción contra las bases de represión y explotación del orden capitalista. Es por eso que, hoy en día, cualquier elemento que tienda a la despolitización de las luchas obreras y a su limitación a espacios limitados, necesariamente es reaccionario. Los posicionamientos que mantienen que las organizaciones anarcosindicalistas deberían ser "no ideológicas" no son sino la reaparición de la vieja (e irrealizable) idea de formar organizaciones económicas separadas, y en la práctica suelen acabar en redes de activismo izquierdista que reproducen la ideología de la "izquierda" dominante, nacionalista. Oponiéndose a estas posiciones, las organizaciones anarcosindicalistas son organizaciones políticas y de clase: los principios del anarcosindicalismo aceptados por todos sus miembros son necesariamente políticos en su contenido.
Nos vemos no como una organización que necesariamente tienda al crecimiento numérico y que por tanto se proponga a sí misma como un fin, una idea que a menudo resulta en una activismo radical; ni tampoco nos consideramos como algún tipo de vanguardia de la clase obrera que dicte a esta sus intereses. Nuestra meta es desarrollar una organización que sea capaz de intervenir en la lucha obrera. Compartimos nuestra experiencia acumulada con otros trabajadores con lo que pretendemos incrementar la capacidad de las luchas, contribuyendo a su extensión y su posterior organización. Esta relación genera una dependencia mutua, de modo que ninguna organización revolucionaria puede ser más grande o potente que lo que marque el estado y la capacidad de la lucha obrera; y es por eso que no tememos a la auto-organización obrera ni a su "falta de control"; al contrario, esa es nuestra meta. Por esto, las bases para la unificación de los oprimidos bajo el capitalismo no se forjarán por ningún partido o "frente", ni por ningún sindicato, ni por ningún grupo anarquista que actúe en una fase preparatoria de reagrupamiento de fuerzas revolucionarias, sino por una lucha anticapitalista de masas organizada en consejos obreros. Sólo bajo su bandera podrá articularse la verdadera lucha emancipadora. Por tanto, la mejor forma de solidarizarse con los oprimidos es desarrollando nosotros mismos nuestras luchas en nuestros centros de trabajo, y en la constante educación acerca de lo que nos oprime.
Condenamos como totalmente reaccionaria cualquier posición sobre el carácter revolucionario de las luchas de "liberación nacional". Trazar cualquier paralelismo con los movimientos nacionales de la burguesía en su periodo revolucionaria es completamente erróneo, y en este período el anti-nacionalismo es una frontera entre los revolucionarios y las izquierdas patrióticas, socialdemócratas. En el capitalismo actual cada Estado es imperialista y el crecimiento del pensamiento nacionalista únicamente puede servir como un medio para preservar un orden capitalista en permanente crisis y muerte inminente. Cualquier aceptación del discurso nacionalista populista sólo sirve para arrastrar a los trabajadores a una sangrienta guerra imperialista; se trata de los prolegómenos para esta, como se pudo ver a primeros y mediados del siglo XX.
Contrastando totalmente con las ideas del movimiento contra la I Guerra mundial, la ideología contrarrevolucionaria subordina a los trabajadores a las necesidades de la burguesía nacional en nombre del "anti-imperialismo" y de la "liberación de los pueblos". Los resultados son históricamente reconocibles y pueden verse en las "revoluciones socialistas" que tuvieron lugar después del período del Octubre revolucionario, que fueron víctimas de la instrumentalización del partido con la supresión de cualquier forma de auto-organización obrera y que resultaron en regímenes totalitarios imperialistas de capitalismo de Estado, el llamado "socialismo real".
La liberación de los trabajadores serán obra de ellos mismo, o no será.
Belgrado, Serbia, Octubre de 2011.
Texto sobre las recientes acciones monstruosas de militares o paramilitares (en Francia o en Afganistán) y sus efectos altamente destructivos para todos e igualmente para sus practicantes.
Durante las últimas semanas algunos actos abominables de violencia han conmocionado al mundo. A principios de marzo, el Sargento Robert Bales se fue de juerga a pegar tiros en la provincia afgana de Kandahar. Fue metódicamente de casa en casa disparando a civiles afganos. En total asesinó a dieciséis personas, la mayoría mujeres y niños. A mediados de marzo en Toulouse y Montauban, el joven argelino Mohamed Merah asesinó a tres soldados franceses antes de abatir a tiros a 3 niños y un profesor en una escuela judía.
¿Que conexión existe entre el comportamiento fuera de control del soldado estadounidense emplazado en Afganistán y los asesinatos cometidos por Mohamed?
Mohamed Merah declaró que quería vengarse por la prohibición del burka en Francia, el despliegue del ejército francés en Afganistán y la opresión de los palestinos en el estado israelí. Antes de que le dispararan durante el asedio policial, se arrepintió de no haber matado a más gente. Sin embargo, el motivo de los disparos indiscriminados del soldado Robert Bales es aun desconocido.
Aparentemente Merah, al cometer la mayor masacre posible, quería despertar la máxima atención hacia la opresión de sus hermanos musulmanes. El espíritu de venganza y represalias le condujeron a estos asesinatos, los cuales, según declaró, fueron llevados en el nombre de Al Qaeda.
Por otro lado, parece que Robert Bales sólo perdió la cabeza y después declaró que no recordaba los asesinatos. ¿Cómo es posible que un hombre del ejército, padre de dos hijos, perdiera el control hasta este punto?
El diario New York Times publicó el 17 de marzo que Bales había ingresado en el ejército poco después del 11 de septiembre[1]. «Voy a ayudar a mi país», fue su justificación.
Sin embargo, después de ser enviado al circo de la guerra, se dio cuenta de que los soldados estadounidenses (así como todas las tropas de las Fuerzas Internacionales de Asistencia para la Seguridad de la OTAN) estaban en peligro las veinticuatro horas del día. Podrían verse atacados en cualquier momento. En cuatro despliegues de tropas a lo largo de una década en Irak y Afganistán, Bales fue herido en la cabeza y en los pies.
La víspera antes del disparo fue testigo de una escena horrible en la que uno de sus compañeros perdió una pierna en un campo de minas. Desconocemos cuantas víctimas entre civiles y enemigos vio o en cuantos tiroteos anduvo implicado.
En cualquier caso, la experiencia de Robert Bales en estas guerras no fue en ningún sentido excepcional.
Es un hecho que la guerra crea horribles daños psicológicos entre los soldados así como en los civiles. «Más de 200.000 personas (la quinta parte de todos los excombatientes en Iraq y Afganistán) recibieron tratamiento hospitalario desde el principio de la guerra siendo todos ellos tratados debido a trastornos por stress postraumático (PTSD Post Traumatic Stress Disorder)».
Alrededor de un tercio de los veteranos en la guerra de Vietnam volvió a casa con desórdenes psicológicos severos. Aunque sólo un 1% de la población sirvió en el ejército de los Estados Unidos, los suicidios de los excombatientes estadounidenses constituyen el 20% de todos los suicidios[2].
Casi mil veteranos intentan suicidarse cada mes. Así los soldados afirman: «Es un horror. La guerra te cambia el cerebro. Entre la guerra y la vida en casa hay un mundo de diferencia. Cambias, lo quieras o no. Una vez que regresas a casa, ya no puedes encontrar el equilibrio».[3]
Una vez que regresan a casa, muchos de ellos tienen que hacer frente al desempleo y la falta de vivienda. El ejemplo de la ciudad de Los Ángeles es revelador: «En Los Ángeles hay muchos veteranos de guerra sin hogar. Lo pierden todo, su trabajo, sus parejas, su casa. Todo esto debido a los trastornos psicológicos y a que no reciben ninguna ayuda. Alrededor de un tercio de todos los sin techo que hay en Los Ángeles son veteranos de guerra»[4].
Napo, la Asociación Nacional Británica de funcionarios destinada a vigilar a los presos en libertad condicional estimó que 12.000 de los antiguos militares están bajo su supervisión, con más de 8.500 encarcelados en Inglaterra y Gales. La cifra total es más de 20.000, lo que supone más del doble del número de soldados sirviendo actualmente en Afganistán[5].
Si tú cedes aunque sea un poco al patriotismo y al nacionalismo, te verás arrastrado hacia una espiral de destrucción que no sólo daña las vidas de la población civil sino a los mismos soldados, quienes están mentalmente mutilados y emocionalmente desestabilizados.
Mientras que las clases dirigentes y su ideología adornan la guerra hablando de "misiones humanitarias" y "estabilizar países", la realidad dentro del circo de la guerra parece muy diferente.
Aquí los soldados son arrastrados hacia un abismo en el que sus primeras ansiedades evolucionan hacia el odio y la paranoia. Lo que es mostrado como "despliegue" humanitario en realidad resulta ser un permanente estado de terror sobre la población.
En estas circunstancias los soldados a menudo desarrollan un sentido de satisfacción si pueden dañar o destruir símbolos que son muy estimados entre la población local, o si pueden humillar a seres humanos directa y abiertamente.
La población que ha sido empujada hacia un callejón sin salida, a menudo solo siente desprecio hacia los "liberadores" y muchos de ellos pueden ser fácilmente movilizados por ataques suicidas. La máquina de matar se pone a funcionar a todo gas.
Después de tantas experiencias traumáticas, Bales ya no podía sentir que quería "ayudar a mi país". Estaba particularmente indignado por el hecho de que después de cuatro despliegues previos le habían enviado de nuevo a Afganistán.
Según su mujer hubiesen preferido haber sido destinados a algún puesto fronterizo más seguro como Alemania, Italia o Hawaii.
Bales podría enfrentarse a la pena de muerte. El sistema legal estadounidense actúa como acusador y juez, en lugar de analizar por qué el patriotismo y el nacionalismo necesariamente conducen a orgías de violencia, hacia la destrucción de las víctimas y a la autodestrucción de los propios responsables.
La clase dirigente quiere lavarse las manos de toda responsabilidad por la guerra, y más concretamente, por la sistemática deshumanización de sus propios soldados.
El ejército, a menudo apoyado por psicólogos profesionales empleando las últimas técnicas de "modificación de conducta", tiene un objetivo esencial: los soldados tienen que estar en forma para combatir, lo que significa superar cualquier reticencia a matar otros seres humanos. La psicóloga y cineasta Jan Haaken mostró en su documental Área Mental, el papel que juegan los psicólogos: «No estamos aquí para reducir el número de soldados. En caso de duda, a los soldados se les considera en forma para combatir, en tanto en cuanto puedan hacer el trabajo».[6]
Mohamed Merah, quién aniquiló la vida de siete personas porque quería vengarse por todos los actos de violencia que esta sociedad perpetúa contra las personas, sólo reprodujo los métodos asesinos de un sistema opresivo. Los medios que él eligió son parte de un destructivo y auto destructivo círculo vicioso. El hecho es que su solicitud para unirse al ejército francés en el extranjero fue rechazada, aunque él quería prestar sus servicios al estado francés, lo que podría arrojar algo de luz en su determinación para asesinar al servicio de la nación.
«La espiral de violencia que acaba con todo lo humano no se puede romper utilizando los métodos militares del sistema capitalista. Para vencer un sistema inhumano, el propósito y los medios han de formar una unidad. La revolución del proletariado requiere que no haya terror para cumplir sus objetivos; odia y desprecia el asesinato.
No necesita todas esas armas porque no combate individuos sino instituciones, ya que no entra en el campo de batalla con ingenuas ilusiones cuya decepción buscaría la venganza. No es el intento desesperado de una minoría de moldear el mundo a la fuerza según sus ideales, sino la acción de millones de personas, destinadas a cumplir una misión histórica y transformar una necesidad histórica en realidad»
(Rosa Luxemburg, "Qué quiere Espartaco?" 14 de diciembre de 1918)
[1] Fecha del famoso atentado de las Torres Gemelas. Ver en Revista Internacional nº 107: En Nueva York como en todas partes el capitalismo siembra la muerte /revista-internacional/200510/222/en-nueva-york-como-por-todas-partes-el-capitalismo-siembra-la-muert [427]
[2] https://www.spiegel.de/politik/ausland/amoklaeufer-bales-litt-offenbar-unter-posttraumatischem-stress-a-822232.html [428]
[3] www.tagesschau.de/ausland/usarmee128.html [429].
[4] www.tagesschau.de/ausland/usarmee128.html [429].
[5] https://www.dailymail.co.uk/news/ [430]
[6] www.democracynow.org/2012/3/16/mind_zone_new_film_tracks_therapistsc [431].
Toma de posición de nuestra sección en Francia ante los crímenes de Toulouse y Montauban y lo que ponen en evidencia: la agonía bañada en sangre de un sistema social
Los asesinatos que han tenido lugar los días 11, 15 y 19 de Marzo en Toulouse y Montauban, así como sus repercusiones, constituyen una patente demostración de la barbarie en la que hoy se enfanga el mundo.
Según Sarkozy, Mohamed Merah - el joven que cometió estos crímenes y que fue ejecutado por los agentes del RAID -, era un "monstruo". Pero esta afirmación suscita, al menos, dos preguntas:
- ¿Qué es un "monstruo"?
- ¿Cómo ha podido esta sociedad fabricar un "monstruo" así?
Si matar a sangre fría a personas completamente inocentes y, más aún, desconocidas, hace que un ser humano se convierta en un "monstruo", hay que reconocer entonces que el planeta está gobernado por "monstruos", ya que la gran mayoría de jefes de Estado de este mundo han cometido tales crímenes. No nos referimos únicamente a un puñado de "dictadores sanguinarios" tales como los Stalin y Hitler del pasado, o los Gadafi y el sirio El Assad hoy, sino también a personajes como Winston Churchill, ese "Gran Hombre" de la Segunda Guerra mundial, que ordenó los bombardeos de las ciudades alemanas de Hamburgo (verano de 1943) y Dresde (del 13 al 15 de Febrero de 1945), que causaron decenas, centenas de miles de muertos entre la población civil, de los que un 50% eran mujeres y un 12% niños. ¿Y qué decir de Harry Truman, presidente de la "gran democracia" norteamericana, que mandó arrojar las bombas atómicas de Hiroshima y Nagasaki en Japón, en Agosto de 1945, ocasionando cientos de miles de víctimas civiles, también mayoritariamente mujeres y niños? No estamos hablando de simples víctimas "colaterales" de operaciones militares, puesto que los bombardeos perseguían, expresamente, castigar a la población, y en el caso de Alemania, específicamente a los habitantes de las barriadas populares. Y hoy: ¿no se dedican los dirigentes de los países democráticos a "tapar" los bombardeos de las poblaciones civiles que tienen lugar en Irak, en Afganistán; en Gaza o en cualquier otro lugar?
Como exculpación de los mandos políticos y militares que llevan a cabo tales matanzas se nos dice que se tratan del precio a pagar para poder ganar la guerra a las "fuerzas del mal". Incluso las operaciones de represalia contra la población civil se justifican como actos punitivas para "desmoralizar" o "disuadir" al enemigo. Pero eso mismo ha dicho el propio Mohamed Merah - según han declarado los policías que hablaron con él antes de su ejecución- : que si disparó a los militares fue para "vengar a sus hermanos de Afganistán", y si atacó a los niños de la escuela judía fue para "vengar a los niños de Gaza, víctimas de los bombardeos israelíes".
Quizás lo que haga de Mohamed Merah un "monstruo" es que haya sido él mismo quién haya apretado el gatillo del arma asesina. Lo habitual es que los dirigentes que ordenan las masacres no tengan contacto directo con sus víctimas. Es verdad que Churchill no fue efectivamente quien accionó el mando que arrojó las bombas sobre las ciudades alemanas, y que no tuvo oportunidad de presenciar la muerte y la agonía de las mujeres y los niños cuyas vidas quedaron segadas por esos bombardeos. Pero tampoco Hitler o Stalin lo hicieron y sin embargo se les califica, con toda razón, de siniestros criminales. Tampoco a los soldados que en las guerras, cumpliendo órdenes o cegados por la ira, asesinan a civiles, se les suele llamar "monstruos". Lo más frecuente es que se les condecore y se les trate como a "héroes".
Dirigentes de los distintos Estados o simples ciudadanos enrolados para las guerras, lo cierto es que en el mundo actual abundan los "monstruos", como producto de una sociedad que es efectivamente "monstruosa".
El trágico itinerario del propio Mohamed Merah lo ilustra patentemente.
Mohamed Merah era un joven de pocos años proveniente de la emigración magrebí, educado por una madre soltera, que acabó fracasando en los estudios y que, siendo aún menor, cometió un cierto número de delitos comunes con violencia que le condujeron a la prisión. Había estado desempleado en distintas ocasiones e intentó incluso alistarse en el ejército siendo rechazado por sus antecedentes judiciales. Fue justo en esta época cuando empezó a acercarse al islamismo radical, aparentemente por la influencia de su hermano mayor.
Se trata de un "currículum" extremadamente clásico de muchos jóvenes de hoy. Es verdad que no todos los jóvenes acaban convertidos en asesinos y que Mohamed Merah arrastraba una fragilidad particular que se puso de manifiesto en una tentativa de suicidio durante su encarcelamiento, y su estancia en un establecimiento psiquiátrico. Lo que es verdaderamente significativo es que Mohamed Merah se haya convertido en un "héroe" para muchos jóvenes de las barriadas periféricas - no hay más que ver los intentos de crear en Internet foros dedicados a enaltecerlo -, como también lo son los terroristas que se auto-inmolan con cinturones de bombas en las calles de Israel, Irak o en Londres. Esta deriva hacia un Islam extremista y violento es especialmente intensa en algunos países de población musulmana, en los que puede llegar a ser incluso un fenómeno de masas, como atestigua el éxito de Hamás en Gaza. En cuanto a los jóvenes nacidos en Francia (o en otros países europeos), esa deriva surge, en parte, de causas similares: una revuelta contra la injusticia y la desesperanza, así como un fuerte sentimiento de exclusión. Los "terroristas" de Gaza se reclutan habitualmente entre los miembros más jóvenes de una sociedad que, desde hace décadas, vive en condiciones extremas de miseria y desempleo, que ha sufrido la colonización por parte del Estado de Israel, que frecuentemente es bombardeada por ese Estado, y sin que se vislumbre perspectiva alguna de mejora de la situación. Como afirmaba Marx en el siglo XIX: «La religión es el signo de la criatura oprimida, el sentimiento de un mundo sin corazón y el alma de circunstancias desalmadas. Es el opio del pueblo» Afligidas por un presente intolerable, privadas de futuro, las gentes no hallan más consuelo ni esperanza que huir hacia una religión que les promete un paraíso más allá de la muerte. Por basarse en lo irracional (puesto que se fundamentan en la fe y no en el pensamiento racional), las religiones constituyen un terreno propicio al fanatismo, es decir a un rechazo radical de la razón. Cuando además comportan el ingrediente de "guerra santa" contra los "infieles" como vía para ganar ese Paraíso (como sucede en el Islam, y también en el cristianismo); y cuando a la miseria y la desesperación se le unen humillaciones cotidianas; estos sufrimientos se convierten entonces en la justificación celestial de la violencia, el terrorismo y las masacres.
En el otoño del 2005, una llamarada de violencia prendió en las barriadas periféricas francesas. Se trataba de un síntoma del malestar y la desesperación que afecta a la juventud cada vez más masivamente afectada por el desempleo y la falta de futuro, sobre todo esa juventud surgida de la emigración magrebí y sub-sahariana. Ésta sufre una "doble penalización", pues además de la exclusión que supone el desempleo, sienten la discriminación por el color de su piel, o por sus nombres: aún teniendo las mismas capacidades, Joseph o Marie tienen más posibilidades de encontrar un empleo que Youssef o Mariam, sobre todo si ésta última lleva velo como le exige su familia.
En este contexto, el "repliegue identitario" o el "comunitarismo" - como lo llaman los sociólogos - tiende necesariamente a agravarse, y encuentra en la religión su principal cemento. Y ese comunitarismo, y especialmente su forma más xenófoba y violenta, se ven además alimentado por la situación mundial en la que el Estado de Israel - y por tanto, lo "judío" -, se erige en el "Enemigo" por excelencia.
Las informaciones proporcionadas por la policía indican que fue la imposibilidad de atacar a miembros del ejército, lo que "empujó" a Mohamed Merah a disparar, el 19 de Marzo, contra una escuela judía acabando con la vida de tres niños y un profesor. Este acto bárbaro es la expresión extrema del fuerte sentimiento anti-judío que se ha enraizado hoy en gran número de musulmanes.
Y, sin embargo, el anti-judaísmo no es una "especialidad" histórica del Islam, si no todo lo contrario. En la Edad Media, la situación de los judíos era mucho más envidiable en los países dominados por el Islam que en los que regía el Cristianismo. En el Occidente cristiano, las persecuciones que se desataban contra los judíos (acusados de haber "matado a Jesús") como chivos expiatorios en los momentos de hambrunas, de epidemias o de dificultades políticas, se daban al mismo tiempo que en los países del Imperio árabe-musulmán abundaban las muestras de cooperación y buenas relaciones entre judíos y musulmanes. En Córdoba, la capital de Al-Ándalus (la Andalucía musulmana), los judíos llegaron a ocupar puestos de diplomáticos o de profesores de universidad. En España, la primera persecución masiva de judíos tuvo lugar bajo el reinado de los "Reyes Católicos" que los expulsaron en 1492, al mismo tiempo que finalizaban la "reconquista" contra los musulmanes. Después la situación de los judíos fue mejor en la orilla sur del Mediterráneo que en los países cristianos, tanto católicos como ortodoxos. La palabra "gueto" se originó en la Italia del siglo XV, y la de "progrom" en la Rusia en el XIX. Pero también fue en Europa, y no en el Magreb o en Próximo Oriente, donde surgió el sionismo como reacción a los progromos que tenían lugar en la Europa del Este y a la oleada de antisemitismo desatada al calor del llamado "affaire Dreyfus" en Francia. El sionismo es la ideología nacionalista que surgió a finales del siglo XIX, propugnando el regreso de los judíos para conformar un Estado confesional en las tierras de la Palestina bíblica, en ese momento ocupada mayoritariamente por musulmanes. Tras la Primera Guerra Mundial tuvo lugar la creación de ese "Hogar nacional judío" en Palestina y bajo mandato británico, al que fueron acudiendo a lo largo de los años 1930 las numerosas víctimas judías de las persecuciones de los nazis. Esto supuso el principio del antagonismo entre judíos y musulmanes. Pero fue sobre todo la constitución en 1948 del Estado de Israel, destinado a acoger a los cientos de miles de sobrevivientes de la "Shoah" que lo habían perdido absolutamente todo, lo que alimentó y agravó la hostilidad de numerosos musulmanes contra los judíos, sobre todo tras la expulsión de 750 mil árabes hacia campos de refugiados. Las diferentes guerras entre Israel y los países árabes, así como la implantación de colonias en los territorios ocupados por Israel no han contribuido desde luego a arreglar las cosas, como tampoco la propaganda de los gobiernos de la región que encuentran en la política colonial de Israel el aliviadero al que desviar la cólera de las poblaciones a las que mantienen en la miseria y la opresión. Y lo mismo puede decirse de las "cruzadas" - retóricas o armadas - proclamadas por los dirigentes norteamericanos y sus aliados occidentales e israelíes contra (o en) países musulmanes (Irak, Irán, Afganistán) en nombre de la lucha contra el "terrorismo islámico".
Nacido de la historia de barbarie del siglo XX, situado además en el centro de una región crucial tanto desde un punto de vista económico como estratégico, el Estado de Israel y su política están destinados a alimentar indefinidamente las tensiones en Oriente Medio, y el odio de los musulmanes hacia lo judío.
Mohamed Merah ha muerto acribillado a balazos, pero las causas que han originado su trágica trayectoria permanecen. La agravación de la crisis de un agonizante sistema capitalista va a significar que el incontenible aumento del desempleo, la precariedad y la exclusión, sobre todo entre los jóvenes, impulsen a la desesperación y la cólera y también al fanatismo religioso. Los pequeños caudillos de la droga o de la "yihad" se frotan las manos ante tamañas facilidades para el reclutamiento. El único antídoto contra esta deriva bárbara reside en el desarrollo masivo y consciente de las luchas del proletariado que ofrezca a los jóvenes una verdadera identidad de clase, una auténtica comunidad (la de los explotados y no la de los "creyentes"); una verdadera solidaridad: (la que se desarrolla en la lucha de los trabajadores y desempleados de todas las razas, nacionalidades y religión contra la explotación), contra un mismo enemigo al que combatir y sepultar, y que no es el judío sino el sistema capitalista. Son esas mismas luchas obreras las únicas que pueden sacar al Oriente Medio del estado de guerra permanente, larvado o abierto, en que se encuentra; cuando los proletarios judíos o árabes a cada lado del "Muro de la Vergüenza", comprendan que comparten unos mismos intereses y que deben fomentar la solidaridad contra la explotación. Serán esas luchas obreras las que, desarrollándose en todos los países, habrán de comprender y asumir la única perspectiva que puede salvar a la humanidad de la barbarie: la erradicación del capitalismo y la instauración de la sociedad comunista.
Fabienne (29/3/2012)
Révolution Internationale (sección de la CCI en Francia)
Con gran alegría damos la bienvenida a dos nuevas secciones
Es con mucha alegría que nuestra organización y sus militantes saludan la constitución de dos nuevas secciones de la CCI, en Perú y Ecuador. La constitución de una nueva sección siempre es para nosotros un acontecimiento de mayor importancia. Por un lado porque viene a confirmar la capacidad del proletariado mundial, pese a sus dificultades, para segregar minorías revolucionarias a escala internacional y, por otro, porque participa al reforzamiento de la presencia de nuestra organización en el mundo.
La creación de ambas nuevas secciones de la CCI se da en el contexto de una situación en la que el proletariado empieza a recuperarse, desde el 2003, del largo periodo de retroceso en su conciencia y combatividad que sufrió a partir de los acontecimientos de 1989 (1). Esta fase de recuperación se ha concretizado por un conjunto de luchas que demuestran una conciencia creciente del callejón sin salida en el que está el capitalismo y por la emergencia a nivel internacional de minorías internacionalistas que buscan tomar contacto entre ellas, se plantean varias preguntas, buscan una coherencia revolucionaria y debaten las perspectivas para desarrollar los combates de clase. Parte de ese medio se orienta hacia las posiciones de la Izquierda Comunista y ciertos de sus elementos o grupos vienen a reforzar nuestra organización. Así es como se creó un núcleo de la CCI en Brasil en el 2007 (2). En el 2009, saludamos la creación de dos nuevas secciones de la CCI en Filipinas y Turquía (3).
Estas nuevas secciones también son el producto del esfuerzo sostenido de toda nuestra organización y de sus militantes para tejer lazos allí en donde existen grupos o elementos en búsqueda, se destinen o no a entrar en la CCI.
Nuestras nuevas secciones eran, antes de integrarse, grupos de elementos en búsqueda que se han aglutinado directamente en torno a posiciones de la CCI como en Ecuador, o que provienen de varios ámbitos políticos como en Perú. En uno u otro caso, dichos grupos se han desarrollado por la discusión con otras fuerzas políticas y en discusiones sistemáticas con la CCI, en particular de su plataforma. Por otro lado, también han tenido la preocupación constante de posicionarse sobre los acontecimientos mayores de la situación internacional o territorial (4). Hoy en día, siguen evolucionando en un medio rico de contactos. Radicadas en Sudamérica, ambas secciones vienen a reforzar la intervención de la CCI en lengua española así como su presencia en América Latina donde ya estaba presente en Venezuela, México y Brasil.
El conjunto de la CCI dirige un caluroso y fraterno saludo a esas nuevas secciones y a los compañeros que las constituyen.
La CCI, abril de 2012
1) El hundimiento del estalinismo que dio lugar al desarrollo de campañas burguesas identificando fraudulentamente el comunismo con el capitalismo de Estado como se ha desarrollado en los países del Este tras la degeneración de la Revolución Rusa.
2) Léase "!Saludo a la creación de un núcleo de la CCI en Brasil!" /accion-proletaria/200707/1979/salud-a-la-creacion-de-un-nucleo-de-la-cci-en-brasil [434]
3) Léase "!Saludo a las nuevas secciones de la CCI en Turquía y Filipinas!" https://es.internationalism.org/book/export/html/2494 [435]
4) Algunas de ellas fueron publicadas en Acción Proletaria, órgano de la CCI en España, y en ICC on line en nuestro sitio de lengua española.
La huelga de la Policía militar, que no es la primera ni de seguro la última del sector, expresa las dificultades del Estado brasileño para preservar el orden y cohesión al interior de sus cuerpos represivos, afectados por la crisis económica tanto en las condiciones de vida de sus miembros como en su funcionamiento. El proletariado y sus organizaciones de clase debemos tener la mayor claridad sobre esta huelga de los PM y lo que representa para las próximas luchas que emprenderá el proletariado brasileño, como respuesta a los ataques que la burguesía descarga sobre sus hombros, que se acentuarán en la medida que se agudice la crisis mundial del capitalismo.
La huelga de la Policía Militar[1] (PM) que se desarrolló en varios estados de Brasil a comienzos de 2012, aunque no de manera simultánea, ha tenido repercusiones importantes: abarcó los estados de Maranhão, Ceará, Bahía, y se extendió a Río de Janeiro. El movimiento tuvo su mayor amplitud y contundencia en el estado de Bahía, donde fueron movilizados más de 3 mil efectivos de la Fuerza Nacional de Seguridad, Policía Federal y, principalmente, del ejército; quienes en su mayoría actuaron en la capital, Salvador, donde los policías en huelga junto con varios de sus familiares tomaron la Asamblea Legislativa.
El gobierno de Dilma Rouseff, siguiendo la línea de su mentor Lula, condenó el movimiento huelguístico como un atentado contra la democracia y ordenó la movilización del ejército y la Policía Federal en Salvador, Río y otras ciudades con el fin expreso de reprimir a los manifestantes. Jaques Wagner, gobernador de Bahía del Partido de los Trabajadores (PT), fue el encargado de liderar las acciones contra el movimiento huelguista en ese estado.
Por su parte, altos representantes del PT, PCdoB, de los izquierdistas PSTU y del PSOL[2], así como otras organizaciones de izquierda y derecha se vieron obligados a pronunciarse a favor o en contra del movimiento. Los dos primeros partidos, oficialistas, se colocaron en contra del movimiento calificándolo de un grave atentado al estado de derecho y a la democracia. En tanto los izquierdistas PSTU y PSOL dieron su apoyo abierto a los policías, considerándolos como "trabajadores de la seguridad pública". La población, debido a la amplia cobertura que los "medios" dieron al conflicto y ante los temores de que creciera la violencia y los homicidios, también se vio confrontada a decidir si apoyaba o no al movimiento de los PM.
La huelga de los PM, que no es la primera ni de seguro la última del sector, expresa las dificultades del Estado brasileño para preservar el orden y cohesión al interior de sus cuerpos represivos, afectados por la crisis económica tanto en las condiciones de vida de sus miembros como en su funcionamiento.
El proletariado y sus organizaciones de clase debemos tener la mayor claridad sobre esta huelga de los PM y lo que representa para las próximas luchas que emprenderá el proletariado brasileño, como respuesta a los ataques que la burguesía descarga sobre sus hombros, que se acentuarán en la medida que se agudice la crisis mundial del capitalismo.
La burguesía brasileña se vanagloria de formar parte de la élite de los llamados países emergentes, posicionamiento alcanzado principalmente durante los períodos de gobierno de Lula; de hecho forma parte de los países del llamado grupo de los BRIC[3] . Al igual que sus socios, esta posición que ocupa Brasil se ha logrado gracias a la explotación y precarización de las condiciones de vida del proletariado brasileño, sustentado en un ambiente de "paz laboral" logrado principalmente debido al control que ejerce sobre las masas proletarias la izquierda del capital, encabezada por el PT.
Los policías, al igual que el resto de la población asalariada, no escapan a esa presión constante que ejerce el capital contra sus condiciones de vida: bajos salarios, precarización expresada en un mayor deterioro de los beneficios laborales y de las condiciones de trabajo, etc. Sin embargo, los militares, no importa su grado ni jerarquía, en su condición de miembros del aparato de represión del Estado y remunerados por él, al entrar en huelga, sacan a la luz los conflictos y contradicciones en el seno de la clase dominante, que por un lado, necesita contar con un cuerpo represivo siempre apto para ejercer la coerción y la violencia contra el proletariado cuando lucha por reivindicaciones; aunque sean de las mas elementales como la de tener un salario que satisfaga sus necesidades básicas. Por otro lado, en la mayoría de los casos, por tratarse de personas reclutadas en el seno de familias del proletariado -al mismo tiempo que son los elementos de primera línea en la defensa de la clase dominante- son los que perciben las menores remuneraciones dentro de los que ejercen funciones diarias ligadas al aparato represor estatal (policía, jueces, tribunales), lo que causa un enorme descontento que los lleva a la huelga.
El reciente conflicto de la PM muestra una mayor complicación para el Estado brasileño ya que ha sido el movimiento reivindicativo del sector que ha tenido mayor amplitud. Las medidas represivas contra varios dirigentes del movimiento tomadas por el gobierno federal, en vez de aplacarlo más bien fueron motivo de mayor radicalización. Por otra parte, las reivindicaciones salariales obtenidas están lejos de las aspiraciones iniciales del movimiento. Pedían: reintegración de los policías que fueron expulsado de la PM después de la histórica huelga de 2001, incorporación de gratificaciones, el pago de un adicional de peligrosidad, reajuste lineal del 17,28% retroactivo a abril de 2007 y la revisión del auxilio de alimentación. Lo que consiguieron: aceptaron la propuesta del gobierno de aumento del 6,5% salarial, y una nueva gratificación, gradual hasta el 2014, por trabajo policial. No hubo amnistía a los policías detenidos.
El movimiento huelguístico de la PM forma parte del creciente debilitamiento de la capacidad de la burguesía para imponer su orden, ya que algunas fuerzas de represión se van a tornar menos fiables a medida que se acentúen las contradicciones de su sistema, en las que la agudización de la crisis capitalista, y la aplicación de medidas de austeridad, van a jugar un papel de primer orden.
Es un hecho que la gran mayoría de los integrantes de los cuerpos policiales, al igual que la mayor parte de los asalariados, no poseen medios de producción y sólo disponen de su fuerza de trabajo para sobrevivir; pertenecen a las capas más pobres de la sociedad y se emplean con el Estado para recibir un salario que les permita el sustento tanto a ellos como a sus familias. Podría pensarse que por esa coincidencia de extracción social y por ser asalariados, los intereses y reivindicaciones de los policías también coinciden con los del proletariado, que se ve forzado a luchar y movilizarse contra los embates del capital. Mas no es así, son movimientos que se sitúan en campos contrarios.
Su extracción social, no puede hacer que olvidemos que están al servicio del mantenimiento del orden dominante con la función de reprimir y aterrorizar a la población como lo ilustra lo siguiente: "En los últimos meses son abundantes las noticias de abuso policial, de agresiones gratuitas a la población, de violaciones, de represión violenta de la PM a las manifestaciones, además de los tradicionales asesinatos y tortura. La policía brasileña es la que mas asesina en el mundo y sus crímenes diarios nunca son objeto de investigación y penalización...La PM está en la Universidad de Sao Paulo (USP) para reprimir a los estudiantes, tal como lo hizo contra las manifestaciones en Piauí, Recife, Espíritu Santo, etc."[4]. Podemos ver también esa misma actitud en la reciente desocupación de Pinheirinho[5] y la amenaza de desocupación de la comunidad de quilombos de Rio do Macaco en Bahía, donde la policía militar que recientemente estuvo en huelga, estaba cumpliendo su función represiva junto con la Marina.
Es por ello que, para la clase obrera y sus minorías revolucionarias se hace necesario y fundamental tener la mayor claridad con respecto al carácter de clase de los miembros de los cuerpos policiales y de los cuerpos de represión en general. La ubicación de clase de los policías no la define el hecho de ser un asalariado sino que sus miembros conforman la primera fuerza represiva de la que hace uso el Estado, y por ende el capital, para enfrentar al proletariado.
Esta distinción obedece al hecho de que el proletariado no está conformado por la suma de todos los asalariados, ni siquiera por la suma de todos los explotados. El proletariado es una clase social cuyos intereses son antagónicos a la clase de los capitalistas, y sus luchas reivindicativas son un eslabón en la cadena de luchas por su emancipación, que los lleva a una confrontación contra la burguesía y su Estado. Cuando lucha un sector del proletariado no sólo está luchando el trabajador explotado, sino un sector de la clase revolucionaria, que es capaz de llegar a tomar conciencia, a través de sus luchas y su experiencia, de la fuerza social que representa en el capitalismo.
El policía, al decidir vender su "fuerza de trabajo" al Estado para formar parte de los cuerpos represivos, pone sus capacidades al servicio de la burguesía con la misión específica de preservar el sistema capitalista a través de la represión del proletariado. En ese sentido deja de pertenecer a la clase de los proletarios. Cuando un desempleado o alguien que procure un empleo decide formar parte de los cuerpos policiales, acepta el "contrato" de ser fiel al mandato de hacer cumplir la ley y el orden establecido, lo que lo coloca de esa manera en contra de cualquier movimiento social o de clase que enfrente los intereses del capital y su Estado. Así, el funcionario policial pasa a ser un servidor de la clase dominante y como tal se ubica fuera del campo del proletariado. No es ningún descubrimiento que los miembros de los cuerpos represivos no sólo reprimen a los trabajadores sino inclusive a sus propios vecinos de los barrios donde habitan.
El reciente conflicto entre los cuerpos policiales y sus jefes es un conflicto en el terreno del capital, debido a que los miembros de los cuerpos policiales piden mejores condiciones salariales y de otra índole para poder realizar su labor e, inclusive, para hacerlo de manera más eficiente, o sea, para realizar su trabajo represivo en un ambiente de "paz laboral".
En ese sentido, es un error llamar a la solidaridad de los diferentes sectores de trabajadores asalariados con una huelga de policías de este tipo, por el hecho esencial que la función de la policía es la defensa del Estado capitalista. El hecho de que los policías sean reclutados entre la población pobre no cambia esta función, aunque pueda influir en otras circunstancias.
El Estado de manera hipócrita, enfrenta a los huelguistas acusándolos del incremento de la criminalidad y de dejar a la población a merced del hampa. De esta manera, el Estado se organiza para atribuir a los cuerpos policiales un papel "social", "útil", como por ejemplo la lucha contra la criminalidad; es esa la justificación social de la necesidad de esas fuerzas al servicio del Estado. De esta manera, vemos como a los proletarios y al conjunto de la población se les induce a dar su apoyo para fortalecer a los cuerpos represivos, justificando la contratación de más policías o que tengan mejor equipamiento. La criminalidad y la violencia social se incrementan en todo el mundo debido a las propias contradicciones del capitalismo y a la propia descomposición social, que no sólo afecta a los cuerpos policiales, sino a los altos mandatarios del Estado y sus fuerzas militares[6].
Hay circunstancias en las cuales las fuerzas del orden, principalmente del ejército, pueden llegar a no actuar en el marco de la defensa del Estado capitalista. Eso puede acontecer en situaciones de luchas masivas del proletariado, cuando son movilizados amplios sectores de la población, y sectores de las fuerzas militares rechazan reprimir las luchas o movimientos sociales, e inclusive llegan a unirse a los sectores en lucha y a confrontaciones militares con tropas que permanecen fieles a la burguesía. En estos casos, se presenta la posibilidad de apoyar y proteger a aquellos miembros de los cuerpos represivos que se oponen de esta forma a las órdenes de represión del Estado.
La aceleración de la crisis del capitalismo desde el 2007, que está a la base de la emergencia de los movimientos sociales del Norte de África y los países árabes, así como de movimientos como el de los "indignados" en Europa principalmente, o el de "Ocupar Wall Street" en los Estados Unidos, puede generar situaciones de intentos de fraternización entre soldados y las masas en movimiento. Sin embargo, tales circunstancias deben ser analizadas con mucha precisión política para no caer en comportamientos ingenuos como los que sucedieron durante los movimientos en Egipto, cuando el ejército, fingiendo simpatía con el movimiento, dejaba la tarea sucia de represión brutal a la policía. En realidad, en ese país, como sabemos y es mucho mas claro ahora, el pilar del sistema es el ejército.
Las ilusiones democráticas de estos movimientos y el hecho de que el proletariado no ha sido la clase que ha estado a la cabeza de los mismos, los hace presa de falsas simpatías por parte de las fuerzas e instituciones del orden y los lleva a buscar salidas que terminan reforzando el campo de la burguesía. Sólo en situaciones revolucionarias muy avanzadas, cuando el balance de fuerzas entre burguesía y proletariado sea favorable a este último, se podría esperar una situación de fraternización con las fuerzas militares, tal como ya se han presentado en el movimiento obrero.
Episodios importantes de este tipo de situaciones de fraternización se dieron durante la Revolución Rusa de octubre de 1917, que de manera brillante recoge Trotsky en su obra "Historia de la Revolución Rusa", quien describe y aprueba la actitud de los obreros rusos en febrero de 1917 con respecto a los cosacos, acerca de quienes afirma "que estaban fuertemente penetrados de un espíritu conservador" y que eran "permanentes promotores de represión y expediciones punitivas" ; y más adelante nos dice : "Cierto es que los cosacos no cesaban de cargar constantemente, aunque sin gran dureza, contra la multitud (...)Los manifestantes se dispersaban y tornaban a reunirse. La multitud no tenía miedo. ‘Los cosacos prometen no disparar'. La frase corría de boca en boca. Por lo visto, los obreros habían parlamentado con algunos cosacos (...) Los cosacos se limitaban a responder individualmente a preguntas planteadas por los obreros e igualmente sostenían con ellos breves conversaciones. (...) El obrero bolchevique Kajurov, uno de los auténticos caudillos de estas jornadas, cuenta que en uno de los puntos de la ciudad, cuando los manifestantes, corridos a latigazos por la policía montada, se dispersaban junto a un destacamento de cosacos, Kajurov, seguido de algunos obreros que no habían imitado a los fugitivos, se acercaron a los cosacos y, quitándose las gorras, les dijeron : ‘Hermanos cosacos : Ayudad a los obreros en la lucha por sus demandas pacíficas ; ya veis cómo nos tratan los "faraones" a nosotros, los obreros hambrientos. ¡Ayudadnos!' Aquel tono conscientemente humilde, aquellas gorras en las manos, ¡qué cálculo psicológico más sutil, qué inimitable gesto! Toda la historia de las luchas en las calles y de las victorias revolucionarias está llena de semejantes improvisaciones".
El proletariado y sus minorías revolucionarias debemos tener presente que, a más largo plazo, no puede haber victoria militar sobre la burguesía sin desagregación de las fuerzas de represión. La desagregación será el producto de varios factores:
Puede ser que muchos proletarios, elementos y grupos políticos de la clase en Brasil simpaticen o se solidaricen con la huelga de los PM, debido a que de alguna manera comparten con la clase trabajadora parte de las penurias a que nos somete el capital. Inclusive algunos pueden llamar a los trabajadores a que tomen como ejemplo de lucha la huelga de los policías. Sin embargo, tal planteamiento sólo contribuye a perjudicar la conciencia de la clase obrera y debilitar su capacidad de enfrentar a la clase enemiga, ya que no sólo pretende colocar la huelga de los policías como un acontecimiento que pertenece a las luchas del resto del proletariado, sino, que también favorece a una falta de confianza en las capacidades del proletariado brasileño para desarrollar sus luchas en su propio terreno de clase después de décadas de adormecimiento debido a la acción del PT, de los otros partidos de derecha e izquierda del capital, y sus sindicatos.
Cuando ese "viejo topo" del que nos hablaba Marx comience a mover los cimientos del capital brasileño, momento en que, sin duda, será enfrentado fuertemente por los cuerpos represivos del Estado, su lucha persistente y tenaz en su terreno de clase podrá abrir camino a un debilitamiento de los mismos.
La CCI
14/03/12
[1] En Brasil la policía se reparte en la esfera federal y estadal. En la esfera federal existen la Policía Federal, la Policía Federal de Autopistas (o vías rápidas) y la Policía Federal Ferroviaria. En el ámbito estadal, está la Policía Civil y la Policía Militar. La Policía Civil es responsable de la investigación y la Policía Militar es la institución responsable de la seguridad pública y de mantener el orden burgués. Además de esas organizaciones policiales existe la Guardia Nacional que es utilizada en casos de emergencias de "seguridad pública" formada por elementos destacados y entrenados de diversas organizaciones estatales.
[2] PCdoB: Partido Comunista do Brasil (Partido Comunista de Brasil); división del Partido Comunista Brasileiro. PSTU: Partido Socialista dos Trabalhadores Unificado (Partido Socialista de los Trabajadores Unificado); de tendencia trotskista. PSOL: Partido Socialismo e Liberdade (Partido Socialismo y Libertad); congrega varias tendencias trotskistas.
[3]En economía, se emplea la sigla BRIC para referirse conjuntamente a Brasil [436], Rusia [437], India [438] y China [439], que se destacan en el escenario mundial como "países emergentes". Fuente: https://es.wikipedia.org/wiki/BRIC [440]
[4] PCO. Huelga de la PM: gobierno quiere a la policía reprimiendo a la población. Fuente: <https://www.pco.org.br/conoticias/ler_materia.php?mat=34993> [441]
[5] OPOP. Somos Pinheirinho: Todo el apoyo y solidaridad con los habitantes de Pinherinho. Fuente: <https://revistagerminal.com/2012/01/24/nos-somos-o-pinheirinho-todo-apoi... [442]
[6] Ver en este sentido el artículo de Revolución Mundial, nuestra sección en México, "La inseguridad social...Un motivo más para luchar contra el capitalismo" Revolución Mundial N°125, noviembre-diciembre 2011. https://es.internationalism.org/rm125-inseguridad [443]
Desde hace un tiempo acá el Estado Peruano viene desarrollando una campaña en contra del terrorismo, específicamente de grupos debilitados y armados como Sendero Luminoso. Inicialmente se veía una campaña para debilitar su tentativa de legalización de una fracción de Sendero Luminoso en Partido -MOVADEF ([1]) a fin de participar en el juego político junto con los demás partidos. Cuando grupos terroristas -tal fue el caso del IRA en Irlanda o actualmente ETA en España- intentan integrarse "normalmente" en el juego político, las fuerzas establecidas en el Estado realizan siempre campañas de desprestigio, de acoso y derribo, con el objeto de que los recién llegados lo hagan en la mayor debilidad y no puedan rentabilizar lo que previamente han acumulado con su actividad armada. De forma general, cuando dos partidos burgueses llegan a un acuerdo o establecen una alianza, en una primera fase se dan de golpes bajos de todo tipo. Esto no tiene nada de paradójico: si te alías tienes que hacerlo con un "socio" que esté lo más débil posible pues de lo contrario la alianza -que es un juego de truhanes- acabará por debilitarte a ti.
Pero luego de quedar la inscripción del MOVADEF sin efecto, la campaña del Estado se dirigió a hablar de incursiones y actos de violencia por parte de esta agrupación (supuestas pintas, coches bomba, asesinatos, secuestros, etc.). Al trascurrir las noticias, vemos al Estado que empieza a vincular a sectores de la población con dicha agrupación, sectores de pobladores de lugares donde los conflictos mineros se agudizan cada vez más, como el caso de Conga en Cajamarca o de los mineros informales en la selva amazónica, por ejemplo. ¿Pero porque toda esta vinculación? ¿Por qué el Estado comienza a vincular a dichas protestas contra la minería, con Sendero Luminoso?
Parece evidente que la respuesta sea porque le da mayor margen para empezar una brutal represión, so pretexto "que en dichos movimientos hay elementos miembros de Sendero Luminoso infiltrados". Actualmente el Estado ya ha empezado con una fuerte represión contra sectores Campesinos empobrecidos que luchan simplemente contra la contaminación Minera en sus lugares, sencillamente por luchar por sus vidas.
No podemos negar que exista de plano entonces, una campaña contra SL para desprestigiarlo por su pasado Terrorista, por parte del Estado Burgués; porque el terror usado por SL contra la sociedad en los años 80's, podría resultar un tremendo argumento para hacerlo; además esa campaña no es gratis, ya que el Estado justifica con ello su represión contra los movimientos de protesta antiminera y contra otros que se presenten en el futuro.
Otra de las motivaciones de la campaña es atacar el comunismo y los grupos comunistas, identificándolos con la acción terrorista de Sendero Luminoso. Esta campaña tiende a asociar el comunismo con el terrorismo. La lucha de la clase obrera nada tiene que ver con el terrorismo. El terrorismo nada tiene que ver con la clase obrera, ya que la intervención terrorista es siempre enemiga y destructiva de la lucha obrera. Los comunistas rechazan abiertamente el funcionamiento organizacional, los métodos y los planteamientos del terrorismo, su práctica y posiciones son antagónicas ante la clase obrera.
"El terrorismo no tiene nada que ver con los medios de lucha de la clase obrera. Es una expresión de capas sociales sin porvenir histórico y de la descomposición de la pequeña burguesía y eso cuando no son emanación directa de la pugna que mantienen permanentemente los Estados entre sí; por ello ha sido siempre un terreno privilegiado para las manipulaciones de la burguesía. El terrorismo predica la acción directa de las pequeñas minorías y por todo ello se sitúa en el extremo opuesto a la violencia de clase, la cual surge como acción de masas consciente y organizada del proletariado" ([2]).
Por ello el terrorismo, es una práctica que no pertenece en absoluto a la tradición del movimiento obrero desde sus orígenes hasta hoy. El terrorismo no permite un proceso de crítica y reflexión, por el contrario produce miedo y zozobra; así como en medio de una guerra, los bombardeos (o los coche bomba) no permiten a nadie reflexionar ni tomar conciencia de los hechos de la guerra, por el contrario la población corre y se esconde por salvar sus vidas, generando así un retroceso y obstáculo para la toma de conciencia de la clase trabajadora.
Las prácticas terroristas (en particular la de S.L.) solo expresan la desesperación y descomposición de esta fracción de la burguesía a través de "actos ejemplares "de grupos elitistas, práctica que es totalmente contrapuesta a la violencia de clase, la cual surge como acción colectiva y consciente de las masas en su lucha por la destrucción del Capitalismo, tal como fue el movimiento de los soviets en Rusia de 1917. Las practicas proletarias son las asambleas generales, las decisiones colectivas, la práctica común, globalmente todas las condiciones que permiten desarrollar la conciencia. La conciencia de la clase Obrera se forja en la lucha colectiva y unitaria.
Asimismo rechazamos la política de amalgama que la burguesía y el Estado peruano, con su actual títere Humala, llevan a cabo para meter en el mismo saco del "terrorismo y la subversión" a cualquier expresión de descontento o lucha contra el actual orden. Su único fin no es otro que el de ir preparando el terreno para justificar su política de represión sangrienta contra la clase obrera en Perú, en un contexto de crisis mundial del capitalismo que ya tiene su correlato de ataques y recortes a las condiciones de vida de nuestra clase, provocando reacciones de indignación y lucha.
Podemos poner como ejemplo de cómo estos grupos terroristas están en contra de la clase obrera, con el reciente secuestro de 30 trabajadores de la planta del Gas de Camisea. La captura del "camarada Artemio" y la inscripción de MOVADEF, junto a todos los supuestos ataques de este grupo terrorista, le sirven al Estado como caballo de Troya para preparar el terreno para una brutal represión a la clase trabajadora, Pero la clase trabajadora ya está luchando en otras partes (España, Grecia.) y pronto esas luchas tendrán su repercusión aquí y en el resto del continente.
Internacionalismo-Perú
[1] MOVADEF: Movimiento por Amnistía y Derechos Fundamentales [446].
(1) [2] Posiciones básicas de la Corriente Comunista Internacionalista
Lo que sucede en China está rodeado de un muro de silencio. Utilizando fuentes de una organización de Hong Kong hemos podido tener alguna información sobre las numerosas luchas de los trabajadores en China
A lo largo de la última década, el proletariado en China y el resto del este de Asia, Birmania, Camboya, Filipinas, Indonesia, Tailandia y Vietnam, se han visto envueltas en una ola de huelgas y protestas contra la explotación capitalista.
Es China donde nos queremos concentrar y para ello en gran parte usaremos la información dada por El Boletín Laboral Chino (CLB), la publicación de una organización no gubernamental establecida en Hong Kong que contacta con grupos para la defensa de los derechos humanos y Radio Asia Libre.
El boletín promueve la idea de un estado chino más justo, lo que incluye defender la acepción de una "unión de sindicatos independientes".
En otros artículos, echaremos un vistazo a aspectos más recientes acerca de "La República Popular", incluyendo el desarrollo de las tensiones imperialistas, la descomposición e intrigas alrededor del todo poderoso Politburó.
A lo largo de la última década, la clase trabajadora en China, se ha visto implicada en una ola de huelgas y protestas, donde han participado cientos de miles de trabajadores, como reflejo de la rabia y combatividad cada vez más creciente frente al peso de la explotación capitalista.
Las huelgas espontáneas, provenientes de los propios trabajadores, han tratado sobre diferentes cuestiones generales: pago de horas extras, compensación por traslados, corrupción de funcionarios, aumentos de sueldo, recortes en salarios y pensiones, mejora en las condiciones de trabajo, reducción de horas y prestaciones en educación y salud. En resumen, toda la gama de condiciones que plasman la intensidad de la explotación del estado chino. Las huelgas han mostrado una dinámica firme y una fuerza creciente.
Hace sólo unos días, en la ciudad de Chongqing, el anterior feudo de Bo Xilai, hoy defenestrado, hubo huelgas contra los recortes en sueldo y pensiones, que desde luego nada tenían que ver con las maniobras en torno al Politburó chino.
Esta ciudad de treinta millones al sur de China, como muchas otras, están al borde de la bancarrota, lo que está despertando una preocupación creciente (las bancarrotas a nivel local son un gran problema para el capitalismo, dan fe de ello algunos estados en América, gobiernos autonómicos en España etc.).
Para hacer frente a la lucha ocurrida en Chongqing, las autoridades, como en otros lugares, bloquearon los pequeños blogs que los trabajadores usaban para comunicarse de forma eficaz y difundir las noticias frente a la censura del estado.
El Boletín Laboral Chino de 5 de marzo de 2012, informa que las huelgas y protestas continuaron en el país durante todo el mes de febrero, la mayoría tuvieron lugar en los sectores de la industria y transporte, los cuales piden principalmente salarios más altos y protestan contra la reducción de pluses y primas. 5000 trabajadores de la compañía siderúrgica Hanzhong, en Shaanxi, al norte, hicieron huelga en contra de la bajada de sueldos y de las largas horas de trabajo. Varios miles de trabajadores abandonaron la planta y se dirigieron hacia las calles para manifestarse.
El artículo señala que los trabajadores eligieron a sus propios representantes. La publicación del boletín de marzo, también hace constar el mayor número de huelgas al mes desde que comenzaron a batir récord hace ya quince meses, y apunta a una escalada de huelgas en torno a los sueldos y recolocaciones.
Las brigadas antidisturbios y las unidades milicianas están activamente presentes en muchos casos y además de haber sido despedidos del trabajo, muchos trabajadores han sido detenidos ¡De todo esto no hay ninguna protesta por parte de los democráticos estados de occidente ni tampoco de las compañías que hacen negocios con China!
En China, la represión y la vigilancia es la especialidad de un estado estalinista y, como en los regímenes árabes, este estado también utiliza bandas de matones armados a los que paga y desplaza a lo largo del país para utilizarlos contra los trabajadores.
El gasto destinado a policía en China durante el año 2010 y destinada para 2011 supera el presupuesto en defensa externa, lo cual no es nada despreciable[1].
A comienzos del siglo veintiuno, millones de pobres, jóvenes y campesinos, inundaron las fábricas de ciudades industriales al sur de China en busca de trabajo. Estos hombres y mujeres jóvenes trabajaban durante largas horas por muy bajos salarios en condiciones a menudo insalubres y peligrosas. Eran en su mayoría personas mansas e indefensas, corderitos camino del matadero. Partiendo de esta base se fundó el "Milagro Económico Chino". Pero este consentimiento impuesto no duró por mucho tiempo.
Templados por el calor de la lucha de clases, los trabajadores ya no son la mano de obra barata y dócil con la que contaban, tanto los capitalistas chinos como sus cofrades del mundo, para hacer fáciles negocios. Un número significativo de trabajadores, todavía jóvenes pero con más experiencia, formación, más seguros de sí mismos y militantes, fueron organizando y emprendiendo huelgas y protestas. El verano de 2010 culminó en una ola de huelgas en el sector de la industria manufacturera[2].
A mediados de década, el ministerio chino de Recursos Humanos y Seguridad Social estimó en 240 millones el número de trabajadores emigrantes, de ellos, 150 millones trabajan lejos de sus hogares, con un 70% en el sector manufacturero.
Incluso con estas cifras, la escasez en la mano de obra durante el 2005 vio como las luchas de los trabajadores daban un paso más allá hacia una lucha más ofensiva lo que a su vez estimuló a otros grupos obreros a lanzar sus propias protestas. El estado chino registra unos 80.000 incidentes de masas en 2007, según las últimas cifras oficiales publicadas por el estado[3]. El Boletín Laboral Chino considera que estas cifras están aumentando año tras año desde entonces y que las huelgas están tomando una intensidad diferente.
Por ejemplo, en agosto de 2011, miles de trabajadores despedidos, víctimas de la reestructuración de la Corporación Petrolífera Nacional China, se unieron a la manifestación de un millar de trabajadores del petróleo en huelga para defender sus propias demandas. Esto pone de relieve un mayor número de situaciones en las que se toman las calles, bloqueándolas con manifestaciones y sentadas en plazas públicas. Otro aspecto de la participación en blogs mencionado antes fue su uso en la huelga de Nanhai Honda en 2010, donde se establecieron comunicaciones y un pequeño grupo de trabajadores crearon la llamada "Unidad es Victoria".
Las autoridades chinas intentaron parar esta forma de comunicación utilizando como excusa la "prevención de rumores infundados"[4].
Uno de los líderes de la huelga de Honda comunicó al diario New York Times que un pequeño grupo de trabajadores, unos cuarenta en total, se encontraron antes de la huelga para decidir sobre las acciones a emprender y sus exigencias.
En una huelga de la compañía Pepsi en noviembre de 2011, los trabajadores eligieron en asamblea general a sus propios delegados. A pesar de los incrementos ofrecidos por la dirección de la empresa, continuaron la acción de protesta[5]. Muchas huelgas terminaron con aumentos de sueldo y algunas demandas satisfechas, pero otras muchas no. En ambos casos, trabajadores fueron despedidos y arrestados. Cuando se ofrecen aumentos de salarios a menudo son barridos por la inflación que se está convirtiendo en una maldición para la economía china. Los aumentos de sueldo no sólo se están pidiendo en las zonas costeras, sino, desde 2010, también en las zonas del interior, donde los trabajadores implicados en estas acciones tienen familia, amigos, etc., representando la posibilidad de huelgas de forma paralela a las protestas sociales y de esta manera ampliando el frente de batalla.
Por otro lado, a los trabajadores emigrantes asentados en otras ciudades a menudo se les niega la educación básica y la asistencia social tanto a ellos como a sus hijos, lo que debería ser sufragado por sus patrones pero no es así. Esto ha abierto otro campo de confrontación.
Frente a tanto atropello las protestas hace 10 años constituían un llanto lejano y el Estado chino tenía manos libres para usar y tirar millones de personas jóvenes procedentes de las zonas rurales. Hoy ya no tienen tanto margen de maniobra y la situación económica no hace más que degradarse. El desempleo también amenaza en Hong Kong, donde la Federación de Industrias ha declarado que "un tercio de las industrias disminuirán de tamaño o desaparecerán", afectando a decenas de miles de trabajadores como mínimo.
El Boletín Laboral Chino declara que los trabajadores "no confían en la Federación China de Sindicatos"[6] y "su habilidad para negociar un subida decente de sueldos". Como consecuencia "tomaron el asunto con sus propias manos y organizaron una amplia gama de acciones eficientes y colectivas". La Federación China de Sindicatos Unidos (ACFTU) está claramente conectada con el partido de Bo Xilai y formada a partir de sus propios miembros y células, y el Boletín Laboral Chino está llamando la atención acerca de un problema que enfrenta a la clase dirigente: la falta de sindicatos que controle y discipline a los trabajadores. La represión nunca es suficiente y puede añadir leña al fuego.
El Boletín Laboral Chino informa sobre comentarios acerca de la huelga de Honda mencionada anteriormente: "Cualquier organización de trabajadores que se desarrolla durante una protesta suele disolverse después de que las demandas que dieron lugar a éstas fueron atendidas". Al pro-estatal Boletín Laboral Chino, le gustaría hacer que estas organizaciones de trabajadores fueran permanentes y enlazarlas en una estructura de sindicatos independientes con relaciones pacíficas con el estado. Las delegaciones de la Federación China de Sindicatos, tal y como existen, están a menudo formadas sólo por directores de empresa, como en la fábrica electrónica Ohms en Shenzhen, donde los doce directivos era todos oficiales de la unión!
En un esfuerzo patéticamente desesperado, que también apunta a los límites del estado estalinista, la Federación Shanxi de Sindicatos Unidos ha ordenado a sus 100.000 oficiales a que publiquen sus números de teléfonos para que los trabajadores puedan estar en contacto con ellos! Por todo el país, las delegaciones de la Federación China de Sindicatos Unidos han despedido a trabajadores, contratado esquiroles y avisado a la policía y a milicianos para que carguen contra los trabajadores. Es parte del aparataje del desacreditado partido.
La burguesía no sólo en China sino a nivel internacional, necesita una estructura unida, renovada, flexible, creíble y aquí es de donde proceden los esfuerzos del Boletín Laboral Chino para la creación de sindicatos independientes.
Podemos apreciar esto en su llamada a "una gran participación (de trabajadores) en comités y otras estructuras de unión" y "nuevos empleadores a los que se les dé información sobre las actividades de la unión", como ocurrió después de las recientes luchas de Foxcomm.
La unión de sindicatos en China, a diferencia de sus sofisticados colegas occidentales, generalmente ni siquiera ven las huelgas venir y mucho menos las disipan o dividen.
Este fue el caso de la planta de coches Honda en Foshan al sureste de China el pasado verano. Fueron necesarias dos semanas y una gran subida de sueldo para conseguir que los trabajadores volvieran al trabajo. Kong Xianghong, un extrabajador y veterano del Partido Comunista de China y ahora miembro de la Federación China de Sindicatos Unidos, dijo después de la huelga (y una serie de huelgas que eso produjo): "hemos comprendido el peligro de que nuestra unión se está divorciando de las masas". Kong añadió que China necesitaba "absorber las lecciones de los levantamientos en los países árabes"[7].
Para la clase trabajadora en China, las luchas se están intensificando y para la burguesía los problemas se están amontonando.
Esta última, si le fuera posible desarrollar sindicatos independientes, lo que es dudoso, gozaría de un instrumento de control mucho más poderoso que los actuales sindicatos oficiales.
Pero para los trabajadores la lección es justamente la opuesta: hay que recordar lo que ocurrió en Polonia con la huelga de masas de 1980 que fue traicionada desde dentro por el sindicato "libre" Solidarnosc[8]. Estos organismos son mucho más insidiosamente destructivos para los trabajadores que las desprestigiadas estructuras sindicales directamente vinculadas al Estado y al Partido único.
Badoon, 15-4-2012
[1] Noticias Bloomberg
[2] Hubo unos 180.000 incidentes en 2010,
[3] CASS, Análisis de Tendencia Social y Agrupación de Temas con Repercusión, 2008-2009
[4] Noticias BBC, 16-3-2012
[5] Web del Socialismo en el mundo: "Indicios de una nueva ola de huelgas en China".
[6] "Una década de cambio: El movimiento de los trabajadores en China 2000-2010".
[7] Washington Post, 29-4-2011
[8] Ver en Revista Internacional nº 27 Un año de luchas en Polonia, https://es.internationalism.org/node/2318 [449]
Denuncia por parte de nuestra sección en Filipinas de la tensión imperialista en torno a las islas Spratly. Agradecemos la colaboración de un compañero en la traducción
"¡Proletarios del mundo, uníos!" Esta es la verdad y la realidad bajo el sistema capitalista. Nosotros, los trabajadores, como clase internacional que somos, no tenemos intereses nacionales o nación alguna que defender. En cualquier lugar del mundo en que estemos presentes somos explotados y oprimidos por el capital y el Estado local.
El patriotismo y el interés nacional sólo sirven a una clase particular. La historia nos enseña que el patriotismo y el Estado sirven únicamente a los intereses de la burguesía: controlar y explotar a la clase obrera y a las demás clases desposeídas.
La situación actual en las Islas Spratly entre las burguesías china y filipina (ambos dicen ser los legítimos propietarios de una isla pequeña pero rica en recursos) es, según estas mismas burguesías, un asunto de "soberanía nacional" e "integridad territorial". Por todas partes resuenan las llamadas por la "unidad nacional" y la "defensa del territorio nacional". Los medios burgueses están ahora envenenando las mentes de las clases desposeídas inculcandoles que, como raza y nación, los capitalistas y los trabajadores son hermanos y aliados.
La burguesía ha estado inyectando a los trabajadores de ambos países el "amor a la patria" para dividirlos y así combatirlos y exterminarlos.
El conflicto de las Spratly no es exclusivamente entre China y Filipinas. Otros países como Vietnam, Tailandia y Malasia1 también reclamaron su parte, y Brunei2 también reclama la isla. Los motivos de cada país es su larga historia de agresión colonial, y no su "soberanía nacional"3.
Amasar un mayor beneficio es la razón última de cada una de las burguesías nacionales participantes en el conflicto. Sea quien sea el ganador en esta disputa, no serán las masas explotadas de China o Filipinas quienes sacarán algo de ello, sino el gobierno, los burócratas y los capitalistas.
Otro motivo importante para el conflicto son los intereses imperialistas de las burguesías nacionales contendientes; las Spratly son una posición que puede ser estratégica para una base militar: un gran motivo para que China, Vietnam, Taiwan y los EE UU se disputen la isla. Hace ya décadas que viene habiendo fricciones y conflictos armados entre China y Vietnam (un aliado de los EE UU).
Está claro que este conflicto de las Spratly forma parte de la rivalidad imperialista entre China y los EE UU en Asia. El ambicioso imperialismo chino necesita expandir su territorio a causa de la crisis mundial del capitalismo. La potencia imperialista número uno, los EE UU, lo sabe; y está dedicando todos sus esfuerzos a reforzar y proteger sus fronteras en Asia4.
A pesar de la competición, inherente al propio capitalismo,entre las diferentes facciones capitalistas , los capitales nacionales son uno cuando se trata de atacar a la clase obrera.
Mientras la ideología nacionalista/patriótica envenena a los trabajadores, la cooperación diplomática y económica entre los países contendientes continúa5. Mientras algunas secciones de la población de las partes contendientes defienden "su" nación, los capitalistas y burócratas festejan y se alegran junto a sus homólogos filipinos, chinos y estadounidenses hablando de cómo pueden reforzar sus relaciones económicas. En otras palabras: hablando de cómo intensificar sus ataques contra el proletariado.
Las burguesías nacionales de los países implicados explotan y oprimen a sus trabajadores hasta límites extremos. Cientos de miles de trabajadores chinos se lanzaron en huelga salvaje o en manifestaciones casi cada día contra el Estado y los capitalistas. Hay huelgas en Vietnam a causa de los bajos salarios y la ausencia de derechos. Los trabajadores filipinos experimentan y se enfrentan a los mismos hechos. Los padecimientos de los proletarios del "tercer mundo" no son en absoluto diferentes de los padecimientos de sus hermanos y hermanas de los países del "primer mundo", particularmente de EE UU.
El objetivo primero y fundamental de cada capital nacional es alimentar el fuego de la tensión para ganarse el favor de las masas descontentas contra las naciones extranjeras que "atacan nuestro derecho a la soberanía".
Es la clase capitalista, local o extranjera, el enemigo verdadero y primario de la clase trabajadora.
No debemos apoyar las llamadas de nuestra burguesía nacional a "luchar por la soberanía nacional" y a "defender el territorio de la nación". La verdad que se esconde tras estos llamamientos es la soberanía de la burguesía para explotar y oprimir más a la clase obrera; es el territorio capitalista para amasar más beneficio de nuestro trabajo gratuito.
En vez de esto, debemos unirnos a los trabajadores filipinos y chinos junto con nuestros hermanos y hermanas de clase en todo el mundo para derribar "nuestras" propias burguesías nacionales.
Tenemos que condenar el permanente toque de tambores de nuestros gobiernos con sus amenazas de guerra; una guerra que sólo empeorará nuestras condiciones de vida y nos llevará a la extrema pobreza, muerte, destrucción y división entre nosotros.
Sabemos que en el presente conflicto ninguno de los contendientes tiene la capacidad o el interés de lanzar una agresión militar directa y total6. Sin embargo, la propaganda sobre una posible guerra puede atraer e influenciar secciones populares relativamente atrasadas en su consciencia de clase, capaces de apoyar su burguesía nacional contra una burguesía extranjera. El principal objetivo de las burguesías nacionales de China y Filipinas es envenenar la mente de las clases laboriosas con fervor e ideología nacionalista.
¡Camaradas, trabajadores filipinos y chinos, no nos dejemos persuadir por sus dulces palabras y suaves discursos ni por la propaganda venenosa de "nuestros" propios gobiernos! Continuemos nuestra lucha contra todos los ataques del capital a nuestras filas en nuestros respectivos países. Continuemos exponiendo la naturaleza opresora y explotadora de la clase capitalista, ya local ya extranjera. ¡Necesitamos reforzar nuestra unidad como clase!
La "soberanía nacional" y la "unidad nacional" son cadenas que nos mantienen esclavizados para siempre a esta prisión capitalista. Son herramientas para la división del proletariado mundial. Un movimiento de corte nacionalista es un movimiento destinado a debilitar aún más el movimiento proletario internacional.
Trabajadores filipinos y chinos: no tenemos ningún interés ni nada que ganar venza quien venza en el conflicto de las Spratly y acabe poseyendo las islas. Nuestros intereses son liberarnos de la pobreza, de ser esclavos asalariados. Nuestros intereses son acabar con el capitalismo y construir una sociedad libre de opresión y de explotación. Nuestros enemigos son los gobiernos de Filipinas, la China imperialista y todos los países imperialistas del mundo7.
El capitalismo es la causa fundamental de la guerra en la era del imperialismo. La única garantía de paz duradera para la humanidad es la destrucción total del capitalismo.
¡PROLETARIOS DEL MUNDO, UNÍOS!
¡ABAJO LA CLASE CAPITALISTA, LOCAL O EXTRANJERA!
¡DERROQUEMOS "NUESTROS" GOBIERNOS NACIONALES Y SU IDEOLOGÍA NACIONALISTA!
¡ABAJO CHINA Y AMÉRICA IMPERIALISTAS!
¡ABAJO EL SISTEMA IMPERIALISTA MUNDIAL!
Internasyonalismo
28 de Abril de 2012
1 Ver www1.american.edu/ted/SPRATLY.htm
2 Ver http [452]:// [452]en [452]. [452]wikipedia [452]. [452]org [452]/ [452]wiki [452]/ [452]Spratly [452]_ [452]Islands [452]_ [452]dispute [452]
3 Contrariamente al Derecho Internacional, Filipinas dice poseer Scarborough Shoal desde los tiempos del colonialismo español (https://globalnation.inquirer.net/34031/ph-sovereignty-based-on-unclos-p... [453])
mientras que Vietnam dice ser propietaria desde el colonialismo francés. Y China basa su "derecho" en los mismos argumentos. (http [454]:// [454]en [454]. [454]wikipedia [454]. [454]org [454]/ [454]wiki [454]/ [454]Spratly [454]_ [454]Islands [454]# [454]cite [454]_ [454]note [454]- [454]encarta [454]-23). [454]
4 Con el equilibrio de poder entre China y EE.UU, en Asia, Corea del Norte es el único aliado de China. Esto no quiere decir que EE.UU. sea el "enemigo principal" en Asia, y "los enemigos de segunda" o "aliados tácticos" los otros países competidores rivales. El principal enemigo del proletariado internacional es la burguesía del mundo
5 La relación económica entre Filipinas y China está en continua expansión (https://www.mb.com.ph/articles/346111/robust-philippineschina-trade-rela... [455]), lo mismo ocurre con China y los EE.UU.
("Trade in Goods with China [456]"). De hecho, China es el mayor acreedor de EE.UU. "China: The new landlord of the U.S. [457]".
6 El enfrentamiento en las islas Spratly ha tenido varios pequeños conflictos militares entre las Vietnam y China, calibrados y controlados por ambos países para que no estallasen en una guerra a gran escala, ya que su único objetivo es aumentar la ideología nacionalista de sus países. Entre China y las Filipinas hay una pequeña posibilidad de una confrontación militar, pregonada por las fuerzas armadas de Filipinas, EE.UU., y China. Medios de comunicación chinos habían anunciado últimamente la posibilidad de pequeños enfrentamientos militares entre China y Filipinas
7 El movimiento maoísta de Filipinas ayuda a la campaña de la burguesía filipina por la ideología nacionalista entre las filas de los trabajadores. Los maoístas mantienen firmemente la táctica contrarrevolucionaria de "elegir el mal menor", que se muestra claramente a través de las declaraciones de sus organizaciones legales, acerca de la fricción entre China y los EE.UU.. Sin embargo, no sólo el movimiento maoísta tiene esta forma de pensar, todo el resto de las organizaciones de izquierda están adoptando las mismas tácticas
Ante la jornada del 22 mayo donde todos los sectores de la educación han sido convocados, colectivos que se definan sobre una perspectiva de clase y revolucionaria han desarrollado una intervención. Del mismo modo, en Sevilla los estudiantes han tomado la iniciativa...
En un contexto mundial de agravación incontenible de la crisis capitalista los trabajadores en España se encuentran con un tsunami de ataques a sus condiciones de vida de dimensiones desconocidas. Esto se sintetiza en el cínico eslogan de Rajoy de "todos los viernes nuevos recortes".
Es una situación insoportable cuyos efectos se materializan en hechos como uno recientemente conocido: más del 20% de los niños están por debajo del umbral de la pobreza.
Al mismo tiempo y frente a este ritmo agotador de agresiones, los trabajadores sienten un fuerte desasosiego porque comprueban que las numerosas movilizaciones sindicales (el 29 M al que ha sucedido la jornada de huelga de la enseñanza del 22 de mayo) no llevan más que a la división y la desmoralización a pesar de la participación masiva y entusiasta de muchos trabajadores. Y por otro lado, se comprueba que los movimientos del año pasado en torno al 15 M han agotado su dinámica debilitados por una serie de planteamientos que llevan a la misma desmoralización y desmovilización que las convocatorias sindicales: el ciudadanismo, las "reformas" democráticas, los remiendos a las condiciones de vida diarias tales como mercadillos de trueque, cooperativas etc[1].
Se hace necesario una "digestión" de las experiencias de lucha vividas para sacar lecciones, ver que ha fallado, ver en qué nos debemos apoyar y relanzar de nuevo la lucha sobre bases que nos den autonomía de clase, control de nuestra lucha y por tanto una verdadera fuerza, y todo esto tenemos que hacerlo en sintonía con esfuerzos que se den a nivel mundial pues ante un problema cuya naturaleza es mundial solo podemos responder con una solución mundial.
Publicamos intervenciones de colectivos o de sectores de trabajadores y estudiantes que van en ese sentido de sacar lecciones y preparar una nueva oleada de luchas. Uno procede de Asamblearias - Trabajadores Indignados y Autoorganizados de Alicante[2] que a su vez integra en su intervención una hoja del Colectivo de Trabajadores de Valencia que actúa en la misma línea[3]. El otro es la crónica de una iniciativa espontánea que surgió en la Universidad de Sevilla[4] expresión del profundo descontento existente, de la respuesta al "tasazo" (el brutal aumento de las tasas universitarias decretado por el Gobierno Rajoy) pero igualmente de la voluntad de lucha y unirse.
...no somos un partido, no somos un sindicato, no vendemos nada. Somos como vosotras, parte del MOVIMIENTO de las trabajadoras, de las paradas, las estudiantes, las jubiladas, ... de las EXPLOTADAS que se han expresado en toda la historia y por todo el mundo luchando por unas condiciones dignas de VIDA
Nos reconocemos en:
la UNIDAD,
el INTERNACIONALISMO,
la AUTOORGANIZACIÓN,
las ASAMBLEAS,
el ANTICAPITALISMO,
la REVOLUCIÓN.
En las Asambleas Abiertas al final de las manifestaciones.
Miercoles 23 de mayo a las 18h. Reunión del BLOQUE CRÍTICO ASAMBLEARIO en la muntanyeta.
Martes 29 de mayo a las 18h. Reunión de ASAMBLEARIOS-TIA en la muntanyeta.
Martes 5 de junio a las 18h. Reunión del BLOQUE CRÍTICO ASAMBLEARIO el en la muntanyeta.
Viernes 8 de junio a las 19h. Proyección del documental: "Autonomía Obrera", sobre las luchas asamblearias de los trabajadores en los años 70s. Posterior debate sindicatos vs asambleas. En el Taller Tumbao: C/Arquitecte Guardiola 31-baix (Benalua)
Lunes 11 de junio a las 18h. Reunión de ASAMBLEARIOS-TIA en la muntanyeta.
Martes 19 de junio a las 18h. Reunión del BLOQUE CRÍTICO ASAMBLEARIO en la muntanyeta.
Martes 26 de junio a las 18h. Reunión de ASAMBLEARIOS-TIA en la muntanyeta.
Por un 15M obrero y anticapitalista
SOLIDARIDAD CON LOS DOCENTES. EXTENDAMOS LA LUCHA A TODOS LOS SECTORES.
A estas alturas, no hace falta recordar las duras medidas que la Generalitat está tomando tanto en contra de la EDUCACIÓN como servicio, como en contra de los trabajadores de este ámbito: despidos de interinos (se calculan 3000); aumento de los alumnos por clase; aumento de las horas de trabajo; recortes salariales; recortes en becas, comedores, servicios etc. A lo que se añade los recortes en la Universidad que suponen despidos de profesores y el "tasazo" a los estudiantes.
Pero no son ataques aislados ni en el sector, ni limitados al País Valenciano, ni siquiera circunscritos a España. Son ataques paralelos a los que toman contra los demás sectores, sean de servicios básicos (SANIDAD, DEPENDENCIA, ADMINISTRACIÓN...) como en la industria y el comercio.
No hace falta recordar la BARBARIDAD que supone la nueva Reforma Laboral que destruye derechos laborales y da carta blanca a empresarios y administración pública para despedir sin freno, recortar sueldos y cambiar condiciones de trabajo.
La respuesta tiene que ser MASIVA Y CONTUNDENTE tomando calles y plazas, hemos de unirnos TODOS: trabajadores afectados, padres, alumnos, vecinos, parados, estudiantes, jubilados... Es una contradicción que se convocara una huelga general un día aislado y después solo se convoca en educación y quizá más tarde en Sanidad, pero AISLADOS, CADA UNO POR SU LADO. Hay que acabar con convocatorias de un solo sector pues entonces la Generalitat o el Gobierno te aíslan.
En cambio, si somos muchos y estamos unidos, como pasó el sábado 12 por la noche, tuvieron que tragarse su ridícula prohibición de "a las 10 a casa".
El día 22 puede ser el principio de una lucha común.
El martes 22 de mayo se ha programado una acción general en la enseñanza.
¡Ampliemos la jornada de lucha a todos los sectores! ¡Que el martes 22 sea el principio de una movilización unitaria y general!
El área de Sanidad está sufriendo igualmente los ataques y los recortes, incluso más fuertes. Lo mismo sucede en servicios sociales y dependencia, en las Universidades, los desahucios, los parados, necesitamos luchar juntos.
La unidad se consigue mediante ASAMBLEAS GENERALES ABIERTAS donde entre todos -sindicados y no sindicados- podemos pensar y decidir los medios de lucha mejores y a las que todos nos comprometemos.
Celebremos Asambleas conjuntas a nivel de barrios donde nos unamos escuelas, institutos, centros de salud, hospitales, trabajadores, parados, estudiantes, vecinos...Desde ellas realizar acciones comunes y coordinadas con los demás barrios para decidir acciones generales.
HACIA LA UNIDAD DE TODOS LOS SECTORES. ORGANICEMOS ASAMBLEAS.
Los estudiantes de la Universidad de Sevilla (US) y la Universidad Pablo de Olavide (UPO) han cambiado el mundo. Se han armado de valores intemporales como la libertad, la igualdad o la utopía para reclamar el derecho a la Educación para los hijos de las clases trabajadoras. Cuentan los delegados de los alumnos que cuando convocaron las asambleas pensaron que acudiría la treintena que asiste normalmente a las asambleas estudiantiles.
Nadie pensó que los centros más conservadores, como las Facultades de Derecho, Ingeniería o Química, iban a votar en contra de los recortes y a favor de una huelga indefinida. Para conseguir la gesta, era obligatorio conseguir que 2/3 de las asambleas ratificasen el parón. Y de ahí al Consejo de Alumnos de la Universidad de Sevilla (CADUS), en el caso de la US. Improbable pero no imposible. Se equivocaron todos: los líderes estudiantiles, el profesorado, los universitarios, el rector, los decanos y la prensa. Los jóvenes han vuelto a reivindicar la utopía. La fuerza de sus sueños ha cambiado el mundo, únicamente levantando la mano y ejerciendo el derecho a voto.
En muchas facultades se tuvo que cambiar el lugar inicialmente elegido para la celebración de las asambleas. En principio, habilitaron aulas con capacidad para 200 o 300 personas que se quedaron pequeñas antes de la hora de la convocatoria. Las facultades fueron habilitando, en su mayoría, los salones de actos. Espacios en los que se congregaron más de 1.000 estudiantes cargados de razones. Nadie daba crédito. Las redes sociales empezaron a colapsarse de fotos y relatos que narraban la gesta. Estudiantes que afirmaban estar llorando al constatar que la utopía no estaba muerta. El civismo y el orden en el turno de palabra ya lo quisieran los diputados en el Congreso.
La propuesta inicial de los líderes estudiantiles era organizar la manifestación, contra los recortes en Educación, del 22 de mayo, "la única meta realista que se podía plantear". Se volvieron a equivocar. La indignación de los estudiantes pedía más contundencia. La prensa ultraconservadora ha conseguido movilizar a unos jóvenes que están siendo diana del fascismo con nudo de corbata. No han causado la crisis y no la quieren pagar. Tampoco son criminales y lo quieren demostrar.
Se fue votando, facultad a facultad hasta completar las 25 facultades de la US y las correspondientes de la UPO, si se paraban las clases durante quince días para exigir al Gobierno una rectificación. Había estudiantes que afirmaban que no tenían nada que perder. Que daban igual los exámenes porque aprobar no les aseguraba poder seguir estudiando el año próximo. Muchos universitarios estudian gracias a la beca. Y saben que este decreto es el fin de sus vidas académicas. Es imposible estudiar sin becas y con las tasas universitarias encarecidas en un 50 por ciento. Son hijos de albañiles en paro, de pescadores amarrados al muelle, de limpiadoras que ganan 700 euros, de funcionarios con sueldos recortados, de parados de larga duración. Son hijos de madres y padres sin formación. De la Andalucía o la Extremadura rural. Son hijos de los pobres. De las clases medias y trabajadoras. Pero, por encima de todo, son jóvenes conscientes, justos y luchadores.
Algunos profesores se solidarizaron con sus alumnos y se comprometieron a hacer la huelga indefinida junto a ellos, renunciando a sus salarios. Las asambleas de la US han sido una lección de dignidad de la generación mejor formada que no tiene ni presente ni, mucho menos, futuro. Ha habido facultades en las que votaron más de 1.200 alumnos y los votos favorables al parón fueron más del 80 por ciento.
La decisión democrática se entremezcló con una banda sonora tan hermosa como poderosa: abrazos a los profesores y entre los alumnos, consignas anti-recortes, aplausos, sonrisas cómplices, miradas de justicia y lágrimas de victoria. Han hecho acto de presencia cuando ya nadie los esperaba. Cuando los daban por aborregados o desinteresados de su porvenir. Al salir de las asambleas, continuaron abrazados, llorando y llenos de futuro: saben que han cambiado el mundo y trastocado los planes de los poderosos, a los que les estorban los hijos de los pobres en la universidad. Los universitarios sevillanos se han convertido en la vanguardia de la lucha estudiantil en el Estado español. Les querían robar la primavera y han cambiado el mundo.
Desde el Colectivo de Trabajadores de Valencia nos solidarizamos con la decisión combativa de los estudiantes en Sevilla y la solidaridad manifestada por sectores de profesores. Llamamos a que cunda el ejemplo, solidaridad y ampliar la lucha. La jornada del 22 es MUY INSUFICIENTE. Primero porque se limita a un día y segundo -y esto es lo más importante- porque se limita al único ámbito de la enseñanza. Hay que extenderla en el tiempo y sobre todo en el espacio: ganar a la lucha a la sanidad, a los trabajadores de los demás sectores, a parados, a jubilados, LUCHANDO JUNTOS GANAMOS TODOS.
Una precisión a esta crónica que hemos encontrado en https://www.paralelo36andalucia.com/ [459] , por desgracia, los estudiantes de Sevilla NO han cambiado el mundo, sin embargo, eso no les quita mérito pues han puesto un granito de arena muy importante en el largo proceso para lograr efectivamente cambiar el mundo.
[1] Para un balance del 15 M y los movimientos de ocupaciones que hubo en 2011 en diferentes países ver nuestra hoja internacional De la indignación a la esperanza https://es.internationalism.org/node/3349 [460]
[2] Se puede contactar con los compañeros en [email protected] [458]
[3] Contacto: [email protected] [114]
[4] Ver https://www.paralelo36andalucia.com/ [459]
[5] Esta información nos ha sido remitida por el Colectivo de Trabajadores de Valencia que añade al final un comentario que suscribimos en el sentido de que evidentemente la experiencia habida en Sevilla es una exageración decir que "ha cambiado el mundo" aunque, como dicen los compañeros, son un eslabón en la ingente cadena de esfuerzos que hemos de hacer para lograr cambiarlo.
Publicamos a continuación un artículo escrito por la sección en Gran Bretaña de la CCI que muestra que la crisis no se limita a España o a Grecia sino que tiene una naturaleza mundial. Si el problema es mundial la solución solo puede ser igualmente mundial.
Agradecemos la traducción a una compañera que junto a un equipo de compañeros colabora regularmente en la traducción de textos procedentes del inglés.
La cuestión de "la economía", es decir, el creciente desempleo, la deuda e inflación, la disminución de pensiones y sueldos etcétera, estuvo en el centro de las campañas de las recientes elecciones locales en Gran Bretaña, así como en las elecciones presidenciales francesas y las elecciones parlamentarias en Grecia. Todos los partidos que participan en estas, y otras elecciones burguesas, nos dicen que les votemos porque ellos pueden hacer frente a la crisis económica, mientras culpan a otros partidos por habernos metido antes en esta crisis. Todos ellos mienten. Cualquiera que sea la política que lleven, la crisis sólo puede ir a peor.
Gran Bretaña está oficialmente de nuevo en recesión, aunque el crecimiento ha sido tan lento en el último año que probablemente la mayoría de la gente no habrá notado mucha diferencia. David Cameron culpó a la actual Euro crisis; Ed Miliband culpó a David Cameron; Mervyn King no estaba seguro de si las cifras eran correctas pero decidió culpar a los consumidores a los que se les había prestado demasiado dinero por habernos metido en todo este embrollo. Por supuesto, nadie culpó al sistema capitalista.
A pesar del programa de austeridad sin precedentes para reducir la deuda de los gobiernos, el débil crecimiento puede incluso ver una crecida en los préstamos: "Destapando el nuevo pronóstico económico, la CBI dijo que la cifra global de préstamos, crecería de 126 billones de libras esterlinas a 128.2 este año, comparado con el pronóstico oficial de una caída de 120 billones. El préstamo extra sería muy superior a los 18 billones de consolidación fiscal planeada en 2012" (Daily Telegraph 3 de mayo de 2012).
Gran Bretaña no está sola en sus dificultades económicas: "Los comerciantes se estremecieron cuando el departamento de Trabajo estadounidense dijo que se habían creado menos empleos de los que esperaban los analistas y que el mercado laboral en su totalidad se había contraído. Las cifras junto con los datos económicos alarmantes mostraban que el sector servicios en Francia, Italia y España se había reducido en el último mes". (Telegraph 4 de mayo de 2012).
El desempleo en la eurozona es ahora del 10,9%. En España, alcanza en 24,4% con más de la mitad (un 51,1%) de personas con menos de veinticinco años sin trabajo.
A nivel global, el último informe de la Organización Internacional del Trabajo, declaró que "uno de cada tres trabajadores en el mundo, o aproximadamente 1100 millones de personas, están desempleadas o viviendo en la pobreza". Estima que en general, se necesitarían 50 millones de trabajos para volver a los niveles que existían antes de 2008.
Mientras la clase dirigente intenta presentar la crisis como un problema local, resolvible con sólo conseguir un gobierno adecuado, la extensa naturaleza de estos problemas muestra que son el producto de un sistema global en su más profunda crisis económica, mayor aun que la depresión de 1930, e incluso más inmune a ninguna solución, ya que las tormentas económicas por las que hemos atravesado desde 2008 son sólo la culminación de las dificultades que se han ido amontonando desde finales de 1960.
A pesar de trillones gastados en paquetes de rescate y las grandes cantidades de dinero inyectadas a la economía, la presunta "recuperación" está todavía al borde de un abismo. Los programas de austeridad que fueron llevados a cabo para reequilibrar la economía y saldar la deuda están empeorando aún más la situación. Gastar más es insostenible pero los programas de austeridad sólo se centran en la crisis.
Al final, es la clase trabajadora la que paga el precio de la crisis en forma de desempleo, recortes de sueldo, sobrecarga de trabajo y deterioro en los servicios sociales.
Mientras la economía continua su lenta desintegración los trabajadores harán frente a una elección: permanecer pasivos y hacer incluso más sacrificios para mantener un sistema sin esperanza o empezar a defender sus intereses colectivos, resistir a las exigencias del sistema capitalista y abrir las puertas a una solución real a una economía que se encuentra en un callejón sin salida: la transformación revolucionaria de la sociedad.
World Revolution sección de la CCI en Gran Bretaña
Presentamos a continuación un balance realizado por un compañero que participó de la experiencia del grupo Emancipación Obrera en Argentina. El momento álgido de la existencia de este grupo fue los años 80 aunque como aclara el compañero sus orígenes se remontan a finales de los años 60.
Lo que animó a este compañero a escribir su contribución fue el texto Propuesta internacional a los partidarios de la revolución mundial que publicamos en nuestra Revista Internacional1 acompañado de nuestra respuesta.
En ella, los compañeros de Emancipación Obrera además de un análisis de la situación del capitalismo y de la lucha de clases, hacían un llamamiento a establecer medios de colaboración internacional entre las minorías más avanzadas del proletariado, propuesta que en esencia sigue siendo válida hoy.
En la CCI acogimos con entusiasmo la propuesta aunque simultáneamente expresamos nuestros matices y demandas de clarificación, lo que se hace necesario para afinarlo y situarla sobre bases sólidas. Desgraciadamente, el intento no prosperó porque los demás grupos del medio proletario entonces existente2 no se dignaron siquiera responder y los contactos que tuvimos con Emancipación no lograron cuajar.
El compañero hace balance de la experiencia de forma extremadamente lúcida y sincera. Nos sentimos identificados con mucho de lo que dice y pensamos que es un testimonio muy valioso no solo para nosotros sino para muchos compañeros que en diferentes ciudades, diferentes países, tratan de animar una genuina respuesta revolucionaria que se desmarque de las falsas alternativa de los que se dicen "nuestros representantes": la izquierda y la extrema izquierda del Capital.
Pero creemos que no es un ejercicio de nostalgia, el compañero señala claramente que esta "mirada atrás" tiene como fin contribuir a la lucha en la situación actual, proporcionar elementos a las generaciones jóvenes que hoy se suman al combate. Esto es sin duda lo más importante.
El compañero corrige ciertas inexactitudes contenidas en nuestra toma de posición de entonces debidas como el mismo dice a una insuficiencia de información, lo cual agradecemos profundamente.
En el curso del relato se podrá encontrar tal o cual análisis que necesitaría una mayor aclaración o precisión. Pero eso podrá ser abordado en un debate vivo al cual animamos al compañero a la vez que vemos necesaria una colaboración fraterna y un contacto en pro de contribuir a la lucha del proletariado en una situación como la actual cada vez más dramática.
CCI 31-5-12
1 Ver https://es.internationalism.org/node/3069 [463]
2 Nuestros lectores se preguntarán ¿qué es y quién lo constituye ese "medio proletario"? Más que responder nosotros preferimos remitir a la Propuesta de los compañeros de Emancipación Obrera que en el apartado ¿A quienes hacemos esta propuesta? definen de forma bastante clara los criterios que delimitan el medio proletario.
¿Que sucedió con Emancipación Obrera? ¿Desapareció por su actividad, activista? ¿Queda alguna simiente de dicho grupo? y como lo considero un sentir genuino, intentaré dar algunas precisiones, aunque con un cierto grado de ambigüedad respecto a detalles.
Comenzaré con una precisión respecto a lo dicho por la CCI, y que también tiene su importancia para entender gran parte de las causas de su fin. La CCI sitúa el inicio de la historia de EO luego de la guerra de Malvinas.
No fue así. Su historia empieza con la lucha de una minoría muy reducida de estudiantes universitarios contra el gobierno militar de Onganía, en 1968, cuando la mayoría de la población veía con buenos ojos el golpe de estado de 1966 y los partidos (disueltos) y sindicatos le daban apoyatura.
Ya en ese entonces éramos concientes que el futuro de todo estaba atado a la clase obrera y a lo que esta hiciera o no hiciera.
Mayo de 1969 fue un punto de inflexión respecto a las luchas y a la percepción de la población sobre la dictadura militar: luchas estudiantiles que desembocan en un muerto en Corrientes, una ciudad al noreste de Argentina, no muy grande. Luego otro asesinado, en una movilización que organizamos en Rosario, con gran impacto pues eso motivó que en Rosario se hiciera una marcha masiva, ya sí con sectores de la juventud trabajadora: nos respondieron con cinco muertos, asesinados por las balas.
Y el 29 de mayo en Córdoba se da la gran lucha obrera -estudiantil conocida como "el cordobazo". Luego en septiembre vendría algo similar en Rosario, conocido como "el rosariazo" y finalmente al año siguiente en Córdoba nuevamente, conocido como el vivorazo.
Veré si retipeo el escrito "Mayo de 1969, La llama que no ardió" , una historia de aquella época escrita en el 20 aniversario del cordobazo (o sea en 1989). Es medio largo pero calculo que puede llegar a interesar, no sé si a ustedes, pero sí a la juventud de aquí.
Producto de aquella convicción y del clima de radicalización que comienza a llegar también a la clase obrera, se funda un grupo político ya no estudiantil, sino orientado a la tarea en las fábricas: Mesa de Trabajo por la Emancipación Obrera.
Muchas luchas entonces, siempre tratando de hacer salir del economicismo, del sindicalismo, del democratismo, de las consignas de liberación nacional y social. Y como ese grupo aparecen grupos en Córdoba, en Rosario, y en otras ciudades, especialmente en cordones industriales. Muy pocos y sin peso en Buenos Aires, clave para cualquier movimiento que trascienda, Talón de Aquiles de todos los esfuerzos.
La represión fue en creciendo. Las movilizaciones también. Por cada muerto que teníamos, mil se sumaban al combate. La consignas centrales eran "liberación o dependencia", "Ni Golpe ni Elección, Revolución", a la primera contraproponíamos "liberación del sistema de trabajo asalariado o explotación", y a la segunda "ni golpe ni elección, revolución socialista"
Pero en 1972 triunfa la opción de Elección, Perón viene como prenda de paz a pacificar, y luego del breve interregno del gobierno de Cámpora, en realidad desde ese mismo momento, la derecha comienza a reprimir clandestinamente y desplazar a los sectores de la izquierda peronista y finalmente Cámpora renuncia, nuevas elecciones, sube Perón y el proceso de desmovilización avanza y las posturas clasistas y anticapitalistas empiezan a perder sus fuerzas cada vez más rápidamente.
Muerto Perón, aún en democracia, mostrando la verdadera cara de la democracia, se reprime cada vez más, no sólo clandestinamente a través de la "Triple A" (Alianza Anticomunista Argentina, conformada por grupos parapoliciales, civiles de derecha, etc.). Se hace desde diversas gobernaciones provinciales y el estado nacional. Incluso desde el mismo poder democrático se menciona la palabra aniquilar la subversión. Y recordemos que la palabra no se refería simplemente los grupos armados (peronistas de izquierda, trotskistas de izquierda, etc) -lo que igual es aberrante plantear la aniquilación- sino la militancia en general (social, gremial, estudiantil, cultural).
Luego viene el golpe de estado cívico-militar genocida en 1976
La mayoría de los grupos aparecidos en aquel proceso de radicalización desaparecen, incluyendo todos los grupos que de alguna manera, con diferencias y contradicciones, podrían definirse como anticapitalistas.
Muchos compañeros de lucha y conocidos, muertos en ese proceso, la mayoría desaparecidos o detenidos desaparecidos, una metodología nueva para aquí, terrible. Los que pueden, escapan y van al exilio. Los que quedan en Argentina, a tratar de no ser detectados, a sobrevivir pasando desapercibidos (y no me refiero a los activistas de grupos armados -nosotros no estábamos de acuerdo con ellos por varios motivos, uno su programa reformista, otro porque con esas tácticas se condenaban a ser derrotados pues no éramos un país feudal o atrasado como China o como la propia Cuba y el Estado era demasiado fuerte para pretender derrotarlo con una minoría armada-, me refiero a la militancia en general, incluso a meramente reformista)
En el caso nuestro muchos seguíamos con las mismas ideas, pero ni posibilidad había de sacar un volante, no por la represión, pues todos los volantes, documentos y revistas siempre los hicimos nosotros, clandestinamente, pues nacimos bajo dictadura militar y represión, incluso fabricábamos partes de mimeógrafos manuales en las mismas fábricas que trabajábamos, de manera tal que cada grupo pudiera tener un medio de expresarse y no tener algo centralizado que era peligroso.
No se pueden sacar más volantes porque nadie quiere leerlos, tienen miedo de tener un papel en la mano que hable de política, salvo, claro, la política de apoyo al régimen.
Así que a pocas semanas del golpe militar del 76 dejamos de militar, pero varios estábamos, esperando ver qué hacer.
Y ese qué hacer vino con el mundial de fútbol de 1978, donde mucha gente se indigna por el uso que se le da, ya por otro lado empezaba a tomar estado público el tema de las desapariciones, las represiones, etc. y por supuesto la impunidad patronal respecto a sus trabajadores.
Aún nadie quiere agarrar un volante político así que decidimos hacer una revista de lucha "cultural", de hablar de distintos temas metafóricamente, se llamaron "Cuadernos para Pensar y Actuar", ni fecha de salida le poníamos, para que no se pudiera rastrear su origen.
Y así estuvimos varios años, de 1978 a 1983, sacando periódicamente los Cuadernos, hasta que llegó la toma de las Malvinas, donde lamentablemente la mayoría de la población apoyó, especialmente por el apoyo dado por la izquierda al gobierno militar.
Pero nosotros no podíamos quedarnos sin decir nada, así empezamos a activar contra la guerra, aún cuando nadie creía que habría guerra, impulsado la derrota de nuestra propia clase dominante incluso de existir una guerra. Sacamos volantes, nos peleábamos con medio mundo, incluso nuestras familias.
Y finalmente hubo guerra y bueno, seguimos con lo mismo, siendo acusados de antipatriotas, traidores (lo que era un orgullo para nosotros pero también motivo para tener cuidado pues durante la guerra la traición a la patria se castiga con el fusilamiento, en juicio sumarísimo)
La derrota del gobierno militar abre una nueva posibilidad. El gobierno militar entra en crisis. La salida democrática es inminente. Había nuevamente que plantear ni golpe ni elección, revolución social. Y allí decidimos empezar a firmar de nuevo con un nombre los volantes (durante la guerra poníamos nombres ambiguos, para que no se nos rastreara) y en el momento de elegir la firma, suprimimos lo de Mesa de Trabajo y directamente nos pasamos a llamar "Emancipación Obrera".
El hecho de que compañeros estuvieran exiliados facilitó que nuestros volantes circularan por Europa, especialmente Italia, Gran Bretaña y también fuera de Europa, en México.
Y allí vimos la necesidad de trata de vincularnos con gente de afuera, para potenciar los esfuerzos
El nuevo advenimiento de la democracia trajo algo de respiro respecto a la represión, pero el clima era otro al de los sesenta y principios del 70: de derrota, de retroceso, de despolitización, aún de miedo en la gente.
También lo económico -nuestros ingresos- asfixian nuestras posibilidad de vincularnos, de imprimir materiales, viajar a ciudades, no obstante de a poco vamos fortaleciéndonos aunque aún lejos del nivel alcanzado entre 1969-1973, pues en definitiva no éramos un grupo de iluminados o de intelectuales o de profesionales de la política o sindicalistas. Y estábamos atados a la situación real de nuestra clase: no podíamos ir muy lejos en nuestros planteos pues quedábamos como descolgados o meramente contestatarios o testimonistas (no creo que se diga así), pero tampoco podíamos estar sometidos a la conciencia real del momento, economicista, individualista, etc.
Anoche justamente, lo que son las casualidades de la vida, leía "La llama que no ardió" (no la leía desde mayo de 1989, momento en que sale impresa) y me sorprendió cómo preanunciábamos lo que iba a ocurrir, con los asaltos de los supermercados y la entrega anticipada del gobierno de Alfonsín, y cómo el liberalismo avanzaría avasallante, las privatizaciones que luego vendrían en los 90
A tal punto fue ajustado lo que escribíamos, que cuando estábamos en Córdoba para repartir un volante de conmemoración del aniversario, en mayo de 1969, y colocar el folleto que mencioné -de sesenta páginas-, ocurren los primeros asaltos a los supermercados y algunos compañeros y compañeras nos vemos metidos casualmente en los momentos previos al asalto a uno de los primeros
Fue un golpe muy duro para nuestro grupo lo que ocurrió en esos días. Ya en aquel folleto nos habíamos referido a los asaltos a los supermercados ocurridos tiempo antes en Venezuela y Brasil y las diferencias con las luchas de fines de los sesenta y el cordobazo y el rosariazo: la gente no iba a robar, no estaba desesperada, no estaba con hambre, luchaba por un cambio político y social, tenía trabajo, rompía vidrieras, sí, pero no para robar, sino en repudio a los grandes grupos económicos, etc. Quemaba autos en las concesionarias, esos mismos autos que fabricaba y que le estaban vedados (el grueso de los obreros justamente eran de las grandes fábricas automotrices)
Y recuerdo como si fuera hoy que dos o tres días de que empezaron esos asaltos, sabiendo que en una fábrica y vecindad estaban armando un asalto a un supermercado, así como en otros lugares, decidimos sacar un volante para contextualizar el tema y para evitar que hubiera acciones que podían terminar más muerto y que no tenían perspectiva. Y la cinta de la máquina de escribir eléctrica -máquina que nos había costado una fortuna en cuotas, pero le daba otra presencia a los materiales (ya para ese entonces hacía años que usábamos el offset)-, la cinta se había terminado. Y cuando quise ir a comprarla, producto de la terrible hiperinflación que estábamos viviendo ¡equivalía casi al sueldo básico de un trabajador!. Ni se imaginan lo que era no poder comprar una cinta de la máquina de escribir para sacar el volante. Lo que se siente.
Recuerdo que me agarró una desesperación, me caían lágrimas de bronca, de impotencia, y me pregunté, tantos años militando -mis compañeros y compañeras, yo, y miles y miles- para llegar a esto!
Dicho sea al pasar, en aquellas épocas, un compañero exiliado en Italia de vez en cuando mandaba un billete de 10 dólares o de 50, era una fortuna que nos servía para comprar papel, tinta. En fin. El volante salió volviendo a medios más precarios.
Y seguimos, tratando de no ver el futuro negro, insistiendo el la lucha por la aparición con vida de los detenidos desaparecidos, no a la impunidad, haciendo eje en la resistencia al capital y planteamos la necesidad del Rearme político e ideológico, combatiendo las salidas democráticas y nacionalistas, con la esperanza de que aparecieran personas con ideas similares que las luchas de clase se retomaran. Sacamos una revista que llamamos Argumentos y luego otra Rearme
Pero las luchas eran demasiado pocas, demasiados defensivas, ya orientadas por la recuperación del trabajo perdido, contra algunas nacionalizaciones, y así la misma clase obrera va perdiendo incluso su peso económico, numérico. Por ejemplo un sector históricamente combativo, el ferroviario, ante la privatización de los ferrocarriles resiste y la consigna de Menem -presidente que gana las elecciones y toma el gobierno antes, ante la renuncia precipitada de Alfonsín, dice "ramal que para, ramal que cierra" y la cumple. Más de 40.000 obreros ferroviarios quedan en la calle, sin trabajo, nunca más podrían ser ferroviarios. Los ferrocarriles fueron destruidos por el menemismo, salvo líneas de carga para llevar los productos agropecuarios a los puertos de bahía blanca, rosario, san lorenzo, buenos aires.
Centenares de fábricas cierran, millones sin trabajo, algunos ponen un kioskito o un pequeño negocio con las indemnizaciones hasta que se terminan consumiendo su capital y empiezan a engrosar no ya los desocupados, sino los excluidos, los marginados.
El triunfo del "sálvese quien pueda", del neoliberalismo, del individualismo, y en nosotros mismos la militancia se va tornando cada vez más agobiante. Acostumbrados desde siempre de remar contra la corriente, la situación es mucho peor, sólo sobrevive la lucha por los derechos humanos, contra la impunidad, y no mucho más
En ese contexto el grupo se va achicando, y supongo que por 1997, ante algunas situaciones personales de algunos de los militantes más activos, incluyendo alguna muerte, dejamos de sacar el periódico y a partir de allí el grupo se desmiembra, no porque fuera absorbido por alguna de las distintas tendencias que se mencionan en algún comentario, que nunca tuvieron ningún peso en Argentina, ni por otros grupos del medio, sometidos al capital. Simplemente sin darnos casi cuenta (o mejor dicho sin hablarlo, pues darnos cuenta nos dábamos), dejamos, sin abandonar las ideas, esperando tal vez un momento mejor, o tener más fuerzas. Cansancio, agobio, falta de fuerzas personales. El festival de la democracia nos llevaba a la emboscada final. Y sin sentir de poder hacer algo para evitarlo.
Fueron muchos años donde lo dejamos todo, la vida personal, la familia, el tiempo libre, en aras de una causa. Pero la historia no se dio como queríamos y sin arrepentirnos de lo que hicimos, de hecho yo me siento orgulloso de ello, y sin renegar de nuestras banderas, fuimos perdiendo contacto unos con otros, dedicándose cada uno en rearmar su vida (armarla en algunos casos, pues muchos abandonaron los estudios universitarios ya en los 70, sea para salvar la vida, sea para luchar por la causa, otros pasaron a figurar en listas negras en las fábricas, imposibilitándolos de conseguir trabajo más o menos estable acorde a sus experiencias, otros al cerrar las fábricas y tener más de 45 años les ha sido muy difícil conseguir trabajo, y así una larga lista).
Por supuesto tuvimos fallas, obviamente no supimos resolver muchas cosas. Pero cuando de vez en cuando nos encontramos entre algunos, tenemos la alegría de seguir defendiendo interiormente lo mismo, no sé si a espera de un tiempo mejor o desando que otros mejores que nosotros tomen nuestras banderas.
Pero hoy hay algo muy bueno. Argentina está viviendo un proceso distinto, de politización. Seguramente desde un purismo intelectual no se alcance a ver que se está abriendo una fisura al dominio del liberalismo, del individualismo, de la conciliación de clases. Pero algo empieza a pasar en la juventud.
Para nosotros, que somos una generación (militante) que fue derrotada, gran parte desaparecida o matada, y que fue sucedida por generaciones posteriores sometidas, totalmente despolitizadas, absolutamente integradas, el que sectores de estas últimas generaciones comiencen a participar de enfrentamientos con grandes sectores del poder hegemónico (sector agropecuario, los grandes medios de comunicación, etc) si bien no implica aún nada anticapitalista, es un cambio importante respecto al parate anterior. Y si se da que en los países centrales producto de la crisis comienza a existir un alza de la lucha de clases, el panorama puede ser auspicioso y en ese sentido, no tengo dudas que "alguna simiente", no sólo de Emancipación Obrera, sino de otros grupos que ustedes nunca llegaron a conocer porque sucumbieron mucho antes de Malvinas, se incorporarán a ese proceso.
De hecho de vez en cuando uno se entera de jóvenes, especialmente del proceso abierto por el kircherismo, que mencionan al marxismo o a Marx no como el cuco sino de alguien que hay que leer. No implica aún un proceso de radicalización ni que se levanten banderas como la principal nuestra, abolición del trabajo asalariado, pero al menos empieza a existir un debate hasta hace poco inexistente.
Para ir terminado con este comentario, respecto al MCR que figura en la propuesta, es un grupo que se forma por ese entonces creo que con algunos simpatizantes de GCI, que están marcados más que por Argentina por Uruguay y que nos conocemos de casualidad, también gracias a un exiliado de un país nórdico, y hacemos juntos un material sobre las tareas del proletariado en Uruguay (en forma de librito), algún que otro volante y la propuesta internacional, pero no puedo decirles qué ha sido de ellos, pues ya antes de dejáramos de sacar nuestro periódico no teníamos relaciones por diferencias que tuvimos con el GCI (incluso recuerdo que en Europa nos habían acusado no recuerdo quienes, de haber influido para provocarles una fractura de ellos, etc.), lo que por supuesto nos dio mucha risa: "un fantasma recorre Europa, el fantasma de Emancipación Obrera"
Por último, nunca fuimos ni nos propusimos ser un sello. Es fácil ser un sello, producir materiales, mirar las cosas desde arriba y decir a cada uno lo que debe hacer, sin inserción real, sin compromiso concreto con nuestra clase. Por supuesto que ello puede verse -y descalificarse- como activismo. Y sí, nosotros hemos estado allí donde hemos considerado que podíamos ayudar, contribuir, en huelgas, luchas, en la calle, en barricadas, en marchas, en asambleas, en donde pudiéramos estar. Incluso en luchas en ciudades donde no teníamos compañeros, hasta tenerlos. Y siempre defendiendo las mismas posiciones, no por necedad, sino por convicción. Con objetivos que se pueden compartir o no, pero son claros y contundentes. Y defendidos desde 1968 hasta el último material que haya sacado tanto EO como algún compañero o compañera nuestra allí donde puede.
¿Cómo colaborar con la lucha de la CCI? ¿Cómo hacerse miembro?
La gravedad de la situación aumenta de una forma obvia. La economía capitalista mundial, tras cuatro décadas tratando de gestionar su crisis abierta, se deshace ante nuestros ojos. La perspectiva planteada por la destrucción medioambiental aparece más sombría a cada nuevo hallazgo científico. Guerra, hambre, represión y corrupción forman parte de la vida cotidiana de millones de personas.
A su vez, la clase trabajadora y otras capas oprimidas de la sociedad están comenzando a resistir las exigencias capitalistas de sacrificio y austeridad. Revueltas sociales, ocupaciones, manifestaciones y huelgas están estallando en toda una serie de países, del norte de África a Europa y de Norteamérica a Sudamérica.
El desarrollo de todos estos conflictos y contradicciones confirma más que nunca la necesidad de la presencia activa de una organización de revolucionarios, capaz de analizar rápidamente la evolución de la situación, hablar claramente con una voz unificada por encima de fronteras y continentes, participar directamente en los movimientos de los explotados y contribuir en la clarificación de sus métodos y fines.
No es ningún secreto que las fuerzas con las que cuenta la CCI son extremadamente limitadas comparadas con las responsabilidades a las que nos enfrentamos. Estamos siendo testigos de la aparición a nivel internacional de una nueva generación en busca de respuestas revolucionarias ante la crisis del sistema, pero es esencial para aquellos que simpatizan con las posiciones generales de nuestra organización el contactar con la CCI y contribuir en la medida de sus posibilidades.
No estamos hablando aquí de unirse a nuestra organización, aunque volveremos más adelante sobre ello. Apreciamos cualquier tipo de contribución y apoyo de quienes coincidan de forma general con nosotros.
Primero, discutiendo con nosotros. Escríbenos, ya sea por carta, mail, o participando en el foro de nuestra Web (https://es.internationalism.org/) [387]. Ven a nuestras reuniones públicas, o a las que hacemos con contactos. Plantea cuestiones sobre nuestras posiciones, análisis, sobre la forma en que escribimos, el funcionamiento de la Web, etc.
Escribe en nuestra Web o publicaciones, ya sea informando de actos en los que has participado, de la situación en tu centro de trabajo, sector o barrio, o con artículos más desarrollados, contribuciones teóricas, etc.
Ayúdanos a hacer traducciones en o desde las diferentes lenguas en las que escribimos: inglés, francés, español, alemán, holandés, portugués, húngaro, sueco, finlandés, ruso, turco, bengalí, coreano, japonés, chino y filipino. Existe una gran cantidad de artículos para traducir, incluyendo algunos de los textos más básicos de nuestra organización. Si eres capaz de hacer traducciones háznoslo saber.
Participa en nuestras actividades públicas: vendiendo o distribuyendo nuestra prensa u hojas en piquetes, manifestaciones, ocupaciones. Ayúdanos a intervenir en actos políticos, acude tú mismo a ellos y defiende posiciones revolucionarias; contribuye en discusiones en foros de Internet en los que participamos regularmente, como www.libcom.org [468], o www.revleft.space [469] (en concreto el foro sobre la izquierda comunista: www.revleft.space/vb/group.php?groupid=9 [470].), www.red-marx.com [471], www.kaosenlared.net [313], etc.
Si conoces gente que también esté interesada en discutir acerca de política revolucionaria y la lucha de clase forma círculos de discusión, foros de lucha de clase o grupos similares, en los que estaríamos encantados en participar y contribuir.
Contribuye con tus habilidades y recursos: fotos, recursos gráficos, conocimientos de informática,...
Contribuye a superar nuestras limitadas posibilidades económicas haciendo donaciones regulares, suscribiéndote a nuestra prensa, tomando copias extras para venderlas tú mismo a conocidos, o para dejarlas en librerías.
Damos la bienvenida de forma entusiasta a las solicitudes de compañeros que quieren llevar su apoyo a la organización a un nivel más alto ingresando en ella.
Mientras que no todos los simpatizantes ingresarán en la organización, pensamos que ingresar en esta significa tomar parte en la lucha proletaria en toda su dimensión. El proletariado es por naturaleza una clase cuya fuerza reside en su capacidad para la organización colectiva, y esto es especialmente válido para sus elementos revolucionarios, que siempre han buscado unirse en organizaciones para defender la perspectiva comunista contra el peso enorme de la ideología dominante. Ser miembro de la CCI posibilita que los compañeros participen directamente en las reflexiones y discusiones que constantemente se llevan a cabo en nuestra organización y contribuir de la forma más efectiva a nuestra intervención en la lucha de clase. Para dar forma a los análisis y la política de la CCI, el lugar más útil para el militante individual es dentro de ella, mientras que para la organización como un todo, sus militantes son un recurso irreemplazable con el que contar y a través del cual puede desarrollar sus actividades a escala mundial.
Antes de unirse a la CCI, es esencial para cualquier compañero el tener una discusión profunda sobre nuestras posiciones políticas fundamentales, ensambladas de forma coherente por el marxismo y contenidas en nuestra plataforma (https://es.internationalism.org/node/145 [472] ), de modo que los que ingresan en la CCI lo hacen desde una convicción genuina y son capaces de defender nuestras posiciones políticas porque poseen una comprensión real de estas. Es igualmente importante el discutir nuestros estatutos organizativos y aceptar los principios básicos y reglas que guían nuestro funcionamiento: cómo nos organizamos de forma colectiva a nivel local, nacional e internacional, el papel de los congresos y los órganos centrales, cómo conducimos los debates internos, qué se espera de nuestros miembros en términos de participación en la vida de la organización, y otras cuestiones. Las líneas básicas contenidas en nuestros estatutos se pueden encontrar en el texto "Estructura y funcionamiento de la organización revolucionaria" (https://es.internationalism.org/node/2127 [473] ).
En este sentido, nos situamos en la tradición del partido bolchevique, para los que un miembro era quien no únicamente estaba de acuerdo con el programa del partido sino quien tenía la voluntad de defenderlo a través de las actividades de la organización, y que por tanto esté preparado para adherirse al modo de funcionamiento recogidos en sus estatutos.
Se trata este de un proceso que no tiene lugar de un día para otro sino que lleva tiempo y paciencia. Al contrario que los grupos izquierdistas, trotskistas y otros, que falsamente se reclaman como descendientes del bolchevismo, nosotros no buscamos 'reclutar' a cualquier precio, y por tanto terminando con miembros que no son más que peones de las maniobras burocráticas de la dirección. Una organización comunista real puede únicamente florecer si sus miembros poseen una comprensión profunda de sus posiciones y análisis, y son capaces de tomar parte en el esfuerzo colectivo de aplicarlos y desarrollarlos.
La política revolucionaria no es un hobby: implica el compromiso intelectual y emocional que demanda la lucha de clase. Pero tampoco es una actividad monacal, al margen de la vida y las preocupaciones del resto de la clase trabajadora. No somos una secta que busque regular cada aspecto de la vida de nuestros militantes, convirtiéndolos en fanáticos incapaces de cualquier pensamiento crítico. Tampoco esperamos que cada militante sea un 'experto' en todos los aspectos de la teoría marxista, o que necesariamente tenga una gran capacidad para escribir o hablar en público. Somos conscientes de las diversas capacidades de los militantes en diferentes áreas. Nos basamos en el principio comunista de que de cada uno contribuye según sus medios, siendo la actividad colectiva la manera de canalizar todas las energías individuales de la forma más efectiva.
La decisión de entrar en una organización revolucionaria no puede tomarse a la ligera. Pero unirse a la CCI significa ser parte una lucha fraternal mundial por un fin común; el único fin que realmente ofrece un futuro a la humanidad.
CCI, abril 2012.
Ponemos en conocimiento de nuestros lectores una iniciativa muy interesante de los compañeros del Colectivo de Trabajadores de Valencia, un debate sobre el marxismo, en el cual participaremos activamente. Nos parece de la mayor importancia que este tipo de iniciativas se extiendan y llamamos a hacerlo a compañeros interesados, colectivos etc., les brindamos por supuesto toda nuestra colaboración
CCI
Debate público: el miércoles 13 de junio de 2012, a las 19:30 h.
Lugar: en sala "Arte & Facto", C/ Pie de la Cruz, 8. Valencia.
(Junto a Av. Barón de Carcer/Mercado Central)
Balance crítico de los movimientos alternativos al capitalismo (1: el marxismo)
En el último debate que realizamos se acordó discutir sobre los movimientos alternativos al capitalismo: fundamentalmente el marxismo y el anarquismo.
Se trata de verlos de manera crítica, viendo lo que han podido aportar de positivo pero igualmente reconociendo errores y limitaciones. Todo ello con un claro objetivo práctico: responder a la pregunta que a muchos nos agobia, si bien sabemos lo que no queremos -el capitalismo- nos cuesta descubrir qué queremos.
Referente al marxismo hay algunas preguntas que podrían hacerse:
¿Se podría identificar el marxismo con los regímenes llamados comunistas que imperaron en la URSS o actualmente en China, Cuba etc.?
¿Cómo ve el marxismo la cuestión del Estado?¿Está por su utilización o por su destrucción?
¿se limita el marxismo a un análisis económico- político o tiene en cuenta los factores culturales, morales, éticos?
A través del debate podremos aportar entre todos respuestas o al menos dudas o pistas que nos aclaren.
Colectivo de Trabajadores de Valencia - si no puedes venir toma contacto con nosotros. Nos encontrarás en las manifestaciones, concentraciones y asambleas, pero igualmente en nuestro mail: [email protected] [114]
Reseña de la lucha de los estudiantes en Canadá. Agradecemos a un simpatizante su colaboración en traducción del francés
Ya han pasado casi cuatro meses desde que los estudiantes quebequenses se movilizaron contra el aumento de los gastos de matrícula, fuera del país esta lucha es muy poco conocida porque los medios de información la han sometido a un black out casi unánime. El aumento de casi el 80 % se suma a los aumentos anteriores y, con la actitud provocadora y represiva del gobierno de Charest, los estudiantes luchan al grito de "Manifestación todas las noches hasta la victoria," no están dispuestos a aceptar pasivamente tal medida. Si bien desde el principio, la mayoría de los medios de comunicación trataron el tema desde el punto de visto ideológico "la popularidad o impopularidad" de la huelga en Quebec1 , el movimiento por su parte, ha manifestado una tendencia generalizada a ir más allá del sector de la educación.
Para entender mejor el contexto de este movimiento recordaremos las medidas tomadas por el gobierno en los últimos años y las condiciones actuales para los estudiantes.
En estos tiempos de austeridad impuesta por la quiebra histórica del sistema capitalista2, el aumento en la matrícula, así como todas las medidas de reducción del déficit, no es nada nuevo o específico de Quebec. En 1990, el segundo gobierno de Robert Bourassa rompió la congelación de los gastos de matriculación establecidos en 1968 a $ 540 USD por año, para elevarlos a $ 1.668 USD por año (tres veces más). Luego, en 2007, fue el turno del gobierno de Jean Charest (centro derecha) para continuar con esta tendencia con un aumento de $ 500 CDN por 5 años, con lo que el proyecto de ley pasa a 2168 dólares CAN para el año escolar en 2011 -2012. Con estas tasas de escolaridad (aunque están por debajo del promedio en los EE.UU.), muchos estudiantes dejan de tener acceso a la educación superior. En este país, el 80 % de los estudiantes trabajan y estudian a tiempo completo, a pesar de que la mitad de estos estudiantes viven con 12 200 dólares al año (con una línea de pobreza para una persona soltera de 16 320 dólares en 2010!).
En el presupuesto de Quebec que presentó el 18 de marzo 2011, el gobierno de Charest confirma su intención de aumentar la matrícula en 1.625 dólares en cinco años, pasando a cerca de $ 4,500 al año en 2016. Tras este anuncio, la reacción no se hizo esperar. El 31 de marzo 2011, una manifestación reúne a varios miles de estudiantes en Montreal y, por iniciativa de la FEUQ3, un campamento se levanta cada fin de semana frente a las oficinas del Ministerio de Educación.
¿Era esta acción adecuada para permitir al movimiento de extenderse mediante la búsqueda de solidaridad? Nada es menos seguro. El hecho es que no se produjeron acontecimientos significativos durante un año. No fue hasta el 22 de marzo 2012 en que una manifestación de estudiantes sorprendía por su magnitud. Entre 200 000 y 300 000 personas participaron, uniéndose estudiantes y trabajadores en el centro de Montreal. Las reivindicaciones expresadas se inscribían en un movimiento histórico mucho más amplio. Algunos hablan de la "Primavera de arce", como comparación con las revueltas en los países árabes. La base de la ira que se expresa es mucho más extensa que el aumento de las tasas universitarias, y la solidaridad con el movimiento Occupy de Estados Unidos (pero con repercusiones minoritarias en Canadá) se muestra claramente. Este movimiento demuestra que incluso en un país que no es reputado por la amplitud de los movimientos sociales, la movilización, impulsada por las condiciones de vida cada vez más difíciles, gana una parte creciente de la población. El 07 de abril, en una serie de conferencias en Montreal, Gabriel Nadeau-Dubois, portavoz de la Coalición Amplia de la Asociación por la Solidaridad Sindical Estudiantil (CLASS) reconoce la magnitud del movimiento : "Nuestra huelga no es el caso de una generación, no es un caso fortuito es el asunto de un pueblo, es el asunto de un mundo. Nuestra huelga no es un hecho aislado, nuestra huelga es sólo un puente, es sólo una parada en un camino mucho más largo. "Para el gobierno de Charest, está claro que No hay que dejar que los estudiantes llenen las calles, con el riesgo de encontrar la solidaridad con otros sectores y que el movimiento adquiera una importancia aún mayor4 Esto ha llevado al gobierno a aprobar una ley el 18 de mayo, llamada "ley78" que prohíbe cualquier manifestación sin previo aviso. El esquema de esta Ley "especial" dice : "Se prohíbe cualquier reunión a menos de 50 metros de las escuelas (es decir, la prohibición de piquetes de huelga delante de las s universidades) ;
Para el gobierno de turno, se trata de golpear fuerte para romper la movilización y para recordar a los manifestantes que es el gobierno quien hace la ley. Estas tácticas represivas nos recuerdan la violencia que enfrentaban los manifestantes españoles o griegos en los principales movimientos en los últimos meses5. En Francia, recuerda la violencia con la que la policía actuó para intimidar a los estudiantes y los alumnos de bachiller que se manifestaban en Lyon en 2010.Ella no había vacilado en aislarlos durante largas horas en el Bellecourt para finalmente liberar a uno por uno después de su identificación6. Se veía bien que era un experimento de intimidación, para asustar a los manifestantes y quebrar su combatividad. Es probable que este sea el resultado que esperaba conseguir el gobierno de Bill Charest 78.
Obviamente, los eventos no han progresado como esperaban los políticos de Quebec. Lejos de "romper" el movimiento y poner a los estudiantes en línea, estas "medidas especiales" fueron recibidas como una provocación por los manifestantes, que ha tenido el efecto de amplificación y radicalizar el movimiento. Por tanto, la hora es del desafío y las "caceroladas".
Para los manifestantes en Quebec, se trata de responder de forma espontánea a la provocación por parte del gobierno... con manifestaciones provocativas! Y en ese juego, el estado es muy fuerte : " Cerca de 700 personas fueron detenidas en la noche del miércoles al jueves en Montreal y Quebec City después de las protestas consideradas ilegales por la policía. De las 518 detenciones efectuadas en el marco de la 30 ª noche consecutiva de protesta en la ciudad, había 506 arrestos y detenciones de los 12 grupos aislados, incluyendo 14 en el Código Penal y la ley que prohíbe el uso de un «injustificado» máscara. " ( Le Devoir, 25 de mayo 2012)
Claramente, lo que es la fuerza de este movimiento es el espíritu de lucha y determinación mostrada por la generación más joven. Apoyamos esta lucha, así como el movimiento de extensión con la presencia en ella de los trabajadores en otros sectores. En cierto sentido, la falta de habilidad y la brutalidad del gobierno Charest puede ser un factor de la generalización del movimiento e incluso ayudar a los trabajadores en lucha. Sin embargo, este movimiento tiene muchas debilidades, y deberá evitar muchas trampas para no caer en revindicacione demasiado estériles y desaparecer.
Entre estas dificultades, hay una de talla : la ilusión de que podíamos vivir en un mundo mejor bajo el capitalismo, la ilusión de que podemos cambiar este sistema a base de reformas y de manera "democrática"7 Esta ilusión está claramente inculcada por los sindicatos, incluyendo CLASSE, el sindicato radical con toda su cháchara de "desobediencia civil"8 La Ley 78 también prevé la suspensión de clases hasta el mes de agosto en los establecimientos que estén en huelga, sin cancelación de las clases, de modo que hoy en día es difícil prever que el movimiento seguirá creciendo. Lo que, en cambio, podemos afirmar, a la luz de los diferentes movimientos obreros que jalonan la historia del capitalismo, es que la búsqueda de la solidaridad y la extensión de la lucha, lo más amplias posibles, es lo único que puede ofrecer una perspectiva real al movimiento. La solidaridad con el movimiento de indignados y Occupy, la celebración de Asambleas Generales Abiertas donde todas las cuestiones sean debatidas colectivamente, evitando abandonarse a los cuidados "expertos" de los "profesionales de la lucha", son las etapas necesarias para luchar eficazmente contra este sistema en plena descomposición y para ofrecer a la humanidad aquello a lo que aspira: ¡un mundo mejor!
Enkidu (26 mai)
1 El 19 de mayo, Le Parisien tituló: "Quebec: los estudiantes en huelga están muy determinados pero la opinión sigue dividida."
2 para entender esta noción de "fracaso histórico del capitalismo", nuestros lectores pueden leer La crisis económica no es una historia sin fin, anuncia el fin de un sistema y la lucha por otro mundo, disponible en nuestro sitio Web: /revista-internacional/201202/3335/la-crisis-economica-no-es-una-historia-sin-fin-anuncia-el-fin-de-u [414]
3 Federación de Estudiantes Universitarios de Quebec
4 "Dada la magnitud de la movilización, el gobierno de Quebec intenta restringir el derecho a protestar." El Punto , 18/05/12
5 Ver Ante la escalada represiva en Valencia https://es.internationalism.org/node/3324 [422]
6 Ver el evento de la manifestación de Lyon en nuestra Web: http/:fr.internationilsm.org
7 A lo que muy justamente responden los indignados españoles gritando "Le llaman democracia y no lo es", "Es una dictadura y no se ve"
8 "Por su parte, Gabriel Nadeau-Dubois, presidente de la Clase, el sindicato más radical, dijo que el texto era simplemente "inconstitucional" y abogó por "civil desobediencia " "( el punto , 05/18/12).
El incremento vertiginoso de la delincuencia, la criminalidad, la inseguridad general, es otra lacra cuyas principales víctimas son los trabajadores y sectores oprimidos de la población. ¿Cuales son sus causas? Nuestra sección en Venezuela aporta elementos de respuesta
En opinión de la ONG Observatorio Venezolano de la Violencia, se produjeron 19.336 asesinatos en el 2011, lo que implica la muerte violenta de 53 personas diarias. Según especialistas en temas de seguridad, 18 mil bandas delictivas operan en el país y 70 mil personas, aproximadamente, se dedican al delitoi. En la mayoría de los casos los afectados son proletarios y sus familias, ya que el hampa actúa fundamentalmente en las zonas populares. Más allá de las lamentaciones hipócritas y de las recriminaciones que mutuamente se lanzan las facciones burguesas del oficialismo y la oposición, es necesario explicar desde un punto de vista de clase, por qué Venezuela se encuentra entre los países más violentos del planeta, incluso por encima de aquellos donde existen enfrentamientos bélicos.
Debido al inocultable e incontrolable crecimiento de la inseguridad pública y la criminalidad, tanto opositores como oficialistas se apresuran a ofrecer sus "explicaciones". Para el chavismo, la culpa es de los gobiernos anteriores o en todo caso, de sectores de oposición que hoy se le enfrentan quienes, conjuntamente con el "imperialismo norteamericano" o "paramilitares colombianos", promueven el delito para desatar el caos, perjudicar los "logros" de su gobierno "revolucionario" y crear "paranoia" en la población. Por su parte, la oposición asegura que es una acción deliberada del régimen chavista para mantener una especie de "toque de queda" impuesto por la delincuencia; que todo se debe al discurso de Chávez que exalta el odio y la violencia, que existe una incapacidad del gobierno porque otros países como Colombia o Brasil habrían implementado planes "exitosos" para disminuir la delincuencia; que el Estado promueve la impunidad, sea por incapacidad, sea por que protege a aquellos que en nombre de la defensa de la "revolución" están implicados en la comisión de delitos.
La delincuencia ya venía en ascenso progresivo desde inicios de los años 80, pero ha sufrido un acelerón en la última década en la medida en que se ha acentuado la confrontación política entre las facciones burguesas del chavismo y la oposición. La prioridad para el chavismo ha sido cómo proseguir en el poder y para la oposición cómo desplazarlo, lo que ha generado una polarización exacerbada de las facciones de la burguesía, que ha mermado la capacidad de alcanzar una cohesión de sus fuerzas políticas a nivel del Estado que garantice la gobernabilidad. Con el régimen chavista, se ha debilitado la función fundamental del Estado como ente monopolizador de la violencia, debido a: una división y fragmentación de las Fuerzas Armadas y de los distintos cuerpos policiales, debilitamiento del poder judicial, crecimiento de la corrupción en las distintas policías y demás órganos del Estado en materia de seguridad pública. Bajo el amparo del Estado han surgido grupos armados identificados con el oficialismo, que conforman mini Estados dentro del Estado, bandas de choque a nivel social y laboral, y mafias autónomas que delinquen. Aunado a esto, está la pérdida de control del régimen de esas mafias y grupos gansteriles que contribuyó a crear y de los cuáles ya no puede prescindir, dando lugar a una situación de caos y completa impunidad que se ha extendido a nivel de la sociedad en generalii.
Esta situación ha dado forma a un Estado que se comporta como un promotor de la violencia delictiva. El carácter demagógico y populista del régimen chavista, caracterizado por un discurso de confrontación ("pobres contra ricos", "pueblo vs oligarquía") ha propiciado una anarquía en las relaciones sociales, promoviendo por ejemplo la invasión a terrenos en las ciudades y en el campo con el pretexto de "construir viviendas dignas para el pueblo" o "combatir el latifundio". Al querer aparecer como un adalid de los pobres, el propio presidente Chávez ha justificado el robo, ya que éste sería "por necesidad" y en más de una ocasión ha planteado que "no va a reprimir al pueblo" con acciones policiales. Ha aprovechado y aupado el resentimiento social acumulado en los sectores más depauperados, para promover el fanatismo político; se apoya fundamentalmente en las capas más pobres de la sociedad (precisamente las más propensas a la lumpenización) y en sectores resentidos de la pequeña burguesía, para dejar a la población a merced del hampa. De esta manera podemos ver como el régimen izquierdista de Chávez, con el fin de permanecer en el poder, aplica sin el menor escrúpulo la máxima burguesa: ¡el fin justifica los medios!
El incremento vertiginoso de la violencia delictiva en Venezuela y otros países de la región responde, en términos históricos, a la descomposición del capitalismo, período en el cual se profundizan todos aquellos fenómenos que muestra la decadencia del sistema: el incremento incesante de la pauperización poblacional como consecuencia de la imposibilidad de ser incorporada a la producción, el deterioro de la solidaridad en las relaciones sociales, la violencia urbana, la criminalidad, la inseguridad, la drogadicción, la formación de mafias y pandillas gansteriles en el seno de los Estados y cuerpos policiales, entre otros. Desde hace ya más de un cuarto de siglo "estas manifestaciones de la putrefacción social que, hoy, a una escala desconocida en la historia, invaden por todos sus poros a la sociedad humana, expresan no sólo la dislocación de la sociedad burguesa, sino y sobre todo la destrucción de todo principio de vida colectiva en el seno de una sociedad sin el menor proyecto, la menor perspectiva, incluso a corto plazo, incluso la más ilusoria"iii. La descomposición afecta a todas las clases y estratos sociales. Va adquiriendo niveles cualitativamente mayores en el tiempo, en la medida en que la burguesía como clase dominante ya no puede ofrecer ninguna perspectiva o solución a las calamidades sociales y por su parte, el proletariado no ha logrado hasta ahora desarrollar una perspectiva revolucionaria que acabe con el capitalismo.
El ascenso de Chávez al poder en 1999 es un resultado de las manifestaciones de la descomposición en Venezuela, ya que las facciones burguesas en el poder se tornaron incapaces de garantizar la gobernabilidad. No pudieron detener el avance del chavismo, quien se vendió como el garante de paz social, la lucha contra la corrupción y del crecimiento económico. Sin embargo, después de 13 años en el poder, el régimen chavista ha sido incapaz de mitigar los efectos deletéreos de la descomposición; más bien, se han multiplicado los males que aquejaban a la sociedad antes de su mandato: gigantescas redes de corrupción a todos los niveles, enquistamiento en el poder de militares y civiles del partido de gobierno, nepotismo descarado, crecimiento de la criminalidad y la impunidad en todos los órdenes.
He allí la verdadera explicación a las más de 150.000 muertes violentas que ha habido en los últimos 10 años, a la proliferación de delitos como el crecimiento del tráfico de drogas dirigido incluso por altos funcionarios del régimen, ajustes de cuentas, asalto a transportistas y pasajeros, secuestros, robo de teléfonos celulares, robos en instituciones educativas donde a plena luz del día docentes y estudiantes son despojados violentamente de sus pertenencias. Este caos en el cual se hunde la sociedad, muestra la incapacidad de la burguesía para controlar la violencia, ya que su prioridad es cómo perpetuar un sistema que se basa en la explotación, el empobrecimiento creciente y la barbarie.
Al igual que ocurre en otros países de la regióniv, los altos niveles de violencia e inseguridad están entre los principales problemas a los que se confrontan diariamente los trabajadores, además del desempleo o la falta de viviendas. En realidad, éste es un componente que se agrega al deterioro permanente de sus condiciones de vida. Ante esta situación, el proletariado mundial, a través de su lucha autónoma, podrá crear las condiciones para desarrollar una revolución que destruya al Estado capitalista, representando así una alternativa de transformación sustentada en la solidaridad, en la recuperación de las potencialidades humanas para el trabajo creador, que instaure, parafraseando a Marx, el reino de la abundancia y no de la precariedad; bases para el establecimiento de una sociedad comunista, minando de esta manera las taras engendradas por el capitalismo, entre ellas la delincuencia y la criminalidad.
Internacionalismo Venezuela, Mayo 2012.
i Según el director del Observatorio Venezolano de la Violencia, en 2009 hubo 16.047 homicidios en el país, mientras que en 2010 ocurrieron 17.600, de ese total entre 4.000 y 5.000 fueron en Caracas, una de las ciudades más violentas de la región con 230 homicidios por cada 100.000 habitantes. Expresa también que 91% de los homicidas queda libre, agregando que en el país hay alrededor de 100.000 homicidas en libertad, a los cuales no se les ha realizado ni siquiera una detención durante el período comprendido entre los años 1998-2009. Informe 21.com, 25-08-2011.
ii Un ejemplo de esta situación puede evidenciarse en la entrevista que a mediados del mes de abril ofreció a un canal de televisión estadounidense (SoiTv) el ex magistrado del Tribunal Supremo de Justicia de Venezuela Eladio Aponte Aponte, hombre de la más entera confianza del mismo presidente y demás ministros del chavismo, ahora en manos de la DEA y las autoridades norteamericanas, quien manifestó seguir las ordenes que desde la presidencia de la República y demás instancias del Poder Judicial se le giraban para armar expedientes y amañar juicios contra disidentes del actual gobierno, pero sobre todo para facilitar la acción del narcotráfico. Agencia EFE: Las declaraciones de Aponte Aponte revuelven a la Venezuela preelectoral. En el mismo sentido, Luís Velásquez Alvaray, también ex magistrado del máximo Tribunal de Justicia y protegido por la justicia norteamericana, ha denunciado la penetración del narcotráfico en el sistema judicial venezolano, señalando la existencia de una "guerra de carteles de la droga". Polémicas declaraciones del ex Magistrado Velásquez Alvaray sobre la justicia en Venezuela. El Impulso.com, 10-05-12.
iii "Tesis sobre la descomposición: Fase última de la decadencia capitalista [13]" (1990), Revista Internacional N° 107.
iv Ver el artículo "La inseguridad social...Un motivo más para luchar contra el capitalismo" Revolución Mundial N°125, noviembre-diciembre 2011. /revolucion-mundial/201111/3241/la-inseguridad-social-un-motivo-mas-para-luchar-contra-el-capitalismo [475]
¿Cómo explicar la situación de la economía en España, en la Zona Euro, a nivel mundial? ¿Sería cierto que un crecimiento de la economía sería posible? Intentamos responder a estas y otras preguntas
Desde 2008 y el inicio de la fase actual de la crisis la clase dominante ha desarrollado en todas partes una austeridad cada vez más angustiosa. Con esta política de austeridad se proponía reducir las deudas y reactivar el crecimiento. Ahora, como el mago que se saca los conejos de la chistera, se saca del cajón una nueva alternativa que iría, según ella, a remediar todos los problemas. La llaman reactivación (otros prefieren etiquetarla como "relanzamiento" o también como "crecimiento") y te la sirven en bandeja de plata en todos los diarios, televisiones, tertulias de radio, redes sociales,... ; de manera que, como por arte de magia, podría volver el crecimiento y disminuir el endeudamiento generalizado; se podría monetizar la deuda, etc.
En realidad, las preguntas a plantearse son bastante más sencillas: ¿Por qué este sorpresivo cambio de la mayoría de dirigentes de la zona Euro? ¿Cuál es la realidad de esta política? ¿Acabará por fin la austeridad generalizada? ¿Qué va a ocurrir en un próximo futuro, continuará o no profundizándose la crisis?
Sobre todo en Grecia, Irlanda, Italia, España, la población ha sufrido numerosos y duros ataques de todo tipo y por todas partes. Los obreros en activo, los desempleados, los jóvenes, los jubilados,..., todos y cada uno de ellos han visto hundirse su nivel de vida. En los hospitales, las escuelas y toda clase de servicios públicos los gobiernos están llevando a cabo verdaderos destrozos.
Los gobiernos han "explicado" estas políticas diciendo que "había que reducir la deuda para que el crédito fluyera a la economía real" o que "se deben reducir los costes laborales para exportar y crecer".
Pese a que hemos protagonizado numerosas luchas contra tales políticas inhumanas no hemos conseguido gran cosa y esas políticas han seguido adelante y se han hecho más violentas. Se trata de políticas que considera a los trabajadores como BESTIAS DE CARGA a las que se pueden zurrar sin compasión.
Pero además de agudizar hasta límites dramáticos nuestras condiciones de vida, se ha ido acelerando igualmente la crisis del sistema capitalista. Por ejemplo: El PIB de la zona Euro ha permanecido prácticamente igual desde el 2008, aproximándose a los 8,9 billones de Euros; mientras que la deuda global, pública y privada continúa acelerándose, alcanzando actualmente los 8 billones de euros. Cuesta digerir que toda la riqueza creada en un año de trabajo corresponda prácticamente a la deuda existente, y eso que sólo hablamos de lo que está oficialmente reconocido. Peor aún para la burguesía es que la economía se instala nuevamente en la recesión. Sólo Alemania puede presumir de haber crecido en 2012, claro que sólo un corto 0,5%. Para otros países de la Eurozona el batacazo es inminente. En Grecia y España la actividad retrocede velozmente y el paro masivo se instala como una losa de plomo. Explota la deuda, que en estos países está fuera de control y, al mismo tiempo, se hunde su PIB. No olvidemos que Francia, que hasta ahora había logrado evitar lo peor, está pagando a sus funcionarios con el dinero que ha pedido prestado en los mercados financieros. La mayoría de burguesía se ha visto obligada ahora a reconocer, públicamente ya, lo que hace tiempo era evidente: la austeridad generalizada y la crisis del crédito conducen inexorablemente a la recesión y al crecimiento de su deuda. ¿Qué hacer entonces?
Los debates que mantiene la burguesía en estos momentos son, en el fondo, los mismos desde el año 2008 y giran en torno a una preocupación: ¿Quién va a pagar la deuda, cómo y cuándo? Unos y otros, tras largas cavilaciones, nos presentan una idea que desde luego no es nueva: para devolver la deuda hace falta crear riqueza, es así de simple; basta con pensar. Es una idea que reflotan hoy pero que existe al menos desde la crisis económica de los años treinta: la reactivación del crecimiento (el relanzamiento de la economía). Y nos preguntamos enseguida: ¿por qué no lo han hecho antes, por ejemplo desde 2008 ?
Está a la vista que la pregunta que persigue y obsesiona a toda la clase burguesa es: ¿Cómo reactivar el crecimiento?
Para algunos se trata de hacer competitiva la producción de la Zona euro y en consecuencia de bajar los costes de producción de las mercancías producidas. En plata: es necesario continuar bajando los salarios para competir con la producción que se hace por ejemplo en China, en India, Brasil o en los países de Europa central e impedir así las deslocalizaciones. Pretender relanzar la actividad por medio de una "competitividad suplementaria" lograda de ese modo es algo tan absurdo que haría reír a cualquiera, si ello no se tradujese, como sabemos, en nuevos sufrimientos para la clase obrera.
Para otros, lo que ahora hace falta es que los estados de la Zona euro se ocupen directamente de reactivar el crecimiento. Aquí la idea es la siguiente: puesto que los bancos, en una situación potencial de quiebra, no pueden prestar ya suficiente dinero ni a las empresas ni a los particulares, el Estado es quien se va a encargar directamente de hacerlo; él se encargará entonces de construir carreteras, trenes de alta velocidad,... Las empresas involucradas quieren trabajar, contratar trabajadores y participar así en la reactivación del crecimiento pero se plantean el siguiente problema: ¿de dónde va a venir el dinero suplementario; qué cantidad habrá que invertir y para obtener qué resultado? Una vez "rascados los bolsillos" existentes, que vienen a ser unos 450 mil millones de euros, sería necesario recurrir a un endeudamiento suplementario de los Estados que están ya en riesgo de quiebra.
Actualmente, en los países occidentales para producir 1 € más de riqueza es necesario endeudarse en 8 € suplementarios. Dicho de otra manera: un plan de reactivación implica contraer una deuda que aumenta ocho veces más rápidamente que el PIB. Teniendo en cuenta además que una mercancía producida no es siempre una mercancía vendida ¿Cuántos créditos suplementarios es necesario repartir entre los extenuados "consumidores" para que puedan volver a comprar? Todo esto es absurdo e impracticable cuando el capital necesario es mucho más importante que el beneficio obtenido. Si el capitalismo no puede hacer frente a su deuda actual ¿qué puede hacer entonces? ¿Cómo va a impedir que los déficits públicos salten por los aires y que los mercados financieros exijan intereses exorbitantes a cambio de continuar prestando eventualmente a los Estados? Tras toda la campaña ideológica y mediática actual, esta pretendida reactivación tendrá que contentarse con los fondos actualmente disponibles y aun no utilizados, fondos que solo lograrán un efecto marginal en la actividad.
F. Hollande, nuevo presidente de Francia, apoyado en este asunto por muchos dirigentes de la Eurozona, salvo Alemania, entona un nuevo canto que debería llenarnos de esperanza. El título de esta salmodia que él confía se popularice es "Monetización y mutualización de la deuda". No es muy poético que digamos: monetizar significa, lisa y llanamente, fabricar dinero. Para ello el banco central de determinado país "reconoce" y "toma a su cargo" la deuda del Estado o de los bancos; es lo que se denomina "obligaciones" (el Estado se obliga a...). La mutualización quiere decir que todos los Estados de la Zona euro toman colectivamente la deuda a su cargo, de manera que los Estados con menos dificultades pagan por los Estados con más dificultades.
Cuando constatan que un Estado ni crea ni vende suficiente riqueza como para impedir que la deuda arrastre todo su sistema hacia el abismo, los mercados financieros se retiran progresivamente de él. Una reactivación sin efecto real y una deuda mucho mayor de lo que puede o podrá pagar, hace que los prestadores sean cada vez más escasos y los préstamos cada vez más caros. Es entonces cuando toca sangrar los ahorros -primera etapa de la monetización de la deuda futura. Es entonces cuando el Estado asume su papel de ladrón a gran escala; tiene que aumentar, por narices, los impuestos de todo tipo y está forzado a empeñarse hasta la coronilla. Estos préstamos (o créditos), que se evalúan según la tasa porcentual de los impuestos pagados por cada uno de los contribuyentes, deben ser devueltos al final de un periodo fijado con la obligación de abonar en este periodo unos intereses. Esto está actualmente en estudio en casi toda la Eurozona. Es sorprendente, el Estado se compromete a devolvernos mañana ¡un dinero que ya hoy no tiene! Es evidente que ante el pozo sin fondo de la deuda estos préstamos no son más que gotas en un océano. Gotas que alimentan una austeridad que está más que presente.
La alarma general vuelve a sonar. Grecia y España tocan a rebato. Pocos meses después de que el Banco Central Europeo inyectase 1billón a los bancos, todo el sistema financiero público y privado se tambalea: en el año 2012, en la Zona euro y sólo para responder al plazo de la deuda, necesita disponer de entre 1,5 y 4 billones de euros. Cifras que bien miradas no tienen que ver con la realidad pues sólo el banco español Bankia reclama, oficialmente, 23.000 millones. Las cantidades son enormes y están fuera del alcance del capitalismo. Al capital sólo le queda un camino, lleno de trampas, para poder evitar la quiebra inmediata y en los paneles indicadores un aviso: creación monetaria masiva. La distancia a recorrer para llegar a ese punto se cifra en unas semanas. A mitad de junio Grecia tendrá nuevas elecciones. Si un partido de los que rechaza los planes de austeridad de la Zona euro llegase al poder en este país la suerte de Grecia es previsible. Para la población griega esto significaría la vuelta a su moneda original y una devaluación del dracma de alrededor del 50%. Este país se hundiría en la autarquía y la miseria, algo que no cambiaría en mucho lo que le espera. Por el contrario, la factura que van a tener que pagar los bancos y el Banco Central de la Eurozona va a ser de muchas cifras. En las cuentas de estos bancos quedan aun muchos reconocimientos de deuda (1) griega; sin duda, de unos 300 mil millones de euros. Pero la cuestión fundamental no es esta sino: qué pasará con España, Italia, etc. si la Eurozona permite a Grecia salir, por la imposibilidad de protegerla.
En esas estábamos y llega el momento de España, de sus bancos, todos en quiebra real, y de sus regiones (Comunidades Autónomas), totalmente ingobernables -financieramente hablando. El bocado es enorme, demasiado grande como para tragárselo sin atragantarse. Los mercados financieros y todas esas instituciones que acumulan el dinero privado disponible en el mundo, no se equivocan cuando reclaman cada vez más interés para prestar a este país. El interés para la deuda a diez años del Estado español ronda actualmente el 7%. Este interés es el máximo que un estado puede soportar; por encima de él no puede endeudarse más. El presidente de Gobierno, Mariano Rajoy, pide de manera solapada socorro al Banco Central Europeo; que le "auxilia", haciéndose el sordo. El Gobierno anuncia entonces que intentará financiar sus bancos acudiendo a los mercados financieros. Todo un "culebrón": Los bancos del mundo deben prestar dinero al insolvente estado español para que éste preste a sus bancos insolventes que a cambio les dará el "Reconocimiento de deudas" (1) insolventes. Es totalmente absurdo y el atasco (impasse) se palpa en la situación. Será necesario pues que en un momento u otro una parte de la deuda se monetice y mutualice. Necesitarán crear papel moneda que Alemania garantizará, en parte, con la riqueza que produce. Esto es, el Producto Nacional Bruto alemán será quien realmente autorizará dicha creación monetaria. Alemania se empobrecerá y retrasará el empobrecimiento general de Europa. ¿Por qué lo hace? Simplemente, porque Alemania vende gran parte de sus mercancías en esta zona.
Monetizar la deuda viene a confirmar, en la realidad, que el capitalismo no puede desarrollarse ni siquiera a base de créditos. Es el momento en que el capitalismo nos dice oficialmente:
"Yo he creado la moneda de tal manera que al ir perdiendo progresivamente su valor impida que mi deuda estalle demasiado rápidamente. Preferiría invertir, crear riqueza y vender pero ya no me es posible. La deuda es inmensa, me tiene asfixiado: rápido, billetes; más billetes; entretanto, ganaremos tiempo".
El dinero, incluso el crédito debe representar la riqueza producida y por producir que se venderá con beneficio (ganancia). Durante decenios se alimentó la creencia de que los créditos se podrían devolver un día. ¿Cuándo? Ya no se sabe. El vencimiento es siempre aplazado en el tiempo. La riqueza producida en diez años está ya consumida en la producción y la venta de hoy. ¿Qué nos queda pues si no deudas y aun nuevas deudas? La monetización es el triunfo del capital ficticio en detrimento del auténtico capital, el que en si mismo contiene la verdadera riqueza. Crear moneda masivamente para comprarse a sí mismo la propia deuda conduce a destruir la moneda; esto provoca una inflación galopante de los precios a pesar de la recesión. Además, así las cosas hay austeridad porque ¿cómo sobrevivir con los precios al consumo aumentando diariamente?
¿Puede el capitalismo acelerar su propio "descenso a los infiernos"? ¿Y si Alemania rechaza la monetización, paralizando el Banco Central Europeo? Nadie puede descartar totalmente esta eventualidad aunque parezca un suicidio colectivo. La burguesía alemana, lleva meses haciendo sesudos cálculos para valorar lo que le costaría el estallido, y su financiación, de la Zona euro. En los dos casos y viendo las cosas con cierta perspectiva nos encontramos con que la factura es, a la larga, mucho más dolorosa e insoportable pero ¿se puede decir cuál de las dos es, a corto plazo, la más terrorífica? En cualquier caso Alemania exigirá austeridad. Para este país la austeridad es la esperanza de que, mediante los déficits públicos, el hoyo de la deuda se ahonde más lentamente, de que la factura a pagar sea lo menos dolorosa posible. En realidad, todo esto son ilusiones (fantasías) trágicas que acaban para todos, y sobre todo para los proletarios, de igual manera: con la precarización aun más asfixiante de sus condiciones de vida. El capitalismo ha llegado a tal atasco hoy que desea y duda, al mismo tiempo, entre reactivar la economía o aumentar la austeridad, crear moneda masivamente o reducir la deuda. El capitalismo está como loco. Ha perdido la brújula. No sabe a ciencia cierta a dónde dirigirse ni cómo maniobrar entre los arrecifes que le rodean por todos lados. La Zona euro no había sufrido jamás un crisis tan aguda. Los que vienen serán meses de grandes tempestades económicas que desencadenarán naufragios aun más devastadores que revelarán la quiebra general del capitalismo mundial.
Rossi (30 de mayo 2012).
Notas:
1.-https://www [478].economia48.com/spa/d/reconocimiento-de-deuda/reconocimiento-de-deuda.htm
Artículo de nuestra sección en la India denunciando una prueba de un misil, prueba que forma parte del continuo enardecimiento de las tensiones imperialistas en Asia
Publicamos a continuación un artículo de nuestra sección en India que denuncia la reciente prueba de un misil balístico ultra - potente y ultra- moderno por parte del Estado indio. Mientas la crisis económica arrecia condenando al desempleo y la miseria a millones de trabajadores y explotados, mientras en India la pobreza extrema campa a sus anchas, enormes recursos son despilfarrados en ingenios de destrucción masiva. Esto lo hace una burguesía que presume de tener el Estado democrático más poblado de la tierra.
Esta carrera de armamentos se inscribe en una creciente tensión imperialista en toda Asia y que tiene como eje la rivalidad imperialista entre China y Estados Unidos, frente a la cual se posicionan los demás estados, tanto grandes como India como pequeños con Birmania, tanto los que usan la máscara democrática, como Filipinas, como los que se presentan como "socialistas", como es el caso de Vietnam.
Denunciamos indignados este monstruoso despilfarro y defendemos la única alternativa posible: la lucha masiva del proletariado mundial y junto con él, la lucha de todos los oprimidos y explotados del planeta.
Una vez más, agradecemos la colaboración en la traducción de una compañera que junto a un equipo de compañeros nos permite poner en conocimiento rápidamente para los lectores y militantes en lengua española de textos procedentes de revolucionarios de los más variados países.
Tensión Imperialista en Asia
El 19 de abril de 2012, la burguesía India lanzó Angi-V, una versión del misil intercontinental balístico, y ha dado otro empuje a la feroz carrera armamentística en Asia. Con esta prueba, India se ha unido al selecto club de los gángsteres imperialistas a nivel mundial que poseen misiles balísticos intercontinentales. Agni-V tiene un alcance de 5000 Km. y capaz de impactar en Shanghai y Beijing.
El lanzamiento de Agni-V provocó un estruendo de regocijo en todos los sectores de la burguesía India. Durante días, la prensa escrita y los medios de comunicación electrónicos estuvieron llenos de propaganda jactándose acerca de los logros técnicos y militares que se habían conseguido con este lanzamiento. Hubo especulaciones temerarias sobre la nueva capacidad para atacar todas las áreas de China y otros países enemigos. Sectores de la burguesía india se empeñaban en proclamar que con el lanzamiento de Agni-V están ahora mejor equipados para hacer frente a sus enemigos y cumplir con sus sueños imperialistas. Los medios de comunicación también intentaron utilizar toda esta algarabía y propaganda para instigar la intensa fiebre patriótica.
El lanzamiento de ICBM Agni-V por India es sólo una expresión de la desenfrenada carrera armamentística desarrollada actualmente en Asia. Hay muchos participantes comprometidos en este juego e India es uno de los principales implicados.
A mediados de Marzo de 2012, los medios de comunicación de todo el mundo estaban llenos de historias relatando que a lo largo de los tres últimos años India ha sido el mayor comprador de armas del mundo. Según un informe en NDTV de 21 de marzo de 2012, India ha desbancado a China como el mayor comprador de armas del mundo, alcanzando el 10 por ciento de todas las importaciones durante los últimos cinco años. En febrero de 2012, India pidió 126 Rafale MMRCA, esto es, reactores de combate multifunción a la constructora aeronáutica francesa Dassault. El coste de 20.000 millones USD (TOI, 1 de febrero de 2012), está considerado como el mayor pedido de equipamiento militar en la historia del capitalismo. Este encargo se suma a otro de 272 aviones de combate Sukhoi-30MKI cuyo valor es de 12.000 millones de dólares y que se realizó a Rusia.
Para los estadistas, a fecha de 17 de marzo de 2012, India ha incrementado su gasto en defensa gastando de un 17.6 por ciento llegando a los 47.000 millones de dólares.
Pero incluso esta militarización desenfrenada no es suficiente para la burguesía India. Podemos observar esto en otra campaña realizada en los medios indios en abril de 2012, sólo unos pocos días antes del lanzamiento de Angi-V. A principios de abril, el jefe del ejército indio, escribió una larga carta al primer ministro. Esta carta relataba que el ejército no está equipado para la guerra ya que no tiene suficientes armas y municiones. La carta fue filtrada a la prensa y llevada hasta el parlamento. Después de discusiones con los jefes del ejército, fuerzas aéreas y marina de guerra, el parlamento ha declarado ahora que las fuerzas indias no tienen suficientes armas y munición para luchar en una guerra.
Aún teniendo un elemento para la lucha entre diferentes facciones, esta campaña al principio tuvo dos funciones para la burguesía. Una es ocultar a su propia población que India es un enorme gastador de armamento, el mayor comprador de armas en el bazar mundial. La segunda consiste en convencer a la población explotada de que es necesario un mayor gasto en militarización.
Debemos aclarar una cosa- la burguesía India no es la única implicada en la militarización desenfrenada. Todos los países en Asia, tales como Japón, Sur y Norte de Corea, Filipinas, Taiwán, Arabia Saudita etc. están comprometidos en la misma carrera. Arabia Saudita y sus compinches los emiratos están gastando cerca de 100.000 millones USD en militarización. China está a la cabeza de la carrera armamentística en Asia actualmente y ha doblado su gasto militar en cerca de 150.000 millones USD este año. Incluso el policía mundial, Estados Unidos, ha acelerado su gasto militar centrado en Asia en general y China en particular.
Al principio del último siglo el capitalismo entró en su fase de decadencia. Lo que esto significó fue que los mercados mundiales se dividieron entre las principales potencias capitalistas y que estos mercados ya no eran suficientes para absorber los productos de todas las naciones capitalistas. Para expandirse o incluso existir, cada país capitalista se vio obligado a arrebatar los mercados que necesitaba de sus rivales.
La única alternativa disponible para cualquier nación capitalista fue enfrentarse a sus rivales en confrontaciones masivas militares y derrotarles o bien aceptar la derrota y subordinación hacia sus enemigos. Ésta fue la descarnada alternativa que condujo a una gigantesca militarización por toda Europa y América desde el principio del siglo 20. Fue esta cruda alternativa la que monstruosamente se desarrolló en la primera guerra mundial y después en la segunda guerra mundial, cada una de las cuales llevó a la matanza de millones de personas y destrucción de naciones enteras y continentes.
Desde el final de la segunda guerra mundial, este proceso de confrontación militar y preparación para las guerras ha continuado entre las antiguas potencias imperialistas hasta hoy. En el periodo de decadencia, en la que el capitalismo ha estado presente desde el principio de siglo veinte, el capitalismo sólo puede sobrevivir a través de la guerra. Como resultado todos los países están permanentemente comprometidos en feroces preparaciones para la guerra.
En las últimas décadas el poder económico de China, India y muchas otros países en Asia se ha multiplicado. Ahora el capitalismo en estos países está haciendo frente a la misma alternativa, las mismas opciones que empezaron a adoptar los países capitalistas avanzados en el siglo pasado. Estas nuevas "potencias emergentes" han estado respondiendo a la situación como lo hicieron las antiguas potencias imperialistas, es decir, emprender el proceso de militarización masiva y las preparaciones para la guerra. Podemos ver este proceso en toda Asia.
Todo esto a pesar de que las clases trabajadoras en estos países, sobre todo en India y China, viven en suma pobreza, miseria y condiciones de desempleo generalizado.
Como hemos visto, la burguesía india al igual que sus homólogos en otros países está también envuelta en un proceso desenfrenado de militarización. El reciente lanzamiento del ICBM está orientado hacia esta continuidad destructiva. Es un esfuerzo de la burguesía india para ganar paridad en el poder destructivo con su competidor imperialista inmediato, la burguesía china.
La carrera armamentística es inevitable para un sistema capitalista decadente. Es el resultado de las condiciones materiales en una fase avanzada de capitalismo decadente. Hoy el capitalismo vive y sólo puede vivir a través de la guerra. La burguesía no puede librarse de esto.
Por otro lado la clase trabajadora es la principal víctima de toda la competición entre las naciones capitalistas. Las guerras y los designios guerreros tienden a destruir su unidad y debilitarla frente a la clase enemiga, la burguesía. Las preparaciones para la guerra intensifican su explotación y empeoran sus condiciones de vida. Las guerras a través de las cuales la burguesía de diferentes naciones intenta resolver sus cuentas, resultan ser el mayor ataque a la clase trabajadora. Es la clase trabajadora la que paga el precio de las guerras de la burguesía con sus vidas. Debido a su posición dentro del capitalismo, sólo la clase trabajadora puede poner fin a las guerras de la burguesía destruyendo el capitalismo.
La burguesía nunca se cansará de usar todos los medios para profundizar el impacto del fervor nacionalista en la clase trabajadora y las masas obreras. En el pasado, el nacionalismo ha sido utilizado de forma muy efectiva por la burguesía para aplastar el recrudecimiento revolucionario de la clase trabajadora. La clase trabajadora debería desarrollar una fuerte indignación contra el veneno del nacionalismo y firmemente defender el principio del internacionalismo.
La clase trabajadora no puede y no debe tomar parte en la guerra imperialista y preparaciones para la guerra. Debe condenar todo designio guerrero. La respuesta de la clase trabajadora en India para lanzar el ICBM por su burguesía no puede ser otra cosa sino la condena y denuncia.
La clase trabajadora tiene que intensificar su lucha por todo el mundo contra los ataques crecientes de sus condiciones de vida y de trabajo. La autoorganización, extensión, politización, unificación territorial e internacional de estas luchas son indispensables para la marcha hacia el objetivo de poner fin al sistema capitalista global, la raíz de todos los problemas socioeconómicos, carreras armamentísticas y guerras. Sólo esto puede salvar la humanidad. No hay otro camino.
S, 25-04-2012
Artículo que nos ha llegado donde se realiza un análisis de por qué actualmente sectores cada vez más numerosos de la burguesía española ponen en cuestión la monarquía
Desde hace tiempo vemos como proliferan las manifestaciones de descontento con la Monarquía española y como, cada vez, se pone más en cuestión su existencia por ser una institución atrasada que no se corresponde con los tiempos que corren. A ello ha contribuido de manera importante la actitud del borbón con sus actividades publicas y privadas en las que pone de manifiesto sus maneras burdas de entender la relación de vasallaje.
El Estado y sus instituciones, la monarquía es una de ellas, es un instrumento de dominación de clase y su función última es la de mantener las relaciones de explotación entre capital y trabajo. En ello emplea desde la represión pura y dura hasta la mucho más sofisticada mistificación, junto con la utilización de la izquierda del capital como pinza ideológica con la que atraparnos.
Una de las limitaciones de las luchas recientes ha sido la incapacidad para superar el "democratismo" y su hijo el "ciudadanismo". La izquierda del capital (desde sindicatos, partidos hasta algunos supuestos anarquistas y comunistas) han capitalizado las luchas desde sus posiciones de "izquierda", mediante la mistificación de conceptos como el de democracia o el de ciudadano. Desde esa perspectiva "todos somos ciudadanos libres" y el problema de la crisis, del Estado e incluso el de la Monarquía reside en que "otros ciudadanos libres e iguales a nosotros" han aprovechando ciertas ventajas, privilegios, engaños, poder, etc.. , en su beneficio y en detrimento de lo que pertenece a nuestro ámbito individual o social de dominio y que debe ser gestionado de manera justa mediante el ejercicio de la democracia real y efectiva. Esta ha sido la tendencia mayoritaria en los "indignados" y su principal limitación en su potencial revolucionario.
La crisis, que la clase dominante quiere hacernos creer que se debe a problemas coyunturales, temporales o sectoriales, tiene su fundamento en el agotamiento histórico del capitalismo como sistema social, ya que es completamente incapaz de permitir a toda la población mundial el acceso a los medios de vida, empezando por la imposibilidad de crear trabajo suficiente (ni siquiera dentro de su marco de explotación) ni de preservar el equilibrio ecológico entre sistema productivo y naturaleza.
Culpar a las finanzas, a los malos gestores, a los especuladores, a la monarquía etc..es una crítica errónea ya que presupone que con economía productiva, buenos gestores y honradez seria posible una sociedad de equidad para todos. Es suponer, además, que esto seria posible mediante el desarrollo de la democracia (entendida según la visión que de ella tiene la clase dominante), con iniciativas populares, ley electoral mas justa, etc.. El problema de está crítica es no entender por una parte que todas esas cuestiones (bancos, especulación, estafas etc..) son la expresión de la inviabilidad del capitalismo, no la parte mala de este, sino su esencia autodesarrollada. Por otra parte centrar toda crítica en esas cuestiones, sin ir a las causas ultimas es caer en los laberintos previstos por el capital y su sistema, con lo que tenemos asegurado un puesto en las tierras del desconcierto. Dicho de otro modo , el no entender que el problema es el capitalismo como sistema, nos imposibilita para construir una alternativa real.
Hacer aquí mención a la monarquía, es solo un ejemplo de los muchos caminos hacia ninguna parte en los que podemos caer de no contar con una critica correcta de la realidad social y una comprensión de los ámbitos en los que se ha de desenvolver cualquier lucha que mire hacia la necesidad de cambiar el mundo. Quizás pueda pensarse que un sistema republicano sea más moderno o formalmente democrático que una monarquía. Y así es. Pero ya no estamos en tiempo de luchar por conceptos de la sociedad burguesa como superación de un "antiguo régimen" de despotismo. La realidad histórica se ha impuesto y ahora la lucha real consiste en procurarnos los medios para construir una sociedad basada en la satisfacción de las necesidades humanas en armonía del hombre con la naturaleza, como un todo. El resto son espejismos de colores para adormecer nuestro entendimiento y nuestra voluntad.
Con la tercera restauración borbónica, la burguesía española encontró la manera para ponerse de acuerdo, superando rivalidades intestinas, y poder consolidar el estado en el marco nacional español y en el ámbito europeo de intercambios.
Después de la muerte del "excelentísimo" y durante mucho tiempo, todo el capital, de derechas y de izquierda, ha estado de acuerdo en fijar la corona como el limite formal de referencia, fundamentalmente ante la posibilidad de luchas proletarias.
Desde hace tiempo esta instalándose cada vez con mas fuerza el rechazo a la monarquía y a la corona y dejando abierta la puerta cada vez más hacia la tercera república.
La pregunta solo puede ser una ¿tiene necesidad la burguesía española de cambiar el acuerdo marco de la monarquía por otro igual pero republicano? Desde nuestro punto de vista solo tendrá esa necesidad en la medida que esta cuestión se convierta en la mistificación con la que reconducir cualquier manifestación de descontento y cualquier lucha de carácter proletario que pudiera expresarse más allá de lo que le es aceptable.
La burguesía, la clase dominante, solo teme al proletariado cuando actuá en luchas que ella no puede controlar y sobre un sólido terreno de clase. Si escenificar la pugna entre monarquía y república, con sus tiras y aflojas, puede distorsionar el terreno autónomo del proletariado y someterlo a sindicatos y partidos del sistema, en ese caso tendremos república
¿Pero que nos aportaría la república? La crisis económica es el resultado de una sociedad que produce para acumular beneficios, si no acumula beneficios, o al menos los suficientes como para justificar económicamente la puesta en marcha del aparato productivo, entonces nos quedamos en paro. Ante esto la república no aporta nada. La única alternativa es construir una sociedad donde la finalidad de la producción sea la satisfacción de las necesidades humanas.
La crisis económica se ha expresado como un problema de la deuda. ¿Y eso por que? Desde las familias a las pequeñas,medianas y grandes empresas estamos endeudados hasta las cejas. Todo lo que llaman el sector privado de la economía Pero también el sector publico, todas las administraciones, desde localidades hasta el Estado. Su máxima expresión es la deuda soberana. Pero si nos fijamos, es así en todos los países Por cuestiones propias de cada estado nacional, unos pueden aguantar el equilibrio con un menor esfuerzo. Otros países como Grecia, España o Italia tienen que hacer cada vez más esfuerzos siendo posible que en algún momento lo pierdan definitivamente. Pero lo que de aquí se trata es de constatar que durante décadas el capitalismo mundial ha propiciado el endeudamiento a todos los niveles (que con la crisis ha llegado a su limite) y la ha hecho por la necesidad de dar salida a sus mercancías y servicios como una manera para llegar a sus ansiados beneficios. Si como parece, con el endeudamiento se ha llegado al limite, ¿como se va a comprar todo lo que el capital necesita realizar para poner en marcha y ampliar la producción, en un proceso creciente de acumulación?. Además, para tener validez histórica mundial, se ha de hacer de manera que se disponga cada vez de más puestos de trabajo y en mejores condiciones hasta el punto de que prácticamente todo el mundo disponga de medios de vida y además con un equilibrio que permita la pervivencia del mundo natural durante generaciones.
Nosotros no vemos de donde puede salir ese mercado que sustituya el que hasta ahora ha ocupado el crédito y nos lleve a buen puerto, como subproducto de la acumulación capitalista.
Desde estas perspectiva, considerarse ciudadano es la primera trampa. Luchar por la república la segunda. Solo puede ser valida la perspectiva del proletariado. El proletariado moderno no es más que aquel que no tiene prácticamente nada más que la necesidad de ganarse los medios de vida para el y para los suyos. Solo cuenta con su voluntad y su trabajo. Entender que esto es lo único común a todos por encima de países, géneros, razas etc., es fundamental y lo único que nos puede dar las bases para una lucha revolucionaria. La revolución solo puede ser construir una sociedad democrática a partir de esas premisas, en que la que la finalidad son nuestras necesidades de vida y el control directo sobre nuestras vidas. Sin intermediarios.
Creemos que la lucha contra la monarquía, por la república, por una supuesta democracia real en el capitalismo, contra la corrupción y el despilfarro etc.. es una cosa parecida ha pelearnos con un árbol cuando estamos rodeados de bosque. Lo que necesitamos es gente discutiendo en todas parte como queremos que sea todo esto, como lo organizamos y como lo llevamos a cabo. Pero sin ellos. No tenemos nada que reclamarles, ni siquiera la república.
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Un creciente descontento social se percibe en el mundo. La violencia que viene tomando la crisis económica y la brutal degradación de las condiciones de vida que impone, han sido el marco de las protestas y movilizaciones en España, Grecia, Portugal, Israel, Chile, los Estados Unidos, Gran Bretaña, Canadá... La naturaleza de clase de estos movimientos no ha sido uniforme y ha variado en los diferentes países y según las fases del movimiento. Sin embargo globalmente podemos decir que han sido movimientos de las clases no explotadoras, revueltas sociales contra el Estado pero donde la clase obrera no ha estado presente sino de forma individual, no obstante su influencia se ha notado en los métodos de lucha y en las formas de organización que tomaron. La discusión libre y la toma de decisiones a través de Asambleas Generales, pertenecen a una tradición indudablemente proletaria.
Un creciente descontento social se percibe en el mundo. La violencia que viene tomando la crisis económica y la brutal degradación de las condiciones de vida que impone, han sido el marco de las protestas y movilizaciones en España, Grecia, Portugal, Israel, Chile, los Estados Unidos, Gran Bretaña, Canadá... en todas estas protestas se precibe una gran angustia sobre el futuro, por eso la pregunta que ha prevalecido en estas manifestaciones es: ¿es posible otro mundo?
La naturaleza de clase de estos movimientos no ha sido uniforme y ha variado en los diferentes países y según las fases del movimiento. Sin embargo globalmente podemos decir que han sido movimientos de las clases no explotadoras, revueltas sociales contra el Estado pero donde la clase obrera no ha estado presente sino de forma individual, no obstante su influencia se ha notado en los métodos de lucha y en las formas de organización que tomaron. La discusión libre y la toma de decisiones a través de Asambleas Generales, pertenecen a una tradición indudablemente proletaria.
La "Primavera árabe" y las movilizaciones que le continuaron por el mundo, han estado marcadas por una gruesa presencia de jóvenes que están cansados de los gobiernos tiranos y corruptos. No hay duda que en sus gritos y reflexiones hubo sinceros deseos de cambio de la realidad podrida que ofrece el capitalismo, pero ese descontento no logra encauzarse porque hay todavía una carga de ilusiones en la democracia, en el patriotismo e incluso en la religión. Por eso cuando buscan responder a la pregunta ¿otro mundo es posible?, su respuesta se queda atrapada en la vana esperanza de que basta con "democratizar el capitalismo".
Desde la televisión y la prensa hemos visto a la clase en el poder festejar y animar estas expresiones, cuidándose muy bien de esconder los momentos en que estos movimientos avanzan cuestionando las bases del sistema de explotación.
Hay momentos en los que la burguesía se apuraba a aplaudir los "vientos democraticos" que soplaban estas movilizaciones, para así ocultar que por debajo se construía una fuerza crítica al capitalismo. Por ejemplo en España en noviembre de 2011, mientras que todos los políticos y medios de difusión centraban su atención en las elecciones y el poder de las urnas, las calles de diversas ciudades estaban efervescentes. Había Asambleas Generales y discusiones de todo tipo. Una idea fue especialmente extendida: "Derecha e izquierda, la misma mierda". Al mismo tiempo retumbaba la consigna de "¡Todo el poder a las Asambleas!". Son estas experiencias las que deben servir de referencia para la conducción del descontento.
La burguesía ha de lanzar una carga ideológica pesada una y otra vez para atrapar el descontento. Una y otra vez ha de insitir que no hay mejor mundo que el capitalismo, por lo que más vale dejar de pensar en la lucha de clases y centrar la atención en el accionar de los ciudadanos a través de las urnas. Pero la crisis y los ataques que degradan la vida de los explotados nos recuerdan que para crear un mundo diferente hay que destruir el capitalismo.
En México, la angustia por el futuro que ha creado la crisis económica y el continuo accionar depredador de la clase dominante y sus partidos han generado también un gran hartazgo. Este descontento está presente en todas las clases y capas no explotadoras, si bien se ha manifestado de forma más abierta en el sector estudiantil.
El movimiento denominado "#yo soy 132", se ha nutrido por jóvenes que provienen no solamente de diferentes universidades (tanto públicas como privadas) sino principalmente de diferente origen social. De igual forma que las expresiones de "indignados" y "ocupas", el "movimiento #132" está formado por una masa social heterogénea. Lo mismo se nota la presencia de miembros que por su origen o por su condición de asalariados forman parte de la clase obrera, como de jóvenes que provienen de la burguesía y la pequeñaburguesía. No obstante la diferencia del "#132" con los "indignados" es que las expresiones de protesta en México se han mantenido bajo la estricta lógica de la disputa electoral que el Estado viene organizando.
A poco menos de dos meses para cumplirse la fecha en que ha de llevarse a cabo el climax del circo electoral, las protestas juveniles se enfocaron en criticar la actuación despótica, corrupta y criminal de un partido (PRI) y su candidato (Peña Nieto). A la par de ello han expresado su repudio a la práctica tendenciosa de los noticieros creados y difundidos por los negocios de televisión.
Es indudable que en las preocupaciones que alimentan el descontento hay sinceridad pues son expresión real del cansancio político que ha creado la actuación cotidiana de los gobiernos y sus partidos. El germen de "antipartidismo" que enarbolaba el movimiento en sus inicios, fue claro síntoma de ese hartazgo, aunque luego fue ahogado por tendencias de repudio o apoyo a tal o cual partido, reivindicando un "apartidismo" plenamente inscrito en la mistificación democrática.
Alentados por la experiencia de los "indignados", el "movimiento #132" ha reconocido la necesidad de unirse en las calles, alentando la unidad y la solidaridad e incluso ha intentado usar la forma de las asambleas para reflexionar colectivamente... Hay por tanto razgos positivos que exponen estas movilizaciones, pero son muchos los problemas que tiene que enfrentar la masa de jóvenes proletarios que están participando en ellas si no quieren que su fuerza y coraje sean esterilizados y terminen siendo utilizados para reforzar las cadenas de opresión capitalista.
La burguesía, a través de los medios de divulgación, principalmente mediante los telediarios (de las mismas empresas que el #132 ha criticado), ha bautizado a este movimiento como la "primavera de los jóvenes mexicanos" y no se cansa de aplaudirlo porque reconoce que tiene como objetivo oxigenar al sistema político. Con estos argumentos, la clase en el poder no busca "ganarse las simpatías" de los jóvenes, sino alentar las ideas más confusas presentes en el movimiento y así asegurar que se quede enfangado en la esperanza del "cambio" operado por las urnas, en la democracia y en el reconocimiento al capitalismo como único camino para la humanidad. Se trata, sin duda, de evitar que los jóvenes proletarios que están mezclados en esa masa descontenta, rompan con las ataduras ideológicas de la burguesía e impriman así un carácter de clase a las movilizaciones.
El primer problema que enfrenta el "#132" es que asumen que se trata de un movimiento de "ciudadanos libres". La burguesía al instaurarse como clase dominante impuso la condición de "ciudadano" como expresión de la liberación de la población de las viejas ataduras políticas sostenidas por la aristocracia. Pero esto implicó someterla a los lineamientos económicos y políticos del capitalismo, de tal forma que sea libre de vender su fuerza de trabajo, perpetuando la explotación y sometimiento a la ideología del egoísmo individual. Dicha ideología alcanza su expresión política mayor cuando solitario y atomizado, en un ejercicio aparente de toma de decisión personal, los explotados concurren a las urnas para validar a un poder que les es ajeno y totalmente opuesto.
La burguesía, al otorgar "derechos políticos iguales a todos los ciudadanos", pretende borrar el hecho de que la sociedad está dividida en clases sociales y que cada una de ellas tiene intereses diferentes. Por eso cuando el "#132" se define como un "movimiento ciudadano", encadena a todos los estudiantes a los intereses de la clase dominante.
Para esos jóvenes que tienen sus raíces de clase entre la burguesía y la pequeñaburguesía todo se reduce a mejorar el sistema de explotación. Pero para los jóvenes que tienen un origen proletario o ya lo son dado que su vida está sometida al trabajo asalariado, reproducir esa fórmula es servir a sus explotadores. La democracia y la apertura o veracidad de los medios de difusión son medidas que están dirigidas a abrillantar el oscuro rostro del capitalismo. Porque la democracia no es una solución sino una traba a la que hay que enfrentar. Aceptar la condición de ciudadano es aceptar la trampa burguesa que busca evitar que los trabajadores (sin importar si son jóvenes o viejos, activos, desempleados o jubilados) reconozcan su condición de explotados. Pero sobre todo, esta treta busca hacernos aceptar que no hay más alternativa que seguir el rito periódico de ir mansamente a las urnas y marcar una papeleta para elegir de entre una lista al personaje que ha de cumplir el papel de nuestro verdugo.
Cada vez somos más los que soñamos con una sociedad donde la humanidad tome su vida en sus propias manos, donde tome sus propias decisiones. Donde no sea dividida entre explotadores y explotados, sino unida fraternalmente en su diversidad... Pero la pregunta es ¿Quién podría permitir que por fin la humanidad tome en sus manos la sociedad?
Si dijeramos que son "todos", estaríamos suponiéndo que "todos" tienen los mismos intereses y esto es falso. La burguesía luchará siempre con uñas y dientes para mantener su sistema y su posición dominante sobre la humanidad, así sea al precio de raudales de sangre, como ya lo ha hecho y de hecho, lo hace. Y en ese "todos", también está la pequeña burguesía, que o bien trata de mantener el tren de vida que le ofrece la sociedad y en ese sentido es conservadora, o bien (cuando la proletarización la amenaza), se vuelve presa de la nostalgia de un pasado idealizado, es decir, reaccionaria.
Para convertirse en dueña de su propio destino, la humanidad debe salir del capitalismo. Y la única clase que puede derrocar este sistema es el proletariado, la clase de los trabajadores modernos. Pero esto no es un hecho ya determinado pues los trabajadores requieren ser concientes de ello... Y lo que ahora vemos es que el descontento presente entre éstos es anulado cuando son arrastrados a la esperanza de la "democratización del capitalismo". Por eso los proletarios requieren desarrollar su lucha, su unidad, su solidaridad y sobre todo su conciencia de clase. Para ello se requiere el impulso de la organización y el debate en su seno, amplias discusiones -lo más vivas y efervescentes posible- para desarrollar su comprensión del mundo, de este sistema y de la naturaleza de su combate.
Los debates deben ser libres y abiertos a todos aquéllos que quieran intentar responder a las numerosas cuestiones que se plantean a los explotados: ¿Cuál es el verdadero problema?, ¿cómo desarrollar la lucha con miras a la emancipación y no hacia un mayor encadenamiento?, ¿cómo organizarnos? Sobre todo, deben ser muy firmes en que no se trata de salvar o reformar este sistema agonizante y bárbaro.
Cambiar el mundo no basta con salir a la calle a convocar "la unidad de los jóvenes por la democracia". Otro mundo es posible sí, pero antes hay que destruir el capitalismo.
¡Proletarios de todos los países, uníos!
Información sobre el número de verano de Acción Proletaria
Debido a la sobrecarga de trabajo y a otros factores, el número 226, del 15 de Julio al 15 de Septiembre de Acción Proletaria se ha retrasado, y se publicará integrado en el número siguiente del 15 de Septiembre al 15 de Noviembre. Sin embargo continuaremos actualizando nuestra página web con nuevos artículos. Las suscripciones se alargarán para compensar el número no publicado.
Artículo de nuestra sección en Francia que denuncia la ola de nacionalismo que desde la derecha (Sarkozy y Le Pen) y la izquierda (Melenchon) intentan envenenar nuestras conciencias. Esta denuncia es igualmente actual en España o Grecia
Con la profundización de la crisis del capitalismo, el nacionalismo más exacerbado ha sido centro de atención en las columnas de los periódicos y en las cámaras de televisión. Se echa la culpa de la crisis en España a "los alemanes" así en general, escondiendo que la mayoría de trabajadores en Alemania sufren la crisis de forma igualmente dura. Por ejemplo, en Alemania hay 7 MILLONES de mini-jobs: puestos de trabajo a 400 € mensuales.
El veneno del nacionalismo es un arma del capital para enfrentar a unos trabajadores con otros y para inculcar el mensaje de que todos los españoles o todos los griegos o todos los franceses tendríamos un interés común cuando es mentira: en Grecia, en España, en Francia, en Alemania, en cualquier país del mundo, la sociedad está dividida en clases y hay dos intereses OPUESTOS, el de la minoría explotadora contra la mayoría explotada.
La inoculación del veneno nacionalista participan -cada cual desde sus propios argumentos- tanto la derecha como la izquierda, tanto la extrema derecha como la extrema izquierda. NO DICEN LO MISMO pero ACABAN EN LO MISMO: la defensa de la nación. Un ejemplo, en Francia el Frente Nacional defiende Francia con argumentos xenófobos mientras que el Frente de Izquierdas defiende Francia con argumentos de soberanía nacional, la prepotencia de Alemania, la intromisión en los asuntos franceses por parte de la Comisión Europea...
El nacionalismo puede adoptar muchas formas mucho más sutiles y peligrosas. De esta manera, el conjunto del aparato político burgués comprendiendo también, la extrema izquierda, participa a trasmitir el veneno de la división nacional, fundamento de la competencia capitalista, que se ubica diametralmente e intransigentemente en el campo opuesto del punto vista internacionalista, de los intereses y la conciencia que nuestra clase, de lo que el proletariado debe afirmar para desarrollar sus luchas y destruir este sistema de explotación.
Punto de vista nacionalista
La lucha contra la inmigración económica es un tema central del discurso de la burguesía. No solamente de la extrema derecha, sino de todas las fracciones políticas en el gobierno. Tanto la izquierda como la derecha, retoman la misma retórica. Es el sentido de las medidas contra inmigrantes adoptadas por los gobiernos, de izquierda como de derecha, en todos los países comenzando por los más desarrollados. Estos levantan una cortina administrativa, policial, judicial, desde el espacio Schengen en Europa, hasta la construcción de muros en las fronteras en los Estados Unidos[1]. Limitación de la duración de los permisos de estadía, expulsiones por protocolo, o reconducciones masivas, acoso jurídico, acecho policial, patrullas navales y aéreas en las fronteras, campos de retención de cara a la huida de poblaciones que escapan de la miseria, la guerra, etc. El argumento puede resumirse en la formula célebre del Frente Nacional en Francia: «3 millones de desempleados, son 3 millones de inmigrantes de más». Y si eso sale mal, si hay demasiados despidos, si hay demasiados desempleados en el país, «expulsemos los inmigrantes, prohibamos su acceso al territorio» para que los trabajadores nacionales puedan ocupar esos empleos restantes. Si la protección social baja, si hay mucho déficit, es causa de esos "extranjeros", quienes se aprovechan de la amplitud del sistema social![2]
Punto de vista internacionalista
Históricamente la clase obrera es una clase de inmigrantes, quienes se ven obligados a vender en cualquier parte su fuerza de trabajo. La inmigración es un elemento esencial del desarrollo del movimiento obrero bajo el capitalismo[3]. Desde el siglo XIV, la burguesía británica ha desplazado masas de campesinos, normalmente irlandeses, para que trabajaran como mano de obra en las primeras manufacturas. A partir del siglo XVI, cuando aparece el problema de la sobreproducción, la inmigración se extiende más allá de las fronteras y se masifica progresivamente. «Las crisis cíclicas que golpean la Europa capitalista desde mediados del siglo XIV va a obligar a millones de proletarios a huir del desempleo y del hambre exiliándose en "el nuevo mundo". Entre 1848 y 1914, 50 millones de trabajadores europeos dejan el viejo continente para ira a vender su fuerza de trabajo en esas regiones, puntualmente en América.
De la misma manera que Inglaterra en el siglo XIV a podido permitir el desarrollo del capitalismo gracias a la inmigración interior, la primera potencia capitalista mundial, los Estados Unidos, se constituirá gracias al flujo de decenas de millones de inmigrantes venidos de Europa (propiamente de Irlanda, de Gran Bretaña, de Alemania, de países del norte de Europa)»[4]
Es en el siglo XX, con el declive del capitalismo, que los flujos migratorios disminuyen y que los estados se dotan de herramientas para luchar contra la inmigración. La burguesía se apoya sobre popurrís ideológicos de temas antiimigrantes para designar chivos expiatorios cuando en realidad, si hay desempleo, es precisamente porque los países desarrollados no están en capacidad de integrar económicamente nuevos proletarios sobre el mercado de trabajo, en particular a los jóvenes. De hecho, el capitalismo, al estar en crisis, no es capaz de dar trabajo ni a la mano de obra inmigrante ni al conjunto de los proletarios.
Punto de vista nacionalista.
La idea de consumir preferentemente la producción nacional es el caballo de batalla ideológico de los partidos políticos burgueses. Durante la ultima campaña electoral, no menos de tres de los candidatos principales, François Bayrou, Jean-Luc Melenchon y María Le Pen, han defendido abiertamente desplazar o aumentar el impuesto a las mercancías extranjeras las que vendrían a estrangular la competitividad nacional o a ejercer presión desleal pues son producidas por una mano de obra pagada miserablemente. El objetivo es de dar ventajas a las producciones nacionales contra la competencia extrajera con el fin de "proteger los empleos".
Punto de vista internacionalista.
Si el proteccionismo no funciona es porque el mercado capitalista es mundial. Las medidas proteccionistas que puedan tomar algunos Estados, como Gran Bretaña o los Estados Unidos, no han tenido validez más que en una época donde podían apoyarse en un mercado extra-capitalista, campesino o artesanal suficientemente consecuente y no tenían más que una función limitada. Desde los inicios del siglo XX a menudo se han mostrado desastrosas para las economías nacionales. Las medidas tomadas por Alemania a partir de los años 30, dadas para permitirle vivir en autosuficiencia, no hacen más que agravar la crisis mundial. Su principal resultado ha sido la contracción o el cierre de mercados internacionales y el aumento del costo de las mercancías en los países donde era practicado el cierre económico de fronteras. Desde los primeros signos de la crisis actual, cuyo origen se remonta a fines de los años 60, la burguesía ha intentado frenar las tentaciones proteccionistas que no han cesado de manifestarse.
Punto de vista nacionalista
La defensa de la competitividad es igualmente un gran clásico de la argumentación nacionalista. El mensaje ha vuelto reforzado con la crisis, lo que se explica desde un punto de vista nacional: si el país está en crisis es a causa de la debilidad de la competitividad francesa por ejemplo[6], es decir, a causa del costo muy elevado de las mercancías producidas en Franca con respecto al de otros países, como Alemania, China o los Estados Unidos. Así, los trabajadores deberían patrióticamente aceptar disminuir sus salarios y bajar su nivel de vida para facilitar la venta de mercancías nacionales en el extranjero. Una lógica similar se expresa recientemente con el señalamiento de diferentes culpables de la amplitud de la deuda soberana de los estados tan amenazados de quiebra: «Es la culpa de los griegos» quienes se han beneficiado de las grandezas de Europa para vivir por debajo de sus medios y no haber "pagado sus impuestos", los funcionarios son pagados por no hacer nada", etc. O todavía, las otras naciones no deben pagar los "errores de gestión o de desperdicio de los griegos..." A la inversa, del lado griego, la fuente el mal que abruma este país sería «la presión de Europa y de los bancos centrales (FMI, Banco Mundial)»
Punto de vista internacionalista
De hecho, las explicaciones dadas por la burguesía para justificar los planes de rigor o de austeridad en nombre de la competitividad son groseramente mentirosas: entre más los explotados aceptan "apretarse el cinturón", más se les exige y más se les exigirán "sacrificios". Esta carrera sin fin hacia la productividad ya ha dejado sus pruebas. Ayer, Irlanda, el "tigre celta" ensalzado por la ejemplaridad de los obreros gálicos que valientemente habían aceptado los sacrificios... hasta que Irlanda fue agitada por la recesión y el desempleo. Lo mismo con España y Portugal. Hoy, es Alemania quien figura como modelo pero, ya el "modelo alemán" se fisura por todas partes, como el Reino Unido hace algunos años, etc. De hecho la raíz de la crisis reside en la sobreproducción generalizada de mercancías frente a la cual la restricción de costos salariales no puede ser más que totalmente impotente a nivel del capital global.
Las soluciones nacionalistas avanzadas por la burguesía de todos los países son trampas lanzadas al proletariado para dividirlo y desviarlo de la clara comprensión de que el capitalismo es un sistema en quiebra. La identificación de "pueblo", " de ciudadanos" con su estado, con su gobierno, con sus empresas no hace más que servir para apantallar una verdadera comprensión de los problemas de la situación histórica mundial, envenena la conciencia de los proletarios de su responsabilidad histórica de derrumbar el sistema.
Los proletarios no deben defender una causa común a la de sus explotadores, al contrario, deben llevar la lucha contra ellos uniéndose, solidarizándose más allá de las fronteras.
Nada puede salvar al capitalismo. Nuestra perspectiva es opuesta a esta guerra de todos contra todos y a esta competencia permanente a través de la cual todas las burguesías, todos los estados intentan dirigirnos los unos contra los otros. La burguesía destila el veneno del nacionalismo económico en todas partes con el fin de demoler la conciencia de pertenencia a una misma clase internacional que no tiene nada que ganar manteniendo las viejas recetas chovinistas, fundamento de este sistema y de sus contradicciones. Mientras que la solidaridad internacional presente en la lucha de los trabajadores, en nuestros combates de clase, nos desarrolla nuestra conciencia destacando la perspectiva de una sociedad construida colectivamente a partir de las necesidades reales de la humanidad, sobre otras relaciones humanas, capaces de ofrecer la única salida posible a la humanidad de cara al hoyo de miseria y de barbarie al que la dirige el evidente callejón sin salida del capitalismo. Los proletarios no tienen patria. ¡Proletarios de todos los países, Unámonos!
[1] Y también en España: recordemos el muro levantado en Melilla en 2005 ¡por el gobierno socialista del "bonachón" de Zapatero!
[2] La variante española de estos argumentos de extrema derecha la defiende un tal Albiol, alcalde de Badalona por el Partido Popular
[3]Ver RI n 206 y fr.internationalism.org/ri369/inmigration.htm
[4] fr.internationalism.org/ri369/inmigration.htm
[5] O "producir y comprar español", "producir o comprar griego"...
[6] O española, o griega, o portuguesa... ¡En cada país se repite el mismo argumento nacionalista!
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Hoja donde denunciamos el peor ataque a nuestras condiciones de vida que seguramente se quedará pequeño ante los siguientes que vendrán. Tratamos de aportar un análisis e igualmente propuestas a las primeras luchas que están surgiendo.
En 1984, el gobierno PSOE de entonces lanzó la primera Reforma Laboral, hace apenas 3 meses el Gobierno PP actual aplica la peor Reforma Laboral... hasta ahora. En 1985 el gobierno PSOE hizo la primera Reforma de las Pensiones, en 2011 otra Reforma, ¿para cuando será la próxima? Desde hace más de 30 años las condiciones de vida de los trabajadores han ido empeorando gradualmente, pero desde 2010 la degradación toma un ritmo vertiginoso y con las nuevas medidas del Gobierno PP alcanza cotas que desgraciadamente se quedarán pequeñas ante los nuevos ataques por llegar. Y encima hay un ensañamiento de la represión policial: la violencia con los estudiantes en Valencia el pasado febrero, palizas a mineros, la bala de goma que deja un enorme hematoma en la espalda de un niña, el cierre del Congreso tomado por la policía ante las manifestaciones espontáneas que se vienen dando desde el pasado miércoles y que se repitieron el domingo 15 de julio...
Nosotros,la INMENSA MAYORIA, explotada y oprimida pero igualmente indignada, trabajadores públicos y privados, parados, estudiantes, jubilados, emigrantes...,nos hacemos muchas preguntas sobre lo que está pasando. Hemos de compartir estas preguntas colectivamente en calles y plazas, en los centros de trabajo, para entre todos, empezar a hallar respuestas, dar una respuesta masiva, contundente y sostenida.
Cambian los gobiernos pero la crisis es cada vez peor y los recortes cada vez más sangrantes. Nos presentan en cada cumbre de la UE, del G20 etc., la "solución definitiva"... ¡que al día siguiente resulta ser un sonoro fracaso! Dicen que los recortes hacen bajar la prima de riesgo pero sucede JUSTO LO CONTRARIO. Después de tantas sangrías a nuestras condiciones de vida, el FMI reconoce que habrá que esperar ¡hasta 2025! para recuperar los niveles económicos de 2007. La crisis sigue un curso implacable e inexorable dejando a su paso millones de vidas definitivamente truncadas.
Es cierto que hay países que están mejor que otros pero hemos de ver el mundo en su conjunto. El problema no se circunscribe a España, Grecia o Italia, ni puede reducirse a la "crisis del euro". Alemania está al borde de la recesión y hay 7 millones de mini-jobs(sueldos de 400 €); en Estados Unidos el paro se dispara en la misma proporción que los desahucios. En China la economía lleva 7 meses seguidos de desaceleración pese a la loca burbuja inmobiliaria que ha hecho que solo en Pekín existan 2 millones de pisos vacíos. Estamos sufriendo en carne viva la crisis mundial e histórica del sistema capitalista del que forman parte todos los Estados cualquiera que sea la ideología oficial que profesen -"comunista" como en China o Cuba, "socialista del siglo XXI" en Ecuador o Venezuela, "socialista" en Francia, "demócrata" en USA, liberal en España o Alemania. El capitalismo, tras haber formado el mercado mundial se ha convertido desde hace casi un siglo en un sistema reaccionario, que hunde a la humanidad en la peor barbarie: dos guerras mundiales, innumerables guerras localizadas, destrucción medio ambiental... y, tras haber logrado momentos de crecimiento económico artificial, a base de especulación y burbujas de todo tipo, actualmente y desde 2007 se estrella en la peor crisis de su historia con Estados, empresas y bancos hundidos en una insolvencia sin salida. El resultado de esta debacle es una enorme catástrofe humanitaria. Mientras el hambre y la miseria siguen creciendo en África, Asia y Latinoamérica, en los países "ricos" millones de personas pierden su empleo, cientos de miles son desahuciadas, la mayoría no puede llegar a fin de mes, el repago de unos servicios sociales súper recortados hace muy precaria su existencia, y encima la carga de impuestos (directos e indirectos) les aplasta.
El capitalismo divide la sociedad en dos polos: el polo minoritario de la clase capitalista que lo tiene todo y no produce nada; y el polo mayoritario de las clases explotadas, que produce todo y recibe cada vez menos. La clase capitalista, ese 1% de la población que se decía en el movimiento Occupy de Estados Unidos, se muestra cada vez más corrupta, arrogante e insultante. Acumula riquezas con un descaro indecente, se muestra insensible ante los sufrimientos de la mayoría y su personal político impone por doquier recortes y austeridad... ¿Por qué a pesar de los grandes movimientos de indignación social que hubo en 2011 (España, Grecia, Estados Unidos, Egipto, Chile etc.) continúa, erre que erre, aplicando políticas contra el interés de la mayoría? ¿Por qué nuestra lucha, pese a las valiosas experiencias vividas, está muy por debajo de lo que sería necesario?
Una primera respuesta está en el engaño que supone el Estado democrático. Este se presenta como "la emanación de todos los ciudadanos" pero en realidad es el órgano exclusivo y excluyente de la clase capitalista, está a su servicio, y cuenta con dos manos: la mano derecha compuesta por policía, cárceles, tribunales, leyes, burocracia, con la que nos reprime y aplasta cualquier intento de rebelión. Y una mano izquierda con un abanico de partidos de todas las ideologías, con sindicatos aparentemente independientes, con servicios de cohesión social supuestamente para protegernos... con los cuales nos crea falsas ilusiones para acabar engañándonos,dividiéndonos y desmoralizándonos.
¿De qué han servido los votos que cada 4 años hemos emitido? ¿Los gobiernos salidos de las urnas han cumplido alguna de sus promesas? Cualquiera que fuera su ideología ¿con quién han estado? ¿Con sus electores o con el Capital? ¿De qué han servido las innumerables reformas y cambios que se han hecho en educación, seguridad social, economía, política etc.? ¿No han sido en realidad un "que todo cambie para que todo siga igual"? Como se decía en el movimiento 15 M: «Le llaman democracia y no lo es, es una dictadura y no se ve».
El capitalismo lleva a la miseria generalizada. ¡Pero no veamos en la miseria más que la miseria! En sus entrañas se encuentra la principal clase explotada, el proletariado, quien con su trabajo asociado -trabajo que no se reduce a la industria y a la agricultura sino que comprende educación, sanidad, servicios etc.- asegura el funcionamiento de toda la sociedad y tiene por tanto la capacidad para paralizar la máquina capitalista y abrir la vía para crear una sociedad donde la vida no sea sacrificada en el altar de las ganancias capitalistas, donde la economía de la competencia sea sustituida por la producción solidaria para la satisfacción plena de las necesidades humanas. En suma, una sociedad que supere las contradicciones en las que el capitalismo enreda a la humanidad.
Esto, que no es un ideal sino la experiencia histórica y mundial de más de dos siglos de lucha del movimiento obrero, parece hoy difícil y lejano. Una causa ya la hemos apuntado: nos engañan con la ilusión del Estado democrático. Pero hay causas más profundas: la mayoría de los trabajadores no se reconocen como tales. No tenemos confianza en nosotros mismos como fuerza social autónoma. Y, especialmente, el modo de vida de esta sociedad basado en la competencia, en la lucha de todos contra todos, nos lleva a la atomización, al cada uno a la suya, a la división y al enfrentamiento entre nosotros.
La conciencia de estos problemas, el debate abierto y fraterno sobre ellos, la recuperación crítica de las experiencias de más de dos siglos de lucha, nos proporciona los medios para superar esa situación y ser capaces de responder. El mismo día que Rajoy anunció sus medidas empezaron a surgir algunas respuestas. Mucha gente acudió en Madrid a la manifestación solidaria con los mineros. Esa experiencia de unidad y solidaridad se ha traducidos en los días siguientes en manifestaciones espontáneas convocadas desde las redes sociales. Ha sido la iniciativa propia de los trabajadores públicos quién, fuera de los sindicatos, las ha iniciado ¿Cómo continuar, teniendo en cuenta que será una lucha larga y difícil? Algunas propuestas:
La lucha unitaria. Parados,trabajadores públicos y privados, interinos y funcionarios, jubilados, estudiantes, emigrantes, JUNTOS PODEMOS. Ningún sector puede quedarse aislado y encerrado en su rincón. Frente a una sociedad de división y atomización hemos de hacer valer la fuerza de la solidaridad.
Las Asambleas generales y abiertas. El Capital es fuerte si delegamos en los profesionales de la política y de la representación sindical que siempre nos venden. Asambleas para pensar, discutir y decidir juntos. Para que todos se hagan responsables de lo acordado, para vivir y sentir la alegría de estar unidos, para romper la barrera de la soledad y el aislamiento y cultivar la confianza y empatía.
Buscar la solidaridad internacional. Defender la nación hace de nosotros la carne de cañón de guerras, xenofobia, racismo, nos separa y enfrenta con los trabajadores del mundo entero que son con los que podemos confiar y crear la fuerza para echar atrás los ataques del Capital.
Agruparnos en los centros de trabajo, en los barrios, a través de Internet, en colectivos que reflexionen sobre lo que está pasando, organicen reuniones y debates, impulsen y preparen las luchas. ¡No basta con simplemente luchar, hay que luchar con una clara conciencia de lo que está pasando, de cuales son nuestras armas, de quienes son nuestros amigos y quienes nuestros enemigos!
Todo cambio social es inseparable de un cambio individual. Nuestra lucha no puede limitarse a un mero cambio de estructuras políticas y económicas, es un cambio radical de sistema social y por tanto de nuestra propia vida, de nuestro modo de ver las cosas, de nuestras aspiraciones. Solo así desarrollaremos la fuerza para resistir las innumerables trampas que nos tenderán, los golpes físicos y morales que recibiremos. Un cambio de mentalidad hacia la solidaridad, la conciencia colectiva, que no solamente son el cemento de nuestra unión sino el pilar de una futura sociedad liberada del mundo de competencia feroz y mercantilismo extremo que caracteriza el capitalismo.
Corriente Comunista Internacional 16-7-12 Si quieres contactar con nosotros, colaborar, discutir, actuar juntos, nos puedes encontrar en [email protected] [344] o en es.internationalism.org
Esta hoja está a tu disposición en versión PDF para reproducirla y difundirla.
La clase trabajadora en España se enfrenta a unas medidas de austeridad especialmente duras en un contexto de profunda crisis económica, lo que está aumentando la tensión social. Las luchas que tuvieron lugar en 2011 como respuesta a la crisis supusieron en muchos casos una inspiración para otros movimientos. En el caso del movimiento del 15-M, estuvo influenciado por la primavera árabe, y a su vez inspiró el desarrollo de luchas en Grecia y en los EEUU, por ejemplo. El aniversario del 15-M ha coincidido en el tiempo con el comienzo de la huelga de 8000 mineros en el norte de España contra una importante retirada de las ayudas públicas al sector que, aparte de acabar con la industria minera, amenazaría a unos 40.000 empleos indirectos dependientes de esta, en un país con un 24 % de desempleo y con la mitad de los menores de 25 años en paro. Este artículo pretende contribuir al debate acerca de qué lecciones podemos extraer del aniversario del 15-M y de la huelga minera.
Los mineros españoles, especialmente en la región de Asturias, tienen una larga tradición de lucha, con notables episodios como la insurrección de 1934 o las huelgas de 1962, por lo que no ha sido ninguna sorpresa su determinación de responder al ataque lanzándose a la huelga el pasado 31 de mayo. Es innegable su coraje en la lucha, con la colocación de numerosos cortes de carreteras, el uso de armas improvisadas para rechazar los ataques de la Guardia Civil para levantar los bloqueos, y sus respuestas a las detenciones, cargas y palizas de las fuerzas de seguridad. Todo esto ha levantado simpatías en mucha gente, como es el caso de participantes en el foro libcom[1] y en la Web de la Tendencia Comunista Internacionalista[2].
La situación recuerda a la huelga minera en Reino Unido los años 1984 y 85, cuando este combativo sector, profundamente respetado y en gran medida portador de esperanzas para el conjunto de la clase obrera, se lanzó a una valiente y dura huelga, con numerosos enfrentamientos con la policía para defenderse de unos brutales niveles de represión. Como ahora los mineros españoles, hacían frente a los planes para cerrar muchas minas en una época de gran desempleo. La lucha terminó con una derrota que pesó enormemente sobre la clase trabajadora de Reino Unido las dos décadas siguientes[3].
En el debate en la Web libcom, “Fingers Malone” señala lo difícil de la situación a la que se enfrentan los mineros españoles debido a la naturaleza del ataque, que básicamente significaría el cierre de la industria: «la huelga por sí sola no les va a llevar a ningún sitio», lo que sería la explicación de otras medidas que están llevando a cabo los mineros como los cortes de carreteras y los encierros en las minas. Pero ¿estas acciones hacen avanzar la lucha de forma eficaz? En nuestra opinión el problema no es sólo que la huelga por sí sola no es suficiente, sino que lanzarse a la huelga solos, por ellos mismos, aislados de otros sectores de la clase trabajadora, los coloca en una posición débil ante el poder (mediático, económico, político, represivo) del Estado y los lleva probablemente a la derrota. La huelga general en las comarcas mineras del pasado 18 de junio organizada por los sindicatos (CCOO y SOMA-UGT) y apoyada por la izquierda, desde luego no sirvió para romper el aislamiento de los mineros, confinados en las zonas e industrias afectadas por los recortes en las subvenciones. Y su reivindicación de un “plan para el carbón” en España, similar al de los mineros británicos «coal not dole» (“carbón no paro”), claramente no va a hacer otra cosa que aumentar el aislamiento de la huelga.
En este sentido, el eslogan «no estamos indignados, estamos cabreados» realmente lo que hace es expresar las limitaciones de su lucha, con sus ilusiones de que su fuerza únicamente, como mineros, bastaría para hacer frente al Estado. De alguna forma los mineros se ven a sí mismos como expresión de una posición más radical que la de los “indignados”, que fue una de las luchas más importantes del año pasado, no sólo en España sino a nivel internacional. Pero, pese a su gran combatividad y tradición de lucha en el seno de la clase obrera, el aislamiento de los mineros es una debilidad crucial que podría significar un importante revés para la lucha de clase en su conjunto.
Pese a las enormes dificultades a las que se enfrenta la burguesía para gestionar la situación económica no debemos nunca subestimar la experiencia que posee en su lucha contra la clase obrera, como se ha puesto de manifiesto en maniobras como el aislamiento de los mineros o la última huelga sindical el 29-M[4], seguida inmediatamente por el anuncio de recortes de hasta 27.000 millones de euros.
La “celebración” del aniversario del 15-M es otro ejemplo: una parodia de los acontecimientos de hace un año pensada para borrar, o al menos distorsionar, el recuerdo de las movilizaciones de 2011, precisamente cuando lo que necesitamos es reflexionar, debatir y digerir las lecciones de esta experiencia. Este año, en el aniversario, las movilizaciones fueron convocadas por toda clase de organizaciones izquierdistas y sindicales, y no por asambleas, que ya no existen, que han hecho hincapié en posiciones democráticas y reformistas “ciudadanas”, lejos de una visión de clase.
Las falsas alternativas que ofrecen la derecha del PP en el gobierno y la izquierda se complementan perfectamente. El primero ha utilizado la amenaza de represión contra el movimiento, acusándolo de ser un submarino del PSOE. Por su parte el PSOE, que hace un año trató de tergiversar el significado del movimiento calificándolo de pequeño burgués, marginal y sin perspectivas, ahora lo alaba como un gran “triunfo”, con un gran futuro y peso en la sociedad. La burguesía siempre denigra a un movimiento real, a la vez que posteriormente lo glorifica cuando ya ha conseguido convertirlo en un cascarón vacío y en un recuerdo inofensivo.
Las manifestaciones en el aniversario fueron multitudinarias, pero no tanto como en los momentos álgidos del movimiento en junio, julio u octubre del año pasado. Reaparecieron asambleas en Madrid, Barcelona, Sevilla, Valencia, Alicante y otros sitios. Sin embargo, pese a que las asambleas fueron recibidas con interés y curiosidad el sábado noche, fueron poco a poco abandonadas, sin existir fuerza en el movimiento para resistir al control de las organizaciones izquierdistas; la gente prefirió marcharse. Sin embargo hubo signos de carácter proletario: participación masiva de los jóvenes; una atmósfera sana y alegre; y algunas contribuciones interesantes al debate. En Madrid tuvo lugar un debate interesante sobre el tema de la salud; se oyeron algunas voces en la línea de lo que nosotros hemos llamado el ala proletaria del movimiento, aún cuando tuvieron una presencia menor que el año pasado. Pero el movimiento en general no pudo romper con los grilletes impuestos por la burguesía, y se mantuvo como una caricatura del movimiento originario del 15-M, recordando más a un día de excursión de fin de semana que otra cosa.
Los movimientos sociales que se produjeron en 2011 fueron una experiencia muy interesante para la clase obrera por su dimensión internacional, por la ocupación de las calles, y por la existencia de las asambleas como corazón del movimiento[5]. En España ha habido movilizaciones multitudinarias en el sector educativo en Madrid y Barcelona; en la sanidad en Barcelona; y de los estudiantes en Valencia. La huelga sindical del 29 de marzo y la de los mineros también son experiencias importantes sobre las que reflexionar.
Tras todas estas experiencias, los compañeros en España señalan que existe la sensación de que el movimiento se está repensando a sí mismo, revisando sus debilidades y las dificultades para desarrollar una lucha capaz de hacer frente a la gravedad de la situación y al nivel de los ataques. Este proceso de reflexión es absolutamente esencial en la preparación del terreno para el desarrollo de una respuesta que sea un movimiento más amplio y más profundo, capaz de cuestionar al mismo sistema capitalista.
Existe una idea creciente de que el capitalismo es un sistema en quiebra, que no tiene futuro, que tras cinco años de crisis la clase dominante no tiene ninguna respuesta y que es necesario cambiar de sistema. Por ejemplo, en una asamblea en Valencia, una mujer habló en la línea de la posición mantenido por la CCI de que el movimiento 15-M poseía un ala revolucionaria y otra reformista, siendo necesario alimentar la primera. Pero hay también una búsqueda de respuestas o acciones inmediatas, que pueden llevar a propuestas estériles o incluso ridículas, como la idea de que si todos los clientes de la nacionalizada Bankia retiraran su dinero “haría mucho daño al capitalismo”.
De este modo, mientras se plantea la idea de reemplazar el capitalismo, existe también una dificultad en encontrar el cómo hacerlo, y también una esperanza de que la quiebra del sistema quizá podría ser reversible. Aquí la izquierda y la extrema izquierda plantean toda clase de “soluciones” para reformar el capitalismo, como impuestos a los ricos, eliminar la corrupción, nacionalizaciones, etc. De hecho, la mayoría de estas propuestas son también defendidas por el centro y la derecha.
Es crucial el evitar caer en la trampa de las alternativas reformistas. Es igualmente importante que el desprecio hacia los políticos en general, y hacia las mentiras de la izquierda en particular, no nos lleve a retirarnos en grupos locales aislados, reticentes hacia todo lo que sobrepase sus límites geográficos. Únicamente superando esas trampas podemos hacer avanzar el proceso de reflexión sobre la crisis del capitalismo, sobre la necesidad de derrocarlo, y sobre cómo la clase proletaria puede avanzar en su lucha, todo lo cual es esencial para la preparación de luchas futuras.
Alex 30/6/12
[4] /accion-proletaria/201203/3362/huelga-general-del-29m-contra-los-recortes-la-reforma-laboral-y-todo-l [488]
[5] https://es.internationalism.org/node/3349 [460]
La lucha de los mineros no se trata, como algunos sectores han querido transmitir, de una lucha decisiva o ejemplarizante para el resto del proletariado; cuya derrota significaría un paso atrás importante para el conjunto del movimiento obrero. Las características de los mineros en la actualidad son muy específicas y minoritarias: sector con gran tradición de lucha y capacidad de movilización, consciente de sus intereses sectoriales, fuerte presencia y control sindical, e identificación con las zonas geográficas donde se desarrolla la actividad. Por otro lado, lo que prima en España y a nivel internacional es todo lo contrario: destrucción de lazos sociales a nivel laboral o vecinal, poca o ninguna memoria o tradición de métodos proletarios de lucha (asambleas, solidaridad, autoorganización), desprotección creciente ante los designios del capital y su Estado, temporalidad, precariedad, paro masivo.
En efecto, la idea de que la combatividad de un sector (por muy combativo que sea, como el minero) puede hacer retroceder a la burguesía en el actual estado de crisis capitalista es una trampa: sólo la lucha masiva de amplios sectores del proletariado puede hacerlo.
La presentación por parte de la izquierda y los sindicatos de los mineros como “héroes solitarios de la clase obrera” es otra trampa que ahonda más en el aislamiento de estos con otros sectores. Los sindicatos y la izquierda (con sus apéndices “radicales” detrás) están haciendo todo lo posible por aislar a los mineros y quemarlos en acciones estériles (“marcha negra”) mediatizadas y bien controladas.
No es una cuestión que nos deba ocupar a los proletarios el discutir acerca de la rentabilidad o las ayudas del sector. La economía capitalista siempre ha estado en mayor o menor medida intervenida por el Estado, por una u otra razón. Lo que sí nos debe preocupar es que todos estamos sometidos al mismo yugo y tenemos el mismo enemigo: el sistema capitalista. El futuro de los mineros es el mismo que para la mayoría: precariedad, paro, miseria, emigración. Para luchar contra esto los mineros tienen que dejar de hacerlo como mineros para hacerlo como proletarios junto con el resto de la clase trabajadora.
¿Desarrollo, resultado previsible y lecciones que aprender del conflicto minero? Un foro en Internet lo resume bien: «Más de lo mismo. CCOO y UGT proponen una marcha a Madrid, donde serán recibidos como héroes, convenientemente aislados de la lucha de clases...pero eso sí, con mil anécdotas de viaje que saldrán en reportajes, crónicas, you tube, etc, etc. Dispersión sindical y democrática, organizada, desgaste... y el Estado sigue en su postura.
Mineros aislados y democráticamente encauzados, aunque cabreados, serán (nuevamente) derrotados.
Con la reivindicación gremial de fondos para la minería, pocas o nulas posibilidades hay de que otros-as obreros-as se sientan implicados-as y partícipes.
Y da igual que este aislamiento sea pacífico o violento. Si donde dice mineros, ponemos obreros, vemos que la derrota se produce una y otra vez. El capital y su Estado ganan fuerza, y son más duros. Dejan gastar energías en días y días de ineficaces medidas de acción, controladas o dejadas hacer por los sindicatos democráticos MIENTRAS TOCA...y al final, espectáculo en Madrid, " hemos hecho todo lo que se pudo", " estamos al límite" , "agotamiento y abatimiento generales entre los trabajadores".... en autobús a casita, y CCOO y UGT de héroes incomprendidos cuyas " lógicas y sensatas propuestas " no son atendidas por el Ministro y la administración...»,(https://interrev.foroactivo.com/t1677-mineria-del-carbon-manifestaciones-hg-y-marchas-convocadas-por-soma-ugt-y-ccoo-aislamiento-es-derrota [489] ) «Con petardos y este tipo de enfrentamientos no se levanta una nueva relación de fuerzas con el capital. SOLO EXTENDIENDO los conflictos con métodos y reivindicaciones de clase anticapitalistas, INCORPORANDO al mayor numero posible de proletari@s activ@ o en paro, jubilados o no, podrá realizarse.
Para ello es precisa la independencia organizativa y política de la clase obrera, y no el seguidismo de proyectos burgueses democráticos. "Salvar el carbón", "salvar la minería", "defender Asturias" y consignas de este tipo es salvar los intereses patronales, y estos pueden desarrollarse y mantenerse despidiendo y explotando obreros, con o sin ayudas, con o sin banderitas asturianas, leonesas, etc.
La Guardia Civil y la Policía nacional están para lo que están, y tienen muchos efectivos y bien entrenados y pertrechados.
No temen este tipo de enfrentamientos, lo que temen es la extensión, la generalización de las luchas y que se salgan fuera de los moldes del sindicalismo y la izquierda democráticas.
Los activismos izquierdistas no son una respuesta que merezca la pena, y satisfacen las ansias activistas puntuales de quienes las practican y sus entornos.
Y si no, a seguir pringando. No son opiniones, son HECHOS REITERADOS.” https://interrev.foroactivo.com/t1677-mineria-del-carbon-manifestaciones-hg-y-marchas-convocadas-por-soma-ugt-y-ccoo-aislamiento-es-derrota [490]
En resumen: aislamiento y métodos sindicales de protesta nos llevan a la derrota, en la minería y en todas partes. La derrota previsible (más allá de algún posible 'teje-maneje' entre sindicatos y gobierno para apaciguar los ánimos) puede ser utilizada, efectivamente, por el gobierno para dar una imagen de firmeza, de que ni los mineros podrían parar las medidas contra las condiciones de vida y trabajo que el capital solicita. Sin embargo el curso hacia importantes luchas proletarias sigue abierto: una economía capitalista que se cae a pedazos en este nuevo episodio de crisis tras años de haberse mantenido a base de demanda ficticia con la deuda de Estados, bancos, empresas y particulares; desgaste del aparato político y sindical de la burguesía; y el empeoramiento brutal de las condiciones de vida y trabajo de amplios sectores de la clase trabajadora, con cada vez menos que perder ante un presente y un futuro de paro, precariedad, miseria y deshumanización.
El llamado 15-M, mientras tuvo algo de movimiento real, fue un movimiento con muchas debilidades e ilusiones, muy heterogéneo, y mediatizado. Sin embargo la importancia no estuvo en el 15-M en sí (claramente condenado a desaparecer desde el principio como algo interesante) sino en dos fenómenos que aparecieron con él: primero, la concreción física en las calles de un primer fogonazo de hartazgo, “indignación” y voluntad de lucha que hasta ese momento era difuso o se rumiaba en solitario, que hizo visible que “luchar era posible”; y segundo, la reaparición histórica de las asambleas masivas como herramienta de aglutinamiento, solidaridad, discusión y decisión ante la atomización y dispersión, el cada uno a la suya, la precariedad y el paro. En futuras luchas estos elementos, mejorados y superados, deberán ser de gran importancia.
Compartimos las reflexiones del compañero. Solamente quisiéramos hacer un inciso que a nuestro juicio no invalida su análisis pero que constituye un dato importante a tener en cuenta cara al futuro. La manifestación del 11 de julio en Madrid estaba pensada como una especie de entierro de la lucha y una de exhibición del “espléndido aislamiento” de los mineros que tendrías que conformarse con la “solidaridad” de algunos personajes de “la cultura” y poco más. Sin embargo, la inquietud existente ha hecho que más gente de la prevista haya acudido a la manifestación de apoyo a los mineros. Ha repercutido otro factor. El mismo día que los mineros estaban en Madrid Rajoy creyendo que lo tenía todo “atado y bien atado” ha anunciado las violentas medidas de ataque a las condiciones de todos los trabajadores. Esto ha enardecido los ánimos y ha provocado que muchos trabajadores –especialmente funcionarios- acudieran espontáneamente a la manifestación de los mineros y algunos autobuses de éstos han retrasado su salida para que pudieran estar con los funcionarios y otros grupos de trabajadores en Atocha y otros lugares de manifestación. Globalmente los sindicatos han logrado controlar la situación y los mineros han vuelto a sus casas. Pero es un indicio de lo cargada que está la situación.
En los paises más lejanos el proletariado acumula experiencias de lucha. Gracias a la traducción de un compañero, lo que agradecemos calurosamente, hemos podido publicar la lucha en Kazajistan
El 16 de diciembre de 2011 en la ciudad kazaja de Zhanaozen, con 90.000 habitantes y a 150 km del mar Caspio, las fuerzas de seguridad llevaron a cabo una auténtica masacre abriendo fuego sobre una manifestación de 16.000 trabajadores del petróleo y demás personas que se les habían unido para mostrar su solidaridad. Los obreros protestaban contra los despidos y los atrasos en el pago de sus salarios. Hubo al menos 10 muertos, según cifras oficiales, pero probablemente hubo muchos más, quizá hasta 70 muertos y entre 700 y 800 heridos.
Las luchas en el sector petrolero se remontan a la huelga de principios de mayo de 2011 de los trabajadores de la empresa KarajanbasMounai, desde donde se extendió a varias plantas de extracción y refinerías de la región: Ersai Kaspian Kontraktor, KazMounaiGaz, Jondeou, Krouz, Bourgylaou y AktobeMounaiGaz en la vecina región de Aktobe. Las reivindicaciones de los obreros eran aumentos salariales y mejoras en la seguridad debido a la frecuencia de los accidentes. La fábrica de UzenMounaiGaz estuvo en huelga durante 3 meses. En diciembre, la decisión por parte de las autoridades de organizar un festival conmemorando el 20 aniversario de la independencia del país en la plaza central de Zhanaozen, que había estado ocupada por los huelguistas desde julio significó una auténtica provocación y como tal fue interpretada por los obreros. Mientras tanto, la oposición democrática al régimen trató de manipular el movimiento para sus propios fines: «El 14 de diciembre, dos días antes de las celebraciones de la independencia, el periódico Respublika publicó una llamamiento para manifestarse en Zhanaozen, firmando por un grupo que se autodefinía como 'un grupo de residentes de la provincia de Mangistau'. Por primera vez en el movimiento se ponían sobre la mesa reivindicaciones de carácter político, y el título del artículo era 'Abajo (el presidente) Nazarbayev' . Panfletos repartidos en la ciudad llamaban a manifestarse en la plaza el 16 de diciembre, día de la independencia". La policía armada y las tropas se sitúan en los tejados circundantes y vehículos blindados esperan órdenes para actuar. Un número de manifestantes en la plaza (algunos huelguistas creen que eran agentes provocadores) comenzaron a arrancar la decoración para el festival. A su vez, vehículos policiales arremetían contra los huelguistas, de modo que estos acabaron volcando y quemando uno. A continuación atacaron y prendieron fuego al ayuntamiento y a la sede de la compañía UzenMounaiGaz. Todo esto sirvió como pretexto a las autoridades para llevar a cabo detenciones en masa (130) y el uso de armas de fuego por parte de la policía. Los trabajadores habían caído en la trampa tendida de principio a fin por el Estado con el fin de acabar con el movimiento, que ya llevaba en marcha varios meses.
Se decretaron el estado de emergencia y el toque de queda de forma inmediata, prologándose hasta el 5 de enero. Pese al corte de las comunicaciones (Internet y telefonía móvil) y al silencio de la televisión estatal, la violenta represión provocó movimientos de solidaridad a lo largo de toda la región petrolera de Mangistau, al este del mar Caspio. El 17 de diciembre, todas las extracciones de petróleo estaban paralizadas. Aunque Zhanaozen estaba tomada por vehículos blindados y tropas enviadas por el Ministerio del Interior, los enfrentamientos entre huelguistas y soldados apoyados por aviones y vehículos blindados continuaron. En la vecina región de Shetpe, cientos de manifestantes bloquearon un tren que cargaba material para ser usado en la represión. Unas mil personas se manifestaron en Aktau, la principal ciudad de la región con 160.000 habitantes, desafiando al gran número de fuerzas de seguridad protestaban contra la violencia portando pancartas que decían «¡No disparad contra el pueblo! ¡Retirad el ejército!». El lunes 19 de diciembre, por tercer día consecutivo, varios miles de trabajadores del sector petrolero se manifiestan y se enfrentan a la policía en la plaza principal de Aktau, exigiendo el fin de la violencia y la retirada de las tropas de Zhanaozen. Sus eslóganes incluían «Queremos que los soldados se vayan. Han asesinado gente aquí», «Encontrad a los culpables de asesinar manifestantes», y «Nazarbayev dimite».
La burguesía kazaja ha hecho todo lo posible por parar el movimiento, lanzando toda clase de calumnias sobre los proletarios ("criminales", "agentes extranjeros", etc.), mientras al mismo tiempo el primer ministro Massimov mostraba la zanahoria prometiendo la recolocación de todos los trabajadores del sector que habían perdido sus empleos, y Nazarbayev anunciaba ayudas económicas a los 1800 huelguistas despedidos en Zhanaozen. La brutal represión continuaba: detenciones arbitrarias y torturas a los detenidos. El presidente incluso hizo uso de los conflictos existentes dentro de la misma clase dominante: el 22 de diciembre anunciaba la destitución del gobernador de la región y de los jefes de la enorme empresa estatal KazMounaiGaz, incluyendo a su yerno Koulibayev, y a varios de las filiales de esta, que emplean huelguistas, presentándolo como concesiones hechas a los obreros. La burguesía kazaja parece haber acabado por el momento con la militancia y actividad de los trabajadores, que no parecen capaces de seguir organizando acciones públicas de forma colectiva.
Como siempre sucede con la lucha proletaria, los medios occidentales se han mantenido por lo general en silencio sobre los acontecimientos. Aún mayor es su silencio cuando se trata de ocultar la complicidad de las burguesías occidentales en los crímenes cometidos contra los explotados. La camarilla de Nazarbayev sólo pudo actuar de esa forma contando con la complicidad y el apoyo tácito de las grandes potencias como Francia, Alemania, Rusia y China, con quienes mantiene muy buenas relaciones. Varios Estados occidentales están profundamente involucrados en sectores clave de la economía kazaja, especialmente en aquellos donde estallaron las huelgas: en la extracción y transporte de petróleo y gas. Desde 2002 estas empresas han sido reagrupadas en la empresa estatal KazMounaiGaz, que controla varias filiales con negocios con compañías petroleras internacionales.
Los Estados más poderosos tienen por tanto un interés estratégico en el mantenimiento de la estabilidad social en el país, y también en la represión llevada a cabo. Rusia, obsesionada con su propia estabilidad, mantiene una actitud histérica en la defensa de la estabilidad social e imperialista de su "querido vecino". Empresas chinas como AO KarajanbasMounai, que mantiene negocios con KazMounaiGaz, y el Grupo CITIC han estado directamente implicadas en los conflictos, ya que los trabajadores exigían el mismo trato para el personal chino y el kazajo. Por lo que respecta a Francia, sus relaciones con Kazajistán se incrementaron tras la elección de Sarkozy: en junio de 2008 una asociación estratégica se acuerda por parte de los dos países, y en 2010 se formó una comisión presidencial franco-kazaja. El régimen de Nazarbayev fue descrito en esta ocasión como «una isla de estabilidad y tolerancia» por el Ministro de Interior francés Claude Guéant.
También en febrero de 2011 tuvo lugar una recepción oficial a Nazarbayev en Alemania, donde se firmaron una serie de importantes acuerdos comerciales «con el objetivo de mejorar la seguridad de la industria alemana en lo que respecta al suministro de materias primas». Este acuerdo ni siquiera fue acompañado por las habituales expresiones hipócritas de preocupación por las condiciones de trabajo en Kazajistán por parte de la democracia alemana. Angela Merkel subrayó «el gran interés de las empresas alemanas en inversiones futuras en Kazajistán». En definitiva, cualquier ejemplo de lucha obrera en defensa de sus intereses y cualquier evidencia de la barbarie burguesa deben mantenerse bien ocultos.
Pese a las dificultades para obtener información precisa sobre los sucesos en Kazajistán, la gran serie de luchas que han tenido lugar allí sin lugar a dudas se muestra como una expresión de la reaparición internacional de las luchas de clase como respuesta al agravamiento de la crisis económica. Con la participación de alrededor de 15.000 obreros, esta es la mayor huelga jamás vista en el país dirigido por la camarilla mafiosa de Nazarbayev, cuyo poder se basa en el saqueo de la economía y en una explotación ilimitada de la mano de obra. Los salarios se mantienen estancados (en 2009 el salario mensual medio era de 550 €) mientras que el coste de la vida ha subido un 70% desde entonces y el tenge, la moneda local, ha perdido un 25% de su valor. Esta lucha de los obreros en Kazajistán muestra las mismas características que las luchas de clase a nivel internacional. Los trabajadores de la época estalinista han sido reemplazados por otra generación más combativa, principalmente proveniente de las provincias, que no está dispuesta a soportar una explotación y unas condiciones de trabajo tan terribles. Las mujeres han jugado también un papel muy importante en las luchas. En resumen, la lucha muestra el mismo cambio en el estado de ánimo de la clase trabajadora que en otras partes del mundo, cuya característica principal es la búsqueda y la expresión de solidaridad contra el terror capitalista y la represión.
La lucha de los trabajadores del petróleo en Kazajastán sobre la cuestión de los salarios se remonta a varios años atrás. Los obreros de Zhanaozen ya habían ido a la huelga reclamando el pago de pluses atrasados en octubre de 2009. En la KarajanbasMounai JSC los trabajadores se lanzaron a la huelga en diciembre de 2010 para obtener una subida salarial equivalente a la conseguida tras una huelga por los trabajadores de la UzenMounaiGaz, otra filial controlada por KazMounaiGaz. Entre el 4 y el 19 de marzo de 2011, 10.000 obreros de la KazMounaiGaz entran en huelga y organizan asambleas generales, exigiendo la cancelación del nuevo método de cálculo de sus salarios, que la dirección pretendía imponerles bajo la amenaza de despido, y por la obtención de un plus por peligrosidad. La ciudad fue rodeada por un cordón policial, la huelga fue declarada ilegal y los miembros del comité de huelga llevados ante un juez. El 9 de mayo comienza una huelga de hambre masiva. 1400 personas se niegan a tomar la comida y la cena como protesta. 4500 trabajadores van a la huelga el 17 de mayo, organizan una asamblea general y eligen a una delegación de 6 compañeros para llevar a cabo las negociaciones. La dirección de la KazMounaiGaz y las autoridades locales declaran la huelga ilegal y anuncian el despido de todos los obreros, esperando quebrar su resistencia. Los despidos ascienden a 2600 huelguistas. Las mujeres de los huelguistas de hambre fueran tratadas con particular brutalidad. El 26 de mayo, 22 trabajadores de la UzenMounaiGaz se declaran en huelga de hambre en solidaridad con sus compañeros en la KarajanbasMounai, y el día siguiente se suman 8000 obreros más de filiales de la KazMounaiGaz a la huelga por incrementos salariales. Algunos de los huelguistas de hambre continúan su lucha, rodeados por un enorme piquete de 2000 obreros que los protege de la policía. Su lucha se vio desde el comienzo enfrentada al terror policial. Las autoridades repartieron hojas declarando la huelga ilegal; infiltrados y chivatos organizan provocaciones, produciéndose cientos de detenciones. El 12 de junio la policía ataca a las mujeres de los huelguistas, golpeándolas y acusándolas de participar en una reunión ilegal. En la noche del 8-9 de julio la policía trató de atacar el campamento instalado por los huelguistas en la compañía UzenMounaiGaz. 40 obreros se rocían de gasolina y amenazan con pegarse fuego. Esto tan sólo retrasó la evacuación hasta el día siguiente. Entonces los trabajadores trasladaron su campamento a la plaza central de Zhanaozen, que quedó ocupada de forma permanente por hasta 8000 personas. Bandas armadas llevaron a cabo repetidos ataques contra los obreros más activos y contra sindicalistas independientes. Algunos de ellos fueron asesinados junto a sus familias.
Desde el principio, la fuerza de los trabajadores del petróleo ha estado en su movilización masiva y en la vitalidad de sus asambleas generales, que les permitían discutir cómo hacer avanzar la lucha tomando decisiones de forma colectiva. Pero la principal debilidad del movimiento ha sido el mantenerse limitado a un único sector y a una sola región. La demanda de la creación de un sindicato independiente (defendida por organizaciones trotskistas) fue realizada por los obreros en cada fase del movimiento, lo que ha sido también un punto débil.
El régimen kazajo, con sus estructuras y actitudes obsoletas directamente heredadas de la época estalinista, incapaz de tolerar ningún tipo de oposición, posee sindicatos que de una forma abierta colaboran con las autoridades en el mantenimiento de la paz social. La federación sindical oficial denunció las huelgas recientes como ilegales, por lo que quedó totalmente desacreditado a ojos de la clase obrera. La reivindicación por una representación sindical "real" fue, junto con las reivindicaciones salariales, el centro de las movilizaciones de masas de los trabajadores de KazMounaiGaz a comienzos de mayo. Pero, lejos de hacer avanzar la lucha, la ha debilitado.
Para tener fuerza y construir un frente lo más potente posible contra el Estado capitalista, la lucha necesita extenderse a toda la clase trabajadora, superando las divisiones impuestas por el capitalismo, incluyendo, a largo plazo, las fronteras nacionales, porque no existe solución a la situación de la clase proletaria dentro del marco nacional. En la época actual, época de la decadencia del capitalismo, no hay posibilidad de obtener ni reformas ni mejoras duraderas para la clase obrera. El proletariado no puede superar la profunda inseguridad de su condición sin librarse de todo el sistema de trabajo asalariado, que únicamente puede ser destruido a escala mundial.
Obviamente no cuestionamos la honestidad y la decencia de los militantes obreros que participan de forma activa en sindicatos independientes y que a menudo se ven confrontados a la represión y la persecución del Estado burgués por "incitar al odio social", "organizar manifestaciones ilegales", etc. Lo que cuestionamos son los métodos de lucha que estas organizaciones propone a la clase obrera. Centrando la atención de los trabajadores en el hecho de pertenecer a un sector particular de la economía capitalista (el petrolero en este caso), los sindicatos encierran las luchas en un sector particular, lo que debilita la fuerza potencial del proletariado, es un obstáculo para su unidad, y lo fragmenta sector por sector. Actuando dentro del marco nacional, el sindicalismo no ve más allá de la simple gestión de la explotación de la clase obrera dentro de las relaciones sociales capitalistas. Es por esto que toda forma de sindicalismo está condenada a actuar como un obstáculo a las necesidades reales de la lucha de clase, y en última instancia, a subordinar a los obreros a los imperativos de la explotación, a llegar a acuerdos con la clase dominante, y convertirse en parte de su maquinaria para mantener el orden establecido.
Los proletarios no deben permitir que sus horizontes queden limitados a las reivindicaciones que los encierran en un sector y en la defensa de la economía nacional. El proletariado es una clase internacional y su lucha únicamente puede estar basada en la solidaridad internacional: la lucha de una de sus partes es un ejemplo y un impulso para la lucha de toda la clase. Para fortalecer la lucha global, las diferentes fracciones del proletariado deben enriquecer su práctica con todas las lecciones adquiridas a lo largo de su ya dilatada historia.
Svetlana 28/2/12
En Japón, frente al traumatismo nuclear de Fukishima y ante las escandalosas mentiras del gobierno y su empeño en proseguir el plan nuclear, han estallado significativas movilizaciones de indignación...
Desde el mes de abril 2012, una tempestad de la misma naturaleza que la iniciada con la Primavera Árabe (Egipto. Túnez) y continuada con las movilizaciones de indignados[1] (España, Grecia, Israel, USA, Canadá etc.) sacude el archipiélago japonés.
Como ocurrió con muchos de estos movimientos, estamos asistiendo de nuevo a una censura total por parte de la burguesía y de los “medios de comunicación” obedientes. En Japón, salvo en las ciudades y zonas directamente afectadas por las protestas, los media guardan un silencio total imitando a sus colegas democráticos de occidente. Por ejemplo, una manifestación de 60.000 personas en Tokio fue completamente ocultada al gran público. Según los términos de un periodista japonés independiente –M. Uesugi- «En Japón, el control de los media es peor que en China y similar a Egipto»[2]
Al principio, en el mes de abril, apenas hubo unos centenares en las manifestaciones, pero la movilización fue subiendo, se pasó a millares de manifestantes y en julio la ola de indignación se ha amplificado considerablemente. A principios de julio, confluyeron en el parque Yoyogi de Tokio manifestantes procedentes de diferentes regiones (Tohoku, isla de Kyushu, , Shikoku, Hokkaido, Honshu, áreas sur, sud-este, nordeste, centro oeste y norte). Se calcula que desfilaron por las calles de Tokio unas 170 mil personas. Desde los años 70 no se había visto tal número de manifestantes movilizados por temas sociales. La última movilización masiva fue en 2003, contra la guerra en Irak.
El factor que ha desencadenado este descontento es el traumatismo de Fukushima[5].
El movimiento expresa de forma profunda la acumulación de frustraciones sociales ligadas a la crisis y a una austeridad brutal impuesta durante años. Por todo esto, el movimiento en Japón se vincula en línea directa con las movilizaciones de 2011 en Egipto, España, Grecia, USA etc.
Parece ser que en las manifestaciones ha habido encuentros donde las gentes muy enfadadas han tomado la palabra aunque la falta de información impide detallar qué se ha dicho, de qué se ha discutido.
Desde luego, a la vez que reconocemos la potencialidad del movimiento es preciso ver sus enormes debilidades, como igualmente ocurrió con las luchas de 2011. Hay importantes ilusiones democráticas y los prejuicios nacionalistas tienen un peso enorme. La cólera de los manifestantes ha sido encuadrada por los sindicatos, las organizaciones anti-nucleares oficiales e incluso por algunos diputados locales que han hecho gala de una increible demagogia. Con todo ello, parece que el movimiento ha ido siendo desviado hacia acciones estériles y se ha focalizado sobre tal o cual empresa eléctrica designada previamente como chivo expiatorio y, sobre todo, la indignación se ha canalizado contra el primer ministro Naoto Kan, a quien todo el aparato político japonés junto con los media ha encerrado en el papel de “malo de la película”, el ministro “fusible” como allí le llaman.
Pero, aún teniendo en cuenta esas numerosas debilidades, el movimiento en Japón es simbólicamente muy importante. Demuestra que su aislamiento relativo respecto a otras fracciones del proletariado (ligado a factores geográficos, históricos y culturales) tiende parcialmente a ser superado[6], pero igualmente que toda la propaganda nauseabunda sobre la pretendida “docilidad” de los obreros japoneses se basa en prejuicios destinados a romper la unidad internacional de los explotados.
Progresivamente, los obreros del mundo entero comienzan a vislumbrar la fuerza social que ellos pueden representar potencialmente de cara al futuro. Poco a poco, se dan cuenta que la calle es un espacio político que es preciso tomar para desarrollar desde él una lucha solidaria. Podrán entonces encontrar, en Japón como en los demás países, un impulso revolucionario internacional del que podrán sacar los medios para destruir el capitalismo y construir una sociedad liberada de la explotación y todas sus barbaries. Se trata de un camino muy pero que muy largo pero es el único que lleva al reino de la libertad.
Reproducido de la web de Révolution Internationale, Web de nuestra sección en Francia.
[1] Ver nuestra hoja internacional De la indignación a la esperanza https://es.internationalism.org/node/3349 [460]
[2] https://blogs.mediapart.fr/edition/japon-un-seisme-mondial/article/201111/fukushima-occuper-tokyo-des-manifestations-de-ma [493]
[3] Ver una toma de posición directa sobre Fukushima en Seísmos, tsunami y accidentes nucleares en Japón: el capitalismo es un horror /accion-proletaria/201103/3072/seismos-tsunami-y-accidentes-nucleares-en-japon-el-capitalismo-es-un-h [494] , igualmente Fukushima un año después /accion-proletaria/201203/3355/fukushima-un-ano-despues [495] ; para una reflexión más general, ver la serie Energía nuclear, capitalismo y comunismo, el primer artículo en https://es.internationalism.org/node/3163 [496]
[5] www.ouest-france.fr/actu/actuDet_-Japon-manifestations-anti-nucleaires-monstres_3637-2097031_actu.Htm?xtor=RSS-4&utm_source=RSS_MVI_ouest-france [498]
[6] Para conocer la historia del movimiento obrero en Japón ver nuestra Serie Notas para una historia del movimiento obrero en Japón en Revista Internacional números 112, 114 y 115. El primer artículo en /revista-internacional/200604/833/notas-para-una-historia-del-movimiento-obrero-en-japon-i [499]
El trabajo que a continuación publicamos constituye la presentación para animar la discusión en la Jornada de Debate en Londres, organizado por nuestra sección en Gran Bretaña. Esta presentación ha sido redactada por un compañero que aunque simpatiza con las posiciones de la CCI no es miembro de la misma.
El texto presenta una panorámica de la evolución del arte a lo largo de la historia del capitalismo. Muestra a la vez la influencia de las relaciones capitalistas de producción en la creación artística y al mismo tiempo la capacidad que ésta tiene para adoptar una postura activa e influir a su vez en la evolución social.
El arte no es un reflejo pasivo y contemplativo de la sociedad y de la ideología dominante. Es evidente que el Estado busca subordinarlo y a ponerlo a las órdenes de los intereses de la clase capitalista y es igualmente evidente que muchos artistas tienden a reflejar los prejuicios de la clase dominante y su ideología. Ahora bien, el arte es mucho más que eso, en él se encierra una forma de comprender la vida humana y un medio de comunicación de emociones, sensaciones, sentimientos, inseparables de la existencia social y humana, de su relación con la naturaleza. Desde ese punto de vista, el arte forma parte del esfuerzo cultural que viene realizando la humanidad desde sus más remotos orígenes y constituye un caudal que el proletariado está interesado en conocer, preservar y liberar de las cadenas del capitalismo.
La traducción del artículo ha sido el fruto del esfuerzo colectivo de dos compañeras simpatizantes de nuestra organización y que colaboran regularmente en un meritorio trabajo de traducción. Saludamos la calidad de su trabajo y lo agradecemos profundamente.
Acción Proletaria 26-7-12
«El método marxista ofrece una oportunidad de valorar el desarrollo del nuevo arte, de analizar todas sus fuentes, de ayudar a las tendencias más progresistas mediante una iluminación crítica de su curso, pero no hace mucho más que eso. El arte debe tomar su propio camino y sus propios medios». (Trotsky, Política comunista en relación con el arte, 1923).
«El arte, que es la parte más compleja de la cultura, la más sensible y a la vez la menos protegida, sufre por el declive y la decadencia de la sociedad burguesa» (Trotsky, Arte y política en nuestra época, 1938)
El avance del capitalismo desata inimaginables fuerzas de producción que traen nuevas sensaciones e ideas, junto con nuevos medios de expresión para los artistas. La extensión de este nuevo modelo de producción sobre toda la superficie mundial y su penetración en todas las áreas de experimentación humana diluye las barreras entre las culturas nacionales y los rígidos estilos locales, creando por primera vez una única cultura mundial.
Mediante la producción constantemente cambiante y la creciente productividad, el capitalismo también destruye antiguas y encorsetadas relaciones sociales transformándolo todo a su conveniencia, incluso el arte. El artista, que hasta el momento es un artesano “venerado” y “respetado”, que trabaja directamente para un cliente, se convierte cada vez más en un trabajador asalariado cuyos productos se lanzan a un mercado anónimo sujeto a las leyes de la competencia.
Más allá de su uso como inversión o como embellecimiento de la vida privada del individuo capitalista, el capitalismo es inherentemente hostil hacia el arte, pues lo ve como una desviación de su propia fuerza motriz: la acumulación de capital para el crecimiento incesante de las ganancias. Además, como sistema explotador, el capitalismo es fundamentalmente antagónico con los intereses de la humanidad y por consiguiente con los ideales humanistas del arte. Y el Arte, cuanto más consciente es de ello, más se dirige a la protesta contra la deshumanización de la sociedad capitalista. De esta forma, los mejores artistas son capaces de trascender los límites de su época y los orígenes de clase para crear poderosas condenas de los crímenes y tragedias humanas del capitalismo (Goethe, Balzac, Goya).
Este antagonismo entre capitalismo y humanidad no aparece totalmente en las primeras etapas del nuevo modelo de producción, cuando la burguesía está todavía comprometida en una lucha revolucionaria contra el absolutismo feudal. El mejor arte es capaz de reflejar la moral progresista y los valores espirituales de esta nueva clase explotadora, cuya energía y autoconfianza - junto con un generoso patrocinio- posibilitan los logros artísticos del Renacimiento mucho antes de que su dominio se establezca.
En la era de las revoluciones burguesas democráticas (1776-1848), el arte es todavía capaz de expresar los objetivos revolucionarios de la burguesía, pero las sórdidas realidades del capitalismo ya se muestran con claridad. El romanticismo (Blake, Goethe, Goya, Pushkin, Shelley, Turner) refleja la contradictoria naturaleza de este periodo, rechazando no sólo los valores feudales y aristocráticos en el arte sino también protestando fervientemente contra los efectos brutales de la industrialización capitalista sobre el arte y las personas.
Contra la ‘racionalidad’ de la nueva clase explotadora, el romanticismo sostiene el poder de la experiencia subjetiva, la imaginación y la majestuosa naturaleza, inspirándose en la Edad Media, la mitología y el arte tradicional. Políticamente, a menudo adopta una forma retrógrada, reaccionaria, pero también impulsa una tendencia definitivamente revolucionaria que expresa una visión comunista e internacionalista (Heine, Blake, Byron, Shelley)[1]. Las percepciones poéticas más profundas de esta tendencia anticipan no sólo las posteriores ideas artísticas del Expresionismo y Surrealismo sino también los desarrollos teóricos del Marxismo y el psicoanálisis.
Cuando percibe amenazas al ejercicio de su poder y el proletariado aparece en el escenario histórico, la burguesía se despoja de sus valores progresistas y entierra toda idea de revolución como un peligro mortal para el dominio de su propia clase. A partir de este punto, los intentos del arte para comprender la realidad y para expresar los intereses de la humanidad inevitablemente entran en conflicto con la ideología capitalista.
La característica definitoria del arte moderno burgués es que aparece cuando lo hacen las condiciones para que la progresiva evolución del capitalismo alcance su cenit.
La victoria decisiva del capitalismo industrial a mediados del siglo diecinueve en los países más avanzados de Europa y América se refleja en el auge del racionalismo, positivismo e ideas materialistas en las ciencias y filosofía, y los acercamientos al realismo o naturalismo en las artes. Marx y Engels consideran el realismo en la literatura (Flaubert, Balzac, Elliot) como el logro supremo del arte mundial. El realismo en las artes visuales (Courbet, Millet, Degas) es una reacción al arte clásico y al sentimentalismo y subjetivismo del romanticismo. En cambio, afirma los fines de la verdad y la exactitud, representando escenas de la vida diaria, e incluyendo la cruda realidad de la vida de la clase obrera ignorada hasta el momento. Para la burguesía, cualquier arte que represente con detalle la desagradable realidad de la vida en el capitalismo es por definición “subversivo” del orden establecido y debe ser rechazado.
Este período también muestra el crecimiento del movimiento obrero, y no es sorprendente que el realismo alumbre una tendencia revolucionaria que explícitamente se identifica con la clase trabajadora y la lucha por el socialismo. Courbet, líder del movimiento realista en Francia, afirma: «No soy sólo un socialista sino también un demócrata y un republicano, en una palabra, un partisano de la revolución, y sobre todo un realista, esto es, el sincero amigo de la verdad»[2]
El impresionismo (Pissaro, Manet, Degas, Cézanne, Monet) es una respuesta artística al crecimiento de la sociedad industrial y urbana, a los nuevos desarrollos tecnológicos y a los descubrimientos científicos (fotografía y óptica), a la globalización del comercio (plasmada en la influencia de los grabados japoneses) y al auge de la clase media como clientela del nuevo arte. Conserva un compromiso con la verdad y el detalle pero se centra en la percepción subjetiva del movimiento y de la luz: «Mientras la vieja escuela dijo ‘aquí están las reglas (o imágenes) según las cuales la naturaleza debe ser representada’, y el naturalismo dijo ‘he aquí la naturaleza’, después el impresionismo afirmó ‘así es como yo veo a la naturaleza».[3] La temática e influencia impresionista también puede apreciarse en la música (Debussy, Ravel) y la literatura (Lawrence, Conrad).
Como un movimiento artístico genuinamente burgués, el impresionismo es una corriente contradictoria. Mientras el arte clásico del Renacimiento expresa un sentido subyacente de unidad que proviene de la visión y confianza de la burguesía revolucionaria, el impresionismo refleja la victoria del capitalismo y la atomización de los individuos en la sociedad industrial. Dado que se basa en una percepción subjetiva o sensorial representa –consecuentemente-la realidad como un mosaico:
«Y así, el Impresionismo fue, en un sentido, un síntoma de declive, de la fragmentación y deshumanización del mundo. Pero al mismo tiempo fue, en la larga época expansiva del capitalismo burgués….un glorioso clímax del arte burgués, un otoño dorado, una cosecha tardía, un tremendo enriquecimiento de los medios de expresión disponibles para el artista»[4]
El periodo entre 1890 y 1914 - la llamada `Belle Époque’ o ‘Edad dorada’- muestra aparentemente el capitalismo más optimista y tecnológicamente avanzado, con un crecimiento económico particularmente poderoso que crea condiciones fértiles para la creación artística y científica ( la teoría de Freud sobre el inconsciente, la teoría de la relatividad y los quantum). Pero si se mira debajo de la superficie encontramos también una situación general de incertidumbre, de dudas crecientes; un aumento importante del militarismo y de las tensiones imperialistas; un incremento significativo de la intervención del estado en la sociedad; pero igualmente el desarrollo de luchas masivas de la clase obrera: todos los signos de una crisis creciente en el corazón del capitalismo.
Los movimientos artísticos que emergen de este periodo (Cubismo, Expresionismo, Simbolismo) inevitablemente reflejan estas contradicciones, expresando tanto un florecimiento final del carácter progresivo del arte burgués como los primeros síntomas de su terminación. El Cubismo (Picasso, Braque), mostrando la influencia de las últimas teorías científicas y filosóficas, abandona la descripción de los objetos desde un único punto de vista, analizándolos, desguazándolos y reensamblándolos de forma abstracta desde múltiples puntos de vista. El Expresionismo rechaza el realismo por completo, representando el sentido subjetivo o experiencia emocional más que la realidad física. Es también influyente en la literatura (Kafka), y en la música (Schoenberg, Webern, Berg) donde rechaza la tonalidad tradicional reemplazándola por la atonalidad y disonancia. El Simbolismo (Baudelaire, Verlaine) es una reacción poética contra el realismo y el naturalismo a favor del misticismo y la imaginación, que se describió después como «un retiro soñado hacia entes que están muriendo»[5].
Una tendencia radical dentro del arte moderno burgués se ve a sí mismo como la vanguardia de una nueva sociedad progresista con nuevos valores artísticos, sosteniendo que el arte tiene un papel que jugar en la modernización de la sociedad capitalista. Este ‘modernismo’ de vanguardia aparece justo cuando las posibilidades para reformar el capitalismo desde dentro llegan a su fin. El Futurismo (Marinetti, Mayakovsky, Malevich), que influye en pintura, poesía, arquitectura y música a principios del siglo veinte, especialmente en Italia y Rusia, glorifica temas y símbolos del progreso capitalista tales como juventud, velocidad, dinamismo y poder. Pero otros elementos modernistas, especialmente en Alemania son más críticos con la ‘modernidad’ capitalista y expresa la alineación de la vida en la sociedad burguesa (“El grito” de Munch).
El estallido de la primera guerra mundial divide a esta vanguardia modernista entre los, glorificadores del progreso capitalista como Marinetti y los futuristas italianos quienes se ponen con entusiasmo del lado del barbarismo (y más tarde del fascismo), y las tendencias más radicales como los Rusos futuristas y alemanes expresionistas que se oponen a la guerra y, de una forma más o menos confusa y parcial, comienzan a relacionarse con el movimiento del proletariado.
La primera respuesta artística específica a la guerra es el Dadaísmo. Un movimiento antibelicista y anticapitalista, el Dadaísmo percibe la matanza en el campo de batalla como prueba de la bancarrota de toda la cultura burguesa. Su ‘programa’ está cercano al anarquismo: la demolición de la cultura y la abolición del arte; y su práctica abraza el caos y la irracionalidad (poemas hechos con palabras recortadas de los periódicos y colocadas al azar, etc.). Los dadaístas berlineses (Heartfield, Grosz, Dix, Ernst), cercanos a la lucha antibelicista de la clase obrera, adoptaron posiciones más explícitamente comunistas, formando incluso su propio partido político y apoyando activamente a la revolución alemana[6].
La revolución rusa de 1917 es el punto álgido de la ola revolucionaria en la posguerra y de los intentos de la vanguardia modernista para crear un arte liberador. Durante un breve período de tiempo siguiendo la toma de poder de los soviets hay una gran oleada de actividad y experimentación artística, gran parte de ella identificándose con la revolución. Con la protección del joven estado soviético y el apoyo crítico del Partido Bolchevique, sectores de la vanguardia rusa (futuristas, productivistas, constructivistas), inspirados por la declaración de Mayakovsky, «Las calles son nuestros pinceles, las plazas nuestras paletas», abandonan el arte ‘puro’ por la producción industrial, abrazando la arquitectura, el diseño industrial, el cine, la publicidad, el mobiliario, los embalajes y la ropa, con el claro objetivo de utilizar el arte para transformar la vida diaria. Se producen debates acalorados sobre la cultura y el futuro del arte. El influyente movimiento Proletkult, tiende a rechazar toda cultura previa, quiere crear un nuevo revolucionario, un proletariado estético, mientras que otros como Trotsky rechazan el concepto general de la cultura proletaria pero apoya la aparición de un nuevo arte revolucionario, esperando que aparezca de forma inminente[7].
En el contexto de la ola revolucionaria que zarandea al capitalismo hasta sus cimientos, en los años 1917 a 1923 esto no parece poco realista. La sentencia de muerte emitida por el dadaísmo a toda la cultura burguesa y el arte parece llevarse a cabo por el proletariado mundial, en Alemania, Gran Bretaña, América….
Pero con el aislamiento del bastión ruso, y la derrota de los intentos revolucionarios del proletariado en Europa, el respaldo inicial de los Bolcheviques a la experimentación modernista es reemplazado por la supresión de la disidencia y el creciente control del estado como hace la contrarrevolución Estalinista. Internacionalmente, el modernismo finalmente acaba formando parte de un estilo arquitectónico oficial de los regímenes reaccionarios de los estados capitalistas, ya sea Estalinista, fascista (especialmente en Italia) o social demócrata.
En la profunda contra-revolución burguesa, la vanguardia artística rusa esencialmente hace frente a las mismas alternativas que la oposición comunista superviviente: la sumisión al totalitarismo Estalinista con su aplicación del ‘realismo socialista’, el silencio o el exilio. Con el aumento del fascismo, la vanguardia europea artística es asimismo empujada al exilio y/o adopta una explícita postura de oposición política.
El Surrealismo (Breton, Aragon, Ernst, Péret, Dali, Miró, Duchamp) surge del dadaísmo pero se convierte en un movimiento distinto sólo cuando las oportunidades prácticas para la revolución ya se están desvaneciendo. Es un movimiento artístico revolucionario que llega a asociarse estrechamente a la oposición política al estalinismo[8] El Surrealismo extrae sus ideas del psicoanálisis freudiano así como del Marxismo y enfatiza el uso de la libre asociación, el análisis de los sueños, la yuxtaposición y el automatismo para liberar el inconsciente. Su intento de mantener una revolución artística permanente dentro del capitalismo en un periodo de profunda derrota lo predispone al declive y a una recuperación posterior, pero las ideas surrealistas han tenido una gran influencia en las artes visuales, literatura, cine y música, así como en filosofía, y teorías políticas y sociales.
Con el triunfo de la contrarrevolución burguesa en 1930 -es “Medianoche en el siglo” como titula su novela el revolucionario ruso Víctor Serge- vemos un completo florecimiento de todos los síntomas clásicos de la decadencia en la cultura capitalista:
«La ideología se descompone, los antiguos valores morales se vienen abajo, la creatividad artística se estanca o funciona en oposición al statu quo, hay un desarrollo del oscurantismo y el pesimismo filosófico. [...] en la esfera del arte, la decadencia se manifiesta de una forma particularmente violenta [...] Como en otros periodos de decadencia, el arte, si no se estanca en una eterna repetición de las formas pasadas, busca adoptar una postura contra el orden existente, o es a menudo la expresión de un grito de horror»[9].
La decadencia crea una necesidad, aún más apremiante, de un arte genuinamente liberador pero la profunda crisis del sistema y sus efectos en la sociedad burguesa implica que las condiciones mínimas para la aparición de tal arte son progresivamente minadas, mientras que la base social tradicional del arte en la pequeña burguesía radical está incluso más deteriorada y aislada de la vida de la gran masa de la clase obrera.
En estas condiciones, el arte que ‘busca asumir una postura contra el orden existente’ se encuentra cada vez más aislado, o es recuperado para usarlo como propaganda por una facción política reaccionaria u otra (Guernica de Picasso). El arte que expresa un grito de horror hacia la barbarie capitalista también se siente cada vez más impotente ante las atrocidades a gran escala que perpetra el capitalismo: la segunda guerra mundial (alrededor de 60 millones de muertos, la mayoría civiles, que multiplica por tres los 20 millones de 1914-18), los campos de exterminio nazi, Hiroshima y Nagasaki, Hamburgo, Dresden, los crímenes masivos del Estalinismo…para parafrasear a Adorno, después de Auschwitz se torna imposible escribir poesía sin contribuir más aún a una cultura ya de por sí bárbara.
Pero la decadencia capitalista no significa que las fuerzas productivas llegan a su fin. Para sobrevivir, el sistema debe continuar tratando de revolucionar la producción y aumentar la productividad. Como expresión de esta tendencia, vemos cada vez más lo que Marx denominó ‘desarrollo como decadencia’. Igualmente en el campo del arte continuamos viendo una progresión de las escuelas artísticas, en parte en respuesta a nuevos avances tecnológicos y cambios en la sociedad, pero aumenta su frenético reciclaje de estilos previos, sus violentos vaivenes de humor entre la esperanza y la desesperación, la fragmentación, escisión y desaparición de cada escuela antes de alcanzar su completo desarrollo. La creatividad humana nunca cesa, pero se encuentra cada vez más reprimida, retada, bloqueada y corrupta. Todavía vemos evoluciones artísticas (jazz), y la introducción de nuevas técnicas y estilos, pero estas manifestaciones reflejan crecientemente la decadencia de una sociedad que ha evitado su cita con su ejecutor y sólo sobrevive a través de su propio canibalismo.
Esto es ilustrado por el expresionismo abstracto, la escuela artística más influyente (al menos en pintura y escultura) que aparece en el ‘boom de la post guerra’. El expresionismo abstracto es en parte una reacción al contenido explícitamente político del realismo social de 1930 (Rivera). Influenciado por el surrealismo y la vanguardia europea enfatiza la expresión de ideas inconscientes y emociones a través de la espontaneidad, improvisación o técnicas automáticas para crear imágenes de diversos grados de abstracción (Pollock, Rothko, Newman, Still). Influenciado por el trauma de la segunda guerra mundial y el clima represivo de la post guerra en Estados Unidos, evita abiertamente todo contenido político, volviendo al arte primitivo, la mitología y el misticismo para inspirarse. Esto y su búsqueda de la abstracción pura, facilita la promoción del expresionismo abstracto por los Estados Unidos en la guerra fría como arma cultural contra el ‘realismo socialista’ de su rival imperialista ruso.
Si el arte a mediados del siglo veinte muestra los síntomas clásicos de decadencia en todas las clases sociales, hay también una evolución específica, especialmente durante el boom de la ‘post-guerra’, el cual transforma no sólo la forma en la que el arte se produce y distribuye en la sociedad capitalista sino también en cómo lo experimenta la clase obrera. El efecto acumulativo de estos acontecimientos es socavar aún más las condiciones para que emerja el arte revolucionario y acelerar la desaparición de la vanguardia artística superviviente. Muchos de estos sucesos son en sí mismos síntomas de decadencia o intentos del capitalismo para superar las contradicciones de su crisis histórica. Estos incluyen:
Como resultado, por primera vez en la historia, el capitalismo es capaz de producir artículos artísticos de forma barata (música, películas, etc.) para ser consumidos por la clase trabajadora, superando su inherente hostilidad hacia el arte como inútil desviación de su instinto de acumulación. Esto facilita enormemente el uso de productos artísticos para propósitos ideológicos, no sólo para asegurar la reproducción global de la clase obrera proporcionando medios para la “diversión” de los trabajadores durante su “tiempo de ocio”, sino también para recuperar cualquier expresión artística que tenga propósitos críticos.
Cuando con luchas como la de Mayo 68, el proletariado vuelve a la primera línea social, vemos la aparición de movimientos radicales (Arte Povera[10]) pero no a la escala que cabría esperar. En lugar de eso, los descendientes más radicales de la vanguardia artística europea, los Situacionistas[11], se distinguen por su crítica a ‘la sociedad del espectáculo’, esto es, la mercantilización de la cultura del capitalismo burocrático; su planteamiento es usar los medios de comunicación para recuperar ideas subversivas, mediante propuestas de acciones prácticas para ‘provocar una reordenación revolucionaria de la vida, la política y el arte’. Los Situacionistas exageran el poder de este ‘espectáculo’ justo en el momento en que la crisis histórica del capitalismo vuelve a manifestarse. Sin embargo, hay que reconocer que se acercan a la realidad al identificar la incapacidad de la actividad artística, incluso la más radical, para evitar su manipulación y recuperación capitalista, a menos que sea explícitamente política, es decir, que tenga una orientación netamente revolucionaria.
Con la entrada del capitalismo en su etapa final, la de su descomposición[12], existe la posibilidad real de destrucción de toda la cultura humana, junto con el arte, el cual, en la frase de Trotsky, inevitablemente se pudre «como el arte griego se pudrió bajo las ruinas de una cultura fundada sobre la esclavitud»[13].
Pero el arte moderno de los años setenta es parte de la cultura oficial del estado capitalista en América y Europa, está apoyado y subvencionado por empresas y agencias gubernamentales y se guarda en los museos, como si fuera una reliquia. A pesar de las olas sucesivas de la lucha de la clase trabajadora justo hasta el colapso del bloque ruso en 1989-91, vemos sólo un mayor declive del arte, acelerado por el falso boom económico de los ochenta e impulsado por una explosión de deuda que lleva a una fiebre del oro de inversión especulativa en el arte como si fueran lingotes. Los excesos del mercado ponen fin a lo que la contra-revolución, el boom de la postguerra y el aumento de la industria de la cultura habían iniciado.
La aparición del ‘post modernismo’, especialmente desde los años ochenta, es en un sentido el inevitable reconocimiento de esta interminable muerte del modernismo. El ‘Post-modernismo’ tiene sus orígenes en las áridas regiones de la intelectualidad izquierdista (Derrida y compañía) como un ‘proyecto democrático’. Teoriza el abandono no sólo de un papel más vanguardista para el arte sino también de cualquier concepto de movimiento progresista en la historia misma. Por lo tanto encaja perfectamente con todas las campañas ideológicas burguesas en 1990 sobre el ‘final del comunismo’ y el ‘final de la historia’, sólo añadiendo desmoralización general y desesperación.
Incluso antes de la entrada del capitalismo decadente hacia su etapa final, podemos señalar por tanto la descomposición avanzada del arte, esto es «la vacuidad y banalidad de toda la producción ‘artística’: literatura, música, pintura, arquitectura, son incapaces de expresar algo salvo ansiedad, desesperación, colapso del pensamiento coherente, el vacío…»[14] De hecho, esta descripción no va lo suficientemente lejos. Podemos añadir a ello una tendencia en el arte a destruirse a sí mismo, para convertirse en palabras del artista alemán Anselm Kiefer, ‘anti-arte’. En la descomposición del capitalismo, incluso el anti arte es arte: «el arte tiene algo que destruye sus propias células. Damien Hirst es un gran anti-artísta. Ir a Sothebys y vender tu propio trabajo directamente es destruir el arte. Pero haciendo esto hasta tal punto, se convierte en arte….el hecho de que fue dos días antes de la quiebra de 2008 lo hizo aún mejor»[15]
Más allá de las manipulaciones cínicas de ‘artista/emprendores’ como Hirst, cuyas hazañas ahora aparecen como un síntoma más de la burbuja especulativa capitalista previa a 2007, hay una verdad más fundamental. El poeta expresionista Rainer Maria Rilke (1875-1926) compara el artista a «un bailarín cuyos movimientos se rompen por los límites de su celda. Aquello que no encuentra expresión en sus pasos y en el balanceo limitado de sus brazos, procede de forma exhausta de sus labios, o incluso tiene que rasgar los pliegues sin vida de su cuerpo hacia las paredes con sus dedos heridos»[16].
Si el artista es realmente prisionero en una celda, entonces en un capitalismo en descomposición los mejores artistas son forzados más y más a volver al equivalente de una ‘protesta sucia’ por las condiciones intolerables de la vida capitalista y la imposibilidad de una expresión artística genuina. Pero incluso embadurnar los muros de la celda con tus propios excrementos parece que ya no es suficiente para evitar la mercantilización y su manipulación. En 1961 el artista italiano Manzini produjo un trabajo consistente en noventa toneladas de sus propios excrementos. En 2007 Sotheby’s vendió uno por 124.000 euros.
[1] Ver Heinrich Heine: La revolución y el partido de los ruiseñores, ICC online. https://en.internationalism.org/icconline/2007/march/heine [502]
[2]Courbet, un partidario de Proudhon, fue encarcelado por su participación activa en la comuna de París
[3]Cultura y Revolución en el pensamiento de Leon Trotsky, Historia revolucionaria, vol. 7, No. 2, Porcupine Press, Londres 1999, p. 102 (www.marxist.com/ArtAndLiterature-old/marxism_and_art.html [503]).
[4]Ernst Fischer, La necesidad del arte: Un acercamiento marxista, Pelican, 1963, p.75. El impresionista Cézanne era bien consciente de esta regresión: acerca del trabajo de los viejos maestros dice, «Es como si pudieras oír toda la melodía en tu cabeza, no importa que detalle estés estudiando. No puedes arrancar cualquier cosa del todo (…) Ellos no pintan un mosaico como lo hacemos nosotros» (Fischer, p.75).
[5]Edmund Wilson, Axel's Castle, [504] 1931. Los simbolistas también fueron conocidos en la época como ‘decadentes’
[6]Formado a principios de 1919, El ‘Consejo Central del movimiento Dadá para la Revolución Mundial’ exigió «La Unión Revolucionaria de todos los hombres y mujeres intelectuales y creativos sobre la base del Comunismo radical;(…) El inmediato justiprecio de la propiedad (…) y el abastecimiento de alimentos para todos»
[7]Trotsky, Política comunista en relación con el arte, 1923. Para saber más del movimiento Proletkult y de los debates en el seno del partido Bolchevique acerca de la cultura, ver la serie “El comunismo no es sólo bello ideal” en Revista Internacional nº 109 (/revista-internacional/201112/3281/xii-la-cultura-proletaria [505] )
[8]Aunque algunos surrealistas como Aragon se convirtieron en apologistas del estalinismo y Dalí apoyó al fascismo, los líderes surrealistas contactaron con Trotsky y el movimiento se vio asociado muy de cerca con la oposición izquierdista. El poeta surrealista Benjamín Péret rompió con la Cuarta Internacional Trotskista en 1948 sobre su posición política reaccionaria y trabajó junto con el grupo de Munis, que se llamó FOR: Fomento Obrero Revolucionario. Para saber más de este grupo y de su fundador –Munis- ver Revista Internacional nº 58 En memoria de Munis, militante de la clase obrera, https://es.internationalism.org/rint/1989/58_Munis [506]
[9]The Decadence of Capitalism, ICC pamphlet (https://en.internationalism.org/pamphlets/decadence/ch3 [507]). Este folleto no está publicado en nuestra Web en español pero está disponible en edición papel.
[10] «El término arte povera (del italiano "arte pobre") es una tendencia dada a conocer a finales de los sesenta', cuyos creadores utilizan materiales considerados 'pobres', de muy fácil obtención: como madera, hojas o rocas, placas de plomo o cristal, vegetales, telas, carbón o arcilla, o también materiales de desecho y, por lo tanto, carentes de valor. En un esfuerzo por huir de la comercialización del objeto artístico, ocupan el espacio y exigen la intromisión del público. Tratan de provocar una reflexión entre el objeto y su forma, a través de la manipulación del material y la observación de sus cualidades específicas. Un artista típico es Mario Merz [508] (n. 1925), famoso por sus «iglú», estructuras hemisféricas realizadas con materiales diversos. El arte povera, rechazaba los iconos de los mass media y las imágenes reductivistas así como también las industriales del pop art y el minimalismo. Propone un modelo de extremismo operacional basado en valores marginales y pobres. Utiliza un alto grado de creatividad y espontaneidad e implica una recuperación de la inspiración, la energía, el placer y la ilusión convertida en utopía. El arte povera prefiere el contacto directo con los materiales sin significación cultural alguna, materiales que no importa su procedencia, ni uso, que sean reutilizados o transformados por el artista» Tomado de Wiipedia: https://es.wikipedia.org/wiki/Arte_povera [509].
[11] Para una idea sobre el movimiento situacionista ver en Revista Internacional nº 80 "Guy Debord - La segunda muerte de la Internacional situacionista [510]".
[12] Ver "Tesis sobre la descomposición [13]" en Revista Internacional nº 107.
[13] Trotsky, Arte y política en nuestra época,1938 (https://www.marxists.org/archive/trotsky/1938/06/artpol.htm [511]
[14] Cita tomada de las Tesis sobre la descomposición (ver nota 12). Podríamos añadir a esto la crisis general del sistema educativo y sus efectos en las técnicas del arte tradicional, el conocimiento y técnicas, etc.
[15]Guardian, 9.12.11 (se refiere al hundimiento de Lheman Brothers en 2008)
[16]Cita de Norman O. Brown, Vida contra la muerte. El significado psicoanalítico de la historia. 1959, p. 66
Un compañero desde Perú nos envía una toma de posición en solidaridad con la lucha de los mineros y las respuestas contra los ataques del gobierno en España
La clase obrera mundial se mantiene en permanente lucha, esta vez nuestros hermanos mineros de España comienzan a desplegar sus fuerzas de protesta ante el despotismo del gobierno de derechas burgués de Rajoy, ni el PSOE "socialista", ni ningún gobierno burgués seran capaces realmente de transformar las condiciones de vida que nosotros proletarios de todo el mundo soportamos ; las movilizaciones, barricadas, agitacion de indignación de todos los mineros de España son la expresion viva de la luchas obreras en ascenso y que en este caso hacen frente al recorte en un 63 por ciento de subsidio de apoyo al sector de industria de parte del Estado el cual como se sabe significaría la perdida de 30 mil puestos de trabajo tal como ya ocurrió en gran parte de los sectores de industria pesada a nivel de toda Europa.
En la medida que se recrudece el desempleo, que según la OIT alcanzaría cerca de 4.5 millones de desempleados para los próximos 4 años, en medida que se recrudece los ajustes laborales y de jubilaciones y se intensifica la liberalización de sectores del capital , el proletariado mundial va expresando su lucha colectiva e internacionalista forjando órganos de lucha autónomos como asambleas generales y comités de lucha y de esta forma mostrando escepticismo frente a las derechas como las fracciones de la izquierda del capital.
Compañeros necesitamos forjar conciencia histórica proletaria, el capitalismo no da treguas, se acabaron los mitos de la socialdemocracia, esto - digámoslo de una buena vez no es crisis de la deuda, ni crisis financiera, esto es la crisis del capitalismo el cual se deriva de la misma forma en la cual explotadores y explotados contraen sus relaciones materiales en la producción social -, los reformismos en Europa y en la región de los países "atrasados" han significado posicionamientos claudicantes y traidores.
La solidaridad de clase se manifiesta en la entrada en la ciudad de Madrid en la Puerta del Sol y distintas ciudades de España así como del mundo entero, compañeros expresamos de igual forma nuestra solidaridad de clase, por abolir las relaciones capital-trabajo, la producción mercantil, la propiedad privada, la plusvalia. Este 11 de Julio digamos:
¡QUE VIVA LAS LUCHAS DEL PROLETARIADO MUNDIAL!
¡POR LA AUTO-ORGANIZACIÓN Y LOS CONSEJOS DE FABRICA!
¡ABAJO LOS ENCADENAMIENTOS SINDICALES QUE NEGOCIAN NUESTRA FUERZA DE TRABAJO!
¡TRABAJADORES DE TODO EL MUNDO UNÍOS !!!!!!!!!
Publicamos a continuación una contribución sobre la crisis que nos envía un compañero desde Perú
Para muchos Latinoamericanos, Europa esta en una grave crisis, los medios de comunicación latinos dicen que los países latinoamericanos están inmunes, que nada de lo que sucede halla en Europa ocurrirá en esta región, hasta algunos dicen que esta es la oportunidad de los países latinoamericanos para prosperar, este tipo de afirmaciones simplemente provoca repugnancia y asco puesto que, dentro del capitalismo con su modo de producción basado en el régimen de trabajo asalariado y la propiedad privada de los medios de producción, las crisis económicas que traen para los trabajadores europeos un ataque directo a sus condiciones de vida y a sus burgueses unas simples "inversiones perdidas", son oportunidades para las burguesías latinoamericanas de crecer y engordar sus ganancias. A la clase burguesa o empresarial no le interesa las miserias en la cual se encuentra el pueblo trabajador, incluso, algunos pequeño burgueses o pequeño empresarios siempre están listos para aliarse con los grandes burgueses si aparece un buen negocio. La clase obrera, al ser el producto del capitalismo y su modo de producción, es la que directamente paga los platos de rotos de las crisis económicas, el salario, único medio de subsistencia para la clase obrera, es la principal fuente de recursos del cual se sirve la burguesía cuando se encuentra en crisis: baja del salario, austeridad, privatización de los servicios públicos, aumento de la jornada de trabajo, devaluaciones, inflación, impresión de billetes..., estas son las principales medidas que la burguesía ha hecho para sanear su sistema en crisis durante toda la historia en todas las partes del mundo.
No hay que engañarse cuando los medios de comunicación nos dicen (tanto en Latinoamérica o como se ve en algunas televisoras europeas) que el crecimiento económico es lo mejor que le puede pasar a un país y a sus trabajadores, esto es una falsedad, el crecimiento económico, simplemente es la cantidad de ventas o intercambios de mercancías que la burguesía local pueda realizar en una región, es decir, la cantidad de ventas que deviene ganancias para la burguesía. Es verdad que ello puede dar a una parte de los trabajadores algún "bienestar", pero también, y como lo ha demostrado esta crisis, es que la dependencia del trabajador hacia la clase burguesa y su modo de producción se eleva mucho mas, y por ello lo vuelve mucho mas vulnerable a cualquier crisis del modo de producción capitalista, algo que ya lo habían demostrado nuestros hermanos de clase ya hace decenas de decenas de años en sus luchas que hoy la clase burguesa ha intentado, y sigue intentado hacernos olvidar.
Y es en base a estas palabras "crecimiento económico" que los economistas y políticos de la derecha como de la izquierda del capital utilizan para que aceptemos sus medidas político-económicas, en toda Europa se escucha que: "Lo hacemos por el crecimiento económico", "el crecimiento vendrá después de haberse dado estas medidas de austeridad", "el crecimiento económico se dará si emprendemos políticas de crecimiento", "el crecimiento se desacelera y se debe a la mala política de austeridad", "solo una política de crecimiento hará que se mejore la economía".
Sabemos perfectamente que este tipo de frases son repetidas tanto por la derecha, como también por la izquierda del capital. Sus teóricos tratan de engañar con un seudo lenguaje revolucionario a los explotados, haciendo creer que en el capitalismo solo existen monopolios, financieros y grandes banqueros, sin ni siquiera mencionar que aquellos grandes burgueses antes fueron pequeños y que el propio desarrollo de la compra y venta de mercancías deviene en acumulación de capital, es decir, en el comercio es donde se ceba el capital pequeño y se vuelve grande.
Hoy en día, las medidas de austeridad dictadas por una parte de la burguesía, lleva a los trabajadores a una baja de su medios de subsistencia; la privatización de gran parte de lo publico, los ataques contra los derechos laborales, la baja del salario, solo son algunos pequeños ejemplos que podemos apreciar en la vida diaria. Es verdad que ello perjudica a los trabajadores, y también hay cierta verdad cuando se piensa que ello beneficia a los grandes monopolios..., pero ello no es todo. La burguesía no es solo los grandes burgueses (industriales, banqueros o financieros) sino que es una clase, también están allí los medianos y pequeño burgueses, así como la burguesía no monopolizada. La clase burguesa o empresarial, tiende a buscar mercados u "oportunidades de Inversión" donde tenga seguridad de aumentar sus ventas y ganancias, y esta necesidad le es inherente a toda la clase burguesa (sea grande, mediana o pequeña). Por esto, algunos pequeños o mediano burgueses pueden aliarse con los grandes burgueses o empresarios si se ve una "oportunidad", lo que se llama en la teoría económica cadenas de producción, por ejemplo:
Al privatizarse la salud pública, los grandes empresarios o burgueses compran hospitales o postas medicas al Estado, sabemos que estas estructuras necesitan de limpieza, mantenimiento e insumos para asegurar su funcionamiento y estructuras. Contratara, para realizar esas funciones, a mas personal, pero ello puede hacer que se incrementen sus costos (a pesar que los recortes a los derechos laborales hayan bajado esos costos, recordemos que la burguesía o los empresarios siempre querrán aumentar sus ganancias de cualquier modo), entonces, se vera en la necesidad de contratar una empresa (que no necesariamente es grande) que se encargue de estas labores de mantenimiento del hospital, y así sucesivamente. Otro ejemplo es cuando una gran empresa adquiere una mina del Estado, necesitara para explotar la mina, maquinarias, ropa especial, cascos, linternas, etc., y ello puede ser adquirido tanto a un pequeño como a un mediano burgués.
Algo así sucedió en Latinoamérica durante los años 90's, la aparición de las services o tercerizadoras, que ahora gran parte de los gobiernos tratan de eliminar o regular, puesto que claro, estas empresas (services o tercerizadoras) ya explotaron y acumularon capital y pueden ser ahora "mas humanos", pero ahora en medio de esta crisis, se intenta traerla otra vez.
Esto es lo que realizan algunos pequeño burgueses que anteponen sus intereses individuales a los colectivos cuando se aplica medidas de austeridad o neoliberales. Ahora pasemos a ver lo que sucede con las medidas de crecimiento o keynesianas que tanto promueven organizaciones como ATTAC, CDTM y los partidos de la izquierda del capital.
Las políticas de crecimiento que tanto promueve la izquierda del capital, se basa en la teoría Keynesiana, desarrollada por John Maynard Keynes, este economista, cuya teoría se puso en practica durante y después de la crisis de 1929 para sanear al capitalismo tiene como método de sanear el sistema, a la inflación, o mejor dicho, el encarecimiento de los productos.
La lógica utilizada por estos keynesianos es simple:
La economía esta contraída, no hay empleo, no hay inversiones, no hay compras, no hay ventas, hay poco salario, ósea no hay demanda agregada que es lo que cae en las crisis económicas, debido a esto, el Estado tiene que utilizar toda sus armas, tanto fiscales como monetarias, y la teoría Keynesiana se basa principalmente en el arma monetaria, dar políticas de crecimiento, es decir; imprimir tanto dinero como sea posible (lo que llaman los burgueses; políticas de crecimiento, aumento del gasto publico, crear los bonos europeos mediante el Banco Central Europeo, mutualizar o monetizar la deuda), para crear empleo, para después tener gente con salario, para que después compren, para que se inicie la venta mercancías, y para que algunos burgueses que viendo esto, empiecen a invertir. Pero, como el país tiene una gran deuda se tiene que pagar de alguna forma, entonces, la única forma para hacerlo según los keynesianos, es teniendo una balanza comercial positiva, es decir; vender al exterior bastante y comprar poco al exterior, entonces, para aumentar nuestras exportaciones tenemos que incrementar nuestra competitividad, para eso es necesario bajar nuestros costos de producción, por ello, se da una devaluación de la moneda, por ejemplo si 1 euro = 1 dólar, con una devaluación del Euro, entonces tenemos 1 euro = 50 centavos de dólar. Con esto tenemos, que si antes de la devaluación, fabricar un zapato tenia un costo de 100 euros en el mercado exterior (100 euros = 100 dólares) ahora con la devaluación, 100 euros = 50 dólares, ello quiere decir que ese par de zapatos es mas barato para el consumidor que usa el dólar como moneda, por ende, aquel consumidor que usa el dólar querrá comprar nuestros zapatos por tener un precio bajo, así tenemos una mayor cantidad de ventas al exterior, lo que repercute en una balanza comercial positiva (siempre y cuando nuestras compras al exterior no sobrepasen la cantidad de ventas). Ello hace que el Estado tenga la capacidad de tener dinero y cumplir con el pago de su deuda.
Claro que a simple vista podremos saltar de la alegría al ver que tendremos empleo, se pagara la deuda y seremos grandes vendedores al mundo..., pero ello es una felicidad relativa, la moneda tiene un valor que se da, objetivamente, por la cantidad de reservas que tenga el Estado en su banco central, lo que es la capacidad adquisitiva del dinero, esto nos dice, supongamos que si tenemos reservas de 1000 y tenemos 10000 billetes, la capacidad adquisitiva del dinero saldrá de la división de la cantidad de billetes sobre la de reservas: 1000 / 10000 (una idea sencilla de fácil notoriedad en lo que acontece hoy en día). Lo que nos arroja que un billete tiene una capacidad adquisitiva de 0.1, si se incrementa la cantidad de billetes (como lo proponen los izquierdistas del capital) nuestro ejemplo se convertiría en: reservas en 1000 y la cantidad de billetes en 100000, entonces la capacidad adquisitiva que tendrá nuestro billete será de 0.01 (1000/100000). Nuestra capacidad adquisitiva que tenga nuestro salario estará diezmado, si antes de la devaluación podíamos adquirir 10 litros de leche con 1 billete, después de la devaluación solo podremos adquirir 100 mililitros de leche (según nuestro ejemplo).
En economía nunca se puede predecir cuantitativamente un suceso, pero si cualitativamente, digamos que si un familiar tiene gripa, a pesar del avance de la medicina, no podríamos decir que la fiebre será de 40 o 39 grados, o que estará enfermo 5 o 6 días, o que expulsara una cantidad exacta de flema. Pero si podemos describir, en base a un historial, que tendrá fiebre, que estará un tiempo en cama, y que votara flema. ¿Que quiere decir esto?, que la inflación promulgada por los izquierdistas llevara a que nuestra capacidad adquisitiva del salario sea bajo, un ejemplo es Islandia, que hasta el momento, una mercancía tiene un precio 6.5% superior al que debería tener en realidad, y ahora intenta cambiar de moneda puesto que la subida de precios se les va de las manos. Otra fue, que los nazis, antes de entrar en el poder promovían medidas basadas en las teorías Keynesianas, sobre todo la de inflación.
Ahora bien. ¿Qué papel pueden desempeñar los pequeño y mediano burgueses?
Así como las medidas de austeridad son, mayoritariamente, beneficiosas para las grandes empresas o burgueses, las medidas de crecimiento son, mayoritariamente, beneficiosas para las medianas y grandes empresas que tengan la capacidad de vender al extranjero sus mercancías.
¿Recuerda las cadenas de producción que antes se hablo?
Pues bien, los pequeños y medianos burgueses pueden entrar también en la cadena de producción, en este caso, en alianza con la burguesía exportadora en búsqueda de mercados con dinero listo para comprar mercancías, brindándole servicios tercerizados que aminoran el costo del burgués exportador y deja caer todo ese "ahorro" de los costos, sobre los hombros de los asalariados, repetimos que no necesariamente este burgués tercerizador es grande, puede también ser pequeño o mediano.
Pero dentro de la doctrina keynesiana hay variantes, como lo es la teoría Post-keynesiana, esta teoría argumenta que el Estado tiene que dar liquidez a la economía, pero haciendo ciertos ajustes y juegos fiscales, ¿Qué quiere decir esto? Que inyecta dinero a la economía en su totalidad y no solo a la banca, y que hace ciertos ajustes de austeridad (aunque no tan fuertes como los que vemos ahora) junto a los juegos fiscales que vienen a ser subidas y bajadas de impuestos.
Pues bien, tal política es practicada en Estados Unidos con Obama desde que inicio la crisis en 2007, pero que hasta el momento ha ido subiendo como la espuma y que hoy, según los últimos datos acerca de las ventas y compras en los mercados, y los reportes de trabajo, nos muestran que ya empieza a decaer. La FED (similar al Banco Central) no tiene otra solución que imprimir mayores cantidades de dólares y vomitarlas a la economía, lo que a largo plazo llevara a una baja del poder adquisitivo del dólar, que, sumado a lo del Euro y una posible volatilidad de los precios del petróleo, nos llevaría a vivir los mismo que se paso en los 70's y 80's.
Esta crisis golpea directamente a la clase obrera, a los asalariados en su mayoría y a algunos pequeño burgueses y campesinos, la solución no es reformar al capital sino, destruirlo. Todo aquel que sea dueño de algún medio de producción y tenga asalariados estará embarrado de esta crisis. La decisión será entonces, o se hunden junto al capital o empiezan a luchar contra él.
1 https://www.voltairenet.org/La-tercerizacion-otro-mecanismo-de [514]
La crisis capitalista, en su paso por España, está haciendo que las contradicciones y antagonismos sociales que recorren la sociedad capitalista se muestren de una forma mucho más descarnada y clara, y que el Estado capitalista, tras su fachada democrática, aparezca de forma cada vez más evidente como lo que es: la máquina encargada de mantener las relaciones sociales y de producción capitalista que requiere la burguesía para su dominio sobre la población en general y sobre la clase proletaria en particular.
La situación se acerca a lo insostenible: aumento brutal de la pobreza y el hambre, paro masivo, miles de desahucios, aumento de la precariedad y la explotación, drásticas reducciones salariales, recortes o eliminación de servicios básicos (sanidad, educación, lucha contra incendios, etc).
En este contexto, la función principal de la mal llamada “clase política”, que no es otra que mentir, sembrar ilusiones y dar legitimidad “democrática” a la dominación capitalista, obviamente sufre un gran desgaste, por lo que es importante para la clase burguesa el preparar piezas de recambio, tanto en lo referente a los partidos e individuos que directamente asumen la función de gestión y aplicación de las medidas que el capital manda, como en los encargados de contener y canalizar el malestar social.
Y algo similar sucede con los sindicatos. Ante la gravedad de la situación, el capital y su Estado debe contar en la reserva con aparatos sindicales capaces de controlar y canalizar hacia puntos muertos las luchas y protestas cuando los “oficiales” CC.OO. , UGT u otros se muestren incapaces.
El caso es que el pasado 7 de agosto el SAT (Sindicato Andaluz de Trabajadores), previa llamada a los medios, organizó “asaltos” simbólicos a varios supermercados en la región andaluza “para denunciar la situación de miseria de muchas familias en Andalucía”. Los medios burgueses han situado estas acciones en portada durante varias días con dos objetivos, aparentemente contradictorios pero perfectamente complementarios: primero, el intento de criminalizar y asociar toda lucha y movilización con violencia hacia personas y trabajadores, utilizando de forma hipócrita y cínica las lágrimas de una cajera nerviosa a raíz de un pequeño rifi-rafe durante la acción, y así sembrar dudas en aquellos proletarios que sientan el impulso de lanzarse a la lucha en el futuro; y segundo, darle una inestimable publicidad al SAT, de paso a Izquierda Unida, y de forma general a toda la izquierda del capital.
Es bien conocida la férrea censura y blackout imperante en los medios “democráticos”: lo que no interesa a sus dueños es ocultado, o si es imposible por su amplitud, convenientemente tergiversado y manipulado. Desde luego las acciones simbólicas podrían haber sido, como tantas otras veces en casos similares, ocultadas o minimizadas por los medios; si no lo fueron es por las razones arriba señaladas. Y como decíamos, la publicidad al SAT y a IU ha sido enorme, con presencia de miembros del sindicato en múltiples platós televisivos (con la vedette y diputado andaluz por IU Sánchez Gordillo a la cabeza) soltando libremente todo su discurso, junto con sectores de IU que han tenido la oportunidad de mostrar su apoyo a la acción, con el respetable parlamentario Gaspar Llamazares como elemento mediático destacado, y así ponerse por un momento el disfraz de “combativos”.
Pero la cuestión fundamental que subyace de estos “eventos mediáticos” va más allá del SAT, o de tal o cual sigla o personaje; la clase dominante busca a corto y medio plazo el alimentar 3 elementos fundamentales para dificultar la reaparición histórica de la lucha de clase del proletariado a nivel masivo y mantener su poder: alimentar ilusiones sobre el parlamentarismo y las farsas electorales; fomentar la idea de que el sindicalismo (en sus distintas versiones, “oficial” o “de base”) sería una herramienta eficaz de protesta y lucha para los explotados; y espolvorear todo el arsenal de confusión con posiciones políticas y reivindicaciones reaccionarias y ajenas a la lucha proletaria.
La burguesía ha tratado de transmitir que, pese a todo, el parlamento representaría al pueblo, y que hay parlamentarios que sí se preocupan de “los ciudadanos” (su distinguida señoría Llamazares ha aprovechado bien la ocasión para hacerse la foto y se ha erigido en defensor de los pobres). En definitiva, que existiría alguna esperanza de lucha transformadora en el seno de ese cascarón vacío y podrido, lleno de cotorras mentirosas a sueldo del capital, sin otro fin que legitimar la dominación capitalista y alimentar ilusiones “democráticas” y electorales de cambio, que es el parlamento burgués.
De la misma forma, la clase dominante ha pretendido dar oxígeno al sindicalismo, y más concretamente al sindicalismo “de base” o “alternativo” (cuyas diferencias con el sindicalismo “oficial” serían más de forma que de fondo, siendo en general los “alternativos” meros apéndices críticos de los “oficiales”, como pudimos comprobar una vez más en la última “huelga general” del 29-M). ¿Los métodos de estos sindicatos “alternativos”?: acciones simbólicas para llamar la atención de los medios, marchas a pié, aislar y centrar los conflictos en una empresa o zona geográfica, acciones espectaculares (ocupaciones, bloqueos de carreteras, etc), movilizaciones a toque de corneta de los sindicatos grandes, suplicar en la puerta del político de turno, etc. Lejos de lo mínimo que la clase proletaria requiere hoy día: espacios de encuentro, solidaridad, reflexión y debate donde romper el aislamiento; la extensión de los conflictos y las protestas más allá de la empresa o área geográfica particular; el uso de las movilizaciones desmovilizadoras de los sindicatos “oficiales” para contactar y debatir con compañeros y no para ser una mera comparsa chillona.
A la vez, dándole publicidad al SAT, lo que la burguesía ha pretendido es difundir lo máximo posible el arsenal de confusionismo y posiciones reaccionarias que este sindicato comparte con la mayoría de la izquierda y extrema izquierda[1] (y con gran parte del aparato político e ideológico burgués). Este sindicato tiene sus propias peculiaridades ideológicas (entre las más reaccionarias estarían su extravagante nacionalismo andaluz, que identifica la solución a todos los problemas “de Andalucía” -así, en general- con su independencia de España; la caduca y estéril reivindicación de “reforma agraria” para el problema del paro jornalero en Andalucía, como si fuera un problema separado del conjunto del proletariado; o sus reivindicaciones especialmente humillantes y más propias de Cáritas como la de que los supermercados entreguen comida a punto de caducar a la gente necesitada...) pero, como decimos, estas son algunas posiciones de la izquierda en general que es necesario denunciar:
La gravedad de la situación, los múltiples y sofisticados métodos y aparatos de confusión y canalización que posee la clase dominante y su Estado, la descomposición social y la atomización creciente, hacen absolutamente indispensable un mínimo de claridad política para luchar contra el capitalismo. No puede haber práctica revolucionaria sin teoría revolucionaria, sin conocer el terreno que pisamos, la portería que defendemos y en la que nos toca marcar, a nuestros enemigos y a nuestros falsos amigos.
Los compañeros que honestamente tratan de luchar contra este sistema bajo la influencia de la izquierda y la extrema izquierda del capital tienen que hacer un esfuerzo y reflexionar acerca de la actividad y discurso de esas organizaciones e ideologías, cuyo fin (más allá de los honestos y combativos militantes que pudiera haber en sus filas) en la sociedad burguesa es el de contener, canalizar y debilitar la capacidad, teórica y práctica, del proletariado para luchar contra el capitalismo.
Draba 16/08/2012
[1] Para ver un pequeño listado de colectivos e individuos de la izquierda que han dado su apoyo al SAT: kaosenlared.net/component/k2/item/27597-artistas-intelectuales-movimientos-sociales-sindicatos-y-partidos-se-solidarizan-con-el-sat.html.
Es la tercera vez que Londres alberga los Juegos Olímpicos, y en cada ocasión nos ha enseñado algo sobre la fase correspondiente del capitalismo.
Los Juegos de 1908 en un principio iban a ser albergados por Roma; sin embargo, la erupción del Vesubio en abril de 1906 implicó la necesidad de utilizar grandes recursos para la reconstrucción de Nápoles. Como potencia mundial, con un imperio que cubría casi un cuarto de la tierra firme del planeta y un quinto de la población mundial, Reino Unido se encontraba en condiciones de organizar los Juegos incluso con un breve plazo de antelación.
En diez meses fue posible organizar la financiación, encontrar un lugar y construir un estadio. En el aspecto económico, los costes sumaron alrededor de 15.000 libras, siendo los ingresos de 21.377 libras. Los primeros Juegos obtuvieron beneficios, y en ese sentido fueron un éxito. Sin embargo, el diario “The Times” (27/07/1908) se lamentaba de que lo que era “una perfecta armonía deseada por todo el mundo se ha visto afectada por algunas disputas lamentables, protestas y objeciones a las decisiones de los jueces. En muchos periódicos, en todo el mundo, el sentimiento nacionalista ha sobrepasado ciertos límites, y las acusaciones y contra-acusaciones están a la orden del día”. Desde luego no es sorprendente, teniendo en cuenta los crecientes conflictos entre naciones a medida que el imperialismo se convertía en el único modo de funcionamiento del capitalismo, desde la guerra hispano-estadounidense de 1898, la ruso-japonesa de 1905, y el resto de antagonismos que llevaron a la I Guerra Mundial.
En los Juegos de 1908 todos los jueces eran británicos y hubo quejas prácticamente diarias desde el equipo estadounidense. Comenzaron con el rechazo a inclinar la bandera de EEUU ante el rey en la ceremonia de apertura, y continuaron después. En la prueba del tira y afloja con cuerda los norteamericanos se quejaron del calzado utilizado por el equipo formado por miembros de la policía de Liverpool. Al ser sus protestas rechazadas, se retiraron de la prueba. En los 400 metros, los jueces británicos decidieron que la final debía repetirse porque un corredor de EEUU había golpeado con el codo a un británico. EEUU boicoteó la repetición de la final. Al final, Reino Unido obtuvo el mayor número de medallas de oro, de plata y de bronce. Contra equipos de 22 países, con 2000 participantes, los británicos lograron más medallas, 146, que en ninguno de los Juegos modernos. Como había predicho el “The Times” (13/07/1908) “Este año esperamos darle la oportunidad a nuestro competidores de mostrarles que no hemos perdido nuestra astucia”.
En los 40 años que pasaron hasta los Juegos Olímpicos de 1948 las cosas habían cambiado mucho para el imperialismo británico. Sus aliados, Rusia y EEUU, habían ganado la II Guerra Mundial, pero los USA eran ahora la potencia dominante en occidente, con Gran Bretaña en una posición mucho más secundaria.
Reino Unido había mostrado sus dudas en albergar los Juegos. Con una economía devastada, con un racionamiento de productos básicos (incluidos la comida, la gasolina y la ropa) incluso más severo que durante la guerra, con una alta tasa de desempleo, gran carestía de vivienda y muchas huelgas obreras, Reino Unido estaba desesperada por recibir los fondos norteamericanos del Plan Marshall, pero insegura sobre el impacto que tendrían los Juegos.
Sólo un mes antes de los Juegos tuvo lugar una huelga salvaje en el puerto de Londres durante la cual soldados de reemplazo recién reclutados fueron enviados a los muelles. Por primera vez un gobierno utilizaba la “Emergency Powers Act” (“Ley de Estado de Emergencia”) aprobada en 1920. Esta no fue la única vez que los trabajadores se enfrentaron al régimen de austeridad de posguerra impuesto por el gobierno laborista.
Hubo al menos dos años de preparación para los Juegos. Aunque no se construyeron nuevas instalaciones se utilizó mano de obra de prisioneros de guerra alemanes en algunas construcciones, incluyendo la carretera que llevaba al estadio de Wembley.
No es casualidad que a los Juegos de 1948 se les conociera como los “Juegos de la Austeridad”. Se animó a las distintas delegaciones a que trajeran su propia comida, aunque los participantes tenían derecho a las mismas raciones que los mineros. Los participantes masculinos fueron alojados en campos de la RAF[1], y las féminas en universidades londinenses. Los deportistas británicos debían comprar o traer su propio equipamiento.
Con 4000 participantes de 59 países, los Juegos de 1948 costaron 732.268 libras (por debajo del presupuesto), con unos ingresos de 761.688 libras. Obtuvieron un modesto beneficio, pero Reino Unido no pasó del duodécimo lugar en el medallero, y todo el mundo sabía que EEUU ocuparía el primer lugar antes de que los Juegos empezaran.
Aunque algunos países han afirmado haber logrado cubrir gastos, o incluso obtener beneficios, como dudosamente afirmó Pekín 2008, los Juegos han significado un desastre financiero en la mayoría de las recientes citas. La deuda en Montreal fue tan grande que no se pudo pagar del todo hasta casi 30 años después. El presupuesto original para Atenas 2004 era de 1600 millones de dólares: el coste público final se estima en 16.000 millones de dólares, con la mayoría de instalaciones actualmente abandonadas o apenas utilizadas, con grandes sumas de dinero todavía necesarias para mantenimiento y seguridad. Parece claro que los Juegos Olímpicos fueron uno de los factores que contribuyeron en la profundidad de la crisis de la economía griega.
Para Londres 2012 el presupuesto inicial estimado era de 2370 millones de libras, pero en los siete años desde la adjudicación de la sede, las estimaciones de la cifra final se incrementaron hasta diez veces el coste original. De este modo, los organizadores están tratando de hacer todo lo necesario para recuperar el gasto. Los precios de acceso, comida, bebida, y todo lo relacionado con las instalaciones son en su mayoría escandalosos, incluso para una capital cara como Londres. Y los intereses de los patrocinadores oficiales se guardan con sumo celo. Existen normas muy estrictas sobre el llamado “ambush marketing” (publicidad no autorizada), es decir, contra la exhibición de cualquier objeto (que puede incluir prendas de vestir) que lleve el nombre de cualquier empresa que no sea patrocinador oficial.
Pero en la disciplina donde Londres 2012 parece más dispuesto a batir récords es en la represión. En los días más ajetreados habrá hasta 12.000 policías de servicio. Habrá 13.500 militares británicos disponibles, bastantes más de los 9.500 en Afganistán. Se prevé también la presencia de 13.300 guardias de seguridad privados, que pasarán unos días entrenándose con las tropas. Un portavoz de la compañía privada de seguridad manifestó que “parte del entrenamiento se ha centrado en 'alinear valores' entre ambos grupos, de modo que la actuación del ejército y los guardias privados en lo concerniente a la seguridad sea similar” (Financial Times 24/05/2012).
Encima de eso, son bien conocidos los planes de instalar misiles tierra-aire de alta velocidad en un edificio cerca de las principales instalaciones. Es de suponer que esto significaría la posibilidad de alcanzar aviones sobre una zona densamente poblada.
Los organizadores de los Juegos, en colaboración con el Estado británico, parece que han pensado en todo. Aunque podría no ser capaz de llevarlo a cabo, el “Home Office” (Ministerio de Interior británico) tiene intención de realizar controles de seguridad a los 380.000 atletas, jueces, trabajadores y personal de los medios ligados de alguna manera al evento. Habrá carriles especiales en las carreteras reservados para vehículos con acreditación. Las multas por utilizar estos carriles serán de 135 libras. Al entrar en las instalaciones habrá registros y no se permitirá la entrada de agua. Irá contra las normas el tuitear, subir a facebook o a cualquier medio fotos de los eventos.
Habrá más de 200 países representados en los Juegos de Londres, y los organizadores harán todo lo posible por proporcionar un entorno adecuado para la habitual orgía de nacionalismo y de publicidad para los Coca-Cola, McDonalds, Panasonic, Samsung, Visa, General Electric, Procter and Gamble, BMW, EDF, UPS y demás miembros de la banda.
En esto se han convertido los Juegos Olímpicos de la era moderna: nacionalismo y negocio. Mientras tanto, en la preparación para Londres 2012, las autoridades han intentado “recolocar” a 500 familias desde el área donde va a estar el estadio olímpico, Newham, a Stoke-on-Trent, a más 240 km. Los inquilinos de la zona están siendo expulsados de modo que los propietarios puedan alquilar las viviendas a precios desorbitados. Los Juegos se supone que son una inspiración para la juventud. Newham presenta la media de edad más joven de Inglaterra y Gales, con la proporción más alta de niños por debajo de un año. También posee la media más alta de personas en la misma vivienda, las tasas más altas de prestaciones sociales en Londres, así como altas tasas de morbilidad y muerte prematura. El futuro de los niños que viven bajo la sombra de estos Juegos no va a mejorar por el espectáculo de la lucha por las medallas.
Car 5/6/12
Nos ha parecido de interés publicar el artículo de análisis y denuncia de las Olimpiadas que ha realizado nuestra sección en Gran Bretaña – World Revolution. Agradecemos antes que nada el trabajo realizado por un compañero próximo que se ha encargado de la traducción. Para el proletariado y para sus organizaciones comunistas el internacionalismo es su fuerza principal y fundamental. Una de las concreciones del internacionalismo es unir los estudios, las experiencias, los análisis, de todas las partes del proletariado mundial. En ese sentido, es vital disponer de un equipo de traductores que lo más rápidamente posible viertan al español lo escrito en otras lenguas por otras secciones de la CCI o por otras expresiones del proletariado internacional. De ahí que no nos cansaremos de saludar la colaboración de un equipo de traductores que actualmente trabajan con lo publicado en lengua inglesa.
Respecto a las Olimpiadas nos parece lo más importante denunciar la máquina de lavado de cerebro que suponen para intoxicarnos con la droga nacional. Se supone que debemos estar contentos por las medallas que consiguen “nuestros atletas”: el cómo lo consiguen eso no importa. De eso no se habla, solo se habla de la dichosa medalla y de la supuesta gloria nacional.
Es evidente que el ejercicio, el juego, la distracción, forman parte de la vida y que su práctica es sana. Pero eso nada tiene que ver con el deporte actual organizado como enorme maquinaria nacionalista y comercial. Como tal es un perfecto microcosmos de lo que es el capitalismo: nacionalismo, competencia pues tiene que ganar uno sobre el cadáver del resto, obtener resultados no importa el precio que haya que pagar.
[1] RAF: Royal Air Force, Reales Fuerzas Aéreas, Ejército de Aviación de Gran Bretaña.
Que no nos engañen, la crisis no es solo europea, americana o china. La crisis histórica del Capitalismo incluye a todos los estados y es Mundial.
Que no nos engañen, la crisis no es solo europea, americana o china. La crisis histórica del Capitalismo incluye a todos los estados y es Mundial. Cabalga ya por toda Latinoamérica: anuncios de recesión y caídas del crecimiento económico azotan Brasil, Argentina, Venezuela, Ecuador, Bolivia, Chile en cuyas calles la cólera obrera y las movilizaciones comienzan a arreciar. La huelga de los maestros argentinos ,de los obreros de VW en México, los médicos y mineros bolivianos o las más recientes huelgas de los obreros de la mina de Chuquicamata y las movilizaciones de los estudiantes chilenos.
En el Perú, pese a la cortina de humo del "crecimiento" lo real es que va en descenso la industria textil, el total de las exportaciones se han caído, los precios en los mercados suben a diario y los salarios y pensiones siguen a niveles de hambre. Hasta los empresarios desconfían de invertir ya que sus propios gurús y analistas ya no pueden ocultar más que lo peor está por venir (1). El famoso y tan mencionado Economista Peruano Bruno Seminario dice "Que ningún país escapa a la crisis, ni menos Perú...en los últimos meses se ha realizado un fuerte deterioro de la economía mundial". Otro como el investigador y doctor en Economía Oscar Ugarteche sigue las mismas líneas: "La crisis nos va pegar fuerte; el capitalismo es el culpable, el capitalismo viene con crisis siempre".
Toda esta situación de crisis del Capitalismo está generalizando el descontento en el país a través de movilizaciones y paros. Primero comenzaron los pobladores contra la minería que los enferma y explota (Conga, Espinar, Quellaveco y mas) pero se ha sumado también la clase obrera con huelgas contundentes como la de maestros, obreros mineros, enfermeras, médicos, estudiantes, obreros de limpieza, controladores aéreos, construcción civil, metalúrgicos, servicio de correo postal Serpost y toda una avalancha que ya preocupan al Estado y a la Burguesía.
¿Y cómo responde el gobierno de Humala? Ante la crisis, se hace el loco, mira a otro lado y nada dijo en su pomposo discurso de fiestas patrias; payaseando para la platea con sus analfabetas frases:"necesitamos un Estado atlético, que trepe cerros (sic!!!); frente al descontento social mete bala a todo lo que sea protesta. Y para asegurarse de meter a todos en cintura, anuncia aumento de salarios y gollerías para sus compinches de las Fuerzas Armadas y policías. Manteniéndolos contentos refuerza su poder y los tiene listos para disparar contra la clase obrera que ya cuenta con 17 asesinados desde el 2011.
El cinismo y la hipocresía del Estado no tienen límites. Con una mano masacra y con la otra se calza la careta del "dialogo y la concertación - todo esto con la anuencia traidora y rogona de la CGTP que le desea "buena suerte" al nuevo premier mientras el gobierno sigue disparando y apaleando por todo el país.
Debe quedar bien claro: vivimos en una situación de CRISIS MUNDIAL DEL CAPITALISMO.Y como consecuencia en la totalidad de la clase obrera en el mundo la que es atacada en sus condiciones de vida. Cada alza de precio en la comida, cada medicina que se encarece, cada despido, cada congelamiento o reducción de salario es una agresión despiadada y brutal del Capitalismo que descarga su crisis sobre nuestras espaldas, contra nosotros que somos la INMENSA MAYORIA ,que somos los esclavos modernos, trabajadores públicos o privados, desempleados, cachueleros, eventuales, obreros, estudiantes, jubilados, ambulantes. Esta situación que reventó en 2007 y que empeora día a día, esta llevándonos a los explotados del mundo a reflexionar, cada vez más a hacernos preguntas sobre lo que está pasando, a conocer cuáles son las causas de la crisis y si es posible construir un sistema y un mundo diferentes al que nos somete el Capital.
Compañeros: no basta con salir a marchar y protestar. Es necesario también hacernos preguntas y REFLEXIONAR COLECTIVAMENTE CON LOS DEMAS, en las calles, en las plazas, en los colegios, talleres o fábricas, en las oficinas. Reflexionar y tomar decisiones para que nuestra respuesta sea contundente y masiva.
Por ejemplo, comencemos preguntándonos: ¿De qué nos ha servido ir a votar cada 3 o 5 años? ¿Acaso algún presidente cumplió alguna vez sus promesas? O, ¿Porque permitimos que los dirigentes sindicales nos lleven a marchar aislándonos de los demás explotados, cada uno con su propio pliego o reclamo? ¿Acaso el desempleado, el vendedor ambulante o el anciano pensionista no sufre como nosotros? ¿Acaso no son también nuestros hermanos de clase y de lucha? O esta otra: ¡Es el Capitalismo un sistema eterno o podríamos tumbarlo para construir algo diferente y mejor?
1) ¡Hay que ganar la calle!:
Compañeros, no basta marchar, portar banderolas y agitar consignas, bien ordenaditos, en procesión y luego cada uno a su casa, como le gusta a los sindicatos. Al contrario después de cada protesta, quedémonos y ocupemos en masa una plaza, calle o cualquier espacio abierto donde podamos evaluar la jornada de lucha, conversar, discutir, conocernos sin importar de que sector vengan los asistentes. ¡Discutir! ¡Reflexionar! ¡Romper el aislamiento y la atomización! ¡Desarrollar la confianza entre todos! ¡Tomemos la palabra, todos tenemos algo que decir siempre!
2) ¡Unidad obrera!
La historia de la clase obrera nos enseña que solo unidos podemos hacer frente a los ataques del Capitalismo.la burguesía y el Estado se juntan para atacarnos a diario debemos empujar la creación de un movimiento que reúna al conjunto de los trabajadores sin importar de que sector provienen. Solo así, enseñando los dientes y los puños por miles nuestros enemigos comenzaran a temernos de verdad.
3) ¡Autoorganicemonos!
Ya lo dijimos, antes y después de cada jornada de lucha o cuando surjan huelgas en algún sector formemos ASAMBLEAS GENERALES donde todos discutamos y decidamos juntos las medidas de lucha (como han hechos los trabajadores en España o Grecia).Asambleas donde verdaderamente tomemos el control de los combates, abiertas a todos los explotados y donde nosotros decidamos y no unos cuantos dirigentes en nuestro nombre. Asambleas donde a través de la discusión vayamos aclarando porque estamos así y cómo podemos superar esta situación. Donde la CONFIANZA Y LA SOLIDARIDAD proletarias forjen una unidad para el combate tan necesaria para enfrentar los ataques de la burguesía, de su Estado y la labor anti obrera de los sindicatos.
¡A pensar y actuar compañeros!
¡El futuro es nuestro!
¡La emancipación de los trabajadores será obra de los propios trabajadores!
CCI,Agosto 2012
https://www.internationalism.org/ [517]
[email protected] [518]
Análisis de la sucia conspiración de los diferentes imperialismos -desde USA hasta Rusia pasando por los actuales dueños del estado sirio y sus rivales aspirantes a destronarlos- lo cual está costando casi 20 mil nuertos, más de un millón de desplazados y sufrimientos ilimitados para los trabajadores y toda la población de Siria. El artículo ha sido publicado en la Web de nuestra sección en GB. Agradecemos a un compañero la traducción
El poder letal del estado moderno convierte en pequeños los crímenes de un individuo, asesino de masas, como Anders Breivik, actualmente sometido a juicio en Oslo por el asesinato de decenas de jóvenes en un campamento de verano juvenil del Partido Laborista. El régimen de Assad en Siria sigue demostrando su capacidad para sembrar terror a gran escala. Una ciudad tras otra es sometida a intensos bombardeos de la artillería, y la población se ve atrapada en casas o sótanos, privada de alimentos y electricidad durante días, incluso semanas. Francotiradores del ejército se sitúan en los tejados, secuestrando a cualquiera lo suficientemente valiente como para tratar de salir en busca de un poco de comida para sus familias. Y cuando el pueblo finalmente cae bajo su dominio, familias enteras son exterminadas de una manera más directa y personal, ya sea por soldados regulares, o con mayor frecuencia (ya que muchos soldados han desertado de las filas del ejército disgustados por lo que se les estaba obligando a hacer) por bandas de delincuentes conocidas como "Shabiha" o fantasmas. Las dos masacres más conocidas de los últimos tiempos ocurrieron de esta forma en Houla y Mazraat al-Qubair, pero no son, de ninguna manera, los únicos ejemplos.
Con la arrogancia más descarada, los portavoces del régimen justifican estos sangrientos asedios al afirmar que “grupos terroristas armados” se han apoderado de la ciudad en cuestión. Con frecuencia llegan al descaro de culpar de las carnicerías más conocidas de mujeres y niños a la acción de esos grupos que presumiblemente lo harían para desacreditar al gobierno La naturaleza descarada de los crímenes y las mentiras del gobierno sirio no es de ninguna manera la marca de un régimen que descansa sobre bases sólidas. Más bien refleja la desesperación de un régimen cuyos días están contados.
Para enfrentarse a las protestas generalizadas que estallaron contra su gobierno siguiendo la estela de los otros movimientos masivos en todo el norte de África y Oriente Medio, Bashir al-Assad, trató de seguir los pasos de su padre: en 1982, Hafez al-Assad, se tuvo que enfrentar a otro levantamiento, dirigido por los Hermanos Musulmanes y centrado en la ciudad de Hama. El régimen envió al ejército y llevó a cabo una carnicería atroz: la cifra de muertos se ha estimado en una cifra entre 17.000 y 40.000. La rebelión fue aplastada y la dinastía Assad ha sido capaz de mantener su control sobre el país de forma más o menos indiscutible durante los últimos dos decenios y medio.
Sin embargo, una dosis rápida del más despiadado terror ya no funciona de la misma manera, porque la historia ha evolucionado desde mediados de los 80. En primer lugar, la relativa estabilidad que resultó del antiguo sistema de los dos bloques (en el que Siria era el aliado más consistente de la URSS en la región) se vio debilitada por el colapso del bloque oriental y la consecuente desintegración del bloque dirigido desde Washington. Este profundo cambio en las “relaciones internacionales” desató los apetitos imperialistas de un gran número de Estados –pequeños, medianos y grandes-, que, de repente, se veían libres de la tutela de las antiguas superpotencias que les gobernaban desde lejos. En Oriente Medio, Irán –que era ya un elemento problemático antes de la caída de los bloques- se ha visto muy reforzada y aplica cada vez más un juego imperialista propio, sus ambiciones han aumentado considerablemente a causa de la invasión de Irak liderada por Estados Unidos. Con Saddam en el poder, Irak era un importante contrapeso a la posición de Teherán en la región, pero tras ser derrocado Saddam, el país se paralizó por el desorden interno y se rige por una débil facción chiíta que es altamente susceptible a la influencia iraní. Turquía, que en otros tiempos fue un aliado de confianza de los EE.UU, ha empezado a jugar a su propio juego, presentándose cada vez más a sí mismo como el campeón del Oriente Medio musulmán. Incluso Israel ha estado afirmando cada vez más su independencia respecto de sus mecenas estadounidenses, una realidad que está siendo corroborada por las voces en el Estado de Israel que piden un ataque contra las instalaciones nucleares de Irán (una medida que EE.UU se muestra reacio a aprobar debido al gran riesgo de caos que ello implicaría[1]).
En este hervidero de ambiciones nacionales, lo que empezó como una protesta popular desarmada contra el régimen de Assad se ha convertido rápidamente en una guerra de poder entre las potencias imperialistas regionales y mundiales. Irán, principal aliado de Siria en la región[2], se ha posicionado firmemente a favor del régimen de Assad, y ha habido informes de que miembros de la Guardia Revolucionaria u otros agentes de la República Islámica han trabajado como cómplices en la campaña de terror de Assad. Assad también ha seguido gozando de la protección de Rusia y China, que han participado activamente en el Consejo de Seguridad de la ONU declarándose en contra de una serie de resoluciones que condenan al gobierno de Assad o que pretenden que se le impongan sanciones. Rusia ha tenido que moderar su postura ante las fuertes críticas recibidas, haciendo sus primeras y tímidas críticas de las masacres de Assad, pero su apoyo a una política de "no intervención" sirve para asegurarse de que las fuerzas rebeldes no consigan las armas mientras que las fuerzas armadas oficiales mantienen su gigantesco arsenal. De hecho, Hillary Clinton, acusó recientemente a Rusia de suministrar helicópteros de ataque al régimen, a lo que el ministro de exteriores ruso, Sergei Lavrov, respondió que los helicópteros eran simplemente para fines “defensivos” y que, de todas formas, el oeste estaba secretamente armando a los rebeldes.
Esta fue la primera vez que los rusos hicieron abiertamente esta acusación, pero ha sido así durante mucho tiempo. Una vez que la oposición se unió en una importante fuerza política burguesa en torno al Ejército Libre de Siria y el Consejo Nacional de Siria, ha habido envíos de armas desde Arabia Saudita y Qatar. Turquía, mientras tanto, ha hecho un cambio radical de postura, poniendo fin a sus relaciones antes amistosas con el régimen de Assad, condenando su falta de humanidad, y ofreciendo protección a los refugiados que huyen de la masacre. En el plano militar ha acumulado fuerzas considerables en su frontera con Siria; y, en el mismo discurso en el que condena a Moscú por enviar helicópteros a Siria, Clinton sugirió que la concentración de fuerzas sirias alrededor de Aleppo, cerca de la frontera turca, «bien podría ser una línea roja para los turcos en términos de sus intereses estratégicos o nacionales» (The Guardian 13 de junio). Más recientemente, Siria ha estado derribando aviones turcos, incluyendo un avión militar que supuestamente había violado el espacio aéreo sirio, lo cual ha incrementado las tensiones entre Ankara y Damasco.
Por lo tanto, la política de terror, lejos de fortalecer el poder de Assad sobre el país, ha envuelto este en un cada vez más impredecible conflicto imperialista, lo que también tiene el efecto de exacerbar las divisiones religiosas y étnicas dentro del país: de la misma manera que los iraníes apoyan a la minoría alauí dominante, los saudíes (y sin duda cierto número de yihadistas atraídos por el conflicto, como hienas que son) pretenden imponer algún tipo de régimen suní. Hay también divisiones entre cristianos y musulmanes, kurdos y árabes, todas las cuales amenazan con llegar a ser demasiado amplias y amargas como para ser manipuladas sin sumir al país en una situación aún más caótica, siguiendo el modelo de Irak.
Como Siria va en la dirección de convertirse en un Estado fallido, y las sanciones de la ONU y las misiones de observación se muestran incapaces de detener la matanza, ha habido crecientes llamamientos para una intervención militar “humanitaria” por parte de las potencias occidentales. Después de todo, dicen sus partidarios, “funcionó” en Libia, donde Francia y Gran Bretaña lideraron la tarea de imponer una “zona de exclusión aérea”, que efectivamente propició la victoria de los rebeldes y el derrocamiento del régimen de Gadafi. Pero en el caso de Siria, los estados como Gran Bretaña, Francia y los EE.UU están siendo mucho más cautelosos, a pesar de clamar con más fuerza que Assad se vaya. Hay una serie de razones para sus dudas: el terreno geográfico en Siria es mucho menos susceptible a la guerra aérea de Libia, con sus grandes extensiones de desierto. Y mientras en sus últimos días Gadafi acabó aislado internacionalmente, Siria tiene vínculos mucho más fuertes con Rusia, China e Irán. Con Israel ya incitando a los EE.UU a atacar a Irán bajo la amenaza de hacer el trabajo por sí mismos, una escalada de la guerra en Siria también podría encender la mecha en torno a Irán, con consecuencias aún más devastadoras. Por otra parte, el ejército de Assad está mucho mejor equipado y entrenado que el de Gadafi. En conclusión, las potencias occidentales corren el riesgo de verse involucradas en un verdadero desastre en Siria y más allá, de la misma forma que les ha pasado en Afganistán e Irak; y en contraste con Libia no hay peligro de que valiosas reservas de petróleo caigan en las manos equivocadas, ya que Siria no tiene petróleo en absoluto. Las repercusiones sociales y políticas de que otro escenario de guerra se forme para las grandes potencias en esta región devastada son, por el momento al menos, demasiado inciertas para hacer que el riesgo valga la pena. Turquía está, a pesar de estar más directamente amenazada por las consecuencias de la catástrofe humanitaria en Siria, jugando también sus cartas con cierta cautela de momento.
Hay una especie de estancamiento imperialista sobre Siria, y mientras tanto las muertes se acumulan. Esto no quiere decir que una intervención militar occidental pudiera evitar que ocurrieran. Como podemos ver en la experiencia de Irak y Afganistán (y Libia, donde hay también una secuela de conflicto extendiéndose por una serie de países vecinos[3]), las consecuencias de la intervención militar occidental son cualquier cosa menos humanitarias. Incluso cuando se adapta a sus intereses imperialistas imponer un cierto orden sobre la situación y así minimizar algunas zonas de conflicto, el resultado en todos estos casos ha sido el de acelerar la tendencia hacia el desorden y la violencia caótica. Al igual que la crisis económica a la que se enfrenta ahora el capitalismo como un muro inexpugnable, la proliferación de guerras y tensiones imperialistas en todo el planeta dan testimonio de que el capitalismo se ha convertido en un callejón sin salida para la humanidad.
Amos
[1] Véase la editorial de la Revista Internacional núm. 149: "Amenaza de un cataclismo imperialista en Oriente Medio [519]".
[2] El régimen de Assad siempre ha basado su poder en una política de dividir y gobernar, haciendo pleno uso de las diferentes divisiones religiosas y étnicas que tienen una larga historia en el país. En particular, se ha identificado con la minoría religiosa alauí, manteniendo su apoyo a este grupo (que es considerado hereje por muchos musulmanes) a través de una política combinada de repartir prebendas y privilegios e infundir un clima de temor a los miembros de la secta sobre lo que sucedería si sus protectores fueran retirados del poder. Por su parte, los mulás iraníes, para dar peso teológico a su política exterior en favor de Siria, parecen haber aceptado a los alauitas como parte de los musulmanes chiítas. Ver "The fear-filled minority sect that keeps Syria's struggling dictatorship alive [520]". Este artículo muestra que, si bien muchos de los Shabiha son extraídos de la minoría alauita, hay otros, tal vez la mayoría, que están cada vez más preocupados de que se les asociará a los crímenes de Assad.
Ante las reciente convocatorias sindicales que siempre desmoralizan muchos compañeros se preguntan el por qué. Aportamos argumentos para una discusión que nos lleve a como luchar con fuerza contra una situación insoportable
En septiembre de 2011 los trabajadores de la enseñanza de Madrid respondieron a los 3000 despidos y la ampliación de la jornada laboral decretados por la presidenta Aguirre mediante asambleas masivas uniendo a padres, estudiantes y a todos los sectores de la enseñanza. Los 5 sindicatos de la enseñanza hicieron todo lo posible para boicotear esta iniciativa hasta conseguir hacerse con el control de la lucha. ¿Cuál fue el resultado? Las asambleas masivas fueron reemplazadas por “encuestas” y reuniones de comités sindicales, los profesores se quedaron solos, las manifestaciones eran cada vez menos concurridas, al final, la lucha acabó y las medidas del gobierno autonómico acabaron imponiéndose[1].
En febrero 2012, los estudiantes de enseñanza media de Valencia hicieron frente a una salvaje represión saliendo todos los días a la calle y llamando a la solidaridad de los trabajadores. Esta se extendió a toda España y el gobierno central tuvo que retirar sus medidas represivas[2]. Los sindicatos acudieron presurosos a tomar en sus manos la lucha contra la represión y la reforma laboral, organizaron una “huelga general” para el 29 de marzo. Esta resultó una gran estafa. Ante la decepción de muchos trabajadores, prometieron nuevas movilizaciones. Se limitaron a convocar manifestaciones para finales de abril y el primero de mayo… Resultado: la Reforma Laboral ha sido aplicada con todas sus graves consecuencias[3]
El 11 de julio, el Gobierno Rajoy adopta el peor programa de austeridad en más de 50 años. Los sindicatos se callan. Pero el mismo 11 empiezan las manifestaciones espontáneas sobre todo en Madrid. Ante ello, los sindicatos “se despiertan” y ofrecen sus “buenos servicios”: convocan para el 19 de julio manifestaciones en toda España con una gran asistencia. Sin embargo, pese al interés y la rabia de la gente, los sindicatos –una vez más- aplazan las acciones para un futuro lo más lejano posible: una marcha a Madrid para el 15 de septiembre, un referéndum para octubre, una nueva huelga general no se sabe cuando. Es decir, ¡han echado un cubo de agua helada a la combatividad y la rabia de los trabajadores!
En teoría, si queremos movilizarnos hemos de ir a las oficinas sindicales, pero la realidad práctica demuestra todo lo contrario: los sindicatos solo sirven para desmovilizarnos. ¿Por qué? Vamos a intentar aportar argumentos para una respuesta[4].
Pocos días después de las manifestaciones del 19 de julio se ha sabido que los jefes de CCOO y UGT tuvieron un encuentro a primeros de julio con Frau Merkel. A esta visita le siguió otra a la Moncloa para hablar con Rajoy.
Podemos ser ingenuos y pensar que se trataba de visitas de cortesía. Sin embargo, podemos aportar otra explicación que pensamos más acertada. En estos encuentros secretos, Merkel, el Gobierno y los sindicatos han pactado con toda probabilidad una estrategia contra los trabajadores.
Quisiéramos aportar unos datos que dan fundamento a esta explicación. Antes de la huelga del 29 de marzo hubo encuentros por separado entre Rajoy y cada líder sindical pero más aún: la vicepresidenta del Gobierno reconoció que hubo ¡33 reuniones técnicas entre representantes gubernamentales y sindicales! ¿Para qué tanta reunión? ¿Se arregló algo con esos encuentros? ¿Salió de ahí alguna mejora? Todos sabemos la respuesta ¡NO! Por tanto, ¿No es lógico pensar que en estos encuentros lo único que se ha hecho es conspirar contra los trabajadores?
Y esto no es ninguna novedad porque a lo largo de la historia muchos golpes a los trabajadores se han visto precedidos por reuniones secretas entre sus enemigos descarados (los gobiernos) y sus falsos amigos (los sindicatos y los partidos de izquierda). Cuando en 1980-81 hubo una enorme huelga masiva en Polonia, en tiempo del régimen llamado “comunista”, el sindicato Solidarnosc fue desmovilizando gradualmente a los trabajadores, pero hacía falta un golpe de gracia que se materializó en el Estado de Sitio decretado por el General Jaruslewsky –jefe del Estado en ese momento- el 13 de diciembre de 1981. Pues bien, dos días antes del golpe hubo una reunión secreta entre dicho General, el Cardenal Primado de Polonia y el jefe de Solidarnosc, Lech Walesa[5] ¡No hace falta ser un lince para comprender que en dicho conciliábulo se preparó el golpe represivo que llevó a la muerte de cientos de obreros, a la detención de miles y a que el ejército inundara minas con los mineros dentro![6]
Según la ideología democrática, Gobierno, Patronal y Sindicatos, son “socios” que llegan a acuerdos “en beneficio de todos”. En la práctica, estos socios siempre actúan contra los trabajadores, tanto cuando oficialmente están “de acuerdo” como cuando cara la galería “rompen las conversaciones”.
Sabemos lo que hacen tanto gobierno como patronal, no tenemos ilusiones sobre ellos, no se molestan en esconder su odio contra los trabajadores y su voluntad de imponer los peores sacrificios. Pero ¿qué hacen los sindicatos? ¿Cuál es el papel del socio sindical?
Una primera tarea de los sindicatos es organizar movilizaciones que en realidad desmovilizan y dividen a los trabajadores. Las acciones de “lucha” de CCOO y UGT llevan la pólvora mojada. Las convocatorias sindicales siempre tienen el “paso cambiado”: cuando la gente tiene ganas los sindicatos desmovilizan y no convocan nada, mientras que cuando la gente está cansada y desorientada entonces multiplican sus “actos de lucha”. Mucha gente está harta de las pantomimas de “huelga general”, de las “manifestaciones procesión”, de las luchas aisladas encerradas en el sector o en una empresa determinada.
Este problema se ha visto en la lucha de los mineros. Estos han sido encerrados en una lucha por “salvar la minería nacional” y toda la combatividad y el malestar han sido canalizados hacia enfrentamientos estériles con la policía para cortar líneas ferroviarias o autovías. Sin embargo, cuando el 11 de julio, en la marcha minera a Madrid muchos trabajadores de la capital han acudido a la manifestación a mostrar su solidaridad, a empezar a ponerse ellos mismos en lucha, entonces los sindicatos se han apresurado a devolver a los mineros a sus casas y a desconvocar la lucha prometiendo futuras movilizaciones lo más lejanas posible.
Las manifestaciones del 19 de julio fueron convocadas bajo el lema “Quieren hundir el país”. Según los sindicatos, Merkel quiere hundir España y, según ellos, el Gobierno Rajoy se comporta como un criado complaciente. El objetivo sería pues “salvar el país” frente a Merkel y Rajoy.
Maquiavelo, el filósofo que inspiró desde el siglo XVI a las sucesivas generaciones gobernantes, decía que el buen hombre de Estado ha de presentar sus intereses particulares como el interés de sus súbditos. Una de las mayores mentiras con las que la minoría explotadora ha apuntalado su dominación ha sido hacernos creer que la nación es de todos, que es una comunidad donde explotadores y explotados tenemos un interés y un lazo común. Ese “interés común” es el disfraz de los intereses particulares y egoístas de los capitalistas. Porque ¿Qué es la nación? La nación es la finca privada del conjunto de capitalistas que actúan en un país. Defender la nación es defender esa finca privada, es hacer que los trabajadores renunciemos a nuestros propios intereses y al futuro de toda la humanidad para hacer de tontos útiles de los intereses capitalistas, de carne de cañón de su guerra contra los demás estados capitalistas.
Rajoy no se cansa de repetir que sus medidas salvajes son “por el bien de todos los españoles”. Cada vez menos gente le cree, hasta sus votantes están dejando de creerle. Entonces ¿Cómo seguir haciendo creíble la gran mentira de que el interés nacional es el “interés de todos”? Ahí entran los sindicatos que nos proponen que seamos los trabajadores con movilizaciones interclasistas donde unidos a policías, políticos “honrados”, empresarios productivos, “emprendedores” etc., quienes salvemos el país.
Luchar por el interés nacional es la mejor manera de aceptar la austeridad, los despidos, el paro, los desahucios, y lo que es el sacrificio supremo: la guerra[7]. Con la misma fuerza que nos ata al capital nos separa y opone a los trabajadores del mundo entero que son los únicos con los que podemos contar, con quienes podemos forjar un frente unitario y solidario contra el capital para crear una sociedad nueva liberada de las clases, los Estados, las fronteras nacionales, una comunidad humana mundial.
Ante los recortes, los sindicatos proponen como alternativa un Referéndum sobre el Gobierno Rajoy. Argumentan que Rajoy ha cometido un fraude a los electores, se había postulado con un programa y en el gobierno ha aplicado otro. Tienen razón pero ¡eso es lo que hacen todos los gobiernos no solo en España sino en cualquier país del mundo! Las elecciones son siempre un fraude porque todos los partidos prometen una cosa y cuando están en el gobierno hacen otra completamente distinta, cuando están en la oposición dicen lo que nunca harán y cuando están en el gobierno hacen lo que nunca habían dicho. Esa es la esencia del Estado democrático: el partido que gana hace bueno al anterior y el que vendrá hace bueno al que está ahora.
¡Y la alternativa de los sindicatos es un referéndum para tirar a Rajoy por fraude y encumbrar al siguiente para que nos cuele un nuevo fraude! Es decir, atarnos al fraude permanente.
¿Cómo podemos romper esa cadena interminable de fraudes que nos llevan al desengaño, a la desmoralización, a desmovilizarnos y encerrarnos asqueados en “nuestros asuntos”?
Pues rompiendo con el planteamiento sindical y la participación en referéndum y elecciones. El voto siempre tiene trampa y siempre es un fraude. Se basa en la suposición de la “libre elección” de una suma de individuos ciudadanos que supuestamente son soberanos. Pero ¡eso es un engaño! Porque estamos sometidos a unas condiciones de vida alienantes, atomizados, enfrentados a los demás; porque sufrimos la intoxicación cotidiana de los medios de comunicación que nos manipulan; porque la ideología dominante nos hace enfrentarnos unos con otros y luchar por los intereses de la minoría en lugar de luchar por nuestros propios intereses. En tales condiciones no hay libre elección sino que siempre se elige lo que el Capital y su Estado quieren. Votes al partido que votes, digas si o digas no, siempre estás eligiendo lo que el capital necesita.
En segundo lugar, el voto es para delegar la gestión de nuestros asuntos en una minoría de políticos profesionales y de líderes sindicales a quienes otorgamos un cheque en blanco para que “nos defiendan” cuando lo que hacen siempre –y no puede ser de otra manera- es defender los intereses del capital y del Estado.
Al trazarnos como objetivo de lucha el Referéndum, los sindicatos lo que hacen oponerse y sabotear lo que sería el principio de la solución a los graves problemas que tenemos los trabajadores y la humanidad: las Asambleas Generales y la lucha unitaria, directa y masiva. Estas se basan en la fuerza que da la asociación: unirse de forma solidaria y empática para que cada cual de lo mejor de sí mismo por el objetivo común de todos. Discutir, decidir juntos, responsabilizarse todos de las decisiones tomadas. La lucha autónoma como clase explotada frente a la lucha sindical con su desmovilización y sus trampas.
Smolny 31-8-12
[1] Ver ¡Solidaridad con los trabajadores de la enseñanza! /content/3219/solidaridad-con-la-lucha-de-los-trabajadores-de-la-ensenanza [388]
[2] Ver Ante la escalada represiva en Valencia, https://es.internationalism.org/node/3324 [422] , y ¿Por qué nos consideran sus enemigos? https://es.internationalism.org/node/3330 [420]
[3] Ver Incidentes de Barcelona: el blindaje represivo del Estado https://es.internationalism.org/node/3373 [522] y nuestra hoja ante la jornada del 29 M https://es.internationalism.org/node/3363 [403]
[4] Ver en Apuntes sobre la cuestión sindical https://es.internationalism.org/node/3103 [324] un estudio más teórico e histórico sobre el origen, la naturaleza y la función de los sindicatos.
[5] Hay que señalar que el Señor Walesa pasó de jefe del sindicato a jefe del Estado en los años 90.
[6] Para conocer la experiencia de la huelga de masas en Polonia ver https://es.internationalism.org/node/2307 [523] y https://es.internationalism.org/node/2318 [449] .
[7] Ver Ante la crisis, la respuesta internacionalista contra la respuesta nacionalista https://es.internationalism.org/node/3422 [524]
El capitalismo y todos sus defensores -sean de derecha o de izquierda, populistas o lo que sean- nunca reconocerá que es un sistema reaccionario y obsoleto cuya supervivencia no hace sino traer graves sufrimientos a la inmensa mayoría. Siempre nos venden toda clase de "países milagro" para convencernos de que "algo puede mejorar". Los "nuevos milagros" son actualmente los llamados BRIC: Brasil, Rusia, India y China.
El "boom de la posguerra" llegó a su fin en 1967. Este breve período de relativa prosperidad económica se produjo a raíz de los horrores de la Primera Guerra Mundial, la Gran Depresión y la Segunda Guerra Mundial. El fantasma de la crisis económica volvió a aparecer en ese año. Durante la primera mitad del año, Europa entró en recesión y en el segundo semestre hubo una crisis en el sistema monetario internacional. Desde entonces, el desempleo, la inseguridad, el deterioro de la vida y de las condiciones de trabajo son el pan de cada día de los explotados. Sólo un rápido repaso de los acontecimientos más importantes del siglo XX, uno de los más catastróficos y bárbaros de la historia de la humanidad, es suficiente para entender que el capitalismo se ha convertido, como ocurrió antes con la esclavitud o el feudalismo, en un sistema obsoleto y decadente.
Pero esta crisis histórica del capitalismo fue oscurecida en parte, enterrada bajo una carga de propaganda y mentiras. En cada década, la melodía de siempre: a un país, a una parte del planeta o de un sector económico que llevaba el asunto un poco mejor que los demás, se le daba importancia para crear la falsa impresión de que la crisis no era algo fatal, que era suficiente llevar a cabo eficaces "reformas estructurales" al capitalismo para reactivar e impulsar el crecimiento y la prosperidad. En 1980-1990, Argentina y los "tigres asiáticos" se utilizaron como modelos de éxito, y después del inicio del año 2000 les tocó a Irlanda y a España ...Como siempre, por supuesto, estos "milagros" se convertirían en "espejismos": en 1997, los "tigres asiáticos" resultaron ser tigres de papel. A finales de 1990, Argentina se declaró en bancarrota y ahora Irlanda y España están al borde de la quiebra... En cada ocasión, "el increíble crecimiento" fue financiado recurriendo al crédito y después, las falsas esperanzas se hundieron con el tiempo por la carga de la deuda. Sin embargo, contando con la corta memoria de la mayoría de nosotros, los mismos charlatanes están ahí otra vez. Según ellos, la enfermedad de Europa se debe a razones específicas de su propia creación: dificultades para realizar las reformas y compartir la carga de sus deudas entre sus miembros, la falta de unidad y solidaridad entre los países, de un banco central incapaz de impulsar la economía, ya que no puede imprimir dinero a su antojo.
Pero estos argumentos no se corresponden ni mucho menos con los de un análisis riguroso. ¿La crisis ha golpeado a Europa porque hay una falta de reformas y de competencia y tenemos que aprender de Asia? Tonterías, estos países también están con problemas. ¿La recuperación no está suficientemente puesta bajo el control del Banco Central Europeo y la respuesta está en la impresión de dinero? Eso es una locura: los Estados Unidos y su banco central han defendido todo tipo de creación de dinero desde 2007, pero también se encuentran en mal estado.
El acrónimo "BRIC" se refiere a los cuatro países cuyas economías han tenido más éxito en los últimos años: Brasil, Rusia, India y China. Pero como con Eldorado, esta buena salud es más un mito que una realidad. Todos estos "booms" son financiados en gran parte por la deuda y terminan, como sus predecesores, hundiéndose en el horror de la recesión. Además, ese mal viento está ahora mismo sobre nosotros.
En Brasil, el crédito al consumo se ha disparado en la última década. Pero, como en los Estados Unidos entre 2000 y 2010, los "hogares" son cada vez menos capaces de mantenerse al día con sus pagos. El atraso en el pago de deudas por parte de los trabajadores ha batido en esta ocasión todos los récords. Peor aún, la burbuja inmobiliaria parece idéntica a la que se vivió en España antes de que explotara: grandes y nuevos complejos de viviendas recientemente construidos se encuentran totalmente vacíos.
En Rusia, la inflación está fuera de control: ha alcanzado oficialmente el 6%, pero parece más acertado un 7,5%, según analistas independientes. Y los precios de frutas y verduras se han disparado en los meses de junio y julio, ¡subiendo casi un 40%!
En la India, el déficit presupuestario se está ensanchando peligrosamente (se estima en 2012 que es el 5,8% del PIB). El sector industrial se encuentra en recesión (-0,3% en el primer trimestre de este año), el consumo se está reduciendo bruscamente, la inflación es muy fuerte (7,2% en abril, y el pasado octubre los precios de los alimentos habían subido casi un 10%). El mundo financiero ahora considera a la India un país en el que supone un riesgo invertir: lo califica como triple B (la calificación más baja en la categoría denominada de "calidad inferior a la media"). Se encuentra bajo la amenaza de ser pronto clasificada junto a los países que se consideran “malas inversiones”.
La economía de China sigue aminorándose y cada vez hay más señales de peligro. La actividad manufacturera se contrajo en junio por octavo mes consecutivo. Los precios de los apartamentos se han derrumbado y los sectores relacionados con la construcción son cada vez menos activos. Un ejemplo muy claro: la ciudad de Pekín por sí sola, tiene el 50% de sus viviendas vacías, más que en todos los EEUU (hay 3,8 millones de viviendas vacías en Pekín en comparación con las 2,5 millones que hay en América). Pero lo más preocupante sin duda alguna, es el presupuesto del Estado para las provincias. En efecto, si el Estado no se ha colapsado oficialmente bajo la deuda, es sólo por el hecho de que la carga de la deuda cae toda sobre éstas. Muchas provincias están al borde de la quiebra. Los inversores son conscientes de la mala salud de los BRIC, por lo que evitan estas cuatro monedas: el real, el rublo, la rupia y el yuan, como si fueran la peste (han ido cayendo de forma continua durante meses).
La ciudad de Stockton (California) se declaró en quiebra el martes 26 de junio, como ya lo hicieron Jefferson County (Alabama) y Harrisburg (Pennsylvania) antes que ella. Ya durante tres años, los 300.000 habitantes de esta ciudad han soportado todo "sacrificio necesario para la recuperación": recortes en el presupuesto de 90 millones de dólares, el 30% de los bomberos despedidos junto con el 40% de otros empleados municipales, un recorte de 11.2 millones de dólares en los salarios de los empleados municipales, una reducción drástica de los fondos de pensiones de jubilación…
Este ejemplo concreto muestra el verdadero estado de decadencia de la economía de los EEUU. Los hogares, las empresas, los bancos, las ciudades, los estados y el gobierno federal, cada sector está literalmente enterrado bajo montañas de deuda que nunca será liquidada. En este contexto, la futura negociación entre los republicanos y los demócratas cuando el pico de la deuda se eleve este otoño es muy probable que se convierta en un psicodrama como ocurrió el verano pasado. Podemos decir que la burguesía estadounidense se enfrenta a un problema imposible de resolver: tiene que generar aún más deuda para reactivar la economía mientras debe, al mismo tiempo, reducir su deuda para evitar la quiebra.
Cada parte deudora de la economía es una bomba de relojería: aquí hay un banco cerca de la bancarrota, allí hay una ciudad o una empresa casi en quiebra... y si la bomba explota, simplemente nos podemos sentar a ver la consecuente reacción en cadena. Hoy en día, la "burbuja de préstamos estudiantiles" es una preocupación para el mundo financiero. Estudiar es cada vez más caro y la gente joven encuentra cada vez menos trabajo al salir de sus cursos universitarios. En otras palabras, los préstamos estudiantiles se están haciendo cada vez más esenciales y el riesgo de que la deuda no sea pagada se está volviendo cada vez más probable. Para ser más específicos:
Este ejemplo es muy significativo para ver en qué se ha convertido el capitalismo: en un sistema enfermo que cada vez tiene menos futuro. Los jóvenes en Norteamérica –y cada vez en más países a medida que se ha ido generalizando el sistema de estudiar mediante créditos a “devolver cuando se encuentre un trabajo”- sobreviven encadenados a una carga de deuda comprometiendo un futuro salario que probablemente no va a llegar nunca. No es una casualidad que en los Balcanes, en Inglaterra y en Quebec, las nuevas generaciones hayan montado grandes manifestaciones en los últimos dos años debido al aumento del costo de la inscripción para los cursos universitarios. Ahogándose en la deuda durante 20 años y ante la perspectiva del desempleo y la caída salarial en los próximos años, este es el símbolo perfecto de que el capitalismo no tiene un futuro que ofrecer a la humanidad.
Los Estados Unidos, al igual que Europa, al igual que todos los países del mundo, están enfermos, y no habrá un momento real y duradero en el que se nos permita respirar tranquilos bajo el capitalismo, porque este sistema de explotación es la raíz de la infección.
Después de leer este artículo, ¿alguien puede seguir esperando y creyendo que un "milagro económico" es todavía posible? Si usted es una de esas personas... tenga en cuenta que el presupuesto del Vaticano está en números rojos.
World Revolution, sección en Gran Bretaña de la CCI
[1] En el texto original en inglés se hace un juego de palabras con “BRICs” y “bricks” (que significa ladrillos), cuya pronunciación es la misma.
En la CCI tratamos de dar cabida a textos, informes, comentarios, debates, de compañeros que combaten por la abolición mundial de la explotación capitalista. El texto que publicamos a continuación procede de un compañero de Chile. Nos parece expresa una visión proletaria revolucionaria y, sobre todo, internacionalista que saludamos con calor. Es una contribución a una situación social especialmente agitada por las movilizaciones estudiantiles. En ese aspecto lo vemos como un punto de partida para un debate con nuevas contribuciones a lo que animamos a quienes estén interesados.
Estimados compañeros
Como les dije en mi mail anterior, últimamente han surgido en Chile grupos de jóvenes y estudiantes que rompen con la izquierda "oficial" o "tradicional" chilena. A dicha generación pertenezco yo: la juventud que nació y ha vivido en "Democracia". Antes de referirme a aquellos movimientos, voy a hablar sobre el contexto político chileno.
En 1989, la Dictadura Cívico-Militar llegó a su fin luego de un plebiscito y una posterior elección presidencial en la que resultó vencedor Patricio Aylwin Azócar, dirigente del Partido Demócrata Cristiano. Este partido pertenece a una coalición llamada Concertación de Partidos por la
Democracia, conformada actualmente por otras tres organizaciones más: el Partido Socialista, el Partido Radical Socialdemócrata y el Partido Por la Democracia (a estos yo los llamo "los trillizos", pues son idénticos). La Concertación se identifica como una coalición política de "Centro-Izquierda", debido a que está conformada por el PDC (cuya ideología es socialcristiana de centro) y los tres partidos mencionados en la oración anterior (de tendencia socialdemócrata). La Concertación gobernó Chile durante 20 años (1990-2010), enfrentándose en cada elección presidencial a la Alianza por Chile (recientemente rebautizada como Coalición por el Cambio), un pacto conformado por dos partidos de derecha: la Unión Demócrata Independiente (partido ultra-conservador, muy vinculado al Opus Dei) y Renovación Nacional (partido derechista "más secular", aunque no menos conservador que el anterior). La Coalición por el Cambio es la heredera del pensamiento político de la Dictadura Cívico-Militar cuyo rostro más visible fue Augusto Pinochet. De hecho, la gran mayoría de sus dirigentes fueron altos funcionarios del gobierno de facto de ese entonces.
Además de las dos coaliciones ya señaladas, es menester mencionar a los partidos y movimientos de la Izquierda "Oficial", los que no han tenido mayor éxito en las elecciones. Entre ellos el más simbólico es el Partido "¿Comunista?" de Chile, fundado en 1912 bajo el nombre de Partido Obrero
Socialista. Provengo de una familia de militantes del PCCh, así que conozco de cerca el pensamiento y la historia de esta organización política. Al igual que la gran mayoría de los actuales partidos "comunistas" del mundo, son férreos defensores del Capitalismo de Estado (al que ellos llaman
"socialismo").
Como en toda democracia, los proletarios han sido chantajeados por todos estos partidos. Tanto la Derecha como la Izquierda evocan a "los pobres" o a "los más necesitados" en sus discursos. Durante la Dictadura, un grupo de dirigentes de la Derecha decidió modificar su actitud hacia el "pueblo". Me
refiero a los fundadores de la UDI (Unión Demócrata Independiente), quienes en ese entonces eran jóvenes profesionales que trabajaban para la dictadura. Provenían de las familias más acaudaladas de Chile (Errázuriz, Larraín, etc), las que habían sufrido expropiaciones durante el gobierno de
la Unidad Popular (1970-1973). Para cambiar esta imagen tan elitista que caracteriza a la Derecha chilena, la UDI en sus discursos repite hasta la náusea las ya mencionadas expresiones ("los pobres", "los más necesitados"). Esta nueva actitud ha dado sus frutos: La UDI cuenta con "dirigentes poblacionales" en los barrios bajos, a través de los cuales adoctrina a los sectores más pobres del proletariado. Entre estos sectores del proletariado abundan los adeptos al Pentecostalismo, lo que los convierte en blancos fáciles de la UDI en su campaña de adoctrinamiento "popular". Recuerden que este partido está estrechamente vinculado al Opus Dei, institución católica que tiene mucho en común con el Pentecostalismo (aversión a la homosexualidad, oposición al aborto, "principios divinos" incuestionables, etc.).
El Partido "Comunista" y los tres partidos socialdemócratas de la Concertación no se quedan atrás. Ellos se infiltran en el proletariado a través de sindicatos y federaciones estudiantiles. Nos chantajean diciendo que votemos por ellos, pues de lo contrario le estaríamos "haciendo el juego a la derecha". La Concertación ganó cuatro elecciones presidenciales debido a este tipo de chantajes. Nos decían que si ganaban la UDI y RN volveríamos a los tiempos de la Dictadura. En la última campaña presidencial (2009-2010) transmitieron un spot llamado "No da lo mismo... Vamos Chile!"[1], en el cual instaban a no votar por la Derecha mediante falacias populistas y patrioteras. El Partido "Comunista", cuyos candidatos obtienen ínfimos resultados en las elecciones presidenciales de primera vuelta, llamó a votar por la Concertación en la segunda vuelta argumentando que ésta era un "mal menor" frente a la Derecha. A pesar de esta campaña "anti-derecha", Sebastián Piñera (candidato de la Coalición por el Cambio) fue electo presidente el 17 de enero de 2010. ¡Y nada ha cambiado!
La juventud proletaria, dándose cuenta de esta situación, ha reaccionado negándose a participar en las elecciones de la burguesía y asociándose en colectivos de estudiantes. La mayoría de estos movimientos se auto-identifican como "marxistas libertarios" o como adherentes del Anarquismo, doctrina que jugó un rol muy importante en la génesis del movimiento obrero en Chile (fines del siglo XIX y comienzos del XX). Sin embargo, el Anarquismo chileno decayó a mediados del siglo XX.
Muchos de sus adeptos se unieron a partidos o movimientos de "izquierda" como el PCCh, el MIR, el MAPU[2], etc. En la década de 1990 resurge el Anarquismo debido a la difusión de la música "Punk". El Punk, aun cuando sus seguidores sostengan lo contrario, es un movimiento meramente estético. Por
consiguiente, los primeros movimientos "anarquistas" de la década del '90 no se sustentaban en una ideología clara. Esta carencia de sustento ideológico ha sido aparentemente saneada con el paso del tiempo. Sin embargo, aún es posible hallar en ellos ciertas falencias.
A continuación expondré algunas ideas o principios que me hacen discrepar con los "anarquistas" o "libertarios" chilenos[3]:
En este punto me voy a referir al portal "hommodolars.org". Éste ha reproducido recientemente un artículo[4] extraído del blog "revistakiebre.wordpress.com", en el que se reivindica a la Vanguardia
Organizada del Pueblo. La VOP fue un movimiento "de izquierda" sin ideología clara[5] que proponía la lucha armada en contra del gobierno de Allende, pues lo consideraba reformista. Propugnaba como métodos de lucha el ajusticiamiento de autoridades y toda forma de violencia dirigida contra
éstas. Estuvieron involucrados en la muerte de Edmundo Pérez Zujovic, dirigente del Partido Demócrata Cristiano y un exitoso hombre de negocios.
Pérez Zujovic, quien fue Ministro del Interior durante el gobierno de Eduardo Frei Montalva (1964-1970), ordenó el desalojo violento de una toma de terreno en Puerto Montt el 9 de marzo de 1969. Durante este desalojo, diez pobladores fueron asesinados por Carabineros de Chile. La reivindicación de la "lucha revolucionaria" del VOP que hace Hommodolars no es casual, pues varios grupos anarquistas también creen en la efectividad de los métodos que este movimiento propugnaba.
El anarquismo chileno ha logrado trascendencia mediática debido al Caso Bombas[6], un proceso judicial en que se acusó a varios jóvenes okupas por los delitos de colocación de artefactos explosivos y "asociación ilícita terrorista". Los medios de comunicación jugaron un rol muy importante en
estigmatizar y caricaturizar a los imputados. Si bien las explosiones de bombas en bancos efectivamente ocurrieron, el Ministerio Público (o Fiscalía) no pudo comprobar la responsabilidad individual de los imputados, ya que las pruebas presentadas fueron extremadamente burdas (por ejemplo, se utilizó como prueba acusatoria la posesión de un póster de Axl Rose[7]).
El 1º de junio de 2012 fueron absueltos los últimos imputados del Caso Bombas. Me llamó la atención que muchos anarquistas consideraran a esta absolución como una "victoria" ¿Acaso ser utilizado por una institución de la burguesía, como lo son los tribunales de justicia, es razón para
festejar?
Además del Caso Bombas, hay otros hechos por los que el anarquismo chileno ha sido mencionado en los medios de comunicación. Me refiero a la muerte de Mauricio Morales y el juicio en contra de Luciano Pitronello. El primero fue un joven okupa que falleció luego de que le explotara una bomba que llevaba en su mochila. Conocidas son entre los anarquistas chilenos las siguientes palabras de Morales[8]: «Armate y sé violento, hermosamente violento, hasta que todo reviente. Porque recuerda que cualquier acción violenta contra estos promotores de la desigualdad, está plenamente
justificada por los siglos de infinita violencia a la que nos han sometido. …Armate y combate el terrorismo, quema, conspira, sabotea y sé violento, hermosamente violento, naturalmente violento, libremente violento». Luciano Pitronello es otro joven okupa que perdió una mano y sufrió graves
quemaduras en la otra, luego de intentar colocar un artefacto explosivo en una sucursal bancaria.
¿Por qué me opongo a la idea de reivindicar toda forma de violencia "en contra del sistema"? Porque experiencias pasadas nos enseñan que los bombazos, los "ajusticiamientos" a autoridades específicas y cualquier agresión individual son contraproducentes a la lucha del Proletariado. Un caso paradigmático es el de Severino di Giovanni, un inmigrante italiano que se hizo conocido en Argentina por sus diversos atentados (tampoco es casualidad que su figura también sea reivindicada por Hommodolars[9]). Entre los atentados que se le adjudican, se encuentran: la voladura de la embajada de EE.UU. en Argentina (como consecuencia del asesinato de Sacco y Vanzetti), la voladura del "City Bank" en el centro porteño, y la voladura del consulado italiano en Buenos Aires (donde se hallaban reunidos los mejores hombres de Mussolini en Argentina) donde murieron siete fascistas,
lo que provocó gran parte de la antipatía del resto de los grupos anarquistas y su condena en los periódicos[10]. Di Giovanni fue fusilado el 1º de febrero de 1931 por orden del gobierno argentino de entonces.
¿Para qué realizar actos de violencia cuyas víctimas más perjudicadas terminamos siendo nosotros y no nuestros adversarios (la burguesía)? Tanto di Giovanni como Mauricio y Luciano en realidad son víctimas y no "héroes" como afirman algunos compañeros. Creyeron que era posible derrotar al Capitalismo mediante ataques individuales, pero se equivocaron. Para acabar con el Capitalismo necesariamente deberemos recurrir a la violencia, pues es ingenuo creer que la Burguesía abandonará voluntariamente sus privilegios. Sin embargo, en dicha violencia todos los proletarios debemos participar. Para lograr la participación total en la lucha contra el capitalismo, es menester primero promover la Conciencia de Clase entre aquellos proletarios que han sido adoctrinados por elementos de la burguesía (como es el caso de los adeptos al pentecostalismo y los miembros
de sindicatos).
He leído artículos de la CCI en que critican a las "luchas parciales" y estoy plenamente de acuerdo con ellos. Las "luchas parciales" son producto del liberalismo y la socialdemocracia. Ambas ideologías instan al proletariado a que luche por sus "derechos civiles", provocando su división en "minorías" de cualquier denominación. Un ejemplo de cómo las "luchas parciales" se encuentran presentes incluso entre los anarquistas chilenos es "metiendoruido.com". Respondiendo a la pregunta "¿Quiénes somos?"[11], los chicos de Metiendo Ruido señalan que «Revindicamos la lucha que se afronta con alegría, y también la digna rabia de Marcos en Chiapas, de lxs trabajadorxs explotadxs, de lxs indígenas menospreciadxs, de mujeres y diversidades sexuales discriminadxs, y de la naturaleza maltratada». Asimismo, cuentan con una categoría de "secciones" en las que
precisamente mencionan a variadas "luchas parciales".
Otra falencia de Metiendo Ruido, además de la cuestión de las "luchas parciales", es que sólo se limitan a criticar al capitalismo de "libre mercado" (o Neoliberalismo[12]). Esto lo pueden comprobar leyendo "¿Quiénes somos?" antes mencionado.
La Nación Mapuche es un pueblo indígena oriundo del sur de Chile. En el siglo XVI entró en contacto con la "Civilización" Occidental y si bien no fueron nunca dominados por los españoles, adoptaron varios de sus usos y costumbres. Recientemente, publiqué un comentario respecto a la Cuestión Mapuche en la imagen de un anarquista que los reivindica (en realidad, no conozco anarquista que no apoye al Nacionalismo Mapuche).
Mi reflexión fue la siguiente:
«Compas, ¿Qué tiene que ver la defensa de una cultura o nación (en este caso la Nación Mapuche) con el Anarquismo? ¿Me podría citar algún texto de un autor anarquista en el que se reivindiquen las luchas en defensa de la "identidad nacional"? La represión policial es deleznable y es menester
estar del lado de las víctimas de ésta. Sin embargo, ¿debemos apoyar y promover el Nacionalismo Mapuche? En la Era del Capital todo "pueblo" o "nación" se haya dividido en dos clases antagónicas (burgueses y proletarios) y los mapuches no son la excepción. Muchos empresarios de origen mapuche están, tanto o más interesados, en la recuperación de tierras y en la defensa de su cultura ancestral como sus "peñis" más pobres. El periodista Pedro Cayuqueo, uno de los fundadores de Wallmapuwen[13] (Partido Nacionalista Mapuche), habla sobre la burguesía mapuche en su columna de opinión "Los Mapuches ABC1"[14] publicada en elpost.cl. Si algún día el "Pueblo Mapuche" logra que el Estado de Chile les reconozca algún grado de autonomía política, será esta élite la que se posicionará a la cabeza de sus "compatriotas"
La experiencia histórica demuestra que los conflictos entre "naciones" o "grupos étnicos" son siempre liderados por sus respectivas clases dirigentes. La burguesía inocula el veneno del nacionalismo en la conciencia del proletariado y lo utiliza como simple "carne de cañón". Un ejemplo es el Conflicto Palestino-Israelí, en el cual han perdido sus vidas parias de ambas partes mientras sus dirigentes estrechan sus manos en "reuniones diplomáticas". Otro ejemplo es Sudáfrica, país que durante casi medio siglo estuvo sometido a un sistema de segregación racial conocido como "Apartheid". Este régimen racista llegó a su fin en 1994, cuando el líder del Congreso Nacional Africano (Nelson Mandela) ganó las primeras elecciones en que participó la población negra. Así como en Chile nos dijeron que tras la caída de la dictadura de Pinochet "venía la alegría", en Sudáfrica el proletariado fue chantajeado con el surgimiento de "la nación del arco iris". ¡Que gran farsa! Recientemente un grupo de mineros sudafricanos fue masacrado a balazos por la policía. En tiempos del Apartheid, eran policías blancos los encargados de reprimir las manifestaciones. Ahora son policías negros quienes reprimen a mineros de su "misma raza"[15]. ¿Creen ustedes que la "autodeterminación" del "Pueblo Mapuche" mejorará las condiciones de vida de su proletariado? Insisto, la experiencia histórica nos dice otra cosa.
¿Qué actitud debemos adoptar entonces frente al Nacionalismo Mapuche? La misma actitud hostil que tenemos frente al Nacionalismo Chileno. El Nacionalismo Mapuche podrá ser "menos poderoso" que su contraparte chilena, pero no menos peligroso. La burguesía pone en práctica el principio "divide y vencerás". Ella disfruta cuando nos involucramos en disputas ajenas a la lucha de clases. Ya lo decían Marx y Engels en el Manifiesto Comunista: "Los obreros no tienen patria". Sólo les faltó decir que tampoco tenemos "raza" o "grupo étnico".
¡Ni chilenos, ni mapuches! ¡PROLETARIOS!»
La respuesta del compañero fue escueta y poco convincente: «Mucho compa en el anarquismo está por la libre determinacion de los pueblos, y por el resguardo de su cultura y en defensa de sus tierras la libertad es parte fundamental del anarquismo y no confundir Nacion con Estado».
Compañeros, finalizo mi crítica respecto al nuevo anarquismo chileno. Como bien me señalaron en su mail anterior, hay que ser pacientes con las falencias de estos compañeros y tener esperanzas en que las superarán.
¡Saludos comunistas!
[2] MIR: Movimiento de Izquierda Revolucionaria, organización de orientación “marxista-leninista”, fundada en 1965 y que apoyó de forma “crítica” el gobierno de Allende (1970-73). MAPU: Movimiento de Acción Popular Unitaria, grupo también “más a la izquierda” que apoyó igualmente de forma “crítica” el Gobierno Allende [nota de la CCI]
[3] En un correo posterior, el compañero, con gran espíritu crítico y de apertura, nos plantea lo siguiente acerca del movimiento anarquista «es menester señalar que el anarquismo chileno no es homogéneo (cometí el error de no dejarlo claro)»
[5]"La VOP era un revoltijo. Ronald Rivera Calderón -su líder- se definía como marxista, leninista, guevarista, trotskista y maoísta" www.hommodolars.org/web/spip.php?article4555 [528].
[6]https://www.theclinic.cl/2012/06/01/caso-bombas-la-historia-de-un-proceso-que-podria-explotar-en-la-cara-a-hinzpeter/ [529]
[7] https://www.cooperativa.cl/caso-bombas-fiscalia-retiro-polemico-poster-de-axl-rose-como-prueba/prontus_nots/2011-05-24/125358.html [530]
[11] metiendoruido.com/¿quienes-somos.
[12] Nota de la CCI: para ilustrar esta cuestión ver nuestro artículo ¿Crisis del neoliberalismo o crisis del capitalismo? https://es.internationalism.org/node/2380 [534]
[15] [Nota de la CCI] Ver en nuestra Web Matanza en Sudáfrica: la burguesía lanza sus sindicatos y su policía contra la clase obrera, https://es.internationalism.org/node/3453 [537]
Millón y medio de personas se manifestaron el pasado 11 de septiembre en Barcelona a favor de que Cataluña “tenga un Estado propio dentro de Europa”.
Este acontecimiento ha sido enfocado desde muy diferentes lecturas: ¿es viable la independencia de Cataluña?¿Por qué Cataluña pretende “divorciarse” de España? ¿Vivirán mejor los catalanes con la independencia? ¿Es cierto que Cataluña aporta más a España de lo que recibe de ésta? ¿Habría que pasar a un Estado federal?
Sin embargo, una lectura ha estado ausente: la del punto de vista del proletariado, la clase social que representa por su lucha histórica el porvenir de la humanidad. Es una lectura en clave de lucha de clases, en términos de nación o clase.
El día 11 vimos a Felip Puig -conseller de Interior de la Generalitat catalana, impulsor de una violenta represión contra las manifestaciones masivas del año pasado, urdidor de turbias provocaciones policiales contra los manifestantes[1]- desfilar rodeado amistosamente de sus víctimas, jóvenes parados o precarios. Vimos a 9 de los 11 consellers de un gobierno que ha sido pionero en aplicar crueles recortes en sanidad y educación, andar codo con codo con sus víctimas: las enfermeras o médicos que han perdido más del 30% de sus salarios o los usuarios que tienen que pagar un euro cada vez que van a la consulta. Vimos a patronos, policías, curas, políticos, líderes sindicales, compartir calle con sus víctimas: parados, trabajadores, jubilados, emigrantes… Una atmósfera de UNION NACIONAL presidió la concentración. El Capital se hizo acompañar por sus víctimas –la mayoría explotada- convirtiéndolas en tontos útiles de sus objetivos egoístas.
Es posible que una parte importante de los asistentes no compartiera el objetivo de la independencia, quizá estuviera allí porque están hartos de recortes, de paro, de no futuro; pero lo bien cierto es que ese malestar ha sido canalizado por el Capital hacia su propio terreno, al terreno de la defensa de la Patria. La rabia de los trabajadores no se ha expresado para su propio interés, menos aún hacia el interés de la liberación de la humanidad, sino única y exclusivamente en beneficio del Capital.
¡Y que no nos digan que la lucha por la independencia de Cataluña debilita al Capital español! ¡Que no nos vendan el cuento de que apoyando a Cataluña avivamos las “contradicciones” del Capital, entre sus fracciones españolista y catalanista!
Si el proletariado lucha bajo banderas que no son suyas –y la bandera nacional es la más ajena a sus necesidades e intereses- entonces REFUERZA al Capital y a todas y cada una de sus fracciones. Es posible que avive las contradicciones entre ellos pero estas se canalizan dentro de sus crisis, sus guerras, sus conflictos de gánsteres, sus peleas de familia, es decir, pasan a formar parte del engranaje de barbarie y destrucción con el que el sistema capitalista atrapa a la humanidad.
La nación no es la comunidad de todos los nacidos en la misma tierra sino la finca privada del conjunto de capitalistas a través de la cual organizan la explotación y la opresión de sus “amados conciudadanos”[2]. No es ninguna casualidad que el lema de la manifestación haya sido que “Cataluña tenga un Estado propio”. La nación, esa palabra “entrañable”, es inseparable de ese monstruo –nada entrañable, frío e impersonal- que es el Estado con sus cárceles, sus tribunales, sus ejércitos, sus policías, su burocracia.
El señor Mas ha prometido un referéndum, no sabemos qué preguntará pero lo que si sabemos es lo que pretenden tanto él como sus colegas españolistas: hacernos elegir entre 3 opciones a cual peor: ¿Quiere que los ajustes y recortes se los aplique el Estado español? ¿Quiere que les sean impuestos en el marco de la “construcción nacional de Cataluña”? o ¿Quiere que se los propinen conjuntamente el Estado español y el aspirante catalán? El Capital en España cuenta con dos patrias para imponer la miseria: la española y la catalana.
¿Qué mecanismos hacen que los trabajadores desfilen con sus verdugos, quienes, como decía un jefe de policía español –colega del Señor Puig- los ven como “el enemigo”[3]?
Hay varios pero a nuestro juicio los más importantes son 3:
La descomposición del capitalismo. Si desde las primeras décadas del siglo XX el capitalismo entró en su época de decadencia, desde hace casi 30 años este proceso se ha agravado dando lugar a una situación que hemos identificado como la descomposición del capitalismo[4]. En el plano político, esta descomposición aguda se manifiesta en la tendencia a una irresponsabilidad creciente de las distintas fracciones de la burguesía cada vez más enfangadas en el “cada uno a la suya” que con la agudización de la crisis se traduce en el “Sálvese quien pueda”. El Señor Mas cuando fue a Madrid el 13 de septiembre a recoger los réditos de la manifestación del 11 dijo que España y Cataluña eran como dos cónyuges que ya no se soportan. Tenía razón, las naciones son “matrimonios de conveniencia” entre diferentes fracciones de la burguesía; dada la crisis y descomposición del capitalismo, en su seno es cada vez más difícil fraguar un proyecto mínimamente serio que aglutine a sus diferentes fracciones. Esto hace que cada una tienda a hacer su propio juego aún a sabiendas que tampoco éste le va a dar alguna perspectiva. Las naciones se ven cada vez más asaltadas por un torbellino de tendencias centrífugas: en Canadá, Quebec ya no quiere vivir en la Federación, en Gran Bretaña el independentismo florece en Escocia.
Pero el drama es que estas tendencias afectan y contaminan al proletariado que vive rodeado de la pequeña burguesía –caldo de cultivo de la descomposición social- y sometido a la presión que ejercen las conductas cínicas y corruptas de la clase dominante así como a la propaganda que esta difunde. El proletariado debe combatir los efectos de esta descomposición social, desarrollando los anticuerpos necesarios: a un mundo de competencia desenfrenada debe oponer una lucha solidaria; a un mundo que se disgrega en pedazos con gobernantes aspirantes a reyezuelos de Taifas, debe oponer su unidad internacional; a un mundo de exclusión y xenofobia, debe oponer su lucha inclusiva e integradora …
Las dificultades de la clase obrera. Actualmente, el proletariado no tiene confianza en sus propias fuerzas, la mayor parte de los obreros no se reconocen como tales. Este fue el talón de Aquiles de los movimientos de indignados en España, Estados Unidos etc., que pese a los elementos positivos y cargados de futuro, la mayoría de participantes (precarios, parados, trabajadores individuales…) no se veían como parte de su clase sino como “ciudadanos” lo cual los hacía vulnerables a las mistificaciones democráticas y nacionalistas del capital[5]. Esto explica que los jóvenes parados o precarios, que hace un año ocuparon la plaza Cataluña, hicieron llamamientos a la solidaridad internacional y llegaron a rebautizar la Plaza Cataluña de Barcelona como Plaza Tahrir, hoy se movilicen tras la bandera nacional de sus explotadores.
La intoxicación nacionalista. Pero la burguesía, consciente de las debilidades del proletariado, está jugando a conciencia la baza nacionalista. El nacionalismo no es el patrimonio exclusivo de la Derecha y la extrema derecha, es el terreno común que comparten tanto el arco político que va desde la extrema derecha a la extrema izquierda como las llamadas “organizaciones sociales” (Patronal y Sindicatos).
El nacionalismo de derechas, atado a símbolos rancios y a una repelente agresividad frente a lo extranjero (xenofobia), resulta poco convincente para la mayoría de trabajadores (salvo sectores muy atrasados). El nacionalismo de Izquierda y Sindicatos tiene más gancho pues aparece como más “abierto” y más pegado a los asuntos cotidianos. Así, el discurso nacionalista de la izquierda nos propone una “salida nacional” a la crisis, para lo que piden una “distribución justa” de los sacrificios. Esto, aparte de que justifica los sacrificios con el señuelo de “hacer pagar a los ricos”, nos inocula la visión nacional pues nos presenta una “comunidad nacional” de trabajadores y patronos, de explotadores y explotados, todos unidos por la “marca España”. ¿En qué se diferencia esto del “patronos y obreros vamos en el mismo barco”, que decía José Antonio, líder del fascismo español?
Otro de los discursos preferidos de Izquierda y Sindicatos es que “Rajoy impone los recortes porque no defiende España y es un criado de Merkel”. El mensaje que se desprende es que la lucha contra los recortes sería un movimiento nacional contra la opresión alemana y no como lo que es: un movimiento por nuestras necesidades humanas contra la explotación capitalista. Además, Rajoy es tan españolista como lo fue Zapatero o como lo sería un hipotético gobierno de Cayo Lara. Ellos defienden España imponiendo sangre, sudor y lágrimas a los trabajadores y a la gran mayoría.
Las movilizaciones sindicales del 15 de septiembre han sido convocadas porque “quieren hundir el país”, lo que significa que los trabajadores debemos luchar no por nuestros intereses sino para “salvar el país”. Esto nos coloca en el terreno del Capital, el mismo que Rajoy quien pretende salvar España a costa del sacrificio de los trabajadores.
Los grupos que se han quedado con “la marca 15 M” defienden cosas “más radicales” pero no menos nacionalistas. Dicen que hemos de luchar por la “soberanía alimentaria”, lo que quiere decir que hemos de producir español y consumir español. Del mismo modo, hablan de hacer “auditorias a la deuda” para rechazar aquellas deudas que “se habrían impuesto ilegítimamente a España”. Una vez más, educación nacionalista pura y dura. Izquierda, Sindicatos y los restos fraudulentos del 15 M realizan una conspicua labor de “formación del espíritu nacional”. En tiempos del dictador Franco la asignatura de Formación del Espíritu Nacional era obligatoria, hoy desde todas las tribunas nos la imparten democráticamente haciéndonosla tragar lo queramos o no .
¡Y no pensemos que toda esta matraca nacionalista es exclusiva de España! La sirven en todos las salsas en los demás países. En Francia, el señor Melenchon, líder del supuestamente radical Frente de Izquierdas, proclama que « la batalla contra el tratado [de Estabilidad que se dispone a firmar el también “radical” aunque “tranquilo” Hollande] “es un nuevo episodio revolucionario por la soberanía y la independencia»[6] ¡ni que estuviéramos en tiempos de Juana de Arco!.
La matraca nacionalista tiene como fin enfrentarnos a unos trabajadores contra otros. A los trabajadores alemanes que están sufriendo sueldos de 400 € y pensiones de 800 se les dice que los sacrificios son culpa de los trabajadores de Europa del Sur “unos vagos que han vivido por encima de sus posibilidades”. Pero a los trabajadores de Grecia se les dice que su miseria es causada “por el mantenimiento de los privilegios y lujos de los trabajadores alemanes”. En París les dicen que “es mejor que haya despidos en Madrid para no imponerlos en Francia”.
Como se ve, nos lían con un nudo gordiano de mentiras que hay que romperlo comprendiendo que la crisis es mundial, el desempleo es mundial, los recortes se dan en todos los países. Pero el planteamiento nacional con el que nos machacan provoca que solo veamos los 700 mil parados de Cataluña o a lo sumo los 5 millones en España en lugar de ver los más de 200 millones en el mundo. Que solo veamos los recortes en Cataluña y en España y no veamos los dos enormes paquetes de recortes que se ha impuesto por ejemplo a los trabajadores “privilegiados” de Holanda. Que solo veamos “nuestra miseria” y no la miseria mundial. Cuando todo se ve según la estrecha, mezquina y excluyente óptica nacional, se tiene la mente preparada para creer en cuentos de la lechera como el que propaga el Señor Mas de “si pagaran los 10.000 millones que se deben a Cataluña no haría falta hacer recortes”, versión regional del “si España no estuviera tan atornillada por Alemania habría dinero para sanidad y educación”.
Contra la división del mundo en Estados-nación la lucha por la comunidad humana mundial
El capitalismo ha formado un mercado mundial, ha generalizado a todo el planeta el reino de la mercancía y el trabajo asalariado. Pero este solamente puede funcionar por el trabajo asociado del conjunto de trabajadores del mundo. Un automóvil no es obra de un obrero individual, tampoco lo es de los obreros de la fábrica, ni siquiera, de la nación donde ha sido fabricado. Es un producto de la cooperación de muchos trabajadores de distintos países e igualmente de distintos sectores: no solo del automóvil sino de la metalurgia, el transporte, la educación, la sanidad…
El proletariado tiene una fuerza fundamental frente al capitalismo: ser el productor asociado de la mayoría de productos y servicios. Pero tiene igualmente una fuerza cara a dar un futuro a la humanidad: el trabajo asociado que liberado de las cadenas capitalistas –el Estado, de la mercancía y del salariado- permita a la humanidad vivir de manera solidaria y colectiva, consagrada a la plena satisfacción de sus necesidades y las del progreso del conjunto de la naturaleza.
Pero para ello debe orientarse hacia la solidaridad internacional de todos los proletarios. Atado a la nación, el proletariado se verá atado a la miseria y toda clase de barbaries; atado a la nación, se envenenará con patrañas insolidarias, xenófobas, excluyentes, patrióticas…Atado a la nación aceptará la división y el enfrentamiento en sus filas.
¡Ninguna solidaridad con nuestros explotadores! Nuestra solidaridad debe dirigirse a los obreros de Sudáfrica machacados por sus pretendidos “liberadores negros”[7], nuestra solidaridad debe orientarse hacia los jóvenes y trabajadores palestinos que actualmente se manifiestan contra sus explotadores del mini-Estado palestino. Nuestra solidaridad está con los obreros de todos los países.
¡La unidad y la solidaridad no es con “nuestros conciudadanos” capitalistas de España o Cataluña sino con los obreros y explotados del mundo entero!
¡Los proletarios no tienen Patria!
Acción Proletaria 16-9-12
[1] Para comprender la catadura moral y las proezas represivas del Señor Puig ver ¿Qué hay detrás de la campaña contra los "violentos" en torno a los incidentes de Barcelona? en https://es.internationalism.org/node/3130 [421] e Incidentes en Barcelona el 29-M: el blindaje represivo del Estado, en https://es.internationalism.org/node/3373 [522]
[2] Ver nuestro folleto Nación o Clase, https://es.internationalism.org/node/968 [539]
[3] Ver ¿Por qué nos consideran sus enemigos? https://es.internationalism.org/node/3330 [420]
[4] Ver para ello nuestras Tesis sobre la descomposición en Revista Internacional nº 62 /revista-internacional/200510/223/la-descomposicion-fase-ultima-de-la-decadencia-del-capitalismo [13]
[5] Para un balance crítico de los movimientos de 2011, ver 2011: de la indignación a la esperanza, https://es.internationalism.org/node/3349 [460] y Movimiento de indignados en España, Grecia e Israel, de la indignación a la preparación de combates de clase en Revista Internacional nº 147, /revista-internacional/201111/3264/movimiento-de-indignados-en-espana-grecia-e-israel-de-la-indignaci [540]
[7] Ver Matanza en Sudáfrica, la burguesía lanza a sus sindicatos y su policía contra la clase obrera, https://es.internationalism.org/node/3453 [537] y Masacre de Marikana, lecciones de la experiencia sudafricana, https://es.internationalism.org/node/3468 [542]
Publicamos a continuación el análisis de una huelga en Turquía realizado por nuestra sección en dicho país. Agradecemos a un compañero próximo la traducción del inglés. El proletariado es una clase mundial y necesita el internacionalismo para desarrollar su lucha y avanzar hacia una revolución mundial que nos libere de la barbarie capitalista. Internacionalismo para defenderse contra las movilizaciones que quieren arrastrarlo al terreno de la “lucha nacional” como recientemente hemos visto en Cataluña. Internacionalismo para crear lazos crecientes de solidaridad y unidad con los trabajadores de todos los países. Internacionalismo para aprender de las experiencias de lucha como ésta que vemos en Turquía.
“¿Dónde vais?”“Nos vamos hermano, no trabajamos”“Bien, entonces vamos juntos, no trabajemos”
Los obreros textiles de la zona industrial de Antep (o Gaziantep), ciudad situada junto a la frontera con el Kurdistán turco, han protagonizado recientemente una serie huelgas por la mejora de sus condiciones de trabajo, por una mejora salarial y contra los recortes de diversos pluses. La huelga, que comenzó con la participación de 3 a 5 mil obreros según las diversas fuentes, rápidamente se extendió a 7 fábricas de la zona, con un total de 7.000 trabajadores implicados.
Respecto a sus condiciones de trabajo - la jornada de trabajo media es de 12 horas- los obreros manifiestan: «Lo que queremos es un salario justo que nos dé lo suficiente para alimentar a nuestras familias y respete nuestros derechos sociales. No queremos nada más. No tenemos nada contra nadie en particular. Ni tenemos intenciones ocultas, sólo queremos lo que nos merecemos»[1].
Un trabajador que participó en la huelga expresa cómo la burguesía turca, que recientemente ha dado un paso adelante en su integración en la red internacional de relaciones imperialistas bajo el eslogan de “convertirse en una superpotencia”, ha estado difundiendo falsas esperanzas en sus “comunicados a la nación”: «Nos dicen que nuestra economía es la mejor, sólo superada por China. Nos dicen que somos pioneros en lo que a exportaciones se refiere. Nadie se pregunta cuál es la situación de los trabajadores, cuánto pan podemos permitirnos cuando volvemos a casa. Nadie se preocupa por nosotros. Llevamos varios días de huelga, y las reivindicaciones de miles de seres humanos son simplemente ignoradas»[2].
Otra característica importante de la huelga es la reacción contra el sindicato Oz-Iplik-Is, perteneciente a la confederación Hak-Is[3], del cual una parte significativa de los huelguistas son miembros. La huelga desde el principio ha transcurrido de forma independiente al margen de la dirección y control del sindicato, que los obreros no han dudado en criticar. El comunicado más claro acerca de la situación fue realizado por Nihat Necati Bencan, el representante del sindicato DISK[4] en la región de Antep, que pensamos que es interesante citar no sólo por la claridad con que muestra la visión de los sindicatos sobre la huelga, sino también por su ironía: «En cambio, las reivindicaciones de los obreros en 5 fábricas se han expresado a través de delegados elegidos por estos. Sin embargo, ninguna de las direcciones de las fábricas está tomando en serio las reivindicaciones y no se están dando los pasos adecuados para abordar la situación. Se necesitan pasos adecuados para solucionar el problema pronto. De otro modo la oleada de huelgas va a continuar y se va extender»[5].
El acuerdo entre el sindicato y el dueño de una fábrica por un incremento salarial ridículo, por ejemplo, es uno de los motivos que desató la huelga. Los obreros, cuando se enteraron de que el sindicato había negociado un incremento del 45 TL, prácticamente cero, se lanzaron de manera inmediata a la huelga. De hecho, Mehment Kaplan, el presidente en la región de Antep del sindicato Oz-Iplik-Is, fue retenido en la fábrica durante un tiempo por los obreros, siendo liberado tras haber tenido que escuchar eslóganes como “¡vendeobreros!”. De este modo, los trabajadores llevaron a la práctica su huelga sin intermediarios y contra el sindicato desde el mismo inicio.
A medida que la huelga avanza los lacayos de la burguesía intentan suprimirla por diferentes medios. El Estado, que envió a sus jaurías de perros a las fábricas desde el mismo comienzo de la oleada de huelgas, se siente muy molesto por las acciones de los obreros fuera del control de los sindicatos. El “consejo” que los policías daban a los trabajadores durante la huelga era revelador: «Si no aceptáis, no encontraréis trabajo en ninguno sitio nunca más. Los empresarios no pueden permitirse más. Aceptadlo y volved al trabajo». Parece que las fuerzas policiales tienen el mismo discurso que la policía de las fábricas, los sindicatos.
Tras 11 días de huelga, esta finalmente terminó con importantes mejoras para los trabajadores. Entre ellas un incremento salarial de 780 TL a 875 TL. Los obreros de la fábrica Motif Textile volvieron al trabajo con un incremento de hasta 905 TL mensuales. También gracias a la huelga, los obreros obtuvieron el derecho a 10 días festivos remunerados.
El atentado que dejó 9 civiles muertos en Antep justo después de la huelga rápidamente transformó la atmósfera de la ciudad y dispersó el ambiente creado por la huelga. En un país como Turquía, donde la opinión pública es tan cambiante y moldeable, las noticias que, como en todos los países, están manejadas por la burguesía, son usadas para frenar movimientos como el descrito y evitar la participación del resto de la clase obrera. De hecho, la clase dominante hace todo lo posible para evitar que los trabajadores ni siquiera sepan de la existencia de estas huelgas. Por ejemplo, mientras los principales medios de turcos de forma repetida informan de la masacre policial contra los mineros en Sudáfrica, sobre las huelgas en la propia Turquía no se dice una palabra, ni en televisión ni en los periódicos. Por supuesto esto no es una sorpresa: forma parte de una estrategia de control de la población. Sin embargo, los obreros que han vivido la huelga como un producto suyo desde luego han salido fortalecidos.
Los empresarios de algunas de las fábricas implicadas han querido que los trabajadores firmaran un documento que leía “Lamento haber participado en el movimiento”. Los obreros se negaron a firmar tales documentos, vistos como una maniobra represiva de los empresarios.
Esta huelga ha significado un antes y un después para el conjunto de la clase trabajadora en Turquía, que últimamente ha vivido una serie de luchas aisladas en una única fábrica o centro de trabajo, como la de Tekel[6], la de los obreros de Hey Textiles que fueron despedidos sin razón alguna, y la huelga de Turkish Airlines.
Algunos detalles nos hablan de la importancia de la huelga. Los trabajadores fueron capaces de hacer frente a casi todas sus necesidades a lo largo de la lucha, aparte de alguna pequeña ayuda que les llegó en la última fase de la huelga. Los obreros actuaron juntos en materias como la comida, el transporte y demás, y tomaron todas sus decisiones por medio de un comité que habían formado. Uno de los elementos más importantes de la huelga fue el hecho de que los trabajadores encontraron la forma de actuar fuera de los sindicatos, siendo los proletarios capaces de tomar la iniciativa y de llevar la lucha por ellos mismos. Por las críticas realizadas hacia los sindicatos durante la huelga, parece evidente que ahora mismo existe una cuestión candente en el medio obrero: No necesitamos a los sindicatos en nuestra lucha.
Además, toda la prensa de la izquierda de la burguesía, al escribir sobre la huelga, que se ha desarrollado completamente de forma independiente de los sindicatos e incluso contra ellos, ha comentado que los obreros estarían debatiendo sobre la necesidad de sindicatos más fuertes. La afirmación de que los trabajadores se encuentran en tal proceso de debate, cuando la lucha se ha llevado a la práctica precisamente fuera de los sindicatos, es una maniobra política. Así que en lugar de hablar sobre la huelga salvaje en sí, la izquierda burguesa lo hace acorde a sus planteamientos pro-sindicales y pro-capitalistas.
También vemos una diferencia importante al comparar la duración de las luchas o huelgas controladas por los sindicatos y las que no lo son. En las primeras, además de generarse un gran malestar hacia los sindicatos, que no son otra cosa que aparatos estatales, se produce la desesperación y el “queme” de los obreros, de forma significativa cuando estos quieren tomar el control de su propia lucha. Vemos, al contrario, y teniendo en cuenta las experiencias de la clase obrera a nivel mundial, que los movimientos controlados y dirigidos por los trabajadores mismos siempre hacen avanzar la historia del proletariado, y tienden a tener éxito y elevar la moral. Cuando los trabajadores se organizan y controlan la lucha, como hemos visto en esta ocasión, son capaces de concluirla por ellos mismos. Por otra parte, la participación activa de los obreros en la lucha ha obtenido una victoria en apenas 11 días, mientras que las huelgas controladas por los sindicatos a menudo acaban en callejones sin salida, “quemando” la energía de los proletarios y llevándolos a la desesperación durante períodos que a menudo van más allá de varios meses; y esto resulta en nuevas experiencias negativas acompañadas de la decepción de los trabajadores.
«A pesar de todo hemos conseguido un aumento salarial de 780 TL a 875. No es mucho, pero tampoco es un aumento pequeño. Esta huelga puede que se acabe hoy; nuestra lucha no»[7].
Los obreros, al finalizar la huelga, tomaron la decisión de llevar a cabo una conferencia, organizada por su propio comité de huelga, para debatir sobre sus problemas. Mientras diversas fuentes burguesas han hecho mención más o menos detallada a la huelga, lo que nosotros encontramos más significativo es el hecho de que los obreros estén dotándose de plataformas de discusión para clarificar los elementos positivos de esta huelga salvaje y la lucha.
«Los sindicatos son totalmente inconcebibles sin la existencia del trabajo asalariado que, por su parte, presupone la existencia del capital. En la medida que el capital es controlado por propietarios individuales, en competencia entre ellos y representados por diversos individuos y partidos en el gobierno, los sindicatos pueden al menos ser capaces de negociar una mejora en las condiciones de explotación asalariada. Su función es regular la venta de la fuerza de trabajo, una función que se ha vuelto indispensable para el moderno sistema capitalista. De ahí se deriva su importancia como estructuras complementarias del Estado, si no parte del Estado en sí, en todas partes del mundo actual (…) Su existencia como organizaciones es totalmente dependiente de la continua existencia de la dualidad trabajo/capital (…). Sin embargo, pueden situarse de lado del capital en la medida que no traten de destruir esa dualidad. Al contrario, se han vuelto de forma creciente indispensables para el mantenimiento del sistema capitalista. Como resultado, cuanto más gigantesca y anónima es la concentración del capital, más los sindicatos toman partido por el capital y consideran su papel directamente vinculado al gran “interés nacional»[8].
Nevin 3/9/12
[3] Hak-Is es una confederación sindical pro-gubernamental e islamista
[4] DISK, Confederación Revolucionaria (o Progresista, como actualmente es traducido al inglés por la confederación) de Sindicatos Obreros, es el principal sindicato izquierdista del sector privado en Turquía.
[6] Sobre esta lucha ver Turquía: Solidaridad con la resistencia de los trabajadores de Tekel contra el Gobierno y los sindicatos en /cci-online/201002/2777/turquia-solidaridad-con-la-resistencia-de-los-trabajadores-de-tekel-contra-el [74] , Huelgas en Tekel (Turquía): ¿Cómo podemos organizar nuestras luchas sin los sindicatos? en /cci-online/201008/2927/huelgas-en-tekel-turquia-como-podemos-organizar-nuestras-luchas-sin-los-sindi [145] así como 2 tomas de posición internacionalistas realizada por grupos proletarios del Perú: Estimados hermanos de clase de Turquía (https://es.internationalism.org/node/2779 [547] ), Pronunciamiento por la solidaridad internacionalista: La combatividad de los trabajadores de Tekel- Turquía dan el ejemplo (https://es.internationalism.org/node/2788 [548] ) y una desde Ecuador: Solidaridad con la huelga de los trabajadores de Tekel –Turquía (/cci-online/201002/2778/solidaridad-con-la-huelga-de-los-trabajadores-de-tekel-turquia [123] )
[8] Munis, “Los sindicatos contra la revolución”, versión en inglés: https://libcom.org/article/unions-against-revolution-g-munis [550]
La visión más extendida reduce la lucha de la clase obrera a un movimiento económico y político. Esto es una adulteración del auténtico movimiento emancipador del proletariado para el que “nada de lo humano le es ajeno”[1]. Es cierto que en última instancia la radiografía de la sociedad reside en el análisis económico y es, igualmente cierto, que solo mediante la lucha política por derribar el Estado burgués en todos los países, podrá el proletariado liberarse junto con toda la humanidad oprimida y explotada. Pero de ahí no se deriva ni mucho menos que las cuestiones teóricas y científicas, culturales, éticas, artísticas etc., sean meras “derivadas”, que la lucha del proletariado y la reflexión en su seno, deba relativizar. Como dicen las Notas Complementarias que publicamos «El movimiento proletario no puede mantenerse “ajeno” o “sin opinión” sobre estas cuestiones, que socavan la capacidad del proletariado de unirse y aumentan el “dominio espiritual” de la burguesía sobre él (…) la existencia proletaria, su dimensión humana y su lucha por hacerla valer ante una sociedad organizada en su contra, es complemento y refuerzo imprescindible en la lucha de clase. La rabia y la indignación ante abusos y tratos humillantes de patronos, capataces, policías o caseros; la rebelión contra toda clase de represión en las relaciones humanas; la insubordinación a las normas y valores imperantes; son elementos que han jugado y jugarán un papel importantísimo en el “océano de fenómenos” de la lucha proletaria»
En esta línea, damos a conocer como contribución al debate, un artículo escrito por un simpatizante de la CCI en Gran Bretaña. A su vez, el compañero simpatizante que lo ha traducido del inglés nos ha enviado unas Notas Complementarias que publicamos al final, que saludamos y con las que globalmente nos sentimos de acuerdo. Nos parece muy estimulante que el acto mismo de una traducción no sea considerado como una simple tarea “técnica” sino que anime una contribución y un debate.
Publicamos a continuación un artículo escrito por uno de nuestros contactos en colaboración con militantes de la CCI. Queremos saludar la voluntad del compañero para contribuir en el debate de uno de los asuntos “candentes”[2] de la actualidad – los “derechos” de los homosexuales – desde una perspectiva de clase. Nos gustaría también saludar el enfoque que utiliza el compañero. Pensamos que es muy interesante el abordaje del tema desde la perspectiva de los sentimientos humanos. De la misma forma, estamos de acuerdo con la compresión política del camarada y su argumentación. Invitamos a todos nuestros contactos a escribirnos sobre todos aquellos temas que contribuyan a la clarificación y a la emancipación de la clase obrera.
El “debate” acerca de si los gays y lesbianas deberían disfrutar del “derecho” legal al matrimonio y los aspectos derivados de éste como las ayudas estatales que tienen las parejas heterosexuales casadas – el derecho al reconocimiento de la viudedad está entre los más reivindicados- se encuentra “en el candelero”, y la clase dominante lo saca de la chistera de tanto en tanto, especialmente cuando se acercan elecciones. En este articulo nos gustaría subrayar la hipocresía de la burguesía, ya sea en su versión de izquierdas, de centro o de derechas, cuyo enfoque del tema no va más allá del “humanismo” (izquierda y centro) o del de tipo moral/religioso (la derecha). A la administración Obama le gusta presentarse como “progresista”, mostrándose a favor de cambios legales en los Estados que no permiten el matrimonio gay (el caso más reciente es el referéndum en Carolina del Norte), sin tratar en cambio de convertir el matrimonio legal en un derecho constitucional. La derecha necesita responder a los miedos y calmar las inquietudes de su base electoral conservadora, de ahí la postura de Mitt Romney y el Partido Republicano. Todo el “debate” es realmente una táctica de la administración Obama para atraerse a la juventud y a los más “progresistas”, junto con el electorado gay, y empujar a Romney y a los sectores religiosos a que de forma clara y forzada se opongan al matrimonio gay, con el consiguiente coste en votos, ya que el posible movimiento de Romney hacia la derecha corre el riesgo de alejarlo del sector indeciso del electorado. Está claro que la postura legalista es completamente hipócrita. Pretende utilizar una situación que es vivida de una forma dramática y humillante por gays y lesbianas para alimentar divisiones y posteriores polémicas para propósitos políticos. Sin embargo, la oposición a menudo vehemente de los anti-matrimonio gay de la derecha no debe confundirnos y pensar que la legalización de un aspecto de la vida personal significaría algún tipo de desafío al sistema de explotación capitalista.
Hoy en día es fácil ver u oír debates de los medios sobre los derechos de gays y lesbianas. Resulta curioso observar cómo los medios burgueses se empeñan en resaltar aquellos elementos sobre los que habría más diferencias entre seres humanos, enfatizando cuestiones donde más opiniones contrarias existen. Pero la burguesía y sus voceros de la prensa son sumamente hipócritas. Sobre todo cuando el “partidismo” es algo tan marcado en el actual clima político. Ahora parece que algunos sectores de la burguesía apoyan el matrimonio gay. Es más, lo hacen -dicen- desde un profundo sentido humanista, a menudo hablando de una lucha por la “igualdad” o por los “derechos civiles”.
Cabe preguntarse pues: ¿de qué”igualdad” hablamos? ¿Para quiénes? ¿Es la “libertad en el matrimonio” una reivindicación para la clase trabajadora? ¿La libertad sexual es incluso posible bajo el capitalismo? Como proletarios, debemos decir que la respuesta a ambas preguntas es negativa. Construir un mundo libre de homofobia y heterosexismo, donde cada individuo sea visto y tratado como un ser humano, en vez de como una etiqueta, es imposible en el capitalismo.
Desde hace algún tiempo, existen elementos del aparato político burgués que abogan por el reconocimiento legal del matrimonio homosexual. A menudo estas argumentaciones se expresan de una forma dirigida a la clase trabajadora. Dicen que legalizar el matrimonio homosexual mejoraría la calidad de vida de gays y lesbianas, incluyendo a los trabajadores, ya que tendrían acceso a los derechos incluidos en él (divorcio, prestaciones, viudedad, etc). Pero, bajo el capitalismo, las relaciones humanas están reducidas a un mero elemento de cambio. Los sentimientos no son otra cosa que meras mercancías y cálculo económico para la burguesía. Podemos ver las necesidades económicas detrás de la reivindicación de legalizar el matrimonio homosexual, pero ¿qué podemos decir del concepto de matrimonio en el capitalismo?
Marx y Engels escribieron en el Manifiesto Comunista que, «La burguesía ha echado abajo el velo sentimental de la familia, y la ha reducido a una mera relación monetaria». Para añadir, «El proletariado no tiene propiedad; sus relaciones con la mujer y con los hijos no tienen nada en común con las relaciones familiares burguesas... ¿En qué se basa la familia actual, la familia burguesa? En capital, en beneficio privado. En su estado plenamente desarrollado, la familia sólo existe para la burguesía».
Así que, según la definición de Marx y Engels del matrimonio bajo el capitalismo, podemos comenzar a entender que “los derechos de igualdad del matrimonio” es un término que sólo se puede aplicar a quienes se benefician del matrimonio, es decir, a las clases propietarias. El matrimonio se basa fundamentalmente en el derecho de propiedad y de herencia. Este elemento ha definido históricamente qué personas la clase dominante estima aceptables para ser propietarias e incluso para ser ellas mismas propiedad. En su forma originaria el matrimonio significaba la posesión de la mujer y su propiedad por el marido. Está claro pues que, desde el punto de vista de la burguesía, el matrimonio no se basa plenamente en respecto mutuo y amor, sino principalmente en posesión y propiedad.
Pero, ¿por qué necesitamos que la clase dominante nos diga qué es el matrimonio y quién puede casarse y quién no? Como hemos comentado en algunos artículos en la CCI (Internationalism 130 y otros), una sociedad comunista sería sin embargo «una sociedad más allá de la familia en la que las relaciones humanas estarán reguladas por el amor mutuo y el respeto, y no por las leyes sancionadas por el Estado».
El Estado burgués democrático y sus agentes nunca plantean la cuestión de los derechos de los homosexuales en términos de necesidades humanas. ¿Cuáles son las necesidades de gays y lesbianas? ¿y las necesidades de los seres humanos en general? Es indudable que la represión a la comunidad homosexual es bien real. Vemos homofobia, heterosexismo y patriarcado por todas partes bajo el capitalismo; quien diga lo contrario está equivocado. Por citar un ejemplo, el acoso a jóvenes homosexuales se ha convertido en una “epidemia” según los medios burgueses. Muchas de estas terribles experiencias llevan a la depresión y, en algunos casos, al suicidio.
Pero, ¿la burguesía trata de solucionar estos problemas? ¿qué hay de la legislación? ¿algunas de las leyes o enmiendas abordan los temas sociales? ¡No! El debate casi siempre se aborda desde un punto de vista religioso o moralista. Todos los cacareados “derechos humanos” aprobados por el Estado capitalista y sus leyes no pueden hacer nada para extirpar siglos de intolerancia de origen religioso o moral. Se acusa a la religión y a los religiosos por sus creencias atrasadas, lo que en última instancia sirve para crear polarización y enfrentamiento. En ese contexto, legalizar los matrimonios del mismo sexo únicamente ayuda al Estado capitalista a mostrarse como una entidad “justa” y “benefactora”.
Si aún pudiera haber algo de sinceridad en la clase dominante hacia la autorización del matrimonio gay, deriva de su necesidad de distraer al proletariado y arrastrarlo al circo electoral y legalista. Por supuesto, también es verdad que el creciente apoyo hacia la libertad sexual proviene de un conocimiento más profundo de la sexualidad humana, y un sentido mayor de solidaridad humana. Pero ¿le importa algo a la clase dominante estas cosas? ¿deberían hacerlo? Si uno posee dinero tus derechos no corren riesgo, o se encuentran por encima de cualquier debate. “La igualdad en el matrimonio” no implica unas relaciones sanas o igualdad económica; al contrario, acrecienta el dominio de clase de la burguesía.
Las luchas sociales que abordan sólo parcialmente los problemas fundamentales del capitalismo, aunque expresen problemas reales existentes en la sociedad, distraen a la clase obrera de sus tareas revolucionaria y debates. Ya hemos hablado de la fijación de la burguesía sobre el debate de los derechos de gays y lesbianas, casi hasta el punto de llegar la obsesión. Pero esta fijación tiene lugar entre los llamados “revolucionarios” también.
Se utiliza a menudo un lenguaje dirigido exclusivamente a los trabajadores con el fin de “organizarlos” en torno a un elemento transversal, que va más allá de las clases sociales. El argumento de que la obtención de derechos para los homosexuales nos acercará a “la igualdad total” es completamente equivocado, cuando un principio básico de los comunistas es que la igualdad es imposible bajo el capitalismo. ¿Por qué los revolucionarios deberían luchar por “acercarnos” a una sociedad igualitaria? ¡Lo que necesitamos es luchar contra todas las injusticias del capitalismo a la vez! Muchos de estos mismos “revolucionarios” llaman a estas medidas legales o electorales a favor de los derechos de los homosexuales “victorias” para los trabajadores. Pero estas victorias no hacen sino reforzar la sociedad burguesa.
Las políticas de legalismo y democratismo no tienen nada que ofrecer a la clase obrera. La verdadera emancipación humana sólo puede venir de la revolución proletaria. Los obreros deben siempre apoyar a los homosexuales, sobre todo en una sociedad que los aliena y ridiculiza de una forma tan terrible. Pero debemos tener cuidado en relación a las campañas burguesas que acompañan esos debates, que no suelen tener otro fin que la distracción y canalización que nos impida luchar por nuestro objetivo final: acabar con toda forma de represión y explotación.
Jam 06/11/12
La familia como estructura social en la sociedad capitalista se mueve dentro de una dualidad: por un lado es reivindicada ideológicamente de forma más o menos general por las diferentes fracciones de la clase dominante (en su forma “tradicional” o “moderna”); pero por el otro, el mismo desarrollo económico y social tiende a destruir los lazos comunitarios en general y familiares en particular. En efecto, el capitalismo ya sea partiéndola (emigración, movilidad laboral), pudriéndola (destrucción y dejadez planificada de zonas obreras; alcoholismo; drogadicción; televisión; pobreza) o simple y llanamente imposibilitando su constitución (precariedad, paro y miseria que hacen imposible unos mínimos proyectos vitales), socava mortalmente las bases familiares. La “vuelta a la familia” que estamos viendo en amplios sectores castigados por la crisis (varias generaciones compartiendo una vivienda; el regreso obligado de hijos emancipados a la casa familiar) no es otra cosa que resultado de la miseria y el deterioro creciente de las condiciones de vida; no se crea familia, sino que se destruye, porque las opciones de las generaciones más jóvenes de independizarse y formarla son cada vez más exiguas. La “familia tradicional” o “normal” es de forma creciente sobre todo una construcción estereotipada que ni siquiera la burguesía (clase campeona en la hipocresía y la doble moral) cumple en realidad.
De forma general, esta dualidad entre discurso y realidad es una constante que recorre el conjunto de la sociedad burguesa, siendo especialmente significativa en la cuestión de la defensa de la propiedad (la de la clase capitalista, claro): cuanto más el sistema dice defenderla y fomentarla, más expropia e imposibilita a sectores crecientes de la población el acceso a ella.
¿Por qué, a pesar de todo, la clase dominante hace de la familia un valor que defender? Podríamos encontrar varias respuestas. Para empezar, - y como decimos, a pesar de todo- la familia aparece como la unidad mínima de reproducción permitida en la sociedad; la célula más o menos estanca que limita con otras células; una pseudo comunidad permitida precisamente para evitar una comunidad mayor y real. De hecho la ausencia y destrucción de lazos comunitarios entre los explotados y la población en general es una de las razones por el que este sistema, nocivo par la inmensa mayoría, se mantiene en pié. Del mismo modo, algunas de las lacras que el sistema social capitalista genera en el ámbito familiar (cínicamente “lamentadas” por la burguesía y sus medios), como los diferentes malos tratos y abusos, están estrechamente ligados a este aspecto de célula estanca, con individuos atomizados e indefensos; en una sociedad comunitaria obviamente no tendrían cabida, o serían rápidamente abordados.
A su vez, como heredero de sociedades de clase precedentes - y especialmente en su fase decadente en la que utiliza toda clase de ideologías reaccionarias para perpetuarse- el capitalismo también usa elementos ideológicos y estereotipos vinculados a todo tipo instituciones religiosas (en el que lo puramente espiritual es secundario, primando lo ideológico, lo político y el control social) que marcan lo que “la familia debe ser”, o los modelos de comportamiento “correctos”, y de ahí que su aparato político venda de forma hipócrita ese modelo de familia (el caso de los EEUU, aunque ni mucho menos el único, sí puede ser que se encuentre entre de los más significativos y ridículos de la doble moral burguesa). Modelo que sin embargo, como comentábamos arriba, el propio desarrollo de la sociedad burguesa destruye entre la mayoría, y en la propia burguesía sólo lo mantiene de “cara a la galería” y la “opinión pública” (ver también en los USA los diferentes “escándalos”, utilizados en jugarretas políticas, protagonizados por diferentes elementos “fervientes defensores de la familia” y “profundamente religiosos” del aparato político burgués: caso Bill Clinton, caso Eliot Spitzer, escándalo Madame D.C., etc )
Sin embargo, el Estado “democrático”, como forma más cínica y eficaz de dictadura capitalista, en el marco de un sistema devorado por irresolubles y profundas contradicciones y antagonismos sociales, debe “ceder” en todo salvo en lo esencial (la propiedad de los medios de producción por parte de la burguesía y su Estado); cambiarlo “todo” para que todo siga igual. Es por eso que la sociedad burguesa se adapta a los cambios sociales y de valores, y los canaliza para su propio apuntalamiento. De ahí, junto con la necesidad de crear toda clase de polémicas y confrontaciones de distracción, la puesta en escena de los (superficiales) “debates” sobre el matrimonio homosexual y otros.
El obrerismo y el sindicalismo, como estructuras e ideologías absorbidas por el Estado y utilizadas por la burguesía para sabotear la lucha proletaria, reduce esta última a un mero cálculo económico, a simplemente “arrancarle plusvalía a la clase capitalista”. El resto serían cuestiones “interclasistas” o “secundarias”. Sin embargo la existencia proletaria, su dimensión humana y su lucha por hacerla valer ante una sociedad organizada en su contra, es complemento y refuerzo imprescindible en la lucha de clase. La rabia y la indignación ante abusos y tratos humillantes de patronos, capataces, policías o caseros; la rebelión contra toda clase de represión en las relaciones humanas; la insubordinación a las normas y valores imperantes; son elementos que han jugado y jugarán un papel importantísimo en el “océano de fenómenos” de la lucha proletaria. El proletario, privado de los medios de producción, atomizado, supeditado al burgués y su Estado para poder sobrevivir, sólo tiene un único camino: la autoorganización, la unión, la solidaridad, con sus iguales. Sólo afirmándose como proletario contra la sociedad burguesa y los valores que la sostienen, es como puede enfrentarse a esta y negar el papel social que le tiene adjudicado. Y sólo así puede afirmar su carácter humano, que es lo único que posee para reivindicar.
La clase dominante hace uso de toda clase de valores e ideologías reaccionarias para sostenerse en el poder: racismo, machismo, heterosexismo, nacionalismos, superstición, etc. El movimiento proletario no puede mantenerse “ajeno” o “sin opinión” sobre estas cuestiones, que socavan la capacidad del proletariado de unirse y aumentan el “dominio espiritual” de la burguesía sobre él. Pero tampoco debe convertirlas en un factor de división en el seno de la clase obrera, que dificulte su lucha, precisamente porque en esta lucha y en los lazos y relaciones que surgen con ella es como realmente se socava ese “dominio espiritual” y salen a la luz los prejuicios burgueses. La lucha proletaria es el mejor antídoto a las mentiras burguesas. Por tanto, es necesario encontrar un equilibrio entre la necesaria crítica a las ideologías reaccionarias como armas de división de la burguesía, y no convertir esta crítica precisamente en un elemento de división añadido. Hay que poner sobre la mesa lo que nos une como explotados y oprimidos.
La emancipación de los negros, de las mujeres, de los homosexuales... no será obra de ellos mismos por su cuenta, sino unidos en un movimiento global contra un sistema inhumano. Sólo el movimiento proletario puede aglutinar en su seno todos los agravios que esta sociedad genera, e incluir todos los aspectos humanos como armas contra el capital, pero no en movimientos separados y dispersos (y a menudo perfectamente integrados en el sistema), sino como un único puño. La lucha proletaria se enriquece política y socialmente de todos los elementos “transversales” capaz de aglutinar en torno suya; y a su vez estos elementos “transversales” encuentran en el movimiento proletario la única fuerza social capaz de hacer realidad sus fines, de conseguir una existencia sin racismo, sin discriminación ni opresión por motivos de preferencias sexuales, o sin destrucción absurda y suicida del medio ambiente.
[1] Esta frase proviene del esclavo romano Terencio, poeta. Fue adoptada por Cervantes e igualmente por Marx que la convirtió en una de sus divisas preferidas.
[2] El debate en cuestión sobre los matrimonios homosexuales ha ocupado portada los últimos tiempos en Francia, especialmente tras la intención anunciada de Hollande de legalizar estos matrimonios y la respuesta de la Iglesia católica francesa en contra. En EUU, el anuncio de Obama el pasado mes de mayo de su apoyo abierto a los matrimonios homosexuales ha pasado a ocupar un importante espacio del “debate político” con los republicanos. En España, la cuestión del matrimonio gay (junto con otros temas como el aborto o la presencia de la religión en las escuelas públicas) también es un recurso cíclico de distracción y confrontación entre “progresistas” y “conservadores”.
Publicamos a continuación un texto del antropólogo Knight Chris, "La Solidaridad Humana y el gen egoísta"[1]. Este texto científico está basado en la teoría de Darwin del gen egoísta[2], que resume las bases para criticar las afirmaciones de que el hombre es por naturaleza un "lobo para el hombre"; por esto constituye una contribución valiosa para combatir la idea de que el comunismo sería incompatible con la naturaleza humana, y llega a la conclusión de que la solidaridad es, sin embargo, inherente a nuestra naturaleza.
En 1844, después de un viaje de cuatro años alrededor del mundo, Charles Darwin confió a un amigo que había llegado a una conclusión peligrosa. Durante siete años, escribió, «he participado en una obra muy presuntuosa» incluso «muy estúpida». Se había dado cuenta de que en cada una de las Islas Galápagos los pinzones comían comida local ligeramente diferente, y los picos presentaban las modificaciones correspondientes. En América del Sur, había examinado un gran número de fósiles extraordinarios de animales extintos Reflexionando sobre el significado de todo esto, se sintió obligado a cambiar de opinión sobre el origen de las especies. A su amigo, Darwin escribió: «Estoy casi convencido (bastante lejos de mi opinión inicial) de que las especies no son (es como confesar un asesinato) inmutables».En aquellos días, la creencia en la transmutación - la idea de que las especies podrían evolucionar en otras - era políticamente peligrosa.
Al mismo tiempo que Darwin escribía a su amigo, ateos y revolucionarios difundían periódicos baratos en las calles de Londres, por la defensa de las ideas evolucionistas en contra de las doctrinas establecidas de la Iglesia y el Estado. En ese momento, el teórico evolutivo más famoso fue Jean-Baptiste Lamarck, que era responsable de las exposiciones de los insectos y gusanos del Museo de Historia Natural de París. Estrechamente ligado al ateísmo, el cartismo[3] y otras formas de subversión surgidas de la Francia revolucionaria, el evolucionismo en Gran Bretaña fue designado por el término "lamarckismo". Todo "lamarckiano" - en otros términos, cualquier científico que ponía en duda la inmutabilidad de las especies de origen divino - corría el riesgo de ser equiparado a los comunistas, subversivos y alborotadores. Atrapado entre sus prudentes opiniones políticas liberales y la ciencia, Darwin estaba tan nervioso que se puso enfermo, disimulando y ocultando sus conclusiones como si hubiera cometido un asesinato.El período de levantamientos revolucionarios culminó con los acontecimientos de 1848, cuando los trabajadores organizaron insurrecciones y salieron a las calles en Gran Bretaña y en toda Europa. Con la derrota de la rebelión, la contrarrevolución se instaló[4].
Durante la década siguiente, la amenaza de la izquierda se alejó. En 1858, otro científico - Alfred Wallace – encontró de forma independiente el principio de la evolución por selección natural. Si Darwin no publicaba sus conclusiones, Wallace ganaría toda la gloria científica. Sin el peligro inmediato de la revolución, Darwin encontró, el coraje para publicar finalmente, en 1859, El Origen de las Especies .En su notable libro, Darwin expuso el esquema de un concepto de evolución bastante diferente del de Lamarck. Lamarck explicó la evolución como el resultado de los esfuerzos continuos de autosuperación de todos los animales a lo largo sus vidas.
La idea más siniestra y cruel de Darwin la tomó prestada del reverendo Thomas Malthus, un economista contratado por la Compañía de las Indias Orientales. Malthus no estaba interesado en el origen de las especies, su idea era política. Las poblaciones humanas, dijo, siempre crecen más rápido que el suministro de alimentos. La lucha y el hambre resultarán inevitables. La Caridad pública, dijo Malthus, sólo puede agravar el problema ayuda a que los pobres se sientan a gusto, y les anima a reproducirse. Más bocas que alimentar conduce a una mayor pobreza y por lo tanto más demanda de ayudas sociales. La mejor política es dejar que los pobres se mueran.
El genio de Darwin consistió en vincular la botánica y la geología a esta declaración, políticamente motivada, a favor de la libre competencia y la "lucha por la supervivencia". Darwin vio la moralidad del "dejar-hacer" de Malthus en toda la naturaleza. El crecimiento de la población en el mundo animal siempre superó a la oferta local de alimentos, de ahí la inevitabilidad de la competencia resultante en el hambre y la muerte de los más débiles. Mientras que los moralistas y sentimentales hubieran tratado de suavizar la imagen de una naturaleza cruel y sin corazón, Darwin siguió a Malthus y lo proclamó. Así como el capitalismo castigaba brutalmente a los pobres y necesitados, la "selección natural" eliminaba estas criaturas menos capaces de desarrollarse. Teniendo en cuenta que los menos aptos de cada generación no paraban de morir, la descendencia de cada generación de supervivientes era pues desproporcionadamente más numerosa, transmitiendo a todas las generaciones futuras las características hereditarias más beneficiosas. El hambre y la muerte, por lo tanto, son factores positivos en una dinámica evolutiva que castigaba inexorablemente el fracaso y recompensaba el éxito.De este modo, Darwin transformó las implicaciones políticas de la teoría evolutiva. Lejos de ser utilizada para justificar la resistencia a la explotación capitalista o a la desigualdad social, esta versión Malthusiana del evolucionismo se usó para servir a una dirección política. Darwin describió la naturaleza como un mundo sin moral. Por lo tanto, esto proporcionó una justificación de un sistema económico basado en la competencia desenfrenada, libre de toda injerencia "moral" proveniente de la religión o del Estado.
En vida de Darwin, las principales controversias públicas en torno a su teoría opusieron a evolucionistas contra estos filósofos, clérigos y otros que temían que tal visión podría conducir al colapso de la moralidad en la sociedad.Después de la muerte de Darwin en 1881, muchos pensadores influyentes trataron de mitigar la fuerza del razonamiento aparentemente duro y amoral de Darwin, buscando la manera de conciliar la teoría de la evolución con los valores religiosos y humanistas. En Rusia, el pensador anarquista Pedro Kropotkin escribió Ayuda Mutua, donde afirmó que la cooperación, no la competencia, es la ley fundamental de la naturaleza. Una forma muy común de salvar una dimensión "moral" del razonamiento de Darwin era el sugerir que el impulso competitivo del cambio evolutivo enfrentaba a los grupos entre ellos, y no entre individuos.
El término "supervivencia del más apto" - como se decía entonces – significaba la supervivencia del más apto de los grupos, la más apta de la especie, ambos considerados en su totalidad, con la estrecha participación y cooperación dentro cada especie. De acuerdo con este razonamiento, los individuos se crearon para promover los intereses de la especie. Los miembros de cualquier especie deben cooperar unos con otros, su supervivencia individual depende del conjunto de la mayoría.Esta idea se hizo popular porque estaba muy en consonancia con las tendencias de la filosofía moral, incluyendo la tendencia de "clase media" del socialismo y el nacionalismo en el cambio de siglo. Las Naciones se asociaron a la "raza" y se compararon con las especies animales. Cada especie, raza o nación se suponía dedicada a una lucha a muerte contra sus rivales. Aquellas cuyos miembros colaboraban en la necesidad colectiva sobrevivían y aquellas cuyos miembros actuaban "egoístamente" acababan por desaparecer. Cuando los animales o los seres humanos muestran un comportamiento cooperativo, esto se explica en términos de "moral", en referencia a las necesidades del grupo.
En Gran Bretaña, Winston Churchill declaró que a los elementos más pobres de la sociedad no se les debía permitir reproducirse, ya que podrían debilitar la "población nacional" al hacerlo. La eugenesia se hizo muy popular, incluso entre muchas personas de izquierdas en Alemania, y jugó un papel clave en la formación de la ideología nazi. En la década de 1940, el etólogo pionero Konrad Lorenz deleitó a los propagandistas nazis cuando dijo que la guerra era algo natural y valioso. La comparaba con un modelo general en el que los mamíferos machos, durante la época del apareamiento, emprendían una batalla feroz entre sí, y las hembras se acoplaban solamente con los ganadores. Esto, dijo Lorenz, es un mecanismo sano para la eliminación de los débiles, por lo tanto, protege y mejora la pureza y el vigor de la raza.
La teoría evolucionista de la "selección de grupo" - como se le llama ahora - recibió su formulación más sofisticada y explícita en 1962, cuando el naturalista escocés VC Wynne-Edwards publicó un libro titulado La dispersión animal aplicada al comportamiento social .Para Wynne-Edwards, siguiendo en esto a Malthus, el problema fundamental de cada grupo o especie era el de la reproducción desenfrenada. La sobrepoblación finalmente llevaba a la escasez de alimentación, causando hambrunas a una escala que podría poner en peligro toda la población local. ¿Cuál era la solución? Según Wynne-Edwards era la especie en su conjunto la que debía actuar. Mecanismos especiales debían evolucionar para evitar la reproducción más allá de la capacidad de carga de su entorno. Se esperaba que los individuos mantuvieran bajo control su fertilidad en el interés del grupo.En base a esta teoría, Wynne-Edwards trató de explicar muchas características curiosas de la vida social humana y animal. En particular, pretendió explicar el comportamiento aparentemente repugnante como el canibalismo, el infanticidio y el combate o la guerra entre grupos. Aparentemente negativas, a un nivel más amplio tales prácticas constituirían una serie de adaptaciones beneficiosas por las cuales cada especie trataría de limitar su población. Muchos naturalistas se mostraban perplejos al observar casos de aves en grandes colonias, que destruían su descendencia común, o leones mordiendo mortalmente sus cachorros al nacer .Todo esto, decía Wynne-Edwards, podría comprenderse ahora. Los que presentan tal comportamiento no actúan de forma egoísta o antisocial, favorecían la especie conteniendo la población. En los humanos, las actividades violentas como la guerra tenían una función similar. De un modo u otro, los niveles de población humana debían ser limitados, la guerra, junto con otras formas de violencia, contribuía a lograrlo.Este tipo de pensamiento "seleccionista de grupo" siguió influyendo en el darwinismo hasta la década de 1960.
Pero, precisamente, formulándolo en términos tan explícitos y vehementes, Wynne-Edwards expresó sin querer el razonamiento del "beneficio de la especie" unos ataques focalizados con más precisión, socavando el conjunto del edificio teórico completo. Cuando los científicos comenzaron a considerar los llamados "mecanismos de reducción de la población," las razones por las que no podría funcionar quedaron claras desde un punto de vista meramente teórico. ¿Cómo una especie entera podía movilizar a sus miembros para la acción colectiva, como si reaccionara en previsión de la escasez de alimentos en el futuro? Supongamos, por ejemplo, la existencia de un gen que podría causar o facilitar el comportamiento con las dos características siguientes: (a) beneficiaría a la especie en una fecha posterior, y al mismo tiempo, (b) impediría ahora, el éxito reproductivo de su dueño. ¿Cómo un gen así podría transmitirse en el futuro, cuando actuarían sus supuestos beneficios? Hablar de un gen con menos poder reproductor es simplemente una contradicción. .El mismo gen no se transmitiría. Sus beneficios futuros esperados nunca se podrían realizar. La teoría de la "selección de grupo" en su totalidad era simplemente ilógica.
Esta comprensión marcó el comienzo de una revolución científica - uno de los cambios más importantes de la historia científica reciente, con muchas implicaciones para las ciencias sociales y las humanidades. Si Marx y Engels vivieran, se colocarían a la cabeza de ese progreso. Casi todos los científicos evolucionistas están de acuerdo en que la teoría de la "selección de grupo" de Wynne-Edwards era errónea. La idea de que el sexo, la violencia o cualquier otra forma de comportamiento animal puede evolucionar "por el bien de la especie" está ahora completamente desacreditada. Los animales no practican sexo "para perpetuar la especie" lo hacen por una razón más con los pies en la tierra - para perpetuar sus propios genes. Ningún gen puede ser diseñado para minimizar su propia réplica - en un mundo competitivo, sería rápidamente eliminado y reemplazado-. Supongamos que un león mata a sus propios cachorros para ayudar a reducir el nivel de la población total. En comparación con otros leones, este individuo en particular tendría un bajo éxito reproductivo. Independientemente de lo que pase finalmente a todo el grupo, todos los individuos de una población futura serían exclusivamente descendientes de los reproductores más "egoístas" - estos leones programados para maximizar la transmisión de sus genes, (a expensas de sus genes rivales) a las generaciones futuras.Una vez entendido esto, los científicos fueron capaces de demostrar que los leones que mataban a los cachorros pequeños en realidad no mataban a sus propios hijos, sino los engendrados por los machos rivales. Lo mismo se aplicaba a otros casos del llamado “control de población". En todos los casos, se pudo demostrar que en los animales responsables que actuaban "egoístamente" desde un punto de vista genético, sus genes transmitían tantas copias de sí mismos como fuera posible para las futuras generaciones, sin preocuparse demasiado acerca de cualquier impacto sobre el nivel de su población a largo plazo. El "valor selectivo" significaba la capacidad de introducir sus genes en el futuro, no podía definirse de otra forma.
Una de las consecuencias fue que las ideas eugenésicas como las defendidas por Winston Churchill no tenían ningún sentido darwiniano. Churchill estimaba que los pobres se reproducían demasiado rápido; eran "menos aptos", su fertilidad debía ser contenida. Por ejemplo, supongamos que los pobres en la época de Churchill se reproducían más que los ricos. De acuerdo con los estándares modernos darwinistas, esto habría hecho a los pobres más "aptos”", no menos. Lo mismo pasa cuando las minorías étnicas se reproducen a un ritmo mayor que los que les rodean. El término "valor selectivo", como es entendido por los darwinistas modernos puede medirse únicamente referido a los genes - no a las razas o las especies-En el futuro, por lo tanto, los políticos reaccionarios, racistas o de otro tipo, tendrán que propagar sus teorías sin la ayuda del darwinismo.
En lo sucesivo, el nuevo darwinismo hizo imposible colocar el interés personal de un individuo al mismo nivel de la especie. Los pensadores "seleccionistas de grupo" habían adornado de "moral" el infanticidio, la violencia o la agresión, teniendo en cuenta los intereses superiores "de la nación" o "el grupo". Los militaristas y los genocidas se habían transformado en guardianes de los intereses superiores, sacrificando la población sobrante o eliminando los débiles para el bien de la mayoría. El Darwinismo con el "gen egoísta" puso bruscamente fin a todo esto. Los grupos o especies ya no podían compararse con la de los Estados-Naciones, descritos como conjuntos cohesionados y regulados moralmente. En su lugar, se esperaba que los animales buscaran optimizar su valor selectivo, obrando consciente o inconscientemente para difundir sus genes. En consecuencia, se esperaba también que las unidades sociales no mostraran solamente la cooperación, sino también los conflictos reiterados entre hembras y machos, jóvenes y ancianos, e incluso entre padres e hijos. Este énfasis en la lucha y el conflicto hizo converger darwinismo y el marxismo, que no admite la armonía o la fraternidad, sino que ve un mundo social humano desgarrado por los conflictos de clase, sexo u otras formas .Ahí donde la armonía existe o se establece con éxito, debe ser explicado, no sólo admitido.
Una vez "el seleccionismo de grupo" modificado, los científicos se vieron obligados a observar de nuevo la vida, abordando, clarificando y resolviendo a menudo una serie de enigmas científicos en camino. ¿Cómo apareció la vida en la Tierra?, ¿Cuándo y por qué evolucionó el sexo? ¿Cómo los insectos sociales llegaron a ser tan cooperativos? ¿Por qué como todos los organismos vivos, nos enfermamos y nos morimos? Desde ese momento, cada teoría tenía que demostrar su coherencia con el implacable "egoísmo" sin concesiones de los genes. El resultado fue una serie de avances espectaculares intelectuales, lo que supuso una verdadera revolución que continua actualmente, en las ciencias de la vida. El libro de Richard Dawkins, El gen egoísta, que resume muchos de estos nuevos descubrimientos, cuando se publicó en 1976 con el aplauso general, y la denuncias igualmente vehementes de " la izquierda de la clase media”.
Al igual que Karl Marx y Friedrich Engels se opusieron a las teorías "utópicas" del socialismo, los darwinistas modernos se opusieron enérgicamente a todas las teorías evolutivas sensibleras y poco realistas. El Socialismo "utópico" fracasó porque nunca se enfrentó al capitalismo. Nunca explicó cómo pasar de "A" a "B" - de la lógica competitiva del capitalismo a su antítesis socialista o comunista-. En cambio, los soñadores "utópicos" no hicieron más que oponer sus visiones idealistas con las duras realidades de la vida contemporánea, sin preocuparse de comprender el funcionamiento del propio capitalismo. De manera similar, antes de la revolución del "Gen egoísta" en las ciencias de la vida, los biólogos habían usado la "cooperación" en el mundo animal como un principio explicativo sin haber explicado nunca de donde venía este principio. El gran mérito del nuevo darwinismo no era ser "utópico". Cuando se descubrió que los animales, se ayudaban entre sí o incluso arriesgan sus vidas unos por otros - como sucede a menudo - este altruismo debía explicarse y no sólo admitirse. Por encima de todo, cualquier altruismo en la conducta social debía conciliarse con el "egoísmo" replicativo de los genes de esos animales.Desde este punto de vista, el nuevo darwinismo casi se podría llamar la "ciencia de la solidaridad".
El egoísmo es fácil de explicar. El verdadero reto es explicar por qué los animales tan a menudo no son egoístas. Este es un desafío particular en el caso de los humanos, que - quizás más que cualquier otro animal - pueden participar en actos de valor y sacrificio en beneficio de los demás. Hay historias, cuya autenticidad se ha demostrado, como la de los soldados que durante la Primera Guerra Mundial se lanzaron sobre una granada explosiva, para salvar la vida de sus compañeros. ¿Se produjo este caso por el hecho de haberlo inculcado o enseñado laboriosamente al ser humano o era simplemente el poder de los instintos? Si siguiendo a los darwinistas, suponemos que las personas tienen en sí mismas la capacidad de ser naturalmente cooperativos y heroicos, entonces se produce una paradoja intelectual. ¿Por qué los genes que permiten habilitar el heroísmo - estos instintos valientes que en tiempos de crisis, pueden superar nuestros impulsos más cobardes y egoístas - no se eliminan en el curso de la evolución? El hombre que muere en la batalla no tendrá más hijos. Por el contrario, el cobarde puede dejar muchos descendientes.
Sobre esta base, ¿no deberíamos esperar que cada generación sea menos heroica y más egoísta - que la precedente?La teoría utópica de "selección de grupo" había oscurecido este problema proponiendo una respuesta demasiado fácil. El heroísmo trabajaba por el bien del grupo. El problema era que esto no explicaba cómo ese valor podría ser parte de la naturaleza humana, transmitida de generación en generación. Es precisamente esta dificultad la que movilizó a los nuevos darwinistas para encontrar una respuesta mejor. Cuando la solución se encontró, se convirtió en la piedra angular de la ciencia evolutiva.La solución al enigma radica en la idea de " valor selectivo inclusivo". La valentía en el combate se basa en instintos que no son tan diferentes de los que motivan a las madres a arriesgarse en defensa de sus hijos. Precisamente porque sus genes son "egoístas" -y no a pesar de este "egoísmo" - el coraje de una madre puede apelar a profundos recursos instintivos. Efectivamente, la madre que por instinto se arriesga en favor de sus hijos incluye a los niños como parte de su "yo" potencialmente inmortal. En términos genéticos, esto es realista porque sus hijos comparten sus genes. Es fácil ver por qué los genes "egoístas" de una madre pueden empujarla a comportarse de forma desinteresada - es decir, claramente en el mejor interés de los genes-. Una lógica similar podría llevar a los hermanos a comportarse de forma desinteresada los unos hacia los otros.
Lejos en el pasado evolutivo, los seres humanos evolucionaron en grupos relativamente pequeños basados en el parentesco. Cualquier persona con la que has trabajado, o con quien estás estrechamente relacionado, tiene una posibilidad estadística de compartir tus genes. De hecho, los genes habrían dicho: "Replícanos, para asumir riesgos y así defender a tus hermanos y hermanas" Nosotros, los seres humanos estamos diseñados para ayudarnos entre nosotros - y hasta morir por los demás - con la condición de haber tenido la oportunidad de formar lazos de unión. Hoy en día, incluso en circunstancias en las que tenemos muchas menos probabilidades de estar emparentados, esos instintos nos siguen empujando con tanta fuerza como antes. La noción de "solidaridad fraterna" no es totalmente dependiente de factores externos y sociales, como la educación o la propaganda. No tiene por qué ser inculcada en la gente en contra de su propia naturaleza. La solidaridad es parte de una antigua tradición - una estrategia evolutiva - que hace mucho tiempo se convirtió en el centro de la misma naturaleza humana. Es una expresión inapreciable del "egoísmo" de nuestros genes.
Chris Knight
Introducción de la CCI
Lo que sigue es una reflexión de un compañero de Chile que saca las conclusiones más correctas de la matanza de obreros en Sudáfrica[1].
Todos los servidores del capitalismo –desde la extrema derecha a la extrema izquierda- se empeñan en convencernos de que hay soluciones dentro de ese sistema. Durante muchos años nos vendieron como “gran solución” el “movimiento contra el apparheit” del Congreso Nacional Africano encabezado por el ensalzado Mandela, hoy podemos ver lo que hacen esos “progresistas” y esos “liberadores”: asesinar fríamente a obreros negros aplicándoles además leyes procedentes del periodo del apparheit. La conclusión es rotunda: no hay alternativas dentro del capitalismo, ni la supuesta “liberación nacional y social” de Mandela; ni la “liberación nacional” de Cataluña con el que ahora pretenden embaucarnos; ni “la austeridad” de Rajoy; ni “la austeridad con crecimiento” de Rubalcaba; ni los supuestos impuestos a las grandes fortunas de Hollande; ni el “sólo crecimiento” del Señor Lara; ni el “salvar España” de CCOO-UGT… Se trata de salidas imposibles para impedirnos la única salida posible: destruir el capitalismo en todos los países.
El compañero se ocupa en el lejano Chile de asuntos de Sudáfrica. Es una muestra clara del método internacionalista, de la visión y el compromiso internacionalistas que son lo fundamental de la clase obrera y la mejor vía para llegar a una solución frente a este mundo de sufrimientos y desastres que es el capitalismo. En lugar de que cada cual se ocupe de “sus asuntos más próximos” lo que significa encerrarnos en una visión falsa, divisionista y de enfrentamiento con los demás trabajadores y explotados; dotarnos de una visión mundial, global e histórica, sentirnos concernidos y solidarios por todo lo que sucede a nuestros hermanos en todo el mundo, sentirse parte de una lucha mundial. La única alternativa posible al capitalismo es la constitución de una comunidad humana mundial sin fronteras, sin división de clases, sin explotación del hombre por el hombre, y para llegar a ella, la visión mundial, la solidaridad mundial, el compromiso mundial, que manifiesta el compañero constituye el camino.
El 10 de agosto de 2012, en la mina de platino de Marikana –propiedad de la empresa británica Lonmin- 3000 trabajadores comenzaron una huelga para exigir la triplicación de sus salarios y mejores condiciones laborales.
Dos días más tarde, diez personas murieron en enfrentamientos entre dos sindicatos: el NUM (National Union of Mineworkers) y el AMCU (Association of Mineworkers and Construction Union). Ninguna de estas organizaciones representa los intereses de los trabajadores. El NUM es afiliado de la oficialista confederación sindical COSATU. El AMCU surgió en 1998 como una facción disidente del NUM y fue formalmente registrado como sindicato en 2001. Es una especie de sindicato "gremialista"[2], pues se considera a sí mismo "apolítico y no-comunista", características que supuestamente lo diferenciarían del NUM.
Tras los enfrentamientos, el NUM solicitó la intervención del ejército para "poner fin" a los hechos de violencia. El 16 de agosto, un grupo de mineros "armados" con machetes y palos se enfrentó a la policía. Ésta respondió con una represión brutal, disparó provocando la muerte de 34 obreros e hiriendo a otros 78. Se trató de la operación represiva más sangrienta desde el fin del Apartheid: La Masacre de Marikana.
Tras la matanza, 270 trabajadores -que habían participado en los disturbios- fueron arrestados. El jueves 30, la Fiscalía los acusó del asesinato de sus 34 compañeros caídos. La acusación se hizo en virtud de una antigua ley, según la cual, quienes participen en episodios violentos contra la policía pueden ser responsabilizados de los daños y pérdidas de vidas resultantes.
No sólo en Marikana se han alzado los obreros contra sus patronos. El 3 de septiembre, 60 mineros -que habían sido despedidos en junio pasado- bloquearon las puertas de una mina de oro en Modder East, reclamando su reincorporación al trabajo. Cuatro de ellos resultaron heridos debido a disparos de los guardias de seguridad.
Desenmascarando a la "Izquierda"
Sudáfrica es gobernada por una coalición tripartita integrada por el Congreso Nacional Africano (miembro de la Internacional “Socialista”), el Partido “Comunista” Sudafricano y la confederación sindical COSATU. Luego de los enfrentamientos del 14 de agosto, el SACP (South African "Communist" Party) emitió una declaración en la que insta a la policía a "actuar rápidamente y castigar a los gamberros -en alusión a los dirigentes del AMCU- que han sustituido la razón y el diálogo por las balas". ¿No nos recuerdan estas palabras a las que pronuncian los dirigentes de la UDI y RN[3] cuando hay manifestaciones en Chile? ¡La izquierda oficial es una farsa! Nos dicen que votemos por ella, pues de lo contrario le estaríamos "haciendo el juego a la derecha". Sin embargo, cuando ellos toman el poder político no hacen más que continuar con la explotación capitalista. La experiencia histórica así lo demuestra y ejemplos sobran: Desde la URSS hasta la reciente patraña llamada "Socialismo" del siglo XXI. Lamentablemente, muchos proletarios aún creen que todo lo que cínicamente se hacer llamar "comunista" o "socialista" es "bueno" o en su defecto, un "mal menor".
La hipocresía de las Democracias Occidentales
No sólo la hipocresía de la "izquierda" queda de manifiesto, sino también la de las Democracias Occidentales. Cuando una dictadura que no es del agrado de éstas -como la de Bashar Al Assad en Siria- arremete contra sus opositores, lloriquean y nos hablan de "libertad" y "respeto a los DDHH" en sus medios de comunicación. Sin embargo, en Sudáfrica, como en toda democracia liberal, el ordenamiento jurídico permite que "emprendedores" de todo el mundo inviertan en el país e instalen sus empresas. ¿Por qué ni la ONU ni la OTAN se han pronunciado condenando esta masacre? No olvidemos que la mina de Marikana es propiedad de la compañía británica Lonmin. No necesitan intervenir en el conflicto, pues el Estado sudafricano ya "reconoce y ampara" la propiedad privada de las empresas extranjeras en su territorio. Sin duda alguna, la democracia es la forma más eficaz de explotación capitalista. Detrás de toda esa maraña de "derechos" y "libertades" que la burguesía nos "reconoce" en sus textos legales, se esconde un sistema que consiste en la explotación del hombre por el hombre.
Conflictos étnicos: La burguesía distrae al proletariado de la lucha de clases
En tiempos del Apartheid, los habitantes de Sudáfrica se hallaban segregados en etnias o razas. La población eurodescendiente -la etnia afrikáner o bóer y los descendientes de colonos británicos- era la única que gozaba de derechos políticos. Los miembros de las etnias nativas -xhosa, zulú, basuto, etc- no eran considerados sudafricanos, sino ciudadanos de alguna de las diez reservas territoriales establecidas por el gobierno central. Estas reservas -que recibían el nombre de bantustán- fueron creadas bajo el gobierno de Hendrik Verwoerd (1958-1966) con la finalidad de alojar en ellas a la población "no blanca".
Aun cuando este régimen de segregación racial era favorable a los afrikáneres, siempre hubo sectores marginados del poder político dentro de esta etnia. Prueba de ello es la Rebelión del Rand (1922), una revuelta de mineros "blancos" que fue brutalmente reprimida por el ejército. Para amansar a los proletarios bóeres, el Estado racista sudafricano les garantizaba empleo, beneficios sociales y una vivienda subsidiada.
No sólo entre los afrikáneres hay antagonismo de clases, sino también entre las etnias nativas. Fue la burguesía "negra" la que encabezó la lucha contra el Apartheid, régimen segregacionista que llegó a su fin en 1994, cuando Nelson Mandela -líder del Congreso Nacional Africano- ganó las primeras elecciones presidenciales en que participó la población nativa. Zondwa Mandela -nieto del primer presidente "negro" de Sudáfrica- y Khulubuse Zuma -sobrino de Jacob Zuma, el mandatario actual- forman parte de Aurora Empowerment Systems, una de las empresas propietarias de la mina aurífera de Modder East. Dicha compañía ha sido reiteradamente acusada de explotar y negar las condiciones apropiadas de empleo a los trabajadores.
La llegada del CNA al poder sólo significó la renovación de la burocracia sudafricana. Aunque se puso fin a la segregación racial, los conflictos étnicos continúan. Los "blancos" -especialmente los afrikáneres- denuncian "discriminación inversa" por parte de las autoridades actuales. En la red, abundan los videos sobre la difícil relación entre las “razas” de Sudáfrica. Particularmente, me ha llamado la atención un video en el que entrevistan a una mujer afrikáner que vive en la pobreza. A continuación reproduzco sus palabras:
«Estamos luchando por nuestro idioma, estamos luchando por trabajo, entonces mi sentimiento es que lo único que hacemos es luchar todo el tiempo para sobrevivir»
Una vez más, la burguesía pone en práctica el viejo principio "divide y vencerás". En Sudáfrica, existen movimientos políticos que propugnan la autodeterminación del pueblo afrikáner. Entre ellos, podemos mencionar al Frente de la Libertad, el cual propone el establecimiento de un territorio exclusivo para la población bóer.
Los proletarios debemos evitar caer en el Nacionalismo, una trampa de la burguesía para dividir a nuestra clase. El capitalismo refuerza las diferencias preexistentes -étnicas, nacionales, religiosas, etc.- y crea otras nuevas -políticas, económicas ("aristocracia obrera" vs obreros que viven en la miseria), etc.-. Es imperioso promover la conciencia de clase frente a cualquier otro tipo de "identidad".
La experiencia sudafricana confirma que «la historia de todas las sociedades hasta nuestros días es la historia de las luchas de clases».
[1] El texto del compañero complementa y refuerza nuestro artículo Matanza en Sudáfrica: la burguesía lanza a sus sindicatos y su policía contra la clase obrera, ver https://es.internationalism.org/node/3453 [537]
[2] El Gremialismo es una corriente de pensamiento de la Derecha chilena que propugna la “despolitización” de los “grupos intermedios”. Para conocer con más detalle a esta ideología, recomiendo ver el documental suizo “Chile: orden, trabajo, obediencia” de 1977.
[3] [Nota de la CCI] UDI, Unión Democrática Independiente; RN, Renovación Nacional, ambos son partidos de derecha chilenos
Ante la bárbara matanza de trabajadores en Sudáfrica declaramos nuestra INDIGNACION y nuestra SOLIDARIDAD con los trabajadores. Se trata de un baño de sangre perpetrado por un gobierno que tiene todos los parabienes de las fuerzas "progresistas", por lo que reafirmamos alto y claro que TODA LA BURGUESIA sea cual sea el color con el que se disfrace -de izquierdas, de derechas, de "liberación nacional"- es ENEMIGA ACERRIMA del proletariado y de todos los explotados.
El 16 de agosto, en las minas de Marikana, al noroeste de Johannesburgo, 34 personas cayeron bajo las balas de la policía sudafricana que dejó heridas a otras 78. Varios centenares de manifestantes fueron también atacados. Inmediatamente, imágenes insoportables de ejecuciones sumarias dieron la vuelta al mundo. Pero, como siempre, la burguesía y sus medios de comunicación, escondieron la naturaleza de clase de esta huelga, reduciéndolo a la sórdida guerra que se está llevando a cabo entre los dos principales sindicatos del sector minero, jugando la vieja carta del “demonio del apartheid”.
A pesar de la inversión de varios cientos de miles de millones de euros para apoyar la economía, el crecimiento es lento y el desempleo masivo ([1]). El país ha basado parte de su riqueza en la exportación de minerales como cromo, oro, platino y diamante. Sin embargo, este sector, que representa aproximadamente el 10 % del PIB nacional, el 15 % de las exportaciones y más de 800 mil empleos, sufrió una fuerte recesión en 2011. La cotización del platino, del cual Sudáfrica posee el 80 % de reservas del mundo, se derrumba desde comienzo de este año.
Las condiciones de vida y de trabajo de los mineros, ya de por sí particularmente penosas, se han deteriorado fuertemente: pagados con salarios miserables, alojados en cuchitriles, permanecen a menudo 9 horas en el fondo de las minas sobrecalentadas y asfixiantes, y son ahora los que sufren los despidos, los paros de producción y el desempleo. Sudáfrica ha sido así escenario de muchas huelgas. En febrero, la mina de platino más grande del mundo, operada por Impala Platinum, ya había sido paralizada durante seis meses por una huelga. El gobierno dirigido por el Presidente Zuma , sucesor del emblemático Nelson Mandela, ha querido atajar esta dinámica, de acuerdo con los sindicatos. Porque el desarrollo de las luchas en Sudáfrica participa plenamente de las reacciones de la clase obrera internacional, ante la crisis mundial
En este contexto el 10 de agosto 3000 mineros en Marikana decidieron parar el trabajo para reclamar salarios decentes: “Somos explotados, ni el gobierno ni los sindicatos han llegado en nuestra ayuda [...] Las empresas mineras hacen dinero gracias a nuestro trabajo y no nos pagan casi nada. No podemos tener una vida digna. Vivimos como animales a causa de los salarios de miseria” ([2]). Los mineros inmediatamente comenzaron una huelga salvaje a la cual se unen dos sindicatos, la Unión Nacional de Mineros (NUM) y el Sindicato de la Asociación de Mineros y de la Construcción (AMCU), que se van a enfrentar violentamente para defender sus recíprocos intereses encerrando a los obreros en la trampa del enfrentamiento con la policía.
El NUM es un sindicato completamente corrupto y subordinado al poder del Presidente Jacob Zuma. El compromiso abierto de este sindicato y su apoyo sistemático al partido en el poder, el Congreso Nacional Africano (CNA), ha terminado por desacreditarlo ante los ojos de muchos trabajadores. Esta pérdida de crédito ha llevado a la creación de un sindicato dentro de sus propias filas con un discurso más radical: el AMCU.
Pero al igual que el NUM, el AMCU no se preocupa tampoco por los mineros: después de una campaña de reclutamiento físicamente muy agresiva, el sindicato aprovechó la huelga para permitir que sus grupos de choque pelearan con los del NUM. Resultado: diez muertos y varios heridos entre los mineros. Pero, más allá de la guerra de territorio, estos altercados intersindicales permiten intervenir a las fuerzas del orden para provocar un nuevo baño de sangre y dar un ejemplo para frenar la dinámica de la lucha de los trabajadores.
En efecto, después de varios días de enfrentamiento, Frans Baleni, Secretario general del NUM, hizo una buena jugada al llamar al ejército: “Hacemos un llamamiento para el despliegue de emergencia de las fuerzas especiales o de las fuerzas armadas de Sudáfrica antes de que la situación esté fuera de control” ([3])... ¿y por qué no un ataque aéreo sobre la mina, señor Baleni? Pero la trampa ya estaba tendida a los trabajadores. Al día siguiente, el Gobierno envió miles de policías, vehículos blindados y dos helicópteros (!) para “restablecer el orden”, ¡el orden burgués, por supuesto!
Según varios testimonios que, dada la reputación de las fuerzas de represión sudafricanas, son probablemente auténticos, la policía se tomó su tiempo para provocar a los mineros disparando sobre ellos con balas de goma y cañones de agua, lanzando gas lacrimógeno y granadas incapacitantes bajo el falso pretexto de que los huelguistas tenían armas de fuego.
El 16 de agosto, por supuesto, vista la fatiga y excitación alimentadas por los “representantes sindicales” que habían –feliz coincidencia de circunstancias– desaparecido repentinamente, algunos mineros irritados se atrevieron a “cargar” (sic) contra los policías con palos. ¿Cómo? ¿La chusma vil “carga” contra las fuerzas del orden? ¡Qué insolencia! ¿Pero que podrían hacer miles de policías con sus armas de fuego, sus chalecos antibalas, sus vehículos blindados, sus cañones de agua, granadas y sus helicópteros frente a una horda de 34 salvajes que “cargan” con palos? Disparar al montón... “para proteger sus vidas” ([4]).
Y esto da como resultado las imágenes absolutamente repugnantes, insoportables y monstruosas que conocemos. Pero, si la clase obrera no puede sino expresar su indignación ante tal barbarie, debe comprender que la difusión de estas imágenes también tenía por objetivo engañarnos subrayando que los trabajadores de los países “verdaderamente democráticos” tienen la oportunidad de marchar “libremente” detrás de sus banderas sindicales. También es una advertencia implícita arrojada frente a todos aquellos que en el mundo se atreven a dirigirse contra la pobreza y el sistema que la genera.
Inmediatamente después de la masacre, se alzaron voces por todo el mundo para denunciar el “demonio del apartheid” y multiplicar las declaraciones formales. La burguesía ahora quiere dar al movimiento una dimensión mistificadora desplazando el cuestionamiento hacia problemas étnicos y nacionalistas. Julius Malenna, expulsado del CNA en abril, se trasladó periódicamente a Marikana para denunciar a las empresas extranjeras, reclamar la nacionalización de las minas y la expulsión de “grandes terratenientes blancos”.
Haciendo gala de la hipocresía más grosera, el Presidente Jacob Zuma declaró a la prensa: “tenemos que revelar la verdad sobre lo que ocurrió aquí, por eso he decidido establecer una Comisión de investigación para descubrir las verdaderas causas de este incidente”. La verdad es ésta: la burguesía intenta engañar a la clase trabajadora para ocultar la lucha de las clases bajo la falsa explicación de la lucha entre razas. Pero ese engaño es un poco insulso: ¿no fue un gobierno “negro” el que respondió a la convocatoria de un sindicato “negro” desplegando su policía? ¿No es acaso un gobierno “negro” el que ha hecho todo esfuerzo legislativo para mantener a los mineros en indignas condiciones de vida? ¿No es un gobierno “negro” el que emplea a oficiales de la época del apartheid y vota las leyes que autorizan a “disparar a matar”? Y este gobierno “negro”, ¿no ha salido de las filas del CNA, el Partido liderado por Nelson Mandela, célebre en el mundo entero como campeón de la democracia y la tolerancia?
En la noche del 19 al 20 de agosto, esperando sacar ventaja, la dirección de Lonmin, una empresa que explota la mina, ordena a los “3000 empleados en huelga ilegal regresar al trabajo para el lunes 20 de agosto, de lo contrario se enfrentarán a un posible despido” ([5]). Pero la ira y las condiciones de vida de los mineros son tales que dirigen una negativa explícita a la dirección, prefiriendo exponerse a los despidos: “¿Es que despedirán también a los que están en el hospital y la morgue? De todos modos, es mejor que nos pongan a la puerta porque aquí se sufre. No van a cambiar nuestras vidas. Lonmin se burla de nuestro bienestar, hasta ahora se han negado a hablar con nosotros, nos enviaron a la policía a matarnos” ([6]). Mientras que Lonmin debía recular rápidamente, el 22 de agosto la huelga se extendía, con las mismas reivindicaciones, a varias minas operadas por Royal Bafokeng Platinum y Amplats.
En el momento en que escribimos estas líneas, es todavía imposible saber si las huelgas se desplazaron hacia un terreno de conflictos interraciales o continuaron expandiéndose. Pero, lo que mostró explícitamente la masacre de Marikana es la violencia de un Estado democrático. Negros o blancos, los gobiernos están dispuestos a todas las masacres contra la clase obrera.
El Genérico, agosto 2012
[1]) La tasa de desempleo ascendió oficialmente a 35.4 % al final del año 2011.
[2]) Citado en Le Monde del 16 de agosto de 2012.
[3]) Comunicado del NUM del 13 de agosto de 2012.
[4]) Declaración de la policía después de la masacre.
[5]) Comunicado de Lonmin el domingo,19 de agosto de 2012.
[6]) Citado por www.jeuneafrique.com [556], 19 de agosto de 2012.
Una compañera ha escrito una serie de textos sobre la situación de la lucha de clases en España y sus perspectivas. Cargamos los textos con la intención de que se suscite un debate
Hemos recibido de la compañera Aurora Despierta 5 documentos donde hay reflexión, aportes y propuestas sobre la situación actual del capitalismo y la lucha del proletariado. La compañera defiende posiciones claramente revolucionarias aunque no compartimos todo lo que dice. Sin embargo, conforme a nuestra orientación, acogemos en nuestra Web, textos y contribuciones, los cuales aportan elementos para la lucha proletaria, alimentando un debate entre sus minorías más comprometidas.
Los textos de la compañera son bastante extensos y queremos comprender bien todo lo que defiende para no caer en interpretaciones erróneas que dificultarían la discusión. De ahí que la respuesta que nos proponemos realizar nos tomará un tiempo porque no queremos precipitarnos, ir a las cuestiones centrales y favorecer así un verdadero debate.
Entre tanto, invitamos a quien lo desea a participar en el debate, exponiendo los puntos de vista que le sugieran las contribuciones de la compañera.
No necesitamos Cortes Constituyentes, ni referéndum de CCOO-UGT, sino avanzar en unificar las luchas, hacer fracasar la estrategia del capital español y europeo (Reforma Laboral, Pacto, Tratado, Ley de Estabilidad, y otras), que ningún otro gobierno ni Cortes tomen el relevo en esa política
Me informan de que la Plataforma ¡En Pie! mantiene su convocatoria y en sus términos, pese a las reuniones e intentos por reconducirla. Aunque no puedo enterarme de más, saco del cajón este texto. Ya no caben más contemplaciones ni esperas con la Plataforma A los Pies del capital.
La Plataforma ¡En Pie!, por medio de internet, ha lanzado un Manifiesto llamando a rodear el Congreso de los Diputados, en Madrid, el día 25 de septiembre, a fin de provocar la dimisión del Gobierno del PP, del Rey, la disolución de las Cortes y la convocatoria de Cortes Constituyentes para elaborar una nueva Constitución, y satisfacer determinadas reivindicaciones. Tras su aparente radicalidad y populismo, tras el atajo, se esconde una trampa. La clase trabajadora no tenemos por qué estar eligiendo entre esta convocatoria aventurera y antiobrera o el sabotaje a la lucha de CCOO y UGT. [Para ver bien el cartel de la imagen: clic sobre ella. Situarse encima, ratón derecho: “Abrir imagen en nueva pestaña” o “Ver imagen” o Copiar o Guardar]
Enterada por el programa “Al rojo vivo” de la 6ª tv, me han pasado el Manifiesto de la Plataforma y poco más. Es suficiente. Antes de entrar de lleno a analizar sus propuestas (Cortes Constituyentes, etc.), quiero hacer unas observaciones que ayudarán a entender mejor de qué se trata y mi actitud.
No se puede convertir en progresista o revolucionario lo que en sus fundamentos es reaccionario aunque aparente lo contrario, como demostraré. Un movimiento de la clase trabajadora con confusiones se puede superar más allá de su planteamiento inicial. Pero no lo que desde su inicio es una iniciativa aparentemente pequeño burguesa que pertenece al campo de la burguesía y es una amenaza para los trabajadores/as, tanto mayor cuanta más gente confusa quede atrapada en sus redes porque está furiosa y quiere “hacer algo”. Hay que rechazarla, no pretender modificarla y llevarla más lejos. No la necesitamos para nada, podemos impulsar nuestro movimiento. No corramos el riesgo de caer en una trampa. No hay razón para acudir al 25-S. La lucha que nos llevará a la victoria es de corredor de fondo y contra otros objetivos. No nos dejemos llevar por la impaciencia y los falsos atajos que favorecerían nuestra derrota.
En una primera lectura, la indignación y la denuncia de la situación actual recogida en sus dos primeros párrafos, puede dar el pego, aunque no se puede tratar a todas las fuerzas políticas por igual, acusándolas a todas de “enriquecimiento desmedido e ilícito”. Pero cuando lees todo el Manifiesto, te das cuenta de que es un cebo demagógico y populista para que caigamos en la trampa. Porque los intereses que defienden no escapan de los de la burguesía, como lo demuestran sus propuestas. En sus denuncias y objetivos, a pesar de la aparente radicalidad de la exigencia de Cortes Constituyentes, están incluso por detrás de los más conciliadores sindicatos. Y explico y demuestro por qué.
Unos trabajadores/as con una elemental conciencia de clase, y una mínima base teórica socialista (no significa miliar en ningún partido, y menos en el PSOE), nunca habrían escrito este Manifiesto. Unos trabajadores/as se habrían presentado como trabajadores/as y dirigido su llamamiento sobre todo a sus compañeros/as de clase, distinguiéndose de otros ciudadanos como la burguesía y sus servidores en el Estado (partidos políticos burgueses, alta burocracia, militares, policías). Es muy llamativo y revelador que en el Manifiesto no figuren ¡ni una sola vez! las palabras “trabajadores”, “clase”, “huelga”. Aunque exigen “La derogación inmediata de los recortes y de todas las reformas en contra del estado de bienestar”, la contrarreforma laboral no es exactamente un recorte, ni parte del “Estado de bienestar”, y en todo caso, ningún trabajador/a se habría olvidado de mencionarla expresamente como una gravísima agresión contra nuestra clase a favor de todos los burgueses, sean grandes, medios, pequeños o micros. ¿No será porque los autores del Manifiesto tienen afinidades, cuando menos, con los empresarios micros y pequeños?
Un trabajador/a con una mínima conciencia sabe que los ataques le vienen también de la Unión Europea del Capital, de una estrategia común de toda la burguesía (pactos, tratados, condiciones, rescates) y del papel del Banco Central Europeo. Pero no encontraréis ni una palabra sobre esto, porque no quieren que hagamos fracasar esa ofensiva estratégica, ni nos unamos los trabajadores/as europeos.
Un trabajador/a mínimamente consciente pondrá en el centro de sus denuncias al sistema capitalista, al régimen asalariado del trabajo, y al Estado burgués que lo protege, en lugar de a “los políticos” (a bulto), como rezuma este Manifiesto. Meterse con “los políticos” pero no cuestionar para nada el trabajo asalariado, y ver, como la Plataforma, en el Estado burgués ¡la solución! a los problemas (¡cuando es parte fundamental del problema!), es de lo más burgués y puede llevar a derivas antidemocráticas.
Un trabajador/a consciente no ataca a los banqueros, etc., por su “avaricia”, sino al capitalismo en su conjunto (financiero, agrario, extractivo, industrial, comercial...), por su propia dinámica de funcionamiento basada en la acumulación, en forma de capital, de trabajo no pagado o plusvalía, que hace que la explotación sea inevitable haya más, menos o ninguna avaricia en el burgués. En este Manifiesto, nos encontramos con referencias a los “mercados”, el “poder económico”, la “oligarquía intocable”, la crisis considerada sólo en términos de “estafa”, o de “pretexto” para las agresiones, “la avaricia de los grandes intereses”, la acusación genérica a “banqueros, políticos y empresarios”, pero no al capitalismo y su funcionamiento inevitable.
Un trabajador/a consciente sabe que es precisamente el Estado burgués el encargado hoy de desmantelar el “Estado de bienestar” (los gastos sociales, funcionarios y empleados) como parte de la estrategia conjunta de la burguesía española y europea de abaratar al máximo los costes salariales y sociales de la clase trabajadora y sectores populares, a fin de preservar mejor sus ganancias. Para ello se sirven entre otros del Pacto de Estabilidad y Tratado de Estabilidad de la UE y la Ley de Estabilidad con fecha tope de 2020. Por tanto la solución no puede venir del Estado burgués, sino de la lucha de los trabajadores/as como clase capaz (huelgas, etc.) de derrotar esa estrategia de la burguesía, comprendiéndola a fondo, y derogando sus tijeras y hachas (Pacto, Tratado y Ley de Estabilidad, y derivadas). El Estado tiene una naturaleza de clase burguesa, para proteger el capitalismo, poniendo algo de orden en sus disputas y descarríos, sirviendo de garrote contra los trabajadores/as, y en las luchas contra las burguesías de otros estados (guerras). Pero la Plataforma pretende que el problema del Estado no es intrínseco a su propia naturaleza, sino que esté manipulado por esos sectores como si pudiese ser realmente de otra manera y estar al servicio de la “soberanía popular”, por lo que la solución vendría a través del Estado burgués con una nueva Constitución y representación electoral en las Cortes. Un trabajador/a consciente ve la solución definitiva en la superación del capitalismo y el desmantelamiento de su Estado, no en quitar o poner a unos políticos y hacer nuevas Cortes burguesas, ni en palabras lindas y brindis al sol “por una Sociedad más justa”, “reparto equitativo de la riqueza”, etc., que no son más que un camelo capitalista
Para llegar a la mayoría no se necesita el discurso burdamente populista del Manifiesto. Tal discurso responde a unos intereses de manipulación de masas. Se puede tener un discurso y utilizar un lenguaje al alcance de la mayoría, que sin embargo sea la expresión de un pensamiento social y políticamente profundo y de verdad progresista y revolucionario, y aquí, desgraciadamente, no hay ni lo uno ni lo otro.
Sin embargo, en este Manifiesto, sólo encontramos el más bajo, demagógico y adulador populismo ciudadanista (“nosotros, personas comunes”, “gente común”, “ciudadanos”), dirigiéndose a “toda la ciudadanía” sin distinción de clases; las ilusiones, mitos y fantasías de la clase media radicalizada, de la pequeña burguesía, es decir, sobre todo, supongo, de los profesionales titulados y universitarios que se ven maltratados por el capitalismo, con sueldos bajos, en paro o debiendo emigrar (como en los años 50 y 60 del siglo pasado, los campesinos, trabajadores/as asalariados de baja cualificación o represaliados), pero que siguen depositando sus esperanzas de promoción en papá Estado burgués una vez hecha la limpieza de los actuales políticos.
El populismo y la superficialidad de sus planteamientos, delatan su interés por ocultar las causas profundas de la grave situación y su dinámica, que se encuentran en la naturaleza del capitalismo, en el régimen asalariado del trabajo, en su decadencia histórica, de su crisis actual y de su futuro y de quiénes son los que pueden construir otra civilización: la clase trabajadora. Su anticapitalismo y anti-neoliberalismo son un camelo porque ¡ni mencionan a los trabajadores! Un diagnóstico del todo equivocado, da lugar a remedios peligrosos. Denuncian estafas y fraudes pero no la “estafa” primordial, la del trabajo no pagado como origen de la ganancia gracias al régimen asalariado del trabajo, tal vez porque aspiren a ser “emprendedores”, micro o pequeños empresarios. Pero pretenden haber descubierto las “raíces tan profundas” y plantean unas exigencias que no pasarían de ser como el pastoreo del ganado que come la hierba pero deja sus raíces, de modo que las hierbas (malas en este caso) brotaran con fuerza renovada.
Si Marx y Engels, en su Manifiesto Comunista, parten de y responden a los intereses internacionales de la clase trabajadora y con ella los de la Humanidad; los de Plataforma ¡En Pie!, en su Manifiesto, parten de los pequeños burgueses radicalizados con una perspectiva nacional y, sean o no conscientes de ello, responden a los intereses de la burguesía española y del resto de la Unión Europea, contra la clase trabajadora, como demostraré.
La Plataforma ¡En Pie! no pretende sólo la dimisión del Gobierno, sino la disolución de las Cortes y un nuevo proceso constituyente. Las referencias a las soberanía popular, etc., pueden sonar muy bien, pero son profundamente engañosas. La vida social y política no se mueve según nuestros deseos y discursos, sino según una “leyes” propias de la lucha de clases. Supongamos, y ya es demasiado suponer, que se disolviesen las Cortes y se llamase a un proceso constituyente. ¿Quién constituiría? ¿La voluntad del pueblo, de toda la ciudadanía? ¿Acaso no son ciudadanos y de mil maneras influyentes –poderoso caballero es don dinero– los directivos y propietarios de los grandes paquetes de acciones de los bancos, de las industrias del automóvil, química, armamento, construcción, de las cadenas comerciales, de las fincas agrarias, de las flotas pesqueras, etc.; y dándoles la mano, los altos burócratas del Estado, jueces, generales, jefes de policía, etc.? La sociedad tiene un carácter de clase bien claro: es el capitalismo, basado en el régimen asalariado del trabajo, por el que una clase (la burguesía) se apropia del trabajo no pagado de otra (la clase trabajadora o proletariado) y el Estado que inevitablemente surge de ella protege esta “estafa”. Si no luchas contra el capitalismo y no quieres que la sociedad sea un auténtico caos, debes preservar su funcionamiento. Esto, unido al poder e influencia de la burguesía, se traduce en que el poder constituyente no está en manos del “pueblo”, sino del capitalismo, de la burguesía. Además, tiene el Ejército y la policía, que por su extracción social, organización, disciplina de cuerpo, función e ideología, se identifica y protege los valores del capitalismo, y tiene como su finalidad mantener este orden social. Por eso la Transición resultó lo que resultó, por mucho que desde cierta “extrema izquierda” se reclamase una Asamblea Constituyente más rupturista con el franquismo, pero burguesa, para la que ni siquiera existía la debida correlación de fuerzas porque la burguesía, entre derecha e izquierda, se había decidido por la transición pactada.
Por si fuera esto poco, están los partidos políticos de la burguesía, que bien podrían transformarse camaleónicamente en otros. Y por diferentes que sean, por mucha reforma electoral que se haga de modo que a la izquierda más a la izquierda se le reconozca la representación en votos que tiene, el papel del Estado de gestión de esta sociedad, bajo la presión de “los mercados”, hará que releven al PP en llevar adelante el programa de la burguesía española que es también de la Unión Europea: contrarreforma laboral, Pacto, Tratado y Ley de Estabilidad, que suponen derrotar para esta década a los trabajadores/as, abaratarnos y empobrecernos con la reducción de los salarios, el poder totalitario de la patronal en la empresa, y el desmantelamiento efectivo del “Estado de bienestar”.
Las Cortes Constituyentes sólo responde a las pretensiones de unos pocos, para pasar de la Monarquía o a no se sabe bien qué. En cualquier Constituyente, teniendo en cuenta la permanencia del capitalismo y de su Estado burgués (bajo régimen franquista, monárquico constitucional, republicano, presidencialista caudillista…), quien constituye no es “el pueblo”, menos la clase trabajadora, sino quien tiene de verdad el poder para constituir, quien constituye el poder fáctico real, la burguesía con su dominio de los medios de producción, lo que garantiza por el monopolio de las armas a través de los ejércitos y policías. Y quien lo niegue, o es un completo ignorante de la historia real, o un mentiroso.
Para colmo, lo único de verdad organizado y con poder son los partidos políticos que defienden el capitalismo, sea en su versión neo-liberal y cada vez más demo-ultraderechista (PP) o keynesiana de izquierda (Izquierda Unida) o intermedia (el PSOE), y unos sindicatos serviles al capital o que tienen las limitaciones del sindicalismo que los convierten en obstáculos para avanzar en la lucha. Ahora Izquierda Unida (Llamazares, Sánchez-Gordillo) ven con buenos ojos el 25-S (la 6ª tv), sobre todo porque con unas reformas tendrían mayor representación parlamentaria y no importándoles la trampa y los riesgos que supone. Movimientos plurales e interclasistas, con alguna posibilidad de evolución contra el capitalismo, como el 15-M, para nada se pueden equiparar a lo que podría ser un movimiento autoorganizado en base a las asambleas y sus coordinadoras de la clase trabajadora en lucha generalizada por sus reivindicaciones contra el capitalismo y por hacer fracasar la estrategia de la burguesía para derrotarla antes de 2020.
Pretenden hacernos creer los de la Plataforma que son muy listos, que la burguesía y los políticos a ellos no les engañan, y quieren hacernos tragar lo que ellos ya se han tragado: el cebo de la “verdadera democracia”, la “soberanía popular”, el “trabajo justamente remunerado”, el “derecho al trabajo”, con el anzuelo de la democracia burguesa, el Estado burgués, el capitalismo, el explotador régimen asalariado del trabajo. En vez de ir a la raíz y centrarnos en lo que de verdad nos conviene, desviarnos, desperdiciar fuerzas y tiempo mientras la burguesía nos derrota antes de 2020 y tal vez por décadas.
Los partidos se alternan en el gobierno (hoy PP, mañana PSOE u otro), el régimen cambia (franquismo, monarquía constitucional, república, fascismo), pero el Estado burgués permanece (burocracia, jueces y fiscales, cárceles, ejército, policía…), para garantizar la continuidad del régimen asalariado del trabajo (cada vez peor), que otorga a la burguesía su poder en base al trabajo no pagado.
Los convocantes creen y/o quieren hacernos creer que con una nueva Constitución y Cortes, se podrán solucionar los problemas de los trabajadores/as. Estoy de acuerdo con la “derogación inmediata de los recortes y de todas las reformas en contra del estado de bienestar”. Pero lograr estos objetivos no pasa por unas Cortes Constituyentes ni nuevas elecciones, sino por el fortalecimiento de la clase trabajadora contra la estrategia de la burguesía española y europea, plasmada en la contrarreforma laboral, el Plan, el Tratado y la Ley de Estabilidad, y demás leyes y medidas, para hacerla fracasar con las huelgas y derogarlas, y para ello avanzar en la dirección de la unidad de los trabajadores/as europeos contra esa estrategia conjunta de la burguesía europea. El fortalecimiento de la clase trabajadora y debilitamiento de la burguesía nunca pasará por las alturas, por las instituciones del Estado burgués, sino por abajo, en los centros de trabajo y en la calle, desarrollando la autoorganización y las reivindicaciones de los trabajadores/as, no de los pequeños burgueses desesperados por alcanzar alguna cuota de poder.
Una vez dimitido el PP, y ya que todos los partidos del parlamento son unos impresentables según la Plataforma, con unas nuevas elecciones ¿qué gobierno saldría? ¿un gobierno de concentración de esos partidos? ¿un gobierno con un “tecnócrata” como presidente que ni siquiera habremos elegido? ¿para llevar exactamente qué política? Porque si los partidos incumplen sus promesas electorales, lo mismo ocurrirá con las promesas de este “proceso Constituyente” si es que no tienen ya preparado algún “programa oculto” más siniestro. Sin duda su eje será derrotarnos cuanto antes, con el tope de 2020.
Esta consigna de Cortes Constituyentes puede volver a surgir por iniciativa de partidos reconocidos de la burguesía en el caso de que la crisis del Estado se profundice tanto que, con objeto de “echar un hueso” a los trabajadores/as y sectores populares para que nos entretengamos con él, y de reorganizar sus fuerzas, les convenga realizar cambios institucionales importantes; cambiar lo secundario para que permanezca lo principal, y así asegurar mejor la continuidad de su poder. El Plan B para derrotarnos.
Por mucho que estos pequeños burgueses lo crean, no hay atajos, “trucos de magia potagia”, en la lucha de clases. Los atajos, “la definitiva movilización”, no existen, y demuestran la profunda ignorancia sobre la naturaleza y dinámica de la lucha política en la sociedad de clases en el capitalismo decadente y con las necesidades que tiene el gran capital ante todo de derrotar a la clase trabajadora para 2020.
Los trabajadores/as debemos recomponer nuestra unidad, autoorganización asamblearia y conciencia como clase y fuerza social revolucionaria. Y esto es una labor en profundidad, de corredor de fondo, a veces muy discreta, poco visible, sin efectismos ni espectacularidades, por una vía que no debe dar crédito a las encerronas y los timos que plantean los pequeños burgueses y la burguesía, ni tampoco a sus provocaciones para conseguir una aceleración de la derrota de los trabajadores/as. Porque la lucha, para triunfar, va a ser prolongada; primero hay que salvar hasta 2016 (finales de 2015 término legislatura PP) y 2020 (Ley de Estabilidad) y mirando hacia los 30 con su tremenda crisis. La pequeña burguesía, a diferencia del movimiento de los trabajadores/as asalariados, no puede tener un proyecto propio de sociedad que sea diferente del capitalismo y por eso, en su desesperación, se precipitan y juegan todo a una carta, pero quieren que la carne de cañón la pongamos nosotros.
¿Quieren un verdadero proceso constituyente y que los electos a las instituciones representativas no tengan privilegios y sean revocables en cualquier momento? No será por unas Cortes Constituyentes del Estado burgués, sino por un proceso revolucionario encabezado por la clase trabajadora, para desmantelar el capitalismo y su Estado, e instaurar una nueva civilización, sin régimen asalariado del trabajo, sin explotación, organizada sobre todo a partir de los Consejos de Trabajadores, en base a procesos asamblearios. Este es el único proceso constituyente por el que vale la pena prepararse para luchar y el único del que de verdad cabe esperar soluciones a los problemas llegando hasta la raíz de los mismos.
Pero estos pequeños burgueses no se plantean avanzar hasta ahí, sino cortarnos el camino, porque ven su salvación en el Estado burgués. Con las Cortes Constituyentes y ascendidos al poder los políticos que ellos impulsarán, muchos de los promotores de esta iniciativa se olvidarán de las reivindicaciones que hoy plantean, porque ya no serán los “ingenuos y soñadores” de hoy, se harán “mayores”, “madurarán”, serán “responsables”, “realistas”, y abandonarán las “utopías” que antes defendieron, y lo harán, con la ayuda de la policía y el Ejército, contra los trabajadores/as que quieran de verdad solucionar los problemas. Oiremos de su boca el discurso mentiroso que hoy nos lanza el PP “no nos gusta, no es lo que quisiéramos, pero no hay remedio, es lo que debemos hacer”.
Estoy de acuerdo en que debemos conseguir la dimisión del gobierno, pero no tendrá ningún valor si no es porque estamos comprendiendo bien, desgastando, debilitando, haciendo fracasar la estrategia conjunta de la burguesía española y europea, es decir, echando abajo su contrarreforma laboral, de jubilaciones, sus Pacto, Tratado y Ley de Estabilidad y demás leyes, porque de lo contrario harán cambios para darnos gato por liebre y cualquier gobierno que les suceda les relevará en esa política. Y para eso necesitamos un largo proceso de huelgas, unificándose, extendiéndose y HG de verdad.
Es justo exigir una reforma fiscal y la derogación de la “amnistía fiscal”, pero si no queremos caer en ilusiones engañosas debemos entender por qué el Estado ni siquiera persigue a fondo el fraude fiscal que sólo de las grandes empresas supone unos 50.000 millones de euros al año y ¡equivale al déficit anual del Estado!. ¿No será porque en las condiciones actuales, el gran capital requiere que se le toque lo menos posible la tasa de ganancia que se vería algo reducida si desapareciese el fraude fiscal y se hiciese una reforma progresiva de la fiscalidad? Porque la cuestión está en a dónde va la plusvalía, el trabajo no pagado, si a las cuentas de la empresa, los bolsillos del empresario o al Estado y vía transferencia en los gastos sociales, encareciendo (para el capital) el coste de mantenimiento de la clase trabajadora. Y la burguesía, empujada por la crisis del capitalismo, ya tiene la estrategia de abaratarnos vía el Pacto, Tratado y Ley de Estabilidad, que son muy rigurosos en el establecimiento de límites de déficit y deuda (a costa de los gastos sociales en la práctica), pero no dan ninguna prioridad a la lucha contra el fraude fiscal y menos a una reforma progresiva de la fiscalidad. Así que si en algún momento se puede conseguir esa persecución y reforma será porque deben hacer una concesión al estar nosotros haciendo fracasar la Ley de Estabilidad, cuestionando por tanto el Tratado de Estabilidad de la UE del que es hija, y el recorte a los salarios y gastos sociales. Pero nuestro objetivo final no es una mayor transferencia de la plusvalía a los trabajadores/as en gastos sociales vía Estado, sino acabar con la producción de plusvalía y por tanto su apropiación por el capital, esto es, suprimir el régimen asalariado del trabajo.
La auditoria de la deuda pública es una reivindicación justa, pero otra ilusión de quienes sueñan con una solución nacional a la crisis. La reforma del artículo 135 de la Constitución, con la iniciativa del PSOE en el gobierno y el apoyo del PP (agosto y septiembre de 2011), ha establecido claramente que el pago de la deuda tiene prioridad absoluta sobre cualquier otro gasto del Estado (o sea, los sociales y salariales) y que no se discute si se ha aceptado al constituirse, o sea, que de auditorias nada. Esta reforma de la Constitución lo ha sido en previsión del Tratado de Estabilidad de la Unión Europea que la mayoría de los partidos han ratificado el 21 de junio de 2012. Y la deuda ha sido blindada por la Ley de Estabilidad del 27 de abril. No son leyes meramente nacionales, sino que responden una vez más a la estrategia conjunta del capital español y europeo. Por tanto, exige una respuesta no sólo a nivel de España, sino de la unidad de los trabajadores/as europeos que también estarán afectados por sus propias leyes nacionales en aplicación del común Tratado de Estabilidad de la UE. En lugar de perder el tiempo pidiendo una auditoria que no van a hacer, lo que debe exigirse es la derogación de la Ley de Estabilidad, de la reforma del artículo 135 de la Constitución y, de la mano de trabajadores/as de Europa, del Tratado de Estabilidad ratificado, del que todas ellas son hijas obligadas. Una vez derogadas, derrotada la estrategia de la burguesía, tanto en España como en otros países euros, se podría proceder a la auditoria, porque la banca alemana, francesa, etc., ya no podría obligarnos a pagar toda esa deuda, porque tendría también la presión de sus propios trabajadores/as. Pero siendo importante, lo más importante no es la auditoria, sino unir y fortalecer a la clase trabajadora europea, hacer fracasar la estrategia para derrotarnos a todos (también alemanes) para antes de 2020, y entonces ya veremos el paso que más nos conviene dar. [Sobre el Tratado y Ley de Estabilidad, mi texto, desde el mencionado al final]
La creación de nuevos empleos depende de la correlación de fuerzas entre la clase trabajadora y la estrategia de la burguesía de abaratar los costes salariales y sociales, para lo cual necesita de una gran masa de paro que presione a la baja los salarios. Pero esto no depende sólo ni sobre todo de su voluntad, ni de nuestra presión, pues es una lacra intrínseca al capitalismo, al proceso espontáneo de acumulación de la ganancia, su crisis y decadencia, que seguiremos arrastrando con gran peso cuando menos durante la próxima década de los 20, como anuncian las previsiones del FMI y CES. No hay manera de reducirlo de forma notable si no se consigue un enorme cambio en la correlación de fuerzas entre la clase trabajadora y la burguesía y esto no ocurrirá tampoco gracias a ningunas Cortes, sino a la lucha de los trabajadores/as españoles cada vez más unidos con los de otros países intervenidos o no, contra la estrategia conjunta de la burguesía europea. Exige derogar la contrarreforma laboral que facilita y abarata los despidos individuales y masivos, y somete a los trabajadores/as a la dictadura de la patronal en la empresa. Pero aun así sería muy difícil, pues depende de la evolución del capitalismo y no tendrá una solución definitiva hasta que no acabemos con el régimen asalariado del trabajo. Por eso, en tanto, teniendo en cuenta que el desempleo no se va a resolver ni en meses, ni en uno, dos, ni cinco años, sino que en plena década de los 20 todavía tendremos como mínimo más dos millones de parados (los correspondientes a la construcción), debemos exigir una prestación por desempleo indefinida. El Manifiesto pretende una ilusoria solución al problema del paro, se refiere a la creación de empleo, pero no denuncia la contrarreforma laboral, ni llama a la lucha de los trabajadores/as por el stop a los despidos y contra el capitalismo mediante la huelga y las huelgas generales. Prefiere quedarse en discursos melifluos y brindis al sol que no llevan a nada. Su pánico a la clase trabajadora es tal que incluso aquí sólo se atreven a hablar de “la gente común” ¡patéticos!
Me parece justa la reivindicación de stop a todos los desahucios. La del parque de viviendas de alquiler social con las de los bancos y cajas ayudados con fondos públicos, choca contra las necesidades de la banca de sanearse cuanto antes vendiendo las viviendas, por lo que es imposible incluso con Cortes Constituyentes.
La Plataforma lanza estas reivindicaciones porque sabe que son brindis al sol, sobre todo si no hay una potente lucha de la clase trabajadora a la que precisamente rehuyen y ponen en riesgo. Y son un gancho pues dependerían de las Cortes Constituyentes, su más serio objetivo (tal vez ni siquiera el verdadero).
El eje que atraviesa todo el Manifiesto es: en lugar de centrarse en constituir una fuerza social en un proceso desde abajo, autoorganizado, dando el protagonismo a la clase trabajadora y sectores populares no explotadores, unificando las luchas, cambiando la correlación de fuerzas con la burguesía en las empresas, centros de estudios, barrios, creando lazos con los trabajadores/as europeos, lo que hace es impulsar un pseudo-proceso de “autoorganización” cuya finalidad no es más que subordinarlo para centrarlo todo en un proceso por arriba, y limitado a España, en las instituciones del Estado burgués, en las Cortes, pretendiendo que podemos hacerlas nuestras, en vez de reconocerlas como las garantes del capitalismo, como el instrumento de la burguesía para derrotarnos, aplastarnos y masacrarnos. Es más, un gobierno de izquierdas que pretendiese resistirse al capital, no tendría ninguna oportunidad si no hubiese previamente una clase trabajadora autoorganizada fuerte. No se puede construir la casa por el tejado. En lugar de liberarnos de ese moderno opio para el pueblo, pretenden engancharnos más a él. Esto no es anticapitalismo, ni anarquismo, ni leches en vinagre. Es un programa burgués, haciendo que esperemos del Estado burgués la solución a nuestros problemas, lo que refleja, en el mejor de los casos, las ilusiones propias de la pequeña burguesía. Pretenden “deconstruir” un régimen, pero sobre todo destruir la conciencia de clase (anticlases) de los trabajadores/as.
No existe para la clase trabajadora la solución nacional y a través de la “democratización” del Estado burgués a la crisis histórica del capitalismo y su deriva a peor. El aislamiento nacional será nuestra derrota (como en Grecia, etc.). Lo que necesitamos es una estrategia local y europea en una lucha prolongada para hacer fracasar la del gran capital español y europeo para derrotarnos antes de 2020 (a poder ser en la actual legislatura del PP). Nuestra esta estrategia pasa fundamentalmente por echar abajo, en Europa el Tratado de Estabilidad, y aquí su versión española, la Ley de Estabilidad, pues es la pieza central de su estrategia para derrotarnos antes 2020 y liquidar después el “Estado de bienestar” e impedir que pongamos límite al Cambio Climático.
En Euskadi y Navarra, los sindicatos nacionalistas ELA y LAB, más CNT, CGT y otros, han convocado Huelga General (HG) para el día 26 de septiembre. Lo mejor sería que se uniesen también CCOO y UGT como hicieron en la Huelga General del 29 de marzo. Por ello CCOO y UGT se vieron obligados a convocarla también para toda España el mismo 29 de marzo. Pero esta vez no están por la labor, y CCOO Euskadi pide a los convocantes que se echen atrás en aras de la “unidad”. Ahora CCOO y UGT pretenden retrasar y eludir todo lo posible la Huelga General (HG) con la convocatoria de un referéndum por el gobierno, y como se negará, con la realización de una consulta por los sindicatos. Proponen un referéndum cuando el único que necesitamos ya es la unificación de las luchas, la HG y la exigencia al Gobierno de dimisión.
Si CCOO y UGT son colaboradores con la burguesía y el Estado y saboteadores de la lucha a la hora de la verdad, la Plataforma ¡En Pie!, cae en el aventurerismo propio de la pequeña burguesía radicalizada, pero con un programa de hecho también antiobrero, incluso más que el de los sindicatos, porque ni atacan a la contrarreforma laboral y evitan como la peste las huelgas de los trabajadores/as.
Todavía no ha madurado ni la conciencia, ni la determinación de los trabajadores/as para llevar una lucha indefinida, mediante una oleada de huelgas, generales y sucesivas, para conseguir la retirada de las políticas antiobreras y antipopulares del gobierno, y la dimisión de cualquier otro gobierno que pretenda relevarle con ellas, buscando la confluencia con los trabajadores/as de otros países, como Portugal, Italia, Grecia, Irlanda, Francia... Una lucha que estaría muy equivocada si tuviese su meta en la exigencia de unas Cortes Constituyentes en el Estado burgués. Las luchas hay que hacerlas para ganar o perder lo menos posible, no para provocar que nos derroten por aceptar la batalla en un campo y términos que les favorecen a ellos, que es lo que hace la Plataforma y su Manifiesto.
El Gobierno de España no es una alcaldía a la que se pueda obligar a dimitir porque se concentren unos cuantos miles de vecinos cerca del Ayuntamiento. Por muchos que se reuniesen cerca de las Cortes, millones de personas apoyan al PP tanto en Madrid como en el resto del Estado y, sobre todo, los poderes fácticos (económicos, militares) tanto en España como en Europa, EEUU, etc. Otros partidos tampoco estarán por la labor, pues sentaría un peligroso precedente de cuestionamiento de las instituciones del Estado. Hay demasiado en juego como para dimitir así de fácil y, menos aun, gastar el cartucho del cambio de régimen que deben reservar para, en una situación más apurada, desviar la protesta.
El gobierno del PP está perdiendo apoyos incluso en sectores sociales que le han votado siempre, como determinadas capas bajas y medias del funcionariado, incluso de la policía, y de los pequeños empresarios y autónomos. Pero no es suficiente. Por sus actos, las denuncias y lucha de los trabajadores/as, debe desacreditarse más, perder más apoyos, verse más aislado, a la vez que lo hace la estrategia del conjunto de la burguesía española y europea, para que sea muy difícil un relevo de esa política por el PSOE o por cualquier otro gobierno o régimen, republicano o lo que sea.
La Plataforma ha estado dando vueltas y rectificando sobre lo que significa “ocupar”, “rodear” y a las formas pacíficas, la legítima defensa, etc. y han surgido sospechosas sobre su verdadera naturaleza, manipulación o intervención de la ultraderecha. También al problema de la ilegalidad o no de rodear el Congreso estando en pleno. Carezco de conocimientos y de información para pronunciarme sobre estos aspectos y no puedo andar buscando en internet. Pero me parece que “a río revuelto, ganancia de pescadores” y que esta convocatoria, pretendiendo supuestamente empujar al gobierno a la dimisión, como en el judo, el empuje puede ser utilizado para lo contrario, saliendo reforzado y favoreciendo la derrota del movimiento de oposición popular y de los trabajadores/as. Podría ser una provocación para precipitar la derrota, ideada por quien sea.
La concentración en torno a las Cortes, no digamos un intento de ocuparlas (espero que nadie sea tan irresponsable), en lugar de restar apoyo al Gobierno (desgastado por su agresión y el fraude programático electoral), escudándose en que es un “atentado a la soberanía popular representada en el Congreso” en el que está no sólo el PP, sino todos los partidos elegidos en todas las autonomías del Estado, lo puede convertir en el defensor de esa soberanía a los ojos de muchos, dándole más respaldo del que ahora tiene, y la ocasión perfecta al Estado para dar una lección a todos, con la represión policial, detenciones y exigencia de largas penas de cárcel, y así intimidar al movimiento contra el gobierno. No olvidemos que no faltarían a la concentración los exaltados que les faciliten la tarea, incluso los provocadores conscientes, con origen e intenciones inconfesables, pero que no hace falta ser muy lista para imaginar. Excusándose en lo que ocurra, el gobierno tendría pretextos para endurecer todavía más la reforma prevista del Código Penal y empezar a adelantar la reforma de la legislación contra las huelgas, avanzando en el recorte de nuestros derechos y libertades.
Los sindicatos CCOO y UGT han convocado desde la “Cumbre Social” una gran manifestación para el 15 de septiembre en Madrid, con participantes procedentes de muchas partes de España. Visto su programa de referéndum y, en su defecto, consulta, promete tener un contenido muy blando sin concretar en las tijeras y hachas del capital. No aspiran más que a un relevo del PP por otro gobierno que seguirá llevando, sólo que con mayor “consenso” y “mejores” maneras, en lo esencial la misma estrategia del capital español y europeo, pero dándoles a ellos mayor papel en la “negociación” de las agresiones.
Si CCOO y UGT no anuncian antes del 25 cuál va a ser la fecha para su HG, y ya previstos nuevos hachazos con o sin rescate, exigidos o no desde la UE, y contando con la “comprensión” oportunista de personalidades de Izquierda Unida, puede ocurrir que mucha gente, vista la pasividad de los sindicatos, acepte la convocatoria de la Plataforma. De este modo, los sindicatos habrían ayudado a la Plataforma y a las consecuencias que el 25-S puede tener para la HG en Euskadi y posteriormente en España.
Según cómo gestione el Gobierno el 25-S, si se pasasen de rosca dando palos y deteniendo gente, podría tener el efecto de la indignación. Pero el riesgo personal puede ser demasiado y la represión puede, para algunos, dar credibilidad a las Cortes Constituyentes (“si pegan será porque es correcto”) y desviarnos de nuestro verdadero camino. Como en toda España no se habrá convocado HG para el día siguiente, el 26-S, el efecto intimidador puede ser mayor al no poder dar una respuesta inmediata como la HG, y sí más tiempo al Gobierno para tomar medidas y leyes represivas. Podría dar una excusa a CCOO y UGT para retraerse más de la convocatoria de HG y enrocarse en una consulta popular que no irá a ninguna parte. El gobierno, si el 25-S le da argumentos, podría tomar más fácilmente medidas intimidatorias ante la HG en Euskadi y Navarra, apoyándose en que convocan sindicatos nacionalistas, como LAB, ligado a la izquierda abertzale, haciendo amalgamas entre “golpistas antisistema” de Madrid, “radicales” vascos, bla, bla, bla. También influiría el miedo del gobierno a una mayoría nacionalista en las próximas elecciones vascas del 21 de octubre.
La lucha de clases no es un juego, y los trabajadores/as debemos ser capaces de encontrar nuestro propio camino independiente, evitando a Escila y Caribdis de la renuncia a la lucha y su sabotaje por sindicatos como CCOO y UGT, o el aventurerismo y falsas promesas de pequeños burgueses como los de Plataforma ¡En Pie!, o el oportunismo de IU. No se trata de que ellos demuestren lo que son, si es a costa de que salgamos perdiendo, sino de avanzar, fortalecernos, con nuestra propia estrategia.
Los trabajadores/as nos estamos jugando la derrota para esta década, tal vez para antes de 2016 (final legislatura del PP), así que no estamos para propuestas de pequeños burgueses que juegan a rebeldes, que sólo sirven para desviarnos de nuestro verdadero camino, hacernos perder un tiempo precioso, favorecer la estrategia de la burguesía y la provocación que aceleraría la derrota.
El paso a dar para finales de septiembre no es ni el referéndum de CCOO-UGT, ni la convocatoria para el Congreso del 25-S, sino la unificación de las luchas y la HG para todo el Estado y empezar a cuestionar el Plan, Tratado, y Ley de Estabilidad. En cualquier caso, hacer fracasar la convocatoria del 25-S por los enormes riesgos que entraña, por ser una trampa ideológica, y el coste que podríamos pagar.
El problema fundamental de esta gente no es la ignorancia, sino la posición social que se ocupa, una clase media en proceso de proletarización (asalariados mileuristas o menos), pero que mantiene su mentalidad, psicología y aspiraciones pequeño burguesas y por eso no tienen el menor interés por conocer el mundo capitalista tal cual es, ni acercarse de verdad a la clase trabajadora y su experiencia histórica.
Semejantes fantasías me parece que corresponden a una generación de pequeños burgueses que lo ha tenido “todo” durante su infancia y adolescencia. Llega un momento en que se dan de bruces contra la brutal realidad del capitalismo cuando estalla la crisis mundial y la burbuja nacional, y la burguesía, en su afán por abaratar el trabajo (salarios, gastos sociales del Estado) para lograr más beneficios, está proletarizando a las antiguas clases medias, sobre todo si son asalariadas. Pero lo mismo que les bastaba con pedir para que los padres les diesen todo lo que querían, se creen que, con la actual correlación de fuerzas, basta una concentración “indefinida” (¡!) para llenar de vergüenza a los malos gobernantes, o que se asusten tanto, que se vean obligados a dimitir, y tumbar no sólo un gobierno, sino ¡todo un régimen, Monarquía incluida!, convocar Cortes Constituyentes, nueva Constitución y que todo esto, a través del Estado burgués (el zorro en el gallinero), suponga de verdad una mejora real y radical en las condiciones de existencia de los trabajadores/as y capas populares no explotadoras.
Ni comprenden ni les interesa la verdadera naturaleza de la crisis del capitalismo (se limitan al “neoliberalismo” y al “capitalismo salvaje”, o sea, rascar en la superficie), la estrategia del conjunto de la burguesía española y de la Unión Europea para abaratar la fuerza de trabajo en salarios y en gastos sociales del Estado, sirviéndose para ello de la contrarreforma laboral, del Plan de Estabilidad (déficit máximo inferior al 3% y deuda máxima del 60% del PIB), el Tratado de Estabilidad (déficit para 2020 del máximo 0,5% estructural, deuda máximo del 60%) y, para España, la Ley de Estabilidad (para 2020 déficit del 0%, y llegar a la deuda del 60%, prioridad absoluta al pago de la deuda). Una estrategia, una política a largo plazo, en la que la burguesía, se juega muchísimo, ésta década, la siguiente y los años 30, siendo una prioridad la derrota en ésta década de la clase trabajadora en Europa. Esa estrategia es nuestro enemigo y no van a renunciar a ella por el numerito al que llaman los convocantes. Es más, puede que se sirvan de esa convocatoria para avanzar hacia nuestra derrota.
Los de Plataforma ¡En Pie! dicen ser “anticapitalistas” y estar por la lucha de clases. Hacen un batiburrillo de todas las denominaciones, corrientes y tópicos progres, todos señuelos para enganchar a los descontentos y despistados de izquierdas, a los jóvenes impacientes que “quieren hacer algo” aunque sea meterse en la boca del lobo, porque carecen de una experiencia seria en la lucha de clases, en esa en la que hay hasta muertos y nos jugamos el futuro en una partida estratégica en la sombra. Pero su discurso es tan falso, su propuesta tan burguesa y manipuladora de la clase trabajadora subordinándola al Estado burgués, y su llamamiento tan irresponsable, que sólo puede ser mentira. La burguesía también está por la lucha de clases ¡contra los trabajadores! En su “Definición ideológica” mencionan: “La lucha contra cualquier tipo de explotación de hombres, mujeres, niños y niñas” Cuando se formula así está claro que por explotación no se entiende lo mismo que los trabajadores conscientes (la plusvalía del trabajo asalariado), sino las situaciones extremas, las que denuncian los organismos de defensa de derecho humanos y ONG, las que incluso la misma burguesía reconoce. Lo confirma cuando incluyen “La convicción de la necesidad de conciencia de clase como forma de lucha frente a la oligarquía financiera”. ¡Qué formulación! La conciencia de clase no es una forma de lucha, sino conciencia para la lucha, y limitan esa conciencia, o sea crítica nada más, a la oligarquía financiera, el típico objetivo de la pequeña burguesía que no apunta contra el capital “productivo”, “comercial”, que aspira acumular, sino exclusivamente el financiero que le absorbe una parte de la plusvalía que querría quedarse. Es a lo sumo el “anticapitalismo” al estilo demagógico, de la pequeña burguesía, incluidas sus “nacionalizaciones y control público” de sectores básicos (energía, agua, banca, sanidad, educación) que no son más que Capitalismo de Estado y “Estado de bienestar”. Acumulan los peores defectos de la oposición “radical” y “rupturista” al franquismo y los “post-modernos” del ciudadanismo. Recordemos que los nazis se declaraban partido obrero y socialista, y que los falangistas “auténticos” tenían durante las primeras elecciones democráticas, un discurso más “anticapitalista” que mucha izquierda. Cuidado con los camaleones que dan el pego a tanta hormiguita despistada. Plataforma En Pie, a los pies de la burguesía!
La lucha de clases tiene muchos rostros y el más feroz no está sólo en el pasado, como el golpe militar de Pinochet al gobierno de la Unidad Popular de Salvador Allende en Chile (11 septiembre 1973, eclipsado interesadamente por el montaje del 11-S de New York), y su dictadura terrorista.
En Alemania, el 17/08/2012, el Tribunal Constitucional, por la puerta de atrás, ha modificado de hecho la Constitución al autorizar la intervención del Ejército en el país en caso de “situación excepcional de naturaleza catastrófica” que excede los desastres naturales ya previstos, dejando la interpretación de tan genérica situación al criterio del Gobierno federal. El SPD y los Verdes, han acogido bien la decisión, aunque algunos ¡hipócritas! lamentan que el Tribunal no haya aclarado lo que entiende con esos términos ¡como si no estuviese claro y lo fuesen a decir con todas las letras para que todos se den cuenta de lo que son! Por eso, el partido La Izquierda (Die Linke), aunque socialdemócrata de izquierda, lo ha rechazado. El gobierno del PP viene preparando la reforma del Código Penal que supondrá un recorte de derechos y libertades, una dinámica de intimidación a las luchas.
En lugar de lo que nos propone la Plataforma ¡En Pie!, la tarea central del momento es: una campaña para que los trabajadores/as comprendan que existe una estrategia de la burguesía española y europea, vía Pacto del euro, Pacto y Tratado de Estabilidad de la U.E, contrarreforma laboral, art. 135 de la Constitución, y Ley de Estabilidad, que exige derrotarnos para antes de 2020 (a poder ser antes de 2016, fin gobierno PP), pues si la “competitividad” sacrifica los salarios, las condiciones de trabajo y el empleo, el objetivo del déficit 0% y la deuda 60% del PIB de la Ley de Estabilidad exige sacrificar los gastos sociales (sanidad, educación, pensiones, etc.), y no tomar las medidas necesarias para limitar al máximo el Cambio Climático. No es cosa sólo del PP. PSOE, CiU, PNV, UPyD y UPN han ratificado el Tratado de Estabilidad de Europa. Si fuésemos lo suficientemente conscientes y listos haríamos un proceso de generalización de luchas y Huelga General, en la que ocuparía un lugar destacado la Ley de Estabilidad, llamando a la unidad de los trabajadores/as europeos contra el Tratado de Estabilidad de la que es hija, la más peligrosa arma estratégica para derrotarnos, abaratarnos y empobrecernos hasta la Mega-Crisis de la década de los 30 con la carestía de la energía. La Ley de Estabilidad es el buque insignia de la flota del capital para derrotarnos y someternos como nunca y por lustros. Hundirlo sería desbaratar su plan estratégico. Este es el camino para vencerles a todos, no el 25-S, ni el referéndum, ni una HG descafeinada.
Mi denuncia ha partido del supuesto más favorable para la Plataforma y aun así sale tan mal parada. Por mis conocimientos no puedo afirmar pero tampoco descartar que sea un montaje de fuerzas nada inexpertas ni ingenuas, con motivos inconfesables. En todo caso ¡Plataforma En Pie, No Pasarás!
Espero quede en casi nada, en un bluff, una fantasmada, pero cuando desde IU les dan luz verde, el riesgo es demasiado grande como para dejarlo a verlas venir en lugar de cortarlo de raíz desde ya. Al menos, sirva de vacuna. Según avance la crisis económica, respondamos los trabajadores/as, y la burguesía se sienta un tanto desbordada, llegarán maniobras más engañosas (lenguaje más proletario y revolucionario, añadir esta o aquella reivindicación). ¡Estad alertas! ¡Estudiad para saber descubrirlas!
Mi petición: no acudáis a la convocatoria, pasad de esa gente, diga lo que diga Izquierda Unida he demostrado su verdadera catadura, no os fiéis un pelo pues en el mejor de los casos son unos pequeños burgueses irresponsables y en el peor unos provocadores (en ambos, un peligro), extended esta denuncia política, haced fracasar la convocatoria, no pongáis en riesgo la HG en Euskadi, y aprended de esta experiencia para sucesivas. Por eso, lector/a, este artículo ¡pásalo! y añade tu denuncia por los medios a tu alcance.
¡Para que no les tomen el relevo: Reforma Laboral, Pacto, Tratado y Ley de Estabilidad, al vertedero! ¡Ley 20/2012, de 13 de julio, al gran hachazo, nuestro rechazo, Derogación! ¡Rescate con recortes aprobados en las Cortes, Derogación! ¡BCE, déjate de exigir reducción de salarios, apoya al erario y compra deuda AL Estado, ya! ¡La deuda es de la burguesía, por sus ventajas y fraudes fiscales, por salvar nosotros sus capitales! ¡Constitución, artículo 135, al pie de los acreedores, dejáis a los trabajadores! ¡Ley de Estabilidad, 2020, déficit cero por ciento, menos gastos sociales, mayor empobrecimiento, y del clima calentamiento! ¡Trabajadores europeos, unidos o vencidos! ¡FMI, UE, BCE, dad crédito a Grecia y no el golpe de gracia! ¡Einheit mit den deutschen arbeitern – Unidad con los trabajadores alemanes! ¡Gobierno del capital, gobierno de bancarrota, a los trabajadores, no nos derrotas! ¡El programa oculto, es de la burguesía! ¡Los trabajadores no estamos de rebajas, Gobierno, date de baja! ¡Gobiernos de la agresión, Dimisión! ¡Burguesía, si quieres el rescate, tu bolsillo ráscate! ¡Cortes Constituyentes, siempre de las clases pudientes! ¡[voz solista] De la patronal [coro] Menos salario. [voz] Del Estado [coro] Menos servicios. [voz] Abaratar [coro] Al proletario. [voz] Del capital [coro] El beneficio! [cantarla como “María Cristina me quiere gobernar”] ¡Para los 20 nos quieren derrotar, / los trabajadores enseñamos los dientes, / despediremos al Gobierno saliente, / al capital haremos recular! ¡Unid las huelgas, debatid y decidid en asambleas!
Para profundizar en esta línea, mi texto: “Merkel. Mascarón de proa del buque insignia del capital: Tratado de Estabilidad (en España, Ley de Estabilidad)” (03/09/2012) seleccionado como Destacado. kaosenlared.net/especiales/e/elcapitalismoenbancarrota/item/29504-merkel-mascar%C3%B3n-de-proa-del-buque-insignia-del-capital-tratado-de-estabilidad-en-espa%C3%B1a-ley-de-estabilidad.html Da acceso a otros artículos y libros, todos en Kaosenlared.
BCE, compra deuda al Estado. Derogación de: Pacto de Estabilidad, Ley 20/2012, Contrarreforma laboral, art 135 Constitución, Ley de pensiones. Gobierno de la agresión, dimisión. FMI crédito a Grecia. No a los referéndums trampa. Trabajadores europeos, unidos o vencidos
Vaya una propuesta de ejes básicos por los que luchar sin demora para ponernos de verdad a la altura de unas circunstancias dramáticas y de trascendencia histórica, que ya no están para las simplezas a las que nos tienen acostumbrados los sindicatos y la izquierda, y las consignas para niños de sus manifestaciones, o lo vamos a pagar como ni nos imaginamos. Para ello, todos los trabajadores/as debiéramos tener un conocimiento básico de las cuestiones aquí planteadas. Por eso, PÁSALO.
I.- No podemos esperar a septiembre. Deberíamos salir a la calle ya, con dos reivindicaciones básicas para evitar el “rescate” total o la suspensión de pagos y frenar la agresión de la burguesía española y europea a través del gobierno del PP y del Banco Central Europeo: ¡BCE, COMPRA DEUDA AL ESTADO YA! ¡GOBIERNO DE LA AGRESIÓN, DIMISIÓN!
Una vez más los procesos se aceleran sin darnos un respiro. Leo en El País “El rescate total [a España] ya no es inconcebible” (22 de julio) y economistas burgueses, pero no necios, alertan de la gravísima situación en la que se encuentra el Tesoro español necesitado de renegociar o pagar deuda en octubre a su vencimiento, por 27.658,20 millones de euros, cuando “los mercados”, como se ha comprobado en la subasta de la última semana y por la huída de la inversión en España, se están cerrando y/o exigiendo altísimos tipos de interés incluso para la deuda a dos años (más del 6,5%), cuando algunos analistas económicos dicen que una razonable prima de riesgo española debiera estar en los 300 puntos básicos (no en los 640). El Tesoro puede salvar los vencimientos y emisiones hasta finales septiembre. Sin crecimiento económico es muy difícil un saneamiento de las cuentas públicas (más ingresos, menos gastos en subsidios) y reducir el endeudamiento que debe financiarse a un coste ya insostenible o no encontrará quien lo financie. Las Comunidades Autónomas de Valencia y Murcia (ejemplos del PP) y Catalunya piden ayuda económica al Estado central porque en el mercado nadie les compra deuda pública, lo que supondrá a cambio recortes aun más brutales en esas comunidades, y más dificultades para las arcas del Estado central. Y se pueden sumar otras, lo que aumenta las dudas sobre la solvencia del Estado central y la sospecha sobre lo inevitable del “rescate” al Estado, ya intervenido por el rescate a la banca. El nuevo diseño para el fondo de rescate MEDE, por la insuficiencia de sus fondos, no inspira confianza, por lo que se disuelve el efecto balsámico de la última cumbre europea del 29 de junio.
El PP y el PSOE, más multitud de economistas, reclaman con fuerza y en términos cada vez más duros (1), una urgente intervención del Banco “Central” Europeo para comprar deuda, aunque sea en el mercado secundario (“segunda mano”), con el objetivo de bajar su tipo de interés (2). En tanto, el Presidente del BCE, Mario Draghi (proveniente del imperio bancario y especulador Goldman Sachs, como el Primer ministro de Italia, el “tecnócrata” Mario Monti) se mantiene en las mismas “El BCE no está para resolver los problemas financieros de los Estados” (El País, 22 julio), ¡depende de qué Estado sea (Alemania, España…) y sí para agravar los nuestros!, señor Draghi. Su misión supuestamente es la de evitar una subida de la inflación (un falso problema hoy) con el ridículo pretexto del pavor de los alemanes (los muertos será) a la hiperinflación de comienzos de ¡la década de los 20 del siglo pasado!, pobre hoja de parra con la que pretende ocultar las vergüenzas de su verdadero papel en la UE del capital que aquí comentaremos.
El FMI avisa que está pensando en cortar el préstamo a Grecia, lo que la llevaría a la suspensión de pagos para septiembre, obligaría a salir del euro y el mayor empobrecimiento de su población trabajadora, arrojándolos como a limón exprimido. La salida de Grecia podría tener consecuencias no calculadas para la UE y en especial para sus países más débiles como España.
Para agosto, “los mercados”, descontando acontecimientos próximos, tanto en Grecia como en España, pueden hacer repicar las campanas a funeral por una España ya intervenida a la portuguesa para octubre como tarde, como prevén muchos (también Jordi Sevilla, exministro del PSOE). Pero si a España se le cierran definitivamente los mercados, el “rescate” del Estado supondría entre los 300 o 600.000 millones de euros. España es la cuarta economía de Europa (no 1/4 como en un lapsus escribí en otro texto), y su caída puede arrastrar a Italia, que es la tercera, y Francia echaría a temblar. De este escenario, a nada que se les vaya de las manos, o a Alemania ya no le compense mantener la zona euro o prefiera reducirla a unos pocos estados, podría llegar a derivarse lo peor, la suspensión de pagos de España (el default), la quita a los acreedores (alemanes, franceses, etc.), el hundimiento de la zona euro tal como la conocemos, la vuelta a la peseta, un empobrecimiento mayor, tensiones crecientes entre los estados burgueses europeos liberados de sus compromisos y “solidaridades”, la vuelta al más rancio nacionalismo, graves conflictos para la década de los 30 con su crisis impulsada por el encarecimiento energético.
Pero tampoco ganamos nada con una UE del Capital más integrada a costa de la desintegración de la clase trabajadora, de nuestros derechos laborales y del “Estado de bienestar”, y con una UE militarista y agresiva en el mundo.
El “rescate” al Estado supondría ya la pobreza generalizada, la mutilación total del “Estado de bienestar” (subsidios, pensiones, sanidad…), privatizaciones, y que de la supuesta “soberanía del pueblo español” no queden ni las apariencias. Si con los recortes se acrecienta la recesión, con el “rescate” total y sus exigencias draconianas (el anti-crecimiento de todo para pagar la deuda), empeoraríamos, hacia la completa bancarrota, sin salida a muchos años vista (más de lo que, sin ello, prevé el CES, como comentaré).
Debemos dar una respuesta rápida y contundente. Los sindicatos nacionalistas vascos (ELA y LAB), sin esperar a más, han llamado a la Huelga General en Euskadi y Navarra para el 26 de septiembre, consiguiendo el respaldo de otros menores y organismos diversos. En tanto, CCOO, UGT y otros, se lo siguen pensando. Fueron los vascos quienes arrastraron a los demás a concretar y adelantar la HG al 29 de marzo y ahora podría volver a ocurrir.
II.- No a referéndums trampa y de pérdida de tiempo
Izquierda Unida ha hecho un “Llamamiento para una rebelión democrática” y junto a ella, los sindicatos, apelan a la necesidad de un Referéndum sobre la política económica de Gobierno del PP, y en particular sobre la última gran agresión, el hachazo general (IVA, funcionarios, parados, etc.) del Decreto-Ley 20/2012 (14 julio) ya convalidado por el PP gracias al rodillo de su mayoría absoluta en el Congreso.
Si bien la solicitud de un referéndum sirve para cuestionar la legitimidad de la política del Gobierno, y Cayo Lara de Izquierda Unida advierte que de no aceptarlo el gobierno, lo siguiente será pedir su dimisión, la propuesta tiene cuatro grandes pegas.
1) Fácilmente puede llevar a unos esfuerzos y lo que es mucho peor, a la inversión y pérdida de un tiempo precioso, en algo que no se va a lograr o que de conseguirse, sería el gobierno quien incluso podría ganarlo con una pregunta trampa y para asustar como “¿Prefiere estas medidas o que España se hunda del todo por espantar a los mercados y ponernos a los pies de los caballos de nuestros acreedores y de la Unión Europea (UE)?”, con la ayuda de la mayor parte de los medios de comunicación y la inestimable de la UE que haría su particular campaña del miedo a favor del gobierno. Entre la abstención de los asqueados, y el voto favorable de los atemorizados, más el de los burgueses y pequeño burgueses (“clase media”) convencidos, podrían ganar aunque sea por los pelos (incluso con un Sí muy minoritario con respecto al censo), como ha ocurrido en las últimas elecciones griegas. Recordemos cómo ganó el PSOE con Felipe González nuestra inclusión en la OTAN a pesar del referéndum y su inicial “de entrada NO”. Incluso si perdiese, no dudemos que la UE presionaría con amenazas para que volviese a celebrarse y ganarlo, como ocurrió en Irlanda con motivo del referéndum por el Pacto de Lisboa. Terminando por ganar formalmente, pretendería tener ya la más completa legitimidad para hacer lo que quisiese: mayoría absoluta y Sí en el referéndum, y nos quitaría legitimidad para protestar.
2) Derivada de la anterior, que siembra una confianza inmerecida en las instituciones y recursos de la democracia burguesa, siempre escorados para servir a los grandes empresarios, banqueros, etc. y garantizarles que salgan ganando. El abuso de los decretos-leyes es posible no sólo por los reglamentos, sino porque el gran capital está interesado en que así sea.
3) Además de la pérdida de tiempo, ya no lo hay para juegos florales porque el proceso se está acelerando hasta el vértigo y lo que debemos empezar a exigir desde ya es la dimisión del Gobierno que a este ritmo nos aboca a un “rescate” completo, o a la suspensión de pagos, al servicio de los intereses del gran capital español y europeo, y que pretende ante todo nuestra derrota como clase y no la supuesta salida de la crisis. La izquierda y los sindicatos están jugando con espadas de madera cuando el capital ya maneja los cañones.
4) Como lo demuestra Toxo, secretario general de CCOO, si el gobierno es tan audaz como para llamar al referéndum, entonces ya no convocarán huelga general, es decir, pasividad y dejarnos en manos de la decisión del gobierno que dará largas (no se monta un referéndum en una semana) y podrá ganarlo. Y como cree que no lo va a convocar, CCOO se entretendrá en organizar una consulta popular no oficial para octubre y la huelga volverá a depender de lo que diga el gobierno ante el resultado, con lo cual la huelga como pronto sería para finales de octubre. Sabe que todo está a favor de la huelga, teniendo además en cuenta el llamamiento en Euskadi y Navarra para el 29 de septiembre, pero no quieren convocarla cuanto antes sea posible, ni poner al gobierno en el brete de pedir su dimisión ni convocar nuevas elecciones.
III.- ¡BCE, compra deuda, no del sino AL Estado, ya!
El Banco Central Europeo (BCE) no es un verdadero Banco Central, sino un engendro porque es el único banco central del mundo al que se le ha prohibido comprar deuda del Estado directamente, en las subastas del Tesoro en el mercado primario, y que no lo considera su verdadera tarea ni en el secundario. Su filosofía y estatutos son los de cuidar ante todo la inflación y no prestar directamente a los estados sino a lo sumo, cuando le interesa a Alemania y otros, comprar la deuda en el mercado de “segunda mano” o secundario (ya encarecida en el primario). Con ello consigue tres grandes objetivos:
a) Que los bancos puedan recibir prestado del BCE al 1% o 0,75% y, si quieren, prestar al Estado, si pueden hasta al 7%, consiguiendo así grandes beneficios a costa de los ciudadanos (sobre todo los trabajadores/as que no podemos librarnos de unos impuestos directos e indirectos, injustos por su regresividad social). Luego, estos bancos pueden, en el mercado secundario, vender los bonos de deuda al BCE a un precio mayor o ventajoso cuando esos bonos pueden ya no interesar al sector privado, como puede ser en este momento en el que tener en la cartera mucha deuda española puede acabar siendo tan tóxico como los activos de las hipotecas y ejecuciones inmobiliarias (oficinas, viviendas, villas, suelo).
b) Que huya el dinero de países como España e Italia, que por su déficit y deuda son de solvencia cada vez más dudosa gracias en buena parte al BCE, para irse a países como Alemania y otros de su cuerda (Finlandia, Países Bajos, Austria, Dinamarca…), donde a cambio de “seguridad” pagan intereses reales mínimos o bajo 0 ¡más barato que al inicio de la crisis! Sus bancos nadan en liquidez y esos estados pueden financiar barato los gastos sociales que también reducen (Alemania ya no es lo que era para los trabajadores/as, sino la de los mini-jobs y niños en la pobreza por falta de ayudas sociales).
c) Que al aumentar el déficit (cada vez más por los intereses crecientes por la prima de riesgo) y la deuda, en cumplimiento del Pacto de Estabilidad y Crecimiento (¿crecimiento de la miseria será?), que estipula conseguir en el menor plazo posible el 3% de déficit y el 60% de deuda, en relación con el PIB, tenga el gran capital (representado por los organismos de la UE y los gobiernos) la excusa perfecta para presionar a la reducción del déficit mediante el recorte de los gastos salariales y sociales del Estado (funcionarios y empleados públicos, sanidad, educación, pensiones, subsidios, etc.), y de la subida los ingresos mediante los impuestos sobre todo a los trabajadores/as y autónomos (IVA, IRPF, IBI, “copagos”, etc.).
El rescate a la banca española, al hacer al Estado primer responsable del pago de los intereses (inicialmente bajo, 1,5%) y de la devolución del capital (aunque con una carencia de 10 años y un plazo de devolución de 15), va a aumentar, por el miedo a su insolvencia, el tipo de interés de la deuda, con lo que incrementará el déficit por el pago de la deuda de la banca y por la ordinaria del Estado, sirviendo esto una vez más de pretexto para mayores recortes sociales. En tanto, los bancos podrán saldar sus deudas con otros bancos alemanes, franceses, británicos, etc., que así no precisarán de otro rescate a costa de los trabajadores/as de su país, a pesar de ser estos acreedores tan responsables como los deudores del desastre de la burbuja inmobiliaria española y otros despilfarros, y de que siguen escondiendo mucha basura bajo la alfombra, pero sin someterla a inspecciones como a la española.
El vicepresidente de la Comisión Europea, el “socialista” Joaquín Almunia, dice que España debería pedir al fondo de rescate europeo, el FEEF (Fondo Europeo de Estabilidad Financiera, que será relevado por el MEDE, Mecanismo Europeo de Estabilidad que podría comprar deuda en el primario), que compre deuda para rebajar la tensión. Pero el FEEF impondrá más “condicionalidad”, es decir, recortes, también porque Alemania aprovechará para presionar, y las agencias de calificación pondrían la nota de bono basura al español y rebajarían la del FEEF. Según Almunia se debe respetar la sacrosanta “independencia” del BCE ¡de los ciudadanos, pero no del gran capital, norteeuropeo sobre todo!
La exigencia al BCE para comprar deuda viene también de la parte de la burguesía más perjudicada por esa estudiada e interesada pasividad del “independiente” BCE. Pero es el conjunto de la burguesía el que ha establecido desde el Tratado de Maastricht estas reglas porque durante el período de expansión y de la burbuja inmobiliaria a la burguesía española le vino de cine gracias a los préstamos a bajo interés del BCE y otros bancos europeos, a quienes también les convenía, aunque a largo plazo supusiese éste desastre que pagamos sobre todo nosotros. Muchos bancos pueden estar interesados en librarse de la deuda española consiguiendo que se la compre el BCE en el secundario a un precio mayor y así tener liquidez y beneficio. Por eso, lo que nos interesa a nosotros que haga el BCE es comprar la deuda directamente al Estado, es decir, en el mercado primario y, sin afán especulador, abaratarla muchísimo. Por eso la queja de la burguesía no es la nuestra y no pretendemos hacer un frente común con quienes están lanzando las mayores agresiones desde hace décadas contra los trabajadores/as. Nuestra exigencia al BCE es inseparable de la de dimisión del Gobierno. Nosotros deberíamos plantear la exigencia al BCE, porque tiene recursos incomparablemente superiores al FEEF (248.000 millones de euros) y MEDE (pendiente de conformidad por el Tribunal Constitucional en Alemania y otros países), el mercado primario siempre tiene menos demanda que el secundario y por tanto el BCE produciría más impacto, tendrá menos costes sociales, y debemos desenmascarar a este agente de la agresión del gran capital, obligarle a reducirla, debilitar a un pilar de la UE del capital, y que no se vaya de rositas como siempre. La dureza del BCE ante España es también una intimidación de Alemania a Francia para que Hollande acepte más austeridad, porque de verse en problemas, el BCE tampoco le asistiría. Por mucho que España “haga sus deberes” (recortes, contrarreformas…), si no hay perspectivas de rentabilidad por el crecimiento económico, el capital no bajará la prima de riesgo porque además el BCE se lo permite, y el BCE no se ablandará, pues sirve a la banca y a Alemania y a su objetivo de presión sobre el déficit. Si el BCE no está haciendo nada es porque con una España totalmente intervenida, el gran capital europeo tendrá todo el control de las riendas para exprimirnos y derrotarnos a los trabajadores/as, reforzando el predominio alemán. Sólo se moverá si nosotros le obligamos poniéndolo por fin como objetivo en nuestras luchas, comprendiendo que el campo de batalla está ya en Europa.
¡BCE presta barato a los bancos para que se enriquezcan a costa de los intereses de la deuda del Estado! ¡BCE, instigador de la subida de la prima de riesgo! ¡BCE = Banco Central para los Especuladores! ¡BCE, instigador de los recortes laborales y sociales! ¡BCE = Bandidos Capitalistas Europeos! ¡BCE, compra al Estado deuda ya!
IV.- ¡Pacto de Estabilidad y Crecimiento, derogación!
Este Pacto ya parte de una concepción viciada porque, comparados con el resto de Europa, el problema del déficit no es tanto de exceso de gastos como de insuficiencia de ingresos, sobre todo de los provenientes de impuestos al capital y la burguesía, y no pretende resolverse por ahí, sino por la reducción de los gastos salariales y sociales y el aumento de la carga fiscal a la población trabajadora. Su eslogan, con el símil bobo de la economía doméstica es “no gastar más de lo que se ingresa”, en lugar de “ingresar todo lo posible para los gastos necesarios”.
Este Pacto, tiene unos objetivos de déficit, unos plazos y ritmos, que incluso muchos economistas burgueses consideran, para el caso de España sobre todo, demasiado cortos y bruscos, muy difíciles de cumplir, si no imposibles, y en todo caso a costa de grandes sacrificios para la población (el juego de la horca: de los recortes a los hachazos y te tiro a la calle porque me toca) y de profundizar en la recesión, porque el capitalismo español, imposibilitado de volver a recurrir al tirón de un sector inmobiliario sobredimensionado totalmente, no tiene quien le sustituya a esa escala de producción y empleo, y menos en el marco de una recesión generalizada. Porque el Pacto de Estabilidad y Crecimiento, a pesar de su nombre, no tiene instrumentos reales para promover el crecimiento, es sólo para dar mejor imagen y disfrazar lo que realmente hace: crecimiento de la pobreza y el paro.
Es además un mecanismo diabólico, una auténtica trampa. Se viene demostrando que por pretender cumplir así el objetivo del déficit se dificulta conseguirlo y se agrava la situación económica. Puedes recortar brutalmente los gastos, es decir, reducir el déficit, pero en cuanto al tanto por ciento del déficit, que se establece en relación con el PIB, el resultado puede ser que apenas haya una reducción, que no la haya, o incluso que aumente el tanto por ciento del déficit. ¿Por qué? Porque por rebajar los gastos, has acabado por empeorar la economía (menos consumo de los funcionarios, pensionistas, parados, menos inversión del Estado en bienes de equipo en sanidad, educación, infraestructuras, Investigación y Desarrollo, etc.) y por tanto reducido el PIB y empeorado la relación del déficit con el PIB vía porcentaje (3).
Como no se ha conseguido reducir el déficit, la burguesía, de mano del Pacto de Estabilidad, tendrá otra excusa para plantear una nueva reducción de los gastos salariales y sociales del Estado, y aumento de los impuestos antipopulares, para fracasar nuevamente o lograr un magro resultado. ¡Intentad llegar así hasta el déficit del 3% del PIB para 2014, y será a costa de los trabajadores y mayor recesión!
Al perjudicar todavía más el difícil crecimiento y con ello los ingresos fiscales del Estado, los inversores extranjeros desconfían de la economía española y de la solvencia final del Estado para pagar la deuda, lo que lleva a que retiren dinero del sector privado (de todos y de los bancos con riesgo por haber comprado mucha deuda pública) y a que exijan elevados intereses por comprar deuda.
El “gran éxito” de la última Cumbre europea con la iniciativa del presidente francés Hollande, se planteó 120.000 millones de euros (una rebaja en 10 mil millones de los iniciales) para el crecimiento, que en realidad, repartido, da para bien poco.
Pero lo que de verdad buscan no es tanto rebajar el % de déficit con respecto al PIB, como por el camino reducir los gastos salariales y sociales del Estado. Que eso suponga también el hundimiento de autónomos, pequeñas y medianas empresas, forman parte de la “purga” de la crisis para que sobreviva en mejores condiciones el gran capital, el más fuerte, en un mercado sobreendeudado y saturado, y con poco crédito disponible.
Para detener la agresión del capital, es fundamental lograr la derogación (declararlo nulo) del Pacto.
¡Pacto de Estabilidad y Crecimiento, pacto diabólico del recorte y del paro que, por poner al déficit reparo, rebaja el PIB y al déficit no pone fin! ¡El déficit es la deuda del capital! ¡Déficit en derechos laborales y sociales por pagar las deudas de los capitales! ¡No al déficit en derechos y gastos sociales, el copago a los capitales!
V.- ¡Ley 20/2012, el mayor recorte de la democracia, derogación!
Esta ley, la última gran agresión generalizada, cuyos ejes generales todos más o menos conocemos: subida del IVA, recortes a los funcionarios, a los subsidios de paro, a la dependencia, etc., es una aplicación de los objetivos del déficit establecidos en el Pacto de Estabilidad y Crecimiento, para acercarnos cuanto antes al maldito y sacrosanto 3% porque sí, acordado por la burguesía española y el resto de la europea.
Esta ley, unida a la Contrarreforma Laboral sobre todo, es la mayor muestra de que el gobierno del PP ha lanzado una auténtica guerra relámpago, y como dice Rajoy, está pisando el acelerador de las “reformas”, para derrotarnos a poder ser mientras siga en el gobierno, en una legislatura que se puede acortar por su creciente desgaste, es decir, antes del final de 2015.
Con todas estas leyes ¡y las que vendrán! su objetivo es imponer a favor del capital unos costes salariales y sociales mínimos, para facilitar los beneficios del gran capital ante todo, y en particular del exportador, y someternos para lanzar una agresión aun mayor cuando llegue con el pico o cénit del petróleo una nueva gran crisis en la década de los 30, pretendiendo amortiguar en parte el aumento de los costes energéticos partiendo de unos costes laborales y del “Estado de bienestar” bajo mínimos.
La ofensiva en toda regla ya la inició el PSOE congelando las pensiones, rebajando el sueldo de los funcionarios y con la nueva ley de jubilación y sistema de pensiones, que el PP pretende agravar todavía más adelantando la efectiva elevación de la edad de jubilación para todos y para la anticipada, endureciendo requisitos y recortando de hecho las pensiones. Esto nos espera para el otoño y más recortes a los subsidios de paro. El subgobernador del Banco de España, ante la escalada de la prima de riesgo, dice que para “inspirar confianza a los mercados” hacen falta más “ajustes”, y la inigualable Esperanza Aguirre, del PP, presidenta de la Comunidad de Madrid, avisa que “se tienen que terminar los subsidios, las subvenciones y las mamandurrias”, mientras muchos alcaldes del PP se suben y mucho sus sueldos a la vez que recortan.
¡Ley de la jubilación, del PSOE, derogación! ¡Contrarreforma laboral, derogación! ¡Trabajadores parados, más desamparados! ¡Ley 20/2012, al gran hachazo, nuestro rechazo, Derogación!
VI- ¡Reforma del artículo 135 de la Constitución, derogación!
En agosto-septiembre de 2011, gobernando el PSOE, de la mano del PP, a toda prisa, por la puerta de atrás y por la vía exprés, en la para otras cuestiones (como la Monarquía) inamovible Constitución Española, introdujo la reforma del artículo 135 por la cual se da prioridad absoluta al pago de la deuda sobre las demás necesidad del Estado, y se establece a partir de 2020 el déficit no superior al 0% del PIB, siguiendo las indicaciones del Tratado de Estabilidad de la Unión Europea firmado por España.
Es decir, nos deja atados de pies y manos frente a los acreedores, por injustas e impopulares que puedan ser las deudas, generadas en realidad por la burguesía (gigantesca evasión y fraude fiscal, impuestos que la favorecen a ella y perjudican a la población trabajadora y generan déficit, deudas con altos intereses por los especuladores y por el papel del BCE, deudas por el rescate a la banca, deudas por pedidos de armamentos, etc.).
Como si el Pacto de Estabilidad fuera poca condena (el objetivo del déficit del 3% del PIB y bajar la deuda al 60% del PIB), el Tratado de Estabilidad Coordinación y Gobernanza en la Unión Económica y Monetaria (llamado también, Pacto Fiscal) y su aplicación a España con la reforma del artículo 135 de la Constitución y la Ley de Estabilidad Presupuestaria y Sostenibilidad Financiera, marcan el objetivo del déficit del 0% a partir de 2020. Eso significa cero patatero para el “Estado de bienestar”.
Con el Tratado de Estabilidad, el conjunto de la burguesía europea, encabezada por el gran capital, y en particular el alemán, pretenden derrotarnos ya para antes de 2020, de modo que se reduzcan enormemente los gastos salariales y sociales de los trabajadores/as para aumentar los beneficios del capital. Merkel y Sarkozy habían llegado incluso al acuerdo de conseguir el déficit del 0% para ¡2016! lo cual significa derrotar a los trabajadores/as alemanes y franceses a toda velocidad, y establecer esos objetivos para más países. El gobierno español se declaró a favor del mismo objetivo para ese año, aunque a este paso le resultará imposible y más si nos resistimos a acercarnos a esa meta tan destructiva para nosotros. Se centran en derrotarnos para 2020, pero no en poner todos los medios necesarios para cumplir antes de 2020 los objetivos contra el Cambio Climático requeridos por el plan del IPCC.
¡Reforma del artículo 135 de la Constitución, Derogación! ¡Tratado de Estabilidad, Derogación! ¡Derogación de todas las leyes españolas derivadas del Tratado de Estabilidad! ¡Reforma laboral, déficit 0, ataques del capital contra el obrero! ¡Déficit 0: derrotar a los trabajadores es lo primero! ¡2020 déficit 0%: ricos+ricos, trabajadores ko, Cambio Climático 10”
VII.- ¡Gobierno de la agresión, dimisión!
El PP ha llegado al gobierno gracias a un programa electoral que no era más que para conseguir los votos necesarios porque llevaba, más o menos elaborado, un programa oculto, el que de verdad tenía intención de imponer, como bien sabíamos los que no nos dejamos engañar por la demagogia del que ya quería hacerse pasar por el “partido de los trabajadores” (jua, jua, jua), y sobre todo los burgueses, grandes empresarios, banqueros, etc., tanto españoles como europeos, americanos, etc., que les apoyaron de un modo u otro.
Por tanto, se ha dado una estafa electoral, con el objetivo de conseguir una mayoría parlamentaria, a fin de imponer sin obstáculos toda una estrategia de agresión y derrota contra los trabajadores/as, desde los salarios a los gastos sociales del Estado, de acuerdo con el gran capital europeo (a través de los pactos y tratados de la UE).
PP programa oculto al servicio de la burguesía ----à Estafa electoral legal ---à Mayoría parlamentaria absoluta contra la mayoría social ---à A los trabajadores agresión, del capital la gestión ---à Gobierno Dimisión.
Por eso, y porque su objetivo es infligirnos una derrota histórica, abaratarnos al máximo y desmantelar todo lo que pueda el “Estado de bienestar”, no tenemos porque aguantar al PP hasta el final de la legislatura y en tanto sufrir sus agresiones y perder, tal vez de forma irreversible, muchos derechos laborales y sociales. Quien se impone mediante el engaño, la estafa, y pretende machacar a la mayoría social, sólo merece ser desalojado del poder, exigiendo su dimisión. Su permanencia sólo sirve para arriesgarnos a nuestra derrota por muchos años.
El PP sabe perfectamente lo que muchos, como el FMI, y el último, el Consejo Económico y Social (CES) (16 julio), estiman: España ¡en el mejor de los casos! no recuperará la situación económica y el nivel de empleo de 2007 hasta 2025, y siempre que se creen 300.000 puestos de trabajo netos anuales desde 2014. Esto, más que ser optimista, es estar en lo alto del ciclo maniaco-depresivo en el que uno toca las nubes. Para hacer sostenible un capitalismo con semejante nivel de desempleo, pobreza y desamparo público durante tantos años, con un futuro mucho peor de lo que calculan el CES y el FMI, con una década de los 20 terrible y de los 30 pavorosa, y evitar una revuelta social anticapitalista, es imperioso derrotar, someter, doblegar, humillar (el “¡que se jodan” los parados, de Andrea Fabra, parlamentaria del PP), desmoralizar, a los trabajadores/as, para que nos resignemos al destino que nos preparan. Por eso, la necesidad para el PP de aprovechar al máximo su tiempo de gobierno, de pisar el acelerador, aunque eso suponga “quemarse”, inmolarse “por la Patria” del capital, como también lo hizo el gobierno del PSOE con Zapatero a partir del 12 de mayo de 2010 sabiendo que eso le supondría una derrota electoral.
Ahora que incluso parte de sus electores se sienten engañados y perjudicados, que sectores en otro tiempo muy conservadores como los funcionarios de la burocracia, e incluso de tribunales, prisiones, policías, están sufriendo con especial saña las agresiones del gobierno, que la inmensa mayoría de la población es agredida de un modo u otro, y cada vez más amenazada, es ya el momento para empezar a exigir la dimisión del gobierno y mantenerla en cada una de las luchas ¡Que se vayan!
No debemos perder tiempo en exigencia de referéndums que pueden ser una trampa. Debemos hacerle pagar al gobierno caras sus agresiones e impedir que pueda seguir infligiéndolas, que llegue hasta el final de su mandato y que consiga cumplir su objetivo de derrotarnos para antes de 2016.
El desgaste del gobierno podría dar lugar a que el PP haga algunos cambios de ministros para ver si así calma algo a la población, como si fuese cuestión de personas y no de una política general. Si ve que se le complica más, la jugada del PP podría ser sustituir vía parlamentaria a Rajoy por otro del PP, o por un “tecnócrata” de la burguesía a lo Monti como en Italia, o llegar a un acuerdo con el PSOE, incluso hasta formar un “gobierno de concentración”.
A nosotros, quien forme parte del gobierno o quienes le apoyen es secundario. Lo fundamental es que no pueda llevar adelante la estrategia de agresión y derrota de los trabajadores/as establecida por el gran capital español y europeo en el Pacto y en el Tratado de Estabilidad, en la reforma del artículo 135 de la Constitución, en la contrarreforma laboral, en la ley de pensiones, etc. Es a esa política y a cualquier gobierno que piense llevarla adelante, a la que debemos derrotar para que no nos derrote a nosotros. Por eso exigimos la destrucción de esas armas (tratados y pactos europeos, leyes españolas) y su rendición (dimisión del gobierno).
¡PP, Gobierno de la estafa electoral, al servicio del capital, Dimisión! ¡PP, Gobierno del capital, gobierno de bancarrota, a los trabajadores, no nos derrotas! ¡Despedidos readmisión, Gobierno dimisión! ¡Gobierno del PP, a la cola del SEPE! ¡Del PP o PSOE, de la burguesía, gobierno es! ¡Gobierno de concentración, de la burguesía y su explotación!
VIII.- ¡FMI, da crédito a Grecia, no el golpe de gracia!
Si el FMI se niega a dar crédito a Grecia, el Estado será insolvente en septiembre, lo que le empujará a abandonar el euro y con seguridad a una mayor miseria a los trabajadores/as y el pueblo griego después de haberlo exprimido como a un limón con el “rescate” (hay “ayudas” que matan). Alemania está dispuesta a dar la puntilla negando también la continuidad de los créditos.
Los trabajadores/as griegos han luchado durante mucho tiempo con un coraje admirable contra un “rescate” que les quería hacer pagar pecados que no eran suyos sino de su burguesía (hasta la española envidiaría su capacidad para librarse de pagar impuestos) y los contratos de ésta con la alemana y francesa entre otras (como la enorme deuda a causa de la compra de armamento para un ejército, golpista no hace tantos años, en previsión de guerra con ¡otro socio de la OTAN, Turquía!).
Pero se han visto solos. No podemos dejarlos abandonados a su suerte ante esta nueva agresión del FMI, tanto por ellos como por nosotros, porque si seguimos con esta dinámica de cada uno agredido por el capital europeo en su conjunto, pero sufriéndolo en solitario, nos derrotarán país por país y así irán logrando su objetivo general para 2020. Después de Grecia, Irlanda, Portugal, iremos España e Italia, luego Francia, otros países y finalmente los alemanes.
¡Hagamos saber a los trabajadores/as griegos que estamos con ellos, mediante carteles y pancartas en inglés (o griego) en nuestras concentraciones y manifestaciones! Si no sabemos, los traductores de internet pueden ayudarnos con una frase sencilla. No necesitamos más que nuestra iniciativa.
¡Trabajadores griegos y españoles, contra los mismos explotadores!
IX.- Todo es una estafa porque lo que lo sustenta todo, también lo es: el régimen asalariado del trabajo
La democracia burguesa es una estafa, porque quienes gobiernan no nos representan. El PP puede abusar todo lo que quiera de su mayoría absoluta conseguida en base a una estafa electoral (programa oculto) y de los decretos-leyes; el PSOE puede impulsar sin referéndum siquiera una reforma de la Constitución que hipoteca nuestro presente y futuro (artículo 135); lo que elijamos no pinta nada frente al “voto” de “los mercados” o la bota de los militares golpistas; la “soberanía popular y nacional” no mantiene ni las apariencias ante esa realidad y unas instituciones europeas menos representativas de nuestros intereses si cabe, pero que trabajan muy bien a favor de los intereses del gran capital, incluso a largo plazo, para infligirnos una gran derrota histórica antes de 2020.
La crisis, originada en las burbujas inmobiliarias, la desregulación financiera, las hipotecas subprime, los productos derivados de la “ingeniería” financiera, la corrupción en las cajas de ahorros y en las instituciones autonómicas y partidos, la deuda a costa de rescatar a la banca y los que nos han conducido a esto, el timo de las acciones preferentes, la salida a bolsa de Bankia, la “amnistía fiscal” para los defraudadores, y un larguísimo y pestilente, etc., es lo que nos lleva a decir que la crisis es ante todo una estafa social y no una “catástrofe” natural en una economía socialmente neutra.
Si el capitalismo es tan bueno como dicen ¿cómo pueden ser sus resultados económicos, sociales, políticos, tan desastrosos? Por debajo de todos estos aspectos más o menos superficiales hay una realidad, que no quieren que descubramos, para que así nos quedemos en una visión muy limitada de la verdadera naturaleza de la estafa. El origen de todo, la base sobre la que se asienta la gigantesca estafa piramidal que es esta civilización, la madre de todas las estafas, es el régimen asalariado del trabajo porque supuestamente se paga con el salario todo el trabajo realizado, pero la burguesía en realidad se apropia de una parte que es de la que surge su beneficio, llamado por la clase trabajadora, plusvalía o valor extra, porque es el no pagado en el salario ni en los gastos sociales del Estado.
Pero esta estafa precisa de unas condiciones para producirse (no pagar todo el trabajo) y finalmente realizarse (vender el producto para poder realizar, en forma de dinero, el beneficio que contiene). Y es ahí donde el capitalismo se encuentra para producirla con los problemas del aumento de los costes en la energía, la maquinaria, los límites de la jornada de trabajo, la productividad, para generar plusvalía; y para realizarla, la limitación de los mercados solventes (todo el planeta ya es un mercado capitalista saturado) y de los compradores solventes (los salarios bajos permiten mucha plusvalía, pero cuando son la demanda, dificultan su realización por su poca capacidad de compra), por lo que se acaba recurriendo al endeudamiento masivo, la especulación, las burbujas, la financiarización y la “economía de casino”, porque no existen mercados tan amplios y con capacidad de compra suficiente para tanta mercancía, lo que conduce a la imposibilidad de pagar las deudas, a un reclamo de beneficios sin base real en la plusvalía de la economía productiva, y el estallido de burbujas con sus correspondientes tsunamis.
Esta estafa primordial no puede perpetuarse por mucho tiempo más. Ya ha entrado en su fase de decadencia, de senilidad, debido a las crecientes dificultades para su producción y realización, y sus enormes costes humanos, sociales y planetarios, como la futura crisis detonada por la energía, y el Cambio Climático.
El trabajo asalariado es la base sobre la que se levanta todo este edificio social que es el capitalismo y su civilización, desde las clases sociales, las empresas, los bancos, al Estado. Si las raíces están podridas, todo el árbol lo está; si su naturaleza es venenosa, lo son sus frutos. La crisis, la pobreza, el paro, la ofensiva de la burguesía para derrotarnos, la agresividad de sus Gobiernos, sólo es posible porque existe el capitalismo, es decir, el régimen asalariado del trabajo, y mientras no lo abolamos (no se puede simplemente derogando alguna ley), la burguesía seguirá amenazándonos. No es éste el lugar para más explicaciones, pero basta con leer a Marx y su teoría del trabajo asalariado y la plusvalía, disponible en internet, o los textos mencionados al final.
¡Para eliminar la estafa de la democracia, de la crisis, ataquemos la madre de todas las estafas: el régimen salariado del trabajo! ¡Régimen asalariado del trabajo, los trabajadores lo echaremos abajo!
X.- ¡Trabajadores europeos, unidos o vencidos!
Las reivindicaciones que valen para España, como derogación del Pacto y del Tratado de Estabilidad (de la Unión Europea) y de las leyes españolas derivadas de esto, como el artículo 135 de la Constitución, la ley 20/2012, etc., el régimen asalariado del trabajo, también valen en lo fundamental para los trabajadores/as de otros países de la UE, especialmente de la eurozona, como los griegos, portugueses, irlandeses, italianos, franceses, belgas, alemanes, etc.
Luchando por estos objetivos comunes podemos unirnos, hacernos fuertes, crear un frente unido, no con nuestra burguesía doméstica, sino entre la clase trabajadora y los sectores populares agredidos, de toda Europa.
Cada burguesía nacional, como está clarísimo en el caso de la española, no pretende proteger a sus propios trabajadores/as, sino derrotar a toda la clase trabajadora europea para antes de 2020. Por eso ¡las fronteras estatales no nos protegen de las burguesías, sino que nos aíslan del resto de nuestra clase y nos hacen más vulnerables a la burguesía doméstica y europea! La derrota de los trabajadores/as de un país, significa el debilitamiento del conjunto de la clase trabajadora europea y que el capital europeo se haga más fuerte, avanzando en sus objetivos para 2020: trabajadores/as derrotados, abaratados al máximo, y desmoralizados por muchos años para hacernos víctimas de mayores agresiones cuando llegue la crisis de la década de los 30 a raíz de dispararse los costes energéticos, y los riesgos de guerra dentro de Europa o desde Europa.
No nos interesa eso, sino una Europa menos dividida por los nacionalismos, en la que los trabajadores/as tengamos cada vez más unidad y más peso social y político hasta poder llegar a los Estados Socialistas Unidos de Europa como tarde para la década de los 40 para impedir la respuesta burguesa a la crisis de los 30 y la catástrofe del Cambio Climático sin medidas suficientes para antes de 2020 ni para antes de 2050 por parte de la burguesía. Pero para esto debemos impedir la derrota en España para 2016 y en toda Europa para 2020, lo que exige derogar los pactos, tratados y leyes que nos llevan a eso.
¡Por encima de las fronteras, unidad de la clase obrera! ¡Frente a la Unión de Explotadores, la unión de los trabajadores! ¡Europa será obrera o mal futuro nos espera! ¡Pena capital a la UE del capital!
XI.- Tomemos la iniciativa sin esperar a sindicatos y partidos
Los sindicatos y partidos de izquierda ya nos vienen demostrando de sobra sus limitaciones, atados a sus compromisos con el Estado, o con tal o cual fracción de la burguesía, estatal o nacional, o búsqueda de “consensos” con partidos más a la derecha que ellos.
Debemos empezar a prepararnos desde los centros de trabajo, estudio, oficinas de parados, etc. para mantener una lucha sostenida durante varios años. Allí donde estemos cada uno podemos impulsar la conversación, el debate, sobre cuestiones como las planteadas en este documento, sobre las derogaciones de los pactos, tratados y leyes con las que nos agreden y buscan derrotarnos para tenernos más sometidos y por muchos años, la necesidad de que este gobierno no consiga llegar al final de su legislatura e imponer su programa oculto en las elecciones, sobre los intereses comunes que tenemos todos los trabajadores/as de la eurozona, cómo el aislamiento estatal lleva al desastre y la derrota, la necesidad y posibilidad de unirnos por encima de las fronteras. Y todo esto llevarlo a las Asambleas, para debatir en ellas, decidir las reivindicaciones, las consignas, tanto las más concretas para hacer frente a las agresiones, como las más generales y comunes a todos como las expresadas en este documento, y las acciones a tomar, sin que líderes, comisiones, sindicatos o partidos, las mangoneen y tomen las decisiones a nuestras espaldas o sin un verdadero debate.
NOTAS: 1) Esteban González Pons, del PP, ha sido casi insolente el domingo “Si el BCE quiere, esto se acaba el lunes. Si no se acaba el lunes es porque el BCE no quiere o porque alguien no quiere que el BCE quiera. Puede que alguien, en contra del espíritu de la UE, quiera que España y los países del sur no pertenezcan al mismo club que los países del norte de Europa” (El País, 23 julio).
2) Su gran capacidad de demanda encarece el precio del bono pero como el interés es fijo, reduce su rentabilidad (también para el BCE), desanima así a otros posibles compradores y a los especuladores a corto que apuestan por la bajada del precio, y la presión al interés alto en las subastas del Tesoro (mercado primario) ante el riesgo de que ocurra todo eso si provoca la intervención del BCE; pero harán negocio los bancos que consigan vender alto al BCE, o a un precio aceptable cuando desean deshacerse de esos bonos porque no se fían suficiente del Estado o quieren liquidez para negocios mejores. Pero el efecto a la baja del tipo de interés es mucho menor que si el BCE comprase directamente al Tesoro en el primario.
3) Una aproximación sencilla. Supongamos, si antes el Estado tenía unos ingresos de 100 euros y unos gastos de 180, el déficit sería de 80 euros. Si el PIB era de 1000 euros, tenías un déficit del 8% del PIB (1000 x 8% = 80). Pongamos que puedes conseguir bajar el déficit a 60, pero por lograrlo en muy poco tiempo habrá sido a costa de reducir sobre todo los gastos y no de aumentar los ingresos o a costa de mayores impuestos a los trabajadores/as sobre todo (IVA, IRPF, IBI, “copago”), mermando su capacidad de consumo. No hay manera de que en esas condiciones se produzca crecimiento económico, al contrario, se profundizará la recesión, es decir, supongamos, a costa de bajar el PIB a 750. Tendremos otra vez el déficit del 8% en relación con el PIB (750 x 8% = 60), a pesar de haber reducido el déficit de 80 a 60 euros (un 25%). Si se pretendía bajar el déficit al 6%, se debería haber mantenido el PIB en 1000 (1000 x 6% = 60), lo que significa sostener la misma producción y demanda, en lugar de hundirlas, y por tanto no podría haber sido a costa de los gastos salariales y sociales y los impuestos a los trabajadores/as, sino a cuenta de mayores impuestos a los beneficios del gran capital y las grandes rentas ante todo.
Lector/a: para profundizar en los fundamentos y argumentación de esta orientación, e inspirarse en muchos eslóganes, los siguientes artículos y libros, todos seleccionados en Kaosenlared.
El futuro del mundo se juega en Europa esta década. Campaña “2020: déficit 0, trabajadores ko, Cambio Climático 10” (16/07/2012) seleccionado como “Destacado”.
kaosenlared.net/especiales/e/elcapitalismoenbancarrota/item/24902-el-futuro-del-mundo-se-juega-en-europa-esta-d%C3%A9cada-campa%C3%B1a-%E2%80%9C2020-d%C3%A9ficit-0-trabajadores-ko-cambio-clim%C3%A1tico-10%E2%80%9D.html.
“La UE del capital. Nueva era, nuevo rumbo. Trabajadores europeos, unidos o derrotados. Nueva estrategia” 22 páginas (14/06/2012) Seleccionado como “Destacado”. Descargando el archivo pdf, tendréis acceso a libros y artículos que vengo publicando en Kaosenlared
kaosenlared.net/especiales/e/elcapitalismoenbancarrota/item/21552-la-ue-del-capital-nueva-era-nuevo-rumbo-trabajadores-europeos-unidos-o-derrotados-nueva-estrategia.html.
“2016 déficit 0. La burguesía acelera para derrotar al proletariado. Por una campaña europea contra el déficit 0” 14 páginas (28/05/2012).
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“[LIBRO] Trabajadores en bancarrota y riesgo de derrota. ¿Cómo evitarlas y fortalecernos? Una guía” 94 páginas. (3/03/2012), seleccionado como “Destacado”.
kaosenlared.net/especiales/e/elcapitalismoenbancarrota/item/9979-libro-trabajadores-en-bancarrota-y-riesgo-de-derrota-%C2%BFc%C3%B3mo-evitarlas-y-fortalecernos?-una-gu%C3%ADa.html.
“Capital, energía y plusvalía. Por un ecologismo proletario. Comentarios a Ramón Fernández Durán. Llamamiento”.80 páginas (3/09/2011). kaosenlared.net/noticia/capital-energia-plusvalia-ecologismo-proletario-comentarios-ramon-fern.
“Horizonte 2050: Socialismo o Mega-Crisis. Recuperar nuestra vida y salvar la Tierra. Una propuesta de Marco” 25 páginas (14/05/2011) kaosenlared.net/noticia/horizonte-2050-socialismo-mega-crisis-recuperar-nuestra-vida-salvar-ti.
Estrategia ideológica de la burguesía. Inocularnos el veneno de sacrificarnos en nombre de una falsa solidaridad que sólo a ella beneficia. Sembrar cizaña. Someternos a las exigencias del capital como algo inevitable. Cambio de argumentario y derrota. Este otoño. Nuestra estrategia. Eslóganes
Me he atrevido, pasados ocho años, a echarle un vistazo al libro “Tiempos de horror. Amok, violencia, guerra” de Wolfgang Sofsky (Siglo XXI, 2004). Me ha bastado con leer dos páginas (101 y 102) y he vuelto a dejarlo, no estaba para tristezas. Pero han sido muy provechosas, porque como en un flash, he reconocido la metáfora del programa oculto del PP, y de la estrategia de la burguesía europea, con la vista puesta en 2020 y su década. Aquí me dedicaré a un aspecto no por elemental menos importante dado su valor propagandístico para la burguesía, pues afecta a mucha gente sobre todo con bajos conocimientos y conciencia de clase; un veneno que nos inoculan, con el cual nos confunden y paralizan, para devorarnos más fácilmente. Es importante sacar a la luz no sólo las contradicciones y mentiras del gobierno, el “donde dije digo, digo Diego”, sino su argumentario y cómo afecta a la psicología y conciencia de los sectores populares. El argumentario de la burguesía se desplaza, entiendo, desde aceptar el sacrificio por “solidaridad” porque eres un “privilegiado”, a la siembra de sospecha de fraude y abuso para dejar tirada a la gente, al sometimiento a una realidad inamovible que nos obliga a aceptar (y hacer ellos) lo que “no nos gusta”. Este argumentario, aunque puede coincidir en el tiempo, se da en diferentes dosis porque responde a diferentes estadios de conciencia y capacidad de resistencia en los receptores, incluida la derrota. La evolución del argumentario de la burguesía también es un indicio de la correlación de fuerzas, de sus dificultades y avances para derrotarnos, y por eso debemos prestarle mucha atención, pues nos aproximamos a un momento crítico, que empezará a revelarse en este otoño, más con el próximo “rescate” al Estado.
Frente a este argumentario, además de contrarrestarlo en concreto, debemos desvelar a los ojos de todos cuál es la estrategia de la burguesía, el programa oculto que comparten todos, sus planes a medio y largo plazo, para lo que resta de esta década y a partir de 2020, que pasa por derrotarnos antes de 2020 para imponer el régimen social implícito en el Tratado de Estabilidad de la U.E. ante todo. Que yo sepa, no se está haciendo y sin embargo es fundamental para no caer en la miopía del cortoplacismo, en los análisis en los que los árboles nos impiden ver el bosque. Que los trabajadores/as descubran las verdaderas intenciones del capital a medio y largo plazo, manifiestas en sus pactos, tratados y leyes, hará que rechacen con más facilidad las mentiras que hoy quieren colarnos sobre la “salida de la crisis” y el futuro que nos espera bajo su dominio en los próximos lustros. Tenemos aquí un recurso formidable para resistir, debilitar, agotar su estrategia para derrotarnos y lanzar la contraofensiva, y no debemos seguir desaprovechándolo. También mostraré cómo aprovechar mucho mejor la denuncia del fraude fiscal.
Los eslóganes del final del texto sirven de contraargumentario a su propaganda, y estrategia a largo plazo. Unas tareas que, no por ser alguna muy elemental, debe ser descuidada o aumentará la distancia entre los sectores más avanzados y los más retrasados e intimidados, lo que perjudicará nuestra resistencia ahora y la contraofensiva que deberá contar con importantes reservas dispuestas a luchar también. Pido a quienes conocéis mejor las entrañas de las (malas) artes de la comunicación, a estar vigilantes y a profundizar en esta línea de investigación y, sobre todo, de respuesta.
No perdamos ni por un momento de vista que la política y propaganda de los gobiernos del PP, CiU y también PSOE (aunque en menor medida), son parte de la estrategia del conjunto de la burguesía europea. La contrarreforma de las jubilaciones y contrarreforma laboral son aconsejadas por el Pacto por el Euro y aprobada por la Unión Europea (Olli Rehn, Comisario de Asuntos Económicos de la Comisión Europea, contestando “Eso sería fantástico, ok, ok” al parte del ministro de Guindos “Mañana aprobamos la reforma del mercado laboral, vas a ver que será extremadamente agresiva”); los recortes responden a los objetivos del déficit del 3% del Pacto de Estabilidad, del déficit del 0% y deuda máximo del 60% a partir de 2020 de la Ley de Estabilidad, a la prioridad absoluta al pago de la deuda introducida con la traicionera reforma del artículo 135 de la Constitución, hijas del Tratado de Estabilidad de la U.E., y al papel del Banco Central Europeo encareciendo nuestra deuda pública; las verdaderas tijeras, hachas y látigos con las que luego se concretan las mil y un agresiones. Cuestiones que trato con más profundidad en mis textos, todos en Kaosenlared. [Para ver bien el cartel de la imagen: clic sobre ella. Situarse encima, ratón derecho: “Abrir imagen en nueva pestaña” o “Ver imagen” o Copiar o Guardar]
1.- La “marcha de la muerte” del capital. Agitar la “solidaridad” para destruir la verdadera solidaridad. Cuando no haga falta, solo “hacemos lo que hay que hacer”. La señal de la derrota. Un momento crítico. Este otoño
Analiza Sofsky la naturaleza de las “marchas de la muerte”, como, supongo, las de los prisioneros de los nazis y también de los japoneses, que resumo y añado de mi parte: Como la velocidad de la marcha, agota las fuerzas ya escasas, al principio, los prisioneros, para resistirse y por solidaridad con los más débiles, pueden colectivamente intentar reducirla. Pero la presión de los guardias armados (con sus perros mata-hombres, látigos, armas de fuego), sobre los últimos de la columna y los rezagados, víctimas de sus ataques y asesinatos, acelera la marcha. Para evitar quedar atrás, todos intentan adelantar puestos, con lo cual, imprimen más velocidad a la columna, lo que expone a los más débiles a quedar a la cola, a rezagarse, a caer, y a la muerte. Quienes van en cabeza también acabarán flaqueando. Los lazos de camaradería más fuertes se van rompiendo. Cualquier intento de ayudar a un compañero, de sostenerle, detenerse para asistirle, rezagarse por él, significa también la muerte del solidario. Los guardianes cometen asesinatos aleatorios, sólo para transmitir que nadie debe sentirse seguro, que están totalmente a su merced. Cada uno debe pensar sólo en sí mismo, lo que facilita la tarea de los guardianes y la finalidad de la marcha. Según se reducen las esperanzas de vida a pesar del sobreesfuerzo, se impone la desmoralización, la apatía, la indiferencia por la suerte de cualquier otro. Los guardianes se regodean en el sufrimiento y en su poder absoluto. Finalmente, gran parte de la columna ha sido eliminada y los supervivientes están totalmente derrotados, sometidos, reducidos al instinto de supervivencia de un animal indefenso, entregando sus últimas fuerzas al trabajo esclavo.
A diferencia del trato dado a una columna de presos que están ya derrotados, como todavía no lo han conseguido con nosotros, la burguesía no puede atacar directamente las relaciones de solidaridad. Se sirve de un falso discurso solidario para socavar la solidaridad verdadera. En vez de exigir la solidaridad de la burguesía con el resto de la población, lo que siendo consecuentes y llevándolo hasta el final, sólo podría suponer la supresión de esa relación de explotación, eliminar a la burguesía en cuanto que clase (no a las personas), reclama la “solidaridad” para aceptar injustos sacrificios y garantizar los beneficios. El que ya ha sido robado, en vez de reclamar que se lo devuelvan, debe permitir que se le robe más, supuestamente para ayudar a otro asaltado, pero en realidad, para facilitar la transferencia de más bienes a los ladrones.
Por “solidaridad”, los trabajadores/as que todavía tengamos trabajo, debiéramos aceptar sacrificios, para poder ayudar a los más expuestos, pues seríamos unos privilegiados (la burguesía no, porque según ellos, tampoco lo es, se lo ha ganado todo justamente y debemos sentirnos agradecidos porque su misión en la vida es crear empleo, aunque sea destruyéndolo). Cuando a los funcionarios se les elimina una paga extra, se les culpabiliza, porque otros están en paro, necesitan ayuda, y ellos tienen trabajo “seguro”. A los parados que cobran prestación por desempleo, de algún modo se les recorta, para que los nuevos parados también puedan tenerlo, pero en realidad para pagar a la banca la deuda a un alto interés o para rescatarla. Los que viven en casa de sus padres, acabarían por tener menos derecho a subsidio, porque para eso cuenta con el “colchón familiar” y hay que dar preferencia a quienes tienen una familia que mantener, aunque tampoco se les garantice a estos un derecho mínimo e indefinido. Aceptar el retraso de la edad de jubilación y una reducción de las pensiones, para que los que nos siguen también la disfruten, dicen, sabiendo que para ellos puede que ya la hayan suprimido o por muchos años trabajados no tengan derecho. Como “los de aquí” somos los primeros, habría que cicatear la asistencia sanitaria a los inmigrantes “sin papeles”, pero los nacionales de cualquier forma también sufrimos duros recortes y el gobierno programa el desmantelamiento de la sanidad pública para que la privada haga más negocio y nosotros sólo podamos acceder si podemos pagar más, lo que de hecho es un abaratamiento de nuestra fuerza de trabajo. Como no sirven para trabajar, reducir los recursos a la dependencia, a la vez que por “respeto a la vida”, “solidaridad con los disminuidos”, se plantea limitar el derecho al aborto por malformaciones del feto, aumentando las personas dependientes, y recortando el derecho de las mujeres a controlar nuestro cuerpo y reproducción. Como los jubilados gastan mucho en medicinas y tampoco volverán a trabajar, para no ser unos “aprovechados derrochadores”, deberían costearlas directamente en parte, aunque vengan cotizando toda la vida y apenas hayan necesitado de la asistencia sanitaria hasta ahora, porque buen ciudadano sería para ello aquél trabajador/a que paga impuestos por unos servicios que no utilizará, para que se puedan hacer transferencias de recursos a otros fines más convenientes a la burguesía que en tanto practica el fraude fiscal. La brutal subida del IVA se justificaría para podernos garantizar la sanidad, educación, etc., que con la misma subida recortan y que a pesar de todo seguirán recortando, a la vez que evitan la presión fiscal al gran capital. Los trabajadores/as griegos, irlandeses, portugueses, españoles, italianos…, a pesar de enfrentarnos básicamente a los mismos problemas y agresores (pactos, tratados, la troika de la UE), luchemos aislados como buenos nacionales, comprometidos con “nuestra” economía “nacional” (o sea, la burguesía doméstica y europea, como la banca alemana acreedora), sin contaminarnos con extranjeros, para ser más fácilmente vencidos. Los trabajadores/as griegos no tendrían, según la burguesía, nada en común con los alemanes del recortado “Estado de bienestar” y de los mini-jobs (400 euros), porque son alemanes como la “nazi” Merkel que les gobierna por su elección. Enfrentémonos también a través de la “competitividad” de las empresas, a costa de aceptar y presionar al abaratamiento mutuo. Los trabajadores/as griegos, después de haber sido exprimidos por su propia burguesía y la del resto de la Unión Europea (alemanes y franceses sobre todo), pueden ser arrojados fuera de la zona euro para que terminen de hundirse en la miseria, y así “no poner más en riesgo a todos perjudicando el euro”. Y así, una lista que sería interminable.
A la vez que quieren manipular contra nosotros la solidaridad a fin de preservar sus beneficios, siembran cizaña para dividirnos más. Previamente a los ataques contra los funcionarios, hacen una campaña para presentarlos como poco laboriosos y privilegiados, aunque el funcionario corriente es un mileurista. Siembran maliciosamente y agigantan la sospecha del pequeño fraude entre los parados y el abuso de medicamentos entre los jubilados, o dejan caer la especie de que las tarjetas sanitarias que no se anulan tras el fallecimiento del titular sean objeto de fraude (los hijos o cónyuge viudo recibirían los medicamentos que el médico receta al titular y luego los venderían, idiotez de la que por supuesto no aportan ninguna cifra, siquiera sobre la utilización de las tarjetas posteriormente al fallecimiento, y como si aquí cupiese un gran fraude a la Seguridad Social que justifica recortes). En tanto, no persiguen como debieran el verdadero y gigantesco fraude fiscal que de las grandes empresas solo, ascendería, tirando por lo bajo, en torno a unos 50.000 millones de euros al año, y para colmo, otorgan amnistías fiscales a los defraudadores. Es todo un modo de desviar la atención sobre el fraude que de verdad hace daño a las arcas del Estado (el de la burguesía), y de sembrar cizaña para romper nuestra solidaridad, enfrentarnos entre nosotros, facilitar las medidas de recortes a funcionarios, parados y jubilados, en nombre de las necesidades de la “economía nacional” que no es otra que la del capital, la explotación del trabajo asalariado y dejarnos cada vez más desamparados.
Otra línea argumental del gobierno del PP (siguiendo los criterios del Plan de Estabilidad y del Tratado de Estabilidad de la U.E., y para avanzar hacia los objetivos de la Ley de Estabilidad española a partir de 2020), es la de que debemos reducir el déficit hasta eliminarlo y rebajar la deuda pública, y que por tanto no podemos gastar más de lo que tenemos. Esta es la excusa para los recortes en los gastos sociales. Pero terminan aumentando los ingresos fiscales, no para mejorar los servicios sociales, sino para reducir el déficit y pagar la deuda, solo que subiendo los impuestos a la clase trabajadora y sectores populares, pero no acabando con el fraude fiscal de la burguesía que, al menos por su volumen, podría evitar todo eso, como veremos un poco más adelante.
La solidaridad, la “lucha contra el fraude” y “contra los privilegios”, que lleva adelante la burguesía y sus gobiernos es ante todo: unirse como una piña contra nosotros, llamar solidaridad a sacrificarnos por sus intereses, sembrar la cizaña y la insolidaridad entre los trabajadores activos, parados, jubilados, dependientes e inmigrantes “sin papeles”, atacar los derechos adquiridos de los trabajadores/as como si fuesen privilegios inmerecidos y sujetos a la conveniente revisión de la burguesía (“los mercados”), abaratarnos como trabajadores/as asalariado y perceptores de los servicios sociales, y no perseguir debidamente y amnistiar el fraude fiscal de la burguesía y proteger sus privilegios de clase, los beneficios del capital.
A nivel más general, nos dicen que para salir de la crisis debemos “arrimar el hombro”, “remar juntos en la misma dirección” es decir, al ritmo y con la ruta que nos marca la burguesía; llamadas a “asumir sacrificios para salir todos adelante”, a “no crear más dificultades a la economía haciendo huelgas”, incluso, “no afectar a la prima de riesgo, infundiendo desconfianza en los mercados, al perjudicar la imagen de España” por hacer huelgas, manifestaciones, etc. Es decir, que la responsabilidad por el agravamiento de la crisis la echan sobre nuestras espaldas, por resistirnos a sus agresiones, por no poner buena cara.
Según la exigencia de sacrificios en nombre de la “solidaridad” etc., va colando menos porque no se resuelven los problemas y se agravan los de la clase trabajadora, mientras se preservan los beneficios del gran capital y los burgueses siguen cobrando elevadísimos emolumentos, y ni siquiera se acaba con el enorme fraude fiscal de las grandes empresas, entonces recurren al mensaje definitivo de la exigencia de una fuerza superior, por encima de todos, inapelable, como una potencia de la naturaleza o el Olimpo de los dioses, a la que sólo cabe someterse y aplacar su ira en evitación de males mayores. Lo transmiten cuando nos dicen que los sacrificios son imprescindibles no por solidaridad entre todos, salir adelante, etc., sino para “inspirar confianza y calmar a los mercados”, es decir, para que los capitalistas vean atractivo invertir por la tasa de ganancia, las instituciones financieras (a veces las mismas salvadas a nuestra costa) se animen a conceder sus préstamos por ser el Estado solvente, etc. Bajo el eufemismo de “los mercados” encontramos la exigencia del beneficio económico para el capital por encima de todo, pues es el motor de este sistema social. No es a “los mercados” a los que debemos tranquilizar, sino al dios Capital con la seguridad de que seguiremos ofreciéndonos en sacrificio. En último extremo, el capital internacional deberá “rescatar” al país para que el hundimiento de sus bancos y de la deuda de su Estado no arrastre a la quiebra a los bancos acreedores alemanes, etc. que previamente han propiciado el desastre cuando la burbuja inmobiliaria y las ventas de sus productos (automóviles, etc.) en base al endeudamiento les reportaban enormes beneficios. Resultado, los “rescatados” rescatamos al “rescatador”.
Hasta que llegamos al argumento “hacemos lo que hay que hacer aunque no nos guste y vosotros debéis aceptarlo porque no hay otro remedio”, a falta del final “se hace porque lo que manda la autoridad y punto”. Pero ¡atentos! Cuanto menos recurran al discurso de la “solidaridad”, más al de culpabilizar, más a la cizaña, y más todavía al de la inevitabilidad, la fuerza mayor, las fuerzas superiores, la fuerza de la autoridad, la autoridad de la fuerza, significará efectivamente que ya no nos creemos sus mentiras, pero también podría llegar a significar dos cosas muy diferentes: a) que a falta de mejores argumentos deben recurrir cada vez más al “porque las cosas deben ser así”, o b) que ¡tampoco necesiten ya del discurso de la solidaridad, porque nos estén derrotando!
Ahora nos encontramos en un momento crítico: las mentiras se van agotando y deben recurrir a culpabilizarnos y al sometimiento a la “fatalidad”, pero seguimos siendo demasiado débiles, nuestra respuesta está muy lejos de ser la que se merecen las agresiones que sufrimos, por lo que podrían someternos con la sensación de impotencia frente a condiciones y fuerzas que nos desbordan, más con el próximo rescate al Estado y el “aval” de la Europa “democrática”. Estamos en un punto clave en el que empezará a decidirse el curso del proceso. Necesitamos que su argumentario se deba a la causa a) desgastado el truco de la solidaridad no les queda más que el de la fatalidad; y no al b) nos están derrotando y ya no necesitan del truco desgastado. Pues podemos no tragarnos sus mentiras, pero ser impotentes para impedir que nos aplasten. Tengamos en cuenta que la burguesía ante todo quiere vencer, si lo hace convenciendo, tanto mejor para ella, pero no es imprescindible; de ahí, por ejemplo, los golpes de estado militares y las matanzas que los siguen. Porque algunas de sus mentiras se desgasten (como las referentes a la solidaridad), no quiere decir que no puedan derrotarnos.
No debemos llegar a la situación en que para tenernos sometidos bastaría recurrir a una autoridad (sea la económica, los mercados, el gobierno), no a nuestra sensibilidad humana, al compañerismo, la solidaridad. En el peor de los casos supondría la imposición del terror militar; en el menos malo, la sumisión por resignación. Si no se necesita recurrir a la solidaridad, y se consigue dominar, es porque la solidaridad ya no tiene capacidad de rebelión y por tanto no hay que engatusarla, desviarla direccionándola hacia donde a ellos les interesa. El mensaje de la solidaridad puede haberse desgastado y ser inútil, pero tampoco quedaría ya una solidaridad auténtica que suponga un peligro potencial, porque imperaría la resignación y el individualismo.
Hasta ahora nos vienen diciendo “¿Te parece injusto?, fíjate mejor, porque lo verdaderamente injusto es…”. Será “¿te parece injusto? Pues, te jodes”. Mejor para ellos “Ya ni te sublevas porque sea injusto, sólo esperas salir lo mejor posible, sin contar con el apoyo de los demás, de una situación inevitable, debido a una fuerza superior,”. Ellos adoran al capital, nosotros también deberíamos someternos a su dios de todo corazón; seríamos los muslim (musulmanes, los que se someten) del capital. Más cerca del estado mental de los presos de la columna de la marcha de la muerte. A los presos de la columna de la muerte ya no hacía falta contarles milongas para conseguir que avanzaran. No hacía falta manipular su solidaridad, simplemente se la castigaba. A los prisioneros que en los campos de trabajos forzados y exterminio nazis se rendían y hundían, incapaces ya de reaccionar emocionalmente, les llamaban “musulmanes”.
Por eso, el abandono del discurso de la solidaridad y el recurso cada vez mayor al de lo inevitable, el sometimiento a los mercados, etc., es una señal, no sólo de que se agotan las mentiras, sino de que percibiendo también nuestra debilidad, buscan otra forma de aproximarnos a la derrota. Una derrota en la que acabarían rompiendo también nuestra potencial solidaridad para la rebeldía.
Cuanto más inevitable consideremos la situación, cuanto menos creamos que podemos hacer algo para cambiarla, que pueda existir una alternativa a esta sociedad, más fácilmente nos embarcarán en la “marcha de la muerte”.
Y a todos nos presionan para acelerar cada vez más la marcha y aceptar sacrificios, dejar abandonados en la cuneta a más y más personas, de éste u otro sector social, de todas las edades, de este país o de otro, porque lo exige la “competitividad”, y el pago de la deuda. Devaluar, ya que no se puede la moneda (no la tenemos propia), los salarios y gastos sociales del Estado, y para ello aceptar menores salarios, no actualizarlos a la subida del coste de la vida, sino condicionarlos al aumento de la productividad (dar cada vez más trabajo no pagado por actualizar el salario al coste de la vida), la pérdida de poder negociador en las empresas, eliminar a parte de la plantilla, provocar lo mismo en las empresas de la competencia si quieren sobrevivir y que lo consigan porque nos desplazan del mercado; transferir el resultado de nuestro trabajo, en forma de impuestos, al rescate de la banca española para que a su vez pague los intereses y devuelva capital a la banca alemana, francesa, etc., a costa de desmantelar el “Estado de bienestar”, de modo que esa banca alemana socializa sus potenciales pérdidas en España y garantiza sus beneficios. Y en todo esto, aumentar las suspicacias entre los trabajadores/as de unos y otros países, para que cada uno nos pongamos del lado de nuestra burguesía: todos contra los chinos, los alemanes contra los “vagos y manirrotos” del sur, los griegos contra los alemanes que son unos “nazis”, todos contra los inmigrantes negros, turcos, rumanos…, y la burguesía unida venciéndonos, aumentando sus beneficios a costa de nuestros salarios y sacrificios, y ¡partiéndose de risa!
El resultado será la depauperación cada vez mayor, la exclusión social, el aumento del sufrimiento (ansiedad, depresiones, etc.) incluso de los suicidios. La destrucción de la solidaridad, el imperio de la insensibilidad social (el “¡que se jodan!” de Andrea Fabra, del PP), la mezquindad, la imposición de la lucha de todos contra todos y el sálvese quien pueda. La destrucción de la comunidad de los trabajadores/as, de la más básica comunidad social, para que impere sobre todos la depredación de la Mega-Máquina de acumular trabajo no pagado (plusvalía --- beneficio ---- capital) que es el régimen asalariado del trabajo o capitalismo. A cambio, la engañifa de la falsa comunidad del patriotismo de la burguesía, más entregado que nunca a los intereses generales del capital de la zona euro. Y para tapar la farsa, banderas gigantes, y los triunfos de las selecciones deportivas.
El debilitamiento de su mentira “solidaria” debe suponer el reforzamiento de nuestra verdadera solidaridad. No debemos comprometernos con la economía nacional y los mercados, porque eso lleva a nuestra división en el país y en Europa, sometimiento, abaratamiento, empobrecimiento, derrota. Debemos solidarizarnos entre nosotros contra la burguesía, y traspasar las fronteras nacionales para unirnos con los trabajadores/as europeos tanto intervenidos como no, porque sufrimos las mismas agresiones básicas que parten del mismo Pacto por el Euro, del mismo Pacto de Estabilidad, del mismo Tratado de Estabilidad. En lugar de someternos a las exigencias de “los mercados”, a lo que dice la acumulación de beneficios que “hay que hacer aunque nos disguste”, cuestionaremos el beneficio, y el origen de todas estas calamidades, el régimen asalariado del trabajo, raíz del capitalismo. Este es el camino para vencerles a todos, no el 25-S con su trampa de las Cortes Constituyentes burguesas, ni el referéndum de CCOO y UGT, ni una HG descafeinada.
He dicho que vivimos un momento crítico, nos encontramos en una fase clave que puede decidir hacia dónde empieza a inclinarse la balanza, aunque eso no significa que lo haga de modo irreversible, si en un sentido ni en otro. Y ese momento es ahora, este otoño, tras tantas agresiones y un nuevo rescate, que exigen una respuesta contundente, pero en la dirección correcta.
2.- El caso del fraude fiscal, sorprendentemente desaprovechado. Cómo usarlo para contrarrestar su argumentario, pero sin desviarnos de la tarea principal
La cifra de 50.000 millones de euros es una estimación moderada tirando hacia abajo entre las más elevadas y las más bajas (la inferior serían 42.711 millones, una probable 64.000 millones, otras estimaciones que extrapolando el porcentaje correspondiente a las grandes empresas dispararían la cifra por encima de los cien mil), pues aunque existen estudios de inspectores de Hacienda, de sus sindicatos, y de economistas, no hay una cifra oficial, porque no se ponen los medios para ello. Para hacernos una idea de lo que suponen esos moderados 50.000 millones de euros al año de fraude fiscal de las grandes empresas hagamos unas comparaciones bien sencillas. El PIB de España en 2011 fue de 1.073.383 millones de euros. Se estima que este año puede bajar entre un 1,5% y un 2%, dejémoslo en lo primero, es decir, a 917.742 millones de euros. Se busca que el déficit público sea del 6,3% del PIB, es decir 57.817 millones, en torno ¡al fraude fiscal! El “ajuste presupuestario” para 2013 y 2014 suma 60.000 millones de euros, que se traducirá en enormes recortes en sanidad, educación, dependencia, subsidios, etc. Es también 60.000 millones más o menos la cantidad prevista que se pedirá para el rescate a la banca que aumentará el déficit y la deuda del Estado, recayendo en gran parte sobre nuestros impuestos. Con 50.000 millones se podría pagar a 5 millones de parados 10.000 euros al año, dividido entre doce pagas, a 833 euros cada una. El déficit de las comunidades autónomas, que son precisamente las encargadas de los gastos de sanidad y educación, es de 85.000 millones de euros. Claro que con el fraude de un año no se podría costear todo esto, pero recordemos que llevamos “toda la vida” con un enorme fraude fiscal protagonizado por la burguesía y sobre todo por el gran capital (en torno al 70% del total). Por eso se puede decir con absoluta seguridad, que el déficit del Estado, y por tanto la deuda que el Estado debe emitir para compensar ese déficit, pagando un alto interés por ella, está provocada, no por los gastos sociales, sino directamente por el fraude del gran capital sobre todo, y vuelve a recaer sobre nuestras espaldas mientras a la burguesía se le ofrece la amnistía fiscal para que aflore algo de ese dinero, en tanto a los parados, etc., se le recorta por todos lados y afilan los requisitos y medidas de control, sanciones, suspensión del subsidio, etc. El gran capital sobre todo, elude pagar incluso los impuestos que le corresponden, obligando así al Estado a pedir prestado a la banca y otros inversores que hacen su negocio a costa de los intereses que con nuestros impuestos sobre todo se le pagan. Los grandes que cometen fraude y las grandes empresas con importantes paquetes de acciones en la banca, vía dividendos, sacan también este beneficio indirecto de su fraude fiscal. El gran capital es un gran defraudador fiscal a pesar de disfrutar de un régimen impositivo mucho más benévolo para sus intereses que el de otros países del primer mundo; un sistema fiscal que carga casi todo su peso sobre la clase trabajadora y sectores no explotadores de la población. De equipararnos a otros países, lo que debería ingresarse sería mucho mayor, y si no existiese el fraude fiscal a esta escala, no cabría hablar ni de déficit, sino de superávit o de muchos más gastos sociales perfectamente financiados, pero esto, claro está, contraviene la estrategia que frente a la crisis sigue la burguesía: reducir los gastos directos (salario, cotizaciones), indirectos y diferidos (sanidad, educación, subsidios, pensiones…) que le supone el mantenimiento de la clase trabajadora, y preservarse por los medios que sea, incluido el fraude fiscal, la mayor parte del beneficio (trabajo no pagado).
Pero es mucho más cómodo, y agradecido por la burguesía, aumentar la recaudación subiendo el impuesto sobre la renta (IRPF) a los trabajadores/as que estamos perfectamente controlados por la nómina (no como las declaraciones de la renta de burgueses que parecen unos pobres de solemnidad), y a todo lo que consumimos (el IVA, el método más injusto por recaer principalmente sobre la población trabajadora), pero no a los productos de lujo (automóviles de alta gama, etc.) que no han disminuido sus ventas. O recortar el sueldo y quitar una paga extra a los funcionarios y empleados públicos. Es tan escandaloso el tema que por eso mismo procuran que se hable lo menos posible en los medios de comunicación (controlados por el gobierno o directamente por el capital, financiados por su publicidad…) y se compare menos aun. Y para colmo, a fin de desviar nuevamente la atención sobre los principales causantes (el 70%) del monumental fraude fiscal, insisten en ¡el fraude del fontanero con la trampita de “señora ¿con IVA o sin IVA?”!, cuando han subido al 21% ¡por supuesto sin IVA, que debemos llegar a fin de mes!
Si hay tan pocos inspectores de Hacienda dedicados a la persecución del fraude fiscal a gran escala y si no es para perseguir como se debe el fraude fiscal ¿por qué tenemos en comparación con otros países del primer mundo un gasto tan elevado en policías, y más número de policías por habitantes? ¿Para proteger a la burguesía, o sea, a los defraudadores reales o potenciales, y sus privilegios de clase? ¡Qué mal pensada!
Con esta denuncia del fraude fiscal no pretendo crear la ilusión de que la solución vendrá de superarlo y que debamos centrarnos en esa batalla. El fraude fiscal es la vía por la que la burguesía consigue retener para sí una parte de los beneficios extraídos gracias al trabajo no pagado (plusvalía) a los que, como con el salario, no están dispuestos a renunciar en esta situación de crisis. Lo que está en el fondo por tanto es la cuestión de la plusvalía, no de la “responsabilidad ciudadana o empresarial”. Forma parte de su estrategia: el mantenimiento del aparato burocrático y represivo del Estado burgués sobre las espaldas de los trabajadores/as a la vez que se desmantelando del “Estado de bienestar” de modo se contribuimos más y directamente al mantenimiento de los “gastos políticos” del capital, reducimos nuestro coste social, y el trabajo no pagado (plusvalía ---- beneficio) se lo quedan en lugar de contribuir a su Estado y a transferencias a los trabajadores/as mediante los gastos sociales. El fraude fiscal es para ellos algo que deben mantener porque de lo contrario perderían parte de las ventajas obtenidas gracias a la reforma laboral, los recortes con la excusa de la reducción del déficit.
Para hacer fracasar la estrategia de la burguesía española-europea para derrotarnos para antes de 2020, y establecer un modelo de Unión Europea exactamente a su medida, debemos evitar el aislamiento nacional al que nos llevaría obcecarnos en la reforma fiscal. Teniendo en cuenta su ofensiva de guerra relámpago, debemos centrar nuestra defensa y contraataque por otro lado mucho más efectivo para acabar con sus armas de abaratamiento y empobrecimiento masivo (Tratado de Estabilidad, y su versión española, la Ley de Estabilidad…), darles bajo la línea de flotación, y reunir las fuerzas necesarias que sólo pueden provenir de la unidad de los trabajadores/as europeos, la cual se puede lograr con una gran campaña desde cada una de nuestras luchas contra nuestro agresor común, el Tratado de Estabilidad, eje central de la estrategia de la burguesía para antes y después de 2020. El valor de sacar a la luz el fraude fiscal es ante todo para contrarrestar el argumentario venenoso de la burguesía, evitar que aturdan a los sectores más confusos de la población trabajadora.
3.- La crisis de las estafas, la estafa de la crisis, y la madre de todas las estafas y crisis
La burguesía es capaz de reconocer que, por ejemplo, en el caso de las participaciones preferentes de la banca, o de la salida a bolsa de Bankia, se ha estafado a los ahorradores abusando de su ignorancia. La pequeña burguesía insiste en que la misma crisis, con todos sus chanchullos y transferencias de recursos hacia la banca, su origen en la burbuja inmobiliaria, que hagan pagar “justos por pecadores”, es una gran estafa. Pero ninguno de estos, porque debe defender sus intereses o porque espera convertirse en “emprendedor” y tener sus propios asalariados o falsos autónomos, quiere destapar que la misma base de esta sociedad es una estafa: el beneficio, cuyo origen es siempre la parte invisible del trabajo que no se paga bajo el régimen asalariado, por muy avanzadas, “democráticas” y “justas” que sean las relaciones laborales; y que ese proceso de explotación, de extracción de plusvalía (trabajo no pagado) y realización de la misma (venta del producto o servicio), para su posterior acumulación (inversión) o disfrute del burgués (consumo personal), es intrínseco, consubstancial, inseparable del capitalismo, motor de sus contradicciones, de sus crisis y de su decadencia histórica inevitable, que es en la que nos hallamos en la actualidad. Ésta y no otra es la raíz oculta de los fenómenos superficiales de la crisis, de la corrupción y privilegios, que sí somos capaces de reconocer con más o menos facilidad, pero que si nos quedamos ahí, no podremos superar nunca del todo porque no arrancamos la raíz.
Este contraargumentario debemos ser capaces de desarrollarlo, en forma de teoría, de ejemplos y también de eslóganes que hagan surgir interrogantes e inviten a la investigación.
4- Derrotarnos antes de 2020 para imponer también el Tratado de Estabilidad, en su versión española, Ley de Estabilidad y así abaratarnos y empobrecernos como mínimo hasta la crisis de la década de los 30 impulsada por la carestía de la energía
El peligro que acecha a los trabajadores/as es mucho mayor del que por lo general creemos. Existe una estrategia de la burguesía española y europea, vía Pacto por el Euro, Pacto y Tratado de Estabilidad, contrarreforma laboral, art. 135 de la Constitución, y Ley de Estabilidad, que exige abaratarnos al máximo reduciendo los costes directos (salarios, cotizaciones de la empresa a la Seguridad Social) indirectos y diferidos (sanidad, educación, dependencia, subsidios desempleo, pensiones de jubilación…) de la clase trabajadora; y para lograrlo, derrotarnos para antes de 2020 (a poder ser antes de 2016, fin gobierno PP). No es una política española para unos pocos años “hasta salir de la crisis”, sino para toda Europa y cuando menos hasta la crisis de la década de los 30. Toda una era de pobreza, miseria y opresión. Pues si la “competitividad” sacrifica los salarios, las condiciones de trabajo y el empleo, el pago y reducción de la deuda (objetivo del déficit 0% y la deuda al 60% del PIB) exige sacrificar hasta la agonía los gastos sociales (sanidad, educación, subsidios, pensiones, etc.) y no tomar las medidas necesarias para limitar al máximo el Cambio Climático. No es cosa sólo del PP. PSOE, CiU, PNV, UPyD y UPN han ratificado el Tratado de Estabilidad de Europa. Este es el verdadero Programa Oculto, que puede ser todavía más siniestro. La Europa “democrática y social” está empujando a los trabajadores/as griegos a una semana laboral de 6 días con jornadas interminables.
Para facilitar esta tarea debemos servirnos de un “marco de sentido” para que los trabajadores/as encajen ahí las diversas agresiones de la burguesía y tengan una perspectiva de futuro. Un marco que se puede expresar así: “2020, déficit 0%, ricos + ricos, trabajadores ko, Cambio Climático 10”. Esto es incomparablemente superior a la tontería populista de CCOO y UGT “Quieren arruinar el país” que en su interclasismo y pro-economía nacional, no explica nada, ni en el tiempo, ni las consecuencias, ni el carácter de clase de las agresiones. El marco de sentido es “Para abaratarnos, quieren derrotarnos. Peor en el trabajo y los gastos sociales, para abajo”. Y en términos positivos, lo que expreso en la cancioncilla (al modo de “María Cristina me quiere gobernar”) “¡Para los 20 nos quieren derrotar, / los trabajadores enseñamos los dientes, / despediremos al Gobierno saliente, / al capital haremos recular!”
A profundizar en esta cuestión estoy dedicando varios textos, todos seleccionados en Kaosenlared, y uno expresamente a la cuestión del “marco”, a los que remito al lector/a.
5.- Una Europa cada vez menos democrática y más violenta. El ejército en Alemania. No sirve de nada intentar escapar. Frente al desmantelamiento del “Estado de bienestar” y otros males mayores, unidad de los trabajadores europeos. Imagina una HG contra la Ley y el Tratado de estabilidad, su impacto en la eurozona.
La lucha de clases tiene muchos rostros y el más feroz no está sólo en el pasado, como el golpe militar de Pinochet al gobierno de la Unidad Popular de Salvador Allende en Chile (11 septiembre 1973, eclipsado interesadamente por el montaje del 11-S de New York), y su dictadura terrorista. El 16/08/2012, la policía democrática sudafricana (ya no existe el Apartheid, también manda la nueva burguesía negra del CNA y de los sindicatos) ha matado a 34 y herido a 80 trabajadores al disparar contra una manifestación de miles de huelguistas contra la empresa británica minera Lonmin, extractora de platino, que considera la huelga ilegal, y llama a la represión. Esto no es un coletazo del pasado, sino un aviso para el futuro, dadas las necesidades de obtención de ganancia del capitalismo mundial en una crisis que se irá profundizando y que llegará a su paroxismo cuando con el pico o cénit del petróleo en la década de los 30 lleguemos a la Mega-Crisis. Que sea una empresa británica, la tercera mayor del mundo dedicada al platino, nos muestra cómo la civilizada y democrática burguesía europea, en cuanto puede, se comporta como la más explotadora de los trabajadores/as del Tercer Mundo, propiciando situaciones extremas de pobreza y de represión junto con la burguesía local blanca y negra.
Pero en el continente europeo también pintan bastos. En Alemania, el 17/08/2012, el Tribunal Constitucional, por la puerta de atrás, ha modificado de hecho la Constitución al autorizar la intervención del Ejército en el país en caso de “situación excepcional de naturaleza catastrófica” que excede los desastres naturales ya previstos, dejando la interpretación de tan genérica situación al criterio del Gobierno federal. El SPD y los Verdes lo aprueban. Nosotros ya sabemos de qué va cuando recordamos por ejemplo, el 11 de Septiembre de 1973 en Chile.
Alemania tiene prisa porque se firme un nuevo tratado de la U.E., de unión política y fiscal, que dará la llave de la caja (los presupuestos) a una autoridad nada democrática y bajo el peso sobre todo, de Alemania, que sancionaría a los estados que no cumpliesen con los objetivos de déficit y deuda, es decir, con el programa de abaratamiento a base de hachazos salariales y en los gastos sociales.
Que el PSOE y el PP a nuestras espaldas modificasen el artículo 135 de la Constitución para dar prioridad absoluta al pago de la deuda (agosto-septiembre 2011); que el PP gobierne con un programa oculto y a través de decretos-leyes como si fuera lo más habitual del mundo, todo ello bajo las indicaciones de la Unión Europea y especialmente de Alemania; que en la U.E se hayan integrado países del Este en los que la derecha y extrema derecha tienen una influencia creciente; son síntomas de la deriva cada vez más autoritaria de Europa, que ya no es las “viejas democracias” previas a la caída del bloque del Este (España y Portugal eran nuevas democracias, y Grecia, había sufrido unos años de dictadura de los coroneles).
Todo va en la línea de la derrota del proletariado, menos democracia real y formal, mayor represión. Tampoco traerán la “paz”, sino más riesgos de violencia y guerra que vendrán de la mano de la Mega-Crisis de la década de los 30, a raíz del encarecimiento energético. Si la U.E. se desintegrase, podría haber guerra incluso entre países europeos. Si se mantuviese la U.E., desde Europa se podría tomar la iniciativa para guerras en otras partes del mundo por recursos escasos, como el petróleo y el gas natural, lo que podría desembocar en una guerra mundial.
Por eso nuestra derrota para antes de 2020, supone un mundo mucho peor para la década de los 20 y de los 30, con un gran riesgo de guerras en el continente y mundial. Ese sería el final de la “marcha de la muerte” que ya se ha iniciado.
Frente a esto ¿qué hacer? No nos sirve de nada intentar escapar saliendo de la UE por el empobrecimiento que nos causaría y porque la presión de una potencia como la UE sería invencible. Debido a la crisis del capitalismo español y al aumento de la crisis general del capitalismo, el aislamiento tras las fronteras nacionales no nos protegerá a los trabajadores/as de ningún país, ni de nuestra burguesía ni de la europea; hará nuestra derrota más fácil al solo poder contar con nuestras fuerzas. Debemos encarar el problema del único modo en que tendremos alguna posibilidad para vencer a medio y largo plazo ¿Cuál es? Dando un salto hacia adelante en dirección a Europa para hacer fracasar la estrategia europea del capital. ¿Cómo? Fortaleciendo la solidaridad entre los trabajadores/as, contra la burguesía local y europea, uniéndonos los trabajadores/as europeos contra la estrategia conjunta del capital que nos afecta a todos, entre otras vías, la más estratégica, con el Tratado de Estabilidad y sus leyes nacionales. Conseguir una Europa en la cual la clase trabajadora tengamos un peso mayor al que proyectan para nosotros, evitando que liquiden el “Estado de bienestar”. Teniendo en cuenta que la única solución, definitiva y hasta la raíz, es imponer el socialismo-comunismo y que para ello necesitamos agrupar el máximo posible de trabajadores/as de todo el mundo, empezando por los de Europa, esa vía es también la correcta pues en tanto hacemos fracasar en Europa la ofensiva de la burguesía, nos fortalecemos para llegar a imponer los Estados Unidos Socialistas de Europa. Es lo único que nos permitiría hacer frente en mejores condiciones a los desastres de la Mega-Crisis de la década de los 30, y evitar los mayores rigores del Cambio Climático, y el elevado riesgo de guerras, incluso mundial. En vez de salir ahora del euro, ser derrotados por luchar aislados y pretender más tarde unirnos a los trabajadores/as europeos, lo que difícilmente se logrará si estamos desmoralizados, lo que debemos hacer es coger la directa ¡a por ellos ahora que todavía no estamos derrotados, que hay motivos crecientes para unirnos y posibilidades de hacer fracasar la estrategia de la burguesía de la U.E., y ahorrarnos así muchos sufrimientos y darnos una posibilidad real de vencer! Sin duda un camino muy difícil y duro, pero no tanto como el futuro del capitalismo. Podemos intentar ignorar la realidad, pero la realidad no nos ignorará. Debemos espabilar y madurar muchísimo más o nos veremos en la “marcha de la muerte”. Imaginad el impacto en toda Europa de una huelga general en España y manifestaciones con cientos de carteles y pancartas contra la Ley de Estabilidad y el Tratado de Estabilidad, llamando a los trabajadores/as europeos a la unidad ¡Manos a la obra!
6.- Eslóganes para desarrollar la verdadera solidaridad, destapar el origen de todas las estafas y hacer fracasar su estrategia para derrotarnos
¡A los trabajadores no más sacrificios; pague el capital con sus beneficios! ¡Nos robaron la plusvalía, las pérdidas a la burguesía! ¡Con lo que despilfarran los ricos, salvaríamos del hambre, a los más pobres y sus hijos! ¡Economía nacional, economía del capital! ¡Trabajo asalariado, no es de privilegiado, sino de explotado! ¡Solidaridad entre trabajadores es luchar contra los explotadores! ¡Arriba de la escalera, nos dicen con engaño, “descendamos todos un peldaño”, mientras sube la marea! ¡Solidaridad burguesa: “repartid vuestra pobreza, no toquéis nuestra riqueza”! ¡Levantar esta economía es producir más plusvalía! ¡Trabajo asalariado, enemigo del proletariado! ¡Desde el puente dicen, “reflotemos el barco, trabajadores al agua”! ¡El burgués reclamando impunidad: “no toquéis mi libertad, no soy responsable, ni el capitalismo culpable”! ¡No son “los mercados” es el beneficio capitalista! ¡No es la crisis, es el explotador régimen asalariado del trabajo! ¡“Rememos juntos, todos vamos en el mismo Banco”! ¡Llaman solidaridad a con nuestros sacrificios asegurar sus beneficios! ¡Para justificar los recortes nos tachan de privilegiados, y acusan a otros pobres de defraudadores, mientras toleran y amnistían a los verdaderos, las grandes empresas y los ricos. Es un veneno que nos inoculan para paralizarnos y mejor devorarnos! ¡La solidaridad que los burgueses predican es un fraude como el fiscal que practican! ¡Siembran la sospecha del pequeño fraude en parados y otros subsidiados, mientras dan amnistías fiscales y no persiguen el fraude fiscal de los potentados, todo por romper nuestra solidaridad y a su mayor rentabilidad! ¡50.000 millones al año de fraude fiscal del gran capital y señalan a nosotros con el dedo! ¡Mariano, recórtanos más el cobro del paro para que cojamos los cinco millones de empleos que nos están esperando! ¡50.000 millones al año de fraude fiscal de las grandes empresas, 10.000 euros al año para 5 millones de parados! ¡50.000 millones al año de fraude fiscal de las grandes empresas causan el déficit que luego recortáis en sanidad, educación y demás gastos sociales! ¡50.000 millones al año de fraude fiscal del gran capital y nos hipotecamos y sacrificamos por el rescate a la banca por esa cantidad! ¡Un ajuste presupuestario de 60.000 millones 2013 y 2014, mientras toleran un fraude fiscal de las grandes empresas de 50.000 millones al año; pero los rectores en sanidad, educación, etc., a ellos no les hacen daño! ¡Un déficit de las comunidades autónomas, para sanidad, educación, de 85.000 millones, y las grandes empresas defraudan al fisco 50.000 millones al año! ¡Del “sacrifícate porque otro está peor que tú” a “sacrifícate porque lo exige la economía (capitalista)”: dos trampas para llevarnos a la derrota!
¡No son “los mercados” es el beneficio capitalista! ¡La crisis una estafa es, porque el trabajo asalariado lo es: beneficios a cuenta del trabajo no pagado y de recortes en gastos sociales del Estado! ¡Asalariados e intervenidos, todo es una estafa y la burguesía se escapa! ¡Trabajo asalariado, rescate para la banca, intervención para el Estado, trabajadores estafados! ¡La madre de todas las estafas es el régimen asalariado del trabajo: trabajo no pagado origen del beneficio. De aquí se levanta, de esta civilización, el edificio! ¡No es la crisis, es el explotador régimen asalariado del trabajo! ¡La raíz de la crisis, es la del beneficio: del trabajo no pagado en el régimen asalariado! ¡El 2 por 1 del capital. Para el trabajador un salario. Para la empresa, su trabajo pagado y la plusvalía del expropiado! ¡No es el banquero el culpable verdadero, ni el neoliberalismo, sino el trabajo asalariado, raíz del capitalismo! ¡Como el trabajo esclavo era la raíz del esclavismo, el trabajo asalariado lo es del capitalismo! ¡”Salarismo” el verdadero nombre del capitalismo! ¡El capitalismo senil no necesita viagra: “la plusvalía me pone”! ¡Para eliminar la corrupción, las estafas, la crisis, los privilegios, la explotación: arrancar el árbol de raíz; el régimen asalariado del trabajo! ¡Burgueses, os creéis imprescindibles porque socialmente tenéis mucho peso, pero sois un lastre a nuestro progreso! ¡El capitalismo no tiene remedio, el trabajo asalariado quitemos de en medio! ¡El capitalismo tiene tirón, todavía puede llevarnos al precipicio! ¡Decimos los trabajadores: para reflotar la nave planetaria, por la borda el capital y la condición proletaria! ¿Qué moral se basa en una estafa? la de la burguesía, en el trabajo no pagado o plusvalía! ¡El capitalismo está condenado. o acabamos con él o viviremos encadenados! ¡D-M-D´ la fórmula del capital, dinero-mercancía-dinero+ o dame-más-dinero! ¡D-M-D´ más dañino que el DDT y destructivo que el TNT! ¡La tarea de los economistas de la burguesía consiste en ocultar el trabajo no pagado tras la ganancia y ayudar al capital a aumentarla! ¡Último término de moda en el argot de los economistas burgueses importado del sexual: vamos a hacerles un “griego”! ¡Reforma laboral: incluso con la mejor ley el régimen asalariado del trabajo será una estafa! ¡Ni reformas ni contrarreformas, sólo nos libraremos del acoso del capital con la abolición del régimen asalariado del trabajo! ¡El capitalismo es una estafa (trabajo no pagado) que aboca a un saqueo (pagamos la crisis) que puede desembocar en un crimen (guerras) y terminar en un suicidio (la humanidad arrastrada por su hundimiento y el Cambio Climático)! ¡Dejad de atacar nuestros subsidios y hablemos de vuestros beneficios! ¡Ni un parado sin ingresos del estado! ¡A quienes se les ha agotado la prestación, su renovación hasta que exista un empleo para ellos!
¡La “marcha de la muerte” del capital: del sacrificio porque “eres un privilegiado”, dejando compañeros en la cuneta, al sacrificio por la economía nacional (el beneficio del capital), de ahí a la economía de guerra, pasando por el cambio climático, para terminar en el holocausto nuclear!
¡Trabajadores europeos, unidos o vencidos! ¡FMI, UE, BCE, dad crédito a Grecia y no el golpe de gracia! ¡Einheit mit den deutschen arbeitern – Unidad con los trabajadores alemanes! ¡Gobierno del capital, gobierno de bancarrota, a los trabajadores, no nos derrotas! ¡El programa oculto, es de la burguesía! ¡Los trabajadores no estamos de rebajas, Gobierno, date de baja! ¡Gobiernos de la agresión, Dimisión! ¡Burguesía, si quieres el rescate, tu bolsillo ráscate! ¡[voz solista] De la patronal [coro] Menos salario. [voz] Del Estado [coro] Menos servicios. [voz] Abaratar [coro] Al proletario. [voz] Del capital [coro] El beneficio! [Cantarla como “María Cristina me quiere gobernar”] “¡Para los 20 nos quieren derrotar, / los trabajadores enseñamos los dientes, / despediremos al Gobierno saliente, / al capital haremos recular!” [Podemos introducir la variante, al comienzo “Para abaratarnos nos quieren derrotar”] ¡Unid las huelgas, debatid y decidid en asambleas!
6.- Una orientación para la victoria. Una estrategia de los trabajadores europeos. No es “lo de siempre, lo de todos”
“25 de septiembre, rodear el Congreso. Maniobra burguesa y ¿provocación? ¿Peligra la HG del 26-S? La tarea actual” (06/09/2012) seleccionado como Destacado
kaosenlared.net/component/k2/item/29829-25-de-septiembre-rodear-el-congreso-maniobra-burguesa-y-%C2%BFprovocaci%C3%B3n?-%C2%BFpeligra-la-hg-del-26-s?-la-tarea-actual.html.
“Merkel. Mascarón de proa del buque insignia del capital: Tratado de Estabilidad (en España, Ley de Estabilidad)” (03/09/2012) seleccionado como Destacado. Acceso a lo publicado.
www.kaosenlared.net/especiales/e/elcapitalismoenbancarrota/item/29504-me... [557].
“¿Qué son el Tratado y la Ley de Estabilidad? Abaratar, empobrecer y derrotar para 2020. Futura política fiscal” (31/08/2012) seleccionado como Destacado.
www.kaosenlared.net/especiales/e/elcapitalismoenbancarrota/item/29222-%C... [558].
“[LIBRO] Trabajadores en bancarrota y riesgo de derrota. ¿Cómo evitarlas y fortalecernos? Una guía” 94 páginas. 3/03/2012, seleccionado como “Destacado”. Con un montón de eslóganes.
www.kaosenlared.net/especiales/e/elcapitalismoenbancarrota/item/9979-lib... [559].
“Horizonte 2050: Socialismo o Mega-Crisis. Recuperar nuestra vida y salvar la Tierra. Una propuesta de Marco” 25 páginas (14/05/2011). El Marco como método, entre otras cosas, para establecer campañas.
www.kaosenlared.net/noticia/horizonte-2050-socialismo-mega-crisis-recupe... [560].
El 6 de septiembre visita al presidente Rajoy la señora Merkel. Ocasión para denunciar la estrategia de agresión de la burguesía española-europea, y llamar a la unidad con la clase trabajadora europea y alemana en particular, pues de seguir aislados, seremos derrotados. Eslóganes
La lucha de la clase trabajadora española, si quiere triunfar, debe hacer una apreciación lo más objetiva posible de la realidad y no dejarse arrastrar por ilusiones, mitos y discursos superficiales. Por ello hoy no debe aislarse tras las fronteras, pues eso nos llevará a la derrota y antes a un enorme desgaste como en Grecia, Portugal.., sino hacer frente a la estrategia conjunta de la burguesía española-europea, impulsando la unidad de la clase trabajadora de la zona euro. Para ello, un eje fundamental de nuestra estrategia, como explicaré, es la lucha contra el Tratado de Estabilidad, en su versión española, la Ley de Estabilidad [Para ver bien el cartel de la imagen: clic sobre ella. Situarse encima, ratón derecho: “Abrir imagen en nueva pestaña” o “Ver imagen” o Copiar o Guardar]
1.- Para acabar con la deuda injusta, hay que hundir el buque insignia de los acreedores: la Ley de Estabilidad y el Tratado de Estabilidad
La reforma del artículo 135 de la Constitución que sacraliza el pago de la deuda dándola prioridad sobre cualquier gasto social del Estado, viene reforzada por la Ley de Estabilidad y ambas a su vez son una adaptación del espíritu y la letra del Tratado de Estabilidad de la Unión Europea, pues éste ya plantea la exigencia de bajar la deuda al 60% del PIB pero, claro está ¡no negándose a pagarla!, sino garantizando el pago a la banca alemana, francesa, española, etc., que son las fuerzas que están detrás de esta estrategia conjunta de la burguesía europea (española incluida).
Para romper el blindaje de la deuda, llegar a reducciones, o a su impago, primero debemos derrotar la presión de la burguesía alemana, francesa, etc. para obligarnos a pagarla entera. Significa debilitarla, hacer que el Tratado de Estabilidad y la Ley de Estabilidad se conviertan en poco más que papel mojado. Esto sólo es factible si hay una lucha de un nivel extraordinario, porque los intereses en juego no son sólo los de la banca con respecto a la deuda española, ya de por sí muy grandes, sino que el cuestionamiento de la Ley de Estabilidad y del Tratado de Estabilidad y su imposibilidad para sustituirlos por otros similares, supondría para toda la burguesía europea un cataclismo en su estrategia para muchos años. Ello sólo es factible si en España hay una lucha de un nivel muy elevado. Pero con esto no es suficiente, como nos demuestra por ejemplo el caso griego. Hace falta que a la burguesía alemana, francesa, etc. se le rebele su retaguardia, es decir, su propia clase trabajadora; que se niegue también a sufrir las consecuencias que para ella tendrá el Tratado de Estabilidad vía hachazos al “Estado de bienestar” debido al límite casi cero al déficit y también reducción de la deuda al 60%; y que esos trabajadores/as rechacen que por los intereses de “su” banca se nos sacrifique a nosotros, a la vez se nieguen a pagar ellos los platos rotos de esa banca. Por tanto, es necesario el cuestionamiento del Tratado de Estabilidad por la clase trabajadora tanto del país deudor como del país acreedor.
Es estrechando lazos entre los trabajadores/as de los países deudor y acreedor como se conseguirá la solidaridad necesaria para que los trabajadores/as presionen a su burguesía acreedora para que no estrangule a los del país deudor. La lucha de los trabajadores/as griegos no ha podido llegar más lejos precisamente porque no han conseguido romper el aislamiento con respecto a otros países intervenidos y en particular con respecto a los trabajadores/as alemanes.
El caso de Islandia, aunque es un ejemplo estimulante, está cubierto de mitos, exageraciones y extrapolaciones fuera de contexto (un país de sólo 300.000 habitantes, con moneda propia para una economía eminentemente exportadora y por tanto con capacidad para devaluarla sin devaluar los salarios, la ventaja de recibir fondos al ser el primer país rescatado, etc.), con un coste mucho mayor para la población trabajadora de lo que muchos creen. Por tanto es un referente muy relativo para nosotros, por el peso de la deuda privada y pública y nuestro lugar en la economía europea y mundial, por el efecto que causaría en la eurozona y en la estrategia, para esta década y la próxima cuando menos, de la burguesía europea, por el impacto en la lucha de clases mundial dando un “mal ejemplo” inadmisible para el capital. Lo que se juega la burguesía en España es incomparablemente superior tanto cuantitativa como cualitativamente a lo ocurrido en Islandia. No hay más que ver el trato dado a los griegos a pesar de su gran lucha, pero aislada. Por eso nosotros necesitamos generar un movimiento internacional, en la eurozona, apoyándonos en particular en lo que más tenemos en común, a pesar de las diferencias actuales de situación: en el rechazo potencial de los trabajadores/as, alemanes incluidos, al Tratado de Estabilidad y, aunque menor, al papel del Banco Central Europeo.
2.- ¡Derogación del Pacto de Estabilidad, del Tratado de Estabilidad, de la Ley de Estabilidad! ¡Derogación de la modificación del artículo 135 de la Constitución!
Nosotros debemos exigir la derogación del Pacto de Estabilidad de la U.E, ya que con su objetivo de alcanzar cuanto antes un déficit inferior al 3%, está dando hachazos a los servicios y gastos sociales del Estado, provocando el despido de muchos trabajadores públicos y empeorando sus condiciones laborales y salariales (lo último, la supresión de la paga extra de diciembre). Persigue bajar el déficit para finales de 2012 al 6,3% del PIB (para 2013 el 4,5%, y en 2014 el 2,8%), pero ya se perfila como muy difícil. El empeño por reducir a marchas forzadas el déficit está profundizando la crisis y aumentando el paro. Esto beneficia sobre todo a las grandes empresas, que pueden resistir mejor la situación, a la vez que llevan a la ruina a otras competidoras, a los autónomos, y con el aumento del paro atemorizan a los trabajadores/as con empleo, presionan a la baja sus condiciones laborales y salariales. En noviembre llegará la presentación y tramitación de los Presupuestos Generales del Estado para 2013 que se prometen draconianos.
Pero aquí no se termina la agresión. El PSOE en el gobierno y el PP, en agosto-septiembre 2011, acordaron modificar el artículo 135 de la Constitución, de modo que el pago de la deuda (intocable) tendrá prioridad sobre cualquier otro pago del Estado (en servicios y gastos sociales), y se impone un límite al déficit y a la deuda pública lo cual redundará en la práctica en una merma al “Estado de bienestar”.
Con esto preparaban el camino al Tratado de Estabilidad de la Unión Europea, que en España se traduce en la Ley de Estabilidad, del 27 de abril, por la cual deberemos rebajar el déficit no sólo hasta menos del 3% del PIB, sino llegar a 2020 con un déficit 0% y mantenernos así, salvo en casos muy excepcionales, desde 2020 en adelante “hasta el infinito”, dando prioridad siempre al pago de la deuda, y haciendo enormes esfuerzos para que ésta no supere el 60% del PIB, cuando para los primeros años de la década de los 20 habremos superado por largo una deuda del 100% del PIB.
Todo ello sólo puede traducirse en la liquidación efectiva del “Estado de bienestar” porque es claro que ni van a acabar con el gigantesco fraude fiscal de la burguesía ni impondrán un régimen impositivo que cargue ante todo los beneficios de las grandes empresas, el capital y las rentas de la burguesía.
Con semejante limitación al déficit y a la deuda, es impensable que el Estado pueda jugar un papel directivo en la lucha por imponer las medidas necesarias antes de 2020, ni después, contra el Cambio Climático. Y tampoco resolverá nada, porque para la década de los 30 todo apunta a que llegará la crisis definitiva del petróleo como energía y fuente de numerosos recursos (pesticidas, herbicidas, fertilizantes, combustible, partes de la maquinaria, en el vestido, plásticos, medicinas), que dará un empujón mayor a la crisis del capitalismo decadente. Pero para entonces nos habrán abaratado todo lo posible a fin de amortiguar algo el impacto del aumento de los costes energéticos y la reducción que eso supondrá a sus beneficios si no consiguen un aumento notable de la productividad.
El Tratado de Estabilidad ha sido ratificado el 21 de junio pasado por el Congreso español con los votos de PP, PSOE, CiU, PNV, UPyD y UPN. Y si lo han hecho no es porque sean unos “vendepatria” serviles a Alemania, sino porque la estrategia implícita en los objetivos del Tratado interesa a la burguesía española para abaratar al máximo el mantenimiento de la clase trabajadora al liquidar, de hecho, el “Estado de bienestar”, aunque el PSOE-socialneoliberal diga que no será así.
El Tratado de Estabilidad y su aplicación en España, la Ley de Estabilidad, son el buque insignia de la burguesía europea y española en sus medidas para imponer el abaratamiento, vía liquidación de los gastos sociales, de la clase trabajadora y sectores populares.
Su influencia se notará antes de 2020, no sólo porque debe acercarse lo más posible al 0% de déficit para llegar en 2020 a ese objetivo, sin obligarse a dar un triple salto mortal en muy poco tiempo, sino porque el gobierno del PP ya ha declarado su intención (otra cosa será que puedan) de que para 2016 estemos, no en el déficit 3%, sino ¡en el 0%! ¿a costa de cuántos hachazos y sacrificios?
También hay una parte de la Ley de Estabilidad que se aplica ya, en concreto se hará con el rescate que ha pedido la Generalitat al gobierno central, por lo que para nada es una ley que sólo nos afectaría partir de 2020; por eso puede y debe ser denunciada desde ahora mismo.
Pero no sólo nos afecta a nosotros. Sarkozy y Merkel ya acordaron llegar al déficit 0% para 2016 y Hollande sólo pretende aplazarlo a 2017, pero ya veremos en qué queda cuando, tras las promesas electorales, empieza a plegarse cada vez más a Merkel.
El Tratado, según vaya siendo ratificado por los países firmantes, se traducirá también en leyes nacionales que se parecerán mucho a nuestra Ley de Estabilidad y supondrán por tanto una amenaza similar, para su clase trabajadora, aunque tal vez en algunos no llegue a los extremos de España, pues ya partimos comparativamente de un escaso “Estado de bienestar” que admite mal cualquier recorte.
Zapatero, Rajoy, Merkel, Sarkozy, Hollande, Rubalcaba, Draghi, Mario Monti, etc., pueden representar intereses contradictorios, pero están de acuerdo en lo fundamental: imponer el Tratado de Estabilidad, aunque sea costa de la voluntad de la clase trabajadora.
Para no repetirme remito a todos los interesados en un análisis a fondo del Tratado y de la Ley de Estabilidad al texto mencionado al final y seleccionado por Kaosenlared.
3.- ¡Derogación de la Contrarreforma Laboral!
La contrarreforma laboral es un instrumento fundamental en la estrategia de la burguesía española (toda ella, desde la grande a la micro empresa) por abaratar y doblegar a los trabajadores/as, destruyendo derechos de negociación colectiva, facilitando y abaratando el despido individual y colectivo. Pero forma parte de una estrategia conjunta con la burguesía europea, como lo demuestra el Pacto por el Euro y la satisfacción mostrada por Olli Rehn, Comisario de Asuntos Económicos de la Comisión Europea, contestando “Eso sería fantástico, ok, ok” al parte del ministro de Guindos “Mañana aprobamos la reforma del mercado laboral, vas a ver que será extremadamente agresiva”.
En Alemania ya han hecho su particular reforma laboral y por eso ahora proliferan los trabajos a tiempo parcial y con bajos salarios, los mini-jobs (400 euros). Y en otros países también están dando pasos en esa dirección (los intervenidos, también Italia).
4.- ¡BCE, compra deuda directamente al Estado, ya!
El mismo día 6, el Banco Central Europeo se reúne, al parecer, para tratar sobre las condiciones de rescate a países que lo pidan. El BCE no tiene contemplado en sus estatutos la compra directa de deuda a los estados, en las subastas en el mercado primario (de primera mano), donde, sin el factor especulador de los inversores privados, el Estado la podría vender a un tipo de interés muy inferior al que imponen los bancos y fondos de inversión. Si el BCE presta a los bancos al 1% o 0,75% ¿por qué no al Estado? Porque el BCE facilita el negocio de los bancos al prestarles a ellos que a su vez, si lo desean, lo hacen al Estado pero por un interés muy superior, hasta el 7% si se trata de bonos a 10 años. El BCE, cuando le da la gana, y cuando interesa a sectores del gran capital y tiene el visto bueno del Bundesbank (banco central alemán), puede comprar deuda de “segunda mano”, en el mercado secundario, cuando ya se ha encarecido en el primario, aunque su intervención puede hacer que baje porque dificulta las operaciones especulativas “a corto” posteriores, pero también puede facilitar el negocio de los bancos si estos quieren deshacerse de una deuda pública problemática porque el Estado empieza a tener riesgo de insolvencia.
En marzo del año pasado el Consejo Europeo autorizó al FEEF (Facilidad Europea de Estabilidad Financiera, también Fondo Europeo de Estabilidad Financiera) para comprar directamente deuda al Estado (subastas del mercado primario), pero sólo en “condiciones excepcionales”. Como hasta ahora no lo ha hecho, será que ni la que está cayendo la consideran así ni por tanto justifica su intervención. Pero el FEEF tiene una capacidad limitada que sólo podría remediar el problema a medio plazo.
También se ha pesando en que el MEDE (Mecanismo Europeo de Estabilidad) que sucederá al FEEF, pueda tener licencia bancaria, de modo que no tendría un límite de fondos como el FEEF, sino “barra libre” con tal de pedir créditos al BCE, poniendo como garantía para los mismos los títulos de deuda de los Estados a los que ayude. Y acudiría al mercado primario, salvando así el escollo de que eso no está contemplado para el BCE. Pero esta solución tampoco le gusta al BCE, ni a Merkel, ni al Bundesbank. Se ve que no les interesa poner dificultades serias ni a la especulación, ni a la elevación del tipo de interés de la deuda, ni por tanto, al diferencial de la prima de riesgo que tanto favorece a Alemania, Francia… Además el MEDE está pendiente de que se pronuncie a su favor del Tribunal Constitucional alemán el 12 de septiembre.
Así que a lo máximo que están dispuestos es a que un Estado pida ayuda al fondo de rescate que le hará un préstamo con duras condiciones (reducción del déficit, recortes sociales, control de las finanzas del Estado por sus inspectores, etc.) y sólo entonces se dignaría el BCE a comprar deuda en el mercado secundario para ayudar a bajar algo la prima de riesgo, pues una vez que se pide rescate, es muy probable que España quedase estigmatizada en “los mercados” y no pudiese conseguir préstamos privados salvo a un interés prohibitivo. Pero es lo máximo, a lo que también han mostrado su oposición el Bundesbank y figuras como el ministro de Asuntos Exteriores alemán.
Lo que está más que claro es que el BCE y su famosa “independencia” no es tal con respecto al capital financiero, y ni siquiera con respecto al Bundesbank, como representante de la principal potencia económica de la Unión Europea.
El BCE es un instrumento para que los bancos y fondos de inversión se forren gracias al Estado. Y por medio de éste, a cuenta sobre todo de la clase trabajadora (vía impuestos y recortes en los gastos sociales), se asegure de que los bancos rescatados puedan pagar los intereses y devolver los créditos concedidos por los bancos alemanes, franceses, etc., para forrarse durante la burbuja inmobiliaria y el boom de las compras de bienes de equipo y de consumo alemanes, pero que no quieren correr con las pérdidas por los riesgos temerarios que tomaron, sino que seamos nosotros los paganos.
El Banco Central Europeo es también un instrumento para abaratar a la clase trabajadora. Como los altos intereses a pagar aumentan el déficit del Estado, entonces debe aplicarse el diabólico Pacto de Estabilidad, que exige bajar a un déficit inferior al 3% del PIB. El déficit no se resuelve acabando con el fraude fiscal de unos 50.000 millones anuales sólo de las grandes empresas españolas, ni aumentando sensiblemente los impuestos a las grandes fortunas y a las grande grandes empresas, sino subiendo los impuestos al trabajo (IRPF) y al consumo de los trabajadores/as (IVA), dando hachazos a todos los servicios sociales del “Estado de bienestar” (sanidad, educación, dependencia, subsidios, condiciones para las pensiones de jubilación, etc.). Esto de hecho significa que el mantenimiento de la clase trabajadora le cuesta mucho menos al capital porque nosotros debemos costearnos cada vez más unos servicios y gastos sociales del Estado cada vez más reducidos. De este modo se preservan mejor los beneficios del capital, vía menores impuestos a la empresa, no luchar debidamente contra el fraude, amnistía fiscal, trasferencia de recursos del Estado a lo que más interesa a la burguesía, al rescate de la banca y sus acreedores y al pago de los intereses a la banca acreedora de la deuda pública. Si la “lucha contra el déficit” provoca la previsible recesión y con ello, a pesar incluso de una gran reducción de la masa del déficit, una escuálida reducción del déficit porcentual (la misma suma de déficit supone un porcentaje mayor del PIB si este es menor), se aplica una nueva vuelta de tuerca con el Pacto de Estabilidad a cuenta otra vez de los gastos sociales ante todo.
El BCE está por esta labor, pues sabe perfectamente que el aumento del déficit (por su culpa) y la lucha contra el déficit con el perverso mecanismo del Pacto de Estabilidad, sirve para “disciplinar” y “aplicar las reformas” que los sucesivos directores del BCE aconsejan, a costa de los trabajadores/as.
El BCentralE en realidad no es tal, sino un mero auxiliar de la banca privada, y de los intereses del gran capital más poderoso, pues cualquier Banco Central financia directamente a su Estado, en lugar de a la banca privada para que se enriquezca a costa de nosotros vía impuestos por pagar altos intereses, y favorecer un desequilibro ventajista en la prima de riesgo tal que permite a Alemania y Francia financiarse pagando tipos de interés reales del cero por ciento e incluso cobrando por el hecho de pedir prestado. La “prima de riesgo” y el Pacto de Estabilidad sirven así para que la banca alemana, francesa, se liberen de las consecuencias del riesgo que contrajeron cuando impulsaron (junto con la burguesía española, a la que no se puede disculpar nada) la burbuja inmobiliaria.
A nosotros no nos interesa cómo se puede organizar mejor la burguesía, el mejor diseño para ella del papel del BCE, sino la parte que juega el BCE en agredirnos descaradamente, y en esa medida debemos cuestionar su papel y presentar nuestra reivindicación. Poner en evidencia esta estructura financiera de la U.E. y del rescate y luchar porque se rompa, para que el BCE cumpla las funciones de Banco Central que nos interesan o menos perjudican. Y, como todo, se puede hacer, basta cambiar de acuerdos y de estatutos. La única forma de romper con ese mecanismo BCE-Pacto de Estabilidad que es un lecho de Procusto para la clase trabajadora, es que el BCE pueda comprar directamente deuda al Estado, como lo haría cualquier verdadero Banco Central, como lo hace la Reserva Federal de los EEUU, el Banco de Inglaterra, o lo hacía el Banco de España. Pero está claro que sólo lo harán si luchamos por ello.
Pero si sólo reclamásemos que el BCE compre deuda directamente al Estado, aunque podríamos aliviar nuestra situación, estaríamos haciendo un favor a muchos sectores de la burguesía española, sobre todo mediana, pequeña y micro empresa, que también salen perjudicados por esta situación, ya que se encuentran sin crédito, ven que se agrava la crisis, o cómo la banca se lleva una buena parte de la plusvalía (trabajo no pagado) que preferirían quedarse ellas. Por eso es imprescindible la lucha contra el conjunto de la estrategia de la burguesía, plasmada sobre todo en la contrarreforma laboral, el Pacto, Tratado y Ley de Estabilidad.
Hay que hacer una labor divulgativa entre los trabajadores/as de lo que es en realidad el BCE. Aunque es algo nuevo para nuestra experiencia, no es difícil de explicar ni de comprender, y es imprescindible para hacer fracasar su estrategia.
5.- Todos los trabajadores europeos vamos a ser perjudicados, como mínimo, por el Tratado de Estabilidad
¿Qué tenemos en común los trabajadores/as españoles con los alemanes? Ellos ya vienen padeciendo desde hace años un recorte de lo que antes era un elevado “Estado de bienestar”. Los salarios de los trabajadores/as han descendido también muchísimo facilitando así la “competitividad” de la industria alemana, y muchos de ellos se ven condenados a la precariedad en los “mini-jobs”. La profundización de la crisis se notará también cada vez más en Alemania, con el aumento del paro y disminución de los salarios. A no tardar, en Alemania también sacarán una legislación que traduzca el Tratado de Estabilidad que solo puede empeorar su situación, pues aunque su déficit será ahora casi el 0%, su deuda es ahora incluso más elevada que la española. Los trabajadores/as alemanes, aunque puedan tener de momento mejores condiciones que las nuestras, son también clase trabajadora y por eso nuestro destino es el mismo: o seguir padeciendo el régimen asalariado del trabajo, sostén del capitalismo, o liberarnos de él, con el socialismo-comunismo.
Tampoco podemos dejar olvidados a los compañeros de los países ya intervenidos, en particular a los griegos, que después de haber luchado tanto, y de ser especialmente agredidos, cuando ya no se les pueden exprimir igual, se piensa arrojarlos fuera de la Unión Europea para que terminen como deshechos, negándoles los créditos que necesitan o exigiéndoles a cambio sacrificios aun mayores.
La burguesía europea tiene sus diferencias, entre sus intereses nacionales, entre la grande, la mediana, la pequeña, la microempresa. Pero todas comparten un interés común: la extracción de plusvalía del trabajo asalariado, la derrota de la clase trabajadora, imponer el objetivo estratégico del Tratado de Estabilidad. Las diferencias residen esencialmente en qué parte del botín se lleva cada uno y quién tiene más peso a la hora de tomar las decisiones, de llevar las riendas del Estado. Las peleas pueden ser muy duras pero todas pueden ser capaces de unirse si es para enfrentarse a nosotros, así que debemos ser capaces de explotar sus diferencias, por ejemplo, a cuenta del BCE, o del ritmo en la aplicación del Pacto de Estabilidad que lleva a la ruina a pequeños y micro-empresarios.
El papel que juega el BCE es también otro factor para unir a los trabajadores/as ya intervenidos y a los que pueden estarlo o se ven también muy afectados, como es el caso de Italia.
6.- Si Merkel, como representante del gran capital alemán y europeo es nuestra agresora, junto al Estado español. La clase trabajadora alemana es nuestra potencial aliada
Merkel no es enemiga de España, como nosotros no somos amigos de Rajoy, ni de la burguesía española. Las diferencias entre Rajoy y Merkel son menores y de un tipo muy diferentes a las existentes entre el gobierno y la burguesía española y europea que representa, con los intereses de la clase trabajadora del Estado Español. No podemos hacer un frente común con Rajoy o la burguesía española contra Merkel y la burguesía del resto de Europa y la alemana en particular, porque todos ellos como clase y como coalición europea ya han levantado un frente contra nosotros y el resto de los trabajadores/as europeos. Merkel no es más enemiga nuestra de lo que lo es Rajoy y cualquier otro que pretenda relevarle en la tarea de llevar a buen fin el Tratado de Estabilidad, y ya hemos visto quienes lo han ratificado. Nuestros intereses y los de los trabajadores/as alemanes son substancialmente los mismos y opuestos a los de las respectivas burguesías.
Sería un gran error, estúpido y trágico, que nuestro rechazo hacia lo que representa la señora Merkel se deslizase hacia el rechazo a los alemanes en general y por extensión a la clase trabajadora alemana. Es un error tratar a Merkel como si fuese una nazi, porque representa lo que es de hecho la burguesía democrática. Es un error, porque la burguesía alemana lo sabrá explotar para decir “trabajadores alemanes: esos meridionales vagos y manirrotos os insultan llamándoos nazis, no merecen vuestra consideración y menos vuestra solidaridad”.
Debemos hacer todo lo contrario. Ayudar a los trabajadores/as a liberarse de la influencia de su burguesía, para que les quede claro que los reconocemos como miembros de nuestra misma clase y que nos necesitamos mutuamente para vencer la estrategia de la burguesía europea.
7.- Hacia una mayor unidad política de la burguesía europea, con un recorte de nuestros derechos y libertades y un reforzamiento de sus medios represivos. El nuevo papel legalmente reconocido al Ejército alemán
Alemania, por boca de la señor Merkel, tiene prisa porque se firme un nuevo tratado de la U.E., de unión política y fiscal, que dará la llave de la caja (los presupuestos generales de los estados) a una autoridad nada democrática y bajo el peso, sobre todo, de Alemania, que sancionaría a los estados que no cumpliesen con los objetivos de déficit y deuda, es decir, con el programa de abaratamiento a base de hachazos salariales y en los gastos sociales. Según avance la burguesía en esos proyectos conjuntos, deberemos incorporarlos a nuestra estrategia para combatirlos y unir en torno a esa lucha a los trabajadores europeos.
De la catadura que tendrá esa democracia europea es también una muestra el último acto protagonizado por Alemania. El 17/08/2012, el Tribunal Constitucional, por la puerta de atrás, ha modificado de hecho la Constitución al autorizar la intervención del Ejército en el país en caso de “situación excepcional de naturaleza catastrófica” que excede los desastres naturales ya previstos, dejando la interpretación de tan genérica situación al criterio del Gobierno federal. El SPD y los Verdes, han acogido bien la decisión, aunque algunos ¡hipócritas! lamentan que el Tribunal no haya aclarado lo que entiende con esos términos ¡como si no estuviese claro y lo fuesen a decir con todas las letras para que todos se den cuenta de lo que son! Por eso, el partido La Izquierda (Die Linke), aunque socialdemócrata de izquierda, lo ha rechazado. Ya sabemos que, lo reconozca o no la Constitución, el ejército tiene ese papel, pero le facilitan la faena reconociéndolo legalmente, de modo que la cadena de mando y la disciplina funcionarían sin fricciones.
En España, el gobierno del PP viene preparando la reforma del Código Penal que supondrá un recorte de derechos y libertades, una dinámica de intimidación a las luchas.
8.- Nos estamos jugando la derrota para antes de 2020 y nuestro sometimiento por lustros. Ni a nosotros ni a los trabajadores/as alemanes nos interesa eso, sino luchar juntos para evitarlo
La estrategia de la burguesía para imponernos la contrarreforma laboral, el Pacto y el Tratado de Estabilidad, la reforma del artículo 135 de la Constitución y la Ley de Estabilidad, sólo tendrá éxito si vencen nuestra resistencia, si nos obligan a rendirnos, nos desmoralizan, nos derrotan. Y para los trabajadores/as alemanes es substancialmente lo mismo. Si nosotros somos derrotados, a las burguesías europea y alemana les resultará mucho más fácil doblegarles. Si ellos son derrotados, a nosotros nos resultará mucho más difícil resistir la presión de Alemania que en su interior no tendrá a “nadie que le tosa” por lo que nos haga ni reduciendo sus recursos.
Esa derrota deberá estar cumplida, teniendo en cuenta los objetivos del Tratado de Estabilidad y de la Ley de Estabilidad, como tarde para 2020. El PP visto el objetivo de déficit 0% para 2016, tiene intención de lograrla, al menos en lo fundamental, para antes de 2016, es decir, durante esta legislatura. En su empeño tendrá todo el apoyo de Alemania y de otros estados de la Unión Europea, incluido el “socialista” Hollande, de Francia. Cuando termine, pasará el relevo al PSOE para que remate la faena.
9.- El Tratado de Estabilidad, es el buque insignia de la flota de agresión y derrota lanzada por la burguesía europea. El Tratado debiera ser también el objetivo común de la clase trabajadora europea para hacer fracasar esa estrategia
Ahora sumemos 2 + 2. ¿Cuál es la pieza fundamental de la burguesía para imponer su estrategia más allá de esta década, durante la de los 20 al menos, y por tanto para derrotarnos? El Tratado de Estabilidad, y en España la Ley de Estabilidad. ¿Qué objetivo de lucha tenemos más en común con los trabajadores/as del resto de la zona euro, tanto intervenidos como no, para hacer frente a esa estrategia? Derogar el Tratado de Estabilidad, que en cada país tendrá su traducción legal.
Si esto es así, en vez de luchar por objetivos que no solucionarán nada (como la trampa de las Cortes Constituyentes, en la que ahora no puedo detenerme) y con los que sólo conseguiremos agotarnos, y perder un tiempo precioso, debemos hacer un gran esfuerzo porque llegue al conocimiento del conjunto de la clase trabajadora lo substancial de la naturaleza del Tratado y de la Ley de Estabilidad.
Y el primer paso lo tenemos en las protestas que se puedan realizar contra la visita de la señora Merkel. Denunciando el Tratado de Estabilidad que afecta a todos los trabajadores/as de la eurozona, desde los portugueses a los alemanes pasando por españoles e italianos, y que en plazos breves deberá ser ratificado por los demás países y traducido a su legislación en sus versiones particulares.
A la vez, debemos dejar claro que nuestro rechazo a lo que significa la señora Merkel, es a la vez un abrazo a nuestros compañeros de clase de toda Europa y, muy especialmente, a los alemanes que también tienen que aguantarla.
Como nos están enseñando los trabajadores/as griegos sobre todo, por mucho que se luche, si nos quedamos aislados tras nuestras fronteras, nos iremos agotando, hasta la derrota. Ellos han caído, al parecer, en la trampa de los ataques a Merkel y, generalizando, a “los alemanes”, facilitando las maniobras de división de la burguesía griega y alemana. En vez de pelear por sus intereses y a la vez ganarse las simpatías de los trabajadores/as alemanes, parece que han conseguido su pasividad, indiferencia, y tal vez hasta cierta hostilidad. La burguesía ha sembrado cizaña todo lo que ha podido aprovechándose de esos errores, como tratar a Merkel de nazi. Si nosotros protestamos contra Merkel, que las televisiones de todo el mundo, sobre todo las alemanas, vean que tenemos carteles y pancartas denunciando la agresión común del Tratado de Estabilidad y saludando a la unidad con los trabajadores/as alemanes, en inglés o en alemán a ser posible. No hay ningún obstáculo real para que se haga eso si se quiere. Es una tarea sencilla si se comprende su necesidad y con unos efectos muy superiores a otras actividades.
10.- La madre de todas las estafas: la del trabajo no pagado en el régimen asalariado
Nos quedaremos siempre en una comprensión muy superficial de la naturaleza de la crisis, si no llegamos hasta su raíz: las contradicciones intrínsecas al capitalismo, que se basa en el régimen asalariado del trabajo y su explotación a través del trabajo no pagado o plusvalía que es de donde surge el beneficio del capital y las rentas de la burguesía. Esta es la verdad que la burguesía y también la pequeña burguesía, están interesadas en ocultar, pretendiendo desacreditar este descubrimiento de Marx, para así seguir explotando aunque sea echando las culpas a la banca o a las grandes empresas, monopolios, multinacionales, la globalización, el neoliberalismo, etc., que sirven de cabeza de turco. Para comprenderlo hay que conocer los principios básicos de la crítica económica marxista. Para facilitar su acceso os remito a mi libro que menciono al final.
¡No son “los mercados” es el beneficio capitalista! ¡La crisis una estafa es, porque el trabajo asalariado lo es: beneficios a cuenta del trabajo no pagado y de recortes en gastos sociales del Estado! ¡U.E., Unión de Estafadores! ¡Asalariados e intervenidos, todo es una estafa y la burguesía se escapa! ¡Trabajo asalariado, rescate para la banca, intervención para el Estado, trabajadores estafados! ¡La madre de todas las estafas es el régimen asalariado del trabajo: trabajo no pagado origen del beneficio. De aquí se levanta, de esta civilización, el edificio! ¡No es la crisis, es el explotador régimen asalariado del trabajo! ¡La raíz de la crisis, es la del beneficio: del trabajo no pagado en el régimen asalariado!
¡BCE presta barato a los banqueros para que se enriquezcan con los intereses de la deuda del Estado a costa de los obreros! ¡BCE, instigador de la subida de la prima de riesgo! ¡BCE, sube la prima de riesgo y el déficit, a la banca los beneficios, a nosotros los sacrificios! ¡BCE engordas la prima de riesgo, pero el régimen, a los trabajadores! ¡BCE, la prima de riesgo es de tu familia! ¡BCE = Banco Central para los Especuladores! ¡BCE, instigador de los recortes laborales y sociales! ¡BCE = Bandidos Capitalistas Europeos! ¡BCE, a quién sirves ya se ve: banqueros y capitales, sobre todo alemanes! ¡BCE abriendo la mano a los especuladores, apretando el cuello a los trabajadores! ¡BCE, déjate de exigir reducción de salarios, apoya al erario y compra deuda AL Estado, ya! ¡Burguesía, si quieres el rescate, tu bolsillo ráscate!
¡El déficit es la deuda del capital! ¡Déficit y deuda son los 50.000 millones de euros defraudados por las grandes empresas! ¡Déficit en derechos laborales y sociales por pagar las deudas de los capitales! ¡No al déficit en derechos y gastos sociales, el copago a los capitales! ¡La deuda es de la burguesía, por sus ventajas y fraudes fiscales, por salvar nosotros sus capitales! ¡Burguesía, si quieres el rescate, tu bolsillo ráscate! ¡Rescate con recortes aprobados en las Cortes, Derogación!
¡Constitución, artículo 135, para 2020 hacia el déficit cero, el hacha de Rajoy, Rubalcaba y Zapatero! ¡Constitución, artículo 135, al pie de los acreedores, dejáis a los trabajadores! ¡Constitución, artículo 135, PSOE y PP, dais paso al Tratado de Estabilidad, al capital mayor rentabilidad, a los trabajadores total inseguridad! ¡Constitución, artículo 135, reformado, es la burguesía quién os lo ha mandado!
¡Ley de Estabilidad, al Tratado de la UE, más inflexibilidad! ¡Tratado de Estabilidad de la UE a la española, 2020, déficit cero por ciento, menos gastos sociales, mayor empobrecimiento y del clima, calentamiento! ¡La Unión Europea y sus tratados, trabajadores maltratados! ¡Ley de Estabilidad, liquidación del “Estado de bienestar”! ¡Ley de Estabilidad, 2020, déficit 0%, el hacha se te ve! ¡Pacto, Tratado y Ley de Estabilidad, armas de abaratamiento y empobrecimiento masivo, Derogación! ¡Ley de Estabilidad, 2020 déficit 0%, prioridad a los acreedores, empobrecimiento a los trabajadores, Derogación! ¡Contra el Tratado de Estabilidad, trabajadores europeos, unidad! ¡Trabajadores europeos, unidos o vencidos! ¡FMI, UE, BCE, dad crédito a Grecia y no el golpe de gracia! ¡Trabajadores griegos y españoles, contra los mismos explotadores! ¡Einheit mit den deutschen arbeitern – Unidad con los trabajadores alemanes! ¡Gobierno del capital, gobierno de bancarrota, a los trabajadores, no nos derrotas! ¡El programa oculto, es de la burguesía! ¡Los trabajadores no estamos de rebajas, Gobierno, date de baja! ¡Gobiernos de la agresión, Dimisión! ¡Para que no les tomen el relevo: Reforma Laboral, Pacto, Tratado y Ley de Estabilidad, al vertedero! ¡[voz solista] De la patronal [coro] Menos salario. [voz] Del Estado [coro] Menos servicios. [voz] Abaratar [coro] Al proletario. [voz] Del capital [coro] El beneficio! [cantarla como “María Cristina me quiere gobernar”] “¡Para los 20 nos quieren derrotar, / los trabajadores enseñamos los dientes, / despediremos al Gobierno saliente, / al capital haremos recular!”
¡Contrarreforma laboral, derogación! ¡Ley 20/2012, de 13 de julio, al gran hachazo, nuestro rechazo, Derogación! ¡Reforma del artículo 135 de la Constitución, Derogación! ¡Tratado y Ley de Estabilidad, Derogación! ¡Derogación de todas las leyes españolas derivadas del Tratado de Estabilidad! ¡Reforma laboral, déficit 0, ataques del capital contra el obrero! ¡Déficit 0: derrotar a los trabajadores es lo primero! ¡Tratado de Estabilidad, Tratado de Es tal la habilidad para machacar a los trabajadores, No pasarás! ¡Contra el Tratado de Estabilidad, trabajadores europeos, unidad! ¡Desde Lisboa hasta Berlín, al Tratado de Estabilidad, daremos fin!
¡Estado nacional, franquicia de la dictadura europea del gran capital! ¡Votar cada 4 años para que te pisen con el botín financiero, te boten del trabajo y te golpeen con la bota de la represión! ¡Votar para que el PP y el PSOE se releven en la aplicación del Pacto y del Tratado de Estabilidad, para derrotarnos con el juego del poli malo y poli bueno! ¡El programa oculto, es de la burguesía! ¡Si no hundimos la Ley de Estabilidad, se relevarán para hundirnos! ¡Para que en la tarea de derrotarte no se releven, que la verdad de la Ley de Estabilidad te revelen!
11.- Para profundizar más en esta línea
Los siguientes textos, todos seleccionados en Kaosenlared. No es “lo de siempre, lo de todos”.
“¿Qué son el Tratado y la Ley de Estabilidad? Abaratar, empobrecer y derrotar para 2020. Futura política fiscal” (31/08/2012) seleccionado como Destacado
kaosenlared.net/especiales/e/elcapitalismoenbancarrota/item/29222-%C2%BFqu%C3%A9-son-el-tratado-y-la-ley-de-estabilidad?-abaratar-empobrecer-y-derrotar-para-2020-futura-pol%C3%ADtica-fiscal.html.
“BCE, compra deuda al Estado. Gobierno de la agresión, dimisión. Ejes para evitar la bancarrota y la derrota” (25/07/2012) seleccionado como Destacado.
kaosenlared.net/especiales/e/elcapitalismoenbancarrota/item/25811-bce-compra-deuda-al-estado-gobierno-de-la-agresi%C3%B3n-dimisi%C3%B3n-ejes-para-evitar-la-bancarrota-y-la-derrota.html.
“El futuro del mundo se juega en Europa esta década. Campaña “2020: déficit 0, trabajadores ko, Cambio Climático 10”” (16/07/2012) seleccionado como Destacado
kaosenlared.net/especiales/e/elcapitalismoenbancarrota/item/24902-el-futuro-del-mundo-se-juega-en-europa-esta-d%C3%A9cada-campa%C3%B1a-%E2%80%9C2020-d%C3%A9ficit-0-trabajadores-ko-cambio-clim%C3%A1tico-10%E2%80%9D.html.
“La UE del capital. Nueva era, nuevo rumbo. Trabajadores europeos, unidos o derrotados. Nueva estrategia” 22 páginas (14/06/2012) Seleccionado como “Destacado”. Descargando el archivo pdf, tendréis acceso a libros y artículos que vengo publicando en Kaosenlared
kaosenlared.net/especiales/e/elcapitalismoenbancarrota/item/21552-la-ue-del-capital-nueva-era-nuevo-rumbo-trabajadores-europeos-unidos-o-derrotados-nueva-estrategia.html.
“[LIBRO] Trabajadores en bancarrota y riesgo de derrota. ¿Cómo evitarlas y fortalecernos? Una guía” 94 páginas. (3/03/2012), seleccionado como “Destacado”. Archivo pdf.
kaosenlared.net/especiales/e/elcapitalismoenbancarrota/item/9979-libro-trabajadores-en-bancarrota-y-riesgo-de-derrota-%C2%BFc%C3%B3mo-evitarlas-y-fortalecernos?-una-gu%C3%ADa.html.
“2016 déficit 0. La burguesía acelera para derrotar al proletariado. Por una campaña europea contra el déficit 0” 14 páginas (28/05/2012).
kaosenlared.net/especiales/e/elcapitalismoenbancarrota/item/19693-2016-d%C3%A9ficit-0-la-burgues%C3%ADa-acelera-para-derrotar-al-proletariado-por-una-campa%C3%B1a-europea-contra-el-d%C3%A9ficit-0.html.
Un artículo que no es mío, pero interesante para conocer lo que ha sido el caso de Islandia “¿Existe un modelo islandés para hacer frente a la crisis capitalista?”
www.elmilitante.net/index.php?option=com_content&view=article&id=7790:ie... [561].
Para acceder a más artículos y libros que vengo publicando en Kaosenlared, todos seleccionados: en el buscador Google (en Yahoo no sale): “Aurora Despierta” site:kaosenlared.net Y hacer clic en la primera dirección que pone: Aurora Despierta. Y dentro “Enlaces a mis artículos y ensayos” ... Os da acceso a mi página en Kaosenalred donde he metido los enlaces a los textos que voy publicando. O directamente kaosenlared.net/secciones/s2/izquierdaadebate/itemlist/user/1037.html También se va a mi sitio, haciendo clic en mi nombre si en este texto está en rojo
Lo que necesitas saber del Tratado de Estabilidad de la U.E. y la española Ley de Estabilidad y no te explican. Hacerlas fracasar con la unión de los trabajadores europeos o su implantación significará nuestra derrota por muchos años, y no poner, para 2020, remedios al Cambio Climático
Aunque el Tratado de Estabilidad de la Unión Europea y su hija la española Ley de Estabilidad son un rollo, más vale que les prestes atención, porque con los trabajadores/as tienen muy mal rollo. Y apenas encontrarás quién te explique nada. Unos no quieren que te enteres. Otros no reconocen toda su gravedad ni su potencial para ayudar a la unidad de la clase trabajadora europea. En este texto comprenderás por qué cuando incluyan la palabra Estabilidad debes ponerte en guardia: Pacto de… ¡malo!, Tratado de… ¡muy malo!, Ley de… ¡peor! Así que, una vez lo sepas, haznos un favor a todos y ¡pásalo! [Por si alguien es tan ignorante como yo, para ver bien el cartel de la imagen: clic sobre ella. Situarse encima, ratón derecho: “Abrir imagen en nueva pestaña” o Copiar o Guardar]
1.- ¿Qué es el Tratado de Estabilidad, también llamado Pacto Fiscal Europeo?
El 2 de marzo de 2012, todos los estados de la Unión Europea, excepto el Reino Unido y la República Checa, han firmado el Tratado de Estabilidad Coordinación y Gobernanza en la Unión Económica y Monetaria. El Tratado de Estabilidad, previa ratificación por al menos 12 de los 25 firmantes, entrará en vigor el 1 de enero de 2013, o en su defecto, cuando lo hayan ratificado los necesarios. El Tratado establece la “regla de oro” del equilibrio, estabilidad, consolidación fiscal. Lleva el típico nombre ideado para que no nos enteremos, pues si se denominase por lo que es, sería el Tratado para el desmantelamiento del “Estado de bienestar”, e irresponsabilidad ante el Cambio Climático. En breve, el Tratado de se acabó lo que se daba y vaya comprándose un abanico.
¿Por qué? Establece el Tratado que a partir de 2020 los estados deberán tener un presupuesto equilibrado o superávit, y que la deuda pública no suponga más del 60% del PIB. Por presupuesto equilibrado no se entiende un rígido 0%, sino que se da un margen, un máximo de 0,5% de déficit estructural del PIB a precio de mercado. Los estados que mejor se porten y rebajen mucho la deuda por debajo del 60%, podrían llegar a un déficit estructural del 1% del PIB a precio de mercado.
El déficit estructural es algo así como lo que resultaría si aprovechando todo el potencial productivo del país (PIB potencial) tuviésemos un 0,5% de déficit; la cifra resultante (PIB potencial multiplicado por 0,5%) sería la máxima admisible de déficit real. Pero en la práctica es más complicado y sobre cómo debe entenderse existen controversias. Sólo para hacernos una idea aproximada, un déficit estructural del 0,5% podría equivaler ahora en España, en un período de recesión importante, a un déficit (el que mencionamos habitualmente) del 2,75% del PIB (apreciación personal a “ojímetro” en base a unas estadísticas pero que no anda descarriada). Recordemos que este año España no llegará al objetivo del 3,5% del PIB a pesar de recortes y hachazos por doquier. El límite inferior a 3% de déficit que marca el vigente Pacto de Estabilidad y Crecimiento, está claro que no es ya el objetivo que busca el Tratado, pues de serlo no lo tocarían, por lo que el 0,5% estructural debe ser más ambicioso, y por eso para 2016 ya buscaban el déficit 0.
El Tratado admite que en caso de grave recesión económica (ojo, se entiende por recesión la caída del PIB durante dos trimestres seguidos), temporalmente se pueda desviar del objetivo del máximo 0,5% estructural (o para los más aplicados, del 1%), aunque sin precisar, sin que ponga en riesgo la sostenibilidad presupuestaria a medio plazo, o sea, moderado, para no aumentar la deuda. Pero bien puede darse esta situación: recesión, estancamiento, caída (cinco meses seguidos no es recesión), estancamiento, caída ídem., estancamiento, y así por mucho tiempo, con algún ligero ascenso pero sin llegar a salir del agujero (volver al nivel de 2007). “Nos hundimos cada vez más pero ¡milagro, no hay recesión!” Si en circunstancias como esas se aplicase el Tratado, a partir de ahí, olvidarse de un déficit estructural superior al 0,5%, por mucho que quede todavía por ascender, por mucho paro que haya y se alargue la fase de recuperación, pero si llegar al nivel de 2007, ni a la expansión (superarlo). En España tendremos paro para dar y tomar también durante la década de los 20, y hasta entonces, dicen las previsiones optimistas del FMI, olvidémonos de llegar al PIB previo a la crisis (2007). Da igual. Si no estamos en recesión, máximo 0,5% estructural. Hasta ahí se podría contar a la hora de déficit para estímulos desde el Estado, protección a los parados, mantenimiento de la sanidad y educación, o, muy importante, para las necesidades de luchar contra el Cambio Climático. Si la UE se muestra ahora tan dura y exigente cuando los objetivos del Pacto de Estabilidad no son tan rigurosos como los del Tratado, da una idea de lo que sería bajo el Tratado una situación de grave recesión, caída, estancamiento y lentísima recuperación.
En cuanto a que la deuda no supere el 60% del PIB, a quienes ahora no la cumplan, les da (desde la entrada en vigor del Tratado, el 1/01/2013) un periodo de veinte años para que el exceso lo disminuyan en un ritmo medio de una veinteava parte por año. Es decir, que se podría estar hasta final de 2032 con una deuda todavía algo superior al 60% del PIB. Si un Estado tiene ahora el 100% del PIB de deuda, deberá reducirla en 40 puntos del PIB hasta llegar a 60% a un ritmo de 2 puntos del PIB al año durante veinte (1/20 de 40 = 1/20 x 40 = 40/20 = 2); llegar a 2020 (7 años desde el 1/01/2013), con 14 puntos menos (al 86% del PIB). Pero no será tan simple. El PIB y la proporción de la deuda (%) no permanecen estables. Lograrlo en tiempos de caída del PIB, supondrá mayor esfuerzo anual pues sube la proporción, pero si aumenta el PIB y se mantiene el volumen de la deuda, se reduce la proporción, y el esfuerzo será menor (1). La deuda de los países más importantes ronda ahora entre el 80% y el 100% o más, y debido a la recesión, o caídas sin recesión, la tendencia es a aumentar el porcentaje, aunque no suba el volumen. La Comisión Europea calcula que para 2020 España una deuda tendrá más del 110% del PIB. Si se tiene déficit y deuda excesivos, toca doble esfuerzo.
2.- Equilibrio, consolidación, superávit, estabilidad. Todo suena muy bonito, pero…
¿Qué esfuerzo supone esto y a cuenta de quiénes cuando estamos viendo lo que ocurre en España para rebajar sólo un poco el déficit y sin meternos de lleno con la deuda? Terminamos el año 2011 con una deuda pública de 68,5% del PIB, y el primer trimestre de 2012 ha finalizado con un 72,1% del PIB, tanto porque ha disminuido el PIB como porque ha aumentado el volumen de la deuda.
El equilibrio o incluso el superávit, no son por sí mismos una misión imposible. Depende del conjunto, del contexto. Alemania (gracias a los desequilibrios europeos y su ventajismo) lo tiene en el 0% y España, antes de estallar la crisis mundial y la burbuja doméstica (2007), tenía superávit y la deuda pública era del 32,6% del PIB. Como criterio general y abstracto, es correcto procurar no desviarse mucho del equilibrio; sobre todo en los buenos tiempos de crecimiento, es importante lograr un superávit que permita sobrellevar mejor un déficit en los malos; pero la cuestión central es de quién se recauda sobre todo (empresas o trabajadores) y en qué se gasta (sociales o militares). El problema es también la pretensión de convertirlo en principio de política fiscal, programa, dogma, mantenerlo “para siempre”, tolerar un déficit muy bajo incluso en caso de recesión, estancamiento y caídas sin recesión, y a la vez conseguir un gran y rápido descenso en la deuda acumulada (lo que significa priorizar de hecho a los acreedores), aprovechando cualquier ingreso por encima del previsto. Sólo puede emitirse deuda pública si hay déficit (gastos superiores a los ingresos por las vías ordinarias: impuestos, tasas…). La exigencia de bajar la deuda y a la vez el tope del déficit, significa limitar la emisión nueva deuda al punto de casi extinguirla. Tanto más duro con las perspectivas que tiene por delante el capitalismo mundial y europeo, y con una política recaudatoria socialmente regresiva. Las previsiones del FMI y de la OCDE para la deuda pública en 2013 son, para Alemania superiores al 80%, también para España, para Francia entre el 90 y el 100%, Italia el 120%, para el conjunto de la zona euro, entre el 92 y el 100%. Y van muy en serio pues prevén sanciones para los estados infractores.
En una fase de expansión, el crecimiento de los ingresos del Estado, permite reducir el déficit y lograr un descenso de la deuda de un modo que no resulte obligadamente doloroso para la población, pero en circunstancias como las actuales de recesión o caídas, de una vuelta de tuerca en la misma por aplicar el Pacto de Estabilidad (déficit inferior al 3% del PIB), con nulas o escasas perspectivas de reactivación de la economía nacional, europea y mundial, y una fiscalidad injusta a tope, es otro cantar. España además, con el rescate a la banca, carga con un aumento del déficit por el pago de los intereses, y de la deuda por la responsabilidad del Estado en la devolución del crédito. Y pretenden que disminuyan ambos, con un sobreesfuerzo a costa de los gastos sociales, claro está.
Perseguir una política fiscal disciplinada, de modo que en los años de expansión se consiga el equilibrio, incluso importantes superávits gracias a buenos ingresos, no por las burbujas, sino por una base impositiva estructural sólida y socialmente no regresiva (importantes impuestos a las empresas y a las rentas personales de la burguesía, no sobrecargar a los trabajadores/as ni al consumo ordinario), que se traduzca en grandes gastos sociales y que permita déficits importantes durante una recesión para ayudar a superarla, no es lo mismo que no haberlo hecho y a estas alturas del partido, en recesión, cambiar de reglas y de árbitro (U.E., BCE), buscar a toda costa el equilibrio con un régimen fiscal de lo más injusto por regresivo y coladero para el fraude fiscal del capital y la burguesía.
El equilibrio, el superávit y el déficit mínimo serían estupendos si fuesen el resultado de grandes ingresos a cuenta del capital, con grandes transferencias a los trabajadores/as mediante gastos sociales y promoción del empleo, porque supondría recuperar buena parte de la plusvalía (trabajo no pagado) apropiada por la burguesía para devolverla a los trabajadores/as vía Estado. Pero el capitalismo real, la burguesía real y el Estado burgués real, son lo que hemos visto, porque con el régimen asalariado del trabajo, ante todo debe primar el proceso de acumular plusvalía (beneficios) en forma de capital para generar más ganancias en la siguiente ronda. Aquel panorama idílico tal vez se haya imaginado en algunos pocos países europeos ricos durante parte de los “30 gloriosos” (en España nunca), pero con la llegada del neoliberalismo (década de los 80), la globalización con sus deslocalizaciones y competencia feroz, definitivamente empezó a esfumarse con la reducción de impuestos al capital y la burguesía, y recortes en gastos sociales además de salariales. No vale escudarse en esos países (Suecia, Dinamarca…), porque no son los más representativos del capitalismo realmente existente e implican (como veremos) a una parte muy pequeña de la población, incluso a escala europea.
En el comienzo del capitalismo, era sobre todo la burguesía la que corría con los gastos del Estado (burocracia, militares, policías…), pero para el proletariado no era un chollo pues a duras penas lograba sobrevivir con salarios de miseria (imposible cargar impuestos), y tampoco tenía ninguna protección social. El trabajo no pagado (plusvalía, casi = beneficios) se lo embolsaba prácticamente intacta la burguesía, sin que hubiese trasferencias a los trabajadores/as vía Estado, por lo que el sistema no era menos injusto, sino más. Pero ese no sería el modelo del futuro, sino un Estado burgués mínimo (burocracia, represión, militarismo, servicios al capital), con impuestos a los trabajadores/as sobre todo pero con una enseñanza, sanidad, dependencia, jubilación, crecientemente privatizadas y de más difícil acceso, y sin apenas cobertura de desempleo. Algo que nos anuncian también los republicanos de EEUU.
El objetivo declarado de la burguesía es el equilibrio fiscal y se hace la loca sobre la cuestión central: qué pasa con la plusvalía y a dónde va a parar. Recortes salariales y con qué clase de política fiscal ¿regresiva o progresiva? ¿reforzando o desmantelando el “Estado de bienestar”?. Veremos como el PSOE se ha dado unas prisas enormes para imponer en la Constitución el equilibro fiscal y la obligación prioritaria del pago de la deuda, pero durante sus mandatos y en la oposición no se ha tomado ni el mismo interés por subidas reales notables del bajo salario mínimo (SMI) ni una política fiscal progresiva que acabe siquiera con el enorme fraude fiscal de la burguesía. Y yendo más lejos, el PP nos ha traído la “amnistía fiscal”. Con un régimen fiscal clamorosamente injusto y un “Estado de bienestar” pequeño como el español (comparando en la UE, relación gastos sociales % del PIB), el equilibrio fiscal, la casi prohibición de emitir más deuda, la prioridad al pago de la existente, solo puede agravar esa situación.
Así que ahora nos vienen con la historia de la disciplina fiscal, porque saben que recaerá sobre nosotros, pues entre las urgentes “reformas estructurales” nunca está la de aumentar los ingresos fiscales acabando con un sistema impositivo regresivo, y eliminando de verdad la evasión y los paraísos fiscales. Claro, la Unión Europea, “no” se entromete en los “asuntos internos” de un país. Se puede tener el mucho o poco “Estado de bienestar” que se quiera. La UE se “limita” a “recomendar” reformas laborales, la individualización de las relaciones laborales, devaluación de la negociación colectiva, bajada de sueldos, reducción del salario mínimo, despido más barato, supresión de empleo público, recorte de los subsidios a los parados, elevación de la edad de jubilación y bajada de las pensiones, disminución de las cotizaciones sociales de las empresas, subidas del IVA, privatizaciones, el “plan Bolonia” para la enseñanza universitaria, recortes en todos los gastos sociales para ajustarse cuanto antes al déficit inferior al 3% (Plan de Estabilidad), y si eso provoca recesión y baja poco el déficit, pues del mismo veneno ¡otra ronda!, etc.. Ahora las transferencias son ante todo de los trabajadores/as al capital, vía impuestos para salvar a la banca y que ésta pague sus deudas a la alemana, francesa, británica, etc. Ellas fomentaron y se forraron con la burbuja inmobiliaria, pero cuando estalla, tanto los deudores como los acreedores, quieren que el riesgo y las pérdidas corran de cuenta de los trabajadores. ¡Luego dirán que el beneficio es el premio por el riesgo! Es decir, saquear, avasallar y derrotar a la clase trabajadora que en esas condiciones ¿cómo puede defender el “Estado de bienestar” que la UE desmantela con sus exigencias para el déficit y “condiciones” a los rescates?
Renunciar prácticamente a emitir deuda, en plena decadencia histórica del capitalismo, con una crisis y sus consecuencias que sobre todo en España seguiremos arrastrando durante toda la década de los 20, y con la Mega-crisis que se anuncia para la década de los 30 con la carestía de la energía (pico o cénit del petróleo y gas natural), con la necesidad de ingentes inversiones públicas para luchar contra el Cambio Climático, es un ajuste más que extraordinario, toda una “proeza” de política económica, pues no se plantean un objetivo para un año o poco más, sino, en principio, para siempre, hasta que decidan cambiar. Con lo que nos van adelantando ya nos imaginamos cómo lo conseguirán.
Éste es el tiempo real, la realidad en la que buscan imponer el Tratado y sus resultados reales, y no las elucubraciones con la que la socialdemocracia europea (PSOE incluido) pretende afirmar lo que niega con los hechos: un golpe mortal al “Estado de bienestar”, presentado como una forma de garantizarlo. Igual que el PP, cuando excusa los recortes como medida para asegurar la sostenibilidad de lo que mutilan… a la espera del siguiente hachazo.
El Tratado debe plasmarse en la legislación de cada Estado, y para que no pueda tumbarse (derogarse) fácilmente, quieren dejarlo “atado y bien atado”, de modo que sus principios se recojan en la más difícil de modificar, en nuestro caso, la sacrosanta Constitución. Con su reforma y acuerdo, el PSOE y PP han pretendido echarle el candado y arrojar la llave.
3.- El Tratado empieza a hacer sus trastadas en España. Reforma Constitución. Ley Orgánica 2/2012 de 27 de abril o Ley de Estabilidad
Antes de la firma del Tratado y que cualquier otro Estado (salvo Alemania), como alumnos aventajados del neoliberalismo, para ganar méritos ante Europa y “los mercados” financieros, el PSOE, con Zapatero en el gobierno, tomó la iniciativa, y con el apoyo del PP, a nuestras espaldas, aprovechando que el país estaba de vacaciones, en agosto y septiembre de 2011 (día 27), reformaron por vía de urgencia el artículo 135 de la Constitución, la misma que para otros asuntos no hay dios que la mueva.
¿Y en qué consiste esa reforma? Dejemos de entrada bien establecido que la deuda pública puede ser (es) muy injusta: deuda por pagar el rescate a la banca, porque gracias al BCE (no compra deuda directamente al Estado en las subastas del mercado primario) los bancos y demás especuladores suben los intereses que debemos pagar por la deuda pública, porque en España el gran capital defrauda al año unos 50.000 millones de euros, porque la burguesía sale mejor parada en los impuestos que los trabajadores/as y así no hay tantos ingresos como debiera, por los costosos gastos y compras militares, etc.
Pues bien, gracias al paso adelante voluntario del PSOE, sin que nadie, salvo su conciencia burguesa, le mandara nada, con esa reforma del artículo 135, el pago de los intereses y del capital de la deuda tendrá prioridad absoluta sobre cualquier otro gasto del Estado. Aunque la deuda sea inmoral y el acreedor un usurero, el pago a su vencimiento tendrá prioridad, y por tanto, si hace falta, se retirará dinero de los salarios de los funcionarios, de la educación, de la sanidad, de la dependencia, de las prestaciones y subsidios de desempleo, de las pensiones, de donde sea antes de faltar al pago. Las deudas no se discuten, no hay modificación (recorte) a los acreedores. Y esto no los ha impuesto, junto con el PP, los supuestos socialistas y paladines del “Estado de bienestar”, el PSOE.
Quitar el dinero a un pobre está feo pero, como dirían en el PP, a veces “no hay otro remedio, es lo que debemos hacer, aunque no nos guste y sea desagradable”; retrasarse o hacer un recorte en el pago al acreedor, o negarse a pagar una deuda por injusta o usurera ¡eso es pecado mortal!, peor incluso, ¡anticonstitucional! Si tanto les preocupa el déficit y el pago de la deuda ¿Por qué no han evitado esa reforma y en su lugar han puesto hace años otra que dé rango constitucional a la prioridad de luchar contra el fraude fiscal sobre todo de las grandes empresas y fortunas, castigarlo con duras penas monetarias e incluso de cárcel?
El artículo reformado recoge también el límite del volumen de la deuda y el equilibrio en términos de déficit estructural, remitiéndose al Tratado que más delante firmarían los estados. El Tratado de Estabilidad, ha sido ratificado el 21 de junio por el Congreso español con los votos de PP, PSOE, CiU, PNV, UPyD y UPN. Tomad nota, porque por sus frutos los conoceréis.
Pero el Tratado y la Constitución no bastan. Debe ser plasmado en una ley, y esta es la Ley Orgánica 2/2012, de 27 de abril, de Estabilidad Presupuestaria y Sostenibilidad Financiera, del gobierno del PP, con los votos favorables además de CiU y UPyD. El PSOE, PNV y UPN, pueden no compartir la radicalidad de la ley española, o dárselas ante la población de objetores u opositores con la tranquilidad de que su aprobación estaba garantizada aunque sólo fuese gracias al rodillo parlamentario del PP. El caso es que nadie ha impedido que la saque adelante amenazando con no ratificar el Tratado, ni llamado a la lucha, y, en fecha posterior, el 21/06/2012 han ratificado el Tratado, del que la ley es hija, demostrando así su acuerdo en lo fundamental con la estrategia del conjunto de la burguesía de la UE.
En esta ley se establece que el Estado debe tomar medidas de reducción del déficit y la deuda pública para que a partir de 2020 el déficit sea el 0% del PIB nacional e incluso haya superávit, y que la deuda pública pendiente no supere el 60% del PIB, aunque se concede el plazo del Tratado (sus veinte años), para reducirla a ese máximo. El PP pretendía que el plazo sólo fuese de ocho años (de 2012 a 1/01/2020), pero la presión de CiU, pensando en las Comunidades Autónomas, ha conseguido que se amplíe con el criterio del Tratado. Previsora, porque Catalunya ha pedido ahora un rescate al Gobierno.
Esta Ley es más dura, y ya es decir, que el artículo 135 de la Constitución y el Tratado, pues éste considera equilibrado un déficit estructural que no supere el 0,5%, pero la Ley exige el 0% puro y duro o superávit. Si la Constitución buscaba limitar el déficit estructural, la ley, eliminarlo. Y sólo para el caso de las reformas estructurales con efectos presupuestarios a largo plazo se admite hasta el 0,4% estructural para el conjunto de las administraciones del Estado. En caso de catástrofe natural, recesión económica o emergencia extraordinaria, según apreciación de la mayoría absoluta del Congreso, podría aceptar un déficit estructural ¿Cuánto? Visto el 0,4% y que el Tratado de Estabilidad permite en esas circunstancia más del 0,5% estructural, por ahí quedará, y tirando a la baja vista la letra y el espíritu de la ley, la experiencia del Pacto de Estabilidad, y la política del PP y afines; y deberá corregirse pronto. En las circunstancias excepcionales en las que se puede incurrir en déficit estructural se podrá tener una deuda superior al 60% del PIB.
El pago de la deuda y sus intereses tendrá prioridad absoluta sobre cualquier otro gasto, aunque sea sanitario, y no podrá revisarse, cuestionarse, ni habrá recortes a los acreedores. Si se obtienen ingresos superiores a los previstos (superávit), no irán a más gastos, sino a reducir la deuda. Cuando se consiga que la economía española crezca al menos un 2% anual (buena tasa), o se cree empleo neto por al menos un 2% anual, también deberá reducirse la proporción de deuda, anualmente como mínimo en dos puntos porcentuales del PIB, lo que supone una reducción de su volumen (2).
Por la obligación de reducir la deuda, no se podrá acumular superávit para gastos extras; y por el límite al déficit y su 0%, tampoco podrá emitirse apenas deuda pública para cubrir nuevos gastos. Además, la deuda pública, sólo en muy pequeña proporción (el 13%, en ese 60%) podrá corresponder a las administraciones autónomas que son las encargadas de los gastos en sanidad y educación, por lo que se les corta las alas, y se verán presionadas a continuar con ajustes, para el pago de su deuda y reducción de su déficit. Porque el objetivo de pagar la deuda y reducirla, es prioritario a cubrir las necesidades de las personas y poner remedio a los desastres que el capitalismo ocasiona, como el Cambio Climático.
La ley entra en vigor: para el límite déficit y deuda, el 1/01/2020; para otros, el 1/05/2012.
4.- Objetivos del Tratado de Estabilidad, se sentirán antes y ¡los adelantan y rebajan!
Hasta aquí disponían del Pacto de Estabilidad y Crecimiento (lo último es pura retórica añadida por el PS francés) que establece el déficit máximo en inferior al 3% y la deuda en el 60% del PIB. Como no les parece suficiente, han ideado el Tratado. En tanto se llega a 2020, deberán cumplir el Pacto. Pero el Tratado ya afectará, pues para que a partir de 2020 el déficit máximo sea el estructural del 0,5% del PIB, antes debe acercarse todo lo posible. ¡Más se notará con nuestra ley, para tener en 2020 déficit 0%!
Tan es así, que la señora Merkel (Alemania) y el señor Sarkozy (Francia) ya habían acordado (noviembre 2011) llegar al déficit 0% ¡para 2016!, pero el presidente Hollande (Francia) ha preferido dejarlo para 2017. Para no ser menos, el ministro de España, Luis de Guindos, anunció el 27/04/2012, el objetivo del Gobierno de conseguir también el déficit cero para todas las administraciones del Estado para ¡2016! Es decir, terminar su legislatura a finales de 2015 y dejarle al PSOE el déficit en bandeja para bajarlo al 0% y mantenerlo contra viento y marea de los trabajadores/as hasta 2020 cuando podría tomarle el relevo el PP. ¿Cómo lograrlo cuando sólo bajar un punto o algunas décimas, está significando enormes sacrificios a la población, recortes y hachazos a los salarios, al empleo, a los gastos sociales del Estado?
Por tanto, los objetivos de déficit del Tratado son de larga duración pero no a largo plazo, pues su presión ya se nota y mucho, aunque ni siquiera haya entrado en vigor. La pretensión de imponerlo cuanto antes implica vencer la resistencia de la clase trabajadora, abaratarla mucho más, empobrecerla y desampararla, y como eso supone mayor sometimiento, derrotarla. ¿Cuántos han alertado en su momento y de forma audible de la pretensión del gobierno español? ¡Quieren derrotarnos para antes de 2016!
5.- Crisis de sobreproducción, endeudamiento, desendeudamiento, tasa de ganancia y una nueva era de política fiscal desde 2020 con el horizonte de la década de los 30 y su Mega-Crisis
Una característica resultante de esta crisis de sobreproducción, con un mundo ya cubierto por el capital y las mercancías, con una demanda solvente de los trabajadores/as muy limitada por la permanente reducción de los salarios, es haber intentado posponer el pago con un gigantesco endeudamiento de empresas y bancos sobre todo, pero también particulares y Estado. El capitalismo ya no aguanta esta marcha de endeudamiento. Necesita cobrar, desendeudarse y aumentar sus beneficios reduciendo los gastos directos (salarios) e indirectos (gastos sociales, “Estado de bienestar”) de la clase trabajadora, sobre todo.
El Estado tiene parte de la deuda y también a su cargo los gastos sociales de la clase trabajadora (sanidad, etc.) y los gastos directos de sus trabajadores y servidores (funcionarios y empleados, militares, policías, jueves, burócratas medios y altos, etc.). Como no existe una fiscalidad consolidada que provea de los necesarios ingresos, porque durante varias décadas se han ido reduciendo los impuestos al capital y a la burguesía, y esto ya no puede ser compensado por los ingresos gracias a la bonanza durante la burbuja y sus impuestos al sector inmobiliario y sus transacciones, debido al descenso de la actividad económica y los menores ingresos por IRPF, IVA, Sociedades, etc., el Estado español ha pasado de tener superávit a déficit, acrecentado por el pago de prestaciones y subsidios de desempleo, y los sucesivos rescates a la banca. Para cubrir los gastos ocasionados por el déficit, el Estado ha debido recurrir a un mayor endeudamiento que, “gracias” al papel “independiente” del BCE que apenas compra (en el mercado secundario) deuda del Estado (nunca al Estado en el mercado primario) y a los buitres especuladores, sólo se puede financiar con un alto tipo de interés que aumenta el déficit y la deuda en una espiral infernal, poniendo en riesgo la solvencia del Estado y con ello, el valor de los títulos de deuda comprados por la banca, de la que a su vez sigue dependiendo para vender su deuda pagando alto interés; otro bucle infernal.
Para evitar la insolvencia del Estado, ahora procede el desendeudamiento. Esto se consigue de dos formas. Reduciendo el déficit para emitir menos deuda, y bajando la deuda pendiente. Se consigue menos déficit equilibrando los gastos y los ingresos. Si se aumentasen los impuestos al capital y persiguiese a tope su fraude fiscal, se reducirían los beneficios y los privilegios de la burguesía. Tampoco se puede agotar a los trabajadores/as subiéndoles mucho más el IRPF y el IVA que además retrae el consumo, baja el PIB y aumenta el porcentaje del déficit y la deuda con respecto al PIB. Entonces, aunque siga existiendo ese riesgo, la directa es reducir los gastos salariales y sociales del Estado, para equilibrarlos a los ingresos y eliminar el déficit. Se reduce la deuda pendiente destinando todo lo posible de los ingresos existentes a pagarla, a costa de los gastos sociales, y así despejar las dudas sobre la solvencia del Estado y el verdadero valor de los títulos de deuda de los que los bancos y otros inversores son acreedores.
Hay también otra razón importante. La burguesía tiene una lucha permanente contra la tendencia al descenso de la tasa de ganancia (relación entre el beneficio y el total de la inversión). Esta pelea se agudizará según nos acerquemos al pico o cenit del petróleo y límites del gas natural (década de los 30), porque para mantener y aumentar su beneficio, con costes crecientes, debe reducir el más flexible y accesible, el de los trabajadores/as, tanto en salarios como en gastos sociales del Estado. La burguesía, quiere que el Estado no se endeude por los esos gastos, por lo que debe evitarse el déficit, pero no será porque ella pague más impuestos o deje de defraudar, sino por reducir los gastos. También quiere que el pago de la deuda pendiente tenga prioridad absoluta sobre cualquier otro gasto (social) del Estado, y así rebajarla cuanto antes. El endeudamiento debe reservarse para salvar a la banca y comprar armamento. Y esto tiene prioridad sobre la conveniencia inmediata de los bancos por cobrar intereses altos por la deuda si es para mantener gastos sociales que encarecen el coste total de la fuerza de trabajo y reducen la plusvalía global disponible para el capital.
La vocación del Tratado, y sobre todo de la ley española, es que no se vuelva a generar deuda pública y que, de hacerlo, se pague cuanto antes y con prioridad sobre cualquier otro gasto. ¿Ha habido alguna época en la que los estados burgueses no hayan emitido deuda? Pues algo muy próximo a eso pretenden y sin límite de tiempo, no como una medida transitoria, sino como el modo normal de funcionamiento del Estado, una nueva era.
Según los mismos economistas burgueses, al menos los de tendencia keynesiana, cuando se da una recesión, no hay que tener fobia al déficit porque puede ayudar a superarla, recurriendo a la política fiscal expansiva. Su objetivo es estimular la producción y el empleo, y puede teóricamente hacerse de dos maneras: a) Bajando impuestos, con lo que aumenta el consumo privado; b) Aumentado el gasto público (infraestructuras, investigación y ciencia, etc.) y las transferencias como las prestaciones por desempleo, subsidios, etc. Aunque el efecto inmediato es subir el déficit y emitir deuda, a medio plazo ayuda a reducirlo pues al aumentar la demanda y reactivar la economía, son necesarios menos subsidios de paro, aumentan las cotizaciones y pago de impuestos, mejora el balance del Estado, se reduce el déficit.
Pero si con el Tratado y derivados nacionales, incluso en periodo de recesión sólo se admite un déficit muy bajo, en lugar de una política fiscal expansiva, habría que aplicar una política fiscal contractiva ¡cómo en las fases de crecimiento con riesgo inflacionista! ¿Qué se haría?: a) Una reducción del gasto público (infraestructuras, educación, sanidad, etc.) y unas transferencias mínimas (apenas subsidios y con tendencia a recortarlos, etc.); b) un aumento de los ingresos del Estado subiendo los impuestos, a la renta de los trabajadores/as (IRPF), al consumo (IVA), etc. El resultado, con el descenso de la demanda interna, y de las exportaciones por la crisis general, no puede ser otro que la reducción de la producción y el empleo, luego más recesión e incluso tal vez casi el mismo o más déficit en relación con el PIB. Algo muy parecido a lo que está ocurriendo ahora con las políticas para lograr el 3% del déficit (Pacto de Estabilidad). Si incluso esa política fiscal contractiva provoca un aumento del déficit en vez de su reducción, tendrán la excusa perfecta para una nueva vuelta de tuerca, como ahora con el mecanismo diabólico y sádico de perseguir el 3% del déficit (sobre el mecanismo diabólico leer en “BCE, compra deuda al Estado”). En España, durante toda la década de los 20 seguiremos arrastrando mucho paro y un nivel de PIB inferior al de 2007, más el pago del crédito del rescate a la banca ¡y pretenden un déficit del 0%! ¿Cómo lograrlo si no es a costa de desmantelar el “Estado de bienestar”?
¿Están locos? No lo creo. 1º contarían con que ya habrían derrotado a la clase trabajadora en la presente década con la aplicación del Pacto de Estabilidad y la aproximación a los objetivos del Tratado. 2º durante la década de los 20, en previsión de la crisis de la década de los 30 con aumento de gastos energéticos que repercutirán en todo y la contracción de los mercados mundiales, al gran capital le interesa ir soltando más lastre, eliminando de la competición a muchas empresas, y con la presión de un paro sostenido a posta y la persecución del déficit 0%, reducir aun más la capacidad de resistencia y los costes salariales y sociales de la clase trabajadora, favoreciendo sobre todo la competitividad del sector exportador. Pero eso tampoco les salvará. En la década de los 30 llegará el Decrecimiento a lo capitalismo “caníbal” y hay que ir despejando el terreno. Cuando vean necesario un gran rearme para una guerra en Europa o desde Europa, además de cargarnos de impuestos, se olvidarán del déficit 0% y nos presionarán para comprar “deuda patriótica”.
Quien crea que esto es demasiado cálculo, previsión y maquiavelismo para la burguesía, ignora las múltiples lecciones de la historia, no ha leído nunca un documento del Pentágono (otros estados ponen más celo en preservar sus secretos) y peca de ingenuo creyendo que nos van a explicar de verdad sus planes estratégicos cuando mienten como bellacos en cuestiones de mucha menor trascendencia, y a corto plazo, como el programa oculto del PP, o que su racionalidad es la misma que la de los trabajadores.
6.- Imponer en Europa el Tratado de Estabilidad requiere la derrota de la clase trabajadora para antes de 2020 y mantenerla de ahí en adelante
Cuando el objetivo de la burguesía es recuperar su tasa de ganancia, vía recorte en costes salariales y sociales, la reducción del déficit y deuda del Tratado, está claro que no será a costa de expropiar a la burguesía, ni de aumentar notablemente los impuestos a las grandes empresas y fortunas personales, ¿ni siquiera de terminar con su enorme fraude fiscal?, porque eso atentaría contra su tasa de ganancia y privilegios, sino a costa de desmantelar de hecho el “Estado de bienestar”. Si esto es verdad para toda la zona euro, más lo sería para España, porque se pretende partiendo de una grave crisis (¡el peor momento para aplicar una política así, que se convierte en pro-cíclica!, aunque esto sea ya mucho más serio que un simple ciclo) de la que, en el mejor y muy improbable de los casos, no saldríamos (recuperando el nivel de PIB y empleo de 2007) hasta bien entrada la década de los 20 (FMI; el CES: 2025), y porque el “Estado de bienestar” es escaso comparado por el PIB con otros países europeos, por lo que se acusaría mucho más la cura de “adelgazamiento”. En la ley española ya se contempla el ajuste del sistema de pensiones en caso de que tenga déficit, y no hay que ser adivina para saber que será recortándolas, no aumentando las cotizaciones del capital, sobre todo si tenemos en cuenta que es desde el año 2020 cuando más se van a empezar a notar las jubilaciones de los baby boomers españoles (nacidos entre los mediados de las décadas de los 50 y de los 60 del siglo pasado).
De imponerse los objetivos del Pacto, del Tratado y las leyes domésticas que lo aplican, sólo puede significar el abaratamiento y empobrecimiento de la clase trabajadora, y vencida nuestra resistencia a esa agresión, nuestra derrota y desmoralización, que la burguesía procurará prolongar en la próxima década cuando menos para mantener los objetivos del Tratado, y también para desánimo de los trabajadores/as de países que no son de la zona euro, y los de otros continentes.
Aunque en otros países europeos, como Alemania, Austria, Países Bajos, Suecia, Francia, la situación no sea tan dura como en España, el Tratado también exigirá un retroceso muy importante en las condiciones laborales y de vida de la clase trabajadora (Alemania ya conoce de forma masiva los contratos mini-jobs y un recorte del “Estado de bienestar”). Sus exportaciones se verán afectadas por la reducción del consumo en Europa, y en mercados extra-europeos no encontrarán suficiente compensación El descenso del consumo en España, Italia, Portugal, etc., que al abaratar la fuerza de trabajo favorece la competitividad de las exportaciones, no podrá ser del todo compensado por otras partes del mundo que además lo tendrán más y más complicado por la reducción europea de la importación de sus mercancías. Además no basta con hacer una lista de países, pues debemos considerar también el número de habitantes. España tiene más de 47 millones, Austria no llega a los 8.5 millones, Países Bajos 16.7, Luxemburgo 0.5, Bélgica 11, Dinamarca 5.5, Finlandia 5.3, Italia 61, Francia 66, Alemania 82.6, Portugal 11.3, Grecia 11.2, Irlanda 4.2. Es decir, que el número de habitantes de la eurozona fuertemente afectados va a ser muy grande y no estarán libres sectores amplios de la población de los países más ricos. Derrotar a los trabajadores/as españoles, griegos, portugueses, irlandeses, italianos, franceses, y que los alemanes se queden prácticamente solos, ya sería una derrota en toda regla de la clase trabajadora europea.
El objetivo de la burguesía española y europea no es la cacareada “salida de la crisis”, “sanear las cuentas para impulsar el crecimiento”, y otras muchas trolas, sino abaratar el coste que el mantenimiento de los trabajadores/as supone para ella, tanto en gastos directos (salario, cotizaciones a la Seguridad Social) como en indirectos y diferidos (sanidad, enseñanza, pensiones, jubilaciones, dependencia, etc.). ¿Para qué? Pues porque así, queda más margen para el trabajo no pagado, que es el origen de su beneficio, para favorecer al gran capital sobre el mediano y pequeño, al financiero sobre el productivo, al capital exportador sobre el que depende del consumo interior, y al que habla alemán sobre los del Sur. Y por una previsión cara a la década de los 30 que ya he mencionado aquí y tratado en otros textos.
Para conseguir ese objetivo se sirven incluso de profundizar la crisis a costa de los trabajadores/as, autónomos, pequeñas y medianas empresas, porque el aumento del paro es un arma ideal para atemorizar, abaratar a los que trabajan con la amenaza del paro, y desorganizar a los trabajadores/as desperdigándolos sin centro de trabajo desde el que luchar. No quieren crear empleo, sino abaratar el trabajo al máximo incluso a costa de generar más paro. Por eso, aunque sepan que habrá más recesión, las instituciones de la UE, los grandes bancos, etc., aprueban al Gobierno.
El capital, procurando darle muy poca publicidad para que no nos enteremos de qué va realmente, está proyectando todo un nuevo escenario social, una Unión Europea en la cual el dominio del gran capital será absoluto y del “Estado de bienestar” y los derechos laborales y sociales, no quedará sino la sombra. Esto es llevar hasta sus extremos más dictatoriales el régimen asalariado del trabajo. A pesar de su nombre tan discreto e inocente, el Tratado de Estabilidad, es una pieza maestra en este plan maquiavélico y siniestro. Debería llamarse Tratado de Es tal la habilidad para machacar a los trabajadores, o Tratado de Desestabilizar a los trabajadores. Y condicionará también esta década porque para 2020 debemos llegar, al menos en España con su hija la Ley de Estabilidad, al déficit 0%. ¿Están los sindicatos y la izquierda alertándonos debidamente contra todo esto para que lo tengamos bien claro y lo echemos abajo cuanto antes? No. ¿Están las organizaciones que se dicen revolucionarias dando la señal de alerta? Tampoco, tal es su grado de desorientación y carencia de una estrategia para la clase trabajadora europea.
Así la burguesía seguirá yendo muy por delante de nosotros y metiéndonos goleadas. Para imponer semejante agresión, saben que deben derrotarnos, humillarnos (como el “que se jodan” de Andrea Fabra, del PP), desmoralizarnos, someternos del todo.
Esta es la verdadera meta de la burguesía europea y a la que se dedican los gobiernos de España encabezados por el central del PP. Y quieren hacerlo cuanto antes, no sea que seamos capaces reaccionar y hacerles fracasar, sobre todo uniéndonos los trabajadores/as de los países intervenidos y con los que no lo están. Por eso la guerra relámpago que han lanzado a base de “viernes de crucifixión” y no parando ni en agosto. Como instrumentos para su objetivo de abaratar los costes que para el capital supone la población trabajadora, disponen de la Contrarreforma Laboral, la ley de jubilaciones (ya aprobada por el PSOE y que el PP ya ha prometido a la UE empeorar incluso antes de su entrada en vigor el 1 de enero de 2013) y todo un arsenal legislativo y constitucional que sin duda se irá reforzando. El rescate a la banca, el rescate al Estado, todas las leyes van orientadas a aumentar los beneficios sobre todo del gran capital, financiero y exportador, reduciendo los costes salariales y sociales de la clase trabajadora y el pueblo.
Es cierto que el gobierno tiene problemas y conflictos con las burguesías de las autonomías y de otros estados; a veces está desorientado sobre cuál es el mejor paso a dar, pero también es verdad lo que dice Rajoy: “el Gobierno sabe perfectamente a dónde va” (3 agosto), otra cosa es por dónde. Pero tienen claro lo fundamental de la hoja de ruta: derrotar a la clase trabajadora para antes de 2020, a poder ser mientras ellos estén en el gobierno, antes de finales de 2015, imponer el nuevo escenario de política económica estatal del Tratado y la Ley de Estabilidad desde 2020 hasta donde puedan, haciendo desaparecer el déficit y reduciendo la deuda del Estado pendiente, sacrificando los salarios y los gastos sociales. ¡No pararán si no lo impedimos, y mientras puedan aprovecharán a tope su mayoría absoluta en el Congreso! Si hace falta, el PSOE le tomará el relevo porque comparte la reforma del artículo 135 de la Constitución, el Pacto y Tratado de Estabilidad y lo fundamental de la ley española.
7.- El Tratado y la Ley de Estabilidad, un obstáculo formidable en la lucha contra el Cambio Climático. Las prioridades de la burguesía para 2020 no son las nuestras
Los objetivos del IPCC (Panel Intergubernamental contra el Cambio Climático) que debieran estar cubiertos para 2020 y 2050 a fin de frenar el calentamiento global, es imposible que se consigan cuando a los intereses creados del capital privado, y la crisis cada vez mayor del capitalismo, se le añade una Unión Europea que con el objetivo de déficit 0%, de no emitir más deuda, de reducir cuanto antes la existente, no podrá promover, con el apoyo de nueva deuda pública, las medidas contra el Cambio Climático y la transición a energías renovables que no asumirá la iniciativa del capital privado. El Tratado y sus objetivos antes y a partir de 2020, son por ello un formidable obstáculo más a la adopción de las medidas necesarias para luchar contra el calentamiento global. La derrota de la clase trabajadora, necesaria para imponer el Tratado y leyes domésticas, eliminará también a la única clase social capaz de liderar a la Humanidad en la lucha contra el Cambio Climático que pasa por modificar las prioridades para 2020 y, cara a 2050, vencer a la burguesía y llegar a suprimir el origen de todo esto, el régimen asalariado del trabajo, el capitalismo decadente, depredador y degradante de la Naturaleza.
8.- El Tratado de Estabilidad, peligro para toda la clase trabajadora europea y mundial, factor de unidad para un referente planetario
Esta cuestión viene siendo objeto de varios textos seleccionados en Kaosenlared y lo será de más, así que para no repetirme remito a ellos. La lucha contra el Tratado sólo puede llevarse hasta su victoria mediante la resistencia de la clase trabajadora afectada en toda la Unión Europea, sobre todo de los principales países (España, Italia, Francia, Alemania…). Los efectos del Tratado no los van a notar igual, por ejemplo, los trabajadores/as de Suecia que los de Portugal, porque el poder económico, el nivel de déficit y de deuda, el carácter de los impuestos y el desarrollo previo del “Estado de bienestar” son muy diferentes, pero de un modo u otro todos lo van a sufrir, más si aumenta la recesión en Europa y el mundo. El Tratado establece unos mínimos. Como demuestra la Ley de Estabilidad española, la ley nacional puede ser peor que el Tratado. Si esto ocurre en otros estados, dará pie a una mayor unidad. Sin duda existirá una cadena de países especialmente lacerados que corresponden al Sur de Europa, también Irlanda, e incluida Francia que todavía tiene mucho déficit y deuda. La lucha contra el Tratado es un elemento clave, una oportunidad extraordinaria, para establecer una estrategia conjunta de los trabajadores/as europeos, que supondrá un salto histórico en las relaciones europeas, y un referente para los trabajadores/as de todo el mundo, como los de EEUU, amenazados por unos republicanos que quieren cargarse lo que allí queda del “Estado de bienestar”; sería incalificable que no supiésemos aprovecharlo. Esto forma parte de una visión histórica que se prolonga a la década de los 30 y más allá que vengo desarrollando en numerosos textos y libros, todos ellos seleccionados en Kaosenlared.
9.- ¡Tratado y Ley de Estabilidad destrozados, la responsabilidad que nos hemos marcado! Empecemos ya este otoño.
Si la burguesía se sale con la suya, el año 2020 será el año que confirme nuestra doble derrota: ante su ofensiva para nuestro abaratamiento sistemático, y ante su irresponsabilidad frente al Cambio Climático. Las consecuencias de ambas pesarán sobremanera sobre nosotros y las generaciones futuras.
Para impedirlo, debemos cargarnos el Tratado de Estabilidad, porque es la pieza maestra de la estrategia del gran capital europeo. Que no sepan muy bien cómo hacerlo no quiere decir que no sepan a dónde quieren llegar. Nosotros vamos a impedir que lleguen, dificultando su marcha, pero sobre todo atacando su objetivo, desenmascarando su plan estratégico, y uniendo a los trabajadores/as de toda Europa en su contra.
La lucha contra el Tratado, puede constituir el eje central de una campaña por la unidad de todos los trabajadores europeos contra la estrategia de doble derrota por el capital, con un planteamiento concreto para el país (dependiendo diferencia en el límite déficit): ¡2020, déficit 0%, ricos +ricos, trabajadores ko, Cambio Climático 10! Sus primeros pasos los vengo exponiendo en varios textos todos en Kaosenlared. Un primer paso es que también forme parte de nuestra lucha en este otoño, en la próxima Huelga General.
¡Tratado de Estabilidad de la UE a la española, 2020, déficit cero por ciento, menos gastos sociales, mayor empobrecimiento y del clima, calentamiento! ¡La Unión Europea y sus tratados, trabajadores maltratados! ¡Ley de Estabilidad, liquidación del “Estado de bienestar”! ¡Ley de Estabilidad, 2020, déficit 0%, el hacha se te ve! ¡Constitución, artículo 135, para 2020 déficit cero, el hacha de Rajoy, Rubalcaba y Zapatero! ¡Pacto, Tratado y Ley de Estabilidad, armas de abaratamiento y empobrecimiento masivo, Derogación! ¡Contra el Tratado de Estabilidad, trabajadores europeos, unidad! ¡Para los 20 nos quieren derrotar,/ los trabajadores enseñamos los dientes,/ despediremos al Gobierno saliente,/ al capital haremos recular! [cantarla como “María Cristina me quiere gobernar”]
NOTAS: 1) Con un descenso del PIB la misma deuda supondrá una proporción (%) mayor del PIB, luego a la reducción de 1/20 le corresponderá una deuda mayor. Visualicemos con un ejemplo con cifras algo exageradas: 100 PIB --- 100 deuda --- proporción 100%; 60% (de 100) = 60; exceso deuda 40; 1/20 anual de 40 = 2 al año. Descenso a 90 PIB ---100 deuda --- proporción 101,1%; 60% (de 90) = 54; exceso deuda 46; 1/20 anual de 46 = 2,3 al año. Si, al contrario, hubiese crecimiento, y no aumentase el volumen de la deuda, podría ser esto: 110 PIB ---100 deuda --- proporción 90,91%; 60% (de 110) = 66; exceso 34; 1/20 anual de 34 = 1,70 al año.
2) Un ejemplo simple. Si tenemos un PIB de 100, con un volumen de deuda de 80, tendremos una proporción de 80% del PIB. Si subimos el PIB a 102, y dejamos el volumen de la deuda intacto en 80, descendería a 78,43% del PIB. Pero si debemos bajar directamente la proporción como mínimo en dos puntos, a 78%, entonces le corresponde un volumen de deuda de 79,56, por lo que es obligado reducirla mediante pago. Si el año siguiente obtenemos otro 2% de crecimiento y aplicamos la misma reducción tendremos: 104 PIB, proporción deuda 76% PIB, volumen deuda 79,04. Se quiere reducir no sólo la proporción sino el volumen. Si la redacción de la ley fuese: “A partir del momento en que la economía nacional alcance una tasa de crecimiento real de, al menos el 2% anual o genere empleo neto con un crecimiento de al menos el 2% anual, la ratio de deuda pública se reducirá anualmente, como mínimo, en esos mismos puntos porcentuales” quedaría bien clara la intención de disminución progresiva. Pero finaliza diciendo “como mínimo, en 2 puntos porcentuales del PIB”, es decir, que de alcanzar un crecimiento del 4%, ¿la obligación no sería reducir la proporción en al menos 4 puntos del PIB, sino en al menos 2? Puede que sea sólo una cuestión de afinar la redacción pero que la intención sea la progresiva.
10.- Para profundizar más en esta línea.
Los siguientes textos, todos seleccionados en Kaosenlared. No es “lo de siempre, lo de todos”.
“BCE, compra deuda al Estado. Gobierno de la agresión, dimisión. Ejes para evitar la bancarrota y la derrota” (25/07/2012) seleccionado como Destacado.
kaosenlared.net/especiales/e/elcapitalismoenbancarrota/item/25811-bce-compra-deuda-al-estado-gobierno-de-la-agresi%C3%B3n-dimisi%C3%B3n-ejes-para-evitar-la-bancarrota-y-la-derrota.html.
“El futuro del mundo se juega en Europa esta década. Campaña “2020: déficit 0, trabajadores ko, Cambio Climático 10”” (16/07/2012) seleccionado como Destacado
kaosenlared.net/especiales/e/elcapitalismoenbancarrota/item/24902-el-futuro-del-mundo-se-juega-en-europa-esta-d%C3%A9cada-campa%C3%B1a-%E2%80%9C2020-d%C3%A9ficit-0-trabajadores-ko-cambio-clim%C3%A1tico-10%E2%80%9D.html.
“La UE del capital. Nueva era, nuevo rumbo. Trabajadores europeos, unidos o derrotados. Nueva estrategia” 22 páginas (14/06/2012) Seleccionado como “Destacado”. Descargando el archivo pdf, tendréis acceso a libros y artículos que vengo publicando en Kaosenlared
kaosenlared.net/especiales/e/elcapitalismoenbancarrota/item/21552-la-ue-del-capital-nueva-era-nuevo-rumbo-trabajadores-europeos-unidos-o-derrotados-nueva-estrategia.html.
“[LIBRO] Trabajadores en bancarrota y riesgo de derrota. ¿Cómo evitarlas y fortalecernos? Una guía” 94 páginas. (3/03/2012), seleccionado como “Destacado”.
kaosenlared.net/especiales/e/elcapitalismoenbancarrota/item/9979-libro-trabajadores-en-bancarrota-y-riesgo-de-derrota-%C2%BFc%C3%B3mo-evitarlas-y-fortalecernos?-una-gu%C3%ADa.html.
“2016 déficit 0. La burguesía acelera para derrotar al proletariado. Por una campaña europea contra el déficit 0” 14 páginas (28/05/2012).
kaosenlared.net/especiales/e/elcapitalismoenbancarrota/item/19693-2016-d%C3%A9ficit-0-la-burgues%C3%ADa-acelera-para-derrotar-al-proletariado-por-una-campa%C3%B1a-europea-contra-el-d%C3%A9ficit-0.html.
Para acceder a más artículos y libros que vengo publicando en Kaosenlared, todos seleccionados: en el buscador Google (en Yahoo no sale): “Aurora Despierta” site:kaosenlared.net Y hacer clic en la primera dirección que pone: Aurora Despierta. Y dentro “Enlaces a mis artículos y ensayos” ... Os da acceso a mi página en Kaosenalred donde he metido los enlaces a los textos que voy publicando. O directamente kaosenlared.net/secciones/s2/izquierdaadebate/itemlist/user/1037.html También se va a mi sitio, haciendo clic en mi nombre si en este texto está en rojo
Palestina -como el año pasado lo fue Israel- ya no es solamente el teatro de conflictos nacionalistas, religiosos y guerreros sino también de movimientos de lucha de clases. Pero a estos los llamados medios de "información" no les dan apenas cobertura demostrando que la democracia censura tanto como las dictaduras descaradas.
Publicamos a continuación un artículo redactado por un compañero próximo que da cuenta y saca lecciones de las movilizaciones que vienen protagonizando los trabajadores y masas oprimidas en Palestina. Saludamos la iniciativa del compañero. En una región de brutal confrontación imperialista con los enormes sufrimientos que ello causa a la población, palabras como clase, proletariado, lucha social, autonomía del proletariado…, se ven sepultadas por las que expresan la criminalidad y la brutalidad del sistema capitalista: guerra, nacionalismo, rivalidades étnicas, choques religiosos etc. De ahí que, como subraya el compañero, estas movilizaciones tienen mucha importancia y deben ser conocidas y apreciadas por los proletarios de todos los países. Nos proponen solidaridades con naciones, pueblos, gobernantes, organizaciones de “liberación”, ¡hemos de rechazar esa solidaridad! Nuestra solidaridad solo puede tener como sujeto trabajadores y oprimidos de Palestina, Israel, Egipto, Túnez y de todo el mundo… SOLIDARIDAD DE CLASE CONTRA LA SOLIDARIDAD NACIONAL.
En una zona del mundo, Oriente Medio, acostumbrada a ser noticia por masacres y barbarie militarista; por las rivalidades entre distintos gángsteres imperialistas con la población civil como rehén; y por toda clase de odios y movimientos nacionalistas, étnicos y religiosos (que las potencias “democráticas” occidentales suelen crear, fomentar y publicitar según sus intereses, como en Libia o en Siria), mientras los titulares de la prensa burguesa eran ocupados los últimos días por los disturbios en los países musulmanes tras las caricaturas de Mahoma, poco o nada se ha dicho[1] de las grandes protestas y huelgas que han tenido lugar durante el mes de septiembre contra los efectos de la crisis capitalista internacional en las vidas del proletariado y capas oprimidas en los territorios palestinos de Cisjordania, descritas como las mayores protestas en años.
En el contexto de una situación a menudo desesperada, sometido a la ocupación militar, al bloqueo y al absoluto desprecio por su vida y su sufrimiento por parte del Estado israelí, el proletariado y la población sometida de los territorios palestinos, dadas las circunstancias, ha encontrado muy difícil escapar a las influencias tanto nacionalistas como islamistas, y a la tendencia a enrolarse, bajo distintas organizaciones, a la “resistencia militar” contra Israel (auténtico camino al martirio para miles de palestinos, dada la superioridad de la monstruosa maquinaria militar israelí). Es precisamente la lucha contra los efectos de la profunda crisis económica del capitalismo internacional la que abre la posibilidad a la reaparición de las luchas proletarias masivas a nivel mundial, y a la superación de las divisiones sectoriales, nacionales, étnicas o de otro tipo en el seno de la clase trabajadora, así como a la superación de las ilusiones y mistificaciones de todo tipo (ilusiones “democráticas” en el seno del capitalismo; de “liberación nacional”; etc.).
El desencadenante de la oleada de protestas y huelgas fue la declaración del gobierno del primer ministro Fayyad[2] de un incremento de los precios de los productos básicos (incluidos la comida y la gasolina). Este hecho ha sido la gota que ha colmado el vaso de un desencanto cada vez mayor de la población en Cisjordania hacia la Autoridad Palestina. Vista por la población de forma creciente como un nido de arribistas y corruptos, bajo cuyo paraguas actuarían toda una casta de capitalistas palestinos y foráneos, cuya personificación sería el mismo Fayyad[3]; con una pérdida de legitimidad por la ausencia de elecciones desde 2006 y por el conflicto con Hamás; e incapaz de solucionar los problemas de la extremadamente frágil y dependiente de donaciones exteriores economía palestina[4], ahogada a su vez tanto por la ocupación militar, como por el control exhaustivo que sobre importaciones y exportaciones, sobre los precios, la recaudación de impuestos, o los recursos naturales, ejerce Israel (acuerdos de París, el equivalente económico de los acuerdos de Oslo).
Ya durante el verano el malestar y las diversas protestas se han hecho evidentes. Por ejemplo, a finales de junio, una manifestación en Ramala tras el anuncio de una reunión entre el presidente Abbas y el viceprimer ministro israelí, Shauz Mofaz, derivó en una brutal represión por parte de la policía palestina[5]
Con una un paro masivo (un 57 % según la ONU, especialmente insoportable entre los jóvenes), y un coste de la vida que apenas da para comer a la mayoría, y con la gran parte de sectores populares descontentos (por ejemplo, a los 150.000 empleados públicos de la AP[6] se les adeudan salarios), el anuncio del incremento de precios el 1 de septiembre no hizo otra cosa que encender la mecha.
Desde el 4 de septiembre se suceden a diario manifestaciones masivas por una mejora de las condiciones de vida a lo largo de toda Cisjordania (Hebrón, Belén, Ramala, Jenín, etc). Las protestas también se dirigen contra el control israelí de la economía de la zona (acuerdos de París), pero es evidente que el descontento va bastante más allá de un sentimiento anti-israelí o nacionalista, sino que el eje central de la protestas son las condiciones de vida y de trabajo. En Ramala unos jóvenes corean «Antes luchábamos por Palestina, ahora luchamos por un saco de harina»[7]
Al comienzo de las protestas, en una clara lucha de poder con su rival Fayaad, Abbas muestra sus simpatías por la “primavera palestina”. Sin embargo el desarrollo de las protestas, en el que el malestar no se limita al gobierno de Fayaad o a los acuerdos de París, sino que se extiende contra la propia Autoridad Palestina, lleva a Fatah, que al inicio posiblemente pudiera haber sido un factor en la canalización y materialización de las protestas, a buscar el fin de estas a medida que van recrudeciéndose y extendiéndose[8].
Algo parecido puede decirse de Hamás, que muy probablemente haya aprovechado las movilizaciones para tratar de desestabilizar al actual gobierno de la AP, pero que la magnitud de estas, y el peligro de un contagio a la franja de Gaza, desde luego le han hecho recular.
En Nablús un manifestante declara. «Estamos aquí para decirle al gobierno que basta ya... Queremos un gobierno que viva como su pueblo vive y coma lo que su pueblo come»[9].
«Estamos cansados de oír hablar de reformas... gobierno tras gobierno... un ministro tras otro... y la corrupción no se va» reza un cartel en la localidad de Beit Jala[10].
En Jenin los manifestantes piden el establecimiento de un salario mínimo, la creación de puestos de trabajo para los desempleados y la disminución de las tasas universitarias[11].
El primer ministro Fayyad declara estar “preparado para dimitir”.
Las protestas masivas continúan, con cortes de carretera y enfrentamientos con la policía de la Autoridad Palestina. El día 10 de septiembre comienza una huelga general en el transporte convocada por los sindicatos. Participan de forma masiva taxistas, camioneros y conductores de autobús, afectados gravemente por la subida del precio de la gasolina. Numerosos sectores, como los empleados de guarderías, se suman a la huelga.
El movimiento va en aumento. El día 11 los estudiantes universitarios y de instituto hacen un paro de 24 horas en solidaridad con la huelga general[12].
Trabajadores de todas las universidades palestinas, junto con los estudiantes universitarios, convocan una huelga conjunta de 24 horas para el día 13[13].
Ante la situación, y tras reunirse con los sindicatos, el gobierno de Fayyad anuncia dar marcha atrás con la subida de precios anunciada, el pago de la mitad de los salarios adeudados de agosto a los funcionarios, y recortes en los salarios y privilegios de los políticos y altos funcionarios de la AP.
El día 14 el sindicato de transportes desconvoca la huelga por la existencia de “negociaciones constructivas” con la AP.
Las protestas masivas parecen calmarse al menos temporalmente, pero el malestar social no se ha apagado. Los sindicatos de funcionarios y de maestros anuncian movilizaciones con paros parciales a partir del día 17[14]. Los sindicatos de sanidad anuncian el 18 de septiembre que iniciaran protestas si sus reivindicaciones, tales como el aumento de plantilla o la mejora del sistema de movilidad y promoción de los trabajadores, siguen sin ser escuchadas por el gobierno[15].
Las protestas parecen haberse limitado a la zona controlada por la Autoridad Palestina, Cisjordania.
Más allá de los elementos concretos o particulares de este movimiento, su importancia estriba en lo sensible de la zona, escenario de sangrientos conflictos imperialistas (ya sea directamente entre Estados, o a través de peones[16], con la población civil sufriendo principalmente las consecuencias[17], y testigo del desarrollo de reaccionarios movimientos de influencia nacionalista o religiosa. Pero sobre todo, es importante subrayar que se producen claramente en un contexto de luchas similares tanto en la región como a nivel internacional. No debemos olvidar las grandes movilizaciones en Israel los últimos meses contra la carestía de la vida, que pese a sus debilidades e ilusiones “democráticas” pueden significar un primer paso importante en la ruptura de la “unidad nacional” en el militarizado Estado israelí; no debemos olvidar que fueron las grandes huelgas obreras a lo largo de Egipto las que dieron el impulso decisivo en la caída del protegido de EEUU, Mubarak[18].
El proletariado y las capas oprimidas de Palestina, y de todo el mundo, tienen que saber que su única esperanza de tener unas condiciones de vida y de trabajo dignas y una existencia en paz (que es realmente lo que la inmensa mayoría de la población palestina desea), pasa por el desarrollo de luchas masivas junto con todos los explotados de la región, por encima de las divisiones nacionales y religiosas. Romper la “unidad nacional” palestina y unificar sus luchas, en primer lugar, con la de los explotados y oprimidos en Israel, y con los de toda la región, es su arma más poderosa para debilitar y paralizar la mano asesina del Estado israelí y demás gángsteres imperialistas. La “resistencia armada”, es decir su sometimiento a los intereses de los distintos grupos nacionalistas o religiosos, sólo les lleva a la masacre y al sufrimiento sin fin, y a reforzar a los explotadores y ladrones palestinos.
Que no les quepa ninguna duda a los explotados palestinos y del mundo entero: si no luchan por sus propios intereses de clase contra el capitalismo, si se dejan arrastrar en “luchas de liberación nacional”, “racial” o de otro tipo; si se someten a los “intereses generales del país” (es decir, a los intereses generales de la burguesía y su Estado), el presente y el futuro que les espera bajo el sistema capitalista es el mismo que el ANC de Mandela le reserva a sus “hermanos” y “compatriotas” mineros: miseria, explotación y muerte[19].
Draba 23/09/12
[1] Algo ha aparecido en la prensa burguesa occidental, mientras llenaban interesadamente sus titulares con las protestas musulmanas, o publicitan a los “luchadores por la libertad” opositores a Al Assad en Siria. Muy poco en la prensa – y el poco centrado, como no, en la ocupación israelí- “antiimperialista” (sólo anti-USA y aliados, realmente) como la agencia cubana Prensa latina o la televisión estatal iraní Press tv, tan profusas en cuanto a movimientos de tipo nacionalista se refiere. Tampoco los foros de la izquierda y la extrema izquierda del capital (como en español la lahaine.org o kaosenlared.net, rebelion.org) han mostrado gran interés por los acontecimientos. Por lo visto la “solidaridad con el pueblo palestino” se limita a cuando esta sirve para respaldar los intereses diversos en el tablero imperialista mundial o a publicitar alguna causa patriotera. Cuando este lucha contra “su” propio gobierno, y rompe la “unidad nacional” para defender sus condiciones de vida, ya no merece ser publicitada
[2] Hombre del FMI, nombrado por Abbas en 2007 en el contexto de guerra con Hamás, bajo presión de EE.UU.
[3] https://www.aljazeera.com/opinions/2012/9/13/economic-exploitation-of-palestinians-flourishes-under-occupation/ [562] Si no se domina la lengua inglesa, los traductores online -tipo Google Traductor-, aunque lejos de ser perfectos, son una buena herramienta
[5]https://altahrir.wordpress.com/2012/07/01/ramallah-protesters-attacked-by-palestinian-authority-police/ [564]
[6] AP: Autoridad Palestina, es decir, el gobierno
[12] https://www.latimes.com/archives/blogs/world-now/story/2012-09-10/palestinians-protest-in-west-bank-cities-over-economy [569]
[16] No es ningún secreto que tanto Irán como Siria han tenido y tienen lazos con Hamás. Tampoco es ningún secreto que la Siria de Al Assad tiene a Rusia como principal aliado entre las grandes potencias imperialistas, y a Irán como principal aliado regional. También es un hecho que tanto Rusia e Irán, y también China, mantienen relaciones económicas y políticas estrechas con Estados latinoamericanos, como Brasil, Venezuela o Cuba
[17] No olvidemos, sin ir más lejos, que la guerra entre Hamás y Fatah por el control de la franja de Gaza en 2007 dejó numerosos víctimas y sufrimientos entre la población civil; daños colaterales de la “liberación nacional”... https://www.haaretz.com/2007-06-13/ty-article/human-rights-watch-condemns-hamas-fatah-for-war-crimes/0000017f-dc8f-db22-a17f-fcbf605a0000 [573]
https://libcom.org/article/palestinian-union-hit-all-sides [574]
[18] Ver Movimiento de indignados en España, Grecia e Israel, de las indignación a la preparación de combates de clase, en Revista Internacional nº147 /revista-internacional/201111/3264/movimiento-de-indignados-en-espana-grecia-e-israel-de-la-indignaci [540] y Comprendiendo el periodo: análisis de clase y los acontecimientos en el mundo árabe, /cci-online/201103/3079/que-esta-pasando-en-oriente-medio [575]
[19] Ver Masacre de Marikana, lecciones de la experiencia sudafricana en https://es.internationalism.org/node/3468 [542] y Matanza en Sudáfrica, la burguesía lanza a sus sindicatos y su policía contra la clase obrera https://es.internationalism.org/node/3453 [537]
¡La lucha de clases existe! La lucha de clase del proletariado tiene 3 dimensiones: IDEOLOGICA contra la ética, las falsas explicaciones, el productivismo y el inmediatismo que nos impone esta sociedad, contra la alienación y la búsqueda desesperada de un "éxito", fuente de millones de fracasos; POLITICA contra la política dominante, reaccionaria y opresora, por una política masiva y autónoma del proletariado ; ECONOMICA contra la explotación, los recortes, el paro, la miseria... Los medios de "comunicación" silencian los hechos, las facetas, de esas 3 luchas. Para contrarrestar con nuestros débiles medios esa desinformación publicamos un artículo de nuestra sección en Francia que recoge diversas luchas en el mundo. Agradecemos a un simpatizante la traducción del artículo.
Por todas partes, la clase obrera paga la cuenta de la aceleración de la crisis mundial del capitalismo a través de una terrible degradación de sus condiciones de vida y trabajo. Por todas partes, sufre los bastonazos de los ataques de cada burguesía nacional: empobrecimiento, caída de los salarios, desempleo masivo, planes de despidos, precariedad, reducción de los presupuestos sociales… Pese al impacto de la ideología democrática, las maniobras de división, el encuadramiento sindical de sus luchas, la represión directa como en Sudáfrica, y los múltiples obstáculos que levanta la burguesía , la clase obrera no renuncia. Al contrario, tiende a mostrar su unidad y su solidaridad.
Con el fin de contribuir a romper el aislamiento y el apagón que los medios hacen pesar sobre las luchas del proletariado, deseamos poner de relieve algunas de las recientes y significativas movilizaciones del proletariado mundial que dan prueba del carácter internacional de la lucha de clase.
Cuando el Gobierno Rajoy decide suprimir la ayuda del Estado al sector del carbón, preludio del próximo cierre de todas las minas que quedan, y mientras que se anuncian nuevas medidas de austeridad dictadas por la UE , los principales sindicatos (CCOO, UGT) organizaron, para contrarrestar la movilización masiva de los 30.000 mineros en huelga desde el mes de mayo, una marcha sobre Madrid, el 11 de julio. Debía servir de entierro de primera clase al movimiento de los mineros. Pero otros trabajadores se incorporaron a esta marcha en busca de solidaridad. En los días siguientes, trabajadores del sector público, y también del sector privado, se agruparon espontáneamente para manifestarse delante de las sedes de los partidos burgueses, fuera del marco sindical. La clase obrera está pues asimilando sus combates previos para poner la unificación y la solidaridad en el centro de sus luchas[1].
En este otro país en el centro de la tormenta europea, donde los planes de rigor se suceden a un ritmo desenfrenado y donde el desempleo afecta oficialmente 15 % de la población, una huelga de los estibadores paralizó los principales puertos el 14 de agosto (en particular, los de Lisboa Aveiro, Figueira DA Foz, Setubal y Sines) para protestar contra un proyecto del Gobierno de establecer contratos de trabajo temporales o intermitentes y favorecer la precarización de los empleos. La mitad de los asalariados del sector portuario corren así el riesgo de perder su trabajo[2].
Alrededor del 10 % de los 6.515 empleados del sector petrolífero se habían puesto en huelga el 24 de junio para reclamar subidas de salarios y el derecho a jubilarse a los 62 años. Noruega es el primer productor de petróleo y gas natural en Europa y constituye la 8ª economía industrial del mundo. Esgrimiendo -al lado de los grandes grupos petrolíferos-, la amenaza del bloqueo al acceso de las plataformas extraterritoriales en el Mar del Norte, el Gobierno “laborista” decretó al cabo de 15 días, el 7 de julio, el final de la huelga convocando una comisión de arbitraje. Esta maniobra se realizó seguida de una odiosa campaña ideológica que presentaba a los obreros del sector petrolífero como “afortunados” y “privilegiados”, mientras que sus condiciones de trabajo, bautizadas “antecámara del infierno”, están entre las más dolorosas y peligrosas del mundo, exponiéndolos durante numerosas horas al frío o a las tormentas. A pesar de sus protestas de pura forma y la amenaza de reanudar la huelga en algunos meses, los sindicatos, llamaron a los obreros a la incorporación inmediata al trabajo.
Los empleados del metro de Buenos Aires hicieron huelga durante 10 días, paralizando la actividad de la capital del 3 al 13 de agosto. Se trata de la más larga huelga del metro argentino desde su creación en 1913. Los asalariados pedían una subida de salario de 28% mientras que la subida anual del coste de la vida galopa al 25% anual. Al final, los sindicatos pidieron a los trabajadores que suspendieran su huelga, después de la “concesión” de un aumento de salario limitado a 23 %. Pero este conflicto sobre un terreno reivindicativo fue sobre todo explotado y desvirtuado por la burguesía y sus medios de comunicación, por una parte, para intentar dividir a los obreros entre empleados y usuarios del metro y, por otra parte, para polarizar la atención del público sobre ”la pelea de familia” entre la Presidenta Cristina Kirchner de “centro izquierda” y el alcalde de “derecha” de Buenos Aires, Mauricio Macri. Éste había firmado en enero pasado un acuerdo de principio para asumir la gestión del metro, que hasta entonces estaba a cargo del Estado. Inmediatamente después, decide duplicar la tarifa de los billetes de transporte. A continuación, el Sr. Macri, alegando el incumplimiento por el Estado de varias cláusulas del contrato y, en particular, el mal estado de los vagones y la ausencia de mantenimiento de la red, decidió renunciar a la gestión del metro. El Gobierno entonces hizo adoptar al Congreso una ley que transfería a la ciudad la gestión de la red, mientras que el Parlamento autónomo de la capital votaba por su parte una ley que transfería la administración del metro al Estado. Y son los trabajadores, no solamente los empleados del metro, sino todos los proletarios usuarios de los transportes públicos, los que pagaron los gastos de esta guerra entre dos clanes burgueses, con la complicidad activa de los sindicatos y su sucio trabajo de división.
El sector de los transportes es un sector crucial para el capitalismo. Por esta razón, el transporte aéreo tiene un gran significado. Un movimiento de huelga lanzado por el personal de cabina de la compañía aérea nacional, Turkish Airlines, paralizó 29 y 30 de mayo, el gran aeropuerto de Estambul, con centenares de vuelos cancelados e importantes retrasos. ¡La duración del trabajo en el sector de los transportes aéreos puede ascender a 16 ó 18 horas al día en Turquía! Algunas compañías hasta obligan a las tripulaciones a dormir en la misma habitación para reducir el coste laboral cuando están fuera de su residencia. Así pues, los equipos tienen que trabajar durante muchas horas habiendo dormido solo 2 ó 3 horas, lo que supone el menosprecio de su salud, su vida social y sus necesidades humanas. Antes de que la huelga se declarara, el Ministro de Industria había lanzado una verdadera provocación amenazando con prohibir el derecho de huelga “en sectores estratégicos como los transportes”. Los sindicatos, que no habían hecho nada cuando se despidió a cientos de trabajadores en el aeropuerto Sabiha Gokeen en Estambul, o cuando se les obligaba a trabajar aún más horas por salarios de miseria, dirigieron un mensaje “urgente” a los trabajadores llamándolos “a ejercer su derecho de huelga”. Y los trabajadores desencadenaron efectivamente una huelga “ilegal” el 29 de mayo, lo que sirvió de pretexto a los despidos por Turkish Airlines. Así pues, un piquete de 305 huelguistas, esencialmente mujeres, recibían este SMS en su teléfono móvil comunicándoles simplemente: “su contrato de trabajo ha sido anulado”. Todo eso demuestra que la buguesía hizo estos ataques mano a mano con los sindicatos.
Era necesario, que los trabajadores, lucharan no sólo contra la administración de Turkish Airlines y el Gobierno, sino también contra los sindicatos de los cuales eran miembros. Así pues, la Asociación del 29 de mayo, formada por los trabajadores de las compañías aéreas como órgano de lucha independiente de los sindicatos, declaró, tal como hizo la Plataforma de los Obreros en lucha que surgió a raíz de la lucha de Tekel[3] : «la administración del sindicato Hava-Is, de la cual somos miembros, desempeñó un gran papel en el hecho de que esta protesta justificada se haya declarado “ilegal” sin asumir ni siquiera la responsabilidad de una acción a la cual ellos mismos habían llamado. Los dueños de Turkish Airlines pensaban por supuesto obtener beneficio de esta situación para eliminar empleados y volverlos casi esclavos. ¿Es que la administración de Havas-Is tenía tan poca experiencia que no podía prever lo que iba a pasar cuándo dejó a cientos de sus miembros solos ante la administración de Turkish Airlines? Qué clase de mentalidad sindical refleja eso?”
La izquierda burguesa hizo una campaña lamentando la falta de apoyo de los trabajadores al Presidente del sindicato y al mismo tiempo presentaba a la Asociación del 29 de mayo como los que rompieron la lucha. Por el contrario, haciendo hincapié en la importancia de la solidaridad, la Asociación del 29 de mayo no dejó de intentar extender la lucha para defender los intereses de la clase obrera entera y por la organización de asambleas abiertas a todos los proletarios.
Más de 23.000 asalariados de la mayor empresa de industrias textiles de Egipto se pusieron en huelga, el domingo 15 de julio, reclamando una revalorización de sus salarios. La fábrica de la sociedad nacional Mirs Spinning and Weaving, en Mahalla en el delta del Nilo, ya conoció en 2006-2008 manifestaciones que desencadenaron una ola de huelgas a través del país[4], considerada por muchos como el catalizador del levantamiento que consiguió la caída de Hosni Moubarak en febrero de 2011. Siete mil huelguistas de Mirs Spinning and Weaving organizaron una ocupación de la fábrica reclamando una subida de los salarios básicos, la destitución de los responsables corrompidos y la mejora de las condiciones del hospital de la empresa. Numerosos asalariados egipcios, animados por el levantamiento de principios de 2011, hicieron huelga estos últimos meses con la esperanza de obtener aumentos y una mejora de sus condiciones de trabajo. La mayor parte de estos movimientos sociales finalizaron, pero siguen observándose algunos paros de vez en cuando. Se producen manifestaciones delante del palacio presidencial en El Cairo desde la elección de Mohamed Morsi, miembro de los Hermanos Musulmanes. Muchas de estas asambleas se refieren a las cuestiones salariales y de desempleo.
Túnez
La ciudad de Sidi Bouzid, cuna de la “primavera árabe”[5] y del movimiento que condujo a la caída del Presidente Ben Ali, conoció el martes 14 de agosto una huelga general ampliamente seguida y una manifestación “para la libertad de expresión y contra la represión”, que reunió alrededor de 2000 personas: los manifestantes reclamaban la liberación de una cuarentena de personas detenidas en la región desde finales de julio en las manifestaciones contra las dificultades sociales y los cortes de agua y electricidad. La población local, y sobre todo, la de la cuenca minera esperan aun la ayuda prometida. Están los que que esperan el pago de indemnizaciones a los familiares de las víctimas del levantamiento de enero de 2011. Están también los que no soportan más los cortes de agua o electricidad frecuentes y los que se desesperan de estar en el paro. Es la miseria y el desempleo que por otra parte estuvo en el centro del levantamiento de diciembre de 2010. Desde, entonces la situación no ha cambiado y tanto las manifestaciones como los conflictos sociales se han multiplicado en estas últimas semanas en el país, ante un Gobierno dominado por los islamistas de Ennahda. Una manifestación que reunía varios millares de personas tuvo también lugar en Túnez el 13 de agosto por la protección de los derechos de las mujeres.
Arno, 31 de agosto
[1] Ver nuestra hoja El peor ataque a nuestras condiciones de vida (hasta la fecha): ¿Adonde vamos a parar? ¿Cómo podemos responder? https://es.internationalism.org/node/3423 [577] y Rápidas reflexiones sobre el conflicto minero y la situación actual dentro de https://es.internationalism.org/node/3424 [578]
[2] En la semana del 15 al 22 de septiembre se han sucedido las manifestaciones convocadas fuera de sindicatos y partidos, un poco al estilo 15 – M, que han mostrado un fuerte rechazo a la medida impuesta por el gobierno de reducir todos los sueldos un 7% mensual. Parece incluso que el gobierno ha retrocedido aunque no tenemos suficiente información ni sobre los orígenes y la experiencia de este movimiento ni tampoco si este retroceso ha sido una maniobra para mejor atacar a continuación
[3] Sobre esta lucha que fue muy interesante ver Huelgas en Tekel (Turquía): ¿cómo podemos organizar nuestra lucha fuera de los sindicatos? /cci-online/201008/2927/huelgas-en-tekel-turquia-como-podemos-organizar-nuestras-luchas-sin-los-sindi [145]
[4] Ver Egipto, el germen de la huelga de masas, /content/1915/egipto-el-germen-de-la-huelga-de-masas [249]
[5] Ver Comprendiendo el periodo: análisis de clase y los acontecimientos de la primavera árabe /cci-online/201103/3079/que-esta-pasando-en-oriente-medio [575]
Los problemas y sufrimientos enormes que el capitalismo está causando a la humanidad NO TIENEN NINGUNA SOLUCION A NIVEL NACIONAL O MEDIANTE UN CAMBIO DE GOBIERNO, solo tienen una SOLUCION MUNDIAL Y REVOLUCIONARIA. Para ir hacia a ella aunque queda un muy largo camino por recorrer hay que ver cómo va la lucha de clases a nivel mundial, qué experiencias se dan, qué errores se comenten, qué trampas nos tienden etc. Publicamos aquí un artículo de nuestra sección en GB que recoge noticia y lecciones de luchas en Portugal, España, Italia, Grecia... Agradecemos el trabajo de traducción de una compañera.
El 15 de septiembre, 700.000 personas irrumpen en las calles de Lisboa y otros 30 pueblos y ciudades de Portugal para manifestarse contra las políticas de austeridad del nuevo Gobierno de Pedro Coelho. El 7% de aumento del TSU – Tasa Social Única – para los trabajadores, junto con una reducción de 5,75% en las contribuciones de las empresas, estaba detrás de este brote espontáneo de ira que marginó a los sindicatos oficiales. La manifestación se había organizado en gran parte a través de las redes sociales. Ante la escala masiva de esas manifestaciones, el Gobierno parecía que se retiraba temporalmente. Pero no había que hacerse ilusiones: sólo se trataba de regresar después y de forma más efectiva, con las mismas medidas, y además, con la asistencia de los sindicatos como la CGTP (Confederación General de trabajadores portugueses), que esta vez estaban en mejor situación para ocupar el terreno, como lo habían venido haciendo durante más de un año aportando su propia contribución para imponer las medidas de austeridad. La CGTP reaccionó rápido para recuperar el control del movimiento. Se pidió inmediatamente una nueva manifestación vigilada por sus dirigentes y bajo sus propios lemas para el 29 de septiembre... una manifestación que fue mucho menos concurrida.
En Grecia, tras la tercera huelga general convocada por los sindicatos, en particular por el PAME (Frente Militante de Todos los Trabajadores), hubo nuevas manifestaciones el 26 de septiembre en Salónica y Atenas, ganando a más de 30.000 trabajadores. La furia era tal que una vez más se vieron enfrentamientos violentos con la policía, incluso entre policías en huelga y otras fuerzas del orden!
En España, decenas de miles de manifestantes llegaron a expresar su rabia el 25 de septiembre frente a un Parlamento protegido por unos 2.000 agentes de la policía. Hubo brotes de salvaje violencia policial "como en los días de Franco" según muchos testigos. 5 días más tarde, el 29 de septiembre, nuevamente fue rodeado el Parlamento.
En Italia, 30.000 funcionarios salieron a las calles de Roma el 28 de septiembre para protestar contra una nueva serie de medidas de austeridad con las pensiones y la "reclasificación" de los puestos de trabajo.
En definitiva, en la última semana de septiembre se ha visto un aumento de la cólera en varios países europeos en respuesta a la brutalidad de los ataques y la interminable sucesión de planes de austeridad.
Gobiernos, Partidos de Oposición y Sindicatos echan la culpa de estas medidas a la famosa Troika compuesta por la Unión Europea, el Banco Central Europeo y el FMI. Quieren hacernos creer que el problema de la crisis puede ser resuelto país por país y tratan de transmitirnos la ilusión de que todo el mundo no está en el mismo barco, que algunos países pueden evitar lo peor, que pueden hacer que su economía avance nuevamente si hacen el esfuerzo necesario. La presentación de informes sobre la situación económica de los PIGS (Portugal, Italia, Grecia y España) tiene el objetivo de reforzar la falsa idea de que las cosas no están tan mal en Gran Bretaña o Francia, países que de hecho están realizando el mismo tipo de ataques a nuestras condiciones laborales y vitales. Y éste es el destino de la clase trabajadora en todo el mundo: agravamiento de la explotación, aumento de la lucha por sobrevivir y más represión ante la rebelión.
La burguesía hace todo lo posible para evitar que nos concienciemos que los trabajadores sufrimos ataques en todas partes, para bloquear el desarrollo de la comprensión de que pertenecemos a una clase internacional. Esta es la razón por la que en los medios de comunicación hay muy pocas noticias acerca de los movimientos de resistencia contra la austeridad, a menos que sean demasiado grandes para ocultarlos. Y luego enfocan nuestra atención sobre imágenes de violencia o sobre una u otra debilidad del movimiento. Y por eso lo más importante para nosotros, los explotados, es mirar más allá de las fronteras, para discutir sobre estas experiencias, estas luchas pasadas y presentes y extraer las lecciones para las luchas que se avecinan.
Desde hace más de 40 años, el capitalismo mundial está en crisis. Cada vez que esta se manifestaba abiertamente nos decían que había una salida si hacíamos sacrificios, “Las cosas estarán mejor mañana si nos sacrificamos hoy”, era la cantinela que siempre repetían y que hoy siguen repitiendo. ¡No podemos hacerles caso! Cada sacrificio abre la puerta al siguiente y siempre las cosas van a peor. No hay ningún futuro radiante bajo el capitalismo, este sistema solo puede ofrecernos la pobreza y la miseria. No es simplemente una cuestión de las malas intenciones de los dirigentes o del estado. Es la quiebra del sistema que le impregna con su lógica implacable[1].
A pesar de la creciente ira, expresada por cada vez más frecuentes enfrentamientos con la policía, las “jornadas de acción” que convocan los sindicatos han demostrado ser inútiles. Durante décadas hemos visto que este tipo de 'acción' sirve como un medio para contener la lucha de clases, y alineándonos detrás de banderas sindicales, nos dividen en diferentes sectores, y nos atrapan entre las filas de la policía y los megáfonos de los Sindicatos para evitar cualquier discusión real y, por tanto, la verdadera preparación de la lucha.
La clase obrera más o menos sabe esto, pero si no muestra consciente y masivamente un clara comprensión de que tiene que hacerse cargo de sus propias luchas, presentando sus propias demandas, cualquier avance en el movimiento no llegará a nada.
Aquí el ejemplo de España es muy llamativo. El año pasado, el movimiento de los Indignados fue una demostración real y potente de la voluntad de la población y de la clase obrera a presentarse juntos de una manera colectiva, fuera de los sindicatos, para buscar y discutir la manera de luchar contra los ataques y expresar el disgusto con las miserables condiciones impuestas por el Estado español. El aspecto más significativo fue la creación de espacios para la discusión en la calle a través de un gran número de asambleas generales, abiertas a todos y a todas las luchas que se está librando en todo el mundo. En España, cuando un trabajador del 'extranjero' tomaba el micrófono para llevar su solidaridad al movimiento y a veces para describir lo que estaba sucediendo en su país, la simpatía era inmediata y palpable, la acogida cálida y entusiasta. En ese momento había pocas banderas nacionales o regionales a la vista y quienes querían limitar la lucha a la demanda de independencia regional no eran especialmente bienvenidos; en cualquier caso sus discursos no eran ampliamente apoyados. Y el movimiento de los Indignados no se encerró dentro de las fronteras de España. Tuvo seguidores en muchos países desde Israel a Estados Unidos y el Reino Unido con el movimiento “Occupy”.
La burguesía misma es consciente del peligro potencial de la maduración de ideas tan “ridículas” en las mentes de los explotados: desde su punto de vista, nunca es bueno que surjan sentimientos de solidaridad en el transcurso de las luchas obreras, sobre todo cuando esto sucede a escala internacional. Ahora estamos viendo una contraofensiva de la burguesía, encaminada a inculcar el veneno del nacionalismo y regionalismo en toda la clase trabajadora. En consecuencia, durante el 15 de septiembre, el llamado día de acción de la 'Cumbre social' (CCOO, UGT[2] y otros 200 grupos) en Madrid, se propuso el lema "no dejemos que arruinen el país". El 25 de septiembre un paraguas de organizaciones conformada por toda una serie de grupos de la izquierda clásica del capital desde el PC a sectores desgajados del movimiento del 15 M, organizó una acción para protestar "contra el secuestro de la soberanía nacional por los mercados" delante de la cámara de diputados. Todo esto terminó en enfrentamientos con la policía (donde la provocación por elementos infiltrados era obvia)[3]. Al día siguiente, los sindicatos más radicales (como la CGT y la CNT[4]), junto a los sindicatos nacionalistas como ELA, LAB, etc.[5], llamaron a otra huelga general en algunos lugares del Estado y en otros a un día de lucha. En otras palabras, convocaron a los trabajadores a luchar por intereses nacionalistas, que no son los suyos. El peligro real y grave de este tipo de reivindicación fue subrayado por el hecho de que el 11 de septiembre hubo un millón personas que participaron en una manifestación nacionalista catalana[6].
Lo más prometedor del movimiento de Indignados y las discusiones que tuvieron lugar dentro de él era la esperanza de un mundo diferente[7]. Esta esperanza, esta confianza en sí misma que la clase trabajadora necesita desarrollar, son poderosas palancas para salir de las trampas que nos tiende una burguesía desesperada. Esto hará posible ir más allá de actuaciones que sólo pueden terminar en desmoralización.
Esto no vendrá con una varita mágica sino con un profundo entendimiento de que la única perspectiva para la humanidad es la ofrecida por una clase trabajadora que está unida internacionalmente y que avanza hacia el derrocamiento de este orden social decadente. La gravedad de la crisis trae consigo una enorme cantidad de ira, pero también tiene un aspecto evidente: deja claro que se trata no de vencer a uno u otro gobernante, expulsando a este o aquél Ministro, sino de un cambio radical en el sistema, de una lucha para liberar a toda la humanidad de las cadenas de la explotación.
¿Seremos capaces de hacerlo? ¿Nosotros, la clase obrera, podemos realizar esa tarea? ¿Cómo podríamos conseguirlo? Dado que el capitalismo no puede ofrecernos nada más que la barbarie, nos planteamos todas estas preguntas en nuestras mentes, de forma consciente o no. El proletariado tiene capacidad para unirse, para hacer de la solidaridad algo real, pero el camino es difícil y no sigue una línea recta, como Karl Marx señaló en los primeros años del movimiento de los trabajadores:
«Las revoluciones proletarias como las del siglo XIX, se critican constantemente a sí mismas, se interrumpen continuamente en su propia marcha, vuelven sobre lo que parecía terminado, para comenzarlo de nuevo, se burlan concienzuda y cruelmente de las indecisiones, de los lados flojos y de la mezquindad de sus primeros intentos, parece que sólo derriban a su adversario para que éste saque de la tierra nuevas fuerzas y vuelva a levantarse más gigantesco frente a ellas, retroceden constantemente aterradas ante la vaga enormidad de sus propios fines, hasta que se crea una situación que no permite volverse atrás y las circunstancias mismas gritan: Hic Rhodus, hic salta!»
Wilma 28/09/12
[1] Bajo el título ¿podría decir una mentira más grande?, tenemos que poner el último editorial del periódico 'revolucionario' Lucha obrera, que dice que la crisis no existe que todo es un montaje para que los empresarios se llenen los bolsillos.
[2] El CCOO (Comisiones Obreras) y la UGT (Unión General de Trabajadores) son los sindicatos mayoritarios en España. El primero está vinculado al Partido Comunista, el segundo a los socialistas
[3] Ver 15 S, 25 S y 26 S, movilizaciones desmovilizadoras y desmoralizadoras, /accion-proletaria/201210/3495/15s-25-s-26s-movilizaciones-desmovilizadoras-y-desmoralizadoras [580]
[4] La CGT en España es un sindicato anarquista, una escisión de la histórica CNT
[5] ELA y LAB son dos sindicatos nacionalistas vascos: el primero es 'moderado' (originalmente creado para contrarrestar los sindicatos 'marxista y anarquista'; el segundo es parte de la izquierda abertzale (patriota)
[6] Ver España y Cataluña: dos patrias para imponer la miseria, https://es.internationalism.org/node/3482 [581]
[7] Para un balance crítico del movimiento de indignados, el Occupy etc, ver nuestra hoja internacional 2011 De la indignación a la esperanza, https://es.internationalism.org/node/3482 [581]
¿Porqué este título hoy? No es un poquito anacrónico? Después de todo, estamos en el siglo XXI. ¿Es que los derechos de la mujer, no están reconocidos en una profusión de solemnes declaraciones en todo el mundo?
En realidad, la cuestión del sufrimiento de las mujeres en una sociedad que todavía es fundamentalmente patriarcal, continúa siendo de la mayor importancia[1]. En todo el mundo, la violencia doméstica, la mutilación genital ritual, las ideologías reaccionarias y anticuadas como el fundamentalismo religioso, continúan vigentes e incluso aumentan[2].
Lo que los socialistas del siglo XIX llamaron “la cuestión de la mujer” sigue planteada hasta el día de hoy: ¿cómo crear una sociedad donde las mujeres no sufran más este tipo de opresión? ¿Y cuál debería ser la actitud de los revolucionarios comunistas hacia "la lucha de la mujer"?
Una cosa hay que decir desde el principio: la sociedad capitalista ha sentado las bases para el cambio más radical que la sociedad humana ha visto jamás. Todas las sociedades anteriores, sin excepción, se basaron en la división sexual del trabajo. Las mujeres, cualquiera que fuera su naturaleza de clase, y sin importar que su situación en ellas fuera más o menos favorable, tenían reservadas ciertas ocupaciones y otras se dedicaban a los hombres. Las ocupaciones de hombres y mujeres podían variar de una sociedad a otra, pero el hecho de esta división era universal. No podemos estudiar aquí en profundidad por qué esto ha sido así: baste decir que la división probablemente se remonta a los albores de la humanidad y que se originó en las dificultades del parto. Por primera vez en la historia, el capitalismo tiende a eliminar esta división. Desde el principio, el capitalismo transforma el trabajo en trabajo abstracto. Donde antes existía el trabajo concreto del campesino o artesano, regulada por los gremios o el derecho consuetudinario, ahora no hay nada más que la fuerza de trabajo, representada por hora o por trabajo a destajo: quién hace realmente el trabajo es irrelevante. Dado que las mujeres cobraban menos, reemplazaron el trabajo masculino en las fábricas – este fue el caso, por ejemplo, de los tejedores en el siglo XVIII. Con el desarrollo de la maquinaria, el trabajo exige cada vez menos fuerza física, y la fuerza de trabajo humano se sustituirá por la mayor potencia de la máquina. Hoy, el número de empleos que todavía requieren fuerza física masculina es muy limitado, y más y más mujeres están entrando en dominios que habían sido reservados para los hombres. Los viejos prejuicios irracionales sobre las mujeres están desapareciendo y cada vez más mujeres están presentes en profesiones científicas y médicas que sólo se creían convenientes para el hombre, supuestamente más "racional".
La entrada masiva de mujeres en el mundo del trabajo asociado[3] tiene dos consecuencias potencialmente revolucionarias
Bajo el capitalismo, en el tránsito entre los siglos XIX y XX, la demanda para participar en la vida pública no se limitaba a las mujeres trabajadoras. Las mujeres de las clases medias y superiores también reclamaban la igualdad de derechos y el derecho al voto en particular. Esto planteaba un problema en el movimiento de los trabajadores, el de qué actitud debían adoptar hacia los movimientos feministas. Mientras que el movimiento obrero se oponía a toda opresión de las mujeres, los movimientos feministas – porque se planteó la cuestión desde el punto de vista del sexo no de clase – negaban la necesidad de un derrocamiento revolucionario del orden existente por una clase social conformada por hombres y mujeres: el proletariado. Mutatis mutandis, la misma pregunta se plantea hoy en día: ¿qué actitud deben adoptar los revolucionarios hacia el movimiento de liberación de la mujer?
En un artículo sobre la lucha por el sufragio femenino publicada en 1912, la revolucionaria Rosa Luxemburgo hizo una clara distinción entre las mujeres de la clase dirigente y las mujeres proletarias: «La mayoría de estas mujeres burguesas, que actúan como leonas en la lucha contra los «privilegios masculinos», se alinearían como dóciles corderitos en las filas de la reacción conservadora y clerical si tuvieran derecho al voto. (...) Económica y socialmente, las mujeres de las clases explotadoras no son un sector independiente de la población. Su única función social es la de ser instrumentos para la reproducción natural de las clases dominantes. Por el contrario, las mujeres del proletariado son económicamente independientes y socialmente tan productivas como el hombre.»[4]. Luxemburgo hace una clara distinción entre la lucha por el voto de las mujeres de la clase trabajadora y la de la mujer burguesa. Ella insiste, además, que la lucha por los derechos de las mujeres es una cuestión para toda la clase trabajadora: «el objetivo es el sufragio femenino. Pero el movimiento de masas que se tiene que llevar a cabo no es una tareas para las mujeres solas, sino que es una preocupación común de la clase para mujeres y hombres del proletariado»
El rechazo del feminismo burgués fue evidente para la bolchevique Aleksandra Kollontai, quien en 1908 publicó La base social de la cuestión de la mujer: «El instinto de clase – digan lo que digan las feministas – siempre se muestra más poderoso que los nobles entusiasmos de políticas 'más allá de las clases’. Mientras la mujer burguesa y sus 'hermanas menores' son iguales en su desigualdad, la primera puede, con completa sinceridad, hacer grandes esfuerzos para defender los intereses generales de la mujer. Pero una vez que la barrera se ha roto y la mujer burguesa ha tenido acceso a la actividad política, los nuevos defensores de los 'derechos de las mujeres' se convierten en defensores entusiastas de los privilegios de su clase (...) Así, cuando las feministas hablan a las mujeres que trabajan sobre la necesidad de una lucha común para lograr algunos “principios básicos para la mujer”, las mujeres de la clase trabajadora son naturalmente desconfiadas»[5]
La I Guerra Mundial demostró que esta desconfianza descrita por Luxemburgo y Kollontai estaba totalmente justificada. Con el estallido de la guerra, el movimiento sufragista (movimiento por los derechos de voto de las mujeres) en Gran Bretaña se dividió en dos: por un lado estaban las feministas lideradas por Emmeline Pankhurst y su hija Christabel que dieron su apoyo incondicional a la guerra y el Gobierno; por otro lado estaba su otra hija Sylvia Pankhurst en Gran Bretaña y su hermana Adela en Australia, que se separó del movimiento feminista para defender una posición internacionalista. Durante la guerra, Sylvia Pankhurst abandonó poco a poco toda referencia al feminismo: su "Federación del sufragio femenino" se convirtió en la "Federación del sufragio de los trabajadores" en 1916, y en 1917 su periódico llamado El Dreadnought feminista cambió su nombre para convertirse en el El Dreadnought obrero[6]
Luxemburgo y Kollontai aceptan que las luchas de las feministas y de las mujeres trabajadoras pueden encontrarse de vez en cuando en un terreno común y compartirlo, pero las trabajadoras no deberían diluir sus luchas en el movimiento feminista solamente sobre la base de "derechos de la mujer". Nos parece que los revolucionarios deberían adoptar la misma actitud hoy, por supuesto adaptada a las condiciones de nuestra época actual.
Queremos concluir con algunas reflexiones sobre la "igualdad" como exigencia para las mujeres. Porque el capitalismo trata la fuerza de trabajo como una abstracción contable, su visión de la igualdad también es una abstracción: "la igualdad de derechos". Pero, como cada persona es diferente, la igualdad ante la ley rápidamente se convierte en desigualdad, en la realidad[7]. Desde Marx, los comunistas nunca han exigido "igualdad social". Por el contrario, el lema de la sociedad comunista es: "De cada uno según sus capacidad, a cada uno según sus necesidad". Y las mujeres tienen una necesidad que los hombres nunca tendrán: parir hijos.
Por lo tanto, cada mujer debería tener la posibilidad de traer a sus hijos al mundo y de cuidar de ellos durante sus primeros años, sin contradecir su independencia o su plena participación en todos los aspectos de la vida social. Se trata de una necesidad, una necesidad física, que la sociedad debe apoyar; es una capacidad de la mujer que a la sociedad le interesa alentar, pues de ello depende el futuro de la sociedad[8]. Así pues, es bastante fácil ver que una sociedad verdaderamente humana, una sociedad comunista, no intentará imponer una "igualdad abstracta" para la mujer, ya que de hecho sólo sería una desigualdad. Al contrario, intentará integrar esta capacidad específica de las mujeres en la actividad social en su conjunto, al mismo tiempo que completa un proceso que el capitalismo no pudo más que iniciar, y así finalizará por primera vez en la historia la división sexual del trabajo.
Jens
[1]Según una encuesta nacional francesa sobre violencia contra la mujer, publicado en el año 2000, «en 1999, más de 1,5 millones de mujeres se han enfrentado a una situación de violencia verbal, física o sexual. En 1999, 1 de 20 mujeres ha sufrido agresiones físicas, desde golpes a intento de asesinato, [mientras] 1.2% fueron víctimas de agresión sexual, desde acoso sexual a violación. Esta cifra se eleva a 2,2% en el grupo de edad de 20-24»(cf. http: / / www.sosfemmes.com/violences/violences_chiffres.htm [582])
[2]Para tomar sólo un ejemplo, según un artículo publicado en 2008 por Human Rights Watch, Estados Unidos fue testigo de un dramático aumento en la violencia contra la mujer durante los dos años anteriores. Ver (cf. http: / / www.hrw.org/news/2008/12/18/us-soaring-rates-rape-and-violence-against-w... [583])
[3]Huelga decir que las mujeres siempre han trabajado. Pero en las sociedades de clase antes de capitalismo, su trabajo se mantuvo esencialmente en el dominio privado, doméstico
[4] "El voto femenino y la lucha de clases [584]".
[5]https://Marxists.org/Archive/kollonta/1909/social-basis.htm [585] [1]. Las "hermanas menores" fue el término condescendiente utilizado por las feministas para referirse a las mujeres de la clase obrera
[6] Dreadnought: acorazado.
[7] «El derecho sólo puede consistir, por naturaleza, en la aplicación de una medida igual; pero los individuos desiguales (y no serían distintos individuos si no fuesen desiguales) sólo pueden medirse por la misma medida siempre y cuando que se les coloque bajo un mismo punto de vista y se les mire solamente en un aspecto determinado; por ejemplo, en el caso dado, sólo en cuanto obreros, y no se vea en ellos ninguna otra cosa, es decir, se prescinda de todo lo demás» Marx: "Crítica al Programa de Ghota [586]".
[8] Obviamente estamos hablando en términos generales. No todas las mujeres sienten estas necesidad o no la sienten en la misma medida.
Tanto la derecha como la izquierda han llenado de alabanzas a Santiago Carrillo presentándolo como un líder político que supo aparcar su ideología por "el bien de España". Tienen razón: el único interés de Carrillo era España y su ideología supuestamente "comunista" constituía un medio de servir a España, o sea, al Capital
Hemos asistido durante las últimas semanas a la canonización de este siniestro personaje por parte de la clase dominante, y la verdad es que no le faltan méritos para ocupar uno de los lugares más altos en el santoral del capitalismo español.
A principios de los años treinta del siglo pasado se convirtió en funcionario del PSOE siguiendo los pasos de su padre Wenceslao Carrillo. El PSOE como todos los partidos de la IIª Internacional había traicionado a la clase obrera y se había pasado a las filas de la burguesía con armas y bagajes en 1914 al apoyar la Primera Guerra Mundial que ocasionó 20 millones de muertos. Dentro del PSOE, salvo una pequeña minoría que defendió una postura internacionalista de denuncia de la guerra, el principal debate que había se dio entre el sector “francófilo” y el sector “germanófilo”. Durante la Dictadura de Primo de Rivera el PSOE colaboró lealmente con el dictador, e incluso Largo Caballero llegó a ocupar un alto cargo en el régimen como consejero de estado.
Durante la IIª República el PSOE se convirtió en la columna vertebral del régimen, y tanto en las labores de gobierno como de oposición destacó en el engaño y mistificación de la llamada “República de trabajadores de todas clases”, que en realidad fue un régimen por medio del cual la burguesía organizó las más fieras y brutales de las represiones (Casas Viejas, Arnedo, Asturias 1934, Ley de Vagos y Maleantes[1]…).
Las andanzas de nuestro personaje dentro del PSOE culminan pasándose al PCE estalinista con parte de las Juventudes Socialistas en 1936, prosiguen durante la Guerra Civil apoyando al Frente Popular y al bando antifascista en la masacre del proletariado español.
Ya plenamente integrado en el estalinismo (el anticomunismo más feroz: en realidad es como concreta la burguesía la contrarrevolución en Rusia, con el triunfo del llamado “socialismo en un solo país”), participa activamente en todas las criminales fechorías dirigidas por el PCE y el gobierno del Frente Popular, entre las que destacan sobre todo la masacre de los obreros de Barcelona en mayo de 1937 «El 19 de julio los proletarios de Barcelona, con solo sus puños desnudos, aplastaron el ataque de los batallones de Franco, armados hasta los dientes. Ahora, en las jornadas de Mayo de 1937, cuando sobre los adoquines han caído muchas más víctimas que cuando en Julio rechazaron a Franco, ha sido el gobierno antifascista –incluyendo hasta los anarquistas y del que el POUM es indirectamente solidario- quien ha desencadenado la chusma de las fuerzas represivas contra los trabajadores»[2] . Durante la IIª Guerra Mundial apoya al bando imperialista aliado y a la URSS (aunque Stalin se alió con Hitler de 1939 a 1941, demostrándose toda la falsedad y mistificación del antifascismo).
Una vez que el régimen franquista se integra plenamente en el bloque imperialista americano y se consolida a partir de 1953, nuestro farsante junto al PCE defiende la llamada “reconciliación nacional” para instaurar la “democracia” en España: pero entre la burguesía y la clase trabajadora no puede haber ningún tipo de reconciliación, únicamente se puede dar entre fracciones de la burguesía…
Sus fechorías mil prosiguen durante la llamada transición a la democracia, cuando junto al PCE y CC.OO. desempeñan la sucia labor de engañar y mistificar a la clase obrera para que abandone su lucha y así poder instaurar la “democracia”, siendo el partido estalinista el verdadero respaldo del régimen inaugurado en 1977. Toda esta mercancía fraudulenta se envuelve con una sarta de patrañas, el eurocomunismo… Un verdadero cuento de hadas: los PCs se comprometen a llegar en un futuro lejano, muy lejano, al “comunismo”, aceptando las reglas de la democracia burguesa… En realidad fue una mistificación criminal que encubría la dictadura del capital y de paso tratar de evitar los resquemores del imperialismo norteamericano que no se fiaba de los partidos estalinistas como posibles submarinos de los rusos.
En definitiva, toda una vida al servicio del capitalismo y de la burguesía, participando en las maniobras más mezquinas, ordenando a veces asesinatos de militantes de su partido que no seguían sus directrices… «Lo curioso del caso es que Carrillo, en agosto de 1949, estaba, como acabo de decir, alentando en Budapest a un puñado de jóvenes comunistas a empuñar las armas en esas guerrillas que él mismo estaba liquidando, con algún asesinato de por medio» (Carlos Semprún Maura, La Ilustración Liberal, Carrillo en Budapest pág. 1). Integrado plenamente en el estalinismo tanto en la brutal versión de los años treinta y cuarenta como en la aparentemente más “democrática” del eurocomunismo. Siempre viviendo de la mentira y del engaño, y dentro de la mentira y del engaño, como lo que fue: un burgués, un mentiroso compulsivo siempre dispuesto a engañar a los trabajadores y a defender a la clase dominante “caiga quien caiga”.
Pelocha 3-10-12
[1] Conviene recordar que el régimen de Franco no abolió esta ley sino que la siguió manteniendo aplicándola en toda su crueldad.
[2] Ver nuestro libro España 1936: Franco y la República masacran a los trabajadores. /cci/200602/539/espana-1936-franco-y-la-republica-masacran-al-proletariado [588]
Todos los gobiernos están recortando trabajos, servicios y salarios en un intento por reducir su deuda interna. A veces todavía aumentan préstamos, pero esa es otra historia.
En Gran Bretaña, en agosto, el gobierno anunció el éxito en sus ahorros durante el año 2011/12. Incluido en la lista de los ahorros estaban la reducción de gastos en asesores, recorte de personal, recorte de servicios, suspensión de proyectos, haciendo más procesos digitales, renegociar con proveedores, reducción de costos de edificios, evitando grandes proyectos, y otras formas de ahorrar gastos.
En la campaña contra el derroche en el sector público ha realizado la introducción generalizada de lo que se conoce como prácticas Lean. Estas se basan en el sistema de producción Toyota. Se podría argumentar que la necesidad de recoger millones de vehículos Toyota en los últimos años no sería una buena publicidad para tal forma de trabajar, pero los gobiernos tienen la costumbre de seguir las modas en este tipo de cosas.
En relación con el despilfarro, el enfoque Lean-Toyota significa eliminar, entre otras cosas: movimientos innecesarios de producto, archivos, movimiento de personas más de lo necesario, esperas innecesarias, sobreproducción, duplicación de procesos y defectos que deben ser reparados (hacerlo bien la primera vez). En la práctica significa un estudio de todas las prácticas de tiempo y movimientos de todos los procesos del trabajo, de tal manera que este tiempo se use más y más a la actividad productiva. Los ahorros por eficiencia terminan por enfocarse en los trabajadores individuales y cuánto puede el patrón obtener de ellos.
Los ahorros por eficiencia debería estar entre las consignas de los gobiernos modernos no sorprenderían a Frederick Winslow Taylor cuyo libro: Principios de gestión científica se publicó en Estados Unidos hace alrededor de cien años, en 1911. El enfoque de Taylor para obtener el máximo de los trabajadores era brutal pero eficaz. En la década de 1880 fue capaz de reducir el número de trabajadores paleando carbón en la Bethelem Steel Works desde 500 a 140 sin pérdida de producción. Cada parte de un proceso de trabajo fue programado con el fin de identificar qué parte podría omitirse y qué trabajadores deben asumir qué tarea.
En los principios Taylor tenía una opinión muy baja de los trabajadores : “la pereza natural del hombre es grave”. Pero también sabía que la represión directa no era la mejor forma de explotar a los trabajadores. Describió su enfoque como científico, pero era sobre todo ideológico: “uno de los primeros requisitos para un hombre apto para manejar la pala como ocupación regular es que sea tan estúpido y tan flemático que él parezca a lo más cercano al buey que a cualquier otra cosa. (…) Por lo tanto el trabajador que se adapta mejor a la manipulación de la pala es incapaz de entender la ciencia real de hacer esta clase de trabajo.” En el caso de la manipulación de la pala el mejor candidato para el trabajo “era un hombre tan estúpido que incluso era incapaz de hacer otros tipos de trabajo”.
Los críticos del método taylorista lo vieron como deshumanizante por la forma de explotar, incapacitar y alienar a los trabajadores. En realidad “el manejo científico no aseguró –como pretendía Taylor– que los trabajadores vieran a sus patronos como los mejores amigos del mundo (¡!) Al contrario, sembraron los conflictos de clase a una escala épica” (). Al describir la ola de huelgas en los Estados Unidos entre 1909 y 1913 Davis dice que “Es particularmente significativo que los centros de la tormenta de estas huelgas estuvieran ubicados en las industrias controladas por la administración científica y la introducción de nuevas tecnologías de ensamble masivo”. No es de sorprender que Taylor quería que los trabajadores “hagan lo que se les dice rápido y sin hacer preguntas o cualquier sugerencia” (). Esto va contra la naturaleza humana: a diferencia de las máquinas, las personas son curiosas y creativas. No por nada Lenin denunció el taylorismo como la “esclavitud del hombre a la máquina”.
Sin embargo, tras el derrocamiento del Estado ruso en 1917, Lenin pensó que podrían adoptarse métodos de producción capitalista. En “Las tareas inmediatas del gobierno soviético”, Lenin escribió: “el Ruso es un mal trabajador comparado con los obreros de los países avanzados. No podía ser de otra manera bajo el régimen zarista y en vista de la persistencia de la resaca de la servidumbre. La tarea que el gobierno soviético debe señalar a los trabajadores en todo su alcance es : aprender a trabajar. El sistema de Taylor, la última palabra del capitalismo en este sentido, como todo progreso capitalista, es una combinación de la refinada brutalidad de la explotación burguesa y varios de los mayores logros científicos en el campo del análisis de los movimientos mecánicos durante el trabajo, la eliminación de movimientos superfluos y torpes, la elaboración de métodos correctos de trabajo, la introducción de los mejores sistemas de contabilidad y control, etc. La República Soviética debe a toda costa adoptar todo lo valioso de los logros de la ciencia y la tecnología en este campo.” Este enfoque, junto con la militarización de la gestión laboral y la administración de un hombre, parecía apropiado para algunos bolcheviques en un periodo cuando la joven República Soviética fue rodeada y luchaba por su vida en la guerra contra los ejércitos blancos y sus partidarios imperialistas. Otros bolcheviques, especialmente los Comunistas de izquierda como Osinski, se opusieron a la introducción de tales métodos, que socava la capacidad de la clase obrera para dirigir la producción y fue uno de los factores que agravó el abismo y, en última instancia, el conflicto entre los trabajadores y el Estado soviético.
El taylorismo fue dictado por las necesidades de la explotación capitalista, pero en su forma pura demostró ser ineficiente en la extracción del talento y potencial de los trabajadores. En su época la burguesía reconoció la insuficiencia del taylorismo y los crudos métodos tayloristas principalmente fueron considerados obsoletos por la década de 1930. Sin embargo, esto no significó el final de la medición del tiempo y el movimiento.
Entre las nuevas teorías de administración la teoría X y Y que fueron introducidas por Douglas Mc Gregor en la década de 1960. La teoría X asume que los trabajadores son perezosos y sólo responderán a la zanahoria y el garrote, a la recompensa y el castigo. La teoría Y se basa en la motivación de los trabajadores. Los trabajadores tienen que identificarse con las necesidades de sus patronos y traer sus propias iniciativas para el proceso de trabajo, por lo que terminan por tomar la iniciativa en su propia explotación.
Hoy, con las prácticas Lean introducidas en los principales departamentos del servicio civil británico (incluyendo oficinas recaudadoras de impuestos, Ministerio de justicia y Ministerio de defensa), los trabajadores tienen “ahorros de eficiencia” como parte integral de su trabajo. Hay reuniones periódicas (en ocasiones diarias) sobre las prioridades del trabajo; estas se realizan de pie, por razones de eficiencia. Los trabajadores toman los tiempos de los procesos de trabajo, identifican formas de desperdicio y proponen cambios en las prácticas de trabajo. Este enfoque va junto al énfasis creciente en la gestión de los administradores que se describen como “líderes”. Los ahorros se realizan por sugerencias de los trabajadores, los “líderes” intentan imponer objetivos imposibles y decide cuál puesto es el siguiente a eliminar.
Como parte de la precariedad del empleo los trabajadores ahora deben preocuparse no sólo por perder sus puestos de trabajo, sino también tienen que proponer medidas que, en nombre de la eficiencia, podrían ponerlos fuera del trabajo. El ingenio y la creatividad humana pueden orientarse hacia el mayor de los logros, pero son manipulados o aplastados en la brutalidad de las relaciones sociales capitalistas.
Car, 7 de septiembre
Ante las nuevas convocatorias de “huelgas generales” de 24 horas (para el 31 de octubre por parte de CGT y para el 14 de noviembre por 5 sindicatos encabezados por el dúo CCOO-UGT), los compañeros Asamblearios – Trabajadores Indignados y Auto-organizados de Alicante, han difundido una declaración titulada Ante los “paros de 24 horas” ¿Qué huelga queremos?: la huelga de masas.
Los compañeros que llevan una trayectoria de lucha activa de más de 2 años han tenido el mérito de denunciar unas movilizaciones que no hacen otra cosa que desmovilizar y desmoralizar, que son el complemento a los golpes del gobierno Rajoy. Pero no se han quedado ahí, han planteado una perspectiva, el combate por la huelga de masas, que frente a la desmovilización sindical es la orientación que tienden a tomar las luchas obreras desde la Revolución Rusa de 1905.
Es falso que no hay alternativa a las “movilizaciones para desmovilizar” de los sindicatos. Siguiendo el paso que han dado los compañeros de Alicante creemos que un debate se debe desarrollar para clarificar la alternativa que históricamente tiene el proletariado desde 1905. En ese sentido van dos contribuciones de dos compañeros.
Saludamos la declaración y las contribuciones y animamos a que otros compañeros, colectivos, hagan sus aportaciones.
CCI 1-11-12
¿Por qué un paro de 24 horas es una huelga? Mucho más importante, ¿cómo un paro de 24 horas va a beneficiar a la clase obrera?
Nuestra posición política, se identifica con el internacionalismo y la autonomía proletaria, entendemos que toda acción de las minorías conscientes debe ir encaminada a favorecer la generación de conciencia, unidad y autoorganización de la clase obrera.
Sabemos que han sido muchas las movilizaciones en los últimos tiempos y muchos los esfuerzos de parte del proletariado por organizarse. Este periodo de nuevas movilizaciones masivas que se inician, simbólicamente, en mayo de 2011, y que viene a ser la respuesta a los ataques cada vez más brutales contra las condiciones de vida de la población, no es lineal y pasa por distintos momentos. En un principio hay serios impulsos hacia la autoorganización generándose un movimiento asambleario difuso y aún embrionario. Posteriormente, y aprovechando el cansancio y la notable disminución de la participación masiva, retoman el protagonismo los sindicatos y los grupos de izquierdas, llevando las movilizaciones por los derroteros típicos: movilizaciones controladas, movilizaciones desunidas y sectoriales, movilizaciones desmotivadoras donde no se consigue nada y el sentimiento de soledad y hastío de los participantes es patente. Ante todo esto creemos que es lógica la falta de participación de la mayoría de los trabajadores en movilizaciones que consideran ajenas a sus propios intereses y es lógico que se abra un impasse reflexivo.
Necesitamos pensar, aprender de lo que ha pasado y buscar los caminos para nuestra autoorganización, algo que no se dará por decisión de vanguardias clarividentes o por impulsos ansiosos, aunque sean con la mejor intención.
La huelga que sabemos eficaz y sentimos necesaria, deberían auto convocarla los trabajadores y extenderse por toda la sociedad, apropiándonos de todos los espacios, ocupando todos los lugares, creando un nuevo tipo de relación y comunicación social. Esa huelga no detiene la vida, la inicia, esa huelga es la huelga de masas que durante el último siglo se ha expresado sobradamente y que todos sus enemigos (todas las burguesías públicas y privadas) han silenciado concienzudamente hasta enturbiar su recuerdo. Tanto es el miedo que le tienen, tanta es la fuerza que supone para el proletariado.
Una verdadera huelga es un movimiento masivo e integral que no sólo consiste en un paro laboral. Es el arma fundamental de la clase obrera que toma el control de sus vidas y lo expresa en todos los aspectos de la sociedad que combate, expresando a la vez todos los aspectos de la sociedad humana a la que aspira. Pero desde luego no es algo que pueda convocar nadie (ni siquiera con la mejor intención) forma parte de un proceso de conciencia y lucha de los trabajadores. No se trata de que dure 24 horas, 48 o sea indefinida, su radicalidad no es una cuestión de tiempo. Su radicalidad estriba en que es y forma parte del movimiento real de los trabajadores, que se organizan y dirigen a sí mismos.
La huelga de masas es el resultado de una etapa particular en el desarrollo del capitalismo, la etapa que inicia el siglo XX. Fue ampliamente desarrollado por Rosa Luxemburg a partir del movimiento revolucionario de los trabajadores en Rusia en 1905. La huelga de masas “es un fenómeno histórico producido en un momento dado por una necesidad histórica que surge de las condiciones sociales”.
La huelga de masas no es algo accidental; no es el resultado ni de propaganda ni de preparativos que tendrían lugar de antemano; no se puede crear artificialmente; es el producto de una etapa definida de la evolución de las contradicciones del capitalismo.
La condiciones económicas que generaron la huelga de masas, no se circunscribían a un país, sino que tenían un significado internacional. Esas condiciones hacen surgir un tipo de lucha con dimensiones históricas, una lucha que era un aspecto esencial del surgimiento de las revoluciones proletarias. En resumidas cuentas, la huelga de masas “no es sino la forma universal de la lucha de clases proletaria resultado de la presente etapa del desarrollo capitalista y de sus relaciones de producción”.
Esa “etapa presente” consistía en que el capitalismo estaba viviendo sus últimos años de prosperidad. El desarrollo de los conflictos interimperialistas y la amenaza de la guerra mundial, el fin de cualquier mejora gradual de las condiciones de vida de la clase obrera, resumiendo, la creciente amenaza contra la misma existencia de la clase obrera en el capitalismo, esas eran las nuevas circunstancias históricas que acompañaban el advenimiento de la huelga de masas.
La huelga de masas es un producto del cambio en las condiciones económicas a un nivel histórico, condiciones que hoy día sabemos son las del final de la ascendencia capitalista, condiciones que prefiguraban las de la decadencia capitalista.
Ya existían entonces las fuertes concentraciones de obreros en los países capitalistas avanzados, acostumbrados a la lucha colectiva, y cuyas condiciones de vida y de trabajo eran las mismas en todas partes. Y, consecuencia del desarrollo económico, la burguesía se iba volviendo una clase más concentrada y se iba identificando de manera creciente con el aparato de Estado. Igual que el proletariado, los capitalistas habían aprendido a hacer frente, juntos, a su enemigo de clase. De la misma manera que las condiciones económicas hacían más difícil para los obreros el obtener reformas a nivel de la producción, también las “ruinas de la democracia burguesa”, hacían cada vez más difícil para el proletariado la consolidación de lo ganado a nivel parlamentario. Así pues, el contexto político, igual que el contexto económico de la huelga de masas, no era el contexto del absolutismo ruso sino el de la decadencia creciente de la dominación burguesa en todos los países.
En lo económico, en lo social, en lo político, el capitalismo había puesto las bases para grandes enfrentamientos de clase a escala mundial.
La meta de la forma de organización sindical (obtener mejoras en el seno del sistema) resulta cada vez más difícil de realizar en el capitalismo decadente. En este período, el proletariado no emprende una lucha con la perspectiva segura de ganar verdaderas mejoras. Las huelga de hoy, las grandes manifestaciones, no consiguen nada.
Por consiguiente el papel de los sindicatos, obtener mejoras económicas en el seno del sistema capitalista, desaparecía. Hay otras implicaciones revolucionarias derivadas de la dislocación de los sindicatos por la huelga de masas:
1) La huelga de masas no se podía preparar de antemano, surgió sin plan del estilo de “método de movimiento de la masa proletaria”. Los sindicatos, dedicados a una organización permanente, preocupados por sus cuentas bancarias y sus listas de adhesiones no podían ni siquiera plantearse el estar a la altura de la organización de la huelgas de masas, forma que evoluciona en y por la lucha misma.
2) Los sindicatos dividieron a los obreros y sus intereses entre todos los diferentes ramos industriales mientras que la huelga de masas “fusionó a partir de diferentes puntos particulares, causas diferentes”, y de esta manera tendió a eliminar todas las divisiones en el proletariado.
3) Los sindicatos sólo organizaban a una minoría de la clase obrera mientras que la huelga de masas juntó a todas las capas de la clase sindicados y no sindicados.
La lucha va unida a la realidad en la que se da, no se puede plantear por separado. Desde principios del siglo pasado la decadencia de un sistema que ha agotado los mercados extracapitalistas y limitado así su necesidad insaciable de crecimiento se hace patente provocando una crisis constate y constantes cataclismos sociales (guerras y miserias sin precedentes para la humanidad)
El período desde 1968 expresa el punto de culminación de la crisis permanente del capitalismo, la imposibilidad de expansión del sistema, la aceleración de los antagonismos interimperialistas; cuyas consecuencias amenazan a toda la civilización humana.
En todas partes, el Estado, con la terrible extensión de su arsenal represivo, toma a cargo suyo los intereses de la burguesía. Frente a él, encuentra a una clase obrera que aunque debilitada numéricamente con relación al resto de la sociedad desde los años 1900, está aún más concentrada, y cuyas condiciones de existencia se han ido igualando en todos los países hasta un grado sin precedentes. A nivel político, la “ruina de la democracia burguesa” es tan evidente que apenas si puede ocultar su verdadera función de cortina de humo del terror de Estado capitalista.
¿De qué modo corresponden las condiciones objetivas de la actual lucha de clases a las condiciones de la huelga de masas?. Su identidad reside en que las características del actual período constituyen el punto más agudo alcanzado por las tendencias del desarrollo capitalista, que empezaban a prevalecer en los años 1900.
Las huelgas de masas de los primeros años de este siglo eran una respuesta al final de la era de ascendencia capitalista y al amanecer de las condiciones de la decadencia del capitalismo.
Si se tiene en cuenta que estas condiciones han llegado a ser absolutamente patentes y crónicas hoy día, se puede pensar que lo que objetivamente impulsa hacia la huelga de masas es mil veces más amplio y fuerte hoy.
Los “resultados generales del desarrollo capitalista internacional” que, eran la raíz del surgimiento histórico de la huelga de masas, no han dejado de madurar desde principios del siglo.
¿Como podemos favorecer el desarrollo de la huelga de masas, de la autoorganización internacional del proletariado, de su necesaria unidad?
Nuestras contribuciones no serán más que eso contribuciones de una parte consciente dentro de nuestra clase. No podemos aspirar a más, tampoco a menos.
Una de esas contribuciones es esto mismo, criticar las acciones erróneas que suponen trabas a la autoorganización y la profundización de la conciencia. Aún desde la mejor intención por parte de sus militantes: el activismo, el sindicalismo de base, el izquierdismo,… forman parte de las barreras que los trabajadores debemos superar para alcanzar nuestra autonomía de clase.
Otra contribución será alentar la reflexión, la clarificación de lo vivido.
También la extensión de las luchas genuinas, su coordinación e información, así como el encuentro y la organización de los revolucionarios.
Y otra más, recuperar la memoria de nuestras luchas y sus herramientas fundamentales, como es la huelga de masas.
ASAMBLEARIAS
Trabajadores Indignados y Autoorganizados “por un 15 M obrero y anticapitalista”
A finales de 2011 los compañeros de Trabajadores Indignados y Autoorganizados2 (todavía comisión de Toma La Plaza) lanzamos la idea de colaborar con diversos grupos de carácter asambleario, hicimos la propuesta a TLP y nos referíamos principalmente a organizaciones como CNT, CGT y SO que habían realizado acciones conjuntas y teóricamente apostaban por el asamblearismo. A aquella “cosa”, a aquel intento, lo llamamos “extensión del movimiento asambleario” y se trataba de un proyecto que incentivara lo que el propio nombre indica, desde la unidad de los explotados por encima de las divisiones partidistas. Lo pusimos por escrito e hicimos unos primeros intentos y contactos. Para la huelga del 29M hace su aparición un Bloque Critico Asambleario, que venía a plasmar nuestra idea de unir iniciativas (por encima de siglas) para extender un movimiento asambleario de trabajadores (en su sentido amplio) y cuestionador del actual estado de cosas. En las asambleas que se realizaron en esta jornada se dieron las primeras pinceladas para seguir trabajando.
Desde esas pinceladas se tomaron rutas dispares e incompletas: unas que propugnaba la autogestión, otras que se centraban en la organización y la lucha de los trabajadores. En esta segunda (donde yo participé) se esbozaron no pocas cosas: una comisión de solidaridad con los trabajadores que acudiera a los centros de trabajo, una caja de resistencia (continua con ella la TIA), protocolos para la realización de asambleas tras las movilizaciones masivas (se hicieron varias asambleas), protocolos para responder a la represión…
El verano de 2012, la TIA trata de relanzar el Bloque a través de encuentros estivales centrados en debates en el Hort Comunitario de Carolinas. La idea inicial era encontrarnos trabajadores y militantes para compartir experiencias y ver si surgían actividades. Así fue el primer encuentro, donde la pertenencia de unos u otros a tal o cual grupo careció por completo de importancia. Todo esto cambia a partir de la propuesta por parte de un grupo (que hasta ese momento no había asistido a ninguna reunión) de participar en la jornada de lucha del 26 se septiembre, dentro de la jornada de lucha estatal organizada por varias organizaciones.
El último acto de ese bloque convertido en “Espacio”, fue la jornada de lucha del 26 de septiembre. Esta jornada supone un cambio profundo en el sentido que para mí tenía el bloque (no por el cambio de nombre, este me gusta más) si no por todo lo que ha conllevado y la contradicción que supone con la idea inicial, recuerdo: “extensión del movimiento asambleario”.
Y que pasó en esa jornada. Bueno podemos analizarlo en dos partes (tal como se plantearon los actos).
Por un lado la asamblea. Fue participativa, en momentos dispersa (como suele pasar), se habló de muchas cosas y poco del tema principal (“medios de lucha de los trabajadores”), no aparecieron sigla ni partidismos, fue respetuosa y en momentos emotiva. Dio un sentido de unidad y de búsqueda de una reflexión colectiva que está por hacer.
La manifestación. Muchas siglas, bloques separados y muy significados, esteticismo “radical” y falta de planteamientos comunes más allá del panfleto común (lo mejor para mí de la mani), totalmente alejada de las pocas personas que en la calle nos miraban con extrañeza. La sensación: de desconexión con la realidad y desunión.
Justo ambos actos respondían a posiciones bien distintas por parte de los convocantes y que dieron pie a largos debates previos que se saldaron con un consenso de ocasión para salvar una (para mí) falsa unidad.
Por un lado estábamos los que nos planteamos nuestra actuación como una contribución a la generación de conciencia, unidad y autoorganización de los trabajadores y consideramos que el espacio privilegiado para esto es la asamblea. Para nosotros el movimiento es el movimiento autónomo del proletariado, y nadie puede suplantarlo ni dirigirlo más que el mismo. Es obvio que ese movimiento no se muestra hoy día salvo en pequeñas y cortas explosiones pero eso no deja de hacer más cierto que la liberación de los trabajadores será obra de los trabajadores mismos o no será. Por ello (y aunque estamos dispuestos a colaborar con compañeros que pertenecen a organizaciones con sus siglas y sus ideología) priorizamos espacios horizontales y sin siglas donde busquemos todo lo que podemos poner y tener en común.
Por otro, los que defienden que son las organizaciones de la “izquierda radical” las que deben unirse, porque ellas son las que representan a los trabajadores, y aspiran a un frente común con un programa mínimo común aunque cada cual preserve sus (muchas) diferencias y peculiaridades y también sus propias actividades.
Es fácil saber quien estaba por la asamblea y quien por la mani. Quien quería siglas y quienes se oponían a ellas. Quienes valoraban por encima de todo un nombre genérico común (con el cual cualquier trabajador se pudiera identificar) y quienes no daban demasiada importancia a un nombre común y si a las siglas particulares.
Tras todo esto es necesario plantearnos que queremos hacer con esto del ECA y como ya el debate quedó in albis antes del 26, muy “sabiamente” dejamos las disputas para después y pospusimos una valoración y definición del ECA que está pendiente. Una valoración que necesariamente implica una confrontación de las dos tendencias que aparecen y que difícilmente pueden estar consensuándose eternamente.
Pero una valoración seria implica entender la realidad en la que nos desenvolvemos y responder a varias preguntas, ¿por qué cambia la concepción del BKA?, ¿cómo se pasa de un planteamiento de espacio reflexivo, al frentismo izquierdista de un día para otro?, ¿Cómo podemos llegar a considerar un éxito a dar un paseo nocturno con 500 personas más?
Ciertamente las cosas han cambiado. Cuando el BKA recogía la idea de extender un movimiento asambleario se veía como posible, dado el número de luchas masivas que se estaban dando y cierta tendencia a la autoorganización de las mismas (primeras asambleas del 15M, primeros momentos en las movilizaciones de los docentes,…) Pero la situación de base ha cambiado y las movilizaciones han sido primero controladas (sindicatos y demás) y posteriormente desmovilizadas o llevadas a callejones sin salida.
La extrema izquierda ve este momento como el suyo, donde ellos deben tomar el relevo y denunciar el papel de los malos dirigentes para crear un polo de atracción hacia sus posiciones. Desde esta perspectiva este tipo de movilizaciones tiene un sentido.
Para nosotros, NO.
Si los trabajadores no se movilizan en estos momentos es porque saben que nada van a conseguir (con esos “jefes” y esas “luchas”) aunque necesitan cambiar las cosas,… pero aún no saben cómo. Para nosotros es un momento de reflexión colectiva. Debemos contribuir a que los trabajadores encuentren la seguridad y el camino de su organización autónoma y de su propia dirección de las futuras luchas. Es el momento de sacar lecciones y ser fieles a nuestra clase y no suplantar a las masas.
Hace un año (o menos) hubiera sido impensable la jornada del 26 porque las masas la hubieran superado y por que las masas no hubieran permitido el protagonismo de ninguna organización. Si hoy estas organizaciones se muestran y tratan de sustituir (en miniatura) el protagonismo de las masas, es precisamente porque estas no están dispuestas a movilizarse por nada. No entender esto es no entender nada y seguir eternamente en la dinámica del activismo ansioso que nada tiene que ver con el verdadero ritmo de la lucha de la clase obrera.
Quizás algunos nos hayamos sentido más acompañados en estos actos que estando en nuestros pequeños grupos, pero la compañía no es un imperativo político, al menos para una política del proletariado, sí lo son la coherencia y la honestidad. Los revolucionarios no estamos solos, formamos parte de una clase que necesita y puede cambiar el mundo. Fuera de ella carecemos de sentido y nos convertimos en otra cosa.
¿Cómo podría darse una colaboración permanente entre compañeros de diversos grupos? Entiéndase dos cosas:
Hablo de colaboración permanente, no de colaborar ocasionalmente y sobre cuestiones tácticas.
Hablo de compañeros honestos con los que tenemos serias diferencias pero de los que no dudamos de su compromiso con la causa de los explotados.
Pues bueno dicho de forma más precisa, como podría para mí ser el ECA un espacio permanente de encuentro. Pues asumiendo las siguientes premisas:
Sé que estas premisas no se dan hoy y no pretendo llegar a un acuerdo que supongo que todos cedamos en cuestiones que consideramos fundamentales, esa es la falsa unidad a la que me refería antes. Si considero que estas posiciones son necesarias y básicas para la lucha de nuestra clase es obvio que no puedo renunciar a ellas a través de un consenso.
¿Cuando considero que se darán estas premisas?, cuando la dinámica propia y autónoma del proletariado las imponga y discutir sobre las mismas sea un absurdo.
Hasta entonces, hasta el momento en que la historia decida, solo podemos seguir hablando, discutiendo (aunque sea tácitamente absurdo) todo lo anterior y muchas otras cosas. Creo que el ECA no puede aspirar a más en el tiempo presente, pero tampoco a menos.
V
En el marco de la situación actual, y aprovechando los recientes textos sobre “La organización del proletariado fuera de los periodos de luchas abiertas” y el del “Análisis y reflexión en torno al ECA de Alicante” adjunto algunas reflexiones incompletas:
La situación actual presenta, en lo que se refiere a la lucha proletaria, una característica principal: el retraso tanto en su capacidad política (naturaleza y profundidad de la crisis; papel del Estado y la “democracia”) como en su capacidad de lucha (herramientas y métodos proletarios de lucha, capacidad de autoorganización). Ambos planos -el político y la capacidad de lucha- están interrelacionados y se retroalimentan, ya sea en círculo vicioso, ya sea en un círculo virtuoso.
Este retraso de momento no aparece como una derrota: pese a la gran confusión y miedo, no existe una total y callada aceptación y comprensión hacia las “necesidades de la economía”; ni la atomización y la descomposición social ha alcanzado aún los niveles de deshumanización que dejarían las manos completamente libres a la burguesía.
Como terreno fértil para la reaparición histórica de la lucha proletaria está, sin lugar a dudas, la profundidad de la crisis, la agudización de los antagonismos sociales y el desgaste del cuerpo ideológico, político y sindical burgués.
En la época inmediatamente anterior de grandes luchas proletarias (del mayo francés a Polonia), que en casos puntuales y locales alcanzan niveles pre-insurreccionales, el retraso del que hablábamos arriba no se da de la misma forma. Mientras existía un importante retraso a nivel político (ilusiones democráticas, hacia los sindicatos y los partidos “obreros”, en la autogestión o la cogestión, nacionalismos, etc) este hecho no impedía una gran capacidad para la lucha y para el desarrollo de métodos proletarios (asambleas obreras, delegados revocables, extensión de la lucha, autoorganización, etc). Es necesario también comentar que ni la crisis ni el paro presentaban entonces, a nivel general, la gravedad que presentan ahora, y por lo tanto no eran un freno tan grande para la lucha (ni por supuesto muchos Estados contaban con el arsenal de canalización anti-proletario con el que cuentan hoy).
Aproximadamente 40 años después de esa oleada de luchas, con una dramática ruptura (a la vez producto de la crisis capitalista y el paro, y a la vez de una estrategia burguesa y sindical “multidisciplinar” -a nivel ideológico, social, laboral, urbanístico, ...- contra la amenaza de la lucha proletaria) de tejido social y obrero; con un “olvido” de los métodos de lucha proletaria; con una gran atomización y despolitización; con inmensos niveles de precariedad y paro... ¿se puede esperar en la fase actual que, pese a un desarrollo tan desigual de ambos planos del combate, aparecieran grandes luchas proletarias?, ¿bastaría en la fase actual un, digamos, “instinto de clase” sin un mínimo de capacidad política para el desarrollo de luchas, como en épocas anteriores?
En mi opinión no. El periodo actual del capitalismo decadente le exige a la lucha que ambos planos vayan mucho más paralelos que en épocas anteriores. O expresado de forma más concreta: el desarrollo de luchas con métodos proletarios (que vayan más allá de explosiones de cólera o desesperación puntuales) le exige a la clase trabajadora mucha más capacidad política (un mínimo de comprensión del terreno que se pisa; de nuestros aliados, de nuestros enemigos y de nuestros falsos amigos), por las razones arriba expresadas y por la mayor sofisticación y reparto de tares en el seno de la burguesía, que en el pasado.
De esta forma, lo político, lo “intelectual”, por las dificultades y la gravedad de la situación, va a jugar un papel decisivo en este periodo: ¿se puede ser capaz de hacer frente a la “austeridad” y la miseria, presentadas como fatalidades, sin un mínimo de comprensión de la realidad?, ¿se puede, bajo circunstancias tan difíciles, encontrar el camino de la lucha minimamente eficaz, sin cuestionar el papel sindical y para-sindical...? El volcán sobre el que se asienta la sociedad burguesa está más caliente que nunca, pero el cráter está obstruido por una losa que requiere más que voluntad, cólera e indignación para ser retirada.
En ese sentido, las minorías que surgen del seno del proletariado buscando las herramientas teórico-prácticas, políticas, para enfrentarse al sistema capitalista son expresión también de una lucha contra lo existente; de un enfrentamiento soterrado fuera de los periodos de luchas abiertas – y también en este-, y son de una gran importancia como vanguardia política del proletariado. Infravalorar su papel e importancia es negar que la clase obrera también reflexiona, también “hace política”, y que ese elemento es crucial en su lucha, tanto para sus “intereses económicos” como para los políticos. Negarles a esas minorías otro papel que el de diluirse en movimientos confusos, o en artificiales “órganos unitarios” copados por el sindicalismo “radical” y por la extrema izquierda, es contribuir a desarmar al proletariado y a allanar el camino a la peor de las políticas y al peor de los “sustitucionismos”: al de la burguesía, sus sindicatos y su izquierda.
Por lo tanto, mi opinión es que los elementos políticamente más avanzados son parte del proletariado y de su lucha contra el capitalismo; que los órganos unitarios del proletariado no se pueden crear ni preparar artificialmente porque surgen por y para la lucha; que las minorías tienen un papel importante a jugar en el camino que lleve a la autoorganización y a la conciencia de clase, pero que ese papel se neutralizará si se diluyen en “espacios”, “coordinadoras”, etc, e incluso en genuinos órganos surgidos de la lucha proletaria, y se auto-limitan en defender posiciones proletarias (por supuesto de acuerdo a un contexto y a las necesidades del momento). En este caso, estas minorías no actuarían como revolucionarios (casi siempre en ínfima minoría; casi siempre a contracorriente; casi siempre vistos como “ajenos” a las masas), y se convertirían en otra cosa.
Draba
1 El Bloque Crítico Asambleario es un espacio donde confluyen desde la última huelga general (29M) compañeros de distintas organizaciones o sin organización en Alicante, desde una perspectiva asamblearia. Nace queriendo dar respuesta a las huelgas convocadas por los sindicatos y con la intención de extender el movimiento asambleario. El 26 de septiembre desde este bloque se realiza una jornada de lucha (en consonancia con la huelga convocada en Euskadi y la jornada de lucha a nivel estatal convocada por sindicatos “de base”) donde por primera vez aparecen siglas de organizaciones. Esta jornada ha sido precedida por largos debates donde se expresan corrientes muy distintas sobre que es y debiera ser el bloque. Para la ocasión el bloque cambia de nombre pasándose a llamar “espacio crítico asambleario”.
2 La TIA es un colectivo que nace de la agrupación espontanea de compañeros del ámbito asambleario y autónomo en Alicante alrededor de las asambleas multitudinarias de mayo de 2011. En ese entorno se encargarán de la “estructura organizativa” del movimiento y confluirán con otros compañeros llegando a planteamientos comunes al asamblearismo, el anticapitalismo y el internacionalismo proletario. Las muchas diferencias con los restos del 15M les llevaran a separarse formalmente de las organizaciones que se apropian este nombre y a funcionar independientemente. La incorporación al grupo de compañeros procedentes de las Asambleas Abiertas de Trabajadores hace que el grupo se denomine: Asamblearios – TIA.
Una compañera ha desarrollado varios comentarios muy interesantes donde elabora unas reflexiones sobre las recientes huelgas en Sudáfrica. El comentario más importante y que hemos tomado como materia para la discusión es el titulado Las “huelgas salvajes tipo las de Sudáfrica señalan el camino” y se encuentra en el Foro de Discusión en el siguiente enlace:
https://es.internationalism.org/node/3501#comment-1824 [594]
En dicho comentario desarrolla de forma más coherente sus ideas e integra sus comentarios anteriores.
Saludamos calurosamente la iniciativa de la compañera y sobre todo su propuesta de debate público. Ello contribuirá sin duda a la clarificación del medio proletario y desde aquí animamos a todos los compañeros interesados a unirse al debate.
Lo que sigue a continuación en nuestra respuesta.
Querida compañera:
Nos pides “una crítica” de tus comentarios, que como verás, han sido publicados íntegramente y con mucho gusto por nuestra parte. Más que una crítica, lo que vamos a hacer es una exposición analítica de algunas posiciones con objeto de animar un debate que contribuya a la clarificación de las cuestiones que plantea la lucha de clases.
Antes que nada queremos saludar tú propuesta de un debate público e igualmente el espíritu abierto a la reflexión y la crítica que expresa tu correspondencia. Y también el contenido mismo de los comentarios que has enviado, donde hay una defensa intransigente de la lucha obrera contra las trampas del Estado democrático.
La verdad es que suscribimos totalmente los principios políticos desde los que abordas un análisis de la lucha de los mineros Sudafricanos:
Estos principios no son únicamente expresión general del legado de la Izquierda Comunista en su lucha contra la degeneración de la Internacional Comunista, sino del combate y el trabajo teórico de sus fracciones más claras, como Internationalisme (órgano de la Izquierda Comunista Francesa), o Bilan (órgano de la Izquierda Comunista Italiana) de cuyo aporte –críticamente asumido- se reivindica la CCI.
Compartimos igualmente algunas lecciones esenciales que sacas de la lucha en Sudáfrica:
Este conjunto de posiciones y análisis nos proporciona un terreno común a partir del cual podemos abordar puntos en los que podemos no estar de acuerdo o bien que necesitarían una mayor aclaración. En una primera aproximación, pensamos que es mucho más importante lo que nos une que lo que nos separa y es desde lo que nos une como podremos desarrollar un debate.
Cada vez más militantes proletarios toman conciencia de la necesidad de impulsar una lucha al margen y en contra de los Sindicatos. Ven a los sindicatos como órganos ajenos, que están al servicio del Estado y de los capitalistas. Desconfían de sus convocatorias y de sus planteamientos.
Ahora bien, ¿qué alternativa oponer a los sindicatos y al sindicalismo? Hemos de basarnos en la experiencia histórica de la clase obrera y esta nos muestra que, a lo largo de los últimos 100 años, en lo que se conoce como la época de decadencia del capitalismo, las luchas más significativas se manifiestan como explosiones masivas, que se extienden a todos los colectivos obreros sin distinción de sector, empresa, nacionalidad, raza etc., que se auto-organizan en Asambleas Generales y en cuanto adquieren una mayor unificación forman Comités elegidos y revocables y en una situación pre-revolucionaria Consejos Obreros. La lucha económica se convierte en política y viceversa, las reivindicaciones tienden a situarse en el terreno autónomo de la clase obrera frente a la nación, la defensa de la economía etc.
Las luchas obreras genuinas que han venido expresándose desde hace 100 años tienden a ser una explosión de creatividad e iniciativa independiente de grandes masas obreras y explotadas, momentos donde crece la solidaridad, la confianza y la unidad; situaciones donde el proletariado se manifiesta como una clase autónoma capaz de levantar ante toda la sociedad una alternativa contra el Capital y su Estado; momentos donde este amenaza con verse aislado y donde su inmenso aparato represivo empieza a paralizarse.
A esa tendencia se le ha llamado de diversas maneras: la huelga de masas por parte de Rosa Luxemburgo; acción directa de masas contra la máquina gubernamental burguesa, por el Primer Congreso de la Tercera Internacional (1919); tú le llamas “huelga salvaje”.
Lo interesante más que el nombre es, en primer lugar, el sentido histórico de esta tendencia de la clase obrera, su comprensión en profundidad, sus orígenes, dinámica y consecuencias. Para ello, permítenos un breve desarrollo histórico. La lucha obrera en la decadencia del capitalismo desarrolla una forma y un contenido radicalmente diferentes de lo que prevalecía en el periodo ascendente del capitalismo. En este periodo, la lucha se basaba en el sindicato y consecuentemente en huelgas de presión para un día o en huelgas de resistencia de larga duración pero encerradas en el sector[1]. Todo estaba mediatizado por el sindicato y la lucha se encerraba en el campo estrictamente económico, se limitaba a una presión corporativa sobre los patronos del ramo con objeto de conquistar mejoras y reformas en las condiciones de explotación, no se planteaba la abolición de la explotación. El ámbito político estaba rígidamente separado y se delegaba en los partidos socialistas y su actuación en el Parlamento.
Ese esquema no solo es inapropiado en las condiciones históricas de la decadencia capitalista (a partir de la Primera Guerra Mundial por dar una fecha meramente orientativa) sino que se vuelve contra la clase obrera y cae totalmente al servicio del Estado Capitalista de tal forma que constituye su principal mecanismo de dominación. Respaldado por una represión omnipresente, el Capital goza como primera línea de defensa de un aparato de partidos de Izquierda (socialistas, “comunistas” y “más a la izquierda”) y de sindicatos de todos los colores.
Hubo un acontecimiento histórico de enorme importancia que mostró la nueva forma y el nuevo contenido de la lucha obrera. Fue la Revolución Rusa de 1905 y a ella le dedicó Rosa Luxemburgo un estudio que es en nuestra opinión muy importante y que podría servir de base- necesariamente crítica- para la comprensión de la lucha obrera actual[2].
Las luchas en Sudáfrica constituyen una confirmación de lo que venimos diciendo. Su carácter explosivo, sus tendencias a la extensión y a la auto-organización[3], la búsqueda de una acción independiente como clase, la solidaridad que se expresa, la indignación ante el cinismo de la policía, el gobierno y el partido en el poder, todo ello resalta y refuerza esta experiencia y la constituye como un material que el proletariado mundial debe hacer suyo, tanto por las lecciones que ofrece como por la solidaridad internacional que tiene que crecer y desarrollarse.
Está claro igualmente que Sudáfrica es el Estado más importante del continente africano, con fuertes ambiciones económicas e imperialistas, de ahí que lo que allí suceda en el terreno social tiene importantes repercusiones, máxime cuando el Capital en ese país gobierna a través del monumental equívoco de haberse producido una “liberación social y racial” a manos del partido de Mandela, el ANC, lo que constituye una pieza importante en la telaraña de engaños con los que el capital ataca la conciencia del proletariado mundial. Que sus hermanos de Sudáfrica se rebelen contra un poder vendido como “ejemplo de liberación”, como el no va más de lo “políticamente correcto”, no deja de ser un aporte significativo al complejo proceso de maduración de la conciencia proletaria.
Estamos abiertos a una profundización más detallada que nos permita conocer mejor la experiencia allí vivida por el proletariado[4], sin embargo, no podemos verla como un acontecimiento aislado. La cultura que impone la sociedad actual es la del inmediatismo, ver cada acontecimiento en si mismo por lo que a menudo da la impresión deformada de ser el “principio de todo”. Frente a ello vemos necesario esforzarnos por colocar cada experiencia, en su contexto mundial e histórico, en la continuidad en la que se inscribe y de la que cobra sentido.
El proletariado llegó al punto más alto de su lucha con la oleada revolucionaria mundial de 1917-23. Después siguió la noche de una larga contra-revolución. Desde 1968 el proletariado renace y protagoniza toda una serie de experiencias: el Mayo 68 en Francia, el Otoño Caliente en Italia y el Cordobazo en Argentina durante 1969, las luchas en Polonia en 1970, 1976 y 1980, las luchas en España en 1971-76… Estas luchas se prolongan en sucesivas olas en los años 80 pero se constata que no logran romper las fronteras del sector económico y del control sindical, a pesar de tentativas de extensión y de auto-organización que surgen aquí y allá de forma dispersa. Los acontecimientos de 1989 con la caída de los regímenes estalinistas y la enorme campaña anti-comunista desarrollada por la burguesía suponen un importante retroceso de la combatividad y la conciencia del proletariado pues para millones de proletarios “el comunismo ha fracasado”, “el proletariado ha desaparecido disuelto en la clase media y la clase baja”, “lo que existen son ciudadanos” etc.
Ese largo retroceso se prolonga hasta 2003. A partir de esa fecha, con el aldabonazo que suponen las manifestaciones masivas en Francia y Austria contra la reforma de las pensiones, percibimos que la situación social empieza a cambiar, pequeñas luchas dispersas en diferentes países presentan algunos signos prometedores; a partir de 2006 vemos diferentes “arroyos”, a veces ríos, de lucha proletaria:
Estos diferentes cursos no han logrado en ningún momento converger en un gran movimiento unitario. Lo que tendríamos que valorar y llevar la discusión es ¿qué representan dentro de esta dinámica general las huelgas en Sudáfrica?
Las luchas en Sudáfrica contienen aportes muy positivos. Del mismo modo, nos dan lecciones en negativo: los obreros han tenido que hacer frente a la acción combinada de dos sindicatos –uno más “moderado” puesto que más directamente comprometido con el partido gubernamental y el otro más “extremista”-. El control sindical y las ilusiones sobre una sociedad donde “ahora tenemos democracia y la raza negra es respetada” han hecho que la lucha haya quedado esencialmente confinada en el sector minero y su extensión haya resultado muy difícil. A menudo, las huelgas que por simpatía o por el estímulo del ejemplo surgían en otros sectores obreros o en ciudades industriales o portuarias, han quedado aisladas bajo el férreo cordón sanitario sindical.
Todo esto es un rico filón para la reflexión del proletariado internacional. Ahora bien,¿son las luchas obreras por importantes que sean la única fuente de la conciencia revolucionaria? Esta pregunta la hacemos al hilo de este llamamiento que haces respecto a la huelga sudafricana:
«Se trata del embrión más claro y avanzado de la revolución socialista que está pariendo la crisis capitalista actual. Y como tal embrión, tiene todas las limitaciones de un embrión. No hay duda de esto. Pero es lo mejor que hoy nuestra clase tiene. Y por eso, es un deber apoyarlo para que evolucione hasta madurar y ser capaz de triunfar sobre el capitalismo. Y este deber implica, desde ya, por lo menos campañas sistemáticas nuestras hacia el resto de la clase proletaria para que conozca esta lucha y la haga suya y la apoye solidariamente poniéndose en huelga contra la burguesía del “propio” país, y de esta manera vaya aprendiendo a caminar por el camino de la revolución socialista, de acuerdo con la exigencias y posibilidades de la situación concreta respectiva»
Engels recordaba que la lucha del proletariado tiene 3 componentes inseparables pero que cada cual tiene vida propia: la lucha económica, la lucha política y la lucha ideológica. Pensamos que esta clarificación sigue siendo plenamente válida. Dando toda la importancia a las luchas obreras inmediatas, ¿no sería necesario considerar igualmente los esfuerzos en la comprensión teórica de la situación económica y política y los combates ideológicos contra la opresión y la alienación propias de esta sociedad? El movimiento del proletariado no es únicamente una acción política y económica, se esfuerza igualmente por desarrollar una visión integral de la humanidad, “nada de lo humano le es ajeno”[8], su reflexión y su actividad aborda elementos éticos, científicos etc. A nuestro juicio, “lo mejor que hoy tiene nuestra clase” va más allá de tales o cuales experiencias de lucha por importantes que sea y se manifiesta en un esfuerzo de conjunto donde se integran junto con las lecciones de las luchas el desarrollo teórico revolucionario. Esta unión es la que a nuestro juicio prepara las luchas futuras.
Un último punto de debate pero no por ello menos importante. Dices:
«En mis dos comentarios abundo un poco más sobre cómo entiendo la situación política de diversos países (España, Grecia, Sudáfrica), caracterizándola como prerrevolucionaria, y explico lo que entiendo por una situación así. Es posible que se diga que todavía no es prerrevolucionaria pero que tiende hacia ella. Esto hay que demostrarlo analizando la situación concreta respectiva. En todo caso, dada mi lejanía respecto de esos países, puedo equivocarme al respecto, pero creo que no tanto, por los síntomas que incluso desde lejos se pueden ver. Pero lo que sí queda claro, en todos los casos, es que la crisis capitalista actual está generando crisis políticas, situaciones políticas cada vez más críticas, que van llevando hacia el estallido de situaciones revolucionarias para las que el proletariado consciente debe estar preparado, lo cual implica trabajar desde ahora para estarlo, pero este trabajo debe estar revolucionado por la revolución que está sufriendo la situación misma».
Es cierto que la burguesía mundial va perdiendo margen económico frente a la agravación incontenible de la crisis, pero no debemos subestimar su capacidad de maniobra política, de “acompañamiento” al hundimiento del capitalismo, como ha mostrado estos últimos años[9], y sobre todo debemos polarizarnos sobre el análisis de la situación del proletariado.
Cuando Lenin escribía sobre la situación pre-revolucionaria de 1917, el proletariado, aunque había sufrido la traición de la socialdemocracia que permitió el estallido de la guerra mundial, se reconocía como clase, con sus propios intereses y una perspectiva revolucionaria, venía de una tradición ininterrumpida de organización y de lucha, en la que las nuevas generaciones crecían en la educación socialista, por lo que todo ello transmitía una enorme confianza de la clase obrera en sí misma y hacia ella por parte de todos los explotados. Desde 1848, cuando la clase obrera aparece como sujeto social con sus propios intereses y reivindicaciones y su propio partido en la escena social, hay una continuidad de la lucha y la organización. El tiempo que trascurre entre una tentativa revolucionaria y la siguiente es de 20-30 años: 1848-1871-1905-1917.
Es decir, el proletariado de 1917-23 contaba con capacidades subjetivas muy importantes que, sin embargo, no lograron impedir la derrota de su tentativa revolucionaria.
¿Cuenta el proletariado de hoy con esas capacidades subjetivas? Ya hemos visto que su reanudación histórica a partir de 1968 arrastra el tremendo lastre de la contra-revolución. Su larga sombra ha continuado y continúa aún marcando a las generaciones actuales de la clase obrera. El desprestigio y la desconfianza que el estalinismo ha impuesto sobre las nociones básicas de la lucha obrera, como la solidaridad (transformada en el envío de tropas a la guerra imperialista contra el bloque USA), el partido del proletariado (que en Rusia y los países del bloque del este se identificaba con el Estado) etc. han hecho mella particularmente en una generación que, ante la campaña sobre “el fin del comunismo” tras el hundimiento del bloque del Este, prácticamente se ha desentendido de la lucha obrera.
Si añadimos a eso, la larga y lenta evolución de la crisis y la desintegración social, sin que ninguna de las dos clases antagónicas (la burguesía y el proletariado) hayan sido capaces de plantear su alternativa a la situación histórica, lo que ha dado lugar a una nueva etapa de la decadencia (la descomposición[10]), el resultado es una gran desconfianza de la clase obrera en sus propias fuerzas.
De hecho hoy se produce lo que hemos llamado una dificultad de la clase obrera de encontrar su propia identidad de clase, de verse como clase social con sus propios intereses.
Todo eso se plasma en que si bien es cierto que la crisis capitalista actual está generando crisis políticas, situaciones políticas cada vez más críticas, sin embargo existe a la vez un gran desnivel entre la creciente gravedad de la situación objetiva y la capacidad subjetiva del proletariado. De ahí que no veamos probable en un horizonte inmediato como pareces plantearlo tú, esas situaciones políticas cada vez más críticas lleven al estallido de situaciones revolucionarias.
En nuestra opinión queda un largo camino por recorrer para llegar a esa posibilidad. Eso desde luego no quiere decir echar un cubo de agua fría a nuestra pasión por la revolución proletaria, significa sencillamente la necesidad de una discusión a fondo del conjunto de condiciones tanto objetivas como subjetivas que crean una situación revolucionaria. Habría que considerar desde luego la crisis capitalista pero también si realmente la burguesía y su Estado están aislados de la sociedad y sufriendo una creciente parálisis en sus medios de dominación. Y sobre todo en la ecuación hay que ver la variable más importante: la capacidad subjetiva del proletariado, no solo su combatividad que está indudablemente creciendo sino igualmente su conciencia, su confianza en sí mismo y en el porvenir, sus niveles de solidaridad, el grado de desarrollo en sus filas de las bases para crear una nueva Internacional.
Sobre ello te proponemos abrir una discusión pues en el intercambio que hasta ahora hemos tenido apenas hemos dado los primeros pasos.
Un saludo fraternal
CCI, 13.11.12
[1]Aunque se pedía la ayuda del resto de la clase obrera mediante colectas económicas, acoger a hijos de huelguistas etc.
[2] Se puede encontrar dicho libro en https://www.marxists.org/espanol/luxem/06Huelgademasaspartidoysindicatos_0.pdf [87] Ver el aporte reciente de los compañeros de Alicante: Debate a propósito de la huelga general, /content/3535/debate-proposito-de-la-huelga-general [595]
[3] Señalas en ese terreno algo que nos parece importante: la formación de un Comité de Coordinación de Huelga, que ha intentado unificar las Asambleas de las diferentes empresas y zonas mineras.
[4] La censura y la falta de noticias así como la deformación con la que se transmiten lo dificulta
[5] Ver /revista-internacional/200606/964/tesis-sobre-el-movimiento-de-los-estudiantes-de-la-primavera-de-200 [596]
[6] Ver /revista-internacional/200904/2483/las-revueltas-de-la-juventud-en-grecia-confirman-el-desarrollo-de- [220]
[7] Ver https://es.internationalism.org/node/3349 [597]
[8] Esta frase del poeta esclavo romano Terencio fue tomada por Marx como divisa y la repetía continuamente
[9] Nuestros análisis sobre la naturaleza y gravedad de la crisis actual pueden verse en la Revista Internacional.
[10] Ver nuestras “Tesis sobre la descomposición” en la Revista Internacional nº 62 /revista-internacional/200510/223/la-descomposicion-fase-ultima-de-la-decadencia-del-capitalismo [13]
En dos artículos anteriores[1], analizamos el contexto en que tuvo lugar la masacre de mineros en huelga en Marikana por la policía sudafricana el 16 de agosto último. Mostramos cómo los sindicatos y el Gobierno tendieron una trampa mortal a los trabajadores para ahogar la dinámica de la lucha que golpea desde hace varios meses “la mayor democracia africana”. Mientras sus policías maltrataban y asesinaban a los trabajadores impunemente, la burguesía esgrimía el tema de apartheid para adentrarlos en el campo estéril de la llamada lucha de razas donde los trabajadores negros serían víctimas. Las huelgas parecían extenderse a otras minas, pero no se ha podido determinar con certeza si realmente se están desplazando hacia el terreno de los conflictos interraciales o continúan extendiéndose.
Desde la publicación de nuestro artículo, asistimos al movimiento más importante de huelga en Sudáfrica desde el fin del apartheid en 1994. Estas huelgas son doblemente significativas porque, no sólo demuestran –por si fuera necesario– que detrás del llamado milagro económico “de los países emergentes”, se esconde, como en todas partes, una miseria creciente, sino que también destacan que los trabajadores del mundo, lejos de tener intereses divergentes, están luchando en todas partes contra las indignas condiciones de vida impuestas por el capitalismo. Por lo tanto, a pesar de las debilidades, sobre las cuales luego volveremos, las huelgas que han sacudido Sudáfrica se inscriben en la raíz de las luchas obreras alrededor del mundo.
Tras la masacre del 16 de agosto, la lucha parecía flaquear, aplastada por el peso de las maniobras de la burguesía. De hecho, mientras la huelga se extendió a otras minas con idénticas reivindicaciones, se organizó una reunión de buitres entre los sindicatos de Marikana y la dirección del estado, todo bajo la santa mediación de los dignatarios religiosos. La maniobra fue diseñada para sofocar la extensión de las huelgas dividiendo a los trabajadores entre quienes, por un lado, se beneficiaban de las negociaciones y de toda la atención mediática y, por otro lado, los que se lanzaban a la huelga ante la indiferencia general, con excepción de la atención de los policías (blancos y negros) que continuaban su campaña de terror, sus provocaciones y sus incursiones nocturnas.
Sobre el terreno, la AMCU, el sindicato que había aprovechado la huelga salvaje de Marikana el 10 de agosto para lanzar su munición en una guerra de territorio mortal contra su competidor del MUN, instó a los trabajadores a atacar físicamente a los mineros que habían vuelto a trabajar: "La policía no podrá protegerlos todo el tiempo, la policía no duerme con ellos en sus barracones. Si uno va a trabajar, debe saber que sufrirá las consecuencias". Debido al apagón mediático que golpeó brutalmente esta lucha, no somos capaces de determinar si los trabajadores han cedido realmente a la violencia o si los sindicatos continuaron su ajuste de cuentas con el pretexto de las huelgas; ya que se han perpetrado varios asesinatos y asaltos durante el movimiento.
Aunque la propaganda alrededor de la "vuelta del apartheid " nunca fue tomada en serio por los trabajadores, en este contexto, la lucha retrocedía de hecho. Sin embargo, en este punto, el movimiento conocía un nuevo aliento.
El 30 de agosto, la población supo, a través del diario de Johannesburgo, La estrella, que cuando la policía afirmó haber disparado a los mineros Marikana "en defensa propia", había mentido descaradamente como demostraron los informes de la autopsia, ya que realmente dispararon a los mineros por la espalda mientras intentaban huir de sus torturadores. Según varios periodistas presentes en el acto, la policía perseguía incluso a los huelguistas para asesinarlos a sangre fría. Sin embargo, casi al mismo tiempo, el Tribunal de Pretoria anunció su intención de inculpar a los doscientos setenta detenidos el 16 de agosto cuando la policía disparó... por el asesinato de sus compañeros (!), en virtud de una ley antidisturbios que prevé la acusación por asesinato de todos los detenidos en el lugar de un tiroteo policial. Es que, en “la mayor democracia africana”, no se andan con rodeos. Mientras ninguno de los policías que abatieron a los mineros de Marikana fue molestado, el Estado inculpó a los supervivientes del tiroteo. Con un poco de imaginación, el tribunal de Pretoria ¡casi podría haber ejecutado por segunda vez a los muertos por su propio asesinato!
La consternación fue tal que, el 2 de septiembre, el tribunal se vio obligado a retirar los cargos y a anunciar la liberación de todos los presos. Sobre todo, el Estado se percató inmediatamente de su error, ya que, sobre la base de las mismas reivindicaciones, las huelgas se multiplicaron en la mayoría de las minas en el país. En efecto, el 31 de agosto, quince mil trabajadores de una mina de oro, operada por Golds Fields, cerca de Johannesburgo, lanzaron una huelga salvaje. El 3 de septiembre, los mineros de Morder Est, empleados por Golden One, entraron a su vez en lucha. El 5 de septiembre, casi todos los mineros de Marikana se manifestaron recibiendo los vítores de la población y se negaron, al día siguiente a aceptar el lamentable acuerdo firmado entre los sindicatos y la administración de Lómin. A partir del 14 de septiembre, las compañías Amplats, Aquarius y Xstrata, que operan cada una en varios sitios, anunciaron la suspensión de su actividad, mientras que la producción de casi todas las minas del país parecía detenerse. La ola de huelga incluso se había extendido a otros sectores, en particular a la de los transportistas motorizados.
Esta dinámica fue, en parte, alimentada por la conmoción causada por el testimonio de los huelguistas encarcelados: "ellos [la policía] nos han golpeado y apaleado, nos han pisoteado los dedos con sus botas", "todavía no puedo entender lo que me pasó, ¡ésta es mi primera vez en la cárcel!" "Pedimos un aumento de sueldo y nos disparan, nos llevan a la cárcel y nos golpean, incluso, ¡me han robado los 200 RAND [20 euro] que llevaba!".
El terror de la policía cayó también sobre los huelguistas en libertad a través de intervenciones muy violentas, resultando en detenciones por motivos incongruentes, con muchos heridos y varios muertos[2]. Así, el 14 de septiembre, el portavoz del Gobierno dijo: "es necesario intervenir porque llegamos a un punto donde debemos tomar decisiones importantes". Después de este buen ejemplo de frase hueca de las que sólo los políticos tienen el secreto, el portavoz agregó, mucho menos lacónicamente: "Si permitimos que esta situación se extienda, la economía sufrirá seriamente". Al día siguiente, se organizó una irrupción brutal, alrededor de las 2 de la mañana, en los dormitorios de los trabajadores de Marikana y sus familias. La policía, apoyada por el ejército, hirió a muchas personas, incluyendo a varias mujeres. Por la mañana, estallaron disturbios y se levantaron barricadas en las carreteras. Poco más necesitó la policía para desatar la violencia sobre los trabajadores de todo el país en nombre de la "seguridad".
Mientras que sus policías aterrorizaban a la población, el Estado, con la complicidad de los sindicatos, asestó un gran golpe a la lucha, el 18 de septiembre, permitiendo un aumento del 11 a 22% sólo a los mineros de Marikana. Esta victoria engañosa fue claramente para dividir a los trabajadores y evitar la movilización de los trabajadores que había estado en el centro de la lucha. Claramente, la burguesía sacrificó ese 22% para los mineros de Marikana con el fin de sofocar el espíritu de lucha de los otros huelguistas, detener la extensión del combate y privar a la mayor parte de de los trabajadores del aumento de sueldo reclamado.
Sin embargo, el 25 de septiembre, los 9 mil empleados de la mina Beatrix que a su vez entraban en huelga, y los de Atlatsa se lanzaron a la lucha el 1 de octubre. La violencia policial marcó una nueva muesca en su cinturón con un montón de brutales detenciones, palizas y asesinatos. El 5 de octubre, la compañía Amplats sacó la artillería gruesa al anunciar el despido de 12 mil mineros. En esta escalada varias compañías, apoyadas por los tribunales, amenazaron con despedir masivamente a través de un chantaje asqueroso: los trabajadores, o aceptan aumentos miserables propuestos por la dirección, o bien son expulsados. Golden One finalmente tuvo que despedir a mil cuatrocientas personas, Golden Field a otras mil quinientas, etc..
En el momento de escribir estas líneas, los últimos grupos de huelguistas regresan poco a poco al trabajo. Pero esta lucha y a pesar de las debilidades que la han caracterizado, expresa cierto aumento de la conciencia de clase. Los trabajadores sudafricanos han sentido la necesidad de luchar colectivamente, han formulado reivindicaciones concretas y unitarias y han buscado constantemente ampliar su lucha. En un contexto donde la crisis y la miseria serán inexorablemente más profundas, este movimiento es una firme experiencia para el desarrollo de la conciencia de todos los proletarios de la región y una lección para los proletarios de todo el mundo.
El Generico, 22 de octubre
[1] Lecciones de la experiencia sudafricana, ver https://es.internationalism.org/node/3468 [599] y Matanza en Sudáfrica: la burguesía lanza a sus sindicatos y su policía contra los trabajadores, ver https://es.internationalism.org/node/3453 [600]
[2] Es imposible determinar el número de huelguistas asesinados por la policía sudafricana, pero la prensa informó de siete muertos en Rustenburg y al menos una muerte en las filas de los camioneros.
En Grecia, tras la tercera consigna de huelga general de los sindicatos, incluyendo al más influyente que es el Pame, nuevas manifestaciones tuvieron lugar el miércoles 26 de septiembre en Salónica y Atenas que contó con más de 30 000 trabajadores. La ira era tal que una vez más vimos violentos enfrentamientos con la policía y esta vez incluso entre policías en huelga y las fuerzas del orden!
En España, decenas de miles de manifestantes llegaron gritando su rabia el martes 25 de septiembre ante un Parlamento protegido por 2 000 policías. El sábado 29, apenas cinco días después y evidencia del profundo descontento, el Parlamento se vio nuevamente rodeado durante toda la noche.
En Italia, 30 000 funcionarios estaban en la calle el viernes 28 en Roma para protestar contra un nuevo paquete de austeridad sobre pensiones y "reclasificaciones".
En definitiva, la última semana de septiembre estuvo marcada por la creciente ira en muchos países de Europa frente a los ataques brutales y él anuncio de nuevos planes de austeridad sin fin. En México los ataques más inmediatos se perfilan bajo la nueva “Reforma laboral”, no existen situaciones “griegas”, “españolas” o “mexicanas”, todos los trabajadores en todo el mundo están siendo atacados.
Obviamente, ante todas estas medidas drásticas, los responsables son los funcionarios designados por los gobiernos así como los partidos de oposición y los sindicatos; la 'troika' de la Unión Europea, el Banco Central Europeo y el Fondo Monetario Internacional. Casi todo el mundo quiere hacernos creer que el problema de la crisis podría resolverse país por país y nos machacan la ilusión de que todo el mundo no se encuentra en el mismo barco, que es posible para algunos evitar lo peor, para que otros puedan relanzarse si hacen los "esfuerzos necesarios". En México la burguesía nos recalca que “no la estamos pasando tan mal como los europeos” (Felipe Calderón dixit). Nos dicen que nuestra economía “está blindada” y nos hacen creer que nuestras vidas estarían separadas de los trabajadores europeos y de otras partes del mundo. Lo cierto es que somos una misma clase trabajadora en todo el mundo, una clase que sufre el mismo yugo de explotación, que apenas sobrevive y que es aplastada cada vez que se revela aisladamente. La burguesía hace todo lo posible para evitar la toma de conciencia de que todos los trabajadores son atacados y que en este sentido pertenecen a una misma clase mundial.
No hay ninguna salida a la crisis; eso es claro e inequívoco, aunque el deseo de un futuro económico más brillante es una esperanza que tiene todo el mundo. La pobreza y la miseria son el futuro para todos en este sistema capitalista. Hace más de 40 años que se anuncia diariamente que habrá un mejor mañana si estamos de acuerdo en los sacrificios de hoy. ¡Pero cada sacrificio abre la puerta a otros peores! Incluso, no es falta de voluntad por parte de los capitalistas o los Estados, esto el resultado de la inmersión en la bancarrota inexorable que requiere esta ley implacable de creciente brutalidad de los ataques.
Entonces, ¿qué hacer?, ¿cómo luchar? A pesar del descontento creciente que ha llevado a enfrentamientos con la policía, las “jornadas de acción” como la que recientemente vivimos en México a propósito del 2 de octubre, muestran su esterilidad. Décadas de esta forma de “acción” lo demuestran… son en cambio un medio para encuadrar a los trabajadores detrás de las banderas sindicales y atraparlos entre las vallas de la policía y el sonido de los altavoces de los dirigentes sindicales impidiendo cualquier discusión.
El ejemplo de España es muy llamativo. El año pasado, el movimiento de los indignados fue una demostración real y potente de la voluntad de la población y la clase obrera que colectivamente, fuera de los sindicatos, discutió las maneras de combatir los ataques y expresar su indignación contra las condiciones de miseria impuesta por el Estado español. Lo más significativo fue la creación de espacios de discusión en las calles a través de asambleas generales libres y abiertas a todos, una apertura a los sufrimientos y luchas en todo el mundo. En España, cuando un trabajador "de otra parte" tomaba el micrófono para ir en solidaridad con el movimiento y a veces para contar cómo la pasaban en su terruño, la simpatía fue inmediata y palpable, cálida y entusiasta. En ese momento, ninguna bandera ni nacional ni regional eran visibles y aquéllos que querían limitar la lucha en la acción separatista no eran particularmente bienvenidos, en cualquier caso sus discursos no causaban ningún entusiasmo. Y es que el movimiento de los indignados no permaneció encerrado en la frontera hispana, "dio pasitos" en muchos países, en Israel o Estados Unidos con el movimiento de los "Ocupar".
La burguesía es conciente del peligro potencial que supone la maduración de estas ideas "absurdas" (ante sus ojos) en los cerebros de los explotados; ella sabe que nunca es bueno, desde su punto de vista, que un sentido de solidaridad en la lucha se desarrolle entre los trabajadores, mucho menos a nivel internacional. Hoy, a principios de octubre, se lleva a cabo una enorme campaña de la burguesía que intenta inyectar progresivamente el veneno nacionalista y la defensa de las “instituciones”, sus instituciones. Así, el IFE (Instituto Federal Electoral) salió de las recientes elecciones como un “instituto ciudadano ejemplar”, el Tribunal Federal Electoral “hizo cumplir la ley”, los ciudadanos “ejercieron su derecho” y la izquierda se mostró “más civilizada que nunca”…a excepción de Obrador que sigue insistiendo en que Peña Nieto hizo trampa y hoy anuncia la creación de un nuevo partido de izquierda…¡una “nueva institución” destinada a controlar a todos aquéllos que dejen de creer en la “institución llamada PRD”!. El movimiento “#yo soy 132” está integrado a la defensa de la legalidad, de la democratización de los medios y demás linduras sujetas en el corsé de las “instituciones nacionales”. Hoy es el PAN y el PRD los que enarbolan la bandera de la “democracia sindical”, vieja consigna del izquierdismo en los años 70 y 80... ¿Se volvió el PAN de izquierda?, ¿por fin el PRD asume su dicho de “amigo de los trabajadores? ¡¡NO!! Esas escaramuzas en las cámaras de diputados y senadores de la burguesía son solo una sórdida lucha por posiciones. Además, no hay en el fondo ninguna contradicción en que el PAN se sume hoy a la demanda de “democracia sindical”, esa consigna solo busca recredibilizar un órgano que ya no pertenece a los trabajadores, es una consigna que siempre ha sido ajena al campo del proletariado… ¡parece radical pero es pan con lo mismo!
Lo que demostró el movimiento de los Indignados en España desde sus primeros días y los debates que se desarrollaron en su seno, fue la esperanza en otro mundo. Esta esperanza, la confianza que la clase obrera debe tener en sí misma, deben desarrollarse y vivirse en sus luchas ya que son potentes alicientes para enfrentar y superar las trampas que nos tiende la burguesía todos los días. Esto le permitirá salir de los movimientos repetitivos que solo conducen a la desmoralización y la desmovilización. El gran ejemplo lo tendremos en México el 20 de noviembre: los sindicatos organizarán una gran “jornada de acción” para encerrarnos en callejones sin salida, para vaciarnos, para matarnos las ganas de protestar y oponernos a esta vida a la que nos condena el capitalismo.
La gravedad de la crisis, si bien hace crecer en nosotros un profundo descontento, también contiene algo tremendo; revela que no se trata de doblar a tal o cual patrón o gobierno en turno sino de cambiar drásticamente el sistema, de luchar por la liberación de toda la humanidad y acabar con las cadenas milenarias de opresión. ¿Seremos capaces? ¿Nosotros, la clase obrera, podremos hacer esa tarea? ¿Cómo hacerlo? Frente a la barbarie creciente y a la incapacidad manifiesta del capitalismo para ofrecer algo distinto a la miseria, todas estas preguntas surgen y pasan por la cabeza, conscientemente o no. El proletariado tiene la fuerza para recuperar la confianza en sí mismo, en su capacidad para unirse y vivir la solidaridad en su seno... el amanecer comenzó a despuntar en el horizonte. Se acerca el día en que las palabras de Karl Marx cobrarán todo su significado: " las revoluciones proletarias como las del siglo XIX, se critican constantemente a sí mismas, se interrumpen continuamente en su propia marcha, vuelven sobre lo que parecía terminado, para comenzarlo de nuevo, se burlan concienzuda y cruelmente de las indecisiones, de los lados flojos y de la mezquindad de sus primeros intentos, parece que sólo derriban a su adversario para que éste saque de la tierra nuevas fuerzas y vuelva a levantarse más gigantesco frente a ellas, retroceden constantemente aterradas ante la vaga enormidad de sus propios fines, hasta que se crea una situación que no permite volverse atrás y las circunstancias mismas gritan: Hic Rhodus, hic salta!1” (18 Brumario).
CCI, octubre de 2012
1 ¡Aquí está la rosa, baila ahora !. El significado de esta alocución nos dice que llega un momento en que ya no hay vuelta atrás y debemos enfrentar los problemas.
Una vez más, misiles y aviones israelíes han estado machacando Gaza. En 2008, en la operación “Plomo Fundido” se llegó a casi 1500 muertos, la mayoría de ellos civiles, a pesar de asegurar que se trataba de “ataques quirúrgicos” contra objetivos terroristas. La franja de Gaza es una de las zonas más pobres y pobladas del mundo y es absolutamente imposible separar las zonas residenciales de las “instalaciones terroristas” que las rodean. Con todas las armas sofisticadas a disposición de los Israelíes, la mayor parte de víctimas en la campaña actual son también civiles, mujeres, niños y ancianos.
No es que esto preocupe a los militaristas que dirigen el Estado de Israel. De nuevo Gaza está siendo castigada de forma colectiva, como lo ha sido no sólo con el asalto anterior sino también con el bloqueo que ha paralizado su economía, ha obstaculizado los esfuerzos para la reconstrucción tras la devastación de 2008 y ha situado a la población en el límite del hambre.
En comparación con la potencia armamentística esgrimida por los Israelíes, las capacidades militares de Hamas y de los grupos yihadistas más radicales de Gaza, son insignificantes. Pero gracias al caos en Libia, Hamas ya tiene en sus manos misiles de largo alcance. No sólo Ashdod en el sur (donde fueron asesinados tres residentes de un bloque de viviendas por un misil disparado desde Gaza) sino Tel Aviv y Jerusalén están ahora en el punto de mira. El miedo atroz que atenaza todos los días a los residentes de Gaza también está empezando a hacerse sentir en las principales ciudades de Israel.
En resumen: ambas poblaciones se toman como rehenes por las estructuras militares enemigas que dominan Israel y Palestina, con un poco de ayuda del ejército egipcio que patrulla las fronteras de Gaza para evitar incursiones indeseables o fugas. Ambas poblaciones se encuentran en la línea de fuego en una situación de guerra permanente, no sólo en forma de cohetes y proyectiles, sino teniendo que asumir la carga creciente de una economía distorsionada por las necesidades de la guerra. Y ahora la crisis económica está obligando a los gobernantes de ambos lados de la frontera a introducir nuevos recortes en el nivel de vida, nuevos aumentos en los precios de las necesidades básicas.
En Israel el año pasado, el alza de precios de la vivienda fue una de las chispas que encendió el movimiento de protesta en forma de manifestaciones masivas, calles ocupadas y Asambleas –un movimiento directamente inspirado por las revueltas del mundo árabe y que creció con eslóganes como "Netanyahu, Assad, Mubarak son todos iguales" y "árabes y judíos quieren viviendas asequibles". Durante un tiempo breve pero estimulante, todo en la sociedad israelí, incluyendo el “problema palestino” y el futuro de los territorios ocupados, estuvo abierto a preguntas y debate. Y uno de los principales temores de los manifestantes era que el gobierno respondiera a este reto incipiente a la “unidad nacional” con el lanzamiento de una nueva aventura militar.
Este verano, en la Cisjordania ocupada, el alza de los precios del combustible y de los alimentos desembocó en una serie de manifestaciones furiosas, cortes de carreteras y huelgas. Los trabajadores del transporte, salud y educación, universitarios y escolares y los desempleados se plantaron en las calles frente a la policía de la Autoridad Palestina demandando un salario mínimo, trabajos, precios más bajos y acabar con la corrupción. También ha habido manifestaciones contra el creciente coste de vida en el Reino de Jordania.
Con todas las diferencias en los niveles de vida entre las poblaciones israelíes y palestinas, y pese a la mayor opresión y humillación por la ocupación militar sufrida por éstos últimos , las raíces de estas dos revueltas sociales son exactamente lo mismo: la creciente imposibilidad de vivir bajo un sistema capitalista en crisis profunda.
Ha habido muchas especulaciones sobre los motivos que subyacen en la reciente escalada. ¿Está Netanyahu tratando de agitar el nacionalismo para aumentar sus posibilidades de reelección? ¿Hamas ha acelerado los ataques con cohetes para demostrar sus credenciales bélicas frente al desafío de las bandas islamistas más radicales? ¿El objetivo militar israelí es derrocar a Hamas o simplemente reducir sus capacidades militares? ¿Qué papel jugará en el conflicto el nuevo régimen de Egipto? ¿Cómo afectará la actual guerra civil de Siria?
Estas son preguntas que vale la pena plantearse, pero ninguna de ellas afectará a la cuestión fundamental: la escalada del conflicto imperialista se opone totalmente a las necesidades de la gran masa de la población en Israel, Palestina y el resto del Medio Oriente. Cuando las revueltas sociales en ambos lados animan a las masas a luchar por sus intereses reales y materiales contra los capitalistas y el estado que les explota, la guerra imperialista crea una falsa unidad entre los explotados y sus explotadores y agudiza las divisiones entre los explotados de un lado y los explotados de otro. Cuando aviones israelíes bombardean Gaza, se alistan nuevos reclutas para Hamas y la Yihad, para quienes todos los Israelíes, todos los judíos, son el enemigo. Cuando los cohetes jihadistas extallan en Ashdod o Tel Aviv, los Israelíes se vuelcan mucho más hacia “su” Estado de protección y de venganza contra los “árabes”. Los problemas sociales urgentes que estaban detrás de las revueltas están enterrados en una avalancha de odio y locura nacionalista.
Pero si la guerra puede avivar los conflictos sociales, lo contrario también es cierto. Ante la escalada actual, los gobiernos “responsables” como los de los Estados Unidos y Gran Bretaña están pidiendo moderación, un retorno al proceso de paz. Pero éstos son los mismos gobiernos que actualmente están librando guerras en Afganistán, Pakistán e Irak. Estados Unidos también es el principal soporte militar y financiero de Israel. No podemos pedirles que busquen una solución “pacífica” ni tampoco podemos dirigirnos a Estados como Irán, que abiertamente ha armado a Hamas y Hezbollah. La verdadera esperanza de un mundo pacífico no reside en los gobernantes, sino en la resistencia de los gobernados, su creciente comprensión de que tienen los mismos intereses en todos los países, la misma necesidad de lucha y unidad contra un sistema que no puede ofrecerles nada excepto la crisis, la guerra y la destrucción.
Amos 20.11.12
Publicamos a continuación el texto que nos ha enviado una lectora. Es un texto que nos permitirá entender mejor, a la luz de los descubrimientos obtenidos en psicología social y neurología, las conexiones existentes entre las condiciones de vida y el aumento de las conductas adictivas. Al explicar los mecanismos que subyacen bajo ese aumento creciente del consumo de materias estimulantes, nefastas para el organismo, esta aportación ilustra un aspecto del callejón sin salida al que conduce el capitalismo además de todo el cinismo de la clase dominante. Es importante que seamos conscientes de la realidad de los sufrimientos generados por la explotación y la barbarie de la sociedad capitalista. El llamamiento a la “conciencia colectiva”, en referencia a estas cuestiones, es totalmente válido porque se trata de un arma de los explotados para criticar y derrocar una sociedad inhumana. Aplaudimos con fuerza la iniciativa de la compañera y la animamos a seguir por ese camino.
Son numerosos los estudios que se realizan regularmente sobre las conductas adictivas de los jóvenes y las personas sin empleo. Ponen de manifiesto cómo los seres humanos sin trabajo son constantemente difamados por su supuesta falta de voluntad para enfrentarse al consumo de sustancias psicoactivas, verdaderamente alto en esta capa de la población. Por el contrario han sido pocas las investigaciones realizadas sobre el consumo de sustancias psicoactivas entre personas con empleo, cuando empíricamente se sabe que es una realidad que afecta a numerosos trabajadores y cuyas causas son múltiples y muchas veces disfrazadas. Además, las instituciones y los organismos que crea el Estado para combatir las adicciones así como los resultados que publican son, en la mayoría de los casos, hipócritas y poco fiables o ineficaces.
Las poblaciones profesionalmente excluidas, sin empleo, consumen ante todo tabaco, alcohol, medicamentos psicotrópicos (Ansiolíticos, antidepresivos, miorelajantes, etc.), de libre venta o recomendados por un especialista (o no) pero hay quien incluso ingiere drogas ilícitas, entre las que están las denominadas de “diseño”.
Por un estudio del INPES ([1]), realizado a 2594 desempleados el año 2005, conocemos que el 10,5% de ellos son dependientes del alcohol, el 12 % consume cannabis y el 17,4 % toman medicamentos psicotrópicos; que el 45 % de los beneficiarios acogidos a la Renta Activa de Solidaridad (RSA) ([2]) tienen dificultades con el alcohol, mientras que los trabajadores ocupados están en un 15 %.
Los jóvenes son también víctimas del exceso de consumo de sustancias psicoactivas: según los estudios de la OFDT (Observatorio Francés de Drogas y Toxicomanías) ([3]) realizados en 2002 y del ADSP (Actualidad e Informes sobre la Sanidad Pública, también en Francia) ([4]) en 2007, el 40 % de los jóvenes mayores de 18 años consumen diariamente tabaco, frente al 29 % de personas con edades comprendidas entre los 18 y los 75 años. Es más, el 10,5 % de los jóvenes consumen bebidas alcohólicas en exceso y el 13,3 % fuma cannabis regularmente.
Adelantaremos algunas de las explicaciones que se suelen dar sobre las causas del consumo excesivo entre esos sectores de población que intentan insertarse en la vida social. Hay autores que piensan que la adolescencia y sus múltiples cambios (fisiológicos, psicológicos, madurez, etc.) es la causa principal de las conductas de riesgo entre los jóvenes y que ciertamente, los adolescentes perciben el alcohol como un medio para superar mejor el malestar que les genera esos cambios, o bien como una manera de facilitar su relación personal con los demás.
Aunque es cierto que un ambiente alegre, distendido o relajado no se asocia por los jóvenes al consumo de alcohol, sí que encuentran que es, en cierta medida, eficaz para lograr un “buen ambiente” y por supuesto más barato. Pero también se sabe que los profesionales del sector de las bebidas alcohólicas conocen este fenómeno y desarrollan estrategias de marketing entre los jóvenes consumidores, muy aficionados a los sabores dulces. Elaboran productos tipo Premix (premezclas) o Alcopops (licores comercializados en pequeñas botellas de diseño y etiquetado confuso) ya que el envase hace pensar en bebidas de bajo contenido alcohólico, para comercializarlos entre este público. Las bebidas, de alta graduación alcohólica (vodka, whisky, ron…) son mezcladas con bebidas sin alcohol pero muy azucaradas (soda o zumo de “frutas”), para enmascarar el fuerte sabor a etanol. De esta manera, aunque la cantidad de alcohol ingerida es menor que el de una bebida alcohólica tradicional, el riesgo estriba en que los consumidores se olvidan del alcohol que contienen y consumen mayor cantidad; con lo que se agravan las consecuencias para sus cerebros todavía en desarrollo ([5]).
Por otra parte, la ansiedad ante el futuro y el miedo al desempleo, ligados a la situación económica, acentúan también el consumo de substancias psicoactivas entre la población en situación precaria. Isabel Varescon ([6]) demuestra que la dependencia al alcohol es en muchos casos consecuencia del fracaso o la dificultad para realizar una tarea encomendada. Este fracaso se traduce en un sentimiento de incompetencia personal y social. Por su efecto analgésico, el consumo de substancias psicoactivas es un medio que tiene el individuo de paliar su baja autoestima.
La búsqueda de lazos sociales por medio del alcohol y del efecto analgésico de las substancias psicoactivas son estrategias de adaptación de las que los consumidores se dan cuenta demasiado tarde, cuando ya están en una situación muy precaria.
Otra encuesta del INPES, realizada sobre una muestra de 15.994 “trabajadores en activo” de edades entre 16 y 65 años, estima que el 28,1 % de los encuestados presenta un tabaquismo regular, el 13,8 % consumen medicamentos psicotrópicos, el 8,1 % es alcohólico y el 8 % es consumidor habitual de drogas ilícitas. Esta encuesta ha mostrado también la relación que hay entre el tipo de substancias psicoactivas consumidas y el medio profesional, y se constata que, excepto el del área de las finanzas, ningún sector está excluido del consumo de estas substancias. El de la construcción y el de los transportes son los más afectados, ya que el consumo de tabaco, alcohol, medicamentos psicoactivos y drogas ilegales es superior al de todas las demás profesiones. El abuso del tabaco y de las drogas ilícitas está también muy extendido en el medio de la restauración (bares, hoteles y restaurantes, etc.). En lo que se refiere a los medicamentos psicotrópicos, los trabajadores domésticos y los administrativos presentan un consumo más elevado que el de otros sectores (industria, los servicios o el turismo).
Estudios recientes han demostrado que el abuso de sustancias psicoactivas en el medio laboral produce desazón y ansiedad en el trabajo, lo que es causa frecuente de estrés. El estrés aparece cuando el mal ambiente en el trabajo supera los recursos normales de un individuo (sus capacidades adaptativas). Para enfrentar estas situaciones de tensión los trabajadores desarrollan estrategias de adaptación. En este marco, los asalariados consumidores de sustancias psicoactivas lo hacen para poder sobrellevar su estrés o para aumentar su capacidad de trabajo. Concretamente, los trabajos experimentales de M. Niezborala (año 2000) realizados sobre una muestra de 2106 personas en activo, interrogadas con ocasión del reconocimiento periódico de salud en el trabajo, manifiestan que casi una persona de cada tres consume medicamentos psicoactivos para enfrentar las dificultades que encuentra en su empleo: «El 20 % utiliza un medicamento para estar en forma durante la jornada de trabajo, el 12 % toma medicamentos en la jornada laboral para tratar algún síntoma de agitación, el 18 % utiliza medicamentos para “mantenerse relajado si la jornada es difícil» ([7]).
Otros autores como Catherine Reynaud-Maurupt et Hoareau (2010) y Fontaine y Fontana (2003), concluyen también que el consumo excesivo de substancias psicotrópicas afecta esencialmente a los trabajadores activos que trabajan en condiciones laborales de gran dificultad donde se les obligan “a estar siempre al cien por cien, a tope”. Esta estrategia tiene una función clara: inducir a un estado de hiperrendimiento a fin de adaptarles mejor a las exigencias profesionales.
Por otro lado Ángel y colaboradores señalan que los asalariados que trabajan en condiciones físicas de gran dureza consumen, sobre todo substancias psicoactivas, en cantidades superiores a los de otros sectores laborales. El consumo de estas substancias es una estrategia de adaptación frente al estrés profesional. Este fenómeno es el resultado directo de la escasez de trabajo y de la creciente precariedad. De igual manera el aislamiento social, tanto en las empresas como en la vida privada, del que son, cada día más, víctimas los trabajadores, trae consigo el aumento de potenciales riesgos de aumento del consumo; éste permite por un lado establecer lazos sociales, porque se consume colectivamente (sobre todo tabaco y alcohol); y por otra, soportar los trastornos físicos y síquicos ligados al trabajo (alcohol, psicofármacos y drogas ilegales).
El abuso de productos que modifican la conducta (psicoactivos, substancias adictivas…), por grupos sociales que viven en situación de precariedad y por los trabajadores cuyas condiciones de trabajo ponen en peligro su salud física y mental, tiene para ellos consecuencias dramáticas. En Francia, por ejemplo, mueren cerca de 45.000 alcohólicos al año. El consumo excesivo de estas sustancias genera además toda una serie de situaciones de alto coste social y personal: accidentes de trabajo, enfermedades de larga duración o crónicas, lesiones irreparables, suicidios, etc. Especialistas de centros de diagnóstico y tratamiento como el Hassé Consultant ([8]), P. Angel entre otros, estiman que aproximadamente un 20 % de las bajas laborales están asociadas al consumo excesivo de sustancias psicoactivas; es más, del 40 al 45 % de los casos de accidente laboral con resultado de muerte son consecuencia directa de ese abuso.
Hay entidades y organizaciones creadas con el propósito de luchar contra la dependencia y la adicción, centros para drogodependientes… Son centros de carácter hospitalario que acogen a personas en estado de dependencia de algún producto psicoactivo (concretamente al alcohol y drogas ilegales). Su método de funcionamiento viene a ser así: cuando ingresan se les impone un tratamiento de desintoxicación física (es decir, se les priva totalmente de los productos que suelen consumir) durante aproximadamente una semana y después se les somete a un tratamiento psicológico más prolongado. Desde que se empezó a utilizar este tipo de tratamientos cada vez hay más instituciones que optan por informar a los pacientes sobre el funcionamiento psicológico de las dependencias; consiguiendo de esta manera que los enfermos pasen de un estado de culpabilidad, a comprender los mecanismos cerebrales que favorecen y regulan la dependencia.
Del abuso continuado de alcohol se sabe que el etanol desequilibra los llamados receptores GABA en las neuronas ([9]). Estos receptores se hacen dependientes y exigirán al consumidor durante toda la vida una cantidad creciente de etanol para satisfacerse. Acabar con el consumo de alcohol se hace extremadamente difícil en la medida en que el síndrome de privación (el llamado “mono”) aparece de manera más o menos grave según las características (tanto fisiológicas como sociales) de los pacientes. Se les recomienda la abstinencia total y de por vida pero estos receptores jamás recuperarán su funcionamiento normal; una pequeña cantidad de alcohol ingerida será suficiente para reactivar el proceso.
Es una cruel realidad que “el mono” (síndrome de abstinencia) no es nada en comparación con lo que les aguarda en el futuro a los ex-dependientes. Es mucho más duro escapar a las “celebraciones” sociales (fiestas, reuniones familiares, almuerzos de trabajo, etc.) donde todo está montado para empujar al consumo de bebidas alcohólicas. Los comercios, sus anuncios de propaganda y sus escaparates son un reclamo para atraer e incrementar los consumidores.
En cuanto a las bebidas “sin alcohol” hay que decir que, además de que no son muy “divertidas”, si que contienen buena parte de alcohol, y se lo debemos a una ¡sórdida legislación!, que permite que al lado de donde pone 1,2 grados de etanol pueda imprimirse la frase “Sin alcohol”, sin necesidad de indicar la cantidad real que contiene el recipiente; algo que debería ser imprescindible, ya que una mínima cantidad de alcohol es suficiente para una recaída.
Además, ¿son acaso más “marchosas” las juergas sin alcohol? Los industriales de bebidas alcohólicas seguro que dirán: ¡por supuesto que no! Lo mismo que habrá quien diga que las recaídas son una muestra de la ¡falta de voluntad de los adictos! En cuanto a lo que les aguarda en el trabajo, cuando se tiene, lo que pueden llegar a oír son frases como: “Está claro que a éste le ha servido de poco el tratamiento”. ¡Ah!, estos trabajadores que tienen la gran suerte de tener un empleo y un buen patrón que les resuelve su “pequeño problema personal”, siempre que se mantengan tan dóciles como antes de su curación, y, sobre todo antes de que recaigan. Todas estas indecencias serán siempre un medio de presión añadido para que el trabajo se haga rápidamente y sin rechistar.
La exclusión social va en aumento, como consecuencia de la precarización del empleo, del paro, de las dificultades financieras, etc.; las condiciones de trabajo son cada vez más penosas y el aislamiento social que se deriva de ello se acentúa y parece eternizarse. Los individuos buscan, lenta y laboriosamente, soluciones a esta degeneración que pueden tomar diferentes formas: desde la lucha contra estas condiciones de vida…, hasta el abandono.
Luchar contra ellas no debería ser, jamás, la adaptación del propio organismo a estas condiciones mediante el consumo de sustancias psicoactivas. Luchar contra el origen del problema es mucho más eficaz, pero para ello se requiere de una conciencia colectiva más que de una respuesta individual.
Agnosia, 17 setiembre
[2] https://www.hcsp.fr/explore.cgi/adsps?menu=11 [604]. Se trata de un subsidio mínimo para parados de larga duración que se otorga en Francia
[3] https://www.ofdt.fr/ [605]
[9] Pierre Angel, Patrick Amar, Marie Josee Gava, Brigitte Vaudolon, Mieux vivre en entreprise (2e édition).
El pasado 9 de noviembre se producía el suicidio, en Baracaldo, cerca de Bilbao, de una mujer que se arrojó a la calle desde el balcón de su casa mientras la policía entraba en su vivienda para desahuciarla. Habían transcurrido pocas semanas desde otras dos muertes similares en Burjassot (Valencia) y en Granada. ¿Cuántos van realmente? Es imposible decirlo porque en otros casos las causas de los suicidios aparecen difuminadas como depresión, conflictos familiares…
Ante la “alarma social” y sobre todo las reacciones de rabia que se produjeron inmediata y espontáneamente entre los vecinos de estas víctimas y otros muchos que se solidarizaron con ellas, los distintos aparatos del Estado que garantiza el “orden” capitalista inundaron los informativos de lamentos y pésames, de promesas de medidas para “impedir más pérdidas de vidas humanas”, y bla-bla-bla…, en la enésima demostración de que la repugnante hipocresía de los explotadores tampoco tiene techo.
Así, hemos visto aparecer en los medios a los propios banqueros con su cara más compungida, justificándose que ellos desahucian “lo menos posible” y que en todo caso lo hacen, nos dicen, para salvaguardar los intereses de los demás clientes del banco. Se sabe sin embargo que la banca nacionalizada ha acelerado la presentación de un auténtico aluvión de solicitudes de desahucio para limpiar sus balances de créditos de dudoso cobro y pasárselos así al llamado “banco malo” ([1]). Hemos oído también a los jueces, que desde 2008 han dictado el desahucio de cerca de 400 mil familias en España, echar la culpa a los políticos que son los que tienen que cambiar las leyes. Hemos escuchado a los policías que sacan a la fuerza a los desahuciados de sus casas y que apalean a quienes se concentran para impedirlo, que ellos “también lloran” (¡sic!) aunque deban “cumplir su deber obedeciendo a los jueces”. Hemos leído a los oráculos más seguidos de los medios de comunicación reclamar a los políticos que se pongan de acuerdo y limiten los estragos de la crisis a los más desfavorecidos, aunque, claro está, el verdadero límite es “la ya frágil estabilidad del sistema financiero”, la “credibilidad de España ante los inversores extranjeros”, o ese eufemismo llamado “seguridad jurídica” que debe traducirse como “hay que cumplir con lo que se debe”, excepto claro está, que se hable el idioma de las administraciones frente a los servicios sociales, de la policía ante quien le pide que se identifique, de los bancos ante las “preferentes”… Hemos visto al PP alardear de que, a diferencia del inane Zapatero, ellos sí toman medidas para proteger a los desfavorecidos, aunque esas medidas hayan sido impulsadas por la propia banca, que a grandes líneas las había anunciado días antes del pomposo decreto de Rajoy, y han sido bendecidas por la propia “troika”. Pero el colmo del cinismo debe buscarse sobre todo en el PSOE, el partido que más años ha gobernado en la España postfranquista y que jamás modificó la ley hipotecaria de 1946, adoptada por la mismísima dictadura tan repudiada por el PSOE. El partido de los 5 millones de parados es también el de los 300 mil desahucios aplicados en 2007-2011. Quién hoy lamenta lo limitado de las medidas de Rajoy, aplaudió con las manos y con los pies el llamado “Código de Buenas Prácticas Bancarias” aprobado en marzo de este año y que sólo ha podido ser aplicado a 130 familias en todo el país. El mismo Rubalcaba que enviaba la policía a contra las concentraciones que desde el 15M se organizaron contra los desahucios, pide ahora que la policía municipal de los ayuntamientos “socialistas” no colabore en su ejecución… Hace unos días, María Antonia Trujillo ex ministra de vivienda de ZP, bravuconeaba: “Quien tenga deudas que las pague. Que no se hubiera endeudado”. Y quien es hoy la mano derecha de Rubalcaba replicaba: “¿Dónde has dejado tu alma socialista?”. Si repugnante es la prepotencia de la primera (como el “¡que se jodan!” que dedicó una diputada del PP a los parados al encarecer el subsidio), el cinismo de la segunda es indignante.
Con esa nauseabunda campaña de falsa solidaridad, el cocodrilo capitalista exhibe sus lágrimas para que sus víctimas confiemos en su “buena voluntad”. Quiere que creamos que el afán de lucro se detiene cuando choca con los derechos humanos más elementales. ¿Acaso no figuran en la Constitución el derecho a una vivienda digna, así como el derecho al trabajo? Quiere que pensemos que pueden ser insaciables explotadores, chupasangres, ladrones… pero no hasta el extremo de provocar la pérdida de vidas humanas. Pero eso es pura patraña propagandística. Si la troika, la banca, el Gobierno… han acordado una moratoria de dos años para familias con recursos inferiores a 19 mil euros anuales, de los que más de la mitad es deuda hipotecaria, y que además estén en paro sin subsidio o con cargas familiares… no es porque finalmente su “humanidad” se haya impuesto a su naturaleza capitalista, sino porque la inmensa mayoría de las familias en esas condiciones son insolventes, y arrojarles a la calle no va a representar ninguna ganancia, sino que va a engordar el stock de viviendas de las que la banca y el gobierno no consiguen desprenderse. A cambio de permanecer dos años más en sus casas, estas familias “beneficiadas”, verán incrementada la cadena de su deuda en un “razonable” 30 %. Y si a lo largo de esta moratoria, llegase un contrato de trabajo o cualquier otro mínimo hilillo de sangre a estos “subsidiados”, deberá reanudarse el pago o admitir el desahucio definitivo,…
El presidente de la Asociación Española de Banca ha declarado recientemente que la “solución” a los desahucios está en “construir más viviendas, conceder más créditos e hipotecas”, como si el capitalismo se moviese para satisfacer las necesidades humanas. Pero eso es falso. El capitalismo vive de transformar las necesidades humanas, de todas las esferas de la vida desde la salud al ocio pasando por la vivienda, en mercancías que se intercambian por otra mercancía, como la fuerza de trabajo que se hace cambiable a través del salario en cualquiera de sus modalidades. El capitalismo no sacrifica jamás ese valor de cambio al valor de uso que puedan tener esas “mercancías” para los trabajadores que las han creado. Por eso existen hoy en España ¡1 millón de viviendas vacías!, mientras las familias se hacinan en casas de los abuelos ([2]), o se retrasa hasta los 30 años la edad media de emancipación de los jóvenes. Como señalamos en otro artículo de este mismo AP (“Debate sobre el problema de la vivienda”), la actual crisis de la vivienda es la más típicamente capitalista de todas las que, en este aspecto, ha vivido la humanidad: es una crisis de sobreproducción, medida ésta respecto al mercado formado por los comparadores solventes y no respecto a las necesidades humanas. .
Por ello es iluso pensar en que el capitalismo puede enfocar el problema de la vivienda, como otros tantos, partiendo de las necesidades humanas o desde una justicia que igualara a prestamistas y prestatarios. Esa es una funesta ilusión y una de nuestras principales críticas a plataformas como la de Afectados por la Hipoteca (PAH) o la de Stop Desahucios que si bien han protagonizado convocatorias que han movilizado efectivamente una auténtica solidaridad con las víctimas de desahucios, caen en cuanto a sus análisis y propuestas en planteamientos de un estéril reformismo “radical” aunque parcial, como la reivindicación de la “dación en pago” ([3]), o la reforma de la Ley Hipotecaria para corregir los abusos con que se privilegia a la banca ([4]). En última instancia la avalancha de desahucios está invariablemente unida al empobrecimiento brutal y rapidísimo de la clase obrera. Por ello no lleva a ningún lado separar la lucha contra los desahucios de la lucha contra los despidos, contra los recortes en sanidad, o los hachazos a los salarios. Es una lucha de los explotados contra la pervivencia de este sistema de explotación.
Dicen los psicólogos que acompañan a las asambleas que agrupan a los desahuciados que se les ve cada vez ven más desmoralizados, y que una parte muy importante de las tendencias suicidas que se presentan se deben a un sentimiento de “fracaso personal” que acompaña al desahucio. Ya habíamos visto esto mismo en los parados, o en los suicidios en el trabajo ([5]) que estallaron por ejemplo en Francia hace un par de años. Esa es la otra cara de la supuesta “libertad” del individuo en la sociedad capitalista: convertir en fracaso personal, lo que en realidad es la incapacidad del modo de producción de asegurar, bajo sus presupuestos de la mercancía, el beneficio y la acumulación, la satisfacción de las necesidades humanas más elementales. Para que la humanidad pueda sobrevivir hay que barrer el capitalismo de la faz de la tierra.
Dámaso, 20 de noviembre de 2012
[2] Se calcula que hoy en España 600 mil familias viven de la pensión de los ancianos cuya vivienda ya pagada se convierte además en el refugio al que acuden desahuciados o familias que no pueden pagar los alquileres…
[3] La “Dación en pago” es la liberación de las obligaciones crediticias a cambio de la entrega de la vivienda al banco lo que significa perder todo lo pagado
[4] De hecho en otros países donde no existen estos abusos el problema de la vivienda se agrava. En Francia, por ejemplo crece sin parar el número de trabajadores que, aun conservando su puesto de trabajo, no pueden pagar un alquiler y deben vivir en roulotte durante todo el año. En USA existen más de 636 mil “homeless”. Un estudio reciente de Ocuppy Wall Street decía que en el último año el número de “sin techo” de la ciudad de Nueva York había crecido un 10% hasta 44 mil personas. El paso del huracán Sandy ha puesto de manifiesto que muchas de las casas de esa área no eran dignas de tal nombre.
[5] Respecto a lo primero véase: https://es.internationalism.org/book/export/html/2407 [612]. Y en cuanto a lo segundo: /accion-proletaria/201005/2874/suicidio-y-sufrimiento-en-el-trabajo [613]
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Hace 30 años que tuvo lugar la guerra de las Malvinas[01], que el actual gobierno de la Sra Kitchner en Argentina, en otro de sus gestos de fervor nacionalista, pone a la gloria de la memoria histórica patria.
Hemos recibido un folleto que reúne documentación sobre distintas publicaciones (preferentemente hojas o panfletos), que en el fuego de los acontecimientos mantuvieron una posición internacionalista contra la guerra, denunciando ambos bandos. La calidad de la presentación deja mucho que desear, pues la mayoría de textos se recogen en su formato original de la época (1982), pero el interés que presentan aminora con mucho las dificultades de la lectura.
Hay documentación de textos de diferentes agrupaciones, pero la mayoría de los que se reproducen íntegramente vienen firmados por la “Comisión por un nuevo mundo” y “obreros de la industria automotriz”, y como explica el folleto, a veces por más compañeros en su propio nombre. También hay un pequeño texto firmado como “Emancipación” y un artículo de entonces del grupo italiano Núcleo Leninista (que participó en los años 80 en la 1ª Conferencia de los grupos de la Izquierda Comunista)
Los textos muestran el enorme coraje de mantener una denuncia de la guerra y de los dos bandos, frente a la unión nacional para la guerra bajo un gobierno de dictadura militar y expresan la voluntad de sostener una posición internacionalista basada en las lecciones de la historia del Movimiento Obrero, una posición de clase, que llama a la movilización anticapitalista contra la guerra. En ese sentido inspiran un profundo respeto y emoción por la pasión revolucionaria que ponen en cada línea.
Sin embargo nos parece que también expresan una dificultad y al mismo tiempo un esfuerzo de clarificación sobre el imperialismo. Y a eso se suma un segundo problema, que es una perspectiva localista, que tiene muchas dificultades para plantear las cuestiones más allá del marco argentino.
La consecuencia más importante de la combinación de estas dos dificultades es que, si bien se sostiene una posición internacionalista ante el conflicto de las Malvinas, en cambio alguno de los textos (el documento nº 1) se deja arrastrar a la defensa de uno de los campos en sus comentarios sobre las guerras deVietnam y Argelia, que no se denuncian asimismo como guerras imperialistas[02].
Aunque en este documento nº1, “Nuestro desacuerdo con lo que se ha hecho y se está haciendo con las Malvinas”, hay un verdadero esfuerzo por denunciar el pacifismo y por plantear el problema de la guerra en términos materialistas, y también por basar la denuncia de la guerra en la continuidad de las posiciones del Movimiento Obrero, recordando la respuesta revolucionaria frente a la 1ª guerra mundial, falta una visión histórica del problema de la guerra, y por eso, una visión coherente del imperialismo. Hay un “totum revolutum” en el análisis de diferentes guerras en diferentes periodos históricos, donde se confunden las guerras por la constitución de naciones en Europa, con las guerras coloniales en América Latina, con las guerras imperialistas.
En el documento nº4, “Malvinas, las responsabilidades ocultas”, sin embargo, hay un esfuerzo de clarificación sobre la cuestión del imperialismo, que se aborda frontalmente. Realmente llama la atención que el texto vuelva sobre las mismas cuestiones que había planteado el documento nº1 y trate de darles una respuesta mucho más elaborada y coherente. Y eso muestra un método indudablemente de la clase obrera, de tratar de llegar al fondo de las cuestiones honestamente, sin ningún tipo de tapujos ni trampas.
El documento nº 4, fiel a esa honestidad y a ese método, no puede evitar llegar a una contradicción. Partiendo del análisis del imperialismo de Lenin, que considera la evolución del capitalismo desde el punto de vista de cada capital nacional en sí mismo, que empujaría a unos capitales al imperialismo y a otros a la “liberación nacional”, resulta que en el caso concreto de la guerra de las Malvinas, el capital argentino ocupa un territorio que pertenece a la “Pérfida Albión”, a una de las viejas potencias que fue dueña del mundo. Pero ¿se trata entonces de una “guerra justa” como dicen los voceros de la burguesía en Argentina? ¿Realmente se puede pensar que Argentina en 1982 está llevando a cabo una guerra de “liberación nacional” o algo parecido contra Gran Bretaña?
El documento nº 4 se ve obligado a introducir el concepto de “antiimperialismo nacionalista” para tratar de explicar esto. A esbozar una posición que considera el imperialismo como un producto del desarrollo del capitalismo en un momento dado y que afecta a todos los países donde se ha desarrollado el capital. Así se llega a la conclusión de que, en nombre del antiimperialismo, puede expresarse sin embargo una lucha en defensa de los intereses capitalistas (e imperialistas, aunque no lleguen a formularlo explícitamente), como así fue el caso de Argentina. Esta posición abre la puerta a una comprensión de que las llamadas luchas de “liberación nacional”, fueron en realidad conflictos imperialistas entre fracciones de la burguesía local que se adscribían a los intereses de una u otra potencia imperialista. De esta forma se apunta (aunque no llegue a formularse explícitamente) una visión del imperialismo como el producto, no únicamente de unos capitales nacionales más avanzados, sino como el producto del desarrollo del capitalismo en su conjunto en un momento de su evolución, que convierte en imperialista (a la medida de sus posibilidades) a cualquier capital nacional por muy “de segunda” o “de tercera” división que sea. Esa posición coincide más con la que desarrolló Rosa Luxemburg en La crisis de la socialdemocracia y La Acumulación del capital.
En este sentido, el análisis sobre las verdaderas causas del conflicto, basadas, no en los intereses de las islas en sí, sino en las tentativas de reforzar la explotación y la sumisión de la clase obrera, coinciden en lo esencial con los que desarrolló la CCI en la misma época. Colgamos aquí, junto con la posición obrera desde Argentina, el artículo que publicó, “desde el otro lado” nuestra sección en Gran Bretaña en el momento de la guerra[03].
Este artículo se publicó originariamente en World Revolution nº 50 ([1]), en Junio de 1982. Lo republicamos ahora (2007), ante la marea de artículos y documentales conmemorando el 25 aniversario de la guerra de las Malvinas (Falklands) ([2]). El artículo argumenta que la guerra no fue, como muchas otras del mismo periodo, una expresión del conflicto entre los bloques imperialistas ruso y americano, tampoco fue una pelea por un conflicto de intereses económicos o estratégicos entre Gran Bretaña y Argentina. Fue sobre todo una guerra dirigida a la clase obrera. Esto fue más evidente en Argentina, donde se desató la histeria nacionalista sobre las Malvinas para intentar ahogar la creciente resistencia de la clase obrera a la Junta Militar. Pero lo mismo se puede aplicar a la burguesía en Gran Bretaña, que utilizó la guerra para reforzar el equipo de gobierno en el poder y para probar el armamento de guerra, tanto militar como ideológico. Este artículo argumenta pues, que la guerra fue un claro ejemplo del cínico maquiavelismo de la clase dominante. Los acontecimientos posteriores, aunque han tenido lugar en un paisaje imperialista alterado, han confirmado esta apreciación básica. Las técnicas de propaganda probadas durante la guerra de las Malvinas, se usaron después una y otra vez en las subsiguientes guerras en las que se han visto implicadas las grandes potencias –la guerra del Golfo de 1991, la guerra de los Balcanes, o la invasión de Afganistán e Irak. Y estas guerras han confirmado plenamente la capacidad de intriga y conspiración de la burguesía, sea empujando a Saddam Hussein a la invasión de Kuwait en 1991, para luego desencadenar la guerra del Golfo, o 10 años más tarde, permitiendo que Al Qaeda procediera con sus ataques a las Torres Gemelas para dar así un pretexto perfecto para desencadenar “la guerra contra el terrorismo”.
No hay que entender el cínico derramamiento de sangre que se ha producido en el sur del Atlántico como un conflicto imperialista entre los dos bloques USA y URSS, ni tampoco como el desesperado intento final de salvar el honor del viejo y pasado de moda colonialismo británico. Primero y ante todo, la “guerra” de las Malvinas tiene que entenderse como parte de la guerra que lleva a cabo la burguesía mundial contra el proletariado. Surgiendo al primer plano de la actualidad tras la represión de diciembre en Polonia[3], este conflicto es parte de una estrategia mundial de la burguesía para desmoralizar al proletariado y quebrar su voluntad de resistir a los efectos de la crisis
Hay algunos en el Medio revolucionario que ven la interpretación de la CCI de estos hechos como una especie de “teoría de la conspiración”, como un “maquiavelismo” trastornado. Pero la CCI está completamente cuerda cuando explica como la burguesía en este periodo es capaz de trabajar junta contra la clase obrera: las bases de esto residen en las condiciones objetivas del capitalismo en su fase decadente y en la profundidad de la crisis económica, que hace de la cuestión de la lucha de clases la preocupación más crucial y constante del conjunto de la burguesía. Quienes permanecen ciegos ante las implicaciones de esta realidad básica, y ante el hecho de que la burguesía es capaz de “conspirar” contra los trabajadores, de manipular los acontecimientos, corren el riesgo de subestimar seriamente la fuerza del enemigo de clase.
Los dos elementos clave del capitalismo decadente que ponen las bases del maquiavelismo de la burguesía son:
Confrontada a la amenaza de la lucha de clases unida por encima de las fronteras nacionales, la burguesía se ha visto impulsada a unir su propia lucha incluso más allá de su división en bloques. Solo hay que ver cómo los rivales imperialistas apartaron de lado momentáneamente sus propias querellas y trabajaron conjuntamente para aislar y sofocar el peligro de la huelga de masas en Polonia en 1980-81, allanando el camino para la represión del 13 de Diciembre, para darse cuenta de hasta donde puede llegar la burguesía cuando su sistema sea amenazado.
Un breve examen de los sucesos de las Malvinas muestra que se trata de otro ejemplo de un “frente unido” contra la clase obrera. Pero esta vez casi exclusivamente confinado a un bloque imperialista: los dos protagonistas son ambos aliados del bloque USA. No hay realmente ningún peligro serio de influencia desestabilizadora de la URSS en la región. De hecho, sería difícil encontrar una parte del mundo más “a salvo”, o un pedazo de territorio con menos utilidad para que se desencadene un baño de sangre por su control, que las islas Malvinas.
Obviamente, teniendo eso en cuenta, para USA no tiene mucho sentido que los efectivos militares de sus amigos y aliados se den una paliza, pero en cambio vale la pena si, de rebote, la Junta militar argentina puede empantanar las huelgas y el descontento en una oleada de nacionalismo; y especialmente si a los obreros de Europa se les enseña una lección esencial para el futuro: “no te molestes por luchar y prepárate a hacer sacrificios por la gloria de la democracia”. Si esto tuviera éxito, haría más a largo plazo por los preparativos de guerra de la burguesía que cien misiles Cruise, y por eso representa un ej clave de los esfuerzos concertados de la burguesía para desmoralizar y desviar a los principales batallones de la clase obrera en Europa Occidental.
Con estos objetivos básicos de la burguesía en mente, es obvio que los viajes diplomáticos del secretario de Estado USA, Mr Haig, y los interminables intentos de una “salida negociada” eran meramente parte de una calculada cuenta atrás en una limitada implicación militar que sirviera para lanzar esos mensajes. Si los intereses de USA estuvieran seriamente amenazados en esta “guerra”, tiene suficientes recursos económicos y fuerza militar, si fuera necesario, para detenerla, empleando la OTAN, el FMI y todas las estructuras de bloque construidas para mantener su hegemonía; y la estrecha implicación de EEUU en el dispositivo militar de los Estados sudamericanos, le hubiera permitido disponer ampliamente de un preaviso de las intenciones de Argentina de invadir las Malvinas, lo que puede decirse con plena seguridad que ha sido consentido.
Puesto que Gran Bretaña es uno de los aliados de USA más leales y mejor entrenados, merece la pena examinar la respuesta del gobierno Thatcher. Aunque la invasión de Argentina ha estado motivada fundamentalmente por la necesidad de desviar una oleada de lucha de clases, Galtieri, desde su llegada al poder, no ha ocultado su intención de reclamar las Malvinas, incluso por la fuerza si fuera necesario. Además de esas insinuaciones descaradas, y de sus propios informes de inteligencia sobre las intenciones de Argentina, el gobierno británico tiene acceso a toda la parafernalia USA de vigilancia, incluyendo satélites espías que podrían (como se ha revelado en programas recientes de TV) no sólo detectar cada movimiento de la fuerza naval argentina en el Atlántico sur, sino también captar órdenes transmitidas por el ministerio de Defensa en Buenos Aires.
Esta previsión, incluso aceptando la falibilidad de la alta tecnología capitalista, apunta de sobra a una deliberada inacción del gobierno británico, que de hecho estaba muy cerca de alcanzar un acuerdo permanente sobre el futuro de las islas con la Junta militar antes de la invasión (y por esto Carrington y los ministros de Asuntos exteriores implicados tuvieron que dimitir). De algunas de las declaraciones de Carrington tras su dimisión puede deducirse que estos altos funcionarios del Estado habían estado insinuando que, en vistas del acuerdo inminente, si Argentina invadiera, no valdría la pena que Gran Bretaña respondiera.
Algunos de los comentaristas burgueses más inteligentes (como Peter Jenkins de The Guardian) han argumentado que no vale la pena luchar por las Malvinas puesto que Gran Bretaña de todas formas en algún momento tendría que negociar su independencia. Realmente la guerra de las Malvinas no tiene ningún sentido desde el punto de vista económico, pero esa no es la cuestión: el gobierno británico, con el acuerdo tácito de la burguesía USA, permitió deliberadamente que se produjera la invasión argentina para desencadenar una campaña contra la clase obrera a domicilio. La “pérdida” inicial de las Malvinas era necesaria para crear el mito de la “agresión argentina”, y suscitar el máximo apoyo de la población al empleo de la fuerza y la acción militar. Semejante treta no es ninguna novedad; según el Profesor John Erikson, de la Universidad de Edimburgo, los gobiernos británico y norteamericano, tenían serias advertencias de la invasión rusa de Afganistán en Diciembre de 1979 al menos 8 meses antes, pero permanecieron quietos cínicamente para magnificar la propaganda anti-URSS frente a un “ataque sorpresa”. También hoy es aceptado por muchos historiadores burgueses, que EEUU sabía perfectamente las coordenadas del ataque a Pearl Harbor de 1941 previsto por Japón, pero dejó que ocurriera para permitir así un medio rápido y efectivo de movilizar a la población a la guerra.
Esta “guerra” “por la democracia”, “por la libertad” y “la soberanía nacional”, es tan artificial que los bancos británicos permiten descubiertos y otorgan créditos a corto plazo a Argentina; aunque están preocupados por los intereses de sus créditos, en nombre de los intereses de la estabilidad del bloque occidental, están dispuestos a evitar la quiebra Argentina a toda costa ([4]). Entretanto, los dirigentes de los grandes bancos USA están preparando sus próximas visitas a Argentina, tan pronto como cesen las hostilidades abiertas, para discutir la renegociación de su colosal deuda de 32 billones de dólares ([5]). Efectivamente, la presente “guerra” está siendo financiada por el bloque occidental, y Gran Bretaña está ayudando a pagar una guerra contra sí mismo, para desplegar una campaña contra la clase obrera a domicilio. Esto aún destaca más el hecho de que la “guerra” en el Atlántico sur es una vasto espectáculo, orquestado por el imperialismo mundial, y dirigido contra el proletariado internacional.
La importancia de comprender cómo la burguesía “conspira” contra el proletariado es obvia: si la clase obrera confronta un enemigo que está organizado a escala mundial, sólo puede luchar contra su enemigo organizándose ella mismo a escala mundial. Para derrotar la estrategia global del capital, el proletariado necesita su propia estrategia global: la estrategia de la huelga de masas internacional y la insurrección mundial.
Mark Hayes, Mayo 1982
[1] World Revolution es la publicación de la CCI en Gran Bretaña.
[2] A lo largo del artículo original, se emplea lógicamente la denominación inglesa de las islas, que se conocen como las Falklands. Aquí hemos empleado sin embargo la denominación en español de las islas: Malvinas.
[3] Cuando se enviaron los tanques rusos contra la clase obrera polaca después de que hubiera empezado a debilitarse la huelga de masas de 1980. Ver /revista-internacional/200602/757/polonia-1980-lecciones-siempre-validas-para-la-lucha-del-proletaria [616]
[4] Guardian, 1 mayo 1982.
[5] Guardian 7 de mayo 1982.
[01] Para un recuerdo rápido, sobre todo a los más jóvenes, la guerra de las Malvinas estalló en 1982, tras la ocupación militar argentina de esas pequeñas islas a mil Kms de su costa sur, y dominio de Gran Bretaña (donde se conocen como islas Falkand). Las islas no tienen ningún interés desde el punto de vista de la explotación de los recursos económicos y muy escaso interés estratégico (para mayor información, ver los textos y las referencias que se publican a continuación). Recientemente se pueden leer algunos artículos sobre esta guerra en los periódicos también en España, e incluso hay referencias en una película que ha estado en cartelera; “un cuento chino”
[02] Para un análisis de la guerra de Vietnam y Argelia, ver nuestro folleto Nación o clase. Las llamadas “luchas de liberación nacional” desde los años 60, fueron en realidad guerras donde se enfrentaban diferentes bandos de la burguesía local apadrinados por uno u otro de los dos grandes bloques imperialistas que surgieron de la 2ª guerra mundial: USA y URSS, y sus aliados. Así la victoria del Viet Cong fue en realidad apadrinada por la URSS, aunque resultó finalmente una “amarga victoria”, puesto que USA cedió el peón de Vietnam, donde la situación se le hacía cada vez más complicada, particularmente por las protestas contra la guerra en Estados Unidos, pero a cambio ganó a China para su bloque imperialista. De forma similar, muchos de los países que llegaron a su “liberación nacional” al ser reclutados por el bloque URSS, pasaron después al bloque USA, del cual (directamente del vasallaje de EEUU o de alguno de sus aliados) se habían supuestamente “liberado” (como fue el caso de Egipto por ej., o de la propia Argelia).
[03] La CCI también publicó un editorial sobre la guerra de las Malvinas en la Revista Internacional nº 30, que lamentablemente no está disponible en español en la web, pero que puedes solicitar por correo. Sí se puede leer sin embargo en la web en inglés y en francés.
La película que apareció en Youtube el 11 de septiembre, La inocencia de los musulmanes de acuerdo a todas las opiniones es extremadamente estúpida y mediocre, producida por un defraudador californiano supuestamente cristiano ha estado en el centro de la atención mundial durante dos semanas. Esta denuncia del profeta Mahoma y sus seguidores, presentada, entre otras caricaturas, como individuos inmorales, pedófilos y brutales, ha provocado reacciones en todo el mundo musulmán. Estas manifestaciones han llevado a enfrentamientos y violencia dirigidos principalmente a los Estados Unidos, incluyendo el asesinato del Embajador de Estados Unidos en Libia.
Se han dicho muchas cosas sobre las reacciones conducidas por los radicales salafistas. Todo ello con una gran cobertura de los medios de comunicación occidentales. Pero estamos hablando de un máximo de algunas decenas de miles de manifestantes diseminados en varios países desde Túnez a Pakistán a través de Yemen. Esto no es realmente mucho cuando consideramos que hay cientos de millones de musulmanes tan solo en los países árabes, sin contar los millones de musulmanes que viven en Europa o América.
No se trata de minimizar la violencia que tuvo lugar, pero estos eventos fueron reproducidos deliberadamente para alimentar la idea del “peligro musulmán”. En Alemania Angela Merkel expresó su “gran inquietud”, mientras que en Francia Manuel Valls fue sacudido por esta “amenaza contra la República” luego de la mini manifestación en el Elíseo, que tuvo lugar “sin permiso oficial”. En los Estados Unidos, escuchamos a Hilary Clinton a declarar que los países árabes no habían “cambiado la tiranía de un dictador por la tiranía de la multitud”, refiriéndose a las “revoluciones árabes” de la primavera de 2011. Hasta el Papa, desde Líbano llamó a “erradicar” el fundamentalismo; musulmán obviamente!
En este concierto de preocupadas reacciones de los políticos, algunos comentaristas destacan la evidente manipulación ideológica de una parte y de otra.
• or un lado, el que esta película () salga en el contexto de crecientes tensiones guerreras entre Siria e Irán, pero también con los islamistas radicales en Malí y Sahel, y además que apareció el 11 de septiembre, aniversario del ataque a las torres gemelas en 2001 que resultó en 4000 muertes y luego la invasión estadounidense de Afganistán, estuvo claramente orientada a señalar con el dedo el salvajismo de los extremistas islámicos por todo el mundo.
• or otro lado, los extremistas islámicos cayeron justo en la trampa, revelando una vez más su potencial destructivo y su determinación para hacer frente a Estados Unidos y las potencias occidentales con el fin de afirmarse sobre camarillas burguesas rivales.
Está claro que hubo una escalada en ambos lados en un momento en que se perfilan nuevas intervenciones militares y masacres en el horizonte. Este tipo de campañas sirven para preparar el terreno en el plano ideológico.
La clase dirigente y todas sus fracciones, cualquiera que sea su religión, utilizará eventos como éste para dividir intimidar y aterrorizar a los explotados. Pero sobre todo, para sus hipócritas llamamientos a la calma y la razón, su objetivo es justificar nuevos pasos hacia la barbarie de la guerra.
Mulan, 28 de noviembre
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La crisis del sistema capitalista se profundiza en todo el mundo. No se limita a Grecia, España y Portugal, sino que son Francia, Alemania y USA los que entran en recesión; el paro bate record en el mundo y la pobreza se dispara en la Norteamérica de Obama.
Los “brotes verdes” o “la senda del crecimiento y del empleo”, gobierno tras gobierno (de un color u otro), se convierten en una degradación brutal de las condiciones de vida y de trabajo. Nos anuncian continuamente el “final del túnel”. Decían que sería para 2012, ahora dicen que para 2014. Merkel lo retrasa a 2017 y hay economistas que lo colocan ¡en 2025! Es UN INFIERNO INTERMINABLE. Y, además, la llegada al “final del túnel” -¡caso de producirse! ¡Que no es seguro!- se hará bajo condiciones que retrotraen a la clase trabajadora muchas décadas atrás: total desprotección ante los intereses de la clase empresarial, creciente y descarnada miseria y explotación, emigración masiva para huir de una precariedad y un desempleo crónicos. La clase capitalista y su Estado tratan de compensar la reducción de ventas, beneficios e ingresos como producto de la crisis incrementando los impuestos y precios de los productos básicos (mientras los capitalistas gozan de la complicidad de la administración para pagar lo mínimo posible por su patrimonio y sus beneficios), disminuyendo las condiciones de vida y de trabajo de la población (“reducción de costes laborales y sociales”) y expulsando del mercado de trabajo a la creciente“mano de obra sobrante”. Se trata de una guerra de clases de los de arriba contra los de abajo.
El papel que en las “democracias” capitalistas tienen reservado los sindicatos y la izquierda es, cuando no pueden evitar la aparición de la protesta, canalizarla hacia movilizaciones y reivindicaciones estériles, que lleven al desgaste, la impotencia y la derrota: huelgas y protestas simbólicas convocadas a toque de corneta y controladas desde arriba, divididas por empresa, sector o zona geográfica, unidas a eslóganes y reivindicaciones que nada tienen que ver con nuestros intereses y necesidades (“salvar la economía”, evitar “arruinar el país”,“salvar el sector”, etc.). ¡Como si la economía o el país pertenecieran a trabajadores y parados, y no en realidad a la clase capitalista y a la maquinaria estatal a su servicio! ¡Como si desahuciados y bancos, trabajadores y empresarios, parados y políticos, fuéramos todos “ciudadanos iguales”!
En la práctica, los sindicatos “combativos”, “de base”, etc., no se diferencian de los sindicatos “mayoritarios”. Tras la verborrea y el discurso radical su actuación y métodos confluyen con ellos, convirtiéndose en sus apéndices críticos, con diferencias meramente formales, como hemos visto en las diferentes“huelgas generales” de los últimos años.
Cada vez más compañeros (de distinta procedencia, circunstancias, sector, afiliados o no a sindicatos, etc.) nos planteamos cómo hacer frente a esta situación y cómo encontrar un camino realmente eficaz para defendernos. Una cosa es segura: sólo la lucha masiva y contundente puede hacer retroceder a la clase capitalista y al gobierno de turno a su servicio. No podemos confiar para ello ni en los “pasteleos” y las maniobras sindicales, ni en la farsa y el circo electoral y parlamentario. Algunas de las líneas generales para llevar a cabo una lucha eficaz contra el capital por la obtención de unas condiciones dignas de vida y trabajo, dentro de un proceso vivo y sin fórmulas mágicas, pasan necesariamente por tender a:
Esto último es lo más importante. La principal conquista de las luchas no será tanto las mejores condiciones conseguidas, que el Capital y su Estado intentarán eliminar lo más pronto posible, sino la creciente unidad, solidaridad, conciencia y capacidad de auto-organización que desarrollemos. Esto nos irá dando la fuerza necesaria para imponer una sociedad diferente, construida por los trabajadores mismos, en la que no haya ni explotación, ni miseria, ni guerras.
Corriente Comunista Internacional 12-11-12
El lunes 10 de septiembre, 26 mil profesores en Chicago se fueron a huelga por primera vez en 25 años, después de años de sufrir ataques en sus prestaciones, congelación de los salarios y cada vez más atroces y degradantes condiciones de trabajo.
Esta huelga está en continuidad con aquellas que han surgido durante el verano llevadas a cabo por los trabajadores de Con Edison en Nueva York, los conserjes en Houston, los trabajadores de Palermo pizza en Milwaukee, Wisconsin –por mencionar sólo algunas de las huelgas más publicitadas– y mirando más allá de un año, en continuidad con la huelga de trabajadores de Verizon, en la ciudad de Nueva York y las movilizaciones de los trabajadores públicos de Mdison, Wisconsin. ¡Los maestros están reaccionando finalmente! Como parte de la clase trabajadora, los profesores no se han librado de la crisis económica y de los ataques implacables de la clase gobernante contra las condiciones de vida y de trabajo. Sin embargo, debido a su posición como parte del sector público a cargo de educar a las futuras generaciones de trabajadores, para satisfacer las necesidades de búsqueda de ganancia y la competencia del capitalismo, los maestros han sido particularmente denigrados y demonizado por una brutal campaña que tiene dos objetivos fundamentales:
1. Dividir a la clase trabajadora al poner a un sector de ella contra el otro.
2. Justificar los ataques draconianos en contra de las prestaciones de servicio médico, seguridad en el empleo y condiciones de trabajo, con el argumento de la imperiosa necesidad de una “reforma educativa”.
Estos ataques y campaña de los medios de información son un fenómeno internacional que tiene lugar en Francia, Grecia, España, Portugal, Holanda, Italia, Gran Bretaña, Alemania, Austria y el resto del mundo. Las reacciones a menudo han sido masivas, no solo en los países europeos, sino también en India, África (Swazilandia) y América Latina. La movilización de los profesores de Chicago se inscribe en el surgimiento internacional de la combatividad de la clase obrera contra los ataques de los patrones.
Hay muchas razones para el descontento de los docentes. A pesar de la declaración del alcalde de Chicago Rahm Emanuel, de que la huelga no tiene ninguna causa económica y, sobre esta base ridícula su solicitud de que salga una orden legislativa en contra del sindicato que está en huelga ilegalmente, hay un montón de preocupaciones económicas que han movilizado a los maestros para entrar en huelga: días y años escolares más largos, congelamiento de las tasas de contribución estatal a los seguros de salud; la introducción de una nueva evaluación docente ligada a un examen de rendimiento de los estudiantes –es decir, un ataque a la seguridad en el empleo, especialmente en el contexto de amenaza de cierre de al menos 100 escuelas–, y mucho más. ¡El “aumento salarial” previsto por el contrato incluso ni siquiera sería suficiente para pagar la jornada y ciclo escolar ampliados, y lo llaman un aumento! ¿No son estos asuntos económicos? ¡Solo nuestros jefes y gobernantes, quienes no tienen preocupaciones económicas que los mantengan despiertos durante la noche, pueden concebir estos ataques como no-económicos! Pero por supuesto, los maestros están totalmente en lo correcto si van más allá de las cuestiones económicas. Los maestros encabezan la exigencia de respeto de todos sus hermanos de clase por luchar por su dignidad como seres humanos, al negarse a someter su pasión por la enseñanza a un asunto medible por pruebas estandarizadas; y al negarse a someter a sus estudiantes a la mentalidad y la práctica de los patrones que ven a los seres humanos como meros objetos para vender y cuantificar según la ley de ganancia y competencia capitalistas, reduciendo a los seres humanos a simple mercancía para vender o tirar. ¡Este, en esencia, es el significado de su tan cacareada “reforma” a la educación! Se trata de un cálculo actuarial: cuánto están los jefes dispuestos a “perder” en educación pública a la luz de la reestructuración de la mano de obra que se impone sobre ellos debido a la crisis económica implacable del capitalismo! Solo podemos decir a nuestros compañeros maestros: ¡admiramos y apoyamos tu coraje! ¡Son una inspiración para todos nosotros ya que estamos en sus mismas condiciones!
En los medios de comunicación, la clase dirigente y los jefes expresan su preocupación por lo que esta huelga significará para la perspectiva de re-elección de un presidente demócrata frente a uno republicano. ¿Temen que la clase obrera cada vez más sea capaz de ver a través de sus mistificaciones de humo y espejo y que se de cuenta de que, pintado de azul o rojo, el tamaño, los objetivos y el contenido de los ataques es realmente el mismo? Si les preocupa que la clase trabajadora tenga en su cabeza que la verdadera lucha tiene que librarse en las calles, junto con otros trabajadores, y no en las urnas, la clase obrera haría bien en reflexionar sobre el papel que desempeña cada parte en la implementación de los ataques y por lo tanto, preguntarse: ¿quién es nuestro verdadero amigo? ¿A quién necesitamos recurrir para pedir ayuda? ¿Es la cúpula sindical la respuesta a esta pregunta? ¿Cómo puede ser la respuesta “sí”, cuando los dirigentes sindicales negocian con los jefes a puertas cerradas? ¿Cómo puede ser posible que ellos sean nuestros amigos cuando contrato tras contrato nuestro trabajo y las condiciones económicas y de vida se han deteriorado? ¿Cómo creer en ellos cuando gritan que es una “victoria” –con el argumento de que “podría haber sido peor”– lo que para todos los trabajadores es una derrota? ¿No es esto lo que Karen Lewis tuvo la desfachatez de decir cuando ella clamaba que Rham Emanuel redujo su propuesta de hacer que los profesores fueran evaluados sobre la base del rendimiento de la prueba de los estudiantes del 40 al 25 ? Pero, si no podemos confiar en los sindicatos, ¿qué más tenemos?
La forma más eficaz para librar una lucha es estableciendo asambleas abiertas, como los trabajadores históricamente lo han hecho y re-aprender a hacerlo. Hemos visto estos primeros intentos de volver a tomar el destino de la lucha en nuestras propias manos en España, durante el movimiento de Indignados, y aquí, en los Estados Unidos, con el movimiento Occupy. Lo que estos movimientos puntualizan es la necesidad de crear un espacio para debates abiertos donde podemos libre y creativamente proponer soluciones reales a nuestros problemas.
Somos los únicos “expertos” y la rendición de cuentas de nuestras decisiones debe descansar únicamente en las propias asambleas generales de trabajadores, controlado por los propios trabajadores. ¡Cuando somos capaces de mantener la lucha en nuestras manos, es posible extenderla a otros sectores y otros trabajadores y, de esta manera, ganar verdadera fuerza, unidad y solidaridad, y romper el aislamiento en el que nuestros sindicatos nos entrampan!
La simpatía que esta huelga ha levantado en muchos otros trabajadores, incluso entre los padres que han tenido un millón de dificultades para encontrar cuidado para sus hijos, es un testimonio de la necesidad urgente de extender la lucha, de expresar solidaridad real, de confiar y apoyarse en el resto de la clase obrera. Esta huelga, por ahora, se ha ahogado en el aislamiento y los maestros han regresado al trabajo sin haber logrado nada en términos del contrato. Pero si los profesores son capaces de ganar en término de las lecciones acerca de cómo luchar más eficazmente en el futuro, acerca de quienes son sus verdaderos amigos de clase y quienes son sus enemigos, la lucha no habrá sido derrotada.
En las dos semanas antes de la ratificación final del contrato, los profesores deberían reunirse para discutir y extraer las lecciones de esta lucha y prepararse para romper el aislamiento impuesto por el sindicato saliendo a encontrarse con otros trabajadores y realizar foros de discusión abierta donde las decisiones pueden hacerse colectivamente y pueden permanecer en manos de los propios trabajadores.
Internationalism, 9 de octubre
Acabamos de presenciar el enésimo espectáculo democrático electoral en Venezuela el 7 de octubre donde, como en México el pasado 1 de julio, la burguesía en su conjunto se ha colgado otra medalla al conseguir en ambos países una participación récord e histórica en las urnas de votación para la elección de puestos públicos diversos y, principalmente, de presidente del país. Por todo el mundo el mismo rito democrático burgués se repite con una precisión de relojería que resulta difícil encontrar otro mecanismo (como no sea el de la extracción de plusvalía del trabajo asalariado, claro está) en la sociedad que, como éste, se cumpla al pie de la letra.
Acabamos de presenciar el enésimo espectáculo democrático electoral en Venezuela el 7 de octubre donde, como en México el pasado 1 de julio, la burguesía en su conjunto se ha colgado otra medalla al conseguir en ambos países una participación récord e histórica en las urnas de votación para la elección de puestos públicos diversos y, principalmente, de presidente del país. Por todo el mundo el mismo rito democrático burgués se repite con una precisión de relojería que resulta difícil encontrar otro mecanismo (como no sea el de la extracción de plusvalía del trabajo asalariado, claro está) en la sociedad que, como éste, se cumpla al pie de la letra. Pronto, el próximo 6 de noviembre los congéneres estadounidenses de la burguesía venezolana y mexicana realizarán su propio circo electoral en esta maquinaria sin fin que renueva periódicamente las esperanzas de cambio y de mejoría en la mayoría de la población y, principalmente, de los trabajadores.
Efectivamente, pasan los años, las décadas y la sociedad sigue registrando periódica y religiosamente un hecho: las elecciones democráticas, directas o indirectas, secretas o no, están hasta en la sopa y se implementan cada vez más para los asuntos más inverosímiles. Las encontramos, por ejemplo, además de los diferentes niveles territoriales de gobierno del Estado capitalista (nacional, estatal, municipal), en la elección de representantes de colonia, de barrio, del centro de trabajo, de la escuela; se usan para votar hasta lo inimaginable como la herramienta estrella de la decisión ciudadana y, evidentemente, como el recurso infalible de la democracia que, presuntamente según la lógica de la visión burguesa, demostraría el triunfo del capitalismo y la de mostración de su perennidad.
Sin embargo, precisamente es esta democracia electoral el mecanismo político central sobre el que descansa la dominación y la gobernabilidad de la burguesía sobre el proletariado y el resto de las capas no explotadoras de la sociedad. Una trampa tan sutil como asquerosa: alimentar la ilusión de que votando, en la más completa soledad e impotencia de una urna electoral, por tal o cual personaje de los partidos políticos (de cualquier tamaño, color o lenguaje) que se crean desde el mismo Estado, los explotados y oprimidos de esta sociedad tendrían la posibilidad real de mejorar su situación laboral y las condiciones y calidad de vida de sus familias. Es este el principal engaño y sobre todo porque descansa en la idea de que “todos los ciudadanos son iguales”, burgueses y proletarios y que, por tanto, todos tienen la misma oportunidad de “decidir” en “igualdad” de circunstancias a qué personaje se elige. Una mascarada vil que esconde el hecho básico de que se trata solo de un juego donde los diferentes sectores de la clase dominante organizan, mediante el Estado, una cierta competencia entre sus partidos políticos y sus personajes más vistosos que se emplean a fondo para convencer a la gran masa de votantes de sus “virtudes” y de la cual sale ganador el que logra los mejores artilugios para sumar más votos. Partidos y personajes políticos todos al servicio de la clase burguesa y de su Estado.
Pero además, hay otro cuento chino de este “ejercicio democrático ejemplar”: la alternancia en el gobierno, que sería una prueba del “poder ciudadano” al quitar y poner a sus representantes y, sobre todo, de la efectividad del voto electoral y, en suma, de la democracia. Nada más falso e hipócrita. Justamente esta alternancia política es lo que mejor da brillo a su juego democrático pues los recambios en el gobierno refuerzan la ilusión de que verdaderamente los electores deciden cuando en realidad estos cambios y recambios en nada afectan a la dominación de la burguesía en su conjunto y, al contrario, le beneficia sobremanera al renovar de manera periódica sus mecanismos de control gubernamental sobre todo de su clase enemiga y mortal, el proletariado. Que los diversos partidos políticos y sus personeros se presenten con ropajes, colores y discursos diferentes solo demuestra que el estado burgués se preocupa por tener copado todo el llamado espectro de la geometría política necesario para encuadrar las preocupaciones políticas, sociales y económicas de los trabajadores, todo un reparto de tareas que necesita el capital para perpetuar su dominación y explotación del trabajo asalariado.
Las campañas electorales machacan hasta la nausea a cada segundo que el derecho de voto "iguala jurídicamente" a todos los “ciudadanos”, burgueses y trabajadores, los cuales formarían una comunidad, un colectivo, una nación, “unida por los mismos intereses”. ¡¡¡Nada más falso!!! Tal comunidad es una utopía ya que explotados y explotadores jamás podrán construir una comunidad de intereses comunes, por tanto la noción de nación o de “interés nacional” beneficia solo a la burguesía que es la que detenta el poder estatal y se da los equipos de gobierno adecuados a sus intereses generales como clase. ¡Los obreros no tienen patria!
Lo que hemos dicho anteriormente es el marco general del funcionamiento de la democracia electoral; sin embargo, no hay que perder de vista que este mecanismo se renueva y se refuerza de manera constante por la burguesía conciente de que debe perfeccionar permanentemente su principal instrumento político, al lado del encuadramiento sindical oficial e “independiente”, para sostener su dominación de clase. Un ejemplo claro, lo tenemos en el proceso electoral de la primera potencia capitalista del mundo, los EU.
En efecto, en ese país los votantes de muchos estados no solo serán convocados a las urnas para “decidir” a su presidente o a sus representantes legislativos sino también enganchados por cientos de “iniciativas” estatales que van desde el matrimonia gay hasta la pena de muerte, pasando por la legalización de la mariguana, la segregación racial, leyes anti o pro abortos, enmiendas sobre libertades religiosas, leyes sobre negociaciones sindicales colectivas, iniciativas sobre impuestos para financiar la educación y, un larguísimo etcétera.
Es muy claro que esas iniciativas “ingeniosas e innovadoras” tienen el objetivo de alentar a los votantes reticentes y desilusionados por las experiencias pasadas para ir a las urnas y así incrementar los votos, una medida que, junto a otras, se están implementando para convencer a los votantes más reacios a los que las oficinas del Estado está identificando como la franja de la población que requiere más atención y persuasión para lograr arrastrarlos a las urnas de votación (incluso en EU, aunque esta medida ya tiene tiempo, se suspende un día laborable para intentar garantizar la mayor votación posible).
Estos tres casos que nos ocupan nos demuestran, por si hiciera falta, que la clase burguesa es la misma en todos los países no importando su nacionalidad, su color, su ropaje, su ideología, su verborrea… Todas estas variantes tienen un denominador común: ser los garantes de la opresión y la explotación de la clase trabajadora en todos los países.
Mucho se nos dice, para alimentar la confrontación entre la clase obrera, que las diferentes alternativas electorales representan verdaderas y diferentes opciones a las cuales hay que votar si queremos mejorar nuestro destino. Pero eso se nos ha dicho por décadas a nuestros abuelos, a nuestros padres, a nosotros ahora. Y resulta que se trata del mismo juego aunque perfeccionado. Al fin de cuentas son los profesionales de la política al servicio de la burguesía los que acaban engañándonos y enganchándonos al carrusel eterno de la democracia electoral.
Seguramente también la burguesía estadounidense se anotará otro triunfo más en sus elecciones de principios de noviembre pues ha logrado, hasta ahora, alimentar de manera creciente las expectativas alrededor de la disputa entre Obama y Romney: todo el aparato estatal y principalmente sus medios de comunicación volcados en generar el mayor interés posible en las filas de los trabajadores.
Efectivamente, la sociedad burguesa vive permanente en medio de votaciones democráticas y eso no tiene nada de extraño, se debe a que, al mismo tiempo, el capital experimenta crisis económicas crecientes y cada vez más profundas que los capitalistas solo pueden sortear descargando los mayores sacrificios sobre las espaldas de los trabajadores. La renovación democrática eterna de la ilusión para encontrar en algún momento a un partido o personaje político que llegue al poder y que solucione sus penurias, es la apuesta central del Estado burgués.
Los trabajadores contamos ya con una amplia experiencia en este terreno. Los abuelos, nuestros padres, fueron controlados por esta artimaña universal y a nosotros ahora nos toca experimentar la misma patraña.
Precisamente aquí es donde muchos trabajadores se están planteando la clarificación. Si no podemos ya confiar, por enésima ocasión, en la democracia burguesa, ¿entonces, qué podemos hacer? Hay que buscar los medios para convocarnos a reuniones donde podamos discutir estas cuestiones. Nuestra clase cuenta con un enorme cúmulo de adquisiciones teóricas e históricas que podemos y debemos utilizar para, no solo clarificarnos, sino encontrar las mejores respuestas que nos permitan responder a los desafíos que nos impone la ofensiva actual de la burguesía que está determinada a arruinar la vida de las familias proletarias en aras de la salud de la economía nacional que significa, en el fondo, la salvaguarda de la ganancia de la clase burguesa.
Pero esta clarificación debe dar lugar a una lucha donde los trabajadores puedan encontrarse y discutir sobre los medios propios de lucha, para plantearse cómo hacer para no ir detrás de los partidos por nuevos que éstos sean como el que está creando Andrés Manuel López Obrador (Morena), ni detrás de los sindicatos, tenemos que separarnos de nuestros enemigos.
RR, octubre-2012
La Reunión Pública convocada para el pasado 13 de octubre, destinada originalmente a discutir sobre la pugnas al interior de la burguesía luego del proceso electoral, cambió al tema de la reforma laboral, dado que representa la magnificación de los ataques en contra de los trabajadores.
La primera cuestión que la CCI y los participantes abordamos fue la dimensión histórica de los ataques contenidos en la Reforma Laboral: habrá trabajos por hora, contratos de prueba sin obligaciones de prestaciones sociales, los despidos se abaratan para los patrones, se podrán bajar los salarios dependiendo de las “necesidades del mercado”… sabemos que estos ataques no son nuevos, hoy conocen una agudización dramática pero tienen ya su historia, desde que la crisis capitalista se abre en toda su dimensión, es decir en los años 70, los golpes a los salarios y a las pensiones se vuelve una constante en todos los países, la caída brutal del poder adquisitivo de los salarios es la regla en todo el mundo, amén del desempleo y el no futuro para las nuevas generaciones que jóvenes que ni siquiera tienen el “privilegio de ser explotado”. Estos ataques se inscriben plenamente en el marco de una agudización brutal de la crisis mundial del capitalismo, la peor crisis de su historia, tan grave que los “especialistas” vaticinan 10 años más de crisis. Si el capital quiere ser más competitivo en el mercado mundial y aumentar sus ganancias y hacer frente a la debacle económica debe, invariable e inevitablemente atacar las condiciones de vida de sus explotados, se pone así de manifiesto de manera cruda lo que el capitalismo representa para los asalariados.
El asunto de los dimes y diretes de las Cámaras de diputados y senadores son escaramuzas para hacernos creer que hay “divergencias” y que hay incluso una fracción de la izquierda que estaría de parte de los trabajadores, todo ese montaje no es una inocentada, el Estado lo orquesta para hacernos creer que esto de la Reforma es un “asunto mexicano”, “local” y que estaría desconectado del mundo… ¡falso! La reforma laboral que está por aprobarse es parte del conjunto de ataques que el capital propina a los explotados por todo el mundo, no es la imposición solo de un partido o de un gobernante, es una ataque del capital. Su contenido es parte de reformas que ya están en marcha en otros países desde hace tiempo. Lo que la burguesía intenta ocultarnos es que somos una misma clase a nivel mundial y que sufrimos todos la misma inclemencia de los ataques a nuestras condiciones de vida. Por ello, la discusión insistió en el carácter mundial de los ataques y en la necesidad de concebir una respuesta no local sino mundial que se vaya poco a poco articulando.
El otro aspecto que la discusión destacó es que la Reforma Laboral no es el inicio de los ataques ni tampoco es el fin. De hecho, muchos de los aspectos contenidos en la Reforma están ya en práctica desde hace tiempo. Para nadie es una novedad el “outsourcing” (subcontratación) en Pemex, Telmex y numerosas empresas privadas, todas han delegado a otras empresas servicios y trabajos y así se ahorran las responsabilidades en la prestaciones sociales (cuando los beneficios sociales y las prestaciones retroceden, entonces los capitalistas aumentan su cuota de beneficio), no hay antigüedad en las empresas y los “patrones se diversifican” ocultando a los trabajadores el enemigo común. Desde la reforma al IMSS, después con la ley del ISSSTE y ahora con la reforma laboral lo que busca es ajustar los mecanismos para incrementar la explotación. Por tanto, una de las conclusiones de la discusión fue reconocer que la Reforma Laboral no es el inicio ni el fin de la degradación de nuestras condiciones de vida y de nuestras familias.
Para enfrentar semejantes ataques, los asistentes insistieron en la responsabilidad de un proletariado cuya fuerza social aún no se percibe, por ello no es casual que jóvenes busquen respuestas en las “asociaciones civiles o en las ONG” (pregunta sincera de un joven asistente). Varias intervenciones han insistido en que “la sociedad civil no existe”, existe la sociedad dividida en clases sociales donde la nación no es sino una falsa comunidad donde explotados y explotadores no tiene los mismos intereses, por mucho que los discursos de los políticos nos restrieguen el “bien común” y los “intereses nacionales”. Ante las dificultades de la clase obrera que enfrenta un terreno copado por sindicatos y partidos políticos es fundamental el papel de las minorías, de todos aquellos individuos que tienen la voluntad de ayudar en esta tarea de hacer avanzar los intereses de la clase obrera, su tarea inmediata es agruparse para discutir, para clarificar, para sacar las lecciones y, en su momento, intervenir abiertamente en las manifestaciones, asambleas, mítines, etc.
Interesante ha sido el ambiente fraterno de debate donde todos pudieron intervenir sin temor a ser humillado o a preguntar. Un ambiente ausente de la tensión típica que acompaña esos “debates” donde unos intentan imponer un punto de vista a otros. Flotó en las preocupaciones finales un deseo de seguir discutiendo, de seguir clarificado y creando un pensamiento colectivo. Solo unidos podremos abrir una brecha en esta sociedad podrida que conduzca a cuestionar y superar este ya infame sistema de explotación.
Revolución Mundial, 16-10-12
Todo parece a priori favorable para una explosión sin precedentes de la ira de la clase obrera. La crisis es evidente, a ella nadie escapa. Muy pocos creen todavía en la "salida de la crisis" la cual nos restriegan en las orejas todos los días. El planeta nos exhibe diariamente un espectáculo de devastación: guerras y barbarie, insoportables hambrunas, epidemias, sin mencionar la manipulación irresponsable de los aprendices de brujo delirantes a los que se entregan los capitalistas para tratar la naturaleza, la vida y nuestra salud, en nombre de la ganancia.
Frente a todo esto, es difícil imaginar que otro sentimiento que no sea el de la revuelta y la indignación pudieran ocupar las mentes.Es difícil pensar que una mayoría de trabajadores todavía creen en un futuro bajo el capitalismo. Y sin embargo, las masas no han tomado aún totalmente el camino de la lucha. Nos preguntamos entonces, ¿la aplanadora de la crisis es demasiado potente como para que la desmoralización sea insuperable?
No cabe duda que la clase trabajadora está experimentando dificultades significativas. Hay al menos cuatro razones para ello:
La primera, de lejos la más importante, es simplemente que el proletariado no es consciente de sí mismo, perdió su propia identidad de clase. Tras la caída del muro de Berlín, toda una campaña se desató en la década de 1990 para intentar convencernos de la quiebra histórica del comunismo. Los más atrevidos - y más tontos - anunciaron incluso "el fin de la historia", el triunfo de la paz y la 'democracia'... Igualando el comunismo al cadáver monstruoso del estalinismo podrido, la clase dominante ha intentado desacreditar por adelantado cualquier perspectiva de la clase obrera para derrocar el sistema capitalista. No contento con tratar de destruir cualquier idea de una perspectiva revolucionaria, también intentó hacer del combate del proletariado una especie de arcaísmo adecuado solo para preservarlo como 'memoria cultural' en el museo de la historia, al igual que los fósiles de dinosaurios o la cueva de Lascaux.
Sobre todo, la burguesía no ha dejado de insistir en el hecho de que la clase obrera en su forma clásica había desaparecido de la escena política. Todos los sociólogos, periodistas, políticos y filósofos de domingo machacan la idea de que han desaparecido las clases sociales, derretidas en el magma informe de la "clase media". Es el sueño permanente de la burguesía de una sociedad donde los proletarios serían simples 'ciudadanos', separados en categorías socio profesionales más o menos diferenciadas pero sobre todo bien divididos, - en los de blanco, los de azul, empleados, precarios, desempleados, etc.,- con intereses divergentes, que "no se unen" sino temporalmente, aislados y pasivos, en las urnas electorales. Y es cierto que el revuelo sobre la desaparición de la clase obrera, concienzudamente repetida en reportajes, libros, programas de televisión... tuvo como resultado que muchos trabajadores no se conciben por ahora como una parte de la clase obrera y aún menos como una clase social independiente.
De esta pérdida de identidad de clase se desprende, en segundo lugar, las dificultades del proletariado para afirmar su lucha y su perspectiva histórica. En un contexto así la burguesía no tiene ninguna perspectiva que ofrecer que no sea la austeridad, el cada uno para sí, el aislamiento y el sálvese quien pueda. La clase dominante utiliza esos sentimientos para poner a unos explotados contra los otros, para dividirlos y así evitar cualquier respuesta unida y situarnos en la desesperación.
El tercer factor, como consecuencia de los dos primeros, es que la brutalidad de la crisis tiende a paralizar a muchos proletarios, por temor a caer en la pobreza absoluta, incapaces de alimentar a su familia y terminar en la calle, aislados y expuestos a la represión. Incluso si algunos son empujados a mostrar su enojo, como los “indignados”, no se conciben como una verdadera clase en lucha. Esto, a pesar de los esfuerzos y los movimientos de carácter a veces relativamente masivos, limita la capacidad de resistir a los engaños y las trampas establecidas por la clase dominante para reapropiarse de las experiencias de la historia, para sacar las lecciones con el retroceso y la profundidad necesarias.
Finalmente, existe un cuarto elemento importante para explicar las dificultades actuales de la clase obrera para desarrollar su lucha contra el sistema: es el arsenal de encuadramiento de la burguesía, abiertamente represivo, como las fuerzas de policía, o especialmente más insidiosos y mucho más eficaces, como los sindicatos. Sobre este último aspecto, en particular, la clase obrera aún no logra superar sus miedos para luchar fuera del control sindical, incluso si los que aún tienen ilusiones acerca de la capacidad de los sindicatos para defender nuestros intereses son cada vez menos numerosos. Y este encuadramiento físico tiene su contraparte en un control ideológico más o menos manejado por los sindicatos, medios de comunicación, intelectuales y partidos de izquierda, etc. La burguesía hace esto sin encontrar mucha resistencia.
Ideología democrática. Cualquier acontecimiento es utilizado para ensalzar los beneficios de la democracia. La democracia es presentada como un marco donde se desarrollan todas las libertades, donde se expresan todas las opiniones, donde el poder es legitimado por el pueblo, donde se fomentan iniciativas, donde todo el mundo puede acceder al conocimientos, a la cultura, la salud y, por qué no, al poder. En realidad, la democracia ofrece solo un marco nacional para el desarrollo del poder de las elites, del poder de la burguesía, el resto es solo una ilusión, la ilusión de que pasando por una urna de votación se ejercería un cierto poder, que en las cámaras de diputados y senadores se expresarían las opiniones de la población a través del voto de los 'representantes'. No hay que subestimar el peso de esta ideología sobre la conciencia de la clase trabajadora, tampoco hay que olvidar el enorme shock que provocó el colapso del estalinismo en la década de 1980 y 1990. A todo este arsenal ideológico hay que agregar la ideología religiosa. Esto no es nuevo si consideramos que ésta acompañó a la humanidad desde sus primeros pasos en la necesidad de comprender su entorno. No es nuevo tampoco si recordamos que siempre ha legitimado todo tipo de poderes a lo largo de la historia. Pero lo que hoy aparece como original es que se ha añadido este tema a las reflexiones de una parte de la clase obrera frente a un capitalismo destructivo y en quiebra. La religión desvía esta reflexión explicando la "decadencia" del mundo occidental por su alejamiento de los valores portados por la religión desde hace miles de años, en particular las religiones monoteístas. La ideología religiosa reduce a nada la extrema complejidad de la situación. Solo trae respuestas simples, fácil de implementar. En sus formas fundamentalistas, convence solo a una pequeña minoría de los trabajadores, pero de manera más general, contribuye a parasitar la reflexión de la clase obrera.
Este panorama es un poco desalentador: frente a una burguesía que domina con sus armas ideológicas, frente a un sistema que amenaza con la miseria a la mayor parte de la población mundial, cuando no es que ya están sumergidas en ella directamente, ¿hay lugar todavía para desarrollar un pensamiento positivo, para albergar una esperanza? ¿Hay realmente todavía una fuerza social capaz de realizar una obra tan inmensa como la transformación radical de la sociedad? A esta pregunta hay que contestar sin dudarlo: ¡sí! ¡Cientos de veces sí! No es una fe ciega en la clase trabajadora, una fe casi religiosa en los escritos de Marx, o un deseo desesperado por una revolución perdida de antemano. Se trata de tomar distancia para tener un análisis sereno de la situación más allá de los retos inmediatos, tratar de comprender lo que significan realmente las luchas de la clase trabajadora en la escena social y estudiar en profundidad el papel histórico del proletariado.
En nuestra prensa hemos analizado ya que, desde el 2003, la clase obrera está en una dinámica positiva en comparación con el retroceso que sufrió con el colapso de los países del este. Muchas manifestaciones de este análisis se encuentran en luchas más o menos importantes pero que tienen todas como característica el mostrar la reapropiación progresiva por la clase de sus reflejos históricos como la solidaridad, la reflexión colectiva y más simplemente, el entusiasmo ante la adversidad.
Pudimos ver estos elementos de forma concreta en las luchas contra las reformas de pensiones en Francia en 2003 y 2010-2011, en la lucha contra el CPE, también en Francia en 2006, de forma menos extendida en Gran Bretaña (en el aeropuerto de Heathrow, refinerías de Lindsay), en los Estados Unidos (Metro de la ciudad de Nueva York), en España (Vigo), en Egipto, en Dubái, en China, etc. Los movimientos de indignados y Occupay, sobre todo, reflejan una expresión mucho más general y ambiciosa que lucha que se desarrolla dentro de una empresa, por ejemplo. ¿Qué hemos visto particularmente en los movimientos de los Indignos? Trabajadores de todas las profesiones, desde precarios a empleados, simplemente vinieron para vivir una experiencia colectiva y esperan de ella una mejor comprensión de los retos del periodo. Hemos visto personas entusiasmarse con la sola idea de volver a discutir libremente con otros. Hemos visto personas discutir experiencias alternativas y plantear sus fortalezas y limitaciones. Hemos visto personas que se niegan a ser impasibles víctimas de una crisis que no han causado y se niegan a pagar. Hemos visto personas implementar las Asambleas espontáneas, adoptando formas de expresión que favorecen la reflexión y la confrontación, limitando la interrupción y el sabotaje de los debates. Por último y lo más importante, el movimiento de los Indignados permitió el surgimiento de un sentimiento internacionalista, la comprensión que, en todas partes del mundo, estamos experimentando la misma crisis y que debemos luchar contra ella más allá de las fronteras.
Por supuesto, poco o casi nada se ha oído hablar explícitamente de comunismo, de revolución proletaria, de clase trabajadora y burguesía, guerra civil, etc. Pero lo que han mostrado estos movimientos es, sobre todo, la creatividad excepcional de la clase obrera, su capacidad para organizarse, debido a su carácter inalienable de fuerza social independiente. La reapropiación consciente de estas características es todavía una meta en un camino largo y tortuoso, pero que sin lugar a dudas está ya en marcha. Es, necesariamente, un proceso que se acompaña de decantación, de reflujos, de desalientos parciales. Esto sin embargo, alimenta la reflexión de las minorías que están en la vanguardia de la lucha de la clase trabajadora a nivel mundial, y cuyo desarrollo es visible y cuantificable, desde hace varios años.
Este es un proceso sano que contribuye a la clarificación de los retos que enfrenta la clase obrera hoy.
Finalmente, aunque las dificultades de la clase trabajadora son enormes, nada de la situación nos hace decir que los retos están ya decididos, que la clase obrera no tendrá la fuerza para desarrollar luchas masivas y después revolucionarias. Por el contrario, se multiplican las expresiones vivas de la clase y estudiando lo que tienen en realidad, no en apariencia, donde solo su fragilidad es obvia, sino en su profundidad, entonces aparece el potencial, la promesa de futuro que contienen. Su carácter minoritario, disperso y esporádico nos recuerdan que las principales cualidades de los revolucionarios son la paciencia y su confianza en la clase obrera! Esta paciencia y esta confianza se basa en la comprensión de lo que históricamente es la clase obrera: primera clase explotada y revolucionaria que tiene por misión emancipar a toda la humanidad del yugo de la explotación. Esta es una visión materialista, histórica, de largo plazo; es esta visión lo que nos permitió escribir en 2003, cuando hacíamos el balance de nuestro XV congreso internacional:"Como dicen Marx y Engels, no se trata de considerar " lo que tal o cual proletario, incluso el proletariado en su conjunto, se imagina como meta en un momento dado. Solo importa lo que es y lo que históricamente está obligada a hacer conforme a su ser" (la Sagrada Familia). Una tal visión nos muestra principalmente que, ante los golpes muy fuertes de la crisis del capitalismo, que se traducen en ataques cada vez más feroces, la clase reacciona y reaccionará necesariamente mediante el desarrollo de su lucha. Este combate, en sus primeras etapas, se realizará en una serie de escaramuzas, que anunciarán un esfuerzo para ir a las luchas cada vez más masivas. Es en este proceso que la clase se verá de nuevo como una clase distinta, con sus propios intereses y tenderá a reencontrar su identidad, aspecto esencial que a su vez estimulará su lucha."
GD, 25 de octubre
Nos dicen que así pretenden dar respuesta al diluvio de ataques a las condiciones de vida de los trabajadores que ya nos está ahogando y que, indudablemente va a arreciar. Lo que queremos denunciar en este artículo es que estas movilizaciones están pensadas para impedir que surjan verdaderas movilizaciones; que en lugar de proporcionarnos determinación, unidad y conciencia, fomentan entre los trabajadores la pasividad y el seguidismo, la dispersión y la desconfianza, y nos inyectan dosis más y más tóxicas de dos de los peores venenos ideológicos burgueses: la mistificación democrática y el nacionalismo.
Asistimos a un auténtico sarpullido de “movilizaciones”. Para el 15S, la Cumbre Social (o sea CCOO, UGT y 200 plataformas más) convocó una concentración en Madrid bajo el lema “Hay que impedir que nos roben el país”. Para el 25 S, un enjambre de organizaciones que van desde agrupaciones de turbia trayectoria a formaciones más o menos clásicas de la Izquierda del capital (el PC o Izquierda Anticapitalista), incluyendo los restos degenerados del 15M, promueven un acto de “desobediencia civil” para protestar “contra el secuestro de la soberanía nacional perpetrado por los mercados”, dando vueltas en torno al Congreso de los Diputados para ver si, como la bíblica Jericó, caen las murallas del régimen monárquico. Por si acaso y para el día siguiente los sindicatos más exaltados (léase CGT y la CNT) convocan junto a los sindicatos nacionalistas (ELA, LAB, etc.), otra Huelga General en ciertas partes del Estado, etc., y en otras, una Jornada de Lucha.
Nos dicen que así pretenden dar respuesta al diluvio de ataques a las condiciones de vida de los trabajadores que ya nos está ahogando y que, indudablemente va a arreciar. Lo que queremos denunciar en este artículo es que estas movilizaciones están pensadas para impedir que surjan verdaderas movilizaciones; que en lugar de proporcionarnos determinación, unidad y conciencia, fomentan entre los trabajadores la pasividad y el seguidismo, la dispersión y la desconfianza, y nos inyectan dosis más y más tóxicas de dos de los peores venenos ideológicos burgueses: la mistificación democrática y el nacionalismo.
A lo largo de los últimos meses hemos visto a CCOO y UGT sabotear la respuesta obrera () a los despidos, rebajas de salarios y recortes mediante la combinación de la dispersión de la combatividad hacia focos de conflicto cada vez más pequeños (atando a los trabajadores a la defensa de “su” sector, o de “su” centro de trabajo), y, junto a ellos momentos de aparente unidad obrera, eso sí siempre a toque de corneta sindical, y presentando como cemento de dicha “unidad”, lemas como la “defensa de lo público”, es decir de una gestión estatal de la explotación capitalista.
Lo que hemos visto el 15 de septiembre ha sido la enésima nauseabunda demostración de este pastoreo sindical, en la que los trabajadores son tratados como seres pasivos que se movilizan cuándo, cómo y dónde deciden los sindicatos. En la movilización “unitaria” de Madrid a la fragmentación habitual por regiones de procedencia cada uno detrás de su bandera “nacional”, se ha sumado en esta ocasión una división por sectores que se ha puesto penosamente de moda en los últimos meses: las llamadas “mareas” que consisten en que los trabajadores desfilan, encasillados y “marcados” con camisetas de un color característico de cada sector o de cada reivindicación: los de la camiseta verde protestan contra los recortes en la educación, los de la marea blanca por los de la sanidad,… y así hasta siete camisetas distintas. El mensaje subliminal que se induce a través de esta “clasificación” es que lo común entre los trabajadores (del país, de la condición o del sector que sea) no es que todos somos explotados por este sistema, sino la supuesta defensa del buen funcionamiento de las instituciones de este mismo sistema, y sobre todo de dos de ellas: la patria y el Estado democrático. De lo primero da prueba el mismo lema de la manifestación: “Hay que impedir que nos roben el país” ().
De lo segundo habla que el objetivo de dicha movilización “unitaria” fuese forzar al gobierno a que convoque un referéndum para aprobar las medidas de ajuste, `puesto que estas no habrían figurado en el programa electoral del Partido Popular que ganó las últimas elecciones. El cinismo que subyace detrás de esta consigna es indignante, pues su apariencia ingenua y bienintencionada, esconde una defensa acérrima del propio mecanismo de fraude que suponen las elecciones. ¡Como si el gobierno ZP no hubiera “traicionado” su programa electoral de “pleno empleo”! ¡Cómo si Obama u Holande no hubieran defraudado en pocos meses las “esperanzas” que nos llamaron a depositar en ellos como gobernantes más “cercanos al pueblo”! Cada vez más compañeros ven las promesas electorales como una estrategia fraudulenta de marketing político. Cada vez más trabajadores y jóvenes empiezan a vislumbrar que el Estado democrático no es más que la pantalla tras la que se esconde la brutal Dictadura del Capital, y que las exigencias de éste no van a someterse al albur de la opinión de sus víctimas. O ¿acaso es que CCOO y UGT “olvidaron” convocar un referéndum para que aprobáramos el retraso de la edad de jubilación hasta los 67 años, o los sucesivos pactos de rentas con los que a lo largo de los últimos año – el último el pasado 25 de enero– se ha ido jalonando la pérdida del poder adquisitivo de nuestros salarios. Sus discursos contra los sacrificios del pueblo son pura demagogia. Lo que cuenta, como señaló el propio Toxo (secretario general de sindicato Comisiones Obreras) es que “es mejor tener a la ciudadanía votando en las urnas que acampando en calles y plazas” ().
Aludía Toxo, sin duda a las movilizaciones masivas que tuvieron lugar en 2011 tanto en España con los Indignados, como con los sucesivos episodios de “Ocupy” que tuvieron lugar en USA, Gran Bretaña… (), y que pusieron de manifiesto que en las filas de los explotados y oprimidos va creciendo el desapego respecto al parlamentarismo, los partidos políticos del Estado capitalista democrático, y sin duda también a los sindicatos. Es evidente que esa desafección preocupa y mucho a la clase dirigente, no como amenaza inmediata, pero sí como un potencial que se va a ir nutriendo del ahondamiento de la crisis sistémica del capitalismo, pero también de la reflexión, creciente entre los explotados, en búsqueda de una nueva forma de sociedad. Los explotadores saben también que no pueden hacer nada para impedir lo primero, pero sí parea entorpecer lo segundo. Para ello “nacen” sucesivas tentativas de “renovación de la Izquierda” (), y se convocan movilizaciones presentadas como verdaderas “alternativas de lucha”. El 25S se ha vendido como una de éstas pero estamos ante otra propuesta fraudulenta.
Como en las “movilizaciones” sindicales, los convocantes del 25S saben que este tipo de concentraciones cumple su función de acentuar la desmoralización y la desconfianza en nosotros mismos si se convocan no cuando hay un “crescendo” de la combatividad, sino en el momento en que cunden el cansancio y la desorientación sobre cómo luchar… Los convocantes del 25S pudieron comprobar que las movilizaciones del 12-15M de este año (para conmemorar el aniversario del movimiento del 2011) se saldaron con una decreciente participación, que a la manifestación que convocaron hace un par de semanas contra la visita de Merkel a España apenas acudieron mil personas, y que incluso la macro-manifestación del 15S, convocada por centenares de plataformas apenas reunió a 100 mil personas. En este contexto, lanzan, sin embargo, un órdago aparentemente más radical como es desafiar al Congreso de los Diputados, el símbolo de la democracia parlamentaria. Hay que decir de entrada que ese reto tiene más de “farol” que de envite serio, como ha demostrado la posterior “desescalada” de intenciones: primero se trataba de ocupar el Congreso, luego de rodearlo de forma simbólica y pacífica, respetando a los diputados. Primero se trataba de hacer caer al Gobierno, luego resulta que las manifestaciones se detendrán escrupulosamente ante las barreras policiales. Resulta, precisamente, muy significativo la forma en que la Policía y los convocantes de esta movilización se han aprovechado mutuamente. Aquéllos han inflado el fantasma de la ocupación del Congreso para justificar el incremento del arsenal represivo –detenciones e identificaciones masivas en las manifestaciones, despliegue de 2000 antidisturbios, policías, infiltrados, creación de un clima de terror por la acción de “oscuros” grupos y puesta en marcha de una web para facilitar delaciones anónimas… Y los convocantes del 25S se escudan en el hostigamiento policial que reciben para aureolarse como “revolucionarios”, y sobre todo para justificar la ausencia de asambleas y de debates masivos, la sustitución de la convocatorias decididas abierta y masivamente en éstas por un laberinto confuso de convocatorias, objetivos, etc., recreando una ambientación “clandestina” que puede resultar muy “revival” (¡como cuando Franco!), pero que en realidad transforma a los participantes en peones que siguen ciegamente a los “convocantes”, lo que además les desarma frente a la represión ().
Esa misma convergencia de fondo entre las “cansinas” movilizaciones sindicales y las más efervescentes como la del 25S queda también patente en la ideología que las recubre. No hay menos mistificación democrática o nacionalismo sino fórmulas, solo aparentemente, más radicales de esos mismos engaños, tales como la Reforma de la Ley electoral tan deseada por los DRY, o una nueva Asamblea Constituyente como reivindica con tanta fruición un ala más “radical” de los convocantes del 25S. Lo cierto es que con más o menos partidos representados en el Parlamento, siendo estos más grandes o más pequeños, con un régimen monárquico o uno republicano, la Dictadura del capital seguirá ejerciendo su brutal opresión contra las necesidades de los seres humanos, y lo hará con menor oposición si los explotados creen que comparten con los explotadores una comunidad de intereses que sería su nacionalidad, su patria. Por ello resultan especialmente indignantes quienes se proclaman anticapitalistas y, al mismo tiempo, defensores de la patria (poco importa que ésta sea la española, la catalana o la vasca...) (). Esta ideología es la reedición de la patraña del “socialismo en un solo país” que justificó la contrarrevolución estalinista en el siglo pasado, y que es hoy la mercancía ideológica que utilizan los Castro, Hugo Chávez. Morales, etc. para imponer la austeridad draconiana de la población de sus respectivas “patrias socialistas”.
Por supuesto que no metemos a todos los participantes en el 15S o el 25 y 26S en el mismo saco. Hemos de saber distinguir de quién trata de expresar toda su indignación contra la miseria y el sistema capitalista de quién quiere convencerle de que esa miserias es evitable con otro tipo de Estado capitalista: Hemos de discernir a los compañeros que salen a la calle buscando la solidaridad y la unidad de quien trata de persuadirles de que eso se conseguirá a través del “nuevo Estado catalán”, o defendiendo la soberanía nacional frente a la “troika”… Esa distinción es una condición ineludible de la lucha contra el capitalismo, y de una verdadera revolución y cambio social. Esa separación de los dos campos de la lucha de clases no podrá hacerse atrapados en el activismo de “acudir a todo” porque “algo hay que hacer”, sino a través de una reflexión paciente, de una clarificación y superación colectiva de nuestras propias debilidades e ilusiones en falsas alternativas. Es pues mucho lo que hay que hacer.
Dámaso, 25 de Septiembre
El día 1° de diciembre, mientras Peña Nieto se investía como el nuevo presidente de México, en las calles se desarrollaban manifestaciones de repudio a su arribo.
La pesada campaña electoral de la burguesía logró que amplias masas de explotados alimentaran sus esperanzas en que los partidos de la burguesía, la democracia y las elecciones podrían ser instrumentos verdaderos para enfrentar las desgracias que impone el capitalismo. Esa confusión que impide ver el fondo el problema y enfocar al capitalismo como el verdadero enemigo, también crea una desesperanza que al extenderse alimenta un ambiente de impotencia que se convierte en caldo de cultivo del accionar desesperado y abre las puertas a la provocación.
Es cierto que el descontento y el hartazgo ante el accionar de los gobiernos continúan y siguen creciendo pero de una manera que no favorecen (por lo menos en lo inmediato) a una toma de conciencia y al impulso de la unidad.
Ese enojo referido estuvo presente en las manifestaciones de repudio a Peña Nieto del 1o de diciembre, pero si por un lado se sigue cargando la idea de que la fuerza social se encuentra en la expresión en tanto “ciudadanos”, por otro lado ese mismo coraje se expresa en acciones ciegas y desesperadas que aunque se pretenden radicales no expresan sino voluntarismo, propio de clases sin perspectiva histórica. Pero ni una ni la otra forma de expresión conduce a que el descontento se transforme en una combatividad y una conciencia que permita impulsar la unidad; por el contrario, en tanto ambos fenómenos son producto de la pérdida de identidad política y la infiltración de ideologías ajenas al proletariado profundizan la confusión, la impotencia y la desunión. Por ello es el mismo capital quien permite e incluso, en no pocas veces, fomentan ambas formas de manifestación.
En ese escenario, las manifestaciones del 1° de diciembre expresan un verdadero descontento y un repudio abierto a la política que se anuncia de mayores golpes a las condiciones de vida de los explotados, pero no encuentra los caminos adecuados. La burguesía supo aprovechar esa confusión de forma que las fuerzas policiales del nuevo gobierno federal en unión con las del gobierno de izquierda del DF se distribuyen las tareas para montar una provocación.
Trabajan en una actuación coordinada: primero, una de estas fuerzas prepara un escenario intimidatorio desde una semana antes, de forma que levantan cercas metálicas, cierran avenidas y estaciones del metro, luego, desde ambas escuadras, aprovechando el accionar de confusión de las manifestaciones, arrecian sus respuestas de “contención” mediante el uso masivo de gas pimienta y balas de goma, causando heridos, indignación y miedo que aprovechan para cerrar el cerco y detener de forma indiscriminada a manifestantes (e incluso simples transeúntes). Dentro de esa confusión no dejan de tener presencia importante grupos de provocadores vestidos de civil y armados de cadenas (cómo lo han evidenciado las fotos difundidas a través de las redes sociales), que se dedicaron no solo a ubicar y fichar a manifestantes, sino además a azuzar a romper vidrios.
De manera que el 1o de diciembre lo que se vivió en el DF fue una trampa muy bien planeada por la burguesía y que fue posible por la confusión y la desesperanza que antes preparó con la campaña electoral. Una artimaña que buscaba no solo desprestigiar las protestas juveniles que continúan rechazando al presidente electo (por muy confusas que sean) sino, sobre todo, enviar el mensaje intimidatorio al conjunto de los trabajadores en el sentido de advertirle que vienen ataques más salvajes a sus condiciones de trabajo y de vida en general y que no les conviene movilizarse pues les irá muy mal con el aparato represivo que exhibieron sobremanera el gobierno federal y el gobierno del Distrito Federal, mostrando una vez más que solo se diferencian por el color y la verborrea de los partidos pero son uña y carne para defender los intereses del capital. Efectivamente, no se debe a que el PRI regresó al poder federal sino que todos los partidos, como siempre, actúan en santa cruzada para mejorar la gobernabilidad que conviene a los negocios capitalistas.
Los enfrentamientos y los destrozos que se sucedieron como respuesta al retorno del PRI al gobierno, pudieron ganar las primeras planas de los diarios, la atención de los voceros del capital y desnudaron sin duda la actitud bestial de los gobiernos tanto del PRI como del PRD, pero ¿en qué medida permitió un avance en la toma de conciencia?, ¿qué papel juegan los explotados y en particular la clase obrera en este tipo de expresiones?, ¿qué diferencia existe en la convocatoria a seguir a un mesías como López Obrador y la de seguir a una minoría lanzando piedras y cocteles molotov?
El descontento que se vive por la miseria que impone el capital y el coraje ante el accionar depredador de los gobiernos, requiere de respuestas masivas y conscientes, en donde los explotados y oprimidos no sean solo peones ciegos o víctimas de la represión, sino sujetos activos capaces de tomar en manos su propio combate y definir sus objetivos.
La única clase que puede transformar el mundo que el capital está destruyendo aceleradamente, sostenido sobre la explotación y miseria de millones, es el proletariado. Pero esta clase se ve sometida a un constante bombardeo ideológico que busca evitar que consolide las grandes armas con que cuenta, a saber: su conciencia y su organización. Para evitarlo la burguesía intenta domesticarla, sometiéndola a la condición de ciudadano, esperanzado en el voto y las instituciones, al igual que otras clases, como la pequeña burguesía, oprimida también por la clase dominante, pero no tiene perspectiva del futuro, que al convivir en el escenario social con el proletariado, contagia su desesperación, de manera que alimenta la desconfianza en las capacidades de los proletarios y alienta a respuestas ciegas, desesperadas, que no solamente no ayudan en nada en el proceso de toma de conciencia y de fortalecimiento de la lucha contra el capital, sino se vuelve un medio atractivo para colar provocaciones.
Por eso la infiltración de la ideología burguesa o pequeñoburguesa en las filas de los proletarios, es un problema que requiere enfrentarse, son un peligro que requiere tenerse en consideración y reflexionarlo de forma abierta.
El resultado de las redadas del 1° de diciembre no solo tuvo como resultado la captura de poco más de una centena de personas a las que se les inventaron delitos, se les torturó y vejó, además se ha lanzado una campaña en contra de anarquistas y cualquiera que no se encuadre en los lineamientos de su democracia, buscando con ello profundizar la confusión.
Ante las agresiones a las condiciones de vida de los trabajadores, como ya lo están haciendo con la “reforma laboral”, la amenaza de incremento de impuestos y el aumento de precios y la amenaza de la represión, el único camino que tienen los explotados es la lucha, pero no yendo detrás de las ilusiones que los partidos de izquierda de la burguesía (léase PRD, PT, Morena…), ni llevando acciones desesperadas promovidas por grupos corroídos por la ideología pequeñoburguesa. El verdadero combate proletario requiere de expresiones masivas y conscientes, que permitan el debate y la reflexión abierta.
No pretendemos defender al pacifismo o al legalismo, por el contrario, el marxismo al analizar de forma materialista la historia, puede comprender que el proletariado es la única clase revolucionaria capaz de destruir al sistema capitalista y para lograrlo tendrá que hacer uso de la violencia, pero ésta no es ciega y producto de la desesperación, sino es una violencia consciente y masiva. Y la conciencia proletaria no brota como imitación o efecto de las acciones individualistas por más que se presuman "heroicas", proviene de la reflexión y la comprensión de su condición de explotado y de la comprensión de que su fuerza se encuentra en su organización, su unidad y su conciencia y que además posee métodos de lucha propios muy contrarios a las acciones que vimos en las protestas pasadas.
RM, 5 de diciembre 2012
El compañero Graccus ha colgado un comentario que contiene un enlace a una Web donde se plantea la cuestión del cálculo económico en el comunismo:
https://icorsoc.blogspot.com.es/2012/07/debate-sobre-el-calculo-economico-en-el.html [629]
En esta Web hay un justo punto de partida: “Previamente debemos realizar una serie de consideraciones: la confusión y mistificación históricas en torno al término "socialismo". Evidentemente no consideramos tal las sociedades de Capitalismo de Estado (Colectivismo de Estado según otros, en todo caso sociedad de explotación) que de este se reivindicaban (URSS, Países del Este, China...)”.
Cualquier discusión sobre la sociedad futura debe tener como premisa que en la URSS, China, Cuba o Corea del Norte, jamás ha habido comunismo ni nada que se le parezca, lo que impera en esos países –o en la URSS hasta su derrumbe– es una forma particular de la tendencia general al capitalismo de Estado.
El compañero señala que “la realización de la sociedad socialista-comunista supone la superación de la explotación y de la ley del valor; es decir del sistema de trabajo asalariado, con la consecuente abolición no ya del mercado sino también del dinero y la adquisición de los bienes en función de su valor de uso”.
Estamos igualmente de acuerdo. La sociedad comunista es una sociedad sin Estado, sin explotación y sin fronteras, se basa en la comunidad humana mundial, es decir, la humanidad unificada que ha abolido en su seno la división en clases sociales. La producción es concebida a escala mundial y no bajo las leyes de la competencia entre naciones o entre empresas; su meta es la satisfacción plena de las necesidades humanas y el pleno desarrollo natural. Es decir, se orienta a la producción de valores de uso y no de valores de cambio (mercancías).
El compañero subraya que “la economía socialista plenamente desarrollada (no se trata de la vuelta a un comunismo primitivo) debe partir del nivel de desarrollo de las fuerzas productivas aportado por el capitalismo. Por ello, lo que es una “asociación de productores libres” no puede evitar los cálculos relativos a problemas tales como las necesidades, las fuerzas productivas disponibles, la correcta asignación de recursos”. Esto es globalmente cierto, como lo es igualmente que “la economía socialista no puede prescindir de la planificación y el cálculo, aún superando toda explotación y toda atadura burocráticas. Y si partimos de que el socialismo solo puede ser una sociedad establecida a nivel mundial la complejidad de la red de producción se ve incrementada.”
El compañero se plantea este debate sobre el cálculo económico en el socialismo con el siguiente objetivo: “Este debate de absoluta necesidad como punto de partida de cualquier movimiento que pretenda transformar realmente la sociedad (por supuesto a mejor, pues la opción contraria no es descartable por desgracia). Pues sin un constante reciclaje teórico y un aprendizaje de la realidad objetiva no es posible una teoría revolucionaria y sin teoría revolucionaria no hay revolución. Es este tremendo déficit teórico el que permite actualmente a las clases dominantes aplicar brutales medidas a pesar de las movilizaciones de masas, que sin descartar sus méritos (15-M, luchas en Grecia, Ocuppy Wall Street) no son suficientes siquiera para hacer retroceder levemente la determinación de los “peces gordos”.”
Coincidimos plenamente con el compañero en la necesidad de darse una sólida base programática y una cultura de debate, compartimos su interés por la teoría y por los desarrollos científicos y coincidimos en que ambas son vitales para una progresión real de las luchas proletarias hacia una perspectiva revolucionaria.
Ahora bien, el compañero propone comenzar una primera aproximación al debate a partir del siguiente texto de Wikipedia:
(https://es.wikipedia.org/wiki/Debate_sobre_el_c%C3%A1lculo_econ%C3%B3mico_en_el_socialismo [630] )
Desgraciadamente este texto no aporta la más mínima claridad sino todo lo contrario: sus tesis y cálculos se basan en el capitalismo de Estado identificado como “socialismo”. Como ilustración veamos dos pasajes:
El texto de Wikipedia señala como referente a Oskar Lange, un economista estalinista, por lo que está más que justificada la respuesta que el compañero Comunero hace en otro comentario (https://es.internationalism.org/node/3501#comment-1828 [631] ):
“Me gustaría hacer una puntualización sobre el artículo al que enlazas: cuando Lange habla de socialismo, se está refiriendo a capitalismo de Estado (no hay más que leer que pone de ejemplo de la superioridad del socialismo frente al capitalismo los “logros” de la URSS de los años 30), y así lo da a entender en cada una de las descripciones que hace de su “socialismo”, y cuando cita a Kautsky hablando de la imposibilidad de llegar a la segunda fase del comunismo.
Lange usa un tipo de análisis que no tiene en cuenta el proceso de producción, y rechaza expresamente el que el análisis marxista lo haga, así como la existencia de la ley del valor-trabajo.
En definitiva, creo que la palabrería de ese tipo de “economistas” debería dejarse de lado en una discusión de este género, máxime cuando tales "economistas" no reconocen la existencia de clases ni sus implicaciones políticas”.
A nuestro juicio, el debate debería conducirse fuera de un terreno volcado en el cálculo económico de la reproducción del capitalismo (eso sin entrar en la validez científica en muchos casos discutible de sus teorías).
¿En la sociedad comunista se necesitará un cálculo económico? Es evidente que la humanidad recurrirá a métodos científicos de planificación, organización y distribución de la producción. ¿Cuáles serán esos métodos? ¿En qué unidades de medida estarán basados?
Sugerimos analizar críticamente una aportación de los Comunistas de los Consejos holandeses, concretamente del GIK –Grupo de Comunistas Internacionales. Este escribió en 1930 la obra Principios fundamentales de la producción y la distribución comunista ([1]) conocidos como “Grund-prinzipien” donde se defiende que la medida del tiempo de trabajo constituye la base del cálculo de la producción y de un reparto equitativo de los bienes de consumo.
Esta postura provocó un debate contradictorio en el que participaron Bilan –órgano de la Izquierda Comunista de Italia ([2])– e igualmente Pannekoek ([3]).
El estudio de este debate se recoge en nuestro libro La Izquierda Holandesa: contribución a una historia del movimiento revolucionario. Este libro solo está publicado en francés e inglés, por ello vamos a resumir dicho estudio exponiendo sucesivamente las posiciones del GIK, de Pannekoek y la nuestra ([4]).
El GIK parte de una visión economicista: “considerando que la lucha de clase del proletariado es esencialmente de naturaleza económica (…) La dominación del proletariado sobre las fuerzas productivas en la revolución es la cuestión primordial. La dictadura del proletariado, para el “consejismo”, es una dictadura económica antes que política” ([5]).
Para los “Grund-prinzipien” la causa de la derrota de la revolución en Rusia de 1917 es el descuido o subestimación del terreno económico: “Rusia ha intentado en lo concerniente a la industria edificar la vida económica según los principios comunistas y en ello ha fracasado completamente” ([6]).
Otras lecciones sacadas por la Izquierda Comunista de la Revolución Rusa son desestimadas por el GIK. La más importante, el fracaso de la extensión mundial de la revolución, es descartada de un plumazo: “ni la ausencia de revolución mundial ni la inadaptación de la empresa agrícola rural individual a la gestión estatal se les puede considerar responsables del fracaso de la revolución rusa en el dominio económico” ([7]). La misma subestimación se muestra ante el papel negativo del Estado que surge tras la revolución: “parece que no hubiera problema con la existencia de un Estado (o semi-Estado) en el periodo de transición hacia el comunismo. Su existencia misma, su caracterización (Estado “proletario” o “mal” que hereda el proletariado) no se plantea nunca. Estos problemas son prácticamente escamoteados” ([8]).
Para el GIK todo se reduce al control de la economía por parte del proletariado: “se trata sobre todo de que los productores controlen y repartan el producto social de forma igualitaria para cada uno de ellos y mediante una autoridad ejercida desde abajo (…) La solución según el GIK se halla en el cálculo del coste de producción medido en tiempo de trabajo de las empresas en relación a la cantidad de bienes sociales creados. Desde luego, según la productividad respectiva de las empresas, para un mismo producto las cantidades de trabajo necesarias para su fabricación son desiguales., Pero basta para resolver el problema en calcular el tiempo de trabajo social medio de producción para cada producto. La cantidad de trabajo de las empresas más productivas que superan la media social sería versada a un Fondo Común, éste se encargaría de colocar al nivel medio a las empresas menos productivas. Serviría simultáneamente para introducir el progreso tecnológico necesario para el desarrollo de la productividad de las empresas de una rama dada, de manera a disminuir el tiempo medio de producción” ([9]).
Este sistema según el GIK acabaría con el dominio de la ley del valor sobre la economía: “los productos no circularían según su valor de cambio, sometidos al patrón universal del dinero. Por otro lado, con la edificación de un centro contable y estadístico “neutro”, no separado de los consejos pero independiente de todo grupo de personas o de toda instancia de carácter central, la nueva sociedad escaparía al peligro de la formación de una burocracia parásita que se apropiaría de una parte del producto social” ([10]).
Pannekoek, vinculado como el GIK al Comunismo de los Consejos, compartía con éste una misma visión economicista, pues para él “la tradición significa dominación de la economía por la política. Lo que los obreros tienen que llevar adelante es la dominación de la política por la economía” ([11]). Sin embargo, no compartía completamente las tesis de los Grund-prinzipien y de hecho rechazó escribir un prólogo a la publicación de dicho libro. Años más tarde, en 1946, en su obra Los Consejos Obreros intenta definir su posición.
Esta comparte con el GIK la tendencia a verlo todo reducido a su aspecto económico: “en el nuevo sistema de producción, el dato fundamental es el número de horas de trabajo, tanto si es expresado en unidades monetarias en un primer momento o bajo su forma real”, para sacar la conclusión que “la contabilidad general, que concierne y engloba las administraciones de las diferentes empresas, las reunirá todas en una tabla del proceso económico de la sociedad. La organización social de la producción tiene como base una buena gestión mediante estadísticas y datos contables. El proceso de producción se expone a la vista de todos bajo la forma de una imagen numérica simple e inteligible” ([12]).
Como el GIK, Pannehoek ignora el peliagudo problema de la persistencia del Estado tras la revolución, dando a entender que se solucionaría con una descentralización del poder estatal en una multiplicidad de poderes constituidos por “colectividades obreras de fábrica”: «todo el poder pertenece a los trabajadores mismos. Allí donde el ejercicio del poder se haga necesario –contra disturbios o ataques al orden existente– el poder emana de las colectividades obreras en los talleres y permanece bajo su control” ([13]).
Ahora bien, respecto a la visión del GIK, la postura de Pannehoek es mucho más realista. Para el GIK la toma del poder del proletariado en un país permite “ponerse a construir el comunismo” inmediatamente, da por supuesto que ya ha desaparecido el influjo de las relaciones capitalistas de producción sobre el “territorio liberado”, en cambio, para Pannehoek “al comienzo del periodo de transición, cuando hay que levantar una economía arruinada, el problema esencial consiste en poner en pie el aparato de producción y asegurar la existencia inmediata de la población. Es muy posible que en estas condiciones se continúe repartiendo uniformemente los productos alimentarios, como se hace en tiempos de guerra o de hambruna. Pero es más probable que en esta fase de reconstrucción, donde todas las fuerzas disponibles deben emplearse a fondo y donde los nuevos principios morales del trabajo en común no toman forma más que de manera gradual, el derecho de consumo esté vinculado al cumplimiento de un trabajo. El viejo dicho popular de quien no trabaja no come expresa un sentimiento instintivo de justicia” ([14]).
Lo que Pannekoek recuerda es que el comunismo no podrá surgir inmediatamente tras la toma del poder por el proletariado en un país. Sostener semejante idea conduce inevitablemente a la concepción estalinista del “socialismo en un solo país”, lo que, se ponga la sociedad la etiqueta que se ponga, conduce necesariamente a la vuelta al redil del capitalismo. Pero es necesario ir más lejos: tras el derrocamiento del poder burgués en todos los países se abre un periodo de transición donde, para sentar las bases del comunismo, el proletariado debe llevar una dura lucha contra los residuos de la ley del valor capitalista, contra los restos de la división en clases sociales y contra la consecuencia de todo lo anterior que es la persistencia del Estado.
En esa línea, Pannekoek critica también la pretensión del GIK de que el pago a cada trabajador según sus horas trabajadas constituya un reparto igualitario del consumo. Como decimos en nuestro libro, Pannekoek “al rechazar un “derecho igual” en el reparto del consumo, está más próximo a la postura de Marx en su Crítica del Programa de Ghota. Esta mostraba, en efecto, que una distribución igual basada sobre el tiempo de trabajo llevaba necesariamente a nuevas desigualdades, porque los productores difieren unos de otros tanto por su capacidad de trabajo como por su estado físico y familiar” ([15]).
Nuestra posición ([16]) trata de seguir las líneas de análisis expuestas por Bilan. La reflexión sobre cómo podrá ser la futura sociedad comunista tiene dos fuentes:
Desde este punto de partida nuestro libro subraya nuestras divergencias con el GIK. En primer lugar, “el GIK concebía como inmediatamente posible, desde la toma del poder por los consejos obreros, en un país dado, la edificación del comunismo en su forma evolucionada. Parte de una situación ideal, donde el proletariado victorioso se adueña del aparato productivo de países altamente desarrollados que no han sufrido los estragos de una guerra civil” ([17]).
Ignorar la realidad es condenarse a ser prisionero de ella. La tentativa revolucionaria mundial de 1917-23, se estrelló, especialmente en Rusia, con las consecuencias terribles de la Primera Guerra mundial y casi sin respiro con las, aún más traumáticas, de una brutal guerra civil (1918-21) conducida por USA, Francia, GB y Japón. En nuestra época, estamos comprobando cómo continentes enteros como el caso de África han sido abandonados al abismo por la crisis capitalista, la cual actualmente está arrasando como un tsunami las economías consideradas más “privilegiadas”. ¡No hablemos de las guerras imperialistas, de los desastres medio ambientales y de la rampante barbarie moral que como otro tsunami aún más peligroso por sus efectos profundos afecta a toda la humanidad! ¿Es serio en tales condiciones plantearse la construcción inmediata del comunismo? Peor aún es pretender aislarse del mundo, encerrarse en el país “conquistado” y ponerse a construir sólo en él, el “comunismo”.
En segundo lugar, “el GIK da una forma automática y casi natural a la edificación de la sociedad comunista. Esta no sería el resultado de un largo proceso contradictorio de lucha de clase por la dominación del semi-estado, contra las fuerzas conservadoras, sino el fruto de un desarrollo lineal y armonioso, prácticamente matemático” ([18]). En la transición del capitalismo al comunismo, la lucha de clases prosigue: contra los restos de la burguesía derrotada y sobre todo contra el semi-Estado, un arma de doble filo pues si bien es imprescindible para reprimir los restos de la burguesía derrotada e integrar a las capas y clases sociales no explotadoras, es simultáneamente el núcleo de concentración de todas las fuerzas que quieren mantener el statu quo, que intentan desposeer al proletariado de su auto-organización y con ello cerrar la ruta hacia el comunismo.
Pero analizando la tesis de la contabilidad del tiempo de trabajo como medida de organización de la producción y la distribución, esta presenta una considerable falla científica: se trata de un sistema que “reintroduce la ley del valor, dando un valor contable y no social al tiempo de trabajo necesario para la producción. El GIK se opone a Marx para quien el patrón de medida en la sociedad comunista no era el tiempo de trabajo sino el tiempo disponible, el del tiempo libre disponible” ([19]). A través de una larga lucha, en el periodo de transición tras la destrucción del Estado capitalista en todos los países, se van construyendo las bases para recuperar lo que el capitalismo llevaba en germen –pero que tras un siglo de decadencia le es imposible desarrollar: la sociedad de la abundancia, uno de los fundamentos del comunismo. En el comunismo, “la verdadera riqueza será la plena potencia productiva de todos los individuos, el patrón de medida ya no será el tiempo de trabajo sino el tiempo disponible. Adoptar el tiempo de trabajo como medida de la riqueza es basar la sociedad sobre la pobreza; es querer que el tiempo libre no exista más que en y por oposición al tiempo de trabajo; es reducir el tiempo entero únicamente al tiempo de trabajo” ([20]).
Como hemos dicho al principio es muy válido el interés por comprender como será la sociedad comunista por la que luchamos. Ahora bien, del análisis del debate en torno a los Grund-prinzipien se desprende una clara lección: el punto de partida deben ser las cuestiones políticas de extensión mundial de la revolución, de mantener y desarrollar la auto-organización del proletariado, de reforzar la iniciativa y auto-actividad de las masas obreras, de lucha enconada contra el semi-Estado hasta su completa extinción.
Esta primacía de la política incluye necesariamente una prioridad vital en el terreno económico: disminución sistemática de las horas de trabajo, mejora permanente de las condiciones laborales y de vida (abastecimiento, sanidad, cultura, educación, seguridad e higiene en el trabajo etc.), de tal forma que el proletariado goce de la mejor situación material para desarrollar su auto-organización, su autonomía política, su conciencia, su capacidad para avanzar hacia el comunismo.
“De todos los instrumentos de producción, la mayor fuerza productiva es la propia clase revolucionaria” señala Marx en La Miseria de la Filosofía ([21]). La auto-organización, la conciencia creciente, la solidaridad y la confianza mutuas desarrolladas sin cesar, la iniciativa y creatividad de las masas trabajadoras, su capacidad para integrar con paciencia y espíritu constructivo a las capas sociales no explotadoras, todo ello es el motor de la marcha al comunismo. La consigna la emancipación de los trabajadores será obra de los propios trabajadores, formulada por la Primera Internacional (1864-76) no es retórica, expresa la esencia de la revolución comunista. Pero esa capacidad de la clase obrera necesita el fortalecimiento, aunque sea lento y gradual, de sus condiciones de vida. ¡No se puede pensar y actuar juntos si lo que ocupa a los obreros y sus familias es un trabajo extenuante, la necesidad de buscar desesperadamente trabajo, comida, suministros!
La experiencia de 1918-20 en Rusia es muy instructiva al respecto: las fábricas cerraban masivamente, los racionamientos eran extremos, la explotación de los trabajadores se agudizó, la clase obrera fue sometida a la militarización y al taylorismo… Esto que se llamó para más confusión “comunismo de guerra” contribuyó fatalmente al debilitamiento político y social del proletariado y a la muerte de los soviets obreros ([22]).
Cuando Pannekoek habla de primacía de la economía sobre la política está aplicando a la revolución proletaria el esquema seguido por las revoluciones burguesas. En el largo periodo que va desde mediados del siglo XV hasta finales del siglo XVIII, la burguesía desarrolló frente a la feudalidad un enorme poder económico, económicamente era en muchos países europeos la clase dominante de la sociedad. Desde esa posición pudo realizar el “jaque mate” al poder feudal mediante revoluciones nacionales en países como Gran Bretaña (1640) o Francia en 1789.
Además de ser mundial y nunca nacional, la revolución proletaria sigue el esquema inverso: un combate político para sentar las bases de una sociedad donde habrá desaparecido la producción mercantil, el trabajo asalariado y definitivamente la explotación. “Solo en un orden de cosas en el que ya no existan clases ni antagonismo de clases, las evoluciones sociales dejarán de ser revoluciones políticas», entonces «la clase obrera sustituirá, en el curso de su desarrollo, a la antigua sociedad civil con una asociación que excluirá a las clases y su antagonismo; ya no habrá un poder político propiamente dicho, ya que el poder político es precisamente la concreción oficial del antagonismo en la sociedad civil” ([23]).
[1] No hemos encontrado una publicación digital en Internet de los Principios en español, hemos encontrado el libro a la venta en https://www.iberlibro.com/Principios-fundamentales-producci%C3%B3n-distribuci%C3%B3n-comunista-Zero/4073113521/bd [632]
[2] Bilan, fundado en 1933, fue el órgano de la Izquierda Comunista Italiana, se puede consultar nuestro libro –traducido al español– Contribución a una historia del movimiento revolucionario: la Izquierda Comunista de Italia, se puede pedir a nuestro mail.
[3] Antón Pannekoek (1873-1960) fue un destacado militante proletario que participó activamente en el movimiento de la Izquierda Comunista Internacional, muchas de sus obras se pueden encontrar en español en https://www.marxists.org/espanol/pannekoek/index.htm [633]
[4] El libro se puede adquirir contactando con nuestra Web en francés: https://fr.internationalism.org/node/2875 [634] ; o en inglés: word-power.co.uk/catalogue/1899438378.
[5] Edición francesa del libro La Izquierda Holandesa: contribución a una historia del movimiento revolucionario capítulo VII, apartado 1, página 182, en adelante Libro…
[6] Ídem, capítulo VII; apartado 4, página 195.
[7] Ídem, página 196.
[8] Ídem, página 195.
[9] Ídem, página 196.
[10] Íbidem.
[11] Ídem, página 194.
[12] Ídem, página 198.
[13] Íbidem. Observemos que si hay “ataques al orden establecido” es que persisten los conflictos de clase que hacen necesario el Estado precisamente para reprimir las tentativas de restaurar el capitalismo.
[14] Ídem, página 199.
[15] Íbidem. Para consultar la Crítica del Programa de Ghota se puede visitar el siguiente enlace: www.marxists.org [635].
[16] Un tratamiento de los problemas económicos de la transición del capitalismo al comunismo se puede encontrar en los siguientes enlaces pertenecientes a nuestra Revista Internacional:
/revista-internacional/200802/2190/viii-los-problemas-del-periodo-de-transicion-6 [636];
/revista-internacional/200808/2336/ix-los-problemas-del-periodo-de-transicion-7 [637];
/revista-internacional/200612/1138/iv-los-anos-30-el-debate-sobre-el-periodo-de-transicion-1 [638];
/revista-internacional/200708/2003/vi-los-problemas-del-periodo-de-transicion-4 [639]
[17] La Izquierda Holandesa, op. cit., página 196.
[18] Ídem, página 197.
[19] Íbidem. El subrayado es nuestro.
[20] Marx: Grundisse, tomo II, pag. 308, edición francesa.
[21] Capítulo II: La metafísica de la economía política, pág. 296.
[22] Se puede consultar a este respecto nuestra polémica con el grupo FOR (Fomento Obrero Revolucionario) sobre el comunismo de guerra y las colectividades de 1936 en España, ambas expresiones según dicho grupo de “relaciones no capitalistas”. Se trata de Las confusiones de FOR sobre Octubre 1917 y España 1936 en Revista Internacional nº 25. Este artículo solo está disponible en formato papel por lo que puede ser pedido a nuestro mail.
[23] Marx, op. cit, Capítulo II: La metafísica de la economía política, pág. 298.
Publicamos este texto ampliamente inspirado en un artículo que nuestros camaradas de los EUA han publicado después de la reelección de Obama. El artículo completo está disponible sobre nuestro sitio en inglés (en.internationalism.org)
La elección presidencial de 2012 concluyó con un resultado positivo para las fracciones principales de la burguesía estadounidense. Venciendo al serio desafío de su rival republicano Mitt Romney, el Presidente Obama ha asegurado su reelección, lo que significa que el Partido Demócrata dirigirá el Estado cuatro años más.
Después de la elección, los medios de comunicación han organizado un alboroto ensordecedor: Obama ha obtenido una victoria abrumadora con 332 votos del Colegio electoral contra 206 de Romney, nos dicen. Ha golpeado a su rival con más de 3 millones de votos populares de ventaja. Los escenarios apocalípticos de una impugnación, como la del 2000, se redujeron a cero. […] Los republicanos lamiendo sus heridas de una derrota que incluso los ha llevado a perder varios de sus escaños en el Senado, seguramente tendrá que moderar su retórica y acudir a la mesa de negociaciones.. […] Finalmente, después de cuatro años de obstruccionismo empecinado , el GOP ([1]) se verá obligado obligado a adoptar un discurso más racional y volver a las importantes negociaciones sobre la reducción del déficit que la burguesía estadounidense no ha podido tratar durante el primer mandato de Obama.
Los expertos más optimistas, esperan incluso que los resultados de la elección marquen el final de la creciente influencia del Tea Party en el seno del Partido Republicano y subrayan que los elementos más racionales (¿Jeb Bush, quizá?) podrán imponerse ahora y hacerse cargo el partido. Otros prevén una verdadera guerra en el seno del GOP puesto que sus posiciones racistas actuales, su política sexual retrógrada, sus teorías conspirativas, su defensa de las tesis creacionistas, anti-científicos y su odio a los inmigrantes son cada vez más incompatibles con el ejercicio efectivo de la presidencia y constituyen un obstáculo real al retorno de este partido al gobierno.
Por nuestra parte, frente a estas interpretaciones tan optimistas, creemos que el resultado de la elección y la campaña que la precedió, confirman nuestro análisis según el cual asistimos al desarrollo de una “crisis política” en el seno de la burguesía estadounidense ([2]).
Podemos examinar las características principales de esta crisis según varios ejes.
Los efectos de la descomposición social ejercen más que nunca una fuerza centrífuga en el seno de la burguesía, provocando una incapacidad creciente de algunas fracciones para actuar en interés general del capital nacional.
Sin embargo, este proceso no ha afectado de la misma manera a todas las fracciones de la burguesía. El Partido Republicano está especialmente afectado por una degeneración ideológica, poniendo en duda su capacidad de actuar como partido de gobierno burgués creíble.
La incapacidad de la burguesía para encontrar una solución a la crisis económica ha fortalecido las tendencias hacia las luchas internas dentro de la misma burguesía.
La descomposición ideológica del Partido Republicano significa que tiende a perder la capacidad para administrar racionalmente la crisis económica, cayendo en un dogmatismo económico conservador completamente desacreditado, desperdiciando su energía en políticas antisindicales que amenazan con privar al Estado de su mejor baluarte contra la clase trabajadora.
Dada la situación actual, era demasiado arriesgado para las fracciones de la burguesía más responsables poner de nuevo al Partido Republicano a cargo del Gobierno nacional. Y esto, a pesar del peso de la crisis económica y de la necesidad de adoptar una política de austeridad brutal, a pesar de que este contexto debería empujar a la burguesía a reservar en la oposición a la izquierda de su aparato político para preparar mejor las condiciones que permitan encuadrar las futuros expresiones de descontento de la clase trabajadora.
Debido a la degeneración del Partido Republicano, los demócratas se quedan en el poder para dirigir el Gobierno y deberán llevar a cabo la política de austeridad necesaria para la defensa del capital nacional. Esto puede afectar la tradicional división ideológica del trabajo dentro de la burguesía, haciéndolos directamente responsables a los demócratas de los dolorosos recortes en programas sociales por venir, en contraste con la retórica que han utilizado durante la campaña electoral sobre el relanzamiento de la economía.
Las fracciones más responsables de la burguesía se enfrentan a una situación en la que resulta más difícil imponer su voluntad sobre el proceso electoral. La descomposición ideológica del Partido Republicano va pareja con un endurecimiento ideológico generalizado de la propia sociedad y el país está más dividido que antes en dos bloques políticos –aproximadamente del mismo tamaño. La presidencia de Obama, aún cuando ha revitalizado el mito electoral, particularmente entre las minorías víctimas del racismo y estigmatizadas por los ocho años de la presidencia de Bush, solo ha provocado un endurecimiento aún más fuerte y mucho más duradero en la derecha.
No debemos hacernos ninguna ilusión sobre lo que significa un segundo mandato de Obama para la clase trabajadora. Se puede resumir en una sola palabra: austeridad. […] La única pregunta es saber cuál será la profundidad de los ataques y el ritmo en que se ejecutarán.
En realidad es simple. La burguesía estadounidense, ya sea demócrata o republicana, de izquierda o derecha, en su conjunto coincide en que las perspectivas presupuestarias en los Estados Unidos son perfectamente insostenibles. Todos ellos comparten la visión de que debe haber “reformas” que tendrán que agregarse a los programas “previstos” para intentar frenar el déficit. […] Es cierto que las posiciones defendidas por el excandidato a la vicepresidencia, Paul Ryan, como la transformación del Medicare ([3]) en un sistema de bonificaciones, era demasiado draconiano para ponerse en marcha actualmente. También es cierto que las principales fracciones de la burguesía rechazan la mentira grosera según la cual la seguridad social debería ser privatizada para que esté a “salvo”. Pero esto no significa que tratarán de preservar estos programas tal como están. Por el contrario, hay que esperar ataques dolorosos.
El Presidente Obama ya ha expresado su deseo de reducir programas sociales. Se trata de un elemento esencial del llamado “gran pacto” salido del proceso de negociación con John Boehner, el presidente republicano de la cámara de representantes, durante la crisis del verano 2011 acerca del techo de la deuda. La única diferencia real en esta cuestión ha sido simplemente el deseo del Presidente de envolver los recortes al presupuesto de salud con algunos aumentos de impuestos a los más ricos para vender su basura a la población con la retórica política bien conocida del “sacrificio compartido”.
Solo la intransigencia del Tea Party ha impedido a Boehner aceptar este “gran pacto”, vinculando al Congreso a compromisos complejos que plantean la necesidad de que la burguesía estadounidense imponga por la fuerza aumentos automáticos de impuestos y recortes en los gastos presupuestarios y todo esto, desde inicios del próximo año.
De hecho, los comentaristas políticos dicen ya que la elección es un verdadero reto. En efecto, Obama tiene ahora el capital político que necesita para forzar a los republicanos, que todavía son la mayoría en la Cámara de Representantes, a negociar para que, al menos, se incluyan algunos aumentos de impuestos para los ricos que pueden, cuando llegue el momento, venderse a la población como el “sacrificio compartido”. La izquierda del Partido Demócrata puede gritar que ella quiere “proteger los tres grandes” ([4]), pero podemos dudar realmente de lo que sigue al acuerdo firmado, ¿no intentarán vendernos la idea de que habría sido peor si los Republicanos controlaran la Casa Blanca? ¿O no tratarán de sensibilizarnos de nuevo en el hecho de que al menos los multimillonarios no serán excluidos de este “justo reparto de sacrificios”? ¿Pero exactamente qué quedará de esta asistencia a los beneficiarios de Medicare que han visto derretirse sus escasos beneficios o subir sus deducciones? ¿Qué quedará de esos mineros del carbón de 65 años que ahora tendrán que esperar uno o dos años más para recibir su pensión de jubilación?
Lo mejor que pueden hacer los comentaristas sobre la recuperación económica es recordar los días de gloria cuando el Presidente Clinton aumentó impuestos y equilibró el presupuesto mientras se presentaba como el Presidente de la “la mayor expansión económica en la historia estadounidense”. Esta visión miope y ahistórica de la burguesía confirma que se ha perdido la memoria sobre el hecho de que la mayoría de ese llamado “crecimiento” de los años de Clinton fue el resultado de una explosión de la deuda impulsado por la reserva monetaria y ha generado una verdadera burbuja especulativa que llevó a la actual recesión!
Parecen creer que las recetas de la era Clinton pueden ser resucitadas y aplicadas hoy en día, sin tener en cuenta el contexto histórico y económico. No sabemos si realmente la administración de Obama cree realmente en esta campaña mediática que dice que la economía iría mejor bajo esos criterios de gobierno. No importa, aunque reconozcan la necesidad de un relanzamiento, no podrán hacer nada en ese sentido. Cualquiera que sea el nuevo modo de cooperación que adopte el Partido Republicano como consecuencia de su aplastante derrota electoral, es poco probable que se adhiera a una política de recuperación económica. La Reserva Federal ha sido llamada recientemente para actuar por su cuenta mediante la compra de valores hipotecarios, pero los economistas más serios están de acuerdo en decir que ésta sólo tendrá el mismo efecto sobre la economía que la picadura de un mosquito sobre la piel de un elefante.
En última instancia, sin embargo, incluso si existe una voluntad política para tal intento de relanzamiento económico, no se sabe de dónde vendría el dinero ¿acaso de darle a la máquina de billetes? ¿de más préstamos a China? Todo esto contrarrestaría directamente la necesidad urgente de reducción del déficit. La burguesía está realmente entre dos fuegos. Aunque pudiera relanzar la economía, una vez más, esto no sería –al final– más que dar palos de ciego.
Se desprende de todo esto que la victoria de Obama no lo es para la clase trabajadora. Por el contrario, él sabe que ahora tiene crédito político suficiente para fortalecer los programas de austeridad que ha planificado y que requiere y exige el capital nacional. Aunque queda el peligro para la burguesía de que el Partido Demócrata sea percibido como el partido que realizó los drásticos cortes, ese hecho se suaviza, en cierta medida, por el éxito ideológico que ha tenido la administración Obama para vender al público el hecho de que bajo los republicanos las medidas habrían sido peores. Es principalmente por esta razón, más que por una profunda convicción o apoyo a la política de Obama, como muchos trabajadores fueron a las urnas y votaron por los demócratas. La lógica de lo menos malo parece predominar ([5]).
Pero los trabajadores que tienen aún ilusiones en la Presidencia de Obama, que cree aún que él puede “salvar a la clase media” o que es una especie de campeón de “los derechos de los trabajadores”, sólo tienen que mirar los acontecimientos ocurridos durante la huelga de maestros de Chicago para tener un conocimiento real del punto de vista del jefe de la casa blanca sobre estas cuestiones. No debemos olvidar que son los compañeros del Presidente los que han golpeado a los profesores ([6]). ¿Puede alguien dudar de que su concepción del sector educativo –en realidad de toda la clase obrera– es íntimamente compartido por el propio presidente? De hecho, la persona responsable del plan de reforma del sistema escolar de Chicago no era otro que el ex asesor de la escuela de Chicago, Arne Duncan –actual Secretario de Estado en Educación de Obama.
Debemos afirmar, contra todos los cálculos electorales posibles, que los intereses de la clase obrera están ausentes en los proyectos del Estado, y están presentes sólo en sus luchas autónomas para defender sus condiciones de vida y de trabajo. Es comprensible que los trabajadores teman las medidas draconianas defendidas por el Partido Republicano. Es muy posible que ese partido hubiera perdido realmente la cabeza y no hubiera dudado en aplicar la política más retrógrada a nivel nacional, si hubiera llegado al gobierno. Sin embargo, ¿ significa esto que debemos esperar más clemencia por parte de los demócratas? ¡En absoluto! Está claro que, a este nivel, la única diferencia real entre los dos partidos es el ritmo y la fuerza con que los ataques van a caer sobre nosotros. En última instancia, los dos caminos llevan al mismo lugar. Cuando votamos demócratas, somos nosotros, los trabajadores, los que damos palos de ciego. La única verdadera solución para defendernos es retomar el camino de nuestras luchas autónomas relacionadas con nuestros problemas de clase.
Desde nuestro punto de vista, la reelección del Presidente Obama no predice una nueva era de paz, prosperidad y cooperación.
Aunque probablemente habrá un intento por las fracciones más racionales del Partido Republicano, atentos a desmarcarse del Tea Party y de recuperar credibilidad, no es posible garantizar que tengan éxito. Además, sería un error reducir los problemas de la burguesía estadounidense a este aspecto solamente. Los desafíos que ésta tiene son inmensos y, con toda probabilidad, insuperables. Para la clase trabajadora, la conclusión es clara: no hay ninguna salvación en la política electoral burguesa. Podemos defender nuestros intereses sólo en un terreno diferente al electoral.
Henk,14 noviembre
[1]) Great Old Party (Gran Viejo Partido), apodo del Partido Republicano.
[2]) Ver también en nuestro sitio el artículo “En los Estados Unidos, escándalo sobre ‘la eliminación de los electores’: engaño político e ilusión democrática”.
[3]) Es el sistema de salud estadounidense.
[4]) Estas son las palabras del portavoz del ala izquierda del Partido Demócrata, Ed Schultz, para hablar sobre el seguro social, Medicare (sistema de seguro de salud) y Medicaid (el sistema de seguro de salud para los más pobres).
[5]) Debe señalarse, sin embargo, que la participación este año fue inferior en 10 % respecto al 2008.
[6]) Vea nuestro volante “Solidaridad con los maestros de Chicago”
En Internationalism.org/internationalismusa/201209/5162/Solidarity-Chicago-Teachers
La burguesía mexicana, apenas renovó su equipo de gobierno federal entre bombos y platillos, no ha cesado ni un momento de machacar hasta el hartazgo su propaganda de la renovación de la esperanza que tanto se cacareó en las pasadas elecciones por todos los partidos políticos y sus candidatos. El gobierno federal del “nuevo PRI” sigue alimentando la idea de que ahora sí va a hacer bien las cosas y que los “ciudadanos” van a mejorar verdaderamente su nivel de vida en todos los aspectos. Incluso, se ufanan de haber logrado “un pacto histórico”, el llamado “Pacto por México”, que ha logrado el acuerdo entre los principales partidos para llevar a cabo sus medidas de gobierno que se implementarán en los próximos seis años. Por todos sus medios de difusión se presentó la escena palaciega donde desde el presidente, los gobernadores, legisladores, presidentes de los partidos políticos, militares, todos reunidos lanzan el mensaje de que tienen un gobierno fuerte.
Pero hay que decirlo muy fuerte: el susodicho “pacto” y la unidad que presume la burguesía son efectivamente en beneficio directo de la economía nacional, es decir, de la nación burguesa y por lo tanto completamente en contra de los trabajadores (por cierto, estas concertaciones políticas se están ensayando desde antes en otros países, por ejemplo en Francia). Basta recordar que con esta “unidad” se aprobó recientemente la “reforma laboral” que concreta hasta lo indecible la agravación de los ataques que los trabajadores han venido resintiendo en los últimos años. En medio de una verborrea tan asquerosa como cínica con declaraciones sobre derechos y libertades, acerca de la seguridad y la justicia, acuerdos para la transparencia, rendición de cuentas y combate a la corrupción, acuerdos para la gobernabilidad democrática, etc., menciones que buscan endulzar y esconder las reales pretensiones del “pacto” y que en realidad se enfocan en la determinación de los capitalistas para lograr apuntalar su economía como lo muestran todas las medidas anunciadas y que van precisamente en el sentido de lograr un crecimiento económico y sobre todo buscan mejorar la tan ansiada competitividad que repunte las ganancias de la burguesía, medidas que en paquete con otras como la austeridad ya anunciada, la reforma fiscal que significa más impuestos y por lo tanto una disminución real de los salarios son enteramente a costa del sufrimiento y la destrucción de la salud física y mental de los trabajadores y de sus familias. Cuando la burguesía busca medidas para “atraer inversión y para ser más productivos” en realidad quiere decir: “¡Vengan capitales a México, aún tenemos una clase obrera dócil, barata y rendidora!”, su lenguaje “globalizador” significa a una vil explotación de millones de seres humanos reducidos a condiciones infrahumanas.
Y ya está en marcha la maquinaria para ir asestando los golpes de manera ordenada y controlada, por ejemplo, con el anuncio de la enésima “reforma educativa” que más bien se trata de una profundización de la reforma laboral ya en marcha en ese sector en contra de los trabajadores de la enseñanza. Las bellas palabras sobre educación, cultura y arte con que se adorna este nuevo ataque esconden también el hecho de que las demandas de eficiencia y eficacia del sistema educativo van a recaer precisamente sobre las espaldas de los trabajadores que resentirán peores ritmos de trabajo, mayores cargas horarias, inestabilidad y flexibilidad laboral como nunca lo habían experimentado. Las estridencias mediáticas que se han desatado por el supuesto ajuste de cuentas contra la cacique del SNTE, Elba Esther Gordillo, no son sino distractores para intentar evitar que veamos el fondo de la cuestión. Al final de cuentas, los grupos de poder van a negociar la permanencia o retiro ordenado de la cúpula de este sindicato y eso nada importa a los intereses de los casi millón y medio de trabajadores del sector pues, con esta camarilla o con otra, los ataques van a seguir y serán cada vez peores e insoportables y en ello el sindicato como institución está implicado de manera completa. Es también una campaña ideológica el hacernos pensar que el Estado y los sindicato son cosas distintas; “el gobierno de Peña contra el SNTE”, ¡nada más falso! Todos defienden el statu quo de la explotación asalariada: desde Peña Nieto a Elba Esthér Gordillo, pasando por Gómez Urrutia, Hernández Juárez, CNTE u Obrador… su función es precisamente mantener incólume la explotación de una minoría hacia una inmensa mayoría de la población… ¡Esa es su sucia faena!
Pero además, hay otro indicador espectacular de la evidencia de que la burguesía como un todo está unida en ese “pacto” contra la clase trabajadora. Como nunca antes en la Ciudad de México la popularidad mediática del Nuevo Jefe de Gobierno está complementando la campaña mencionada poniendo a “Súper Mancera” como segundo héroe de la película quien llama a confiar en su gobierno de izquierda y ciudadano pues tomará medidas para elevar, como por arte de magia, las condiciones de vida de los habitantes de esta entidad (ya hasta hizo anuncios estruendosos de medidas contra la inseguridad).
En fin, una euforia tremenda que trata de convencer al proletariado que ahora sí las cosas van a cambiar. Sin embargo, como dice el refrán, “el diablo está en los detalles”. Esto está condicionado a que los que históricamente siempre han sido sacrificados acepten una vez más… otro ajuste y algunas “molestias” más pero que habrán de tener su recompensa en el “bienestar” del futuro. ¿Dónde habremos oído eso…? ¿dónde?
Esta unidad de la burguesía demuestra que los diferentes partidos políticos, su discurso diverso, sus colores, etc., no son sino ropajes necesarios para poder cumplir su función dentro de la división del trabajo encomendada por el Estado para el encuadramiento de los trabajadores; y de esto ya dieron una pequeña muestra de lo que viene por delante: acción coordinada en la provocación policiaca y la consiguiente represión contra los manifestantes y transeúntes (ver artículo en este RM) el pasado 1o de diciembre mostrando el músculo del Estado omnipotente dispuesto a masacrar las protestas sociales que son inevitables por los ataques redoblados e inmisericordes que están en marcha. Por cierto, hay versiones equivocadas por ingenuidad o por interés en el sentido de que “Súper Mancera” puede ser cómplice pues evitó condenar la represión hecha por la policía federal de Peña Nieto… ¡NO! En realidad, como lo muestran todas las evidencias, las policías federales y del DF actuaron juntas y bajo una coordinación y un plan preconcebido.
Esta situación va a recordarle una vez más a los trabajadores, aunque sea con amargura, que ir a votar por tal o cual personaje político de la burguesía solo significa que estamos eligiendo al verdugo que dirigirá la explotación y la represión en los años siguientes. El objetivo de la farsa se cumplió a plenitud al dejar una aureola de falsa reflexión en torno a lo que puede venir con el relevo en la presidencia o incluso con la sensación que dejó en amplias masas movilizadas de haber quedado cerca de la posibilidad de un “cambio verdadero” si hubiera ganado el candidato de las llamadas izquierdas: “las cosas fueran mejor si hubiera ganado López Obrador”. Nada más falso y tóxico para la conciencia de clase. Tanto las elecciones como su glorificación posterior en base a una exaltación de falsas bondades “democráticas”, expresan en última instancia la forma en que la clase dominante, la burguesía, ejerce su imperio sobre la sociedad en su conjunto mediante la propagación de ilusiones y fantasías que intentan hacer creer a supuestos ciudadanos libres que ejercen su derecho a conducir los destinos de una nación mediante la elección de los administradores del aparato gubernamental y del parlamento, y mediante ellos incluso, un modelo económico determinado. Y todas las alternativas que se votan representan a grupos determinados de la clase dominante y solo se diferencian por su discurso. Nada más hay que acordarse cómo les ha ido a los trabajadores en los innumerables países donde la burguesía ha ascendido al poder nacional o regional a partidos o políticos de izquierda.
Por cierto, el proletariado tendrá que ocuparse en el periodo que viene de las ansias de renovación e innovación que tiene la burguesía en México y que está preocupada por el desgaste de algunos de sus instrumentos y mecanismos de mistificación y dominación y se apresta a mejorarlos. Está el caso, por ejemplo, del proyecto del nuevo partido “Morena” ante el desprestigio y la debilidad organizativa y política del PRD. En efecto, la radicalización de AMLO y el grupo político que encabeza es una medida que toma la burguesía, entre otras, para dar respuesta al descontento generalizado dentro de los trabajadores que ya están desconfiando de la “izquierda moderada y responsable” que representa el PRD. Es decir, el Estado busca ocupar todos los flancos sociales a fin de encuadrar a todos los trabajadores. Por lo pronto, desde ahora se les dice de nuevo a los trabajadores que apoyando esta nueva opción política en 2018 podrán elegir a un político que les beneficie, ahora sí al más honesto… el partido de Obrador será una muralla a derribar en el camino a la revolución proletaria.
Es cierto que las campañas de la burguesía son amplias y apabullantes causando una desorientación y confusión generalizadas en el conjunto de la clase obrera, sin embargo, en un escenario de profundización de la crisis económica y sus consiguientes ataques sobre las espaldas de los trabajadores, éstos van a ser obligados a luchar para defenderse, lo cual necesariamente deberá ir acompañado de la reflexión y la discusión colectivas para clarificar las mejores condiciones de la lucha: cuáles son sus métodos de lucha, quienes son sus enemigos políticos, cuál es su terreno de clase. Este proceso es difícil pero es el único camino para el proletariado.
RR, diciembre 2012
Hemos recibido invitación para participar en los “Talleres para Trabajadores Indignados” organizados por Asamblearios-TIA ([1]) y hemos decidido apoyar y participar activamente en ellos.
Pensamos que estos Talleres responden a un interés genuino por clarificar cuestiones esenciales en la comprensión política del capitalismo y las alternativas al mismo. Desde las luchas inmediatas y concretas, los compañeros han llegado a la conclusión de la necesidad de dotarse de una comprensión profunda de la realidad para armar la Teoría Revolucionaria. Con entusiasmo apoyamos su iniciativa porque se abre un espacio de debate en el que poder, entre todos, hacernos una idea más precisa de la realidad que nos atenaza y los medios para combatirla.
Dicho esto, hemos de reconocer que no disponemos de ninguna receta ni de ninguna formula mágica que nos permita resolver las cuestiones planteadas por los compañeros. De lo que si estamos convencidos es que intervenir en las luchas, dotados de una comprensión profunda y de conjunto, es necesario para no caer en las trampas del enemigo, o simplemente en la desmoralización y frustración.
Lo que distingue una hermosa tela de araña de la obra de un arquitecto, es el hecho de que el hombre antes de llevar a cabo una “obra” la comprende en su mente y la resuelve de acuerdo a un plan. Esta capacidad de actuar colectivamente según un fin o propósito derivado de nuestra comprensión de la realidad, es lo que ha venido a llamarse “teoría” y ha contribuido de manera esencial al desarrollo de la humanidad. Sin la capacidad de analizar, sacar conclusiones y actuar de acuerdo a nuestras necesidades y según los fines propuestos, seguiríamos, seguramente, en las sociedades primitivas de cazadores y recolectores.
La teoría no es, mucho menos desde el punto de vista de los trabajadores, producto de un proceso abstracto de pensamiento alejado de la práctica o de las necesidades inmediatas. Al contrario la teoría es parte de la practica misma de los revolucionarios. Sin teoría no puede haber práctica revolucionaria.
El capitalismo es la sociedad de la generalización de la mercancía donde el “valor de cambio” se ha convertido en la “divisa” de las relaciones humanas, incluso en el ámbito de las emociones y los sentimientos, y en consecuencia la producción social responde a las necesidades de la mercancía, en lugar de a las necesidades de las personas, de manera que esa realidad material de la producción determina una ideología dominante que reconocemos como “sentido común”. Cualquier cuestionamiento de la sociedad del capital exige el examen y crítica de ese “sentido común” dominante y que no es otra cosa que el intento de las clases dominantes por imponer una forma de pensar que aparentemente se muestra como “natural” y por tanto la única posible y válida. Sin la reflexión profunda, el cuestionamiento del capital no es posible.
Pero además la “teoría” no es producto de genios iluminados o de catecismos dogmáticos. Al contrario, la Teoría Revolucionaria solo puede ser el producto colectivo e histórico de una clase explotada que en su esencia es portadora de una sociedad futura libre de explotación. Esta elaboración teórica solo puede ser el resultado de una cultura colectiva de reflexión y debate capaz de poner en cuestión el “sentido común” de la clase dominante y elaborar la teoría que nos permita acabar con la explotación de todos por unos.
El movimiento de 15M fue un movimiento espontáneo que expresaba el malestar y la indignación de los explotados, además supuso una renovación de la necesidad de luchar de muchos. Tras el 15M, y tras otras expresiones similares por todo el mundo ([2]), han ido surgiendo grupos que han sentido la necesidad de llevar a cabo reflexiones en profundidad, ya que la práctica ha demostrado que cuando se carece de teoría se puede caer con suma facilidad en las trampas del Estado y sus aparatos, para acabar luchando por los intereses del enemigo en nombre de los intereses de todos. Estos grupos minoritarios son conscientes que el combate revolucionario necesita de una “dimensión teórica” y por ello surgen medios de debate y reflexión que confrontan el “como luchar” y “porque luchar”. El plantearse estas cuestiones es una “necesidad” de la práctica revolucionaria.
Como plantean Asamblearios-TIA, la autoorganización de los trabajadores es el único modo en que podemos empezar a adueñarnos de nuestras vidas y de nuestros destinos. La sistematización del debate en el que entre todos clarifiquemos las cuestiones políticas de la lucha es la forma de autoorganización necesaria en estos momentos de latencia de luchas.
La crisis del capitalismo está mostrando, por una parte, como nos dirigimos hacia la miseria, la barbarie y la destrucción del planeta, y por otra, la dificultad para crear una alternativa de sociedad que suponga la superación de las contradicciones del sistema capitalista. El reto es enorme. “Hic Rodas Hic Salta” ([3]). Por ello es imprescindible dotar al combate de perspectiva histórica, dimensión internacional y profunda comprensión de los medios y los fines. La creación de auténticos espacios de debate y reflexión es la tarea del momento para los combates venideros. Animamos a las minorías que surgen por todas partes del mundo a que, como han propuesto los compañeros, creen estos espacios de debate y reflexión y se armen de la Teoría Revolucionaria que nos permita destruir el capitalismo y construir una nueva sociedad.
Presentamos a continuación el texto de convocatoria de los compañeros y le adjuntamos una propuesta de textos de discusión.
¡Deseamos unos fructíferos debates!
CCI, 27-12-12
Todo lo que usted siempre quiso debatir sobre la lucha proletaria y nunca se atrevió a discutir.
ALACANT 2013
Somos trabajadoras, paradas, estudiantes,… como tú. Personas que sufrimos este sistema de explotación. Nos hemos autoorganizado en un grupo y queremos actuar pero también debatir. Nuestro grupo se denomina Asamblearias – TIA (Trabajadores Indignados y Autoorganizados) ([5])
Los talleres que se van a realizar pretenden crear un espacio de reflexión y encuentro donde compartir conocimientos. En el presente convulso en el que actuamos por inercia debido a la agresión continua del capital, consideramos necesario crear estos espacios de reflexión que nos sirvan para caminar con seguridad persiguiendo lo que nos proponemos.
Ha sido siempre una preocupación para nuestro grupo profundizar en el análisis y relacionar nuestra realidad con la historia del movimiento de las explotadas. Creemos en la teoría y la historia como un arma para cambiar el mundo, un arma que nos ha sido arrebatada y puesta en manos del “enemigo”. Estos talleres quieren ser una contribución en este sentido. Su contenido, como su forma, gira en torno al movimiento de los “de abajo”, parte y toma parte por éste “partido”. No se trata de clases magistrales que un ilustre profesor viene a darnos, se trata de reconstruir ente “nosotros” una historia y una teoría para cambiarlo todo. Ni más ni menos.
En los contenidos y la metodología que planteamos queremos aunar esfuerzos para comprender; queremos incentivar la acción desde la reflexión; y queremos recuperar nuestra historia y nuestras palabras. Somos ambiciosas, y lo somos porque, aun siendo pocos aritméticamente, sabemos que no estamos solos, nos sabemos muchos entre esa “inmensa mayoría que representa a una mayoría inmensa”.
Los talleres que proponemos se van a realizar con una periodicidad mensual durante el 2013, exceptuando los meses de julio y agosto. La metodología propuesta para los talleres precisa de la participación de los asistentes, garantizando de esta manera que todos los puntos de vista sean tenidos en cuenta. La manera de participar de los asistentes será enviando (quien quiera y pueda) con antelación un texto de reflexión acerca del tema del taller, el día del taller, nos comprometemos a hacer una introducción sobre el tema, teniendo en cuenta los textos presentados. Posteriormente pasaremos al debate.
El debate nos llevará a descubrir términos o vocabulario con el que realizaremos un glosario participativo. El glosario participativo consistirá en definir entre todos aquellos términos que nos hayan parecido importantes recogiendo todas las posibles acepciones.
Para apuntarte a los talleres puedes ponerte en contacto con nosotros en:
[email protected] [644]
Mandándonos tu nombre, los talleres en los que quieres participar (uno, varios, todos) y un mail de contacto.
Con todos los interesados haremos una reunión de presentación de los talleres para organizarnos y conocernos, el día 11 de enero en el local de ASIA.
Todos los talleres se realizarán en el local de ASIA (C/ Barón de Finestrat 52, 1º planta, junto a plaza “de las palomas”, Alacant) entre las 19 y las 21 horas.
Pues sí, de cara a financiar el local de ASIA (y las actividades que allí se realizan) se establecerá una cuota de 5 euros por taller que se abonará en el taller introductor del día 11 de enero. Por si no queda claro, las pelas irán íntegramente para la autogestión de ASIA (Apoyo Salud Integral Autogestionada)
Te esperamos, salud.
Para cualquier consulta, ponte en contacto con nosotros en: [email protected] [644]
Sinopsis talleres
11 enero “Presentación de talleres”
Repasamos juntos los talleres que vamos a compartir, la metodología y el contenido, recogemos sugerencias y posibles cambios entre todos.
Igualmente debatiremos de por qué se han escogido estos temas y de los términos del propio título.
25 enero “Qué es una crisis y qué hacer frente a ellas”
¿Qué es una crisis?, ¿son consustánciales al capitalismo?, ¿teorías sobre la crisis?
Es la palabra más repetida y la justifica todo. El capitalismo parece estar en crisis. ¿Se trata de una crisis de decadencia? Si así fuera esto nos obliga a plantear un cambio revolucionario como única salida para la humanidad.
15 febrero “Lucha de clases”
¿Qué es la lucha de clases?, ¿sigue vigente?, ¿es la lucha “central”?, ¿quiénes somos la Clase obrera y por que ponemos la C con mayúsculas?, ¿hay que llevar un mono azul para ser Clase obrera?
Frente a la supuesta modernidad del “ciudadano” como agente social, volvemos a priorizar al sujeto histórico por excelencia: la clase obrera, el proletariado, los explotados, los trabajadores.
15 marzo “Autoorganización y autonomía obrera.”
¿Qué es la autoorganización?, ¿por qué nos es tan necesaria?, ¿cómo se busca, como se consigue?
Insistimos en la autoorganización asamblearia, en la autonomía proletaria. Vemos que durante la historia de nuestra Clase ha sido un elemento fundamental para el desarrollo del movimiento obrero. La liberación de los trabajadores será obra de los trabajadores mismos o no será.
12 abril “Internacionalismo”
¿Qué es el internacionalismo?, ¿puede existir un internacionalismo que no sea proletario?, ¿por qué es fundamental para el movimiento proletario?, ¿cómo se desarrolla en la historia?
El internacionalismo es básico para el desarrollo de un verdadero movimiento de los explotados. La liberación de los trabajadores será mundial o no será.
17 mayo “Revolución Social”
¿Qué es una revolución?, ¿qué es una revolución para la Clase obrera?, ¿es posible la revolución?, ¿es inevitable?, ¿qué sociedad queremos construir?
A todos nos parece insostenible este sistema y muchos pensamos en cómo se podría cambiar para vivir en una sociedad que satisfaga las necesidades de la humanidad.
14 Junio “Qué entendemos por Nacionalismo”
¿Qué es el nacionalismo?, ¿a qué clase pertenece la ideología nacionalista?, ¿hay alguna relación entre nacionalismo e internacionalismo?
Cada vez más (como en otros momentos de “crisis”) se encrespan los conflictos nacionalistas. Posicionarnos como Clase es fundamental ante un tema que azuza los conflictos imperialistas.
20 septiembre “Democracia y liberación”
¿Qué es la democracia?, ¿es o ha sido el democratismo un movimiento liberador para la humanidad?, ¿por qué se usa una y otra vez el término democrático para todo?
Democracia real, democracia participativa, democracia directa… ante los muchos usos y abusos de la “democracia” es necesario clarificar: que es la democracia y a quien sirve. De que queremos hablar realmente cuando hablamos de democracia y por qué no le llamamos así.
18 octubre “Autogestión”
¿Qué es la autogestión?, ¿por qué se la define de formas tan dispares?, ¿es lo mismo autogestión que autoorganización?, ¿es la autogestión un arma revolucionaria para los trabajadores?
Tan de “moda” como la democracia está la autogestión, para algunos la herramienta definitiva para otros un espejismo que entorpece la lucha de la Clase obrera.
15 noviembre “Sindicalismo”
¿Qué es el sindicalismo?, ¿cómo se desarrolla por parte de la Clase obrera?, ¿sigue siendo útil para la Clase obrera?, y si no lo es, ¿porque?, ¿en qué se diferencia la autoorganización / autonomía obrera del sindicalismo?
Muy criticados de forma intuitiva por parte de los trabajadores, los sindicatos siguen teniendo un peso enorme dentro de la Clase. Pero los sindicatos no sirven, nos llevan a la derrota, ¿por qué?
13 diciembre “Parlamentarismo”
¿Qué es y cómo surge el parlamentarismo?, ¿sirve de algo hoy día?, ¿qué se decide en el parlamento?, ¿puede reformarse el parlamento?
Al igual que el sindicalismo, los políticos y las elecciones son seriamente cuestionados por la población. Pero este cuestionamiento popular tiene un sentido profundo que podemos explicar.
Aportaciones de la CCI a los diferentes temas:
Se trata de una aportación abierta, a medida que se vaya desarrollando el debate propondremos otros textos.
25 enero “Qué es una crisis y qué hacer frente a ellas”
La comprensión de la crisis actual, de sus mecanismos de evolución, de su ritmo y consecuencias, es un asunto complicado que requiere un debate paciente.
Respecto a la pregunta que hace la Sinopsis de los talleres –¿Se trata de una crisis de decadencia?– nuestra respuesta es afirmativa. De ahí que estemos igualmente convencidos que ello nos obliga a plantear un cambio revolucionario como única salida para la humanidad ([6])
Como aporte a la discusión hemos seleccionado 3 textos:
15 febrero “Lucha de clases”
Aportamos la discusión el artículo en dos partes de nuestra Revista Internacional ¿Quién podrá cambiar el mundo?
/revista-internacional/199307/1964/quien-podra-cambiar-el-mundo-i-el-proletariado-es-la-clase-revoluc [647] y "El proletariado sigue siendo la clase revolucionaria [648]".
15 marzo “Autoorganización y autonomía obrera.”
Como muy bien se dice en la Sinopsis, la liberación de los trabajadores será obra de los propios trabajadores o no será. ¿Cuál es la forma concreta que toma esa autoorganización de los trabajadores mismos? La experiencia que viene repitiéndose desde 1905 son las asambleas obreras masivas, generales y abiertas y la elección por estas de Comités elegidos y revocables. Estos comités cuando los obreros alcanzan una fuerza revolucionaria adoptan la organización de Consejos obreros.
Como contribución a la discusión aportamos el primer artículo de una serie titulada ¿Qué son los Consejos obreros? aparecida igualmente en nuestra Revista Internacional
/revista-internacional/201002/2769/que-son-los-consejos-obreros-i [174] ([7])
12 Abril “Internacionalismo”
Aunque el tema es muy amplio abordamos un solo punto: ¿Cuál sería una respuesta internacionalista a la crisis? Esto como alternativa frente a las respuestas nacionalistas con las que nos suelen machacar: una “salida nacional” a la crisis; oponerse a la dominación alemana etc.: Ante la crisis la respuesta internacional contra la respuesta nacionalista ([8])
https://es.internationalism.org/node/3422 [649] ()
17 Mayo “Revolución Social”
Nuestra aportación a la discusión se expresa en dos textos que hicimos en respuesta a debates surgidos en América del Sur: 5 preguntas sobre el comunismo y ¿Qué es el socialismo? ([9])
/accion-proletaria/200510/246/5-preguntas-sobre-el-comunismo [650]
/cci-online/200705/1908/que-es-el-socialismo [651]
14 Junio “Qué entendemos por nacionalismo”
Como material de reflexión incluimos un texto que es el fruto de un debate realizado en Brasil: Entre internacionalismo y nacionalismo-patriotismo no existe afinidad alguna ¡hay que elegir! ([10])
/cci-online/200703/1769/entre-internacionalismo-y-nacionalismo-patriotismo-no-existe-afinidad-alguna- [652]
20 Septiembre “Democracia y liberación”
Para abordar este tema proponemos un texto histórico adoptado por el Primer Congreso de la Internacional Comunista celebrado en marzo de 1919: las Tesis sobre la Democracia y sobre la dictadura del proletariado.
/revista-internacional/200007/3478/tesis-sobre-la-democracia-burguesa-y-la-dictadura-del-proletariado [653]
18 Octubre “Autogestión”
Para este tema presentamos un debate que tuvimos en 2006 con unos compañeros de Argentina –el grupo Nuevo Proyecto Histórico: /cci-online/200601/383/correspondencia-con-nuevo-proyecto-historico-sobre-la-autogestion [654]
15 Noviembre “Sindicalismo”
También aquí contribuimos a la discusión con materiales de debate:
13 diciembre “Parlamentarismo”
Se puede consultar el siguiente grupo de textos que hemos puesto bajo la rúbrica El engaño del parlamentarismo: https://es.internationalism.org/tag/2/31/el-engano-del-parlamentarismo [657]
[1] “La TIA es un colectivo que nace de la agrupación espontánea de compañeros del ámbito asambleario y autónomo en Alicante alrededor de las asambleas multitudinarias de mayo de 2011» y ellos se definen como: «Somos trabajadoras, paradas, estudiantes… como tú. Personas que sufrimos este sistema de explotación. Nos hemos autoorganizado en un grupo y queremos actuar pero también debatir. Nuestro grupo se denomina Asamblearias – TIA (Trabajadores Indignados y Autoorganizados)”
[2] Para un balance de los movimientos de 2011 ver nuestra hoja internacional De la indignación a la esperanza, https://es.internationalism.org/node/3349 [597]
[3] Hic Rhodus, hic salta, o traducido “¡Aquí está Rodas, salta aquí!” son palabras de la fábula El fanfarrón de Esopo que trata de un fanfarrón que se niega a participar en un concurso de saltos aunque sostiene que cuando estaba en Rodas había saltado mucho más lejos que todos los presentes. La frase fe utilizada por Carlos Marx en el 18 de Brumario de Luis Bonaparte. Ver https://www.marxists.org/espanol/m-e/1850s/brumaire/brum1.htm [154]
[4] Trabajadores, parados, estudiantes, jubilados, pensionistas y todas las fuerzas de trabajo que no estén inscritas en estos términos: proletarios.
[5] La TIA es un colectivo que nace de la agrupación espontánea de compañeros del ámbito asambleario y autónomo en Alicante alrededor de las asambleas multitudinarias de mayo de 2011. En ese entorno se encargarán de la “estructura organizativa” del movimiento y confluirán con otros compañeros llegando a planteamientos comunes al asamblearismo, el anticapitalismo y el internacionalismo proletario. Las diferencias políticas con otros colectivos que se reivindican del 15M, les llevarán a separarse formalmente de las organizaciones que siguen usando este nombre y a funcionar independientemente. La incorporación al grupo de compañeros procedentes de las Asambleas Abiertas de Trabajadores hace que el grupo se denomine: Asamblearios – TIA
[6] Se puede consultar para lecturas más exhaustivas en nuestra sección Temas de Reflexión y Discusión (pulsar en Textos por Temas) (https://es.internationalism.org/go_deeper [658] ), la rúbrica La Decadencia del Capitalismo.
[7] Los demás artículos de la Serie se pueden consultar en /revista-internacional/201005/2865/que-son-los-consejos-obreros-2-parte-de-febrero-a-julio-de-1917-re [659] , /revista-internacional/201008/2910/que-son-los-consejos-obreros-iii-la-revolucion-de-1917-de-julio-a- [660] , /revista-internacional/201012/3004/que-son-los-consejos-obreros-iv-1917-21-los-soviets-tratan-de-ejer [661] y /revista-internacional/201104/3086/que-son-los-consejos-obreros-v-los-soviets-ante-la-cuestion-del-es [223]
[8] Se puede consultar para lecturas más exhaustivas y en particular sobre la respuesta internacionalista a la guerra en nuestra sección Temas de Reflexión y Discusión (pulsar en Textos por Temas)
(https://es.internationalism.org/go_deeper [658]), la rúbrica Internacionalismo contra militarismo y nacionalismo.
[9] Se puede consultar para lecturas más exhaustivas en nuestra sección Temas de Reflexión y Discusión (pulsar en Textos por Temas) (https://es.internationalism.org/go_deeper [658] ), las rúbricas ¡Viva la Revolución! y ¿Qué es el comunismo?
[10] Para un estudio más exhaustivo ver nuestro folleto Nación o Clase, /cci/200606/969/introduccion-a-la-1-edicion-en-espanol [662]
La comprensión de la dinámica económica, social y política, de la vida del capitalismo, así como de las condiciones en las que desarrolla sus propias luchas en este contexto, siempre han ocupado el centro de las reflexiones de los trabajadores y por ende de los revolucionarios. En ese sentido, la Reunión Territorial de la CCI en México ha considerado en su agenda el seguimiento de la situación nacional. La reflexión llevada a cabo es importante que se conozca por el conjunto de la clase trabajadora por lo que publicamos la “Resolución sobre la situación nacional”, la cual presenta ideas resumidas del informe presentado y la discusión misma que nos permite dar un marco para la comprensión de los problemas que enfrenta la clase obrera. Por falta de espacio le hemos quitado algunas partes procurando no eliminar las ideas esenciales.
1. El escenario general presente en el mundo es de una crisis que se profundiza de forma continua, los mismos voceros del FMI han declarado que la economía mundial saldrá del atolladero económico en el que patina desde 2008 hasta por lo menos dentro de 10 años. Esta declaración que puede parecer escandalosamente pesimista es en realidad consoladora y muy optimista, en tanto que sustenta su argumento en el supuesto de que las medidas que vienen implementando los Estados son las adecuadas para relanzar a la economía y permitirán que los “estabilizadores automáticos operen libremente” (Perspectivas de la economía mundial, octubre 2012) (…). |
Medidas de expansión monetaria como lo hace EUA (a través de los QE en sus versiones 1, 2 y 3), los fondeos desesperados que llevan los bancos europeos o la ampliación de la deuda de los Estados para el pago de los compromisos, ni limitan el proceso de insolvencia ni pueden relanzar el proceso de acumulación. En esa medida, la burguesía no tiene otro instrumento que el de intensificar los ataques a las condiciones de vida de los trabajadores (…).
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Para reforzar las medidas de aplastamiento salarial, los voceros del gobierno que está por entrar han advertido que incrementarán los impuestos, lo cual en unión con la subida general de precios que se está aplicando a las mercancías que forman parte del consumo de los trabajadores (los datos oficiales muestran que mientras el indice de precios general es de 4.77 %, el indice que mide los precios de alimentos es del 6.91 %), significa que la burguesía busca por estos medios apropiarse del fondo de consumo obrero.
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Esta falta de cohesión de la burguesía, busca ser limitada mediante un cambio de equipo del gobierno, por eso es que se coloca nuevamente al PRI a la cabeza de este. Hace 12 años la clase en el poder buscaba con el cambio de partido en el poder, crear un medio para resanar algunas de sus fracturas, pero en vez de encontrar una mejora y amenguar sus diferencias, estas toman nuevos giros y mayor profundidad (…) el PRI con su promesa de retornar a la política conciliatoria y de distribuir trozos de poder entre los diferentes grupos burgueses, abre las esperanzas en la clase dominante para lograr la cohesión. No obstante si el PRI ha logrado establecer una disciplina de todas las “fuerzas vivas” para aglutinarse en torno a Peña Nieto, esta no puede ser muy duradera, las mismas fracturas políticas (a lo que hay que añadir además la agudeza de la crisis) hace que la imposición de un control absoluto –como con el que trabajaba en el pasado– es imposible (…).
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El 2011 terminaba con una aceleración de la crisis, por lo que el 2012 inició y terminó con duros ataques contra los trabajadores. (…) apenas iniciado el 2012 se empezó el proceso de ataques en contra de los profesores de educación básica (…) [mediante] planes de golpeo al salario y a las condiciones de labor encubriéndolas con un discurso de “preocupación” por la educación, el sindicato (oficial y disidente) también ajustaba sus tiempos para poder entrar para contener y desviar el verdadero coraje que se expresó. Las respuestas iniciales expresaron gran combatividad, incluso sus manifestaciones tuvieron al inicio cierta espontaneidad, pero pronto el accionar del sindicato logró encasillarlo en la “defensa de la educación” y la “democracia sindical”, ahogando así a las manifestaciones.
14. |
En un escenario de descontento –aunque ya cargando cierta desmoralización y cansancio– se vieron aparecer las movilizaciones de jóvenes universitarios. Estas movilizaciones desde su inicio mostraron grandes confusiones: mantenían un verdadero enojo y fastidio de frente a la corrupción del gobierno, aunque guardan esperanzas en el capitalismo (…) al que pretenden mejorar mediante la democracia y la limitación del poder del monopolio de las televisoras.
(…). En un ambiente animoso y jovial, las movilizaciones se van desarrollando como un extraño mosaico en donde simplemente se siente la necesidad de expresarse y de criticar la realidad existente en el país.
De forma rápida fue creciendo en la manifestación el repudio hacia el entonces candidato el PRI, Peña Nieto, pero de manera complementaria se va dirigiendo hacia el apoyo a López Obrador (…). De manera que podemos encontrar a una honesta masa de jóvenes hartos del sistema pero sin ruta, sin saber hacia adonde encaminar sus pasos (…).
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Las elecciones fueron también un proceso con el que la burguesía pudo ahondar su trabajo de confusión: logra concentrar la atención y la esperanza de millones de explotados en las urnas, atrapando y esterilizando el descontento presente. Pero el efecto nocivo de las elecciones no terminó el 6 de julio, el anuncio del retorno al gobierno por el PRI, ha creado un sentimiento de impotencia, de desaliento e incluso una sensación de derrota, lo cual se complementa con la presentación de López Obrador como víctima y a su grupo “Morena” como la opción radical de izquierda, en tanto logra dotarse de instrumentos que el permitan mantener fresca esa sensación de impotencia y alentar la falsa esperanza de que en las próximas elecciones vendrá la revancha.
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En ese ambiente de confusión el Estado ha logrado hacer pasar una “reforma laboral” que impone la “ultra-flexibilización” laboral y sin motivar expresiones de descontento. Las caravanas organizadas por la estructura sindical en unión con grupos como “Morena” y el “#132”, no hicieron sino reforzar la confusión en tanto orientan a tener esperanza en el buen tino reflexivo de los senadores.
Pero para no dejar un solo hilo suelto, ya que la reforma ha sido aprobada, la estructura sindical (y el propio López Obrador), se preparan a repetir la “hazaña” cuando la aplicación de la “ley del ISSSTE”, es decir ya empiezan a convocar a dar como respuesta válida el “amparo jurídico”. Cuando la imposición de la “ley del ISSSTE”, los amparos no lograron detener ninguno de los golpes, peo eso sí, permitió alentar la confianza en los magistrados y tribunales burgueses, pero además logró desarticular la movilización en tanto transformó a los ataques generales en problemas personales a los que se les puede dar solución si se cuenta con un buen amparo y un litigante eficaz.
17. |
Otro aspecto que esta ley del trabajo ha traído es el engaño de que el Estado ve en los sindicatos un estorbo y por ello ha de procurar eliminarlos. La realidad es que busca hacer a estos instrumentos más eficientes para el control y por ello necesita hacerlos más creíbles.
Las estructuras como el SNTE o el sindicato de Pemex, son aparatos gigantes que se han convertido en una carga para la misma burguesía por su fama de corrupción (…). La burguesía requiere de estructuras más efectivas y con un rostro más limpio. La propuesta de modernizar los sindicatos fue iniciada por Carlos Salinas que lo hizo bajo un escandaloso golpe de mano (con el “quinazo” en Pemex y la remoción de Jongitud del SNTE), no obstante la repetición de una acción de ese tipo no es posible bajo el contexto de una profunda división en la burguesía, no puede arriesgarse a ensanchar más las grietas, pero eso no impide que haga presiones “desde adentro”.
Por otro lado, este aparente ataque ha transformado en mártires a los sindicatos (…), en tanto retocan sus maquillajes para parecer combativos y perseguidos.
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La clase obrera se encuentra bajo una lluvia de feroces ataques ante la agudización de la crisis económica, de la misma forma la burguesía ha logrado imponer una confusión acompañada de desmoralización. De frente a esta situación el papel de los revolucionarios se vuelve relevante, presentando elementos de reflexión, pero sobre todo impulsando la discusión.
RM, noviembre 2012
Recientemente Revolución Mundial, sección en México de la Corriente Comunista Internacional, realizó su Conferencia en la ciudad de México DF. Cada dos años la CCI vive este momento privilegiado en sus distintos niveles territoriales donde el debate y la reflexión colectiva se entrecruzan para desprender de su síntesis orientaciones y análisis para el trabajo de la organización cara al futuro. No es una reunión “nacional”, es un momento en la vida internacional de una organización del proletariado, por ende, su naturaleza no puede ser “nacional” sino internacionalista. Es por ello que todos los invitados (delegaciones de otras secciones de la CCI, simpatizantes cercanos y expresiones de minorías que discuten cómo reparar la futura revolución mundial) se suman a los debates de manera íntegra, no hay una separación entre sus partes ya que no somos una federación sino una sola organización internacional que interviene y tiene presencia en vario países del mundo.
Lo que nos une es la convicción de la necesidad de transformar el mundo, de contribuir a superar esta sociedad de explotación y trabajar por una sociedad sin clases sociales, sin pobreza, sin el sometimiento violento de una mayoría de la población mundial arrojada a condiciones de vida cada vez más insoportables. Hoy vivimos la peor crisis en la decadencia del capitalismo, las guerras localizadas desangran poco a poco a la humanidad, basta con encender la TV para recibir noticias de Medio Oriente, África o Asia donde el destripamiento de seres humanos atrapados en las guerra inherentes al capitalismo, el desempleo, la ausencia de un futuro positivo para el hombre redundan en una juventud que no encuentra un sentido a la existencia, el hambre se extiende como peste robándole el futuro a millones de seres humanos… ¡el capitalismo está en extrema decadencia, es por ello que necesitamos una revolución!
La Conferencia ha insistido en la necesidad de la profundización teórica. La descomposición de esta sociedad ejerce una enorme presión sobre la organizaciones revolucionarias, la idea de que la teoría “no es determinante” o que la realidad “nunca se podrá comprender en su totalidad”, así cómo las ideologías efímeras e inmediatistas del “día a día” y si a esto agregamos la ideología ambiente de pesimismo ideológico y del oscurantismo que nos rodea por todos lados tenemos un panorama adverso y hostil. Otro factor de la situación se está expresando en la explosión del individualismo y la atomización acompañados de un fuerte pesimismo hacia el futuro. Es por ello que desarrollar un trabajo asociado, colectivo, se vuelve una tarea a contracorriente. Por ahora no podemos cambiar esas condiciones materiales, reales, objetivas, lo que si podemos cambiar es nuestra actitud hacia la necesidad de una “cultura de la teoría”. No se trata de reflexiones para “saber más” en sí mismo como sucede con los intelectuales adocenados que entre más saben más los invade el elitismo y la separación del resto de los “mortales”. Para nosotros se trata de comprender mejor a la sociedad y al hombre, justamente porque necesitamos entender mejor lo que hay que cambiar, cómo lo vamos a cambiar y por qué lo cambiaremos, es decir, es una tarea enteramente militante. En este camino hay que recordar que la ideología dominante es la de la burguesía, una ideología que permea todo, y cuyo eje central es “mejorar lo existente” sin plantearse nunca una transformación radical del mundo. Ese conservadurismo se traduce en la apología de la democracia, en la resignación y la pasividad ante los retos de la historia. Sabemos que la clase obrera es la clase de la conciencia, la primera clase en la historia humana que es al mismo tiempo revolucionaria y explotada, ello contiene una dimensión teórica de su combate, sin embargo, la historia de la opresión nos enseña que esa “dimensión teórica” es exclusiva de una minoría donde los explotados siempre son arrojados a los brazos del misticismo religioso (dogmas que nunca se cuestionan) o de la más abyecta ignorancia. Los escritos de los revolucionarios como El Capital de Marx, no son el producto de “genios”, son parte del esfuerzo de una clase revolucionaria que tiene que comprender la historia del hombre y su evolución para poder entender por qué hoy hemos llegado a una situación donde se plantea el dilema: socialismo o barbarie. La ideología dominante descalifica el comunismo tachándolo de “utopía”, acusando falsamente al marxismo de querer establecer una sociedad donde todos “seríamos iguales”, es una visión reaccionaria del comunismo e impregnada de la enorme mentira de que el estalinismo era comunismo. Esta enorme transformación que supone una nueva sociedad sin clases sociales, sin fronteras, sin miseria, requiere de una comprensión teórica donde los avances de la ciencia no estarán excluidos. No hay un esquema seguro y fijo al cual aferrarnos, hay sin embargo el método que nos permite discutir colectivamente, de asumir juntos los retos de la teoría y de la práctica. El mismo profundizamiento nos permitirá ir más allá de estas afirmaciones si somos capaces de comprender el momento histórico: los retos que plantea la descomposición de este sistema donde la respuesta proletaria tarda en abrirse camino. El debate, el trabajo teórico, es una necesidad y un deber no solamente “intelectual” sino también moral para la clase obrera y su organización.
La presencia de jóvenes que se acaban de integrar a la CCI o que están en proceso de integrarse, dio a esta Conferencia un toque de frescura y, al mismo tiempo, puso de manifiesto las enormes capacidades que la nueva generación está aportando al combate por una nueva sociedad. Estas minorías que están surgiendo es un fenómeno internacional y expresan las potencialidades del proyecto revolucionario de la clase obrera, ésta es capaz de segregar minorías cuya tarea es agruparse para preparar la revolución comunista mundial. La nueva generación está sufriendo todo el peso de la debacle de esta sociedad, por un lado salen de la universidad con boleto directo al desempleo y, por si fuera poco, una situación así hace a la juventud presa fácil de todo tipo de huidas quiméricas en las drogas o bien, la depresión se vuelve una dramática pandemia mundial. El “no futuro” está marcando a la nueva generación, es por ello que es sumamente importante que, a pesar de toda esta adversidad, minorías de jóvenes se acerquen a las posiciones de la Izquierda Comunista y se integren al combate revolucionario. Estos jóvenes han tenido que enfrentar también otro obstáculo: las falsas ideas sobre lo que es la militancia. Las organizaciones de la izquierda del capital, el izquierdismo radical (maoísta, guerrillero, etc.) y el estalinismo se han encargado de propagar la idea de que el militante es un tipo “frío, sin sentimientos”, que “entrega su vida a la revolución” y que sacrifica “su ser” en aras de un ideal. Tal visión es completamente inversa a lo que realmente es el militantismo comunista. La conferencia dedicó una buena parte de sus trabajos a justamente volver a la esencia de la actividad de los revolucionarios. Un revolucionario no es un “mártir” que persigue la muerte como medio para legar a los demás una lección de vida, los revolucionarios dedican sus esfuerzos y capacidades (diferentes entre todos nosotros) en el marco de un cuerpo colectivo, asociado, donde cada quien da lo mejor de sí mismo, no nos distingue la celebridad sino más bien el anonimato de un trabajo que es ya el inicio de la respuesta final al dilema de la historia: construir una sociedad donde cada individuo pueda realizar su diferencia sin ir en contra de los demás. Bajo el capitalismo la realización del individuo es realmente la más ingrata de las utopías.
Los comunistas no son esos “hombres de hierro” que pinta el estalinismo, “súper-hombres” que no van al cine, no tienen amigos y no leen otra cosa que no sea Marx, Engels y Lenin… Los militantes comunistas no llevamos vida de terroristas, trabajamos para sobrevivir materialmente, estamos sometidos, como todos, a las presiones de la ideología dominante, tenemos taras, y necesitamos también descansar. La vida de los militantes tiene pues esa dimensión teórica, de profundización, pero también tiene una dimensión cultural y moral. El comunismo no se construirá sobre cero, sino que habrá de recoger lo mejor que la humanidad ha producido en su historia, es por ello que los militantes somos sensibles a todas las expresiones culturales. También es importante que la nueva generación integre en su bagaje la moral proletaria, esa moral que va en contrasentido a la sociedad actual, basamos las relaciones entre nosotros en lazos de fraternidad, tratando de respetar la personalidad de cada uno en un marco organizado.
El capitalismo está instalado en un avanzado estado de descomposición. Si la clase obrera no abre una perspectiva alternativa a este mundo que se hunde en la barbarie los efectos de esta descomposición social van a plantear mayores dificultades al grado de llegar a comprometer el mismo futuro de la humanidad. Comprender en profundidad la situación histórica es una necesidad para los revolucionarios y la clase de la cual son expresión. Por ejemplo, entender las características de la crisis desatada desde el 2007 nos ayuda a comprender el impasse en el que se encuentra el capitalismo, y a partir de esto, hacer una denuncia fundamentada de la necesidad de acabar con este modo de producción. Sin embargo, la barbarie no se expresa solo a nivel económico, en México por ejemplo, estamos viviendo una dramática y trágica situación comparable a una auténtica guerra civil, comparable a los Balcanes o la guerra en Irak. En este mismo número publicamos nuestra resolución sobre la situación nacional donde expresamos nuestra posición sobre la situación social en la región y sus perspectivas.
Nuestra actividad de intervención en la lucha de clases es inseparable de la construcción de una cultura de la teoría, sin ese desarrollo teórico no podremos orientarnos en los acontecimientos cotidianos y menos aún construir una nueva comunidad humana mundial. Es por eso que Rosa Luxemburg tenía toda la razón cuando en “reforma o revolución” afirmaba: “Por primera vez, la causa del proletariado y su emancipación vio brillar ante sí una estrella para guiarla: una doctrina científica rigurosa. En lugar de las sectas, escuelas, utopías, experiencias que cada uno hace para sí mismo en su propio país, aflora una base teórica internacional, base común que hace que convergen diferentes países en un solo haz. La Teoría marxista pone en manos de la clase trabajadora del mundo una brújula que le permitía encontrar su camino en el torbellino de acontecimientos cotidianos y orientar su táctica de combate en cada momento en la dirección del objetivo final”. Los avances de la CCI en México no son patrimonio exclusivo de la CCI, pertenecen al conjunto del proletariado mundial y son un paso hacia la construcción de la organización que deberá encabezar la próxima revolución mundial.
RM, diciembre 2012
Reproducimos a continuación extractos de un artículo que publicamos en Julio de 2006, al calor de las movilizaciones que entonces tenían lugar por la carestía de las viviendas. Esta reedición en estos momentos en que se abaratan las viviendas pero llueven los desahucios viene precisamente a reforzar nuestra argumentación de que el problema de la vivienda no es algo local o coyuntural debido a circunstancias particulares como la famosa “burbuja inmobiliaria”, sino algo intrínseco al capitalismo, al dominio de la mercancía sobre los seres humanos… Por eso mismo separar la lucha contra las privaciones en materia de alojamiento de la lucha por construir una nueva sociedad sin mercancías ni explotación constituye un terreno propicio no para la toma de conciencia y la indignación sino para la dilución de esa lucha en el interclasismo ciudadano, o la reivindicación de derechos democráticos al Estado capitalista… (se puede consultar el artículo en su totalidad en nuestra web, ver https://es.internationalism.org/accion-proletaria/200601/410/debate-sobre-el-problema-de-la-vivienda [668] , https://es.internationalism.org/accion-proletaria/200610/1086/correo-del-lector-continuacion-del-debate-sobre-el-problema-de-la-vivi [669]
El problema de la vivienda se ha convertido en una pesadilla para la gran mayoría de trabajadores. Es necesario luchar. Pero ¿cómo luchar? ¿qué reivindicaciones? ¿quién tiene que llevar la lucha?
Pedir que, bajo el capitalismo, “la vivienda deje de ser un negocio”, es una utopía reaccionaria. Es más fácil y más claro darse como objetivo destruir el capitalismo y crear una sociedad donde no exista el “lucro económico”, donde aboliendo el trabajo asalariado y el mercado ningún bien sea objeto de negocio (…)
(…) Cabría preguntarse: ¿cómo se puede lograr que la “vivienda deje de ser negocio”? ¿Poniendo todas las viviendas en manos del Estado? Esta medida no constituye ninguna novedad y forma parte del arsenal que el capitalismo de Estado ha utilizado a lo largo del siglo XX. En Rusia, bajo el régimen estalinista, todas las viviendas estaban en manos del Estado y ello no redundó en la más mínima “solución” del problema de la vivienda: al contrario, los ricos del Partido- Estado disfrutaron –y siguen disfrutando– de cómodas “dachas” y espléndidos palacios, mientras la inmensa mayoría se hacina en habitaciones inmundas. En Gran Bretaña tras la Segunda Guerra Mundial, como parte del famoso “Estado del Bienestar” –la “cara bonita” del capitalismo de Estado– se nacionalizaron las viviendas “sociales” poniéndolas en manos de los municipios que las arrendaban mediante módicos alquileres. Todo esto se acabó en los años 80 donde el gobierno Thatcher, impulsado por la crisis, lanzó la campaña del “capitalismo popular” –hacer que los inquilinos adquieran su vivienda– que ha endeudado masivamente a las familias obreras (…).
(…) ¿Qué otra alternativa habría? ¿Colocar las viviendas disponibles bajo la propiedad de los municipios, de las cooperativas etc.? Las experiencias de “cooperativas de vivienda” han escaldado a muchos trabajadores pues tales “entes sociales sin ánimo de lucro” han constituido el tinglado que unos cuantos avispados se han montado para hacer el gran negocio. ¡Recordemos el gran timo que fue la cooperativa PSV montada por la UGT! En cuanto a poner la vivienda bajo las manos de los Ayuntamientos es como pedir que la zorra se encargue de cuidar a las gallinas. (…)
(…) El capitalismo actual, especialmente en países como España, mantiene en pie la economía mediante dosis masivas y crecientes de especulación inmobiliaria. Con ello logra darse momentos de “euforia” (el “España va bien” de Aznar continuado por Zapatero) pero todo eso se hace al precio de empobrecer a la gran mayoría, agudizar la
(…) Quieren que confiemos en el Estado, que lo veamos como un órgano “al servicio de los ciudadanos”, como la herramienta “democrática” que estos tendrían para “poner coto a los abusos de los bancos y los especuladores”. ¡Pero todo eso es un cuento de hadas! El Estado es un órgano al servicio de la clase dominante, su función es defender la explotación capitalista mediante el engaño y la represión. Sí el proletariado dirige su lucha a “pedir que el Estado defienda sus intereses” lo único que logra es ponerse a sus pies, atarse de pies y manos para ser golpeado a placer. La lucha obrera no puede orientarse al reforzamiento del Estado –aunque sea con el noble propósito de obligarle a “meter en vereda” a especuladores y banqueros– sino hacia el enfrentamiento con el Estado en la perspectiva de su destrucción definitiva en todos los países (…).
(…) Debemos considerar por otra parte, este análisis fundamental de Engels: “La penuria de la vivienda para los obreros y para una parte de la pequeña burguesía de nuestras grandes ciudades modernas no es más que uno de los innumerables males menores y secundarios originados por el actual modo de producción capitalista. No es una consecuencia directa de la explotación del obrero como tal obrero por el capitalista. Esta explotación es el mal fundamental que la revolución social quiere suprimir mediante la abolición del modo de producción capitalista”.
En el folleto de Engels (Contribución al problema de la vivienda, nota de la edición de 2012), éste combate la política de los capitalistas de “convertir a los obreros en propietarios de viviendas para que se sientan ciudadanos y dejen de sentirse obreros”. Hoy, 130 años después, una “Asamblea”, que dice luchar contra la precariedad y contra el problema de la vivienda, propone exactamente lo mismo: lograr, utilizando el señuelo de una “vivienda digna”, que nos sintamos ciudadanos “soberanos” y “libres”.
(…) De ahí que Engels señale justamente “¿Cómo, pues, resolver el problema de la vivienda? En la sociedad actual, se resuelve exactamente lo mismo que otro problema social cualquiera: por la nivelación económica gradual de la oferta y la demanda, solución que reproduce constantemente el problema y que, por tanto, no es tal solución. La forma en que una revolución social resolvería esta cuestión no depende solamente de las circunstancias de tiempo y lugar, sino que, además, se relaciona con cuestiones de mucho mayor alcance, entre las cuales figura, como una de las más esenciales, la supresión del contraste entre la ciudad y el campo”.
Smolni, 8-7-06
Pasó el 14 de noviembre, la segunda huelga general contra el gobierno de Rajoy –y la tercera desde el principio de la actual crisis– y… ¿qué balance podemos hacer? La patronal y el gobierno dicen que fue un fracaso pues el número de huelguistas fue sensiblemente inferior al de anteriores convocatorias, lo que probaría según ellos, que la población acepta el abismo de miseria en que la hunden. Los sindicatos y la izquierda del capital discuten esos datos y dicen que fue un éxito, pues el porcentaje en tal provincia fue en realidad de un x % por cien más, o se consumieron tantos kilovatios menos. La lucha de los explotados contra la miseria que les impone este sistema queda da así ridículamente reducida a unas estadísticas indescifrables. Para el gobierno, pero también para los sindicatos, una huelga general es un simple ejercicio contable y los explotados meros números. Todos, como suele suceder en las jornadas electorales, afirman haber ganado. Y en gran medida tienen razón, puesto que el objetivo de la burguesía y su Estado (dentro del cual está incluido todo el aparato de izquierda del capital: PSOE, IU, izquierdistas, sindicatos mayoritarios y minoritarios...) es, el que reconocía un titular de La Vanguardia digital del 13 de noviembre: “tratar de canalizar el descontento social”.
La propaganda del Gobierno y la patronal es que la gente “entiende que sus medidas son inevitables y la única opción para salir de la crisis”, pero saben de sobra que la indignación de los trabajadores y de la población laboriosa en general va en aumento. No pretenden cosechar simpatías. Aspiran, eso sí, a que la rabia y la indignación que despiertan quede convenientemente desviada hacia las vías estériles de las “huelgas generales” de 1 día, como las 25 de los últimos tres años en Grecia, o las 6 de Portugal… Con el flanco “social” resguardado por las pseudo-luchas organizadas por los sindicatos, el Gobierno se lanza a ataques más brutales, como los miles de despidos anunciados en Iberia, Renfe, o la banca nacionalizada (8000) ([1]), los 30 mil que se prevén en la banca en general, la supresión de decenas de miles contratos interinos en la administración, en la implementación de tasas en la justicia lo que deja a los trabajadores más inermes aún frente a despidos u otros abusos, o los recortes que se pergeñan en jubilaciones, pensiones y subsidios…
Para frenar esta oleada de ataques salvajes por parte de un capitalismo en bancarrota histórica, el único camino son las auténticas luchas masivas y la toma de las calles por parte de la población laboriosa en su verdadero terreno de clase, rompiendo las barreras sindicales del estado capitalista. Frente a esta necesidad, el Estado democrático y sus sindicatos organizan “luchas” que en realidad sirven más bien a la burguesía para que cuele sus ataques. Recordemos, sin remontarnos mucho, como la “vicehuelga general” del 8 de junio de 2010 contra el primer recorte de salario de los empleados públicos dictado por ZP no ha servido más que para abrir la vía a otros ataques aún más duros. Hoy los trabajadores públicos han perdido, como media, el 25 % de sus salarios respecto a 2010. Y siguen demostrando su combatividad pero de manera fragmentada. Hoy por ejemplo, los trabajadores sanitarios de la Comunidad de Madrid están movilizados masivamente contra la degradación de sus condiciones de vida y trabajo amenazadas aún más por una posible privatización… mientras sus compañeros de Catalunya o la Comunidad Valenciana, o el sector de la enseñanza de la propia comunidad madrileña, están hoy agotados tras mil y una convocatorias sindicales parciales, y son incapaces de movilizarse conjuntamente con ellos. Ese es el guión que ofrecen los sindicatos: dividir, encerrar la combatividad obrera en asfixiantes marcos sectoriales o territoriales, y presentar, en cambio, sus huelgas “generales” como único terreno común posible a la movilización de todos los trabajadores, aunque esta “comunidad” sea en realidad una forma de gestión de los intereses del capital español. A los pocos días del 14N, Rajoy, UGT y CCOO estrechaban sus manos felicitándose por el acuerdo logrado con la Renault, para quitarle a las fábricas francesas o turcas, el llamado Plan Industrial, por el que se crearán 1300 empleos, remunerados eso sí con el 75 % del salario. Esos sindicatos que se desgañitan en sus discursos contra la “sumisión” de Rajoy a los capitalistas, son los que año tras año han propiciado acuerdos salariales marco que han tumbado los salarios contra el coste de la vida, para fomentar la competitividad de las empresas españolas. Son los mismos que se “indignan” contra la Reforma Laboral pero que en sus propias oficinas despiden a la gente con los mínimos que les permite esta ley ([2]).
Es verdad que muchos jóvenes y trabajadores han acudido a acciones y manifestaciones convocadas en torno al 14N hastiados del “pacifismo” y la esterilidad de estas “movilizaciones” sindicales. Pero en la mayoría de las ocasiones su enorme coraje y combatividad no ha conseguido trascender el papel de “apoyo crítico”, más o menos violento, a estas convocatorias, lo que además les ha ganado el desprecio o la denuncia de los servidores sindicales del orden y la “legalidad” capitalista. Esto plantea una cuestión que a nuestro juicio es crucial: ¿cómo evitar que la combatividad y la indignación de los explotados se marchite en ese terreno estéril de las pseudo-luchas que promueven los bastiones sindicales del Estado? ¿Añadiendo simplemente más radicalidad gestual o más violencia a tales convocatorias? o, por el contrario, yendo más a la raíz de cuál es la verdadera causa de los sufrimientos que asolan a la humanidad entera, ¿y cuál puede ser la alternativa social ante ellos? Nosotros, comunistas que nos reivindicamos de un combate histórico de más de dos siglos contra el capitalismo reivindicamos netamente lo segundo. Por ello publicamos en estas mismas páginas el debate que se ha está produciendo entre minorías de la clase obrera para tratar de clarificar por donde pasa esta perspectiva revolucionaria. Ante la crisis terminal del capitalismo defendemos que la alternativa no puede nacer de la respuesta desesperada sino de la conciencia. Y que dicha conciencia no nace de la revelación de ningún iluminado sino de la unión de las experiencias de lucha, el debate franco y fraternal y la clarificación teórica sobre los múltiples problemas tanto de la lucha como del conjunto de la humanidad. Una vez más cobra vigencia, el viejo lema del movimiento revolucionario: la emancipación de los trabajadores será obra de ellos mismos o no será.
Acción Proletaria, nov. 2012
[1] Hay previstos 160.000 despidos en toda la banca mundial. La fuente: www.cnnexpansion.com/economia/2012/11/16/banca-global-recortara-160000-p... [672].
[2] El 27-11-12, los empleados de la UGT de Andalucía se concentraron en Sevilla contra 28 despidos en sus filas. Fuente: www.finanzas.com/noticias/empleo/20121127/trabajadores-ugta-protestan-de... [673].
La masacre de inocentes en la escuela primaria de Sandy Hook es un recordatorio horrible de que en ausencia de una profunda transformación revolucionaria de la sociedad, el capitalismo en descomposición sólo puede encontrar su expresión en actos cada vez más violentos, bárbaros y sin sentido. No hay absolutamente nada en el sistema capitalista que sea capaz de ofrecer una comprensión significativa de por qué se planeó este acto, y mucho menos una propuesta viable para el cambio: ni en los medios de comunicación, ni en los políticos, estén a la izquierda, derecha o centro y menos aún en los “bustos parlantes” académicos. Es imposible, bajo el yugo del capitalismo, resolver realmente el problema y aún menos saber cómo. Después de la última carnicería en la escuela de Connecticut, como en el caso de todas esas violentas orgías de sangre de memoria reciente, las diferentes partes de la clase dominante han ofrecido una “explicación”. ¿Cómo es posible que en Newtown, Connecticut, apodada “la ciudad más segura en América” un individuo trastornado encuentre la manera de dar rienda suelta a tal horror y terror? Se ofrece cualquier “explicación”, su principal objetivo es crear una “cortina de humo” para que la clase dominante pueda encubrir su propio estilo de vida asesino.
La Ley aplica la culpa a cada acción individual, y así lo que sugiere es que la acción de Adam Lanza se puede explicar porque ha elegido que prevalezca el lado “malo” de la “naturaleza humana”. Afirman que no hay nada psicológico o conductual en la acción del tirador. En palabras de Nancy J. Herman, profesora de sociología en la Universidad Central de Michigan, “hoy en día, la medicalización del comportamiento desviado ha hecho difícil aceptar la noción de 'mal'. La disminución de la imagen religiosa de pecado, el aumento de teorías deterministas de la conducta humana y de la doctrina de la relatividad cultural ha llevado a excluir totalmente el “mal” de nuestro discurso.” En consecuencia, la “solución” que la Justicia ofrece a este problema es el renacimiento de la fe religiosa y la oración colectiva. De este modo la Justicia desestima los avances logrados en muchas décadas de estudios del comportamiento humano, los que realmente pueden ofrecer una ventana a la comprensión de las complejas interconexiones entre individuo y sociedad; en particular, esta comprensión ha sido propuesta por estudios evolutivos de los comportamientos humanos sociales y antisociales. Así también la derecha justifica su idea de encerrar sólo aquellos que expresan un comportamiento desviado, porque los criminalizan atribuyendo al delito un carácter moral.
Por diversos informes nos enteramos que el pistolero de 20 años de edad tenía el síndrome de Asperger, una condición que puede causar incomodidad social y aislamiento, pero no hay ninguna conexión entre este trastorno y la violencia. También se da el caso de que sólo el 5 % de toda la violencia relacionada con armas en América, se vincula a alguna enfermedad mental. Solo este hecho debería ser suficiente para disipar la creencia ampliamente celebrada de que enfermedad mental y violencia están determinista y mecánicamente vinculadas. Sin embargo, esto no significa que el comportamiento de Lanz respondió a una elección racional, o a la opción de hacer el “mal”, como la Justicia afirma. Tampoco significa que su acción puede entenderse simplemente como el acto de un individuo aislado del contexto social en que creció. Se presta mucha atención a los “perfiles” de posibles tiradores, cuando lo que hay que hacer es encontrar qué perfil tiene una sociedad que produce personas predispuestas a tomar estas medidas tan drásticas. Las encuestas se utilizan para medir la extensión o el incremento de las enfermedades mentales entre la población, que han aumentado espectacularmente en los últimos años. Estas encuestas también muestran una disminución general de empatía en la sociedad. Es una dolorosa ironía y prueba de su hipocresía, que mientras la burguesía habla sobre control de armas, que también distribuyen en Turquía, piensan en mantener a China bajo control y también siguen cercando Irán. La naturaleza de la violencia no puede entenderse separada del contexto social e histórico en el que se expresa. Enfermedades mentales han existido siempre, pero parece que su expresión ha alcanzado niveles de paroxismo en una sociedad asediada por una mentalidad de “sálvese quien pueda”, la pérdida de la solidaridad social y la empatía e incluso el debilitamiento de la interacción humana más básica. La personas sienten que tienen que “protegerse” contra... ¿contra quién? Todo el mundo es un enemigo potencial, y esta es una imagen, una creencia reforzada por el nacionalismo, el militarismo y el imperialismo de la burguesía. Sin embargo, la clase dirigente se erige como garante de “racionalidad” y esconde cuidadosamente la cuestión de la responsabilidad que tiene en la propagación del comportamiento antisocial. Tal vez esté más claro en los casos en que soldados del ejército de Estados Unidos que participan en actos que se consideran “atroces” –y que sin duda son– como el sargento Robert Bales, que en un ataque mató a 16 civiles en Afganistán, al menos nueve de ellos niños. No importa que Bales usara alcohol, esteroides y medicación para dormir y para calmar sus dolores físicos y emocionales y el hecho de que fuera destinado en uno de los más intensos campos de batalla en Afganistán por cuarta vez ([1]).
Aunque los medios de comunicación y los juegos violentos enseñan o refuerzan que luchar –incluso matando– es una manera aceptable de resolver un conflicto, no son la fuente del comportamiento antisocial, como les gusta señalar a muchos en la izquierda. Tanto la competitividad, incrustada en el modo de funcionamiento capitalista, como sus expresiones militaristas impregnan el contenido de los juegos de video y los medios de comunicación. Cuando los niños crecen en una cultura que celebra la lucha y la violencia como una forma adecuada para ganar, y cuando la sociedad enseña que uno debe ganar a toda costa, son proclives a adquirir estos 'valores'. Estos 'valores' existen bajo el capitalismo en todo el mundo, y lo que vemos en los videojuegos y medios de comunicación es sólo un reflejo de esto. La violencia no es una prerrogativa estadounidense, aunque se puede argumentar que es particularmente perniciosa en este país. Es cierto que con menos del 5 % de la población mundial, los Estados Unidos es el hogar de aproximadamente el 35 %-50 % de armas disponibles en manos de civiles, sesgando fuertemente la geografía global de armas de fuego y cualquier comparación relativa. Es cierto que la ratio armas personas en Estados Unidos es aproximadamente 88 a 100, que es mayor que en Yemen, que viene en segundo lugar. Sin embargo los primeros lugares en asesinatos relacionados con armas van a países como Jamaica y Puerto Rico. El 42 % de los homicidios que ocurren en el planeta suceden en una parte del mundo donde vive sólo el 8 % de la población mundial: América Latina. Esto no es para trivializar la prevalencia de la violencia en los Estados Unidos, sino para resaltar que el contexto en el período actual es el de una sociedad que desarrolla peligrosamente una “cultura” de sospecha y miedo al otro y una disposición hacia el “sálvese quien pueda” en que el asesinato, en lugar de la solidaridad humana, se convierte en la solución de diferencias, conflictos y problemas personales.
Esto es lo que está en la raíz de la obsesión de la madre de Adam Lanza por las armas y su práctica de llevar a sus dos hijos, incluyendo a Adam, a los campos de tiro. Nancy Adam fue una superviviente. La ideología que sustenta el “survivalismo” es el de la “cada uno para sí mismo” en un mundo pre y post-apocalíptico. Que predica la autosuficiencia, o, más bien, la supervivencia individual y depende de las armas como instrumento para la protección individual y apropiación de recursos escasos y vitales. En preparación para el colapso de la economía estadounidense, como creen los “survivalistas” que está a punto de suceder, ellos hacen acopio de armas, municiones, alimentos y aprenden la forma de sobrevivir en la naturaleza. Este tipo de psicosis social puede haber aumentado por las recientes predicciones esotéricas sobre el fin del mundo que se supone ocurrirían el 21 de diciembre, con el fin del calendario Maya, y que muchos “survivalistas” siguieron. ¿Es tan extraño que Adam Lanza se hubiera sentido más que abrumado por este “no futuro”? ¿O que pudiera haber percibido a los niños como futuros competidores de los escasos recursos, de modo que necesitara eliminarlos? Cualquier estado mental que Adam Lanza hubiera experimentado, ciertamente no era un estado racional, clarividente o feliz.
En el momento de escribir este artículo, estamos a menos de una semana después de los asesinatos de Newtown. El deseo inicial del Presidente Obama de que “esta vez las palabras deben llevar a la acción” y que “utilizaremos todos los poderes de este gobierno para ayudar a progresar en los esfuerzos para evitar más tragedias como esta” ya está mostrando para lo que realmente siempre había servido: un ejercicio político de lucha a brazo partido entre dos facciones de la clase dirigente que han estado enfrentadas en prácticamente cada tema social durante la última década. Sus divisiones son tan insalvables que ni una masacre de estas proporciones puede inculcar al menos un mínimo de decencia en su diatriba sobre el control de armas y el cuidado de los enfermos mentales. Por su parte, la Asociación Nacional del Rifle expresa un paroxismo de paranoia y total irracionalidad cuando propone que debe haber un oficial armado en todas las escuelas en América porque “un malo sólo se puede detener por un buen tipo”. Las escuelas ya están a medio camino de convertirse en cárceles de pleno derecho y así lo han sido durante varios años. Esta locura no sólo muestra la bancarrota de la ideología de la derecha, sino también su contagio de la descomposición: en una sociedad que no puede ofrecer respuestas viables y soluciones a sus problemas, la única posibilidad es que cada individuo esté en contra de todos los demás. Líderes republicanos por temor a la pérdida del apoyo de la ANR, han replanteado ya abiertamente su firme oposición a nuevos límites sobre armas de fuego o municiones, preparando el escenario para otra batalla legislativa más y para realizar prolijas sesiones sobre la segunda enmienda ([2]). Es tan obvio que cualquier 'preocupación' y necesidad de 'acción' que siente la clase dirigente no es para el bienestar y la seguridad de la población, sino para sus propios fines políticos. La izquierda ofrece la narrativa que si la derecha fuera más razonable y flexible, sería posible aprobar una legislación de salud sensata y eficaz para abordar mejor las necesidades de los enfermos mentales. También sería posible reducir el diario derramamiento de sangre por la violencia de las armas si se pudiera convencer a la derecha. En esta narrativa, la inacción sobre el tema de la violencia armada en América es el resultado de la postura endurecida de la derecha. Es un hecho lamentable, sin embargo, que habiendo tantas armas privadas propiedad de estadounidenses, cualquier nueva restricción no haría prácticamente nada para controlar cualquier tipo de violencia. Este ya fue el caso durante ocho años entre 1996 y 2004, cuando entró en vigor la prohibición de armas de asalto a raíz de la masacre de Columbine High School. Aunque la Asociación Nacional del Rifle recientemente ha perdido algo de su influencia y su oposición puede ser un poco más fácil de resistir, los republicanos se preparan para llevar a cabo una batalla larga y cruel. Y aunque entonces había menos animosidad entre las dos facciones de la clase dirigente estadounidense, los cambios propuestos por la Administración tuvieron el mismo efecto que un pañuelo secando una inundación. En su repugnante interés político, la facción de la clase dominante ahora en el poder está manipulando el natural horror que la matanza de la escuela de Connecticut suscita, para debilitar a su facción rival y hacerse pasar por defensores de la red de seguridad social, teniendo la intención de hacer accesible a todos el servicio preventivo. Por su parte, la derecha propone fortalecer el aparato represivo para que cualquier persona que sea potencialmente peligrosa pueda ser encerrada. En su visión ven escuelas como cárceles en que los maestros se convierten en guardias y policías en un lugar público que debe estar cerrado.
Es natural sentir horror y confusión profunda en el asalto a víctimas inocentes. Es natural buscar posibles explicaciones de lo que es obviamente un comportamiento completamente irracional. Esto expresa una profundo sentimiento que requiere que nos tranquilicemos para tener al menos un grado de control sobre nuestro propio destino, que la humanidad pueda salir de lo que parece se han convertido en una espiral de violencia sin fin y cada vez más extrema. Pero la clase dominante sólo puede capitalizar las emociones actuales de la población y manipular su necesidad de confianza para canalizarla hacia una mitología según la cual el estado está dispuesto y es capaz de resolver los problemas de la sociedad. Los revolucionarios deben afirmar claramente que es más bien la existencia de la sociedad de clases y la dominación de clase y la prolongación de las relaciones de explotación capitalista las que son exclusivamente responsables del incremento exponencial de comportamientos irracionales y la patente incapacidad para revertir esta tendencia.
Ana, 21 de diciembre de 2012
[1] Ver “Lo hice para ayudar a mi país (o los efectos nefastos de la guerra)” en https://es.internationalism.org/node/3372 [674]
[2] La segunda enmienda de la constitución de Estados Unidos aprobada en 1791 consiste en “el derecho de cualquier individuo a la tenencia, uso y transporte de armas, con fines defensivos, deportivos y cinegéticos (como medio de supervivencia o deporte), sin perjuicio de otras actividades legales que pudieran realizarse con las mismas”. Ver https://es.wikipedia.org/wiki/Derecho_a_poseer_armas [675]
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Vivimos tiempos difíciles. La crisis económica más larga de los últimos 60 años sigue su curso y nadie sensato ve una salida al túnel. Esta se anunció para 2010, después se habló de “brotes verdes” para 2012, ahora anuncian un pésimo 2013 a escala mundial y el “comienzo de la recuperación” se retrasa a 2014, pero hay quien habla de 2017 y la OCDE ha apuntado en uno de sus informes una espera mucho más larga, ¡2025!
Hace ya mucho tiempo que países enteros zozobran en una situación sin esperanza: hambrunas, guerras, miseria extrema… Sin embargo, hasta 2007 el llamado “Primer Mundo”, los países industrializados de Europa, Norteamérica, Asia y Oceanía, parecía “ir razonablemente bien” pese a que se acumulaban muy malos indicios: crecía la cifra de pobres, los salarios estaban congelados, era imposible pagar una vivienda para muchos jóvenes, la precariedad hacía estragos, existía un paro crónico...
Pero esa ilusión del “Primer Mundo como último refugio de prosperidad” ha sufrido un golpe decisivo en los últimos 5 años. Este “paraíso del consumo” empieza a verse sometido a una auténtica catástrofe humanitaria: millones que son arrojados al paro, desahucios de viviendas, empobrecimiento a veces dramático de las “clases medias”, eliminación sistemática de los servicios englobados en el llamado “Estado del Bienestar” (educación, sanidad, pensiones etc.).
En apariencia todo esto habría venido de repente como una especie de plaga inesperada. Sin embargo, esta óptica es el producto de un espejismo engendrado por la forma de ver las cosas que domina en esta sociedad. Los acontecimientos son presentados en sí mismos sin ningún lazo con acontecimientos anteriores o posteriores. Nos hablan de “hechos históricos” que a los pocos días son enterrados en el olvido por otros “hechos históricos”…
Si logramos tomar un poco de distancia, nos daremos cuenta de que hace más de un siglo que la sociedad mundial viene hundiéndose en un largo proceso de catástrofes y barbarie crecientes. En los últimos 100 años ha habido las dos guerras mundiales más destructivas de la historia (1914-18 y 1939-45) con un saldo de 70 millones de muertos directos e innumerables guerras regionales o locales que han ensangrentado el planeta con 120 millones de muertos. Estas cifras alucinantes no son sin embargo más que la punta del iceberg, ¿se podrían dejar de lado las montañas de sufrimientos, de vidas amputadas, de traumas psicológicos transmitidos de generación en generación, que están por debajo de esos millones de muertos?
Del mismo modo, hemos asistido en los últimos 100 años a hechos de una barbarie extrema: el Holocausto nazi, el GULAG estalinista, la “Revolución Cultural” china, Hiroshima y Nagasaki, los campos de concentración de las guerras de Argelia, Madagascar o Vietnam; las numerosas dictaduras de todos los colores… Millones de seres humanos han sido sometidos a tratamientos de una crueldad infinita que a su lado, las torturas medievales de la Inquisición acaban pareciendo juegos de niños.
La barbarie física directa se ha visto acompañada por la barbarie moral: la hipocresía, la manipulación, la creación de chivos expiatorios, han alcanzado dosis jamás vistas. Nos han presentado a individuos sin escrúpulos como “modelos de éxito”, han exhibido con morbosa reiteración la violencia y las depravaciones más asquerosas hasta acabar haciendo de ellas una banalidad.
En fin, y para rematar el retrato apresurado de la sociedad actual, debemos recordar otro de los peligros que encierra: la destrucción medioambiental, proceso que se viene acelerando en los últimos 30 años y frente al cual la sucesión de Cumbres y protocolos adoptados por los gobiernos del mundo resultan tan inoperantes como hipócritas.
Es cierto que los medios de comunicación y toda la producción “intelectual” de este sistema social tratan de darnos explicaciones bien envasadas distribuidas como productos de consumo masivo. Salvo excepciones, se trata de explicaciones de una superficialidad y estupidez que retratan muy bien la sociedad que sufrimos y contribuyen aún más a la degradación intelectual y moral existentes. Son explicaciones que se apoyan en tal o cual hecho aislado, en tal o cual tendencia particular, cuando no se limitan a cargar todas las tintas sobre un “malo de la película”.
Esta última “explicación” es la más extendida. La “personalización”, la búsqueda sistemática de un chivo expiatorio sobre quien cargar todos los males habidos y por haber resulta ser la última palabra de la ciencia oficial de esta sociedad.
Cada vez más personas experimentan una creciente frustración, una insatisfacción, ante la reiteración de falsas explicaciones que sepultan toda aproximación honrada a los hechos. Se hacen preguntas y tratan de ir a la raíz de las cuestiones.
Una de las preguntas es ¿cómo hemos llegado hasta aquí? ¿Por qué la historia nos ha conducido a esta situación tan límite? ¿Es un problema de la “naturaleza humana” que sería “mala por definición” siguiendo el aforismo de Hobbes –un filósofo inglés del siglo XVII- que afirmaba que «el hombre es un lobo para el hombre» y que el mundo es «la guerra de todos contra todos»?
En los movimientos de indignados y de Occupy de 2011 estas preguntas han alcanzado las calles. Miles de personas normales y corrientes, han improvisado debates, han organizado bibliotecas ambulantes, donde estas y otras preguntas cruciales han sido formuladas y dado lugar a múltiples respuestas.
Nos dirigimos a ese interesante esfuerzo que nace de las entrañas de la sociedad. No pretendemos aportar ninguna “explicación” definitiva. Simplemente hemos buceado en la trama de la historia para con ello aportar algunos materiales. Materiales que esperamos sirvan para animar nuevos y más interesantes debates entre los que sufrimos esta sociedad para que con la lucha común empecemos a dar una respuesta.
El propósito de esta contribución no es narrar la historia de la humanidad. Es una empresa para lo que no nos sentimos capacitados. Nuestro propósito es mucho más modesto. Se trata de aportar algunos apuntes que nos permitan comprender cuál ha sido el modo de vida social de la humanidad en las diferentes épocas y cómo ha ido cambiando. Se trata igualmente de comprender quién hace la historia y cómo se hizo.
Para nosotros, la historia no la hacen ni el designio de los dioses; ni las ideas –aunque estas influyen en su devenir-; ni tampoco los llamados “grandes hombres” –reyes, genios, conquistadores- aunque admitamos que éstos dejan su huella en la marcha de la historia.
Para nosotros es la humanidad toda entera, en sus sucesivas generaciones, la auténtica protagonista de la historia, con su esfuerzo colectivo, con sus luchas, sus anhelos, necesidades, dudas y pasiones, pero igualmente con sus sufrimientos, crímenes, guerras… Cada generación humana realiza su obra, dejando un legado que transmite a la siguiente. «Los hombres hacen su propia historia, pero no la hacen a su libre arbitrio, bajo circunstancias elegidas por ellos mismos, sino bajo aquellas circunstancias con que se encuentran directamente, que existen y les han sido legadas por el pasado», dice Carlos Marx[1].
¿Cómo se va construyendo la trama de la historia? ¿Qué hay detrás de la sucesión de acontecimientos históricos? Reflexionando sobre ello, Federico Engels señala:
«La historia se hace de tal modo, que el resultado final siempre deriva de los conflictos entre muchas voluntades individuales, cada una de las cuales, a su vez, es lo que es por efecto de una multitud de condiciones especiales de vida; son, pues, innumerables fuerzas que se entrecruzan las unas con las otras, un grupo infinito de paralelogramos de fuerzas, de las que surge una resultante -el acontecimiento histórico-, que a su vez, puede considerarse producto de una fuerza única, que, como un todo, actúa sin conciencia y sin voluntad. Pues lo que uno quiere tropieza con la resistencia que le opone otro, y lo que resulta de todo ello es algo que nadie ha querido. De este modo, hasta aquí toda la historia ha discurrido a modo de un proceso natural y sometida también, sustancialmente, a las mismas leyes dinámicas. Pero del hecho de que las distintas voluntades individuales no alcancen lo que desean, sino que se fundan todas en una media total, en una resultante común, no debe inferirse que estas voluntades sean = 0. Por el contrario, todas contribuyen a la resultante y se hallan, por tanto, incluidas en ella»[2]
«Somos nosotros mismos quienes hacemos nuestra historia, pero la hacemos, en primer lugar con arreglo a premisas y condiciones muy concretas. Entre ellas, son las económicas las que deciden en última instancia (…) Según la concepción materialista de la historia, el factor que en última instancia determina la historia es la producción y la reproducción de la vida real», continúa Engels en la misma carta.
La producción y reproducción de la vida humana dentro del entorno natural, es el factor determinante. Sin embargo, sería un error considerar que la historia humana solo está movida por la economía. En primer lugar, “la producción y reproducción de la vida real” es mucho más que la economía; y, en segundo lugar, los factores psicológicos, éticos, culturales, jurídicos, pero igualmente las tradiciones, la situación geográfica etc., tienen un peso que no se puede ignorar.
A partir de estas premisas generales vamos a aproximarnos al discurrir histórico de la humanidad.
La especie humana es el fruto de una larga evolución. Los estudios de Darwin en el siglo XIX abrieron un vasto campo de investigaciones biológicas, antropológicas, paleontológicas y arqueológicas que han permitido, siglo y medio más tarde, ir encontrando los distintos eslabones de una larga cadena evolutiva que va desde especies predecesoras –emparentadas con los chimpancés y especies similares- hasta el homo sapiens. Se calcula que este proceso se remonta a 5 millones de años.
Así pues podemos decir que la especie humana no tiene un estatuto separado y externo al de la evolución natural sino que forma parte de ella aunque constituye, como vamos a ver, una especie muy importante dentro de la naturaleza, que se ha transformado con el paso de los tiempos en la más influyente y poderosa. Pero esto si lo consideramos en la escala de la historia natural que tiene muchos millones de años es algo muy reciente. Durante muchos milenios, la especie humana era extremadamente débil y se veía constantemente amenazada de desaparición.
Así pues, la historia de la humanidad está unida a la historia de la naturaleza (la geología, la evolución de las especies, la biología, la neurología, la astronomía etc.). Como señala Carlos Marx en sus Manuscritos Económico – Filosóficos: «Algún día la Ciencia natural se incorporará a la Ciencia del hombre, del mismo modo que la ciencia del hombre se incorporará a la ciencia natural, habrá una sola ciencia»[3].
Desborda las posibilidades de este pequeño estudio analizar los distintos hitos de este largo proceso. Lo que sí podemos decir, y nos parece lo más importante, es que durante estos 5 millones de años la especie humana ha sufrido numerosas transformaciones y evoluciones, no se puede hablar de una especie eternamente igual a sí misma sino de una especie en continuo cambio que se modifica en su constitución y composición en estrecha relación con su entorno natural. Cambios en la forma de andar –pasar de caminar a 4 patas a hacerlo con los dos pies-, en el desarrollo de la mano, en el crecimiento del cerebro, en la altura de los individuos, en su régimen alimenticio etc., constituyen el producto de largos procesos, de profundas transformaciones, dentro de una larga línea evolutiva[4].
Una de las más importantes transformaciones es la emergencia de una serie de especies que culminan en el Homo Sapiens[5]. Esta especie alcanza en sus grandes rasgos (cuerpo, cerebro, bípedo etc.) la configuración de la humanidad tal y como hoy se conoce. Parece que tiene 2 millones de años de antigüedad y que su desarrollo se dio en paralelo al de otras ramas humanas que acabaron por desaparecer, algunas parece que se mantuvieron hasta hace unos 25000 años.
Sin pretender adentrarnos detenidamente en la teoría de la evolución queremos destacar dos rasgos esenciales de la especie humana: su carácter múltiple y polifacético y su sociabilidad.
La especie humana tiene un bajo grado de especialización. Cuanto más especializada y concentrada en una serie de actividades y cualidades específicas es una especie, menores son sus posibilidades de progreso evolutivo. La perfección es sinónimo de limitación pues indica una evolución acabada que en su configuración definida ya no puede evolucionar más. Especies como el león o el tigre aparecen como especies admirables en su destreza para la caza, la velocidad de la carrera, pero en esa “perfección” se encierra su debilidad pues ya no tienen posibilidad de evolución. «El caballo y el león se hallan armados contra el progreso a causa de la misma extraordinaria eficacia de sus extremidades y de sus dientes, así como del sentido del olfato. Cada uno de estos animales se halla reducido a desempeñar el papel de una de las piezas de la maquinaria orgánica» (Aldous Huxley).
En cambio, cuanto más polifacética y multilateral es una especie, mayor es su capacidad de adaptación, de progreso y de evolución. Es una especie “en construcción”, no acabada y por tanto imperfecta, pero por ello mismo está abierta a la modificación, es plástica y maleable, puede, en definitiva, evolucionar.
Esa es una característica de la especie humana, resultado de la condensación de toda una serie de factores contradictorios y que la coloca como punta de lanza de la evolución del conjunto de la naturaleza tal y como la conocemos actualmente. «El hombre no es un tipo estabilizado, fijo, sino más bien fluido, adaptable, infinitamente maleable; el más educable y alterable de los seres vivos. Va mudando a medida que va adquiriendo nuevos métodos, nuevas técnicas, nuevas ideas. A su cerebro debe el hombre la facultad de aprender, de reorganizar, de adoptar nuevos procedimientos, de desechar lo que juzga menos útiles y de poder cambiar tan rápidamente. Y es susceptible de hacer todo esto porque no es un tipo consumado, completo, como lo son el caballo o la jirafa. El hombre es pura potencialidad; no un ente fijo y dado de una vez»[6].
La naturaleza multilateral y polifacética de la especie humana, su plasticidad y apertura, van ligados a su debilidad, la cual –por paradójico que pueda parecer- se convierte en lo que sin duda es su mayor fuerza y constituye la base de la segunda característica vital de la especie humana: su sociabilidad. «Durante la fase de evolución que se sitúa entre los antepasados inmediatos del hombre y del hombre moderno, la debilidad es una ventaja [subrayado en el original] pues ella conduce a la unión ante el peligro, a la cooperación, al apoyo mutuo y al desarrollo correlativo de la inteligencia y la educación de los jóvenes. La extenuación progresiva de las capacidades animales –en lo que se incluye las disminución de la acuidad de los instintos individuales en beneficio de la extensión indefinida de los instintos sociales- está sobre compensada por el crecimiento simultáneo de las capacidades racionales, las cualidades sociales y la eficacia colectiva»[7].
La sociabilidad constituye el rasgo más importante y decisivo de la especie humana. Ella no es desde luego la única especie capaz de cooperar y actuar en común. Las abejas o las hormigas son ejemplos muy notables de trabajo cooperativo. Sin embargo, el rasgo social y cooperativo, la amplitud y profundidad de los instintos sociales, constituye la principal fuerza de la especie humana. Es lo que le ha permitido realizar grandes transformaciones sobre sí misma: el lenguaje, el pensamiento, la inteligencia, la comunicación altamente desarrollada…, todo lo cual, a su vez, le ha llevado primero a adaptarse cada vez mejor al medio natural y, con posterioridad, a ser capaz de influirlo y transformarlo.
Físicamente, la especie humana estaba muy lejos de ser la más fuerte. Mamíferos, reptiles, aves, especies hoy desaparecidas como los dinosaurios, poseían una fuerza física temible. Si la especie humana ha logrado sobrevivir en medio de este contexto tan desfavorable ha sido precisamente por su capacidad social, la cual ha progresado constantemente a lo largo de muchos miles de años.
En el siglo XIX se estimaba que la humanidad había vivido bajo el régimen de sociedades escindidas en clases antagónicas: patricios y esclavos, reyes y súbditos, señores y siervos, capitalistas y obreros. De hecho, el capítulo inicial de El Manifiesto Comunista comienza con la tajante afirmación de que «toda la historia de la sociedad humana, hasta la actualidad, es una historia de luchas de clases»[8], lo cual es manifiestamente incorrecto porque en realidad solamente una pequeña parte de la historia humana discurre en el marco de la división en clases sociales –como mucho los últimos 15.000 años.
Marx y Engels, debido a su espíritu crítico y su voluntad científica, supieron poner en cuestión esta afirmación de El Manifiesto. En los años 50 y 60 del siglo XIX, su seguimiento de las últimas novedades en el mundo científico les llevaron a barruntar que antes de las sociedades de clases había existido “otra sociedad”, muy antigua. Sin embargo, no supieron caracterizarla, ponerle por así decirlo “nombres y apellidos”, hasta que descubrieron los estudios de un antropólogo norteamericano, Lewis Henry Morgan (del que vamos a hablar más adelante), que a partir de sus amplias observaciones y su convivencia con tribus iroquesas[9], estableció que la humanidad había vivido una larga fase de su historia bajo condiciones diferentes a la sociedad de clase, concretamente había vivido en comunidad –ciertamente pequeñas comunidades aisladas-, en una forma social que se denominó el comunismo primitivo. Se calcula que más del 95% de la historia humana ha discurrido bajo esta organización social.
¿Cómo fue el comunismo primitivo? ¿Cuáles son sus rasgos característicos? ¿Cómo vivía la humanidad bajo esa organización?
No pretendemos dar una respuesta exhaustiva ni trazar una historia documentada, sino ver algunos elementos destacados que caracterizan esta forma de sociedad. Nos hemos inspirado en un libro de Rosa Luxemburg titulado Introducción a la economía política que contiene informaciones históricas y análisis de mucho interés. Destacan los capítulos titulados “Historia Económica”[10].
El estudio de Rosa Luxemburg abarca numerosas experiencias situadas en épocas remotas: los germanos, la antigua Grecia, la América anterior a la conquista española, la India, Australia, Estados Unidos, Rusia…, es decir, para sus conclusiones se apoya en un conocimiento histórico de todos los continentes y no únicamente de Europa.
Hasta más allá de la segunda mitad del siglo XIX, la idea dominante sobre la humanidad antigua es que ésta había vivido dividida en una suma de familias aisladas cada una dotada de su propiedad particular[11].
Frente a estas ideas, Rosa se apoyó en las investigaciones del antropólogo alemán Maurer que en 1853 publicó un estudio sobre los antiguos pueblos germánicos. «Desde hace 2000 años y aún antes, regían condiciones, entre los germanos, radicalmente distintas de las actuales. No se conocía entonces el estado con leyes coactivas escritas ni la división en ricos y pobres, dominadores y trabajadores. Constituían tribus y clanes libres que erraron por Europa hasta asentarse temporalmente primero, y luego definitivamente. El cultivo de la tierra, como lo demostró von Maurer, comenzó en Alemania no a partir de individuos sino de clanes y tribus enteras, así como en Islandia surgió en sociedades bastante numerosas, llamadas frändalid y la skulldalid, que quiere decir algo así como compañía y séquito»[12].
La organización que se daban estas tribus era la propiedad comunal de la tierra y su cultivo por sorteo de lotes intercambiables entre las distintas familias que las componían. «Los antiguos germanos no conocían lo “mío” y lo “tuyo” en relación con la tierra. Más bien, cada clan constituía, al asentarse, una comunidad que manejaba en común toda la superficie perteneciente a ella, la distribuía y la trabajaba» [13].
Estos estudios empezaban a poner en duda el mito según el cual, la humanidad había vivido siempre en un régimen de propiedad privada que supuestamente sería “innata al hombre”. Este prejuicio estaba tan arraigado que un médico francés que había recorrido Mongolia a finales del siglo XVII se sentía muy enfadado porque en esas tierras «han aniquilado el concepto mismo de lo mío y lo tuyo en su aplicación a la propiedad de la tierra, concepto que constituye el fundamento de todo lo bueno y hermoso en el mundo». ¡No le cabía en la cabeza que la humanidad pudiera vivir en comunidad!
Tal era la fuerza del dogma de la propiedad privada que los estudios de Von Maurer fueron reducidos a la crónica de una “excepción” atribuible a la “raza germánica”. Pero al poco tiempo, otro estudioso alemán, Von Hauxthausen, «demostró que los campesinos rusos no conocían la propiedad privada de los campos labrantíos, prados y bosques, que la aldea en conjunto era propiedad de ellos y que las distintas familias campesinas sólo recibían parcelas de tierras de cultivo en usufructo temporal, parcelas que (exactamente como los antiguos germanos) sorteaban entre sí»[14].
En los siguientes 30 años se acumularon sin cesar nuevos descubrimientos. Los dominadores ingleses de la India querían realizar un catastro de la agricultura de dicho país para lo que hacía falta identificar las propiedades privadas de tierras y sus titulares. La sorpresa de los funcionarios ingleses fue mayúscula: «Encontraron las más variadas comunas campesinas grandes y pequeñas que ocupaban sus tierras desde hacía milenios, cultivaban arroz y vivían ordenadamente y en tranquilidad, pero (¡horror!), no se encontraba por ninguna parte, en estas tranquilas aldeas, un propietario de las tierras. Por más que se buscase, nadie podía llamar suya la tierra o la parcela por él labrada, ni por tanto venderla, arrendarla, hipotecarla, darla en garantía de impuestos impagados. Todos los miembros de tales comunas, se mantenían firme y fielmente unidos, y los lazos de sangre entre ellos les significaban todo mientras que la propiedad del individuo no tenía ningún valor para ellos»[15]. Un informe de fiscales de hacienda británicos decía que « Los productos de la economía comunitaria se integran en un fondo común con el que se hace frente a todas las necesidades». «Sir Henry Maine, profesor de derecho comparado en Oxford y ex miembro del gobierno en la India, dio lecciones sobre las comunas agrarias indias ya en 1871 y trazó un paralelismo entre ellas y las comunidades de marca cuya existencia había probado Maurer en Alemania y Nasse en Inglaterra»[16]
Los franceses que habían ocupado numerosas regiones de África se encontraron con la misma realidad: ni rastro de propiedad privada salvo en las franjas costeras anteriormente dominadas por árabes y turcos. Pero, ahí donde civilizaciones feudales no habían llegado –o incluso en presencia de éstas y conviviendo con ellas- lo que predominaba por todas partes era la organización comunista tribal y la propiedad en común de tierras y ganado.
En América del Sur se llegó a la misma conclusión: «Ya en la década del setenta el erudito ruso Maxim Kovalevski, sobre la base de los informes de Zurita[17], llegó al resultado de que el legendario imperio inca de Perú no había sido otra cosa que un país en el que regían las mismas relaciones antiguas de comunismo agrario que ya había examinado Maurer en el caso de los antiguos germanos, y que era la forma predominante no sólo en Perú sino también en México y, en general, en todo el nuevo continente conquistado por españoles»[18]. Así pues, el mundo científico serio reconocía hacia 1880 «en el comunismo agrario una forma primitiva del desarrollo internacional y válida para todos los continentes y todas las razas»[19]
En la comprensión de cómo ha vivido la humanidad la inmensa mayoría de su historia jugó un papel fundamental el estudio del norteamericano Lewis Henry Morgan (antes citado) quien en su libro La Sociedad Primitiva (1877) mostró las formas de vida, la cultura, moralidad, organización social, leyes, actividades económicas etc., propios del comunismo primitivo. De este estudio, Rosa Luxemburgo saca algunas conclusiones.
La primera es que «Lo mismo que, para los representantes oficiales de la Iglesia cristiana, todas las religiones primitivas y precristianas no son sino una larga serie de extravíos en la búsqueda de la única religión verdadera por parte de la humanidad, todas las formas económicas primitivas eran, para los economistas, sólo intentos fallidos previos al descubrimiento de la única forma económica verdadera: la propiedad privada y la explotación, con las que se inician la historia escrita y la civilización. Morgan asestó a esta concepción un golpe decisivo al plantear la historia cultural primitiva en su conjunto como una parte de la ininterrumpida escala del desarrollo de la humanidad, infinitamente más importante, tanto por su duración infinitamente más prolongada que la del diminuto fragmento de la historia escrita, como por las decisivas conquistas de la civilización realizadas justamente en aquella prolongada alborada de la existencia histórica de la humanidad. Al insuflar un contenido positivo a las “denominaciones” salvajismo, barbarie y civilización, Morgan hizo de ellas conceptos científicos exactos y las empleó como instrumentos de investigación científica. Salvajismo, barbarie y civilización son para Morgan tres segmentos del desarrollo de la cultura, separados unos de otros por signos materiales perfectamente determinados y dividido cada uno de ellos en un nivel inferior, uno medio y uno superior diferenciados entre sí nuevamente por conquistas y progresos culturales concretamente determinados»[20]
Ese 95% de la historia de la humanidad no fue un “tiempo perdido”. Los estudios antropológicos realizados a lo largo del siglo XX en tribus “aún no civilizadas”; las investigaciones en el campo de la paleontología y la arqueología y otros muchos estudios, viajes y observaciones, permiten comprender que durante el comunismo primitivo tuvo lugar un proceso fascinante de progresos, desarrollos, invenciones, descubrimientos, se fue fraguando una cultura, creció una moralidad, se forjó una vida social humana de la cual mucho podemos aprender y sin la cual los últimos 15 mil años de civilización serían imposibles.
Morgan muestra las relaciones de parentesco, la evolución de la familia, las formas de relación sexual etc. Aventura la hipótesis que fue posteriormente comprobada que la organización gentilicia –conjunto de tribus, clanes etc., unidos por lazos sanguíneos- no se limitaba a los indios piel Rojas sino a los pueblos originarios de las grandes civilizaciones: Roma, Grecia, India, China… Describe la vida en estas sociedades: «Todos sus miembros son hombres libres comprometidos a defender la libertad del otro; iguales en sus derechos personales, ni los dirigentes de la paz ni los jefes guerreros pretenden preeminencia de ninguna especie; constituyen una hermandad, ligados por lazos sanguíneos. La libertad, la igualdad; la fraternidad, aunque nunca formuladas, eran los principios, básicos de la gens, y ésta era la unidad de todo un sistema social, el fundamento de la sociedad india organizada. Esto explica el indoblegable sentido de independencia y la dignidad personal en la conducta que todos reconocen a los indios»[21] La sociedad comunista primitiva no tiene propiedad privada ni explotación del hombre por el hombre, no tiene Estado, la mujer no está sometida al hombre sino que vive en un plano de igualdad con él. «Toda la actual civilización con su propiedad privada, su dominación de clase, su dominación masculina, su estado y su matrimonio coercitivo, es sólo una fase breve y temporal nacida de la disolución de la sociedad comunista originaria, que a su vez será desplazada en el futuro por formas sociales superiores»[22].
Rosa demuestra que el comunismo primitivo no es una sociedad estática, eternamente igual a sí misma, en realidad ha sufrido una evolución que ha pasado por diferentes etapas: desde pequeñas hordas errantes hasta comunidades tribales igualmente trashumantes pero dotadas de una creciente organización interna; desde tribus cazadoras - recolectoras que vivían de la caza y de frutos silvestres, hasta las comunidades agrarias locales que acabaron por extenderse por todo el planeta y que aún han logrado sobrevivir en algunas regiones durante el siglo XX.
¿Cuáles fueron esas transformaciones? ¿Cómo se pasó de la pequeña horda al agrupamiento en comunidades más estables y con lazos más firmes? ¿Qué pasos se dieron para pasar de la búsqueda errante de caza y frutos silvestres a una agricultura que reproduce éstos últimos y a una ganadería que permitirá ir reemplazando la caza?
Hubo toda una serie de descubrimientos, de creación de útiles de trabajo, que supusieron auténticas revoluciones y que permitieron esos pasos. Podemos hablar de algunas de ellas, las más destacadas.
El desarrollo de la mano. Si andar a dos patas constituyó un enorme salto hacia adelante, éste a su vez llevó a otro que fue la utilización de las manos como auténticas herramientas. Permitía la recolección, abría nuevas posibilidades de trabajo, distanciaba al hombre de la forma en que los animales obtienen su sustento, permitía su defensa, abría la posibilidad de la manufactura y del arte.
El descubrimiento del fuego. Permitió protegerse del frío, puso las bases para la emergencia de una cocina rudimentaria, condujo a un tratamiento más elaborado de los alimentos y a su conservación. El fuego igualmente permitió empezar a fabricar útiles de trabajo. Pero el fuego constituyó un poderoso factor de socialización, la tribu se reunía en torno a él. En torno a la hoguera se fueron forjando las condiciones para el desarrollo del lenguaje, el intercambio de experiencias, la elaboración de historias y tradiciones, la reflexión, la adopción de decisiones en común. El fuego tenía tal importancia que las tribus acabaron por mantenerlo las 24 horas del día y en sus desplazamientos se repartían el trabajo para mantenerlo vivo.
Podríamos añadir otros numerosos progresos: la confección de prendas rudimentarias; los transportes en los ríos utilizando troncos; el paso de vivir en cuevas a la construcción precaria de las primeras viviendas; el tallado de piedras con el que se fabricaron armas y utensilios; los primeros pasos en la agricultura y en la ganadería…
¿Pero cual fue el hilo conductor de esta incesante progresión? Los investigadores no dudan en atribuirlo a la unión entre capacidad social y cultural de la humanidad. Un factor clave lo constituyó el nacimiento y desarrollo del lenguaje, el cual no puede surgir del individuo mismo –no tiene necesidad de “comunicarse consigo mismo”- sino que solo puede emerger en comunidad. El lenguaje tuvo al principio una forma muy rudimentaria –gestos y signos- después experimentó un gran salto con la creación de palabras las cuales solamente podían surgir de un alto grado de confianza y de vivencia en común puesto que las palabras son una elaboración convencional que necesitan que todos se pongan de acuerdo en su significado.
El lenguaje da a la comunidad una cierta conciencia que es a la vez individual y colectiva. En esta conciencia se apoya la toma de decisiones que puede alejarse de la inicial improvisación o de la sumisión a ritos que se repiten incesantemente. Sin abandonar ambos aspectos, todo indica que las comunidades primitivas evolucionaron hacia la toma de decisiones en asambleas regulares donde asistían todos sus miembros. Los estudios de Morgan así como investigaciones posteriores, apuntan a la asamblea como el órgano de decisión de las comunidades primitivas. En estas asambleas, los ancianos, al acumular el tesoro de la experiencia, constituían la voz más escuchada.
Pero el lenguaje a su vez permite una cierta abstracción y lleva al desarrollo del pensamiento el cual no es un producto individual sino que surge de la lenta gestación de una cultura común.
Esta cultura común hace emerger igualmente los primeros pasos del arte. Son numerosas las pinturas que nos han llegado del Paleolítico. La interpretación más plausible de las mismas es que, especialmente en las escenas de caza, tenían como fin “anticiparla”, darle la finalidad mágica de que se realice efectivamente. Pero ese objetivo “pragmático” no excluye el progresivo desarrollo de un sentido artístico. «El artista paleolítico, que estaba interesado únicamente en la eficacia de la magia, seguramente sentiría una cierta satisfacción estética en su labor (…) La relación entre mímica y magia en las danzas culturales de los pueblos primitivos refleja aún más claramente este hecho. Así como, en estas danzas, el placer de la ficción y la imitación está difundido con la finalidad mágica, también el pintor prehistórico pintaría los animales en sus actitudes características con gusto y satisfacción, a pesar de su entrega al propósito mágico de la pintura»[23]
La transmisión entre las sucesivas generaciones constituyó un enorme progreso: las experiencias vividas, las constataciones penosamente adquiridas, no se perdían sino que iban pasando a las siguientes generaciones con la intervención activa de los más viejos, poco a poco la humanidad empezaba a constituir una de sus fuerzas más importantes, su patrimonio cultural, base de la reflexión, de la conciencia y de la capacidad para actuar en función del futuro y no únicamente del presente.
El conjunto de esta primera forma cultural ha sido denominado realismo mágico. Realismo porque se basaba en la simple constatación de hechos, en su atesoramiento y transmisión de generación en generación. Realismo igualmente en el sentido más estrecho de que estaban pegados a las experiencias más inmediatas y carecían de historia. Mágico porque no se trataban de explicar –resultaba imposible para las condiciones de entonces- sino que se atribuían directamente a fuerzas misteriosas y extrañas.
Pero ese realismo mágico fue un gran crisol en el que fueron acumulándose conocimientos y experiencias, reforzó la vida en comunidad y le dio –en las terriblemente limitadas condiciones de entonces- una mayor conciencia, una mayor seguridad, una mayor capacidad de producción y organización. El realismo mágico daba pie a una cierta organización del trabajo y una división del mismo entre los miembros de la tribu pero siempre encaminados a la satisfacción de las necesidades comunes. Menciona Rosa los estudios sobre los aborígenes australianos que han poseído desde decenas de siglos una compleja organización comunista cuyo pilar es el Tótem: cada rama de la tribu se especializa en cazar un animal para el resto, el cual sin embargo no puede comer salvo caso de extrema necesidad: «los distintos grupos totémicos no viven aislados unos de otros en la sociedad totémica; se mezclan y ejercitan sus fuerzas mágicas para el bien común. En el sistema originario los hombres del canguro cazaban y mataban (salvo que estemos equivocados) canguros tanto para consumo de todos los demás grupos totémicos como para el suyo propio, y así puede haber ocurrido con el totem-oruga, el totem-halcón y los demás. Bajo el nuevo sistema de forma religiosa, según el cual estaba prohibido a los hombres matar y comer los animales totémicos, los hombres del canguro siguieron produciendo canguros, pero no ya para su propio consumo; los hombres del emú prosiguieron incrementando los emús, aunque a ellos les estaba prohibido ahora probar carne de emú; los hombres de la oruga continuaron aplicando sus conjuros para la propagación de las orugas, por más que estos bocados exquisitos estaban destinados, en adelante, a otros hombres.” En una palabra: lo que hoy se nos presenta como un sistema de culto ya era, en épocas muy antiguas, un sistema sencillo de producción social organizada con amplia división social del trabajo»[24]
Emparejada con el realismo mágico se desarrolló la creencia supersticiosa. Ésta constituyó una primitiva forma de pensamiento más abstracto, con mayor capacidad de generalización, que se fue gestando poco a poco para dar un mínimo de seguridad a unos seres humanos que se sentían impotentes ante una naturaleza que les era totalmente desconocida y, sobre todo, terrible, aplastante e indomable. Pensemos en comunidades que se encontraban de repente con la cueva donde vivían totalmente anegada por una inundación, con el agotamiento súbito de los vegetales que les proporcionaba alimentos silvestres; con ataques repetidos de fieras enormes; que se veían afectados por fenómenos incomprensibles: sequías, terremotos, olas de frío o de calor etc. Se trataba de fenómenos que la humanidad ha tardado muchos siglos en explicar, en muchos casos todavía de forma parcial o insatisfactoria.
La humanidad no se reduce –desde sus más lejanos estadios- a un cuerpo físico o a una colección fisiológica de simples instintos repetitivos como sucede en otras especies animales; al vivir en sociedad, al haber desarrollado un cerebro, al comunicarse, pensar, actuar…, tiene sentimientos, sufre o se alegra, y esa complejidad “interior” contrastaba brutalmente con su impotencia frente al “mundo exterior” –el entorno natural-. De ahí que sin la ayuda de la explicación supersticiosa –que lógicamente hoy nos parece totalmente anacrónico- no hubiera podido resistir la tremenda incertidumbre vital y hubiera probablemente perecido.
Aquí cerramos la primera entrega de esta “pequeña historia” que hemos centrado en el comunismo primitivo (hasta hace unos 15 mil años). Esta sociedad no era sin embargo el paraíso sobre la Tierra. Fue la forma de supervivencia que encontró la humanidad en sus largos y penosos pasos iniciales, realizados bajo condiciones de una bajísima capacidad de producción y de impotencia total frente a la naturaleza. De ahí que encerrara límites y contradicciones insuperables y que ella misma acabara por convertirse en una carga insoportable para sus propios miembros, lo que la llevaron a la crisis y a que empezaran a emerger de sus propias entrañas las primeras sociedades divididas en clases.
[1] El 18 de Brumario de Luis Bonaparte, https://www.marxists.org/espanol/m-e/1850s/brumaire/brum1.htm [154]
[2] Carta a Joseph Bloch, 1890, https://www.marxists.org/espanol/m-e/cartas/e21-9-90.htm [678]
[3] De una manera aún más tajante, Marx y Engels afirman en La Ideología Alemana: «Reconocemos solamente una ciencia, la ciencia de la historia. La historia considerada desde dos puntos de vista, puede dividirse en historia de la naturaleza y la historia de los hombres. Ambos aspectos, con todo, no son separables: mientras existan hombres, la historia de la naturaleza y la historia de los hombres se condicionan recíprocamente» (Textos suprimidos por Marx y Engels, texto 2, perteneciente a Feuerbach, contraposición entre la concepción materialista y la idealista, parte I).
[4] Resulta de interés el libro conjunto de John Maynard Smith y Eörs Szathamary titulado 8 hitos de la evolución, Del origen de la vida. Enlace de información bibliográfica: www.tusquetseditores.com/titulos/metatemas-ocho-hitos-de-la-evolucion-de... [679]
[6] John Lewis, Hombre y Evolución, página 124 edición española, Editorial Grijalbo.
[7] Patrick Tort: Darwin no es quien se cree, libro en francés, página 66, traducido por nuestros medios.
[10] Ver grupgerminal.org/?q=system/files/IntroduccionalaeconomiaRosaLuxemburgFORMATEADO.pdf [682] . Otro libro recomendable es el de Federico Engels El origen de la familia, la propiedad privada y el Estado (1884), ver https://www.marxists.org/espanol/m-e/1880s/origen/index.htm [683]
[11] Para el filosofo inglés Locke (1632-1704) el hombre era un individuo solitario que se bastaba a sí mismo y que solo entraba en relación con los demás por libre decisión propia. https://es.wikipedia.org/wiki/John_Locke [684]
[12]Introducción a la economía política (en adelante la llamaremos INTRO), capítulo II pag. 45
[13] Idem.
[14] INTRO capítulo II pag. 46.
[15] INTRO capítulo II pag. 48.
[16] INTRO capítulo II pag. 49.
[17] Auditor español de la Real Audiencia de México durante la dominación española que había escrito un exhaustivo informe sobre las formas de vida de los indios antes de la conquista hispana.
[18] INTRO capítulo II pag. 50.
[19] INTRO capítulo II pag. 52.
[20] INTRO capítulo II pag. 53.
[21] INTRO capítulo II pag. 55.
[22] INTRO capítulo II pag. 56.
[23] Arnold Hauser Historia social de la literatura y el arte, tomo I, página 19 edición española.
[24]INTRO capítulo II pag. 68.
[25] El 18 de Brumario de Luis Bonaparte, https://www.marxists.org/espanol/m-e/1850s/brumaire/brum1.htm [154]
[26] Carta a Joseph Bloch, 1890, https://www.marxists.org/espanol/m-e/cartas/e21-9-90.htm [678]
[27] De una manera aún más tajante, Marx y Engels afirman en La Ideología Alemana: «Reconocemos solamente una ciencia, la ciencia de la historia. La historia considerada desde dos puntos de vista, puede dividirse en historia de la naturaleza y la historia de los hombres. Ambos aspectos, con todo, no son separables: mientras existan hombres, la historia de la naturaleza y la historia de los hombres se condicionan recíprocamente» (Textos suprimidos por Marx y Engels, texto 2, perteneciente a Feuerbach, contraposición entre la concepción materialista y la idealista, parte I).
[28] Resulta de interés el libro conjunto de John Maynard Smith y Eörs Szathamary titulado 8 hitos de la evolución, Del origen de la vida. Enlace de información bibliográfica: www.tusquetseditores.com/titulos/metatemas-ocho-hitos-de-la-evolucion-de... [679]
[30] John Lewis, Hombre y Evolución, página 124 edición española, Editorial Grijalbo.
[31] Patrick Tort: Darwin no es quien se cree, libro en francés, página 66, traducido por nuestros medios.
[34] Ver grupgerminal.org/?q=system/files/IntroduccionalaeconomiaRosaLuxemburgFORMATEADO.pdf [682] . Otro libro recomendable es el de Federico Engels El origen de la familia, la propiedad privada y el Estado (1884), ver https://www.marxists.org/espanol/m-e/1880s/origen/index.htm [683]
[35] Para el filosofo inglés Locke (1632-1704) el hombre era un individuo solitario que se bastaba a sí mismo y que solo entraba en relación con los demás por libre decisión propia. https://es.wikipedia.org/wiki/John_Locke [684]
[36]Introducción a la economía política (en adelante la llamaremos INTRO), capítulo II pag. 45
[37] Idem.
[38] INTRO capítulo II pag. 46.
[39] INTRO capítulo II pag. 48.
[40] INTRO capítulo II pag. 49.
[41] Auditor español de la Real Audiencia de México durante la dominación española que había escrito un exhaustivo informe sobre las formas de vida de los indios antes de la conquista hispana.
[42] INTRO capítulo II pag. 50.
[43] INTRO capítulo II pag. 52.
[44] INTRO capítulo II pag. 53.
[45] INTRO capítulo II pag. 55.
[46] INTRO capítulo II pag. 56.
[47] Arnold Hauser Historia social de la literatura y el arte, tomo I, página 19 edición española.
[48]INTRO capítulo II pag. 68.
[49] El 18 de Brumario de Luis Bonaparte, https://www.marxists.org/espanol/m-e/1850s/brumaire/brum1.htm [154]
[50] Carta a Joseph Bloch, 1890, https://www.marxists.org/espanol/m-e/cartas/e21-9-90.htm [678]
[51] De una manera aún más tajante, Marx y Engels afirman en La Ideología Alemana: «Reconocemos solamente una ciencia, la ciencia de la historia. La historia considerada desde dos puntos de vista, puede dividirse en historia de la naturaleza y la historia de los hombres. Ambos aspectos, con todo, no son separables: mientras existan hombres, la historia de la naturaleza y la historia de los hombres se condicionan recíprocamente» (Textos suprimidos por Marx y Engels, texto 2, perteneciente a Feuerbach, contraposición entre la concepción materialista y la idealista, parte I).
[52] Resulta de interés el libro conjunto de John Maynard Smith y Eörs Szathamary titulado 8 hitos de la evolución, Del origen de la vida. Enlace de información bibliográfica: www.tusquetseditores.com/titulos/metatemas-ocho-hitos-de-la-evolucion-de... [679]
[54] John Lewis, Hombre y Evolución, página 124 edición española, Editorial Grijalbo.
[55] Patrick Tort: Darwin no es quien se cree, libro en francés, página 66, traducido por nuestros medios.
[58] Ver grupgerminal.org/?q=system/files/IntroduccionalaeconomiaRosaLuxemburgFORMATEADO.pdf [682] . Otro libro recomendable es el de Federico Engels El origen de la familia, la propiedad privada y el Estado (1884), ver https://www.marxists.org/espanol/m-e/1880s/origen/index.htm [683]
[59] Para el filosofo inglés Locke (1632-1704) el hombre era un individuo solitario que se bastaba a sí mismo y que solo entraba en relación con los demás por libre decisión propia. https://es.wikipedia.org/wiki/John_Locke [684]
[60]Introducción a la economía política (en adelante la llamaremos INTRO), capítulo II pag. 45
[61] Idem.
[62] INTRO capítulo II pag. 46.
[63] INTRO capítulo II pag. 48.
[64] INTRO capítulo II pag. 49.
[65] Auditor español de la Real Audiencia de México durante la dominación española que había escrito un exhaustivo informe sobre las formas de vida de los indios antes de la conquista hispana.
[66] INTRO capítulo II pag. 50.
[67] INTRO capítulo II pag. 52.
[68] INTRO capítulo II pag. 53.
[69] INTRO capítulo II pag. 55.
[70] INTRO capítulo II pag. 56.
[71] Arnold Hauser Historia social de la literatura y el arte, tomo I, página 19 edición española.
[72]INTRO capítulo II pag. 68.
En abril-mayo de 2012 la CCI, junto con sus simpatizantes y otros compañeros procedentes de horizontes diversos, decidimos organizar un ciclo de tres discusiones sobre la Crisis.
En la discusión de preparación se puso el acento en que una buena utilización de la cultura del debate permitiría que todos los invitados tomasen parte activa en las discusiones; es decir, debatieran “sin cortarse”. Enseguida se puso de relieve que aunque no se trataba de una discusión entre “expertos” (los propios expertos de la burguesía se han mostrado incapaces de prever la crisis aunque ahora dominen en los “debates” de todos los Medias) nosotros, desde hace algún tiempo, hemos ido elaborando, a partir de los síntomas más graves y recurrentes de la crisis, argumentos sólidos sobre sus causas y que ésta se muestra cada vez más como una crisis de todo el sistema capitalista, tanto económica, social, como política.
Debatiendo, entendimos que la cuestión a la que había que responder sería por tanto: ¿Reforma o derrocamiento revolucionario del sistema?
El texto que sigue a continuación fue nuestra propuesta de introducción para este ciclo.
La discusión se centró en cuatro ejes:
Los asistentes estaban verdaderamente entusiasmados, animados y centrados en todas las intervenciones. Y, como veis, los temas propuestos avanzaban ya los dos próximos tramos de la discusión.
Se preparó una compilación de textos para su utilización por los participantes, se envió a los que la solicitaban y está a disposición de quien la pida.
No hay duda, la crisis se manifiesta, de manera especialmente espectacular, en el plano financiero: desde finales de los 80 a los bancos se les dio total libertad para extender su política de financiación y comercialización de todo tipo de productos financieros; de manera que hoy constituyen –aunque sea en forma virtual, por medio de sistemas informáticos– un mercado más importante que todos los sectores no financieros juntos. En 2008 la totalidad de las transacciones financieras mundiales alcanzaba la suma de 2.200 billones de Dólares frente a un Producto Nacional Bruto mundial de 55 billones. La economía especulativa es, como se ve, 40 veces más importante que la economía “real”. En plata, durante estos últimos años han sido colocados cada vez más miles de billones en inversiones totalmente aberrantes y destructivas.
A lo largo de los últimos 25 años las transacciones financieras no se han fundamentado sobre valores reales e intrínsecos sino que se hallan inmersas en un proceso que funciona, al 100%, con una lógica propia. El sector financiero ha perdido el contacto con la realidad económica y hace tiempo que no está al servicio de la economía real sino que se basa sobre todo en plusvalías irreales, en nubes de humo. Ahí es donde se sitúa el origen de la alucinante acumulación de deudas de los gobiernos nacionales, de las entidades financieras, de las empresas y de los particulares.
A finales del siglo XX, la burguesía dio vía libre a los bancos para concertar préstamos hipotecarios de mayor cuantía y con unos tipos de interés más bajos que los habituales hasta entonces. La explosión del crédito hipotecario llevó, en un gran número de países, a la subida de los precios en el sector inmobiliario y, concretamente, de las viviendas. Los bancos, ofreciendo préstamos cada vez más elevados para enfrentar los elevadísimos precios del mercado inmobiliario, han llegan a acumular, en forma de intereses, una parte cada vez mayor del salario de los trabajadores.
No obstante, en un momento dado los tipos de interés tuvieron que ser aumentados para poder enfrentar la amenaza de una inflación (el alza de los precios de las viviendas llevaba al recalentamiento del mercado inmobiliario). Pronto una masa de familias obreras se encontró con la sorpresa de que no podían devolver ya su crédito hipotecario. Estas familias, que están hoy amordazadas de pies y manos a los bancos, estuvieron antes atadas al patrón, como ya sabemos por los informes de Friedrich Engels: «“El encadenamiento del trabajador a su propia casa” existía ya en los años 80 y 90 del siglo XIX. (El fabricante) Dollfuss y sus colegas intentaban vender a los trabajadores pequeñas casas que debían pagar en plazos anuales (…). De esta manera los trabajadores tenían que soportar fuertes tasas hipotecarias sobre sus espaldas (…) y pasaban a ser rápidamente auténticos esclavos de sus patronos: estaban ligados a sus casas, no podían marcharse y debían aceptar sin rechistar cualquier condición de trabajo» F. Engels, 1887. El fenómeno: “familias atadas de pies y manos a una hipoteca”, no es nada nuevo en el capitalismo; al contrario, siempre le ha acompañado y no puede explicar, por sí mismo, la dimensión que ha alcanzado la crisis actual. Hoy el bloqueo no afecta únicamente al mercado inmobiliario en sí sino que, por su exacerbado carácter especulativo, afecta a todo el mecanismo mercantil.
Los desorbitados préstamos bancarios a familias y a empresas que desencadenaron la crisis no tenían ningún carácter productivo, no crearon ningún valor real. Solo aumentaron los costes de las mercancías y servicios ya existentes, como consecuencia de esa política de los bancos. De manera aun más indecente, las aseguradoras han vendido pólizas con gigantescos gastos ocultos (la “letra pequeña”), a las que con buen criterio denominan pólizas usurarias. Gráficamente, se podría decir que los bancos y los usureros han ganado dinero “colocando más peajes pero sin construir nuevas autopistas”.
Si estos bancos han logrado beneficios ha sido, como todas las instituciones en el mundo (fondos de pensiones, bancos, sociedades inmobiliarias), aprovechando los beneficios obtenidos por medio de los préstamos hipotecarios (lo que se conoce como “hipotecas basura”), particularmente los del mercado inmobiliario estadounidense. Estas hipotecas basura, estas inversiones de alto riesgo se han mezclado con inversiones menos peligrosas y ofrecidas por los bancos como productos bursátiles “rentables”. El hecho de que estas acciones y obligaciones de bancos y compañías de seguros continuaran subiendo, motivó a arriesgarse a otros que también querían su parte del botín. Para participar en esta lotería, los bancos (en tanto que “verdaderas empresas de utilidad pública”) recurrieron a la autorización de sus respectivos Estados para poder reducir sus reservas líquidas al mínimo con lo cual sus ingresos aumentaron fuertemente. Los fondos de pensiones en los Países Bajos, por ejemplo, ingresaron tanto que el Estado pudo echar mano de esas reservas reales, por lo menos dos veces a lo largo de los años noventa. Es evidente que el incremento exponencial de los beneficios no anunciaba que todo esto iba a quitarles el sueño algún día. Pero ocurrió lo imprevisto: en 2007, la crisis de los subprime en los EEUU transformó en humo una sobre-valoración de activos (que no obedecía a ninguna realidad sino que era puramente virtual). Ello arrastró a las demás instituciones del resto del mundo: sus inversiones en hipotecas basura no valían nada de un día para otro.
Tampoco este fenómeno es nuevo, ya lo hemos visto en la historia, y no nos enseña nada desconocido sobre las causas de la actual crisis.
Uno de los principales fenómenos de la Gran Depresión de los años treinta fue la quiebra de gran número de bancos. También entonces la confianza en los bancos cayó por debajo de cero (y se preguntaban con angustia qué bancos tendrían créditos basura y cuántos) lo que hizo que la aportación de liquidez a la economía, el aceite indispensable para el funcionamiento de sus mecanismos, se cortase casi completamente.
Cada quiebra bursátil de estos últimos años ha ido pareja con algún caso de fraude, efectivamente. Esto no quiere decir que la crisis sea el resultado final de la acción de los defraudadores. Los chanchullos de B. Madoff, por ejemplo, han sido controlados unas ocho veces en los últimos 16 años por todo tipo de Organismos de control (la Securities and Exchange Commission una de ellas) pero a pesar de que los controladores estaban informados de prácticas fraudulentas, no pudieron encontrar ninguna. Sin embargo, en diciembre de 2008 B. Madoff fue tratado ¡Oh sorpresa! de defraudador. La gigantesca empresa bancaria Lehman Brothers vio evaporarse 65.000 millones de dólares. Lo mismo ocurre en setiembre de 2011 con Kweku Adoboli, del banco suizo UBS, a quien se le descubre un “fraude” de 23.000 millones de dólares. En enero de 2008 Jérôme Kerviel provoca un “fraude” de 4.820 millones de euros en la banca francesa Société Générale....
Se puede ver, con el siguiente ejemplo que la especulación tampoco es un fenómeno nuevo: «A un tal Sullivan se le concede, antes de partir en misión gubernamental hacia una región de la India alejada de los lugares donde se cultiva el opio, un contrato relativo al cultivo de la adormidera. Sullivan vende su contrato por 40.000 libras a un tal Binn; Binn vende, ese mismo día, este contrato por 60.000 libras y el comprador último y ejecutor del contrato declara que podrá sacarle todavía y a pesar de todo sustanciosos beneficios». Y que esta manera de hacer no es característica de la actual crisis sino que, al contrario, existe desde hace mucho tiempo en el capitalismo. Marx describió en su época la actividad destructiva del sector financiero y de los especuladores como: “caballeros saqueadores del crédito”, una “clase parásita”: «el capital usurero utiliza el modo de explotación capitalista sin poner en práctica el modo de producción capitalista».
En resumen, la especulación acompaña toda la historia del capitalismo y no puede proporcionar los argumentos para explicar la crisis actual.
Cuando los Estados deciden salvar los Bancos del naufragio es cuando hemos visto cómo estallaban sus deudas. Siguiendo el “brillante ejemplo” de otros Estados de la Unión Europea, el gobierno griego ha inyectado, como ellos, importantes capitales a los bancos del país con el fin de salvarles de la quiebra. Hasta el presente los bancos griegos han recibido más de 110.000 millones de ayuda financiera bajo diversas formas; sin embargo, este dinero jamás lo han utilizado para estimular la economía real y las deudas del Estado griego han aumentado hasta proporciones descomunales. Estas deudas correspondían ya en 2008 al 125% del PIB, debido a un déficit anual del 12% que continúa aumentando a pasos de gigante.
Con este caso volvemos a encontrarnos con que el endeudamiento de los Estados no es algo nuevo en el capitalismo. Marx explicaba perfectamente ya (El Capital) en su época en qué consistía la deuda pública (deuda soberana o deuda del Estado): «La deuda del Estado implica que la alienación del Estado imprime su marca a la era capitalista, que la única parte de la denominada riqueza nacional que es verdaderamente propiedad colectiva de los pueblos modernos es su deuda estatal (…) Los préstamos (que concede el Estado) permiten a los gobiernos efectuar gastos extraordinarios sin que los que pagan los impuestos lo acusen inmediatamente pero sí que lo acusarán cuando perciban el indispensable aumento de nuevos impuestos en el futuro. Estos aumentos de los impuestos, causados por la acumulación de las sucesivas deudas, empuja a los gobiernos, en el caso de tener que acometer nuevos gastos extraordinarios, a suscribir sucesivamente nuevos préstamos». Se trata, como se ve, de un ciclo infernal de deudas del que el Estado no puede librarse de ninguna manera, una vez que ha sido atrapado en él. Es como estar hundido en una dependencia sin final. Aunque es evidente que el periodo de dependencia del Estado es tanto más largo cuanta más necesidad tiene de esta droga para mantenerse frente a la competencia económica internacional.
Tal fenómeno no es nuevo; ya estaba presente en las primeras artimañas financieras utilizadas en el modo de producción capitalista.
Sin duda existe un abismo entre las economías de los países del Sur (Grecia o España) y las de los del Norte (Países Bajos o Alemania); algo evidente ya en el año 2000. Desde un principio estaba claro que para un país como Grecia, que no podía soportar la competencia con los países del Norte, la situación era insostenible y que esto minaría los cimientos de la Moneda única europea (el euro).
Estaba en perfecta armonía con sus intereses económicos el que las diferentes burguesías de los países del Norte integrasen en la zona euro a países de la periferia europea; países que trucaban, de forma evidente, sus estadísticas presupuestarias. Apremiantes normas fiscales fueron dejadas de lado ante a las promesas de nuevos mercados, protegidos por las empresas de esos países nórdicos.
Todavía hoy, los políticos dan largas al asunto atacando a otros, procurando que no les salpique el escándalo. Esta manera de hacer se corresponde sin duda con el papel para el que han sido elegidos: ocultar tras una cortina de humo el origen de los acontecimientos que provocan presión sobre algunos países europeos y que exacerban las tensiones en la zona euro, ocultando que unas y otras muestran las contradicciones fundamentales que caracterizan al capitalismo y que son insolubles para este sistema.
El capitalismo es el primer tipo de sociedad en la historia en el que la crisis no es consecuencia de una baja producción ni de hambrunas, escasez o penurias sino de un exceso de producción (sobreproducción), de la abundancia de mercancías. En este sistema, pareja a las crisis estalla una epidemia social inimaginable en periodos históricos precedentes; una epidemia de sobreproducción que fundamenta la crisis insuperable de un modo de producción, el capitalista, basado en una relación social particular: la que se establece entre el trabajo asalariado y el capital.
El capitalismo está marcado desde su nacimiento con una tara congénita: produce en abundancia un veneno que su organismo no puede eliminar, la sobreproducción. Produce más mercancías de las que su mercado puede absorber. ¿Por qué es esto así? Pongamos un ejemplo para explicarlo: un obrero, trabajando en cadena o desde su ordenador, recibe a final de mes un salario de 800€. En realidad no produce el equivalente de esos 800€ sino un valor (de mercado, si se vende) más alto, digamos para este caso, de 1600€; es decir, ha producido un valor añadido (800€) que no le es devuelto en forma de salario. En otras palabras: produce plusvalía. ¿Qué hace el capitalista con la plusvalía robada a los trabajadores (siempre que se cumpla la condición “venta de las mercancías producidas en el mercado”)? Utiliza una parte (supongamos 150€) para su consumo personal pero lo esencial, los 650 euros restantes, los reinvierte en el capital de su empresa (o en otras empresas), generalmente para comprar equipos más modernos.
¿Por qué actúa de esta manera el capitalista? Porque está obligado a hacerlo por las propias leyes económicas no escritas del sistema. El capitalismo es un sistema fundamentado en la competencia, esto quiere decir que las mercancías producidas por este empresario deberá venderlas más baratas que sus competidores; es decir, que aquellos que producen los mismos productos que él. En consecuencia, cada capitalista individual (cada patrón) debe reducir sus gastos de producción (los salarios) y sobre todo reinvertir la mayor parte del trabajo no pagado a los trabajadores en máquinas más modernas para incrementar así la productividad. Si no hace esto no podrá modernizar su producción y cederá parte de mercado a un competidor que ha logrado colocar productos a mejor precio que lo hace él.
El sistema capitalista se caracteriza por una contradicción insalvable para éste: al no retribuir a los trabajadores por todo el trabajo efectivo que han realizado y al imponer a los patronos que ellos mismos no consuman todo lo que deseen de la parte de los beneficios que les han arrancado a los trabajadores, el sistema produce más valor del que puede procesar.
Trabajadores y capitalistas sumados, juntos, no pueden consumir nunca la totalidad de las mercancías producidas. El capitalismo tiene que vender el excedente de mercancías fuera de su propia esfera de producción, en mercados que aun no han sido conquistados por las relaciones capitalistas de producción, en aquellos que nosotros denominamos mercados extracapitalistas. Si no lo logra estaremos entonces enfrentados a una crisis de sobreproducción.
Hasta aquí en grandes trazos las conclusiones de Karl Marx en “El Capital” y de Rosa Luxemburg en “La Acumulación de capital”. Para formularlo de manera aun más concisa resumiremos la teoría de la sobreproducción en algunos puntos:
DS
Se dice a menudo que la historia de la lucha de clases en EEUU las últimas cuatro décadas, es decir desde finales de los 60, es la historia de una oleada casi ininterrumpida de derrotas y retrocesos. En realidad, mirando hacia Europa, y hacia el sur o el este, se podría llegar a la misma conclusión. El caso quizá más espectacular es el de Grecia, donde solo en el último año los sindicatos han convocado seis huelgas generales, y ni siquiera esto ha parado las brutales medidas de austeridad en este país. Volviendo a EEUU, en el curso de las últimas cuatro décadas el empeoramiento de las condiciones de vida de los trabajadores ha sido incesante, brutal e innegable. En este periodo, la clase dominante ha impuesto una serie de profundos recortes y modificaciones en todo el aparato de explotación, con el fin de asegurar la reproducción del proceso capitalista de producción: desde recortes en educación e incremento de sus costes a reducción del salario real, incremento de la semana laboral e intensificación de la explotación, erosión del sistema de seguros de salud financiados por la empresa, todo un proceso a la baja hasta la reciente práctica de crear nuevas categorías para nuevos contratos en los cuales los habituales pluses o cotizaciones para pensiones pagados por la empresa se transforman en planes de pensiones tipo 401k[1]. La clase trabajadora ha desarrollado a menudo fuertes luchas, y de la misma forma ha atravesado largos periodos de calma relativa también, en consonancia con lo que hemos venido escribiendo en nuestra prensa. Sin embargo, sus intentos por defender sus condiciones de vida y trabajo, intentos en ocasiones muy audaces y valientes, llevados a cabo pese a la amenaza de perder el empleo, no han tenido éxito, en la mayoría de ocasiones, en hacer retroceder a la burguesía en sus ataques cada vez más brutales, frecuentes y frontales. La naturaleza frontal de los ataques más recientes, y de los que están por venir, son sin lugar a duda un reflejo del impasse económico en el que se encuentra la burguesía.
¿Sería por tanto acertado llegar a la conclusión de que la clase obrera ha perdido su batalla contra el capitalismo? ¿Debemos aceptar que nos encontramos en un punto donde un cambio en la relación de fuerzas en favor del proletariado ya no es posible? ¿Las luchas que la clase obrera todavía desarrolla serían un reflejo de un proceso lento pero irreversible hacia la derrota total? ¿Todo esto significa que la clase trabajadora ya no es la fuerza social con el potencial y la misión histórica de destruir las relaciones capitalistas de explotación y dar lugar a una sociedad comunista? Incluso en su pasividad, la clase trabajadora de los EEUU continúa desarrollando luchas en las que aparecen signos de reflexión y de estrategia en la voluntad de lucha de una generación más joven de trabajadores, en la medida que esta se ha convertido en objeto particular de los brutales ataques. A pesar de la debilidad y falta de confianza en el seno de los trabajadores -lo que deja a los sindicatos las manos relativamente libres para controlar las luchas- estos no confían tampoco al cien por cien en los sindicatos.
No pensamos que la clase obrera haya agotado su potencial. Creemos que está atravesando, y desde hace algún tiempo, un proceso muy difícil de re-descubrir su confianza e identidad de clase, de comprender cómo hacer frente a la clase enemiga desde su propio terreno de clase, y transformar las lecciones y derrotas del pasado en adquisiciones que puedan ser utilizadas como líneas de orientación para las luchas por venir. Pensamos que las luchas decisivas para el destino de la humanidad todavía no han tenido lugar, y que la clase trabajadora aún se sitúa en el centro de la historia como un actor fundamental en su desarrollo. Pero para tener esta convicción es necesario un método de análisis y comprensión. Es necesario situar las luchas de la clase en un amplio marco histórico y evaluar el equilibrio de fuerzas entre las dos clases fundamentales de la sociedad no basándose en el número de luchas, ni tampoco si quiera en términos de alguna victoria temporal o una derrota dolorosa. Una lucha puede ser masiva y prolongada sin aportar a la clase ningún fundamento teórico, adquisición organizativa, o sin contribuir a fortalecer la solidaridad y la identidad de clase, como hemos visto en los recientes ejemplos de Grecia. Por otro lado, una lucha que desde un punto de vista estrictamente económico no aporte la más mínima victoria, puede impulsar un importante sentido de identidad y confianza, algo políticamente mucho más importante que cualquier victoria económica temporal, en el caso de que pudieran obtenerse. En la medida que la crisis económica que comenzó en 2007-2008 no cesa, es importante que la clase continúe desarrollando sus luchas con una nueva comprensión de lo que está en juego, y que su identidad y confianza se restaure.
De 1989 a 2003 la clase obrera pasó a nivel global por un reflujo prolongado en su conciencia y combatividad, resultado de las campañas sobre “el fin del comunismo” y “el fin de la historia”, lanzadas tras la caída del muro de Berlín[2]. Los primeros signos de la vuelta de la lucha de clase se vieron en Austria y Francia en 2003, y en los EEUU estas luchas tuvieron su eco en la huelga del transporte público de Nueva York en 2005[3]. Por todas partes han tenido lugar luchas, con un incremento significativo en la combatividad, y de forma más importante, la aparición de una solidaridad de clase inter-generacional. En concreto, la huelga del transporte público de Nueva York en 2005 se desarrolló en apoyo a la generación más joven de trabajadores, para quienes la empresa había propuesto un nuevo contrato que reduciría sus derechos en cuanto a seguro sanitario y pensiones. Esta situación ha continuado hasta la crisis de 2007, que cuando golpeó creó una parálisis momentánea entre los obreros. En 2009 se produjo un número bajísimo de grandes huelgas, sólo cinco, y tras ese año ha habido un repunte en la combatividad de la clase, de forma más notable en las movilizaciones de estudiantes y de trabajadores del sector público en Madison (Wisconsin) en 2011, que claramente se vinculó a sí misma con el movimiento de protesta que transcurría en el mundo árabe. Poco después, la huelga en Verizon contó con la participación de 45.000 trabajadores, y vimos también ese mismo año la aparición del movimiento de “Occupy Wall Street”, que utilizó métodos propios de la lucha obrera con la formación de Asambleas Generales, pero también yendo más allá de cuestiones puramente económicas, abriendo un espacio para un cuestionamiento del capitalismo en un sentido amplio, del futuro que le espera a la humanidad bajo él[4]. Un componente importante del contexto de las luchas en EEUU ha sido la campaña electoral, que ha tenido un efecto amortiguador sobre la lucha de la clase, y que también le ha otorgado munición a los sindicatos en su labor anti-obrera. Los sindicatos han utilizado la postura anti-sindical de muchos republicanos, e incluso de algunos demócratas, para encuadrar a los trabajadores en su defensa. No fue tarea fácil, especialmente en el caso de la huelga de maestros en Chicago del pasado septiembre, en la que se vio a un alcalde demócrata enfrentado contra el sindicato de profesores, una postura que amenazó con abortar la labor habitual de los sindicatos en movilizar a los empleados públicos en favor del voto demócrata. Pese al ruido ensordecedor de la campaña electoral, los conflictos laborales han vuelto pronto, en verano de 2012.
En Nueva York los trabajadores de Con-Edison fueron a la huelga por cambios en el sistema de pensiones de los nuevos contratos. Los sindicatos decidieron convocar la huelga, y cuando la empresa pidió un pre-aviso de una semana los sindicatos se negaron, y Con-Edison despidió a numerosos obreros. Toda la atención pasó a continuación a centrarse en los trabajadores despedidos, y los cambios propuestos en los contratos quedaron en segundo plano, hasta que a última hora el Gobernador Cuomo intervino, obligando a Con-Ed a readmitir a los obreros. Esta táctica ya ha sido utilizada en el pasado, en concreto en la huelga de Verizon: los sindicatos fueron a la huelga por el bloqueo en las negociaciones. Los trabajadores al final volvieron al trabajo sin un nuevo convenio.
Los ataques anti-obreros se han llevado a cabo incluso sin negociaciones de contrato de por medio. En algún caso, los incrementos salariales vinculados a la antigüedad se han congelado. Los nuevos presupuestos no contemplan incrementos durante años, cuando los convenios para los empleados municipales se terminaron en algunos casos hace cuatro años. Los trabajadores jubilados no se han reemplazado. En el estado de Nueva York, el Departamento de Educación aprobó un nuevo estatus para nuevos contratos, sin ninguna negociación. El asunto se plantea en términos de o vuelta al trabajo de los despedidos o vuelta a las negociaciones, en vez de hablar sobre el nuevo convenio. Se trata de una estrategia de los sindicatos y la burguesía para enfrentarse a los trabajadores con más experiencia que ya han mostrado en varias ocasiones que los ataques contra la nueva generación estimulan su voluntad de lucha en su defensa. Parece evidente que la clase dominante, al menos donde los obreros están más concentrados y experimentados, conscientemente intenta evitar la confrontación directa porque ha visto que la generación con más experiencia muestra un estado de ánimo distinto que durante los años de reflujo de 1989 a 2003.
Esta estrategia ha tenido lugar de forma tan común como para volverse un patrón en la estrategia de la clase dominante, ya sea como algo pre-determinado o algo que ha aprendido con la evolución de los acontecimientos. Comenzó con General Motors hace unos cuatro años, con la creación de dos categorías diferentes, con distintas cotizaciones de pensiones y salarios. Tras GM todas las empresas han tratado de hacer lo mismo. Esta situación también añade un elemento de desmoralización en los obreros que han participado en la lucha: la huelga de Lockheed, que también tuvo lugar durante el verano y duró dos meses, también contra la creación de una nueva categoría para la siguiente generación de trabajadores. La huelga terminó con una derrota terrible de los obreros, con la introducción de todas las propuestas de la empresa, incluyendo las disposiciones sobre el nuevo estatus para los nuevos contratos. Sin embargo, como así ha parecido por las reacciones de los trabajadores de Lockheed, en el seno de los proletarios está teniendo lugar una reflexión profunda sobre el papel de los sindicatos. Esta vez, los sindicatos no pudieron alardear sobre sus resultados.
Mientras la huelga de Lockheed tenía lugar, los empleados de limpieza y mantenimiento de edificios en Houston también convocaron una, seguidos por un número de otros obreros del sector en varias ciudades del país. Sus reivindicaciones se centraban en salarios y condiciones de trabajo, y su lucha tuvo éxito. Pero en ningún caso fue gracias a la movilización sindical. Sus reivindicaciones, aunque se situaban en un terreno de clase, eran modestas: un incremento salarial de solamente 10 dólares la hora es algo que JPMorgan -que subcontrata a las empresas de mantenimiento y limpieza- se puede permitir, ¡sobre todo tras cuatro años de mala publicidad! Esta pequeña victoria de este sector plantea una cuestión más amplia: ¿qué piensan los trabajadores de Lockheed sobre el hecho de que aquellos consiguieron algo y ellos nada? ¿Los ha llevado a dudar de sus fuerzas o a cuestionar los métodos sindicales? Es algo terrible el tener que volver al trabajo tras perder una lucha por los que vienen detrás; sin embargo la situación no es de sensación de derrota en las filas obreras, y el sentimiento de solidaridad que se ha sentido en las luchas se mantiene en pié. Ha habido un intento de recuperar el sentido de solidaridad que la burguesía ha tratado de atacar. Como hemos dicho arriba, la solidaridad inter-generacional es algo que se vio claramente en 2005 en la huelga del metro. Se trata de una dinámica importante que tiene potencial para un desarrollo interesante en las luchas del futuro.
Que los obreros duden de su propia fuerza puede no ser algo totalmente negativo si son capaces de transformar estas dudas en una reflexión más profunda de cómo luchar de la forma más eficaz. La razón por la que los sindicatos hacen tanto ruido en los casos de pequeñas victorias no es únicamente para renovar su propia imagen, sino más especialmente para intentar minar el cuestionamiento incipiente sobre las tácticas sindicales por parte de los trabajadores más experimentados. La estrategia es aislar y desgastar a los sectores más concentrados o combativos mientras exhiben pequeñas victorias en sectores menos importantes e inseguros de la clase obrera como el personal de limpieza y mantenimiento.
También en verano hemos visto la huelga de los trabajadores de Palermo pizza sobre salarios, cotizaciones y condiciones de trabajo. La empresa despidió a más de 80 obreros alegando una presunta inspección de la agencia de inmigración, al mismo tiempo que los sindicatos estaban llevando una campaña pro-afiliación. Al final, la empresa fue obligada por las autoridades a readmitir a los empleados. Esta huelga mostró el estado de ánimo desafiante de la clase obrera para lanzarse a la lucha. Sin embargo debemos ser cautos y no llegar a la conclusión a partir de esto de que la clase trabajadora se encuentra preparada para defenderse contra los ataques represivos del aparato de la clase dominante. La oficina de inmigración –y la empresa Palermo– dieron un paso atrás frente a las críticas de los sindicatos, que señalaron que las intrusiones federales en la cuestión de inmigración ilegal – una fuente vital de mano de obra barata para empresas pequeñas y medianas como Palermo- ponían en peligro el proceso de afiliación sindical de los obreros inmigrantes, un importante sector del proletariado que los sindicatos en todo el país han estado seduciendo en un intento por aumentar su decreciente afiliación. De nuevo, el caso fue exhibido como una victoria sindical.
Otro componente de la estrategia de la clase dominante es, en el caso de luchas sin posibilidad de lograr sus reivindicaciones, encerrarlas en largas batallas de desgaste llevando a los trabajadores a la desesperación y la desmoralización. Este fue el caso de la huelga de Crystal Sugar, dirigida por el sindicato BCTGM, que forma parte de la AFL-CIO y que también representa a los obreros de la empresa Hostess, 15.000 de los cuales han sido despedidos recientemente. 1300 trabajadores de Crystal Sugar fueron también despedidos tras el rechazo de la mayoría de obreros a la propuesta del nuevo convenio tres veces seguidas. La empresa contrató otros trabajadores para la temporada de la remolacha, sin mostrar ninguna intención de querer readmitir a los despedidos, mientras la AFL-CIO lanzaba una campaña de boicot para “forzar a Crystal Sugar a readmitirlos”. En ambos casos, Crystal Sugar y Hostess, los despidos tuvieron lugar tras romperse las negociaciones del convenio y los obreros se vieron arrastrados a una larga batalla de desgaste. Esto es un ejemplo de cómo los sindicatos confunden a los trabajadores de diversas formas:
Puede que los sindicatos a veces hablen de unidad. Durante la huelga de Con-Ed en Nueva York, los principales sindicatos se unieron a ella. Sin embargo, en los piquetes en Con-Ed los sindicatos plantaron una pancarta que decía claramente: “En esta ocasión no asumimos reivindicaciones de otros sindicatos”, mientras trabajadores afiliados a otros sindicatos expresaban su solidaridad en la calle con la huelga. De forma similar, mientras en el caso de la huelga de limpieza y mantenimiento los sindicatos llevaron a cabo una campaña nacional de apoyo, manifestándose con otros obreros y organizando huelgas itinerantes ciudad por ciudad, los trabajadores de Lockheed se encontraron totalmente aislados y ni una palabra se dijo sobre ellos.
Está claro que la clase obrera no ha abandonado su lucha. Su estado de ánimo combativo bajo las condiciones históricas más difíciles desde la contrarrevolución -una terrible crisis económica, la amenaza de una catástrofe medioambiental, guerras cada vez más sangrientas y peligrosas, la descomposición del tejido social- puede dejar la semilla para luchas más importantes en un futuro. La dinámica más significativa que ha emergido en todas las luchas obreras en EEUU que han tenido lugar desde el Metro de Nueva York en 2005 es el incipiente desarrollo de su identidad y solidaridad de clase, que se muestra en la voluntad abierta de luchar en nombre de la nueva generación obrera. Su potencial para un desarrollo posterior está ligado a una serie de factores: la capacidad de la burguesía para manipular y mistificar a los proletarios, la dinámica de la lucha de clases a nivel mundial, y la agravación de la crisis. Es mucho lo que está en juego, pero las batallas decisivas están aún por llegar.
La burguesía siempre está deseosa de extender la idea entre la clase obrera de que su lucha no sirve para nada, incluso que está acabada. En efecto, si nos basáramos en las estadísticas, tendencias, estudios académicos y la propaganda de la clase dominante, estaríamos muy mal situados para realizar una valoración adecuada y objetiva de dónde se sitúa la lucha de clase en la actualidad, y peor aún para trazar sus perspectivas. Es evidente que la burguesía tiene un gran interés en tratar de destruir el sentido de auto-confianza en el seno de la clase obrera, y desacreditar su propia teoría de la historia y su proyecto revolucionario. La clase capitalista sueña con un proletariado sin ninguna visión. Para la clase y para sus minorías revolucionarias, en cambio, la cuestión de cómo valorar la lucha de clase, su historia, sus debilidades, fortalezas, y perspectivas, es un tema muy serio que no puede entenderse únicamente a través de estadísticas, ignorando el contexto histórico, o a través de estudios académicos sin otro interés que falsificar la realidad. La clase y sus minorías revolucionarias deben estudiar y entender de la forma más cuidadosa y objetiva posible el desarrollo de las luchas de la clase con el objetivo de ser capaz de ver las dinámicas y tendencias subyacentes, porque su tarea es contribuir a dotar de una orientación general al movimiento, promover la reflexión y generar una comprensión de cómo avanzar en las luchas por venir.
La importancia para la clase obrera en desarrollar y fortalecer su propia identidad de clase, su confianza, y su solidaridad no debe exagerarse. Como la primera clase explotada de la historia que a su vez posee el potencial de hacer avanzar a la humanidad a un nivel superior de desarrollo histórico, la clase trabajadora se encuentra en una situación histórica única y contradictoria. Por una parte, el capitalismo ha desarrollado la capacidad productiva necesaria para la obtención de la abundancia -del reino de la necesidad al reino de la libertad-. Por otra, la liberación de las capacidades productivas de la sociedad a todos los niveles, incluyendo -aunque no únicamente- el nivel económico, no puede materializarse hasta que las relaciones capitalistas de producción sean destruidas. Como clase explotada, el proletariado se encuentra sometido a la presión constante de la ideología y la propaganda burguesa acerca de la superioridad del sistema capitalista. Esto incluye la mistificación de cómo la riqueza y el valor se crea a través de la separación del trabajo de los medios de producción, la especialización de la producción, la forma fragmentada en la que la producción tiene lugar, y también, de forma muy importante, la expropiación de la capacidad de los productores para tomar decisiones sobre cómo producir, para qué fines, y cómo distribuir la producción para el beneficio de todos los miembros de la sociedad. En el caos generado por la anarquía de la producción capitalista -cada entidad capitalista ciegamente desata recursos humanos tremendos en su frenética búsqueda de beneficio en un mercado siempre más pequeño- el obrero experimenta todo el proceso de producción como una actividad incomprensible, alienada y alienante. Sin embargo, como el proletariado es el único que puede producir el valor que el capital transforma en beneficio, el obrero se vuelve inevitablemente el objeto y la víctima de ataques brutales contra sus condiciones de vida y trabajo. Las relaciones capitalistas de producción inevitablemente obligan al capitalista a atacar, y al obrero a defenderse. Es en el curso de esta lucha que el obrero puede adquirir la conciencia de formar parte de una clase social, no sólo un miembro alienado de la sociedad. Históricamente, es esta confrontación contra la explotación del capital lo que ha ayudado a la clase a forjar su propia identidad, comprender la necesidad de la solidaridad, y sentirse atraída por la teoría comunista.
Ana, 22 de noviembre, 2012
[1] Es un sistema de Planes de Jubilación donde la empresa se desentiende y el trabajador todos los menos abona una cuota que está libre de impuestos en ese momento pero éstos se cargan cuando se retira el fondo adquirido al jubilarse.
[2] Ver Derrumbe del bloque del Este: dificultades en aumento para el proletariado https://es.internationalism.org/node/3502 [688]
[3] Ver Huelgas en Suecia y en Nueva York /accion-proletaria/200601/389/huelgas-en-suecia-y-en-la-ciudad-de-nueva-york-una-confirmacion-del-des [689]
[4] Como balance general de los movimientos de indignados y occupy ver 2011: De la indignación a la esperanza https://es.internationalism.org/node/3349 [597] y específicamente sobre el movimiento Occupy Movimiento Ocupa Wall Street, el capitalismo es el enemigo https://es.internationalism.org/node/3234 [690]
En diciembre de 2012, el diario alemán Frankfurter Allgemeine Zeitung publicaba en relación a una visita a Grecia:
“En octubre de 2012 el traumatólogo Georg Pier hacía las siguientes observaciones en Grecia: “Muchas mujeres embarazadas corren desesperadas de un hospital a otro. Pero como no tienen ni seguro médico ni dinero suficiente nadie les ayuda a dar a luz. Gente, que hasta hace bien poco formaba parte de las clases medias, recogen restos de fruta y verdura de los cubos de basura.” (…) Un anciano le dice a un periodista que ya no puede costearse los medicamentos para sus problemas cardíaco; su pensión la han reducido en un 50%, como en el caso de muchos otros jubilados. Había trabajado más de 40 años, pensaba que había hecho las cosas bien; ahora no entiende nada. Si se es admitido en un hospital, se deben llevar las sábanas y la comida de casa. Desde que el personal de limpieza fue despedido, los médicos y las enfermeras, con meses de salarios impagados, han empezado a limpiar los aseos. Existe una carencia de guantes desechables y de catéteres. Ante las terribles condiciones higiénicas en algunos sitios, la Unión Europea avisa del peligro de la extensión de enfermedades infecciosas” (FAZ, 15-12-12).
Las mismas conclusiones extrae Marc Sprenger, responsable del Centro Europeo para la Prevención y el Control de Enfermedades. El pasado 6 de diciembre alertaba del colapso, en Grecia, del sistema sanitario y de las más básicas medidas higiénicas; añadiendo que esta situación podría llevar a pandemias en toda Europa. Existe una escasez de guantes, batas desechables, antisépticos, algodón, catéteres y de papel para cubrir las camillas. Los pacientes con enfermedades altamente infecciosas, como la tuberculosis, no están recibiendo el tratamiento adecuado por lo que el riesgo de propagación de bacterias y virus resistentes está aumentando en Europa.
En el siglo XIX muchos pacientes, con cifras de hasta una tercera parte de ellos, morían debido a la falta de higiene en los hospitales, especialmente las mujeres durante el parto. Esta situación de permanente riesgo podía explicarse en buena medida por la ignorancia: muchos médicos no se lavaban las manos antes de tratar u operar a los pacientes y utilizaban a menudo la misma bata quirúrgica de paciente a paciente. Los descubrimientos en materia de higiene por hombres como Semmelweis o Lister significaron un gran avance, de tal manera que las nuevas medidas de higiene y los descubrimientos en relación a la trasmisión de gérmenes hicieron posible una gran reducción del peligro de infecciones en los hospitales. En la actualidad, el uso de guantes y demás material sanitario desechable es una práctica común en la medicina moderna.
Pero mientras en el siglo XIX la ignorancia era una explicación aceptable para la alta mortalidad, los peligros que están apareciendo en los hospitales de la Grecia actual no son una manifestación de ignorancia, sino la expresión de la amenaza que, para la supervivencia de la humanidad, representa un modo de producción obsoleto y en bancarrota.
Si en la actualidad, la población de lo que fue antiguamente centro de la civilización humana se encuentra tan amenazada por la escasez de recursos en los hospitales, que ya ni siquiera son capaces de comprar guantes desechables; si mujeres embarazadas buscando asistencia en hospitales son rechazadas porque no disponen de dinero ni de seguro médico, si las personas con enfermedades cardíacas ya no son capaces de comprar medicamentos..., de lo que estamos hablando es de una amenaza para la salud. Si en un hospital, el personal de limpieza, que es clave en el mantenimiento de las condiciones higiénicas, es despedido y médicos y enfermeras, que llevan sin cobrar meses, tienen que hacer las tareas de limpieza, se aprecia claramente de qué forma tiene lugar la “regeneración” de la economía; el término que la clase dominante utiliza para justificar sus ataques brutales contra todos nosotros, “la “regeneración” de la economía”, resulta ser ¡una amenaza de muerte!
Tras el año 1989, la esperanza de vida en Rusia cayó cinco años no solo a causa del colapso del sistema sanitario sino también como consecuencia del incremento del consumo de alcohol y drogas. Hoy, no es sólo el sistema de salud griego el que está siendo desmantelado paso a paso o simplemente eliminado; en otro país en bancarrota, España por ejemplo, el sistema sanitario también está siendo demolido. En Barcelona, así como en otras grandes y pequeñas ciudades, las urgencias, en algunos casos, sólo se abren durante ciertas horas, ¡para ahorrar costes! En España, Portugal y Grecia muchas farmacias ya no reciben algunos fármacos vitales. La compañía farmacéutica alemana Merck, no suministra ya el medicamento anticancerígeno Erbitux en los hospitales griegos. Biotest, empresa que vende plasma sanguíneo para el tratamiento de la hemofilia y el tétanos, ya cortó el suministro de sus productos el pasado junio debido a facturas impagadas.
Hasta la actualidad, estas desastrosas condiciones médicas eran asociadas principalmente con países africanos o zonas de guerra; pero ahora, la crisis en los antiguos países industriales ha llevado a una situación donde sectores vitales, como el sanitario, son cada vez más y más sacrificados en el altar del beneficio. El tratamiento médico ya no se basa en lo que es posible técnicamente: ¡el tratamiento está disponible únicamente para quienes pueden pagarlo! ([1]).
Este proceso muestra que la brecha entre lo que técnicamente es posible y la realidad de este sistema está creciendo por momentos. Cuanto más se erosionan las condiciones higiénicas, mayor es el peligro de epidemias incontrolables. Tenemos que recordar la epidemia de la llamada “gripe española”, que se extendió por Europa al final de la Primera Guerra mundial, dejando 20 millones de muertos. La guerra, con su reguero de hambre y miseria, preparó las condiciones para la epidemia. En la Europa actual, es la crisis la que juega este papel. En Grecia, en el último cuatrimestre de 2012, la tasa de desempleo alcanzaba el 25%, el paro en los menores de 25 años es del 57%, la cifra alcanza el 65% en las mujeres. Todas las previsiones apuntan a un incremento mucho mayor del desempleo: hasta un 40% en 2015. La pauperización que implica esta situación está significando que actualmente barrios enteros hayan sido privados de calefacción por falta de pago. Para intentar no congelarse durante el invierno, muchas familias están comenzando a cortar madera ilegalmente de los bosques cercanos o a usar pequeños calefactores. En la primavera de 2012 un hombre de 77 años se pegó un tiro delante del parlamento en Atenas. Antes de suicidarse, dicen los testigos que gritó: “No quiero dejarles deudas a mis hijos”. La tasa de suicidios en Grecia se ha doblado en los últimos tres años.
Junto con el estrecho de Gibraltar en España y Lampedusa y Sicilia en Italia, Grecia es el principal punto de entrada de inmigrantes que tratan de huir de zonas devastadas por la guerra y la pobreza en África y Oriente Medio. El gobierno griego ha instalado una valla enorme a lo largo de la frontera turca y construido enormes centros de internamiento para inmigrantes, en los que más de 55 mil “ilegales” fueron internados en 2011. Los partidos derechistas tratan de crear una ambiente de pogromo contra los inmigrantes, culpándolos de importar “enfermedades extranjeras” y de usar los recursos que pertenecerían “a los griegos”. Pero la miseria, que empuja a millones de personas a escapar de sus países de origen y que ya puede verse acechando en los hospitales y calles de Europa, tiene el mismo origen: un sistema social que se ha convertido en una barrera a todo progreso humano.
Dionis 4/1/13
[1]) En “países emergentes”, como la India, se están abriendo cada vez más hospitales privados, accesibles solo a los ricos pacientes indios y a los que vienen de otros países. Los precios de los tratamientos son extremadamente elevados para la mayoría de la población. A su vez, muchos pacientes extranjeros llegan a los hospitales privados indios como “turistas sanitarios” al no poder permitirse pagar los tratamientos “en casa”.
El deporte representa desde hace ya mucho tiempo, un fenómeno que nadie puede ignorar debido a su amplitud cultural y su lugar en la sociedad. Fenómeno de masas, nos es impuesto a través de los tentáculos de muchas instituciones y de un golpeteo ideológico permanente por parte de los medios de comunicación. ¿Qué significado le podemos dar desde el punto de vista del análisis histórico y de la clase obrera?
En este primer artículo de la serie vamos a intentar dar algunas respuestas apoyándonos sobre los orígenes y la función del deporte en la sociedad capitalista ascendente.
La palabra “deporte” (sport) es un término de origen inglés heredado de los juegos populares y de los entretenimientos aristocráticos. Nació en Inglaterra con el comienzo de la gran industria capitalista.
El deporte moderno difiere notablemente de los juegos, entretenimientos y ejercicios físicos del pasado. Si heredó esas prácticas, fue para orientarse exclusivamente hacia la competencia: “Ha sido necesario que el desarrollo de las fuerzas productivas capitalistas sea suficientemente importante para que la idea abstracta de rendimiento aparezca de la masa de trabajos concretos (...) de igual forma tuvo que haber un largo desarrollo de las prácticas físicas competitivas para que surgiera poco a poco la idea de la competencia física generalizada” ([1]). La equitación de la nobleza dará lugar a las carreras de caballos. También fue en ocasión de una carrera que se inventó el cronómetro en 1831. Desde 1750, el Jockey Club de Inglaterra promovió muchas carreras de caballos que continuaron desarrollándose. Sucedió lo mismo con las carreras de atletas y los otros deportes. La soule era un juego popular en el que se empleaba una vejiga de cerdo llena heno o una pelota de tela, madera o cuero. El fin era llevar la pelota al lugar indicado, entre peleas encarnizadas, atravesando prados, bosques, villas o estanques. Este popular juego dará origen a los partidos de fútbol (1848 en Cambridge y a la asociación de futbol en 1863), el juego de pelota con la palma de la mano y transformado más tarde, dará origen al primer torneo de tenis en 1876, etc. En resumen, todas las nuevas disciplinas fueron orientadas a la competencia: “el deporte se liberará así, poco a poco, de este confuso y complejo caos de gestos naturales para formar un cuerpo coherente y codificado de técnicas altamente especializadas y racionalizadas, adaptadas al modo de producción capitalista industrial” ([2]). De la misma manera que el trabajo asalariado está vinculado a la producción en la sociedad capitalista, el deporte va a encarnar la “materialización abstracta del rendimiento corporal” ([3]).
Muy rápidamente, la búsqueda de rendimiento, de los récords, acompañados de apuestas y peleas va a alimentar una variedad de actividades deportivas, de las cuales mucha gente gozará ya que se convertirán en un entretenimiento popular que permite olvidar momentáneamente la fábrica. Este será el caso, por ejemplo, del ciclismo con el Tour de Francia (una especie de “fiesta gratuita”) en 1903, del boxeo, del fútbol, etc. Junto al desarrollo del sistema capitalista, del transporte y de las comunicaciones, el deporte creció en Europa y en el resto del mundo. La extensión e institucionalización del deporte, el nacimiento y multiplicación de federaciones nacionales coincidirán con el apogeo del sistema capitalista en la década de 1860, pero especialmente en las últimas décadas del siglo XIX y principios del siglo XX. Es en este momento que el deporte se va a internacionalizar realmente. El fútbol por ejemplo, fue introducido en Sudamérica por los obreros europeos que llegaron a trabajar en las líneas de ferrocarril. Por otra parte, el primer grupo deportivo internacional fue la Unión Internacional de Carreras de Yates en 1875. Luego prosperaron otros: el Club Internacional de Salto en 1878, la Federación Internacional de Gimnasia en 1881, el de remo y patinaje en 1892, etc. El COI (Comité Olímpico Internacional) será fundado en 1894, la FIFA (Federación Internacional de Fútbol) en 1904. Es decir, la mayor parte de los organismos internacionales se formarán antes de 1914.
Al contrario de la opinión oficial, la versión capitalista del deporte no representa una simple “continuidad” con los juegos antiguos. Las Olimpiadas de los griegos no se basaban, absolutamente, en la idea del récord o la obsesión por la actuación y el cronómetro. Si bien existía confrontación entre los oponentes, era parte de un ritual religioso y de mitos que no tienen nada tienen que ver con el universo material e ideológico de los juegos contemporáneos, aún cuando el aspecto militar, la guerra entre ciudades, el uso de drogas y la dimensión mercantil ya estaban presentes. Los juegos olímpicos, como los de París en 1900 o Londres en 1908 son ya verdaderas ferias comerciales. Pero sobre todo, estos juegos se inscriben en un contexto creciente de tensiones guerreras y contribuyen a alimentar el ambiente nacionalista. ¡La institución de los Juegos Olímpicos creada en 1896, como continuación de la tradición de la antigua Grecia liberando a los esclavos, que debería coincidir con el ideal democrático de Pierre de Coubertin y su famoso adagio, “lo esencial es participar”, es sólo una farsa! Estos juegos modernos fueron reactivados para difundir la histeria chauvinista, el militarismo, pues se encuentran enmarcados en el ambiente de la alienación capitalista donde todo reposa sobre el elitismo y las relaciones de dominación ligados a la producción de mercancías.
A principios del siglo XIX, el deporte era una práctica reservada exclusivamente para la élite de la clase burguesa, especialmente para los jóvenes educados en el medio universitario. Es una oportunidad para los burgueses de mostrarse, divertirse y rivalizar permitiendo al mismo tiempo a las mujeres lucir con ostentación sus nuevos retretes. Es la época de las grandes citas en los hipódromos, de los grandes lugares de canotaje, de los primeros deportes de invierno como Chamonix, de los clubs de golf que se multiplican. Estos clubes que se crean, por lo tanto, están reservados a una burguesía que prohíbe el acceso a los obreros ([4]).
Debido a las condiciones de la explotación capitalista, a principios del siglo XIX, los trabajadores no tienen ni los medios ni el tiempo para el deporte. La explotación total en la fábrica o las minas y la miserable vida diaria apenas permiten la reconstrucción de la fuerza de trabajo. Incluso los niños de la clase obrera, abatidos por el raquitismo deben sacrificarse en la fábrica desde la edad de 6 o 7 años. La jornada de 10 horas se establecerá hasta 1900 y el día de descanso se obtendrá en 1906.
Un reto de la lucha clases para los obreros
En un primer momento, el movimiento obrero manifestó cierta desconfianza y distancia hacia la práctica deportiva de los burgueses. Pero en su voluntad de constituirse en clase autónoma y de desarrollar las luchas reivindicativas y las reformas sociales, los trabajadores lograron arrebatar a los capitalistas las actividades deportivas que antes les eran prohibidas e inaccesibles.
El deporte de los obreros nace realmente tímidamente, antes de formar oficialmente clubes y federaciones deportivas obreras obtenidos por grandes luchas ([5]). Al principio, toda aglomeración a la salida de la fábrica, incluso reducida, era ilegal. Los juegos populares en la vía pública corrían el riesgo de desembocar en trastornos, como el juego de la “soule”, y fueron prohibidos por las autoridades (Acta de carreteras británica en 1835). El más mínimo intento de juego era visto como “peligroso” y sospechoso a los ojos de los patronos. La policía lo consideraba una “alteración del orden público”. Inicialmente confinado en un espacio cerrado y discreto, el deporte de los trabajadores nace bajo la esfera de influencia de los sindicatos y se desarrolla hasta la época victoriana. En los barrios obreros, un deporte informal se inscribía, por tanto, en todo un ambiente, una cultura, una socialización fundada sobre la pertenencia de clase. La actividad física se sentía como una necesidad que alimentaba los lazos sociales, la necesidad de estar juntos.
En cierta forma, los trabajadores asociaban la actividad deportiva con el espíritu fraternal que le dio nacimiento, con la solidaridad y la asistencia mutua. Así, sobre estas bases, desde la década de 1890, los clubes obreros se multiplican (fútbol o ciclismo) y se desarrollarán más tarde en los barrios “rojos”. Se trata ahora para los trabajadores que se constituyen en clase autónoma, de encontrar una oportunidad para luchar contra el embrutecimiento en el trabajo, unirse para educar y desarrollar su conciencia por la actividad política y la propaganda. Así, en Francia, desde su creación en 1907, la Unión Deportiva Socialista afirma la necesidad de “hacerse conocer (...) por el partido, organizando festivales deportivos y participando en los diversos eventos atléticos a los que se convoque”. La Federación Deportiva Atlética Socialista, subrayó al año siguiente: “queremos crear centros de distracción al alcance de la clase obrera que se desarrollen junto al partido y que sean (...) centros de propaganda y reclutamiento” ([6]). A través de las actividades deportivas, los militantes de la clase obrera son conscientes de permitir al mismo tiempo una lucha preventiva contra los efectos nocivos del alcohol y los estragos de la delincuencia. En su plataforma, el USPS (Unión Deportiva del Partido Socialista) por ejemplo destacó la necesidad de “desarrollar la fuerza muscular y purificar los pulmones de la juventud proletaria, dar a los jóvenes entretenimiento sano y agradable, lo cual será un paliativo al alcoholismo y a las malas compañías, atraer hacia el partido a los jóvenes camaradas (...) desarrollar el espíritu de asociación y organización entre los jóvenes socialistas” ([7]).
En Alemania, estas mismas preocupaciones fueron compartidas entre los años 1890 y 1914 por el muy influyente Partido Socialdemócrata (SPD), que participaba en la educación de las masas de trabajadores apoyando la constitución de clubes y federaciones deportivas además de las estructuras sindicales y las bolsas de trabajo. Así, en 1893, nace “La Unión de Gimnasia de los Trabajadores” y proporciona un contrapeso al nacionalismo ambiente. En aras de la unidad y del internacionalismo, los trabajadores llegaron incluso a plantear la necesidad de crear una “Internacional Socialista de Cultura Física” en Bélgica, en 1913.
Ante las iniciativas de la clase obrera, la burguesía no podía permanecer con los brazos cruzados y trató de atraer a los trabajadores a sus propias estructuras, especialmente a los más jóvenes. El movimiento obrero era completamente consciente de esto, como demuestra en Francia un artículo de L´humanité en 1908: “… los otros partidos políticos, especialmente los de la reacción, buscaban por todos los medios atraer a los jóvenes mediante la creación de patrocinios donde el atletismo tiene un lugar importante” ([8]).
Para los patrones, con una actitud paternalista, recuperar la actividad física de los obreros para desviarla hacia su propio beneficio se convirtió rápidamente una gran preocupación, especialmente en la gran industria. El mismo barón Pierre de Coubertin estaba angustiado por la idea de un “deporte socialista”. Por lo tanto, el deporte se transformó una de las principales herramientas disponibles para restablecer la sumisión al orden establecido. Es así que los patrones crearon clubes donde los trabajadores fueron invitados a participar. Los clubes de las minas en Inglaterra, por ejemplo, permitían estimular el espíritu de competencia entre los trabajadores, evitar discusiones políticas y contribuyó a romper huelgas desde el inicio. Con este mismo espíritu, los patrones en Francia desarrollaron clubes, como el de ciclismo de las empresas de Lyon (1886), el de fútbol de Bon Marché (1887), el Omnisport Club de las fábricas de automóviles de Panhard-Levassor (1909). Está también el caso de Peugeot, en Sochaux, en Clermont-Ferrand con el Stade Michelin (1911), etc.: clubes destinados al control social, una forma de espiar a los trabajadores. Tomemos por ejemplo al director de las minas de Saint-Gobain: “… quien escribía en los registros de su compañía quién estaba presente, las actitudes durante la gimnasia y las opiniones políticas”. En el mismo espíritu, el fundador del Racing Club de París en 1897, Georges de Saint Clair, pensaba que era importante mantener ocupados en los deportes a los jóvenes en lugar de “… dejarlos ir a las tabernas, donde se ocupan de política y en fomentar huelgas” ([9]).
Más fundamentalmente, y en un marco codificado, el deporte permitía al cuerpo de trabajadores convertirse más fácilmente en un apéndice de la máquina y de las tecnologías emergentes. El cuerpo del atleta como el del trabajador, era, en cierta forma, mecanizado, fragmentado, como en varios movimientos e entrenamiento. Era la imagen especular de la división del trabajo y de los movimientos realizados dentro de la fábrica. La energía del atleta era como la fuerza de trabajo en la fábrica; dividida por disciplina, y sometida al ritmo del trabajo industrial: “La competencia… presupone que el trabajo ha sido ecualizado por la subordinación del hombre a la máquina o por la extrema división del trabajo en el que los hombres son borrados por su trabajo; que el péndulo del reloj se ha convertido en la medida exacta de la actividad relativa de dos trabajadores como lo es la velocidad de dos locomotoras. Por tanto, no deberíamos decir que una hora de un hombre vale una hora de otro hombre, sino más bien, que un hombre durando una hora vale tanto como otro hombre durando una hora. El tiempo lo es todo, el hombre no es nada; por lo mucho es el esqueleto del tiempo” ([10]). El deporte moderno contribuye plenamente en la transformación del humano en un “esqueleto”, en una máquina para romper records. Permite al patrón ejercer presión sobre el trabajador que, al mismo tiempo, intensifica la disciplina que tiende a hacerlo más dócil y maleable al trabajo forzado. El movimiento obrero fue capaz de revelar y denunciar esta realidad capitalista del deporte. Lo haría, por ejemplo, a propósito del fútbol inglés (profesional desde 1885) que ya se ha transformado en una empresa comercial. La situación de los jugadores era considerada inaceptable y fue comparada a un tipo de esclavismo ([11]).
El deporte, en tanto que engranaje de la sociedad capitalista, fue también uno de los medios privilegiados de la clase dominante para desarrollar el patriotismo, el nacionalismo y la disciplina militar en las filas obreras. Es lo que mencionamos en relación a los primeros Juegos Olímpicos. Si, al margen, se desarrolló una corriente que buscaba la salud –bajo el impulso, por ejemplo, del Dr. Tissié (1852-1935)– preocupada por el bienestar de la población y más o menos relacionada con la eugenesia, el deporte sobre todo fue usado para reforzar el espíritu patriótico y para preparar la guerra. En Alemania Ludwig Jahn fundó en 1811 el Turplatz (Club de gimnastas) con un marcado espíritu patriótico y militar. Logró crear clandestinamente un verdadero ejército de reserva destinado a burlar la limitación de efectivos militares impuesto por el Estado francés. En los años 1860, las instituciones escolares militarizaron la gimnasia e inculcaron “el orden y la disciplina” (zucht und ordnung).
En Francia, sucede lo mismo con una cultura militar chauvinista. La Unión de Sociedades de Gimnasia de Francia fue creada en 1873. Y no es por azar que se desarrollara al mismo tiempo el tiro como disciplina complementaria (La Unión de Sociedades de Tiro fue fundada en Francia en 1886). El 26 de junio de 1871, Gambetta declaraba: “Deberíamos tener en todas partes, al gimnasta y al soldado” para realizar “la labor de los patriotas” ([12]).
Después de la derrota de Sedán y la anexión de Alsacia-Lorena, la burguesía francesa preparó su “venganza”. La gimnasia entró a las escuelas a través de La ley del 27 de enero de 1880. El famoso Jules Ferry va a ser un gran promotor de la educación militar para los jóvenes hijos de los trabajadores. Desde julio de 1881, las autoridades parisinas organizaron a los alumnos de las escuelas municipales de niños en “batallones escolares”. Cuatro “batallones” equipados (con uniformes azul marino y boinas de la flota) y armados hicieron maniobras en el bulevar Arago rodeados por un “Batallón del ejército territorial” y cuatro profesores de gimnasia. El 6 de julio de 1882, después del decreto para legalizar estas prácticas, Jules Ferry se dirigió a los niños de la siguiente manera: “Bajo la apariencia de algo divertido, ustedes están cumpliendo un papel profundamente serio. Ustedes están trabajando para la fuerza militar de mañana” ([13]).
Esta “fuerza militar del futuro” con todas las formas de deporte, es la que sirvió de carne a cañón en la gran matanza de 1914 y llevó al director de “El auto”, Henri Desgranges, declarar el 05 de agosto de 1914 con ligereza y cinismo: “Todas nuestras pequeñas tropas que actualmente están en la frontera para defender el suelo patrio no hacen más que revivir el sentimiento adversario de la competencias internacionales?” ([14]).
Durante las masacres, podemos recordar un episodio que estuvo por mucho tiempo en el olvido y puesto en escena por el filme “Feliz Navidad”: el de un partido de fútbol improvisado en la tierra de nadie del frente, entre soldados alemanes e ingleses que estaban tratando de fraternizar. Estos soldados fueron deportados y reprimidos brutalmente: ¡Este tipo de deporte es el que la burguesía y sus funcionarios no quieren¡ La única “contribución” del deporte a esta guerra monstruosa fue la importación del voleibol y del baloncesto por la tropas norteamericanas en 1917. Una muy pobre “consolación” ante más de 10 millones de muertos.
WH, 29 de octubre de 2012.
Pronto estará lista la segunda parte de esta serie: "El deporte en el capitalismo decadente; de 1914 hasta la actualidad".
[1] J.-M. Brohm, Sociología política del deporte, 1976, nueva edición, Nancy, P.U.N., 1992.
[2] Idem.
[3] Idem.
[4] Y luego habrá una división de clases en la elección y la práctica del deporte. En la disciplina del cricket se encuentra una división para escoger los puestos: así, el bateador era siempre de clase social elevada, mientras que el lanzador y los que recogían las pelotas eran de las clases populares.
[5] Pierre Arnaud, Los orígenes del deporte obrero en Europa, L'Harmattan de 1994.
[6] El socialista, no. 208, 9-16/05/1909.
[7] P. Clastres y P. Dietschy, Deporte, sociedad y cultura en Francia, Hachette Carré Histoire.
[8] Idem.
[9] Idem.
[10] Karl Marx, Miseria de la filosofía.
[11] El Socialista de 8-15/12/1907. http: //chrhc.revues.org/1592#tocto2n1 [691]
[12] ht [692]tp: //books.google.fr/books [692].
[13] P. Clastres y P. Dietschy, op. cit.
[14] J.-M. Brohm, op. cit.
Cuando las pretendidas “revoluciones árabes” cumplen su segundo aniversario, los disturbios y las manifestaciones masivas que están teniendo lugar estas últimas semanas en Egipto y Túnez recuerdan al mundo entero que la marcha de los dictadores Ben Ali y Moubarak no ha cambiado nada. Muy al contrario, la situación económica, con su cortejo de paro creciente, de miseria y de ataques anti-obreros, se ha agravado. Y el autoritarismo reinante, con la represión violenta que cae sobre las manifestaciones, no tiene nada que envidiar a la existente con anterioridad.
Túnez, donde la inmolación del joven Mohammed Bouazizi supuso el desencadenante de la “Primavera árabe”, atraviesa una crisis social, económica y política. La tasa de desempleo oficial es del 17 %, y las huelgas se multiplican en numerosos sectores desde hace meses. La cólera, que se ha manifestado de una forma abierta y masiva en numerosas ciudades del país, no ha explotado en un cielo despejado. Ya en diciembre jóvenes parados se enfrentan violentamente a la policía en la ciudad de Siliana, en protesta contra el programa de austeridad anunciado por el presidente Moncel Marzouki, provocando manifestaciones de solidaridad contra la represión y dejando 300 heridos, varios por cartuchos de perdigones, en varias ciudades y en la capital. El presidente tunecino declaraba en relación a la creciente tensión social: “No tenemos una única Siliana. Temo que la situación se reproduzca en varias regiones”. Y fue el asesinato del opositor laico Chkri Belaïd lo que ha empujado de nuevo a la población a la calle. 50 mil personas presentes en el cortejo fúnebre llamaron a “una nueva revolución” y reclamaron “Pan, libertad y justicia social”, eslogan principal en 2011. En una docena de ciudades, a parte de puestos de policía y una comisaría en el centro de Túnez, los locales del partido islamista Ennhada en el poder son atacados, desplegándose el ejército ante las manifestaciones masivas en Sidi Bouzid, desde donde había comenzado la “Revolución de jazmín” hace dos años.
Para calmar la situación y recuperar el movimiento, el sindicato UGTT (Unión General Tunecina del Trabajo) llama a una huelga general, la primera en 35 años en Túnez, mientras que el gobierno organiza un simulacro de cambio en el gobierno a la espera de las elecciones legislativas de junio. En este momento la tensión parece haber disminuido, pero es evidente que la ira de la población va a continuar rugiendo en la medida que la promesa de un préstamo por parte del FMI va a implicar nuevas y drásticas medidas de austeridad.
En Egipto, la situación no es mucho mejor. El país se encuentra en suspensión de pagos. El pasado octubre el Banco mundial publicó un informe en el que expresaba su “inquietud” ante la multiplicación de las huelgas, con un récord de 300 sólo en la primera mitad de septiembre. El fin de año fue testigo del desarrollo de numerosas manifestaciones anti-gubernamentales, en particular en relación al referéndum organizado por los Hermanos Musulmanes con el fin de legitimar su poder, pero es a partir del 25 de enero, segundo aniversario del estallido de la “revolución egipcia”, que las protestas aumentan. Día tras día miles de manifestantes denuncian las condiciones de vida impuestas por el nuevo gobierno y piden la marcha de Morsi.
Pero ha sido la cólera frente a la represión lo que ha añadido la leña al fuego. El anuncio el 26 de enero de la condena a muerte de 21 seguidores del club de fútbol al-Masry de Port-Saïd implicados en los sucesos dramáticos tras un partido el 1 de febrero de 2012 ([1]), donde 77 personas encontraron la muerte, ha sido el pretexto para esta explosión de violencia. Las manifestaciones pacíficas a las cuales había llamado el Frente de Salvación Nacional, la principal fuerza de oposición, dieron lugar a escenas de guerrilla urbana. La tarde-noche del 1 de febrero, en la plaza Tahrir y frente al palacio presidencial, miles de manifestantes se enzarzan en duras batallas con las fuerzas del orden. El 2 de febrero varios miles de manifestantes tiran piedras y cócteles molotov contra el edificio presidencial. En una semana los disturbios, violentamente reprimidos, se saldan con más de 60 muertos, 40 sólo en Port-Saïd. La grabación de un video mostrando a un hombre desnudo apaleado por policías no hace otra cosa que avivar la ya importante cólera. Pese al toque de queda declarado por el régimen se producen manifestaciones en tres ciudades situadas en el canal de Suez. Un manifestante declara: “Estamos protestando porque nadie puede imponernos su palabra (…) no nos sometemos al gobierno”.
En la ciudad de Ismaïlia, además de manifestaciones, se organizan partidos de fútbol para desafiar el toque de queda, y la sede de los Hermanos musulmanes es incendiada.
Ante la amplitud y la rabia expresada en el movimiento, los policías, temiendo por su seguridad, se manifiestan en diez provincias el 12 de febrero para pedirle al gobierno que ¡no los utilice como un instrumento de represión ante los trastornos que sacuden al país! Ya en diciembre un número de ellos se habían negado a enfrentarse a los manifestantes en El Cairo, declarándose oportunamente “solidarios” con estos últimos.
Los eslóganes que pueden escucharse en todas las manifestaciones son: “¡Ennahda, lárgate!” y “¡Morsi, lárgate!” como hace dos años se oía “¡Ben Ali, lárgate!” y “¡Moubarak, lárgate!”. Pero si en 2011 era un momento de esperanza en el cambio, del comienzo de un camino hacia la libertad “democrática”, en 2013 lo que prima es el desencanto y la cólera. Sin embargo, en el fondo, aparece siempre la misma ilusión democrática, fuertemente anclada en el espíritu de la gente. Lo que se alimenta también por toda la monserga ideológica que presenta al fanatismo religioso como el gran responsable de la represión y los asesinatos, ocultando de hecho la continuidad del aparato represivo de la burguesía. Es lo que se ha visto de forma evidente tanto en Egipto como en Túnez, donde el poder ha reprimido sin miramientos, impotente hasta entonces frente a las huelgas obreras; las ilusiones se pagan y se pagarán todavía más en baños de sangre. Tras la marcha de los dictadores “laicos” han llegado los dirigentes religiosos, que tratan de imponer “democráticamente” otra dictadura, la de la sharia, sobre la que se dirigen las miradas, pero en realidad se trata de la misma: la dictadura de la burguesía y su Estado sobre la población; la de la explotación brutal de la clase trabajadora ([2]).
La misma cuestión se plantea en lo que respecta a la creencia en la posibilidad de “cambio” eligiendo tal o cual camarilla de la burguesía. Como ya hemos visto de nuevo recientemente, estas ilusiones preparan el terreno a la represión y a la explosión de la violencia estatal. Esto es especialmente cierto en países dirigidos durante décadas por fracciones burguesas atrasadas, mantenidas por los países desarrollados, y que no poseen ningún recambio que represente una perspectiva viable, salvo la segura continuidad de las masacres de la población.
No hay más que ver el estado de deterioro de las coaliciones en el poder en los dos países, en continuo proceso de acuerdo-ruptura, sin ser capaces de diseñar un programa económico minimamente creíble, la velocidad con la que la situación de pobreza se generaliza y acelera, con una crisis agraria y alimentaria sin precedentes. Y no es que los dirigentes sean más estúpidos que en otros sitios, sino que se pone de manifiesto el completo impasse en el que se encuentra la burguesía de estos países, sin ningún margen de maniobra, reflejo de toda la burguesía mundial y de un sistema capitalista en su conjunto que no tiene nada que ofrecer a la humanidad.
“El pueblo quiere otra revolución” gritaban los jóvenes desempleados de Siliana. Pero si “revolución” quiere decir cambio de gobierno o de régimen, y ser sometidos por los nuevos caciques; o si significa centrarse en combates callejeros y enfrentamientos con tal o cual fracción burguesa, desorganizados frente a asesinos profesionales armados por las grandes potencias, ya no hablamos de engañifa, sino de suicidio.
Es significativo el hecho de que, si las poblaciones egipcias y tunecinas han levantado de nuevo la cabeza, es porque en su seno existe un fuerte componente obrero, que se expresó claramente en 2011 a través de multitud de huelgas. Pero precisamente a este sector es necesario recordarle que no se deje atrapar por todas las ilusiones inoculadas por los anti-islamistas y/o por los pro o anti-liberales de todo pelaje. La continuación de las huelgas demuestra en efecto el potencial del proletariado en la defensa de sus condiciones de vida y trabajo, y es necesario saludar su inmenso coraje.
Pero las luchas no podrán ofrecer una perspectiva real en la medida que se mantengan aisladas. En 1979 en Irán asistimos a toda una serie de revueltas y huelgas obreras que demostraron la fuerza del proletariado pero que, encerrado en un marco nacional falto de perspectivas y con una maduración insuficiente de las luchas obreras a nivel mundial, fueron asfixiadas por las ilusiones democráticas y atrapadas en el corsé del enfrentamiento entre clanes burgueses. Es el proletariado occidental, por su experiencia y concentración, quien posee la responsabilidad de presentar una verdadera perspectiva revolucionaria. Los movimientos de los “Indignados” en España y de “Occupy” en EEUU y Reino Unido se han presentado de forma explícita en continuidad con los movimientos de Túnez y Egipto, en su inmenso coraje e increíble determinación ([3]). El grito lanzado por la “primavera árabe”, “No tenemos miedo”, debe ser efectivamente una fuente de inspiración para todo el proletariado mundial. Pero únicamente el faro de la afirmación de las asambleas obreras en el corazón mismo del capitalismo, erigidas frente a los ataques de un capitalismo en crisis, puede ofrecer una alternativa que permita realmente el derrocamiento de este mundo de explotación que nos hunde de forma cada vez más profunda en la miseria y la barbarie.
Es necesario que la clase obrera no minimice el peso real que posee en la sociedad, de su lugar en la producción, pero también, y sobre todo, de lo que ella representa como perspectiva para toda la sociedad y por el futuro del mundo. En este sentido, si los obreros de Egipto y de Túnez no deben dejarse engañar por los cantos de sirena de la ideología burguesa democrática, es responsabilidad de los de los países centrales de mostrarles el camino. Es en Europa particularmente donde los proletarios poseen más experiencia en la confrontación con la democracia burguesa y con el arsenal de trampas sofisticadas que posee. Deben por tanto recoger los frutos de esta experiencia histórica y de elevar su conciencia a un nivel mucho más alto que el actual. Desarrollando sus propias luchas, en tanto que clase revolucionaria, serán capaces de romper el aislamiento actual de las luchas desesperadas que sacuden numerosas regiones a lo largo del planeta y restaurar así la esperanza en la posibilidad de un nuevo mundo a toda la humanidad.
Wilma, 15 de octubre
[1] Leer nuestro artículo en nuestra web: fr.internationalism.org/./drame_a_port_said_en_egypte_une_provocation_ policiere_pour_baillonner_la_revolte_populaire.html
[2] Ídem.
[3] Ver “2011: De la indignación a la esperanza”, https://es.internationalism.org/node/3349 [597]
“Los obreros (con sus revueltas y sublevaciones) arrancan algún que otro triunfo pero es un triunfo efímero. El verdadero objetivo de estas luchas no es la consecución de un éxito inmediato sino la extensión y la consolidación de la creciente unión de los trabajadores. Contribuye a ello los medios cada vez más fáciles de comunicación que, creados por la gran industria, son utilizados por los obreros de distintas regiones y localidades para ponerse en contacto. (…) Los burgueses de las ciudades de la Edad Media, obligados a desplazarse por los maltrechos caminos vecinales, necesitaron siglos enteros para unirse con los demás; el proletariado moderno ha creado su unión en unos cuantos años gracias, en buena medida, al empleo de los ferrocarriles” (Capítulo I de El Manifiesto Comunista: “Burgueses y proletarios”).
En estos términos se expresaba Marx en 1848.
Es cierto que el capitalismo ha logrado sobrevivir más tiempo del que Marx había previsto pero la lucha de la clase obrera está también más presente que nunca, en el mundo entero. Hay un factor similar que sigue hoy presente: Allí donde los obreros de 1848 contaban con los ferrocarriles, que ciertamente no habían sido creados para que se sirviesen de ellos, para relacionarse más allá de su territorio, los obreros y los revolucionarios de 2013 cuentan, y cada vez más, con Internet para divulgar sus ideas, para discutir y, confiamos, para forjar progresivamente esa “creciente unión” de la que Marx hablaba. Internet ha modificado profundamente nuestra manera de trabajar y, por encima de todo, la manera con la que nos comunicamos.
Cuando fue constituida la CCI, en 1975, no existía Internet ¡seguro! Las ideas eran entonces difundidas por medio de la prensa escrita en papel, distribuida en cientos de pequeñas librerías radicales que habían emergido de la dinámica puesta en marcha por el Mayo-68 en Francia, continuado por las luchas que siguieron por todo el mundo, y por medio de las cartas (frecuentemente escritas a mano) que trasmitidas por correo postal nos servían para mantener la correspondencia.
Hoy, las cosas han cambiado y no poco: el papel ha sido reemplazado por medios electrónicos y, aunque esas librerías constituyeron en el pasado un lugar privilegiado para la difusión de nuestra prensa impresa en todo el mundo, nuestras ventas de la prensa papel se realizan actualmente sobre todo en las manifestaciones y en las luchas en los centros de trabajo.
Además, desde su formación, la CCI se ha esforzado para que nuestra prensa contribuya al desarrollo de una perspectiva internacionalista en la clase obrera, apoyándose para ello en artículos válidos para distintos países. Hoy proseguimos en esa dirección y la mayor rapidez que se logra utilizando los medios electrónicos ha permitido a las Secciones de la CCI trabajar más fuertemente unidos (en particular a aquellas que tienen en común una misma lengua); queremos obtener los máximos resultados de esta nueva realidad para reforzar más, si cabe, la unidad internacional de nuestra prensa.
Toda esta nueva situación nos empuja a hacer una revaluación de nuestra prensa y del papel relativo de la prensa electrónica y de la prensa papel en lo que es nuestra intervención global. Estamos convencidos que la prensa escrita en soporte papel continúa siendo una parte esencial de nuestros medios de intervención pues es, a través de esta forma, como podemos estar presentes directamente en el terreno de las luchas. Pero la prensa impresa en papel no tiene el mismo rol que en el pasado; por eso debe ser más flexible, poder adaptarse a una situación cambiante.
Nuestras fuerzas son limitadas, por eso hemos llegado a la conclusión de que si debemos en efecto reforzar y adaptar nuestra página (sitio) Web, debemos a la vez reducir el esfuerzo dedicado a la producción de la prensa en papel: una de las primeras consecuencias de ésta reorientación de nuestras publicaciones va a ser pues una reducción de la frecuencia de nuestras publicaciones impresas, en particular de algunos de nuestros periódicos mensuales; World Revolution, nuestro periódico en Gran Bretaña y Révolution Internationale, en Francia, hasta ahora mensuales, no aparecerán, de ahora en adelante, más que una vez cada dos meses.
Además, como habrán apreciado nuestros lectores, el número de verano de la Revista Internacional no ha salido. Nos excusamos por ello. ¿Cómo explicarlo, cuando las necesidades históricas del combate de la clase obrera requieren de los revolucionarios un esfuerzo añadido de intervención en el plano teórico y en el histórico? Es un hecho que nuestras fuerzas militantes no nos permiten hacer frente a una serie de tareas ligadas a la publicación, además de la Revista Internacional hay libros o folletos cuya finalización (actualmente en curso) requiere un trabajo significativo de nuestra parte. Estamos en el inicio de nuestras reflexiones sobre la prensa y no sabemos con precisión qué modalidades serán definitivamente adoptadas en lo que concierne al ritmo de edición de la Revista Internacional.
Pensamos que a lo largo del año llevaremos a cabo nuevas modificaciones, en particular las concernientes a la estructuración de nuestra página Web. Deseamos la implicación nuestros lectores en esta empresa y para este fin publicaremos pronto, en la página, un cuestionario sobre ésta, lo que les permitirá dar su opinión. Mientras tanto, nos alegraríamos mucho si quisiesen transmitirnos sus sugerencias por medio del fórum.
Todo lo precedente se refiere ciertamente a los casos de zonas geográficas donde el acceso a Internet está extendido. Hay regiones donde la ausencia o la dificultad de acceso a Internet nos están diciendo que la prensa impresa debe continuar cumpliendo el mismo papel que en el pasado. Esto es particularmente cierto en casos como los de India y América Latina y trabajaremos con nuestras secciones en India, México, Venezuela, Perú y Ecuador para precisar cómo adaptar de la mejor manera posible la prensa impresa a las condiciones en estos países.
CCI, 18 de enero de 2013
El capitalismo es un sistema perverso, esto no es ninguna novedad. Se basa en la explotación de las personas y de la naturaleza y su único objetivo es el lucro a costa de las necesidades de las personas.
“En el capitalismo la gente muere de hambre, no por que no haya comida, muere de hambre por que no puede pagarla.”
El capitalismo es un sistema corrupto, dada su composición perversa y antihumana la corrupción esta servida. Cualquier método es lícito para enriquecerse. Los políticos que gestionan el Estado capitalista son parte y servicio del gran capital, verdaderos amos del tinglado. La corrupción les es consustancial a sus funciones.
La corrupción ha existido siempre, si bien ahora parece más sangrante que nunca, dado que contrasta con la situación de miseria de grandes capas de la población. Pero, ¿por qué ahora se sabe más?, ¿por qué los medios de comunicación capitalista hacen una campaña sobre la corrupción?
Provocar un cambio de gestor del capital nacional español, parece ser el objetivo. Provocando a la población (acosada por los constantes ataques cotidianos a nuestras condiciones de vida) con el tema de la corrupción para generar una explosión social que justifique un cambio de gobierno propicio a una intervención económica directa por parte del Banco Central Europeo. Lo cual podría indicarnos un enfrentamiento entre la misma clase dominante, la burguesía, respecto a las acciones a tomar para asegurar sus beneficios, básicamente su supervivencia.
Una intervención económica del BCE, significa un incremento en los niveles de sacrificio de la población: más paro, más desahucios, más precariedad, más recortes, más explotación… Es decir, la única política que el capital (decadente y en estado terminal) nos ofrece como perspectiva de futuro.
No queremos ser sus marionetas en sus luchas de poder. No queremos servir a sus intereses y hacer de carne de cañón en protestas controladas con el único fin de aumentar la explotación.
Pero tampoco vamos a dejar de luchar. Pero lo que pensamos que nuestra lucha debe ser:
Ante cualquier manipulación e instrumentalización de la lucha opongamos el programa de los trabajadores:
conciencia, unidad, autoorganización, solidaridad
Trabajadores Indignados y Autoorganizados
CONTACTO: [email protected] [458]
Desde que se desencadenó la crisis actual, en 2007, con el descubierto de las hipotecas “subprimes” ([1]) en EEUU, y aunque los diferentes gobiernos no cesan de presagiar “brotes verdes” que anunciarían el relanzamiento de la economía, lo cierto es que llevamos ya seis años de progresivo hundimiento de la economía mundial en la recesión. Es más tiempo del que duró la famosa crisis del 29 ([2]) que sancionó, en lo económico, lo que la guerra mundial había puesto brutalmente de manifiesto, en lo político: el hundimiento del capitalismo en su fase de decadencia.
La gravedad de la crisis actual se expresa, sobre todo, en que contiene la crisis del principal mecanismo que la burguesía ha usado en este periodo para tratar de sortear los límites que la saturación de los mercados solventes impone a la expansión económica: el endeudamiento. Por eso, las enormes cantidades de dinero que los organismos financieros internacionales han inyectado a la economía durante estos seis años no han generado ni crecimiento económico ni recuperación del empleo sino que, al contrario, coinciden con el crecimiento del paro y la destrucción del tejido productivo. Para gran sorpresa y escarnio de la población, esas cifras millonarias de dinero han ido a parar… ¡a la Banca!, con el objetivo de evitar que el desorbitante endeudamiento acabe destruyendo la solvencia del tejido financiero y, por tanto, productivo.
sedrev setorb ([3])
Desde mediados del 2010, después de que se agotaran los efectos de los planes de relanzamiento y salvamento de los bancos puestos en marcha durante el invierno de 2008-2009, las tasas de crecimiento comienzan a disminuir y no tardan en volverse negativas para algunos países. A medida que pasa el tiempo, los grandes organismos monetarios internacionales revisan a la baja las estimaciones de crecimiento de la economía mundial. A finales del año pasado la OCDE preveía un crecimiento mundial del 2,2%, en lugar de un 2,4% que había previsto en mayo y se veía obligada a corregir, igualmente, la estimación del 2,6% para el 2013, para rebajarla al 2%.
Las cifras de la OCDE sobre las estimaciones de crecimiento de la economía en EEUU son las mismas que para el crecimiento mundial. Por lo que se refiere a China, si bien, según las cifras oficiales, mantiene un fuerte crecimiento (7,5%), el crecimiento de la producción industrial es cada vez más débil y existen fuertes dudas sobre la fiabilidad de las cifras publicadas por las autoridades chinas, en la medida en que el consumo de energía (necesaria para la producción) y las cantidades de mercancías transportadas no han aumentado en este país. La situación se degrada mucho más rápidamente en Brasil, donde la evolución del PIB es prácticamente “0” y la producción industrial decrece. Y otro tanto puede decirse de la India.
Las zonas en las que la situación está más degradada son: Europa y Japón. En este último país, aunque el PIB ([4]) había aumentado a principios de año, hemos conocido una disminución bastante fuerte en el 3er trimestre de este año (un –3,5% en ritmo anualizado), ligada a la disminución de las exportaciones a China y Europa. Globalmente, en los últimos años el crecimiento ha sido cercano a “0”. Para la Zona Euro, considerada globalmente, la OCDE preveía una tasa de crecimiento negativa (–0,4%) en 2012; también para Gran Bretaña (–0,1%). Ningún país europeo ha tenido un crecimiento significativo. Alemania ha presentado un crecimiento del 0,4% entre el 3er trimestre de 2011 y el 1er t. de 2012. Pero sin duda son los PIIGs ([5]) y particularmente la situación en España, lo que marca la perspectiva que se anuncia en primer lugar para Italia y después para Francia. En España hemos visto una disminución del PIB para 2012 de un –1,3% y se espera aún peor para 2013. Esto implica una degradación de las condiciones de vida de la población, inédita desde la Segunda Guerra Mundial.
En realidad, la Zona Euro es un símbolo de la situación actual del capitalismo. Se compone de países con diferentes niveles de crecimiento económico, donde los más débiles han funcionado como si pudieran endeudarse infinitamente y partiendo de la idea de que al final sería la UE quien reembolsaría los préstamos; y donde los más fuertes, más desarrollados (particularmente Alemania), se han beneficiado del endeudamiento de los otros, porque les ha permitido aumentar sus exportaciones. A partir de la crisis financiera de setiembre de 2008 se ha puesto de manifiesto que:
Visto globalmente, esa dinámica lleva al absurdo: cuánto más se reducen los gastos y más aumentan los impuestos más disminuye la demanda interior, arrastrando a la producción en la misma dirección, a la par que se reducen los ingresos fiscales y se agravan los déficits.
¿Qué medidas ha tomado la burguesía?
Lo que muestra este rápido “Panorama de la situación mundial del capitalismo” es que continúa claramente el debilitamiento del crecimiento económico, cuando no un hundimiento en la recesión; esto significa que la subproducción provocada por la infrautilización de los medios de producción y el crecimiento del desempleo, se agrava cada trimestre que pasa. Además, esa tendencia a la depresión agrava la situación de los bancos los cuales, como ha mostrado la crisis de las subprimes, cargan con tantos créditos impagados, que en sus balances de cuentas aparecen como insolventes. Esta agravación se debe a que la dinámica de la recesión no puede sino multiplicar los créditos impagados.
En el mismo sentido, el hundimiento en la recesión hace, también, que los propios Estados sean cada vez más insolventes: la caída de la actividad económica significa la disminución de todos los ingresos y, por tanto, de los pagos fiscales. Además, incluso sin contar con gastos presupuestarios suplementarios, la deuda aumenta mecánicamente porque cada año hay que añadir, a los gastos presupuestados, los intereses de la deuda. En consecuencia, hay cada vez más países que no pueden cumplir los plazos de su deuda y a quienes los bancos se niegan a financiar si no es a intereses prohibitivos, lo que agrava el problema.
Esta realidad obliga a la burguesía a sostener regularmente el sistema financiero, poniendo a disposición de los bancos cantidades masivas de moneda nueva y buscando financiación para los Estados en riesgo de suspensión de pagos; así las cosas, difícil lo tiene para relanzar la tan deseada reactivación económica.
Las grandes inyecciones de moneda no son planes de relanzamiento de la actividad económica sino que sus objetivos son: uno, impedir el hundimiento del sistema bancario –corazón del sistema capitalista–, hundimiento que supondría el bloqueo de la actividad económica, cuyos primeros pródromos comenzaron a verse a finales del 2008; otro, mantener un mínimo funcionamiento del Estado. Sólo partiendo de estos factores podemos comprender la concomitancia de las políticas de emisión monetaria del BCE en la Zona Euro y de las simultáneas políticas de austeridad que imponen cada vez mayor número de países.
Porque, en resumen, la causa del aumento actual de la deuda es esencialmente el monto de las deudas contraídas en el pasado y no las nuevas deudas, que tendrían la función de aumentar la demanda para afrontar la sobreproducción.
Hacer crecer el endeudamiento para sostener la demanda y la actividad económica, consecuencia ambas del endeudamiento de los particulares y de las empresas, se ha hecho sumamente difícil; en todo caso sólo puede ser financiado por los bancos privados, como ocurrió con las Start up ([8]) de Internet, a finales de los años 90, y con la construcción, entre 1997 y 2007. La burguesía es perfectamente consciente de ello.
La crisis financiera que amenaza periódicamente al sistema financiero mundial es la manifestación del hecho de que el endeudamiento pasado es de tal envergadura que, como ha mostrado la crisis de las subprimes, la imposibilidad de reembolsarlo, siquiera parcialmente, tiende a provocar la bancarrota periódica del sistema financiero mundial.
CCI 26.01.13
Adaptado de un informe
para la discusión internacional
[1]) Un crédito subprime es una modalidad crediticia del mercado financiero de Estados Unidos que se caracteriza por tener un nivel de riesgo de impago superior a la media del resto de créditos (Wikipedia).
[2]) A partir de 1934 se inició una reanudación del crecimiento económico tirado por la economía de guerra, que culminó en la 2ª carnicería mundial.
[3]) Brotes verdes al revés.
[4]) Producto Interior Bruto.
[5]) PIGS (literalmente, “cerdos” en inglés) es un acrónimo peyorativo con el que medios financieros anglosajones se refieren al grupo de países de la Unión Europea: Portugal, Irlanda, Grecia y España y para incidir en los problemas de déficit y balanza de pagos de dichos países. Tras la crisis de 2011, el término suele incluir a Italia (con el acrónimo PIIGS) para referirse a los países, algunos anteriormente referidos como “ejemplares”, que sufrieron una crisis aumentada comparada al resto de Europa (Wikipedia).
[6]) Banco Central Europeo.
[7]) La flexibilización cuantitativa (FC) (en inglés Quantitative easing, cuyo acrónimo es QE) es una herramienta no convencional de política monetaria utilizada por algunos bancos centrales para aumentar la oferta de dinero, aumentando el exceso de reservas del sistema bancario, por lo general mediante la compra de bonos del propio gobierno central para estabilizar o aumentar sus precios y con ello reducir las tasas de interés a largo plazo (Wikipedia).
[8]) Una empresa de nueva creación o compañía startup o start-up es un negocio con una historia de funcionamiento limitado, que se distingue por su perfil de riesgo/recompensa y sus grandes posibilidades de crecimiento (escalabilidad). Generalmente son empresas asociadas a la innovación, desarrollo de tecnologías, diseño Web, desarrollo Web, empresas de capital-riesgo (Wikipedia).
Todas las reformas emprendidas en los últimos años han llevado el sello de golpear directamente las condiciones de vida y trabajo del proletariado. Vengan de gobiernos emanados de la derecha o de la izquierda electoral del capital contienen el mismo veneno, medidas que invariablemente buscan paliar los efectos de la crisis echando todo su peso en los hombros de los trabajadores. Por si fuera poco, la clase trabajadora sufre las consecuencias de la reducción en los costos de producción (menos mantenimiento es anuncio de más accidentes) y está indefensa ante las consecuencias de los ajustes de cuentas entre fracciones de la burguesía (atentados, guerras…). Ya sea que se trate de accidentes producto de la “reducción de costos” o de atentados resultado de las luchas intestinas entre fracciones, cualquiera que sea el caso los muertos los pone la clase obrera. Es en ese contexto en el que se enmarcan las recientes explosiones en la torre B2 del Centro Administrativo de Petróleos Mexicanos (PEMEX) en la Cd. de México, la empresa más importante del país, generadora de algo así como el 40% de la riqueza. Cualquiera que sea el dictamen que arroje la supuesta investigación que realiza la Procuraduría sobre lo acontecido, además del descrédito popular y de la sorna con que se presentará tratando de explicar lo inexplicable; lo que abrirá será el camino a la cacaraqueada modernización de PEMEX. Sobre los trabajadores muertos, la burguesía derramará sus lágrimas de cocodrilo gritando a los cuatro vientos que fueron el sustento espiritual con el que se edificará la robusta nueva empresa.
El golpe asestado a los trabajadores de Luz y Fuerza del Centro mediante el despido masivo de más de 44 mil electricistas representó una manifestación de fuerza de la burguesía mexicana y una derrota a uno de los bastiones más importantes de la clase obrera en México que fue posible solo gracias al encuadramiento del sindicato (SME) que se encargó de maniatar a los trabajadores con miles de artimañas para evitar que desplegaran sus propias respuestas ante ese ataque. Los ataques en el sector del magisterio no han cesado, el de la salud no se salva y todos vemos como el salario alcanza para menos; ahora lo que se viene es contra los trabajadores petroleros que sufrirán inevitablemente la destrucción del contrato colectivo de trabajo; quienes hasta ahora se habían “salvado” de los ataques, hoy están en la mira con “reforma energética” que va a significar una embestida contra las condiciones de vida de este sector pintado durante años como el de los “trabajadores privilegiados”. En los próximos días, veremos como toda la prensa y los medios masivos de la burguesía se alinean con la maquinaria gubernamental para machacar hasta la saciedad argumentos relacionados con una supuesta “vida aristocrática” de los trabajadores de PEMEX y sobre los “altos costos fiscales” que le implican al erario público, y demás patrañas que acompañan a esos procesos, tal como sucedió luego del decreto que extinguió la fuente de trabajo de los electricistas en octubre de 2009.
La explosión de las oficinas administrativas de la paraestatal ubicadas al norte de la Ciudad de México, forma parte de una larga cadena de accidentes, sabotajes y atentados, cuyo común denominador es la muerte o lesiones permanentes en los trabajadores. A los 38 fallecidos y más de 100 lesionados en la torre B, había que sumar los que durante los últimos años han corrido esa misma suerte en distintos sucesos que han acompañado a la crisis y que han tenido como característica la baja de los costos de producción a toda costa, la corrupción y el robo de combustible. Del año 2001 al 2010 el gobierno reconoce públicamente la muerte de al menos 47 trabajadores y lesiones en otros 165 en distintos eventos en las instalaciones de todo el país. Sin olvidar la histórica explosión de 1984 en San Juan Ixhuatepec, estado de México, no muy lejos del lugar donde se registró la más reciente, o la de Guadalajara en 1992, donde por cientos fallecieron trabajadores y sus familias residentes de colonias menesterosas por un pésimo manejo de los combustibles y el catastrófico estado de ductos y plantas de almacenamiento, o las más recientes de Reynosa, Tamaulipas en septiembre de 2012 donde una terrorífica explosión sembró muerte y destrucción.
Crisis y descomposición social son parte del paisaje en la última etapa de la humanidad y siendo PEMEX de una importancia central en México no tendría por qué estar exenta de ello, sobre todo cuando ha sido parte del proceso de acumulación en el que se ha formado mucha de la burguesía nacionalista que puebla hoy la amplia membrecía de partidos y sindicatos. Los “accidentes” han ocupado un papel relevante en las confrontaciones que se dan entre la clase explotadora, en las disputas por controlar el aparato burocrático del Estado, tan solo baste recordar que en la misma Torre B2 que hoy aparece como protagonista estelar en los medios, se registró en 1982 un incendio que terminó con miles de documentos y archivo que contenían pruebas de fraudes y corruptelas de todo tipo.
Las enormes ganancias de PEMEX son una tentación para la burguesía que airosa navega por los caudales del petróleo y abona en gran medida al estado desastroso de la principal industria del país. Reconocido por la Secretaría de Hacienda y por la propia empresa, existe una pérdida diaria de 25 000 barriles de crudo (1% de la producción total) por robos registrados en toda la red de ductos diseminados en el país, que significan el jugoso botín de 2.5 millones de dólares, ¿A dónde va a parar ese petróleo?, pues sencillamente circula, cual mercancía es, por las redes de distribución y venta normales, y al igual que cualquier capital, las ganancias de cada capitalista son también manejadas por la Banca, tal como se manejan las carretadas de dinero que le suministra el narcotráfico. Piratas modernos peleándose por el tesoro en un pantano. Ladrones robándoles a ladrones con ayuda de los ladrones. Así las cosas, la burguesía vuelve sobre sus mismas fórmulas fracasadas para tratar de solucionar lo irremediable: ahora surge, según ellos, la privatización de la explotación energética como la salvación a todos los males, como si la profunda crisis económica que vive el capitalismo a nivel mundial sea una cuestión atribuible a la ineficacia o ineptitud del sector público, la irresponsabilidad fiscal de los gobiernos o linduras por el estilo que la izquierda del capital (PRD, MORENA, PT y Convergencia) va a usar como bandera para restregarnos de nuevo la “defensa del patrimonio nacional”. Como si en el fondo resultara relevante la forma que adopta la administración o gestión del capital, cuando las relaciones sociales de producción se mantienen intactas. Para los trabajadores es completamente indiferente quien se apropia del producto de su trabajo, si es el capitalista individual, un monopolio o el Estado (poseedor) capitalista, mientras subsista el trabajo asalariado y la explotación de la mayoría de la humanidad por una minoría rapaz, no habrá cambiado en esencia nada en su vida; su papel es entender esa relación y construir con los suyos, con su clase, la perspectiva para destruirla.
Hoy, sobre la tragedia de las familias de los trabajadores, la hipócrita burguesía abrirá el telón de las peores frivolidades y perversiones, y usará a todos sus personeros para montar el gran teatro cargado de la misma cantaleta nacionalista de siempre, con los adoradores de la democracia disparando sus místicos discursos y los llamados a la movilización para encuadrar el descontento en el terreno que la burguesía domina, ya nos sabemos el guión. Para el proletariado en general es importante reflexionar sobre la calamidad que implica padecer este sistema que en su decadente final que se acerca patalea y se retuerce dejando muerte y destrucción en cada resuello moribundo; y en este mismo proceso tomar conciencia de que el único camino para mejorar las condiciones de vida es plantearse transformar su realidad radicalmente con sus las armas de combate que tiene: la solidaridad y la confianza en sus propias fuerzas como clase, porque en su salvación está la de toda la humanidad.
Cadinv, 15-02-13
La burguesía es la campeona de las campañas de mentiras repetidas mil veces hasta hacerlas creíbles, de la más abyecta y asquerosa denigración y la manipulación mediática cuando se trata de hacer pasar sus medidas antiobreras. Actualmente el turno les ha tocado de nuevo a los trabajadores del sector de educación básica quienes por meses han sido objeto de los peores infundios responsabilizándolos del desastre educativo; por todos los medios se han producido noticias, programas de “análisis”, y hasta documentales de cine (De Panzaso) para meter en las conciencias del resto de los trabajadores la idea de que los profesores serían unos flojos e impreparados que han estropeado la educación de sus hijos y además privilegiados por las prestaciones que disfrutan. Se repite el mismo guión de las campañas negras ya implementadas contra los trabajadores del IMSS a mediados de los 90 y una década después también para justificar otras reformas a la ley de jubilaciones y pensiones, hace unos seis años precisamente contra los mismos profesores con el mismo objetivo, en fin, contra los electricistas de Luz y Fuerza del Centro para hacer aceptar el despido de más de 44 mil trabajadores a finales de 2009.
Y ya apareció el peine, el gobierno federal recién estrenado por el “voto democrático” ha empezado muy pronto a demostrar de nuevo que votar solo sirve a los trabajadores para elegir al personero del capital que habrá de dirigir la explotación y opresión en el ciclo electoral siguiente; en este caso, codo con codo con el resto de las fracciones de la burguesía en el marco del Pacto por México ha impuesto la llamada “Reforma Educativa” que en realidad es la concretización en el sector educativo de la reforma laboral que fue decretada al final del gobierno de Felipe Calderón apenas en noviembre de 2012 evidenciando efectivamente la continuidad y el relevo de las administraciones gubernamentales que asumen agendas transexenales para salvaguardar los intereses del capital, aún si en las disputas electorales se enfrentan claro está intereses opuestos de las diferentes fracciones ávidas de quedarse con la parte del león pero que al final de cuentas siempre coincidirán en cuanto al programa económico, político y social contra el proletariado.
Las primeras reformas a los sistemas de salud, pensiones y jubilaciones en México se justificaron con mil y un triquiñuelas por la patronal, el gobierno y los sindicatos prometiendo además que sería la única… luego vinieron otras más y la mata sigue dando; hoy se nos dice de nuevo que los “ajustes” son necesarios si queremos mejorar en el futuro… el cuento de nunca acabar. Y esta situación se repite con sus especificidades y sus tiempos en todos los países del mundo, desarrollados o periféricos, donde los trabajadores y sus familias son convocados ¡una vez más! al sacrificio para elevar la productividad y la competitividad de la economía nacional, atraer la inversión extranjera y, por si fuera poco, reactivar el empleo. Durante más de tres décadas este ha sido el tenor en la continuidad de las “reformas” en el planeta impuestas a sangre y fuego por las distintas opciones políticas de gobierno con que cuenta la burguesía, sus partidos de derecha, de centro y de izquierda; apuntalados desde luego por el trabajo indispensable del encuadramiento sindical. Y la degradación, siendo ya insoportable con las nuevas “reformas”, cobrará cuotas inauditas para la clase obrera.
Efectivamente, por todos los rincones del planeta estas reformas laborales tienen el objetivo central de recuperar las ganancias de los negocios capitalistas privados o públicos mediante el aumento de la explotación de los trabajadores y, en particular, reduciendo lo más posible los costos laborales. El capital y su Estado no conocen otra fórmula. Estos ataques se han conocido en los últimos años con el término eufemístico de “flexibilización” y se resumen a grandes rasgos como:
Cada sector del proletariado está sujeto a especificidades en cuanto a las funciones que cumple sin embargo, comparten entre sí un denominador común: la de la explotación asalariada. En este sentido, también los “ajustes” les afectarán de la misma manera que al resto de sus hermanos de clase. Para dar un ejemplo solamente, en la llamada reforma educativa se impone el “servicio profesional docente” que considera, entre otras cosas, condicionar la permanencia en el empleo a los resultados que cada trabajador obtenga de un conjunto de indicadores de evaluación a los alumnos y al desempeño docente en diferentes rubros. Una medida que los homologa completamente con el resto de trabajadores ya sujetos a este sistema sobre todo en el sector público donde desde hace años se ha implantado el muy conocido “servicio profesional de carrera” justificado por el presunto objetivo de brindar un mejor servicio a los usuarios pero que en realidad significa el establecimiento de esquemas de control del trabajo para hacer depender no solo el sueldo sino la permanencia en el empleo de la productividad de cada trabajador.
Las modalidades concretas en que operará este “servicio profesional docente” se verán cuando el Estado decrete las leyes secundarias, en este caso la Ley General de Educación, pero los profesores no deben albergar esperanzas positivas y deben estar seguros que esta pretendida “reforma” les fastidiará su vida y la de sus familias.
Los trabajadores enfrentan no solo los mismos ataques por parte del capital sino que también sufren de las mismas maniobras por parte del Estado y, en primer lugar, por los sindicatos que son el principal instrumento de control social y político de la burguesía.
La puesta en escena, preparada de antemano con las campañas de desprestigio de la que hablábamos, no ha tenido desperdicio. El telón se abrió con las “históricas” discusiones en las cámaras de senadores y diputados acerca de la propuesta de reforma educativa. Todos los partidos se empeñaron en hacernos creer que se analizaba a fondo cada palabra y detalle del texto para demostrar que los “representantes populares” hacían lo suyo tratando de no perjudicar a los trabajadores, fingiendo desencuentros “muy ríspidos” y hasta se aventaron un paso de la muerte cuando los diputados la enviaron a los senadores y estos a su vez la regresaron a los diputados quienes terminaron aprobándola; luego todo un peregrinar por los congresos estatales que la fueron aprobando uno a uno hasta que fue declarada “constitucional”. Todo un show que esconde el hecho de que es el Estado burgués en su conjunto el que funciona como relojería en sus diferentes componentes (la llamada división de poderes) para asestar este tipo de golpes y que además son los medios los que se encargan de machacar en nuestras cabezas la idea de que nada puede hacerse ante el poder omnipotente del Estado.
Paralelamente a este circo, como por arte de magia iniciando el año surgen de todos lados “airadas protestas” de infinidad de sindicatos oficiales e “independientes” contra la reforma laboral, aprobada en noviembre de 2012, manifestando un activismo y un protagonismo muy sospechoso por parte de las cúpulas sindicales que no solo “amenazan” sino que alinean a sus aparatos sindicales interponiendo millones de demandas de amparo contra la reforma laboral a las que suman algunos mítines y marchas para adornarse con un poco de “combatividad”.
El protagonismo sindical mencionado anteriormente aparece en concordancia armónica con el Estado en una estrategia para movilizar-desmovilizar y ha servido como un set perfecto para que sus congéneres del SNTE (y hay que decirlo que también de la CNTE) hicieran su tarea de controlar cualquier posible brote de movilización de los profesores. En efecto, fue la cúpula sindical (el SNTE y la CNTE incluso alegaron al parecer términos semejantes en su argumentación) la que muy solícita animó y hasta presionó a los cientos de miles de trabajadores para demandar un amparo. Pero además el SNTE no contento con esto ha estado presionando a los profesores para que acudan a trabajar a las escuelas o a las plazas públicas a presentar programas socioculturales los días de descanso con el cuento de que así pueden ganarse el apoyo de los padres de familia y de la sociedad en general. Y la trampa es tan grosera que esta “movilización sindical” se hace en nombre de la “defensa de la gratuidad de la educación pública” que estaría amenazada de privatización, dejando de lado siempre la defensa de los intereses propios de los trabajadores que se comentaban anteriormente. El mismo guión se está replicando en todo el país.
Esta artimaña se ha usado en reiteradas ocasiones al menos desde la década de los 90 contra los trabajadores de las empresas privadas afiliados al IMSS (1997) y contra los afiliados al ISSSTE, del sector público (2007) a quienes se les hizo albergar esperanzas de que el mismo Estado que les estaba asestando el golpe los iba a defender de sí mismo. Infundiéndoles además el asqueroso veneno de la democracia burguesa que pretende hacernos creer que en esta sociedad todos somos ciudadanos con iguales derechos ante la ley escondiendo que, al contrario, el capitalismo está polarizado entre explotadores y explotados, entre burguesía y proletariado y que las instituciones burguesas y señaladamente las destinadas a administrar la “justicia” y el conjunto del aparato estatal pertenecen enteramente a la clase dominante dueña del capital. El dicho popular: “todos somos iguales pero hay algunos más iguales que otros”, retrata muy bien esta realidad.
Hay ejemplos de lucha que podemos retomar y que provienen de diversos sectores de la clase trabajadora de diferentes países. ¡Sí, la única alternativa es luchar! Estos ataques criminales que nos llueven sobre mojado solo pueden detenerse o limitarse si el proletariado levanta la cabeza y empieza a luchar. Es cierto que lanzarse a la lucha resulta muy difícil en estos momentos cuando los trabajadores que todavía tienen un empleo resienten de manera directa y abierta la amenaza del despido o de la represión en sus diferentes formas y no solo por parte de los directivos de las empresas sino de los sindicatos. Sin embargo, resignarse no cabe en el vocabulario de la clase obrera. ¡Hay que luchar!... pero ¿cómo? La experiencia de nuestra clase es muy vasta pero aquí solo recordaremos algunos ejemplos recientes que nos pueden dar una idea acerca de cómo iniciar esta lucha:
Contrariamente a los mensajes derrotistas que nos bombardean segundo a segundo por todos los medios, la lucha obrera no es una utopía sino una realidad cada vez más acuciante y vital para los trabajadores si no quieren presenciar pasivamente y de manera indignante su propia ruina y la de los suyos bajo los ataques de la burguesía a los cuales se suman además sus actitudes más soberbias y prepotentes como no se habían visto hasta ahora. Y este combate tiene que comprenderse en toda su perspectiva histórica: en lo inmediato, es la única acción que puede echar atrás los ataques actuales y los que están en puerta y, a largo plazo, es la mejor escuela para ir preparándonos para el asalto final a la fortaleza capitalista, única solución para poner fin a todas las calamidades que sufren los explotados y oprimidos del mundo.
RR, febrero de 2013
A principios del pasado mes de Noviembre se inició el encierro de los trabajadores del Hospital de la Princesa en Madrid, que protestaban contra la “reconversión” de dicho centro en una institución geriátrica. En pocos días esa movilización se extiende a la práctica totalidad de hospitales y consultorios de la Comunidad de Madrid, donde se suceden las huelgas, las concentraciones y también las asambleas en las que participan los trabajadores del sector –de todas las categorías, lo que en este sector es especialmente difícil– pero también los pacientes, los familiares de estos así como trabajadores de otros sectores residentes en las localidades en las que se situaban los distintos centros hospitalarios. En las manifestaciones, muchas de ellas multitudinarias, que han tenido lugar a los largo de estos casi tres meses, se han producido emotivas y estimulantes demostraciones de camaradería y solidaridad que han servido, especialmente, para derrotar las tentativas de división mediante la denigración de los trabajadores sanitarios (calificados por el Gobierno y muchos media de “privilegiados”) o animando la confrontación entre trabajadores y usuarios de la sanidad, culpando a las huelgas de los primeros, de los retrasos en las consultas o las intervenciones quirúrgicas.
Lo que queremos denunciar en este artículo es cómo ese formidable torrente de solidaridad y unidad ha sido prostituido por los partidos de izquierda y los sindicatos, desviándolo al terreno del “ciudadanismo”, confundiendo la lucha de los explotados contra los despidos, los recortes salariales y por prestaciones sociales (al fin y al cabo otra parte del salario) con defensa de la propiedad estatal de los medios de producción; como si la sanidad controlada por el Estado capitalista no sacrificara la salud de la población en aras de los intereses de este sistema de explotación.
El detonante del estallido de esta indignación y lucha ha sido el proyecto del Gobierno regional de Madrid para privatizar la gestión de seis hospitales públicos, y 27 áreas de atención primaria, a favor de empresas como Capio o Ribera Salud, participadas por fondos de inversión, especuladores y otras instituciones financieras. Resulta, desde luego, indignante que una minoría se apropie de años de trabajo y sacrificios de muchísimos trabajadores. Pero ese es precisamente el mecanismo del capitalismo,… Se nos quiere hacer creer que por el hecho de que el Estado democrático capitalista sea el propietario de los recursos sanitarios estos se pondrían al “servicio del pueblo”, lo que pretenden es engañarnos vilmente y, sobre todo, hacernos aceptar peores condiciones laborales y peores prestaciones sanitarias para la población.
Décadas sufriendo la pesadilla de los regímenes de capitalismo de Estado, falsamente denominados “socialistas”, han puesto a hechos, como la atención a los damnificados de Chernóbil o los “cuidados” pediátricos en la Rumania de Ceaucescu, entre los hitos más infrahumanos de los cuidados médicos. Y sí, han de llevarse muy pegadas las anteojeras ideológicas para no darse cuenta de que en la Cuba de hoy, la inmensa mayoría de la población no tiene acceso, ni en sueños, a los cuidados de que disfruta el caudillo Chávez.
Y eso no son sólo casos característicos de Estados “totalitarios” o de países atrasados. En los más desarrollados y “democráticos” en los que la imbricación entre capitalistas privados y Estado es más sofisticada, la salud de la población es igualmente sacrificada al interés de los intereses capitalistas, como demuestran el avance de enfermedades debidas al abaratamiento de la alimentación (como la propia obesidad), o al incremento de enfermedades resultantes de la degradación medioambiental y de la propia angustia social de un sistema que no ofrece más que un futuro de barbarie a la humanidad. Y ello por no hablar de los negocios más “directos”, como los auspiciados por la connivencia directa entre las autoridades sanitarias y la industria farmacéutica.
Resulta especialmente repugnante escuchar cómo los políticos de izquierdas se presentan como abanderados de “una sanidad al servicio del pueblo”, cuando han estado directamente implicados en estos tejemanejes. Si el actual gobierno del PP ha aumentado el copago de los medicamentos, ha seguido la vía que le trazó el gobierno del PSOE en 1993 eliminando la financiación de más de 500 medicamentos (el entonces ministro de sanidad era Griñán, hoy precisamente presidente del PSOE). Si hoy entregan recursos sanitarios a empresas como Capio o Sanitas, los gobiernos “socialistas” se arrodillaron antes a los pies de multinacionales, como Glaxo o Sanofi, que promovían lucrativas campañas de vacunación, como la del virus del papiloma humano, a mayor gloria de su cuenta de resultados. Si el Gobierno de la Comunidad de Madrid demuestra estar “pringado” en corruptelas, como la privatización de los servicios de análisis clínicos, el tripartito catalán (PSOE, ERC e IU), no le fue a la zaga durante su mandato, con escándalos como la concesión de servicios de catering o desvío de fondos públicos de investigación médica a compañías privadas. Resulta muy significativo que en comunidades gobernadas en comandita por el PSOE e IU, como son Andalucía y Asturias, y al mismo tiempo que en Madrid, estén teniendo lugar en estos mismos momentos movilizaciones del personal sanitario contra la prolongación de las jornadas laborales y el recorte de las plantillas.
Lo más dañino de esta tendenciosa confusión entre servir a la población y ser propiedad del Estado, es, sin duda, la justificación de los sacrificios. Es muy significativo que el documento “alternativo”, presentado por organizaciones médicas y sindicatos para “mantener” la titularidad pública de los hospitales madrileños, abunde en los mismos patrones del recorte del gasto sanitario mediante “la optimización de personal” (léase reducción de plantillas y movilidad forzosa) y “racionalización del uso de los recursos” (o sea: más demoras en urgencias, consultas de especialistas, cirugía, etc. ). Todo un regalo para los capitalistas; a quienes, sin embargo, la izquierda y los sindicatos nos pedirán aún que aplaudamos como “victoria” sobre el afán de lucro de unos pocos.
Al calor de la indignación que genera, en sectores cada vez más amplios de la población, las consecuencias derivadas de un capitalismo en crisis, empieza también a atisbarse una inquietud producto de la necesidad de poner ámbitos de la vida humana a salvo de las garras de las leyes capitalistas. ¿Por qué la cultura es una mercancía más? ¿Por qué debe ser “rentable” la educación? ¿Por qué la salud es objeto de tráfico de las compañías aseguradoras, las farmacéuticas, el Estado, ? En el capitalismo nada escapa a las leyes de la mercancía y de la acumulación. Tampoco la salud. Las prestaciones sanitarias forman parte del coste de reparación y reproducción de la fuerza de trabajo. No se incluyen en la nómina, sino que son “ofrecidas” por el Estado. Por ello, parecen un “derecho ciudadano” pero no son más que un coste parcial de una mercancía llamada “trabajo”.
Lo que inquieta, en última instancia, a los trabajadores del sector sanitario es verse abocados al infierno de la precariedad o el desempleo, a ver disminuidos sus recursos cuando sus familiares y compañeros van a verse abocados a grados cada vez más severos de miseria. Lo que angustia a los usuarios de esa misma sanidad es la reducción de ese salario social (aumentos del coste de medicamentos, copago de otros servicios sanitarios, ) que se suma a la reducción del “otro” salario, al desmantelamiento de la asistencia a los ancianos, a los niños, Lo que hay en común entre ambos sectores no es una especie de “copropiedad” sobre la sociedad en el capitalismo, sino el verse cada vez más excluidos de cualquier control sobre sus propias vidas, cada vez más sometidas a los designios de un capitalismo empujado, por su propia supervivencia, a sacrificar a la humanidad. Para la humanidad no es posible liberar una esfera cualquiera de su actividad –la salud o la cultura, el arte o el trabajo– del capitalismo, sin liberarlas todas.
Dámaso, 27 de enero
En ocasiones el terror y la degeneración de la Revolución Rusa suele ser explicada solamente por las características de la personalidad de Stalin que además de grosera era arribista y aventurera. Es cierto que fueron elementos que favorecieron para que cumpliera ese papel en la historia, sin embargo lo que permitió que una criatura de este tipo pudiera dominar el escenario y encabezar el terror fue el proceso de aislamiento al que se sometía a la revolución y, producto directo, la degeneración que sufría el Partido Bolchevique. Hace 60 años, el 6 de marzo de 1953 la prensa del mundo anunciaba la muerte de Stalin) acaecida un día antes… muerto el perro se acabó la rabia asegura la sentencia popular usada en los países de lengua española, en este caso tal afirmación no tenía aplicación, porque aunque Stalin encabezó la destrucción física y moral de toda una generación de revolucionarios, atacó abiertamente a los postulados internacionalistas del marxismo y representó a una de las fuerza imperialista en la partición y repartición del mundo, su muerte ni eliminó, ni cambio el peso de la contrarrevolución. Lo que confirma que, aunque es él a quien le toca ser actor principalísimo de la contrarrevolución desatada tras la no extensión mundial de la revolución proletaria.
En ocasiones el terror y la degeneración de la revolución rusa suele ser explicada solamente por las características de la personalidad de Stalin que además de grosera era arribista y aventurera. Es cierto que fueron elementos que favorecieron para que cumpliera ese papel en la historia, sin embargo lo que permitió que una criatura de este tipo pudiera dominar el escenario y encabezar el terror fue el proceso de aislamiento al que se sometía a la revolución y, producto directo, la degeneración que sufría el partido bolchevique, en tanto se transformaba en partido de Estado colocando los intereses nacionales por encima de los intereses de la revolución mundial. El negro legado de Stalin ha servido y sigue sirviendo a la clase en el poder. Winston Churchill siendo un connotado personaje de la clase explotadora y un acérrimo enemigo del proletariado agradecía los servicios prestados por este personaje diciendo de él: “Stalin figurará entre los grandes hombres de la historia de Rusia…”
En la oleada revolucionaria que surgió durante y después de la Primera Guerra Mundial, al proletariado ruso le correspondió colocarse a la cabeza, por eso la revolución de 1917 es el momento más candente de esa oleada. En continuidad con ese accionar, en 1918 los destacamentos obreros de Alemania se levantaban buscando extender la revolución, pero son despiadadamente aplastados por el Estado burgués alemán encabezado por la socialdemocracia y con la amplia colaboración de los Estados “democráticos”. Los intentos de extender la revolución proletaria habían fracasado y la triunfante Revolución Rusa se veía aislada. La burguesía del mundo tendía un cordón sanitario en torno al proletariado de Rusia, haciéndose imposible que lograran mantener el poder que habían tomado en 1917. Es bajo esas condiciones que la contrarrevolución va dominando en el interior, perdiendo su vida obrera el partido bolchevique y posibilitando así el arribo y la hegemonía de una corriente burguesa como la encabezada por Stalin.
Como puede verse, el estalinismo no es producto de la revolución comunista sino de su derrota. Como si estuviera siguiendo las recomendaciones de Maquiavelo, Stalin no duda en usar la intriga, la mentira, la manipulación y el terror para colocarse al frente del Estado y asegurado su poder, continuar con su labor contrarrevolucionaria, usando incluso acciones tan ridículas como la reinvención de la historia mediante la manipulación de fotos, haciendo desaparecer de ellas a personajes considerados por él como “herejes” por su actitud opositora, o montando su propia imagen, haciendo de la mentira, junto a la represión, la base de su política. Por eso el estalinismo no es una corriente proletaria; es muy evidente que los medios usados y los fines perseguidos por Stalin y el grupo de arribistas del que se rodea, son abiertamente burgueses.
Disminuida la fuerza de la oleada revolucionaria de 1917-23, la contrarrevolución se va instalando y las puertas se van abriendo para la actuación de Stalin. Así, la persecución, el hostigamiento y la destrucción física de combatientes proletarios serán los primeros servicios que ofrece a la burguesía. Estas medidas son aplaudidas por la burguesía mundial no solamente porque elimina a una importante generación de revolucionarios, sino además porque son llevadas en nombre del comunismo, manchando su tradición, pero sobre todo, alimentando la confusión entre la clase obrera.
Las intrigas creadas por la policía política, el uso de campos de concentración y demás atrocidades son aplaudidas por los Estados democráticos, por ejemplo ante los juicios a Zinoviev y Kamenev (1936) en los que se usó la amenaza en contra de sus familias y la tortura física, estos Estados se regocijan con los servicios que Stalin les ofrecía. Mediante la voz de sus “honorables” personajes constituidos en Liga de los Derechos del Hombre (con sede en Francia), la burguesía “certifica” la “legalidad” de tales las purgas y procesos. La declaración del novelista Romain Rolland, premiado con el Nobel de literatura en 1915 y miembro destacado de esa organización, es reveladora de la actitud que asume la clase en el poder: “No tengo ninguna razón para dudar de las condenas que caen sobre Zinoviev y Kamenev, personajes despreciados desde hace mucho tiempo, que renegaron dos veces y traicionaron la palabra dada. No veo cómo puedo rechazar como inventadas o arrancadas a las declaraciones que hicieron públicamente los acusados…”
De la misma forma, ante el exilio forzado a Trotski y su posterior persecución por el mundo, el gobierno socialdemócrata de Noruega y el gobierno francés, en complicidad con el estalinismo, no dudaron en hostigar y expulsar al viejo bolchevique.
Foto sacada durante un discurso de Lenin en 1920, en la que aparece en la izquierda Trotski, y la misma manipulada...
La deriva total del Partido Bolchevique queda expresada en toda su magnitud en 1925, con la imposición del postulado de Stalin sobre la posibilidad de construir el socialismo en un solo país.
Luego de la muerte de Lenin en enero de 1924, Stalin se apresura a colocar a sus aliados en los puestos clave en el partido y enfoca sus ataques en contra de Trotski, después de Lenin era el más prestigiado de los revolucionarios que estuvieron en la primera fila de las movilizaciones en octubre de 1917. Una de las evidencias del alejamiento que Stalin iba teniendo del terreno proletario se expone en la construcción, junto con Bujarin, de las tesis del “socialismo en un solo país”; por cierto, años más tarde, Stalin hará ejecutar a Bujarin.
El mejor servicio que Stalin hace a la burguesía es justamente esta “doctrina”, porque al autonombrarse “jefe del proletariado del mundo” y voz oficial del marxismo, al desnaturalizar y tergiversar el internacionalismo proletario defendido históricamente por el movimiento obrero, desacredita la teoría marxista, expande y profundiza la confusión, no solo en las generaciones proletarias de ese momento, sino que se extiende hasta el presente. Por ejemplo, cínicamente nos presentan hechos como la invasión a Checoslovaquia (1968), el aplastamiento de la insurrección en Hungría (1956) o la invasión a Afganistán en los 80, como expresiones de “internacionalismo proletario”, incluso un personaje como el “Che” Guevara planteaba que el envío de armas a países como Angola era también una muestra de internacionalismo proletario. No es una confusión sino una política deliberada para desvirtuar este pilar del marxismo.
En Principios del Comunismo (1847), Engels defiende con claridad el argumento internacionalista del proletariado atacado por Stalin: “¿Podrá producirse esta revolución en un solo país? No. Ya por el mero hecho de haber creado el mercado mundial, la gran industria ha establecido una vinculación mutua tal entre todos los pueblos de la tierra, y en especial entre los civilizados, que cada pueblo individual depende de cuánto ocurra en el otro. Además ha equiparado a tal punto el desarrollo social en todos los países civilizados, que en todos esos países la burguesía y el proletariado se han convertido en las dos clases decisivas de la sociedad, que la lucha entre ambas se ha convertido en la lucha principal del momento. Por ello la revolución comunista no será una revolución meramente nacional, sino una revolución que transcurrirá en todos los países civilizados en forma simultánea... Es una revolución Universal y por ello se desarrollará también en un terreno universal.”
Los mismos bolcheviques, con Lenin a la cabeza, concebían a la Revolución Rusa como una primera escaramuza de la revolución mundial. Por eso Stalin mentía cuando al sacar a la luz su tesis afirmaba que se trataba de una continuidad de los planteamientos de Lenin. La esencia burguesa de esta “teoría” profundizaba la degeneración del Partido Bolchevique y también la de la Internacional Comunista (IIIa Internacional), en tanto sometía definitivamente a estos órganos de combate a los intereses del Estado ruso.
La fuerza contrarrevolucionaria impuesta por Stalin queda expuesta por la expansión del terror mediante los campos de concentración y la vigilancia, control y represión de la NKVD (policía política), pero esto no es sino el telón de fondo de la tarea más profunda que habría de cumplir, a saber, permitir la reconstitución de la burguesía en la URSS.
Derrotada la revolución proletaria mundial y vaciados los soviets de vida obrera, se encuentran las condiciones para la reconstitución de una nueva burguesía. Es cierto que la burguesía había sido derrotada por la revolución proletaria de 1917, pero al perderse esa fuerza que la había derrotado permite que el estalinismo impulse la reconstitución de esta clase. La reaparición en el escenario social de la burguesía no proviene de la reanimación de los vestigios de la antigua clase (excepto en algún caso individual), ni a partir de una propiedad individual de los medios de producción, sino a partir del desarrollo del capital que va a aparecer despersonificado, sin rostro individual, pero encarnado en la burocracia del partido que está fundido con el Estado y se presenta bajo la forma de propiedad estatal de los medios de producción.
Por ello resulta un gran error suponer que la estatización de los medios de producción está asociada con una sociedad distinta al capitalismo o que significó (o significa) un “acto progresista”. Por cierto, vale decir de paso que aún cuando Trotski en La Revolución Traicionada (1936) explicaba que: “La propiedad estatal de los medios de producción no transforma en oro el estiércol y no le da una aureola de santidad al ‘sweating system’ (sistema del sudor)…” va a seguir insistiendo en que en la URSS existía un “Estado obrero degenerado” e incluso llamaba a su defensa, lo cual si es inicialmente una idea con profunda confusión, el trotskismo la lleva al extremo al impulsar la defensa de la URSS en la Segunda Guerra Mundial ([1]), enrolando a la clase obrera en la defensa de una fuerza imperialista, lo que define que la corriente trotskista abandone el terreno proletario.
De hecho, la actuación del estalinismo durante la Segunda Guerra Mundial mostró más abiertamente su naturaleza burguesa: el “Ejército Rojo” aplastó la insurrección obrera de Varsovia y, junto a los Aliados, participó del reparto del botín imperialista avanzando hasta Berlín.
Como se ha expuesto arriba la burguesía mundial recibió y sigue recibiendo amplios servicios del estalinismo, y aunque de forma hipócrita suele deslindarse de Stalin calificando a su gobierno como un infierno de terror, no deja de usar su nombre para fomentar el patriotismo y la justificación de la guerra imperialista.
El 2012 ha sido marcado por una aceleración de las pugnas burguesas en Georgia, que no solo se manifestaron en las pistas del circo electoral sino que toca todos los escenarios sociales. En ese marco de disputa burguesa, Stalin vuelve a ser invocado para desatar una campaña nacionalista.
A fines del 2012 y principios del presente año la burguesía georgiana, pretextando una recuperación de la historia, ha restaurado en algunas ciudades los monumentos a Stalin. La burguesía georgiana (principalmente desde el partido Sueño Georgiano) recupera a este personaje por el hecho de haber nacido en esa región, pero más allá de ser un “acto simbólico” es una maniobra para extender entre los explotados el tufo adormecedor de la defensa de los intereses de la burguesía local.
De la misma manera, el cambio de nombre a la ciudad de Volgogrado a Stalingrado, durante seis días para hacer los festejos de la “defensa de Stalingrado”, más que un curioso acto provinciano es una expresión de cómo la burguesía justifica la guerra imperialista y de paso ennoblece el papel que jugaron los carniceros como Stalin.
Pero si la burguesía aplaude y sigue utilizando la memoria de sus carniceros, la clase obrera, en su necesidad de entender y transformar el mundo, requiere recuperar su historia y su experiencia de forma que le permita reconocer el perfil anti proletario de Stalin y el estalinismo, pero ante todo, recuperar el principio internacionalista del marxismo que la burguesía se ha empeñado en deformar con el fin de desnaturalizarlo.
Tatlin, febrero 2013
[1] En esta ocasión no abundaremos sobre este problema, pero recomendamos la lectura del artículo: “A 20 años de la caída del estalinismo: ¿La URSS, fue Capitalismo de Estado o ‘Estado obrero degenerado’?”, en Revolución Mundial 113, nov.-dic. 2009 (https://es.internationalism.org/rm2000/2009/113_exURSS [699]).
El 11 de enero de 2013, el Presidente francés, François Hollande, lanzó la operación “Serval” en Mali para luchar contra “el terror”. Aviones, tanques, vehículos de todo tipo y hombres armados hasta los dientes se despliegan en el sur del Sahel. Al tiempo que escribimos este artículo, los aviones lanzan sus bombas, las ametralladoras escupen su munición y empiezan a caer las primeras víctimas civiles.
La burguesía francesa otra vez se pone a la cabeza de los conflictos bélicos en África, y de nuevo en nombre de la paz. Esta vez lo hace en Mali, con la excusa de “luchar contra el terrorismo y defender a la población civil”. Por supuesto, la crueldad de las bandas armadas que campan por sus respetos en el Norte de Malí es indudable, los señores de la guerra siembran muerte, desolación y terror allá por donde andan, pero las razones de la intervención militar francesa no tienen nada que ver con aliviar el sufrimiento de los lugareños. El único móvil del Estado francés es defender sus propios intereses imperialistas.
La TV nos muestra imágenes de los habitantes de Bamako de pletóricos de alegría que ven a François Hollande como un Salvador. Aunque esas son las únicas imágenes de esta guerra que hoy por hoy se difunden: poblaciones aliviadas ante la expectativa de que se frene el avance hacia la capital de esas hordas mafiosas responsables de los abusos más atroces. Pero esta felicidad no durará mucho. Cuando una “gran democracia” avanza con sus tanques, la hierba no vuelve a crecer, lo que crece tras su paso es la desolación, el caos y la miseria.
Este mapa muestra la relación entre los principales conflictos que asolaron África en la década de los 90 del siglo XX y el hambre. El resultado es muy revelador: a cada guerra –a menudo justificada como intervención humanitaria, como en Somalia en 1992 y en Ruanda en 1994– le acompañó la escasez de alimentos. Lo mismo pasará en Malí, la desestabilización de toda la región y el aumento del caos.
“Conmigo como Presidente, se acabó la Françáfrica” dice François Hollande. Tamaña mentira daría para partirse de risa si no fuera por los montones de cadáveres que se van a amontonar. La izquierda desde hace casi un siglo se viste de humanista para para ocultar su auténtica naturaleza: ser una fracción burguesa que, como todas las demás, se presta a todo para defender el interés nacional. Como es el caso ahora en Malí: defender los intereses estratégicos de la Francia. Al igual que hizo François Mitterrand al intervenir militarmente en Chad, Iraq, antigua Yugoslavia, Somalia y Ruanda. “Los socialistas” nunca han sido reacios a proteger sus “valores” (es decir, los intereses burgueses de la nación, en este caso de la francesa) a punta de bayoneta.
Desde el comienzo de la ocupación del norte del país por los islamistas, las grandes potencias, especialmente Francia y Estados Unidos, azuzaron a los países de la zona para que metieran sus botas imperialistas a cambio de financiación y apoyo logísticos. Pero en ese juego de alianzas y manipulación, Estados Unidos es más hábil que Francia y poco a poco va ganando influencia. Para Francia esto resultaba inaceptable, tenía que reaccionar con fuerza ante tamaña intromisión en su “jardín privado” “a la hora de las decisiones, Francia tiene que actuar haciendo gala de su “derecho y deber” de antigua potencia colonial. Malí se acerca demasiado a los Estados Unidos, hasta tal punto que aparecen como sede informal de AFRICOM, el mando militar unificado para África, establecido en 2007 por George Bush y luego consolidado por Barack Obama” (Correo Internacional del 17 de enero de 2013).
De hecho, en esta región del globo, las alianzas imperialistas son muy complejas e inestables. Los amigos de hoy pueden convertirse en los enemigos de mañana, o incluso ser ambas cosas ¡al mismo tiempo! Como todo el mundo sabe Arabia Saudita y Catar al tiempo que se declaran “grandes aliados” de Francia y Estados Unidos, son los principales financiadores de los grupos islámicos en el Sahel. Por eso no es ninguna sorpresa que el Primer ministro de Catar utilice las páginas del periódico francés Le Monde para poner en cuestión la operación “Serval”. Y, qué decir de la actitud de las superpotencias, Estados Unidos y China, que “oficialmente” apoyan a Francia pero por lo bajini empujan a sus peones a seguir avanzando.
Como le ocurrió a Estados Unidos en Afganistán, Francia tiene todos los números para atascarse en las arenas del Sahel. El imperialismo francés ha caído de bruces en el “Atolladero maliense” y por tiempo indefinido (en palabras de Hollande: “el tiempo que haga falta”). “Si la operación militar está justificada con respecto a los peligros que plantean las actividades de grupos terroristas bien armados y cada vez más fanáticas, no está exenta de riesgos como empantanarse y aumentar de forma duradera la inestabilidad en todo el África occidental. De hecho no se puede impedir que estrechen lazos con Somalia. La violencia en el país, como consecuencia de los trágicos acontecimientos de Mogadiscio a principios de 1990, se ha extendido por el Cuerno de África, y veinte años después aún no se ha estabilizado. “ (A. Bowden, Le Monde, 15 de enero de 2013). Esta idea es importante: la guerra en Somalia desestabilizó el Cuerno de África y “veinte años después aún no se ha estabilizado”. Esto es lo que son estas guerras supuestamente “humanitarias” o para “luchar contra el terrorismo”. Cuando las “grandes democracias” agitan al viento su bandera de intervención armada para defender el “bienestar de los pueblos, la “moral” y “la paz”, siempre dejan tras de sí montañas de ruina por las que campa el hedor de la muerte.
“Es imposible (...) no darse cuenta de que el reciente golpe de estado (en Mali) es un efecto colateral de las rebeliones en el norte, que a su vez son resultado de la desestabilización de Libia por parte de una coalición occidental que ni se siente responsable ni tiene el más mínimo remordimiento. Resulta difícil no reconocer el tufillo que hoy sopla en Mali tras haberlo olido en sus vecinos Costa de Marfil, Guinea, Níger o Mauritania “(Courrier international, 11 de abril de 2012). De hecho, muchos de los que están hoy en Mali eran grupos armados que luchaban junto a Gadafi.
Acordémonos de que en Libia la intervención de la “Coalición occidental” también se hizo en nombre de “restablecer el orden y la justicia” y por “el bien del pueblo libio...”. Esa misma barbarie continua propagándose hoy por esta parte del mundo con su secuela de sufrimiento para la población. Con la guerra en Malí le toca el turno de desestabilizarse a Argelia.
El 17 de Enero un batallón de AQMI toma como rehenes a cientos de personas que trabajan en una planta de producción de gas en Tigantourine. El ejército argelino responde escupiendo fuego contra los secuestradores sin importarle lo más mínimo a cuantos rehenes se cargaba en el intento. Ante tamaña carnicería, el Presidente “socialista” francés Sr. Hollande, no tiene el más mínimo rubor en avalar la masacre afirmando que: “un país como Argelia ha dado, en mi opinión, la respuesta más adecuada pues no cabe la negociación”. Semejante irrupción de Argelia en la guerra del Sahel, aclamada como cabe todo un Jefe Estado, testimonia el círculo vicioso en el que nos sume el capitalismo. A fin de cuentas: “Para Argel, esta acción sin precedentes en su territorio hunde un poco más al país en una guerra que quería evitar a toda costa por temor a las consecuencias dentro de sus propias fronteras” (Le Monde, 18 de enero de 2013).
Desde el comienzo de la crisis de Malí, el poder argelino llevó un doble juego como se ve en dos hechos importantes: por un lado “negoció” abiertamente con algunos grupos islamistas, permitiéndoles aprovisionarse con grandes cantidades de combustible en su sobre Konna en su camino hacia Bamako; por otro lado, Argel permitió que aviones franceses sobrevolasen su espacio aéreo para que bombardearan posiciones de grupos jihadistas en el Norte de Malí. Esta posición contradictoria y la facilidad con que los elementos de AQMI pudieron acceder al complejo industrial “más seguro” del país, muestra la descomposición del funcionamiento del Estado y de toda la sociedad. La entrada de Argelia en la guerra, como la de otros Estados del Sahel, acelerará el proceso de descomposición que ya está en marcha.
Estas guerras muestran que el capitalismo está sumido en una espiral muy peligrosa que amenaza el futuro de la humanidad. Cada vez más zonas del planeta se sumen en el caos y la barbarie más extrema. Se entrelazan el salvajismo de torturadores locales (señores de la guerra, jefes de los clanes, bandas terroristas...), la crueldad de los segundos espadas imperialistas (Estados pequeños y medianos) y el poder devastador de las grandes naciones. Cada uno de ellos está dispuesto a todo: intrigas, golpes bajos, manipulación, todo tipo de crímenes y atrocidades... para defender sus miserables y patéticos intereses. Los constantes cambio de alianzas escenifican una danza macabra.
Este sistema moribundo deja de hundirse y los conflictos guerreros van a seguir propagándose engullendo cada vez más partes del mundo. Elegir bando, en nombre del mal menor, es participar en esa dinámica cuyo resultado es la aniquilación de la humanidad. Sólo hay una alternativa realista, sólo hay una forma de salir de ese engranaje infernal: la lucha masiva e internacional de los explotados por otro mundo en el que no haya clases sociales ni explotación, ni pobreza ni guerra.
Amina (19 de enero)
Justo al inicio del año y en el acto oficial para dar inicio a las actividades de las estructuras jurídica que llevan los asuntos laborales, Peña Nieto declaró que el “2013 será un año de trabajo y prosperidad”. Los trabajadores de la empresa Cotrisa (Construcciones y Trituraciones S.A), están viviendo el significado de esas pretensiones. La empresa subcontratada por PEMEX que construye los túneles para la refinería de Tula, Hidalgo (Estado vecino al Estado de México y cerca del DF), denuncian los trabajadores, los somete a extenuantes jornadas de 12 horas diarias, sin tener derecho a vacaciones y recibiendo míseros salarios semanales (en promedio) de 1,300 pesos a la semana (102.5 dólares/usa), pero además en las excavaciones que operan se concentran aguas negras y altos niveles de gas metano y no se cuentan con las mínimas medidas de protección. La narración que hacen de las casuchas que el patrón ofrece para que duerman, hace recordar la descripción que de las habitaciones de los obreros londinenses del siglo XIX, hizo Engels en La situación de la clase obrera en Inglaterra y más terrible es notar que aún pueden ser peores: “en las casas del campamento, de dos habitaciones, se hacinan hasta 17 personas en camas en mal estado…” ([1]).
Hartos de esas condiciones el 15 de febrero, los 500 trabajadores de Cotrisa que laboran en el tramo de Atitalaquia, a escasos kilómetros de la Refinería, han parado labores expresando gran combatividad.
La fuerza y el coraje no pudieron ser detenidos por el sindicato (por ridículo que parezca el nombre del sindicato abarca tres renglones, por lo que para abreviar lo llamaremos el “sindicato Carrillo Puerto”), no sólo porque la decisión fue asumida por encima de ellos, sino además porque no reconocen su representatividad.
El ejemplo de cómo se puede luchar lo expresan estos trabajadores: sólo es posible luchar fuera del control sindical, pero hay un problema que todavía tienen que considerar, no se puede luchar aisladamente (ya sea como gremio o como fábrica), por muy numerosa que sea la movilización. Es necesario que esta lucha no se quede perdida en una zona aislada, por eso se requiere buscar la solidaridad de trabajadores de otras fábricas y de otros sectores. La lucha por mejores salarios y seguridad no son demandas particulares de un grupito de trabajadores, son problemas que enfrenta el conjunto de los asalariados.
Justamente el aislamiento de esta movilización obrera va posibilitando a que el sindicato se presente, queriendo espantar o imponer condiciones, o la misma patronal y el gobierno busquen reprimir, como ya lo han hecho con el despido de 2 trabajadores que mostraban amplia combatividad.
Iniciar un movimiento tomando en sus manos el control, es un paso importante en el combate, pero si la lucha de estos excavadores no se extiende, esa fuerza estará condenada a morir de asfixia sin el socorro de otros sectores del proletariado.
La fuerza de los trabajadores se encuentra en su capacidad de organización autónoma y en la masividad de sus luchas.
RM, 22 febrero 2012
[1] La Jornada, 20 febrero 2013.
Lo que publicamos a continuación son extractos de una correspondencia dirigida por uno de nuestros militantes a elementos jóvenes que se inclinan por las posiciones defendidas por Miguel Amorós en su libro Registro de Catástrofes, donde se formulan análisis que ponen en cuestión que el proletariado siga siendo el sujeto histórico de la revolución. Esperamos que nuestros lectores sean comprensivos con las expresiones algo coloquiales de lo que no deja de ser una carta personal, lo que en todo caso subraya el clima abierto y fraternal con el que tratamos de acompañar estas polémicas. Por lo demás el tema nos parece de una gran importancia, y más en el momento actual en que muchos elementos, jóvenes y no tan jóvenes, se indignan con el capitalismo, atisban a ver que conduce a la humanidad a la más completa y absurda de las barbaries y, sin embargo, no encuentran aún en que fuerza social o movimiento históricos confiar para echar el capitalismo al basurero de la historia.
No soy de esos que dice Amorós que ven la historia como un “continuum”, como un bucle inalterable, sino como una cadena en la que se van engarzando eslabones. Cada uno se ancla en el pasado y sirve de apoyo al siguiente, aunque cada uno es diferente, con sus peculiaridades culturales y vivenciales. Así que ¡Salud a las nuevas generaciones de revolucionarios!
Es verdad que esa transmisión requiere, como decía Marx, que “los educadores hayan de ser educados”, o sea que la “vieja generación” admita ver cuestionados sus planteamientos de “toda la vida”. No solo que lo admita, sino que lo valore, pues las aportaciones de la “nueva generación”, aunque sea sólo como preguntas, o señalando insuficiencias y contradicciones de los viejos planteamientos, suponen por eso sólo, una contribución a una comprensión más clara de las condiciones del combate ([1]). Pero si falso es que “todo está escrito”, pero también que “partimos de 0”. La conciencia, política y humana, no se desarrolla por negación sino por superación de lo anterior, es decir tomándolo como referencia, recuperando lo que sigue siendo vigente y separándolo de lo que ya no se corresponde con la realidad o ha quedado invalidado por nuevos descubrimientos. Y eso no se puede hacer “de un plumazo” o a base de frases lapidarias sino a través de un análisis riguroso de hechos materiales. No puede descalificarse la teoría revolucionaria del “pasado” diciendo que con esos planteamientos no se ha hecho aún la revolución. Tampoco se ha logrado la igualdad de hombre y mujer y eso no quita validez a lo que hemos aprendido sobre el papel de la mujer en la evolución de la especie, las repercusiones de la división del trabajo en la opresión sexual, etc.
(…) en el momento actual sí coexisten dos generaciones sucesivas de revolucionarios, que si salvan las barreras de la incomprensión, pueden realizar ese transmisión a través de un proceso vivo de debate, de polémica animada y fraternal, en la que el objetivo no es necesariamente convencer al otro, si no aprovechar lo que el otro puede aportar.
Que conste que estoy de acuerdo con muchas de las cosas que señala. Por ejemplo su crítica intransigente a la democracia y al Estado totalitario que esconde. También la honradez con la que constata las insuficiencias de algunas “alternativas” (desde la antiglobalización y el primitivismo hasta la violencia minoritaria y la “propaganda por el hecho”). (…) pero no voy a entrar en ellas porque he concentrado este escrito en lo central de este libro, a saber: que desde los años 90 se ha producido una especie de liquidación social, que, como consecuencia de cambios en la esencia del capitalismo, se producen cambios estructurales: las clases sociales se han disuelto en “las masas” y el proletariado ha dejado de ser el sujeto histórico, es decir alternativa de construcción de una nueva sociedad.
Si entiendo bien lo que quiere decir, Amorós, el epicentro de ese terremoto que altera sustancialmente la estructura social y la historia (pues Amorós no niega que hasta los años 90 el motor de la historia fuese la lucha de clases) es la tecnología, o tal y como él mismo prefiere decir: en la transformación del capitalismo de una sociedad industrial en una sociedad tecnológica. Puesto que esto es una cuestión central en su argumentación, he buscado en el libro una definición más precisa, y lo más concreto que he encontrado ha sido: “La tecnología es la fuerza que impulsa los cambios y provoca las catástrofes. La tecnología no es un conjunto de destrezas, herramientas y máquinas, sino un sistema compuesto por los resultados técnicos de la ciencia aplicada que conforma una segunda naturaleza” (pag. 21). Resulta desde luego abstracto pero entiendo que no se refiere a una determinada tecnología (la circulación de mercancías a todo el mundo, las telecomunicaciones o incluso la informática son efectivamente anteriores a los años 90), sino, un determinado grado de extensión de esa tecnología, tanto geográficamente, como en cuanto a su penetración en la vida de los individuos. Es la conversión en lo que Amorós llama un sistema “global”, de lo que, según explica, se desprende que:
(…) Lo mejor que se puede decir de este trabajo es que está escrito “desde sus tripas”, desde un profundo desencanto que siente una gran parte de la generación de los años 68 por el fiasco en que acabó “nuestro” asalto a los cielos que tan fácil veíamos en el 68 en Francia o en el 76 en España, y que terminó efectivamente agotándose. Otra cosa es analizar el por qué. Uno de los factores a considerar es que a finales de los años 80 se produjo el hundimiento –televisado– de los “países socialistas”, de lo que durante generaciones y generaciones se asumió por muchos obreros como la alternativa a la sociedad capitalista. Este hecho, por cierto, no aparece en el libro, lo que demuestra que Amorós prefiere mirar la realidad con las lentes del localismo y el inmediatismo ([2]), lo que le lleva a una visión distorsionada.
Si, en cambio, se miran las cosas desde un punto de vista histórico, resultan que esos cambios originados por “la elevación de la tecnología a sistema global” no son para tanto. En primer lugar ha habido otras revoluciones tecnológicas en la historia –la “revolución agrícola” hace más de 10 mil años, o la “revolución industrial” hace más de 200– que también supusieron importantes cambios en la vida de los individuos (por ejemplo para la estabilidad de los asentamientos humanos en la primera, o para el abaratamiento de la producción y la circulación de los productos la segunda), y eso no supuso la desaparición de las clases sociales, sino más bien todo lo contrario: la creación de más y más excedentes de los que se apropia una minoría. No voy a entrar aquí a debatir si como dice Amorós, “el progreso tecnológico es siempre opresión”, pero ¿por qué esas “tecnologizaciones” radicales de la vida social no supusieron entonces la transformación de clases en masas ([3]), y la actual sí? (…).
Hoy, con la gravedad de la crisis y los brutales sacrificios que impone a una parte mayoritaria de la población mundial, han tenido que bajar el volumen de los discursos sobre el “capitalismo popular”, los proletarios que se convierten en auto-patronos, o que meten en la especulación inmobiliaria, que ya habrían desaparecido las clases y estábamos en el “final de la Historia”, pero ese “espejismo”, junto a la falsificación de que la única “alternativa” social al capitalismo era la barbarie de Rusia o Corea ([4])… han confundido enormemente a muchos combatientes contra la explotación, cuyos análisis se quedaron en lo formal o lo contingente.
Lo que sucede en los años 80 en todo caso no es un cambio sustancial sino una adaptación del capitalismo mundial ante su imposibilidad de superar su crisis histórica de sobreproducción, que son las crisis típicas del capitalismo. Lo digo así a lo bruto, pero lógicamente esto habría que explicarlo más detalladamente en un debate. Lo que sí quiero decir ahora es que sí se mira desde un punto de vista internacional no puede decirse que en los años 80 haya habido menos industrias. Hay que tener la vista en el propio ombligo, y ser muy “eurocentrista”, para no ver lo que ha significado la proliferación de fábricas e industrias en los “tigres asiáticos” en los años 80 y luego a China. Tampoco puede decirse, mirando eso sí las cosas más allá del entorno inmediato, que haya habido una disminución del número de proletarios. Sólo en China, India… cientos de millones de campesinos abandonaron la agricultura en sus aldeas para irse a trabajar a las fábricas. Y ese proletariado no es explotado empleando la tecnología punta e hiperproductiva por hora trabajada (eso es lo que había en Europa y se desmantelaron esas fábricas), sino en muchos casos a través de una explotación extensiva (baste ver las fábricas textiles de Bangla Desh, segundo proveedor mundial de la industria textil). Pero también en el primer mundo se produce una proletarización creciente. Una de las cosas que muestran por ejemplo las luchas en el sector sanitario, es que la asistencia médica se ha convertido en una enorme factoría. Lo mismo cabe decir de la “investigación” desarrollada por becarios (la beca es una “forma” de salario). En realidad a partir de los años 80 hay una inmensa proletarización de la juventud y en especial de la juventud formada académicamente que pasa a ser mano de obra especializada y precaria y no ya los cuadros directivos de las industrias o los negocios capitalistas. Cuando no forman parte de ese contingente del proletariado que es el “ejército de reserva” de los desempleados que sirve para presionar, contra su voluntad, a la baja las condiciones de vida y trabajo de todos los trabajadores,…
La verdadera raíz del capitalismo, lo que le define no es ni la “producción” o el consumo, así por separado, si no una determinada relación entre producción y consumo. En concreto una producción asociada y una apropiación privada de los frutos de esa producción. En el caso de un Smartphone por poner un ejemplo de los que más tirria dan, ese “artilugio” es el resultado de un trabajo asociado que incluye desde los semi-esclavos de las minas del coltán en África, a los niños que ensamblan el hardware en talleres chinos, y el empleado que prepara el software y que a menudo trabaja en su propia casa en California,… Eso es una diferencia sustancial con la sociedad feudal donde la escala de la producción eran las tierras de un señor o el taller gremial de un maestro particular. En cuanto a la apropiación privada de los resultados de esa explotación, no se basa, a diferencia también de lo que sucedía en la feudalidad, en que el propio explotador se quede con parte o con todo lo producido, sino en convertirlo en mercancías que se vierten a un mercado que es mundial casi desde principios del siglo XX. Ese mercado no está formado por las necesidades de la gente, sino por los compradores “solventes”, entre los que se incluyen los proletarios que cobran un salario para reproducir su fuerza de trabajo. Y esa reproducción incluye “recompensas” o “mecanismos” para compensar o para evadirse de una realidad alienante (lo producido no obedece a las necesidades del productor): el consumismo y las drogas forman, ambas, parte de este maldito circuito.
Y quiéralo o no, Amorós acaba cayendo en esa culpabilización del proletariado, como cómplice “consumista” del capitalismo y por querer someterse a la esclavitud asalariada. También por no haber hecho la revolución. Las dos primeras acusaciones son falsedades. En el capitalismo el hombre, aparentemente, se ha “liberado”. Desde luego ya no está sujeto a un amo, o a un señor feudal. Y también, como decía Engels está “aligerado” de cualquier medio de subsistencia, que no sea su fuerza de trabajo. Es el primer sistema de la historia en que el explotado tiene que ir a buscar al explotador para que lo explote. Eso crea una “apariencia” de que decide “libremente”, cuando en realidad, lo hace forzado por la necesidad de sobrevivir. Lo de que el proletariado no ha hecho la revolución es, en cambio, totalmente cierto. Estaría bien que pudiéramos discutir el por qué (…) ([5]).
Sinceramente a una mareante madeja de contradicciones. Habla de “misión histórica”, pero al mismo tiempo afirma el final de la historia, puesto que según él a partir de los años 1980, la tecnología ha liquidado la contradicción entre fuerzas productivas y relaciones de producción (base de la lucha de clases y de la sucesión de modos de producción de la historia). Apela con toda energía a dotarse de una comprensión del mundo, de un arma teórica que defiende –y ahí tiene mucha razón– pero al mismo tiempo niega que sirva para mucho, puesto que la historia se ha convertido, según sus propias palabras en “una sucesión de imprevisibles catástrofes”. Crítica rotundamente la “guettización” de las luchas, pero parte de lo más inmediato y local, y defiende como perspectiva: “el establecimiento de zonas de defensa opacas en su interior por parte de los supervivientes rebeldes. Una sociedad dentro de otra…” (pag 26). …
Se queja del activismo, pero su pérdida de referencias en la historia, conduce inevitablemente a irse metiendo en una sucesión empirista de “prueba y error” hasta dar con una lucha en la que reconocerse. Reivindica la necesidad de identificar al enemigo pero no sabemos lo que nos une a los “amigos” ¿Quién está en nuestro lado?, ¿Quién comparte barricada en un momento dado, como los Hermanos Musulmanes en Tahrir? ¿Quién comparte la opresión capitalista con nosotros?, ¿los negros como Obama? ¿las mujeres como Merkel? ¿Con quién nos identificamos? ¿con los explotadores griegos que se quejan de tener que pagarle a los bancos alemanes o con los jóvenes alemanes que protestan por verse condenados a los minijobs”?, ¿con Evo Morales y sus antiguas comunidades aymaras o con los mineros bolivianos que se oponen al aumento del precio de los combustibles? ¿con los independentistas catalanes que aceptan la austeridad para lograr el referéndum? O sea Raza o Clase. Sexo o Clase. Nación o Clase…
Renunciado a la historia y a la perspectiva no sólo no se sabe hacia dónde se navega, sino que no se aprovechan los vientos. Lo afirmo así, aunque estaré encantado de argumentarlo en un debate. Precisamente porque la clase obrera está basada en la asociación, es también una clase internacional e internacionalista, es una clase que puede hacer suyas experiencias que no están en su entorno inmediato. En ese sentido es muy significativo que un debate muy parecido a éste se esté dando con jóvenes franceses, con exsindicalistas brasileros, o maestros en California,…
No aspiro a convencer, ni tirar a nadie del caballo… Si consigo que surjan preguntas, si suscito la curiosidad por conocer más allá de lo inmediato, si impulso que se “refresquen”· con razonamientos nuevos los argumentos que motivan lo que se está haciendo, y, ¡sobre todo! si incito a tener curiosidad a “discutir” con estos tíos, porque puede ser interesante, escribir este texto, me habrá merecido la pena.
Un saludo fraternal
[1] Un ejemplo del pasado: durante todo el siglo XIX, todos los revolucionarios compartían la idea de que la independencia de Polonia favorecería al movimiento obrero. En un Congreso una joven revolucionaria polaca, Rosa Luxemburgo, demostró, en cambio que las condiciones del capitalismo europeo y polaco habían cambiado y que esa consigna ya no tenía sentido. Casi la tachan de “hereje”. Pocos años más tarde ella seguía siendo fiel al internacionalismo y a la revolución, y algunos de los “guardianes de la ortodoxia” traicionaron ese internacionalismo llamando a los obreros alemanes a masacrar a sus hermanos rusos en la Iª Guerra Mundial. Cuando estalló la revolución en Alemania, ellos ordenaron secuestrar y arrojar a un canal a “Rosa la roja”.
[2] Por ejemplo ignora lo que en la Italia de los 70-80 se llamó el Área de la Autonomía, desaprovechando las lecciones de su fracaso que en gran medida adelantaron lo que se vio en los movimientos juveniles de los años 90 en España,.. También su análisis de que el movimiento de los jóvenes franceses de 2006 no es extrapolable a España (que 5 años más tarde vive el 15M),… son otros ejemplos de esta búsqueda de refugio en lo inmediato y lo local ante la incapacidad de encontrar una explicación verdaderamente histórica y mundial.
[3] Amorós dice que “la sociedad de clases nace de la disolución de la sociedad feudal” (pero ¿es que antes no había clases, siervos y amos?), para a continuación pontificar que: “la sociedad de masas nace de la disolución de las clases (afirmación enérgica pero no demostrada), de la integración de la vida cotidiana al mercado”. Pero esa es la esencia del capitalismo desde sus orígenes, y no se entiende por qué Amorós la sitúa a partir de los años 1980. Para justificar esta afirmación, Amorós, trampea la realidad idealizando la vida del proletariado anterior a 1980, como sí en los barrios obreros de Londres del siglo XIX, o en la Rusia de los años 30, en la postguerra tras la IIª Guerra Mundial, el proletariado hubiera podido sustraerse al imperio de la mercancía, a la alienación de sus vidas, a que su actividad productiva dependiera de que engordara o no al capital. Otra cosa es que en los últimos años estemos asistiendo a un aumento de la atomización social, de la degradación de la naturaleza y de la vida humana, pero eso, pienso obedece a la podredumbre de un sistema, no a un cambio de su esencia.
[4] Otro ejemplo de lo que representa para los revolucionarios dejarse llevar por las apariencias y no “ir a la raíz”: desde los años 1920 se va instaurando progresivamente en Rusia un capitalismo de Estado brutal. Sin embargo no hay “capitalistas” tal y como se habían conocido hasta ese momento. Los “buitres” con chistera y frac han sido sustituidos por funcionarios del “Estado proletario”, pero la explotación de los trabajadores, el salario, la dominación de la ley del valor de cambio por encima del valor de uso,…Y sin embargo muchos creyeron ver en ello una sociedad distinta.
[5] Ver una contribución a este debate en Revista Internacional números 103 y 104: ¿Por qué el proletariado no ha acabado con el capitalismo? /revista-internacional/200602/752/al-inicio-del-siglo-xxi-por-que-el-proletariado-no-ha-acabado-aun-c [383]
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El proletariado y las capas no explotadoras de El Ecuador nuevamente han sido convocadas obligatoriamente a otro recambio de administradores del Estado capitalista (Presidente, Vice-Presidente y los asambleistas) a través de la más efectiva de las armas de mistificación que le ha dado excelentes resultados a la burguesía entre los explotados: "las elecciones"; mecanismo por el cual el Estado somete ideológica y políticamente al conjunto social bajo el peso de la democracia que en los hechos constituye la forma que asume la dominación de la burguesía.
Con ello decimos que la democracia es la dictadura de una clase: la burguesía y sus acólitos, y que las elecciones es un mecanismo por el cual se reafirma en la cabeza de los explotados la idea falsa de que se ejerce el "poder" a través del "voto", que en la práctica es dar el visto bueno para que la burguesía y sus lacayos nos sigan dando con el mazo de las políticas que permiten perpetuar el "orden burgués", las condiciones sociales y políticas por el cual la extracción de plusvalía (explotación del trabajo) se desarrolle sin sobre saltos ni protesta alguna, la que constituye la esencia de vida para el capitalismo. En El Ecuador el correismo ha sido muy eficiente en este aspecto.
La función del Estado en el marco de la decadencia del sistema capitalista es el de mantener las condiciones fundamentales para la explotación efectiva del trabajo y así permitir la acumulación de capital y mantener con vida este sistema moribundo, en condiciones en que la creciente saturación de los mercados hace que el capitalismo viva continuos sobresaltos que lo hunden más y más en la barbarie: dos guerras mundiales, 1914-1918 / 1939-1945; y un sinnúmeros de conflictos regionales que han implicado a las grandes potencias y que le han costado la vida a mucho más personas que las dos carnicerías mundiales juntas. Por tal efecto, la tendencia al capitalismo de Estado es la generalidad en los estados nacionales, con ello las burguesías nacionales se arropan bajo el manto estatal y logran enfrentar el ruedo salvaje de un mercado globalizado y saturado. Desde la crisis abierta del capitalismo (mediados de los 60) y su tránsito a la descomposición [1]), el hundimiento a la barbarie es insondable (basta ver Siria y Mali, y la respuesta de los Estados a nivel mundial) las condiciones de vida del proletariado al igual que de las capas no explotadoras se han deteriorado aceleradamente, mas en la orilla opuesta una minúscula y parasitaria burguesía sigue acumulando y derrochando ostentosamente riquezas incalculables, estas condiciones sedimenta con fuerza la presencia del capitalismo de Estado en la vida social de cada nación del planeta, esto se traduce en un Estado policiaco, altamente represivo, donde el terror del Estado se siente hasta en el seno familiar, donde el proletariado se debate entre las políticas de austeridad o de relanzamiento de las economías para salir de una crisis que lleva más de cuarenta años, esto es mayor presión sobre las espaldas del proletariado y de las capas no explotadoras; sumándose a las formas ideológicas de lo más mistificadoras como el nacionalismo, la religión y la democracia sumiendo al conjunto social en la perdición del mayor individualismo y atomización, tendiendo a perderse todo rasgo de humanidad.
En el marco de la decadencia del sistema capitalista ([2]) se acabaron las reformas o las mejoras en las condiciones de trabajo del proletariado. Cuando el capitalismo representaba todavía un progreso, cuando este era el motor del desarrollo de las fuerzas productivas, la participación electoral, el parlamentarismo eran necesario ya que a través de estos mecanismos se organizaba y aglutinaba al proletariado, se arrancaba con duras peleas, tanto en las calles como en el parlamento, mejoras a una burguesía que lucía madura, con vitalidad. Hoy por hoy eso ya no es posible, el capitalismo es un sistema moribundo, no representa progreso alguno a las fuerzas productivas, más bien es un peligro para la vida de la humanidad, la burguesía solo denota esclerosis mental, ella se ha vuelto regresiva. Este es el fundamento por el cual las elecciones y la democracia no conducen a ningún lugar sino a perpetuar y avalar el capitalismo.
Mas la burguesía ecuatoriana en medio de la descomposición del capitalismo se mimetiza y ocupa el espacio de izquierda y aglutina a todos los izquierdistas y sindicalistas, para que con la ayuda de ellos ejecutar las políticas necesarias y poder perpetuarse en el tiempo, este es uno de los fundamentos por el cual el correísmo y el aparato izquierdista se encuentra conduciendo el Estado ecuatoriano; estos sátrapas han logrado lo que ninguno de los gobiernos anteriores han hecho, un efectivo control social al punto de introducir golpes furibundos en la nuca del proletariado como las renuncias obligatorias, la criminalización de la protesta social, etc.
Indudablemente no. Lo único que habrá es un reacomodo en las fracciones de la burguesía, seleccionando al grupo económico que se beneficie sustancialmente de las rentas estatales, pero lo de fondo, el capitalismo de Estado, su penetración en la vida social, su fortalecimiento, su mayor operatividad para enfrentar día a día los brotes de protestas por el deterioro de la vida, su más efectiva articulación para poder controlar uno a uno a los habitantes de esta sociedad, y otras tantas políticas que mantengan unidas a los distintos intereses burgueses bajo la tutela del Estado para enfrentar la descomposición del capitalismo en todos los órdenes, estos aspectos no cambiarán para nada.
La clase trabajadora ecuatoriana al igual que la del resto del mundo no tiene nada que ganar en estas elecciones ni con la democracia, más bien pierden, continuará el proceso de atomización, individualización y deterioro de su existencia en este mundo; solo un proceso de debate y clarificación en el proletariado y con las capas no explotadoras hablando sobre cuál es el camino alternativo a lo que nos impone la burguesía y sus lacayos nos permitirá encontrar una luz en medio de la tiniebla lanzada ante nuestros ojos que no nos permite ver el futuro y darnos cuenta que nos une el hecho de pertenecer a una clase social única: el proletariado y que de nosotros depende el futuro de la humanidad; como proletarios nos reafirmamos, y con ello a toda la sociedad, como humanos; como proletarios surge la necesidad de unirnos con nuestros compañeros a nivel mundial y con ello nace la solidaridad y el amor pleno a toda la especie humana y su naturaleza; y encontraremos las fuerzas necesarias para extirpar el capitalismo de la faz del planeta y conducirnos hacia la sociedad humana: el comunismo.
[1] Para explicar este concepto ver Tesis sobre la Descomposición, Revista Internacional nº 62 /revista-internacional/200510/223/la-descomposicion-fase-ultima-de-la-decadencia-del-capitalismo [13]
[2] Sobre qué entendemos por decadencia del capitalismo ver entre otros muchos documentos "Decadencia del capitalismo (VIII) - La edad de las catástrofes [706]", Revista Internacional nº 143.
¿Es la burguesía española particularmente corrupta?
Los escándalos de corrupción se suceden uno tras otro afectando a toda la clase dominante, desde el rey Borbón hasta el último concejal de pueblo. Los consejos de administración de las cajas de ahorro quebradas se van de rosita con pensiones multimillonarias y tropelías mil, como la estafa de las acciones preferentes y la salida a bolsa de Bankia, después de laminar los ahorros de toda una vida de cientos de miles de familias y jubilados.
Ya Marx analizaba, a mediados del siglo XIX, que la inmoralidad y el latrocinio de la burguesía eran de la misma catadura que las del lumpen. También Engels analiza cómo, cuando comienzan a escindirse las tribus primitivas en clases antagónicas, el progreso económico va unido también al estímulo de los peores instintos de los seres humanos.
La bancarrota económica, la quiebra histórica del capitalismo, es un fenómeno internacional que afecta a los cinco continentes pero, por una serie de circunstancias, se agrava en la zona euro y los países del sur de Europa. El capital español se ve gravemente afectado y se encuentra en el ojo del huracán, con un desempleo salvaje de 6 millones de personas (un 26 % de la población activa) y con las perspectivas de aumentar otro millón más durante 2013. Un endeudamiento global que supera los 4 billones de euros (cuatro veces superior al PIB) y que, a pesar de los ataques salvajes de austeridad contra la población laboriosa, la burguesía no ha conseguido reducir ni el endeudamiento ni el déficit público, que en 2012 sigue en el 9 % del PIB.
La desacumulación de capital, la tarta de ganancias y plusvalías a repartir entre las facciones de la clase dominante, disminuye y, lógicamente, reaparecen las tensiones entre ellas quienes, como los buitres carroñeros, se disputan los despojos de un cadáver. La burguesía nacionalista catalana dice que “Madrid nos roba”, el gobierno central airea el latrocinio durante décadas de las sagas de CIU y el PSOE de Rubalcaba, aunque quiere disimular, no es capaz de esconder sus vergüenzas e inmundicias (falsos ERES en Andalucía, cueva de piratas llamada Fundación “Ideas”…).
Para la mayoría de la población, que está padeciendo en sus carnes los efectos de los brutales planes de austeridad, es insoportable la desvergüenza y la impunidad de una minoría parásita que no aporta nada a la sociedad, nada más que dolor, miseria y putrefacción.
Todo el aparato político de la burguesía está afectado por la putrefacción y la descomposición en una situación histórica en la cual necesita que la mistificación democrática siga funcionando, puesto que la mera represión es peligrosa para sus intereses ya que puede acelerar incluso la toma de conciencia por el proletariado de que “para que la humanidad pueda vivir hay que acabar con el capitalismo”. Hay que ver cómo desde el PSOE, que a pesar de todo es el partido más coherente de la burguesía, se lanzan llamamientos y avisos al PP para que pongan fin a la deriva de enfrentamientos y rencillas internas, lanzándose sus porquerías unos contra otros. Quieren crear la ilusión de una “regeneración democrática”, de un “pacto contra la corrupción”, de una “democracia real ya”… Frente a un proletariado no derrotado, aunque arrastre una falta de confianza y unas dificultades de identidad no desdeñables, la burguesía necesita la mistificación democrática, revestir los ataques brutales como reformas estructurales que llevarían otra vez al crecimiento económico cuando lo que nos llevan es al abismo y a la barbarie; al igual que las guerras imperialistas y de rapiña necesitan revestirlas de intervenciones humanitarias o de lucha contra el terrorismo islámico.
La clase obrera y sus minorías en búsqueda tienen que rechazar los cantos de sirena de una posible regeneración democrática que nunca llegará en este sistema en descomposición; la única forma de luchar, contra los ataques a sus condiciones de vida y trabajo, a la guerra que le ha declarado la clase dominante, es en su terreno de clase; buscando unificar sus luchas, con luchas cada vez más masivas que nos lleven a la huelga de masas y a derrocar el Estado capitalista que es el instrumento de la dictadura burguesa, verdadera fuente de corrupciones y explotación. Por difícil que sea es la única salida que tiene la humanidad.
Gior
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En los últimos meses se están multiplicando las luchas obreras en España, Portugal, África del Sur, Egipto, Turquía, China…
Son la respuesta al diluvio que cae sobre nuestras cabezas: despidos, recortes, desahucios, rebaja brutal de los salarios, atrasos salariales… Son la tentativa de hacer frente a la catástrofe humanitaria que significa el paro, los desahucios, las colas en las instituciones benéficas, la gente que vive en la calle, los suicidios…
¡Esta barbarie no ha venido de repente! No hemos llegado a ella tras años de opulencia y consumismo. En realidad llevamos 40 años de caída:
Lo cierto es que si en los últimos 40 años la caída fue gradual en los últimos 5 años se ha producido una brutal aceleración. Esta aceleración muestra que nos han declarado una guerra a nuestras condiciones de vida, a nuestro futuro y al de toda la humanidad.
Vemos que, en numerosas ciudades, los trabajadores de la recogida de basuras o de la limpieza hacen huelga y se manifiestan; que se han multiplicado las huelgas: en los transportes (metro de Madrid y Valencia, autobuses de Madrid y otras ciudades), en otros muchos sectores: metal, textil, química, sanidad, banca, servicios sociales; y tras éstas un largo etcétera.
Sin embargo, cada sector lucha por su lado, encerrado en sí mismo, completamente aislado. Este es el gran problema de las luchas actuales. No han logrado su confluencia: manifestaciones conjuntas y unitarias, asambleas abiertas donde otros sectores pueden unirse, en especial, aquellos que están muy atomizados: parados, jubilados, precarios, estudiantes…
Unificar las luchas, organizarse para golpear juntos
El capitalismo no tiene nada que ofrecer. Su cálculo es que nos cansemos, nos agotemos, caigamos en la resignación primero y la desesperación al fin. En ello, el aislamiento de las luchas juega un papel fundamental pues nos inyecta en vena la sensación de que nada puede hacerse, de que es imposible que nos unamos… lo que abre la puerta a concluir que “el hombre es malo por naturaleza”, que “estamos condenados de antemano”.
En Grecia hoy, tras 16 huelgas generales y tras una infinidad de luchas aisladas, los trabajadores se sienten cansados, apáticos, desorientados; hay sectores que, decepcionados de todo y de todos, se dejan llevar por ideologías populistas, tanto de izquierdas como de derechas, que les llaman a abrazarse a la Patria y al odio a los extranjeros.
Necesitamos hacer una reflexión en profundidad sobre las causas del aislamiento de las luchas.
En la reflexión sobre las causas del aislamiento observamos que una gran responsabilidad recae sobre los sindicatos: CCOO-UGT nos han tendido una trampa cuando para cada ERE, para cada recorte, han planteado una respuesta aislada, encerrada en la empresa y en el sector, limitada a una presión particular centrada en los responsables del área o la corporación concernida; y cuando queremos luchar unidos, entonces sacan de su chistera la huelga general. Así nos han convocado a dos huelgas generales en 2012: el 29 de marzo y el 14 de noviembre ([1]).
Lucha aislada y huelga general son las dos caras de la trampa sindical. La huelga general no crea unidad sino que provoca división, no incita a la movilización sino que fomenta la desmovilización. Es unir para dividir, movilizar para desmovilizar. La huelga general consiste en reservar para un día D el ejercicio de la unidad y la combatividad, volviendo el resto de los 360 días del año a la atomización, la pasividad y el “cada cual a sus asuntos”. La huelga general es una institución más del capitalismo, del mismo género que la Navidad o el San Valentín. En la Navidad tenemos que ser buenos y abiertos a nuestros semejantes para, una vez terminada, volver a los encontronazos cotidianos, al sálvese quien pueda, al caiga quien caiga. En el San Valentín las parejas se declaran el amor eterno, para al día siguiente seguir con lo de siempre: los recelos, las desconfianzas, las peleas habituales…
CCOO y UGT son instituciones del Estado del mismo orden que Gobierno, Oposición, Patronal, Iglesia, Monarquía, Poder Judicial, Ejército, Policía… Son recibidos por el Rey, tienen hilo directo con Moncloa y con la cúpula de los empresarios, participan en multitud de organismos, constituyen un poder fáctico en empresas, hospitales, administraciones públicas, bancos (Cajas)…
Tienen dos papeles que no son opuestos sino complementarios: el institucional y el combativo. Estos papeles son como dos manos, la mano derecha y la mano izquierda:
Pero todo esto es para llevarnos a los planteamientos y métodos de lucha que podemos calificar de ideología sindical ([2]).
Junto a CCOO y UGT existe una variada gama de sindicatos radicales. Estos tienen escaso papel institucional salvo casos aislados o puntuales, su papel es la lucha combativa pero el problema está en que defienden y vehiculan la ideología sindical de forma aún más radical y extrema. En ese sentido –más allá de la honradez de muchos de sus militantes– complementan y auxilian a CCOO-UGT ([3]).
CGT y CNT critican a CCOO-UGT pero sus planteamientos de lucha son más de lo mismo: propusieron “otra huelga general” el 26 de septiembre, apoyando la convocada por los sindicatos gallegos y vascos, y acabaron sumándose a la del 14 de noviembre.
Critican las convocatorias sectoriales de CCOO-UGT por respetar los servicios mínimos o limitarse a paros parciales, pero proponen huelgas ilimitadas encerradas en el sector, con lo que no salimos de la trampa del aislamiento.
El sindicalismo radical no es una alternativa a CCOO-UGT por la sencilla razón de que se mueve dentro de la misma trampa: la ideología sindical.
Son necesarios la crítica y el debate a fondo sobre ésta.
El método “de manual” del sindicalismo es que “a los trabajadores hay que moverlos a través de la convocatoria y el activismo de una minoría”: Primero hay que “indignarlos” con denuncias y agitaciones previas. Después se pasa a “acciones de calentamiento” para, finalmente, desembocar en la convocatoria de la lucha un día D. El resultado habitual de esos “procesos” es que los trabajadores llegan al famoso día D confusos, divididos, desorganizados, pasivos…
Este planteamiento se da de patadas con la experiencia mil veces repetida. La lucha obrera no sigue esos cauces pedantemente establecidos, surge en el momento más inesperado, generalmente por un motivo a veces nimio que expresa que el vaso de la indignación se ha colmado. Los obreros tienden a organizarse en asambleas generales improvisadas. El entusiasmo y el interés se propagan como una mancha de aceite. Buscan de forma directa la comunicación y el encuentro con otros trabajadores logrando así salir de la empresa o del sector, les llaman a la lucha, a que incorporen sus propias reivindicaciones; se celebran Asambleas Generales abiertas donde todo el mundo puede hablar y se abordan no solo las fuerzas sino igualmente las debilidades, no únicamente lo positivo sino también los miedos, las dudas, los sentimientos negativos.
Todo esto no es una receta alternativa a la receta sindical sino lo que nos enseña, como posible y necesario, la experiencia histórica de la lucha obrera. El 15-M –protesta de la juventud precaria y parada– surgió de esa forma. Antes, la huelga masiva de Vigo en 2006 mostró las mismas tendencias ([4]). Desde 1905, las luchas obreras se manifiestan de esa manera ([5]).
Muchos compañeros quieren ser “prácticos” y dejarse de “idealismos”. Sin embargo, repiten una y otra vez la receta sindical, que ha demostrado reiteradamente su nocividad, y se niegan a estudiar cómo es realmente la lucha obrera, cómo lo ha sido históricamente. ¿No se dan cuenta que están cayendo en un idealismo reaccionario?
El sindicalismo surgió en el siglo XIX. Su planteamiento no es destruir el capitalismo sino obtener, dentro de sus relaciones de producción, las mejores condiciones posibles para los trabajadores.
En la época –siglo XIX y principios del XX– en que el capitalismo aún no se había implantado en todos los países y en todas las esferas económicas, el sindicalismo podía jugar un papel favorable a los trabajadores. Pero con la entrada del capitalismo en su decadencia, el sindicato sólo puede obtener migajas muy puntuales y cae en las redes del Estado y la defensa del capitalismo.
El sindicalismo no puede poner en cuestión las estructuras de reproducción de la economía capitalista que son la empresa, el sector y la nación. Al contrario –en consonancia con los partidos de la izquierda del capital– se erige entre sus defensores más consecuentes. Según los sindicatos, el desarrollo de la nación sería el marco donde habría una tarta más grande que beneficiaría a todos. Marx en Salario, Precio y Ganancia ([6]), combatió estas fantasías de los sindicalistas de las Trade Unions inglesas poniendo el ejemplo de una sopera: los sindicalistas decían que si la sopera fuese más grande habría más sopa a repartir, Marx les rebatía con que el problema no era el tamaño de la sopera sino el de la cuchara con la que comían los obreros y que ésta tendía, históricamente, a hacerse más y más pequeña.
Los sindicatos nos ilusionan con que si el empresario invirtiera en la producción, en lugar de llevarse los millones a Suiza, los despidos no serían necesarios. Con ello nos engañan por partida doble: primero, ocultándonos que el capitalismo necesita los despidos y el empobrecimiento de los trabajadores como condición de su propia supervivencia; segundo, atándonos a la defensa de la empresa, el sector y la nación, en lugar de luchar por nuestras necesidades como seres humanos: vivir y darnos un futuro.
Al atarnos a la defensa de ese trío mortuorio, el sindicalismo plantea necesaria y fatalmente una lucha aislada. Si una lucha se plantea para defender tal o cual sector o tal o cual empresa ¿en qué se van a sentir concernidos los demás trabajadores? ¡En nada!
En la reciente huelga de los trabajadores del Metro de Madrid, un sindicato muy radical, Solidaridad Obrera, cuyos miembros defienden sinceramente que todo se haga en asamblea, era incapaz de romper con ese corsé y lo único que propuso en pos de la unidad fue hacer coincidir una de las jornadas de huelga con la huelga en la empresa de autobuses (EMT) ([7]). Si ¡la gente se mostraba comprensiva con los huelguistas del Metro y existían condiciones para transformar esa simpatía pasiva en acción activa! pues en ese momento además de la EMT estaban en lucha los de la sanidad ¿por qué no propuso hacer coincidir todas las luchas? ¿Por qué no llamó a propiciar Asambleas Abiertas y manifestaciones conjuntas para golpear con un solo puño al Capital y su Estado?
Lo mismo ocurrió cuando los mineros llegaron a Madrid en julio de 2012. Muchos trabajadores acudieron a sus manifestaciones, se vivieron momentos de unión y alegría. ¿Qué hicieron los sindicatos? Meter rápidamente a los mineros en sus autobuses para que volvieran a la soledad de los pozos. ¿Qué hicieron los sindicatos radicales? Estuvieron callados.
En relación a las necesidades de la lucha los sindicatos siempre van con el paso cambiado. Cuando existe una oportunidad de extender y radicalizar la lucha se oponen con todas sus fuerzas. Cuando los obreros están pasivos entonces proclaman en el vacío los mayores radicalismos. ¡Y encima tienen la cara dura de reprochar a los obreros su pasividad!
El capitalismo removió de arriba abajo las condiciones que reinaban en los sistemas anteriores basados en el conservadurismo y la atadura a la religión, a los señores, a las jerarquías. Aportó un enorme progreso histórico pues creó un mercado mundial y sobre todo una elevada productividad del trabajo basado en el trabajo asociado propio del proletariado.
Sin embargo, frente a esa cara deslumbrante tenía una cara oscura, “la cara oscura de la Luna” que diría la canción. La contrapartida era la competencia feroz, la atomización más extrema, el cinismo y la falta de escrúpulos más escandalosa en la obtención de la máxima ganancia en el mínimo tiempo posible. Esto ha dado a la vida diaria un carácter muy destructivo, que se hace insoportable en la decadencia del capitalismo y aún peor en momentos de crisis abierta como los actuales.
Se rompen los vínculos sociales, cada uno se ve obligado a una carrera loca para sobrevivir aislado y enfrentado a los demás; la vida se sufre con ansiedad pues la inseguridad es total y se siente que el día menos pensado te vas a quedar en la cuneta, invisible para los demás. ¡Son tantos y tantos los que acaban en la depresión, el suicidio y la droga!
La sociedad capitalista es la del “hombre un lobo para el hombre”, la de la “guerra de todos contra todos” que decía Hobbes, un filósofo inglés del siglo XVII que percibió en el alba del sistema la barbarie moral que encerraba en sus fibras más íntimas.
Esas condiciones hacen muy difícil la lucha obrera, que se basa en todo lo contrario a la normalidad cotidiana capitalista: unidad frente a división, solidaridad frente a competencia, confianza frente a la suspicacia, empatía frente al cada cual encerrado en sus asuntos.
La lucha obrera no surge únicamente por motivos económicos, aunque estos constituyen su hilo conductor, la lucha proletaria requiere de un esfuerzo moral, de un cambio de mentalidad, por parte de los obreros. Pero es precisamente ahí, donde el planteamiento sindical –en consonancia con las demás fuerzas del Capital– hace un daño terrible porque su visión de los obreros es la de unos ciudadanos que tienen unos intereses particulares, corporativos y egoístas, dentro del marco de la Nación. Romper con la ideología sindical es vital para que la lucha obrera pueda desarrollarse.
[1]) Ver Balance del 14-N
https://es.internationalism.org/accionproletaria/201212/3578/balance-del... [711] e igualmente Nuestra intervención ante la huelga general https://es.internationalism.org/node/3363 [712]
[2]) Ver Apuntes sobre la cuestión sindical https://es.internationalism.org/node/3103 [655]
[3]) Ver ¿Es posible otro sindicalismo? https://es.internationalism.org/ccionline/2005/sb.htm [713]
[4]) Ver “Huelga del metal de Vigo: los métodos proletarios de lucha”, https://es.internationalism.org/ccionline/2006/vigo.htm [714]
[5]) Ver Huelga de masas, partido y sindicatos, de Rosa Luxemburg, donde se realiza a partir de la experiencia de la Revolución Rusa de 1905 un estudio sobre el nuevo planteamiento y los nuevos métodos de la lucha proletaria en el periodo que entonces se abría de decadencia del capitalismo.
https://www.marxists.org/espanol/luxem/06Huelgademasaspartidoysindicatos... [715]
Un colectivo de compañeros de Alicante denuncia la huelga general y defiende como método de lucha la huelga de masas: ver https://es.internationalism.org/revolucionmundial/201211/3535/debate-a-p... [716]
Como auténticos buitres, las fracciones de la burguesía venezolana afilan sus garras para disputarse el control del Estado ante la muerte de Hugo Chávez después de una larga agonía y del bodrio político que representa. El estridente y folklórico personaje que ha mantenido incólume el capitalismo llamándolo al mismo tiempo Socialismo del siglo XXI, había sostenido amarrados los intereses encontrados de los capitalistas a favor del engaño hacia la clase trabajadora, administrando la renta petrolera para simular acciones a favor de los pobres. Las recientes elecciones en el país caribeño significaron para la clase obrera, además de un baño de fantasías y de ilusiones sobre la exaltación de la democracia burguesa, la oportunidad de presenciar a su máximo esplendor la vulgarización de la vida política y la manifestación de la asquerosa ética de sus gobernantes. La explotación de la imagen de un Chávez abatido por una enfermedad, exhibió de los contrincantes de la contienda electoral su cinismo para tentar los corazones de los venezolanos y paliar la ira que naturalmente levantan los afectos de la crisis que sobre ellos recae, al tiempo de ensalzar, como la izquierda latinoamericana aplaude, “la saludable democracia bolivariana”.
No hay duda que la ausencia de Chávez desató en diciembre las pugnas y abrió una peculiar ola de incertidumbre entre la población, ya que por un lado la fracción que respalda al ya caído presidente, necesitaba de su figura para sostener bajo control las ansias de quienes se apuntan en su relevo, mientras que la derecha no atina como sacar provecho de la situación presentándose como una renovación necesaria para el sistema; ambos lucran con la lástima y venden compasión con una biblia en la mano.
Si bien el chavismo controla todos los poderes públicos e instituciones, lo que en teoría facilitaría la elección del candidato, existe un contexto político, económico y social, que plantea la inconveniencia de que los oficialistas convoquen las elecciones de inmediato. En lo político, aun cuando uno de las cabezas visibles de los posibles continuadores de la política oficial, el Vicepresidente Maduro, se vio fortalecido por Chávez a su partida a Cuba, en su ausencia hemos visto cómo los militares, entre los que él se formó teórica y políticamente, han animado la figura de Diosdado Cabello, presidente de la Asamblea Nacional, para encabezar la “Revolución Bolivariana” sin Chávez. Cualquiera que sea el encumbrado, luego de las escaramuzas que se produzcan, la fracción burguesa en el poder terminará poniéndose de acuerdo para seguir administrando y gestionando medidas para hacer que la crisis económica mundial no le afecte sustancialmente sus ganancias y, por supuesto, recaigan como siempre sobre la clase obrera.
Envueltos en una orfandad incomprensible, pues digámoslo sin tapujos sus amos están muy bien identificados, las huestes chavistas endurecen su política hacia las otras fracciones burguesas intentando salvaguardar su hegemonía, al tiempo que mandan mensajes a los trabajadores para que se encuadren al corporativismo del PSUV (Partido Socialista Unido de Venezuela [719]) y sus satélites a riesgo de recibir la represión directa quien se lance a la movilización en medio del desconcierto. El combate parlamentario ha tomado tintes grotescos y ridículos con puestas en escena de una comedia en la que unos defienden la gloriosa constitucionalidad mientras que más evocan la santidad de próceres embalsamados. De igual manera se adelantan investigaciones por corrupción a ex-gobernadores de oposición avivando así una galopante descomposición social.
Pero el problema mayor que enfrenta la burguesía tras el régimen chavista, como cualquiera en el mundo, es en el plano económico. El chavismo ha pretendido convencer a la opinión pública internacional que puede mantener su proyecto político soslayando la crisis económica mundial mediante el uso de los ingresos petroleros como si fuera un chorro de dólares inagotables a disposición del Estado. Montado en un populismo rampante se lanza al rescate y la salvación de los depauperados y desclasados, a la conquista de clientela política en los amplios cinturones de miseria que ellos mismos han acrecentado, gritando y berrando por doquier que con ello, y con el decreto de una constitución, previa entusiasta votación, está edificando un socialismo quien sabe de qué tipo. Puritita verborrea engaña bobos. De esa forma, y con esa desvergüenza, sin olvidar la invaluable contribución de los sindicatos, cancelan toda posibilidad de una mejoría en las condiciones de vida del proletariado venezolano, pues en ese terreno, el chavismo, su continuación, o su hipotética alternancia de derecha, son muy celosos en salvaguardar la cuota de ganancia de los capitalistas. Desde 1998 en que toma el mando del Estado Chávez al año 2010, el salario real en el sector privado se había devaluado en un 31%. Y en la actualidad el cuadro económico es bastante grave: en el 2012 se superaron todos los records en los índices que evidencian a una economía tan o más enferma que su expresidente: alto déficit fiscal (18% del PIB), resultado del desmesurado gasto público que se ubicó en el 51% del PIB; las importaciones fueron las más altas en 16 años equivalentes al 59% de las exportaciones; 22% de inflación, la más alta de la región. Los gastos del Estado se han cubierto hasta ahora, junto a la renta petrolera, con el crecimiento de la deuda; ésta ha crecido, a 50% del PIB cuando era del orden del 35% en 1998; también se cubren emitiendo dinero inorgánico que no es respaldado por riqueza alguna, lo que ha ocasionado los niveles de inflación más altos de la región en los últimos años.
Producto de una desconfianza generalizada en los Estados para que puedan saldar sus deudas soberanas, China, quien ha hecho préstamos importantes al Estado venezolano en los últimos años, ahora se opone a suministrar más recursos a una economía que parece un barril sin fondo; las dudas sobre la salud ya no de Chávez sino de la economía venezolana hacen más difícil y costosa la colocación de bonos en el mercado, que tienen que pagar una prima del 13,6%. Y en eso, la preocupación es tanto de oficialistas como opositores. La burguesía de la región se muestra preocupada y espera que se estabilice la situación política en Venezuela; principalmente los miembros de los países del ALBA ([1]) y los beneficiarios de las rebajas en la factura petrolera. También los representantes del “imperio” (EEUU), principal cliente de las exportaciones petroleras, piden que se respete la constitución y la democracia; Brasil (país con el que Venezuela mantiene deudas importantes) y Colombia por su parte, esperan una salida estable. Todos se verían afectados por una prolongación de la situación de incertidumbre reinante en Venezuela.
Sin la fuerza mediática y la estridencia de su presidente “socialista”, la burguesía se ve temerosa de tomar las medidas draconianas que le demanda el agravamiento de la crisis económica mundial intentando salirle al paso a una posible quiebra de las finanzas públicas, pero sobre todo buscando no desatar la ira de los trabajadores expresada en movilizaciones que desestabilicen la ya de por si endeble situación social. Las llamadas Misiones, punta de lanza de su política encaminada a paliar las dramáticas condiciones de pobreza que enfrentan amplias capas de la población y base del sustento electoral del chavismo, tendrán que ver reducidos los suministros de recursos y poner al descubierto la gran mentira de los supuestos logros del “Socialismo del siglo XXI”. Sin embargo, son los trabajadores quienes recibirán los mayores ataques de la burguesía. Generadores cautivos de impuestos, los obreros cargan con el oneroso aparato burocrático venezolano, con los programas anticrisis y lejos de verse beneficiados con el gasto social en salud, educación y vivienda, han tenido progresivas reducciones en sus salarios a tal grado que un 60% de la masa laboral recibe alrededor de un salario mínimo mensual (321 dólares, que se reduce a cerca de 100 según la tasa de cambio no oficial). En estas condiciones, los trabajadores tienen ante sí la necesidad vital de reencontrar sus lazos de unidad y solidaridad que le permitan recobrar su identidad de clase y emprender una lucha en favor de una mejoría en sus condiciones de vida; en medio del estruendo sentimental y la mistificación del proyecto de Chávez, la clase obrera apenas empieza a dar muestras de su combatividad y confianza en sus propias fuerzas para combatir a su enemigo cual sea el camuflaje con el que le presenta en la nación caribeña. Muestra de ello es que los sindicatos de toda calaña, ya empiezan a preparar sus más sofisticadas maniobras para tratar de encuadrar la emergente protesta que se avecina hacia la defensa de una tal revolución que solo ha beneficiado a la burguesía y fortalecido al capitalismo.
Las minorías de la clase tenemos la responsabilidad de mostrar ante la clase que pertenecemos que tanto el “socialismo bolivariano” de izquierda, como la “democracia social” de la derecha, son dos caras de un la misma bestia decadente y deben ser confrontados teórica y políticamente para abrir el camino hacia la emancipación de la clase obrera y el comunismo.
Pedro-Cadinv, 25 de febrero
[1]) Alternativa Bolivariana para las Américas de la cual forman parte Ecuador, Nicaragua, Bolivia, Cuba y otros países.
Mientras los patrones y sus lacayos a sueldo –políticos, ideólogos, líderes sindicales y “mesías de las masas oprimidas”– se desgañitan y se jalan de los pelos para conseguir un “Pacto Social” que permita las condiciones para “lograr los acuerdos y las grandes reformas” necesarias para “hacer de México un Estado eficaz”, los trabajadores y demás explotados del capital nos hundimos bajo una avalancha de más y mayores ataques a nuestras condiciones de vida. Cada día más vulneradas, estas condiciones generales se agravan y aunque actualmente ya son trágicamente insoportables para ciertos sectores, en el futuro serán peores… Ante este panorama, para nosotros “seguir igual” es esperar demasiado...
La burguesía nos dice que este pacto por el que lucha –en su propio seno, en un intento contraproducente y cada vez más ineficaz por “poner orden” y “refrenar” “las ambiciones” y “desproporciones” de “ciertos grupos” que no quieren el “beneficio común”, es decir, el beneficio de los tiburones grandes y gordos por sobre el de los tiburoncitos– es en beneficio del “pueblo mexicano”. Y debemos ser claros respecto a lo que esto significa para nosotros, los peces: más cargas laborales para los que “tienen la suerte” de tener un trabajo y para los que no, la imposibilidad real de integrarse salvo por breves temporadas, en calidad de verdadera carne para la picadora. Para nosotros mayor miseria y, en suma, mayor explotación, mientras los burgueses patalean y hacen berrinches para conseguir –difícil, pasajera y precariamente– la “unidad” tan deseada, supuesta base del “próximo desarrollo” que llevan siglos –literalmente– cacareándonos sin que veamos ni su sombra.
Pero detrás de las engañosas carroñas burguesas de “la lucha por la unidad nacional” y del “beneficio del pueblo mexicano” hay dos verdades.
La primera es que entre ellos sí hay una verdadera “lucha por la unidad” –las pugnas inter-burguesas– que explica por qué entre ellos la práctica común es el chantaje, los golpes bajos y las puñaladas por la espalda, como lo ejemplifica la “historia nacional moderna” de cualquier país. Al ser una clase desgarrada en su propio seno por la competencia entre diversos intereses capitalistas, aún siendo de la misma clase dominante, no tienen otra solución –ante la anarquía de la (sobre) producción, la (híper) saturación de mercados y más generalmente, el agravamiento inevitable de la crisis capitalista a nivel mundial– que competir ferozmente entre ellos por el “derecho” de sangrar, exprimir y explotar a los trabajadores. Esa es la verdad que se esconde detrás de los “intereses encontrados” que se expresan en todas las elecciones democráticas y guerras imperialistas –contra el terrorismo o en nuestro caso contra el narcotráfico, etc. –, los “quiñazos”, “elbazos” y demás ajustes de cuentas y puñaladas traperas gracias a las cuales el “orden” entre las facciones burguesas parece establecerse, hasta que el grupo “perdedor” contra-ataque en el siguiente revés… Porque la “unidad” entre los intereses de las distintas facciones burguesas es siempre frágil y pasajera pues frágiles y pasajeros son sus “acuerdos” ante la voracidad de su concurrencia en tanto que capitalistas ávidos de ganancia.
La segunda verdad detrás de las mentiras de “unidad” y “beneficio del pueblo mexicano” es que éstas mistificaciones en verdad son beneficiosas para los intereses de la burguesía en su conjunto –en tanto que clase explotadora– frente a su enemiga mortal, la clase trabajadora. Esas asquerosas trampas –además de las otras no menos putrefactas como la democracia y todos sus partidos, la legalidad burguesa con sus sindicatos rojos y blancos, etc.– efectivamente expresan el interés de la burguesía como un todo ante su enemigo de clase, que de este modo se ve imposibilitado de reconocer sus propios intereses y su propio terreno de lucha. Ellos dicen “unidad en beneficio del pueblo” y con eso significan que los explotados deben sacrificarse al interés común –que no es otro que el del capital, sea cual sea la facción burguesa que gestione este interés del capital– y dejar de lado su propia lucha –que no puede ser más que contra toda la burguesía y no sólo contra “la más corrupta” o “la más ladrona”– para “unirse” mansamente a sus explotadores.
Además de la realidad de sus dificultades para “ponerse de acuerdo” para ver quién se lleva la tajada más grande del pastel de carne molida de los explotados, la burguesía no deja de actuar siempre en contra del proletariado que siempre sufre la realidad de la naturaleza asesina de la burguesía toda. Para muestra basta el botón de la explosión de la Torre Pemex que muestra –independientemente de si fue premeditada o producto de la negligencia y abandono de las medidas de seguridad propias de un capitalismo que por la ganancia sacrifica la vida de los trabajadores–, cómo en el contexto de su pugna y su aprovechamiento de las desgracias en provecho de sus “argumentos” en contra y a favor de una u otra facción, la burguesía es una clase de buitres que solo come a costa del cadáver de los trabajadores. El mismo ejemplo vale para “los accidentes” en las diversas ramas productivas e improductivas donde cadáveres proletarios de por medio, la burguesía se destroza con furia en aras de ganancia.
Ya sabemos entonces qué significa para nosotros su Pacto por México y también lo que para ellos representa. Por ejemplo, detrás del “elbazo” están las reales y virulentas pugnas inter-burguesas, sin embargo, estos conflictos no entorpecen la implementación de los ataques a las condiciones de vida de los trabajadores de la educación –que no es más que uno de los frentes del ataque generalizado contra el conjunto del proletariado– independientemente de cuál sea la fracción burguesa que administre las reformas en las que todos –como parte de la misma clase– están de acuerdo, sean del partido, del sindicato y del color que sean.
Por eso una vez más se reafirma que nosotros no podemos confiar en ellos ni en sus pretendidas buenas intenciones. La realidad lo confirma.
Pero más importante aún, no necesitamos salvadores. Nosotros mismos somos la solución: luchando en nuestro propio terreno, como clase, teniendo como bandera la defensa del conjunto de las condiciones de vida del conjunto de los explotados, en contra de los engaños de la patria, los mesías, los pactos sociales y las trampas ciudadano-democráticas.
RM, febrero de 2013
Ya hemos hablado con anterioridad de la experiencia de los “Talleres para Trabajadores Indignados” en la ciudad de Alicante, en España[1] [722]. Trascurridos varios talleres/debates puede ser un buen momento para realizar algunas reflexiones sobre estos y su relación con las necesidades del momento.
Más allá de la heterogeneidad de los compañeros que hemos participado, dos elementos destacan y se vinculan a las necesidades del momento: la aceptación de la necesidad de dotarse de una teoría para comprender y hacer frente a la realidad, y la demostración de la posibilidad real de autoorganización y debate honesto, aún con diferencias entre compañeros.
La teoría para el movimiento del proletariado siempre ha sido algo fundamental, en tanto que clase social que para hacer frente a la sociedad burguesa requiere de la máxima claridad y que no tiene ningún interés en el mantenimiento y mistificación del orden existente. Sin embargo en la fase histórica actual esta es, si cabe, más importante aún, en la medida que luchar de una forma eficaz contra el capitalismo se hace imposible sin un mínimo de claridad por parte del proletariado. En la fase anterior de grandes luchas proletarias (del mayo francés del 68 a las luchas en Polonia en 1980), que en casos puntuales y locales alcanzan niveles pre-insurreccionales, mientras existían importantes carencias en el seno del movimiento obrero a nivel político-teórico (ilusiones hacia la “democracia” burguesa, hacia los sindicatos y los partidos “obreros”, en la autogestión o la cogestión, nacionalismos, etc.), este hecho no impedía una gran capacidad para la lucha y para el desarrollo de métodos proletarios (asambleas obreras, delegados revocables, tendencia a la extensión de la lucha, autoorganización, etc.). Tampoco la crisis capitalista y su reguero de paro masivo y descomposición y atomización social presentaban entonces, a nivel general, la gravedad que presentan ahora, y por lo tanto no eran un freno tan grande para la lucha; ni la burguesía contaba, sobre todo en algunos Estados (como España por ejemplo), con los aparatos ideológicos y político-sindicales de confusión y canalización del malestar y la protesta. Hoy más que nunca el simple “instinto de clase”, la indignación o la combatividad son insuficientes para luchar contra el capitalismo y sus aparatos e ideologías.
La cuestión es que es más necesaria que nunca la teoría para poder simplemente hacer retroceder a la burguesía en sus ataques. Necesitamos de la teoría para poder comprender que los métodos sindicales e izquierdistas no nos conducen más que a la impotencia y a la derrota, que requerimos de la autoorganización y la extensión de las luchas para luchar de forma eficaz. La teoría es necesaria para comprender que la crisis capitalista no es una fatalidad o un fenómeno de la naturaleza; para entender que no es provocada por algún elemento utilizado como culpable (los bancos, Merkel, los “políticos corruptos” o que “no hacen bien su trabajo”..) para salvar la totalidad del sistema; para asumir que no es una enfermedad pasajera con luz al final del túnel, y que por tanto no tenemos porqué aceptar ni uno sólo de los sacrificios ni de la miseria diaria que nos ofrece el sistema, y que los sacrificios y la miseria de hoy no hacen sino anunciar peores sacrificios y miseria para mañana. La teoría es necesaria para entender que trabajadores y empresarios, parados y políticos, desahuciados y banqueros, no somos “ciudadanos iguales” pertenecientes a una supuesta comunidad nacional como ente superior al que habría que sacrificarse. La teoría es necesaria para comprender que las relaciones sociales y de producción capitalistas que tiranizan a la inmensa mayoría de la humanidad no son más que un producto histórico y que pueden y deben ser enviadas al basurero de la historia. Como muestra, en el debate sobre la crisis económica (Taller del 25 de enero), las distintas intervenciones se orientaron hacia la cuestión de si el capitalismo podía o no ser “reformado”.
Teoría como proceso de extracción de lecciones de la realidad pasada y presente, no como dogma elitista acabado al que someterse acríticamente. Teoría como herramienta para la lucha, no como abstracción en el aire. Teoría no como la invención de algún “individuo genial”, sino como proceso colectivo y vivo de reflexión, debate y confrontación. Teoría para clarificar un futuro, un cambio social, una perspectiva, con los que hacer coherentes las luchas del presente. En distintos talleres se ha planteado la preocupación de que tal cambio no sea una sustitución de una dominación por otra, sino que sea un cambio radical, un cambio de nosotros mismos. Entendemos que eso conjuga con lo que Marx planteaba como verdadera transformación radical: «Ser radical es atacar el problema por la raíz. Y la raíz para el hombre es el hombre mismo».
Los Talleres de Alicante son una modesta experiencia que expresa la actividad de minorías que buscan respuestas a la gravedad y las dificultades del momento, que buscan un camino distinto al del activismo acrítico tras las llamadas de corneta sindicales, izquierdistas y ciudadanistas y sus métodos inoperantes para la clase trabajadora.
Otro aspecto importante a señalar de la experiencia de los Talleres en Alicante es la puesta en práctica de la cultura de la autoorganización y el debate, auténtico antídoto contra la sociedad capitalista, que sólo puede mantenerse en pie extendiendo la atomización y la despolitización. Y en esa labor es especialmente eficaz la “democracia” burguesa y sus aparatos e ideologías, de ahí la falta de confianza actual del proletariado en sus propias fuerzas, que de momento sigue siendo víctima de toda clase de maniobras sindicales (corporativismo, localismo, activismo) y “ciudadanas”.
En esta experiencia compañeros de diversos orígenes y posiciones estamos siendo capaces de confrontar posiciones de forma fraternal porque nos une la honestidad en la búsqueda de respuestas y herramientas frente a un enemigo común: la sociedad capitalista. Es importante subrayar eso: la política proletaria es la búsqueda colectiva de herramientas teórico-prácticas para afrontar problemas comunes, no el arte del engaño, las “jugarretas” y estrategias propias de la política burguesa, incluyendo su variante izquierdista. Es por eso que el sentimiento de fraternidad, solidaridad, autoorganización y apertura entre los explotados es un elemento imprescindible en su lucha. Desde la reunión de presentación de las jornadas se insistió en el valor positivo que tienen las diferencias. No ya admitirlas como una especie de mal menor, sino saludarlas como expresión de la diversidad que existe en la clase obrera, para acoger y reconocer contribuciones provenientes de distintos sectores y trayectorias políticas y personales, y, sobre todo, como acicate para la argumentación y el debate, para enriquecer los análisis, para que la teoría sea una síntesis superadora y no sólo una negación de los postulados previos.
Contrariamente a la propaganda burguesa que identifica la lucha proletaria revolucionaria con caos y violencia ciega, y a los estereotipos izquierdistas que lo identifican con disturbios generalizados y otras acciones “espectaculares”, un elemento fundamental en la lucha es la autoorganización y el debate, proceso en el que la acción de minorías es expresión y factor activo en la maduración de una conciencia subterránea que contribuya a ir carcomiendo los pilares del gigante de pies de barro capitalista para salir a la luz y hacerse carne en los momentos en que los diques de contención del sistema se desborden.
Saludamos pues la experiencia de los “Talleres para Trabajadores Indignados” de Alicante y subrayamos su dimensión y validez universal en relación a las necesidades del momento, animando a otros compañeros[2] [723] a seguir caminos similares y establecer lazos entre las minorías que buscan los caminos eficaces para la lucha contra un sistema obsoleto y decadente.
Draba, 19-3-13
[1] [724] /cci-online/201212/3601/nada-mas-practico-que-una-buena-teoria [725]
[2] [726] Una iniciativa muy interesante y que va en el mismo sentido es el Ciclo de Discusiones que compañeros en Bélgica llevan realizando desde hace un tiempo. Ver /cci-online/201301/3604/de-que-crisis-estamos-hablando [727]
La nota fue estridente y repetida hasta el asco por los medios sobre la detención de la Presidenta vitalicia del Sindicato Nacional de Trabajadores de la Educación (SNTE) a quien se acusa de los delitos de operación de recursos de procedencia ilícita y delincuencia organizada, nada más y nada menos. De inmediato, la manipulación mediática provocó que de todas partes vinieran los halagos por el “castigo ejemplar a la corrupta”. Todos los espacios noticiosos exhiben con morbo las cuantiosas propiedades, los lujos y los excesos de “la maestra” embotando los sentidos para que no se piense en otra cosa. A la par, se habla de sus abusos, de su poder sobre presidentes, gobernadores… En fin, que es la personificación absoluta del mal. La aprehensión se produjo el mismo día de la promulgación de la reforma educativa que concretiza la reforma laboral contra los profesores del nivel básico.
Pero este tipo de personajes sindicales se han engendrado y formado desde el mismo Estado y forman parte de la burocracia corporativista que, como premio por su labor de control de los trabajadores, usufructúan los fondos millonarios de las cuotas sindicales y prebendas que reciben del gobierno amén de las carreras “impresionantes” que hacen como senadores, diputados, gobernadores, secretarios de Estado, etc. Especímenes de este tipo se encuentran en todos los partidos políticos, en todos los sindicatos, en fin, en toda la estructura estatal y es cierto que la ostentación, prepotencia y arrogancia de que hacen gala son una bofetada y un insulto para la inmensa mayoría que sobrevive al filo de la angustia porque el salario no alcanza mas que para eso… ¡sobrevivir cada vez más miserablemente!
La corrupción es un modus vivendi y es consustancial a la burguesía en todo el mundo; los escándalos brotan a diario por todas partes, lo mismo en los países centrales como en los periféricos del capitalismo donde el soborno se ha hecho un deporte, donde el lavado de dinero es una práctica más que común, lo mismo que los fraudes, el robo, la estafa. Y es toda la clase burguesa la que funciona de esta manera, desde la burocracia que está al frente del aparato gubernamental, pasando por las cúpulas sindicales, hasta los directores de las empresas públicas o privadas incluidos los honorables empresarios y este fenómeno se acrecienta en el contexto de la crisis económica en donde la competencia por recuperar los beneficios toma una dinámica criminal.
Pero además, esta campaña mediática de “lucha contra la corrupción” además de asquerosa es cínica e hipócrita por donde se le vea. Si de pronto los gobernantes al servicio de su clase capitalista enloquecieran y llevaran a cabo una cruzada contra la corrupción no quedaría nadie a salvo. No se trata más que de una sublime patraña. De hecho, cotidianamente el espionaje estatal recaba millones de datos y en particular en este tipo de casos donde el delito es evidente pero no se actúa “conforme a derecho” sino hasta que la utilidad política aparece. Es decir, este tipo de mecanismos legales son uno de tantos instrumentos con los que cuentan las fracciones que pululan al interior del Estado para presionarse o ajustarse cuentas en un momento dado dependiendo cuál fracción ostente la mejor posición de poder; al lado de los “escándalos” por narcotráfico, por ejemplo. Y cuando la ocasión lo amerita, el asesinato puro y simple es la solución pues la burguesía es una clase de gánsteres (recuérdese el caso Colosio, Ruiz Massieu, Posadas Ocampo, etc.).
En este caso, las pugnas entre el grupo recién enquistado en el gobierno federal contra el grupo político de Gordillo que estaba reforzando sus alianzas con otros grupos en algunas entidades y también el hecho de que la cúpula del SNTE exigía que no se le retirara una fuente de poder importante en el sector como lo es el ingreso y la promoción de ascensos en la estructura, explicarían el desenlace efectivamente y puede haber, sin duda, otras motivaciones igualmente ciertas. Sin embargo, poco importa realmente el dato exacto sobre lo que ha provocado finalmente el encontronazo.
De lo que no debe haber duda es que no se originó, de ninguna manera, por la oposición de Elba Esther a la reforma educativa que ella misma avaló y colaboró con su equipo a formular, esa versión la promueven los medios con el marcado interés de hacer creer que, incluso, la cúpula sindical apoyaba a los profesores. Por el contrario, el sindicato sigue con su guión de hacer como que defiende a los trabajadores presionándolos para que trabajen los sábados con el cuento de “ganarse a la opinión pública y a los padres de familia” y promoviendo mantas con mensajes “contra la privatización de la educación”. De esta manera la dirigencia del SNTE intenta, con o sin Elba Esther al frente, encuadrar la incipiente movilización que se asoma en sus filas, para que no se sumen a una protesta generalizada por sus propios medios, por encima o incluso en contra del sindicato.
Tal vez, en un plazo determinado, seremos de nuevo llamados al espectáculo de que la maestra logró zafarse del castigo o que la condena se modificó, etc., como ha pasado ya infinidad de veces y no nos debe extrañar ni hacernos sentir defraudados por la “no aplicación de la justicia” pues se trata de sus propias pugnas como clase dominante y las procesan con sus propios mecanismos legales y, en general, con su propio aparato estatal. De nueva cuenta nos machacan la idea falsa de que la corrupción es la fuente de nuestra miseria, que la corrupción nos tiene hundidos en la crisis; por tanto, nos obligan a sacar la conclusión de que necesitamos “un capitalismo honesto”, un “estado honesto” y “dirigentes honestos”…¡una utopía peligrosa! Una idea así es completamente estéril y nos conduce no a cuestionar este sistema de explotación sino a buscarle un ¡funcionamiento honrado!.
Sin embargo, la campaña central y la más insidiosa es la que nos trata de convencer de que el Estado hace justicia y defiende a los trabajadores y en particular a los del sector educativo protegiendo sus fondos sindicales y que muestra las virtudes de un gobierno democrático y justiciero que se ha ocupado valientemente de castigar a este personaje tan corrupto. ¡Basura! El Estado seguirá fortaleciendo a sus sindicatos pues son el principal baluarte de los intereses de la burguesía y, en este empeño, claro está que también continuará asegurando las ganancias de las burocracias sindicales en pago por su trabajo de control y encuadramiento de los trabajadores.
También hay que combatir la mentira de que la corrupción sería la causa principal de las dificultades económicas de las instituciones o más aún de la crisis económica y de la pobreza generalizada. ¡NO! La causa de las penurias sin límite de la inmensa mayoría de las masas trabajadoras es el capitalismo. Es este sistema en sí mismo el que es corrupto desde sus inicios ya que se basa en la explotación del trabajo para acumular capital de manera frenética no importándole si tiene que implementar las más brutales formas de expoliación humana.
Otro mensaje que se lanza en contra de la clase obrera es que hay un Estado fuerte e implacable que está dispuesto a continuar con sus planes y que si no se detiene ni ante sus servidores mucho menos tendrá consideración de los trabajadores quienes tendrán que aceptar a regañadientes los ataques directos que significan las reformas. En particular, contra los trabajadores del sector educativo en cuyas filas se ha estado acumulando un gran descontento por los ataques recientes.
Por todo esto, los trabajadores no tenemos por qué festejar el espectáculo actual tan bochornoso que, entre otras cosas, retrata la moral de cuerpo entero de la clase dominante. No nos beneficia en lo más mínimo y, por el contrario, puede contaminar nuestra conciencia si no oponemos a esta borrachera democrática la reflexión basada en nuestras propias preocupaciones y perspectivas como clase: los ataques que se están recrudeciendo como nunca en contra de nuestras condiciones de trabajo y de vida, en contra de nuestras familias, de nuestro futuro y el de nuestros hijos. Y frente a esto, cómo defendernos realmente, cómo frenar estos golpes, cómo luchar.
Diversas agrupaciones dentro del SNTE están moviendo sus fichas para beneficiarse de esta coyuntura convocando a los trabajadores para que se opongan a “la imposición” de los nuevos dirigentes del sindicato que son designados desde la Presidencia como siempre, puestos que, nos dicen, deben delegarse por los propios trabajadores de base. ¡Pamplinas! Lo que significa este buen propósito es que se les tome en cuenta por parte del Estado en el reparto de las cuotas de poder dentro del sindicato y del partido político (Panal) que es el complemento de esta fracción de la burguesía que regentea el negocio asociado al control de este sector del proletariado.
Para los trabajadores, no hay ningún interés en la elección de tal o cual personaje pues de sobra saben que cualquiera da lo mismo, sea gordillista, antigordillista, independientes o democráticos, pues su mandato será siempre el de garantizar para el capital el sometimiento de los agremiados para imponer sin miramientos las medidas inhumanas que la burguesía impulsa a nivel mundial para hacer más productiva la fuerza de trabajo, establecer legalmente la inestabilidad laboral, los despidos arbitrarios y, sobre todo, profundizar y generalizar aún más la miseria en la que se hunden día con día las masas trabajadoras.
Los trabajadores de la educación, así como todos los trabajadores en general, deberemos evitar el caer en la trampa de tomar partido por una u otra fracción, enredarnos en sus pugnas solo nos lleva a perder nuestra autonomía. Nuestros intereses no son los de ellos, nuestra lucha es para oponernos a los ataques terribles que se avecinan a través de la reforma educativa y de la reforma laboral. Nuestra lucha debe construirse fuera de las consignas sindicales, vengan del SNTE o del a CNTE, fuera de los partidos políticos.
RM, 4 de marzo de 2013
La muerte de Chávez no sólo la lamentan los altos jerarcas del Estado venezolano, sino muchos gobernantes de América Latina y el mundo, que han venido a darle el “último adiós” al líder de la “revolución bolivariana”. Aunque varios de ellos lo hacen debido a compromisos políticos y comerciales (como es el caso de los miembros del ALBA[1] y de los países beneficiarios de los acuerdos petroleros), todos al unísono lamentan la desaparición de un jefe de Estado que en nombre de la “lucha contra la pobreza” y “la justicia social”, logró implantar un proyecto de gobierno que durante mas de 14 años ha servido a buena parte de la burguesía para atacar las condiciones de vida y la conciencia del proletariado. El mismo reconocimiento a la figura de Chávez, lo hacen los altos representantes del capital nacional, tanto opositores como oficialistas; éstos no han desaprovechado la oportunidad para hacer propaganda a la “solidaridad de los gobiernos del mundo con el pueblo venezolano” y se les infla el pecho al exaltar la trascendencia mundial de su gran guía.
El proletariado cuenta con su experiencia histórica para rechazar y desenmascarar este derroche de sentimentalismo e hipocresía de la burguesía y la pequeña burguesía. Chávez es un mito creado por el capitalismo, alimentado y fortalecido por la burguesía nacional y mundial, a la que ha venido en su auxilio con la patraña burguesa del “socialismo del siglo XXI”. La burguesía mundial, principalmente sus tendencias de izquierda, necesita mantener vivo ese mito. El proletariado requiere desarrollar sus armas de combate contra la ideología del chavismo para mostrar a las capas sociales mas depauperadas el auténtico camino del socialismo.
La emergencia de Chávez a la arena pública ocurre cuando lideró el intento de golpe de Estado de un grupo de militares contra el socialdemócrata Carlos Andrés Pérez en 1992. Desde entonces creció su popularidad de manera vertiginosa hasta llegar a la presidencia de la república a inicios de 1999. Durante ese período logró capitalizar el descontento y la desconfianza de amplios sectores de la población hacia los partidos socialdemócratas y socialcristianos que se alternaban en el poder desde la caída de la dictadura militar en 1958, principalmente de las masas más empobrecidas de Venezuela afectadas por la crisis económica de los años 80, protagonistas de las revueltas de 1989. Dichos partidos habían entrado en un proceso de descomposición caracterizado por los altos niveles de corrupción y abandono de las tareas de gobierno, expresión de la descomposición que abarcaba al conjunto de la sociedad, principalmente a las clases dominantes, a tal punto que les resultó imposible cohesionar sus fuerzas para garantizar la gobernabilidad y la “paz social”.
Chávez, debido a su carisma y a su ascendencia entre las masas mas depauperadas que vieron en él la posibilidad de que el Estado pudiera beneficiarlas, recibió el apoyo de varios sectores del capital nacional, las Fuerzas Armadas y principalmente de los partidos de izquierda e izquierdistas de los años 60 y 70, quienes reavivaron su programa político de esa época basado en las luchas de “liberación nacional”: contra el “imperialismo yanqui”, por la creación de una auténtica burguesía nacionalista, apoyados ideológicamente en el pensamiento bolivariano de creación de la “gran patria suramericana” y sustentando estos objetivos en los importantes ingresos por exportaciones petroleras. Desde entonces varios de los dirigentes y teóricos de la izquierda y el izquierdismo venezolano (dentro de ellos exguerrilleros y miembros del Partido Comunista de Venezuela), se dieron a la tarea de visitar varios países “socialistas” o “progresistas” para “tomar luces” sobre el modelo a implantar en Venezuela una vez Chávez llegara al poder: China, Corea del Norte, Libia, Irak, Irán, Cuba, etc... Sin duda alguna, desde sus inicios el proyecto chavista fue concebido como un proyecto burgués de izquierda, nacionalista, basado en la unión cívico-militar, tomando como referencia a los regímenes mas despóticos de Asia, África y Oriente Medio, muchos de ellos aliados del exbloque imperialista Ruso.
A lo largo de sus 14 años de gobierno Chávez fue perfilando su proyecto de gobierno que después identificó como “socialismo del siglo XXI”, basado en la exclusión y confrontación con los sectores del capital nacional que sustentaron el poder hasta 1998 y sectores del capital privado que se le opusieron; con una agresiva geopolítica regional y mundial basada en un antiamericanismo radical. Su gran secreto, que le celebra buena parte de la burguesía mundial, es que pudo renovar las esperanzas en la inmensa masa de pobres abandonados de Venezuela, sacándolos de la “invisibilidad”, haciéndoles creer que algún día podrían salir de su situación de miseria; cuando en realidad lo que ha hecho es empobrecer al conjunto de la población, principalmente a los trabajadores, aplicando la fórmula maestra de la izquierda de “nivelar por abajo”. De esta forma el chavismo consiguió contener el malestar social de esa masa de pobres que el capitalismo decadente ha acumulado a lo largo del siglo XX, que ha ido en aumento debido a la imposibilidad de ser incorporados al trabajo productivo; pero también ha logrado un objetivo que le envidian las otras burguesías: cuenta con el apoyo de una masa electoral que le ha permitido perpetuar en el poder por vías democráticas a las nuevas elites civiles y militares de la clase dominante. No es por casualidad que las fuerzas chavistas durante sus 14 años en el poder, han ganado 13 de las 15 elecciones nacionales que han promovido.
La emergencia del chavismo no podemos verla sólo como el resultado del fracaso de los gobiernos que le precedieron, ni mucho menos como un resultado del carisma de Chávez, tal como lo hace la burguesía que ve a las personalidades como los motores de la historia; sino como expresión de la descomposición del sistema capitalista en su conjunto El derrumbe del bloque ruso a finales de los años 80 marca la entrada del capitalismo en esta nueva fase avanzada de su decadencia, la de su descomposición[2]. Este acontecimiento que trastocó el sistema de bloques imperialistas existentes hasta entonces tuvo dos consecuencias principales: el debilitamiento progresivo del imperialismo norteamericano a nivel mundial y un ataque a la conciencia de clase del proletariado, debido a que la burguesía mundial desarrolló una campaña para identificar el derrumbe del bloque estalinista con la “muerte del comunismo”. Los sectores de izquierda del capital, para poder sobrevivir en su tarea de encuadramiento de la clase obrera y de las masas empobrecidas, requerían generar “nuevas” ideologías con este fin; de allí la emergencia en los años 90 de “la tercera vía” en Europa y de movimientos de izquierda e izquierdistas en los países de la periferia. En ese caldo de cultivo, producto de la descomposición del sistema capitalista emerge Chávez y consolida su proyecto, junto a otros líderes y movimientos sociales de izquierda en diferentes países de América Latina: Lula con el apoyo del PT, el MST y los Foros Sociales en Brasil; Evo Morales en Bolivia con el movimiento indigenista; el zapatismo en México apoyando el movimiento indígena y campesino, etc.
La trascendencia de Chávez obedece a que desde sus inicios se proyectó como un movimiento de integración latinoamericana (sustentado en el pensamiento Bolivariano), desplegando un antiamericanismo radical. Desde ese punto de vista, fue visto como un segundo Fidel Castro, quien sustituye la ideología de las luchas de “liberación nacional” de los años 60 por la de los “movimientos sociales” de las masas obreras y excluidas sociales de la región. La Venezuela de Chávez de los años 2000 de alguna manera se transforma en la vidriera que fue Cuba para la URSS durante el siglo pasado que intentaba vender las bondades del “socialismo real” en América Latina; con la gran diferencia que la vidriera del chavismo, la franquicia del “socialismo del siglo XXI”, es financiada con los grandes ingresos obtenidos por las exportaciones petroleras.
Sin embargo, el régimen chavista no pudo detener el avance arrollador de la descomposición social en Venezuela; más bien se transformó en un factor de su aceleración a nivel interno y regional. Al desplazar a los antiguos burócratas de las empresas e instituciones del Estado colocó en su lugar a nuevos burócratas civiles y militares que han logrado amasar grandes fortunas y propiedades dentro y fuera del país, que superan con creces los niveles de corrupción de los gobiernos anteriores. El chavismo ha sabido comprar la fidelidad a su proyecto “revolucionario”, repartiendo a discreción los altos ingresos petroleros. Esta vía se ha utilizado de manera magistral para desplazar al anterior Alto Mando militar y comprar la necesaria fidelidad de la Fuerzas Armadas, principalmente después del golpe de Estado de 2002 que sacó a Chávez del gobierno por unas horas; a tal punto, que cuando Chávez muere la Fuerza Armada se ha convertido en una verdadera “guardia pretoriana” del régimen, con un peso significativo en el poder.
La hegemonía de las facciones de la burguesía chavista en el poder, se basa en un reforzamiento del Estado en todos sus órdenes y una confrontación permanente con sectores del capital nacional que se le oponen al régimen, principalmente contra representantes emblemáticos del capital privado, sujetos a expropiaciones y controles; una forma del régimen justificar ante sus seguidores que lucha contra “la burguesía”, cuando en realidad muchos chavistas pasaron a ser “dignos” representantes del capital privado. De esta manera, la confrontación política entre las fracciones del capital nacional ha sido el aspecto dominante durante el régimen chavista; esta lucha donde cada fracción del capital hala para su lado e intenta imponer sus intereses particulares, arrastra al conjunto de la sociedad y repercute en todos los ordenes de la vida social. A nivel económico, la crisis general del sistema ha develado inviable y de un alto costo las pretensiones del chavismo de hacer de Venezuela una “potencia económica regional”; que se observa, entre otros aspectos, a través de un abandono de la infraestructura industrial del país (que afecta a la propia “gallina de los huevos de oro”, la industria petrolera), de la infraestructura vial y el servicio eléctrico (uno de los mejores de AL hace apenas dos décadas), que están prácticamente por el suelo; a nivel de las telecomunicaciones Venezuela sufre de un rezago tecnológico con respecto al resto de los países de la región. El mayor drama se vive a nivel social: la desmejora de los servicios de salud pública y educación (que el chavismo vende como uno de los grandes logros de la “revolución”) es mucho mayor que hace una década; la seguridad pública prácticamente ha sido abandonada (aunque no así la represión policial a las protestas de trabajadores y la población): en los 14 años de gobierno “socialista” han sido asesinadas mas de 150 mil personas, lo que ha colocado a Venezuela (principalmente a Caracas, la capital ) con una de las mayores tasas de criminalidad del mundo por cada 100 mil habitantes, que superan a las México y Colombia[3].
Al momento de la muerte del líder mayor de la “revolución bolivariana”, el país cuna del “socialismo del siglo XXI” se encuentra sumido en una grave crisis económica. En 2012 se superaron todos los records en los índices que evidencian a una economía tan enferma como lo estaba su presidente: alto déficit fiscal (del orden del 18% del PIB, el mayor de la región), resultado del desmesurado gasto público que se ubicó en el 51% del PIB; las importaciones fueron las más altas en 16 años, del orden de los $ 56 mil millones, equivalentes al 59% de las exportaciones; 22% de inflación, la más alta de la región. Los gastos del Estado se han cubierto hasta ahora con el crecimiento de la deuda interna y externa, que ha crecido de manera vertiginosa en los últimos años, llegando a ser en la actualidad del orden del 50% del PIB; también emitiendo dinero inorgánico, lo que ha ocasionado los niveles de inflación mas altos de la región que hace añicos el salario de los trabajadores, las pensiones y las migajas que reparte el Estado. La crisis económica ya no se puede seguir ocultando y trampeando: debido a los controles del Estado en la economía, el 2013 se ha iniciado con una devaluación del Bolívar del 46% para intentar cubrir parte del inmenso gasto público y una escasez de productos (del orden del 20% según el Banco Central de Venezuela), principalmente de alimentos; la inflación se estima será del 30%. Para agravar la situación, China, quien ha hecho préstamos importantes al Estado venezolano en los últimos años, ahora se opone a suministrar más recursos a una economía que parece un barril sin fondo. Por otra parte, las dudas sobre la salud de la economía venezolana hacen más difícil y costosa la colocación de bonos en el mercado, que tienen que pagar una prima del 13,6%.
El proyecto chavista del “socialismo del siglo XXI” es otro gran fracaso de la burguesía; una versión del capitalismo de Estado en el siglo XXI que hunde a los trabajadores y la sociedad en la pobreza mientras enriquece a la clase burguesa, que incluye a las nuevas élites chavistas. Es una muestra que ni la derecha, ni la izquierda, ni los izquierdistas representan una salida a la miseria y barbarie a que nos somete el capitalismo.
Uno de los aspectos más resaltados después de la muerte de Chávez por Jefes de Estado así como altos representantes de organismos como la ONU, OEA, BM, etc. ha siso su orientación hacia la causa de los pobres, que según ellos ha permitido reducir los niveles de pobreza en Venezuela. Tanto ellos, como los representantes de partidos de izquierda, grupos izquierdistas y movimientos sociales, le sirven de caja de resonancia a la manipulación de índices y a la propaganda bien estudiada del chavismo para mostrar al mundo ese gran logro , gracias a una “redistribución de la riqueza” orientando recursos del Estado a planes de alimentación, salud, educación, etc. para los sectores mas necesitados. Según las cifras del INE, organismo encargado de hacer que las estadísticas muestren los “logros de la revolución” de Chávez, los hogares pobres en Venezuela se han reducido del 49% al 27,4% entre 1998 y 2011 (del orden de 4 millones); quienes se unen a los 37 millones de personas que según el BM dejaron de ser pobres en la última década en América Latina. La burguesía mundial necesita exaltar a algún país que bajo el régimen capitalista esté en vías de “superar la pobreza” y próximo a cumplir con los “Objetivos del Milenio” proclamados por la ONU.
La realidad es que el régimen de Chávez lo que ha hecho es masificar la pobreza, manteniendo a los pobres en la pobreza, desmejorando el nivel de vida de los trabajadores formales y de los sectores mas bajos de las capas medias. El chavismo ha llevado a cabo una reingeniería social, trasladando hacia los sectores mas depauperados parte de la masa de plusvalía orientada al pago de salarios y beneficios sociales de los trabajadores. Lo que ha hecho es acentuar la precarización del trabajo que ya existía antes de Chávez llegar al poder: estudios no oficiales del 2011 indican que el 82% de la población ocupada tiene un empleo precario[4] . El régimen se jacta de haber incrementado el empleo (en cerca de 1 millón en el sector público), mientras la propaganda oficial señala que en Europa y EEUU crece el desempleo. Es cierto, el empleo ha crecido en Venezuela al igual que en varios países de la región, pero se trata de un empleo precario: sin contratación fija o a tiempo parcial, violando sus propias leyes laborales y sin contar con los beneficios sociales básicos (salud, ayuda para educación de trabajadores y sus hijos, etc.). El Estado, a través de las llamadas Misiones ha creado servicios paralelos de salud, educación, etc., mientras ha desmejorado las condiciones de vida de los trabajadores de esos sectores y de todo el sector público, a tal punto que se han acumulado deudas impagables con los trabajadores, que suman decenas de miles de millones de dólares. A través de esa reingeniería social ha hecho una verdadera sangría de los trabajadores de los sectores productivos, logrando achatar la curva salarial alrededor del salario mínimo (de $300 si se aplica la tasa de cambio oficial; y de $100, con la del mercado negro).
Ante las reivindicaciones de los trabajadores, el chavismo las rechaza argumentando que no va a desmejorar las condiciones de vida “del pueblo”. Pero esta es precisamente la gran mentira: con los planes sociales del Estado (que en mayor o menor grado aplica cada burguesía nacional para intentar mantener la “paz social”), lo que hace la burguesía es repartir algunas migajas de la renta petrolera a un porcentaje limitado de pobres, mientras la mayoría se alimenta con la esperanza de que algún día será beneficiado por tal o cual plan de asistencia social. Situación que se aprecia por ejemplo con la distribución de alimentos a precios regulados, que sólo se consiguen después de hacer largas filas y en cantidades limitadas; o con las pocas viviendas construidas por el Estado (en sitios de alto tránsito para mostrar los “logros de la revolución”), que son asignadas a unos pocos seguidores del gobierno y sin título de propiedad. Otros reciben beneficios del Estado en dinero, pensiones, becas, etc. pero ese dinero no les permite ni siquiera cubrir las necesidades de alimentación. Por otra parte, la inflación (la mas alta de la región) generada por los incesantes gastos del Estado, hace desaparecer de la noche a la mañana esas ayudas, al igual que vuelve añicos los salarios de los trabajadores. Según cifras oficiales durante los 14 años de gobierno de Chávez se ha acumulado una monstruosa inflación del 1500%, que ha ocasionado una caída del salario real en ese período.
La franquicia chavista del “socialismo del siglo XXI” que vende la izquierda, izquierdistas y dirigentes de “movimientos sociales” de la región, lo que hace es alimentar las ilusiones de las masas más débiles del proletariado, para que sigan creyendo en un modelo capitalista de Estado, que termina siendo igual o mas salvaje que los que aplica la burguesía en otros países.
Chávez logró oxigenar la mistificación democrática aplicando la fórmula de la “democracia participativa”. De esta manera penetró y ha puesto bajo el control del Estado a las capas más pobres de la población y los movimientos sociales, a través de órganos como los Círculos Bolivarianos y mas recientemente los Consejos Comunales; apoyados en nuevos planes asistencialistas y clientelares llamados Misiones. De esta manera el chavismo consiguió llevar a cabo la fórmula maestra del igualitarismo promovido por la izquierda de “nivelar por abajo”; es decir, ampliar el empobrecimiento al conjunto de la población, principalmente al conjunto de la clase obrera.
Así mismo, el régimen de Chávez ha logrado un mayor reforzamiento del Estado contra la sociedad, lo que se corresponde con la visión defendida por la izquierda de que “socialismo” significa mas Estado. De esta manera, el Estado no sólo se ha reforzado en el plano económico al expropiar empresas y tierras a sectores del capital privado opositores al régimen, sino que ha fortalecido el totalitarismo estatal; omnipresente en todos los planos de la sociedad. Con Chávez se ha militarizado la sociedad y se ha ampliado el carácter policial del Estado para controlar y reprimir a la población, principalmente a los trabajadores.
A nivel interno y externo, el chavismo, al igual que lo hace la burguesía cubana y otras burguesías de la región, utilizan al “imperialismo norteamericano” como chivo expiatorio, principalmente para justificar su propia política imperialista. Históricamente la burguesía venezolana no ha ocultado su intención de ser una gran potencia regional, orientación que ha exacerbado el chavismo dada la perdida de fuerza de los EEUU en el mundo y en su propio patio trasero. Con el ardid de “la amenaza del imperio” el chavismo justifica el incremento en la compra de armamentos, a tal punto que según el Informe sobre las Tendencias de Transferencia de Armas 2012 del Stockholm International Peace Research Institute Venezuela se convirtió en el primer importador de armas convencionales en Suramérica y el decimotercero en el mundo y aumentó en mas un 500% la compra de armamentos entre 2002 y 2006, siendo Rusia uno de sus principales proveedores. De esta manera el gobierno venezolano, que constantemente habla de paz y unión, se une al crecimiento armamentista de las burguesías de la región y contribuye a la desestabilización regional. La compra de armamentos significa mayor endeudamiento y un desvío de la riqueza social en contra de la propia sociedad, ya que en última instancia estas armas se utilizarán, no en contra del “imperio” sino para controlar el malestar social.
El régimen chavista realiza una geopolítica más agresiva que los gobiernos que le precedieron. Con el fin de construir la “gran patria de Bolívar” y utilizando los ingresos petroleros como arma de penetración, ha logrado ser un factor de desestabilización debido a la competencia contra otros aspirantes a “petit” imperialistas de la región, principalmente Brasil y Colombia. Junto con Cuba ha creado el ALBA, que agrupa a los países que han comprado la franquicia del “socialismo del siglo XXI”; “Petrocaribe” para penetrar la región de El Caribe y acuerdos con los países del Mercosur, principalmente con Argentina. Estos países reciben beneficios en las exportaciones petroleras y “ayudas” del Estado venezolano. De esta manera el chavismo compra sus lealtades a nivel regional, invirtiendo buena parte de la renta petrolera y desmejorando las condiciones de vida del proletariado venezolano.
Después de una década de la burguesía mundial decretar la “muerte del comunismo” al derrumbarse el bloque estalinista en 1989, con el fin de intentar debilitar la conciencia y la lucha del proletariado por una nueva sociedad, el chavismo vino a reforzar esa campaña banalizando y desvirtuando el socialismo, intentando quitarle su real esencia proletaria. Los sectores burgueses y pequeños burgueses opositores al régimen también hacen su contribución, tildando al régimen de “comunista” o “castrocomunista”. Este es uno de los mayores aportes de la burguesía chavista y su contraparte al conjunto de la burguesía, ya que representa un ataque directo a la conciencia de clase del proletariado, no sólo en Venezuela, sino a nivel regional y mundial.
Pretender que está en desarrollo una “revolución”; que se implanta el socialismo en un país debido a que un puñado de militares e izquierdistas aventureros toman el control del Estado capitalista y lo refuerzan, donde el sujeto revolucionario es el “pueblo”; que se va a superar la pobreza con planes asistencialistas de ese Estado y que se está en contra del capitalismo y del imperialismo por las diatribas con los EEUU, es pretender repetir en pleno siglo XXI la tragedia de lo que representó el siglo pasado la llamada “revolución cubana” contra el desarrollo de la conciencia de clase del proletariado cubano, de América Latina y del mundo. En este sentido no son casuales los lazos estrechos del chavismo con el régimen de los hermanos Castro y su pandilla, a quienes se les paga con petróleo su “asesoría” para intentar mantener en el poder por 50 años o más al régimen chavista tal como ellos lo han logrado en Cuba.
La llamada “revolución bolivariana” no tiene nada que ver con el socialismo. Se trata de un movimiento patriota y nacionalista, cuando sabemos que el Manifiesto Comunista, el primer programa político del proletariado, desde 1848 plantea que “los proletarios no tienen patria ni intereses nacionales que defender”. La “revolución” chavista expresa un movimiento a histórico, ya que pretende retrotraernos al indigenismo precolombino y al pensamiento de Bolívar, ya reaccionario para su época pues luchó contra el dominio español sólo para colocar en el poder a la oligarquía criolla. Se trata de un proyecto burgués ya que no parte de un movimiento de luchas del proletariado, sino de sectores de la pequeña burguesía izquierdista, civil y militar, resentida socialmente por haber sido excluida del poder después del derrocamiento de la dictadura en 1958. Se sustenta en las masas depauperadas y en los sectores más débiles del proletariado, que la burguesía venezolana ha acostumbrado por décadas al asistencialismo y al clientelismo político, ya que son mas vulnerables y propensos a ilusionarse con cualquier migaja que les reparte el Estado; con este fin las organiza en Círculos Bolivarianos o Consejos Comunales y las moviliza para precarizar las condiciones de vida de la clase obrera activa (a la que califica de aristocracia obrera) e incluso para confrontarla junto con sus bandas armadas. En este sentido el proyecto chavista se inscribe dentro del conjunto de “movimientos sociales” promovidos por la izquierda y el izquierdismo que buscan que las masas mas depauperadas se acostumbren a vivir en la miseria y la precariedad, y que no unan sus luchas a las del proletariado que produce de manera asociada, que utiliza la huelga como mecanismo de confrontación contra el capital, que puede llegar a tomar conciencia de la fuerza social que representa y que es capaz de luchar por superar la miseria a que lo somete el capitalismo.
El chavismo utiliza toda la fuerza del Estado para confrontar las luchas obreras, las cuales de alguna manera quedan ocultas tras la intensa polarización política inducida por la burguesía. Recurre a los medios más bárbaros que ha utilizado la burguesía en siglo XX para atacar al proletariado: en el año 2003, después de la huelga en el sector petrolero promovida por las facciones burguesas opositoras al chavismo, utilizó a obreros desempleados y adeptos al régimen contra los trabajadores en huelga, desatando un verdadero pogromo contra ellos; no se contentó con despedir a cerca de 20 mil trabajadores, sino que les fue imposible conseguir empleo dentro y fuera de las empresas del Estado, y sus huestes se encargaban de acosarlos permanentemente. Ese ha sido el mayor ataque a la solidaridad de clase del proletariado en Venezuela, que acentuó la división y polarización política dentro de la propia clase obrera. El chavismo ha crecido debilitando la solidaridad y conciencia de clase.
La ideología chavista, tal como lo hace la izquierda y el izquierdismo, intenta banalizar la lucha de clases, planteándola como una lucha de “pobres contra ricos”. En sus frecuentes alocuciones por radio y televisión Chávez repetía constantemente que “ser rico es malo”, con la intención de que los proletarios aceptaran pasivamente una vida precaria, mientras los altos jerarcas y burócratas del Estado, así como sus familias, no pueden ocultar su condición de nuevos ricos. Chávez en todo momento arengaba que estaba luchando contra “la burguesía”, planteando que su gobierno era el gobierno de los pobres, pues él mismo era de extracción pobre. De esta manera pretende tratar de ignorante a la clase obrera, que ha aprendido del marxismo que el sistema capitalista está basado en una relación social de clases antagónica, la burguesía y el proletariado; y que quienes conforman el gobierno del Estado forman parte de la clase burguesa.
La muerte de Chávez no significa la muerte del chavismo. Chávez no ha sido el único ni será el último gobernante populista de un país latinoamericano: el siglo XX ha parido a varios gobernantes con perfiles más o menos parecidos, que se consideraban una especie en extinción. La burguesía necesita sus Chávez para mantener controladas e ilusionadas a las masas más depauperadas conformadas en parte por los sectores mas débiles y atomizados del proletariado, que inevitablemente seguirán creciendo mientras perdure el sistema capitalista, que se hunde en la decadencia y descomposición.
Este drama plantea el reto histórico al proletariado de desarrollar sus luchas y transformarse en la referencia para esas masas que cifran sus esperanzas en el Estado y en los mesías que como Chávez crea el capitalismo. El proletariado en Venezuela lucha, pese al acoso ideológico y represivo del Estado, y a la polarización política promovida por las facciones del capital. Trabajadores del sector industrial y del sector público, utilizan el arma de la huelga y la protesta para enfrentarse al Estado; aunque muchos de ellos simpatizan con el chavismo, muestran una desconfianza hacia el Estado-patrón. Los ataques constantes del Estado “socialista” les obliga a resistir; no tienen otro camino[5]. También lo hacen los sectores más depauperados donde el proletariado es más débil, aunque con más limitaciones debido a su atomización y a estar más disociados del aparato productivo.
Ante la ideología izquierdista del chavismo y ante las ideologías que genera y generará la burguesía en la preservación de su sistema, el proletariado en Venezuela y a nivel mundial necesita desarrollar su lucha contra el capital mas allá del plano de sus reivindicaciones, desarrollando su conciencia política y organizándose como clase autónoma; también en el plano ideológico y teórico, apoyada en el materialismo histórico. Esta tarea incumbe en mayor grado a las minorías mas politizadas de la clase que luchamos por el comunismo.
Internacionalismo Venezuela
24/03/13
[1] Alternativa Bolivariana para las Américas de la cual forman parte Ecuador, Nicaragua, Bolivia, Cuba y otros países.
[2] Ver artículo La descomposición: fase última de la decadencia del capitalismo /revista-internacional/200510/223/la-descomposicion-fase-ultima-de-la-decadencia-del-capitalismo [13]
[3]Ver artículo Incremento de la violencia delictiva en Venezuela: Expresión del drama de la descomposición del capitalismo
[5] Ver artículos “Guayana es un polvorín”: el proletariado busca su identidad de clase a través de la lucha
https://es.internationalism.org/node/2820 [730]
Los obreros de Guayana avanzan a través de un camino de obstáculos hacia su identidad de clase
Publicamos un artículo realizado por una simpatizante cercana a la CCI en la India, respondiendo a la violación y asesinato de una joven estudiante en Delhi. Le siguen comentarios de otras dos mujeres hindúes. La traducción ha sido realizada por una compañera simpatizante de nuestra sección en España a quien agradecemos el trabajo realizado.
Habían decidido casarse el 13 de febrero. Regresaban después de disfrutar de una sesión de cine. Estaban esperando el autobús en una carretera de la ciudad de Delhi. No murió de noche. En ese momento eran sólo las 21:30. Pero a esa hora de la noche en la Delhi metropolitana tuvo lugar el suceso más doloroso, una tragedia que nos desgarró el corazón. Subieron a un autobús vacío; justo después se dieron cuenta de su error. Pero ya los malhechores les habían atrapado. No había forma de salir de allí. Seis jóvenes delincuentes tomaron el autobús, golpearon severamente al compañero de la infortunada chica y lo dejaron inconsciente. Entonces esos animales saltaron sobre la chica y abusaron sexualmente de ella uno tras otro. No sólo eso. Golpearon con fuerza la parte inferior de su cuerpo con una barra pesada. Esto dañó seriamente sus órganos internos. La actividad inhumana no paró ahí. Los malhechores la dejaron inconsciente, la arrojaron a la vía y trataron de matarla atropellándola. Sin embargo ella todavía estaba viva, de alguna manera superó las graves agresiones físicas y sexuales. La llevaron a un hospital de la ciudad gravemente herida y traumatizada. Después de varios días en el Hospital AIIMS más avanzado (All India Institute of Medical Sciences) y después de varias operaciones quirúrgicas fue trasladada a un hospital en Singapur en una situación muy inestable. Allí, la infeliz muchacha falleció el 26 de diciembre de 2012.
Probablemente este suceso tan extremadamente bárbaro ha removido brutalmente lo que de humano tenemos cada uno en nuestro interior. Como miembro de la especie Homo Sapiens también estoy muy dolida, conmovida y entristecida. Como mujer que soy también estoy angustiada con una sensación de impotencia tremenda y de inseguridad. Desde el 16 de diciembre y durante bastantes días desvié voluntariamente mi mirada del televisor o de los periódicos. Como si intentara huir de todo ello. Mis ojos se llenan de lágrimas mientras trato de escribir esto. Una y otra vez se me viene a la mente la desgraciada estudiante de medicina de 23 años. Sus reacciones de infinito dolor y sus protestas contra la agresión aparecen ante de mí de forma claramente visibles. Estoy tratando de darme cuenta de la profundidad de su dolor y de su trauma. Muchas personas estarán ansiosas por ver la fotografía de la pobre víctima de tan enorme crueldad. Pienso decirles que se miren al espejo. Esto les permitirá ver su fotografía.
A cada momento nuestros sentimientos, emociones y autonomía están siendo violados. Nosotras no podemos transmitir la experiencia y la educación que queremos para las estudiantes. No podemos construir nuestra vida del modo en que nos gusta. No podemos ver el mundo con la forma y el contenido que queremos verlo. En mi opinión, esta represión constante de sentimientos, deseos y sueños no es más que otra forma de violación. Después de luchar contra la muerte durante diez días la muchacha falleció. El gobierno central la ha adornado póstumamente con algunos adjetivos bien elegidos y calculados para mostrar su preocupación 'humanitaria'.
En el centro de Delhi, la capital India, cientos de miles de personas agraviadas, particularmente jóvenes, se reunieron en las calles espontáneamente y se manifestaron contra este acto de inimaginable barbarie. Desde todos los barrios ha crecido la demanda de un castigo ejemplar para los culpables. Quizás se les castigue muy severamente. El gobierno, sus “sabios” y “expertos”, han presentado el caso dándole un gran “bombo” en los medios de comunicación. Los canales de televisión compiten en la realización de tertulias, repartiendo consignas sobre lo que “se debería hacer” o lo que “no se debería hacer”. Todo esto llegará a su fin tarde o temprano. Este atroz acto de barbarie culminará en "la historia" de un día. Y creo que otra vez se repetirá esta historia,
La ira acumulada durante tanto tiempo y las quejas estallaron de forma espontánea, con manifestaciones masivas en respuesta a este suceso. Mucha gente participó en una marcha silenciosa a la luz de las velas mostrando así su impotencia. También han surgido en otras zonas diferentes tipos de reacciones. El líder de la RSS (Rastriya Swayam Sevak Sangha), una organización ultra derechista militar, ha dicho que el estilo de vida occidental de la mujer es responsable de esos incidentes. Un gurú espiritual, Asharam Bapu dijo “ella podría haber parado el ataque coreando el nombre de Dios e implorando a los pies de los atacantes”. El año pasado ocurrió un incidente de violación en la zona de Park Street de Calcuta. En aquel momento el gobierno de Bengala Occidental dirigido por una mujer señaló que la mujer –que salió sola en Nochevieja– tenía muy mala reputación.
Pero en cualquier caso no hay ninguna duda de que el hecho es tan despreciable que no podemos dejar de denunciarlo a fondo y tan fuertemente como sea posible. ¿Pero es el primero? ¿Podemos clasificar los casos de violación en más o menos importantes? Todos los actos de violación son igualmente despreciables e igualmente condenables. Según el informe de 2007 de NCRB (Consejo Nacional de registro de crimen) el número de violaciones en la India es de 21.397 mientras que para Estados Unidos es de 89.241. Pero no es posible hacer una correcta evaluación y comparación basándonos sólo en números. En un país como la India, donde a las mujeres se les hace responsable de ser violadas, muchas mujeres prefieren no informar sobre las agresiones sexuales. Además, las quejas de las mujeres violadas que se atreven a ir a las comisarías de policía a menudo no son debidamente registradas por los policías. En el último mes una chica de 17 años de edad de una remota aldea en Punjab fue a la comisaría para presentar una denuncia tras ser violada. La policía se negó a registrar esa queja. Después de esto la chica se suicidó. Así se puede entender fácilmente que el número de violaciones en la India será mayor del que se dice. Cada 20 minutos ocurre una violación por término medio en este país. En 2011 se registró un número de brutales agresiones a las mujeres en Uttar Pradesh y según el informe de la Unión del Pueblo para las Libertades Civiles (PUCL) la mayoría de las agredidas fueron las mujeres pobres de zonas remotas, muchas de ellas Dalits ("intocables"). Partidos y líderes políticos utilizan estos hechos únicamente con fines políticos.
A pesar de todo esto, por la reacción del gobierno y el espectro político, parece como si esta violación de Delhi hubiera ocurrido por primera vez en la India. Todos los líderes y ministros han presentado reacciones aparentemente muy humanitarias. Han exigido un castigo para los culpables. La Ministra Jefe Shila Dikshit del partido gobernante del Congreso ha dicho que no tenía valor para visitar a la víctima. Sushama Swaraj, un líder del BJP, ha afirmado que los violadores deben ser colgados. Como si ahorcando a los violadores se pusiera fin a las violaciones en el futuro. Estoy confundida. No tengo claro qué tipo de castigo debe exigirse para los culpables. ¿Además a quién debemos exigir este castigo? ¿Pueden impartir Justicia personas inmersas en el mar de la corrupción, la delincuencia y la falsedad?
En diciembre de 2009 una mujer rusa fue violada por un político del estado, y Santaram Naik, un Diputado del Congreso de Goa hizo una defensa vigorosa de la violación, culpando a la víctima. En 2011 Bikram Singh Brahma, otro Diputado del Congreso de Assam fue acusado de violación en el distrito de Chirang. En 2004 en la región de Manipur, en el noreste de India, soldados indios raptaron en su casa a Manorama, una mujer de treinta y dos años, y la llevaron por la fuerza al campamento militar cercano, la violaron y luego la mataron. Más tarde la autoridad militar divulgó que fue asesinada en un 'encuentro' militar, alegando que pertenecía a un grupo extremista armado. La autoridad del estado y el gobierno nunca se cansan de entonar himnos de alabanza para su ejército porque participa en la defensa del país y la seguridad de las personas. Los militares representan el patriotismo interpretado por las autoridades y los medios de comunicación Este patriotismo no es más que una poderosa arma de la clase dominante para mantener intacto el sistema capitalista.
Por eso el ejército está violando y matando mujeres inocentes con la excusa de “choques” en zonas de la India donde existe un movimiento fuerte de protesta contra la explotación y la represión de la autoridad. ¿Podría juzgarse a alguien en estos casos de violación y asesinato cometidos por fuerzas del estado? ¿Podrían los culpables castigarse a sí mismos? ¿Hay una posibilidad de verdadera justicia para explotados y oprimidos en este sistema social? Si la decisión para castigar a los culpables se toma únicamente por quienes hacen el cálculo de pérdidas o ganancias políticas y por la condición social de los culpables, ¡nunca habrá ningún castigo debido sólo a la tremenda humillación y dolor mental causado a las mujeres violadas!. La clave para la persistencia del sistema es la destrucción de todos los sentimientos humanos, solidaridad social y confianza. Entonces ¿es posible que personas situadas en las más altas posiciones de autoridad se molesten por esos sucesos “insignificantes” como la violación de inocentes mujeres desconocidas e indefensas, cometida por su propio personal militar?.
Esta degradación extrema de los valores humanos no es más que la manifestación de la fase avanzada de la decadencia del sistema capitalista mundial hoy en día. No se puede mantener para siempre la lozanía de un árbol, un árbol cuyas raíces están podridas, simplemente rociando agua sobre sus hojas. Del mismo modo no es posible para el sistema social y sus diferentes partes, cuyas raíces también están podridas, realizar las cosas de forma correcta y justa. Los valores humanos siempre son violados por el sistema. Así que las raíces de problemas tales como la violación, la bárbara tortura bajo custodia policial, la privación de libertad o la muerte en combates o ataques terroristas muy a menudo subyacen a la estructura socio-económica, política, cultural y a la dinámica de esta sociedad, que atraviesa su avanzada fase de decadencia.
Esto comenzó a principios del siglo XX. Este sistema es absolutamente incapaz de proporcionar a las jóvenes generaciones una orientación positiva y una perspectiva de futuro. Así que en medio de su creciente desempleo, pobreza, miseria y angustia vital, la perversión sexual resulta ser la única orientación. Los medios de comunicación, impresos y digitales, mientras enfatizan de tal modo este suceso de violación, organizando reuniones de protesta en contra y ofreciendo sermones de gran resonancia para respetar los valores humanos y los derechos de las mujeres, no dudan en presentar las características físicas y las posturas de atractivas mujeres como mercancía con fines de lucro en sus páginas de publicidad. Estos roles contradictorios prueban que en realidad solo están preocupados por su propio interés sórdido y nada más. Esto puede llamarse "prostitución de los medios de comunicación".
Estos incidentes manifiestan nada más que la descomposición del sistema. Muy a menudo decimos que hay dos alternativas en el mundo de hoy: socialismo o barbarie. Nos estamos ahogando cada vez más profundamente en el amplio océano de la barbarie. ¿No es todavía suficiente para nosotros? Hasta ahora la única alternativa que nos queda es el socialismo. No hay otro camino que luchar para alcanzar la meta del socialismo, con toda nuestra capacidad física y mental, tiempo y energía. Se trata de la única forma de salvar a la humanidad de la destrucción total y poner fin a todo tipo de explotación, represión, agresiones sexuales y violencia, no sólo contra las mujeres, sino contra todos los seres humanos
K: ¿Por qué se envió a la chica herida y violada a un hospital de Singapur en una condición tan inestable? Algunos médicos de AIIMS han señalado que las modalidades de tratamiento médico adecuado y eficaz son igualmente buenas o mejores en AIIMS. ¿No es una mistificación cruel del gobierno de la India y de la clase dominante para mostrar que están muy interesados y preocupados por el estado de salud de la desventurada víctima enviarla al exterior para un mejor tratamiento? Este desplazamiento de la chica en esas condiciones empeoró mucho su salud y podría haber contribuido a su muerte. ¿Por qué no fue trasladada a un hospital en Europa o Estados Unidos desde el principio? No puede ser otra cosa que una mistificación. Todo se está haciendo para la ganancia política de la clase dominante. Es una situación muy traumática y trágica. No sólo son las mujeres están siendo víctimas sino todos aquellos que se relacionan con ellas, como los padres, esposos, hermanos… también ellos están siendo víctimas y son heridos o asesinados por los malhechores.
La clase dirigente debe mantener una relación muy estrecha con elementos antisociales. Partidos políticos, la policía y elementos antisociales están en una estrecha alianza. Hay una crisis profunda por todas partes y está deteriorándose cada día que pasa. La falta de seguridad no sólo de mujeres y niñas sino de todas las personas de la clase obrera está aumentando. Esta inseguridad se ha intensificado tanto que las mujeres no quieren tener niñas. Hoy la clase dominante no puede ya servir a la humanidad de ninguna manera. Dejan de seguir siendo seres humanos una vez que están en el poder y autoridad. Así que no importa si la persona del gobernante es un hombre o una mujer.
R (hija de K): por ser una chica siempre estoy preocupada por la situación de inseguridad. Una vez pensé que si hay algún compañero conmigo cuando salgo para estudiar, me puede salvar, pero la realidad es que nuestros compañeros también están siendo atacados por delincuentes y como en este caso, los atacan primero y los dejan inconscientes o los asesinan antes de atacar el objetivo real, la pobre chica desamparada.
Mil millones de seres humanos sufren de desnutrición[1] [732]. A eso hay que sumarle la creciente miseria de un gran masa total de pobres, una mayoría de la población mundial. ¡A pesar del progreso técnico y capacidad productiva sin precedentes un gran número de personas todavía están muriendo de hambre!
¿Cómo explicar esta paradoja? La clase dominante tiene sus respuestas. Esta tragedia es vinculada a "la escasez de recursos"[2] [733]y la "explosión demográfica"[3] [734].
En realidad la escasez crónica de alimentos extendiéndose como una plaga es producto del sistema capitalista, de la ley de la ganancia. Esta ley lleva a un absurdo al propio mercado y a la humanidad: la sobreproducción de mercancías. Esta es la base de un fenómeno irracional y escandaloso que la burguesía mantiene en silencio: el desperdicio.
El informe de un estudio reciente revela que "se estima que de 30-50% (de 1,2 a 2 billones de toneladas de todos los alimentos) nunca alcanza un estómago humano"[4] [735]. Puesto que el estudio no puede sacar a la luz las causas profundas de los desperdicios sin poner en cuestión el sistema capitalista, se queda en la superficie del fenómeno, explicando que en Europa y EU los propios consumidores tiran la comida a la basura como resultado del producto empacado con fines de marketing (las promociones del tipo 'compre uno y llévese otro gratis'). El estudio no se atreve a revelar que el desperdicio sobretodo es generado por la sobreproducción y la búsqueda de ganancias a corto plazo, llevando a la industria a hacer un uso cada vez mayor de una infraestructura inadecuada y áreas de almacenamiento ineficientes con fallas importantes dela cadena de producción.
Este estudio olvida mencionar que los productos de calidad cada vez más pobre no pueden ser vendidos por falta de compradores y se amontonan en lugares que se descuidan. Con el fin de economizar y ganar los especuladores capitalistas a menudo terminan deliberadamente por destruir las mercancías, especialmente alimentos. Por los mismos motivos "hasta 30% de los cultivos vegetales del Reino Unido nunca se cosecha". Así, los productos a menudo son destruidos para evitar la caída del precio del mercado. Por ejemplo, algunos productores que no pueden vender sus frutas y vegetales, incluso con pérdidas, utilizan gasolina para quemarlos para mantener artificialmente su precio.
El mismo fenómeno existe en los llamados países "en desarrollo", amplificado y agravado incluso desde el inicio de la cadena de producción. Aquí el "despilfarro tiende a ocurrir desde elagricultor-productor hasta el fin de la cadena de suministro" debido a la "ineficiente cosecha, transporte local insuficiente y deficiente infraestructura", lo que provoca pérdidas colosales. Las "deficiencias" pueden ser como "en los países del sudeste asiático, por ejemplo donde las pérdidas de arroz pueden ir desde 37% a 80% de la producción total, dependiendo de la etapa de desarrollo... En China, un país que experimenta un rápido desarrollo, la cifra de la pérdida de arroz es de alrededor del 45%, mientras que en los menos desarrollados Vietnam, las pérdidas de arroz entre el campo y la mesa pueden ascender hasta el 80% de la producción".
El informe subraya la sombría realidad: "acumulativamente esta pérdida representa no solo la eliminación de alimentos que de lo contrario podrían alimentar la creciente población, sino también una pérdida de valiosos recursos de la tierra, energía y agua. En el caso del agua por ejemplo, unos 550 billones de metros cúbicos se desperdicia a nivel mundial en el crecimiento de cultivos que nunca llegan a los consumidores..."
De acuerdo a los ingenieros que escriben este informe, una simple explotación racional de los recursos existentes crearía "el potencial para proporcionar 60-100% más de alimentos para el consumo... Además, debido a la gran demanda que la producción de alimentos pone sobre otros recursos naturales como la tierra, agua y energía, este enfoque ofrece ventajas significativas en términos de sustentabilidad y reducción del riesgo ambiental." Esta perspectiva de "sentido común" es imposible realizar dentro del sistema capitalista. El problema no radica en la falta de capacidad o de voluntad: se encuentra sobre todo en las contradicciones de un sistema económico que no produce para satisfacer las necesidades humanas, sino para el mercado, para obtener una ganancia. Esto lleva a los peores absurdos, anarquía completa e irracionalidad.
Uno de los ejemplos más escandalosos es la de los niños que sufren desnutrición grave en África subsahariana, mientras que las cuotas lácteas y retirada de las granjas se imponen en Europa. ¡Mientras tanto, las organizaciones de beneficencia y las ONG organizan costosas campañas basadas en sentimientos de culpa para recaudar fondos para la leche en polvo para los niños hambrientos, que están también sin... agua! Si esto no fuera tan trágico casi podría ser una broma de muy mal gusto.
El capitalismo es un modo de producción obsoleto que se ha convertido en una fuerza destructiva que amenaza la civilización. Genera y activa todas las pasiones mortales. Ante las crecientes tragedias que engendra, sus contradicciones exacerban los comportamientos más irracionales y antisociales. Hambre y desperdicio, pobreza y desempleo, como las guerras, son sus hijos. Pero dentro crece su negación, su sepulturero, la clase obrera, la clase explotada que solo tiene una perspectiva para el futuro. Sólo la clase obrera puede poner fin a este sistema podrido. Más que nunca, la alternativa es "socialismo o barbarie".
WH, enero de 2013
[1] [736]Esto significa nutrición diaria insuficiente para las necesidades físicas de una persona (2500 calorías diarias).
[2] [737]Todas las mentiras tienen una base de verdad. No es en sí, debido a la falta de recursos. Al contrario, el sistema capitalista conduce a su destrucción masiva.
[3] [738]Se predice habrá 9 mil millones de personas para 2050.
[4] [739]Residuos globales de alimentos no, no los queremos. Publicado el 10 de enero de 2013 por la Institution of Mechanical Engineers. (IME). Todas las citas de este informe se pueden ver en https://www.imeche.org/news/archives/13-0110/ [740]. Un nuevo informe dice que 2 billones de toneladas de alimentos producidos terminan en la basura. Aspx.
En el primer artículo de esta serie, vimos que el deporte era un producto genuino del capitalismo y que ha sido algo clave en la lucha de clases ([1]). En este segundo artículo veremos cómo en el período de decadencia de ese sistema, el deporte es un instrumento del Estado para sojuzgar y reprimir a los explotados.
Antes de la Primera Guerra mundial el deporte ya poseía una dimensión planetaria. Y en pocos años se convertiría en fenómeno de masas.
A partir de 1914, el Estado toma a su cargo de manera totalitaria la organización de los grandes eventos deportivos en cada nación del mismo modo que organiza la movilización tras sus banderas en los conflictos mundiales: “El deporte mundial como totalidad se ha convertido en una enorme organización y una estructura administrativa, un asunto nacional del que se encargan los Estados en función de sus intereses diplomáticos” ([2]). Y así, entonces, los Estados se ponen a construir y financiar infraestructuras faraónicas: complejos deportivos, estadios de 80 a 100 mil plazas los mayores de los cuales alcanzaron incluso 200 mil (Maracaná en Brasil), gimnasios, pistas, circuitos (el Indianapolis Motor Speedway, por ejemplo en Estados Unidos con sus 400 mil plazas) etc. Se erigen auténticos parques gigantes, catedrales de acero y hormigón, llenos de hinchas o casi “fieles”, por decirlo así, en Olimpiadas, en Mundiales de fútbol, en Grandes Premios automovilísticos, etc., siempre con una organización y una logística de tipo militar y un verdadero ejército para producir espectáculo. Los medios de transporte y de comunicación bajo control del Estado, hacen posible canalizar las muchedumbres hacia esos templos modernos. Y en el siglo XX se desarrolló toda una prensa deportiva especializada con la que cubrir el menor acontecimiento. La radio, después la televisión, se convierten en herramientas privilegiadas de la propaganda de Estado para popularizar la práctica deportiva, para promover los espectáculos-mercancía y las apuestas. Uno de los síntomas de eso es también la burocratización de unas instituciones deportivas tentaculares: “hasta el punto que hoy no se puede hablar de deporte en los sitios donde no exista organización deportiva (federaciones, clubes, etc.)” ([3]). Así pues, ese cambio de escala hacia el deporte de masas, desde los años 1920, se realiza en un contexto en el que el Estado capitalista “se ha convertido en una máquina monstruosa, fría e impersonal que ha terminado por devorar la sustancia de la sociedad civil” ([4]). Todos los grandes eventos deportivos son auténticas ferias comerciales de Estados y siempre con una cobertura mediática hipertrofiada. Es lo que explica que los efectivos de deportistas y de espectadores se hayan inflado hasta niveles insospechados, sobre todo en estos últimos años. En Francia, por ejemplo, sólo había un millón de inscritos en federaciones deportivas en 1914. Cuarenta años más tarde serían el doble. En el año 2000, más de 14 millones o sea ¡siete veces más que en los años 1950! ([5]) Hoy, acontecimientos como los Juegos Olímpicos pueden movilizar e hipnotizar a más de 4 mil millones de telespectadores en el monde!
Los Estados capitalistas son los sumos sacerdotes de esta nueva religión universal, el deporte; un verdadero “opio del pueblo”, una droga inoculada desde hace varias décadas a elevadas dosis. En la Antigüedad, los poderes se consolidaban mediante la religión, “el pan y el circo”. En la era del capitalismo decadente y del desempleo de masas, el deporte-mercancía está ahora también dedicado a consolar, distraer y controlar a las familias obreras empobrecidas. Más circo y menos pan, ¡ésa es la realidad capitalista de hoy! Para las poblaciones y las masas obreras que tienen todavía la suerte de tener trabajo, sometidas a ritmos insostenibles de oficina o de fábrica, al infierno de la explotación y a la despersonalización de los grandes centros urbanos, el espectáculo deportivo o la práctica del deporte se han vuelto, gracias a la propaganda y al marketing, en “ocio indispensable”. El deporte es uno de los medios privilegiados para abandonarse uno mismo en brazos de las “fuerzas invisibles del capital”. Y así, las actividades deportivas, asimiladas al “tiempo libre” no se limitan finalmente a ser un simple medio de subsistencia y de conservación fisiológica: “al degradar la actividad propia, la actividad libre, a la condición de medio, hace el trabajo enajenado de la vida genérica del hombre un medio para su existencia física” ([6]). Vivida como una especie de “relajación necesaria” por los asalariados, la práctica deportiva no es sino un medio de recuperación de la fuerza de trabajo, igual que dormir, beber y comer. El deporte permite además resistir físicamente a los ritmos infernales en el trabajo. Permite así hacer frente a la brutalidad de las condiciones de explotación, de “olvidar” un rato los padecimientos de la sociedad capitalista. La verdadera paradoja es que el propio deporte se asemeja a un trabajo arduo, cronometrado, con unos sufrimientos voluntarios que encadenan más todavía a los ritmos industriales y al rendimiento. Para muchos adeptos se ha convertido en una verdadera adicción. Hay asalariados que incluso se matriculan durante sus vacaciones en actividades deportivas colectivas cuyo contenido se parece más a cursillos de comando que a otra cosa. Repitámoslo, el deporte es expresión de una de las realidades de la alienación haciéndose, por lo masivo de su presencia, casi indispensable en la vida, acarreando al fin y al cabo una mayor sumisión al capital. Se sabe que el deporte permite incrementar la productividad y alienta el espíritu de competencia. En una vida laboral cotidiana en la que el trabajo heredado del taylorismo tiende a hacer sedentarios a los asalariados y a destrozarlos debido a los gestos repetitivos y a la “comida basura”, han surgido verdaderas campañas culpabilizadoras con discursos morales sobre la “salud” y la necesidad de “luchar contra la obesidad” mediante el deporte. Hay que ser ¡“competitivo”, “dinámico” y dar “buen rendimiento». Esos discursos están en perfecta coherencia con las necesidades de competitividad de las empresas, las cuales favorecen y patrocinan a clubes deportivos, a la vez que intentan vender sus porquerías “adelgazadoras” para el “bienestar” en general y demás mercancías valorizadas por la imagen del deporte. Durante el verano de 2012, por poner un ejemplo próximo, durante los JJOO de Londres, la capital británica se transformó en una feria comercial gigantesca, una especie de supermercado que nos inundó de productos comerciales de todo tipo. Por todas partes, en los estadios y demás recintos deportivos, en cada resquicio había carteles y pantallas publicitarias. Los deportistas eran hombres-anuncio cubiertos de eslóganes publicitarios de grandes marcas que procuraban salir en las fotos y ponerse ante las cámaras para exhibirlas mejor. Tal exhibición mercantil forma además parte íntegra de la estrategia de preparación, al igual que los ejercicios físicos y los entrenamientos. El deporte es una mercancía al servicio de una economía de casino, con sus derechos TV, sus productos derivados, sus managers, sus clubes cotizados en bolsa y demás. La multiplicación inflacionista de las competiciones se debe a que son los propios Estados y grupos comerciales los que se enfrentan directamente en un mercado saturado. Los deportistas ya no son personas, son mercancías de alto rendimiento, que se intercambian entre clubes de una federación a otra, a veces por cantidades astronómicas, casi sin pedirles opinión. La extrema comercialización a que se ha llegado con unos deportistas despersonalizados, o transformados en estrellas endiosadas, que incluso refuerzan las tendencias al culto a la personalidad, no son sino otras tantas expresiones del fetichismo de la mercancía. Convertido en un dios o en simple cosa, objeto de cambio o de explotación como capital, el deportista profesional está sometido de manera drástica a la ley del mercado y a la rentabilidad, con obligación de resultados. Y está constantemente forzado a la proeza extrema, estrujado y obligado a doparse, a la autodestrucción planificada (trataremos estos temas en el próximo artículo).
Esos deportistas-máquina robotizados, en un contexto en el que el Estado planifica la despolitización y la sumisión, nutren espectáculos grandiosos y descomunales, en una especie de glorificación, de apología del orden establecido y del poder. Los hombres de Estado acuden a todas las grandes manifestaciones deportivas, colocándose en los palcos de honor para recoger los frutos políticos de esos embrutecimientos programados a gran escala. Desde los grandes espectáculos hitlerianos hasta las exhibiciones estalinianas de antaño, y ahora los mega-shows de las democracias actuales, esos ceremoniales deportivos fabrican sueños, favorecen la idolatría, promocionando, mediante el músculo, esfuerzo y sacrificio. Sirven sobre todo para aturdir las mentes, igual que la religión, desviándolas de toda reflexión sobre las condiciones de explotación del capitalismo. Procuran muchas veces ocultar la verdadera actualidad, todo lo que pueda ser crítico o se refiera a la lucha de clases, y eso cuando no sirven para alistar en las guerras, como así ocurrió en los años 1930.
El deporte es claramente un desvío para toda forma de “subversión”, destinado en prioridad a la juventud, especialmente en las escuelas, para que se realice mejor el lavado y formateado de cerebros. Esto ya era evidente en los regímenes nazi y estalinista, pero sigue estando sutilmente presente en las democracias. Tras Mayo del 68 en Francia, “el efímero ministro de deportes M. Nungesser explicaba (…) que había que hacer obligatorio el deporte en la escuela” para mantener la paz social. En ese mismo sentido se expresaba J. Cornec, presidente de la Federación de padres de alumnos en 1969: “hace justo un año, Francia se vio trastornada por la rebelión juvenil. Todos aquellos que buscan soluciones a ese problema complejo deben saber que no se encontrará equilibrio alguno sin la solución previa del deporte escolar” ([7]). Con esa misma inspiración, los periódicos explicaban que era mejor “hacer deporte” que “enfrentar físicamente a la policía y Antidisturbios”. Domesticar, meter en cintura con el deporte, con sus símbolos y su mundo de supersticiones, todo eso entra muy bien en la óptica de la ideología democrática burguesa oficial por un verdadero control social, con unos educadores que deben promocionar el mito del “self made man”, el del deportista que puede salir del paso y “arreglárselas” individualmente gracias a unas cualidades obtenidas mediante una disciplina militar. Tal perspectiva igualitarista, en la que “cada uno tendría su oportunidad”, eso sí con trabajo y ascetismo, sirve para atontar los sentidos de quienes podrían buscar una crítica radical de la sociedad, de quienes intenten desarrollar un espíritu político para luchar contra el orden establecido.
Además de contribuir en adormecer las mentes de esa manera, el deporte también prepara al mismo tiempo para la represión más directa. Los encuentros deportivos se han vuelto pretextos para desplegar fuerzas de policía cada vez más descomunales, so pretexto de defensa del “orden público” y de la “seguridad”. En un mundo en el que las poblaciones urbanas están ya sometidas a un control policial permanente, a una vigilancia total con presencia incluso militar patrullando ahora regularmente por los lugares públicos, como las estaciones por ejemplo ([8]), el reforzamiento de efectivos en los alrededores de los estadios puede parecer “normal”. Con la presencia regular de Antidisturbios y vehículos policiales, el Estado habitúa así gradualmente las mentes a aceptar la presencia masiva de unas fuerzas represivas cuyo monopolio posee. Cabe recordar lo que ocurría en los años 1970, cuando los Estados democráticos de Europa occidental estigmatizaban los “regímenes fascistas” y las “dictaduras de América latina”, precisamente porque eran demasiado visibles las fuerzas del orden y los militares en los lugares públicos, especialmente en el entorno de los estadios como se veía en aquel entonces en Argentina, Brasil o Chile. En 1972, en las Olimpiadas de Invierno de Sapporo en Japón, había 4 mil soldados nipones controlando el lugar. Y hoy, ya no es que esas mismas prácticas estén superadas con creces desde hace tiempo en los países democráticos tan propensos a dar lecciones, sino que se han reforzado con medidas más severas todavía. Con el pretexto de luchar contra el hooliganismo ya no es posible hoy acudir a un estadio sin tener que pasar por medio de un cordón sanitario de policías, sin que le registren a uno para luego ser “acompañado” por los llamados “estadieros” o sea, vigilantes “de estadio”.
Los últimos Juegos Olímpicos de Londres del verano de 2012 han sido una ilustración impresionante de todo eso, una imagen de auténtica situación de guerra. Había 12 mil policías en servicio y 13 500 militares disponibles, o sea ¡más que las tropas inglesas desplegadas en Afganistán (9500 soldados)! ¡Más que los 20 mil soldados de la Wehrmacht en Múnich en 1936! A ello hay que añadir los 13 300 agentes de seguridad privados. Y ya para no quedar cortos, instalaron un dispositivo ultrarrápido de misil tierra-aire encima de un edificio, en una zona densamente poblada, cerca del emplazamiento olímpico principal para con él rematar, por decirlo así, un escudo antiaéreo. En las calles se acondicionaron carriles especiales para los vehículos oficiales, prohibidos para la gente “ordinaria” (135 libras esterlinas –170 euros– de multa a quien se le ocurriera meterse por ellos). En fin, les controles de seguridad eran la típica expresión de la paranoia ordinaria de todos los Estados: registros sistemáticos al entrar en los ámbitos deportivos, prohibición de llevar agua dentro de las zonas controladas, prohibición de “tweetear”, de compartir o enviar fotos de lo acontecido por el medio que fuera ([9]).
Y en ese sentido, llama la atención, si se considera la historia con perspectiva amplia, que los recintos deportivos son como lugares neurálgicos que permiten encerrar a una parte de la población con fines represivos cuando no de aniquilamiento. Uno de los episodios más conocidos es el de la “Rafle du Vel’ d'Hiv’” ([10]) en París, organizada por la policía y las milicias francesas durante el verano de 1942. Aquel famoso velódromo sirvió entonces de campo cerrado adonde llevaron a los judíos para allí recluirlos hasta su deportación en el campo de exterminio de Auschwitz donde sufrieron el súmmum del horror. Tras la Segunda Guerra mundial, fueron numerosos los ejemplos de recintos deportivos al servicio de la muerte y de la represión estatal. En Francia, después de lo del Vel’ d'Hiv’, se utilizaron otras instalaciones deportivas cuando la matanza de oponentes argelinos en octubre de 1961. Se llevaron a unos 7 mil al Palacio de Deportes de Versalles y al estadio Pierre-de-Coubertin de París, donde les golpearon y a muchos de ellos los tiraron al Sena! En junio de 1966, en África, se ejecutó a adversarios al régimen de Mobutu ante la muchedumbre en el “Estadio de los Mártires” de Kinshasa. En América Latina, los estadios no sólo han servido de desfogue para poblaciones hambrientas. El Estadio nacional de Santiago de Chile, tras el golpe de Estado del general Pinochet de septiembre de 1973 sirvió de lugar de interrogatorios y de centro de “distribución” hacia campos de concentración o hacia la muerte. En Argentina, cuando la copa del mundo de 1978 con la junta militar en el poder, los gritos ampliados por los altavoces de las gradas servían para tapar los alaridos de los torturados. Hoy todavía muchos estadios siguen teniendo una historia macabra. En 1994, el estadio Amahoro de Kigali fue uno de los escenarios del genocidio ruandés, del que Francia fue, dicho sea de paso, cómplice de primer plano. Eso queda ilustrado en el testimonio del comandante R. Dallaire: “Cuando empezó la guerra, el estadio se llenó y en llegó un momento en que hubo hasta 12 mil personas, 12 mil personas que intentaban sobrevivir allí. Lo único que se ve son gente y ropa, pareciendo la situación estar fuera totalmente de control. Acabó siendo… una especie de campo de concentración... estábamos allí para protegerlos, pero durante todo ese tiempo lo que pasaba es que se iban muriendo en aquel gran estadio de Ruanda” ([11]).
Últimamente, el campo de fútbol de Kabul ha sido escenario de cantidad de horrores: ahorcamientos en las barras transversales de las porterías, mutilaciones por robo, lapidaciones de mujeres adúlteras en el campo, etc. ([12]). En África del Sur, el nuevo estadio de Ciudad de El Cabo, inaugurado para el Mundial de fútbol de 2010, posee incluso celdas para encarcelar a los “hinchas excitados”.
Si bien es cierto que la práctica deportiva no tiene por qué estar implicada, sí que existe un fuerte vínculo entre el control de las mentes por el deporte, las infraestructuras deportivas y la barbarie del capitalismo decadente. La agudización de las contradicciones entre las clases hace que los estadios son muy a menudo lugares de enfrentamientos violentos y de tensiones, incluso durante las pruebas deportivas. Se han visto auténticas matanzas y el estallido de motines en los campos de fútbol. A veces, como en Argentina, al menos los campos de fútbol han servido para mostrar desde las tribunas los retratos de los desaparecidos durante los encuentros. Pero lo que suele ocurrir es que en ellos se expresen las tensiones más virulentas, sobre todo en las salidas. Y son numerosas las situaciones en las que las peores ideologías, entre la xenofobia más brutal y el nacionalismo más desatinado, acaban llevando a los peores actos de barbarie.
En el próximo y último artículo de esta serie, volveremos a tratar algunos de estos aspectos y profundizar el análisis.
WH, 8 noviembre de 2012
[2] J-M Brohm, Sociologie politique du sport, 1976, reedición: Nancy (Francia), P.U.N., 1992.[existe una traducción en español, en Fondo de Cultura Económica, 1982].
[3] Ídem.
[4] Plataforma de la CCI, https://es.internationalism.org/cci/201211/3550/plataforma-de-la-cci-ado... [742]
[5] C. Sobry, Socioéconomie du sport, col. De Boek.
[6] K. Marx, Manuscritos de 1844, https://www.marxists.org/espanol/m-e/1840s/manuscritos/index.htm [743].
[7] Citado por J-M Brohm, Sociologie politique du sport, 1976, redición, Nancy (Francia), P.U.N., 1992
[8] Esto ocurre en Francia de manera permanente con el dispositivo llamado “Vigie pirate” para “ahuyentar terroristas”, según dicen. Puede también mencionarse, en esta vigilancia permanente, la multiplicación en los últimos diez años de cámaras exteriores por todas las ciudades en una obsesiva carrera sin fin que, desde luego, tampoco solo sirven para “ahuyentar delincuentes”.
[9] Ver nuestro artículo sobre los JJ OO de Londres en nuestra página web https://es.internationalism.org/node/3446 [744]
[10] La « redada del Velódromo de Invierno » (Vel’ d’Hiv, en lenguaje popular)
En el contexto de un descontento generalizado que raya en el hartazgo y la desesperación por las condiciones de miseria en que se hunde día con día la clase obrera, se producen de nuevo las llamadas “acciones radicales” de la Coordinadora Nacional de Trabajadores de la Educación (CNTE) y toda la atención se orienta hacia esa sonoridad escandalosa que estamos presenciando prácticamente en vivo y por cadena nacional todos los días desde hace unas semanas (cierre de autopistas, enfrentamiento con la policía…) y, frente a todo esto, parecería que al fin habría un ejemplo a seguir para animarse a luchar. Pero no es así.
En este caso una reforma educativa instrumenta y concreta la reforma laboral (ver RM133) y el Estado lo que está haciendo es administrando los golpes sector por sector para evitar un ataque frontal que podría dar respuestas generalizadas de los trabajadores y esto se hace mediante una trampa que se ha echado a andar, por parte del Estado, desde hace algunos meses para evitar que los trabajadores asuman su propia defensa.
No solo nos referimos a los sindicatos oficiales sino, sobre todo, a los sindicatos “independientes” y “democráticos” como la CNTE. El recuento de este accionar antiobrero puede verse de manera resumida en lo siguiente:
Esa radicalización prohijó un engendro más: el rimbombante MPG que se constituyó el diez de abril de este año integrando a la CETEG (Coordinadora Estatal de los Trabajadores de la Educación de Guerrero) dentro de un coctel izquierdista entre los que figuran, por ejemplo, la Coordinadora Regional de Autoridades Comunitarias-Policía Comunitaria, Sindicato Mexicano de Electricistas, Frente Único Estatal de Representantes Sindicales Autónomo, etc; la cual se presenta como un ejemplo de “unión” y cuya primera demanda fue la “renuncia del gobernador y la desaparición de poderes del estado de Guerrero”. Una patética reedición de la APPO (Asamblea Popular de los Pueblos de Oaxaca) creada en 2006 y que fue un enorme frente interclasista que se encargó de esterilizar el movimiento inicial de los profesores desviando el descontento y las ganas de luchar hacia el terreno burgués de las acciones radicaloides como esa de demandar la renuncia del gobernador, es decir, involucrándoles en las pugnas interburguesas (Ver RM N° 96, ene-feb 2007). Por cierto, también en el caso del MPG hay fuertes indicios en ese sentido cuando menos en dos vertientes, por un lado, se ve en los intentos de aquellas agrupaciones ligadas a grupos y partidos políticos enfrentados con los grupos que detentan el poder en la entidad y a nivel nacional y, por el otro, en las facciones sindicales que buscan el mejor acomodo dentro del SNTE.
Lo que se presenta como un gran logro con la formación del MPG, no es más que un gran golpe político a los trabajadores pues ese amasijo interclasista es una camisa de fuerza destinada precisamente a evitar cualquier atisbo de búsqueda de organización y formas de lucha propias por parte de los trabajadores, y a cambio se ofrecen: acciones violentas minoritarias, un control absoluto de las cúpulas de las organizaciones participantes, la “solidaridad” sindical, en fin, todo lo contrario a la necesidad de la lucha obrera en este momento que es retomar confianza en su capacidad autónoma para luchar, expandir la solidaridad al conjunto de la clase y reconstruir su identidad que tanto la burguesía como sus esbirros voluntarios e involuntarios se han encargado de destruir durante años.
No se trata de hacer cualquier cosa para sentir que se hace algo, sino que los trabajadores deben buscar reunirse en asambleas propias controladas por ellos mismos para decidir qué hacer y cómo hacerlo. La ilusión fatal de creer que un puñado de cientos o incluso de miles armados con palos o armas de fuego van a hacer que los ataques retrocedan se pagará con creces pues precisamente esa “estrategia” es muy favorable al Estado para facilitar la represión.
Como vemos, hay cuestiones centrales que los trabajadores de este sector y del conjunto del proletariado deben plantearse si desean asegurar su independencia y avanzar lo más lejos posible en su lucha para resistir a los ataques actuales del capital y también para orientarse en su objetivo final como clase. Para hacerlo, debemos apartarnos de la ruta envenenada que nos imponen las organizaciones de la burguesía y buscar la nuestra, la única que puede asegurarnos un éxito.
RR, abril de 2013
Presentamos a continuación nuestra contribución a la 5ª Reunión de los Talleres de Debate de Alicante, una experiencia de debate sobre los problemas generales de la lucha de clases en la cual estamos participando activamente[1]. Se nos encargó la presentación del debate sobre Internacionalismo y este es el borrador de la presentación.
La cuestión del internacionalismo no pocas veces se aborda como una especie de “plus” o “añadido” a una lucha anticapitalista; un elemento político simpático pero no imprescindible, más relacionado con un sentimiento humanista general, que con una necesidad política, teórico-práctica, para la lucha. Sin embargo, el internacionalismo proletario encuentra su raíz como expresión lógica de la negación de la pretendida “comunidad nacional”, y de la necesidad de la unión y la solidaridad obrera por encima de divisiones y fronteras, elementos imprescindibles en la lucha de los trabajadores contra el capital y su Estado.
La nación, la patria, el país, etc., bajo la organización social capitalista no son otra cosa que el cortijo en el que las clases dominantes de los distintos Estados hacen posible su dominio sobre la sociedad. Es por eso necesario para las clase dominantes vendernos machaconamente la idea de que el país es de “todos”, que todos somos “ciudadanos iguales” de ese cortijo, que los “intereses nacionales” afectarían a todos los sectores sociales por igual, etc. Para luchar de forma efectiva en defensa de sus condiciones de vida, la clase trabajadora debe desprenderse de la idea de que formaría una supuesta “comunidad nacional” o de intereses con los dueños (o aspirantes a dueños) del cortijo estatal.
Los proletarios no tienen patria; las relaciones capitalistas los hacen absolutamente dependientes de cualquier capital que los quiera contratar para poder sobrevivir. El proletariado ni es dueño del territorio donde vive, ni de sus condiciones de existencia en él, ni la podrida economía capitalista le garantiza poder acceder a sus medios de vida en un determinado país de forma perenne. No pertenece a un territorio, a una historia y cultura (inventadas, manipuladas, moldeadas... en aras de la creación de un sentimiento de “comunidad nacional”; de supuesto hilo conector histórico que legitime el presente) sino a la clase capitalista en su conjunto, a los dueños de los medios de producción y vida. La clase trabajadora es, pues, una clase de emigrantes, tanto dentro de un Estado como saliendo de él, en busca de un comprador para su fuerza de trabajo. Es por esto que los inmigrantes suelen ser un chivo expiatorio de primer orden en la ideología de la burguesía contra los trabajadores, pues por un lado es una forma de dividir y enfrentar al proletariado, y por el otro fomenta una falsa comunidad nacional entre explotadores y explotados.
El proletariado sólo puede hacer valer de forma efectiva sus necesidades humanas contra el capital de manera colectiva y en oposición a los intereses de la burguesía, es decir, como clase opuesta al orden existente. Su “patria” son los que sufren como él y los que luchan contra el estado de las cosas: su “patria” es la clase obrera mundial y en un sentido más amplio, por la dimensión universalmente liberadora de su lucha contra el capitalismo, el conjunto de la humanidad oprimida. Dos proletarios separados por miles de Km. de distancia y otra lengua tienen muchísimo más en común en sus condiciones reales de existencia que lo que tienen con sus respectivas clases dirigentes “compatriotas”.
No existen “pueblos” en un sentido de comunidad de intereses y condiciones de existencia en el capitalismo moderno. En cada conjunto de población, cada clase dominante lucha por sus intereses, no por los intereses del “pueblo” en su totalidad. Tanto el nacionalismo abiertamente militarista y contrarrevolucionario tipo nazismo o estalinismo, como el nacionalismo de fraseología “popular” tipo bolivariano, guevarista, abertzale, irlandés, etc., comparten esa ficción de que existiría una “comunidad nacional” y un “interés nacional” por encima de los antagonismos sociales, y en un momento dado, como ya ha demostrado la historia, no dudarán ni un segundo en aplastar a sus “compatriotas” proletarios en lucha para defender ese “interés nacional” (como hemos visto de nuevo los últimos meses con la masacre de mineros por la policía del partido de Mandela, o en las huelgas y protestas en Cisjordania contra la Autoridad Palestina[2]).
De la misma forma que -y más en un contexto de crisis crónica del capitalismo- cualquier lucha requiere extenderse al máximo posible para hacer retroceder al capital, es necesario romper las artificiales barreras estatales para un combate contra el capitalismo. La dimensión internacional de las contradicciones del capitalismo y la profundidad de su crisis económica hacen absolutamente imprescindible el golpear todos juntos de forma internacional a un enemigo que ya lo hace coordinada e internacionalmente (pese a sus irresolubles contradicciones y antagonismos gangsteriles entre facciones), y sacar lecciones de las luchas también a nivel internacional. Negación de intereses y necesidades comunes con la clase capitalista “nacional”, y autoorganización y extensión de la lucha lo máximo posible por encima de fronteras y divisiones, son armas esenciales del proletariado frente al capital. La emancipación de los trabajadores será internacional e internacionalista, es decir, extendida, solidaria y anti-unión nacional, o no será.
El internacionalismo proletario no tiene pues nada que ver con el inter-nacionalismo que propugna el izquierdismo y sectores de la burguesía vinculados a él. El primero es la consecuencia lógica de la realidad del capitalismo: los proletarios no tienen patria, su patria es la humanidad explotada y oprimida. El segundo se enmarca en las alianzas imperialistas: Cuba como muñeco en su día de la URSS, Palestina o Siria como sangriento campo de batalla –con la población como rehén de gánsteres grandes y pequeños– de intereses imperialistas (Irán, Hezbolá, Egipto, Israel y las potencias occidentales, Rusia, etc.)... y en un sentido más amplio en la confusión y el desarme político del proletariado.
El imperialismo no es una característica ni un adjetivo de un Estado o gobierno particular, ni siquiera propiedad de los antiguos intereses coloniales. Es una fase del capitalismo en que cada Estado, e incluso cada proto-Estado o grupo armado aspirante a alguno cuota de poder, necesita estar preparado militarmente para defender sus intereses, ya sean económicos, políticos o territoriales; necesita defender sus intereses y seguridad más allá de sus fronteras, en un mundo en que los “amigos” de hoy son los enemigos de mañana, o incluso ambas cosas a la vez. El imperialismo son las relaciones internacionales entre Estados y sectores de poder en la decadencia del capitalismo, en el que la “paz” es la preparación para una nueva guerra. No existen Estados imperialistas opuestos a otros, supuestamente no-imperialistas, eso es una ficción propagandística. Es la fase imperialista del capitalismo la que exige de cada Estado estar preparado para la lucha a muerte por la defensa de sus intereses si no quiere ser barrido. Vemos por ejemplo a la “anti-imperialista” república bolivariana de Venezuela siendo el principal socio comprador de la industria militar española.
Por tanto, el internacionalismo proletario no tiene nada que ver, ni de cerca ni de lejos, con “la ternura de los pueblos” y similares proclamas izquierdistas de “solidaridad inter-nacional”, al servicio abierto u oculto de algún interés imperialista.
A su vez, dado el carácter mundial del capitalismo, los problemas que este plantea se sitúan en el mismo plano, y sólo así pueden resolverse. Bajo el capitalismo los problemas de carácter mundial no pueden abordarse eficazmente en la medida de que cada burguesía y su Estado intenta tener una posición de fuerza de la que sacar partido. Esto es por ejemplo muy evidente en el caso del medio ambiente y el cambio climático. Tras pretendidas buenas intenciones y manifiestos bondadosos, a la hora de la verdad cada Estado busca sacar provecho o pone condición para reducir sus emisiones de CO2 que lo hagan otros para no perder así su posición en la guerra económica mundial, o si lo hacen (como algunos Estados europeos) es por interés por su posición avanzada en otras fuentes de energía renovables. Sólo la humanidad asociada puede hacer frente de forma eficaz a los problemas globales, lo que es incompatible con la humanidad dividida y desgarrada bajo la civilización capitalista.
El internacionalismo proletario, y la perspectiva comunista de superación revolucionaria de las relaciones capitalistas no implican una uniformidad cultural, ni la eliminación de lo mejor de la cultura y civilizaciones humanas anteriores. Al contrario, es precisamente la persistencia de un capitalismo decadente lo que provoca la cada vez mayor desculturización, desarraigo y desaparición de tradiciones y modos de vida antiguos y/o comunitarios, la ruptura de tejido social y su descomposición, la invención o manipulando de supuestas “tradiciones” y “culturas” con los que moldear a la población o crear sentimiento de permanencia. Sin hablar ya de la destrucción del patrimonio natural (la destrucción de amplios terrenos de la costa mediterránea española por la industria inmobiliaria es un buen ejemplo) y cultural de la humanidad. Como ejemplo dramático de la barbarie capitalista tenemos a Irak y Siria, regiones cuna de la civilización y el saber, sometidas hoy a un baño diario de sufrimiento y destrucción que señalan el camino, junto con las terribles crisis económicas sobre el territorio de dos civilizaciones antiguas como Grecia y Egipto, por el que el capitalismo puede llevar a la humanidad si no es derrocado.[3]
[1] Ver Nada más práctico que una buena teoría, /cci-online/201212/3601/nada-mas-practico-que-una-buena-teoria [725] y también Elemento sobre la experiencia de los Talleres de Trabajadores Indignados /content/3695/elementos-sobre-la-experiencia-de-los-talleres-para-trabajadores-indignados [747]
[2] Ver Matanza en Sudáfrica: la burguesía lanza a sus sindicatos y su policía contra la clase obrera https://es.internationalism.org/node/3453 [600] y Protestas masivas en Cisjordania contra el coste de la vida, el paro y la Autoridad Palestina, https://es.internationalism.org/node/3484 [748]
[3] La presentación lleva un Anexo donde se cita ampliamente nuestro artículo Ante la crisis: la respuesta internacionalista contra la respuesta nacionalista https://es.internationalism.org/node/3484 [748]
Las luchas han seguido últimamente en España provocadas en muchos casos por despidos masivos, en otros por recortes salariales y muchos atropellos más. Podemos citar: Iberia, Orizonia, Bankia, Vodafone, Roca, recogida de basura, sanidad, educación…
Es algo evidente que existe un gran brecha en España y a nivel internacional entre por un lado la brutalidad de los ataques a las condiciones de vida y trabajo del proletariado[1] y la gravedad de la crisis del capitalismo mundial, y por el otro, el nivel, sobre todo cualitativo, de las luchas contra los ataques y la conciencia política del proletariado, de momento víctima demasiado fácil de las maniobras sindicales y de la izquierda del capital. Estos dos planos (el nivel cualitativo de las luchas y la conciencia política) no pueden analizarse por separado, sino que se retroalimentan tanto positiva como negativamente. Existen varias razones para esto[2], y entre ellas sin lugar a dudas se encuentra de forma muy destacada la acción de sabotaje de los sindicatos, y de forma más general, del sindicalismo como ideología, como aparatos esenciales de la fachada “democrática” de la dictadura del capital[3].
La gravedad y extensión de los ataques al proletariado y a la gran mayoría de la población no explotadora posee desde luego una potencialidad enorme en cuanto a la posibilidad bien real de unificación y extensión de las luchas. La burguesía es consciente de ello. Sabe del efecto contagio (no necesariamente inmediato) y de acelerador de conciencia de una lucha que apenas esboce las únicas armas eficaces del proletariado para hacer frente al capital: autoorganización de organismos unitarios y aglutinadores (asambleas generales decisorias) y la extensión y coordinación de estos con el mayor número de sectores y capas de la clase trabajadora. El papel de los sindicatos bajo la “democracia” no es sólo canalizar el malestar, aislar las luchas, confundir y “traicionar” a los trabajadores, sino de forma muy significativa el hacer caer a los trabajadores en la desmoralización y la atomización, en la idea de que luchar por hacer retroceder a la burguesía, o es imposible, o a fin de cuentas no lleva sino a la derrota. Un caso significativo es el de Grecia, donde se han producido los últimos años 16 huelgas generales e innumerables protestas y luchas aisladas, y el empeoramiento brutal de las condiciones de vida y trabajo no cesa, con el peligro de que la impotencia y la desesperación implique un aumento de ideologías nacionalistas y reaccionarias.
Los últimos meses se ha visto en España de nuevo la acción de los sindicatos como quinta columna del capital en el medio obrero.
En la huelga en Iberia tras la amenaza de despido de miles de trabajadores y un empeoramiento de las condiciones laborales para el resto, los sindicatos han hecho gala de algunas de sus habituales prácticas: aislar la lucha para tener más fácil el “traicionarla” y derrotarla. La gran combatividad y voluntad de unidad expresada por los trabajadores se ha quedado aislada y encerrada en aeropuertos y aledaños, donde lo ruidoso y “espectacular” sustituye a lo realmente eficaz: las extensión y coordinación con otros sectores en situaciones parecidas de despidos y recortes (es decir, ¡prácticamente todos!). Por enésima vez la incapacidad de los trabajadores para tomar el control de la lucha por medio de organismos decisorios unitarios y extenderla ha dejado el camino libre a los “representantes” sindicales, para “traicionar”, aceptando miles de despidos y preparando el terreno para más en el futuro, por medio de la tradicional puesta en escena de regateos, chantajes, verborrea vacía y desmovilización. Y lo que es más grave: inoculando la sensación de impotencia y desmoralización. Todo aderezado con la colaboración de la administración estatal y los medios de comunicación. Mientras esta incapacidad no comience a superarse, sólo quedan derrotas por delante ante los ataques del capital.
Análisis especial merecería el papel auxiliar de los sindicatos “combativos” en esta y otras luchas. Mientras que los sindicatos “mayoritarios” son vistos de una forma cada vez más evidente para más y más trabajadores como meros organismos del aparato estatal dedicados al medio obrero, los sindicatos “alternativos” pueden ser capaces de recoger y canalizar ese malestar. Aparte de sus excesos verbales y sus ruidosos métodos, estos sindicatos no superan el marco y los métodos de los sindicatos más claramente “colaboracionistas” con el capital: corporativismo y aislamiento en la empresa o sector; mantenimiento de los trabajadores como masa pasiva y fuerza de choque que a lo sumo tendría la posibilidad de aprobar o rechazar lo ya negociado por los “representantes”; y uso de toda clase de ideologías reaccionarias y nacionalistas para confundir y desviar la atención. En la práctica y en el mundo real, los sindicatos “combativos” realmente existentes (sean cuales sean sus proclamas o ideologías) no hacen sino preparar el terreno para la “traición” de los grandes (cuando no son ellos directamente quienes lo hacen), colaborando en el desarme práctico y político del proletariado que lo hace posible. A lo más que llegan es a una versión “radical” de sus socios grandes. Como decía un comunicado de la “combativa” CGT, presente en el conflicto: “Queremos recordar que si queremos paralizar este ERE o masacre obrera, lo que toca es la huelga indefinida y total, sin servicios mínimos.”,(https://www.fetyc.cgt.es/ [749]) Ni una palabra de la absoluta necesitad de tomar las riendas de la lucha y extenderla lo máximo posible. Ese es el concepto de lucha que tienen los sindicatos “radicales”.
Otra central “combativa” también presente en el conflicto, la CNT, manifestaba: “Mientras tanto ¿qué hace el gobierno español al respecto? Posicionamientos tibios y falta de implicación ante el problema (…) El futuro de Iberia no está en la negociación concertada de su capacidad operativa o de tráfico ni en la cesión de flota o el despido de sus trabajadores, si no en la salida inmediata del consorcio IAG haciendo uso de las diferentes cláusulas de salvaguarda, habida cuenta de la actuación depredadora de British Airways. La diletante posición del Gobierno español está dañando cada día que pasa no sólo a Iberia, sino a la conectividad general del país por vía aérea y por extensión al conjunto del sector turístico español. El gobierno esta acumulando una grave responsabilidad en la evolución del conflicto, y no bastará con dañar arbitralmente a los trabajadores de Iberia, se encuentran en juego numerosas expectativas comunes de futuro. (…) El mantenimiento de su actuales destinos, la ampliación a otros nuevos, la sustitución de una flota poco competitiva, la compra de combustible a precios más aquilatados, la mejora del servicio y de las condiciones laborales de sus trabajadores, han de ser los pilares para asegurar un futuro prometedor para Iberia. Cualquier actuación que no tenga en cuenta estos principios está condenada al fracaso. ¡Iberia tiene futuro!” (https://iberia.cnt.es/ [750]).
¿Qué le preocupa a este sindicato “combativo” y “radical”? ¿Las vidas truncadas de los trabajadores despedidos y de sus familias? ¿El empeoramiento de las condiciones de vida de los que restan? ¿Los problemas del conjunto de trabajadores y oprimidos? EN ABSOLUTO. A este sindicato lo que le preocupa es la economía nacional, el futuro del sector aéreo nacional, el futuro del sector turístico nacional. Este sindicato “radical” razona como cualquier ejecutivo de una gran empresa. ¿Qué le reprocha este sindicato al Gobierno español? ¿Su complicidad en la aplicación de los despidos y en el deterioro de las condiciones humanas de los trabajadores? EN ABSOLUTO. A este sindicato lo único que le inquieta es la supuesta “tibieza” del gobierno en defender los intereses nacionales.
Inoculación de veneno nacionalista que desvía la atención de los trabajadores frente al enemigo capitalista y dificulta su solidaridad, y esperanzas en una “gestión correcta” de un capitalismo decrépito que nos depara cada vez peores condiciones de vida y trabajo. Esos son algunos de los rasgos comunes del aparato ideológico y político del capital, de la extrema derecha fascista a la extrema izquierda anarcosindicalista.
Mientras todo esto pasaba, la empresa Roca anunciaba casi 500 despidos en sus fábricas de Sevilla y Madrid. ¿Qué hacen los sindicatos? En Alcalá de Henares (Madrid) plantan una acampada de protesta que tristemente recuerda al lamentable espectáculo sindical de Sintel de hace unos años; en Sevilla organizan marchas a pie al parlamento andaluz, mostrándoles PSOE, PP e IU su “apoyo”, lo que también nos recuerda al espectáculo televisado e inoperante del sindicato SAT hace unos meses. Desgaste y derrota.
Unas semanas antes, se producen huelgas en la recogida de basura en Granada y Sevilla tras el anuncio de las empresas subcontratadas de reducciones salariales y aumento de jornada. Los sindicatos logran convencer a los trabajadores para poner fin a la huelga pese a que estos habían rechazado en primer momento el pre-acuerdo que esencialmente se ajustaba a lo propuesto por la empresa. Les instan a que, “dadas las circunstancias” es lo mejor que se puede conseguir, y les recuerdan su responsabilidad en relación al turismo y la hostelería de las ciudades. Someterse a la “economía nacional” y el beneficio empresarial es lo que entienden los sindicatos por “responsabilidad”.
En los sectores de educación y sanidad, tras las pretendidas “mareas unitarias”, existe toda una clasificación por sectores, convocatoria de movilizaciones y huelgas en distintos regiones, fechas, lugares,… además del uso de la consigna de “defensa de lo público” como maniobra de distracción, utilizándose por el Estado como justificación de despidos y recortes para precisamente “salvar lo público”, ya sea por los gestores de derecha o de izquierda.
Existe todavía un duro camino de derrotas y “traiciones” sindicales por delante para que el proletariado comprenda que tomar el control de sus propias luchas y extenderlas lo máximo posible no es una opción, es una necesidad absoluta para defenderse. Dar a conocer y llamar a la reflexión sobre las experiencias que muestran la verdadera función de los sindicatos, y aunque sea de forma limitada y confusa, aquellas luchas que tienden a romper los métodos de estos, forma parte de ese camino.
Draba, 30-3-2013
[1] Como muestra de la gravedad de la situación social basta escuchar la evolución discurso de los representantes del Estado. Rubalcaba, número uno del PSOE, recientemente declaraba su “compromiso porque ningún español pase hambre”. En Alemania 1 de cada 4 niños requiere ayudas estatales para poder satisfacer sus necesidades básicas por falta de ingresos en el núcleo familiar
Publicamos un artículo de nuestra sección World Revolution en Inglaterra pues aunque parece lejano, y aún ajeno al proletariado de América Latina, el uso mediático de la muerte de Margaret Thatcher por parte de la burguesía constituye un ataque ideológico contra el proletariado de todo el mundo que hay que denunciar y del cual debemos sacar lecciones.
Cuando Margaret Thatcher murió dijeron que, como en vida, su muerte había polarizado y dividido a Gran Bretaña. Por un lado, estuvieron los tributos parlamentarios, las aclamaciones por su grandeza como mujer y sus principios como un político, y un funeral con dignatarios provenientes de todo el mundo. Contra esto hubo fiestas en la calle celebrando su muerte, el canto de “¡Ding Dong, La bruja está muerta! y la efusión de comentarios ácidos contra “El más odiado Primer ministro británico”. Más de veinte años después de que dejara el poder Thatcher era todavía capaz de desempeñar un papel en las falsas alternativas ideológicas de diferentes facciones de la clase dominante.
Para empezar, el Presidente Obama de Estados Unidos llamó a Thatcher “uno de los grandes campeones de la libertad”. Esta curiosa descripción implica un renacimiento del lenguaje de la guerra fría. Margaret Thatcher tenía tanto que ver con la “libertad” como los dirigentes estalinistas de la URSS tuvieron que ver con el comunismo. Lo que sí hizo durante el tiempo en su puesto fue asegurar que el imperialismo británico mantuviera su papel como teniente leal a Estados Unidos, líder del bloque occidental. Y cuando el bloque ruso se derrumbó, y la burguesía británica quiso que el imperialismo británico persiguiera una orientación más independiente, los “hombres en trajes grises” arreglaron su reemplazo. Ya no había un lugar para la retórica de línea dura de la Guerra fría. Thatcher era claramente prescindible.
A nivel de la economía, los denigradores de Thatcher la culpan por el aumento del desempleo al principio de los años 80, por la disminución de la producción en las industrias del acero, las armadoras de coches y de construcción naval, y por el ataque a la minería del carbón. Esto no fue la responsabilidad de una persona. La caída de la producción de muchas de las principales industrias fue resentida internacionalmente, no por el capricho o la personalidad de los políticos individuales sino por el agravamiento de la crisis económica del capitalismo. En ese contexto, el capitalismo británico fue particularmente agobiado por las industrias obsoletas y poco competitivas. Las leyes de la ganancia exigieron que la poda viciosa se impulsara bajo el gobierno de Thatcher.
En cuanto a la función específica del gobierno, los ataques que caracterizaron la década de los 80 no iniciaron con el gobierno conservador, sino con el precedente gobierno laborista de Callaghan y Healey. Por lo tanto, las luchas de la clase obrera, las huelgas y manifestaciones masivas de 1978-79 que llegaron a ser conocidas como el “invierno del descontento” fueron contra los recortes impuestos por el gobierno laborista. Y cuando John Major dejó el puesto en 1997 el gobierno laborista entrante explícitamente se comprometió con los planes de gasto del partido Tory. Además, cuando el gobierno laborista de Gordon Brown fue reemplazado por la coalición encabezada por Cameron siguió el mismo régimen básico.
Bajo Thatcher y Major la izquierda denunció la forma en que continuamente se manipularon las estadísticas de desempleo. Sin embargo, aparte de un par de ajustes, las cifras de desempleo nunca han sido corregidas para que puedan hacerse comparaciones precisas de este rubro en las últimas décadas. Hay en el Reino Unido oficialmente casi 9 millones de personas en edad de trabajar que se describen como “económicamente inactivas”. Cualquiera que sean las cifras de estas estadísticas, el desempleo masivo en el Reino Unido no ha desaparecido en los trece años de gobierno laborista. Ha estado presente, sin interrupción, durante treinta años. Esto no es culpa de cualquier individuo, gobierno o política. Es una expresión de la profundidad de la crisis del capitalismo.
En la década de 1980 había Tories (conservadores) que pensaban que más inversión pública podría cambiar las cosas, de la misma manera pensaban el conjunto de la izquierda que propuso diferentes grados de intervención del Estado. Ninguno de ellos lograba una “alternativa”. En ese sentido, cuando Thatcher dijo “No hay ninguna alternativa”, tenía razón. La crisis económica era una crisis del capitalismo de Estado, algo que no podía más que empeorar a pesar de los recursos de endeudamiento utilizados.
Pero ¿qué hay con la clase obrera de los años 80 en Gran Bretaña? Seguramente estaba claro que Thatcher y los odiados Tories eran los enemigos jurados de los trabajadores y demostraron esto abiertamente durante la huelga de mineros de 1984-85. Sí, el Estado se preparó para la huelga de mineros y utilizó la represión y la propaganda contra la huelga que duró un año. Pero eso es solo una parte de la ecuación. La tarea de asegurar que los mineros permanecieran aislados estuvo a cargo de los sindicatos. El potencial estaba allí para que la lucha se extendiera a los estibadores y conductores de trenes, pero los sindicatos mantuvieron a los trabajadores divididos. A lo largo de los años 80, la izquierda y los sindicatos jugaron bien su papel, como parte del aparato político del capitalismo, proponiendo falsas alternativas. Esto implicó no sólo políticas económicas “alternativas”, sino también campañas alrededor de temas como las amenazas al gobierno local o la presencia de armas estadounidenses en suelo británico. En definitiva, durante los años 80, los trabajadores en Gran Bretaña se alzaron no sólo contra los ataques materiales respaldados por el Estado, sino contra toda la gama de mentiras difundidas por la izquierda. Tony Blair ha dicho recientemente que el partido laborista no debe volver a ser un “partido de protesta”. De hecho, bajo Thatcher, este partido jugó un papel absolutamente crucial por ser precisamente eso. Se podría haber odiado a los Tories, pero el partido Labour, la izquierda y los sindicatos estaban listos y esperando con los brazos abiertos... para socavar cualquier descontento en desarrollo.
Una de las cosas por las que Thatcher será recordada es la guerra de las Malvinas contra Argentina en 1982. Hoy en día sigue siendo un foco para las campañas de propaganda. Algunos dicen que los deseos de los isleños de las Malvinas deberían considerarse en primer lugar, para otros, es un episodio típico en la historia del imperialismo británico. Observando a distancia el contexto se ve algo diferente. Las Malvinas no tenían y siguen sin tener importancia estratégica o material. En la década de 1980, Argentina era un aliado del Reino Unido en el bloque de Estados Unidos. Sin embargo, ya estaban en marcha movimientos para cambiar la situación de las Islas Malvinas. La guerra por las Malvinas no puede entenderse como un asunto militar, sólo puede entenderse a nivel social. El estímulo de esta campaña nacionalista (con el líder laborista Michael Foot en un papel prominente del coro) era una distracción masiva en un momento en que diversos intereses de clase dentro de la población británica se estaban planteando de manera aguda.
Debido a sus constantes invectivas contra el bloque ruso, Thatcher llegó a ser conocida como la “Dama de hierro”. Su reputación como una belicista es indiscutible. Sin embargo, si observamos los despliegues de las fuerzas armadas británicas durante el período de su mandato (Malvinas, Irlanda del norte, etc.) no son nada comparado a la escalada de operaciones realizadas por el partido Labour bajo Blair y Brown con Afganistán, Irak, etcétera.
En el Parlamento, Glenda Jackson criticó los “daños sociales, económicos y espirituales” infligidos por Thatcher. Muchas vidas fueron devastadas durante la década de 1980 sufriendo el impacto de la crisis económica capitalista. En oposición a que la causa fuera Margaret Thatcher, los marxistas dicen que eso existe como resultado del sistema social. Y el sistema capitalista en que vivimos no es solo económicamente miserable; se ha desarrollado una cultura de todos contra todos, de individuos atomizados, alienados, de empobrecimiento emocional. A lo largo de su vida adulta Thatcher ciertamente desempeñó su papel para la clase dominante, pero fue solamente un engranaje, sin duda importante, en el conjunto de la máquina del Estado capitalista.
Car, 12 de abril de 2013
Que siempre ha habido y siempre habrá pobres y hambrientos es la enmohecida opinión de aquellos que –encogiéndose de hombros– o bien han sucumbido en la insensibilidad frente a la realidad atroz o hacen de ésta su botín.
Los que lucran con la fe consuelan a los desdichados “porque de ellos estará lleno el reino de los cielos”… siempre y cuando colaboren aunque sea un poquito para mantenerle en su existencia parásita detrás de altares y pilas bautismales. Por su parte el burgués -y el pequeño burgués que aún no ha caído en desgracia o que ya ha caído pero que aún conserva intacta su flatulenta ideología reaccionaria y amargada- se bate entre dos posiciones que bien vistas son la misma. O bien asume la asquerosa actitud abiertamente cínica que le es propia y que no deja de pregonar: “el jodido está jodido por huevón” o, cuando la hipócrita condena de sus pares le obliga a moderarse y a sacar a relucir el hecho de que tiene tanta “moral” que hasta para dos le alcanza, asume una típica actitud filantrópica “sin afán de lucro” pero deducible de impuestos: “hay que ayudar a los pobres porque si no los ayudamos nosotros, ¿quién?”.
Y entonces, festejando que gracias a la existencia de los desamparados ella puede exhibir toda su bondad y ganarse un premio, de preferencia terreno, aunque el celestial no está de más, el alma piadosa que habita al burgués avienta sus migajas por el suelo y mira complacida cómo los desarrapados se arremolinan a sus pies al ritmo del buen aplauso de las almas caritativas…
Por su parte el cúmulo de pobres hambrientos y miserables que cada día produce la gran máquina capitalista no sabe qué pensar, si hacerle caso al cura que le dice que se aguante para conseguir el paraíso o si ir a hacer fila para recibir los excrementos humanitarios o ya de plano, enrolarse en la delincuencia y hasta en las “fuerzas del orden”. Pero de trabajar más ni hablar, porque ni con dos ni tres trabajos alcanza. Además, para todos es una evidencia que en este mundo mientras más trabajas menos tienes y al revés. Y de todos modos, ni trabajo hay… Siendo así, la fortuna y la desdicha parecieran fatalidades del destino. Y no es necesario padecer la miseria más brutal que muchos en el mundo padecen para sentirse seriamente afectado por el problema.
Justamente son estos sentimientos de solidaridad humana básica los que aprovecha la clase dominante para chantajear y encuadrar en sus filas al proletariado que aún no figura en las estadísticas de pobreza extrema y que, según esta lógica, debe dar gracias por tener la suerte de poder echarle más agua a los frijoles cuando otros literalmente se mueren de hambre en África y a la vuelta de la esquina. Así, esta trampa ideológica de la culpa y el remordimiento por tener el privilegio de comer así sean alimentos de pésima calidad –y el miedo ante la posibilidad de perder dicho “privilegio”– se cuela en el hogar de toda ama de casa proletaria que no pierde la oportunidad de echarle en cara al que se atreva a quejarse o a dejar algo en el plato, el hecho de que mientras el reprendido se da el lujo de “desperdiciar”, los niños en África se mueren de hambre. Del mismo modo, la burguesía en general usa estos argumentos para culpabilizar al proletariado “mezquino que egoístamente sólo se importa a sí mismo” cuando este tiene el atrevimiento de luchar o de poner en duda sus trampas demagógicas, pintándolo como el responsable poco menos que de todos los males del mundo por no “hacer frente común” con ella en su “lucha” contra los azotes que, por otro lado, no son más que el resultado necesario de su propio sistema.
Las colectas ciudadanas tipo “Teletón” así como la “Cruzada contra el hambre” del gobierno federal, “los objetivos de desarrollo del Milenio” de la ONU y las demás inmundicias afines explotan los sentimientos y la impotencia individual de quienes honradamente se preocupan por la despiadada situación que viven grandes masas de la población mientras que por otro lado al no cuestionarlas, consagran las reglas del sistema capitalista que necesariamente engendra miseria, hambre y devastación.
El uso político de estos infames engaños es variado pero siempre gira en torno al objetivo central: desviar, confundir, mistificar el verdadero origen, la raíz objetiva de estos flagelos sociales: el capitalismo. En cambio, nos dicen que el hambre y la pobreza tienen como causa una mala voluntad de determinados gobernantes, o la “distribución desigual” producto de la codicia de algunos, o el consumismo despilfarrador poco cristiano de los “países ricos”, etc. Y frente a estos “errores ajenos”, la facción burguesa en turno en el poder se viste de blanco y se dispone a realizar el milagro de “ahora sí” acabar “para siempre” con el hambre y la pobreza… ¿Cómo?, con grandilocuentes discursos y más que televisados programas repletos de intenciones hipócritas e imposibles aderezadas con ridículas sobras. Pero el hambre y la pobreza no son eternas porque esperen a ser erradicadas por la burguesía. Muy al contrario, no son eternas –a pesar de la burguesía– porque no es eterno el sistema que actualmente las produce y perpetúa pues existe una clase social capaz de terminar con dicho sistema, el proletariado mundial.
Ante el espectáculo atroz de las cifras que se confirman con solo mirar alrededor, la clase trabajadora debe comprender que mientras haya capitalismo, habrá cada vez mayor pobreza y hambre, porque éstas son el producto necesario de una sociedad de clases que, a diferencia de las que le han precedido, genera miseria de la abundancia, creando indigencia con los mismos medios que podrían ser la base de una sociedad que por fin trascienda de la necesidad a la libertad ([1]). Pero esto no lo dicen ni pueden decirlo los burgueses pues sería reconocer la necesidad de su desaparición. Pero eso sí se llenan la boca de promesas mientras chupan más y más la sangre a sus explotados, ante la crisis insoluble de su sistema: “A dios rogando y con el garrote dando” es el lema actual de la burguesía mundial. Lema que en México como en el mundo, se encarna en la trágica realidad del desempleo rampante, de las mayores cargas y ritmos laborales, de los despidos, de las reformas y en general, del empeoramiento de nuestras condiciones de vida.
En boca de la burguesía la “lucha” contra el hambre y la pobreza y demás, es un himno de gloria imposible. Pero para nosotros los proletarios del mundo, que a pesar de las cortinas de humo filantrópico podemos ver la necesidad de destruir el capitalismo para crear una comunidad mundial verdaderamente humana, la cruel realidad del hambre y la miseria, lejos de ser un motivo de culpa y de chantaje, es un impulso más para rebelarnos contra este mundo atroz. Un motivo terrible por el cual luchar con todas nuestras fuerzas mediante la organización y unidad de nuestra clase.
En nuestro propio terreno en el que las hipócritas y mistificadoras intenciones ciudadanas sean sustituidas por la consciencia de la posibilidad real de un mundo nuevo y diferente del que, si nos decidimos, podemos ser el amanecer.
RM, mayo de 2013
[1]) Para una exposición detallada de la necesidad, del procedimiento objetivo de la producción de miseria en el capitalismo como creación de su propio potencial productivo, véase en este mismo número el artículo “Desnutrición y desperdicio de alimentos”.
¡La “neutralidad política” del deporte es un mito! Es, gracias a los medias entre otras cosas, el caldo de cultivo de la identificación chovinista, del nacionalismo. De hecho el deporte es incluso un canal privilegiado para inocular ese veneno tan nocivo. Tras el traumatismo de la Primera Guerra mundial, “el deporte tendió un puente sobre el abismo que separaba el mundo privado del público. Entre las dos guerras mundiales el deporte como espectáculo de masas se transformó en una inacabable sucesión de encuentros de gladiadores protagonizados por personas y equipos que simbolizaban los estados-nación”[1].
El nacionalismo se ha cultivado siempre contra los explotados mediante el ritual y los símbolos que enmarcan esos encuentros. La puesta en escena con fines propagandísticos no es, como pretende hacerlo creer la historia oficial, algo propio del nazismo o el estalinismo, sino una práctica general de todos los países. Para cerciorarse de ello, basta con recordar los protocolos y las fastuosidades en la apertura de las Olimpiadas de Pekín en 2008 o en las de Londres de 2012, o el salto al campo de los equipos nacionales de fútbol en los grandes encuentros. Los grandes espectáculos deportivos permiten hacer surgir fuertes emociones colectivas que guían fácilmente las mentes hacia un universo de códigos y símbolos nacionales : “Lo que ha hecho del deporte un medio tan singularmente eficaz para inculcar sentimientos nacionales (…) es la facilidad con la que hasta los individuos (…) pueden identificarse con la nación tal como la simbolizan unas personas jóvenes… »[2] Acompañadas a menudo de músicas militares, las competiciones internacionales están siempre precedidas o clausuradas por los himnos: “Esas relaciones son las de enfrentamientos de todo tipo donde está en juego el prestigio nacional; el ritual deportivo es pues, a ese nivel, un ritual de confrontación entre naciones.»[3] En esos breves momentos de uniones sagradas, las clases sociales se “fusionan”, se niegan, con unos espectadores abiertamente convocados a ponerse en pie y cantar mirando fijamente la bandera nacional o el equipo que encarna sus colores.
En África del Sur, por ejemplo, el ANC de Mandela en nombre de la lucha contra el apartheid, utilizó los colores del equipo de rugby para encauzar la lucha de clases hacia la mistificación nacional.[4] Las grandes victorias deportivas también pueden prolongar ese principio de sumisión ciega en una especie de histeria colectiva (como ha podido observarse con la victoria de la selección española en el mundial de fútbol de 2010, o la de Italia unos años antes, o la del equipo de Francia en 1998...), con demostraciones de júbilo infestadas de banderas y mitos nacionales prefabricados[5]. Finalmente, la guerra por los títulos, las medallas, nación contra nación, intenta mantener, igual que en los frentes durante los conflictos bélicos, esa dependencia de los espíritus, cultivando siempre el terreno de la xenofobia y de las violencias nacionalistas. El deporte es siempre encarnación de los intereses de los Estados, según el mismo ritual que el del ejército: decoraciones, citaciones, desfiles. Como decía Rosa Luxemburgo durante la Primera Guerra mundial: “Los intereses nacionales no son sino una mistificación cuyo fin es poner a las masas populares laboriosas al servicio de su enemigo mortal: el imperialismo.”[6]
El deporte siempre ha sido instrumentalizado en los enfrentamientos imperialistas. Las Olimpiadas de Berlín, en 1936, por ejemplo, sirvieron de punta de lanza de la militarización, anticipando las manifestaciones de fuerza de las potencias del “Eje”, bloque militar que iba a luchar por su “espacio vital”. Para los nazis, los campeones debían ser “guerreros por Alemania, embajadores del IIIer Reich”. Según Hitler, el joven deportista alemán debía ser “resistente como el cuero, duro como el acero de Krupp”[7]. El deporte tenía que preparar la guerra imperialista y servir para evidenciar la “superioridad de la raza aria”, y eso a pesar de las victorias del velocista negro estadounidense Owens, que acabaron por sacar de quicio al Führer.[8] Todos los encuentros deportivos fueron un medio para el régimen nazi de hacer que ondeara simbólicamente su bandera sobre todos los territorios que codiciaba.
Para lo que sería el campo bélico adverso, los encuentros deportivos iban también a servir para preparar física y mentalmente para la guerra a los “resistentes”. Las organizaciones estalinistas y social-patriotas intentaron incluso organizar una “contra-olimpiada” en Barcelona en julio de 1936, para alistar a los proletarios tras los estandartes del antifascismo. Aunque tal proyecto no pudo concretarse, debido al golpe de Estado franquista, sí que sirvió para incrementar la adhesión ideológica al bloque imperialista de los futuros “aliados”. El deporte aportó su pequeña contribución, de un lado y del otro, a lo que acabaría siendo una nueva carnicería mundial en la que hubo ¡más de 50 millones de muertos!
Sobre las ruinas todavía humeantes de tan terrible conflicto, el ruedo deportivo mundial iba a estar dominado por la Guerra Fría hasta los inicios de los años 1990. Las competiciones internacionales estarán marcadas por la oposición Este-Oeste, oposición que a punto estuvo de desembocar en holocausto nuclear. Durante toda la fase de decadencia capitalista, los encuentros deportivos han estado todos marcados por rivalidades de carácter imperialista. La universalidad simbolizada por los anillos olímpicos no es más que una siniestra hipocresía; lo que sí representan son cestos de alacranes con intereses capitalistas divergentes. Ya en los años 1920, por ejemplo, los vencidos, como Alemania, quedaron fuera de las Olimpiadas por venganza y a modo de represalias. En 1948, Alemania y Japón quedaron excluidos. En los Juegos de 1956, en Melbourne, hubo un boicot de unos cuantos países (Holanda, España, Suiza...) reaccionando contra la invasión de los tanques soviéticos en Budapest y alimentando así las tensiones de la “Guerra Fría”. Digamos de paso que en México, en 1968, cuando hubo la represión y la matanza de 300 estudiantes en la plaza de las Tres Culturas, todas las grandes democracias invitadas participaron sin la menor objeción en esas Olimpiadas. En 1972, las Olimpiadas de Munich fueron escenario de acciones de guerra. Un comando palestino tomó de rehén a la delegación israelí. Resultado: un baño de sangre, la matanza de 17 personas. En 1976, una gran parte del continente africano estuvo ausente de las Olimpiadas en protesta por el apartheid. En los 80, los Juegos de Moscú, que fueron sobre todo un auténtico himno militar en honor del régimen estalinista, fueron boicoteados por cantidad de aliados occidentales del bloque rival regentado por EEUU, entre ellos China, para significar esta vez su oposición a la intervención rusa… ¡en Afganistán! Por cierto, cuando China cayó del lado del imperialismo americano, mucho se habló durante cierto tiempo refiriéndose a China, de la dimensión política del deporte, de su “diplomacia del ping-pong”. Y hoy, el incremento del poderío de China en el ruedo imperialista mundial, sobre todo esta vez frente a Estados Unidos, viene acompañado de récords deportivos muy agresivos y reveladores de unas ambiciones claramente expuestas.
En todas las ocasiones, los Estados implicados en las contiendas deportivas, han presentado siempre a sus atletas, a menudo dopados a tope, como “en guerra” para retar al “enemigo”, ya en el marco de bloques militares rivales, ya en su propio seno de éstos, o, tras la desaparición de dichos bloques, entre naciones. El fútbol ha ilustrado con creces esas tensiones, nutriendo los odios entre la muchedumbre. Hay ejemplos a montones, pero solo mencionaremos el trágico episodio del partido entre El Salvador y Honduras, en 1969, calificativo para el Mundial de 1970. El partido fue el preludio de una guerra entre esos dos países que provocó como mínimo 4000 muertos!
El deporte expresa con una claridad cada día más meridiana la putrefacción de raíz de una sociedad burguesa sin porvenir La ausencia de perspectivas, el desempleo y la miseria hicieron surgir a partir de los años 1970 y sobre todo al inicio de los 80, hordas de hooligans xenófobos casi siempre empapados de alcohol, sembrando el terror y el odio, especialmente en los estadios de las grandes metrópolis siniestradas por la crisis. Han infestado con regularidad las contiendas deportivas, en Inglaterra o en otros lugares, como así ocurrió por ejemplo en mayo de 1990 durante el partido que enfrentaba el Dynamo de Zagreb y el Estrella Roja de Belgrado, que acabó en batalla campal con cientos de muertos y heridos y contribuyó en envenenar las tensiones nacionalistas ya existentes que acabarían desembocando en la guerra en la ex Yugoslavia. Entre los forofos serbios más radicales estaba el jefe de guerra Arkan, especialista de la “depuración étnica”, nacionalista que más tarde sería buscado por la ONU por “crímenes contra la humanidad”!
Además de otros episodios como ése, otros miles de ejemplos parecidos, la violencia creciente ha hecho decir al “sentido común” popular burgués que el deporte estaría cada día más “gangrenado por el dinero y las mafias”, cuando, en realidad, el deporte mismo es una mafia y un producto del capitalismo! Si ya el deporte está de por sí controlado por un sector financiero hipertrofiado, mediante sistemas ocultos que funcionan con “empresas fantasma”, a cuya cabeza están, al final de la cadena, los propios Estados, genera además, a causa de la crisis económica catastrófica, un auténtico juego de casino, expresión misma de un modo de producción en quiebra. Las grandes instancias internacionales deportivas, como el CIO (Comité Olímpico Internacional) o la FIFA (Federación Internacional de Fútbol Asociación), los grandes clubes, son un medio ambiente que favorece a pandilleros y al gangsterismo, del que algunos jugadores son eminentes representantes, a políticos y especuladores corruptos con escándalos a porrillo de los que las malversaciones de fondos sólo son la punta del iceberg.[9] Mencionemos los métodos brutales para la construcción de complejos deportivos, como en China o Sudáfrica en los últimos años, con la expropiación violenta de pobre gente a la que echan a la calle sin remisión.
Todos los Estados, las mafias, el mundillo “deportivo” podrido hasta el tuétano, especulan en el sector económico del deporte y de los Juegos. Algunos incluso se compran clubes, como Catar recientemente con el Paris-Saint-Germain y su ristra de vedettes, con unas inversiones astronómicas en ese sector improductivo. Así ocurre en Gran Bretaña con los grandes equipos. Durante el “mercato”, auténtica “feria de ganado” de futbolistas, las transacciones suelen servir para lavar dinero “sucio”. Según Noël Pons (especialista en criminalidad): “Los clubes de fútbol son empresas del tipo CAC 40 [índice bursátil de París], o sea que el fenómeno de blanqueo debe estar al mismo nivel que el de esas empresas”.[10]
El reverso de la medalla es la sobreexplotación: junto a las estrellas con sueldos estratosféricos y los agentes corruptos, miles de jóvenes jugadores se encuentran sin contrato, miserables, sobre todo africanos muy jóvenes a los que se hace venir con promesas miríficas a Europa, y que los clubes acaban echando a la calle sin el menor escrúpulo.
La otra gran especialidad es desde hace ya tiempo la de los partidos amañados para las apuestas, que afectan a cantidad de partidos en Europa y en el mundo. El fútbol italiano, el caso más conocido, muestra cómo cantidad de jugadores y directivos están claramente vinculados al mundillo político y al crimen organizado. Incluso hay deportes, que los medios han presentado como “limpios”, el balonmano en Francia por ejemplo, que se han visto involucrados en apuestas amañadas y otras corruptelas. Así ocurre también con el tenis, deporte en el que hay jugadores que se dejan “untar” entre bastidores para perder partidos y llevarse más “manteca”.
Todas esas prácticas de rufián, que son en última instancia la de los propios Estados, van más lejos. Afectan incluso a veces a la seguridad de los espectadores, como así ocurrió en 1985 cuando la tragedia en el estadio de Heysel en Bélgica, donde, bajo el peso de unos ultras sobreexcitados, se hundió las vallas de separación provocando 39 muertos y más de 600 heridos. Las instalaciones baratas, la sobrecapacidad y los movimientos de la muchedumbre acarrean catástrofes como la de Sheffield, en Inglaterra, de abril de 1989: 96 muertos, 766 heridos… En el estadio Furiani de Bastia (Córcega), el 5 de mayo de 1992, por cuestiones de rentabilidad, justo antes de empezar el partido, se derrumbó una tribuna provisional construida a toda prisa: 18 muertos y 2 300 heridos.
No podemos terminar sin evocar la explotación brutal, virulenta y escandalosa de los propios atletas, especialmente mediante el dopaje, hasta los límites fisiológicos cuando no es hasta la muerte. Ya a principios del siglo XX se habían banalizado ciertas sustancias dopantes como la estricnina. Muy pronto, para los Estados, “el deporte se convirtió en la ciencia experimental del rendimiento corporal que requirió la creación de laboratorios de medicina deportiva, la puesta a punto de material experimental y aparatos diversos, la apertura de institutos deportivos especializados”[11]. En 1967, la muerte del ciclista británico Tom Simpson en las pendientes del Mont Ventoux (Sur de Francia) conmocionó a todo el mundo, pero el dopaje se había implantado desde hacía ya mucho tiempo. Como lo subraya el antiguo médico del Tour de Francia, el doctor Jean-Pierre de Mondenard: “El deporte de alto nivel es una escuela de tramposos”. Hoy, seguimiento médico y dopaje están íntimamente relacionados. Esteroides, anabolizantes, EPO, autotransfusiones se utilizan corrientemente en las competiciones, controlados por médicos en todos los grandes equipos. Ni que decir tiene que ese fenómeno afecta a todos los deportes y a fuertes dosis. En un deporte como el rugby, por ejemplo, el dopaje funciona desde la formación juvenil misma. Así lo demuestra el testimonio de un deportista de 24 años, hoy enfermo y con la carrera arruinada: “Llegas al centro de formación. Allí te hablan mucho del “verdadero” dopaje. Algunos de mis compañeros de equipo se inyectaban moléculas, productos veterinarios, abastecidos por un médico que merodeaba por el club. Te hablan de salbutamol, de anabolizantes de ternera y de toro. Ya no vas a andar comprando por Internet, sino que vas a intentar dar con la persona idónea. El médico te hace las primeras inyecciones y luego te deja hacer.” Y añade con mucha razón: “La ‘omertà’ [ley del silencio] es ya muy fuerte en el ámbito deportivo, lo es más todavía cuando se trata de adolescentes.”[12] Desgastados hasta la médula, destruidos prematuramente, los deportistas sufren trastornos gravísimos: accidentes cardiacos y circulatorios, insuficiencias renales y hepáticas, cánceres, impotencia, esterilidad, trastornos en la mujer embarazada, enfermedades musculo-esqueléticas, etc. Una importante cantidad de atletas de alto nivel fallecen antes de los 40 años. El ejemplo de las nadadoras de Alemania del Este, que ya reveló toda la brutalidad y el horror capitalista de la planificación estatal, ha sido, desde entonces superado con creces. Recordemos que, como a muchos otros atletas, se dopaba sistemáticamente y por la fuerza a aquellas nadadoras, a menudo sin que ellas mismas se enteraran. Vigiladas constantemente por los servicios especiales (Stasi, KGB) en todos sus desplazamientos, a esas atletas les estaba prohibido comunicar con gentes del Oeste so pena de represalias contra su familia. Convertidas en “hombres” en lo hormonal (fuerte pilosidad, trastornos en la libido, clítoris hipertrofiado...) gracias a las píldoras e inyecciones cotidianas inoculadas por médicos especializados[13], el Estado las condenaba a toda clase de chantajes y al silencio. ¡Se han censado más de 10 000 victimas! Muchas de ellas murieron prematuramente, gravemente enfermas[14].
Hoy lo que más se conoce son los casos en el ciclismo, desde el caso Festina[15] hasta el montón de casos de corredores, tanto ejecutantes como víctimas o cabezas de turco, como el del ciclista Lance Amstrong, a quien acaban de retirarle sus 7 títulos del Tour de Francia, son testimonios de que las leyes del capital y de la ganancia no se arredran ante nada.
¡La ética del deporte es la del capitalismo! Se puede resumir en unas pocas palabras: ambición, trampas, corrupción, hipocresía, competencia a muerte, violencia y brutalidad. Ni siquiera el deporte paralímpico se salva de esa misma lógica: ha acabado siendo una sórdida competencia en una especia de “guerra de prótesis”.
Querer hoy “moralizar” el deporte ya no solo es pura ilusión. Se trata como mínimo de una utopía reaccionaria cuando no de una estafa suplementaria.
Los intentos de usar el deporte en la decadencia capitalista para la lucha obrera no hicieron sino incrementar la gangrena oportunista, estimular las fuerzas conservadoras. Ni ha existido ni puede existir un “deporte proletario”. Durante la oleada revolucionaria mundial de 1917-1923, el fracaso de la Internacional Roja del Deporte (ISR, fundada en 1921) se debió a las condiciones históricas y políticas de entonces, las del capitalismo decadente y del aislamiento trágico de la revolución en Rusia. Los Juegos de Asia Central que organizaron en lo deportivo los bolcheviques en Tashkent (Uzbekistán), al estimular y reforzar los Estados locales, verdadero mosaico del ex imperio ruso, lo único para lo que sirvieron fue para incrementar la confusión política. Peor todavía, iban a endurecer el cordón sanitario de las tropas de la coalición burguesa en torno a una Rusia soviética asediada. Las “Espartaquiadas” de Moscú, en 1928, iban a rematar la defensa de la “patria socialista” en esos juegos, que ya eran la expresión de la contrarrevolución. El único verdadero “triunfo” fue entonces el del estalinismo, haciendo arrogante alarde de sus “bolcheviques de acero”… Marx decía que la sociedad comunista haría “la demostración práctica de la posibilidad de unir enseñanza y gimnasia con el trabajo y viceversa”, con la perspectiva de la realización del “ser humano completo”[16]. Al principio, Lenin y los bolcheviques defendían esa visión, pero no les quedó tiempo ni posibilidad para realizarla. El estalinismo realizó lo contrario: una caricatura ultramedicada de robots monstruosos.
Es evidentemente difícil vislumbrar la sociedad comunista del futuro. Lo que sí es seguro es que el deporte tal como existe hoy, tendrá que desaparecer en una sociedad sin clases sociales. Es tan difícil para un aficionado al deporte concebir ese futuro hoy como lo es para un drogodependiente imaginar un mundo sin adicciones. Un mundo humano, unitario, creativo y libre deberá sustituir a las separaciones artificiales entre actividades físicas e intelectuales, a las oposiciones forzadas entre deportistas y sedentarios. De ese modo, el “hombre completo” del que hablaba Marx, volverá a encontrar en el comunismo su verdadera naturaleza social: “(…) los sentidos del hombre social distintos de los del no social. Sólo a través de la riqueza objetivamente desarrollada del ser humano es, en parte cultivada, en parte creada, la riqueza de la sensibilidad humana subjetiva, un oído musical, un ojo para la belleza de la forma. En resumen, sólo así se cultivan o se crean sentidos capaces de goces humanos, sentidos que se afirman como fuerzas esenciales humanas. (…) la sociedad constituida produce, como su realidad durable, al hombre en esta plena riqueza de su ser, al hombre rica y profundamente dotado de todos los sentidos.”[17]
Ese ser humano “profundamente dotado de todos sus sentidos” expresará su verdadera individualidad en una armonía superior: la de la unidad dialéctica que favorezca la belleza del cuerpo y de la mente.
WH, 20 de diciembre
[1] E. Hobsbawm, Naciones y nacionalismo desde 1780, traduc. castellana de 1990, Ed. Mondadori, Barcelona.
[2] Ídem.
[3] J-M Brohm, Sociologie politique du sport, 1976, Nancy (Francia), P.U.N., 1992.
[4] Nótese que ya se ha vuelto a ver ondear la bandera alemana entre la muchedumbre en los encuentros deportivos, en plena conformidad con las nuevas aspiraciones imperialistas alemanas; y eso tras años de cautelas impuestas por un incómodo pasado.
[5] Como, por ejemplo, la ideología “black-blanc-beur” (negro/blanco/árabe) en Francia: alusión a la bandera tricolor “bleu-blanc-rouge” (azul/blanco/rojo) y a la unidad nacional por encima del color de piel o del origen, todos juntos tras el Estado republicano, en una especie de unión sagrada.
[6] Folleto de Junius, 1915.
[7] www.memorialdelashoah.org [755]
[8] Dicho sea de paso, tampoco a la burguesía norteamericana de entonces le entusiasmaron tales victorias, una burguesía henchida de prejuicios raciales segregacionistas y mortíferos. En las Olimpiadas de San Luis de 1904, las minorías negras fueron marginalizadas. Se organizaron incluso competiciones espéciales, llamadas “jornadas antropológicas”, reservadas para aquellos que los organizadores consideraban como “subhumanos”. Víctimas de segregación y de linchamientos, las minorías negras reaccionarían más tarde en luchas parciales, entre las cuales las de los famosos “Black Panthers”, que en el podio de las Olimpiadas de México de 1968 quedaron simbolizadas en los puños levantados con guantes negros de los velocistas Smith y Carlos.
[9] Los ejemplos de sobornos a la hora de nombrar la sede de las Olimpiadas o del país organizador de los Mundiales de Fútbol son múltiples, por ejemplo, para la candidatura de Salt Lake City a las Olimpiadas de Invierno de 2002.
[11] J-M Brohm, Sociologie politique du sport, 1976, Nancy (Francia), P.U.N., 1992.
[12] www.rue89.com [757], periódico francés en línea.
[13] Hubo incluso entrenadores en la antigua Alemania del Este que habrían embarazado a sus pupilas pues, al tercer mes de embarazo, al producir la mujer más testosterona, ¡sería más competitiva!
[14] Para dar una idea de la progresión del fenómeno del dopaje hoy, un ejemplo, el récord de la australiana Stéphanie Rice (400 metros 4 estilos en Pekín 2008) es inferior en 7 segundos al de la excampeona alemana del Este, Petra Schneider, (1980, Moscú), conocida, sin embargo, por haberse “cargado” en cantidades industriales de esteroides!
[15] En julio de 1998, el entrenador del equipo ciclista Festina, Willy Voet, era arrestado por la aduana francesa. Transportaba ampollas de eritropoyetina (EPO), capsulas de anfetaminas, soluciones de hormonas de crecimiento y frascos de testosterona.
[16] Marx citado por J-M Brohm, ídem.
[17] Marx, Manuscritos, “Propiedad privada y comunismo” https://www.marxists.org/espanol/m-e/1840s/manuscritos/man3.htm#3-2 [758].
¡No nos hagamos ilusiones! El nacionalismo jamás puede ser la base de una sociedad sin clases, sin explotados.
A comienzos de agosto de 2012 llevaron a cabo en Saint-Imier (Cantón de Berna), Suiza, un Encuentro internacional anarquista.
Uno de los conferenciantes era portavoz del Fekar[1].
La iniciativa de permitir hablar a esta persona en el encuentro la tomó el grupo suizo Fórum de los Anarquistas Germanófilos, quien se esfuerza en reunir a los anarquistas turcos/kurdos en una sola federación.
Según el conferenciante, el PKK (Partido Obrero Kurdo –Partiya Karkkerên Kurdistan– un partido con orígenes maoístas y estalinistas) “habría llegado a la conclusión, a finales de los años noventa, de que aunque los kurdos no poseyesen aun su propio Estado, debían plantearse, en su movimiento, problemas que son los propios de un Estado. Desde entonces, el PKK se ha ido alejando de su “orientación proletaria” y del modelo de un Estado nacional independiente, con su propio gobierno, y por tanto de una forma de Estado autoritaria; estaría pues, ahora, por un modelo con formas de vida social “comunales” (municipales) donde tendrían libertad las mujeres y los “transexuales” y, fundamentalmente, donde la libertad del individuo sería lo primordial, donde reinaría el respeto a las diferencias y donde se podría alcanzar un equilibrio ecológico con la naturaleza”. Así sintetizaba, uno de los asistentes al encuentro en su Informe, lo que fue la intervención del conferenciante aludido[2].
Jan Bervoet, miembro del Comité de Redacción de la revista anarquista de los Países Bajos “Buiten de Orde” (“Fuera del Orden”) expresaba sus reservas respecto a la declaración del portavoz de Fekar y se preguntaba en voz alta si Ocalan es un iluminado o si, más bien, lo que nos cuenta responde al refrán “cuando oigas a la zorra poner pasión en sus prédicas, ten cuidado, pastor, con tus ocas”, que solemos aplicar por estas tierras; y, al mismo tiempo, nos daba a entender que para él no es totalmente imposible que el PKK se desarrolle en el sentido de ser una organización con principios antiautoritarios y comunitarios en la que el individuo es lo primordial: “¿Estamos ante la superación de un momento histórico o estamos ante el juego de manos de un ilusionista?. La historia misma nos lo dirá”. Y continúa: “a pesar de las reservas que se han expresado aquí, estamos una vez más ante el colmo de la ingenuidad política que, con frecuencia, caracteriza al anarquismo. El deseo, entre los anarquistas, de ver en alguna parte las expresiones reales de los principios anarquistas es tan grande que el espectro de un principio anarquista (antiautoritario, comunitario, federalista, el individuo por encima de todo,…) les basta para crear un ambiente de alborozo en muchos de ellos” (Ibíd.).
En relación con este debate en el medio anarquista, un participante en la “Jornada de verano” de la CCI en Bélgica nos preguntó cuál es la posición de la CCI respecto a las evoluciones recientes dentro del PKK. Lo que resulta de la contribución que sigue a continuación es que el PKK, sea cual sea la imagen positiva que nos dibuja el conferenciante, no ha tenido nunca nada que ver ni con la lucha por la emancipación de la humanidad ni con la de su liberación del yugo de la sociedad de clases[3].
El PKK fue fundado, el 27 de noviembre de 1978, en la ciudad de Fis (Diyarbakir), por Abdullah Ocalan, Mazlum Dogan y 21 discípulos. Nacía con el objetivo, decían, de poner fin al “colonialismo” turco en el Este y el Sureste de Turquía y de realizar un Estado kurdo independiente y unido[4]. Desde entonces, A. Ocalan -“Apo”- es el líder incontestable del PKK.
Desde un punto de vista ideológico el PKK se inspiraba en el maoísmo basado en el estalinismo; es decir, lo que el conferenciante invitado a Saint-Imier denomina, la “orientación proletaria”: de un lado el principio de que el poder puede conquistarse por la acción de un ejército de campesinos; de otro, que las alianzas habría que buscarlas en el campo imperialista del bloque del Este, contra el bloque del Oeste. Para alcanzar sus objetivos, el PKK estaba dispuesto a utilizar todos los medios, por terribles que algunos pudiesen ser. Así, el PKK se lanzó a la lucha armada con numerosos atentados, también contra otras fracciones kurdas. Algunos sin embargo siguen insistiendo en que, con esos principios y su actividad, el PKK ha restituido a los kurdos/turcos el respeto a sí mismos y la conciencia de su identidad kurda.
Turquía, donde habitan la mayoría de los kurdos de la región, se ha opuesto siempre (a pesar de las promesas hechas después de la II Guerra Mundial) contra toda forma de autonomía y ha jugado simultáneamente la carta de la asimilación. La importancia estratégica de la región, mucho mayor que su importancia económica, ha sido determinante. A los kurdos se les denominaba oficialmente “turcos de las montañas” y su lengua ha sido considerada como un dialecto turco. La mayoría vivía en la pobreza, viéndose obligados muchos de ellos a abandonar el país.
El 15 de agosto de 1984, campesinos kurdos entrenados por el PKK atacan los puestos de la Policía en las ciudades de Eruh (distrito de Siirt, en Turquía) y Semdinli (distrito de Hakkâri); acciones en las que murieron dos agentes turcos. Este fue el principio de toda una serie de acciones paramilitares frente a las cuales las autoridades turcas reaccionan reclutando a millares de kurdos a quienes, a cambio de dinero y armas, pusieron a combatir, como guardias rurales, contra el PKK.
El PKK actuó sin piedad contra estos guardias rurales, lo mismo que contra todos los kurdos que mostraban alguna simpatía con la autoridad central turca; además de atentar contra los propietarios de tierras. Esto hizo perder al PKK no sólo la simpatía de una parte de la población kurda sino la de otras fracciones kurdas, como la de Massoud Barzani en el Norte de Irak. La población del Kurdistán estaba pues agarrada por una tenaza: la guerrilla del PKK de una parte y el ejército turco de otra. Este partido nacionalista, organizado sobre bases estalinistas, estaba igualmente sostenido, estratégicamente, en este conflicto por otras fuerzas imperialistas de la región, que lo utilizaban como medio de presión contra Turquía.
Como los demás partidos burgueses de izquierda, el PKK se presentaba entonces como defensor del “socialismo”. Gracias a la lucha armada contra el cruel gobierno turco de la época, el PKK pudo atraerse a una parte de los obreros y a las masas pobres desesperadas, que aún tenían ilusiones, para arrastrarles a una lucha nacionalista e imperialista. En marzo de 1990, periodo del año nuevo kurdo, los funerales de miembros del PKK asesinados lograron movilizar manifestaciones masivas. Tras el hundimiento del Bloque ruso en 1989 y el derrumbe del Bloque occidental rival, las cartas se movían muy deprisa en el tapete imperialista y el PKK perdía sus antiguos aliados.
La Guerra del Golfo de 1991 en Irak abrió la puerta a un “nuevo desorden mundial” en el que el nacionalismo kurdo fue utilizado por enésima vez como cebo para reclutar carne de cañón. En el ambiente de caos creciente, con el desarrollo de una tendencia a ir “cada uno a la suya” donde todas las potencias imperialistas, pequeñas y grandes quieren incrementar su influencia en la zona de Oriente Medio, de gran importancia tanto económica como estratégica, el PKK continúa haciendo su juego en el barullo de las contradicciones imperialistas, recibiendo el apoyo de gobiernos como el de Siria, Irán, Irak, Armenia o Grecia y otros países imperialistas, incluida Rusia[5].
Para sobrevivir, el PKK está obligado a cambiar de opinión y de método (por decirlo gráficamente “cambiar el fusil de hombro”); no podía continuar presentándose como una formación puramente maoísta-estalinista. Así pues, a comienzos de los años noventa, mientras unos 3.000 guerrilleros del PKK conquistaron de hecho el poder en el Este de Turquía, Ocalan busca a la vez otras oportunidades políticas para poder mantenerse. A partir de entonces, los enfrentamientos militares se alternan con periodos de alto el fuego y negociaciones. Una primera ronda comienza a principios de los años noventa, cuando el presidente Turgut Özal consintió en negociar. Aparte de Özal (él mismo medio kurdo) pocos políticos turcos mostraron interés en la negociación[6]; de tal manera que, después de muerto el Presidente el 17 de abril de 1993, en extrañas circunstancias, se evapora la esperanza de una conciliación. En junio de 1993 Ocalan llama de nuevo a la “guerra total”. Otros intentos de negociación continuarán en 1995 y 1998 saldándose cada vez con fracasos.
Cuando la lucha armada toma formas cada vez más intensas, Turquía obliga a Siria a expulsar a Ocalan. Éste huye pero es finalmente detenido por los gendarmes turcos el 15 de febrero de 1999. Fue condenado a muerte por traición aunque, por la presión de la UE (Unión Europea), se le conmutó la sentencia por reclusión perpetua. Turquía había presentado su candidatura de adhesión a la UE y necesitaba prometer que mejoraría la situación de los derechos humanos de los kurdos/turcos. A partir de entonces Ocalan intenta dirigir su partido desde la prisión, por medio de sus abogados.
Desde agosto de 1999, el PKK retira a los guerrilleros de la región a la par que desarrolla una serie de iniciativas con el objetivo de elaborar el llamado “proceso de paz y democracia”; en realidad, se trata maniobras políticas para ocultar su verdadera naturaleza.
La estrategia para conquistar un lugar dentro de la burguesía dominante debía ser modificada y, tras una dura lucha (sanguinaria) entre fracciones del mismo movimiento, se puso sobre la mesa la táctica de la autonomía y el federalismo; en un intento por salir del estancamiento político en que se hallaban.
El VIII Congreso del PKK aprueba, el 16 de abril, la llamada transformación “democrática”. Desde entonces, el partido busca obtener la “liberación” por la vía de los derechos políticos de los kurdos en Turquía y renuncia a la violencia, aunque el actual jefe del PKK, Murat Karayilan, seguía declarando en 2007 que un Estado independiente sigue siendo, como siempre, el objetivo principal de la organización. A partir de este Congreso, el PKK se transforma, aunque de hecho se trataba de una acción puramente táctica, y surge una nueva rama política: El Congreso para la libertad y la democracia del Kurdistán (KADEK). El PKK señala en este momento que su deseo es continuar la lucha por medios democráticos. Un portavoz del PKK-KADEK declaró, sin embargo, que no disolvería su brazo armado, las Fuerzas de Defensa del Pueblo (HPG), ni rendiría sus armas; por razones de “legítima defensa”. Está claro que la organización quería mantener su capacidad para efectuar operaciones armadas a fin de imponerse como socio principal en las negociaciones. En abril, el KADEK elegía a su dirección, pero los miembros eran casi los mismos que los del Consejo Presidencial del PKK. El 15 de noviembre de 2003 el KADEK y su entorno se transforman en una fracción todavía más moderada, el Congreso del Pueblo de Kurdistán (KONGRA-GEL), en un intento por aparecer más aceptable en la mesa de negociaciones y de cara a un mandato parlamentario.
Por descontado que las negociaciones con el Gobierno turco no dan los resultados esperados y, en junio de 2004, Ocalan llama, por intermedio de sus abogados, a retomar las armas pero, para mantener la imagen democrática, insiste en que no es una declaración de guerra sino de “legítima defensa”. Así, entre 2004 y 2009, el PKK perpetró atentados regularmente y el ejército turco atacó, en varias ocasiones, a los combatientes del PKK en el norte de Irak. De esta manera las dos partes enfrentadas mantenían la presión en la caldera.
En 2005, los nacionalistas intentan obtener, por la vía legal, un puesto en el parlamento turco. Con tal fin fundan un partido pro-kurdo que se califica a sí mismo independiente en el sentido más amplio del término: el Partido de la Sociedad Democrática (DTP), una organización política afiliada al PKK que consiguió colocar a varios miembros electos en el parlamento. Este partido, prohibido por las autoridades turcas debido a sus estrechos lazos con el PKK, fue reemplazado en 2008 por el Partido para la Paz y la Democracia (BDP). Este último, ahora reconocido oficialmente como un partido socialdemócrata, participó en 2009, por primera vez, en las elecciones municipales y alcanzó una amplia mayoría en el Sureste de Turquía: 36 delegados obtienen en la última elección escaño como independientes en el parlamento turco. Muchos prisioneros del KCK[7] son miembros de este partido.
Para segar la hierba bajo los pies del PKK, el gobierno turco acomete en julio de 2009 una nueva contraofensiva, presentada esta vez como “democrática”: el Plan de reformas kurdo. A los kurdos se les concedió su propia Radio-TV pública, nuevos derechos (educación), respecto a la lengua kurda, el derecho al nombre kurdo de sus ciudades, los partidos políticos kurdos podrán viajar al extranjero,... Como ejemplo reciente está el caso del intento por ganarse la simpatía de las masas kurdas con el reparto caritativo de alimentos, frigoríficos, mantas, etc.
Ocalan, jefe del PKK, responde desde la prisión con una nueva versión de su “hoja de ruta hacia la paz” de 2003[8] (su publicación no será autorizada por la autoridades turcas). El Partido anuncia que abandonará la lucha armada y que va a enviar brigadas de paz fuera de las fronteras para apoyar la “solución democrática” del conflicto que el gobierno turco ha iniciado. La primera brigada, compuesta por ocho combatientes del PKK y 26 ciudadanos Kurdo/turcos que en los años noventa huyeron a Irak, pasan la frontera el 19 de octubre desde Irak y son acogidos con banderas kurdas por millares de kurdos/turcos.
Sin embargo, los dos campos ocultan sus verdaderas intenciones. Sus intereses capitalistas, imperialistas, nacionalistas,…, están enmascarados tras un discurso pacifista y democrático que se integra mejor en una visión del mundo más de actualidad. Los dos campos intentan igualmente argumentar sus acciones con discursos religiosos para responder de esta manera al islamismo político emergente; un ejemplo es el llamamiento de Ocalan a formar una alianza con el Movimiento Islamista Turco en torno a Gülen. Debemos comprender los esfuerzos de la burguesía turca y la kurda en ese contexto, de numerosas tensiones en la región del Medio Oriente y de estragos causados por la crisis económica mundial, que utilizan la libertad de los kurdos como carta para envidar en la negociación.
Mientras que la estrategia gubernamental del AKP (Partido de la Justicia y del Desarrollo) se mantiene fundamentalmente igual que en gobiernos precedentes, aunque su táctica sea claramente diferente, la participación de los representantes del movimiento kurdo en la política turca son abiertamente intrigantes y su actividad está llena de falsos gestos: mantienen a la vez negociaciones encubiertas, durante tres años, con representantes del PKK en Europa (concretamente en Oslo, Noruega); mientras tanto, el gobierno prosigue con la represión: en este periodo fueron arrestadas dos mil personas durante el Proceso contra el KCK, centenares de guerrilleros kurdos fueron asesinados en su retirada tras el alto el fuego, los manifestantes fueron severamente reprimidos, con numerosos heridos y varios muertos, la represión social se agravó en las ciudades turcas contra los habitantes kurdos y hubo tentativas de linchamientos.
Los nacionalistas del PKK respondieron a la táctica del Gobierno AKP con su plan de una autonomía democrática para la región. En el IV Congreso del DTK[9], en agosto de 2010 en Diyarbakir –capital oficiosa del Kurdistán-, el copresidente Ahmet Türk presentó el proyecto de un Kurdistán libre y autónomo para lo que sería la definición y creación de una autonomía jurídica “en la Constitución turca”: nada de separatismo; en lo referente a la cuestión histórica de la utilización de la lengua kurda, ésta se debe enseñar en todos los niveles, desde la escuela primaria hasta la universidad y en todas las ciudades kurdas; en un Kurdistán libre y autónomo el kurdo será la lengua oficial junto al turco y los dialectos locales. La explotación de los recursos económicos en las regiones kurdas estará en manos de los dirigentes kurdos del Kurdistán libre y autónomo. También habrá representantes del Kurdistán libre y autónomo en el parlamento turco para discutir temas de igualdad de derechos y discusiones relacionadas con ello. En fin, el Kurdistán libre y autónomo tendrá una bandera diferente a la de la República turca: la bandera kurda con sus propios logos y símbolos basados en la historia de los kurdos y del Kurdistán. Todo el debate iba en el sentido de constituir una confederación de las diferentes regiones Kurdas en la zona. Según el Congreso, los pueblos y las regiones kurdas en los países como Turquía, Siria, Irak e Irán pertenecen indudablemente al tejido del Kurdistán. “El modelo de la autonomía democrática es la solución más razonable porque es la que corresponde mejor a la historia y a las circunstancias políticas en la que se halla Turquía. En efecto, los kurdos disfrutarían de un estatuto de autonomía en las fronteras del Imperio otomano. Por tanto, esta proposición no se basa en el separatismo; en lugar de este, nuestros pueblos determinarán su relación recíproca en base a la libre voluntad y la unión voluntaria en una patria común. El modelo no va dirigido a la abolición del Estado ni al cambio de fronteras. La Turquía democrática y el Kurdistán autónomo democrático son la fórmula concreta para que nuestros pueblos se gobiernen a sí mismos, con su propia cultura e identidad y con su derecho a vivir libremente”. (Declaración de prensa del PKK, 13-08-2010)[10].
Pero ante la incesante represión están obligados a ir aún más lejos y, el 14 de julio de 2011, el V Congreso Kurdo del DTK aprueba una Declaración en la que declara, audaz y unilateralmente, la “autonomía democrática” para los kurdos de Turquía y pide que sea reconocida internacionalmente. Ante esto, la presión de Ankara se intensifica y el 24 de julio el DTK anuncia, por su parte, “elecciones en cuarenta y tres provincias”. El ayuntamiento de Diyarbakir consideró estas elecciones como un paso importante hacia la autonomía. Bengi Yildiz, diputado parlamentario en el parlamento turco y delegado del BDP en el DTK, declaró que la región autónoma no debía pagar más impuestos a Ankara.
El reciente VI Congreso del DTK que se hizo, los días 15 y 16 de setiembre de 2012 en Diyarbakir, bajo el eslogan “desde la autonomía democrática hacia la unidad nacional”, resolvió que la tarea principal es reforzar las bases del PKK contra las intenciones de las autoridades turcas de aislarlo y debilitarlo; que el DTK debía convertirse en el parlamento de todos aquellos que viven en Kurdistán, kurdos o no kurdos. La situación en Siria fue también un punto importante en el orden del día; no hay que olvidar que el PKK forma parte de la Confederación de Comunidades Kurdas, KCK, proto-Estado del movimiento nacionalista kurdo, que tiene cuatro importantes organizaciones militares hermanas en la región: el PKK en el Kurdistán turco, el Partido por una Vía Libre hacia el Kurdistán (PJAK) en Irán, el Partido para una Solución democrática del Kurdistán (PÇDK)en Irak y el Partido de la Unión Democrática (PYD) en Siria, quien recientemente, con el acuerdo tácito de Bashar Al-Assad, ha tomado el control de cuatro ciudades[11]. No aparecen en ninguna parte ni los diez Principios de la Hoja de ruta del PKK, del 2003 o del 2009, ni la declaración del PKK del 2010, ni cuál ha sido la acción práctica del Kurdistán “autónomo y libre” hasta el presente, que se debería expresar en que “el PKK avanza realmente en el sentido de convertirse en una organización con principios antiautoritarios y comunitarios donde el individuo es lo primordial”.
La estrategia de la burguesía kurda, de la que el PKK es su principal representante, consiste en integrarse en el Estado turco y gobernar el Kurdistán turco como aparato local del Estado turco. Esta estrategia le obliga a seguir, escalón a escalón, las numerosas sucias maniobras de su rival, para poder permanecer en la mesa de negociaciones. Las negociaciones para la paz que el Gobierno AKP entablará actualmente, en enero de 2013, directamente con Ocalan no son más que un factor de la lógica de este proceso; lo que no impide que continúen los enfrentamientos militares entre los dos partidos.
En efecto, “el PKK, aunque no ha logrado convertirse en un verdadero Estado, actúa como el aparato principal de la burguesía nacionalista kurda en Turquía, intenta conseguir sus intereses, en su dominio de actividad, como si fuese un verdadero Estado y está entre sus intenciones la de contar con el sostén directo o indirecto de algún Estado imperialista cuyos intereses rivalicen con los del nacionalismo turco o tengan algún punto en común, con ellos mismos. Aunque sus fuerzas son más débiles que las del Estado imperialista turco y sus intereses más limitados, el PKK, a este nivel, forma parte integrante del imperialismo mundial, tanto como el Estado turco”[12]
La burguesía kurda necesita sobrevivir y para lograrlo debe atraer capitales a la región. En este punto la burguesía kurda y la Turca tienen intereses mutuos; estos incluyen igualmente la transformación de Turquía en un paraíso de mano de obra barata. No es necesario mencionar que buena parte de ésta estará compuesta de trabajadores kurdos, de hecho estos trabajan ya en numerosos sectores por salarios mínimos. La puesta en práctica de esta política está ya en marcha en el Kurdistán con la nueva política regional de salarios mínimos. Ambas burguesías tienen pues interés en que se normalice la situación para asegurarse la estabilidad y, concretamente, para no poner en peligro el importante proyecto estratégico-económico Nabucco[13]. Pero el juego de repartirse los beneficios entre ambos es muy duro, similar al de la más despiadada forma de capitalismo.
El PKK afirma que en su Organización, mujeres y hombres son tratados por igual y que las mujeres se afilian voluntariamente al Partido. La cuestión es saber si es éste un Principio deseable, heredado de su “orientación proletaria” o, por el contrario, una falsa ilusión.
Nos limitaremos a hacer constar las referencias a los numerosos testimonios que aparecen en el libro “PKK’da Semboller, Aktörler, Kadinlar” (“Símbolos, actores y mujeres en el PKK”) de Necati Alkan[14].
La autora relata en el libro sus conversaciones con cientos de mujeres pertenecientes a las milicias del PKK en las montañas del Sureste de Turquía, en las fronteras con Irak, Siria e Irán,... Según el libro, la mayoría de éstas se vieron obligadas a huir o bien por la presión de la familia, que las forzaba a aceptar matrimonios no deseados, o bien por razones ligadas a crímenes de honor, tradicionales en los territorios kurdos y en la sociedad turca. Creían que iban a estar seguras pero, al contrario de lo que afirmaba el conferenciante, del Fekar, por sus testimonios sabemos que en los campos del PKK fueron víctimas de la violencia masculina, enroladas como carne de cañón en las milicias, adoctrinadas ideológicamente, sin consideración a su propia personalidad e incluso, más tarde, si han querido salirse del PKK se lo impidieron y las obligaron a continuar luchando en sus filas.
El objetivo de este texto es exponer la hipocresía y la práctica burguesa y nacionalista del PKK. Es ilusorio pensar de ésta organización que podrá algún día transformarse en una organización internacionalista, cuando desde su fundación sólo se ha ocupado de cuestiones estratégicas y tácticas dirigidas a conquistar un puesto entre los Estados-nación y que, para alcanzar este puesto, ha utilizado el terror despiadado contra todo el que se interponía en su camino (los mismos kurdos de su propio país y de los países vecinos, entre otros).
En el periodo actual del capitalismo, todos los movimientos étnicos que luchan por la autodeterminación o la liberación nacional son movimientos reaccionarios. La participación o el apoyo a tales movimientos acaban aprobando las acciones y los objetivos del capitalismo y, a veces, la colaboración abierta o camuflada con las diferentes fuerzas imperialistas. Como decía claramente Rosa Luxemburgo a comienzos del siglo XX, la idea de un “derecho” abstracto a la autodeterminación nacional no tiene nada que ver con el marxismo, porque oculta la realidad de que cada nación está dividida en clases sociales antagónicas. Si la formación de algunos Estados-nación independientes podría ser apoyada por el movimiento obrero en un periodo en que el capitalismo tenía aun un papel progresivo que desempeñar, este periodo se ha acabado definitivamente con la Primera Guerra mundial -como Luxemburgo lo ha demostrado igualmente-. Hoy, la clase obrera no tiene ya misiones “democráticas” o “nacionales “que cumplir. Su único futuro reside en la lucha de clase internacional, no sólo contra los Estados nacionales existentes sino por su destrucción revolucionaria.
“En un mundo dividido en bloques imperialistas toda lucha de “liberación nacional”, lejos de constituir un movimiento progresivo, no es más que un momento en el enfrentamiento constante entre bloques rivales; periodo en el que los proletarios y campesinos enrolados, voluntariamente o a la fuerza, participan sólo como carne de cañón” (“El mito contrarrevolucionario de la “liberación nacional”; Punto10 de la Plataforma de la CCI[15].
“Lo que ha quedado demostrado una vez más, después de toda la serie de reformas y negociaciones, es que la burguesía solo puede engendrar la guerra; que la solución de la problemática Kurda no debería ser el resultado de un compromiso con el Estado imperialista turco y que el PKK no deja de ser, en cualquier caso, otra cosa que una estructura que de ninguna manera está en condiciones de dar alguna solución. La cuestión turca no puede resolverse en Turquía únicamente; no puede ser solucionada con una guerra entre naciones ni puede resolverse con la democracia. La única solución de esta cuestión reside en la lucha unida de los obreros turcos y kurdos con los obreros del Medio Oriente y los del mundo entero. La única respuesta válida a la cuestión turca es la solución internacionalista. Sólo la clase obrera puede llevar bien alto el estandarte del internacionalismo contra la barbarie de la Guerra nacional, rechazando morir por la burguesía” [16].
[1] Federación de las Asociaciones Kurdas en Suiza; www.fekar.ch [759]
[2] Fuentes: https://www.solidariteit.nl; [760] <https://www.solidariteit.nl/extra/2012/een_blik_in_de_toekomst.html; [761] https://vrijebond.nl [762]
<https://www.vrijebond.nl/internationale-anarchistische-bijeenkomst-st-im... [763]
[3] Vean también la Resolución que sobre el desarrollo de la situación en Kurdistán adoptó la sección de la CCI en Turquía en su última conferencia: “¡El Internacionalismo es la única solución de la cuestión kurda! “, en: https://en.internationalism.org/icconline/201202/4676/internationalism-o... [764]
Otras fuentes a consultar para este artículo en Internet:
- Le Monde Diplomatique, 1 noviembre 2007 //////
- https://www.lenziran.com/2011/08/pkk-leader-murat-karayilan-exclusive-in... [765]
- https://www.bbc.co.uk/news/world-europe-10707935 [766]
- https://www.hurriyetdailynews.com/default.aspx?pageid=438&n=dtk-declares... [767]
https://www.todayszaman.com/newsDetail_getNewsById.action;jsessionid=79F... [768]
- https://www.urmiyenews.com/2011/01/blog-post_03.html [769]
- https://nos.nl/artikel/447331-pkk-rekruteert-ook-in-nederland.html [770]
- https://www.youtube.com/watch?v=lgMkrtDV9Kg [771]
Y el portal de HPG.
[4] En el transcurso de los últimos siglos, los descendientes del histórico pueblo kurdo se dispersaron por los diferentes Estados de la región: Irán, Irak, Turquía, Siria, Armenia y Azerbaiyán. Muchos de ellos han emigrado además hacia decenas de países en todo el mundo
[5] Ver un análisis en Revista Internacional nº 61 https://es.internationalism.org/node/2114 [772]
[6] La mayoría del PKK tampoco mostró demasiado interés en la negociación
[7]KCK son las siglas de la Confederación de Comunidades Kurdas (Koma Civakên Kurdistan), protoEstado del movimiento nacionalista kurdo. Técnicamente hablando sirve de órgano que da cobertura a todos los órganos del PKK, como son: el grupo político-parlamentario Kongra-Gel (Congreso del Pueblo), el ala militar HPG (Fuerzas de defensa del pueblo, Hêzên Parastina Gel), el Partido por una vía libre en el Kurdistán (PJAK) en Irán, el Partido por una Solución Democrática del Kurdistán (PÇDK) en Irak y el Partido de la Unión Democrática (PYD) en Siria; además de otros numerosos órganos y organizaciones que desempeñan alguna función estatal
[8] La Propuesta de Hoja de ruta (Road Map to Peace) es un documento que hace propuestas detalladas referidas a los diferentes ámbitos del nuevo Estado. Se puede encontrar en: www.fekar.ch/index.php/en/english/88-abdullah-ocalans-three-phases-road-map [773].
[9] Para completar el montón de organizaciones ya existentes: clandestinas, semi-legales, legales y protegidas, ligadas a, o controladas directamente por, los ideólogos nacionalistas del PKK, es necesario mencionar que el DTK, el Congreso Popular Democrático (en turco Demokratik Toplum Kongresi), una organización definida como pro-curda con unos 850 delegados del mundo político, religiosos, cultural, social y de las ONG, desempeñará un papel importante en las iniciativas del PKK
[10]Declaración de prensa del PKK: https://www.pkkonline.com/en/index.php?sys=article&artID=60 [774]
[11]El ala siria del Partido ha conquistado recientemente, conforme a un acuerdo no oficial con el Gobierno de Bashar El-Assad, cuatro ciudades al Norte de Siria (fotos de Ocalan y de Bashar Assad fueron colgadas en diversos lugares) a la vez que otras fracciones kurdas, también en Siria, mantienen buenas relaciones con la Oposición de éste país. Los kurdos iraquíes de Barzani, “independientes”, intentan igualmente romper el poder del PKK-YD. “Al comienzo del conflicto sirio, el PKK había aconsejado a su aliado sirio, el partido kurdo PYD, que vigilase para que los derechos de los kurdos estuviesen, en la medida de lo posible, atendidos bajo el nuevo gobierno. Sin embargo, parece que el Gobierno Assad, ahora que se encuentra arrinconado, habría retirado sus tropas de las regiones kurdas. -El PYD controla desde hace tiempo la región y garantiza un mínimo orden público- Simultáneamente el PKK ha desplazado a 1.500 combatientes desde el Norte de Irak a la región kurda en Siria”. (https://ejbron.wordpress.com/2012/08/16/koerden-starten-groot-offensief-in-syrie-en-turkije/ [775]). “El “lenguaje” del PYD tiene, sin embargo, una doble traducción: el Partido debe su actual poder a Bashar el-Assad ya que éste ha cedido posiciones militares a los combatientes del PYD (está generalmente admitido que Assad ha decidido cooperar porque comparte un enemigo común (Turquía) y porque se asegura así que el PYD defenderá su frontera de los turcos) pero, al mismo tiempo, previene con esta “alianza” a Turquía de que no se aventure en una intervención en Siria. Lo más significativo es que la cooperación le da la posibilidad de concentrarse militarmente en las ciudades más importantes. (…) El potente ascenso de la organización hermana del PKK en Siria, el PYD, se sigue con desconfianza tanto desde Turquía como desde el Kurdistán iraquí. Ankara teme que el Kurdistán sirio se convierta en un trampolín para el PKK, que actualmente opera sobre todo desde el Kurdistán iraquí y ha amenazado con una intervención militar. El Presidente iraquí/kurdo, Barzani, ha actuado de tal manera que el PYD está obligado a cooperar con los otros partidos kurdos para el entrenamiento militar de jóvenes kurdo/sirios en Irak. Para mantener la presión unos seiscientos de ellos se han acantonado junto a la frontera entre las dos regiones kurdas y los parlamentarios iraquí/kurdos han sugerido que los peshmergas, el ejército iraquí/kurdo, podrían intervenir en Siria si fuese necesario. Para contrarrestar el poder del PYD, Barzani ha organizado un encuentro entre los bloques kurdos y la Oposición Siria protegida por Turquía. El encuentro se ha propuesto como objetivo el de unificar a la Oposición Siria en un único frente unido por el futuro de Siria.”
www.trouw.nl/tr/nl/4496/Buitenland/article/detail/3321328/2012/09/24/Vri... [776].
Ver también, a propósito de Siria: https://blogs.mediapart.fr/blog/maxime-azadi/190712/syrie-les-kurdes-ont... [777]
Esto muestra una vez más cómo tales movimientos nacionalistas no son sólo víctimas de las maniobras de los poderes imperialistas, como frecuentemente nos quiere hacer ver la ultraizquierda, sino que ellos mismos juegan también una importante baza en este juego
[12] Ver Punto 1 de la “Resolución sobre el desarrollo del Kurdistán” adoptada por nuestra Sección en Turquía; febrero de 2012 (nota 3)
[14] https://es.internationalism.org/cci/201211/3550/plataforma-de-la-cci-adoptada-por-el-ier-congreso [742]
[15] Ver https://es.internationalism.org/cci/201211/3550/plataforma-de-la-cci-adoptada-por-el-ier-congreso [742]
[16] Ver “Resolución sobre el desarrollo del Kurdistán” adoptada por nuestra Sección en Turquía; febrero de 2012 (nota 3)
Durante los últimos meses hemos asistido a un incremento de tensiones entre Corea del Norte y su vecina del sur y los EEUU. Repetidas pruebas de misiles, amenazas balísticas, de artillería o incluso de ataques nucleares contra Corea del Sur, Japón, Hawaii o la isla Guam han ocupado el centro de la retórica guerrera norcoreana. Corea del Sur, los EEUU y Japón han declarado por su parte su determinación a atacar militarmente a Corea del Norte. Una vez más, las clases dominantes de estos países se muestran dispuestas a poner en peligro la vida de millones de personas si con ello pueden defender sus sórdidos intereses nacionales.
Frente a la amenaza de guerra es una responsabilidad fundamental de aquellos que luchan por los intereses de los explotados y la clase trabajadora:
En octubre de 2006, tras el ensayo nuclear norcoreano, un encuentro de internacionalistas de Corea del Sur y otros países lanzaban el siguiente comunicado:
“Ante la noticia de las pruebas nucleares en Corea del Norte, nosotros, comunistas internacionalistas reunidos en Seúl y Ulsan:“Denunciamos el desarrollo de nuevas armas nucleares en manos de otro Estado Capitalista: la bomba nuclear es la expresión máxima de la guerra, su única función es el exterminio masivo de la población civil en general y de la clase obrera en particular.“Denunciamos sin reservas este nuevo paso hacia la guerra tomado por el Estado capitalista de Corea del Norte que demuestra de ese modo una vez más (sí ello fuera necesario) que no tiene absolutamente nada que ver con la clase obrera y el comunismo y que no es otra cosa que una de las más extremas y grotescas versiones de la tendencia general del capitalismo decadente hacia la barbarie militarista.“Denunciamos sin reservas la hipócrita campaña de Estados Unidos y sus aliados contra su enemigo norcoreano, lo que no es otra cosa que su preparación ideológica para lanzar –cuando tenga capacidad para ello- sus propias acciones preventivas de las cuales la clase trabajadora sería la principal víctima, como lo está siendo ahora en Irak. No debemos olvidar que Estados Unidos es la única potencia que ha utilizado armas nucleares en la guerra, cuando fueron aniquiladas las poblaciones de Hiroshima y Nagasaki“Denunciamos sin reservas las supuestas “iniciativas de paz” que aparecen bajo el patronazgo de otros gángsteres imperialistas como China. Su preocupación no es la paz sino la defensa de sus propios intereses en la región. Los trabajadores no debemos tener ninguna confianza en la “intención de paz” de ningún Estado capitalista.“Denunciamos sin reservas todo intento de la burguesía de Corea del Sur de tomar medidas represivas contra la clase obrera o contra activistas en su defensa de los principios internacionalistas so pretexto de proteger la libertad nacional o la democracia“Declaramos nuestra completa solidaridad con los trabajadores de Corea del Sur y Corea del Norte, China, Japón o Rusia, que van a ser los primeros en sufrir las consecuencias si se producen acciones militares“Declaramos que sólo la lucha de los trabajadores a escala mundial puede detener la constante amenaza de barbarie, guerra imperialista y destrucción nuclear que pende sobre la humanidad bajo el capitalismo.”“Los trabajadores no tenemos patria que defender. ¡Obreros de todas partes, uníos!”[1]
"Declaración internacionalista contra la amenaza de guerra en Corea [278]".
En el contexto actual, la declaración de octubre de 2006 mantiene plena validez.
Para analizar la reciente escalada de tensión entre Corea del Norte y sus rivales, y las perspectivas que de ahí se derivan, debemos enmarcar el conflicto en un contexto histórico e internacional más amplio.
La agudización de tensiones entre las dos Coreas y otros actores forma parte de una agudización más general en Asia Oriental. Los últimos meses hemos visto a los dos mayores rivales de esta región, China y Japón, reclamar su soberanía sobre las islas Senkaku/Diayo y desarrollar una serie de campañas nacionalistas. Los últimos años China y varios Estados que rodean el Mar de China se han visto enfrentados por reclamaciones territoriales. Corea del Sur y Japón se han disputado de forma regular la isla Takeshima/Dokdo. La escalada creciente viene a cristalizar una tendencia global de agudización de tensiones imperialistas en la región. Al mismo tiempo, la disputa entre las dos Coreas forma parte de uno de los conflictos permanentes en Asia Oriental[2].
En la I Guerra Mundial la región escapó a las atrocidades guerreras. Sin embargo en la II Guerra Mundial Asia Oriental devino uno de los mayores campos de batalla de todas las potencias imperialistas: más de 20 millones de personas murieron en la región durante el conflicto. Tan pronto como la Alemania nazi fue derrotada y Europa dividida por los vencedores en mayo de 1945, la URSS y los EEUU chocaron al disputarse el control de varias zonas de Asia. Determinados a evitar que Rusia se llevara pedazos de Japón, los EEUU lanzaron las bombas nucleares sobre Hiroshima y Nagasaki, tras haber reducido a cenizas Tokio con bombas incendiarias durante el invierto de 1944/45. En China, Rusia apoyó al Ejército Rojo de Mao y los USA a Chiang Kai-shek. China fue el primer país dividido en una zona pro-rusa (la República Popular de China) y otra pro-americana (Taiwán), resultando de esto una mortal división que aún se mantiene hoy, con las dos partes apuntándose mutuamente. En 1945, tras la derrota de Japón, mientras tropas rusas se preparaban para tomar toda la Península de Corea, los EEUU forzaron a las URSS a aceptar su ocupación conjunta, lo que llevó a la división de las dos Coreas a lo largo del paralelo 38 en 1945. Por tanto desde 1945 Asia Oriental ha estado marcada de forma constante por la confrontación entre los USA y sus aliados por un lado, y China y Rusia y los suyos por el otro. No es por casualidad que la Guerra de Corea en 1950-53 fuera la primera, y una de las más sangrientas, fases de la Guerra Fría entre los dos bloques, enfrentando una coalición liderada por EEUU contra las fuerzas norcoreanas apoyadas por tropas chinas y rusas. Más de 3 millones de personas murieron en esta guerra en masacres perpetradas por ambos bandos, dejando un país destrozado, con Seúl y Pyongyang sufriendo fuertes bombardeos. El país continuó dividido e intensamente militarizado: era de las zonas del mundo “mejor defendidas”, con ambos ejércitos apuntándose mutuamente durante más de 60 años.
La presente escalada es pues expresión de la continuidad e intensificación de la serie de conflictos que han golpeado Asia Oriental desde el final de la II Guerra Mundial. Sus raíces se encuentran en la división imperialista, en la fragmentación del mundo en naciones enzarzadas en luchas mortales por su supervivencia, con la consiguiente amenaza mutua de aniquilación. Corea no es una excepción. Toda Europa fue divida desde 1945 en dos bloques, con Alemania partida hasta 1989; el sub.-continente indio fue fragmentado entre Pakistán, Bangla Desh e India; Vietnam fue dividida; y en los años 90 la antigua Yugoslavia se hundió en una serie de guerras secesionistas. Los territorios del antiguo Imperio Otomano en Oriente Medio fueron repartidos en una serie de pequeñas naciones en constante tensión guerrera, con el factor añadido de la fundación de Israel en medio de ese contexto, creando una nueva zona en guerra permanente. Todo esto lo que muestra es que la creación de nuevas naciones ha dejado de ofrecer ningún progreso para la humanidad[3]. Se trata de trampas mortales; un cementerio para la clase proletaria.
De la misma manera que la guerra de Corea en los años 50 implicó la confrontación directa entre los EEUU y China, la presente escalada también opone a los mismos “defensores incondicionales” de sus respectivos aliados.
El régimen norcoreano ha contado con el apoyo incondicional de China desde el primer día de su existencia. La posición geoestratégica de Corea implica que el país es a la vez un blanco para todos sus vecinos rivales y un preciado Estado tapón, especialmente para China, que la considera tapón entre ella misma y Japón y los EEUU.
Por tanto, 60 años tras el fin de la Guerra de Corea en 1953, no sólo encontramos a las mismas fuerzas opuestas, sino que ahora además están las amenazas de ataques nucleares, con misiles balísticos o con artillería desde Corea del Norte, y viceversa, contra algunas de las metrópolis más pobladas del mundo (Seúl, Tokio, Pyongyang). Con la creciente polarización entre China y EEUU, las dos mayores potencias económicas, Asia Oriental se ha convertido en otra zona de conflicto permanente, con consecuencias a nivel mundial.
El régimen norcoreano, que se dice socialista, fue creado, no tras una insurrección obrera, sino gracias a la ayuda militar de Rusia y China. Enteramente dependiente de sus padrinos estalinistas, el régimen ha focalizado sus recursos en el mantenimiento y crecimiento de su aparato militar. Como resultado de una gigantesca militarización, de una población de 24 millones y medio el país afirma contar con un ejército regular de más de un millón de hombres y mujeres, y de hasta 4,7 millones en la reserva. De forma similar a los antiguos regímenes estalinistas de Europa del Este, la economía norcoreana no posee productos civiles competitivos que ofrecer en el mercado mundial. La hipertrofia del aparato militar ha implicado durante estas últimas seis décadas la existencia de un frecuente, si no permanente, racionamiento de comida y otros productos de consumo. Desde el colapso del bloque ruso en 1989 la producción industrial ha caído más de un 50 %. La población fue diezmada por una hambruna a mediados de los 90, que parece que únicamente pudo ser parada con suministros de alimentos desde China. Incluso hoy, Corea del Norte importa de China el 90 % de su energía, el 80 % de sus bienes de consumo y alrededor del 45 % de alimentos.
Si una clase dominante no tiene nada que ofrecer a su población salvo escasez, hambre, represión y militarización permanente, y si sus empresas no pueden competir en el mercado internacional con ningún producto el régimen tan sólo puede ganar “reconocimiento” por medio de su capacidad militar de amenazar y chantajear. Un comportamiento tal es la típica expresión de una clase en bancarrota, que no tiene nada que ofrecer a la humanidad salvo violencia, extorsión y terror. La postura de amenaza hacia sus rivales con toda clase de ataques militares muestra cuán impredecible y lunática se ha vuelto la situación. Enfrentada a un callejón sin salida en materia económica, el régimen ha tratado durante años de introducir algunas limitadas medidas de “liberalización”, esperando mejorar el suministro de productos. Algunos piensan que el actual ruido de sables es una mera maniobra de distracción de los problemas económicos y una acción del joven sucesor Kim Jong-un para impresionar al ejército. Aunque no podemos especular sobre la estabilidad política del régimen, pensamos que sería un error infravalorar el peligro real de entrada en una escalada peligrosa. El incremento de tensiones imperialistas nunca es un “bluff”, una fanfarronada o una mera distracción o representación teatral. Todos los gobiernos del mundo se ven obligados a avivar la espiral militarista, incluso si pudiera parecer que va en contra de sus intereses. La clase dominante no posee un control real en relación al cáncer del militarismo.
Aunque es evidente que un ataque norcoreano a Corea del Sur o EEUU llevaría a un debilitamiento considerable si no a la desaparición del régimen, debemos subrayar que la clase dominante no conoce límites en su política de tierra quemada. Por todo el mundo se suceden los ataques suicidas, con gente dispuesta a matar y herir al máximo número de personas sin importarles que implique su propia inmolación. El caso norcoreano nos muestra a un Estado que amenaza con cometer una masacre y que está preparado para “suicidarse”. Y pese a que Corea del Norte depende enormemente de China, esta última no puede asegurarse el control absoluto sobre Pyongyang, que muestra una creciente locura. Durante la Guerra de Corea tanto China como Pyongyang estuvieron dispuestos a sacrificar su “propia” carne de cañón y a aniquilar tantas vidas del enemigo como fuera posible. El régimen norcoreano muestra claramente lo que realmente implica la defensa de los intereses nacionales. Como resultado, el tablero imperialista se ve aún más sometido al caos. La política de amenazas y chantajes de Corea del Norte no es una excepción sino una triste caricatura de la perspectiva del sistema capitalista como un todo, que empuja a la humanidad a una barbarie creciente.
Ante las amenazas abiertas norcoreanas hacia Seúl, Japón o EEUU, Corea del Sur puede presentarse como una “víctima inocente”. Pero la clase dominante surcoreana no es ni mejor ni menos feroz que la del norte.
En mayo de 1948 el gobierno surcoreano de Rhee, apoyado por EEUU, organizó una masacre de alrededor de 60.000 personas en Cheju (un quinto de la población de la isla). Durante la guerra el gobierno surcoreano llevó a cabo igual número de masacres que Nor-Corea. Durante el periodo de reconstrucción, el país fue dirigido de forma dictatorial, ya fuera indirectamente bajo Rhee o directamente como con Park Chung-Hee, durante más de cuatro décadas. Cualquier protesta obrera o estudiantil se encontraba con la represión del régimen. En 1980 un levantamiento popular con un fuerte componente obrero en Gwangju fue aplastado a sangre y fuego. Sin embargo, gracias a una dura explotación de su fuerza de trabajo, el capital surcoreano fue capaz de acceder al mercado mundial a través de sus bajos precios. Corea del Sur presenta uno de los porcentajes más altos de precariedad y temporalidad laboral. Sin embargo, con o sin forma dictatorial, todos los gobiernos han mantenido su política de represión. La Ley de Seguridad Nacional otorga al gobierno la libertad de acallar cualquier voz crítica con el régimen, acusándola de estar al servicio de Corea del Norte. Y en muchas huelgas y protestas obreras o estudiantiles, o incluso de carácter “ciudadano” (como las “protestas de las velas” contra la importación de carne estadounidense posiblemente contaminada en 2008), el Estado surcoreano utiliza constantemente la represión, especialmente contra la clase trabajadora. Mientras los medios ridiculizan la forma en que las distintas generaciones de la dinastía Kim en Nor-Corea se suceden en el poder, la elección reciente de Park Geun-hye, hija del antiguo dictador Park Chung-Hee, muestra la evidente continuidad de poder bajo la “democracia”. Además, la explotación común de mano de obra norcoreana en la zona industrial de Kaesong pone en evidencia que los capitalistas surcoreanos son perfectamente capaces de cooperar con cualquier camarilla de Corea del Norte. Y la camarilla surcoreana se encuentra determinada a utilizar cualquier medio militar contra su vecino del norte, ya que recientemente Seúl ha expresado la posibilidad de desarrollar ella misma armas nucleares.
La historia nos ha mostrado que los dos tipos de regímenes son en lo esencial lo mismo: enemigos de la clase obrera. Los trabajadores no pueden tomar partido por ninguno de ellos. La reciente acentuación de tensiones en Asia Oriental es un ejemplo concentrado de la tendencia destructiva del capitalismo. Pero el reciente conflicto no es una mera repetición: los peligros se han convertido en mucho mayores para la humanidad. Se trata aquí de un enfrentamiento entre potencias mayores: EEUU y China, Japón y China; todos fuertemente armados y determinados en acelerar la carrera armamentística. En la época de la Guerra de Corea y la Guerra Fría la clase obrera se encontraba derrotada e incapaz de levantar la cabeza. Sólo un pequeño número de revolucionarios de la Izquierda Comunista defendieron posiciones internacionalistas durante la Guerra de Corea. Hoy el proletariado en Extremo Oriente no se muestra dispuesto a sacrificar su vida en la espiral mortal capitalista. Únicamente la clase obrera puede salvar a la humanidad de hundirse en una barbarie cada vez mayor. Para hacerlo, el proletariado debe rechazar el patriotismo y la espiral militarista.
¡No al “frente unido con el gobierno”! La única solución para la clase trabajadora pasa por una lucha firme contra su propia burguesía, tanto en una Corea como en otra. Para los revolucionarios de hoy esto significa la necesidad de defender la tradición internacionalista de Lenin, Luxemburg y Liebknecht durante la Primera Guerra Mundial, de la Izquierda Comunista durante la Segunda Guerra Mundial y durante la Guerra de Corea, una tradición que fue defendida de nuevo en la declaración internacional contra la amenaza de guerra en 2006.
CCI, 8-4-2013
[1] Ver también en inglés “Imperialism in the Far East, past and present” https://en.internationalism.org/internationalreview/2012/5305/november/international-review-special-issue-imperialism-far-east-past- [781]
[2] Ver también en inglés “The 'Asian Dragons' run out of steam” https://en.internationalism.org/ir/89/dragons [782]
[3] Ver Balance de 70 años de “liberación nacional” https://es.internationalism.org/series/500 [783]
La crisis no da tregua y no sabemos adonde nos lleva esta dinámica interminable de desempleo, miseria, recortes… Los tambores de guerra siguen resonando desde el Próximo Oriente (Siria) hasta el Lejano Oriente (Corea). La destrucción medioambiental continúa pudriendo en la raíz el planeta entero. El modo de vida que configura esta sociedad dominada por la sumisión a la mano invisible del mercado y sometida al control totalitario del Estado (cualquiera que sea el disfraz que se ponga: democrático o no) hace la vida cada vez más cruel e insoportable. Se hace necesario pensar, comprender, orientarse. Frente al activismo desaforado e inútil que nos proponen partidos de izquierda, sindicatos, las famosas “mareas”, la PAH, los que se presentan como “herederos” del 15 M, hay otros compañeros que buscan una reflexión de fondo sobre esta sociedad, la lucha de clases, sus medios y sus fines, la posibilidad de otra sociedad, los medios de llegar a ella… Una expresión de este esfuerzo vital son los 2 documentos (un más de reflexión y el otro de intervención) que nos envían unos compañeros que firman “Internacionalistas de Palencia”. Saludamos su esfuerzo que junto a otros como el de los Talleres de Alicante [1] constituyen una verdadera aportación a la maduración de futuras luchas.
CCI
El 1 de Mayo ha pasado de ser el Día Internacional de los Trabajadores, de la clase obrera mundial, a ser la “Fiesta del Trabajo”. Nos han educado para adorar el trabajo. Nos han enseñado a amar la explotación. Nuestro trabajo es lo que mueve todo. Pero bajo el capitalismo lo único peor que dejarse la vida trabajando es no poder hacerlo.
El trabajo no es algo repulsivo de por sí. El trabajo supone la relación del hombre con la naturaleza. La capacidad de modificar la naturaleza para cubrir nuestras necesidades es lo que distingue a nuestra especie de otros animales. Pero bajo el capitalismo impera el trabajo asalariado. Los bajos sueldos y la inseguridad laboral no son más que expresiones superficiales de las relaciones de producción capitalistas. Estas relaciones se basan en que solo una pequeña parte del tiempo que estamos trabajando se nos retribuye con un salario. El resto del tiempo lo pasamos trabajando para el capitalista (sea un empresario particular o el Estado). De este trabajo impagado, que constituye la plusvalía, proceden las ganancias del capitalista.
Todos los proletarios, privados de los medios de producción, somos esclavos asalariados. Las palancas que mueven todo las accionamos nosotros pero las gestionan solo unos pocos. Unos pocos cuya actividad está orientada a buscar el máximo beneficio y encontrar las mejores tácticas para optimizar la competencia y las ganancias. Nunca para alguna actividad útil para la humanidad. Eso si no se dedican meramente a poseer, a poseer los medios de producción, nada más.
La sociedad del Capital nos hace libres: libres de elegir entre morir de necesidades insatisfechas o trabajar. Esa es la libertad burguesa. Somos libres de poder vender nuestra fuerza de trabajo, y el burgués es libre de comprarla. Nuestro llamado “tiempo libre” es destinado a la compra de mercancías y a reponer nuestra fuerza de trabajo (comer, ejercitarse, relajarse, etc). Nuestro “tiempo libre” es también necesario pues, para dar continuidad al capitalismo.
La principal contradicción que existe se presenta en las crisis de sobreproducción, que atacan al capitalismo desde que su desarrollo pasó a estar enfocado a su propia autodestrucción. A pesar de producirse en torno al doble de los recursos necesarios para cubrir las necesidades de los seres humanos del planeta, la gran mayoría no puede adquirirla nadie. Las fuerzas productivas están muy desarrolladas, pero la división de la sociedad en clases, y todo lo que esto implica, impide satisfacer las necesidades humanas más elementales.
Esto solo sería posible en una sociedad sin clases, donde con mucho menos o ningún trabajo humano (gracias al gran desarrollo de la tecnología y la ciencia) no existan trabas que impidan abastecer a todo el mundo. Todo el resto del tiempo que no sea estrictamente necesario para mantener la producción, que es la base para nuestra vida, quedaría verdaderamente libre para nuestra realización personal.
La destrucción del planeta y de nuestras vidas tiene como causa principal el mantenimiento de unas relaciones de producción caducas, de un modo de producción decadente, que ya no se ajusta al increíble desarrollo de las fuerzas productivas que se produjo en su propio seno.
Para acabar con esta miseria diaria, para destruir el sistema que nos acerca día a día a la barbarie y que frena el progreso humano, lo primero y más importante es organizarnos. Organizarnos implica ver nuestros intereses reflejados en los órganos que usemos para ello. Si el objetivo principal es tomar los medios de producción (no solo fábricas y empresas, también escuelas, centros culturales...) para su gestión colectiva, esos órganos deberán ser NUESTROS, rechazando todas las barreras nacionales. La nación representa los intereses de la burguesía de tal o cual país, no los intereses de la clase obrera. Los partidos y los sindicatos no son nuestros. En otro momento, en el que el capitalismo aún no había alcanzado su expansión por todo el globo, el mercado no se había aún unificado a nivel mundial y todavía quedaban mercados rentables y suficientes para la realización de la plusvalía, la participación en sindicatos y en el parlamento sirvió para mejorar ligeramente las condiciones de vida de los trabajadores.
Ahora, y ya desde la primera guerra mundial, que es posible la solución revolucionaria, no sirven más que para justificar la explotación. Los partidos “muy de izquierdas” no quieren más que aumentar el poder del Estado en consonancia con lo que fue el capitalismo de Estado de la URSS y otros países cuya burguesía se ha autodenominado “comunistas”. Los sindicatos, por muy horizontales que se consideren, impiden que los proletarios nos auto-organicemos, en asambleas en el trabajo y en todas las facetas de nuestras vidas. Ponen una barrera a nuestros propósitos y a nuestros intereses, nos sacan a pasear por las calles para desmovilizarnos, nos enjaulan y hacen que deleguemos en ellos, cuando la caótica producción capitalista es imposible de regular ni reformar. Va directa al abismo, de las formas más contradictorias y absurdas que nos podamos imaginar. La función de los partidos y los sindicatos es conservadora de la sociedad de clases. Justifican la explotación que acaba por anularnos como seres humanos.
Los proletarios conscientes de todo el mundo no celebran el trabajo, no ponen flores a su jaula, sino que luchan por su destrucción.
¡Abajo los partidos y sindicatos!
¡Ante la atomización capitalista, el cada uno a la suya, autoorganización!
Hace ahora una semana que estallaron los dos “dispositivos explosivos improvisados”, como se les denominó burdamente, colocados entre el público en la línea de meta del maratón de Boston de 2013, matando a tres personas e hiriendo a docenas, muchas de ellas con lesiones severas y traumáticas, incluyendo mutilaciones de miembros. Lo que se suponía que era el día de la celebración del evento deportivo más antiguo en el país, se convirtió en el telón de fondo de unos de los peores ataques terroristas en suelo estadounidense desde el 11S1. Los restos de la bomba que los investigadores descubrieron después de la explosión consistían en ollas a presión rellenas de clavos y rodamientos de bolas con el fin de maximizar las bajas por metralla. Inspirado por dispositivos similares utilizados por los insurgentes para causar estragos en las tropas americanas y aliadas, en Afganistán e Irak, parece como si las pasadas aventuras del imperialismo americano por el mundo proyectaran sus efectos destructivos en el presente . Los cirujanos que trataron a los heridos en los hospitales describieron las lesiones como “heridas de guerra”, y las imágenes de las aceras llenas de sangre fueron retransmitidas por las ondas de radio y las conexiones WIFI. América y especialmente la ciudad de Boston, parecían estar en un estado de incredulidad y angustia.
Sin embargo, sólo días después el FBI pudo identificar a dos sospechosos con las imágenes de cámaras de vigilancia ahora omnipresentes que enfocan a peatones y vehículos desde los tejados y señales de tráfico de casi todas las grandes ciudades del mundo. Y, como el FBI, el gobernador Patrick y el Presidente Obama audazmente prometieron a raíz de los ataques, el estado fue capaz de juntar rápidamente las piezas del rompecabezas investigador e identificar a los supuestos culpables. Al final de la noche del viernes, 20 de abril, Tamerlan Tsarneaev de 26 años de edad, residente en un suburbio de Boston y apasionado del boxeo, estaba muerto, abatido en un violento tiroteo con la policía. Su hermano Dzhojar de 19 años de edad sería capturado, gravemente herido, muy debilitado por la pérdida de sangre causada por una lluvia de balas de la policía. En el momento de escribir esto, el Tsarneaev más joven permanece en estado grave en un hospital de Boston, incapaz de comunicarse, nos dicen. Aún así, el estado federal de Estados Unidos proclama con orgullo, en un tono que parece diseñado para tranquilizarnos de algo, que cuando le detuvieron ni siquiera se molestaron en leerle sus derechos, antes de que "un equipo con alta capacidad para los interrogatorios " del gobierno federal empezara a trabajar2.
En el periodo entre los ataques y los dramáticos sucesos del viernes por la noche, el Estado USA y su aparato mediático entró en modo propaganda total, explotando los ataques a toda prisa. El jueves, el Presidente Obama viajó a Boston para hablar en un "servicio interreligioso", afirmando con firmeza su determinación de que los autores se enfrentarían a "todo el peso de la justicia americana."3 Aunque la escala de destrucción en Boston no era ni de lejos tan grave como lo que ocurrió el 11 de septiembre de 2001 (ni tan grave como la que el imperialismo de Estados Unidos continúa realizando en las poblaciones civiles de Afganistán, Pakistán y otros lugares), el estado no iba a dejar pasar la oportunidad de batir los tambores otra vez sobre la necesidad de unidad nacional frente al terrorismo y ejecutar una campaña en los medios, saliendo a escena con todo tipo de “bustos parlantes” desde "expertos en terrorismo" hasta “expertos en criminales”, los géneros más variados de psicólogos etc.; todos ellos designados, dijeron, para ayudar a un público ansioso por comprender lo que había sucedido y tranquilizarlos con que al final se haría justicia al estilo americano.
En el mismo Boston, el centro se sometió a una alerta máxima en todo ese tiempo. A la vez que los medios de comunicación soltaban sus tonterías sobre cómo la ciudad se negaría a ser aterrorizada, el Gobernador Patrick rogó a los residentes que permanecieran en sus casas, revelando la facilidad con que la burguesía dice una cosa y la contraria en la búsqueda de una narrativa patriótica. El viernes, con Dzhojar todavía suelto, el estado puso a la ciudad en situación de "bloqueo total" reduciendo la zona de Boston a un pueblo fantasma. Los medios de comunicación anunciaron que la policía estaba realizando búsquedas casa por casa; la ciudad había sido dividida en "zonas"; helicópteros Blackhawk los sobrevolaron y se desplegó un equipo militar de alta tecnología. El lenguaje de la disciplina militar de ocupación y prisión se aplicó frívolamente a una ciudad muy americana en el que la lucha contra la ocupación militar británica se lanzó dos siglos antes, todo ello en la búsqueda de un chico de 19 años de edad herido y casi con toda seguridad aterrorizado que parecía no tener ningún plan real para eludir a las autoridades más que esconderse bajo la lona de un barco.
Todo esto debería evidenciar que el terrorismo, en cualquiera de sus formas, sólo puede servir a los intereses del estado burgués — tanto si toma la forma de dar al estado la oportunidad de practicar la militarización de la ciudad, permitiendo a los medios de comunicación tocar a rebato los tambores del patriotismo, como si crea la excusa a los políticos para proponer leyes que "refuercen la seguridad". Esto se hizo evidente a raíz de la detención de Dzhojar cuando los vecinos se plantaron espontáneamente en las aceras del barrio para apoyar a la policía como si fuera un desfile de coches patrulla. Por la noche, en el corazón de la ciudad estalló una "celebración" donde trabajadores comunes y corrientes se abrazaban espontáneamente y chocaban las manos de los policías enviados allí para mantener el orden. Uno se siente tentado a comparar el espectáculo de la noche del viernes con los civiles del Este de Europa animando la llegada del ejército soviético en 1945 – aunque ¿no se convirtieron los libertadores de esa noche en matones a la mañana siguiente? Si hay una cosa que el terrorismo cumple generalmente, es llevar a la población al terreno del estado, estimulando la identificación con las fuerzas represivas como la única protección contra la violencia irracional y el terrorismo desatado en su comunidad.
Por supuesto, la sensación de alivio que los bostonianos sintieron una vez que se dejó claro que los presuntos responsables quedaban incapacitados para causar más daño a su ciudad es comprensible; pero es una verdadera tragedia cuando los trabajadores se identifican con el estado, en lugar de con sus propias luchas, como su mejor protección contra la creciente descomposición de la sociedad. Por esta razón, cualquier persona que se preocupe de lograr un mundo mejor, - un mundo más allá de la explotación y la violencia del capitalismo - debe rechazar categóricamente el terrorismo como táctica para conseguir ese objetivo. El terrorismo no logra otra cosa que conducir la clase obrera — la única fuerza social capaz de ofrecer a la humanidad un futuro real — a las manos del mismo estado que la reprime.
No obstante, los sucesos de Boston no tienen la misma escala que los ataques del 11S, así que parece que el fervor creciente que celebran los media irá descendiendo. Pero, el estado logró detener uno de los presuntos responsables, y sin duda podemos esperar bastante del circo mediático que rodeará su juicio (si sobrevive a las heridas inflingidas por la policía). ¿Dónde será procesado? ¿Será tratado como un "combatiente enemigo" o se le dará un juicio civil? ¿Pedirá el gobierno federal la pena de muerte, a pesar de que no hay pena de muerte bajo la ley estatal de Massachusetts? ¿Cuánto estaba el joven Dzhojar bajo la influencia de su hermano mayor? ¿Hasta qué punto era realmente un duro terrorista? ¿Pedirá perdón o se burlará de las víctimas? Todo esto mantendrá zumbando a los medios durante bastante tiempo.
Pero bajo estas cuestiones superficiales subyace una fundamental: ¿qué ha llevado a dos chicos que han vivido la mayor parte de sus vidas en USA, hacia tal violencia contra sus vecinos? Hay, por supuesto una tentación por parte de los elementos más burdos de los medios, de culpar totalmente al origen checheno y a la herencia musulmana de los hermanos. “Simplemente, de los musulmanes no te puedes fiar,” dirán; “Debemos ser mucho más cuidadosos con quién entra en el país.” Expertos en terrorismo internacional dirían incluso que Putin tiene razón al trazar una línea roja ante gente tan despiadada y sin escrúpulos.
Otros culparán a Internet al ser un espacio “incontrolable” que permite a las organizaciones terroristas extranjeras “radicalizar” a la juventud vulnerable cruzando fronteras nacionales y continentales. Sin duda, los media que juegan a psicólogos improvisados, violando casi cada regla de su profesión, indagarán en la psique de estos dos jóvenes a quienes nunca conocieron y nos dirán todo sobre su incapacidad para integrarse completamente en la sociedad americana, aislándose y buscando un propósito que les trascienda, que encontrarán en el Islam radical o en el nacionalismo Checheno o en cualquier ideología arcaica. Tal vez los elementos más clarividentes de la burguesía de Estados Unidos lleguen a reconocer que, como la mayoría de los países de Europa occidental, ahora tienen sus propios problemas con el terrorismo islámico "cultivado en casa" que no puede resolverse únicamente con la represión y que exige realizar una investigación sociológica y psicológica seria.
Pero cualquiera de estas “respuestas” que se plantearán las comisiones burguesas y las investigaciones académicas, es muy improbable que sea la respuesta real en cuanto a lo que alimenta esa violencia y destrucción: la descomposición de la sociedad capitalista, que cada vez más empuja a algunos jóvenes a un estado de desesperación y alienación tan doloroso que arremeter contra la sociedad en un último estallido de violencia parece la única solución a sus profundas crisis existenciales
Los expertos burgueses probablemente no ven ninguna conexión entre las acciones violentas, pero calculadas, de los Tsarnaevs y los estallidos menos políticos, más desesperados, pero nihilistas de Adam Lanza, James Holmes o Jared Lee Loughner4. El terrorismo islámico es fundamentalmente diferente de este tipo de asesinatos masivos, nos dicen. Uno está alimentado por una ideología política extranjera que explota a los jóvenes vulnerables, el otro por "enfermedad mental"5 o la fácil disponibilidad de armas. Pero, ¿hay alguna diferencia realmente tangible entre el caso de los Tsarnaev y los estallidos de violencia perpetrados por estos jóvenes, blancos, hombres "Americanos"? ¿No es el caso de que la única diferencia es que losTsarneaevs,- quizá como resultado fortuito de su origen Checheno o su bagaje musulmán, — cayeron bajo la influencia de una ideología enferma (producto mismo de la descomposición social) y así fueron capaces, en sus propias mentes, de racionalizar su furia homicida como políticamente necesaria? Pero esto no explica por qué dos hombres jóvenes, en la primera etapa de sus vidas, supuestamente viviendo el sueño americano, acaban en ese estado de ánimo para iniciarse en estas ideologías tan atractivas para ellos. ¿Cómo pueden esas ideologías llegar a convencer a unos chicos que viven en el corazón de una supuesta "democracia" capitalista?
¿Cuáles son las heridas sociales, económicas y psicológicas subyacentes que impulsan a esos jóvenes a identificarse con una ideología suicida que surge de la lucha política a miles de kilómetros de distancia de ellos y que no tiene ningún efecto directo sobre sus vidas diarias y que sólo pueden experimentar como una fantasía abstracta?6 . ¿Podría ser que el extremismo político del tipo que parece haber asumido por lo menos el Tsarnaev mayor, es sólo la última parada antes de que la desesperación le llevara a la clase de locura nihilista que devoró a Lanza, Holmes y Loughner? ¿Tal vez el camino de Tsarnaev al extremismo político no fue tan diferente del que siguieron estos tres jóvenes blancos "Americanos" hacia la locura violenta?7. Si éste es el caso, hay que mirar más allá de las explicaciones simplistas que entienden estos ataques como consecuencia de la etnia y la religión de los hermanos y buscar en cambio en la descomposición social de la sociedad capitalista en los propios Estados Unidos y su característico "no hay futuro" que crece tanto en las generaciones más jóvenes (en particular en hombres jóvenes) de hoy.
¿Cuáles son, entonces, algunos de los rasgos de la situación objetiva social y económica que afrontan hoy las generaciones más jóvenes que subyacen a los repetidos estallidos de violencia que hemos presenciado? En primer lugar, hay que reconocer que los efectos de la crisis del capitalismo que se aceleró de manera tremenda en 2008 hasta ahora han caído mucho más sobre las nuevas generaciones. Para empezar, el desempleo es hoy mucho mayor entre los trabajadores más jóvenes que entre los mayores8. Muchos jóvenes son simplemente incapaces de encontrar un trabajo con el que ganar lo suficiente para vivir una "vida adulta" y así completar la transición psicológica de la adolescencia a la edad adulta de una manera más o menos saludable. El porcentaje de universitarios jóvenes que continúan viviendo con sus padres ha aumentado enormemente como resultado de la crisis9. Por otra parte, como el mercado laboral continúa estancado, muchos jóvenes encuentran que sólo pueden sobrevivir a la crisis prolongando su educación post-secundaria y así se encadenan en la trampa de la deuda educativa. Muchos jóvenes están abandonando el primer ciclo universitario (con o sin grado) con enormes cargas de deuda, alimentando un sentimiento de incapacidad para salir adelante o incluso para establecerse como personas independientes y autónomas en este mundo.
No hay gran distancia desde la comprensión de estos fenómenos objetivos hasta entender el peaje psicológico que soportan los jóvenes, muchos de los cuales se hunden cada vez más en una profunda crisis de identidad. La carga puede ser particularmente difícil en hombres jóvenes, que todavía tienden a ser socializados en el modelo de la burguesía como el "que mantiene la familia". La frustración por la imposibilidad de encontrar un trabajo significativo y suficientemente remunerado, el sentido de inutilidad que proviene de períodos prolongados de desempleo, la vergüenza de tener que volver a vivir con los padres, la inversión de roles de género estándar que a menudo ocurre cuando una pareja femenina trabaja, pero el hombre está en paro; es una experiencia "castradora" que lleva a una profunda crisis de identidad, que puede empujar a algunos chicos a arremeter contra las mujeres de su entorno y contra la sociedad en general que parece enviarles mensajes contradictorios sobre la identidad masculina
El mayor de los hermanos Tsarneaev ha sido acusado de violencia doméstica en el pasado, un hecho que pudo hacer que las autoridades de inmigración negaran su solicitud de ciudadanía estadounidense. También se ha informado de que su pareja trabajó, mientras él se quedaba en casa cuidando a sus hijos. Sería extrapolar demasiado en este punto decir que sabemos el papel exacto que estos factores jugaron en su "radicalización", pero parece razonable considerar si la tensa relación de Tamerlan con su compañera fue uno de los factores que le acercó al islamismo radical, una filosofía en la que los roles de género no son tan ambiguos y donde se supone que las mujeres conocen su sitio. ¿Puede ser la atracción a este tipo de ideologías, en parte, tener un sentido de empoderamiento masculino en los chicos que luchan contra su incapacidad para cumplir con las nociones tradicionales de la masculinidad?
Pero, incluso si éste es el caso, debe quedar claro que esto no representa tanto la penetración de arcaicas formas extranjeras en el pensamiento de la sociedad estadounidense, sino que expresa la ruptura de la familia tradicional burguesa y los roles sociales y la crisis resultante en la socialización masculina que es una función de la descomposición capitalista. Mientras que como comunistas no lamentamos la decadencia de valores de género burgués tradicional, aún podemos reconocer la parte que esto podría jugar en mantener la crisis social que tenemos ante nosotros y cómo podría contribuir a los repetidos estallidos de violencia irracional que continúan dominando las noticias.
Sin duda, algunos críticos no encontrarán convincente nuestro intento de comprender las raíces de estos estallidos de violencia. El menos indulgente de ellos nos dirán que sólo puede condenarse este tipo de ataques, no "entenderse". No hay que pasar mucho tiempo respondiendo a esta línea de argumentación, ya que no es muy seria. Sin embargo, otro argumento más sofisticado podría decir que no todos los desempleados o jóvenes hipotecados recurren a este tipo de violencia, por lo que no podemos usar tales condiciones sociales objetivas para explicar estos ataques. Si bien es cierto que la gran mayoría de los jóvenes ni siquiera consideran dedicarse a este tipo de violencia, esta clase de crítica no capta el punto central. Algunas personas empujadas al límite inevitablemente llegan a él e irrumpen en sociedad de una manera violenta; y como han demostrado los acontecimientos recientes, tardan muy poco en causar mortandad y angustia a gran escala.
Sin embargo, los críticos pueden encontrar un punto en el que hay alternativas a una respuesta tan violenta a la alienación y al estrés económico. La violencia sin sentido no es la única opción. En los últimos años, hemos visto varios ejemplos de jóvenes que se reúnen en solidaridad para discutir una alternativa a esta sociedad. A pesar de sus problemas, movimientos como Occupy y los Indignados en España son una fuerte evidencia de que hay otra forma de expresar la frustración y la ira en esta sociedad que es mucho más poderosa que cualquier violencia individualizada. Es la solidaridad colectiva, forjada en la lucha que nos muestra el camino a seguir y nos enseña cómo es posible un mundo más allá del dolor y del sufrimiento del propio ego herido. Pero estos movimientos son todavía muy esporádicos y carecen aún de la capacidad para mantenerse10. Son producto de fuerzas profundamente sociales e históricas que van más allá del poder de individuos aislados o grupos reducidos, que no se pueden crear ex nihilo (de la nada). Así pues, la cuestión candente es: ¿cómo podemos canalizar nuestras frustraciones mientras tanto?
En cuanto a la política interna de U.S.A. es probable que, sea cual sea el valor de su propaganda inicial, estos atentados no irán a favor de la administración de Obama. Con informes que hablan de que el FBI entrevistó al hermano mayor Tsarnaev hace dos años en la sede de la inteligencia rusa y concluyó que no era una amenaza, parece inevitable que esto alimentará las investigaciones dirigidas por los republicanos en Capitol Hill y las acusaciones de que la administración Obama simplemente no puede mantener la seguridad contra el terror. Con los senadores McCain y Graham pidiendo a Obama que declare al Tsarnaev más joven como "combatiente enemigo " y renunciando a cualquiera de las sutilezas legales supuestamente otorgadas por la Constitución11, esto promete ser otra ronda de fuertes controversias. La única pregunta que se plantea es si los republicanos sobreactuarán o no en su juego.
Por otra parte, aunque los atentados de Boston distraigan por el momento la atención de los media de la derrota de la ley de control de armas, respaldada por el Presidente Obama, esta derrota sólo parece envalentonar a los opositores del Presidente. Ya, a pesar de la aparente voluntad de muchos republicanos de ceder ante una reforma migratoria integral, se habla de fortalecer la resistencia de la derecha a cualquier proyecto de ley que diera nada remotamente parecido a una "amnistía" para los inmigrantes ilegales. Claramente, el rencor y el furor que ha caracterizado la vida interna de la burguesía de Estados Unidos en los últimos años no han disminuido tanto como los medios de comunicación nos habrían hecho creer en los últimos tres meses. En consonancia con la naturaleza de la época, parece probable que estos atentados sólo serán más combustible para las inagotables luchas internas entre las diversas facciones que conforman el estado burgués. Sí que cambió la suerte para la burguesía de Estados Unidos desde 2001, cuando fue capaz de utilizar los ataques del 11S para forjar un consenso nacional para la guerra.
Al final, incluso si tenemos la capacidad -a través del método marxista - de comenzar a entender los factores sociales y económicos subyacentes que pueden llevar a algunos jóvenes alienados hacia actos de terrorismo, u otros actos de violencia desesperada, tenemos que tener claro que eso nunca puede ser una táctica para la emancipación del proletariado. Terrorismo y violencia irracional sólo terminarán sirviendo a los intereses del estado y así a todo el sistema capitalista, ya que se explotan para atizar propaganda y campañas de miedo que entregan a gran parte de la clase obrera, aunque sólo temporalmente, a los brazos del estado. Aún así, en el contexto de descomposición capitalista, en que el sistema es cada vez más incapaz de ofrecer a los jóvenes una perspectiva real de futuro, no importa de qué país vengan ni de qué etnia o religión sean, ni qué credo o ideología tengan, probablemente se producirán más estallidos de violencia irracional en el futuro.
La única esperanza que la humanidad tiene para evitar los dos pilares de la insensata violencia y la represión estatal se encuentra en la lucha independiente y autónoma de la clase obrera para defender su nivel de vida contra los ataques del capital. Sólo esta lucha puede hacer visible la perspectiva comunista y ofrecer a las generaciones más jóvenes la esperanza de una alternativa a la vida de frustración, desesperación e incertidumbre que caracteriza el capitalismo en descomposición.
Henk
1 Para un análisis del 11 Septiembre ver En Nueva York como en todas partes el capitalismo siembra la muerte /revista-internacional/200510/222/en-nueva-york-como-por-todas-partes-el-capitalismo-siembra-la-muert [427]
2 Lo que esto significa es confuso, pero uno se pregunta ¿qué tácticas se emplearán y qué admitirá haber usado la administración Obama?
3 Algo extraño, pues, a pesar de reiteradas advertencias de que los terroristas peligrosos andaban sueltos por la ciudad, el estado parecía estar poco preocupado porque el Presidente Obama viajara a Boston e hiciera un discurso público, algo que alimentaría la teoría de la conspiración. De hecho, en una conferencia de prensa del lunes por la noche donde un "periodista" preguntó al Gobernador Patrick, ante una audiencia nacional, si esto era todavía otro ataque tipo autoprovocado. Este éxito que ha tenido el estado al utilizar este atentado para sus propios intereses, parece incapaz de alcanzar el nivel de integración nacional al que llegó inmediatamente después del 11S
4 Se refiere a esos individuos –típicos en Estados Unidos- que agarran una escopeta y se ponen a matar gente indiscriminadamente en escuelas o supermercados. Ver La masacre de Sandy Hook muestra como el capitalismo se precipita en la barbarie, /cci-online/201301/3609/la-masacre-de-sandy-hook-muestra-como-el-capitalismo-se-precipita-en-la-barba [785]
5 Si bien no negamos la posibilidad de que algún tipo de "enfermedad mental" sufrido por los diferentes autores de los recientes atentados pudo haber desempeñado un papel en la motivación de los ataques, como marxistas pensamos que no hay que pararse aquí. ¿Es necesario investigar más profundamente y preguntarse cuál es la causa de tales enfermedades mentales? ¿Es siempre una "daño cerebral orgánico" o es posible que la alienación social, económica y política también pueda desempeñar un papel en que algunas personas pierdan su contacto con la realidad y se refugien en un mundo de fantasía en el que cumplen sus deseos más violentos?
6 Una versión de este tipo de "explicación" fue ofrecida inmediatamente por el tío de Tsarneaevs, un abogado aparentemente exitoso de Washington, DC – que proclamó frente a las cámaras de los medios de comunicación que sus sobrinos eran "perdedores" que no podían integrarse a la sociedad norteamericana y que probablemente cometieron estos actos por celos contra quienes pudieron "ser ellos mismos". Por supuesto, lo que el tío grandilocuente falló al explicar fue por qué exactamente los hermanos no habían podido "ser ellos mismos"
7 Por supuesto, en la memoria reciente no es infrecuente que muchos jóvenes descendientes de irlandeses en el área de Boston (muchos de los cuales nunca han estado allí ni conocen a nadie de Irlanda) desarrollen un interés en el IRA y la “lucha de liberación de Irlanda”. La ironía que encierra esta comparación no parece ser tenida en cuenta por los medio de comunicación burgueses
8 Según la oficina de estadísticas laborales (BLS), la tasa oficial de desempleo para los trabajadores de 20 a 24 años era 13.3 por ciento en marzo de 2013. La tasa entre los trabajadores de 16-19 años era aún mayor, el 24.2 por ciento. Esto se compara con una tasa del 6,2 por ciento para los 25 o más. Ver https://www.bls.gov/web/empsit/cpseea10.htm [786]
9 "(Según un informe de 2011 del BLS), el porcentaje de hombres con edades entre 25 y 34 años viviendo en el hogar de su padres sube del 14 por ciento en 2005 al 19 por ciento en 2011 y en las mujeres del 8 por ciento al 10 por ciento durante ese período ". Ver: https://www.parjustlisted.com/archives/10675 [787]8 [788] See, https://www.bostonglobe.com/metro/2013/04/19/relatives-marathon-bombing-... [789]
10 Para un balance crítico de los movimientos de Indignados y Occupy ver nuestra hoja internacional 2011: De la indignación a la esperanza, https://es.internationalism.org/node/3349 [597]
11La petición de McCain y Graham fue ruidosamente ridiculizada por el profesor de derecho de la Universidad de Harvard Alan Dershowitz que se burló de la idea de que un ciudadano de Estados Unidos pudiera ser declarado legalmente un” combatiente enemigo” por un delito ocurrido en suelo estadounidense, ya que expresaba un grave desconocimiento de la ley. Sin embargo, esto no ha impedido que el estado invocara públicamente la supuesta "excepción de seguridad pública" al caso de Dzhojar. Uno se pregunta si las autoridades reconocen cómo descaradamente fascista la idea de una excepción de seguridad pública que se burla de un derecho constitucional fundamental. Cuando se le preguntó sobre por qué el Gobierno simplemente no leyó a Dzhojar sus derechos, un reportero legal de National Public Radio, en una expresión cada vez más común de Kafkismo Orwelliano, frívolamente comentó, "Están interesadas en que realmente pueda ejercerlos"
En Brasil y en Turquía asistimos a movimientos masivos protagonizados por la juventud aunque se pueden ver en ellas explotados de todas las edades. Más allá de los detonantes inmediatos (la subida del transporte en Brasil) lo que vemos en ellos es una indignación: indignación por el trato inhumano y arrogante que sufre la inmensa mayoría; indignación por un futuro dominado por la precariedad y la miseria pese a los cantos de sirena de un “porvenir radiante” al ser ambos “países emergentes”. Los movimientos conectan con los que se vivieron en 2011[1].
El artículo que presentamos ha sido realizado por nuestros camaradas en Brasil y ha sido rápidamente traducido por una simpatizante a quien agradecemos calurosamente su colaboración. Es una primera toma de posición que esperamos anime un debate sobre la situación actual de la lucha de clases en todo el mundo.
Una ola de protestas está surgiendo en las grandes ciudades de Brasil contra el aumento de los precios del sistema de transporte colectivo, sobre todo en la ciudad de São Paulo, pero que también sucede en Río de Janeiro, Porto Alegre, Goiânia, Aracaju y Navidad. Es un despertar que ha reunido a muchos jóvenes y estudiantes; también están presentes, aunque en menor cantidad, un número de trabajadores asalariados y autónomos (que prestan servicios personales) para combatir este aumento de precios que ya era alto para un servicio de mala calidad, lo que viene a agravar aún más las condiciones de vida de amplias capas de la población.
La burguesía brasileña, encabezada por el PT y sus aliados, ha insistido en decir que todo va bien. Aunque en realidad se ve que ha tenido dificultades para contener la inflación, al tiempo que adopta medidas para conceder subsidios al consumo de las familias, como un intento desesperado por evitar que la economía entre en recesión. Sin ningún margen de maniobra, la única alternativa con la que puede contar para combatir la inflación está, por un lado, en aumentar la tasa de interés y, por otro, reducir los gastos de los servicios públicos en la educación, la salud y la asistencia social, deteriorando aún más las condiciones vitales de la población que depende de tales servicios.
En los últimos años, se han convocado muchas huelgas contra la rebaja de los salarios y la precarización de las condiciones de trabajo, educación y salud. Sin embargo, la mayoría de los ataques han sido controlados por el cerco aislante de los sindicatos afiliados al gobierno del PT y gran parte de este descontento se contuvo para que no alterase la "paz social", en beneficio de la economía nacional. Y es en esta línea donde se sitúa el aumento de la tarifa del transporte en São Paulo y en el resto de Brasil: los trabajadores son solicitados para hacer cada vez mayores sacrificios en apoyo a la economía nacional, es decir, el capital nacional.
Sin duda alguna, los ejemplos de los movimientos que han explotado en todo el mundo en los últimos años, con la participación mayoritaria de la juventud, evidencian que el capitalismo no tiene ninguna alternativa que ofrecer para el futuro de la humanidad, a no ser más deshumanización. Por eso, la reciente movilización de Turquía, ha tenido un fuerte eco en nuestras protestas contra el aumento de las tarifas del transporte. La juventud brasileña ha demostrado que no quiere aceptar la lógica de los sacrificios impuesta por la burguesía y se inscribe dentro de las luchas que han sacudido el mundo en los últimos años, tomando ejemplo de los hijos de los trabajadores en Francia (lucha contra el CPE en 2006[2]), de la juventud y los trabajadores de Grecia, Egipto y Norte de África, de los indignados de España[3], de los Occupy del EEUU y de Inglaterra.
Inspirada por el éxito de las manifestaciones en las ciudades de Porto Alegre y Goiana, enfrentadas a una fuerte represión, pero que aún así consiguieron la suspensión del aumento de precio, la manifestación en Sao Paulo se inició el día 6 de junio. Fue convocada por el “Movimiento Paso Libre” (MPL), grupo integrado mayoritariamente por jóvenes estudiantes influenciados por posiciones de izquierda y también de anarquistas, y obtuvo una adhesión sorprendente, estimada entre 2 a 5 mil personas. Después hubo protestas en los días 7,11 y 13. Desde el primer día la represión fue brutal con un saldo de muchos jóvenes heridos y detenidos. Hay que resaltar el coraje y la combatividad demostrada y el rápido aumento de la simpatía por parte de la población, que sorprendió a los propios organizadores de las manifestaciones, desde sus momentos iniciales.
Antes de la manifestación, la burguesía desató un gran grado de violencia pocas veces visto en la historia de movimientos de esta naturaleza, totalmente apoyada por los medios de comunicación que trataron inmediatamente de calificar a los manifestantes de vándalos e irresponsables. Un individuo de alto nivel del Estado, el fiscal del distrito, Roger Zagallo se manifestó públicamente aconsejando a la policía que golpease y matase: «Estoy ya dos horas intentando volver a casa pero tengo un montón de monos furiosos en la parada Faria Lima y Marginal Pinheiros. ¿Por favor puede alguien avisar a la Tropa de Choque que esta región forma parte de mi jurisdicción y que si matan a esos hijos de puta yo archivaré la investigación policial? (…) Echo de menos la época en que este tipo de cosas se resolvía con unos porrazos en las espaldas de estos mierdas». Sumado a esto, vimos la armonización de los discursos de políticos pertenecientes a partidos de la oposición, como el gobernador del estado, Geraldo Alckmin, del PSDB, y el alcalde de São Paulo Fernando Haddad, del PT, ambos vociferando en defensa de la represión policial y condenando el movimiento. Esta sintonía no es muy común, ya que el típico juego de la burguesía es atribuir la responsabilidad de los problemas existentes a la fracción que en ese momento está en el poder.
En respuesta a la represión creciente y a la cortina de humo de los dos diarios principales, los canales de TV y la radio, lo que pasó a continuación en el movimiento fue que se reunía más gente en cada acto, contando con cerca de 20 mil manifestantes el jueves día 13. La represión fue más feroz, dejando 232 detenidos y varios heridos.
Hay que destacar también, el surgimiento, de forma minoritaria, de una nueva generación de periodistas con una clara demostración de solidaridad que han registrado y al mismo tiempo han sufrido en su piel los actos violentos de la policía. Conscientes de las manipulaciones siempre presentes en los editoriales de los grandes medios, consiguen de alguna manera hacer ver que las acciones de violencia de los jóvenes son una reacción de autodefensa y que en algunos momentos los estragos producidos son en su mayoría en las oficinas del gobierno y de la justicia, como una manifestación de una indignación desenfrenada contra el Estado. Además, se registraron actos de elementos provocadores de la policía usualmente empleados en las manifestaciones.
La puesta en evidencia de una serie de manipulaciones que desmentirán las versiones de las fuentes oficiales del Estado, los medios de comunicación y la policía, en su intento de revertir los hechos, desacreditar y criminalizar el movimiento legítimo, tuvo un efecto multiplicador en el aumento de la participación de los manifestantes y en el aumento del apoyo de la población. Es ese sentido es importante reseñar que la acción de activistas y simpatizantes del movimiento en las redes sociales ha sido una gran contribución. Con miedo de que la situación se descontrole, algunos sectores de la burguesía comienzan ya a cambiar su discurso. Las grandes empresas de comunicación, en sus diarios y TV, después de una semana de silencio sobre la represión policial, mostraron por fin los “excesos” de los actos policiales. Algunos políticos, del mismo modo, criticaron los “excesos” y anunciaron que los investigarían.
La violencia de la burguesía a través de su Estado, independientemente de su apariencia “democrática” o “dictatorial”, tiene como fundamento el terror totalitario contra las clases que explota y oprime. Si en el Estado “democrático” esta violencia no es tan abierta como en las dictaduras, y se hace de forma oculta para hacer que los explotados acepten su condición y se identifiquen con ella, no quiere decir que el Estado renuncie a los más variados y modernos métodos de represión física, cuando la situación lo requiere. No es una sorpresa, por tanto, que la policía utilice tal violencia contra el movimiento. Sin embargo, como vimos “el tiro les salió por la culata” y el aumento de la represión, en vez de intimidar a los manifestantes solo hizo aumentar y generar una solidaridad creciente en Brasil y también en el mundo, aunque de forma muy minoritaria. En estos momentos se producen actos en solidaridad y protesta por la violencia policial, en el resto del mundo, principalmente por los brasileños que viven en el exterior. Es preciso dejar claro que la violencia policial pertenece a la propia naturaleza del Estado y no es un caso aislado o un “exceso” de demostración de fuerza por la policía como quieren hacer creer los medios burgueses y las autoridades ligadas al sistema. De esta manera no es un “fallo” de los gobernantes, y no se avanza nada pidiendo “justicia” o “un comportamiento más cortés de la policía”, porque para enfrentarse a la represión e imponer una fuerza de clase no hay otra alternativa que la extensión del movimiento hacia amplias capas de la clase trabajadora. Por lo tanto, no podemos ir al Estado y pedir misericordia. La denuncia contra la represión y el aumento de los transportes debe hacerse para toda la clase obrera, llamando para ampliar las protestas en una lucha común contra la inseguridad y la represión.
Las manifestaciones, que están lejos de acabar, también se extendieron por todo Brasil y las protestas estuvieron presentes en el inicio de la Copa Confederación 2013, que estuvo marcado por los abucheos dirigidos a la presidenta Dilma Rousseff, y también al presidente de la FIFA, Joseph Blatter, antes del partido de apertura del torneo entre Brasil y Japón. Ambos no escondieron su incomodidad y abreviaron sus discursos para disminuir el desconcierto. En torno al estadio hubo también una gran manifestación que contó con cerca de 1.200 personas, expresando solidaridad con el movimiento contra la subida de tarifas y denunciando el desvío de recursos que deberían ser para gastos como prestaciones sociales y que fueron redirigidos en los últimos años para la realización de la Copa del Mundo y de la Confederación. También fueron fuertemente reprimidos por la policía dejando por lo menos 27 heridos, además de otros 16 detenidos. Para fortalecer todavía más la represión, el Estado declaró que se prohibía cualquier manifestación próxima a los estadios durante la realización de la Copa Confederación, bajo la justificación de no perjudicar el evento, o el tráfico de vehículos y personas y el funcionamiento regular de los servicios públicos.
Como se sabe, el MPL es un movimiento que consiguió ámbito nacional gracias a su presencia y capacidad de movilización de jóvenes estudiantes para protestar contra los aumentos de los precios en las tarifas del transporte. Sin embargo, es importante considerar que tiene como objetivo a medio y largo plazo la existencia de un transporte público gratuito para toda la población proporcionado por el Estado.
Lo que pasa es que exactamente ahí se encuentra el límite de su principal reivindicación, pues un transporte universal y gratuito en una sociedad capitalista no existe, toda vez que para su existencia, la burguesía o su Estado tendrían necesariamente que acentuar todavía más el grado de explotación sobre la clase obrera y otros trabajadores asalariados a través de aumentos de impuestos sobre los salarios. Así, es necesario tener en cuenta que la lucha no debe colocarse en la perspectiva de una reforma imposible, sino siempre con la orientación de que el Estado revoque sus decretos.
En estos momentos, las perspectivas del movimiento parecen superar la simple reivindicación contra el aumento de las tarifas. Ya hay manifestaciones previstas para la próxima semana en decenas de ciudades de tamaño grande y mediano en todo Brasil.
El movimiento debe estar alerta en relación a la izquierda del capital, especializado en acaparar o controlar las manifestaciones y dirigirlas a callejones sin salida, tales como encaminarse hacia que los tribunales de justicia resuelvan el asunto y que los manifestantes vuelvan a casa.
Para que este movimiento se desarrolle es necesario crear medios para escuchar y discutir colectivamente las diversas opiniones y ello solo es posible con la realización de asambleas generales con la participación de todos, donde esté asegurado el derecho de palabra a todos los manifestantes. Además, llamar a los trabajadores asalariados y convocarlos en asambleas y protestas, pues ellos y sus familias están afectados por el aumento del transporte y los servicios.
El movimiento de protesta que se ha desarrollado en Brasil viene a refutar la campaña que la burguesía brasileña se ha encargado de difundir, apoyada por la burguesía mundial, de que Brasil es un "país emergente" en el camino para superar la pobreza y alcanzar su pleno desarrollo. Esta campaña está promovida principalmente por Lula, que es reconocido en todo el mundo por supuestamente haber apartado a millones de brasileños de la pobreza, cuando en realidad su gran hazaña para el capital fue destinar algunas migajas entre la población más miserable para mantenerlos engañados y acentuar la precariedad del proletariado brasileño.
Ante el agravamiento de la crisis global y su posterior ataque de las condiciones de vida del proletariado, no hay otro camino que la lucha contra el capital.
CCI, 16-06-2013
[1] Ver nuestra hoja internacional De la indignación a la esperanza, https://es.internationalism.org/node/3349 [597]
[2] Ver en Revista Internacional, Tesis sobre el movimiento de estudiantes contra el CPE, en /revista-internacional/200606/964/tesis-sobre-el-movimiento-de-los-estudiantes-de-la-primavera-de-200 [596]
[3]Para un balance de los movimientos de indignados en España, US y Grecia, ver, además de la hoja internacional antes mencionado la editorial de Revista Internacional nº 147, /revista-internacional/201111/3264/movimiento-de-indignados-en-espana-grecia-e-israel-de-la-indignaci [540]
Estas palabras, que tienen ya más de siglo y medio, son hoy más válidas que nunca. Impulsado por la enésima crisis del capitalismo, que cada día da muestras más claras de su descomposición, el nacionalismo -arma favorita de la burguesía- vuelve a coger fuerza contra los trabajadores.
La izquierda del capital y sus fieles perrillos sindicales nos llaman a defendernos de Europa y Alemania, se cierran filas en torno al capitalismo de Estado venezolano (o sus opositores), los izquierdistas de Cataluña piden que se luche por que la burguesía catalana tenga un órgano de opresión propio... Y lo peor es que el proletariado está empezando a caer en la trampa.
Y es que ¿quién no se solidarizaría, por ejemplo, con la larga lucha del pueblo catalán por su independencia del yugo español?
Pero, ¿qué significa realmente para los trabajadores en Cataluña la constitución de un Estado independiente? Significa pasar de ser oprimidos por un órgano estatal a ser oprimidos por otro diferente. ¿Es eso un avance en la lucha de nuestra clase? ¿Acerca eso un ápice el final del capitalismo? No, y aún más: lo aleja.
Lo aleja porque luchar por una nación, tenga esta Estado o no, nos enfrenta a los trabajadores entre nosotros mismos, nos hace situarnos del lado de una burguesía nacional (¡nuestros explotadores!) y nos hace caer en falsas ilusiones de libertad, olvidando que lo único que puede hacernos libres es el derribo violento del capitalismo y la construcción de un mundo nuevo en el que la producción sea fuente de abundancia y no de esclavitud, hambre y guerra.
Por ello, en este 1º de Mayo (y siempre) debemos recordar que estamos más cerca de un obrero en Bangladesh que de un capitalista de nuestra ciudad, que los obreros de todo el mundo son nuestros hermanos, que formamos parte de una lucha histórica que no conoce barreras nacionales y que se libra a nivel mundial.
Debemos recordarlo sin dejarnos engañar más; no dejarlo en un papel o en buenos deseos, sino hacer-lo real.
La revolución será mundial o no será.
¡Proletarios del mundo, unámonos!
2011 estuvo marcado por una enorme ola de revueltas sociales que se extendieron desde Túnez y Egipto hacia otros países del Medio Oriente –incluido Israel- y Europa, en particular Grecia y España, y el Movimiento ‘Occupy’ en los EEUU[1]. Todos estos movimientos han tenido sus propias características dependiendo de las condiciones locales y todos ellos sufrieron la fuerte “ilusión” de que la democracia era la respuesta a los males sociales. Pero lo más importante es lo que expresaban al nivel más profundo: la respuesta de una nueva generación de proletarios a la honda crisis mundial del sistema capitalista; y a pesar de sus ilusiones, a pesar de sus dificultades en la comprensión de su naturaleza y sus propios orígenes, estos movimientos pertenecen a la clase obrera y a su vacilante y doloroso esfuerzo para recuperar la conciencia de sus métodos y objetivos reales.
Las revueltas en Turquía y Brasil en 2013[2] han constatado que la dinámica creada por estos movimientos no está agotada. Aunque los medios de comunicación insisten en que estas revueltas han estallado en los países que han pasado por una fase de "crecimiento" en los últimos años, lo cierto es que la población en masa ha dado rienda suelta a la misma 'indignación' en contra de la forma en que este sistema opera: la creciente desigualdad social, la avaricia y la corrupción de la clase dominante, la brutalidad de la represión estatal, infraestructuras colapsadas, la destrucción del medio ambiente. Y, sobre todo, la incapacidad del sistema para ofrecer un futuro a las nuevas generaciones.
Un significado particular de la revuelta en Turquía es su proximidad con la Guerra asesina en Siria. La guerra en Siria también fue anticipada por las manifestaciones populares contra el régimen sirio, pero la debilidad del proletariado de ese país, la existencia de profundas divisiones étnicas y religiosas dentro de la población, permitió al régimen responder con la violencia más despiadada. Las fisuras dentro de la burguesía se abrieron y la revuelta popular fue - como en Libia en 2011 - ahogada en una guerra "civil", que de hecho se ha convertido en una guerra de poder entre las potencias imperialistas rivales. Siria, hoy se ha convertido en un escaparate de la barbarie, un escalofriante recordatorio de la alternativa que el capitalismo tiene en el almacén para el conjunto de la humanidad[3]. Turquía por su parte, como Brasil y otras revueltas sociales, señalan otro camino que se abre para la humanidad: el camino hacia el rechazo del capitalismo, hacia la revolución proletaria y la construcción de una nueva sociedad basada en la solidaridad y las necesidades humanas.
El siguiente artículo ha sido escrito por los compañeros de nuestra sección en Turquía - una sección de jóvenes, tanto en la historia de la CCI como por la edad de sus miembros. Como revolucionarios y como parte de la generación que ha liderado la rebelión, estos compañeros han participado activamente en el movimiento en las calles y esto representa un primer informe 'sobre el terreno' y un primer intento de analizar la importancia del movimiento.
“Hoy hemos hecho una huelga general con nuestras lágrimas a un amigo,
Bajamos su cadáver sonriente de un árbol. ¡Qué difícil resultó abrazarlo!, ¿cómo sabría su deber?, ¿Qué le daría la fuerza?»[5]
El movimiento que se inició en contra de la tala de los árboles como parte de los planes para derribar Gezi Park en Taksim, en Estambul, tuvo una masividad nunca vista en la historia de Turquía hasta ahora, y sigue en curso. Analizar este movimiento es de vital importancia para la lucha de clases. Por esta razón, es necesario que nos basemos en una perspectiva de clase, al tiempo que definimos y comprendemos políticamente este movimiento. Además, hay una necesidad de hacer un balance del proceso seguido hasta aquí. Al analizar el movimiento y comprobar los resultados, a pesar de la indignación que sentimos contra el despliegue de terrorismo de Estado, y el asesinato de tres manifestantes, no nos podemos permitir el lujo de dejar de lado la precaución y la sangre fría. SI nos dejamos atrapar por el ambiente creado por el movimiento y hacemos análisis apresurados correríamos el riesgo de cometer errores graves en lo que respecta a las posiciones de la lucha de clases.
Sin duda, ya que este movimiento continúa, lo que estamos haciendo es, en esencia, una evaluación inicial. Además, hay que señalar que continuamos nuestras discusiones sobre el movimiento entre nosotros.
El partido AKP y su gobierno habían impedido manifestaciones en la Plaza de Taksim, que se habían intentado contra los proyectos de desarrollo urbano en esta área. Un intenso debate que se produjo sobre estos proyectos especialmente sobre la demolición del “Teatro del Cine del Trabajo” también en la zona de Taksim. Durante este proceso, la policía había provocado reacciones de los iconos de la cultural popular como resultado de los ataques realizados contra los manifestantes que intentaban impedir la demolición de la sala de cine. La reordenación del Parque Gezi como un centro comercial, la reconstrucción del histórico Cuartel Gunner demolido hace décadas y la tala de los árboles también estuvo en la agenda durante este proceso. Por estos motivos, algunas asociaciones disidentes vecinales, organizaciones no gubernamentales, sindicatos y partidos de izquierda formaron la Plataforma de Solidaridad Taksim con el lema "Taksim es nuestro". El deseo de celebrar manifestaciones del Primero de Mayo en Taksim se hizo también para plantear la oposición a tales planes.
En este marco, los responsables del Estado burgués declararon que Taksim no era adecuado para las manifestaciones del 1º de Mayo y que no permitirían tales manifestaciones, afirmando que las excavaciones en el lugar eran un riesgo para la seguridad de la gente que participaría en ellas. La manifestación del 1º de Mayo fue impedida mediante el terrorismo estatal de la policía anti-disturbios.
El asunto del “área Taksim” y los planes de remodelación había sido adoptado por la izquierda burguesa desde 2007 como una salida al impasse político en que se encontraba. La insistencia en mantener la manifestación del 1º de Mayo en Taksim en vez de hacerlo en otro lugar tuvo un alto valor simbólico, ya que recordaba la manifestación de 1977 donde se masacró a 34 personas. Además, la nueva regulación del aborto introducida por el partido AKP en la legislación actual, y la prohibición de la venta de alcohol entre las 10pm y las 6am continuó provocando reacciones. Asimismo, el enfoque del gobierno actual en el arte y la historia siguió un curso similar, con la demolición de la estatua en Kars[6], la apertura de Hagia Sophia a servicios religiosos y políticas similares que inquietaron a un público amplio. Especialmente en Estambul, provocaron mucha rabia los planes de construcción realizados como parte de las políticas de transformación urbana, las demoliciones y la intención de denominar al tercer puente que se planea construir en el Bósforo con el nombre de Yavuz Sultan Selim, un sultán otomano famoso por la masacre de los miembros de la secta turca Alevi.
Además, el sentimiento contra la guerra y contra las políticas de Erdogan respecto a Siria se había ido profundizando, sobre todo después de los atentados en Reyhanli y el fracaso del gobierno AKP en sus explicaciones sobre la participación de Siria en ellos. Por último, la "desproporción", como suele decirse en Turquía, del terrorismo de Estado y la violencia policial, habían acabado por causar una enorme indignación. Como causa adicional de descontento, los jóvenes de la generación de los 90, descritos como apolíticos y que no querían involucrarse en nada hasta estas manifestaciones, empezaron a sentir que no tienen futuro como parte de la sociedad y que son los más afectados por el impacto de la crisis económica internacional en Turquía.
El 28 de mayo, un grupo de unos cincuenta ecologistas comenzó manifestándose para evitar que las excavadoras entraran en Gezi Park para cortar árboles. La respuesta de la policía a los manifestantes fue violenta desde el principio. Sobre todo después de que la policía incendiara las tiendas de los manifestantes en la mañana del 30 de mayo, surgió una reacción más amplia. El 31 de mayo, las manifestaciones organizadas contra la violencia policial, a través de las redes sociales, asumieron una actitud general contra el gobierno que trascendió la cuestión de la tala de árboles en el parque Gezi. Se extendieron a casi todas las grandes ciudades del país y eran cada vez más masivas. Con las protestas en muchas ciudades se produjeron enfrentamientos a gran escala contra las fuerzas del Estado, y el lema "Todos somos Taksim, la resistencia está en todas partes" tomó un significado real por primera vez. Cuando Recep Tayyip Erdogan dijo: "Cuando la oposición reúnen cien mil, nosotros podemos reunir a un millón de personas" el 1 de junio, una masa de dos millones de personas tomó la plaza de Taksim, lo que obligó a la policía a retroceder. Aparte del terrorismo de Estado, la actitud arrogante del primer ministro Erdogan y la censura de los medios de comunicación burgueses también causó una fuerte indignación entre las masas. En los siguientes días, las manifestaciones se hicieron en 78 de 81 provincias turcas y se organizaron concentraciones de solidaridad en todos los rincones del mundo. Además, pronto el movimiento que surgió en Brasil en contra del aumento de los precios del transporte que también asumió un carácter anti-gobierno expresó la inspiración de los manifestantes de Turquía. El movimiento en Turquía no se limitó a plazas y concentraciones, sino que hubo manifestaciones de miles, incluso decenas de miles de personas y la gente que los apoyaban hacía ruido golpeando ollas y sartenes. El movimiento que comenzó en Estambul expresaba una reacción en contra de la masacre tras los atentados de Reyhanli en Antakya. En Izmir las manifestaciones se hicieron bajo el dominio de una tendencia nacionalista. En Ankara, debido al hecho de que esta ciudad es el centro burocrático y administrativo del Estado burgués, hubo choques contra las masas sometidas a un intenso terror de Estado. La expresión "chapulleros" (maleantes o “perroflautas”) utilizados por Erdogan para describir a los manifestantes fue muy bien acogida por ellos. Sin lugar a dudas, una de las escenas más pintorescas de los enfrentamientos en todo el país fue cuando unos aficionados al fútbol que se manifestaban tomaron una excavadora y durante horas persiguieron a los IVSES de la policía (Vehículos de Intervención en Eventos Sociales), que había estado aterrorizando a las masas. Los manifestantes dieron a la excavadora que habían capturado el significativo nombre de IVPE (Vehículo de Intervención para Eventos de la Policía).
Otro factor importante que influyó en el curso y en las consignas del movimiento fue el hecho de que la policía y el terror estatal se cobró la vida de tres manifestantes. El 1º de junio, Ethem Sarisuluk, un trabajador de la industria, recibió un disparo en la cabeza con fuego real de la policía en Ankara. Ethem murió al día siguiente en el hospital al que fue trasladado. El 3 de junio, en el barrio de Estambul May Day, un joven trabajador llamado Mehmet Ayvalitas murió como consecuencia de un atropello deliberado de un vehículo que arrollaba a los manifestantes. Y de nuevo en la noche del 3 de junio, un estudiante, Abdullah Comert, fue asesinado por la policía con fuego real. Estos tres manifestantes masacrados por el estado se convirtieron en los mártires del movimiento. Los diez mil manifestantes que gritaban "¡Madre, no llores, tus hijos están aquí", frente a la casa de la madre de Ethem después de su funeral en Ankara, que corearon "El Estado asesino pagará" durante el funeral de Mehmet en Estambul y decidieron dejar alhelíes donde Abdullah fue asesinado en Antakya, diciendo: "no olvidaremos, no vamos a dejar que nadie se olvide", lo demostraron. Aparte de los asesinatos de Ethem, Mehmet y Abdullah, más de diez manifestantes perdieron sus ojos como consecuencia de los botes de gas pimienta y las pelotas de goma que la policía disparaba hacia los rostros de los manifestantes. Decenas de miles de personas resultaron heridas, decenas de los cuales todavía están en estado crítico. Otras miles fueron detenidas.
Después de que las masas tomaran la plaza Taksim el 1 de junio, la cuestión de cómo continuaría el movimiento se plantea dentro del propio movimiento. La pregunta importante, tal como se expresaba en las redes sociales, era «¿Vamos a ir a trabajar mañana después de todos estos acontecimientos?». Además, aparte de aquellos que se lo preguntaban, una parte importante de gente había comenzado a sentir la necesidad de presentar una fuerza mayor que las manifestaciones callejeras contra el terrorismo de Estado que aún se hacían en ciudades como Ankara, Antakya, Esmirna, Adana, Mugla, Mersin, Eskişehir y Dersim así como en algunas partes de Estambul, a pesar de que la presencia policial había finalizado en la zona de Taksim. Estos dos factores se unieron en la convocatoria espontánea de una huelga general que surgió y, especialmente el 2 de junio, se expandió rápidamente en las redes sociales. En el primer impacto de esta convocatoria, los empleados de la universidad en Ankara y Estambul declararon que irían a la huelga el 3 de junio. También en Ankara, donde los enfrentamientos continuaron con intensidad, los médicos y enfermeras de algunos hospitales declararon que sólo se atenderían las urgencias y a los manifestantes. El mismo día, la Bolsa de Estambul cayó un 10,47%, la mayor caída en los últimos diez años, y la Plataforma de Solidaridad de Taksim presentó ciertas demandas. Fueron demandas democráticas como pedir que Gezi Park fuera conservado como parque, que los gobernadores y jefes de policía sustituyeran el uso de gases lacrimógenos y sustancias prohibidas, la liberación de los detenidos y la supresión de los obstáculos a la libertad de expresión.
Finalmente, el sindicato izquierdista KESK reorganizó sus planes previos respecto a la huelga de empleados públicos para el 5 de junio, convocándola para los días 4 y 5 de junio debido a la presión de sus afiliados. El 4 de junio, DISCO y TTB declararon que ellos también iban a apoyar la huelga el 5 de junio. La huelga tuvo lugar el 5 de junio con una participación significativa de los trabajadores del sector público. Sólo en Estambul, 150.000 trabajadores marcharon a Taksim y cerca de 200.000 trabajadores pararon. Se estima que entre 400.000 y 500.000 trabajadores en todo el país participaron en la huelga. Por otra parte, el ambiente de la huelga estaba bajo el control de los sindicatos y las demandas democráticas de la Plataforma de Solidaridad con Taksim. Esto confundió la perspectiva de los trabajadores, eclipsando demandas tales como "No a la ley de rendimiento" y "derecho de huelga en la negociación colectiva". En este punto, sería adecuado ofrecer los detalles de un incidente que tuvo lugar en Ankara durante la huelga del 5 de junio donde se ven los verdaderos colores del KESK. Durante la manifestación en la Plaza Kizilay en Ankara, el KESK había llegado a un acuerdo con la policía, para que no atacara a los manifestantes mientras KESK estuviera allí, y consiguió un permiso para manifestarse hasta las seis de la mañana. Sin embargo, alrededor de las seis y media de la tarde, KESK temiendo perder el control por la interacción entre los trabajadores de la zona y los que llegaban a la plaza después del trabajo, se retiró de repente de la zona sin informar a nadie. Entonces, justo cuando KESK se retiró, la policía atacó violentamente. Con ello, KESK entregó a la gente que había venido a manifestarse a favor de la huelga a la violencia de la policía.
Cuando el movimiento alcanzaba mayor escala, el primer ministro Tayyip Erdogan se fue de visita a los países del norte de África, después de dar a la policía antidisturbios la orden de «poner fin a este asunto antes de que vuelva». Cuando Erdogan estaba en el extranjero, el presidente Abdullah Gul dijo «Recibimos el mensaje» sobre las protestas y el viceprimer ministro Bulent Arinc dijo que los ecologistas tenían razón, y acordó reunirse con la Plataforma de Solidaridad Taksim, dando señales de un enfoque diferente en comparación con la rigidez de Erdogan y su actitud arrogante. Sin embargo, pese a estos “gestos”, la policía mantuvo los ataques violentos contra los manifestantes en muchas ciudades, sobre todo, en Ankara mientras la Plataforma de Solidaridad Taksim junto con Arinc y Sirri Sureyya Onder, un parlamentario del BDP[7] y uno de los supuestos nombres “simbólicos" del movimiento, se reunía con Gül en la capital. Una tendencia significativa entre los manifestantes era la falta de confianza en la sinceridad de figuras como Gül y Arinc y tenían la impresión de que el gobierno aplicaba la táctica del "poli bueno, poli malo”.
En cualquier caso, antes de que el proceso de negociación provocara una importante pérdida del impulso del movimiento, Erdogan que continuaba con sus agresivas declaraciones desde el norte de África, criticando sutilmente al presidente Gül, volvió al país. Con el regreso del primer ministro, la actitud del gobierno se hizo más estricta. Por otra parte, a la luz de la observación de Erdogan «Apenas estamos reteniendo el cincuenta por ciento de la gente en sus casas», sus partidarios en el AKP empezaron a organizar manifestaciones destinadas a darle una bienvenida “espontánea”. Sin embargo el hecho de que la bienvenida se llevara a cabo con la participación de unas mil personas, y organizada de una forma chapucera, demostró que la mitad de la población no tenía gran dificultad para quedarse en casa. En las manifestaciones de bienvenida, Erdogan anunció que iba a organizar dos grandes mítines los días 15 y 16 de junio en Ankara y Estambul, respectivamente. Pero, a pesar de las afirmaciones más exageradas de los funcionarios del gobierno, el número de personas en el mitin de Sincan, Ankara, estuvo por debajo de 40.000 y en Kazlicesme, Estambul le siguieron menos de 295.000.
En este punto, es adecuado preguntarse si hay una fisura en el gobierno. A pesar de que en realidad no podemos hablar de una ruptura, teniendo en cuenta que el AKP está formado por una coalición de diferentes grupos de interés, facciones, sectas y cultos, se puede decir que el movimiento social surgido en Taksim crea por primera vez un potencial de fractura dentro del AKP. Después Tayyip Erdogan dio órdenes a la policía para que atacara al movimiento para eliminarlo, absorberlo o al menos impedir que se radicalizara ya que se arriesgaba la concesión de los Juegos Olímpicos de 2020 a Estambul, tan importante para el gobierno del AKP, y para evitar convertirse en el objetivo de la mofa de todo el mundo, incluyendo la del Estado sirio que aconsejó a sus ciudadanos que no fueran a Turquía, ya que era peligroso!!! Esta actitud, que parece irracional, no puede explicarse solo por el carácter de Erdogan. Erdogan había sido hasta ahora capaz de mantener unido al AKP, gracias a su actitud autoritaria de nunca dar marcha atrás y en caso de tener que hacerlo dar la apariencia de que se reforzaba jugando con el truco de hacerlo agresivamente. Todo esto le había forjado una reputación de “invencible”.
Pero ante el movimiento se le presentaba un dilema: si retiraba las palabras provocadoras que escupió en la cara del movimiento y se doblegaba ante los manifestantes, perdería esa reputación de “invencible” que es la espina dorsal de su capital político. El resultado de este fracaso tarde o temprano conducirá a su desaparición dentro del AKP. Esta es la razón por la cual Erdogan no se atreve a dar marcha atrás: no porque esté seguro de que derrotará al movimiento manteniendo la presión, sino porque si cede, tarde o temprano perderá.
Durante la semana previa a las reuniones del 15-16 de junio del AKP, Erdogan declaró que iba a hablar con una delegación de manifestantes mientras seguía emitiendo mensajes agresivos. Al mismo tiempo, se reprodujeron los ataques contra Taksim en Estambul en línea con los intentos del gobierno de sembrar la división entre los manifestantes al afirmar que hay "provocadores externos" entre ellos. El hecho de que Erdogan se reuniera primero con celebridades tales como Necati Şaşmaz y Hulya Avsar[8], quienes no tenían nada que ver con lo que estaba pasando, siendo además personas conocidas por su postura a favor del gobierno, provocó una reacción muy airada en la población y, finalmente, obligó a Erdogan a reunirse con representantes de la Plataforma de Solidaridad Taksim. Aunque esta fue una reunión difícil, después la Plataforma y la mayoría de sus componentes comenzaron a intentar que los manifestantes regresaran a sus hogares, proponiendo “continuar la lucha” simbólicamente en el Parque Gezi, estableciendo una sola tienda. Sin embargo, la gente rechazó estos esfuerzos. Entonces, Erdogan declaró en su mitin del 15 de junio en Ankara que, si los manifestantes no abandonaban Gezi Park la policía los evacuaría, poniendo como excusa su propio mitin en Estambul del día siguiente. En la noche del mismo día, Gezi Park fue atacado y dispersaron a la gente de nuevo con un terror policial espantoso. Esta vez, la policía militar también se movilizó para dar apoyo abierto a la policía civil.
Sobre todo después de que un posible ataque policial contra Gezi Park se incluyera en el orden del día, se reavivó la convocatoria de una huelga general, así como una reacción a la insuficiencia de la huelga del 5 de junio, y en contra de los sindicatos. Esta reacción finalmente obligó a KESK a declarar que ellos convocarían otra huelga general si se produjera un ataque a Gezi Park. Después de la evacuación del parque el 15 de junio, esta reacción se incrementó y KESK, DISCO, TTBMOB y TDHB declararon que iban a ir a hacer una acción de cese de actividad el 17 de junio. Sin embargo, el BDP sirvió admirablemente al gobierno del AKP con los que había iniciado un proceso de paz, obligando a los miembros de KESK a romper la huelga. Por lo tanto, la participación en la acción de cese de actividad del 17 de junio fue considerablemente menor en comparación con la huelga el 5 de junio. Otro incidente significativo fue que en Estambul, la policía volvió a atacar a los manifestantes inmediatamente después de que los representantes sindicales abandonaran la zona.
Las protestas que involucraran a millones de personas en todo el país, así como la violencia policial y el terrorismo de Estado en contra de los manifestantes todavía continúa.
Cuando analizamos el movimiento del Gezi Park en Taksim, sin duda la primera cuestión que debemos plantearnos es cómo se puede definir el movimiento, cuál es su carácter de clase.
En un primer vistazo, parece un movimiento social heterogéneo, formado por diferentes clases. Dentro del movimiento hay gente proveniente de muchos sectores de la población descontentos con las últimas políticas del gobierno desde la pequeña burguesía, tales como pequeños comerciantes hasta elementos del lumpen como matones de barrio, desde .gente que procede de estratos no explotadores, pero que no son directamente explotados, como artesanos y vendedores ambulantes hasta ejecutivos con altos salarios. Además había ciertos elementos burgueses entre los que apoyaban el movimiento como Cem Boyner[9] quien llevaba una pancarta que decía «No son ni de izquierdas ni de derechas, soy un chapuli», y Ali Koc propietario del Hotel Divan de Taksim donde los manifestantes se refugiaban. Aunque luego lo negó, Koc dijo presuntamente «si las puertas del hotel se cierran; si se permite a la policía entrar en el hotel y se impide dar ayuda, esto encenderá a cualquiera que trabaje aquí».
Sin embargo, solo se puede comprender el carácter real del movimiento situándolo en el contexto internacional. Y viéndolo bajo esta luz, está claro que el movimiento en Turquía es la continuación directa no solo de las revueltas de Oriente Medio de 2011 – donde las más importante (Túnez, Egipto e Israel), tuvieron una fuerte huella en la clase trabajadora - sino en particular el movimiento de los Indignados en España y Occupy en los USA, donde la clase obrera compone una gran mayoría no solo de la población en su conjunto sino de los participantes en los movimientos. Lo mismo se aplica a la actual rebelión de Brasil e igualmente es aplicable al movimiento en Turquía, donde la inmensa mayoría de los componentes del movimiento pertenecían a la clase trabajadora, sobre todo al proletariado joven[10]. Las mujeres participaron de forma significativa y visible, alcanzando una importancia simbólica en las protestas. Tanto en los choques como en las manifestaciones de ollas y sartenes, estuvieron en primera línea. La más amplia participación fue la de la generación de los 90. Que eran apolíticos fue una etiqueta que se les puso a los manifestantes de esa edad, algunos de los cuales no podrían recordar el periodo anterior al gobierno de AKP. Esta generación, criticada por no implicarse en los acontecimientos y parecer que solo se ocupaba de “salvarse a sí mismos”, se ha dado cuenta de que no se pueden salvar aisladamente, y están cansados de que el gobierno les diga cómo deben ser o cómo deben vivir. Los estudiantes, especialmente los de Secundaria, participaron masivamente en las manifestaciones. Jóvenes trabajadores y desempleados formaron una gran proporción del movimiento. Trabajadores cualificados y en paro estaban también presentes. En algunas áreas de la economía, la mayoría de los jóvenes que trabajan bajo condiciones precarias y con dificultad para luchar en condiciones normales –especialmente en el sector servicios- se organizaron junto con los empleados fijos para participar en las protestas.
Los ejemplos de esta participación son los repartidores de tiendas de kebab, camareros, y trabajadores de locutorios y oficinas. Por otro lado, el hecho de que la participación fuera sobre todo individual y que los trabajadores no se unieran para ir juntos a las manifestaciones fue una de las debilidades más significativas del movimiento. Pero esto también era típico de los movimientos en otros países, donde lo principal de la revuelta en la calle ha sido la expresión de la necesidad de superar la dispersión social creada por las actuales condiciones de producción y la crisis capitalista - y en particular, el peso del desempleo y del empleo precario. Pero estas mismas condiciones, junto con los enormes ataques ideológicos de la clase dominante, han hecho que sea difícil para la clase trabajadora verse como clase y tiende a reforzar la idea de los manifestantes de que son esencialmente una masa de ciudadanos, legítimos miembros de la comunidad "nacional", y no una clase. Tal es el camino contradictorio que toma el proletariado para volver a constituirse como una clase, pero no hay duda de que estos movimientos son un paso en este camino.
Una de las principales razones que explicarían que una masa tan considerable de proletarios descontentos con sus actuales condiciones de vida, hayan organizado protestas con tal determinación era la indignación y el sentimiento de solidaridad contra la violencia policial y el terror estatal. A pesar de ello, diversas tendencias políticas burguesas se activaron, tratando de influir en el movimiento desde el interior con el fin de mantenerlo dentro de los límites del orden actual, para evitar que se radicaliza y para evitar que las masas proletarias, que habían salido a la calle en contra del terror estatal, desarrollaran demandas de clase en torno a sus propias condiciones de vida. Así pues, lo que dominaba por lo general eran las peticiones democráticas. La línea pidiendo "más democracia", que cristalizó en una “movida anti-AKP” y, de hecho, un anti-Tayyip Erdogan, es una posición que expresa en esencia la reorganización del capitalismo turco de una manera más democrática. El efecto de las demandas democráticas en el movimiento constituía su mayor debilidad ideológica. El mismo primer ministro Erdogan elabora todos sus ataques ideológicos contra el movimiento alrededor del eje de la democracia y las elecciones, aunque con un montón de mentiras y manipulaciones, y repite con frecuencia el argumento de que incluso en los países considerados más democráticos, la violencia policial se usa contra las manifestaciones fuera de la ley – y esto era legal-. Además la línea de tratar de obtener derechos democráticos ató las manos de las masas frente a los ataques de la policía y el terror estatal y debilitó la resistencia.
Como sabemos, la lucha del Gezi Park, incluía muchas tendencias diferentes desde el principio. Analicemos brevemente el contenido, el peso y los efectos de las diferentes tendencias organizadas dentro del movimiento, que, por supuesto, en algún momento se superponen entre sí, así como las tendencias de las masas no organizadas.
En primer lugar, tenemos que hablar de la tendencia democrática, que en su mayor parte consiguió dominar el movimiento con sus consignas. Esta tendencia, encarnada en la Plataforma de Solidaridad Taksim y BDP MP Sirri Sureyya Onder, une las centrales sindicales, los partidos de izquierda y nacionalistas, los círculos y publicaciones radicales de izquierda, las organizaciones no gubernamentales, sindicatos profesionales, asociaciones de vecinos, ecologistas y fundaciones similares. En la actualidad, entre los componentes de la Plataforma de Solidaridad Taksim están, además de organizaciones como la KESK, DISK y la Plataforma Unida del Poder Sindical, partidos, como CHP[11], BDP, el Partido de los Trabajadores y casi todos los partidos y círculos de izquierdas. Sin embargo, el elemento más activo dentro de la tendencia democrática, que parece haber tomado el control de la Plataforma de Solidaridad Taksim el ala izquierda de confederaciones sindicales como KESK y DISK. Por supuesto, esta unidad formada en los niveles superiores de los partidos burgueses y las fundaciones tiene serias grietas en sus bases. La verdadera base de la tendencia democrática no se compone de las organizaciones que la integran, sino de la sociedad civil, la resistencia pasiva y sectores liberales del movimiento. La Plataforma de Solidaridad Taksim y por lo tanto la tendencia democrática, dado que estaba compuesta por los representantes de todo tipo de fundaciones y organizaciones, sacó su fuerza no de su relación orgánica con los manifestantes, sino de la legitimidad burguesa, movilizó recursos y apoyo de sus componentes. Dicho esto, la tendencia democrática tiene una debilidad, que es el de estar separados de las masas debido a la falta de una conexión orgánica con los manifestantes, incluso a su propia base. Sin embargo, el hecho de que haya una dinámica espontánea significativa expresada en el lema "Tayyip dimisión" entre las masas, fortalece las tendencias democráticas, a pesar de que la Plataforma de Solidaridad Taksim nunca presentó tal demanda.
En segundo lugar, tenemos que hablar de la tendencia nacionalista que se animó mucho en el movimiento a su inicio, pero cuyas expectativas no se cumplieron y que sigue siendo una tendencia lateral. Dentro de esta tendencia, el CHP debe evaluarse separado del Partido de los Trabajadores y el TGB[12]. Los esfuerzos del CHP para orientar el movimiento cuando se inició fue ineficaz y más tarde, la llamada de Kilicdaroglu[13] a los manifestantes para que se dispersaran no dieron lugar a que la propia base de CHP se retirase de la zona. De hecho, hubo manifestantes que expresaron su ira hacia los diputados de CHP en Estambul. En cuanto a los nacionalistas radicales, como el Partido del Trabajo y el TGB, sus intentos de convertir el movimiento en manifestaciones "republicanas”, a pesar de tener un efecto en algunas localidades, no dio resultados significativos. Un esfuerzo de los nacionalistas era separar a la policía del gobierno del AKP con líneas como "Hay jóvenes de la misma edad en ambos lados", tratando de retratar a la policía de una manera simpática. Sin embargo, la brutalidad de la violencia policial impidió que esta línea fuera aceptada en su mayor parte. La consigna más común de los nacionalistas era "Somos los soldados de Mustafa Kemal"[14], intentando cantar himnos kemalistas. Los nacionalistas, cuyos intentos de reaccionar en contra de manifestantes kurdos y de la línea general de las manifestaciones no fueron del agrado de las masas, debido a la escasa influencia que el sistema educativo kemalista tuvo en esta generación recién politizada.
La izquierda burguesa es otra tendencia digna de mención. La base de los partidos de izquierda, que también se puede describir como la izquierda burguesa legal estuvo en su mayor parte aislada de las masas. Generalmente atado a la tendencia democrática, el BDP, en su comparecencia para apoyarla, también trató de impedir que los kurdos participaran en el movimiento, aunque con poco éxito en las grandes ciudades, dando apoyo encubierto al gobierno con el que está involucrado en un proceso de paz. Estalinistas y trotskistas también se aislaron de las masas en su mayor parte. Pero influyeron en los barrios donde tradicionalmente eran fuertes. Mientras que se oponían a la tendencia democrática en el momento en que se trató de dispersar el movimiento, por lo general la apoyaron. Los análisis de la izquierda burguesa se limitaban casi siempre a expresar lo felices que estaban por el "levantamiento popular", tratando de presentarse como los líderes del movimiento. Incluso la convocatoria de una huelga general, una línea tradicional de la izquierda, no fue sentida realmente por la izquierda debido al clima de ciega euforia. Su lema más aceptado entre las masas era "hombro con hombro contra el fascismo".
La tendencia que tuvo el mayor impacto y disfrutó de más simpatías entre la base del movimiento fueron los aficionados al fútbol. Aunque los cabecillas de los ultras de fútbol no actuaron independientemente de la tendencia democrática, el efecto de estos dirigentes en su propia base era limitado. Los aficionados al fútbol que han adquirido una experiencia similar a la de los izquierdistas cuando se trata de actuar juntos, yendo a las manifestaciones e incluso enfrentándose con la policía, era la única tendencia más o menos organizada que no se separó y actuó cómodamente entre la masa general de los manifestantes. Ellos se destacaron especialmente en los enfrentamientos. En cierto modo, era significativo que los aficionados al fútbol fueran parte del movimiento reivindicativo de masas ya que habían sido apolíticos hasta el día en que comenzaron a sentirse más cerca de las manifestaciones. Turquía es un país donde la línea 'Yo no soy ni de derechas ni de izquierdas, sino un futbolero” es muy popular. Su lema más memorable fue "Pulveriza, rocía el gas lacrimógeno! Quítate el casco, deja a un lado tu porra, vamos a ver quiénes son los matones de verdad! ".
Además de las tendencias antes mencionadas, es posible hablar de una tendencia proletaria o tendencias proletarias dentro del movimiento actual. Estamos diciendo tendencia o tendencias, porque la tendencia proletaria estaba desorganizada y dispersa en contraposición a las tendencias que hemos definido anteriormente. La tendencia proletaria presentó consignas como "No somos soldados de nadie" y "Somos los soldados de Mustafa Keser" y "Somos los soldados de Turgut uyar"[15] contra la consigna de la tendencia nacionalista, "Somos los soldados de Mustafa Kemal". Volvieron a corear lemas de la época de la lucha de Tekel, como "Estamos resistiendo con la terquedad del kurdo, el entusiasmo de los Laz[16] y la paciencia de los turcos". Pusieron nombre a los árboles del parque Gezi después de las víctimas de la masacre de kurdos Roboski[17] y las víctimas turcas y árabes de los bombardeos en Reyhanli. Por otra parte, muchos defendimos enfrentarnos al terrorismo de Estado en contra de la línea de resistencia pasiva de la tendencia democrática. Contra las actitudes que trataban de presentar la policía de una manera simpática, estaba el lema "Policía sé honorable, vende pasteles". La legitimidad de las demandas presentadas por la Plataforma de Solidaridad Taksim fue cuestionada. Se opuso al vandalismo común entre los manifestantes, no por considerar que era una acción de provocadores como hizo la tendencia democrática, sino por que se podría perjudicar los medios de vida de los más necesitados, y así se les intentaba convencer. En general, una gran cantidad de manifestantes defendieron la idea de que el movimiento debía crear una auto-organización que le permitiera determinar su propio futuro.
El sector de los manifestantes que querían que el movimiento se uniera con la clase trabajadora, estaba compuesto por elementos que eran conscientes de la importancia y la fuerza de la clase, que estaban en contra del nacionalismo pero que carecía de una posición política clara. Ellos fueron los que iniciaron las llamadas a la huelga general. Esencialmente, aunque esto expresaba una conciencia de la importancia de la participación del proletariado, también arrastraba ilusiones democráticas. Por la experiencia del 5 de junio se demostró que presionar a los sindicatos para ir a la huelga general no fue una estrategia muy eficaz. Por otra parte, uno de los logros más importantes del movimiento fue el hecho de que esta sección de manifestantes sacó lecciones de su experiencia. En las llamadas realizadas después del 05 de junio, la idea de que las huelgas escaparate para uno o dos días no era suficiente, se extendió, y aumentaron los que pedían una huelga general indefinida. Además, el número de personas que dijeron que los sindicatos como KESK y DISK supuestamente "militantes" no eran diferentes del gobierno, crecía de forma significativa. Por último, en contra de acciones permanentes surgidas recientemente y alentadas por los medios de comunicación y la tendencia democrática, dirigidas a encarcelar el movimiento en un terreno individualista y pasivo, se desarrolló la idea de que estas acciones sólo tienen sentido si se hacen en el lugar de trabajo donde surgen.
Cierta parte del sector obrero del proletariado también participó en las protestas y constituye el cuerpo principal de la tendencia proletaria dentro del movimiento. La huelga THY de Estambul intentó unirse a la lucha Gezi. Sobre todo en el sector textil, donde las pesadas condiciones de trabajo son habituales, surgieron algunas voces combativas. Una de estas protestas tuvo lugar en Bagcilar - Gunesli en Estambul, donde los trabajadores textiles querían exigir sus demandas de clase, así como salir en solidaridad con la lucha en Gezi Park. Los trabajadores del sector textil realizaron una manifestación con pancartas que decían "¡Saludos de Bagcilar a Gezi" y "Los sábados deben ser libres!" En Alibeykoy, Estambul, miles de trabajadores hicieron una marcha con pancartas que decían "huelga general, resistencia general”. Los trabajadores de la plaza y de las oficinas que vinieron a Taksim juntos llevaron pancartas que decían "No al trabajo, ¡a la lucha¡". Además de todo esto, el movimiento creó una voluntad de lucha de los trabajadores afiliados al sindicato. Sin lugar a dudas, KESK, DISK y las demás organizaciones que salieron en huelga tuvieron que tomar este tipo de decisiones no sólo por las redes sociales, sino también debido a la presión de sus propios miembros, por más que estas decisiones fueran superficiales. Por último, la Plataforma de Sectores de Turk-Is[18] en Estambul, compuesto por todas las ramas sindicales de Turk-Is en Estambul, pidieron a Turk-Is y a todos los demás sindicatos que declararan una huelga general contra el terrorismo de Estado a partir del lunes tras el ataque a Parque Gezi, y sería un error pensar que estas convocatorias se hicieran sin una seria indignación entre los trabajadores de base por lo que estaba pasando.
A pesar de todo esto, es difícil decir que el movimiento actual ha reconocido ampliamente sus propios intereses de clase y se dirige hacia una fusión con la lucha general de la clase obrera. El hecho de que la tendencia proletaria entre el movimiento no podía expresarse era principalmente el resultado del énfasis puesto en la democracia, en oposición a las políticas del gobierno. Como este eje dominaba el movimiento, los trabajadores lo respaldaron y sus canales de maduración se bloquearon. Por lo tanto, la tendencia democrática logró mantener el movimiento dentro de su propio marco. Además, a pesar de que una mayoría del movimiento se compone de proletarios, sólo constituyen una parte de la clase - no su totalidad. Lo que trajo este sector a las calles fue el terrorismo de Estado y el mismo terrorismo de Estado está causando un gran revuelo entre los otros sectores de la clase obrera. Por otro lado, el hecho de que las demandas y consignas de la tendencia democrática se propusieran para dominar el movimiento, así como que la tendencia proletaria no fue capaz de desarrollar demandas de clase con un enfoque en las condiciones de vida y de trabajo, plantea un serio obstáculo en el movimiento para formar enlaces fuertes con las masas de trabajadores.
La debilidad común de las manifestaciones en toda Turquía es la dificultad de crear debate de masas y ganar control sobre el movimiento a través de formas de auto-organización de las bases en estas discusiones. El debate de masas que se ha manifestado en movimientos similares en todo el mundo fue el gran ausente en los primeros días del movimiento. La experiencia limitada de discusión masiva, reuniones, asambleas de masas y también la debilidad de una cultura de debate en Turquía influyeron sin duda en ello. Por otro lado, el movimiento sintió la necesidad de discusión y los medios para el debate empezaron a surgir.
La primera expresión del sentimiento de la necesidad de discutir fue la formación de una tribuna abierta en el Parque Gezi. La Tribuna Abierta en el Parque Gezi no atrajo una gran cantidad de gente o no duraba mucho tiempo, pero aún así la experiencia de la Tribuna Abierta ha tenido un cierto efecto. En la huelga del 05 de junio, los trabajadores universitarios sugieren la creación de una tribuna abierta. Sin embargo, el liderazgo de KESK no sólo rechazó la propuesta de una tribuna abierta en favor de un estilo de May-day, tribuna sindical izquierdista cuyos discursos ni siquiera fueron escuchados, sino que también aisló la Rama Eğitim-sen nº 5 a la que pertenecen los trabajadores de la universidad. Acto seguido, el Poder Egitim-Sen No 5 trató de establecer una tribuna abierta, pero no funcionó. Una vez más, inspiradas en la Tribuna Abierta, se formaron tribunas populares en Gazi, Okmeydani y Sarıyer que se encuentran en los barrios de Estambul, Güvenpark y Keçiören en Ankara, la plaza Gündoğdu y Çiğli en Esmirna, en Mersin, Antalya, Samsun y Trabzon. A pesar de que en algunas de estas tribunas populares, los participantes mencionaron los problemas laborales, el sistema de salud y del salario mínimo y propusieron la formación de una asamblea permanente, el control ejercido por tribunos de la izquierda burguesa, constituía una limitación significativa.
Además de las experiencias de tribunas abiertas y populares, otras experiencias surgidas en días posteriores fueron los foros organizados y celebrados con una participación masiva. Estos foros se crearon con el fin de debatir el futuro curso del movimiento, y se celebrarán desde el comienzo de la semana del 15 de junio - el día del ataque a Gezi Park. En efecto, la convocatoria de estos foros se hizo por Taksim Solidaridad, cuya intención era utilizar estos foros como un medio para convencer a la gente de "incluir" la resistencia dentro de una sola tienda de campaña simbólica, que es otra manera de convencer a la gente de que ponga fin a la lucha. Los foros no asumen o reclaman ninguna autoridad en la toma de decisiones, su función fue concebida como un medio de la Plataforma de Solidaridad Taksim para mantener el impulso de las masas. Este caso sentó las bases para que las masas se ciñeran a las cuestiones prácticas, sobre todo lo que debe hacer en caso de intervención de la policía. Sin embargo, en las discusiones, surgieron algunos participantes proponiendo que las masas debían tomar las riendas del movimiento a través de la creación de asambleas, el intercambio de experiencias con el movimiento en Barcelona, y afirmando la necesidad de extender el movimiento a los barrios pobres. Más importante aún, al afirmar la voluntad de mantener las movilizaciones, las masas arruinaron el juego de Taksim de Solidaridad destinado a la eliminación gradual del movimiento.
Por otra parte, si echamos un vistazo a los movimientos de todo el país, la experiencia más importante fue proporcionada por los manifestantes en Eskişehir[19]. A través de una asamblea general en Eskişehir Resistencia Square, se crearon comités con el fin de organizar y coordinar las manifestaciones. Estos comités son el Comité de Manifestación para la selección y determinación de rutas y consignas, el Comité de la Universidad y la Educación para la organización de reuniones, sesiones informativas y debates en la plaza, el Comité de Opinión y Propuestas para la generación de ideas y sugerencias para la resistencia, la Comisión de Medio Ambiente y limpieza para limpiar y ordenar los asentamientos de las tiendas, el Comité de Prensa de grabar vídeos, publicar fotos en línea y noticias, y la presentación de sus novedades a los medios de comunicación, el Comité de Coordinación y Comunicación de la coordinación entre comités, el Comité de Seguridad para la protección de la plaza de los ataques de dentro y fuera, y el Comité de Emergencia, creado por estudiantes de medicina y médicos expertos para la asistencia médica a los heridos. Lo que es más significativo es que se decidió que la junta general se celebraría todos los días para controlar y analizar las prácticas de estos comités. Con estas experiencias, las masas en Eskişehir fueron capaces de asumir el control del movimiento mediante el establecimiento de su propia organización. En la misma línea, en Antakya, el encuentro tomó sus propias decisiones acerca de la trayectoria de los movimientos en 17 de junio.
Por último, desde el 17 de junio en adelante, en varios parques de la vecindad en Estambul, masas de personas inspiradas por los foros del Parque Gezi crearon asambleas de masas bajo el nombre de foros. Entre los barrios que organizaron foros, estaban Beşiktaş, Elmadag, Harbiye, Nişantaşı, Kadıköy, Cihangir, Ümraniye, Okmeydani, Göztepe, Rumelihisarüstü, Etiler, Akatlar, Maslak, Bakırköy, Fatih, Bahçelievler, Sarıyer, Yeniköy, Sarigazi, Ataköy y Alibeyköy . En los siguientes días, se llevarán a cabo otros en Ankara y otras ciudades. De este modo, con el fin de no perder el control sobre estas iniciativas, la misma Plataforma de Solidaridad Taksim comenzó a convocar los foros. Sin embargo, es muy posible que estos foros puedan asumir roles más serios en un futuro próximo. Por otra parte, en estos foros se expresan algunas ideas sobre la formación de comités de barrio y de lugares de trabajo y. El llamado a evitar el discurso racista, sexista y homófobo, y para conmemorar el Roboski y masacres Reyhanli, y los trabajadores de tratamiento de agua de Antalya que murió por inhalación de gas metano, se ha difundido ampliamente en los foros.
Aunque en muchos aspectos, la resistencia del Gezi Park está en continuidad con el movimiento Occupy en los EE.UU., los Indignados en España, y los movimientos de protesta que derrocaron a Mubarak en Egipto y Bin Ali en Túnez, también tiene sus propias peculiaridades. Como en todos estos movimientos, en Turquía, hay un peso vital del joven proletariado. Egipto, Túnez y la resistencia del Parque Gezi tienen en común la voluntad de deshacerse de un régimen que se percibe como una "dictadura". Al igual que en Egipto, los manifestantes rodearon a los que participaban en las oraciones musulmanas para protegerlos de los ataques, y al mismo tiempo, los participantes más activos de Turquía tienen, como en Egipto, una fuerte oposición a la interferencia de los clérigos y fundamentalistas en su vida cotidiana. Por otra parte, mientras que Túnez experimentó ataques masivos con miles de trabajadores, y Egipto experimentó el Mahalla y otras huelgas[20], Turquía sólo ha pasado por un par de protestas con paro laboral... En el lado más positivo, mientras que en Egipto, cuando el movimiento cobró fuerza se volvieron hacia el ejército en busca de ayuda, en Turquía se ha producido una reacción en contra de la imagen de esta institución clave del Estado.
Al contrario que en Túnez cuyo movimiento organizó comités locales, y en España y los EE.UU. donde las masas generalmente asumieron la responsabilidad del movimiento a través de asambleas generales, al principio en Turquía esta dinámica fue muy limitada. En España, en medio de la crisis del capitalismo, con el impacto del aumento del desempleo, el movimiento de Indignados fue capaz de orientar los debates. Sin embargo, en Turquía, en lugar de problemas sobre las condiciones de vida y de trabajo, las cuestiones prácticas del movimiento han ocupado un lugar preponderante. Las cuestiones preeminentes son los problemas prácticos y técnicos de los enfrentamientos con la policía. Además, aunque en España la tendencia proletaria planteó demandas colectivas contra la tendencia democrática en el movimiento, en Turquía este proceso ha sido muy deficiente. La similitud con Occupy en EE.UU. consistió en que hubo una ocupación real, pero en Turquía las ocupaciones tuvieron una participación masiva en comparación con los EE.UU. Del mismo modo, tanto en Turquía y los EE.UU., había una tendencia de los manifestantes que entendía la importancia de la participación del sector laboral del proletariado en la lucha. El movimiento en los EE.UU. no logró la participación de este sector del proletariado a pesar de sus llamamientos cara a cara a los trabajadores portuarios de Oakland - así como las convocatorias en las redes sociales - para ir a la huelga en la costa occidental del país. A pesar de ello, a pesar de que el movimiento en Turquía no establece un vínculo serio con toda la clase obrera, incluso las convocatorias de huelga a través de las redes sociales reunió más paros que en la experiencia de EE.UU..
Pero a pesar de estas particularidades, no hay duda de que el movimiento de los "Chapulis” ha sido una parte de la cadena de movimientos sociales internacionales. A pesar de que no atrajo la atención al principio, estos movimientos dejaron hondas huellas en las masas en Turquía. También este movimiento, similar a otras oleadas internacionales de lucha, está directamente relacionado con la crisis mundial del capitalismo. Una de las razones fundamentales que han situado al AKP en el poder durante 10 años es que ha llevado a cabo el proceso de reestructuración del capitalismo en Turquía. La reacción contra esta presión comenzó como una reacción a las prácticas del AKP. Uno de los mejores indicadores que muestran que el movimiento forma parte de la ola internacional fue que inspiró a los manifestantes brasileños. Los manifestantes turcos saludaron la respuesta de la otra orilla del mundo con los lemas de "Estamos juntos, Brasil + Turquía!" Y "Resistir Brasil" (en turco). Y puesto que el movimiento inspiró protestas con demandas de clase en Brasil, en el próximo proceso esto podrá afectar positivamente al florecimiento de las demandas de clase en Turquía.
El movimiento del Taksim Gezi Parque se relaciona con la ira en contra de terrorismo de Estado, la violencia policial y las políticas represivas y prohibitivas del gobierno del AKP y del primer ministro Tayyip Erdoğan. En este período de tiempo, las masas que tal vez nunca participaron en una manifestación o caminaron junto a personas que compartían sus puntos de vista, o estuvieron en luchas de tipo apolítico, se han politizado. Miles de personas han experimentado la solidaridad, manejando su propia agenda, hablando de la vida que quieren en Gezi Park y otros parques ocupados. El movimiento marcó la diferencia creando cocinas que ofrecían sopa gratis, bibliotecas gratuitas, centros de tratamiento de los heridos por trabajadores de salud voluntarios y sala de estar común, en el que cualquiera podía venir y quedarse. Fue una de las de las razones más importantes para que se mantuviera el apoyo al movimiento en los días siguientes a su inicio. También aprendieron cómo luchar contra los gases lacrimógenos de la policía.
La gente tomó conciencia del poder de un movimiento masivo con voluntad de resistir la fuerza física del estado. Se constató que las redes sociales se han utilizado con eficacia para la organización de reuniones y manifestaciones. Las redes sociales también se utilizaron para evitar que los manifestantes fueran detenidos y para organizar el alojamiento. Para iluminar la calle cuando las farolas se apagaban durante los enfrentamientos, la gente encendió las luces de sus casas, hubo provisión gratuita de medicamentos por las farmacias: estos detalles fueron muy importantes para el movimiento. Los participantes más jóvenes que se enfrentaron con la policía respondían a los ataques con el lenguaje de la música y el humor. Esto atrajo la simpatía de la gente. El El Estado denominó a los participantes como marginales o maleantes (“çapulcu”), y este término ha sido adoptado: “chapulis” (equivalente a los “perroflautas” de Los Indignados en España) incluso por personas que no se involucran directamente con el movimiento.
A pesar de que la gente no se hace ilusiones de que este movimiento sea una revolución, a diferencia de movimientos similares, los participantes más activos del movimiento identifican las protestas como una situación revolucionaria. Lo primero que hay que recordar a la hora de responder a este tipo de ideas es insistir, como los revolucionarios del pasado, como Lenin o la izquierda comunista italiana, que una situación revolucionaria sólo puede ser el producto de una maduración de las condiciones objetivas y subjetivas en el plano internacional. Y a pesar de la dinámica claramente internacional de las revueltas de 2011 y 2013, que son a su vez una respuesta a la profundización de la crisis global del sistema capitalista, todavía no se suman a una situación revolucionaria. En este punto, es importante recordar lo que dijo Lenin: "¿Cuáles son, en términos generales, los síntomas de una situación revolucionaria? No nos equivocaremos si indicamos los tres principales síntomas siguientes: (1) cuando no sea posible que las clases dominantes mantengan su dominio sin ningún cambio, cuando haya una crisis, de una forma u otra, entre la " clase alta", una crisis en la política de la clase dominante, lo que lleva a una fisura por la que el descontento y la indignación de las clases oprimidas estallen. Para que una revolución tenga lugar, por lo general no es suficiente que "los de abajo no quieran" vivir a la antigua usanza, sino que también es necesario que "las clases de arriba no puedan" vivir en la vieja manera, (2) cuando el sufrimiento y la miseria de las clases oprimidas se hayan vuelto más graves de lo normal, (3) que, como consecuencia de las causas anteriores, haya un aumento considerable de la actividad en las masas, que se dejan robar en "tiempo de paz "sin protestar, pero que, en tiempos turbulentos, tanto por las circunstancias de la crisis como por las" clases altas " son empujados a sí mismos en una acción histórica independiente." [21]
Los movimientos en Oriente Medio, España, Turquía, Brasil y otros países no contienen ninguna de estas tres características. Sí, los gobernados no quieren ser gobernados, pero los gobernantes pueden mantener su dominio cualitativo en la forma en que solían hacerlo. La pobreza y la miseria de las clases oprimidas no suben a los niveles habituales. Uno de los mayores triunfos del gobierno en Turquía es recordar el desarrollo "prometedor" de la economía turca en los últimos años .
Tal vez lo más importante de todo es el hecho de que en ninguna de estas luchas las masas se independizan de los demócratas burgueses. En este callejón sin salida del capitalismo, cuando la opresión social está aumentando, las condiciones de vida y trabajo de los trabajadores son cada vez peores, las guerras son cada vez más crónicas, los “espacios vitales” de la gente son destruidos, el problema de la vivienda es habitual, la democracia burguesa sólo puede ser la dictadura burguesa. Independientemente de qué tipo de gobierno esté en el poder, de derechas o de izquierdas, en este período en el que se está haciendo cada vez más difícil para el capitalismo de Estado obtener capital y apoderarse de una parte del pastel, todos los gobiernos practicarán iguales políticas contra las masas. La democracia son los gases lacrimógenos, la democracia son las porras de la policía, la democracia son los IVSEs y los vehículos Scorpion. La democracia es terrorismo burgués masacrando tres chavales de nuestra clase sin pestañear. La tendencia democrática dominante en el movimiento y la calidad política de sus demandas corresponden a la democracia, que no es sino una herramienta para desarrollar el dominio de la burguesía y la mentira del desarrollo. Tras el lema "Tayyip dimisión" que se coreó durante la manifestación, está la ilusión de que los problemas se solucionarán por cualquier poder burgués, que sustituirá a Erdogan si éste dimite. Sin embargo, sabemos que tal cosa es imposible hoy en día.
Además, la tendencia democrática dentro del movimiento, así como ciertos escritores y periodistas burgueses describen el movimiento como una reacción democrática a lo que no va bien en el país, y la intención del movimiento de tomar un camino parlamentario. De hecho, cuando nos fijamos en la Plataforma de Solidaridad Taksim, nos recuerda a la coalición de la Rama de Olivo, que llegó al poder oponiéndose a Berlusconi. Sin lugar a dudas, este curso de los acontecimientos sería un trágico final para el movimiento, lo que significa que muere para la clase obrera. En el próximo período, esto puede llegar a ser un peligro mayor para el movimiento que el terrorismo de Estado.
Y, sin embargo, a pesar de todas las debilidades y peligros que enfrenta este movimiento, si las masas en Turquía no hubieran logrado convertirse en un eslabón de la cadena de revueltas sociales que sacuden el mundo capitalista, el resultado sería un mayor sentimiento de impotencia. El estallido de un movimiento social en una escala no vista en este país desde 1908 tiene, pues, una importancia histórica.
El futuro del movimiento depende de que el proletariado, que forma la mayor parte del mismo, sea capaz de expresar las demandas de clase que surgen de sus propias condiciones de vida y de trabajo y de si son capaces de tomar el control del movimiento en sus propias manos con los debates de masas y extender el movimiento a toda la clase en los puestos de trabajo, en vez de dejar actuar a los sindicatos.
Dünya Devrimi, Sección ICC en Turquía
21/06/2013
[1] Ver para un balance de estos movimientos 2011, de la indignación a la esperanza, https://es.internationalism.org/node/3349 [597]
[2] Sobre Brasil ver La represión policial desata la furia de los jóvenes, /content/3768/la-represion-policial-desata-la-furia-de-los-jovenes [792]
[3] Para un análisis de la situación en Siria, ver Revista Internacional 149: Amenaza de un cataclismo imperialista en Oriente Medio, /content/3441/amenaza-de-un-cataclismo-imperialista-en-oriente-medio [519]
[4] En turco se emplea el término Çapulcu en un sentido peyorativo que se podría traducir por “pringados” (aunque tendría también dos acepciones más: “agitador” y “sans culotte”). Este apelativo fue aplicado por Erdogan a los que protestaban en la calle. El término ha hecho fortuna y los participantes en el movimiento lo han adoptado. Algo similar a lo que en España se llamaba “perroflautas” cuando el movimiento de indignados.
[5] Estas líneas se tomaron de un poema en turco escrito por uno de los participantes en la protesta, llamado Ozan Durmaz dedicado a Abdullah Cömert, Ethem Sarısülük y Mehmet Ayvalıtaş. La versión íntegra puede encontrarse en la Web en turco: www.tuhaftemaslar.com/sut [793].
[6] En Kars se levanta un monumento a la “amistad turco – armenia”, un intento hipócrita de “olvidar” la enorme masacre de armenios perpetrado por el Estado turco en 1915 (parece que hubo más de un millón de muertos). En un gesto nacionalista, Erdogan había calificado el monumento de “monstruoso” y había propuesto derribarlo.
[7]BDP: en turco Bariş ve Democrasi Partisi, Partido de la Paz y la Democracia, partido vinculado al movimiento nacionalista kurdo.
[8] Necati Şaşmaz, actor muy popular en la televisión turca. Hulya Avsar es una actriz turca polifacética, escritora y cantante también.
[9] Cem Boyner, empresario de éxito en la Turquía actual.
[10] De acuerdo con las encuestas, el 58% de los manifestantes en Parque Gezi eran trabajadores asalariados, 10% estaban desempleados y el 24% eran estudiantes. En total, el 92% eran trabajadores o futuros trabajadores
[11] CHP: siglas en turco correspondientes a Cumhuriyet Halk Partisi, Partido Republicano del Pueblo, principal partido de la oposición, juega un papel a los partidos socialistas en Europa.
[12] TGB: siglas en turco que significan Türkiye Gençlik Birliği, Unión Turca de la Juventud, asociación nacionalista que goza de una cierta influencia.
[13] Kemal Kilicdaroglu es el líder del Partido Republicano del Pueblo, CHP.
[14] Mustafá Kemal Attaturk (1881-1938), encabezó el movimiento que reemplazó la vieja monarquía otomana por una república. Estableció una política laicista forzada y organizó un partido único en combinación con el ejército que hasta fechas muy recientes ha tenido un peso determinante en el Estado turco. El CHP junto con otros partidos se presenta como su heredero.
[15] Mustafa Kesser, cantante famoso en Turquía. Turgut Uyar, actor famoso en Turquía.
[16]Laz: grupo étnico del nordeste de Turquía
[17] Masacre perpetrada el 28-12-2011 por las fuerzas aéreas turcas contra un grupo de campesinos que intentaban huir en la frontera con Irak
[18] Turk-Is es uno de los principales sindicatos del país. Dice tener 1,75 millones de afiliados.
[19] Ciudad del interior que cuenta 638000 habitantes.
[20] Ver Egipto el germen de la huelga de masas, /content/1915/egipto-el-germen-de-la-huelga-de-masas [249]
[21] Lenin, La bancarrota de la II Internacional
El día 8 de junio se ha llevado a cabo una reunión pública convocada por la CCI en México, teniendo como propósito reflexionar sobre las movilizaciones convocadas hace un año por el movimiento “#yosoy132”.
La presentación que hemos realizado para abrir el debate giró sobre tres elementos, recordar los orígenes, su desarrollo y la forma en que se organizó. Presentamos enseguida los ejes de la presentación y en enseguida una breve reseña de la reflexión.
Los orígenes: Las movilizaciones del 2012 tienen como detonante las calumnias y denigraciones que desde la prensa escrita y la TV hacen de los actos de repudio hacia Peña Nieto que realizados por un grupo de estudiantes de la Ibero el 11 de mayo. Estas manifestaciones tienen tres elementos que se conjugan para definir la dinámica:
Las redes sociales son un instrumento relevante que permite una rapidez en su expansión, pero esa masividad está sostenida en una mosaico social muy heterogéneo, en el que se confunden jóvenes que por su origen familiar o por su condición de asalariados forman parte del proletariado, con las masas de jóvenes de la pequeñaburguesía y de la burguesía. Todos expresan descontento ante el futuro que ofrece el capitalismo, pero los intereses y los objetivos son diferentes.
Su desarrollo: La solidaridad que se expande entre los jóvenes expresó sin duda el gran descontento existente, pero ese descontento se encuentra en un contexto de confusión:
El carácter de movimiento ciudadano encadena el descontento en la defensa de la democracia electoral, pero también en la defensa del libre mercado, en particular en la rama de las comunicaciones, en tanto que el monopolio es definido como un “poder fáctico”.
En los movimientos de indignados de España, también se expresa una heterogeneidad similar, no obstante la ORGANIZACIÓN que asume permite que aún cuando el proletariado no está presente en tanto clase, sino sólo son individuos, la aplicación de sus métodos organizativos la hace vivir, de manera particular las Asambleas Generales, la discusión abierta y la manifestación masiva lo expone.
En este caso la presencia del proletariado no reside en que constituya la fuerza dirigente del movimiento o que la movilización desde los centros de trabajo constituya su eje, sino en la dinámica de búsqueda, de clarificación, de preparación del terreno social, de reconocimiento del combate que se presenta. En ese nivel se hace importante analizar su forma de organización del #132.
Sus formas de discusión y organización: La base de su organización corresponde justamente a los objetivos que persigue. Su estructura se levanta sobre “asambleas de voceros”, las cuales son cerradas, lo mismo que sus comisiones. En su forma pretenden evocar a las asambleas de tradición proletaria, pero en la esencia de estas se expresa el principio burgués de imposición hipócrita, en las que las decisiones son impuestas por una minoría.
La asamblea del 30 de mayo es referencia de cómo actúa: en una pretendida tolerancia deja que hablen todos y de todo, se forman mesas de trabajo en las que incluso permiten se critique a la democracia y se hable de revolución, para que al final concluyan lo que mejor le parece a los grupos enquistados desde el inicio en la dirección.
Por otra parte los grupos de izquierda que se incrustan en el movimiento, no tienen la intención de impulsar la reflexión y el impulso de la conciencia, por el contrario fomentan más la confusión sembrando las esperanzas en la democracia pero además centran su actividad en ganar adeptos y engordar sus filas.
Desde el inicio de la discusión se marca en intervenciones la importancia de sacar las lecciones de estas movilizaciones, sin pretender juzgar desde un esquema de “bueno y malo”, por eso es relevante resumir lo que un compañero plantea. En su intervención expone que en estas movilizaciones hay experiencias positivas que debemos de recuperar, destaca dos relevantes:
Planteado esto es que la crítica y el balance no se expresa como un acto de amargados, sino con un espíritu de combate.
Complementando esta intervención se expone, sobre todo por parte de los asistentes pertenecientes a la nueva generación, la reflexión sobre el tipo de movimiento que representó, analizándolo principalmente a partir de las consignas defendidas. De manera más insistente las intervenciones van a mostrar el significado de la defensa de la democracia. La reflexión va por dos vertientes importantes, la que se presenta por intentar entender la razón de por qué se queda atorada la búsqueda en este objetivo, planteando que hay una idealización de lo que es la democracia y por tanto se busca en ella aquéllo “que no se ha tenido”, pero por otra parte las intervenciones van a mostrar el significado de la democracia en los países más “civilizados” como EUA, en donde dominando la democracia no sólo se cometen fraudes electorales cuando así lo requiere (como en la elección de Bush hijo), sino además usa la represión más feroz en contra de los explotados. En ese sentido es que se insiste en la trampa que representa buscar en la democracia una alternativa y menos aún centrarla en la democratización de los “medios”, en tanto que significa impulsar la creación de nuevas cadenas de televisión, que termina usando como carne de cañón a las masas movilizadas a favor lo mismo de Slim o de la propia Televisa, en tanto que ambos grupos de capitalistas han de ser los propietarios de esas nuevas televisoras.
Otro de los problemas en los que más atención se ha puesto en la discusión es sobre la forma en que se organizó el “#132”. El conjunto de los camaradas asistentes han coincidido en que las asambleas de voceros reprodujeron las formas de trabajos ajenas a la clase trabajadora.
Una camarada aunque planteaba como un accidente imprevisto el hecho de que el #132 nunca se planteara una definición de clase, establecía el marco para entender que su tradición organizativa la recoge de la experiencia parlamentaria y de la democracia burguesa, como la definió un camarada.
Nosotros por nuestra parte intentamos resumir nuestro balance sobre el #132, señalando aquello que consideramos los trabajadores deben de reflexionar, yendo más allá de las afirmaciones de la burguesía sobre el hecho de destacar de ese movimiento su carácter de ciudadano, de manera que insistimos sobre tres aspectos:
Los problemas planteados durante casi tres horas de discusión no fueron sino el inicio de un proceso de reflexión. Requieren ser profundizados los dos aspectos que se han discutido más, es decir, el significado de la democracia para los trabajadores y que formas de lucha adoptar.
Consideramos que esta Reunión Pública ha abierto apenas una discusión que requiere ampliarse a través de la red. Ampliemos la reflexión sacando las lecciones y el balance del movimiento “#yosoy132.
RM, 10 de junio 2013
La historia reciente de América Latina está llena de criaturas políticas izquierdistas. Desgastadas las figuras militares y tecnócratas, el capital echa mano de toda clase de personajes que han generado una oleada internacional de euforia “revolucionaria” alineando a todas las corrientes de la izquierda del capital al Socialismo del Siglo XXI cuyo eje central es la estructuración de caricaturas de capitalismo de Estado y que ve con ello renovada la ilusión perdida con la caída de su templo mayor al derrumbarse la URSS y los regímenes subordinados a su imperio.
Evo Morales, llegó a la presidencia en enero de 2006 y para abril ya enfrentaba a los mineros de Santa Cruz. Surgido del movimiento cocalero y aliado a otro fundado para la lucha electoral, el MAS, desde sus primeros pasos por las curules legislativas y luego enfilado a la presidencia, abrazó el proyecto del capitalismo de Estado andino, que busca integrar a los pueblos originarios de Bolivia a la economía capitalista, estatizando energéticos e impulsando una eufemística política asistencial que en realidad ofrece migajas a cambio de sumisión, tal como su líder ya fallecido, Hugo Chávez. A partir de ahí, envuelto en la capa del ultranacionalismo, de la defensa de la soberanía y el antiimperialismo, definió su campo de intereses como fracción de la clase burguesa para lanzarse en una campaña para domesticar y subordinar a las otras a su proyecto “modernizador”, acusando de ser aliado de la derecha y la oligarquía a todo el que se opusiera a sus políticas de ajuste y reestructuración del capital. En ese bando fueron ubicados los mineros primero, y toda la clase obrera después, para los que –hay que recordar- es irrelevante la forma que adopte técnicamente la explotación de su fuerza de trabajo, sea bajo la propiedad del Estado o de capitalistas individuales.
La reciente movilización obrera en las minas de Bolivia tiene raíces en la explotación sanguinaria a la que han sido sometidos por el capital; la estatización de los medios de producción, lejos de favorecer al proletariado, como el estalinismo pretende hacer creer al engañarlos con el cuento de una propiedad “de todos”, le ha traído además del enturbiamiento de su horizonte de combate, de su identidad y unidad de clase, la destrucción progresiva de sus condiciones de vida y trabajo con la acción directa de los instrumentos de control que tiene el Estado burgués: los sindicatos.
Evo llega al poder con la premisa que llegaron los miembros del Club de Caracas, intelectuales y líderes mundiales del izquierdismo, canalizaron su popularidad hacia lo electoral, tendiendo alianzas con las organizaciones gremiales como la COB (Central Obrera Boliviana) y generando la fantasía de un proyecto socialista. No tardó un año en mostrar su verdadero rostro: en octubre de 2006, una supuesta confrontación entre la Federación de Cooperativistas Mineros de Bolivia y obreros de la Corporación Minera de Bolivia (estatal), resultó en la muerte de 16 trabajadores del pueblo de Huanuni. Las pugnas al interior de la burguesía por el control de la explotación minera, donde Evo y sus secuaces ocupan un bando, han llevado al sacrificio de trabajadores y ha mostrado la condición del gobernante indígena como sabueso y vigía del sistema capitalista. Los muertos en Huanuni del 2006, fueron enterrados con las negociaciones de las lacras sindicales, cooperativistas y gubernamentales. Simularon la existencia de un conflicto entre cooperativistas y mineros por la disputa de yacimientos como si los obreros se movieran en torno a la selección de quien los explota. En aquellos días, mientras unos 700 efectivos de la Policía Nacional mantenían el control del pueblo minero de Huanuni y familiares se reunían en salones funerarios, en el Palacio Quemado Evo repartía el botín impunemente. La gresca por la renta minera ha llevado a estos personajes a sacar su instinto de rapiña y envolver a los obreros mineros en una confrontación que solo les ha acarreado muerte; desde entonces, las cúpulas sindicales son parte de los arreglos en las estructuras del poder político boliviano, es así que, como producto de tales negociaciones, líderes sindicales ocuparon posiciones en el Ministerio de Minería o en la paraestatal COMIBOL. Evo emprendió una campaña para concentrar los medios de producción en el Estado y ha guiado todo el poder represivo para aplastar las revueltas que se oponen a su política de centralización de la ganancia para garantizar la sobrevivencia del sistema capitalista, poniéndose así como un abierto enemigo de la clase obrera. Insistía cínicamente en la existencia de "una conspiración interna y externa contra la democracia y su gobierno", al referirse a hechos de Huanuni, cuando se sabe que desde el origen el pacto endeble con el que llegó no logró calmar a los demonios que pululan por el Palacio Quemado.
Durante el 2012, Evo y su revolución “democrático-burguesa” de corte maoísta, aviva nuevos conflictos con su intento de lograr el dominio de los recursos mineros, y al igual que los anteriores episodios, una mina de estaño estuvo en medio de las confrontaciones, esta vez en Colquiri, a 300 Km al sur de La Paz. El resultado: más de veinte heridos y la justificación para que el policial Estado boliviano invada la región con mil 600 policías y militares.
Recientemente, la prensa burguesa vuelve a la escena para presentar hechos en los que se ven involucrados mineros como un conflicto de trabajadores y cooperativistas por el control de yacimientos, aún cuando en esta ocasión, promovida por la COB, está en juego la reivindicación de una jubilación al cien por ciento. A la movilización de mayo, iniciada por los mineros Huanuni y que fue violentamente reprimida dejando dos muertos y 40 heridos de bala en la localidad de Caihuasi, se han sumado por millares trabajadores fabriles, de caminos, de la Caja petrolera y Caja de la Salud, maestros, incluso comerciantes de La Paz, defendiendo la demanda de los trabajadores mineros en una muestra de unidad y solidaridad proletaria que pone en aprietos al gobierno patriotero de Evo. La lucha se extiende y se masifica involucrando masas obreras de prácticamente todos los departamentos bolivianos. Acorralado y torpe, Evo desnudó la lucha interburguesa que vive la nación al acusar a las empresas –mineras- de movilizar a los trabajadores para desestabilizar su presidencia, reconociendo en los hechos que detrás de las masacres de los últimos 7 años está la pugna por la gestión del proceso de acumulación de capital en territorio boliviano.
A imagen y semejanza de los verdugos estalinistas que han representado para los trabajadores cubanos los afamados CDR (Comité de Defensa de la Revolución), o las Misiones chavistas para los venezolanos, el MAS usa los Comités Cívicos Populares como grupos de choque contra la indignación de los obreros y sus familias. El presidente aimara prometió largarse del poder si su gestión causaba un solo muerto, van más de 60 documentados (cocaleros de Vandiola, mineros de todas las regiones, estudiantes de la normal, los “sin tierra”, universitarios de sucre, por mencionar algunos), y cada vez está más agarrado a la silla pues se ha visto que a quien sirve es a una fracción de la burguesía y mientras les sea útil a ésta, lo mantendrán presentándolo hasta donde les sea posible como el impulsor de la modernización de Bolivia, con todo y su procacidad al acusar a los muertos de Caihuasi de intentar derrocarlo.
Para los trabajadores es importante reconocer a sus verdugos cual sea la forma física en que se manifiesten, y en el caso de Bolivia, aun más porque en medio de las revueltas existe una mezcla de demandas económicas de mineros con la pugna de las burocracias sindicales por ganar fuerza en la estructura de poder para participar de la renta minera, engañando a la clase haciéndole creer que la defensa de sus condiciones de vida y trabajo se da en las oficinas del ministerio. En ese juego, Evo Morales se coloca como el conciliador que “vela por el bienestar general” de la sociedad y reprende al que se sitúa al margen de los marcos de la política “benefactora” del pueblo. La misma cantaleta de los Chávez, los Lula, los Correa, las Fernández, los…El descaro político de Evo lo ha llevado a declarar que el pueblo le pide mano dura contra los mineros justificando así los ataques.
La ley de pensiones que hoy se intenta reformar en Bolivia, es la misma que se aprobó en 2010 con el respaldo de la COB, y que tenía al frente al personaje principal que impulsa hoy la fundación del PT boliviano. Los argumentos esgrimidos por Evo entonces para dejar las jubilaciones en un 60%, son los que por todo el mundo pone por delante la burguesía de todos los credos políticos para justificar la sangría a los trabajadores; calificar como “grupo privilegiado” a un sector de la clase obrera es el preámbulo de un seguro golpeteo, tal como sucedió en México con los electricistas de Luz y Fuerza del Centro. En ese contexto, se revela la verdadera situación de los mineros: entre 2009 y 2012 hubo un promedio anual de 1868 accidentes de trabajo, desde 2008 fallecieron 48 trabajadores en las minas con una edad media de 49 años. La misma historia, ahorro de costos de producción asociado a muerte y precariedad.
En medio de la descomposición política del régimen, la COB intenta treparse a la cabeza de las movilizaciones con la única intensión descarada de encuadrar y conducir al movimiento obrero a una derrota segura, y sobre todo, beneficiarse de él para tener una mejor posición de fuerza en el reparto de la renta nacional. No es ninguna casualidad por ello que en pleno periodo preelectoral (en 2014 son las presidenciables) se lance a la formación del Partido del Trabajo, para o bien negociar posiciones con el MAS o aliarse a la oposición para confrontarse abiertamente con Evo y su camarilla.
La clase obrera no tiene patria ni intereses económicos que lo aten al capitalismo, por esa razón sus luchas reivindicando mejores condiciones de vida poseen un carácter inmediato que además de colocarlo en el terreno de la confrontación contra el capital ligando la lucha económica con su perspectiva histórica, tienen el valor de generar un marco para la adquisición de confianza, desarrollar la solidaridad y fortalecer la unidad de clase, y en ese contexto, propiciar colectivamente el florecimiento de la conciencia para identificar su perspectiva histórica. Las revueltas andinas en ese sentido, si bien han quitado el velo sobre la naturaleza de clase del gobernante cocalero, deben constituir una oportunidad para sacar lecciones al conjunto de la clase, y particularmente a la del continente con quien comparte y padece la misma calaña de farsantes, que les permita ubicarse en el camino de la revolución acompañando siempre, con el espíritu internacionalista que le es innato, los combates que libra el proletariado mundial. No es conquistando territorios, o apropiándose de los medios de producción en ésta o aquella mina, cómo logrará avanzar en ese camino. Esas escaramuzas donde por la debilidad política y organizativa que padece se ha visto envuelta, la llevarán a poner más distante la recuperación de su identidad de clase que debería ser hoy su mayor prioridad.
Raskólnikov, Junio 2013
La atormentada historia de Alemania en el siglo XX es muy rica en temas terribles y dramáticos como testimonian algunas películas de éxito presentadas en los últimos años: The pianist, por ejemplo[1] (sobre el ghetto de Varsovia), o Goodbye Lenin y La vida de los otros (sobre Alemania del este y la caída del Muro de Berlín). La directora Margerethe von Trotta ha encontrado inspiración en alguna ocasión en estas aguas profundas y no ha dudado en abordar estos difíciles temas Los años de plomo (Die Bleieme Zeit, 1981), una versión novelada de la vida y la muerte (en la cárcel de Stammheim, en circunstancias que nunca se aclararon completamente) de la terrorista del “Ejército Rojo” Gudrun Ensslin; una biografía de Rosa Luxemburg (1986); Rosenstrasse (2003), sobre una manifestación contra la Gestapo en 1943 de mujeres alemanas protestando contra el arresto de sus maridos judíos. En su último film, Hannah Arendt (2012 en Alemania, 2013 en USA, Gran Bretaña y España), von Trotta regresa al tema de la guerra, el Holocausto, y el nazismo, a través de un episodio en la vida de la famosa filósofa alemana, extraordinariamente interpretada por Barbara Sukowa, quien también actuó como la joven Rosa Luxemburg veinte años antes.
Hannah Arendt nació en 1906, en una familia de origen judío. Cuando era estudiante siguió los cursos del filósofo Martin Heidegger, con quien vivió una corta pero intensa historia de amor. El hecho de que ella nunca renegó de esta relación, ni tampoco el mismo Heidegger, a pesar de que éste se adhirió al partido Nazi a partir de 1933 fue duramente criticado después; sus lazos con Heidegger y su filosofía, sin duda muy complejos, merecerían un libro aparte, y los “flashbacks” de sus encuentros con Heidegger son quizá lo menos logrado de la película, las únicas escenas donde von Trotta parece menos comprometida con el tema del film: la "banalidad del mal".
Arendt huyó de Alemania en 1933 cuando Hitler llegó al poder, y se trasladó a Paris donde trabajó en el movimiento sionista a pesar de sus posiciones críticas contra el mismo. Se casó en Paris, en 1940, con su segundo marido Heinrich Blücher. Con la invasión de Francia por Alemania, el estado francés la internó en el Campo de Gurs, pero se las arregló para huir –con mucha dificultad– y alcanzó los Estados Unidos en 1941. Llegó totalmente arruinada, pero consiguió finalmente ganarse la vida, logrando un empleo en la prestigiosa Universidad de Princeton (fue la primera mujer en ser aceptada como profesora en Princeton). En 1960, cuando empieza el film, Arendt era una intelectual respetada que ya había publicado dos de sus obras más reconocidas: Los origines del totalitarismo (1951) y La condición humana (1958). Aunque, desde luego no era marxista, estaba interesada en la obra de Marx, y en la de Rosa Luxemburg[2]. Su marido, Heinrich, que había sido Espartaquista, y después miembro de la oposición a la estalinización del KPD durante los años 20, se unió a Brandler y Thalheimer en la KPD-Oposición (o KPO[3]) cuando se le excluyó del partido. La película hace una ligera referencia al compromiso de Heinrich: sabemos por una amiga americana de la pareja que “Heinrich estuvo con Rosa Luxemburg hasta el fin”.
El trabajo filosófico de Arendt, especialmente su análisis del mecanismo del totalitarismo permanece vigente hoy en día. Su rigor y su integridad, le permiten ir más allá de los clichés y lugares comunes de la ideología dominante de la época: Hannah Arendt molestaba por su honestidad. Analizando meticulosamente el proceso de Eichmann en Jerusalén[4], Arendt intenta comprender cómo los seres humanos han podido llegar a ser funcionarios de la exterminación de los judíos.
Los primeros momentos de la película evocan el secuestro de Adolf Eichmann en Argentina por el Mossad. Bajo el régimen Nazi, Eichmann ocupó importantes posiciones, primero en la expulsión de los judíos de Austria, después en la logística de la "Solución Final", en particular el transporte de los judíos europeos de los campos de concentración de Auschwitz, Treblinka, y otros. La intención de David Ben-Gurion, Primer ministro de Israel y por ello responsable de la operación del Mossad, fue claramente montar un juicio espectáculo con el que cimentar las bases del joven estado y donde los mismos judíos juzgarían a uno de los autores de su genocidio.
Cuando recibe la noticia del proceso de Eichmann, Arendt se presenta voluntaria para informar sobre el juicio para la revista literaria The New Yorker. La serie de artículos que escribió sobre el proceso se publicó después en forma de libro con el título “La banalidad del mal”. La publicación causó un gran escándalo en Israel y todavía más en los Estados Unidos: Arendt fue objeto de una campaña de violencia mediática: “judía que se odia a sí misma” y "Una Rosa Luxemburg nula" fueron solo dos de los epítetos más suaves que le dedicaron. Se le pidió que dimitiera de su puesto de trabajo en la Universidad, pero rehusó. Es precisamente la evolución del pensamiento de Arendt durante el proceso y la reacción a su libro lo que constituye la esencia de la película. Y cuando se piensa en ello, hacer una obra dramática a partir de las contradicciones y la dolorosa evolución del pensamiento filosófico sin trivializarlo es un reto que von Trotta y Sukowa superan con brío.
Y entonces, ¿por qué el informe de Arendt crea tal escándalo?[5] En parte, la reacción era comprensible e incluso inevitable: Arendt maneja el bisturí de la crítica como un cirujano. Pero para muchos la guerra y el horrible sufrimiento del Holocausto estaba demasiado cercano, el trauma demasiado reciente, para poner distancia entre ellos y lo sucedido. Pero las voces más estruendosas eran también las más interesadas: interesadas sobre todo en guardar silencio sobre las verdades incómodas que revelaba la crítica de Arendt.
Arendt puso el dedo en la llaga cuando desmontó la tentativa de Ben-Gurion de utilizar el proceso Eichmann para justificar la existencia de Israel por el sufrimiento de los judíos durante el Holocausto. Por esto, Eichmann tenía que ser un monstruo, un digno representante de los crímenes monstruosos de los nazis contra la humanidad. Incluso Arendt esperaba ver a un monstruo en el banquillo, pero cuanto más le observaba, menos se convencía de ello, no de su culpabilidad sino de su monstruosidad. En las escenas del juicio, von Trotta coloca a Arendt no en la misma tribuna, sino en una sala de prensa donde los periodistas veían el juicio en una televisión. Este truco cinematográfico permite a von Trotta mostrarnos, no a un actor haciendo de Eichmann, sino a Eichmann mismo; como Arendt, podemos ver a este hombre mediocre (Arendt usa el término “banalidad” en el sentido de “mediocridad”), que no tenía nada en común con la locura asesina de un Hitler, ni de la frialdad también perturbada de un Goebbels (como pudimos ver brillantemente interpretado por Bruno Ganz y Ulriche Mathes en La Caída). Al contrario, nos enfrentamos con un pequeño burócrata cuyo horizonte intelectual no va más allá de su despacho y de su buen funcionamiento, cuyas perspectivas se limitan a sus esperanzas de promoción y las rivalidades burocráticas. Eichmann no es un monstruo, es la conclusión de Arendt: “habría sido muy reconfortante creer que Eichmann era un monstruo (…) El problema con Eichmann era precisamente que había tantos otros como él, que no eran perversos ni sádicos, sino que, al contrario eran total y espantosamente normales” (p274)[6]. En resumen, el crimen de Eichmann fue, no solo haber sido responsable de la exterminación de los judíos igual que Hitler, sino de haber renunciado a toda capacidad de reflexión, de haber actuado con toda legalidad y con la conciencia tranquila como un simple engranaje de una máquina totalitaria de un Estado que sí, él, era criminal. El indudable “buen juicio” de “importantes personalidades” le sirvió de “guía moral”. La conferencia Wannsee (que debía poner en marcha el mecanismo de la “Solución Final”) fue así “una muy importante ocasión para Eichmann, que nunca se había mezclado con tan “altos personajes” (…) Ahora podría ver con sus propios ojos y oír con sus propios oídos no solo a Hitler, no solo a Heydrich o a la “esfinge”! Müller, no solo a las SS o al Partido, sino a la élite del antiguo y correcto funcionariado que se disputaba los honores de la dirección de estas cuestiones “sangrantes” (p111-2). Arendt rechaza explícitamente la idea que “todos los Alemanes son potencialmente culpables”, o “culpables por asociación”: Eichmann merecía la muerte por lo que había hecho él mismo (¡como si su ejecución devolviera la vida a esos montones de cadáveres!). Dicho esto, su análisis es una valiente bofetada en la cara del antifascismo que se convirtió en la ideología oficial estatal, sobre todo en Israel. Desde nuestro punto de vista, la “banalidad” que Arendt describe es la de un mundo –el mundo capitalista– donde los seres humanos se reducen al status de objeto, mercancía, o engranaje en la máquina del capital. Esta máquina no sólo es característica del Estado Nazi. Arendt nos recuerda que la política del “Judenrein” (librarse de los judíos) ya la había probado el Estado polaco en 1937, antes de la guerra, y que el tan democrático gobierno francés, en la persona de su ministro de exteriores Georges Bonnet, había considerado la expulsión a Madagascar de 200,000 judíos “no-Franceses” (Bonnet incluso consultó con su homólogo alemán Ribbentrop sobre el tema). Arendt también señala que el Juicio de Nuremberg no es más que una “justicia de los vencedores”, donde los jueces representan a los países que también son responsables de crímenes de guerra: los rusos culpables de las muertes en los gulags, los Americanos culpables de las bombas atómicas de Hiroshima y Nagasaki.
Arendt tampoco es suave con el Estado de Israel. Al contrario que otros reporteros, ella subraya en su libro la ironía de la acusación de Eichmann al Estado de Israel por los crímenes racistas que incorpora en sus leyes al hacer distinciones raciales: “la ley rabínica dicta el status personal de los ciudadanos judíos, con el resultado de que un judío no puede casarse con un no-judío; las bodas realizadas en el extranjero se reconocen, pero los hijos de parejas mixtas son legalmente bastardos, (…) y si eres nacido de madre no-judía no puedes casarte ni ser enterrado”. ¡Qué amarga ironía que los que escaparon de la política Nazi de la “pureza racial” buscan crear su propia “pureza racial” en la tierra prometida! Arendt detestaba el nacionalismo en general y el nacionalismo Israelí en particular. Ya en los años 30, se opuso a la política sionista y a su rechazo a buscar un modo de vida en común con los palestinos. Y no vaciló en desenmascarar la hipocresía del gobierno de Ben-Gurion, que ponía el foco en las alianzas entre los Nazis y algunos Estados Árabes, pero guardaba silencio respecto al hecho de que la Alemania del Oeste continuara acomodando un gran número de altos cargos nazis en puestos de responsabilidad.
Otro motivo de escándalo fue la cuestión de los “Judenrat” –los consejos judíos creados por los Nazis precisamente con el fin de facilita la “Solución Final”. Es una pequeña parte del libro, pero pone el dedo en la llaga. Esto es lo que dice Arendt al respecto: “Donde vivían los judíos, había dirigentes judíos reconocidos, y estos líderes, casi sin excepción, colaboraban por una razón u otra, con los Nazis. La verdad es que, si los judíos estaban desorganizados y sin dirección, habría existido el caos, pero el número de víctimas no hubiera llegado a 4-6 millones de personas… He tratado este aspecto de la historia, que el proceso de Jerusalén ha evitado mostrar a los ojos del mundo en su verdadera dimensión, porque ofrece la visión más turbadora del total derrumbamiento moral que los nazis provocaron en la sociedad europea respetable” (p123). Incluso ella reveló un elemento de distinción de clase entre los líderes judíos y la masa anónima: en la catástrofe general, los que escapaban eran suficientemente ricos para comprar su huída, o suficientemente “visibles” en la “comunidad internacional” para vivir en Theresienstadt, una especie de gueto privilegiado. Las relaciones entre la población judía y el régimen Nazi, y también con las demás poblaciones europeas, fueron mucho más complicadas que la maniquea ideología oficial de los vencedores de la guerra quiso admitir.
El problema del Holocausto y el Nazismo ocupa un lugar central en la historia moderna europea, más incluso hoy día que en los 60. A pesar de los esfuerzos de los autores, por ejemplo, del Libro negro del comunismo, el Nazismo es de alguna manera el “Mal Supremo”. En Francia, el Holocausto es una parte importante del programa escolar de Historia, junto con la Resistencia francesa, excluyendo casi cualquier otra consideración de la Segunda Guerra Mundial. Sin embargo y en el plano puramente aritmético, el Estalinismo fue mucho peor, con 20 millones de muertos en los gulags de Stalin y al menos otros 20 millones de muertos en “Gran Salto Adelante” de Mao. Obviamente, hay aquí, evidentemente una gran parte de oportunismo: los descendientes de Mao y Stalin están todavía en el poder en China y Rusia, todavía hay gente que puede y debe "hacer negocios" con ellos.
Arendt no trata directamente esta cuestión, sino que en una discusión sobre las acusaciones contra Eichmann, insiste en el hecho de que los crímenes Nazis no eran un crimen contra los judíos sino un crimen contra la humanidad en la persona del pueblo judío, precisamente porque él negó que los judíos pertenecieran a la especie humana, y transformó estos seres humanos en un mal inhumano que se debía erradicar. Este aspecto racista, xenofóbico, oscurantista del régimen Nazi se visualiza claramente, y por esto una parte de la clase dominante europea, de la pequeña burguesía y del campesinado arruinado por la crisis, se acomodaron fácilmente a él. Por el contrario, el estalinismo siempre se ha presentado como progresista y todavía se atreve a cantar que “la Internacional será el género humano”, de ahí que al menos hasta la caída del muro de Berlín en 1989 –y aún después– mucha gente normal lo continúa defendiendo en nombre de la esperanza de un futuro mejor[7].
Lo que Arendt destaca esencialmente es que la barbarie “impensable” del Holocausto, la mediocridad de los burócratas Nazis, son el producto de la destrucción de la “capacidad de pensar”. Eichmann “no piensa”, él ejecuta órdenes de la máquina, y hace su trabajo diligente y conscientemente, sin ningún remordimiento, sin ninguna capacidad de representarse el horror de los campos – de los cuales, sin embargo, era consciente. En este sentido, la película de von Trotta debe ser visto como una elegía al pensamiento crítico.
Hannah Arendt no era marxista, ni tampoco una revolucionaria. Pero haciendo preguntas que minaban la ideología oficial antifascista, es la enemiga del conformismo y del abandono del pensamiento crítico. Su análisis tiene el mérito de abrir una reflexión sobre la conciencia humana (como el psicólogo americano Stanley Milgram sobre los mecanismos de la “sumisión a la autoridad” entre los torturadores, dramatizado en el film de Henri Verneuil's I como Icaro).
La publicidad dada hoy al trabajo de Arendt por la burguesía democrática y su “intelligentsia” – de quien casi han hecho un icono – no es inocua. Lo que se vislumbra en esta recuperación de su análisis del totalitarismo es evidentemente la idea perniciosa de que existe una continuidad entre la máquina totalitaria del estado Estalinista con el Bolchevismo y la Revolución Rusa de 1917, ya que “el gusano estaba en la manzana”: Stalin no habría sido más que el ejecutor del pensamiento de Lenin. Moraleja: ¡toda revolución proletaria solo puede llevar al totalitarismo y a nuevos crímenes contra la humanidad!. Por ello, ciertos ideólogos como Raymond Aron no se han privado de explotar los análisis de Arendt sobre el estado totalitario estalinista para alimentar su campaña de la Guerra Fría y las de “el fracaso del comunismo” que siguieron al hundimiento de la URSS
Hannah Arendt era filosofa, y como dijo Marx “Los filósofos no hacen más que interpretar el mundo. Sin embargo, la cuestión es cómo cambiarlo”. El marxismo no es una doctrina “totalitaria” sino el arma teórica de la clase explotada para su transformación revolucionaria del mundo. Por ello, solo el marxismo ha sido capaz de integrar las aportaciones del arte, de la ciencia y de filósofos como Epicuro, Aristóteles, Spinoza, Hegel, etc., así como aquellos de nuestros días que como Hannah Arendt, dirigen una mirada profunda y crítica del mundo contemporáneo y su elogio del pensamiento.
Jens
[1] Ver nuestra critica de la película en el n°113 de la Revista Internacional /revista-internacional/200604/840/nazismo-y-democracia-todos-culpables-de-la-masacre-de-los-judios [797]
[2] En 1966 Arendt revisó la biografía de Luxemburg de JP Nettl's en el New York Review of Books. En este artículo, que fustigó tanto los gobiernos de Weimar como los gobiernos contemporáneos de Bonn con el azote de su crítica, declara que los asesinatos de Luxemburg y Liebknecht fueron realizados “en las narices y, probablemente, con la connivencia del régimen socialista entonces en el poder (...) Que el gobierno en ese momento estaba prácticamente en manos de los Freikorps, ya que disfrutó de "todo el apoyo de Noske", experto de los socialistas en la defensa nacional, entonces a cargo de los asuntos militares, lo que ha sido confirmado recientemente por el capitán Pabst, el último superviviente que participó en el asesinato. El gobierno de Bonn –tanto en éste como en otros aspectos más que deseoso de revivir los rasgos más siniestros de la República de Weimar–, proclama (a través del Bulletin des-Presse und der Informationsamtes Bundesregierung) que el asesinato de Liebknecht y Luxemburgo era totalmente legal, pues se trataría de una ejecución en conformidad con la ley marcial". Esto va más lejos de lo que la República de Weimar nunca se atrevió a decir...”.
[3] El KPO formaba parte de los opositores al Estalinismo que nunca rompieron totalmente con él porque, como Trotski, eran incapaces de aceptar la idea de una contra-revolución en Rusia
[4] Para una recensión de dicho proceso acompañado de un capítulo del libro de Hannah Arendt ver www.henciclopedia.org.uy/autores/ArendtHannah/Eichmann.htm [798]
[5] Para el lector francófono, hay un interesante documental hecho a partir de las entrevistas de radio de los participantes en la controversia: podcast de France Culture: Hannah Arendt et le procès d'Eichmann [799] (https://www.franceculture.fr/emission-la-fabrique-de-l-histoire-histoire... [800])
[6] Las citas están tomadas del la edición de Penguin publicado en 2006 con una introducción de Amos Elon. La edición en español del libro se puede encontrar en libros.fnac.es/a53031/Hannah-Arendt-Eichmann-en-Jerusalen
[7] Ver por ejemplo esta fascinante serie documental (en Alemán e Inglés) sobre la vida en la ex-RDA [801].
Las llamadas políticas educativas a nivel mundial son acordadas a través de sus instituciones internacionales y gobiernos de derecha, centro o izquierda indistintamente que gobiernan los países en un momento dado, aplican las directrices y orientaciones en el terreno del conocimiento, la información, la cultura, el arte, la educación, articulados con las relaciones sociales económicas de producción.
Y en este sentido, tal y como ocurre en el proceso productivo, generador de plusvalía, donde el obrero se convierte en un apéndice de la máquina, históricamente el maestro en el aula es despojado del proceso de construcción del conocimiento para convertirse en un simple reproductor de los contenidos ideológicos que requiere la burguesía para incrementar los ritmos de explotación y para valorizar las cabezas que se destinarán en su momento al mercado de trabajo.
En este contexto se inscribe la reforma a los artículos 3º y 73 de la Constitución burguesa en México que se impuso el 20 de diciembre de 2012 y que significa el punto de quiebre de una serie de ataques que sobre la clase trabajadora ha venido aplicando la burguesía desde 1992 cuando se suscribe el Acuerdo Nacional para la Modernización Educativa y la nueva Ley General de Educación, pasando por la reforma a la ley del ISSSTE y en mayo de 2011 el establecimiento de la Evaluación Universal (véase, https://es.internationalism.org/RM126-maestros [805]) entre el Estado, los sindicatos y los empresarios, la gran triada de la opresión y la explotación capitalista.
Es en el Acuerdo de Cooperación México-OCDE para Mejorar la Calidad de la Educación de las Escuelas Mexicanas (2010-2011) donde se encuentran delineados los pasos a seguir para la aplicación de tales reformas, con tres implicaciones negativas para los trabajadores de este sector y que son similares a los ataques que afectan al conjunto de la clase trabajadora a nivel mundial:
Así, en el documento de marras, la OCDE establece que México (léase el mundo), “necesita con urgencia un sistema de evaluación docente basado en estándares. Un sistema puramente formativo en sus primeros años, acompañado de un adecuado apoyo profesional”; es decir, la certificación permanente de los perfiles de los docentes como condición para la permanencia en el empleo y el despido inmediato si no demuestra estas capacidades… “Después de haber implementado este sistema y de haber socializado sus reglas, el sistema puede incluir variables formativas y sumativas; por ejemplo, recompensar a los docentes excelentes o dar apoyo a los docentes de menor desempeño. Los docentes que presenten un bajo desempeño de forma permanente deben ser excluidos del sistema educativo”. En otras palabras, despidos “eficientes” operados por los directivos de cada centro escolar, sin “engorrosos” trámites burocráticos que la OCDE introduce con el concepto de “autonomía”… se trata de “Incrementar la autonomía escolar. Para profesionalizar a los líderes y exigirles que rindan cuentas, es necesario que participen en las decisiones clave que ocurren en su escuela, tales como contratar o despedir docentes”. Y para cerrar el círculo, la reforma en México eleva a rango constitucional al Instituto Nacional para la Evaluación de la Educación (INEE, creado en 2002), el Santo Oficio de la educación, con pretensiones de independencia con respecto al gobierno, que condenaría a la hoguera a los herejes de la educación acusados de “burros de la docencia” para ser enviados al desempleo, una vez reunidos los resultados reprobatorios de los indicadores que serán evaluados a los profesores con fines punitivos que persiguen concretamente la afectación salarial y, a plazo, los despidos. Ni más ni menos.
Estas medidas no atañen exclusivamente al sector magisterial sino que deben considerarse como parte de las agresiones arteras que el Estado capitalista ha venido orquestando en los últimos años en contra del conjunto de la clase trabajadora ya que en el fondo significan un apretón de turca más a las de por sí condiciones de vida y de trabajo por demás insoportables que soporta el proletariado ya sea en la fábrica, en la oficina, en los servicios o en las aulas y si nos hemos detenido brevemente en algunos detalles de esta reforma es precisamente para ejemplificarlo.
Ante la escalada de ataques, la combatividad de los trabajadores se ha dejado sentir, pero los trabajadores de la educación no han logrado consolidar su fuerza porque todo el coraje ha quedado atrapado por las maniobras orquestadas por la burguesía a través de la estructura sindical.
Una de las primeras trampas fue promover el amparo como forma de lucha para hacer creer que por los buenos oficios de jueces y enterneciendo el corazón de diputados, la clase dominante se conmoverá y abjurará de sus leyes, leyes que ella misma controla en su exclusivo beneficio. Ese mismo engaño legaloide fue lo que permitió que la reforma a la Ley del ISSSTE pasara fácilmente. Fue también lo que dispersó la solidaridad que en un inicio se mostraba a los trabajadores despedidos de Luz y Fuerza. Ahora este esterilizador de luchas, el amparo, y la confianza en las instituciones burguesas se vuelve a utilizar.
Una variación de la trampa del amparo es la de ilusionar que se puede crear una “ley educativa estatal” que avance en sentido opuesto a la “ley federal”. Esta es una medida que induce a fragmentar la lucha de los trabajadores al suponer que el ataque que se impone puede tener una “solución” mediante negociaciones locales.
Como contraparte de la misma trampa se encuentran las medidas que aparentan “radicalidad” como el cierre de carreteras y la toma de edificios. Estas medidas aunque son expresiones de descontento aíslan la lucha pues impiden que el combate sea reconocido como propio por otros trabajadores.
Y toda esta maniobra no solo tiene el objetivo de maniatar a este sector del proletariado para hacer pasar los ataques sino también busca repercutir los efectos de las trampas hacia el conjunto de los trabajadores enviando el mensaje no solo de que esas son sus formas de lucha genuinas sino también de que a pesar de todo lo que hagan jamás podrán oponerse y echar atrás los golpes del capital. Este plan maquiavélico no tiene desperdicio pues, además, utiliza el “ejemplo” de un sector de la clase obrera tradicionalmente combativo para extender la desmoralización inoculando la idea de que si este sector que tiene fuerza y experiencia no ha podido detener los ataques menos lo harán otros.
Pero es precisamente aquí donde es fundamental el esfuerzo para ampliar la reflexión y buscar la solidaridad del conjunto de los asalariados, sin importar del sector que sea. Es necesario construir espacios abiertos para la discusión en los que los trabajadores puedan imponer su autonomía, romper el control de la estructura sindical y tomar en sus manos el control del combate. Los sindicatos de todo pelaje llaman a movilizarse pero su objetivo es desmovilizar y aislar extendiendo la desmoralización e impidiendo la unidad con otros trabajadores.
Plexus, junio de 2013
Y como las reformas educativas tienen un carácter mundial, las luchas de los trabajadores se expresan en diferentes partes del planeta. Según información periodística en Estados Unidos el magisterio se movilizó contra la reforma educativa desde principios de este año y las mismas tomaron un paso ascendente a fines de mayo y principios de junio. Finalmente lograron detener la reforma con la unidad de los trabajadores de la educación, estudiantes y trabajadores (padres de familia). Una movilización que abarcó varios puntos del país (Texas, Illinois y Nueva York) teniendo como punto culminante Seattle, Washington, contra una reforma que desde hace una década evalúa mediante el eufemístico “medidor de progreso académico” (MAP son sus siglas en inglés) a estudiantes, maestros y escuelas con un esquema empresarial y punitivo.
Este revés de la reforma educativa en los Estados Unidos que pretendía, entre otras cosas, evaluar a los maestros para definir su ingreso, permanencia y promoción en el empleo, se debe básicamente a la movilización de los trabajadores, aunque habrá que estar atentos a una posible contraofensiva por parte del Estado; de cualquier manera habrá que rescatar las lecciones de estos hermanos de clase para enfrentar este tipo de embestidas en todos los países.
En todo el mundo existe un sentimiento creciente de que el actual orden social no puede continuar como hasta ahora. Después de las revueltas de la “Primavera Árabe”, el movimiento de los Indignados en España y el Occupy en los EEUU en 2011[1], el verano de 2013 ha sido testigo de amplios movimientos en las calles de Turquía y Brasil[2].
Cientos de miles, incluso millones, han salido a protestar contra toda forma de agresión: en Turquía, la destrucción del medio ambiente por un incontrolado “desarrollo”, las autoridades religiosas entrometiéndose en las vidas personales, la corrupción de los políticos; en Brasil, el incremento del precio del transporte y el desvío de los fondos destinados a salud y educación, hacia eventos deportivos de prestigio[3], el problema de la vivienda y el transporte se enquistan –y la corrupción de los políticos. En ambos casos, las manifestaciones iniciales encontraron una brutal represión policial que solo sirvió para ampliar y profundizar la revuelta. Y en ambos casos, las revueltas no fueron encabezadas por la ‘clase media’ (para los medios de comunicación, a esta clase pertenece cualquiera que tenga un trabajo), sino por la nueva generación de la clase trabajadora, que han recibido mucha educación y muy especializada pero que tanto esfuerzo y sacrificio no valen para nada pues tienen pocas perspectivas de encontrar un empleo estable; supuestamente tendría la “dicha” de estar viviendo en “economías emergentes” pero que para ellos el desarrollo económico significa sobre todo el desarrollo de la desigualdad social y el ascenso de una pequeña élite de explotadores.
En junio y julio fue otra vez el turno de Egipto cuando millones salieron a las calles, regresando a la Plaza Tahrir que fue el epicentro de la rebelión de 2011 contra el régimen de Mubarak[4]. También a ellos les impulsaban verdaderas necesidades materiales, en una economía que no es tan “emergente” sino estancada o incluso regresiva. En mayo, el antiguo ministro de finanzas y uno de los economistas punteros del país advirtió en una entrevista en The Guardian que “Egipto está sufriendo la peor crisis económica desde la Gran Depresión, en términos del efecto devastador que tiene en los egipcios más pobres; los actuales apuros económicos del país son los más acuciantes desde los años 30”. El artículo continúa diciendo: “Desde la caída de Hosni Mubarak en 2011, Egipto ha experimentado una drástica caída tanto en inversión extranjera como en ingresos por turismo, seguido por el descenso en un 60% de las reservas de divisas, una disminución del crecimiento del 3%, y una rápida devaluación de la libra Egipcia. Todo ello ha llevado a la rápida subida de precios de la alimentación, al aumento del desempleo y a la escasez de combustible y gas para cocinar… Actualmente, el 25.2% de los Egipcios se sitúan bajo el umbral de la pobreza, con el 23.7% bordeando el límite, de acuerdo con las cifras ofrecidas por el Gobierno”[5].
El gobierno de los islamistas “moderados” liderado por Morsi y los Hermanos Musulmanes (respaldados por la mayoría de los islamistas “radicales”) ha demostrado con rapidez que ellos mismos no son menos corruptos y cómplices que el anterior régimen, mientras sus intentos de imponer su asfixiante “moral islámica” ha creado, como en Turquía, un amplio resentimiento entre la juventud urbana.
Pero, mientras los movimientos en Turquía y Brasil, que en la práctica se dirigen contra el gobierno en el poder, han creado un sentimiento real de solidaridad y unidad entre todos los que forman parte de la lucha, la situación en Egipto se enfrenta a perspectivas mucho más sombrías –como la división de la población siguiendo las líneas de las existentes entre facciones rivales de la clase dominante, e incluso una deriva sangrienta hacia la guerra civil. La barbarie que ha engullido a Siria es un recordatorio de los que esto puede significar.
Los sucesos de 2011 en Túnez y Egipto se han descrito ampliamente como una “revolución”. Pero una revolución es más que las masas volcándose en las calles, aunque esto pueda ser un punto de partida. Vivimos en una época donde la única revolución real será la revolución mundial, proletaria y comunista: una revolución hecha, no para cambiar de régimen, sino para desmantelar el estado existente; no para un manejo más “adecuado” del capitalismo, sino para derrocar las relaciones sociales capitalistas; no para la gloria de una nación, sino para la abolición de las naciones y la creación de una comunidad humana global.
Los movimientos sociales de los cuales somos hoy testigos, tienen todavía un largo camino para lograr la auto-conciencia y la auto-organización necesarias para hacer la revolución. Ciertamente se da pasos hacia ello, expresando un profundo esfuerzo del proletariado para encontrarse a sí mismo, para redescubrir su pasado y su futuro. Pero estos vacilantes pasos pueden ser desactivados fácilmente por la clase dominante, cuyas ideas se introducen profundamente y forman un gran obstáculo en las mentes de los mismos explotados. La religión es desde luego uno de estos obstáculos ideológicos, un “opio” que predica la sumisión al orden dominante. Pero todavía más peligrosa es la ideología de la democracia.
En Egipto en 2011, las masas de la Plaza Tahrir pedían la dimisión de Mubarak y la caída del régimen. Y Mubarak fue, efectivamente, forzado a irse – especialmente después de una intensa ola de huelgas de trabajadores a lo largo del país, que alcanzaron un nivel muy alto de peligro de revuelta social. Pero el régimen capitalista es mucho más que el gobierno del momento. A nivel social, son todas las relaciones entre salarios y el beneficio de la producción. A nivel político es la burocracia, la policía y el ejército. Y es también la fachada de la democracia parlamentaria, donde a las masas se les da la opción de escoger cada pocos años qué banda de ladrones va a desplumarles los próximos años. En 2011, el ejército –que muchos manifestantes pensaban que estaba con el pueblo– intervino en la deposición de Mubarak y en la organización de elecciones. Los Hermanos Musulmanes, que atrajeron una fuerza masiva de áreas rurales atrasadas, pero que era también el partido mejor organizado en los centros urbanos, ganó las elecciones y desde entonces ha trabajado mucho para demostrar que cambiando el gobierno a través de unas elecciones no se cambia nada. Y mientras tanto, el poder real permanece donde siempre ha estado en Egipto, y en muchos otros países parecidos: en el ejército, la única fuerza real capaz de asegurar el orden capitalista a nivel nacional.
Cuando en junio las masas volvieron a la Plaza Tahrir estaban cargadas de indignación contra el gobierno de Morsi y contra la realidad diaria de sus vidas frente a una crisis económica que no es solo “Egipcia” sino global e histórica. Pero, incluso aunque muchos de ellos habían tenido la oportunidad de experimentar la verdadera cara represiva del anterior ejército en 2011, la idea que ‘la gente y el ejército son uno’ todavía estaba muy extendida, y esta idea revivió cuando el ejército empezó a advertir a Morsi que debía escuchar las demandas de los manifestantes. Cuando Morsi fue derrocado en un golpe relativamente incruento, hubo grandes celebraciones en la Plaza Tahrir. ¿Quiere esto decir que el mito democrático ya no tendrá a las masas bajo control? No: el ejército afirma actuar en nombre de la “democracia real” que ha sido traicionada por los Hermanos Musulmanes, e inmediatamente promete organizar nuevas elecciones.
Así, el garante del estado, el ejército, interviene de nuevo para asegurar el orden, para evitar que el descontento de las masas se vuelva contra el estado mismo. Pero esta vez lo hace pagando un alto precio: el de sembrar profundas divisiones entre la población. Ya sea en el nombre del Islam o en el nombre de la legitimidad democrática del gobierno de Morsi, ha surgido un nuevo movimiento de protesta, esta vez pidiendo la vuelta del régimen o rechazando trabajar con los que les han derrocado. La respuesta del ejército ha sido rápida: una matanza despiadada de manifestantes en los alrededores del Cuartel de la Guardia Republicana. También ha habido enfrentamientos, algunos fatales, entre grupos rivales de manifestantes.
Las guerras de Libia y Siria empezaron como protestas populares contra el régimen. Pero en ambos casos, la debilidad de la clase trabajadora y la fuerza de las divisiones tribales y sectarias, hicieron que las revueltas iniciales fueran rápidamente absorbidas por choques armados ente facciones de la burguesía. Y en los dos casos, estos conflictos locales tomaron una dimensión internacional, imperialista: en Libia, Gran Bretaña y Francia, discretamente apoyados por los EEUU, dieron pasos para armar y guiar a las fuerzas rebeldes; en Siria, el régimen de Assad ha sobrevivido gracias al respaldo de Rusia, China, Irán, Hezbollah y otros buitres, mientras que las armas para las fuerzas de oposición han salido de Arabia Saudí, Qatar y otros sitios, con los EEUU y Gran Bretaña dando un apoyo más o menos encubierto. En ambos casos, la intensificación del conflicto ha acelerado el desplome en el caos y el horror.
El mismo peligro existe hoy en Egipto. El ejército ha mostrado su total falta de voluntad para dejar de ejercer el poder en la práctica. Los Hermanos Musulmanes han prometido, por el momento, que su reacción contra el golpe será pacífica, pero junto a los islamistas de Morsi hay facciones extremistas que ya tienen unos antecedentes de terrorismo. La situación guarda un siniestro parecido con lo que sucedió en Argelia después de 1991 cuando el ejército derrocó un gobierno islamista “legalmente elegido”, provocando una guerra civil sangrienta entre el ejército y grupos Islamistas como el FIS. La población civil era, como siempre, la víctima principal de este infierno: las estimaciones del número de muertos varían entre 50,000 y 200,000.
La dimensión imperialista también está presente en Egipto. Los EEUU han hecho algunos gestos de rechazo del golpe militar pero sus lazos con ellos vienen de lejos y están firmemente implantados, y no están en absoluto enamorados del tipo de islamismo proclamado por Morsi o Erdogan en Turquía. Los conflictos que se expanden fuera de Siria hacia Líbano e Iraq pueden también llegar a desestabilizar Egipto.
Pero la clase trabajadora en Egipto tiene una fuerza mucho más considerable que en Libia o Siria. Tiene una larga tradición de lucha militante contra el Estado y los tentáculos de sus sindicatos oficiales, que proviene al menos de los años 70. En 2006 y 2007 las huelgas masivas se extendieron desde el sector textil altamente concentrado[6], y su experiencia de abierto desafío al régimen desembocó como consecuencia en el movimiento de 2011, que estuvo marcado con la fuerte impronta de la clase obrera, tanto en las tendencias hacia la auto-organización surgidas en la Plaza Tahrir y los barrios, y en la ola de huelgas que finalmente convenció a la clase dominante de deshacerse de Mubarak. La clase trabajadora Egipcia no es inmune a las ilusiones de la democracia que impregnan todo el movimiento social, pero no será tarea fácil para las diferentes camarillas de la clase dominante persuadirles de que abandonen sus propios intereses y les arrastren en el pozo negro de una guerra imperialista.
El potencial de la clase obrera para actuar como una barrera ante la barbarie se manifiesta no solo en su historia de huelgas autónomas y asamblearias, sino también en las expresiones explícitas de conciencia de clase que han emergido en las manifestaciones urbanas: en pancartas proclamando “ni Morsi ni los militares” o “revolución, no golpe” y en afirmaciones más claramente políticas como la declaración de los “camaradas del Cairo” publicada recientemente en libcom:
“Buscamos un futuro gobernado no por un mezquino autoritarismo ni por un capitalismo cómplice de la hermandad, ni por el aparato militar que mantiene un férreo control sobre la vida política y económica ni una vuelta a las viejas estructuras de la era Mubarak. Aunque las filas de manifestantes que tomaron las calles el 30 de Junio no estaban unidos en esta demanda, debemos ser nosotros- debe ser nuestra postura la que se haga oír, porque no aceptaremos el retorno a los sangrientos periodos del pasado”[7].
No obstante, tal como “la Primavera Árabe” alcanzó su completo significado con el levantamiento del joven proletariado en España, que ha producido un cuestionamiento de la sociedad burguesa mucho más fundamentado, así el potencial de la clase obrera Egipcia para que se interponga en el camino de un baño de sangre solo se pueden realizar a través de la solidaridad activa y la movilización masiva de los proletarios en los viejos núcleos del capitalismo mundial.
Hace cien años, ante la primera Guerra Mundial, Rosa Luxemburg recordaba solemnemente a la clase obrera internacional que la opción ofrecida por un capitalismo decadente solo era socialismo o barbarie. Un siglo de auténtica barbarie capitalista ha sido la consecuencia del fracaso de la clase trabajadora para llevar a cabo la revolución que se inició para responder a la guerra imperialista de 1914-18. Hoy la apuesta es incluso más alta, porque el capitalismo ha acumulado los medios para destruir toda la vida humana del planeta. El colapso de la vida social y las reglas de las bandas armadas criminales –esa es la vía a la barbarie de lo que está sucediendo en Siria. La revuelta de los explotados y de los oprimidos, sus luchas masivas en defensa de la dignidad humana, de un futuro real –esa es la promesa de las revueltas en Turquía y Brasil. Egipto está en un cruce de caminos entre estas dos opciones diametralmente opuestas, y en este sentido es un símbolo del dilema que debe hacer frente toda la especie humana.
Amos 10/7/13
[1] Ver hoja internacional de balance: https://es.internationalism.org/node/3349 [597]
[2] Ver respectivamente /cci-online/201306/3769/turquia-la-solucion-al-terrorismo-de-estado-no-es-la-democracia [806] y /content/3768/la-represion-policial-desata-la-furia-de-los-jovenes [792]
[3] Para ver el papel del deporte en la sociedad actual consultar nuestra serie sobre Historia del Deporte y especialmente la 3ª parte: /content/3702/el-deporte-en-el-capitalismo-decadente-desde-1914-hasta-hoy [807]
[4] Ver https://es.internationalism.org/node/3056 [808]
La siguiente toma de posición es producto de la discusión de un medio de contactos jóvenes con la CCI en la ciudad industrial de Monterrey, al noroeste de México, que han reaccionado con mucha preocupación a la escalada guerrera en Asia Oriental catalogándola claramente como producto de la división del mundo en naciones imperialistas enfrentadas en tensiones mortales por avanzar sus voraces intereses sin importarles si en esa locura ponen en cuestión la sobrevivencia de la humanidad. Además, el texto no olvida mencionar muy fuerte que el proletariado, como la clase revolucionaria de esta época, es la única que tiene una alternativa a esta barbarie. A continuación el texto.
La reciente declaratoria de guerra de Corea del Norte a Estados Unidos y su vecino Corea del Sur suscita opiniones encontradas. Están quienes defienden la retórica de Estados Unidos porque el país asiático está armándose “hasta los dientes”. Otros, como la izquierda del capital, llaman a defenderla ante la amenaza del imperialismo norteamericano. Sin embargo, ¿cuál es el interés que tiene la clase obrera en este conflicto?
Las guerras en la etapa de desarrollo actual del capitalismo no son más que conflictos de intereses entre distintas fracciones de la burguesía, que utilizan al proletariado como carne de cañón para la defensa de sus intereses. Son la expresión de que el capitalismo está en decadencia y su única salida son las constantes confrontaciones entre distintos polos imperialistas.
Elegir un bando en este contexto es participar en la carnicería imperialista que el capitalismo desarrolla y que tenderá a desarrollar aún más. Posicionarse a favor de uno de estos bandos es participar en el juego de la burguesía y seguir su dinámica guerrera que utiliza a la clase obrera para defender intereses que no le son propios.
Es común que los medios y los propios gobernantes del país asiático llamen a este país socialista o incluso comunista. El largo régimen de los Kim se manifiesta como una dictadura con una clásica sucesión monárquica (de padre a hijo). Esta dictadura ha desarrollado desde el inicio un culto hacía la personalidad del Kim, la imagen del dictador se convierte en objeto de adoración y se vuelve genio en toda disciplina, el presidente es quien da las órdenes y un grupo muy reducido de personas tienen la oportunidad de aconsejar algo distinto a la voluntad de los Kim. Es sabido que el régimen dictatorial con semejante culto a la personalidad no es más que una herencia del estalinismo que desde un inicio fue impuesto en la Corea del Norte.
Desde la instauración de la República Democrática Popular de Corea es claro que su “revolución” fue más un acto de imposición de estos “líderes revolucionarios” que un verdadero proceso revolucionario de la clase trabajadora. El proceso revolucionario debe venir de las manos del proletariado, no de una pequeña mafia “roja” que va delegando el poder de generación en generación.
El sistema económico de la Corea del Norte es un capitalismo de Estado. El país vive dentro de una sociedad de clases; es absurdo el suponer que sea comunista. El desarrollo del sistema coreano sólo ayuda a esclarecer el proceso revolucionario de la clase trabajadora ilustrando cuál no es su combate y cómo la única salida que tiene es la defensa de sus propios intereses.
El inicio de una guerra contra distintas potencias capitalistas (EUA y Corea del Sur) no es más que una pugna imperialista que responde única y exclusivamente a los intereses de los gobernantes y de la burguesía de estos países.
Ante ello, el proletariado tiene sólo una alternativa realista, una salida que le permitirá desarrollarse como clase en su combate: su unión internacional contra el capitalismo, traspasando las fronteras nacionales y constituyéndose como clase para sí.
La emancipación de la clase obrera sólo será obra de ella misma, del desarrollo de sus propias luchas. Se representa a sí misma y defiende sus intereses. Sólo mediante su unión internacional es como podrá, finalmente, eliminar la sociedad de clase y construir un mundo nuevo.
Una pregunta recorre el mundo, si el capitalismo está en serios problemas y dando verdaderas patadas de ahogado… ¿por qué es tan difícil luchar por su derrocamiento? Nadie en su sano juicio se atrevería a defender este mundo como una “aspiración humana”, en todas las discusiones, sean académicas o en las calles, nadie duda de la inviabilidad de este sistema, en su quiebra histórica y que vamos hacia la catástrofe. Si bien todos podemos confirmar la decadencia de este sistema la necesidad de su superación no se plantea así de clara. ¿Por qué?, ¿queremos en el fondo defender este sistema de explotación? ¿Los trabajadores somos incapaces de pensar por nosotros mismos? ¿Hay un mundo donde unos mandan y el resto obedece y los que obedecen están incapacitados para tomar el mundo en sus manos? ¿Son los patrones los únicos pensantes? Que haya un puñado de ricos y miles de millones de pobres ¿es “natural”? ¿Necesitamos acaso un nuevo mesías, un líder que nos arrastre y conduzca a la liberación de la humanidad? De este tamaño son las dudas y preguntas que flotan en el mundo actual. Sin pretender cerrar y concluir una discusión, pensamos que es importante que todos discutamos cómo enfrentar estos dilemas, cómo construir juntos una respuesta. A ese esfuerzo intentamos aportar desde la CCI.
La austeridad, los recortes presupuestales, el desempleo, el aumento de cargas fiscales, aumentos de artículos de consumo básico, aumentos en los años de jubilación, pensiones ínfimas (¡ahí donde todavía existen!), juventud sin trabajo ni futuro, suicidios en aumento… ¡este mundo no va al “progreso” sino a la barbarie! Y es justamente a esta decadencia abierta a la que debemos oponer una perspectiva de clase, una perspectiva revolucionaria del proletariado. Muchos pensarán… ¿proletariado? ¡Ni siquiera existe y si existe está escondido y es incapaz de responder a la crisis económica del capitalismo!
Tenemos que reconocer que la crisis no conoce tregua, menos en los países centrales del capitalismo. Todas las medidas que la burguesía mundial nos vende como “medidas anticrisis” son en realidad ataques brutales contra los trabajadores y sus familias. Los recortes en salud en España se viven dramáticamente en todas las familias, en EUA el desempleo no cede (más del 10%), el “Medicare” aumenta deducciones y reduce beneficios y los pronósticos son pesimistas respecto al desempeño de la economía americana, en Gran Bretaña hay un nuevo impuesto por cada habitación extra de la casa, ¡solo falta que nos cobren un impuesto por el aire que respiramos! Todos estos ataques brutales no son una particularidad de tal o cual país, es la realidad de un capitalismo mundial en plena decadencia. Cada vez que nos hablan de la “defensa de la economía nacional”, cada vez que nos dicen que los culpables son los Estados vecinos (en Europa se induce a pensar que la culpa la tienen los alemanes), en realidad nos hacen creer que debemos seguir sacrificándonos por la nación, y siempre es lo mismo: los trabajadores deben vivir cada vez en peores condiciones para que “nuestras” burguesías nos exploten con ventajas que les permitan enfrentar a sus rivales en el mercado mundial. Cada burguesía se presenta ante sus trabajadores como víctima y nos vende el cuento que si no estamos bien es por culpa de los otros.
Una cosa es clara, las condiciones de vida y de trabajo de toda la clase trabajadora a nivel mundial están empeorando. Hace algunos años nos podían engañar con la existencia de supuestos “paraísos obreros”, los mal llamados “países socialistas”, terminado ese mito nos siguieron insistiendo en la existencia de países donde la clase obrera no existe, está integrada o simplemente tiene materialmente todo resuelto al grado que no piensa en protestas y menos en revoluciones (el “sueño americano” por ejemplo). Hoy no existe un solo país en el mundo que sirva como “modelo” de engaño para los trabajadores, ¡se acabaron los ejemplos de “bienestar”! Ahora todo funciona sobre la base de una promesa en negativo: si no te sacrificas hoy el futuro será peor. Las actuales protestas en Brasil, las más importantes en los últimos 30 años de ese país otrora modelo de los países emergentes (BRICS), ejemplifican cómo un aumento de precios en las tarifas de transporte puede desencadenar algo mucho más profundo. El problema no es el transporte en sí mismo, como tampoco lo es la construcción de un centro comercial en una plaza tradicionalmente dedicada a las protestas en Turquía, el problema de fondo es la acumulación de un descontento social que sigue creciendo pero que aún no encuentra una respuesta capaz de guiar esa energía hacia la unificación frente a todos esos ataques que se van acumulando y que, a la postre, nos llevarán a una miseria más allá de lo material, es decir, aceptar tantos ataques sin reaccionar nos puede llevar a una miseria moral de culpabilización, de sentir que no hacemos nada por las nuevas generaciones y que simplemente aceptamos lo irracional de la explotación capitalista sin decir nada.
Mientras haya capitalismo habrá plusvalía, mientras haya plusvalía habrá trabajo asalariado, mientras haya trabajo asalariado habrá proletariado, es decir, una clase trabajadora explotada que lleva en su seno el germen de una nueva sociedad, una sociedad sin clases, sin dinero, sin explotación, sin fronteras, sin hambre, sin discriminación. Esa clase revolucionaria capaz de hacer eso existe, vive, tiene un rostro, está no solo bajo los overoles o los jeans sino también bajo las corbatas de millones de servidores públicos y privados, bajos las batas blancas de millones de médicos y enfermeras del sector público y privado, en los atuendos de los millones de desempleados, en todo aquél que no tiene otra cosa que vender sino su fuerza de trabajo (manual o intelectual)…Es por eso que cuando cuestionamos ¿dónde está la clase obrera? tal vez hay que romper con el viejo esquema del obrero con overol lleno de grasa y con enormes manos callosas…la clase obrera actual tiene manos delicadas y nuevas vestimentas (como corbatas) pero su esencia, su ser, sigue siendo explotada y revolucionaria: la clase que porta en su seno el germen de una nueva sociedad, el comunismo.
Una de las cuestiones más difíciles del periodo actual para el proletariado es que todo aparece mezclado, sin pies ni cabeza, todo parece como un mundo inconexo, cada problema parece encapsulado y parece no haber una respuesta amplia que englobe toda la problemática desde su raíz, es decir, de manera radical. La destrucción del medio ambiente nos la presentan como un problema de “personas y países verdes”, la crisis como un galimatías solo capaz de ser resuelta por un gurú economicista salido de Harvard o Yale, el futuro de la humanidad descansaría sobre políticos preclaros que trabajarían por el bien común, la guerra sería un consecuencia de líderes deschavetados o sátrapas sin control y, para rematar, la pobreza y la desesperanza sería el fruto de una abstracta “falta de iniciativa personal”. Para salir de este mundo absurdo bastaría con un curso de superación personal, del “microcosmos” y la “felicidad interior”… ¡no, el hombre es un ser social, su existencia está ligada a los demás! Entender que tenemos un “destino común”, que los trabajadores del mundo entero luchamos por un mismo objetivo, que las diferencias de lenguas y costumbres no nos oponen sino que nos hacen reconocer que somos una “unidad diversa”, reconocernos como una clase explotada bajo este sistema es el primer paso hacia la emancipación… ¡Ese camino aún tenemos que recorrerlo y de él depende que podamos hacer frente a los ataques actuales!
RM, 20 de junio 2013
Como para convencer de la impotencia de la lucha de los explotados, la burguesía se empeña en mostrar imágenes y videos de las manifestaciones de jóvenes rompiendo vidrios y chocando contra la policía. Sin duda tras estas manifestaciones hay descontento real, y entre una gran mayoría de esos jóvenes un intento genuino de lucha. Pero también expresan desesperación y sobre todo una falta de unidad que integre todo ese descontento y esa fuerza desplegada. Estas acciones cuanto más llamativas se presentan, son más aprovechadas por la clase dominante para extender la confusión, desviar la atención e impedir la reflexión y el accionar masivo, es decir impedir la verdadera acción directa del proletariado…
La burguesía organizada en torno a su Estado tiene como preocupación fundamental perpetuar el mundo de la explotación y el sometimiento, por eso busca impedir que los explotados reflexionen sobre su realidad y se organicen. Para mantener el orden actual requiere de la confusión entre los explotados. En ese sentido es explicable la preocupación de la clase dominante por desnaturalizar las formas de la lucha proletaria. Por ejemplo, busca confundir el significado de lo que han representado los llamados a la “acción directa”. En los últimos tiempos se ha difundido la versión de que la “acción directa” significa la aplicación de la “táctica de bloque negro”, la cual (guardadas las distancias) reproduce el accionar foquista-guerrillero (y le suma más confusiones), que fomenta la actuación individualista o de un grupo reducido de activistas en sustitución del accionar de los explotados.
Mientras que el foquismo supone que llevando acciones militares ganan respeto, que es determinante para hacer, como lo afirma Inti Peredo, “… que la masa se decida a volcarse detrás de esa vanguardia” (Mi campaña junto al Che, 1970), los promotores del “bloque negro” llaman a atacar a las fachadas y vitrinas de corporativos, multinacionales, bancos, cadenas de comida rápida, es decir, como ellos mismos lo dicen, la destrucción de “objetos inánimes” que representan los “símbolos de la globalización y el capitalismo” ([1])y así contagiar el coraje y el deseo de combate. De manera que en ambas prácticas vemos que consideran a la clase obrera como una masa incapaz de lograr una conciencia y una actuación organizada, por eso a lo más que puede llegar –según esta visión- es a seguir ejemplos “heroicos”.
Tanto el foquismo como el “bloque negro” pueden aparecer como unas simples estrategias de combate, pero en realidad llevan una visión del desarrollo de la historia que no sólo muestra ingenuidad, sino es además mecanicista y llena de desesperación, ajena totalmente a la naturaleza de la clase trabajadora.
A partir de la comprensión histórica de la lucha de clases Marx afirmaba que “la emancipación de la clase obrera debe ser obra de la propia clase obrera” (Estatutos generales de la AIT, 1871). Ese principio defendido por los comunistas sintetiza la negación de la explicación de la historia como producto de conspiraciones de minorías “ilustradas” o “valientes” y la defensa e impulso de la capacidad de la clase trabajadora para reconocer su esencia social y para auto organizarse y transformar el mundo.
Rosa Luxemburgo en Huelga de masas, partido y sindicatos (1906) expone claramente la forma en que la práctica proletaria se presenta como un accionar consiente: “A diferencia de la policía que entiende por revolución simplemente la batalla callejera y la pelea, es decir el ‘desorden’, el socialismo científico ve en la revolución antes que nada una transformación interna profunda de las relaciones de clase.”
Por ello, creemos que es un error concebir a la práctica revolucionaria del proletariado como el producto de una simple imitación o un seguimiento ciego de actos “heroicos” de un individuo o un grupo. La práctica de esta clase es producto de la claridad y conciencia del significado del sistema capitalista. El proletariado va tomando forma como clase revolucionaria a través del movimiento histórico que lo opone al capitalismo, y este movimiento no tiene fundamento real más que en el proceso de la toma de conciencia, pero esta conciencia no proviene del exterior de su ser (como un mandato inyectado o una respuesta mecánica y causal ante un ejemplo llamativo), sino es construida a partir de su propia práctica, convergiendo la comprensión de factores económicos y políticos.
El proletariado no solo es el producto del desarrollo de la gran industria, es al mismo tiempo la fuerza que hace girar los engranes de ese sistema. Por ese lugar que guarda en el modo de producción capitalista la hace ser una clase explotada, pero al contar con la capacidad de tomar conciencia y contar con un proyecto histórico, la hace ser además una clase revolucionaria. Estos argumentos nos sirven para poder reconocer que la acción directa de los asalariados no es una práctica ciega y desesperada, por el contrario se trata de una manifestación reflexiva, consciente y masiva.
Con el fin de profundizar sobre las formas en que se manifiesta la fuerza de la clase obrera, reproducimos extractos de las reflexiones que Anton Pannekoek ([2]) presenta en su libro Los Consejos Obreros (1941-47) en torno al significado y la forma de la lucha proletaria y aunque suele expresar en momentos visiones no muy claras sobre la dinámica del desarrollo de la conciencia obrera, permite ubicar la confusión en aquellos que asumen las actuaciones individualistas y de violencia ciega como la práctica a seguir por los explotados.
“(…) La acción directa significa acción de los trabajadores mismos sin intermediación de los funcionarios sindicales. Una huelga se llama salvaje (ilegal o no oficial), por contraste con la huelga declarada por el sindicato de acuerdo con las disposiciones y reglamentaciones. Los trabajadores saben que esta última no produce ningún efecto, pues los funcionarios se ven forzados a declararla contra su propia voluntad y punto de vista, pensando quizá que una derrota será una lección saludable para los insensatos trabajadores, y tratando, en todo caso, de ponerle término lo antes posible…
(…) La lucha de los trabajadores contra el capital no es posible sin organización. Y la organización surge en forma espontánea, inmediata. No por supuesto en la forma en que se funda un nuevo sindicato, con una junta elegida y reglamentos formulados en párrafos ordenados. A veces, sin duda, se lo ha hecho de esta manera; al atribuir la ineficacia a deficiencias personales de los viejos líderes, y en su amargura contra el viejo sindicato, los trabajadores fundaron uno nuevo y pusieron a su frente a sus hombres más capaces y enérgicos. Entonces sí que al comienzo todo fue energía y febril acción; pero a la larga el nuevo sindicato, si sigue siendo pequeño carece de poder no obstante su actividad, y si crece y se agranda, desarrolla necesariamente las mismas características que el sindicato anterior. Luego de tales experiencias los trabajadores seguirán al final el camino inverso, de mantener enteramente en sus propias manos la dirección de su lucha.
La dirección en las propias manos, llamada también su propio liderazgo, significa que toda iniciativa, todas las decisiones, proceden de los trabajadores mismos. Aunque haya un comité de huelga, porque todo no lo pueden hacer siempre juntos, lo que se hace lo deciden los huelguistas; continuamente en contacto entre sí distribuyen el trabajo, planean todas las medidas y deciden directamente todas las acciones. Decisión y acción, ambas colectivas, son una sola cosa.
La primera y más importante tarea es la propaganda para ampliar la huelga. Debe intensificarse la presión sobre el capital. Contra el enorme poder del capital están inermes no sólo los obreros individuales, sino también los grupos separados. El único poder que equipara al capital es la firme unidad de toda la clase trabajadora. Los capitalistas saben o sienten esto perfectamente bien, y así lo único que los induce a hacer concesiones es el temor de que la huelga pueda difundirse y llegar a ser general. Cuanto más manifiestamente decidida sea la voluntad de los trabajadores, cuanto mayor sea el número de ellos que toma parte en la huelga, tanto más probable será el éxito.
Tal extensión es posible porque no se trata de la huelga de un grupo retrasado, en peores condiciones que otro, que trata de elevarse al nivel general. En las nuevas circunstancias el descontento será universal; todos los obreros se sentirán oprimidos bajo la superioridad capitalista; el combustible de las explosiones se habrá acumulado por todas partes. Si los obreros se unen a la lucha no será para otros sino para sí mismos. Mientras se sientan aislados, temerosos de perder su trabajo, inseguros respecto de lo que harán sus camaradas, sin firme unidad, se abstendrán de la acción. Sin embargo, asumirán nuevamente la lucha, cambiarán su vieja personalidad por una nueva; el miedo egoísta retrocederá al último plano y saldrán a la luz las fuerzas de la comunidad, la solidaridad y la abnegación, alentando el coraje y la perseverancia (…) Así, la huelga espontánea como el incendio de una pradera puede propagarse a las otras empresas y envolver masas cada vez más grandes de trabajadores.
(…) Tales huelgas espontáneas presentan además otro aspecto importante; se borra la división de los trabajadores en sindicatos diferentes y separados. (…) En el taller, los miembros de los diferentes sindicatos están uno junto a otro. Pero incluso en las huelgas se los mantiene separados como para que no se infecten con demasiadas ideas de unidad, y la concordancia en la acción y en la negociación sólo se mantiene por obra de las juntas y los funcionarios sindicales. Sin embargo, en el caso de las acciones directas, estas diferencias de afiliación a sindicatos distintos se vuelven irreales y son como etiquetas meramente exteriores. Para tales luchas espontáneas lo primero que se requiere es la unidad (…)
Así, en estas huelgas espontáneas aparecen algunas características de las próximas formas que asumirá la lucha: primero, la acción por propia iniciativa, manteniendo en las propias manos toda la actividad y la decisión; y luego la unidad, sin distinción de antiguas afiliaciones, de acuerdo con el agrupamiento natural de las empresas. Estas formas se presentan no por un cuidadoso planeamiento, sino en forma espontánea, irresistible, impuestas por el pesado poder superior del capital contra el cual las viejas organizaciones ya no pueden luchar seriamente. Por consiguiente, esto no significa que ahora se haya dado vuelta la tortilla, que ahora ganen los trabajadores. También las huelgas salvajes terminan generalmente en una derrota. Su ámbito es demasiado estrecho. Sólo en algunos casos favorables tienen éxito, cuando se proponen impedir una degradación en las condiciones de trabajo. Su importancia consiste en que demuestran un nuevo espíritu de lucha que no puede ser reprimido.
(…) La unidad en la lucha colectiva no es el resultado de una juiciosa reglamentación de competencias, sino de las necesidades espontáneas que surgen en una esfera de apasionada acción. Los trabajadores mismos deciden, no porque se les acuerde tal derecho en reglamentaciones aceptadas, sino porque deciden realmente, mediante sus acciones. Puede ocurrir que un grupo no logre convencer a otros grupos por medio de argumentos, pero que lo arrastre mediante su acción y su ejemplo. La autodeterminación de los trabajadores acerca de la acción de lucha no es un requerimiento planteado por la teoría, sino una afirmación de un hecho que surge de la práctica.
Las fuerzas de la solidaridad y la devoción ocultas en ellos sólo esperan a que aparezca la perspectiva de grandes luchas para transformarse en un principio predominante de la vida. Además, incluso las capas más reprimidas de la clase trabajadora, que sólo se unen a sus camaradas en forma vacilante deseando apoyarse en su ejemplo, sentirán pronto que también crecen en ellas las nuevas fuerzas de la comunidad, y percibirán también que la lucha por la libertad les pide no sólo su adhesión sino el desarrollo de todos los poderes de actividad autónoma y confianza en sí mismos de que dispongan. Así, superando todas las formas intermedias de autodeterminación parcial, el progreso seguirá decididamente el camino de la organización de consejos.”
Tatlin, junio 2013
[1] Un ejemplo claro de la limitada visión que tienen los “activistas” que defienden el accionar del “bloque negro” se expone en la entrevista presentada por La haine, Black Bloc: Sólo a través de la acción directa se puede romper el bloqueo de los media: “La acción de Génova fue un éxito porque convergieron las tres formas de lucha, a pesar de que se pagó un precio altísimo, costó un muerto y varias decenas de heridos. Pero sin embargo se ha demostrado que hay un claro objetivo de atacar los símbolos de la globalización y el capitalismo y el poder de la clase dominante…” (https://lahaine.org/global/herramienta/black_media.htm [811]).
[2] Anton Pannekoek (1873-1960), es uno de los principales combatientes de la Izquierda Comunista. Participa de forma activa en el KAPD. Lo mismo que Rosa Luxemburgo defendió a la Revolución de octubre. Todo esto, sin embargo, no le impidió finalmente sacar lecciones erróneas de la derrota de la Revolución de octubre de 1917 en Rusia; llegando a la conclusión de que los bolcheviques habían dirigido una revolución burguesa. Pese a sus errores teóricos, su fuerza de combatiente no deja orientar sobre el papel importante de la teoría revolucionaria y de los revolucionarios: “Nuestro tarea es principalmente una tarea teórica: encontrar e indicar por medio del estudio y la discusión, la mejor vía de acción para la clase obrera” (Carta de Pannekoek a Castoriadis, 8 de noviembre de 1953).
Por eso la obra de Pannekoek, a pesar de sus errores, continúa siendo una referencia esencial. Justamente él, lo mismo que a Luxemburgo les corresponde ser pioneros en reconocer el giro que la historia daba a inicios del siglo XX y el cambio que por ello experimentan las formas de lucha proletaria, destacando en particular el papel de la huelga de masas.
[3] El libro completo puede leerse en: https://www.marxists.org/espanol/pannekoek/1940s/consejosobreros/ [812]
A principios del verano, la prensa internacional publicó “en pequeñito” la noticia de una iniciativa de lucha de los pensionistas en Nicaragua para reivindicar sus pensiones y la represión que habían recibido del gobierno sandinista. Los titulares decían: “el gobierno sandinista reprime a los viejitos”. El gobierno de Ortega se ha defendido diciendo que se trata de una campaña de la oposición.
Publicamos a continuación un artículo que nos envía el Núcleo de Discusión Internacionalista de Costa Rica, grupo muy próximo a la CCI, que incluye militantes de nuestra organización y elementos que discuten nuestra plataforma con vistas a la integración. El artículo denuncia la trampa en la que se pretende cazar esta lucha de los pensionistas, para desvirtuarla como una mera campaña de la oposición, o para utilizarla de estandarte de la lucha entre fracciones de la burguesía, y defiende la naturaleza espontánea y obrera de la lucha.
Justamente por eso ha recibido la brutalidad de la represión oficial y de los “cuerpos francos” del sandinismo, y el cinismo de la oposición, que intenta utilizarla como bandera de su lucha para desalojar a los sandinistas del gobierno y ocupar su lugar.
El texto compara esta lucha con las manifestaciones en Brasil y Turquía, para señalar que, si allí se trata sobre todo de la lucha de los jóvenes, aquí son los viejos, y que la lucha obrera es una lucha unida; y estamos de acuerdo. Pero es evidente que existen diferencias. En primer lugar la masividad. Las explosiones de los indignados o las luchas desencadenadas por el precio de los transportes en Brasil, o las de Turquía, movilizaron cientos de miles de personas en las manifestaciones en los diferentes países, incluyendo diferentes sectores de la población. Y esta es la segunda diferencia. En esas luchas masivas de los indignados, de Brasil y Turquía, la clase obrera ha participado junto a otros sectores de la población; pero aunque sus iniciativas y sus tradiciones de lucha han impregnado los movimientos, particularmente las asambleas en España, y la solidaridad en Brasil y Turquía, no ha reunido la confianza y la fuerza suficiente para tomar la dirección de la lucha, para poner por delante sus reivindicaciones como clase, para plantear su perspectiva de lucha, etc.
La lucha de los “viejitos” no es ni de lejos tan masiva como aquellas, pero es una expresión genuina de la lucha obrera de cabo a rabo.
Así como en todo el mundo el capitalismo y su crisis siguen atacando a la clase trabajadora con una miseria cada vez más profunda y una represión brutal ante cualquier intento de lucha. El sandinismo, vendido históricamente como alternativa y como socialista muestra una vez más la verdadera cara como parte de la burguesía mundial reprimiendo a la clase trabajadora. En este caso la manifestación de los adultos mayores se ubica en el marco de luchas que se desarrollan alrededor del mundo, donde la clase trabajadora no quiere seguir poniendo su carne para enriquecer a unos cuantos capitalistas y no quiere seguir aguantando llevar el peso de la crisis de este sistema ya desde hace mucho más que podrido y decadente. El gobierno sandinista no se queda atrás haciendo pagar a los explotados su crisis. Aunque estas manifestaciones no lleguen al desarrollo y la amplitud de luchas como las más recientes en Turquía y luego en Brasil, son parte de la misma lucha de la clase obrera en el mundo entero. La lucha de estos adultos mayores no sólo concierne a ellos sino a los jóvenes y a toda la clase, pues así como atacan las pensiones atacan las condiciones de vida del conjunto de la clase trabajadora y los sectores explotados.
Un grupo de adultos mayores ocupó en el pasado mes de Junio, por varios días, las instalaciones del Instituto Nicaragüense de Seguro Social (INSS) exigiendo una pensión mínima para los trabajadores que no pudieron cumplir con el mínimo de 750 cuotas. Lo que piden es que se les dé una pensión en base a un salario mínimo de $140 y algunos otros beneficios médicos. Sólo 8 mil de los 54 mil trabajadores en estas condiciones reciben un "bono solidario" de $50 que no alcanza para sobrevivir. Los demás no reciben nada.
Según los datos del INSS 71,658 personas cotizaron entre 250 y 750 cuotas, de estas, sólo 54,872 continúan vivas. La respuesta de los funcionarios fue que "no hay dinero", que "se lo llevó Anastasio Somoza en 1979".
La represión vino en dos sentidos: mediante fuerzas de choque y la policía. Durante la ocupación, la policía impidió el acceso a familiares y amigos que daban suministros a los protestantes, algunos manifestaron que se les impidió el acceso al agua. Días después algunos jóvenes simpatizantes se sumaron a las protestas. El Gobierno, por otro lado, organizó fuerzas de choque con el barniz de "organización espontánea popular" en la cuales la policía se hace de la vista gorda, permitiendo una represión más agresiva ya que lo reprimidos no pueden hacer una denuncia formal debido a que los "civiles" que atacan no son detenidos por las autoridades. Se hizo un desalojo forzoso con el supuesto fin de "llevarlos a un chequeo médico preventivo", después de que la misma policía impidió el ingreso de alimentos comprometiendo sus vidas. Fueron acusados de "causar destrozos" a las instalaciones.
Días después, las autoridades convocaron a una "contra manifestación" para demostrar la "solidaridad con el gobierno", y como es característicos, movilizaciones patrocinadas por el Gobierno Sandinistas, que brinda todas los facultades técnicas para garantizar cierta convocatoria.
El discurso de la oposición al gobierno sandinista y de la burguesía internacional sigue siendo el mismo: "El Gobierno de Izquierda de Nicaragua reprime a los viejitos", mientras por otro lado el Gobierno Sandinista dice ,"La derecha quiere manipular a nuestros viejitos", como se puede leer en los medios de la burguesía internacional y en los medios sandinistas. Claro ese es el juego para confundir a la clase y esconder que no hay diferencia entre esas tendencias y son ambas parte de la misma clase explotadora.
Es justo que estos adultos mayores quieran luchar por sus pensiones, y debemos defenderlos, así como denunciar la represión del gobierno a la clase trabajadora que se encuentra en las peores condiciones vida, como es el caso de los trabajadores con pocas cuotas. El hecho de no cumplir con las cuotas de pensión, se debe más que todo a la precariedad del trabajo al cual se han dedicado, sin contar con los trabajadores que se han ido a Costa Rica y que vuelven sin ni siquiera una sola cuota debido a la ilegalidad de su trabajo en ese país.
El discurso del gobierno de Ortega apela a un patriotismo seudo-socialista que divide a la clase. Ellos dicen que "la derecha" está detrás de las luchas, mientras que a nivel internacional, se acusa a "la izquierda" como la causante de estas medidas en contra de "los viejitos". Sea cual sea la escusa que pongan, "que no hay plata por culpa de Somoza", "que la izquierda reprime a los viejitos", el asunto es que tanto la llamada "izquierda" o "derecha" no son más que la misma cosa y todo su discurso oculta una relación más profunda, que lejos de ser "antagónica", es la misma: la opresión del capital a la clase trabajadora, no importa cual forma tenga.
Es importante desenmascarar este falso dualismo que sólo sirve para dividir a la clase trabajadora, enfrentado los que están engañados por la" izquierda" del capital con su supuesto "socialismo del siglo XXI" que no es más que el mismo capitalismo y la misma explotación.
El camino de las luchas de los indignados, ahora en Turquía y Brasil, donde se empieza a plantear una lucha más general contra el capitalismo, demuestra como la única alternativa para la clase es luchar unida, para lo que debe enfrentar a los sindicatos que sólo busca dividirla para que sea derrotada en luchas aisladas y sectoriales o gremiales. Es esta visión que ha permitido a que de luchas muy concretas la conciencia evolucione y pueda plantearse una lucha como clase, defendiendo los intereses comunes, planteándose un futuro. El capitalismo en la crisis actual muestra de una manera cada vez más evidente su realidad histórica y como sólo una nueva sociedad puede sacar a la humanidad de su abismo en el que se sumerge hoy. No hay una salida a la crisis más que con la destrucción del capitalismo de la derrota de todos sus gobiernos aunque estos falsamente se hagan llamar socialistas. Sólo la clase obrera unida puede asegurar el futuro a la humanidad y frenar la destrucción misma del planeta.
Núcleo de Discusión Internacionalista en Costa Rica Julio 2013
Se acaban de publicar en los medios las conclusiones de la investigación parlamentaria sobre el accidente del 24 de julio en Santiago, y todos los grupos están de acuerdo en que ha sido una tragedia imprevista, que sin embargo podría ser evitable en un futuro si se refuerzan todas las medidas de seguridad; sin embargo un análisis crítico, no ligado a intereses partidistas ni del Estado muestra, al contrario, que se trata de una consecuencia inevitable de la crisis histórica de las relaciones de producción capitalistas y de su agravación progresiva.
Y para empezar habría que considerar la multiplicación de accidentes los últimos años, no sólo en España (Metro de Valencia, Spanair), sino en otras partes, incluyendo las grandes potencias (accidente de tren este verano en la región de París, o de autobús recientemente también en Francia, huracán Katrina en USA o accidente en fábrica de abonos, etc.) para preguntarse si no son demasiadas casualidades.
Como empezó a mostrar la economía política burguesa, y después desarrollaron Marx y Engels y el movimiento obrero desde entonces, el objeto de la producción capitalista no es la satisfacción de las necesidades humanas, sino el beneficio y la ganancia. Por eso, a pesar de la tendencia a la concentración empresarial y los monopolios, e incluso de la planificación y el totalitarismo estatal, en lo que concierne a la producción de todos los bienes (básicos o de lujo) reina la anarquía más absoluta. Compradores y vendedores, necesidades y ofertas, no se ponen de acuerdo previamente para organizar racionalmente la producción, sino que se encuentran y se reconocen al azar en el mercado, que es el lugar donde se estructura la interacción entre distintos componentes sociales, donde toma forma la organización social. Por eso, la sociedad capitalista está construida sobre el reino de la mercancía. Las cosas y las personas se reconocen por lo que valen en el mercado, por su valor de cambio como mercancías, incluyendo la fuerza de trabajo.
Las empresas, y el Estado como propietario colectivo y regulador de la producción nacional en cada país, hacen lo imposible para abaratar costes, incluyendo los de la mano de obra, haciendo trabajar más y mejor a los obreros, y pagándoles lo menos posible; y procuran escamotear lo máximo en lo que, desde el punto de vista de las ganancias, consideran gastos superfluos, a pesar de las enormes consecuencias que puedan tener respecto al respeto del entorno ecológico, o la seguridad. Aún cuando han existido las condiciones históricas para que la expansión mundial de la producción capitalista compensara esos gastos, como en el siglo XIX, la auténtica voracidad capitalista por las ganancias ha diezmado generaciones obreras hasta casi poner en riesgo la supervivencia misma del propio suministro de mano de obra, como pusieron de manifiesto Marx en El Capital, Engels en La situación de la clase obrera en Inglaterra, o Rosa Luxemburg en su Introducción a la Economía Política. Y ha destruido cualquier vestigio de economía natural o agricultura en Inglaterra. Tanto más cuando la economía capitalista mundial no encuentra los medios para aumentar los beneficios y la acumulación y se hunde en una crisis histórica que dura ya más de 100 años y que se ha acelerado notablemente desde la década de 1970.
La pelea a muerte por los mercados hoy impone la sobreexplotación brutal de los trabajadores y los recortes “bajo mínimo” en gastos de mantenimiento de las infraestructuras y de seguridad.
Esas son las verdaderas coordenadas de la curva de A Grandeira.
“Esto no es un accidente de la Alta Velocidad” (Presidente de RENFE), “las vías y señalizaciones cumplen las normativas técnicas vigentes” (ADIF), “la causa fundamental del accidente es un fallo humano” (todos los grupos parlamentarios y los medios).
Da nauseas y provoca indignación moral, la forma en que se está criminalizando al conductor del tren, como ya se intentó hacer antes con el conductor del metro en Valencia[1], para “salvar” la competitividad y garantías de los ferrocarriles españoles, que tienen contratos pendientes en Arabia Saudí y Brasil, que se ven amenazados por la competencia alemana y francesa.
Y en esa campaña participa todo el Estado burgués, desde el conjunto de los grupos parlamentarios, unos mostrando una pose más “defensora de los servicios públicos” y de apariencia de solidaridad con los trabajadores de los ferrocarriles como IU o UPD, y otros con menos escrúpulos antiobreros, puesto que están implicados directamente en algunas decisiones sobre las condiciones de las infraestructuras que “rozan” la responsabilidad legal, como el PSOE o el PP. Pero igualmente los medios de comunicación, que también se reparten los papeles: RNE cargando sin miramientos contra el maquinista y la SER comprensiva cínicamente con el “fallo humano”, pero poniéndolo igualmente a los pies de los caballos.
Y es que la “culpa” del maquinista es la declaración de inocencia del Estado burgués. “Él es el responsable; no las vías, ni la falta de sistemas de seguridad, ni las terribles condiciones de trabajo”
Porque como en las novelas de Dostoievski en las que el asesino es en realidad una víctima social, el conductor del Alvia es la víctima de unas condiciones laborales de sobreexplotación que exigen de los trabajadores una tensión psíquica y física insufrible, como han reconocido los expertos en psicología, durante horarios interminables y cambiantes, que dificultan el sueño regular e incluso una vida social con familiares y amigos. Porque los recortes, avalados siempre por informes técnicos y con el consentimiento a menudo de esos “defensores de los trabajadores” que en el gobierno imponen reformas laborales y en la oposición ponen el grito en el cielo para acabar aceptándolas, han dejado sólo un conductor (en lugar de dos como iban antes) por tren, que tiene que estar apretando continuamente un pedal con el siniestro nombre de “el hombre muerto” para confirmar que no le ha dado ninguna indisposición, al mismo tiempo que vigila las señales de la vía y mira el plano de la hoja de ruta. La acusación contra el conductor tras el accidente de Santiago, es una carga más ahora con la que tendrán que subir al tren todos los maquinistas, como algunos reconocen en voz baja en las cartas de los lectores de los periódicos. Y no sólo los conductores de tren, sino los de autobús, y todos los trabajadores que cada día tienen que afrontar la responsabilidad de su trabajo en condiciones cada día más sobrehumanas.
Y el muy “solidario” y “reivindicativo” sindicato de maquinistas, al que pertenecía este conductor, está encantado con la propuesta de endurecer aún más las condiciones de trabajo. Con test psicológicos y pruebas de aptitud regulares, enfocadas particularmente hacia los más mayores, que encajan como una pieza de un puzle en los ataques de la reforma laboral hacia este sector de obreros que ronda los 50-60 años.
Toda la saña que emplea el Estado para hacer responsable al conductor, la pone igualmente en ser condescendiente con las condiciones de las infraestructuras y sistemas de seguridad.
Aquel se presenta como un irresponsable que no frenó a tiempo, provocando la muerte de 79 personas y heridas de diferente gravedad en más de 100, pero la responsabilidad de los ministros de fomento del PSOE y del PP de inaugurar un trayecto que no estaba en condiciones con fines electorales, o de no implementar los sistemas de seguridad de frenado automático adecuados para ahorrar gastos, se encubre con informes técnicos y declaraciones de expertos que generalmente “están en el mismo barco” de la gestión estatal de las infraestructuras (como el presidente o los altos ejecutivos de RENFE y Adif), o que tienen una actitud “responsable” frente a las decisiones “de Estado”, como la Oposición parlamentaria y mucha de la extraparlamentaria.
Pero ¿Y las víctimas?
La cínica campaña estatal trata de oponer a las víctimas y sus familiares contra el maquinista y en realidad, de oponer a la población en general contra los trabajadores; pero en realidad el verdadero conflicto es entre el Estado burgués, y los trabajadores y la población en general.
A pesar de todas las lágrimas de cocodrilo derramadas por los políticos burgueses, en los cálculos de la producción capitalista, plasmados en la legislación del Estado, las vidas de los pasajeros de tren no valen más que el ahorro en los costes de producción de las líneas de alta velocidad y su mantenimiento, por mucho que algunos representantes del Estado se rasguen las vestiduras.«Cuanto aquí y ahora no muestra su utilidad social en el mercado carece de valor y es olvidado»[2].
Los pasajeros, que “el día después”, en mor de la campaña ideológica, tienen nombre y apellidos y una historia personal, “el día antes” sólo eran parte de un frío cálculo de gastos en ERTMS y ASFA[3]. Y como han mostrado las experiencias del Metro de Valencia y de Spanair, la falsa solidaridad de los representantes del Estado y las subvenciones y reparaciones de miseria, se esfumarán en poco tiempo, porque en el capitalismo no hay lugar para el duelo: «Lo que sucede a todos los sentimientos, el desprecio de aquello que no tiene ningún valor en el mercado, le sucede de manera más destemplada a aquello de lo que ni siquiera es posible sacar un restablecimiento psicológico de la fuerza de trabajo, al duelo. Éste se convierte en estigma de la civilización, en sentimentalidad asocial, que delata que todavía no se ha conseguido del todo juramentar a los seres humanos en torno al reino de los fines»[4].
Y es que, a decir verdad, la avalancha mediática de la solidaridad empaquetada y prêt-à-porter ni siquiera ha permitido que aparezca en toda su dimensión la verdadera solidaridad espontánea de la población y los trabajadores.
Inmediatamente después de producirse el accidente, la población de Angrois acudió desinteresada y espontáneamente para ayudar a las víctimas, ofreciendo sus casas para acoger a los heridos y acudiendo a donar sangre, los bomberos aplazaron la huelga para sumarse a las labores de rescate y los trabajadores de la sanidad acudieron al hospital de Santiago aunque estuvieran de vacaciones. Como en otras ocasiones como el 11M en Madrid, estas iniciativas expresan una respuesta solidaria espontánea de la población y de la clase obrera, basada en la empatía y en que todos compartimos las condiciones de explotación y la revuelta contra ellas.
Pero enseguida se desencadenó la representación mediática de la falsa solidaridad del Estado, convirtiendo todo lo que tocaba en hipocresía y cinismo. La sana respuesta humana que refuerza el sentido de lo colectivo y lo espontáneo, donde cada uno toma libremente la decisión de implicarse y dar lo mejor de sí mismo, que se inspira en definitiva, en los momentos de lucha social, de creatividad de las masas, se trata de presentar como su contrario, como expresión de la “ciudadanía”, que encuadra a cada uno desde el aislamiento, en sus deberes y obligaciones con el Estado. Y así se intenta convertir un movimiento espontáneo que rompe con las imposiciones del totalitarismo estatal y expresa las potencialidades de una nueva sociedad realmente humana, en una reafirmación de las miserias de la sociedad burguesa.
De la misma forma es igualmente asqueroso que se haya intentado etiquetar una iniciativa social que trasciende el corporativismo de la categoría en el trabajo, y la nacionalidad (grande o pequeña), bajo las banderas de la Xunta.
Esta falsa solidaridad, no sólo no transmite una verdadera condolencia ni apoyo a las víctimas y los familiares, sino que los somete a la misma violencia de la explotación capitalista que está en último extremo en el origen del accidente. Pero sobre todo los desmoviliza para poder analizar lo que ha ocurrido y sus causas últimas y para poder luchar contra ello.
Por nuestra parte, con esta toma de posición queremos expresar nuestra más profunda solidaridad con las víctimas del accidente y sus familiares y con el conductor del tren, y contribuir en la medida de nuestras posibilidades, a la lucha para impedir que se repitan accidentes como este, que es la lucha contra el capitalismo.
Acción Proletaria (CCI)
[1] En general, en esa ocasión, los familiares de las víctimas no entraron al trapo del linchamiento del conductor
[2] Adorno, Dialéctica de la ilustración
[3] Siglas de los diferentes sistemas de frenado
[4] Adorno, Óp. Cit.
Nos atacan a todos y por eso…
¡Lucha aislada es lucha perdida!
La crisis económica del capitalismo mundial es cada vez más aguda. A diferencia de otras sociedades pasadas en las que el origen de la crisis era la escasez, en el capitalismo se trata de la abundancia… a fin de cuentas, como dice en el “Manifiesto del Partido Comunista”, las contradicciones del capitalismo explotan: Porque la sociedad posee demasiada civilización, demasiados medios de vida, demasiada industria, demasiado comercio. Pero esta abundancia no sólo no satisface las necesidades humanas, además limita al objetivo de incrementar la ganancia capitalista, es por ello que la clase en el poder no tiene más salida que el de reforzar las medidas de explotación.
Bajo estas circunstancias la burguesía en todo el mundo ha establecido como política general la instrumentación de medidas que afectan a las pensiones y al salario, que facilitan el despido e incrementan las cadencias de trabajo. Ya sea que se presenten como “planes de austeridad” o como “reformas laborales” el objetivo es el mismo: aumentar la explotación.
En México se ha impuesto la “reforma laboral” como parte de un viejo proyecto que la burguesía nacional –independientemente del partido que le toque gobernar– ha venido aplicando paulatinamente. Esta reforma que hoy se presenta como una novedad está en continuidad con la aplicación de los sistemas de pensión individuales (AFORES) y la “ley del ISSSTE” que fueron un severo golpe al salario indirecto (servicios médicos y jubilación). Pero como para la ganancia capitalista apenas fueron un respiro, los ataques se amplían para imponer mayores ritmos de trabajo y menor salario.
Por eso, para aliviar la ganancia de los patrones, todos los partidos en unión sagrada acordaron sacrificar más a los trabajadores. Y por más que la propaganda oficial hable del eterno futuro prometedor –que nunca llega–, la realidad es que sólo se puede esperar mayor explotación y mayor miseria.
Esta condena no es únicamente para un grupo de asalariados. La burguesía ataca lo mismo a los trabajadores en activo que a los jóvenes futuros vendedores de fuerza de trabajo. Están en la mira tanto los trabajadores del sector público como los del privado, de la industria o de los servicios… ¡Todos, tarde o temprano han de ser golpeados directamente por las rabiosas leyes laborales!
Y si el Estado no ha generalizado la aplicación de las medidas es para evitar la unión de los trabajadores, por eso las aplica sector por sector. Así, cada vez que avanza, el Estado crea un ambiente de desprestigio, calificando a los trabajadores del sector afectado, como “flojos y privilegiados”. Lo hicieron con los trabajadores de Luz y Fuerza, lo hacen ahora con los maestros y así lo harán con los que sigan.
Todos los trabajadores debemos reflexionar el caso de los maestros porque con ellos comienza la generalización de los ataques a nuestras condiciones de vida.
La aplicación de la “reforma laboral” inicia como “reforma educativa” –o sea, atacando a los trabajadores de la educación– no por una cuestión de azar. Ha sido una elección cuidadosa de la clase dominante. Los maestros son un sector con tradición de lucha pero también –y por eso mismo donde el poder de la estructura sindical “oficial” y “disidente” se encuentra muy fortalecido. Esto ha asegurado que pese a su combatividad, sea fácilmente controlado. Estas características facilitan la realización de ejemplares trampas sindicales en dos frentes, el SNTE y la CNTE. Pero además, si las medidas pasan, la derrota se usará como mensaje contra el resto de explotados de que nada vale luchar y de que nada podría parar los ataques que vendrán.
De forma astuta el Estado pretende mostrar preocupación por el mejoramiento de la educación y bajo el camuflaje de que se trata de una “reforma educativa”, cuela la “reforma laboral”. Las nuevas leyes laborales que buscan aplicarse –inicialmente– a los maestros, anuncian sin cortapisas la eliminación de la permanencia laboral y la intensificación brutal de los ritmos de trabajo.
Intentan maquillar con palabrería el rostro feroz de estas medidas pero no han logrado hacerlo. El descontento de los proletarios del sector educativo se ha expresado, aún si la confusión que se alienta por el SNTE y la CNTE ha impedido que el coraje y la combatividad de los trabajadores se consoliden.
Ante la escalada de ataques la combatividad de los explotados se ha dejado sentir, pero para fructificar no debe verse atrapada por las maniobras que orquesta la burguesía a través de la estructura sindical. La primera de estas trampas es promover el uso del amparo como forma de lucha para hacer creer que por los buenos oficios de jueces y enterneciendo el corazón de diputados, la clase dominante se conmoverá y abjurará de sus leyes, ¡leyes que ella misma controla en su exclusivo beneficio! El clásico engaño legaloide fue lo que permitió pasar fácilmente la “ley del ISSSTE”. También dispersó la solidaridad que en un inicio se mostraba hacia los trabajadores despedidos de Luz y Fuerza. Ahora este esterilizador de luchas que es el amparo y la confianza en las instituciones burguesas, se vuelve a usar.
Como contraparte de la misma trampa se encuentran las medidas que aparentan radicalidad, como el cierre de carreteras o la toma de edificios. Estas acciones aunque son expresiones de descontento aíslan la lucha pues impiden que el combate sea reconocido como propio por otros trabajadores. Más importante aún, esta “radicalidad” basada en la espectacularidad y el accionar desesperado, impide la reflexión y la solidaridad que son la base de la extensión y generalización del combate. Sin espacios abiertos de reflexión amplia, el conjunto de trabajadores será incapaz de movilizarse masiva, autónoma y conscientemente en su lucha.
Los sindicatos de todo pelaje llaman a movilizarse pero su objetivo es desmovilizar y aislar, extendiendo la desmoralización e impidiendo la unidad con otros trabajadores. Por eso el único camino que tenemos los proletarios para enfrentar los ataques es la reflexión, la organización y la movilización masivas:
¡A la lucha, pero no detrás de los sindicatos!
Revolución Mundial, Mayo 2013
En nuestro artículo anterior, tras analizar la situación en Egipto, escribimos la siguiente conclusión:
«El capitalismo ha reunido los medios para destruir todo resquicio de vida humana en este planeta. El colapso de la vida social y el gobierno de bandas asesinas armadas – este es el camino que lleva a la barbarie, indicado por lo que está pasando ahora mismo en Siria. La rebelión de los explotados y de los oprimidos, la lucha masiva en defensa de la dignidad humana, de un futuro real – esa es la promesa de las revueltas en Turquía y Brasil. Egipto se encuentra justo en el cruce de estos dos caminos, que son diametralmente opuestos, y en este sentido, es un símbolo del dilema al que se enfrenta toda la especie humana»[1].
Los trágicos acontecimientos que se han producido y acelerado considerablemente durante el mes de agosto en Egipto tras las reacciones al golpe militar contra el ex presidente Morsi, en particular, la sangrienta represión de los Hermanos Musulmanes que culminó el 14 de agosto, son el testimonio de la gravedad de esta situación y confirman la idea de una “encrucijada” en la que se encuentra toda la humanidad.
El pantano de la descomposición, de la crisis económica y social, la corrupción y las desastrosas políticas del gobierno de Morsi (elegido en junio de 2012) llevaron a la población de nuevo a las calles para expresar su descontento con el aumento de la pobreza y la inseguridad. Fue esta deteriorada situación, agravada por la irracionalidad política y un sinfín de provocaciones de los Hermanos Musulmanes, lo que empujó al ejército egipcio para llevar a cabo el golpe de Estado del 3 de julio, deponiendo al presidente Morsi de su cargo. A su vez, la agitación social continuó, avivando peligrosas tensiones y algunos enfrentamientos sangrientos. Esto hizo que la situación se decantara totalmente hacia la guerra civil. La única fuerza capaz de mantener unida a la sociedad, el ejército, se vio obligada a intervenir y evitar que esta se rompiera en pedazos. Así pues, el hombre fuerte del momento es el jefe del ejército, Abdel Fattah al- Sissi. Este último se vio obligado a imponer una política de represión brutal, sobre todo el uso de la policía civil en contra de los Hermanos Musulmanes y de las fuerzas pro-Morsi. Durante todo el verano, ha habido un creciente número de enfrentamientos entre los elementos a favor y en contra Morsi, dando lugar a bastantes muertes, sobre todo entre los Hermanos Musulmanes. Las manifestaciones y sentadas a favor de Morsi, que reunieron hombres, mujeres y niños, fueron dispersadas de forma violenta. Los ataques del ejército dejaron alrededor de mil muertos. La ley marcial, bajo la forma de un estado de emergencia y de toque de queda, fue impuesta en El Cairo y en 13 provincias. Varios líderes de los Hermanos Musulmanes así como algunos activistas (más de 2000) fueron arrestados, entre ellos el “líder supremo” Mohammed Badie y muchos otros, algunos de los cuales murieron en prisión después de intentar escaparse.
Desde entonces las manifestaciones, objetivos de las balas de la policía y el ejército, se han vuelto menos numerosas. Como de esta forma mantienen el “orden”, el ejército y la policía se han ganado el apoyo de la mayoría de las personas que ven a los Hermanos Musulmanes como terroristas. Este apoyo para el ejército y el Estado, mezclado con un creciente sentimiento anti-islámico, pero teñido de nacionalismo, no puede sino debilitar al proletariado, que corre el riesgo de ser atrapado en la lógica negativa de la situación. El rechazo del fundamentalismo religioso es alimentado por la mistificación democrática, que aún conserva mucha fuerza.
A diferencia de las grandes manifestaciones en la Plaza Tahrir, que llevaron a la caída de Mubarak y donde se toleraba la presencia política de las mujeres y donde estaban relativamente protegidas, el terror que reina hoy en día ha dado lugar a una espectacular regresión moral, que se manifiesta en las violaciones colectivas de mujeres en mitad de las manifestaciones, y la persecución de los coptos (cientos de iglesias han sido quemadas y muchos coptos han sido asesinados).
Como escribimos en nuestro artículo anterior: "La clase obrera en Egipto tiene una fuerza mucho más formidable que en Libia o Siria. Tiene una larga tradición de lucha militante contra el Estado y contra los tentáculos de los sindicatos oficiales, que se remonta por lo menos hasta la década de 1970. En 2006 y 2007 las huelgas masivas se propagaron por el sector textil. En esta experiencia de desafío abierto al régimen posteriormente introducido en el movimiento de 2011 la clase obrera dejó una importante huella, tanto en las tendencias a la autoorganización que aparecieron en la Plaza Tahrir y en sus alrededores, como en la oleada de huelgas que finalmente convencieron a la clase dominante para echar abajo a Mubarak. La clase trabajadora egipcia no es de ninguna manera inmune a las ilusiones en la democracia, que impregnan todo el movimiento social, pero no será una tarea fácil para las distintas camarillas de la clase dominante persuadirla de que abandone sus propios intereses para arrastrarla al pozo negro de la guerra imperialista"[2]
Es cierto que ha habido recientemente algunas manifestaciones de la lucha de clases, que destacan sobre todo en Mahalla, donde 24.000 trabajadores se declararon en huelga después de que no se les pagara la mitad de sus salarios[3]. También ha habido huelgas en Suez. Y algunos manifestantes han levantado pancartas que proclamaban " Ni Morsi ni los militares”. Pero estas voces se han ahogado cada vez más, al igual que las valientes luchas de los trabajadores, que se han visto cada vez más aisladas y por lo tanto debilitadas. Aunque la situación no ha alcanzado el nivel trágico que tiene en Siria, se está haciendo cada vez más difícil salir de la lógica mortal que conduce a tales resultados bárbaros.
La inestabilidad interna, que se ha visto agravada por los recientes acontecimientos, no está tomando forma en un país secundario en la región. Egipto es un punto de inflexión entre el norte de África y Oriente Medio, entre África y Asia. Es el país más poblado del mundo musulmán y de toda África, y su capital, El Cairo, la mayor metrópolis del continente. El país forma parte de un grupo suní frente a los países chiítas, en particular Siria, Líbano, e Irán, el enemigo a muerte de los EE.UU e Israel en la región. Desde el punto de vista geográfico Egipto, por lo tanto, ocupa una importante posición estratégica, en particular con respecto a los intereses de los EE.UU, el mayor poder imperialista mundial, aunque en declive. Durante la Guerra Fría, Egipto era un peón esencial que garantizaba la estabilidad de la región en beneficio de los EE.UU. Esta ventaja se consolidó con los Acuerdos de Camp David de 1979, sellando el acercamiento entre Egipto e Israel y los EE.UU. La relativa estabilidad relacionada con el equilibrio entre los bloques militares rivales del este y el oeste permitió contener y tolerar la existencia de los Hermanos Musulmanes, que estuvieron además bajo la constante vigilancia del Estado (en la época de Nasser estuvieron prohibidos por completo). Hoy en día, con la desaparición de la disciplina de bloques, y el desarrollo del “cada uno juega sus propias cartas”, de la descomposición social, acentúa las tendencias centrífugas y especialmente el surgimiento de facciones radicalizadas como los salafistas y los Hermanos Musulmanes, que Mubarak ya había visto como un “Estado dentro del Estado"[4].
El contexto internacional, sobre todo la “libertad para cada cual” entre las grandes potencias mundiales, sirve ahora para exacerbar estas tensiones ya de por sí inherentes. En el Oriente Medio mismo, la creciente división entre Qatar y Arabia Saudita por un lado, que son cercanos a los EE.UU a pesar de su profunda ideología wahabita, y Egipto por otro, está vertiendo aceite sobre el fuego. Es por esto por lo que la burguesía estadounidense no puede retirarle la financiación al ejército egipcio (que representa al menos el 80%), a pesar de que puede ver que la situación se le está escapando cada vez más de su control.
El capitalismo no tiene nada que ofrecer más que la pobreza y el caos. No importa cual sea la panda de burgueses que estén en el poder, la situación de la mayoría de la población sólo puede empeorar. Pero contrariamente a lo que la burguesía y sus medios de comunicación nos quieren hacer creer: que el fracaso en Egipto es una prueba indudable de que cualquier levantamiento sólo puede terminar en el oscurantismo religioso o en la dictadura, la perspectiva histórica de la revolución proletaria, aunque no es una perspectiva inmediata, es la única alternativa a la barbarie. La responsabilidad del proletariado es tomar conciencia de esto y expresar su solidaridad de clase con el fin de ofrecer una perspectiva real para todas las luchas que tienen lugar en el mundo. Sólo la decidida intervención del proletariado mundial, sobre todo la de sus más experimentados integrantes en la vieja Europa, puede abrir el camino hacia el futuro, la revolución mundial.
WH, 28/8/13
[2] Mencionamos en esta nota algunos artículos que hemos publicado sobre Egipto. Acerca de los movimientos de 2011: /cci-online/201103/3079/que-esta-pasando-en-oriente-medio [575] y https://es.internationalism.org/node/3056 [808] ; sobre las huelgas de 2007: /content/1915/egipto-el-germen-de-la-huelga-de-masas [249] y /accion-proletaria/200711/2101/luchas-en-egipto-una-expresion-de-la-solidaridad-y-la-combatividad-obr [250]
[3]Fuente de información: https://english.ahram.org.eg/NewsContent/3/12/79967/Business/Economy/Egypts-Mahalla-textile-workers-onstrike-again.aspx [818]
[4] Los Hermanos Musulmanes, constituidos por Hassan al Banna en Egipto en 1928, se implantaron rápidamente en varios países árabes. El movimiento tenía una ideología tradicionalista y retrógrada, basada en el proyecto de un gran Califato Suní, cuya lógica se enfrentaba a los países que se habían formado ya como entidades nacionales. La lucha en Egipto entre los Hermanos Musulmanes y el Estado no es algo nuevo. Ha sido siempre así desde que se fundó el movimiento. Mubarak los toleró durante su gobierno la mayor parte del tiempo. Ver sobre el islamismo nuestro artículo de la Revista Internacional nº 109 El resurgir del islamismo: síntoma de la descomposición de las relaciones sociales capitalistas en /revista-internacional/200510/229/islamismo-sintoma-de-la-descomposicion-de-las-relaciones-sociales-c [819]
A más de dos años del estallido de la llamada “Primavera Árabe”, a dos años del movimiento de los Indignados en España, del de los Ocuppy en Estados Unidos… y en simultaneidad con los movimientos que aun sacuden a Turquía, en junio pasado estalla en Brasil una oleada de manifestaciones que llegó a movilizar a millones de personas en mas de cien ciudades, con características inéditas en este país.
“Un fantasma recorre el mundo”, el fantasma de la INDIGNACIÓN. A mas de dos años del estallido de la llamada “Primavera Árabe” que sacudió de manera sorpresiva los cimientos de varios países del Norte de África y todavía se sienten sus consecuencias; a dos años del movimiento de los Indignados en España, del de los Ocuppy en Estados Unidos… y en simultaneidad con los movimientos que aun sacuden a Turquía, en junio pasado estalla en Brasil una oleada de manifestaciones que llegó a movilizar a millones de personas en mas de cien ciudades, con características inéditas en este país.
Estos movimientos que se han dado en países tan disímiles y tan alejados en su geografía, tienen varios elementos en común: su espontaneidad, una represión brutal del Estado, su masividad, una participación mayoritaria de jóvenes, son promovidos a través de las redes sociales, etc.; pero el común denominador que los identifica es una gran INDIGNACIÓN ante el deterioro de las condiciones de vida del conjunto de la población mundial, causada por la profunda crisis que sacude los cimientos del sistema capitalista, que tuvo un acelerón importante después de 2007. Deterioro que se expresa en una precarización acelerada, principalmente en el nivel de vida de las masas trabajadoras y; crea una gran incertidumbre entre la juventud proletarizada o en proceso de proletarización cara al futuro. No es por casualidad que el movimiento de España se identificó con el nombre de “Indignados”, que en esta oleada de movimientos sociales masivos ha sido el más avanzado en su denuncia contra el sistema capitalista y en su forma de organización a través de asambleas masivas[1].
Estos movimientos, que como apreciamos, pueden surgir en cualquier parte del mundo y algunas veces por motivos aparentemente poco significativos, son un indicativo de que las luchas sociales tienden a colocarse en el primer plano de la escena mundial. Por sus reivindicaciones, sus medios de lucha, su confrontación contra el Estado burgués y contra los partidos del status quo, sean de derecha o izquierda, se inscriben en la perspectiva de lucha del proletariado mundial por la superación del modo de producción capitalista, que se muestra incapaz de garantizar el desarrollo de la humanidad, sin contar la potencial amenaza contra su sobrevivencia. Presenciamos de esta manera cómo los movimientos iniciales de ese “viejo topo” al que se refería Marx comienzan a socavar los cimientos del orden capitalista, e intenta salir a la superficie.
Los movimientos sociales de junio pasado en Brasil, que saludamos y en los cuales pudimos intervenir en la medida de nuestras fuerzas, tienen una significación muy importante para el proletariado brasileño, de América Latina y del resto del mundo, pues trascienden en gran medida el marco local de este país. Han sido movimientos masivos que se diferencian radicalmente de los “movimientos sociales” bajo el control del Estado, del PT (Partido dos Trabalhadores) y otros partidos políticos, y organizaciones sociales como el MST (Movimento dos Trabalhadores Rurais Sem Terra), por ejemplo. Así mismo se diferencian de movimientos que han surgido en varios países de la región en las últimas décadas, como el de Argentina a inicios de siglo, el indigenista en Bolivia y Ecuador, el movimiento zapatista en México o del chavismo en Venezuela, que fueron el resultado de confrontaciones entre facciones burguesas y pequeño burguesas, entre ellas grupos, movimientos sociales, organizaciones izquierdistas y partidos de izquierda, defensoras del capital nacional, que buscaban el control del Estado. En ese sentido, las movilizaciones de junio en Brasil representan la mayor movilización espontánea de masas en este país y en América Latina en los últimos 30 años. Por ello es fundamental que quienes luchamos contra el capitalismo y por una nueva sociedad, hagamos un balance de este movimiento desde una perspectiva de clase y saquemos las lecciones de estos acontecimientos.
Es indudable que este movimiento sorprendió a la burguesía brasileña y mundial, a las organizaciones revolucionarias dentro y fuera de Brasil[2], así como a los propios grupos y organizaciones que inicialmente lo impulsaron. La lucha contra el aumento del pasaje (que cada año acuerdan los empresarios del transporte con el Estado) apenas fue el detonante para que estallaran expresiones de indignación que venían anidando desde hace tiempo en la sociedad brasileña [3], que se manifestaron en 2012 con las luchas de empleados públicos, en las universidades y en las construcciones de grandes obras públicas del PAC (Programa de Aceleração do Crescimento); y en “múltiples huelgas contra la caída de los salarios y la precarización de las condiciones de trabajo, educación y salud” que se han dado en Brasil en los últimos años.
A diferencia de los movimientos sociales masivos que se han sucedido en varios países desde el 2011, el de Brasil se genera y unifica alrededor de una reivindicación concreta que permitió la movilización espontánea de amplias capas del proletariado: contra el aumento del pasaje del transporte público[4]. El movimiento tomó un carácter masivo a nivel nacional después del 13 de junio, cuando fueron fuertemente reprimidas por la policía las manifestaciones de protesta contra el aumento convocadas por el Movimento Passe Livre (MPL)[5] en Sao Paulo. Sin embargo, ya desde varias semanas entes de las grandes movilizaciones en São Paulo, se venían realizado protestas por la misma reivindicación en varias ciudades del país, promovidas por MPL y otros movimientos sociales a tal punto que, por ejemplo, en Puerto Alegre, Goiânia y otras ciudades los gobiernos locales fueron forzados a derogar el aumento del pasaje, después de arduas luchas fuertemente reprimidas por el Estado. Esto lo dejaba en claro un movimiento social de Goiânia el 19/06/13:
“En Goiânia, después de cinco semanas de manifestaciones y un día antes del gran sexto acto, que tenía la confirmación de decenas de millares de personas, la prefectura comandada por Paulo Garcia (PT) y el gobernador Marconi Perillo (PSDB) se reunieron y decidieron la revocación permanente del aumento de la tarifa del transporte colectivo. Sabemos que esa revocación es el fruto de la presión de mas de un mes de movilización y del temor de la posibilidad de que las cosas salgan totalmente del control de esos gobiernos y de las empresas asociadas”[6].
El movimiento presentó elementos que lo identifican como un movimiento claramente inscrito en el campo del proletariado. En primer lugar hay que destacar que la mayoría de los manifestantes pertenecían a la clase trabajadora, principalmente eran jóvenes proletarios y estudiantes, en su mayoría hijos de familias proletarias y futuros proletarios. La prensa burguesa presentó el movimiento como expresión de las “clases medias”, con la clara intención de crear división entre los trabajadores, ya que la mayoría de los catalogados como clase media, económicamente tienen sueldos o salarios precarizados, menores a los de muchos obreros calificados de las zonas industriales del país. Esto explica el apoyo y simpatías que despertó el movimiento contra el aumento de los pasajes, que representa un ataque directo a los ingresos de las familias proletarias. También explica por qué esa reivindicación inicial rápidamente se amplió a una denuncia contra el Estado debido al pésimo estado de los sistemas de salud, educación y asistencia social; además de manifestarse contra las inmensas sumas de dinero público invertidas para la celebración del Mundial de Fútbol del próximo año y para los Juegos Olímpicos de 2016 [7], eventos que han ocasionado el desalojo forzado de comunidades cercanas a los estadios, como fue el caso de la Aldeia Maracanã en Río el primer semestre de este año y varios incendios de favelas en zonas de intereses de empresas inmobiliarias en São Paulo. Situación que fue denunciada por el Bloco de Lutas Pelo Transporte 100% Público de Porto Alegre el 20/06/13:
“La lucha no es por unos centavos ni tampoco solamente en Porto Alegre, pues obtuvimos un carácter nacional de movilizaciones que sobrepasa la demanda del transporte público. Hoy, ya son más de diez ciudades que anunciaron la reducción de la tarifa. Ahora somos centenas de millares de personas y ganamos las calles de Brasil luchando por nuestros derechos. El tema de la Copa ya es recurrente en las manifestaciones. La misma masa popular que cuestiona el modelo de transporte cuestiona también las millonarias inversiones públicas en estadios, la expulsión de familias, el poder de la Fifa y el estado de excepción que va a cercenar los derechos de la población”.[8]
Ha sido muy significativo que el movimiento se organizó para realizar protestas en los alrededores de los estadios de las diversas ciudades donde se realizaron juegos de la Copa de Confederaciones, ya que le permitió utilizar la cobertura mediática a nivel internacional para mostrar su rechazo al espectáculo preparado por la burguesía brasileña; y también mostrar la brutal represión del Estado contra las protestas en los alrededores de los estadios, que ocasionó la muerte de algunos manifestantes. Ha sido muy aleccionador para el proletariado mundial, que proletarios brasileños se hayan manifestado de esta forma, tomando en cuenta que el futbol es el deporte nacional, que la burguesía ha sabido explotar como parte del circo que necesita para el control de la sociedad. La población brasileña mostró que gusta del futbol, pero no está dispuesta a que caigan sobre sus espaldas los costos de los eventos deportivos que prepara la burguesía para exhibir sus cualidades de “burguesía del primer mundo”. Por ello los manifestantes exigían calidad de servicios “Tipo FIFA”. Los movimientos de junio aguaron la fiesta que tenía preparada la burguesía brasileña.
Al lado de estas reivindicaciones el movimiento mostró su indignación ante los altos niveles de descomposición que muestra la burguesía brasileña, al rechazar el dispendio, la corrupción, la indolencia y la arrogancia del Estado, orientando la protesta contra las instituciones más emblemáticas del Estado brasileño: en Brasilia, la capital, fueron tomadas instalaciones del Congreso y hubo intentos de entrar en el palacio de Itamaraty, emblema de la política exterior del Estado; en Río de Janeiro intentaron ingresar a la Asamblea Legislativa estadual y varios habitantes de las favelas, entre las cuales la de Rocinha, protestaron ante la residencia del gobernador de Río Sérgio Cabral del PMDB; en São Paulo intentaron entrar en la prefectura y en la Asamblea Legislativa estadual y en Curitiba intentaron ingresar en la sede del gobierno estatal. De igual manera hubo un rechazo masivo a los partidos políticos, principalmente del PT, organizaciones sindicales o estudiantiles: en São Paulo fueron expulsados varios de sus miembros de las manifestaciones por portar banderas del PT o de la CUT y otras organizaciones, partidos de izquierda, electorales o no, como el PSTU, PSOL, PC do B, PCB y sindicatos [9].
Hubo otras expresiones del carácter de clase del movimiento, que se manifestaron aunque de forma minoritaria. Al calor del movimiento se realizaron algunas asambleas, aunque no con la difusión y grado de organización de los Indignados en España. Tenemos como ejemplo las realizadas en Rio de Janeiro y en Belo Horizonte; en esta última ciudad adoptaron el nombre de “Assembleia Popular e Horizontal”, donde se propusieron hacer un “nuevo espacio espontáneo, abierto y horizontal de debate”, con una participación de más de 1000 personas.
Estas asambleas, si bien mostraron la vitalidad que tuvo el movimiento y la necesidad de organización de las masas por sus reivindicaciones, presentaron varias debilidades:
También en el movimiento hubo algunas referencias a los movimientos sociales en otros países, principalmente al de Turquía en el cual también ha habido referencias al de Brasil[10]. Aunque a través de expresiones minoritarias, se logra apreciar algo en común en ambos movimientos.
En Goiânia en un Frente de Luta Contra o Aumento que agrupó a varias organizaciones de base destacaba la necesidad de solidaridad y el debate entre los diferentes actores:
“No debemos contribuir con la criminilización y la pacificación del movimiento! debemos mantenernos firmes y unidos!”
A pesar de los desacuerdos, debemos mantener nuestra solidaridad mutua, nuestra resistencia, nuestra combatividad y profundizar nuestra organización y discusión. Así como en Turquía pacíficos y combativos consiguen coexistir y luchar juntos, debemos seguir su ejemplo.
También en varias de las manifestaciones se exhibieron pancartas que proclamaban la siguiente palabra de orden:
“No es Turquía, no es Grecia; es Brasil, saliendo de la inercia”.
La gran indignación que anida en el proletariado brasileño queda plasmada en la siguiente reflexión de la Rede Extremo Sul, red de movimientos sociales de la periferia de São Paulo:
“Para que esas posibilidades se tornen en realidad, no podemos dejar que la indignación expresada en las calles sea canalizada para objetivos nacionalistas, conservadores, moralistas, en fin, que las luchas sean capturadas por el Estado y por las élites, de modo de vaciar su contenido político. La lucha contra el aumento de los pasajes y las condiciones degradantes de transporte esta ligada directamente a la lucha contra el Estado y las grandes corporaciones económicas, contra la explotación y la humillación de los trabajadores, y contra esa forma de vida en que el dinero es todo, y las personas nada”. [12]
La burguesía brasileña, como lo aspira en mayor o menor grado cada burguesía nacional, ha trabajado desde hace décadas para hacer de Brasil una potencia regional y mundial. Para lograr ese fin no bastaba disponer de un inmenso territorio que ocupa casi la mitad de América de Sur, ni contar con grandes recursos naturales; le era necesario crear las condiciones para mantener el control social, principalmente de los trabajadores; no bajo la bota militar sino a través de los mecanismos mas sofisticados de la democracia. Con ese fin preparó una transición en los años 80 de un régimen de dictadura militar a uno de democracia republicana, objetivo que logró en el plano político con la conformación de dos polos: uno de fuerzas de derecha formado por partidos surgidos en los años 80, como el PSDB (compuesto por intelectuales, burguesía y pequeña burguesía) y partidos de derecha ligados con fuerzas de la dictadura (PMDB, DEM, etc)[13]; otro de centro- izquierda que se consolidó en torno al PT, con una influencia importante a nivel popular, pero principalmente a nivel obrero y campesino. De esta manera se consolidó un marco de alternancia de gobiernos de derecha y centro-izquierda, basado en elecciones “libres y democráticas”, imprescindible para poder fortalecer al capital brasileño en el mercado mundial[14].
Así la burguesía brasileña logró fortalecer su aparato productivo y enfrentar lo peor de la crisis económica de los años 90, mientras que en el plano político se consolidaba el PT, quien debido a su juventud logró cooptar a organizaciones y dirigentes sindicales, miembros de la iglesia católica adeptos a la “Teología de la Liberación”, a los trotskistas que veían al PT como el partido revolucionario de masas, intelectuales, artistas y elementos demócratas. El PT representó la respuesta de izquierda de la burguesía brasileña después del derrumbe del bloque ruso en 1989, que dejó debilitadas a las fuerzas de izquierda del capital a nivel mundial; de esta manera logró algo que envidiaban las otras burguesías de la región: una fuerza política que le permitía el control de las masas pauperizadas, pero sobre todo mantener la “paz laboral” a nivel de la fuerza de trabajo; situación que se consolidó con el ascenso del PT al poder a partir del 2002, utilizando el carisma y el perfil “obrero” de Lula [15].
Con estos precedentes, en la primera década del nuevo siglo la economía brasileña logra colocarse como la Séptima economía del mundo según el Banco Mundial, a tal punto que ahora forma parte de la “crema” de los llamados países emergentes del grupo de los BRICs; además, la burguesía mundial elogia el “milagro brasileño” logrado por los gobierno de Lula, que supuestamente permitió sacar de la pobreza a millones de brasileros e incrementar en otros millones a la clase media. Sin embargo, a lo que nunca hizo mención ni el PT, ni Lula, ni el conjunto de la burguesía, es que ese “gran logró” se hizo sobre la base de una reorganización del Estado para orientar parte de la plusvalía a la repartición de migajas a las masas más pauperizadas; sustentado en una precarización progresiva de las masas trabajadoras.
Cuando estalló la crisis económica de 2007, cuyos efectos después de 6 años continúan afectando la economía mundial; Lula, al igual que otros gobernantes de la región, dijo que la economía brasileña estaba “blindada”. Mientras las principales economías del mundo se tambaleaban, la economía brasileña seguía campante. Si bien Brasil no estaba en el ojo del huracán de la crisis, es indudable que en una economía mundial tan compenetrada, no hay país que pueda escapar a sus efectos; mucho menos Brasil que depende de manera importante de la exportación de materia primas y “commodities”. Para muestra tenemos a China, el gran socio de Brasil en el grupo de los BRICs, cuya economía está seriamente resentida por la crisis mundial.
Para mitigar los efectos de la crisis, la burguesía brasileña desarrolló una agresiva política de ampliación del mercado interno, creando un boom de la construcción a nivel público y privado, que se amplió con las remodelaciones y construcciones de la infraestructura deportiva para los compromisos deportivos de 2014 y 2016; promoviendo un endeudamiento de las familias, al facilitar la compra, desde apartamentos y autos hasta electrodomésticos; política que ha ocasionado un incremento del gasto público debido a los subsidios directos e indirectos a las familias.
La crisis mundial y sus efectos sobre el mercado mundial, así como la presión monetaria han afectado negativamente las exportaciones brasileñas, que se expresa en un déficit de la balanza de pagos de US$3 mil millones en el primer semestre de este año, el peor semestre desde 1995. Este cuadro ha ocasionado un debilitamiento de la economía en los últimos dos años (crecimiento del 0,9% en 2012; y una baja en las estimaciones de crecimiento para este año del 2,9% a 2,4%), y un crecimiento progresivo de la inflación (del 5,8% en 2012, 30% mayor que lo estimado; del 3,15% en el primer semestre, con proyección anual del 6,7%) que repercute de manera importante en el poder adquisitivo de los trabajadores debido al aumento de los bienes y servicios. De igual manera hay una tendencia a la disminución de los puestos de trabajo y al incremento del desempleo, situación que es percibida por la población.
En ese sentido, el movimiento de protestas en Brasil no surge de la nada. Hay un conjunto de causas que lo hicieron surgir, que no solo se mantienen sino que se van a agravar, con la profundización de la crisis económica. Debido a las protestas el Estado se ha visto forzado a ofrecer incrementos de gastos en el área social, pero la realidad es que la crisis económica lo obliga a tomar medidas hacia la reducción de gastos. Por ello la propia presidenta Dilma Rouseff ha declarado que hay que recortar el gasto público.
Como es de esperarse, la burguesía brasileña no se ha quedado de brazos cruzados para enfrentar la crisis social, que aunque apaciguada, sigue latente. Lo único concreto que han otorgado por la presión de las masas, ha sido la derogación del aumento del pasaje en varias ciudades; que el Estado tendrá que cubrir por otros medios para subsidiar a los empresarios del transporte, aunque es evidente que los precios sean absurdamente altos. En Sao Paulo, los pasajes de autobús y del metro cuestan 3 Reales, algo en torno de US$ 1,53.
Al inicio de las protestas, para calmar los ánimos, mientras el gobierno preparaba su estrategia para intentar controlar el movimiento, la presidenta Dilma Rousseff declaró, a través de una cadena de radio y televisión, que consideraba “legítimas y propias de la democracia” las protestas de la población; y su mentor Lula, “criticaba” los “excesos” de la policía. Pero la represión del Estado no paraba…y las protestas tampoco.
Una de las trampas mejor elaboradas contra el movimiento fue la creación del mito del “golpe de Estado” de derecha propagado no sólo por el PT y el PCdoB, sino por los trotskistas del PSTU y PCO, además del PSOL y el PCB. De esta manera se intentó desviar el movimiento hacia un apoyo al gobierno de Dilma, fuertemente debilitado por el movimiento. Mas no sólo eso, sino que con esta trampa se pretendió encajonarlo en el falso dilema “Dictadura vs democracia” o “democracia vs fascismo”, mediante el cual las facciones burguesas de derecha e izquierda del capital han llevado desde el siglo pasado las luchas proletarias al campo de defensa del capitalismo. Las fuerzas de izquierda e izquierdistas del capital brasileño hacen su gran aporte en este sentido, al identificar el fascismo con represión o con regímenes de derecha: la feroz represión contra las protestas de junio en Brasil ejercidas por el gobierno de izquierda del PT a veces fueron tan brutales como la de los regímenes militares.
Ante la baja abismal de la popularidad de la Dilma, que atenta contra su posible reelección en las elecciones presidenciales de octubre de 2014, el ala gobiernista lanzó la cortina de humo de una “reforma política”, que persigue entre otros objetivos enfrentar la corrupción a nivel de los partidos políticos y hacer algunas reformas a nivel del Estado. Se intenta por esta vía, movilizar a la población a un proceso de votación a través de un plebiscito o referéndum; que aparentemente no va a movilizar a grandes sectores de la población en su defensa.
Como una forma de intentar ganar las calles a las movilizaciones sociales, los partidos políticos de izquierda del capital y sindicatos, con varias semanas de anticipación anunciaron la convocatoria de un “Día Nacional de Lucha” para el 11 de julio, supuestamente con el fin de protestar por el incumplimiento de acuerdos laborales. También de esta forma se adelantaban a cualquier manifestación de apoyo al movimiento de parte de sectores de la clase obrera. En esta pantomima de movilización, donde apenas participaron dirigentes y miembros de los sindicatos, se dieron la mano todas las organizaciones sindicales tanto del gobierno como de oposición.
De igual manera, Lula, haciendo gala de su abundante experiencia en contra de los trabajadores, promovió el 25 de junio una reunión con dirigentes de movimientos controlados por el PT y el PCdoB, integrantes de la base aliada del gobierno (União da Juventude Socialista – PcdoB), Consulta Popular y Levante Popular da Juventude, UNE União Nacional do Estudantes (PT e PCdoB), CUT sindicato controlado por el PT, y el Conselho Nacional da Juventude); con el fin expreso de tomar la calle e neutralizar el movimiento de protestas[16].
La gran fuerza del movimiento fue que desde sus inicios se plantó como un movimiento en contra del Estado, no sólo por la reivindicación central en contra del aumento del pasaje, sino por la denuncia del abandono en los servicios públicos y la orientación de recursos hacia los espectáculos deportivos. Así mismo, la amplitud y contundencia de las protestas obligaron a la burguesía a echar atrás la medida de aumento del pasaje en varias ciudades.
El hecho de tener una reivindicación concreta ha sido una característica a favor del movimiento, aunque a su vez representa una limitación en varios sentidos. En primer lugar, la tendencia natural a su debilitamiento después de lograda la derogación del aumento del pasaje; por otra parte, y es lo mas importante, no se aprecia como un movimiento en contra del orden capitalista, aspecto que fue central por ejemplo en el movimiento de los indignados en España.
Otro aspecto positivo fue el rechazo a los partidos políticos y sindicatos, que expresa una desconfianza hacia los principales medios de control social de la burguesía; que representa una fractura en el plano ideológico para la burguesía, debido al peso de la descomposición en sus filas y una tendencia al agotamiento de los planes políticos que surgieron después de la dictadura. Sin embargo, detrás de este rechazo a los partidos, se esconde el peligro del apoliticismo, que se expresó en una desorientación política del movimiento, pues tiende a rechazar la discusión y la comprensión de la raíz de los problemas por los que se protesta, que son eminentemente políticos, pues requieren de una critica a los fundamentos del sistema capitalista de producción. Sin debate político no hay posibilidad de avance real de los movimientos de lucha.
Estrechamente asociados con el debate político están los medios para lograrlo. En este sentido, una de las debilidades del movimiento ha sido la ausencia de asambleas de calle abiertas a todos los participantes donde se debatan las acciones a realizar, la organización del movimiento, el balance y objetivos. Las redes sociales son un medio para la convocatoria, pero nunca van a sustituir el debate vivo y abierto de las asambleas.
Una de las mayores debilidades del movimiento fue el peso del nacionalismo, que se expresó no sólo en la presencia de banderas de Brasil y consignas nacionalistas en las movilizaciones, sino en el frecuente canto del himno nacional. En este sentido, el movimiento de junio en Brasil presentó las mismas debilidades de las movilizaciones en Grecia o en los países árabes, donde la burguesía logró diluir la gran vitalidad de los movimientos hacia un reforzamiento o salvación del Estado. En este sentido, la denuncia del movimiento contra la corrupción, promovida por sectores de la pequeña burguesía, favorece a la burguesía y sus partidos políticos, principalmente los de oposición, que por esta vía pretenden sacar algún crédito político cara a las próximas elecciones. El nacionalismo es un callejón sin salidas para las luchas del proletariado, y atenta contra la solidaridad internacional de los movimientos de clase.
Si bien en el movimiento hubo una participación mayoritaria de capas del proletariado, su participación fue de manera atomizada. El movimiento no logró movilizar a los trabajadores de los sectores industriales que tienen un peso importante principalmente en SP; ni se lo propuso. La clase obrera, que indudablemente vio con simpatías el movimiento y se identificó con él, debido a que se luchaba por una reivindicación que la beneficiaba, no se logró movilizar como tal. Comportamiento que no nos debe sorprender, ya que ha estado sujeta a décadas de inamovilidad debido a la acción que han ejercido en su seno los partidos políticos y sindicatos, principalmente el PT y la CUT.
Situación que nos lleva a plantear la cuestión de la identidad de clase, que no solo está debilitada a nivel de la clase obrera en Brasil, sino a nivel mundial. Eso explica de alguna manera la emergencia de los movimientos sociales con las características de los de Brasil, Turquía, España, USA, Egipto, etc., donde son las nuevas generaciones de proletarios, algunos de ellos aun sin emplearse, quienes se revelan y perciben que el capitalismo les cierra las posibilidades de tener una vida decente y sienten en carne propia los padecimientos de la precarización de sus familiares.
En ese sentido, las movilizaciones de Brasil son una fuente de inspiración y dejan una gran enseñanza para el conjunto del proletariado brasileño y mundial: que no hay salida posible a nuestros problemas bajo el capitalismo; que se espera que el proletariado asuma su responsabilidad histórica de luchar contra el capital, buscar de nuevo su identidad de clase a través de la solidaridad no sólo del proletariado en Brasil, sino a nivel mundial. De esta manera su lucha convergerá con la de los jóvenes proletarios que hoy se movilizan contra el capital, y será una referencia para ellos.
Revolução Internacional, 9/8/2013
[1] Lea en referencia al movimiento de los Indignados: De la indignación a la esperanza. https://es.internationalism.org/node/3349 [597]
[2] Nos referimos a las organizaciones que defienden al proletariado como sujeto de la revolución, que están contra cualquier expresión de apoyo al nacionalismo y que defienden el internacionalismo, que luchan por la revolución proletaria como vía de superación del capitalismo y por la construcción del comunismo. Bajo esos principios se fundamentan las posiciones de La Izquierda Comunista.
[3] En reunión pública organizada por la CCI y otros compañeros en la Universidad Federal de Santa Catarina en abril de 2012, donde presentamos el tema del movimiento de los Indignados en España, suscitó un gran interés entre los participantes quienes hicieron muchas preguntas sobre las características de ese movimiento: sus causas, sus fines, fuerzas sociales que lo impulsaron, formas de organización, etc. En esa oportunidad una de las estudiantes presentes nos hizo la siguiente pregunta: ¿Por favor explíquenos por qué en Brasil no se ha dado un movimiento como el de los Indignados en España, si aquí también estamos sumamente indignados? Pues el propio proletariado brasileño, principalmente sus sectores mas jóvenes, está dando la respuesta.
[4] Ver La represión policial desata la furia de los jóvenes. /content/3768/la-represion-policial-desata-la-furia-de-los-jovenes [792]
[5] Movimento Passe Livre, organización que tiene un programa de reformas que considera que el Estado capitalista debe garantizar como derecho el transporte público y gratuito para toda la población.
[6] Ver artículo publicado por el Frente de Luta contra o aumento https://passapalavra.info/2013/06/79588/ [822]
[7] Según estimaciones, ambos eventos le costarán al gobierno brasileño US$31.3 mil millones, un 1,26% del PIB, mientras que la inversión en el programa social Bolsa Familia, el emblemático programa implantado por el gobierno Lula, apenas representa un 0,5% del PIB.
[8] Publicado en sul21.com.br/jornal/2013/06/bloco-de-luta-pelo-transporte-100-publico-divulga-nota-com-reivindicacoes-em-porto-alegre.
[9] PMDB: Partido do Movimento Democrático Brasileiro
CUT: Central Única dos Trabalhadores
PSTU: Partido Socialista dos Trabalhadores Unificado
PSOL: Partido Socialismo e Liberdade
PC do B: Partido Comunista do Brasil
PCB: Partido Comunista Brasileiro
[10] Próximamente publicaremos un artículo en el cual haremos un balance de los movimientos de Turquía y Brasil, que se han dado de manera simultánea.
[11] Publicado en https://passapalavra.info/2013/06/79539/ [823]
[12] Publicado en https://passapalavra.info/2013/06/79419/ [824]
[13] PSDB: Partido da Social Democracia Brasileira
PMDB: Partido do Movimento Democrático Brasileiro
DEM: Demócratas
[14] Una transición estratégica y calculada por los militares y articuladores civiles del régimen, con el fin de evitar cualquier contratiempo en la ejecución del proyecto que consistía en primer lugar en una “distención”, después en una “apertura” y por fin en “elecciones democráticas”, donde finalmente las diversas orientaciones políticas pudiesen formar nuevos partidos. Durante esos acontecimientos surgieron los diversos partidos que desde la instauración de la dictadura militar estaban concentrados en apenas dos: ARENA (partido de sustentación política de los militares y la derecha) y el MDB que se constituía en un frente que incluía elementos socialdemócratas, izquierdistas, etc. Así, para participar en las elecciones, ARENA da lugar al nacimiento del PDS y el PP, formados por elementos de derecha y disidentes respectivamente; MDB agrupando a la llamada burguesía nacional desarrollista y organizaciones estalinistas (PCB y PCdoB, MR8 y otras agrupaciones menores); el PT se formó por elementos socialdemócratas de diversas orientaciones, trotskistas y disidencias de los PC junto con nuevos sindicalistas (inspirado en la socialdemocracia europea) y líderes católicos que actuaban en el movimiento obrero en sindicatos o en las comisiones de fábrica; estos últimos trajeron a sus bases obreros, campesinos y segmentos importantes del movimiento popular influenciados por las Comunidades Eclesiásticas de Base de la Iglesia Católica. Completando esa primera reorganización de las fuerzas de la burguesía, los laboristas representados por el PDT y PTB. En resumen, de esa manera se consolido un marco de alternancia de gobiernos de derecha y centro-izquierda, imprescindible para poder fortalecer el capital brasileño en el mercado mundial.
[15] Evidentemente que para consolidarse como alternativa de poder el PT a lo largo de su trayectoria tuvo que despojarse en gran medida del perfil socialdemócrata presentado en su programa para ampliar el apoyo de sectores de la burguesía mas reticentes y paralelamente excluir de sus filas elementos de las tendencias trotskistas y otros aparentemente mas radicales que vinieron a constituir el PSTU (Partido Socialista dos Trabalhadores Unificados), PSOL(Partido Socialismo e Liberdade) y PCO (Partido da Causa Operária).
[16] -UJS: União da Juventude Socialista. Entidad vinculada al PCdoB. Con actuación en el medio estudiantil y movimientos culturales;
Irak, Afganistán, Líbano, Egipto, Siria, las matanzas no dejan de extenderse. El horror y la barbarie capitalista se propagan, los muertos se acumulan. Un verdadero genocidio en marcha que nadie parece poder parar, la guerra imperialista gana aún más terreno. El capitalismo en plena decadencia y descomposición sumerge el mundo en un caos y en una barbarie generalizados. La utilización de armas químicas actualmente en Siria es desgraciadamente uno más entre otros instrumentos para matar. Pero esta perspectiva de destrucción de la humanidad no es en absoluto irremediable. El proletariado mundial no debe quedarse indiferente ante estas masacres y guerras, producto de un sistema en plena putrefacción Solo el proletariado, en cuanto que clase revolucionaria puede poner fin definitivamente a esta generalización de la barbarie capitalista. Comunismo o barbarie, más que nunca la humanidad se enfrenta a esta única alternativa.
El lunes 21 de agosto, un ataque con armas químicas produjo centenares de muertos cerca de Damasco, la capital de Siria. En todos los canales de TV, en todos los periódicos se mostraron insoportables imágenes de niños, mujeres y hombres agonizando. La burguesía, sin ningún escrúpulo, se servía de esta tragedia humana para defender todavía más sus sórdidos intereses. El régimen de Bachar el Assad, un carnicero entre los carniceros, se nos dice que ha rebasado la línea roja: “se puede usar cualquier tipo de armas para asesinar a la gente, pero no las químicas”. Esas son las armas “sucias”, en contraposición a las “limpias” como las bombas y morteros convencionales o incluso las bombas atómicas estadounidenses lanzadas en 1945 sobre Hiroshima y Nagasaki.
Pero la hipocresía de la burguesía no conoce límites. Desde la Primera Guerra Mundial de 1914-1918 donde por primera vez se emplearon masivamente los gases tóxicos, causando centenares de miles de muertos, el arma química nunca ha dejado de fabricarse, « perfeccionarse » y emplearse. Los aparentes acuerdos en cuanto a su no utilización, sobre todo después de las dos guerras mundiales y en los años 80, no eran más que declaraciones de intenciones que ninguna de los firmantes pensaba aplicar. ¡Y así fue! Muchos de los escenarios bélicos desde esa época han conocido la utilización de tales armas. Al norte del Yemen de 1962 à 1967, Egipto empleó sin vergüenza el gas mostaza. En la guerra Irán-Irak en 1988, ciudades como Halabja fueron bombardeadas con armas químicas causando más de 5000 muertos, bajo la mirada benevolente y cómplice de la 'comunidad internacional', de los EEUU y de Francia, pasando por el conjunto de miembros de la ONU! Pero la utilización de este tipo de armas no es el coto privado de pequeños países imperialistas, como la dictadura de Bachar el Assad, como quiere hacernos creer la burguesía. A día de hoy, la utilización más masiva de armas químicas, junto a los bombardeos con napalm, fue obra de los Estados Unidos durante la guerra del Vietnam. Se trataba de descargar masivamente herbicida contaminado con dioxina para destruir los campos de arroz y los bosques. Había que arrasar todo y reducir a la población vietnamita y al Vietcong a la inanición. Tierras desertificadas y quemadas, población asada y asfixiada... esa es la acción del capitalismo estadounidense en Vietnam, quien ahora con otras potencias occidentales, como Francia, se preparan para intervenir en Siria para supuestamente defender a la población. Desde el principio de esta guerra en Siria ha habido más de 100 000 muertos y al menos un millón de refugiados en los países limítrofes. Más allá del discurso divulgado todo el tiempo por todos los medios de comunicación burgueses, la clase obrera tiene que saber cuáles son las verdaderas causas del estallido de la guerra imperialista en Siria.
Siria está actualmente en el corazón del desarrollo de las tensiones interimperialistas y del caos que se extiende desde África del Norte hasta Pakistán. La burguesía de Siria se enfrenta a la guerra en un país actualmente en ruinas pero puede confiar en el insaciable apetito de imperialismos de toda calaña para continuar su juego mortal. En la región, Irán, el Hezbollah libanés, Arabia Saudita, Israel, Turquía..., todos están implicados más o menos directamente en este sangriento conflicto. Los imperialismos más poderosos del mundo defienden igualmente sus intereses más sórdidos. Rusia, China, Francia, Inglaterra y Estados Unidos participan también en la propagación de esta guerra y su extensión en el conjunto de la región. Ante su impotencia creciente para controlar un poco la situación, siembran más caos y destrucción, a veces siguiendo la vieja estrategia de la tierra quemada ("si no puedo dominar esta región, que arda por los cuatro costados").
Durante la guerra fría, este período que va oficialmente de 1947 a 1991 con la caída de la URSS, se oponían dos bloques, el Este y el Oeste, a su cabeza, respectivamente, Rusia y EEUU. Estas dos superpotencias dirigían con mano de hierro sus “aliados” o “países satélites”, forzados a la obediencia contra el ogro enemigo.
El término que calificaba este orden mundial se denominaba la disciplina de bloque. Este período histórico fue muy peligroso para la humanidad, ya que si la clase obrera no hubiera sido capaz de resistir, incluso pasivamente, al adoctrinamiento ideológico bélico, se podría haber llegado a una tercera guerra mundial. Desde el hundimiento de la URSS, ya no existen los bloques, no hay riesgo de una tercera guerra mundial generalizada. También la disciplina de voto se ha hecho añicos. Cada nación juega sus propias cartas, las alianzas imperialistas son cada vez más efímeras y circunstanciales…. Así, los conflictos se multiplican sin que ninguna burguesía pueda al final controlar nada. Es el caos, la descomposición creciente de la sociedad[1].
Así pues, el acelerado debilitamiento de la primera potencia imperialista mundial, los Estados Unidos, participa activamente en el hundimiento de todo el Medio y Próximo Oriente en la barbarie. Al día siguiente del ataque químico en los alrededores de Damasco, los burgueses franceses e ingleses, seguidos mucho más tímidamente por la burguesía americana, declararon de forma altisonante que tal hecho no podía quedar impune. La respuesta militar era inminente y sería proporcional al crimen que acababa de producirse. Pero he aquí que la burguesía americana y de paso algunos burgueses occidentales acaban de sufrir dos fracasos rotundos en las guerras de de Afganistán e Irak, países en total descomposición. ¿Cómo intervenir en Siria sin encontrarse en la misma situación? Pero más aún: estos burgueses han de enfrentarse con lo que ellos llaman opinión pública, al mismo tiempo que Rusia envía nuevos buques de guerras a la región. ¡La población no quiere esta intervención! La mayoría no se cree ya las mentiras de su propia burguesía. La opinión pública es contraria a esta intervención, incluyendo el bombardeo limitada en el tiempo, y ello plantea un problema para la burguesía occidental.
Esto es lo que finalmente obligó a la burguesía inglesa a renunciar a intervenir militarmente en Siria, al precio de contradecirse y rechazar sus primeras declaraciones belicistas! Es también la prueba de que la burguesía occidental no tiene una “buena solución”, solo “malas soluciones”: tanto si no interviene (como ha elegido gran Bretaña) y entonces es una patente admisión de debilidad, como si lo hace (como parece lo que probablemente decidan los Estados Unidos y Francia) y entonces no se conseguirá nada más que un aumento del caos, inestabilidad y tensiones imperialistas incontrolables
El proletariado no puede permanecer indiferente ante toda esta barbarie. Son los explotados los que son las primeras víctimas de las camarillas imperialistas. Que sean chiítas o sunnitas, laicos o cristianos los masacrados no supone ninguna diferencia. Es una reacción humana natural y saludable querer hacer algo al respecto de inmediato, para poner fin a estos crímenes abominables. Es precisamente este sentimiento el que las grandes democracias están tratando de explotar, para justificar sus aventuras bélicas en nombre de causas “humanitarias”. Y cada vez que esto ocurre, la situación mundial empeora. Se trata claramente de una trampa.
La única forma que tiene la humanidad de expresar su verdadera solidaridad hacia todas las víctimas del podrido capitalismo, es derribar este sistema que produce estos horrores. Esta transformación no se producirá en un día. Pero aunque el camino es largo, es el único que llevará realmente a un mundo sin guerra ni patria, sin miseria ni explotación. Pues la clase obrera no tiene banderas nacionales que defender. El país donde vive la clase obrera es el lugar de su explotación y para algunos, el lugar de su muerte, abatidos por las armas de la clase capitalista. Es responsabilidad de la clase obrera oponer su internacionalismo al nacionalismo guerrero burgués. Por muy difícil que sea el camino ¡es necesario, y es posible! La clase obrera de hoy debe recordar que la Primera Guerra Mundial no finalizó por la buena voluntad de los beligerantes, ni tampoco por la derrota de Alemania. Fue la revolución proletaria iniciada en Rusia 1917, y solamente ella quien le puso fin[2].
Tino, 31 agosto
[1] Hemos desarrollado un análisis detallado en las Tesis sobre la Descomposición, Revista Internacional nº 62. Ver /revista-internacional/200510/223/la-descomposicion-fase-ultima-de-la-decadencia-del-capitalismo [13]
Con una gran recurrencia los discursos de gobernantes y los tratados de los “especialistas económicos” nos hablan de la necesidad urgente de las reformas estructurales, en tanto, nos dicen, son fuente de vitalidad y potencialidad de las capacidades productivas de los países, y por tanto esperanzas de una mejor salud de la economía nacional y por extensión, de un mejoramiento de la vida de la población, incluso de los asalariados y demás explotados.
De inicio podemos asegurar que tal promesa de mejora es falsa, pero antes de analizar lo que se encuentra en tales proyectos se requiere tomar en consideración que hablar de reformas en el siglo XXI es un argumento falso, porque el período histórico en el que las reformas económicas y políticas tenían un efecto propulsor en el desarrollo de las fuerzas productivas tuvo lugar en los siglos XVIII y XIX, es decir durante el proceso de consolidación y expansión del capitalismo. El conjunto de reformas impulsadas por la burguesía durante esos años tenía un claro objetivo: limitar las fuerzas del viejo régimen de producción y abrir los caminos para imponer el dominio del mercado capitalista.
En la actual fase de decadencia en que vive el sistema capitalista desde las primeros lustros del siglo XX, las denominadas “reformas estructurales” no son sino programas desesperados de la clase en el poder para dar un poco de oxigeno a su sistema, por eso no pueden sino reforzar la explotación y la mayor degradación de la vida de los trabajadores. Explicado ese contexto es que nos hemos de referir a estas medidas como “reformas estructurales” (es decir, acompañada de comillas).
Cuando se buscan explicaciones sobre el significado de estas medidas suele encontrarse como explicación de su origen el accionar perverso de los “tecnócratas neoliberales” del PRI, los cuales lo hacen siguiendo el mandato directo de las instituciones financieras internacionales como el FMI y el BM… Si analizamos el problema en su forma superficial, esto puede resultar cierto, pero viendo el problema en mayor profundidad, esta conclusión se muestra como una obviedad, pero inútil, por tanto, para entender la realidad, esto es así en tanto no hace sino ver a los actores finales y presentar entonces el problema como una especie de aberración social, ocultando que a fin de cuentas la existencia de estas medidas responden al significado del capitalismo.
Estos argumentos que se repiten y que se presentan como “críticos”, impiden ver la naturaleza de los ataques porque parten de la afirmación de que se trata de un problema nacional, cuando por todo el planeta estas medidas se vienen aplicando, variando tan sólo algunos rasgos o la profundidad. Pero además, la realidad hace ver que no es una práctica exclusiva del PRI. No importa si el partido que se encuentra en el poder es de izquierda o de derecha, la respuesta es la misma, porque ambas expresiones políticas atienden a las necesidades del capital. Por ejemplo, la “reforma laboral” hemos visto que ha sido aplicada con la misma “convicción” por gobiernos como el de Lula en Brasil, o en México por el gobierno de Calderón, miembro de un partido de derecha.
Por más terribles que sean estas medidas, calificarlas simplemente como creaciones descabelladas de un individuo o de un partido poco ayuda en la comprensión de su origen. Lo que estas “reformas” tienen de común en todo el mundo, es que son medidas instrumentadas por la burguesía con el fin de paliar algunas de las secuelas de la crisis económica.
La clase en el poder no tiene más guía de actuación que lo que dicta la ganancia y la acumulación, por eso, si nota dificultades para la obtención de ganancias, no duda en responder con ferocidad. En este sentido es que ante el avance de la crisis económica con sus diversas y diferentes secuelas, la burguesía busca con desesperación medidas que oxigenen un poco la dinámica del sistema.
La visión de la realidad que tiene la clase en el poder está mistificada, pero se encuentra anclada en el pragmatismo, y es sobre esta orientación que instrumenta medidas que le procuren –por lo menos en un corto plazo– un breve respiro a la economía… De manera que si la ganancia capitalista proviene de la explotación del trabajo asalariado, entonces si quiere recuperar (o aliviar) la corrosión que sufre su sistema, tendrá que aplicar medidas que le permitan extraer una masa superior de plusvalía. Por eso estas “reformas estructurales” tienen en su origen la agudización de la crisis capitalista, por lo que la esencia de su construcción lo conforman ataques directos a los trabajadores.
En la década de los 80 del siglo XX, la crisis económica que se había abierto en los últimos años de los años 60, toma una profundidad mayor, marcada de forma particular por la recesión de 1980-82 (y agravada luego con el “crack” del 87), por ello, la preocupación general de la burguesía (y sus economistas) en todo el mundo se concentra en la búsqueda de instrumentos y medidas que les permitan enfrentar algunas de las secuelas más graves de la crisis, pero sobre todo que le den un aliento al proceso de acumulación. Bajo ese escenario es que han surgido las denominadas “reformas”, y de acuerdo a sus objetivos e instrumentaciones las han llamado de primera, segunda o tercera generación.
No nos detendremos en el análisis de esta clasificación, tan solo resaltaremos que la modalidades y el grado que toman es diferente en cada momento e incluso por en cada lugar, no obstante siempre mantiene una línea tendencial que las hace semejantes, y que consiste en buscar limitar los efectos de la crisis económica arreciando la explotación de los trabajadores.
De tal manera que la década de los 80 se encuentra marcada por el avance de la aplicación de estas medidas pretenciosamente llamadas reformas, exponiendo así su ánimo de impulsar la acumulación y la protección de la ganancia. Haciendo un resumen de las características de las “reformas” aplicadas por los Estados de todos los países, podemos presentar tres grandes ejes, a saber:
• Modificación de las condiciones jurídicas de la propiedad (es decir la privatización sistemática). Mediante la privatización de empresas de propiedad estatal, el mismo Estado capitalista busca aparentar un proceso de modernización industrial y sobre todo simular la creación de nuevas áreas de acumulación. No obstante, el Estado al cambiar la forma jurídica de las empresas y permitir la entrada de capitales en el proceso de producción, no hace “renacer al sistema” (como lo sueña), solamente integra capitales privados en una empresa y en un mercado ya existente, que aunque le augura altas ganancias de corto plazo a los capitalistas individuales, no asegura en el plano general que el sistema en su conjunto pueda romper la crisis que lo somete.
La razón es que aunque la acumulación pareciera tomar un ritmo acelerado, este no es duradero, en tanto el crecimiento de la inversión es motivada solamente porque el Estado ha vendido dichas empresas por debajo de su valor, por eso es que no aseguran sino un respiro de corto plazo a la dinámica de acumulación (ya se ha visto que no son pocas las ocasiones que estas inversiones requieren ser “rescatadas”).
• Apropiación del fondo de consumo obrero. A través de la afectación de los salarios directos e indirectos (es decir las remuneraciones que aparecen en la forma de servicios, como la salud, jubilación, educación…) la burguesía, a través de su Estado, se asegura de mantener de forma continua una desvalorización de la fuerza de trabajo, reduciendo así los costos de producción, pero además asegura un mayúsculo despojo de los recursos de los trabajadores, trasladándolo a manos de los capitalistas individuales, procurando sanear así su ganancia. Este mecanismo además se completa con la elevación de las tasas impositivas, de manera que por medio de la aplicación de altos impuestos a las mercancías de consumo diario, el Estado se apropia de una masa de los ingresos de los obreros (en sentido estricto se trata de una apropiación de plusvalía) que luego traslada por transferencias u otros medios a la recuperación de las ganancias capitalistas.
• Intensificación de la explotación de la clase obrera. Ante la evidente dificultad de impulsar la acumulación acompañada de nuevas tecnologías que empujen la productividad, la clase en el poder busca aumentar los ritmos de trabajo, de manera que se ha empeñado en “mejorar” los mecanismos de explotación mediante la llamada flexibilización laboral.
Es sobre este marco que en México (y en el mundo entero) se levantan las “reformas” energética, la fiscal y la laboral (incluyendo su variante aplicada a los profesores de nivel básico y medio superior y denominada “reforma educativa”)…
Una lluvia de ataques económicos se dirige sobre los trabajadores y para hacerlos pasar la burguesía lleva a cabo un relevo de sus fuerzas: por delante está el trabajo de la prensa escrita, de radio y TV conduciendo la campaña, ordenada desde el gobierno, de desprestigio en contra de un sector de trabajadores (en este caso le ha tocado a los maestros) y la repetición de promesas de beneficios; en el relevo se encuentra el aparato sindical y de izquierda cumpliendo el trabajo de sometimiento, diluyendo y desviando el descontento.
El coraje y la combatividad no han faltado entre los explotados, los maestros de forma particular han expuesto su descontento, no obstante la estructura sindical (del SNTE como de la CNTE) ha logrado impregnar la idea de que se trata de un problema gremial y así ha impedido que procuren la unidad con otros sectores de trabajadores… ni aún siquiera ha permitido el acercamiento entre los mismos maestros, al imponerles una separación por secciones o por estados ¡Cómo si el problema pudiera tener solución de forma local!
Estas acciones impuestas por el sindicato no han logrado la unidad y menos aún la extensión de la lucha, y si en cambio al aislar, van creando un ambiente de agotamiento y desmoralización, muy aprovechado para asestar un golpe más por parte del aparato de izquierda del capital, como lo es MORENA (acompañada de una diversa fauna izquierdista), presentándose como críticos de la “reformas” para así colar un nuevo distractor que es la defensa de PEMEX, de la soberanía y de la patria, llevando el descontento al marasmo patriotero en donde los trabajadores son asfixiados y encadenados a la defensa de la economía nacional.
Ante esta cascada de ataques, los trabajadores no tienen más camino que la reflexión colectiva, la búsqueda de la unidad y la organización autónoma. La realidad viene mostrando una vez más que colocar el descontento en manos del sindicato y del aparato de izquierda del capital es encaminar la lucha hacia la derrota.
Tatlin, septiembre 2013
Un compañero que se reclama de las posiciones de la Izquierda Comunista y que discute con nosotros, nos envía una contribución sobre un importante texto de Marx – Crítica del Programa de Gotha[1]- donde “pone a caldo” a la socialdemocracia alemana que preconizaba la utilización del Estado para “favorecer” al proletariado y a todos los explotados e igualmente para “avanzar” hacia el comunismo.
El comentario que hace el compañero es muy de actualidad. Hoy vemos como los PSOE, IU y grupos “más a la izquierda” pretenden encajonarnos en las patrañas de la “sanidad pública”, la “educación pública”, es decir, hacernos elegir entre ser machacados por tiburones privados o por burócratas “públicos”. PSOE, IU y demás compinches, venden la moto de un “Estado al servicio de los más desfavorecidos” tratando de hacernos olvidar que el Estado es una máquina burocrática al servicio de la minoría explotadora y dominante. Sus instrumentos esenciales son la policía, el ejército, los tribunales, las cárceles, los cuales son disimulados y avalados por una fachada de “derechos democráticos” y por un “Estado del bienestar” hoy en desguace debido a la agudización extrema de la crisis capitalista.
El Estado –órgano de la sociedad de clases–
no puede ser utilizado para acabar con la sociedad de clases
La crítica del Programa de Gotha, de Marx (también conocido como Glosas marginales al programa del Partido Obrero Alemán) es un documento de vital importancia a la hora de entender el fetichismo del Estado y la visión que de éste tienen toda una serie de corrientes hoy ajenas al campo proletario, desde la socialdemocracia hasta el trotskismo, pasando por el estalinismo. Corrientes que bien podrían reproducir, de una forma u otra, el reduccionismo hegeliano del Estado como ''imagen de la razón'', como una especie de ''espada en medio de la arena'' que puede usarse para batir al contrincante si se utiliza de forma eficaz, ya lo haga la burguesía o el proletariado. A continuación analizamos los que pueden ser los fragmentos de la Crítica más certeros al respecto, empezando por la crítica económica.
La emancipación del trabajo exige que los medios de producción se
eleven a patrimonio común de la sociedad y que todo el trabajo sea regulado
colectivamente, con un reparto equitativo del fruto del trabajo
Respuesta de Marx:
''Aquí reina, evidentemente, el mismo principio que regula el intercambio de mercancías, por cuanto éste es intercambio de equivalentes. Han variado la forma y el contenido, porque bajo las condiciones transformadas nadie puede dar sino su trabajo […] Pero, en lo que se refiere a la distribución de éste entre los distintos productores, rige el mismo principio que el intercambio de mercancías equivalentes: se cambia una cantidad de trabajo, bajo una forma, por otra cantidad igual de trabajo, bajo otra forma distinta. […] El derecho de los productores es proporcional al trabajo que han rendido; la igualdad, aquí, consiste en que se mide por el mismo rasero: por el trabajo''
Bien podría valer esta crítica para las muchas organizaciones que comparten la noción de ''reparto equitativo del trabajo'' y su ''regulación colectiva'' a través de la defensa de amplios programas de nacionalización de empresas, que como bien deja claro aquí Marx, acaban siendo simplemente una reproducción de los esquemas más simples de la producción de mercancía, una cantidad de trabajo determinada que se intercambia por otra cantidad de trabajo objetivada en la mercancía y que sigue sin dar a los proletarios más ''derechos'' que los que puedan asegurarse vendiendo su fuerza de trabajo.
Pero Marx prosigue yendo a la esencia de la cuestión, a la noción de ''distribución justa'' tan propia de todos los que tienen un lugar común en el estatismo:
''Aun prescindiendo de lo que queda expuesto, es equivocado, en general, tomar como esencial la llamada distribución y hacer hincapié en ella, como si fuera lo más importante. El socialismo vulgar (y por intermedio suyo, una parte de la democracia) ha aprendido de los economistas burgueses a considerar y tratar la distribución como algo independiente del modo de producción y por tanto, a tratar el socialismo como una doctrina que gira principalmente en torno a la distribución. Una vez que está dilucidada desde hace ya mucho tiempo la verdadera relación de las cosas, ¿por qué dar marcha hacia atrás?''
El socialismo científico no es un método racionalista, si por algo se diferencia de la ciencia política burguesa es porque es materialista, porque concibe la superestructura política de las sociedades como una expresión del modo de producción por el que se erigen esas sociedades. Aun siendo cierto que ambos pueden influenciarse recíproca y dialécticamente (la influencia de las condiciones materiales en el hombre, pero también la de éste en las condiciones materiales) el proletariado no es una clase poseedora, al contrario que la burguesía, que disfruta de toda una serie de medios culturales con los que de hecho puede (mejor dicho: podía) influir en una orientación u otra del modo de producción en el que es la clase dominante. Al proletariado esto le es ajeno por completo. La dictadura proletaria, si de su carácter transicional y revolucionario se ha de extraer algo, es dos cosas: por un lado, la ruptura con todo el orden burgués, incluida la estructura política salvaguarda de la producción de mercancías: es decir, el Estado moderno. Y por otro lado, su necesidad de concretarse en la revolución mundial, sin la cual el débil equilibrio en el que conviven la dictadura proletaria y el capital nacional todavía presente, se romperá en favor de la regeneración completa del Estado y con él el de la dominación de las formas políticas del capital y de una burguesía que lo gestione nacionalmente y que lo proyecte internacionalmente.
Aquí tendemos un puente entre la cuestión económica y la política, en concreto la del carácter internacional de la revolución proletaria, del cual se sirve Marx para criticar el siguiente punto del programa del Partido Obrero Alemán, situándose en confrontación directa con su inter-nacionalismo burgués populista y que bien podría relacionarse con el ''antiimperialismo'' socialpatriota de las anteriormente nombradas tendencias. Y esto es así, precisamente por la visión que se tiene del Estado, que acaba extendiendo esa ruptura con el materialismo dialéctico, en fin, a todas las demás cuestiones: la de la nación, la del capital, la de la dictadura proletaria:
«5. La clase obrera procura, en primer término, su emancipación dentro del marco del actual Estado nacional, consciente de que el resultado necesario de sus aspiraciones, comunes a los obreros de todos los países civilizados, será la fraternización internacional de los pueblos»
Respuesta de Marx:
''Naturalmente, la clase obrera, para poder luchar, tiene que organizarse como clase en su propio país y ésta es la palestra inmediata de sus luchas. En este sentido, su lucha de clase es nacional, no por su contenido, sino, como dice el Manifiesto Comunista, 'por su forma' […] ¿Y a qué reduce su internacionalismo el Partido Obrero Alemán? A la conciencia de que el resultado de sus aspiraciones 'será la fraternización internacional de los pueblos’, una frase tomada de la Liga burguesa por la Paz y la Libertad[2] […] ¡De las funciones internacionales de la clase obrera alemana no se dice, por tanto, ni una palabra!''
Pero el ataque al prejuicio estatista del socialismo como tal, en su esencia política no acaba ahí, sino que los argumentos de mayor peso dados al respecto son ofrecidos con claridad en la crítica de la 1ª tesis del capítulo III del Programa:
«Para preparar el camino a la solución de la cuestión social, el Partido Obrero Alemán exige que se creen cooperativas de producción, con la ayuda del Estado y bajo control democrático del pueblo trabajador. En la industria y en la agricultura, las cooperativas de producción deberán crearse en proporciones tales que de ellas surja la organización socialista del trabajo»
Respuesta de Marx
''La lucha de clases existente es sustituida por una frase de periodista, 'la cuestión social', para cuya 'solución' se 'prepara el camino'. La 'organización socialista de todo el trabajo' no resulta del proceso revolucionario de transformación de la sociedad, sino que 'surge' de la 'ayuda del Estado', ayuda que el Estado presta a cooperativas de producción 'creadas' por él y no por los obreros. ¡Esta fantasía de que con empréstitos del Estado se puede construir una nueva sociedad como se construye un nuevo ferrocarril es digna de Lasalle[3]!
Ya en el capítulo IV, encontramos los siguientes argumentos con respecto a la consigna del Partido Obrero de ''Base libre del Estado'':
''El Partido Obrero Alemán demuestra cómo las ideas del socialismo no le calan siquiera la piel; ya que, en vez de tomar a la sociedad existente (y lo mismo podemos decir de cualquier sociedad en el futuro) como base del Estado existente (o del futuro, para una sociedad futura) considera más bien al Estado como un ser independiente, que posee sus propios 'fundamentos espirituales, morales y liberales' […] los distintos Estados de los distintos países civilizados, pese a la abigarrada diversidad de sus formas, tienen en común que todos ellos se asientan sobre las bases de la moderna sociedad burguesa
[…] Cabe entonces preguntarse: ¿qué transformación sufriría el Estado en la sociedad comunista? […] Esta pregunta sólo puede contestarse científicamente, y por mucho que acoplemos de mil maneras la palabra 'pueblo' y la palabra 'Estado', no nos acercamos ni un pelo a la solución del problema.''
Tras aclarar que no hay más base material del Estado que las relaciones de producción que le han dado forma, el materialismo dialéctico impone la necesidad de analizar en qué medida puede cambiar la naturaleza de ese Estado si ese modo de producción se ve sacudido de alguna forma, más si lo que toma forma aquí es una revolución. Aquí Marx explica de forma magistral cómo, salvando la distancia histórica, adoptar una actitud fetichista hacia el Estado y hacia las reivindicaciones eclecticistas, democráticas, que no inciden sobre el trasfondo revolucionario esté éste presente o no, acaba redundando en el abandono mismo del campo proletario y el paso a la contrarrevolución:
''Entre la sociedad capitalista y la sociedad comunista media el período de la transformación revolucionaria […] cuyo Estado no puede ser otro que la dictadura revolucionaria del proletariado. […] Sus reivindicaciones políticas no se salen de la vieja y consabida letanía democrática: sufragio universal, legislación directa, derecho popular, milicia del pueblo, etc. Son un simple eco del Partido Popular burgués.''
Por otro lado, si el Estado puede ''alejarse cada vez más y más'' de la sociedad y ''tomar un divorcio con ella'' no es porque sea un organismo independiente de ella, sino porque esto se ajusta consecuentemente, y de una forma totalmente explicable desde el materialismo, por la necesidad cada vez más acuciante del capital de sobrepasar las contradicciones internas del modo de producción en él basado y proyectar la anarquía de la producción nacional hacia afuera, hacia la arena del mercado mundial. Marx vuelve a tomar como base una consigna del Partido Obrero para, quizá adelantándose, explicar uno de los fenómenos más comunes de las relaciones de producción capitalistas en las que se dan formas de capitalismo de Estado (en buena parte dominantes en la etapa decadente del capitalismo, la actual) que ya en la época de esta obra se empiezan a vislumbrar, siendo estos fenómenos algo totalmente común dentro de la lógica capitalista:
''Que por Estado se entiende, en realidad, la máquina de gobierno, o el Estado en cuanto, por efecto de la división del trabajo, forma un organismo propio, separado de la sociedad, lo indican ya estas palabras: 'el Partido Obrero Alemán exige como base económica del Estado: un impuesto único y progresivo sobre la renta'.''
Como colofón de este texto, resumimos la concepción estatista del socialismo en su más amplio y a la vez sintetizado significado en uno de los últimos párrafos de la Crítica, a partir del cual podemos tomar una línea directa de relación con las organizaciones socialpatriotas populistas de hoy, que, creyéndose en la etapa ascendente del capitalismo, creen ver en el Estado, e inevitablemente en el capital del que es expresión a todos los niveles, un elemento que puede ser ''utilizado'' en favor del proletariado. E incluso, aun teniendo el capital en la época de Marx una labor histórica progresista frente a las formas socio-económicas pre-capitalistas y feudales, el autor renano no deja cabo sin atar abogando por que la vanguardia revolucionaria reconozca ya en su programa la necesidad de romper con la democracia, con la consigna democrática, con la reforma estatal:
''Pese a todo su cascabeleo democrático, el programa está todo él infestado hasta el tuétano de la fe servil de la secta lasalleana en el Estado; o –lo que no es mejor ni mucho menos– de la superstición democrática; o es más bien un compromiso entre estas dos supersticiones, ninguna de las cuales tiene nada que ver con el socialismo.''
[1] Ver Crítica del programa de Ghota [635].
[2] La liga por la Paz y la Libertad fue una organización que se fundó en 1867 y que se planteaba una acción pacifista frente a la guerra en lugar preconizar una lucha de clase proletaria contra ésta. En su fundación jugó un destacado papel el anarquista Bakunin.
[3] Aventurero político alemán que fundó la Asociación General de Obreros Alemanes en 1863 pero a espaldas de ésta pactó con el gobierno de Bismark para promover una suerte de “socialismo de Estado” lo cual es una completa aberración. Para un denuncia de los engaños defendidos por los “socialistas de Estado” ver “Comunismo contra socialismo de Estado”, Revista Internacional nº 78 /revista-internacional/199412/1845/ix-comunismo-contra-socialismo-de-estado [828]
Hace poco vi la película “Frankenstein de Mary Shelley” y hubo algo que me impactó. La “criatura” está interpretada por un irreconocible Robert de Niro... horrible con todas esas marcas en el rostro. En una escena, que transcurre durante un duro invierno, ayuda en secreto a una familia de campesinos pobres, en cuyo granero se esconde, arrancando nabos del suelo congelado, tarea que ellos ya no podían hacer, de lo fuerte que era la helada. La criatura tiene una fuerza enorme y grandes reservas de energía. Deja los nabos frente a la puerta de la casa. Ellos, a cambio, dejan comida a “el espíritu del bosque”. Fue entonces cuando se me vino a la cabeza lo siguiente. La “criatura”, el producto de los esfuerzos del burgués Víctor Frankenstein, no es otra que la clase obrera. Y toda la historia se puede leer como un mito sobre la creación por la burguesía de la clase trabajadora, de la cual depende. La clase obrera le aterra pero la percibe como algo necesario. “Algo” necesario, sí, pero desagradable, feo, temible e incivilizado. ¿Han cambiado las cosas desde entonces?[1]
Pero, si esto es así (y creo que debe serlo), se plantea la siguiente cuestión: ¿era Mary Shelley consciente de ello, o bien la creación de esta historia surgió de una respuesta subconsciente? Bueno... está claro que no podemos saberlo. La historia se desarrolla en un período revolucionario en la época de la Revolución Francesa. Esto fue antes del nacimiento de la autora. Sin embargo, ciertos acontecimientos dramáticos ocurrieron cerca de casa de Mary durante los años previos a su relato (1812-1817) que bien podrían haberle hecho darse cuenta, de forma más o menos consciente, de la aparición y creciente fuerza de la clase obrera. En estos acontecimientos estaban involucrados los Luditas, que, sin duda, infundieron temor en los corazones de la burguesía mediante la ruptura de máquinas, los fuertes disturbios y la quema de edificios. Incluso se vestían de mujer en las calles. ¡Qué horriblemente monstruoso era todo esto! ¿Qué le estaba pasando a esta respetable sociedad? ¿Es que las clases bajas ya no conocían su lugar en ella?
El historiador Eric Hobsbawm señaló que Gran Bretaña tenía más tropas luchando contra los Luditas que contra Napoleón en la Península Ibérica. El Parlamento en Gran Bretaña tenía una ley que condenaba a muerte a los destructores de máquinas. Los Luditas eran tomados muy en serio. Byron, el poeta y amigo de Mary y Percy Shelley, en cuya casa habían estado viviendo ambos cuando la idea de escribir una novela de terror surgió por primera vez (Byron estaba por la elaboración de un proyecto de historia de vampiros –que se desarrolló más tarde por otros en la industria cinematográfica con Drácula), simpatizaba con los Luditas. Afirmaba que merecían piedad y no castigo. Su situación era tan miserable... eran sustituidos en sus puestos de trabajo por mano de obra barata gracias a la nueva tecnología.
Hoy, los comunistas podemos lamentar que los Luditas recurrieran a los disturbios y la destrucción, porque no es el mejor camino a seguir para el crecimiento de la solidaridad proletaria y la consciencia de clase. Pero como Hobsbawm señaló: no era una cuestión de hostilidad hacia las máquinas como tales. “La destrucción de máquinas era simplemente una técnica del sindicalismo antes y durante las primeras etapas de la revolución industrial”. Sin embargo, esta técnica no auguraba nada bueno para el desarrollo del movimiento. Y luego está también la cuestión de la venganza. Perder tu trabajo no es divertido, y perderlo por la maquinaria y la mano de obra barata un insulto que requiere un acto de venganza. O algo así puede parecer. Los Luditas tomaron su venganza. La “criatura”, el monstruo de Frankenstein, también se venga salvajemente de su creador y de los parientes de este. Es, verdaderamente, una historia de terror. ¿Pero no es todo lo relacionado con la burguesía una historia de terror, y más aún hoy en día?
En “Los Luditas 1811-1816” Marjie Bloy escribe: “La tejeduría era sobre todo una industria doméstica, el tejedor alquilaba la máquina al patrón y trabajaba en su propia “tienda” usando el hilo que le había dado el patrón, y los artículos terminados se devolvían al patrón para ser vendidos. Por tanto, las máquinas estaban esparcidas por los pueblos. Era fácil para los Luditas destrozar una y luego desaparecer rápidamente. Entre marzo de 1811 y febrero 1812 destrozaron cerca de mil máquinas por un coste de entre 6.000 y 10.000 libras. En abril de 1812, los Luditas quemaron el molino de West Houghton en Lancashire. Samuel Whitbread , un diputado , dijo sobre el suceso “En cuanto a las personas que ennegrecieron sus rostros, y se desfiguraron con el fin de ocultarse, y asistieron a la reunión el Deanmoor, cerca de Manchester... resulta que diez de ellos eran espías enviados por los magistrados... Los espías eran justamente los cabecillas de la travesura, e incitaron a la gente a cometer acciones que, de no haber sido así, ellos mismos no hubieran pensado” [Debates parlamentarios, Primera Serie, vol. 23, Col.1000 (l8l2)]. Las autoridades fueron incapaces de detener los ataques por lo que el gobierno se vio obligado a introducir una legislación especial. La destrucción de máquinas se había declarado delito capital ya en 1721. En 1811 se aprobó una ley especial para asegurar la paz de Nottingham. En el penal de Nottingham en marzo de 1812, siete Luditas fueron condenados a deportación de por vida, mientras que otros dos fueron absueltos”.
Vale la pena señalar aquí que “los rostros ennegrecidos” contenían espías del gobierno, una confirmación histórica de la gran hipocresía de la clase dominante y su inclinación por las estrategias maquiavélicas, incluso en los inicios del movimiento obrero. ¿Se vistieron como mujeres también?
Volvamos ahora a Mary Shelley y su criatura frankesteiniana. Teniendo en cuenta las actividades públicas de los Luditas, bien pudo haber visto en su criatura “científicamente” producida al menos un reflejo de la emergente clase obrera buscando su conciencia y desarrollando sus primeras luchas. Como autora de la novela, o tal vez como mujer, ella no encuentra a su “criatura” odiosa, como la mayoría de los otros personajes de la historia lo hacen. Como un comentarista del libro ha dicho: “el monstruo es la mejor persona en el libro”. Pero entonces, si él es “la clase trabajadora”, y casi todos los demás personajes son burgueses, lanzados a la búsqueda de intereses en general egoístas, esto no es ninguna sorpresa. Hacia la mitad de la novela, Shelley se compromete a educar a su criatura, lo que le permite aprender a hablar y luego someterse a un feroz curso de lectura, centrado en gran medida en “El paraíso perdido” de Milton, que introduce la idea de que la criatura es un Adán que necesita a toda costa una Eva [2]. La historia termina en el congelado ártico, donde tanto amo como esclavo son incinerados en la misma pira funeraria. La criatura, por elección, quemada viva.
Es posible, por supuesto, interpretar esta historia de una forma diferente, y ver a la criatura no como la representación de la clase obrera, sino como la forma materializada del capitalismo: feo, temible e inmensamente poderoso. Sin embargo, incluso en esta última interpretación la criatura sigue siendo el producto de la creación del burgués Frankenstein, así como es el capitalismo mismo, la creación incontrolable e involuntaria de la burguesía como clase. ¿Es esa ambigüedad lo que caracteriza una buena historia?
¿Pero por qué está la historia tan llena de miedo? La criatura en sí misma es temible para la vista, fuerte e inclinada a la violencia si se ve frustrada. Pero lo que busca es el amor y la comprensión; una necesidad muy humana, que ninguno asociaría con el insensible e implacable modo de producción capitalista. Luego está también la ciencia y el empeño e interés científico. Es la actitud irreflexiva de Frankenstein hacia la ciencia lo que le permite inventar algo que luego lamentará enormemente. Esto se parece bastante a invenciones científicas posteriores, como la bomba nuclear y las armas químicas y biológicas. ¿Es la ciencia, en manos de la burguesía, otra cuestión que hay que temer? ¿Es la burguesía siempre una clase irresponsable e inmadura que sólo es capaz de actuar de forma responsable en el campo de búsqueda de lucro, en la que por supuesto, todo vale?
Y luego están los Luditas. No se les menciona como tal en la novela, pero tampoco a la burguesía o a la clase obrera. ¿Fueron los Luditas los que originaron el miedo inicial que sustenta la historia? Mi hipótesis es que por supuesto. Pero los Luditas no fueron la clase obrera como entendemos que es la clase ahora. Eran una manifestación temprana de la protesta de la clase obrera. Podemos incluso ver aspectos terroristas en su comportamiento. Se ennegrecían el rostro, rompían la maquinaria y quemaban las fábricas. Ellos, sin duda, inyectaban el pánico en la burguesía. ¿Quién eran exactamente? ¿Qué es lo que querían? ¿Por qué se comportaban de una manera tan espantosa y teatral? En algunos aspectos de su actividad podríamos compararlos a los Mau Mau en Kenia: usando el miedo, el secretismo y el terrorismo en la búsqueda de sus objetivos, y fomentando una angustia indescriptible en sus opresores burgueses. Pero el ejemplo no es bueno en realidad: los Mau Mau eran una manifestación de los propios burgueses, en busca de la liberación nacional, cosa totalmente ajena a los Luditas. Sólo se pueden comparar en la forma de protesta.
Que la criatura represente a Napoleón, visto por la burguesía inglesa, creo que no es algo con lo que podamos estar de acuerdo. Arrancando nabos, viviendo con los campesinos, aprendiendo a leer a escondidas..., estas no son cosas fácilmente asociados con Bony [3], aunque por supuesto, fuera también, una “criatura” fabricada de cabo a rabo por la misma burguesía.
Fred
[1] Un poco de investigación en Internet confirma que esta interpretación “marxista” del cuento ha estado circulando por la Web ya por algún tiempo.
[2] Tal vez lo que realmente necesitaba era un Edward, si lo hubiera conocido. Pero esto es una complicación que no vamos a considerar aquí.
[3] Bony era el nombre despectivo que los ingleses daban a Napoleón.
Las movilizaciones de los profesores, sobre todo de educación básica, en los meses recientes han expresado el rechazo al ataque del Estado a sus condiciones laborales. De manera intermitente, hemos visto brotes de descontento y manifestaciones en casi todas las entidades donde los trabajadores del sector educativo han intentado sumarse a las protestas contra la reforma laboral disfrazada de educativa mostrando que existe un descontento real, un hartazgo y, más aún, una combatividad que, aunque con muchas confusiones, expresa una voluntad de hacer algo, de movilizarse, de luchar. Incluso, hay voces que han calificado a estas manifestaciones como la segunda primavera magisterial después de aquellas importantes movilizaciones hace 24 años del magisterio a nivel nacional y, particularmente en el DF, que tuvieron su cenit en el mes de abril de 1989.
Sin embargo, algo huele mal, algo no cuadra muy bien para la lucha que se plantea como una necesidad acuciante para los trabajadores de este sector y, en general, del conjunto de la clase trabajadora y que es necesario que se retome en las discusiones que se dan en los centros de trabajo, en las calles, en todos lados donde se plantean este tipo de reflexiones y a las que queremos contribuir como parte de la clase obrera que es a la que pertenecen los profesores de educación básica y media superior y que les ha tocado ahora el turno de la guillotina del capital que avanza inexorablemente sacrificando todo a su paso sin ningún límite, hasta que los trabajadores lo resuelvan de manera histórica.
Con el riesgo de que seamos etiquetados, de primera intención, como “charros” o agentes del Estado, que es lo mismo, al incluir en la tenaza a la CNTE diremos que, efectivamente, ésta ha sido el brazo más efectivo del Estado para hacer pasar los ataques que ha recibido este sector por lo menos en las últimas dos décadas. Una aseveración que es difícil de aceptar dada la reputación de disidencia radical de esta agrupación sindical frente al accionar totalmente institucional del SNTE que, a toda costa, impide cualquier movilización de los profesores aún si ésta se diera de manera “cívica” ([2]). Una comparación que inevitablemente identifica a la primera como la expresión sindical de lucha y combativa y al segundo como su contrario, vendido, traidor…
Sin embargo, poniendo un poco de atención podremos ver una complementación de ambas agrupaciones para cumplir una única función: someter al sector de profesores públicos, que es muy grande, a los designios del Estado Y aquí no denostamos a los miles de profesores que, de manera honesta, siguen a esta agrupación como “alternativa” ante los “charros” como tampoco condenamos a los otros tantos trabajadores que hacen lo propio en cuanto al SNTE. No, hablamos de manera directa de la burocracia sindical como profesión, de estas formaciones que tienen motivaciones ideológicas e intereses materiales particulares en su accionar totalmente antiobrero. En cuanto al SNTE, la cosa aparece más o menos clara pero cuando hablamos de la CNTE es más difícil discernirlo. Pongamos algunas evidencias.
¿Qué hace el SNTE? Los funcionarios “oficiales” y sindicales que son la misma cosa en la estructura educativa ([3]) intimidan y amenazan a cualquiera que se atreva a cuestionar los ataques. Pero, ¿qué hace la CNTE?... Complementa lo anterior. A través de los años se han acumulado evidencias que señalan una conexión directa o indirecta (da lo mismo) entre la cúpula de la CNTE y el SNTE y, por tanto, el Estado mismo. Pero aún si esto no se comprobara de manera empírica bastaría con analizar la práctica de la CNTE para corroborarlo.
Las acciones “radicales” de la Coordinadora tales como bloqueos de carreteras, toma de casetas de peaje, cierre de avenidas en las ciudades, toma de edificios y el tradicional plantón-campamento en las plazas públicas que ha fomentado por décadas son actividades que van en contra de una lucha real pues no solo favorecen la represión estatal sino que los aíslan del resto de los trabajadores quienes no se identifican con esta práctica.
Pero además, las demandas puestas por delante sobre todo se orientan a exigir democracia sindical que es veneno puro para la lucha obrera pues su tarea no es la de rescatar o democratizar a un aparato que está integrado completamente al Estado y que tiene una función completamente antiobrera ([4]). Esto hace que quienes se animan a parar y salir a la calle caigan en esta trampa y los que desconfían de esas acciones prefieran quedarse trabajando o en casa con similares resultados que van en contra de una movilización real y amplia tan necesaria para detener los ataques.
La única alternativa para echar atrás los golpes es que este sector conciba y plantee su lucha como parte de un combate más general del proletariado que resiente los mismos ataques y esto puede hacerse rompiendo los grilletes sindicales que los atan y encierran en el sector, llamando a celebrar asambleas donde se reflexione la situación que viven todos, donde se discuta cómo organizar el combate, cómo llamar a otros trabajadores a que también se animen a luchar, que decidan encontrarse de manera masiva en la calle. Esta idea de una lucha generalizada a todos los sectores podría tener simpatía si en lugar de demandas excluyentes de cada sector se plantean exigencias integradoras en las cuales se reconozcan todos los trabajadores que están siendo atacados o que están en esa agenda en el futuro inmediato.
Ante esta necesidad apremiante, los sindicatos y sobre todo los “independientes” o “democráticos” hacen hasta lo imposible por mantener a sus miembros afiliados, a quienes corporatizan al igual que los sindicatos “charros” por múltiples medios que no descartan la intimidación y el chantaje, aislados del resto de trabajadores desgastándolos en acciones tan “radicales” como estériles. Ejemplos abundan como el hecho de que en varias ocasiones los profesores han marchado al mismo tiempo que electricistas u otros sectores pero… cada quien por su lado. Y en cuanto a las demandas se encargan siempre de que no solo sean excluyentes sino incluso contrarias a otros sectores.
Pero además, las acciones “radicales” de cierre de avenidas o bloqueos buscan sobre todo provocar un enfrentamiento entre los manifestantes y el resto de los trabajadores que se ven afectados en sus actividades. Una estrategia que se complementa con la campaña de desprestigio ensordecedora de los medios que los satanizan exhibiéndolos como salvajes violentos que se dedican a destruir para evitar que se produzca la más mínima solidaridad con ellos y así facilitar la represión como ya se vio. Este escenario lo hemos vivido durante décadas con resultados similares: los trabajadores acaban siendo atados de pies y manos para hacerles aceptar los ataques sucesivos a sus condiciones de vida como pasó, por ejemplo, con la modificación de la ley del ISSSTE en 2007. Por cierto, también ahora el engaño de los amparos está teniendo éxito no solo interpuestos ante las leyes federales sino también ante las leyes estatales para inculcar falsas esperanzas en la legalidad burguesa.
A la situación descrita se suman las “movilizaciones” nacionalistas de la izquierda del capital (Morena, cardenistas, etc.) que están llamando al magisterio y al resto de trabajadores a sumarse a la lucha por la defensa del petróleo como propiedad nacional. La CNTE de hecho ya se integró a esa estructura declarando que su lucha ahora es “superior”. Esta amplificación de la trampa pretende acabar de enterrar las preocupaciones genuinas de los trabajadores por sus intereses como clase bajo un montón de estiércol patriotero, llevándolos al terreno de las disputas burguesas por la parte del león de la industria petrolera.
Y este accionar de las fuerzas políticas burguesas aparte de expresar los conflictos existentes en el seno del Estado, lo que buscan es el encuadramiento social a gran escala del conjunto de los trabajadores que también están siendo atacados en todas partes para evitar que busquen sus propias alternativas de lucha ofreciéndoles solo este terreno minado.
Esta maquinaria tan bien aceitada empero no debe convencer a los trabajadores del mensaje que le conviene a la burguesía: resignarse a aceptar los ataques sin protestar. Sino que hay que hacer el esfuerzo por clarificar alrededor de nuestra propia experiencia histórica y reciente de lucha para buscar alternativas de combate que ya han sido destacados como adquisiciones positivas por nuestra clase en todo el mundo. No hay otro camino. Seguir confiando en los sindicatos sean “oficiales” o “independientes” es condenarnos a la derrota siempre.
La esperanza de la clase obrera no es mítica sino que descansa y se inspira en su experiencia como clase histórica y mundial. Las pequeñas escaramuzas que hemos relatado se dan en un contexto internacional que en casi tres años ha sido escenario de intentos muy interesantes para reanudar los combates obreros ensayando múltiples formas de organización y de lucha. Las aportaciones de las movilizaciones sociales como la llamada “primavera árabe”, los “indignados” en España, los “Ocuppy” en EU, el estallido de luchas en Turquía o las manifestaciones masivas a mediados de este año en Brasil (ver artículo en esta edición), están ahí para sostener la confianza de que el proletariado sí puede levantar la cabeza con dignidad y responder con coraje a los ataques repetidos que recibe en todas partes.
Hay una indignación generalizada por la caída alarmante en nuestras condiciones de vida y de nuestras familias y la idea de luchar recorre las cabezas ganando cada vez más adeptos.
Luchar es necesario, sí, pero por nuestros propios medios, fuera de los sindicatos que jamás permitirán que asumamos una lucha propia.
Hay que luchar, pero cuidándonos de no quedar en medio de las pugnas intersindicales donde las diversas camarillas se disputan el control de la estructura en varios niveles.
Tenemos que luchar pero superando las barreras del sector industrial o profesional e iniciando un combate solidario por demandas compartidas.
En fin, hay que luchar pero guiando nuestras acciones con la reflexión colectiva en asambleas generales donde las decisiones se compartan y se propongan metas conscientes de avance.
RR, 27 de sept.
[1]) Ver RM no 85 julio-agosto 2005.
[2]) Aunque precisamente en 1989 el mismo SNTE tuvo que convocar a marchar a miles de profesores al no poder evitar el ímpetu del movimiento que se estaba generando aunque de manera ordenada y cuidando algunas “formas”.
[3]) Y lo mismo vale para la CNTE y la estructura de la SEP en los diferentes estados que controla.
[4]) Por cierto, en la llamada primavera magisterial la CNTE se encargó de sacrificar las genuinas demandas laborales en aras de su participación “paritaria” al lado de los “charros” o lo que es lo mismo, la democracia sindical.
A continuación presentamos un artículo redactado por un compañero de Arequipa, Perú, muy cercano a nuestras posiciones. Hemos decidido publicarlo no solo por la coyuntura de guerra y sangre que hoy afecta a los proletarios de esa parte del mundo sino también porque pone claro y contundente énfasis en denunciar las pugnas imperialistas que se ceban en Siria, específicamente el bloque USA apoyando a los rebeldes y el binomio Rusia-China aliados de Al Assad.
También se subraya el papel de carne de cañón que el proletariado juega en esta enésima pugna imperialista, y el llamado a negarse a participar en cualquier bando burgués, reivindicando el internacionalismo proletario contra la guerra imperialista.
Por último, hacemos una observación al artículo en lo relacionado a la posibilidad de una intervención militar directa norteamericana que el autor ve como factible de llevarse a cabo. Nosotros, en nuestra toma de posición sobre las tensiones imperialistas del último Congreso de CCI hemos argumentado que el imperialismo USA actualmente no está en condiciones económicas para solventar una nueva invasión. Por otro lado el gigante imperialista ha salido bastante malparado y desprestigiado (cuando no derrotado) en sus dos últimas aventuras bélicas en Irak y Afganistán. Por el contrario, hoy el imperialismo norteamericano busca reforzar sus posiciones en la región azuzando al Estado israelí, amenazando con bombardeos y apuesta a sostener a algunas de las facciones opositoras al gobierno sirio, todo con tal de no perder terreno en la competencia imperialista.
Internacionalismo-Perú
La disputa entre los bloques imperialistas de la OTAN y los aliados del régimen de Al Assad abren un periodo de candentes convulsiones sociales que se van gestando en la región del Oriente Medio –así como en Egipto y la “Primavera árabe” que se saldó con la muerte de miles de nuestros hermanos proletarios–, las burguesías imperialistas vuelven a emprender, a sangre y fuego una nueva ofensiva del capitalismo mundial en Siria.
Amparándose en la sacrosanta “democracia” burguesa, la “libertad”, “derechos civiles” la “paz” y otras chácharas que caracteriza al discurso dulzarrón de la clase dominante, una vez más la burguesía imperialista franco-estadounidense pretenden emprender una intervención militar que a su vil juicio será “controlada” –en palabras del Secretario de Estado John Kerry–, con el propósito de militarizar la región, tal como estos sanguinarios capitalistas lo hicieron en Irak y Afganistán, para desatar una carnicería que hasta la fecha ha cobrado más de 100 mil muertos (¡incluso más de 11 mil niños!) Por parte de la “Oposición Rebelde” (estos financiados por la OTAN) y del oficialismo del régimen sirio, so pretexto de disuadir al sanguinario régimen de Al Assad del no uso de armas químicas.
Frente a esto la ONU y la Iglesia Católica pretenden encubrir la masacre, haciendo llamamientos a la “paz mundial”, cuando en la práctica siempre ha marchado a la zaga de los poderes de facto de la burguesía imperialista en los regímenes de terror que otrora instalaron en América Latina y los países asiáticos, esta misma burguesía imperialista quién representada por el “Premio Nobel” Barack Obama pretende concertar una alianza una alianza con los países del G-20 con miras a una intervención militar. Si bien frente a esto la respuesta de las “potencias emergentes” cuya principal fuerza de vanguardia está personificada en Rusia con Vladimir Putin, ha manifestado estar en desacuerdo pretendiendo posar de “neutral” argumentando “… que hasta no se haya demostrado que el gobierno sirio haya utilizado armas químicas, no aprobará una intervención militar…”, palabras con cuales aparentemente estarían de acuerdo la coalición burguesa que integra los llamados “Bricks” (China, Rusia, Brasil, etc.).
Sin embargo estas desavenencias entre estos dos bloques imperialistas de la burguesía mundial, no son muestra que existan dos bloques del “bien y el mal” o “imperialista o anti-imperialista” y menos aún que Rusia y China, países capitalistas de estado secundados por las facciones del castro-chavismo en Latino América, pretendan hacerle frente al capitalismo con miras a la construcción de “un nuevo modelo de sociedad” en su denodada y cacareada “lucha anti-imperialista”. Lo que ambos bloques demuestran es un deliberado accionar militar y de inteligencia con miras a posicionar sus intereses de clase e instalar sus bases militares para de esta forma ejercer dominación y la opresión capitalista que caracteriza a cualquier régimen burgués, y para este propósito, nosotros el proletariado, siempre seremos carne de cañón para cualquier facción de la burguesía, cualesquiera el motivo de intervención militar en el escenario de la lucha de clases mundial.
Cabe destacar un importante y reciente precedente de la clase trabajadora en Grecia quienes han manifestado su repudio y negativa a servir de carne de cañón en el marco de una posible intervención militar imperialista, lo que nos permite reflexionar aún más sobre un proceso capitalísimo del resurgimiento de la conciencia histórica de clase de nuestros hermanos de dicha región del planeta.
Las disputa de estos dos bloques imperialistas (OTAN), secundados por el G-20 y la coalición ruso-china principales aliados del régimen de Alassad, no es sino la expresión de la lucha de un par de bandidos con intereses de clase bien definidos, la clase capitalista, saqueadores de la riqueza mundial, recursos naturales y energéticos, extractores a ultranza de la plusvalía mundial, asesinos jadeantes que solo pretenden que nosotros el proletariado, le sirvamos de carne de cañón, bien sea a sus apetitos imperialistas y expansionistas, bien sea a sus “Frentes de liberación nacional y soberana” ( tal cual es la prédica de la izquierda del capital y burocrático mundial)…
Frente a esto el proletariado mundial debe repudiar cualquier intervención militar y/o mecanismo de sometimiento que suponga fortalecer la explotación capitalista mundial, así como también a cualquiera de estos dos bloques imperialistas y de sus burguesías locales, para de esta forma impedir el resquebrajamiento de nuestra independencia de clase y nuestra lucha anticapitalista que nos hermana, la cual no es sino la expresión más viva y vigente del internacionalismo proletario.
¡Muera la dictadura burguesa del genocida Alassad
y sus compinches del castro-chavismo!!
¡Muera la acción militar encabezada por la OTAN
y la burguesía imperialista!
¡Qué viva la guerra de clases
y la auto-auto-organización del proletariado mundial!
Núcleo de Emancipación Proletaria KHAN (Locura Iconoclasta)
En la última parte de su vida Nelson Mandela fue ampliamente considerado como un moderno ‘Santo’. Parecía ser un modelo de humildad, integridad y honestidad mostrando una notable capacidad para perdonar.
Un informe reciente de Oxfam dijo que Sudáfrica es “el país más desigual en la tierra y significativamente más desigual que al final del apartheid”. El Congreso Nacional Africano (ANC) ha gobernado durante casi veinte años a una sociedad que es amenazada aún con más privaciones para la mayoría negra, y sin embargo, a pesar de haber sido una parte integral del ANC desde la década de los 40, Mandela fue siempre visto, de alguna manera, como distinto a los otros líderes, a lo largo de África y el resto del mundo.
Su autobiografía de 1994, Largo camino hacia la libertad (LCL), es una guía invaluable para la vida de Mandela y su punto de vista. Aunque es probable que retrate su tema bajo una luz favorable, muestra las preocupaciones y prioridades del autor.
Por ejemplo, después de 27 años de prisión, cuando Mandela fue liberado en febrero de 1990, no mostró ningún signo de venganza personal hacia quienes lo mantuvieron cautivo. “En la cárcel, mi ira hacia los blancos disminuyó, pero aumentó mi odio por el sistema. Yo quería que Sudáfrica viera que yo amaba incluso a mis enemigos mientras que odiaba el sistema que nos ha enfrentado uno contra el otro” ([1]). Si esto suena como un cristiano diciendo “Ama al pecador, odia el pecado” es en parte porque así es. Cuando dos editores del Washington Times le visitaron en prisión “Les dije que yo era un cristiano y siempre había sido un cristiano” ([2]).
También se puede ver cómo este rasgo de su personalidad resultó útil al capitalismo de Sudáfrica. Después de que Mandela dejó la prisión, una de las principales tareas del ANC era tranquilizar a los inversores potenciales que un futuro gobierno del ANC no pondría en peligro a sus intereses. En “Mensaje de Mandela al Gran Negocio de Estados Unidos” (19/06/1990) se puede leer algo que dijo en varias ocasiones “El sector privado, tanto nacional como internacional, tendrá una contribución vital para hacer la reconstrucción económica y social de Sudáfrica después del apartheid... Somos sensibles al hecho de que como inversionistas en una Sudáfrica posterior al apartheid, ustedes necesitarán tener confianza acerca de la seguridad de sus inversiones, una rentabilidad adecuada y equitativa en su capital y un clima general de paz y la estabilidad.” Mandela podría haber hablado como un cristiano, pero un cristiano que entiende las necesidades del negocio.
Mandela fue ciertamente coherente, capaz de mirar la actualidad en su continuidad con el pasado. Cuando, por ejemplo, la ANC sesionó para las primeras conversaciones oficiales con el gobierno en mayo de 1990 Mandela tuvo que darles “una lección de historia. Les expliqué a nuestras contrapartes que el ANC desde sus inicios en 1912 había buscado siempre negociaciones con el gobierno en el poder” ([3]).
Mandela se refería a menudo a la Carta de Libertad del ANC adoptada en 1955. “En junio de 1956, en la revista mensual Liberación, señalé que la carta apoyaba la empresa privada y permitiría al capitalismo florecer entre los africanos por primera vez” ([4]). En 1988, cuando estaba en negociaciones secretas con el gobierno, se refirió al mismo artículo “en que dije que la Carta de la Libertad no era un modelo para el socialismo sino para el capitalismo al estilo africano. Les dije que no había cambiado mi opinión desde entonces” ([5]).
Cuando Mandela fue visitado en 1986 por un Grupo de Personas Eminentes “Les dije que era un sudafricano nacionalista, no comunista, que los nacionalistas vienen en color y tono intenso” ([6]). Este nacionalismo era inquebrantable. Cuando se aproximaban las elecciones de 1994 y se reunió con el Presidente FW de Klerk en un debate televisivo “Sentí que había sido demasiado duro con quien sería mi compañero en un gobierno de unidad nacional. En resumen, dije: ‘Los intercambios entre el señor de Klerk y yo no deben opacar el hecho importante. Creo que somos un ejemplo brillante para el mundo entero de personas de diferentes grupos raciales que tienen una lealtad común, un amor común, a su país común’” ([7]).
Desde mediados de los 70, Mandela recibió visitas del ministro de las prisiones. “El gobierno había enviado ‘antenas’ sobre mí durante años, comenzando con los esfuerzos del Ministro Kruger para persuadirme y transferirme a la prisión de Transkei. Estos no fueron esfuerzos para negociar, pero intentó aislarme de mi organización. En varias otras ocasiones, Kruger me dijo: ‘Mandela, podemos trabajar con usted, pero no con sus colegas’” ([8]).
El gobierno sudafricano reconoció que había algo en su personalidad que finalmente haría posible algún tipo de negociación. Y, en diciembre de 1989, cuando conoció a de Klerk fue capaz de decir “El señor de Klerk parecía representar un verdadero alejamiento de los políticos del Partido Nacional del pasado. El señor de Klerk… era un hombre con el que podríamos hacer negocios” ([9]).
Finalmente este respeto mutuo condujo en 1993 al Premio Nobel de la Paz siendo otorgado conjuntamente a Mandela y a de Klerk, en las palabras de la citación se decía “por sus trabajos para la terminación pacífica del régimen del apartheid y para sentar las bases para una nueva Sudáfrica democrática”. Este objetivo a largo plazo no era algo personal de Mandela pero correspondió a las necesidades del capitalismo. Después de la masacre de Sharpeville en 1960, “La bolsa de valores de Johannesburgo cayó, y el capital comenzó a fluir fuera del país” ([10]). Con el fin del apartheid comenzó un período de crecimiento de la inversión extranjera en África del sur. La democracia no benefició, sin embargo, a la mayoría de la población. En los años cincuenta, Mandela dijo que “la meta secreta del gobierno era crear una clase media africana para atenuar la apelación del ANC y la lucha de liberación” ([11]). En la práctica la “liberación” y un gobierno del CNA han aumentado sólo marginalmente las filas de la clase media en África. También han significado la represión, la re-militarización de la policía, la prohibición de las protestas y ataques a los trabajadores, como, por ejemplo, ataques a la huelga de los mineros de Marikana en la cual 44 trabajadores fueron asesinados y hubo decenas de heridos.
Mandela fue capaz de decir que “todos los hombres, incluso los más despiadados, tienen un núcleo de decencia y que si sus corazones son tocados, son capaces de cambiar” ([12]). Lo que podría ser verdad para las personas no es verdad para el capitalismo. El capitalismo no tiene ninguna traza de decencia y no puede cambiar. Las caras del gobierno ANC son diferentes a las de sus predecesores blancos, pero la explotación y la represión permanecen.
El ANC en su lucha de “liberación” utilizó tanto la violencia como la no violencia en sus campañas. Cuando las tácticas no violentas fracasaban, la ANC creaba un ala militar, en cuya creación Mandela desempeñó un papel central. “Hemos considerado cuatro tipos de actividades violentas: sabotaje, guerra de guerrillas, terrorismo y revolución abierta”. Esperaban que el sabotaje “llevaría al gobierno a la mesa de negociación” pero fueron dadas instrucciones estrictas “que no podríamos tolerar ninguna pérdida de vida. Pero si el sabotaje no producía los resultados que queríamos, estábamos preparados para pasar a la siguiente etapa: la guerra de guerrillas y el terrorismo” ([13]).
Así que el 16 de diciembre de 1961, cuando “bombas caseras fueron hechas explotar en las oficinas del gobierno y las centrales eléctricas en Johannesburgo, Port Elizabeth y Durban” ([14]) ello no significaba que los objetivos de la ANC habían cambiado – la democracia era todavía el objetivo. Y después de mayo de 1983, cuando el ANC organizó su primer atentado con coche bomba, en la que diecinueve personas fueron asesinadas y más de doscientas personas fueron heridas, Mandela dijo “La matanza de civiles fue un accidente trágico, y sentí un profundo horror por la cifra de muertos. Pero preocupado como estaba por estas víctimas, sabía que este tipo de accidentes eran las inevitables consecuencias de la decisión de emprender una lucha militar” ([15]). En estos días dichos “accidentes” son referidos a menudo, por el más moderno eufemismo, como “daño colateral”.
En la década de los 50, la primera esposa de Mandela se convirtió en un testigo de Jehová. Aunque manifestó: “encontré algunos aspectos del sistema de la Torre del Reloj interesantes y que valían la pena, no podía y no pude compartir su devoción. Había un elemento obsesivo al que me opuse” ([16]). En las discusiones que tenían “Pacientemente le expliqué a mi esposa que la política era no una distracción, sino mi vida, que era una parte fundamental y esencial de mi ser” ([17]).
Estas diferencias llevaron a “una batalla por las mentes y los corazones de los niños. Ella quería que ellos fueran religiosos, y yo pensaba que deberían ser políticos” (ibíd.). ¿Y a qué política estaban expuestos?
“Colgadas en las paredes de la casa tenía fotos de Roosevelt, Churchill, Stalin, Gandhi y el asalto al Palacio de Invierno en San Petersburgo en 1917. Les expliqué a los niños quien era cada uno de esos hombres, y lo que representaban. Sabían que los dirigentes blancos de Sudáfrica representaban algo muy diferente” (ibíd.).
Hay un contraste interesante aquí. Por un lado, hay cuatro destacados miembros de la clase capitalista dominante (y no tan diferentes de la burguesía de África del Sur) y, por el otro, uno de los momentos más importantes en la historia de la clase obrera.
Mandela dijo que tenía poco tiempo para estudiar a Marx, Engels o Lenin, pero “suscribía la afirmación básica de Marx, que tiene la sencillez y la generosidad de la Regla de Oro: ‘Cada cual según su capacidad, a cada cual según sus necesidades’” ([18]). Podría haber ‘suscrito la afirmación’, pero la historia del ANC se ha mostrado durante un siglo al servicio del capitalismo de África del Sur. Ya fueran en las protestas o en la lucha guerrillera, las metas eran nacionalistas, o simplemente para permitir a las personas desahogarse, porque “la gente debe tener una salida a su ira y frustración” ([19]). En el gobierno, los rostros cambiaron de Mandela a Mbeki a Motlanthe y ahora a Zuma, pero no hubo cambios en la vida de la mayoría. La única diferencia entre los presidentes fue que Mandela tenía la mejor imagen.
Mandela era muy consciente del mito de Mandela. Tuvo razón al decir que él no era un “Santo”, ni un “Profeta”, ni un “Mesías” ([20]), en un mundo donde la mayoría de los políticos parecen estar dedicados a la autopromoción y al enriquecimiento. Esta modestia fue una de las características atractivas de Mandela. Podría explicarse por su herencia wesleyana. En sus 27 años en cautiverio perdió una sola vez un servicio dominical, “Aunque soy un Metodista, asistía a cada servicio religioso diferente” ([21]).
Sea cual sea el origen del pudor de Mandela y su decencia aparente, claramente va a ser el rostro de la campaña para las elecciones del ANC de 2014. Y, más allá de África del Sur, el mito de Mandela seguirá siendo uno de los pilares de la ideología democrática moderna.
En su carrera como abogado Mandela “pasó de tener una visión idealista de la ley como una espada de justicia a una percepción de la ley como una herramienta utilizada por la clase gobernante para moldear a la sociedad en la forma en que favoreciera a esta clase” ([22]). No hizo una crítica similar a la democracia. En su declaración judicial de 1964 él se calificó como un “admirador” de la democracia. “Tengo gran respeto por las instituciones políticas británicas y por el sistema de justicia del país. Considero al Parlamento Británico como la institución más democrática del mundo, y la independencia e imparcialidad de su judicatura no dejan de suscitar mi admiración. El Congreso Norteamericano, la doctrina de la separación de poderes, así como la independencia de su judicatura, también despiertan en mí sentimientos similares” ([23]). Sea cual sea el carácter del hombre, su vida estuvo al servicio de la democracia capitalista. Por su parte, el capital, es decir la clase dominante, ciertamente continuará haciendo uso de sus “mejores” cualidades para el peor fin posible: la preservación de su orden social decadente.
Car, 13 de julio
[1]) LCL, p.680.
[2]) Idem, p. 620.
[3]) LCL p. 693.
[4]) Idem, p. 205.
[5]) Idem, p. 642.
[6]) Idem, p. 629.
[7]) Idem, p. 740.
[8]) Idem, p. 619.
[9]) Idem, p. 665.
[10]) Idem, p. 281.
[11]) Idem, p. 223.
[12]) Idem, p. 549.
[13]) Idem, p. 336.
[14]) Idem, p. 338.
[15]) LWR, p. 618.
[16]) LCL, p. 239.
[17]) Idem, p. 240.
[18]) Idem, p. 137.
[19]) Idem, p. 725.
[20]) Idem, p. 676.
[21]) Idem, p. 536.
[22]) Idem, p. 309.
[23]) Idem, p. 436.
Publicamos a continuación dos textos que nos han llegado:
El primero toma posición sobre las últimas movilizaciones de trabajadores de la enseñanza, el segundo aborda directamente las jornadas de huelga en la enseñanza convocadas para el 22 al 24 de octubre de 2013.
Saludamos calurosamente ambas iniciativas. La primera defiende los métodos proletarios de lucha, mientras que la segunda aunque también los plantea se centra más en una necesaria reflexión sobre la educación, el Estado, nuestro futuro[1]. Frente a los recortes, la miseria rampante, la degradación de los servicios sociales y entre ellos de la educación, necesitamos luchar. Pero ¿se puede luchar de cualquier manera? ¿El simple hecho de “moverse” y “salir a la calle” es suficiente? ¿Defienden nuestros intereses las reivindicaciones sindicales?
Nosotros respondemos rotundamente con un sonoro NO.
Luchar en el terreno propuesto por las organizaciones convocantes (desde el Sindicato de Estudiantes a diversas plataformas de defensa de la educación pública) significa reforzar los intereses del capital, debilitar nuestros propios intereses como trabajadores y como expresión del futuro de la humanidad, y acabar cansados y desmoralizados al comprobar que tales movidas no conducen a ningún sitio.
¿Por qué hacemos esta denuncia?
Primero porque luchar x jornadas, convocados a toque de corneta, sin capacidad de discutir y de auto-organizarse, convertidos en mera tropa de infantería en manos del Estado Mayor de líderes auto-proclamados, es actuar como carne de cañón de los intereses del capital.
Segundo, por los propios objetivos que nos proponen. Analicemos dos de ellos:
¿Dimisión del Señor Wert? El Señor Wert ha batido todos los récords habidos y por haber en la arrogancia, la provocación, el desprecio a profesores, padres y estudiantes. Pero este individuo es un eslabón más de la política de todo el capital y de todos sus gobiernos, consistente en la degradación de la enseñanza y aplastamiento de las condiciones de vida de los docentes. Es ilusorio y constituye una forma de hacernos confiar en el Estado democrático pedir la dimisión de Wert porque con otro ministro continuaría y acentuaría la misma política. Rubalcaba –actual líder de la oposición- fue también ministro de educación y exhibió frente a las protestas estudiantiles una arrogancia nada diferente de la de Wert.
¿Enseñanza pública frente a la privatización? Defender la enseñanza pública es defender una de las políticas más importantes del Estado. Y el Estado no es un órgano neutral al servicio de todos los ciudadanos sino un aparato burocrático al servicio de la clase capitalista. Todas las políticas del Estado están impregnadas de arriba abajo por los intereses del Capital nacional. En realidad no existe oposición entre enseñanza pública y enseñanza privada, ambas se someten al control del Estado. Enseñanza pública y enseñanza privada convergen cada cual desde sus propias trincheras y sus intereses específicos a la empresa común que es defender el interés nacional del capital contra el interés de la inmensa mayoría explotada y oprimida.
A estas alturas, no hace falta recordar las duras medidas que la Generalitat está tomando tanto en contra de la educación como servicio, como en contra de los trabajadores de este ámbito: despidos de interinos; aumento de los alumnos por clase; aumento de las horas de trabajo; recortes salariales; recortes en becas, comedores, servicios etc. A lo que se añade los recortes en la Universidad que suponen despidos de profesores y el “tasazo” a los estudiantes.
Pero no son ataques aislados ni en el sector, ni limitados a la Comunidad Valenciana, ni siquiera circunscritos a España. Son ataques paralelos a los que toman contra los demás sectores, sean de servicios básicos (sanidad, dependencia, administración…) como en la industria y el comercio.
No hace falta recordar la barbaridad que ha supuesto la nueva Reforma Laboral que destruye derechos laborales y da carta blanca a empresarios y administración pública para despedir sin freno, recortar sueldos y cambiar condiciones de trabajo.
La respuesta tiene que ser masiva y contundente tomando calles y plazas, hemos de unirnos todos: trabajadores afectados, padres, alumnos, vecinos, parados, estudiantes, jubilados… Hay que acabar con convocatorias de un solo sector pues entonces la Generalitat o el Gobierno te aíslan, como ha pasado en las “islas”, donde a pesar de las muchas muestras de solidaridad y la voluntad de lucha de los docentes, el movimiento no ha trascendido a otros sectores, si la lucha de los trabajadores no se extiende, acaba aislada y perdida.
La unidad se consigue mediante asambleas generales abiertas donde entre todos podemos pensar y decidir los medios de lucha mejores y a las que todos nos comprometemos.
Celebremos Asambleas conjuntas a nivel de barrios donde nos unamos escuelas, institutos, centros de salud, hospitales, trabajadores, parados, estudiantes, vecinos…
Y desde ellas realizar acciones comunes y coordinarse con los demás barrios para decidir acciones generales.
... no somos un partido, no somos un sindicato, no vendemos nada. Somos como vosotras, parte del movimiento de las trabajadoras, de las paradas, las estudiantes, las jubiladas, ... de las explotadas que se han expresado en toda la historia y por todo el mundo luchando por unas condiciones dignas de vida.
Nos reconocemos en:
la UNIDAD,
el INTERNACIONALISMO,
la AUTOORGANIZACIÓN,
las ASAMBLEAS,
el ANTICAPITALISMO,
la REVOLUCIÓN.
Trabajadores Indignados y Autoorganizados
CONTACTO mail: [email protected] [458]
La educación pública es educación estatal, es de hecho un apéndice más del Estado. Y el Estado no “somos todos”: el Estado moderno es un órgano para gestionar los asuntos comunes de la burguesía de la nación, para organizar la competición contra las burguesías extranjeras, para asegurar las condiciones de explotación de los trabajadores y, en resumen, para asegurar en la medida de lo posible la permanencia del capitalismo. La educación no puede estar en ningún caso a nuestro servicio mientras sea un apéndice del Estado. Y va a ser parte del Estado mientras existan los antagonismos de la sociedad de clases en que el Estado hunde sus raíces.
Parece que ahora es una novedad que la futura ley de educación vaya a ser adoctrinante y no vaya a estar orientada a la realización de las personas. ¿Ha habido alguna ley no adoctrinante, alguna ley que no nos preparase para competir, que no nos inculcase el nacionalismo, que no nos preparase para desempeñar la posición de nuestra clase, la posición de explotados? Es más: ¿puede haber en el sistema capitalista una ley que no sea así, que no vele por los intereses del capital nacional? Visto todo esto, el que la LOMCE promueva la religión es algo casi anecdótico.
Para empezar, lo que se ha venido llamando “educación gratuita” hasta ahora no tiene nada de gratuita, la paga nuestra clase a través de los impuestos y la lleva a cabo a través de su trabajo, porque los profesores también son proletarios. Pero vamos a lo importante: el Estado está llevando desde hace ya varios años una serie de recortes que, al fin y al cabo, no son más que una forma de aumentar el grado de explotación de nuestra clase. El motivo es muy simple: el capital nacional, “el país”, lo necesita. Miente quien diga que el Estado tiene otra salida. Miente quien diga que es cuestión del “gobierno del PP”. El Estado existe para asegurar las necesidades del capital, es su naturaleza histórica. No podemos esperar nada de un órgano que tiene sus raíces en nuestra explotación, porque independientemente de quién lo gestione sólo conoce un verdadero gobierno: el gobierno del capital. En vista a esto, se puede ver el nulo valor del “Wert dimisión”: el partido y el nombre del que sea o deje de ser nuestro verdugo carece de cualquier importancia.
Ya hemos visto que la “lucha por lo público” ni es nuestra lucha ni responde a nuestros intereses. ¿Qué es entonces lo que responde a nuestros intereses como clase? En cada uno de los aspectos que hemos tratado arriba, hemos identificado su raíz: el modo de producción capitalista. Efectivamente, en la actualidad nuestra clase lleva a cabo todas las funciones de la sociedad no sólo sin necesidad de ayuda sino además bajo condiciones de explotación: todas las capacidades de nuestra clase (que son, en el fondo, las de la humanidad) se orientan hacia la ganancia para el capital, a la satisfacción de la necesidad del capital de aumentar antes que a la satisfacción de las necesidades humanas. Y esto es así porque pese a que somos quienes llevamos adelante las funciones sociales, los medios que necesitamos para hacerlo no son nuestros sino propiedad de unos pocos representantes del capital, tanto del privado como del estatal. Nuestros intereses, por tanto, son destruir estas relaciones de explotación para poder pasar a disponer de nuestras capacidades, para orientar la sociedad en beneficio de nuestras necesidades. Sólo así podrá existir una educación que no adoctrine sino que nos haga críticos y nos engrandezca, sólo así podrá existir un trabajo que en verdad nos realice y nos dignifique en vez de aplastarnos. Que podamos dar rienda suelta a todas nuestras capacidades colmando, al hacerlo, nuestras necesidades.
Ha quedado claro que una lucha por nosotros no puede consistir en suplicar (o incluso en exigir) al Estado sino que debe situarse en su contra. Es por eso por lo que la izquierda del capital (a saber; partidos, sindicatos, asociaciones de todo tipo) nos dicta consignas vacías que son ajenas a nosotros, que nos llevan a acciones estériles y muchas veces en nuestra propia contra y que quiere que identifiquemos a toda costa nuestros intereses con el Estado, lo que no es sino otra forma de decir que identifiquemos nuestros intereses con los del capital. Si queremos luchar por nuestros propios intereses no lo podemos hacer marchando detrás de ellos, para nosotros no puede haber más salvador que nosotros mismos. Así, tenemos que romper con su dinámica para ir hacia la dinámica histórica de nuestra clase: en vez de discursos de escuchar y callar, debate que clarifique qué queremos y cómo lo queremos. En vez de sectorialismo (sector educativo, sector sanitario, sector industrial etc. cada uno por su lado), unidad de clase. En vez de sindicatos y partidos y asociaciones, asambleas y consejos obreros.
El camino es muy largo y muy difícil. Nuestra clase tiene que volver a reconocerse a sí misma y a aprender a confiar en sus propias fuerzas. Tiene que volver a recuperar los viejos métodos de organización que tanto tiempo llevó encontrar y tan poco olvidar. Tiene que volver a afirmarse como la única clase revolucionaria que es.
Y para ello el primer paso es romper con la ideología de la izquierda del capital, iniciar un proceso de discusión y de debate para replantearnos las formas de lucha, para replantearnos cuáles son nuestros intereses, para replantearnos cómo organizarnos. Para replantearnos el mundo.
¿”Educación pública, laica y gratuita”?¡Sociedad mundial sin Estado y sin clases!
Nuestra emancipación será obra de nosotros mismos o no será.
Acción Internacionalista
[email protected] [835]
[1] Quisiéramos hacer un pequeño comentario acerca del título de la primera hoja: solidaridad con los docentes. extendamos la lucha a todos los sectores. Con la primera parte estamos totalmente de acuerdo. Respecto a la segunda parte –el llamamiento a extender la lucha- es una necesidad de cualquier lucha que surge de los trabajadores. Sin embargo, si la lucha está dominada por las maniobras sindicales de desviación hacia objetivos capitalistas –la defensa de una enseñanza pública– el llamamiento a la extensión resulta inapropiado pues lo único que puede extenderse en esos casos es la maniobra sindical. Lo primero es romper dicha maniobra, solo a partir de ahí se puede extender realmente la lucha.
Desde la nacionalización del petróleo en 1938 hasta la venta de la Banca, de Telmex, de la Minería, de carreteras y aeropuertos, etc., sea bajo la forma jurídica que sea, la burguesía y todos sus corifeos de la izquierda del capital y algunos radicales, no han dejado de machacar la idea de que los intereses del proletariado están ligados a “empresas nacionalizadas”. Recientemente con la reforma energética y educativa, vuelven los gritos de la “defensa del petróleo”, la “no privatización de la educación”, pero, de manera más precisa, las baterías de todo el aparato político del Estado se orienta a hacernos creer que “el petróleo es nuestro” y, que por tanto, “Pemex es de todos los mexicanos”. ¿Qué se esconde detrás de estos discursos donde todos, derecha, izquierda y radicales comparten un reparto de tareas?
“Los proletarios no tienen patria. Esta es la base del análisis comunista sobre la cuestión nacional. A lo largo de este siglo ([1]) millones de proletarios han sido mistificados, movilizados y sacrificados bajo las banderas del patriotismo, la defensa nacional y la liberación nacional. En guerras mundiales y locales, en enfrentamientos entre enormes ejércitos estatales o en choques guerrilleros, los obreros de todos los países han sido llamados a entregar sus vidas, por sus opresores. Nada ha quedado mejor demostrado en este siglo que el antagonismo total y absoluto entre el nacionalismo y los intereses internacionales del proletariado” (folleto Nación o clase). Hoy los demócratas y la izquierda se espantan, se muerden la uñas y se horrorizan ante el hecho de que alguien ose “ofender” el concepto de patria. Todas las escuelas, de todos los niveles, se encargan de agrandar y reforzar la mistificación de la “patria”. Esto conviene única y exclusivamente a la clase explotadora. La nación, “máxima unidad que ha alcanzado el capitalismo” (Troski), es el marco político en el cual los capitalistas se agrupan para disputar a sus congéneres cada tramo del mercado mundial, es bajo el Estado-nación que el capital puede presentarnos una falsa comunidad donde explotados y explotadores tendrían los mismos intereses. La “nación” no es un concepto eterno y natural sino histórico, y se identifica con la cobertura ideal para la explotación del trabajo asalariado: “La Nación es la unidad a través de la cual los capitalistas organizan la explotación del proletariado y rentabilizan su producto en el mercado mundial, en competencia con los demás capitalistas. Esta afirmación se ha comprobado mil veces en la práctica:
No es casual que el Manifiesto Comunista de 1848 haya inscrito en su bandera: “¡Proletarios de todos los países, uníos!”, esta consiga internacionalista representa la antítesis del nacionalismo de la burguesía y al mismo tiempo su superación. Del mismo modo, todo lo que huela a “defensa de la economía nacional” significa atar al proletariado al sistema que tiene que destruir. Todos aquellos que hoy lanzan la consigna de “impedir que nuestra economía caiga en manos extranjeras” es una pose absurda y venenosa para los trabajadores. Tendríamos que ver la composición de “nuestra economía”, de “nuestras empresas nacionales”, por todos lados proliferan las marcas extranjeras, por todos lados los obreros son explotado por igual. Defender la viabilidad de una empresa, sea ésta del país que fuere, es defender la continuidad del sistema del trabajo asalariado. “Que el proletariado no tiene patria significa que todos los obreros de todos los países, razas y lenguas tenemos un mismo interés y un mismo enemigo a destruir: el capital.
Esta verdad tratan de ocultar con todo tipo de apariencias artificiosas:
La nube patriotera y esa engañosa defensa del “patrimonio de los mexicanos” intentan esconder la realidad. Ni Pemex es “nuestro”, ni Telmex o la Banca lo fueron tampoco… cuando nos dicen esto es para ocultar que es el capitalismo de estado el gestor de los intereses del capital y que al presentar el interés de la explotación burguesa como un “interés de todos” quieren ocultar el carácter irreconciliable que existe entre una clase explotada, los trabajadores, y una clase explotadora, la burguesía.
Hoy la clase obrera padece una enorme campaña de la izquierda del capital, le dicen que hay que ir “contra la privatización de Pemex”, la llaman a “defender el interés nacional”. Están propagando la idea que “un patrón Estatal” o “Estado patrón” que dirige una empresa “de todos”, es decir, que sería de “propiedad colectiva”, redundaría en algo benéfico para los trabajadores y éstos deberían entonces defender esos “logros”. La idea que subyace es que, en un “horizonte alternativo”, habría empresas del sector privado que serían más expoliadoras y voraces mientras que las empresas paraestatales serían una suerte de “paraíso obrero”. Se trata de toda una campaña para envolver a todos los trabajadores en una “lucha” estéril, impotente y mistificadora: defender un sistema al que debemos destruir.
A principios de los 80, México contaba con cerca de 1200 paraestatales (Banca, Telmex, Fertimex, Ferronales, etc.). Con la Reforma del Estado iniciada con Miguel de la Madrid arrancó un proceso de venta de todo ese sector. Este proceso lo había iniciado Inglaterra cuando se deshizo del sector minero, pero inmediatamente toda América Latina empezó a seguir los pasos de las privatizaciones. Era un fenómeno ligado estrictamente al desarrollo de la crisis económica mundial que conoció una aceleración justamente a inicios de los 80. Todos los estados burgueses trataron de “adelgazar” sus nóminas, trataron de hacer competitivas aquellas ramas de la producción que aún podían sobrevivir en el mercado mundial, se trataba de hacerlas eficientes. Además, otro factor adicional lo representaba el frente social, no era bueno que los trabajadores identificaran al Patrón con el Estado mismo, sería como develar el gran secreto del Estado capitalista y peligraba con hacer de cada lucha en una empresa paraestatal una lucha directamente contra el Estado-nación. A principios de los 80 se anunciaron “mejores empleos” y “beneficios para todos” justo a partir de los procesos de privatización… ¡Hoy son los mismos cuentos que escuchamos!
La derrota de la Revolución rusa de 1917 y su degeneración condujeron a un proceso de nacionalización y propiedad colectiva estatizada de dimensiones colosales, ejemplos: la URSS, China, Cuba y posteriormente todo el bloque del Este, los mal llamados países socialistas son el mejor ejemplo de que una economía nacionalizada o estatizada no representa un ápice de beneficios para el proletariado. Tal proceso ha dejado muchas lecciones para el movimiento obrero, en particular un esclarecimiento de qué es una economía capitalista y, aunque se pinten de rojo, siguen siendo burguesas. “Lo que determina el carácter capitalista de la producción es la existencia de capital, es decir, de trabajo acumulado en manos de unos, que impone el traspaso del trabajo vivo de otros para la producción de plusvalía (…) lo que otorga el carácter capitalista a la producción no es la propiedad privada de los medios de producción. La propiedad privada y la de los medios de producción existían igualmente tanto en la sociedad esclavista como en la feudal. Lo que hace que la producción sea un producción capitalista es la separación de los medios de producción de los productores” ([2]). Esa separación se expresa directamente en el mercado, el trabajador que ha producido un auto, un electrodoméstico o cualquier bien material, se encuentra con esos productos en los supermercados como no propios, como algo ajeno y que lo oprimen, en la tienda su costo los hace inaccesibles o los adquiere con grandes sacrificios; esa es una de las formas en que se expresa cotidianamente la explotación capitalista, el dominio del capital sobre el trabajo asalariado.
Hoy la izquierda vocifera sobre lo “maligno del capital extranjero privado” (¡doble pecado!). ¿Están pensando acaso en un “capitalismo nacional”? ¿Regenteado por inversionistas “nacionales” como Slim? En términos económicos es absurdo, el capital no conoce fronteras, lo mismo invierten en Australia que en México o Asia, las “TRANSNACIONALES” no es expresión de “capitales voraces”, es la esencia misma del capital. Por ejemplo, hay empresarios mexicanos que tiene más inversiones en el extranjero que en México… Oponer lo “nacional” contra lo “transnacional” no es un acto de ignorancia sino una burda manipulación ideológica que esconde, en última instancia, los temores de la burguesía local ante los embates de los tiburones capitalistas mundiales y monta ante los trabajadores el concepto de “una patria amenazada por el ‘mas si osare’”.
Todo este alboroto nacionalista nos lo van a presentar bajo la existencia de una supuesta “ala progresista” de la burguesía y, por consecuencia, tendríamos que unirnos a ella para defender el “mal menor”, “las conquistas nacionales” y “nuestros recursos energéticos”. Si el proletariado se deja engañar y apoya estas banderas de la izquierda sería una pérdida de autonomía que va a anunciar una profunda derrota local. En la situación histórica actual todo lo que aleje la perspectiva de la revolución es reaccionario, defender una empresa capitalista, como lo es Pemex, sea bajo el pretexto que sea, representa una defensa abierta de la economía nacional, es decir, de la economía capitalista que tiene en la miseria a millones de trabajadores.
El descontento atraviesa todas las regiones, la indignación ante una vida cada vez más estresante y miserable crece. Las movilizaciones de Cárdenas, Obrador y todo el aparato de izquierda de la burguesía son otras tantas válvulas de escape de esa presión social y, al mismo tiempo, es una trampa tendida para que todos aquellos trabajadores honestos y comprometidos con un espíritu de lucha caigan en los brazos de la “defensa del petróleo”. Mantener la independencia significa rechazar ese terreno podrido. Si hoy no hay condiciones para una lucha masiva en manos de los trabajadores, no debemos quedarnos con los brazos cruzados, hay que impulsar a otros compañeros a que comprendan la diferencia entre nacionalismo e internacionalismo, a que se discuta la naturaleza de las nacionalizaciones, del capitalismo de Estado, las guerras imperialistas, cómo tomar la lucha en nuestras manos… todo lo que sirva para preparar los combates de mañana es un paso en la perspectiva de la revolución mundial.
Marsan, 20 de sept. 2013
[1]) La cita se refiere al siglo XX. Sabemos que el nuevo siglo conoce una agudización terrible de este aspecto.
[2]) “Propiedad privada y propiedad colectiva”, Internationalisme, 1946, Revista Internacional no 61
Publicamos a continuación un texto que han elaborado los compañeros de TIA (Trabajadores Indignados y Autoorganizados[1]) como aportación a una reunión organizada por grupos anarquistas en Alicante sobre el tema del peligro fascista[2].
El texto de los compañeros defiende una postura muy clara expresada de forma muy convincente. Nos sentimos reflejados en el documento y lo apoyamos calurosamente. Eso no quita para que veamos necesario precisar algunos pasajes no tanto como expresión de un desacuerdo radical sino por el contrario desde el objetivo de desarrollar un debate que nos permita avanzar en la clarificación.
El primer pasaje es el que dice “Derrotada la revolución y degenerada en capitalismo de Estado”. En realidad, al ser derrotada la revolución en Rusia, este país se integró en el capitalismo mundial adoptando una forma particular de capitalismo de Estado que fue la propiedad estatal de todos los medios de producción. Sin embargo, la tendencia general al capitalismo de Estado abarca desde la primera guerra mundial (1914) a todos los países sea cual sea su régimen político. En la primera guerra mundial, espoleada por las necesidades de la economía de guerra, asistimos a la puesta bajo control estatal de partes enteras del aparato productivo. En la posguerra si de forma general ese control tiende a relajarse, vemos que en países como Italia se desarrolla un creciente intervencionismo estatal. La dictadura de Mussolini es una de las primeras expresiones del desarrollo permanente del capitalismo de Estado. En los años 30, la tendencia al capitalismo de Estado se generalizará a todos los países adoptando diversas variantes: el New Deal en Estados Unidos, el nazismo en Alemania o los “planes quinquenales” en Rusia[3]. Desde entonces, la economía de todos los países funciona bajo la férula del Estado. El control estatal puede tomar diversas formas: estatización completa de la economía que se disfraza como “socialismo”, o lo más común es el control directo del Estado sobre la economía y la fusión entre la gran burguesía y la alta burocracia estatal que es lo que engañosamente llaman “liberalismo”.
Otro pasaje es el que considera «la guerra como forma de reestructuración del modelo capitalista en crisis y aplastamiento de la clase obrera». La guerra imperialista generalizada es el resultado al que se ven abocadas las contradicciones irresolubles del capitalismo decadente. En ese sentido no se trata de una salida racional que buscaría determinados objetivos de reestructuración del capitalismo. Es verdad que cada capital nacional y cada bloque imperialista se prepara deliberadamente para la guerra –potenciación de la industria de armamento, aplastamiento y alistamiento del proletariado para que se convierta en carne de cañón, militarización general de la población– pero no lo hace para reorganizar la producción capitalista sino para sobrevivir a costa de la derrota de sus rivales. En ese sentido, la guerra imperialista es un engranaje ciego que arrastra inevitablemente a todos los capitales nacionales. De ahí la importancia vital que tiene la lucha autónoma del proletariado, cosa que el texto defiende de forma excelente[4].
CCI
Decir de entrada que tanto el fascismo como el antifascismo han jugado históricamente un papel contrarrevolucionario y que ambas han constituido y constituyen una forma de adhesión al capitalismo, puede resultar un tanto fuerte o cuando menos extraño. Tratar de argumentar tales afirmaciones o al menos promover un debate sobre este, es necesario para clarificar y desmitificar, allanando el camino del “quehacer” de los revolucionarios.
Hay quien opina que la historia es la carroña de las sociedades y los historiadores sus forenses. Esa quizás sea la historia con mayúsculas, la de las facultades y bibliotecas, la historia que nosotros reivindicamos no es (o no debiera ser) pretenciosamente objetiva, es (o debiera ser) una herramienta crítica para entender el presente y transformarlo. Durante diferentes etapas de la historia las clases dominantes han utilizado en momentos de crisis a movimientos folklóricos y populistas para mantener sus privilegios, llegando a ceder a estos grupos de presión el poder político. Este es el caso del fascismo en el período de entreguerras. Tras la I Guerra Mundial (14-18) el capitalismo ya no juega un papel progresivo, no desarrolla las fuerzas productivas más que provocando crisis y guerras, ha entrado en su fase de decadencia y en la misma guerra ha sufrido, aterrorizado, el movimiento revolucionario más poderoso de la historia (la Revolución Rusa y el periodo revolucionario del 17 al 24) Derrotada la revolución y degenerada en capitalismo de Estado, el capital sigue teniendo el problema de su propio desarrollo estancado en sus propias limitaciones, y el temor a un proletariado, que aunque derrotado, sigue vivo. En este contexto surgirá el fascismo pero también el antifascismo y ambos con el mismo fin, aunque pueda parecer lo contrario, salvaguardar los intereses del capital imperialista y mantener aplastado al proletariado internacional. Como ejemplo, la Guerra Civil española ilustra el papel contrarrevolucionario del antifascismo a la perfección[5]. El 19 de Julio en diversas ciudades de España los obreros cortan el paso a la rebelión militar y comienzan una dinámica de espontánea de expropiación. Poco durará el apogeo de este proceso, la misma constitución del Comité de Milicias Antifascistas (organismo interclasista que traslada el protagonismo de las masas a la dirección de las organizaciones) evidencia el ataque de la burguesía antifascista contra el proletariado. El cónclave de Burgos[6] y el gobierno republicano de Madrid son los ejes de una misma pinza que se cierra contra la clase obrera. España no será el escenario de una guerra revolucionaria, ni tan siquiera de una guerra civil, sino el de una guerra imperialista. La burguesía (tanto nacional como internacional) alineada a ambos lados ventila sus cuentas a costa del proletariado. Desde la República se centra el mensaje en una política de guerra. La guerra como forma de reestructuración del modelo capitalista en crisis y aplastamiento de la clase obrera. La guerra en España servirá de laboratorio de pruebas, un anticipo al mismo fenómeno de reestructuración que se vivirá a nivel mundial (IIa Guerra Mundial). En España se impondrá un modelo capitalista dictatorial (con la complicidad de las democracias occidentales y la URSS), mientras que tras la IIa Guerra Mundial en el resto del mundo se impondrá un modelo capitalista democrático falsamente enfrentado a un supuesto bloque «socialista» antagónico. Tanto el modelo dictatorial como el democrático tienen una misma finalidad: reajustar y mantener el sistema de explotación. Evidentemente España no entrará en el conflicto mundial puesto que el reajuste (vía triunfo dictatorial) se ha producido con anticipación. También es lógico, siguiendo esta argumentación, que las democracias occidentales que decían luchar contra el fascismo no cuestionen el sistema político (fascista) español tras la IIa Guerra Mundial. En la guerra de España la ideología que se impondrá, como supuesta necesidad ineludible, será el antifascismo: el frentismo y la colaboración de clases incluyendo en esto a las cúpulas (no se les puede llamar de otra manera) de la CNT-FAI y los oportunistas del POUM desmarcándose con ello de una política realmente revolucionaria y plegándose al pragmatismo de una política de guerra. La unidad antifascista no es más que el colaboracionismo de clase. El proletariado en lugar de enfrentarse contra sus enemigos, (la burguesía fascista y antifascista), en una verdadera guerra de clases se verá obligado a hacer de carne de cañón de ambas burguesías con la complicidad de algunos de sus “dirigentes más avanzados”. Los sucesos de mayo en Barcelona se evidencian como el epílogo de un deseo frustrado de comunismo por parte del proletariado. Es a partir de mayo que podemos decir que la burguesía (de la mano de sus aliados estalinistas) ha vencido a un deseo de autonomía proletaria, inconcreto y débil desde el principio. El cadáver de Camilo Berneri[7] será el estandarte de uno de los crímenes más evidentes del antifascismo. Los obreros españoles fueron machacados bajo la bandera del antifascismo y en definitiva lucharon (sin ser su deseo) por el triunfo del capitalismo. El proletariado internacional bajo la misma bandera antifascista sólo esbozó los trazos de una solidaridad mediatizada. Este sólo podía respaldar a los obreros españoles mediante acciones de clase dirigidas contra el aparato económico y político del capital. Por eso la ayuda efectiva al proletariado de España, únicamente residía en el cambio radical a nivel mundial de las relaciones de clase. La Guerra Civil española ejemplariza el nocivo papel del antifascismo. El fracaso de la revolución habría que buscarlo en múltiples causas y no solamente en el antifascismo.
Para determinar la función que cumple el fascismo hay que determinar cuál es la realidad en la que se desenvuelve. La decadencia del capitalismo no ha hecho más que agravarse, y a pesar de los altibajos históricos desde los años 10 del siglo pasado, hoy se evidencia que dicha decadencia toma tintes de podredumbre. La necesidad constante del desarrollo de las fuerzas productivas del capitalismo ha llevado a éste a una crisis permanente. Este estado de crisis permanente y estructural es susceptible de generar graves disfuncionalidades. La cada vez mayor desprotección de la población y los ataques continuos del capital contra ésta, generan un malestar masivo que la izquierda capitalista centra en los síntomas del sistema, no en el sistema mismo. Nos dicen los izquierdistas que la culpa es de los políticos corruptos, los banqueros malos, los excesos…, como si todo esto no fuera el síntoma, las consecuencias de un sistema enfermo y degenerado: EL capitalismo. El fascismo aprovecha toda esta falsa crítica para proponerse como alternativa desde su demagogia populista, con el apoyo de una parte de la burguesía que ve en peligro sus intereses, frente a sus competidores (también burgueses) Pero, fundamentalmente, el papel que el fascismo hace al Estado, es el de siempre, promover desde su anti, el colaboracionismo y la idea de que lo primero es unirnos contra la “bestia fascista” y unirnos con todos los que podamos. Nos proponen la lucha contra el supuesto mal mayor, con aliados de ocasión.
El fascismo es repugnante, todo en el apesta: racismo, supremacía, machismo…, por que es la expresión, caricaturizada, del capitalismo mismo, pero solo se combate el fascismo luchando contra el capitalismo en cualquiera de sus formas, y desarrollando una política de clase intransigente; es decir, contra cualquier alianza con la burguesía de izquierda.
Por la autonomía y el internacionalismo proletario
[1] Entre las numerosas e interesantes tomas de posición e iniciativas que han adoptado estos compañeros y que hemos apoyado activamente, destacan los Talleres de Debate de Alicante, ver /cci-online/201212/3601/nada-mas-practico-que-una-buena-teoria [725]
[2] Los notas que lleva el texto son obra nuestra
[3] Se puede leer a este propósito dos artículos que hemos publicado: La experiencia rusa: propiedad privada y propiedad colectiva /revista-internacional/200711/2089/la-experiencia-rusa-propiedad-privada-y-propiedad-colectiva [348] y las Tesis sobre la crisis económica y política en los países del Este https://es.internationalism.org/node/3451 [837]
[4] Como materia para una discusión sobre esta cuestión podría abordarse La verdadera naturaleza de la Segunda Guerra mundial https://es.internationalism.org/node/2140 [838]
[5] Ver nuestro libro 1936: Franco y la República masacran al proletariado, se puede solicitar a nuestra dirección mail: [email protected] [344]
[6] En Burgos se emplazó la capital del bando franquista
[7] Militante anarquista italiano que vivió en España durante la guerra de 1936 y aunque participó en las milicias antifascistas evolucionó hacia una denuncia de los dos bandos –el republicano y el franquista. Fue asesinado en 1937 por esbirros estalinistas.
A principios de octubre, una embarcación sobrecargada naufragó en Lampedusa. Más de 350 inmigrantes murieron en esta tragedia. Días después, otra improvisada embarcación se hundió causando una docena de víctimas frente a las costas maltesas. Cada año en el Mediterráneo, cerca de 20.000 seres humanos pierden la vida, ¡incluso antes de alcanzar la tan codiciada fortaleza de Europa! Desde los años 90, los cadáveres se acumulan en las fronteras, a lo largo de las costas, como en la mayoría de los puntos sensibles del mundo donde se concentran flujos crecientes de hambrientos y desgraciados que intentan forzar el blindaje de los Estados.
Si hoy la burguesía pone cara de ofendida y vierte lágrimas de cocodrilo mientras miles de personas mueren naufragando en sus costas desde hace tiempo, es simplemente por la magnitud del fenómeno, su carácter desesperado y sobre todo porque el elevado número de víctimas en un solo día es demasiado visible, lo que podría fomentar la ira y especialmente la reflexión en la gente.
La ruin controversia alrededor de la “no-asistencia” de los marinos-pescadores italianos es una buena oportunidad para desviar la atención, buscando enseguida chivos expiatorios, mientras las leyes en vigor no dejan de criminalizar a los que intentan ayudar a los inmigrantes[1]. En gran parte, todo esto explica la cobertura mediática del suceso para lavar los cerebros y extender una cortina de humo ante un arsenal represivo implantado de forma coordinada por los Estados. La trampa ideológica clásica que lo acompaña está compuesta tanto por un enfoque abiertamente xenófobo, como por el discurso burgués “humanitario” de “los derechos humanos”, dividiendo, aislando de facto a los inmigrantes de los demás proletarios.
Debe quedar clara una cosa, ¡el capitalismo en crisis y su políticos son en realidad los responsables de esta nueva tragedia!, los que obligan a centenares de miles de personas debilitadas a lanzarse a aventuras cada vez más suicidas a fin de sortear los obstáculos que ellos imponen! No resulta sorprendente que estos mismos políticos, que se han presentado en Lampedusa falsamente apenados, hayan sido abucheados en el aeropuerto por una población local disgustada y conmocionada[2].
A imagen de estos inmigrantes, todos los proletarios son en realidad “desarraigados”. Desde los orígenes del capitalismo, han sido arrancados a la fuerza del mundo del campo y del artesanado. Mientras que en la Edad Media la mano de obra explotada estaba ligada a la tierra, posteriormente sufrió un violento éxodo rural por las fuerzas emergentes del capital. “La creación del proletariado sin hogar ni lugar – los despedidos por los grandes señores feudales y los campesinos víctimas de expropiaciones violentas y repetidas – iba necesariamente más deprisa que su absorción por las fábricas emergentes (…). La legislación los trató como criminales voluntarios; se suponía que dependían de su libre albedrío para continuar trabajando como el pasado y como si no hubiera sobrevenido ningún cambio en su condición”[3]. Históricamente, el desarrollo del capitalismo depende del libre acceso a la fuerza de trabajo. Así pues, genera desplazamientos múltiples y corrientes migratorias sin precedentes para extraer la plusvalía. En gran parte debido a la unidad de esta nueva condición de los explotados el movimiento obrero siempre ha considerado que “los proletarios no tienen patria”.
Sin la trata de esclavos de los siglos XVII y XVIII en África, el desarrollo del capitalismo no habría podido prosperar tan rápidamente a partir de los centros industriales y especialmente del crecimiento de los grandes puertos negreros que fueron Liverpool, Londres, Bristol, Zelanda, Nantes o Burdeos. Durante el siglo XIX y después de los “beneficios” de una mano de obra negra “liberada” por el salario, acompañado por la acumulación capitalista, otros factores económicos han acelerado el éxodo rural y favorecido la migración masiva de diferente envergadura, especialmente al nuevo continente. Sólo en el período del siglo XIX hasta 1914, 50 a 60 millones de europeos se dirigieron a los Estados Unidos en busca de trabajo. A principios del siglo XX, casi un millón de inmigrantes viajaron cada año a los Estados Unidos. Sólo en Italia, entre 1901 y 1913, hubo cerca de 8 millones de personas emigrantes. Las presiones económicas sobre el trabajo durante su fase ascendente, permitieron entonces que el sistema capitalista absorbiera el creciente número de trabajadores necesarios para su pujante expansión.
Con el declive histórico del sistema, los desplazamientos de las poblaciones y las migraciones no han acabado. ¡Al contrario! Las guerras imperialistas, sobre todo los dos conflictos mundiales, la crisis económica, que produce la pauperización, y las catástrofes ligadas al cambio climático, acrecientan las migraciones. En 2010, se estimaba que existían 214 millones de inmigrantes (el 3,1% de la población mundial[4]). Sólo por el hecho del cambio climático, algunas proyecciones estiman que en 2050 habrá entre ¡25 millones y 1 billón de inmigrantes adicionales![5].
Debido a la crisis permanente del capital y la sobreproducción de mercancías, actualmente los inmigrantes se topan contra los límites del mercado y contra las fuerzas brutales cada vez más reglamentadas de los Estados. ¡El capital no puede integrar la fuerza laboral y no puede más que rechazarla en gran parte!
Por lo tanto, después del período de apertura a los emigrantes de los Estados Unidos antes de la Primera Guerra Mundial, el establecimiento de un sistema de “cuotas” ha bloqueado y filtrado drásticamente las entradas en el país para acabar construyendo una verdadera muralla en la frontera mexicana, donde los chicanos, después de la trágica época de balseros procedentes de Asia, pagan también un precio de muchas muertes, detenciones, trata de seres humanos, etc. La crisis económica abierta a partir de 1960-70 condujo a todos los gobiernos, especialmente en Europa, a levantar una verja más sólida al sur del mediterráneo utilizando una armada de barcos y patrullas para repeler a los migrantes. El objetivo no declarado de la clase dominante está claro: “¡que los inmigrantes se mueran en su casa!”. Para ello, los demócratas celosos de Europa, como Francia, no han dudado en los últimos años en recurrir al robusto servicio de bomberos de Gaddafi en Libia, o de las autoridades marroquíes en el continente, por ejemplo, dejando morir en el desierto a los que querían escapar del infierno.
Estas políticas de “control” de las fronteras, que han seguido endureciéndose, son producto de la decadencia y del capitalismo de Estado. Y no son nuevas. En Francia, por ejemplo: “la creación de una tarjeta de identidad en 1917, es una verdadera revolución en los hábitos administrativos y policiales. Hoy, nuestra mentalidad ha integrado este carnet individual cuyos orígenes policiales ya no se perciben como tal. Sin embargo, no es neutral que la institución del carnet de identidad se haya dedicado en un primer momento a los extranjeros como un medio de vigilancia, y ello, en pleno estado de guerra” [6].
Hoy en día, la paranoia de los Estados ha alcanzado su punto máximo ante los extranjeros, que siempre son sospechosos de “alterar el orden público”. Los muros gigantes de hormigón y metal para las fronteras, decorados con alambre de púas y electrificadas, son una reminiscencia de la malla perimetral de los siniestros campos de exterminio de la Segunda Guerra Mundial. Mientras que los estados europeos celebraban la caída del “muro de la vergüenza” en Berlín, en el nombre de la “libertad”, y se ofendían a cuenta de este bárbaro símbolo materializado en el “telón de acero”, ahora deberían esconderse, más que nunca, ya que ¡ellos mismos son hipócritas constructores de muros!
La decadencia del capitalismo se ha convertido en un período de grandes desplazamientos que hay que “controlar”, es la era de los deportados, de los campos de concentración y también de los refugiados (el número de refugiados palestinos ha pasado de 700.000 en 1950 a 4,8 millones en 2005!). El genocidio de los armenios en 1915 llevó a los primeros grandes movimientos masivos de refugiados en el siglo XX.
Entre 1944 y 1951, cerca de 20 millones de personas fueron desplazados o evacuados en Europa. La partición de Estados y las divisiones han empujado a desplazamientos masivos de la población.
Si el “telón de acero” iba a frenar el éxodo de los países de Europa del Este, una mano de obra a bajo precio haría que los países europeos aprovecharan el sur del Mediterráneo y África. Las llamada “luchas de liberación nacional” la crisis y el imperialismo durante y después de la Guerra Fría, contribuyeron a alimentar el malestar y el desplazamiento de campesinos arruinados, que engordaron las megaciudades, especialmente en los países periféricos de África, Asia y América del Sur multiplicando así los barrios marginales, explotando un tráfico de todo tipo en manos de mafias, desde drogas a prostitución, pasando por la venta de armas. En todas partes, con los desastres de los siglos XX y XXI, incluyendo el Medio Oriente y África los campos de refugiados permanentes han surgido como hongos, encerrando masas cada vez más numerosas (los Palestinos, los Africanos...) en condiciones de dificultad extrema, de simple supervivencia, presas de la enfermedad, el hambre y las mafias .
Desde la caída del muro de Berlín y el hundimiento del bloque del Este, intervienen dos acontecimientos importantes, además de los conflictos crecientes, para influir en el mercado mundial del trabajo y actuar sobre los flujos migratorios:
En un primer momento, los trabajadores de los países del este vinieron al oeste, especialmente a Alemania, produciéndose al mismo tiempo las primeras deslocalizaciones y una fuerte presión sobre los salarios. Entonces, los regímenes que hasta ahora habían quedado al margen del mercado mundial, como la India y China, abren la posibilidad de desarraigar millones de trabajadores provenientes del campo, ampliando inmensamente un ejército de reserva de desempleados apropiados para la explotación. La extrema debilidad de sus salarios en un mercado saturado, permitía nuevas presiones sobre el coste de la mano de obra, dando lugar a deslocalizaciones. Por eso, en los países centrales, desde la década de 1990, el número de trabajadores ilegales y clandestinos estalló en algunas zonas, a pesar del refuerzo de los controles, para permitir una reducción de los costes de producción y de la fuerza de trabajo. En el 2000, había unos 5 millones de inmigrantes ilegales en Europa, 12 millones en los Estados Unidos y ¡20 millones en la India! La mayoría de los estados centrales que saquearon los “cerebros”, filtran también una mano de obra fragilizada, sin papeles ni calificación, desesperados por venderse y sobrevivir[7]. Ahora, en muchos sectores, bajo el liderazgo benevolente del Estado, se organiza así todo un mercado laboral paralelo y clandestino, provocando una afluencia de inmigrantes y refugiados, sometidos a chantaje, cuyos papeles son robados y que está aislado en refugios improvisados. Como resultado, la mayoría de los cultivos agrícolas los realizan trabajadores extranjeros a menudo ilegalmente. En Italia, ¡el 65% de mano de obra agrícola es ilegal! Después de la caída del Muro de Berlín, 2 millones de rumanos han emigrado a las regiones del sur de Europa para el trabajo agrícola. En España, el “boom” antes de la caída del sector inmobiliario se construye en gran parte con el sudor de los inmigrantes ilegales mal pagados, en particular de América Latina (Ecuador, Perú, Bolivia, etc.). A esto hay que sumar las áreas “grises” de la actividad, como la prostitución. En 2003, en un país como Moldavia, ¡el 30% de las mujeres de 18 a 25 años han desaparecido! El mismo año, 500.000 prostitutas venidas de países de Oriente estaban trabajando en Europa occidental. En Asia y en las monarquías del Golfo, se observa el mismo fenómeno para los empleos de servicio doméstico o en la construcción. En un país como Qatar, los inmigrantes representan el 86% de la población! Jóvenes chinos y filipinos son adiestrados para ir a Hong Kong o Arabia Saudita, en condiciones de esclavitud.
Hoy en día, con el desarrollo de tensiones de la guerra, se espera mayor afluencia de personas y de este tipo de trabajadores, sobre todo de África, Asia y el Medio Oriente.
Frente a la barbarie desencadenada por la presión policial contra los inmigrantes y frente a las campañas xenófobas que una parte de la burguesía busca difundir a través de sus mensajes populistas, el proletariado no puede más que oponer su propia indignación y solidaridad de clase internacional. Para ello, hay que rechazar con firmeza el discurso oficial que busca generar reflejos de ansiedad, considerando a los inmigrantes y al “extranjero” la causa de la crisis y del desempleo.
Después de haber centrado la atención en el “peligro amarillo”, y los riesgos de la “invasión", los medios de comunicación y los políticos de todos los colores juegan con los temores evocando siempre en segundo plano cuestiones como “delincuencia” y “trastornos en el orden público”. No dejan de lavarnos el cerebro estigmatizando a “los extranjeros”, “los ilegales” que ejercen una “competencia desleal” y “se benefician de los derechos sociales”... Esto, cuando en realidad, ¡ellos son los primeros y principales víctimas del sistema! Estas tácticas groseras y asquerosas, innobles, siempre se han utilizado para dividir al proletariado. Pero la trampa más artera a evitar es sobre todo la de las “buenas intenciones” y de la pseudo-generosidad de las organizaciones izquierdistas o “humanitarias” que hacen de los inmigrantes “un hecho social” sujeto a una “política particular” que habría que tratar “aparte” como tal en el marco del derecho burgués.
Hoy, mientras se están cerrando multitud de fábricas, mientras que los libros de pedidos están medio vacíos a pesar del anuncio de la "recuperación", se hace evidente que todos los trabajadores se ven afectados por la crisis y el aumento de la pobreza, inmigrantes o no. ¿Qué sentido tiene la idea de una competencia de trabajadores ilegales mientras que la actividad desaparece?
Ante todas estas ofensivas ideológicas y ante la política de represión, el proletariado debe reafirmar su perspectiva histórica. Se debe comenzar, por ello, expresando su solidaridad, reconociendo la fuerza revolucionaria que representa en la sociedad. Sólo el proletariado, de hecho, será capaz de reafirmar por la lucha que, “¡los trabajadores no tienen patria!”
WH (21/10/2013)
[1] Peor que los que trataron de ayudar a los inmigrantes en Sangatte, debido a la ley Bossi-Fini, los patrones de pesca que han socorrido a los refugiados del mar han sido procesados por “ayudar a la entrada ilegal en el territorio”!
[2] Junto con el primer ministro italiano A. Alfano, que destacó la presencia del Presidente Barroso de la Comisión Europea y C. Malmström para Asuntos de Interior, que llegaron especialmente para enfatizar que ellos apoyan, en nombre de lo “humanitario” un mayor endurecimiento de los controles fronterizos por el dispositivo “Frontex”.
[3]K. Marx, El capital, libro I, cap. XXVIII
[4] Fuente : INED
[5] 133 catástrofes naturales se han registrado en 1980. El número ha pasado a más de 350 anuales en estos últimos años. Ver al web : www.unhcr.org [840].
[6] P-J Deschott, F. Huguenin, La république xénophobe, JC Lattès, 2001
[7] En el sur de Europa (Ceuta y Melilla), en la frontera mexicana en el sur de Estados Unidos, Israel frente a los palestinos, en Sudáfrica frente al resto del continente donde las autoridades de Gaborone están construyendo un muro electrificado de 2,40 m de altura y 500 km de largo
El cierre de la televisión valenciana, Canal 9, el martes 5 de noviembre ha tenido una gran repercusión mediática. Más de 1600 trabajadores directos y 4600 indirectos[1] se ven condenados de la noche a la mañana a perder su medio de vida. Es un doble mazazo para los trabajadores actuales: por un lado, un buen puñado de ellos pierden su medio de vida, pero al mismo tiempo cierra las puertas del empleo a los trabajadores futuros, esos jóvenes que hoy estudian una o más carreras teniendo que pagar más tasas y viendo como becas, Erasmus y demás “beneficios” se les recorta de forma inmisericorde.
Los medios de “comunicación”, los partidos de oposición al PP, los sindicatos, el comité de empresa de Canal 9, etc., nos han insistido hasta la náusea que el cierre de la Radio televisión valenciana ha sido causado por la pésima gestión del PP, la instrumentalización que ha realizado para sus fines partidistas, los escándalos de corrupción, la inclinación de éste partido a cargarse lo público en beneficio del capital privado.
Es verdad que Canal 9 ha sufrido una gestión desastrosa que ha llevado a una plantilla desproporcionada y unos gastos fuera de control. Es igualmente cierto que los distintos presidentes PP de la autonomía valenciana han usado la TV para darse un baño escandaloso de culto a la personalidad que haría palidecer de envidia a dictadores expertos en ello como Mao Tsé-tung, Stalin, Hitler o Ceauşescu. Una muestra ridícula de ello ha sido que Camps –presidente defenestrado por su implicación en diversos escándalos– censuraba la aparición de su predecesor –Zaplana– con igual o mayor furia que a sus rivales “socialistas”.
Está claro que el PP ha saqueado la televisión valenciana y que sus dirigentes se han comportado como sátrapas arrogantes. Uno de ellos ha llegado hasta acosar sexualmente a 3 trabajadoras.
En fin, la máquina propagandística organizada en Canal 9 ha servido para que en su entorno florecieran toda clase de negocios privados en estrecho contubernio con los dirigentes del PP. Así, acontecimientos como la visita del Papa a Valencia dieron lugar a negocios millonarios de implicados en el caso Gürtel.
Todo eso es una verdad como un templo. Pero no es toda la verdad, es sencillamente una verdad a medias que permite a los rivales “de izquierdas” del PP y en general al capital español en su conjunto manipularnos con una serie de engaños:
Pongamos los puntos sobre las íes:
Tanto en televisión española como en las grandes cadenas privadas de radio y TV así como en las autonómicas ha habido numerosos despidos.
Hoy, 9 de noviembre 100 trabajadores se concentraban ante la sede de la COPE (la cadena de la iglesia católica) para protestar contra el despido de 4 trabajadores, prólogo de un ERE que arrojaría a la calle a más compañeros. En mayo de 2013, la cadena autonómica catalana, que tiene fama de excelente gestión despedía a 500 trabajadores; Antena 3 ha despedido a lo largo de los últimos 10 años al 30% de la plantilla. Sogecable, la entidad del “progresista” grupo PRISA echará a la calle a 814 de los 1100 trabajadores que ahora tiene (¡el 80%!), mientras que el grupo en su conjunto despedirá a 663 periodistas y 895 comerciales[2]
Podríamos seguir pero creemos que estos datos desmienten radicalmente la leyenda urbana de “unos despidos producidos por la corrupción y el despilfarro”. Son expresión de la crisis del capitalismo y contienen un aspecto intimidatorio: cumpliendo un mandato del conjunto del Capital Español, al gobierno del PP –como antes al PSOE– no le tiembla la mano a la hora de seguir con los recortes renunciando incluso a un medio de auto-bombo que ha utilizado profusamente.
Es cierto que el PP ha hecho un uso descaradamente partidista de la TV valenciana o de Telemadrid, aunque Canal Sur con gestión “socialista” –avalada por IU– no le anda a la zaga. Pero el problema no es ese, el problema es que con una Televisión que “se abra a todos los partidos, sindicatos e instituciones” seguiríamos igual de manipulados y estaríamos igualmente excluidos del control de esos medios de “información” y de “formación de la opinión pública”.
Es una ilusión creer que bajo el capitalismo los medios de comunicación podrían estar al servicio de “la mayoría”. El Primer Congreso de la Internacional Comunista (1919) recordaba que «La “libertad de prensa” es igualmente una de las principales consignas de la “democracia pura”. También en este sentido los obreros saben, y los socialistas de todos los países han reconocido millones de veces, que esta libertad es un engaño mientras las mejores imprentas y las mejores existencias de papel estén acaparadas por los capitalistas, y mientras subsista el poder de capital sobre la prensa, poder que en todo el mundo es tanto más evidente, violento y cínico cuanto más desarrollados estén la democracia y el régimen republicano, como ocurre, por ejemplo, en Norteamérica»[3]
La prensa, la TV, etc., no son medios de “comunicación” sino medios de manipulación y desinformación que utiliza el Estado en consorcio con los grandes grupos capitalistas para lo que cínicamente llaman “formar la opinión pública”; es decir: seleccionar las noticias, repetir machaconamente determinadas campañas, censurar lo que no les interesa etc. Su objetivo no es ni informarnos ni formarnos sino lavarnos el cerebro, eliminarnos todo sentido crítico y todo pensamiento independiente y convertirnos en súbditos sumisos de la dictadura del capital.
Pública o privada, la Televisión está al servicio del capital y es controlada por el Estado. Éste no es el “representante de todos los ciudadanos” sino un aparato burocrático, frío e impersonal, al servicio de la clase explotadora. Es la voz de su amo.
En las grandes luchas de los trabajadores éstos se plantean crear sus propios medios de información, debate y auto-formación. Los Soviets en la Revolución rusa (tanto en 1905 como en 1917) crearon su propio órgano de prensa bajo el control masivo de los trabajadores: Известия, Izvestia (las noticias). En la rebelión de los jóvenes trabajadores –secundados por muchos mayores– en Grecia 2008[4], tuvieron lugar numerosas ocupaciones de emisoras donde se leían comunicados elaborados por los trabajadores en lucha y se daba la voz a todo el que quisiera dar su punto de vista. En Grecia 2013, los trabajadores de la televisión pública la mantuvieron ocupada durante 5 meses en protesta contra el cierre. Durante el movimiento de Indignados en 2011, 100 jóvenes ocuparon la televisión murciana. Los medios de comunicación serán herramientas de información, comunicación y formación si son ocupados por los trabajadores en lucha y son abiertos a la mayoría explotada y oprimida como medio de debate y de libre expresión de ideas de todo tipo, no solo políticas o económicas sino igualmente científicas, artísticas, culturales…
El cierre de Canal 9 ha sido planteado por los servidores “de izquierdas” del sistema capitalista como una “oportunidad” para luchar por “más democracia”, “acabar con 18 años de gobierno de la derecha”, “defender la identidad del pueblo valenciano” y conquistar “un servicio público frente a la privatización”.
Todos esos objetivos nos desvían de la verdadera lucha pues cada uno de ellos nos ata al carro de un sistema social que no tiene nada que ofrecer excepto desempleo, miseria, guerra, destrucción medio ambiental y barbarie.
La corrupción y el despilfarro no son la marca del PP sino una realidad generalizada en el capitalismo que caracteriza no solamente a la derecha sino igualmente a la izquierda. Es la expresión de un Sistema que no tiene perspectiva y que degenera en el caos del “cada uno a la suya”. En las Tesis sobre la descomposición que elaboramos en 1990 dejamos claro que "La ausencia total de perspectivas de la sociedad actual se expresa con todavía mayor evidencia en lo político y en lo ideológico. Por ejemplo: la increíble corrupción que está aumentando, prosperando en los aparatos políticos, la oleada de escándalos en la mayoría de los países, como en Japón, donde resulta cada día más difícil distinguir aparato de gobierno y hampa gansteril, o en España, en donde está en entredicho el mismísimo brazo derecho del jefe de gobierno socialista, en Bélgica, en Italia y en Francia, en donde los diputados han decidido amnistiarse a sí mismos de sus mangoneos y bajezas"[5].
En toda la desviación hacia la “defensa de la democracia” y de un “servicio público” lo que se deja en la penumbra es la salvaje oleada de despidos que está golpeando a miles de trabajadores y que no se limita a España sino que vemos igualmente en Alemania, Francia, Portugal, etc.
Despidos no solamente en Canal 9 sino, como hemos visto antes, en numerosos medios de comunicación que están en la cuerda floja debido a la crisis galopante que sacude el Sistema. Despidos en Fagor, ¡5000 trabajadores!; en Edesa, una marca histórica en los electrodomésticos en España que va a ser cerrada; en Panrico, 745 obreros a la calle; en Sniace, Tragsa, Sargadelos, NH hoteles, Siderúrgica Balboa, en la limpieza de Madrid…
Miles y miles de trabajadores son condenados al desempleo llenándoles de angustia y desesperación. Este sistema no solamente ofrece un presente estremecedor sino que, con esa continua amputación de medios de producción y puestos de trabajo anuncia un futuro aún más siniestro, puesto que ¿Cómo podrán ganarse la vida los millones de jóvenes que hoy están estudiando? ¿Qué futuro les espera?
Solamente luchando contra el capitalismo, uniéndonos como clase por el objetivo de desarrollar una fuerza capaz de destruirlo y crear una nueva sociedad, podremos dar respuesta a los tremendos sufrimientos que este sistema está propinando hoy a la inmensa mayoría. Esa es la verdad que intentan ocultar las verdades a medias que nos machacan.
Smolny 9-11-13
[1] Cifras facilitadas por el diario Levante del 12-11-13
[2] Se pueden consultar los siguientes enlaces: https://prnoticias.com/2009/12/10/los-trabajadores-de-cope-se-manifiestan-contra-los-despidos/ [842]
https://elpais.com/ccaa/2013/04/30/catalunya/1367344586_829960.html [843]
[4] Ver Revista Internacional no 136, “Las revueltas de la juventud en Grecia confirman el desarrollo de la lucha de clases [220]”.
Un lector nos remite la siguiente carta a propósito de un artículo de nuestra Revista Internacional nº 151, “Oriente Medio – La alternativa es guerra imperialista o guerra de clases” [1]. Agradecemos el interés y el espíritu crítico y de debate del lector. La cuestión que señala, lejos de ser una manía intelectual o lingüística, es de importancia. Una dificultad habitual con la que suelen encontrarse los proletarios que se acercan a las posiciones revolucionarias es desenterrar y redescubrir el significado original de muchas palabras y expresiones, utilizadas históricamente por los revolucionarios pero que han sido secuestradas por una burguesía que las ha hecho servir de vehículo para lo peor de su ideología. El caso más claro es el de la palabra comunismo, que la burguesía de todos los colores ha tratado de asociar a la forma estalinista del capitalismo de Estado.
La burguesía utiliza constantemente el lenguaje para tratar de desterrar las posiciones revolucionarias privando al proletariado del lenguaje para expresarlas y viceversa: introduce su ideología asociándola al lenguaje que tradicionalmente ha servido al proletariado para sus fines. En resumen, la clase dominante emplea el lenguaje como un arma para la confusión. Es por eso por lo que las minorías revolucionarias (y sobre todo las organizaciones proletarias) deben tener especial cuidado con el lenguaje a la hora de difundir sus posiciones. No basta con no hacer concesiones a la ideología burguesa: hay que evitar también las concesiones en el terreno empantanado del lenguaje.
Por ello, el compañero tiene razón en la crítica que plantea acerca del uso dado al término “guerra civil” en nuestro artículo. Este término se ha utilizado habitualmente (aunque no siempre) en el movimiento proletario en el sentido de enfrentamiento entre el proletariado junto con las demás capas sociales no explotadoras contra la burguesía. En cambio, el contenido que se le da en la ideología dominante es el de “enfrentamiento entre compatriotas dentro de una nación”. Le da un sentido de ruptura de la “comunidad nacional”, “comunidad” que es una entelequia: bajo el capitalismo no existen ciudadanos iguales sino que la sociedad se halla dividida entre la minoría explotadora –la clase capitalista– y la inmensa mayoría explotada y oprimida encabezada por el proletariado.
En coherencia con la tradición revolucionaria, pues, es un error calificar de guerra civil la guerra imperialista en Siria. Además, utilizar dicha expresión para referirse a una pugna Inter-burguesa no aporta nada en el mejor de los casos, y en el peor sólo puede dar lugar a confusión y malentendidos.
El compañero reconoce que el artículo es claro en su conjunto. No lo tira pues abajo sino que al contrario, critica que este desliz lo que hace es empañar la calidad y la claridad del artículo.
En la época que se abre con la Primera Guerra Mundial (de la que se cumplirá un siglo el año que viene), toda guerra que no tenga como eje el enfrentamiento revolucionario de los explotados encabezados por el proletariado con el objetivo de destruir el Estado capitalista, es una guerra imperialista. En una guerra imperialista, cada uno de los bandos contendientes –fracciones de la burguesía–, aunque tiene intereses menores propios, se vincula a los intereses de potencias imperialistas superiores que, en última instancia, dirigen el curso de los choques sangrientos donde el proletariado y los explotados en general son utilizados como carne de cañón en servicio a sucios intereses que no son los suyos.
Así, en Siria, vemos que el bando de Al Assad se vincula a los buitres carroñeros de Rusia, Irán, China, etc.; mientras que la oposición está atada a USA, Turquía y otras potencias. Ante estas carnicerías, la postura del proletariado consciente es la denuncia de ambos bandos contendientes y el combate contra el orden capitalista que representan. Contra la guerra imperialista, ¡lucha autónoma de clase! ¡Hacia la revolución mundial!
CCI
He leído el artículo titulado: “Oriente Medio y África del Norte: La alternativa es guerra imperialista o guerra de clases” publicado en el número 151 de la Revista Internacional, correspondiente al primer trimestre de 2013. La cuestión del imperialismo, desde comienzo del siglo XX, siempre ha sido un eje en los análisis de las organizaciones revolucionarias y ha dado lugar a debates esenciales en el movimiento obrero.
Se puede discutir y matizar aspectos del artículo (el contenido de una publicación revolucionaria siempre es honestamente discutible, ello siempre es una bocanada de aire y es bueno para la vida y la cultura proletaria) pero el artículo tiene una idea central que consiste en sostener y desarrollar que estamos, en el caso concreto de Siria, frente a un enfrentamiento plural de intereses imperialistas, o sea practicar la rapiña de unos Estados (marco orgánico de las distintas fracciones de la burguesía mundial) sobre otros, en función de la categoría que ocupan en el marco mundial. Comparto totalmente esta idea fuerza del artículo. Además, esta posición también está remachada en un artículo que leí en la web de la CCI con fecha 9 de septiembre de 2013, que llevaba por título: “¡Guerra imperialista o solidaridad de clase!”
Dicho esto, me ha sorprendido que en el mismo artículo de la Revista Internacional nº 151, en la pág. 12, se diga: “Fijándose una tras otra, en la caída de regímenes análogos enfrentados a manifestaciones masivas en la región, podría pensarse que el de Assad iba a desmoronarse con celeridad. Parece hoy claro que, siguiendo los deseos de la élite mosairí, Assad no va a dimitir fácilmente de modo que va a incrementarse la intensidad de la guerra civil” (el último subrayado es mío).
Esta es la cuestión central que me llama la atención y que motiva esta carta: el que se califique el eventual incremento de la guerra siria como guerra civil; viene a mi memoria que el concepto de guerra civil, es un debate crucial y que ya tuvo lugar en el curso de la Guerra española de 1936 suscitado por la Izquierda Comunista (Bilan). ¿Por qué ahora ese lenguaje, en la CCI, de guerra civil, que es la mismo empleado en la actualidad por los medios de prensa burgueses y el izquierdismo? Máxime cuando de la lectura del texto publicado y el de la CCI online, la conclusión lógica y natural a la que el lector (un tanto familiarizado con el marxismo) llega es de que se trata de una guerra imperialista; además es que el título del artículo ya lo dice: “La alternativa es guerra imperialista o guerra de clases”. Por tanto lo que hoy se da en esta parte del mundo es una guerra imperialista en la que están involucrados Estados burgueses que juegan sus intereses, que son los de su burguesía nacional, y no una guerra de clases entre capitalistas y proletarios, que es lo que sobre todo caracteriza una guerra civil. ¿O no? En cualquier caso, que yo sepa, nunca se ha suscitado en el ámbito de la Izquierda Comunista y en particular en las publicaciones de la CCI, la discusión de lo que es o no es una Guerra civil, en torno al cual hay, a mi juicio, bastante confusión: por ejemplo, Marx escribió La Guerra civil en Francia y se deduce que se trata de una guerra entre clases. También la guerra que siguió a la Revolución Rusa de 1917, se define como una guerra civil porque era una guerra entre el proletariado y el campesinado contra las antiguas fuerzas burguesas y la reacción zaristas, ¿y la guerra española de 1936-1939?, etc. Pero también la historiografía burguesa y proletaria tacha de guerra civil la que tuvo lugar a mediados del siglo XIX entre el Norte y el Sur de EE.UU que, cínicamente, se utilizó con el pretexto de la liberación de los esclavos sureños.
Creo que el tema concreto del artículo debería ser aclarado por la CCI en la próxima Revista Internacional o en su portal Web, pero de forma que se invite a la discusión, para que nadie se tome la respuesta como un axioma. Yo creo que se trata de un tema confuso (incluso en el ámbito revolucionario) y objeto de manipulación ideológica de la burguesía y sus elementos más travestidos contra el proletariado, razón por la cual la cuestión de cuándo se está o no frente a una guerra civil merece la pena discutirla, ya que se trata de una cuestión de principios.
Me parece, si los medios humanos y materiales lo permiten, que no estaría de más remitir a los compañeros lectores a una sucinta bibliografía básica acerca del tema enunciado
Un fraternal saludo
RQ, 04-11-13.
Con la muerte de Jean-Pierre, la CCI pierde a un camarada de temple excepcional, a un gran combatiente y a una personalidad extraordinaria.
Jean-Pierre nos dejó la noche del 13 de setiembre pasado, tras una larga e irremediable enfermedad cuyo funesto desenlace era conocido por todos, incluso por él mismo. Nuestro camarada había dejado ya de practicar su gran pasión, el deporte, puesto que los dos últimos años fue perdiendo la capacidad de utilizar sus miembros, la de respirar y finalmente la de hablar. En el transcurso de ese tiempo, Jean-Pierre se mantuvo sin embargo perfectamente consciente de todas las fases de la evolución de su enfermedad y de las consecuencias que tenían para él. Que esta lucidez le afectaba profundamente era evidente pues se veía obligado a renunciar a todo lo que él amaba: desarrollar la actividad física en contacto directo con la naturaleza y en particular con la montaña donde practicó durante mucho tiempo el senderismo (el camarada vivía en los Alpes), cocinar, leer, pasear.
Sin embargo, nunca aceptó esta situación como una fatalidad. Quería mantenerse en su sitio, en lo que consideraba su hogar, tanto como fuese posible y ciertamente ¡nadie fue capaz de hacerle cambiar de parecer! Se mantenía firme en su decisión de quedarse en este espacio vital, en lo que él consideraba su hogar, entre los suyos, entre lo que le era tan familiar y humanizado, para mantener más férreos los íntimos lazos que le unían con su familia, sus amigos y sus camaradas de combate. El espacio inmediato en el que pasó estos años era su acceso al mundo, allí era donde se podía acceder a sus libros, allí donde se podía hablar de política y de lo más actual, allí donde era posible ver una película y hablar, donde se podía oírle recitar el poema que amaba. Su voluntad de hierro llegaba también a poner límites a las intervenciones médicas para mantenerlo vivo. Luchó hasta el final para que estos deseos fueran respetados. Algunas semanas antes de su muerte Jean-Pierre aceptó que le sacasen de “su casa”, para hospitalizarle en cuidados paliativos. Sabía que no iba a volver. Nuestro camarada, aunque no lo soportaba, lo comprendió y lo asumió. Pero donde con más firmeza se manifestó su voluntad fue en intentar permanecer lo más cerca posible de los suyos, de sus hijos y de sus camaradas, para proseguir el combate político.
Los enfermeros y los militantes que han compartido con él los últimos instantes, atestiguan que nuestro camarada partió “con una gran serenidad” a pesar del sufrimiento que le tuvo atenazado hasta el final de sus días. Nosotros, sus camaradas, sabemos que esta serenidad la había construido como si fuese la última obra de su vida. Jean-Pierre era de estas personas dignas de admiración por la tenacidad y por el coraje de aquellos que aceptan su propio final; era de esta clase.
Todos deseábamos entrar en ese espacio suyo, personal y político, que nos había preservado con tanta generosidad. Hemos sentido un gran gozo y nos ha aportado grandes lecciones, vitales para nuestra militancia. Por todo ello, Jean-Pierre, te estaremos siempre agradecidos.
Jean-Pierre llega a la CCI cuando ya no era muy joven. Tras haber tenido que confrontarse a la movilización para la guerra de Argelia, una atrocidad que el sentía como parte de una barbarie inaceptable e indecible, el camarada no cesó en su esfuerzo por una perspectiva: la construcción de una sociedad distinta, en la que estos horrores quedasen desterrados para siempre jamás. Atormentado por la pregunta ¿Qué hacer para lograr ese objetivo?, recorrió el Mayo de 1968 cargado con sus esperanzas y sus confusiones, más que con ninguna otra con la del comunitarismo. Hasta comienzos de los años noventa no descubre a la CCI y en ella encuentra la coherencia práctica y teórica del marxismo, lo que le permitirá llevar a cabo una verdadera ruptura política con las ideologías confusas que anteriormente había apoyado. Este encuentro le enraizará firmemente a “la pasión por el comunismo” (según sus propias palabras). Indignado con el sistema que rige un mundo lleno de barbarie encuentra por fin un sentido a lo que él buscaba: combatir para lograr la révolution proletaria mundial.
A partir de entonces, el combate político ha sido para nuestro camarada el principal objetivo de su vida hasta sus últimos momentos. Estaba animado de una profunda convicción y no había visita, para interesarnos por la evolución fatal de su enfermedad, sin una discusión política. Nuestro camarada ha deseado, hasta el final, participar en las reuniones regulares de la CCI y afirmar así su responsabilidad de militante: al final, desde su cama, las seguía por Internet. Concretamente, mantenía sus cotizaciones con regularidad, para contribuir en la medida de sus posibilidades al buen funcionamiento de la organización.
Su rigurosidad la puso de manifiesto, como tantas veces, sobre todo manteniéndose entre los más resueltos para defender los principios organizativos y el espíritu que los anima, tomando posición, a lo largo de estos últimos años, en los debates en los que se trataban estas difíciles cuestiones políticas. El camarada estaba persuadido de que el trabajo de construir una organización del proletariado es un arte difícil que necesita ser aprendido y transmitido mediante un esfuerzo teórico.
Convencido como estaba de la necesidad de la revolución nunca cesó de preocuparse por superar todos los obstáculos que se levantaban ante nuestra clase para que ésta pudiese hacer realidad la emancipación de la humanidad. En los debates en los que participaba expresó siempre la dimensión planetaria y el carácter titánico de este combate. Combate defensivo, cotidiano, es cierto, pero sobre todo consciente y con una dimensión cultural que, estaba convencido de ello, nos haga fuertes para finalmente dirigir la necesaria ofensiva con la que derribar el capitalismo.
Estaba también profundamente convencido del peso de la ideología dominante sobre la organización y sobre las personas, y de los efectos perversos de la descomposición social dentro de las relaciones sociales. Sabía que los auténticos medios para resistir solamente pueden encontrarse en la fuerza de los debates colectivos en la organización, apoyándose en principios morales proletarios y en firmes preocupaciones intelectuales.
Hay una preocupación que jamás abandonó: ¿cómo luchar eficazmente?, ¿cómo ponerse a la altura de sus responsabilidades, a la vez como militante portador de los intereses de su clase social y como militante de una organización que se define como cuerpo colectivo y asociado en su totalidad; tanto en lo que concierne a la necesidades del momento como a las tareas históricas, que le incumben a los revolucionarios y a su clase? Por esa constante inquietud nunca perdió de vista su implicación activa en la tarea de construir una organización que estuviese a la altura de su función, capaz de asumir sus responsabilidades históricas, siempre insatisfecha en su combate por el rigor en cuestiones de funcionamiento organizativo, que ha combatido sin descanso y hasta el final contra lo que Lenin llamaba, ya en 1903, el “espíritu de círculo” –la visión de una organización concebida como una suma de individuos agrupados por lazos de afinidad. Tal visión era para el camarada clara y diametralmente opuesta a las necesidades objetivas, reales, de una organización revolucionaria que, para llegar a ser en el futuro un verdadero partido proletario, debía ser capaz de construir sobre bases sólidas un espíritu de Partido, fiel a su misión histórica.
Jean-Pierre se posicionó siempre y firmemente contra la tentación de construir agrupamientos por afinidad, ya que su mayor y permanente preocupación fue la de construir una organización revolucionaria que estuviese a la altura de su función histórica a largo plazo y armarla para el futuro con un objetivo: asegurar la defensa de los intereses del proletariado. Para él, la organización no puede limitarse a ser una “pandilla de colegas”, un “círculo de amigos”. Esa claridad no le impedía mantener vínculos fraternales y calurosos con todos los compañeros y habían conseguido establecer fuertes lazos de amistad con algunos de ellos. Según él expresaba “con apenas un hilillo de voz”, en este combate permaneció hasta su último momento, hasta su último suspiro.
Esta abnegación, su tenacidad, su implicación, continúan vivas en cada uno de sus camaradas. Es un ejemplo para todos nosotros, sus camaradas, de lo que puede ser un militante convencido.
La personalidad de Jean-Pierre era además tan apasionante que es imposible no hablar de ella.
Jean-Pierre estaba dotado de un espíritu investigador, siempre en búsqueda; era además simpático, con gracia, atractivo y empatía naturales no sólo hacia los más próximos sino hacia cualquiera con quien se cruzase. En su compañía uno mismo se sentía modelado por esas cualidades. Sabía que cada persona evoluciona, está en constante movimiento, que vive crisis que pueden ser momentos de superación. Lo sabía por su propia experiencia, que no solo no ocultaba sino que nos la contaba a menudo. Su amplia trayectoria, complicada y caótica, que le había llevado al marxismo y a las posiciones de clase, no había sido un rio sereno pero sin duda le había dotado de esa predisposición y esa preocupación por entender a los demás, respetar sus contradicciones,…: contradicciones que el miraba positivamente como un devenir, un potencial de superación. Tenía esta visión de futuro a la par que esa reserva respetuosa, tan alejada de la crítica fácil.
Jean-Pierre era gran admirador de Rabelais; amaba la sinceridad que rezuma su obra, el crudo y casi brutal amor sensual por la vida que se siente al leerla, su manera de entender y sentir el buen yantar, las comidas espléndidas…, que disfrutaba como algo sagrado, como un momento precioso para convivir y compartir. Jean-Pierre nos abría con frecuencia el acceso a ese universo y disfrutaba entreteniéndonos tanto con la lectura de su prosa como recitando sus poemas. Los que le conocían de cerca han tenido el privilegio de compartir con él un gran placer. Los silencios que seguían tenían también un contenido activo, llenaban el ambiente de su “don de gentes”, de un sentimiento relacional y comunicativo que nosotros “sentíamos”, con el que participábamos.
Jean-Pierre era un ejemplo de combatiente entregado a la organización y a la perspectiva de la revolución proletaria; pero además, también su voluntad y su coraje frente a las pruebas y la enfermedad reflejaban el temple de una persona animada poderosamente por el amor a la libertad. Nos confió sus pasiones, sus gustos, partes de su vida, como si trazase el boceto de lo que podría ser el comportamiento de un ser humano que comprende al otro como parte integrante de su propia dicha. Con frecuencia nos hacía partícipes de la satisfacción que sentía al estar rodeado de calor humano, de solidaridad de clase, de hacérsela sentir a los demás, disfrutarla junto a ellos como si participase en una danza, en la fuerza vital, creadora, de la humanidad, sea ésta científica o artística.
Jean-Pierre fue un camarada, fiel y decidido en sus elecciones, sus implicaciones y sus adhesiones. Los militantes de la CCI comparten profundamente el dolor con sus hijos, su familia, sus amigos.
Hemos perdido a nuestro camarada Jean-Pierre, pero su recuerdo está siempre presente, siempre vivo para todos aquellos que han tenido el privilegio de frecuentarlo, conocerlo y apreciarlo.
Camarada, la CCI te saluda como militante ejemplar de la cause del comunismo a la que has sabido dar lo mejor de ti mismo.
CCI, 15/10/2013
Uno de los objetivos de nuestra organización es la creación de espacios donde se pueda generar la reflexión y la discusión de la realidad que vive la clase obrera, de las grandes dificultades que enfrenta sumergida en el reino de la necesidad. Alienado por la máquina y las relaciones sociales de producción capitalista, el trabajador debe además rendirle culto a una creación típicamente burguesa que desnaturaliza su condición universal: la nación.
La CCI ha mantenido como una de sus principales formas de relación con la clase la reunión pública (RP), en ella se expresa su diversidad política, se percibe el peso de la ideología burguesa y se comparte el nivel de comprensión de su condición de explotación, al mismo tiempo en que se contribuye colectivamente a la clarificación en base a orientaciones vinculadas a una visión general e internacional de los temas y realidades concretas que se analizan.
En México, la discusión actual sobre la propiedad estatal o privada del petróleo y de los recursos naturales en general, acompañada de la ideologizante algarabía tanto de izquierda como de derecha, ha ensombrecido la visión de los asalariados. De un lado, las fracciones de la burguesía “nacional” y “extranjera” se revuelcan en una batalla descarada y descarnada por la ganancia del jugoso negocio que representa el monopolio estatal: PEMEX. Y del otro, surgen los llamados de la izquierda del capital y del izquierdismo a envolverse en la bandera para defender la soberanía de la Nación, al ritmo del Himno nacional con su “mexicanos al grito de guerra” para combatir por la defensa de “nuestros” recursos. La RP del pasado mes de noviembre fue convocada para debatir este tema abordado en el artículo publicado en RM136 “¿Los intereses del proletariado y de la nación son los mismos? ¡Los obreros no tienen patria!”
La razón por la que compartimos la discusión de dicha RP es porque además de haber tenido una presencia importante de distintos sectores de la clase obrera, en su mayoría jóvenes, logró despertar un gran interés, pero sobre todo, porque se dieron aportes, desde ángulos diversos, con la clara intención de contribuir a la comprensión del tema en un ambiente de fraternidad y respeto. La mesura y el saber escuchar son cualidades que deben caracterizar a todo revolucionario, y con paciencia buscar contribuir al fortalecimiento de la solidaridad y la unidad con sus iguales, otros trabajadores que buscan una perspectiva clara por donde caminar, y eso es lo que privó en la discusión, esa forma dio pie a que las divergencias o las dudas fueran planteadas con toda amplitud, con la certeza de que encontraría una respuesta de otro compañero que con argumentos profundizaría en la reflexión apenas anunciada o enmarcada por alguien.
Es muy frecuente caer en explicaciones precipitadas empujadas por la impaciencia propia de la vida donde predomina el cada uno para sí, con su hermana espiritual: la búsqueda del éxito y el “ser mejor”. Cuando un obrero se indigna ante la calamidad en que vive lo primero que le salta a la mente es la necesidad “de hacer algo” e indagar en su entorno alternativas para ello. El inconveniente inicia cuando la respuesta se intenta encontrar en el ámbito exclusivo del problema particular, aislado, tratando de hallarle una solución particular y expresamente para dicho problema. Y empeora cuando las “soluciones” se toman de un catálogo muy publicitado por la burguesía en donde el izquierdismo, la pequeña burguesía y demás lastres con los que tiene que lidiar el proletariado han hecho contribuciones formidables. Esta fue justamente una de las preocupaciones que recorrió el conjunto de las participaciones, en efecto, las minorías conscientes, los revolucionarios, estamos llamados a aportar todo el conocimiento y la experiencia organizativa acumulada históricamente por la clase trabajadora para garantizar una continuidad en el curso de las luchas y la construcción de la alternativa revolucionaria proletaria, pero también por eso es que siempre ponemos por delante la premisa que nuestro análisis de la realidad debe basarse en una visión de la totalidad y con una perspectiva internacionalista. En las luchas del proletariado internacional del siglo xix que iniciaron con la formación de la Liga de los Comunistas a mediados del siglo, que alcanzaron una mayor solidez mundial con la integración de la Asociación Internacional de Trabajadores en 1864 y que culminaron en la Comuna en 1871; pero también y sobre todo durante la larga noche que representó la contrarrevolución luego de la derrota de la Revolución Rusa, las minorías comunistas han hecho valer los intereses comunes del proletariado en todas las luchas locales.
La forma particular que adoptan las políticas de ajuste para moldear las economías nacionales a un modelo estructural de un capitalismo en recurrente y, en los últimos 40 años, en permanente crisis, solo es un intento por responder a su atolladero y representa un simple aspecto anecdótico en la configuración de un sistema donde indistintamente el proletariado sufre de la explotación y la miseria, y se le enrola en confrontaciones como carne de cañón defiendo intereses de cada nación. Fue muy relevante la intervención de un estudiante del Instituto Politécnico Nacional que dio una explicación del papel histórico del Estado-nación, la burguesía ha utilizado siempre sus reformas, al tiempo que intenta revertir los efectos de la crisis, como veneno para embarcar a la clase obrera en aventuras patrioteras como la que hoy encabezan los Cárdenas, los López Obradores y demás representantes de la izquierda del capital. La salida planteada por Keynes que llevó a la burguesía a pertrecharse en un capitalismo de Estado “nacionalizando” los medios de producción como norma general y luego la de los llamados neoliberales con una tendencia inversa de privatizaciones, responden justo a esa lógica.
La debilidad de las economías más atrasadas obliga a sus burguesías a extraer el máximo de plusvalía. Ya encumbrados en el poder, los partidarios de la “liberación nacional” reúnen sus fuerzas para “impulsar la producción”, refuerzan esa tendencia al capitalismo de Estado con las nacionalizaciones como su principal arma de combate para por un lado apuntalar sus ruinosas economías y por otro cubrirse con una aureola populista y “socialista” que persuada a los obreros para que se aprieten el cinturón por el bien de la patria y la economía nacional. La “construcción del socialismo” la convierten así en el enemigo de la clase obrera, pues enmascara las más feroces y primitivas formas de explotación de las que el Estado ruso de los años 30 fue su pionero. La idolatría que el izquierdismo ha rendido a los Castro, Mao, Chávez está impregnada de una ideología encaminada a la mistificación de la realidad, llevando a la clase obrera a los peores sacrificios que cercenan su potencialidad revolucionaria, aletargan la maduración de la conciencia o la destruyen físicamente. La naturaleza política de los regímenes de la “liberación nacional” constituye un dique a la organización autónoma de la clase obrera, en ellos se prohíbe el derecho a huelga, se reprime la insurgencia obrera que se opone a la subsidiaridad hacia las masas menesterosas y sus cárceles están a rebozar de sus opositores, solo que estos son proletarios ([1]).
También resultó enriquecedora la participación de otro compañero sobre la implicación subjetiva del nacionalismo, la forma en que subsume la vida cotidiana de los proletarios a la ideología burguesa mediante una simbología revestida de una especie de sacralidad con la que las instituciones del Estado los trata para manipular las conciencias. “Lo nuestro”, son “nuestras costumbres”, es “nuestra corrupción surrealista”, “nuestros sinvergüenzas caricaturescos pero muy nuestros”, son expresiones promovidas a diario y en todos los espacios de la vida del proletariado. Aportó un elemento interesante de reflexión entre los asistentes al poner al descubierto el carácter perverso del nacionalismo, su perfil místico, fantasioso, sobre la pertenencia psicológica y la idolatría de esas imágenes (la bandera, el himno, la selección mexicana de fútbol, el pozole, el tequila, el mariachi, etc.). Y de ahí se cuelga la carroña patriotera del izquierdismo, es “nuestro petróleo”, y nos traen a la memoria las filas de gentes harapientas llevando su precario patrimonio –animales de todo tipo–, niños con sus alcancías o “con su domingo” a las oficinas recaudadoras para tributar a favor de la nacionalización en 1938. Muy conmovedor. Un robo cínico, ¡el sacrificio de la clase a favor de la acumulación de capital!
Se abordó con mucho interés la cuestión relacionada con que si un Estado poseedor exhibe la relación de explotación de la clase trabajadora mostrando también la naturaleza burguesa del Estado, y por tanto, que toda lucha de la clase la hace aparecer entonces como una confrontación directa con el Estado, y que en consecuencia ello haya sido un factor para que la burguesía se deshiciera de activos que implicaban un potencial punto de insurgencia proletaria. Se dieron intervenciones para destacar que aunque no sea determinante en el cambio estructural, que tiene fundamentos más económicos, entre un Estado propietario y la privatización, sí influye para poner entre sus prioridades aquellas ramas económicas en donde existe una mayor combatividad de la clase.
Se puso de relieve los riesgos que traerá la reforma energética para la clase con la carretada de argumentos nacionalistas para defender la “principal industria mexicana” y los recursos fiscales que aporta al presupuesto del gobierno para el gasto social. Lo llamados a “luchar contra el invasor” que intenta quedarse con “nuestra riqueza”. Sin embargo, existió la tentación de entrar en el debate de si es “mejor” para el proletariado la propiedad de PEMEX en manos del Estado o en las de capitalistas privados, incluso hubo quien planteara meterse en la revisión de cifras para rebatirle las cuentas del gobierno, dejando ver cuestiones importantes a clarificar: uno, la idea de que se pueden cambiar las cosas a partir de reformas “más apropiadas” a las planteadas por el capital, perdiendo de vista que cualquier reforma por más “radical” que se nos quiera vender será siempre en los marcos de la preservación de las relaciones sociales de producción capitalistas, y dos, la relativa ansiedad e impaciencia por “hacer algo” ante una serie de embates contra la clase obrera que se vislumbran con esta, y con las reformas fiscal, laboral y educativa. Sobre ello, se dieron algunas contribuciones subrayando la importancia y la relevancia que tienen ya por sí mismas las RP, y el trabajo de estudio e investigación para tener una mayor capacidad de comprensión sobre la evolución de la crisis y las salidas que hoy plantea la burguesía.
El balance es positivo, pues en general hay comprensión sobre el internacionalismo que debe mover las acciones del proletariado, y a pesar de las particularidades que adoptan las medidas draconianas de las burguesías nacionales, se tiene claro que los intereses comunes de la clase guían su perspectiva política y capacidad para resistir a las maniobras de las facciones de la izquierda del capital, de los sindicatos y demás bufones. Hubo un reconocimiento que los argumentos esgrimidos por éstos son tan peligrosos como los sostenidos por los privatizadores porque constituyen en conjunto un circo bien montado para embaucar al proletariado aunque también manifiesta la disputa por apropiarse de la renta petrolera.
Raskolnikof, diciembre
[1]) Ver Nación o Clase, CCI, 2003.
Publicamos a continuación una hoja que ha sido elaborada por trabajadores de diversos sectores en Alicante. La hoja llama a un debate abierto. Al final de la hoja expondremos nuestro comentario.
Algunos compañeros que trabajamos en “lo social” y que hemos participado desde hace años en luchas dentro y fuera del “sector” con unos planteamientos asamblearios y de clase y al margen de los sindicatos oficiales que dicen representarnos y los partidos que dicen apoyarnos, queremos pronunciarnos ante los acontecimientos generales y alzar una voz llamando al debate y la autoorganización.
No pretendemos tirar por tierra los esfuerzos de nadie, es más, consideramos los esfuerzos honestos y valientes de tantos compañeros, como los nuestros propios (especialmente los de DeM[1]) pero si contribuir a la crítica que ayude a profundizar y avanzar en la lucha.
La eterna crisis capitalista nos golpea a todos los que vivimos bajo su dominio. El “sector social” no es nada extraordinario. Las personas que trabajamos para los “servicios sociales” y las personas (trabajadores directos, pensionistas o carentes de pensión) que son usuarios de los “servicios sociales”, sufrimos, la situación actual de pérdidas y no retorno.
Impagos de nóminas, negociaciones a la baja de los convenios, peores condiciones de trabajo, despidos… para los trabajadores del sector; y recortes, copagos, privación de ayuda y de servicios… para los usuarios (y familiares) de los servicios.
Todos los colectivos dentro del “sector” de trabajadores y usuarios estamos siendo afectados: discapacidad y enfermedad mental, menores, drogodependencias, 3ª edad…
No pensamos que hay colectivos más importantes que otros (o más necesitados de atención) en el llamado sector social... es triste ver como cada uno barre para su terreno (menores, discapacitados, salud mental, drogodependencias y un sin fin)... luchas parciales por unas migajas de presupuesto que en los tiempos que corren hacen que unos recursos sobrevivan a costa del cierre de otros... que nos llevan a perder de vista la globalidad... para nosotros la lucha es por una sociedad en la que no hagan falta los servicios sociales.
En los últimos tiempos las movilizaciones se han hecho más visibles en el denominado “sector de la discapacidad y la dependencia”. Una subcategoría que engloba a compañeros de centros y programas para personas con discapacidad y enfermedad mental y que comparten convenio laboral; a ello se le suma, en ocasiones las personas dependientes y sus familiares (especialmente perjudicados por los recortes y copagos varios) Entendemos que por algún sitio se ha de empezar y que este colectivo reúne condiciones especialmente sangrantes.
No obstante si alzamos la cabeza y miramos más allá veremos que otros “sectores” del entorno nos llevan la delantera. El “sector” de los menores está siendo especialmente machacado y mal vendido, precisamente por esos sindicatos que en la “discapacidad” se muestran ligeramente combativos y en “menores” no mueven un dedo. Por todos lados se está debatiendo sobre nuevos convenios, las informaciones que nos llegan son a la baja en todos los sentidos, precarizando la situación laboral de los trabajadores y minimizando las cantidades para atender a los menores en riesgo de exclusión. La nueva forma propuesta de concertar estos servicios por parte de la administración no fomenta un trabajo de calidad, si no que lo que más premia es el factor económico sin tener en cuenta las necesidades que este colectivo pueda tener. Las respuestas ante esta agresión son las que hemos sentido en muchos medios de comunicación, o se cede o se cierra el servicio y todo el mundo al paro. Esta frase deja muy claro nuestra posición de oprimidos y explotados. Por supuesto a todos se nos toma por separado y cada cual tendrá su kakaconvenio.
Para evitar estas situaciones de desunión, es necesaria una visión global del colectivo de trabajadores y usuarios, y una organización general que los sindicatos y sus satélites solo hacen que evitar, dividiéndonos en sectores, subsectores, y minisectores, separando a trabajadores de usuarios y familiares (trabajadores, también) para en definitiva, firmar, hacer y deshacer a su antojo, por nosotros, pero sin nosotros, al final, contra nosotros.
Nuestra condición nos convierte en pieza clave en el sistema social, en nuestro “sector” no es distinto.
Dos elementos nos hacen fundamentales:
Hay una clara diferencia entre los intereses de la administración, de las entidades y de los trabajadores y usuarios. Mientras los primeros quieren rentabilizar el sector, maximizando el beneficio de las subvenciones (menos gasto público y más beneficio privado), los segundos, que no representan realmente a familiares y usuarios y en la mayoría de los casos (con honrosas excepciones) son meros intermediarios de la administración y no verdaderas asociaciones reivindicativas, buscan sobrevivir en equilibrio entre sus pactos con la administración y la utilización de los trabajadores como instrumento de presión. Por el contrario, trabajadores, familiares y usuarios deseamos unos servicios de calidad, gratuitos, con condiciones de atención y trabajo dignas, participativas e integrales. Si bien puede parecer en ocasiones que entidades y trabajadores compartimos intereses, estos no son más que tácticos, al fin y al cabo serán los trabajadores cuando desarrollemos nuestra autonomía y organización, quienes podemos plantear soluciones definitivas y favorables para todos: trabajadores, familiares y usuarios.
Ambas son complementarias y parten de la misma necesidad, sin una la otra carece de sentido y profundidad.
La lucha inmediata se desarrolla a través de la reivindicación de las necesidades concretas y contra los ataques más evidentes: contra los impagos y por el cobro de los salarios, contra los recortes en subvenciones y los cierres de los servicios, contra los despidos y el empeoramiento de las condiciones de trabajo, contra las rebajas en los convenios colectivos, contra los copagos de todo tipo. Una de las mayores dificultades de esta lucha es la falta de unidad y asumir la división que la administración y los sindicatos nos imponen: diferentes convenios, diferentes tablas salariales dentro de un mismo convenio, diferentes criterios de pago por parte de la administración,… hacen que en lo aparente no nos reconozcamos en los mismos problemas y que estos no se den a un mismo tiempo.
La lucha política es la menos desarrollada, es la que plantea la necesidad de la unidad y la confluencia dentro y “fuera” del sector, es la que valora y critica la globalidad y nos hace tomar conciencia. Para generar un cambio en profundidad que nos permita soluciones reales y a largo plazo es necesario desarrollar la lucha más allá de lo inmediato. Sabemos por experiencia que lo que podamos obtener mediante la presión en movilizaciones (por ejemplo cobrar las nóminas) es una victoria temporal y que en breve volveremos a una situación similar o incluso peor. Lo realmente permanente de las luchas, no son los logros inmediatos, sino que los trabajadores (usuarios y familiares) profundicemos en nuestra unidad, solidaridad, empatía, apoyo mutuo. Para desarrollar la lucha política es imprescindible generar espacios de encuentro, debate, reflexión y clarificación. No solo encontrarnos para “dar cuatro gritos” e irnos a casa, encontrarnos para conocernos, comprendernos y generar verdadero movimiento.
Y esto no nos es exclusivo, los abusos que sufrimos son generalizados para toda la población. Por ello además de romper con la sectorialización dentro “de lo social” debemos levantar aún más la cabeza y vernos como algo más: como una clase, un colectivo social mayoritario que sufre las mismas condiciones de explotación. Mientras no tengamos esa perspectiva seremos fácilmente separados y ninguneados por todos los “mamporreros” de patronales varias y gobiernos de turno.
¿Realmente alguien ve alguna diferencia entre lo que pasa en nuestro “rincón” y lo que pasa con la educación, la sanidad, los trasportes, la minería, los astilleros, los trabajadores de la limpieza…? ¿No somos todos castigados con peores condiciones de vida y trabajo, con peores y más caros servicios (que llevamos años pagando), con el paro o bajo su amenaza, con la privación de necesidades fundamentales…?
Esencialmente las diferencias entre nosotros, son las de asumir la separación y parcialización de nuestros problemas como algo diferencial, en lugar de cómo algo que nos pone a todos en común y nos une, y que se resume en la necesidad de vivir, a pesar de este Sistema.
Ya decíamos que desde el denominado “sector” de la discapacidad se vienen haciendo movilizaciones (no son las primeras, por ejemplo, recordamos que hace dos años se realizaron en Alicante asambleas abiertas de trabajadores y usuarios de los social, desde una perspectiva amplia) principalmente visibles desde las “marchas de la discapacidad”; nosotros que hemos participado de dichas movilizaciones y marchas, y que nos hemos separado de la sigla Discapacidad en Marcha, tenemos motivos para disentir y criticar con ánimo de avanzar.
Las movilizaciones, desde nuestra perspectiva, no son fines en sí mismos, sino herramientas para crear conciencia y movimiento. La espectacularidad de las marchas, no ha pasado de ahí, convirtiéndolas en un fin en sí mismo, una estéril acumulación de fuerzas en lo aparente, de la que sólo se beneficiaran los interlocutores validos (sindicatos, CERMIS…) u otros (partidos de izquierdas que se suman a toda protesta con tal de conseguir los votos que les faltan para ser el relevo de la derecha y hacer lo mismo)
El contenido de las mismas no deja de ser parcial y confuso, planteando reivindicaciones justas (retirada copago, retirada recortes…) pero sin mencionar siquiera la situación de los trabajadores que estamos siendo despedidos, impagados, y con peores condiciones de trabajo; ni de los convenios laborales que se están negociando a la baja o a la extinción. Parece que los trabajadores (base de todo servicio) no existimos si no es ligados a entidades o existimos por separado de toda la realidad de usuarios y familiares, cuando los sindicatos tienen a bien “movilizarnos”. Igualmente el mensaje “político” es pobre de solemnidad, culpar a gobierno autonómico y central de la situación es no ver que dichos gobiernos son la “mano militar” de la política económica capitalista que solo entiende del lucro y el beneficio y desprecia las necesidades humanas. Ni este, ni ningún otro gobierno hará más que obedecer la voz de sus amos. Por último se sigue encerrándose en el “minisector”, dirigiéndose a “los nuestros”, no viendo la globalidad del problema, evitando la confluencia y unidad.
Para nosotros la movilización es una herramienta para crear conciencia y movimiento, organización real y unida de los trabajadores desde la base, que pueda plantearse un cambio en la relación de fuerzas a favor de los intereses de la inmensa mayoría.
Un movimiento abierto, asambleario e independiente, palabras que en las que se reconoció la Discapacidad en Lucha, y no como algo simbólico, sino por que expresan la necesidad de autoorganización de los trabajadores, la necesidad de dirigir nuestras propias luchas y hacerlas confluir en una lucha de todos y para todos.
Sabemos que no es fácil y ante la dificultad se antepondrá el inmediatismo, “hagamos algo ya, lo que sea”, pero sin un “por que” y un “para que”, lo que sea no sirve o sirve para que todo siga igual. No nos quedamos quietos, debatir e incentivar el debate también es hacer, participar en el día a día, en las pequeñas luchas también; pero desde esta perspectiva, la que plantea algo más que un simple caminar, un caminar hacia un movimiento organizado de todos y para todos.
Colectivo Crítico de Trabajadores de programas, centros y servicios sociales.
Os convocamos a una asamblea abierta para debatir y reflexionar sobre estas cuestiones el día 9 de enero a las 18, 30 horas en el Ateneu la Escletxa en Alicante (Avd. de Alcoi 155, entresuelo). La intención es avanzar hacia unas posiciones propias como trabajadores desde una perspectiva asamblearia, abierta e independiente. La convocatoria está abierta a todos quienes deseen participar: trabajadores del sector social, trabajadores en general, usuarios y familiares de servicios sociales,…
Si deseas ponerte en contacto con nosotros: trabajadorescriticasocial@gmail.com [846]
Por un movimiento unido, consciente y asambleario de los trabajadores
En mayo 2011 vivimos el movimiento de indignados en España y otros países así como con posterioridad la huelga de la enseñanza en Madrid o la lucha de los estudiantes en Valencia[2]. Actualmente, hay una cierta apatía en la lucha de clases mundial aunque cabe destacar las sucesivas huelgas masivas que se vienen produciendo en Bangla Desh desde septiembre de este año.
De forma general, la lucha obrera no sigue una línea continua sino más bien una serie de altos y bajos, más concretamente pasa por momentos de agitación, auto-actividad y auto-organización a los que siguen largas fases de confusión y aparente resignación.
Es preciso no encarar la lucha del proletariado con ojos inmediatistas que solo ven lo que pasa en el momento sin insertarlo en la cadena de lo que ocurrió en el pasado y la perspectiva del futuro. El inmediatista cae en la euforia cuando los obreros toman la calle y él cree que ya están en disposición de tomar el Palacio de Invierno, pero con la misma irreflexión se zambulle en el pesimismo más oscuro cuando la gente no se mueve lo que le lleva a concluir que “el proletariado no existe”, “no hay salida”, etc.
El proletariado es una clase explotada y revolucionaria a la vez. Como tal, el resultado de la mayoría de sus luchas es la derrota que deja paso a resacas dolorosas. Su mayor fuerza es la autocrítica implacable de sus propios errores, “las revoluciones burguesas, como la del siglo XVIII, avanzan arrolladoramente de éxito en éxito, sus efectos dramáticos se atropellan, los hombres y las cosas parecen iluminados por fuegos de artificio, el éxtasis es el espíritu de cada día; pero estas revoluciones son de corta vida, llegan en seguida a su apogeo y una larga depresión se apodera de la sociedad, antes de haber aprendido a asimilarse serenamente los resultados de su período impetuoso y agresivo. En cambio, las revoluciones proletarias como las del siglo XIX, se critican constantemente a sí mismas, se interrumpen continuamente en su propia marcha, vuelven sobre lo que parecía terminado, para comenzarlo de nuevo, se burlan concienzuda y cruelmente de las indecisiones, de los lados flojos y de la mezquindad de sus primeros intentos, parece que sólo derriban a su adversario para que éste saque de la tierra nuevas fuerzas y vuelva a levantarse más gigantesco frente a ellas, retroceden constantemente aterradas ante la vaga enormidad de sus propios fines, hasta que se crea una situación que no permite volverse atrás y las circunstancias mismas gritan: Hic Rhodus, hic salta!”[3].
Muchos participantes en las movilizaciones de 2011 y 2012 cayeron en la ilusión de que el movimiento podría prolongarse indefinidamente a fuerza de voluntarismo, organizando todo tipo de convocatorias, proponiendo un abanico inacabable de movilizaciones, agitando sin tregua a unas masas cada vez más cansadas y desorientadas. Las fuerzas de encuadramiento de la burguesía (sindicatos, partidos de izquierda y extrema izquierda) fomentaron astutamente esta orgía de activismo – inmediatismo – localismo que ha logrado finalmente desalentar a muchos.
Sin embargo, los autores de la hoja pertenecen a una minoría reflexiva y consciente que plantea muy justamente “no solo encontrarnos para “dar cuatro gritos” e irnos a casa, encontrarnos para conocernos, comprendernos y generar verdadero movimiento” y, sobre todo, que, “ante la dificultad se antepondrá el inmediatismo, “hagamos algo ya, lo que sea”, pero sin un “porqué” y un “para qué”, lo que sea no sirve o sirve para que todo siga igual. No nos quedamos quietos, debatir e incentivar el debate también es hacer”.
Los compañeros llaman a “alzar la vista”: no ver un problema de sector sino una crisis del sistema capitalista que dura más de 40 años y que solo tiene como horizonte paro, miseria, destrucción medio ambiental, barbarie moral, sufrimientos sin fin. Alzar la vista y no ver “colectivos” y “mini-colectivos” sino clase proletaria, una clase que sufre muchas dificultades para reconocerse y confiar en sus fuerzas pero que tiene en sus manos el porvenir porque de su trabajo asociado brotan el funcionamiento mismo de la sociedad y las enormes riquezas que se producen. Alzar la vista y no limitarse al estrecho y alienante espacio de la “nación española”, menos aún perderse en los reinos de taifas de Cataluña, Valencia o Euskadi, sino comprender que estamos ante una crisis mundial que solo tiene una solución mundial, en manos de la unión de los proletarios del mundo entero. Alzar la vista y no quedarse en el asfixiante círculo de la lucha económica y asumir la lucha política que, para el proletariado y todas las masas explotadas, no consiste en el laberinto de mentiras, intrigas y corrupción que caracteriza la política oficial, sino que se basa en la participación activa de la inmensa mayoría en beneficio de la inmensa mayoría. Alzar la vista y debatir con espíritu abierto los enormes problemas que se nos plantean para mediante la conciencia, la solidaridad y la lucha ir abriendo el largo y difícil proceso que conducirá a la humanidad a liberarse del yugo del capitalismo.
[1] Se refieren los compañeros al colectivo Discapacidad en Movimiento, constituido en la Comunidad Valenciana
[2] Ver para los primeros nuestra hoja Internacional 2011: de la indignación a la esperanza, https://es.internationalism.org/node/3349 [597] ; para la segunda ver Solidaridad con la lucha de los trabajadores de la enseñanza, /content/3219/solidaridad-con-la-lucha-de-los-trabajadores-de-la-ensenanza [388]; para la tercera, ver Escalada represiva en Valencia, https://es.internationalism.org/node/3324 [847] y ¿Por qué nos consideran sus enemigos?, https://es.internationalism.org/node/3330 [848]
[3] Marx, El 18 de Brumario de Luis Bonaparte, https://www.marxists.org/espanol/m-e/1850s/brumaire/brum1.htm [154]
En contra de la visión adulterada que nos ha legado el estalinismo y en general las fuerzas políticas que dicen reclamarse del marxismo y del proletariado (trotskistas, maoístas, socialdemocracia etc.), el movimiento obrero no es únicamente político y económico sino que es un movimiento cultural con una profunda dimensión moral, de interés y diálogo con la ciencia, artística… “Nada de lo humano me es ajeno”, decía Marx retomando una frase del esclavo romano Terencio. La liberación del proletariado y de la humanidad entera del yugo del capitalismo se realizará de forma unitaria y global abarcando sus múltiples dimensiones.
No se trata evidentemente de la estafa –muy vinculada al desarrollo totalitario capitalismo de Estado- de preconizar un “arte proletario”, una “literatura proletaria” o una “ciencia proletaria”. Ya sabemos en qué consistió esa patraña estalinista: el odioso y repelente “realismo socialista” o el dogmatismo castrador de la “ciencia socialista”. Se trata por el contrario de una actitud activa de interés, diálogo y curiosidad crítica a cultivar en las filas proletarias.
Hace poco más de cien años, en noviembre de 1910, desapareció un gigante de la literatura mundial, León Tolstoi[1]. Publicamos un artículo, que sepamos, inédito en español, que Rosa Luxemburg le dedicó en 1908 en el 80 aniversario del nacimiento del gran novelista.
La celebración de este aniversario fue un evento de importancia mundial, provocando numerosas manifestaciones y tomas de posición de todas las corrientes políticas en Rusia y en Europa. De hecho, Tolstoi era conocido por su mesianismo místico, sus críticas radicales del orden establecido y por promover la insubordinación no violenta al zarismo, y poco antes había apelado contra las ejecuciones masivas llevadas a cabo por el gobierno después de la revolución de 1905.
Fueron también muchos los activistas del movimiento obrero que dedicaron artículos y comentarios sobre Tolstoi tanto por el significado de su obra literaria como por su mensaje político. Lenin, que profesaba una profunda admiración por el artista Tolstoi, organizó en 1911 varias conferencias públicas en Francia y Alemania sobre « la importancia histórica de Tolstoi ». Plejánov, en cambio, no veía en él “grosso modo”, más que un gran señor que « tranquilamente había disfrutado de los bienes de la vida que le proporcionaba su situación privilegiada » [2] y que fue finalmente incapaz de escapar, a pesar de su rebelión, al ideal de una clase social superior. Y Trotski tendía unilateralmente a considerar a Tolstoi sólo un vestigio de la aristocracia, como expresión del pasado[3]; Lenin focalizó su atención más allá de los aspectos reaccionarios de Tolstoi, y a diferencia de muchos socialdemócratas que, confundiendo Tolstoi con el tolstoísmo, rechazaron en bloque su trabajo y su ideología, comprendió la obra de Tolstoi como una expresión de las contradicciones de la sociedad rusa de la época y puso de relieve la fuerza de su protesta social. Lo que más le importaba, era juzgar a Tolstoi à partir de « su protesta contra la intromisión del capitalismo, contra la ruina de las masas despojados de sus tierras, protesta que surgiría del sistema patriarcal en la campiña rusa. » Siguiendo el mismo enfoque, Rosa Luxemburg ofrece una visión de Tolstoi todavía más amplia y más audaz. Con una aguda crítica de las debilidades políticas de Tolstoi, ella descubre la verdadera naturaleza del proyecto para la humanidad que se encuentra en el corazón del gran escritor y reconoce en él, en la crítica radical del orden establecido, en su visión y sus sueños de emancipación del hombre, un enfoque similar a la de los socialistas utópicos, es decir de este socialismo del principio del movimiento obrero, que, sin entender el papel de la clase obrera o el de la revolución comunista en la emancipación de la humanidad, se coloca en esta misma perspectiva de la liberación del yugo del capital[4].
Desde siempre, el novelista más genial de esta época fue también un artista infatigable y un pensador social incansable. Las cuestiones fundamentales de la existencia humana, la relación entre los hombres, las relaciones sociales siempre han preocupado profundamente la sensibilidad más íntima de Tolstoi y el conjunto de su larga vida y su obra fue al mismo tiempo una perseverante reflexión sobre 'la verdad' en la existencia humana. Normalmente, se asocia igualmente la misma búsqueda incansable a otro célebre contemporáneo de Tolstoi, Ibsen. Pero, mientras que en los dramas de Ibsen la gran lucha entre las ideas se expresa de forma grotesca en un teatro de marionetas llenas de suficiencia y casi incomprensibles, donde Ibsen el artista sucumbe lastimosamente a la insuficiencia de los esfuerzos de Ibsen el pensador, el pensamiento de Tolstoi no perjudica nunca su genio artístico. En cada una de sus novelas, esta tarea de pensador incumbe a alguien que, en el bullicio de unos personajes desbordantes de vida, juega el papel, un poco patoso y un poco ridículo del individuo en busca de la verdad, del razonador perdido en sus sueños, como Pierre Bézoukhov en Guerra y Paz, Lévine en Anna Karenina o el príncipe Nekhlioudov en Resurrección. Estos personajes, que, constantemente, expresan los pensamientos, las dudas y los problemas propios de Tolstoi, en el plano artístico están, en general, descritos de forma extremadamente vaga y débil; son más observadores de la vida que actores en ella. Pero la potencia creadora de Tolstoi es tan fuerte, que es incapaz de empañar su propia obra, independientemente de que él, como creador despreocupado y tocado por los dioses, las maltrate. Y cuando, con el tiempo, el pensador Tolstoi supera al artista, esto sucede, no porque su genio artístico se agote, sino porque la profunda seriedad del pensador le pide silencio. Si, en la última década, Tolstoi, en vez de novelas sublimes, no escribió más que tratados o ensayos sobre religión, arte, moral, matrimonio, educación, o la cuestión obrera, penosos a nivel artístico, es porque al final de la reiteración de sus reflexiones, llegó a conclusiones que le hicieron considerar su creación artística personal como una inutilidad.
¿Cuáles son estas conclusiones, ¿cuáles son las ideas que el viejo poeta defiende y defenderá hasta su último aliento? En resumen, la óptica de Tolstoi se conoce como la renuncia a las condiciones existentes incluyendo la renuncia a cualquier forma de lucha social a favor del "verdadero cristianismo". A primera vista, esta orientación espiritual parece reaccionaria. Sin embargo, Tolstoi está protegido contra cualquier sospecha de que el cristianismo que predica tiene algo que ver con la fe de la Iglesia oficial, en virtud de la excomunión pública con que la iglesia del estado ortodoxo ruso lo golpeó. Pero incluso la oposición al orden establecido se tiñe de colores reaccionarios cuando se envuelve en formas místicas. Pero un misticismo cristiano, que aborrece cualquier lucha y todo recurso a la violencia y que aboga por evitar “represalias”, aparece doblemente sospechoso en un medio social y político como la Rusia absolutista. De hecho, la influencia de la doctrina tolstoiana en la joven intelectualidad rusa –por lo demás una influencia que nunca fue de gran alcance y se ejerció sólo en pequeños círculos– se produce al final de la década de los 80 y principios de los noventa, en un período de estancamiento de la lucha revolucionaria, por la difusión de la corriente ética e individualista indiferente que habría podido constituir un peligro directo para el movimiento revolucionario, si no se hubiera limitado, en el tiempo y el espacio, a una simple peripecia. Y finalmente, confrontado directamente al drama de la Revolución rusa, Tolstoi se vuelve abiertamente contra la revolución, al igual que en sus escritos ya se había definido explícita y radicalmente contra el socialismo, y tal como había combatido la doctrina marxista como una aberración y una ceguera monstruosa.
Ciertamente, Tolstoi no es y nunca ha sido un socialdemócrata; nunca ha mostrado la menor comprensión de la socialdemocracia y del movimiento obrero moderno. Pero es inútil abordar un fenómeno espiritual de la envergadura y la singularidad de Tolstoi con la ayuda del pobre y rígido método escolástico y juzgarlo según sus reglas. El rechazo del socialismo como un movimiento y un sistema teórico puede, dependiendo de las circunstancias, emanar no de la debilidad, sino de la fuerza de un intelecto; y este es precisamente el caso de Tolstoi.
Por un lado, habiendo crecido en la antigua Rusia de Nicolas I y de su servidumbre, en un momento donde, en el imperio de los zares, no había ni movimiento obrero moderno, ni su necesaria condición previa económica y social, un poderoso desarrollo capitalista, Tolstoi fue testigo en plena madurez, del fracaso inicial de los pobres comienzos de un movimiento liberal, y después del movimiento revolucionario bajo la forma de terrorismo de la “Narodnaya Volya” [5], para conocer, casi septuagenario los pujantes primeros pasos del proletariado industrial y finalmente, a edad avanzada, la revolución. Por lo tanto, no es de extrañar que, para Tolstoi, el proletariado ruso moderno con su vida espiritual y sus aspiraciones no exista y que, para él, el campesino, e incluso el viejo campesino ruso profundamente creyente y pasivamente tolerante que sólo conoce una pasión, poseer más tierra, sin duda representa el mismo tipo de personas.
Pero, por otro lado, Tolstoi, que vivió todas las fases críticas y todo el doloroso proceso de desarrollo del pensamiento público ruso, forma parte de esos espíritus independientes y geniales a los que les hace más daño que a la inteligencia media el someterse a formas de pensamiento ajenas y a sistemas ideológicos constituidos. Por así decirlo era autodidacta –no en términos de la educación y el conocimiento formal, sino en cuanto a la reflexión– y debía llegar a cada una de sus ideas a su manera. Y si estas vías les parecían a otros globalmente incomprensibles y sus resultados extraños, este valiente solitario alcanza sin embargo una amplitud de miras impresionante.
Como en todos los genios de esta naturaleza, la fuerza de Tolstoi y el centro de gravedad de su reflexión no radican en la propaganda positiva, sino en la crítica del orden establecido. Y así llegó a una versatilidad, amplitud y audacia que recuerda los viejos clásicos del socialismo utópico, tales como Saint-Simon, Fourier y Owen. No hay instituciones sagradas del orden social establecido que no haya bombardeado sin piedad y de las que no haya demostrado la hipocresía, la perversión y la corrupción. La Iglesia y el Estado, la guerra y el militarismo, el matrimonio y la educación, la riqueza y la ociosidad, la degradación física y espiritual de los trabajadores, la explotación y la opresión de las masas, la relación entre los sexos, el arte y la ciencia en su forma actual –a todos los somete a una crítica implacable y devastadora, y ello desde el punto de vista de los intereses comunes y del progreso cultural de las masas. Si se lee por ejemplo las primeras frases de Las cuestión obrera se tiene la impresión de tener en la mano un folleto de agitación socialista popular:
“En el mundo entero, existen más de mil millones, miles de millones de trabajadores. Todo el cereal, los productos de todo el mundo, todo de lo que la gente vive y todo lo que hace su riqueza, son producto de los trabajadores. Sin embargo, no es la gente que trabaja, sino el gobierno y los ricos los que disfrutan de todo lo que se produce. Las personas que trabajan viven en la miseria perpetua, la ignorancia, la esclavitud y el desprecio de todos aquellos a los que vistió, alimentó, para los que construyó y sirvió. El pueblo fue despojado de su tierra que pasó a ser propiedad de los que no trabajan, por lo que el trabajador está obligado a hacer todo lo que el propietario le exige por vivir de sus tierras. Sin embargo, si el trabajador abandona el campo y va a un taller, cae en la esclavitud de los ricos, para quienes deberá realizar toda su vida 10, 12, 14 horas o más al día de un trabajo extraño y monótono, y a menudo perjudicial para la vida. Pero incluso si logra instalarse en el campo o emigrar para no vivir con tantas dificultades, no le dejan tranquilo, le reclaman impuestos, le exigen tres, cinco años de servicio militar, le ordenan pagar tasas adicionales para la guerra. Si quiere utilizar la tierra sin tener que pagar renta, hacer huelga o impedir que los no huelguistas le sustituyan, o rechazar los impuestos, entonces envían el ejército contra él, que le hiere, le mata o le obliga a la fuerza, como antes, a trabajar y a pagar... Y así es como la mayoría de la gente vive en el mundo, no sólo en Rusia sino también en Francia, Alemania, Inglaterra, China, India, África en todas partes.”
La agudeza de su crítica al militarismo, al patriotismo, y al matrimonio sólo es superada por la crítica socialista y se mueve en esa misma dirección. La originalidad y la profundidad del análisis social de Tolstoi se muestran por ejemplo en la comparación entre su opinión y la de Zola sobre el significado y el valor moral del trabajo. Mientras que este último, con un espíritu verdaderamente pequeño-burgués, pone el trabajo en un pedestal, por lo cual es considerado por muchos socialdemócratas franceses y otros, como un socialista de los más finos, Tolstoi, en pocas palabras, da en el clavo al señalar tranquilamente que:
“Don Zola dijo que el trabajo hace al hombre bueno, yo siempre he encontrado lo contrario: el trabajo en sí, el orgullo de la hormiga por su trabajo, vuelven no sólo a la hormiga, sino también al hombre, crueles… Pero, incluso si la diligencia en el trabajo no es un vicio declarado, de ninguna manera puede ser una virtud. El trabajo puede tener tan poco de virtud como la alimentación. El trabajo es una necesidad que, si no es satisfecha, constituye un sufrimiento y no una virtud. Hacer del trabajo una virtud es tan falso como hacer de la alimentación del hombre una dignidad o una virtud. El trabajo no ha podido adquirir el significado que se le atribuye en nuestra sociedad más que como una reacción a la ociosidad, que ha sido el carácter distintivo de la aristocracia y todavía se considera como criterio de dignidades entre clases ricas y poco educadas... El trabajo no sólo no es una virtud, sino que en nuestra sociedad mal organizada, es en gran parte un agente mortífero de la sensibilidad moral”.
La frase de El Capital “La vida comienza cuando el proletariado deja de trabajar” constituye un sobrio complemento. La comparación entre los dos juicios de Zola y de Tolstoi sobre el trabajo, revela precisamente la relación entre ellos en el ámbito del pensamiento y en el de la creación artística: la de un honesto y talentoso artesano contra un genio creativo.
Tolstoi critica todo lo establecido, declara que todo está condenado a desaparecer y predice la abolición de la explotación, el reclutamiento laboral, la igualdad económica, la abolición de la coacción tanto en la organización del estado como en las relaciones entre los sexos, la plena igualdad de los hombres, los sexos, las naciones y la fraternidad entre las naciones. Pero, ¿qué camino nos puede llevar a este cambio radical en la organización social? El regreso de los hombres al único y simple principio del cristianismo: amar al prójimo como a uno mismo. Constatamos que Tolstoi es aquí un idealista puro. Él quiere que el renacimiento moral de los hombres transforme sus relaciones sociales y que se consiga este renacimiento por la predicación y el ejemplo. Y no se cansaba de repetir la necesidad y la utilidad de esta "resurrección moral" con una tenacidad, una cierta pobreza de medios y un arte de la persuasión mitad ingenuo y mitad astuto y que recuerdan mucho las formulas imperecederas de Fourier referidas al interés personal del hombre que buscaba bajo las formas más variadas movilizar para sus planes sociales.
El ideal social de Tolstoi no es otra cosa que el socialismo. Para entender de forma atractiva el núcleo social y la profundidad de sus ideas, no hay que dirigirse a sus tratados sobre temas económicos y políticos, sino a sus escritos sobre arte que, por otra parte, están entre sus trabajos menos conocidos en Rusia. El razonamiento que Tolstoi desarrolla brillantemente es: el Arte –contrariamente a la opinión de todas las escuelas filosóficas y estéticas– no es un lujo destinado a provocar en hermosas almas sentimientos de belleza, alegría y otras cosas similares, sino más bien es una forma histórica importante de comunicación social entre los hombres, como el lenguaje. Después de extraer este criterio verdaderamente materialista histórico tras haber desmenuzado todas las definiciones de arte desde Winckelmann a Kant pasando por Taine, Tolstoi, con su ayuda, aborda el arte contemporáneo y constata, visto que no se ajusta a la realidad en ningún ámbito ni punto de vista, que el conjunto del arte existente –salvo pequeñas excepciones– es incomprensible para la gran masa de la sociedad, a saber, los trabajadores. En lugar de concluir siguiendo la opinión común de la barbarie espiritual de la gran masa y la necesidad de su “elevación” para comprender el arte actual, Tolstoi dibuja la conclusión inversa. Declara todo el arte existente como “falso arte”. Y la pregunta, cómo es que tenemos desde hace siglos un “falso arte” en lugar de un arte “verdadero”, es decir, popular, le lleva a otro audaz punto de vista: ha existido un arte verdadero en tiempos remotos mientras toda la gente tenía una visión común del mundo – que Tolstoi denomina “religión” –de donde surgen obras tales como las epopeyas de Homero o los Evangelios. Desde que la sociedad se dividió entre una gran masa explotada y una pequeña minoría dominante, el arte no sirve más que para expresar los sentimientos de la minoría rica y ociosa, pero como hoy se ha perdido toda visión del mundo, por ello tenemos esta degeneración y la decadencia que caracteriza el arte moderno. Según Tolstoi, el “arte verdadero” no podrá resurgir si, de un medio de expresión de la clase dominante, no se convierte en un arte popular, es decir una expresión de la visión del mundo común de la sociedad trabajadora. Y, con un fuerte revés, envía a los infiernos al “mal falso arte”, tanto obras menores como mayores de las más conocidas estrellas de la música, de la pintura, de la poesía y, para acabar, el conjunto admirable de sus obras personales. “¡El mundo feliz (…) está en ruinas! ¡Un semi-dios lo ha derrocado!” [6] Desde entonces no escribió más que una última novela –Resurrección– ya que él sólo consideraba respetable escribir cuentos populares cortos y sencillos o ensayos “comprensibles para todos”.
El punto débil de Tolstoi –la idea de cualquier sociedad de clases como una "aberración", más que como una necesidad histórica que reúne los dos extremos de su perspectiva histórica, el comunismo primitivo y el futuro socialista– es evidente. Al igual que todos los idealistas, él también creía en la omnipotencia de la fuerza y explica toda la organización en clases de la sociedad como un mero producto de una larga cadena de actos de violencia pura. Pero hay una grandeza verdaderamente clásica en la reflexión de Tolstoi sobre el futuro del arte que ve a la vez como la unión de arte, en tanto que medio de expresión, con los sentimientos sociales de la humanidad trabajadora y la práctica de la misma, es decir, la fusión de la carrera del artista con la vida normal de todo miembro trabajador de la sociedad. Las frases con las que Tolstoi critica la anormalidad del estilo de vida del artista actual que no hace más que “vivir su arte” posee un fuerza lapidaria, y hay realmente un radicalismo revolucionario cuando rompe las esperanzas de que una reducción del tiempo de trabajo y el aumento de la educación de las masas les darían una comprensión del arte tal y como existe hoy en día:
“Eso es todo lo que dicen apasionadamente los defensores de arte contemporáneo, pero yo estoy convencido de que ni ellos mismos creen en lo que dicen. Ellos saben bien que el arte, tal como lo comprenden, tiene como condición necesaria la opresión de las masas y que ni siquiera puede mantenerse sin esta opresión. Es imperativo que las masas de trabajadores se agoten trabajando para que nuestros artistas, escritores, cantantes y pintores lleguen a este nivel de perfección que les permite darnos placer... Aun suponiendo que esto sea posible y que se encuentre una manera de hacer el arte accesible a las personas, tal como se comprende, es necesario demostrar que no puede ser un arte universal, que es totalmente incomprensible para el pueblo, anteriormente los poetas escribían en latín, y sin embargo las producciones de nuestros poetas hoy son apenas comprensibles para la gente como si estuvieran escritas en sánscrito (…) Se responderá que es por culpa de la falta de cultura y del desarrollo de las personas, y que nuestro arte podrá ser entendido por todos, cuando reciban una educación satisfactoria. Esto es de nuevo una respuesta absurda, porque nos encontramos con que el arte de las clases altas nunca ha sido para ellos más que un simple pasatiempo, sin que el resto de la humanidad comprenda lo que es. Las clases más bajas pueden civilizarse una y otra vez, pero el arte, que desde el principio no se ha creado para ellos, quedará constantemente inalcanzable... Para el hombre sincero y reflexivo, es un hecho indiscutible que el arte de las clases altas nunca llegará a ser el arte de toda la nación”.
El autor de estas palabras es en su interior más socialista y materialista histórico que estos miembros del partido, que, mezclándose con la última extravagancia artística, quieren –con un celo desconsiderado– "educar" a los trabajadores social-demócratas para que comprendan el decadente pintarrajeo de un Slevogt o un Hodler.
Es así como Tolstoi, tanto por su fuerza como por sus debilidades, por la profunda y aguda mirada de su crítica, el audaz radicalismo de sus perspectivas, así como por su fe idealista en el poder de la conciencia subjetiva, debe colocarse entre los grandes utópicos del socialismo. Esto no es culpa suya, sino que su mala suerte histórica por haber vivido desde el umbral del siglo XIX, cuando Saint-Simon, Fourier y Owen se consideraban precursores del proletariado moderno, hasta principios del siglo XX donde, se encuentra solitario, sin comprender, cara a cara con el joven gigante proletario. Pero por su parte, la clase obrera revolucionaria madura puede, con una sonrisa de conveniencia, estrechar la mano, honestamente del gran artista y del audaz revolucionario y socialista a pesar de sí mismo, autor de estas buenas palabras: “Cada uno accede a la verdad según su propio camino, es necesario, sin embargo, decir esto: lo que escribo no son sólo palabras, yo lo vivo, es mi felicidad, y con ella moriré.”
Artículo publicado en la Leipziger Volkszeitung, no 209, del 9 septiembre 1908.
[1] Para más detalles biográficos sobre Tolstoi, ver : https://fr.wikipedia.org/wiki/Léon_Tolstoï [850]
[2] Plejánov, L’art et la vie sociale, Editions sociales, p. 313
[3] Trotski, Léon Tolstoï, 15 septiembre 1908, https://www.marxists.org/francais/Trotski/livres/litterature/tolstoi.htm [851]
[4] Para una comprensión de lo que es el socialismo utópico se puede ver Del socialismo utópico al socialismo científico de Engels, https://www.marxists.org/espanol/m-e/1880s/dsusc/index.htm [852]
[5] Voluntad del Pueblo (nota del traductor)
[6] Goethe, Faust, 1808, (NdT)
El capitalismo en un sistema de contradicciones. Es por ello que pueden darse estadísticas como las de la FAO y la OMS en las que México ya es el primer lugar a nivel mundial en obesidad; más del 30% de la población tiene problemas de sobrepeso u obesidad y de ellos 3 millones son niños. Por contraparte, las cifras de UNICEF y el CONEVAL declaran la existencia de 11.7 millones de niños en México que viven en el eufemismo de “pobreza alimentaria”. Los niños obesos lo son por la mala calidad de los “alimentos” que el capitalismo pone a disposición de la población. El hambre se puede apagar con cualquier comestible, pero sin duda no estamos hablando de una alimentación de calidad. En el siguiente artículo se analizará el por qué el capitalismo con su exceso de riqueza genera una masa cada vez mayor de humanos desnutridos.
Los medios de comunicación están llenos de imágenes insoportables de niños y familias enteras que mueren de hambre en un mundo donde grandes cantidades de alimentos están siendo desechados. La violencia de esta absurda pobreza parece no tener límites. 10 mil personas mueren de hambre cada día. Un niño menor de 10 años muere de hambre cada 5 segundos. 842 millones de personas sufren de desnutrición severa. Y esta miseria se está extendiendo en todo el mundo, alcanzando parte de la población del mundo “rico”, donde los bancos de alimentos son cada vez más comunes. Los “expertos” nos dan las explicaciones más increíbles de todo esto. Nos dicen que hay demasiadas personas. Que nuestro régimen de comida no se adapta a los recursos del planeta. Que no tenemos suficiente respeto por estos recursos. En resumen, todo está orientado a hacernos sentir tan culpables como sea posible, mientras que quienes son realmente los responsables de esto nunca son señalados. También nos dicen que si consumimos de “una manera diferente”, todo mundo estará mejor, incluidos los países pobres. Nuestro problema, arguyen, es que no estamos siendo responsables. Comemos demasiado y comemos mal, así que es nuestra culpa si los demás están pasando hambre. Claro que no resulta ninguna aventura afirmar que comemos mal, teniendo en cuenta todos los colorantes, azúcares, y pesticidas en nuestros alimentos. Pero por ahora la pregunta es: ¿cómo podemos realmente entender esta situación? Nuestro planeta es un lugar muy fértil, dotado de un ecosistema muy rico y diverso, que tiene un gran potencial. Con más de diez mil millones de hectáreas de tierra potencialmente cultivable, parece inconcebible que con la tecnología actual, muchas personas enfrenten la inanición, y sin embargo las hay. Si se comparan los recursos disponibles en el planeta con el uso real que se hace de ellas hoy en día, podemos ver inmensas contradicciones, contradicciones que amenazan la propia supervivencia de nuestra especie. Vamos a ver un poco más de cerca a estas contradicciones. De acuerdo con un informe publicado por la Institución de Ingenieros Mecánicos en Gran Bretaña ([1]), la cantidad total de tierra que realmente se cultiva hoy en día representa 4.9 mil millones de has, es decir, aproximadamente la mitad de lo que está disponible para la producción de alimentos. Este mismo informe indica que la capacidad media de un campo de una hectárea para producir grano o maíz haría posible, teniendo en cuenta los medios actuales, para alimentar a entre 19 y 22 personas durante un año, mientras que la explotación de una hectárea destinada a la producción de carne de vacuno o cordero para el consumo humano hace posible alimentar a alrededor de 1,5 millones de personas al año.
La productividad existente en el sector agroalimentario hace posible alimentar a toda la población mundial. Si millones de seres humanos mueren de hambre cada día, la causa es que este sistema vil no produce para satisfacer las necesidades de la humanidad, sino para vender y obtener un beneficio. Esta es la gran diferencia con las hambrunas de la Edad Media: estas eran consecuencia del escaso desarrollo de las herramientas, de técnicas, de la organización de la tierra y el trabajo. Los seres humanos continuaron explotando cada pulgada de tierra con el fin de compensar esta falta de productividad. Hoy en día, bajo el capitalismo, la humanidad posee capacidades extraordinarias que no está utilizando. Peor aún: la carrera por la ganancia genera un inmenso desperdicio:
“En los países del sudeste asiático , por ejemplo , las pérdidas de arroz pueden variar del 37 % al 80 % de la producción total en función de la etapa de desarrollo, lo que supone un desperdicio total de la región de alrededor de 180 millones de toneladas al año... el potencial de proporcionar 60-100 % más de alimentos por la simple eliminación de las pérdidas, mientras que se liberan recursos como tierra, energía y agua para otros usos, es una oportunidad que no debería ignorarse” ([2]).
En Europa, el 50 % de los alimentos terminan en el basurero (240,000 toneladas cada día).
La respuesta a las hambrunas, el detener este tipo de desperdicio, o la destrucción de los alimentos no vendidos, aun siendo medidas inmediatas que se deben tomar, resultarían insuficientes. Lo que resulta desesperanzador es que incluso estas medidas básicas no pueden ser tomadas por el capitalismo, porque en esta sociedad el bienestar humano y la satisfacción de las necesidades, bien sean las más elementales, no son en absoluto el objetivo de la producción. Las fábricas, la maquinaria, el capital sólo existen para obtener un beneficio y los trabajadores sólo se alimentan de modo en que puedan seguir produciendo plusvalía. Medidas que podrían parecer simples y obvias sólo pueden ser adoptadas por el proletariado en una situación revolucionaria.
Dicho esto, a largo plazo, una sociedad libre de las clases sociales tendrá que tomar medidas mucho más radicales. El modo de producción capitalista arrasa la naturaleza, agota el suelo, envenena el aire. La mayoría de las especies animales están en peligro de extinción si la locura destructiva de este sistema no se detiene.
Los que somos conscientes de esta situación en un primer momento sólo podemos reaccionar con indignación. Muchos afirman que el camino a seguir es el de reducir el consumo, y practicar un crecimiento negativo. Pero la solución no es ni “productivista” (produciendo más y más, sin la preocupación por el objetivo de la producción), o el crecimiento negativo (menor producción para que cada ser humano viva justo encima de la línea de pobreza, lo cual es imposible bajo el capitalismo, con sus inevitables desigualdades de clase). La solución tiene que ser mucho más radical y profunda que eso. Si la producción ya no es estimulada por la búsqueda de beneficios, sino por la satisfacción de las necesidades humanas, por consiguiente, las condiciones de producción tendrán que cambiar por completo. En el ámbito de la producción de alimentos, toda la investigación, toda la organización del trabajo y de la tierra, el proceso de distribución... estaría guiada por el respeto por la humanidad y la naturaleza. Pero esto implica el derrocamiento del capitalismo.
De la escasez a la sobreproducción
Por lo que sabemos hoy en día, la agricultura apareció por primera vez hace alrededor de 10,000 años, en algún lugar del sur este de lo que hoy es Turquía. Desde entonces, las técnicas se han continuado desarrollando, en ocasiones a grandes saltos. El uso de animales para tirar del arado se generalizó en la antigüedad, mientras que el desarrollo del arado de ruedas y la triple rotación de cultivos en todo el siglo X d. C. condujo a mejoras concretas en la producción. Sin embargo, es importante recordar que a pesar de los avances que marcaron este largo período ([3]), los conocimientos técnicos de la época no posibilitaron la generación de cosechas estables de un año a otro. Hubo muchos ejemplos de grandes hambrunas que diezmaban a la población: en 1315, por ejemplo, como resultado de un año particularmente frío y lluvioso, las cosechas en Francia eran 50 % inferiores a las de años anteriores, lo que resultó en la muerte de entre el 5 y el 10 % de la población. En menor medida, el mismo fenómeno se podía ver en 1348, esta vez seguido por la peste negra que golpeó a una población ya debilitada. En resumen, durante los siglos XIV y XV cuando el clima era menos favorable que en el período anterior, había una terrible hambruna cada 20 o 30 años. No fue sino hasta mediados del siglo XIX que la producción agrícola dejó de sufrir tan severamente por los golpes asestados por el clima. Los avances en maquinaria y el uso de combustibles fósiles (carbón y petróleo), los avances de la química inorgánica y la introducción de fertilizantes minerales condujeron a un aumento considerable de la producción. Con el desarrollo del capitalismo, la agricultura se convirtió en una industria, a imagen de la industria textil, o del transporte. Las tareas fueron rigurosamente planificadas y el concepto del proceso de fabricación, con la organización científica del trabajo, permitió un aumento sin precedentes de la productividad. Todo esto llevó a la gente a creer que los períodos de crisis y hambre darían paso a siglos de abundancia. La mayoría de los científicos de la época juró por el progreso de la ciencia y el pensamiento de que el desarrollo de la sociedad capitalista, sería el remedio para todos los males. La mayoría, pero no todos. En 1845, por ejemplo, cuando el capitalismo se encontraba en plena expansión, una terrible hambruna golpeó Irlanda. El moho y el clima húmedo dieron lugar a una caída en el cultivo de papa de casi el 40 por ciento. Las consecuencias para la población fueron espectaculares, se estima que hubo un millón de muertos entre 1846 y 1851. Pero incluso si las técnicas de la época eran todavía bastante rudimentarias, sería un error ver en la plaga de la papa la única causa de la catástrofe. A diferencia de lo sucedido en 1780, los puertos de Irlanda permanecían abiertos debido a la presión de los negociantes protestantes para mantener la exportación de alimentos. Mientras que las familias enteras en la isla se estaban muriendo de hambre, los convoyes de alimentos pertenecientes a los terratenientes, escoltados por el ejército, partían para Inglaterra. Es así como el desarrollo capitalista de Inglaterra se llevó a cabo. La crueldad sin límites del sistema capitalista llevó a Engels a escribir en 1882:
“En los países industriales avanzados, hemos sometido a las fuerzas de la naturaleza y las utilizaron para el servicio del hombre, tenemos la producción por lo tanto infinitamente multiplicado hasta el punto en que un niño de hoy puede producir lo que una vez tomó 100 adultos. ¿Y cuáles son las consecuencias? El crecimiento del exceso de trabajo y la pobreza de las masas, y cada diez años, un enorme desastre” (Dialéctica de la Naturaleza) En el siguiente artículo vamos a examinar este tema en el contexto de la decadencia del capitalismo.
Enkidu, 20 de octubre
[2]) Ídem.
[3]) También se puede citar la obra de Oliviér Serres (1539-1619), sobre la práctica agrícola.
El pasado día 17, las asambleas de los trabajadores de la limpieza de Madrid ponían fin a 13 días de huelga tras aprobar un acuerdo que evita cerca de 1200 despidos previstos así como amenazantes recortes salariales de hasta un 43%. A la salida de dichas asambleas el ambiente que se respira entre los trabajadores es de satisfacción, de sentirse vencedores, al menos momentáneamente, de la lucha interminable contra los continuos ataques de este sistema contra nuestras condiciones de vida. Se sienten así no tanto por los resultados tangibles de la negociación –pues los trabajadores han tenido que aceptar la congelación salarial hasta 2017, y un Expediente de Regulación Temporal de Empleo de 45 días año hasta ese mismo año– sino por la forma en la que han logrado resistir ese enésimo hachazo: apoyados en una emocionante demostración de solidaridad obrera. Una solidaridad que ha trascendido las plantillas de las tres empresas concesionarias de la limpieza de Madrid y se ha extendido a los trabajadores de la empresa pública TRAGSA, a los bares de los distritos más populares de Madrid donde se instalaban “botes” como forma espontánea de caja de resistencia para compensar las pérdidas económicas de los huelguistas, o la concentración en solidaridad con ellos que se produjo la última noche de la negociación,…
Los medios de comunicación y especialmente las televisiones –tan habituadas ellas mismas a los programas “basura”– han puesto el foco de atención precisamente en las bolsas de basura y en los personajes-basura. Respecto a lo primero no había telediario que no sacara cámaras a la calle para encuestar a la población sobre las molestias ocasionadas “por la huelga” (jamás antes se hizo una encuesta sobre las molestias ocasionadas por los recortes en el presupuesto de limpieza), o sobre sus repercusiones económicas, eso sí, para los comerciantes, hosteleros, etc. Se trataba, en definitiva, de la consabida campaña para echar a la población contra los trabajadores de la limpieza. Una campaña como la que exitosamente han empleado en ocasiones anteriores, con complicidad sindical incluida[i]. Sin embargo en esta ocasión esa opinión pública, y sobre todo la de los barrios obreros de Madrid, se ha ido inclinando del lado de los huelguistas. Así por ejemplo en un “bando” de la Asamblea Popular de Lavapiés podía leerse: «Que las trabajadoras y los trabajadores en huelga indefinida son un ejemplo para nosotros/as. Nadie en su sano juicio se quedaría quieto viéndolas venir (…) Que lo que vemos ahora es solo un anticipo del Madrid sucio y seco que caerá sobre nuestros barrios populares, si perdemos la huelga y consiguen que haya menos trabajadores/as y en peores condiciones. (…) Si los trabajadores/as que cuidan nuestras calles y jardines (y por tanto a nosotros/as) están de huelga, les apoyaremos hasta las últimas consecuencias, estaremos junto a ellos/as en los piquetes y en las manifestaciones (…) Si siguen deteniendo a huelguistas, cada día seremos más en las calles. Que la razón y la rabia de los trabajadores no sea callada por policías, jueces, patrones, medios de comunicación, políticos y jefes sindicales. Si la huelga acaba que sea porque la hemos ganado y no por pactos a espaldas de los trabajadores/as…»[ii]
Cuando denigraban a los huelguistas como “chantajistas”, los trabajadores recordaban que el origen de los despidos era una rebaja del presupuesto de limpieza del ayuntamiento de Madrid, que las empresas concesionarias –filiales de grandes constructoras enriquecidas con la especulación inmobiliaria y otros regalos de la propia Administración– querían cargar a las espaldas de los empleados de esas mismas empresas y de la población de los barrios obreros de Madrid.
Es verdad que la actitud arrogante de la alcaldesa de Madrid, digna esposa del expresidente Aznar (“digna” de él por supuesto), ha servido para calentar aún más el clima de apoyo a la lucha. Cuando emplazó con un ultimátum para que se llegara a un acuerdo en la medianoche del día 15, amenazando con recurrir a los trabajadores de la empresa pública TRAGSA para reventar la huelga, se encontró con la negativa de estos trabajadores (que están a su vez amenazados con despidos) a hacer de esquiroles de sus compañeros, por lo que tuvo que reclutar deprisa y corriendo –y a través de Empresas de Trabajo Temporal– 200 trabajadores para no quedar completamente ridiculizada. Esa misma noche, mientras la alcaldesa supervisa los servicios mínimos arropada en un abrigo de pieles, la propia Patronal acepta sustituir los recortes salariales por una congelación de sueldos hasta 2017, y aplaza hasta la noche siguiente –ultrapasando el ultimátum– la decisión sobre los despidos. En las filas obreras se extiende una sensación de que esta vez se puede frenar el ataque.
¿Por qué? ¿Acaso los explotadores se han hecho más razonables? Nada más lejos de la realidad: pocos días más tarde los mismos protagonistas –o casi– anuncian un atentado muy parecido esta vez con los trabajadores de las lavanderías de los hospitales de Madrid. ¿Es que los sindicatos habrían “vuelto” (¡ondía como el PSOE!) a defender a los trabajadores? Tampoco puede decirse cuando vemos como firman convenios que comportan miles de despidos y reducciones salariales en banca, Panrico, RTVE, etc. La noche del sábado 16, cuando los sindicatos de los trabajadores de la limpieza de Madrid se inclinaban más bien a aceptar una propuesta que incluye un menor número de despidos (de hecho UGT se mantiene en la mesa de negociación y CCOO la abandona aunque vuelve en seguida a ella), cientos de trabajadores –no solo del sector de la limpieza sino también de otros– se van concentrando en torno al edificio donde tienen lugar dichas negociaciones, y se empieza a convocar una manifestación para el día siguiente. Unas pocas horas más tarde, las empresas retiran el plan de despidos anunciado, sustituyéndolo por suspensiones temporales de empleo.
El factor clave del curso de esta lucha: la solidaridad, resultaba en cambio oscurecido por la propaganda burguesa, que prefería concentrarse en la recogida de las bolsas de basura, o en las declaraciones de la alcaldesa que, nuevamente, reapareció en los media para lamentar una permanente campaña contra ella. Para los explotados, en cambio, lo más trascendental, es la respuesta que ofrece un huelguista anónimo a un reportero televisivo que le pregunto qué ha tenido de positivo esta huelga: “descubrir que quien trabaja a mi lado es un verdadero compañero”.
El “sencillo” mecanismo en el que se basa el sistema capitalista es un despiadado chantaje: el trabajador sólo puede obtener sus medios de subsistencia si su fuerza de trabajo acrecienta el capital. La propaganda de los explotadores presenta sesgadamente que ese es el “orden” consustancial a la naturaleza humana, queriendo reducir nuestra existencia a esa mercancía, y procurando por todos los medios que el valor “de mercado” de dicha mercancía sea el más barato posible. Lo que sucede es que la determinación del valor de esa fuerza de trabajo no obedece únicamente a las ciegas leyes del intercambio capitalista (la oferta y la demanda, la ley del beneficio y el valor de cambio…), sino también a parámetros morales como son el coraje y la indignación frente a la inhumanidad de las leyes que rigen la sociedad, la solidaridad y la defensa de la dignidad de los trabajadores. Ahí se oponen dos mundos abismalmente opuestos: el de las necesidades humanas y el de los intereses del capital.
Cualquier tentativa de sacrificar las primeras a los segundos, se presente como defensa de la “competitividad” de la empresa, o en aras de hacer “rentables” servicios públicos tales como la sanidad, la educación; cualquier sometimiento de las condiciones de vida de los explotados a la defensa de instituciones del sistema tales como la empresa, la industria local o regional, o los intereses de la nación, conlleva precisamente sabotear el principio mismo de la solidaridad entre los explotados, para fomentar una hermandad fraudulenta entre explotadores y explotados. La contribución más importante de la lucha de los trabajadores de la limpieza en Madrid no es que hayan mostrado un camino infalible para arrancar concesiones a la Patronal, sino que su búsqueda de la solidaridad va en un sentido proletario de fortalecimiento de la unidad de clase y no en el sentido contrario de sojuzgamiento de los trabajadores a la lógica de la explotación.
Asistimos en estos días a un nuevo aluvión de miles y miles de despidos y de hachazos brutales a los salarios de quienes “conservan” su puesto de trabajo. En todas partes crece la inquietud de los trabajadores ante el cinismo de los explotadores que anuncian la salida de la crisis y que “el dinero llueve” sobre la economía española, mientras se acumulan los signos de un empobrecimiento cada vez más generalizado y dramático. Esa agitación se traduce a menudo en movilizaciones de protesta. Pero hemos de ser sinceros y no llamarnos a engaño. En la gran mayoría de casos, esa agitación en las filas obreras ha sido “reconducida” por la Izquierda del capital y los sindicatos a un rosario de “movilizaciones” dispersas y sobre todo desviadas a un terreno falseado de solidaridad, el de la defensa de las instituciones democráticas.
Hemos podido comprobar por ejemplo en Radiotelevisión Valenciana[iii] donde la indignación frente a los despidos ha sido “encauzada” hacia la defensa de una “televisión pública y valenciana”. En ese terreno, los sindicatos tienen las manos libres para justificar despidos y recortes salariales (como ha hecho el Comité de Empresa en el Plan de Viabilidad que ha propuesto), en aras, eso sí, de salvar ese “patrimonio nacional”. En ese terreno se obliga a los trabajadores de Canal 9 a marchar junto a los diputados del PSOE que cuando gobernaron ejecutaron el mayor plan de despidos en RTVE.
En ese terreno podrido nuestros “explotadores” nos son presentados como “aliados” y los trabajadores de otras fábricas, de otros sectores de la producción, u otros países, como competidores y enemigos. Así se ha podido ver por ejemplo en Panrico o en FAGOR. En el primer caso los trabajadores de la factoría de Santa Perpetua de Mogoda que se han negaron a aceptar los despidos y los recortes salariales se han visto sitiados por una brutal ofensiva de Patronal y medios de comunicación, pero también de sindicatos y de trabajadores de otras factorías para que su intransigencia no pusiera en peligro “el futuro” de la empresa. Otro tanto ha sucedido en el Grupo Mondragón, matriz de FAGOR y hasta hace poco paradigma del “modelo industrial vasco” y de las bondades del “sistema cooperativo”, y que hoy se ve quebrado arrojando a la calle a más de 5000 compañeros, que sin embargo han sido enzarzados en una pelea para ver qué división es “rentable”, qué trabajadores tienen derechos “preferentes” a ser recolocados en otras empresas del grupo,…
La competencia entre trabajadores[iv] puede salvar la rentabilidad de las inversiones capitalistas pero conlleva la ruina de los explotados. La solidaridad de clase tampoco protege indefinidamente a los trabajadores de los ataques de este capitalismo en decadencia, pero muestra una alternativa social, otra forma de entender las relaciones entre los hombres sin someterse a las leyes del mercado. Como se señala en el Manifiesto Comunista, escrito hace más de 150 años: “De vez en cuando los trabajadores obtienen victorias, pero su triunfo es efímero. El verdadero éxito de las luchas no es el éxito inmediato, sino la unión cada vez más amplia de todos los trabajadores”.
Valerio, 25 de noviembre de 2013.
[i] Como denunciamos por ejemplo en nuestro artículo de Abril 2013: /content/3714/para-defendernos-contra-los-despidos-y-los-recortes-hay-que-superar-los-metodos-e [854]
[ii] El “bando” completo de esta asamblea, resto de las que surgieron al calor del 15M, puede verse en www.alasbarricadas.org/noticas/node/26904 [855].
[iii] Ver también nuestro artículo: /cci-online/201311/3953/lo-que-esta-en-juego-con-el-cierre-de-canal-9 [856]
[iv] La industria del automóvil española sobrevive a la crisis en parte gracias a un abaratamiento bestial de la mano de obra con contratos a jóvenes que no llegan al 70% del salario. Resulta de lo más significativo ver como el PP y los sindicatos se alegran, al alimón, de robarle “producción” a otras factorías Ford, Nissan, SEAT… Pero eso es y nunca mejor dicho pan para hoy hambre para mañana. Excepto que se imponga la solidaridad de clase siempre habrá alguien más desesperado dispuesto a rebajar el valor de su fuerza de trabajo.
La realidad en el conjunto de la clase trabajadora es lo mismo: el salario cada vez alcanza para menos. Economistas e intelectuales abrevan en las mismas fuentes y terminan justificando todo por el “bajo crecimiento” de los EUA. Unos dicen que es culpa de Peña Nieto, otros que es el resultado de 12 años de panismo y, los más osados, dicen que es culpa del neoliberalismo salvaje, todos esconden el verdadero problema. Se ha convertido en deporte nacional el ajustar a la baja los pronósticos de crecimiento futuro pero, inmediatamente de que acotan el paso, de nuevo las perspectivas de un gran año 2014 para la economía surgen en su maravilloso mundo feliz; pronósticos todos basados en buenos deseos o de plano en malévolas mentiras, el resultado sin embargo será el mismo para los trabajadores de todos los sectores: más explotación y menos salario real. Lo que realmente habría que preguntarse es si esta crisis es una “gripita” pasajera o es una expresión de una enfermedad mucho más grave y profunda.
El capitalismo ya no es más un sistema que represente para la humanidad un paso adelante en su devenir histórico, al contrario su decadencia ya ha empezado desde principios del siglo pasado cuando terminó por instaurar el mercado mundial y empezaban luego las disputas entre las naciones por intentar alterar el “reparto” del mundo hasta entonces existente, desde entonces guerras mundiales, desolación, muerte y una marcada ausencia de futuro es lo único que reina en el planeta. La crisis actual es una continuación de la crisis del capitalismo que se abrió desde finales de los 60 y que dura ya más de 40 años, en particular esta agudización que hoy vivimos viene marcada por la crisis desatada desde 2007 en EUA con la famosa crisis de las subprime. Más de un lustro después el capitalismo sigue hundiéndonos en su crisis y en su callejón sin salida. Se pueden citar muchos datos, desde que el 80 % de los trabajadores solo tienen como prestaciones los mínimos permitidos por la ley, y, a veces, ni siquiera eso; la subcontratación ha aumentado y el empleo precario se disparó, los despidos han ido en aumento y se ha pretextado la contratación en “nuevas” condiciones, pero esas nuevas condiciones significan, invariablemente, beneficios para el patrón y peores condiciones laborales para el trabajador hasta que el desempleo roza ya el 6 % de la población, que más de la mitad de los mexicanos sobreviven en el empleo informal, es decir, vendiendo cualquier cosa para sobrevivir y que ¡el metro en el DF aumentó en casi 70 %! La realidad ha destruido categóricamente el castillo de naipes creado por ingenuos o por maquiavélicos del supuesto “momento mexicano” (memo, mexican moment), estamos de acuerdo que es momento de México, pero momento de reducción oficial de las expectativas de crecimiento, momento de aumento de los impuestos, momento de reducción en el gasto social, en fin, momento de un mayor hundimiento en la violencia, la inseguridad y la barbarie.
Desde hace más o menos dos años en Guerrero empezaron a surgir los llamados “Grupos de Autodefensa”, el fenómeno se ha extendido a Oaxaca, partes del Estado de México y, de forma espectacular, a Michoacán. El contexto de este surgimiento es evidentemente el hartazgo de la población ante una insoportable situación de violencia sin fin donde las mismas autoridades, es decir el Estado, están coludidas con las bandas de gánsteres que asolan regiones enteras. Sin embargo, estos grupos se ven obligados a defender a sus familias y sus escasas pertenencias enfrentándose al ejército que intenta desarmarlos y a las bandas de narcotraficantes que los acosan en una pugna por el control de territorios. Por ello, más allá de sus intenciones, si logran mantener su independencia se colocan como defensores del orden existente lo cual los hace partícipes del apuntalamiento del Estado, es decir, toda la indignación termina canalizada al mantenimiento del statu quo. En el peor de los casos, que está muy generalizado, el surgimiento de estos grupos está cooptado inmediatamente por grupos del narcotráfico y en ocasiones son auspiciados directamente por algún cartel. Es por eso que podemos ver grupos de “autodefensa” con armamento típico del narcotráfico.
Aunque este fenómeno puede despertar simpatías entre el conjunto de los explotados, sobre todo porque en el fondo hay una reacción genuina contra la barbarie del capital, se encamina a una trampa sin salida, convirtiéndose en la nueva policía local, esto nos recuerda cómo distintos grupos guerrilleros en América Latina terminaron siendo la nueva cara del Estado cuando llegaron al poder (por ejemplo los sandinistas). La falta de perspectiva que subyace como denominador de estos grupos es expresión directa de la situación social histórica: mientras el proletariado no sea capaz de darles un sentido e integrarlas en el combate general contra el capitalismo en descomposición, estas energías y voluntades serán “reintegradas” en el estado o en las pugnas entre carteles, en ambos casos la tragedia es la misma. Cualquier iniciativa que se levante contra esta sociedad explotadora y bárbara tendrá futuro en la medida en que se inscriba en la lucha general por transformar este mundo.
Este dilema está planteado desde principios del siglo pasado, el fondo que debemos reflexionar es saber si el capitalismo aún puede ser “reformado” y representar así un progreso para la humanidad o si esas reformas son como aspirinas para un cáncer y lo que necesitamos es un cambio radical, de raíz. Lo que hoy escuchamos como reformas y alrededor de las cuales nos quieren meter en un “debate”, son solo adaptaciones del capital para buscar mayores beneficios, es decir, las reformas van en el sentido de explotar mejor a la clase trabajadora, de extraerle la mayor plusvalía posible. No se trata ni siquiera de cambios que beneficien a los trabajadores en algún aspecto, se trata llana y simplemente de mejorar los niveles de explotación del trabajo asalariado por el capital. Izquierda, derecha y corifeos están unidos para hacernos creer que las “reformas” son el eje del destino de los hombres, esas supuestas reformas solo apuntalarán al capitalismo, mírese por donde se mire, van en el sentido de reforzar el Estado nacional y de tratar de hacer más competitivo al capital mexicano frente al resto de capitales internacionales. En las “reformas” no hay nada para los trabajadores, son maniobras del capital disfrazadas de “beneficios” para ellos. Si hacemos un recuento después de tantas “reformas”, ¿la clase obrera vive mejor? ... el resultado es una dramática degradación de sus condiciones de vida.
La pregunta profunda que se hacía Rosa Luxemburg en medio de la Primera Guerra Mundial se plantea hoy más que nunca de plena actualidad, ¿debemos seguir “reformando” este sistema ad eternum o deberíamos reflexionar sobre la necesidad de trastocarlo, transformarlo y finalmente superarlo?. Todos los partidos políticos hoy nos hablan de “reforma sí” “reforma no”, incluso MORENA (Movimiento de regeneración nacional) llama a la “resistencia civil pacífica” cercando al senado de la república por ejemplo; pero todo eso es para confundirnos y distraernos, ese no es el fondo de la cuestión, aceptar ese “debate” y esa “resistencia” sería aceptar el seguir atrapados en las cuatro paredes de “la reforma del Estado”, y todos sabemos, sin necesidad de tener un doctorado, que eso es seguir actuando sin cuestionar ni un ápice la explotación asalariada, la dominación de una minoría sobre una mayoría, la esclavitud del trabajo asalariado. “En vez del lema conservador de: “Un salario justo por una jornada justa”, deberá inscribirse en su bandera revolucionaria: “¡Abolición del sistema de trabajo asalariado!” ([1]). En efecto, de lo que se trata hoy es algo que va más allá de las mistificaciones sobre el “petróleo de los mexicanos”, se trata hoy de plantearnos la pregunta de fondo: ¿reformamos al capital o es ya una necesidad histórica su superación a través de una revolución mundial?... ¡De ese tamaño es el dilema que se nos plantea hoy! No se trata, como nos quieren hacer creer diputados y senadores, de una “reforma para que el país crezca”, sino de una de las tanta medidas del capital que se trazan para evitar que pensemos en cambiar el mundo, mientras sigamos atados a planteamientos del tipo “petróleo sí, o petróleo no”, etc. seguiremos alejando el momento de plantearnos el verdadero dilema: ¿reforma o revolución?
Marsan, 12 de diciembre
[1]) Marx, Salario, precio y ganancia.
Hace apenas una semana, los vecinos del barrio obrero de Gamonal salían a la calle, un día sí y otro también, para exigir la paralización de las obras de un bulevar. El alcalde se resistió pero ante la continuación de las manifestaciones y ante la solidaridad en toda España (en al menos 30 ciudades) anunció el cese temporal para finalmente, el viernes 17 admitir su paralización definitiva. Y sin embargo, los vecinos reunidos en Asamblea deciden el sábado 18 continuar, reclamando la libertad sin cargos de todos los detenidos y la retirada de la policía antidisturbios.
¿Por qué y cómo ha surgido este movimiento? ¿Qué lecciones nos aporta? ¿Cómo hemos de verlo dentro de la lucha internacional del proletariado?
A estas preguntas vamos a intentar responder con voluntad de debate y con ánimo de contribuir al avance general de la lucha del proletariado.
Pero antes que nada queremos afirmar nuestra solidaridad con la lucha y con los detenidos.
En apariencia la lucha ha surgido de un motivo menor: la construcción de un bulevar que forma parte de esas obras faraónicas que se hacen en muchas ciudades en pro de intereses urbanísticos inconfesables, manchadas por la corrupción y con nulo beneficio para los vecinos.
Sin embargo, las apariencias suelen engañar y un análisis serio puede descubrir un trasfondo más profundo que es el que permite comprender las luchas y contribuir a ellas. También un movimiento social importante surgió en Turquía a partir de la mecha inicial proporcionada por el derribo de unos cuantos árboles en un parque de Estambul[1]
Gamonal es un barrio obrero surgido junto a un polígono industrial del mismo nombre en los años 60. Enormes edificios colmena mal construidos, almacenes de personas amontonadas en un chabolismo vertical. Pero si esa situación vital, sufrida durante muchos años, deja ya un amargo poso, los últimos años han visto la subida espectacular del desempleo, el recorte de servicios, el aumento exponencial de los impuestos municipales, los desahucios…, una agobiante acumulación de sufrimientos que cincela en el rostro de las personas las marcas de la angustia, la preocupación, el temor a un futuro todavía peor.
En ese contexto la construcción del bulevar con su ostentoso derroche y el plan de aparcamientos subterráneos que amenazaba los frágiles cimientos de muchos edificios, ha sido vivido como la gota que colma el vaso.
Ese “vaso” repleto de desempleo, no futuro, atomización, angustia vital, no es una “especialidad burgalesa”, es el cáliz amargo que tienen que tragar todos los días millones de obreros y explotados en todos los países.
La lucha de Gamonal no ha consistido en la típica manifestación donde la gente pega cuatro gritos y se marcha a casa para volver al redil de la atomización y la soledad. Todos los días sin excepción se han celebrado Asambleas a las 12 del mediodía y a las 19 de la tarde, esta última como inicio de la manifestación.
Las Asambleas han sido el cerebro y el corazón del movimiento. Cerebro porque en ellas se ha pensado colectivamente cómo luchar, qué pasos dar, qué decisiones tomar. Corazón porque la asamblea ha sido el lazo de unión para comunicarse, comprenderse, establecer lazos, romper la soledad y la atomización, estigmas terribles de esta sociedad donde cada cual está encerrado en “su hogar” mientras que la mercancía domina todos los hogares.
Como decían en un blog que ha participado activamente en la lucha[2] “La caducidad de las viejas estructuras de pseudoparticipación como los partidos políticos y la abertura de la asamblea autoorganizada que sin líderes, de igual a igual abre paso en lucha por un mundo nuevo”, pero más importante aún es su insistencia en que “todos somos necesarios, los mayores, los jóvenes, las madres y padres, los niños” y en la asamblea –método genuino de la clase obrera- todos ellos hallan su lugar y pueden concretar su aportación.
La Asamblea ha animado una toma de conciencia. Las luchas que se vienen sucediendo desde 2003 en todo el mundo surgen en un contexto de pérdida de identidad de la clase obrera, ésta no confía en sí misma ni se reconoce como tal[3]. Sin embargo, “hoy jueves [16 de enero] han puesto en libertad a los compañeros encarcelados. Vecinos, familiares y solidarios han dado la bienvenida a su salida de la prisión de Burgos al grito de no estáis solos y que viva la lucha de la clase obrera”. Somos realistas, sabemos que esto es solo un indicio, pero un grito como éste revela que al menos pequeñas minorías comienzan a confiar en la fuerza del proletariado.
Una pintada decía “¡La barricada cierra la calle pero abre el camino! (Paris, Mayo 68- Gamonal, Enero 14)”. Una vez más no se trata de echar las campanas al vuelo pero debe subrayarse la conciencia de la unidad entre este movimiento en un barrio de Burgos y la lucha de Mayo 68. Marx hablaba de la maduración subterránea de la conciencia en la gran masa obrera como el Viejo Topo que va excavando en las profundidades de la tierra. Hoy la clase obrera parece enterrada en un oscuro pozo pero la lucha de Gamonal muestra los esfuerzos de toma de conciencia que la recorren. “Llevamos un mundo nuevo en nuestros corazones” recuerdan en Diario de Vurgos.
Es muy significativo que el movimiento no se halla detenido con el abandono definitivo del proyecto, apuntando “mucho mas allá hacia la extensión de la lucha en el ámbito de la vivienda, el trabajo-paro-precariedad,… y la creación de una comunidad de lucha que plante cara a las diferentes agresiones del estado”. “Aún es necesario mantener encendida la llama gestando un fenómeno que está lejos de ser novedoso y que forma parte del patrimonio colectivo de todos los explotados y humillados del mundo”, añade.
El Estado ha respondido rápidamente. El barrio ha sido rodeado de fuerzas antidisturbios por los cuatro costados. Había un estado de excepción encubierto con los policías pidiendo carnés, estableciendo controles y disolviendo grupos “sospechosos”. Ha habido 46 detenidos.
El Estado democrático, ese que nos dicen es un dechado de derechos y de respeto, ha tratado de forma brutal y humillante a los detenidos “En la asamblea de este mediodía [jueves 16] uno de los jóvenes que ha pasado por prisión ha tomado la palabra para contar su paso por la comisaría y la cárcel. En comisaria han sido maltratados (…) En la detención el joven llevaba una mochila que posteriormente los policías llenaron de piedras. Ante la protesta del detenido de que las piedras no eran suyas los policías le amenazaban con meterle en un cuarto con más policías y darle una paliza como ya hemos dado a otros”.
Los sindicatos y los partidos de izquierda nos dan una imagen falsa del Estado, reconocen una cara oscura (los políticos, el gobierno de turno, la policía con sus excesos), pero hablan de “otra cara” con esos jueces estrella que no dudan en imputar ¡hasta la Infanta! Pero esos cuentos de hadas se desvanecen cuando se ve la experiencia concreta de Gamonal: “Esta mañana la jueza del juzgado nº 3 de Burgos ha mandado a prisión a cuatro compañeros bajo fianza de 3000 euros acusados de desordenes públicos la noche del lunes (…) En su paso por los juzgados relata que la jueza les hablaba de muy malos modos, con mucho desprecio y que no hacía caso ante las declaraciones de lo que habían tenido que sufrir en comisaría”. En el Estado no hay “cara oscura” y “cara buena”, es una máquina de represión al servicio de la clase explotadora –el Capital- y todas sus instituciones participan en ella desde la policía y la iglesia hasta los jueces y los sindicatos.
Contra la represión la mejor arma ha sido la masividad y la búsqueda de la solidaridad. La Asamblea ha pedido reiteradamente que tras la manifestación los participantes no se disuelvan cada cual individualmente sino en grupos compactos pues las fuerzas antidisturbios aprovechan el fin de la manifestación para ir a la caza de manifestantes solitarios. La Asamblea ha tratado de evitar las provocaciones de la policía que buscaba un cuerpo a cuerpo que dispersaba a los manifestantes en grupos aislados indefensos ante la superioridad policial. Diario de Vurgos dice muy justamente: “la batalla de hoy, no ha sido campal, sino psicológica, las fuerzas represivas durante horas han intimidado progresivamente al barrio con sus escopetas, con sus porras y con sus uniformes manchados de odio, para intentar lanzar el mensaje de quien manda. Pero no se ha caído en la tentación. Ellos no son los que mandan, solo los que quieren mandar. Hoy más que nunca sabemos que la calle sigue siendo del barrio de gamonal y solo este es el que se marca los ritmos en su lucha. Y solo es el barrio el que decide cuando se ruge y cuando se muerde”.
Sin embargo, Diario de Vurgos incurre en una contradicción: “En Madrid salen a la calle por tercer día consecutivo y vuelven a cargar, en Zaragoza levantan barricadas, lo mismo sucede en Valencia y Alicante, en Barcelona caen las lunas de sucursales bancarias entre barricadas y atacan la comisaria de las Ramblas. Hay una veintena de detenciones por todo el estado. Ahora toca mostrar la solidaridad con todos aquellos que la han mostrado con nosotros”. Antes había mostrado con toda claridad cómo la Asamblea de Gamonal había evitado la trampa de los enfrentamientos aislados con la policía, pero ahora carga el énfasis en ellos.
Nosotros damos todo nuestro apoyo a los 20 detenidos. No condenamos sus actos, al contrario comprendemos muy bien la rabia y la frustración que sufren. Lo que condenamos es la trampa que nos tiende la burguesía de hacernos creer que la lucha se juega en el terreno de la violencia callejera minoritaria.
¿Cuál es el “peligro Gamonal” según el telediario? Lo que al parecer haría temblar al ministro del Interior serían los encapuchados que tiran piedras, los contenedores quemados y los escaparates destrozados. Quizá algunos burgueses idiotas sientan escalofríos ante estos “desórdenes”. Sin embargo, el capital es una máquina fría e impersonal y sus gestores más inteligentes –que son a su vez los más cínicos- saben muy bien qué les preocupa realmente: aquello de lo que apenas hablan los medios de ¿comunicación? cuando se refieren a Gamonal: su carácter masivo y asambleario.
Veamos un blog que se llama El Confidencial y que se ha asignado la misión de alertar a políticos y empresarios. A propósito de Gamonal[4] afirma lo siguiente: “Los empleos, las viviendas o la participación vecinal, como en el caso de Gamonal, ya no se defienden desde la misma lógica que hace cinco o seis años, cuando no había alternativas al liderazgo de los sindicatos y organizaciones directamente vinculadas a partidos políticos. Sin embargo, ha habido un proceso de deslegitimación y descomposición de estos agentes sociales proporcional al éxito de las nuevas formas de organización y protesta, que cuentan con menos estructura pero con una demostrada capacidad de movilización”. Más adelante, estos señores alertan: “Las nuevas lógicas de protesta han cogido a todo el mundo con el pie cruzado. No se adaptan a la definición clásica de las organizaciones o movimientos sociales, tampoco a la forma de ser de las asociaciones vecinales y, mucho menos, a la de los sindicatos”. ¡Ni una sola vez hablan del “terrible peligro” sobre el que tanto vocifera el ministro del Interior o la Delegada del Gobierno en Madrid –ahora considerada “progre” por sus “críticas” a la ley Gallardón-.
La fuerza de Gamonal se levanta sobre dos pies: las Asambleas y la Solidaridad. Solidaridad con los 46 detenidos hasta el extremo de que hoy lunes la lucha sigue mientras no salgan en libertad sin cargos. Pero solidaridad aún más importante por la extensión que ha despertado en toda España.
La Asamblea de Gamonal decidió enviar delegados a informar de su lucha a otras ciudades, explicando sus objetivos profundos y sobre todo razonando que los problemas eran comunes y justificaban una lucha común. La semilla fructificó, el miércoles 14, en la Puerta del Sol 3000 personas, en su mayoría jóvenes se concentraron en apoyo a Gamonal. El jueves y el viernes las manifestaciones se han multiplicado continuando a la vez en la capital. Se cuentan más de 30 ciudades donde los asistentes han sido mayoritariamente jóvenes que gritaban consignas de apoyo. Esta solidaridad en la calle ha permitido a los vecinos de Gamonal seguir en la brecha. Las grandes experiencias de 2011 no han caído en saco roto[5], las huellas aún muy pequeñas se pueden ver aquí y allá. Hace apenas dos meses fue la huelga de la limpieza en Madrid quien aminoró los golpes gracias a expresiones de solidaridad de sectores obreros[6]. En noviembre 2013 una gran oleada de huelgas ha sacudido Bangladesh en solidaridad con los obreros textiles. Actualmente los trabajadores de las Lavanderías hospitalarias de Madrid están en lucha al margen y en contra de los sindicatos. Igualmente, los trabajadores de Tragsa -4600 en toda España- han rechazado el acuerdo firmado por los sindicatos que suponía 600 despidos.
Sería sin embargo un grave error sobre-estimar el movimiento.
La Asamblea de Gamonal ha tenido una dinámica propia que no han conseguido frenar los partidos de oposición (PSOE e IU). Pero si el PSOE ha sido rechazado, IU se ha adaptado mejor utilizando el canal de la asociación de vecinos y con ello si bien no han bloqueado la lucha sí que han frenado y mucho su reflexión: los problemas vendrían del gobierno PP actual, todo vendría del peso que se le da a las privatizaciones en detrimento de lo público, existiría “la alternativa” de administraciones municipales verdaderamente vinculadas “al pueblo”. Para aquellos que solo piensan en la “acción” y que lo importante es que “la gente se mueva” sin saber por qué, con quién y para qué, plantear esto es meterse en “libros de caballerías”. Sin embargo, la necesidad que tenemos todos los trabajadores es un esfuerzo de reflexión, reapropiarnos de nuestra experiencia histórica para no caer en errores cometidos del pasado, necesitamos una teoría revolucionaria como auténtica fuerza para la acción.
Esa dificultad para darse una orientación se muestra en que las manifestaciones solidarias con Gamonal no han partido de asambleas ni han terminado en asambleas. Esto quiere decir que aún siendo muy valiosa y prometedora, la solidaridad se ha quedado en un deseo sin concreción y las manifestaciones no han pasado de una simple protesta.
Pese al destello que significa el grito “Viva la lucha de la clase obrera”, el movimiento se considera una lucha “ciudadana y popular” (“El pueblo unido jamás será vencido” se ha repetido en numerosas manifestaciones). Este es un terreno que impone la burguesía y sus partidos (incluso los sindicatos hablan de “protesta ciudadana”).
Si nos consideramos “ciudadanos” y “pueblo” nos hermanamos con el político que nos engaña, el policía que nos golpea, la juez que nos encarcela, con Amancio Ortega, el hombre más rico de España, todos formaremos parte de la “gran familia española”. Y si aceptamos esa “sagrada familia” tendremos que aceptar la precariedad, los recortes, los desahucios, que exigen la competitividad de la marca España. Esta es la realidad que Gobierno, Patronal y Derecha proclaman con toda franqueza a lo que Izquierda y Sindicatos oponen una idílica marca España sin recortes ni despidos que no se la creen ni ellos como puede comprobarse cuando la izquierda está en el gobierno o cuando los sindicatos firman despidos y bajadas salariales.
Como decíamos en la hoja internacional de balance de los movimientos de 2011 “ la sociedad está dividida en clases, una clase capitalista que lo tiene todo y no produce nada y una clase explotada -el proletariado- que lo produce todo y tiene cada vez menos. El motor de la evolución social no es el juego democrático de la "decisión de una mayoría de ciudadanos" (este juego es más bien la máscara que encubre y legitima la dictadura de la clase dominante) sino la lucha de clases. El movimiento social necesita articularse alrededor de la lucha de la principal clase explotada -el proletariado- quien produce colectivamente las principales riquezas y asegura el funcionamiento de la vida social: fábricas, hospitales, escuelas, universidades, oficinas, puertos, obras, correos (…) No existe oposición entre la lucha de clase del proletariado moderno y las necesidades profundas de las capas sociales expoliadas por la opresión capitalista. La lucha del proletariado no es un movimiento particular o egoísta sino la base del «movimiento independiente de la inmensa mayoría en beneficio de la inmensa mayoría» (Manifiesto Comunista)”.
Está claro que mientras las luchas se vean como parte de un “movimiento ciudadano” no se dirigirán contra el Estado sino que buscarán desesperadamente, estrellándose una y otra vez contra la pared, su pretendida “reforma”, un “que todo cambie para que todo siga igual” como decía el vizconde de Lampedusa. Más allá de destellos como ver el lazo entre Gamonal 14 y Mayo 68, si las luchas se ven como “acción popular” no lograrán romper la cárcel nacional y no se plantearán lo que necesitan ser: eslabones activos de un gran movimiento internacional del proletariado. Es evidente que mientras no se asuman como una lucha de clase no verá enfrente el sistema capitalista mundial sino que se perderán en las muñecas búlgaras de los especuladores, los banqueros, los políticos corruptos…
Las Asambleas, los debates, las discusiones en calles, centros de trabajo, escuelas, tienen que abordar estos dilemas. No hemos de tener miedo ni a los problemas ni a las críticas. “Retomando de manera crítica las experiencias de dos siglos de lucha proletaria, los movimientos actuales podrán beneficiarse de los intentos pasados de lucha y liberación social. El camino es largo y erizado de enormes obstáculos, de ello daba cuenta la consigna tan repetida en España «No es que vamos despacio, es que vamos muy lejos». Llevando un debate lo más amplio posible, sin ninguna restricción ni cortapisa, para preparar conscientemente nuevos movimientos se podrá hacer realidad que OTRA SOCIEDAD ES POSIBLE DISTINTA DEL CAPITALISMO” (nuestra hoja internacional antes citada). Gamonal, con sus Asambleas y su Solidaridad es un peldaño más en ese largo y difícil camino.
Acción Proletaria, 22-1-14
[1] Ver /revista-internacional/201310/3941/movimientos-sociales-en-turquia-y-brasil-la-indignacion-en-el-cora [857]
[2]Se trata del Diario de Vurgos (con V), un colectivo que se presenta como “Habitantes del Burgos subterráneo” en oposición al Burgos oficial de los partidos, los sindicatos, la iglesia y demás “fuerzas vivas”. Sus análisis son muy interesantes y parecen que han tenido una influencia positiva en la lucha. La dirección es https://diariodevurgos.com/dvwps/ [858] Mientras no digamos lo contrario las citas son tomadas de dicha Web.
[3] Para situar la lucha de Burgos en la dinámica internacional de la lucha de clases invitamos a analizar la Resolución sobre la situación internacional de nuestro último Congreso a partir del punto 15: /content/3965/resolucion-sobre-la-situacion-internacional-2013 [859]
[4]https://www.elconfidencial.com/alma-corazon-vida/2014-01-19/de-los-ere-al-gamonal-los-nuevos-conflictos-y-el-cabreo-de-la-gente-comun_68995/ [860]
[5] Ver nuestra hoja internacional 2011: de la indignación a la esperanza, https://es.internationalism.org/node/3349 [597]
Tras las elecciones del 22 de septiembre de 2013 en Alemania la canciller alemana, Angela Merkel, líder a su vez de los cristiano-demócratas, se encuentra en negociaciones para la formación de una “gran coalición” con los socialdemócratas. El nuevo gobierno será el tercero dirigido por Merkel. El primero fue también una gran coalición con el segundo partido más grande del parlamento, el SPD. El segundo gobierno se trató de una coalición con el pequeño partido liberal, el FDP. Una de las consecuencias de las recientes elecciones es que Merkel ha perdido su socio de coalición. Por primera vez desde la fundación de la República Federal Alemana tras la Segunda Guerra Mundial, los liberales no han logrado una representación en el parlamento. El desarrollo de las negociaciones entre los dos partidos indica ya que, aunque los cristiano-demócratas tengan mayor número de escaños en el parlamento, la nueva coalición con el SPD, si se consuma, será “escrita por los socialdemócratas”, como los medios ya lo declaran. En otras palabras: el programa del nuevo gobierno no atacará inmediata y frontalmente a la clase trabajadora, aunque estos ataques se producirán necesariamente más tarde.
El resultado más notable de estas elecciones es de lejos el hecho de que la canciller y su partido, que ya han dirigido el país durante dos mandatos, hayan podido celebrar un triunfo electoral de tal magnitud. En un país que desde el final de la guerra siempre ha sido dirigido por gobiernos de coalición, Angela Merkel ha estado cerca de obtener la mayoría absoluta, una hazaña en Alemania. Es aún más notable en la medida que en la mayoría del resto de países europeos la situación económica es tan grave, y la necesidad de atacar a la clase obrera tan acuciante, que no importa qué gobierno, ya sea de derechas o de izquierdas, tiende rápidamente a perder popularidad y credibilidad, y en consecuencia ser enviado a la oposición en las siguientes elecciones. Esta es al menos la forma que toma actualmente la válvula de seguridad de la democracia capitalista: la cólera de la población se canaliza y neutraliza en un “voto de protesta” que para la “clase política” tiene por consecuencia que la continuidad a largo plazo de cualquier equipo de gobierno se torna cada vez más improbable. Un ejemplo clarificador es el de Francia, donde el gobierno de izquierdas de François Hollande, no hace mucho vitoreado por los medios como la nueva esperanza para el conjunto de la población obrera europea, en apenas un año ha visto desplomarse su popularidad. En Alemania observamos un desarrollo contrario, al menos de momento. ¿Cómo explicarlo?
Quizá el “secreto” más importante del duradero éxito electoral de Angela Merkel estriba en el hecho que no haya sido necesario, bajo su dirección, atacar de forma masiva a la población. Y una de las razones que explican esto es que su predecesor, el canciller Gerhard Schröder, y su coalición de izquierdas del SPD con los Verdes, había ya perpetrado los ataques con un éxito tal que Merkel aún continúa beneficiándose de ello. La “agenda 2010” implementada por Schröder a comienzos del nuevo siglo fue un gran éxito desde el punto de vista del capital. Tuvo tal éxito en reducir la masa salarial del país que sus principales rivales europeos, especialmente Francia, protestaron públicamente contra el “dumping salarial” llevado a cabo por la locomotora europea. Consiguió también reforzar la “flexibilidad” de la fuerza de trabajo de una forma sin precedentes, en particular a través de la creación vertiginosa de empleo precario, no sólo en los sectores tradicionalmente con salarios bajos, sino también en el corazón de la industria.
En tercer lugar (y este no es el menor de los éxitos de Schröder), todo esto ha sido llevado a cabo por medio de un ataque brutal pero no generalizado; en otras palabras, en lugar de atacar al proletariado como un todo, las medidas han sido adoptadas creando profundas divisiones en la clase trabajadora, entre los obreros activos y los parados, entre los que tienen contratos indefinidos y los que no. En las grandes fábricas se ha creado un auténtico sistema de apartheid entre los asalariados contratados directamente por la empresa y los trabajadores temporales o subcontratados, que hacen el mismo trabajo por la mitad o un tercio del salario y que a veces ni siquiera tienen acceso a la cantina. En consecuencia, mientras que en otros muchos países europeos las medidas antiobreras han debido aplicarse sin anticipación tras la explosión de la crisis financiera en 2008, Merkel se ha encontrado en una posición cómoda ya que estas ya habían sido realizadas en Alemania y daban sus frutos al capital.
Otra particularidad en Alemania es que los ataques no han sido cocinados por algún “grupo de expertos” neoliberales, sino principalmente por los sindicatos. La “agenda 2010” fue elaborada por una comisión dirigida por Peter Hartz, un amigo de Schröder en Volkswagen, con la participación directa del comité de empresa y de IG Metall, el sindicato más poderoso de Europa que (como muchos empresarios admiten públicamente) sabe aplicar una gestión empresarial de forma más eficaz que los mismos directivos. No hay ninguna duda de que actualmente la mayoría de la burguesía alemana, incluyendo a las organizaciones patronales, está deseosa de ver a los socialdemócratas (y con ellos a los sindicatos) unirse a Merkel en un gobierno de coalición. Y no hay duda de que la canciller, después de haber perdido a su socio de coalición liberal, tomará cada vez más distancias con el discurso neoliberal, entonando cánticos sobre el modelo alemán de “economía social de mercado” (en el que los sindicatos participan directamente en la marcha del país) e incluso abogando por la extensión de este modelo al resto de Europa.
Otra razón para esta “historia de éxito” de Angela Merkel reside en la fuerte competitividad de la economía alemana. Si la ventaja a nivel competitivo estuviera basada únicamente en las rebajas salariales arriba descritas, esta ventaja se disolvería inevitablemente frente a los ataques brutales que han tenido lugar estos últimos años en Europa. En realidad, la superioridad alemana a nivel competitivo tiene su base en la estructura misma de la economía del país. Existe un peligro para los marxistas, confrontados al modo de funcionamiento abstracto del capital, de verse perdidos en este carácter abstracto, cayendo en el error de que la fuerza relativa de un determinado capital nacional depende únicamente de elementos tales como la composición orgánica del capital o la tasa de endeudamiento en relación al PIB, etc. Esto conduce a la visión puramente esquemática de la economía capitalista, en la que los factores políticos, históricos, culturales, geográficos, militares y otros se pierden de vista. Por ejemplo, si se mira la tasa de crecimiento o el nivel de endeudamiento de los EEUU comparado con el de China, se puede solamente concluir que los USA ya han perdido la carrera contra su competidor asiático, adquiriendo incluso un status “tercermundista”. Pero esto olvida que los EEUU aún se mantienen como el paraíso capitalista para las empresas “start ups” de innovación, por lo que no es ninguna coincidencia si el centro neurálgico de los nuevos medias se encuentra en los USA, siendo la política cultural de la China estalinista un factor que impide al gigante asiático imitar en este aspecto a su rival.
En su polémica con el revisionista Bernstein, Rosa Luxemburg (en su libro ¿Reforma o Revolución? [1]), explica que las “leyes” descubiertas por Karl Marx en relación al crecimiento de la composición orgánica del capital y de su centralización no implican necesariamente la desaparición de las pequeñas y medianas empresas. Al contrario, explica Luxemburgo, esas pequeñas empresas se mantienen necesariamente a la vanguardia de la innovación tecnológica, elemento central de un sistema económico basado en la competencia y la necesidad de acumulación. Alemania no es un paraíso para la creación de nuevas empresas como lo son los EEUU (el fuerte peso de su tradición burocrática lo impide). Pero Alemania se mantiene en la actualidad como la Meca del mundo del motor y de la industria de construcción de maquinaria. Esta fortaleza se basa en empresas altamente especializadas, a menudo con lazos familiares, que transmiten sus conocimientos de generación en generación, con una mano de obra altamente cualificada formada por un sistema de aprendizaje único y por tradiciones que se remontan a la Edad Media. En los últimos 20 años, por medio de una operación coordinada entre las organizaciones patronales, el gobierno, los bancos y los sindicatos, estas pequeñas y medianas empresas de construcción de maquinaria se han transformado, sin necesidad de aumentar de tamaño, en negocios que operan a escala mundial. Pero su base de operaciones se mantiene en Alemania. Aquí de nuevo la intervención de los sindicatos es evidente: allí donde un empresario tendería a no importarle si su beneficio procede de Alemania o del extranjero (siempre y cuando haya beneficio), el pensamiento sindical es visceralmente nacionalista, en la medida que su función primordial es la de controlar a la fuerza de trabajo en la misma Alemania para los intereses del capital, y esto se puede hacer mejor si la industria y los empleos se quedan “en casa”. Concretamente, el sindicato IG Metall es un fanático defensor de la producción nacional (el “Standort Deutschland”).
Todo lo dicho hasta ahora nos ayuda a comprender por qué la situación económica en Alemania ha sido hasta ahora mejor que la de la mayoría de sus rivales frente a los terribles estragos de la crisis mundial desde 2008. Pero ninguna de estas ventajas le habría hecho avanzar si la estructura de la economía capitalista no hubiera cambiado radicalmente desde la terrible depresión que comenzó en 1929 y que condujo a la II Guerra Mundial. En esa época Alemania y los EEUU fueron los primeros y más gravemente afectados, lo que no fue por casualidad. Las crisis del capitalismo decadente no son ya crisis de expansión, sino crisis del sistema como tal, que se desarrollan en su mismo corazón y afectan directamente al centro. Pero, al contrario de 1929, la burguesía actual no sólo tiene más experiencia, sino que además cuenta con un aparato estatal gigantesco, que, si bien no puede impedir el desarrollo de la crisis económica, sí puede en cambio desviar el curso natural de esta. Esta es la razón principal por la que desde la reaparición de la crisis abierta del capitalismo decadente a finales de los años 60, los Estados más fuertes económicamente han sido los más capaces de resistir a la crisis. De ninguna manera esto puede evitar la crisis, ni impedir que esta se acerque cada vez más, y con efectos cada vez más serios, a los centros históricos del capitalismo. Pero esto no significa necesariamente que vaya a haber en un futuro un colapso económico parcial como en Alemania o en los EEUU tras 1929. La gestión internacional y europea de la “crisis del Euro” en los últimos años muestra claramente que los mecanismos del capitalismo de Estado que persiguen desviar los efectos de la crisis hacia los rivales más débiles siguen en pleno funcionamiento.
La crisis inmobiliaria y financiera que comenzó en 2007-08, así como la crisis de confianza en la moneda común europea que le siguió, han amenazado directamente la estabilidad de los bancos y sistemas financieros alemanes y franceses. El resultado principal de las diferentes operaciones europeas de rescate, todo el dinero tan “generosamente” prestado a Grecia, Irlanda, Portugal, etc., ha sido el reforzar los intereses franceses y alemanes a expensas de los rivales más débiles, y con la consecuencia añadida de que los trabajadores de estos países han tenido que soportar los ataques más fuertes. Y si los argumentos que hemos dado al principio de este artículo para explicar el éxito electoral de Angela Merkel no fueran suficientes, con respecto a esta cuestión, la canciller y su ministro de finanzas W. Schäuble realmente han defendido con uñas y dientes los intereses alemanes hasta el punto de exasperar a sus socios europeos. Y en ese sentido es evidente que detrás del voto a Merkel existe un componente nacionalista muy peligroso para la clase obrera.
Hay muchas razones objetivas que permiten explicar el triunfo electoral de Merkel: la resistencia bastante eficaz de Alemania, hasta el momento, frente a la profundidad de la crisis histórica, y la capacidad de la canciller en la defensa de los intereses alemanes en Europa. Pero la causa más importante de su éxito reside en el hecho de que el conjunto de la burguesía alemana así lo quería, y lo ha hecho todo para promocionarla. Las razones de esta elección no se encuentran en sí en Alemania, sino en la situación mundial como un todo, que se torna cada vez más amenazante. A nivel económico la crisis europea y la confianza oscilante en el euro se encuentran lejos de haber tocado fondo: lo peor está por venir. Esta es la razón de porqué la campaña alrededor de “mamá Merkel”, la “madre sabia y atenta” que dirige el Estado alemán, es actualmente tan importante. Según una escuela de pensamiento popular en la “teoría” económica burguesa moderna, la economía es en gran medida una cuestión de psicología. Dicen “economía” cuando se refieren al “capitalismo”. Dicen “psicología” y quieren decir “religión”, ¿o deberíamos decir “superstición”? En el tomo I de El Capital, Marx explica que el capitalismo se basa, “en gran medida”, en la creencia en los poderes mágicos de personas y objetos (mercancías, dinero) investidos de un poder puramente imaginario. Hoy día la confianza de los mercados internacionales en el euro se basa principalmente en la creencia de que de alguna manera la participación de “los alemanes” es una garantía de éxito. “Mamá Merkel” se ha convertido en un fetiche internacional.
El problema de la moneda europea no es periférico sino absolutamente central, tanto económica como políticamente. En el capitalismo, la confianza entre los distintos actores, sin la cual un mínimo de estabilidad social no es posible, ya no se basa en una confianza entre seres humanos, sino que toma la forma abstracta de la confianza en el dinero, en la moneda vigente. La burguesía alemana sabe, por su propia experiencia de la hiperinflación de 1923, que el hundimiento de la moneda constituye la base para explosiones de una inestabilidad incontrolable.
Pero existe también una dimensión política. En efecto, el gobierno de Berlín está muy inquieto por el desarrollo a largo plazo del descontento social en Europa, y por la situación inmediata en Francia. Berlín está alarmado por la incapacidad de la burguesía del otro lado del Rin para solucionar sus problemas económicos y políticos, y se preocupa por las perspectivas de descontento social en suelo vecino, en la medida en que en el seno de la clase obrera alemana se ha desarrollado durante los últimos diez años una admiración particular por el proletariado francés, tendiendo a tomarlo como modelo.
Es con plena conciencia de sus responsabilidades internacionales que hoy la burguesía alemana, con los resultados de las recientes elecciones, ha elegido un gobierno que representa y simboliza la fortaleza, la estabilidad y la continuidad, y con el que espera hacer frente a las tormentas por venir.
Weltrevolution, 4 de noviembre 2013
[1] Este libro se puede encontrar en https://www.marxists.org/espanol/luxem/01Reformaorevolucion_0.pdf [322]
En el Ecuador, la burguesía nos vuelve a convocar a elecciones “democráticas”, esta vez para nombrar a los administradores menores del Estado; esto es, Alcaldes, Prefectos y la corte que los acompañan: concejales y concejeros, a nivel nacional. ¿Bajo qué condiciones la burguesía nos convoca a votar por sus sátrapas?
La burguesía a nivel mundial sigue sin poder detener el hundimiento acelerado del Capitalismo en el pozo de la descomposición, desde la década de los 60 vive en constante zozobra, recesiones de 1974 – 1975, 1980 – 82, el cataclismo bursátil de octubre de 1987, el efecto “Tequila” de 1994, el desplome de los “Tigres” y “Dragones” asiáticos, la bancarrota de Rusia, Brasil, Argentina, a finales de los 90, el paro cardiaco de 2007 para la economía mundial. Y lo que más le atormenta es que no logran superar los niveles de producción de la década de los 60, como se demuestra: La tasa de incremento del PIB, media para los 24 países de la OCDE, entre 1960-70 era del 5.6 %, entre 1970-80 era del 4.1 %, 1980-90 era de 3.4%, 1990-1995 era del 2.4 %. En el 2013 el PIB de América Latina y el Caribe creció un 2,6 %, cifra inferior al 3,1% registrado en 2012. Este resultado ilustra la continuación de la desaceleración económica regional que se manifiesta desde 2011 (Fuente: CEPAL, 2013. “Balance Preliminar de las Economías de América Latina y El Caribe”).
Y el Ecuador no puede escapar a la vorágine del descalabro del capitalismo a nivel mundial, a pesar de que el correismo hábilmente intente esconder con sus malabares financieros contables; este país nunca ha solucionado el quiebre de su economía, la economía decrece desde el tercer trimestre de 2011. En 2013 la desaceleración de la economía es más pronunciada (Fuente: Reporte Macroeconómico n° 57, Diciembre de 2013; “Observatorio de la Política Fiscal del Ecuador”, Autores: Jaime Carrera y Verónica Mejía). Esto significa que no habrá suficiente dinero para gestionar “maravillosamente” los favores de la “revolución ciudadana”. Ahora mismo, mientras se edita esta toma de posición, el sector del magisterio no se les ha pagado sus haberes. Días atrás el correismo anunció restricciones en las importaciones, mayores controles para la salida de divisas y legislar para tener mayor control sobre el mercado. Ha dicho públicamente que este año (2014) es un año difícil, por la situación económica mundial.
Bajo estas condiciones de estrangulamiento de la economía ecuatoriana, se desarrollan estas elecciones, esto implica que para la burguesía en su conjunto es vital mantener sometida a toda la sociedad, y no hay mejor arma para ello que las fiestas “democráticas electoreras”, en el jolgorio que desata las elecciones, la burguesía a través de todo su aparato político y sindical de todo color: desde la derecha socialcristiana pasando por los correistas y llegando a los llamados radicales de izquierda, el MPD, arrastrando a los tránsfugas de los sindicalistas del FUT, UGTE, CTE, CONAIE, etc. ; todos ellos elaboran las estrategias para mistificar la realidad, embaucar política e ideológicamente al proletariado y las capas no explotadoras, venderles la idea de que la democracia es el único camino posible para resolver todas las necesidades. Alejando a los trabajadores a plantearse la posibilidad de encontrar el camino de unidad y solidaridad luchando independiente y autónomamente de los partidos políticos del capital y sin la dirección de los sindicatos contra la dictadura del capital. El proletariado a nivel mundial desde 1968 con mucha dificultad viene luchando por zafarse del control de los aparatos políticos de derecha e izquierda del capital como así de los sindicatos de toda ralea; mas a partir de 2003 en Austria con la lucha contra la reducción de las pensiones jubilares y en Francia en el 2006 con la lucha contra el contrato del primer empleo, su ímpetu y decisión en la lucha contra el capital ha sido muy significativa que ha provocado réplicas tanto en el tiempo como en el espacio, entre 2008 a 2013, desde Inglaterra, pasando por Grecia, España, Egipto, Israel, China, Corea del Sur, EE.UU, México, Brasil, Argentina; demostrando un proletariado con dificultad, a veces mezclados con las capas sociales de no explotadores sin reconocerse como clase histórica, pero aún así se muestra firme no derrotado con todos los bríos para imponer su programa, la revolución comunista a nivel mundial.
La democracia ha sido y será, la forma en que se expresa la dominación de la burguesía sobre el conjunto de la sociedad, la democracia sirve para el sostenimiento del capitalismo, las elecciones son el mecanismo de confirmación de esa dominación. La democracia es la dictadura de la burguesía sobre el proletariado y las capas no explotadoras de la sociedad. Bajo la democracia el mundo se encaminó hacia dos carnicerías: la Primera y la Segunda Guerra Mundial; por la democracia se han matado millones de seres humanos, y siguen muriendo muchos más bajo el signo de la democracia, en los campos de refugiados en el Medio Oriente, en las calles de las asoladas ciudades en Irak, en Siria; bajo la democracia millones están en el desempleo abierto en todas partes del mundo, gracias a la democracia millones mueren de hambre, de enfermedades catalogadas propias de la pobreza, como el cólera, malaria, disentería, etc.; la democracia no ha logrado resolver y no lo hará, la crisis histórica del capitalismo que desde 1914 ha hundido al mundo en una espiral macabra de miseria, destrucción y muerte.
Volverás a votar y al día siguiente no habrá cambiado nada para millones de ecuatorianos, trabajadores y miembros de familias; seguirán siendo explotados y oprimidos, y sus necesidades quedarán para el olvido. Cuando el proletariado tome consciencia de su poder, ese día empezará a brillar en el firmamento el fuego dónde arderá la burguesía y su democracia, junto a ello todo el asqueroso aparato político sindical del capitalismo.
La revolución comunista Internacional es el único camino que nos conducirá hacia una verdadera sociedad humana, llena de paz, sana convivencia con la naturaleza y de necesidades satisfechas.
Internacionalismo Ecuador
A continuación publicamos una hoja redactada y distribuida por un simpatizante de la CCI en la que toma posición ante la brutal represión desatada por el régimen chavista (ahora liderado por el sucesor de Chávez, Nicolás Maduro), ante una multitudinaria movilización convocada por estudiantes el 12 de febrero pasado en el centro de Caracas, para exigir la liberación de cuatro de sus compañeros detenidos y en protesta contra la escasez, el alto costo de la vida y la inseguridad ciudadana. La acción represiva del régimen “socialista-bolivariano” dejó en ese momento un saldo de 3 muertos, decenas de heridos y detenidos.
La movilización de los estudiantes fue el detonante de la inmensa indignación que desde hace mucho tiempo anida en el seno de las masas trabajadoras y de la población duramente golpeadas por la grave crisis económica que sacude al país. Amplios sectores de la población a nivel nacional han aprovechado la acción decidida de los jóvenes para unirse en una protesta generalizada contra el régimen y manifestar su rabia e indignación ante los altos niveles de inflación que vuelve nada los sueldos y salarios de los trabajadores; la acentuada escasez de alimentos, medicinas, productos de higiene, entre otros; los altos niveles de inseguridad pública que han dejado el nefasto saldo de cerca de 200 mil asesinatos en los 15 años del régimen chavista; el deterioro de los servicios públicos de salud, la precariedad laboral y “por la ausencia de cualquier motivo para soñar o para alimentar la esperanza de un plan de vida”, para tomar las palabras del compañero que redactó la hoja. Pese a toda la grotesca propaganda del régimen chavista a nivel nacional e internacional para intentar vender las “bondades” del “socialismo-bolivariano”, la realidad es que éste representa de manera patética la barbarie y la miseria que el capitalismo en descomposición depara al proletariado y a la humanidad ([1]).
Tal como ha sucedido en otros movimientos sociales en el mundo, la burguesía chavista en el poder ha recurrido a su carta más inmediata: la represión abierta y despiadada contra los manifestantes; utilizando no sólo las fuerzas represivas del Estado sino a grupos civiles armados y apertrechados por el Estado pertenecientes a los llamados Colectivos bolivarianos, encargados de amedrentar, crear el terror e incluso disparar contra los protestantes inermes; han sido ellos responsables de varios de los muertos y decenas de heridos que a la fecha han dejado las protestas. Permitiendo el libre accionar de estas fuerzas parapoliciales, el Estado intenta ocultar su responsabilidad en la represión a los manifestantes. Este accionar de los “revolucionarios” bolivarianos no nos debe sorprender; la burguesía a lo largo de su historia se ha valido de elementos desclasados y lumpenizados para conformar sus fuerzas de choque contra el proletariado: lo vimos con los “fasci” de Mussolini y los “camisas pardas” del nazismo; en los regímenes estalinistas como el de Cuba con los Comités de Defensa de la Revolución (CDR); en los regímenes totalitarios de los países árabes (Libia, Siria, Egipto, etc.); y más recientemente en países aliados del “Socialismo del Siglo XXI” como Nicaragua, Ecuador, Bolivia, etc.
La burguesía es consciente de la gravedad de la crisis económica en el país, manifestación de la crisis económica que vive el capitalismo a nivel mundial. Las medidas económicas del régimen lo que han hecho es acelerar una crisis inminente. Pese a los importantes ingresos petroleros, el régimen chavista no puede mantener el inmenso gasto público que exige el mantener sus políticas populistas por casi tres lustros, ni continuar suministrando petróleo barato para sostener una geopolítica que se debilita cada vez más. En este contexto, se dan las condiciones para que las bases chavistas y opositoras converjan en la protesta contra el régimen. Para intentar evitarlo éste ha impuesto un “black out” a los medios de comunicación y controles en internet para que no se divulguen informaciones sobre las movilizaciones de protesta; mientras la red de medios controladas por el Estado busca predisponer a la población chavista contra los estudiantes y las movilizaciones, criminalizando las protestas y presentándose como el garante y portador de la “paz”.
Pese a los obstáculos impuestos por el Estado, dado el contexto económico, político y social, este nuevo movimiento de estudiantes contiene potencialidades que le permitan trascender su fase inicial de contagio a nivel nacional. Para lograrlo debe evitar caer en las trampas del movimiento de 2007 ([2]), que fue desviado y debilitado por los falsos amigos de los partidos y fuerzas opositoras al régimen, que son la otra cara de la moneda de las fuerzas políticas del capital nacional, que no representan ninguna salida a la crisis que nos sume en la barbarie y la precariedad. Es por ello que mostramos nuestro acuerdo con el compañero que escribe el texto en el sentido de que la única salida que tiene este movimiento es la unión con la protesta de los sectores laborales, que pese a la represión y al acoso sindical se han mantenido en pie de lucha en los últimos años: trabajadores de la Zona del Hierro, del sector petrolero, del sector salud, empleados públicos, etc.
Tal como lo hicimos en 2007, saludamos la emergencia espontánea de este nuevo movimiento de jóvenes estudiantes, pues su confrontación contra el Estado contiene elementos que lo inscriben dentro de las luchas proletarias contra el sistema capitalista. Elementos que han estado presentes en los movimientos sociales que han sacudido al mundo desde la Primavera Árabe de 2011, hasta los recientes movimientos en Brasil y Turquía, pasando por el de los Indignados en España y Occupy en EEUU ([3]).
Internacionalismo-Venezuela, 23/02/14
La sangrienta represión del 12/02/2014
Nuevamente la experiencia más acabada del Socialismo del Siglo XXI, según el juicio de los nostálgicos del estalinismo, es sacudida por una oleada de motines que se ha extendido por toda la república y que tiene como agente principal una multitud de jóvenes , proveniente de todos las estratos sociales, que rezuman el descontento reprimido de una población abatida por la descomposición de un modelo social que se nutre en la forma de capitalismo más cruel (el capitalismo de estado en su forma caricatural) que le ha tocado vivir a la nación en los últimos 15 años. La rabia comprimida por un cerco configurado por la inseguridad, por la escasez de casi todo lo que se necesita para llevar una vida más o menos decente, por la ausencia de cualquier motivo para soñar o para alimentar la esperanza de un plan de vida, por el sentimiento de frustración que produce el confinamiento a una realidad social en la que han desaparecido los valores que han animado a la humanidad para continuar su curso en el proceso que permitirá tomar el cielo por asalto.
El 12 de febrero más que el fetiche patriotero del día de la juventud, los muchachos convocaron, al margen de la acción de cualquier letrina política, su marcha para reclamar la liberación de un grupo de estudiantes detenidos en el Estado de Táchira, confinados en centros de reclusión de alta peligrosidad, con un expediente que los calificaba como terroristas; una muestra de la escalada represiva que el socialismo bolivariano del siglo XXI ha venido desatando contra las protestas que a lo largo del 2013 han ido tomando cuerpo en todo el territorio nacional, incorporando, de manera desarticulada, diferentes sectores del campo laboral y en particular a los trabajadores de las empresas básicas[1] (Sidor, Venalum, Alcasa, Ferrominera, Bauxilum, etc. ) y últimamente a obreros petroleros en la planta petrolera de Jóse, que han sido detenidos con el expediente de traidores a la patria. El calificativo de traidores, terroristas, apátridas, pitiyanquis, agentes del imperio, el chavismo y sus sicarios de los colectivos lo han usado indiscriminadamente contra cualquier manifestación de descontento o lucha reivindicativa que desarrollen los trabajadores, no solamente contra los estudiantes.
El 12/02/14 los jóvenes que protestaban quedaron atrapados en la línea de fuego y el campo minado que el chavismo y la oposición capitalista (MUD, Leopoldo López, y la izquierda, desertora del estalinismo, alineada hoy con la derecha)[1], en una división del trabajo no concertada, han creado para esterilizar la protesta, desviándola de los derroteros que la puedan conducir a un encuentro con los sectores proletarios que están del mismo lado de la barricada que los estudiantes y que pueden aportar la organización política y la direccionalidad capaz de contener la oleada represiva y explotadora del estado bolivariano capitalista. El régimen teme el carácter detonante que tienen las luchas protagonizadas por los jóvenes proletarios y los movimientos estudiantiles; conocen por experiencias recientes y particularmente las del 2007, la capacidad y la fortaleza expansiva que tienen esas movilizaciones, que representan el peligro potencial de arrastrar tras de sí todo el descontento y las frustraciones de una población abatida por la lluvia de mistificaciones que a cántaros ha dejado caer el oficialismo sobre ella.
En el 2007 el movimiento de protestas fue empujado al terreno estéril de la defensa de un canal de televisión (RCTV), escenario en el que estaban en disputa dos visiones del capitalismo; al final todo el movimiento quedó reducido a una caricatura en la que el rol principal fue asumido por la frivolidad propia de los artistas de los medios. Al final de la jornada del 12/02/14 el oficialismo tras criminalizar con la jerga de costumbre al movimiento de protesta de los jóvenes, propuso el escenario al que intentará, con el trabajo propio de la oposición, arrastrar al movimiento para esterilizarlo: el Ministerio Público solicitó la emisión de boleta de captura contra Leopoldo López y amenazó con quitar la inmunidad a la parlamentaria opositora Corina Machado bajo los cargos de asociación para delinquir y la comisión de homicidios, al señalárseles como los convocantes de la marcha de los jóvenes.
Ni Leopoldo ni Corina convocaron movilización alguna, y su presencia fugaz en la manifestación se redujo a hacer su calistenia de oratoria capitalista en un intento por cabalgar sobre la combatividad de los jóvenes; pero en el mismísimo momento en que la canalla chavista en su arremetida sangrienta contra los manifestantes se desató en la acción combinada de los colectivos de la muerte, la Guardia Nacional Bolivariana (GNB) y la Policía Nacional Bolivariana (PNB), se esfumaron, no se les vio mas, ni a ellos ni a los otros capitostes de la MUD. La penosa tarea de enfrentar la represión del Estado bolivariano capitalista en las barricadas y recoger a sus muertos la asumen los jóvenes. Los defensores del capitalismo de la MUD al igual que los de la dirigencia chavista se reservan para sí el protagonismo altisonante en los medios.
El movimiento de protestas del presente momento no puede repetir los errores del 2007, plantear su lucha en un terreno que no le es propio es dejarse caer por el barranco de la frustración y la derrota. El ambiente natural en el que la protesta juvenil actual se robustecerá lo constituye la conexión con los sectores sociales que a lo largo de 2013 se han mantenido en pie de lucha contra la ofensiva del Estado bolivariano capitalista, que no han podido generalizarse por no poseer la capacidad expansiva que posee el movimiento juvenil de protestas. Esos sectores contienen en germen el contenido revolucionario capaz de fecundar al actual movimiento de protestas facultándolo para la construcción de una firme plataforma política y organizacional que lo convierta en un bastión de clase con la fortaleza para derrumbar este modelo capitalista putrefacto que el chavismo y sus secuaces pretenden mantener en pie. Esos sectores son los obreros de las empresas básicas, ubicados en la zona de Guayana, los petroleros esparcidos por todo el territorio nacional y los trabajadores del sector público que están rompiendo las amarras con las que el sindicalismo los ató al chavismo. Ese es el campo donde se puede librar la mejor batalla.
H.S., 18/02/14
[1] Ver artículo “El Legado de Chávez: Un proyecto de defensa del capital. Un gran engaño para las masas empobrecidas”. https://es.internationalism.org/en/node/3694 [866] . Para una visión general consultar nuestras Tesis sobre la Descomposición /revista-internacional/200510/223/la-descomposicion-fase-ultima-de-la-decadencia-del-capitalismo [13]
[2] Ver artículo “Movimiento estudiantes en Venezuela: los jóvenes intentan salir de la trampa de la polarización chavismo – oposición”. /cci-online/200707/1938/movimiento-estudiantes-en-venezuela-los-jovenes-intentan-salir-de-la-trampa-d [867]
[3] Para un balance de estos movimientos ver nuestra hoja internacional De la indignación a la esperanza, https://es.internationalism.org/node/3349 [597]
A continuación publicamos un texto en torno a los sucesos que se viven en el estado mexicano de Michoacán (al occidente del país) y en otras regiones del sur, que aporta nuevos elementos a los ya expuestos en la más reciente publicación de Revolución Mundial.
A la vez que la burguesía en México arrecia sus ataques sobre las condiciones de vida del proletariado por la vía de las llamadas pomposamente reformas estructurales (hacendaria, laboral, laboral-educativa, financiera) el tejido social se desmorona como un efecto, ese si orgánico, del deterioro del sistema capitalista a nivel mundial. Aunque las instituciones burguesas como el FMI hacen entusiastas proyecciones rosas sobre el futuro crecimiento del PIB mundial para este año (3.7% este año, 0,1 puntos más que lo previsto en octubre pasado) la realidad mundial muestra un escenario de crisis social rampante en todos los países, donde el hambre, las guerras, el deterioro ambiental y el desempleo supuran cada vez más monstruosos sufrimientos para las clases no explotadoras.
Y como una ilustración cruda de esa descomposición social generalizada, tal como nuestra prensa lo manifestó en RM N° 137, los grupos de autodefensa en las regiones tiranizadas por los cárteles de la droga, son un ejemplo de como la barbarie capitalista va gangrenando la estructura social.(1)
De manera concurrente, varias voces desde la izquierda del capital han venido insistiendo en considerar a estos grupos de autodefensa y a las ya existentes policías comunitarias desde hace mucho tiempo en Guerrero y en Oaxaca, no solo como una lucha popular que debería ser secundada por todas las fuerzas "progresistas" del país sino incluso han llegado a presentarlos como la punta de lanza de una revolución popular que acabará con la presente administración del Estado e instaurar, según su florida fantasía y perturbada visión, un socialismo de no se sabe qué tipo.
En medio del caos y la descomposición social, las fuerzas del Estado burgués, con toda la fauna izquierdista incluida, han enfilado sus baterías en la difusión de infinidad de mentiras e historietas de héroes y villanos que ha generado una considerable confusión entre los trabajadores, especialmente entre los más jóvenes, quienes al ver nulificadas sus perspectivas laborales y personales son más susceptibles a asirse -en su desesperación- a este tipo de trampas ideológicas con las que la burguesía va nublando la conciencia del proletariado.
La lucha de las “autodefensas” -por más justificada que se encuentre motivada en la indignación contra las bandas de criminales o la voracidad capitalista en general- NO ES una lucha de la clase trabajadora. Es una de las manifestaciones de las pugnas entre fracciones burguesas bajo la forma crimen organizado, el Estado y los grupos de autodefensa cuya composición es interclasista y en la cual predominan campesinos con propiedades de todas magnitudes, comerciantes, burguesía agrícola y minera, dueños de aserraderos, pequeña burguesía de las cabeceras municipales, etc. Asimismo, entre las filas de los Caballeros Templarios (cartel al que combaten las autodefensas) hay una gran cantidad de lumpenproletarios quienes ante las nulas perspectivas económicas y sus propias características sociales como clase se ven arrastradas hacia el narcotráfico y el sicariato como medio de sobrevivencia. A su vez, la gran mayoría de los campesinos que se integran a la lucha como carne de cañón lo hacen en función de la defensa de su menguante propiedad y de la “restauración el estado de derecho”.
Vale aquí recordar las palabras del propio Dr. Mireles (2), una de las cabezas visibles del movimiento y que en el pasado no muy lejano fue parte del gobierno estatal bajo las órdenes de Cuauhtémoc Cárdenas -conocido mesías trunco de la izquierda del capital-. Mireles señala que fue hasta que los narcotraficantes comenzaron a expoliar abiertamente a la población más fuerte económicamente de la región -comerciantes, ganaderos, agricultores en gran escala- que el descontento cuajó en organización.
En cuanto al argumento que ubica al movimiento de las autodefensas, las guardias y policías comunitarios como preludio de una insurrección popular, esta línea de pensamiento corresponde abiertamente a la ideología de izquierda del capital que ve en las armas, en el “pueblo armado”, una potencialidad revolucionaria en si misma escondiendo mañosamente el necesario carácter masivo y consiente de la revolución proletaria. Además todos los programas o simples consignas de este movimiento responden a una dinámica local cuando la revolución que se plantea transformar el mundo, la revolución comunista mundial, tiene necesariamente una dimensión internacional.
Esto se constata cuando se revisan las declaraciones de los diversos grupos en cuestión, que apelan indistintamente a la legalidad burguesa. Mientras unos hacen un llamado a que el Estado les ayude a restablecer el imperio de la Ley y la salvaguarda de la propiedad privada, otros han expresado también en reiteradas ocasiones el mismo respeto a la propiedad privada, al ejército, a la policía, al gobernador del estado y al presidente de la República.. Es decir, ¡respeto al capital!
Los que ven una revolución en un tiroteo son los mismos que en una expropiación de medios de producción por parte del Estado festinan un avance en la emancipación de los explotados cuando no la consumación de de un proyecto socialista al puro estilo estalinista. (3) Todos terminan coincidiendo con la burguesía en la “urgente” necesidad de fortalecer las instituciones y la democracia, combatiendo “la corrupción” y “la injusticia”, y se revuelcan en sus discursos apologéticos de la patria y la unidad nacional. El Estado, sobra decir, es el instrumento de la burguesía para la protección de sus intereses, nunca será el salvador del proletariado, sino su más eficiente verdugo.
Así pues, el movimiento de las autodefensas no es un campo en el que el proletariado deba involucrarse. La clase obrera es una de las principales víctimas de este enfrentamiento -no solo por ser quien más sufre el quebranto económico de la región por la guerra o al ser masacrados y violados por los narcotraficantes- (4) sino que a nivel ideológico se arrastra a los trabajadores a la defensa de la pequeña y mediana propiedad y de los intereses económicos de las facciones burguesas enfrentadas, convirtiéndola en carne de cañón.
Muchos trabajadores de las huertas limoneras y aguacateras, de los aserraderos y comercios han sido armados por los patrones para integrarlos a los combates, incluso, muchos trabajadores provenientes de los Estados Unidos se han sumado a las filas de las autodefensas. (5).
Reconocemos que el descontento de la gente ve en las guardias comunitarias una opción para rebelarse contra una situación cada vez peor de mayores ataques a sus condiciones de vida que amenazan incluso la propia existencia. Pero hay que decirlo: la configuración en el caso michoacano está estrechamente ligada a la disputa no solo por la producción, trasiego y venta de drogas, sino también por el control de recursos mineros, hidrológicos, producción agropecuaria de alta rentabilidad e incluso por el manejo aduanal del Puerto de Lázaro Cárdenas. Por ello resulta en un suicidio para la lucha obrera tomar las armas para cambiar al señor de la guerra de turno por otro peor o igual, lícito o ilícito. Y no es por un mero pacifismo irreflexivo que lo planteamos, pues creemos en el necesario uso de la violencia revolucionaria para anteponerla a la que la burguesía impone a toda la sociedad y como un recurso para destruir así a su Estado.
La opción real del proletariado es la lucha organizada por sus propios intereses de clase. Solo el proletariado puede acabar con la rapiña de la burguesía entera, tanto de aquellos capitalistas que se mueven en la "legalidad" como de aquellos que se encuentran dentro del marco de la Ley, su Ley. Todos los grupos burgueses viven de la sangre del proletariado.
Rechazamos asimismo el veneno ideológico que proclama la necesidad de establecer un poder ciudadano, que respete el Estado de Derecho, siendo el derecho de propiedad el que está por encima de todos; y seguimos declarando la vigencia de la consigna marxista que proclama la destrucción del capitalismo ya que:
Los proletarios nada tienen que perder salvo sus cadenas. Tienen en cambio un mundo que ganar.
¡Proletarios de todos los países, uníos!
Rc y Br
(1) https://es.internationalism.org/revolucionmundial/201312/3970/solo-miser... [869]
(2) https://www.youtube.com/watch?v=R5RafZpdH2E [870]
(3) Y también tiene un equivalente en el discurso zapatista que en su rebelión armada se amparaba en los preceptos de la Constitución de 1917. Ver la Primera Declaración de la Selva Lacandona.
(4)https://lavoztx.com/news/2013/may/22/cartel-controla-michoacan-autodefen... [871]
(5) https://www.quadratin.com.mx/principal/Retornan-migrantes-para-sumarse-l... [872]
Recientemente hubo un programa de TV dirigido por el Señor Évole en el cual participaron personajillos de la política, la prensa y hasta del cine español –el inefable Señor Garci–. En el programa se daba como idea inicial que el golpe de Estado del 23 de febrero de 1981 –el famoso “23 F” – había sido en realidad un montaje cinematográfico.
Tras la comedia que llegó a “convencer” a muchos telespectadores, los protagonistas con el Señor Évole a la cabeza dijeron que el programa era falso, que todo era un hábil montaje.
Cabe reconocer la sutileza del programa que primero hace creer que el 23 F resultó ser una tomadura de pelo para darle eco a la sospecha de muchos trabajadores sobre la Democracia que la ven como un enorme montaje que encubre un sistema de explotación y de engaño, para luego decirles que no, que la cosa fue en serio. Es una hábil forma de exorcizar ese “mal pensamiento”.
Por nuestra parte, publicamos aquí unas Tesis que hicimos a raíz del golpe y que fue el producto de una reunión de nuestra sección con participación internacional[1].
Lo más importante de las Tesis es la denuncia del envoltorio democrático del Estado capitalista.
El Estado es un órgano que siempre está el servicio de la minoría explotadora y dominante, es decir, está al servicio del capital. El esqueleto del Estado lo forman la burocracia, el ejército, la policía, las cárceles, los tribunales…, una monstruosa máquina autoritaria, excluyente y represiva. El ropaje democrático con sus atractivas telas de derechos, libertades, partidos, sindicatos, etc., no es sino la forma de encubrir el verdadero y repugnante rostro del Estado, para permitirle manipularnos y dividirnos y hacernos tragar su aceite de ricino de despidos, recortes, etc., so pretexto de que “para eso los hemos votado”.
Las Tesis inciden en un segundo elemento: el maquiavelismo de la burguesía. La dominación feudal se basaba en el terror grotesco y directo de una violencia sádica acompañada por el terror que añadía la Iglesia de “condenar al eterno fuego del infierno” a los “malos siervos”. Ese sistema no es válido para el capitalismo, una sociedad en constante transformación y basado en la explotación de una clase mundial que puede alcanzar una conciencia revolucionaria, el proletariado. Se necesita que el esqueleto estatal que se basa en un terror aún más refinado y bárbaro que el del Estado feudal, se vea encubierto constantemente por maniobras políticas, operaciones de engaño y diversión, la manipulación y el lavado del cerebro, la ocultación –en suma– de las verdaderas intenciones de la clase dominante.
Mientras el señor feudal proclamaba descaradamente que la explotación de los siervos era para satisfacer sus lujos y placeres egoístas, la burguesía presenta sus ambiciones siempre en nombre de los más bellos ideales y del interés de todos los ciudadanos. La reforma laboral se hace para “crear empleo”, los recortes para “garantizar el Estado del bienestar”, la bajada de los salarios para “hacer viable la empresa”, la guerra para “salvaguardar la paz”, la represión para “dar seguridad”… Los capitalistas y sus gobernantes –tanto de derecha como de izquierda– se nos presentan como los campeones de la bondad, la cultura, el humanismo, el bienestar… si hiciéramos caso a su palabrería podríamos pensar que con tanto empeño por hacer el bien no les queda tiempo para ocuparse de sus intereses de clase… Como denuncia El Manifiesto Comunista: “Todo el socialismo de la burguesía se reduce, en efecto, a una tesis y es que los burgueses lo son y deben seguir siéndolo... en interés de la clase trabajadora”[2]
La burguesía es la clase más cínica e hipócrita de la historia. Esto le lleva a manipular sus propios conflictos internos, sus contradicciones crecientes, para utilizarlas con objeto de engañar y dividir al proletariado, la clase que históricamente tiene la capacidad de acabar con la barbarie capitalista. Los antagonismos reales entre sus fracciones de derecha y sus fracciones de izquierda son empleados para dar lustre a los “progresistas” de la izquierda y hacer que les sigamos votando[3].
En la famosa “transición del franquismo a la democracia”, la existencia de un sector nostálgico del franquismo fue aprovechada para dejarle hacer, estimularle incluso a través de personajes equívocos como Armada o Cortina, y de esa manera llevarle a una intentona golpista (la del 23 F) que estaba perdida de antemano pero que fue convenientemente utilizada para asustar al personal con el miedo a una “vuelta a la dictadura”, para hacerle cerrar filas en torno a la “democracia amenazada” y para darle un pedigrí democrático a la derecha que en su mayoría estuvo pringada en la barbarie franquista. Fue una clara operación de maquiavelismo político y, en cierto sentido, resultó ser una enorme farsa.
No tuvo necesidad la burguesía española de organizar una película de ficción –como el montaje del Señor Évole–, le bastó con dejar hacer y aprovechar las andanzas de Tejero y Milans para realizar una espectacular retransmisión televisiva con la que logró asustar a numerosos trabajadores.
Las Tesis tienen algunos errores de perspectiva sobre los que ahora no podemos entrar pero su análisis es absolutamente justo y nos reivindicamos enteramente del mismo.
I. Con la perspectiva que nos dan los dos meses transcurridos podemos afirmar rotundamente que el golpe del 23 de febrero ha sido una representación teatral organizada por la burguesía española para arreglar sus conflictos internos y atacar mejor al proletariado.
II. Como hemos demostrado en numerosos textos [4] el proletariado mundial se ha convertido en el único obstáculo contra el curso del capital hacia una tercera guerra mundial imperialista, abriendo la posibilidad de un curso hacia la revolución mundial que libere a la humanidad de la pesadilla de catástrofes, calamidades y miserias que le ha causado y pretende causarle el capitalismo.
El principal problema que hoy tienen todas las burguesías del mundo es cómo reducir al silencio y aplastar definitivamente al proletariado. La historia ha demostrado, y la realidad actual vuelve a confirmarlo, que el mejor método que tiene la burguesía para alcanzar ese objetivo es la democracia, ya que esta le permite:
Por todo lo anterior la burguesía mundial, y en particular la del bloque occidental, lleva regalando generosamente a los pueblos, “libertades” y “derechos humanos”, organizando desde la Casa Blanca las “democratizaciones” de España, Portugal, Grecia, Perú, Ecuador, China… y haciendo que franquistas de toda la vida cambien la camisa azul por el traje democrático y que personajes que han hecho su carrera en los pasillos del franquismo (Suárez, Juan Carlos o Calvo Sotelo), encabecen hoy el Estado democrático que “disfrutamos”.
La historia ha demostrado una y mil veces que es mediante la “democracia más avanzada” como el capital hace frente a las movilizaciones más radicales de los obreros contra la explotación y la represión:
En Rusia 1917 fue la “democracia radical” de mencheviques, cadetes y social-revolucionarios el último recurso de la burguesía contra los obreros revolucionarios.
En la Revolución Proletaria Alemana fue la súper-democrática República de Weimar la que con la Socialdemocracia a la cabeza ahogó en un baño de sangre el intento revolucionario de los trabajadores.
En España 1931-36 fue la República de Azaña, Largo Caballero y Negrín la que, proclamándose de “los trabajadores”, aplastó bestialmente las insurrecciones obreras de Sevilla, Casas Viejas, Alto Llobregat, Asturias…
No podemos olvidar ni dejarnos engañar. Es mediante la democracia como el Capital nos quiere meter una situación de derrota total, miseria extrema y sumisión absoluta que abra de par en par las puertas de una III Guerra Mundial.
III. La burguesía española no es una excepción dentro del capitalismo mundial: como el resto de sus cofrades utiliza la democracia para enfrentar al proletariado y hacerle pagar con sangre sudor y lágrimas la crisis total de la economía.
La oleada de luchas obreras de 1971-76 pudo frenarla gracias precisamente a la gran maniobra de la “democratización” del Estado que otorgando los trabajadores el regalo envenenado de las “libertades”, los partidos “obreros”, los sindicatos “de clase”, las autonomías y demás pamplinas, pudo dividirlos, desviarlos de su terreno de clase, llenarlos de ilusiones que jamás se han cumplido y desorientarlos totalmente.
Y hoy la democracia, tanto como instrumento de unión de la burguesía como plataforma de ataque contra el proletariado, sigue siendo la mejor arma que tiene el capital para llevarnos al atolladero de la derrota, la miseria y el sacrificio. Primero porque permite un reparto de faenas entre la izquierda y la derecha para mejor atacar a los obreros y segundo porque enmascarar el incansable reforzamiento de la represión y la interminable orgía de despidos y austeridad.
Por ello, la burguesía española sigue en su táctica de emplear al “democracia” como método de dominación y el golpe del 23-F no cambia en manera alguna esa orientación fundamental ni significa que sectores hegemónicos de ella estén divididos o tengan dudas sobre esa orientación, sino que es, en sustancia, como decíamos al principio, una gigantesca mascarada destinada a suscitar el apoyo de los obreros y de toda la población a la “democracia” y engañarles haciéndoles creer que el ataque contra su existencia viene de los golpistas, cuando en realidad viene y seguirá viniendo de los “demócratas” que desde el gobierno y la oposición son hoy el eje del estado burgués.
IV. ¿Quiere decir lo anterior que Tejero, Milans del Bosch o Armada eran simples marionetas dispuestos a representar el papel de malos de la película? ¡En manera alguna! Los golpistas actuaban a conciencia y pretendían llegar a un gobierno militar. Ahora bien, constituían un a fracción minoritaria y sin fuerza suficiente dentro de la burguesía española. Por esta razón, los sectores dominantes de ésta les dejaron hacer, manteniéndoles bajo control, para que cumplieran un papel en la farsa.
El Gobierno, los servicios de información y la policía, sabían de sobra que Milans del Bosch y cía. tramaban un golpe, su táctica fue dejarles avanzar, impidiendo al mismo tiempo que tuvieran toda posibilidad de éxito, para que su acción sirviera al objetivo de asustar al personal y reunir una adhesión masiva en torno al Estado democrático “amenazado”.
En realidad los golpistas actuaron en el terreno que le interesaba al estado democrático y no en el terreno donde pudieran haberlo puesto en peligro. No fueron a ocupar la Moncloa, ni la Zarzuela, ni los Ministerios, ni el Estado mayor, ni las comunicaciones –donde están los verdaderos centros del poder burgués–, sino que fueron al parlamento donde únicamente están los payasos que conscientemente sirven de tapadera a lo que se cuece en las alturas del poder. En el fondo, su acción se redujo a un siniestro espectáculo de terror e intimidación, convenientemente retransmitido por Radio y TV, para buscar el efecto ideológico que perseguía la burguesía.
V. No será la primera vez, ni será la última, que la burguesía recurra a estos montajes espectaculares, que en ocasiones suelen costar un alto precio en vidas humanas, para lograr sus objetivos:
La “democracia” en España se ha ido montando pieza a pieza a través de una interminable orquestación de atentados fascistas o acciones “terroristas” que curiosamente solo han servido para consolidar la democracia dándole una imagen de “víctima” que suscitase a su alrededor el apoyo de los explotados: matanza de Atocha, atentados del Grapo, operación Galaxia…
VI. Pero, ¿por qué la burguesía española ha montado el espectáculo del golpe, el cual, a pesar de su rentabilidad política e ideológica, comportaba sin embargo graves riesgos de desestabilización y descrédito?
La burguesía española, a pesar del éxito momentáneo que ha obtenido quebrando temporalmente el impulso combatiente del proletariado, está metida en una crisis económica y política cada vez más profunda.
Dada su posición de debilidad en el mercado mundial y su absoluta carencia de unas políticas exterior y militar mínimamente coherentes, no puede rentabilizar hoy por hoy los brutales ataques que está lanzando sin descanso contra el proletariado. Esto ocasiona el progresivo debilitamiento de las bases que cimientan la unidad de sus distintas fracciones, provocando la intensificación de las presiones de sus sectores más periféricos y menos adaptados a sus objetivos de conjunto, de las cuales son expresión el terrorismo “separatista” de ETA y la resistencia encarnizada que desde el Ejército, la policía o la administración oponen los elementos franquistas heredados del “antiguo régimen”.
El montaje del golpe de Estado viene a ser una tentativa de solución, al menos provisional, a esa crisis.
Esa crisis se manifiesta, en primer lugar, por una debilidad muy fuerte, tanto de la Derecha (UCD) como de la Izquierda (PCE, PSOE) para acoplarse a la orientación política fundamental de la burguesía mundial: izquierda a la oposición/derecha al poder. Ni UCD ni PSOE ni PCE, por todas las debilidades que arrastra la burguesía española y por sus propios fallos internos, han podido ponerse en su sitio a pesar de los esfuerzos que vienen haciendo desde 1979, siguiendo demasiado atados a la política del consenso, la componenda y el pacto, que si bien fue eficaz en los tiempos de la “transición democrática”, hoy resulta totalmente contraproducente.
El golpe de estado es un intento de empujar esa necesaria delimitación de campos entre derecha e izquierda. En realidad, ha servido para vencer las resistencias de los partidos de la derecha a otorgar la confianza al gobierno Calvo Sotelo (débil e incoherente pero el único posible en las circunstancias actuales) y a cerrar el camino a las ilusiones de coalición “alternativa de poder”, “concentración nacional”, etc., que todavía alimentan PSOE y PCE.
Por otra parte el golpe sirve para configurar una derecha dura y fuerte pero “inequívocamente constitucional y democrática” al estilo de Reagan y Thatcher, que es la única que le sirve hoy al capital. La derecha española (tanto en UCD como en Alianza Popular) tiene todavía demasiados residuos “anti-democráticos” heredados del franquismo por lo que necesitaba una limpieza de fachada que le proporcionara una absoluta pureza “democrática”. El golpe se la ha otorgado permitiendo a Suárez, Rosón, Laína , Calvo Sotelo, etc., pasar como “héroes de la democracia” que no tienen “nada que ver” con los golpistas. Además, Camacho, abrazando efusivamente a Fraga en la manifestación del 27, le ha concedido el diploma de “demócrata libre de toda sospecha”. Finalmente, a pesar de todas las apariencias, el golpe ha permitido reducir las posiciones de poder de las fracciones más ultras.
Sin embargo, el principal resultado del golpe ha sido dar a la democracia española, “joven y amenazada” una imagen que suscitara la adhesión de toda la población. Tal imagen, cocinada con los ingredientes de que es “víctima de peligrosas conspiraciones” y de que “a pesar de sus muchos defectos es preferible a una vuelta atrás”, le hacía falta al “nuevo” Estado democrático porque la masiva abstención ante sus elecciones y su constante desmitificación por la realidad de los hechos (medidas represivas ilimitadas, aumento escalofriante del paro y la miserias…) le hacía perder su poder de engaño y control sobre los explotados. Por eso, el “susto” de la noche del 23-F le ha venido de perlas para reanimar su impacto social.
VII. A fin de cuentas, el objetivo fundamental del golpe ha sido la mistificación sistemática del proletariado español porque está proporcionando una plataforma:
Con semejante arsenal podemos afirmar que hoy el Estado Burgués cuenta con un aparato de represión y terror muy superior en medios, organización y eficacia al que existía en tiempos del franquismo. ¡Y lo están montando en “defensa de la democracia”, para “impedir una involución fascista”!
VIII. Ahora bien, el resultado del golpe que más consecuencias va a tener en el ataque burgués contra el proletariado, es que va a consolidar el esquema: Izquierda a la oposición/ Derecha al poder, en España
En UCD, va ganando terreno poco a poco, la política de atacar a fondo a los trabajadores sin servidumbres de pactos ni consensos y de organizar sin miedo un Estado autoritario aunque “escrupulosamente fiel a los principios democráticos”.
Mientras que PSOE y PCE se apartan definitivamente del consenso, que los desacreditaba ante los trabajadores demasiado claramente y pasan a una política de “oposición” consistente en “lamentarse” de las medidas del gobierno, proponer falsas alternativas que sólo sirven para confundir a los obreros y enredarlos en falsos métodos de lucha que acaban desmovilizándolos y agotándolos.
El desarrollo consecuente de este esquema por parte de la burguesía es hoy el principal peligro para el proletariado porque permite atacarlo y reprimirlo bestialmente pero engañándolo e inmovilizándolo al mismo tiempo para impedir que pueda defenderse.
IX. Si hoy la burguesía de todos lo países multiplica hasta el paroxismo sus ataques económicos, políticos y represivos contra nuestra vida es porque la crisis de su sistema de explotación hace que no tenga nada que ofrecernos excepto paro, miseria y guerra.
Pero si organiza este ataque rodeándolo del celofán engañosos de la “democracia” y metiéndonos el Caballo de Troya de la izquierda en la oposición es porque sabe mejor que muchos proletarios, que en nuestras filas están madurando las condiciones de un estallido de luchas masivas, que siguiendo el ejemplo de los obreros polacos y agrandando la brecha por ellos abierta, inicia un curso hacia la revolución mundial.
Históricamente, la burguesía es más débil de lo que a primera vista parece, su régimen de explotación tiembla bajo los efectos de una crisis cada vez más devastadora, sus contradicciones se profundizan irremediablemente originando el caos y la violencia más extremos, su capacidad de gobernar es permanentemente saboteada por su decadencia económica, política y moral. En realidad su única tabla de salvación es la condición y la división de quien puede y debe ser su sepulturero: el proletariado. La democracia, la izquierda a la oposición, el Nacionalismo, el “antifascismo” etc. son otras tantas trampas que emplea el Capital en crisis para engañar, dividir y derrotar al proletariado y proporcionar un nuevo balón de oxígeno que le permita seguir imponiendo su yugo de guerra y barbarie.
¡Contra la democracia y contra el fascismo! ¡Contra todas las formas bajo las que se disfraza la exploración y la opresión capitalistas!
¡Contra todas las fracciones de la burguesía, sean éstas de extrema derecha, derecha, izquierda o extrema izquierda!
¡Por la defensa intransigente de los intereses obreros, contra el paro, la austeridad y la represión!
¡Por la lucha masiva y general de todos los trabajadores siguiendo el ejemplo de Polonia!
¡Por la revolución proletaria mundial!
CCI, 18-4-1981
[1] Acción Proletaria nº 37, mayo-junio 1981.
[3] Un ejemplo entre muchos es el “error” del Gobierno Rajoy de lanzar una nueva ley sobre el aborto que ellos mismos pretenden “dejar en el congelador” para permitirle al PSOE y a IU dar un poquito de lustre a su blasón que está enormemente desgastado por su descarada complicidad en todos los ataques y recortes.
[4] Ver en este mismo AP: “Polonia: balance y perspectivas”.
La independencia no se tradujo en la constitución de México como nación ni en el surgimiento de un Estado nacional centralizado y eficiente; por el contrario, la vida ‘independiente' se inicia con grandes dificultades por lo que la implantación del capitalismo fue lenta, difícil y sangrienta. La guerra de 1810 redujo la agricultura y ganadería a la mitad, la minería a una tercera parte y dañó seriamente la naciente industria.
Como vimos en los artículos anteriores de esta serie (RM 114), la historia de México, como la de cualquier región debe ser analizada considerando la situación mundial en la que está enmarcada. No es una historia aislada producto de un puñado de hombres de mentes brillantes y corazones valientes, como dice la burguesía, sino el producto de la lucha de clases. La guerra de independencia en la Nueva España se sitúa en el periodo en el que el capitalismo se expandía por todo el globo y con todas sus especificidades y diferencias con respecto al desarrollo del capitalismo en otras regiones, significó el intento de la burguesía local naciente por deshacerse del obstáculo que el colonialismo imponía al desarrollo de las fuerzas productivas en la Nueva España (2/3 de las ganancias en la colonia y el 95% de la plata extraída se dirigían a la Corona). "La historia de las décadas de guerras coloniales, que se prolonga durante todo el siglo XIX; levantamientos contra Francia, Italia, Inglaterra, y Alemania en África; contra Francia, Inglaterra, Holanda y los Estados Unidos en Asia; contra España y Francia en América, es la larga y tenaz resistencia de las viejas sociedades autóctonas contra su exterminio y proletarización a manos del moderno capital, lucha de la que finalmente surge el capital como vencedor en todas partes."[1]
La independencia no se tradujo en la constitución de México como nación ni en el surgimiento de un Estado nacional centralizado y eficiente; por el contrario, la vida ‘independiente' se inicia con grandes dificultades por lo que la implantación del capitalismo fue lenta, difícil y sangrienta. La guerra de 1810 redujo la agricultura y ganadería a la mitad, la minería a una tercera parte y dañó seriamente la naciente industria. El país tenía una deuda exorbitante y los canales comerciales estaban bloqueados o arruinaban las manufacturas existentes, incapaces de competir con las inglesas. Los comerciantes hispanos que financiaban el desarrollo económico huyeron con sus capitales y la iglesia también envió a España su riqueza líquida. Además, quedaban en pie modos de producción precapitalistas como el señorial (la hacienda) y el de las comunidades indígenas.
Había una extrema fragmentación del poder, de la sociedad y de la economía. Se había roto con la dominación de la Corona Española pero no se habían destruido sus cimientos: clero, aristocracia virreinal y despotismo tributario (comunidades indígenas con producción apenas suficiente para cubrir su alimentación y el pago de tributo por su existencia). Esto junto con el gran desempleo entre las capas explotadas hacía que el control del nuevo Estado fuera ineficaz en sus inicios. En los primeros dos tercios del siglo XIX, más de 50 administraciones trataron de dirigir al país y con frecuencia existían varios gobiernos simultáneamente con su cauda de rebeliones, cuartelazos o golpes de Estado. Desde la consumación de la independencia hasta la restauración de la república, los gobiernos de México expresaron la pugna por el poder producto de la polarización de dos grupos fundamentales: los conservadores -iglesia, terratenientes y burgueses de la región central- que contaban con el apoyo de Europa, especialmente Inglaterra, y que buscaban la implantación de una república centralizada dirigida por los militares y el otro grupo formado por los liberales - burgueses hacendados del norte y sur- que buscaban una república federal y democrática que limitara el poder y los privilegios de los terratenientes, la iglesia y el ejército y que recibían eventualmente el apoyo de los Estados Unidos.
En el plano exterior, las amenazas de invasiones extranjeras para adueñarse de territorios -una característica de la expansión capitalista- estuvieron presentes desde la misma guerra de independencia. En 1819 España tuvo que ceder a los Estados Unidos La Florida y en 1823 con la ‘Doctrina Monroe', EEUU plantea su decisión de poner a América Latina bajo su influencia exclusiva. Desde luego también estuvieron presentes la coerción comercial con el crédito e inversiones directas de diferentes países.
La burguesía nacional naciente tendría que abrirse camino venciendo este cúmulo de dificultades por medio de su herramienta característica de clase: la violencia de las armas. "El capital no tiene, para la cuestión, más solución que la violencia, que constituye un método constante de acumulación de capital en el proceso histórico, no sólo en su génesis, sino en todo el tiempo, hasta el día de hoy."[2]. De 1821 a 1870 hay choques brutales y sucesivos entre los que pretenden la transformación económico-social y la reacción conservadora. Así que las idílicas luchas de Reforma, en realidad, ejercieron la fuerza de las armas para llevar a cabo sus objetivos y fueron las clases y capas explotadas (esclavos, jornaleros y comunidades indígenas) quienes sufrieron la peor parte siendo despojados de sus tierras y aniquilados en el despojo o en las confrontaciones entre las clases explotadoras que se oponían.
Los primeros gobiernos de México acudieron a la deuda pública interna y externa y a los impuestos sobre productos de importación y exportación para obtener recursos para su desarrollo. En 1833 el gobierno liberal intentó, por primera vez la incautación de los bienes del clero y limitar su poder pero los liberales fueron derrocados por el ejército ésta y otras veces más. A pesar de este desorden político, para 1842 ya había 57 fábricas de hilados y tejidos en el país.
Mientras tanto, intervenciones y presiones constantes lograron la anexión de Texas a los EEUU en 1846. En 1847 Estados Unidos declaró la guerra a México que le costó a éste 50 000 muertos y la pérdida de más de la mitad del territorio. Respecto a esto, Engels, que con Marx se alegraban del avance del capitalismo porque iba poniendo las bases para la revolución comunista, escribe: "...hemos presenciado la conquista de México, la que nos ha complacido. Constituye un progreso... que un país...desgarrado por perpetuas guerras civiles e impedido de todo desarrollo... sea lanzado por la violencia al movimiento histórico. Es en interés de su propio desarrollo que México estará en el futuro bajo la tutela de los Estados Unidos...".[3] Más tarde subrayaba la importancia del progreso logrado por este país: ¿Acaso es una desgracia...que los enérgicos yankis... aumenten los medios de circulación, concentren en la costa... una densa población y un activo comercio, creen ciudades, establezcan líneas de barcos de vapor, tiendan un ferrocarril desde Nueva York a San Francisco, abran en realidad por primera vez el Océano Pacífico a la civilización y, por tercera vez en la historia, impriman una nueva orientación al comercio mundial? Tal vez la ‘independencia' de algunos españoles de California y Tejas sufrirá con ello; la ‘justicia' y otros principios morales quizá sean vulnerados aquí y allá, ¿pero qué importa esto frente a tales hechos histórico-universales?[4]
En 1854, la alianza con los pequeños propietarios, campesinos pobres, y trabajadores indígenas, negros y mulatos, con Gómez Farías a la cabeza, permitió a los liberales derrocar a Santa Ana que había sido derrotado frente a Estados Unidos y que mantenía los privilegios de la vieja clase aristocrática, clero, ejército y de algunos sectores de la burguesía oligárquica. El 1º de marzo, con Ignacio Comonfort en la presidencia lanzan el Plan de Ayutla, incorporándose Juárez, Ocampo, Mata y otros liberales y ofrecen elaborar una nueva constitución que reafirme una ‘República Representativa Popular'. Esta insurrección de Ayutla, marca el fin del ‘periodo anárquico' y la concretización del primer Estado propiamente nacional en el país. En 1855 se expidió la Ley Juárez para restringir los privilegios a través de la supresión de tribunales especiales y por tanto de la ingerencia del clero y del ejército en la administración de justicia civil.
Durante este periodo, el capitalismo llega a ser el régimen económico predominante en todo el mundo. En este contexto, el grupo liberal veía la necesidad de impulsar la agricultura a través de la mediana propiedad privada capitalista por lo que en 1856 promulgan la Ley Lerdo de desamortización de la tierra y en 1857 una nueva Constitución con el decreto de separación del Estado y de la Iglesia y las libertades de propiedad, trabajo, culto, y tránsito. Esto significaba expropiar las grandes extensiones de tierra de la iglesia y de las comunidades ya que tenían una productividad muy baja o nula y permitir la compra-venta de tierras y otras mercancías, entre ellas la fuerza de trabajo que podría llegar de diferentes latitudes y creencias, y permitir su paso libre a lo largo del país. La ‘libre contratación' defendida por la Revolución Francesa y la ‘libre competencia comercial' de la economía clásica inglesa retomadas por los liberales requerían ‘igualdad y libertad'. La ‘igualdad ante la ley civil', con la separación entre la Iglesia y Estado, que reclamaba la Reforma representaba esa necesidad. Era el requisito para legalizar la explotación del trabajo ajeno, para impulsar la industria y el comercio y para imponer en el país una sola administración de justicia que la burguesía, como clase, pudiera manejar como mejor le conviniera a sus intereses. En el orden internacional, la igualdad jurídica, como nación, era la condición necesaria para integrarse al mercado mundial.
En reacción, se produjeron sublevaciones de comunidades indígenas para protestar contra el despojo brutal y sangriento de sus tierras. Los liberales, que con Benito Juárez a la cabeza -supuesto defensor de los indígenas- ponían ‘la igualdad del individuo' como principio de la sociedad, reprimieron sin piedad las rebeliones mostrando que el término ‘igualdad' según la ‘sociedad civil' significa diferenciar entre los nuevos explotadores privilegiados y los nuevos explotados tratados peor que animales. Los liberales sofocaron salvajemente las rebeliones indígenas pero no pudieron detener la reacción de la Iglesia y de los terratenientes conservadores obligados a vender sus tierras y a perder poder, con lo que se desató la guerra civil de Tres Años en 1857 a pesar de lo cual en este periodo las Leyes de Reforma cobraron rango constitucional.
La guerra civil fue aprovechada por los Estados Unidos en sus planes expansionistas. El gobierno de James Buchanan trató de negociar con los conservadores pero al fracasar, debido a los lazos de éstos con las potencias europeas, negoció con el gobierno de Juárez, presionando económica y militarmente, un tratado en el que adquiría libertad de tránsito a lo largo del país, especialmente en el Istmo de Tehuantepec, lo que le beneficiaría en el plano comercial y estratégico. Este tratado Mc Lane-Ocampo no fue ratificado por el Congreso Norteamericano por las pugnas que se desarrollaban entre sus Estados del norte y del sur, que darían lugar a la Guerra de Secesión en 1861 de la cual Marx escribe poniendo la disyuntiva del avance capitalista: "El movimiento entero se fundaba...en la cuestión de si los 20 millones de hombres libres del Norte deben seguir subordinados a una oligarquía de 300 mil dueños de esclavos; de si los enormes territorios de la república deberán convertirse en semilleros de estados libres o de la esclavitud".[5] La Gran Bretaña, por su parte, había penetrado en el país no a través de las armas, sino mediante las inversiones y el crédito desde 1824. México ya gravitaba económicamente en la órbita de Inglaterra.
La Guerra de los Tres Años culmina con el triunfo de los liberales. El Estado liberal, surgido de la revolución de Reforma, simboliza el triunfo de la "sociedad civil" o de la burguesía sobre los modos de producción anacrónicos aunque los ideales de los reformadores estuvieron lejos, en un principio, de la realidad impuesta por las condiciones imperantes. El libre cambio se vio obstaculizado por: un sistema que obtenía todavía la mayor parte de sus ingresos de los impuestos aduanales, por la depreciación de la plata que creaba proteccionismo, y por la intervención directa del Estado en ciertas ramas de la economía. La disolución de las propiedades eclesiásticas e indígenas no dio lugar a la mediana agricultura comercial capitalista, sino a la expansión de las grandes haciendas sustentadas en la explotación de un gran número de trabajadores más que en la implementación de nuevas técnicas productivas. Las formas de trabajo forzado, no desaparecieron para ser sustituidas completamente por la fuerza ‘libre' de trabajo que operara dentro de un mercado competitivo, sino que hubo un fortalecimiento de los sistemas de trabajo coercitivo en varias partes.
Sin embargo, la historia no permitía marcha atrás aunque las fuerzas reaccionarias se opusieran. El contexto internacional en que las burguesías europeas competían para expandir sus dominios, tocaron nuevamente a México. La suspensión del pago de la deuda externa, decretada por el gobierno de Juárez en 1861, proporcionó a Napoleón III el pretexto para avanzar en sus pretensiones expansionistas en América Latina donde intentaba construir un imperio para ampliar sus mercados, para detener el avance de los Estados Unidos y eliminar la influencia de Inglaterra en estos territorios. Napoleón logró involucrar a la Gran Bretaña y a España contra México exigiendo el pago de la deuda. Rivalidades surgidas entre los aliados resultaron en el retiro de las fuerzas de España e Inglaterra pero Francia con la ayuda de los conservadores, que querían recuperar el poder, logró ocupar parte del territorio mexicano y establecer una monarquía. Las necesidades de reformas eran tan evidentes, que el emperador Maximiliano de Austria no sigue una política conservadora sino liberal moderada pero el Estado mexicano aún así lucha contra la invasión. La corona resultaba muy costosa a México pero también a Francia que prefirió retirar sus tropas para preparar una confrontación contra Prusia y enfrentar protestas estudiantiles en Paris, lo que permitió que el ejército mexicano derrotara a las restantes fuerzas del emperador, quien es fusilado en 1867.
Los gobiernos de Benito Juárez (1861-72) y de Lerdo de Tejada (72-76) se caracterizaron por la instauración de un Estado fuerte y centralizado y la continuación de la re-distribución de la tierra. La "nueva era en la cual el orden positivo vendría a sustituir al orden teológico y al desorden metafísico", según el positivismo comtiano liberal, significó que el capitalismo tenía abierto el camino para su desarrollo y con él el inicio de una explotación de trabajadores cada vez más brutal, esta vez avalada e impulsada por una ley liberal o democrática al igual que en otros países capitalistas. En 1867, Juárez llamó a Gabino Barreda para redactar un plan educativo, dada la importancia de introducir la ideología burguesa desde la escuela, para mantener a la mayoría de la población conforme y pasiva ante su situación ‘natural' de explotación bajo el lema ‘Orden y Progreso'.
Así, entre los años 1860 al 80, el capitalismo es ya el sistema socioeconómico dominante en México aunque incipiente, débil y dependiente: insuficiente división del trabajo, atraso técnico, baja productividad, lento desarrollo del mercado interior, dificultad de desarrollar una industria propia (en 1860 había sólo 24 km. de vías férreas utilizables), y con una grandísima deuda interna y externa. Aún con todo este atraso a nivel industrial, la clase trabajadora se desarrollaba y había empezado a organizarse en mutualidades desde 1850 para defenderse de las nuevas condiciones de explotación. Con el triunfo de la república estas asociaciones se multiplicaron y algunos de sus representantes se vincularon con la Asociación Internacional de Trabajadores. En 1871 se formó la Sociedad de Obreros del Septentrión que se convertiría en 1872 en el Gran Círculo de Obreros de México y salió a la luz el periódico El Socialista que invitaba a inscribirse en la AIT. En 1874 sale el diario La Comuna, en honor a la Comuna de Paris, y en 1876 se celebra el primer Congreso Obrero en México. Aún había necesidad de desarrollar un capitalismo fuerte y un nuevo grupo de burgueses empezaría a mostrar sus inconformidades frente a todo lo no logrado bajo el ya anacrónico lema ‘Orden y Progreso' de los viejos liberales, abriendo otra etapa del desarrollo del capitalismo en México.
La tarea que llevaron a cabo los liberales, como representantes de los intereses de la burguesía, de consolidar el Estado-Nación en México, no tiene comparación con las políticas ‘Neoliberales' de la burguesía actual perteneciente a cualquier partido. La revolución de Reforma se desarrolló en una época en que la burguesía estaba en ascenso y luchaba por extender el dominio del sistema capitalista en todo el mundo, desarrollando con la ciencia y la tecnología las fuerzas productivas y creando el mercado mundial. Los liberales cumplían su parte de esa tarea en México. La época que hoy estamos viviendo es la de la decadencia del sistema capitalista y aún más, la época de su descomposición: un momento en que las cacareadas ‘reformas' o las políticas ‘neoliberales' son medidas de sobrevivencia de la burguesía a costa de más explotación a los trabajadores. La comparación con las medidas desarrolladas a mediados del siglo XIX son sólo humo ideológico para tratar de cubrir la verdad de un sistema que se está pudriendo, hundiendo a los explotados en una miseria, inseguridad y destrucción crecientes. No hay posibilidad de comparación alguna entre estos dos momentos aunque la burguesía se esfuerce en adornar su discurso con los hechos de la historia. La burguesía celebra a sus precursores pero nosotros no tenemos por qué hacerlo, no tenemos por qué seguir atados a las cadenas de las ‘libertades individuales', de la democracia y del nacionalismo que son patrimonio de una clase ya agonizante y que significan el encadenamiento a nuestra explotación. Por el contrario, hay que librarnos de esas ataduras ideológicas y materiales. Nosotros tenemos un futuro que construir y por ello festejamos la solidaridad y la unidad de la clase proletaria y las festejamos con nuestras luchas. ¡Viva el internacionalismo proletario en marcha!
Héctor / 23-02-2010.
Notas:
[1] R. Luxemburgo: Introducción a la Economía Política.
[2] Ídem.
[3] F. Engels, La tutela de los Estados Unidos, 23 de enero de 1848.
[4] F. Engels. La magnífica California, 7 de enero de 1849.
[5] C. Marx. La guerra civil norteamericana. 20 de octubre de 1861.
Costa Rica, realiza durante los primeros meses del 2014 las elecciones parlamentarias y presidenciales. La desconfianza de los trabajadores en este teatro ha llevado a que con un abstencionismo elevado el estado costarricense deba ir a segunda ronda para definir el presidente. Su sistema democrático ha sido usado por la burguesía internacional como “un ejemplo” para los otros países centroamericanos. En los 70’s y 80’s Costa Rica realizaba fiestas electorales con toda tranquilidad mientras que en el resto de Centroamérica se desangraba el proletariado y los explotados en las distintas guerras, unos detrás de los “Frentes Únicos” y las luchas de “liberación nacional” y otros detrás de los grupos paramilitares y ejércitos locales.
Aún en la actualidad esta fraseología por “la democracia” sigue teniendo un peso importante, sigue enrumbando al proletariado en Costa Rica como en todo el mundo a sumarse por los partidos de la burguesía –de “la izquierda” o “la derecha”– y continúa como remedio efectivo contra el germen de la organización y la toma de conciencia de la clase.
El parlamentarismo ya no es una táctica de lucha del proletariado mundial. Después de la entrada del capitalismo en su periodo de decadencia, a principios del siglo pasado. El parlamentarismo no es terreno para obtener reivindicaciones sociales, sino que, es el mecanismo más efectivo del capitalismo para ahogar la toma de conciencia del proletariado en sus propias fuerzas. El discurso democrático no hace más que intentar embellecer un sistema moribundo y busca confundir a los trabajadores haciéndolos creer que no hay nada más allá del capitalismo. Sólo el proletariado unido e independiente de la burguesía y sus instituciones puede desarrollar las fuerzas necesarias para transformar este mundo.
Costos millonarios que salen del bolsillo de los trabajadores
La "Fiesta" de la democracia, como ha denominado la prensa [1] y el Gobierno de Costa Rica a las elecciones parlamentarias, se ha desarrollado con toda tranquilidad "cívica" el pasado domingo 2 de febrero del 2014. La "Fiesta" ha sido aplaudida ampliamente por los organismos internacionales e nacionales calificándola como un "ejemplo latinoamericano a seguir" debido a su sólido aparato electoral llamado localmente como "Tribunal Supremo de Elecciones" (TSE) [2], que posee un rápido y eficiente sistema de conteo de votos y un presupuesto del Estado para financiar la "fiesta" de unos 36,295,340,000 colones (70,476,388 dólares) [3], sin contar con las contribuciones de los ciudadanos "patriotas", es decir, el dinero que desembolsan las burguesías nacionales e internacionales para favorecer sus privilegios. Una enorme cantidad de dinero para un país con menos de 5 millones de habitantes.
Los medios de comunicación locales hablan de un "viraje" de la política "neoliberal", de una "derecha a un centro", por el remonte, poco previsto, de la segunda fuerza de la burguesía "honesta e incorruptible", el Partido de Acción Ciudadana (PAC). Este último partido logró ganarle al partido que ha estado más años en el poder, después de la guerra civil interburguesa del 48, el Partido de Liberación Nacional (PLN), pero no lo suficiente para un gane definitivo.
Según la legislación parlamentaria de Costa Rica se requiere un 40% de votos para ganar la presidencia, de lo contrario los dos primeros deberán pasar a una segunda ronda para definir el ganador de la contienda. En el caso de la selección de diputados esto no aplica, estos son repartidos porcentualmente por provincia según la cantidad de votos ganados por todos los partidos participantes en la “primera vuelta”. La “segunda vuelta” solo se ha dado dos veces, en las elecciones del 2002 entre Abel Pacheco del PUSC y el Rolando Araya del PLN y en las actuales. La “fiesta” se extiende por dos meses más, siendo un problema de financiamiento para los partidos y para el Gobierno.
El dinero del Estado se reparte según la cantidad de votos ganados por partido al final de la contienda. Es decir, si un partido poco popular gana con una suma considerable de votos, este recibirá más dinero del invertido, y viceversa. El PLN ha solicitado “una tregua electoral” para no “despilfarrar” los recursos del Estado, pero en realidad es debido a que el PLN apuntaba a un gane en primera vuelta y quedó sin dinero para la campaña, lo que lo hace depender de las contribuciones de los “apreciados” ciudadanos. Del otro lado el PAC posee todavía recursos del Estado y se muestra más solvente económicamente. El PLN gastó, en datos aproximados, 4500 millones de colones y quedó con un saldo a favor de 747 millones de colones, mientras que el PAC invirtió 1500 millones y quedó con un saldo positivo de 3,726 millones de colones [4].
La “gran revelación” de la “fiesta” fue el remonte del PAC y del Frente Amplio (FA), un remonte muchísimo más acelerado de este último. El FA invirtió menos de 1000 millones y recibirá un saldo positivo de 1985 millones de colones.
Luis Guillermo Solís, candidato a la Presidencia por el PAC, fue militante del PLN hasta el año 2005, partido que impulsó los "Programas de Ajuste Estructural" (PAES) durante los 80's y 90's financiado por el Fondo Monetario Internacional (FMI) y el Banco Mundial, para fomentar la "aceleración" de la Industrialización, que significó -en pocas palabras- ayudar a la crisis capitalista internacional por medio del endeudamiento estatal, y por medio de la creación de "Zonas Francas", paraísos fiscales para empresas multinacionales que no pagan prácticamente nada de impuesto, y donde tiene trato preferencial para el uso de recursos como la energía y el agua. La mayoría de empresas establecidas en las Zonas Francas son empresas de ensamblaje, que introducen, gracias a los acuerdos multilaterales entre países centrales y periféricos, mercancías con prácticamente entrada libre al país, las ensamblan y las exportan disfrutando de todos los beneficios fiscales, es decir logran posicionan en el mercado mundial mercancías terminadas en condiciones mucho más favorables, acelerando a su vez los déficit fiscales del Estado por la poca recaudación, lo que hace incurrir al Estado a grandes prestamos a organismos financieros del capitalismo mundial.
Su vicepresidenta Ana Elena Chacón, hasta hace poco militantes del Partido de Unidad Social Cristiana (PUSC), el partido "contrincante" del PLN después del 48, fue fiel defensora del Tratado de Libre Comercio (TLC) con los Estado Unidos que provocó gigantescas movilizaciones sociales, y donde la única forma de aprobarlo, ante el descontento de la población, fue por medio de un referéndum en donde se hizo uso del fenomenal aparato electoral del Estado, para garantizar una "justa" decisión ciudadana, en donde un 51,62 % votó el Si, y un 48,38 % votó el No, con un abstencionismo gigante del 40.8 %, casi la mitad de la población [5]. Los "perdedores", todos aquellos que no vieron el referéndum como una vía viable y aquello que lo creyeron y votaron No, tenían que bajar la cabeza y aceptar los resultados. ¡Es la decisión de la mayoría!
La otra revelación de la noche fue el ascenso del Frente Amplio, la izquierda democrática costarricense. Este partido fue fundando en el 2004 por varios elementos de la izquierda parlamentaria costarricense, un ex diputado del partido Fuerza Democrática del periodo 1998-2002, José Merino del Río, que se hizo popular en el periodo del TLC por sus “patrióticas” denuncias al tratado, Eduardo Mora Valverde ex militante del antiguo partido comunista costarricense, Patricia Mora esposa de Merino y sobrina de Manuel Mora Valverde, fundador del Partido Comunista Costarricense, entre otros. Son la herencia del “comunismo a la Tica”, fieles defensores de la democracia parlamentaria desde su fundación, adheridos años después al estalinismo.
El candidato a presidente, José María Villalta, diputado en el periodo que termina, ha repetido reiteradamente por televisión que “ellos no son comunista” [6], que su movimiento es un “frente (muy) amplio”, de múltiples tendencias políticas, todos usando un mismo color de bandera: el amarillo y el negro. El programa de gobierno que proponen no es más que la exaltación de la explotación estatal sobre la población, y la resolución de los graves problemas económicos por vías nacionales, mejorando la recolección de impuesto (“más para los ricos, menos para los pobres”), siendo “menos corruptos”, retomando los monopolios estatales, todo resuelto por la “gigantesca” capacidad nacional, que puede vencer, según ellos, un problema crónico del capitalismo mundial, un crisis que ha metido en deuda a países enteros para buscar una salida su crisis irresoluble.
Por último hay que hablar del Partido de los Trabajadores (PT) y el Nuevo Partido Socialista (NPS). ¡Primera vez en la historia de nuestra “apreciada” democracia, que participan dos partidos trotskistas en la “fiesta”! ¡Ahora tenemos la opción de votar un presidente trotskista! El PT se reivindica de la IV internacional (la que nació muerta), se hace llamar “un partido clasista de los trabajadores”, e impulsan, por la vía parlamentaria, “una democracia obrera y socialista” que ejecute una cierta cantidad de reformas, como, el no pago de la deuda externa, poner a tributar al capital, derogar el TLC y realizar una reforma agraria, a pesar de reivindicarse como “internacionalista”, piensan que este “gobierno socialista logrará ganarle la partida al capital”, haciendo una que otra medida económica aventurera localista, “gobernando” al proletariado costarricense, porque claro está, que no estamos hablando del poder de los consejos de trabajadores organizados fuera del poder Estatal, sino de un grupo selecto de militantes que deberá soportar, ellos mismos, en su Partido, todo el proceso de transformación social.
Por otro lado el NPS, plantea que su “intervención” en las elecciones nacionales, se basa en el apoyo a un “ciclo de luchas en la perspectiva de profundizarlo en un curso de independencia política y más radicalizada”. Es el invitado de la “fiesta” que entra para convencer a sus participantes que hay que hacer otra “fiesta” donde estén los que “realmente” son los buenos. Su programa plantea una “Asamblea Nacional Constituyente” en donde se discutirá una “nuevo tipo de sociedad”, en donde se definirá un gobierno “desde los sectores explotados y oprimidos”, que establezca impuestos a las Zonas Francas, promueva la organización sindical en el sector privado, entre otras medidas.
En general este último también cree que hay que “construir” un partido de clase que “gobierne” para los explotados y oprimidos, no confían un pelo en las capacidades organizativas de los trabajadores, el Partido será su “gran guía”, el Partido será el “poder” de los trabajadores. Las condiciones subjetivas actuales del proletariado internacional son desfavorables, el proletariado no se ve a sí mismo como una clase histórica, no tiene confianza en si mismo. El izquierdismo quiere ser “la guía” de este atraso de conciencia del proletariado. En realidad el problema no está en enrumbar al proletariado en sumarse a un proyecto político de un partido dado, el gran reto de las organizaciones de vanguardia está en trabajar para que el proletariado vuelva a creer en sí mismo, que sea vea así mismo como la única clase capaz de sacar la humanidad adelante, impulsando la creación de sus propios organismos independientes.
Según datos preliminares, el Partido de los Trabajadores logró un 0,63 % de votos, lo que equivale a 10,723 votos, y el Nuevo Partido Socialista un total de 0.02 %, 282 votos (solo inscritos para la provincia de Heredia). El PT afirma que las elecciones fueron “una victoria para la clase trabajadora” [7], ya que esos votos fueron hacia “un programa clasista y socialista” y hacen un llamado a los trabajadores a unirse a “un Partido democrático”, que debe crecer en número para poder hacer “la revolución” desde el terreno de la fenomenal democracia costarricense.
Es importante resaltar que a pesar del inmenso despilfarro del Estado para hacer popular esta “fiesta” la gran mayoría de los costarricenses decidió no participar, el abstencionismo llegó a una cifra histórica del 31,73 %, según datos preliminares. El grupo de los que no “asistieron a la fiesta” crece de manera importante desde 1982, año en donde la economía costarricense llegó a su punto más bajo, ¡misteriosamente mismo periodo en donde el capitalismo entra en una crisis crónica!
Es aventurado ligar el crecimiento de este número a un avance político de la conciencia del proletariado costarricense, sin embargo, es un dato que por lo menos nos dice que esta “fiesta” no es muy popular, y que a pesar del crecimiento de fuerzas parlamentarias no tradicionales (PAC y FA), se ha mantenido constante durante muchos años.
Es común escuchar decir en la población costarricense “si no vota, no se queje”, a así como “hay que respetar los resultados”. También, el día de las elecciones, un chofer de bus de la comunidad de Acosta detuvo el bus para cantar el himno nacional y fue resaltado en los diarios del país como un acto de “civismo ejemplar”, acto que llena de lágrimas a los “patriotas costarricenses”.
A pesar de las grandes campañas de televisión, periódico y redes sociales, este número de “malos” ciudadanos siguen en aumento. Los que ven con desconfianza al parlamento seguirán sentados atrás de este bus de Acosta, sin saber el himno, y se verán molestos los días de la “fiesta” debido a que no se sienten invitados a la pachanga.
Las elecciones parlamentarias son un buen espacio para afirmar el nacionalismo y para acreditar la democracia burguesa “respetando sus resultados”, que son la “elección” de la ciudadanía en general. Es el veneno más efectivo del capitalismo en su periodo de decadencia y putrefacción para apagar todo confianza del proletariado en si mismo, y borrar, en el mar de la ciudadanía, cualquier identificación de clase. Además, impide al proletariado verse a si mismo como el sujeto revolucionario que no tiene patria, ni pertenece a una localidad específica, y que más bien, sus características de clase rebasa las fronteras, sus problemas solo tienen solución a nivel internacional.
Los debates presidenciales -parodia de lo que significa un verdadero debate- se basan en la habilidad oratoria o actuación de cada orador, ellos buscan, a toda costa, sumar más votos para su partido, estableciendo “tácticas” enfocadas en lo que van indicando las encuestas de opinión. En las pasadas elecciones las miradas de los candidatos están hacia “los indecisos”: aquellos que no saben por quién votar en el baile de gala de la “fiesta patria”. Cada debate gira en torno a ganar tal o cual sector de la población, o bien, desmentir lo que el otro candidato o periódico dijo de él, ¡no se vaya a confundir la ciudadanía costarricense de sus "buenas" intenciones!
¿Cuál es la tradición de debate del proletariado mundial? El marxismo es un debate de ideas en donde se piensan la sociedad teniendo una visión materialista de la historia, pero este no ha sido siempre parte orgánica del proletariado, han existido muchas tendencias en la historia del movimiento obrero: los anarquistas, los socialistas utópicos, los socialdemócratas, etc. El avance de conciencia del movimiento obrero, y su misión histórica, ha dado saltos importantes en la histórica. Estos avances políticos han ido de la mano de un avance teórico, el movimiento obrero han logrado teorizar sobre su práctica revolucionara y dar grandes saltos.
La sana cultura de debate dentro del movimiento obrero ha logrado estos saltos, no la imposición de una idea sobre otra, como es la tradición del parlamentarismo burgués. Es de primordial importancia levantar de las cenizas la tradición de debate del proletario. El estalinismo rompió está tradición, pero no logró aniquilarla, muchos elementos internacionalista de esta tradición lograron sobrevivir de forma precaria en Holanda, Italia, Francia, España y Bélgica. En Rusia, ya para 1937, toda la oposición al partido estalinista estaba en prisión o muerta. Es la misión de sector más avanzando del proletariado trabajar en ello.
La participación en las elecciones, además de ser veneno de la organización proletaria, no brinda ningún espacio para obtener reivindicaciones sociales, como defiende el izquierdismo costarricense. Una concepción tal de la historia, no es más que la expresión del oportunismo. Este activismo desenfrenado lleva al grueso de la juventud universitaria –pequeñas minorías de la sociedad costarricense y ciudadanos sensatos– a luchar por cualquier cosa, por “un Estado laico”, “por la creación de sindicatos”, “por el matrimonio en personas del mismo sexo”, luchas marginales, en su mayoría interclasistas, que no son espacio en donde el proletariado pueda retomar la confianza en si mismo, son modelos ya nacidos caducos para el proletariado en la época histórica del capitalismo mundial, su periodo de decadencia y putrefacción.
La lucha en el terreno de la democracia y los sindicatos, para el marxismo, ha sido ampliamente demostrada durante el siglo XX. Al principio del siglo XX la situación del capitalismo mundial tuvo un cambio de rumbo: terminó el periodo de ascendencia y empezó el periodo de decadencia, su fase final. Dicho cambio implica un cambio de táctica para el proletariado. Las tácticas de la socialdemocracia como participar en las elecciones parlamentarias para desenmascarar la naturaleza del sistema por medio de propaganda, elevando las reivindicaciones de clase, tácticas actuales del izquierdismo, fueron superadas gracias al giro histórico del capitalismo a su fase de decadencia, y el desarrollo teórico-práctico del proletariado en este periodo. La teoría de la decadencia y el cambió de tácticas revolucionarias llevó a desechar esas viejas teorías del capitalismo en ascendencia, y adoptar, las nuevas encarnizadas en los partidos que rompieron con la socialdemocracia e impulsaron el cambio por vía de la revolución mundial. No es un invento de “los ultra izquierdistas”, crítica vacía del izquierdismo para fundamentar su oportunismo, es parte del marxismo y la historia del movimiento obrero, fue parte fundamental de las teorías sobre el imperialismo de Lenin y La acumulación de capital de Rosa Luxemburg.
Tanto el NPS como El PT, hablan de “llevar al parlamento a diputados obreros”, claro, diputados de sus partidos. La historia del los consejos obreros en Rusia muestra la naturaleza real de los diputados proletarios, escogidos en asambleas de trabajadores, fuera de todo organismo estatal, independientes, fuera de toda concepción de partidos de masas, y establecidos con un organismo de poder paralelo. Estos “diputados obreros” en vez de fomentar la organización de los trabajadores, relegan todo trabajo político a este pequeño grupo selecto, despiertan en las masas la ilusión que otros pueden realizar su lucha. ¡Esta táctica fue superada con las lecciones obtenidas con la experiencia de la socialdemocracia hace más de un siglo! ¡No es un invento de los “archi-izquierdistas”! La experiencia histórica del parlamentarismo ha sido clara: efecto contrarrevolucionario de fortalecer la dominación de los dirigentes sobre las masas y la tendencia a la corrupción de dichos dirigentes, bloquear la confianza en sí mismo y fomentar la desunión política del proletariado a nivel internacional.
La dependencia y culto a los dirigentes es un veneno nocivo para la organización de los trabajadores quienes deben confiar en sus propias fuerzas y quiénes son los únicos que podrán combatir su propia miseria y plantear un futuro para la humanidad. Los problemas que aquejan al proletariado costarricense no tienen solución a nivel local, corresponden a un capitalismo internacional en decadencia, problemas irresolubles con reivindicaciones sociales localistas, como medidas fiscales o una reforma agraria. Las luchas económicas en el capitalismo en decadencia han pasado a ser luchas para la defensa de reivindicaciones sociales del capitalismo en ascendencia, no son un terreno para la lucha revolucionaria, que han adquirido –cada vez más– características mundiales. La crisis no es de tal o cual país, aqueja al globo entero.
Las tareas de las organizaciones de vanguardia del proletariado mundial no se definen en el terreno de un país dado, sino en una lectura del capitalismo mundial y una organización del proletariado a nivel internacional. La organización de los comunistas no se conforma como una sumatoria de organizaciones nacionales, o una federación de organizaciones, sino como una organización internacional que actúa de forma unificada a nivel internacional, así como el capitalismo ha adquirido estas dimensiones sistémicas. La democracia y el parlamentarismo minan el avance de conciencia del proletariado en ese sentido político y minan el desarrollo de sus propias capacidades organizativas relegando su misión a otros “grandes dirigentes”, diluyen su misión histórica en luchas nacionalistas de carácter interclasista. Por eso no vemos ninguna táctica para el proletariado en participar en las elecciones parlamentarias.
Andrés,
por el Núcleo de Discusión Internacionalista de Costa Rica
13 de febrero 2014
En el contexto de una crisis mundial generalizada, tocó a México en 1994 sumarse al concierto con el llamado “efecto tequila”; a este supuesto “desajuste” de la economía domestica del país azteca, le siguieron la crisis de la devaluación de las monedas de los “tigres asiáticos” que durante los primeros años de esa década fueron considerados como ejemplo de la pujanza y la expansión sin precedente; y luego la de Argentina en el cono sur del continente americano, con su “efecto Tango” que demolió su mercado interno e hizo añicos los ahorros de los trabajadores. Y los brotes no terminaron, por todos lados vimos como se fueron agregando Estados nacionales, anunciando la quiebra de sus finanzas públicas, el ahogamiento de sus economías por descomunales deudas financieras. Para la clase obrera ello trajo la destrucción de los sistemas de protección social y la ampliación de las cargas impositivas; se profundizó la explotación y se prolongó la edad de jubilación. La recesión que padece el sistema económico mundial ha significado para la humanidad la multiplicación de despidos, el incremento vertiginoso del desempleo que está alcanzando cotas desconocidas desde los años 30 del siglo pasado (para muestra véase España y Grecia), el incremento del empleo precario principalmente en las llamadas economías emergentes, el descenso general de un nivel de vida amputado por planes de austeridad a repetición, un empobrecimiento creciente que se concreta en la marginalización brutal de una parte cada día más importante de la población.
Durante mucho tiempo la burguesía ha puesto en la opinión pública mundial variedad de temas y discursos ideológicos. Desde la reducción de la función y el tamaño del Estado planteado por Reagan o Thatcher hasta la revalorización del papel social y regulador del Estado al modo de Clinton y ahora de Obama, la izquierda ha sustituido a la derecha o a la inversa cumpliendo sin ninguna complicación en lo esencial con su tarea de dominación y mistificación ideológica que ejerce sobre el conjunto de la sociedad, al mismo tiempo invariablemente la realidad ha seguido avanzando en el mismo sentido: hacia la profundización constante de la crisis mundial y la degradación generalizada de las condiciones de vida de los explotados. Sin embargo, los teóricos de la clase dominante se empeñan infructuosa pero recurrentemente en la construcción de fórmulas econométricas para enfrentar la crisis mundial presentándolas como “virajes históricos” o “nuevos paradigmas de desarrollo económico”. A principio de la década de los noventa, según sus cálculos sería el proteccionismo el responsable de estar ahogando la reactivación económica. De tal modo que la apertura de los mercados y el respeto de las reglas de libre competencia serían la panacea que permitiría que la economía mundial saliera del fango. En ese contexto se dio la llamada “Ronda de Uruguay del GATT (Acuerdo General sobre Aranceles Aduaneros y Comercio) en 1986 que representó un momento álgido de la guerra comercial agudizada en el campo de batalla del mercado mundial. Un alto en el camino para saldar cuentas, enfundar los sables temporalmente y “acordar” los términos de las futuras contiendas. La clase obrera nada tenía ni tiene por que involucrarse en esos enjuagues, la historia y la realidad se encargaron de exhibir su significado: a la postre, los responsables capitalistas tuvieron un nuevo argumento para explicar los despidos, los recortes salariales, para imponer más miseria. Y luego, un pretexto para que, responsabilizando a ese modelo, justificar el relevo en el timón del abollado barco del capitalismo.
Recientemente, los tres gobernantes de América del Norte, se reunieron en el marco de la celebración de los 20 años del Tratado de Libre Comercio de América del Norte (TLCAN o NAFTA en inglés) que las tres naciones-México, Canadá y Estados Unidos- firmaron en 1994. No es nuestro interés sumarnos a conmemoraciones efusivas en la que se revuelcan tanto la derecha como la izquierda del capital para, según sus “talentosas plumas”, desmenuzar los “logros” y “desavenencias” que les trajo esta negociación a los capitalistas de la región. Desde una perspectiva proletaria, es claro que los Convenios pactados entre burgueses siempre están en la lógica de una disputa por la ganancia en el contexto de un mercado mundial agotado y que buscan agruparse bajo la preeminencia de capitales ligados a imperialismos regionales, para enfrentar en mejores condiciones la concurrencia y competir con otros bloques que se configuran por el mundo. No es enfundándose en el traje del tío Sam o en el de Juan Escutia, como se pueden establecer las implicaciones para la clase obrera en estos veinte años de tratado, porque más allá de aspectos territoriales, los costos de la fuerza de trabajo representa en todo momento el elemento central en la pretendida competitividad que como parte de los objetivos iniciales tenía dicho tratado. La desgravación gradual que se planteó significaba, a decir de sus economistas, ir homologando los costos de producción, principalmente los variables donde están los salarios, y cuya tendencia a la homologación en ningún caso la fijan los ingresos más altos sino por el contrario, los más precarios. No es ninguna novedad que uno de los saldos que más se destacan por tirios y troyanos es la agudización de la desocupación de los tres países, principalmente en México y Estados Unidos. Ya Marx en 1848 daba cuenta que el libre comercio simplemente constituye un momento en el proceso de precariedad progresiva para los obreros:
“Admitid por un instante que no existen ya ni leyes cerealistas, ni aduanas, ni arbitrios municipales, en una palabra, que han desaparecido por completo todas las circunstancias accidentales que el obrero podía tomar aún como las causas de su situación miserable, y habréis desgarrado todos los velos que no le permitían ver a su verdadero enemigo.
El obrero comprobará entonces que el capital, desembarazado de toda traba, le reporta no menos esclavitud que el capital coartado por los derechos de aduanas.”[i]
La señora Carla Hills que encabezó al grupo de negociadores estadounidenses en 1994, ha sacado un poco celebrable balance de la gestión del tratado: el incremento de 400% en el comercio entre los tres países y la pérdida directamente adjudicable al TLC de 850 mil empleos en el mercado laboral de su país. En México, la izquierda del capital se esmera en sus análisis para establecer juicios que incriminan a los “tecnócratas” mexicanos el haber firmado literalmente con los pantalones abajo, y achacan al tratado el hecho de haber tenido durante este periodo un lento y débil crecimiento al mismo tiempo en que las masas empobrecidas se expandieron exponencialmente en todo el territorio, como si las dificultades del sistema capitalista mundial pudieran ser ya no digamos sorteadas sino tan siquiera aminoradas con la astucia nacionalista de refinados tecnócratas economistas. Culpan al TLC de la pérdida de 4.9 millones de empleos en el campo mexicano, de la emigración de 6 millones de personas de las localidades rurales, así como de la reducción del PIB agropecuario de 5 a 1.5% convirtiendo a México en el tercer importador de alimentos, como si todo ello no fuera un proceso orgánico y natural a la acumulación capitalista que lo mismo significaba el que fuera conducido por una burguesía trasnacional que una burguesía criolla con un alto amor a la patria. Habría que recordarles que todos los fenómenos destructores suscitados por la libre concurrencia en el interior de un país se reproducen en proporciones más gigantescas en el mercado mundial.[ii]
En el marco de una economía dirigida a la exportación, a la búsqueda de mercados ya saturados igual o peor al interno, este último comprimido aun más por la precariedad de los salarios de los obreros y la miseria generalizada, México vivió durante lo que lleva el tratado, o incluso en años previos, la imposición de una serie de medidas de adaptación técnica en los procesos de trabajo que redundaran en la elevación de los estándares de eficiencia y productividad para enfrentar la competencia de sus iguales luego de las subsecuentes desgravaciones programadas en paquetes según sus teóricos para evitar la quiebra abrupta de ramas económicas completas en algunas regiones, sobre todo en México donde su economía es a todas luces más débil. La introducción de cambios tecnológicos en los procesos de trabajo en ramas económicas (la agricultura de ciertas regiones o la minería, por ejemplo) buscaban trascender la dominación formal de las relaciones capitalistas sobre el territorio a una explotación intensa y directamente capitalista de los procesos de producción, es decir la extracción predominantemente de plusvalía relativa. Sin embargo, se debe considerar que ambas formas de la plusvalía, la absoluta y la relativa, de las cuales la primera es siempre precursora de la segunda, seguirán presentes en el horizonte de la explotación del obrero ya que “ más desarrollada, la segunda, puede constituir a su vez la base para la introducción de la primera en nuevas ramas de la producción […] Con la subsunción real del trabajo en el capital se efectúa una revolución total (que se prosigue y repite continuamente) en el modo de producción mismo, en la productividad del trabajo y en la relación entre el capitalista y el obrero.”[iii]
Desde mediados de los ochenta, y con la inclusión de México en el GATT, se abre paso a una serie de reformas dirigidas a la reducción de costos tanto directos como indirectos de la fuerza de trabajo. De un lado, encubierto en la reconversión de un Estado poseedor a un “Estado regulador”, se emprendió el desmantelamiento de áreas que le representaban beneficios sociales al conjunto de los trabajadores, y no nos referimos a que se hayan privatizado empresas paraestatales, sino por ejemplo, a la desaparición de guarderías en los institutos de seguridad social, al abandono y precarización de las farmacias de los mismos, al retiro de subsidios al trasporte de los trabajadores, y en general a la reducción progresiva del gasto en educación y en salud. Del otro, un cumulo de reformas devastadoras de las condiciones de vida y de trabajo de la clase obrera, la imposición de la flexibilidad laboral que en simple castellano significa intensidad en el trabajo y la extensión de jornadas, sin olvidar la invasión con un mundo de mercancías baratas y de pésima calidad que redujeron y deterioraron los satisfactores del trabajador. Nadie se salvó en este largo infierno que ha representado el amoldamiento del país a las nuevas circunstancias de la lucha brutal por la ganancia: trabajadores de la salud, de la educación, obreros metalúrgicos y mineros, petroleros, electricistas, jornaleros agrícolas, todos los sectores del proletariado sometidos a condiciones de explotación y a una depauperización inhumana que hoy en día apenas si se garantiza la reproducción de su fuerza de trabajo. Desde la introducción de la rotación de turnos y la movilidad en puestos de trabajo que se impusieron en la Volkswagen de Puebla a finales de los ochenta, al outsourcing que hoy se extiende en todos los sectores económicos, la contratación por hora, etc., representan la característica central de las medidas tomadas por el capital para abaratar los costos de producción, en esencia los derivados de los ingresos salariales. Homologar las condiciones contractuales a las que tienen sus socios del tratado, aun cuando las de los estadounidenses se caractericen desde 1994 y en nombre del «liberalismo» y de la sacrosanta ley del mercado, por no contar prácticamente con ningún reglamento en el mercado del trabajo. Ese ha sido la labor de la burguesía local representada en los Congresos, Gobiernos y Tribunales, y en ello, todas sus fracciones se han sumado sin reparo, porque cuando se trata de combatir a la clase obrera, la burguesía se une. El proletariado siempre debe poner por encima de todo su carácter internacional y buscar la unidad con sus hermanos independientemente de fronteras y a pesar de los acuerdos de sus explotadores que buscan colocar el veneno del nacionalismo como barrera.
Raskolnikov, marzo de 2014
[i] Karl Marx. Miseria de la filosofía. Discurso sobre el libre cambio. Pronunciado el 9 de enero de 1848 en una sesión pública de la Sociedad Democrática de Bruselas.
[ii] Idem.
[iii] Marx, Karl. El Capital, libro I, capítulo VI (inédito). Siglo XXI Editores. 1985.
Bajo el imperio romano era conocida la frase de “al pueblo pan y circo”, una divisa que los emperadores aplicaban ya que conocían sus resultados para apaciguar el descontento y evitar la rebelión de los desposeídos. Hoy ni a pan llegamos y nos están conteniendo a base de capítulos espectaculares y escandalosos, para mantenernos atiborrados y sin pensar durante semanas. Todos los medios de comunicación (los “media”) se sumaron a la gran campaña de la detención del “Chapo” Guzmán. Largas disertaciones de lumbreras intelectuales opinando sobre este personaje y como colofón, el Estado vanagloriándose de esta captura presentándola como un gran logro, como si se tratara de un acontecimiento que beneficiaría las condiciones de vida de millones de trabajadores que vivimos al borde de la angustia porque no llegamos a fin de mes. Es evidente que este escándalo obedece al hecho ineluctable de que la situación que vivimos sigue empeorando, cada vez el dinero alcanza para menos, la inflación “oficial” es ridícula en relación a la inflación concreta, la que encontramos todos los días en el mercado; las promesas de mejora son solo eso… ¡promesas!, por tanto, se impone como necesidad del capitalismo el buscar distractores, usar elementos producto de su agonía para nublar nuestra conciencia y ocupar el terreno de reflexión.
El mundo de la droga nos invade, desde los cárteles que antes eran una referencia folklórica de ciertos estados del país y que hoy pululan en todos los rincones, hasta la invasión íntima, familiar, cercana, de este flagelo; hoy la droga está en las escuelas, en las oficinas, en los antros, en las calles… México ha dejado de ser “tránsito de drogas” para convertirnos también en un jugoso mercado. La pregunta obligada es ¿por qué la población demanda drogas?, ¿por qué una sociedad necesita huir ciegamente en los terrenos de la drogadicción? Desde luego que no se trata de un juicio moral sobre los “buenos” (que no se drogan) y los “malos” (que se drogan), tampoco se trata de defender una supuesta “libertad” de meterte lo que esté a tu alcance con tal de evadir la realidad apelando a un derecho del individuo a hacer lo que se le venga en gana (aquí la democracia se muestra como lo que es: en aras de una supuesta defensa del individuo se hunde con él). La cuestión es más profunda y se debe abordar sin culpabilizar a las personas. El fondo es que estamos viviendo una decadencia de un modo de producción y, en ese marco, por más de 40 años, una crisis agónica del capitalismo, sin salida y cada tramo de tiempo que pasa hace más insoportable esa crisis. Esta decadencia está ahora en grave estado de descomposición, las clases fundamentales de la sociedad (burguesía y proletariado) no han dado respuesta a esta decadencia y entonces la sociedad se hunde en una descomposición social atroz. Ésta se refleja en unas condiciones de vida donde los hijos dependen de los padres y no tienen perspectivas de independizarse, el futuro de los “viejos” es ser arrojados a la miseria, la niñez sometida a programas educativos que solo los adocenan y someten a espejismos de estereotipos de “hacerse rico sin trabajar”, las mujeres marginadas y discriminadas, los de preferencias sexuales diferentes sufren vivir en una sociedad hipócrita, en fin, una sociedad cuyo futuro es cada vez más negro se ve arrojada a las falsas quimeras, a las puertas falsas y a las “felicidades” efímeras. Lo más terrible que le puede pasar a un ser humano es tener una vida sin futuro y sin sueños, lo cual ciertamente ha llevado a miles de jóvenes a deslizarse por las laderas del nihilismo. Hoy el consumo de drogas adquiere una nueva dimensión: “la imparable marea de la drogadicción, fenómeno hoy de masas, poderosa causa de la corrupción de los Estados y de los organismos financieros, que afecta a todas las partes del mundo y, en especial, a la juventud, un fenómeno que expresa cada vez menos la huida hacia mundos quiméricos, que se parece cada día más a la locura y al suicidio” ([1]). Todos estos efectos son la manifestación cruda de la decadencia del capitalismo que se pudre de raíz. Es por ello que es ridículo presentar la detención de un capo como “un avance” para la sociedad.
“Como cualquier otro capitalista el narcotraficante no tiene más objetivo que la ganancia” ([2]) y como tal, están condenados a “crecer” o sucumbir ante la competencia del cártel vecino. Antes los cárteles estaban localizados en ciertas regiones, hoy todos luchan contra todos en cada palmo de terreno y, como ya lo hemos denunciado antes, esta actividad no es posible que se desarrolle al margen del Estado: “Cada grupo de la mafia surge bajo el cobijo de una de las fracciones de la burguesía, pero la propia competencia económica y la disputa política hacen que el conflicto crezca” (…) “Cada fracción en el poder protege y empuja al crecimiento de un cártel según su interés, por eso la actuación de la mafia es con tanta impunidad y con tanta animosidad” ([3]). Pensar que el Estado es neutral es ingenuidad, pensar que el gobierno busca limpiar la vida social de mafias sería tanto como suponer que acabarán los corruptos con la corrupción. La llegada del PRI al poder después de 12 años de “ausencia” ha desatado las pugnas a todos los niveles: atentados en Pemex, castigo a la fracción Gordillo, pleitos a muerte por el control de los partidos políticos, destape de casos de corrupción en Oceanografía y línea 12 del metro en el DF… todo esto que aparece como “aplicación de la ley” es en realidad una cara de los ajustes de cuentas entre fracciones. Las cosas se pondrán peor.
Con la descomposición del capitalismo las divisiones en la clase dominante, las tendencias a la pérdida del control político y el hundimiento en el caos son características propias de estos tiempos históricos. La captura de tal o cual capo, de tal o cual sicario o “administrador” de un cártel obedece a la expresión de este agudizamiento de pugnas entre fracciones rivales.
Nos quieren hacer creer que deteniendo a tal o cual “cabeza” de un cártel estaríamos en la presencia de “un combate contra las drogas”. El tráfico de drogas representa en México entre el 7 y 8 por ciento del PIB (UNAM, citado en Revista Internacional no 150), la fortuna de Slim representa el 6 % del PIB, un negocio de esa magnitud no se deja en manos de fanáticos religiosos o campesinos carismáticos, ellos figurarán siempre como los “gerentes del negocio” pero el verdadero patrón despacha en otra oficina. Como “gerentes del negocio” son sacrificables como lo son en ramas enteras de la producción para el capitalismo cuando éste ya no las necesita. En el mismo tenor, cuando un capitalista remueve a su “gerente” otro vendrá en su lugar, pero el negocio no se para y si, por desgracia para esta fracción, son barridos del mercado, un nuevo “equipo” tomará su lugar y seguirá distribuyendo “mercancía” a diestra y siniestra. “Esas inmensas fortunas construidas sobre vidas humanas y sobre la explotación, encuentran colocación, claro está, en los “paraísos fiscales”, pero también en la utilización directa por parte de capitales “legales” que hacen el trabajo de ‘lavado”” ([4]). Nos quieren hoy meter en la cabeza que la captura de un capo es “combatir el tráfico de drogas”, al igual que sus promesas de mejorar nuestras condiciones de vida, al igual que sus promesas sobre “salud para todos”, etc., son meros artilugios ideológicos para esconder las verdaderas intenciones y razones. La sociedad burguesa se encuentra ante una contradicción flagrante, por una lado la clase capitalista hace gala de su doble moral al “condenar oficialmente” las drogas y su tráfico y por otro, esta actividad es ya un pilar fundamental de su economía, por tanto, la lógica del capital con las drogas es la misma que con cualquier mercancía: defenderá sus ganancias así sea al precio de destruir a la humanidad a través de este flagelo. Este es justamente el drama que plantea la dinámica misma de la descomposición capitalista: el futuro de la humanidad está en juego.
Finalmente, en una situación así el golpe a un cártel no significa “restar”, es decir, no quiere decir menos malos, sino más enfrentamientos. “La salida pacífica a tal situación es muy improbable habida cuenta de la división tan aguda de la burguesía en México, de modo que resulta difícil creer que pueda alcanzar al menos una cohesión temporal que permita la pacificación. Es el avance de la barbarie lo que parece ser la tendencia dominante…” ([5]). Es el proletariado el que sufre la descomposición de este sistema, es el proletariado un rehén de la “lucha contra el narcotráfico”, las medidas de terror del Estado de una fracción contra otra arrasa con todo… incluyendo a los trabajadores… y ante esto el futuro no está en las autodefensas (ver artículo en esta edición) sino en la lucha de clase, en la lucha por derribar este sistema podrido que nos arrebata la vida y el futuro.
Marsan, 13-03-12
[1] Revista Internacional no 62 “Tesis sobre la descomposición del capitalismo”, 1990
[2] Revista Internacional no 150, México: “Entre crisis y narcotráfico”, 2012
[3] Ídem.
[4] Ídem.
[5] Ídem.
En la primera parte de este artículo vimos que la burguesía da explicaciones espurias para justificar la persistencia de la desnutrición y el hambre. Tratan de limpiar al sistema capitalista de la responsabilidad de todas las catástrofes alimentarias culpando a los individuos o señalando con el dedo a tal o cual patrón, tal o cual empresa, utilizando la antigua táctica de encontrar un chivo expiatorio. En este segundo artículo vamos a ver en qué medida este sistema bárbaro, mediante el fomento del desperdicio y el saqueo, es destructivo.
Las crisis alimentarias que marcan el desarrollo de la producción capitalista se han acentuado con la entrada del sistema en su decadencia, y más aún en el actual período de podrirse sobre sus pies, de la descomposición, que a menudo toma características cualitativamente diferentes. E incluso si el capitalismo siempre ha envenenado, hambreado y destruido el medio ambiente, hoy en día, en la búsqueda de explotar hasta la última parte del mundo para su beneficio, su destructividad ha extendido sus estragos a todo el planeta, lo que significa que este sistema hoy amenaza la la supervivencia de la raza humana.
Al separar el valor de uso de los bienes de su valor de cambio el capitalismo históricamente ha cercenado a la humanidad el verdadero objetivo de la actividad productiva. ¿Se pretende que la agricultura satisfaga las necesidades humanas? Bueno, en el capitalismo, la respuesta es "¡no!" Se trata simplemente de la producción de mercancías cuyo contenido y calidad no importa, siempre y cuando encuentren un lugar en el mercado mundial y permite la reproducción más barata de la fuerza de trabajo.
Y con la decadencia del capitalismo la producción capitalista se ha intensificado, en detrimento de la calidad. Esta es la dura realidad que observamos en el desarrollo de la agricultura desde la Segunda Guerra Mundial hasta la actualidad. Después de la guerra la consigna era: ¡producir, producir y producir! En la mayoría de los países desarrollados la agroindustria vio aumentar su capacidad de producir a un ritmo asombroso. La propagación de la maquinaria y los productos químicos agrícolas fue muy grande. En las décadas de 1960-1980 a la intensificación de la agricultura se le conoció con el nombre engañoso de la "revolución verde". ¡No había consideración para la ecología allí! Era, en realidad, una cuestión de producir el máximo por el mínimo coste, sin prestar mucha atención a la calidad resultante, para hacer frente a la competencia creciente. Pero las contradicciones de un sistema en decadencia sólo podían acumular y aumentar así la sobreproducción.
Producir, producir... pero ¿vender a quién? ¿A los hambrientos? ¡Por supuesto que no! A falta de mercados solventes suficientes los bienes eran destruidos o muy a menudo deteriorados donde se almacenaban ([1]).
Millones de personas mueren de hambre en África y Asia, crecientes masas tienen que depender de organizaciones benéficas en los países desarrollados, mientras que numerosos productores se ven obligados a destruir parte de su producto para respetar sus "cuotas" o mantener artificialmente sus precios.
El descenso del sistema capitalista en su crisis histórica hace que el problema sea aún peor. Sobre la base de la crisis económica crónica los inversores ávidos de lucro tratan de colocar sus capitales en valores alimenticios rentables (como el arroz o los cereales), especulando y jugando en el mercado como un casino sin ningún tipo de escrúpulos, dejando a una creciente parte de la población mundial morir de hambre : “Para dar algunas cifras particularmente claras, el precio del maíz se ha cuadruplicado desde el verano de 2007, el precio del grano se ha duplicado desde principios de 2008, y en general los precios de los alimentos han aumentado un 60% en dos años en los países más pobres” ([2]).
Para las poblaciones en situación precaria, como en Senegal, Costa de Marfil, Indonesia o Filipinas, este aumento se ha vuelto simplemente insoportable y ha terminado por provocar revueltas del hambre al tiempo de lo que hoy se llama la “crisis mundial de los precios alimentarios 2007-08” ([3]). En una farsa cínica el mismo escenario, agravado por el alto uso de cultivos alimentarios para la producción de biocombustibles (soja, maíz, colza, caña de azúcar), se repitió en 2010, arrastrando a los más pobres en aún más extrema miseria.
Junto a la tragedia que reserva para las poblaciones del Tercer Mundo, el capitalismo no se ha olvidado de los explotados en los países "desarrollados". Mientras que la producción agrícola ha crecido considerablemente en los últimos decenios, permitiendo la reducción global en el porcentaje de personas desnutridas, debemos presenciar resultados desastrosos.
La intensificación extrema de la agricultura con el uso masivo e incontrolado de productos químicos ha empobrecido considerablemente los suelos en la medida en que el valor nutricional de sus productos y su contenido de vitaminas se ha agotado por igual ([4]).
Estudios recientes tienden a mostrar una correlación directa entre la utilización de herbicidas, pesticidas y fungicidas en cultivos y el evidente aumento en el número de tipos de cáncer y enfermedades neurodegenerativas ([5]). Además, el uso de edulcorantes como el aspartame (E951 en las etiquetas) o glutamato en la industria alimentaria, igual que la propagación de los colorantes de alimentos, han demostrado ser muy perjudiciales para la salud. Un experimento en ratas demostró que destruye las células nerviosas ([6]). No vamos a hacer una lista de todas las sustancias nocivas presentes en nuestra alimentación, ya que ocuparía páginas y páginas.
"Todo es cuestión de la dosis", se nos dice. Pero ningún estudio se ha hecho público o completado para mostrar los efectos acumulativos de estas diferentes "dosis" ingeridas del mismo producto día tras día. Sólo hemos observado algunos de los efectos de la radiación nuclear en nuestros alimentos: por ejemplo, después del accidente de Chernobyl con la explosión de los cánceres de tiroides, malformaciones en la población de la región después de la ingestión de alimentos contaminados. Es lo mismo con los productos del mar en Japón hoy desde Fukushima. El carácter asesino del capitalismo ha bien y verdaderamente tomado una nueva dimensión. Para generar ganancias, el capitalismo puede hacer que sus explotados se traguen lo que sea.
Haciéndose eco del enfoque de Engels en La condición de la clase obrera en Inglaterra, recordemos algunos hechos que indican la manera en que el capitalismo actual muestra su preocupación por la salud de los que explota: “En diciembre de 2002, el asunto del nuevo etiquetado de cajas de la leche de fórmula para lactantes que habían llegado a su fecha de caducidad. La multinacional importó ilegalmente la leche de Uruguay para ponerla a la venta en Colombia...” El Tiempo, sábado 7 de diciembre, comentó que "a las 200 toneladas de leche incautadas..., se podrían añadir otros 120 toneladas incautadas, mientras que en el proceso de poner una nueva etiqueta para aparecer como si se hubiera producido en el interior del país y ocultar el hecho de que tenía pasado la fecha para el consumo humano" ([7]).
Entre los numerosos productos adulterados del capitalismo, encontramos, por ejemplo, el salmón noruego que, como los pollos enjaulados, están llenos de antibióticos e incluso tintes para responder a las demandas del mercado. La concentración de las drogas en su cuerpo es suficiente para que los salmones cultivados se conviertan en una especie de mutantes monstruosos con cabezas deformes o aletas ranuradas... Pero debido a que un ministro en el país posee varias fincas y mantiene firmemente el código de omertá, de silencio, los académicos han sido expulsados por señalar el peligro cancerígeno, incluso la toxicidad del salmón de crianza.
A esto hay que añadir las toneladas de contaminantes que se encuentran en el mar, los PCB (bifenilospoliclorados, utilizados como refrigerantes) en los ríos, los residuos radiactivos ya sea enterrados o no ([8]).
... Y esto sin tener en cuenta el daño causado por los metales pesados, dioxinas, amianto transportado en nuestros alimentos y en nuestras mesas. El agua y los productos del mar, el aire que respiramos, los productos de origen animal que comemos y las tierras cultivadas están profundamente impregnados de todas estas fuentes de contaminación.
Hay muchas cosas por las que indignarse en esta crisis alimentaria permanente en todo el planeta, donde algunos se mueren de hambre y otros son envenenados.
La cólera de los que combaten las aberraciones de este sistema está profundamente justificada. Pero, al mismo tiempo, "El control y la reducción del nivel de desperdicio está con frecuencia más allá de la capacidad de cada agricultor, distribuidor o consumidor, ya que depende de las filosofías de mercado, la seguridad del suministro de energía, la calidad de las carreteras y de la presencia o ausencia de centros de transporte” ([9]).
En última instancia, esto significa que la búsqueda de soluciones a nivel local e individual conduce, en el corto o mediano plazo, a un callejón sin salida. Actuando como un “ciudadano” responsable y bien informado, es decir, como un individuo, nunca se puede dar una solución al inmenso desperdicio que genera el capitalismo. La búsqueda de soluciones “locales” o “individuales” conlleva la ilusión de que podría haber una respuesta inmediata a las contradicciones del capitalismo. Como hemos visto las razones son profundamente históricas y políticas. La verdadera lucha debe llevarse a cabo a este nivel. “Ahora los propagandistas del capital nos llaman a “mejorar nuestros hábitos alimenticios”, para “reducir el peso” con fines de prevención, eliminar la “comida chatarra” de las escuelas... ¡Ni una palabra sobre el aumento de los salarios! ¡Nada para mejorar las condiciones materiales de los oprimidos! Ellos hablan sobre hábitos, alimentos de temporada, o enfermedades congénitas... Pero ocultan la verdadera causa del empeoramiento de la nutrición la humanidad: la crisis de un sistema que sólo existe para el beneficio” ([10]).
[1] A raíz de malas estrategias comerciales, vinculadas a el aumento del embargo de la India sobre su arroz: "Tailandia ha perdido su rango como el principal exportador del mundo y el país ha acumulado el equivalente del consumo de un año. Hangares del antiguo aeropuerto de Bangkok fueron utilizados para almacenar el arroz qué nadie sabía dónde poner para evitar su descomposición" (" Tailandia sofocado por su arroz ", Le Monde, 24 de junio 2013).
[2] Revista Internacional, no 134, “Crisis alimentaria, revueltas del hambre, Sólo la lucha de clases del proletariado podrá acabar con las hambrunas”.
[4] "En el período de 1961 a 1999, el uso de fertilizantes nitrogenados y fosfatados aumentó en un 638% y 203%, respectivamente, mientras que la producción de plaguicidas aumentó un 854% (“Informe mundial de los alimentos”, p 13, https://www.imeche [886] org / docs / default-source / reports / Global_Food_Report.pdf? sfvrsn = 0
[5] Veáse, de la columnista Marie-Monique Robin, Notre poison quotidien.
[6] Ídem.
[7] Christian Jacquiau, Les coulisses du commerce équitable, p. 142. La traducción es nuestra.
[8] Le Monde, 7 de agosto 2013, nos recuerda que en Fukushima, 300 toneladas de agua contaminada son liberadas en el Pacífico cada día.
[9] Global Food Report, p. 18.
[10] “La obesidad: el nuevo rostro de la miseria bajo el capitalismo”, en Revolución Mundial, 28 de abril, 2010.
Publicamos a continuación un comunicado elaborado por KRAS, un grupo anarquista internacionalista de Rusia, firmado a su vez por varios otros grupos e individuos. Pensamos que responde a un deber elemental de los internacionalistas el oponerse a la guerra imperialista, no apoyar un bando contra el otro, sino apoyar los intereses de la clase trabajadora internacional contra todos los explotadores, y denunciar la histeria nacionalista que la clase dominante siempre trata de provocar cuando estalla la guerra o existe su amenaza.
Finalmente comentar que un simpatizante en España había leído la publicación en inglés de la Declaración y si bien está de acuerdo, nos ha enviado un comentario crítico que añadimos a finales del texto.
Estamos publicando una declaración producida por el KRAS, un grupo anarquista internacionalista en Rusia, y firmada por otros grupos e individuos. Creemos que ésta responde al deber elemental de los internacionalistas para oponerse a la guerra imperialista no apoyando un campo contra el otro, sino apoyando los intereses de la clase obrera internacional contra todos sus explotadores, y denunciando la histeria nacionalista que los gobernantes siempre intentan impulsar cuando la guerra es una amenaza o cuando estalla.
No pensamos, como lo indica la declaración, que el conflicto entre Rusia y Ucrania pueda provocar una tercera guerra mundial. Las condiciones para tal conflicto están ausentes en el presente período: no existe la constitución de bloques imperialistas estables ni la clase obrera está derrotada en los principales países capitalistas.
Sin embargo, el conflicto sí expresa una grave profundización de las tensiones imperialistas a nivel mundial y un mayor descenso del capitalismo en el caos y el militarismo. Y aún más -en aparente contradicción con la idea de que este conflicto podría ser el precursor de una conflagración mundial- la declaración también da la impresión de que una motivación central para las acciones de Rusia es desviar o impedir una respuesta proletaria a la crisis. El nacionalismo es, desde luego, utilizado de esta manera durante cualquier situación de guerra, pero no es el peligro de la lucha de clases la que empuja a la burguesía hacia la guerra: más bien es lo contrario.
A pesar de estas críticas, queremos afirmar nuestra solidaridad con los compañeros de KRAS y con quienes en Ucrania han firmado esta declaración, ya que ellos están enfrentando una situación particularmente difícil: una atmósfera de nacionalismo desenfrenado, la omnipresente represión del Estado contra los disidentes y la violencia no oficial de las pandillas de la 'nueva derecha', que es sólo una versión recalentada del viejo fascismo.
Finalmente comentar que un simpatizante en España había leído la publicación en inglés de la Declaración y si bien está de acuerdo, nos ha enviado un comentario crítico.
CCI
La lucha de poder entre clanes oligárquicos en Ucrania amenaza con degenerar en un conflicto armado internacional. El capitalismo ruso pretende usar la redistribución del poder del estado ucraniano con el fin de implementar sus añejas aspiraciones imperiales y expansionistas en Crimea y Ucrania oriental donde tiene fuertes intereses económicos, financieros y políticos.
En el fondo de la próxima ronda de la inminente crisis económica en Rusia, el régimen trata de avivar el nacionalismo ruso para desviar la atención de los crecientes problemas socio-económicos de los trabajadores: los salarios y pensiones de pobreza, el desmantelamiento de la prestación del cuidado de la salud, educación y otros servicios sociales. En el trueno de la retórica nacionalista y militar es más fácil completar la formación de un Estado autoritario, corporativo basado en valores conservadores, reaccionarios y políticas represivas.
En Ucrania, la aguda crisis económica y política ha llevado a la creciente confrontación entre clanes oligárquicos "viejos" y "nuevos", y el primero utilizó incluso formaciones ultraderechistas y ultranacionalistas para hacer un golpe de estado en Kiev. La élite política de Crimea y Ucrania oriental no tiene la intención de compartir su poder y propiedad con los siguientes gobernantes en turno en Kiev y están tratando de contar con la ayuda del gobierno ruso. Ambas partes recurrieron a la desenfrenada histeria nacionalista: respectivamente, ucraniana y rusa. Hay enfrentamientos armados, derramamiento de sangre. Las potencias occidentales tienen sus propios intereses y aspiraciones, y su intervención en el conflicto podría provocar la Tercera Guerra Mundial.
Los grupos beligerantes de los jefes, como de costumbre, nos obligan a luchar por sus intereses, a nosotros, gente común: a los asalariados, desempleados, estudiantes, pensionados... Emborrachándonos con droga nacionalista, nos ponen uno contra el otro, haciéndonos olvidar nuestros verdaderos intereses y necesidades: a nosotros no nos preocupan sus "naciones" y no podemos preocuparnos por ellas, puesto que ahora estamos preocupados en problemas más vitales y urgentes -cómo ganarnos la vida en el sistema que encontraron para esclavizarnos y oprimirnos.
No sucumbiremos a la intoxicación nacionalista. ¡Al diablo con su Estado y sus "naciones", con sus banderas y oficinas! ¡Esta no es nuestra guerra, y no deberíamos ir a ella pagando con nuestra sangre sus palacios, cuentas bancarias y el placer de sentarse en las sillas suaves de las autoridades!, ¡Y si los jefes en Moscú, Kiev, Lviv, Kharkiv, Donetsk y Simferopol inician esta guerra, nuestro deber es resistir por todos los medios disponibles!
¡No a la guerra entre las "naciones"!, ¡No a la paz entre las clases!
KRAS, sección rusa de la Asociación Internacional de los Trabajadores (IWA).
Internacionalistas de Ucrania, Rusia, Moldavia, Israel, Lituania
Federación Anarquista de Moldavia
Fracción de los Socialistas Revolucionarios (Ucrania)
La Declaración fue apoyada por:
La Alianza de Solidaridad de los Trabajadores (WSA, Norteamérica)
Un internacionalista de EE.UU.
Iniciativa Anarco-sindicalista de Rumania
Libertarios de Barcelona
Los comunistas de Izquierda e Internacionalistas de Ecuador, Perú, República Dominicana, México, Uruguay y Venezuela
Iniciativa Comunista de los Trabajadores (Francia)
Grupo Leicester de la Federación Anarquista (Gran Bretaña)
Un internacionalista de Irlanda
Federación Anarquista Francófona (FAF)
Internacional de Federaciones Anarquistas (IFA)
Sindicato de trabajadores y precarios de Clermont-Ferrand CNT-AIT (Francia)
Revolución Mundial (Croacia)
Un socialista libertario (Egipto)
Grupo libcom.org
Red Mundo en Común
La declaración está abierta a la firma en el sitio web de KRAS. Los individuos u organizaciones que quieran co-firmar la declaración deben enviar su nombre o el nombre de la organización a KRAS por correo electrónico a: [email protected] [887]
Me parece muy bien la Declaración que la he leído en la Web de la CCI en inglés, también comparto las críticas que hace la CCI a la Declaración.
Pero yo creo que hay dos puntos que se deben criticar. No me parece correcto el análisis que emplea de “oligarquías” y “élites”. Esto revela una debilidad que puede ser peligrosa. El Capital es una relación social y no una élite o una oligarquía. Por eso ese lenguaje es incorrecto y lleva, se quiera o no se quiera, a distinguir partes “menos malas” dentro del capitalismo. Elites, oligarquías, PYMES, no se puede distinguir, pues todos forman parte del engranaje.
También la Declaración habla de “completar la formación de un Estado corporativo autoritario basado en valores reaccionarios y políticas represivas”. Yo creo que cae en la trampa de los distingos: Estados autoritarios y no autoritarios. Para mi todos los Estados son autoritarios pues siempre nos imponen la “autoridad” de los intereses de la burguesía.
L.
24 de agosto de 2011, estalla una huelga en la fábrica de detergentes de DITA en Tuzla, Bosnia. La huelga es espontánea, motivada por los atrasos en los pagos salariales, por la obtención de pluses de transporte y contra la pérdida de seguros médicos y de pensiones. Dura siete meses hasta marzo de 2012. Entonces, tras sufrir un cierre empresarial, los huelguistas, de nuevo espontáneamente, organizan un bloqueo permanente de la fábrica para paralizar la desarticulación de la planta, que ya había tenido lugar en fábricas cercanas.
El comité de huelga organiza piquetes para informar a otros obreros y se dirige a otras plantas y fábricas, algunas de las cuales están a su vez en huelga o protestando, y responden acercándose también a la fábrica de DITA para mostrar su apoyo y solidaridad. Campesinos locales donan comida para los piquetes, de la misma forma que los mineros y empleados de panaderías. Trabajadores sanitarios y del servicio postal también muestran su solidaridad. Un miembro del comité de huelga expresa que “ni un sólo sindicato local nos ha apoyado” ya que la huelga estaba catalogada como “ilegal”[1].
A comienzos de febrero, ante ataques similares y humillaciones de la burguesía, la ira de los obreros de la ciudad de Tuzla explota. Edificios gubernamentales, símbolos de la miseria obrera, son atacados e incendiados, y sus defensores, la policía, también son atacados, lo que provoca o bien su rendición o mayor represión. El diez por ciento de los 100 habitantes de Tuzla se lanzan a la calle, incluyendo estudiantes que se unen a los trabajadores, y tienen lugar acciones de solidaridad en las localidades de Zenica, Mostar, Bihac, Sarajevo y otras en la región, donde el desempleo alcanza niveles de hasta el 75%, y los salarios y las condiciones de vida y trabajo están siendo recortados dramáticamente.
Pese a todas sus debilidades, ausencia de dirección y confusión, lo que tiene lugar en Tuzla y otros sitios es, en primer lugar, una expresión de la clase proletaria, que, enfrentada a los peligros del nacionalismo y la democracia, ha dado un ejemplo de dignidad obrera diciendo “basta”.
El reparto imperialista de Bosnia tras la guerra de los años 90, a su vez expresión de la descomposición capitalista, fue diseñado por el “enviado de paz” Richard Holbrooke - un digno sucesor de Henry Kissinger- en los “Acuerdos de Dayton” de 1995 bajo la tutela del imperialismo estadounidense. En este proceso Bosnia fue dividida en dos entidades y un distrito autónomo (donde también hubo protestas recientemente): la Federación de Bosnia y Herzegovina (que se organiza en diez cantones), la República de Srpska y el distrito de Brcko. “El resultado – dice The Economist el 15.02.14- es un sistema de altos salarios para los políticos en un país de sólo tres millones y medio de habitantes”. En otras palabras: todo el sistema impuesto por las potencias favorece la corrupción, el nepotismo y el gansterismo. Son bien conocidas las estrechas relaciones en los Balcanes entre políticos y altos funcionarios con los diversos mafiosos y traficantes que componen la burguesía local. Todos los que, desde la izquierda o la derecha, afirmaban en su día que la guerra llevaría a una gran reconstrucción de la región y que existía una “racionalidad económica” tras ella, estaban claramente equivocados. La guerra y su posterior “paz” prepararon el terreno para una mayor desorganización y gansterismo, dejando amplias regiones balcánicas devastadas y sembradas de campos minados, y con desempleo y brutales ataques anti-obreros por todas partes. Aquí, a las puertas de Europa, no es la reconstrucción, sino los estragos de la destrucción imperialista y capitalista lo que prevalece y se acrecienta.
Diversas fracciones nacionalistas han encontrado sus propias “teorías conspirativas” con las que tratar de desacreditar las protestas, o las han etiquetado como la labor de unos “hooligans”, con el Alto Representante de la UE en Bosnia, Valentin Inzko, amenazando con enviar tropas de la Unión Europea contra las movilizaciones[2].
Partiendo de la premisa correcta de que las protestas no plantean reivindicaciones basadas en divisiones étnicas y de que ha habido una solidaridad expresada por encima de las barreras étnicas impuestas por los acuerdos de Dayton, un número de intelectuales, entre ellos Noam Chomsky, Tariq Ali, Naomi Klien y Slavoj Zizek, etc., escribieron un par de cartas al diario británico The Guardian (ver “Balkans Insight”, 13.2.14) “apoyando a los ciudadanos” de la región. Este “apoyo” es en realidad un regalo envenenado. Hacen un llamamiento a que la “comunidad internacional” solucione la cuestión; la misma “comunidad internacional” que provocó la guerra primero e impuso las actuales divisiones y condiciones después. En esencia, estos partidarios izquierdistas del capitalismo simplemente le hacen el juego a las fuerzas de la burguesía en general y a las maquinaciones de la Unión Europea sobre las movilizaciones en particular, como por ejemplo el llamamiento de la UE a los líderes bosnios a “mostrar mayor responsabilidad y transparencia” (Reuters, 17.2.14), y el llamamiento de los gobiernos bosnios a que “los trabajadores descontentos busquen la obtención de sus derechos a través de las instituciones sindicales con quienes el gobierno mantiene unas buenas relaciones” (WSWS, 6.2.14). Ya hemos visto arriba cómo los sindicatos, ellos mismos a su vez divididos según las líneas nacionalistas, no sólo trabajan mano a mano con el Estado, sino abiertamente contra las luchas obreras.
La explosión de rabia de los trabajadores de Tuzla no apareció de la nada. Hubo una huelga minera por un aumento salarial el pasado septiembre; por toda Bosnia han habido manifestaciones que han desafiado las divisiones étnicas y expresado su preocupación por el desempleo y el futuro, reflejado en eslóganes como “¡Muerte al nacionalismo!”, “¡Apoyamos las luchas en todo el mundo!”, “¡No estudiamos para ser parados!”, “¡Que os jodan en tres idiomas!” expresadas en pintadas en edificios gubernamentales o en pancartas caseras portadas por manifestantes de todas las edades, incluyendo a desempleados y jubilados. Estallan huelgas y bloqueos organizadas por los trabajadores en Kralejevo (Serbia), y hubo protestas en Belgrado, y manifestaciones obreras en Drvar (República de Srpska). También hubo manifestaciones contra el desempleo algo más lejos, en Skopje, Macedonia (Bosnia-Herzegovina Protest Files, 18.2.14), y violentas manifestaciones contra el desempleo por parte de estudiantes en Pristina, Kosovo (BBC News, 8.2.14).
Este movimiento se presenta aún a una escala muy pequeña y expuesta a los peligros de la división, el nacionalismo y la democracia. Esto último puede apreciarse en la ristra de “asambleas plenarias”, “gobiernos de expertos” y “gobiernos técnicos” que se han establecido y solicitado. Estas son la clase de organizaciones burguesas bienvenidas por los intelectuales de izquierda nombrados arriba y, desde luego no sorprendentemente, existen informes de que el pleno de Tuzla ha ignorado completamente las reivindicaciones de los trabajadores. Existe el peligro de que estas luchas se disuelvan en la población en general, en meras protestas antigubernamentales sin perspectiva, reivindicando meros cambios de cromos en el poder, o “gobiernos técnicos”. Contra todo esto la clase obrera debe permanecer firme y tratar de desarrollar la lucha en su propio terreno, aunque en la actualidad esta aparezca muy confusa y con poderosas fuerzas en su contra.
Esta lucha en Bosnia no tiene nada que ver con los sucesos que acontecen en Ucrania. No hay políticos occidentales, espías, embajadores, delegaciones y dólares detrás de las protestas. Estas luchas se sitúan más bien en la línea con la lucha y la ira de los “Indignados” en España, las protestas en Egipto, Turquía y Brasil, y se enfrentan a los mismos o similares peligros[3]. Pero el mero hecho de que tengan lugar en una región diezmada por el imperialismo ya les otorga importancia. Y si los trabajadores de DITA no obtuvieron nada de su lucha, ni un sólo céntimo – de hecho algunos obreros sufrieron problemas de salud producto de los piquetes expuestos al frío durante meses- su lucha es una victoria para la clase proletaria y para ellos mismos, por alzarse por su propia dignidad y por la solidaridad en ella expresada.
Baboon, 19-2-14
[1] Para más información ver un pequeño documental sobre la evolución de la lucha, expresada por una de las líderes de la huelga – https://www.youtube.com/watch?v=_7Qf2eBKnUI- [888], alojado en la web libcom.com en la sección “Protests in Bosnia” -https://libcom.org/news/protests-bosnia-07022014?page=1- [889]
[2] Ver Malatesta's Blog, https://malatesta32.wordpress.com/2014/02/12/on-the-protests-in-bosnia/ [890]
[3] Ver el balance de estos movimientos en nuestra hoja internacional “2011: de la indignación a la esperanza”, https://es.internationalism.org/node/3349 [597]
Publicamos a continuación un artículo elaborado como resumen de una Jornada de Encuentro y Discusión organizada por nuestra sección en Bélgica y en la que participaron jóvenes de dicho país y de Holanda. La traducción ha sido realizada por un compañero muy próximo a quien agradecemos su colaboración.
Un tema que las fuerzas de izquierda repiten periódicamente para asustarnos y hacer que corramos a sus “protectores brazos” es “qué vuelve el fascismo”, “qué viene la extrema derecha”. Esta hez de la sociedad capitalista ha adoptado un nuevo disfraz: el populismo. Sus temas preferidos son el racismo, el nacionalismo y el rechazo de “los políticos”.
La barbarie del nazismo y el traumatismo que ha provocado sus atrocidades son utilizados por las fuerzas democráticas del Capital para pedirnos que cerremos los ojos ante sus políticas de paro y miseria y nos tapemos la nariz ante su nauseabunda corrupción. Ellos se presentan como el “mal menor”.
Podemos ver el ejemplo de Francia para comprender que no hay diferencia en lo esencial entre los partidos democráticos y sus rivales fascistas. En materia de racismo el gobierno “socialista” de Hollande ha expulsado con saña a gitanos rumanos cumpliendo “desde la izquierda” el programa del Frente Nacional. En lo referente a austeridad, desempleo, recorte de las supuestas “libertades”, represión etc., Hollande comete tales felonías que permiten a su rival de extrema derecha Madame Le Pen hacerse pasar por “defensora de los derechos de los de abajo”. Con la excusa de “quitarle votos” a dicha señora nombra primer ministro a Valls, exponente del nacionalismo y el racismo más extremos.
El debate realizado en Bélgica aclara las cosas frente a estas engañifas:
Años 30: curso hacia la guerra imperialista generalizada
Esta estuvo marcada por la peor crisis de la historia del capitalismo –la Depresión del 29-, sin embargo, la crisis no dio lugar a un asalto revolucionario del proletariado contra el capitalismo sino, al contrario, abrió un curso hacia la guerra imperialista generalizada.
La razón fue doble: la oleada revolucionaria mundial de 1917-23 había sido aplastada y el proletariado se encontraba postrado. Pero esto se vio aumentado por la forma que tomó la contra-revolución en Rusia: desde dentro mismo del Estado surgido tras la revolución de Octubre 1917 y desde el partido que había estado a la vanguardia de la revolución, el partido bolchevique.
En estas condiciones históricas generales el ascenso del fascismo correspondió a 3 factores: la derrota previa del proletariado, la necesidad de desarrollar el capitalismo de Estado y la de levantar una economía de guerra en vistas a la Segunda Guerra Mundial.
Hoy el proletariado sufre grandes dificultades especialmente en el nivel subjetivo –conciencia, confianza, solidaridad, moralidad- pero no está derrotado. No existe un curso abierto a la guerra imperialista generalizada.
Las dificultades actuales del proletariado
Básicamente son debidas al peso de un proceso que hemos llamado la descomposición del capitalismo ([1]). Una de las expresiones de esta última fue el hundimiento de los regímenes llamados “socialistas” y que permitió a la burguesía lanzar una gigantesca campaña anticomunista proclamando que el “comunismo había muerto”, “el marxismo había fracasado”, “el proletariado ya no existe” y “no hay más mundo posible que el capitalismo”. Esto llevó al proletariado a un retroceso en su conciencia y en su combatividad, a una pérdida de su identidad y de la confianza en sí mismo.
La impaciencia inmediatista
Un rasgo general de la sociedad capitalista que se ha agudizado con la descomposición es el inmediatismo. La sociedad capitalista está impregnada hasta la médula de inmediatismo, por definición el capital necesita sacar la máxima ganancia en el mínimo de tiempo posible importándole un bledo las consecuencias a todos los niveles (destrucción medioambiental y, sobre todo, agotamiento de la fuerza de trabajo). Lo quiere todo y ya. Este modo de vida se contagia a toda la sociedad y no hay paciencia para concebir una lucha a largo plazo que es la propia del proletariado. Este problema se planteó hace más de 150 años en la polémica entre Marx y Engels por un lado y la tendencia Willich-Schapper dentro de la Liga de los Comunistas. Derrotadas las revoluciones de 1848 y con un proletariado en reflujo en toda Europa, Willich y Schapper querían a base de activismo vacío realizar la revolución, “Ahora o nunca” era el lema de Willich, Marx respondió algo de plena actualidad: «la minoría reemplaza el punto de vista de la crítica por el dogmatismo, y el materialismo por el idealismo. Considera a la voluntad pura como la fuerza motriz de la revolución en lugar de las condiciones reales. Mientras que nosotros decimos a los obreros: tenéis que pasar 15, 20, 50 años de lucha, no para cambiar la realidad sino para cambiar vosotros mismos y haceros capaces del mando político, vosotros decís, por el contrario: tenemos que hacernos inmediatamente con el poder, y si no, echarnos a dormir» ([2]).
La noción de curso histórico
El debate habido en Bélgica insiste en la necesidad de tener una visión histórica y global de la lucha del proletariado. No andar improvisando análisis que a los cuatro días son echados al cubo de la basura, no estar anunciando la “revolución” cuando aparece una lucha mínimamente masiva para a continuación cuando no hay luchas decir que el proletariado está derrotado por siempre jamás. La noción de curso histórico que la CCI ha desarrollado es fundamental.
Acción Proletaria
En agosto de 2013, la CCI organizó una jornada de encuentro y discusión ([3]) sobre la cuestión de saber si nos encontramos frente a un retorno de los años 30 ([4]). ¿Qué hay de común entre los dos períodos? ¿Qué es lo que les distingue? Y, sobre todo ¿Por qué?
La iniciativa fue motivada por numerosas discusiones que han tenido lugar sobre este tema desde la depresión económica de 2008. En efecto hay razones para pensar que estamos ante un retorno de los años 30 pues es innegable que nos encontramos frente a:
Pero ¿Esto significa que nosotros tenemos que seguir las campañas en defensa de la democracia burguesa, de todo tipo de organizaciones izquierdistas como el PSL ([5]) o los Socialistas Internacionales ([6]) quienes durante sus “festivales” de 2013 han colocado de un modo central y principal la “lucha contra el peligroso ascenso de la extrema derecha y el nacionalismo en Europa” y la lucha anti-fascista?
Algunos grupos e individuos que se sitúan en una búsqueda entre las perspectivas burguesas y proletarias, piensan igualmente que nosotros estamos delante de una situación comparable a la de los años 30.
Algunos participantes en el Círculo de discusión Spartacus (Amberes) y del AAUG (Utrecht) que han participado en la jornada de discusión comparten también algunas de estas visiones.
La situación actual, en efecto, muestra algunas analogías con la de los años 30, sin embargo no es la misma. Para comprender la diferencia, la CCI ha destacado el concepto de curso histórico, concepto heredado de uno de sus más ilustres predecesores: Bilan ([11]). Según la CCI es el mejor instrumento para encontrar una respuesta adecuada a la cuestión de saber si nosotros estamos ante un retorno a los años 30 y por esta razón, ha sido una cuestión central en la introducción.
En la discusión el acento se ha ubicado principalmente sobre la función del fascismo en los años 30 y si hoy existe una relación mecánica entre la profundización de la crisis económica y la llegada al poder de la extrema-derecha. Esto se ha examinado en relación a una clase obrera que hoy, contrariamente a los años 30, no ha sido mundialmente derrotada, ni física ni políticamente.
El enfoque de la CCI a la cuestión del curso histórico se basa en el método de Bilan para quienes las actividades políticas en los años 30 han sido comprometidas a partir del reconocimiento del hecho de que la derrota de la oleada revolucionaria de 1917 y 1923 y el inicio de la crisis de 1929 habían abierto un curso a la guerra imperialista. Al igual que Bilan, la CCI defiende la tarea crucial y fundamental de los revolucionarios, que consiste en dar orientaciones generales al desarrollo social para un período determinado. El capitalismo no es “una fatalidad económica objetiva” sino una relación social. Esta relación determina globalmente la política de la burguesía. Precisamente porque los factores subjetivos (la conciencia) no son inmediata y mecánicamente determinados por las condiciones objetivas (entre otras la situación económica) es por lo que es tan importante analizar la situación a partir de este concepto.
¿Si nosotros volvemos a vivir los años 30, es una guerra generalizada lo que se anuncia o una perspectiva revolucionaria lo que se encuentra delante de nosotros? Se trata de cuestiones de una gran importancia. El pensamiento revolucionario dinámico no se satisface con “un poco de esto y un poco de aquello” todo mezclado en una salsa sociológica que no da ninguna orientación a la lucha de clases. Si el marxismo nos proporciona simplemente un análisis del pasado hay que contentarse con un “está bien, ya se verá…”, es entonces de poca utilidad. La acción social, la lucha de clases, necesitan una comprensión profunda de las fuerzas elementales que se encuentran implicadas y llamadas en una comprensión de la perspectiva. La acción del proletariado varía en función de su conciencia de la realidad social y de la relación de fuerzas en ese momento entre el proletariado y la burguesía. Esto se aplica también a las posibilidades de intervención de los revolucionarios en la clase de forma organizada. El desarrollo de la conciencia de clase es diferente, no sobre el plano de su contenido fundamental sino en su expresión en función de la respuesta a la cuestión: ¿nosotros nos dirigimos hacia la guerra o hacia el enfrentamiento revolucionario?
Este instrumento del curso histórico es para los revolucionarios de un interés esencial porque les permite, contra el resto de las interpretaciones, afirmar que actualmente, en ningún caso, nos encontramos en los años 30.
Este año había también un núcleo entusiasta listo para comprometerse en el debate. La mayor parte de ellos venían de la experiencia del movimiento Occupy o de un grupo de discusión, deseoso de intercambiar sus puntos de vista y debatirlos con la visión de la CCI.
En un primer momento, se plantearon principalmente muchas de las características más llamativas de la época actual, indicando que en muchos existe, en efecto, el miedo a una repetición de los años 30. Se han citado: la gravedad de la crisis económica –de la que muchos de los participantes se preguntaban las causas profundas-, las consecuencias desastrosas sobre el terreno ecológico y la carrera masiva de armamentos entre otros en China, Pakistán, India y Rusia. Al mismo tiempo, nuevo focos de tensión estallan a ráfagas como en Mali o en Siria. Otra pregunta se ha planteado sobre si Europa está cada vez más centralizada y gira hacia la derecha. ¿Cómo comprender el ascenso de Amanecer Dorado (Grecia) y Le Pen (Francia)? ¿Hay que llamar hoy a una lucha contra el fascismo? En fin se han destacado las debilidades y las divisiones de las reacciones. ¿Cómo tenemos que comprender estos hechos?
Otras cuestiones han sido:
Por falta de tiempo numerosas cuestiones no pudieron ser afrontadas en esta discusión.
Tres temas estuvieron en el centro de esta discusión.
A) La dinámica de la economía y la crisis histórica del capitalismo
En la discusión estaba claro para la mayor parte de los participantes que la necesidad para el capitalismo de acumular y de crecer se hace en detrimento de las necesidades sociales y del medio ambiente. Se dijo que “¡Hay que parar este crecimiento!”. A esto se respondió que la producción se lleva a cabo no para responder de las necesidades de la humanidad sino para engendrar beneficios. Las mercancías no constituyen sino una etapa intermediaria entre el capital inicial y un capital final superior. Es la misma esencia del capitalismo. Esto sólo terminará cuando la clase obrera deje de querer ser el sujeto de la explotación y la opresión, cuando asuma su papel como portador de una sociedad futura que será basada sobre una producción para satisfacer las necesidades humanas.
B) El curso histórico y el rol de la extrema derecha
En la segunda fase de la discusión se volvió una vez más a la introducción y la CCI aconsejó que se tomase una cierta distancia. Para comparar dos períodos históricos, no se puede simplemente tomar algunos elementos de uno o del otro período, por muy importantes que sean –como la crisis, el ascenso de la extrema derecha, un cierto éxito de los temas xenófobos y racistas, etc. Nosotros tenemos que ubicar estos elementos en el contexto de la dinámica de la sociedad y por ende de la relación de fuerzas entre la burguesía y el proletariado.
En los años 30, la subida al poder de los regímenes fascistas fue apoyada por amplias fracciones nacionales de la clase dominante, en particular por los grandes grupos industriales. En Alemania fueron los Krupp, Siemens, Thyssen, Messerschmitt, IG Farben. Ellos se agruparon en cárteles (Konzerns), fusiones entre capital financiero e industrial que controlaban sectores claves de la economía de guerra. En Italia, los fascistas fueron financiados por los grandes patrones italianos como la Fiat, Ansaldo, Edison, rápidamente seguidos por el conjunto de los medios industriales y financieros centralizados alrededor de la Cofindustria o de la Asociación bancaria. Como era necesario, el programa fascista se adaptó a las necesidades del capital nacional y las fracciones indeseables eliminadas. La emergencia de los regímenes fascistas correspondió a las necesidades del capitalismo: había que concentrar todos los poderes en el Estado, acelerar la puesta en marcha de la economía de guerra y la militarización del trabajo, en particular en los países obligados, para sobrevivir, a lanzarse hacia la preparación de una nueva guerra mundial para redistribuir las porciones del pastel imperialista.
Hoy, por el contrario, los “programas económicos” de los partidos de extrema derecha o populista son inexistentes, o sea inaplicables desde el punto de vista de los intereses de la burguesía. En términos imperialistas también, ellos no ofrecen ninguna alternativa. Y sobre todo, la otra condición importante y esencial para el establecimiento del fascismo no se ha creado: la derrota física y política previa del proletariado. A pesar de las dificultades para afirmarse sobre un terreno de clase, el proletariado no ha sido vencido y no ha conocido una derrota decisiva. Nosotros no vivimos en un curso contrarrevolucionario.
Por estas razones, el peligro de una vuelta inminente de regímenes fascistas, agitada como un espantapájaros, es inexistente. La burguesía utiliza actualmente el así llamado peligro fascista para movilizar a la clase obrera sobre un falso terreno, detrás de la defensa de la democracia burguesa, detrás del Estado burgués.
C) ¿Quién tiene la iniciativa? ¿Quién determina el curso? ¿Qué alternativa?
Nosotros llegamos finalmente a la siguiente cuestión: ¿sigue siendo la clase obrera un sujeto revolucionario? La CCI sostiene que es precisamente porque muchos no reconocen a la clase obrera como sujeto revolucionario, la fuerza que dé una dirección al levantamiento revolucionario contra el capitalismo, por lo que hay una subestimación o un desconocimiento del concepto de curso histórico para analizar la situación mundial.
El “pánico” es un mal consejero, si es verdad que la clase obrera está un desorientada y dividida, la causa no es tanto por el hecho de que sea heterogénea, sino porque ella ha recibido un golpe por las repetitivas campañas durante decenas de años sobre “la muerte del comunismo” ([13]).
La mentira que el estalinismo es igual al comunismo ha tenido un efecto devastador tanto sobre la combatividad como sobre la perspectiva de la lucha proletaria. La CCI ha sostenido que es muy importante definir la clase obrera no sólo en términos sociológicos sino también política e históricamente. Construir una relación de fuerza frente a la clase dirigente es un tema ante todo político. La responsabilidad de las minorías políticas en la clase es entonces la de ayudar a desarrollar la conciencia de clase, la palanca para la construcción de una alternativa auténtica. Un acuerdo general se estableció sobre el hecho de que es nuestro deber romper el mito de que no habría “alternativas”. Muchos de los participantes han visto ya esta búsqueda de alternativas en el movimiento de los Indignados y en Occupy. También ven la prueba en la emergencia de círculos de discusión y de grupos de estudio alrededor de El Capital de Marx, pero también en la emergencia por doquier de “ideas utópicas” en respuesta a la “realpolitik” ([14]).
El concepto teórico de curso histórico es una herramienta indispensable para analizar el período actual. En una época donde se toma conciencia de que la lucha será larga, esta reflexión y una profundización teórica constituyen una dimensión que preparará la lucha futura. Esto nos fortalece para resistir mejor ya sea el activismo ciego y a corto plazo o igualmente un sentimiento de euforia que nos sumerge de inmediato en el desaliento y la desesperación en el momento en que las protestas se retiran temporalmente.
El desarrollo de esta comprensión nos da más fuerza y determinación para nuestra participación en la lucha, es un factor importante en la reconquista de la identidad de clase y entonces del desarrollo de la lucha sobre un terreno de clase. Y a partir de esto, se puede desarrollar una confianza en sí misma de una clase que lleva consigo el proyecto histórico para toda la humanidad.
El hecho de que un debate entusiasta ha podido desarrollarse sobre todos estos aspectos con los participantes, sobre todo jóvenes, aunque hoy sea una pequeña minoría, nos permite definir que está iniciativa ha sido un logro. Una extensa lista de lecturas sobre estos temas y también alrededor de las posiciones de la CCI nos ha proporcionado, a todos los participantes, bastantes materias para proseguir la discusión.
Zyart- Lac, 9 de febrero de 2014
[1] Ver sobre este concepto fundamental nuestras “Tesis sobre la Descomposición”, /revista-internacional/200510/223/la-descomposicion-fase-ultima-de-la-decadencia-del-capitalismo [13]
[2] Citado en el libro Correspondencia entre Marx y Angers, Editorial Cartago, pag 83.
[3] Este tipo de actividades vienen repitiéndose desde hace varios años en Bélgica. En España una iniciativa similar es la de los Talleres de Debate de Alicante, ver “Nada más práctico que una buena teoría”, /cci-online/201212/3601/nada-mas-practico-que-una-buena-teoria [725] . La traducción del presente resumen del debate en Bélgica ha sido realizado por un compañero muy próximo a quien agradecemos calurosamente su colaboración.
[4] En 1929 estalló la peor crisis económica del capitalismo hasta entonces pero no le siguió una respuesta revolucionaria del proletariado –pues éste había sufrido la derrota previa de la oleada revolucionaria de 1917 a 1923 y, sobre todo, se hallaba encadenado a la mistificación de “Rusia patria del socialismo”. Lo que ocurrió fue el ascenso del fascismo con el triunfo de los nazis en Alemania. Esto lleva a los izquierdistas a formular una “ecuación” de “lógica formal”: si estalla la crisis económica la consecuencia inevitable es el fascismo que hoy tomaría la forma de populismo.
[5] Partido Socialista de Lucha, sección belga del trotskista Comité Internacional de los Trabajadores. NDT.
[6] Holanda, grupo trotskista vinculado a la corriente internacional del SWP británico. NDT.
[7] De As 169-170, 2010.
[8] Basta!, KSU, 10-10-2013.
[9] “Plataforma Stop racismo y exclusión”, septiembre de 2013.
[10] “Una reducción del tiempo de trabajo en beneficio del capital”, Estudios marxistas, nº 101.
[11] Bilan es la revista de la fracción de izquierdas del Partido Comunista de Italia que apareció entre 1933 y 1938. Apareció en los años posteriores a los años 20, cuando numerosos camaradas han huido del fascismo italiano y el partido de Bordiga (y sus camaradas) como uno de los últimos que ha sido expulsado de la Internacional Comunista en 1926. Sobre la noción de curso histórico ver el informe sobre la lucha de clases de nuestro 14º Congreso Internacional: /revista-internacional/201111/3255/el-concepto-de-curso-historico-en-el-movimiento-revolucionario [892]
[12] Todos los análisis de la situación internacional que ha hecho Bilan –ya sean sobre las luchas nacionales de la periferia, sobre el desarrollo de la potencia alemana en Europa, del Frente Popular en Francia, de la integración de la URSS sobre el tablero imperialista o de la llamada revolución española– se fundamentaban sobre el reconocimiento del hecho que la relación de las fuerzas habían claramente evolucionado en contra del proletariado y que la burguesía dirigía el camino hacia otra masacre imperialista. En contra de la visión de Trotski, voluntarista e idealista, que creía que era el momento propicio para crear una Cuarta Internacional. Los esfuerzos para reunir una organización de masas en ese período no podía conducir sino al oportunismo.
[13] En 1990, cuando cayeron los regímenes estalinistas de Rusia y sus satélites, exponentes de un capitalismo de Estado extremo disfrazado de “socialismo”, anunciamos que el proletariado sufriría un importante retroceso en su conciencia y su combatividad, ver https://es.internationalism.org/node/3502 [688]
[14] Véase al respecto el artículo en Internationalisme no 360, “La utopía no lleva a la lucha: la búsqueda de la verdad ofrece una perspectiva”.
La expulsión del presidente ucraniano Yanukovych a Rusia fue saludada por algunos como una expresión de otra "revolución ucraniana". Desde el punto de vista del Estado ruso fue denunciado como un “golpe” ilegal realizado por “fascistas” en Kiev. En realidad Ucrania, que está en total bancarrota, es una zona de combate entre las grandes potencias capitalistas. Lo que ha estado ocurriendo ya no es como la “Revolución Naranja” de 2004/2005 en Ucrania que condujo a la instalación del predecesor de Yanukovych, Viktor Yushchenko. En cuanto a ser un “golpe”, ese lenguaje es la moneda común de cualquier régimen al describir los acuerdos políticos que no aprueba.
Obama y Kerry han advertido de los peligros de un avance Ruso en esa área, e insistieron en que las consecuencias de una “anexión de puerta trasera” de Crimea serán muy graves. La Unión Europea está dispuesta a imponer sanciones a Rusia y sus aliados en Ucrania. Esto no es una vuelta de las tensiones de la Guerra Fría, aunque es evidente que Rusia no puede aceptar una Ucrania pro-Occidente. Esto, desde luego, no es debido a la riqueza de los recursos de Ucrania. La importancia de Ucrania para el capitalismo ruso es esencialmente estratégica. Por otra parte, la importancia de Rusia para Ucrania es limitada, aunque, por ejemplo, en 2010, fue capaz de obtener un descuento en las importaciones de gas ruso a cambio de que se ampliara la base naval rusa en Crimea.
Desde la época de Pedro el Grande, los gobernantes de Rusia han luchado por los puertos que pueden funcionar durante todo el año. Basta mirar un mapa de Rusia para ver los puertos importantes como San Petersburgo en el mar Báltico y Vladivostok en el lejano Oriente (bloqueado por hielo durante cuatro meses al año), para apreciar lo importante que es para Rusia tener un acceso al Mar Negro. La flota rusa del Mar Negro tiene su base en Sebastopol, en Crimea; de hecho, Rusia ha tenido una base allí desde 1783. Cualquier influencia que Rusia podría tener en el Mediterráneo Oriental, los Balcanes y el Medio Oriente está respaldada por la flota del Mar Negro. Aunque es la flota rusa más pequeña, en comparación con la flota del Norte cuya base está en Múrmansk, la flota del Báltico, y la flota del Pacífico con sede en Vladivostok, es una parte esencial de la intervención del capitalismo ruso en áreas clave del conflicto. "Para Rusia, la flota y su base en Sebastopol son garantes de sus fronteras del sur, y una plataforma para proyectar su poder en el Mar Negro y desde allí, en el Mediterráneo. Su base es también un punto de atraque para tanques petroleros rusos destinados al Bósforo y la flota tiene por tarea proteger el gasoducto del sur de Rusia, una vez que esté terminado… La única alternativa de Rusia, es su puerto en Novorossiysk, que es azotada por los vientos, a veces forzado a cerrar debido al mal tiempo, y necesitaría miles de millones de dólares de inversión para establecer la flota del Mar Negro" (Reuters, 7/3/14)
La respuesta al aumento de la presencia militar rusa ha variado entre los diferentes poderes. Los Estados Unidos y Francia han sido capaces de hacer denuncias generosas porque no tienen intereses particulares en el área que podría ponerse en riesgo. El capitalismo alemán está en una posición diferente porque tiene vínculos más estrechos con Rusia a varios niveles y es probable que sea más cauteloso sobre la aplicación de sanciones (cuando ya no se trata solo de llamados de atención) ya que quiere evitar una escalada del conflicto para proteger sus intereses económicos. El capitalismo británico también está muy interesado en proteger la inversión rusa en la ciudad y mantener su preocupación sobre Ucrania a un nivel retórico.
No es posible tener una actitud definitiva sobre la acumulación de tropas, tanques y vehículos militares en las fronteras de Rusia con Ucrania. No está claro cuán lejos irá Rusia. Esto es debido no a la personalidad de Putin, o a la personalidad belicosa rusa. Esto es debido a que la guerra y las amenazas de guerra no pueden analizarse cuidadosamente en las causas particulares y los resultados probables. Lo que sí sabemos es que en la fase de descomposición capitalista, las tensiones y los antagonismos entre Estados capitalistas, cada vez más, toma formas irracionales e impredecibles. El resultado del referéndum de Crimea es predecible, pero no a lo que éste conducirá. Y, por ejemplo, en el Mar Báltico, el Cáucaso y otros países vecinos de Rusia, existe la preocupación de que el régimen de Moscú pueda clamar nuevamente 'la protección a las minorías rusas' en otras zonas alejadas de Ucrania.
En las protestas en Ucrania que condujeron al vuelo de Yanukovych a Rusia había muchos elementos. Algunas tenían ilusiones en el potencial de negociación con la Unidad Europea, otras fueron solo anti-Rusia, un número bastante grande estaba desde luego, muy cerca al fascismo tradicional; al mismo tiempo muchas estuvieron en las calles debido a un descontento por su empeoramiento de las condiciones materiales de vida. En la práctica, sean las que fueren las motivaciones iniciales, todas esas energías se canalizaron detrás del nacionalismo de la burguesía.
En partes del este de Ucrania, en los sectores de las industrias del acero y en las zonas mineras, así como hay un fuerte sentimiento pro-ruso, también hay un enojo discernible con los multimillonarios “oligarcas”, la burguesía ultra rica que ha acumulado una gran riqueza con la caída del Estado estalinista. Ha habido manifestaciones en Donetsk dirigidas contra las autoridades pro-rusas. Puede haber gérmenes de protesta contra la situación social, aunque, en esta etapa es probable que tales movimientos puedan fácilmente ser desviados hacia el callejón sin salida nacionalista. La clase obrera en Ucrania y Rusia se enfrenta a una situación muy difícil y peligrosa y no es probable que sea capaz de escapar de la trampa nacionalista por sí misma –lo que solo enfatiza el papel crucial de la lucha de clases internacional al oponerse a la austeridad de la burguesía y su vuelo a la irracionalidad y la guerra.
Car, 15/3/14
El 18 de marzo de 2014 los políticos profesionales de la burguesía mexicana han dado un golpe más a los trabajadores: después de haber prometido por enésima ocasión que aumentando los impuestos, tendrían los recursos para la “pensión universal” y el “seguro del desempleo”, ahora imponen esas nuevas leyes, maquillándolas de manera cínica, como la continuación de la “reforma social” como llamaron desvergonzadamente a la reforma fiscal del 2013.
Y la teatralidad ha aparecido de nuevo y no tiene desperdicio: por un lado, el PRI en el gobierno, el verde ecologista, una parte importante del PRD y el Partido Nueva Alianza han votado a favor; por otro lado, el PAN, el Partido del Trabajo y demás se han opuesto y otros tantos del PRD han abandonado la sesión “muy dignos” para “no ser cómplices”. ¡Basura pura! En realidad, se trata de un reparto de tareas entre las fuerzas políticas de la burguesía para que sean algunos los que asuman el llamado “costo político”, mientras que otros se prestigian para reparar su imagen en espera de que el escenario gire y adoptar otros papeles en el eterno circo de la democracia burguesa.
La pensión universal y el seguro del desempleo vienen a dar la puntilla a la clase obrera condenada desde hace décadas al infierno en la tierra debido a la degradación continúa y acelerada de sus condiciones de vida, justificada por toda clase de supuestos fines de beneficio, del bien común, o de defensa de la economía nacional.
Aparentando una función social del Estado se anuncia con bombo y platillos que a los trabajadores de 65 años o más se les darán 580 “pesotes” a partir del 2015, en apenas… un solo mes. Y que el optimismo no debe morir pues en un plazo no mayor (faltaba más) a… 15 años, el regalote ascenderá a… 1 092 “pesotes”. ¡Toda una afrenta! ¡Y todavía se dan el lujo de “aclarar” que este “beneficio” tendrá sus acotaciones pues el monto inicial que son ¡menos de 20 pesos diarios! (un dólar y medio) se ajustará anualmente y, siempre que haya disponibilidad de recursos, podrá accederse a la cantidad tope!
Siendo ya una cantidad ridícula, el cálculo es por demás frío y criminal pues arrancando a los 65 años, con toda una vida de sobreexplotación y degradación de sus condiciones de vida, las probabilidades de que el “beneficiario” muera antes de recibir el premio de los 1 092 “pesotes” son más que altas o de que lo “disfrute” apenas unos instantes... Por lo demás, ese fue el cálculo de las reformas a los sistemas de pensiones y jubilaciones del IMSS (1995, 1997) y del ISSSTE (2007…) al aumentar los años de servicio teniendo como referencia el cálculo de la expectativa de vida…
El Estado se adorna declarando que financiará esta “pensión” pero es demagogia y cinismo puro pues el dinero provendrá directamente de las retenciones impositivas del trabajo de millones de proletarios, que se administran por los organismos financieros que el Estado ha creado como parte de su estructura, y por empresas que paralelamente se han creado para “administrar” las aportaciones de los trabajadores a los sistemas de salud y de retiro. Por lo demás, el trabajo asalariado aporta plusvalía de sobra para financiar todos los programas “sociales” del Estado.
Por cierto, las noticias recientes evidencian que estos recursos disminuyen aceleradamente hasta el punto de que al momento de jubilarse los actuales trabajadores no existe la garantía de recibir ni la tercera parte de los ingresos que hoy tienen como salario corriente pues según los paleros del Estado burgués “los administradores” –públicos y privados- de las “cuentas individuales” han “desafortunadamente” perdido fondos que han “arriesgado” en el mercado de valores con la intención de “lograr los mayores beneficios para los trabajadores”, ellos mismos reconocen con el más descarado de los cinismos que las AFORES han tenido jugosas ganancias aceptando abiertamente el objetivo real que tuvieron esas reformas.
Este es un engaño colosal de corte “social”, algo que ya su fuerza política de izquierda más importante como el PRD ha instituido en el Distrito Federal (“dinero para los viejitos”) desde hace más de una década y que les ha dado muy buenos resultados para ofrecer algo ante el descontento de la gran masa de trabajadores que hasta ahora han mantenido su existencia en el límite de la miseria y… la limosna.
Pero si la Pensión Universal es una vacilada, el Seguro del desempleo es por demás asqueroso e indignante:
Las campañas electorales de 2012 prometieron que acabarían con el desempleo: a cambio se crea el “seguro de desempleo”… otro engaño más en la lista infinita de esa estafa colosal como son las elecciones.
La economía nacional sigue hundiéndose y la burguesía sabe muy bien que siendo ya escandalosa la cantidad de desempleados, arrojará a la calle a cientos de miles de trabajadores más. Una perspectiva muy segura si tomamos en cuenta que sus instituciones financieras revisan a la baja el crecimiento del PIB casi cada mes después de que, otra vez, nos prometieron poco menos que la gloria si íbamos a votar.
Estamos de nuevo frente a otro más de los atracos con los que los patrones y su Estado se han estado ensañando en las últimas décadas contra nuestras condiciones laborales y sobre todo contra las condiciones de vida de nuestras familias a las que ya han condenado a la miseria más desesperante y les han cancelado todo futuro.
Los medios de difusión de la burguesía han estado confundiendo sobre el alcance de estos ataques: por ejemplo, diciendo que estas leyes solo afectan a los trabajadores afiliados al IMSS, o dando interpretaciones encontradas de las mentadas reformas. Pero además, apenas si mencionan otros golpes más como por ejemplo el decreto que se ha preparado para que sean embargables los salarios de los trabajadores para garantizar que sus deudas de consumo se paguen a las empresas capitalistas.
El desprecio de la burguesía por la vida de los trabajadores y sus familias no tiene límites como se ve en la arrogancia con la que han impuesto estos nuevos golpes. Sin duda, esta manga ancha de la que está gozando por ahora se debe a las dificultades que ha registrado la lucha de la clase trabajadora no solo en México sino en el mundo entero y que lleva a los capitalistas a implementar estos ataques considerando que es el momento adecuado pues, por ahora, difícilmente los trabajadores podrán responder con una lucha importante dado el trabajo de sabotaje que se ha encargado de hacer el aparato sindical en las filas obreras ante cada mínimo indicio de descontento o de movilizaciones por incipientes que aparezcan.
A pesar de todo, la lucha es la única alternativa que le queda a los explotados y oprimidos no solo para resistir mínimamente ante este tipo de ataques sino para empezar a exigir mejoras reales a sus condiciones de vida y de trabajo y, más allá, para plantear de manera política la posibilidad de acabar de una vez por todas con este sistema inmundo de miseria y opresión. Si no luchamos nos condenamos a la miseria y la humillación más abominables.
RM, marzo de 2014
Hace 100 años, la humanidad estaba al borde del abismo, a punto de hundirse en la sangría más espantosa que nunca haya conocido la historia. Durante generaciones después de la Gran Guerra, los años 1914-1918 fueron sinónimos de matanza absurda, de abominable desperdicio de vidas en el horror de las trincheras. Las poblaciones damnificadas por semejante barbarie hicieron responsables de todo ello a los Gobiernos y las clases dirigentes.
Cien años después, conmemorar la guerra resulta por lo tanto bastante molesto para esas mismas clases dirigentes. Y por ello se preparan para ahogarnos en un océano de futilidades y de himnos a la unidad nacional ante el sufrimiento de la guerra. Evitarán a toda costa cualquier mención de las verdaderas causas de la guerra: la extensión imperialista inexorable del capitalismo por el planeta entero. Evitarán también cualquier sugerencia sobre quién fue realmente responsable de la guerra.
Y, sobre todo, evitarán toda mención a la idea de que la única fuerza que hubiese podido impedir la guerra, tanto en 1914 como hoy, es el proletariado.
2014 no será entonces un año de conmemoración, sino de olvido.
En la actualidad, aún se sigue llamando “Gran Guerra” a la que comenzó en agosto de 1914. Y eso que la Segunda Guerra Mundial hizo más del doble de víctimas, por no mencionar las interminables guerras que, desde 1945, han sembrado todavía más muertes y provocado aún más destrucciones.
Para entender por qué la guerra de 14-18 sigue todavía siendo “la Gran Guerra”, basta con visitar cualquier pueblo de Francia, incluso el más aislado y perdido en los prados alpestres; allí se pueden ver familias enteras con sus nombres grabados en un hito conmemorativo: hermanos, padres, tíos, hijos. Estos testigos mudos del horror no solamente se pueden ver en las ciudades y los pueblos de las naciones beligerantes europeas, sino incluso en el otro extremo del mundo: en la pequeña aldea de Ross, en la isla australiana de Tasmania, el monumento lleva los nombres de 16 muertos y 44 supervivientes, resultantes, sin duda, de la batalla de Galípoli (Turquía).
Durante dos generaciones tras el final de la guerra, 1914-1918 fue sinónimo de matanza absurda, impulsada por la estupidez ciega e irreflexiva de una casta aristocrática dominante, por la avidez insaciable de los imperialistas, de los aprovechadores de guerra y de los fabricantes de armas. A pesar de todas las ceremonias oficiales, todas las coronas depositadas en los monumentos a los caídos y, en Gran Bretaña, la ostentación simbólica de amapolas en el ojal el día de la conmemoración anual, aquella visión de la Primera Guerra Mundial se integró en la cultura popular de las naciones beligerantes. En Francia, la novela autobiográfica de Gabriel Chevalier, La peur (el miedo), publicada en 1930, conoció un éxito tan grande que las autoridades prohibieron el libro, tildándolo de antipatriota. En 1937, la película contra la guerra de Jean Renoir, La Grande Illusion, se proyectó ininterrumpidamente en el cine Marivaux desde las 10 hasta las 2 de la mañana y batió todos los records de entradas; en Nueva York, permaneció 36 semanas en cartelera([1]).
En la Alemania de los años veinte, los dibujos satíricos de George Grosz apaleaban a generales, a políticos y a todos aquellos que habían sacado tajada de la guerra. El libro de E.M. Remarque, Sin novedad en el frente (“Im Westen Nichts Neues”) se publicó en 1929: 18 meses después de su publicación, se habían vendido 2 millones y medio de ejemplares y se tradujo a 22 idiomas; la versión cinematográfica de Universal Studios en 1930 tuvo un éxito estrepitoso en Estados Unidos, donde ganó el Oscar a la mejor película ([2]).
Tras su desmoronamiento, el Imperio austrohúngaro legó al mundo una de las novelas antiguerra más importantes: El buen soldado Švejk (“Osudy dobrélo vojáka Švejk za světové války”) de Jaroslav Hašek, publicado en 1923 y desde entonces traducido en 58 idiomas –más que cualquier otra obra en checo.
La aversión causada por el recuerdo de la Primera Guerra Mundial sobrevivió a la sangría aún más terrible de la Segunda. Comparada con los horrores de Auschwitz e Hiroshima, la crueldad del militarismo prusiano y de la opresión zarista –por no hablar del colonialismo francés o británico– que sirvieron de justificación a la guerra en 1914, casi podían parecer como insignificantes y, sin embargo, la matanza en las trincheras parecía todavía más absurda y monstruosa: de este modo, la burguesía podía presentar la Segunda Guerra Mundial sino ya como una “buena” guerra, al menos como una “guerra justa” y necesaria. Esta contradicción en ningún país es más patente que en Gran Bretaña, donde toda una serie de películas enaltecedoras de la “causa justa” en el más puro estilo patriotero (Dambusters en 1955, 633 Squadron en 1964, etc.) se podían ver en las pantallas de los cines durante los años 50 y 60, a la vez que los escritos contra la guerra de los “poetas de la guerra” Wilfred Owen, Siegfried Sassoon y Robert Graves formaban parte del curso obligatorio de los colegios ([3]). Quizá la obra más grande de Benjamin Britten, el compositor británico más famoso del siglo XX, sea su Réquiem de Guerra (1961) que musicalizó la poesía de Owen, mientras que en 1969 salieron dos películas muy diferentes: en el registro patriótico, Battle of Britain por un lado, y por el otro la sátira corrosiva Oh! What a Lovely War (¡Ah, qué hermosa es la guerra!) que realiza una denuncia musical de la Primera Guerra Mundial, sirviéndose de las canciones creadas por los soldados en las trincheras.
Dos generaciones más tarde, estamos hoy en vísperas del 100º aniversario del estallido de la guerra (4 de agosto de 1914). Dada la importancia de las décadas para los aniversarios y más aún de los centenarios, se han puesto en marcha grandes preparativos para conmemorar (“celebrar” no es precisamente la palabra más conveniente) la guerra. En Francia y Gran Bretaña, se asignaron presupuestos de varias decenas de millones en euros o en libras esterlinas; en Alemania, por razones evidentes, los preparativos son más discretos y no han recibido la bendición gubernamental ([4]).
“El que paga la fiesta, decide la orquesta”: ¿qué, van a recibir entonces las clases dominantes a cambio de las decenas de millones gastadas para “conmemorar la Guerra”?
Si observamos las páginas web de los organismos responsables de la conmemoración (en Francia, el Gobierno constituyó un organismo especial, en Gran Bretaña se ha encargado el Imperial War Museum) la respuesta parece bastante clara: están comprando una de las cortinas de humo ideológico más costosas de la historia. En Gran Bretaña, el Imperial War Museum se da por tarea recoger las historias de los individuos que vivieron la guerra para transformarlas en podcast ([5]). La página web del Centenary Project (1914.org) nos propone acontecimientos de importancia tan crucial como la exposición del revólver utilizado durante la guerra por JRR Tolkien (¡vaya!, es de suponer que lo que quieren es aprovecharse del éxito de las películas El Señor de los Anillos, inspiradas en los libros de Tolkien); la conmemoración de un dramaturgo del Surrey, la colecta por el Museo de Transportes de Londres de la historia de los autobuses durante la Gran Guerra (¡sin broma!) ; en Nottingham, “un gran programa de acontecimientos y actividades (...) sacarán a la luz cómo el conflicto catalizó cambios sociales y económicos inmensos en las comunidades de Nottinghamshire”. La BBC produjo un “documental innovador”: “La Primera Guerra Mundial vista desde arriba”, con fotografías y películas sacadas desde los globos cautivos de la artillería. Se rendirá homenaje a los pacifistas con conmemoraciones sobre los objetores de conciencia. En resumen, van a ahogarnos en un océano de futilidades. Según el Director General del Imperial War Museum, “nuestra ambición es que mucha más gente comprenda que no se puede entender el mundo de hoy sin entender las causas, el curso y las consecuencias de la Primera Guerra Mundial” ([6]) y estamos de acuerdo al 100 % con eso. Pero en realidad, todo está hecho, incluso por parte del honorable Director General, para impedirnos entender sus verdaderas causas y sus verdaderas consecuencias.
En Francia, el sitio internet del centenario anuncia el muy oficial Informe al Presidente de la República para conmemorar la Gran Guerra con fecha de septiembre de 2011 ([7]) y que comienza con estas palabras del discurso del general De Gaulle en el cincuentenario de la guerra en 1964: “El 2 de agosto de 1914, día de la movilización, el conjunto del pueblo francés se puso de pie en su unidad. Eso nunca había ocurrido. Todas las regiones, todas las localidades, todas las categorías, todas las familias, todas las almas, se pusieron repentinamente de acuerdo. En un momento, se borraron las múltiples peleas, políticas, sociales, religiosas, que mantenían dividido el país. De un extremo al otro del suelo nacional, las palabras, las canciones, las lágrimas y, sobre todo, los silencios no expresaron ya sino una única resolución". En el propio informe leemos que “Aunque suscite el pavor de los contemporáneos ante la muerte de masas y los inmensos sacrificios hechos, el Centenario también hará que un estremecimiento recorra la sociedad francesa, recordando la unidad y la cohesión nacional mostrada por los franceses durante la prueba de la Primera Guerra Mundial”. Parece pues poco probable que la burguesía francesa tenga la intención de hablarnos de la represión policial brutal de las manifestaciones de trabajadores contra la guerra durante julio de 1914, ni del notorio Cuaderno B (lista del Gobierno con los militantes antimilitaristas socialistas y sindicalistas que había que detener, internar o enviar al frente a partir del estallido de la guerra –los británicos poseían algo equivalente), y menos aún de las circunstancias del asesinato del dirigente socialista antiguerra Jean Jaurès en vísperas del conflicto como tampoco de los motines en las trincheras ([8])…
Como siempre, los propagandistas pueden contar con el apoyo de los doctos universitarios para proporcionar en material sus documentales y entrevistas. Tomaremos aquí un único ejemplo que nos parece emblemático: The Sleepwalkers, por el historiador Christopher Clark de la Universidad de Cambridge, publicado en 2012 y en 2013 en libro de bolsillo, y ya traducido al francés (Les Somnambules), alemán (Die Schlafwandler) y castellano (Sonámbulos) ([9]). Clark es un empirista sin complejos, su introducción anuncia muy claramente su intención: “Este libro (…) trata menos de por qué estalló la guerra que de cómo ocurrió. Las preguntas del porqué y del cómo son inseparables en la lógica, pero nos llevan en direcciones diferentes. La pregunta de cómo nos invita a observar atentamente las secuencias de interacciones que produjeron unos resultados. La pregunta del porqué, por el contrario, nos invita a ir buscando causas distantes y categóricas: el imperialismo, el nacionalismo, los armamentos, las alianzas, las finanzas, las ideas de honor nacional, los mecanismos de la movilización” ([10]). Lo que falta en la lista de Clark es, obviamente, el capitalismo. ¿Es posible que el capitalismo sea generador de guerras? ¿Es posible que la guerra no sea solamente “la política por otros medios”, retomando la famosa expresión de von Clausewitz, sino más bien la expresión última de la competencia inherente al modo de producción capitalista? ¡Oh no, por favor, eso nunca! Clark pues, se dedica a suministrarnos “los hechos” que llevaron a la guerra, lo que hace con una inmensa erudición y con el menor detalle, hasta el color de las plumas de avestruz sobre el casco de Francisco Fernando de Austria el día de su asesinato (eran verdes). Si alguien se hubiera dado la molestia de anotar el color de los calzoncillos de su asesino, Gavrilo Princip, ese día, también estaría en este libro.
La longitud del libro, su control del detalle, hacen tanto más notable una omisión. A pesar del que dedique secciones enteras a la cuestión “de la opinión pública”, Clark no tiene absolutamente nada que decir sobre la única parte “de la opinión pública” que de verdad importaba: la posición adoptada por la clase obrera organizada. Clark cita ampliamente diarios como el Manchester Guardian, el Daily Mail, o le Matin, y muchos otros sumidos desde hace mucho tiempo en un olvido bien merecido, pero ni siquiera cita una única vez el Vorwärts, ni l'Humanité (los diarios respectivamente de los partidos socialistas alemán y francés), ni la Vie ouvrière, el órgano semioficial de la CGT francesa ([11]), ni la Bataille syndicaliste. ¡Y eran publicaciones importantes! El Vorwärts era uno entre los 91 diarios del SPD con una difusión total de 1 millón y medio de ejemplares (como comparación, el Daily Mail reivindicaba una difusión de 900 mil) ([12]), y el propio SPD era el partido más importante de Alemania. Clark menciona el congreso de Jena en 1905 donde el SPD se negó a llamar a la huelga general en caso de guerra, pero no dice una palabra sobre las resoluciones contra la guerra adoptadas por los congresos de la Internacional Socialista en Stuttgart (1907) y en Basilea (1912). El único dirigente del SPD que merece mención en el libro es Albert Südekum, un personaje relativamente menor de la derecha del SPD, cuyo papel de figurante tranquiliza al canciller alemán Bethmann-Hollweg el 28 de julio, destacando que el SPD no se opondrá a una guerra “defensiva”.
Sobre la lucha entre izquierda y derecha en el movimiento socialista y más ampliamente obrero: silencio absoluto. Sobre el combate político de Rosa Luxemburg, Karl Liebknecht, Anton Pannekoek, Herman Gorter, Domela Nieuwenhuis, John MacLean, Vladimir Ilyich Lenin, Pierre Monatte, y tantos más, ídem de ídem. Sobre el asesinato de Jean Jaurès, más silencio, sólo silencio…
Es evidente que los proletarios no pueden contar con la historiografía burguesa para entender verdaderamente las causas de la Gran Guerra. Miremos pues más bien hacia dos destacados militantes de la clase obrera: Rosa Luxemburg, sin duda alguna la teórica más importante de la Socialdemocracia alemana y Alfred Rosmer, un militante fiel de la CGT francesa de la preguerra. Vamos a basarnos en particular en La Crisis de la Socialdemocracia de Rosa Luxemburg (más conocido con el nombre de Folleto de Junius ([13])) y El movimiento obrero durante la Primera Guerra Mundial ([14]). Ambas obras son muy diferentes: el folleto de Luxemburg fue escrito en la cárcel en 1916 (y al no poder disponer del menor acceso privilegiado a bibliotecas y archivos gubernamentales, el vigor y la claridad de su análisis son tanto más impresionantes); el primer volumen ([15]) de la obra de Rosmer, donde trata del período que condujo a la guerra, fue publicado en 1936 y es el fruto tanto de su dedicación meticulosa a la verdad histórica como de su defensa apasionada de los principios internacionalistas.
Podría preguntársenos si todo eso es realmente importante. Fue hace mucho tiempo, el mundo ha cambiado, ¿qué podemos aprender realmente de esos escritos de otros tiempos?
Contestaremos que es primordial entender la Primera Guerra Mundial por tres razones.
La primera, porque la Primera Guerra abrió una nueva época: seguimos viviendo en un mundo modelado por las consecuencias de aquella guerra.
La segunda, porque las causas subyacentes de la guerra siguen presentes y operativas: existe una similitud clarísima entre el auge de la nueva potencia alemana antes de 1914, y el actual de China.
Y la tercera –y quizá la más importante porque eso es precisamente lo que los propagandistas del Gobierno y sus historiadores a sueldo quieren ocultar– sólo hay una y única fuerza capaz de poner fin a la guerra imperialista: la clase obrera mundial. Como dice Rosmer: “los Gobiernos saben que no pueden lanzarse en la peligrosa aventura que es la guerra –y sobre todo ésta– sino a condición de tener tras ellos la práctica unanimidad de la opinión y, especialmente, la de la clase obrera; para eso, les es necesario equivocarla, engañarla, extraviarla, excitarla” ([16]). Luxemburg cita la frase de Von Bülow, que decía que era sobre todo por temor a la Socialdemocracia por lo que, en la medida de lo posible, “se hacían esfuerzos por diferir toda guerra”; cita también el Vom Heutigen Krieg (Una guerra de hoy) del general Bernhardi: “Cuando las grandes masas compactas se quitan de encima a sus dirigentes, cuando se difunde el espíritu de pánico, cuando se hace sentir la falta de víveres, cuando el espíritu de rebelión se posesiona de las masas del ejército, éste se vuelve no sólo ineficaz respecto del enemigo sino también una amenaza para sí y para sus dirigentes. Cuando el ejército rompe los límites de la disciplina, cuando interrumpe voluntariamente el curso del operativo militar, crea problemas que sus dirigentes son incapaces de solucionar. Y Luxemburg sigue: “Así, tanto los políticos capitalistas como las autoridades militares creen que la guerra, con sus ejércitos de masas modernos, es un juego peligroso. Y esto daba a la socialdemocracia la mejor oportunidad de impedir que los gobernantes del momento precipitasen la guerra y obligarlos a ponerle fin lo antes posible. Pero la posición de la socialdemocracia ante esta guerra barrió todas las dudas, derribó los diques de contención de la marea militarista. (…). Y así, las miles de víctimas que han caído en los últimos meses en los campos de batalla pesan sobre nuestra conciencia” ([17]).
El estallido de una guerra imperialista mundial y generalizada (aquí no hablamos de los conflictos localizados, incluso de grandes conflictos como las guerras de Corea o Vietnam) viene determinado por dos fuerzas que se enfrentan: el empuje hacia la guerra, hacia una nueva división del mundo entre las grandes potencias imperialistas, y la lucha por la defensa de su propia existencia por las clases trabajadoras que deben proporcionar a la vez la carne de cañón y el ejército industrial, sin las cuales la guerra moderna es imposible. La Crisis en la Socialdemocracia, y sobre todo en su fracción más poderosa, la socialdemocracia alemana – crisis que silenciaron sistemáticamente los historiadores universitarios a sueldo – es pues el factor crítico que hizo posible la guerra en 1914.
Trataremos de ello con más detalle en un artículo posterior, pero aquí nos proponemos retomar el análisis de Luxemburg de las rivalidades y de las alianzas movedizas que empujaron inexorablemente a las grandes potencias hacia la sangría de 1914.
“Hay dos procesos en la historia reciente que conducen directamente a la actual guerra. Uno se origina en el período en que se constituyeron por primera vez los llamados Estados nacionales, es decir, los Estados modernos, a partir de la guerra bismarquiana contra Francia. La guerra de 1870 que, con la anexión de Alsacia y Lorena, arrojó a la República Francesa en brazos de Rusia, dividió a Europa en dos bandos contrarios e inició un periodo armamentista competitivo frenético, encendió la chispa de la actual conflagración mundial (…)
Así la guerra de 1870 trajo como consecuencia el agrupamiento político formal de Europa en torno a los ejes del antagonismo franco-germano, e impuso el reinado del militarismo sobre las vidas de los pueblos europeos. El proceso histórico le ha otorgado a este agrupamiento y a este reinado un contenido enteramente nuevo. El segundo proceso que conduce a la actual guerra mundial, que confirma nuevamente y en forma brillante la profecía de Marx ([18]), se origina en acontecimientos internacionales acaecidos luego de la muerte de Marx: el desarrollo imperialista de los últimos veinticinco años ([19]).
Los treinta últimos años del siglo XIX vieron pues una extensión rápida del capitalismo a través del mundo, y también la aparición de un nuevo capitalismo, dinámico, en expansión y henchido de confianza, en el mismo corazón de Europa: el Imperio alemán, reconocido en el palacio de Versalles en 1871 después de la derrota francesa en la guerra franco-prusiana, en la que Prusia emergió como territorio más poderoso entre una multitud de principados y pequeños Estados alemanes, para surgir como el componente dominante de una Alemania nueva y unificada.“(…) se podía, entonces, prever”, añade Luxemburg, “que ese imperialismo joven rebosante de energía y sin obstáculos de ninguna clase, que debutaba en el escenario mundial con enormes apetitos, cuando el mundo se encontraba, por así decirlo, ya repartido, debía convertirse rápidamente en el factor incalculable de agitación general” ([20]).
Por una de esas peculiaridades de la historia que nos permiten tomar una única fecha como símbolo de una modificación de la dinámica de la historia, el año 1898 fue testigo de tres acontecimientos que señalaron tal cambio.
El primero fue “el Incidente de Fachoda”, una confrontación tensa entre tropas francesas y británicas que se disputaban el control de Sudán. En aquel entonces, parecía haber un verdadero peligro de guerra entre ambos países por el control de Egipto y el Canal de Suez, y más en general la soberanía sobre África. Finalmente, el incidente se acabó con una mejora de las relaciones franco-británicas, formalizada en 1904 por “la Entente Cordial”, una tendencia cada vez más marcada, por parte de Gran Bretaña, de apoyar a Francia contra una Alemania que ambos veían como una amenaza. Las dos “Crisis marroquíes” de 1905 y 1911 ([21]) pusieron de manifiesto que en adelante, Gran Bretaña se opondría a las ambiciones alemanas en el norte de África (estaba sin embargo dispuesta a dejar algunas migajas a Alemania: las posesiones coloniales de Portugal).
El segundo acontecimiento fue la toma por Alemania del puerto chino de Kiao-Chau ([22]), que anunciaba la entrada de Alemania en la arena imperialista como potencia con aspiraciones mundiales y no solamente europeas –una Weltpolitik, como en aquel entonces se decía en Alemania. Fue pues bastante oportuno que en 1898 ocurriera también la muerte de Otto von Bismarck, gran canciller que había guiado a Alemania por la vía de su unificación e industrialización rápida. Bismarck siempre se había opuesto al colonialismo y a la construcción naval, al ser su preocupación principal en política exterior la de impedir la aparición de una alianza antigermánica entre las demás potencias recelosas –o preocupadas– por el auge alemán. Al iniciarse el siglo, Alemania se había convertido en una potencia industrial de primer orden, sólo sobrepasada por Estados Unidos, con las ambiciones mundiales que eso conllevaba. Luxemburgo cita al Ministro de Asuntos Exteriores de entonces, von Bülow, en un discurso del 11 de diciembre de 1899: “cuando los ingleses hablan de una “Gran Inglaterra”, cuando los franceses hablan de la “Nueva Francia”, cuando los rusos abren Asia central para su penetración, también nosotros tenemos derecho a aspirar a una Alemania más grande. Si no creamos una marina apta para defender nuestro comercio, nuestros nativos en tierras extranjeras, nuestras misiones y la seguridad de nuestras costas, amenazamos los intereses vitales de nuestra nación. En el próximo siglo el pueblo alemán será el martillo o el yunque.” Y Luxemburg añade: “Despojemos esto de la frase ornamental sobre la defensa de nuestras costas, y queda el programa colosal: la gran Alemania que cae como un martillo sobre las demás naciones” ([23]).
A principios del siglo XX, dotarse de una Weltpolitik exigía una marina de guerra a la altura de sus ambiciones. Luxemburg demuestra claramente que Alemania no necesitaba económicamente de forma urgente una armada: nadie iba a arrancarle sus posesiones en África o China. La armada era sobre todo una cuestión de prestigio: para poder proseguir su extensión, Alemania debía aparecer como una potencia seria, una potencia con la cual era necesario contar, y para eso una “flota ofensiva de primera calidad” era un requisito previo. En las palabras inolvidables de Luxemburg, ésta era “un desafío no sólo a la clase obrera alemana, sino también a otras naciones capitalistas, desafío dirigido a nadie en particular, un guantelete que se agitaba ante el mundo entero”.
El paralelo entre el auge de Alemania al filo de los siglos xix y xx, y el de China cien años más tarde es evidente. Como la de Bismarck, la política exterior de Deng Xiaoping procuró no preocupar a los vecinos de China, como tampoco a la potencia hegemónica mundial, Estados Unidos. Pero con su ascenso al estatuto de segunda potencia económica mundial, el “prestigio” de China exige que pueda, como mínimo, controlar sus fronteras y proteger sus vías marítimas: de ahí su programa de construcción naval, de submarinos y de un portaviones, con su reciente declaración de un área de identificación de su defensa aérea (ADIZ) que cubre las islas Senkaku-Daioyu.
Se trata, por supuesto, de un paralelo no de una igualdad, por dos razones en particular: en primer lugar, la Alemania de principios del siglo xx no sólo era la segunda potencia industrial después de Estados Unidos, sino que también estaba en la vanguardia del progreso técnico y de la innovación (como se puede apreciar, por ejemplo, en la cantidad de Premios Nobel alemanes y en la innovación alemana en las industrias siderúrgicas, eléctricas y químicas); en segundo lugar, Alemania tenía la capacidad de transportar su fuerza militar por el mundo entero.
Así como Estados Unidos hoy ha de oponerse a la amenaza china respecto a su propio “estatus” y a la seguridad de sus aliados (Japón, Corea del Sur y Filipinas en particular), también Gran Bretaña vio como una amenaza el auge de la marina alemana, y lo que todavía era peor: una amenaza existencial contra la vía marítima vital del canal de la Mancha y sus propias defensas costeras ([24]).
Sin embargo, cualesquiera que hubieran sido sus ambiciones navales, la dirección natural para la extensión de una potencia terrestre como Alemania era hacia el Este, más específicamente hacia el Imperio otomano en descomposición; eso era tanto más evidente por cuanto sus ambiciones en África y en el Mediterráneo occidental estaban bloqueadas por los franceses y los británicos. El dinero y el militarismo iban de la mano, y el capital alemán fluyó a Turquía ([25]), abriéndose paso a codazos con sus competidores británicos y franceses. Se dedicó gran parte de ese capital a financiar el ferrocarril Berlín-Bagdad: en realidad, se trataba de una red de ferrocarriles que debía conectar Berlín con Estambul, para luego seguir hacia el sur de Anatolia, Siria y Bagdad, y también Palestina, el Hiyaz y La Meca. En una época en la que los movimientos de tropas dependían de los ferrocarriles, eso daba la posibilidad al ejército turco, equipado con armas alemanas y entrenado por militares alemanes, de mandar tropas que habrían amenazado tanto la refinería británica de Abadan (en Persia, hoy Irán) ([26]), como el control británico de Egipto, del canal de Suez: ésta era una amenaza alemana directa contra los intereses estratégicos de Gran Bretaña. Durante gran parte del siglo xix, la extensión rusa en Asia Central, que suponía una amenaza sobre la frontera persa y sobre India, era el principal peligro para la seguridad del Imperio británico; la derrota de Rusia por Japón en 1905 había calmado sus pretensiones orientales hasta el punto que en 1907 un convenio anglo-ruso podía –temporalmente al menos– solucionar los conflictos entre los dos países en Afganistán, Persia y Tíbet. Alemania era ahora el rival que enfrentar.
Inevitablemente, la política oriental de Alemania implicaba para ella un interés estratégico en los Balcanes, el Bósforo y los Dardanelos. El que el ferrocarril entre Berlín y Estambul debiera pasar por Viena y Belgrado hacía que el control, o al menos la neutralidad de Serbia, pasaba de golpe a ser de gran importancia estratégica para Alemania. Esto a su vez la ponía en conflicto con un país que –en los tiempos de Bismarck– había sido el bastión de la reacción y de la solidaridad autocrática, o sea el principal aliado de Prusia y de la Alemania imperial: Rusia.
Desde el reino de Catalina la Grande, Rusia se había afirmado (en los años 1770) como potencia dominante del Mar Negro, eliminando a los otomanos. El comercio cada día más importante de la industria y agricultura rusas dependía de la libertad de navegación por el estrecho del Bósforo. La ambición rusa apuntaba a los Dardanelos y el control del tráfico marítimo entre el mar Negro y el Mediterráneo (los objetivos rusos en los Dardanelos ya habían llevado a la guerra con Gran Bretaña y Francia en Crimea, en 1853). Luxemburg resume así la dinámica de la sociedad rusa que impulsaba su política imperialista: “Por un lado, en las tendencias de conquista del zarismo se manifiesta la expansión tradicional de un poderoso imperio, cuya población abarca hoy 170 millones de hombres y que trata de alcanzar, por motivos tanto económicos como estratégicos, el acceso libre a los mares, al océano Pacífico en el Oriente, y al Mediterráneo en el Sur. Por otro lado, la pervivencia del absolutismo exige la necesidad de mantener una posición que imponga respeto en la concurrencia general de los grandes Estados a nivel de la política mundial para asegurarse el crédito financiero del capitalismo extranjero, sin el cual el zarismo no puede vivir. (…) Sin embargo, cobran cada vez más importancia los intereses burgueses modernos como factor del imperialismo en el imperio zarista. El joven capitalismo ruso, que bajo el régimen absolutista no puede alcanzar, como es natural, su completo desarrollo ni salir, en general, de la fase del primitivo sistema de saqueo, ve ante sí un brillante futuro por las inconmensurables fuentes naturales de este gigantesco imperio. (…) Es la previsión de ese futuro y, por decirlo así, como adelanto de la avidez de acumulación, lo que llena a la burguesía rusa de un ímpetu marcadamente imperialista y que la hace manifestar con ardor sus pretensiones en el reparto del mundo” ([27]). La rivalidad entre Alemania y Rusia por el control del Bósforo se topó pues ineluctablemente con su punto neurálgico en los Balcanes, donde la progresión de la ideología nacionalista característica de un capitalismo en vías de desarrollo creaba una situación de tensión permanente y guerra sangrienta intermitente entre los tres Estados que nacieron del Imperio otomano en descomposición: Grecia, Bulgaria y Serbia. Estos tres países se aliaron contra los otomanos en la Primera Guerra de los Balcanes, y se pelearon luego unos contra otros para repartirse el botín –en particular en Albania y Macedonia– durante la Segunda Guerra de los Balcanes ([28]).
El auge de esos nuevos Estados nacionales agresivos en los Balcanes no podía dejar indiferente al otro imperio declinante de la región: Austria-Hungría. Para Luxemburgo, “la monarquía de los Habsburgo no es la organización política de un Estado burgués, sino únicamente un sindicato inconexo de unas cuantas camarillas de parásitos sociales que quieren recoger a manos llenas, utilizando los medios de poder estatales, mientras se mantenga el podrido tinglado de la monarquía”, y Austria-Hungría estaba constantemente bajo la amenaza de las nuevas naciones que la rodeaban y todas estaban compuestas de las mismas etnias que ciertas partes del Imperio: de ahí la anexión por Austria-Hungría de Bosnia y Herzegovina, con el objetivo de impedir a Serbia un acceso al Mediterráneo.
En 1914, la situación en Europa se asemejaba a un cubo de Rubik mortal, sus distintas piezas estaban tan estrechamente imbricadas que desplazar una de ellas significaba necesariamente desplazarlas todas.
¿Quiere decir eso que las clases dominantes, los Gobiernos, no sabían lo que hacían, que en cierto modo –según el título del libro de Christopher Clark, Sonámbulos–, entraron en guerra por accidente, que la Primera Guerra Mundial no fue sino un terrible error?
Ni mucho menos. Sin lugar a dudas las fuerzas históricas descritas por Luxemburg, en el análisis sin duda más profundo nunca escrito de la entrada en guerra, mantenían a la sociedad atenazada: en este sentido, la guerra era el resultado de unas rivalidades imperialistas imbricadas. Las situaciones históricas llaman al poder a los hombres que les corresponden y los gobiernos que arrastraron a Europa y al mundo a la guerra sabían muy bien lo que hacían y lo hicieron deliberadamente. Los años del cambio de siglo hasta el estallido de la guerra se caracterizaron por alertas repetidas, cada una más grave que la anterior: la crisis de Tánger en 1905, el incidente de Agadir en 1911, las Primera y Segunda Guerra de los Balcanes. Cada incidente impulsaba hacia adelante la fracción proguerra de cada burguesía, reforzando la idea de que la guerra era de todos modos inevitable. El resultado fue una carrera de armamentos absurda: Alemania puso en marcha su programa de construcción naval y Gran Bretaña le siguió los pasos; Francia aumentó la duración del servicio militar a tres años; enormes empréstitos franceses financiaron la modernización de los ferrocarriles rusos para transportar las tropas hacia el frente occidental, así como la modernización del pequeño pero eficaz ejército serbio. Todas las potencias continentales aumentaron el número de hombres llamados a filas.
Cada día más convencidos de que la guerra era inevitable, la pregunta para los Gobiernos europeos ya fue simplemente: “¿cuándo?”. ¿Cuándo estarían al máximo los preparativos de cada uno con relación a los de sus rivales? Ése sería el “buen” momento para la guerra.
Si Luxemburg veía en Alemania el nuevo “factor imprevisible” de la situación europea, ¿significaba eso que las potencias de la Triple Alianza (Gran Bretaña, Francia y Rusia) no eran sino las víctimas inocentes de la agresión expansionista alemana? Esa es la tesis de algunos historiadores revisionistas actuales: no solamente que la lucha contra el expansionismo alemán se justificaba en 1914, sino que básicamente, 1914 era el precursor de la “buena guerra” de 1939. Esto es sin duda verdad, pero los países de la Triple Alianza serían lo que se quiera, pero no desde luego víctimas inocentes. Y la idea de que únicamente Alemania era “expansionista” es risible cuando comparamos el tamaño del Imperio británico –fruto de la agresión expansionista británica– con el de Alemania: curiosamente, esto nunca parece pasarles por la cabeza a los historiadores ingleses domesticados ([29]).
En realidad la Triple Alianza preparaba desde hacía años una política de cerco de Alemania (así como Estados Unidos desarrolló una política de cerco a la URSS durante la Guerra Fría e intenta hoy hacer lo mismo con China). Rosmer lo demuestra con una nitidez irrecusable, basándose en las correspondencias secretas entre los embajadores belgas de las distintas capitales europeas ([30]).
En mayo de 1907, el embajador en Londres escribía: “Queda claro que la Inglaterra oficial prosigue una política calladamente hostil, que tiende a conseguir el aislamiento de Alemania, y que el rey Eduardo no vaciló en poner su influencia personal al servicio de esta idea” ([31]). En febrero de 1909, tenemos noticias del embajador en Berlín: “El rey de Inglaterra afirma que la conservación de la paz siempre ha sido el objetivo de sus esfuerzos; es lo que no dejó de decir desde el principio de la campaña diplomática que llevó a cabo, con el fin de aislar Alemania; pero no puede uno impedirse observar que la paz del mundo nunca estuvo tan comprometida que cuando el rey de Inglaterra se puso a consolidarla” ([32]). De Berlín de nuevo, leemos en abril de 1913: “La arrogancia y el menosprecio con que éstos [los Serbios] reciben las reclamaciones del gabinete de Viena sólo se explican por el apoyo que piensan encontrar en San Petersburgo. El encargado de negocios de Serbia decía aquí recientemente que su Gobierno no habría dado pasos adelante desde hace seis meses, haciendo caso omiso de las amenazas austríacas, si no le hubiera alentado el ministro de Rusia, el Sr. Hartwig…” ([33]).
En Francia, el desarrollo consciente de una política agresiva y chauvinista quedó perfectamente claro para el embajador belga en París (enero de 1914): “Ya me complació informarles que son los Sres. Poincaré, Delcassé, Millerand y sus amigos quienes inventaron y prosiguieron la política nacionalista, patriotera y chauvinista cuyo renacimiento constatamos (…) Veo en ello un gran peligro que amenaza hoy la paz de Europa (…) porque la actitud adoptada por el gabinete Barthou es, a mi modo de ver, la causa determinante de un incremento de las tendencias militaristas en Alemania” ([34]).
La reintroducción en Francia de un servicio militar de tres años no era una política de defensa, sino un preparativo deliberado para la guerra. Citemos de nuevo al embajador en París (junio de 1913): “Las cargas de la nueva ley serán tan pesadas para la población, los gastos que implicará serán tan exorbitantes, que el país protestará pronto, y Francia se encontrará ante este dilema: una renuncia que no podrá soportar o la guerra a corto plazo” ([35]).
Dos factores se tomaron en cuenta en los cálculos de los estadistas y políticos en los años que condujeron a la guerra: en primer lugar, la evaluación de sus propios preparativos militares y de los de sus adversarios, en segundo lugar –igualmente importante, incluso en la Rusia zarista y autocrática–, la necesidad de aparecer ante del mundo y ante sus propias poblaciones, sobre todo los obreros, como la parte ofendida, que sólo actuaba para defenderse. Todos los poderes querían entrar en una guerra que otro había causado: “El juego consiste en llevar al adversario a realizar un acto que se podrá explotar contra él o a aprovechar una decisión ya tomada” ([36]).
El asesinato de Francisco-Fernando, la chispa que encendió la mecha, no fue obra de un individuo aislado: Gavrilo Princip disparó el tiro mortal, pero no era sino un miembro más de un grupo de asesinos organizado y armado por una de las redes organizadas por los grupos serbios ultranacionalistas “la Mano Negra” y Narodna Odbrana (“la Defensa Nacional”), que casi era un estado en el Estado y cuyas actividades eran perfectamente conocidas por el Gobierno serbio y más concretamente por su Primer Ministro, Nicolas Pasič. Serbia mantenía estrechas relaciones con Rusia y nunca habría emprendido tal provocación si no hubiera estado segura del apoyo ruso contra una reacción austrohúngara.
El Gobierno austrohúngaro no podía dejar pasar la ocasión de meter en cintura a Serbia ([37]). La investigación policial no se anduvo con rodeos para señalar a Serbia con el dedo, confiando los austríacos en que el choque causado entre las clases dirigentes europeas les iba a otorgar el apoyo de éstas, o al menos su neutralismo, cuando atacaron a Serbia. Y en efecto, a Austria-Hungría no le quedaba otra opción que la de atacar y humillar a Serbia; hacer menos hubiera significado un golpe devastador para su “imagen” y su influencia en la crítica región de los Balcanes, dejándola completamente a merced de su rival ruso.
Para el Gobierno francés, una “guerra de los Balcanes” era la situación ideal para lanzar un ataque contra Alemania: en caso de que Alemania pudiera ser arrastrada hacia una guerra para defender a Austria-Hungría, y Rusia acudiera en defensa de los serbios, la movilización francesa podría presentarse como una medida de defensa preventiva contra el peligro de un ataque alemán. Más aún, era muy poco probable que Italia, en principio aliada de Alemania pero con intereses propios en los Balcanes, entrara en guerra para defender a Austria-Hungría en Bosnia-Herzegovina.
Dada la alianza a la que se enfrentaba, Alemania estaba en posición de debilidad, contando como único aliado a Austria-Hungría, ese “montón de descomposición organizada” como decía Rosa Luxemburg. Los preparativos militares en Francia y Rusia, el desarrollo de su “Entente” con Gran Bretaña, llevaron a los estrategas alemanes a la conclusión que más valía enfrentarse lo antes posible, antes de que sus adversarios estuvieran enteramente preparados. De ahí una observación en 1914: “Es absolutamente necesario que si se extiende el conflicto [entre Serbia y Austria-Hungría] (…) sea Rusia la que lleve la responsabilidad” ([38]).
La población británica no estaba muy animada para entrar en guerra para defender a Serbia, lo mismo que la de Francia. Gran Bretaña también necesitaba un “pretexto para intentar convencer a una parte importante de su opinión pública. Alemania le proporcionó uno, excelente, al invadir Bélgica con sus ejércitos”. Rosmer cita el Tragedy of Lord Kitchener del Viscount Esher, a tal efecto: “El episodio belga fue un golpe de suerte que llegó a punto para dar a nuestra entrada en guerra el pretexto moral necesario para preservar la unidad de la nación, o al menos la del Gobierno” ([39]). En realidad, los planes británicos para un ataque contra Alemania, preparados desde hacía mucho tiempo en colaboración con los militares franceses, preveían desde años atrás la violación de la neutralidad belga…
Todos los Gobiernos de los países beligerantes debían pues engañar a su “opinión pública” haciéndole creer que se les había impuesto una guerra que ya estaban preparando y buscando desde hacía años. El elemento crítico de esta “opinión pública” era la clase obrera organizada, con sus sindicatos y partidos socialistas, que afirmaban claramente desde hacía años su oposición a la guerra. El factor principal que abriría el camino a la guerra había de ser pues la traición de la socialdemocracia y su apoyo otorgado a lo que la clase dominante llamó cínicamente una “guerra defensiva”.
Las causas subyacentes de tamaña y monstruosa traición al deber internacionalista más elemental por parte de la socialdemocracia serán objeto de un próximo artículo. Basta con decir aquí que la pretensión actual de la burguesía francesa que afirma que “en un instante se borraron las múltiples peleas políticas, sociales, religiosas, que tenían dividido al país” no son sino mentiras groseras. Al contrario, contada por Rosmer, la historia de los días precedentes al estallido de la guerra es la de manifestaciones constantes contra la guerra, brutalmente reprimidas por la policía. El 27 de julio, la CGT llamó a una manifestación, y “de las 9 a la doce de la noche (…), una muchedumbre enorme afluyó sin cesar a los bulevares. Se movilizó a enormes fuerzas de policía (…) Pero son tan numerosos los obreros que bajan de los suburbios hacia el centro que la táctica policial [de separar a los manifestantes en pequeños grupos] consigue un resultado imprevisto: pronto se cuentan tantas manifestaciones como calles. Las violencias y las brutalidades policiales no pueden con la combatividad de esta muchedumbre; toda la tarde, el grito de “¡Abajo la guerra!” resonará desde la Ópera hasta la Plaza de la República” ([40]). Las manifestaciones continuaron al día siguiente, extendiéndose a las principales ciudades de provincias.
La burguesía francesa aún tenía otro problema: la actitud del dirigente socialista Jean Jaurès. Jaurès era un reformista, en un momento de la historia en el que el reformismo se situaba entre burguesía y proletariado, pero profundamente comprometido en la defensa de la clase obrera (precisamente por eso su influencia entre los obreros era muy grande) y apasionadamente opuesto a la guerra. El 25 de julio, cuando la prensa informa del rechazo por parte de Serbia del ultimátum austrohúngaro, Jaurès debía hablar en un mitin electoral a Vaise, cerca de Lyón: su discurso se centró no en las elecciones sino en el temible peligro de guerra “Nunca, desde hace cuarenta años, Europa estuvo en una situación de amenaza tan trágica. (…) Actualmente tenemos contra nosotros, contra la paz, contra la vida de los hombres, unas eventualidades terribles y contra las que será necesario que los proletarios de Europa realicen los esfuerzos de solidaridad suprema que estén en sus manos” ([41]).
Al principio, Jaurès se creyó los garantías fraudulentas del Gobierno francés según los cuales éste trabajaba por la paz, pero el 31 de julio ya había perdido sus ilusiones y en el Parlamento, pidió una vez más a los obreros hacer lo posible para oponerse a la guerra. Rosmer dice: “Corre el rumor de que el artículo que va a escribir próximamente para el número del sábado de l’Humanité será un nuevo “¡Yo acuso!” ([42]), que denunciará las intrigas y las mentiras que han puesto al mundo en el umbral de la guerra. Por la tarde (…) encabeza una delegación del grupo socialista al Quai d'Orsay [el Ministerio de Asuntos Exteriores]. Viviani no está allí. Es el Subsecretario de Estado el que recibe a la delegación. Después de haber escuchado a Jaurès, le pregunta qué piensan hacer los socialistas ante la situación: “¡Seguir nuestra campaña contra la guerra!”, contesta Jaurès. A lo cual Abel Ferry replica: “¡Ni se atreva!, pues lo matarán a la vuelta de la esquina!” ([43]). Dos horas más tarde, cuando Jaurès regresa a su oficina de L'Humanité para escribir el temido artículo, el asesino Raoul Villain lo mata de dos tiros de pistola a quemarropa que provocaron una muerte casi inmediata” ([44]).
En definitiva, la clase burguesa francesa no dejó ni un cabo suelto, cuando se trataba de garantizar “¡la unidad y la cohesión nacional”!
Cuando se depositan ofrendas florales y cuando los grandes de este mundo se inclinan ante el soldado desconocido en las conmemoraciones, cuando nuestros dirigentes pagan millones de euros o libras, cuando suena el clarín por las muertes tras las ceremonias solemnes, cuando los documentales fluyen en las pantallas de televisión y que los cultos historiadores nos cuentan las causas de la guerra, excepto las verdaderas, así como todos los factores que habrían podido impedirla, excepto los que de verdad hubieran podido pesar en la balanza, los proletarios del mundo entero, sí que deben recordar.
Recordar que la causa de la Primera Guerra Mundial no fueron las casualidades históricas, sino los mecanismos despiadados del capitalismo y del imperialismo, que la Gran Guerra abrió un nuevo período de la historia, una “era de guerras y revoluciones” como lo dijo la Internacional Comunista. Este período sigue siendo hoy el nuestro, y las mismas fuerzas que llevaron el mundo a la guerra en 1914 son responsables hoy de las masacres sin fin en Oriente Medio y África, alimentando tensiones cada día más peligrosas entre China y sus vecinos en el mar de China meridional.
Recordar que la guerra no puede hacerse sin los obreros, como carne de cañón y carne de fábrica. Recordar que las clases dominantes deben garantizarse la unidad para la guerra y que nada las detendrá para obtenerla, desde la represión brutal hasta el asesinato sangriento.
Acordarse de que son los mismos partidos “socialistas” que se ponen hoy a la cabeza de cualquier campaña pacifista y humanitaria, los que traicionaron la confianza de sus antepasados en 1914, dejándolos desorganizados y sin defensa ante la máquina de guerra capitalista.
Recordar, en fin, que si la clase dominante tuvo que hacer tal esfuerzo para neutralizar al proletariado en 1914, fue porque el proletariado es la única fuerza que puede levantar una barrera fiable contra la guerra. Sólo el proletariado mundial lleva en sí mismo la esperanza de echar abajo el capitalismo y el peligro de guerra, de una vez para siempre.
Hace cien años, la humanidad estaba ante un dilema cuya solución sigue estando, única y exclusivamente, en manos del proletariado: socialismo o barbarie. Este dilema sigue hoy ante nosotros.
Jens
[1] Es irónico constatar que el título de la película fue sacado de un libro de antes de la guerra escrito por el economista británico Norman Angell, que pretendía que la guerra entre potencias capitalistas avanzadas, al estar sus economías estrechamente ligadas e interdependientes, se había hecho imposible. Ese tipo de argumentos son los que hoy se pueden oír sobre China y Estados Unidos.
[2] Ni que decir tiene que, al igual que otras obras aquí mencionadas, Sin novedad en el frente fue prohibida por los nazis tras 1933. También fue prohibida entre 1930 y 1941 por la censura australiana.
[3] Es sorprendente, por el contrario, que el poeta de guerra patriótico inglés más famoso, Rupert Brooke no conociera nunca el combate, puesto que se murió de enfermedad yendo al asalto de Galípoli.
[4] Esto fue objeto de una polémica en la prensa alemana.
[5] Proyecto quizás muy encomiable, pero que no servirá en casi nada para comprender las causas de la Gran Guerra.
[6] www.iwm.org.uk/centenary [897].
[7] Conmemorar la Gran Guerra (2014-2020): propuestas para un centenario internacional, por Joseph Zimet, de la “Dirección de la memoria, del patrimonio y de los archivos”, https://centenaire.org/sites/default/files/references-files/rapport_jz.pdf [898].
[8] Es sorprendente ver que la gran mayoría de las ejecuciones por desobediencia militar en el ejército francés ocurrió durante los primeros meses de la guerra, lo que sugiere una falta de entusiasmo que debía cortarse de raíz inmediatamente (véase el informe al Ministro de Excombatientes, Kader Arif, de octubre de 2013):
https://centenaire.org/sites/default/files/references-files/rapport_fusi... [899]
[9] Vale la pena mencionar aquí que el título Sonámbulos se extrae de la trilogía del mismo nombre escrita por Hermann Broch en 1932. Broch nació en 1886 en Viena, de una familia judía, pero se convirtió en 1909 al catolicismo. En 1938, tras la anexión de Austria, fue detenido por la Gestapo. Sin embargo, gracias a la ayuda de amigos (entre los cuales James Joyce, Albert Einstein y Thomas Mann), pudo emigrar a Estados Unidos donde vivió hasta su muerte en 1951. Die Schlafwandler cuenta la historia de tres individuos durante, respectivamente, los años 1888, 1905 y 1918, y examina las cuestiones planteadas por la descomposición de los valores y la subordinación de la moral a las leyes de la ganancia.
[10] Traducción nuestra…
[12] Cf. Hew Strachan, The First World War, tomo 1.
[14] Le Mouvement Ouvrier pendant la guerre, Éditions d'Avron, mayo de 1993.
[15] El segundo tomo fue publicado tras la Segunda Guerra Mundial. Es mucho más resumido, ya que Rosmer tuvo que huir Paris durante la Ocupación alemana y sus archivos fueron confiscados y destruidos durante la guerra.
[16] Rosmer, op. cit., p. 84.
[17] Folleto de Junius, capítulo VI.
[18] Luxemburg cita aquí una carta de Marx al Braunschweiger Ausschuss: “Quien no se ensordezca con el clamor momentáneo, y no desee ensordecer al pueblo alemán, debe comprender que la guerra de 1870 lleva necesariamente consigo los gérmenes de la guerra de Alemania contra Rusia, así como la guerra de 1866 engendró la de 1870. Digo necesariamente, a menos que ocurra lo improbable, o sea que estalle antes una revolución en Rusia. Si eso no ocurre, puede considerarse que la guerra entre Alemania y Rusia es ya un hecho consumado. El que esta guerra haya sido útil o peligrosa depende enteramente de la actitud del vencedor alemán. Si toman Alsacia-Lorena, Francia y Rusia tomarán las armas contra Alemania. Sería superfluo señalar las desastrosas consecuencias.”
[20] Idem.
[21] La primera crisis marroquí de 1905 fue provocada por una visita del Káiser a Tánger, formalmente para apoyar la independencia marroquí, pero en realidad para contrarrestar la influencia francesa. La tensión militar era de suma importancia: Francia canceló los permisos militares y avanzó sus tropas hasta la frontera alemana, mientras que Alemania comenzó a llamar a los reservistas a filas. Finalmente, los franceses cedieron y aceptaron la propuesta alemana de una Conferencia internacional, que se celebró en Algeciras en 1906. Pero los alemanes se llevaron un chasco cuando comprobaron que todas las potencias europeas les habían abandonado, particularmente los británicos, y sólo se beneficiaron del apoyo de Austria-Hungría. La segunda crisis marroquí ocurrió en 1911 cuando una rebelión contra el sultán Abd al-Hafid dio a Francia el pretexto para mandar tropas a Marruecos so pretexto de proteger a los ciudadanos europeos. Los alemanes, por su parte, aprovecharon el mismo pretexto para mandar la cañonera Panther al puerto atlántico de Agadir. Los británicos sospecharon que eso era el preludio a la instalación de una base naval alemana en la costa atlántica, que amenazaría directamente a Gibraltar. El discurso de Lloyd George en la Mansion House (citado por Rosmer) fue una amenaza de declaración de guerra apenas disimulada si Alemania no cedía. Finalmente, Alemania reconoció el protectorado francés en Marruecos, y recibió a cambio de unas cuantas marismas en la desembocadura del Congo.
[22] Actual Qingdao, en donde los alemanes implantaron la fábrica de cerveza que fabrica hoy la cerveza “Tsingtao”.
[23] Folleto de Junius, op. cit.
[24] La idea de Clark, y también de Niall Fergusson en The Pity of War, de que Alemania se había quedado muy rezagada respecto a Gran Bretaña en la carrera marítima de armamentos, es absurda: contrariamente a la armada alemana, la británica debía proteger un comercio mundial, y no se entiende bien cómo Gran Bretaña no se habría sentido amenazada por la construcción de una flota poderosa situada a menos de 800 kilómetros de su capital y todavía más cerca de sus costas.
[25] Aunque, en los textos europeos de aquel entonces, los términos “Turquía” y “Imperio otomano” se usaban indistintamente, es importante recordar que el más apropiado es el segundo: a principios del siglo XIX, el Imperio otomano cubría no sólo Turquía sino también lo que hoy es Libia, Siria, Irak, la península de Arabia, más gran parte de Grecia y de los Balcanes.
[26] Esta refinería era sobre todo importante por razones militares: la flota británica acababa de sustituir el carbón por el gasóleo. Gran Bretaña poseía carbón en abundancia pero no tenía petróleo. La búsqueda del petróleo en Persia fue sobre todo impulsada por las necesidades de la Armada Real con fin de asegurarse sus suministros en fuel.
[27] Junius, op. cit., capítulo 4.
[28] La Primera Guerra de los Balcanes estalló en 1912 cuando los miembros de la Liga de los Balcanes (Serbia, Bulgaria y Montenegro) lucharon contra el Imperio otomano con el apoyo tácito de Rusia. Aunque no formaba parte de la Liga, Grecia se unió a los combates, al final de los cuales los ejércitos otomanos fueron derrotados por los cuatro costados: el Imperio otomano se vio privado, por primera vez en 500 años, de la mayoría de sus territorios europeos. La Segunda Guerra de los Balcanes estalló inmediatamente después, en 1913, cuando Bulgaria combatió a Serbia, la cual había ocupado, con la complicidad de Grecia, gran parte de Macedonia que se había prometido a Bulgaria.
[30] Estos documentos fueron captados por los alemanes que publicaron largos extractos después de la guerra. Como Rosmer lo indica: “Las valoraciones de los representantes de Bélgica en Berlín, París y Londres, tienen un valor particular. Bélgica es neutral. Tienen pues la mente más libre que los implicados para apreciar los acontecimientos; además, no ignoran que en caso de guerra entre los dos grandes grupos de beligerantes, su pequeño país correrá grandes riesgos, en particular, el de ser un campo de batalla” (op. cit., p. 68).
[31] Idem, p. 69.
[32] Idem, p. 70.
[33] Ibidem.
[34] Idem, p. 73.
[35] Idem, p. 72.
[36] Idem, p. 87.
[37] Por otra parte, el Gobierno austrohúngaro ya había intentado presionar a Serbia al revelar al historiador Heinrich Friedjung documentos fraudulentos que supuestamente eran la prueba de una conspiración serbia contra Bosnia y Herzegovina (véase Clark, p. 88, edición Kindle).
[38] Citado por Rosmer, op. cit., p. 8, a partir de documentos alemanes publicados después de la guerra.
[39] Idem, p. 87.
[40] Idem, p. 102.
[41] Idem, p. 84.
[42] En referencia al ataque sin concesiones de Emile Zola contra el Gobierno cuando el affaire Dreyfus.
[43] Rosmer, op. cit., p. 91. La conversación está relatada en la biografía de Jaurès por Charles Rappoport y en los propios papeles de Abel Ferry (véase Alexandre Croix, Jaurès et ses détracteurs (Jaurès y sus detractores), Ediciones Spartacus, p. 313.
[44] Jaurès fue asesinado mientras comía en el Café du Croissant, frente a las oficinas de l'Humanité. Su asesino, Raoul Villain, tenía muchas semejanzas con Gavrilo Princip: inestable, emocionalmente frágil, dedicado al misticismo político o religioso –en resumen, exactamente el tipo de personaje que los servicios secretos utilizan como provocador y a quien pueden sacrificar sin el menor escrúpulo. Tras el asesinato, Villain fue detenido y pasó la guerra tranquilo, casi cómodamente instalado en una prisión. Tras su juicio fue liberado, y la esposa de Jaurès tuvo que pagar los gastos de justicia.
En octubre de 2013, nació un nuevo “grupo político” que se dio el pomposo nombre de “Grupo Internacional de la Izquierda Comunista” (GIGC). Este nuevo grupo no le hace mucha gracia dar a conocer su identidad: se ha constituido a partir de la fusión entre 2 elementos del grupo Klasbatalo de Montreal y elementos de la pretendida ex-“Fracción Interna” de la CCI (FICCI) que fueron excluidos de la CCI en 2003 debido a sus comportamientos indignos de la militancia comunista: además del robo, las calumnias y el chantaje, estos elementos cruzaron el Rubicón debido a sus comportamientos deliberados de soplones, entre otras “hazañas” publicando por adelantado en Internet la fecha de la conferencia de nuestra sección en México y repitiendo insistentemente las verdaderas iniciales de uno de nuestros camaradas presentado como “el jefe de la CCI”. Los lectores no informados pueden consultar nuestros artículos publicados en aquel entonces en nuestra prensa1
En uno de estos artículos, Los métodos policiales de la FICCI [907] pusimos claramente en evidencia que estos elementos ofrecen graciosamente sus buenos y leales servicios al Estado burgués. Ocupan la mayor parte de su tiempo en una actividad consistente en un seguimiento asiduo del sitio Internet de la CCI, tratando de informarse de todo lo que ocurre en nuestra organización, alimentándose –y difundiendo rápidamente-de los cotilleos más nauseabundos recogidos de las alcantarillas (y especialmente de la pareja Peter – Louise, 2 militantes de la CCI, que les obsesiona y les excita de forma extrema desde hace más de 10 años). Con posterioridad a la publicación de este artículo, han agravado aún más su caso al sacar públicamente un documento de 114 páginas, que reproduce numerosos extractos de las reuniones de nuestro órgano central internacional, con lo que se proponían demostrar sus acusaciones contra la CCI. Lo que este documento mostraba en realidad, es que estos elementos tienen un cerebro enfermo, totalmente cegado por el odio contra nuestra organización y que de forma consciente libran a la policía informaciones sensibles a fin de favorecer su trabajo.
Recién nacido, este pequeño aborto llamado “Grupo Internacional de la Izquierda Comunista” lanza su primer grito desencadenando una propaganda histérica contra la CCI, como lo prueba el cartel publicitario aparecido en sus Web: “¡Una nueva (¿la última?) Crisis interna en la CCI!” acompañada desde luego por un “Llamamiento al campo proletario y a los militantes de la CCI”
Desde hace varios días, este “grupo internacional” (compuesto por 4 individuos) lleva una actividad frenética, dirigiendo una carta tras otra a todo el “medio proletario”, así como a nuestros militantes y a ciertos simpatizantes (a los cuales han quitado las direcciones) con el fin de salvarlos de las “garras” de una pretendida “facción liquidadora” (un clan formado por Lousie, Peter y Baruch).
Los miembros fundadores de este nuevo grupo, dos soplones de la ex-FICCI, acaban de franquear un paso suplementario en la ignominia, desvelando claramente sus métodos policíacos que intentan la destrucción de la CCI. Este pretendido “Grupo Internacional de la Izquierda Comunista” hace sonar la alarma y proclama a diestro y siniestro que se ha hecho con boletines internos de la CCI. Exhibiendo su trofeo de guerra y con tan ruidosa algarabía, el mensaje que estos acreditados soplones quieren hacernos colar es muy claro: ¡habría un “topo” en la CCI que trabaja mano a mano con la ex-FICCI! Se trata claramente de un trabajo policial que no pretende otra cosa que sembrar la sospecha generalizada, la turbación y la cizaña en el seno de nuestra organización. Se trata de los mismos métodos que utilizó la GPU, la policía política de Stalin, para destruir desde dentro el movimiento trotskista de los años 30. Se trata de los mismos métodos que ya utilizaron en su día los miembros de la ex-FICCI (y más concretamente dos de ellos, Juan y Jonás, miembros fundadores del GIGC) cuando hicieron viajes “especiales” a varias secciones de la CCI en 2001 con objeto de organizar reuniones secretas y hacer circular rumores según los cuales una de nuestras camaradas (la “mujer del jefe de la CCI”, según su expresión) sería una “infiltrada”. Hoy, el mismo proceder para sembrar el pánico y destruir desde dentro la CCI resulta todavía más abyecto: con el pretexto hipócrita de querer “tender la mano” a los militantes de la CCI y salvarlos de la “desmoralización” estos espías profesionales lanzan en realidad el siguiente mensaje a todos los militantes de la CCI: “habría uno (o más) traidores en vuestras filas que nos han dado vuestros Boletines Internos, pero no os daremos su nombre pues sois vosotros quienes debéis buscarlos”. Tal es en realidad el objetivo de toda la febril agitación de este nuevo “grupo internacional”: introducir una vez más el veneno de la sospecha y de la desconfianza dentro de la CCI para intentar destruirla desde su interior. Se trata claramente de una auténtica empresa de destrucción cuyo grado de perversidad nada tiene que envidiar a los métodos de la policía política de Stalin o a los de la Stasi.
Como lo hemos recordado varias veces en nuestra prensa, Víctor Serge, en su libro bien conocido y que es una referencia en el movimiento obrero, Lo que todo revolucionario debe saber sobre la represión2, pone claramente en evidencia que la difusión de la sospecha y de la calumnia constituye un arma privilegiada del Estado burgués para destruir las organizaciones revolucionarias: “la confianza en el partido es el cimiento de toda fuerza revolucionaria (...) ¡Los enemigos de la acción, los cobardes, los acomodados, los oportunistas, buscan sus armas en los basureros! La sospecha y la calumnia les sirven para desacreditar a los revolucionarios (...) Este mal –la sospecha entre nosotros- no puede ser circunscrito que mediante un gran esfuerzo de voluntad. Hace falta –y es desde luego la condición previa para lucha victoriosa contra la verdadera provocación, de la cual cada acusación calumniosa lanzada contra un militante, hace el juego- que nadie sea acusado a la ligera, y que una acusación formulada contra un revolucionario sea rigurosamente verificada. Cada vez que alguien sufra semejante sospecha, un jurado de camaradas debe realizar una investigación y pronunciarse sobre la acusación o sobre la calumnia. Reglas simples que deben observarse si queremos preservar la salud moral de las organizaciones revolucionarias”. La CCI es la única organización revolucionaria que ha seguido siendo fiel a esta tradición del movimiento obrero defendiendo el principio de los Jurados de Honor frente a la calumnia: solo los aventureros, los elementos turbios y los cobardes no quieren que se haga la claridad delante de un Jurado de Honor3.
Víctor Serge afirma igualmente que las motivaciones que conducen a ciertos militantes a ofrecer sus servicios a las fuerzas de represión del Estado burgués no son forzosamente la miseria material o la cobardía: “hay otros más peligrosos, los diletantes, los aventureros que en nada creen, hastiados del ideal al que hasta ahora habían servido, amantes del peligro, de la intriga, de la conspiración, que gustan llevar un complicado juego engañando a todo el mundo. Estos individuos pueden tener talento y jugar un juego realmente indescifrable”. Dentro del perfil del soplón o del agente provocador, encontramos, según Víctor Serge, ex-militantes, “heridos por el partido”. El orgullo herido, recriminaciones personales provocadas por los celos, la frustración o la decepción, pueden conducir a militantes a desarrollar un odio incontrolable contra el partido (o contra algunos de sus miembros considerados como rivales) hasta el extremo de ofrecer sus servicios a las fuerzas de represión del Estado burgués.
Todos los “llamamientos” estruendosos de esta agencia oficiosa del Estado burgués que es el GIGC no son otra cosa que llamamientos al pogrom contra algunos de nuestros camaradas (en su momento denunciamos en nuestra prensa las amenazas proferidas por un miembro de la ex-FICCI que le dijo a uno de nuestros militantes: “¡a ti te voy a rebanar el pescuezo!”). No es ninguna casualidad si este nuevo “llamamiento” de los soplones de la ex-FICCI haya sido inmediatamente reproducido por uno de sus cómplices y “amigos”, un tal Pierre Hempel (que publica una basura tan indigesta como delirante llamada “El Proletariado Universal”, auténtica prensa amarilla) en el cual se puede leer barbaridades del estilo “Peter y su perra”. La “perra” en cuestión sería nuestra camarada a la que los soplones y potenciales asesinos de la ex-FICCI han acusado y hostigado desde hace más de 10 años, apoyados por sus cómplices de la pequeña movida con la que cuentan. Podemos apreciar el género de literatura (muy “proletaria”) que sostiene el “llamamiento” del pretendido “Grupo Internacional de la Izquierda Comunista”, que atiza la curiosidad y el voyeurismo de todos los carroñeros del pequeño medio que se proclama “proletario”. Se tienen los amigos que se merecen.
Pero no acaba ahí la cosa. Si pinchamos en los enlaces que figuran en la nota4, nuestros lectores que pertenecen verdaderamente al campo de la Izquierda Comunista, podrán hacerse una idea un poco más precisa del pedigrí de este nuevo “Grupo Internacional de la Izquierda Comunista”: está siendo patrocinado desde hace varios años por una tendencia perteneciente a otra oficina del Estado burgués, el NPA5 (partido de Olivier Besancenot que se presenta a las elecciones y que es invitado regularmente a los platós televisivos franceses). Esta tendencia del NPA le hace regularmente una ruidosa publicidad, en lo más destacado de su Web. Si un grupo de la extrema izquierda del Capital hace tanta publicidad a la FICCI y a su nuevo disfraz (el GIGC), es claramente la prueba de que la burguesía sabe reconocer sus fieles servidores: sabe con quién puede contar para destruir a la CCI. Así, los soplones del GIGC podrían reclamar una condecoración del Estado (¡concedida evidentemente por el ministerio del Interior!) a quien han prestado servicios más eminentes que la mayor parte de los beneficiados por tales medallas.
La CCI hará toda la claridad e informará a los lectores de las consecuencias de este asunto. Quizá hayamos sido infiltrados por uno o varios elementos turbios (no sería la primera vez y tenemos una larga experiencia sobre este tipo de problema, como mínimo desde el asunto Chénier, un individuo excluido de la CCI en 1981 y que, unos meses más tarde, trabajaba oficialmente para el Partido Socialista Francés, entonces en el gobierno). Si tal fuera el caso aplicaremos nuestros Estatutos como siempre lo hemos hecho.
Pero tampoco podemos descartar otra hipótesis: uno de nuestros ordenadores habría podido ser pirateado por los servicios de la policía (que vigila nuestras actividades desde hace más de 40 años). Y no podría excluirse que haya sido la propia policía (haciéndose pasar por un “topo” militante anónimo de la CCI) quien haya transmitido a la FICCI algunos de nuestros boletines sabiendo pertinentemente que estos soplones (y en especial los dos miembros fundadores del pretendido GIGC) harían inmediatamente de ellos el uso adecuado. No sería desde luego en nada sorprendente puesto que los cow-boys de la FICCI (¡que se apresuran a disparar más rápido que su sombra!) se llevaron un buen chasco cuando en 2004, al flirtear con un desconocido de una oficina estalinista en Argentina, el ciudadano B que se escondía detrás de un supuesto “Círculo de Comunistas Internacionalistas”. Este “círculo”, puramente virtual, presentaba la oportunidad soñada de publicar mentiras ignominiosas y groseras contra nuestra organización, encontró rápidamente un eco complaciente en la FICCI. Desde el momento en que sus mentiras fueron desenmascaradas y el ciudadano B desapareció inmediatamente de la circulación, la FICCI se vio sumida en la consternación y la mayor zozobra.
La FICCI pretende que “el proletariado tiene más que nunca necesidad de sus organizaciones políticas con objeto de orientarse hacia la revolución proletaria. Un debilitamiento de la CCI significa un debilitamiento del campo proletario en su conjunto. Y un debilitamiento del campo proletario significa un debilitamiento del proletariado en la lucha de clase”. Se trata de una asquerosa hipocresía. Los partidos estalinistas se proclaman defensores de la revolución comunista cuando constituyen sus más feroces enemigos. Nadie puede llamarse a engaño: cualquiera que sea el escenario –presencia en nuestras filas de un “topo” de la FICCI o manipulación por los servicios del Estado-, la última “hazaña” de la FICCI-GIGC demuestra claramente que su vocación no es en manera alguna defender las posiciones de la Izquierda Comunista y actuar por la revolución proletaria sino la de destruir la principal organización actual de la Izquierda Comunista. Se trata de una agencia policial del Estado Capitalista, sea o no retribuida por sus servicios.
La CCI se ha defendido siempre de los ataques de sus enemigos, especialmente de aquellos que intentan destruirla mediante campañas de calumnias y mentiras. La CCI no va a permitir sus actuaciones. No va a dejarse desestabilizar por este ataque del enemigo de clase. Todas las organizaciones proletarias del pasado han debido hacer frente a los ataques del Estado burgués con vistas a destruirlas. Ellas se defendieron enérgicamente y, frecuentemente, estos ataques en lugar de debilitarlas han reforzado, por el contrario, su unidad y la solidaridad entre los militantes. Ha sido de esta forma cómo la CCI y sus militantes han reaccionado siempre a los ataques y a la delación de la FICCI. Por ello, desde que se ha conocido el asqueroso “llamamiento” de la GIGC, todas las secciones y todos los militantes de la CCI se han movilizado inmediatamente con la máxima determinación para defender nuestra organización como los camaradas directamente señalados como diana en este “llamamiento”.
Corriente Comunista Internacional, 4 mayo 2014
1 Los métodos policiales de la FICCI [907]; La FICCI en acción: mentiras y comportamiento de “matones” [908]
3 Ver nuestro comunicado del 21 de febrero de 2002 El combate de las organizaciones revolucionarias contra la provocación y la calumnia [910] (en francés)
4 tendanceclaire.org/breve.php?id=655 [911] ; tendanceclaire.org/breve.php?id=2058 [912] ; tendanceclaire.org/breve.php?id=7197 [913].
5 NPA: Nuevo Partido Anticapitalista, Francia
Mucho peor que la provocación en sí misma es la sospecha, la desconfianza que pueden instalarse en la organización cuando sus miembros sienten ser los blancos de la provocación. Esto es tanto más grave porque –a excepción del caso único que fue la publicación de los archivos del Okhrana tras la revolución rusa de 19171– los revolucionarios no tienen obviamente los medios de buscar pruebas en los archivos de la policía, y la propia policía hace lo imposible para borrar todas las pistas y proteger a los verdaderos espías. En última instancia, la policía incluso no necesita actuar, sólo ha de dejar instalarse la desconfianza y la sospecha para recoger los frutos: la parálisis, o incluso el estallido de la organización revolucionaria.
Desde sus orígenes, el movimiento obrero ha tenido que hacer frente a la represión desencadenada por la burguesía. Sin embargo, sería un serio error, una expresión de ingenuidad, creer que tal represión solo toma la forma de represión física directa contra las huelgas o los levantamientos obreros.
La revolución proletaria es la primera en la historia en la que su éxito depende de la conciencia revolucionaria de la clase sobre sus propios objetivos, sobre sus propios fines de combate contra el capitalismo: la sociedad comunista. De forma inevitable, bajo las condiciones de la sociedad capitalista, esta conciencia histórica se desarrolla de manera desigual. Esta es la razón por la que la conciencia revolucionaria se cristaliza inicialmente en las organizaciones políticas de la vanguardia proletaria.
Es una ironía de la historia el que a menudo la burguesía ha mostrado una mayor visión que las propias masas de la clase obrera del papel crucial de las organizaciones revolucionarias. La clase dominante ha seguido con particular atención a las organizaciones políticas que defienden la necesidad de la revolución comunista, incluso en periodos en que estas constituían una minoría ínfima, en la mayoría de los casos completamente desconocidas para la vasta mayoría de la clase obrera. Esto es verdad sea cual sea el régimen político del momento. Podemos dar dos ejemplos que nos conciernen directamente:
Una parte importante de nuestro libro sobre la Izquierda Comunista Italiana1 pudimos escribirla a partir de los archivos de la policía secreta del régimen de Mussolini, la cual mantuvo un espía dentro del pequeñísimo grupo que publicaba BILAN en los años 30
En los comienzos del grupo que se convertiría en la sección en Francia de la CCI –Révolution Internationale- nos enteramos a través de un agente policial arrepentido que nuestro grupo estaba siendo seguido por la policía.
Solamente una vez en la historia los métodos de la policía política han podido ser examinados de forma exhaustiva por los revolucionarios: tras la revolución de octubre de 1917 en Rusia cuando los archivos de la policía secreta del Zarismo, la Okhrana2 cayeron en las manos de los bolcheviques.
Fue utilizando estos archivos como Víctor Serge pudo escribir su libro Lo que todo revolucionario debe saber acerca de la represión3, el cual sigue siendo una muy valiosa exposición de los métodos policiales. Como Serge escribe, la Okhrana constituyó «el prototipo de la moderna policía política». Sin embargo, como vamos a ver a continuación, la provocación policial no nació con la Okhrana y los revolucionarios no esperaron al libro de Serge para comprender que ellos eran objetivo del interés policial.
¿Cuál es el propósito del interés policial? Este no se limita al simple espionaje, ni a la represión y destrucción de las organizaciones revolucionarias. La burguesía y su policía política saben muy bien que las organizaciones políticas del proletariado no se han generado en las cabezas de los individuos que las componen sino que brotan de las condiciones mismas de la lucha de clases, de la oposición permanente entre la clase obrera y la sociedad capitalista.
No es ninguna casualidad el que la figura del agente provocador haya sido siempre aborrecida por el movimiento obrero, tanto en sus organizaciones políticas como en los órganos que la clase hace surgir en el curso de sus luchas (Asambleas Generales, Comités de Huelga etc.). Desde sus mismos comienzos, las organizaciones políticas de la clase obrera han intentado defenderse por sí mismas contra la actividad de los agentes provocadores. Así, en 1795, en los Estatutos de la London Corresponding Society (Sociedad de Correspondencia de Londres, una de las primeras organizaciones políticas de la clase obrera), podemos encontrar la regla siguiente: «Las personas que pretendan interferir el orden, con la pretensión de mostrar entusiasmo, valor, o con cualquier otro motivo, deben considerarse sospechosas. Una actitud ruidosa raras veces es un signo de valor, y el entusiasmo extremado es a menudo una forma de encubrir la traición»4
En el mismo sentido, la Liga de los Comunistas (para la que Marx escribió el famoso Manifiesto Comunista en 1848) declaró en su artículo 42: «los miembros expulsados o suspendidos, así como las personas sobre quienes recaigan sospechas, deberán ser vigilados y neutralizados para la salvaguardia de la Liga. Todas sus maquinaciones serán puestas inmediatamente en conocimiento de la comuna a la que afecten»5
Sin embargo, la efectividad de la provocación policial tiene sus límites. Como Víctor Serge pone de manifiesto: «La provocación nunca puede anular sino a individuos o a grupos y que es casi impotente contra el movimiento revolucionario en su conjunto. Hemos visto cómo un agente provocador se encargaba de hacer [914]entrar a Rusia (en 1912) propaganda bolchevique; cómo otro (Malinovsky) pronunciaba en la Duma discursos redactados por Lenin (…) Si un folleto propagandístico es divulgado por un agente secreto o por un devoto militante, los resultados son siempre los mismos: lo esencial es que sea leído (…) Cuando el agente secreto Malinovsky hace oír en la Duma la voz de Lenin, el ministro del Interior hacia mal en regocijarse por el éxito de su agente pagado. La importancia que la palabra de Lenin tiene para el país no puede compararse con la que pueda tener la voz de un miserable» (ver nota 3).
Mucho peor que la provocación en sí misma es la sospecha, la desconfianza que pueden instalarse en la organización cuando sus miembros sienten ser los blancos de la provocación. Esto es tanto más grave porque –a excepción del caso único que fue la publicación de los archivos del Okhrana tras la revolución rusa de 1917– los revolucionarios no tienen obviamente los medios de buscar pruebas en los archivos de la policía, y la propia policía hace lo imposible para borrar todas las pistas y proteger a los verdaderos espías. En última instancia, la policía incluso no necesita actuar, sólo ha de dejar instalarse la desconfianza y la sospecha para recoger los frutos: la parálisis, o incluso el estallido de la organización revolucionaria. El libro de Thompson nos da un ejemplo contundente de esta parálisis que afecta el London Corresponding Society: «En 1794 se acusó (equivocadamente) a un tal Jones, de Tottenham, de ser un espía, debido a sus violentas propuestas que, se afirmaba, tenían el “objetivo de comprometer a la Sociedad”. Jones (según informaba Groves, el verdadero confidente, con un toque irónico) se lamentaba de que “si un ciudadano hacía una propuesta que parecía fogoso de algún modo, se le consideraba un espía que el gobierno hubiese enviado para infiltrarse entre ellos. Si un ciudadano se sentaba en un rincón y no decía nada estaba observando sus procedimientos para poder informar mejor acerca de ellos… los ciudadanos no sabían cómo comportarse» (ver nota 4).
Si la desconfianza en su seno es un factor de parálisis y desagregación de una organización proletaria, la sospecha es una carga terrible y a veces insoportable para el militante individual (Serge cita ejemplos de militantes que se suicidaron, o cometieron actos desesperados, porque no pudieron lavarse de una sospecha injustificada). Un militante comunista se coloca en oposición a toda la sociedad burguesa y a los atributos de ésta. Es marginado por la sociedad, en el mejor de los casos señalado con el dedo por toda la máquina de la propaganda burguesa como un iluminado, en el peor como un criminal sangriento. Puede ser acorralado impunemente como un animal que se debe matar. Para llevar la cabeza bien alta, el militante comunista no solo debe mantener una convicción inquebrantable en la causa histórica del proletariado, en el futuro de la humanidad, en la necesidad y la posibilidad de una revolución comunista, sino que también debe preservar su honor de militante, el respeto y la confianza de sus camaradas de combate. No hay peor vergüenza para un militante comunista que ser considerado como un traidor. La sospecha es fácil de sembrar, terriblemente difícil de borrar. Por eso tienen el deber los militantes comunistas de defender su dignidad frente a las sospechas y a la calumnia, así como la organización tiene la responsabilidad de no tolerar en su seno este veneno que destruye su unidad y la solidaridad entre camaradas.
No es por casualidad si en 1860, Karl Marx publicó su denuncia de Karl Vogt, un espía a sueldo de Napoleón III que había acusado a Marx de ser un agente de la policía6. Los comentaristas burgueses “bien intencionados” ven a menudo en este texto una debilidad de Marx, una distracción de su obra “filosófica” para combatir un individuo despreciable, y consideran que el texto –con su atención meticulosa a los detalles más lamentables de la actividad de Vogt– ilustra un ejemplo “del autoritarismo” de Marx que no habría soportado la contradicción. Es no entender nada de la acción de Marx, que odiaba hablar de sí mismo o de sus asuntos personales en público, pero que se vio obligado a dedicar un año entero a este trabajo indispensable con el fin de defender a la vez tanto su honor personal de revolucionario como también y sobre todo el del movimiento del que formaba parte.
Victor Serge tenía mucha razón cuando escribía: «Es tradicional: ¡los enemigos de la acción, los cobardes, los cómodos, los oportunistas, gustosos toman su artillería de las cloacas! La sospecha y la calumnia les sirven para desacreditar revolucionarios. Y así seguirá siendo»
Los revolucionarios del pasado entendían bien el peligro de la sospecha incontrolada en la organización, como lo prueban ya los estatutos de la Liga de los Justos, antecesora de la Liga de los Comunistas (este proyecto de los estatutos está fechado en enero de 1843): «Si alguien quiere quejarse de personas o cuestiones que pertenecen a la Liga, debe hacerlo abiertamente en la reunión [de la sección]. Serán excluidos los difamadores» (Apartado 9).
Hacia finales del siglo XIX se precisa esta posición básica. No basta con excluir al detractor, es necesario encontrar el medio de tratar las posibles acusaciones sin que perjudiquen a la organización cuando resultan infundadas. Este método del movimiento obrero se preconiza en los estatutos de la sección berlinesa del partido socialdemócrata alemán, que declaraba en 1882 (cuando el partido trabajaba en la ilegalidad): «Cada militante –incluso si se trata de un camarada bien conocido– tiene el deber de mantener la discreción sobre los temas discutidos en la organización –sea cual sea la materia. Si un camarada oye una acusación por parte de otro camarada, tiene en primer lugar el deber de tratarla confidencialmente, y lo debe exigir también del camarada que lo informó de la acusación; debe establecer las razones de la acusación, y saber quien está en su origen (…) Debe informar al secretario [de la sección], que ha de clarificar la cuestión mediante una confrontación con el acusado y el acusador (...) Cualquier otra acción, como, por ejemplo, sembrar la sospecha sin pruebas certificadas por los secretarios [es decir, los responsables de la sección] causará daños importantes. Puesto que camarada que no se atiene al procedimiento descrito más arriba corre el riesgo de ser considerado como una persona que trabaja para la policía”7.
Está claro que en las condiciones de ilegalidad de aquél entonces, los revolucionarios estaban preocupados cotidianamente por el peligro de la infiltración de la policía en sus filas. Pero la sospecha en la organización no era sistemáticamente la obra de la policía, podía nacer sin la menor provocación. Incluso cuando estas acusaciones se lanzan con las mejores intenciones de proteger la organización, la desconfianza que suscitan puede ser aún más peligrosa para la salud de la organización y para la seguridad de los propios militantes, que la verdadera provocación. Es lo que Víctor Serge pone de relieve: «Se murmuran acusaciones, luego se dicen en voz alta, generalmente no se pueden aclarar. De ahí resultan males en cierto sentido peores que los que podría ocasionar la misma provocación. (…) Este mal, la sospecha y la desconfianza entre nosotros, sólo puede ser limitado y aislado por un gran esfuerzo de voluntad. Se debe impedir –y ésta es condición previa de toda lucha victoriosa contra la verdadera provocación, que al acusar calumniosamente a un militante "hace el juego"– que nadie sea acusado a la ligera, e impedir además que una acusación formulada contra un revolucionario sea simplemente aceptada sin discusión. Cada vez que un hombre sea siquiera rozado por una sospecha, un jurado formado por camaradas deberá determinar si se trata de una acusación fundada o de una calumnia. Son simples reglas que se deberán observar con inflexible rigor si se quiere preservar la salud moral de las organizaciones revolucionarias»
En esta primera parte, intentamos demostrar:
La organización comunista no tiene lugar “natural” en la sociedad burguesa, es al contrario un cuerpo extraño en esta sociedad. El antagonismo entre los principios comunistas y la ideología burguesa no solo actúan fuera de la organización, sino también dentro. La infiltración de esta ideología extraña al proletariado puede manifestarse a través de las posiciones políticas oportunistas que puede predicar una parte de la organización, pero también y de forma mucho más insidiosa por comportamientos individuales tomados de la clase dominante (o a algunas capas sociales sin porvenir históricos) y diametralmente opuestos al comportamiento que debe ser el de un militante comunista.
La CCI siempre ha puesto de relieve que la cuestión del comportamiento político de los militantes es una cuestión íntimamente relacionada con los principios de la clase portadora del comunismo. Contra el veneno de la desconfianza y la sospecha, reafirmamos que «Teniendo en cuenta que las relaciones que se establecen entre las diferentes partes militantes de la organización arrastran consigo, necesariamente, los estigmas de la sociedad capitalista, la organización de los revolucionarios no puede constituir un islote de relaciones comunistas dentro de este sistema. Sin embargo no puede existir en contradicción con el objetivo perseguido, por lo que debe apoyarse necesariamente sobre la solidaridad y la mutua confianza que son unos de los signos de pertenencia a una organización de la clase portadora del comunismo» (Plataforma de la CCI, punto 168). Ya, nuestros estatutos hacen hincapié en el hecho de que el comportamiento de un militante no puede estar en contradicción con el objetivo para el cual combatimos, y que los debates en la organización «se lleven a cabo con el mayor rigor posible, pero guardándose de los ataques personales que no deben sustituir, en modo alguno, a la argumentación política coherente». Olvidar estas normas de comportamiento, dejarse agarrar por el espíritu de competencia inoculado por la sociedad capitalista puede conducir a los militantes muy lejos del terreno del debate entre comunistas, hasta llevarlos en algunas circunstancias (por ejemplo cuando han estado en minoría y no tenían argumentos en el debate) a emprender campañas de calumnia contra sus camaradas, vistos como adversarios a combatir.
La utilización de campañas de calumnia contra militantes en las organizaciones revolucionarias jalonó la historia del movimiento obrero desde sus orígenes. Basta con recordarse las calumnias de Bakunin contra Marx en la AIT, acusándolo de ser un “dictador” (debido a que era… ¡judío y alemán!), o las vertidas después del congreso de 1903 del POSDR por los mencheviques contra Lenin, acusado de querer “hacer reinar el terror en el partido como Robespierre”. Se puede también citar el caso extremo de las campañas de denigración contra Rosa Luxemburg, emprendidas por elementos oportunistas del partido socialdemócrata alemán que iban a traicionar los principios de la clase obrera en 1914. Así pues, se acusó a Rosa Luxemburg en los pasillos del partido de tener costumbres de “libertina” (e incluso de ser un agente de la policía zarista, el Okhrana) por estos militantes que, unos años más tarde, iban a organizar en enero de 1919 su asesinato: el “perro sangriento” Noske y sus cómplices Ebert y Scheidemann.
Para tomar un último ejemplo, nuestros antecesores de la Izquierda Comunista de Francia tuvieron que hacer frente también a la calumnia en la organización, como se puede ver en esta Resolución adoptada en la conferencia del GCF de julio de 1945: «Aprobando la Resolución de la asamblea general del 16 de junio que registraba la ruptura de estos elementos con la organización, la conferencia (...) se eleva muy especialmente contra la baja campaña de calumnia que se ha convertido en el arma preferida de estos elementos contra la organización y contra los militantes individualmente. Al recurrir a tales métodos, estos elementos, ilustrando al mismo tiempo dicha política, crean una atmósfera envenenada introduciendo la sospecha, la amenaza de pogromos (según su propia expresión), el gansterismo, y perpetúan así la tradición infame que hasta ahora era el atributo del estalinismo. Considerando urgente poner un término, de no permitir a la calumnia remplazar a los debates políticos en las relaciones entre militantes revolucionarios, la conferencia decide dirigirse a los grupos revolucionarios pidiéndoles instituir un tribunal de honor, pronunciándose sobre la moralidad revolucionaria de los militantes calumniados, y prohibir el derecho de existencia en las filas del proletariado a la calumnia o a los calumniadores»
Así pues, nuestra organización, al rechazar de sus filas la calumnia y a los calumniadores, se sitúa plenamente en la continuidad del combate de los revolucionarios del pasado por la defensa de la organización ante todas las tentativas destinadas a destruirla. La calumnia no sólo no tiene ningún derecho de existir en las filas del proletariado, sino que sigue siendo una de las armas preferidas de la burguesía para desacreditar las organizaciones comunistas y sembrar la desconfianza generalizada hacia las posiciones que defienden. Basta para convencerse citar, por ejemplo, las campañas de calumnias dirigidas contra Lenin (acusado por el Gobierno Kerenski de ser un agente del Kaiser y del imperialismo alemán) para desacreditar al Partido Bolchevique en vísperas de la Revolución Rusa, y las que se dirigieron contra Trotski (acusado por el estalinismo de ser un agente de Hitler y el fascismo) para menospreciar cualquier combate contra el estalinismo en los años 30.
El combate contra la calumnia no es únicamente una necesidad vital para los militantes y la organización a la cual pertenecen. Se refiere a todas las organizaciones del movimiento comunista. Es por eso que, ante este tipo de comportamiento destructor que hace el juego y favorece el trabajo del Estado burgués, la CCI tiene el deber de poner en guardia el conjunto del medio político proletario. «Cuando se ponen de relieve tales comportamientos, es el deber de la organización tomar medidas no sólo en favor de su propia seguridad, sino también en favor de la seguridad de las demás organizaciones comunistas» (Revista Internacional no 33, “Informe sobre la estructura y el funcionamiento de la organización”9).
CCI, 21 de febrero de 2003
1 Se puede obtener dicho libro en su traducción en España escribiendo a nuestra dirección mail: [email protected] [344]
2 Okhrana son la siglas correspondientes a –en ruso- Departamento de Protección de la Seguridad Pública y del Orden, organismo secreto fundado por el régimen del Zar en 1880.
4 Citado en el libro de E.P. Thompson, La formación de la clase obrera en Inglaterra, tomo II capítulo 14.2 página 58, edición española.
5 Citado en el libro De la Liga de los Justos a la Liga de los Comunistas, página 70, edición española en Roca 1973.
6 Ver el libro titulado Señor Vogt, traducción en español aparecida en Editorial ZYX, 1974
7 Citado por Fricke, History of the German Workers' Movement, 1869-1
Publicamos a continuación un artículo aparecido en nuestra Web en lengua inglesa. Agradecemos a una simpatizante la traducción.
El 14 de abril, la que se conoce como la mayor huelga de la memoria reciente de China, comenzó en una de las fábricas Yue Yuen en Dongguan, al sur de China. Dependiendo de qué informes se lea, el número de huelguistas iba desde treinta a cuarenta mil, aun que en el South China Morning Post del 18 de abril se informaba de 50 mil[1]. La huelga empezó en una de las 7 factorías de la Yue Yuen Industrial Holding Company, radicada en Taiwan la firma de fabricantes de zapatos más grande del mundo, que fabrica calzado de deporte para Nike, Adidas, Converse, Reebok, Timberland y muchas más. Una mujer que se acababa de jubilar en una de las factorías, calculó el monto de su pensión y descubrió que estaba muy por debajo de lo esperado. La huelga estalló y doscientos trabajadores salieron a la calle, a los que siguieron decenas de miles más de las otras 6 plantas en días sucesivos. Unos días más tarde, entre dos mil y seis mil trabajadores (en función de los informes) salieron de la planta de Yue Yuen en las provincias vecinas de Jiangxi por el mismo motivo; la financiación insuficiente del salario social.
La falta de financiación de las prestaciones de los trabajadores –pensiones, indemnizaciones por accidentes, indemnizaciones por despido, enfermedad y desempleo– se está convirtiendo en un gran problema para la clase obrera en China, sobre todo en las fábricas que se cierran para trasladarse a lugares más baratos en el extranjero como Vietnam, por ejemplo, y también dentro de China, desde la combativa Shenzhen hasta la más pacífica (por el momento) Provincia de Huizhou por ejemplo.
Esta escasez crónica no es de ninguna manera un fenómeno vinculado a las empresas de propiedad extranjera, algo que algunos elementos de la burguesía china han sugerido –y así lo han hecho en el pasado en relación con las empresas de propiedad japonesa– sino que es la práctica general del capitalismo chino, junto con todos los Estados capitalistas de Occidente, que las pensiones de los trabajadores, el subsidio de desempleo y las prestaciones sociales se recorten cada vez más. Es también significativo que en la clase obrera en China está aumentando el problema de las pensiones y otros beneficios a largo plazo. Esto explica, al igual que con los trabajadores de Occidente, la gran preocupación e inquietud que existe por el futuro y por las futuras generaciones de trabajadores.
Sus acciones están en línea con la lucha contra los recortes de pensiones de Francia en 2010, que impulsó a los trabajadores de todas las edades a salir a las calles en una masiva manifestación de ira y protesta[2]. Es el mismo problema que movilizó la huelga del metro de Nueva York en diciembre de 2005 cuando los jefes trataron de cortar los pagos de las pensiones futuras y reducir los beneficios médicos, impulsando a unos 35 mil trabajadores a salir a la calle[3]. Una preocupación similar por el futuro ha contribuido a la movilización de los trabajadores y los jóvenes en manifestaciones de masas en España y Grecia llevando a decenas de miles a las calles. Y ello condujo a la una maniobra astuta de los sindicatos británicos para sofocar la preocupación y la ira de los trabajadores de Gran Bretaña que se rebelaban contra el ataque brutal sobre las pensiones tanto en el sector público como en el privado; donde los sindicatos ayudaban a los jefes para facilitar los recortes de pensiones, y además de esta reducción de las pensiones, se aumentaban las cargas de los trabajadores directamente empleados por ellos.
Otro tema situado en primer plano por el proletariado de China, que surge por los recortes en las prestaciones sociales y el creciente número de cierres de fábricas es que muchos puestos de trabajo están ahora clasificados por el Estado como "temporales". Esto significa tener muchas dificultades para conseguir la educación de los niños, el cuidado de la salud y todos los beneficios mencionados anteriormente cuando se tiene un permiso de residencia permanente. Aquí los trabajadores no sólo luchan por un mejor "salario social", sino también en esta huelga están exigiendo un aumento salarial del 30 %[4]. La compañía ha hecho algún tipo de oferta a los trabajadores pero, al ser tan pequeña, ha sido rechazada claramente por ellos; y lo que falta en la "República Popular" es cualquier maquinaria sindical efectiva que atrape a los trabajadores en un fraude de negociación. Como portavoz de Yue Yuen y director ejecutivo, George He, dijo el 22 de abril: “No estamos muy seguros de quién lidera esto”[5]. Esto es un verdadero problema para la clase dominante china y los lleva a confiar más en el corto plazo y en la solución (finalmente contraproducente) de la fuerza bruta en vez de la sutileza con que los sindicatos llevan a cabo el sabotaje en esas organizaciones en Occidente, por ejemplo.
A pesar del espíritu de lucha y la solidaridad expresada por la clase obrera de China, de hecho, a causa de ello, también hay problemas y obstáculos que los trabajadores tienen que enfrentar, al igual que sus hermanos de clase en el oeste. Las huelgas en China son este año un tercio más respecto al mismo período del año pasado, que también vio un aumento significativo de los casos de conflictividad laboral; y debemos recordar que el 99 % de las huelgas en China son no oficiales e ilegales. Este año los investigadores han hablado de “un aumento notable en el número de huelgas y protestas de los trabajadores desde las vacaciones de febrero del Año Nuevo Lunar... el movimiento de los trabajadores (es decir, las huelgas y protestas) sigue siendo de amplia base en toda la gama de industrias del país»[6]. Subrayando la respuesta represiva del Estado chino la investigación continúa diciendo que hay «un notable incremento tanto en participación de la policía y las detenciones derivadas de las protestas de los trabajadores”.
Con un aparato sindical débil y despreciado no es de extrañar que la policía antidisturbios se haya desplegado abundantemente aquí en Dongguan, ya que el régimen no puede contar con la policía sindical. Una información clara sobre la conducta y la organización de la huelga de los trabajadores no está disponible por razones obvias, pero hay algunas pruebas de que los trabajadores sienten la necesidad de organizar las asambleas y elegir a sus propios delegados (se convocó a los trabajadores en una fábrica de Dongguan para la elección de sus propios delegados y sin duda hay un "liderazgo" de la huelga). Aún así, no se puede saber los detalles aquí. Lo que está claro es que poco después de que empezara la huelga, en torno a un millar de trabajadores de una planta de Yue Yuen comenzaron a marchar (posiblemente a otra fábrica), y la policía antidisturbios y sus perros se enfrentaros a la marcha y sus líderes fueron arrestados e incluso hubo algunos hospitalizados[7]. También hubo incursiones de la policía antidisturbios arrestando a algunos trabajadores en los alrededores de la fábrica. Es muy posible que fueran militantes señalados por los chivatos de la omnipresente Federación Nacional de Sindicatos de China (ACFTU), la mayoría de sus miembros lo son a su vez del partido único.
Las huelgas de los trabajadores de Yue Yuen continúan –como la ola de huelgas generales que se dan en China desde hace algún tiempo– pero este año en anteriores huelgas se han planteado problemas similares: en la fábrica de Shenzhen de IBM y las tiendas Walmart a finales de marzo. Sobre esta cadena de supermercados cabe comentar que la ACFTU se implicó en la creación de 400 tiendas de Walmart en China en 2006/7 aplicando un acuerdo firmado entre el gobierno y esta multinacional que incluía en una de sus cláusulas la sindicalización obligatoria de sus trabajadores. Como consecuencia de ello la cuota sindical es deducida directamente del sueldo de los obreros. Esto se está convirtiendo en una práctica habitual en China y supone un lucrativo negocio para la ACFTU que cuenta con 260 millones de miembros. En ello han aprendido de los muy democráticos sindicatos británicos (y de otros sindicatos de los países “libres”) que vienen practicando la estafa de deducir directamente la cuota de las nóminas con el beneplácito del gobierno y de las empresas.
Pero, los sindicatos chinos parece que intentan aprender de sus colegas democráticos en el arte de sabotear la lucha. A este respecto es interesante el caso reciente de la empresa norteamericana antes citada Wallmart. Esta ofreció una indemnización miserable a los empleados afectados por el cierre de sus almacenes en Changde, provincia de Hunan. Rápidamente un tal Huang Xingguo, jefe del sindicato del sector en la provincial, se puso a la cabeza de la protesta en un intento de “radicalización”. Este señor era un director administrativo que jamás había pisado un centro de trabajo y parece que otros grandes burócratas del sindicato oficial lo están imitando[8]. Esto de que los sindicalistas sean unos colaboradores descarados unas veces, otras encubiertos, del Capital, no es una novedad para los trabajadores en Occidente, aunque a diferencia de China, esto se hace con mucha hipocresía y manipulación.
Sin embargo, puede ver que Huang está tomando lecciones, así para esterilizar la lucha se puso en contacto con un bufete de abogados que se encargaron de reemplazar la huelga y la manifestación por una demanda judicial contra la empresa. Esta “salida” parece que está gustando a una fracción dentro de la burguesía china que promueve encauzar las reclamaciones hacia el terreno jurídico. Resulta significativo que Huang haya sido apoyado por los sindicatos norteamericanos, ALF-CIO.
Pero este apoyo no alcanza a genuinos trabajadores golpeados por la represión. Tenemos noticia de uno llamado Wo Guijun, un representante de los trabajadores durante la huelga en Diweixin, una fábrica de muebles en Shenzhen[9] que fue detenido junto a otros 200 compañeros y que todavía está en prisión más de dos meses después. Pero por estos compañeros los abogados, académicos, liberales, jefazos sindicales etc., no han movido ni un dedo. ¡Para ellos eso de los “derechos humanos” es solamente para los aparatos sindicales y políticos que tienen como misión sabotear la lucha obrera!
Las huelgas de Dongguan y otras que siguen sin duda estallando dentro del gigante chino muestran el coraje de amplias capas del proletariado. Pero al mismo tiempo, el que se limiten al terreno estrictamente económico y no parezcan converger sino estallar cada vez en un lugar distinto, evidencian las debilidades de este sector del proletariado mundial y ponen de manifiesto la necesidad de la entrada en lucha de los trabajadores de los países centrales, especialmente en Europa.
La conducta de los sindicatos en China, el que estén adoptando en la medida de sus posibilidades, las tácticas de sabotaje de la lucha obrera en la que sus colegas en Occidente son consumados expertos, nos convencen de que los sindicatos están en todas partes contra la clase obrera.
Baboon, 24.4.14 (simpatizante de la CCI en Gran Bretaña)
[1] https://www.scmp.com/news/china/article/1486399/yue-yuen-strikers-vow-continue-until-benefit-contribution-deficit-paid [917]
[2] Ver /accion-proletaria/201011/2985/movilizaciones-en-francia-contra-la-guerra-a-nuestras-vondiciones-de-v [156]
[3] Ver /accion-proletaria/200601/389/huelgas-en-suecia-y-en-la-ciudad-de-nueva-york-una-confirmacion-del-des [689]
[4] news.sky.com/story/1247152/strike-trips-up-largest-sport-shoe-factory.
[5] abcnews.go.com/International/wireStory/solution-sight-china-shoe-factory-strike-23418882.
[6]China Labour Bulletin, 10.4.14
[7] The Xinhua state newswire, 17.4.14, informa que hubo arrestos pero negó que nadie saliera herido. Sin embargo, esta información es desmentida por otras fuentes.
Nos volvemos a encontrar un siglo después en una nueva encrucijada en la historia de la humanidad. La clase revolucionaria, muy temprano y con una gran clarividencia, definió aquella época de cambio decisivo con la expresión: "socialismo o barbarie". La lucidez del análisis marxista que contiene ese lema no debe reducirse a una simple fórmula. Por eso queremos aquí subrayar brevemente su importancia histórica, su gran profundidad.
Si nos fijamos en los orígenes oscuros y difíciles de desentrañar del género humano, no podemos sino quedar estupefactos e impresionados por las etapas considerables que permitieron al Hombre emerger del mundo animal y las que han seguido a dicha emergencia: las lenguas, la escritura, las danzas, la arquitectura, la producción de bienes a profusión, su capacidad para referirse a la diversidad y la profundidad de las necesidades morales, culturales, intelectuales y el valor de esas necesidades, reflejando todo ello la riqueza cultural y una aceleración de la historia que nos deja asombrados. Pero si nos fijamos en las diferentes épocas de la historia humana, debemos también reconocer que ni ha existido ni existe un desarrollo continuo y progresivo. Y más dramáticamente, tras el advenimiento de las sociedades de clase y el nacimiento de las grandes "culturas" debemos concluir que casi todas desaparecieron irremediablemente y que sólo algunas se trasformaron en algo nuevo. Constatamos que ha habido muchas épocas de regresión cultural y de olvido de lo adquirido, acompañadas en general de un embrutecimiento moral de los hombres y de una brutalidad desmedida en las relaciones humanas. En la base de los progresos realizados por la especie humana está su capacidad para transformar la naturaleza para así satisfacer sus necesidades, las materiales en primer lugar, y en su capacidad para mejorar y desarrollar sus medios y técnicas de producción, lo que Marx llama las "fuerzas productivas". El nivel de desarrollo de esas fuerzas productivas y la división del trabajo que implican es lo que, sobre todo, determina cómo se organiza la sociedad para realizarlas, o sea, las “relaciones de producción”. Cuando las relaciones de producción están en adecuación con el desarrollo de las fuerzas productivas, la sociedad vive entonces un auge no sólo en lo material sino también en lo cultural y lo moral. Pero cuando aquéllas se convierten en estorbo para el desarrollo de éstas, la sociedad vive entonces convulsiones crecientes, amenazada por la barbarie. Baste un solo ejemplo histórico: uno de los pilares del Imperio romano era la explotación de esclavos, especialmente para las labores agrícolas, pero cuando aparecieron nuevas técnicas agrícolas, éstas no podían ser manejadas por productores con un estatuto de res lo cual fue una de las causas de la decadencia y del hundimiento del Imperio.
Hoy podemos observar los impresionantes cambios culturales[1], desde la revolución neolítica, hasta el Renacimiento, el Humanismo y la Revolución rusa, como un preludio a la revolución mundial. Esos “saltos” culturales fueron cada vez el resultado de largos períodos de lucha, durante los cuales las nuevas relaciones sociales debían triunfar sobre las antiguas. Todos nos llevan hacia el próximo cambio: la primera socialización mundial consciente, el socialismo. El marxismo, la teoría del proletariado en su combate contra el capitalismo, posee los medios para mirar con lucidez y sin autoengaño la historia y reconocer sus grandes tendencias. Eso no significa, ni mucho menos, que pretenda leer el futuro en una bola de cristal. Es evidente que nadie puede predecir cuándo ocurrirá la revolución mundial, ni siquiera si ocurrirá. Lo que sí debemos defender y comprender con profundidad, contra todo tipo de resistencias e incomprensiones que afectan incluso a algunos revolucionarios, es la inmensa importancia histórica que tuvo la entrada del capitalismo en su decadencia. La alternativa ante la que nos encontramos desde hace 100 años puede resumirse así: o se produce un próximo cambio social y cultural, el socialismo, o será la barbarie. La gravedad de esa alternativa es más dramática que la de cualquier otra época conocida hasta hoy, porque las contradicciones entre las fuerzas productivas no han cesado de agudizarse, abriendo las puertas no solo al declive social y cultural, sino incluso a la destrucción total de la especie humana. Por vez primera en la historia, se está pues planteando la propia perennidad de la especie humana en la decadencia de un modo de producción. Y, al mismo tiempo, resulta que existen posibilidades históricas gigantescas para un posible desarrollo posterior: el de la entrada en la "verdadera" historia consciente de la humanidad. El modelo capitalista de socialización es el que ha conseguido los mayores logros en la historia de la humanidad. El capitalismo ha absorbido todos los ámbitos culturales de las demás sociedades, y eso cuando no los destruyó, creando por vez primera una sociedad mundial. La forma central de la explotación es el trabajo asalariado, que permite la acumulación del trabajo excedente. El acaparamiento gratuito del trabajo cooperativo extremadamente productivo, del trabajo asociado, socializado es lo que explica la explosión técnica y científica incomparable vinculada a la historia del auge del capitalismo. Pero una de las particularidades de la socialización capitalista es que se realizó de manera inconsciente, determinada por leyes que son la expresión de relaciones sociales determinadas, las del intercambio de fuerza de trabajo por salario, entre productores y poseedores de los medios de producción, y que se presentan como "naturales", "inmutables" y, por lo tanto, exteriores a toda voluntad humana. La visión de la realidad mistificada, cosificada, en la que los seres humanos y las relaciones entre ellos se vuelven “cosas”, la que hace aparecer el enorme incremento de los recursos materiales, de las fuerzas productivas, como si fueran el producto del capital y no del trabajo humano. Pero ocurre que con la conquista del mundo, la Tierra aparece como lo que es: redonda y finita. Y el mercado mundial ya está terminado (después de haberse destruido otras formas alternativas de producción, como, por ejemplo, las producciones textiles china, india y otomana). El triunfo del modo de producción capitalista fue una etapa progresiva en la historia humana, pero el salto dado por la revolución industrial significó para la mayoría de la población del centro del capitalismo la destrucción de formas de vida antaño existentes así como también una explotación feroz, a la vez que en muchas otras partes del mundo ha significado epidemias, hambre y esclavitud. El capitalismo es sin la menor duda la relación de explotación más moderna, pero es, al fin y al cabo, tan parásito como sus antecesores. Para mantener en marcha la máquina de la acumulación, la socialización capitalista necesita siempre más y más materias primas y mercados, así como también debe contar con una reserva de seres humanos obligados a vender su fuerza de trabajo para sobrevivir. Por eso su victoria sobre los demás modos de producción exigió la ruina y la hambruna de los antiguos productores.
El capitalismo se proclama meta y apogeo del desarrollo humano. Según su ideología, fuera de él, no hay nada. Para ello, la ideología capitalista debe ocultar dos cosas: una, que el capitalismo depende históricamente y al más alto grado de las relaciones de producción y de la esfera extra-capitalistas, y la otra, que la socialización capitalista, como todas las demás formas que la precedieron en la historia de la humanidad, no es sino una etapa en el proceso hacia el devenir consciente de la humanidad. La fuerza motriz de la acumulación produce permanentemente contradicciones internas, que estallan cual violenta erupción en las crisis. En la fase ascendente del capitalismo, esas crisis se superaban mediante la destrucción du capital excedentario y la conquista de nuevos mercados. El nuevo equilibrio venía acompañado de una nueva extensión de las relaciones sociales capitalistas, pero con el reparto del mercado mundial entre las potencias centrales del capitalismo, dicho mercado alcanzó un límite. A partir de entonces, los grandes Estados nacionales no pueden proseguir la conquista del mundo si no es enfrentándose; y al estar repartido el pastel entero, cada uno no puede aumentar su parte si no es reduciendo la de los demás.
Los Estados desarrollaron sus armamentos y se lanzaron unos contra otros en la Primera Guerra Mundial. Las fuerzas productivas encadenadas por unas relaciones de producción históricamente superadas se transformaron en una carnicería mundial, en unas fuerzas destructoras de un potencial inimaginable. Con la entrada del capitalismo en su decadencia, la guerra se convierte en una guerra de materiales que someten lo esencial de la producción a las necesidades bélicas. La máquina ciega de destrucción y aniquilamiento arrastra al mundo entero hacia el abismo. Ya bastante antes de 1914, la izquierda de la Internacional socialista, las fuerzas revolucionarias en torno a Rosa Luxemburg y Lenin, se empeñaron con tesón en la lucha contra la amenaza de destrucción imperialista. El marxismo vivo, o sea el único marxismo posible, el que no está encerrado en dogmas y fórmulas vacuas, reconoció que se trataba de una nueva guerra entre Estados-nación, parecida a las anteriores, pero la Primera Guerra Mundial marcó la entrada en la decadencia del capitalismo. Los marxistas comprendieron que se encontraban en una encrucijada histórica, una encrucijada en la que seguimos estando hoy cuando, por primera vez, la lucha podría serlo por la supervivencia de la especie humana. La entrada del capitalismo en su decadencia hace 100 años es irreversible, pero eso no significa, ni mucho menos, la interrupción de las fuerzas productivas. En realidad, esas fuerzas están tan aprisionadas y comprimidas por la lógica de la explotación capitalista que es como si un huracán cada día más brutal estuviera tragándose a la sociedad. Solo la clase obrera podrá dar a la historia una dirección diferente y construir una nueva sociedad. Tras la derrota del levantamiento revolucionario de los años 1917-23 pudo vivirse la barbarie capitalista en su estado puro, de una bestialidad hasta entonces desconocida. El curso hacia otra guerra mundial quedaba así abierto, las personas quedaron reducidas a números y matrículas, encerradas en campos donde se las explotaba hasta la muerte o, sencillamente, eran exterminadas. Los asesinatos estalinistas de masas fueron superados por la demencia exterminadora de los nazis pero la propia burguesía "civilizada" no podía fallar su cita con la barbarie: y así fue, entre otras “gestas”, con el uso de la bomba atómica "democrática" que arrasó por completo dos grandes ciudades de Japón, infligiendo a los escasos supervivientes unos sufrimientos horribles. La máquina del Estado capitalista sólo aprende de la historia cuando debe impedir su propia destrucción, pues la burguesía no va a suicidarse así como así dejando la escena de la historia al proletariado, por eso la única garantía para atajar el curso abierto hacia la guerra fue el retorno de clase obrera después de 1968. Sin embargo, aunque la clase obrera ha podido cerrar el camino hacia un nuevo holocausto mundial, no ha logrado, sin embargo, imponer su propia perspectiva. Nos encontramos pues en una situación en la que ninguna de las dos clases determinantes de la sociedad ha podido dar una respuesta decisiva a una crisis económica irreversible y más profunda cada día. La sociedad vive así en un contexto de putrefacción que socava sus raíces día tras día, una descomposición social que hace más difícil para el proletariado alcanzar una conciencia clara de su perspectiva histórica, una perspectiva que sí estaba ampliamente extendida en sus filas hace un siglo.
Hace cien años y desde entonces, la clase obrera se ha encontrado ante une tarea histórica enorme. La clase del trabajo asociado, la clase obrera, como portadora de la historia de la humanidad, como clase medular en la lucha por la abolición de las clases, debe erguirse contra la barbarie. En la lucha contra la barbarie nihilista y amoral del capitalismo, es la encarnación de la humanidad que toma conciencia de sí misma. Es la fuerza productiva del porvenir, todavía encadenada. Lleva en sí el potencial de un nuevo salto cultural. En la lucha de la época de la entrada en decadencia del capitalismo, apareció toda una generación de revolucionarios en el plano mundial para negar la socialización pervertida y cosificada del capitalismo, y afirmar la asociación consciente de la clase obrera – guiada por el faro de la Internacional Comunista.
Con la revolución rusa, la clase obrera tomó en sus manos la lucha por la revolución mundial. Aquella gran tarea de asumir sus responsabilidades por la humanidad entera sigue siendo para nosotros, casi 100 años después, una tarea palpitante. Frente a la amenaza de embrutecimiento se yergue una indignación moral en el corazón de la clase obrera, que sigue siendo para nosotros hoy nuestra brújula. La clase obrera sufre con el conjunto de la sociedad bajo el peso de la decadencia. Nuestra propia identidad se ve atacada por la atomización y la ausencia de perspectiva. En los enfrentamientos venideros, la clase obrera mostrará si es capaz de recuperar la conciencia de su tarea histórica. Será quizás una etapa corta, históricamente hablando, la de pasar de la indignación moral a la politización de toda una generación. Un nuevo salto cultural en la historia de la humanidad es posible e indispensable, eso es lo que nos enseña la historia viva.
CCI, enero de 2014
[1] Para entendernos, agrupamos bajo el término de “cultura” todo lo que forma una sociedad determinada: su modo de reproducirse materialmente, pero también el conjunto de su producción artística, científica, técnica, y moral.
Durante los últimos cinco años, la población del norte de Nigeria ha estado viviendo en un estado de terror. Desde su primera llamada a la yihad en 2009, Boko Haram ha llevado a cabo las más horribles atrocidades. El grupo simplemente masacra a todos aquellos que no encajan en su versión del Islam y la ley islámica –a los aldeanos, los estudiantes... Desde el comienzo de este año, Amnistía Internacional estima que sus crímenes han contabilizado 1500 víctimas, a las que hay que añadir los 300 quemados vivos y ametrallados en el pueblo de Gamboru Ngala. Y probablemente más de 118 personas reventadas por los bombardeos de un mercado y un hospital en Jos el 20 de mayo.
Este grupo y su bárbara ideología es, sin duda, una caricatura de la descomposición del capitalismo, que oscila entre la irracionalidad y el nihilismo. En particular, se oponen a cualquier cosa que suponen estar vinculada a la cultura y la educación "moderna" u "occidental": su nombre significa literalmente "la educación occidental está prohibida"…
La atención de los medios de comunicación mundiales se ha enfocado especialmente en el secuestro de 276 chicas de secundaria desde su residencia en Chibok. Un gran número de las chicas desfilaron posteriormente frente a las cámaras como “convertidas” al Islam, no antes de que el líder de Boko Haram Abubakar Shekauhad fuera filmado despotricando sobre cómo las niñas serían vendidas como esclavas en el mercado.
Un acto tan bárbaro ha provocado una gran indignación, como se puede observar en los medios de comunicación y redes sociales en muchos países. El lema “Traed de vuelta a nuestras chicas” apareció el 23 de abril y se difundió en Internet por millones de personas. Esta ha sido una sana reacción, una negativa a permanecer indiferente a todas las atrocidades que se están cometiendo cada día, en todo el mundo. La clase explotada en general se conmueve más por el destino de otros seres humanos que tal vez no conozcan pero con quienes se sienten conectados. Este sentimiento instintivo de pertenencia a la misma humanidad es un elemento clave en las luchas de clase del futuro...
Sin embargo, la burguesía, a través de sus portavoces políticos, se ha subido rápidamente al carro y lo utiliza para hacer un gran despliegue de emoción y “solidaridad”. Así por ejemplo tenemos a Michelle Obama posando frente al lema de “Traed de vuelta a nuestras chicas”, convenientemente hechos a mano para confirmar su autenticidad. Esta imagen recorrió el mundo como un símbolo de la preocupación de las grandes potencias por las escolares amenazadas. ¡Qué cinismo! ¡Qué hipocresía! Es cierto que Boko Haram es un grupo de fanáticos asesinos. Pero la gran burguesía no es menos asesina. La burguesía funciona con un sistema de explotación inhumano y nada le hará detenerse en la defensa de sus intereses: asesinatos, masacres masivas, campañas de calumnias... Lleva a cabo masacres a gran escala y con un frío cálculo: dos guerras mundiales, Corea y Vietnam, la guerra del Golfo del 91, las guerras en Afganistán e Irak en la década del 2000… La lista de matanzas imperialistas es inacabable. Mientras tanto, mientras que los medios de comunicación generaban un inmenso ruido “en apoyo” de las escolares, los padres de las estudiantes eran los que tenían que pagar el coste de la gasolina para buscar a sus hijas desaparecidas...
Todo este circo mediático tiene un solo objetivo, el de restaurar la imagen de los dirigentes de los grandes países democráticos. Unas bonitas fotos, algunas buenas palabras, unos cuantos clics en las redes sociales y unas lágrimas de cocodrilo delante de las cámaras – ¿qué mejor manera la de estos carniceros para hacer que olvidemos sus propias cruzadas bañadas en sangre?
Así es cómo la burguesía utiliza la barbarie de su propio sistema para regenerar su ideología democrática y para justificar una nueva ronda de intervenciones en la región. La guerra lanzada por Boko Haram se limita principalmente al norte del país y no tiene todavía un gran impacto en la economía nigeriana –la principal riqueza del país, su petróleo, sus grandes ciudades, sus centros de producción, están situados en el sur. Pero aunque las campañas de las grandes potencias occidentales no están vinculadas a un motivo económico inmediato, todavía tienen intereses geo-estratégicos muy importantes en la región y esta es una nueva oportunidad para introducirse militarmente antes que los demás. Así que el 6 de mayo, Estados Unidos anunciaba que estaba enviando sus 'técnicos' para ayudar; al día siguiente Francia siguió el juego con el anuncio de que podría enviar un "equipo especializado"; poco después Gran Bretaña envió sus “consejeros especiales”, y los israelíes han conseguido también meterse en el tema.
A todas estas grandes potencias les importa un comino las colegialas. La experiencia nos ha demostrado que las intenciones humanitarias de la burguesía equivalen a una coartada para avanzar sus peones en la despiadada competencia imperialista en la que están todos involucrados.
DG, 15 de mayo 2014
Elegir entre monarquía o república es un falso problema. Ambos son variantes del Estado capitalista. Este, sea cual sea su forma (monarquía-república, dictadura-democracia) es un aparato exclusivo y excluyente del capital, no es un órgano “de todos” sino que está al servicio de la minoría explotadora. La esencia del Estado es el ejército, la policía, los tribunales, las cárceles, la burocracia; el Estado es, como decía Engels, el “capitalista colectivo ideal”, la herramienta con la que cada capital nacional defiende sus intereses tanto frente a sus rivales –otras naciones– como, sobre todo, contra el proletariado.
La burguesía es una clase minoritaria en la sociedad y sin embargo mantiene sometidos al imperio de sus intereses al proletariado y a la inmensa mayoría. Uno de los medios para ello es hacernos pensar y luchar en falsos problemas evitando así que nos planteemos los verdaderos problemas.
Elegir entre monarquía o república es un falso problema. Ambos son variantes del Estado capitalista. Este, sea cual sea su forma (monarquía-república, dictadura-democracia) es un aparato exclusivo y excluyente del capital, no es un órgano “de todos” sino que está al servicio de la minoría explotadora. La esencia del Estado es el ejército, la policía, los tribunales, las cárceles, la burocracia; el Estado es, como decía Engels, el “capitalista colectivo ideal”, la herramienta con la que cada capital nacional defiende sus intereses tanto frente a sus rivales –otras naciones– como, sobre todo, contra el proletariado.
Para que la lucha del éste sea eficaz ha de ir a la raíz de los problemas. La raíz del desempleo, de la miseria rampante, de la barbarie moral, de los enormes sufrimientos que afectan cada vez más dolorosamente a la inmensa mayoría, no está ni en la forma de estado ni en el tipo de gobierno, está en el capitalismo y en el Estado que lo defiende.
La burguesía española –como otras burguesías del mundo– cambiará de “forma de Estado” si ello le permite defender mejor sus intereses y, sobre todo, mejor engañar, dividir y finalmente aplastar al proletariado, la clase revolucionaria de esta sociedad.
La burguesía española tiene una larga experiencia en aquello de que “todo cambie para que todo siga igual”, como dice un avispado vizconde en la novela El Gatopardo. Ya lo hizo en 1931 cuando envió a Alfonso XIII al exilio nombrando presidente a un terrateniente andaluz y antiguo monárquico – Alcalá Zamora. Lo repitió con la tan ensalzada transición cuando la dictadura de Franco fue reemplazada por la democracia con el aval entusiasta de franquistas de toda la vida (Suarez, Fraga), codo con codo con los “demócratas de toda la vida”, el PCE y el PSOE.
Lo volverá a hacer de nuevo si la situación lo requiere. Ya prepara las nuevas músicas: mientras PP-PSOE, debido a sus responsabilidades de gobierno, apoyan al viejo y al nuevo monarcas, los partidos “más a la izquierda” (IU, Podemos, etc.) enarbolan la otra versión del Estado capitalista: la República. En todo caso, hoy todos sin excepción entonan los mismos cánticos: con la abdicación de Juan Carlos tendríamos “el cambio”, un “tiempo nuevo”, “el ascenso de una nueva generación”. Una burda retórica que esconde una realidad que no solo no cambia sino que empeora por momentos.
Perder el tiempo en un falso dilema –monarquía o república– nos aleja de la verdadera disyuntiva: socialismo o barbarie.
Juan Carlos I, rey de España durante los últimos 39 años, ha abdicado. Era obvio que la monarquía necesitaba renovar y mejorar su imagen, que empeora día a día. Parece que, desde el Estado, se ha considerado que ya había llegado ese momento de renovación de imagen y así lo han hecho: el hasta ahora príncipe Felipe será rey dentro de poco. Ante esto, muchos trabajadores empiezan a responder rechazando la monarquía... y pidiendo una república.
Conviene dejar bien claro que el Estado no “somos todos”: el Estado moderno es un órgano para gestionar los asuntos comunes de la burguesía de la nación, para organizar la competición contra las burguesías extranjeras, para asegurar las condiciones de explotación de los trabajadores y, en resumen, para asegurar en la medida de lo posible la permanencia del capitalismo. Y va a seguir siendo de esta forma mientras existan los antagonismos de la sociedad de clases en que el Estado hunde sus raíces.
Todos los trabajadores, los proletarios, privados de los medios necesarios para producir, somos esclavos asalariados. Las palancas que mueven todo las accionamos nosotros pero las gestionan sólo unos pocos, y el valor creado por nosotros se nos quita de las manos en la rueda loca de la acumulación de capital. A nivel nacional, el capital es capaz de organizarse para perfeccionar nuestra explotación y sometimiento y para competir mejor contra los capitales de otras naciones. Y todo eso lo lleva a cabo por medio del Estado.
Es innecesario hablar de que la monarquía es una institución al servicio del Estado burgués, una institución más del órgano que dota de unidad a la burguesía de donde vivimos y les permite gestionar nuestra explotación. Pero la monarquía no es más que un muñeco de paja, un títere inerte. Y la desaparición o no de ese muñeco de paja no es algo que nos concierna a nosotros, los trabajadores. Los trabajadores (¡de todo el mundo!) tenemos, en el fondo, un sólo interés: dejar de ser explotados.
El Estado español tuvo forma republicana hace ocho decenios. Aprovechemos para recordar que este año se cumplen ochenta años del aplastamiento brutal, del ahogamiento en sangre de nuestros hermanos de clase que se atrevieron a levantarse contra la explotación en la Asturias de la maravillosa República, asesina de obreros y gestora de explotación [1].
¿Qué diferencias hay entre la monarquía parlamentaria actual y una eventual república? En el fondo, ninguna. Ambas siguen siendo un órgano para gestionar nuestra explotación, ambas siguen siendo algo ajeno y opuesto a nuestra clase.
Nuestros intereses, por tanto, no son facilitar el trabajo de la burguesía dando nuestro apoyo a tal o cual forma de gestionar nuestra explotación, sino que son destruir las relaciones de explotación en las que hunde sus raíces tanto la monarquía como la república para poder pasar a disponer de nuestras capacidades, para orientar la sociedad en beneficio de nuestras necesidades. No se trata de elegir cómo es tal o cual detalle del órgano que nos explota sino de destruirlo.
El ala izquierda del capital (a saber; partidos, sindicatos, asociaciones y plataformas de todo tipo) nos dicta consignas vacías que son ajenas a nosotros, que nos llevan a acciones estériles y en nuestra propia contra y que quiere que identifiquemos a toda costa nuestros intereses con el Estado, lo que no es sino otra forma de decir que identifiquemos nuestros intereses con los del capital. Si queremos luchar por nuestros propios intereses no lo podemos hacer marchando detrás de ellos, para nosotros no puede haber más salvador que nosotros mismos. Así, tenemos que romper con su dinámica para ir hacia la dinámica histórica de nuestra clase: en vez de discursos de escuchar y callar, debate que clarifique qué queremos y cómo lo queremos. En vez de sectorialismo (sector educativo, sector sanitario, sector industrial etc. cada uno por su lado), unidad de clase. En vez de pedir una república, combatir por poner el poder en nuestras propias manos. En vez de sindicatos, partidos y asociaciones; asambleas y consejos obreros.
Circulo de Debate Acción Internacionalista – [email protected] [835]
¿Monarquía o república?
¡Sociedad sin Estado y sin clases!
Nuestra emancipación será obra de nosotros mismos o no será
[1] Quienes estén interesados sobre qué fue realmente la República pueden consultar nuestro libro España 1936: Franco y la República masacran a los trabajadores. https://es.internationalism.org/booktree/539 [922]
Según los sesudos analistas políticos, las elecciones europeas han deparado muchas sorpresas. El triunfo de la extrema derecha en Gran Bretaña y Francia. Los éxitos de la izquierda en Italia, Portugal y por número de votos en España.
¿En qué contexto histórico tienen lugar las elecciones del 25 mayo? En primer lugar, la crisis capitalista continúa desarrollándose en profundidad pese a que se dé un cierto respiro en los países europeos a nivel de cifras macroeconómicas no desde luego en la vida cotidiana del proletariado donde se ve una agudización de la explotación y un deterioro sin perspectiva, el desempleo no cesa de aumentar golpeando en pleno rostro a los más jóvenes.
En segundo lugar, los conflictos imperialistas muestran una agravación considerable: en Irak vemos claramente el peligro de desintegración del país y la manifestación rotunda del fracaso de Estados Unidos. En Ucrania la situación se encona, mientras los demás focos de contienda no desaparecen y se van agravando en profundidad [1].
Pero el parámetro más importante para analizar la situación actual tanto respecto a la acción de la burguesía como en relación al proletariado es el peso de la descomposición social del capitalismo [2]. De todo esto, las elecciones europeas han sido una ilustración “de manual”.
Los acontecimientos no pueden verse desde un prisma inmediato y coyuntural sino que para comprenderlos cabalmente hace falta colocarlos en un marco histórico y global, dentro del cual captar lo que aportan. Desde hace más de 30 años la situación mundial viene presidida por la tendencia a la descomposición que nace de una situación histórica inédita que describimos en la tesis 4: “La crisis abierta que se inicia a finales de los años 60 abre de nuevo la vía a la alternativa histórica guerra mundial o enfrentamientos de clase generalizados. Pero, contrariamente a la crisis abierta de los años 30, la crisis actual se ha desarrollado en un momento en el que la clase obrera no estaba sometida a la contrarrevolución. Por eso, con su resurgir histórico a partir del año 1968, dio la prueba de que la burguesía no tenía las manos libres para desencadenar una tercera guerra mundial. Al mismo tiempo, aunque el proletariado ha encontrado las fuerzas para impedir esa “solución”, en cambio no ha encontrado todavía las fuerzas necesarias para echar abajo al capitalismo. En una situación así, la historia sigue, sin embargo, su curso. En el capitalismo, todavía menos que en los demás modos de producción que lo precedieron, la vida social no puede “estancarse” ni quedar “congelada”. Mientras las contradicciones del capitalismo en crisis no cesan de agravarse, la incapacidad de la burguesía para ofrecer a la sociedad entera la menor perspectiva y la incapacidad del proletariado para afirmar, en lo inmediato y abiertamente la suya propia, todo ello no puede sino desembocar en un fenómeno de descomposición generalizada, de putrefacción de la sociedad desde sus raíces”.
¿Qué consecuencias acarrea esta situación de pudrimiento de la sociedad en la raíz?
Por parte de la burguesía, sus gobiernos navegan en el proceloso mar de la crisis sin una orientación clara, van dando bandazos sin rumbo, no ofrecen ningún proyecto concreto, capaz de “ilusionar a la sociedad”. Al contrario, asistimos a una política basada en el corto plazo más rastrero, en la ausencia de toda consideración por el interés general y la primacía descarada de sectores particulares de la clase dominante. Lo único que interesa a gobernantes y capitalistas es lucrarse sin límites, sin ofrecer la más mínima perspectiva.
Esta situación es muy diferente de la que prevaleció en los años 30 del siglo XX, entonces “la burguesía, frente a la crisis, tenía las manos libres para dar rienda suelta a su “solución” [la guerra mundial imperialista]. Una solución de una crueldad indecible, una respuesta a la crisis de carácter suicida que produjo la mayor catástrofe de la historia humana[3]; pero también una solución en torno a la cual ella pudo, al no haber una resistencia significativa del proletariado, organizar el aparato productivo, político e ideológico de la sociedad” (tesis 5). Hoy, en cambio, “la burguesía ha sido incapaz de organizar lo mínimo para movilizar a los diferentes componentes de la sociedad, incluso entre la clase dominante, en torno a un objetivo común, si no es el de aguantar paso a paso y sin esperanzas de lograrlo, ante los avances de la crisis” (tesis 5).
Esta incapacidad creciente de la burguesía para imponer cohesión y disciplina a todas sus fracciones, da como resultado un creciente desorden en su aparato político que se ve cada vez más golpeado por el “sálvese quien pueda”, la fragmentación y la dispersión. “La base de este fenómeno es que la clase dominante cada día controla menos su aparato económico, infraestructura de la sociedad. El atolladero histórico en que está metido el modo de producción capitalista, los fracasos sucesivos de las diferentes políticas instauradas por la burguesía, la huida ciega permanente en el endeudamiento con el cual va sobreviviendo la economía mundial, todos esos factores repercuten obligatoriamente en un aparato político incapaz, por su parte, de imponer a la sociedad, y en especial a la clase obrera, la «disciplina» y la adhesión que se requieren” (tesis 9).
Los resultados de las elecciones europeas se pueden comprender fácilmente a la luz de los análisis que acabamos de exponer y que tienen como común denominador la descomposición del capitalismo.
Los Estados democráticos utilizan el mecanismo electoral para legitimar y plebiscitar sus orientaciones políticas con el voto popular. Si las distintas fracciones de la burguesía son disciplinadas y responsables respecto al interés nacional y se atienen con rigor a lo que necesita éste en cada momento, resulta relativamente fácil conducir a los electores a dar el resultado apetecido. Sin embargo, es más difícil si los partidos burgueses tienden cada vez más a la indisciplina y el sálvese quien pueda.
Las elecciones europeas son un mecanismo que no decide nada en lo referente a lo que verdaderamente interesa a cada capital nacional: el gobierno del Estado, de ahí que sean utilizadas por cada burguesía nacional para testear las tendencias que existen en la población y, con especial atención, a lo que sucede en la clase obrera.
Respecto a ese testeo, las elecciones europeas del 25 de mayo han deparado 3 claros fenómenos:
La creciente desafección hacia los “grandes partidos” manifestada por la abstención revela la dificultad creciente que tiene la burguesía para manejar adecuadamente las elecciones. Salvo excepciones, los Estados democráticos son en realidad un régimen de partido único pero con dos caras, un centro-derecha y un centro-izquierda, lo que se llama el bipartidismo, que ha monopolizado el poder durante décadas.
Debido a la descomposición, este régimen bipartidista sufre un fuerte desgaste, el cual es más acusado en Francia a causa de la debilidad crónica de la Derecha. Esto es lo que explica la fuerza creciente que alcanza la extrema derecha de la familia Le Pen[4]. En cambio, en España, Italia, Portugal y Grecia, es la izquierda la que ha ganado. ¿Sería debido a una “mayor conciencia ciudadana”, como presumen con orgullo nacionalista los partidos de izquierda? En absoluto, el hecho de que durante muchos años en esos países la derecha ejerciera una dictadura abierta (España, Portugal y Grecia) o encubierta (durante más de 40 años la Democracia Cristiana monopolizó el poder en Italia) obliga a la burguesía a dar más cancha a la izquierda. De ahí que los resultados parezcan dispares a los de Francia o Gran Bretaña.
Es necesario evaluar cuidadosamente estos fenómenos. De forma muy optimista y en base a un razonamiento mecánico, se suele considerar que la creciente abstención sería el síntoma de una toma de conciencia en las filas proletarias.
Esto no es así. La abstención expresa esencialmente apatía, nihilismo, desinterés por lo que sucede en el mundo, encierro en lo “privado”. Nada de esto expresa la menor toma de conciencia proletaria, al contrario, comporta un debilitamiento considerable. La abstención, aparte de que recorre a todas las capas de la sociedad, incluidos burgueses individuales, hay que verla como manifestación del peso de la descomposición sobre la clase obrera. Este peso se ve aún más claramente con el éxito del FN en Francia y de UKIP en Gran Bretaña.
Estos partidos han recogido un voto del miedo. Miedo al futuro. Miedo al extranjero. Miedo a las diferencias. Con la descomposición se desarrollan fenómenos de xenofobia, de refugiarse en la familia, en las pequeñas comunidades locales, en las bandas etc., para tratar de darse una ilusoria protección frente a un mundo cada vez más hostil, cruel e incierto.
Esta huida hacia “mundos aparte” es radicalmente reaccionaria. Por ejemplo, encerrarse en la familia como supuesto “refugio protector” es perderse en una institución estatal que reproduce a nivel “microscópico” la represión y el control social que el Estado ejerce a escala macroscópica. Es huir de la garra del zorro para meterse en la boca del lobo.
En un contexto donde la clase obrera sufre una pérdida de identidad y una seria desconfianza en sí misma, esta situación de desarticulación social, de creciente depravación moral, de ausencia absoluta de perspectivas, puede empujar a sectores de la clase obrera a seguir irracionalmente a los líderes populistas que critican demagógicamente a todos los políticos, que preconizan la nación como una “madre protectora” y que designan toda clase de chivos expiatorios sobre los cuales cargan todos los problemas habidos y por haber.
Ciertos sectores de parados de larga duración, aunque también de jóvenes parados, han mostrado una vulnerabilidad a los cantos de sirena de la extrema derecha. Esto es debido a que, como decimos en la Tesis 14: “El desempleo, resultado directo de la crisis económica, aunque en sí no es una expresión de la descomposición, acaba teniendo, en esta fase particular de la decadencia, consecuencias que lo transforman en aspecto singular de la descomposición. Aunque en general sirve para poner al desnudo la incapacidad del capitalismo para asegurar un futuro a los proletarios, también es, hoy, un poderoso factor de “lumpenización” de ciertos sectores de la clase obrera, sobre todo entre los más jóvenes, lo que debilita de otro tanto las capacidades políticas actuales y futuras de ella”.
Estas ideologías reaccionarias, irracionales y pogromistas, son compartidas por los partidos del aparato político de la burguesía. Sin embargo, solamente la extrema derecha las presenta abierta y sistemáticamente. Aunque, cabe señalar que en los últimos años ha surgido un populismo de izquierda que compite con aquella desarrollando los mismos temas xenófobos y ultra-nacionalistas con “argumentos” aparentemente “solidarios” y “en defensa de los de abajo”. Esta forma cínica e hipócrita de defender la barbarie no hace más que echar agua al molino del populismo. El Frente de Izquierdas francés compite descaradamente en temas nacionalistas y de “rechazo al extranjero” con el Frente Nacional de Le Pen. Syriza en Grecia y Podemos [5] en España, muy ensalzados como “renovadores de la izquierda”, desarrollan un nacionalismo que nada desmerece del exhibido por los grupos fascistas.
El Frente Nacional en Francia ha heredado casi todos los temas patrioteros, de “defensa nacional contra el imperialismo extranjero”, de rechazo a la emigración, que defendía a capa y espada el casi moribundo PCF. En realidad, las zonas industriales o de la periferia de París, antaño feudos electorales del estalinismo, han pasado en muchos casos a manos de las huestes de Le Pen. ¡Para ello no le ha hecho falta a Madame Le Pen cambiar de discurso!
La izquierda presenta a los populistas de extrema derecha como la resurrección del fascismo de los años 30. Una vez más sus “razonamientos” son interesadamente sofistas. En los años 30, el régimen nazi respondía a una necesidad de la burguesía alemana de desarrollo de la economía de guerra en las condiciones de derrota previa del proletariado perpetrada por la socialdemocracia en 1918-23 [6].
Actualmente, estos partidos no tienen una perspectiva de tomar el poder. Su programa económico y político es completamente absurdo desde el punto de vista de lo que necesita el capital nacional y cuando han tenido responsabilidades de gobierno –como en Austria u Holanda- se han desprestigiado rápidamente. Su ascenso es motivado por los efectos de la descomposición y su función es recoger y azuzar los sentimientos reaccionarios que esta provoca sin por ello canalizarlos hacia la acción gubernamental. La postura de “oposición” les resulta mucho más cómoda y hace más eficaz su impacto sobre sectores obreros y de otras capas de la población.
Toda una serie de fenómenos que se han exacerbado con la descomposición si se analizan parcialmente uno a uno y fuera de una perspectiva proletaria, provocan sentimientos de miedo, desorientación, irracionalismo y misticismo, que abonan el terreno a la propaganda populista. Veamos algunos de ellos:
“Todas esas manifestaciones de la putrefacción social expresan no sólo la dislocación de la sociedad burguesa, sino y sobre todo la destrucción de todo principio de vida colectiva en el seno de una sociedad sin el menor proyecto, la menor perspectiva, incluso a corto plazo, incluso la más ilusoria” (tesis 8)
El impacto negativo de estos fenómenos ligados a la descomposición solo podrá empezar a superarse desde la lucha masiva y con una clara orientación revolucionaria de sectores importantes del proletariado. Mientras no se llegue a esa situación, tienen una influencia destructiva sobre la conciencia y la solidaridad proletarias. En particular, propician en las filas obreras el cáncer del inmediatismo y el activismo, llevando a la búsqueda desesperada de consuelos y de soluciones fáciles.
Frente a ello, de forma paciente y perseverante, hay que fomentar a través de la elaboración teórica y el debate lo más amplio posible, los anticuerpos que posee el proletariado como clase histórica y mundial.
La descomposición ataca directamente esos anticuerpos:
Hemos de desarrollar, cultivar obstinadamente, esos 4 anticuerpos, de su extensión a toda la clase obrera depende el porvenir de la humanidad
Smolny, 15-6-14
[1] Para darse una visión global ver el informe sobre las tensiones imperialistas de nuestro último congreso internacional, /content/3985/informe-sobre-tensiones-imperialistas [925]
[2] Ver nuestras “Tesis sobre la Descomposición”, /revista-internacional/200510/223/la-descomposicion-fase-ultima-de-la-decadencia-del-capitalismo [13]. Las citas a continuación se han tomado de dicho documento.
[3] Recordemos que la 2ª carnicería imperialista mundial entre 1939-45 produjo 60 millones de muertos y dio lugar a cumbres de barbarie jamás conocidas en la historia humana como los campos de exterminio nazi o bombardeo atómico de Hiroshima-Nagasaki por parte del bando democrático.
[4] Conviene recordar que éste último fue promocionado por el presidente socialista Mitterand que estuvo en el poder entre 1981-1995, con el objetivo de dividir a la derecha.
[5] Ver “Podemos, un poder del Estado capitalista”, /cci-online/201406/4033/podemos-un-poder-del-estado-capitalista [926]
[6] Ver en Revista Internacional nº 3 “Orígenes económicos, políticos, y sociales del fascismo”, /revista-internacional/197704/111/origenes-economicos-politicos-y-sociales-del-fascismo [927]
La sorpresa de las recientes elecciones europeas ha sido los 5 diputados obtenidos por una nueva fuerza aparentemente surgida de la nada: Podemos. Sectores de jóvenes, algunos restos degenerados de lo que en su día fueron las Asambleas del 15 M[1], lo han apoyado creyendo que algo podrá hacer en la lucha contra el increíble deterioro de las condiciones de vida de la inmensa mayoría al que estamos asistiendo. Para ver si esta expectativa tiene fundamento necesitamos empezar por una pregunta: ¿Es “el voto” un medio que tendrían los explotados para luchar por sus condiciones de vida?
Según la ideología dominante, la única manera de mejorar nuestra suerte es votando.
Si vemos las cosas según la lógica formal esto parece inobjetable. Los explotados serían la mayoría de la población, les bastaría con votar al partido que más favoreciera sus intereses para de esta manera mejorar su situación.
Sin embargo, cuando se mira la realidad esa especulación aparentemente irrefutable se derrumba como un castillo de naipes. Para empezar, la marcha de todos los países está gobernada por leyes ciegas, no escritas, que brotan de las relaciones de producción capitalista; los vaivenes de este sistema de producción que engloba al planeta entero son los que determinan con mayor o menor intensidad el destino y la evolución de todos los países. Es cierto que a través de la política económica e imperialista, cada Estado, aprovechando su posición en el tablero mundial, puede mejorar algo su situación, generalmente en detrimento de sus rivales, pero vistas las cosas histórica y mundialmente, el destino de la humanidad depende en gran medida de la evolución de un capitalismo que es un sistema que lleva más de 100 años de decadencia y amenaza con hacernos caer en la barbarie de la autodestrucción[2].
Una primera conclusión debe ser sacada: nuestro porvenir no se puede decidir encerrados en la cárcel de “nuestro país” sino a escala mundial. La lucha unida del proletariado mundial es la única que podrá decidir el porvenir de toda la humanidad.
Una segunda reflexión es además necesaria. El voto –dicen– es para enviar diputados al Estado, el cual decidiría el rumbo de la sociedad según la voluntad de la mayoría. Pero ¿es eso así? Mil hechos nos muestran que NO. El Estado es una máquina al servicio exclusivo y excluyente de la minoría explotadora, la burguesía. Nació con la sociedad de clases y desde entonces no ha hecho otra cosa que reforzarse e identificarse con el modo de explotación reinante. Bajo el capitalismo, el Estado se impregna hasta la médula de su lógica y defiende de forma acérrima sus intereses incluso entrando en conflicto con tal o cual capitalista individual. El Estado es el consejo de administración del conjunto del Capital Nacional. Además, el Estado es mucho más que su parte visible: Jefatura del Estado, Gobierno, Parlamento, administraciones regionales y municipales… Tras ese decorado se halla un aparato frío e impersonal formado por ejército, policía, tribunales, cárceles, burocracia…
El proletariado no podrá aportar nada a la defensa de sus intereses y a la liberación de la humanidad si se mete en la boca del lobo del Estado. Su experiencia histórica le muestra unos medios totalmente diferentes para intervenir en la evolución social. Se trata de las asambleas generales y, en situaciones de maduración revolucionaria, los consejos obreros, órganos no estatales, donde los proletarios pueden construir su unidad y tomar las riendas del porvenir[3].
Mientras el Estado es un órgano de sumisión y aplastamiento de todos los explotados, las asambleas y consejos obreros son el cauce de nuestra auto-actividad, la plataforma para poder pensar y decidir juntos, el medio de estimular nuestras iniciativas y nuestra creatividad.
Y esto nos lleva a un último punto. El voto nos atomiza y nos divide reduciéndonos a la entelequia de un individuo supuestamente soberano, autónomo y plenipotenciario. El voto parte de la suposición idealista de que cada individuo es un propietario privado que lo hace independiente y dueño de sí mismo y que por lo tanto, podría decidir libremente y sin ninguna atadura sobre los asuntos del país.
Esto no tiene ni pies ni cabeza; sabemos que los trabajadores y la inmensa mayoría están desposeídos de todo medio de producción y vida. Su única “propiedad privada” es su fuerza de trabajo que tienen que vender al capital. De “su casa” lo único que poseen es la hipoteca que han de pagar y ya hemos visto como miles y miles han sido brutalmente arrojados de su “propiedad”.
Ese individuo atomizado, encerrado en “sus asuntos”, separado de los demás, es presa fácil de las manipulaciones, las promesas, los engaños, de los políticos. No está decidiendo “en conciencia” sino dejándose llevar por falsas promesas y planteamientos trucados.
Esto es radicalmente diferente de las asambleas generales creadas y controladas por los obreros en lucha donde todos pueden sentir la fuerza de actuar en común, asociadamente, donde cada cual puede aportar lo mejor de sí mismo, donde todos se pronuncian asumiendo plenamente su responsabilidad (mientras que con el voto, que es secreto, se es totalmente hipócrita e irresponsable pues cara a la galería se puede decir una cosa y luego en la cabina hacer otra).
Podemos criticar a los dos grandes partidos a los que considera incluidos en “La Casta”[4], un concepto de lo más ambiguo pues ¿quién está en esa “casta”? ¿Sólo los políticos corruptos? ¿Solo una parte de los capitalistas?
Esta ambigüedad permite alimentar el típico engaño de que existiría un capitalismo “bueno”, progresista y “aprovechable” y un capitalismo “malo” y “antipatriota”. Esta idea ha sido repetida hasta la náusea tanto por partidos de izquierda como de derecha, para los cuales “los burgueses lo son y deben seguir siéndolo... en interés de la clase trabajadora” (El Manifiesto Comunista).
Podemos es tan patriota como la extrema derecha. En realidad, el patriotismo es el atributo de todo partido del capital, sea de derechas o de izquierdas. El líder de Podemos se ha esmerado en demostrar su defensa intransigente del capital español: “Echo en falta cierto patriotismo en la política española”, declara a La Razón, añadiendo: “Amamos nuestro país y no queremos ser países que sólo nos dediquemos a ponerle cañitas y tapitas a los ricos del norte que vienen a veranear”[5]. El nacionalismo es por definición excluyente, los “forasteros” –vengan del norte rico como turistas o del sur pobre como emigrantes– serían los enemigos de la “comunidad nacional”. La Izquierda –pero igualmente la extrema derecha– vende el cuento de una patria “para los españoles de a pie”. Esto es falso pues la nación es la finca privada del conjunto de capitalistas de un país y el interés nacional del capital exige despidos, recortes, rebajas salariales, desahucios y el sacrificio supremo de asesinar y ser asesinado en la barbarie de la guerra imperialista. Por mucho que Podemos rechace al futuro rey comparte con él la defensa de la “querida España” (palabras de un discurso reciente de Felipe). Del mismo modo, podrá despotricar contra el PP-PSOE, “los dos puntales de la Casta”, sin embargo coincide con ellos en la defensa de España. La crítica que Iglesias hace al gobierno es la de no ser suficientemente patriota: “El Gobierno debería ser patriota y suspender el pago de la deuda”[6] y al jefe de la oposición le espeta: “Yo no le pido que sea socialista, señor Rubalcaba, le pido que sea patriota”[7].
El segundo pilar del programa de Podemos está en la defensa de la democracia. Critica a los dos grandes partidos sobre todo porque alejan a las gentes de la democracia. Pretende hacerla creíble con jueguecitos participativos: primarias, opinión on line y “asambleas ciudadanas” para decidir su línea política.
Todo esto parece muy atractivo pero se da de bruces con la realidad. Podemos ha nacido con un aparato cuidadosamente organizado. En la sombra hay un partido de extrema izquierda –Izquierda Anticapitalista– y una serie de hombres fuertes entre los que destacan junto a Iglesias, Monedero procedente de IU y Errejón que ha colaborado con los regímenes de Morales en Bolivia y de Chávez en Venezuela. Por otra parte, se basa en un descarado culto a la personalidad del “querido líder”, el súper televisivo Pablo Iglesias cuya imagen estaba en marca de agua en las papeletas electorales del partido.
Esta promoción de un “hombre providencial” es una práctica típicamente estatal y capitalista. En todos los partidos de la burguesía, el político que logra ascender a la cumbre del partido es ciegamente ensalzado y peloteado por todo el aparato, figura obsesivamente en los carteles electorales, es el único que habla ante las cámaras, deja las tareas sucias a los números dos etc. Podemos ha seguido al pie de la letra este guión.
El Estado democrático oculta una dictadura tan totalitaria como la de los regímenes de partido único. El ejecutivo es detentado por los dos partidos mayoritarios que se turnan en el ejercicio de una política que apenas se diferencia más allá de algunos matices y de la demagogia empleada. El resto de partidos entra en el parlamento para canalizar el descontento y renovar constantemente la ilusión de que “se puede hacer algo” mediante el voto. Una de sus bazas es la de proponer medidas demagógicas y lanzar toda clase de órdagos a sabiendas de que no van a tener que cumplirlas pues no van a poder gobernar.
Podemos participa en ese juego. Su programa promete de todo: “Queremos una Europa del trabajo digno, la sanidad universal, la educación, la vivienda, las pensiones, la ayuda a la dependencia, y el respeto al medioambiente”, palabrería vacía que oculta el crecimiento del paro, el deterioro de la sanidad y la educación, los desahucios, el recorte de las pensiones y de las prestaciones de todo tipo e igualmente el vertiginoso proceso de destrucción medioambiental.
Por otra parte, Podemos trata de combatir el descrédito del Estado democrático vendiendo la ilusión de que sería posible una “verdadera democracia”. Es el sentido de la ambigua frase de Iglesias que habla de “Lo que yo digo es que lo que estamos diciendo no es de derechas ni de izquierdas, y eso es de sentido común. Que la clave de este momento no es un eje derecha-izquierda sino democracia respecto a dictadura”[8]. El desgaste evidente del “bipartito” (PP-PSOE) que está afectando igualmente a sus comparsas (UPYD-IU), lleva a Podemos a reivindicar una especie de “Frente popular nacional” donde quepan “todos”, de izquierdas y de derechas[9], para eliminar las “imperfecciones dictatoriales de la democracia”.
Esto es una tomadura de pelo y una forma de desviar nuestra lucha hacia callejones sin salida. Las políticas de los gobiernos contra los trabajadores y la inmensa mayoría, la corrupción de los políticos y el favoritismo de los jueces, la creciente violencia policial, no son “imperfecciones” o “desviaciones” de la democracia, sino los rasgos necesarios e inevitables del Estado capitalista, tanto si se da la cara sonriente de la democracia como si adopta el gesto hosco de la dictadura abierta.
Podemos propone nacionalizaciones parciales de sectores estratégicos de la economía nacional. La nacionalización parcial o completa de la economía nada tiene que ver con el socialismo. Es una medida perfectamente capitalista que han practicado hombres de derecha como De Gaulle, Franco, Hitler o Mussolini. El capitalismo es una relación social de producción basada en la mercancía y el trabajo asalariado, ésta existe tanto con propiedad estatal como privada[10].
Con una sanidad o una educación estatizadas, ambas siguen al servicio del capital. La primera para reparar rápidamente la fuerza de trabajo y hacerla entrar lo más pronto posible en los circuitos de la explotación. La segunda enfocada no tanto a la formación humana o a la cultura sino hacia la obtención de la máxima productividad de los futuros trabajadores.
Podemos se ofrece como algo novedoso cuando en realidad sus propuestas se parecen como dos gotas de agua a las de sus rivales.
Podemos confiesa abiertamente que no quiere ningún tipo de cambio social ni de nueva sociedad, su líder, Pablo Iglesias, lo aclara elocuentemente: “Hablamos de patriotismo, de decencia, de democracia. No necesitamos hablar de más, no necesitamos hablar de comunismo, de socialismo, de socialización de los medios de producción, basta con hablar de sentido común”. Tanto Rajoy como quien hace los discursos en la Casa Real podrían haber suscrito estas palabras huecas.
Podemos responde a una necesidad de renovar el aparato político del capital español muy desgastado por la descomposición de este sistema[11]. Les hacen falta nuevas caras que traten de dar algo de credibilidad a un régimen muy deteriorado. Podemos sigue la estela de esas tentativas de “novedades fuertes”, que protagonizaron Syriza en Grecia o el Movimiento 5 Estrellas en Italia.
Podemos ha logrado arrastrar a algunos sectores de jóvenes a causa del inmediatismo y el activismo. El capitalismo es una sociedad profundamente inmediatista, su base es la obtención de la máxima ganancia en el mínimo tiempo posible. Este inmediatismo impregna a toda la sociedad y contagia incluso a los que quieren sinceramente luchar contra el sistema. El movimiento que llevará al proletariado mundial a derrocar el capitalismo va a necesitar muchos años de luchas, esto se empezó a entender en el movimiento de indignados de 2011 cuando se gritaba “No es que vamos despacio es que vamos muy lejos”. La impaciencia, la urgencia de “ver algún resultado”, impulsa a compañeros a agarrarse a clavos ardiendo como Podemos que sin duda les llevará a nuevas decepciones. Buscando atajos para llegar más pronto a la meta en realidad se alejan de ella y retrasan todavía más su llegada.
Enlazado con el inmediatismo está el activismo. El capitalismo es una sociedad violentamente utilitaria, pragmática y sin escrúpulos. La contaminación de su ADN a los que quieren acabar con él les hace enrollarse en una cadena sin fin de “acciones prácticas”, de “pequeños pasos”, de “estar presentes”. Podemos con su retahíla de “propuestas prácticas” les lleva a una acción que únicamente sirve al capital. Por ejemplo, la actual “agitación por la República” en la que Podemos junto con IU se ha volcado a tope[12]. Perdiendo el tiempo en acciones sin futuro, nos alejamos de una tarea que quizá resulta dura y difícil, de la que no se verán resultados más que a largo plazo, pero que es apasionante: se trata de la recuperación y vivificación crítica de la experiencia histórica del proletariado, de la elaboración teórica. Estas constituyen armas imprescindibles para futuras luchas y participan de la maduración subterránea de la conciencia que se da en sectores del proletariado.
El proletariado no puede confiar en vendedores de humo como Podemos, debe desarrollar su propio terreno de lucha: su interés como clase mundial y emancipadora frente al interés nacional del capital; su auto-organización en asambleas generales y consejos obreros frente a al Estado y sus “salvadores”.
“Ni en dioses, reyes ni tribunos, está el supremo salvador, nosotros mismos realicemos el esfuerzo redentor”, dice el himno de La Internacional.
Smolny, 8-6-14
[1] Para un balance de este movimientos y otros a nivel internacional ver “2011: de la indignación a la esperanza”, https://es.internationalism.org/node/3349 [597]
[2] Ver nuestro artículo “100 años de decadencia”, /cci-online/201406/4029/100-anos-de-decadencia [929]
[3] Ver en Revista Internacional nº 140, el inicio de la Serie ¿Qué son los Consejos Obreros? /revista-internacional/201002/2769/que-son-los-consejos-obreros-i [174]
[4] Es un término utilizado nada menos que por el banquero Mario Conde, famoso por su pelotazo en el Banesto en 1993.
[9] Como muestra cabe destacar que el Señor Iglesias se declara “amigo” del Señor Vestrynge quien comenzó su carrera en la extrema derecha, después fue secretario general del predecesor del PP (Alianza Popular), posteriormente fue asesor del Señor Frutos (dirigente del PCE y de IU) y se incorporó al proyecto Podemos, aunque unas declaraciones “inoportunas” de tinte racista hicieron que ante la lo metieran en el armario. Ver https://www.publico.es/politica/521917/pablo-iglesias-podemos-ha-movilizado-a-muchos-que-nunca-hubieran-llegado-a-la-izquierda [934]
[10] Esto lo explicamos en “La experiencia rusa: propiedad privada y propiedad colectiva”, /revista-internacional/200711/2089/la-experiencia-rusa-propiedad-privada-y-propiedad-colectiva [348]
[11] Ver nuestras “Tesis sobre la Descomposición”, /revista-internacional/200510/223/la-descomposicion-fase-ultima-de-la-decadencia-del-capitalismo [13]
[12] Ver El engaño se llama monarquía o república, la verdad es socialismo o barbarie. /cci-online/201406/4031/el-engano-se-llama-monarquia-o-republica-la-verdad-se-llama-socialismo-o-barb [935]
En Santander, a iniciativa de un Espacio Proletario de Debate, ha tenido lugar recientemente un debate sobre Voto o Asambleas. Publicamos a continuación la presentación realizada por un compañero próximo a nuestras posiciones y el resumen del debate que él mismo ha realizado.
Teniendo en cuenta la sorpresa en estas últimas elecciones europeas: la aparición de una nueva formación política surgida aparentemente de la nada, Podemos[1], y que ha sabido canalizar el descontento de una parte importante del proletariado. Se impone el determinar si estamos ante algo novedoso, o por el contrario se trata de un nuevo intento por legitimar el sistema democrático, tras la crisis del bipartidismo[2]. Y desde un punto de vista más general, ¿es el voto, un instrumento del proletariado para poder cambiar las cosas?, ¿se puede hacer frente a los ataques sufridos por el proletariado; precariedad laboral, desempleo, recortes sociales, desahucios, deterioro medioambiental… desde un marco nacional? ¿O por el contrario se requiere el dotarnos de un marco adecuado que nos permita el vernos como una clase mundial, con el que hacer frente a un sistema igualmente mundial? Y en última instancia, ¿se puede plantear seriamente una reforma del capitalismo, o por el contrario solo cabe destruirlo? O dicho de otro modo. El ataque a las condiciones de vida del proletariado, ¿son imperfecciones del sistema que podrían ser mejorados, o por el contrario es la política inevitable de un sistema que no tiene otra para sobrevivir? Son preguntas a las que trataremos de dar una respuesta en el transcurso de este debate.
Para empezar habría que saber donde hunde sus raíces la democracia. Esta aparece por vez primera en la antigua Grecia. Ahí vemos surgir los derechos ciudadanos que más tarde Roma adoptaría. Y que recuperará la burguesía en el siglo XVIII. Por tanto vemos que la democracia está ligada a dos conceptos que son consustanciales a esta: la sociedad de clases y el estado.
El estado es el instrumento de dominio de una clase sobre otra. O dicho de otro modo, es el órgano que genera toda sociedad dividida en clases con el fin de encauzar las contradicciones y conflictos que genera una sociedad de dicha naturaleza. Que evidentemente se trata de una sociedad muy violenta, como no puede ser de otra manera, una sociedad dividida en clases. Y los cauces que utiliza el estado para este fin, son muy variados como veremos más adelante.
Aunque la concepción del estado también fue motivo de interesantes debates en el seno de la 1ª Internacional, La Comuna de Paris arrojó luz sobre esta cuestión[3]. El estado burgués tal cual se encuentra, de nada le puede servir al proletariado para transformar el mundo en un sentido revolucionario. Fue con la Comuna de París y su experiencia cuando y como el problema comienza realmente a percibirse a través de las lecciones que Marx y Engels sacaron de ella; necesidad de la destrucción del aparato de Estado burgués por el proletariado, establecimiento de un aparato completamente diferente que «ya no es un Estado en el sentido propio de la palabra» (Engels) en la medida en que ya no es un órgano de opresión de la mayoría por la minoría. Un aparato cuya naturaleza como "peso heredado del pasado" está claramente subrayado por Engels, cuando habla de él como de una plaga, una plaga que hereda el proletariado en su lucha para llegar a su predominio de clase, pero de la cual deberá, como lo hizo la Comuna y en la medida de lo posible, atenuar los efectos, hasta el día en que «una generación criada en una sociedad de hombres libres e iguales pueda deshacerse de todo ese fárrago gubernamental».
También en la comuna de Paris vemos aparecer los primeros consejos obreros, si bien en aquella época estos estaban ligados a determinados ámbitos territoriales, distritos, y no a centros productivos. Como diría Panehoek, al que le debemos una obra bastante interesante sobre los consejos obreros[4], el propio desarrollo del capitalismo despejaría la incógnita de sobre cuales debían de ser sus propios órganos de gobierno proletario. La progresiva concentración del proletariado en mayores centros industriales, propició la creación de los primeros consejos obreros propiamente dichos, en el marco de la revolución rusa de 1905, los soviets. Lo cual supuso un paso cualitativo en el desarrollo de su maduración como clase. En los Soviets se personifica lo que 60 años antes, en El Manifiesto Comunista[5], parecía una formulación utópica: «Todos los movimientos han sido hasta ahora realizados por minorías o en provecho de minorías. El movimiento proletario es un movimiento independiente, de la inmensa mayoría en provecho de la inmensa mayoría»
En realidad, los límites de la democracia empiezan a ser identificados bien pronto por Marx. En "la cuestión judía", obra de 1843, ya se advierte de la engañifa del discurso defendido por Bauer de la incorporación de los judíos a la sociedad civil. Una obra que sigue siendo de referencia para una crítica de los tan traídos y llevados "derechos civiles". "La contradicción existente entre el poder político practico del judío y sus derechos políticos, -nos dice Marx- es la contradicción entre la política y el poder del dinero en general. Mientras que la primera predomina idealmente sobre la segunda, en la práctica se convierte en sierva suya." La sociedad civil tal y como se desarrolla bajo el capitalismo es una suma infinita de "hombres abstractos". En un primer nivel, el "hombre abstracto" es el "ciudadano", abstracción de una multiplicidad de individuos, titulares todos ellos de una serie de "derechos" idénticos e, igual e idénticamente, soberanos, autónomos y plenipotenciarios. Pero si rascamos más profundamente, este primer nivel puramente jurídico y político, se levanta sobre otro que es el definido por el universo mercantil que caracteriza el capitalismo y que, en realidad, es el básico y determinante.
Las desigualdades tienen su origen en un modelo productivo que tiende a dividir la sociedad en dos clases, la burguesía y el proletariado. Y ningún derecho civil, por muy avanzado que sea este, puede revertir esta situación. Precisamente el concepto de "ciudadanía" tiene como misión el ocultar este hecho, lo cual nos revela la mentira del derecho burgués, que pretende igualar en lo político lo que no es igual en la vida real. Lo que nos lleva a afirmar: que la existencia de "derechos civiles" implica una sociedad desigual. De ahí la necesidad de superar el discurso dominante de la defensa del estado, del democratismo….que no tiene otra misión que la de impedirnos ir a la raíz del problema: el capitalismo.
Y si en la última treintena del siglo XIX, el fetichismo del estado que se desarrollaba muy peligrosamente en la socialdemocracia alemana, fruto de los peores vicios del parlamentarismo, fue ya denunciado por Marx en su crítica del "programa de Gotha"[6]. Una crítica tanto más valiosa por cuanto que aun teniendo el capital en la época de Marx una labor histórica progresista frente a las formas socio-económicas pre-capitalistas y feudales, el autor renano no deja cabo sin atar abogando por que la vanguardia revolucionaria reconozca ya en su programa la necesidad de romper con la democracia: «Pese a todo su cascabeleo democrático, -nos dice- el programa está todo él infestado hasta el tuétano de la fe servil de la secta lasalleana[7] en el Estado, o –lo que no es mejor ni mucho menos– de la superstición democrática; o es más bien un compromiso entre estas dos supersticiones, ninguna de las cuales tiene nada que ver con el socialismo».
Un combate que fue seguido por el ala izquierda de la 2º internacional, contra el revisionismo creciente que tuvo en Berstein, a uno de sus mayores representantes, que incluso llegó a negar la existencia del proletariado como clase revolucionaria. El revisionismo que se caracteriza como diría Rosa Luxemburg «por el divorcio entre la teoría y la práctica, por hacer del movimiento un todo y del objetivo nada».[8] Materializado por la táctica imbuida hasta la medula del parlamentarismo, «si se quiere hacer algo, hay que tener primero la mayoría» y que se revelaría totalmente ajeno a la experiencia, que invierte el sentido de esa banalidad parlamentaria: como demostró la revolución rusa, no es la mayoría la que lleva a la táctica revolucionaria, si no la táctica revolucionaria la que lleva a la mayoría.
No es de sorprender que las críticas más apropiadas y profundas a las prácticas reformistas de la social democracia y de los sindicatos, empiezan a ser elaboradas precisamente donde esas prácticas estaban más arraigadas: en países como Holanda y Alemania. Fue allí, en vez de en Rusia donde el proletariado luchaba todavía por derechos parlamentarios y sindicales, donde el peligro de los hábitos reformistas fue comprendido, desde el primer momento, por los revolucionarios. Por ejemplo, los trabajos de Anton Pannekoek y del grupo holandés Tribune, en los años que precedieron a la Primera Guerra Mundial, contribuyeron a preparar el terreno para la ruptura radical de los revolucionarios alemanes y holandeses con las viejas tácticas reformistas, después de la guerra. Lo mismo hay que decir de la Fracción abstencionista de Bordiga en Italia. En donde leemos: «La participación en las elecciones a los órganos representativos de la democracia burguesa y la actividad parlamentaria, aun presentando en cualquier tiempo un continuo peligro de desviación, podían ser utilizados para la propaganda y la formación del movimiento en el periodo en el que, no delineándose todavía la posibilidad de abatir el poder burgués, la tarea del partido se limitaba a la crítica y a la oposición. En el actual periodo abierto con el final de la guerra mundial, con las primeras revoluciones comunistas, y con el surgimiento de la Tercera Internacional, los comunistas colocan como objetivo directo de la acción política del proletariado de todos los países la conquista revolucionaria del poder, a la cual todas las fuerzas y toda la obra de preparación deben ser dedicadas. En este periodo es inadmisible toda participación en los organismos que se muestran como un potente medio defensivo burgués destinado a actuar dentro de las filas mismas del proletariado, y en antítesis con la estructura y la función de los que los comunistas sostienen el sistema de los consejos obreros y la dictadura proletaria»
Con la entrada del capitalismo en su decadencia que tiene en el estallido de la 1ª guerra mundial su muestra más elocuente, la lucha por reformas era ya insostenible, y con ello la diferenciación entre programa mínimo y máximo perdía todo su sentido.
Y es que el estado, instrumento de la sociedad de clases, ¿puede ser utilizado para acabar con la sociedad de clases?. El ciudadano, y más en concreto el "ciudadanismo", que es la ideología en la cual se sostiene, ¿puede tener alguna potencialidad como sujeto revolucionario? Con todo lo que implica ser ciudadano, que lo somos todos, incluido Emilio Botín. ¿Tenemos algo que ver con este señor por muy españolitos que seamos todos?
Entiendo que este es un tema importante, que habrá tiempo de tratar en el trascurso del debate.
Pero hay que tener claro que el estado tiene varias caras o facetas por expresarlo de algún modo, no solo se sostiene mediante la represión abierta: juzgados, policía, ejército, sino sobre todo desde un punto de vista ideológico, el estado dispone de numerosos cauces de integración: sindicatos, corporaciones municipales, parlamentos. El voto es una de las armas más poderosas. Parte de la entelequia de que todos somos seres soberanos y libres con poder para transformar el mundo, bastaría entonces con votar a la mejor opción, a los representantes de la mayoría. Esto que aparentemente es irrefutable se da de bruces con la realidad. Para empezar, la marcha de todos los países está gobernada por leyes ciegas, no escritas, que brotan de las relaciones de producción capitalista; los vaivenes de este sistema de producción que engloba al planeta entero son los que determinan con mayor o menor intensidad el destino y la evolución de todos los países. Por eso el proletariado está perdido si se mete en la boca del lobo del estado. La historia nos demuestra cuáles son sus órganos genuinos, las asambleas abiertas a todos los trabajadores y en los momentos revolucionarios los consejos obreros. Desde 1905 las luchas obreras han seguido un mismo patrón. En las asambleas se forja la clase y sentimos la solidaridad que nos proporciona el sabernos protagonistas de un mismo fin. Más allá de la atomización en la que nos encierra el voto, por eso resulta tan manipulable esa persona aislada, ese "ciudadano" encerrado en su casita. Y de ahí que una necesidad vital para el proletariado, haya sido el buscar la unidad por encima incluso de los controles sindicales que nos dividen por empresas, sector etc. El mayo del 68, el movimiento de los trabajadores de astilleros de Vigo del 2006, el de los estudiantes en Francia contra el contrato del primer empleo de ese mismo año, o el movimiento de los indignados del 2011[9], son luchas recientes que nos muestran a nuestro entender, el verdadero camino que debe de forjarse el proletariado de cara a su emancipación, lejos de las redes tejidas por el estado.
¿Es el voto un instrumento del proletariado para cambiar las cosas? ¿Se pueden resolver los problemas que afectan al proletariado: paro, precariedad laboral, desahucios, recortes sociales, deterioro medioambiental… desde un marco nacional? Y más en concreto: ¿se puede plantear seriamente una reforma del capitalismo?, o por el contrario solo cabe destruirlo. O dicho de otro modo, el ataque a las condiciones de vida del proletariado, ¿son imperfecciones del sistema que podrían ser mejorados, o por el contrario es la política inevitable de un sistema que no tiene otra para sobrevivir?
Estas son preguntas a las que se proponía responder la discusión.
El debate pronto giró en torno a la naturaleza del estado. Había gente que entendía que el estado podía ser neutral, que estaba por encima de las clases sociales, y que por tanto podía ser útil de alguna manera al proletariado. Es más, alguien cuestionó la propia existencia del proletariado, tachándolo de concepto ideológico. No se tuvo ocasión de profundizar en ello, pero nosotros rechazamos de plano tal cosa. En realidad la definición del proletariado que nosotras defendemos no es nueva, ya Marx definió bien pronto al proletariado como todo aquel que se ve obligado a vender su fuerza de trabajo para poder sobrevivir, puesto que esa es la única mercancía que posee. Es el posicionamiento de los seres humanos en el proceso productivo lo que determina a la clase a la cual pertenece.
El capitalismo es el primer sistema de la historia que es incapaz de tolerar en su seno viejas formas de producción. Y así como vimos en Europa en el siglo XVIII y sobre todo en el XIX, la progresiva transformación del pequeño artesano y del tendero en proletario, así como la emigración del campo a la ciudad, sumiendo a la gente en unas condiciones de miseria inimaginables, en suburbios improvisados en muchos casos sin ningún tipo de servicios básicos, agua, alcantarillado etc… montados alrededor de las mismas fabricas y con jornadas laborales de hasta 16 y 18 horas. El capitalismo en su búsqueda enfebrecida de materias primas y de compradores que no fuesen ni capitalistas, ni asalariados, esquilmó, diezmó y asesinó a las poblaciones de las colonias. El sistema en su búsqueda de mercados pre - capitalistas, ha venido a transformar el mundo, destruyendo a las poblaciones indígenas e introduciendo la mercancía en todos los rincones del planeta.
Pero al mismo tiempo esto ha puesto las bases para el comunismo. El capitalismo es el primer sistema productivo que se ha desarrollado a nivel mundial, y esto ha puesto en manos de proletariado, la clase del trabajo asociado, la posibilidad de la transformación revolucionaria del mundo. Pero, ¿el estado puede ser utilizado por el proletariado para sus propios fines?
La experiencia histórica nos dice que el estado es el instrumento de dominio de una clase sobre otra, y por tanto bajo el capitalismo el estado solo puede ser el estado del capital. La esencia del aparato del estado, lo constituyen la policía, el ejercito, los juzgados, las cárceles, pero también el parlamento y las administraciones regionales y municipales. En realidad la tan traída y llevada división de poderes, no hace sino ocultar la dictadura del capital. Por eso la democracia es un sistema especialmente hipócrita de ejercer la mencionada dictadura. Al proletariado de nada nos sirve este aparato, la asunción directa de los asuntos públicos en manos de los propios trabajadores, exige el dotarnos de organismos propios. Estos organismos empezaron a perfilarse por primera vez en la comuna de Paris.
Algo en lo que se incidió precisamente por parte de algunos asistentes, fue en el estudio de nuestra historia con el fin de reapropiarnos de las lecciones del pasado; y del trabajo teórico. Porque no nos sirve todas las formas de lucha, porque las formas deben de estar en consonancia con los fines. Y ya son muchos los compañeros que en su pretensión sincera de luchar contra el sistema, se han visto quemados por ese tremendo utilitarismo, que explotan a más no poder los sindicatos y las organizaciones de la izquierda del capital y que se traduce, “en el que hay que hacer algo”, “en estar presentes”, en involucrarse en cientos de luchas parciales, que lejos de contribuir al desarrollo de la conciencia de clase del proletariado, lo que hacen es coartar nuestra independencia, enredándonos en la telaraña del estado.
La burguesía para hacer creíble su discurso, y dar un barniz nuevo a sus viejas formulas de “regeneración democrática”, no duda en crear de forma periódica nuevas formaciones políticas, sucedáneos de los viejos partidos, que funcionan como auxiliares de estos o incluso como sustitutos.
Uno de los compañeros nos habló de las movilizaciones obreras de los años 70. Movimientos masivos y asamblearios, desarrollados en muchos casos incluso al margen de los sindicatos clandestinos, y de cómo a pesar de ello el democratismo consiguió desviar las reivindicaciones de clase hacia la defensa del antifascismo, propiciando de ese modo el camino hacia la transición. Pero esta experiencia de la clase no ha sido en balde y más de treinta años después de esto, la farsa democrática necesitaba un lavado de cara para seguir desempeñando su función embaucadora. Una muestra bien buena de esto, es el nuevo discurso que maneja la burguesía y que sirvió para boicotear las asambleas del 15 M desde dentro: “democracia real ya”. Todo un artificio sacado de la manga, en un intento por involucrarnos en la defensa del estado.
El mejor antídoto que puede generar el proletariado para no dejarse arrastrar por banderas ajenas, es el debate y la reflexión. Por eso aplaudimos iniciativas como esta, porque aunque pueda verse como un trabajo abstracto, despegado de la realidad, forma parte de esa maduración subterránea de la conciencia que se dan en sectores del proletariado y que resulta imprescindible.
Espacio de debate proletario
[2] Sobre las causas de la crisis del bipartidismo, fenómeno internacional y en nada limitado a España, ver nuestro artículo sobre las elecciones europeas: /content/4034/los-resultados-de-las-elecciones-europeas-evidencian-la-descomposicion-del-capitalismo [938]
[3] Ver el trabajo de Marx, en nombre de la Primera Internacional, La Guerra Civil en Francia, https://www.marxists.org/espanol/m-e/1870s/gcfran/index.htm [939]
[4] Ver https://www.marxists.org/espanol/pannekoek/1940s/consejosobreros/index.htm [940]. Se puede ver igualmente nuestro estudio histórico sobre los consejos obreros en la sería cuyo primer artículo se encuentra en /revista-internacional/201002/2769/que-son-los-consejos-obreros-i [174]
[6] Ver Crítica del programa de Ghota [635].
[7] Se refiere a los seguidores de Ferdinand Lasalle, un aventurero infiltrado en el movimiento obrero para utilizarlo para sus fines, llegando a pactar secretamente con el canciller Bismark. En 1875 en el Congreso de Ghota, los lasallianos se unieron a partido fundado en 1869 por los miembros de la Primera Internacional en Alemania, sin embargo estos pagaron un alto precio oportunista para la fusión, lo que motivó la dura crítica de Marx y Engels en el libro anteriormente citado. Ver sobre Lasalle https://es.wikipedia.org/wiki/Ferdinand_Lassalle [941]. Sobre qué es el aventurerismo político y sobre cómo se infiltra en las filas obreras ver en nuestra Revista Internacional nº 88, “La lucha del marxismo contra el aventurerismo político”, /revista-internacional/199701/1234/cuestiones-de-organizacion-iv-la-lucha-del-marxismo-contra-el-aven [942]
[8] Ver Reforma o Revolución, https://www.marxists.org/espanol/luxem/01Reformaorevolucion_0.pdf [322]
[9] Sobre estos movimientos ver respectivamente: /content/910/huelga-del-metal-de-vigo-los-metodos-proletarios-de-lucha [131] /revista-internacional/200606/964/tesis-sobre-el-movimiento-de-los-estudiantes-de-la-primavera-de-200 [596] y https://es.internationalism.org/node/3349 [597]
Traducción del artículo publicado por Révolution Internationale el 19 mayo de 2014, sección de la CCI en Francia.
Más de 300 muertos y decenas de heridos graves, incluso muchachos de 16 años, han perecido ¡sepultados entre los escombros! La explosión que ha devastado la mina de Soma, al Oeste de la Turquía, es la catástrofe industrial más mortífera de la historia de este país. No estamos en absoluto ni ante un “accidente” fruto del azar, ni ante una triste fatalidad ante los cuales, impotentes, deberíamos inclinarnos con resignación. Se trata de ¡un crimen! ¡Otro crimen del capital!
Entre los muertos, había numerosos refugiados de la guerra civil en Siria y la gran mayoría de estas víctimas tenía entre 16 y 20 años.
Tras el hundimiento de la mina, miles de trabajadores y sus hijos, la mayoría en edad escolar, salieron espontáneamente a la calle; no sólo en Soma e Izmir (ciudad portuaria cercana a Soma) sino también en las grandes ciudades, Ankara y Estambul, y en las regiones kurdas. Un año después del gran movimiento social en defensa del parque Taksim Gezi en Estambul ([1]), desafiando la feroz represión, los gases lacrimógenos y los golpes de porra, los manifestantes, cada día más numerosos, ocupaban las calles.
La burguesía turca, y los medios de comunicación masiva a su servicio, ocultan totalmente esta cólera. En todas las cadenas de televisión, las únicas imágenes que se repiten sin cesar son las del dolor de las familias, llorosas y rezando por sus muertos, alternadas con los discursos de Erdogan y el ministro de Energía prometiendo indemnizaciones (como si estas limosnas pudiesen aliviar tanto dolor o ¡resucitarles a sus muertos!). Y para calmar la tensión social y desactivar la cólera de los mineros, se les promete: ¡otro empleo tras el cierre de la mina!
La censura o el silencio de los Medias sobre lo que está ocurriendo: manifestaciones en las calles, asambleas de estudiantes que ocupan las universidades, acordonamiento policial de barrios y carreteras en las ciudades grandes y pequeñas, es aplastante. Por esa información es difícil saber lo que está pasando realmente en Soma, salvo los rezos y los lamentos de las familias. El gobierno ha movilizado además a todos sus imanes y curas, intentando intoxicar la cólera de los obreros con el opio de la mistificación religiosa para hacerles doblar el espinazo y hundirles en un sentimiento de impotencia, resignación y docilidad frente al orden capitalista.
Sabemos sin embargo, frente a ese silencio, que en las manifestaciones la solidaridad con las familias de las víctimas y la indignación frente a la incuria del gobierno y de la patronal, se enfrentan a la represión brutal del Estado policial. La fotografía de una joven que agita una pancarta en la que ha escrito: “¡Esto no es un accidente, es un asesinato! El gobierno es responsable" expresa muy bien la profundidad de la cólera y del descontento social.
Mientras se redactaba este artículo, en las universidades de Estambul y de Ankara, trabajadores y estudiantes organizan, tras las manifestaciones reprimidas en la calle, asambleas generales abiertas a todo el mundo que desee asistir.
Junto a curas e imanes la burguesía turca organiza también a todas sus fuerzas democráticas “opositoras”, para encauzar así cualquier riesgo de explosión social; éstas focalizan la atención hacia la “responsabilidad que pueda tener” el Gobierno, ocultándose así ellas mismas tras el manido eslogan democrático: "¡Gobierno dimisión!", que les acompaña en todos los desfiles y marchas. Las fuerzas “progresistas” democráticas (partidos de izquierda, de extrema izquierda y sindicatos) participan así en el mantenimiento del orden capitalista y de la unión nacional, de la unión sagrada de los proletarios con sus explotadores. Sus discursos “radicales” contra el gobierno Erdogan persiguen un único objetivo: desactivar la bomba social y desviar la cólera de los trabajadores y los estudiantes hacia la trampa electoral. Si los curas e imanes llaman a los proletarios a arrodillarse y rezar, las fuerzas de la oposición les animan a dispersarse cívicamente en las urnas electorales; es decir, a reivindicar una mejor gestión del capital nacional por la clique burguesa que consideren más “competente”.
Las elecciones presidenciales tendrán lugar el próximo agosto. Es la primera vez que se hace por sufragio universal. Hasta entonces, todos los clarines democráticos tronarán para intentar transformar a los explotados en simples ciudadanos, aturdidos por la matraca ensordecedora de las campañas electorales. No es casual que, para acrecentar las falsas ilusiones, los opositores de Erdogan insistan sin descanso en que “falta control sobre los centros de trabajo por parte de los poderes públicos”, concretamente en las minas. No es una coincidencia azarosa si los sindicatos han proclamado una jornada de huelga general para “protestar contra las negligencias y la laxitud de las autoridades”. Los sindicatos y la oposición se juntan para atraer la atención sobre el Sr. Erdogan; es decir, para sembrar la ilusión de que otro dirigente, de cualquier otra clique de explotadores, en el gobierno será capaz de gestionar “más humanamente” la explotación de los proletarios y, por lo tanto, para impedir reflexionar sobre las causas reales y el verdadero responsable de esta catástrofe: ¡el sistema capitalista en su totalidad!
Es evidente que las declaraciones provocadoras del Primer ministro refuerzan el sentimiento de rechazo hacia este villano y su ilimitado cinismo. Cuando, delante de las familias, vecinos, amigos y hermanos de clase de las víctimas, el señor Erdogan declara fríamente que "los accidentes forman parte de la propia naturaleza de las minas" suscita aun mayor indignación y cólera; pero además, cuando se le ve abofetear a los manifestantes agarrados por su policía y a uno de sus ayudantes patear a otro manifestante, ¡roza la provocación!
La arrogancia, la brutalidad y el cinismo de Erdogan muestran el auténtico rostro de toda la clase burguesa, una clase mundial de explotadores y asesinos. El capitalismo de "rostro humano" es pura mistificación y, en realidad, a la burguesía, sea quien sea la camarilla que gobierne, de derechas o de izquierdas, le importan poco las vidas humanas; su única y verdadera preocupación es el beneficio. Sea laico o no, el estado burgués es siempre un estado policiaco, como vemos en los países democráticos más desarrollados donde las manifestaciones están siempre encuadradas tanto por los partidos opositores, los sindicatos (y su “servicio de orden”) como por las fuerzas represoras.
Akin Celik, director de explotación de Soma Kömür Isletmeleri, declaraba en 2012, en una entrevista a un periódico turco, estar dispuesto a reducir los gastos de explotación de 130 dólares la tonelada, precio anterior a la privatización de la mina, hasta 24 dólares la Tm. ¿Cómo ha realizado este prodigio? Es evidente, recortando donde podía, particularmente en seguridad y con la bendición de los mismos sindicatos que hoy denuncian la incuria gubernamental. «No hay seguridad ninguna en esta mina. Los sindicatos son unos peleles y la dirección solo piensa en el dinero»; no se podía hablar más claro de lo que lo hace este minero de Soma ([2]).
Pero la avidez y la codicia patronal no son la única causa de las catástrofes industriales, de los “accidentes” de trabajo y de las enfermedades profesionales. Si hay que recortar sin descanso los costes es para preservar la productividad de la empresa, su capacidad de competir. Dicho de otra manera: la propia naturaleza del funcionamiento del modo de producción capitalista, basado en la competencia en el mercado mundial, en la producción para el beneficio, empuja inexorablemente a los patronos, incluso a los menos "inhumanos", a poner en peligro la vida de sus explotados. Para la clase burguesa, el proletario, el trabajador asalariado sólo es una mercancía a quien se compra la fuerza de trabajo al precio más bajo. Para hacer descender los costos de producción la burguesía recorta más y más y economiza en las condiciones de seguridad en los puestos de trabajo. Los explotadores no están preocupados por la vida, la salud ni la seguridad de los explotados. Lo único que para ellos cuenta es el volumen total de ventas, la tasa de plusvalía, los pedidos de sus clientes, etc.
Según el informe publicado en 2003 por la OIT (Organización Internacional del Trabajo), cada año 270 millones de asalariados son víctimas de accidentes de trabajo y 160 millones contraen enfermedades profesionales, muchas de las cuales ni son curadas. El estudio revela que el número de trabajadores muertos en el ejercicio de su profesión sobrepasa los 2 millones anuales… Es decir, el trabajo mata unas 5 mil personas ¡cada día!
Y este horror no es exclusivo del tercer mundo. En Francia, Según la CNAM (Caja nacional del seguro de enfermedad) el trabajo mata anualmente a unos 780 asalariados (¡más de 2 por día de trabajo!). Hay alrededor de 1.350.000 accidentes debidos al trabajo, lo que corresponde a 3 700 victimes por día; lo que significa, en una jornada de 8 horas, ocho heridos por minuto...
A lo largo de los años y atravesando las fronteras, la explotación capitalista va siempre sembrando la muerte. Como puso ya en evidencia F. Engels en 1845 con su estudio sobre La situación de la clase obrera en Inglaterra: “La mina de carbón es el escenario de una vorágine de desgracias horripilantes y éstas se producen exclusivamente a causa del egoísmo burgués. El grisú (carburo de hidrógeno, gas que se forma a menudo en las galerías) al mezclarse con el aire produce una mezcla explosiva que se enciende al contacto de una llama y mata a quien se encuentre próximo. Tales explosiones ocurren, aquí y allá, todos los días; el 28 de setiembre de 1844 una, en Haswell Colliery (Durham), mató a 96 personas. También abunda en grandes cantidades el monóxido de carbono; se asienta este en las profundidades de la mina en bolsas que alcanzan a menudo la altura de un hombre al que envuelve y asfixia. (…) Mediante una buena aireación de las galerías, por medio de ventiladores, se podría evitar perfectamente los efectos funestos de los dos gases pero el burgués no quiere desembolsar el dinero necesario para hacer esto y ordena al obrero utilizar la lámpara Davy, la que le es completamente inútil por su escasa luz, razón por la que la cambia de buen grado por una simple vela con que iluminarse. Es entonces cuando ocurre la explosión. La causa de la explosión es la negligencia del obrero, pero está claro que el burgués hubiera podido hacer casi imposible toda explosión mediante una buena ventilación con aire. Hay más: constantemente se derrumba en parte o totalmente alguna galería, sepulta a los obreros y los hace añicos: el interés del burgués es que sean excavadas la mayor cantidad de vetas de carbón, de lo que se deriva tal género y cantidad de desgracias.”
La auténtica solidaridad con las víctimas de Soma: ¡luchar en todas partes contra quienes nos explotan!
Los muertos de Soma, son ¡nuestros muertos! Son nuestros hermanos de clase a quienes ha asesinado el capitalismo. Son nuestros hermanos de clase quienes son hoy ¡reprimidos y maltratados en las manifestaciones de Turquía! Los explotados de todos los países deben sentirse concernidos por esta catástrofe; pues ¡la verdadera catástrofe es el sistema capitalista!
Frente a la barbarie de este sistema que siembra muerte no solamente en los cientos de conflictos bélicos sino cada vez más, en tiempos de “paz”, en los puestos de trabajo, los explotados de todos los países deben negarse a hacer causa común con sus explotadores. La verdadera solidaridad que debe manifestarse a las afligidas familias de Soma es la lucha en su propio terreno de clase. Necesitamos discutir en todos los puestos de trabajo, en los institutos y en las universidades, sobre cuáles son las verdaderas causas de esta tragedia; destrozar las trampas de todos los reformistas y perros guardianes del orden burgués que agitan el espantajo Erdogan para enmascarar el verdadero culpable: el capitalismo mundial.
A las cantilenas de los curas que repiten: "¡No luchéis, rezad!", a las consignas de las fuerzas democráticas de la oposición que dicen "¡No luchéis! votad", respondamos:
“¡Solidaridad con nuestros hermanos de clase en Turquía! ¡Abajo el capitalismo! ¡Emprendamos el combate contra todos los explotadores de todos los países!
RI, 16 mayo 2014
Nos hemos encontrado con un blog en Internet que se hace llamar “Corriente Comunista Internacional”. Este presenta un pequeño resumen de nuestras posiciones básicas[1]. Sin embargo, bajo esa cobertura defiende posiciones nacionalistas que nos son radicalmente ajenas. Desconocemos las motivaciones de los impulsores de este blog pero denunciamos la tentativa de suplantación. Si alguien se siente identificado con nuestro combate, lo natural es contactarnos y trabajar mano a mano con nosotros. Es inadmisible adoptar nuestro nombre y alguna posición tomada a volea y con esa credencial defender posturas antagónicas a las del proletariado. Es una forma de atacarnos.
Les escribe Internacionalismo Perú (sección de la CCI), sorprendidos ante esta burda pagina donde se pone el nombre la organización y además se copia las posiciones de la CCI que son posiciones de la izquierda comunista, posiciones de la clase obrera mundial. Este blog no pertenece a la CCI en este hay posiciones y propaganda de la izquierda del capital, sobre todo además de una defensa por la liberación de Palestina ante la barbará guerra emprendida por Israel contra sus rivales de HAMAS y que pagan con miles de muertos los obreros y explotados palestinos así como un número significativo de soldados judíos, la posición de la CCI no es por la defensa de un Estado u otro ni por Israel ni por Palestina, rechazamos toda ideología nacionalista, hoy en día en esta descomposición del capitalismo y la barbarie a la que está llegando no se detienen en sacrificar todas las vidas que haga falta con tal de lograr sus objetivos. Frente a la terrible situación que vive la población en Medio Oriente, es necesario defender la única perspectiva que puede acabar con la guerra: la unidad del proletariado por encima de todas las fronteras, el internacionalismo.
Invitamos a los lectores y participantes de este foro a que se pongan en contacto y entremos en un debate compañero y fraterno, les dejamos acá textos sobre el conflicto en Medio Oriente que esperamos sirva para el análisis y la reflexión.
Pueden escribirnos a este correo [email protected] [944]
Internacionalismo-Perú, sección de la CCI
Agosto 15, 2014
Links de interés:
https://es.internationalism.org/node/2444 [945]
https://es.internationalism.org/node/2443 [946]
Publicamos a continuación la traducción de la toma de posición que apareció en nuestra "Web" en inglés el pasado día 31-12. Los acontecimientos han evolucionado desde entonces en el mismo sentido que denunciamos: el uso sistemático de un terror brutal contra la población bombardeada desde tierra mar y aire, y la entrada de las tropas israelíes en Gaza en la tarde de hoy mismo 3-1-2009. Pero hemos visto también, por otro lado, como entre la población mundial crece la indignación ante estas atrocidades y la hipocresía de las grandes potencias. Se desarrolla también un vehemente deseo de solidaridad con la población palestina que está sirviendo de rehén en este conflicto entre fracciones de la clase explotadora. Lo que los revolucionarios denunciamos - como ponen magníficamente de manifiesto las contribuciones de nuestros lectores que acabamos de publicar - es que se pretenda desviar esa solidaridad hacia el podrido terreno nacionalista de defensa de una patria contra otra, cuando la única alternativa que puede liberar a la humanidad del imperialismo, la guerra y la barbarie, es, por el contrario, el desarrollo del internacionalismo revolucionario hasta la abolición de todas las naciones y las fronteras y la edificación de una auténtica comunidad humana: el comunismo.
AP (CCI).
Tras dos años asfixiando la economía de Gaza (impidiendo la entrada de combustible y medicinas, bloqueando las exportaciones, negando a los trabajadores palestinos la posibilidad de ir a conseguir trabajo en el lado israelí de la frontera...); y después de haber convertido Gaza en un inmenso campo de prisioneros del que los palestinos han tratado desesperadamente de escapar a través de la frontera con Egipto; la maquinaria militar israelí está sometiendo a este territorio enormemente hacinado y empobrecido a la salvajada de un bombardeo aéreo prácticamente constante. Cientos de personas ya han perdido la vida y los ya exhaustos hospitales no pueden dar abasto para atender una interminable riada de heridos. La propaganda de guerra israelí que afirma que están haciendo todo lo posible por evitar víctimas civiles es de un repugnante cinismo: Cuando los objetivos "militares" se sitúan al lado de bloques de viviendas e incluso las mezquitas y la Universidad islámica ha sido señalados como objetivos de guerra, distinguir entre lo civil y lo militar es un completo sinsentido, y acaba dando, como consecuencia inevitable, una tasa altísima de víctimas entre la población, muchos de ellos niños, muertos, mutilados, o, como sucede en un elevadísimo número de casos aterrorizados y traumatizados de por vida por la sucesión ininterrumpida de ataques. Cuando escribimos esta toma de posición, el primer ministro israelí Ehud Olmert ha señalado que esta ofensiva solo representa un primer paso. Los tanques se encuentran preparados en la frontera y no se descarta una operación terrestre a gran escala.
La excusa que ha puesto Israel para todas estas atrocidades –y que se ve respaldada por la administración Bush en Estados Unidos– es que Hamás no ha dejado de lanzar cohetes contra la población israelí a pesar del proclamado "alto el fuego". Ya adujo esa misma justificación para la invasión del sur del Líbano hace dos años. Es cierto que tanto Hezbollah como Hamás se escudan hipócritamente detrás de la población libanesa y palestina, con lo que estas quedan expuestas a la venganza israelí. Es cierto, también, que estas dos organizaciones quieren colar la patraña de que el asesinato de un puñado de civiles israelíes constituye un ejemplo de la "resistencia" ante la ocupación militar por parte de Israel. Pero la respuesta de Israel es la que siempre ha caracterizado a toda potencia ocupante: hacer pagar a toda la población por las acciones de una minoría de milicianos. Eso es lo que han venido haciendo con el bloqueo económico que se ha impuesto desde que Hamás expulsase de Gaza, eso es lo que ya hicieron en el Líbano, y eso es lo que están haciendo hoy con el bombardeo de Gaza. Esa es lógica de barbarie que preside todas las guerras imperialistas, en la que ambos bandos utilizan a la población como escudo y como objetivo, por lo que ésta acaba, casi invariablemente, poniendo muchísimas más víctimas que los propios soldados en uniforme.
Y como sucede en todas las guerras imperialistas, los sufrimientos que se inflingen a la población, la irracional destrucción de hospitales y escuelas, no lleva más que a preparar el terreno para nuevas oleadas de destrucción. El objetivo declarado de Israel es aplastar a Hamás y aupar al poder en Gaza a una fracción palestina más "moderada". Pero incluso los anteriores jefes de la Inteligencia israelí (al menos uno de los más,... inteligentes), reconocen la inutilidad de esta postura. A propósito del bloqueo económico, un antiguo oficial del Mossad, Yossi Alpher, declaraba: “El bloqueo económico de Gaza no ha conllevado ni uno solo de los objetivos políticos que se perseguían. No ha servido para hacer que los palestinos aborrecieran a Hamás, sino que ha resultado contraproducente. Es simplemente un inútil castigo colectivo”. Y eso resulta aún más claro en cuanto a los ataques aéreos. Así el historiador israelí Tom Segev señala que: “Israel siempre ha creído que haciendo sufrir a la población civil palestina, ésta acabaría rebelándose contra sus dirigentes nacionales. Pero esta presunción ha demostrado ser equivocada una y otra vez” (extraído, como la cita anterior, del diario británico The Guardian, del 30-12-2008). Hezbollah salió reforzada en el Líbano por la invasión israelí de este país en el año 2006, y la ofensiva sobre Gaza puede ahora reportarle lo mismo a Hamás. Pero fortalecidas o debilitadas, no dudarán tampoco en atacar aún más a la población civil israelí, bien lanzando más y más cohetes, bien a través de una nueva oleada de atentados suicidas.
Muchos líderes mundiales tales como el Papa, o Ban Ki-Moon, el secretario general de Naciones Unidas, han expresado repetidamente su "preocupación" por el hecho de que estas acciones de Israel sólo conducen a encender aún más los odios entre naciones y a acentuar la "espiral de violencia" en Oriente Próximo. Es cierto. El ciclo infernal de terrorismo y violencia en Israel/Palestina va embruteciendo a la población y a los combatientes de ambos bandos, con lo que se van creando nuevas generaciones de fanáticos y de "mártires". Pero lo que no señalan, ni el Vaticano ni la ONU, es que ese descenso a los infiernos de odios entre naciones es la resultante de un sistema social que, en todos lados, se encuentra en profunda decadencia. La historia no es muy diferente en Irak donde sunitas y chiitas se desangran mutuamente; en los Balcanes donde los serbios se abalanzan contra albaneses o croatas y viceversa; entre India y Pakistán, hindúes contra musulmanes; por no citar la situación en África donde se multiplican los choques étnicos y centenares de guerras arrasan ese continente. La explosión de estos conflictos en todo el planeta demuestra que la actual sociedad no puede ofrecer ningún futuro al género humano.
Y eso sin hablar de la implicación de las "compungidas" potencias democráticas, tan "humanitarias" ellas, pero que tanto hacen por remover esos conflictos, cuando convienen a sus intereses imperialistas. Así por ejemplo, la prensa británica no silenció la implicación francesa en las matanzas perpetradas por las milicias hutus en Ruanda en 1994. No es tan "comunicativa", en cambio, cuando se trata de dar a conocer la implicación de los servicios secretos británicos y norteamericanos para manipular la división entre sunitas y chiitas en Irak. En Oriente Próximo es bien sabido que detrás de Israel se encuentran los USA, como que Irán y Siria respaldan a Hezbollah y Hamás. Pero detrás del, supuestamente, más "imparcial" papel jugado por Francia, Alemania, Rusia y otras potencias, se esconde que en realidad éstas buscan defender sus intereses particulares.
El conflicto de Oriente Medio tiene, desde luego, sus aspectos y sus causas específicas, pero únicamente puede ser entendido en el contexto de una maquinaria capitalista mundial que se encuentra cada vez más fuera de control. La proliferación de conflictos bélicos a lo largo y ancho del planeta, el curso incontrolable de la crisis económica, y la aceleración de la catástrofe medioambiental ponen todos ellos en evidencia esta realidad. Pero si el capitalismo es incapaz de ofrecer la más mínima esperanza de paz y prosperidad, sí existe, en cambio, un motivo para confiar en el futuro: la revuelta de la clase explotada contra la brutalidad de este sistema, una revuelta que se expresa más abiertamente en Europa con los movimientos de las jóvenes generaciones obreras en Italia, Francia, Alemania y, sobre todo, en Grecia. Se trata de movilizaciones que dada su auténtica naturaleza proletaria ponen por delante la necesidad de una solidaridad de clase y la superación de toda división de carácter étnico o nacional. A pesar de su bisoñez estos movimientos proporcionan ya un ejemplo que, eventualmente, puede ser secundado por trabajadores de otras áreas del planeta donde si proliferan las divisiones en el seno de la clase explotada. No estamos hablando de una utopía. En los últimos años hemos visto las huelgas de los trabajadores del sector público en Gaza contra el impago de sus salarios ([2]), que tenían lugar al mismo tiempo que sus hermanos de clase israelíes se ponían en lucha para protestar contra la austeridad, que es a su vez la consecuencia del descomunal peso de la economía de guerra en Israel. Es muy improbable que estos movimientos fueran conscientes uno del otro, pero sí ponen de manifiesto la comunidad objetiva de intereses que existe entre los trabajadores de ambos lados de la trinchera imperialista.
La solidaridad con las poblaciones que están soportando terribles sufrimientos en las zonas de guerra no debe implicar elegir el "mal menor", o apoyar a la banda capitalista "más débil" –en este caso Hezbollah o Hamás– frente a las potencias que como Israel demuestran más descaradamente su agresividad. Hamás ya ha demostrado ser una fuerza burguesa opresora de los trabajadores palestinos cuando actúo contra las huelgas de los trabajadores del sector público porque obraban contra "los intereses nacionales", o cuando, junto a Fatah, sometió a la población de Gaza a una sangrienta pelea de fracciones por el control de la zona. La solidaridad con quienes están atrapados en la guerra imperialista, significa rechazar tomar partido por ninguno de los bandos en conflicto, y sí en cambio desarrollar la lucha de clases contra todos los explotadores y opresores del mundo.
CCI
En este año se “conmemora” mundialmente el estallido de la Primera Guerra Mundial hace 100 años. Para el cinismo de la burguesía no es contradictorio festejar esta carnicería con bombos y platillos porque festeja su propio modo de existencia despreciando el dolor que ha significado para millones de familias explotadas la mutilación y muerte de sus seres queridos, y tratando que todos los explotados adopten su ideología de violencia, pogromo, asesinato, desesperanza y resignación.
Tanto la derecha como la izquierda del capital aportan sus propios argumentos que tienen como fondo la justificación de la guerra vista como un fenómeno inevitable, y fuente de progreso social[1]. Los ‘argumentos’ y matices son en realidad adaptados según la necesidad y gusto de las fracciones de la burguesía de cada país ya que no representan la verdad del origen y consecuencias de la PGM. Son mentiras que tratan de ocultar la incapacidad del capitalismo para ofrecer desde entonces un futuro a la humanidad sumida en una espiral sanguinaria.
Desde el punto de vista del proletariado, es primordial comprender la Primera Guerra Mundial, en especial por tres razones[2]:
“Engels dijo: ‘La sociedad burguesa está en una encrucijada, o el paso al socialismo o la regresión a la barbarie’, Qué significa ‘regresión a la barbarie’.... Un vistazo a nuestro alrededor en estos momentos muestra lo que significa… esta guerra mundial es una regresión a la barbarie. El triunfo del imperialismo lleva a la aniquilación de la sociedad. Al principio esto sucede esporádicamente por la duración de una guerra moderna, pero después cuando inicia el periodo de guerras sin límite, éste progresa a sus inevitables consecuencias. Hoy enfrentamos la alternativa exactamente como Federico Engels lo preveía hace una generación. El triunfo del imperialismo y el colapso de toda la civilización como en la Roma antigua: éxodo, desolación, degeneración – un gran cementerio” (Rosa Luxemburg, Folleto de Junius, 1915).
Muestra de la fuerza social del proletariado es que la PGM fue interrumpida por sus revoluciones de 1917 y 1918, pero una vez que la oleada revolucionaria fue derrotada por fuerzas burguesas que incluyeron la traición de la socialdemocracia[4], el estalinismo y el fascismo, el camino quedó nuevamente abierto a más horribles formas de barbarie de la Segunda Guerra Mundial donde la mayoría de las víctimas no fueron soldados, sino civiles sujetos a los múltiples holocaustos de Auschwitz, Estalingrado, Dresden, e Hiroshima.
Así, la barbarie capitalista continúa en una espiral de crueldad y muerte creciente. El curso hacia otra guerra mundial quedaba abierto, pero el retorno a lucha de la clase obrera en 1968 logró atajarlo. Sin embargo, en casi todo el periodo desde las guerras de Corea y Vietnam en 1950 hasta nuestros días se han presentado guerras localizadas. Gran parte de la humanidad vive esta pesadilla mortal cotidiana. Y peor aún, las guerras han adquirido otro carácter desde finales de los 80, multiplicándose localmente, porque nos encontramos en una situación donde ni la burguesía ni el proletariado ha podido dar una respuesta decisiva a la crisis económica irreversible y más profunda cada día, producto de la caducidad de este sistema. La sociedad vive así en un contexto de estancamiento, de putrefacción: en el periodo de descomposición del capitalismo[5], que acelera y profundiza la barbarie y hace más difícil para el proletariado alcanzar una conciencia clara del significado de las guerras imperialistas y de su respuesta revolucionaria contra esta destrucción.
Los últimos meses son clara muestra de que el capitalismo se hunde cada vez más en la barbarie y en la guerra con zonas enteras en caos permanente, tendencias a la fragmentación de Estados, y el peligro creciente de que las confrontaciones militares entre imperialismos aumenten y salgan de control. Lo que acontece en Medio Oriente y en África es una real tragedia humana con éxodos masivos, tráfico de gente y xenofobia en aumento exponencial. Los conflictos se han hecho más bestiales y sangrientos que nunca con el peligro de extenderse a otras zonas.
La guerra en Siria que ya duró más de tres años, es un infierno en el que son destruidas poblaciones completas[6], con violaciones masivas de mujeres y el uso de niños como soldados y comandos suicidas. Esta guerra confirma que la espiral de caos no puede ser detenida por la clase en el poder que está en un impasse total. Conflictos como los de Siria han empezado a ‘atraer’ todo tipo de comandos asesinos que actúan por su propio interés. En Oriente Medio, el Norte de África y Ucrania se han visto que bandas armadas –sin un claro objetivo político o religioso– se expanden e imponen su régimen de terror.
Ya son cuatro guerras imperialistas que han ensangrentado a Iraq[7] desde 1980[8]. La tragedia traspasa fronteras hasta Siriae Israel con más de 50 millones de refugiados y más de 1200 000 muertos. Esta vez, Estados Unidos está enfrentado a una multitud de fracciones guerreras lo que lo hace impotente respecto e este caos, ilustrando la aceleración de su debilitamiento desde 1990 que junto con su propia política[9], son factores de primer plano para el aumento de la desestabilización y mayor hundimiento en la descomposición del Medio Oriente. En esta desestabilización juega también la tendencia del Estado kurdo a su independencia que afectaría a Turquía, y el conflicto en aumento, desde 1980, entre Irán y Arabia Saudita, que toca “indirectamente” territorio iraquí.
El aumento de la descomposición también se muestra en partes del Norte de África y del Sahara al Océano Índico. Un gran número de fronteras existentes antes de la PGM se ‘difuminan’ y gran número de países colapsan con tendencias a su desintegración: Mali, Libia, Nigeria, etc. República del Congo y su zona fronteriza con Ruanda han sido zonas de guerra durante los pasados 20 años. Después de la Guerra en Biafra en los años 1960, una nueva oleada de conflictos violentos devasta al país. El hecho de que Boko Haram pueda esparcir tanto terror y raptar a niñas que iban a la escuela, muestra la real perspectiva de crueldad ciega de este periodo y de este sistema.
En Europa central, después de la separación de Yugoslavia en una serie de guerras, desde 2013 hasta la fecha ha habido confrontaciones sangrientas que terminaron en la anexión a Rusia de lo que antes era Ucrania. La importancia de esta zona de guerra son las fronteras que involucran a todo el continente europeo y a los EEUU debido a la continuidad de un conflicto, con intereses económicos y estratégicos, que se potencia desde 1989. Esto significa que el peligro de la extensión de la guerra a más regiones de Europa está latente.
Este tipo de guerras son una expresión directa de la descomposición capitalista, las potencias imperialistas que gobiernan el mundo promueven fuerzas irracionales en defensa de sus sórdidos intereses, pero en el estado avanzado de agonía capitalista no pueden controlarlas. Una clara manifestación de esta tendencia es que el espíritu pogromista[10] se está extendiendo a lo largo del planeta, el desencadenamiento del oscurantismo y de la irracionalidad es un terreno favorable para el odio religioso, étnico y racial. En África Central, Nigeria, Kenia, no musulmanes son masacrados por fanáticos islamistas, provocando contra-masacres por las bandas cristianas. En Iraq, Afganistán y Pakistán, los terroristas sunitas bombardean mezquitas y procesiones chiitas, ISIS[11] en Iraq amenaza a cristianos y yazidis con la conversión, expulsión o muerte. En Burma, la minoría musulmana es atacada regularmente por “militantes budistas”. En Grecia, inmigrantes son atacados por grupos fascistas; en Hungría, el Partido Jobbik despotrica contra judíos y romanos. En la “democrática” Europa occidental las campañas xenofóbicas contra musulmanes, inmigrantes ilegales y otros se ha convertido en la norma política, como en la recientes elecciones europeas.
El 97 % de israelíes apoyó los ataques violentos sobre Gaza, en marchas la consigna favorita ha sido “muerte a los árabes”; por su parte, la población en Gaza vitoreaba cuando los bombardeos de su gobierno intentaban matar tantos israelíes, hombres, mujeres y niños, como fuera posible. Los gritos “muerte a los judíos” se pueden oír nuevamente, como en los años 30, no sólo en Gaza y West Bank, sino también en manifestaciones pro palestinas en Francia, Alemania e Inglaterra, y han sido atacadas sinagogas y comercios judíos. El irónico sueño sionista de “Un hogar judío” para proteger a los judíos ha dado nacimiento a sus propios pogromistas judíos, ejemplificados por las bandas con Betar y la Liga de Defensa Judía.
El ambiente de guerra se expresa aún en países “alejados” de las confrontaciones inter-imperialistas: el desgarramiento de la vida social se extiende con el aumento incontrolado de bandas criminales, muchas veces conectadas con diversas fracciones del Estado, lo que se traduce en una real guerra con una militarización exacerbada de las fuerzas de represión que hunde a las poblaciones en la angustia y el terror permanente de los secuestros, la tortura, los asesinatos individuales y colectivos. Es el caso de América Latina en la que por ejemplo, Venezuela presenta un nivel increíble del crimen; Brasil, donde han muerto más de medio millón de personas en los pasados 10 años, con linchamientos y otro medio millón de encarcelados; y no se diga México, sometido a la guerra de y “contra” los cárteles de la droga que ha dejado más de 10 millones de asesinatos de civiles que recientemente se han extendido a un amplio grupo de estudiantes del estado de Guerrero[12].
En esta espiral de sangre y fuego que se acelera y magnifica arrastrando a la humanidad a su destrucción, todas las burguesías son responsables, tanto las que se enfrentan en las zonas de guerra, como las que arman a ejércitos y terroristas, o las que alaban la “paz nacional” –droga que impide ver que son hermanos los que están muriendo en otros países. El patrioterismo nacionalista así como la diferenciación racial y religiosa son reales venenos que llevan a divisiones que van de la indiferencia a odios asesinos. La movilización de la población para la guerra, el cultivo del espíritu de venganza y del sálvese quien pueda, propios de la descomposición, destruyen el pensamiento, destruyen la moral y crean el ambiente de pogromo que Rosa Luxemburg criticaba ya en 1915 porque es un ataque directo a la conciencia proletaria. Entender esto es hoy es más vital ya que la clase trabajadora está viendo su conciencia de clase socavada por la ideología dominante de la descomposición.
Sin embargo, aún en este pantano pestilente de guerra irracional siguen habiendo signos de que la clase trabajadora no está derrotada: pequeñas manifestaciones de israelíes han coreado que “Netanyahu, y Hamas[13], los dos son nuestros enemigos”, y en Ucrania hay manifestaciones por aumentos salariales que se vienen a sumar a los movimientos de la clase de entre 2003 y 2013. Estos signos, aún confusos y tímidos indican que la lucha del proletariado internacional continúa su marcha. Lucha que frenó la primera guerra mundial al transformar la indignación moral en lucha revolucionaria y que ahora, a casi 100 años después, la clase obrera tiene la responsabilidad de continuar como su tarea histórica irrenunciable ante la disyuntiva que se hace más aguda de socialismo o barbarie.
CCI, septiembre de 2014
[1] Ver: “1914 ‘commemoration’: Right and left justify imperialist war”, ICC on line, January 18, 2014.
[2] Ver: « 1914: le début de la saignée », ICC on line, February 18, 2014.
[3] Ver: “100 años de decadencia”, CCI en línea, enero de 2014.
[4] Ver: “Socialisme ou barbarie!”, CCI en línea, 12 Julio, 2014.
[5] Ver: “La descomposición, fase última de la decadencia del capitalismo”, Revista Internacional no 107, 4º trimestre 2001 [13].
[6] 10 millones de personas han huido a campos de refugiados.
[7] Ver: « Les ravages croissants de l’impérialisme et de la décomposition ». CCI en línea 12 de Julio, 2014.
[8] La Primera Guerra del Golfo en 1991, y la segunda Guerra del Golfo en 2003, con la población expuesta a repetidos ataques con misiles lanzados por los EEUU.
[9] Política, por ejemplo que ha llevado durante 25 años en relación a Irán.
[10] Ver: “Middle East: war, pogroms, and the destruction of consciousness”. ICC on line, August 16, 2014.
[11] Estado Islámico en Iraq y al-Sham-. Esta organización terrorista ha dicho que su objetivo es formar un estado islámico o califato, que se extienda desde Turquía por toda Siria hasta Egipto y que incluya los territorios palestinos, Jordania y Líbano.
[12] Ver artículo en éste número.
[13] El Primer ministro israelí y el Movimiento de Resistencia Islámico, respectivamente.
Nota introductoria: publicamos una contribución de un compañero con la que nos sentimos muy de acuerdo. Este texto responde a un debate organizado por simpatizantes y militantes de la CCI sobre la primera guerra mundial y donde un grupo de elementos actuó de forma agresiva interrumpiendo, amenazando, insinuando…, entorpeciendo con ello la necesaria clarificación. CCI
No es una novedad histórica en el transcurso del movimiento obrero contra el capitalismo, pero conviene recordarlo: la cultura de la teoría y el debate son esenciales para luchar contra las relaciones sociales capitalistas. Más si cabe en el período histórico actual, en el que la burguesía a nivel internacional trata de coordinarse en la medida de lo posible en la gestión de la bancarrota de su aparato económico para mejor atacar al proletariado y dificultar el desarrollo de la conciencia política de este; en el que, especialmente bajo la fachada “democrática”, la clase dominante adapta su aparato político, sindical e ideológico para confundir y canalizar el descontento a callejones sin salida; y en el que la atomización, la destrucción de tejido social y el paro galopante, dificultan sobremanera la reagrupación y la lucha. Vivimos una situación histórica donde se acentúan las visiones inmediatistas, que solo ven un eterno presente desligado tanto de sus raíces pasadas como de lo que puede encerrar para el porvenir, donde un pensamiento teórico con perspectiva se hace muy difícil de desarrollar. «La conciencia, la clarividencia, la coherencia y unidad de pensamiento, el gusto por la teoría, deben abrirse un difícil camino en medio de la huida hacia quimeras, drogas, sectas, misticismos, rechazo de la reflexión y destrucción del pensamiento que están definiendo a nuestra época».[1]
Es algo que se muestra evidente: el margen para el “espontaneísmo” en el paso del malestar y la protesta a la lucha eficaz contra la clase capitalista es nulo. Habrán, no hay duda, explosiones más o menos profundas de malestar (como la “primavera árabe”, o los distintos tipos de movimiento de protestas masivas que han tenido lugar los últimos años en España, Israel, Grecia, Brasil, Turquía o EEUU[2]), pero sin una claridad política de las tendencias existentes en el sistema (muy especialmente la naturaleza sistémica e histórica de la crisis del modo de producción capitalista, y la necesidad y la posibilidad de superarlo por una civilización superior: el comunismo) y la superación de ilusiones sobre un supuesto “capitalismo de rostro humano”, de las estrategias que la burguesía emplea para canalizar y esterilizar el malestar creciente, y sin la recuperación de las enseñanzas históricas respecto a las características de la lucha proletaria (la necesidad de la extensión y masificación de la lucha, y la creación de órganos centralizadores de reagrupamiento y unificación), la derrota y esterilización de las luchas, y el consecuente hundimiento de mayores zonas del mundo en la miseria y la barbarie militarista, es una tendencia inevitable.
Un siglo después del inicio de la Primera Guerra Mundial, que abría el periodo de decadencia capitalista de crisis, guerras y revoluciones, el proletariado y la humanidad no explotadora se encuentra ante el mismo desafío: sólo la acción directa de masas y la conciencia política pueden hacer frente, y en última instancia derrotar, al poder del capital y su Estado. Los viejos métodos e ideologías que pudieran jugar un papel útil en el siglo XIX, como el parlamentarismo y el sindicalismo, son un obstáculo para la lucha proletaria, convirtiéndose desde entonces en armas predilectas de la burguesía para el mantenimiento de su dominación.
Esta conciencia política necesariamente se desarrolla sobre todo en minorías, por el peso de la ideología de la clase dominante sobre el conjunto de la población, incluso en los propios períodos revolucionarios. Es la vanguardia política del proletariado. Sin esa labor de vanguardia, el proletariado está desarmado frente a la burguesía, y especialmente frente a los agentes de esta en su seno: la izquierda del capital.
La necesidad de la teoría, de tratar de conocer lo más exactamente posible el terreno que se pisa, no es pues un lujo, sino una necesidad para la lucha. El proletariado es la única clase de la sociedad capitalista que no tiene ningún interés en esconder y falsificar la realidad, todo lo contrario; necesita la claridad y la teoría. Y la teoría requiere necesariamente de un pensamiento crítico, científico; es decir, basado en evidencias, no en anteojos ideológicos. Y un método para llevarlo a cabo, el método científico aplicado a los fenómenos sociales e históricos: el marxismo, en honor a Marx y Engels que lo desarrollaron y sistematizaron.
“El concepto materialista de la historia, descubierto por Marx poco antes y aplicado con consumada habilidad en el Manifiesto, ha resistido perfectamente la prueba de los hechos y los golpes de la crítica hostil. Constituye hoy uno de los instrumentos más valiosos del pensamiento humano.
Las demás interpretaciones del proceso histórico han perdido toda significación científica. Podemos decir con certeza que en nuestro tiempo es imposible no sólo ser un militante revolucionario sino aún un observador versado en política, sin asimilar la interpretación materialista de la historia” ([3]).
Pero el marxismo como método científico es lo contrario a un dogma, a una repetición acrítica de consignas sin ser sometida a la criba de la crítica y su confrontación con el desarrollo histórico y la lucha de clases:
“Contrariamente a la corriente bordiguista, la CCI nunca ha considerado el marxismo como una “doctrina invariante”, sino como un pensamiento vivo para el que cada acontecimiento histórico importante es una ocasión de enriquecimiento. En efecto, tales acontecimientos permiten, ya sea confirmar el marco y los análisis elaborados con anterioridad, reforzándolos, o bien poner en evidencia la caducidad de ciertos de ellos, imponiendo un esfuerzo de reflexión con el fin de ampliar el campo de aplicación de los esquemas previamente válidos pero superados, o la necesidad de elaborar otros nuevos, capaces de abordar la nueva realidad. Recae sobre las organizaciones y militantes revolucionarios la responsabilidad específica y fundamental de llevar a cabo este esfuerzo de reflexión teniendo cuidado, tal y como hicieron nuestros predecesores (Lenin, Rosa Luxemburgo, la Fracción Italiana de la Izquierda Comunista Internacional –Bilan–, la Izquierda Comunista de Francia, etc.), de avanzar a la vez con prudencia y audacia:
De forma particular, frente a acontecimientos históricos de tal magnitud, es importante que los revolucionarios sean capaces de distinguir claramente los análisis que se han vuelto caducos de aquellos que se mantienen válidos, con el fin de evitar un doble error: ya sea el de caer en la esclerosis, o el de “tirar el bebé con el agua sucia”. De forma más precisa, es necesario poner claramente en evidencia lo que en estos análisis es esencial, fundamental, y conserva toda su validez en circunstancias históricas diferentes, a diferencia de lo que es secundario y circunstancial. O dicho de otro modo: saber establecer la diferencia entre lo esencial de una realidad y sus diferentes manifestaciones particulares” ([4]).”
El modo de vida atomizado y alienante bajo el capitalismo, y el teatro de la política burguesa, incluyendo sus tentáculos izquierdistas y sindicalistas, son un obstáculo al que es necesario enfrentarse para el desarrollo de la conciencia y la teoría. En concreto, la política burguesa de seguidismo ciego a “líderes”, de las intrigas y estrategias electorales, de la manipulación y la mentira, del activismo estéril, es lo contrario a la claridad política y la auto-organización y solidaridad que requieren la lucha contra el capitalismo.
En ese marco, la cultura del debate va ligada a la necesidad de la teoría, de una manera general en las minorías más combativas de la clase trabajadora, y de manera muy particular en la vanguardia política proletaria. La conciencia y la teoría sólo pueden desarrollarse de forma colectiva, aunque sea minoritaria. Las tareas de vanguardia sólo pueden ser un factor activo en el desarrollo de la conciencia y la lucha proletaria realizando un esfuerzo por comprender las dificultades y evoluciones del periodo histórico. Y ese esfuerzo únicamente puede darse bajo la forma de un intercambio y confrontación colectiva y honesta de posiciones, a nivel público e internacional.
“La cultura del debate sólo puede desarrollarse a contracorriente de la sociedad burguesa. Como la tendencia espontánea en el capitalismo no es, ni mucho menos, el esclarecimiento de las ideas, sino la violencia, la manipulación y la lucha por obtener una mayoría (cuyo mejor ejemplo es el circo electoral de la democracia burguesa), la infiltración de esa ideología en las organizaciones proletarias siempre lleva gérmenes de crisis y de degeneración” ([5]).
De la misma forma, las crecientes contradicciones de las relaciones sociales capitalistas, y los efectos nefastos que el mantenimiento de estas tiene para el conjunto de la vida humana a todos los niveles, exigen una profundización teórica y una visión científica, y más concretamente, un esfuerzo de comprensión del conjunto de causas que explican el retraso histórico de la conciencia política en el seno del proletariado en relación a la gravedad de la crisis histórica del modo de producción capitalista.
“¿Cuál es el origen de esa preocupación en la nueva generación? A nuestro parecer, es el resultado de la crisis histórica del capitalismo, hoy mucho más grave y más profunda que en 1968. Esta situación exige la crítica más radical posible del capitalismo, la necesidad de ir a la raíz más profunda de los problemas. Uno de los efectos más corrosivos del individualismo burgués es la manera con la que destruye la capacidad de discutir y, especialmente, de escucharse y aprender unos de otros. Al diálogo se le sustituye el "parloteo", donde el que gana es el que más vocifera (como en las campañas electorales burguesas). La cultura del debate es el medio principal de desarrollar, gracias al lenguaje humano, la conciencia, arma principal del combate de la única clase portadora de un porvenir para la humanidad. Para el proletariado es el único medio de superar su aislamiento y su impaciencia y de encaminarse hacia la unificación de sus luchas.
Otra preocupación actual estriba en la voluntad de superar la pesadilla del estalinismo. En efecto, muchos militantes que hoy están en busca de posiciones internacionalistas proceden de un medio influido por el izquierdismo o directamente procedente de sus filas; presentar caricaturas de la ideología y del comportamiento burgués decadentes como si fueran "socialismo" es el objetivo del izquierdismo. Esos militantes han tenido una educación política que les ha hecho creer que intercambiar argumentos es "liberalismo burgués" y que "un buen comunista" es alguien que "cierra el pico" y hace acallar su conciencia y sus emociones. Los camaradas que están hoy decididos a rechazar los efectos de ese producto moribundo de la contrarrevolución comprenden cada día mejor que, para ello, no solo hay que rechazar las posiciones de ese producto sino también su mentalidad. Y así contribuirán a restablecer una tradición del movimiento obrero que podía haber acabado por desaparecer a causa de la ruptura orgánica provocada por la contrarrevolución” ([6]).
En este sentido, nos parece interesante señalar aquí, como expresión de métodos izquierdistas burgueses en medios que se reclaman de posiciones revolucionarias, la intervención de algunos elementos de tendencia bordiguista en el debate abierto organizado por el Foro de discusión internacionalista (animado por simpatizantes y militantes de la CCI) el pasado mes de septiembre en Madrid , sobre la Primera Guerra mundial y su significado histórico en la vida del capitalismo y en la perspectiva de su derrocamiento revolucionario.
Aunque al debate asistieron en su mayoría simpatizantes y algún militante de la CCI, también fueron invitados y acudieron personas en la esfera de otras corrientes ajenas a la Izquierda Comunista, como el anarquismo o el maoísmo. El propósito de debate era honesto, puesto que pese a reclamarse la mayoría de posiciones similares, existían divergencias y dudas sinceras en cuestiones como las características y causas del proceso de degeneración de las organizaciones de la II Internacional, o de si la alternativa histórica actual seguiría siendo “Guerra o Revolución”, o se adecuaría más a la realidad la fórmula “Hundimiento paulatino del capitalismo en la barbarie o Revolución”, etc. Esto es una expresión sana de divergencias partiendo de la honestidad, ya que al contrario de la burguesía, el debate político proletario no tiene otro fin que la obtención de la mayor claridad posible, y no la defensa de intereses particulares frente grupos o fracciones rivales. La propia CCI, por ejemplo, ha hecho público los últimos años una serie de debates internos sobre “Las causas del período de prosperidad consecutivo a la II Guerra mundial”, así como análisis de crisis internas. La duda, las divergencias y las dificultades, dentro de un marco teórico firme y argumentado, son expresión de un pensamiento científico vivo. La “certeza” absoluta acrítica pertenece más bien al terreno del dogma.
Estos elementos (que en ningún caso se identificaron como militantes o simpatizantes de alguna corriente bordiguista, aunque es evidente que lo eran), acudieron como bloque no con el ánimo de debatir honestamente, ya fuera apasionadamente y ya fueran las diferencias, sino con el de hacer “reinar” sus posiciones a base de elevar la voz y ningunear las posiciones e interrumpir las exposiciones de los demás, al más puro estilo del circo parlamentario burgués y de la telebasura. Su fin estaba muy alejado de la búsqueda de clarificación colectiva, lo que se evidenció de forma caricaturesca en algún punto, por ejemplo cuando en algún momento del debate surgió alguna discrepancia entre estos mismos “contertulios” (dos ejemplos: sobre si el objetivo del proletariado es únicamente liberarse a sí mismo, o al conjunto de la humanidad no explotadora y sobre los sindicatos donde andaban divididos ya que uno de ellos denunciaba el sindicalismo mientras que los otros lo defendían a ojos cerrados), y rápidamente se le dio al discrepante la consigna de “en casa hablamos”, lo que puso fin a la discrepancia. Pura mentalidad y actitudes de política burguesa e izquierdista.
Una mentalidad que busca, repetimos, no la claridad, sino el rebatir de forma impulsiva, ansiosa y agresiva, incluso irracional, haciendo alusiones a la testosterona, aquellas posiciones que se consideran enemigas, en machacar al rival. Afortunadamente, la claridad política ni se decreta, ni está basada en la interpretación interesada de supuestos textos sagrados. Es el desarrollo histórico y la lucha de clases quien la determina.
E insistimos, no se trata de divergencias de posiciones programáticas en sí, sino de señalar la absoluta necesidad de la cultura de la teoría y del debate para la lucha proletaria, y de combatir las mentalidades y actitudes que son obstáculo para el desarrollo de esta.
Stan, 1-11-14
[1] “Tesis sobre la Descomposición”, Revista Internacional no 62, Corriente Comunista Internacional. Ver /revista-internacional/200510/223/la-descomposicion-fase-ultima-de-la-decadencia-del-capitalismo [13]
[2] Para un balance de los movimientos de 2011 ver nuestra hoja internacional “De la indignación a la esperanza”. https://es.internationalism.org/node/3349 [597]
[3] “A 90 años del Manifiesto Comunista”, León Trotski.
[4] “Texto de orientación: militarismo y descomposición”, Revista Internacional no 64.
Ver /revista-internacional/201410/4046/militarismo-y-descomposicion [949]
[5] “La cultura del debate: un arma de la lucha de clase”, Revista internacional no 131.
/revista-internacional/200711/2088/la-cultura-del-debate-un-arma-de-la-lucha-de-la-clase [224]
[6] ídem.
La masacre perpetrada contra los estudiantes normalistas de Ayotzinapa en el estado de Guerrero es una expresión rotunda de la barbarie que el capitalismo mundial ha venido profundizado desde los años sesenta contra el proletariado a escala planetaria, es decir, contra la humanidad toda. Porque la masacre expresa no un hecho aislado, sino histórico. Y esto es así, sobre todo, si consideramos la barbarie inaudita que con las dos guerras mundiales, pasando por la guerra civil española, puso en práctica el poder del dinero en la primera mitad del siglo XX.
En la imagen del joven normalista desollado, Julio Cesar Mondragón, se expresa de manera cruda el rostro del capitalismo y la auténtica moral burguesa: para que las leyes de la acumulación del capital, que tienen como objetivo la extracción de la ganancia se mantengan como dominantes, es preciso destruir física, intelectual y moralmente a la clase que se opone a dichas leyes, al enemigo de clase, esto es, al proletariado. Los personeros del capital y sus aparatos de dominación, haciendo uso del monopolio de la violencia que les confieren sus propias leyes, actúan sobre el Cuerpo que resiste a dichas leyes, al Cuerpo que siente, piensa, protesta y toma consciencia, aunque sea de manera incipiente, de la explotación burguesa. Contra el Cuerpo donde está depositado el futuro de la humanidad se enfilan todas las armas barbáricas del sistema.
La explotación en el proceso de trabajo, como lo plantea Marx, significa el desgaste de músculo, sangre, sudor, nervio, cerebro y piel del obrero colectivo, del sujeto universal por excelencia. Esa explotación sobre la fuerza de trabajo es la esencia del capital que se encuentra oculta, velada, por la apariencia al nivel de las relaciones de intercambio. Y esa explotación significa el deterioro gradual, sistemático, y definitivo del Cuerpo del obrero como sujeto social. Cuando este sujeto se opone, se resiste y actúa contra esas leyes, cuando va más allá de dichas leyes (que se conservan de tiempo en tiempo con la imposición de las llamadas reformas estructurales a escala mundial), entonces el capital pone en práctica otros mecanismos de dominación.
Estos mecanismos se expresan al nivel del derecho constitucional con la imposición de leyes draconianas destinadas a disminuir los costos de la fuerza de trabajo (reformas laborales y seguridad social, a través del aparato “democrático” del Estado); con leyes en el ámbito del sistema educativo con el objetivo de reproducir las ideas de la clase dominante de acuerdo al momento histórico (reformas educativas); a nivel político ideológico con la imposición de ideas, valores y cultura (sistema de partidos, sindicatos, medios de comunicación, iglesia e instituciones oficiales de cultura). Todos estos mecanismos respaldados por el arma histórica fundamental del capitalismo: la guerra armada contra el mundo de los trabajadores. Es aquí donde entran en escena las armas de represión física y psicológica representadas por el sistema de inteligencia y policiaco en el sentido amplio. Con el desollamiento y la masacre (y con todas las masacres históricas), el Estado capitalista pretende dar un mensaje al proletariado: a cualquier cuerpo extraño que cometa actos en contra de las leyes del sistema capitalista se le aplica la muerte en sus diversas modalidades, como la tortura, el asesinato, el desollamiento, la desaparición, la masacre, las guerras de exterminio e imperialistas. Frente a esta lógica de la historia, podemos decir que si la burguesía de la época de la Revolución Francesa entró en pánico ante la política de Terror de la Convención republicana, entonces Maximilien Robespierre y los jacobinos se horrorizarían ante el espectáculo dantesco, terrorífico, ofrecido por la época actual de la barbarie capitalista.
Ahora bien, el rasgo que caracteriza la moral burguesa, en cada uno de los Estados nacionales y en todas las instituciones mundiales del capital, es la hipocresía. Frente a los hechos consumados y materializados en la masacre de Ayotzinapa, las diferentes instituciones de poder de la burguesía mundial se aprestaron a condenar tan “abominables” eventos. Por un lado, la ONU, la OEA y el gobierno de Washington exigieron castigo a los culpables mediante una investigación transparente y llevar ante la justicia a los responsables; por el otro y al otro lado del océano, el Parlamento Europeo se planteó la posibilidad de suspender el proceso de modernización del Acuerdo Global entre México y la Unión Europea, vigente desde el año 2000, hasta “reconstruir la confianza” con las autoridades mexicanas en materia de derechos humanos. Solo faltaría que el Banco Mundial izara la bandera con su lema que reza: “Working for a world free of poverty”, y prometiera recursos para sacar de la pobreza a todas las normales rurales en México como muestra de su alma “filantrópica” y “humanitaria”.
Los Estados capitalistas más poderosos del planeta, como expresión fehaciente del capital internacional y en alianza con los estados capitalistas del mundo subdesarrollado, han encabezado las más atroces masacres contra el proletariado internacional y han sembrado de cadáveres y de fosas comunes al planeta entero a lo largo de la historia.
Como lo señala Lenin, glosando La guerra civil en Francia de Carlos Marx, “[En el siglo XIX se desarrolló, procedente de la Edad Media] el poder estatal centralizado con sus órganos omnipresentes: el ejército permanente, la policía, la burocracia, el clero y la magistratura. [Al desarrollarse el antagonismo de clase entre el capital y el trabajo], el poder del Estado fue adquiriendo cada vez más el carácter de poder público para oprimir el trabajo, de máquina del despotismo de clase. Después de cada revolución, que marca un paso adelante en la lucha de clases, se acusa con rasgos cada vez más destacados el carácter puramente represivo del poder del Estado. [Después de la revolución de 1848-1849, el poder del Estado se convierte en una] máquina nacional de guerra del capital contra el trabajo. El Segundo Imperio lo consolida”.
Y agregaríamos que la Comuna de París y la Revolución Rusa son otros momentos de aceleración de la centralización del poder estatal del capital y de reforzamiento de su carácter represivo. Justamente, la fase de decadencia del capitalismo mundial se abrió con la primera guerra mundial, para continuar con la guerra civil española hasta culminar con la carnicería de carácter verdaderamente planetaria que significó la segunda guerra mundial. Los Roosevelt, Churchill, De Gaulle, Hitler y Stalin como herederos del poder político de los monarcas, emperadores, zares y republicanos-liberales completaron la obra de sus antecesores para repartirse los espacios de acumulación de capital y para descargar la artillería pesada, incluyendo la bomba atómica, sobre el proletariado. Una maquinaria estatal que se perfecciona permanentemente para enfrentar a su enemigo de clase: el proletariado internacional. En el siglo XX desarrolla aún más su carácter guerrero, como herencia del siglo XIX.
Si bien no existe una diferencia esencial entre esos Estados de principios de siglo xx y los actuales “Estados democráticos”, el ingreso del capitalismo en una fase de descomposición acentúa sus expresiones bestiales al momento de contener la indignación que genera. El carácter imperialista de todos los Estados, la amenaza de guerra mundial, la absorción de la sociedad civil por el monstruo estatal, la crisis permanente de la economía capitalista, características de su etapa decadente se mantienen durante la fase de descomposición, y además, aparece como la última consecuencia, la síntesis rematada de todos esos elementos. El pudrimiento de raíz de la sociedad se produce debido a que las contradicciones del capitalismo no cesan de empeorar, y por un lado la burguesía es incapaz de dar la menor perspectiva al conjunto de la sociedad y por otro el proletariado no está de momento en condiciones para afirmar la suya.
En las sociedades de clases, los individuos actúan y trabajan sin controlar real y conscientemente su propia vida. Pero esto no significa, sin embargo, que la sociedad pueda funcionar de forma totalmente ciega, sin orientación ni perspectiva. Efectivamente, “ningún modo de producción puede seguir viviendo, desarrollarse, afianzarse en bases firmes, mantener la cohesión social, si no es capaz de dar una perspectiva al conjunto de la sociedad en la que impera. Y esto es tanto más cierto para el capitalismo, al haber sido el modo de producción más dinámico de la historia” ([1]).
La democracia asumió solamente otros rostros en las dictaduras militares de América Latina, África y Asia que sirvieron para imponer la lógica del capital mediante las reformas estructurales y para destruir todo movimiento social, del signo que fuera. Y las potencias industrializadas, apoyados por organismos internacionales como el BM, el FMI, la ONU, la OCDE, han continuado imponiendo su “democracia” en diferentes espacios como el Medio Oriente, los Balcanes, el Norte de África, en Asia y en los antiguos espacios del llamado bloque socialista. Todas estas guerras del capital han sido libradas entre las distintas fracciones burguesas para repartirse el botín, auténticas guerras interimperialistas.
Entonces, ¿por qué se horrorizan con las recientes masacres en México como la perpetrada contra los estudiantes normalistas de Ayotzinapa? En realidad no se encuentran horrorizados, simplemente y sencillamente es la forma hipócrita como la burguesía mundial festeja su triunfo sobre los trabajadores. Y eso es tan claro como el agua no contaminada porque presentan el conflicto como un acto de barbarie del gobierno y la policía municipal de Iguala, Guerrero, que se ha coludido con el narcotráfico para llevar a cabo la masacre. Eso es lo que afirman y han difundido los medios de comunicación ligados a los grandes capitales en el mundo como The New York Times, Libération, The Guadian o Le Monde. Este último, por ejemplo, publicó el miércoles 8 de octubre que los hechos “revelan la barbarie de la policía municipal y sus vínculos con el crimen organizado” y aunque señaló que se cometió un “crimen de Estado”, solo lo señala para el caso del estado de Guerrero.
En suma, para la burguesía mundial no es el Estado capitalista en México el responsable de tales actos de barbarie, sino que la responsabilidad cae sobre las espaldas de “malos” funcionarios que se ligaron al crimen organizado, es decir, como siempre ocurre el capital inventa a sus “chivos expiatorios” provincianos para lavarle la cara al Estado político de la burguesía en México y, de paso, embellecer el rostro de la democracia burguesa en el mundo exigiendo “justicia”. Los administradores pueden cambiar, el Estado es el mismo para el capitalismo, solo es necesario perfeccionarlo.
Entonces, además del reforzamiento histórico del carácter represivo del Estado que hemos señalado, ahora se ha sumado un nuevo ingrediente que convierte al Estado capitalista mundial en un órgano de dominación aún más sanguinario: el narcotráfico y el crimen organizado (por el Estado, claro). Los trabajadores tenemos claro que los argumentos de la burguesía para explicar las causas de la Masacre de Ayotzinapa es una mentira monumental. Existen infinidad de documentos que demuestran que los cárteles de la droga y el crimen organizado son parte de la estructura del Estado en México y en el mundo. El que todas las estructuras del Estado están corrompidas y podridas hasta la médula y fusionadas con el narcotráfico, incluyendo a la iglesia, los empresarios, los partidos políticos, el ejército, la marina, la policía y la burocracia estatal no es un defecto que habría que corregir, sino que es el modus vivendi del capitalismo. Por lo tanto, resulta inverosímil el argumento del gobierno mexicano que presenta los hechos como un acto en el que el gobierno municipal de Iguala y un grupo de policías tomaron la decisión de cometer los crímenes contra los normalistas. En el marco del Operativo Guerrero Seguro existe una jerarquía clara y precisa para la toma de decisiones, y en ese Operativo participan todas las estructuras de la “seguridad” nacional: Ejército, Marina, Policía Federal, Procuraduría General de la República, y como órgano máximo de coordinación la Secretaría de Gobernación y el Presidente de la República como jefe de las fuerzas armadas. Todo crimen, toda masacre contra el proletariado, es una acto represivo del Estado burgués como aparato de represión institucionalizada. El rasgo que hoy agrega el acto barbárico de Iguala a diferencia de uno acontecido en Morelia en 2009, donde la población en plena celebración patriotera del 15 de septiembre fue atacada por el crimen organizado (por y desde el poder político usando las bandas del narco), es que el objetivo es un contingente del proletariado que se ha caracterizado por su combatividad, su condición de acentuada pobreza y un vinculo arraigado con los sectores más depauperados. Ahora no solo se trata de infringir terror y temor en las clases oprimidas, ahora atacan lo que según los cálculos de la burguesía considera como embriones de rebeliones futuras. En este sentido los reclamos de los familiares de los jóvenes masacrados y de los desaparecidos avanzan alguna claridad al rechazar que se imponga la versión impulsada desde el gobierno de todos los niveles de que la autoría intelectual y material recae en solo un grupo de vulgares matarifes municipales aliado con tal o cual cartel del narcotráfico y tienden a identificar al Estado burgués como responsable de esta bestialidad.
Y a pesar del terror sembrado por la burguesía, el proletariado más joven no ha doblado la espina dorsal frente a la Masacre. Por el contrario, ha levantado la cabeza para manifestar su indignación ante los hechos. Este es el aspecto más relevante que tenemos que destacar: la manifestación más genuina de la solidaridad de clase, propia de la moral proletaria, que se despertó como producto de esa masacre en la que se conjunta la historia de represiones, y que se expresó sobre todo en los jóvenes estudiantes que son un sector importante del proletariado y que culminaron en la masiva manifestación de protesta e indignación en la Ciudad de México, y en una veintena de ciudades del país, el día 22 de octubre; además de las diversas manifestaciones de solidaridad en todas partes del mundo.
El proletariado tiene la responsabilidad histórica de recuperar la memoria, la historia de las luchas de clases y comprender la naturaleza del Estado capitalista mundial, para desarrollar su conciencia de clase acerca de la alternativa histórica ante esta barbarie, acerca de la necesidad de su lucha por la abolición de este sistema que está ya gangrenado desde sus cimientos; debe comprender radicalmente que si no logra destruirlo, la barbarie capitalista como se conoce hasta ahora, degenerará aún más de manera dramática y brutal. Efectivamente, la verdadera amenaza al orden burgués proviene de la lucha de la clase obrera y sobre todo de la posibilidad de su toma de conciencia de la relación que existe entre la penuria diaria de su existencia y la barbarie de este tipo que son en realidad una unidad dentro del capitalismo, de la posibilidad muy concreta de que pueda tomar conciencia de la necesidad de cuestionar al mismo sistema capitalista y plantearse seriamente la necesidad de su destrucción revolucionaria.
Plexus, octubre de 2014
[1] es.internationalism.org/book/export/html/2123.
Presentamos a continuación un volante elaborado por “Proletarios Comunistas Internacionalistas”. Es evidente que compartimos tanto su indignación como la postura política, sobre todo en su insistencia en que sea la clase obrera la que debe asumir una respuesta, no de manera aislada, no con actos de “violencia radical, ejemplares” que pretendidamente podrían “detonar” la movilización, pues denuncian muy bien que estas “estrategias” pertenecen al arsenal del izquierdismo y que lo único que consiguen es atomizar más a la clase trabajadora ya que estos actos desesperados la reducen a la impotencia y la ponen de rodillas frente al despliegue del terror estatal de la burguesía.
Los compañeros denuncian muy bien el carácter de clase del Estado democrático burgués. El Estado no es neutral, sus partidos políticos no son tampoco neutrales y menos “defiende obreros” aunque se rasguen las vestiduras. La democracia es el cosmético de la feroz dictadura del capital. La democracia justifica y acentúa la explotación asalariada, la democracia defiende al capital…Por eso los discursos de los gobernantes son hipócritas y buscan engañarnos permanentemente tratando de presentarnos un Estado que estaría al “servicio” de los ciudadanos. La dominación del capital descansa sobre el Estado democrático, garante de este sistema en plena descomposición social.
Es justamente esta idea, la de que el capitalismo decadente está sumido en su última fase, la de la descomposición social, la que debemos poner como telón de fondo de estos acontecimientos en Guerrero. Una de las características de esta fase terminal del capitalismo es la tendencia a la pérdida de control de la burguesía de su aparato político, junto a esto hay que agregar la terrible gansterización de la vida social y en especial la del Estado, además, el narcotráfico que nos lo quieren presentar como algo “ajeno y en contra” de la democracia, es hoy su complemento, trabajan juntos y hacen parte del ejercicio de un mismo terror estatal contra la población (cobros de piso, extorsiones, control policial de regiones enteras, aplastamiento de cualquier protesta social que altere el “orden establecido”, deciden quién es candidato y quién es electo…). Por ello acordamos con los compañeros cuando afirman que Estado y el narco son la misma cosa, los intentos por separar estos dos planos de la realidad son pura hipocresía ideológica.
Solamente en cuanto al “pacifismo socialdemócrata” queremos remarcar y contextualizar una idea. El pacifismo tiene su origen en la ilusión de una sociedad en “paz”, por eso esta idea cristaliza fundamentalmente en clases sin porvenir como la pequeña burguesía. Sin embargo las ONG hacen parte de los tentáculos del Estado en la sociedad, están abiertamente tripuladas por los Estados y aunque éstas explotan ese modus vivendi de esas capas intermedias no debemos perder de vista que son cortafuegos y oficinas de la burguesía. El pacifismo es más una ideología de la fantasía, de lo no real. En una sociedad basada en la división entre clases sociales donde una minoría explota y vive a expensa de la enorme mayoría y cuyos intereses son irreconciliables, la “paz social” es una mera utopía. La siguiente cita redondea la idea: “En realidad el pacifismo nunca ha existido en una sociedad dividida en clases con intereses antagónicos. En esta sociedad lo que rige las relaciones entre las clases es la lucha. Por eso el pacifismo no ha sido nunca más que pura ideología. En el mejor de los casos un espejismo de capas impotentes y heterogéneas de una pequeña burguesía sin porvenir. En el peor una patraña, una mentira desvergonzada de las clases dominantes para que las clases explotadas abjuren de la lucha de clase y acaten el yugo de la opresión. Cuando se razona en términos de “pacifismo o terror”, es decir cuando se contrapone áquel a éste, se está cayendo en la trampa, se le está dando verosimilitud a este falso dilema, como ocurre también con la trampa igualmente construida sobre el falso dilema: guerra o paz.” (Terror, Terrorismo y violencia de clase, CCI).
Como lo dijimos arriba, saludamos la reacción de los compañeros por difundir una postura auténticamente proletaria e internacionalista, por denunciar con indignación esta muestra atroz, cruda y bárbara de lo que es capaz el Capitalismo en descomposición. Cuando las burguesías europeas derraman sus lágrimas de cocodrilo acusando a sus congéneres mexicanos de “asesinatos de lesa humanidad” en realidad lo hacen para ocultar sus propios crímenes. El mundo civilizado actual tiene rostros distintos pero la misma naturaleza: un capitalismo que está hundiendo a la humanidad en la barbarie, la desolación y la muerte. Como lo subrayan los compañeros, solo el proletariado mundial puede detener y revertir esta tendencia.
Nuestra solidaridad para los familiares de asesinados y desaparecidos, la clase obrera siempre pone lo muertos y esta vez sus hijos han pagado el precio. Rechazamos esa moral hipócrita de la burguesía que “se asusta y critica” su propia barbarie, saludamos los esfuerzos de reflexión que nos ayudan a entender los hechos en un marco proletario como lo hace esta hoja de los “Proletarios comunistas Internacionalistas”.
CCI, 14-10-14.
La forma en que el Estado llevó a cabo el asesinato de decenas de personas en Iguala es ya bien conocida: la policía del “movimiento progresista” cercó y disparó contra los estudiantes de la Escuela Normal de Ayotzinapa. El resto del trabajo, que consistió en asesinar a más de 40 estudiantes, quemar y ocultar sus cuerpos, lo llevó a cabo un grupo armado también ligado al Estado: el narco, junto con la policía del municipio de Iguala. La indignación y la rabia ante esta atrocidad es indescriptible, pero también es inmensa la hipocresía de todos los partidos, ONG e instancias oficiales y no oficiales del Estado.
La estrecha colaboración entre la policía del “Movimiento Progresista” con los grupos armados del narcotráfico no habla de la “penetración” del “crimen organizado” en el Estado, sino más bien revela que la burguesía, en medio de la descomposición del capitalismo y cada vez más hundida en pugnas internas, recurre con mayor frecuencia a mayor violencia y a prácticas criminales. El narcotráfico no es un segmento separado de la burguesía y en tanto tal, los intereses del narco jamás han dejado de tener presencia en el aparato de Estado, la forma máxima de organización de la clase de los capitalistas contra la clase obrera.
La prensa, un instrumento de la burguesía, intenta reforzar la idea de que los Policías de Iguala eran un brazo armado de "Guerreros Unidos", pero ahora con el ejército y la gendarmería en las calles ya todo “está bien”. ¡Proletarios, recordemos!: el Estado es una máquina para que una clase reprima a otra, una máquina para el sometimiento y la explotación de otra clase.
La izquierda del capital en la entidad sigue una estrategia a través de los medios: limpiar la imagen del PRD, PT, Morena, Movimiento Ciudadano, rumbo a las próximas elecciones. En medio del sufrimiento de las familias de los desaparecidos, los partidos, verdaderos engranajes de la maquinaria asesina de la burguesía, señalarán a uno u otro funcionario, a uno u otro policía, pero se guardarán de decir que el Estado, del cual ellos forman parte, es la causa de la barbarie que viven los explotados día tras día. Todos los partidos que integran el Estado (no solamente el PRI y el PAN), así como los que aspiran a formar parte de él, utilizan a su favor el descontento social y cuando llega el momento lo combaten a sangre, metralla y cárcel.
Los voceros del Estado y sus servicios de “derechos humanos”, a cuenta del gobierno o “independientes”, nos hablan todo el tiempo de “ejecuciones extrajudiciales” para inculpar a uno u otro funcionario, pero finalmente, para exculpar a la burguesía como clase social a cargo de tribunales, ejércitos, policías y bandas criminales. Para esos defensores de la ley y el orden burgués bastaría que las ejecuciones se dieran “dentro del marco de la ley”. De ese modo ocultan que la violencia y el terror son en sí mismos la forma brutal en la que el Estado garantiza el buen andar de los negocios de la burguesía.
Los llamados "derechos humanos" están pues dentro de un terreno donde la burguesía tiene absoluto control. No importa que los reivindique el magisterio, los aparatos sindicales, los llamados "medios libres" o los propios normalistas. ¡Es necesario romper con esa visión burguesa de las cosas! Por ello es importante saber de antemano qué sigue en el guión del gobierno después de las llamadas "investigaciones” para seguir manteniendo la falsa idea de que la justicia puede venir de la burguesía.
Lo más importante para la clase de los capitalistas es mantener el "prestigio" del Estado. El circo de las comisiones de investigación y de “derechos humanos” seguirá el mismo protocolo que sigue la burguesía en todo su historial de crímenes: investigación – juicio – amparos – sentencias - reforzamiento-del-Estado. Recordemos el caso de la masacre del poblado de Las Dos Erres en Guatemala, donde el ejército asesinó a más de 500 hombres, mujeres y niños: La conclusión de toda la etiqueta que se coloca la burguesía concluyó en una sentencia macabra, en una burla: Un “monumento” erigido por los asesinos para “mantener la memoria”, pedazos de papel con el sello del Estado para comprar, silenciar y hacer cómplices a los familiares, y una Ley de Reconciliación Nacional, con la participación de toda la fauna de organismos de “derechos humanos” y el gobierno, en otras palabras, una ley para afirmar el sometimiento de los familiares de las víctimas a la colaboración de clases, a la aceptación de los términos impuestos por los asesinos. Una burla para lavarle la cara al Estado y a la clase a la que sirve: la burguesía.
El hundimiento en la miseria y la existencia de la sociedad burguesa son la causa de una descomposición mayor del capitalismo que amenaza con destruir consigo también a los explotados. En medio de esa situación, el proletariado se ha encontrado con enormes dificultades para desarrollar luchas en sus propias manos, para extenderlas y para romper con todo el aparato político del capital, que no se limita solamente a la “derecha”, sino que también la integran los partidos, sindicatos oficiales e “independientes” y los grupos del izquierdismo, los cuales mantienen toda expresión de lucha en los confines de la visión burguesa que encadena con mayor fuerza al proletariado: el nacionalismo, instrumento ideológico en el que se funda toda colaboración con la burguesía.
Es contra esa izquierda del capital con la que la clase obrera tiene que romper. Los métodos desesperados del izquierdismo mantienen las luchas aisladas y por ello mismo, toda lucha de los trabajadores se vuelve susceptible a la represión. La impotencia de los estudiantes proletarios por reconocerse como parte de la clase obrera y por desarrollar formas propias, que no los aísle en gremios, separándolos del resto de la clase trabajadora, es otro obstáculo a superar.
El pacifismo socialdemócrata y la violencia minoritaria tienen un mismo origen: el pensamiento pequeñoburgués. La única forma de enfrentar a la burguesía es la lucha masiva, consciente y organizada del proletariado
La solidaridad proletaria no es un seguimiento ciego de manifestaciones y consignas, sino la crítica sin concesiones a todo lo que impida el desarrollo de la lucha del proletariado —como una sola clase a escala mundial — contra la burguesía, contra el Estado, contra el capital. Es necesario recuperar los métodos de lucha que le son propios a la clase proletaria, ajenos a la violencia minoritaria y la organización autoritaria y militarista. No se trata de si las protestas son "pacíficas" o no. Se trata de su contenido: si contribuyen o no al desarrollo de una perspectiva autónoma del proletariado y a su generalización; y por autonomía entendemos, no la autonomía regional del pequeño-burgués, sino la autonomía del proletariado frente al resto de las clases. Se trata de recuperar, en la historia y experiencia mundial de la clase obrera, las formas y métodos que desarrollen verdaderamente la solidaridad con el resto de la clase obrera, su reflexión y su lucha dentro de un terreno de clase. Es necesario por tanto, romper con la ideología de martirologio y disciplina ciega que pregona la FECSM, con el pacifismo socialdemócrata de los partidos y ONG, con el aislamiento que imponen tanto los sindicatos oficiales como “independientes” o “de base”, con la violencia minoritaria de los grupos que pretenden dar “ejemplos” con su acción individual o minoritaria a lo que suponen que son unos “obreros pasivos y obedientes”, pues el origen de todas esas prácticas está, finalmente, en el pensamiento pequeñoburgués y en el marco de la izquierda del capital.
Si la clase obrera no se organiza por sí misma, si no se ataca de raíz todas las causas de la barbarie, toda la indignación, toda la rabia, todo el dolor, toda la fuerza, no irá sino orientada al reforzamiento del Estado, al reforzamiento de la burguesía.
La "justicia" no vendrá de los verdugos que son el Estado y las facciones burguesas de todos los colores.
¡Al Estado no hay que pedirle justicia, es necesaria su destrucción!
¡No reclamamos "derechos humanos", llamamos a organizarnos por nuestras necesidades, contra el capitalismo y todo su aparato de derechas e izquierdas!
Como explotados, la mejor solidaridad empieza por reconocernos como una misma clase: el proletariado.
Proletarios Comunistas Internacionalistas
Con muy pocos recursos hacemos un esfuerzo por desarrollar y dar a conocer una perspectiva proletaria. Lee, discute y reproduce este volante.
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Izquierda Comunista no es estalinismo ni trotskismo sino Revolución mundial.
Según las últimas encuestas, el 87 %, incluso 97 % de los israelíes apoyaba la ofensiva militar en Gaza cuando se encontraba en su punto más intenso. Algunos incluso hacían fiestas en las colinas con vista a la Franja, bebiendo cerveza mientras observaban el mortal espectáculo de fuegos artificiales desde lejos. Algunos de los entrevistados a raíz de los ataques con cohetes de Hamas dijeron que la única solución es matar a todos los habitantes de Gaza - hombres, mujeres y niños. The Times of Israel publicó un artículo de un blogger judío-americano Yochanan Gordon titulado "Cuando el genocidio es permisible'[1] . En las marchas que siguieron al asesinato de los tres jóvenes israelíes en Cisjordania -el evento que desencadenó el conflicto actual- el lema "muerte a los árabes" se convirtió en un favorito del público.
En Gaza, se informa que la población sometida a los despiadados bombardeos israelíes -aéreos y de artillería- aplaudió cuando Hamas o la Yihad Islámica desataron una nueva ronda de cohetes, con la intención, aunque raramente con cualquier "éxito", de matar a tantos israelíes como sea posible (hombres, mujeres y niños). El grito de "Muerte a los Judíos" se pudo escuchar una vez más, al igual que en la década de 1930, y no sólo en Gaza y Cisjordania, sino también en las manifestaciones "pro-palestinas" en Francia y Alemania, donde sinagogas y comercios judíos han sido atacados. En Gran Bretaña también se ha producido un aumento de incidentes antisemitas.
Hace tres años, en el verano 2011, tras “la primavera árabe” y la rebelión de los "Indignados" en España, los lemas eran muy diferentes: "Netanyahu, Assad, Mubarak, la misma lucha" -que era la consigna de las decenas de miles de israelíes que habían salido a las calles contra la austeridad y la corrupción, contra la escasez crónica de vivienda y otras formas de privación social. Provisional y nerviosamente, la unidad de intereses entre judíos empobrecidos y árabes empobrecidos fue dirigida sobre la cuestión de la vivienda en las reuniones que cruzaron la división nacional siendo un tema para ambos independientemente de su nacionalidad.
Hoy, hay informes de pequeñas manifestaciones de israelíes que corean que Netanyahu y Hamas son ambos nuestros enemigos, pero ellos han sido rodeados, silenciados e incluso aún físicamente atacados por los sionistas del ala derecha con sus peticiones cada vez más ostensiblemente racistas. Destino irónico del sueño sionista: "una patria judía" que supuestamente debía proteger a judíos de la persecución y los pogromos han dado a luz a sus muy propios pogromistas judíos, tipificado por pandillas como Betar y la Liga de Defensa judía.
En 2011, los oradores del movimiento de protesta expresaron el temor de que el gobierno encontraría una excusa para comenzar otro asalto sobre la Franja de Gaza y así conduciría a la protesta social al callejón sin salida del nacionalismo. Esta última conflagración, más asesina que cualquiera de las guerras anteriores sobre la Franja de Gaza, parece haber comenzado con una provocación por parte de Hamas o posiblemente una célula separada jihadista -el brutal secuestro y asesinato de los jóvenes israelíes. Pero el gobierno israelí, con su despliegue espectacular de tropas para encontrar a los jóvenes, y el arresto de cientos de sospechosos palestinos, estaba demasiado impaciente por aprovechar los acontecimientos para propinar un golpe contra la coalición recientemente formada entre Hamas y la OLP, y al mismo tiempo, contra los que están detrás de Hamas, Irán en particular. "La República islámica" chiita actualmente está siendo cortejada por EU como un aliado en Irak contra el avance de los sunitas fundamentalistas agrupados en ISIS. Pero independientemente de los motivos del gobierno israelí para "aceptar" la provocación de Hamas (que desde luego incluye el lanzamiento constante de cohetes hacia Israel), no hay ninguna duda de que el aumento actual del nacionalismo y el odio étnico en Israel y Palestina es un golpe mortal contra el reciente crecimiento de la conciencia social y de clase que vimos en 2011.
Ha sido muy cacareado el centenario del estallido de Primera Guerra Mundial, nosotros recordamos lo que la revolucionaria internacionalista Rosa Luxemburg escribió desde su celda de la prisión en el Panfleto de Junio (originalmente titulado La crisis de la socialdemocracia) sobre la atmósfera de la sociedad alemana al estallido de la guerra. Luxemburgo nos habla acerca de
"…las manifestaciones patrióticas en la calle, la persecución de automóviles de aspecto sospechoso, los telegramas falsos, los pozos de agua envenenados con el germen del cólera, los estudiantes rusos que arrojan bombas desde los puentes de Berlín, o de franceses que sobrevuelan Nuremberg; el salir a cazar espías, las multitudes cantando en los cafés con coros patrióticos; todos los barrios de la ciudad transformados en turbas prestas a denunciar, a perseguir mujeres, a llegar hasta el frenesí del delirio ante cada rumor; ...la atmósfera del asesinato ritual, el aire de Kishinev, que hacía que el vigilante de la esquina fuera el único representante que quedaba de la dignidad humana".
En realidad, en el tiempo que ella escribió estas palabras, en 1915, aclaraba que esta euforia nacionalista inicial había sido dispersada por la miseria creciente de la guerra en casa y en el frente, pero los puntos restantes: la movilización de la población para la guerra, el cultivo del espíritu de venganza, destruyó el pensamiento, destruyó la moralidad, y creó un asqueroso "aire de Kishinev" –el aire del pogromo. Luxemburgo se refería al pogromo en 1903 en la ciudad de Kishinev, en la Rusia zarista donde los judíos fueron masacrados con el pretexto medieval "del asesinato ritual" de un muchacho cristiano.
Así como los poderes feudales que estaban felices de promover disturbios antijudíos para desviar la atención del descontento popular contra su régimen, y no raras veces para asegurarse que la destrucción de los judíos también destruía las grandes deudas que los reyes y señores habían incurrido de la mano de prestamistas judíos, los pogromos del siglo XX también tienen esta característica dual de una manipulación deliberada, cínica de parte de la clase dirigente, y el despertar de los sentimientos más irracionales y antisociales entre la población, más notablemente entre la pequeña burguesía desesperada y la mayor parte de elementos lumpenizados de la sociedad.
En Kishinev y pogromos similares, el régimen zarista tenía sus Centurias Negros, cuadrillas de gamberros de la calle listos para cumplir las órdenes de sus amos aristocráticos. Las autoridades Nazis que promovieron los horrores de la Noche de los Cristales Rotos en 1938 presentaron las palizas, saqueos y asesinatos como una expresión "de la cólera espontánea popular" contra los judíos después del asesinato del diplomático Nazi Ernst vom Rath por Herschel Grynszpan un joven judío polaco.
Los poderes del Inframundo y el poder del proletariado
Los poderes imperialistas que gobiernan el mundo hoy siguen alimentando estas clases de fuerzas irracionales en la defensa de sus propios sórdidos intereses. Bin Laden comenzó su carrera política como un agente de la Agencia Central de Inteligencia inclinado contra los rusos en Afganistán. Pero la destrucción de las Torres Gemelas por Al Qaeda de Bin Laden provee un potente ejemplo de cómo estas fuerzas fácilmente pueden escapar del control de los que tratan de manipularlos. Y aún el debilitamiento progresivo de la hegemonía mundial de los EE.UU. lo ha conducido a cometer el mismo error en Siria, donde, junto a Gran Bretaña, se contentaba de apoyar encubiertamente a los musulmanes radicales que se oponen el régimen de Assad –hasta que amenazaron con instalar en Siria y ahora en Irak un régimen aún más hostil a intereses estadounidenses que el régimen de Assad. Incluso Israel, con sus agencias de servicios secretos sumamente entrenadas, repitió el error cuando al principio animó el crecimiento de Hamas en Gaza como un contrapeso a la OLP.
En la etapa más avanzada de su decadencia, el capitalismo es menos capaz de controlar las fuerzas del Inframundo que ha conjurado. Una manifestación clara de esta tendencia es que el espíritu del pogromo se extiende a través del planeta. En África Central, en Nigeria, en Kenia, no musulmanes son masacrados por fanáticos islamistas, provocando contramatanzas por cuadrillas cristianas. En Irak, Afganistán y Paquistán, terroristas sunitas bombardean mezquitas y procesiones chiitas, mientras ISIS en Irak amenaza a cristianos y yazidíes con la conversión, la expulsión o la muerte.
En Birmania, la minoría musulmana con regularidad es atacada por "budistas militantes”. En Grecia, los inmigrantes son violentamente atacados por grupos fascistas como Amanecer Dorado; en Hungría, el partido Jobbik se encarrila contra judíos y gitanos. Y en la "democrática" Europa Occidental campañas xenófobas contra musulmanes, inmigrantes ilegales, rumanos y otros se han convertido en la norma política, como en las recientes elecciones europeas.
En respuesta al pogromo de Kishinev, el Partido Obrero Socialdemócrata de Rusia, en su histórico congreso de 1903, acordó una resolución llamando a la clase obrera y a los revolucionarios a oponerse a la amenaza de pogromos con toda su fuerza:
"En vista del hecho que los movimientos tales como el tristemente bien conocido pogromo en Kishinev, muy aparte de las atrocidades abominables que cometieron, sirve en las manos de la policía como un medio por cual se procura contener el crecimiento de conciencia de clase entre el proletariado, el Congreso recomienda a los camaradas usar todo lo que está en su poder para combatir tales movimientos y explicar al proletariado lo reaccionario y la inspiración clasista de las incitaciones antisemitas y todas las otras incitaciones nacionales chovinistas".
¡Cómo era correcta esta resolución al ver el pogromo como un ataque directo sobre la conciencia de clase de proletario! En 1905, confrontado con huelgas de masas y la aparición de los primeros soviets de trabajadores, el régimen zarista desató el pogromo de Odesa directamente contra la revolución. Y la revolución respondió no menos directamente: los soviets organizaron milicias armadas para defender los vecindarios judíos contra las Centurias Negras.
Hoy esta cuestión es más universal y aún más vital. La clase obrera está viendo su conciencia de clase, su mismo sentido de sí misma como una clase, zapada y minada por el coloso implacable de la descomposición capitalista. En el nivel social, esta descomposición de la sociedad capitalista significa la lucha de cada uno contra todos, la proliferación de rivalidades de pandilla, la extensión siniestra de odios étnicos, raciales y religiosos. En el nivel de los Estados-nación, significa la extensión de conflictos militares irracionales, alianzas inestables, guerras que al mismo tiempo evitan el control de los grandes poderes, pero también los arrastran más lejos en el caos mismo que ellos han creado. Y vemos en las guerras en Israel/Palestina, en Irak, en Ucrania, como el espíritu del pogromo se convierte en un adjunto directo de guerra, y amenaza con convertirse en su encarnación última: el genocidio, el exterminio organizado de poblaciones enteras por el Estado.
Este cuadro sombrío de una sociedad global en su agonía de muerte puede inducir sentimientos de angustia y desesperación, sobre todo desde que las esperanzas que aparecieron en 2011 han sido destrozados casi totalmente, no sólo en Israel, sino a través del Oriente Medio entero, que ha visto las protestas de Libia y Siria sumergidas en crueles "guerras civiles" y la supuesta "revolución" de Egipto dar lugar a un régimen represivo después de otro. Más aún: estos movimientos, sobre todo el de la España "democrática", realmente comenzaron a crear una perspectiva por el porvenir al mostrar el potencial de las masas cuando ellas van juntas a las manifestaciones, a las asambleas, en debates profundos sobre la dirección de la sociedad capitalista y la posibilidad de deshacerse de ella.
Estas manifestaciones fueron un signo de que el proletariado no está derrotado, que no ha sido abrumado totalmente por la avanzada putrefacción del orden social. Reanimaron, aunque de manera confusa y vacilante, el espectro de la lucha de clases, del proletariado internacional, que hizo las revoluciones de 1905 y 1917-18, que acabó con la Primera guerra mundial con sus huelgas y levantamientos, que bloqueó el camino a la Tercera Guerra Mundial con el renacimiento de sus luchas después de mayo de 1968 en Francia, y que otra vez han comenzado a mostrar su mano en los movimientos de clase entre 2003 y 2013.
La clase explotada en la sociedad capitalista, comprendiendo los intereses comunes que la unen a través de las barreras nacionales, étnicas y religiosas, es la única fuerza social que puede prevalecer contra el espíritu de venganza, contra el chivoexpiatorismo de minorías, contra los odios nacionales y contra los Estados-Nación y sus guerras infinitas.
Amos
[1] Este ha sido retirado rápidamente tras las numerosas críticas, pero el hecho de que pudo ser publicado es en absoluto indicativo de un estado de crecimiento de ánimo en el Israel.
Agradecemos a un compañero muy próximo la traducción de un artículo de nuestra sección en Francia y la introducción que realiza al mismo.
CCI
El artículo que he traducido de la página de la CCI online en francés explica detenidamente el rol ideológico de la historia, la geografía y la educación cívica en la escuela y liceos franceses. En el artículo se dan innumerables ejemplos a partir de la realidad francesa. Su sentido, obviamente, puede extenderse a la realidad española o a la de otras zonas del mundo. Ya que la educación pública es en realidad la de un Estado burgués que utiliza la educación con una finalidad marcadamente ideológica a fin de preservar y presentar como natural el orden de la mercancía.
En el plan de estudio del Estado francés se vincula la historia y la geografía a la educación cívica. Este aspecto democrático y ciudadanista es reiteradamente presentado también en las leyes de educación del Estado español (ya sea la LOE aprobada bajo un gobierno “socialista” o la LOMCE aprobada por el PP) y al mismo tiempo ha sido un motivo de disputa entre diferentes fracciones de la burguesía. El PP a través de la LOMCE ha eliminado la asignatura de Educación para la ciudadanía con la que la izquierda burguesa pretendía adoctrinar a la juventud obrera en los valores constitucionales de la abstracción democrática, dando valor académico a la asignatura de religión al mismo tiempo que establece una materia alternativa que se llama Valores sociales y cívicos en primaria y valores éticos en secundaria. Huelga decir que entienden los planes de estudio por valores éticos, los valores atomizados y aislados del ciudadano burgués.
Otro aspecto muy interesante del artículo traducido es el rol que cumple la educación burguesa (estatal, concertada o privada) en disciplinar a la juventud obrera para acostumbrarla a la alienación del trabajo asalariado al mismo tiempo que pretende adocenar el espíritu crítico de los alumnos y alumnas, por fortuna muchos de ellos y ellas no dejan de denunciar algunos de los efectos más perversos de la dominación burguesa. La escuela y los institutos, el sistema educativo público cumple de esta manera una función en la reproducción de la fuerza de trabajo, de cara a cumplir necesidades de formación que serán indispensables una vez que la burguesía adquiriendo la fuerza de trabajo como mercancía utilice el valor de uso del trabajo como mecanismo de acumulación de capital.
Frente a la mitificación acerca de cómo la educación pública corrige y compensa las desigualdades en realidad es una enorme máquina de reproducir dichas diferencias estructurales. A través de la creación permanentemente de guetos en subdivisiones entre educación privada, concertada y pública, dentro de las propias clases de la educación público-estatal y no sólo. Estas subdivisiones clasifican y marca, señalan ya lo que las instituciones piensan que son los/as alumnos/as. Dividiéndoles en alumnos/as más o menos capaces, en clases que pueden salir a una actividad extraescolar y los que no, las clases que imparten una educación bilingüe (recortada en contenidos en cualquier caso) y las que no… Estas subdivisiones y clasificaciones lejos de compensar las desigualdades sociales las marcan con hierro candente.
Y además existe un presupuesto inicial que permite dicha reproducción y es que la lógica de la mercancía, de sus igualaciones formales y abstractas, está plenamente inserta en las aulas escolares. La igualdad abstracta que identifica falsamente a todos/as los/as alumnos, independientemente de sus vidas, orígenes, procedencias, ingresos, recursos culturales en las familias… Esa abstracción a semejanza que en la economía capitalista o que en la política democrática se impone de un modo coactivo en la educación, imponiendo de una manera obligada su fetichismo, cosificando a las personas (tú eres la nota que sacas, las competencias, objetivos y contenidos con los que te evalúan) y personificando las instituciones coactivas como en este caso el sistema escolar.
Y todo ello en una época de decadencia del capitalismo que vive su fase última la descomposición[1] con su lógica de degradación moral, la tendencia a la agrupación en bandas y una violencia cada vez más descontrolada. Todo ello se encuentra presente en unas aulas escolares que la burguesía presenta ideológicamente como un reino abstracto y neutral del saber.
Por ello y como concluye el artículo traducido, la verdadera educación y formación pasa por la recuperación asociada de las tradiciones históricas, teóricas y morales auténticas del proletariado.
Andrei, Octubre 2014.
En las sociedades de clase, la educación es una herramienta de dominación. La sociedad capitalista no escapa en absoluto a esta lógica llegando a amplificar el fenómeno y su racionalización. El sistema escolar tiene por función formar futuros trabajadores dóciles y útiles para los intereses de la burguesía. Para hacerlo, los centros escolares tratan de formatear ideológicamente los espíritus de los jóvenes escolares pero también de dirigir los jóvenes cuerpos para que se adapten a las exigencias del trabajo asalariado. La escuela es pues un centro disciplinario desde todos los puntos de vista. En ningún caso permite la realización personal y el desarrollo del espíritu crítico[2]. La enseñanza de historia-geografía-educación cívica en el ciclo secundario muestra por ejemplo hasta que punto el sistema educativo burgués forma parte integrante de la ideología dominante. Los programas de historia han sido siempre construidos para y a favor de la propaganda de Estado[3]. Su estructura quiere anclar la “realidad” en el orden social burgués. De hecho, la enseñanza de esta disciplina participa en la falsificación del verdadero pasado de las sociedades humanas. Así, las jóvenes generaciones de obreros se mantienen en un clima de ignorancia favorable a la pérdida del espíritu crítico. Queremos, pues, denunciar la propaganda aplicada por el Estado burgués en la formación de los futuros obreros.
En tanto que saber académico, la historia inicia con la aparición de la escritura hacia la mitad del IV milenio antes de nuestra era. En concordancia con esto, los saberes sobre las sociedades del pasado comienzan en los programas (escolares) en el mismo periodo puesto que el primer capítulo de historia en la clase de 6º año trata sobre las civilizaciones egipcia y mesopotámica. Estas sociedades han alcanzado ya un nivel de desarrollo particular.
Si se sigue la lógica de los programas, las sociedades humanas están ampliamente organizadas de este modo. Sin razón aparente invitan a pensar a un joven escolar que el Egipto de las pirámides o las ciudades de Ur o de Babilonia son las primeras huellas de la vida de los Hombres en sociedad. Y, sin embargo, nuestra especie vivía ya desde hace centenares de miles de años. Y la elección de cercenar la casi totalidad de esos años no es para nada arbitraria. Tomando como punto de partida el Egipto de los faraones y las ciudades de Mesopotamia, la burguesía desea martillear sobre el carácter determinista de las desigualdades sociales. Se trata de enraizar la idea de que las sociedades desde “la noche de los tiempos” se dividen entre dominantes y dominados. Esta visión profundamente conservadora tiene por función legitimar el orden social capitalista y anclarlo en el espíritu de los jóvenes escolares. Simplificando he aquí el mensaje que el Estado pide que transmitan los profesores a los alumnos: “las desigualdades, la dominación, el Estado, los jefes siempre han existido y no podrá ser de otro modo en el futuro”. Dicho de otro modo, los hombres están destinados naturalmente a dominarse los unos sobre los otros[4].
Por lo tanto, las adquisiciones de la ciencia y del marxismo ofrecen una visión totalmente diferente de los primeros tiempos de la humanidad. En efecto: «durante la mayor parte de su historia, durante cientos de miles, puede ser millones de años, la humanidad ha vivido en una sociedad sin clases, formada por comunidades donde lo esencial de las riquezas era compartida, sin intervención de intercambio o dinero; una sociedad organizada no por los reyes o sacerdotes, los nobles o la máquina estatal sino por la asamblea tribal. Es a ese tipo de sociedad al que se refieren los marxistas cuando hablan de “comunismo primitivo»[5]. Esta visión es profundamente desconcertante para la ideología burguesa. Así, en la escuela como en otras partes, el comunismo primitivo es negado o minimizado con la finalidad de afirmar que el comunismo es un ideal inalcanzable en la realidad. Sin magnificarlas[6], estas sociedades nos dan indicaciones inversas, es decir, que los hombres son capaces de poner en el centro de la organización social la solidaridad, el apoyo mutuo y el compartir.
En su búsqueda de verdad, el marxismo ha permitido comprender que la emergencia de la explotación es un resultado histórico. Negando el movimiento de la historia, la burguesía falsifica la evolución de la humanidad. Ella no incita a que las jóvenes generaciones se cuestionen acerca de los orígenes de nuestra especie. La clase dominante tiene conciencia que sin comprender nuestro pasado es muy difícil entrever las posibilidades de una sociedad del futuro. Por eso ella hace de todo para burlarse de la curiosidad y el espíritu crítico de los alumnos sobre estas cuestiones.
Para los marxistas, «la historia de todas las sociedades hasta nuestros días es la historia de la lucha de clases»[7]. En efecto, después de numerosos milenios, los antagonismos de clase forman el “motor de la historia”, su dinámica, su movimiento. Opresores y oprimidos llevan a cabo «una lucha ininterrumpida, que acaba siempre ya sea por una transformación de toda la sociedad ya sea por la ruina común de las clases en lucha»[8]. Evidentemente el sistema escolar burgués rechaza totalmente este punto de vista. Como lo prueba que el lugar dado a las revueltas o a los movimientos de subversión del orden social en el curso del tiempo es algo casi inexistente en los programas y en los manuales escolares. Las revueltas de esclavos en las sociedades antiguas, los movimientos heréticos o las revueltas campesinas en el seno de la sociedad feudal, las luchas del movimiento obrero desde el siglo XIX se encuentran muy lejos de constituir el corazón de los capítulos abordados en el curso del año. Y cuando son tratados estos acontecimientos lo son bajo el sesgo de una problemática que oculta plenamente su significación. Tomemos el ejemplo de la Comuna de París de 1871. Esta cuestión es abordada en la clase de 4º en el cuadro del capítulo “La evolución política de Francia (1816-1914)”. El objetivo es el de mostrar la forma en que la República se impone en Francia a partir de 1870. En primer lugar, el lugar asignado a la Comuna de París es ínfimo. En segundo lugar, las causas del acontecimiento son presentadas como una reacción al antiguo orden bonapartista. He aquí la forma en la cual un manual (colección Belin) presenta los hechos: «La República proclamada en París el 4 de septiembre de 1870 aparece incierta pues la Asamblea Nacional elegida en 1871 es mayoritariamente realista. El pueblo de París que teme una restauración de la monarquía y quiere continuar la lucha contra Prusia se revuelve a través de la Comuna de París: siendo reprimida en la sangre». Traducid, los obreros parisienses se han rebelado sólo contra la monarquía y el invasor prusiano (para defender la República y la Patria) pero ante la amplitud y las perspectivas revolucionarias que conllevaba “es reprimida en la sangre”. Si la burguesía no puede ocultar este episodio del movimiento revolucionario así como su terrible represión, ella puede, sin embargo, desvirtuarlo. En los programas, la Comuna es separada del movimiento revolucionario internacional. Los documentos resaltan los avances sociales y democráticos segregados por el movimiento. La Comuna es presentada como un laboratorio útil para la construcción de la República. Pero la Comuna de París no se reduce ni a un movimiento patriótico, ni a una lucha por las libertades republicanas. Es sobre todo la manifestación del rol del proletariado como la única fuerza capaz de destruir el capitalismo[9]. La burguesía tiene clara conciencia de esto y se esfuerza por ocultarlo a los futuros obreros.
Lo mismo vale para la oleada revolucionaria de los años 20´ que se aborda en la clase de tercero. La revolución de Octubre de 1917 aparece en el programa y figura en la misma lista de repertorios históricos que el escolar debe retener a lo largo de su curso. ¿Pero qué es lo que retiene en realidad? Que este acontecimiento es «un golpe de Estado organizado por Lenin, el jefe del partido bolchevique»[10]. O una «revolución bolchevique conducida por Lenin»[11]. Una vez más con esto la burguesía niega la fuerza revolucionaria de las masas obreras y presenta la revolución de octubre como la obra de un Partido y de un hombre cuando fue la realización de las masas obreras[12].
Aún más los programas llevan a cabo la gran mentira que identifica el estalinismo al comunismo. Hasta 2013 esta falsificación era claramente explicitada en las directivas oficiales. La URSS es presentada como «un régimen comunista, fundada por Lenin, que quiere crear una sociedad sin clases y exportar la revolución (IIIª Internacional)»[13]. Con el arreglo del programa de 3º en el cambio realizado en la revisión del año 2013, esta directiva no se escribe ya “negro sobre blanco” pero la asimilación queda muy presente en cualquier caso en los manuales escolares: «Después de la muerte de Lenin en 1924, Joseph Stalin se presenta como su único heredero. Sólo en el poder a partir de 1929, él decide acelerar la puesta en marcha del comunismo en la URSS y la transformación de la economía»[14]. O, las características de la sociedad estaliniana no tienen nada que ver con la perspectiva (todavía a la orden del día) enunciada por el Manifiesto Comunista en 1848. El verdadero rostro de la URSS fue el capitalismo de Estado en el que una nueva burguesía persiguió la explotación del proletariado ruso. Los medios de producción no fueron en ningún caso puestos en común y el Estado no fue para nada abolido sino al contrario utilizado hasta su summum.
Presentar el comunismo como una sociedad ya advenida en el curso del siglo XX en la URSS, Cuba, o en China es una mistificación aún muy eficaz aunque la burguesía no evalúa ya hacerlo su caballo de batalla. Esta mentira insoportable, provoca una gran confusión en el seno de la clase obrera, debe ser condenada y denunciada, en nombre del fin último del proletariado: la reunificación de la sociedad humana.
Pero el arma más eficaz contra la lucha de la clase es la propaganda democrática y ciudadana. Los programas de educación cívica de los colegios y de los institutos son destinados a machacar las “virtudes” de la democracia: «la igualdad republicana es determinante para compensar y corregir las desigualdades. Las leyes protegen los bienes y las personas y fijan los cuadros de la vida en sociedad»[15]. Aún más la necesidad de ser un ciudadano responsable respetando sus derechos y sus deberes para asegurar la armonía social. El rol del Estado es desviado puesto que se le presenta como una entidad que «organiza la protección contra los riesgos mayores y asegura la seguridad sobre el territorio»[16]. Lo que se oculta a los alumnos es que el Estado es una herramienta de conservación social que permite a la clase dominante asegurar sus intereses. En la clase de 4º, un capítulo se consagra «al ejercicio de las libertades en Francia». Una vez más, la burguesía muestra todo su cinismo y su hipocresía puesto que el programa se focaliza sobre la libertad de opinión y de conciencia (religión, laicidad…) pero la explotación de la clase obrera y su alienación son evidentemente silenciadas. Otras tantas mistificaciones que formatean a los alumnos y trituran su espíritu crítico. Para Jules Ferry[17], la enseñanza de la educación cívica debía asegurar el encuadramiento ideológico de los hijos de los obreros: «Ciertamente el Estado no es doctor en matemáticas, doctor en letras ni en química (…). Si le interesa retribuir a los profesores no es para crear ni para extender verdades científicas; no es por esto por lo que se ocupa de la educación: se ocupa de ella para mantener una cierta moral de Estado, un tipo de doctrina de Estado, indispensable para su conservación (…). Mientras que no hay que recelar de ejercer el apostolado de la ciencia, de la rectitud y de la verdad hay que oponerse resueltamente, en todos los lugares, a este otro apostolado, a esta retórica violenta y mentirosa (…). ¡Esta utopía criminal y retrograda que ellos llaman guerra de clases!». La burguesía actual es mucho menos explícita cuando ella enuncia sus proyectos de educación. Además las mistificaciones democráticas y ciudadanas son mucho más completas y están más perfeccionadas que en los tiempos de Jules Ferry. Los programas de educación cívica se elaboran para que el alumno pueda digerir todos los artificios que enmascaran la lucha de clases. La complementariedad de los programas de educación cívica y de historia se dirige a negar la naturaleza de la burguesía como clase explotadora. Para ella, el capitalismo y la democracia representativa son el modo más perfecto de organización social. En definitiva lo que hay que inculcar a los alumnos es que la historia se ha acabado y se ha acabado bien. No hay ninguna necesidad de entrever otras perspectivas, la sociedad capitalista y democrática es lo más perfecto que el hombre sea capaz de construir. Cara a estas mentiras, la experiencia y las adquisiciones teóricas del movimiento obrero permiten decir la verdad. ¡No! La sociedad no es una suma de individuos “libres e iguales” sino una organización de clases antagónicas con intereses divergentes. En todas las partes del mundo, comprendiendo los países democráticos, los obreros son explotados y exprimidos. Un profundo sentimiento de disgusto los asalta a la vista de los privilegios sin control y las malversaciones de los patrones o de los hombres políticos. Además como he podido comprobar por mi propia experiencia los alumnos no son cándidos. Algunos de ellos no dejan de denunciar la corrupción y las desigualdades cuando se le expone la sociedad ideal en la que se nos anuncia vivir. La realidad no engaña a esos jóvenes espíritus.
Desde los primeros tiempos de la escuela republicana, el patriotismo y la “novela nacional” toman un lugar central en los programas. La Comuna de París había hecho vacilar a la burguesía que reaccionó amplificando la capa de plomo ideológico sobre la clase obrera. Ella deseaba romper el internacionalismo que el proletariado francés había desplegado en 1871. Para el ministro de instrucción Jules Simon, una de las lecciones de la “prueba” que Francia acababa de sufrir es que era necesario «que Francia conozca Francia tan bien como los extranjeros»[18]. Puede ser que más que en otras disciplinas, la historia y la geografía posee un rol ideológico esencial en el sistema escolar. En el umbral del siglo XX, la enseñanza de la historia se despliega en todos los niveles de la enseñanza. El chauvinismo, el nacionalismo y el militarismo envenenan los espíritus de los futuros obreros. Entre 1871 y 1914, la enseñanza de la historia está condicionada por un espíritu de revancha hacia Prusia después de la derrota de Sedán en septiembre de 1870. Sobre los mapas de Francia colgados en las clases, los territorios de Alsacia y Lorena (perdidos en beneficio de Prusia en 1870) son delimitados por punteados para excluirlos pero coloreados en violeta para que se reencuentren en el Hexágono. Progresivamente, la burguesía utiliza la escuela para acuartelar a la clase obrera en un conflicto mundial inevitable y dividirla sobre el plano internacional. Impregna entonces los espíritus de un ideal nacional mezclando con el ardor guerrero y la religión como denuncia Emile Zola en su novela Verdad en 1903 mientras pone en escena un maestro de escuela y su clase: «Cuatro cuadros, violentamente coloreados, pegados al muro, lo irritaban: Santa Genoveva liberando París, Juana de Arco escuchando voces, San Luis curando a los enfermos, Napoleón cabalgando en los campos de batalla. Siempre el milagro y la fuerza, siempre la mentira religiosa y la violencia militar dados como ejemplos, arrojados como simiente en el cerebro de los niños».
Para los países de la Entente, la victoria de 1918 permitirá contener el impulso revolucionario de su clase obrera. Y para este fin la burguesía va a desplegar todo su cinismo para “soldar la nación”, confundiendo a través de la compasión hacia los muertos, la fiereza de haber defendido la patria y la promoción de la coexistencia pacífica. Muy pronto, el Estado instaura la conmemoración obligatoria de los alumnos en los monumentos a los muertos. En el manual Lavisse de 1934, la guerra es presentada como una fatalidad que se impone a la burguesía: “desde 1914 a 1918, los Franceses han sido una vez más forzados a hacer la guerra a Alemania como en 1870”.
El patriotismo no ha desaparecido de los programas hasta hoy pero ha tomado una dimensión más insidiosa puesto que el sentimiento patriótico no aparece en tanto que tal. En adelante, los programas de la escuela y de los institutos presentan la historia de Francia de los siglos XIX y XX como el acontecimiento y la consagración de la democracia y las “libertades” desde 1789. Es omitir que en la sociedad capitalista, la única libertad de la clase obrera es la de vender su fuerza de trabajo. Por otro lado y para legitimar los “beneficios” de las nuevas instituciones mundiales (Unión Europea, ONU), el Estado ha inventado la noción de ciudadanía europea y de ciudadanía mundial. Una vez más se trata de ocultar el verdadero rol de sus instituciones que no existen sino para aportar una fachada de orden en un caos generalizado. Por ejemplo se invoca a los alumnos para que adhieran a la idea según la que la «creación de la ONU responde a la aspiración a mantener la paz»[19]. Si la burguesía adapta su ideología, no es menos cierto que el patriotismo permanece como una vacuna cara a la progresión del internacionalismo en los rangos de la clase obrera.
La estructuración de los programas abre la puerta al idealismo y a la desaparición del espíritu crítico. Su arquitectura se caracteriza por juntar acontecimientos apilados o periodos abordados de forma temática sin explicar las relaciones de causa y efecto. Se cuenta la historia pero no se analiza nunca la significación de los hechos lo que ocasiona una pérdida del espíritu crítico. Los programas incitan a narrar el pasado pero no a comprenderlo y sacar lecciones de él. La burguesía ha perdido toda visión coherente y objetiva de la historia y esto se traduce por el idealismo de la enseñanza. Por ejemplo la forma de enseñar la historia de las religiones. Solo las tres grandes religiones monoteístas son estudiadas en detalle y las directivas imponen apoyarse sobre los “relatos sagrados” separados de todo contexto. En nombre de la laicidad es imposible explicar en un cuadro materialista la aparición y la verdadera naturaleza de las creencias divinas.
La escuela es una herramienta esencial de la difusión de la ideología dominante en los rangos de la clase obrera. En el fondo su rol es el de velar la realidad de la sociedad capitalista. ¿Cuál puede ser la respuesta de la clase obrera de cara a esto? El desarrollo de la solidaridad y la unidad en las luchas. Es por las humillaciones sufridas cotidianamente que los obreros descubren que la visión del mundo que la burguesía les presenta no corresponde de ningún modo a la realidad. Como escribió Lenin: «Sólo la acción educa a la clase explotada, sólo ella le da la medida de sus fuerzas, amplía su horizonte, acrecienta sus capacidades, esclarece su inteligencia y templa su voluntad» (Lenin, Relación sobre 1905, 22 de enero de 1917). La lucha «la presiona a comprender la estructura del sistema económico, para conocer lo que es la sociedad, donde se encuentran sus enemigos y sus aliados»[20]. Es pues el desarrollo de la conciencia de clase quien inmuniza contra la ideología burguesa y permite tomar conciencia de su identidad y del rol que debe jugar para superar la sociedad actual. «Es una conciencia de sí. Y esta toma de conciencia es siempre sinónimo de una lucha de clases. La conciencia de clase es pues simplemente la afirmación del proletariado como clase revolucionaria, el ser consciente»[21].
En su toma de conciencia, el proletariado no tiene necesidad de las falsificaciones históricas de la escuela burguesa. Su educación pasa por la transmisión de generación en generación de una historia, de una experiencia, de una teoría, de una moral, de una identidad que pertenece únicamente a la clase obrera. Pues no olvidemos que “la emancipación de los trabajadores será obra de los trabajadores mismos”.
Venceslas
[1] Véase La descomposición, fase última de la decadencia del capitalismo, Revista Internacional 62, 3º trimestre 1990. /revista-internacional/200510/223/la-descomposicion-fase-ultima-de-la-decadencia-del-capitalismo [13]
[2] Ver La supresión de la historia geografía en Terminal S es un ataque económico e ideológico, Révolution Internationale, nº 408. https://fr.internationalism.org/ri408/la_suppression_de_l_histoire_geographie_en_terminale_s_est_une_attaque_economique_et_ideologique.html [953]
[3] Ibidem.
[4] Una visión completamente diferente, es la que se da en el artículo ¿De dónde viene la humanidad? ¿Hacia dónde va? Algunas ideas para comprender la historia de la humanidad. /cci-online/201301/3620/de-donde-viene-la-humanidad-hacia-donde-va-algunas-ideas-para-comprender-la-h [954]
[5] “El comunismo no es un bello ideal, sino una necesidad material”, Revista Internacional, nº68.
[6] Ibidem.
[7] Engels y Marx, Manifiesto Comunista, capítulo I. En la fecha en que fue escrito este texto, en 1847, era ínfimo el conocimiento sobre las sociedades prehistóricas. La organización social anterior, basada sobre la propiedad común de la tierra, era desconocida.
[8] Ibidem.
[9] Para un análisis más detenido de la significación de la Comuna de París véase: “La Comuna de París, primer asalto revolucionario del proletariado”, en Internationalisme, nº 351. https://fr.internationalism.org/isme351/la_commune_de_paris_premier_assaut_revolutionnaire_du_proletariat.html [955]
[10] Manual Nathan del programa de tercero
[11] Manual Magnard del programa de tercero
[12] Ver en Revista Internacional números 71 y 72, La Revolución rusa, la primera revolución masiva y consciente de la historia, "El desarrollo del movimiento, de febrero a octubre del 17 [826]" y "La conquista de los soviets por el proletariado [956]".
[13] Programa de 3º, Boletín oficial especial nº 6 del 28 de agosto de 2008
[14] Manual de historia, geografía, educación-cívica, Nathan 2014
[15] Presentación del programa de educación cívica del 5º Boletín Oficial Especial nº 6 del 28 de agosto de 2008.
[16] Boletín Oficial Especial nº6 del 28 de agosto de 2008.
[17] Político burgués francés de finales del siglo XIX que fue ministro de instrucción pública y primer ministro (NdT).
[18] Patrick García, Jean Leduc. La enseñanza de la historia en Francia del Antiguo Régimen a nuestros días, Armand Collin, 2003.
[19] Modificación de los programas de historia, geografía, educación cívica, septiembre de 2013.
[20] “Ideología y conciencia de clase”, folleto de la CCI Organización comunista y conciencia de clase.
[21] Ibidem.
Difícilmente podemos escapar este año a toda una variedad de expertos historiadores que nos dicen cómo inició y qué fue en realidad la Primera Guerra Mundial. Pero muy pocos de ellos –ni siquiera los ideólogos de izquierda que critican a más no poder las sórdidas ambiciones de las dinastías reales contendientes y las clases dominantes de la época– nos dicen que la guerra no podía ser desencadenada hasta que las clases dirigentes tuvieran la confianza de que hundir a Europa en un baño de sangre no llevaría a su vez a desencadenar la revolución.
Difícilmente podemos escapar este año a toda una variedad de expertos historiadores que nos dicen cómo inició y qué fue en realidad la Primera Guerra Mundial. Pero muy pocos de ellos – ni siquiera los ideólogos de izquierda que critican a más no poder las sórdidas ambiciones de las dinastías reales contendientes y las clases dominantes de la época – nos dicen que la guerra no podía ser desencadenada hasta que las clases dirigentes tuvieran la confianza de que hundir a Europa en un baño de sangre no llevaría a su vez a desencadenar la revolución. Los gobernantes sólo pudieron lanzarse a la guerra cuando fue claro que el “representante” de la clase obrera, los partidos socialistas agrupados en la Segunda Internacional, y los sindicatos, lejos de oponerse a la guerra, se convertirían en sus banderines de enganche más cruciales. Este artículo inicia la tarea de recordarnos cómo tuvo lugar esta monstruosa traición.
Cuando estalló la guerra en agosto de 1914, apenas fue una sorpresa para las poblaciones de Europa, especialmente los trabajadores. Durante años, desde el inicio del siglo, una crisis sucedía a otra: las crisis marroquíes de 1905 y 1911, las guerras de los Balcanes de 1912 y 1913, sólo para nombrar las más graves. Estas crisis vieron a las grandes potencias frente a frente, comprometidas en una frenética carrera armamentista: Alemania había comenzado una gran campaña de construcción naval, a la cual Gran Bretaña tenía que responder inevitablemente. Francia introdujo el servicio militar de tres años, y enormes préstamos franceses financiaron la modernización de los ferrocarriles de Rusia, diseñados para el transporte de tropas a su frontera con Alemania, así como del ejército de Serbia. Rusia, después de la debacle de su guerra con Japón en 1905, puso en marcha una profunda reforma de sus fuerzas armadas. Contrariamente a lo que nos dice la propaganda de hoy sobre sus orígenes, la Primera Guerra Mundial se preparó conscientemente y sobre todo fue deseada por las clases dominantes de todas las grandes potencias.
Así que no fue una sorpresa - pero para la clase obrera, llegó como un terrible shock. Dos veces, en Stuttgart en 1907 y en Basilea en 1912, los partidos socialistas de la Segunda Internacional se habían comprometido solemnemente a defender los principios del internacionalismo, a rechazar el enrolamiento de los trabajadores en la guerra, y resistir por todos los medios posibles. El Congreso de Stuttgart adoptó una resolución, con una enmienda propuesta por el ala izquierda –Lenin y Rosa Luxemburg: “En caso de que la guerra estallara, a pesar de ello, [los partidos socialistas] tienen el deber de intervenir para hacerla cesar rápidamente y el de utilizar con todas sus fuerzas la crisis económica y política creada por la guerra para agitar a las masas y con ello acelerar la caída de la dominación capitalista”. Jean Jaurès, el gigante del socialismo francés, declaró en el mismo Congreso que “la acción parlamentaria ya no es suficiente en cualquier dominio... Nuestros adversarios están horrorizados por la fuerza incalculable del proletariado. Hemos proclamado con orgullo la quiebra de la burguesía. No permitamos a la burguesía hablar de la quiebra de la Internacional”. En julio de 1914, Jaurès emitía una declaración aprobada por el Congreso de París del Partido Socialista francés, en el sentido de que: “De todos los medios utilizados para prevenir y detener una guerra, el Congreso considera como particularmente efectiva la huelga general, organizada a nivel internacional en los países, así como la acción y agitación más enérgica”.
Sin embargo, en agosto de 1914, la Internacional se derrumbó, o más exactamente la misma se desintegró como todos sus partidos constituyentes (con algunas honrosas excepciones, como los rusos y los serbios) traicionó su principio básico del internacionalismo proletario, en nombre del “peligro de la nación” y la defensa de la “cultura”. Y ni que decir, cada clase dominante, mientras se preparaba para sacrificar vidas humanas por millones, se presentaba como el punto culminante de la civilización y la cultura –sus oponentes, por supuesto, de no ser más que bestias sedientas de sangre culpables de las peores atrocidades...
¿Cómo pudo ocurrir tal desastre? ¿Cómo pudieron quienes, pocos meses o incluso pocos días antes, habían amenazado a la clase dominante con las consecuencias de la guerra para su propio dominio, dar la vuelta y unirse sin protestar a la unidad nacional con el enemigo de clase –la Burgfriedenpolitik, como los alemanes le llamaron?
De todos los partidos de la Internacional, el Sozialdemokratische Partei Deutschlands, Partido Socialdemócrata de Alemania (SPD), es el que tiene la mayor responsabilidad. No es que los demás no tuvieran culpa, sobre todo el Partido Socialista Francés. Pero el partido alemán era la flor de la Internacional, la joya de la corona del proletariado. Con más de un millón de miembros y más de 90 publicaciones periódicas, el SPD era el partido más fuerte y mejor organizado de la Internacional. En el plano intelectual y teórico, era la referencia para el conjunto del movimiento obrero: los artículos publicados en su revista teórica Neue Zeit (Nuevos Tiempos) marcó el tono de la teoría marxista y Karl Kautsky, editor de Neue Zeit, era considerado el “Papa del marxismo”. Como Rosa Luxemburg escribió: “Con incontables sacrificios, en forma de trabajo de agitación, ha construido la organización más fuerte, la organización modelo del proletariado, ha creado la prensa más grande, ha desarrollado los métodos más efectivos de educación y propaganda. Ha reunido bajo sus banderas a las masas trabajadoras más numerosas y ha elegido los bloques más grandes a los parlamentos nacionales. En general se reconoce que la socialdemocracia alemana es la encarnación más pura del socialismo marxista. Ha adquirido y utilizado un gran prestigio como maestra y dirigente de la Segunda Internacional” (Folleto de Junius).
El SPD era el modelo que todos los demás trataban de emular, incluso los bolcheviques en Rusia. “En la Segunda Internacional la socialdemocracia alemana era sin duda el factor decisivo. En cada congreso, en cada plenario del Buró Socialista Internacional la socialdemocracia alemana era sin duda el factor decisivo. En cada congreso, en cada plenario del Buró Socialista Internacional, todo dependía de la posición del grupo alemán. Especialmente en la lucha contra la guerra y el militarismo, la posición de la socialdemocracia ha sido siempre decisiva. Bastaba un “los alemanes no lo podemos aceptar” para determinar la orientación de la internacional. Con ciega confianza se sometía a la dirección de la muy admirada y poderosa socialdemocracia alemana: era el orgullo de todos los socialistas y el terror de las clases dominantes de todos los países” (Folleto de Junius). Por lo tanto, estaba bajo el partido alemán traducir los compromisos asumidos en Stuttgart en acción y poner en marcha la resistencia a la guerra.
Sin embargo, ese fatídico 4 de agosto de 1914, el SPD se unió a los partidos burgueses en el Reichstag a votar los créditos de guerra. Durante la noche, la clase obrera en todos los países beligerantes se encontraba desarmada y desorganizada, porque sus partidos políticos y los sindicatos habían pasado al enemigo de clase y en adelante serían los organizadores más enérgicos no de resistencia a la guerra, sino al contrario de la militarización de la sociedad para la guerra.
Hoy, se nos dice que los trabajadores fueron barridos como el resto de la población por una inmensa ola de patriotismo, y a los medios de comunicación les encanta mostrarnos películas de soldados saliendo al frente con vítores de la población. Al igual que muchas leyendas, ésta tiene poco que ver con la verdad. Sí, hubo manifestaciones de histeria nacionalista, pero estas eran en su mayoría acciones de la pequeña burguesía, de jóvenes estudiantes embriagados de nacionalismo. En Francia y en Alemania, los trabajadores se manifestaron por cientos de miles contra la guerra en julio de 1914: fueron reducidos a la impotencia por la traición de sus organizaciones.
En realidad, la traición del SPD no sucedió de la noche a la mañana. El poderío electoral del SPD escondió una impotencia política; peor aún, fue precisamente el éxito electoral del SPD y el poder de las organizaciones sindicales que redujeron al SPD a la impotencia como partido revolucionario. El largo período de prosperidad económica y libertad política relativa que siguió a la derogación de las leyes anti-socialistas de Alemania en 1891 y la legalización de los partidos socialistas, terminó por convencer al liderazgo sindical y parlamentario de que el capitalismo había entrado en una nueva fase, y que este había superado sus contradicciones internas hasta el punto de que se podría lograr el socialismo, no a través de un levantamiento revolucionario de las masas, sino a través de un proceso gradual de reforma parlamentaria. Así, ganar las elecciones se convirtió en el objetivo principal de la actividad política del SPD, y como resultado el grupo parlamentario se convirtió cada vez más en la fuerza preponderante dentro del Partido. El problema era que a pesar de las reuniones y manifestaciones de los trabajadores durante las campañas electorales, la clase obrera no participaba en las elecciones como clase, sino como individuos aislados en compañía de otras personas que pertenecen a otras clases –cuyos prejuicios tuvieron que mimetizarse. De esta forma, durante las elecciones de 1907, el gobierno imperial del Kaiser realizó una campaña a favor de una política colonial agresiva y el SPD –que hasta entonces siempre se había opuesto a las aventuras militares– sufrió pérdidas considerables en el número de escaños en el Reichstag. La dirección del SPD, y sobre todo el grupo parlamentario, llegó a la conclusión de que no debería hacer frente a sensibilidades patrióticas tan abiertamente. Como resultado, el SPD se resistió a todos los intentos dentro de la Segunda Internacional (en particular, en el Congreso de Copenhague en 1910) para discutir los pasos precisos que debían adoptarse contra la guerra, en caso de estallar.
Moviéndose dentro del mundo burgués, la dirección del SPD y la burocracia se orientó cada vez más en la colaboración. El ardor revolucionario que había permitido a sus predecesores oponerse a la guerra franco-prusiana de 1870 se desvaneció en el liderazgo; peor aún, llegó a ser visto como peligroso, ya que podría exponer al partido a la represión. En 1914, atrás de su imponente fachada, el SPD se había convertido en “un partido radical como los demás”. El partido adoptó el punto de vista de su propia burguesía y votó los créditos de guerra: sólo una pequeña minoría se mantuvo firme para resistir la debacle. Esta minoría cazada, perseguida, y encarcelada, sentó las bases del grupo Spartakus que iba a tomar el liderazgo de la revolución en Alemania en 1919 y fundaría la sección alemana de la nueva Internacional, el KPD.
Es casi una banalidad decir que todavía estamos viviendo hoy en la sombra de la guerra de 1914-18. Representa el momento en que el capitalismo rodeaba y dominaba todo el planeta, integrando a toda la humanidad en un solo mercado mundial –un mercado mundial que era entonces y sigue siendo hoy objeto de todos los codiciosos deseos de las grandes potencias. Desde 1914, el imperialismo y el militarismo han dominado la producción, la guerra se ha hecho permanente a todo lo ancho del mundo.
No era inevitable que la Primera Guerra Mundial se desarrollara como lo hizo. Si la Internacional se hubiese mantenido fiel a sus compromisos, podría no haber sido capaz de impedir el estallido de la guerra, pero habría sido capaz de animar la resistencia inevitable de los trabajadores, darle una dirección política revolucionaria, y así abrir el camino por primera vez en la historia, a la posibilidad de crear una comunidad humana mundial, sin clases ni explotación, dando así fin a la miseria y las atrocidades que un capitalismo decadente e imperialista ha causado desde entonces a la humanidad. Esto no es un mero deseo piadoso. Al contrario, la Revolución Rusa es la prueba de que la revolución no solo era necesaria, sino también posible. Fue este inmenso asalto al cielo, esta gran insurrección del proletariado, que hizo temblar a la clase dominante internacional y la obligó a poner fin a la guerra. Guerra o revolución, socialismo o barbarie, 1914 o 1917... la única alternativa de la humanidad no puede ser más clara.
Los escépticos dirán que la Revolución Rusa se mantuvo aislada y finalmente fue derrotada por la contrarrevolución estalinista, y que 1914-18 fue seguido de 1939-45. Esto es completamente cierto. Pero si debemos evitar conclusiones falsas, entonces necesitamos comprender los porque en lugar de tragarnos la infinita propaganda oficial. En 1917, la oleada revolucionaria internacional se inició en un contexto en que las divisiones de la guerra estaban ancladas profundamente, y la clase dominante explota estas divisiones para superar a la clase obrera. Desorientado y confuso, el proletariado no logró unirse en un vasto movimiento internacional. Los trabajadores seguían divididos entre “vencedores” y “vencidos”. Los levantamientos revolucionarios heroicos, como el de 1919 en Alemania, fueron ahogados en sangre, en gran parte gracias a los traidores del partido obrero, la socialdemocracia. Este aislamiento hizo posible la reacción internacional para derrotar a la Revolución Rusa y preparar el terreno para una segunda carnicería mundial, lo que confirma una vez más la alternativa histórica que aún está ante nosotros: ¡“Socialismo o barbarie”!
Jens
Cuando la guerra estalló el 4 de agosto de 1914 era apenas una sorpresa para las poblaciones europeas y para los trabajadores en particular. Ya habían pasado años desde el comienzo del siglo, que las crisis se suceden unas a otras: las crisis marroquíes de 1905 y 1911, las guerras balcánicas de 1912 y 1913, para citar solo los más graves. Estas crisis conducen directamente a las grandes potencias a embarcarse en una frenética carrera armamentista: Alemania comenzó un programa de construcción naval inmenso que Gran Bretaña debe responder inevitablemente. Francia introdujo el servicio militar de tres años y financia la modernización de enormes préstamos del ferrocarril ruso destinado a transportar tropas a la frontera con Alemania, así como la modernización del ejército serbio. Rusia, después de la debacle del conflicto japonés-ruso en 1905, impulsa un programa de reformas de las fuerzas armadas. Contrariamente a lo que la propaganda sobre los orígenes de la guerra nos dice ahora, ésta fue preparada a sabiendas y especialmente deseada por todas las clases dominantes de las grandes potencias.
No había pues sorpresa alguna, pero para la clase obrera, fue un golpe terrible. Por dos veces, en Stuttgart en 1907 y en Basilea en 1912, los partidos hermanos socialistas de la Segunda Internacional hicieron compromisos solemnes de defender los principios internacionalistas, de rechazar la militarización de los trabajadores en la guerra y de resistir por todos los medios. El Congreso de Stuttgart adopta una modificación de la resolución propuesta por la izquierda -Lenin y Rosa Luxemburgo: "En caso de que la guerra estallase [los Partido socialista] tienen la obligación de mediar para detenerla rápidamente y utilizar con todas sus fuerzas la crisis política y económica creada por la guerra para agitar a las masas populares y precipitar la caída de la dominación capitalista". Jean Jaurès, el gran tribuno del socialismo francés, dijo en el mismo congreso que "la acción parlamentaria ya no es suficiente en ningún campo..." Nuestros adversarios se horrorizan de las fuerzas inconmensurables del proletariado. Nosotros, los que hemos proclamado con orgullo la quiebra de la burguesía, no permitamos que la burguesía puede hablar de la quiebra de la Internacional". En el Congreso del partido socialista francés, en París en julio de 1914, se adoptó la siguiente formulación de Jaurès según la cual "el Congreso considera particularmente eficaz la huelga general obrera organizada internacional y simultáneamente en los países afectados, así como la agitación y la acción popular bajo las formas más activas, entre todos los medios empleados para prevenir y combatir la guerra."
Y sin embargo, en agosto de 1914, la II Internacional se hunde o, más exactamente, se dislocan todos los partidos que reagrupa (con algunas honrosas excepciones, como los rusos y los serbios) y traicionan el internacionalismo proletario, su principio fundacional, en nombre de la defensa de la "patria en peligro" y de la "cultura". Y cada burguesía, mientras se prepara para lanzar al matadero a millones de vidas humanas, se presenta evidentemente como el pináculo de la civilización y la cultura, mientras que el enemigo de frente es la verdadera bestia sedienta de sangre y sería la responsable de las peores atrocidades...
¿Cómo es posible tal catástrofe? ¿Cómo aquéllos que, unos meses o incluso unos días antes, amenazaban a la burguesía de las consecuencias de la guerra y de su propia dominación, se pudieron alinear sin resistencia a la unión sagrada con el enemigo de clase -el Burgfrieden politik según el término alemán ?
De todos los partidos de la II Internacional, es el partido socialdemócrata alemán (SPD), el que tiene la mayor responsabilidad. Decir esto sinceramente no disculpa en nada a los otros partidos, y particularmente al partido francés. Pero el partido alemán es el buque insignia de la II Internacional, la joya hecha por el proletariado. Con más de 1 millón de miembros y más de 90 publicaciones periódicas, el SPD es por mucho el partido más fuerte y mejor organizado de la II Internacional. En el plano intelectual y teórico, es la referencia para todo el movimiento obrero: artículos publicados en su revista teórica, la Neue Zeit, daban la "línea" en el plano de la teoría marxista y Karl Kautsky, redactor en jefe de la Neue Zeit, a veces era considerado como el "Papa del marxismo". Como lo escribió Rosa Luxemburgo, "a costa de sacrificios innumerables, por un trabajo meticuloso e incansable, [la socialdemocracia alemana] ha construido una organización ejemplar, la más fuerte de todas; creó la prensa más numerosa, dio a luz a medios de formación y de educación más eficaces, aglutinó a su alrededor a las masas de electores considerables y obtuvo el mayor número de escaños. La Socialdemocracia alemana era la encarnación más pura del socialismo marxista. El partido socialdemócrata ocupaba y reivindicaba un lugar de excepción en tanto que maestro y guía de la Segunda Internacional" (Folleto de Junius ).
El SPD es el modelo que pretenden imitar todos los demás, incluso los bolcheviques en Rusia. "En la segunda internacional, el "grupo de choque" Alemán tenía un papel destacado. Durante el Congreso, en las sesiones del Buró Internacional Socialista, todo fue suspendido en espera de la opinión de los alemanes. En particular durante la discusión de los problemas planteados por la lucha contra el militarismo y el tema de la guerra, la posición de la socialdemocracia alemana siempre fue determinante. "Para nosotros los alemanes, esto es inaceptable" fue con regularidad suficiente para decidir la orientación de la internacional. Con una confianza ciega, se seguía a la dirección de la poderosa socialdemocracia alemana tan admirada: era el orgullo de cada socialista y el terror de las clases dominantes en todos los países"(folleto de Junius). Es por lo tanto la responsabilidad del partido alemán el implementar los compromisos de Stuttgart y lanzar la resistencia a la guerra.
Y sin embargo, el fatídico día 4 de agosto de 1914, el SPD se unió a los partidos burgueses del Reichstag para votar los créditos de guerra. De un día para otro, la clase obrera en todos los países beligerantes se encuentra desarmada y sin organización, porque sus partidos políticos y sus sindicatos se pasan al lado de la burguesía y son ahora los principales organizadores no de la resistencia a la guerra sino, por el contrario, de la militarización de la sociedad para embarcarse en ella.
Hoy en día, la leyenda dice que los trabajadores han sido arrollados, como el resto de la población, por una ola de patriotismo, y los medios de comunicación nos muestran imágenes de tropas que parten al frente con la flor en el fusil. Como muchas leyendas, tiene poco que ver con la realidad. Aunque hay manifestaciones de histeria nacionalista, eran esencialmente debido a la pequeña burguesía, jóvenes estudiantes regaron el patriotismo. En Francia y Alemania, los trabajadores por el contrario que se manifestaron por cientos de miles contra la guerra en julio de 1914: serán reducidos a la impotencia por la traición de sus organizaciones.
En realidad, por supuesto la traición del SPD no ocurrió de la noche a la mañana: se preparó durante mucho tiempo. El poder electoral del SPD ha ocultado una impotencia política, mejor aún, es precisamente el poder electoral del SPD y el poder sindical alemán lo que redujo al SPD a la impotencia como un partido revolucionario. El largo período de prosperidad económica y de libertad política relativa tras el abandono de las leyes antisocialistas y la legalización de los partidos socialistas en Alemania, desde 1891, terminaron por convencer a los líderes parlamentarios y de los sindicatos que el capitalismo había entrado en una nueva fase donde había superado sus contradicciones internas, a tal punto que el advenimiento del socialismo se haría, no por un levantamiento masivo revolucionario, sino por un proceso gradual de reformas parlamentarias. Ganar en las elecciones se convertiría así en el principal objetivo de la actividad política del SPD y el grupo parlamentario del SPD, por tanto, tendrá un peso cada vez más preponderante dentro del partido. El problema, esto a pesar de las reuniones y manifestaciones obreras durante las campañas electorales, es que la clase obrera no participa en las elecciones como una clase sino como individuos aislados, en compañía de otros individuos pertenecientes a otras clases – por tanto, no hay que descartar los prejuicios. Así, en las elecciones de 1907, el gobierno imperial del Kaiser lidera una campaña a favor de una agresiva política colonial y el SPD -que hasta entonces se había opuesto a las aventuras militares- sufrió pérdidas significativas en el número de escaños en el Reichstag. Los dirigentes del SPD y especialmente el grupo parlamentario, sacaron la conclusión de que no se debe entrar en conflicto directamente con la sensibilidad patriótica y como tal, el SPD resistirá a todos los intentos dentro de la segunda internacional (incluyendo en el Congreso en Copenhague en 1910) para discutir las medidas específicas que deben adoptarse contra la guerra en caso de que ésta estallase.
Desarrollándose en un mundo burgués, los líderes y el aparato del SPD tomaban cada vez más ese estado de espíritu. El fervor revolucionario que ayudó a sus predecesores para denunciar la guerra franco-prusiana de 1870 se desvanece entre los dirigentes, peor aún, es visto como perjudicial porque expone al partido ante la represión. Finalmente, en 1914, detrás de su fachada de impotencia, el SPD se convirtió en "un partido radical como cualquier otro". El partido adopta el punto de vista de su burguesía, votó los créditos de guerra y solo una pequeña minoría de izquierda siguió firme para resistir a la debacle. Esta minoría, perseguida, encarcelada, será el origen del grupo Spartakus que se pondrá a la cabeza de la revolución alemana en 1919 y quien fundaría la sección alemana de la nueva internacional, el KPD.
Es casi una obviedad decir que vivimos bajo la sombra de la guerra del 14 al 18. Representa el momento donde el capitalismo ha rodeado y dominado el planeta, integrando a la totalidad de la humanidad en un mercado global único, mercado global que era y que es el objeto de toda avaricia de los poderes. Desde 1914, imperialismo y militarismo dominarán la producción, la guerra se convierte en global y permanente. Desde entonces, ¡el capitalismo amenaza con llevar a la humanidad a su pérdida!
El desarrollo de la primera guerra mundial no era inevitable. Si la II internacional hubiera cumplido sus compromisos, tal vez no hubiera evitado la guerra, pero hubiera podido animar la resistencia obrera que no tardaría en aparecer, para darle una dirección política y revolucionaria, allanando así el camino por primera vez en la historia, a la posibilidad de crear una comunidad global, sin clases y explotación, acabar con la miseria y las atrocidades que el capitalismo imperialista y decadente desde entonces inflige a la especie humana. No es un piadoso e ilusorio deseo; la revolución rusa demostró en cambio que la revolución no solo era necesaria, sino también posible. Porque es este extraordinario asalto al cielo por las masas, este inmenso impulso proletario que ha hecho temblar a la burguesía internacional y obligó a detener prematuramente la guerra. Guerra o revolución, barbarie o socialismo, 1914 o 1917...: ¡la única alternativa que a la humanidad no se le podía presentar de forma más clara!
Los escépticos argumentarán que la revolución rusa se mantuvo aislado y terminó hundiéndose, arrastrada por la contrarrevolución estalinista y agregarán que al 14-18 le sucedió un 39-45. Es totalmente cierto. Pero para no sacar conclusiones falsas, debemos entender las causas, preguntar por qué y no contentarse solo con tragarse acríticamente la propaganda oficial permanente. En 1917, la ola revolucionaria internacional comenzó en un contexto donde las divisiones de la guerra estaban todavía profundamente arraigadas. Estas dificultades han causado la heterogeneidad en las filas del proletariado y han sido explotadas por la clase dominante para abatir a la clase obrera. Desorientado y perdido, el proletariado en realidad no se ha podido unir en un vasto movimiento internacional. Quedó dividido dentro de los campos de "vencedores" y "vencidos". Los asaltos revolucionarios heroicos, como el de 1919 en Alemania, han podido ser destruidos, aplastados en sangre, principalmente por intermediación del gran partido obrero traidor, la Social Democracia. El aislamiento entonces permitió a la reacción internacional perfeccionar su crimen, para derrotar a la revolución rusa y para preparar una segunda carnicería mundial, validando otra vez la única alternativa histórica que está todavía por delante de nosotros: ¡"socialismo o barbarie"!
Jens 30 de junio
Con motivo del comienzo de la temporada literaria, Anne Blanchard ([1]) publicó un librito dirigido a los adolescentes: Rosa Luxemburgo: ¡no a las fronteras! Forma parte de una colección Junior llamada : “Ceux qui ont dit non” (los que dijeron no). Se editan en esta colección biografías de Federico García Lorca, Lucie Aubrac, Simone Weil, Gandhi…
La originalidad de este libro está en que el autor hace hablar a Mimi, la gata de Rosa Luxemburgo. El comienzo del libro muestra cómo Mimi logra entender y por fin escribir la biografía de su ama.
En su comienzo, el libro informa bien de la vida, del combate que llevó Rosa Luxemburgo. Uno va enterándose de que los dirigentes de la socialdemocracia alemana apartaron a Rosa de las instancias dirigentes del Partido, nombrándola profesor en la Escuela del Partido, encargada de los cursos nocturnos. Pero como lo destaca Mimi: “¡Pues no! Mi ama trabaja dos veces más; da clases, sin dejar sin embargo de ir a todas las reuniones.” También se entera uno de que Rosa habría intentado suicidarse cuando se enteró de la muerte de Jean Jaurès. El libro también menciona la cárcel donde escribía sobre los pájaros, las flores, etc.
La lectura es agradable. Pero detrás de la fluidez del texto, por pequeños toques, progresivamente, y más tarde de forma más grosera, el autor tergiversa (a través de Mimi, por supuesto) las declaraciones de Rosa, afirmando en particular que habría considerado a Lenin, Trotski y a los bolcheviques como dictadores sanguinarios. Así es como se puede leer, página 53 : “Mi maestra ha recobrado su capacidad de indignarse. No deja de indignarse contra sus amigos rusos, Lenin, Trotski y todos los comunistas bolcheviques. En efecto, los acontecimientos en Rusia se complican. Los comunistas bolcheviques caen en el terror : tras haber apartado a sus aliados moderados, ahora fusilan (…). Mi maestra piensa que reducir a sus contradictores al silencio, de este modo, es iniciar un giro terrible para la revolución y para la humanidad, que tanto espera desde que el movimiento está en marcha” ([2]).
Anne Blanchard retoma sin sorpresa la mentira según la cual habría una continuidad entre la revolución de Octubre y el horror del estalinismo. Por ello podemos leer en la página 64: “Sin embargo se lo digo yo, Mimi, la “enfermedad” no va a propagarse muy rápidamente si se espera la ayuda de Lenin. Este egoísta se concentra en su solo país: Rusia.” De ahí a afirmar que Lenin haya teorizado “el socialismo en un solo país”, sólo hay un paso… ¡No hay peor ofensa a la memoria de Lenin, que sabía muy bien que la Revolución rusa estaba condenaba si no se extendía a Europa, y en particular a Alemania!
El autor de este pésimo cuento para niños también retoma la idea insidiosa de que el Partido revolucionario del proletariado es nocivo, un peligro para la clase obrera, y que Rosa Luxemburgo habría defendido esta posición. Por ello se puede leer, página 58: “A fuerza de huelgas y manifestaciones, los Alemanes ganaron una República nueva. Ahora, se enfrentan para saber qué cara darle. ¿Una “República de los consejos”, dónde los más humildes –que también son los más numerosos, recuerda siempre mi ama– tendrían el poder? Rosa lo quisiera. Se discutiría libremente, sin tener que obedecer a un partido, como en Rusia, en donde Lenin pronto dirigirá con la batuta a todo el mundo.”
Así pues, en pocas frases, a través de la gata Mimi, el autor intenta convencer a sus jóvenes lectores que Rosa Luxemburgo no sólo era anti bolchevique, sino también anti Partido… ¡Nada es más falso!
Aunque debates y combates teóricos, totalmente ordinarios y legítimos en el movimiento obrero, ocurran entre revolucionarios, Rosa y Lenin se unían en cuanto a la parte fundamental de la defensa de los principios políticos proletarios. Frente a la guerra, por ejemplo, en el congreso de 1907 en Stuttgart, Rosa y Lenin combatían juntos y propusieron una enmienda que estipulaba, en particular: “Si una guerra estalla sin embargo, los socialistas tienen el deber de obrar para que se termine cuanto antes y utilizar por todos los medios la crisis económica y política causada por la guerra para despertar al pueblo y adelantar así el hundimiento de la dominación capitalista.”
Por lo que se refiere a la revolución en Rusia, es cierto que Rosa hizo críticas a la política de los bolcheviques sobre distintas cuestiones: la reforma agraria, el derecho a la autodeterminación de los pueblos, el “terror rojo” contra el “terror blanco”, etc. ([3]). Tras criticar estos errores (que, según Rosa, habrían podido sobrepasarse si la Revolución rusa se hubiera extendido victoriosamente a los países de Europa), Rosa Luxemburgo apoyó y saludó el combate titánico de los bolcheviques: “En esto, Lenin, Trotski y sus amigos fueron los primeros, los que estuvieron a la cabeza como ejemplo para el proletariado mundial; son todavía los únicos, hasta ahora, que pueden clamar con Hutten: “¡Me atreví!” Esto es lo esencial y duradero en la política bolchevique. En este sentido, suyo es el inmortal galardón histórico de haber encabezado al proletariado internacional en la conquista del poder político y la ubicación práctica del problema de la realización del socialismo, de haber dado un gran paso adelante en la pugna mundial entre el capital y el trabajo. En Rusia solamente podía plantearse el problema. No podía resolverse. Y en este sentido, el futuro en todas partes pertenece al “bolchevismo”” (Rosa Luxemburgo, la Revolución rusa).
Con respecto al papel de vanguardia del mismo Partido bolchevique, Rosa Luxemburgo también escribía: “Todo lo que podía ofrecer un partido, en un momento histórico dado, en coraje, visión y coherencia revolucionarios, Lenin, Trotski y los demás camaradas lo proporcionaron en gran medida. Los bolcheviques representaron todo el honor y la capacidad revolucionaria de que carecía la social democracia occidental. Su Insurrección de Octubre no sólo salvó realmente la Revolución Rusa; también salvó el honor del socialismo internacional” (Ídem).
¿Cómo se puede ni siquiera imaginar que Rosa era anti partido, cuándo es que participó en la fundación del Partido comunista de Alemania (el KPD), e incluso redactó el Programa a finales del mes de diciembre de 1918? Cosa que parece ignorar doña Anne Blanchard (¡pero la ignorancia nunca es un argumento!).
Tras haber presentado a Rosa Luxemburgo como una anti-bolchevique, una anti-partido, el autor la presenta por añadidura al final de su libro como una reformista. Así pretende poner de manifiesto que las distintas asociaciones y organizaciones que se han creado para luchar contra “el neoliberalismo, la mundialización” se situarían en la continuidad del combate llevado por Marx y Rosa Luxemburgo (volviendo de paso a pintar una segunda capa sobre el pretendido anti bolchevismo de Rosa). En la página 79, uno se entera de que: “Rosa Luxemburgo predicaba un comunismo muy diferente del que se llevó a cabo en la Unión Soviética después de la Revolución de 1917. Allí, Lenin, líder del Partido bolchevique, consideraba que un movimiento revolucionario no tenía oportunidad de triunfar al no ser dirigido por un Partido capaz de instalar un Estado centralizado fuerte. Rosa Luxemburgo, como Marx, le daban un gran valor a la espontaneidad de la rebelión así como a las libertades. Su proyecto era de un “comunismo de consejos”, de obreros y campesinos, menos dependiente que un Partido. Este comunismo de consejos nunca se ha personificado en un Estado ni incluso un Partido. Es sin embargo próximo a las convicciones de Luxemburgo el apostar a la capacidad de los individuos para inventar nuevas formas de luchar o vivir juntos. Así fue en mayo de 68 en Francia y en el mundo. Durante esta rebelión provocada por la juventud estudiantil, millares de personas, rechazando los sindicatos o los partidos tradicionales, juzgados demasiado autoritarios, se iniciaron en la política. Muchos siguieron a continuación trabajando en asociaciones, ONG, colectivos como RESF (Red Educación sin Fronteras) y el GISTI (Grupo de información y apoyo de los inmigrados)”. El final del libro es un llamado abierto a la “movilización ciudadana”. Un documento del CRIF ([4]) (Consejo representativo de las Instituciones judías de Francia), hablando del libro de Anne Blanchard, indica por otra parte que “en complemento, el autor propone un capítulo “También ellos, dijeron no” y menciona la acción del CIMADE, del RESF, del GISTI o también del MRAP y, más generalmente, de los altermundialistas” y plantea la cuestión: “¿Rosa Luxemburgo hubiera aceptado esta filiación?” La respuesta es claramente: ¡NO! Esta seudo-continuidad participa muy bien de una vulgar manipulación y recuperación ideológica.
Los movimientos ciudadanos que surgieron y se levantaron, como dice el autor, contra la política liberal establecida por el FMI (Fondo Monetario Internacional) y la OMC (Organización Mundial del Comercio), no tienen nada que ver con la lucha de clase que predicaban Marx y Rosa Luxemburgo. Ni con el movimiento de mayo del 68, que fue la expresión de la reanudación de los combates de la clase obrera después de una mitad de siglo de contrarrevolución triunfante y no una simple “rebelión estudiantil”. Las organizaciones o asociaciones como ATTAC (Asociación para la tasación de los impuestos de las transacciones financieras y para la acción ciudadana) no defienden para nada el derrocamiento del capitalismo por la lucha de clases, como lo defendieron Marx y Luxemburgo. Reivindican en el mejor de los casos una utópica reforma del capitalismo, un capitalismo con “rostro humano”. La autora también se esfuerza en desvirtuar y falsificar el pensamiento y el compromiso militante de Rosa Luxemburgo, ocultando al mismo tiempo su combate despiadado contra el reformismo, en particular a través de su obra : Reforma social o revolución, en la que denunciaba las ideas revisionistas de Bernstein que predicaba la llegada del socialismo por reformas y rechazaba cualquier idea de revolución. Rosa Luxemburgo siempre ha defendido la idea que los que predican la reforma del sistema capitalista son mistificadores al servicio de la burguesía, un obstáculo a la lucha y a la reflexión política en la clase obrera.
Toda la burguesía pretende hoy hacernos olvidar esta verdad histórica: fueron los Partidos “socialistas” los que votaron los créditos de guerra en 1914 y alistaron a decenas de millones de proletarios en esta infame carnicería, no los verdaderos revolucionarios. Traicionando los principios y la consigna del movimiento obrero: ¡“Los proletarios no tienen patria, proletarios de todos los países uníos!”, son los partidos “socialistas” los que fueron los principales responsables de la masacre, no los verdaderos revolucionarios.
El libro de Anne Blanchard, destinado a envenenar a los adolescentes, tiene su lugar en la repugnante campaña democrática de recuperación para hacer de Rosa Luxemburgo un arma contra Lenin y los bolcheviques. Un arma contra el proletariado para impedirle entender que es la Revolución rusa de octubre de 1917 y la revolución en Alemania de 1918 las que obligaron a la burguesía a acabar con la Primera Guerra Mundial.
Esta campaña de recuperación fraudulenta de Rosa Luxemburgo, orquestada bajo los auspicios de los socialdemócratas con fraseología “radical”, tiene por objeto hacer olvidar a la clase obrera (y a sus jóvenes generaciones) que Rosa y los espartakistas, Lenin y los bolcheviques, como militantes revolucionarios internacionalistas, llevaron el mismo combate contra la barbarie guerrera, contra el capitalismo, contra la mistificación pacifista y reformista, contra la dictadura del Estado burgués (sea “democrático” o “totalitario”).
Cealzo, 28 de octubre del 2014
[1] En Francia.
[2] Todas las citas del libro son traducidas por nosotros.
[3] Véase el folleto La Revolución rusa, de Rosa Luxemburgo. https://www.marxists.org/espanol/luxem/11Larevolucionrusa_0.pdf [118]
Hace 100 años, la clase obrera – traicionada por sus organizaciones, los sindicatos y los partidos socialistas – fue incapaz de evitar el estallido de la guerra más terrible en la historia hasta ese momento.
Reunión pública en Budapest sobre la I Guerra Mundial
La librería GondolkodóAutonomAntikvárium de Budapest invitó a la CCI a sostener un debate público para septiembre de 2014 en la ciudad, como ya hemos hecho en años anteriores 1. La CCI sugirió para este año lo que se muestra en la película de nuestro sitio web "¿Cómo la clase obrera puso fin a la Primera Guerra Mundial".
Hace 100 años, la clase obrera - traicionada por sus organizaciones, los sindicatos y los partidos socialistas - fue incapaz de evitar el estallido de la guerra más terrible en la historia hasta ese momento.
Hoy en día, las conmemoraciones de la Primera Guerra Mundial son un motivo más para la propaganda nacionalista en sus versiones liberal-democráticas o de las más populisto-patrióticas. Lo que queda fuera en la mayor parte de las exposiciones, documentales y artículos sobre la Primera Guerra Mundial es la realidad sobre el final de la guerra, y las causas del armisticio. Como muestra el filme, la primera oleada revolucionaria del proletariado mundial es un ejemplo de un "secreto a la vista '. El material para la película proviene de fuentes ampliamente disponibles en Internet; muchas de las fotos provienen de Wikipedia y filmaciones originales de youtube.
El hecho de que hubo huelgas, motines y levantamientos al final de la Primera Guerra Mundial es un secreto a voces. La agitación revolucionaria que llevó a la caída del Imperio de los Habsburgo y la retirada de Alemania de la guerra ha sido ampliamente encubierta por los historiadores burgueses. La conexión entre estos eventos y la Revolución Rusa también es ampliamente conocida. Pero a pesar de todo esto, el simple hecho de que hubo una ola mundial de las luchas de los trabajadores, como dice la película, "desde Canadá hasta Argentina, desde Finlandia hasta Australia, desde España a Japón", y que estas luchas fueron de una u otra manera, consciente o inconscientemente, inspiradas por el ejemplo de la toma del poder político por los obreros rusos en octubre de 1917 - esto, en efecto, sigue siendo un secreto, un hecho que la burguesía mundial está todavía muy interesada en mantener oculto.
¿Por qué? Porque, de nuevo, como se dice en la película, durante unos breves años estas luchas sacudieron al mundo capitalista hasta sus cimientos, y la burguesía de hoy, a pesar de todas las dificultades del proletariado, la aparente falta de luchas, el avance de la crisis y de descomposición, todavía tiene miedo del ejemplo que la primera oleada revolucionaria impuso.
Después de mostrar la película sugerimos un debate no sólo sobre los acontecimientos históricos, sino también acerca de las guerras en la fase actual del orden mundial capitalista y sobre el papel de la clase obrera en la actualidad. Los temas propuestos para el siguiente debate fueron: el nacionalismo contra el internacionalismo; ¿hay otra guerra mundial en la agenda de la historia? ¿Nos enfrentamos a un futuro con menos guerra? ¿Qué tipo de guerras se libran hoy? ¿Cuáles fueron los puntos débiles de la primera oleada revolucionaria de 1917-1923? ¿Cuáles son las dificultades para la clase obrera y sus militantes revolucionarios hoy?
El debate fue, como siempre en Budapest, muy animado y animado por la gravedad de la audiencia. No hay nada tan evidente por sí mismo cómo asistir a una discusión pública sobre las perspectivas de una sociedad sin clases en un país cuyos habitantes han sufrido 40 años del llamado "socialismo" (1949-1989) y cuyo actual gobierno durante mucho tiempo ha estado basado abiertamente en el chovinismo húngaro. Interesarse en una reunión bajo estas circunstancias políticas generales exige una actitud de estar "contra la corriente".
La situación económica de Hungría es peor que en la mayoría de los antiguos países "socialistas" de Europa del Este (Polonia, los miembros bálticos de la UE, la República Checa, Eslovaquia) y la militancia de la clase obrera no es más visible que en otros países. Así que el público estaba bastante politizada, política y culturalmente "educado", informada sobre la historia del movimiento obrero y comprometida a clarificar en un debate abierto – desde un punto de vista proletario.
Las preguntas planteadas en el debate en el principio fueron acerca de hechos históricos y la evaluación política de los acontecimientos: sobre el levantamiento de Shanghai en 1927, el consejo de los trabajadores en Limerick en Irlanda de 1920, la República Eslovaca de los Consejos en mayo / junio 1919:
La película dice: "En 1927, más de medio millón de trabajadores en Shanghai lanzaron una insurrección armada y tomaron el control de la ciudad. Una vez más el levantamiento es brutalmente aplastado por los nacionalistas en una orgía de derramamiento de sangre". Un participante quiso saber más acerca de estos eventos. La respuesta dada por la CCI subrayó el auténtico carácter de clase trabajadora de la aislada pero heroica insurrección de Shanghai insurrección de marzo de 1927.2 Estas luchas, que todavía eran una expresión de la onda de reflujo, un "último grito de la revolución mundial", como decimos en un artículo, tuvo lugar en la enorme extensión de China, cuya clase obrera pasó por una fase de efervescencia revolucionaria.
La política de la facción stalinista dominante en Rusia hacia el Partido Comunista de China consistió en establecer un frente único antiimperialista con el Kuomintang burgués para luchar por la "liberación nacional" de China. Bajo la presión estalinista el PCCh ordenó a los trabajadores que entregaran sus armas al Kuomintang que posteriormente mató a los trabajadores con las mismas armas. Así el Kuomintang brutalmente puso fin al levantamiento de los trabajadores de Shanghai, después de que el PCCh había dicho a los trabajadores que confiaran en el ejército nacional del líder del Kuomintang, Chang KaiChek. Lo que siguió después y lo que los maoístas llaman la preparación de la "revolución" en 1949 fue de hecho sólo una larga guerra entre los diferentes ejércitos burgueses, que condujeron a la toma del poder por Mao y el PCCh en uniforme militar.
- Un compañero de la audiencia formuló la pregunta de por qué no hay nada en la película sobre el soviet de Limerick en el verano de 1920. De hecho, una película de 23 minutos sobre toda la dimensión internacional de la oleada revolucionaria no puede ser completa, hay necesariamente muchas luchas que no se pueden mencionar, y muchas cuestiones vitales que no pueden ser cubiertas - una película no es un artículo o un libro. Pero sin duda valdría la pena sacar las lecciones de este ejemplo irlandés de la lucha de trabajadores auto-organizados - y sobre el papel del nacionalismo (IRA, el Sinn Fein) en el aplastamiento de este movimiento.3
- Lo mismo se podría decir sobre el apoyo prestado a la República Eslovaca de los Consejos en junio de 1919 por el Ejército Rojo Húngaro. Estos eventos están bien registrados en la memoria de las personas politizadas en Europa Centro-Oriental, pero no tratan profundamente en la película. La delegación de la CCI no podía referirse a los hechos concretos en Eslovaquia en 1919 debido a la falta de conocimiento profundo acerca de los hechos históricos, pero por el aspecto militar de la pregunta se insistió en el principio de que los medios militares no pueden sustituir a la conciencia y la auto-actividad de la clase obrera, como mostró el fracaso en 1920 de la ofensiva rusa del Ejército rojo en Polonia.
Una más extensa discusión ya evolucionó sobre la naturaleza de la socialdemocracia antes de 1914 y durante la Primera Guerra Mundial. Un camarada resumió una crítica de varios participantes de la declaración de la CCI (también presente en la película) sobre la "traición de la socialdemocracia". La CCI defiende la posición de que la mayoría de los partidos miembros de la segunda Internacional traicionaron a la clase obrera porque estos partidos obreros del siglo XIX declararon en diferentes ocasiones antes de 1914 su adhesión al principio del internacionalismo (para defender a la clase, y no al Estado-nación). Sin embargo la mayoría de los líderes de la mayoría de estos partidos traicionaron este principio apoyando abiertamente a su burguesía nacional en los primeros días de agosto de 1914, cuando los créditos de guerra fueron votados en los parlamentos y comenzó el desastre.
Contra esta visión de las cosas el compañero habló de una posición divergente, declaró que la idea de la traición no tiene sentido porque "la democracia social nunca se mostró a favor de la revolución". De acuerdo con este razonamiento los partidos de la segunda Internacional eran partidos obreros, pero no revolucionarios toda vez que la clase obrera desde el período anterior a la guerra no era revolucionaria; los partidos socialdemócratas eran una expresión de la debilidad de la clase en aquellos días, y en última intancia no fue sólo una víctima de la traición, sino parte de ella. Otro compañero se refirió en la misma discusión al entusiasmo por la guerra en el comienzo de la Primera Guerra Mundial y al hecho de que el SPD (en Alemania) ya estaba atado al Estado capitalista por su importante fracción parlamentaria.
Hay diferentes aspectos de este debate. La CCI defiende el marco general del ascenso y decadencia del capitalismo con diferentes tareas de los revolucionarios en los diferentes períodos. Los partidos socialdemócratas del periodo ascendente, que terminó con la Primera Guerra Mundial, lucharon por reformas dentro del capitalismo y por la revolución, como Rosa Luxemburgo declaró en 1899 en su polémica ¿Reforma social o revolución? contra el camarada de partido Eduard Bernstein. En consecuencia los partidos obreros de este período alojaron diferentes corrientes, desde las abiertamente reformistas y estatistas a las corrientes revolucionarias como aquellas alrededor de Luxemburgo, Lenin, Pannekoek, Bordiga etc. En 1914 los líderes de la mayoría de los partidos socialdemócratas estaban efectivamente en el bando de la burguesía nacional – y luego traicionaron en la teoría y la práctica los principios internacionalistas de los Congresos de la segunda Internacional de Stuttgart y Basilea.
Durante la guerra las fracciones revolucionarias prepararon la formación de la tercera Internacional debido a que la segunda se derrumbó con el estallido de la guerra mundial y debido a la traición de la mayoría de sus partidos miembros.
Otro aspecto de este debate es la pregunta: ¿en qué medida es que nos consideramos a nosotros mismos como parte de la tradición revolucionaria de períodos anteriores? ¿Hasta qué punto compartimos una herencia común de principios y método, conceptos comunes?
Los camaradas de la audiencia que no compartían el marco histórico de ascenso y decadencia del capitalismo insistieron en la falta de un "programa comunista" en la socialdemocracia, diciendo que incluso sin la traición de los líderes, aquélla se habría unido al reformismo y la burguesía / Estado capitalista. Pero a pesar de este marco histórico diferente hubo una preocupación general en la discusión para ver a la clase obrera y su vanguardia revolucionaria en su relación mutua: la debilidad de la clase con respecto a su auto organización, pero también las debilidades teóricas de los comunistas y anarquistas internacionalistas de la época. El papel de los sindicatos y muchas preguntas acerca de la relación entre la clase y su vanguardia necesitan todavía ser clarificadas.
Un joven participante, refiriéndose a la situación de 1919 en Hungría, dijo que la toma del poder en el nombre de la clase obrera fue realizado por los líderes de los partidos socialdemócratas y comunistas, y no por la actividad espontánea del proletariado autoorganizado. Otro participante de la reunión destacó el hecho de que el Partido Comunista creado en Hungría en otoño 1918 estaba formada por muy diferentes corrientes (marxistas, sindicalistas, ex prisioneros de guerra que regresaban de la Rusia revolucionaria, y otros) y era ecléctico en su programa.
En la última parte de la discusión, las preguntas surgieron sobre los temas de actualidad. La mayoría de los participantes en el debate parecían estar de acuerdo en la valoración acerca del creciente peligro de guerra hoy. La espiral creciente de derramamiento de sangre en Siria, Irak y Ucrania es demasiado obvia. Un participante dijo que la violencia y la guerra están extendiendo sus garras desde la periferia a los centros del poder capitalista. Si hubo una divergencia en esta parte de la discusión fue probablemente alrededor de la cuestión de una racionalidad económica de estos conflictos. Mientras que los camaradas de la CCI destacaron la creciente irracionalidad de las guerras de la descomposición actual, por ejemplo, en las áreas reclamadas por el Estado Islámico (IS), otros participantes respondieron que incluso estas guerras son rentables para algunos capitalistas e incluso para el capitalismo en su conjunto. Pero aquí estamos hablando de dos diferentes tipos de racionalidad: por un lado la racionalidad de las ganancias para algunos capitalistas particulares, por otro lado la racionalidad de una especie que necesita volverse plenamente humana.
La última cuestión planteada en la discusión fue: ¿por qué los trabajadores no se unieron al movimiento Occupy? Nuestra respuesta fue que, aunque muchas de las personas reunidas alrededor de esta bandera en 2011/13 pertenecían a la clase obrera, el movimiento en su conjunto no pensó en extender su lucha hacia la clase obrera, a excepción de algunos casos limitados en España y en California. Y la mayoría de los manifestantes de Occupy no se concebían a sí mismos como proletarios, aunque a menudo eran. La dificultad de la clase para desarrollar una identidad de clase específica ya fue un tema en el debate Budapest de 2010. Es parte de la conciencia dentro de la clase que debe madurar. Sin esta autoconciencia del sujeto revolucionario el salto a una sociedad nueva y realmente humana no será posible.
Es - por cierto - interesante que en las discusiones en Budapest una pregunta que a menudo escuchamos en Europa Occidental, es decir, la cuestión de la existencia de la clase obrera, nunca se plantea. Aquí la necesidad de una respuesta de la clase no se cuestiona. Parece que existe un concepto común de lo que la clase obrera es, por sus características y responsabilidades.
Queremos agradecer de nuevo la librería GondolkodóAutonomAntikvárium por la invitación a celebrar un debate público y a los asistente por el debate que sólo puede reforzar mutuamente nuestras fuerzas y capacidades.
CCI, septiembre, 2014
1 E.g. en noviembre de 2010: Reunión Pública à Budapest: Crise et économiquemondiale perspectiva de la lutte de classe
2 China 1927: último aliento de la revolución mundial
3 Republicanismo irlandés: arma del capital contra la clase obrera
A finales de agosto el Grupo Internacional de la Izquierda Comunista (GIIC)[1] ha continuado su insidioso ataque contra la CCI. Esta vez utilizando de manera particularmente asquerosa la muerte de uno de los viejos fundadores del GPI[2] y de RM, el ex camarada Alberto, para seguir tejiendo un cordón sanitario alrededor de la CCI y así aislarla del Medio Político Proletario y de la clase, empresa que desde luego conviene mucho a la guerra que libra el Estado burgués contra las organizaciones políticas proletarias.
Alberto jugó un papel positivo en la constitución de la sección, pero al mismo tiempo se vio afectado por las debilidades generales que nos golpeaban (restos del pasado en el izquierdismo, tendencia a la personalización viendo más QUIEN lo dice que QUÉ se dice). Sin embargo, en el texto del GIIC no hay la más mínima crítica a una trayectoria política, lo cual, al menos, es una visión incompleta e idealista del individuo y, en el peor de los casos, expresa abiertamente un “culto a la personalidad” de rancio aroma estalinista, una visión apologética.
Es repugnante que el GIIC emplee la muerte de Alberto para continuar cubriéndonos con la basura de sus calumnias. Esto muestra su catadura moral, su ausencia total de escrúpulos. Hablar mal a espaldas de alguien es intolerable pero hablar en nombre de una persona muerta –que no puede expresarse- es el colmo de la inmoralidad.
Todos nuestros lectores pueden consultar nuestro “aviso a los lectores” del mes de mayo de 2014[3] donde respondemos a un reciente ataque de este grupo contra la CCI, un ataque claramente policiaco ya que no escatimaron en gastos para sembrar la desconfianza e inocular el virus mortal de la sospecha: tanto al interior de la misma CCI como al exterior, es decir, al Medio político proletario, a los simpatizantes y contactos que nos siguen.
No es casual que las secciones atacadas por estos señores sean RI, sección en Francia de la CCI y la primera en importancia para la CCI, y RM, la “segunda en importancia para la CCI”, dice cínicamente el GIIC en su texto; tanto por las potencialidades, la lengua, y las fuerzas militantes sería muy obvio para agentes provocadores la necesidad de atacar esas partes “importantes”. Aquí queremos hacer una pregunta, ¿qué datos tiene el GIIC para saber que la sección de RM es la “segunda en importancia para la CCI”? ¡Se supone que no saben de la vida interna de la CCI desde hace al menos 12 años!, ¿Qué información “actualizada” poseen como para estar al tanto de la evolución interna de la CCI? Más aún, cuando según ellos en el 2001 se fueron con la FICCI los mejores elementos de RM y a partir de lo cual ésta quedaría “huérfana” y sin “gurú”. Esta afirmación categórica del GIIC nos hace volver sobre una de las hipótesis que avanzábamos en nuestro “aviso a los lectores”: “Pero tampoco podemos descartar otra hipótesis: una de nuestras computadoras habría podido ser pirateado por los servicios de la policía (que vigila nuestras actividades desde hace más de 40 años). Y no podría excluirse que haya sido la propia policía (haciéndose pasar por un supuesto militante anónimo de la CCI) quien haya transmitido a la FICCI algunos de nuestros boletines sabiendo pertinentemente que estos soplones (y en especial los dos miembros fundadores del pretendido GIIC) harían inmediatamente de ellos el uso adecuado.”
Distorsionar lo hechos, mentir deliberadamente, son atributos de la moral burguesa, contrariamente a ésta, la moral proletaria busca siempre la verdad, la conciencia de clase del proletariado no necesita mistificar la realidad porque no es una nueva clase explotadora. El trabajo del GIIC se coloca sin más en el campo de la primera pues nada tiene que ver con un “grupo confuso” o “sin malas intenciones pero equivocados”, ¡no! Su actitud premeditada de falsificar descaradamente los hechos es su “método” predilecto para atacar a la CCI, ataques que son su “motivo de vivir”.
Así el GIIC dice: “Durante la crisis de la CCI del 2001, él (Alberto) estuvo entre los pocos camaradas de la sección mexicana que rechazaron ceder al pánico, al chantaje a la disolución de la sección, y a las innobles provocaciones y mentiras que la nueva dirección de la CCI (enviada a la localidad) ejerció de manera escandalosa sobre la sección y sus aturdidos militantes durante una conferencia ´panamericana´”. Lo que no dicen los miembros de la ex FICCI y fundadores del GIIC es que lo que iba a ser la FICCI ya trabajaba desde antes a espaldas de la mayoría de militantes, de manera clandestina, usando canales de correspondencia secreta que excluían al resto, haciendo reuniones de las que no se informaba a los órganos centrales, difundiendo sus calumnias sin más límite que los oídos amables de los camaradas que “rechazaban el pánico, el chantaje y la disolución de la sección”, según la ampulosa expresión del libelo de la GIIC.
Esas conductas conspirativas y excluyentes son radicalmente ajenas a los métodos propios del proletariado que se basan en la transparencia y la inclusión. Pertenecen a la visión burguesa de la organización que la concibe en términos de “lucha entre facciones que dirigen”. Es significativo que los señores de la GIIC no hablen para nada de posiciones sino de “nueva dirección”.
Hay un refrán que dice “Cree el ladrón que todos son de su condición”. El GIIC proyecta sobre nosotros sus procedimientos nauseabundos. Los elementos que luego constituirían la FICCI ejercieron una fuerte presión sicológica y afinitaria sobre los “aturdidos” elementos de RM que acabaron cayendo en sus redes, entre estos, Alberto y Vicente –su hermano. Este último llegó a afirmar con ceguera irracional que “aunque la organización le pusiera una montaña de pruebas, él seguiría apoyando a los miembros de la FICCI”. De ese tamaño era el afinitarismo reinante, ahí solo prevalecía la lealtad a los amigos y el desprecio olímpico hacia los hechos más evidentes. El mismo Vicente afirmó con increíble cinismo durante una Conferencia de Revolución Mundial celebrada en febrero de 2002 que “los estatutos no se aplican a la minoría, es solamente la mayoría quien está obligada a respetarlos”. ¡Sin comentarios!
Prosigue el GIIC: “En medio de la desbandada general y la penosa capitulación de la mayoría, Alberto fue, pues, uno de los pocos que se mantuvieron fieles a las orientaciones políticas ´internas’ y externas adoptadas” (se refieren a las orientaciones entre 1996-2001). Lo que no dicen los del GIIC es que esas “orientaciones internas y externas” de las que hablan son las que los futuros miembros de la FICCI, defendían en ese periodo…periodo en el que estos señoritos estaban en los órganos centrales de la CCI.
Lo que no cuentan es que en la organización –y más concretamente el Congreso Internacional celebrado en 2001– se manifestó un desacuerdo frente a estas “orientaciones internas y externas” y ellos en lugar de aceptar la discusión franca y abierta, consideraron una ofensa a su orgullo herido la crítica realizada hablando de una “guerra de jefes”, en la cual todo medio sería válido con tal de salir vencedores pues se dedicaron a violar desvergonzadamente los Estatutos.
En su rabia por “haber perdido el control de la organización” fueron mucho más lejos: calumniaron a los camaradas que consideraban responsables de “haber manipulado el rebaño de militantes de la CCI”; vertieron acusaciones falsas e ignominiosas contra una camarada y, en su escalada, acabaron en el robo, la delación y la difusión pública de documentos de la organización.
Todo esto nos muestra la visión política que había ganado a estos caballeros. En una organización política proletaria, el debate no es una farsa que encubre la lucha por el poder, sino el medio común para buscar entre todos la claridad. En una organización política proletaria, los militantes no se guían por los jefes sino por su propio criterio elaborado a partir de la indagación en las posiciones de clase del proletariado. En una organización proletaria, los órganos centrales no son el monopolio de unos jefes que se disputan el poder[4] sino que son la expresión de la unidad de la organización y tienen como misión defender las orientaciones elaboradas por el órgano soberano de la organización: su congreso internacional. El camarada Alberto pintado como el bueno de la historia no fue sino una lamentable víctima de los métodos y la ideología de la FICCI, hoy cofundadora del GIIC.
El GIIC va a la defensa de Alberto, otrora un militante que la CCI habría “rechazado, calumniado y denunciado públicamente”. Veamos algunos hechos concretos: en el 2002 la CCI realizó una Conferencia Internacional Extraordinaria[5] para tratar su crisis interna y tomar posición sobre el asunto de la FICCI. En México había un grupo de militantes de RM que estaban muy vinculados a lo que luego sería la FICCI, entre ellos Alberto. En conjunción con el órgano central internacional, RM decidió enviar a esa conferencia extraordinaria a 5 camaradas, dos de ellos próximos a lo que luego sería la FICCI para que defendieran ante ésta sus posiciones políticas. La CCI pagó los boletos pero, a su llegada a Europa estos dos últimos, Alberto y S (que se menciona el texto del GIIC), en vez de ir a la Conferencia Internacional Extraordinaria se fueron con los que luego formarían la FICCI para una reunión privada de esa pandilla.
Es decir, estos dos miembros de RM que formaban parte de una Delegación elegida por toda la sección, decidieron con el resto de miembros de lo que luego sería la FICCI, negarse a defender su postura delante de la Conferencia Extraordinaria y prefirieron reunirse aparte para sus propios fines sectarios.
Esta es una actitud cobarde y un ataque al debate pues una Conferencia Extraordinaria es el momento para defender lo que se piensa, por más crítico o en desacuerdo que se esté. Es además una deslealtad y un fraude pues la CCI pagó los boletos para participar en la Conferencia.
La CCI exigió la devolución del monto de los viajes y…simplemente se negaron. Eso es un robo a la organización cuyos recursos provienen de la clase y sus militantes, el dinero que se destina a una tarea política es una decisión cuya responsabilidad recae en la organización como un todo. Alberto y su compañero tenían el mandato de la sección de explicar ante la conferencia las posturas de lo que luego sería la FICCI. En lugar de cumplir esa tarea ¡decidieron no ir a la Conferencia!…Y hasta la fecha no han devuelto el dinero.
Denunciamos esa esquiva cobarde del debate y ese robo desleal de recursos de la organización. Además, los elementos vinculados a lo que posteriormente sería la FICCI, que según su actual sucesora, el GIIC, “rechazaban el pánico, el chantaje y la disolución de la sección”, concretaron esta “gallarda postura” dejando de asistir a las reuniones de la sección de la CCI en México, negándose a pagar sus cotizaciones y empezaron a hacer “vida aparte”. ¡Pero fueron más lejos!, Robaron a la organización archivos y direcciones de contactos a los cuales les enviaron, durante años, sus calumnias insanas contra la CCI. En pocas palabras, aún la CCI no tenía resolución sobre lo que sería la FICCI y Alberto y sus compadres ya habían dejado de pagar sus cotizaciones, ya hacían reuniones de las que se excluía al resto… La trayectoria del camarada Alberto quedará marcada por su contribución a la construcción de la CCI en México, pero también por su actuación al lado de los soplones de la FICCI.
Recordemos lo que dijimos en el 2003 a propósito de sus métodos policiacos: «Acaban de publicarse 2 textos en la web de la FICCI que muestran el comportamiento destructor de esta pretendida “fracción”. El primer texto es la carta que la sección de la CCI en México dirigió el 15 de noviembre a los cuatro miembros de la pretendida “fracción” que viven en ese país. La publicación del contenido de esta carta no nos plantea evidentemente ningún problema. En cambio donde sí vemos un problema (y debería verlo igualmente el conjunto de grupos de la corriente de la Izquierda comunista) es en que la FICCI haya hecho pública con antelación la fecha de una reunión interna de la CCI (La Conferencia territorial de nuestra sección mexicana). En esta carta, la sección de la CCI en México ha dado en efecto la fecha de esta Conferencia a los miembros de la “fracción” para permitir que se defendieran y apelaran ante ésta (cosa que se han negado a hacer).
Publicando completa esta carta en su web, la camarilla de los amigos de Jonás ha puesto deliberadamente a disposición de todas las policías del mundo la fecha en la que iba a tener lugar nuestra Conferencia en México con presencia de militantes de otros países (ya que nuestra prensa siempre ha señalado que en este tipo de conferencias participan delegaciones internacionales). Esto significa que los órganos de la policía concernidos podían reforzar y afinar sus controles y su vigilancia en los aeropuertos y fronteras. Este acto repugnante de la FICCI de facilitar el trabajo de las fuerzas de represión del Estado burgués contra los militantes revolucionarios es si cabe más innoble puesto que los miembros de la FICCI sabían pertinentemente que ciertos camaradas nuestros ya han sido antes directamente víctimas de la represión y que algunos se han visto obligados a huir de su país de origen.»[6]
Lo que hoy nos queda claro es la asquerosa utilización que el actual GIIC hace de la memoria de un ex camarada para volver a levantar olas de denigraciones y odio contra la CCI y continuar así un trabajo policiaco ¿Tiene algún beneficio para el proletariado y sus minorías levantar mentiras e introducir las sospecha con respecto a la CCI? Víctor Serge, en su libro bien conocido y que es una referencia en el movimiento obrero, Lo que todo revolucionario debe saber sobre la represión, pone claramente en evidencia que la difusión de la sospecha y de la calumnia constituye un arma privilegiada del Estado burgués para destruir las organizaciones revolucionarias: “la confianza en el partido es el cimiento de toda fuerza revolucionaria (...) ¡Los enemigos de la acción, los cobardes, los acomodados, los oportunistas, buscan sus armas en los basureros! La sospecha y la calumnia les sirven para desacreditar a los revolucionarios (...).”[7]
El GIIC ha dedicado dos artículos en 4 meses para atacar a la CCI y sus militantes en este año, es como una “actualización” para que todos nuestros nuevos contactos duden de la calidad moral de la CCI…Cualquier aparato policiaco burgués estaría orgulloso de estos pupilos que, pagados o no, realizan la faena y deben ser combatidos como lo que son: enemigos de clase.
La historia del movimiento obrero ha demostrado que lo que al principio son calumnias, mentiras y falsificaciones, sigue una lógica creciente que acaba en el asesinato. Cuando Rosa Luxemburgo y los espartaquistas en Alemania del 18-19 fueron calumniados, desacreditados e injuriados, esto solo preparó la estocada: la masacre en la semana sangrienta en Berlín. En particular podemos recordar la campaña particularmente odiosa contra Rosa Luxemburgo, su posterior asesinato no fue sino la culminación de esa campaña. Las calumnias preparan la represión. Estos señores quieren ver a la CCI rechazada, excluida y aislada de la clase y sus minorías, el siguiente paso sería una conclusión lógica pero trágica para el movimiento obrero y el futuro de la revolución mundial.
Revolución Mundial, 17 de enero de 2015
[2] GPI: Grupo Proletario Internacionalista, constituido a mediados de los años 80, entró en contacto con la CCI y tras un proceso de discusión en 1989 formó la base de la sección de la CCI en México, Revolución Mundial
[3] Ver nota 1
[4] Ver Problemas actuales del movimiento obrero: contra el concepto de jefe genial, https://es.internationalism.org/node/2182 [962]
[5] Ver un informe de esta en Conferencia Internacional Extraordinaria: “Conferencia extraordinaria de la CCI - El combate por la defensa de los Principios organizativos”, /revista-internacional/200207/3276/documentos-de-la-vida-de-la-cci-el-combate-por-la-defensa-de-los-p [963]
[6] Recomendamos a nuestros lectores visitar nuestro sitio web, ir a la ventanilla prensa y buscar Acción Proletaria no 168, de enero-marzo de 2003. Ahí encontrar el artículo completo “Los métodos policiales de la FICCI”.
[7] Citado en Aviso a los lectores: La CCI atacada por una nueva oficina del estado burgués. Ver nota 3.
Hace 100 años –en agosto de 1914– estalló la Primera Guerra mundial. El balance de la matanza planetaria fue oficialmente de 10 millones de muertos y 8 millones de inválidos. Firmada la “paz”, la burguesía juró, la mano en el corazón, que se trataba del “fin de todas las guerras”. Mentiras, evidentemente. No fue sino la primera conflagración que expresaba la barbarie que marca la decadencia del capitalismo. La historia de siglo XX está caracterizada por enfrentamientos imperialistas constantes y mortíferos. A la Primera Guerra Mundial le seguirá la Segunda, de ésta pasaremos a la Guerra Fría, y de la Guerra Fría a múltiples brotes de combate que golpean, desde los 90’s, a partes cada vez más extensas del planeta. Este último periodo, si no tiene el aspecto espectacular del enfrentamiento entre dos bloques, entre dos superpotencias, no solo pone en peligro la sobrevivencia de la humanidad en dicha dinámica –de forma más sutil e insidiosa– sino que puede conducir, no a una guerra mundial, sino a la generalización de la guerra y la barbarie. La guerra en Ucrania, que marca el retorno de la guerra en Europa, corazón histórico del capitalismo, es un paso cualitativo en dicha dirección[1].
Después de la Segunda Guerra Mundial y sus 50 millones de muertos, Europa ya se había vuelto una zona desgarrada por la brutalidad de los bloques militares de Este y Oeste. Durante este largo periodo de la Guerra Fría, las masacres tenían lugar en la periferia del capitalismo mediante actores interpuestos entre Estados Unidos y Rusia en primer lugar. El episodio sangrante de la guerra en Vietnam fue una ilustración dramática. Después de la caída del muro de Berlín, se abre un nuevo periodo.
En 1991, encabezando una poderosa coalición recalcitrante, Estados Unidos tomó como pretexto la invasión de Kuwait por el ejército iraquí para declarar la guerra. El fin principal: parar la tendencia a la disolución del viejo bloque imperialista por medio de una demostración de su fuerza militar, reafirmando su liderazgo planetario. Se trataba entonces de instalar el llamado “nuevo orden mundial”. Al costo de un desastre material y humano (más de 500,000 muertos), de bombardeos aéreos masivos y de la explosión de bombas de vació que hacen estallar los pulmones, esta pretendida “guerra quirúrgica”, “civilizatoria”, debía aportar “paz y prosperidad”. Pero esta mentira iba a ser rápidamente desmentida. De hecho inmediatamente, de forma casi simultánea, una nueva guerra estalla a las puertas de la misma Europa, a unas cuantas horas de Paris, en ex Yugoslavia; una guerra atroz marcada por múltiples fosas comunes (con la complicidad de los casco azules franceses en Srebrenica, ¡dejando masacrar entre 6,000 y 8,000 Bosnios!).
Hoy en día, la gangrena militarista vuelve a salir, una vez más, a las puertas de Europa. En Ucrania, es la burguesía que se desgarra abiertamente. Las milicias armadas, más o menos bien controladas por los Estados ruso y ucraniano, se enfrentan tomando a la población del Este de Ucrania como rehenes. Este conflicto, sobre la base de nacionalismos cultivados desde décadas, es bien la obra de carroñeros. Pero estos a su vez se apoyan en el padrinazgo discreto de las grandes potencias: Estados Unidos, Rusia, Francia y bueno número de países de Europa occidental.
La situación dramática en Ucrania marca claramente el paso cualitativo del sistema agonizante en su proceso de descomposición. El hecho que todos concurran en impulsar el conflicto por intereses divergentes, y en Europa, lugar de las explosiones mundiales en el último siglo, traduce el nivel de desagregación del sistema.
Después de la caída del muro de Berlín y la implosión de la URSS, la disciplina de los bloques se corrompió, abriendo una verdadera caja de Pandora. En efecto, a pesar de los efectos políticos y las ilusiones de corta duración que tuvo la primera guerra del Golfo, Estados Unidos fueron obligados a continuar interviniendo en todos sitios de manera cada vez más frecuente y solitaria: cómo las intervenciones en Somalia, Bosnia, Kosovo, Afganistán e Irak.
Esta política imperialista, símbolo de un impase histórico, es claramente un fracaso. Cada nueva demostración de fuerza de esta súper potencia declinante se traduce por una tendencia a demostrar su incapacidad para controlar las zonas de guerra en donde ha intervenido. Ante el declive del Gran Padrino, el desorden y los apetitos imperialistas de todas las naciones –grandes o pequeñas– no pueden sino crecer, acompañados por la exacerbación nacionalista, conflictos religiosos e interétnicos.
Las fuerzas centrífugas alimentadas por apetitos crecientes han generado pues conflictos marcados por la realidad de la descomposición social, que ayudando a la desagregación de los Estados, favoreciendo a los peores caudillos de la guerra y las aventuras mafiosas del tráfico de todo tipo, en donde el precio pagado es la muerte y la destrucción. En la segunda mitad de 1980, una serie de atentados mortíferos ya había tocado el corazón de las metrópolis europeas, como así fue en París, Londres o Madrid. Estos atentados no eran simples recursos de grupos o actores aislados, sino actos de Estados constituidos. En ese sentido, ello se ha traducido en actos de guerra, en los que el atentado del 11 de septiembre del 2001 en Nueva York fue una de sus expresiones máximas. Las peores expresiones de barbarie, durante mucho tiempo expulsadas hacia la periferia, tienden a volver a tocar el centro del capitalismo, hacia los territorios en donde solo el proletariado puede constituir un freno por su presencia y su potencial civilizador.
Cada días, refugiados vienen de países en guerra, muriendo en el intento de atravesar el Mediterráneo. Arreados como ganado, en barcos de la muerte, por traficantes sin escrúpulos, tratan, desesperadamente, de escapar de lo indecible. El número de refugiados demandando asilo y de personas desplazadas al interior de sus países, sobrepasan oficialmente, según la HCR[2], los cincuenta millones por primera vez después de la Segunda Guerra Mundial. La sola guerra de Siria, al final del año pasado, engendró 2,5 millones de refugiados y 6,5 millones de desplazados. Y todos los continentes están implicados.
Lejos de debilitar el capitalismo en decadencia, la descomposición ha reforzado ampliamente sus inclinaciones imperialistas y su aspecto irracional, abriendo paso a las fracciones menos lúcidas de la burguesía que se nutren de la putrefacción de la sociedad y del nihilismo que ella induce. El nacimiento de grupos islámicos de Al-Qaeda, del Estado islámico de Irak y el Levante (EIIL) o Boko Haram, son el resultado de esta dinámica de regresión intelectual y moral, de una desculturización inaudita. El 21 de junio pasado, Daesh anunciaba el restablecimiento de un “Califato” en los territorios bajo su control, y además, proclamaba la introducción de un nuevo sucesor de Mahoma. Mientras tanto Boko Haram, organización de mismo carácter, hacía desaparecer varios centenares de mujeres jóvenes.
Estas organizaciones oscurantistas no obedecen a nadie, están únicamente guiadas, por sus locuras místicas y sórdidos intereses mafiosos. En Siria e Irak, en zonas controladas por el “Estado islámico”, no es viable ningún Estado nacional. Al contrario, existe una tendencia a la desagregación de los Estados sirio, libanes e iraquí.
Esta aterradora barbarie sin límites, que encarnan particularmente los yihadistas, sirve hoy en día como pretexto para justificar las cruzadas militares y los bombardeos aéreos occidentales que garantizan la “seguridad”. Para las grandes potencias imperialistas, esto permite provocar terror a la población y presentarse ante la clase obrera, sin mucho esfuerzo, como “agentes pacificadores”.
Pero tanto en el Cercano y en Medio Oriente, el EIIL fue armado por Estados Unidos y fracciones de la burguesía de Arabia Saudita, sin hablar de la complicidad de Turquía y Siria. Esta organización radical islámica ha escapado al control de sus progenitores. Actualmente se encuentra sitiando la ciudad de Kobane en Siria, a unos cuantos kilómetros de la frontera turca, en una región dominantemente kurda. Contrariamente a la primera guerra del Golfo, las grandes potencias, con EEUU como cabeza, corren tras los acontecimientos, actuando sin ninguna visión política a largo plazo, reaccionando en función de los imperativos militares inmediatos. Una coalición heterogénea de 22 Estados, con intereses propios diversos, han tomado esta decisión de bombardear la ciudad tomada por Daesh. EEUU, jefe de fila de esta seudo-coalición, es hoy en día incapaz tanto de mandar tropas sobre el terreno como de obligar a Turquía a intervenir militarmente en Kobane, por el miedo que tiene de los kurdos del PKK y del PYD.
Todos los puntos calientes del planeta se han vuelto incandescentes. Por todos lados, las grandes potencias están, cada vez más, ciegamente arrastradas en esta escalada de violencia. En Malí, el ejército francés está encenagado. Las negociaciones de “paz” entre el gobierno de Malí y los grupos armados están en un callejón sin salida. La guerra en la zanja subsahariana es permanente. Al norte de Camerún y de Nigeria, frente a Boko Haram, se multiplican las luchas armadas, las guerrillas y los atentados. En todos los continentes, especialmente si tomamos en cuenta el reforzamiento del poderío de China en Asia, las mismas costumbres y los peores métodos mafiosos se han extendido a la totalidad del planeta.
En el siglo XIX, en la época del florecimiento del capitalismo, tanto las guerras para constituir un Estado nacional, como las guerras coloniales o de conquista imperialista tenían una cierta racionalidad política y económica. El capitalismo encontraba en la guerra un medio indispensable para desarrollarse. Debía conquistar el mundo; su potencia económica y militar le ha permitido obtener estos resultados en “barro y sangre” (Marx).
Con la Primera Guerra mundial, todo cambió radicalmente. Los principales países participantes salen de la guerra, generalmente, muy debilitados de estos pocos años de guerra total. Hoy en día, en la fase de descomposición del sistema, un curso loco, una danza macabra embarca al mundo y la humanidad hacía su extensión. La autodestrucción se convierte en la línea general de las zonas en guerra.
Si no existe una solución inmediata contra esta dinámica infernal, existe no obstante una solución revolucionaria para el futuro. Y ésta es a la que hay que contribuir con paciencia. Esta sociedad se ha vuelto obsoleta. La sobrevivencia del capitalismo no solo es un obstáculo para el desarrollo de la civilización, sino que además es un obstáculo para su supervivencia. Hace un siglo, fue la revolución comunista en Rusia y el empuje revolucionario en Alemania, Austria y Hungría, lo que dio fin a la primera carnicería mundial imperialista. En el periodo histórico actual, es de nuevo la lucha del proletariado internacional, y solo ella, que podrá detener el deterioro y la delicuescencia de esta sociedad en descomposición.
Antonin, 5 de noviembre del 2014
[1] Para caracterizar esta forma que toman las guerras, menos espectaculares pero más violentas, profundas y destructivas, animamos al lector a consultar dos documentos: Tesis sobre la Descomposición, /revista-internacional/200510/223/la-descomposicion-fase-ultima-de-la-decadencia-del-capitalismo [13] y Militarismo y Descomposición, /revista-internacional/201410/4046/militarismo-y-descomposicion [949]
[2] HCR: siglas en inglés del Alto Comisariado para los Refugiados, organismo de la ONU.
Publicamos, a raíz de un primer correo electrónico en el sitio web de la CCI ([1]), la respuesta de los "camaradas argelinos" a nuestra principal crítica aportada a la cuestión del nacionalismo. Damos la bienvenida a esta nueva contribución que tiene en cuenta los argumentos ofrecidos para apoyar y hacer vivir el debate. Creemos que la confrontación de ideas en el medio revolucionario debe ser establecida sobre bases francas y directas sin defensa o ataque a personas, que permitan una real clarificación. Esta forma de debate es vital y es una de las dimensiones esenciales del combate por la lucha de clases y el futuro revolucionario ([2]).
El enfoque de los compañeros en esta nueva contribución es fructífero porque se inscribe en esta tradición haciendo referencia a la experiencia del movimiento obrero y su historia. La crítica que plantean vuelve sin concesión sobre lo que reconocen como un error de su parte y que nos lleva a la raíz del problema. Como lo reconocen los camaradas: “Estamos en Argelia y el nacionalismo argelino es uno de los más poderosos se encuentra en todas partes, en todas las organizaciones políticas entre los trotskistas entre estalinistas, entre los islamistas entre los demócratas. Entre los maoístas y especialmente dentro del Estado, en la radio, en la televisión, etc. El nacionalismo es nuestro enemigo, porque es un arma muy potente de división y un veneno para el proletariado”. Ni las organizaciones comunistas ni los revolucionarios son, en palabras de los compañeros, “inmunes a la influencias de nuestra sociedad”. La organización revolucionaria es un cuerpo extraño dentro del capitalismo, en guerra en contra ella. Ella constantemente está bajo la presión y las agresiones de la ideología dominante.
En el intento de explorar el tema, los compañeros con razón señalan que: “hemos pensado profundamente sobre este tema y creemos que el mismo problema ha infectado a los más grandes revolucionarios”. El nacionalismo ha sido realmente una ideología extranjera muy potente contra la cual ninguna organización o militante son inmunes. Pero creemos que los camaradas, impulsados por la dinámica de su capacidad de respuesta correspondiente, adoptan un enfoque un tanto esquemático cuando dicen esto: “Hemos buscado en el funcionamiento de las tres Internacionales, y hemos encontrado que no eran internacionalistas como se cree. Nos hemos dado cuenta de que las tres Internacionales no formaban un todo, sino una agregado de partidos independientes entre sí y cada parte representa al proletariado de su país”. Los camaradas parecen un poco prisioneros de una visión estática y demasiado categórica. Si bien las debilidades han presidido la aparición de las tres Internacionales obreras que se han sucedido, estas eran principalmente desde el principio el producto del esfuerzo del combate internacionalista del proletariado. El hecho de que se pueda considerar que las Internacionales no eran “internacionalistas como se cree” corre el riesgo, si no tenemos cuidado, de ocultar la realidad histórica de todo combate a favor del internacionalismo. El peligro sería rechazar ciertas contribuciones del pasado proyectando sobre ellas el fruto de lo que es más el resultado de un proceso de experiencias organizativas que hizo la Izquierda Comunista, especialmente la Izquierda Italiana, sintetizados más tarde. Dicho esto, los compañeros están en lo cierto al señalar la realidad de las debilidades materiales que pesaban sobre las organizaciones del pasado y sus “partidos nacionales” que “no eran las secciones de las Internacionales, sino independientes entre sí”. Pero esto no debe ocultar la realidad de un combate constante por el internacionalismo, incluso si fue jugado sobre todo por las minorías más claras y más determinadas que se rebelaron contra el veneno ideológico del nacionalismo ([3]). Todo esto sigue siendo, naturalmente necesariamente explorado y profundizado. Pero los camaradas al subrayar como objetivo que “los comunistas deben organizarse directamente en partido comunista mundial”, es un señalamiento profundamente válido.
La segunda parte de esta contribución vuelve críticamente sobre la cuestión de la medicina, que ya se había tratado, para insistir que en el capitalismo se ve a los trabajadores como objetos, como meras máquinas productivas que deben “repararse”. Los camaradas tienen razón al decir: “Creemos que cada modo de producción crea sus propias enfermedades que se asocian a la misma organización de la empresa que engendra”. Sin embargo, nos parece reductivo e incluso erróneo considerar que el capitalismo decadente cesa definitivamente de proseguir sus avances científicos, incluido el plano médico. Los compañeros se han explicado, diciendo que fueron “demasiado exagerados”. Así entendemos mejor lo que quieren decir cuando dicen que “los médicos se reducen a meros Técnicos Superiores en Administración y Mantenimiento Humano”, muy lejos del enfoque del famoso Hipócrates. El progreso realizado hoy día da testimonio de todo un potencial y parece ser más apropiado considerarlo como esterilizado por los límites del modo de producción capitalista. Sometido a la ley de la ganancia, todos los descubrimientos más impresionantes son necesariamente insuficientes para curar los males crecientes e insostenibles generados por la sociedad burguesa. En este sentido, los compañeros tienen razón. Sólo el comunismo puede capitalizar el conocimiento, permitiendo a la medicina y al conjunto social dar un salto cuántico. Esto es lo que también sugieren los compañeros en sus propias palabras como conclusión, que apoyamos también. Animamos calurosamente a una mayor reflexión y debate sobre estas cuestiones que afectan la vida del proletariado.
RI, diciembre de 2014
Estimado (s) compañeros,
En primer lugar, agradecemos a los camaradas de la CCI el haber publicado nuestro texto. También estamos satisfechos con los comentarios y críticas que se nos han hecho y que consideramos importantes.
La primera, la más importante, concerniente a nuestro llamado, a los proletarios argelinos solamente. Aquí la crítica de la CCI es crucial, pero nuestro gesto se explica fácilmente.
Paradójicamente, somos profundamente internacionalistas e internacionales, pero como Marx/Engels decían, somos el producto de nuestro tiempo y nuestro espacio. A pesar de nuestro internacionalismo intransigente, que no es inmune a las influencias de nuestra sociedad, como decía Hegel, “no se puede ser mejor que su tiempo, sino el mejor de su tiempo.”
Individualmente, no podemos escapar de esta ley, la única manera de escapar es en una organización o partido. La prueba es que hemos cometido un error y que se ha corregido con rapidez por una organización. Algo que de lo que un individuo no puede darse cuenta. Aprovechamos esta oportunidad para subrayar que nuestra preocupación, es el proletariado mundial: que existe un proletariado y es mundial.
Estamos en Argelia y el nacionalismo argelino es uno de los más poderosos. Se encuentra en todas partes, en todas las organizaciones políticas: entre trotskistas entre estalinistas, entre los islamistas, entre los demócratas, y en especial en los maoístas, en el Estado, en la radio, en la televisión, etc. El nacionalismo es nuestro enemigo, porque es un arma de división muy potente y un veneno para el proletariado. Los trotskistas argelinos (PT y PST) son fervientes defensores del patriotismo económico, sólo pueden imaginar la concepción de estalinistas argelinos. Como somos un pequeño grupo, ni siquiera organizado es fácil caer en los límites establecidos por el capitalismo. Pero gracias a vuestra crítica, que reflejan profundamente en esto, consideramos que el mismo problema ha infectado a los más grandes revolucionarios.
Hemos buscado en el funcionamiento de las tres Internacionales, y vemos que no eran tan internacionalistas como se cree. Nos dimos cuenta de que las tres Internacionales no eran un todo, sino una adhesión de partidos que eran independientes entre sí y cada partido representaba al proletariado de su propio país.
Sin darse cuenta, los comunistas entonces, incluso si eran profundamente internacionalistas, se organizaron de manera nacional en una Internacional. Los partidos comunistas o socialistas de esta época entonces eran partidos nacionales, los partidos de esta o aquella nación, y tenían libertad frente a la Internacional y, sobre todo, que no eran secciones de las Internacionales sino partidos independientes entre sí.
Sólo la Izquierda Comunista Italiana había tratado de solucionar este problema dando el nombre del “Partido Comunista de Italia” para indicar que se trata de una sección local de la tercera Internacional, cuestión que los estalinianos con “Gramsci a la cabeza” pronto cambiaron adoptando el nombre de “Partido Comunista Italiano”.
Creemos que en el futuro, los comunistas deben organizarse directamente en una partido comunista mundial, no una internacional, y que en cada país, no habrá partidos independientes entre sí sino secciones locales del Partido Comunista Mundial.
Así que renovamos esta frase; “¡Proletarios de todos los países, uníos!”.
Es cierto que también hemos exagerado, quizás porque somos argelinos y mediterráneos, diciendo que la medicina no ha contribuido en nada a la humanidad con el advenimiento del capitalismo. Pero lo que queremos demostrar a través de las citas, e incluso datos demográficos lo dicen, es que cuando decimos que la esperanza de vida en la Edad Media era de 40 años, esto no significa que no hubo gente que viviese hasta los 80 años y más, porque la esperanza de vida es un promedio desde el nacimiento, edad 0, hasta la muerte.
También queremos mostrar cómo se ridiculiza la burguesía mediante la comparación de los hombres primitivos, la antigüedad, y la Edad Media, cuando afirma que gracias a ella, la humanidad ha llegado a la cima del progreso. Francamente, no hace más que el ridículo
¿Porque hemos dicho que la medicina no trajo nada para la humanidad?
Nosotros estamos convencidos que cada modo de producción crea sus propias enfermedades que están asociadas con la misma organización de la sociedad que la engendra.
La medicina hoy ha eliminado las enfermedades de los viejos modos de producción (enfermedades infecciosas, aunque algunas enfermedades siguen presentes).
Por contra, concerniente a las enfermedades de la civilización que el capitalismo ha causado, la medicina es impotente y los médicos se reducen a meros Técnicos Superiores en Administración y Mantenimiento Humano.
Hace 2500 años, Hipócrates en su artículo “Los aires, las aguas y los lugares”, dijo: “El médico que hace honor a su profesión es el que tiene en cuenta, en su caso, las estaciones del año y las enfermedades que provocan; los estados de viento propios de cada región y la calidad de agua, el que observa cuidadosamente la ciudad y sus alrededores para ver si la altitud es débil o importante, si el clima es caliente o frío, húmedo o seco; como también toma nota de la forma de vida y, en particular, los hábitos alimenticios de las personas, en fin todas las causas que pueden llevar a un desequilibrio en la economía animal.” Esto es lo que llamamos medicina. Hipócrates sabía que la salud y el ambiente están relacionados. Ellos forman un todo inseparable. Existe una interacción entre la biología, la ecología, los valores socioculturales, culturales, socioeconómicos y psicológicos. Ellos forman una cadena asociativa compleja.
Pero la ideología del progreso en la sociedad capitalista ha limitado la medicina biológica, las vacunas para proteger a la gente. Usted se enferma y nos tratan (si pueden), de forma contraria a lo que Hipócrates propone. Para la medicina de hoy, es “un factor patógeno, una enfermedad”.
El pensamiento de los médicos hoy en día es biológico, el hipocrático es ecológico, cultural, ambiental, socio-cultural, biológico, psicológico y socio-económico.
El pensamiento de Hipócrates tiene toda su importancia en la actualidad con la aparición de las llamadas enfermedad de la civilización por no decir de las enfermedades del capitalismo. Pero a medida que el capitalismo y el medio ambiente son incompatibles, entonces uno se encuentra en medio de la mierda.
Hoy en día, hay más y más enfermedades que se presentan y afectan a una pequeña parte de la población y son llamadas "enfermedades raras" o "enfermedades autoinmunes".
Estas enfermedades son enfermedades de todo el mundo del mañana. Estas son las enfermedades modernas, generadas por el capitalismo. Ellas se están generalizando, que ya no son enfermedades raras sino cotidianas, el cáncer parecerá como un simple catarro frente a estas enfermedades, o como simple orina de gato.
En 1992, frente a la aparición de estas enfermedades (raras o autoinmunes) y la progresión de las llamadas enfermedades degenerativas como el cáncer, la depresión, la enfermedad de Alzheimer, etc., la OMS ha recomendado una vuelta a la concepción de Hipócrates.
Engels había emitido una crítica formidable a la ciudad industrial, previendo los peligros de la planificación urbana moderna.
El desorden y la enfermedad fueron explicados por Engels en el orden capitalista. Él mostró efectos adversos: sobre la salud física (barrios insalubres, mayor distancia entre el trabajo y la residencia, fatiga), la salud moral (segregación, el estrés, la monotonía...) sobre la salud social (delincuencia, violencia, vandalismo, alcoholismo...).
El cuadro urbano impersonal y árido, la fealdad, la alta movilidad residencial de la población de los barrios marginales, lo explicaría la vulnerabilidad a las enfermedades, el sufrimiento emocional y trastornos psicológicos.
La alienación social explica el aumento de los suicidios y la violencia contra las personas.
Las condiciones urbanas (falta de espacio, demasiado trabajo, ruido...) explica el estrés del exceso de trabajo del cuerpo y sus efectos psicológicos que pueden causar: úlceras de estómago, depresión, cáncer, enfermedades raras y enfermedades autoinmunes, etc.
Por último, en la ciudad, no hay vida socio-emocional, la gente se atomiza, las condiciones de vida son impersonales y áridas. El niño está en la escuela o guardería, el adulto produce y el anciano espera la muerte en un hogar de retiro.
Sólo una sociedad comunista, libre del afán de lucro, puede aplicar los principios de Hipócrates en combinación con los avances actuales en la medicina con la biología.
Capitalismo = contaminación de “Aire, Agua y suelo” = enfermedades.
Saludos revolucionarios. Amistosamente,
Camaradas argelinos, lectores de Révolution Internationale (RI)
[1] Véase: “Una denuncia de daños del capitalismo sobre la salud de los trabajadores.”
[2] Véase el artículo: “La cultura del debate: un arma de la lucha de clases”, Revista internacional n° 131.
[3] Véase el artículo: “La naturaleza de clase de la socialdemocracia”, Revista Internacional n° 50.
Resultaría difícil encontrar en Francia una ciudad en la que no hubiera una plaza, una avenida o, cuando menos, una calle que no lleve el nombre de Jaurès. La clase dirigente lo ha transformado en monumento nacional, mientras que fuera de Francia es prácticamente un desconocido. No siempre fue así. En el apogeo de su influencia, Jaurès era, junto con Bebel, una de las “dos principales figuras de la Segunda Internacional” según la expresión de Trotski. Un gigante, física, mental y moralmente, Jaurès también era, junto con Rosa Luxemburg, un excelente orador de la Internacional; y es de destacar el hecho notable de que era uno de los muy pocos socialistas franceses capaces de dirigirse a los obreros alemanes en su propia lengua. La clase dirigente francesa, en su totalidad, lo reivindica hoy como uno de los suyos, como un demócrata ejemplar, cuando en realidad, en vida, dicha clase le tenía un aversión virulenta. Puede decirse que su asesinato, el 31 de julio de 1914, abrió definitivamente la vía a la entrada en guerra de Francia, aunque las circunstancias de son asesinato siguen siendo un tanto misteriosas, nunca totalmente esclarecidas.
¿Quién fue pues Jean Jaurès? ¿Qué representó, qué representa hoy todavía, para la clase obrera internacional? ¿Qué papel desempeñó en la Internacional y en las lucha de ésta por la emancipación de los obreros y contra la guerra? ¿Por qué, en fin de cuentas, lo asesinaron?
Es verdad que Jaurès es un personaje práctico para la burguesía que ha hecho de él una especie de escritorio con múltiples gavetas. Según las necesidades de la propaganda ideológica, se puede abrir el cajón de héroe nacional que reposa en el Panteón al lado de los héroes de la guerra imperialista, como Jean Moulin por ejemplo, o se puede abrir el cajón del socialista moderado que reprueba los métodos violentos de la revolución, o también el cajón del partidario de la vía parlamentaria y nacional al socialismo, el preferido del Partido Comunista Francés, o el cajón del pacifista que habría roto la relación entre la lucha contra la guerra y la lucha por la revolución proletaria. Todos estos clichés son engañosos y constituyen un ejemplo de cómo, para suprimir a un hombre que pone en peligro el orden establecido, el mejor método es hacer de él un icono inofensivo. Todo esto se verifica una vez más.
¿Quién fue pues Jean Jaurès? Simplemente un producto del movimiento obrero. El producto colectivo e histórico de una clase particular de la sociedad, uno de sus productos más destacados si se considera la época en la que Jaurès ejerció sus capacidades. Procedente de la pequeña burguesía provinciana, fue elegido, en primer lugar, diputado de una lista de la Unión de los Republicanos en 1885. Pasa al socialismo con 34 años muy impresionado por la lucha de los mineros de Carmaux (Sur de Francia) y escandalizado por la represión de una manifestación en Fourmies en el Norte. Los obreros luchaban por la jornada de ocho horas, y, durante la manifestación, un ametrallamiento provocó diez muertos en sus filas. Como en el caso de Marx y otros militantes, fue el proletariado quien ganó a Jaurès para la causa del socialismo revolucionario. Y fue como mártir de esa causa por lo que fue asesinado en vísperas de la Primera Guerra Mundial tras haber puesto toda su energía contra el militarismo y haber esperado que la acción internacional del proletariado detuviera el engranaje de la guerra imperialista. Ciertamente, Jaurès pertenecía a la tendencia reformista del socialismo que contribuyó en numerosas ocasiones a un considerable debilitamiento del combate de clase, pero sí que hubiera podido, sin embargo, evolucionar debido a su entrega incondicional a la causa del proletariado, lo cual le distinguía radicalmente de sus compañeros socialistas como Pierre Renaudel, Aristide Briand, René Viviani o Marcel Sembat, muy rápidamente arrastrados hacia el oportunismo más craso. Los miembros de la izquierda de la IIª Internacional lo combatieron intensamente, pero la mayoría de ellos admiraba la personalidad de Jaurès, lo elevado de su pensamiento, su fuerza moral. Trotski escribe en su autobiografía:
“Por muy alejado que yo estuviese políticamente de aquel hombre, era imposible no sentir la atracción de su gran personalidad. (…) A una energía imponente, obra de la naturaleza como una catarata, unía aquella suavidad que brillaba sobre su espíritu como el reflejo de una elevadísima cultura. Aquel hombre derribaba rocas, conjuraba el trueno, estremecía el bosque, pero no se ensordecía jamás ni se embotaba, estaba siempre en guardia, atento con su fino oído a todos los ecos, para recogerlos y oponerles su réplica, réplica a veces despiadada, que barría como una tempestad los obstáculos que se alzaban en su camino, a veces bondadosa y blanda como de maestro o hermano mayor.”[1].
Rosa Luxemburg, otra gran figura de la izquierda, tenía los mismos sentimientos. Como Jaurès leía alemán, ella le regaló un ejemplar dedicado de su tesis doctoral, El desarrollo industrial en Polonia. El tribuno tenía el mismo físico de atleta que Auguste Rodin y a la muerte del escultor, Rosa Luxemburg escribirá a Sonia Liebknecht: “tenía que ser una personalidad maravillosa: franca, natural, desbordante de calor humano y de inteligencia, me recuerda sin duda a Jaurès”[2].
No se comprendería nada de esta personalidad tan rica, tan compleja, sino se la ubica en el contexto de la época, la fase final del ascenso del capitalismo que desemboca en la Primera Guerra Mundial, y si se olvida cómo fue capaz Jaurès de aprender en la escuela de la lucha proletaria y en la Internacional. Aunque nunca adoptó plenamente las tesis de Marx y Engels, sí sintió, en cambio, durante una conferencia en París el 10 de febrero de 1900, la necesidad de expresar su acuerdo con todas las ideas esenciales del socialismo científico[3].
La Comuna de París de 1871 había demostrado que el proletariado era capaz de apoderarse del poder y de ejercerlo por medio de asambleas de masas y de delegados elegidos y revocables. Había aportado una clarificación decisiva: la clase obrera no puede simplemente apoderarse de la máquina del Estado y ponerla en movimiento para sus propios fines, sino que tenía, ante todo y en primer lugar, que destruir el viejo edificio del Estado burgués y erigir un nuevo Estado específico durante el período de transición entre el capitalismo y el comunismo, el Estado-comuna. En su magnífico opúsculo El Estado y la revolución, Lenin se encargará más tarde de recordar esas lecciones a aquéllos que las habían olvidado. Pero La Comuna de París demostró también que el proletariado no disponía todavía, en aquella época, de la fuerza suficiente para mantenerse en el poder y generalizar el proceso revolucionario a escala internacional. El proletariado había aparecido como una clase distinta con su propio programa durante la insurrección de junio de 1848, pero el proceso a través del cual podía constituirse como una fuerza internacional dotada de una conciencia de clase y de una experiencia política distaba mucho de estar acabado. Esta inmadurez tuvo su contraste en el desarrollo gigantesco del capitalismo en el seno del cual, justamente, el proceso de constitución del proletariado en clase podía proseguirse. Fue aquel un período de conquistas económicas y coloniales gigantescas durante las cuales las últimas áreas “no civilizadas” del globo iban a abrirse a los gigantes imperialistas: un período, también, de rápido desarrollo del progreso tecnológico, que conoció el desarrollo masivo de la electricidad, la aparición del teléfono, del automóvil y de muchos otros inventos más.
Aquel período no estaba exento de peligros para el proletariado, pero no le quedaba otra opción. Sólo el capitalismo podía crear las condiciones de la revolución comunista internacional, sólo él podía engendrar sus propios enterradores. Apoyándose en la posibilidad de obtener reformas reales a su favor, la clase obrera desarrolló grandes luchas económicas y políticas y, con ese fin, se organizó en poderosos sindicatos y partidos socialdemócratas. Como dice el Manifiesto Comunista: “Se beneficia de las divisiones intestinas de las burguesías para obligarlas a dar una garantía local a ciertos intereses de la clase obrera, por ejemplo la ley de diez horas en Inglaterra”[4].
Las luchas por una legislación obrera, por el sufragio universal, incluida la defensa de la República burguesa frente a las fuerzas retrógradas, se entendían como una preparación de las condiciones para la revolución proletaria que tenía que derribar la dominación burguesa. El programa mínimo y el programa máximo formaban una unidad a condición de que en las luchas cotidianas, en alianzas inevitables con algunas fracciones de la burguesía y la pequeña burguesía, el proletariado defendiese su independencia de clase y mirase hacia su objetivo revolucionario final. Era la época por excelencia del parlamentarismo obrero y Jean Jaurès, orador de talento, dedicará a él toda su energía. Las elecciones legislativas de 1893 verán la entrada masiva de los socialistas en la Cámara de Diputados. Jaurès formará parte de ese grupo de parlamentarios. Para las tendencias políticas más claras de la época, el parlamentarismo obrero no era un fin en sí mismo sino sólo un apoyo a la lucha general del proletariado. Efectivamente, solía decirse que cuando los socialistas intervenían en la Cámara hablaban “mirando por la ventana” para afirmar que su objetivo no era convencer a los diputados burgueses sino esclarecer a la clase obrera, darle confianza para que se lanzase a las grandes luchas políticas que la dotasen de la experiencia necesaria para ejercer el poder mañana. En las Consideraciones del programa del Partido Obrero Francés, redactadas en 1880 por Jules Guesde, Paul Lafargue, Engels y Marx, se encontraba esta formulación significativa:
“Considerando,
“Que esta apropiación colectiva (de los medios de producción) no puede surgir sino de la acción revolucionaria de la clase productiva –o proletariado– organizada en un partido político distinto;
“Que ese tipo de organización (de la sociedad) debe proseguirpor todos los medios de que dispone el proletariado, incluido el sufragio universal, transformando de este modo un instrumento de engaño, tal y como ha sido hasta ahora, en instrumento de emancipación (…)”[5].
El parlamentarismo no aparece ahí, ni mucho menos, como medio de emancipación obrera en lugar de la revolución, sino, si se lee bien ese párrafo, como uno de los medios para ir hacia la meta de la apropiación colectiva de los medios de producción. La unidad de los medios y del fin se encuentra entonces claramente reivindicada. El desarrollo de un movimiento obrero internacional gigantesco a finales del siglo XIX cumplió en parte sus promesas. Permitió crear un puente entre La Comuna de París y la oleada revolucionaria de la posguerra que culmina en 1917 en Rusia, en 1918 en Alemania. Este desarrollo provocó un miedo cerval en la clase dominante y el afán por desfigurar a Jean Jaurès no sólo fue algo útil para la burguesía, sino que le sirvió para exorcizar tal pánico.
Claro está, el oportunismo, el cretinismo parlamentario y el reformismo acabaron por imponerse en el seno de la IIª Internacional, la bancarrota de 1914 y la unión sagrada fueron una catástrofe que tuvo profundas repercusiones para el movimiento obrero. Pero es necesario precisar que esa victoria del oportunismo no era una fatalidad y su origen no hay que buscarlo principalmente en las fracciones parlamentarias, los liberados sindicales y políticos, en la burocracia generada por estas organizaciones. Si estos fueron indudablemente vectores del mal que carcomía a la Internacional, el origen fundamental se encontraba en la ausencia de vigilancia de las organizaciones obreras frente el entorno del mundo capitalista. El desarrollo impulsivo del capitalismo en un marco relativamente pacífico (al menos en los países centrales) acabó por hacer creer la idea de que la transición al comunismo podía efectuarse de forma gradual y pacífica. Esta es la ocasión de recordar que el crecimiento del movimiento obrero no es lineal y que no es posible sino gracias a combates incesantes contra la penetración de la ideología de la clase dominante en el seno del proletariado.
El testimonio de Trotski sobre aquella época y sobre las personas que la personificaron es muy valioso pues él vivió la transición entre el período ascendente y el de decadencia del capitalismo. Ese período de 25 años es muy contradictorio, pues “atrae el espíritu por perfeccionamiento de su civilización, el desarrollo sin interrupción de la técnica, de la ciencia, de las organizaciones obreras y parece al mismo tiempo mezquino en el conservadurismo de su vida política, en los métodos reformistas de su lucha de clases”[6]. En Mi vida, señala la alta capacidad moral de los militantes del movimiento obrero como Jean Jaurès y Auguste Bebel, el primero con un matiz aristocrático, el segundo como un simple plebeyo: “Jaurés y Bebel eran los antípodas, y a la vez las dos personalidades que descollaban en la Segunda Internacional. Y los dos eran profundamente nacionales: Jaurés, por su fogosa retórica latina, Bebel, por su sequedad protestante. Yo sentía admiración por ambos, aunque por cada uno a su modo. Bebel había muerto por agotamiento físico. Jaurés cayó en lo mejor de la vida. Pero los dos murieron a tiempo. Su muerte señala el momento en que termina la misión histórica de progreso de la Segunda Internacional.”[7].
Tras la gran Revolución burguesa de 1789, Francia dominó durante un largo período toda la historia de Europa. Ya sea en 1830 o en 1848, fue cada vez en Francia donde surge la señal del levantamiento general. Estas circunstancias darán al proletariado francés una gran educación política y una capacidad de acción que se han transmitido hasta nuestros días. Pero estas cualidades tenían su reverso. La clase obrera en Francia tenía la tendencia a subestimar la lucha económica cotidiana, lo que explica por qué los sindicatos se desarrollaron menos que en otros países. Por otro lado, el combate político se concebía en un sentido restringido, como etapa insurreccional. En el lado opuesto, la burguesía había alcanzado bastante rápidamente una soberanía política integral bajo el régimen de la República democrática, más concretamente la burguesía industrial. Y estaba muy orgullosa de ello. Fue así cómo la grandiosa Revolución francesa condujo a esa típica grandilocuencia hueca de los discursos en Francia: el país de los Derechos del Hombre se había otorgado la tarea mesiánica de la liberación de los pueblos de la tiranía, tapadera para la competencia económica entre naciones y las guerras de rapiña que conducirán a la guerra imperialista de 1914. En numerosos líderes del movimiento obrero en Francia, esta fraseología ocultaba un patriotismo profundamente enraizado.
Jean Jaurès es un representante clásico de ese republicanismo que fue una losa pesada sobre el movimiento obrero en una época en que la sociedad burguesa era todavía progresista y en que la forma que adquiría el poder proletario todavía no se había clarificado. Incluso para los elementos de izquierda de la II Internacional, la República era la única fórmula posible de la dictadura del proletariado. Jaurès se expresaba así en un artículo del diario La Dépêche de Toulouse del 22 de octubre de 1890: “Ni Inglaterra, ni Alemania tienen en su pasado una República democrática, como la que se proclamó en Francia en 1792. Desde entonces, las esperanzas de emancipación de los trabajadores ingleses y de los trabajadores alemanes no adquieren precisamente la forma republicana, y es por eso que el partido de las reformas populares se llama de un modo más preciso el partido socialista. Por el contrario, en Francia, la mera palabra de la República, plena de sueños grandiosos para las primeras generaciones republicanas, contiene en sí misma todas las promesas de igualdad fraterna”[8].
Fue Karl Kautsky quien defenderá la posición marxista sobre esta cuestión. En un artículo aparecido en Die Neue Zeit de enero de 1903, recordaba que a pesar de la continuidad histórica entre revolución burguesa y revolución proletaria, existe una gran ruptura de tipo político por el hecho de que se trata de dos clases diferentes dotadas de programas diferentes, y con fines y medios específicos: “Es precisamente a causa de la gran fuerza de la tradición revolucionaria en el seno del proletariado francés, por lo que en ningún otro lugar es tan importante que piense de forma autónoma, mostrando que los problemas sociales, los objetivos, los métodos y los medios de combate son hoy muy diferentes de lo que eran en la época de la Revolución; que la revolución socialista tiene que ser muy diferente de una mera parodia o una continuación de la revolución burguesa; que el proletariado podrá apropiarse de su entusiasmo, su fe en la victoria y su temperamento, pero ni mucho menos de su manera de pensar”[9].
Esa posición clásica del socialismo revolucionario se apoya en los trabajos de Marx y Engels que tras el fracaso de la revolución de 1848 habían cuestionado su idea de la revolución permanente basada en una unidad orgánica entre revolución burguesa y revolución proletaria y la transmutación de una en la otra[10]. Por otro lado, contra Lassalle, partidario de un socialismo de Estado, y contra Bakunin quien propugnaba la igualdad entre las clases, Marx y Engels defendieron siempre el objetivo final comunista de la abolición de las clases, lo que significaba el fin de la dominación política engendrada precisamente por la existencia de clases antagónicas, lo que implica la extinción del Estado. Pero el fin del Estado, era también el fin de la democracia que no es sino una forma particular del Estado. La ambición del comunismo, que aparece desmesurada pero que de hecho es la única realista ante las leyes de la historia y las peligrosas contradicciones del capitalismo, consiste en dirigir las fuerzas productivas y las fuerzas sociales a escala mundial, el único terreno en el que puede superarse la contradicción entre interés general e interés particular, entre lo colectivo y el individuo. Por primera vez, es posible realizar concretamente la comunidad humana. Lo cual no significa el fin de los problemas y de las contradicciones, pero sí que la abolición de las clases y de la esfera política permitirá liberar todas las potencialidades humanas mientras que la promesa contenida en la divisa: Libertad, Igualdad, Fraternidad nunca fue cumplida por la democracia burguesa. El comunismo no significa el fin de la historia sino el fin de la prehistoria y el inicio de la historia verdadera. Ese paso del reino de la necesidad al reino de la libertad, es decir la perspectiva de una sociedad liberada de la producción mercantil y del Estado, no era una posición desconocida durante la época del parlamentarismo obrero y de la lucha por las reformas. Las minorías políticas más claras se esforzaban por defenderla, como William Morris en Inglaterra (Noticias de ninguna parte, 1890) y August Bebel (La Mujer en el pasado, en el presente y en el futuro, 1891)[11].
Como en el caso de otros, Jaurès nunca se liberará de esa tradición republicana, lo que le impedirá defender la autonomía de la clase obrera frente al enemigo de clase.
El capitán Alfred Dreyfus, un oficial judío perteneciente al Estado mayor del ejército francés, se enfrentó a un consejo de guerra en diciembre de 1894, injustamente acusado de haber entregado secretos militares a Alemania. Este asunto de espionaje aparece en un contexto profundamente marcado por el antisemitismo y el chauvinismo tras la anexión de Alsacia y Lorena por Alemania, e inflama la IIIª República hasta 1906, año en el que el Tribunal de Casación declarará inocente y rehabilitará definitivamente a Dreyfus. No se trató simplemente de un simple error judicial sino de la defensa de los intereses de las fracciones ultra reaccionarias y nacionalistas de la burguesía que se apoyaban en los ámbitos militares, clericales y monárquicos. La crisis del Partido Radical[12] en el poder les abrió el camino.
Tras un período de duda, Jean Jaurès se lanzará a la batalla para defender al capitán y la revisión de su proceso: “Y Jaurès tenía razón, escribirá Rosa Luxemburg, El asunto Dreyfus había despertado todas las fuerzas reaccionarias latentes en Francia. El militarismo, ese viejo enemigo de la clase obrera, se había mostrado de cuerpo entero, y había que dirigir todas las lanzas contra ese cuerpo. Por primera vez se convocó a la clase obrera a combatir en una gran batalla política. Jaurés y sus amigos condujeron a la clase obrera a la lucha, abriendo así una nueva era en la historia del socialismo francés.” [13].
El partido marxista de Guesde y Lafargue así como el partido de los ex blanquistas de Vaillant propugnaban la neutralidad, es decir la abstención política, cuando, en realidad, la clase obrera hubiera debido liderar la lucha contra las fracciones reaccionarias de la burguesía, incluida la defensa de la república burguesa. Tenía que aprovechar aquella oportunidad para unir sus fuerzas, madurar políticamente al mismo tiempo que salvaguardar su autonomía de clase. Sobre la cuestión de la autonomía de clase es donde se muestran todas las debilidades de la política defendida por Jaurès. Los dreyfusards de la clase obrera hubieran debido mantener su independencia respecto a sus aliados, los dreyfusard burgueses como Émile Zola y Georges Clemenceau. De hecho, a partir de sus posiciones republicanas, Jaurès se comprometió en el apoyo al gobierno radical hasta acabar borrando las posiciones específicas de la clase obrera. Apoyó la ley de amnistía del gobierno adoptada por la Cámara de Diputados el 19 de diciembre de 1900 cuando, en realidad, la finalidad de tal ley era amnistiarlos a todos, sobre todo a los oficiales implicados en el complot contra Dreyfus. Se negó a pasar a un ataque directo y sistemático contra el militarismo con la reivindicación de una milicia popular, pues esto hubiese supuesto el riesgo de una ruptura entre los dreyfusards. Y las capitulaciones se multiplicaron en nombre de una presunta “obra republicana de conjunto” que llevará “con certidumbre a victorias futuras”. Veamos el comentario de R. Luxemburg: “En lugar de hacer de la lucha política independiente del Partido Socialista el elemento permanente, fundamental, y de la unidad con los radicales burgueses el elemento variable y circunstancial, Jaurés formula la táctica opuesta: la alianza con los demócratas burgueses se convierte en elemento constante, y la lucha política independiente en el elemento circunstancial. Ya en la campaña por Dreyfus los socialistas jauresistas no comprendieron la demarcatoria entre los campos burgués y proletario: si para los amigos de Dreyfus se trataba de luchar contra un subproducto del militarismo —limpiar el ejército y suprimir la corrupción—, un socialista debía considerarlo como una lucha contra la raíz del mal: el ejército profesional. Y si para los radicales burgueses la consigna central y única de la campaña era justicia para Dreyfus y castigo de los culpables, para un socialista el asunto Dreyfus debía servir de base para agitar en favor del sistema de milicias. Sólo así el asunto Dreyfus y los admirables esfuerzos de Jaurés y sus amigos le hubieran hecho un gran servicio agitativo al socialismo.”[14].
Jaurès no solo se negó a romper con el gobierno a tiempo, sino que dio un apoyo sin reservas al gabinete Waldeck-Rousseau y a la participación de un socialista en tal gobierno. Desde entonces se abre el capítulo más sombrío de la vida política de Jean Jaurès.
En junio de 1899, el socialista Alexandre Millerand entra, junto al general Gaston de Galliffet, el matarife de los communards de París, en el gobierno radical de Waldeck-Rousseau. Era una iniciativa personal de Millerand que pertenecía al movimiento de los socialistas independientes, y no tenía mandato alguno de un partido socialista. Hay que entender que estamos en pleno caso Dreyfus, cuando el oficial degradado sigue sufriendo el cautiverio en el presidio de Guayana. Jaurès se esfuerza en apoyar la participación socialista. Saluda la valentía de los socialistas franceses que envían a uno de los suyos “dentro de la fortaleza del gobierno burgués”. Este caso fue un estímulo para toda el ala derecha de la Internacional que esperaba con impaciencia que la experiencia se renovase en otros países, y en particular en Alemania. La Internacional aprobó con entusiasmo los argumentos de Jaurès para quien la evolución de la sociedad capitalista hacia el socialismo engendraría una etapa intermedia en el curso de la cual el poder político sería ejercido en común entre el proletariado y la burguesía. En Alemania Edouard Bernstein acababa de publicar su obra revisionista donde ponía en entredicho la teoría marxista de las crisis del capitalismo, proclamando: “La meta final, sea cual sea, no es nada, el movimiento lo es todo”.
Rosa Luxemburg entra de lleno y con pasión en la batalla, respondiendo a Bernstein en una serie de artículos que aparecerán en forma de folleto con el célebre título: Reforma o revolución. Atacará al mismo tiempo los argumentos de Jaurès. Para empezar, recuerda los principios básicos del socialismo científico: “En la sociedad burguesa, la socialdemocracia, por su misma esencia, está destinada a desempeñar un papel de oposición; no puede acceder al gobierno sino sobre las ruinas del Estado burgués”[15]. A continuación, señala en particular la diferencia fundamental entre la participación de los socialistas en el parlamento del Estado burgués o en los ayuntamientos, que había sido aceptada desde hacía bastante tiempo, y la participación en el Ejecutivo del Estado. Por una razón muy simple: en el primer caso se trata de hacer triunfar sus reivindicaciones pero siempre sobre la base de una crítica del gobierno que sin cesar persigue a los obreros e intenta hacer inofensivas las reformas sociales que se ve obligado a aplicar. Este principio motiva el rechazo sistemático de los socialistas a votar los presupuestos en el parlamento. En el segundo caso, cualquiera que sea el partido al que pertenezcan los miembros del gobierno, los socialistas se ven obligados a solidarizarse con la política emprendida además de considerarse como responsables de tal política.
El Congreso socialista internacional celebrado en París del 23 al 27 de septiembre de 1900 condenó el “socialismo gubernamental” de Millerand, lo que demostró que las condiciones para una ofensiva del oportunismo en el seno de la Internacional no estaban todavía reunidas. La resolución se titulaba: “La conquista de los poderes públicos y las alianzas con los partidos burgueses”. Esta resolución fue aprobada sobre la base de una moción presentada por Kautsky y la mayoría de los miembros de la comisión permanente. El problema era que el redactor de esta resolución se esforzó por darle un carácter general, teórico, sin abordar propiamente el caso Millerand. Se permitían así todas las interpretaciones, incluso las que estaban más fuera de lugar. Por eso a esta “Resolución Kautsky” se la llamó “Resolución caucho”. Jaurès, Vollmar, Bernstein, desde toda la derecha hasta los revisionistas más patentes, se precipitaron por la brecha. Y no les dio la menor vergüenza presentar los resultados del Congreso de París como favorables a Millerand.
Se apoyaron especialmente en la idea presentada en la resolución según la cual en ciertos casos excepcionales la participación de los socialistas en el gobierno burgués podría aparecer como necesaria. En efecto, en todos los programas socialistas figuraba la posición, válida en aquella época, de que en caso de guerra defensiva, no en caso de guerra imperialista, los socialistas podían participar en el gobierno[16]. O cuando una crisis política amenazaba con poner en peligro la República y las conquistas democráticas. Rosa Luxemburg respondió que en estos casos excepcionales no había duda de que había que solidarizarse, sin matices, con la política gubernamental. Pero lo esencial era definir si se estába en una situación excepcional de las evocadas más arriba. Jaurès respondió afirmativamente.
Desde los años 1885, Francia se encontraba sacudida por crisis constantes, la crisis del boulangismo (del ultranacionalista Georges Boulanger, NdT), el escándalo de Panamá, el caso Dreyfus. Se podía observar entonces la existencia de un estridente nacionalismo, arrebatos antisemitas, campañas de prensa groseras y odiosas, disparos en la calle. Parecía inminente el final de la República. Pero Rosa Luxemburg demostró brillantemente que la situación no era tal. Simplemente la reacción militarista y clerical y el radicalismo burgués se disputaban el control de la República en el contexto de una profunda crisis del Partido Radical en el poder. Había que participar en esas luchas políticas, pero ni mucho menos en el gobierno, ni halagando a la pequeña burguesía, clientela tradicional del Partido Radical.
Jaurès invocaba pasajes del Manifiesto Comunista que implicaban la alianza de los obreros con la burguesía. Ante todo se trataba de otro período histórico en el cual, como en Alemania por ejemplo, el poder de la burguesía no se encontraba asegurado frente a las fuerzas políticas del feudalismo. Y sobre todo, se olvidaba de citar pasajes esenciales sobre la preservación de la independencia de la clase obrera en todas las circunstancias. En particular éste: “Pero en ningún momento, este partido dejará de despertar en los obreros una conciencia clara y neta del antagonismo profundo que existe entre la burguesía y el proletariado para que, cuando llegue el momento, los obreros alemanes sepan convertir las condiciones políticas y sociales creadas por el régimen burgués, en otras armas contra la burguesía para que, tan pronto sean destruidas las clases reaccionarias de Alemania, la lucha pueda llevarse a cabo contra la burguesía misma”[17].
En fin, el último argumento de Jaurès consistía en señalar la importancia para los obreros de las reformas puestas en marcha por Millerand. Para él eran “semillas de socialismo, sembrados en el suelo capitalista y que aportarán frutos maravillosos”. Basta examinar de cerca la realidad de estas reformas para contradecir el desmesurado entusiasmo que se había apoderado de Jaurès. Por ejemplo, la intención inicial de acortar la jornada de trabajo acabó siendo finalmente una ampliación de la duración de la jornada de trabajo para los niños y simples esperanzas para el futuro del resto. O aún más, la intención de garantizar el derecho de huelga acabó encerrándolo en límites jurídicos estrechos. Ya hemos visto la hipocresía del gobierno en el caso Dreyfus. Hay que añadir la hipocresía de la lucha por la laicidad del Estado que se terminó con donaciones caritativas a la Iglesia católica, lo que era sobre todo una auténtica máquina de guerra contra la creciente influencia de los partidos socialistas sobre los obreros. No olvidemos que durante toda la experiencia Millerand las tropas siguieron disparando contra los huelguistas como en Chalons y en Martinica. La era de las reformas culminaba en la masacre de los obreros en huelga.
Rosa Luxemburg tenía razón cuando criticó el “ministerialismo”. Esto que había comenzado en Francia bajo la forma de una triste farsa terminó en tragedia en Alemania tras 1914 con un gobierno socialdemócrata asumiendo plena y conscientemente su papel contrarrevolucionario. Lo que por ahora nos interesa es afirmar que Jaurès sí que era capaz de aprender. Diez años después del inicio del caso Millerand, él arremetía contra el mismo Millerand y otros dos ministros socialistas, Briand y Viviani, a quienes reprochaba ser “unos traidores que se dejaban utilizar por el capitalismo”.
Ya hemos visto que Jaurès había conocido a Bernstein de cerca. No se le puede situar, sin embargo, en el campo del revisionismo, como tampoco hay en él la menor huella del doble juego de un Kautsky cuando sucumbió a las sirenas centristas hacia 1906. Ya hemos visto las relaciones íntimas que tuvo con los miembros del ala derecha de la Internacional Obrera. Su oportunismo era el que el movimiento obrero de la época tuvo que afrontar y que se caracterizaba a la vez por una impaciencia ante los resultados de la lucha (se prefiere sacrificar el objetivo final en beneficio de las reformas inmediatas en buena parte ilusorias) y una adaptación al entorno capitalista, contentándose con la dinámica progresista y el contexto pacífico que permitía aumentar, relativa e ilusoriamente, la seguridad de los obreros sacrificando los intereses del movimiento general. Pero su fuerte personalidad lo situaba por encima del resto de los oportunistas. Tras su adhesión al socialismo siguió dedicándose al servicio del derecho, de la libertad y la humanidad. Pero como lo notaba Trotski, “Lo que en los declamadores franceses ordinarios no es sino una frase hueca, [en Jaurès] había un idealismo sincero y activo”. Trotski lo presenta, justamente, como un ideólogo en el sentido positivo del término, alguien que se apodera de la idea como de un arma terrible en la lucha práctica cotidiana y la opone al doctrinario y al práctico-oportunista: “El doctrinario se detiene en la teoría que mata el espíritu. El práctico-oportunista asimila unos determinados procedimientos del oficio de la política; pero en cuanto ocurre un cambio inesperado, se encuentra en la misma situación que un mecánico que se vuelve inútil cuando se instala una máquina. El ideólogo de gran envergadura sólo es impotente en el momento en el que la historia lo desarma ideológicamente, pero aún entonces es capaz de rearmarse rápidamente, de apoderarse de la idea de la nueva época y continuar desempeñando un papel de primer nivel. Jaurès era un ideólogo. Extraía de la situación política la idea que brotaba y, al servicio de esta idea, no se detenía nunca a mitad de camino”[18].
Hemos advertido ya de las reticencias de Jaurès sobre el marxismo. Él veía en él un determinismo económico frío que no dejaba lugar para el individuo y para la libertad humana en general. Su mirada se dirigía hacia el pasado y las grandes horas de la Revolución burguesa: “Fue el honor de la Revolución francesa haber proclamado que todo individuo humano, la humanidad entera tiene la misma excelencia por nacimiento, la misma dignidad y los mismos derechos”[19], decía.
Por su formación y por la situación general de la Francia de entonces no consiguió ver que el materialismo de Marx –con frecuencia mal interpretado, como si fuese un determinismo económico absoluto– contenía una explicación coherente de la historia humana que, en lugar de ahogarlas, les daba al contrario su lugar auténtico –y su fundamento– a la acción de las clases, a la fuerza de la voluntad y al individuo que bajo el capitalismo es aplastado en nombre del colectivo anónimo y de la nación. La glorificación del individuo bajo el capitalismo es en realidad la máscara de su negación absoluta. En su implacable crítica de la sociedad burguesa, Marx puso en evidencia los fenómenos del fetichismo de la mercancía y de la reificación. Jaurès tampoco era capaz de reconocer la presencia en Marx de una auténtica ética del proletariado[20].
Sin embargo su entrega a la causa de la emancipación del proletariado le permitió no desviarse nunca de la perspectiva de una sociedad sin clases, sin propiedad, donde los medios de producción serían gestionados en común. Él leyó a Marx, admiraba su trabajo y compartía la teoría del valor expuesta en El Capital. Mientras que en Francia existía la tendencia a subestimar las controversias teóricas, Jaurès participó con Jules Guesde y Paul Lafargue en discusiones públicas sobre temas tratados con profundidad. El 12 de diciembre de 1894, Jaurès responde a la invitación del Grupo de Estudiantes Colectivistas que organizaban una controversia sobre “Idealismo y materialismo en la concepción de la historia”. En su exposición se nota cómo Jaurès encara sus propias contradicciones: “Yo no quiero decir que haya una parte de la historia gobernada por las necesidades económicas y otra dirigida por una idea pura, por un concepto, por la idea, por ejemplo, de humanidad, de justicia o de derecho; no quiero poner la concepción materialista de una lado de la pared y la concepción idealista del otro lado. Yo pretendo que deben penetrarse mutuamente, como se penetran en la vida orgánica del hombre, la mecánica cerebral y la espontaneidad consciente”[21]. Paul Lafargue le responde el 10 de enero de 1895. Así comienza éste: “Comprenderéis que dude al asumir la tarea de responder a Jaurès, el cual, gracias a su ardiente elocuencia, logra colmar de pasión las tesis más abstractas y metafísicas. Mientras él hablaba, yo me decía, me imagino que vosotros también, qué gran suerte que este hombre esté con nosotros”[22] . La experiencia se renueva en 1900 cuando Jaurès y Guesde se enfrentaron en el hipódromo de Lille en una polémica en la que se debatieron “Los dos métodos”, el método revolucionario y el reformista.
El momento decisivo de la evolución de Jaurès fue el Congreso de la Internacional en Ámsterdam, en 1904. Con toda la convicción de la que fue capaz, defendió las tesis sobre el ministerialismo y la defensa de la República en numerosos discursos. El enfrentamiento con Auguste Bebel fue feroz, pero lo hizo con tal brío que levantó los aplausos del Congreso. Jaurès era un adversario al que se respetaba, Rosa Luxemburg tradujo uno de sus discursos por la ausencia de traductores. El Congreso finalmente condenará sus posiciones de un modo más claro que en el Congreso anterior de París. Jaurès se somete a la disciplina porque está profundamente apegado al movimiento internacional del proletariado, porque sentía las trampas que comportaba la participación gubernamental, y también porque él quería evitar a toda costa un nuevo fracaso de la unificación de los socialistas en Francia. Una moción especial del Congreso fue votada de modo unánime llamando, con insistencia, a los socialistas franceses para que realizasen finalmente tal unidad. Uno de los considerandos de esta moción decía: “Tiene que haber un único Partido Socialista del mismo modo que hay un solo proletariado”[23].
El fracaso de la Comuna de París, aplastada de modo sangriento por la República democrática burguesa de Adolphe Thiers había acarreado un período de depresión del movimiento obrero en Francia. En el momento en que empezó a recuperarse durante el final de la década de los 70 del siglo XIX, se presentó como un acoplamiento incoherente de elementos disparatados. Desde los mutualistas prudhonianos a los utópicos de la vieja escuela de Benoît Malon, pasando por anarquistas, sindicalistas obtusos patrocinados por el Partido radical, blanquistas, colectivistas y por último antiguos communards adeptos del discurso insurreccional.
En estas circunstancias, la unificación del movimiento obrero adquirirá formas diferentes en comparación con otros países. Antes de reagruparse había, ante todo, que franquear una primera etapa marcada por un proceso de diferenciación y separación progresiva de elementos heterogéneos. En 1879 se formó el primer partido de obediencia marxista, el Partido Obrero Francés de Jules Guesde, y dos años más tarde los blanquistas se agrupan en torno a Édouard Vaillant en el Comité Revolucionario Central. Una clarificación real había aparecido basada en las tareas presentadas por los socialistas que señalaban la importancia de la acción política y del parlamentarismo obrero. A pesar de cierto acercamiento, aquellos que se llamaban “partidos de la vieja escuela” se miraban de reojo y eran incapaces, por su historia y los errores políticos acumulados, de militar por la unificación del movimiento. Sólo las fuerzas nuevas e independientes podían asumir ese papel.
Esto ofrecía todo un terreno propicio a la acción de personalidades como Jean Jaurès. La crisis del Partido Radical aportó savia nueva y nuevos militantes. Pero estaban marcados por su origen pequeño burgués y se presentaban como socialistas independientes, por encima de los partidos. Existía el riesgo de que el movimiento perdiese su fisonomía de clase, sólo los viejos partidos socialistas podían evitar esa trampa. Rosa Luxemburg describía del siguiente modo la situación: “Si los viejos partidos se revelan incapaces de traducir el objetivo final socialista en consignas prácticas aplicables a la política del momento, los “independientes” no pueden, en la coyuntura política presente, preservar la huella del objetivo final socialista. Los errores de los independientes prueban sin lugar a dudas que el movimiento de masas del proletariado necesita, para dirigirlo, una fuerza organizada y educada sobre la base de principios sólidos: por otra parte, la actitud de las antiguas organizaciones prueba que ninguna de ellas se siente capaz de llevar a cabo por sí sola dicha tarea”[24].
La evolución de la situación, con el ascenso del militarismo y de las tensiones imperialistas, con la crisis de los sucesivos gobiernos radicales, dio el último impulso. Después del fracaso de 1899, debido al desacuerdo sobre el ministerialismo, la unificación de los socialistas se realizó en el Congreso llamado de la Sala del Globo de París, en abril de 1905. “El Partido Socialista, Sección Francesa de la Internacional Obrera se constituye sobre la base de las Resoluciones del Congreso de Ámsterdam”. Se presenta como un partido de clase que tiene por objetivo “socializar los medios de producción e intercambio, es decir transformar la sociedad capitalista en sociedad colectivista o comunista”. “No es un partido de reforma sino un partido de lucha de clases y revolución”. Los diputados del partido deberán formar “un grupo único frente a las fracciones políticas burguesas” y “negar al gobierno todos los medios que aseguran la dominación de la burguesía” es decir no votar los créditos de guerra, de conquista colonial, los fondos secretos y el conjunto del presupuesto[25]. Jaurès domina con todo su vigor intelectual el nuevo partido. El 18 de abril de 1904 apareció el primer número de L'Humanité, el gran periódico socialista fundado por Jean Jaurès; que pronto sustituirá al órgano oficial (Le Socialiste) de un partido por fin unificado.
La revolución de 1905 en Rusia y Polonia va a cambiar la situación. La lumbrera que incendiaba los cielos allá lejos en el Este no sólo aportaba unas armas valiosísimas para la lucha revolucionaria: la huelga de masas y los consejos obreros; también hacían aparecer el hecho de que la sociedad burguesa estaba pasando al otro lado de su evolución histórica, el lado descendente, el de la decadencia del modo de producción capitalista. Una época entera estaba agonizando, una época marcada por la creación de la IIª Internacional en 1889, una época en la que “el centro de gravedad del movimiento obrero se situaba totalmente en el terreno nacional, en el marco de los Estados nacionales, basado en la industria nacional, en el ámbito del parlamentarismo nacional”[26]
La profunda ambigüedad de Jaurès se manifiesta una vez más en su obra, L'Armée nouvelle (El ejército nuevo). Aparecido en forma de libro en 1911, ese texto es inicialmente una introducción a un proyecto de ley rechazado por la Cámara de los Diputados. En lugar de tratar de comprender y analizar el auge del militarismo y el imperialismo que inquietaba y movilizaba a los socialistas más clarividentes, Jaurès proponía una “organización auténticamente popular de defensa nacional” fundada en la “nación armada”. Su idea distaba un poco de la reivindicación del “ejército de las milicias” defendida en el período precedente por los socialistas franceses y alemanes. Se apoyaba en la idea de una “guerra defensiva”, una idea que había perdido todo su sentido con la evolución de los acontecimientos. Bastaba con que un imperialismo hiciera, mediante una serie de provocaciones, que el enemigo se lanzara a la guerra para aparecer inmediatamente como la nación agredida.
Las dos crisis marroquíes (1905 y 1911), las dos guerras de los Balcanes (1912 y 1913), la constitución de dos bloques imperialistas: la Triple Alianza (Alemania, Austria-Hungría, Italia) y la Triple Entente (Inglaterra, Francia, Rusia), todo esto significaba que la era de las guerras nacionales se había acabado y que una guerra de nuevo tipo se perfilaba en el horizonte: la guerra imperialista por el reparto del mercado mundial. Sometido a la influencia total de sus posiciones republicanas, Jaurès no ve el carácter central de las posiciones internacionalistas del proletariado y el peligro que representa toda concesión al interés nacional, tratando de conciliar ambas cosas: “Es en la Internacional donde la independencia de las naciones alcanza su mayor garantía; es en las naciones independientes donde la Internacional tiene sus órganos más poderosos y nobles. Se podría casi llegar a decir: un poco de internacionalismo aleja de la patria; demasiado internacionalismo hace volver a ella”[27].
Jaurès tenía perfecta conciencia del peligro mortal que acechaba al proletariado mundial, pero andaba por los pasillos de la Cámara de los Diputados, interpelando a tal o cual ministro con la ilusión de poder bloquear el engranaje fatal, pidiendo al gobierno que condenase los apetitos imperialistas de Rusia. Multiplica los llamamientos al arbitraje internacional entre las naciones y apoya el Tribunal Internacional de La Haya creado por la Rusia zarista y blanco de las burlas del mundo entero. En el fondo, Jaurès comparte la posición de Kautsky según la cual los trusts y los cárteles estarían interesados en que se mantuviera la paz. Esta posición llamada del “superimperialismo” que, supuestamente, alejaría el peligro de guerra mundial, desarmaba totalmente al proletariado y significaba el alineamiento del centrismo con el oportunismo. Los viejos amigos Kautsky y Bernstein se habían reconciliado finalmente.
Pero también es muy difícil meter a la fuerza a Jaurès en ese esquema. Como Engels, poco antes, él comprendía que la guerra mundial significaría una profunda derrota para el proletariado, una derrota que podría poner en peligro el futuro. Recordemos aquí su expresión condenatoria del capitalismo: “Vuestra sociedad violenta y caótica (…) lleva en sí la guerra como una nube en apariencia tranquila lleva en sí la tormenta” [28]. En 1913, se le oye atronar la Cámara de los Diputados en contra del retorno al servicio militar de tres años, poniendo todas sus fuerzas para que se organicen manifestaciones en común entre sindicalistas revolucionarios de la CGT y el Partido Socialista. Y se organizarán manifestaciones en numerosas ciudades. En París acudieron masas enormes hacia Butte-Rouge, en el Pré-Saint-Gervais. Su condena de la guerra no era simplemente una condena moral y fue por eso por lo que acabó poniendo todas sus esperanzas en el proletariado mundial y en la Internacional. Y volverá a echar mano de toda su fuerza oratoria en un discurso en Lyon-Vaise el 25 de julio de 1914: “Sólo existe una posibilidad para mantener la paz y salvar la civilización ahora que nos amenaza el crimen y la barbarie, y es que el proletariado reúna todas sus fuerzas, a todos sus hermanos, y que todos los proletarios franceses, ingleses, alemanes, italianos, rusos… a todos estos miles y miles de hombres a los que nosotros pedimos que se unan para que el latido unánime de sus corazones impida la horrible pesadilla”[29].
Esto le valió el odio de toda la burguesía. Una auténtica campaña de calumnias con amenazas de muerte fue lanzada contra él. Se exigía para él el pelotón de ejecución. Las vociferaciones más excitadas venían de las tendencias políticas más reaccionarias y ultra-nacionalistas, medios de la pequeña burguesía y el lumpen-proletariado que siempre desempeñan un papel de primera importancia en los movimientos de masas irracionales. Pero era el gobierno democrático quien los fomentaba y jaleaba. Era como en un pogromo contra los judíos, había que encontrar un chivo expiatorio que pudiese desempeñar el papel de culpable, a quien atribuirle la causa de todos los males, de todas las angustias. Jaurès fue una especie de símbolo, de bandera de la que había que desembarazarse a toda costa. Lo que ocurriría más tarde, a partir de noviembre de 1918, cuando se exigía la muerte para Rosa Luxemburg y Karl Liebknecht que acabarían consiguiéndola en enero de 1919, así ocurrió con Jaurès y se consiguió el 31 de julio de 1914. Raoul Villain, el asesino de Jaurès, reconocido por los suyos como un “patriota”, ¡fue evidentemente absuelto el 29 de marzo de 1919!
El 29 de julio, Jean Jaurès participó en la reunión extraordinaria del Buró Socialista Internacional en Bruselas. Tras la reunión se organizó un gran mitin en presencia de las figuras del socialismo internacional. Jaurès tomó la palabra y habló todavía de paz y arbitraje entre naciones. Fulminó contra el gobierno francés incapaz de hacer entrar en razón a Rusia. Amenazó con su puño a los dirigentes alemanes, franceses, rusos, italianos que más tarde acabarían siendo barridos por la revolución que la guerra provocará como había ocurrido en 1871 y en 1905. Y dirigiéndose a Rosa Luxemburg, sentada a su lado en la tribuna, dijo: “Permitidme saludar a la intrépida mujer cuyo pensamiento inflama el corazón del proletariado alemán” [30]. Toda la sala se levanta al escuchar el discurso de Jaurès y comienza una ovación que parece no acabar. Pero los discursos sobre la paz revelan toda su impotencia. Lo que faltaba era el llamamiento a romper con la burguesía y con los oportunistas que la sostienen. Tal era el sentido de la consigna de Karl Liebknecht: “El enemigo principal está en nuestro país, es nuestra propia burguesía”. Era también ése el sentido de los llamamientos a la escisión respecto a los oportunistas lanzados por Lenin y los bolcheviques. No era la paz lo que había que oponer a la guerra sino la revolución como estipulaba la célebre enmienda de Rosa Luxemburg, Lenin y Martov en el Congreso de Stuttgart en 1907: “En el caso en que la guerra estalle (la clase obrera y sus representantes en los Parlamentos) tienen el deber de interponerse para que cese inmediatamente y utilizar todas sus fuerzas para que la crisis económica y política creada por la guerra para agitar las capas populares más profundas y precipitar la caída de la dominación capitalista”.
No se trata de andar especulando sobre lo que Jaurès habría hecho ante la guerra en caso de sobrevivir. Lo que sí es más que probable, sin embargo, es que la burguesía francesa o sus servicios no quisieron correr el menor riesgo; la burguesía conocía, sí, las debilidades de Jaurès, pero también conocía su fuerza: su rectitud moral, su odio a la guerra y su gran popularidad entre los obreros. Rosmer cuenta que Jaurès empezó a desconfiar de las declaraciones pacíficas y mentirosas de Poincaré y que horas antes de su muerte, el rumor circulaba sobre el hecho de que Jaurès iba a redactar para L´Humanité un nuevo “J’accuse!” denunciando al gobierno y sus amenazas bélicas, llamando a los obreros a resistir ante la guerra. Antes de poder escribir el temido artículo, Jaurès fue asesinado por Raoul Villain en circunstancias que nunca han sido verdaderamente aclaradas; el asesino tras pasar la guerra en prisión, sería absuelto en un juicio ¡con cuyos gastos tuvo que correr la viuda de Jaurès![31] .
Una vez muerto Jaurès, los que resistieron ante la oleada chovinista de 1914 fueron inicialmente una minoría. La mayor parte de los dirigentes franceses, desde los sindicalistas revolucionarios a los socialistas, bebieron hasta las heces la copa amarga de la traición. Todos habían proclamado que el proletariado internacional pararía el brazo asesino del imperialismo, pero repetían solapadamente: “¡A condición de que los socialistas alemanes hagan lo mismo! Si renunciamos desde el principio a la defensa de la patria estimularemos de modo decisivo a los chovinistas de los países enemigos”. Con tal tipo de razonamientos, la Internacional Obrera no tenía ningún sentido, ni las resoluciones contra la guerra en el Congreso de Stuttgart (1907), de Copenhague (1910) y de Basilea (1912). Es verdad que la Internacional se encontraba minada desde el interior y que acabaría derrumbándose como un castillo de naipes cuando se pronunció la orden de movilización. La IIIª Internacional iba pronto a alzarse sobre las ruinas de la IIª.
Jean Jaurès no pertenece a nuestra tradición, la de Marx y Engels, la de la Izquierda de la IIª y, después, de la IIIª Internacional, la tradición de la Izquierda Comunista. Pero Jaurès pertenece con todas sus fibras al movimiento obrero, es decir la única fuerza social que lleva consigo, aún hoy, la perspectiva de la emancipación humana. Por eso hemos querido nosotros homenajearle, concluyendo con las palabras de Trotski: “Los grandes hombres saben desaparecer a tiempo. Sintiendo la presencia de la muerte, Tolstoi cogió un bastón, huyó de la sociedad que renegaba y se fue a morir como un peregrino a una aldea oscura. Lafargue, un epicúreo forrado de estoico, vivió en una atmósfera de paz y de meditación, hasta que a los setenta años decidió que ya era suficiente y bebió el veneno. Jaurès, atleta de la idea, cayó en la arena combatiendo el más terrible azote de la humanidad y del género humano, la guerra. Quedará en la memoria de la posteridad como el precursor, el prototipo del hombre superior que tiene que nacer de los sufrimientos y las caídas, de las esperanzas y de la lucha”[32].
Avrom E, 18 de agosto de 2014
[1] León Trotski, Mi vida, https://www.marxists.org/espanol/trotsky/1930s/mivida/ [967]
[2] Rosa Luxemburg, J’étais, je suis, je serai! Correspondance 1914-1919, Paris, edición Maspero, 1977, Carta a Sonia Liebknecht del 14 de enero de 1918, p. 325.
[3] Cf. Rosa Luxemburg, Le Socialisme en France, Marsella/Toulouse, ed. Agone/Smolny, 2013, p. 163.
[4] Karl Marx, Friedrich Engels, El Manifiesto del Partido Comunista, https://www.marxists.org/espanol/m-e/1840s/48-manif.htm [110].
[5] Considérants du Parti ouvrier français (1880), en Karl Marx, Œuvres I, París, ed. Gallimard, Bibliothèque de la Pléiade, 1963, p. 1538.
[6] León Trotski, "Jean Jaurès", en Le Mouvement communiste en France, París, ed. de Minuit, 1967, p. 25 (Edición en castellano en León Trotski: Perfiles de Revolucionarios. México, Ediciones El Caballito, Colección Cuadernos de Coyoacán, 1978).
[7] León Trotski, Mi vida, https://www.marxists.org/espanol/trotsky/1930s/mivida/ [967]
[8] Jean Jaurès, Le socialisme de la Révolution française (1890), en Jean Jaurès, Karl Kautsky, Socialisme et Révolution française, París, ed. Demopolis, 2010, p. 189.
[9] Karl Kautsky, Jaurès et la politique française vis-à-vis de l’Église (1903), en Jean Jaurès, Karl Kautsky, Socialisme et Révolution française, Ob. Cit., p. 228.
[10] Cf. Los “Prefacios” al Manifiesto comunista y el “Prefacio” al libro de Marx, Las luchas de clases en Francia, 1848-1850 donde Engels explica por qué "la historia nos ha quitado la razón a los que pensábamos y pensaban de forma análoga". La explicación más clara, de cómo las tareas históricas de una clase no pueden ser asumidas por otra clase, la proporciona Marx en Révélations sur le procès des communistes à Cologne (Basilea, 1853) en Karl Marx, Œuvres VI, París, ed. Gallimard, Bibliothèque de la Pléiade, 1994, p. 635.
[11] Ver nuestra serie “El comunismo no es un bello ideal sino una necesidad material”, las partes XII a la XV en la Revista Internacional nos 84, 85, 86, 88.
[12] El Partido Radical, o Partido Republicano o Partido Radical-socialista, nacido en 1901 tuvo un papel central en el gobierno durante la IIIª República en particular jugando hábilmente con la alianza con los socialistas (Émile Combes). Supo igualmente manejar la provocación y una represión muy dura contra la clase obrera bajo el mando de Georges Clemenceau.
[13] La crisis socialista en Francia, https://www.marxists.org/espanol/luxem/02LacrisissocialistaenFrancia_0.pdf [968]
[14] Idem, p. 106.
[15] “Une question tactique”, artículo de 1899 en Rosa Luxemburg, Le Socialisme en France, p. 64.
[16] Sobre esta cuestión ver nuestro folleto: Nación o clase, edición aumentada en 2005, https://es.internationalism.org/booktree/968 [969].
[17] Karl Marx, Friedrich Engels, Manifiesto Comunista, https://www.marxists.org/espanol/m-e/1840s/48-manif.htm [110]
[18] Las dos últimas citas se extraen de “Jean Jaurès”, artículo de 1915, en Léon Trotsky, Le Mouvement communiste en France (1919-1939), p. 32.
[19] Citado en la revista L’Histoire n° 397, marzo de 2014, p. 48.
[20] “La crítica de la religión culmina en la doctrina de que el hombre sea lo más alto para el hombre; en consecuencia, en el imperativo categórico de subvenir a todas las relaciones en las cuales el hombre es un ser envilecido, humillado, abandonado, despreciado; relaciones que no se pueden delinear mejor que con la exclamación de un francés a propósito de un proyecto de impuestos sobre los perros: "¡Pobres perros! ¡Os quieren tratar como hombres!" (…)”. Por una crítica de la filosofía del derecho de Hegel. Introducción, en Escritos de Juventud, Fondo de Cultura Económica, México, 1982. Ver https://www.marxists.org/espanol/m-e/1844/intro-hegel.htm [970].
[21] Citado por la revista L’Histoire n° 397, marzo de 2014, p. 50
[22] En Paul Lafargue, “Paresse et révolution”. Écrits, 1880-1911, Paris, ed. Tallandier, Col. Texto, 2009, p. 212
[23] Alfred Rosmer, Le Mouvement ouvrier pendant la première guerre mondiale, Paris, ed. d’Avron, 1993, tomo I, p. 41
[24] “L'unification française”, artículo de 1899 en Rosa Luxemburg, Le Socialisme en France (1898-1912), p. 81.
[25] Todas estas citas del Congreso de Unificación están sacadas de Pierre Bezbakh, Histoire du socialisme français, Paris, Larousse, 2005, p. 138.
[26] La Internacional Comunista, Tesis, manifiestos y resoluciones de los cuatro primeros congresos (1919-1922), Fundación Federico Engels, Madrid, 2009.
[27] Jean Jaurès, “L'Armée nouvelle”, citado en Jean Jaurès, un prophète socialiste, Le Monde hors-série, marzo-abril 2014, p. 51.
[28] Discurso de 1895 en la Cámara, citado por la revista L’Histoire n° 397, marzo de 2014, p. 57.
[29] Citado en Alfred Rosmer, Le Mouvement ouvrier pendant la première guerre mondiale, p. 487.
[30] Citado en Paul Frölich, Rosa Luxemburgo, vida y obra, Editorial Fundamentos, 1976, Caracas.
[31] Cf. nuestro artículo « 1914: inicios de la sangría”, /cci-online/201405/4027/inicios-de-la-sangria [971]. Existe, sin embargo, otra versión de los hechos dada por Pierre Dupuy, diputado y gerente del Petit Parisien fundado por su padre Jean Dupuy que había pertenecido al gobierno de Waldeck-Rousseau. Según Dupuy, Jaurès le habría hecho la siguiente confidencia unas horas antes de su asesinato: "Decía que tenía una información muy segura que acababa de saber, justo hacía unos instantes, que los socialistas alemanes de la Internacional obrera habían decidido obedecer sin ninguna reserva a la movilización general y que, en estas condiciones, él iba a redactar al día siguiente por la mañana, en su periódico L’Humanité, un artículo titulado: “¡Adelante!”. Estimaba en efecto que en presencia del fracaso ahora definitivo de todos sus esfuerzos y de los de su partido para el mantenimiento de la paz, había que evitar dar al enemigo de mañana la impresión de una Francia desunida y despavorida” (el testimonio está recogido en Le Monde del 12 de febrero de 1958). Nos podemos preguntar sin embargo qué confianza puede otorgarse al testimonio de un aliado político de Poincaré, que evidentemente tenía todo el interés del mundo en hacer de Jaurès un patriota póstumo. Para los detalles del proceso de Raoul Villain. Véase Il a tué Jaurès de Dominique Paganelli, en las ediciones La Table Ronde 2014.
[32] León Trotski, Jean Jaurès, en Le Mouvement communiste en France (1919-1939), p. 35.
El “colectivo” de ediciones Smolny acaba de jugar una mala pasada a la memoria de Rosa Luxemburgo y por lo tanto al conjunto de la clase obrera. Mediante la publicación en octubre del tomo IV de las Obras Completas de Rosa Luxemburgo ([1]), esta asociación, en efecto, ha aportado su pequeña contribución a la campaña internacional e histórica haciendo de Rosa Luxemburgo una inofensiva demócrata, una pacifista y una feroz anti-bolchevique.
Los textos de Rosa Luxemburgo reunidos en este tomo IV son evidentemente entusiasmantes; el contraste es aún más notable con la introducción sin vida ni aliento realizado bajo la responsabilidad de Smolny.
Formalmente, el internacionalismo de Rosa Luxemburgo, sus muy altos valores morales, parecen estar presentes. Y sin embargo, el conjunto se coloca muy lejos de la obra de Rosa Luxemburgo, de su inquebrantable fidelidad a los principios y al combate revolucionario por el derrocamiento del capitalismo. Esta introducción es, de alguna manera, la antítesis del prefacio de este mismo Folleto de Junius, realizado hace casi un siglo por la amiga y camarada de Rosa Luxemburgo, Clara Zetkin: “En las brumas sangrientas del caos de la Guerra Mundial, su inteligencia histórica clarividente mostraba a los vacilantes las líneas imborrables de la evolución hacia el socialismo; su energía impetuosa y jamás desfalleciente aguijoneaba a los que estaban cansados y abatidos, su audacia intrépida y su dedicación hacían rugir a los timoratos y a los asustados” ([2]). Esta diferencia no está ligada a la calidad de la pluma, más o menos acerada, de los redactores; es sobre todo política. Este prefacio de Smolny es tibio, liso como una parte ecuménica, porque no se quiere ofender a nadie. Aquellos que ven en Rosa Luxemburgo una ferviente combatiente a los costados de Lenin no serán sorprendidos, ni aquellos que ven en estas dos figuras históricas del movimiento obrero dos enemigos irreconciliables. Aquellos que reconocen en Rosa Luxemburgo una militante revolucionaria no serán en nada, contradichos en eso, como tampoco los que imaginan a Rosa como una amable adepta de la democracia "en general". En resumen, la carpa y el conejo se encuentran perfectamente casados, sin siquiera darse cuenta.
Este aspecto liso, al gusto de todos, sin aristas para mezclar el agua y el aceite, no es el fruto del azar sino de una voluntad consciente. Para realizar esta introducción, Eric Sevault (ES), miembro fundador del “colectivo” Smolny, ha colaborado con Julien Chuzeville (JC), miembro de “Crítica Social”, un pequeño cenáculo ferozmente “anti-leninista” y “anti-bolchevique”. Es claro, el “colectivo” Smolny se ha apoyado para hacer el prólogo de este tomo IV, en un socialdemócrata de izquierda. Este “historiador” es en realidad parte de un movimiento que se pretende “luxemburguista” para desnaturalizar mejor la actividad militante revolucionaria de Rosa Luxemburgo.
Eric Sevault (ES), pretende, él mismo, defender al conjunto de corrientes de izquierda, desde Rosa Luxemburgo a Lenin, pasando por Trotsky, Pannekoek o Marc Chirik. JC y ES habiendo co-firmado esta introducción, por tanto, no podían dar origen más que a un texto "consensual", insípido, con la consistencia de malvavisco. Un texto que "olvida", extrañamente, hablar de la revolución alemana de 1918-1919 y de la actividad militante de Rosa Luxemburgo al seno de tal acontecimiento. Que "olvida", extrañamente, decir que Rosa Luxemburgo, a causa de su compromiso revolucionario, fue asesinada por órdenes de sus antiguos "camaradas" del SPD entonces en el gobierno (Ebert, Scheidemann y el "perro sangriento" Noske), justo después de que ella había participado en la fundación del Partido Comunista de Alemania (KPD) del cual ella había escrito su programa ("¿Qué quiere la Liga Espartaquista?"). Hablamos de un texto lleno de fórmulas ampulosas y ambiguas que adornan la ideología democrática y pacifista en detrimento de la visión y el aliento revolucionarios que emergen del libro de Rosa Luxemburgo, La crisis de la socialdemocracia.
Después de haber afirmado que “El socialismo internacional era, en aquellos años, el “partido de la paz” por excelencia. La Segunda Internacional era además considerada por el Premio Nobel de la Paz de 1913 y ésta habría sido un muy buen candidato para el año 1914”, la introducción de ES y JC lamenta, en conclusión, “la ausencia, incluso hoy en día, de una organización portadora de la paz (...): la Internacional por la que rogaba Rosa Luxemburgo y que queda por construir” (énfasis nuestro). Se trata así de un pequeño giro de prestidigitación buscando la falsificación vergonzosa del combate de Rosa Luxemburgo: ¡un combate de clase por la revolución, para derrocar al sistema capitalista por la dictadura mundial del proletariado y no por la "paz" (y la "democracia")!
Esta voluntad de suavizar las aristas, de evadir los temas que molestan (que "dividen"), es una verdadera catástrofe, porque en el compromiso (y la táctica del "frente unido" sin clarificación de las divergencias), es siempre la burguesía y su ideología quienes triunfan. Al colaborar con un historiador de "Crítica Social", el "colectivo" Smolny se convirtió nada más, ni nada menos que en el portavoz de una corriente socialdemócrata de izquierda y por lo tanto burguesa (incluso si los miembros de esta corriente no necesariamente tienen consciencia de ello).
Así JC, en un artículo sobre René Lefeuvre, publicado en el sitio web de “Crítica Social” (volveremos sobre ello), escribe: “René Lefeuvre ha sido durante sesenta años, un fiel militante de la corriente socialista revolucionaria, inspirándose en particular por la marxista Rosa Luxemburgo, uniéndose a la defensa de la democracia como base indispensable del movimiento obrero” (énfasis nuestro). He aquí lo que ama sobre todas las cosas JC sobre René Lefeuvre: su defensa del sistema político más sofisticado, hipócrita y pernicioso de la dictadura del capital: la democracia burguesa. René Lefeuvre, tan apreciado por JC, y ahora tan apreciado por Smolny, ha pasado su vida apoyándose de una forma totalmente fraudulenta en los escritos de Rosa Luxemburgo para calumniar a los bolcheviques y la Revolución Rusa, para rechazar la dictadura del proletariado (en la que los soviets han sido "la forma por fin descubierta", según la expresión de Lenin) y la necesaria insurrección, y para apoyar in fine la democracia… burguesa. Bajo su pluma, ya no es la socialdemocracia la que asesinó a Rosa Luxemburgo el 15 de enero de 1919, sino los “precursores nazis”: “los precursores de los nazis la asesinaron en enero de 1919”. Estos “precursores de los nazis” no fueron otros que los Cuerpos francos bajo las órdenes del ministro Noske, ¡ese perro sanguinario, socialista y demócrata!
Pero las relaciones de Smolny con René Lefeuvre no son sólo las que pasan a través de JC, también son más directas puesto que Smolny afirma desear inscribirse en la “línea” ([3]) de los Cahier Sapartacus (Cuadernos Espartaco) (¡editorial fundada por René Lefeuvre...!). Y puesto que Smolny quiere publicar los escritos de Marc Chirik ([4]), dejaremos a Marc responderle: “Lo qué hace la unidad, el cemento del equipo de “Spartacus”, es el anti-bolchevismo visceral que él confunde voluntariamente y maliciosamente con el estalinismo. (...) En nombre del anti-bolchevismo, los socialistas de izquierda han sido siempre la cola miserable de la socialdemocracia, de los Scheidemann-Noske, de los Turati y de los Blum” ([5]).
Para lanzar su tomo IV, Smolny ha demandado a sus colaboradores de “Crítica social” organizar una reunión pública en París el pasado 15 de octubre bajo el título “Rosa Luxemburgo contra la guerra.” ¿Por qué detenerse, en efecto, en el buen camino? ¡Deja de dormir con los reformistas, sigue y ve hasta el fondo!
¿Quién es “Crítica Social”? El nombre de esta pequeña camarilla ferviente defensora de la “democracia” en general (y del poder del “pueblo”), hace referencia a la revista La Critique sociale fundada en 1931 por Boris Souvarine, miembro del Círculo comunista democrático ([6]). La página web de “Crítica Social” contiene así varios artículos de Boris Souvarine, no para saludar a su primer periodo en el que se oponía a la degeneración de la Revolución rusa en tanto que miembro de las corrientes de izquierda, sino cuando pasa con armas y equipo al campo de la burguesía, al “otro lado de la barrera”, para retomar las palabras de Trotsky.
Este cenáculo Socialdemócrata de izquierda, también es digno de la “línea” del antibolchevismo de René Lefeuvre y de su arte de la falsificación de los escritos de Rosa Luxemburgo. Así, en un artículo titulado “El leninismo y la Revolución rusa”, publicado en el sitio web de “Crítica Social”, se puede leer: “El mito repetido religiosamente es claro: en octubre de 1917, los bolcheviques habrían hecho una "revolución”. Aún mejor, ¡esta "revolución" de octubre habría sido una “revolución socialista”, o incluso “revolución marxista”! (...) Lo que ha tenido lugar en octubre de 1917 en Rusia, es una toma del poder por un partido, el partido bolchevique. (...) Ninguna relación, por lo tanto, con una revolución popular. Entonces, ¿de dónde viene esta confusión? En primer lugar Rusia estaba en revolución desde febrero de 1917, esta revolución había derrocado al zarismo, pero sin llegar a un nuevo régimen, aunque la aspiración popular era claramente por una verdadera democracia. Después de octubre, el poder es ejercido por un “Consejo de Comisaros” dirigido por Lenin (quien nunca fue miembro de un soviet) ( [973][7]) y en la práctica, incluso por la pequeña dirección bolchevique (...) Rosa Luxemburgo constata en septiembre de 1918 que el poder bolchevique hizo “prueba del desprecio más glacial hacia la Asamblea Constituyente, el sufragio universal, la libertad de prensa y de reunión, en fin, hacia todo el aparato de las libertades democráticas fundamentales de las masas populares”. Esta política de los bolcheviques constituye lo contrario de lo que es indispensable según el marxismo, eso que recuerda Luxemburgo cuando ella llama a “la vida política activa, libre, enérgica de las grandes masas populares”, a “la más amplia e ilimitada democracia” a “una vida intensamente activa de las masas en una libertad política ilimitada”. (...) Según Luxemburgo el poder leninista es “un gobierno de camarilla –una dictadura, es cierto, no la del proletariado, sino la de un puñado de políticos, es decir, una dictadura en el sentido burgués, en el sentido de la dominación jacobina” (...) en febrero se podría haber desembocado a un resultado diferente, más acorde con las aspiraciones de las masas”.
En resumen, “Crítica Social” detesta a Lenin, al Partido Bolchevique, a la Revolución de Octubre, a la dictadura del proletariado y fundamentalmente al concepto mismo de Partido. Apoya la Revolución de febrero 1917, que sería de acuerdo con “Crítica Social”, realmente democrática. En otras palabras, “¡Viva el gobierno democrático burgués de Kerensky!”. ¡Los socialdemócratas de “Crítica social” pretenden permanecer allí, al lado de Rosa Luxemburgo, haciendo de la reivindicación de la democracia el alfa y omega de la “emancipación de los trabajadores”! “Crítica social” cita larga y tendidamente, y especialmente a través de múltiples pequeños fragmentos, frases Rosa Luxemburgo tomadas fuera de su contexto para hacerle decir lo que ella nunca pensó. Se trata de una verdadera empresa de falsificación. Si Rosa realiza críticas a los bolcheviques (algunas de las cuales son compartidas por la CCI( [974][8])), ella se dirige, sin ninguna duda posible, a los camaradas a los que ella tiene el más grande respeto, y también admiración. Dejemos a Rosa Luxemburgo responder a “Crítica social”: “La democracia socialista (...) no es otra cosa que la dictadura del proletariado. ¡Perfectamente: dictadura! (...) Pero esta dictadura debe ser la obra de la clase y no de una pequeña minoría dirigente en nombre de la clase (...). Es ciertamente así como procederían los bolcheviques, si no sufrieran la terrible presión de la guerra mundial, de la ocupación alemana, de todas las enormes dificultades que se le asocian, que necesariamente deberían distorsionar toda política socialista animada por las mejores intenciones e inspirándose en los más bellos principios. (...) Sería exigir de Lenin y sus amigos una cosa sobrehumana pedirles una vez más, en tales condiciones, crear, por una especie de magia, la más bella de las democracias, la dictadura del proletariado más ejemplar y una economía socialista floreciente. Por su actitud resueltamente revolucionaria, su energía sin precedentes y su lealtad inquebrantable al socialismo internacional, ellos han hecho verdaderamente todo lo que era posible hacer en las condicione tan terriblemente difíciles”. Sí, existen en su texto La Revolución Rusa, críticas profundas a la política llevada a cabo por los bolcheviques, pero se trata de polémicas realizadas dentro del mismo campo revolucionario.
A los falsificadores socialdemócratas de “Crítica social” y otros “anti-bolcheviques”, les devolvemos, por tanto, estas palabras de la misma Rosa Luxemburgo: “Los bolcheviques ciertamente han cometido más de un error en su política y sin duda cometerán otros todavía –¡que se nos cite una revolución donde no se haya cometido ninguna falta!. La idea de una política revolucionario sin fallas, y sobre todo en esta situación sin precedentes, es tan absurda que es apenas digna de un maestro de escuela alemán” ( [975][9]).
En realidad, nuestros “maestros de escuela” que hacen la “crítica social” no entienden absolutamente nada de la visión proletaria y del combate internacionalista de Rosa Luxemburgo que ellos disfrutan tanto elogiar para distorsionar mejor la verdadera historia del movimiento obrero. Rosa Luxemburgo concibió a los bolcheviques y al proletariado de Rusia, a los Espartaquistas y al proletariado de Alemania, como eslabones de la cadena de la revolución mundial: “la situación fatal en la que los bolcheviques se encuentran hoy, así como y la mayor parte de sus faltas son ellas mismas la consecuencia del carácter fundamentalmente insoluble del problema al que les enfrentó el proletariado internacional y, especialmente, el proletariado alemán. Establecer una dictadura proletaria y lograr una transformación socialista en un solo país, rodeado por la hegemonía esclerotizada de la reacción imperialista y asaltado por una guerra mundial, la más sangrienta de la historia de la humanidad, es la cuadratura del círculo. (...) No hay más que una solución al drama que se ha desarrollado en Rusia : la insurrección cayendo sobre las espaldas del imperialismo alemán, el levantamiento de las masas alemanas que dé la señal de un final revolucionario internacional del genocidio. El rescate del honor de la revolución rusa coincide, en esta hora fatal, con el saludo del honor del proletariado alemán y del socialismo internacional” ( [976][10]).
Dejar a un grupo socialdemócrata, el lanzamiento de un libro de Rosa Luxemburgo, como lo hizo el “colectivo” Smolny, es participar en el trabajo de debilitamiento ideológico del Estado democrático burgués. Por lo tanto, durante la reunión pública del 15 de octubre en París, la CCI estuvo presente e intervino para denunciar la oposición fraudulenta entre Rosa Luxemburgo y Lenin, entre los espartaquistas y los bolcheviques, entre los marxistas “demócratas” y los marxistas “dictatoriales”. Nosotros denunciamos este método de falsificación de la historia como participando, fundamentalmente, a la misma campaña nauseabunda del Libro Negro del Comunismo. A este método, opusimos el de la CCI: tratar de extraer las lecciones de lo mejor del movimiento obrero, sin dogmatismo; comprender las fortalezas y debilidades de las diversas corrientes que constituyeron el movimiento revolucionario resituándolos en el contexto histórico de su época.
Eric Sevault, como representante del “colectivo” Smolny, quien estuvo presente en la mesa del Presídium de esta reunión, no hizo más que contorsiones durante todo el debate. Demostrando también su gran talento camaleónico, el siempre ha hecho, en el debate público, la gran negación de las diferencias, declarándose en acuerdo con la CCI, y también en acuerdo con “Crítica Social” que no está de acuerdo con los “leninistas” de la CCI. ¡Entiéndanlo quien pueda! Pero después de la reunión, él vino con nosotros para criticar, tras bambalinas, nuestro “sabotaje” de la reunión de presentación del libro y nuestro “falso proceso” a sus colaboradores de “Critica social”. Entendemos perfectamente su malestar.
Nuestro objetivo en este debate, es la clarificación política, la defensa del movimiento obrero y los combates de la izquierda marxista, revolucionaria, internacional e internacionalista (a la cual pertenecen Rosa Luxemburgo y Lenin), la denuncia de mistificaciones ideológicas burguesas, que son el terreno más fértil para las campañas de denigración de la Revolución rusa de octubre 1917 (con, el telón de fondo, por supuesto, de un refrito de la propaganda democrática burguesa en 1917, ¡que presentaba a los bolcheviques con un cuchillo entre los dientes!).
El objetivo de Eric Sevault es hacer que su casa editorial Smolny, sea reconocida lo más ampliamente posible por su trabajo de editor. Tenemos así, por un lado, el método y los principios intransigentes y desinteresados de la Izquierda Comunista; y por el otro, los compromisos de toda suerte, de alianzas de interés y el doble juego, propios de la actitud del pequeño tendero que se desliza en el espacio mercantil de la “publicación integral inédita” de las obras de Rosa Luxemburgo (como sobre otros textos de la Izquierda comunista) ¡para garantizar la publicidad y la prosperidad de sus fondos y su negocio!
CCI, 7 de noviembre de 2014
[1] Este tomo IV se compone esencialmente del Folleto de Junius, texto ya publicado muchas veces en francés y disponible gratuitamente en la página web www.marxists.org [977].
[2] Rosa Luxemburgo, La crisis de la socialdemocracia, edición, La Taupe, 1970, página 37.
[3] En Quiénes somos? (www.collectif-smolny.org/article.php3?id_article=37 [978]).
[4] Marc Chirik, ex militante de la Izquierda comunista, fue el principal miembro fundador de la CCI (véase Revista Internacional números 61 y 62).
[5] "Segunda Conferencia Internacional de los grupos de la Izquierda comunista" (Revista Internacional nº 16, 1er Trimestre 1979) disponible en nuestro sitio web en: http: //fr.internationalism.org/book/export/html/1380 [979].
[6] Un artículo de "Crítica Social" promueve, así, la mistificación de la ideología del "antifascismo" y la colaboración de clases del CCD, "Bajo el nombre de Federación comunista democrática, el Círculo participa en el "Frente común para la defensa de las libertades públicas" creado por iniciativa de Marceau Pivert, dirigente del ala izquierda de la SFIO. Este "Centro vinculación antifascista", a diferencia del "Frente Popular", que se formó más tarde, no incluye ni al PC ni al Partido radical, pero une a la SFIO, los grupos de extrema izquierda y varias otras organizaciones de izquierda".
[7] Aquí la mala fe (e ignorancia) está en su apogeo: el bolchevique Trotsky, camarada de Lenin, ¡sería el presidente del Soviet de Petrógrado!
[8] Léanse estos dos artículos en particular:
a) "1903-1904: el nacimiento del bolchevismo (III). La polémica entre Lenin y Rosa Luxemburgo" (Revista Internacional nº 118, del tercer trimestre de 2004), disponible en nuestro sitio web en: /revista-internacional/200510/172/el-nacimiento-del-bolchevismo-iii-la-polemica-entre-lenin-y-rosa-lu [980]
b) "Comprender la derrota de la Revolución rusa (Primera parte)" ( Revista Internacional nº 99, del Cuarto Trimestre de 1999), disponible en nuestro sitio web en: /revista-internacional/199912/1153/viii-la-comprension-de-la-derrota-de-la-revolucion-rusa-1-1918-la- [981]
[9] La tragedia rusa, septiembre de 1918.
[10] Idem.
Cabu, Charb, Tignous, Wolinski, estos cuatro nombres entre la veintena de muertos registrados en el balance de los asesinatos de Paris 7 y 9 de enero son un símbolo. Son a los que atacaron primero. ¿Y por qué razón? Porque representaban la inteligencia contra la estupidez, la razón contra el fanatismo, la rebeldía contra la sumisión, el coraje contra la cobardía[1], la simpatía contra el odio y esta cualidad específicamente humana: el humor y la risa contra el conformismo y la mediocridad bienpensante. Podríamos rechazar y combatir sus posiciones políticas (algunas de ellas eran perfectamente burguesas)[2]. Pero lo que machacaron, era justamente lo que mejor tenían. Esta masacre bárbara contra simples dibujantes o clientes inofensivos de un supermercado ha causado una inmensa emoción, no sólo en Francia sino en todo el mundo, y esto es normal. El uso que hoy hacen de esta emoción todos los representantes autorizados de la democracia burguesa no debe eclipsar el hecho de que la indignación, la ira y la tristeza profunda que se ha apoderado de millones de hombres y mujeres, y que les ha hecho salir de forma espontánea a la calle el 7 de enero, fue una reacción saludable y elemental en contra de este acto despreciable de la barbarie.
El terrorismo no ha surgido ayer[3]. La novedad es la forma que ha tomado y el hecho de que se ha desarrollado fuertemente desde mediado de la década de 1980 convirtiéndose en un fenómeno mundial sin precedentes. La serie de ataques indiscriminados que azotaron París en 1985-1986, y que, claramente, no eran obra de pequeños grupos aislados sino que llevaban la firma de un Estado, inauguró un nuevo período en la utilización del terrorismo que desde entonces ha tomado una extensión desconocida hasta la fecha causando un número creciente de víctimas.
Los ataques terroristas de fanáticos islamistas tampoco son algo nuevo. La historia de este comienzo de siglo lo testimonia regularmente, y con un grado mucho mayor que los ataques de París a principios de enero de 2015.
Los aviones kamikazes contra las Torres Gemelas de Nueva York el 11 de septiembre de 2001 abrieron una nueva era. Para nosotros está claro que los Servicios Secretos de Estados Unidos dejaron que sucediera e incluso favorecieron estos ataques que permitieron al poder imperialista estadounidense justificar y desencadenar la guerra en Afganistán e Irak, así como el ataque japonés contra la base naval de Pearl Harbor en diciembre de 1941, diseñado y querido por Roosevelt, había servido como pretexto para la entrada de EE.UU. en la Segunda Guerra Mundial[4]. Pero también está claro que los que pilotaron los aviones eran fanáticos totalmente delirantes que pensaban acceder al paraíso matando masivamente y sacrificando su propia vida.
Menos de tres años después de Nueva York, el 11 de marzo de 2004, Madrid fue el escenario de una masacre espantosa: bombas "islamistas" causaron 200 muertos y más de 1.500 heridos en la estación de Atocha[5]; los cuerpos estaban tan destrozados que no podían ser identificados más que por su ADN. Al año siguiente, el 7 de julio de 2005, fue Londres quien se vio atacada: cuatro explosiones también en el transporte público provocaron la muerte de 56 personas y 700 más fueron heridas. Rusia también ha sufrido varios ataques islamistas en la década de 2000, entre ellos el del 29 de marzo de 2010 que mató a 39 e hirió a 102. Y, por supuesto, los países periféricos no se han librado, a imagen de Irak desde la invasión de Estados Unidos en 2003 y como hemos podido verlo recientemente en Pakistán, en Peshawar, donde en diciembre pasado, 141 personas incluyendo 132 niños, murieron en una escuela.
Este último ataque, donde son los niños concretamente el blanco, demuestra, en todo su horror, la crueldad creciente de estos seguidores de la "yihad". Pero el ataque en París del 7 de enero, aunque es mucho menos mortal y atroz que el de Pakistán, expresa una nueva dimensión en la barbarie.
En todos los casos precedentes, aunque tan repugnantes como la masacre de civiles, incluso niños, había algo de "racionalidad": se trataba de tomar represalias o intentar presionar al Estado y sus fuerzas armadas. La masacre de Madrid de 2004 tenía como objetivo "castigar" a España por su participación en Irak junto a Estados Unidos. Lo mismo para los atentados de Londres en 2005. En el ataque en Peshawar, se trataba de presionar a los militares paquistaníes masacrando a sus hijos. Pero en el caso del atentado de París del 7 de enero, no hay el más mínimo "objetivo militar", ni siquiera aparente. Fueron asesinados los dibujantes de Charlie Hebdo y sus colegas para "vengar al profeta", del que este diario había publicado caricaturas. Y esto, no en un país devastado por la guerra o sometido al oscurantismo religioso, sino en la Francia "democrática, laica y republicana."
El odio y el nihilismo siempre son un factor clave en las actividades de los terroristas, especialmente de aquellos que deliberadamente sacrifican sus vidas para matar tan masivamente como sea posible. Pero este odio que convierte a los humanos en frías máquinas de matar, sin la menor consideración de los inocentes que asesinan, tiene como objetivo principal a estas otras "máquinas de matar" que son los Estados. Nada de esto se vio el 7 de enero en París: el odio oscurantista y el deseo fanático de venganza están aquí en estado puro. Su objetivo es el otro, el que no piensa como yo, y especialmente el que piensa porque yo he decidido no pensar más, es decir, dejar de ejercer esta facultad propia de la especie humana
Por esta razón la matanza del 7 de enero ha causado tanto impacto. En cierto modo, nos encontramos frente a lo impensable: ¿cómo cerebros humanos, incluso educados en países "civilizados", podían elaborar un proyecto tan bárbaro y absurdo que recuerda a los nazis más fanáticos quemando libros y exterminando judíos?
Y lo peor es lo que está por venir. La peor parte es que el acto extremo de los hermanos Kouachi, de Amedy Coulibaly y sus cómplices es sólo la punta de un iceberg de todo un movimiento que crece cada vez más en los barrios pobres, un movimiento que se explica cuando un cierto número de jóvenes expresa la idea de que "Charlie Hebdo se lo merecía por insultar al profeta" y que el asesinato de los dibujantes era algo "normal".
Esta es también una manifestación del avance de la barbarie, de la descomposición en el mismo riñon de nuestras sociedades "civilizadas". Esta inmersión de una parte de la juventud, y no sólo originaria de la inmigración, cuyo odio y el oscurantismo religioso es un síntoma, entre muchos otros, pero especialmente significativo de la crisis extrema, de la putrefacción de la sociedad capitalista.
Hoy en día, en todas partes (en Europa también y sobre todo en Francia), muchos jóvenes sin futuro, en un recorrido caótico, humillados por fracasos sucesivos, por la miseria cultural y social, se convierten en presa fácil para los reclutadores sin escrúpulos (a menudo en relación con los Estados o con expresiones políticas como Daesh) que atrapan en sus redes estos inadaptados y los transforman rápida y bruscamente, convirtiéndolos en potenciales asesinos a sueldo o carne de cañón para la "yihad". Con la falta de perspectiva propia en la crisis actual del capitalismo, una crisis económica, pero también social, moral y cultural, con la degradación de la sociedad que transpira la muerte y la destrucción por todos los poros, la vida de buen número de estos jóvenes se ha convertido a sus propios ojos sin utilidad y sin valor. A menudo toma muy rápidamente el matiz religioso de una sumisión ciega y fanática que inspira todo tipo de comportamientos irracionales y extremos, bárbaros, alimentados por un poderoso nihilismo suicida. El horror de la sociedad capitalista en decadencia, que ha fabricado en otros lugares niños soldados en masa (por ejemplo, en Uganda, Congo y Chad, especialmente desde principios de 1990) ahora genera en el corazón de Europa jóvenes psicópatas, asesinos profesionales a sangre fría, totalmente insensible y capaz de lo peor y sin ni siquiera esperar recompensa por ello. En resumen, esta sociedad capitalista en descomposición, abandonada a una dinámica enferma y bárbara, sólo puede conducir gradualmente a toda la humanidad al caos sangriento, la locura asesina y la muerte. Como lo muestra el terrorismo, esta sociedad está fabricando en masa personas totalmente desesperadas, humilladas y capaces de las peores atrocidades; estos terroristas son producidos a imagen y semejanza de esta sociedad. Si existen tales "monstruos" se debe a que la sociedad capitalista se ha convertido en "monstruosa". Y si todos los jóvenes que se ven afectados por esta deriva oscurantista y nihilista no se inscriben en la "Jihad", el hecho de que muchos de ellos consideran como "héroes" o "justicieros" a los que han dado este paso, constituye una prueba de que se extiende cada vez más la desesperación y el horror que emana de esta sociedad en putrefacción.
Pero la barbarie del mundo capitalista actual no sólo se expresa en estos actos terroristas y la simpatía que reúnen en una parte de la juventud. También se expresa en la recuperación vil que la burguesía está haciendo de estos dramas.
Al momento de escribir este artículo, el mundo capitalista, encabezado por los principales líderes "democráticos", está a punto de completar una de las operaciones más sórdidas cuyo secreto posee. En París, el domingo 11 de enero, se han dado cita para una gran manifestación en la calle, en torno al presidente Hollande y a todos los líderes políticos del país, de todos los colores, Angela Merkel, David Cameron, los Jefes de Gobierno de España, Italia y muchos otros países europeos, pero también el rey de Jordania, Mahmoud Abbas, el presidente de la Autoridad Palestina, y Benjamin Netanyahu, Primer Ministro de Israel[6].
Mientras cientos de miles de personas salieron espontáneamente a la calle en la noche del 7 de enero, los políticos, empezando por Francois Hollande y los medios de comunicación franceses comenzaban su campaña: "La libertad de prensa y la democracia son las que están amenazadas", "hay que movilizar y unirse para defender los valores de nuestra república”. Cada vez más, en las manifestaciones que siguieron a las del 7 de enero, escuchamos el himno nacional francés, "La Marsellesa", cuyo estribillo dice "Que una sangre impura inunde nuestros surcos!". "Unidad Nacional", "defensa de la democracia", estos son los mensajes que la clase dominante quiere meter en las cabezas, es decir las consignas que justificaron el adoctrinamiento y la masacre de decenas de millones de trabajadores en las dos guerras mundiales del siglo XX. Hollande lo dijo en su primer discurso: enviando al ejército a África, especialmente a Malí, Francia ya ha comenzado la lucha contra el terrorismo (tal como Bush explicó que la intervención militar de Estados Unidos en 2003 Irak tenía el mismo propósito). Los intereses imperialistas de la burguesía francesa, obviamente, ¡no tienen nada que ver con estas intervenciones!
¡Pobres Cabu, Charb, Tignous, Wolinski! Fanáticos islamistas los han matado una primera vez. Tenían que ser asesinados por segunda vez por estos representantes y "fans" de la "democracia" burguesa, todos estos jefes de Estado y gobierno de un sistema mundial en descomposición que es el principal responsable de la barbarie que invade la sociedad humana: el capitalismo. Los líderes políticos que no dudan en utilizar ellos mismos el terrorismo, los asesinatos, las represalias contra la población civil cuando se trata de defender los intereses de este sistema y su clase dominante, la burguesía.
El fin de la barbarie expresada en la matanza de París en enero 2015, no podrá de ningún modo surgir de las acciones de aquellos que son los principales partidarios y garantes del sistema económico que genera esta barbarie. La barbarie solo podrá acabarse como resultado de la destrucción de este sistema por parte del proletariado mundial, es decir, por la clase que produce de manera asociada la mayor parte de la riqueza de la sociedad, y su sustitución por una comunidad humana verdaderamente universal que no se base en la ganancia, la competencia y la explotación del hombre por el hombre, sino en la abolición de estos vestigios de la prehistoria humana. Una sociedad basada en "una asociación en que el libre desarrollo de cada uno será la condición del libre desarrollo de todos"[7], la sociedad comunista.
Révolution Internationale, órgano de la CCI en Francia (11/01/2014)
[1] Desde hace años, estos dibujantes reciben regularmente amenazas de muerte.
[2] Wolinski, el sesentayochista ¿no colaboró entonces para "L’Huma" durante varios años? Él mismo también escribió: "Hicimos mayo de 68 para no convertirnos en lo que nos hemos convertido".
[3] En el siglo XIX, pequeñas minorías se rebelaron contra el estado recurriendo al terrorismo como los populistas en Rusia y algunos anarquistas en Francia o España. Estas acciones violentas estériles siempre han sido utilizadas por la burguesía contra el movimiento obrero para justificar la represión y "leyes inicuas".
[4] Ver /revista-internacional/200510/222/en-nueva-york-como-por-todas-partes-el-capitalismo-siembra-la-muert [427] y /revista-internacional/200510/233/pearl-harbor-1941-torres-gemelas-2001-el-maquiavelismo-de-la-burgue [982]
[5] Ver /revista-internacional/200510/164/atentados-de-madrid-el-capitalismo-siembra-la-muerte [983]
[6] El llamamiento a esta Unión Nacional es unánime por parte de los sindicatos y los partidos políticos (solamente el Frente Nacional no estará presente) pero igualmente de los medios de comunicación. Incluso el periódico deportivo L’Equipe ha llamado a la manifestación
[7] Manifiesto Comunista https://www.marxists.org/espanol/m-e/1840s/48-manif.htm [110]
Compañeros:
La nefasta "ley Pulpin" o del Empleo Juvenil es un paso más en la política del Estado y la burguesía para descargar sobre los lomos de los trabajadores la caída de las ganancias y la recesión de la economía. Con los paquetazos "reactivadores" soltados por Humala y
la pandilla congresal, se nos quiere hacer pagar los platos rotos de la crisis mundial del capitalismo que estalló en 2008 y cuyas olas ya azotan con fuerza al Perú y otros países sudamericanos (Brasil, Chile, Argentina, Venezuela).
Y como ya ha ocurrido en EEUU, Europa, Japón o China la fórmula que aplican es la misma: atacar las condiciones de vida de los trabajadores, facilitando despidos masivos, congelando los salarios, aumentando la intensidad de la explotación, horas extras no pagadas y ,ahora, la contratación de mano de obra joven y barata.
Pero no crean que esta ofensiva recién haya comenzado. Viene de todos los gobiernos pasados. En este gobierno comenzó en 2012 atacando a los profesores con la Ley Magisterial a lo que se respondió con un mes de huelga, al final vendida por el SUTEP-Patria Roja. Siguió la "Reforma de la salud”, en contra médicos y enfermeras y la nueva Ley universitaria contra los estudiantes. Hoy, con la crisis económica apretando fuerte, el Estado le rebaja los impuestos a las ganancias de los capitalistas (¡670,000 empresas beneficiadas!) y de la mano con los congresistas aprueban leyes que facilitan todavía más los despidos. Como vemos la ofensiva anti obrera marcha a todo vapor y debemos salir a las calles para enfrentarla.
Ya lo dijimos líneas arriba, las leyes contra los trabajadores sólo se explican en el marco de la crisis del capitalismo mundial. El Capital es un sistema en decadencia hace ya un siglo y, desde los ochentas, ha ingresado a su fase terminal de descomposición cuyas peores manifestaciones podemos ver hoy: pandillaje, barras bravas, narcotráfico; el aumento de asaltos y el sicariato; el terrorismo político o religioso, el desastre medioambiental, las
matanzas masivas(los 43 estudiantes masacrados en México[1]), las guerras imperialistas (Siria, Irak, Ucrania), la corrupción generalizada. El capitalismo, en su fase de Descomposición
representa el reinado absoluto de la amoralidad cuyo peso ideológico contamina a la clase obrera. Pero los trabajadores somos los únicos que podemos darle vuelta a esta situación con moral de lucha y solidaridad de clase.
A ti que hoy estás luchando de forma compañera te decimos que el "trabajo digno" o el "no quiero ser explotado" es un imposible dentro del Capitalismo por la sencilla razón que todo trabajo por un sueldo o salario es explotación y toda explotación es indigna. Porque el trabajo asalariado significa la extracción de ganancias a favor de los empresarios; porque el capitalista es un vampiro que chupa la sangre, el sudor de los trabajadores. En este
sistema nuestro trabajo ha sido convertido en una miserable mercancía más, que se compra y vende en el mercado al precio y gusto de los capitalistas. Los trabajadores (jóvenes o no) estamos pues obligados, forzados a entregar 8,10 o más horas de trabajo por la
necesidad. ¿Eso como se llama?: esclavitud asalariada.
Ojo: cuando decimos capitalistas o empresarios no sólo nos referimos a los dueños de las grandes empresas y fábricas agrupadas en CONFIEP o ADEX sino a las empresas de propiedad
estatal que no son del pueblo como nos dicen y todas las demás MYPES, tiendas, galerías (gamarra), talleres, fabricas, services: tiendas, galerías (Gamarra), talleres, restaurants, oficinas, imprentas, panaderías, colegios, clínicas y un largo etc. ¡Donde hay un empresario
y trabajadores a su servicio hay explotación!
Esta "Ley Pulpin" es una forma de engordar al empresario con tu trabajo y derechos recortados al máximo pero a la vez busca domesticarte en la disciplina de la esclavitud asalariada, de irte
metiendo en la cabeza que trabajar para otro ,ser explotado es "normal". El "todos debemos trabajar" es parte del moralismo y el sentido común inculcados en los cerebros de la gente por la burguesía y su Estado desde la escuela. Y cuando los trabajadores sufrimos el rigor de la explotación y rompemos esa "normalidad" con huelgas o movilizaciones pues ahí corren presurosos el Estado y la democracia con sus gerentes de turno (Fujimori, García, Toledo o
Humala y los que vendrán) a soltar los perros de la represión, a meter palo, bala y cárcel contra los "revoltosos".
El estado y los capitalistas juegan a mantenernos divididos (jóvenes vs "viejos", obreros vs profesionales, mameluco vs corbata). Debemos romper con el localismo, con el aislamiento y el luchar cada uno por su lado. Tenemos que articularnos y coordinar nuestras luchas con la de otros compañeros que también están peleando como nosotros. Las
recientes huelgas en Antamina, SERPOST, ESSALUD, Banco de la Nación etc. ¿acaso no son también luchas nuestras? ¿No lo son también las recientes movilizaciones en EEUU, Bélgica o Italia contra las medidas de austeridad y el desempleo? ¡Claro que sí. Porque los trabajadores somos una clase mundial, nuestra lucha trasciende las fronteras, es internacional.
Debemos movilizarnos pero también debemos reunirnos, conocernos, hablar entre nosotros, discutir y debatir las medidas de lucha entre todos, sin dejarle las riendas a una camarilla que decida a nuestras espaldas. Formemos asambleas de lucha donde reflexionemos y hagamos un balance de las jornadas y decidamos las medidas a ejecutar, asambleas abiertas a todos los explotados.
Obreros, estudiantes, jubilados, desempleados, ambulantes, todos tenemos algo que decir y aportar a la lucha.
Compañeros: comencemos a forjar la unidad de los explotados rompiendo las divisiones y hagamos retrocederá este sistema inhumano. Tomemos conciencia de una vez por todas que pertenecemos al proletariado, al ejército de esclavos obligados a vender nuestra fuerza de trabajo. No somos maquinas de trabajo, “capital humano” como les gusta decir a los economistas a sueldo de la burguesía.
¡NO!... ¡somos una clase histórica que lleva tras de sí 150 años de luchas y que es portadora de un proyecto de liberación para toda la humanidad explotada! La cual es la comunidad humana mundial.
Tomemos la continuidad de los que nos antecedieron y luchemos también por una sociedad diferente organizada por los trabajadores del mundo entero, en la que ya no exista explotación ni clases sociales ni fronteras y donde la socialización a escala mundial de la producción y las necesidades primen a la humanidad y donde el trabajo sea una actividad humana en beneficio de todos.
El capitalismo es hoy un sistema decadente y en profundo proceso de descomposición que nos está llevando a la barbarie generalizada, al desastre ambiental y acelerar la extinción de nuestra propia especie. Organicémonos desde hoy y unamos nuestra lucha con los trabajadores del mundo para acabar con este orden de sufrimiento y miseria.
¡Revolución mundial o destrucción de la humanidad!
Proletarios de todos los países ¡uníos!
Internacionalismo Perú, enero 2015
Sección de la Corriente Comunista Internacional
https://es.internationalism.org/ [387]
Para todo contacto, suscripción, etc., escribid a [email protected] [987]
"A los grandes revolucionarios en vida, las clases de los opresores les recompensan con persecuciones incesantes, acogen su doctrina con la furia más salvaje, con el odio más feroz, con las campañas más estruendosas de mentiras y calumnias. Después de su muerte, tratan de hacerlos íconos inofensivos, de canonizarlos por así decirlo, de rodear su nombre con una cierta aureola con el fin de "consolar" a las clases oprimidas y de mistificarlas; de esta manera, vacían su doctrina revolucionaria de su contenido, la degradan y le matan el filo revolucionario. Es con esta forma de "acomodar" al marxismo que se reúnen hoy en día la burguesía y los oportunistas del movimiento obrero" (Lenin, El Estado y la Revolución, 1917) ( [990][1]).
El 15 de enero de 1919, Rosa Luxemburg fue asesinada, con su compañero de combate Karl Liebknecht, por los cuerpos francos. Esta soldadesca estaba entonces bajo las órdenes del Ministro Noske, miembro del SPD (la social democracia alemana) quien declara “¡se necesita un perro sanguinario, yo voy a ser ese!”. Son los socialistas en el poder, a la cabeza del Estado democrático, los que orquestaron la sangrienta represión de la insurrección obrera en Berlín y asesinaron a una de las más grandes figuras del movimiento obrero internacional.
Este atroz asesinato había sido preparado durante mucho tiempo por una serie de calumnias en contra de Rosa Luxemburg. “Rosa la roja”, “Rosa la incendiaria” ([2]), “Rosa la sanguinaria”, “Rosa, la agente del zarismo”… durante su vida no se salvó de ningún ataque calumnioso contra su persona, para culminar en los llamados al pogromo de finales de 1918 y principios de 1919, especialmente durante la “semana sangrienta” en Berlín.
Pero apenas unos meses después de su asesinato, la burguesía y los oportunistas del movimiento obrero comenzaron a hacer de ella un ícono inofensivo, a fin de canonizarla, de vaciar su doctrina revolucionaria de su contenido, devaluarla y matarle el filo revolucionario. Rosa Luxemburg no debía quedar como la militante intransigente y ejemplar que fue; debía morir una segunda vez, desnaturalizada en una especie de demócrata pacifista y feminista. Este es el verdadero objetivo, durante décadas, del trabajo de “remembranza” que pretende “rehabilitar” (es decir apropiarse) a esta gran combatiente de la revolución.
En la década de 1930, por ejemplo en Francia, se desarrolló toda una corriente en torno a Lucien Laurat, corriente que cedió siempre más netamente a los cantos de sirenas de la democracia para afirmar que, desde el principio de la “revolución bolchevique”, “el gusano Lenin” estaba en el “fruto” del proyecto revolucionario. Esta ideología hacía lógicamente la apología del ejército republicano en la guerra de España 1936-39, saludando a los logros del alistamiento de los trabajadores en la segunda masacre mundial so pretexto de lucha contra el fascismo. Será capaz de apoyar al POUM en España y a los trotskistas en su ¡"heroísmo" nacional como miembros de la resistencia! Esta propaganda democrática nauseabunda fue llevada a su paroxismo más particularmente después de la II Guerra Mundial por personas como René Lefeuvre, fundador de las ediciones Spartacus. Éste, en una colección de textos de Rosa Luxemburg ( [991][3]), con un prefacio puramente ideológico y un título prefabricado: El Marxismo contra la dictadura (¡un título que jamás fue utilizado por Rosa Luxemburg!), presentaba en 1946 a esta combatiente de la revolución como radicalmente hostil al bolchevismo, lo que no es sino una mentira grosera. En la introducción de la recopilación, hasta escribió esto: “todos los grandes teóricos marxistas de renombre internacional: Kart Kautsky, Émile Vandervelde, Rodolphe Hilferding, Karl Renner, Georges Plekhanov –y los que se nos pueden pasar– denunciaban al igual que Rosa Luxemburg, la doctrina totalitaria de Lenin como absolutamente contraria a los principios del marxismo."
Estalin momifica a Lenin y desnaturaliza su pensamiento en un dogma aterrador. Rosa Luxemburg, la "sanguinaria", ¡aquí se convierte en una especie de santo apóstol de la democracia! La contrarrevolución estalinista generó rápidamente, debido a sus miasmas, estas dos nuevas ideologías putrefactas y complementarias: la carnada “luxemburguismo” por un lado y el anzuelo “marxismo-leninismo” por el otro. Se trata en realidad de las dos caras de una misma moneda, o mejor dicho, de las dos mordazas de una misma trampa: rechazar a los bolcheviques “con el cuchillo entre los dientes” y glorificar la figura ofrecida de Rosa “pacifista”, como se admira a esos leones “salvajes” hollywoodenses, mutilados, sin colmillos ni garras.
En 1974, en la Alemania del campo democrático (la RFA), los sellos postales ¡incluso fueron impresos con la efigie de Rosa Luxemburg!
Después del derrumbe del bloque del Este y la desaparición de la URSS, esta vasta campaña ideológica fue exhumada y se amplificó para poder alimentar la pretendida “muerte del comunismo”, decretada con celo cuando cayó el muro de Berlín. La ideología oficial prosigue aquí la mentira más grande de la historia equiparando fraudulentamente al comunismo con el estalinismo. Se trata de un arma ideológica particularmente eficaz en manos de la clase dominante. Puesto que si desde 1990 el proletariado tiene tantas dificultades para reconocerse como una fuerza social, para desarrollar su conciencia y su organización, es precisamente porque está separado de su pasado, porque perdió su identidad, porque ya no sabe de dónde viene, quién es y a dónde puede ir. Si el comunismo es el estalinismo, este horror que finalmente quebró, ¿por qué pelear entonces? ¿Por qué estudiar la historia del movimiento obrero si éste habría llevado al desastre estalinista? ¡Es esta lógica y este veneno los que la burguesía hace entrar en los cráneos! Y la presentación de Rosa como “pacifista, republicana y enemiga de Lenin”, este “pro-dictador del proletariado”, este “padre espiritual de Estalin”, es uno de los capítulos negros de esta vil propaganda. ¡Quienes participan en ésta, de manera consciente o no, están luchando contra la clase trabajadora!
Hoy los blogs, los foros (como por ejemplo Libcom en Gran Bretaña donde hubo declaraciones viscosas respecto a Rosa Luxemburg), en librerías y kioscos, en todas partes de Europa y del mundo, una nueva campaña nauseabunda resurge para de nuevo distorsionar la imagen de la militante Rosa Luxemburg. Por eso es que en programas de televisión, Rosa Luxemburg ha aparecido recientemente bajo los únicos términos de una “mujer” y “pacifista”. El muy reconocido y estimado diario Le Monde publicó un artículo en septiembre de 2013, realizado por un cierto Jean-Marc Daniel, profesor del ESCP Europa, con el muy sugestivo título: “Rosa Luxemburg, marxista pacifista”. Esta combinación de las palabras “marxista” y “pacifista” puede dejar sin aliento: ¡el “verdadero marxista” es para la clase dominante el que abdica ante la guerra de clases, que renuncia a la insurrección y al derrocamiento del capitalismo!
Muchos libros se publican actualmente hasta en la literatura para niños, donde Rosa Luxemburg es presentada de nuevo como una feroz opositora de los bolcheviques y del “dictador” Lenin (ver artículo en este mismo sitio). Igualmente, conferencias y debates se organizan por todas partes, como así fue recientemente en París bajo la batuta de los historiadores demócratas “luxemburguistas” del grupo “Crítica social”. ¡Incluso con las artes, el premio MAIF 2014 de la escultura recompensó a Nicolas Milhé por su proyecto "Rosa Luxemburg"¡. Una verdadera ovación para Rosa... siempre y cuando se la oponga a sus compañeros de combate, a los bolcheviques, a la Revolución rusa y a la revolución simplemente. La recuperación de Rosa Luxemburg para transformarla en “ícono inofensivo” es una vasta empresa de intoxicación ideológica. Su objetivo es inocular la idea de que el proletariado debe luchar para... construir no la sociedad comunista mundial, sino una sociedad “más democrática” inspirándose en la obra despreciada de Rosa Luxemburg falsamente presentada como una enemiga de los bolcheviques. Después de la odiosa propaganda del Libro negro del comunismo, ahora es en parte este discurso el que se enseña muy oficialmente y en serio en los programas escolares ( [992][4]).
Hoy, el reto para la burguesía es convencer a los elementos más críticos y recalcitrantes, que no hay otro futuro que la defensa de la democracia burguesa. ¡Pero detrás de esa desnaturalización, también hay en la campaña de recuperación de Rosa Luxemburg por los “demócratas” de todas las fronteras, otro objetivo perseguido –y no confesado!–: el de desacreditar –“demonizándolas” una vez más– las verdaderas posiciones de las organizaciones revolucionarias.
Olga, 7 de noviembre de 2014
[1] Esta cita magistral de Lenin también es válida para el destino que la burguesía reservó a Jean Jaurès. Lea nuestro artículo en Révolution Internationale, no 448, p.8.
[2] “Pétroleuse”: así fue como ya en 1871 la burguesía llamó a las mujeres de la Comuna de Paris, entre ellas a Louise Michel.
[3] "Problemas de la organización socialista" (1904), "Masas y jefes" (o "Esperanzas frustradas" - 1903), "Libertad de crítica y de ciencia" (1899).
[4] Véase en nuestro sitio Internet el artículo “La falsificación de la historia en los programas escolares [993]".
El artículo que sigue fue publicado en francés en 2006, en el contexto del éxito de la película francesa “Joyeux Noël” (Feliz Navidad). La razón de traducirlo ahora es el hecho de que la Tregua de Navidad de 1914 se ha convertido últimamente en una especie de “celebrity” conmemorativo de los 100 años del evento y del estallido de la Primera Guerra Mundial: la Tregua tiene su propia website, los supermercados Sainsbury's en Reino Unido la utilizan como reclamo publicitario, o la asociación europea de fútbol (UEFA) ha levantado un monumento para “rendir homenaje a los soldados que, hace un siglo, expresaron su humanidad en un partido de fútbol escribiendo un capítulo en la construcción de la unidad europea y que son un ejemplo a seguir por las jóvenes generaciones de hoy”.
Por supuesto, la clase dominante presenta los hechos a su manera, como una victoria de la “humanidad”, pero sin ninguna perspectiva: la guerra “inevitablemente” siguió su curso, y la idea de que simples soldados pudieran tomar su vida en sus propias manos y poner fin a la guerra derrocando al conjunto del sistema capitalista que la engendró es borrada de la historia. Se nos invita a recordar la Tregua de Navidad para mejor hacernos olvidar el potencial revolucionario de la fraternización.
“La guerra del 14-18 como nunca vista en el cine”. De este modo comienza la crítica, cuanto menos exagerada, de la revista Historia en relación a la película Joyeux Noël de Christian Carion, estrenada el pasado 9 de noviembre, y seleccionada para representar a Francia en los Oscar de 2006.
El cineasta aborda una “noche especial” dentro de una vasta carnicería, la del 24 de diciembre de 1914, la primera Nochebuena desde el comienzo de la guerra en agosto. Esa noche, como dice Carion en la novela inspirada en su película, “lo impensable se produjo”. Pese a la obligación que tenían de matarse unos a otros, pese al odio al “boche” o al “französe”[1] aprendido 10 años antes en las aulas de las escuelas primarias ya con la guerra en el horizonte, los soldados de un bando y otro dejan a un lado sus fusiles, cantan juntos algunos villancicos navideños, para después, también espontáneamente, abandonar sus trincheras para estrecharse las manos y compartir vino, schnapps, pan y cigarrillos. Al día siguiente se organizan incluso partidos de fútbol, según los archivos militares. Son estos momentos de fraternización de diciembre de 1914 los que relata el film.
Evidentemente, la burguesía no permite la publicación de cualquier película -y menos su candidatura a un Oscar-, sobre todo cuando se trata de un tema tan delicado como las fraternización de la “Gran Guerra”. Si está incluso dispuesta a premiarla es que la versión de Carion le conviene.
Si bien es cierto que las escenas del film donde los soldados fraternizan no pueden más que provocarnos vivas emociones, el significado, o más bien la ausencia de este, dado a estos eventos es un auténtico jarro de agua fría sobre el espectador y una falsificación histórica.
Finalmente, la Tregua de Navidad es presentada como un bonito y emotivo paréntesis sin continuación, que deberá rápidamente terminar para volver al “business as usual” de la guerra. Los diálogos entre los oficiales franceses, británicos y alemanes son instructivos al respecto:
Y en el epílogo de la novela su puede leer a modo de conclusión: “Por supuesto la guerra continuó (…) En las navidades de 1915 los estados mayores habían aprendido la lección y no se dejaron coger desprevenidos: ordenaron bombardear los sectores del frente considerados demasiado tranquilos. No hubo más fraternizaciones como las de 1914”. Y se acabó, fin de la historia. Retomando las palabras d'Audebert (oficial francés): “el paréntesis se cierra”.
La prensa, especialmente la inglesa, estuvo al corriente de las fraternizaciones de navidad sin ocultarlo; al contrario, lo mostrarán en sus columnas con un tratamiento similar al que se puede encontrar hoy día en la película Joyeux Noël. Así, se podía leer en el Manchester Guardian del 7 de enero de 1915: “Pero finalmente volvieron a sus trincheras, podría añadir un perspicaz e inhumano observador caído de otro planeta, y continuaron matando y muriendo brutalmente. Es evidente que esos bienintencionados sentimientos no llevan a ninguna parte. A lo que nosotros podríamos replicar que aún queda mucho por hacer: es necesario aún liberar a Bélgica del horrible yugo que pesa sobre ella, así como enseñarle a Alemania que la cultura no puede ser impuesta a golpe de espada”.
«Queda mucho por hacer, así que dejémonos de bromas y volvamos a nuestras respectivas trincheras», es exactamente lo que Carion dice a los soldados de su película, a imagen de uno de los personajes principales, el soldado alemán Nikolaus, que rechaza la deserción que le propone su amada porque, a fin de cuentas, “¡Yo también soy un soldado! ¡Tengo un deber, unas obligaciones como el resto!”.
Es ahí, en ese moralismo barato, donde el film degenera en pura ficción, en una fantasía de la clase dominante que reescribe la historia a su conveniencia y secuestra de esta forma la memoria de la clase obrera.
Las fraternizaciones de navidad de 1914 nunca fueron esa especie de “milagro sin perspectiva”, o “un paréntesis antes del siguiente acto de un terrible drama”, retomando la expresión del historiador Malcolm Brown, coautor con Marco Ferro de “Frères de tranchées”, disponible en las librerías poco antes de la salida del film de Carion.
Bien al contrario, antes de diciembre del 14 y mucho después, a lo largo de toda la guerra, los actos de fraternización se repiten en todos los frentes: en el oeste entre soldados alemanes y británicos o franceses; en el este entre soldados rusos y alemanes o austro-húngaros; en el frente austro-italiano entre soldados austriacos e italianos. Por todas partes, las mismas escenas de soldados compartiendo bebida, comida y cigarrillos van de trinchera en trinchera, los mismos intentos de intercambiar algunas palabras (algunos se lamentan de no hablar la lengua del de enfrente). Los soldados a menudo evitan el masacrarse unos a otros (lo que los historiadores mismos han llamado el “vivir y deja vivir”). Los casos de fraternización son a veces tan claros que los oficiales se ven obligados a pedir a la artillería enemiga atacar a sus propios soldados para forzarles volver a sus propias trincheras.
La idea según la cual las fraternizaciones “no tenían perspectivas” implica otra mentira añadida: la de decir que el fenómeno fue “raro y limitado”. La “no perspectiva” quiere decir también “sin esperanza” de poner fin a la carnicería. El film, apoyado por una retahíla de historiadores burgueses, busca en efecto vaciar de todo contenido político los hechos. Como lo hace Marc Ferro diciendo: “Fue un grito de desesperación dirigido contra las ofensivas inútiles por unos soldados que no podían más... Pero no se trató de un paso hacia el cuestionamiento de la guerra», y sobre todo, “no tenían ningún contenido revolucionario”.
Si existiera un premio Nobel a la hipocresía, el señor Ferro sería un serio candidato. Está más que claro que cuando soldados con órdenes de masacrarse plantan sus fusiles y se estrechan la mano, cuestionan de facto la guerra.
“Estas fraternizaciones no tienen significado político”. Nada más lejos de la realidad. Fueron la expresión de la naturaleza internacional de la clase obrera, del hecho que no tiene ningún interés por hacerse masacrar por los intereses de sus explotadores y la patria de estos. Las fraternizaciones ya desde 1914, y posteriormente los motines de 1917 (ver Révolution Internationale nº 285, diciembre 1998), son la expresión de la revuelta creciente de la clase trabajadora, tanto en el frente como en la retaguardia, por los sufrimientos impuestos por la guerra, cuyo cénit será la revolución rusa de 1917. No faltan los ejemplos de lo que anunciaban las fraternizaciones. Así, el cabo Barthas informa que en diciembre de 1915, en el sector de Neuville-Saint-Vaast, las trincheras se encontraban inundadas, y soldados franceses y alemanes las abandonan y comienza a fraternizar. Algo más tarde, tras un discurso, un soldado alemán rompe su fusil en un gesto de rabia, con el resultado, escribe Barthas, “de un estallido de aplausos de ambos lados y el canto de La Internacional”. Igualmente, un soldado francés informa en enero de 1917: “Los boches nos hacen señas con sus fusiles diciendo que no quieren dispararnos más; si se les obliga levantarán las culatas de los fusiles al aire” (un gesto que significa amotinarse). En el mismo testimonio de Barthas, esta vez en los Vosgos en septiembre de 1917: “hay uno [un soldado alemán] que ha cogido su fusil y ha levantado la culata al aire, y a continuación ha apuntado con su fusil, pero dándonos la espalda y apuntando hacia atrás. Fue algo muy explícito, queriéndonos decir que lo que haría falta sería disparar, pero contra los que les mandaban”.
El movimiento obrero rápidamente supo valorar el significado de las fraternizaciones. El mismo Lenin en un artículo en Pravda del 28 de abril del 17 lo expresa magistralmente: “Los capitalistas tratan de ridiculizar las fraternizaciones... sin embargo los trabajadores, los semi-proletarios y los campesinos pobres que, guiados por el instinto de las clases oprimidas, marchan por el camino trazado por los obreros conscientes, ven las fraternizaciones con la mayor de las simpatías; es evidente que las fraternizaciones son una vía hacia la paz.
Es evidente que este camino no va en el sentido de los gobiernos capitalistas, sino bien al contrario, ya que refuerza, consolida el sentimiento de confianza fraternal que une a los trabajadores de diferentes países. Comienza a minar la maldita disciplina de los cuarteles-prisión... Es evidente que las fraternizaciones constituyen la iniciativa revolucionaria de las masas, un despertar de la conciencia y el coraje de las masas oprimidas; dicho de otro modo, son uno de los eslabones de la cadena que conduce a la revolución socialista proletaria.
¡Vivan las fraternizaciones: viva la revolución socialista proletaria mundial!”
Es esta la realidad que oculta el film Joyeux Noël. Muestra las fraternizaciones de 1914 escamoteando su contenido y lo que prefiguran: el estallido de la revolución proletaria de 1917 en Rusia. Este tipo de películas, bajo la apariencia de bienintencionados sentimientos humanistas y pacifistas “trata de ridiculizar las fraternizaciones” para secuestrar y alterar la memoria de la clase obrera y su perspectiva revolucionaria.
Azel, 2 de enero del 2006
[1] Respectivamente, nombres despectivos que daban en Francia a los alemanes y en Alemania a los franceses.
“Los acontecimientos en España han puesto a prueba a toda organización”. En 1936-7 el movimiento revolucionario internacional en su totalidad afrontó la necesidad de afirmar la absoluta incompatibilidad entre la lucha proletaria y la guerra imperialista, ya que ésta última sólo puede ir en detrimento de la otra. La lucha de clases o previene o termina con la guerra; las masas proletarias sólo pueden ser movilizadas para la guerra imperialista al renunciar a la lucha de clases. Como argumentábamos en el artículo sobre el anarquismo y la guerra imperialista al respecto, partes significativas del movimiento anarquista fallaron en la prueba de 1914, y de modo más espectacular aún durante la Guerra en España; el mismo patrón de capitulación ante la guerra capitalista ha sido repetido hoy en día en relación a Ucrania y el Medio Oriente. Pero la guerra de España también precipitó una crisis en las corrientes marxistas que inicialmente trataban de resistir a la contra-revolución estalinista, y fue sólo una pequeña minoría la que fue capaz de mantenerse leal al internacionalismo durante aquel obscuro periodo.
El texto que publicamos abajo ([1]), escrito por Eiffel, fue una resolución sobre la guerra en España adoptada por la minoría de la Liga Revolucionaria de los Trabajadores en Estados Unidos (LRT). Fue publicada en el número de noviembre de 1937 del periódico La Cuarta Internacional, órgano de prensa del la LRT. Como lo exponemos en nuestro libro La Izquierda Comunista Italiana, la LRT fue uno de los grupos de la izquierda del Trotskismo oficial con la que la Fracción Italiana de la Izquierda Comunista entró en discusión luego de haber sido excluida ella misma de la Oposición de Izquierda Internacional trotskista. Su militante más conocido fue Hugo Oehler. Habían rechazado el “giro” de 1934 hacia el entrismo en los partidos Socialistas y con respecto a los acontecimientos en España igualmente se mantuvo en la izquierda del Trotskismo. Pero también mantuvo elementos centrales de la plataforma trotskista, como el de la defensa de la URSS además de que nunca fue capaz de romper claramente con los métodos y hábitos oportunistas del trotskismo. La resolución de Eiffel está dirigida a las ambigüedades fatales de la LRT sobre la cuestión de España, siendo que al final del análisis su posición ofrece una variedad de apoyo crítico al esfuerzo bélico de los Republicanos en contra de Franco.
Eiffel era el pseudónimo del antropólogo alemán Paul Kirchoff, quien había sido miembro de la izquierda comunista en el KAPD hasta 1931. Después de llegar a los Estados Unidos en ese mismo año, se involucró primero en el medio del la Oposición de Izquierda en Nueva York y después se convirtió en miembro de la LRT, inicialmente debido a su oposición hacia la política entrista. Expulsado de los Estados Unidos en 1937, fue a México y, luego de su ruptura con la LRT, formó el Grupo de Trabajadores Marxistas (GTM) cuyos documentos sobre las guerras en España y China, y sobre la naturaleza reaccionaria de las nacionalizaciones realizadas por el gobierno izquierdista en México, fueron calurosamente saludadas por la Fracción Italiana. Hemos publicado algunos documentos centrales del GTM en la Revista Internacional ([2]).
Los acontecimientos en España han puesto a prueba a toda organización. Tenemos que admitir que no hemos superado la prueba. Al ver esto, nuestro primer y principal deber es estudiar las raíces de nuestro fracaso; nuestro segundo deber es admitir nuestro fracaso con toda franqueza ante el proletariado nacional e internacional. Sólo así podemos esperar nuestra propia rehabilitación como una organización de vanguardia marxista.
La siguiente resolución está muy lejos de ser una indagación analítica suficiente sobre la significación real de los acontecimientos en España y sobre nuestra actitud hacia éstos. Su objetivo no es otro que el de admitir primeramente nuestro fracaso ante estos acontecimientos y el de ser una introducción a la discusión que a estas alturas toda la organización debe comenzar inmediatamente.
La evolución de la posición de nuestra organización respecto a los acontecimientos en España ha seguido en general una línea que parece indicar que a pesar de todos nuestros errores hay una sana y sólida base marxista; esa línea de evolución se ha alejado de manera constante, aunque vacilante, de una falsa posición inicial para llegar a una correcta. Pero este proceso ha sido extremadamente lento y en gran medida tímido o incluso inconsciente. Ni una sola vez durante los pasados siete meses, los meses más cruciales no sólo en la historia reciente del proletariado, sino también de nuestra organización, ha sido, por ninguno de nuestros compañeros más destacados, planteada cabalmente la pregunta por la justeza o falsedad de nuestra posición fundamental respecto a España como la cuestión de vida o muerte para nuestra organización. Aquellos quienes, como el compañero Eiffel, han tenido desde el principio diferencias fundamentales con la mayoría del PC respecto a esta cuestión, pero que no hicieron de esta diferencia el centro de un combate de principios en pos de un análisis diferente, han fallado en la defensa de uno de los deberes más elementales de un militante.
Mientras la evolución gradual de nuestra posición sobre España parece indicar que hay en el fondo una base realmente marxista en nuestra organización, nuestro fallo inicial y la falsa manera como en parte lo hemos corregido subsecuentemente, son enormes síntomas de la inexperiencia e inmadurez de nuestra organización. Si la organización se recupera de esta crisis, es decir, si analiza el fondo de este fallo de frente a esta prueba de la historia y lo corrige completamente, será esencialmente una nueva organización, habiendo superado las debilidades de sus días de infancia. Será entonces una de las pocas organizaciones a escala internacional que han sobrevivido a la tormenta española. De hecho estará fortalecida, como lo están aquellas organizaciones capaces de corregirse así mismas aún cuando ese enderezamiento toca lo esencial de sus posiciones.
La importancia esencial de los acontecimientos en España es esta: la reacción de los trabajadores al intento de la burguesía de pasar de la corrupción a la opresión brutal, indujo a éstos a embarcarse en una nueva ruta que los condujo fuera de las fronteras de clase, un método jamás antes usado de modo tan completo y sistemático: ¡la guerra! La lucha en España inició como una guerra civil pero fue rápidamente convertida en una guerra capitalista, es decir, en una guerra imperialista. Toda la estrategia de la burguesía española e internacional consistió en realizar esta transformación sin cambiar las apariencias externas y sin que los trabajadores de España y del mundo se dieran cuenta. Para conseguir su objetivo, la burguesía se sirvió de todos los medios a su alcance para mantener viva la creencia de los trabajadores de que éstos estaban luchando por sus propios intereses, es decir, de que se trataba de una guerra civil.
Aquellos que no reconocieron a su tiempo que esta transformación había tomado lugar (quienes la vieron sólo después de varios meses) o quienes no cambiaron radicalmente su posición a partir del momento en que la reconocieron (nuevamente pertenecemos a esta categoría), objetivamente han colaborado con el juego de la burguesía. Las organizaciones obreras radicales que combatieron las formas abiertas de traición de clase pero que al mismo tiempo prolongaron las ilusiones de los trabajadores sobre que esta guerra tenía algo que ver con sus intereses de clases, que era “en el fondo” una guerra civil, fueron de hecho indispensables para el plan de la burguesía. La fórmula más patente de este apoyo objetivo a la burguesía española y mundial está contenida en una panfleto publicado por el PC durante la segunda mitad de febrero, es decir, durante el séptimo mes de la guerra en España: “La clase obrera española debe marchar junto al Frente Popular contra Franco, pero debe prepararse para mañana voltear sus armas contra Caballero”.
Decir esto en un momento en que ya habíamos comprendido y declarado abiertamente que la guerra civil se había convertido en una guerra imperialista, es todo lo contrario de lo que los marxistas tienen que decir a los obreros durante una guerra imperialista: ¡Sabotaje! ¡Cofraternización con el “enemigo”! ¡Deserción! ¡Derrotismo revolucionario! ¡Convirtamos la guerra imperialista en guerra civil! – Sólo es necesario comparar estas consignas de los marxistas durante la Guerra Mundial con nuestras propias consignas para ver en toda su profundidad nuestro fracaso para analizar correctamente la situación y sacar las conclusiones adecuadas. Hablar de la guerra imperialista (iniciando el artículo en el número de enero de La Cuarta Internacional) y después terminar el mismo artículo con la afirmación: “Es necesario luchar en el Frente” – es prueba de que en realidad no entendimos lo que “guerra imperialista” significa en el lenguaje marxista. Las siguientes palabras (en el artículo mencionado) suenan revolucionarias pero en realidad apoyan los esquemas de la burguesía, porque tratan de conciliar lo inconciliable: la guerra de clase y la guerra imperialista. (“…si el poder no se consolida en la retaguardia… la lucha en el frente se transforma en una lucha de defensa de la propiedad privada, etc., etc.”)
Es obvio que el poder puede ser tomado (pues se trata de una cuestión de toma del poder, no de “consolidación” de éste) sólo por métodos estrictamente de clase, empleados tanto en la retaguardia como en el frente: huelgas, sabotaje, cofraternización, deserción, derrotismo revolucionario. ¡Pero ninguna de estas consignas (las de los marxistas durante la Guerra Mundial) fue defendida por nosotros! Sin ellas nuestras consignas sobre la creación de soviets y por el establecimiento de la dictadura del proletariado (haciendo abstracción de la cuestión de la existencia o no existencia de un partido de clase proletario) objetivamente tuvieron el mismo efecto que la consigna “Convertir la guerra imperialista en guerra civil” sin la consigna por el derrotismo revolucionario, - un punto que habíamos bien entendido teóricamente e incluso postulado como un punto central en nuestra propaganda, pero que fracasamos en aplicar en la práctica cuando llegó la primera prueba histórica. De hecho ni siquiera planteamos la consigna “Convertir la guerra imperialista en guerra civil”, lo que probablemente hubiera conducido a las conclusiones lógicas: si ésta es la tarea, entonces debemos luchar por la derrota tanto de los ejércitos del Frente Popular como los de Franco.
Resumiendo tenemos que admitir que nosotros, lo mismo que aquellos a quienes hemos criticado, hemos sido víctimas del intento de la burguesía mundial de usar la guerra en España para llevar al proletariado fuera de sus claras fronteras de clase y que en realidad simplemente hemos actuado como los más izquierdistas de la izquierda del campo de aquellos engañados por la burguesía, olvidándonos durante un periodo de meses, de mencionar siquiera una vez el arma fundamental de clase del proletariado: ¡la huelga! Nosotros, quienes hemos construido toda nuestra propaganda sobre la cuestión de la independencia del proletariado respecto a la burguesía, no supimos cómo concretar esta idea en la práctica.
[1] Nuestro agradecimiento al compañero que firma como fnbrill en libcom, quien nos envió este y otros textos escritos por la minoría de la LRT. Como puede verse en esta liga de libcom (https://www.libcom.org/forums/history/us-bordigists-19092014 [994]), el compañero investiga constantemente sobre el grupo americano “bordiguista” en las décadas de los 30’s y 40’s.
La reciente oleada de protestas juveniles en Hong Kong comenzó por acciones organizadas por la Federación de Estudiantes de Hong Kong el 14 de de septiembre del año pasado, cuando cientos de ellos ocuparon numerosas vías principales de la ciudad, particularmente en el distrito financiero. Las protestas surgieron a raíz del cambio realizado en las normativas impuestas por el Comité Permanente de la Asamblea Popular Nacional, principalmente a la hora de restringir las ''candidaturas ciudadanas'' para el proceso electoral de 2017.
De hecho, el cargo de Presidente Ejecutivo, una de las cuestiones en disputa, ha sido nombrado por Pekín desde que Gran Bretaña devolviera el territorio en 1997 bajo la así llamada idea de ''un país, dos sistemas''. El cambio en las normas dictadas por Pekín pretende fortalecer la posición de la comunidad financiera en el proceso electoral, así como refleja y responde a la necesidad de la burguesía china de consolidar su ya férreo dominio sobre la política de Hong Kong.
Después de que, inicialmente, algunos cientos de manifestantes fueran violentamente apartados de las calles, el ''Occupy Central'' (''Occupy Central with Love and Peace''), una organización creada por un profesor de Derecho de la Universidad de Hong Kong, pidió al gobierno de la República Popular China que les escuchara, y empezó una campaña de desobediencia civil con el propósito de obtener un sistema electoral que asegurara un proceso que ''satisficiera los estándares internacionales en relación al sufragio universal''.
Las ideas democráticas y pacifistas han dominado al izquierdismo en Hong Kong desde la masacre de Tiananmen en 1989. Las demandas de ''Occupy Central'' son doblemente absurdas debido a que el Estado, en todos los países democráticos actuales del mundo, examina cuidadosamente a sus propios candidatos electorales de una forma u otra, y debido a que los orígenes de esta demanda se encuentran en una determinada facción jurídica de la burguesía isleña. El Partido Comunista Chino, aquí, simplemente sigue la estrategia ya empleada por el imperialismo británico cuando dominaba la colonia, tanto a nivel de fraudulencia legal como a nivel de represión violenta en aras de reforzar su dominio.
Tras la represión de los estudiantes por la policía y matones organizados, se sucedieron los ultimátums del gobierno hablando de ''intervención extranjera'' y amenazando con sangrientas represalias. Pero la represión sólo servía para atraer a más manifestantes a las calles, resultando en una mayor ocupación de los puntos centrales de la ciudad. Una de las características del ahora menguante movimiento ha sido su pacifismo, su ''educación'', levantamiento de brazos en señal de rendición, etc. Esto era especialmente notable en el distrito financiero de Admiralty y en el distrito comercial de lujo de Causeway Bay que era objetivo de los manifestantes. Por el contrario, en el distrito urbano de clase obrera de Mong-Kok, los combates contra la policía se han sucedido y sólo han cesado hace pocos días. En el momento de escribir este artículo el gobierno ha tenido reuniones con los líderes de los manifestantes, y dada la demanda de ''sufragio universal'', parece tener las cosas más o menos bajo control por el momento, así como haber logrado evitar una represión más sangrienta para la que los manifestantes no estaban preparados. Los sindicatos de Hong Kong, de nuevo implantados por los británicos, se han unido también a la llamada por la ''defensa de la democracia'' junto a la denuncia hecha por los manifestantes del proceso electoral de Hong Kong como una ''seudo-democracia''. Pero, de nuevo, todos los procesos electorales democráticos desde los europeos hasta los americanos, desde África hasta Afganistán, son ''seudo-democráticos'', fraudulentos y engañosos, que mantienen a la burguesía intacta y a la clase obrera oprimida y dividida. Otra herencia de la dominación británica es la división impuesta por la inmigración y el confinamiento en guetos de los trabajadores pobres de habla mandarín, con aproximadamente 50.000 de ellos viviendo en poco más que jaulas. No hay interés alguno para estos trabajadores en las demandas de Occupy Central por un ''sufragio universal''.
En la web de libcom hay publicados tres textos procedentes de Hong Kong: el primero se llama ''Nunca retirarse, un estado mental Mong-Kok'' (''Never Retreat, a Mong-Kok State of Mind''), firmado por Kristine Kwok, y otro más sobre Mong-Kok llamado ''Estofado, Dioses e Idiotas izquierdistas: tensiones políticas en la ocupación de Mong-Kok'' (''Hotpot, Gods and Leftist Pricks: Political Tensions in the Mong-Kok occupation'') firmado por Holok Chen. El tercero es ''Negro vs Amarillo: antagonismos de clase y el movimiento de los Paraguas de Hong Kong” (''Black vs Yellow: Class Antagonisms and Hong Kong's Umbrella Movement) firmado por ''un ultra americano y algunos amigos''. Podremos examinar este último con mayor detalle, pero primero con respecto a los dos procedentes de Mong-Kok: ambos textos parecen provenir de un grupo sin identificar. Se consideran ''anarquistas'' – a pesar de que términos como ''anarquista'', izquierdista'' o ''comunista de izquierda'' son imposibles de entender allí.
Estos elementos anarquistas estuvieron involucrados en peleas con la policía, los matones organizados y algunos habitantes locales con los que tenían desacuerdos. Insisten en mantener la atmósfera tipo carnaval de las ocupaciones, incluyendo reparto de comidas, ping-pong y otros juegos, en aras de construir su ''eco-sistema'' en la zona. No están afiliados a ''Occupy Central'' y se muestran como opositores a él. Aparentemente parecen contemplar la necesidad de la discusión y las asambleas pero no tienen ningún problema con que el principal objetivo sea el ''sufragio universal'' (que casualmente no incluye a los inmigrantes siquiera) ni con que cualquier tipo de grupo desarrolle su actividad en su misma zona. Parecen estar extremadamente limitados y no hacen mención alguna a la clase obrera.
El texto de ''Black vs Yellow...'' es otra cosa aun no siendo claro sin estar relacionado de ninguna forma con los grupos anteriores. De nuevo más terminología sobre el rol de ''la izquierda'' que es difícil de entender, pero hay un mayor peso y reflexión tras este largo texto que intentaremos precisar. El mismo se opone claramente a las demandas de la Federación de Estudiantes por la democracia y el sufragio universal, y el autor llega a preguntar: ¿qué pasaría si se cumplieran esas demandas? La respuesta es que eso significaría poder participar en tu propia explotación mientras se dan alas a nuevas fuerzas burguesas. El texto critica al grupo ''Left21'', que expresa su compromiso con la lucha por el ''sufragio universal'' y el establecimiento de una ''democracia participativa'' decidida por el ''pueblo''. La participación en el proceso democrático es vista por ''Left21'' como una etapa, un trampolín hacia el futuro en el que la reforma democrática puede ser superado. Ya estamos acostumbrados a estos argumentos sobre la justificación del proceso democrático como un medio para alcanzar un futuro más prometedor y son tan vacuos y peligrosos en Hong Kong como en Gran Bretaña como en el resto del mundo. Y el sufragio universal y la democracia visto como el Alfa y el Omega es algo que también se usó contra el movimiento de protesta de los Indignados en España[1], en particular vía ''Democracia Real Ya'', la principal fuerza organizadora de la contra-ofensiva democrática de la burguesía. En efecto, el texto señala la realidad de las democracias de Grecia y EEUU como respuesta a aquéllos que la demandan aquí.
Otro aspecto sobre el que el autor es claro es el de los precedentes económicos de la protesta. La economía de Hong Kong, con el puerto más activo del mundo, se convirtió en un centro de servicios y re-exportaciones clave, desarrollando su economía durante los 80. Esto fue beneficioso tanto para China como Gran Bretaña hasta que la colonia fue devuelta a China en 1997. Muchas de las fábricas chinas en el continente se establecieron con capital procedente de Hong Kong, Singapur y Taiwán. Pero impulsando el malestar de los estudiantes subyacen cuestiones tales como la inflación, precios de alquiler altísimas (un promedio del 40% de los salarios), los precios de los alimentos, la desigualdad y el transporte público. Y en la cima de esta relativamente ''pudiente'' juventud de Hong Kong se sufre una desesperada competición por títulos universitarios para trabajos que dejarán de existir, y jornadas de trabajo cada vez más largas para los jóvenes trabajadores o los graduados – aquéllos lo suficientemente afortunados para estar en circulación.
El movimiento de protesta original de 2014, que también tiene el antecedente de la ''debacle inexorable'' de China, ha sido re-bautizado en Occidente como un movimiento pacifista limitado a reformas constitucionales. Pero fue iniciado por el movimiento Occupy en 2011, que, aunque pequeñas y desordenadas, hizo algunas críticas de las demandas democráticas, y muchos de los elementos procedentes de este medio estaban detrás del inicio de las actuales protestas.
El movimiento Occupy original se disolvió para finales de 2012, y en marzo de 2013, estalló una de las huelgas más amplias y largas en décadas, en la Terminal de contenedores de Kwai Tsing. El autor del artículo afirma, y no hay razón para dudar de ello, que las protestas de los estudiantes y los trabajadores, si bien no eran afines, ''fueron generadas por el mismo estancamiento económico y el creciente antagonismo de clase''.
Antes de esto el texto describe las revueltas de mediados de los 50, y los disturbios de 1967 que duraron 18 meses y fueron ''los disturbios locales más largos de la historia de la ciudad-estado''.
Hubo huelgas masivas y combates callejeros contra la policía: se bombardearon y atacaron edificios del gobierno y medios de comunicación y mientras podríamos decir que parte de esto fue inspirado por la burguesía continental que apoyaba las revueltas contra los ''fascistas'', hubo además elementos de lucha de clases. Al mismo tiempo, el ejército portugués había intervenido contra las reivindicaciones de los manifestantes apoyados por China en su colonia de Macau para luego acceder a la mayoría de sus demandas mientras la colonia caía de facto bajo el control del gobierno continental. El aspecto proletario de los alzamientos del 67-68 puede verse en la respuesta de la burguesía: tras el 68, y tras miles de detenciones y deportaciones, las autoridades británicas respondieron con sus programas de ''reforma'' de viviendas del estilo de post-guerra de la Primera y Segunda guerras mundiales, así como subiendo los salarios y expandiendo el sistema de asistencia social. Hoy sin embargo hay poco margen de maniobra a este respecto, y el autor del texto enfatiza en la nula perspectiva de futuro que el capitalismo ofrece a la juventud, la trampa de la democracia y el nacionalismo y la necesidad que tiene la lucha de extenderse.
Hay no obstante ambigüedades en el texto, y el autor, especialmente, olvida mencionar la necesidad de las asambleas, pero queda relativamente claro que la única lucha efectiva debe tanto incluir como situarse hacia la clase obrera. Queda claro en el texto que la única propensión por un desarrollo auténtico de la lucha radica en la clase obrera, y antes que nada, en su extensión a los trabajadores del continente. Y es un hecho que la mayoría de las huelgas han tenido lugar en la provincia sureña de Guangdong, adyacente a Hong Kong (aunque también es un hecho que las huelgas obreras en el continente se han extendido a todos los trabajadores e industrias del interior). El texto a su vez hace referencia la historia de las huelgas salvajes en Hong Kong, las huelgas y levantamientos de mediados de los 80, el inicio salvaje de las huelgas portuarias de 1997 y su desestabilización por el sindicato local (la Federación de Sindicatos de Hong Kong – HKFTU). En septiembre, el sindicato llamó a apoyar a los estudiantes llamando a huelga un día de fiesta nacional, y los pocos trabajadores que se unieron a las protestas estudiantiles lo hicieron a título individual.
Desde el 20 al 23 de octubre, bajo los auspicios del presidente chino Xi Jinping, los 205 miembros del Comité Central del Partido Comunista Chino celebraron un pleno dedicado a establecer ''un sistema bajo el estricto imperio de la ley'' (Reuters, 30-9-14). Bajo el reinado de 18 meses de Xi, han sido ejecutados, encarcelados, despedidos y degradados miles de cargos ''corruptos'' del partido, en una purga a gran escala y ajustes de cuentas internos. Podría significar un endurecimiento de su posición, alejándose de la política de mantener la estabilidad que hasta ahora existía. En los tiempos más recientes ha habido mucha represión de periodistas y disidentes; la censura de internet se ha intensificado y las reivindicaciones que llegan a la capital desde el medio rural, mayormente de campesinos agraviados, también se han reducido, reprimiendo a sus protagonistas, encarcelándolos o deportándolos de vuelta a sus regiones de origen. También pudimos ver los incidentes en torno a la represión directa de los trabajadores en y en torno a las huelgas de Yue Yuen a principios de año, y todo indica que la situación se volverá más volátil. Esta necesidad de confrontar la ''cuestión social'' es lo más importante para la clase dominante china ahora que la economía se ralentiza y la deuda y la burbuja inmobiliaria están alcanzando proporciones insostenibles.
La coincidencia de las protestas de Hong Kong y lo que seguramente se mostrará como un repunte del conflicto de clases en el continente, presenta a la burguesía china aún más problemas que resolver, con la represión y el ''estricto imperio de la ley'' como la única respuesta posible de su parte. Con base en Hong Kong y sus círculos legales está la así llamada ''Organización no-gubernamental'', y el ''China Labour Bulletin'' que están por el cumplimiento de la democracia y sindicatos libres para los trabajadores chinos ''a través de acciones pacíficas y legales''. El CLB ha apoyado y probablemente estaba involucrado en el fomento de las reivindicaciones de ''sufragio universal'' entre los estudiantes, y su acercamiento, en general, podría ser tan útil para la clase dominante como una invitación a la represión. Sea lo que sea que ocurra, el CLB y sus partidarios siguen perjudicando a la clase obrera con sus reivindicaciones de ''sindicatos libres y democráticos''.
El texto de ''Black vs Yellow...'' es muy claro respecto a las debilidades presentes en la protesta estudiantil y respecto a la naturaleza capitalista de las demandas por la democracia que se le impusieron. Conjetura que la protesta estudiantil tiene ''pocos caminos hacia delante y muchas rutas hacia la derrota'', y su crítica del camino democrático a la derrota, su análisis de ese ''no future'' (''sin futuro'') y de la necesidad de una extensión real a la clase obrera como el único paso adelante posible son lecciones que pueden aplicarse a todos los movimientos ''Occupy'' de todo el mundo.
Podemos decir que todo apunta a que tras el culmen del movimiento de los Indignados en España, en 2011-12, que tuvo claros vínculos con y posibilidades para la lucha de clases, y tras la profundidad alcanzada en los movimientos Occupy de Turquía y Brasil en 2012-13, el movimiento ha sido asimilado totalmente en el marco de la burguesía y sus ideologías. Tras sus comienzos en Oriente Medio y el norte de África (Túnez), la relativamente positiva naturaleza de este movimiento se expresó en Grecia, Egipto, Turquía, Brasil, Reino Unido, los Estados Unidos, Canadá y España, y ahora la dinámica internacional de este movimiento está, como poco, declinando. El movimiento Occupy de Hong Kong, como ejemplo, parece reflejar todo esto en el hecho de que las minorías del movimiento original que eran abiertamente críticas con la democracia han sido prácticamente estranguladas en las últimas protestas. La democracia, y sus hermanos gemelos el nacionalismo y el imperialismo, han llenado el vacío dejado por un movimiento cuya única posibilidad era la extensión a la clase obrera y por la clase obrera, en el sentido de darle un hálito de vida. Otra muestra del final de esta oleada es cómo la palabra ''revolución'' se ha relacionado a elementos de la ''Primavera Árabe'' y el movimiento Occupy. Una revolución es un poderoso evento que implica incalculables cantidades de obreros clasistamente conscientes actuando auto-organizadamente por su propio interés. Tan positivas como fueron algunas expresiones del Occupy, nunca llegaron a nada siquiera parecido a esto y, como mucho, sólo podían ser un elemento en pos de ello. Contrariamente a eso vemos estas ''revoluciones'', en muchos casos apoyadas por diversos anarquistas, como algo completamente burgués, nacionalista e imperialista. La ''revolución'' ucraniana en Kiev es un ejemplo a tal efecto de cómo la clase obrera fue estrangulada y movilizada hacia la guerra. Algunos anarquistas todavía insisten en la ''revolución'' siria con la que se refieren a las bandas del Ejército Libre Sirio apoyado por Estados Unidos. Y todavía hoy en el bárbaro conflicto sirio, algunos, a través de sus lupas color rosa, ven ''el mejor ejemplo de la “Primavera Árabe”, de lejos, en el movimiento de la sociedad democrática del Kurdistán sirio''. Estos entusiastas de la guerra imperialista definen la ''autonomía democrática'' de ideología nacionalista en el Kurdistán sirio como una ''revolución''.
Tales expresiones del anarquismo van en pos de oscurecer el camino a seguir para el proletariado, fundiendo la guerra imperialista, el nacionalismo y la democracia con la ''revolución''. Pero las lecciones siguen siendo las mismas para la clase obrera en cada movimiento de protesta o huelga, incluso si es sólo una pequeña minoría la que las saca a relucir: asambleas y encuentros abiertos a todos; discusiones libres (contrastando esto con las personalidades y los líderes del movimiento democrático de Hong Kong leyendo a multitudes pasivas); extensión al resto de trabajadores y autoorganización.
[1] Para un análisis de este movimiento ver nuestra hoja internacional de balance: https://es.internationalism.org/node/3349 [597]
Las movilizaciones contra la Ley de Empleo Juvenil (llamada "Ley Pulpin") constituyen una reacción saludable de indignación y rechazo contra la explotación. Los afectados directamente: los jóvenes hijos de la clase trabajadora, salieron a las calles a primera instancia: muchos de ellos salieron de forma espontanea, otros motivados por las fuerzas políticas de la oposición y otros sectores ciudadanistas de la pequeña burguesía.
Era claro para muchos (y se notó en muchas consignas y pintas) que el propósito de esta Ley era que la burguesía los iba a usar para mejorar sus ganancias precarizando cada vez más las condiciones de trabajo. Y esto se explica porque la burguesía peruana ya ha empezado a sentir los azotes de la crisis económica mundial y, ante ello, reacciona atacando las condiciones de vida de los trabajadores.
Las 5 marchas en Lima y provincias han sido un ejemplo de energía, valentía y vehemencia muy propia de los jóvenes, quienes se enfrentaron a la violencia brutal y la represión salvaje del Estado a sus perros de turno (Humala, Urresti…) y todo un ejército de infiltrados, soplones y provocadores dejando un notable saldo de apaleados y detenidos. Con todo, ha sido importante tomar la calle.
La solidaridad de la gente con los que protestaban era emocionante, muchos jóvenes heridos y bajo los efectos de los gases lacrimógenos y pestíferos salían de la movilización en busca de
aire y agua, muchas personas con botellas de agua se acercaban a mojarles los rostros y la cabeza para buscar su alivio inmediato. En el calor de las movilizaciones jóvenes preparados con mascarillas, pañuelos y vinagre apoyaban a otros jóvenes que habían acudido a la movilización poco equipados.
Algunos gremios de obreros en conflicto (Replay, Topy Top, Aventura Mall…) que coincidieron en aquellas fechas se sumaron a la movilización como si comprendieran que no se trata de la explotación juvenil solamente, sino de la explotación de una clase en su conjunto. No fue
como muchos lo intentan mostrar (prensa, radio y TV) una movilización generacional, que implicaba solo jóvenes, pues en plena movilización se podía ver mucha gente adulta, hombres y mujeres gritando y marchando contra lo que ellos pueden entender por explotación asalariada. Es evidente que los niveles de conciencia fueron muy incipientes y que a la gente le es muy difícil reconocerse como clase.
No sólo eso, costaba trabajo identificar cual es el problema real: las relaciones sociales de explotación, el capitalismo. Pero, algunos chispazos hubieron. Por ejemplo en algunos carteles que decían “abajo la esclavitud asalariada” o en consignas como “abajo la burguesía, viva el proletariado” (Bloque de jóvenes Hip Hop del Callao).
Ha pesado en el movimiento el viejo y nefasto lastre del Frentismo con la convocatoria a todas "las organizaciones populares y progresistas" por parte de los dirigentes juveniles quienes por
falta de experiencia y claridad fueron engañados, lo que derivó en el típico oportunismo de la izquierda del capital (congresistas, partidos como el frente amplio, Patria Roja, MAS Tierra y Libertad o sindicatos como el SUTEP y la CGTP) que logró subirse a la ola del movimiento para sacar réditos y de paso desviar y bloquear cualquier reflexión o debate que clarificase la conciencia de clase de los jóvenes. También han pesado en el movimiento, varios aspectos de la ideología burguesa tales como el Autonomismo (“no a las ideologías”), el izquierdismo y el sindicalismo; otro tanto sucedió con el ciudadanismo (“Trabajo digno”, “igualdad de derechos") y el nacionalismo (Se vieron banderas rojiblancas y en la primera marcha se cantó el himno nacional peruano), todo un entramado reforzado por los colectivos ciudadanistas que contaminan al movimiento con su ideología del "Capitalismo con rostro humano”. No ha habido un mayor cuestionamiento al Capitalismo como sistema y causante de la actual crisis y las medidas anti obreras en el Perú y el mundo.
Las Zonas, son agrupaciones distritales que dirigieron el movimiento. Aparte de ello, son espacios de aglutinamiento y discusión donde se puede encontrar desde gente vinculada a las organizaciones izquierdistas hasta jóvenes políticamente sanos y en búsqueda. En un primer momento dieron la sorpresa encabezando las marchas y rechazando a los partidos políticos del Capital en sus asambleas lo que sonaba interesante porque era tajante ("fuera los oportunistas"). Esas agrupaciones de trabajadores jóvenes por su cantidad y presencia salieron
espontáneamente ante la iniciativa de muchos jóvenes universitarios posicionados dentro del izquierdismo (trotskismo, anarquistas, maoístas, alternativas culturales) que discutían temas de solución inmediata y el que hacer ante la amenaza del Estado y la burguesía de precarizar sus futuras condiciones de trabajo. No es casual pues que el peso del izquierdismo sea un golpe feroz a la conciencia proletaria, lo que lleva a la mistificación democrática que
desvía y confunde (¡aún más!) a los elementos en búsqueda haciéndoles perder el camino de un cuestionamiento del capitalismo en la perspectiva de una revolución mundial.
En las reuniones de las zonas que se daban en diferentes distritos de Lima, las charlas o los mal llamados "debates”, en la práctica fueron un verdadero ejemplo de inmediatismo, de cálculo y aprovechamiento político de elementos negativos para el medio proletario (los trotskistas o el Movadef[1]) quienes no sólo suelen imponer su izquierdismo sino además una práctica de "participación" ajena a una asamblea proletaria. Por ejemplo ,cuando incitan a que
la intervención por participante sea de apenas un minuto como máximo o 30 segundos si es "demasiado tarde”, teniendo a los obreros tensos, mecanizados, llenos de confusiones debido a lo absurdo de un debate vacío, y, más aun, confundiendo la perspectiva autentica del proletariado[2]. Las zonas funcionan absolutamente como un frente, algo que ellos mismos se pregonan en sus reuniones donde se decidían acuerdos con sindicatos, ONG y demás…
El legalismo es otra de las taras del movimiento ya que en sus reuniones habituales y en los medios de comunicación los dirigentes hablan de movilizarse para "cambiar la constitución", "derogatoria de leyes anti obreras", "trabajo digno y con derechos" todo ello enmarcado en el legalismo burgués y en una perspectiva totalmente localista, alejada de cualquier enlace o solidaridad internacionalista con luchas en otras partes del mundo. En sus reuniones nunca se escucha algo referente a trabajadores que combaten contra la precarización en Europa, Asia o la propia América Latina. Las preocupaciones por lo nacional, lo local, creemos que es, por un lado, fruto del nulo conocimiento de la experiencia histórica del proletariado mundial, y por otro de la ideología nacionalista, "antiimperialista" propia del izquierdismo.
La derogatoria de la Ley Pulpin, representó una verdadera victoria del movimiento en la medida que hizo recular a la burguesía y su Estado de una de sus medidas anti-obreras. La toma de la calle y las luchas son un paso adelante que hay que reconocer. Pero hasta ahí no más. Como ya dijimos la lucha no desembocó en una reflexión sobre la naturaleza del trabajo asalariado ni del capitalismo, quedando constreñido a la coyuntura y el activismo. Prueba de ello es que los dirigentes hablan ahora de luchar por la “Nueva Ley del trabajo”, “contra la TV basura” e incluso de incursionar en el futuro en política al estilo PODEMOS[3].
Por otro lado, nunca se dio en las calles ni plazas (a pesar de lo multitudinaria composición de las marchas) la formación de Asambleas abiertas a la gente donde la reflexión fuese el eje de las luchas y sus necesidades. Todas las directivas y "lecciones" se han sacado a puerta cerrada de cada una de las organizaciones que impulsaron y dirigieron la lucha (el 18D y Las Zonas). A pesar de lo constreñida y limitada de esas reuniones en las mismas ya se han manifestado jóvenes proletarios que plantean ver e ir más allá de la coyuntura y del legalismo. Son elementos potenciales en búsqueda de una perspectiva anticapitalista que sólo le podrá ofrecer la izquierda comunista mundial para ir más allá del pantano localista y reformista.
Internacionalismo Perú, Febrero 2015
[1] MOVADEF: Movimiento por la Amnistía y los Derechos Fundamentales, aparece como una organización electoral de Sendero Luminoso.
[2] Situación vista y vivida por un camarada de la CCI que participó en la asamblea de una de las zonas
Si hacemos caso a los medios de comunicación, el triunfo de Syriza en Grecia habría puesto nerviosos a los grandes poderes capitalistas. Estos “nervios” son cara a la galería y responden a maniobras en vistas a las negociaciones sobre la deuda, porque Syriza es uno de los suyos pues comparte con ellos la defensa de la nación que es la bandera a través de la cual cada capital nacional defiende sus intereses contra el proletariado y contra sus rivales imperialistas.
En su último mitin antes de ganar las elecciones, Tsipras, el líder de Syriza, lo resume muy bien: "A partir del lunes acabamos con la humillación nacional y con las órdenes del extranjero". Este programa es antagónico al del proletariado cuya meta es la formación de la comunidad humana mundial y su fuerza propulsora es el internacionalismo.
El triunfo de Syriza no es el del “pueblo” sino el de las necesidades del capital griego. Su política llevará a nuevos ataques al conjunto de los trabajadores.
Los datos que presenta la economía griega son escalofriantes. Nos limitaremos a subrayar que la renta nominal ha caído un 25% en 7 años y las exportaciones pese a la enorme reducción salarial son hoy un 12% menos que en 2007. El estado ruinoso en el que se hallan las instalaciones olímpicas construidas tras un enorme despilfarro para los juegos de 2004 constituye un símbolo elocuente.
La crisis que sufre Grecia no es, sin embargo, una crisis local producto de la mala gestión de los gobiernos que se han sucedido, sino la expresión del atolladero histórico del modo de producción capitalista sumido en una crisis que se prolonga desde 1967 –¡hace casi medio siglo!– y que ha tenido un nuevo jalón en la crisis de las subprime en 2007, el gran pánico financiero de 2008 y la recesión de 2009, lo que dio en llamarse “la Gran Recesión”.
Las medidas adoptadas por los grandes países capitalistas han logrado conjurar los efectos más peligrosos de este episodio pero no han hecho frente al problema de fondo de la sobreproducción generalizada en la que se hunde desde hace casi un siglo. La “solución” encontrada –una sobredosis aún mayor de endeudamiento tomada directamente a cargo por los Estados- está agravando la situación aunque haya supuesto un parche momentáneo.
Una de las consecuencias es que “Estados enteros se verán enfrentados de forma creciente al terrible peso de la deuda –la “deuda soberana”–, lo que debilitará su capacidad para intervenir en sus respectivas economías nacionales a través del déficit presupuestario”([1]). Esta situación se ha hecho insostenible para «aquellos países de la Eurozona cuyas economías son más frágiles o más dependientes de paliativos ficticios puestos en marcha durante el periodo previo: los PIIGS (Portugal, Irlanda, Italia, Grecia y España)” ([2]).
En Grecia la deuda pública ha alcanzado el 180% del PIB, el déficit público se situaba en el 12,7% en 2013, se trata de un fardo que hunde la economía en un círculo vicioso: para pagar al menos los intereses de la deuda hay que contraer nuevas deudas e imponer a cambio medidas de austeridad draconianas que hunden aún más la economía lo que exige mayor dosis de deuda y peores medidas de austeridad.
El círculo vicioso en el que se halla atrapada la economía griega muestra el círculo vicioso en el que todo el capitalismo mundial está empotrado. Pero “esto no significa que volvamos a una situación similar a la de 1929 y los años 30. Hace 70 años la burguesía internacional se encontró completamente desprotegida frente al colapso de su economía y las políticas que aplicó, con cada país encerrándose en sí mismo, sólo consiguieron exacerbar las consecuencias de la crisis. La evolución de la situación económica las últimas cuatro décadas ha mostrado que, incluso si es claramente incapaz de evitar que el capitalismo se hunda cada vez más en su crisis, la clase dominante tiene la habilidad de ralentizar ese descenso y evitar una situación de pánico generalizado como el “Martes negro” del 24 de octubre de 1929. Existe otra razón por la que no se va a reeditar una situación similar a la de los años 30. En esa ocasión la onda expansiva de la crisis empezó desde la principal potencia, los EEUU, y de ahí se extendió a la segunda potencia, Alemania” ([3]).
Hoy, a diferencia de entonces, la burguesía –mediante un reforzamiento sistemático del capitalismo de Estado- ha logrado “organizar” de tal forma la economía mundial que los efectos de la crisis recaen con mucha más fuerza en los países más débiles y se suavizan lo más posible en los más fuertes. Alemania y Estados Unidos que fueron en 1929 el epicentro de la crisis son hoy los países mejor librados y que han logrado mejorar su posición frente a sus rivales.
Esta política permite al capitalismo en su conjunto resistir el hundimiento en la crisis pues logra concentrarse en la defensa de sus centros neurálgicos. También constituye un medio de dividir al proletariado, ya que “uno de los elementos clave en la evolución de la crisis escapa al estricto determinismo económico para trasladarse al ámbito social, al balance de fuerzas entre las dos clases principales de la sociedad: la burguesía y el proletariado” ([4]). La economía no es una máquina ciega que funciona por sí misma, las necesidades de la lucha de clases influyen en ella. Al desplazar los peores efectos de la crisis sobre países más débiles, la burguesía se da medios para dividir al proletariado.
La gestión política de la crisis a la que acabamos de aludir, hace que esta situación dramática sea vivida por los obreros griegos no tanto como producto del callejón sin salida en el que se halla el capitalismo mundial sino como la consecuencia del “bienestar” de sus hermanos en Alemania. Viceversa, la aparente prosperidad alemana dificulta a los trabajadores de ese país percibir la gravedad de la situación y los rinde vulnerables a las “explicaciones” de que las amenazas a su “privilegiada” condición vendrían de la “vagancia e irresponsabilidad” de sus hermanos griegos y, en general, de las oleadas de emigración que golpean sus puertas.
Esta “gestión política de la crisis” favorece que los proletarios de cada país vean como problemas propios de “su país” y con “solución en su país” lo que es un problema mundial que solo puede tener una solución mundial. En Grecia el desempleo ha alcanzado la intolerable cota del 27%, los trabajadores públicos –que en general gozan de un empleo para toda la vida– se han reducido de 900 mil a 656 mil; un tercio de la población se halla por debajo del umbral de la pobreza, unas 40 mil personas han abandonado las ciudades para emigrar al campo buscando a la desesperada una agricultura de subsistencia en condiciones precarias. El salario mínimo en Grecia se ha reducido en 200 € en los últimos 5 años, las pensiones pierden un 5% anual… Esto, que es una expresión extrema de una situación que en muy variados grados se desarrolla en todos los países, aparece como un fenómeno estrictamente reducido al ámbito griego causado por problemas griegos. Ello proporciona a la burguesía una espesa cortina de humo con la que cegar la comprensión de las tendencias generales que dominan el capitalismo mundial.
Syriza es un producto de la evolución del aparato político del Estado griego y, a su vez, de tendencias generales que se manifiestan en los países centrales del capitalismo. Como ha explicado miles de veces el marxismo, el Estado es un órgano exclusivo y excluyente del Capital, en sus formas más democráticas no deja de ser la dictadura de la clase dominante sobre toda la sociedad y especialmente sobre el proletariado. En la decadencia del capitalismo, el Estado se vuelve totalitario y ello se expresa en una tendencia al partido único. Sin embargo, en los países más democráticos dotados de un sofisticado juego electoral, esa tendencia se expresa en lo que se llama el “bipartidismo”. Dos partidos, uno más inclinado a la derecha y el otro más escorado a la izquierda, se turnan en el ejercicio del poder. Este esquema ha venido funcionando a la perfección en Europa, Norteamérica, etc., desde la Segunda Guerra Mundial.
Sin embargo, con la constante agudización de la crisis y el peso de la descomposición, ha sufrido un desgaste considerable. Por un lado, la gestión de la crisis, a la que se han visto obligados los partidos “socios rivales”, les ha desprestigiado irremediablemente pues cada vez que asumían el gobierno tomaban medidas de austeridad que desmentían las promesas que hacían cuando estaban en la oposición, en la oposición dicen lo nunca hacen y en el gobierno hacen lo que nunca habían dicho.
Pero, por otra parte, la descomposición ha provocado en las filas de los dos “grandes partidos” una creciente dislocación y una irresponsabilidad cada vez más manifiesta lo que ha tenido la expresión más espectacular en una corrupción que bate todos los records y que en cada uno de sus casos siempre se supera a sí misma en codicia, cinismo y desvergüenza.
Los dos grandes partidos griegos tradicionales –Nueva Democracia en la orilla derecha y PASOK en el costado izquierdo– constituyen una ilustración especialmente caricaturesca. Para empezar –señal del arcaísmo del capital griego– son gobernados por dinastías que se suceden en el puesto de mando desde hace más de 70 años, la familia Karamanlis en la derecha y el clan Papandreu en la izquierda. Los fondos que vienen de Europa han dado lugar a una “corrupción transversal”: con asombroso descaro, los políticos de ambos partidos se han repartido a manos llenas las comisiones.
¿De dónde viene Syriza? Es una coalición, finalmente transformada en partido en 2012 ([5]), que ha ido recogiendo facciones procedentes del estalinismo y de la socialdemocracia a la que se han añadido para darle un sabor más picante grupos trotskistas, maoístas y ecologistas. El núcleo fundador viene de una importante escisión del partido estalinista KKE que ante el hundimiento de la URSS en 1989 cambió las fórmulas del “socialismo real” por otras de envoltura “democrática” adaptadas a los trajes liberales del capitalismo de Estado. El propio Tsipras ha hecho su carrera en este sindicato de ratas que abandonaron el barco del estalinismo.
Así pues, SYRIZA se parece como dos gotas de agua a otras tentativas de renovación del esquema político bipartidista que se han producido en otros países como por ejemplo Italia donde el viejo modelo –basado en la Democracia Cristiana que con apoyos socialdemócratas ejerció prácticamente de partido único durante 40 años– fue reemplazado por otro que tenía en la derecha al denostado Berlusconi y en el flanco izquierdo a la caótica coalición que tiene como columna vertebral al antiguo partido comunista reconvertido en “Partido Democrático”. No deja de ser significativo que SYRIZA haya buscado como socio de gobierno a ANEL un partido de extrema derecha.
El socio de SYRIZA, ANEL defiende frente a los emigrantes una política muy similar a la de la denostada Amanecer Dorado. Esta política de xenofobia y persecución de emigrantes presentados como intrusos que roban a los griegos sus trabajos y sus prestaciones sociales tiene dos funciones.
Por una parte, hacer caer a los trabajadores y a otras capas de la población en la ideología degradante de la búsqueda de un chivo expiatorio personificado en los negros, los árabes, los eslavos, todos los que tienen la desgracia de no ser helénicos. Pero por otro lado, obedece a un cálculo político y económico: cobrar al precio más alto el papel de gendarme que la Unión Europea ha asignado a los países (Grecia, Italia y España) que son la puerta de entrada de esa masa desesperada que huye de la miseria extrema y de la guerra. En la partida de gánsteres que se libra dentro de esa cueva de ladrones que es la Unión Europea, el nuevo gobierno griego sabe muy bien que la dureza contra los emigrantes es una provechosa baza negociadora.
La defensa de la nación es el patrimonio común de todos los partidos del capital cualquiera que sea la coloración política que adopten. Uno de los argumentos más siniestros de defensa nacional es el que comparten SYRIZA y ANEL con Amanecer Dorado: una “Grecia para los griegos”, la pretensión fanática de encerrarse en una supuesta “comunidad nacional” donde se podría vivir decentemente. Esto es una utopía reaccionaria pero es sobre todo un ataque frontal a la conciencia y la solidaridad de los obreros cuya mayor fuerza es precisamente la de formar una comunidad donde se funden y unifican seres de todas las razas, religiones o nacionalidades.
El nacionalismo y la defensa del interés del capital griego es el auténtico programa de Syriza. El programa “cara al público” es un puro banderín de enganche que se ha ido aguando a medida que se aproximaba al gobierno. Encontramos las viejas y gastadas letanías propias de la izquierda del capital. Una banca pública, reconsideración de algunas privatizaciones, un plan de empleo garantizado, algunas medidas de emergencia para paliar situaciones de pobreza extrema… y muy poco más.
Estas medidas han sido mil veces empleadas en el capitalismo y nunca han contribuido a la mejora de las condiciones de vida de los trabajadores. El capitalismo, incluso en sus fracciones más a la derecha, “socializa la banca” cada vez que está en peligro. De Gaulle, Hitler, Franco, y otros paladines de la derecha más extrema, crearon potentes bancos públicos. Bush cuando la crisis de 2007-2008 tomó medidas de intervención estatal de la banca hasta el extremo de que el difunto Chávez lo saludó como camarada y llegó en su delirio a compararlo con Lenin.
Respecto a la promesa de un “plan de empleo garantizado” cuya cuantía se ha ido encogiendo a medida que Syriza se acercaba al poder (de 300 mil nuevos empleos se ha pasado a prometer únicamente 15 mil) podemos ver su seriedad en la política del nuevo gobierno acerca de los funcionarios: el programa de evaluación que estableció el anterior gobierno y que suponía la pérdida de salario, el traslado a un puesto peor o incluso el pase a una “reserva laboral” que es una forma encubierta de despido, no ha sido derogado sino que “se aplicará de forma más justa”, según el nuevo ministro del ramo, quien, por su parte, ha anunciado que los salarios en el sector público seguirán congelados.
Respecto al asunto del pago de la enorme deuda griega, como auténtico jugador de póker, Syriza ha realizado un movimiento de acordeón. Para captar electores empezó con propuestas ultra-radicales. Pero en la campaña electoral fue moderando su discurso. A medida que parecía plausible su triunfo siguieron con nuevas rebajas. Ahora ya instalados en el gobierno echan aún más agua a su vino hasta dejarlo completamente descolorido. Por ejemplo, han pasado de negarse a pagar la deuda, a una quita, después a una quita parcial y finalmente proponen un canje de la deuda por bonos perpetuos y otros instrumentos de “ingeniería financiera” que se parecen bastante al plan Brady que en los años 80 instauró el gobierno norteamericano frente a la deuda en Argentina y que es bien conocido por los graves ataques que conllevó a las condiciones de vida de los trabajadores de dicho país.
El proletariado sufre en la situación actual una pérdida de identidad como clase, una fuerte ausencia de confianza en sí mismo. A esta situación de debilidad profunda que no podrá ser superada simplemente con la experiencia de una oleada de luchas, responde en el aparato político del capital la emergencia de una serie de “populismos de izquierda” que completan la labor de los “populismos de derecha”. Syriza en Grecia, Podemos en España, Die Linke en Alemania, el frente de izquierdas en Francia etc., se aprovechan de estas dificultades de nuestra clase para hablar sistemáticamente de “pueblo” y “ciudadanía”, para defender sin complejos la nación como “comunidad de todos los nacidos en la misma tierra”…
Con esta propaganda no solo se aprovechan como buitres carroñeros de las dificultades del proletariado sino que echan mucha más sal en sus heridas, crean barreras que hacen más difícil recuperar la identidad de clase, la confianza en sí mismos de los obreros. Denunciar las mentiras de estos nuevos aparatos anti-proletarios profundizando en las auténticas posiciones de nuestra clase es la tarea que nos proponemos.
G, 15-2-15
[1] Resolución sobre la situación internacional de nuestro 20º congreso internacional, Revista Internacional nº 152, /content/3965/resolucion-sobre-la-situacion-internacional-2013 [859]
[2] Ídem.
[3] Ídem.
[4] Ídem.
[5] SYRIZA en Grecia o PODEMOS en España se presentan como adalides de una “nueva política” que sería honesta, volcada “en los ciudadanos” y alejada de las maniobras y el politiqueo rastrero a que nos tienen habituados la casta bipartidista. Una prueba de que estas “buenas intenciones” son un engaño la tenemos que SYRIZA se registró como partido en 2012 para poder aspirar al premio de 50 diputados extra que se da en la legislación griega al partido ganador de los comicios, beneficio que no se concede si es una coalición la que obtiene la mayoría. Esto es un índice elocuente de la catadura moral de los señores de Syriza.
En Facebook ha aparecido una nota de un tal John Henry[1] que termina con la siguiente amenaza: “La próxima vez quizá la CCI tenga más razones para hacerse la víctima, pues el tal "Stan" que firma el artículo tiene que explicar en qué consistieron todas esas "amenazas" e "insinuaciones" de las que nos acusa. Le invito a que dé la cara. Y no le insinúo, sino que le advierto que en el movimiento proletario las mentiras y difamaciones pueden tener serias consecuencias relacionadas con la salud y el bienestar general”.
Decir que la CCI “quizá tenga más razones para hacerse la víctima” solamente puede interpretarse de una manera: este individuo se propone algún tipo de ataque o agresión contra nosotros. Sin embargo, la amenaza es aún más virulenta frente al compañero Stan, firmante del artículo, a quien el tal John Henry le advierte de serias consecuencias relacionadas con la salud y el bienestar general. Este eufemismo hipócrita tiene una clara traducción: quiere dañar al compañero.
Frente a estos métodos indignos queremos expresar nuestra solidaridad total con el compañero Stan, desde luego no vamos a poner la otra mejilla, vamos a defendernos y el primer paso es preguntarnos qué hay detrás de estas amenazas.
En septiembre 2014 celebramos en Madrid una reunión pública sobre el centenario de la Primera Guerra Mundial. Aparte de otros asistentes, vinieron cinco individuos a los que el Señor John Henry se refiere como “4 de las cuales se reivindicaban de la Izquierda Italiana» que “simplemente acudimos, nos sentamos y defendimos nuestras ideas”.
La forma en que “defendieron sus ideas” no era la correspondiente a un debate proletario sino más propia de los programas de telebasura donde los contertulios se interrumpen, forcejean para ver quien más grita, repiten como papagayos las mismas monsergas.
El proletariado es la primera clase social de la historia cuyas únicas armas son su conciencia, su unidad, su solidaridad y su organización, los cuales son a su vez los principios de la sociedad comunista que aspira a instaurar. En la adquisición de la conciencia el debate es fundamental. Un debate que es una búsqueda en común de la claridad, lo que exige un método, una organización de la discusión, un turno de palabra, una disciplina para respetar lo que dicen los demás y exponer argumentos y contra-argumentos, ceñirse al tema que se trata y no soltar anárquicamente la primera ocurrencia. Podríamos ver la experiencia histórica del proletariado y concretamente la de la Revolución Rusa donde hubo en los Soviets y en múltiples organismos a su alrededor gigantescos debates de masas[2]
Pero nada de esto hicieron los “amigos de John Henry”, en lugar de sumarse a un debate que se proponía ver las causas de la Primera Guerra Mundial, comprender igualmente cómo el proletariado acabó con la guerra, los métodos de lucha que empleó y los cambios que significaron respecto al periodo anterior etc., estos individuos se lanzaron a repetir machaconamente ideas que no venían a cuento sobre “la necesidad de los sindicatos de clase”, “la organización de la lucha inmediata”[3], sus únicas referencias a la cuestión de la guerra se limitaron a un par de absurdos: una que la guerra es montada por la burguesía para resolver el problema de la sobreproducción y otra que la burguesía puede llevar al proletariado al matadero guerrero cuando le dé la gana.
Se les invitó reiteradamente a aportar sobre el tema en debate a lo que respondieron que eso era “filosofía” y “labor de eruditos”, que lo que debe hacerse es “ir a la actualidad”, a “defender las luchas inmediatas”. Esta actitud tan rematadamente “práctica” revela una impaciencia inmediatista y una ceguera pragmática que está en los antípodas del método de la Izquierda Italiana de la que “4 de los cuales” dicen reclamarse.
Esto con ser un obstáculo a la clarificación no es sin embargo lo más grave. Los “4 de los cuales” se dedicaron a interrumpir a los camaradas que hablaban, con especial encarnizamiento con uno de nuestros militantes. Contamos nada menos que catorce interrupciones. El tono era agresivo y amenazante, por ejemplo, uno de ellos dirigiéndose directamente a uno de nuestros camaradas proclamó a voz en grito que “frente al terror blanco de la burguesía hay que responder con el terror rojo de la dictadura proletaria”[4].
¿Por qué tuvieron este comportamiento? Podemos apuntar dos explicaciones. La primera es que estos individuos que se reclaman de una “Izquierda Italiana” de ultratumba no cuentan en su repertorio más que cuatro fórmulas mal aprendidas que repiten como los suras del Corán. Se hable de lo que se hable, bien sea de la guerra, de la autogestión o del cultivo del aguacate, su discurso siempre es el mismo: “la necesidad de sindicatos de clase”, “la aristocracia obrera como aliado del imperialismo” y alguna otra frase por estilo. Su máximo nivel teórico consiste en repetir sin descanso que los sindicatos realmente existentes “no son sindicatos” y que hace falta construir un “verdadero sindicato”[5].
Incapaces de inscribirse en una discusión donde se argumenta, se reflexiona, condiciones necesarias para desarrollar la claridad y, por tanto, la conciencia de clase, estos individuos están convencidos de que “la letra a gritos entra” y reducen el “debate” a vociferar frases chillonas tratando de conseguir los máximos decibelios. ¡En eso consisten los “argumentos” y el “marxismo vivo” de los que habla John Henry en su libelo!
En su búsqueda de ese “marxismo vivo”, han debido leer en alguna parte que el marxismo es intransigente y combativo y esto lo han interpretado como que hay que ser arrogantes e imponer al auditorio el “terror rojo” de sus gritos altisonantes y sus interrupciones chulescas.
Frente a estas caricaturas es necesario recordar que la intransigencia y la combatividad del marxismo no tienen nada que ver con la imposición y la arrogancia. Marx en 1843 recalca que “no vamos al mundo diciéndole: he aquí la verdad ¡arrodíllate!”. “Nuestra fracción se reclama de un largo pasado político, de una tradición profunda en el movimiento italiano e internacional, de un conjunto de posiciones políticas fundamentales. Pero no pretende investirse con esos precedentes para pedir adhesiones a las soluciones que preconiza frente a la situación actual. Bien al contrario, invita a los revolucionarios a someter a la verificación de los acontecimientos las posiciones que defiende actualmente, y asimismo, las posiciones políticas contenidas en sus documentos de base”[6]. Este pasaje viene de la más clara expresión de esa Izquierda Italiana que tanto manosean los “amigos de John Henry”. En la búsqueda de los principios, el marxismo, argumenta, examina críticamente sus posiciones anteriores, busca la coherencia y la claridad…, todo lo cual está en la barricada opuesta de las fórmulas simplistas defendidas con métodos barriobajeros.
La segunda explicación que no está en contradicción con la primera y que puede sumarse a ella, es que estos individuos –más allá de la conciencia que cada uno tuviera– venían en plan comando a atacar un lugar de debate proletario donde se está haciendo un esfuerzo de discusión honesta, paciente, metódica, basada en la escucha y el respeto mutuo, condiciones necesarias para una verdadera clarificación.
Para defender un lugar de debate proletario y darse los medios teóricos –que se prolongan necesariamente en medios prácticos de defensa– tras el espectáculo bochornoso que dieron los amigos de John Henry, en una reunión posterior con simpatizantes próximos a la CCI se decidió escribir el artículo –que escribió el simpatizante Stan– antes mencionado y que aporta argumentos sobre la necesidad de la cultura del debate y la cultura de la teoría como armas imprescindibles en la lucha contra el capitalismo.
Todo esto no parece gustar a John Henry que tras la acción de sabotaje de septiembre aprovecha el artículo publicado para lanzar sus amenazas y llenar su escrito con toda clase de insultos y falsificaciones. Habla de “debate endogámico”, de que nos dedicamos a “discutir con estudiantes”, en su delirio afirma que « frente a las posturas defendidas por nosotros durante el debate, coincidían la CCI, los anarquistas y los maoístas». John Henry o bien debía estar en otro lugar o miente deliberadamente pues ninguno de los presentes se reclamó del anarquismo o del maoísmo (por otra parte nosotros estamos dispuestos a escuchar y debatir con compañeros que viniendo del campo maoísta o anarquista respeten el marco de la reunión: el tema propuesto, una forma seria y responsable de expresarse, etc.).
Es necesario elegir: o el debate proletario que requiere un esfuerzo para seguir un método organizativo, abordar pacientemente los temas hasta llegar a conclusiones, las cuales pueden incluir acuerdos pero igualmente desacuerdos o puntos que necesitan una mayor discusión. O bien, los métodos de “los amigos de John Henry” que son la moneda corriente en los grupos burgueses de todos los colores, basados en la competencia, el pugilato y las amenazas de violencia física etc.
CCI, 9-3-15
[1] Nos preguntamos por qué este individuo ha utilizado cobardemente este medio en lugar de dirigirse a la CCI para explicar abiertamente sus recriminaciones
[2] Dos libros, la Historia de la Revolución Rusa de Trotski y Diez días que estremecieron al mundo, de John Reed, nos pueden servir de referencia.
[3] Nosotros organizamos reuniones públicas sobre un tema anunciado. Si los presentes tienen otras preocupaciones se puede organizar una nueva reunión sobre lo que les interesa, de hecho, se les propuso convocar una reunión para tratar el tema sindical y el de la lucha reivindicativa.
[4]En la introducción al artículo Cultura de la teoría y cultura del debate: necesidades para la lucha contra el capitalismo (/content/4061/cultura-de-la-teoria-y-cultura-de-debate-necesidades-para-la-lucha-contra-el [1005]) decimos que estos elementos actuaron «de forma agresiva interrumpiendo, amenazando, insinuando». Para ser precisos esta fue la única amenaza indirecta que hubo, las amenazas directas han venido después con el texto de John Henry.
[5] La cuestión sindical, la negación de la lucha reivindicativa por los sindicatos, la naturaleza del proletariado, la existencia o no existencia de una “aristocracia obrera”, son temas que estamos dispuestos a discutir con aquellos que estén interesados. Se puede ver nuestro folleto Los sindicatos contra la clase obrera, nuestra serie sobre el sindicalismo revolucionario (ver https://es.internationalism.org/series/218 [173] ), nuestro artículo recapitulativo Apuntes sobre la cuestión sindical (https://es.internationalism.org/node/3103 [655] ). Referente al tema de la aristocracia obrera ver La aristocracia obrera: una teoría sociológica para dividir a la clase obrera (https://es.internationalism.org/node/3199 [1006] ).
[6] Bilan nº 1, noviembre 1933.
Tras haber tomado conocimiento en las páginas Web de la Tendencia Comunista Internacionalista de un comunicado datado el 12 de abril titulado “A propósito di alcune infami calunnie” (“A propósito de unas calumnias infames”), la CCI quiere aportar toda su solidaridad a este organización a sus militantes más afectados frente a los ataques de los que están sido objeto de la parte de algunos antiguos miembros de la sección en Italia de la TCI, el Partido Comunista Internacionalista.
Todos los que se reivindican de la corriente de la Izquierda Comunista o que se interesan por ella, conocen los desacuerdos que existen entre la CCI y la TCI, desacuerdos que afectan a cuestiones de análisis general (como la del curso histórico), de interpretación de la experiencia histórica (como el trabajo de la Fracción italiana entre 1928 y 1945 o sobre la fundación del Partido Comunista Internacionalista en 1943-45) o, y para nosotros es lo más importante, sobre las relaciones que deben existir hoy entre los grupos que se reclaman de la Izquierda Comunista. Nunca hemos escondido estos desacuerdos ni renunciado a denunciar vigorosamente los posicionamientos políticos de la TCI (antes BIPR) que a nuestro juicio son nefastos para el combate de la Izquierda comunista. Sin embargo esto no debe afectar, según nuestro punto de vista, a la expresión de nuestra total solidaridad hacia la TCI ni a la firmeza con la que condenamos las calumnias que esta organización y algunos de sus militantes son hoy víctimas. Es una actitud que pertenece a la tradición del movimiento obrero.
La CCI no tiene conocimiento de la identidad de los elementos que están atacando al PCInt-TCI ni de los términos exactos de sus alegaciones. Sin embargo, la CCI expresa su confianza en el comunicado publicado por esta organización y considera como verídicas las informaciones que aporta. Esta confianza se apoya sobre los hechos siguientes:
Este tipo de acusaciones debe ser combatido y denunciado con la mayor firmeza, especialmente porque introduce la sospecha dentro de la organización pero igualmente en el conjunto del medio proletariado. Por ello, la CCI afirma su disponibilidad para aportar toda su ayuda a la TCI en las modalidades que ésta juzgue útiles, con objeto de desenmascarar las calumnias lanzadas contra algunos de sus militantes y de restablecer su honor.
La CCI llama a todos los elementos y grupos que combates sinceramente por la revolución comunista, y particularmente a aquellos que se reclaman de la Izquierda Comunista (y especialmente de aquellos que se vinculan a la corriente animada por Bordiga desde 1952) a aportar su solidaridad sin reservas a la TCI frente a los sórdidos ataques de los que es víctima. Es el honor de la Izquierda Comunista de haber combatido este tipo de métodos, en los cuales el estalinismo fue un gran especialista en los momentos más negros de la contrarrevolución. Participar en el combate de la Izquierda Comunista no significa solamente defender sus posiciones políticas. Significa también denunciar los comportamientos políticos tales como los rumores, la mentira, la calumnia, el chantaje, los cuales dan la espalda a los principios del combate del proletariado por su emancipación
CCI, 17-4-2015
El pasado 8 de noviembre se celebró en Marsella una conferencia-debate con el tema "Las izquierdas radicales surgidas en la década de 1920: internacionalismo y autonomía proletaria".
Antes de informar de la reunión, vamos a hacer una serie de consideraciones sobre el ponente de la Conferencia, Philippe Bourrinet, presentado en el cartel anunciador del encuentro como "autor de diversos artículos y libros sobre el movimiento obrero revolucionario y miembro del colectivo editorial Smolny"[1]. Consideraciones necesarias para entender tanto el contenido de la presentación de Philippe Bourrinet como la discusión que la siguió.
Parafraseando a Karl Marx, en su famosa polémica contra Proudhon[2], podríamos escribir:
“Philippe Bourrinet suele ser, desdichada pero comúnmente, ignorado. Sin embargo, los que están interesados o se consideran comunistas de izquierda lo tienen por un historiador serio y honesto y, entre los historiadores, pasa por ser partidario de las ideas de la Izquierda Comunista y fino conocedor de su principal organización, la CCI, de la que todo el mundo sabe fue miembro durante más de quince años. Nosotros, como militantes de la CCI e implicados, de hecho, en el conocimiento serio y honesto de la historia (aunque no pretendemos ser historiadores), queremos salir al paso de este doble error."
Como prólogo a nuestra protesta contra la ignorancia de que es víctima Philippe Bourrinet, rememoraremos algunos episodios de su trayectoria política ya que permiten refutar muchas ideas falsas que circulan hoy a cuenta suya.
Tras una corta temporada en las filas de la organización trotskista Lutte Ouvrière, Philippe Bourrinet entró en la década de 1970 en el grupo Révolution International, que sería poco después la sección en Francia de la CCI. Como Philippe Bourrinet tenía talento para escribir y poseía amplios conocimientos, la organización le confió rápidamente la redacción de artículos para su prensa, artículos que firmó como “Chardin” (Ch). Se le incorporó también al órgano central de la CCI poco después de la fundación de ésta en 1975. Una de las razones de este nombramiento era su dominio de varios idiomas y particularmente del alemán.
Philippe Bourrinet, que había comenzado a estudiar Historia, acordó con la CCI que dedicaría la Memoria de Licenciatura al estudio de la Izquierda Comunista de Italia y que ésta se publicaría como folleto de nuestra organización. Para su trabajo, que le dio además cierta ventaja en su curso universitario, recibió apoyo total de nuestra organización; apoyo material y político, pues nuestro compañero Marc Chirik[3], que había sido miembro de la Izquierda Comunista de Italia, le proporcionó gran cantidad de documentos e información de primera mano así como valiosos consejos. Su Memoria, como estaba previsto, fue publicada poco después como libro de nuestra organización, considerado como obra de la CCI en la que están expresados sus análisis políticos y que, de la misma forma que los folletos que habíamos publicado anteriormente, no estaba firmado por nadie en particular.
Después de la publicación de ese libro, animamos a Philippe Bourrinet a que hiciese un trabajo similar, sobre la Izquierda Comunista Germano-holandesa, para su Tesis doctoral. Los primeros capítulos de este estudio fueron publicados en la Revista Internacional de la CCI[4]. Philippe Bourrinet que pudo, una vez más, apoyarse en la ayuda política y material de la CCI para este trabajo[5], defendió su Tesis en marzo de 1988. Rápidamente comenzamos un largo trabajo de formateo y maquetado de su documento que finalmente fue imprimido en noviembre de 1990, pocos meses después de que Philippe Bourrinet abandonase la CCI. Como motivo de su partida Bourrinet no manifestó ninguna divergencia política con nuestra organización; nos dijo simplemente que no deseaba seguir militando.
Dos años más tarde, recibimos en nuestro apartado de Correos, sin ninguna carta adjunta, una copia de dos documentos[7] sorprendentes: el primero, fechado el 21 de agosto de 1992, era un "Recibo de depósito por Bourrinet Philippe del manuscrito titulado La Izquierda Comunista Holandesa 1907-1950" enviado desde el “Departament du droit de auteur de la Société des gens de lettres”. El otro documento, fechado el 27 de julio de 1992, era para nosotros más sorprendente aun; era un texto, escrito a máquina, titulado "A propósito de las ediciones anónimas que, el grupo Corriente Comunista Internacional (CCI), está realizando en Francia y en otros territorios".
En este documento se podía leer: "El libro titulado La Izquierda Holandesa, firmado por "Corriente Comunista Internacional", impreso en noviembre de 1990 por la "Litografía Libero Nicola, Nápoli" y difundido después en Francia y Bélgica, ha sido escrito enteramente por Philippe Bourrinet, doctor de la Universidad de París I-Sorbona (22 de marzo de 1988)". Este pasaje es exacto pero, en ese texto, había una serie de acusaciones contra la CCI, en particular la de 'piratería', que quisimos aclarar con Philippe Bourrinet. Una delegación de la CCI se encontró con él en un café de la plaza Clichy, en París, cerca del que entonces era su domicilio. Esta delegación expuso a Philippe Bourrinet una memoria recordando la verdad de los hechos; recordatorio que él ni siquiera intentó contradecir. Al preguntarle la delegación el porqué de sus cartas, montó de repente un sonado escándalo, voceando que su nombre no figuraba en el libro sobre la Izquierda Holandesa. Requisito que él jamás antes había exigido. Nos dijo que, para el trabajo profesional que tenía a la vista, el hecho de que él apareciese como autor de este libro-documento le sería útil y deseaba que, de ahora en adelante, su nombre apareciese en las ediciones del libro. En su "aclaración", Philippe Bourrinet había lanzado ataques incalificables contra la CCI, ataques que decidimos no tenérselos en cuenta; evitando, por ejemplo, contrariar sus proyectos profesionales. Decidimos pues atender su petición pero, como la versión francesa ya estaba impresa, le dijimos que era demasiado tarde ya para modificarla; con lo que él estuvo de acuerdo. Nos comprometimos a publicar la precisión propuesta por él en las ediciones de La Izquierda Holandesa realizadas por nosotros en el futuro; es más la delegación propuso insertar un pequeño texto, que contendría los siguientes elementos, en etas ediciones:
Philippe Bourrinet aceptó esa propuesta.[8]
Para la CCI, el problema quedó por lo tanto zanjado, dejándonos de interesar qué hacía de su vida el doctor Bourrinet.[9] Esta falta de interés hacia él se debió sobre todo a que sus nuevas producciones literarias distaban mucho de tener la calidad y de despertar el interés que tuvieron sus dos escritos sobre la Izquierda Comunista de Italia y la Izquierda Germano-holandesa. Navegando por Internet, descubrimos que el doctor Bourrinet había reeditado, con su nombre, esos dos textos-documento, incluyendo algunas modificaciones en el texto original publicado por la CCI; cambios tendentes a una mayor proximidad con las posiciones del consejismo. Así, en la "Advertencia final" de esta nueva edición de la Izquierda Germano-holandesa, el doctor Bourrinet escribe: "En la presente edición se aprecia, en forma de rasgos de una ideología que está lejos de un análisis marxista riguroso del movimiento y de la teoría revolucionaria, tanto lo que fueron defectos inevitables de un trabajo realizado en un entorno académico como la militancia del autor en el grupo mencionado [la CCI]. (…) En la medida de lo posible, he intentado quitar o relativizar aquellos pasajes cargados con demasiada polémica anti-"consejista", propia del grupo por el que estaba influenciado en aquel periodo."
Este pasaje nos clarifica muchas cosas y permite extraer algunas lecciones. En primer lugar, que para el doctor Bourrinet era necesario abandonar la CCI para poder acceder por fin a “un análisis marxista riguroso del movimiento y de la teoría revolucionaria". Se le olvida decir que fue el grupo Révolution Internationale (futura sección de la CCI en Francia) el que le enseñó los principios, los fundamentos, del marxismo, cuando él acababa justamente de salirse de Lutte Ouvrière, una organización que nada tiene que ver con el marxismo, ni con el movimiento revolucionario, por mucho que ella lo reivindique. También se llevó al agua de su molino la idea, propia del "marxismo" universitario, de que se puede ser "marxista", al margen de cualquier organización política que luche por la defensa de los principios proletarios. Una idea muy cercana del rechazo, por el consejismo degenerado, de la necesaria existencia de tal organización y que explica bien por qué los "marxistas de cátedra” suelen sentirse tan afines con el consejismo. Una respuesta que puede oponerse a la visión del doctor Bourrinet nos la da el militante de la CCI… Philippe Bourrinet: “A diferencia del "consejismo" de los años 1920, a lo Rühle, o del de la década de los 1930, en Holanda, la corriente consejista actual está en ruptura con la tradición de la Izquierda Comunista, "comunistas de Consejos"; y tiene más que ver con revueltas de fracciones de la pequeña burguesía o de elementos del proletariado recelosos de cualquier organización política. El peligro consejista de mañana no surgirá de una derrota de la revolución, como fue el caso en la década de 1920 en Alemania, sino que surgirá al comienzo de la oleada revolucionaria y será un momento negativo en el proceso de toma de conciencia del proletariado [10]".
"El obrerismo convive perfectamente bien, puede decirse incluso totalmente, con el intelectualismo; y, efectivamente, en este caso se ha visto una especie de anarquismo de tipo pequeño burgués, en el sentido de que rechaza toda forma de autoridad y de organización, etc., etc.; un poco la visión del intelectual obrerista criticado por Lenin en su ¿Qué hacer?"[11]
En fin, también nos hemos enterado de que si el militante Philippe Bourrinet cometió errores en ese periodo, fue debido a que estaba “bajo influencia". ¡Eres (por una vez) muy modesto, doctor Bourrinet![12] El militante Philippe Bourrinet no satisfecho con solamente "padecer la influencia de la CCI", fue un defensor decidido y talentoso de las posiciones y análisis de esta organización en su lucha contra las derivas consejistas en su seno. Es también por esta razón por la que la CCI le confió la tarea de escribir el artículo de la Revista Internacional nº 40 con el que la CCI entablaba públicamente tal combate [13].
Tras haber revisado los dos textos: la Izquierda Italiana y la Izquierda Germano-holandesa, el doctor Bourrinet, hizo imprimir nuevas versiones en papel, poniéndolas a la venta por Internet. Obviamente, estos textos tenían algunos elementos suplementarios y menos erratas que los publicados por la CCI; es más, expresaban mejor el nuevo posicionamiento político del doctor. Bien es verdad que estos cambios tenían para él un valor considerable: mientras que la CCI vendía el libro sobre la Izquierda Holandesa por 12€, el doctor pedía 75€. Lo mismo con el de la Izquierda Italiana: de los 8€ (CCI) pasaba a 50€ (40 euros por la versión en inglés)[14]. También es verdad, hay que reconocerlo, que las versiones vendidas por el doctor tenían ¡tapas de colorines!
En una famosa carta, el 18 de marzo de 1872, a su editor francés de El Capital, Marx escribía: "Aplaudo la idea de publicar la traducción de Das Kapital en entregas periódicas. En este formato, el trabajo será más accesible a la clase obrera y, para mí, esa consideración prevalece sobre cualquier otra." Obviamente, no es esta la manera que tiene el doctor Bourrinet de ver las cosas; para él lo que "prevalece sobre cualquier otra consideración" es poder hacer con sus honorarios como hacen esos otros doctores, médicos en este caso, que cobran según la tarifa II, dos veces más elevada que las del grupo I[15], lo que les permite no sólo completar sus ingresos sino también ahuyentar de sus clínicas a pacientes obreros que “apestan” más a sudor que a dinero.
¿Es por mezquindad por lo que el doctor Bourrinet ha tasado sus obras a un precio tan exorbitante? Esto no hay que excluirlo totalmente pues el militante Philippe Bourrinet era bastante conocido en la CCI por ese rasgo de su carácter; de ahí que su tacañería provocara las bromas del camarada Marc Chirik, tesorero entonces de la Sección de la CCI en Francia. Dicho esto, es poco probable que la racanería del doctor Bourrinet, por enfermiza que sea, le haya vuelto completamente estúpido. Hasta el más tonto puede entender que hoy, a ese precio, los libros impresos bajo la responsabilidad del doctor de marras no encontrarán prácticamente comprador (incluso suponiendo que la CCI, como le reclama a gritos el doctor, deje de difundir estos escritos por su cuenta)[16]. De hecho, es muy probable que el alza vertiginosa de las tarifas del doctor sea la imagen que tiene de sí mismo y de sus obras. Liquidar a “precio de saldo" sus producciones literarias (que debe considerarlas, probablemente, como más importantes que El Capital), es minimizar su valor, lo que en la lógica burguesa más clásica y despreciable, como ya lo expresó con claridad con su demanda de ayuda la "Société des Gens de Lettres”. Si estas explicaciones no coinciden con la realidad, nosotros mismos pedimos al doctor Bourrinet que se comprometa a darnos su propia explicación. No dejaremos de publicarla; ni tampoco cualquier respuesta que quiera aportar a este artículo.
Dicho esto, añadir que la mezquindad del doctor Bourrinet y las pequeñas crispaciones salpicadas de mala fe, de las que acabamos de informar anteriormente, no son nada al lado de las calumnias que, desde 1992, lanzó contra nuestra organización; calumnias que si en aquel tiempo decidimos no publicar, es hora ya de salirles hoy al paso pues, desde marzo de 2012, están contaminando Internet. De hecho, en la página Web https://www.left-dis.nl/f/ [1008] hay un enlace titulado "Una puntualización pública (París, diciembre de 1991) sobre el parasitismo 'instintivo' de la secta “CCI”. Marzo de 2012”. Haciendo clic en este enlace 11, encontramos un archivo en pdf que reproduce los documentos recibidos por la CCI en 1992 (mencionados anteriormente) y que vamos a recordar ahora.
En la "puntualización" del 27 de julio de 1992, se puede leer: “Con ocasión de la edición de su Tesis doctoral, anteriormente Memoria de Licenciatura, sobre la Izquierda Comunista Italiana (1926-1945), efectuada sin el acuerdo del autor y con aportaciones y supresiones arbitrarias por parte de este grupo, que cree ser su propietario utilizando el pretexto de que el autor firmante fue miembro de la llamada CCI, se impone hacerle al lector la puntualización siguiente: Este trabajo fue publicado anónimamente por la CCI en 1991, en francés, sin el acuerdo, sin la supervisión y sin previo aviso al autor, quien se ha visto ante el hecho consumado de una auténtica 'piratería'. [Le sigue, al pasaje citado aquí arriba, la indicación de que Philippe Bourrinet es doctor de la Universidad París-I y otro pasaje donde da aclaraciones sobre las circunstancias de la Defensa de su Tesis] Este libro es prolongación de La Izquierda Comunista Italiana 1912-1945, Tesis de Licenciatura del mismo autor (París-I-Sorbona, 1980, bajo la dirección de Jacques Droz). Esta Memoria de Licenciatura fue publicada en 1981 y 1984, anónimamente -– en francés e italiano – por el grupo CCI, con acuerdo tácito, y únicamente tácito, del autor."
Vamos a empezar con "el acuerdo tácito y únicamente tácito" que el militante Philippe Bourrinet da para que se publique la obra, sin nombre de autor, La Izquierda comunista Italiana. Pero, vamos a ver, doctor Bourrinet, farsante de tres al cuarto, ¿qué embrollo es éste? ¿Estabas o no de acuerdo con que el texto que habías escrito tú se publicase como un folleto de la CCI? ¿Fue "tácitamente" cuando platicabas, largo y tendido, con los militantes de la organización sobre la maqueta y el diseño de la cubierta de este folleto, en la que no aparece el nombre del autor? En cuanto a que si el trabajo sobre la Izquierda Germano-holandesa fue publicado sin el total acuerdo del entonces recién diplomado doctor Bourrinet, te hacemos esta otra pregunta: ¿hay o no espejo en tu casa que te permita ver hasta donde se te ha alargado la nariz después de haber escrito tal cosa? Usted es un redomado embustero, doctor Bourrinet cuando pretende haber sido "puesto ante un hecho consumado". Y la prueba de nuestra acusación nos la proporciona un artículo publicado en nuestra Revista Internacional nº 58 (3er trimestre 1989)[17], titulado "Contribución a la historia del movimiento revolucionario: historia de la izquierda Germano-Holandesa". En este artículo se puede leer: "La historia de la izquierda comunista internacional desde principios de siglo, tal como la hemos empezado ya a relatar en los folletos sobre la Izquierda Comunista de Italia, no es únicamente una labor de historiadores. Sólo desde un enfoque militante, de compromiso en el combate de la clase obrera por su emancipación, puede abordarse la historia del movimiento obrero. Este conocimiento no es para la clase obrera un problema de sabiduría sino ante todo un arma de combate para las luchas de hoy y de mañana, gracias a las lecciones del pasado.
Desde ese enfoque militante, vamos a publicar próximamente, como contribución para una historia del movimiento revolucionario, un folleto sobre la Izquierda Comunista Germano-holandesa cuya introducción publicamos aquí.” Pero ¿quién es ese militante de la CCI, el cabrito ése que justifica así, anticipadamente, el "pirateo" de la tesis del Dr. Bourrinet y que se hace cómplice de la maniobra que pone a este último "ante hechos consumados"? Pues resulta que el artículo lo firma Ch, es decir, Chardin, o sea el militante Philippe Bourrinet.
De modo que el militante Philippe Bourrinet, probablemente "bajo influencia", es quien asume públicamente y por escrito la ignominia que la CCI se prepara a cometer contra el doctor Bourrinet. Pero, en el tiempo en que Ch escribió ete artículo, ya había recibido el título de doctor en la Universidad de París-I-Sorbona. En otras palabras, uno de los principales responsables de las infamias cometidas contra el doctor Bourrinet no es otro que el doctor Bourrinet en persona. ¿Será masoquista el doctor Bourrinet? En cualquier caso sí que es un embustero absoluto; insistimos y rubricamos: un mentiroso y un calumniador despreciable.
Pero las asquerosas acciones de marzo de 2012 del doctor Bourrinet no se acaban con lo de la publicación de unos documentos que tienen más de 20 años. Este doctor necesitaba caer aún más bajo. De ahí que algunos militantes de la CCI recibieran, con fecha del 23 de marzo de 2012, una carta, certificada y con acuse de recibo, remitida por el Servicio jurídico de la Société des Gens de Lettres. He aquí lo esencial de la misiva:
"Actuamos en nombre de don Philippe Bourrinet, miembro de la Société des Gens de Lettres, en referencia a su memoria y a su tesis (...).
Nos ha sorprendido mucho saber que estas dos obras son, regularmente, objeto de reproducción no autorizada, atentando así al derecho patrimonial y moral del Señor Bourrinet.
Les rogamos pues que cesen inmediatamente la explotación de estos textos por cualquier sitio Internet donde se puedan encontrar, o por cualquier otro medio de edición de libros.
De lo contrario, el autor se reserva el derecho de actuar con todos los medios legales disponibles.”
En otras palabras, el doctor Bourrinet "se reserva el derecho" de mandar a un juez a perseguir a militantes de la CCI si ésta continúa difundiendo los libros sobre la Izquierda Italiana y la Izquierda Germano-holandesa. Lo más grotesco de esta historia es que uno de los militantes de nuestra organización que recibió esta amenazante carta es precisamente uno de los más involucrados en el apoyo material a los trabajos del militante Philippe Bourrinet; concretamente: fotocopió en la empresa donde trabajaba, arriesgándose a tener graves problemas con su patrono, a ser despedido, cientos y cientos de páginas de documentos (borradores de escritos que el doctor Bourrinet entregaba a otros militantes para que los repasaran, colecciones de diversas publicaciones de la Izquierda Comunista que le habían prestado por un tiempo, ejemplares de las presentaciones de la Memoria y de la Tesis, antes de presentarlas a la Universidad…).
Actualmente el doctor Bourrinet, con la cobardía que le caracteriza, pues se protege tras la Société des Gens de Lettres a la que fue a contarles sus patrañas, amenaza con llamar al Estado burgués para que defienda su "patrimonio" y haga respetar su "derecho moral". Y continúa reclamando su pertenencia a la Izquierda comunista y su adhesión al "riguroso análisis marxista del movimiento y de la teoría revolucionaria". ¿Qué pensarían los heroicos militantes de esta corriente si se hubieran enterado de cómo el doctor Bourrinet iba a utilizar, de manera tan vil y despreciable, la historia de su combate, escrita por el militante Philippe Bourrinet?
El doctor Bourrinet parapetado tras la barrera protectora de la ley burguesa, a la que se aferra patéticamente, pretende insensatamente atribuirse el derecho de meterle mano al patrimonio de la Izquierda Comunista, a los textos del movimiento obrero que no pertenecen a nadie y de los cuales la clase obrera y las organizaciones proletarias son los depositarios, los garantes políticos y morales. Ese filisteo cree que se puede comportar como el capitalista vulgar que protege su "patente industrial", haciendo creer que el producto de la historia universal de la clase explotada es una mercancía que se reduce a su individualidad miserable y a su 'propiedad intelectual'. Eso es pura estafa. La clase trabajadora no genera individuos militantes, sino organizaciones revolucionarias que son producto de una lucha y de una continuidad histórica. Esto ya es nos lo recuerdan los Estatutos de la AIT, de 1864: "En su lucha contra el poder unido de las clases poseedoras, el proletariado no puede actuar como clase más que constituyéndose él mismo en partido político distinto y opuesto a todos los antiguos partidos políticos creados por las clases poseedoras" (Artículo 7a). En el mismo espíritu y letra de esos Estatutos, las organizaciones obreras defienden los principios que son el resultado de la experiencia histórica de su clase. En este sentido, el trabajo de los militantes se inscribe en un movimiento que no es y no puede ser “de su propiedad personal”. Parece evidente que si esto lo entendió así el militante Philippe Bourrinet, el doctor Bourrinet lo ha olvidado por completo. Los estatutos de la CCI precisan muy claramente lo que en otro periodo era una evidencia moral en el campo proletario: “Cualquier militante que deja la CCI, incluso con ocasión de una escisión, restituye a la organización la totalidad de los medios materiales de ésta (dinero, material técnico, publicaciones,...)”.
Ese es el verdadero rostro del doctor Bourrinet: arrogarse un botín echando mano de la justicia burguesa por venganza personal y para satisfacer su orgullo herido. Tal transgresión del compromiso moral inicial, cuando él era un militante, no sólo es patética sino que es una conducta totalmente ajena al movimiento obrero. El enfoque legalista de este pequeño burgués, vengativo y mezquino, nunca ha sido el de la Izquierda Comunista, que este falsario ¡pretende defender! ¿Cómo calificar al doctor Bourrinet? Una profusión de términos, ninguno de ellos complaciente, nos viene a la mente. Ante tal abundancia de calificativos, no sabemos cuál elegir, de modo que preferimos decir que es "incalificable".
Pero las proezas del incalificable doctor no se detienen ahí. No le bastó con hacer todo el mal posible, con los medios más viles, a su antigua organización, la CCI, sino que necesitaba atacar también la memoria del militante que desempeñó un papel clave en la formación de ésta, nuestro camarada Marc Chirik, fallecido en diciembre de 1990.
Para ello, utiliza una nota biográfica publicada en su web que incluye, entre otras notas, las que se encuentran al final de su versión más reciente del libro de la izquierda italiana.
En la nota publicada al final del libro, se permite una puya mezquina contra Marc Chirik: “Para Jean Malaquais, su amigo de toda la vida, él encarnaba cierta imagen de 'Profeta' político”. En la página web del doctor Bourrinet la frase se alarga y es un ataque mucho más directo a la reputación de nuestro camarada: "Para Jean Malaquais, el amigo de toda su vida, Marc Chirik, encarnaba la figura arcaica de un "Profeta" político, siempre tratando de demostrar y demostrarse a sí mismo que él "no se equivocaba nunca"". Aquí se ve el estilo jesuítico del farsante doctor Bourrinet. Habla de "el amigo de toda la vida" para lograr una imagen negativa de Marc Chirik pero no precisa que, si bien Malaquais era un buen escritor y un buen polemista y compartía las posiciones de la Izquierda Comunista, no tenía sin embargo la personalidad de un militante y no había comprendido los fundamentos de la militancia revolucionaria. Por otra parte, en el tiempo en que vivió en París y donde a veces asistió a nuestras reuniones públicas, pidió entrar en la CCI pero Marc Chirik logró convencer a los demás camaradas que no se podía aceptar su candidatura porque, frecuentemente, había mostrado un arrogante desprecio hacia los militantes y hacia las actividades que realizábamos.
Esa sórdida mezquindad, en la Nota biográfica sobre Marc Chirik publicada por el doctor Bourrinet, está lejos de ser la peor. Aún peor es un añadido, en esa misma reseña, donde el doctor toma por cuenta propia las calumnias más groseras que han circulado contra nuestra organización, concretamente por parte de una banda de matones y golfantes que se denominan "Fracción interna de la CCI":
"Poco después de su muerte, en 1991-1993, el grupo de Marc Chirik fue sacudido por furiosas "guerras de diádocos" que tenían como objetivo la sucesión de los "jefes" a la cabeza de las "masas" de la CCI, de hecho ridículas batallitas libradas en el escenario de un “manicomio”.
Más adelante, el doctor Bourrinet hace hablar a los "adversarios" de nuestro camarada y de nuestra organización para verter un carretón de basura sobre aquél y ésta: "Para sus adversarios políticos, Marc Chirik seguía siendo una figura del pasado, ligada a la corriente leninista y trotskista, en sus aspectos peores, un lejano discípulo de Albert Treint que recurre, sin vacilar, a maniobras de tipo "zinovievista" y no duda, como en 1981, durante una antepenúltima escisión, en recurrir a "razias chequistas" contra los "disidentes", para "defender la organización" y "recuperar su material".
Practicando el "control monolítico" de "su" organización, Marc Chirik contribuyó a hundirla, sin posible salida, en una "psicosis paranoide". Una sombría realidad que, según muchos antiguos militantes, ha destrozado la organización "chirikiana", entre cuyas desviaciones más visibles están: la deshonestidad política erigida en imperativo categórico, las "técnicas policiales de acoso", una atmósfera cuidadosamente cultivada de paranoia ultra-sectaria utilizando hasta la saciedad la "teoría del complot", preconizando, como forma de resolver las diferencias políticas, una profilaxis de erradicación del "parasitismo" de las organizaciones "enemigas".
Finalmente:
Como puede verse, los cargos expuestos por el Dr. Bourrinet no sólo van contra Marc Chirik o la CCI de la época en la que el doctor estaba entre nosotros, sino que se refieren a periodos muy posteriores a la muerte del camarada Marc. Por ejemplo, la CCI nunca discutió sobre darwinismo, nunca publicó artículos sobre este tema en vida de Marc Chirik. Sólo será a partir de 2009, casi 20 años después de la muerte de nuestro compañero, cuando se ha abordado este tema en nuestros debates internos y en nuestra prensa. De hecho, el Dr. Bourrinet quiere "matar dos pájaros de un tiro": demoler a Marc Chirik y demoler la organización de la que éste fue fundador principal, la CCI.
Ciertamente, ese método de la amalgama de “todo vale”[18] es una ilustración concentrada del “método Bourrinet”. Para observar estrictamente las reglas del historiador, hay que seguir sus referencias en una bibliografía en la cual encontramos los orígenes de semejantes sandeces. Esta bibliografía es tan abundante en notas y detalles que asfixia las referencias de las publicaciones donde se vomitan esas calumnias. Además, es particularmente difícil, incluso para un 'especialista', el acceso a los muchos textos citados lo que hace que la mayoría de los lectores no se molesten en buscar "quién dijo qué". Y es esto precisamente lo importante. Si en una biografía de Trotski se inserta un párrafo sobre lo que dijeron de él sus "adversarios políticos" y se sabe que entre las acusaciones está la de que era "un agente de Hitler", está claro que el mero hecho de saber que esta acusación la hizo el fiscal Vyshinski, durante los "procesos de Moscú", sería suficiente para eliminar cualquier verosimilitud. Obviamente no vamos a abrumar al lector con una refutación sistemática de todas las calumnias proferidas, contra Marc Chirik y contra la CCI, en las publicaciones o artículos a las que el doctor hace referencia y divulga con complacencia. Digamos simplemente que provienen sobre todo de ex miembros de la CCI que, por diversas razones, rezuman un obstinado odio contra nuestra organización. Algunos de ellos marcados por concepciones anarquistas que les han conducido, en última instancia, a suscribirse a la fórmula "Lenin = Stalin"; otros, imbuidos del sentimiento de que la organización no les ha valorado justamente, tampoco han soportado ciertas críticas lo que les ha llevado a hacer de su orgullo herido una causa más importante que la de defender las posiciones comunistas. Otros, se distinguen por el comportamiento gansteril, paralelo a su premura para llamar a la policía cuando equipos de la CCI se presentan en su casa para recuperar el material que habían robado a la organización. Mientras que otros (o los mismos) continúan defendiendo aún al elemento turbio Chénier, excluido en 1981, que rápidamente hizo carrera en el Partido Socialista Francés, por aquel entonces en el poder.
Si el doctor Bourrinet incluye ciertas acusaciones, cuyo carácter inverosímil y delirante es obvio, probablemente no es porque piense que puede traducirse en más ganancias, por el aumento del número de lectores, sino porque le permite inculcar la idea de que “cuando el río suena agua lleva” de que “aunque lo que dice parece exagerado, algo de cierto habrá”. “¡Calumniemos, calumniemos, que algo queda!”.
Una última palabra sobre ese añadido. Entre los numerosos militantes de la Izquierda comunista de los que el doctor Bourrinet ha escrito una reseña biográfica, nuestro compañero Marc Chirik aparece como un privilegiado. Es, en efecto, el único que se haya visto favorecido por un añadido de ese tipo, el único del que puedan conocerse no sólo detalles de su vida militante, sino contra el que además se lanzan acusaciones. Y sin embargo, por razones evidentes, no hay manera de encontrar la menor referencia a todos los textos (artículos, intervenciones en foros, etc.) que niegan semejantes acusaciones. Se ve que debe ser ésa la idea bourrinetiana de lo que es un trabajo "serio" y "honrado" de historiador…[19]
Volvamos pues a la idea de que el doctor Bourrinet sería "un historiador serio y honrado". Es necesario que, como decía Marx, "protestemos" contra tal idea. El doctor, en el artículo que escribió, en 1989, para la prensa de nuestra organización, anunciando la ya próxima publicación, por la CCI, de la Izquierda Germano-holandesa, hace referencia a cierto número de historiadores serios y honrados del movimiento obrero: Franz Mehring, León Trotski, ambos militantes revolucionarios, pero también a George Haupt, el cual, en palabras del Dr. Bourrinet "a pesar de que distaba mucho de ser un revolucionario": "Vale la pena, a este respecto, citar al historiador Georges Haupt, desaparecido en 1980, conocido por la probidad de sus trabajos sobre la Segunda y la Tercera Internacionales: "Ayudándose de falsificaciones sin precedentes, pisoteando y despreciando las realidades históricas más básicas, el estalinismo ha borrado, mutilado, reformulado y rehecho el pasado metódicamente para sustituirlo por su propia interpretación, sus mitos y su autoglorificación. (…)"”.
Que la "probidad" no es lo que caracteriza al doctor Bourrinet, es lo menos que se puede decir. Como hemos visto, no vacila en proferir mentiras enormes cuando le conviene, cuando las realidades históricas contribuyen a apoyar su "autobombo".
El doctor Bourrinet, siendo militante de la CCI, pudo realizar un trabajo interesante, importante y honrado. Es posible, incluso, que algunos de los estudios que ha realizado desde entonces, aunque no sean especialmente importantes o interesantes, sí estén en conformidad con esa "probidad". Pero lo que seguro es que su probidad se desvanece cuando los temas que trata están demasiado cerca de sus odios obsesivos: el militante Marc Chirik y la Corriente Comunista Internacional. Después de todo, algunos "historiadores" estalinistas fueron capaces de realizar estudios excelentes sobre la Comuna de París, pero no se puede esperar de ellos que hiciesen lo mismo sobre la historia de los partidos "Comunistas".
Con respecto a otras ideas falsas sobre el doctor Bourrinet según las cuales él sería, por ejemplo, "un defensor de las ideas de la Izquierda comunista y un agudo conocedor de la principal organización de la misma, la CCI", lo precedente ha demostrado también que estábamos bastante lejos de la verdad. Agudos conocedores de la CCI seguro que los hay mejores: o se cree a pies juntillas las insanias delirantes de los adversarios políticos de Marc Chirik y de la CCI y entonces sus "conocimientos" son dignos de las “revistas del corazón” o de la prensa amarillista de extrema derecha, o no se lo cree, y en este caso es peor aún. En cuanto lo de la defensa de las ideas de la Izquierda Comunista, no hay nada que esperar de alguien cuya preocupación obsesiva es la defensa de… sus derechos de autor y con ella la amenaza de pedir la intervención del Estado burgués: cuando se pretende defender ciertas ideas, el requisito básico es que uno no se comporte en contradicción total con ellas. No hay nada que esperar de alguien que, devorado por el odio, cubre o deja cubrir de inmundicias a Marc Chirik, uno de los pocos militantes de la izquierda comunista (si no el único) que, a diferencia de la mayoría de otros militantes de esta corriente aferrados a sus posiciones iniciales, logró apropiarse de las aportaciones esenciales tanto de la Izquierda Italiana como de la Izquierda Germano-holandesa y defenderlas hasta su último aliento.
Para el doctor Bourrinet las ideas de la Izquierda Comunista son un simple capital, heredado de los tiempos en que era militante de dicha Corriente, que intenta, poquito a poco, hacer fructificar al servicio de su necesidad de reconocimiento social oficial (ya que no puede hacerlo para engordar su monedero).
Como última prueba de esta afirmación, vale la pena conocer la semblanza biográfica dedicada a Lafif Lakhdar, fallecido en julio de 2013, en la página web de Controverses, la cual se presenta como "Foro de la Izquierda Comunista Internacionalista", una reseña firmada por Ph. B. (o sea, el doctor Bourrinet en persona)[20]. En el encabezamiento del artículo, Lafif Lakhdar es presentado como “intelectual árabe, escritor, filósofo y racionalista, militante en Argelia, en Oriente Medio y Francia". Apodado el "Spinoza árabe"”. En el mismo artículo, nos enteramos de que: "con el filósofo Mohamed Arkoun (1928-2010), participó desde 2009 en el programa Aladino de la UNESCO, un 'programa educativo y cultural' puesto en marcha bajo el patrocinio de la UNESCO, de Jacques Chirac y Simone Veil". También nos enteramos de que "en octubre de 2004, fue coautor, con numerosos escritores árabes liberales, de un manifiesto publicado en Internet (www.elaph.com [1009], www.metransparent.com [1010]) pidiéndole a la ONU la creación de un tribunal internacional para perseguir a los terroristas, organizaciones o instituciones que incitan al terrorismo." Francamente, es muy difícil de entender a cuento de qué viene esa biografía en un “Foro de la izquierda comunista internacional” y por qué está escrito por alguien que dice ser de esta misma Izquierda Comunista. Como aparece en esas líneas, Lafif Lakhdar era probablemente un hombre con las mejores intenciones y a quien no faltaba cierta valentía frente a las amenazas de islamistas fanáticos, pero su actividad se sitúa completamente en el campo del mundo burgués "democrático" y en el de la defensa de las ilusiones gracias a las cuales la burguesía perpetúa su dominio. Alguien que, de cerca o de lejos, tiene que ver con la izquierda comunista se abstendría absolutamente de pedir a las Naciones Unidas, esa "cueva de ladrones" (según el término de Lenin refiriéndose a la Sociedad de Naciones), "que establezca un tribunal internacional para perseguir a los terroristas". Es como si, frente ante los atentados terroristas, se pidiera al estado burgués que reforzase su arsenal jurídico y policial[21]. Por cierto, entre las grandes obras de Lafif Lakhdar, hay una que el doctor Bourrinet no menciona (¿olvido o disimulo voluntario?): una Carta abierta, del 16 de noviembre de 2008, al nuevo Presidente de Estados Unidos, Barack Obama, en la que le sugiere “Cambiar el mundo en 100 días, sellando la reconciliación entre judíos y árabes"[22]. Esta carta contiene los siguientes pasajes:
"Resolver este conflicto, en el que se mezcla religión y política de manera explosiva, sería por su parte una grata sorpresa para los pueblos de la región y del mundo. A la que seguirá sin duda un impacto psicológico, ejemplo para todas las demás crisis, incluso la crisis financiera global.
¿Cómo lograrlo? (...)
Envíe una delegación estadounidense para la paz, poniendo a su mando al Presidente Clinton y al saliente primer ministro israelí Ehud Olmert[23], que incluya al príncipe Talal Ben-Abdul Al-Aziz, representante simbólico de la iniciativa de paz árabe y a Walid Khalid y a Shibli Talham, representantes del pueblo palestino.
Y ¿qué solución?
Primero, la aplicación de las propuestas del Sr. Clinton, que daban a los judíos lo que les faltaba desde la destrucción del Templo el 586 a. c., y a los palestinos, lo que jamás habían conocido en toda su historia: un Estado independiente. Seguidamente, la aplicación de la "recomendación", formulada por Ehud Olmert a su sucesor, que concede a los palestinos lo esencial de sus reivindicaciones..."
Y la carta concluye así:
"Presidente Barack Obama, se dice de usted que tiene poca experiencia para resolver, en los primeros cien días de su administración, un conflicto que dura ya un siglo y que ha provocado cinco guerras y dos intifadas sangrientas; demuéstrele al mundo que es un líder competente y responsable; hágale este regalo a más del 80% de la población del mundo que ha estado orando por su éxito y celebrarán su victoria". ¡Pues vaya elemento de la Izquierda Comunista con que nos hemos topado!
En el portal de Controverses, el artículo de Lafif Lakhdar, redactado por el doctor Bourrinet, está publicado en la rúbrica "Internacionalistas".
¿Quién es un internacionalista? Es alguien que no sólo denuncia el chovinismo y la barbarie guerrera sino que defiende con determinación la única perspectiva que puede poner fin a esta última: el derrocamiento del sistema capitalista por la revolución proletaria mundial. Defensa que pasa necesariamente por la denuncia intransigente de todas las ilusiones pacifistas y democráticas, de todas las fuerzas políticas de la burguesía que las vehiculan, tanto "democráticas" como "progresistas", por bien intencionadas que sean. Quien no ha comprendido esto no se sitúa ni en el campo proletario ni en el comunista sino en el terreno burgués o pequeño burgués.
Parece evidente que nuestro eminente doctor (y de igual manera, los responsables de Controverses) no sabe cuál es la diferencia entre un burgués humanista democrático y un internacionalista; es decir, un revolucionario. Y eso porque el punto de vista del doctor Bourrinet no se corresponde con el del proletariado, sino que es el de la pequeña burguesía. Es lo que se deduce de lo referido hasta aquí sobre los comportamientos del doctor desde que abandonó la CCI y que, en el artículo sobre Lafif Lakhdar, se confirma claramente.
En realidad, la búsqueda febril de reconocimiento social oficial por parte del doctor Bourrinet, la reclamación de sus "derechos de autor" ante las instituciones burguesas y de la defensa de sus "derechos patrimoniales" implicando incluso a los organismos del Estado, la mezquindad, la mala fe, el uso de la mentira, la cobardía y hasta el odio que tiene a la organización y a los militantes gracias a los cuales logró adquirir los medios necesarios para escribir sus dos libros, todos esos comportamientos del despreciable doctor Bourrinet, desde 1992, no son sólo la expresión de los rasgos de su personalidad; son también, y aún más, la expresión de su pertenencia ideológica a esa categoría social que concentra en sí misma toda esas taras, toda esa mala catadura moral, la pequeña burguesía.
Como veremos, la Conferencia-debate conducido por el doctor Bourrinet fue un claro ejemplo de lo que referimos sobre este personaje.
El doctor Bourrinet comenzó pronunciando un largo y soporífero discurso introductorio. La somnolencia que invadió a los asistencia (Mesa incluida) no era sólo consecuencia de la ausencia total de pasión en el doctor Bourrinet, sino el resultado, fundamentalmente, de un discurso sin alma, sin espíritu de lucha, lo cual sirvió a la Mesa a deducir, de todo aquel indigesto revoltijo, que: "el pasado, pasado está" y que “las cuestiones se plantean hoy de otra manera”.
Y como consecuencia lógica de eso, los participantes invocaron problemáticas “nuevas”, como “la cuestión de las prisiones”, “los precarios” y otras similares. En resumen, que el discurso del doctor Bourrinet tuvo como único efecto hacer aparecer a lo que es la tradición de la Izquierda Comunista como algo sin interés para el presente y para el futuro, como el resultado de una época caduca de la que únicamente hablan algunos libros, abandonados en las polvorientas estanterías de las bibliotecas a disposición de los investigadores universitarios.
En otras palabras, la exposición del doctor Bourrinet fue una confirmación de todo lo que su conducta anterior permitía ya constatar: desde entonces la historia de la Izquierda Comunista ha pasado a ser, para nuestro doctor, una simple disciplina académica que no tiene nada que ver con lo que escribió en otro tiempo el militante Philippe Bourrinet con el seudónimo de Chardin (Ch):
"(es) en principio y sobre todo un arma de combate [de la clase obrera] para las luchas de ahora y del futuro, por las lecciones del pasado que enseña." [24]
Pero eso no es todo. El doctor Bourrinet no se limitó a adormilar a los asistentes, también aprovechó la ocasión de su soporífera narración para meter de tapadillo una serie de falsificaciones históricas, lo que, obviamente, es coherente con su propensión a “componer” la historia a su gusto.
Describió por separado las diferentes izquierdas comunistas (de Italia, Alemania y Holanda) como si hubieran existido de manera aislada, sin ningún tipo de interacción entre ellas. ¡La verdad es muy diferente! Es cierto que en 1926, la Izquierda Italiana rechazó la propuesta de Karl Korsch, impulsor de un grupo en Alemania en torno a la revista Kommunistische Politik, de hacer una declaración conjunta de las diversas corrientes de izquierda (carta de Bordiga a Karl Korsch del 28 de octubre de 1926), pero la Fracción de Izquierda del Partido Comunista de Italia que publicó, primero, Prometeo en italiano desde 1929 y, después, Bilan en francés desde 1933, no sólo tenía la determinación de confrontar sus posiciones con las de las otras corrientes de izquierda, principalmente la Oposición de Izquierda inspirada por Trotsky y la Izquierda Germano-Holandesa, sino que incorporó algunas de las posiciones de esta última corriente; por ejemplo, el análisis de las luchas de liberación nacional que había elaborado Rosa Luxemburg, antes de 1914, en el seno de la Social democracia alemana y polaca, retomado más tarde por la Izquierda Alemana e integrado posteriormente en las posiciones de Bilan, a finales de la década de 1930.
Más fuerte aún: este “experto en izquierdas comunistas” se ha dado incluso el lujo de no mencionar una sola vez a la Izquierda Comunista de Francia (GCF). Como en las fotos trucadas de la época de Stalin, donde los presentes desaparecían a discreción en cada reescritura de la historia oficial, nuestro tribuno, al referirse a las Izquierdas, Germano-holandesa e Italiana, se "olvida" nada menos que de mencionar a ese grupo nacido al final de la IIª Guerra Mundial, en 1944. Y no es casualidad, pues la GCF (cuya publicación se llamaba Internationalisme) se distinguió precisamente por su profundo trabajo de síntesis de las principales Izquierdas de los diferentes países, en la línea recta de Bilan. Basándose en los avances teóricos de Bilan y más aún en su visión de un marxismo vivo y no dogmático, abierto a todas las expresiones proletarias a escala internacional, la GCF permitió a este pequeño grupo de la década de 1930 no hundirse en el olvido y llegar, todo lo contrario, a ser una especie de puente entre lo mejor de las tradiciones del movimiento obrero del pasado y el combate proletario del futuro. Dicho de otra forma: cuando el doctor Bourrinet borra a la GCF de la pizarra de la historia y hace desaparecer de un plumazo a Bilan, se quita de en medio la continuidad histórica entre los diferentes grupos revolucionarios y trunca la transmisión de la más valiosa experiencia de nuestros ilustres predecesores. En pocas palabras: desarma al proletariado contra el enemigo de clase.
El doctor Bourrinet hace todo esto deliberadamente. Él conoce perfectamente la existencia de la GCF y su lugar en la historia. Esto no es un descuido desafortunado o una simple falta de conocimiento, sino la voluntad de ocultar adrede una verdad histórica que le molesta: el hecho de que la GCF haya realizado una importante contribución al pensamiento de la Izquierda Comunista.
¿Por qué? La respuesta es sencilla: simplemente por odio a la CCI, que es la única organización que reivindica explícitamente a la GCF, y por odio al militante que desempeñó un papel decisivo en la formación de la CCI, o sea a quien fue el principal impulsor de la GCF, Marc Chirik.
Este odio del doctor Bourrinet lo hemos ido constatando en diversos escritos de este personaje pero, en esa misma reunión pública, lo expresó abiertamente ante todos los asistentes.
Así, cuando la delegación de la CCI, presente en la reunión, quiso interpelar el Dr. Bourrinet sobre sus falsificaciones y su defensa "de los derechos de autor", lanzó una serie de ataques histéricos, que todos los participantes pudieron constatar, contra nuestra organización: "Sois unos estafadores, terroristas; habéis obligado a muchos militantes de la CCI a dimitir, asfixiándolos"; es decir, las calumnias de los “adversarios políticos de Marc Chirik” que el doctor relata de manera "objetiva" en el bosquejo biográfico dedicado a nuestro camarada.
Hasta ahora, para difundir su veneno, nuestro doctor se parapetaba tras los organismos oficiales, artículos biográficos “retocados” o "puestas a punto" en Internet. Esta vez, tuvo la osadía de “soltarse” en público y ante cuatro militantes de la CCI.
Tal cambio de actitud merece una explicación. Como hemos visto, el doctor Bourrinet es el prototipo del pequeño burgués: cobarde, deshonesto y poco propenso a dar rienda suelta a plena luz a su mala leche, excepto cuando percibe el aliento de los rumores, cuando oye cómo se alzan los bramidos de odio contra la CCI. Es entonces cuando se apodera de él esa “intrepidez” enajenante que le impele a vomitar las peores calumnias y las más bajas amenazas en contra de nuestra organización. Entregándose así a las lógicas que han inducido durante siglos a los llamamientos a los pogromos: cada participante aporta su deplorable contribución según sus propias motivaciones, diferentes pero todas ellas deplorables y cargadas de odio. Casi siempre, esta especie de dinámica atroz la inician uno o varios agitadores, profesionales o aficionados –lo mismo da. Ahí es precisamente adonde ha ido a empantanarse nuestro doctor, el cual, tras haber leído la palabrería anti-CCI de la agencia policial denominada GIGC[25], en la que se pavonea el provocador Juan, ha tomado fuerzas y se ha hecho eco del llamamiento de esos crápulas a desencadenar el odio.
El 28 de abril de 2014, los de la GIGC[26] publican un artículo típico de la peor de las labores de agentes provocadores de la policía. Ese panfleto calumnioso, titulado “¡Una nueva (¿la última?) crisis interna en la CCI!” [27], anuncia, irónica y jubilosamente, la desaparición de la CCI... Una información que resultó ser "enormemente exagerada"[28]. No obstante, la idea, infundada, de una CCI debilitada, casi agonizante, galvaniza a todos aquellos que solo tienen una única y obsesiva esperanza: la de que estemos muertos y enterrados. Y ha sido entre esos "valientes" donde hemos encontrado al doctor Bourrinet, excitado por la idea de poder aunar su voz a los ladridos de esa jauría contra la CCI. Pero en este momento, no le bastaba el estímulo de tipo policial de la GIGC. Necesitaba la presencia física de un acólito y la protección de un "fortachón", de corta mente pero de fornidos bíceps y sobre todo dotado de la mentalidad de estar listo para actuar, con toda la villanía y bajeza necesarias, contra la CCI; el llamado Pedoncule[29], que estuvo presente en la Conferencia de Marsella para tranquilizar y motivar a nuestro doctor. El pedigrí de este individuo, personaje chulesco con presencia habitual en pendencias de todo tipo, es edificante: en cierta ocasión lanzó brutalmente a uno de nuestros camaradas contra una pared; en otra, agredió a otro miembro de la organización e intentó sacar una navaja que llevaba siempre encima. Incluso, ha amenazado a uno de nuestros compañeros con “cortarle el cuello”, con absoluta frialdad[30].
La asociación entre el doctor y el golfante (podría ser el tema de una película “al estilo francés”, con Jean-Louis Trintignant y Depardieu en el papel de protagonistas), por paradójico que sea, no es algo que nos sorprenda. El acercamiento entre la pequeña burguesía intelectual y el lumpen no es cosa de ayer y, generalmente, se unen frente al enemigo común, el proletariado revolucionario. En 1871, la mayoría de los escritores franceses (con la notable y honrosa excepción de Arthur Rimbaud, Jules Vallès y Victor Hugo) se unieron a los hampones parisinos que apoyaban a los matarifes del Gobierno de Versalles que masacraron a los combatientes de la Comuna[31]; los primeros con su pluma, los otros, en el “tajo”, con sus delatores, sus chivatos y sus asesinos. En 1919, los "honorables" dirigentes de la Socialdemocracia de Alemania exhortaron al lumpen, agrupado en los "Cuerpos francos", a asesinar a miles de obreros, así como a Rosa Luxemburg y a Karl Liebknecht, dos de las figuras más brillantes de la revolución proletaria. Hoy, el pequeño burgués Bourrinet, doctor de la Universidad París I-Sorbona, se empareja con el candidato a verdugo, el feroz Pedoncule, Es normal, está en el orden de las cosas, tienen la misma obsesión: el odio a la CCI; el mismo deseo: que desaparezca la CCI; es decir, la principal organización defensora de las posiciones de la izquierda comunista internacional.
Por nuestra parte, continuaremos difundiendo los dos libros sobre la Izquierda Comunista de Italia y la Izquierda Holandesa, le guste o no al doctor Bourrinet, y animaremos a nuestros lectores a leer estos libros, escritos por Philippe Bourrinet cuando era militante de la CCI. Libros que no han perdido su valor porque este militante, después de que la Universidad le otorgara el título de doctor, haya traicionado la causa a la que se había entregado en su juventud. Dicho esto, no renunciaremos a denunciar las infamias cometidas por este doctor, sus mentiras, sus calumnias y sus intentos destructivos, su llamamiento a las instituciones burguesas, sus amenazas a nuestros militantes y su incitación al odio. Pero puede estar tranquilo, no mandaremos a ningún comando a que le "corten el cuello". Dejemos ese tipo de propósitos a su guardaespaldas, el llamado Pedoncule.
La historia del movimiento obrero es rica en ejemplos de militantes que, después de haber defendido las posiciones revolucionarias del proletariado, cambiaron de campo capitulando ante la ideología burguesa y poniéndose al servicio de la clase dominante. Mussolini, uno de los líderes de la izquierda del Partido Socialista de Italia antes de la primera guerra mundial, se convirtió en lo que bien se conoce. Plejánov, que dio a conocer el marxismo en Rusia y que combatió vigorosamente el revisionismo de Bernstein a finales del siglo XIX, se transforma, en 1914, en un social-chovinista de primer plano. Kautsky, el "papa" del marxismo en la IIª Internacional, compañero de armas y amigo de Rosa Luxemburg hasta 1906, pone su pluma desde 1914 al servicio del ‘apoyo activo’ a la guerra imperialista y de la condena de la revolución de 1917 en Rusia, mientras continúa proclamándose formalmente marxista hasta su muerte, en 1938.
Hoy, el doctor Bourrinet continúa reivindicando formalmente la Izquierda Comunista y las posiciones de esta corriente. Pero es una estafa, como fue una estafa el "marxismo" de Kautsky. La izquierda Comunista, no es solamente posiciones políticas. Es lealtad a los principios proletarios, es el rechazo de cualquier componenda, es la voluntad de combatir por la revolución, el coraje inmenso; es decir, cualidades de las que el doctor Bourrinet carece totalmente. Sí que es necesario leer los libros sobre la Izquierda Comunista de Italia y la Izquierda Comunista Germano-holandesa, pero no como “propiedad intelectual” del doctor Bourrinet, sino con la actitud mostrada por el militante Philippe Bourrinet hace ya un cuarto de siglo: "este es el único punto de vista militante, el punto de vista del compromiso en el combate de la clase obrera para su emancipación, con el que puede ser abordada la historia del movimiento obrero" [32].
Corriente Comunista Internacional, 15/01/2015
[Publicado por Révolution International el 20 de enero de 2015]
[1] El Colectivo Smolny es una editorial especializada en la publicación de obras del movimiento obrero, en particular de la Izquierda Comunista. Sobre esto léase nuestro artículo: "Las ediciones Smolny participan en la recuperación democrática de Rosa Luxemburgo”.
[2] "El Sr. Proudhon tiene la desgracia de ser singularmente desconocido en Europa. En Francia, puede permitirse ser mal economista, porque pasa por ser un buen filósofo alemán. En Alemania, puede ser mal filósofo porque pasa por ser, entre los economistas franceses, uno de los más expertos. En nuestra calidad, a la vez de alemán y economista, hemos querido protestar contra este doble error." (K. Marx, Miseria de la filosofía).
[3] Véase nuestro artículo biográfico publicado en los nos 65 y 66 de la Revista International.
[4] Nos 45-50 y 52.
[5] Ese apoyo material incluye, entre otras cosas, una buena porción de los gastos relacionados con los documentos de investigación, incluyendo la compra de microfichas a los propietarios de los documentos; por ejemplo, al Instituto Internacional de Historia Social de Ámsterdam.
[6] NdT: Se trata de la institución que controla los derechos de autor en Francia (como la SGAE en España, por ejemplo)
[7] Algunos de los documentos citados aquí están agrupados en “Anexos” y pueden visualizase haciendo clic en los enlaces a los que se hace referencia, en este caso el artículo “Dos documentos…”
[8] La versión en inglés sobre la Izquierda Holandesa (The Dutch and German Communist Left), publicado en 2001, contiene la advertencia siguiente: “This book, which first appeared in French in 1990, is published under the responsibility of the ICC. It was written by Philippe Bourrinet in the context of his work for his university doctorate, but it was prepared and discussed by the ICC when the author was one of its militants. For this reason it was conceived and published as the collective work of the ICC, without an author's signature and with his total agreement. Philippe Bourrinet has not been in the ICC since April 1990, and he has since published editions of this book under his own name, with the addition of certain 'corrections' linked to the evolution of his political positions. For its part, the ICC fully intends to continue its policy of publishing this book. It should be clear that our organization cannot be held responsible for any additional or divergent political positions that Philippe Bourrinet might integrate into the editions produced under his own responsibility." (Este libro, que apareció por primera vez en francés en 1990, se publica bajo la responsabilidad de la CCI. Fue escrito por Philippe Bourrinet en el contexto de su trabajo para su doctorado en la Universidad, pero fue preparado y discutido por la CCI cuando el autor era uno de sus militantes. Por esta razón fue concebido y publicado como obra colectiva de la CCI, sin firma de autor y con su acuerdo total. Philippe Bourrinet se fue de la CCI en abril de 1990, y ha sacado dos ediciones de este libro en su propio nombre, con la adición de ciertas 'correcciones' ligada a la evolución de sus posiciones políticas. Por su parte, la CCI tiene la intención de continuar con su política de publicación de este libro. Debe quedar claro que nuestra organización no se hace responsable de cualquier añadido, divergencia o posición política que Philippe Bourrinet pueda integrar en las ediciones producidas bajo su propia responsabilidad.")
[9] Para satisfacer su necesidad de reconocimiento social oficial, a´si designaremos en adelante a Philippe Bourrinet en este artículo.
[10] Actas de una Jornada de estudio realizada por la sección de la CCI en Francia, en abril de 1985, sobre el tema "El peligro del consejismo", p. 19.
[11] Ibíd. p. 32.
[12] Y podríamos añadir "hipócrita" pero eso en realidad es un hábito y no una excepción.
[13] Ver: "La función de las organizaciones revolucionarias: el peligro de consejismo".
[14] Se pueden encontrar esas indicaciones en https://left-dis.nl/f/livre.htm [1011]. En caso de que este enlace esté inactivo (¡nunca se sabe!), obviamente hemos guardado un copia de la imagen de pantalla que aparecía aun el 15 de enero de 2015.
[15] [NdT] Se refiere al sistema de cobro por servicios sanitarios utilizado en Francia.
[16] la CCI decidió poner a la venta en la Web de Amazon.co.uk la versión inglesa de los dos libros La Izquierda Italiana y La Izquierda Germano-holandesa para darles una difusión más amplia. En octubre de 2009, recibimos una carta de ese sitio informándonos de que habían retirado de la venta esas obras después de recibir una carta del doctor Bourrinet en la que él no permitía su venta y que la reanudaría si nosotros llegábamos a un acuerdo con él. En la carta a Amazon del 7/10/2009, firmada "Dr. Philippe Bourrinet, historiador", se podía leer: "Mi propiedad intelectual ha sido violada por dos artículos en la Web Amazon.co.uk. Esto concierne a la comercialización en su Sitio Web de dos de mis libros (mi nombre ha desaparecido) por la que se llama "Corriente Comunista Internacional" que comete claramente actos de piratería intelectual [le sigue el título de los libros]. Estos dos libros han sido publicados (versión electrónica y papel) con mi propio nombre en mi sitio multilingüe en los Países Bajos (...) Están desde hace mucho tiempo (1989) protegidos por la ley de la propiedad intelectual. (…) Yo soy el verdadero propietario de los dos libros mencionados y el autorizado para actuar -junto con la SDGL en París- a favor de los derechos descritos anteriormente." La CCI envió una carta al Dr. Bourrinet el 24/10/2009. En esta carta escribimos: "Debemos decir que nos quedamos bastante sorprendidos, en primer lugar por el hecho de que te sintieras en la necesidad de escribir sobre este asunto a Amazon y, en segundo lugar, de que a nosotros no hayas comunicado tus intenciones de antemano. De hecho, pensamos que el problema de la «propiedad intelectual» de los dos libros sobre la Izquierda Italiana y la Izquierda Germano-holandesa ya había sido resuelto amistosamente entre nosotros, durante una reunión que tuvimos a principios de la década de 1990. (…) En cualquier caso, no deseamos que este asunto de la 'propiedad intelectual' venga a obstaculizar la difusión de dichas historias y de las ideas en ellas reflejadas. Si quieres, estamos absolutamente dispuestos a mostrar la antes citada advertencia [ver nota 5] (o la variante, que a ti te convenga), en el sitio de Amazon (también podemos incluir tu nombre, como autor) y en nuestro propio Sitio Web." No hemos recibido jamás una respuesta a esta carta. Tal vez deberíamos proponerle al doctor el pago de los derechos de autor por la venta de estos libros. Es necesario también señalar que la versión inglesa de los dos libros difundidos por el doctor Bourrinet incluye (además de las modificaciones que él ha introducido desde que se marchó de la CCI) las traducciones realizadas por los militantes de nuestra organización. Pero tranquilícese: no vamos a reclamar los derechos de traducción.
[18] NdT: nuestro texto francés dice “inventaire à la Prévert”, expresión que significa amontonamiento heteróclito de objetos sin relación entre ellos, en referencia a un poema de Prévert, poeta surrealista francés. Hemos preferido esa traducción que nos parece más evidente en castellano y nos evita usar el nombre de un poeta tan popular para referirnos a las amalgamas del Dr. Bourrinet.
[19] Estos ataques infames a la memoria de nuestro camarada Marc Chirik son verdaderamente repugnantes. Marc Chirik gozaba de una alta estima entre la mayoría de los militantes de la Izquierda Comunista del pasado a pesar de los desacuerdos que pudieran tener con él y de las críticas que se le podían hacer. La profundidad y el rigor de su pensamiento, su dedicación a la causa revolucionaria, su fuerza de carácter a la vez que la estima y el afecto que sentía por los militantes que habían sido capaces de resistir a la contrarrevolución; todos estos rasgos de su personalidad política forjaron ese respeto. Francamente, cuando leemos las infamias vertidas sobre su manera de actuar por parte de esas cucarachas que reclaman ser de la Izquierda Comunista, y todo porque su orgullo ha sido agraviado o porque su derechos de autor han sido ignorados, nos dan ganas de vomitar. Ante este tipo de campaña de denigración solo se puede pensar en aquélla de la que fue víctima Trotski desde mediados de la década de 1920, antes de su exclusión del partido bolchevique por la camarilla estalinista, una campaña vigorosamente denunciada por Bordiga, que era en aquella época, el principal dinamizador de la Izquierda Comunista Italiana, a pesar de las discrepancias que tenía con Trotski. El modelo en el que se han inspirado los que actualmente denigran a Marc Chirik es el de la cobardía o el arribismo de los secuaces serviles que se pusieron al servicio de Stalin.
[21] No es sorprendente que el doctor Bourrinet no encuentre a nadie que le censure por su trayectoria ya que es alguien que amenaza con enviar a la justicia burguesa contra militantes revolucionarios.
[23] Ehud Olmert: próximo a Ariel Sharon (el responsable de las masacres de Sabra y Chatila en septiembre de 1982), fue primer ministro de Israel desde enero de 2006 a marzo de 2009 y responsable del ataque israelí contra el Líbano, en julio de 2006, que mató a más de 1200 civiles. En septiembre de 2009, fue juzgado por "fraude", "abuso de confianza" y "ocultación de ingresos fraudulentos". En septiembre de 2012, fue sentenciado a un año de prisión condicional.
[24] Revista Internacional, nº 58, Ibíd.
[25] El llamado Grupo Internacional de la Izquierda Comunista (GIGC) nació en octubre de 2013. Procede de la fusión de dos elementos del grupo Klasbatalo de Montreal y algún otro de la que se pretendía "fracción interna" de la CCI (FICCI) excluidos de la CCI, en 2003, por sus comportamientos gansteriles.
[26] Recomendamos a nuestros lectores los artículos publicados entonces en nuestra prensa: “La defensa de la organización: Los métodos policiales de la "FICCI"”. “Las Reuniones Públicas de la CCI prohibidas a los soplones”, “Calumnias y delación: los dos abrevaderos de la política de la FICCI hacia la CCI” y “La FICCI en acción: Mentiras y comportamiento de “matones””.
[27] Ver nuestra respuesta en: “La CCI atacada por una nueva oficina del Estado burgués”.
[28] A este ataque, tan infame como ridículo, respondimos en nuestro artículo "Conferencia Internacional extraordinaria de la CCI: la “noticia” de nuestra desaparición es un tanto exagerada".
[29] Miembro, como el Dr. Bourrinet, del Colectivo Smolny. También miembro, durante varios años, de ese grupo de soplones y granujas denominado FICCI.
[30] Léase nuestro artículo: “Défense de l’organisation: des menaces de mort contre des militants du CCI” (Révolution Internationale, nº 354, junio 2005). Y otros artículos en las prensas territoriales en www.internationalism.org [1015].
[31] Ver Paul Lidsky: “Les écrivains contre la Commune”, Edit. La Découverte Poche, París, 2010.
[32] Revista Internacional, nº 58, Ibíd.
Un texto de los ex miembros de la sección de la CCI en Turquía ya está disponible en su nueva página web con el título "Sobre nuestra salida de la Corriente Comunista Internacional"
(http: //palebluejadal.tumblr.com/)
La Corriente Comunista Internacional lamenta que estos compañeros dimitieran antes de tiempo y no respondieron a nuestras repetidas peticiones para presentar sus críticas pacientemente dentro de nuestra organización de acuerdo con la tradición histórica de la Izquierda Comunista. También lamentamos que los compañeros rechazaron nuestra invitación al próximo Congreso Internacional de la CCI, el máximo órgano de nuestra organización, para presentar y tratar de convencer a sus camaradas sobre sus críticas.
Tenemos que decir claramente que, además de no tener suficiente responsabilidad para el debate político dentro de la organización y de dimitir sin la suficiente aclaración previa, el texto publicado ahora contiene un relato de los hechos que es a menudo muy diferente de la experiencia de esos eventos que tienen otros militantes de la CCI.
La CCI responderá de manera detallada a este texto dentro de unas semanas.
Seguimos insistiendo en que los ex miembros la sección en Turquía deben tener un debate serio con nosotros.
"Los conceptos de los utopistas han dominado durante mucho tiempo las ideas socialistas del siglo XIX, y en parte aún las siguen dominando hoy. Les rendían culto, hasta hace muy poco tiempo, todos los socialistas franceses e ingleses, y a ellos se debe también el incipiente comunismo alemán, incluyendo a Weitling. El socialismo es, para todos ellos, la expresión de la verdad absoluta, de la razón y de la justicia, y basta con descubrirlo para que por su propia virtud conquiste el mundo. Y, como la verdad absoluta no está sujeta a condiciones de espacio ni de tiempo, ni al desarrollo histórico de la humanidad, sólo el azar puede decidir cuándo y dónde este descubrimiento ha de revelarse" (F. Engels).
El objetivo de estas notas es realizar una crítica a las consideraciones desarrolladas en el artículo aparecido en la revista N+1 (www.quinterna.org) [387] "Marcati sintomi di società futura". La revista N+1 se reivindica de la tradición de la Izquierda Comunista Italiana, y de hecho su origen deriva de una ruptura con el Partido Comunista Internacional a finales de los años 70.
Lo que más nos llama la atención de este artículo es el intento de presentar la existencia de formas de producción comunista que se pueden individualizar ya en las sociedades capitalistas actuales. En concreto argumentan:
"Producción comunista, término que puede describir las actividades productivas en general, presentes en cualquier tipo de sociedad. Y precisamente dentro de la sociedad capitalista se pueden individualizar actividades productivas llevadas a cabo por “una sociabilidad espontánea”, sin que exista el vínculo del dinero, es decir el valor. Mientras el individuo permanece ligado a los mecanismos capitalistas, el Capital genera “espontáneamente” áreas de actividad que son objetivamente su superación”.
Esta es la idea central que a lo largo del artículo van a tratar de sostener los camaradas de n+1: que el capitalismo tiende a generar por su propia dinámica áreas de producción comunista que se encuentran más allá del dinero y de sus vínculos, es decir del valor. Para ello se fundamentan sobre todo en algunos pasajes de los Grundrisse de Marx, pretendiendo que éstos digan algo que en realidad no dicen, utilizando en realidad un concepto inmediatista y empírico de lo que es el capital y el valor. El valor es una categoría social abstracta y total, que abarca (bajo el dominio del capital) todos los aspectos de la producción y la distribución. No existe por lo tanto sólo cuando aparece la mediación monetaria y el intercambio mercantil. A diferencia de lo que sostienen los autores de N+1 para los que:
"El ejemplo más impactante es el ciclo productivo en las industrias particulares: hasta que el producto no sale de los muros de la fábrica para introducirse en el mercado, él no es mercancía, sino resultado de fases productivas en el que las diferentes materias primas y las partes semi-elaboradas siguen un flujo racional de transformación, gobernadas por técnicas y procesos ausentes de intercambios de valor".
Aquí nuestros autores tienen una visión tremendamente parcial de lo que supone el valor, como si su existencia surgiese sólo a partir del intercambio mercantil, en el momento en que una mercancía sale al mercado y se intercambia con otra. Hasta entonces, hasta el momento del intercambio, parece que puede haber una espontánea sociabilidad positiva; es sólo cuando aparece el mercado cuando se pervierte la situación. En realidad el valor surge de unas relaciones sociales que separan al trabajo de los medios de reproducción de la vida, de la separación entre productores y medios de producción, que hace que el único modo de dar un carácter social a los múltiples trabajos privados sea la mediación mercantil, es decir, el valor de las mercancías que expresa una sustancia social (el trabajo abstracto) que somete con su regla común al conjunto de las múltiples actividades humanas. Estas se expresan socialmente “gracias” a la mediación abstracta del valor y del dinero como equivalente general de todas las mercancías, como mercancía entre las mercancías. De este modo el carácter social de la actividad humana encuentra un mecanismo indirecto y abstracto de expresión. Es lo contrario de lo que ocurre en otros modos de producción anteriores donde el trabajo no era separado de los medios de reproducción de la vida, y la apropiación del plus-producto social se realizaba de un modo coactivo por parte de las clases dominantes en vez de por un modo abstracto (por ejemplo, cuando los señores feudales obligaban a los campesinos a dar una parte de la cosecha como renta señorial o a pagar una renta jurisdiccional por intestar un testamento).
Esta reflexión previa es lo que explica la importancia que Marx dará al fetichismo de la mercancía. Entender la importancia de esta posición marxiana es fundamental ya que recorre con su lógica toda la crítica de la economía política marxista. No es sólo un añadido filosófico inicial, sino que es central para entender cómo funciona y domina el mundo de la mercancía, en sus categorías abstractas y esenciales, es decir válidas siempre que exista capitalismo. La mercancía y el valor invierten el sentido de la vida y de la verdad, haciendo que lo verdadero aparezca falso y a la inversa. Las relaciones sociales que los seres humanos establecemos entre nosotros nos aparecen como cosas: precios, productos que tienen de modo natural precios… Y hasta hoy ningún químico ha podido descubrir la naturaleza este precio que parece inmanente a las mercancías o al dinero. Y, a la inversa, hace de las cosas (del mercado, de los capitales)… sujetos automáticos, dotados de vida por sí mismos, pese a que, como decía Marx al inicio de El Capital, parece que las mercancías no pueden ni producirse ni venderse por sí mismas en el mercado. Esa inversión que supone el capital es bien real, es la inversión que mediatiza nuestras vidas, la cámara oculta y espontánea que permite la reproducción ampliada y global que caracteriza al capital. Una reproducción social que por lo tanto no aparece sólo en el momento del intercambio sino ya en el mismo momento de la producción. Por ello es fundamental cuestionar, como un aspecto fundamental a nivel programático, la separación entre los distintos trabajos privados, la misma categoría de empresa que es una de las categorías explicativas de la reproducción ampliada del capital.
La mercancía y el valor hay que entenderlos en el contexto global de su mediación social y no desde un punto de vista inmediatista como hacen los camaradas de N+1. El capital (como valor que se reproduce a sí mismo) no es una sumatoria de diferentes áreas parciales sino un contexto global de relaciones sociales. Eso es lo que hace que el valor no sea sólo una categoría que mide el intercambio económico entre diferentes trabajos privados sino una forma social total que permite la reproducción de las relaciones sociales burguesas, precisamente porque las cosifica, porque hace aparecer las metamorfosis de la mercancía (el dinero, el valor de cambio, el salario, el beneficio…) como formas naturales y pertenecientes si duda a los objetos concretos que portan con sí la mercancía. Por eso Marx decía que la mercancía es una realidad sensible suprasensible, ya que la sensibilidad, el trabajo concreto que conlleva consigo cualquier objeto humano, hay que añadirle una naturaleza metafísica, abstracta, le hecho de que encarna una cantidad x de trabajo abstracto.
Al respecto, los errores de N+1 no pueden ser más peligrosos y, además, se acercan con ellos a posiciones izquierdistas como las de Toni Negri y el postoperaismo italiano, tan en boga en el mundo académico burgués. Un pensamiento que además en estos autores tiene un significado inequívocamente reformista y de reivindicación de un “desarrollismo del capital” (véase por ejemplo la trilogía de Negri con Hardt: Imperio, Multitud, Commonwealth). También Negri habla de un general intellect que expresaría ya una potencia comunista que a duras penas y parasitariamente domina el capital. Sólo que más tarde se da cuenta que las cosas son más complicadas y que hay que demorar más el tiempo para que se exprese en toda su plenitud el comunismo y el general intellect de los trabajadores inmateriales. De esta manera Negri apoyará (y con el todo el área reformista de la izquierda del capital que está detrás de sus teorías de gurú) la Unión Europea y la política de Lula de Brasil, a Syriza y a Podemos… por mucho que sea críticamente.
Obviamente los camaradas de N+1 se encuentran muy alejados de esta perspectiva, pero su lógica teórica es la misma en las premisas. También para ellos:
"Hoy podemos demostrar que el capitalismo ha muerto, asesinado en la sustancia por el emerger de la sociedad nueva y superviviente como fantasma de sí mismo únicamente gracias a la potencia ideológica y militar de la clase que lo representa".
Es decir el capitalismo, nada más ni nada menos, ha muerto y no nos hemos dado cuenta aún. Quizá sea porque sobrevive meramente como fantasma de sí mismo, o sea de modo parasitario (como decía el mismo Negri). Sólo sobrevive coactivamente a través de la fuerza de las armas y una potencia ideológica que suponemos exterior al mundo de la mercancía. Y, sin embargo, los fundamentos del dominio del valor y del capital son, desgraciadamente, bastante más complejos como el mismo Marx nos ayudó a entender. El capital no es un mero fantasma de sí mismo sino que seguimos aún sometidos a su monstruoso abrazo propio de una bestia sin alma.
La fuerza de trabajo en el capitalismo no sólo es una expresión del fetichismo de la mercancía, en primer lugar es producida de una determinada manera: de un modo asociado. El trabajo asociado, si deviene consciente, tiene la capacidad y la potencialidad de negar la cosificación y la reificación que envuelven las relaciones sociales bajo el capitalismo. Esta es la potencialidad oculta bajo las relaciones sociales capitalistas y que puede disolver la reificación y opresión del capital afirmando el comunismo, o sea la comunidad humana universal, a través de un movimiento unitario, auto consciente, subjetivo que se convierta en una fuerza material que niegue el capital y sus categorías, que afirme la riqueza humana de un modo directo y sin la mediación del valor (tras un período previo de transición hacia el comunismo). Es en este sentido que el proletariado es el sujeto histórico político que personaliza "esa oposición histórica a la vez que también es la fuerza social humana que la realiza"[1]. ¿Cómo? A través de la orientación que da a sus luchas, no como mera categoría social, como capital variable, no solamente para mejorar sus condiciones de vida dentro del sistema capitalista, sino en su oposición al orden social existente.
Como vemos el capitalismo funciona bajo dos principios que son antagónicos: la asociación y la mercancía. Esta última es automática, funciona por sí misma, enajena y cosifica las relaciones sociales… El trabajo asociado implica la potencialidad de la liberación del trabajo asalariado y de la mercancía, pero para ello conlleva unos principios y fundamentos radicalmente diferentes y de tipo subjetivo: identidad, debate, confianza y solidaridad, conciencia, desarrollo de una moral y una ética comunista… Esta complejidad de la posibilidad del comunismo es completamente descartada por los camaradas de N+1 para los que la propia dinámica del capital, prácticamente ya en sí misma, libera áreas de comunismo (bajo el dominio del capital). Llegando incluso a afirmar que:
"En la escuela pública obligatoria, y en una cierta medida también en los niveles sucesivos que es sostenida por el Estado y que el ciudadano usufructo gratuita. No habiendo producción de plusvalor (como si sucede en la escuela privada), en ella rige la actividad improductiva, por lo tanto la gratuidad es real" (¡!).
A estos desastres llega este texto, más allá de lo incorrecto en la utilización de las categorías de trabajo productivo e improductivo, lo que más llama la atención es los tremendos equívocos a los que lleva concebir que puede haber formas “de comunismo” por la gratuidad que expresan la educación y la sanidad. Todo este equívoco desciende como decíamos al principio que se concibe el capitalismo y la mercancía de un modo empírico e inmediatista y no como una categoría social total, que trasciende (por su misma condición alienante y fetichista) los trabajos (productivos o improductivos) inmediatos.
De este modo llegan incluso a la conclusión (que da título a estas notas) de que debido al desarrollo de las fuerzas productivas a la que ha coadyuvado el capital, con el desarrollo masivo de un trabajo inmaterial e intelectual que se expresa (no sólo en la educación y en la sanidad) a través de la tercera revolución tecnológica, con las nuevas tecnologías y el desarrollo de internet. Unas nuevas tecnologías que ya no necesitarían una mediación monetaria y mercantil, con lo que serían ya una expresión de síntomas de sociedad comunista, de cibercomunismo, bajo el capitalismo. Así llegan a decir:
"No es extraño, es inevitable: la sociedad capitalista pone a disposición soluciones en el mismo momento en que trata desesperadamente de neutralizarlas. El comunismo está en marcha y no puede ser detenido”.
El comunismo no sólo es sintomático bajo la sociedad comunista sino que es imparable. ¡Qué buena noticia! Sólo hay que pararse a esperar o empezar a trabajar como hacker, que suponemos encarna, cual trabajo inmaterial y general intellect, a un nuevo proletariado. Lástima que sea todo falso. Además porque a la fuerza habitual de la mercancía y su fetichismo (sin olvidar el papel material e ideológico del Estado) hay que añadir los efectos tremendamente negativos que conlleva la descomposición de las relaciones sociales en la fase actual del capitalismo[2].
Mientras exista el valor y capitalismo no habrá comunismo. La posibilidad de expresarse de éste surge de una revolución que destruya las condiciones políticas de reproducción del capital, iniciando el desarrollo de una transición hacia el comunismo, la comunidad humana universal. Pero dentro del capitalismo no hay (a diferencia de lo que ocurrió en otras sociedades del pasado donde las relaciones burguesas se incubaron dentro del feudalismo) posibilidad de despliegue económico de síntomas de producción comunista. Este es el gran y tremendo error de los camaradas de N+1. Otra cosa es lo que dice Marx en los Grundrisse y que además es armónico con una concepción de la decadencia del capitalismo. Marx, en efecto, en el fragmento de las máquinas de los Grundrisse explicará que en la medida que se desarrolle el capitalismo el valor contenido en cada mercancía tiende a reducirse (por el aumento del plusvalor relativo frente al absoluto), lo que provocará que con el desarrollo de la tecnología las máquinas tiendan progresivamente a reducir el trabajo humano. Eso es lo que dice Marx en los Grundrisse, o sea que hay una contradicción agónica entre el valor y las potencialidades de expresión de la riqueza humana, entre las relaciones sociales de producción burguesa y las fuerzas productivas. Pero esa contradicción conlleva una lucha radical y consciente del proletariado para destruir el valor y el capital. El valor no desaparecerá por sí mismo. Y no, no es posible expresión de comunismo en un solo país y mucho menos en algunas actividades productivas aisladas como parecen deducir los camaradas de N+1.
Esta apología de un supuesto cibercomunismo es explicada por los camaradas de N+1 a través de varios ejemplos, pero aquí vamos a centrarnos en el que es su ejemplo central y su “prueba” irrefutable de que el comunismo está emergiendo en el seno del propio modo de producción capitalista: el Venus Project.
Cómo se presenta
Aunque nada puede ser juzgado por la consciencia que tiene de sí mismo, veamos en primer lugar cómo se nos presentan estos nuevos reformadores de la humanidad.
"El Venus Project es una organización que propone un plan factible de acción para el cambio social, uno que trabaje hacia una civilización pacífica y sostenible. Delinea una alternativa hacia la que ir donde los derechos humanos no sean ya más proclamas en papel sino un modo de vida.
"Operamos en un centro de investigación de 21,5 acres localizado en Venus, Florida.
(…) En el presente nos quedan muy pocas alternativas. Las respuestas de ayer ya no son relevantes. O continuamos como hemos estado con costumbres sociales y hábitos de pensamiento obsoletos, en cuyo caso nuestro futuro estará en peligro, o podemos aplicar un nuevo conjunto de valores que sean relevantes para una sociedad emergente.
La experiencia nos dice que el comportamiento humano puede ser modificado, tanto hacia una actividad constructiva como destructiva. De esto es de lo que se trata el Venus Project: de dirigir nuestra tecnología y nuestros recursos hacia lo positivo., para el máximo beneficio de la gente y del planeta, y de buscar nuevas formas de pensar y de vivir que celebren y enfaticen el vasto potencial del espíritu humano. Tenemos las herramientas a mano para diseñar y construir un futuro que sea digno del potencial humano. El Venus Project presenta una nueva y clara dirección para la humanidad que implica nada menos que el rediseño total de nuestra cultura"[3].
Los compañeros de N+1 implican que en el Venus Project no opera (o no operaría) la Ley del Valor. Veamos en qué pueden fundamentar una cosa así:
«Dicho de manera simple, una Economía Basada en Recursos utiliza los recursos existentes, en lugar del dinero, para proporcionar un método equitativo de distribución de la manera más humana y eficiente posible. Es un sistema en el cual todos los bienes y servicios están disponibles para todos sin la utilización de dinero, crédito, trueque, o cualquier otra forma de deuda o servidumbre.
"Para entender mejor una Economía Basada en Recursos, considere esto: si todo el dinero del mundo desapareciera de la noche a la mañana, siempre que el suelo fértil, las fábricas, el personal y otros recursos quedasen intactos, podríamos construir lo que necesitáramos para cubrir la mayoría de las necesidades humanas. No es dinero lo que la gente requiere, sino libre acceso a la mayoría de lo que necesita, sin tener que preocuparse por la seguridad financiera o tener que apelar a la burocracia gubernamental. En una Economía Basada en Recursos, el dinero se volverá irrelevante"[4].
Ahora vayamos por partes. En primer lugar, llama la atención que el Venus Project se proponga hacer de los derechos humanos un modo de vida y al mismo tiempo diga estar por la abolición de varios de estos “derechos humanos” (que no es otra cosa que el nombre eufemístico para el derecho individual burgués). Por ejemplo, quieren "reconocer los recursos mundiales como patrimonio común de todos los habitantes de la Tierra"[5] y al mismo tiempo seguir respetando que "toda persona tiene derecho a la propiedad, individual y colectivamente"[6]. ¿Cómo pretenden entonces que los medios de producción pasen a ser “patrimonio común de todos los habitantes de la tierra”? ¿Pretenden convencer a la burguesía de que se los ceda de buen corazón al proletariado? Evidentemente, esta gente no sabe nada de lucha de clases.
También llama la atención el que, mucho antes de hablar de la propiedad colectiva de los “recursos de la Tierra” (formulación ambigua que no deja clara si incluye a los medios de producción o no) hagan un llamado a “aplicar un nuevo conjunto de valores que sean relevantes para una sociedad emergente”. Así pues, lo fundamental para ellos son los “valores” que transformarán la sociedad; aquí tenemos una visión puramente idealista del desarrollo histórico con la que honestamente esperamos que no estén de acuerdo los compañeros de N+1.
Al final, después de sus encarecidas peticiones a la humanidad para que “cambien de valores”, por fin hablan de economía. La economía que describen es una economía comunista, cierto, pero su forma de plantear la cuestión es profundamente errónea. ¿Qué es eso de “si todo el dinero desapareciese de la noche a la mañana...”? El dinero es sólo un elemento, un eslabón, de la relación social a la que llamamos capital, que tiene como base la producción de mercancías y su realización en el mercado como forma de acumular plusproducto, de acumularse a sí mismo. La mercancía es el producto producido en una situación de separación entre productor y medio de producción para su intercambio. El dinero es una consecuencia de la producción mercantil y no al revés, por eso NO va a desaparecer de la noche a la mañana. Simplemente plantear la cuestión en esos términos es un absurdo y denota el escaso entendimiento que tiene esta gente del Venus Project, o quizás la confusión que quieren transmitir a sus lectores. Difícil de saber.
Ahora bien, ya hemos hablado suficiente de lo que dice ser el Venus Project, ahora miremos a ver qué es en realidad.
El Venus Project en la práctica
El Venus Project fue fundado por Jacque Fresco, un ingeniero americano antimarxista desde su juventud[7] y que colaboró con el bando imperialista americano durante la II Guerra Mundial[8], si bien es cierto que no por mucho tiempo. Siempre estuvo interesado por cómo los “valores” pueden hacer cambiar a la gente para bien o para mal y, en base a esta visión idealista, llegó incluso a ingresar en el Ku Klux Klan y en otra organización supremacista blanca para intentar cambiar su ideología racista y violenta[9].
El Venus Project consta, tal y como dicen, de una pequeña ciudad (aunque más bien valdría decir pueblo) experimental en el pueblo de Venus, con varios edificios de arquitectura futurista. Trata de prepararse para ser en el futuro la “ciudad experimental de investigación”[10], pero de esto hablaremos más adelante. Actualmente ni tan siquiera ellos pretenden haber superado la ley del valor allí (lo que en su vocabulario sería haber conseguido una “Economía Basada en Recursos”), es más, actualmente a lo que se dedican es a producir mercancías para financiar sus gastos (que suponemos serán ingentes, nadie mantiene una ciudad absurda en medio de la nada por poco dinero) y, ¡qué ironía!, para avanzar hacia esa supuesta sociedad futura “distinta de cualquier otra sociedad”[11]. Veamos.
Nada más entrar en su web oficial, www.thevenusproject.com [1017] nos encontramos con una tienda[12], donde tenemos la inmensa suerte de no sólo poder comprar sus documentales completos (de ellos hablaremos más adelante) y sus audiolibros sobre el Venus Project, sino también camisetas, fundas para smartphones, gorras, llaveros, pines, delantales... todas ellas mercancías estampadas con la V victoriosa de la futura sociedad donde tenemos que creer que “el dinero desaparecerá de la noche a la mañana” y “los recursos serán propiedad de toda la humanidad” porque así se ha decidido en este pueblecito tan tecnológico.
Tampoco faltan los anuncios de sus patrocinadores; King Products, CNP Integrations, Osmora y Aqualibrium[13] por mencionar algunas de ellas. ¿Hemos de suponer que estas empresas son de capitales que buscan su propia desaparición, y de burgueses de buen corazón que buscan el triunfo histórico del proletariado y la derrota de su propia clase? Una mente crédula puede permitirse algo así, pero no los camaradas de N+1, que se reivindican de la tradición de la izquierda comunista, una tradición que siempre ha sido intransigente con los enemigos de clase y sus mascaradas.
Pero no, parece que los camaradas de N+1 se han tragado cebo, anzuelo y sedal. Esto es lo que dicen respecto a la “comunidad del Venus Project”:
"Con el pasar del tiempo, la comunidad Venus se ha precisado asumiendo cada vez más las características de un partido militante. De hecho rechaza el comunismo proyectado (y además precisa de modo minucioso sus caracteres); rechaza la teoría revolucionaria madurada en las revoluciones precedentes y que llegó a representar bien el próximo futuro , pero su pragmatismo total es de por sí una teoría que facilita: “el movimiento real que abole el estado de cosas presentes”; nace sobre bases específicamente americanas, pero inserta en su programa el concepto internacionalista de “patrimonio común a toda la humanidad” referido a los descubrimientos, a las innovaciones y a todos los productos del cerebro social".
¡O sea que, según los compañeros, el Venus Project sería, ni más ni menos, que el embrión del Partido revolucionario del proletariado!
Dicen que el Venus Project rechaza el comunismo. Eso es bien cierto, pero no sólo lo rechazan sino que lo malinterpretan y hacen de voceros de la burguesía en su campaña de identificación del comunismo con el estalinismo. Veamos:
"Comparar al comunismo con una economía basada en recursos o con el Proyecto Venus es erróneo. El comunismo usa dinero, bancos, ejército, policía, prisiones, personajes carismáticos, estratificación social y es dirigido por líderes electos. El objetivo del Proyecto Venus es superar la necesidad de usar dinero. La policía, las prisiones y el ejército ya no serían necesarios cuando los bienes, los servicios, la atención médica y la educación estén disponibles para toda la gente. El proyecto Venus remplazaría a los políticos con una sociedad cibernetizada donde todas las entidades físicas sean gestionadas y operadas por sistemas computarizados. La única área en la que las computadoras no operarán, es en la vigilancia de los seres humanos. Esto sería completamente innecesario y considerado socialmente ofensivo. Una sociedad que usa la tecnología sin preocupación por lo humano no tiene bases para sobrevivir. El comunismo no tiene un plan o un método para llevar a cabo sus ideales y, al igual que el fascismo, el capitalismo y el socialismo, todos pasarán a la historia como experimentos sociales fallidos"[14].
Dan ganas de pedir perdón a los compañeros por hacerles leer algo así. Al leer que “el comunismo usa dinero, bancos, ejército, policía, prisiones, personajes carismáticos, estratificación social y es dirigido por líderes electos” dan ganas de recordar las palabras de Marx: "En la fase superior de la sociedad comunista cuando haya desaparecido la subordinación esclavizadora de los individuos a la división del trabajo, y con ella, por
tanto, el contraste entre el trabajo intelectual y el trabajo manual, cuando el trabajo no sea solamente un medio de vida, sino la primera necesidad de la vida; cuando, con
el desarrollo múltiple de los individuos, crezcan también las fuerzas productivas y fluyan con todo su caudal los manantiales de la riqueza colectiva; sólo entonces podrá rebasarse totalmente el estrecho horizonte del derecho burgués y la sociedad podrá escribir en sus banderas 'de cada uno, según su capacidad; a cada uno, según sus
necesidades"[15].
Así como del programa del KAPD:
"El desarme de la burguesía, de toda la policía, todos los funcionarios (...)”
“Disolución de todos los parlamentos y de todas las cámaras municipales.”
“Formación de consejos obreros como órganos legislativos y ejecutivos de poder. Elección de un consejo central de delegados de los consejos obreros de Alemania.”
“Reunión de un congreso de los consejos alemanes como suprema autoridad política de los consejos de Alemania” “Expropiación por la república de consejos de todos los bancos (...)".
En fin, dudamos que sean necesarias más aclaraciones. Lo que sí que está claro es que el Venus Project equipara comunismo con estalinismo, contribuyendo así a la gran mentira que pesa sobre los hombros de la clase obrera desde hace casi un siglo y aportando un granito de arena más (otro) para la contrarrevolución. ¿De verdad es esto, compañeros de N+1, el futuro Partido del proletariado?
Hablan también de pragmatismo total. Vamos a echar un vistazo al programa de este “partido militante” (que ellos llaman el Plan) para acabar de desmontar una vez por todas el mito que ha calado en las cabezas de los compañeros de N+1 de que el Venus Project forma parte del “movimiento que abole el estado de cosas presente”.
El Plan del Venus Project
"Primera Fase
"La primera fase de los planes a largo plazo del Proyecto Venus ya está en marcha. Jacque Fresco (…) han construido un centro de investigaciones de 25 acres en Venus, Florida para ayudar a presentar la propuesta del Proyecto Venus. Cuatro DVDs, folletos y el libro "Lo Mejor Que El Dinero No Puede Comprar: más allá de la política, la pobreza y la guerra", han sido creados para dar a conocer este proyecto y sus propuestas. Se han construido cientos de maquetas futuristas, además de animaciones por ordenador e interpretaciones para ayudar a visualizar este futuro alcanzable»[16].
Y se mencionan dos documentales más. Muy novedoso todo.
"Segunda Fase
"La fase dos consiste en la producción de un largometraje que exponga cómo funcionaría un mundo que abrazara las propuestas presentadas por el Proyecto Venus. Esta película proporcionaría una visión positiva de una sociedad pacífica en la cual todos los seres humanos forman una familia global en el planeta Tierra. Una civilización donde todas las personas se involucran en la búsqueda de un mejor entendimiento del mundo que comparten. Esta película ha sido diseñada para ser una experiencia entretenida y educativa para niños y adultos. También proporciona una metodología para solucionar las diferencias entre las naciones"[17].
O sea que la fase dos, aún no alcanzada (!) es hacer una película de corte pacifista burgués donde, lejos de exponerse una visión internacionalista (tal como decían los compañeros de N+1) se habla de "resolver las diferencias entre las naciones". Merkel, Obama, Xi Jinping y hasta Stalin habrían firmado una cosa así. ¿En serio esto es un “partido militante” “parte del movimiento que abole el estado de las cosas presente”?
Pensad de nuevo, compañeros.
"Tercera Fase
"Para probar sus diseños y propuestas, el Proyecto Venus está trabajando para poner sus ideales en práctica con la construcción de una ciudad experimental de investigación. (...) Los esfuerzos por recaudar fondos están actualmente en marcha para colaborar con la construcción de esta primera ciudad experimental. Esta nueva ciudad de investigación experimental estará dedicada a trabajar en pos de lograr las metas y objetivos del Proyecto Venus, que son…"[18].
Decía Marx: "Continúan soñando con la experimentación de sus utopías sociales; con establecer falansterios aislados, crear home-colonies en sus países o fundar una pequeña Icaria, edición en dozavo de la nueva Jerusalén. Y para la construcción de todos estos castillos en el aire se ven forzados a apelar a la filantropía de los corazones y de los bolsillos burgueses. Poco a poco van cayendo en la categoría de los socialistas reaccionarios o conservadores descritos más arriba y sólo se distinguen de ellos por una pedantería más sistemática y una fe supersticiosa y fanática en la eficacia milagrosa de su ciencia social"[19].
Así que ahora mismo están dedicándose a recaudar fondos. ¿Y cómo se recauda fondos en el capitalismo? Acumulando capital. Tratan de oponerse a la misma dinámica en la que ellos cabalgan. Pero vamos, veamos los puntos programáticos que pretenden lograr (¡desde una sola ciudad!):
"1. Reconocer los recursos mundiales como patrimonio común de todos los habitantes de la Tierra".
De esto ya hemos hablado, siguiente.
"2. Trascender las fronteras artificiales que separan a las personas"
Las fronteras no son artificiales, tienen su razón de ser en la agrupación de capitales nacionales y en las tensiones y relaciones de poder entre estos. Negar la realidad es la mejor forma de que se afirme.
"3. Evolucionar desde economías nacionalistas basadas en el dinero hacia una economía mundial basada en los recursos"
La economía ya es una economía mundial, eso es precisamente lo que sienta las bases para el comunismo y la sociedad humana mundial. Respecto a lo de la economía basada en los recursos y el fetichismo del dinero, ya lo hemos tratado.
"4. Ayudar a la estabilización de la población mundial por medio de la educación y el control voluntario de la natalidad, para ajustarse a la capacidad de carga de los recursos de la Tierra.
"5. Reclamar y restaurar el medioambiente natural lo mejor que podamos.
"6. Rediseñar las ciudades, sistemas de transporte, industrias de agricultura, y plantas industriales para que haya disponibilidad de energía limpia y eficiente para cubrir adecuadamente las necesidades de las todas las personas.
"7. Compartir y aplicar nuevas tecnologías para beneficio de todas las naciones"
¡Un momento! ¿No hablaban de trascender las naciones? Pues no. Como podrán ver los compañeros de N+1, esta gente de internacionalistas no tiene ni la cáscara.
"8. Desarrollar y utilizar fuentes de energía limpias y renovables.
"9. Fabricar los productos de la más alta calidad para el beneficio de toda la población mundial.
"10. Exigir estudios sobre el impacto medioambiental antes de la construcción de cualquier megaproyecto.
"11. Alentar el mayor abanico posible de creatividad e incentivo con el objeto de hacer esfuerzos constructivos.
"12. Superar el nacionalismo, la intolerancia y el prejuicio a través de la educación".
¿A través de la educación? ¿En serio? ¡Vaya una idea nueva! ¿Y quién educa al educador? No, dejemos hablar a Marx: "La teoría materialista de que los hombres son producto de las circunstancias y de la educación, y de que por tanto, los hombres modificados son producto de circunstancias distintas y de una educación modificada, olvida que son los hombres, precisamente, los que hacen que cambien las circunstancias y que el propio educador necesita ser educado. Conduce, pues, forzosamente, a la sociedad en dos partes, una de las cuales está por encima de la sociedad (así, por ej., en Robert Owen)"[20].
En varios lugares comparan al Venus Project con el owenismo y a Robert Owen con Jacque Fresco. En la práctica, el owenismo estuvo muy por encima de ellos y esa comparación resulta un insulto para un comunista utópico pero honrado como lo fue Robert Owen[21].
"13. Superar cualquier tipo de elitismo ya sea técnico o de cualquier otro tipo.
"14. Llegar a las metodologías mediante cuidadosas investigaciones, en lugar de meras opiniones".
Podrían haber hecho algo así antes de empezar todo el proyecto y antes de escribir sobre el marxismo, pero eso sería presuponerles una inocencia y una honestidad que mucho nos tememos que no tienen.
"15. Mejorar la comunicación en las escuelas de modo que nuestro lenguaje corresponda a la verdadera naturaleza física del mundo"
¡¿?!
"16. Proporcionar no sólo las necesidades de la vida, sino también ofrecer retos que estimulen la mente al tiempo que enfatizan la individualidad sobre la uniformidad.
17. Y por último, preparar a las personas intelectual y emocionalmente para los cambios que nos depara el futuro".
De nuevo, ¿quién prepara al preparador...? Pero no, ellos negarán siempre que su visión de la sociedad conduzca a “la sociedad en dos partes, una de las cuales está por encima de la sociedad”
Hemos visto que el programa que se pretende impulsar desde una especie de “socialismo en una sola ciudad” (cosa aún más aberrante que el “socialismo en un sólo país” que los propios compañeros de N+1 rechazan) no es más que una mezcolanza de reformismo, utopismo y buenas intenciones. ¿Cuál sería la cuarta fase, que es la última?
¿La instauración de la sociedad tan perseguida? Nada de eso:
"Cuarta Fase
"Después de que se construya la ciudad experimental de investigación, planeamos hacer un parque temático que entretendrá e informará a los visitantes sobre estilos de vida humanos y respetuosos con el medioambiente. Pondrá de relieve ciudades diseñadas inteligentemente; casas, sistemas de transporte altamente eficientes y no contaminantes; tecnología computacional avanzada; y muchas otras innovaciones que pueden agregar valor a las vidas de toda la gente, en el menor tiempo posible"[22].
¡Así que el objetivo final de todo esto es hacer un parque temático, un parque de atracciones! Mucho ruido y pocas nueces. Ante la manifiesta imposibilidad de abolir la mercancía por medio de documentales, ellos mismos deciden continuar por esa vía y hacer un parque temático: más capital, más acumulación de capital, más ley del valor.
Esto no se llaman comunistas, se llaman empresarios si uno quiere ser eufemista y burgueses si uno les quiere situar en un terreno de clase. ¿Y esto es el programa de un nuevo “partido militante” que “abole el estado de las cosas presente”? Llamamos a los compañeros de N+1 a que reflexionen urgentemente sobre esta posición, incompatible con el marxismo más elemental y mucho menos con la izquierda comunista.
¿Por qué han caído los compañeros de N+1 en un error tan tremendo como considerar al enemigo de clase parte del movimiento comunista? Este es un error de tipo inmediatista que tiene mucho que ver con lo que hablábamos al principio del artículo. Para los compañeros el comunismo es históricamente inevitable, y como aún no se le ve aparecer por ningún lado, se aferran a un clavo ardiendo y llaman comunismo a lo que no es. Por eso, han llegado a teorizar, en su desesperación, que pueden surgir espacios comunistas dentro del capitalismo. Para ellos, el comunismo es inevitable debido al desarrollo tecnológico, al desarrollo del capital constante, dado que según Marx "el capital trabaja en favor de su propia disolución como forma dominante de la producción al incorporar trabajo científico general, aplicación tecnológica de las ciencias naturales, estructuración social de la producción global"[23].
Hay que reconocer que parten de una idea cierta: el capitalismo sienta las bases para su propia destrucción, no sólo en cuanto a lo que respecta al desarrollo de los medios de producción, sino que "a la par que avanza, se cava su fosa y cría a sus propios enterradores"[24]. Pero eso sería mirar sólo la mitad de la verdad. Tal como reconocía Marx, el desarrollo histórico no es inevitable sino que puede conducir a "la transformación revolucionaria de todo el régimen social o al exterminio de ambas clases beligerantes"[25] y en 1919, la Internacional Comunista anunciaba: "Ha nacido una nueva época. Época de disgregación del capitalismo, de su hundimiento interno. Época de la revolución comunista del proletariado"[26].
La época que vivimos, en resumen, difiere radicalmente de la época ascendente del capitalismo. No entraremos en las cuestiones de fondo e invitamos a los interesados a que se dirijan a la serie sobre la decadencia del capitalismo publicada por la CCI, pero nos quedaremos con esta cita de Rosa Luxemburgo: "La universalidad hacia la que tiende sin cesar el capital encuentra los límites inherentes a su naturaleza, los cuales, en cierta fase de su desarrollo, lo hacen aparecer como el mayor obstáculo a esa tendencia, empujándolo hacia su autodestrucción"[27]. En resumen, los camaradas de N+1 tienen razón al hablar de que el capitalismo sienta las bases para su superación, pero no menos razón tenían la Internacional Comunista y Rosa Luxemburgo al afirmar que, al mismo tiempo, desde hace ya un siglo está minando al mismo tiempo esas propias bases para la edificación del comunismo. Aún más, a partir de los años 80 el capitalismo entró en una fase de destrucción e inestabilidad acelerada, la fase de descomposición (ver Revista Internacional no 68 [28]), donde el caos entre las relaciones imperialistas, la putrefacción moral y la extrema debilidad de la clase obrera ponen un interrogante sobre el futuro del proletariado en su conjunto.
¿Cómo reaccionar ante todo esto? Si bien es comprensible asustarse, no es lo propio ni lo esperable de una organización de la tradición de la izquierda comunista, que ha tenido que pasar los momentos más oscuros, y mucho menos sumirse en el inmediatismo y en el apoyo a proyectos que, como hemos demostrado ampliamente, nada tienen que ver con el proletariado. Ante esto la respuesta debe ser el fortalecimiento de la organización revolucionaria, la profundización en el debate con los pies puestos en la tierra, en la realidad, por dura que esta sea; la solidaridad y la fraternidad con los compañeros y la lucha por un auténtico porvenir comunista para la humanidad. ¡Proletarios del mundo, uníos! He ahí la verdadera consigna de ayer, de hoy y de mañana.
Andrei / Comunero
Saludamos este trabajo en común realizado por dos compañeros muy próximos que han hecho un apreciable esfuerzo de clarificación teórica.
El proletariado se encuentra en una difícil situación, ha perdido la confianza en sí mismo y su propia identidad como clase. Será a través de numerosas luchas y de un gran esfuerzo teórico como logrará recuperarla y con ello desarrollar las condiciones para una lucha internacional generalizada que le permita destruir este sistema social cada vez más bárbaro que genera miseria y destrucción por doquier.
En ese esfuerzo teórico tiene un papel fundamental la tradición de la Izquierda Comunista de la cual nos reivindicamos. Sin embargo, debemos constatar una crisis profunda de esta corriente del proletariado que se manifiesta en que impunemente pretendan representarlas grupúsculos policiales y toda una movida parásita y ecléctica que no tiene otra pretensión que atacar con calumnias a los grupos genuinamente comunistas como la CCI.
Pero la otra expresión de esa crisis profunda es que elementos como los de N-1, que pretenden proceder de la tradición de la Izquierda Comunista de Italia, hayan perdido completamente la brújula y se dediquen a apoyar basuras estúpidas de “reforma del mundo” de la calaña del Proyecto Venus. El artículo que publicamos desmonta pacientemente todas las ridículas palinodias de estos vendedores de humo.
Un militante del KAPD, Bergmann, decía en el Tercer Congreso de la Internacional Comunista que el capital gobierno mediante la espada y la mentira. A la categoría de la mentira pertenecen ideologías como la del Proyecto Venus. Aprovechando las dificultades actuales del proletariado, dentro del aparato político e ideológico del Estado capitalista, aparecen como hongos “nuevos proyectos” que pretenden desviar el malestar, la indignación y las tentativas de darse un pensamiento coherente de lucha, hacia terrenos podridos como los del Proyecto Venus o un llamado “movimiento comunistizador” que últimamente ha alcanzado un cierto renombre.
Los compañeros ponen el dedo en la llaga de lo que ha podido llevar a los elementos del N-1 a arrastrarse tras el carro de tales patrañas.
Por una parte, la impaciencia, el frenesí desesperado por encontrar atajos para “cambiar la sociedad”. La desesperación inmediatista. El inmediatismo está en la médula de la sociedad capitalista pues el objetivo fundamental de todo capitalista es la obtención de la máxima ganancia en el mínimo tiempo posible sin importar las consecuencias futuras. Esta forma de plantearse las cosas se extiende a todas las esferas de la vida social, por ejemplo, la compra a crédito aparecería como el camino más fácil y rápido para consumir algo, aquello de “lo quiero todo y ya”. Es evidente que este virus se infiltra en las filas de los revolucionarios llevándolos a las peores derivas oportunistas.
Pero existe otro problema teórico que los compañeros identifican con claridad: a partir de la premisa justa de que en el capitalismo se hallan los fundamentos de la sociedad comunista que lo destruya y supere, los miembros de N-1 caen en la idea de apoyar un vulgar proyecto capitalista –que pretende competir con Walt Disney ofreciendo un parque temático sobre cómo sería una hipotética “sociedad del futuro”.
El feudalismo pudo desarrollarse desde dentro de la vieja sociedad esclavista. El capitalismo se desarrolló desde dentro del feudalismo. Pero esto era posible porque ambos eran sociedades de explotación que reemplazaban a una sociedad de explotación anterior. Del mismo modo, tanto el capital como antes los señores feudales eran una nueva clase explotadora que aspiraba a sustituir a la antigua.
Pero con el proletariado y con la sociedad comunista que aspira a instaurar se produce un cambio radical. Se trata de abolir la explotación no de instaurar una nueva forma de ella. No se busca crear una nueva clase explotadora sino abolir la división en clases de la sociedad.
Este cambio radical es determinante respecto al movimiento para alcanzar la nueva sociedad. Mientras en el paso del feudalismo al capitalismo el movimiento objetivo de las fuerzas de producción constituyó el principal motor del cambio de régimen social, con el comunismo no sucede lo mismo. Sí el capitalismo arroja las bases para avanzar hacia el comunismo, el motor del cambio hacia una nueva sociedad es la lucha masiva del proletariado, organizado en Consejos Obreros y armado por la teoría revolucionaria. De ahí que, como muy justamente dicen los compañeros, haga falta “la otra mitad”, la lucha de clase del proletariado.
[1] "Sobre la naturaleza y la función del partido", Revista Internacional no 153 (CCI), páginas 19 y 20. En Internet: /revista-internacional/201410/4055/sobre-la-naturaleza-y-la-funcion-del-partido-politico-del-proletar [1018]
[2] Véanse al respecto las tesis de la CCI: "La descomposición: fase última de la decadencia del capitalismo" /revista-internacional/200510/223/la-descomposicion-fase-ultima-de-la-decadencia-del-capitalismo [13]
[3] Traducido de https://www.thevenusproject.com/ [1019]
[5] Ídem.
[6] Art. 17.1 de la Declaración Universal de los Derechos Humanos (DUDH)
[7] Rolfe, Lionel (1998), "Unpopular Science", Fat Man on the Left, Los Angeles: California Classics Books, pp. 158–161, ISBN 978-1-879395-01-5
[8] Ídem
[9] Fresco, Jacque (January 28, 2012). "The Immaculate Pig Experiment". TVP Magazine
[11] Ídem
[12] https://www.thevenusproject.com/store/ [1021] y https://www.thevenusproject.com/store/c/merchandise/ [1022]
[15] Marx: Crítica del programa de Ghota [635].
[17] Ídem.
[18] Ídem.
[19] Manifiesto comunista, https://www.marxists.org/espanol/m-e/1840s/48-manif.htm [110]
[20] Tesis sobre Feuerbach, K. Marx, https://www.marxists.org/espanol/m-e/1840s/45-feuer.htm [1023]
[21] Robert Owen (1771-1858) fue un socialista utópico, su obra corresponde a una etapa donde el proletariado apenas está dando sus primeros pasos y las doctrinas que expresan su esfuerzo de toma de conciencia tienen una naturaleza idealista y abstracta, dirigida a “todos los hombres de toda voluntad”. Se basa en la creación de proyectos dentro de la sociedad capitalista (cooperativas, fábricas gestionadas por filántropos) los cuales se supone que llevarán por su propio desarrollo a la nueva sociedad. El Manifiesto Comunista realiza una crítica de estas posiciones (ver el Capítulo III: Literatura Socialista y comunista). Podemos también leer el trabajo de Engels Del socialismo utópico al socialismo científico, https://www.marxists.org/espanol/m-e/1880s/dsusc/index.htm [852]
[23] Grundrisse, K. Marx. Se pueden encontrar los 3 tomos de esta obra en lahistoriadeldia.wordpress.com/2013/10/20/karl-marx-grundrisse-tomo-i-ii-y-iii-descargar-libros.
[24] El Manifiesto del Partido Comunista, K. Marx.
[25] Ídem.
[27] Traducido por la CCI de la versión francesa Principes d'une critique de l'économie politique, parte IIª: "Le capital", "Marché mondial et système de besoins", páginas 260-61 (Editions la Pléiade, Marx, Oeuvres, Tomo 2)
Con fecha reciente publicamos una “Respuesta a unas amenazas” agitadas por un individuo que responde al nombre de “John Henry”[1]. Este fulano prosigue su escalada de provocación alcanzando cotas realmente repugnantes. En un texto aparecido en Facebook y que parece ser ha sido borrado por el administrador por su contenido inaceptable, desvela datos íntimos de un compañero próximo a la CCI, calificándolo de enfermo mental y concluye en siniestro silogismo que la CCI utiliza jóvenes inexpertos y enfermos mentales para su política.
Airear públicamente datos íntimos de un compañero es una actividad policial. Forma parte de las prácticas más degradadas del capitalismo. Es un procedimiento de “debate” de los más bajos y asquerosos, moneda corriente en la competencia electoral entre partidos burgueses pero absolutamente intolerables en el medio proletario.
Manifestamos nuestro apoyo total al compañero atacado, le expresamos nuestra más profunda solidaridad y somos conscientes de la ansiedad y la desestabilización que le produce la bárbara denuncia de la alimaña John Henry.
En una escalada propia de perros rabiosos, todo un medio que dice reclamarse del “comunismo” lanza contra la CCI las acusaciones más delirantes. La última es la de míster John Henry que nos considera “secta que manipula a enfermos mentales jóvenes inexpertos”.
Esta acusación solamente puede surgir de una cabeza podrida por la más degenerada ideología capitalista. La principal característica de semejante acusación es el desprecio que profesa hacia compañeros que buscan una clarificación y se acercan a la CCI. Cree el ladrón que todos son de su condición dice el refrán. El señorito John Henry no puede imaginar más que un mundo de manipuladores y manipulados, en su sucio cerebro no puede caber más que “jóvenes inexpertos enfermos mentales” carne fácil de monstruos manipuladores. Su visión del mundo es la del capitalismo: para este los obreros son una masa de descerebrados, de fracasados y de inútiles, que se puede manipular a discreción para exprimirles como un limón en una explotación feroz.
Hay además en John Henry una visión higienista. Todo compañero que sufre algún trastorno mental sería considerado como inútil para la lucha comunista. Solamente los “perfectos”, aquellos que no presentan ninguna mancha en su expediente “mental” serían considerados “aptos”. Se trata de una visión que recuerda la del nazismo.
Sin embargo, si vemos la realidad del capitalismo en los últimos 100 años tenemos que el reforzamiento de la explotación, el totalitarismo estatal que en su envoltura democrática es especialmente cínico y manipulador, la mercantilización extrema de la sociedad, han acarreado como consecuencia una proliferación de enfermedades mentales. Según los criterios de John Henry habría que excluir a la gran mayoría de la militancia comunista pues es raro quien no haya tenido algún trastorno mental o psicológico dadas las condiciones de explotación y de existencia que imperan bajo el capitalismo.
Una de las razones por las que el proletariado es la clase revolucionaria de la sociedad es porque sobre sus espaldas se concentran en la forma más extrema y universal los sufrimientos psíquicos y físicos que causa cotidianamente el modo de producción capitalista. Contrariamente a la visión que puede desprenderse de la actitud del gánster John Henry, en el proletariado, los trastornos psíquicos, las enfermedades, no son motivo de exclusión o de burla de quienes las sufren, sino un acicate para la toma de conciencia, la indignación, la lucha y la solidaridad, fuerzas que cimientan su combate histórico y que serán el fundamento de la futura sociedad que el proletariado aspira a instaurar.
El último acto de John Henry nos lleva a formular a una pregunta a todos los que se reclaman de la Izquierda Comunista y de la lucha del proletariado. ¿Hasta cuándo se va a aceptar estos comportamientos nauseabundos propios del capitalismo? ¿Hasta cuándo se va seguir mirando a otro lado cada vez que fulanos como John Henry realizan sus provocaciones?
Es necesario un pronunciamiento claro y rotundo frente a estos comportamientos por parte de todos los grupos y elementos que se reclaman de la Izquierda Comunista. Por nuestra parte, los condenamos enérgicamente y llamamos a rechazarlos y no aceptar ningún debate ni ningún tipo de relación con esta basura que se encubre en un pretendido “comunismo” para realizar su labor repugnante.
Actualmente, dentro de la Izquierda Comunista se admite a cualquiera que proclama cuatro ideas de tinte “comunista” sin considerar cual es su comportamiento. No se establece una imprescindible frontera frente a aquellos cuya práctica consiste en la calumnia, la provocación, las acusaciones, las amenazas, la labor policial de desvelar datos personales de militantes etc. Esta canalla debe ser denunciada sin contemplaciones pues ensucia vilmente el campo de la Izquierda Comunista y constituye un caballo de Troya del capitalismo para bloquear la clarificación y el avance de las posiciones comunistas.
En 1914, los revolucionarios de entonces –Lenin, Rosa Luxemburgo, Trotski etc.– establecieron una clara línea roja definida por el internacionalismo, rompiendo todo contacto y denunciando tajantemente a todos los que invocando el nombre del movimiento obrero apoyaban la guerra imperialista. Hoy, es necesario explicitar claramente otra frontera, otra línea de demarcación: la que separa a los revolucionarios del tumulto parásito que utilizan el nombre de la Izquierda Comunista para avalar sus comportamientos repugnantes.
Sin esta delimitación, la Izquierda Comunista no tendrá la convicción y la coherencia para defender las posiciones del proletariado y será considerada como una más de las fuerzas políticas que defienden este sistema podrido: bellos ideales de palabra, maniobras y actos indignantes en los hechos.
La Izquierda Comunista lleva casi 100 años de lucha, primero combatiendo la degeneración oportunista de los partidos de la Internacional Comunista, después sacando balance y lecciones de la derrota de la oleada revolucionaria de 1917-23, siempre combatiendo el estalinismo y las demás corrientes que defienden el capitalismo en nombre del “comunismo”. Ese combate con todas las adquisiciones que ha producido puede verse completamente destruido si se tolera en su seno la presencia de toda la cesta de víboras formada por parásitos, parapoliciales y demás canallas entre los que John Henry constituye uno de los más pestilentes exponentes. Hay que denunciarlos, excluirlos del campo de la Izquierda Comunista y ponerlos en su lugar: servidores del capitalismo.
Una reflexión final que estimamos imprescindible. Las redes sociales de Internet están pobladas de francotiradores que van por libre, de espectadores morbosos que ven las relaciones entre grupos como un match de boxeo, de todo tipo de diletantes y especuladores de salón. Ese medio favorece la irresponsabilidad organizacional, la ausencia de compromiso, y constituye un terreno donde parásitos y parapoliciales como el siniestro John Henry pueden campar a sus anchas. La Izquierda Comunista debe darse medios adecuados a la seriedad, la responsabilidad y el compromiso que exigen la defensa de las posiciones de la clase obrera.
CCI 31-5-15
[1] Ver /content/4086/respuesta-unas-amenazas [1028]
Publicamos una toma de posición sobre la reciente lucha de los trabajadores técnicos de Movistar. Esta toma de posición es el resultado de un amplio debate entre compañeros próximos a la CCI. Este fue iniciado por la contribución de un compañero, la cual constituye el esqueleto de este artículo, y después hubo diferentes aportaciones que han sido incorporadas en el texto final.
Las luchas inmediatas en defensa de las condiciones de vida de los proletarios constituyen uno de los factores en el proceso de formación de la conciencia, la solidaridad, la unidad y la determinación del proletariado. Los revolucionarios prestan una gran atención a estas luchas y participan en ellas en la medida de sus posibilidades. Las apoyan con todas sus fuerzas y jamás desdeñan las mejoras económicas que se puedan conseguir, pues son necesarias para la supervivencia cotidiana de los trabajadores, y concretan el arrojo y la iniciativa de los proletarios para hacer valer sus necesidades ante el capital, pues constituyen una declaración de guerra a la lógica mercantil y nacional del capital.
Esta nos dice que hemos de sacrificarnos por los imperativos de la acumulación capitalista y, por consiguiente, trabajar más horas, cobrar menos, admitir despidos y endurecimiento de las condiciones laborales, pérdida de prestaciones sociales etc. etc., para que las ganancias de los capitalistas prosperen y, sobre todo, para que la nación –española, griega, alemana o catalana– se haga respetar en el concierto internacional y su marca sea “reconocida”.
Contra ella, al luchar por sus condiciones de vida, los proletarios están proponiendo implícitamente que la vida humana no es para la producción –la lógica del capital– sino que la producción ha de ser para vida –la lógica de la nueva sociedad comunista que el proletariado lleva en su seno[1].
Quedarse en esa propuesta implícita no es suficiente pues la inmensa mayoría de esas luchas no producen ningún resultado. De ahí que su principal aporte sean las lecciones que dan –generalmente negativas– de cara a la lucha histórica por una nueva sociedad. Se necesita mirarlas críticamente para desarrollar y profundizar el acerbo teórico, organizativo y moral del proletariado.
La huelga es el terreno del que clásicamente han partido los proletarios a la hora de tomar consciencia de la realidad de su clase, pues pone sobre la mesa uno de los mejores caldos de cultivo a tal efecto: la lucha contra los ataques económicos del capital, la percepción, o al menos la intuición, de primera mano, de que todos los trabajadores asalariados deben defenderse y entrar en combate, tarde o temprano, con esa relación social que es la producción capitalista.
Sin embargo, ¿cuál es el sentido esencial de la huelga? Ayer, en la etapa ascendente de un capitalismo que tenía todo un mundo por conquistar, podían conseguirse mejoras económicas reales y más o menos duraderas para los proletarios. Pero incluso entonces los revolucionarios de la época ponían el énfasis en la necesidad de ver que lo verdaderamente significativo de las huelgas es lo que enseñan a los proletarios, lo que éstos debaten de forma masiva, aprenden, y se refuerzan políticamente. Hoy día, la acumulación capitalista de un modo de producción en descomposición, pocos márgenes da ya para la mejora real y duradera de la situación de los proletarios, por no decir ninguno. Si los revolucionarios defendemos la huelga autoorganizada aquí, es porque predispone unas condiciones más que óptimas para el establecimiento de lazos de solidaridad y confianza entre trabajadores, y porque los empuja como ninguna otra acción al debate de masas, a la organización de asambleas masivas en las que cada uno de los aspectos de esta sociedad se pone bajo la criba de la crítica y la discusión.
No se trata, pues, de defender la huelga como una acción ''dañina'' de por sí para un capitalista en concreto o porque haya que ''hacer daño'' a la producción y al bolsillo del burgués cueste lo que cueste. Para nosotros lo primordial es el debate, las asambleas como medio independiente políticamente del Estado y el capital, que la huelga anime a llevar adelante a los proletarios, para que éstos se apropien, tomen contacto, con sus métodos de lucha históricos fuera de la influencia de la política de Estado burguesa.
La huelga forma parte del conjunto de medios que posee la lucha de clase del proletariado. Esta combina la lucha económica, la lucha política y la lucha ideológica, las tres forman una unidad de la que se nutre la conciencia proletaria.
La huelga, indefinida, que organizaron los trabajadores técnicos de Movistar ha contado con un doble filo casi desde el principio: el más perjudicial es el de que, hasta donde conocemos, la huelga fue convocada por CCOO y UGT, lo cual ya pudo haber impreso en su dinámica la fuerte tendencia al gremialismo presente en esta huelga.
El lado más esperanzador, no obstante, ha sido el notable esfuerzo que ha habido por parte de los trabajadores de formar asambleas fuera y a parte de las grandes centrales sindicales, de auto-organizarse y de ir más allá. Es por ello que podemos afirmar que la lucha tuvo, durante un periodo de tiempo ostensible, una auténtica perspectiva de lucha proletaria auto-organizada y que guardaba su potencial.
Las asambleas expresan, por una parte el esfuerzo de unificación que existe en la clase obrera; en segundo lugar, la tentativa de tomar en mano la lucha peleando por arrebatársela a las organizaciones del Estado capitalista que al controlarla la llevan a la derrota. Y en tercer lugar, anuncia un nuevo modo de organización social –el comunismo– basado en la decisión asociada de la humanidad liberada de toda forma de explotación. Vimos las asambleas como uno de elementos más destacados del movimiento de indignados y también en Gamonal[2].
Toda lucha debe verse en su contexto histórico e internacional, de otra manera la veremos con gafas empiristas e inmediatistas que nos impedirá sacarle el rico jugo que contiene. La lucha de MoviStar sucede dentro de un momento histórico de debilidad del proletariado por la pérdida de su identidad como clase y por la terrible desconfianza que sufre en su capacidad de acción como fuerza social independiente.
Se inscribe en un hilo de luchas que pese a todo lo que aportan está por muy por debajo de lo que exige la gravedad de la situación del capitalismo. De un lado, movimientos de huelga en Asturias (2012), en Bangla Desh[3], en China[4], en Sudáfrica[5], en Vietnam, recientemente en algunas zonas de Turquía… De otro lado, la ocupación de plazas y asambleas masivas que expresaron el movimiento anti-CPE en Francia (2006)[6] y el movimiento de indignados en España (2011)[7], de los que en fechas más recientes hubo ecos más atenuados en Brasil[8] y Turquía[9] (2013) o Perú (2015)[10].
Las fuerzas políticas y sindicales de la burguesía en su afán de dividir y encasillar a los proletarios en lucha oponen ambos tipos de movimientos cuando aún teniendo diferencias tienen una profunda unidad. En esa unidad y muy particularmente en el esfuerzo de auto organización se inscribe la lucha de MoviStar.
Hemos visto también tentativas de solidaridad. Un fuerte sentimiento de solidaridad entre los trabajadores…, pero que no trasciende como clase, es decir, la solidaridad “externa”, de trabajadores de otros sectores, no se vive como parte de un mismo movimiento de lucha, sino como un apoyo (que se agradece con sinceridad), hay, lógicamente, una falta importante de conciencia de ser una misma clase mundial luchando por los mismos intereses. Los izquierdistas, que en el papel utilizan palabras muy del diccionario proletario, favorecen esta visión sesgada, planteando siempre un inmediatismo y ese “sentido común”, que indica que primero hay que mirar por lo “urgente” visto en el sentido más mezquino.
La lucha misma expresa un esfuerzo notable de unificación que en el caso de Movistar es aún más loable, tratándose de una empresa en la que los trabajadores técnicos operan en una situación de gran atomización, sin estar concentrados en centros de trabajo y con plantillas fragmentadas, y trabajando muchos de ellos en términos legales, incluso, no en calidad de trabajadores por cuenta ajena sino como ''falsos autónomos''[11].
En contrapartida, la lucha ha mostrado el grave peligro del gremialismo, el actuar ''a lo espartano'': les ocurrió a los trabajadores de Coca-Cola y también a los de Panrico, ya que cuando le ven el plumero a las grandes centrales sindicales eso no es sinónimo automático de que se supere por completo la lógica sindical. Ha habido y hay una poderosa tendencia en las luchas parciales de los proletarios a no buscar explícitamente la unificación, extensión y el debate de masas en sus asambleas, sino de ir a parapetarse y aguantar todo lo posible en esa empresa o ramo de producción hasta conseguir un veredicto judicial o un pacto favorable.
Este tipo de reacciones consistentes en encerrarse en la cueva oscura del sector, la empresa o la corporación, tienen varias causas. Una primera está clara y la acabamos de analizar: la pérdida de identidad de clase crea un sentimiento de vacío, de no saber a quién dirigirse para buscar la solidaridad, un agarrarse desesperadamente al supuesto refugio protector que ofrecería el ámbito reducido y supuestamente “cercano” de la empresa, la corporación, los “colegas”…
Esto lleva el sello de una situación histórica que hemos caracterizado como la descomposición del capitalismo y que imprime en todos los componentes de la sociedad una peligrosa tendencia a la dislocación, al cada uno a la suya, a la dispersión. Como decimos en dicha Tesis “el “cada cual a lo suyo”, la marginalización, la atomización de los individuos, la destrucción de las relaciones familiares, la exclusión de los ancianos, la aniquilación de lo afectivo y su sustitución por la pornografía, el deporte comercializado y mediatizado, las concentraciones de masas de jóvenes en plena histeria colectiva a modo de canción y baile, sustituto siniestro de una solidaridad y de unos lazos sociales totalmente ausentes. Todas esas manifestaciones de la putrefacción social que, hoy, a una escala desconocida en la historia, invaden por todos sus poros a la sociedad humana, expresan no sólo la dislocación de la sociedad burguesa, sino y sobre todo la destrucción de todo principio de vida colectiva en el seno de una sociedad sin el menor proyecto, la menor perspectiva, incluso a corto plazo, incluso la más ilusoria”[12].
Esto sin duda es un terreno propicio para la entrada de tendencias y organizaciones sindicalistas e izquierdistas, siempre dispuestas a llevar las luchas de los trabajadores a la ''zona segura'' de la legalidad burguesa, ''por su propio bien'' o el de ''la lucha'' en abstracto. En un clima de aislamiento, de falta de reflexión, debate y contacto entre huelguistas y trabajadores de otros sectores, la lógica sindical y reformista halla su caldo de cultivo, y ésta precede al protagonismo de organizaciones que sólo buscan encuadrar a los trabajadores tras de sí y así asegurarse sus votos y su seguidismo.
Estas dicen defender a los trabajadores pero ya vemos qué hacen cuando asumen la responsabilidad gubernamental como es el caso de Syriza. Sin embargo, es preciso comprender su naturaleza cuando no están en el gobierno pues allí se les ve continuamente llamar a buscar una solución en los organismos legales de sus explotadores, del Estado, a no aprender ni reflexionar ni debatir al calor de la experiencia de lucha, sino a confiar la solución del conflicto a las fuerzas representantes del modo de producción que lo ha provocado y lo provoca todos los días en todas partes. Un ejemplo más que notorio de esto es cómo la tendencia trotskista ''El Militante'' aplaudía calurosamente el hecho de que los trabajadores de Coca Cola hayan acabado su lucha acudiendo al Tribunal Supremo para exigir que se impidiera el cierre de su fábrica de Fuenlabrada, lanzando consignas tales como ''Justicia en el Supremo''.
En el caso de la lucha de MoviStar, la suspensión de la huelga por ''otras formas de lucha'' suena a una confirmada conclusión de la lucha de los técnicos. Ya desde hacía semanas se notaba cómo la falta de unificación y extensión de la lucha estaba haciendo estragos en la misma, con la penetración en ella de ''nuevos protagonistas'' como Cayo Lara, líder de Izquierda Unida, o Pablo Iglesias, de Podemos, al que un grupo de trabajadores, eso sí, reducido, le despidió al grito de ''Presidente'' en una intervención en una de sus manifestaciones.
Es evidente que las luchas actuales necesitan de elementos clave –de los que antes hemos hablado– y que resultan aún lejanos: lo que aparece de forma casi intuitiva (la solidaridad y la autoorganización) precisa de una mayor elaboración y que hacen profundizar los primeros: la identidad como clase, la conciencia de clase (histórica e internacional), la extensión de la lucha, que nos ayude a avanzar hacia la apropiación de la teoría revolucionaría por parte de las masas
Desde luego, es necesaria la propaganda contra todos los esfuerzos encaminados a fortalecer la credibilidad del Estado burgués ante los obreros, de su democracia y sus órganos representantes para solventar los conflictos entre éstos y sus explotadores, así como contra las concepciones sindicalistas, abiertamente reformistas y propias de formas de lucha tiempo ha superadas, que las organizaciones izquierdistas instilan en los proletarios continuamente y suponen un peligro añadido en los países cuya burguesía ha sabido dotarse de un aparato democrático bien engrasado y de una profunda experiencia política frente a situaciones como ésta. Tan necesario todo ello, como, en la medida de lo posible, la intervención de los revolucionarios en las huelgas y su participación como factor activo de esa toma de consciencia y de ese combate contra las concepciones reformistas y sus figuras, democráticas o no, que a sueldo del Estado siempre tendrán asegurada su presencia y/o influencia en las luchas del proletariado, formando ellas también un factor activo en el sentido contrario: en el de la disgregación, la dislocación y la desmoralización, ya física o ideológica.
Es importante elaborar balances, críticas…, y hacerlas llegar con nuestra solidaridad, no como grupos externos, sino como parte de una misma clase que lucha. Es importante estar en estas luchas porque, nos acercan a la realidad de la lucha de clases en sus niveles inmediatos, nos aportan elementos desde los que trabajar teóricamente, nos ayudan a relacionar las luchas inmediatas con la lucha revolucionaría y plantear la perspectiva histórica.
[1] Comunismo no tiene nada que ver con la sociedad de capitalismo de Estado cuartelario que reinó en la antigua URSS y que hoy rige en países como Corea del Norte, Cuba o China.
[2] Ver /content/3983/asambleas-y-solidaridad [1029]
[3] Ver /accion-proletaria/201009/2956/huelgas-salvajes-y-manifestaciones-en-bangladesh-el-proletariado-rompe [1030]
[5] Ver https://es.internationalism.org/node/3468 [599]
[6] Ver /revista-internacional/200606/964/tesis-sobre-el-movimiento-de-los-estudiantes-de-la-primavera-de-200 [596]
[7] Ver https://es.internationalism.org/node/3349 [597]
[9] Ver /cci-online/201306/3769/turquia-la-solucion-al-terrorismo-de-estado-no-es-la-democracia [806]
[10] Ver /content/4071/la-ley-pulpin-es-un-ataque-mas-contra-la-clase-obrera [1033] y /content/4085/balance-de-las-movilizaciones-contra-la-ley-de-empleo-juvenil [1034]
[11] Aclaración para lectores que no vivan en España: en este país a los trabajadores por cuenta propia que realizan trabajos o servicios a empresas (o a particulares) se les da categoría legal de “autónomos” o incluso de “pequeños empresarios”. Esta situación legal y social es significativa desde el punto de vista de la identidad de clase: son trabajadores que realizan trabajos propios de obreros asalariados pero en condición de auto-patronos supuestamente independientes.
[12] Ver “Tesis sobre la Descomposición”, Revista Internacional nº 62, /revista-internacional/200510/223/la-descomposicion-fase-ultima-de-la-decadencia-del-capitalismo [13]
Los 12 y 19 de abril, dos pateras sobrecargadas de emigrantes que huían de la miseria y los peligros más extremos se hundían en el Mediterráneo, liquidando más de 1200 vidas. Tragedias como esta se repiten desde hace ya décadas: en los años 90, el estrecho de Gibraltar era el cementerio de miles de emigrantes. Desde el año 2000, han desaparecido 22 000 personas en el intento de arribar a Europa por mar. Desde el drama de Lampedusa en 2013, en el que perecieron 500 personas, esta emigración y sus consecuencias fatales han tenido un crecimiento sin precedentes. Con casi 220 000 travesías y 3500 muertos, el año 2014 ha batido todos los “récords”, para decirlo con la fría expresión de las estadísticas. En cuatro meses, desde el primero de enero de 2015, el mar se ha tragado a 1800 emigrantes.
Asistimos, en estos últimos años, a una especie de industrialización de ese tráfico de seres humanos. Los testimonios suelen ser aterradores: campos de refugiados, tránsitos por zonas de conflicto, pillajes, apaleamientos, violaciones, esclavitud, etc. La brutalidad y el cinismo de los traficantes no parecen tener límites. Y todo eso para ser “acogidos” en Europa en unas condiciones indignas y ser considerados como un “fardo”, según la expresión del jefe de la operación “Tritón” montada en principio para “rescatar” a los emigrantes de las aguas.
Si hay personas que están dispuestas a soportar tales pruebas, es porque lo que dejan atrás es todavía peor. Las causas del incremento de los flujos migratorios son las condiciones de existencia insostenibles en cada vez más regiones del planeta. Tales condiciones no son nuevas, pero sí que se agravan cada día más y de forma acelerada. El hambre y la enfermedad siguen golpeando. Pero, además, de lo que huyen tantos y tantos miles de personas es sobre todo de una sociedad que se está pudriendo de raíz : la descomposición acelerada de África y Oriente Medio, con sus conflictos inextricables, sus bandas armadas mafiosas y fanatizadas, inseguridad permanente, chantaje, desempleo masivo…
Las grandes potencias, movidas por la lógica de un capitalismo cada día más irracional y asesino, de defender sus intereses imperialistas por los medios más sórdidos, tienen una responsabilidad de primera importancia en la situación espantosa que impera en muchas áreas del mundo. En esto, el caos en Libia es de lo más caricaturesco: las bombas occidentales sustituyeron a un tirano por unas milicias que va cada una a su aire cometiendo desmanes sin fe ni ley. Además de que esa situación ilustra muy claramente la única perspectiva que el capitalismo es capaz de ofrecer a la humanidad, la dislocación de Libia ha favorecido la implantación a pleno día de organizaciones de traficantes y demás “coyotes” sin escrúpulos, vinculados a menudo a diferentes actores imperialistas: bandas mafiosas, yihadistas y hasta gobiernos autoproclamados en lucha de unos contra otros, a menudo de una u otra categoría cuando no una mezcla de ambas.
A imagen de los emigrantes que atraviesan el Mediterráneo, el desarraigo está inscrito en la historia de la clase obrera. Desde los albores del capitalismo, una parte de la población rural fue arrebatada a la tierra para constituir la primera mano de obra manufacturera. Víctimas a menudo de expropiaciones brutales, aquellos parias del sistema feudal, demasiado numerosos para que el Capital naciente pudiera absorberlos, eran tratados como criminales: “De ahí que, a fines del siglo XV y durante todo el XVI, se dictasen en toda Europa occidental una serie de leyes persiguiendo a sangre y fuego al vagabundaje. De este modo, los padres de la clase obrera moderna empezaron viéndose castigados por algo de que ellos mismos eran víctimas, por verse reducidos a vagabundos y mendigos. La legislación los trataba como delincuentes “voluntarios”, como si dependiese de su “buena voluntad” el continuar trabajando como en las viejas condiciones,ya abolidas”[1]. Con el desarrollo del capitalismo, la necesidad creciente de mano de obra produjo cantidades ingentes de flujos migratorios. En el siglo XIX, en plena prosperidad del capitalismo, hubo millones de emigrantes que tomaron el camino del éxodo para llenar las fábricas. Con el declive histórico del sistema, que se inicia con la Primera Guerra Mundial en 1914, los desplazamientos de población no han cesado nunca, sino que incluso han aumentado. Guerras imperialistas, crisis económicas, catástrofes climáticas, razones no faltan para desear escapar del infierno.
Con la crisis permanente del sistema, los emigrantes chocan ahora con el hecho de que el Capital es incapaz de absorber de manera importante más fuerza de trabajo. Los obstáculos administrativos, policiales y jurídicos se han ido así multiplicando para impedir que los emigrantes lleguen al territorio de los estados más desarrollados: límite de la duración de las estancias, expulsión por chárter o reconducciones masivas, acosos jurídicos, redadas policiales incesantes, patrullas navales y aéreas en las fronteras, campos de retención, etc. El territorio estadounidense, en búsqueda de mano de obra numerosa antes de la Primera Guerra Mundial, había sido el símbolo de la tierra de asilo, hoy se ha ido cerrando hasta construir una enorme muralla que se yergue, símbolo criminal, en la frontera con México. Europa ha seguido la misma dinámica. Desde los años 1980, los tan democráticos estados europeos empezaron a desplegar navíos de guerra en el Mediterráneo y no vacilaron en cooperar estrechamente con el difunto “Guía de la Revolución”, Muammar Gadafi y sus estimables equivalentes, Su Majestad el rey de Marruecos y el Presidente vitalicio de Argelia, Abdelaziz Bouteflika, para empujar a los emigrantes hacia el desierto con métodos de gran crueldad. Mientras que la burguesía derruía triunfalmente el muro de Berlín, otros “muros de la vergüenza” se han ido construyendo por doquier en las fronteras. Y quienes por fin consiguen llegar su destino, lo que les espera es la persecución, las humillaciones y unas condiciones de detención infames. En definitiva, detrás de sus lágrimas de cocodrilo, el cinismo de los estados no tiene más límites que el de los traficantes.
Los naufragios de pateras y otras embarcaciones improvisadas son, por desgracia, de lo más corriente desde hace años, como lo son los emigrantes encerrados como criminales, esclavizados o asesinados un día sí y otro también.Tampoco el incremento inusitado de la cantidad de víctimas en el Mediterráneo es algo que acabaría justo de pasar. ¿A qué se debe entonces semejante ruido mediático ahora?
Se debe a la lógica de intoxicación ideológica que moviliza al conjunto de fracciones de la burguesía. En paralelo a la transformación de los estados en fortalezas, se ha ido arraigando una ideología antiinmigrantes de lo más nauseabundo con la que se intenta hacer responsables a los “extranjeros” de los efectos de la crisis presentándolos como hordas de delincuentes que perturban la tranquilidad pública. Esas campañas histéricas muy a menudo son de una estupidez insondable, intentándose con ellas dividir al proletariado haciéndole tomar partido por los intereses de la Nación, o sea por los de la clase dominante, mediante un formateado mental nocivo que hace creer que la división de la humanidad en naciones es algo normal, natural y eterno. La hipocresía del filtrado entre emigrantes “buenos” y “malos” pertenece plenamente a esa lógica, son “buenos” los que pueden ser útiles a la economía nacional, los demás serían o animales dañinos o fardos que hay que desechar.
Pero como testimonian los gestos de solidaridad de obreros de Italia hacia emigrantes que han logrado al fin arribar a las costas sicilianas, muchos proletarios se han indignado ante lo que la burguesía reserva para los inmigrados. Y ¿qué mejor para encuadrar y canalizar la indignación hacia atolladeros sino esos expertos profesionales del asunto, o sea, la izquierda del aparato político burgués? Una vez más, los que se dicen “amigos del pueblo”se aprovechan de la indignación general para echar a la clase obrera, atada de pies y manos, en las fauces del Estado capitalista. Las ONG, verdaderas avanzadillas imperialistas, no han escatimado palabras duras para exigir más leyes represivas y más medios militares a los propios estados, o sea a quienes planifican desde hace años las masacres, todo ello en nombre de los “Derechos humanos” y de la dignidad humana. Después de aquello de la “guerra humanitaria” en África, he aquí el “control caritativo de las fronteras”… ¡Infame hipocresía! En Francia, la inenarrable organización trotskista Lutte ouvrière se vuelve a retratar así en su artículo, “La Europa capitalista condena a muerte a los migrantes”[2]:“Al reducir la cantidad y el alcance de las patrullas, los dirigentes de la UE han optado por dejar morir a quienes intenten atravesar. Eso es no asistencia a persona en peligro. Los dieciocho navíos y los dos helicópteros, enviados a la zona del drama, pero después del naufragio, acrecientan la ignominia.” En una palabra, ese partido burgués, pretendidamente marxista, exige también más navíos de guerra para “salvar” a los emigrantes. La burguesía instrumentaliza así las emociones producidas por la hecatombe para reforzar los medios de represión contra los emigrantes con el incremento y las mejoras técnicas de los medios de la Agencia Frontex encargada de coordinar el despliegue militar en las aguas y fronteras de Europa y las operaciones antiinmigrantes en el territorio: vigilancia policial a gran escala, control, redadas y chárteres; la burguesía parece haberlo organizado todo para “dar asistencia” a los emigrantes. ¡Se ha contemplado incluso la posibilidad de bombardear las costas de Libia! Con todo eso la burguesía intenta también incrementar el clima angustiante y amenazante que cultiva con mucho esmero para facilitar la aplicación de unas medidas represivas que se multiplican por todas partes contra la clase obrera.
Truth Martini, 5/05/2015
[1] Marx, El Capital, « Leyes persiguiendo a sangre y fuego a los expropiados, a partir del siglo XV. Leyes reduciendo el salario », I, XXIV, « La llamada acumulación originaria », p.625, Ed. FCE, México.
[2] Editorial del semanario Lutte ouvrière nº 2438, 24/04/2015.
Una visita a la exposición de artistas de guerra británicos, "La verdad y la memoria", organizada en el Museo de Guerra Imperial de Londres en 2014, suscita reflexiones sobre la relación compleja entre arte, política y propaganda.
Para empezar, hay un contraste impresionante entre los cuadros de "La verdad y la memoria" y la exposición especial convencional de la planta baja dedicada a la Primera Guerra Mundial[1]. En aquellos cuadros el arte es brutal, conmovedor, mientras que lo de la exposición especial convencional del museo es insípido e incoloro. En la yuxtaposición de uniformes militares, de armas, las reproducciones de carteles de propaganda – una película que muestra campos fangosos – no hay nada capaz de impresionar ni al espectador más sensible. Hay cascos y guerreras para que los visitantes puedan probarlas o para hacerse selfies, pero lo que les importa sobre todo es no recordar lo que de verdad fue la guerra, el horror y la pestilencia de los cadáveres en las trincheras. Han saneado la Primera Guerra Mundial y la han empaquetado para consumo turístico, siendo poco probable que quien visite la exposición de la planta baja aprenda algo, en realidad no se enterará de nada.
No es sin duda de extrañar que la exposición sobre la Primera Guerra Mundial, que es imposible fallar al estar en la planta baja, tenga una afluencia ingente de familias enteras, mientras que la exposición sobre el arte en guerra, discretamente oculta en el tercer piso tras unas puertas de cristal opaco, esté casi vacía. Esta exposición se divide en dos partes, situadas en los lados opuestos del Museo: una llamada “La verdad”, en la que se exponen pinturas realizadas durante el conflicto, sobre todo por artistas empleados por la Oficina Británica de Propaganda de Guerra, artistas que, en algunos casos, habían sido alistados para el frente; la otra parte, llamada "la Memoria", posee pinturas creadas después de la guerra, algunas oficiales, otras no. Esta sección es de lejos la menos interesante, en lo artístico y en lo que dice de la guerra misma. Las imágenes son, en su mayoría, inmóviles y casi apacibles; parecen estar fuera de lo real, como si tanto el propio artista como los espectadores– y sin duda el Estado – no quisieran recordar, sino olvidar, o al menos difuminar el recuerdo, dejando prudentemente la guerra en el pasado. Sólo dos lienzos nos golpean con fuerza. Uno, "Una batería bombardeada" de Percy Wyndham Lewis (que sirvió en artillería) muestra a los soldados agitándose bajo el fuego, reducidos a personajes filiformes parecidos a la máquina, mientras que los que están en el área exterior a la zona peligrosa parecen despreocupados, indiferentes.
El otro lienzo, "Al asalto" de John Nash (hermano del artista mucho más conocido Paul Nash) evoca la inutilidad de los interminables asaltos que produjeron decenas de miles de muertos y con un resultado militar nulo; resulta espantosa esa marcha desesperada de los soldados hacia una muerte segura, tanto más porque sabemos que el tema del lienzo es un ataque llevado a cabo por la propia unidad del pintor, la 1ª Artists Rifles, de la no quedó casi nadie vivo o indemne.
Es de suponer que después de la guerra, lo que quería la mayoría de la gente era olvidarse de ella, volver a la vida dejando la guerra detrás de ella. Y puede también suponerse que los gobiernos estaban satisfechos de que así fuera, pues la Primera Guerra Mundial había descalificado, ante mucha gente, la sociedad capitalista y los gobiernos que la asumieron.
Más que cualquier otra sociedad de clases que la precedieron, la sociedad burguesa tiene una relación paradójica con la verdad. Esto se debe a dos factores: por un lado, las condiciones y necesidades de la producción industrial; por otro, las características específicas de la dominación de clase burguesa.
El capitalismo es el primer modo de producción que no puede vivir sin revolucionar y trastornar constantemente el proceso de producción mediante la puesta en marcha de innovaciones científicas y técnicas. Ese hecho no es, cuando al principio la sociedad burguesa empieza a surgir en el seno del mundo feudal, inmediatamente visible: en Inglaterra la industria textil de la lana empieza en el siglo XIII a romper los vínculos que le impone el sistema de gremios feudales, pero la tecnología permanece en gran parte sin cambios. La revolución no es técnica todavía sino social, basada en los nuevos modos de organizar la producción y el comercio. En el siglo XVII, el objetivo de la ciencia experimental fue mejorar la producción y, en el XVIII, la investigación científica se aplicó a la industria, convirtiéndose en fuerza productiva plenamente. Hoy, la mecánica cuántica y la teoría de la relatividad pueden parecer ininteligibles o extrañas, y, sin embargo, hay cantidad de productos de uso cotidiano que dependen de sus resultados.
El capitalismo depende de la ciencia. Pero la ciencia misma se basa en dos pilares: la suposición de que existe un mundo independiente del pensamiento, sea éste humano o divino; y la convicción de que es posible comprender este mundo material mediante la investigación y el debate libre[2]. Por ello, una condición previa para el desarrollo del capitalismo y de la sociedad burguesa fue la victoria de Copérnico y Galileo sobre la Iglesia Católica y la Inquisición: no podía permitirse que la Iglesia católica poseyera el monopolio del pensamiento.
La autoridad de clase bajo el capitalismo es también única. La clase burguesa es, en efecto, la primera en la historia en fingir que su dominación de clase no existe, la primera en justificar su propia autoridad basándose en "la voluntad del pueblo". La sociedad burguesa es la más hipócrita de la historia.
Sin embargo, si sólo fuera eso, semejante dominación no sobreviviría durante mucho tiempo. La burguesía domina, pero tal cosa no debe verse; su hipocresía debe ser…sincera. La búsqueda de la verdad no puede limitarse al ámbito de la ciencia, debe también abarcar lo social y lo artístico, pues la ciencia y el arte no son dos mundos separados, no se basan en cualidades antitéticas ni mucho menos, ni siquiera diferentes del espíritu humano. La burguesía está así obligada a dejar que se progrese en la búsqueda de la verdad tanto en lo artístico como en lo científico, so pena de dar ventaja a sus competidoras. Por eso fue Estados Unidos, y no la Alemania nazi, el país que consiguió producir la bomba atómica.
La sociedad capitalista posee otra característica: por primera vez, la clase revolucionaria es una clase explotada. Más importante todavía, esta clase explotada es una clase cultivada. Por primera vez, la clase explotada debe estar instruida para adaptarse a las complejidades de la producción capitalista: los trabajadores deben ser capaces de leer y escribir y asumir más y más tareas técnicas y sociales complejas.
El propio capitalismo instruye y forma a las masa de trabajadores en los saberes necesarios, en el dominio de la organización social. Y de ese modo los hace aptos para reivindicar la herencia del conocimiento artístico, científico y técnico de toda la humanidad y de sus realizaciones que utilizarán para satisfacer las necesidades humanas, incluidas las necesidades culturales humanas. Más todavía: la clase proletaria, cuando ha mostrado lo mejor de sí misma, nunca se ha satisfecho con las migajas que pueda dejarle la cultura burguesa, ha querido comprender esa cultura y hacerla suya. . “El marxismo ha conquistado su significación histórica universal como ideología del proletariado revolucionario porque no ha rechazado en modo alguno las más valiosas conquistas de la época burguesa, sino, por el contrario, ha asimilado y reelaborado todo lo que hubo de valioso en más de dos mil años de desarrollo del pensamiento y la cultura humanos.”[3].
Cuanto más importante es la presencia en la sociedad de esta clase cultivada, revolucionaria y explotada tanto menos es capaz la burguesía de apoyarse en la mentira y la represión. La propaganda puede recurrir únicamente al látigo en los regímenes en los que los obreros han sido totalmente aplastados, en regímenes como la Alemania nazi o la URSS estalinista.
La clase dirigente británica, quizás más que cualquier otra, es consciente de esta extraña situación, cambiante y contradictoria; es consciente de que debe desarrollar su propaganda en dos direcciones. Podríamos casi contestar al célebre dicho de Winston Churchill de que, "En tiempos de guerra, la verdad es tan valiosa que debería estar siempre protegida por un guardaespaldas de mentiras" poniéndolo al revés: "las mentiras son tan valiosas que deberían estar protegidas por un guardaespaldas de la verdad".
“Viene un viento del este, Watson.” “Creo que no, el aire está tibio creo” “Mi querido Watson, es usted el único punto inamovible en una era de cambios. Pero es cierto que viene un viento del Este, un viento que nunca ha soplado en Inglaterra. Será frío y crudo, Watson, y quizás muchos de nosotros nos marchitemos al sentir sus ráfagas. No obstante, no por eso deja de ser un viento de Dios y en cuanto amaine el temporal brillará bajo el sol una tierra más limpia, mejor y más fuerte” [4]
Esas palabras las hemos extraído de la última novela de "Sherlock Holmes", Su último saludo, de Arthur Conan Doyle, en la que Holmes hizo fracasar a un espía alemán justo antes de la erupción de la guerra. El Holmes ficticio no hace aquí sino repercutir los sentimientos que expresaban personajes reales cuando estalló la guerra: Collins-Baker, el conservador de la Galería Nacional, escribía en agosto de 1914 que el arte podía sacar provecho "de una guerra purificadora"[5], y esa era una opinión corriente en el establishment británico que esperaba que la guerra "regeneraría" el arte y la sociedad, quitando de en medio esos desarreglos tanto del cubismo, del modernismo, como de todo lo que constituía una ofensa al pretendido "buen gusto".
Otras guerras anteriores habían sido celebradas "con realismo" y patriotismo como pertenecientes a una serie de compromisos heroicos, como así había sido con la Guerra de Crimea por ejemplo.
El ala reaccionaria de la clase dirigente británica y su designio artístico esperaban que una pintura así ahogara las influencias extranjeras, consideradas decadentes y corruptoras. Pero tal pintura mostró ser un género agonizante. Esto queda ilustrado simbólicamente nada más entrar en la exposición, con el cuadro del Segundo batallón de "Ox & Bucks" venciendo a la Guardia Prusiana Nonne Bosschen de William Barnes Wollen.
Segundo batallón de “Ox & Bucks” venciendo a la Guardia Prusiana
Un paso más en la sala siguiente y nos encontramos en un mundo totalmente diferente. Nos queremos centrar aquí en la evolución de dos artistas que siguieron direcciones diametralmente opuestas en lo artístico, como consecuencia de sus experiencias de guerra: CRW Nevinson y William Orpen.
La ametralladora, de Nevinson
Nevinson tenía 25 años cuando estalló la guerra. Se alistó en la "Unidad de Ambulancias de los Amigos" organizada por los Cuáqueros; quedó profundamente chocado por la experiencia que, de manera evidente, inspiró su arte. En 1914, ya es un pintor paisajista reconocido; está vinculado al Movimiento Futurista italiano, sobre todo con el pintor Marinetti, el cual, más tarde acabaría siendo un seguidor de Mussolini. En 1914, Marinetti declaró "Nosotros queremos ensalzar la guerra, única higiene del mundo", un sentimiento que compartía con un católico como el poeta Hilaire Belloc, por ejemplo, y otros como los que hemos citado antes, y, sin embargo, no hay la menor huella de glorificación de la guerra en la obra de Nevinson. Al contrario, Nevinson declaraba en 1915 que, "Contrariamente a mis amigos futuristas italianos, yo no glorifico la guerra por sí misma, tampoco puedo aceptar la doctrina de que la guerra es la única fuerte de salud (…) En mis representaciones (…) he intentado expresar la emoción producida por la fealdad y lo siniestro de la guerra moderna”[6]. En 1915, decía en el Daily Express: "nuestra técnica futurista es la única manera de expresar la grosería, la violencia y la brutalidad de las emociones percibidas y vividas en los actuales campos de batalla de Europa". Nevinson utiliza las técnicas futuristas de yuxtaposición de superficies planas y de colorido sombrío para mostrar al hombre reificado y deshumanizado, transformado en un accesorio de la máquina en una guerra que se mecanizó como nunca antes: su cuadro La ametralladora (1915) simboliza ese proceder artístico. En Retorno a las trincheras, los propios soldados se han transformado casi en máquinas.
Retorno a las trincheras, de Nevinson
Nevinson destinó enteramente su arte para lanzar un acta de acusación contra la guerra y sus motivaciones. Respecto a su lienzo La Patria (1916) escribió "considero que este lienzo, independientemente de cómo esté pintado, como la expresión de una perspectiva totalmente NUEVA sobre el pretendido "sacrificio" que es la guerra. Es la última palabra sobre "los horrores de la guerra" para las generaciones venideras”[7].
Los cuadros de Nevinson fueron bien recibidos cuando los expuso en noviembre de 1916, a pesar de que su estilo moderno y "extranjero" ilustraba todo lo que más aborrecía la parte más patriótica y reaccionaria de la sociedad británica. Pero tras dos años de guerra, el cansancio y la desilusión que engendraba y la crítica feroz de Nevinson atrajo a la opinión mucho más que la propaganda gubernamental oficial. Los críticos principales aceptaron que "se hayan hecho necesarios métodos modernos para representar la guerra moderna" e incluso el Times vio en su trabajo "una pesadilla de una irrealidad insistente, falsa pero real, algo que está ocurriendo sin duda, pero que nuestra razón no puede aceptar". [8]
La Patria, de Nevinson
Otro cuadro que causó sensación cuando se expuso en 1916 fue Los Kensingtons en Laventie de Eric Kennington. Esta pintura muestra a su propia compañía poco antes que él mismo cayera herido (Kennington aparece al fondo a la izquierda con pasamontañas y casco).
Los Kensingtons en Laventie de Kennington
La recepción entusiasta del trabajo de Kennington y Nevinson se debió en gran parte a que el público percibió sus cuadros como más verídicos, más dignos de crédito que los dibujos basados en fotografías o reseñas de segunda mano en revistas ilustradas: primero porque reflejan una realidad que para la gente estaba más cerca de la verdad, tanto en lo visual como en lo emotivo, y segundo porque los artistas eran o habían sido soldados con experiencia real de primera línea.
Nevinson o Kennington pintaron esos cuadros antes de que el Departamento Británico de Información los empleara como artistas de guerra. Ese departamento sucedía a la Oficina de Propaganda de Guerra, que se había establecido secretamente en agosto de 1914 dedicándose, al principio, sobre todo a lo escrito, haciendo trabajar a autores célebres como John Buchan y HG Wells, para apoyar el esfuerzo de guerra británico. Uno de las primeras tareas de tal Oficina fue el "Informe sobre las presentidas atrocidades alemanas" (conocido también por “Informe Bryce”), que acusaba a los ejércitos alemanes de crímenes de guerra contra civiles tras la invasión de Bélgica. Antes de mayo de 1916, el presidente de la Oficina, el diputado del partido liberal Charles Masterman, un aliado del Primer ministro Lloyd George, decidió responder a la demanda de dibujos para la prensa ilustrada reclutando al célebre artista Muirhead Bone (que había presionado para que se instaurara un proyecto oficial de Artistas de Guerra), al cual mandaron de visita al frente con una comisión honoraria. Los bocetos que entregó, por muy buenos que fueran gráficamente, son insípidos y sin vida comparados con la fuerte emoción que se desprende del arte de Nevinson.
Oficiales, de Muirhead Bone
Incluso su Cementerio de soldados es menos emocionante que la estampa de un cementerio de pueblo cualquiera.
Cementerio de soldados
Fue sin duda la razón que incitó al Ministerio de Información a convocar a artistas más jóvenes, sobre todo a quienes estaban en el Frente, cuya labor aceptaría el público como algo más auténtico. Sin embargo, poner a los artistas bajo el mando ministerial significaba que sus obras se someterían a la censura militar. Para su segunda exposición, que obtuvo mucho éxito, inaugurada en 1918, Nevinson parece haber llegado a la conclusión de que sólo un retorno al realismo era lo adecuado para expresar el horror de la guerra, como puede verse en el cuadro irónicamente titulado Senderos de Gloria, título (Paths of Glory) que utilizaría en 1957 Stanley Kubrick para su conocida película contra la guerra en la que Kirk Douglas tenía el papel principal.
La ironía del título es muy evidente cuando se ven los cadáveres con la cara en el barrizal y ya hinchados por la descomposición.
Senderos de Gloria
El trabajo precedente de Nevinson mostraba al hombre deshumanizado, reducido al estatuto de máquina, incorporado a la máquina, pudiendo uno preguntarse si no sintió la necesidad de alejarse de la estética, incluso una estética de la máquina, para mostrar el verdadero horror de lo que la guerra hacía no a las máquinas, sino a seres humanos reales, de carne y sangre, con quienes podemos nosotros identificarnos y sentir estima, algo que no podemos sentir hacia una máquina.
Las autoridades prohibieron el cuadro. A pesar de ello, Nevinson lo colgó en la exposición con una cinta cruzada donde se leía: "Censurado".
Estamos construyendo un mundo nuevo, de Nash
Paul Nash, otro artista de guerra que iba a ser uno de los pintores paisajistas británicos más conocidos del siglo XX, escribió amargos comentarios sobre su empleo como artista de guerra: "Ya no soy un artista. Soy un mensajero que aportará la expresión de los hombres que están luchando a quienes quieren que la guerra siga para siempre. Mi mensaje será débil, ininteligible, pero poseerá una verdad amarga y ojalá pueda quemarles a estos sus malditas almas". Sin duda, el público entendió lo que significaba el cuadro Estamos construyendo un mundo nuevo.
Mientras que Nevinson iba de lo modernista a lo tradicional, otro artista muy diferente iba casi en sentido inverso. Se trata de William Orpen que tenía casi 40 años cuando estalló la guerra. Era, por aquel entonces, un retratista de la alta sociedad acaudalada. Enviado a Francia como artista de guerra con el rango de comandante, algunos ironizaban sobre su situación privilegiada y segura, muy alejada de toda experiencia de combate. De hecho, los primeros retratos que hizo podrían servir perfectamente de estampas propagandísticas para las tropas británicas, los pilotos en especial, presentados por la prensa y el aparato de propaganda como los nuevos “caballeros de resplandeciente armadura” de la guerra moderna.
Sargento de vuelo W.G Bennett, de William Orpen
Su retrato del teniente piloto Rhys Davids, muerto poco después en combate aéreo, fue muy reproducido.
Teniente Rhys Davids, de Orpen
De Orpen, también se han elogiado mucho los retratos de los genérales Haig y Trenchard. Este artista podría así haber seguido pintando en ese mismo estilo, pero no fue así[9]. Al contrario, las consecuencias de la guerra, tanto en los soldados como en los paisanos, lo fueron perturbando cada día más, acabando por pintar de una manera que se acercaba a un surrealismo del estilo de Dalí.
Por lo visto le disgustó mucho el ver a unas jóvenes prostitutas francesas cazando clientes en un entierro. Quizás fue lo que le inspiró su Adán y Eva en Péronne.
Adán y Eva en Péronne
Este lienzo tiene algo de casi pornográfico. No hay aquí ninguna pérdida de inocencia, pues hace tiempo que ya se ha ido, perdida entre los escombros de una guerra cuyos estragos se ven al fondo. El modesto velo de Eva contrasta curiosamente con su escote abierto y la expresión de cierto cinismo en el rostro, mientras que la indiferencia aburrida del joven soldado parece la de alguien que ha visto tanto la muerte que se ha vuelto indiferente a la vida.
El mismo soldado aparece en Mujer loca de Douai, cuadro que traza una escena a la que asistió Orpen, de una mujer violada poco antes por soldados alemanes en retirada. Aquí, aquél también aparece indiferente a la violación, a la tragedia de la víctima y al cadáver enterrado a toda prisa cuyo pie asoma de la tumba en primer plano.
Mujer loca de Douai, de Orpen
Hay una serie, medio oculta en una sala trasera de la exposición, de siete grabados de Percy Delf Smith, artillero en los Royal Marines en el frente.
Si en algunos cuadros de Orpen hay temas inspirados en Goya (por ejemplo, Bombardeo nocturno), Smith retrocede a imágenes de la sociedad medieval decadente con unas representaciones de la Muerte omnipresentes. Están, sin duda, entre los cuadros más impactantes de la exposición.
La Muerte asustada
En La Muerte asustada, incluso ésta se echa atrás ante tamaña matanza, figurada en dos botas todavía calzadas por trozos de pierna, mientras que La Muerte intoxicada es una parodia de danza en la que la Muerte se contonea en pleno delirio detrás de un soldado que está a punto de ensartar a un enemigo a punta de bayoneta.
La Muerte intoxicada
Parece algo natural el querer, esperar incluso, que los artistas cuyas obras nos emocionan por su espíritu crítico compartan nuestras ideas. Será algo natural, pero muy erróneo. A los artistas mencionados aquí, y a quienes podríamos añadir a poetas como Wifred Owen y Siegried Sassoon o a expresionistas alemanes como Otto Dix o Käthe Kollwitz – la guerra los indignó, sufriendo algunos de ellos, al término de la guerra, depresiones nerviosas de diferente gravedad. Pero ninguno de ellos tenía la menor sensibilidad hacia un enfoque político proletario; en algunos casos ni siquiera era gente especialmente digna de aprecio.
Nos olvidamos a menudo que esos grandes maestros a los que hoy admiramos no estaban solos. Al contrario, salvo raras excepciones, plasmaban un esfuerzo en el que muchos otros estaban implicados. Cuando los artistas destacan del resto de las personas que les rodean, cuando su arte alcanza alturas que nos siguen emocionando hoy mientras tantos coetáneos de menor envergadura han caído en el olvido, entonces aquellos nos comunican, de una u otra manera, algo que va más allá del propio artista. En esos momentos, el artista está impregnado de algo que circula por la ambiente social, algo que a menudo no es explícito. No es casual si algunas de las actas de acusación más duras contra la guerra se crearon en el mismo año (y habrían podido servirle de ilustración) en que Rosa Luxemburg escribió el Folleto de Junius. En este libro, Rosa Luxemburg escribe: “Avergonzada, deshonrada, nadando en sangre y chorreando mugre: así vemos a la sociedad capitalista. No como la vemos siempre, desempeñando papeles de paz y rectitud, orden, filosofía, ética, sino como bestia vociferante, orgía de anarquía, vaho pestilente, devastadora de la cultura y la humanidad: así se nos aparece en toda su horrorosa crudeza.” ¿No es eso precisamente lo que consigue alcanzarnos desde los cuadros el Museo Imperial de Guerra? Y si hubo, en algún lugar, una mente capaz como la de “Junius” y un movimiento obrero ensangrentado y traicionado, pero siempre vivo y capaz de trasformar en la acción social las ideas de “Junius”, también pudo existir un espíritu crítico artístico capaz de dirigirse no ya a la conciencia, como lo hizo Rosa Luxemburg, sino directamente a las emociones (como también lo hacía ella). Hablaban así a lo que es constante en la naturaleza humana, a algo verdaderamente humano, como pudiera haber dicho Marx, que debía exteriorizar la aversión que les producía la monstruosa máquina de muerte en que se había convertido el capitalismo.
El contraste es sorprendente. Mientras que la Primera Guerra Mundial reveló algunos de los pintores más grandes del s. XX en Gran Bretaña, por no mencionar a algunas de las más notables expresiones artísticas de Alemania, nada de semejante puede decirse de la IIª Guerra Mundial donde no se produjo nada comparable.
En parte, eso se debe a la evolución tecnológica. Cuando las revistas ilustradas, como la célebre Picture Post se propusieron mostrar la guerra en imágenes, se dirigieron más que a los artistas, a los fotógrafos, especialmente a la nueva categoría de fotógrafos de guerra como el famoso Robert Capa. La clase dirigente de ambos bandos en conflicto tenía mucho más claro el interés de la propaganda. El régimen nazi ejerció un control de Estado sobre la producción artística, denunciando el expresionismo como "arte degenerado". Otto Dix, aunque se quedó en Alemania, aislado en un exilio interior autoimpuesto, tanto personal como artístico, gran enemigo de la guerra capitalista y de la corrupción social pasó sus últimos años pintando temas inofensivos aunque técnicamente irreprochables, retratos como Nelly como Flora en 1940.
Nelly como Flora
Hitler era un gran admirador de la propaganda de guerra británica y los propios ingleses, al iniciarse la guerra, se dieron prisa para instalar un "Comité Consultivo de Artistas de Guerra" dependiente de los servicios de Información. Basta con comparar el lienzo casi lírico La Batalla de Gran Bretaña, de Paul Nash, con su Estamos construyendo un mundo nuevo para darse cuenta de que el espíritu crítico del pintor se ha evaporado por completo.
La Batalla de Gran Bretaña de Nash
O también comparar la pintura de 1943 de Alfred Thomson de un aviador herido al que se está curando con la descripción de la Primera Guerra Mundial de Nevinson en una escena hospitalaria de La Patria. En Thomson se trata de una imagen apacible, lejos de la agonía y la angustia del hospital de campaña.
El hospital de Thomson
El espíritu crítico no despareció por completo. Algunos artistas estadounidenses que figuran en la página web PBS-"They drew fire" crearon un arte que recuerda los horrores de la guerra que vivieron los combatientes de la Primera Guerra Mundial. Es sin duda significativo el hecho de que esos hombres estuvieron enfrentados al terror bélico.
En un esbozo, el artista Howard Brodie escribió: "Mi recuerdo más conmovedor de toda la guerra se refiere a la Batalla de las Ardenas, cuando los alemanes, haciéndose pasar por G.I. infiltraron nuestras filas. Oí decir que íbamos a ejecutar a tres de ellos… Un hombre indefenso es totalmente diferente de un hombre en la acción. Ver a aquellos tres jóvenes deliberadamente reducidos a cadáveres temblantes ante mis ojos me dejó quemada el alma. Fue el único de mis dibujos que fue censurado. Todo lo que se hizo sobre la ejecución fue censurado".
La ejecución, de Brodie
No hay nada de glorioso en Ayuda a un hombre herido (Eby había servido en un equipo de ambulancias durante la Primera Guerra Mundial).
Ayuda a un hombre herido, de Kerr Eby
El alistamiento de Estados Unidos en la Primera Guerra Mundial había sido relativamente reducido, la implicación del conjunto de la población en el combate había sido mucho menos importante que en los países europeos y también mucho menos importante que durante la IIª Guerra Mundial. Quizás se pueda explicar el fuerte impacto de esos dos cuadros debido a la inexperiencia de la clase obrera de EE.UU, la cual, a pesar de que tuvo que enfrentarse a una de las fracciones más brutales de la clase capitalista, tenía que sufrir la experiencia de la barbarie desbocada de la guerra moderna en “tamaño natural”.
Esas imágenes crudas de la brutalidad de la guerra – y la locura que causa en unos seres humanos a quienes vemos mirarnos fijamente con los ojos del hombre herido de Eby - revelan una búsqueda honrada de la verdad artística, demuestran que la integridad y la humanidad sobrevivían en medio de la más absoluta barbarie. Pero, en comparación con las obras que inspiró la Primera Guerra Mundial, falta el sentimiento de una crítica social más amplia, que vaya más allá de la reacción individual ante hechos soportados individualmente. Marx se equivocaba cuando decía que solo los malos artistas ponían títulos a sus cuadros (el más grande de los pintores paisajistas británicos, William Turner, no sólo puso largos títulos a sus obras, sino que a menudo las acompañaba de líneas de su propia poesía): títulos como Senderos de Gloria o Estamos creando un mundo nuevo, ponen de relieve la protesta más amplia del artista contra la guerra, sus causas y sus consecuencias.
A causa del “realismo socialista”, la pintura de la IIª Guerra Mundial lo fue todo menos realista y durante la Guerra de Corea, los principios del realismo socialista parecen haber sido aplicados con tanta exaltación tanto por los norteamericanos como por los chinos.
Será con la Guerra de Vietnam cuando el arte volverá a llevar a cabo un ataque crítico contra la guerra y, en este caso, se trata de un arte de un nuevo tipo: la fotografía.
La fotografía y la pintura exigen competencias técnicas muy diferentes: el pintor hace un bosquejo para preparar un trabajo final, el fotógrafo sacará cientos, a veces miles de clichés. El pintor incrementa su labor poco a poco, haciendo surgir la verdad añadiendo pintura, el fotógrafo elimina hasta conseguir el cliché que encarna mejor el acontecimiento, la escena o el rostro que intenta representar. Y, evidentemente, la fotografía en blanco y negro requiere un trabajo muy sutil con productos químicos en la cámara oscura para darle profundidad a la sombra, acentuar y centrar la atención en lo esencial.
En su más elevada expresión, la pintura y la fotografía, como todo arte, pueden ambas expresar una búsqueda de la verdad. Conocemos imágenes muy emblemáticas de la Guerra de Vietnam, como la foto de Trang Bang del fotógrafo vietnamita Nick Ut tras el ataque con napalm del 8 junio de 1972. Ninguna obra de la Primera Guerra Mundial representó mejor que esa foto del horror puro, de la barbarie y, por encima de todo, la absurdez de tal guerra.
Trang Bang tras el ataque con napalm
Nick Ut era fotógrafo de la Associated Press, una cooperativa de información sin ánimo de lucro, fundada durante la Guerra en México de 1846, que produjo una gran parte de lo mejor - lo más auténticamente emotivo– de entre las fotos de la Guerra du Vietnam[10]. La guerra misma ocurrió en un momento muy específico y fue, en algunos aspectos, única, en los anales de fotografía de guerra. Fue, ante todo, “la primera guerra en la que se acreditó regularmente a los periodistas para acompañar a los militares, sin ser sometidos todavía la censura”[11] Es una lección que en especial Estados Unidos iba a aprender para las guerras sucesivas. Las Guerras del Golfo, por ejemplo, fueron censuradas rigurosamente con inspección sistemática de los reportajes televisivos antes de ser enviados. Todas las informaciones “en directo” llegaban en realidad a las pantallas unos cuantos minutos después de haberse emitido, tras la verificación de la censura militar. En esas condiciones, muchos periodistas aprendieron a autocensurarse.
Les clichés de Ut o la foto de Art Greenspon que representa a soldados norteamericanos esperando al helicóptero para evacuar a un herido, son más que una simple fotografía de guerra que cuenta una historia estremecedora, son también una forma de crítica social. Hay pocas fotos de tropas del Viet Cong sino son las de presos, pero no hay duda sobre quiénes son de verdad las víctimas principales de la guerra: evidentemente los civiles ante todo, pero también los reclutas G.I. estadounidenses llamados a filas, llamados “grunts” para diferenciarlos de los “lifers” (como se designaba a los soldados y oficiales de carrera alistados “de por vida”), y evidentemente los ejércitos vietnamitas del Sur y el Viet Cong estaban compuestos de lo mismo: en su gran mayoría eran reclutas, obreros en uniforme enviados a lo más peligroso del frente.
Si fue posible esa crítica social, no sólo fue porque el ejército de EE.UU no había integrado la censura. Una imagen, ya sea un lienzo o una foto, es siempre un medio de comunicar. El artista comunica su verdad, pero sólo podrá conseguirlo si esa verdad es escuchada, si hay en la sociedad quienes sean capaces de captarla y comprenderla. Quienes contemplan el arte forman parte de su significado. No es casualidad si esos fotógrafos son de los años 1968 y 1972, de la Guerra de Vietnam y no de la de Corea (como tampoco es casual que M.A.S.H., una película satírica sobre la Guerra de Corea, sólo se realizara en 1970), pues es el período durante el cual se están agotando los llamados 30 Gloriosos, un final marcado por el auge de la lucha de clases cuya expresión más importante fue Mayo del 68 en Francia.
“El espíritu del tiempo”, el Zeitgeist, podrá parecer una noción impalpable, nebulosa. Y, sin embargo, cuando consideramos esa producción artística nacida de guerras a las que se puso fin debido a la acción de la clase obrera, alzándose directamente contra la guerra misma (en la Primera Guerra Mundial) o porque los obreros sublevados contra los efectos de la crisis, de la que formaba parte la propia guerra, negándose cada día más a luchar bajo el uniforme (la Guerra du Vietnam), nos parece evidente que en la sociedad hay una clase obrera “radicalmente esclavizada”[12], una clase opuesta históricamente al estado actual de la sociedad, incluso cuando los propios obreros no son plenamente conscientes de ello y menos todavía los artistas.
Balzac, como comentó Engels, fue mucho más allá de sus propios prejuicios de clase representando sinceramente lo que veía. Y de igual modo los artistas de la Primera Guerra Mundial nos aportan algo que va más allá de lo que eran ellos mismos pues, bajo la apariencia de las cosas, supieron captar la verdad. La relación entre la expresión artística en el capitalismo y la revuelta contra él, no es nunca mecánica. El arte no es grande porque sería socialista. Como la ciencia, el arte posee su propia dinámica y la primera responsabilidad del artista es ser fiel a sí mismo. Nos atrevemos a parafrasear lo que dijo Engels de la ciencia: “... cuanto más audaces e intrépidos son los avances de la ciencia [del Arte, propondríamos nosotros], mejor se armonizan con los intereses y las aspiraciones de los obreros”[13]
Jens, 27/02/2015
[1] La topografía del Museo tiene su propio significado. La exposición sobre la Segunda Guerra Mundial está nada más entrar en la planta baja, en una galería espectacular con aviones y misiles V1 et V2 auténticos de la IIª Guerra Mundial. Los artistas de guerra de la exposición " verdad y memoria" están presentados con mucha más discreción, en dos galerías en las alas opuestas del tercer piso.
[2] El destino de la producción agrícola de la URSS estalinista, producto de la imposición ideológica de las teorías de Lysenko sobre la evolución es un buen contraejemplo. Y, claro está, el hecho de que el mundo científico sea a menudo incapaz de vivir en acuerdo con esa necesidad no la anula en absoluto.
[3] 8/octubre/1920, Lenin, La cultura proletaria.
[5] En Paul Gough, A terrible beauty, Sansom & Co., 2010, p17.
[6] Cita sacada de las fichas de presentación, generalmente pertinentes, que anuncian las exposiciones.
[7]Citado en el análisis inteligente y útil del libro de Paul Gough sobre los artistas de guerra británicos, A terrible beauty [Una terrible belleza] : https://gerryco23.wordpress.com/2014/02/16/a-terrible-beauty-british-art... [1037]
[8] Extraído de la ficha de presentación.
[9] Fue también significativo que donara todos sus cuadros de guerra al Museo de Guerra Imperial, estimando que sería inmoral sacar provecho de haber pintado una guerra en la que sufrió tanta gente.
[10] Ver el artículo del New York Times : https://www.nytimes.com/2013/09/05/arts/design/images-of-the-vietnam-war-that-defined-an-era.html [1038].
[11] Ibídem.
[12]Marx, Introducción para la Crítica de la Filosofía del Derecho de Hegel
[13] Engels, “Ludwig Feuerbach y el fin de la filosofía clásica alemana”
Hace setenta años en Hiroshima, el 6 de agosto de 1945, más de cien mil de sus habitantes fueron atrozmente pulverizados al ser usados como blanco de una de las mayores demostraciones de la nueva fuerza nuclear de los Estados Unidos. Según cifras oficiales, cerca de 70 mil personas perecieron en la explosión inicial y miles de personas sufrieron la misma suerte en los días que siguieron[1].Tres días después, el 9 de agosto, una segunda bomba explotó sobre Nagasaki matando a un número similar y aterrador de víctimas. La barbarie y el sufrimiento infligido a tantas personas son muy difíciles de concebir.
Así pues, como escribimos en 2005, en el aniversario de este acontecimiento: “Para justificar semejante crimen, y para responder a la legítima conmoción provocada por los espantosos efectos de la bomba, Truman –el presidente estadounidense que ordenó el holocausto nuclear– y su cómplice Winston Churchill pusieron a circular una cínica mentira: que el uso de la bomba atómica había salvado un millón de vidas que se habrían perdido si las tropas estadounidenses se hubiesen visto forzadas a invadir Japón; que finalmente, y a pesar de las apariencias, las bombas que destruyeron Hiroshima y Nagasaki, y que todavía están matando a cincuenta años después, ¡eran bombas pacifistas! Pero esa mentira tan repugnante es desmentida por numerosos estudios históricos publicados por la propia burguesía”.
Cuando uno observa la situación militar de Japón en el momento en que Alemania capituló, podemos ver que el primero ya estaba prácticamente vencido. Su aviación, un brazo esencial de la Segunda Guerra Mundial, estaba casi aniquilada, reducida a un pequeño número de máquinas generalmente pilotadas por un puñado de adolescentes que eran tan fanáticos como inexpertos. La marina, tanto mercante como militar, quedó prácticamente destruida. Las defensas antiaéreas cubrían apenas una pequeña parte del cielo, lo que explica por qué los B-29 fueron capaces de llevar a cabo miles de ataques a lo largo de la primavera de 1945 prácticamente sin pérdidas. ¡Y Churchill mismo lo admitió en el volumen 12 de sus memorias!
Un estudio realizado por los servicios secretos estadounidenses de 1945, publicado por el New York Times en1989, reveló que:“Consciente de la derrota, el emperador de Japón decidió el 20 de junio 1945 cesar todas las hostilidades y abrir conversaciones el 11 de julio de paz”[2] Y dado que en la sociedad capitalista el cinismo y desprecio no tiene límites ni fronteras, sólo podemos recordar que los supervivientes de estas explosiones, los "hibakusha", sólo han sido reconocidas como víctimas por parte del Estado en el año 2000[3]
En relación con el verdadero objetivo de estos bombardeos, esto es lo que escribimos en 2005: “En contra de todas las mentiras que se difunden desde 1945, sobre la supuesta victoria de una democracia sinónimo de paz, la Segunda Guerra Mundial era poco más que un nuevo frente para la confrontación imperialista que se estaba perfilando. Así como el Tratado de Versalles contenía inevitablemente dentro de sí las semillas de una nueva guerra, la conferencia de Yalta contenía ya la separación entre el vencedor principal del 1945, los Estados Unidos y su contrincante ruso. Gracias a la Segunda Guerra Mundial, Rusia había pasado de ser una potencia económica menor a un imperialismo de escala mundial que no podía sino amenazar la superpotencia americana. En la primavera de 1945, la URSS ya estaba usando su fuerza militar para hacerse de un bloque en Europa del Este. Yalta no hizo más que advertir el enfrentamiento de fuerzas existente entre los principales tiburones imperialistas: lo que una de las fuerzas podía establecer, la otra lo podía deshacer. En el verano de 1945, el verdadero problema que enfrentaba el Estado americano no era, como los libros de texto nos dicen, cómo hacer que Japón capitulara tan pronto como fuera posible, sino cómo enfrentar y contener el avance imperialista de su ‘gran aliado ruso’”.
En realidad la carrera armamentista nuclear comenzó sobre la base de las tensiones imperialistas que ya se habían recrudecido antes de 1945. Una gran potencia capitalista digna de ese nombre sólo podía mantener su rango en la escena imperialista y ser tomado en serio por sus rivales, mostrándoles que poseía, o más aún, demostrándoles que podía hacer uso de las armas nucleares. Esto es particularmente cierto para los países que eran "líderes de bloque", que para entonces estaban conformados por los Estados Unidos y la URSS. Colocadas detrás de una o de otra, las otras grandes potencias únicamente podían seguir el mismo patrón. Desde 1949, los rusos comenzaron las pruebas para su propia bomba. En 1952, fue el turno de los británicos. A su vez, en 1960, el "Gerboisebleue" francés mostró su poder nuclear en Reggane, en el Sahara argelino. Durante todo este tiempo se podría decir sin exagerar que había cientos de pruebas nucleares con consecuencias sobre el medio ambiente (y en ocasiones sobre las poblaciones de los alrededores), de lo cual los Estados han mantenido silencio. Más allá de esta loca carrera entre los EE.UU. y la URSS para desplegar una aún mayor cantidad de armas de este tipo, se puso en marcha una investigación imparable con el fin de maximizar su poder de destrucción. Si las bombas de 1945 fueron un momento de intensa crueldad en la historia de la barbarie capitalista, están lejos de ser el punto culminante del potencial destructivo de las armas que existen.
¡La barbarie capitalista no tiene límites! Como si los cientos de miles de muertos de Hiroshima y Nagasaki no fueran apenas el anticipo de lo que el capitalismo decadente es capaz de producir, los estadounidenses alcanzaron otro nivel de ignominia en 1952 con la explosión de la "Ivy Mike", la famosa bomba-H [bomba de hidrógeno] con una potencia de 10.4 megatones, ¡seis veces más fuerte que la bomba de Hiroshima! ¿Y quién puede olvidar la "Bomba Tsar" que los rusos explotaron sobre el archipiélago de Nueva Zembla (en el Ártico de Rusia) en 1961? Con una potencia de más de 50 megatones, que convirtió, literalmente, el suelo en vidrio, en un radio de 25 kilómetros y destruyó edificios de madera a cientos de kilómetros de distancia. El ejército estaba satisfecho con la idea de que el calor de la radiación producida había causado quemaduras de tercer grado en un radio de más de 100 km. Desde un punto de vista formal las grandes potencias nucleares (Estados Unidos, Rusia, Reino Unido y Francia) firmaron un pacto de no-proliferación (TNP) en 1968. Este acuerdo, que se suponía iba a detener la multiplicación de armas nucleares, sólo tenía un efecto muy restringido. ¡Es tan hipócrita como los Acuerdos de Kyoto contra el calentamiento global! Desde que el TNP entró en vigor en 1970, varios países se han sumado a la lista: India, China, Pakistán, Israel y Corea del Norte. Además hay una serie de países cuya posesión de armas nucleares es materia de discusiones entre las facciones de la burguesía: Irán, desde luego, pero también Brasil, que se sospecha desarrolla un programa nuclear[4], Arabia Saudita y Siria, de cuyo reactor nuclear en Damasco se ha hablado mucho. En resumen, está claro que la "no-proliferación" no es más que un deseo moralizante, esencialmente destinado a enmascarar la sórdida realidad del tráfico de materiales nucleares. En un sistema basado en la competencia y el enfrentamiento de fuerzas, la idea de un retorno a la razón sólo puede ser pura mistificación. Desde el fin de la Guerra Fría y la desintegración de los bloques en 1990, la inestabilidad militar ha ganado progresivamente terreno en todas las zonas del planeta. La situación internacional nos muestra esto todos los días. Es un proceso de descomposición real que genera una barbarie e irracionalidad de mayores proporciones. En este contexto hay que colocar el anuncio hecho por Putin el 16 de junio, según el cual: “Rusia va a reforzar su arsenal nuclear con el despliegue de más de cuarenta nuevos misiles intercontinentales desde aquí hasta el final del año (...). Este anuncio fue hecho sobre la base del recrudecimiento de las tensiones entre Rusia y Estados Unidos, cuyos planes de desplegar armas de alto poder en Europa, reveladas por el New York Times, han provocado la ira de Moscú” [5]. A unos días del 70 aniversario del holocausto nuclear, tal declaración es una señal sumamente significativa de la putrefacción en la que la sociedad capitalista se está hundiendo[6].
La clase obrera, la única clase portadora de una perspectiva para el futuro de la humanidad, es también la única clase que puede poner fin a las guerras. El proletariado no puede abandonarse al horror que la clase capitalista es capaz de producir y no puede quedarse paralizada frente a los ataques de esta. Es verdad que las atrocidades de agosto 1945 y de la guerra en general generan miedo. ¡Y no sin razón! En el conflictivo juego de la competencia capitalista, la burguesía siempre querrá aniquilar a sus rivales. El único freno real a esta barbarie está en el grado de conciencia que desarrolle la clase revolucionaria y su capacidad de indignación ante el horror de una sociedad en descomposición.
Por último, hay que recordar que el verano 2015 es también el 110 aniversario (27 de junio 1905) del motín del acorazado Potemkin, aunque los medios de comunicación son mucho más discretos respecto de este acontecimiento. En él, los marineros rusos, hartos del desprecio de sus mandos y cansados de la guerra con Japón, giraron sus armas contra sus oficiales y se alzaron en uno de los momentos más heroicos de la historia del movimiento obrero[7]. No son las lágrimas de desesperación, sino la indignación y la voluntad de lucha lo que lleva consigo la promesa de la construcción de una sociedad comunista.
Tim, 2 de julio de 2015
[1] En Japón, el "memorial de la paz" calcula el número de víctimas de Hiroshima en 140 000 personas.
[2] Le Monde Diplomatique, de agosto de 1990. Para un desarrollo amplio sobre la denuncia de esta cínica falsedad, invitamos a nuestros lectores a ver el artículo “50 años después: Hiroshima, Nagasaki y las mentiras de la burguesía”, en la Revista Internacional nº 83.
[3]Antes de esto, estas víctimas no fueron auxiliadas por ayuda alguna del Estado. “En mayo de 2005, había 266.598 hibakusha reconocidos por el gobierno japonés” (según un artículo del Japan Times, 15 de marzo de 2006, reimpreso en la Wikipedia).
[4] Lula firmó un acuerdo en 2008 con Argentina para el desarrollo conjunto de un programa nuclear que no podía estar desprovisto del aspecto militar.
[5] Le Monde, 16/06/2015.
[6] Dentro del “gran avance” reciente, en medio de las crecientes tensiones sino-estadounidenses, China ha anunciado que ha desarrollado un sistema múltiple de ojivas nucleares capaz de romper las defensas de los Estados Unidos.https://uk.businessinsider.com/china-developed-multiple-warhead-missiles-2015-5?r=US&IR=T [1039]
[7] También es importante recordar que fue el movimiento obrero, junto con la oleada revolucionaria de 1917, lo que puso fin a la Primera Guerra Mundial a principios del siglo XX.
El 12 de Agosto a las 22:50 (hora local china) se alertaba de un pequeño incendio en unos almacenes industriales en el distrito de Bihai, en la ciudad portuaria de Tianjin, China. Algunos bomberos acudieron al lugar. Unos cuarenta minutos más tarde, se registraba una tremenda explosión equivalente a 3 toneladas de TNT, y unos pocos segundos después una brutal explosión equivalente a 21 toneladas de TNT que pudo ser percibida incluso por los satélites que orbitan la tierra.
¿Por qué se produjo una explosión tan terrible? Estos almacenes no eran unos almacenes cualquiera, eran unos almacenes de productos peligrosos con más de tres mil toneladas de productos potencialmente dañinos para el ser humano. Todo esto situado, por supuesto, en un área industrial donde no viven más que obreros.
Al parecer, el carburo de calcio almacenado pudo haber reaccionado con el agua que vertían los bomberos que trataban de apagar el incendio, transformándose así en el explosivo acetileno. Una explosión de acetileno habría sido suficiente para hacer detonar otros productos allí almacenados en cadena, dando lugar a una explosión mucho mayor. Por el momento hay confirmados 114 muertos, e inicialmente 720 personas fueron atendidas en los hospitales. Cabe añadir que en el almacén había 700 toneladas de cianuro sódico, una sustancia altamente venenosa para el ser humano que se teme que haya contaminado toda la zona.
Pero más allá de todas las cifras, razones técnicas, datos y hechos empíricos se esconde una cosa: la lógica inhumana del capital, un nuevo latigazo a la clase obrera pagado con sangre, una nueva ofensa a todo lo humano que queda en este planeta. En 1915, en su folleto “El enemigo está en casa”, el revolucionario Karl Liebknecht decía: "Los enemigos de la población están esperando el olvido de las masas... nosotros combatimos esto con el siguiente recurso:¡Averigüen todo, no se olviden de nada! No perdonen nada!".
Esa consigna hoy sigue siendo válida. ¿Por qué existía un almacén de esas características si no es por la necesidad de reducir gastos, de la acumulación de capital? ¿Por qué vivían obreros cerca de ese monstruo explosivo si no es para maximizar el espacio que poder llenar de población explotada y humillada ante el Moloch capitalista?
Es necesario recordar que estos “accidentes” no son un hecho aislado sino un problema crónico del capitalismo en general y del capitalismo chino en particular. En su edición del domingo 23 de agosto, el periódico español El País titulaba un reportaje “La seguridad industrial un problema endémico en China”, en él nos enteramos que entre enero y mayo de 2015 la siniestralidad laboral causó 16000 muertes y se dieron 26 explosiones del tipo Tianjin con un balance de 65 muertos. China no es una excepción, según la OIT (Organización Internacional del Trabajo) en 2014 murieron 2,3 millones de personas en todo el mundo por accidente laboral.
En su fase de descomposición, el capitalismo pierde sus capacidades de coordinación y de funcionamiento “sano”, las pocas que le quedaban. Es por eso que mandaron bomberos a extinguir con agua un incendio en un almacén lleno de substancias que reaccionan violentamente al contacto con el agua. Así perdieron su almacén, infraestructura industrial, se paró la actividad portuaria de un puerto por el que pasa el 40% de los vehículos importados, el gigante minero BHP Billiton ha visto suspendida toda su actividad portuaria, Renault ha perdido 1.500 coches y Hyundai 4.000, Toyota y John Deere han suspendido la producción, hay 17.000 edificios dañados... La locura capitalista por la acumulación se vuelve contra sí misma como un gigantesco puño, el capitalismo demuestra que su supervivencia genera contradicciones monstruosas, cada vez más difíciles de controlar y cuya onda destructiva es más dañina.
Pero si la burguesía ha perdido con esta catástrofe, causada por el propio monstruo sangriento en que cabalga, más ha perdido el proletariado. ¿Qué es toda la producción industrial de Toyota, John Deere y BHP Billiton comparada con la vida de un sólo proletario? ¿Con todos los obreros que se han quedado sin hogar y, peor aún, con los obreros a los que el infame gobierno chino quiere recolocar de nuevo en la zona contaminada por cianuro? ¡Nada! Ante esta cruda realidad, ante estas humillaciones continuadas por parte de la burguesía y el gobierno chino ya han surgido algunas débiles protestas.
Pero son protestas hundidas en el cenagal del democratismo y de la legalidad: que ellos no conocían el contenido del almacén cuando deberían conocerlo, que estaba demasiado cerca según lo estipulado por la ley… Aún queda por surgir en China una verdadera voz proletaria, una voz que diga claramente no al asesinato de sus hermanos de clase, no a la vida servil y humillada en ciudades-fábrica inhumanas y no a la lógica inmunda del capital. Queda por surgir, en resumen, una voz que hable por lo que de humano le queda al hombre. Mientras tanto, nosotros queremos ser esa voz:
¡Averigüen todo, no se olviden de nada!
¡No perdonen nada!
¡Tianjin es un asesinato!
Comunero, 24-8-15
(Agradecemos a este compañero, simpatizante muy próximo, la redacción de este artículo)
La población de los países de la periferia del capitalismo afronta el drama de las deportaciones, el desplazamiento, la huída de condiciones violentas e infrahumanas como es el caso de los desplazados del Oriente Medio que huyen a Europa buscando mejores condiciones de vida y debido al terror impuesto por el Estado Islámico, el estado sirio y todos los bandos en conflicto . A los que se suman grandes desplazamientos de contingentes humanos desde África y Europa del Este. Este también es el drama que se vive en la frontera colombo-venezolana, donde desde hace años habitan cientos de miles de desplazados por el conflicto interno colombiano entre el Estado, la guerrilla y el paramilitarismo; otros, en búsqueda de mejores condiciones de vida. Todos víctimas de un sistema capitalista que desde hace más de un siglo entró en decadencia y hoy se hunde en la descomposición[1], arrastrando a la humanidad a la barbarie.
Hoy la población de la amplia frontera colombo venezolana sufre de nuevo las consecuencias de los conflictos de intereses de las clases dominantes de ambos países.
El pasado 21 de agosto, el presidente Nicolás Maduro anunció el cierre de la frontera colombo-venezolana, decretando el Estado de Excepción en 10 municipios del estado Táchira, la cual se extendió luego a 7 municipios del estado Zulia y 3 municipios del estado Apure, también fronterizos con Colombia. La razón fue la emboscada a tres militares venezolanos y un civil que ejecutaban operaciones anti contrabando. Dicha medida, significó la deportación de cerca de dos mil colombianos y la huída de otros miles, desatando una situación dramática, ya que en muchos casos las fuerzas militares destruyeron sus precarias viviendas, les prohibieron llevar sus enseres; familias quedaron separadas e incluso, ha habido denuncias por maltratos y extorsión por parte de militares venezolanos. El Procurador de Colombia amenazó con demandar y solicitar la captura del presidente Maduro en la Corte Penal Internacional por delitos de lesa humanidad. La canciller colombiana Ángela Holguín, señaló que tales medidas eran contradictorias con acciones que el gobierno venezolano emprendió en años anteriores, cuando les otorgó documentos de identidad a miles de colombianos para que pudieran votar en Venezuela a favor del régimen chavista, prometiéndoles casas y subsidios en territorio venezolano, y ahora consideran ilegítimos esos documentos.
Dentro de las razones que esgrime el gobierno venezolano para asumir tales medidas, se encuentran: el contrabando de gasolina y productos alimenticios hacia Colombia; la aprobación de una resolución por parte del Banco de la República de Colombia que facilita a un grupo de cambistas la operación de compra y venta de la moneda venezolana (el Bolívar Fuerte), forzando su devaluación. Estas operaciones de contrabando, aunado al acaparamiento y reventa de alimentos y diversos productos a precios especulativos a nivel interno, estarían a la base de lo que Maduro y su régimen denomina la “guerra económica”, que supuestamente sería la causa de gran parte de la escasez y el desabastecimiento que padece el país. Así mismo, el gobierno venezolano alega el incremento de las supuestas acciones del paramilitarismo colombiano en la planificación y ejecución de atentados y asesinatos a funcionarios venezolanos, bajo la dirección del ex presidente colombiano Álvaro Uribe en alianza con los Estados Unidos. En más de una oportunidad (por cuarta vez en tres años), Maduro ha denunciado planes para asesinarlo, e incluso, asegura que el último plan descubierto se planificó con conocimiento del presidente colombiano Juan M. Santos.
La realidad es que ambos gobiernos conocen desde hace muchos años las actividades de contrabando, extorsión (“cobro de vacuna”), narcotráfico, prostitución y la existencia de viejas y nuevas bandas criminales y paramilitares que operan tanto en Colombia como en Venezuela. Los presidentes Santos y Maduro actúan con el cinismo y la hipocresía propias de las clases dominantes, al llamar a la “defensa de los derechos humanos” o a la “protección de la vida de los ciudadanos”, mientras tratan de sacar el mayor provecho político de la situación, tal como también lo hacen las respectivas facciones burguesas que le hacen oposición a ambos gobiernos. Los grandes afectados son los pobladores de la frontera, la gran mayoría trabajadores que viven o transitan en la frontera. Miles de personas, locales e inmigrantes, buscan sobrevivir en medio de las diferentes mafias del contrabando, los carteles de la droga, la guerrilla y los paramilitares, quedando atrapados en una dinámica infernal de descomposición social que se expresa en la confrontación entre pandillas criminales que operan en la zona, comandadas por funcionarios y militares de ambos países.
Esta situación evidencia un drama que se vive en diferentes zonas fronterizas a nivel mundial, con la inmigración ilegal, los refugiados y desplazados, la mayoría de ellos víctimas de la crisis económica mundial y de una de sus principales manifestaciones: el desempleo; empujados por la necesidad de sobrevivir soportando ritmos brutales de explotación, huyendo de guerras y conflictos políticos, acosados por la persecución de las autoridades, arriesgando la vida de familias enteras. Guardando las diferencias de cada caso, en términos de cómo se origina y su posterior desenvolvimiento, el actual conflicto en Siria ilustra esta realidad, con alrededor de 7 millones de desplazados, debido a la guerra civil que inició en ese país en 2011, donde miles de personas huyen despavoridas en caravanas humanas, tratando de atravesar con vida las fronteras de otros países vecinos, sufriendo la represión policial y los maltratos de los traficantes de seres humanos, las enfermedades e incluso la muerte para intentar llegar a los países de la Unión Europea. De igual manera, los más de 400 mil desplazados por el conflicto en Libia, engrosan la cifra de casi 60 millones de desplazados en el mundo según la ACNUR (Agencia de la ONU para los refugiados). La situación en la frontera colombo-venezolana ilustra por su parte, la autonomización a que han llegado las mafias lideradas por civiles, paramilitares, guerrilleros y efectivos militares, y el caos que produce la lucha a muerte entre éstas; de igual manera ilustra que a los gobiernos tanto de derecha como de izquierda, de países pobres o desarrollados, no les interesa para nada la población sino la defensa de sus intereses de clase. En todos estos casos, se trata de una realidad que expresa la descomposición de las relaciones capitalistas de producción, la imposibilidad de este sistema de ofrecer alguna perspectiva de bienestar a la humanidad.
Las estrategias que viene desarrollando la burguesía chavista para tratar de revertir el agotamiento de su proyecto político, se presentan en el marco de un acelerado deterioro económico y social. La búsqueda incesante de un chivo expiatorio, de un agresor externo, busca desviar la atención acerca de la gravedad de la crisis económica y la responsabilidad de altos burócratas del Estado en la inmensa corrupción existente. El margen de maniobra del chavismo se ha venido reduciendo en la medida en que declina su capacidad para alimentar su populismo político e ideológico. Según cifras extraoficiales, el PIB podría contraerse este año entre 7 y 10%; el déficit fiscal se ubicaría alrededor del 20% del PIB (muy superior al de Grecia en 2009 que llegó al 15%). La baja en los precios del petróleo ha obligado a un recorte del flujo de divisas que ronda el 60%. Varias firmas consultoras calculan una inflación entre el 150% y 200% para finales del 2015. Según datos de la CEPAL (Comisión Económica Para América Latina y El Caribe, organismo adscrito a la ONU), la pobreza en Venezuela aumentó de 25% a 32% entre 2012 y 2013. La caída de las reservas internacionales en lo que va de 2015 es de un 25%. Es evidente la merma en la capacidad para hacer frente al gasto corriente y al endeudamiento, que sólo en el caso de lo adeudado a China supera los 56 mil millones de dólares. Algunas instituciones financieras advierten el peligro de una hiperinflación e incluso de default para 2016 (Bank of América).
En el plano social la situación no es menos grave. Venezuela se ubica dentro de los países con mayores niveles de inseguridad ciudadana y violencia criminal[2]. La capacidad de acción que ha alcanzado el crimen organizado mantiene sometida a la población. La actuación de grupos Colectivos, armados y amparados por el régimen chavista y de mega bandas criminales supera en muchos casos el poder de fuego y organización de las fuerzas represivas del Estado. Una red de corrupción y crimen involucra a las diferentes policías y funcionarios del Estado; el gobierno favoreció la acción de esos Colectivos y del mismo lumpen en la represión de las protestas, creando un monstruo de mil cabezas, que ahora reclama sus propios espacios de poder, escapando al control del Estado.
Las consecuencias de la agudización de la crisis económico-social las padece la población, la cual tiene que hacer largas filas (colas) durante muchas horas para adquirir algunos alimentos, momento que es aprovechado para expresar su indignación y su rabia ante las declaraciones gubernamentales, las cuales consideran no sólo mentirosas sino una burla a la precarización de sus condiciones de vida. El deterioro político de Nicolás Maduro y del partido oficialista (PSUV), que según diferentes encuestas acumula más de un 80% de rechazo, lo obliga a enfrentar simultáneamente varios escenarios: el del incremento de las protestas sociales, con saqueos en comercios de algunas ciudades y la perspectiva de una revuelta social; el de una derrota electoral y política en las elecciones parlamentarias de diciembre próximo, colocándolo ante la perspectiva de perder la mayoría en la Asamblea Nacional, lo cual afectaría de manera significativa el destino de la facción chavista de la clase dominante. Es ante esta situación, que echa mano de todas las artimañas y subterfugios jurídicos, para cerrar el camino a los sectores burgueses de oposición, quienes acusan al chavismo de crear una situación de conmoción con el cierre de la frontera para suspender o postergar las elecciones parlamentarias.
Por otro lado, el chavismo se encuentra en una situación cada vez más débil en el ámbito geopolítico, debido a la disminución de las capacidades de desarrollar su populismo basado en el ingreso petrolero, así como el deterioro de su imagen como Estado capaz de garantizar niveles mínimos de gobernabilidad, estabilidad social, de no ser un factor de confrontación e inestabilidad en la región. Los pronunciamientos de la ONU, la Unión Europea, de parlamentos nacionales (como recientemente ocurrió con el de España), ex presidentes y políticos a nivel regional y mundial en temas como el de los presos políticos, lo expone cada vez más a los ataques de sus opositores, socavando las alianzas hechas en el pasado y debilitando la estrategia imperialista de la burguesía venezolana en la región. Un ejemplo de ello, fue el fracaso de su reclamo territorial frente a Guyana, un país de menores dimensiones geográficas y económicas.
En este contexto, Maduro y su equipo de gobierno tratan de darle fuerza y credibilidad al argumento del “ataque externo a la economía venezolana”, intentando convencer a la población (sobre todo al sector que ha venido apoyando al chavismo) de que las políticas económicas del gobierno (de control de cambio, control de precios y confrontación con el capital privado) no son las que han agudizado la crisis, sino la “obsesión de la derecha internacional” de acabar con el proyecto del socialismo siglo XXI. Por ello, decide meterse en una dinámica de confrontación con Colombia, para intentar polarizar a la población, explotando aspectos como el nacionalismo y la “defensa de la patria”. La gravedad de la crisis socio-económica y la determinación de la burguesía chavista de mantenerse en el poder, los lleva a esta huída hacia adelante.
Por su parte, los reclamos del gobierno colombiano al de Maduro no se deben a la violación de los “derechos humanos” de los desplazados por la acción del gobierno venezolano, sino a que esta situación coloca en desventaja a las facciones de la burguesía colombiana que apoyan a Santos ante las elecciones de gobernadores y alcaldes de octubre próximo; debido a que las fuerzas que apoyan al ex presidente Álvaro Uribe han sacado el mayor provecho político al conflicto en la frontera presentando a Santos como débil e incapaz de enfrentar a la “dictadura” venezolana.
El conflicto colombo-venezolano ilustra de la manera más clara que a la burguesía, sea de tendencia de derecha o de izquierda, no les interesa para nada los sufrimientos de la población sino la defensa de sus asquerosos intereses de clase.
Los trabajadores no debemos hacernos eco de esta exacerbación nacionalista y patriotera que promueven las burguesías venezolana y colombiana. A lo largo de la historia el proletariado ha sabido alzar frente a este caos, defendiendo el internacionalismo proletario que se funda en el carácter internacional de una clase que tiene en sus manos la solución para destruir este régimen y levantar la nueva sociedad comunista. El establecimiento del Estado-Nación fue el principal instrumento de la burguesía mundial para impulsar el capitalismo e instaurar la explotación de los asalariados y es la plataforma desde la cual estructura la competencia y dirime sus conflictos. En este sentido, y como lo hemos sostenido siempre los marxistas, el proletariado no tiene patria que defender, es decir, la lucha por su emancipación se realiza fuera del terreno y los intereses de clase de la burguesía. Por otro lado, las relaciones capitalistas de producción (que son las que en realidad defienden Santos y Maduro) no son para nada humanas; todo lo contrario, ellas se han vuelto contra la humanidad, negándole toda posibilidad futura de bienestar, condenando a los trabajadores y al resto de las capas sociales a vivir un tipo de sociedad en la cual no tienen control de su vida, sometidos a la explotación, a las guerras, a condiciones de miseria.
La “defensa de los derechos humanos” no es más que un engaño al que recurren todas las burguesías, para crear la ilusión de que el Estado es un ente que puede llegar a proteger la integridad y el bienestar humano. Los trabajadores y sus minoría revolucionarias debemos desarrollar una profunda reflexión y un debate político que permita transformar la indignación que hoy sentimos y expresamos cotidianamente contra el caos, precariedad y barbarie a que nos somete el sistema, en un fortalecimiento de nuestra consciencia de clase, comprender la necesidad de desarrollar una lucha unida e internacional, que permita incorporar a otras capas no explotadoras en la tarea histórica de echar abajo las relaciones capitalistas de producción, única posibilidad de construir una sociedad verdaderamente humana.
Internacionalismo Venezuela, 20/9/2015
[1] Ver nuestras “Tesis sobre la Descomposición”, Revista Internacional nº 62, /revista-internacional/200510/223/la-descomposicion-fase-ultima-de-la-decadencia-del-capitalismo [13].
[2] Al respecto ver nuestro artículo “Incremento de la violencia delictiva en Venezuela: Expresión del drama de la descomposición del capitalismo” https://es.internationalism.org/node/3417 [728].
Un empeño en matar a cuanta más gente mejor. Una matanza. El viernes 13 de noviembre, París y sus afueras han sido el macabro escenario de unos actos sanguinarios perpetrados por un puñado de terroristas con chaleco de explosivos y armas de guerra. ¿Cuál era su diana?: todos los “pervertidos” por “el estilo de vida occidental”[1], y, muy en especial, los jóvenes[2].
El 11 de enero pasado, al asesinar a los caricaturistas del semanario satíricoCharlie Hebdo, el Estado Islámico (EI)[3], mató a los “abuelos”[4] de tendencia libertaria muy influidos por el movimiento social de mayo del 68. Esta vez, al atacar unos espacios festivos y de moda (el “Stade de France” de Saint Denis, los bares y restaurantes de los distritos parisinos X y XI, la sala de conciertos del Bataclan[5]), los matarifes del EI apuntaban voluntariamente a una generación que según ellos estaba cometiendo el horrible crimen de querer encontrarse, discutir, beber, bailar y cantar libremente, o sea: amar la vida (lo cual la burguesía, sacando provecho de la emoción y del lavado de cerebro mediático,… ¡intenta identificar con el patriotismo!). Es esta misma generación la que anheló recoger la antorcha de Mayo del 68 durante el movimiento social de 2006 en Francia[6] y que, precisamente, expresó su solidaridad con los artistas asesinados de Charlie Hebdo movilizándose en masa durante las manifestaciones de enero.[7]
Estos nuevos crímenes fríamente planificados, inducidos por una ideología oscurantista y mórbida, digna del nazismo, no se deben a unos cuantos“monstruos” que bastaría con erradicar[8]; esta lógica es la de la burguesía. Sólo sirve para justificar la guerra, para engendrar a su vez más odio y más crímenes, y, sobre todo, ocultar las verdaderas causas de semejantes atrocidades. Lo que en realidad está en la raíz de todos los males es el sistema capitalista entero, un sistema sin porvenir, sin perspectiva, que se está descomponiendo poco a poco, arrastrando tras él a toda la humanidad en su engranaje mortífero.
El EI es una expresión especialmente reveladora de la dinámica suicida del capitalismo. El Estado Islámico es un producto típico de la decadencia del capitalismo, segregado directamente por la fase actual de su descomposición.
En ese contexto, la ausencia de perspectiva social firme en el plano histórico es la causa principal de la agravación y multiplicación de los conflictos imperialistas, de la delicuescencia acelerada de la sociedad. Ninguna de las dos clases fundamentales y antagónicas de la sociedad, ni la burguesía ni le proletariado, consiguen imponer su proyecto histórico, o sea, la guerra mundial para aquélla o la revolución comunista para éste. Desde mediados de los años 1980, la sociedad está así prisionera de lo inmediato, aparece sin porvenir y se pudre sobre sus propias raíces[9]. El desmoronamiento de la URSS en 1990, producto de esa dinámica, agudizó todas las contradicciones del sistema. Las expresiones de la fase de descomposición son múltiples: individualismo y cada cual a la suya, gansterismo, repliegue identitario y sectario, oscurantismo, nihilismo y, sobre todo, incremento del caos bélico. Todo eso hasta el punto de desestabilizar los Estados más débiles, acarreando su desplome, llevando la lógica de los conflictos a hacer estragos en regiones enteras del planeta. Todo eso tiene un primer responsable: las grandes potencias imperialistas, sobre todo en África y Oriente Medio.
Un breve recordatorio de la historia de los conflictos en esas regiones durante las últimas décadas ilustra con creces esa realidad. Desde que se desmoronó la URSS, a Estados Unidos se le ha hecho cada vez más difícil imponerse como “gendarme del mundo”, porque, podrá parecer paradójico, pero la existencia del enemigo ruso obligaba a los adversarios de EE.UU a protegerse tras la potencia norteamericana. Las naciones del bloque occidental estaban pues obligadas a aceptar la “disciplina de bloque” del “Tío Sam”. En cuanto se desmoronó la URSS, el bloque del Oeste se disgregó y cada cual intentó jugar su baza imperialista. Estados Unidos tuvo que imponer cada vez más su liderazgo por la fuerza. Ése es el sentido de la “grandiosa” demonstración militar de la Guerra del Golfo en 1990, episodio durante el cual la burguesía norteamericana logró, puntualmente, obligar a todos sus “aliados” a unirse a ella. Pero la situación siguió degradándose para Estados Unidos hasta que, más aislados cada día, llevaron a cabo la guerra en Afganistán en 2001 y luego en Irak en 2003, con el único resultado de desestabilizar geopolíticamente ambas regiones. Esta dinámica ya la anunciábamos desde octubre de 1990: “Lo que hoy demuestra la guerra del Golfo es que, frente a la tendencia al caos generalizado propia de la fase de descomposición, y a la que el hundimiento del bloque del Este ha dado un considerable acelerón, no le queda otra salida al capitalismo, en su intento por mantener en su sitio a las diferentes partes de un cuerpo con tendencia a desmembrarse, que la de imponer la mano de hierro de la fuerza de las armas. Y los medios mismos que está utilizando para contener un caos cada vez más sangriento son un factor de agravación considerable de la barbarie guerrera en que se ha hundido el capitalismo.”[10]
Y fue así como la intervención de EE.UU en Irak en 2003, además de los 500 000 muertos que ocasionó, echó abajo al gobierno suní de Sadam Husein[11] sin ser capaz de sustituirlo por un nuevo Estado estable. Muy al contrario, la expulsión del poder de la fracción suní, sustituyéndola por la chií, ha creado un caos permanente. El Estado Islámico ha nacido sobre esas ruinas, en el vacío dejado por la delicuescencia del Estado iraquí. Su creación remonta a 2006, cuando Al Qaeda formó con otros cinco grupos yihadistas el “Consejo consultivo de los muyahidines en Irak”. El 13 de octubre de 2006, ese Consejo consultivo proclama “el Estado islámico de Irak”, que se considera desde entonces como el “verdadero Estado”. Muchos antiguos generales de Sadam Husein, competentes y poseídos por el espíritu de revancha contra “Occidente”, se unen en aquel entonces a las filas de lo que sería el E. I. La desestabilización de Siria será después la ocasión de un nuevo desarrollo del Estado Islámico. En 2012, empieza, en efecto, a extenderse por Siria y el 9 de abril de 2013, se autoproclama “Estado Islámico de Irak y Levante”.
Cada nuevo conflicto imperialista, en el que las grandes potencias desempeñan todas ellas un papel ineludible, va a servir cada vez para que el E.I extienda su dominación creciendo en la tierra, fértil para él, del odio y del espíritu de venganza. Y así, van a prestarle fidelidad varios grupos yihadistas como Boko Haram en el nordeste de Nigeria, Ansar Maqdis Churas Chabab al Islam en Libia, Yund al Jalifa en Argelia y Ansar Dawlat al Islamiya en Yemen. La guerra imperialista ha amamantado, sin la menor duda, el Estado islámico. Es un fenómeno que se ha ido desarrollando y extendiéndose desde mediados de los años 1980: bajo el peso tanto de las contradicciones económicas y políticas internas como de los conflictos imperialistas, los Estados más débiles se hunden. En el Este, en los años 1990, en los Balcanes sobre todo, eso se concretó en una fragmentación de naciones y en conflictos sanguinarios como ocurrió con el estallido de Yugoslavia. Desde el Cáucaso (Chechenia) hasta el Asia central (Afganistán) o África (el ex Zaire, el Cuerno de África etc.), la inestabilidad estatal ha dado paso a la emergencia de proto-estados paralelos e incontrolables, dirigidos por señores de la guerra. El E.I. es una nueva expresión de ese fenómeno, auténtica gangrena,pero a una escala geográfica desconocida hasta hoy.
La responsabilidad de las grandes potencias no sólo se limita a desestabilizar regiones con sus intervenciones militares por razones de estrategia o, más simplemente, por la defensa de sórdidos intereses. También han sido a menudo y directamente, las creadoras de todas esas bandas asesinas y oscurantistas a las que han intentado instrumentalizar. El Estado Islámico está formado por las fracciones más radicales del sunismo, cuyo primer gran enemigo es, por lo tanto, la gran nación del chiismo, Irán. Por eso es por lo que todos los enemigos de Irán (Arabia Saudí, Estados Unidos[12], Israel, Qatar, Kuwait…) apoyaron política, financiera e incluso a veces militarmente al E.I. Turquía también se ha apoyado en el Estado islámico para usarlo contra los kurdos. Esta alianza de circunstancias y heteróclita muestra que las diferencias religiosas no son la base real del conflicto: son las disputas imperialistas y los intereses nacionales lo que ante todo diseña las líneas de separación y transforma las heridas del pasado en odio moderno.
Dicho lo cual, todos esos se han visto obligados finalmente a cambiar de idea. Arabia Saudí ahora ha prohibido toda ayuda financiera a E.I y encarcela a todos aquellos que sigan ejerciendo de mecenas. Y para luchar contra el Estado Islámico, Estados Unidos ha iniciado oficialmente cierto acercamiento a… ¡Irán! ¿Por qué semejante vuelco? La respuesta dice mucho sobre el estado de delicuescencia del sistema capitalista. La dimensión oscurantista, religiosa y sobre todo destructora del EI es tal que ese grupo escapa a todo control. Estados así, sin porvenir y dominados por la Sharía, el código islámico, ya han existido, en el África central en especial, pero siempre se han limitado a una dimensión regional. En este caso, el fenómeno Estado islámico afecta a una zona mucho más amplia y sobre todo esa parte tan geoestratégica y neurálgica de Oriente Medio[13].
Los cambios incesantes de alianzas, esa política de cortas miras y cada vez más destructora son, como la existencia misma de ese proto-estado islámico, un revelador de la descomposición del sistema entero, del callejón sin salida capitalista, de la ausencia de solución duradera y de perspectiva alguna para todas las naciones.
También en esto, la brújula del marxismo nos permitió comprender ya en 1990 que la sociedad entera tomaba ese rumbo: “En el nuevo período histórico en que hemos entrado, y los acontecimientos del Golfo vienen a confirmar, el mundo aparece como una inmensa timba en la que cada quien va a jugar “por su cuenta y para sí”, en la que las alianzas entre Estados no tendrán ni mucho menos, el carácter de estabilidad de los bloques, pero que estarán dictadas por las necesidades del momento. Un mundo de desorden asesino, en el que el “gendarme” USA intentará hacer reinar un mínimo de orden con el empleo más y más masivo y brutal de su potencial militar”[14]
Último viraje de bordo hasta ahora: resulta que hoy Francia está dispuesta a apoyar, mediante su acercamiento a Rusia, a Bashar al Assad (reconocido responsable de ¡200 000 muertos desde que empezó la guerra civil!) contra el E.I. y eso que se había comprometido, mediante todo su peso diplomático, con la “oposición siria” desde 2011. Putin y sus innobles desmanes en Chechenia, luego en Ucrania,son ahora comprensibles, recomendables y dignos de trato…
Al llevar a cabo todas esas guerras, al sembrar muerte y desolación, al imponer el terror de las bombas y al atizar el odio en nombre de la “legítima defensa”, al apoyar este o aquel régimen asesino, según las circunstancias, al no proponer otro porvenir sino más y más conflictos, y todo ello únicamente por defender sus sórdidos intereses imperialistas, las grandes potencias son las primeras responsables de la barbarie mundial, incluida la del E.I. En eso, cuando el autodenominado “Estado islámico”, cuya santísima trinidad son la violación, el robo y la represión sangrienta, destruye toda cultura (con el mismo odio a la cultura que el régimen nazi[15]), cuando vende mujeres y niños, a veces por sus órganos, no es sino una forma especialmente caricaturesca, sin artificios ni maquillajes, de la barbarie capitalista, cuya práctica son capaces de realizar todos los Estados del mundo, todas las naciones, pequeñas o grandes. “Avergonzada, deshonrada, nadando en sangre y chorreando mugre: así vemos a la sociedad capitalista. No como la vemos siempre, desempeñando papeles de paz y rectitud, orden, filosofía, ética, sino como bestia vociferante, orgía de anarquía, vaho pestilente, devastadora de la cultura y la humanidad: así se nos aparece en toda su horrorosa crudeza.”[16]
Son pues, en primer término, las grandes potencias las que dan rienda suelta a su propia barbarie en tierra y en el aire de las naciones capitalistas más débiles (pero igual de bárbaras todas ellas). Y es la misma barbarie la que, finalmente, escapa a su control y se da media vuelta, como un búmeran, para golpearles en pleno corazón del sistema. Ése es el verdadero significado de los atentados del 13 de noviembre en París. No son sólo ya el enésimo acto terrorista; son un paso más en la agudización de las tensiones imperialistas y en la putrefacción de la sociedad capitalista. Pues, aunque los atentados diezman regularmente a las poblaciones de África y de Oriente Medio[17], golpear el corazón histórico del capitalismo es algo especialmente significativo de la degradación de la situación mundial. En la época de los atentados que habían golpeado París en 1985 y 1986, escribíamos: “lo que traduce la oleada actual de atentados terroristas es que la descomposición de la sociedad está hoy alcanzando tal grado que les grandes potencias están cada vez menos al abrigo de sus manifestaciones más bárbaras, haciéndoseles cada día más difícil limitar al Tercer Mundo esas formas extremas de convulsiones de un sistema agónico. De igual modo que las metrópolis capitalistas pudieron, al principio, repeler hacia la periferia lo más catastrófico de una crisis que tiene, sin embargo, sus orígenes en ese corazón mismo del sistema, o sea en esas metrópolis, éstas también repelieron hacia esos mismos países periféricos las formas más bárbaras – especialmente los enfrentamientos armados – de las convulsiones que la crisis engendra. Pero hoy, del mismo modo que la crisis está de vuelta para golpear con fuerza multiplicada a los países centrales del capitalismo, acarrea con ella una parte de esa barbarie que había desencadenado en el Tercer Mundo”[18]
Tal proceso en marcha desde mediados de los años 1980 y sobre todo desde los ataques a las Torres Gemelas en 2001, no ha cesado de intensificarse. Los atentados del 13 de noviembre significan pues un paso más, cualitativamente importante, incluso en relación con los de Madrid (2004), Londres (2005) o Boston (2013). Por ahora, el balance provisional se ha establecido en 130 muertos y 351 heridos, 98 de los cuales graves. Esta espantosa hecatombe está entre las peores que hayan golpeado el corazón de Europa desde la Segunda Guerra Mundial, y eso gracias a que los atentados con explosivos del Estadio de Francia fracasaron.[19] La diferencia real no sólo estriba, sin embargo, en lo cuantitativo, pues ya los atentados de Madrid causaron cantidad de víctimas (200 muertos, 1400 heridos). Esta vez no se trata de un acto aislado y breve: el Estado Islámico ha conseguido, al contrario, multiplicar los lugares de ataque y masacrar durante tres horas ¡en pleno París! Ha trasladado a Occidente, durante toda una noche, la atmósfera de guerra que vive día tras día la población en Siria, en Irak, en Afganistán, en Pakistán, en Nigeria etc. (y de la que intenta huir desesperadamente). La puesta en escena, “minuciosamente”[20] preparada de los atentados permitiendo así engendrar una verdadera onda de choque y de pánico. La retransmisión en directo de lo que sucedía por todas las televisiones del mundo, de esas imágenes de guerra urbana, la incertidumbre sobre la cantidad de víctimas, la cantidad de ataques y de terroristas implicados… todo ello creó un clima insoportable de terror. Millones de telespectadores impotentes se quedaron pegados a las pantallas, incapaces después de pegar ojo por la noche. El Estado Islámico consiguió dar la prueba tanto de tener una gran potencia económica y militar como de la incapacidad de Francia de impedir semejantes actos. Y, efectivamente, el Estado francés, aun cuando preveía ataques inminentes, apareció impotente para evitar la matanza.
Peor todavía, el E.I ha podido apoyarse en hombres y mujeres nacidos y que viven en Francia y Bélgica, capaces de cometer los peores crímenes en nombre de una ideología irracional, nauseabunda y mórbida. O dicho de otra manera, es ante todo la descomposición misma de la sociedad que gangrena el corazón del capitalismo la que ha engendrado directamente semejante atrocidad.
Muchos son los supervivientes que, al haber visto de cerca a los terroristas, dieron fe de la apariencia banal de sus verdugos: jóvenes entre 20 y 30 años, temblando de miedo, sudando a chorros[21], pero eso sí, determinados, justificando sus incalificables acciones asesinas por la necesidad de “vengar los crímenes cometidos por el ejército francés en Siria”. Esos actos horribles no los han perpetrado unos monstruos sino seres humanos totalmente desintegrados y adoctrinados, nacidos la mayoría en una Europa“civilizada”.
Una gran cantidad de los yihadistas europeos, hoy en Siria, proceden de la pequeña burguesía, una clase sin más perspectiva que el desclasamiento, corroída por la envidia hacia los modelos de la gran burguesía y, sobre todo, ajena a todo proyecto de sociedad alternativo, gangrenada por el nihilismo y el odio. Es, por cierto esa misma capa de la sociedad la que formó, en los años 1930 y 1940, el grueso de las tropas de choque del nazismo.
Otra parte no desdeñable del ejército del E.I.procede de las barriadas pobres. Suelen ser chavales con una trayectoria caótica, humillados por un sistema que los rechaza de su esfera económica pero también cultural y social. Aquí también, la voluntad de venganza, por un lado, y el nihilismo del otro, expresiones de una sociedad sin porvenir, son sin duda los resortes fundamentales de su trayectoria. Mediante esas matanzas cobardes, infames y absurdas, los más radicales tienen la impresión de existir al fin, a costa, sin importancia para ellos, de muertes, creyendo así que atacan al sistema que los ha excluido.
Una última parte (sobre todo entre los kamikazes) la reclutan directamente entre los delincuentes. Son a menudo ex hampones a los que, tras haber robado o agredido en múltiples ocasiones, se les encuentra años más tarde empuñando la kalachnikov, matando a destajo so pretexto de una ideología de inspiración religiosa de las más rigoristas.
O sea, desde Europa a Oriente Medio, como en el resto del mundo, la ausencia de perspectiva primero y, luego, sus consecuencias más graves (la putrefacción social, el gansterismo, el desarrollo de la “moral” del lumpen-proletariado), constituyen el campo abonado para esa deriva mórbida. El encuentro entre esos jóvenes nacidos en Europa y grupos iraquíes y sirios, oscurantistas y matarifes, capaces de desplegar una estrategia y experiencia militar, no tiene nada de casual.
Resumiendo, el imperialismo y la descomposición son la pareja que tras aparearse engendran el terrorismo actual. Guerra, no-future, miedo y odio, desmoronamiento moral, terrorismo… y de nuevo la guerra. Es un círculo vicioso sin fin. El capitalismo arrastrará en tal engranaje y en su caída a la humanidad entera, hasta aniquilar toda vida, si no es destruido y superado por otra sociedad.
Pues ¿cuál ha sido la reacción de todas las grandes naciones la noche misma de los atentados del 13 de noviembre? Las palabras del Primer ministro francés (socialista), Manuel Valls, pronunciadas al día siguiente del drama en el canal-TV más importante del país, marcaron el tono: “voluntad de aniquilar Daesh”; “replicaremos golpe por golpe”; “seremos despiadados”; “replicaremos al mismo nivel”; “estamos en guerra”, una guerra que “podría durar meses, quizás hasta años”, que “requiere medios excepcionales”, añadiendo“lo haré todo para preservar la unidad y la unión sagrada”y terminando con este llamamiento bélico: “seamos patriotas para derrotar al terrorismo”.
Y toda la prensa nacional titulando en coro:“¡Ahora es la guerra!”, “¡Es Francia a quien se ataca!”, etc. Esta campaña patriotera, nacionalista se ha trasmitido a escala internacional, orquestada bajo la bandera bleu-blanc-rouge y amenizada por la Marsellesa. Por todas las partes del mundo, en todos los grandes monumentos, pero también en las redes sociales, en los campos de deporte…se ha agitado la bandera francesa. La letra de la Marsellesa se publicó en los diarios ingleses para que el público la entonara el 18 de noviembre en el partido Inglaterra-Francia en Wembley. No hay en todo eso la más mínima solidaridad real de las grandes potencias hacia Francia, pues todas esas naciones se hacen una despiadada competencia, económica y, a veces, militar. No, cada burguesía nacional ha utilizado ni más ni menos los 130 muertos de París, y el miedo producido, para colar la idea pútrida de que la unidad nacional es la más hermosa y más elevada de las unidades posibles, la que crea la convivencia, la que nos protege del “exterior”. ¡Las banderas nacionales siempre han sido banderas de guerra!, esa es la realidad. Las banderas nacionales son el símbolo de la ideología que vincula a las diferentes clases de la nación contra las demás naciones;¡es básicamente la misma ideología que la del Estado islámico! Y es hoy en Francia el Partido Socialista en el poder, la avanzadilla de tal espíritu agresivo y belicoso. Resultado: el estado mayor francés ha lanzado “como represalias a los atentados” decenas de bombas en unos cuantos días y ha enviado su portaaviones Charles De Gaulle para triplicar la capacidad de bombardeo del ejército francés en Siria. Esos ataques vienen a añadirse, por ejemplo, a los 4 111 blancos alcanzados por el ejército ruso en estos cuarenta y ocho últimos días. Aunque la prensa da cuenta cada día las victimas “colaterales” debidas a esos bombardeos masivos[22], es hoy por hoy imposible obtener un balance verdadero. Así ha sido siempre con cada guerra llevada a cabo por les grandes naciones democráticas que dicen intervenir en nombre de la “paz”, de lo “humanitario”, de la “seguridad de los pueblos”, etc. Y cada vez, los balances humanos publicados años más tarde son espantosos. Baste un ejemplo: según el informe: Body Count, Casualty Figures after 10 years of the ’War on Terror [23], la “guerra contra el terrorismo” lanzada por Estados Unidos tras los atentados del 11 de septiembre de 2001 causó en doce años la muerte de al menos 1 3000 000 personas en tres países (Irak, Afganistán y Pakistán), precisando que se trata de una “estimación baja” que no tiene en cuenta otros conflictos (Yemen, Somalia, Libia, Siria). Irak es el país que ha pagado el tributo más elevado a la guerra contra el terrorismo, con un millón de muertos, contra 111 000 según los medios estadounidenses y 30 000 según el ex-presidente George W. Bush. El informe evoca un “crimen contra la humanidad próximo al genocidio”. ¡Ése es el verdadero rostro de la guerra imperialista! ¡Ése es el verdadero y alto tributo de los ataques “quirúrgicos”!
Los ataques actuales sobre Siria podrán quizás dañar al E.I, lo que hará a este proto-estado todavía más suicida y asesino, pero van a alimentar en esas regiones, y por el mundo entero, el miedo y el odio. El fenómeno que representa el E.I y que lo hizo nacer, saldrá al fin y al cabo reforzado. La “réplica” de los Estados contra el “terrorismo” solo podrá significar una escalada en el militarismo y rienda suelta a la misma barbarie cada día más irracional, en una espiral infernal de un caos sangriento.
Sacando las lecciones de los atentados del 7 de enero pasado contra Charlie Hebdo, cuando la burguesía, sorprendida por las manifestaciones espontáneas, se vio obligada a subir rápidamente al tren en marcha, el Estado francés, esta vez, ha impedido que se expresaran los mismos ánimos espontáneos de solidaridad que favorecen la reflexión, las discusiones e inducen la idea latente de que "la calle" puede representar una fuerza política[24]. Esta vez, al contrario, se ha prohibido toda concentración de gente y se ha llamado a cada cual a “quedarse en casa”, identificarse con “la nación”, “la patria”, y aceptar la lógica de guerra. Está incluso emergiendo la idea de un servicio nacional y de una “guardia nacional”. Sin perder semejante ocasión, el Partido Socialista en Francia se ha aprovechado de los atentados para justificar el reforzamiento del arsenal represivo y de vigilancia. Se ha decretado el estado de emergencia, prolongándose después durante tres meses, por primera vez desde la guerra de Argelia (en 1958 y en 1961), en todo el territorio metropolitano, pero también en los departamentos de ultramar (Guadalupe, Martinica, Guayana, la Reunión y Mayotte). Este estado de emergencia es una situación especial, una especie de estado de excepción que restringe las “libertades” ,“confiere a las autoridades civiles, en el área geográfica en que se aplica, poderes excepcionales de policía”[25] como, por ejemplo, la posibilidad de realizar perquisiciones masivas. Se trata de hecho de acostumbrar a población al reforzamiento drástico del control policiaco y de la represión que la burguesía sabe perfectamente que podrá utilizar en el futuro contra la clase obrera, y además hay ya cantidad de leyes en discusión para reforzar la “seguridad nacional”. Esta misma campaña de seguridad se está actualmente llevando a cabo por todas partes en el mundo.
Para resumir, el Estado saca provecho del terrorismo para presentarse como el garante de la paz para así hacer mejor… la guerra, como protector de los derechos humanos para reforzar… el control de la población y, evidentemente, como la garantía de la unidad social para atizar… los odios. Así, en todo momento, se incita a la xenofobia, al odio al musulmán y todas las demás divisiones que permitan al orden capitalista reinar como dueño y señor de sus explotados. Por todas partes en Europa, las corrientes políticas burguesas xenófobas están en auge. Por todas partes se multiplican las acciones anti-inmigrantes, como en Alemania, donde han quemado hogares de acogida y organizado cazas al inmigrante. En Francia, los discursos del Front National, de extrema derecha, y de una parte de la derecha[26], funcionan con los mismos resortes que los del Estado Islámico: repliegue, miedo, exclusión y odio al otro.
En tal contexto social, los limitados actos de solidaridad real se mostraron heroicos. En la noche del 13 de noviembre, a pesar del peligro, hubo personas que aportaron auxilio inmediato acudiendo espontáneamente en socorro de los heridos. En los barrios objetivo de los terroristas, hubo habitantes que no vacilaron en abrir sus puertas para dar refugio a gente aterrorizada en la calle. Por todas partes se produjo una breve tendencia a reunirse por solidaridad, expresándose una indignación que la prohibición de manifestarse apagó rápidamente. Todo ello mostró que “la indiferencia”, la “ignorancia del otro”, que suele predominar en la sociedad capitalista en tiempo normal, pueden ser superadas cuando se expresa la voluntad consciente de solidaridad, la de dar auxilio en los golpes duros. Es lo que pudimos también ver en los últimos meses por una parte significativa de la clase trabajadora en la acogida de inmigrantes al principio de su llegada a Alemania. Pero como lo muestra también la situación de hoy, ese ímpetu frágil, a causa de las debilidades importantes de la clase obrera, puede ser fácilmente desviado hacia el falso terreno del patriotismo y del nacionalismo, tras la lógica asesina, e in fine xenófoba de los Estados más democráticos. El clima de terror, de miedo, al igual que la propaganda tras los atentados de París van a ser una pesada losa en la conciencia de la clase obrera; la unión sagrada exigida en torno al Estado y la nación en peligro no puede sino reforzar el peso de las ilusiones mortales sobre la defensa de la democracia y de la angustiante ilusión de seguridad a nivel internacional. Lo que cerrará un poco más el horizonte de otra perspectiva, reforzándose entonces las fuerzas suicidas de este capitalismo en putrefacción.
La única y verdadera solidaridad para la clase obrera sólo puede expresarse de manera autónoma, fuera de todas las influencias de la ideología burguesa biempensante, sobre todo durante las luchas obreras. La generación que acaba de ser el blanco principal de los atentados del 13 de noviembre supo dar, durante el movimiento social de 2006, un amplio impulso de solidaridad en el seno de toda la clase obrera. Y cuando algunos jóvenes a la deriva, venidos de las barriadas pobres, se acercaron para extorsionar a los manifestantes, esta generación de estudiantes y trabajadores precarios rehusó caer en la trampa de la división. Acudieron a ver a esos jóvenes en sus barriadas para intentar que se unieran a la lucha general. Si demostraron tal inteligencia fue porque aquel movimiento social supo dotarse de asambleas generales que permitieron la reflexión, la discusión y la elaboración colectiva, o sea la elevación de la conciencia política. Ésa es la única vía posible que tomar frente al desarrollo de los peores efectos de la descomposición: la solidaridad en la lucha, el debate franco y abierto, el desarrollo de la conciencia obrera.
Al cabo, sólo esa lógica permitirá encontrar una identidad política de clase, la perspectiva histórica de otra sociedad. Podrá abrirse entonces la posibilidad de un mundo sin clases, sin guerras ni fronteras, en una comunidad humana mundial cuyo corazón será la satisfacción de las necesidades humanas, sin olvidar en particular el gusto por el arte, la ciencia y la cultura, y no la búsqueda de la ganancia:“Esta demencia no tendrá fin, la sangrienta pesadilla del infierno no cesará hasta que los obreros (…) se estrechen fraternalmente las manos y ahoguen al coro brutal de los agitadores belicistas y el grito ronco de las hienas capitalistas en el poderoso grito del trabajo, “¡Proletarios de todos los países, uníos!”[27]
CCI, 21 de noviembre de 2015
[1]Comunicado del E.I. reivindicando los atentados.
[2]Una gran parte de las víctimas era de edades entre 25 y 35 años. Puede leerse, por ejemplo: "Á Paris, une génération visée", (Le Monde) o: "La jeunesse qui trinque" (La juventud es quien paga), (Libération del 15.11.2015)
[3]Daesh, según las siglas en árabe o ISIS, en inglés.
[4]Cabu (76 años), Wolinski (80 años), Bernard Maris (68 años)
[5]… “donde estaban reunidos cientos de idólatras en una fiesta de la perversión”, también según el comunicado del EI.
[6]Leer nuestro artículo, disponible en nuestra página WEB: "Salut aux jeunes générations de la classe ouvrière [1042]", https://fr.internationalism.org/book/export/html/1265 [1043]. Ver en español en la Revista Internacional nº 125 : /revista-internacional/200606/964/tesis-sobre-el-movimiento-de-los-estudiantes-de-la-primavera-de-200 [596]
[7] Ver /content/4066/sangrientos-atentados-en-paris-el-terrorismo-una-manifestacion-de-la-putrefaccion-de-la [1044] También, puede leerse al respecto: "les portraits poignants des victimes du 13 novembre" (conmovedores retratos de las víctimas del 13/11), publicados en la página Web del diario Libération.
[8]“Si el conjunto de los países del mundo no es capaz de erradicar a 30 000 personas, que son unos monstros, es que ya nada es comprensible”, Laurent Fabius, ministro de Relaciones Exteriores del gobierno socialista de Francia (declaración a radio France Inter del 20 de noviembre).
[9] "La descomposición: fase última de la decadencia del capitalismo [13]", Mayo de 1990, Revista Internacional nº 107.
[10]"Militarismo y descomposición", (Revista Internacional n°64, 1er trimestre de 1991), https://es.internationalism.org/revistainternacional/201410/4046/militar... [1045]
[11] Hay que recordar que Estados Unidos ayudó ampliamente al ascenso al poder de Sadam Husein en 1979 en Irak, como aliado contra Irán.
[12] « Daesh[E.I.] dispone de un auténtico “tesoro de guerra” (2 mil millones de dólares según la CIA), de rentas masivas y autónomas, sin comparación con las que disponía Al Qaeda. Daesh dispone de numerosos equipamientos militares, rústicos algunos, pero también pesados y sofisticados. Más que a un movimiento terrorista, estamos enfrentados a un verdadero ejército encuadrado por militares profesionales. ¿Y qué doctor es el que ha fabricado ese monstruo? Digámoslo claramente, porque eso tiene consecuencias: son los Estados Unidos. Por interés político a corto plazo, otros actores, de entre los cuales algunos son amigos de Occidente – otros actores pues, por conveniencia o por voluntad deliberada, han contribuido en esa construcción y en su fortalecimiento. Pero los primeros responsables son los Estados Unidos.” (palabras del general Vincent Desportes, profesor asociado de Ciencias Políticas de París en su audición por el Senado francés sobre la operación “Chammal” en Irak, disponible en el sitio web del Senado francés).
[13] El califato que E.I. pretende conquistar por las armas se extendería por: Irak, Siria, Líbano, Kurdistán, Kazajstán, los países del Golfo, Yemen, el Cáucaso, el Magreb, Anatolia, Egipto, Etiopia, Libia, todo el cuerno de África, una parte Europa, Andalucía en particular. Semejante proyecto delirante e irrealizable además de ser una empresa suicida, también es devastadora
[14] “Militarismo y descomposición”
[15] Otra cosa en común con el Estado Islámico, el régimen nazi también tenía un objetivo de conquista y de política irrealista y suicida. Por eso, el término de islamo-fascismo para calificar la ideología de Daesh es apropiado.
[16]Rosa Luxemburg, La crisis de la Socialdemocracia (Folleto de Junius), 1915
[17]La lista macabra de atentados a través del mundo desde los de las Torres Gemelas en septiembre de 2001 es interminable. Baste con mencionar uno de los últimos: el ataque y la toma de rehenes de la clientela internacional y del personal local en un hotel del centro de Bamako en Mali por un grupo aliado a Al Qaeda una semana después de las matanzas de Paris, con al menos 27 muertos suplementarios.
[18] « Attentats terroristes en France : une expression de la barbarie et de la décomposition du système capitaliste” (Révolution internationale n°149, octubre de 1986).
[19]Le amplitud de las matanzas que golpean con regularidad los mercados de Oriente Medio en ese tipo de ataques-suicidas, da que pensar de la horrible masacre si los terroristas hubieran logrado entrar en el recinto.
[20]Como lo dice el comunicado del E.I. revindicando los atentados.
[21]Los kamikazes suelen estar fuertemente drogados a veces cuando pasan a la acción, como así fue con el que cometió la matanza del hotel de Susa (Túnez) en junio.
[22]Un ejemplo entre otros incontables: “Ayer, ‘Al menos 36 personas, entre las cuales 10 niños, fueron matadas y decenas de otras más heridas durante los más de 70 ataques por aparatos rusos y sirios contra varias localidades de DeirEzzor’ según Rami Abdel Rahmane, director del Observatorio sirio de derechos humanos”. (semanario L’Express del 20 de noviembre).
[23]Publicado por estas organizaciones: Asociación Internacional de Médicos para la Prevención de la Guerra Nuclear (IPPNW, premio Nobel de la paz en 1985), Physicians for Social Responsibility y Physicians for Global Survival.
[24] En la hoja internacional que publicamos sobre las luchas de 2011 (Indignados en España, Occupy en USA etc.) decíamos: “Desde hace más de 30 años que no se veía a grandes multitudes ocupando calles y plazas para intentar luchar por sus propios intereses más allá de las ilusiones o confusiones que les haya podido afectar”. Ver https://es.internationalism.org/node/3349 [597]
[25]Sénat (Senado), “L'état d'urgence” (el estado de emergencia), en Étude de législation comparée, nº156, enero de 2006.
[26] Como Nadine Morano, ex ministra de Sarkozy y de su partido que dijo que “Francia es un país de raza blanca”.
[27] Rosa Luxemburg, ídem.
Algunos hechos son suficientes para mostrar el horror de la situación que enfrentan los migrantes:
Estos han sido dos casos de migrantes procedentes de Siria que huyen de la pesadilla de cuatro años de guerra. Este fenómeno de los refugiados se ha globalizado de una manera sin precedentes, que va mucho más allá de los éxodos de los peores años del siglo 20.
Hay algo que causa sorpresa. Los medios de comunicación no están tratando de ocultar el horror insoportable de la situación. Por el contrario, lo tratan como primera plana y sacan más imágenes impactantes, como la del niño pequeño en la playa.
¿Por qué?
Porque la burguesía está explotando la barbarie de la que ella misma es responsable, los sentimientos de indignación que eso provoca, así como las expresiones espontáneas de solidaridad entre los trabajadores locales y los migrantes que en los últimos meses ha empezado a desarrollarse en varias partes de Europa, con la finalidad de impulsar su propaganda. Esa propaganda tiene por objetivo estrangular, cuando apenas nazca, toda posibilidad de pensamiento independiente e inocular la ideología nacionalista de la forma más artera. A los ojos de la clase dominante, los proletarios de Europa, al actuar por propia cuenta, están actuando de una manera rara e incluso irresponsable: están ayudando y apoyando a los migrantes. A pesar del bombardeo ideológico permanente, vemos que, muy a menudo, cuando estos proletarios están en contacto directo con los refugiados, les llevan lo que necesiten para sobrevivir —comida, bebida, mantas—e incluso, a veces, los llevan a sus hogares. Hemos visto tales ejemplos de solidaridad en Lampedusa en Italia, Calais en Francia y varias ciudades de Alemania y Austria. Cuando, después de haber sido hostigados por el Estado húngaro, trenes cargados de refugiados han llegado a las estaciones, los migrantes agotados han sido bien recibidos por miles de personas que les ofrecen apoyo y ayuda material. Trabajadores ferroviarios austriacos han trabajado horas extras para facilitar el transporte de los refugiados hacia Alemania. En París, miles se manifestaron el 5 de septiembre para protestar contra el trato dado a los refugiados y gritaron consignas como "todos somos hijos de los migrantes".
La clase dominante ha tenido que reaccionar frente a tales expresiones de solidaridad de la población civil, en un momento en el que la principal preocupación del Estado ha sido intimidar a los refugiados y mantenerlos bajo control. Casi en todas partes la burguesía ha tenido que modificar el discurso anti-inmigrante de los últimos años y adaptarse a la situación. En Alemania, el repentino giro de la burguesía le ha ayudado a ésta a reforzar la imagen del país como una democracia muy avanzada, para exorcizar los fantasmas del pasado en respuesta a los de sus rivales que nunca pierden la oportunidad para referirse a la oscura historia de Alemania marcada por la sombra alargada del régimen nazi. Más aún, es el trauma de la Segunda Guerra Mundial lo que explica la sensibilidad del proletariado alemán ante la cuestión de los refugiados. Las autoridades alemanas han tenido que suspender el acuerdo de Dublín, que pide la expulsión de quienes buscan asilo. A los ojos de los migrantes del mundo, Angela Merkel, aparece como campeona de la apertura de Alemania y como modelo de “humanidad”. En Gran Bretaña, David Cameron, ha tenido que modificar su postura de línea dura, junto con los peores periódicos de derecha que hasta ahora habían descrito a los migrantes como una horda amenazante y sub-humana. Para la burguesía, una de las cuestiones clave ha sido la necesidad de ocultar el hecho de que existen dos lógicas totalmente antagónicas en todo esto: por un lado, la exclusión capitalista y el “cada quién a la suya” frente a la solidaridad proletaria; un sistema moribundo hundido en la barbarie, frente a la afirmación de una clase que lleva en sí un futuro para la humanidad. La burguesía no puede evitar reaccionar a los verdaderos sentimientos de indignación y solidaridad que están apareciendo en los países centrales.
La situación no es para nada nueva. En 2012, el Alto Comisionado para los Refugiados[1] ya contabilizaba 45,2 millones de personas “desplazadas” y estaba haciendo sonar la señal de alarma frente este creciente desastre humano. En 2013, 51,2 millones de personas habían huido de diversos tipos de horrores. Se había cruzado, por primera vez desde la Segunda Guerra Mundial, el umbral de los 50 millones. La ACNUR explicó esto como el resultado de “la multiplicación de nuevas crisis” y “la persistencia de viejas crisis que nunca parecen apagarse”. El año 2015 está a punto de marcar un nuevo récord: 60 millones de refugiados tan sólo en Europa. Desde enero, las solicitudes de asilo se han incrementado en un 78%. En Alemania, según el ministro del Interior, estas solicitudes se han cuadruplicado, alcanzando la cifra récord de 800 000. Macedonia ha declarado el estado de emergencia y cerró sus fronteras. Oficialmente, más de 2800 de estos exiliados, hombres, mujeres y niños, se han ahogado en el Mediterráneo en los últimos meses. En Asia, el fenómeno también es masivo. Por ejemplo, un número creciente de personas han estado huyendo de la represión y la persecución en Myanmar y buscando desesperadamente refugio en otros países del sudeste asiático. En América Latina, la criminalidad y la pobreza han alcanzado tales niveles que cientos de miles de personas están tratando de llegar a los EE.UU. Un tren de mercancías que va desde el sur de México hasta el norte, apodado 'La Bestia', lleva tiempo transportando regularmente miles de migrantes. Corren el riesgo no sólo de caerse del techo del vagón y quedarse abandonados en los túneles, sino también de ser asaltados por las autoridades, y ante todo, de caer en manos de las bandas de narcotraficantes u otros bandidos que capturan, violan, secuestran mujeres para la prostitución, y que a menudo los asesinan. Y aquellos que tienen la suerte de sobrevivir a todo esto, a lo largo de toda la frontera de Estados Unidos, se enfrentan a un muro de alambre de púas vigilado por guardias armados que no dudan en disparar contra ellos.
De hecho, los hipócritas y civilizados discursos de los Estados democráticos se acoplan perfectamente con las diatribas más denigrantes y xenófobas. Lo primero alienta sentimientos de impotencia; lo segundo, el miedo. Ambos elementos obstruyen toda reflexión real y cualquier auténtico desarrollo de la solidaridad.
Regiones enteras del planeta están siendo devastadas y se están volviendo inhabitables. Este es el caso particular de regiones que van de Ucrania a África pasando por Oriente Medio. En algunas de estas zonas de guerra, la mitad de la población huye en desbandada y/o es retenida en campos de refugiados gigantescos, a merced de los más desaprensivos traficantes, ya organizados a escala industrial. La causa real de este infierno es la decadencia del sistema mundial de explotación. La envergadura del fenómeno de los refugiados es una clara expresión de la espiral descendente del capitalismo que deja en su estela pogromos y violencia de todo tipo, pauperización creciente ligada a la crisis económica y catástrofes ecológicas. Por supuesto, las guerras, la crisis y la contaminación no son nuevas, todas las guerras han llevado desde siempre a la gente a huir para salvar la vida. Sin embargo, la intensidad de este fenómeno no para de aumentar de forma indiscriminada. Hasta la Primera Guerra Mundial, el número de refugiados era, regularmente, bastante limitado. Fue el nombrado conflicto el que trajo el comienzo de los desplazamientos masivos, los “traslados de población”, etc. Y la espiral entró en toda una nueva fase con la Segunda Guerra Mundial, cuando el número de refugiados llegó a niveles nunca vistos. De este modo, durante la Guerra Fría, las numerosas guerras estratégicas entre el este y el oeste generaron un significativo número de refugiados, como lo hicieron las hambrunas del África subsahariana en los 70 y los 80.
Pero desde el colapso del Bloque del Este en 1989, se abrió lo que podría llamarse la caja de Pandora. El antagonismo entre los dos bloques imperialistas impuso un cierto orden y disciplina en ese sentido: la mayoría de los países obedecían los dictados de sus respectivos líderes de bloque, Estados Unidos o Rusia. Las guerras de este periodo seguían siendo brutales e inhumanas, pero en cierto sentido lo eran de forma “ordenada” y “clásica”, se podría decir. Desde el colapso de la URSS, la inestabilidad creciente ha dado lugar a la multiplicación de conflictos locales, de todo tipo de alianzas inestables y cambiantes. Los conflictos han seguido estallando, cada vez más, llevando a la desintegración de Estados enteros y a la aparición de señores de la guerra y mafias producto de la dislocación de todo el tejido social.
Por añadidura, las contradicciones entre las potencias imperialistas (marcadas por el desarrollo del “cada uno a la suya”, en el que cada nación juega su propia carta imperialista jugando al corto plazo sin tener claros objetivos estratégicos), ha llevado a las mismas a realizar intervenciones militares a un ritmo cada vez más regular y casi permanente. En la defensa de esos intereses imperialistas de corto alcance, cada una de las grandes potencias apoya a una u otra banda mafiosa o caudillo local, a esta u aquella camarilla de fanáticos cada vez más irracionales. Lo que domina la sociedad capitalista actualmente es la desintegración de regiones enteras donde reinan las más flagrantes expresiones de descomposición social: territorios enteros controlados por cárteles de la droga, el surgimiento del Estado Islámico y sus bárbaras atrocidades, etc.
Los Estados que cargan con buena parte de responsabilidad por todo este caos social, militar y ecológico se han convertido al mismo tiempo en auténticas fortalezas. En un contexto de desempleo y crisis crónica, las medidas de seguridad se han elevado a niveles drásticos. Estados enteros se encierran en su propio búnker. Sólo a los migrantes más cualificados se les permite entrar para ser explotados y para tirar para abajo el precio de la fuerza de trabajo y crear divisiones entre los proletarios.
La mayoría de los refugiados y migrantes, los ''indeseables'' que han quedado reducidos a la miseria y el hambre, son cínicamente impelidos a quedarse donde están y a morir sin estorbar a nadie. Los Estados del Norte, literalmente, los han acosado hasta arrinconarlos, como es el caso de Francia y su ''Jungla'' cerca del Túnel del Canal de Calais. Gangrenada por una crisis de sobreproducción, la sociedad capitalista no puede ya ofrecerles ninguna perspectiva. En vez de abrirse al público, las puertas se cierran a cal y canto: los Estados blindan las fronteras, electrifican sus verjas y construyen más y más muros. Durante la Guerra Fría, la época del Muro de Berlín, había unos 15 muros franqueando fronteras. Hoy día más de 60 han sido o están siendo construidos. Desde el “muro del apartheid” levantado por Israel en frente de los palestinos, a las 4000 millas de alambre de espino que separan la India de Bangladesh, numerosos gobiernos se dejan llevar por una auténtica paranoia sobre su seguridad. En Europa, el frente mediterráneo está plagado de muros y barreras. El pasado mes de julio, el gobierno húngaro comenzó la construcción de un vallado de alambre de púas de 4 metros de alto. En lo que respeta al “espacio Schengen” en Europa, y al trabajo de agencias fronterizas como Frontex o Triton, su efectividad industrial-militar es pavorosa: una flota permanente de barcos de vigilancia y de combate está desplegada en el mencionado frente para persuadir a los refugiados de cruzar el Mediterráneo. Una máquina militar similar ha sido desplegada a lo largo de la costa australiana. Todos estos obstáculos aumentan seriamente la mortalidad entre los refugiados, que se ven obligados a asumir cada vez más riesgos para superarlos.
Por un lado, el Estado burgués se atrinchera lo máximo posible. Lleva a su máximo las advertencias catastróficas, enunciadas por los partidos más xenófobos y populistas, agudizando el odio, el miedo y la división. Sufriendo el deterioro de sus condiciones de vida, las secciones más débiles del proletariado reciben de lleno el impacto de esta propaganda nacionalista y son el blanco de campañas contra los extranjeros que supuestamente amenazarían “nuestro bienestar y nuestro estilo de vida”. Ha habido marchas anti-inmigración en numerosos países, ataques físicos y ataques incendiarios contra centros de refugiados. El Estado legitima todo esto levantando campos de internamiento (más de 400 en Europa) para deportar a todos los que pueda y patrullando las fronteras.
Por otro lado, esa misma burguesía finge su indignación de la mano de políticos que hablan sobre el “desafío moral” planteado por los refugiados y les ofrece apoyo y asistencia ficticios. En definitiva, el Estado capitalista, el archi-criminal, se presenta como su salvador.
Pero mientras exista el capitalismo, no puede haber una solución real para los migrantes y refugiados. Si no combatimos contra este sistema, si no vamos a la raíz del problema, nuestra indignación y solidaridad no irá más allá del nivel de la ayuda básica, y los más profundos y nobles sentimientos humanos serán recuperados por la burguesía, convirtiéndolos en actos de caridad intensamente publicitados que serán utilizados para azuzar formas más disimuladas del nacionalismo. Por tanto, debemos intentar entender qué está ocurriendo realmente. El proletariado debe desarrollar su propio punto de vista crítico y revolucionario sobre estas cuestiones.
En futuros artículos, volveremos a tratar con más profundidad esta cuestión histórica.
WH, 6/9/2015
[1] ACNUR, una oficina de la ONU, organismo sucesor de la Sociedad de Naciones al que los revolucionarios identificaron como una “cueva de ladrones” (n. de T.)]
Nuestra camarada Bernadette murió el miércoles 7 de Octubre, tras una larga y dolorosa enfermedad: cáncer de pulmón. Bernadette nació el 25 de Noviembre de 1949 en el sudeste de Francia. Su padre era un trabajador cualificado en una fábrica de ingeniería y su madre no tenía un trabajo pagado porque tenía que cuidar de sus 8 hijos. En otras palabras, esta era una familia de medios modestos, una auténtica familia de clase obrera. Así, Bernadette tenía una experiencia directa de la realidad de las condiciones de los trabajadores desde una edad muy temprana. También desde una edad muy temprana poseía una ardiente pasión intelectual, un deseo de entender el mundo y la sociedad. Se interesó en la literatura, y le encantaba leer en general. Tras graduarse en el instituto, entró en la Universidad de Toulouse y obtuvo un master en lingüística y literatura. Después consiguió un trabajo como empleada del ministerio de educación.
Era aún una estudiante cuando, por casualidad, se encontró con un militante de la CCI, a mediados de los 70. Este camarada, viendo lo que preocupaba a Bernadette, le dijo que se leyese el Manifiesto Comunista. Para ella esto fue como una revelación: por primera vez encontró una respuesta clara y coherente a las preguntas que se hacía. “Esto es, esto es exctamente” es como, 40 años después, ella describía la forma en que se sintió tras leer este texto. Leer los textos de la CCI, a la que después quiso conocer más en profundidad, le produjo una impresión similar.
Decidió rápidamente que la CCI (a diferencia de otros grupos que se llamaban a sí mismos revolucionarios e incluso comunistas, como los maoístas y los trotskistas, que ella también encontró) era una verdadera heredera de la tradición marxista; y una vez que se comprometió a luchar en sus filas, nunca se desvió de su convicción de que la militancia revolucionaria, dedicándose uno mismo a la construcción de la organización revolucionaria y de la CCI en particular, es un factor absolutamente esencial en la liberación del proletariado. Bernadette estuvo presente como miembro en nuestro II Congreso Internacional.
Bernadette contribuía a la vida de la CCI en muchos niveles. Tenía una percepción aguda de la situación internacional, las maniobras de la burguesía y los avances y retrocesos de la lucha de clases; su habilidad para escribir sobre ellos y su maestría del idioma francés le llevaron a trabajar en la comisión de publicaciones para la sección francesa. También era capaz de explicar nuestras ideas en el nivel más básico, “en las calles”, pero también a la gente que se encontraba en circunstancias varias, como los conductores de ambulancia que, cada semana, le llevaban al hospital para sus sesiones de quimioterapia y que nos dijeron: –Bernadette no tiene un carácter fácil, pero es extraordinariamente interesante discutir con ella. En las manifestaciones, asombraba a los camaradas que vendían a su lado por el número de publicaciones que era capaz de vender, porque siempre encontraba las palabras y el tono necesarios para convencer a los manifestantes de que merecía la pena leer nuestra prensa.
Pero su fuerza más grande era innegablemente su comprensión de los principios organizacionales de la CCI, y en particular de la necesidad de defender nuestra organización de todos los ataques y calumnias. Bernadette estuvo siempre convencida de que la organización revolucionaria es un cuerpo extraño en el capitalismo. Por eso, fue siempre intransigente en lo que concernía a respetar los estatutos de la organización y, en particular, a la cuestión de la seguridad.
Bernadette era una de las camaradas de la vieja generación que más abierta estaba a la herencia política del camarada MC, nuestra ligadura viva con las fracciones comunistas del pasado. Aunque perfectamente capaz de plantear sus preguntas y desacuerdos con MC, no tenía interés en la ideología pequeñoburguesa de contestación a la “generación más vieja”, que era una debilidad particular del movimiento estudiantil que surgió a partir de Mayo del 68. Lo que tomó de él fue su consciencia de la importancia central de la cuestión organizacional como una cuestión política por derecho propio, y de la necesidad de adhesión a unos principios rigurosos –a una moral proletaria, de hecho– en la relación que tenía que ser construida entre militantes y la organización y entre los propios militantes.
Bernadette militó en varias secciones de la CCI: Toulouse, París, Marsella, Londres, y trabajó de cerca por un tiempo con la sección suiza. Pero siempre se vio a sí misma en primer lugar como militante de la CCI, y los camaradas en Suiza y Londres pueden testificar su habilidad para limpiar el polvo del localismo abriendo una ventana en la CCI como una organización internacional.
Como todos los seres humanos y militantes, Bernadette por supuesto tenía sus defectos que podían exasperar a algunos camaradas, especialmente cuando sus facultades críticas parecían salirse de control y funcionar como una ametralladora disparando en todas las direcciones, una expresión de su carácter fiero y apasionado. Pero sus defectos eran también sus cualidades: su fuerza de voluntad, la determinación de hierro que llevó a uno de los médicos que le cuidaban a describirle como una “fuerza de la naturaleza”, le hicieron extremadamente tenaz en su lucha contra el cáncer que finalmente se llevó su vida. En los últimos dos años, Bernadette asombró al equipo médico permaneciendo viva mucho más tiempo de lo que ellos hubieran creído posible, con toda su consciencia, su capacidad para la reflexión y su deseo de entender. Estaba luchando contra su enfermedad no solo para continuar su lucha militante sino también para beneficiarse del mayor regalo ofrecido por su hijo: su pequeña nieta. El nacimiento de su nieta, el apego de esta última a su abuela y su “joie de vivre” fue una enorme ayuda para Bernadette a la hora de lidiar con los dolores de su enfermedad.
Bernadette nunca vio su militancia como algo estrictamente político en el uso de “sentido común” del término. Al contrario, llevó a otras áreas de su vida la misma pasión y compromiso. Tomó “Flora” como su “nombre de guerra” en la CCI, reflejando su amor por las flores y también porque era una gran admiradora de los libros de Flora Tristan. Tenía la sensibilidad del artista: le encantaba la pintura, la literatura, la poesía. Estaba igualmente dedicada al arte de cocinar que gustaba de compartir con los camaradas de la CCI y sus amigos personales, a quienes siempre acogía con calidez y generosidad. Tenía un ojo natural para la belleza, que se reflejaba en la forma en que organizaba y embellecía el espacio en que vivía y los regalos que escogía para su familia, amigos y camaradas.
A lo largo de su enfermedad, Bernadette mantuvo su gusto por la lectura, y esto a cambio le ayudó a lidiar con el dolor del cáncer y los durísimos tratamientos que pasó. Hasta el final de su vida, continuó leyendo los clásicos del movimiento obrero, Marx y Rosa Luxemburg en particular, y trató lo máximo que pudo de asimilar los textos y contribuciones generados por los debates internos de la CCI, tomando posición en ellos, aunque fuese brevemente, cuando sus fuerzas se lo permitían.
Bernadette tenía un sentido de la solidaridad muy profundo. Aunque sufría mucho a causa del cáncer y sabía que no había cura, continuaba preocupándose por la salud de todos los camaradas, ofreciéndoles consejo, urgiéndoles a tomar pruebas médicas y no descuidar su salud. Así que los camaradas de todas las secciones de la CCI se movilizaron para expresar su solidaridad a lo largo de su enfermedad, escribiéndole, visitándole, dándole todo el apoyo que necesitaba para dejar la vida tan serena como fuese posible.
Bernadette no temía su propia muerte, incluso amando la vida apasionadamente. Sabía que cada ser humano es un eslabón en la larga cadena de la humanidad y que aquellos que queden continuarán el combate. Dio directrices claras a los médicos que le cuidaban: quería morir en dignidad física, intelectual y moral y rechazaba cualquier terapia ralentizadora dirigida a meramente mantenerle viva. Quería terminar sus días pacíficamente, rodeada por sus camaradas en la lucha, y por el afecto mostrado por su hijo y nieta. Sus deseos fueron respetados. Bernadette nos dejó en plena consciencia. Tres semanas antes de su muerte, se forzó a sí misma a leer los periódicos y seguir la situación internacional. Es porque sentía en sus huesos todo el sufrimiento del capitalismo del proletariado que dijo al médico que le cuidaba al final de su vida: “es necesario acabar con mi dolor y es necesario acabar con la barbarie del capitalismo”.
Hasta el final, Bernadette demostró un coraje ejemplar, militancia y lucidez. Realmente era una fuerza de la naturaleza. Y esta fuerza la obtenía de la profundidad de su convicción militante, su devoción a la causa del proletariado y su inquebrantable lealtad a la CCI. A su hijo y nieta, a su sobrina y toda su familia, la CCI manda toda su simpatía y solidaridad.
CCI, 15 de octubre de 2015
Desde que se redactó este editorial la situación se ha ido agravando para los refugiados, cada vez más numerosos, que huyen de las zonas devastadas por la espiral guerrera: Hungría ha cerrado totalmente la ruta de los emigrantes con un muro de “concertinas”, con lo que la nueva ruta que han tomado, por Eslovenia, será para ellos una verdadera catástrofe humana; Eslovenia intenta contener el fenómeno y amontona en sus campos cerrados y en condiciones dramáticas a miles de personas que duermen sin mantas por los suelos e intentan calentarse quemando plásticos tóxicos. Desde el 17 de octubre, más de 90.000 emigrantes han transitado por este pequeño país del Este. Austria también ha manifestado su voluntad de echar el cierre a la frontera con Eslovenia...
Desde que se redactó este editorial la situación se ha ido agravando para los refugiados, cada vez más numerosos, que huyen de las zonas devastadas por la espiral guerrera: Hungría ha cerrado totalmente la ruta de los emigrantes con un muro de “concertinas”, con lo que la nueva ruta que han tomado, por Eslovenia, será para ellos una verdadera catástrofe humana; Eslovenia intenta contener el fenómeno y amontona en sus campos cerrados y en condiciones dramáticas a miles de personas que duermen sin mantas por los suelos e intentan calentarse quemando plásticos tóxicos. Desde el 17 de octubre, más de 90.000 emigrantes han transitado por este pequeño país del Este. Austria también ha manifestado su voluntad de echar el cierre a la frontera con Eslovenia. Tras el folclore de la minicumbre de la Unión Europea del 25 de octubre en Bruselas y pese a sus evidentes divisiones respecto a los refugiados, aparece un punto de acuerdo unánime en el seno de la burguesía: la necesidad de reforzar el control policial y encerrarse a cal y canto, montar un nuevo muro y campos en el entorno para frenar a los “indeseables”, o sea a los mismos a quienes esos mismos Estados pretendían hipócritamente querer acoger. Así que levantan un verdadero muro y se monta urgentemente un extenso campo de “acogida” de 100 000 personas en los Balcanes. Más de 400 policías se pondrán en pie de guerra. En Grecia, el gobierno de Tsipras participa también en esta nauseabunda empresa. En resumen, los Estados capitalistas se blindan al mismo tiempo que alientan los populismos y la xenofobia. Alemania endurece ahora drásticamente las condiciones de entrada en su territorio y organiza el rechazo a gran escala de quienes son tratados de “refugiados económicos”. Hoy más que nunca las palabras de Rosa Luxemburg expresan bien la realidad mortífera y bárbara de un capitalismo decadente en su fase de descomposición: “En la actualidad, nada reviste una significación tan decisiva, en cuanto a la conformación global de la vida social y política actual, que la abierta contradicción entre este fundamento económico que, por un lado, une cada día de manera más estrecha y firme a todos los pueblos y países en una gran totalidad; y, por el otro, la superestructura política de los Estados que trata de dividir artificialmente a los pueblos en otros tantos sectores extraños y hostiles entre sí, mediante puestos fronterizos, barreras aduaneras y el militarismo. ”[1].
La existencia de fronteras como tantas otras delimitaciones de la propiedad privada es tan antigua como la existencia de la propiedad misma, pues, sencillamente, no existe propiedad reconocida sin demarcación y sin defensa. Con el establecimiento de los grandes imperios tales como Roma o China se levantaron murallas para defender sus fronteras: el Muro de Adriano, los Limes, la Gran Muralla China. Así pues la existencia de muros fronterizos para defender un imperio contra la invasión de los rivales no es nada nuevo.
Sin embargo, hasta que el planeta no quedó “repartido” completamente entre los principales rivales capitalistas, las fronteras no estuvieron suficientemente protegidas y su delimitación podía cambiar según los tratados que se firmasen “en la mesa de negociaciones”. Todavía en 1884, en la Conferencia de Berlín, las fronteras de África pudieron fijarse con la regla sobre un mapa. A comienzos del siglo XIX un territorio tan grande como Alaska fue vendido por el Zar de Rusia a Estados Unidos. Durante el siglo XIX la frontera entre México y EEUU apenas si estaba vigilada. Y en el momento de la Primera Guerra Mundial las fronteras en Europa no estaban aun estrechamente vigiladas.
Tuvo que llegar el siglo XX, una vez que los principales rivales capitalistas se hubieron repartido el mundo, para que la defensa de los territorios se convirtiese en el objetivo más importante. Incluso aunque en la Primera Guerra Mundial se libraron grandes batallas por defender los territorios (como la guerra de trincheras en Bélgica y Francia con su terrible coste en vidas humanas y en material), las fronteras permanecieron singularmente “abiertas” tras la guerra. Las reparaciones impuestas a los países vencidos por el tratado de Versalles fueron: o una merma relativamente pequeña de territorio (El Sarre alemán “abandonado” a Francia o las antiguas colonias alemanas que cambiaron de propietario) o una consecuente compensación financiera. Pero todavía no hubo particiones de países enteros ni fortificaciones de fronteras como las hubo después de la Segunda Guerra Mundial.
Con la intensificación de las rivalidades imperialistas, cambia cualitativamente la defensa de las fronteras y los territorios. Se trata de una lucha encarnizada por cada pedazo de territorio. Tras la Segunda Guerra Mundial fueron divididos un buen número de países (Alemania, Corea, China, Vietnam, India y Paquistán). Todos militarizaron sus fronteras, erizándolas de minas, barreras, alambradas, muros, agentes armados y perros. La formación del Estado de Israel en 1948 ocasionó el desplazamiento de centenas de miles de palestinos y la necesidad de parapetarse tras los muros más sofisticados. El muro fronterizo de Israel es ahora uno de los mejor guardados del mundo y, por decirlo así, es, simbólicamente, el nuevo muro de Berlín…, pero cuatro veces más largo y dos veces más alto (ocho metros) que aquel odioso icono de la Guerra Fría. En construcción desde 2002 está previsto extenderlo en 709 kilómetros a través de Cisjordania. “Una serie de planchas de hormigón armado, de zonas-tampón, alambradas de espinas, trincheras, vallas electrificadas, torres vigía, cámaras de vídeo, control térmico de la imagen, torreones con tiradores de élite, puntos de control militar y pistas para vehículos de patrulla;, han desmembrado las ciudades del lado Oeste y las han separado de la ocupada Jerusalén-Este (…). El muro ha costado más de 2 mil 600 millones de dólares hasta hoy, y el coste anual de mantenimiento es de más de 260 millones de dólares”. En suma, tras la Primera Guerra mundial todos los países son imperialistas y deben cumplir la ley de defensa de sus intereses por medio del control estricto de sus fronteras.
La reciente serie de guerras en todo el mundo ha mostrado cómo muchas fronteras han sido fortificadas para prevenir la infiltración de fuerzas enemigas, bandas terroristas muchas de ellas financiadas por diferentes Estados. Se ha puesto en pie todo un sistema de control de las personas que esperan un visado, y de instituciones de vigilancia similares a las del mundo descrito en el libro 1984 de George Orwell, tales como el Departamento de Seguridad Interior de EEUU, para detener a eventuales enemigos e impedirles entrar en el país.
Paralelamente, mientras que la emigración en el siglo XIX no estuvo significativamente dificultada por una compleja legislación y un sistema policial sofisticado, en el siglo XX las fronteras han adquirido una segunda función además de la función militar “tradicional”: impedir la entrada de fuerza de trabajo no necesaria. Esto contrasta con la demanda permanente de fuerza de trabajo en EEUU a finales del siglo XIX (verdadera razón de aquel llamamiento: “Enviadnos vuestros pobres… vuestras masas desheredadas”, incrustado en la estatua de La Libertad). Hoy EEUU hace como los demás países, cerrando sus fronteras meridionales contra las oleadas de proletarios de América Latina que huyen de la pobreza y la violencia.
En la década de 1960 apareció un nuevo fenómeno: muchos de los países dominados por el bloque del Este se enfrentaron a una dura penuria de mano de obra, en particular Alemania del Este. El Estado de este país erigió el muro de Berlín para impedir a su fuerza de trabajo salir del territorio; de ese modo, el “enano económico” cerró sus fronteras para encerrar dentro a sus obreros.
Actualmente las fronteras ejercen más que nunca y de manera simultánea esa doble función: además de la defensa militar clásica del territorio nacional, los sofisticados muros construidos les sirven para impedir entrada a los refugiados y para prevenir o filtrar a los “emigrantes económicos” no deseados.
Podemos pues decir pues que aunque el Telón de Acero fue destruido en 1989, el final de la confrontación entre los antiguos bloques no ha significado, ni mucho menos, el advenimiento de un mundo sin fronteras; ¡al contrario!
“Entre 1947 y 1991 se han construido once muros que han sobrevivido a la Guerra Fría: África del Sur-Mozambique, Corea del Norte-Corea del Sur, India-Paquistán, Israel, Marruecos-Sáhara Occidental, Zimbabue-Zambia”. Entre 1991 y 2001 se han erigido siete muros: alrededor de los territorios de Ceuta y Melilla, entre EEUU y México, Malasia y Tailandia, Kuwait e Irak, Uzbekistán, Afganistán y Kirguistán (Kirguisia). Desde 2001 han colocado veinte dos muros más: en la frontera de Arabia Saudí con Emiratos Árabes Unidos, Irak, Omán, Qatar, Yemen, entre Birmania y Bangladesh, Botsuana y Zimbabue, entre Brunei y Malasia, China y Corea del Norte, Egipto y la Banda de Gaza, Emiratos Árabes Unidos y Omán, India y Bangladesh, Irán y Paquistán, Israel y Jordania, Jordania e Irak, Kazajstán y Uzbekistán, Pakistán e Irak, Tailandia y Malasia, Turkmenistán y Uzbekistán, Israel y Egipto”[2]. Hay en el mundo unos doscientos países y les separan doscientos cincuenta mil kilómetros de fronteras: se trata de ¡una sociedad amurallada!”[3].
Esto demuestra el carácter totalmente irracional del sistema capitalista. Aunque el capitalismo no puede “prosperar” si no existe una libre circulación de mercancías y de fuerza de trabajo, resulta, sin embargo, que el movimiento ligado al trabajo humano está sometido a los controles y los obstáculos más brutales. Esto no solo significa un nivel inédito de violencia a lo largo de las fronteras sino además costes financieros desmesurados. Por ejemplo, el sistema masivo de protección de fronteras entre México y Estados Unidos cuesta un dineral: “Pero además eso acaba costando caro. Generalmente se estima que las inspecciones, las patrullas y las infraestructuras cuestan a los contribuyentes entre doce y dieciocho miles de millones de dólares por año; lo que representa un incremento en torno al 50% desde comienzos del año 2000, según The Journal que añade que los costes incluyen “todo: desde las vallas hasta los aviones militares, los navíos, los drones, los equipos de vigilancia, las torres para las cámaras de infrarrojos y los centros de detención.” Globalmente, el gasto en seguridad de las fronteras ha subido hasta los noventa mil millones entre 2002 y 2011, según revela Associated Press. Esta agencia de prensa informa que entre los costes anuales se pueden incluir también los perros detectores de droga (5.400 dólares cada ejemplar) o los cuerpos especiales del ejército (alrededor de 91.000 dólares por soldado)”[4].
Cuando vemos la imagen del número total de guardias desplegados a todo lo largo de las fronteras mundiales y su coste, comprobamos lo absurdo de todo esto, un hecho que muestra también, en concreto, hasta qué punto esta sociedad ¡despilfarra sus recursos![5]
Paralelamente a los controles fronterizos, cada vez más sofisticados, se construyen por todas partes “residencias protegidas” para los privilegiados, “dotadas de seguridad y alarmas”, con cerraduras y sistemas de protección armada. Barrios residenciales enteros han sido transformados en “zonas prohibidas” para los no residentes.
El caso es que los países industrializados no solamente están en camino de convertirse en verdaderas fortalezas sino que son también los mayores “agentes de deportación” de fuerza de trabajo. Si el número total de esclavos sacados a la fuerza del continente africano rondó los 10 o 20 millones entre 1445 y 1850, la política de deportación desarrollada por los países industrializados alcanzará probablemente el mismo número en un periodo de tiempo mucho más corto. Algunos ejemplos: más de cinco millones de emigrantes “ilegales” fueron deportados de Estados Unidos (2 millones durante el gobierno de G. W. Bush; casi 900 000 por el de Clinton y más de 2 millones el de Obama). En Europa las medidas son cada vez más draconianas, y hay ya alrededor de cuatrocientos centros de detención para los clandestinos en espera de expulsión. El propio México deporta a 250 000 extranjeros por año hacia América Central. Arabia Saudí deporta más de un millón de personas que viven y trabajan ilegalmente en el reino.
Frente a la reciente oleada de refugiados que huyen de las zonas de guerra en Oriente Medio (Afganistán, Siria, África del Norte,…), el sistema de protección de fronteras ha alcanzado un nuevo listón, las autoridades despliegan aún más tropas y más material para detener y deportar a los refugiados. Más de un cuarto de siglo después de la “apertura” del Telón de Acero, Hungría ha cerrado su frontera con alambradas “concertinas” para impedir a los “miserables” llegar a lugares más seguros y tiene la intención de poner en funcionamiento otra alambrada a lo largo de la frontera con Rumania. Medidas similares se han tomado en otros países europeos: las fronteras, anteriormente “abiertas” del espacio Schengen, están ahora controladas por la Policía de Fronteras: en Grecia y en Italia han montado centros de selección de refugiados con la intención de devolverlos al infierno de donde salieron. Igualmente se generalizan las avanzadillas para atrapar a los refugiados, incluso en África. Han dictado disposiciones para poner en funcionamiento controles fronterizos en las rutas de tránsito de los refugiados en África.
Las imágenes de las largas marchas de refugiados y de miles de detenidos o rechazados en los Balcanes y otros lugares, abandonados sin alimento y sin abrigo, nos recuerdan la manera en que la población judía fue tratada bajo el régimen nazi o el destino de los refugiados al finalizar la Segunda Guerra Mundial. Son muestras de la continuidad de la barbarie de este sistema. Un siglo de refugiados, de guerras, de campos, de deportaciones, de telones de “acero” u hormigón, alambradas, migraciones ilegales y expulsión de quienes tienen el descaro de “venir solamente para llenarse la barriga”.
Han logrado levantar los muros más altos y más largos de todos los tiempos para impedir el acceso a los refugiados de guerra y a los emigrantes “económicos”, desesperados por entrar… pero no siempre van a poder contener la multitud de víctimas de los efectos combinados de la descomposición inexorable del capitalismo.
Al haber creado una economía global, el capitalismo también creó las condiciones para que pueda existir una comunidad humana mundial; pero su total incapacidad para realizarla queda hoy puesta de manifiesto por la fortificación internacional de sus fronteras. Los llamamientos bienintencionados a “la abolición de fronteras” de los grupos activistas son pues totalmente utópicos. Las fronteras solo podrán abolirse por la revolución proletaria internacional que desmantelará la prisión inhumana del Estado-nación.
World Revolution, órgano de prensa de la CCI en Gran Bretaña; setiembre 2015.
[1] Rosa Luxemburg: Introducción a la economía política, Cuadernos de Pasado y Presente nº 35, pág. 51-52. Ediciones Pasado y Presente. Córdoba. Argentina 1972.
[3] Cada año se producen en el mundo medio millón de toneladas de alambres espinosos para levantar ocho millones de kilómetros de alambradas, lo que corresponde a 200 veces la circunferencia de la Tierra.
[4] Fuente: https://www.fool.com/investing/general/2014/08/06/the-migrant-crisis-could-cost-billions-but-border.aspx [1048]
[5] La cifra total que deben pagar los refugiados a los traficantes de seres humanos alcanza igualmente cifras astronómicas nunca antes vistas.
Una vez más somos llamados a las urnas. Una vez más, esta vez en las vísperas navideñas, nos repiten hasta la saciedad el cuento de que el voto de los ciudadanos es la única vía posible para decidir nuestro futuro.
Pero el destino que puede depararnos esta sociedad capitalista está más que escrito. Si no eliminamos la producción para la acumulación capitalista, sino liberamos las relaciones entre seres humanos de las leyes de las relaciones mercantiles, sino emancipamos la Tierra entera planeta entero de su sometimiento a los beneficios de la clase explotadora: el futuro no puede ser otro que más miseria y más guerras, más opresión y mayores catástrofes ecológicas.
Todos quienes participantes en esta “gran fiesta” de la democracia quieren convencernos en cambio que sí estamos decidiendo nuestro futuro, que sí es nuestra responsabilidad como gobernados elegir a los gobernantes, para otorgarles así su mandato procedente de la “soberanía popular”. Lo cierto, sin embargo, es que las elecciones suponen una enorme farsa de reclamos publicitarios en forma de promesas que nunca se cumplirán, de abstractas invocaciones a valores brillantes como el “bienestar”, el “cambio”, la “unidad”, que cuando se difuminan dejan el lodo ceniciento de una creciente degradación de las condiciones de vida de los trabajadores.
En las dos últimas legislaturas –la primera (2008-2011) encabezada por el “amable” Zapatero del PSOE, la segunda (2011-2015) dirigida por el “huraño” Rajoy del PP–, los salarios de los obreros españoles han caído un 25%. El “mileurismo” que al principio de la crisis era un síntoma de la escasa capacidad adquisitiva de muchos jóvenes se ha convertido hoy en el sueño inalcanzable para la mayoría de ellos. No es de extrañar. A pesar de todas las reformas laborales, y de todas las subvenciones a los empresarios (lo que no deja de ser un trozo de plusvalía extraída de la explotación que se les regala) para la contratación; el paro alcanza hoy oficialmente a más del 22% de la población activa; y en sectores como los menores de 25 años a más de la mitad. La inmensa mayoría de los contratos son eventuales (por semanas o meses a lo sumo) o a tiempo parcial (remunerando 4 horas diarias o tres días por semana, aunque el trabajador luego regale horas al empresario para “hacer méritos” y con seguir que le mantengan contratado…). De los parados registrados en las oficinas del INEM, el 50% no cobra ningún subsidio de desempleo. El gobierno PSOE dejó esa tasa ya en el 40%. Cuando Zapatero deja el sillón a Rajoy el 22% de los hogares del país vive por debajo del umbral de la pobreza. Rajoy legará a “¿?”, cerca del 30% de la población española en esas condiciones.
En realidad entre los gobiernos del P”S”OE y del PP no hay ninguna contradicción, sino una completa continuidad. La Reforma Laboral del PP es la versión corregida y aumentada de la implementada por Zapatero que abarató el despido en un momento de expulsión masiva de mano de obra. De igual forma el ataque a las pensiones del PSOE (prolongando la edad para la jubilación) se ha visto sucedido con el copago de las recetas o la liquidación del fondo de reserva de las pensiones (que a fecha de hoy no tiene existencia asegurada más allá de 2018). Otro tanto cabe decir de la exclusión de los trabajadores emigrantes de las prestaciones sanitarias decretada por Rajoy que encuentra su antecedente en la “regularización” de 2009 dictada por Zapatero sólo para aquellos que contaban con un contrato de trabajo. Es verdad que Rajoy quiere limitar drásticamente la llegada de refugiados, pero quien puso las alambradas en Ceuta y Melilla fue el gobierno del PSOE. Es cierto que el PP ha sido y es un partido descaradamente belicista, pero no es menos cierto que “Bambi” Zapatero reforzó la presencia de tropas españolas en Afganistán, Líbano en 2006, las costas de Somalia en 2008 o ya en 2011 con la participación en la operación en Libia, saltándose incluso la tradicional autorización parlamentaria. Ninguna de esas operaciones trajo la paz. Todas ellas han contribuido a esparcir el terror y la guerra por más y más regiones del mundo.
Todo ese sufrimiento acumulado y acrecentado en la población no es obra de unos políticos especialmente incompetentes o corruptos, como quieren hacernos creen quienes aspiran a relevarlos en las mismas poltronas del Estado capitalista. Es el resultado de la dominación de las leyes del capital sobre la supervivencia de la humanidad, dominación asegurada por el Estado, y más eficazmente por el Estado democrático. Por ello en otros países con gobiernos aparentemente más “decentes” o menos “señalados” por la corrupción, la situación de la población trabajadora también empeora. En el último año hemos visto al gobierno de un partido de nuevo tipo como Syriza en Grecia aplicar, en lo sustancial, el mismo programa que los viejos políticos de Nueva Democracia. Y hoy mismo vemos al futuro gobierno “socialista” portugués - respaldado por el Partido (anti) Comunista de Portugal y por ese otra “gran esperanza blanca” de los ultraizquierdistas en los últimos años, el llamado Bloco de Esquerdas –jurar lealtad al programa de rescate de la economía nacional portuguesa.
Pero si, gane quien gane las elecciones, no va a cambiar en lo sustancial el programa de gobierno de la clase explotadora los trabajadores: ¿para qué sirven entonces las elecciones?
Le sirven, en primer lugar, para sacar algo de lustre al aparato político del Estado democrático, intentando compensar el desgaste de sus partidos tradicionales. En las próximas elecciones del 20 de Diciembre, el capitalismo español, va a reforzar insistentemente esa campaña con la supuesta superación del “bipartidismo” mediante los supuestos proyectos “renovadores” de Ciudadanos y de Podemos. Los primeros, una organización que languidecía defendiendo el españolismo en Cataluña, han sido catapultados a segunda fuerza política del país como una especie de “PP sin corrupción”. En cuanto a Podemos y sus múltiples y poliédricas expresiones (Ganemos, En Común, Mareas,…), es el resultado de una operación de la burguesía española, gestada en los “laboratorios de ideas” de las universidades y con el apoyo de importantes sectores del Estado (entre otros de poderosos medios de comunicación), con el objeto de desfigurar y descarrilar todo lo que en el 15-M había de cuestionamiento al Estado democrático, del sistema de explotación, de inquietud por un futuro estremecedor,… (ver artículo sobre Podemos en este mismo número de AP). Pretenderán aparecer como “nueva política” pero representan la más vieja y rancia política de los explotadores. El liberalismo de Ciudadanos y su “ley invisible del mercado” es un principio burgués del siglo XVIII que ha servido de justificación de todos los recortes en materia de salario social en los últimos 30 años. En cuanto al “proyecto podemita”, y más allá de su lenguaje extraído de los manuales de autoayuda más pedestres, se trata del viejo engaño fundamental de la contrarrevolución estalinista: la identificación del socialismo con la propiedad estatal de los medios de producción. No es de extrañar que la “nueva política” haya caído rápidamente en los vicios de la vieja política: la reducción de ésta a un mero marketing publicitario en el que se utilizan todos los trucos (desde la presencia en los programas televisivos de máxima audiencia sea cual sea su contenido al airamiento de escándalos sobre consumos de drogas de sus rivales, etc.) para activar el botón de compra de la mercancía, en este caso del voto; la sustitución de los debates y las asambleas por el “quitaté tú para ponerme yo”, etc.
Le sirve también para retumbar con fuerza los tambores ideológicos con que aturdir a los explotados. La burguesía española recuerda con gratitud cómo este ruido sirvió para que el formidable movimiento de luchas que, en los años 70, puso contra las cuerdas al franquismo, pudo ser desviado con el famoso soniquete de “Libertad, Amnistía y Estatut de Autonomía” hacia los pactos de la Moncloa, la aceptación de las reconversiones industriales, y el levantamiento del hoy denostado régimen del 78. Y también de cómo, 35 años después, esas mismas mistificaciones democráticas de “Democracia Real Ya” han servido para descarrilar el “¡Que no nos representan!” del 15 M en el “Iglesias presidente” de nuestros días. De igual modo que se esfuerzan en rentabilizar hoy las divisiones en el seno de los explotadores para recabar la adhesión del proletariado a su propia burguesía nacional. No dudan para ello en presentar como el culmen del “anticapitalismo” a formaciones como las CUP en Cataluña que en realidad hacen bandera de las dos instituciones esenciales de la explotación capitalista: el Estado democrático y la Nación, reeditando el nauseabundo lema de la contrarrevolución estalinista: “el socialismo en un solo pais”.
El futuro de la humanidad no pasa por más Estado democrático que supuestamente nos protege de la barbarie que “otros” (los terroristas, los especuladores financieros, los belicistas…) generarían. Los Estados democráticos son los principales agentes del terror, la miseria y la guerra. Tampoco pasa por reforzar la unidad nacional entre los explotados y los explotadores de un país, sino por la disolución de todas las fronteras y todos los países, por la solidaridad de todos los explotados, por una lucha de clases internacional contra todos los explotadores.
Valerio, 2 de diciembre de 2015
¿Por qué millones de refugiados huyen de Siria, Irak, Afganistán, Libia y otros países de Oriente Medio, Asia Central y África? La causa es que la población está desesperada y trata de huir de un estado de guerra permanente, de una espiral infernal de conflictos sangrientos entre múltiples protagonistas que van desde ejércitos oficiales de gobiernos a bandas terroristas. Siria es la expresión más “avanzada” de este deslizamiento hacia el caos.
El gobierno de Asad, que ha preferido bombardear una Siria hecha ruinas antes que dejar el poder, no controla ahora sino el 17% del territorio. Regiones enteras del norte y del este se encuentran bajo el control de los fanáticos yihadistas del Estado Islámico. Otros lugares se encuentran en manos de lo que los medios de comunicación occidentales llaman, a veces, oposición “moderada”, pero que se encuentran cada vez más dominados por fuerzas yihadistas como Al Nusra, filial de Al Qaeda: los rebeldes “laicos y democráticos” del Ejército Libre Sirio, que han sido apoyados de modo potente por Estados Unidos y Gran Bretaña, parecen tener una influencia cada vez más marginal. Entre las fuerzas anti-Asad, existe un juego sin fin de alianzas, traiciones y luchas armadas.
Pero la situación en Siria, como en otras guerras de la región, significa también un enfrentamiento entre las grandes potencias internacionales, sometidas a los efectos y a las consecuencias de la intervención directa de los aviones de guerra rusos. Desde el principio, Rusia ha apoyado al régimen de Asad mediante sus “consejeros”. Hoy sus propios combatientes bombardean objetivos “terroristas” porque el régimen de Asad está contra las cuerdas, lo que hace temer que la base rusa de Tartus, único acceso naval de Rusia en el Mediterráneo, sea invadida por el Estado Islámico. Según el punto de vista de Rusia, todas las fuerzas de oposición, incluyendo las apoyadas por Estados Unidos, son de naturaleza terrorista y sus recientes bombardeos aéreos han golpeado más a los rebeldes que a los propios yihadistas. Estados Unidos, que podría beneficiarse de la ayuda rusa y su campaña de bombardeos contra los yihadistas en Siria e Irak, ve muy claramente que el objetivo principal de Rusia no es tanto derrotar al Estado Islámico sino defender a Asad. Estas dos potencias están pues actuando en un mismo país, con intereses opuestos, aunque no se enfrenten directamente entre sí. Francia, por su parte, también se ha implicado abiertamente mediante ataques aéreos. Si éstos pueden traducirse en una eficacia inmediata pero relativa, no hacen en definitiva sino añadir tensiones y participan plenamente en la espiral infernal del caos. O sea, más o menos como la acción más burdamente espectacular de Rusia. Las acciones de Rusia en Siria marcan claramente una escalada en el conflicto, pero también una escalada en el caos. Se oponen a las posibilidades y esperanzas que albergan otras grandes potencias de llegar, en interés propio, a un acuerdo político tras cuatro años de guerra en Siria y así detener la marea de refugiados que huyen del país. Como tras la invasión americana en Irak, las grandes potencias no van a reestablecer la estabilidad en la región, sino generar una inestabilidad creciente. La ausencia de opciones políticas no hace más que abrir la puerta a las ambiciones de las potencias regionales. En Yemen, por ejemplo, al gobierno lo apoya el régimen saudí (en lucha contra los rebeldes apoyados por Irán, país que, a su vez, ha enviado fuerzas a Siria para defender a Asad). En la frontera turco-sirio-iraquí, Turquía ha utilizado el pretexto de la lucha contra el E.I (Daesh, ISIS)para intensificar sus ataques contra el PKK kurdo. Turquía apoya igualmente al grupo Ahrar al-Sham en Siria, mientras que Qatar y Arabia Saudí tienen sus propios protegidos islamistas, algunos de entre los cuales han recibido el apoyo de la CIA. Durante décadas, tras la II Guerra Mundial, el mundo vivió bajo la amenaza de destrucción nuclear por parte de dos bloques imperialistas controlados por Estados Unidos y la URSS. Esta “guerra fría” implicaba cierto tipo de disciplina, cierto orden, la mayoría de los países de menor importancia y las fuerzas nacionalistas debían obedecer a los dictados de uno u otro bloque. La caída del bloque ruso a principios de los años 90 del siglo XX provocó el rápido desmoronamiento del bloque americano y los ulteriores intentos de Estados Unidos por imponer su orden sobre esas tendencias centrífugas, lo que no ha hecho sino acelerarlas[1].
Sus fracasos en Afganistán e Irak son una clara prueba de lo anterior, sobre todo ahora que los talibanes, expulsados del poder por la invasión americana de 2001, se refuerzan en Afganistán, y hay regiones enteras de Irak que se derrumban en beneficio del Estado Islámico o caen bajo la influencia de Irán, que, a pesar de los recientes intentos de aproximación, no es precisamente un amigo de Estados Unidos. Tras estas experiencias muy negativas, Estados Unidos se muestra reticente a intervenir enviando abiertamente “tropas terrestres”. Pero el auge del Estado Islámico ha obligado a EE.UU a recurrir a fuerzas aéreas y a reforzar su apoyo a combatientes locales como el PKK (al cual antes consideraba como grupo terrorista) que ha demostrado su eficacia en la lucha contra el Estado Islámico. Esta estrategia ha conllevado también que Turquía aumente la puja de sus apuestas en su guerra contra los kurdos. La intervención americana en Siria corre el riesgo de estimular igualmente de modo indirecto al régimen de Asad y las ambiciones rusas en la región. Las contradicciones se amplifican sin que aparezca ninguna solución.
En definitiva, ningún “gendarme del mundo” es capaz de imponerse. La irracionalidad de la guerra capitalista es cada vez más evidente: las guerras que inundan el planeta aportan beneficios durante un período breve para una minoría de capitalistas y gánsteres, pero suponen un pesado fardo para el sistema y no llevan en sí ninguna perspectiva de reorganización para la posguerra y la reconstrucción, como sí ocurrió al final de la II Guerra Mundial. Por eso ninguna de las fuerzas capitalistas, desde el poderoso EE.UU al más insignificante señor de la guerra, no puede permitirse quedar al margen, sumergiéndose plenamente en el militarismo y la guerra. Los imperativos subyacentes de la competencia capitalista e imperialista son demasiado fuertes. El coste financiero de una intervención militar puede ser exorbitante pero nada es peor que perder terreno en beneficio de los rivales. Y siempre habrá rivales.
Para la población de esas regiones, el precio que se paga es ser carne de cañón de los bombardeos, ser violados y decapitados por los ejércitos gubernamentales y las milicias de la oposición, casas en ruinas, siglos de patrimonio cultural e histórico destruidos, la elección entre el hambre en campos de refugiados fronterizos en zonas de guerra o emprender un viaje peligroso hacia Europa, hacia un supuesto “remanso de seguridad”. Para la humanidad en su conjunto parece que no existe otra perspectiva que no sea la propagación del caos militar a través del mundo, la huida hacia delante a un fatídico punto de no retorno.
Pero a este punto aún no se ha llegado. Si Europa aparece aún como un remanso de paz para los refugiados de todo el mundo, seguro que no es a causa de la bondad de la burguesía europea, sino porque la clase obrera de estos países sigue siendo una fuerza que debe tenerse en cuenta. La clase dominante no está en situación de aplastar a la clase obrera hasta el punto de arrojarla a la pobreza extrema o a movilizarla en favor de la guerra como sucedió en los años 30 del siglo XX, cuando la burguesía tenía ante sí a una clase obrera vencida. La situación en Siria ilustra la barbarie de la clase dominante cuando la clase obrera sigue siendo todavía una fuerza débil e incapaz de resistir la brutalidad del Estado. El problema para la clase obrera de los países centrales es que no es capaz hoy por hoy de reconocer su propia fuerza, no tiene confianza en su capacidad de responder, no ha vuelto a encontrar todavía una perspectiva independiente capaz de ofrecer un futuro para los explotados y los oprimidos. Y, sin embargo, esta perspectiva, la de la lucha de clases por una nueva sociedad, más allá de las fronteras, es la única esperanza auténtica para la humanidad.
Publicado en World Revolution, órgano de prensa de la CCI en Gran Bretaña, 4 de octubre de 2015.
[1] Para un análisis de este marco histórico ver nuestro artículo “Militarismo y Descomposición”, en Revista Internacional nº 64, /revista-internacional/201410/4046/militarismo-y-descomposicion [949]
De creer el bombardeo mediático que llevan machacándonos en los últimos meses estaríamos en puertas de un terremoto que transformaría de arriba abajo el escenario tradicional de los últimos 30 años en que PP y PSOE se turnaban plácidamente al frente del gobierno sin que nadie les hiciera sombra. Ese tablero político se vería ahora perturbado por la irrupción de las “fuerzas emergentes”, y en especial la más novedosa de ellas: Podemos. Pero Podemos no representa ninguna novedad.
Su programa político y su ideología son los clásicos de los regímenes stalinistas[1], defendidos por los P”C” (en realidad furiosamente anticomunistas) y sus acólitos izquierdistas de todo pelaje (trotskistas, sindicalistas de base, movimientos antiglobalización…)[2] que sostienen esta pantomima de la “nueva política”. Lo específico de Podemos, lo que justifica el apoyo que le ha prestado el capitalismo español, es que las huestes de Iglesias tienen una misión especial, muy importante para la burguesía española y también mundial: borrar las huellas del movimiento 15 M que sacudió las calles hace ahora 4 años y medio.
Hace 4 años, grandes multitudes ocuparon calles y plazas no solamente en España sino igualmente en Grecia, Estados Unidos, Israel etc., «El movimiento de indignación se ha extendido internacionalmente. Ha surgido en España donde el gobierno socialista adoptó uno de los primeros y más draconianos planes de austeridad; en Grecia, símbolo de la crisis de la deuda soberana; en Estados Unidos, templo del capitalismo mundial; en Egipto e Israel situados en cada uno de los frentes del peor y más enquistado conflicto imperialista, el de Oriente Medio»[3] Hubo intentos, aún muy tímidos y embrionarios, de solidaridad internacional, «En España la solidaridad con los trabajadores en Grecia se expresó gritando “Atenas aguanta, Madrid se levanta”. Los huelguistas de Oakland (USA, noviembre 2011) decían “Solidaridad con el movimiento de ocupaciones a nivel mundial”. En Egipto se acordó la Declaración de El Cairo en apoyo al movimiento en Estados Unidos. En Israel se gritaba “Netanyahu, Mubarak, El Assad, son lo mismo” y se tomaba contacto con trabajadores palestinos» (ídem).
El internacionalismo que se vio latir, aún de forma embrionaria, en los momentos más álgidos del movimiento de los Indignados es algo peligrosísimo para la burguesía, pues esta justifica su dominación sobre el proletariado en la existencia de una supuesta comunidad de intereses entre los explotadores y los explotados de cada país. Así, desde sus orígenes, Podemos se ha caracterizado por lo que ellos llaman un discurso “transversal”, es decir dirigido tanto a los “desfavorecidos” como a los empresarios a los que, desde luego, no ha dejado de lanzar mensajes tranquilizadores. Pero esa supuesta comunidad es la que invocó el partido hermano de Podemos, el Syriza griego, para justificar su acatamiento a las exigencias de la Comunidad Europea que supusieron un redobla miento a los ataques a las condiciones de vida y trabajo de los trabajadores griegos. En vez de solidarizarse con las víctimas, los Iglesias, Errejón, etc.se solidarizaron con el verdugo Tsipras.
En esa escalada patriotera, los “podemitas” llegan incluso a distanciarse de las propuestas de enviar tropas a las zonas ocupadas por el ISIS en Siria e Irak invocando que “podrían morir- hemos visto que frente al llamamiento del primero de enviar tropas a los lugares ocupados por ISIS (Siria e Irak) el segundo ha respondido que “pueden morir soldados españoles”. El “argumento” del señor de la coleta es muy incisivo, muy eficaz para inyectarnos en vena el nacionalismo, invitando a encerrarnos en el estrecho y endogámico mundillo de “la nación española”. ¿Qué mueren obreros y campesinos sirios e iraquíes? ¿Qué la población de Rakka –capital del califato ISIS- es sometida al triple terror de sus “gobernantes islámicos”, los bombardeos de Rusia, USA y Francia y los de las milicias de El Assad? ¿Qué en estos territorios se están convirtiendo en un agujero negro donde es imposible simplemente vivir? ¡Nada de eso debe importarnos según la filosofía nacional del señor Iglesias! ¡Lo único que debe importarnos es si algún compatriota muera allá! Será por eso que los “podemitas” se han adherido como “observadores” (¿?) al pacto antiyihadista suscrito por los invasores de Irak (PP), los invasores de Afganistán (PSOE) y los aspirantes de invadir cualquier cosa con tal de que se haga con la rojigualda por delante (Ciudadanos). Será por eso que Podemos ha garantizado a Rajoy todo el respaldo que necesite para hacer frente a los ataques terroristas como el sufrido recientemente por la de Kabul.
Una de las consignas más reproducidas durante el 15-M fue el “Nuestros sueños no caben en vuestras urnas”. En efecto el movimiento de los Indignados surgió con un fuerte componente de contestación a la política burguesa, a las elecciones[4], etc. En los movimientos de 2011 empezó a darse con grandes debilidades y vacilaciones un hecho que hoy, cuatro años después, nos parece insólito: “los trabajadores, los explotados, a los que se pinta como unos fracasados indolentes incapaces de tener iniciativas ni de hacer nada en común, han podido unirse, compartir iniciativas y romper la pasividad agobiante a la que nos condena la normalidad cotidiana de este sistema. Se ha dado los primeros pasos para que aparezca una verdadera política de la mayoría, alejada del mundo de intrigas, mentiras y turbias maniobras que caracteriza la política dominante. Una política que aborda todos los sujetos que nos afectan, no solo la economía o la política, sino igualmente la destrucción del medio ambiente, la ética, la cultura, la educación o la sanidad” (ídem).
La política burguesa preconiza por el contrario que cada uno de nosotros se encierre en sí mismo, que se vea –absurdamente– “soberano” frente a unos problemas que tienen causas y carácter social y que delegue la solución de ellos en el acto individual del voto a unos políticos profesionales, lo que a la larga se traduce en una mayor atomización y resignación. La trayectoria de Podemos es muy significativa. En sus inicios y para reforzar su visualización la “continuación” del 15-M, plagiaron como simple atrezzo las asambleas y los debates públicos para comprender las causas de nuestros sufrimientos, las posibles alternativas, etc. Hoy las “asambleas” de Podemos se han convertido en un “navajeo” indisimulado entre las distintas obediencias en concurrencia por los puestos en las listas electorales[5]. Otro tanto ha sucedido con los debates, reducidos hoy a la aprobación de la lista de recetas propugnada como programa electoral, y que serán moduladas a discreción en función de las necesidades electorales de Iglesias y su gang.
La organización “interna” de Podemos no es contradictoria con su función como quieren hacernos creer los representantes del ala crítica de dicha formación. Es, en realidad, plenamente congruente con la misión encargada por la burguesía a dicho partido: convencer a los trabajadores que todo movimiento de protesta, que todo cuestionamiento de los cauces establecidos por el Estado democrático para expresar – en su forma domada, o sea el pataleo - la indignación ante el futuro que nos depara el capitalismo, está destinada a morir en esos mismos cauces. Que es inútil pensar en luchar contra el sistema, porque el sistema capitalista acaba recuperándolo todo en una versión aún más grotesca que la original.
El movimiento de los Indignados en España, como el que meses después surgió en EEUU o en Israel, como otras expresiones de hartazgo de este sistema capitalista que convierte a los seres humanos en meras mercancías no consiguieron superar todo el entrampado que les tendió el Estado burgués, y especialmente sus organizaciones más dedicadas al sabotaje de todo movimiento de cuestionamiento del capitalismo. Lo cual no quiere decir que la posibilidad de una reflexión, de una búsqueda de las lecciones del porqué del agotamiento de esos movimientos no figure –aún en forma latente– como un proceso potencial de la actual situación. Los estímulos para dicha reflexión no van a faltar. El capitalismo se adentra cada vez más en el abismo de la miseria creciente de enormes masas de población, de multiplicación de focos de guerra y terror, de esparcimiento de los escenarios de la catástrofe ecológica. La clase explotadora necesitará siempre, y estará dispuesta a remunerar generosamente, a quién vaya proclamando por las calles que el rey no está desnudo, que sólo necesita nuevos ropajes, como los que ellos mismos, como Podemos, como la nueva izquierda en Gran Bretaña, está dispuestos a fabricarle.
Paolo, 13 de diciembre 2015
[1] Tal y como denunciamos en nuestro anterior número de Acción Proletaria. Ver /cci-online/201406/4033/podemos-un-poder-del-estado-capitalista [926]
[2] De hecho gran parte de la mano de obra de la formación “podemita” está constituida por militantes de la llamada Izquierda Anticapitalista forjada con los detritus de las organizaciones izquierdistas de los años 80, y la enésima escisión “por la izquierda” del P”C”E.
[3] De nuestra hoja internacional de balance de los movimientos de 2011 De la indignación a la esperanza, https://es.internationalism.org/node/3349 [597]
[4] No en vano las asambleas en las plazas desafiaron descaradamente la orden de disolverse en la “jornada de reflexión” del 21 de Mayo.
[5] De los 380 mil simpatizantes de Podemos sólo el 15% tomo parte en las elecciones primarias y apenas el 4% se implicó en la adopción del programa electoral.
En el verano de 2015 un enorme aluvión de refugiados llega a Europa procedente de un cinturón de caos que rodea este supuesto continente privilegiado: el arco que va desde Afganistán a Libia, pasando por Irak, Siria, Palestina, Ucrania, Somalia, Sudán, Chad, República Centroafricana, Mali etc., sumido en un océano espantoso de guerras, caos, sumergido en un agujero negro donde cualquier forma de vida humana está en riesgo. En noviembre de 2015, los atentados de París trajeron una muestra bárbara de esa locura a la ciudad considerada la joya turística del mundo.
Estos hechos muestran la validez del análisis que Rosa Luxemburg desarrolló un siglo antes (1915) ante el salvajismo inaudito de la Primera Guerra Mundial. Entonces decía: “El mundo “civilizado” que contempló con calma la masacre de decenas de miles de héroes a manos de este imperialismo, cuando el desierto de Kalahari se conmovió con el grito de los sedientos y los estertores de los moribundos, cuando diez años más tarde, en Putumayo, cuarenta mil seres humanos fueron torturados a muerte por una pandilla de piratas europeos, y lo que quedaba de todo un pueblo fue golpeado hasta la locura, cuando la antigua civilización china fue entregada a la destrucción y anarquía, a sangre y fuego, de la soldadesca europea (…) lanzó un grito horrorizado cuando Bélgica, esa joyita invalorable de la cultura europea, cuando los venerables monumentos artísticos del norte de Francia, cayeron hechos pedazos por el ataque avasallante de una fuerza ciega y destructora”[1].
Hoy podemos decir lo mismo: la barbarie incalificable que provoca la tensión imperialista de los que principales responsables son las grandes potencias capitalistas (USA, Alemania, Francia, Rusia, China, etc.) vuelve como un boomerang a los centros del capitalismo mundial transportando el caos y la barbarie que se ha extendido por numerosas zonas del planeta.
Nuestra organización está denunciando las dos caras de este boomerang: la ola de refugiados y la agudización de la guerra imperialista. En los dos artículos que aquí resumimos abordamos la primera de ellas.
Pero para evitar la tremenda confusión que organizan los medios, es necesario hacer una precisión sobre lo que es emigración económica y lo que son refugiados de guerra. Aunque la voracidad capitalista le lleva a aprovechar a precio irrisorio el trabajo de algunas capas de refugiados (Alemania da la “bienvenida” a algunos refugiados bien preparados que pueden trabajar por salarios de hambre), los refugiados de guerra no son lo mismo que la emigración económica. La emigración económica formó a la clase obrera desde el siglo XVII, los refugiados de guerra que toman una proporción gigantesca en la decadencia capitalista expresan el callejón sin salida en que se hunde este sistema a partir del siglo XX.
Desde hace miles de años, las personas se han visto obligadas a huir de la guerra, de la persecución, del hambre y las catástrofes naturales como la sequía, las inundaciones, las erupciones volcánicas, etc. Pero, estos movimientos no eran un fenómeno permanente y afectaban, normalmente, sólo a una pequeña parte de la población sedentaria. Con el inicio de la agricultura, la cultura de las plantas y la domesticación de los animales, la humanidad desarrolló durante miles de años un modo de vida sedentario. Bajo el feudalismo, los agricultores estaban vinculados a la tierra, y seguían siendo siervos, desde el nacimiento a la muerte, en la tierra que pertenecía a su señor. Pero, con la aparición del capitalismo, alrededor de los siglos XIV y XV, las condiciones cambiaron rápidamente.
El capitalismo se ha extendido mediante la conquista, utilizando una intensa y masiva violencia a través del globo. Desde el inicio, en Europa, donde el proceso de cercamiento de los terrenos comunales obligó a los agricultores que vivían en la autarquía a abandonar la tierra comunal para aglutinarse en las ciudades a la búsqueda de un empleo en las fábricas. Marx describió la acumulación primitiva como el proceso de “separación radical del productor con los medios de producción… Grandes masas de hombres han sido ya despojados de sus medios de subsistencia y azuzados a “venderse a sí mismos” en el mercado de trabajo”[2].
Esta separación del campesinado del suelo, y de todos sus medios de producción, significó el desarraigo de millones de personas. Porque el capitalismo necesita “la abolición de todas las leyes que impiden a los trabajadores desplazarse de una esfera de la producción a otra y de una producción a otra”[3].
Al mismo tiempo, que el capitalismo en Europa obligaba a los agricultores a vender su fuerza de trabajo, comenzó a extender su reino colonial en el mundo entero. Y, durante siglos, los cazadores de esclavos secuestraron a millones de personas, principalmente en África, con el fin de proporcionar la mano de obra barata necesaria para las plantaciones y las minas, ante todo en América. Cuando el esclavismo acabó, muchos esclavos que trabajaban en las plantaciones fueron reemplazados por trabajadores contratados. Durante toda su expansión, el capitalismo ha desarraigado y desplazados a muchísimas personas, ya sea forzándolas a dejar su tierra, vendiendo su fuerza de trabajo al capitalismo, ya sea secuestrando la fuerza de trabajo y transformándoles en esclavos intercambiados en otro continente. De la misma manera que el capitalismo necesita de una movilidad muy grande, incluso infinita para sus productos, y del libre acceso al mercado, el impone al mismo tiempo la movilidad más amplia en el acceso a la mano de obra. El capitalismo debe poder movilizar la fuerza de trabajo mundial sin restricciones para poder utilizar todas las fuerzas productivas del planeta (en los límites impuestos por un sistema de producción de plusvalía). “Estas fuerzas de trabajo, sin embargo, se encuentran la mayor parte del tiempo ligadas a las tradiciones rígidas de las formas de producción pre-capitalistas; el capitalismo debe primero “liberarlas” antes de poder enrolarlas en el ejército activo del capital. El proceso de emancipación de las fuerzas de trabajo de las condiciones sociales primitivas y su integración en el sistema asalariado capitalista es uno de los fundamentos históricos indispensables para el capitalismo”[4].
La movilidad tiene un significado especial en el capitalismo: “El capitalismo crea necesariamente la movilidad en el seno de la población, lo que no era un requisito en los sistemas económicos precedentes, y que habría sido imposible poner en marcha a gran escala”[5].
El proletariado se ve obligado, de este modo, a desplazarse sin cesar, siempre a la búsqueda de una ocasión, de un lugar donde vender su fuerza de trabajo. Ser asalariado implica verse obligado a desplazarse ya sea en largas que en cortas distancias e incluso desplazarse hacia otros países y continentes. En todos los lugares donde un obrero puede vender su fuerza de trabajo. Ya sea bajo formas violentas o por “simple” coerción económica, el capitalismo, desde sus inicios, ha explotado la fuerza de trabajo en el conjunto del planeta, ha sido global. En otros términos: la clase obrera, por la naturaleza de las condiciones del capitalismo, es una clase de migrantes y es, por esto, que los obreros no tienen patria. No obstante, las distancias que debe recorrer un obrero migrante dependen de la situación económica y de otros factores como el hambre, la represión o la guerra.
A lo largo del siglo XIX, en la fase ascendente del capitalismo, esta migración tenía lugar hacia las zonas de expansión económica. La migración y la urbanización iban de la par. En numerosas ciudades europeas, en el curso de los años que van de 1840 a 1880, la población se duplicó en 30-40 años; en sólo algunas décadas o incluso meses, pequeñas villas concentradas alrededor de las minas de carbón, de hierro o de nuevas fábricas se hincharon para convertirse en enormes ciudades.
Al mismo tiempo, mientras que el capitalismo se encuentra permanentemente plagado de crisis económicas, un “excedente” de fuerza de trabajo incrementa la masa de parados a la búsqueda de un empleo. En la fase ascendente, las crisis del capitalismo eran esencialmente cíclicas. Cuando la economía entraba en crisis, muchos trabajadores podían emigrar y cuando una nueva fase de expansión llegaba la industria necesitaba trabajadores suplementarios. Millones de obreros podían emigrar libremente, sin mayores restricciones (en primer lugar, porque el capitalismo se encontraba todavía en expansión), especialmente en los Estados Unidos. Entre 1820 y 1914, cerca de 25 millones y medio de personas procedentes de Europa emigraron a los Estados Unidos. En total, cerca de 50 millones de personas dejaron el continente europeo. Pero estas oleadas de migraciones, esencialmente económicas, se desaceleraron considerablemente con la Primera Guerra Mundial, con la modificación de las condiciones históricas globales, en particular durante la crisis económica (que hasta entonces eran coyunturales) que se convirtió no sólo en duradera sino en permanente. Masiva y casi sin límites, la migración fue progresivamente seleccionada, filtrada, cada vez más difícil, haciéndose ilegal. Desde la Primera Guerra Mundial se abrió un período de controles cada vez más estrictos en las fronteras para los migrantes económicos.
Sin embargo, debemos distinguir entre migraciones económicas y las que se producen por motivos de guerra: cada refugiado es un migrante pero cada migrante no es un refugiado. Un migrante es alguien que deja su región a la búsqueda de un trabajo. Un refugiado es alguien para el cual la vida se encuentra amenazada inmediatamente y que se desplaza para encontrar un lugar donde se sentirá más seguro.
Las guerras y los pogromos no son un fenómeno nuevo. Toda guerra implica violencia, obligando a las personas a huir de los lugares de combate para seguir con vida. De este modo, los refugiados de guerra existen desde que existen guerras y los refugiados de guerra aparecieron mucho antes de que el capitalismo obligase a los obreros a migrar económicamente. Sin embargo, la guerra ha cambiado cuantitativa y cualitativamente con la Primera Guerra Mundial. Hasta entonces, el número de refugiados de guerra era relativamente bajo. El número de víctimas de pogromos, como contra los judíos (en Rusia o en otros lugares) era igualmente bastante reducido. En los siglos precedentes, el problema de los refugiados era un problema temporal y limitado. Desde el inicio del siglo XX, con el desarrollo de la decadencia del capitalismo, en cada guerra mundial y, desde 1989, con la multiplicación de las guerras “locales” y “regionales” sin fin, la cuestión de los refugiados de guerra adquirió otra dimensión. El número de los refugiados y de los migrantes económicos depende, de este modo, de las condiciones históricas, de los tirones de las crisis económicas y del punto en el que la guerra se está extendiendo.
Hemos previsto publicar una serie de artículos sobre la cuestión de los refugiados y sobre la migración desde diferentes perspectivas. Ya hemos publicado un artículo sobre la migración y tenemos el proyecto de volver sobre esta cuestión de una manera más detallada. Empezamos la serie con el desarrollo de la espiral de la violencia en el siglo XX y sus consecuencias, que se tradujeron por una huida hacia delante en la guerra, examinando más precisamente las diferentes fases que van de la Primera Guerra Mundial, y todo lo que esto implicaba. Después examinaremos el período que va de la Guerra Fría a nuestros días. En otro artículo, examinaremos más de cerca la política de la clase dirigente y cuáles son las consecuencias para la lucha de la clase obrera.
“Una cosa es cierta, la guerra mundial representa un trastrocamiento para el mundo (…) tras la erupción del volcán imperialista, el ritmo de la evolución ha recibido un impulso tan violento que, a su lado, los conflictos que surgirán en el seno de la sociedad y al lado de las tareas que esperan al proletariado socialista en lo inmediato, toda la historia del movimiento obrero parece no haber sido hasta aquí sino una época paradisiaca” (Rosa Luxemburg, Folleto de Junius, 1916).
El brutal y violento impulso del capitalismo decadente evocado por Rosa Luxemburg se verifica, de modo especial, por la suerte trágica de las poblaciones civiles del siglo XX sometidas a unos hechos de una amplitud sin precedentes: encerrados en los campos de refugiados, de deportados y de liquidación masiva. El efecto combinado de las guerras, de la crisis económica y de las condiciones de opresión en la decadencia capitalista ha liberado un engranaje irracional, una violencia ciega compuesta de pogromismo, de “limpiezas étnicas” y de militarización a ultranza. ¡El siglo XX es uno de los más bárbaros de la historia!
El año 1914 y su histeria chovinista abren una espiral de violencia sin precedentes. Si en las sociedades del pasado las guerras conducían a masacres con frecuencia locales y a la opresión, no provocaban nunca grandes éxodos masivos, el acorralamiento de las poblaciones y la paranoia conducen a buscar, a cualquier precio, un control absoluto de estas últimas por parte de los Estados. La guerra moderna se convierte en total. Moviliza, en adelante y durante años, el conjunto de la población y la máquina económica al completo de los países beligerantes, reduciendo a la nada décadas de trabajo humano, segando decenas de millones de vidas, condenando al hambre a cientos de millones de seres humanos. Sus efectos no se limitan más a simpes conquistas, con sus procesiones de violaciones y de pillajes, sino a destrucciones gigantescas a escala mundial. Al desarraigo, por el éxodo rural provocado por las relaciones sociales capitalistas, la guerra total añade la movilización y la inmersión brutal de toda la sociedad civil al servicio del frente o, directamente, en las trincheras. Se trata de un verdadero salto cualitativo. Las poblaciones, de las que la mayor parte de la juventud se encontraban desplazada a la fuerza como soldados, se veían obligadas a enfrentarse en un baño de sangre. Los civiles en la retaguardia se desangraban, en nombre del esfuerzo de guerra, y los prisioneros de las naciones enemigas eran almacenados como ganado en los primeros campos de concentración. No existían aún, durante la Gran Guerra, campos de exterminio pero podemos, sin embargo, hablar ya de confinamientos y deportaciones. Cualquier extranjero se convierte automáticamente en sospechoso. En el Reino Unido, por ejemplo, los extranjeros son ubicados en las pistas de carreras de Newbury o en la Isla de Man. En Alemania, los prisioneros y los civiles son encerrados en los campos de Erfurt, de Munster o de Darmstadt. En Francia, 70 campos de internamiento están en funcionamiento de 1914 a 1920 en el litoral Oeste (en la bahía de Brest) y en los departamentos del sur del Hexágono. Se trataba, en un inicio, de edificios ya existentes o de perímetros vigilados y rodeados de alambradas de púas. La transferencia de un campo a otro se hacía en vagones de tren de ganado y toda revuelta era reprimida con violencia. Es inútil precisar que numerosos militantes comunistas se encontraba internado en ellos, como también lo fueron, por ejemplo, mujeres “comprometidas con el enemigo” y otros “indeseables”. Un campo como el de Pontmain permitía encerrar a los turcos, los austro-húngaros o los alemanes (los más numerosos). Se trata de una prefiguración del universo concentracionario que iba a establecerse en los años 30 y llegaría al paroxismo en la Segunda Guerra Mundial. Mientras, que se animaban prejuicios xenófobos, los indígenas de las regiones lejanas eran al mismo tiempo trasladados a Europa, como reclutas enrolados a la fuerza y utilizados como carne de cañón. A partir de 1917-18, bajo las órdenes de Clemenceau en Francia, 190.000 magrebíes serán enviados al frente. 170.000 hombres de África del Oeste, los célebres “exploradores senegaleses”, serán movilizados en su mayor parte por la fuerza, los chinos serán también movilizados por Francia y los británicos. Inglaterra enviará a la guerra africanos e hindúes (un millón y medio sólo en el subcontinente indio). Los beligerantes, como lo muestran igualmente las “salvajes divisiones” del Cáucaso del ejército ruso, fabricaran carne de cañón especializada, a los que debe añadirse los conejillos de indias para las empresas militares más peligrosas. Además de los soldados desplazados más de 12 millones de europeos se verán obligados a huir de la guerra para convertirse en “refugiados”.
Fueron las poblaciones armenias las que sufrirán una de las tragedias más importantes de la guerra, un hecho que es considerado como el primer auténtico genocidio del siglo XX. En el curso del siglo XIX, la voluntad de emancipación de los armenios (como la de los griegos) fue uno de los principales motivos de persecución por parte del Imperio Otomano. Un movimiento político, el de los “jóvenes turcos”, que se vinculó a un poderoso nacionalismo e ideología panturca fue quien preparó esta terrible catástrofe. Convertidos, los armenios, en chivos expiatorios durante la guerra, especialmente en el momento de la derrota contra los rusos, fueron presa fácil de una masacre planificada y programada de antemano desde abril de 1915 al otoño de 1916. Tras haber arrestado inicialmente a intelectuales, posteriormente, el resto de la población armenia fue sistemáticamente deportada y diezmada en masa por el Estado turco. Las mujeres y los niños fueron transportados en barcos y ahogados a lo largo de las costas o vendidos como esclavos. El ferrocarril y la línea hacia Bagdad iban a ser utilizados para la deportación masiva hacia el desierto o a los campos, algunos de los cuales iban a ser utilizados para el exterminio de la población. Un número considerable de armenios iban a morir sedientos en el desierto de Mesopotamia. Los que pudieron escapar a la masacre acabarían convertidos en miserables refugiados, hay que contar, entre ellos, a miles de huérfanos. Constituyeron una verdadera diáspora (un número importante acabaron en los Estados Unidos donde aún hoy existe una significativa comunidad). Hay que entender que todo esto fue rápidamente olvidado por las “grandes democracias”. ¡Cuándo hubo más de un millón de armenios asesinados!
El derrumbe de los últimos grandes imperios, durante esta terrible guerra, iba a generar una multitud de tensiones nacionalistas, con consecuencias igualmente desastrosas para otras muchas minorías. La formación de los Estados-naciones, que finaliza antes de la Primera Guerra Mundial, fue acompañada enseguida por una fragmentación de los viejos imperios moribundos. Fue, en especial, el caso de los Imperios Austro-Húngaro y otomano con poblaciones distribuidas en auténticos mosaicos de colores y rodeadas por buitres hambrientos, las potencias imperialistas europeas. Luchando por su propia supervivencia, estos imperios en ruinas, en un último sobresalto, trataron de fortificar sus fronteras, desplegaron alianzas militares desesperadas y procedieron a intercambiar poblaciones, intentos de asimilación forzada generando divisiones crecientes y “limpiezas étnicas”. El conflicto greco-turco, frecuentemente presentada como la consecuencia de una reacción “espontánea” por parte de las multitudes turcas, fue orquestado perfectamente por el nuevo Estado naciente y su moderno dirigente Mustapha Kemal Atatürk. Iba a fundar una nación turca y llevar a cabo una larga y mortífera guerra contra los griegos. Durante este conflicto los griegos llevaron a cabo auténticos pillajes, grupos de civiles organizados en bandas incendiaban los pueblos turcos y cometieron toda suerte de atrocidades contra sus habitantes. Por su parte, de 1920 a 1921, las fuerzas turcas cometieron igualmente todo tipo de atrocidades y masacres de una gran crueldad contra los griegos y contra los armenios. Desde el inicio se asistió a un traslado de poblaciones de los griegos de Turquía y a la inversa (1.300.000 griegos de Turquía contra 385.000 turcos de Grecia). En 1923, el Tratado de Lausana causó este tipo de prácticas violentas por medio de un conjunto de procedimientos administrativos. Miles de griegos y de turcos fueron expulsados, por medio de este intercambio oficial, y un buen número de ellos murieron en pleno éxodo.
De un modo más general, en estas condiciones, estos desplazamientos y una concentración de poblaciones debilitadas y hambrientas en todo el continente, no es sorprendente que los focos de infecciones patógenas se multiplicasen. La Europa Central y Oriental fue rápidamente afectada por el tifus. De un modo más espectacular, el mundo iba a ser maldecido por la “gripe española”, que se propagó rápidamente gracias a la confusión ocasionada por la guerra, causando de 40 a 50 millones de muertos. El peor recuerdo anterior había sido el cólera del siglo XIX. Había que remontarse a la Edad Media, con la gran peste sobre Occidente, para encontrase con epidemias de esta amplitud (el 30 % de la población fue diezmada).
Esta realidad bárbara no había podido originarse si la clase obrera no se hubiese visto por encerrada el nacionalismo y emborrachada por el patriotismo. Y, sin embargo, frente a estas condiciones el proletariado alzó su cabeza y demostró que sólo su fuerza podía acabar con la carnicería, deteniendo la máquina de guerra. Gracias a los motines de 1917 y a la oleada revolucionaria que empezó en Rusia, a las sublevaciones obreras en Alemania (revueltas de los marinos en Kiel en 1918 e insurrecciones en las grandes ciudades, como en Berlín) los principales países beligerantes se vieron obligados a firmar el armisticio. Había, pues, que acabar con el conflicto debido a la amenaza de una revolución mundial inminente.
La clase dominante tenía sólo una obsesión cara a las deserciones, a las desmovilizaciones y, sobre todo, frente al riesgo de la conflagración social: aplastar los focos de la revolución comunista. Para aplastar al proletariado una nueva oleada de violencia iba a desencadenarse por todas partes. Un profundo odio iba a empujar la reacción que cercaría la Rusia bolchevique a través de tropas de la Entente. La terrible guerra civil de los “ejércitos blancos” había sido lanzada. Los ejércitos de los Estados capitalistas de Europa, Estados Unidos y Japón a través de su guerra contra la clase obrera en Rusia. Todo esto causó un número ingente de víctimas. Al mismo tiempo, un bloqueo iba a provocar amplias hambrunas en Rusia. El proletariado se había convertido en el enemigo común de todas las potencias capitalistas. Ante la amenaza proletaria, había que “cooperar”. Pero, al contrario que en los países vencedores, la burguesía y sobre todo la pequeña burguesía de los países vencidos, como Alemania, iban a desarrollar un profundo sentimiento, el de haber recibido una “puñalada por la espalda”, de haber sido “humillados” por el “enemigo interior”. Las drásticas condiciones del Tratado de Versalles iban a precipitar la búsqueda de chivos expiatorios, lo que condujo al desarrollo del antisemitismo y el desencadenamiento de una auténtica caza al hombre contra los comunistas, convertidos en responsables de todos los males (como la caza abierta a los espartakistas). El punto culminante fue el de la Comuna de Berlín en 1919 y la sucesión de masacres de un salvajismo extremo: “Bien cubiertos, los carniceros empezaron a trabajar. Mientras bloques enteros de casas se derrumbaban bajo el fuego de la artillería y los morteros, enterrando a familias enteras bajo los escombros, otros proletarios cayeron ante sus casas, en los patios de la escuela, en los establos, golpeados con culatas de fusil, atravesados por las bayonetas, a menudo denunciados por informantes anónimos. Fusilados solos o en pareja, en grupos de tres o más; o asesinados por un disparo en la nuca, en plena noche, en orillas del Spree. Durante semanas, el río arrojó cadáveres sobre las orillas”[6].
Las sucesivas derrotas obreras iban a encontrarse marcadas por el asesinato de las grandes figuras del movimiento obrero, de las que las más celebres fueron Rosa Luxemburg y Karl Liebknecht. En los años 20, la feroz represión contra toda forma de oposición se desplegó más fácilmente debido a la contrarrevolución estalinista, por las expulsiones y la muerte, la creación de sus campos de trabajo y de internamiento, los gulags, que dará caza a los revolucionarios y aprisionará de un modo cada vez más sistemático a los grupos y obreros sospechosos de “sedición”.
En el cuadro de la decadencia capitalista y el del contexto de la contra-revolución, el odio al comunismo y su asimilación con el judío apátrida iban a contribuir a un cambio cualitativo en los pogromos antisemitas. En el siglo XIX, se produjeron toda una serie de pogromos contra los judíos, especialmente en Rusia, tras la anexión de Polinia. Los brotes de violencia eran recurrentes en Odesa, contra los judíos, durante toda la primera mitad del siglo XIX. Entre 1881 y 1884, violentos pogromos condujeron a masacres. Las poblaciones locales fueron incitadas y envalentonadas por las autoridades para entregarse a pillajes, violaciones y asesinatos. En 1903, una terrible oleada de pogromos golpeó la ciudad de Kishinev, los judíos fueron acusados, de forma completamente obscurantista e irracional, “de practicar crímenes rituales”. De 1879 a 1914 cerca de 2 millones de judíos se convirtieron en refugiados. Al inicio de los años 20, una nueva oleada de pogromos iba a afectar a Europa. Durante la guerra civil en Rusia, decenas de miles de judíos fueron masacrados por parte de “los ejércitos blancos”, especialmente en Ucrania y Biolorrusia, fundamentalmente por las tropas de Denikin[7]. Durante este período, los pogromos en el ex Imperio Ruso iban a causar entre 60.000 y 150.000 muertos[8]
La derrota del proletariado en Alemania iba a generar tensiones crecientes hacia los judíos, como en todas partes de Europa, empujando los primeros éxodos. El programa del NSDAP (el Partido Nazi) es del 24 de febrero de 1920 y se podía permitir señalar que: “Para ser ciudadano hay que tener sangre alemana, la sangre importa poco. Ningún judío puede entonces ser ciudadano”.
Con la preparación y la entrada en la guerra, una nueva era se había abierto: la del capitalismo en decadencia y su tendencia universal hacia el capitalismo de Estado. En adelante, cada Estado se veía movido a ejercer un control burocrático sobre el conjunto de la vida social. A través del endurecimiento de las fronteras, los controles y los abusos contra las poblaciones exiliadas y refugiadas se multiplicaron en nombre de los intereses militares o de la seguridad de los Estados. Contrariamente al período que precedió a la Primera Guerra Mundial, las migraciones serán en adelante motivo de restricciones. A partir de este momento se implementarán las principales medidas administrativas anti inmigrantes. Los desplazamientos de población durante la guerra condujeron a los Estados a establecer auténticos controles policiales de las identidades y a sospechar y fichar sistemáticamente de los extranjeros. En Francia, por ejemplo, “la creación de un carné de identidad tuvo lugar en 1917, una auténtica inversión de las costumbres administrativas y policiales. Nuestras mentalidades, hoy, han integrado esta estampa individual de la que sus orígenes policiales no son percibidas ya. No es por tanto algo neutro el que la institución del carné de identidad haya en primer lugar afectado a los extranjeros, para vigilarles y en pleno estado de guerra”[9]. De modo inmediato, los ejércitos percibían los movimientos de civiles (espontáneos o provocados) como una amenaza real, una “obstrucción” para la actividad de las tropas y la logística militar. Los Estados, desde el inicio, trataban de dar órdenes de evacuación, instrumentalizando a veces el destino de los civiles o de los refugiados para servirse de ellos como armas de guerra. Como fue el caso del conflicto greco-turco. La “solución” que tendió a desarrollarse, y a imponerse cada vez más fue la multiplicación de los campos de confinamiento, como lo hemos visto más arriba. Mientras que los refugiados han debido de huir de las zonas de combates (como fue el caso de los belgas en 1914 de cara al “invasor”) a pesar de que se pudieron beneficiar de la solidaridad y del trabajo de las asociaciones, muchos civiles estaban bajo el control directo de las autoridades y terminaban su doloroso éxodo en los campos. Los prisioneros se repartían por nacionalidades o “peligrosidad” de un modo masivo. Estas son las decisiones de los Estados defendiendo sus sórdidos intereses capitalistas, con los más “democráticos” a la cabeza, que fueron los auténticos carniceros de las poblaciones civiles transformadas en rehenes.
Al día de la siguiente de la guerra, después de la derrota física e ideológica del proletariado, un nuevo paso en la venganza iba a abrir un período preparando un nuevo conflicto aún más bárbaro y asesino. En un campo en ruinas, los Estados en Europa se encontraban en una situación difícil debido a la importante destrucción de su fuerza de trabajo. Los acuerdos iban, entonces, a favorecer la emigración económica. En los años 20, por ejemplo, Francia reclutó inmigrantes italianos, polacos y checoslovacos, lo que supuso un preludio a las nuevas campañas xenófobas que se iban a suceder tras la crisis económica y la terrible depresión, justo antes del curso abierto hacia una nueva guerra mundial.
WH, 28 de junio de 2015
La apertura de un segundo holocausto mundial iba a llevar a la barbarie a cotas inauditas para las poblaciones civiles y los refugiados. En una segunda parte abordaremos esta tragedia.
[1] La Crisis de la Socialdemocracia, https://www.marxists.org/espanol/luxem/09El%20folletoJuniusLacrisisdelasocialdemocraciaalemana_0.pdf [901]
[2] Karl Marx, El Capital, volumen I, capítulo XXVI, “El secreto de la acumulación primitiva”.
[3] Karl Marx, El Capital, volumen III, capítulo X.
[4]Rosa Luxemburg, La acumulación del capital, capítulo XXVI.
[5]Lenin, El desarrollo del capitalismo en Rusia, La “misión” del capitalismo.
[6] Fröhlich , Lindau, Schreiner, Walcher, Révolution et contre-révolution en Allemagne1918-1920, Ed. Science marxiste.
[7]Debido a estos pogromos, nuestro camarada MC, por ejemplo, tuvo que exiliarse con una parte de su familia, refugiándose en Palestina (ver Revista Internacional nos 65 y n°66. 2º y 3º trimestre de 1991).
[8]Según Le livre des pogroms, antichambre d'un génocide, coordinado por Lidia Miliakova.
[9] P.J Deschodt y F. Huguenin, La République xénophobe, Ed. JC Lattès.
En enero de este año, los miembros de la sección turca de la CCI anunciaron su abandono de la organización: la explicación de su partida fue publicada un par de meses después firmada por un nuevo grupo que se daba el nombre de “Pale Blue Jadal”, con el título “ [1050]On our departure from the International Communist Current [1050]” [1050] [“Sobre nuestra salida de la Corriente Comunista Internacional”]. Nuestro objetivo en el artículo que sigue es tratar lo que, bajo nuestro punto de vista, son las cuestiones principales puestas sobre la mesa por la partida de estos ex-camaradas.
El editorial del primer número de nuestra Revista Internacional, publicado en 1975, expone claramente el objetivo que la joven CCI se propuso: “En este periodo de crisis generalizada, preñado de convulsiones y agitaciones sociales, una de las tareas más arduas y urgentes que enfrentan los revolucionarios es la unificación de las escasas fuerzas revolucionarias que hoy día se encuentran dispersas por el mundo. Esta tarea sólo puede emprenderse si se acomete desde el primer momento a nivel internacional. Esta ha sido siempre una preocupación central de nuestra corriente”. Para una organización así, perder a un militante es una desgracia. Perder a toda una sección, un fracaso. Por tanto, es un deber para nosotros, para todos los que se identifican con la tradición de la Izquierda Comunista, y con la clase obrera en general, el examinar este fracaso en un espíritu de crítica sin concesiones, y exponer nuestras conclusiones a nuestros lectores.
Esta necesidad es aún más acuciante dada la naturaleza del texto escrito por nuestros ex-camaradas de Turquía, a los que en adelante hemos de llamar “Pale Blue Jadal” [PBJ a partir de ahora, algo que podría traducirse al castellano como “Tono azul pálido”, pero conservaremos el término inglés original en este texto, N. de T.]. Hay puntos en este texto con los que podemos coincidir, pero, no obstante, en general, el texto es un revoltijo tal de medias verdades, tergiversaciones, recriminaciones y confusión general que sólo es apenas reconocible para aquéllos que vivimos esos acontecimientos, y deben de ser ciertamente ininteligibles para cualquiera ajeno a la CCI. Esto no impedirá, por supuesto, que el texto de PBJ surta cierto efecto: los pusilánimes tendrán más razones para dudar, y nuestros enemigos (algunos de los cuales nos reservan un odio más propio del terreno de la psicopatología que del de la política) leerán en él lo que han estado esperando oír.
Para contestar cada una de las acusaciones de PBJ, deberíamos emprender algo parecido a la disección que Lenin hizo del Congreso de 1903 del POSDR en Un paso adelante, dos pasos atrás, pero de un período de más de 10 años: tendríamos que citar en detalle determinadas partes de borradores masivos de conferencias y congresos. Esto llevaría demasiado tiempo. Pondría a prueba la paciencia de nuestros lectores, y además dejaría expuesto a la contemplación pública los trabajos internos de nuestra organización, algo que ningún revolucionario en su sano juicio haría hoy. Por tanto, nos limitaremos a exponer nuestro punto de vista tan claramente como sea posible, y a corregir, de paso, algunos de los errores e insinuaciones más escandalosos de PBJ.
Comencemos por una cuestión en la que coincidimos con PBJ: que la integración del grupo EKS (“Enternasyionalist Komunist Sol”, o “Izquierda Comunista Internacionalista”, nombre que los miembros de la sección turca daban a su agrupación antes de integrarse en la CCI), como sección turca de la CCI, fue un proceso infectado de oportunismo. No nos proponemos ahondar en las razones de esto aquí: baste decir que intentamos forzar el ritmo de la historia, y esto es una fórmula clásica para el oportunismo.
“Forzar el ritmo”, por supuesto, a nuestro reducido nivel: principalmente, significó la decisión de “acelerar” las discusiones con el grupo EKS que estaba por convertirse en nuestra sección de Turquía. En particular, decidimos:
Viéndolo en retrospectiva, nuestro desdeñoso enfoque de la cuestión organizacional fue tan imperdonable como increíble. ¿Qué era EKS, después de todo? Como dice PBJ, era “sólo un conjunto de círculos de amigos politizados”, y sobre todo de círculos provenientes del medio pequeño-burgués estudiantil politizado. En otras palabras, era precisamente el tipo de círculo que Lenin describía en 1903. Dada nuestras pasadas experiencias, por no mencionar nuestra conciencia de cómo la mayor parte de nuestros propios errores se derivan de los orígenes de la CCI en el movimiento estudiantil de los 60-70, ¿cómo podíamos no ver que uno de los más grandes problemas que enfrentábamos con la integración del EKS era precisamente el de transmitir nuestra propia experiencia organizacional? ¿Cómo pudimos perder de vista nuestra propia crítica de la inutilidad de las integraciones precipitadas, oportunistas [1051], como las que habían sido practicadas en el pasado por la TCI? Así las cosas, nuestra experiencia con la sección de Turquía sólo sirve como una nueva confirmación –si fuera necesaria alguna– de que esta crítica es fundamentalmente correcta y aplica a nosotros mismos tanto como lo hace para otros.
El próximo artículo sobre nuestro vigésimo primer Congreso da una respuesta general a estas preguntas: “El Congreso enfatiza que la CCI siempre se ha visto afectada por su ‘error de juventud’ inmediatista, que nos ha llevado repetidas veces a perder de vista el marco histórico y a largo plazo el cual es la base de las función de la organización”. Tales deficiencias son incluso más difíciles de superar en cuanto que se encontraban en la organización desde el principio[1]. Concretamente, esto nos dejó expuestos a una ilusión particularmente predominante entre los miembros del EKS, de que la dificultad para difundir nuestras posiciones entre las nuevas generaciones más jóvenes (especialmente en el relativamente nuevo mundo de Internet) se debía esencialmente a un problema de presentación[2], y que por tanto podíamos incrementar nuestra influencia difuminando nuestra insistencia en los principios organizacionales (a lo que PBJ llama “reconocer que nuestros traumas generaban problemas”). De esta forma, perdimos de vista los fundamentos históricos, materialistas, de nuestra práctica organizacional tal y como estaban expresados en nuestros estatutos, los cuales sólo pueden ser entendidos históricamente, como principios políticos[3], y como productos tanto del pasado del movimiento obrero (las fracciones e Internacionales), así como de nuestra propia experiencia. Tratamos los estatutos como meras “normas de conducta”, y la “discusión” sobre este asunto se hizo precipitadamente y en un solo día (lo que contrasta con los meses de correspondencia y discusión con EKS sobre las posiciones representadas en la Plataforma). No hubo discusión en torno a los “Comentarios sobre los estatutos” (un texto que pone nuestros estatutos en el contexto de la experiencia histórica del movimiento obrero y de la propia CCI), ni sobre los textos organizacionales básicos, ni insistimos en que estos textos fueran traducidos al turco[4].
Por todo esto, repetimos, la CCI –y no los miembros del EKS– es cabalmente responsable[5].
Pero el resultado fue que la actitud de la sección turca hacia los estatutos no era la de militantes marxistas que buscasen comprender y poner en práctica los principios que los animan –o si fuera necesario, que discutiesen sobre la necesidad de cambiarlos, con todo el debate internacional en la organización que ello implicaría–: era más la actitud del abogado picapleitos de taberna cuyo único interés es el de hacerse valer a base de palabras y declaraciones en su provecho [6].
Esta es, en definitiva, la justificación de PBJ: “teníamos que irnos”. ¿Pero qué significa esto exactamente? Después de todo, los miembros turcos no fueron expulsados, ni colectiva ni individualmente, ni se les había aplicado sanción alguna. Sus “posiciones minoritarias” no fueron acalladas – por el contrario, siempre se les presionaba en el sentido de expresarlas por escrito para que pudieran ser publicadas y que toda la organización tuviera conocimiento de ellas.
Si tratamos de extraer los puntos principales del texto de PBJ, la imagen de conjunto que emerge es algo parecido a lo que sigue:
En resumen, PBJ sería la “izquierda crítica” de la CCI, o incluso mejor, serían los “jóvenes” que se niegan a aceptar una “transmisión unilateral”, una “dictadura” de los viejos cuyos “traumas” crean “problemas”.
De hecho, pocos meses antes de su dimisión, la sección enfrentó a la organización con una grandilocuente declaración de posiciones en la que declaraban que eran “la izquierda” de la organización. Tomémosles la palabra y consideremos por un momento qué significa esto: ¿qué significa ser “la izquierda” en el contexto de la CCI?
La CCI muy conscientemente reclama tener sus orígenes en la Izquierda Comunista, pero más explícitamente, en lo que a cuestiones organizacionales se refiere, en la tradición de la Izquierda Comunista Italiana. ¿Qué significaba ser una “fracción de izquierda” en los días de la Izquierda italiana, en los días de la degeneración de la Internacional Comunista?: “La Fracción de izquierda se forma en un momento en que el partido del proletariado tiende a degenerar, víctima del oportunismo, o sea, de la penetración en su seno de la ideología burguesa. Es responsabilidad de la minoría que mantiene el programa revolucionario luchar de modo organizado para que tal programa triunfe en el partido. (...) La fracción de izquierda tiene la responsabilidad de llevar a cabo un combate en el seno del partido mientras exista una mínima esperanza de que pueda ser enderezado. Por eso, en los años 1920, no son las corrientes de izquierda las que abandonan los partidos de la IC, sino que son excluidas y muy a menudo mediante sórdidas maniobras”[8].
Concluyendo, la Izquierda no huye al primer signo de desacuerdo y oposición. Hace todo lo posible por quedarse en la organización y defiende sus ideas –hasta que es expulsada. No se pone a jugar al conejo con piel de lobo para al final salir corriendo.
La fracción de la Izquierda italiana se formó como reacción ante la degeneración de la Internacional Comunista, que la llevaba hacia la integración de sus partidos en el aparato político de la burguesía. Cualesquiera que sean nuestros defectos, esta no es la situación de la CCI, ni se hizo declaración alguna en este sentido por parte de los miembros de la sección turca. No había por tanto razón alguna para suponer que los diferentes desacuerdos expresados por, o en la sección, podían justificar la formación de una “fracción” en la CCI; por el contrario, podíamos tener la esperanza de que una discusión abierta en el seno de la organización haría posible clarificar estos desacuerdos, y tal vez así alcanzar una posición más clara para toda la organización.
No obstante, la cuestión fundamental sigue conservando su vigencia. Es la responsabilidad de cualquier minoría de una organización revolucionaria el defender sus posiciones durante el tiempo que le sea posible hacerlo, así como el intentar todo lo posible por convencer al resto de la organización de su validez. Nadie dirá que esto sea tarea fácil, pero es la única forma de construir una organización.
¿Por qué fracasaron tan estrepitosamente a este respecto los camaradas turcos? Podemos apuntar a dos factores principales:
Queremos concluir este punto, respondiendo a la supuesta “disolución de la sección en Turquía”. No hay duda de que se cometieron errores en ambos lados en el proceso que llevó a la salida de la sección; no hay duda de que hubo cierta desconfianza acumulada, que no fuimos capaces de disipar[11]. Falta a la verdad, sin embargo, insinuar que la sección fue “disuelta”. Esta afirmación se basa en dos puntos:
Vamos a ver esto por orden.
Como el propio texto de PBJ dice, la participación de sus miembros en otras reuniones de las secciones fue un intento de romper el localismo en el que la sección se había atrincherado –y que no pueden negar. Lo que no se menciona, es que la misma medida se aplicó a otras secciones en el período previo al Congreso de la CCI. El objetivo era abrir la vida local de las secciones a la discusión internacional, para dejar entrar un poco de aire y permitir que todos los camaradas tuviesen una idea de la vida de la organización en su conjunto más allá de sus propias preocupaciones inmediatas antes de que las delegaciones llegasen al Congreso. La medida no estaba destinada originalmente a durar más allá del propio Congreso. No sólo eso: lo que PBJ no dice a sus lectores es que, una vez que estaba claro que la sección en Turquía no estaba de acuerdo con ella, dado que no la comprendían, la medida propuesta fue retirada por el órgano central: la disciplina comunista no es algo que pueda ser impuesto burocráticamente.
En lo que se refiere a la prensa, nuestros Estatutos expresan inequívocamente que (incluso en Turquía) “Las publicaciones territoriales son confiadas por la CCI a las secciones territoriales y más específicamente a sus órganos centrales, los cuales pueden designar los comités de redacción para este propósito. Sin embargo, estas publicaciones son la emanación de la totalidad de la corriente y no de las secciones territoriales particulares. Debido a esto, el BI tiene la responsabilidad de orientar y dar seguimiento al contenido de estas publicaciones”. Dado que el BI como un todo no habla turco, y que la sección –como PBJ difícilmente puede negar–, no estaba completamente de acuerdo con el resto de la CCI sobre toda una serie de puntos (incluyendo, por ejemplo, el análisis de las “revueltas sociales” en España, Egipto, Turquía y Brasil), seguramente no estaba falto de razón el BI al pedir que los artículos le fuesen enviados antes de su publicación: en todo caso, el BI actuaba completamente dentro de sus derechos estatutarios al hacerlo. El lector puede juzgar qué tan en lo correcto estaba el BI con base en el propio artículo sobre el desastre en la mina de Soma cuya no-publicación le provoca un sarpullido a PBJ. En el artículo leemos por ejemplo que “la muerte de los trabajadores en los astilleros, en las obras de construcción y en las guerras, ocurren porque la burguesía conscientemente quiere que sucedan; la masacre en Soma, que es llamada un accidente, fue realizada conscientemente”, y continúa diciendo: “En la guerra o en el centro de trabajo, los trabajadores son valorizables [valuable] si mueren por el capitalismo”. Incluso para el marxista más vulgar –y los miembros de la sección en Turquía, en su tiempo, se llamaban a sí mismos marxistas, obsequiándonos con largas lecciones mal digeridas sobre la “ley del valor”–, esto es un total sinsentido. Los trabajadores son valiosos para el capital si producen plusvalía, algo que difícilmente pueden hacer si están muertos.
Lejos de “disolver” a la sección, la organización tenía todo el interés en su participación en la vida internacional de la CCI, incluyendo y de especial manera, su congreso internacional. Uno podría esperar que “la Izquierda” aprovechara la oportunidad de expresarse en el Congreso, tanto más por cuanto nuestros Estatutos requieren explícitamente una mayor representación de las posiciones minoritarias. Pero no fue así, PBJ: no sólo abandonaron precipitadamente antes del Congreso, también rechazaron la invitación de nuestra organización para intervenir, y hablar, como un grupo externo. Tenían demasiado “trabajo importante” que hacer: dejamos a nuestros lectores que juzguen por sí mismos los resultados de la “importante labor” en su propio sitio web. “La prueba del pudin se realiza al comer”, finalmente.
PBJ da mucha importancia a lo que llama “los camaradas conservadores”,[12] que “han enfatizado que la generación del 68 necesitaba transmitir su experiencia a los jóvenes de manera unilateral. Este énfasis presupone que los jóvenes camaradas estaban desprovistos de cualquier experiencia en la cuestión de la organización”. Aquello de “los jóvenes camaradas estaban desprovistos de cualquier experiencia en la cuestión de la organización” es simplemente una afirmación sin argumentar[13] pero vale la pena tomar esta cuestión con un poco más de profundidad de lo que PBJ se ha molestado en hacer.
“Cada generación forma un eslabón de la cadena de la historia humana. Cada una de ellas se enfrenta a tres tareas fundamentales: recibir la herencia colectiva de la generación anterior; enriquecer este patrimonio sobre la base de su propia experiencia; transmitirla para que la próxima generación pueda lograr más que lo que la anterior pudo lograr.
Estas tareas, lejos de ser fáciles, representan un desafío particular. Esto también es así para el movimiento obrero. La vieja generación ha de hacer entrega de su experiencia. Pero también lleva consigo las heridas y traumas de sus luchas. Ha tenido que aprender a enfrentarse a las derrotas, a las decepciones, y ha tenido que comprender que la construcción de adquisiciones duraderas de lucha colectiva a menudo requiere más de una vida. No sólo se necesita la energía y el ímpetu de la siguiente generación, sino también sus nuevas cuestiones y su capacidad de ver el mundo con nuevos ojos.
Pero por mucho que las generaciones se necesiten mutuamente, su capacidad para forjar la unidad necesaria no está dada automáticamente. A medida que la sociedad se distancia a sí misma de la economía natural, el capitalismo “revoluciona” de manera más rápida e incesante las fuerzas productivas y el conjunto de la sociedad, y la experiencia de una generación difiere cada vez más de la siguiente. El capitalismo, el sistema de la competencia por excelencia, también induce a enfrentar a las generaciones unas contra otras en una lucha de todos contra todos” (CCI)[14].
Esquemáticamente, podemos decir que hay tres posibles reacciones a esta necesidad de la transmisión de la experiencia inherente a toda sociedad humana:
Ejemplos de dicha apropiación crítica de una nueva generación de militantes no faltan en el movimiento obrero. Podemos citar el de Lenin con respecto a Plejanov, o más sorprendentemente aún, el de Rosa Luxemburgo con respecto a Kautsky y el SPD en general, así como a las teorías de Marx que ella criticó y desarrolló en La acumulación del capital. Estos ejemplos nos muestran que una condición previa para la crítica es, precisamente, la apropiación de las ideas de nuestros predecesores, en otras palabras, la capacidad de comprenderlos –y la capacidad de comprenderlos depende de la capacidad de leerlos (dado que la mitad de la sección no leía otro idioma distinto del turco, se trataba evidentemente de una imposibilidad física). Una vez comprendidas las ideas, se les puede criticar, especialmente en el contexto de una organización donde el objetivo es convencer a otros camaradas, participando con ellos, en lo cual los miembros de la sección en Turquía fallaron rotundamente. PBJ afirma que esto no es verdad.[17] Sin embargo, a PBJ les resultará difícil indicar un solo texto sobre cuestiones organizativas (que no sea sobre nuestra "infame" posición sobre el parasitismo) que tenga relación alguna con cualquiera de los documentos básicos de la CCI, ya sean internos o externos. Si nuestros lectores necesitan convencerse de la comprensión organizativa del PBJ, los invitamos a consultar un texto de Jamal [1052] (un colaborador frecuente en el foro de la CCI) que PBJ ha publicado en su página web sin una palabra de comentario crítico: dicho texto se lee como una especie de manual del gerente producido por el departamento de recursos humanos de alguna nueva empresa.
En este punto, queremos dar un paso atrás y volver a las palabras que hemos citado al principio de este artículo. “Una de las tareas más urgentes y difíciles que enfrentan los revolucionarios es el de unir las escasas fuerzas revolucionarias que están dispersas actualmente en todo el mundo”. De cara a los errores de la CCI (y nadie está más consciente de ellos que nosotros), es totalmente fácil olvidar cuán difícil y cuán ambiciosa es dicha tarea. Reunir militantes de todas partes del mundo, desde culturas y orígenes totalmente diferentes, en una única asociación internacional capaz de tomar parte y estimular la reflexión de un proletariado mundial con la fuerza de miles de millones, para unirlos no en una homogeneidad sin vida, sino en un todo donde la unidad de acción se base en la diversidad de debate dentro de un marco político aceptado, es una tarea gigantesca. Ciertamente, nos quedamos cortos ante nuestras aspiraciones, pero necesitamos expresarlas únicamente para ver lo diferentes que son de la mentalidad de círculo que dominó al EKS, como sus propios miembros reconocen.
De hecho, los miembros de la sección turca nunca comprendieron la diferencia fundamental entre ser un círculo y ser militantes de una organización revolucionaria, especialmente de una internacional. Esto no es del todo su culpa, ya que hemos fallado en transmitir nuestras concepciones organizativas hacia ellos, en parte porque las hemos, hasta cierto punto, descuidado nosotros mismos.
Hemos tratado ya ampliamente la cuestión de lo que Lenin llamó el “espíritu de círculo” [18]. Aquí nos limitaremos a recordar algunos de los puntos principales.
En primer lugar, el círculo se caracteriza por una membresía basada en una mezcla de amistades personales y un acuerdo político; como resultado, los conflictos personales y desacuerdos políticos se confunden: una fórmula segura para la personalización de la discusión política. No es de extrañar que la vida de la sección turca estuviera marcada por una serie de amargas animosidades personales que condujeron a divisiones y períodos de “parálisis”.
Para mantener su cohesión, el círculo se cierra como una ostra contra el exterior. Esto a su vez es una fórmula para el antagonismo personalizado entre el círculo y el resto de la organización: “Bajo el nombre de ‘minoría’, elementos heterogéneos se reagruparon en el Partido unidos por el deseo, consciente o no, de mantener las relaciones de círculo, formas de organización anteriores a la del partido”.[19] El espíritu de círculo en la organización lleva a una actitud de “nosotros y ellos”, el círculo contra los “órganos centrales”; el círculo pierde completamente de vista la organización como un todo, al obsesionarse con los “órganos centrales”. Un ejemplo que podemos citar entre muchos es un texto escrito por un miembro de la sección titulado “¿Hay una crisis en la CCI?”; la crítica expresada en este texto fue recibida, y tanto respondida como desarrollada por otra sección, sin embargo, esta respuesta fue completamente ignorada. Sólo se considera que los “órganos centrales” merecen atención.
El círculo mantiene su cohesión oponiéndose al resto de la organización en bloque, mientras que al mismo tiempo evita cualquier debate sobre las propias divergencias dentro del círculo. Esto fue claramente manifiesto en el debate sobre la ética y la moral al que se ha comprometido la CCI: cuando un camarada desarrolló un argumento crítico que (cf. la nota anterior) era, hasta cierto punto, directamente inspirado en textos propios de la organización, otro presentó una posición que debe más a Hobbes que a Marx, y, no obstante, nunca escuchamos una palabra de crítica de los camaradas de Turquía.[20]
Un caso más llamativo de ese cierre hacia el resto de la organización llegó con el debate sobre los acontecimientos en torno a las manifestaciones masivas del Parque Gezi en Estambul. Según PBJ, “Se alegó que la sección no informó a la organización de sus desacuerdos durante el proceso de Gezi, mientras que al calor de los acontecimientos la sección tuvo una reunión con los compañeros del secretariado tratando de explicar sus desacuerdos”. Es cierto que hubo una larga discusión entre los miembros del Secretariado Internacional y los miembros de la sección turca acerca de la modificación de la redacción de su artículo sobre los hechos ocurridos en Gezi. También es cierto que los miembros del SI tenían dificultades para encontrarle pies y cabeza a estos “desacuerdos”, y por una buena razón: en la conferencia que la sección celebró poco después se hizo evidente que había por lo menos dos, si no es que quizás tres, diferentes posiciones dentro de la misma sección. Los miembros de la sección se comprometieron a escribir sus diferentes posiciones para llevar la discusión a la organización como un todo (nuestros lectores se asombrarán al saber que estos documentos están todavía por ver la luz del día).
Los ex-compañeros de Turquía mantienen silencio sobre otro de sus desacuerdos internos, sobre el “tono” de nuestro “ [1053]Comunicado a nuestros lectores: La Corriente Comunista Internacional bajo el ataque de una nueva agencia del Estado burgués [1053]” [1053]. Según PBJ, “Aun así, los miembros de nuestra sección en el órgano central de la CCI no dejaron de criticar el enfadado tono del comunicado escrito en respuesta a este ataque”. Perfectamente cierto. Pero el texto no menciona que otros dos miembros de la sección encontraron el comunicado perfectamente apropiado, y así lo manifestaron sin ambigüedad durante una reunión celebrada en julio de 2014 con los miembros de la sección en Francia.
Ya hemos mencionado (cf. nota 6), la insistencia de Leo y Devrim en llevar hacia su foro debates sin ninguna restricción. Esto trae a la mente, una vez más, las palabras de Lenin: “Ciertos eminentes militantes de los círculos más antiguos e influyentes, al no tener el hábito de restricciones organizativas que el Partido debiera imponer, se inclinan a confundir mecánicamente los intereses generales del Partido y sus intereses de círculo que pudieron coincidir en el período de círculos”. Ellos “... levantan, naturalmente, el estandarte de la rebelión contra las restricciones que son indispensables para la organización e implantan su anarquismo espontáneo como si fuera un principio de lucha (...) haciendo demandas a favor de la ‘tolerancia’, etcétera”.[21]
“Una imagen vale más que 1000 palabras”, dice el refrán, y ciertamente esto le ajusta a PBJ. Gracias a la magia técnica de Internet, descubrimos que la imagen que Pale Blue Jadal ha elegido para representar a su grupo viene directamente del mundo sentimental del hippismo.[22]
Sus “principios políticos” están desprovistos de cualquier referencia a la Izquierda Comunista, o de hecho a cualquier herencia del pasado en absoluto. De ese modo el PBJ se declara un grupo nuevo basado únicamente en sí mismo, en la ignorancia y en una amalgama de resentimientos, descontentos, y lealtades personales[23].
No se hace mención alguna de la decadencia del capitalismo, que, para la CCI, que ellos acaban de abandonar, es la piedra fundacional materialista de sus posiciones políticas. PBJ no tiene crítica alguna que hacer a esta base teórica, ni tiene alternativa alguna que ofrecer. PBJ puede no ser consciente de ello, pero al echar por la borda toda referencia al pasado y cualquier intento de dar una base materialista a sus posiciones, están poniendo en riesgo el proceso de “discusión política” al que se dicen estar comprometidos.[24] En la lista de temas de discusión propuestos en la “hoja de ruta” del PBJ (que debe mantenerlos ocupados durante los próximos 20 años por lo menos), vale la pena señalar la presencia de “La cuestión nacional en el Medio Oriente”... y la ausencia total en el sitio del PBJ al menor comentario sobre la situación concreta en Turquía, la renovación de la guerra de Erdogan sobre los kurdos, el resurgimiento del nacionalismo kurdo y la crisis de refugiados de Siria, el atentado con bomba en Suruç, etc.
Hemos dicho anteriormente que la existencia de una organización revolucionaria internacional es una condición previa para el derrocamiento exitoso del capitalismo. Si el proletariado, un día, demuestra que es capaz de “asaltar los cielos" (según la expresión de Marx), su fuerza decisiva habrá de encontrarse en los países con una fuerte clase obrera y una cierta experiencia histórica. Turquía, en la puerta de enlace entre Europa y Asia, es uno de esos países, y un movimiento proletario en ascenso necesariamente habrá de producir una expresión política que sólo puede basarse en el patrimonio de la Izquierda Comunista. Al dar la espalda a este patrimonio, los miembros del PBJ se desacreditan a sí mismos de participar en cualquier expresión política semejante, y esta es su tragedia.
Acabemos con una nota optimista, sin embargo. Toda nuestra experiencia pasada indica que PBJ está condenado a seguir el camino de los círculos anteriores: aquellos que se niegan a aprender de la historia –uno no puede aprender de la historia si no sabe nada al respecto– están condenados a repetirla. Pero sigamos abiertos a la posibilidad de que podemos estar equivocados, y que el PBJ a pesar de todas las apariencias, por el contrario, aún pueda producir algo útil para el proletariado y la revolución. Para ello, tendrán que encontrar su camino de vuelta a la herencia teórica y organizativa revolucionaria de la Izquierda Comunista.
Corriente Comunista Internacional, noviembre de 2015
[1] La TCI (ex-BIPR) ofrece otro llamativo ejemplo de la extrema dificultad que encierra superar deficiencias que están, por así decirlo, en los genes de la organización: sus orígenes en el profundo oportunismo que presidió la creación del Partido Comunista Internacionalista, en 1943, la han perseguido desde entonces.
[2] Esto, por supuesto, no quita el que también hayamos cometido errores en este medio, principalmente debido a nuestra tendencia al esquematismo.
[3] Esto es por lo que los estatutos forman parte explícitamente de nuestra Plataforma, y son parte de la base sobre la que los militantes se integran a la organización.
[4] La falta de traducciones al turco sólo se volvió crítica cuando la sección (sin preguntar a nadie su opinión al respecto) integró a nuevos miembros que no sabían leer inglés.
[5] El lector atento se habrá dado cuenta de que nuestro punto de vista sobre el oportunismo organizacional de la CCI es muy diferente del de PBJ. A riesgo de probar la paciencia de nuestro lector, queremos responder brevemente uno de los pequeños “mitos” de PBJ (por decirlo a su manera): de que “el ejemplo más obvio del oportunismo en el proceso de integración de la sección fue que camaradas que discrepaban con la Plataforma y los estatutos eran aceptados en la organización”. ¿A qué se refiere esto exactamente? En verdad, hubo dos desacuerdos potenciales que salieron a la luz en el proceso de discusión. El primero fue el desacuerdo de Devrim en la prohibición que hacen nuestros estatutos de ser miembro de un sindicato para entrar en la organización (curiosa y aparentemente, PBJ no ve nada deshonesto en aceptar la integración en una organización con cuyas posiciones se discrepa); el segundo se refiere al desacuerdo de una camarada en la prohibición que los estatutos hacen de pertenecer a cualquier otra organización política. Abordémoslos uno por uno.
La prohibición de membresía en cualquier sindicato está orientada a negar cualquier concesión al “entrismo” (la idea de que sería posible influenciar positivamente a un sindicato desde dentro, o incluso que se podría intervenir “más efectivamente” [en las luchas, se entiende] siendo miembro de un sindicato) o al “sindicalismo rojo” de la variedad bordiguista, o a su pariente, el sindicalismo revolucionario. Los estatutos, sin embargo, admiten excepciones debido a “dificultades/restricciones profesionales”. Esta disposición se incluyó para tener en cuenta a los trabajadores de las industrias “closed-shops” donde la pertenencia a un sindicato es un requisito para trabajar — una situación muy común en la Gran Bretaña de los 70—, pero también en otras industrias de otros países (la industria de la impresión francesa, por ejemplo, que estaba completamente dominada por la CGT). La objeción de Devrim se basaba en que los trabajadores podían ser forzados, incluso no tratándose de una industria “closed-shop”, a depender de la pertenencia al sindicato para acceder a la seguridad social, seguros y otros beneficios fundamentales tales como representación legal en disputas personales; en ningún momento (que nosotros sepamos), ni entonces ni después, argumentó Devrim a favor del entrismo o el sindicalismo revolucionario, y consideramos (tal y como le explicamos) que los casos que él citó, en las condiciones de los años 2000, estaban bajo las mencionadas “restricciones profesionales”.
En el segundo caso, la camarada en cuestión participaba en un grupo de mujeres y era reacia a abandonarlo. Le preguntamos de qué tipo de grupo se trataba y nos explicó que era un grupo de mujeres que se reunía para discutir de problemas específicamente vinculados al género femenino (tanto sociales como políticos) prefiriendo hacerlo sin la presencia de hombres –algo totalmente comprensible dadas las condiciones de un país como Turquía. Este grupo –hasta donde pudimos entender– no tenía plataforma política, de hecho ni siquiera una agenda política como tal; sobre esta base, concluimos que no era un grupo político tal y como se definía en los estatutos sino un grupo de discusión, y que consecuentemente no podíamos poner objeciones a su participación en él sino que, muy al contrario, lo consideraríamos parte de las intervenciones de la organización.
[6] Nos limitaremos a un sólo ejemplo. De acuerdo a nuestros estatutos, el debate interno de la organización se hace público sólo cuando ha llegado a cierto grado de madurez, de modo que, primero, toda la organización sea consciente del debate y sus implicaciones y, segundo, sea posible expresarlo con la suficiente claridad para que contribuya a la clarificación y no a la confusión. Estas disposiciones, recordemos, están en los mismos estatutos a los que todos los miembros de EKS acordaron inscribirse. Dos de ellos, sin embargo, continuaron debatiendo entre ellos públicamente en diversos foros de Internet que habitualmente frecuentan, sin creer necesario en ningún momento informar al resto de la organización ni de sus intervenciones ni de sus desacuerdos. Cuando se les señaló que eso contradecía tanto el texto como el espíritu de los estatutos, respondieron que los estatutos se escribieron antes de la existencia de Internet, y que sólo podían aplicarse a la prensa escrita.
Por supuesto, se podría discutir este punto sin problemas, pero lo que no se puede hacer, cuando se aceptan los estatutos de una organización como la CCI, es simplemente ignorarlos a conveniencia e intentar justificarse a posteriori discutiendo sobre la diferencia entre prensa escrita y digital.
[7] El artículo sobre el Congreso habla de la “dimensión intelectual” de la crisis de la CCI y de la necesaria lucha contra “el rutinismo, la superficialidad, la pereza intelectual, el esquematismo...”. Pero, ¿pueden decir honestamente los miembros de PBJ que se encuentran libres, ellos mismos, de estos defectos?
[8] Revista Internacional nº 90. /revista-internacional/199707/1226/polemica-hacia-los-origenes-de-la-cci-y-del-bipr-i-la-fraccion-ita [1054] Ver también el próximo “Informe sobre la Fracción” dirigido al XXI Congreso.
[9] Revista Internacional nº131, « [1055]La cultura del debate, un arma de la lucha de la clase [1055]». /revista-internacional/200711/2088/la-cultura-del-debate-un-arma-de-la-lucha-de-la-clase [224]
[10] Y más importante, es la única que extrae sus posiciones de una síntesis de los principales avances de las diferentes corrientes de la Izquierda Comunista, mientras otros grupos se identifican exclusivamente con la Izquierda Germano-holandesa o la italiana.
[11] PBJ menciona una reunión del Buró Internacional en la cual el derecho del delegado de la sección turca de asistir a la reunión fue cuestionado por otra de las delegaciones. Este fue, sin duda, un grave error por parte de la delegación, y, precisamente, indicativo de esa atmósfera de desconfianza que se había desarrollado dentro de la organización —pero, como los propios miembros de PBJ señalan, la idea de que el delegado de Turquía no debiese ser admitido fue decididamente rechazada por el BI al ser contraria a nuestros estatutos y a nuestra concepción de la organización.
[12] PBJ se centra de forma obsesiva en la “personalización” que supuestamente caracterizaría nuestro enfoque. Incluso, a lo largo de su texto, los militantes son descritos como “expansionistas” o “conservadores”, sin considerar en absoluto los argumentos políticos involucrados. Permitamos que PBJ vea la viga en sus propios ojos antes de mirar la paja que ve en los ojos de otros.
[13] Algunos de los militantes de la sección turca tuvieron una larga experiencia organizativa antes de unirse a la CCI… aunque en las sectas de izquierda. Pero independientemente de las intenciones conscientes de sus miembros, se trata de grupos fundamentalmente burgueses y, como tales, están totalmente inspirados en la ideología burguesa: es nuestra experiencia invariable –que confirma al pie de la letra el PBJ– que, para un ex izquierdista, hacerse militante en una organización comunista significa ante todo desaprender todas las actitudes y prácticas adquiridas en el izquierdismo. Esto es mucho más difícil que llegar a la política comunista sin ninguna experiencia previa.
[14] “ [1055]La cultura del debate [1055]”, 2007, op.cit.
[15] En la canción “Les bourgeois” [“Los burgueses”] del cantante belga Jacques Brel, tres estudiantes se burlan de la pomposidad de los “burgueses” de la provincia... hasta que ellos mismos envejecen y se ven a sí mismos quejándose ante la policía sobre la insolencia intolerable de los jóvenes estudiantes. Brel podría haber estado escribiendo acerca de Joschka Fischer, Dany Cohn-Bendit y todos los demás líderes ministeriales del movimiento estudiantil de 1968.
[16] “Reading notes on science and marxism” [“ [1056]Notas de lectura sobre ciencia y marxismo [1056]”] [1056].
[17] Según PBJ, “La afirmación según la cual un texto interno escrito por un miembro de la sección [en Turquía] sobre ética ignoró los textos escritos por la organización sobre este tema con anterioridad era otra leyenda dado que dicho texto fue, de hecho, escrito en respuesta al texto de orientación de la organización sobre esta cuestión”. En respuesta, permítasenos citar una respuesta que se hizo al texto en cuestión, el cual PBJ, muy precipitadamente, dejó de leer: “Una condición previa para la ‘cultura del debate’ es que debe haber un debate: esto significa que las posiciones opuestas deben responderse entre sí. Aunque el texto de L comienza con una breve cita de MyE [el texto sobre “Marxismo y Ética [365]”] sobre la definición de la moral y la ética, y nos dice que 'a partir de estas definiciones se derivan una serie de confusiones, sobreestimaciones, vueltas al idealismo, divergencias con respecto al método marxista, y una variedad de otros errores”, este es el único lugar en su texto donde se hace una sola referencia a MyE, y nos deja en la oscuridad en cuanto a cuáles son exactamente estos ‘errores y confusiones’, y en qué medida son el resultado de las ideas desarrolladas en MyE. Por otra parte, nos queda claro que partes del texto de L están de acuerdo con, o incluso inspiradas directamente por MyE y, sin embargo, tampoco estas regiones de acuerdo son puestas en claro en ningún momento”.
[18] Principalmente en “ [1057]La cuestión del funcionamiento de la organización en la CCI [1057]” [1057], Revista Internacional nº 109.
[19] Lenin, Un paso adelante, dos pasos atrás, citado en el “Texto sobre el funcionamiento de la organización”.
[20] Para dar una idea de la inspiración hobbesiana de dicho texto, ofrecemos este breve pasaje: “La relación entre los seres humanos es desigual. Esta desigualdad se deriva del valor de uso y valor de cambio producido por los seres humanos [al parecer el autor aquí no es consciente de las decenas de miles de años de historia humana, donde el valor de cambio no existía]. Esta base material real determina las relaciones humanas todo el tiempo y por completo [la objeción burguesa clásica a la posibilidad del comunismo]. Y esta desigualdad genera una tendencia a dominar. Esta tendencia surge para que los seres humanos sobrevivan en condiciones naturales. Primitivamente, es la tendencia a que uno asegure su propia supervivencia”. Es decir, como Hobbes, el hombre es un lobo para el hombre; la sociedad humana es la guerra de todos contra todos, etc., etc.
[21] Lenin, op. cit.
[22] Los interesados pueden encontrar el original aquí: markhensonart.com/galleries/new-pioneers. Está acompañado del ilustrativo texto que sigue: “El drama épico de la vida, la muerte, la guerra, la paz y el inalienable derecho de elegir se representa en una gran panorámica. Los refugiados salen de escalar una zona de guerra, un pionero llega a un grafiti en la pared, donde están marcadas las opciones. Todos queremos vivir en paz, pero de alguna manera muchos se sienten atraídos por valores que son tan diferentes, [y] la guerra parece ser la única opción para una humanidad enloquecida. Los pioneros y refugiados llegan a un nuevo mundo de consciencia clarividente”.
[23] Vale la pena señalar que un camarada, en su carta de dimisión, no expresaba en absoluto diferencia política con la organización.
[24] Nuestros lectores pueden juzgar cuán comprometido está PBJ a la discusión y a la clarificación al rechazar nuestra invitación a participar en el reciente congreso de la CCI, ya fuese dentro de la organización o fuera de ella.
Republicación de un artículo de Acción Proletaria (no 8, abril-mayo 1976)
Se acaba de cumplir el 40 aniversario de los acontecimientos de Vitoria en 1976, donde, en el contexto de importantes movilizaciones obreras en todo el país en defensa de las condiciones de vida frente a la depreciación de los salarios por la crisis económica, las manifestaciones en esta ciudad eran cada vez más masivas unificándose en Asambleas Generales que eligieron un Comité de Delegados revocables. Precisamente cuando iba a tener lugar una Asamblea General en la iglesia de San Francisco, la represión policial se abatió sobre ellos y el entonces ministro de gobernación, Sr. Fraga Iribarne, fundador y presidente del PP hasta su fallecimiento y muy laureado como “demócrata”, ordenó disparar contra los trabajadores, causando 5 muertos y muchos heridos.
La respuesta obrera fue contundente, en todo el país hubo manifestaciones de solidaridad y asambleas masivas que llegaron a reagruparse a escala de una ciudad entera como en Pamplona, expresando una dinámica de lucha de masas, unificando las reivindicaciones y negándose a volver al trabajo hasta que no se concedieran a todas las reivindicaciones. El estado tuvo que ceder parcialmente.
En su primer discurso parlamentario con ocasión de la propuesta de investidura de Pedro Sánchez, el Sr Iglesias ha querido apoyarse en este aniversario para avalar sus propuestas de una “renovación democrática” y de “justicia social”; pero en 1976 los obreros tenían enfrente, más que a un gobierno posfranquista que agonizaba, precisamente a un proyecto de transición democrática organizado con el apoyo internacional de las viejas democracias del entonces bloque USA (Alemania y Francia), para contener el enorme malestar y las luchas. Los Pactos de la Moncloa un año después, mostraron la unidad de toda la burguesía para atacar al proletariado con la cobertura ideológica de la reforma democrática.
Vitoria 76 sí tiene que ver sin embargo con las asambleas masivas del 15M, con la dinámica de la lucha de masas (a pesar de que en 2011 no apareció claramente una identidad proletaria)[1]; pero el partido de Iglesias no representa ni tiene nada que ver con eso[2].
Antes de pasar a la publicación del artículo quisiéramos exponer una mirada crítica del artículo. Este fue realizado cuando aún no se había constituido la sección de la CCI en España[3]. La inexperiencia y las dificultades de asimilación de nuestras posiciones influyen en la toma de posición que presentamos. Hoy, 40 años después, la vemos completamente válida especialmente en los siguientes puntos:
Dicho esto, el artículo tiene pasajes que revelan una sobrestimación de las posibilidades inmediatas del proletariado.
Así, por ejemplo, se dice “y, la próxima vez, comisarias, cuarteles, correos y teléfonos”. Esto significa una sobre-estimación de las posibilidades de la situación en ese momento que, casi se ve como un momento prerrevolucionario. La situación internacional del proletariado no facilitaba semejante proposición pues las luchas habían decaído fuertemente tras las explosiones de Francia 1968, Italia 1969 y Polonia 1970, cosa que es ignorada diciendo lo contrario: “Hoy, por todas partes en el mundo aparecen huelgas contra las condiciones que impone la crisis, y que aun reprimidas, vuelven a resurgir con cada vez mayor combatividad”. Pero vistas las cosas de forma más general, el proletariado estaba muy lejos de darse los medios de conciencia y politización de su combate como para acometer semejante proposición.
Se afirma además que “los medios de unidad, conciencia y organización los tenemos en la experiencia de esta temporada de luchas”, si es verdad que la unidad se desarrolló y también fue impresionante la proliferación de asambleas, no había ni mucho menos una clara conciencia de comprender la necesidad de la revolución proletaria mundial y de los medios para ir hacia ella. Pero la misma unidad de la clase obrera no se había comprendido en todo lo que significa pesando aun fuertemente las divisiones sectoriales, regionales etc. Las mismas asambleas no habían asumido todas las consecuencias e implicaciones de su función en la clase y los comités de delegados estaban siendo ocupados y manipulados por sindicatos y fuerzas de extrema izquierda de la burguesía.
La inexperiencia y las dificultades de asimilación de las posiciones de clase a las cuales habían claramente adherido las jóvenes secciones de la CCI, se manifiesta en la visión de la insurrección obrera de Asturias como una “revolución”. Pese a la enorme combatividad desplegada por los mineros asturianos, la lucha quedó estrictamente encerrada en el perímetro regional y fue más el fruto de una provocación que arrastró los mineros a la insurrección que una acción conscientemente decidida por ellos. Por otro lado, la situación mundial era de acumulación de derrotas físicas e ideológicas de la clase, de triunfo de la contra-revolución, de preparación de la segunda carnicería imperialista, lo cual impedía a las luchas tomar una perspectiva revolucionaria. En realidad, la insurrección de Asturias debe colocarse en la misma línea que la provocación que los socialdemócratas austriacos lanzaron a los obreros del país en febrero 1934 lo que llevó a una terrible derrota. Los colegas españoles de éstos, encabezados por Largo Caballero que tuvo la desfachatez de presentarse como el “Lenin español” (cuando en la dictadura de Primo de Rivera fue consejero de Estado del dictador), llevaron a los mineros a una ratonera y les dejaron colgados saboteando toda tentativa de solidaridad en Madrid y otros lugares[4].
Rosa Luxemburgo decía que “la autocrítica, la crítica cruel e implacable que va hasta la raíz del mal, es vida y aliento para el proletariado”. El señalamiento franco de estos errores nos da claridad y convicción en el combate.
La burguesía no ha disimulado su desasosiego ante la fuerza desplegada por los trabajadores en los tres primeros meses del año. De ello nos da idea la fraseología de la prensa y las declaraciones de las personalidades públicas: para el cardenal primado “se acercan días de incertidumbre para España”, Ricardo de la Cierva ve que “el horizonte esta tan negro que ya no puedo ver”. “Informaciones”, ante la avalancha de huelgas se pregunta: “¿estamos en presencia de un intento revolucionario de base?”.
Nuestras huelgas han sacudido el país, todas las regiones, todos los ramos de la producción. Salamanca o Zamora, donde “nunca pasa nada” han visto huelgas en la construcción y el metal; hasta los ciegos han hecho paros y se han manifestado en la calle.
Ni antes de la guerra se había visto un movimiento tan general.! Solo en enero ha habido más huelgas que en todo 1975.Tan gigantesca movilización debe darnos conciencia de la fuerza que tenemos y que en esta fuerza obrera está el camino para acabar con la explotación capitalista cada día más insoportable.
Esa es la primera lección que sacar, la cual -más o menos clara- ha estado presente en las ultimas luchas: Pamplona, Vitoria, Elda, Vigo, construcción de Barcelona...Por eso, los compañeros han organizado las huelgas en Asambleas, las han unificado en un Comité de Delegados junto con una Asamblea General de ciudad; han buscado en la calle la solidaridad de todos los trabajadores; y, respaldados por esa fuerza acumulada y esa organización autónoma, han ocupado la ciudad, cerrando bares, comercios, bancos, establecimientos oficiales...
Hablar de comunismo, hablar de emancipación obrera ya no se toma como utopía. Sabemos que el día de la revolución está todavía lejos, pero tenemos, para llegar algo muy sólido en que apoyarnos: en la experiencia de los hermanos de Vitoria, Pamplona, Vigo etc. están los medios para unirnos, enfrentarnos al poder burgués, destruirlo y liberarnos. Esta experiencia forma parte del resurgir actual del proletariado en el mundo entero y que recoge la antorcha revolucionaria que incendio Europa por los años 1917-1921 y cuyo auge lo constituyeron los Soviets de 1917 en Rusia y los Consejos obreros de 1918 en Alemania.
Es preciso perfeccionar esas experiencias, generalizarlas a todos los sitios y darles una organización consciente hecha por los mismos obreros. Los medios están claros:
El camino es largo y difícil, pero no partimos de cero, tenemos las experiencias de dos siglos de lucha obrera. Hoy, por todas partes en el mundo aparecen huelgas contra las condiciones que impone la crisis, y que aun reprimidas, vuelven a resurgir con cada vez mayor combatividad.
Si los medios de unidad, conciencia y organización los tenemos en la experiencia de esta temporada de luchas, también es verdad que la burguesía es poderosa y tiene muchos medios para derrotarnos, dividirnos e impedir que avancemos en nuestro camino.
Hemos de tener una conciencia muy clara de cuales van a ser los medios que va a utilizar la burguesía para aplastar nuestra lucha. Podemos resumirlos en dos: represión y democracia.
En menos de dos semanas el gobierno pre democrático de Fraga ha asesinado a mas obreros que el gobierno fascista de Carrero Blanco en dos años...
Ante la fuerza incontrolable de las luchas obreras de Vitoria, Elda, Vigo, Pamplona etc. no cabía otra respuesta que la represión más salvaje y lo mismo hubieran hecho un gobierno fascista que democrático o uno “obrero y revolucionario”. El capitalismo –bajo todas sus formas de Estado– siempre tendrá el mismo lenguaje. La historia nos da demasiados ejemplos: en 1919 el socialdemócrata Ebert aplasta sanguinariamente a los obreros de Berlín asesinado a Rosa Luxemburgo y Carlos Liebchneck; en 1921 el gobierno bolchevique utiliza los bombardeos de la aviación para terminar con la insurrección obrera de Kronstadt; en 1931 el gobierno conservador sueco se carga nueve mineros en Adalén; en 1933 bajo la República española el progresista Azaña se mancha de sangre en Casas Viejas mientras que el fascista –hoy demócrata– Gil Robles ahoga la revolución obrera en Asturias con la barbarie de los legionarios. Terminada la masacre de la 2ª Guerra Mundial las matanzas siguen: Italia 1947 bajo demócrata-cristianos, Berlín 1953 y Hungría 1956 bajo gobiernos “comunistas”; Polonia 1970; 12 mineros asesinados durante una huelga general en Sudáfrica en 1972; Argentina bajo el régimen militar; trabajadores muertos en Córdoba, Tucumán...
Los crímenes de Vitoria, Elda, etc., no son obra de una fracción ultra de la burguesía, como dice OICE[5] en “Revolución” nº 7, sino la respuesta necesaria y consciente que dan y darán los capitalistas ante la amenaza proletaria bajo cualquier forma de gobierno.! ¡Carrillo hubiera hecho lo mismo que Fraga!
Pero la represión no basta cuando la clase obrera no cesa de avanzar tras cada lucha ni de aprender tras cada derrota. Es preciso reformar las instituciones del estado burgués para que puedan encuadrar la lucha obrera, dividirla y encerrarla tras objetivos que, lejos de destruir el sistema, lo consolidan y conservan.
Los sucesos de Vitoria no han hecho abandonar al gobierno su voluntad de reforma. No han dado paso al temido “búnker”[6]. El consejo de ministros hizo la siguiente declaración: “El gobierno (ante los sucesos de Vitoria) está dispuesto a actuar en consecuencia, no solo a efectos del firme mantenimiento del orden público, sino también para crear las condiciones objetivas que permitan una real paz social...resultan particularmente penosos hechos como los de Vitoria que claramente intentan entorpecer el programa de reformas que el pueblo español desea y al que el gobierno no está dispuesto a renunciar”.
No es ninguna contradicción combinar democracia con asesinatos. Los baños de sangre no son monopolios de los fascistas. Todas las fracciones del capital utilizan las mismas armas contra la rebelión obrera. Pero, para la burguesía española es indispensable aplastar a sangre y fuego toda lucha obrera independiente y, al mismo tiempo, crear las instituciones políticas democráticas (sindicatos, partidos, sufragio universal, “libertades”) para evitar enfrentamientos frontales como los de Vitoria, quitándole todo sentido a las luchas obreras contra la explotación.
El voto, el sindicato y los partidos tienen una función: encuadrar a la clase, quitarle toda iniciativa propia, encerrarla en el marco de la empresa y la nación, desviar el horizonte de su lucha hacia reformas “socio-políticas”: la autodeterminación de los pueblos, la autogestión, el antifascismo. Es todo un esfuerzo que hacen los políticos del Capital para impedir que tomemos conciencia de la única solución posible a nuestros problemas está con acabar con la explotación.
Ante un gobierno incapaz de controlar la situación cuyo único lenguaje palpable son los crímenes, las detenciones y la provocación, la Oposición Democrática de derechas (liberales, demócrata-cristianos, socialdemócratas) se une a la izquierda y extrema izquierda en una misma empresa: canalizar el movimiento huelguístico hacia una reforma democrática.
En un artículo aparecido en “Mundo Diario” titulado “Urgencia de un pacto político”. Solé Tura portavoz del PC de Cataluña saca las siguientes conclusiones ante las luchas de Vitoria, Pamplona, Sabadell: “Hay que estar ciego para no ver que estamos a punto de perder la gran oportunidad para establecer y estabilizar una democracia en nuestro país” terminando con la siguiente propuesta de acción inmediata: “O llegamos pronto a un acuerdo que englobe oposición y reformistas consecuentes para hacer factible una alternativa democrática o llegamos muy pronto a un límite. Y más allá de ese límite las cosas van a resultar muy difíciles para todos, es decir, para el país”.
Más claro agua. Un partido que se dice “obrero” y “comunista” valora unas luchas en función de los interese de la “Nación”, es decir de los propietarios de la patria: los capitalistas. ¡Los grupúsculos a la izquierda del PC son menos descarados pues hablan en nombre de la “clase obrera y el pueblo”, pero su intervención es todavía más criminal pues presentan las mismas reformas que defienden PC y burgueses, como “grandes conquistas del pueblo trabajador”! al menos el PC tiene el aplomo de hablar claramente en nombre de la burguesía y la nación!
ORT, MCE y PTE[7] en una declaración conjunta, tras pegarse los grandes lloriqueos sobre los obreros asesinados y tras gritar lo malo y fascista que es Juan Carlos concluyen la necesidad de: “una verdadera unidad de las fuerzas democráticas que luche de forma consecuente por la democracia contra el fascismo, frente a la desunión y las vacilaciones burguesas de Junta y Plataforma”.
LC[8] en “Combate” nº 40 critica a Ruiz Giménez y Tierno Galván por no ir a la manifestación pro amnistía de Madrid del 20 de enero, añadiendo que: “los miles de manifestantes no necesitaban su presencia para defender la amnistía y demás aspiraciones democráticas de las masas que ellos no saben defender consecuentemente”. Como los burgueses no saben luchar por la democracia que les hace falta, LC se encarga de que los obreros le saquen las castañas del fuego.
Para la ultra izquierdista OICE el balance de Vitoria es el siguiente: atribuir los crímenes a una fantasmal fracción ultra de la burguesía, llegar a considerar la autodefensa obrera de sus manifestaciones y asambleas como provocación y aventurismo; considerar a la clase “inmadura” tanto para la “ruptura socialista”; terminando aprovechando para marcarse el farol, atribuyéndose el “honor” de haber dirigido la lucha. Esta organización anticapitalista y de “izquierda comunista” no dice palabra sobre el valor que tiene esta lucha para el avance del movimiento obrero, ni saca lecciones señalando aciertos y errores para ir más preparados a futuras luchas, ni la ve dentro de la situación mundial y la lucha general de la clase. Ni una palabra de todo esto; toda su obsesión está en demostrar que OICE es “responsable” y no cae en provocaciones.
Si hemos hecho este repaso a las distintas reacciones de los grupos de derecha, izquierda y extrema izquierda ante los hechos de Vitoria no ha sido para pelarlos y, una vez pelados, ofrecer nuestra mercancía como la mejor.
Todos los compañeros que nos planteamos una lucha permanente, colectiva y organizada contra el Capital necesitamos agruparnos en una organización política donde forjemos un programa comunista y una intervención de las luchas coherente. El problema que se plantea es si esas organizaciones de izquierda y extrema izquierda que se presentan como vanguardia del proletariado, son realmente un instrumento útil en la lucha por el comunismo.
Para nosotros la respuesta es no. Pues ni en el programa, ni en la organización ni en la conciencia que dan estos grupos podemos encontrar ese elemento útil:
Nadie niega que la conciencia tiene que hacer su camino, y que la mayoría de las veces las huelgas empiezan por cuestiones económicas. Lo que negamos rotundamente y declaramos contrarrevolucionario es poner fronteras infranqueables, negar las evidencias, declarar desde arriba, negar que la conciencia se enriquece en la acción y que entre la conciencia económica y la política hay una progresión permanente sin solución de continuidad.
“Cuando se trata de dar cuenta exacta de las huelgas, de las coordinaciones y otras formas como los proletarios hacen realidad ante nuestros ojos su organización como clase, a unos les invade un terror verdadero, los otros manifiestan un desprecio trascendental. No digáis que el movimiento social excluye el movimiento político. No hay nunca un movimiento social que no sea político al mismo tiempo” (Marx, Miseria de la filosofía).
Se ha dicho que los muertos de Vitoria hay que cargarlos al búnker que llevó a los obreros a una carnicería por sus continuas provocaciones. Los obreros solo querían la readmisión de los 22 despedidos de Forjas Alavesas, la actitud desafiante de la policía y su violencia exacerbada provocaría la tragedia. Todo sería una turbia maniobra del búnker para bloquear la democratización.
El gobierno siguió paso a paso los acontecimientos y la orden de disparar vino del gobernador civil de Álava, previa consulta con gobernación. En Zumarraga –donde se produjo la tragedia– fue interceptada una conversación por radio emisora entre el jefe de la fuerza pública y el gobernador donde se le decía taxativamente que no tuviera miedo en tirar.
El gobernador de Álava no tiene fama de ultra, es hombre de la confianza de Fraga y nombrado por el. Tampoco la Guardia Civil –refugio de los ultras– metió para nada las narices en el conflicto.
Otra causa que se ha apuntado ha sido la cerrazón de la patronal alavesa, su obstinación a no negociar con los obreros. Forjas Alavesas y otras empresas aisladas se avinieron a conceder una parte muy sustancial de las reivindicaciones, con el claro afán de dividir y negociar empresa por empresa. Pero los obreros no aceptaron esta maniobra. Su voluntad era que se les diera una respuesta global sin despidos ni detenciones. Era una decisión política que ponía por delante la unidad de la clase frente a la negociación y unas mejoras que se veían bastante inseguras. En las asambleas se discutió muy acaloradamente sobre esto y al final prevaleció la postura de “o todos o ninguno”. En Forjas Alavesas la patronal lo concedió todo, la asamblea de fábrica decidió la vuelta al trabajo, pero la Asamblea Conjunta le pidió reconsiderar su postura y continuar en huelga. Los de Forjas aceptaron.
Esto vale mucho. Significa poner por delante la unidad de la clase frente a la negociación, frente a unas posibles mejoras dentro de la empresa, significa comprender la naturaleza política (enfrentamiento directo contra el capital y su Estado) del combate por nuestras reivindicaciones; significa reconocer el poder de la Asamblea Conjunta de empresas en lucha, expresión del movimiento general de la clase.
Cuando hablan de búnker o de la irresponsabilidad del patronato alavés están inventando chivos expiatorios. Están viendo la crueldad del ala fascista del capital, pero están echando velos sobre la crueldad del ala demócrata. En definitiva, están ocultando que nuestros intereses de clase chocan directamente con el orden capitalista en su conjunto y ante nuestras luchas todo gobierno burgués empleara los mismos métodos criminales.
Vitoria es un ejemplo de lucha consciente y organizada del proletariado contra el poder burgués. Demuestra que allí se entendió que nuestras reivindicaciones no tenían salida dentro de las instituciones capitalistas (convenios, negociaciones, sindicato.), por lo que es preciso prepararse para afrontar en las mejores condiciones posibles el inevitable enfrentamiento contra el Capital y su Estado.
Sacarse chivos expiatorios tiene una finalidad. Hacernos creer que una lucha sindical, economicista, es viable. Que quien la entorpece es un sector reaccionario y bunkeriano contra el cual hay que dirigir todos los esfuerzos. Al mismo tiempo se pretende ocultar todo el contenido revolucionario que encierra Vitoria y evitar que nos planteemos una realidad: si generalizamos nuestra lucha y la unificamos autónomamente en órganos de clase, toda la represión estatal caerá sobre nosotros, por lo cual es imprescindible plantearse la defensa organizada y consciente de nuestras asambleas y manifestaciones.
La solidaridad con Vitoria no podía reducirse a una protesta contra los crímenes del gobierno, tenía que entenderse como unirse a la lucha de los obreros vitorianos en apoyo a su enfrentamiento consciente y autónomo contra el poder burgués.
En algunos lugares del país –Navarra, Tarragona– se dio una respuesta de clase. Mientras que en otros –Euzkadi, Cataluña– los muertos fueron aprovechados por la izquierda para defender su alternativa democrático-nacionalista, encerrando la lucha en un lloriqueo por los crímenes.
Madrid, pude decirse que fue un caso aparte. El cansancio de la reciente huelga general pesó mucho y hubo sitios donde se hicieron paros simbólicos de 5 minutos, mientras que en otras empresas (Torrejón, Intelsa y Kelvinator en Getafe) pararon y salieron a la calle en un afán de extender la lucha, aunque sin éxito.
En Navarra el ambiente era de lucha cuando llegaron las noticias de Vitoria. El mismo miércoles 3 de marzo estaba parado el textil, mientras que 300 empresas estaban en huelga por el Convenio General de Navarra medida que intentaba favorecer a las pequeñas empresas. En esta acción, el Consejo de Trabajadores[10] (copado por candidatos de CCOO) a pesar de su “eficacia” se vio desbordado por los obreros que habían elegido una asamblea de delegados de empresa. Precisamente ese miércoles por la tarde estaban reunidos cuando llegó lo de Vitoria; 160 delegados de fábricas decidieron proponer la huelga general a sus asambleas. Por la mañana del jueves comenzaron a parar empresas sobre todo las del Polígono Landaben. La decisión principal que se tomaba en casi todas las asambleas era salir a la calle, extender la huelga, paralizar la ciudad. Piquetes y manifestaciones, animadas sobre todo por los hombres de Superser, Torfinasa, Perfil en Frío, Inmenasa..., fueron sacando fábricas a la calle y cerrando tiendas y bares. Como en la huelga general de 1973, volvió a cantarse: “Cruza las calles una canción, alza el puño trabajador; deja las maquinas, sal del taller, ven a la calle a una sola voz, ¡Revolución!, ¡Revolución!”
Tras levantar grandes barricadas y sostener duros choques con la bofia, los trabajadores alcanzaron el centro donde se les unieron unánimemente empleados de comercio y bancarios. Los gritos más repetidos eran “Somos obreros ¡Únete!”, “Vitoria Solidaridad”, “Vitoria hermanos. No os olvidamos”. Los barrios obreros se movilizaron saliendo todo el mundo a la calle. Esto pasó sobre todo en Rochapea, S. Juan, Chantrea... También se unieron los pueblos navarros: Lesaca donde los de Laminaciones una vez paralizado el pueblo se dirigieron por carretera hacia Irún, aunque la Guardia Civil los dispersó a tiros. En Estella, Tafalla, Tudela hubo huelga total...Hasta el fin de semana duró el movimiento. Para cortarlo los empresarios plantearon nuevas ofertas económicas para el Convenio General. Por otra parte, el Consejo de Trabajadores planteo la readmisión de los despedidos del conflicto de Potasas (1975) cosa que la patronal -acojonada por la situación- acepto negociar.
Estas concesiones cortaron la lucha, de la misma forma que la labor de zapa de las CCOO (controladas no por el PC, sino por ORT y MC) que plantearon “esperar”. “reservar fuerzas” para la jornada de lucha convocada por todo Euzkadi a celebrar el 8 de marzo. Ese día apenas hubo paros en Navarra.
En Tarragona, en las obras de la Refinería, donde trabajaban 3.000 obreros, estos se plantearon dar una respuesta de clase. El jueves el ambiente era de efervescencia, pero no se concretó nada. Sin embargo, el viernes algunos tajos comenzaron a salir y recoger gente uniéndose en menos de una hora todo el mundo en Asamblea donde se planteó hacer una marcha hasta el centro (más de 10 kilómetros) tratando de recoger a todas las fábricas de la zona industrial. Hubo opiniones en contra, pero al final 2 tercios de los reunidos decidieron salir. El intento fracasó y muy pocas empresas se unieron. Hubo grupos de obreros que pedían a los manifestantes una cita en las Ramblas para acudir a la salida del trabajo. También se sumó bastante gente del barrio de Buenavista. En las Ramblas hubo follón durante toda la tarde y un obrero marroquí resultó muerto por la policía que se empleó con el máximo salvajismo.
La experiencia de Tarragona demuestra que las cosas no salen a la primera pero que intentándolo se va haciendo camino. Una empresa con el nivel de conciencia más alto no debe centrar sus fuerzas en luchas de empresa, su mayor conciencia le debe plantear el hacer suya la tarea de extender y generalizar la acción obrera. En casi todas las zonas hay ejemplos de fábricas que son el motor del movimiento: Kelvinator en Getafe, Superser en Pamplona, Standard en Madrid, Duro-Felguera en Gijón, Caf en Beasain...
En Euzkadi todas las organizaciones políticas y sindicales llamaron unitariamente a una jornada de lucha para el 8 de marzo. Fue seguida por unas 500.000 personas. Un éxito de número, pero un fracaso desde el punto de vista de la lucha consciente de la clase obrera. ¿Cómo explicar, por ejemplo, que el lunes mataran a u obrero en Basauri y nadie moviera un dedo al día siguiente para protestar por el crimen?
Las jornadas de lucha significaban toda una serie de cosas para el movimiento obrero que es necesario criticar y desmitificar:
En concordancia con lo que significa una jornada de lucha, está el planteamiento de la misma a escala de Euzkadi, con una propaganda que ponía el acento en que los muertos eran vascos asesinados por el centralismo españolista.
La izquierda de todo el país ha aprovechado los muertos para hacer comprender a la población la necesidad de una democracia. Así, tuvieron lugar funerales y cortejos contra la “violencia de un Gobierno” pidiendo “otro democrático que acabe con todo tipo de violencia”.
Marzo de 1976
[1]Ver nuestra hoja internacional De la indignación a la esperanza, https://es.internationalism.org/node/3349 [597]
[2]Como hemos analizado en los artículo de denuncia de la engañifa Podemos que hemos publicado en Acción Proletaria: Ver:/cci-online/201406/4033/podemos-un-poder-del-estado-capitalista [926].
https://es.internationalism.org/accionproletaria/201512/4132/trajes-nuev... [1058], y
[3] Hubo un primer núcleo, formado por elementos que se formó en 1973 y que participó en el proceso de discusiones que daría lugar a la fundación de la CCI en 1975. Este núcleo se separó del proceso en 1974 por discrepancias de tipo activista y obrerista, alejándose sus integrantes de toda actividad política. Un nuevo conjunto de militantes tomó contacto con la CCI en 1975 y tras una serie de discusiones se integró definitivamente en septiembre de 1976.
[4] Ver nuestro libro 1936: Franco y la República masacran al proletariado, se puede encontrar en nuestra web y se puede solicitar como libro en papel. Ver https://es.internationalism.org/booktree/539 [922]
[5] Ndr: OICE, Organización de la Izquierda Comunista de España, “Revolución” es su prensa, era una de las organizaciones de la llamada extrema izquierda, que en realidad es lo que llamamos izquierda del capital y que reivindicándose de algunas posiciones de la izquierda comunista en realidad pervertía las mismas y hacia el papel de encuadramiento de los movimientos autónomos del proletariado y su encallamiento en callejones sin salida. Muestra de ello es esta posición según la cual habría otras fracciones de la burguesía democrática con las que la explotación capitalista seria tolerable
[6] Ndr: Con esta expresión se hacía referencia en aquellos años a la parte del Estado que pretendía seguir anclada al franquismo
[7]Ndr: ORT, Organización Revolucionaria de Trabajadores; MCE, Movimiento Comunista de España; PTE, Partido de los Trabajadores de España, eran tres organizaciones izquierdistas
[8] LC: Liga Comunista, grupo trotskista.
[9] Camacho (1918-2010) fue organizador de la desviación hacia un terreno sindical de las iniciativas de comisiones obreras creadas en las luchas hacia el planteamiento capitalista de una organización permanente ya en tiempos del franquismo. De ahí nació el sindicato CCOO del cual fue secretario general durante muchos años.
[10] Se trata de un órgano del sindicato vertical franquista que aún estaba vigente en esos meses.
Publicamos a continuación una carta escrita por la CCI en respuesta a un artículo publicado en la web de la Liga Comunista de Tampa, un grupo aparecido recientemente en EEUU. En interés de un debate público entre revolucionarios los compañeros nos pidieron que publicáramos esta carta en nuestra web, informándonos que se encuentran trabajando en una respuesta que será publicada a su vez en su página web.
Estimados compañeros,
Hemos seguido vuestra web con interés. Encontramos muy estimulante la aparición de un grupo que de alguna forma se identifica con las posiciones de la Izquierda Comunista, y que defiende claramente la necesidad que tienen los revolucionarios de organizarse políticamente.
Pensamos que sería fructífero comenzar un diálogo político con vuestro grupo y que – dada la importancia de la cuestión organizativa para los revolucionarios – un buen punto de partida sería el texto “¿Por qué necesitamos un partido mundial?”. Entendemos que este escrito no representa una declaración “programática” del grupo y que podría estar sujeto a desacuerdos en vuestro seno: razón más si cabe, pensamos, para haceros llegar nuestra opinión acerca del texto y contribuir así al debate.
Como ya mencionamos, un texto que llama a la formación de un partido mundial parece ir a contracorriente en un medio dominado por el anarcosindicalismo, el consejismo, la teoría de la comunización y toda clase de variantes del individualismo que florecen en un mundo cada vez más regido por el principio burgués del “cada uno a la suya”. La afirmación clara de la necesidad por parte de los revolucionarios de, no sólo agruparse y organizarse en organizaciones políticas diferenciadas sino también de que estos prepararen el terreno para el futuro partido revolucionario mundial, es una posición valiente, dado el enorme peso de la desconfianza hacia la concepción marxista de la organización revolucionaria. De los mass media a los anarquistas, se nos dice sin cesar que las organizaciones políticas revolucionarias no pueden ser otra cosa que sectas anticuadas, inevitablemente manchadas por la experiencia tóxica del estalinismo. Esto no debería sorprendernos: de la misma forma que la clase obrera es “una clase de la sociedad civil que no es una clase de la sociedad civil”, la organización revolucionaria, que es un producto de esta clase, es esencialmente un cuerpo ajeno en el seno de la sociedad capitalista, y sus militantes no deben desmoralizarse por la inevitable hostilidad que encuentran por parte de los representantes de la ideología dominante en todas sus formas. De este modo, vemos un elemento clave de acuerdo en el mismo título y temática del texto, así como en la crítica que hacéis a los argumentos anarcosindicalistas y consejistas contra las organizaciones políticas y el partido. No estamos de acuerdo en algunas formulaciones en relación a la posibilidad de formar “sindicatos revolucionarios”, pero esta es una cuestión que puede abordarse en otro momento, quizá en un debate sobre las “Posiciones comunes” del grupo de Tampa.
Igual de importante (porque la clase trabajadora es una clase internacional y su revolución puede triunfar únicamente a escala internacional) es el hecho de que el texto contemple al partido como un partido mundial, que debe ser preparado desde hoy a través de un proceso de debates y actividades comunes entre grupos revolucionarios de todo el mundo. De este modo, mientras, como vosotros decís, es totalmente cierto que “formar un partido mundial no es una tarea realizable de forma inmediata”, tampoco es una meta puramente abstracta que se realizará por sí misma en algún punto del futuro: lo que los revolucionarios hacen y dicen hoy juega un papel activo en el proceso que llevará a la formación del partido (o, por el contrario, en la incapacidad de formarlo, que es ciertamente una posibilidad y un peligro). Eso no significa que estemos necesariamente de acuerdo sobre el tipo de organización que necesitamos desarrollar actualmente (volveremos sobre esto más adelante).
En primer lugar, nos gustaría abordar algunas cuestiones sobre la visión del partido que aparecen en el texto que encontramos inconsistentes. Para empezar, el texto utiliza el término “partido de masas” como opuesto a la idea de “partido de vanguardia” basado en una “férrea línea ideológica/teórica impuesta a sus miembros”. En nuestra opinión, la idea de un partido de masas, que se desarrolló en el movimiento obrero a finales del siglo XIX, estaba ligada a la noción del partido como una especie de “gobierno a la espera” que en un momento dado tomaría las riendas de la sociedad, probablemente a través de elecciones parlamentarias; ideas similares perduraron en el movimiento revolucionario surgido de la ruptura con la socialdemocracia oficial durante la I Guerra mundial. El ejemplo más evidente es el del partido bolchevique en la revolución rusa, que interpretó que su papel era el de formar gobierno tras ganar la mayoría en los soviets.
¿No estáis de acuerdo en que la idea del partido de masas que apareció en el siglo XIX estaba ligada al auge del oportunismo en el movimiento obrero?; ¿que el intento de construir una base de masas lo más rápido como fuera posible llevó a la disolución de los principios y a concesiones a la clase dominante, tanto en los partidos de la II Internacional como en los partidos comunistas después de 1920-21? Y podemos añadir que no es casualidad que los principales oponentes al oportunismo en ambas Internacionales fueran corrientes que habían comenzado a elaborar una crítica a la idea del partido de masas: primero los bolcheviques, con el famoso debate a propósito de “quién es miembro de una organización revolucionaria” en el congreso de 1903 del POSDR; y después las Izquierdas italianas y alemanas en la III Internacional, que se apropiaron de lo mejor del bolchevismo, defendiendo que en la nueva época de la revolución proletaria el partido debía estar formado por revolucionarios comprometidos sobre la base de una adhesión voluntaria –no “impuesta” – a un alto nivel de unidad programática. En el periodo que va hasta –e incluso durante– la revolución, tal organización estaría formada necesariamente por una minoría (una “vanguardia” si se quiere) del proletariado.
Pensamos igualmente que la defensa presente en el texto de la idea de un partido de masas implica una regresión hacia posiciones socialdemócratas con respecto a la relación del partido y los consejos, o al menos a una posición muy ambigua respecto a la toma del poder por parte del partido. El texto hace varias referencias a la toma del poder por parte del partido, a la idea de que “el poder de los consejos es esencialmente el poder del partido”. Aunque se señalan los peligros del sustitucionismo, el escrito parece ver el principal remedio a esto en el hecho de que el partido “comparte el poder con el conjunto del movimiento revolucionario, así como con otras tendencias revolucionarias con las que pudiera aliarse”.
Para nosotros, esta visión no escapa a la visión parlamentaria del poder de los consejos que coartó al movimiento en 1917. Estamos plenamente de acuerdo con el texto en que el objetivo del partido es luchar por su programa[1] en el seno de los consejos, que serán un campo de batalla entre posiciones políticas que, en última instancia, representan diferentes intereses de clase, o que contienen confusiones que pesarán terriblemente sobre el proletariado durante la revolución. Pero el papel del partido no es tomar el poder o diluirse en los órganos reales de poder: los consejos. ¿No estáis de acuerdo en que la lección principal de la Revolución rusa fue que la identificación del partido bolchevique con el Estado y su tendencia a sustituir las decisiones de los consejos llevó a la degeneración no sólo del poder de los soviets sino del partido mismo? Pensamos que la claridad sobre este punto es un elemento central en la plataforma de la organización revolucionaria, y por tanto también para el futuro partido. Os remitimos a la polémica que mantuvimos en los años 70 con la CWO sobre esta cuestión, y estaríamos interesados en vuestra opinión al respecto.
En lo referente a la concepción del texto sobre el tipo de organización que debe construirse hoy para preparar el terreno al partido de mañana: en la medida que nosotros no vemos al partido como un partido de masas, sino como una minoría organizada alrededor de un programa claro, creemos que las organizaciones que pueden hacer de puente hacia el futuro partido requieren también de un alto nivel de coherencia política y teórica, basada en una plataforma común que sea algo más que una serie de puntos mínimos. Esto no significa que tales organizaciones, al igual que el futuro partido, deban ser monolíticas, al contrario: una organización marxista viva debe entregarse al debate permanente tanto a nivel interno como con otras tendencias en el movimiento proletario. Pero igualmente pensamos que tales organizaciones son más que círculos de discusión y necesitan impregnarse de lo que Lenin llamó “espíritu de partido”, incluso si no son el partido. Además, deben ser construidas desde el principio sobre una base internacional porque el futuro partido no es (como fue concebido en el pasado, incluso en la III Internacional hasta cierto punto) una federación de secciones nacionales sino una organización mundial única. La experiencia organizativa de este tipo será esencial para el funcionamiento del futuro partido.
Esta visión de las organizaciones actuales como un puente hacia el futuro partido está fuertemente influenciada por el concepto de Fracción desarrollado por la Izquierda italiana en los años 30. La noción de Fracción está ante todo fundada sobre la convicción de que las organizaciones revolucionarias forman parte de una tradición en el movimiento obrero; tradición sin la cual no existirían, y que necesita ser asimilada en profundidad y de forma crítica al mismo tiempo, basada en las nuevas lecciones extraídas de la experiencia de la lucha proletaria y en la práctica de las organizaciones revolucionarias del pasado. El objetivo de su trabajo es preparar los principios programáticos y organizativos que serán la base del nuevo partido. Pensamos que una de las debilidades del texto sobre la cuestión del partido es precisamente el que, salvo algunas líneas al final, no hace suficientemente referencia a las experiencias del pasado, y aún más importante, a los intentos emprendidos por las generaciones y organizaciones revolucionarias precedentes para responder a la misma cuestión planteada por el texto: ¿cómo deben organizarse los revolucionarios de hoy con el fin de preparar el terreno para el partido de mañana?
Nuestra organización ha reeditado recientemente el que pensamos es un texto importante en torno a la cuestión del partido elaborado en 1948 por un grupo heredero de la tradición de la Izquierda italiana: la Izquierda Comunista de Francia[2]. De nuevo, expresaros que estaríamos muy interesados en vuestra opinión sobre este escrito, y por supuesto sobre los comentarios y críticas que contiene esta carta. Esperamos sinceramente que esta carta pueda servir de punto de partida para un debate fructífero entre nosotros, con el fin de clarificar cuestiones, no sólo entre nuestras organizaciones, sino también para el movimiento político proletario en general.
Saludos comunistas
Alf, por la CCI, 22 de agosto de 2015
[1] Con respecto a la cuestión del programa del partido, los diferentes comentarios de lectores al final del artículo indican que la idea que aparece en el texto de que medidas como la destrucción del Estado burgués y la creación de un nuevo poder proletario serían parte de un “programa mínimo” ha causado cierta confusión. Este término, ¿no evoca cierto recuerdo de los viejos partidos socialdemócratas con su programa de reivindicaciones a ser aplicadas en el seno de la sociedad capitalista? Sin embargo, no creemos que la cuestión terminológica sea la más importante aquí: la cuestión real reside en el contenido de las medidas (que nos parecen correctas) y en el hecho de que serían, en efecto, parte de un programa que el partido defienda en el seno de las asambleas y los consejos.
[2] Ver Naturaleza y función del partido político del proletariado, /revista-internacional/201410/4055/sobre-la-naturaleza-y-la-funcion-del-partido-politico-del-proletar [1018]
Hace un siglo, el 1º de mayo de1916, en la Plaza Potsdam en Berlín, el revolucionario internacionalista Karl Liebknecht daba la respuesta de la clase obrera a la guerra que estaba devastando Europa y masacrando a toda una generación de proletarios. Ante una multitud de unos 10.000 trabajadores que habían realizado una manifestación en silencio contra las privaciones provocadas por la guerra, Liebknecht describió la angustia de las familias proletarias ante la muerte en el frente y el hambre en los hogares, concluyendo su discurso (que también fue reproducido y distribuido en la manifestación en forma de folleto) con las consignas de "¡abajo la guerra!" y "¡abajo el gobierno!", lo que provocó su inmediata detención a pesar de los esfuerzos de la multitud por defenderlo. Pero el juicio de Liebknecht al mes siguiente se encontró con una huelga de 55.000 trabajadores en las industrias de armamento, encabezada por una nueva forma de organización del trabajo, los Delegados revolucionarios. Esta huelga fue derrotada a su vez, con muchos de sus dirigentes enviados al frente. Esta y otras luchas estaban fermentando dentro de ambos bandos beligerantes, donde las semillas de la ola revolucionaria que iba a estallar primero en Rusia en 1917 para volver luego a Alemania un año después, obligando a la clase dominante, aterrorizada por la propagación del “virus rojo”, a poner fin a la matanza[1].
Pero sólo se detuvo temporalmente, porque la ola revolucionaria no puso fin a la decadencia del capitalismo y su inevitable impulso hacia la guerra. El acuerdo de “paz” depredador impuesto a Alemania por los vencedores puso en marcha un proceso que, bajo el látigo de la crisis económica de la década de 1930, hundiría al mundo en un holocausto todavía más destructor en 1939-45. E incluso antes de que terminara esa guerra, las líneas de batalla para una guerra mundial ya estaban reunidas, por un lado, Estados Unidos y, por el otro, la URSS estableciendo bloques militares rivales que durante las siguientes cuatro o cinco décadas jugaran sus posiciones a través de una implicación completa en los conflictos locales: Corea, Vietnam, Cuba, Angola, las guerras árabe-israelíes…
Ese período – la llamada Guerra Fría que no lo fue tanto para todos los millones que murieron bajo las banderas de la "liberación nacional" o las de la "defensa del mundo libre contra el comunismo"– es ya historia, pero la guerra en sí está todavía más extendida que nunca. La desintegración de los bloques imperialistas después de 1989, pese a las promesas de los políticos y sus filósofos a sueldo, no trajo un "nuevo orden mundial" o el "fin de la historia", sino un creciente desorden mundial, una sucesión de conflictos caóticos que conlleva una gran amenaza para la supervivencia de la humanidad del mismo modo que la amenaza de guerra nuclear en el período anterior.
Así nos encontramos en 2016 ante territorio inmenso de guerras desde África a través del Oriente Medio hasta Asia Central; con crecientes tensiones en el Lejano Oriente donde el gigante chino se enfrenta a los japoneses y sobre todo a sus rivales norteamericanos; con una situación candente en Ucrania donde Rusia pretende recuperar la gloria imperialista perdida con el desmoronamiento de la URSS.
Como la guerra en la ex Yugoslavia, uno de los primeros y mayores conflictos de la época 'post bloques', la guerra en Ucrania se está llevando a cabo en las mismas puertas de Europa, cerca de las tierras clásicas del capitalismo mundial y, por tanto, cerca de las fracciones más importantes de la clase obrera internacional. Las olas de refugiados que buscan escapar de las zonas de guerra en Siria, Irak, Libia, Somalia o Afganistán proporcionan una prueba más de que Europa no es ninguna isla a salvo de la pesadilla militar que azota a gran parte de la humanidad. Al contrario, las clases dominantes de los países capitalistas centrales, de las "grandes democracias", han sido un elemento activo en la proliferación de la guerra en este período, a través de toda una serie de aventuras militares en la periferia del sistema, desde la invasión de Afganistán y la primera guerra del Golfo en 1991 y la de Irak hasta comienzos del siglo XXI con las más recientes campañas de bombardeos en Libia, Irak y Siria. Y estas aventuras a su vez agitaron el avispero del terrorismo islámico, el cual una y otra vez ha tomado venganza sangrienta en los centros capitalistas, desde el ataque a las Torres Gemelas en 2001 hasta las matanzas de París del año 2015.
Aunque la crisis de los refugiados y los ataques terroristas son un recordatorio constante de que la guerra no es ninguna realidad "externa", Europa y Estados Unidos siguen apareciendo como 'paraísos' en comparación con gran parte del mundo. Esto se demuestra en que las víctimas de guerras en África y Oriente Medio – o de la pobreza aguda y guerras de la droga en México y Centroamérica – están dispuestas a arriesgar sus vidas para llegar a las costas de Europa o cruzar la frontera hacia Estados Unidos. Y ciertamente, todos los ataques contra los niveles de vida de la clase obrera que hemos visto en las últimas décadas, a pesar del crecimiento de la pobreza y la falta de vivienda en las grandes ciudades de Europa y Estados Unidos, las condiciones de vida del proletariado en esas regiones todavía parece un sueño inalcanzable para aquellos que han sufrido directamente los horrores de la guerra. Sobre todo, desde 1945 no ha habido ningún conflicto militar entre las grandes potencias de Europa – un llamativo contraste con el período 1914-45.
¿Será que la guerra es impensable entre las grandes potencias porque los gobernantes han aprendido las lecciones de 1914-18 o 1939-45 y han formado poderosas organizaciones internacionales?
De hecho ha habido cambios importantes en el equilibrio de fuerzas entre las grandes potencias desde 1945. Estados Unidos emergió como la verdadera ganadora de la II Guerra Mundial y fue capaz de imponer sus términos a las potencias postradas de Europa: no más guerras entre potencias europeas occidentales, sino cohesión económica y militar como parte de un bloque imperialista encabezado por Estados Unidos para contrarrestar la amenaza de la URSS. Y a pesar de que el bloque occidental perdió esta razón crucial de su existencia después de la caída de la URSS y su bloque, la alianza entre los ex acérrimos rivales en el corazón de Europa – Francia y Alemania – se mantiene relativamente firme.
Todos esos y otros elementos entran en la ecuación y podrá leerse acerca de ellos en los trabajos de historiadores académicos y analistas políticos. Pero hay un elemento clave del que nunca hablan los comentaristas burgueses y es la verdad contenida en las líneas con las que se inicia el Manifiesto Comunista de que la historia es la historia de la lucha de clases, y que ninguna clase dominante digna de ese nombre puede permitirse ignorar la amenaza potencial de la gran masa de humanidad a la que explota y oprime. Esto es particularmente relevante cuando se trata de hacer la guerra, pues lo que ante todo exigen los capitalistas es la sumisión y el sacrificio del proletariado.
En el período antes y después de 1914, las clases dominantes de Europa siempre estuvieron preocupadas por si una gran guerra pudiera provocar una respuesta revolucionaria de la clase obrera. Sólo se sintieron seguras para dar los fatídicos últimos pasos hacia la guerra cuando se aseguraron de que las organizaciones que la clase obrera había construido durante décadas, los sindicatos y los Partidos Socialistas, no seguían siendo fieles a sus declaraciones oficiales internacionalistas y que, de hecho, empujarían a los trabajadores a ir hacia los frentes militares. Y como ya hemos señalado, la propia clase dominante (incluso si en algunos casos tuvo que asumir una nueva forma, como en Alemania donde los "socialistas" sustituyeron el Káiser) se vio obligada a poner fin a la guerra con el fin de bloquear el peligro de la revolución mundial.
En la década de 1930, una nueva guerra fue preparada por una derrota mucho más brutal y sistemática de la clase obrera, no sólo mediante la corrupción de las organizaciones revolucionarias que se habían opuesto a la traición de los socialistas, no sólo mediante la movilización ideológica de la clase obrera en la "defensa de la democracia" y el "antifascismo", sino también por medio del terror del fascismo y el estalinismo. Y de imponer ese terror también se ocuparon las democracias al final de la guerra: allí donde hubo posibilidades de rebelión de la clase obrera, en Italia y Alemania, los británicos, en particular, se aseguraron de que nunca alcanzaran las alturas de un nuevo 1917, mediante bombardeos aéreos masivos de las concentraciones de la clase obrera o dando a los verdugos fascistas el tiempo necesario para suprimir el peligro.
El auge económico que siguió a la Segunda Guerra Mundial y el desplazamiento de los conflictos imperialistas a los márgenes del sistema significó que podría evitarse un enfrentamiento directo entre los dos bloques en el periodo de 1945 a 1965, aunque si hubo ocasiones en que tal enfrentamiento estuvo peligrosamente cerca. En aquel período la clase obrera todavía no se había recuperado de su derrota histórica y no era un factor importante en el bloqueo del camino a la guerra.
La situación cambió sin embargo después de 1968. El final del boom de la posguerra se encontró con una nueva y no derrotada generación de la clase obrera, que se implicó en una serie de luchas importantes anunciadas por la huelga general en Francia en 1968 y el “otoño caliente” de 1969 en Italia. El retorno de la crisis económica abierta agudizó las tensiones imperialistas y, por lo tanto, el peligro de un conflicto directo entre los bloques, pero en ninguno de los dos bandos de la división imperialista la clase dominante podía estar segura de que sería capaz de persuadir a los trabajadores a dejar de luchar por sus intereses materiales y darlo todo por una nueva guerra mundial. Esto quedó claramente demostrado con la huelga de masas en Polonia en 1980. Aunque acabó derrotada, mostró claramente a las facciones más inteligentes de la clase dominante rusa que nunca podría confiar en los trabajadores de Europa Oriental (ni siquiera, probablemente, en los de la misma URSS, que también habían comenzado a luchar contra los efectos de la crisis) para que participasen en una desesperada ofensiva militar contra Occidente.
Esa incapacidad para ganar a la clase obrera para su proyecto de guerra era así un elemento central en la ruptura de los dos bloques imperialistas y el aplazamiento de toda perspectiva de una “clásica” tercera guerra mundial.
Si la clase obrera, incluso cuando no es todavía consciente de su propio proyecto histórico, puede tener un peso tan importante en la situación mundial, ¿habrá que tener en cuenta ese peso para explicar las razones por las cuales la oleada bélica no ha alcanzado todavía los países centrales del capitalismo? O dicho desde otro ángulo: si hay tanta barbarie y destrucción irracional cerniéndose sobre África entera, Oriente Medio y Asia Central, ¿no se debería esto a que la clase trabajadora es débil, porque tiene poca tradición de lucha y poca política de clase independiente, porque está dominada por el nacionalismo, por el fundamentalismo religioso – y también por ilusiones de alcanzar una "democracia" que sería un paso adelante?
Podemos entender mejor esto mirando el destino de las revueltas que sacudieron el mundo árabe (e Israel) en 2011. Movimientos que, a pesar de que involucraban a diferentes capas de la población, tuvieron la fuerte huella de la clase obrera - Túnez, Egipto e Israel-, y hubo importantes logros en la lucha: tendencias hacia la autoorganización con asambleas en la calle, hacia la ruptura con las divisiones religiosas, étnicas y nacionales. Fueron estos elementos los que iban a inspirar luchas en Europa y Estados Unidos ese mismo año, sobre todo el movimiento de los Indignados en España. Pero el peso de la ideología dominante bajo la forma de nacionalismo, religión e ilusiones en la democracia burguesa era todavía muy fuerte en esas tres revueltas en Oriente Medio y África del norte, conduciendo a falsas soluciones, como en Egipto donde, tras la caída de Mubarak, el gobierno islamista represivo, fue sustituido por otro gobierno militar aún más represivo. En Libia y Siria, donde la clase obrera es mucho más débil y tenía poca influencia en las revueltas iniciales, la situación degeneró rápidamente en conflictos militares, impulsados por las potencias regionales y mundiales que buscaban avanzar sus peones. En estos países, la sociedad se ha desintegrado, demostrando muy gráficamente lo que puede suceder si no se contrarrestan las tendencias a la autodestrucción de un capitalismo senil. En una situación así, se ha perdido toda esperanza de una respuesta proletaria a la guerra, y por eso la única solución para muchos ha sido intentar salir, huir de las zonas de guerra sin importar el riesgo.
En el período comprendido entre 1968 y 1989, la lucha de clases fue un obstáculo para la guerra mundial. Pero hoy la amenaza de la guerra toma una forma diferente y más insidiosa. Para encuadrar a la clase obrera de los dos grandes bloques organizados, la clase dominante de ambos bandos habría necesitado romper todas las resistencias a nivel económico y alistar a la mayoría de la clase obrera detrás de temas ideológicos que justificasen un nuevo conflicto mundial. En definitiva habrían requerido la derrota física e ideológica de la clase obrera, similar a lo que el capitalismo logró en la década de 1930. Hoy, sin embargo, en ausencia de los bloques, la propagación de la guerra puede tomar la forma de un deslizamiento gradual, aunque con aceleraciones, hacia un sinnúmero de conflictos locales y regionales, los cuales atraen a cada vez más potencias locales y regionales, y detrás de ellas a las potencias mundiales, arrasando más y más partes del planeta y que, combinados con la destrucción progresiva del medio natural y de la estructura de la vida social, podría significar una caída irreversible en la barbarie, eliminando de una vez por todas la posibilidad de que la sociedad humana pase a un nivel superior.
Este proceso que describimos como la descomposición del capitalismo, está ya muy avanzado en lugares como Libia y Siria. Para evitar que ese nivel de barbarie se extienda a los centros del capitalismo, la clase obrera necesita algo más que una resistencia pasiva y más que una simple resistencia económica. Necesita una perspectiva política positiva. Es necesario afirmar la necesidad de una nueva sociedad basada en el auténtico comunismo propugnado por Marx y todos los revolucionarios que le siguieron.
Hoy parece haber signos de la emergencia de tal perspectiva. La clase obrera ha estado metida en una experiencia larga y difícil desde finales de la década de los 80: campañas intensivas de la burguesía sobre la muerte del comunismo y el fin de la lucha de clases dirigidas contra toda idea de que la clase obrera pueda tener su propio proyecto para la transformación de la sociedad. Al mismo tiempo se está produciendo un avance desbocado de la descomposición que corroe las entrañas de la clase, socavando la confianza en el futuro, engendrando la desesperación, el nihilismo y todo tipo de reacciones desesperadas, desde la adicción a las drogas hasta el fundamentalismo religioso y la xenofobia. La pérdida de ilusiones en los partidos “obreros” tradicionales, sin alternativas claras, ha intensificado el alejamiento de la política, dando impulso a nuevos partidos populistas de izquierda y derecha. A pesar de cierto renacimiento de las luchas entre 2003 y 2013, la ausencia de la lucha de clases y la falta de desarrollo de la conciencia de clase, que eran ya palpables en los años 90, ahora parecen estar aún más arraigadas.
Y esas no son todas las dificultades que enfrenta la clase obrera. Hoy el proletariado, a diferencia de 1916, no se enfrenta a una situación de guerra mundial donde toda forma de resistencia está obligada a asumir un carácter político desde el principio, sino que enfrenta una lenta profundización de la crisis económica controlada por una burguesía muy sofisticada que hasta ahora ha conseguido evitar a los trabajadores en los centros del sistema los peores efectos de la crisis y, sobre todo, de toda participación a gran escala en un conflicto militar. De hecho cuando se trata de una intervención militar en las regiones periféricas, la clase dominante de los países centrales ha sido muy prudente, utilizando fuerzas sólo profesionales y aun así prefieren ataques aéreos y los drones para minimizar la pérdida de vidas de soldados que pudieran llevar a disensiones en los ejércitos y en el propio país.
Otra diferencia importante entre 1916 y hoy: en 1916, decenas de miles de trabajadores fueron a la huelga en solidaridad con Liebknecht. Él era conocido por los trabajadores porque el proletariado, a pesar de la traición del ala oportunista del movimiento obrero en 1914, no había perdido el contacto con todas sus tradiciones políticas. Hoy las organizaciones revolucionarias son una minúscula minoría prácticamente desconocida dentro de la clase obrera. Este es otro factor que inhibe el desarrollo de una perspectiva política revolucionaria.
Con todos estos factores aparentemente apilados contra la clase obrera, ¿tiene todavía sentido pensar que ese desarrollo sea posible hoy?
Hemos descrito la fase de descomposición como la fase final de decadencia capitalista. En 1916, el sistema apenas había entrado en su época de decadencia y la guerra había intervenido mucho antes de que el capitalismo hubiese agotado todas sus posibilidades económicas. Dentro de la clase obrera había ilusiones todavía profundas en la idea de que si tan solo la guerra pudiera ser detenida, sería posible volver a la época de la lucha por reformas graduales dentro del sistema – ilusiones que fueron utilizadas por la clase gobernante poniendo fin a la guerra e instalando en el poder al Partido Socialdemócrata en un país clave como Alemania.
Hoy la decadencia del capitalismo está mucho más avanzada y la falta de futuro percibida por muchos es un reflejo real del callejón sin salida del sistema. La burguesía evidentemente no tiene solución a la crisis económica que se ha prolongado durante más de cuatro décadas, no hay alternativas al deslizamiento en la barbarie militar y a la destrucción del medio ambiente. En resumen, los retos son incluso mucho mayores que hace 100 años. La clase obrera enfrenta un enorme desafío: la necesidad de proporcionar sus propias respuestas a la crisis económica, a la guerra y al problema de los refugiados, para proporcionar una nueva visión de la relación del hombre con la naturaleza. El proletariado necesita más que una serie de luchas en el lugar de trabajo: necesita hacer una crítica total de todos los aspectos de la sociedad capitalista, tanto teórica como prácticamente.
No es de extrañar que la clase obrera, ante la perspectiva que ofrece el capitalismo y la inmensa dificultad de encontrar sus propias alternativas, caiga de nuevo en la desesperación. Y sin embargo hemos visto destellos de un movimiento que empieza a buscar esta alternativa, sobre todo en el movimiento de Indignados de 2011 que no sólo abrió la puerta a la idea de una nueva forma de organización social – una idea concretada en el lema "todo el poder a las Asambleas" –, sino también a la posibilidad de aprender por uno mismo a conocer el sistema que se está criticando y que hay que suplantar.
Sin duda la nueva generación de proletarios que condujo esta revuelta aún es muy inexperta, carece de formación política e incluso claramente no se ve a sí misma como clase trabajadora. Y sin embargo las formas y métodos de lucha que emergieron en esos movimientos, tales como las asambleas, estaban a menudo profundamente arraigadas en las tradiciones de lucha de la clase obrera. Y más importante aún, el movimiento de 2011 vio la aparición de un internacionalismo genuino, expresado en el hecho de que la clase trabajadora de hoy es más global de lo que fue en 1916; que es parte de una inmensa red de producción, distribución y comunicación que une a todo el planeta; y que comparte muchos de los problemas fundamentales en todos los países a pesar de las divisiones que la clase explotadora siempre trata de imponer y manipular. Los Indignados fueron muy conscientes de adónde condujeron las revueltas en Oriente Medio, y algunos de ellos incluso se consideraron parte de una "revolución mundial" de todos aquellos que están excluidos, explotados y oprimidos por esta sociedad.
Este internacionalismo embrionario es muy importante. En 1916-17 el internacionalismo era algo muy concreto e inmediato. Tomó la forma de fraternización entre los soldados de ejércitos opuestos, de deserciones masivas y motines, huelgas y manifestaciones contra la guerra en sus países de origen. Aquellas acciones fueron las realizaciones prácticas de las consignas propugnadas por las minorías revolucionarias cuando estalló la guerra: "el principal enemigo está en casa" y "convertir la guerra imperialista en una guerra civil".
Hoy el internacionalismo suele empezar con formas más negativas y aparentemente abstractas: en la crítica del marco burgués del Estado nación para resolver el problema de la guerra, el terrorismo y los refugiados; en el reconocimiento de la necesidad de ir más allá de la competencia entre los Estados nacionales para superar la crisis económica y ecológica. Pero, en ciertos momentos, puede adoptar formas más prácticas: en los lazos internacionales, virtuales y físicos, entre los participantes en las revueltas de 2011; en actos espontáneos de solidaridad hacia los refugiados por los trabajadores de los países centrales, a menudo desafiando la propaganda xenófoba de la burguesía. En algunas partes del mundo, por supuesto, la lucha directa contra la guerra es una necesidad, y donde existe una importante clase obrera, como en Ucrania, hemos visto signos de resistencia al servicio militar obligatorio y las protestas contra la escasez causada por la guerra, aunque aquí otra vez la falta de una oposición proletaria coherente al militarismo y al nacionalismo ha debilitado seriamente la resistencia a la guerra.
Para la clase obrera de los países centrales, la implicación directa en la guerra no está en la agenda inmediata y la cuestión de la guerra todavía puede parecer alejada de las preocupaciones cotidianas. Pero como lo muestran en realidad la "crisis de los refugiados" y los ataques terroristas en esos países, la guerra se convertirá cada vez más en una preocupación diaria para los trabajadores en el corazón del capital, unos trabajadores que, por un lado, están en una mejor posición para profundizar en la comprensión de las causas de la guerra y su conexión con la crisis global e histórica del capitalismo; y por otro, para golpear el corazón de la bestia, o sea, los países centrales del sistema imperialista.
Amos 16.1.16
[1] Para un tratamiento más profundo de estos eventos véase “Frente a la guerra, el proletariado revolucionario reanuda con sus principios internacionalistas” en Revista Internacional 133 (2008)
El artículo siguiente, escrito en noviembre de 2015 por Welt Revolution, publicación de la CCI en Alemania, es una contribución sobre el problema de los refugiados que hoy se plantea en ese país. Hay algunos de los aspectos de este análisis que no se pueden transponer fácilmente a otros países de Europa. Por ejemplo el problema demográfico tratado en este artículo se presenta de otro modo en España o en Italia donde existe una alta tasa de paro entre los jóvenes a pesar de un bajo índice de natalidad. Debido al peso económico y político de Alemania en la Unión Europea y en el mundo, este artículo tiene su importancia fuera de sus fronteras nacionales. Agradecemos a un compañero muy próximo la traducción realizada.
Cuando, a principios de septiembre, la canciller Merkel abrió de par en par, de modo tan sorprendente como repentino, las puertas de la tierra prometida alemana (que desde entonces se han ido cerrando poco a poco) a los miles de refugiados que acampaban en unas condiciones indignantes en la estación central de Budapest y sus alrededores, cuando Merkel defendió con palabras llenas de emoción la apertura de las fronteras para los refugiados sirios frente a las críticas que se levantaron en su propio campo y cuando declaró que, a pesar de las protestas cada vez más explícitas por parte de unos ayuntamientos literalmente desbordados, no existía un límite máximo para la acogida de los refugiados políticos, el mundo entero se preguntaba por qué Merkel, conocida más bien por “reflexionar pensando en las consecuencias”, sopesándolas antes de actuar, se empeñaba en tal “aventura”. Pues, de hecho, es una ecuación con bastantes incógnitas la que se le presenta a la Gran Coalición[1] que dirige Alemania. Se plantea así el problema de cómo detener el flujo de refugiados: hace poco eran 800 000 refugiados los que iban a llegar a Alemania este año [2015]; había pronósticos que avanzaban incluso que serían por lo menos un millón y medio. Merkel pareció, lo que no es habitual, haber calculado mal el efecto de la política de mano tendida sobre la población local; por primera vez desde hace mucho tiempo, su apoyo ha retrocedido en los sondeos electorales e incluso ha sido superada por un socialdemócrata (el ministro de Asuntos Exteriores, Steinmeier). Además está suponiendo una mala estrategia para frenar el populismo de extrema derecha; el flujo sin fin de refugiados, mayoritariamente musulmanes, es echar leña al fuego de la Alternative für Deutschland (AfD)[2] que está alcanzando, según los sondeos, al SPD, por lo menos en Turingia, convirtiéndose en la tercera fuerza política.
¿Por qué el gobierno de coalición bajo la dirección de Merkel y Gabriel[3] se ha empeñado en un juego tan peligroso? ¿No se tratará de una respuesta a los ataques contra Merkel[4] tras la crisis griega para mejorar su imagen ¿O es por puro sentimentalismo? O tal vez sea que el enternecimiento de Merkel en su último mitin municipal, sobre el destino de la niña palestina amenazada de expulsión, o la desbordante emoción de Gabriel, a propósito de la suerte no menos cruel de una familia siria en el campo de refugiados que visitó en Jordania, eran sinceros. Incluso los políticos burgueses, bien se sabe, tienen su corazoncito.
Desde nuestro punto de vista la política de las puertas abiertas tiene, de modo preponderante, causas más vulgarmente materiales. Tiene motivos no tan altruistas ni desinteresados como los que incitan al compromiso a los numerosos voluntarios en la población, sin los cuales el caos que reina en los centros de acogida para los demandantes de asilo sería, sin duda, incomparablemente mayor. Sus motivos tienen una importancia que supera ampliamente los riesgos y los efectos inducidos de ese tipo de política. Examinemos en detalle los objetivos secretamente perseguidos por la “política de apertura de las fronteras”.
Desde hace ya unos años, el "problema demográfico" obsesiona a los medios de comunicación. Según el Instituto Federal de Estadísticas, la República Federal se encuentra amenazada por el envejecimiento y la disminución de la población nacional, que disminuirá en 7 millones de personas, hasta caer a los 75 millones en 2050. Ya desde la reunificación de 1989, la población global alemana se ha reducido en tres millones, en particular por la caída dramática de las tasas de natalidad en el Este de Alemania. Como lo muestra una abundante literatura de estos últimos años, parece claro para la burguesía alemana que ese proceso no se detiene, y que si continuase desembocará a largo plazo en una considerable pérdida de influencia y prestigio del capitalismo alemán, ya sea en lo económico como en lo militar o político.
Ya hoy, la ausencia de mano de obra bien formada es un freno para el vigor de la economía alemana. En cerca de una sexta parte de las ramas profesionales, falta personal cualificado, lo que adquiere una proporción de tales dimensiones que dificulta la competitividad en un buen número de empresas, según declaraciones de sus ejecutivos. Según un estudio de Prognos AG (Arbeitslandschaft 2030): "en 2015 falta cerca de un millón de licenciados -180 000 más que el número esperado por los economistas para este mismo año, antes de la llegada de los refugiados. En cuanto a la mano de obra cualificada profesionalmente, la carencia se calcula también en un millón tres cientos mil. Y faltarán incluso en las empresas cerca de 550 000 obreros sin cualificación en 2015”[5]. En la Alemania oriental, la ausencia de personal cualificado lleva a un círculo vicioso: la huida de mano de obra joven hacia la Alemania occidental, en tasas superiores a la de los que llegan, provoca el cierre de pequeñas y medianas empresas, lo que a su vez acelera aún más el proceso de partida.
En esta situación, el numeroso flujo de refugiados de guerra de estas últimas semanas es un auténtico maná caído del cielo para la economía alemana. Y ésta se muestra muy agradecida: Telekom ofrece su ayuda para el alojamiento y la comida de los refugiados, e incluso ayuda personalizada ante las instancias oficiales. Audi ha gastado cerca de un millón de euros en iniciativas a favor de los refugiados. Daimler y Porsche están pensando crear plazas de aprendiz para jóvenes refugiados. Bayer apoya iniciativas de sus empleados a favor de los refugiados. Obviamente la “responsabilidad social” de la que se enorgullecen las empresas, sirve en realidad sus intereses. Se trata simplemente de beneficiarse del potencial de explotación que contienen los refugiados.
Los refugiados sirios, en especial, son una fuente interesante de capital humano del que las empresas alemanas tienen una necesidad acuciante. En primer lugar son en su gran mayoría jóvenes, podrían contribuir así a rejuvenecer la pirámide de población en las empresas y, en general, hacer bajar la edad media de la sociedad. En segundo lugar, los refugiados sirios están claramente mejor formados que otros refugiados, como lo muestran las encuestas de la BAMF (Bundesamt für Migration und Flüchtlinge: Oficina Federal para Migraciones y Refugiados) [1061]. Más de una cuarta parte posee una formación universitaria y representa una fuente especialmente lucrativa de mano de obra, ya que cualificaciones profesionales como ingenieros, técnicos, médicos, personal sanitario, entre otras, son ampliamente buscadas. Las empresas alemanas se benefician de estos refugiados desde un doble enfoque: primero, les permite afrontar los déficits en mano de obra; además el capital alemán se beneficia del efecto (estudiado en los años 70 bajo la expresión “fuga de cerebros”) de la absorción de la mano de obra altamente cualificada del tercer mundo ahorrándose una parte considerable de sus costes de reproducción (es decir los costes de educación, escuela, universidad…) en detrimento de sus países de origen.
Vayamos a la tercera ventaja que suponen los refugiados sirios, lo que les hace tan atractivos para la economía alemana. Se trata de la motivación extraordinaria de estos seres humanos que tanto fascina a los jefes de la economía, como el presidente de Daimier, Dieter Zetsche. La mentalidad de estos seres humanos completamente impotentes, sometidos durante años al terror de las bombas incendiaras de El Asad o al horror del Estado Islámico, que lo han perdido todo de su vida anterior y han vivido la terrible experiencia de la huida hacia Europa, se encuentran presos de su agradecimiento al sistema de explotación capitalista. Huidos del infierno, están listos para trabajar duramente por pequeños salarios, pensando que, para ellos, su vida no puede sino mejorar. Es exactamente la misma mentalidad que la de las Trümmerfrauen ("las mujeres de los escombros")[6] que en lugar de someterse a la fatalidad y quedarse de brazos cruzados, sólo con sus manos limpiaron de ruinas las ciudades alemanas devastadas, siendo una parte decisiva de la reconstrucción y del Wirtschaftswunder “milagro económico” alemán de la posguerra[7], algo que los economistas burgueses olvidan y no por descuido.
Esa energía, ese estado de ánimo, de una increíble iniciativa que testimonian también los refugiados sirios, ofrecen para la burguesía alemana una prometedora fuente de capital humano y de ganancias. Además, como en el caso de los inmigrantes de los años 60 y 70, corren el riesgo, a corto plazo, de servir de mano de obra barata a disposición del capital para mantener cuando no aumentar su presión sobre los salarios.
Los refugiados sirios, además, son una masa de maniobra para el imperialismo alemán, como por otra parte se ha comprobado durante los días y las semanas pasadas, en el contexto de la agravación de la guerra civil en Siria. Y eso desde varios enfoques: el gobierno federal, por ejemplo, instrumentaliza la cuestión de los refugiados, no sólo en un plano moral, sino también en la dimensión política, poniendo en la picota a otros países, incluidos los países tradicionales de inmigración, especialmente Estados Unidos, por su reticencia a acoger refugiados. Estos últimos días, hemos podido ver claros indicios de que Alemania está dando una nueva orientación a su política hacia Siria. Relacionando de un modo inteligente el drama de los refugiados con una pretendida solución del conflicto sirio, los principales representantes de la política exterior alemana (Steinmeier y Genscher entre otros) han argumentado la necesidad de integrar a Rusia, Irán e incluso (temporalmente) al verdugo El Asad en el proceso de paz en Siria. Aún más, Berlín y el Kremlin están totalmente de acuerdo para limitar la guerra en Ucrania, de modo que todas las fuerzas se concentren en la gestión de la situación en Siria. Incluso el paso de las palabras a los hechos por parte de Rusia al desplegar fuerzas militares suplementarias en la ciudad siria de Latakia, no ha sido un motivo de especial enfado para el gobierno federal de Alemania. El ministro de Economía, Sigmar Gabriel, ha reclamado el final de las sanciones económicas hacia Rusia, afirmando que “no se pueden mantener a largo plazo las sanciones y reclamar por otra parte (…) la colaboración”.
Con esta reorientación, la política alemana se acerca, por primera vez desde la guerra en Irak, a un nuevo enfrentamiento con Estados Unidos. Este país, por medio del Departamento de Estado (Asuntos Exteriores) ha alzado, en los últimos tiempos, el tono frente a El Asad, ni tampoco les ha gustado mucho la última ofensiva diplomática de Putin en la última Asamblea General de la ONU. La actitud de EE.UU hacia el Estado Islámico es, por el contrario, muy ambivalente; su papel en el avance del Estado Islámico como movimiento de masas ha sido de lo más dudoso, y la tibieza con la que los Estados Unidos los ataca, plantea toda una serie de cuestiones en cuanto a las verdaderas intenciones del imperialismo americano frente a esa organización terrorista.
El cambio de curso habido en la política exterior alemana parece, en parte, ser el resultado de las intervenciones y de la presión de la industria alemana. En el seno de ésta, las críticas hacia las sanciones tomadas contra Rusia se acrecientan en la medida en que es la economía alemana la que soporta los daños más importantes, mientras que las grandes empresas americanas como Bell y Boeing continúan realizando negocios muy importantes con Rusia a pesar de las sanciones. Mientras que el volumen de las transacciones de la economía alemana en el comercio con Rusia se ha hundido un 30%, en el mismo período el volumen de los negocios entre Estados Unidos y Rusia subió un 6%. Además de estas razones económicas, los argumentos políticos entran igualmente en los cálculos del capitalismo alemán contra el mantenimiento del embargo económico hacia Rusia. Al no disponer de un potencial militar de amenaza y disuasión comparable al de EE.UU, el imperialismo alemán tiene que utilizar otros medios para hacer valer su influencia a nivel mundial. Uno de esos medios es su potencia económica e industrial que la política alemana utiliza para forzar el desarrollo de relaciones comerciales. Un aspecto que muestra la amalgama entre política y negocios así como la instrumentalización política de los proyectos económicos, se puede apreciar en las visitas oficiales a países como China, India, Brasil o Rusia donde la canciller está siempre acompañada por todo un séquito de altos dirigentes de las grandes empresas alemanas, e incluso de representantes de la pequeña y mediana industria de máquinas-herramienta. Por eso, la política de sanciones priva a la burguesía alemana de más de un contrato, lo cual, en fin de cuentas, va en contra de sus intereses imperialistas.
La masa de refugiados sirios acogida por Alemania tiene que ser considerada también como otro medio de compensar su debilidad militar, de modo que así se cierra el círculo. En este contexto, no hay que subestimar el efecto político, a largo plazo, de la pulsión profundamente humana de reconocimiento y gratitud en las relaciones entre países. La evidente simpatía manifestada por los refugiados, profundamente impresionados por la actitud de socorro de una buena parte de la población local, es un aspecto del que la burguesía alemana podrá beneficiarse. Esa gratitud hacia Alemania por parte de muchos recién llegados, puede, a largo plazo, convertirse en una puerta abierta para los intereses del imperialismo alemán en Próximo y Medio Oriente; pueden hacer surgir fracciones pro-alemanas que podrían convertirse en grupos de presión favorables a los intereses alemanes en sus países de origen.
Lo que salta inmediatamente a la vista, es el cambio en la vitrina del nacionalismo alemán. Hasta hace muy poco tiempo (en la crisis griega), calificada en el extranjero como “IV Reich” y sus representantes caricaturizados como nazis, presentados como unos desalmados, Alemania, ahora, se nutre de la gloria adquirida como salvadora de los parias de la Tierra. Los alemanes aparecen ahora como los “buenos”. Nunca desde su fundación, la fama de la República Federal Alemana ha sido tan buena como hoy. Además de su efecto hacia el exterior, este lifting ejerce su influencia también puertas adentro, con la forma del “democratismo”. El Estado alemán presume ahora de cercanía al ciudadano, de apertura al mundo y de tolerancia, poniendo en marcha, de este modo, un proceso funesto para la clase obrera: la disolución de las clases sociales en la unidad nacional. Y la canciller Merkel, la fría doctora en Física, encuentra un placer cada vez mayor en su nuevo papel de Santa Madre, protectora de los solicitantes de asilo. ¿Qué decía? “Si ahora tuviéramos que pedir perdón porque mostramos un rostro amigable en situaciones de urgencia, entonces, éste no es mi país”.
No se puede decir de un modo más pertinente. En los hechos, se trata de mostrar exclusivamente un rostro más simpático. Y detrás del rostro amigo se sigue dividiendo y persiguiendo. Así al mismo tiempo que la “cultura de la bienvenida”, se lleva a cabo una división cínica entre los refugiados de guerra y los “falsos solicitantes de asilo”, una selección despiadada de los “refugiados económicos”, en su mayoría jóvenes de los Balcanes sin otra perspectiva que la pauperización.
Rápidamente, el Estado Federal y los Länder se han puesto de acuerdo para declarar de forma deliberada que Kosovo, Serbia, y Montenegro son países seguros para suprimir de este modo los fundamentos de las demandas de asilo por parte de las personas originarias de esas regiones. Sin embargo, tampoco los “auténticos” peticionarios de asilo evitan los ataques venenosos del mundo político o de los medios de comunicación, como lo mostró el Ministro Federal de Interior, De Maizière, en sus declaraciones contra refugiados recalcitrantes.
Además, algunos medios de comunicación, a pesar de toda la retórica de la canciller de ir hasta el final (“¡Lo vamos a conseguir!”) se muestran incansables para provocar el pánico y las angustias dentro de la población nacional. Se nos habla de pueblos enteros que se dirigen hacia Europa, se denuncia el peligro de ataques terroristas fomentados por los “topos” islamistas que llegan con el ejército de refugiados y se preguntan cuándo “cambiará” la atmósfera en la población. Pero, sobre todo, está incrementándose el coro de quienes nos advierten de modo histérico contra el “desbordamiento” de Alemania por las masas de refugiados, vociferando que el barco está lleno.
No es muy difícil apreciar cuál de las dos vías, la apertura o el cierre de las fronteras, acabará por imponerse. La política de las “fronteras abiertas” no ha sido, se puede partir de este principio, sino un intermedio excepcional, único en el tiempo; el próximo futuro se verá marcado por un nuevo cierre de fronteras, tanto a nivel nacional como en la Unión Europea. En el futuro, como prevén esos planes, la selección de los solicitantes de asilo “útiles” para Alemania se tiene que elegir directamente en sus lugares, en los países de origen. La campaña contra los contrabandistas es especialmente pérfida; no va sólo contra las bandas mafiosas, sino también contra todos aquellos que ayuden a los refugiados a huir sin pedir nada a cambio. “La Unión Europea, que quiere ser un espacio de libertad, de seguridad y de derecho, y sus Estados miembros, han creado un sistema que hace casi imposible, para las personas perseguidas, torturadas y oprimidas que tienen una necesidad urgente de asistencia, encontrar protección en Europa sin recurrir a los pasadores profesionales. Llevar a aquéllos ante los tribunales y meterles en prisión, es hipócrita, contradictorio y profundamente inhumano” escribe a este respecto el Republikanische Anwältinnen und Anwälteverein (RAV) en su Carta de Información "Elogio a los pasadores".
Es incontestable que el mundo vive, con la oleada actual de los refugiados, un drama de unas dimensiones desconocidas hasta ahora. En 2013 había 51,2 millones de personas desplazadas, en 2014 su número alcanzó 59,5 millones, el mayor incremento en un solo año y récord absoluto registrado por la ACNUR (Agencia de Naciones Unidas para los Refugiados) a nivel mundial. Es innegable que poco a poco las cosas escapan a todo control. Tras Siria, Libia amenaza también con deslizarse hacia una guerra civil total, lo que conllevará las mismas consecuencias que en Siria. En los campos de refugiados en Líbano, Jordania y Turquía, donde la gran mayoría de los refugiados de guerra sirios han encontrado asilo, se perfila una migración de masas en dirección a Europa, tras las reducciones drásticas de las ayudas de la ONU y el hambre se añade ahora a la ausencia desesperada de toda perspectiva.
Sin embargo los medios de comunicación se han dedicado a ultra-dramatizar las condiciones ya de por sí dramáticas, añadiendo una nueva capa. Así desde hace ya tiempo, el espectro de una migración de pueblos enteros amenaza al gran público, la televisión difunde el escenario espantoso de millones de africanos que esperan, con sus maletas listas, a aprovecharse de la menor oportunidad para intentar llegar en oleada a Europa. Esas aserciones no sirven sino para fomentar angustia y miedo entre la población europea, y lo mínimo que se puede decir es que no se corresponden, en absoluto, con los hechos. Si examinamos más de cerca los movimientos de refugiados podemos constatar que la mayor parte de ellos en el mundo busca un refugio en los países vecinos a su país de origen; no es sino cuando desaparece la esperanza de retornar que los refugiados que tienen los medios financieros para poder permitírselo, toman la larga y peligrosa ruta hacia Europa, América del Norte o Australia. El rumor de éxodos masivos procedentes de África no tiene ningún tipo de fundamento; las migraciones, en el continente negro, son mucho menos caóticas de lo que nos hacen creer los espantosos anuncios de los medios de comunicación. Con frecuencia, comunidades rurales enteras venden todos sus bienes y enseres para financiar el viaje hacia Europa de un solo joven elegido por el conjunto de la comunidad, que tiene de este modo la responsabilidad de apoyar después a todos los habitantes del lugar. Ese es el modelo de migración por razones laborales practicado desde hace décadas.
Sin embargo, asustado por el número creciente de refugiados, el gobierno federal afirma que se ve obligado a actuar sobre las causas profundas del drama de los refugiados. Pero eso es como la montaña que alumbró un ratón. Lo único que les pasa por la mente a gentes como Merkel y compañía en cuanto a las soluciones profundas para este problema global, no son sino palabras bonitas y algunos cientos de millones de euros para financiar los campos de refugiados en Turquía y Líbano. Ninguna palabra acerca de la responsabilidad de las principales naciones industriales en la destrucción de las bases de existencia de la humanidad en el Tercer Mundo. Demos una vez más la palabra al RAV que se acerca a las auténticas causas de la miseria de presuntos países en desarrollo (Por cierto, cuando hablan de “los europeos” ¿se refieren a “nosotros”?): “Europa ha creado, por muchas razones, las causas y continúa creándolas hoy. Las relaciones políticas que las potencias coloniales han dejado tras ellas después de su retirada, incluyendo los trazados de fronteras abstractas, no son sino una parte. Desde el siglo XVI al siglo XVIII, los europeos han invadido América del Sur, a sangre y fuego, robando oro y plata con barcos repletos que sirvieron de génesis del capital para el florecimiento de la economía. Los europeos han convertido a cerca de 20 millones de africanos en esclavos para venderlos en todo el mundo. Mediante el saqueo de sus materias primas, con la muerte viajando en sus barcos, la explotación de su mano de obra para producir a un menor coste y la exportación de productos alimenticios, que además están altamente subvencionados, lo que acaba con la agricultura de estos países, todavía hoy tenemos atrapada a la población de la mayor parte de los países de emigración”. (Ídem).
La formación de los Estados nacionales en los países industrializados durante el siglo XIX tiene dos fundamentos. El primero de ellos, la centralización económica, era algo muy racional; por el contrario el otro fundamento es de naturaleza completamente irracional. La constitución de naciones durante los siglos XVIII y XIX se basó en mitos fundadores con todo tipo de relatos pero con una idea fundamental, un mito común ficticio unificador: la fábula de una gran comunidad nacional, una misma familia, que se definía por un origen común (el “parentesco de sangre”), la cultura y la lengua. Ese rasgo característico de la nación burguesa de volverse hacia dentro, de replegarse en sí frente al exterior, por un lado, y, por otro, la tendencia hacia el exterior de cualquier capitalista que aspira a la conquista del mundo, es una de las principales contradicciones que atenazan de modo insoluble al capitalismo.
La crisis actual de los refugiados muestra hasta qué punto es delicado conciliar esos dos principios. Si dependiese sólo de los dirigentes económicos, el flujo de refugiados en edad de trabajar no debería, si fuese posible, pararse. No les supondría ningún problema que llegase un millón de refugiados anualmente. Sin embargo lo que tiene sentido desde el punto de vista económico, puede tener consecuencias funestas desde el político. Ya que, en el capitalismo, los refugiados no son sólo pobre gente harapienta sino al mismo tiempo competidores en la lucha por viviendas, la asistencia social, los empleos. Eso no es un motivo de aprensión para los capitalistas pero sí para los beneficiarios de Hartz IV[8], los empleados con bajos salarios, los desarraigados autóctonos.
Sin duda no es la primera vez que una ola de refugiados se extiende por Alemania. Durante los cinco años de la posguerra (1945-1950) más de doce millones de expulsados de las antiguas provincias del Este y de Bohemia-Moravia se dirigieron hacia una Alemania en ruinas, donde la población sufría numerosas privaciones. Es evidente que en aquella época no se planteó la cuestión de la “cultura de la bienvenida”. Muy al contrario, los expulsados se enfrentaron al rencor, el odio y a un rechazo masivo por parte de la población local. Finalmente la integración social, y no sólo profesional de los expulsados, se consiguió con muchas menos dificultades de lo que se temió, debido a dos condiciones: en primer lugar, al hecho de que los expulsados procedían del mismo espacio lingüístico y cultural, en segundo lugar al contexto de la reconstrucción que se inició (por lo menos en la Alemania Occidental) con la creación de la unión monetaria que aspiró toda la mano de obra disponible, hasta el punto de que los empresarios se hacían la competencia mutuamente para lograr mano de obra, convertida en mercancía escasa. Hoy, por el contrario, las masas de los refugiados proceden, sin excepciones, de una zona cultural y lingüística extranjera y se enfrentan a una sociedad que, desde hace varios años, se encuentra en un movimiento constantemente agravado de crisis general donde la guerra por el trabajo, las viviendas, la formación, están tomando unas dimensiones insospechadas, arrastrando a fracciones de la población cada vez más importantes hacia la pauperización.
Además a la crisis general se añade la ausencia de perspectiva, la falta de un contra-proyecto social a la miseria capitalista, de modo que el populismo político se encuentra en su salsa, alimentándose de un fenómeno que Marx llamó “la religión de la vida cotidiana”. Se trata de la mentalidad de la “gente sencilla” que se niega a reconocer que el capitalismo, a diferencia de las formas sociales del pasado, es un sistema despersonalizado, cosificado, dentro del cual el capitalista particular no es un actor soberano en el mercado, sino que, por el contrario, se encuentra movido por éste o, como lo dijo Engels, está dominado por su propio producto, y en el que la clase política se ve empujada por las “necesidades” y no por sus propias predilecciones. Se trata del estado de ánimo pequeño-burgués filisteo, ultrajado, que se rebela airado contra la clase dominante, vituperando a “sus” representantes pero que acaba por arrojarse en brazos de aquéllos a los que hasta hace un rato calificaba, poco menos, que de “traidores al pueblo” con la esperanza de encontrar, de ellos, una protección contra los “extranjeros”. Se trata de una mentalidad totalmente reaccionaria que celebra el conformismo como el ideal supremo, deseosa de desencadenar pogromos contra los que piensan de otro modo, tienen otro color de piel, contra todo lo que es diferente.
El movimiento Pegida[9], establecido principalmente en la Alemania del Este, es todo un ejemplo de esta mentalidad abyecta, obtusa, intolerante e hipócrita. Su grito de guerra “Nosotros somos el pueblo” ignora completamente que la clase obrera, el “pueblo” nunca (usando su vocabulario), ni en Alemania ni en otros lugares (y hoy menos aún), ha presentado la composición homogénea de la que hablan sus fantasías. Su boicot a la “prensa de la mentira” y sus furiosos ladridos contra los partidos establecidos (llegando incluso a las amenazas de muerte hacia los hombres políticos) no ilustran sino su decepción por la “traición” de la política y de los medios de comunicación, como si el fin de estas instituciones profundamente burguesas fuese la de restituir o representar la “voluntad del pueblo”. En realidad, su odio desenfrenado no está dirigido contra la clase dominante sino contra los más débiles de la sociedad, como lo prueban día a día sus concentraciones delante de las residencias de los refugiados, los cobardes ataques contra los albergues de refugiados y extranjeros. Lo que es completamente típico de la mentalidad pogromista es que son justamente los sectores de la población que menos pueden defenderse los que sirven de chivos expiatorios y que encima tienen que pagar los costes de las vidas descompuestas de quienes viven en esa mentalidad (Baste con mencionar el pasado de un criminal de medio pelo como el tal Lutz Bachmann)[10].
El problema del populismo y de la mentalidad pogromista obliga a los partidos establecidos, en particular los partidos de gobierno, a jugar con fuego. Recuerdan, en su acción, al célebre aprendiz de brujo que deja escapar de la botella el (mal) genio del pánico y del odio a los extranjeros, corriendo el riesgo de perder su control. Hasta ahora, al contrario que en la mayor parte de otros Estados europeos, la burguesía alemana había logrado impedir la emergencia de un partido populista, de izquierda como de derecha, lo cual, debido a su pasado funesto, es una preocupación muy importante. Dependerá de cómo se afronte la crisis de los refugiados para que la situación siga así. Todo parece indicar que son los medios populistas de derechas los que, en especial, se beneficiarán de la política de Merkel. Además de AfD que, como hemos mencionado en la introducción, progresa actualmente en los sondeos de opinión, el movimiento Pegida citado más arriba parece navegar con el viento de popa. En las “manifestaciones de los lunes”[11] en Dresde, participan más de 10 000 personas, su potencial agresivo no hace sino aumentar, no sólo de palabra sino también de hechos.
¿Cómo afronta este problema la burguesía alemana? En primer lugar hay que constatar que una parte la clase política no se oponía ya, sustancialmente, a los atentados de la extrema derecha, minimizando su gravedad. Sin embargo, ahora, a los que protagonizan esos ataques se les está calificando de “terroristas”. Esto es importante, ya que, en Alemania, el término de “terrorismo” provoca una serie de reflejos y de asociaciones de ideas con la II Guerra Mundial, donde se procedió masivamente a la pura y simple ejecución de pretendidos saboteadores, o bien despierta el recuerdo del “otoño alemán” de 1977[12] donde los terroristas de la RAF fueron elevados al rango de “enemigo público nº1” del Estado. Además usando la acusación de terrorismo, el Estado emplea grandes medios para impedir que el acoso no supere ciertos límites. Al mismo tiempo, la AfD se encuentra dividida. Finalmente se puede observar cómo los políticos y los medios de comunicación se esfuerzan por ubicar al movimiento Pegida en las proximidades del neonazismo, lo que se ha demostrado siempre como un mecanismo eficaz para aislar en Alemania a los movimientos de protesta, de cualquier color.
Por otra parte, los partidos establecidos hacen todo lo posible para dar la impresión de que ellos comprenden las preocupaciones y angustias de la población. Así el gobierno federal intenta, a golpe de promesas financieras y de presión moral, obligar a otros países de la Unión Europea a acoger una parte de los refugiados sirios –por ahora sin éxito-. La Gran Coalición ha urdido con gran rapidez una ley que permita la expulsión inmediata de los refugiados ("beschleunigtes Abschiebeverfahren") y hasta la ha llegado a aplicar, incluso antes de que entrase en vigor, sólo para poder asegurarle al electorado que le protege frente a la « supercolonización extranjera » (Überfremdung[13]). En el seno del gobierno, se está planteando ya una tasa de expulsión del 50% de los refugiados que han llegado a Alemania. Es esencialmente el presidente de la CSU, Seehofer, y su secretario general, Söder, quienes, asumiendo una división del trabajo, asumen el papel de « policías malos », reclamando con vehemencia el cierre de las fronteras así como la limitación del derecho de asilo reconocido por la Constitución.
En cierto sentido, esas diferentes concepciones en el seno de la Coalición reflejan el espíritu difuso que existe entre la población, es decir entre los asalariados y los desempleados de este país. Existe una creciente y muy ruidosa minoría en el seno de la población en general y de la clase obrera en particular, sobre todo en su componente menos cualificada, con frecuencia socializada en el contexto de la ex RDA y/o que vive en viviendas estatales, que es un medio sensible para las campañas antimusulmanas llevadas a cabo por algunos representantes del mundo de la política o de la cultura (Sarrazin, Broder, Pirinçci, Buschkowsky, etc.) y cuyos portavoces son la CSU y algunos sectores de la CDU[14]. Existe una mayoría silenciosa que, había sido dejada hasta ahora a la iniciativa de jóvenes activistas, procedentes en su mayoría del medio antifascista y que han respondido al acoso racista por medido de bloqueos de calle y manifestaciones, sintiéndose obligados, al ver las imágenes de miseria de los Balcanes, a expresar una dura protesta contra la inacción de los Estados europeos, mostrando su indignación contra los abusos sufridos por los extranjeros en Dresde, Heidenau y Freital, aplaudiendo de modo ostensible a los refugiados y dándoles la bienvenida a su llegada a las estaciones de Múnich, Fráncfort, etc. Son los que han participado como voluntarios en la gestión de las masas de refugiados y enviando a los centros de acogida de todo tipo de donaciones.
La solidaridad espontánea de amplias partes de la población ha sorprendido, obviamente, a la clase dominante y la ha cogido a contrapié. Esta no estaba predispuesta a promover la simpatía hacia los refugiados de guerra sino más bien quería crear una atmósfera de pánico y aislamiento. Sin embargo, Merkel vuelve a revelar nuevamente su olfato infalible para captar el ambiente y el estado de ánimo en el seno de la sociedad. Del mismo modo que ante el gravísimo accidente nuclear de Fukushima (evocado en Alemania con las siglas GAU: Grösster anzunehmender Unfall), donde prácticamente, de un día para otro, se deshizo de las reglas intocables de los conservadores en materia de energía nuclear, Merkel ha vuelto a protagonizar un nuevo giro brusco en materia de política de asilo para poner fin al Acuerdo de Dublín, que hasta ahora había permitido a la burguesía alemana lavarse las manos, elegantemente, de cualquier responsabilidad sobre los refugiados concentrados en Italia o en el resto de las “fronteras exteriores” de la Unión Europea.
Ya hemos mencionado algunos de los motivos que han podido impulsar a Merkel a adoptar su “política de fronteras abiertas”. Es posible, sin embargo, que otro motivo haya contado también para optar por esta política arriesgada. Desde las elecciones al Bundestag de 2005, donde una victoria que le parecía segura se le escapó, porque el entonces Canciller Schröder logró instrumentalizar, contra ella, el giro liberal que ella misma había iniciado en el Congreso de Leizpig de la CDU en 2003. Aprendió, entonces, algunas de las consecuencias que pueden tomar la tendencia de los representantes políticos a no tener en cuenta el espíritu “de la base”. Imaginemos el impacto que podían haber causado las imágenes de cientos de miles de refugiados abandonados a su suerte en la frontera húngara, los grandes titulares que, llegados a esta situación, se habrían propagado durante meses, o cuál habría sido el comportamiento electoral de aquellos que dan hoy la bienvenida a los refugiados de la guerra siria.
Aparentemente existen dos grupos en la población que están muy implicados en la solidaridad con los refugiados. Por una parte los jóvenes que, en otros momentos y en otros lugares habrían participado en movimientos como el anti-CPE (en Francia) o en el de los Indignados. Por otra parte, personas mayores que o bien por propia experiencia o porque recibieron esa tradición transmitida por sus padres de cuando las expulsiones a finales de la II Guerra Mundial, conocen lo que están viviendo los refugiados y no pueden permanecer indiferentes a los campos, las alambradas y las deportaciones. Al haber crecido en aquellas sombrías décadas del siglo XX, esa generación se ha visto impulsada a actuar de modo diferente hoy. La participación importante de los jubilados confirma algo más: el profundo deseo de rejuvenecimiento de la sociedad, de presencia de niños y adolescentes en casa de numerosas personas mayores. Este deseo de rejuvenecimiento es diferente a la petición de más mano de obra joven y barata por parte de la economía alemana. El envejecimiento de la sociedad es un problema central no sólo para el capitalismo, sino simplemente para la humanidad, pues la ausencia de juventud no significa sólo una privación de una fuente de alegría de vivir y de vitalidad para los viejos, sino que además obstaculiza una de las funciones más importantes en la evolución de la humanidad: la transmisión del tesoro de experiencias a la generación de los nietos.
Finalmente se plantea la cuestión de si esta oleada de solidaridad es un movimiento de clase. Nosotros pensamos que no posee ninguna de sus características. Lo primero que salta a la vista es su carácter completamente apolítico; y, por el contrario, la solidaridad que se manifiesta posee un carácter completamente caritativo. No existe prácticamente ningún tipo de discusión, ningún intercambio de experiencias entre jóvenes y mayores, entre autóctonos y refugiados (en última instancia también por la barrera del idioma). Falta un punto de partida cualquiera para una autoorganización de estructuras autónomas, extraestatales. En lugar de eso, los cientos de miles de voluntarios están trabajando para un Estado que, a pesar de los gestos para la galería de Merkel, carece de todo y cuyos representantes después de llevar a los voluntarios hasta el agotamiento debido a la propia inacción del Estado, ahora echan discursos y más discursos sobre los “límites de las capacidades”.
Repitámoslo, la ola de solidaridad que ha cruzado Alemania durante las últimas semanas no se ha desplegado en un terreno de clase. La población trabajadora, sujeto principal de la solidaridad, se ha disuelto sin dejar huellas en el “pueblo”. Fue también el caso del movimiento mundial de solidaridad a favor de las víctimas del tsunami de 2004. Entonces, como hoy, la solidaridad estuvo desprovista de todo tipo de carácter de clase y se expresó en el marco de una campaña interclasista. Sin embargo, a diferencia del tsunami, que ocurrió muy lejos, en Asia, la miseria de los refugiados se despliega ante nuestros ojos, a nuestras puertas, por lo que la solidaridad y todo lo que tiene que ver con ella toman una dimensión muy diferente.
De hecho, la crisis de los refugiados no ha hecho sino comenzar y puede convertirse en una cuestión fundamental para la clase obrera. No está todavía claro cómo reaccionará la clase obrera, o más bien sus sectores preponderantes a nivel nacional e internacional ente tal reto: ¿desarrollando la solidaridad o separando y excluyendo? Si nuestra clase llega a reencontrar su identidad de clase, la solidaridad puede ser un importante medio de unificación en la lucha. Si, por el contrario, no ve en los refugiados sino competidores y una amenaza, si no llega a formular una alternativa a la miseria capitalista, un sistema que obliga a millones de personas a huir, obligados por la amenaza de la guerra o el hambre, entonces nos veremos abocados a una extensión masiva de la mentalidad de pogromo, en la que el proletariado perdería su alma.
FT, 7 de noviembre 2015
[1] La formada por la derecha democristiana y el Partido Socialdemócrata Alemán (SPD)
[2] Alternativa por Alemania es un partido euroescéptico creado en 2013, como reacción frente a las políticas, presentadas como si no hubiese alternativas, llevadas a cabo en el momento de la crisis de la deuda de la zona euro. Se le apoda como el “partido de los profesores” pues cuentan entre sus miembros con numerosos profesores de economía, finanzas públicas y derecho. Presentándose como anti-euro pero no como antieuropeos, su propuesta estrella consiste en la progresiva disolución de la zona euro. Los miembros del partido (que se reivindica como “ni de derechas ni de izquierdas”) se unen a partir del sentimiento de que Alemania ha pagado demasiado por los demás, especialmente mediante los fondos de ayuda para la zona euro, reclamando la vuelta al marco. No es que reivindiquen la salida de Alemania de la zona euro, sino más bien que lo hagan quienes no respeten la disciplina presupuestaria.
En las recientes elecciones regionales de algunos Estados alemanes ha logrado resultados muy significativos: el 24´4% de los votos, segunda fuerza política, en Sajonia-Anhalt, 12´5% de los votos, tercera fuerza, en Renania-Palatinado y un 15´1% en Baden-Württemberg, superando al SPD (véase Wikipedia) (NdT).
[3] Ministro de Economía (SPD
[4] Angela Merkel era entonces uno de los blancos favoritos para toda clase de críticas. (NdT)
[5] Handelsblatt, 9/10/2015.
[6] “Las mujeres de los escombros”: así se nombró a las alemanas y austriacas, muchas de ellas viudas o cuyos maridos ausentes (soldados prisioneros, desaparecidos o inválidos) que, tras la II Guerra Mundial, se pusieron manos a la obra en las c ciudades e iniciaron la reconstrucción del país. (NdT)
[7] Así designa en la historia económica de Alemania, el rápido crecimiento económico en la Alemania Occidental (RFA) y Austria tras la II Guerra Mundial. (NdT).
[8] Las reformas Hartz (debido al nombre de su inspirador) lo fueron del mercado de trabajo para presuntamente “luchar contra el paro y permitir la vuelta a la actividad de los beneficiarios de subsidios” adoptadas entre 2003 y 2005 bajo el mandato del canciller G. Schröeder e instauradas mediante cuatro leyes, siendo la más importante de ellas la ley Hartz IV (NdT).
[9] Siglas de los Patriotische Europäer gegen die Islamisierung des Abendlandes (Patriotas Europeos contra la Islamización de Occidente), movimiento de extrema derecha antiinmigración en Alemania. El movimiento fue creado el 20 de octubre de 2014 por Lutz Bachmann y unos cuantos más (NdT)
[10] Organizador del movimiento Pegida en 2014-2015. Antiguo ladrón, fue condenado a tres años y medio de prisión por 16 robos perpetrados en los años 90. Huyó a Sudáfrica con una falsa identidad antes de ser extraditado. Después fue condenado por narcotráfico.
[11] Desde el mes de octubre de 2014, el movimiento Pegida se manifiesta cada lunes a las 18h30 en un parque de la ciudad de Dresde contra la política de asilo del gobierno y contra la “islamización de Alemania”.
[12] El otoño alemán fue un conjunto de acontecimientos acaecidos a finales de 1977, asociados al secuestro, por parte del grupo terrorista Fracción del Ejército Rojo (RAF), del industrial y jefe de la patronal alemana Hans Martin Schleyer y al secuestro y desvío del Boeing de la Lufthansa « Landshut » por parte del Frente Popular para la Liberación de Palestina (FPLP). El otoño alemán acabó el 18 de octubre con el asalto por parte de un comando de élite de las fuerzas especiales alemanas del “Landshut” en el aeropuerto de Mogadiscio, la muerte de Schleyer y las principales figuras de la primera generación de la RAF en la prisión de Stammheim. El canciller socialdemócrata Helmut Schmidt declaró que “los secuestradores (eran) como los nazis”
[13] Este término alemán de difícil traducción en castellano se menciona a veces sin traducirlo. En el lenguaje político burgués, ha adquirido desde los años 70 toda una gama de significados. Actualmente se utiliza para indicar una “proporción excesiva de extranjeros”, con lo que adquiere una clara coloración xenófoba (NdT)
[14] La CDU/CSU es la fuerza política formada en Alemania, a nivel federal, por los dos « partidos hermanos » de la derecha democristiana y conservadora, la Unión Cristianodemócrata de Alemania (CDU), presente en todos los Länder, excepto en Baviera, y la Unión Socialcristiana (CSU) presente sólo en Baviera.
En éste país atravesado por la línea del Ecuador con su gente acostumbrada a mirar desde lejos desastres naturales o desastres provocados por el modo de vida capitalista, acontecimientos que se han vuelto cotidianos, alimentados por el morbo del show como si fueran películas de horror acaecidos en otras latitudes de la tierra, nadie esperaba algo semejante en este país, cuyos gobernantes no se diferencian de ningún otro sobre la faz de la tierra, con las mismas promesas, con los mismo ataques, con el mismo Estado y con el mismo cinismo, no hace mucho se decía que bajo el socialismo del siglo XXI se tenía uno de los mejores mundos posibles. Claro está que esos mundos posibles al cual permanentemente aludía el régimen actual, se refería, ciertamente a dos caras de la misma moneda, por un lado a las infinitas satisfacciones de la burguesía local y por otro, a la situación de la clase obrera de éste país, que igual que sus hermanos de clase, padecen los mismos sufrimientos y ataques en todos los países del mundo.
En este mundo enajenado por los principios de la ganancia, la competencia, la vanidad, la falsa moral, los hombres se han procurado una distorsión con el entendimiento, asumiendo una serie de comportamientos ajenos a la verdad, entre ellos la falsa concepción de la naturaleza, por un lado, sobrestimando que nunca pasará nada porque siempre habrá la protección de las acciones divinas y por otro, más terrible que lo primero, es creer que la naturaleza sólo debe servir para extraer de manera irracional todo lo que se quiera y como se pueda, ésta última visión propia de la sociedad capitalista, viene teniendo graves consecuencias con la alteración del medio ambiente, espacio único en que vive y se desenvuelve el conjunto de las especies, incluyendo, por supuesta, la humana, y no contentos con esto, la incesante avalancha de la alteración de la propia naturaleza humana en que el reino de la propiedad privada, la ganancia, la competencia intenta implantarse de una vez y para siempre con comportamientos ajenos a la cooperación humana. Pese a machacarse con insistencia desde que amanece hasta que anochece, que el hombre es así y no tiene otro modo que ser así, el conjunto de la burguesía, termina sorprendida, cuando la parsimonia, el juego macabro del cada cual a lo suyo, se ve desbordado por otras manifestaciones ajenas a ésta clase, acostumbrada a la perpetuidad egoísta de sus propios intereses, reculando de manera hipócrita y a regañadientes aceptando que la “gente” ha sido “solidaria”.
Es así que, ante el fatídico terremoto de 7.8 grados en la escala de Richter ocurrido en Ecuador el 16 de abril del año 2016, a las 18:58, provocaba de inmediato cortes de energía eléctrica, suspensión de todo tipo de comunicaciones, gente aterrorizada en las calles sin conocer dónde mismo estaba ubicado el epicentro. Con el restablecimiento de las comunicaciones bien entrada la madrugada, se tenía las primeras noticias de los efectos que había provocado ligeramente en ciudades como Guayaquil y Quito, y según los meteorólogos locales, el epicentro se localizaba en la ciudad de Esmeraldas, a los pocos minutos este dato era desmentido por el Servicio Geológico de los EEUU, comunicando que el epicentro se localizaba en la provincia de Manabí, en el balneario de Pedernales. Según avanzaron las horas, el desastre resultaba de dimensiones dantescas, a la par, el Estado restringía la información con filtros que debían ser aprobados por la Secretaria de Comunicaciones, y que no se haga caso a las redes sociales, que eso, no era información oficial. ¿Qué es lo que el Estado no quiere que se sepa hasta ahora? Simplemente que un Estado al servicio de una clase, se había descuidado de la prevención. Para ningún meteorólogo es desconocido que Ecuador, Perú, Chile, Colombia se asientan sobre la capa tectónica Sudamericana que está en constante contacto con la conocida falla de Nazca, que es igual de peligrosa que la falla de San Andrés en California. Si hiciéramos una comparación entre estas dos partes geográficas, veríamos que la infraestructura de California está mejor diseñada que las ciudades Sudamericanas, pero ojo, el que haya mejor infraestructura en California, no es porque en esos lugares haya una burguesía mejor dotada de espíritu preventivo y humanitario, sino, porque están obligados a implementar las mejores técnicas de construcción que les garantice la producción, sobre todo industrial al servicio de la ganancia. Igual ocurría en estos sectores que han terminado devastados, ¿De qué vivían? Del turismo tropical, del cual por cierto, se ufanaba el Sr. Presidente Correa que era el tercer rubro significativo de ingresos a favor del Estado, pero para ello no se necesitaba de torres de marfil, simplemente, chabolas mal hechas, con tal que entre plata, la infraestructura valía un carajo, en otras palabras, con una burguesía práctica con la ganancia y sin importarle para nada la vida de los hombres, en última instancia, el fin justificaba los medios; pero esa forma de pensar y construir un mundo a imagen y semejanza de la burguesía, ha provocado, según los datos oficiales un promedio de 700 muertos certificados, 1700 desaparecidos (muertos que quedarán sepultados en los escombros), unos 8000 heridos; más de 30 000 damnificados; 70% de destrucción de la ciudad de Portoviejo, un tanto parecido en la ciudad de Manta, y un 90% de destrucción en poblaciones como Pedernales, Canoa, San Vicente, Jama, etc.
Éste mismo modo de pensar propio de la sociedad burguesa, sólo para hablar de los últimos cinco años, podríamos constatar que los muertos, heridos, desaparecidos, en Irak, Afganistán, Siria, Ucrania, y para no ir tan lejos, México y Centro América, resultan de dimensiones dantescas, también. La diferencia es que, en el primer caso, son los estragos de la naturaleza provocando tanta desolación y destrucción, y en el otro caso, es el modo de vida capitalista que constantemente lo provoca, por lo tanto, a pesar de ser impredecible la naturaleza, al menos la ciencia y la tecnología tienen la capacidad de preverlos, y anticiparse de algún modo a las consecuencias que pudieran haber; y en el caso de la sociedad capitalista, resulta más grave todavía, es que la humanidad y en especial el proletariado mundial vive a diario los desastres del desmoronamiento de la sociedad burguesa que son más peligrosos que los terremotos, como los últimos atentados terroristas en Paris y en Bruselas, con una constante amenaza volviendo el miedo, la sospecha y la zozobra como forma “normal” a la cual los hombres debieran adaptarse. Tanto, en un caso como en el otro, las manifestaciones colectivas, diríamos que son parecidas, en un primer momento, el miedo y a reglón seguido, la solidaridad. A la vez que se han dado estos dos hechos propios del instinto social como expresión de precautelar la propia especie, también el Estado burgués no se queda atrás, y a renglón seguido viene la avalancha del veneno de la unidad nacional, que “todos” somos “todos”, que se tomará venganza contra el enemigo o que es la venganza de dios contra los mortales hombres, etc. Este discurso, evidentemente, está cargado de intencionalidades, porque para eso, la burguesía, en cambio sí tiene lucidez para prever, es que sabe que en los momentos críticos en que pende de un hilo la vida, el proletariado es susceptible de despertar y juntarse para dar respuestas independientemente del Estado, por lo tanto tiene que recurrir a estas maniobras para no verse desbordada por aquello que es el terror de la burguesía: el proletariado organizado en todos los países.
Ni bien la gente se enteraba de la gravedad del terremoto, en ciudades como Quito, Guayaquil, Cuenca, y otras, salía en grandes cantidades llevando agua, colchones, enlatados, concentrándose en parques, colegio o escuelas; el problema era a quién entregar para que lleven esas ayudas, por lo que en los primeros días, la propia gente, en sus propios vehículos iban a dejar a los sobrevivientes la solidaridad, y al volver, regresaban con la noticia de que la destrucción y la muerte era casi total; los medios de comunicación a la par iban dando a conocer, efectivamente la magnitud del desastre. La solidaridad que es un comportamiento propio de la voluntad humana, contrastaba con el comportamiento timorato de la alta y pequeña burguesía, llamando “donación” sus contribuciones. No se puede decir que la expresión de solidaridad hubiera sido solo de una clase, se ha expresado en todos los sectores de la sociedad, sin embargo, si se puede distinguir entre el acto altruista de quienes saben lo que es el trabajo, de quienes ocultan intereses burgués entreverándose con “todos”. Había gente que quería ayudar, no sabía porque, pero quería ayudar desinteresadamente, en cambio otros a la usanza de Robín Hood, con una teatralidad espantosa, que no importaba de dónde provenían las ayudas, que “todos” eran “todos”, que todos eran hermanos; se trataba del espíritu pequeñoburgués que como buenos samaritanos se desgarraban las vestiduras con ese falso sentimiento que les permitiese sacar una tajada en las elecciones burguesas del próximo año. A la vez que se veía estos nobles sentimientos, también se constataba la otra cara de la medalla: vandalismo, robos, incluso se han reportado violaciones, es como si en este terremoto y en los terremotos capitalistas, de pronto hicieran despertar al sector lumpenizado que sin ningún espíritu de nada, semejan depredadores al asecho de cualquier víctima. Indudablemente, esas manifestaciones son los efectos, y una alerta al proletariado, de la descomposición capitalista. Pero no sólo éste sector hubo de dejar entrever el nivel tan bajo al que han caído, sino, la propia burguesía; ante el lamentable hecho de desolación, sin ningún escrúpulo, la cadena de supermercados TÍA, filial de la mega empresa Supermaxi del Ecuador, tenía el descaro de aprovecharse de la grave situación tratando de pescar a río revuelto promocionando un kit de “solidaridad” por el valor de 10 dólares; el reclamo moral de miles de hombres por redes sociales y en las propias dependencias de esta propiedad burguesa, hizo que salieran a desmentir que había sido un mal entendido y que fue un “error sin mala intención”.
Evidentemente los muertos se cuentan por cientos, la destrucción, al menos por estos lados, no tiene precedentes. De algún modo se puede ver el espíritu del proletariado y por lo cual, podemos aseverar que aún no está derrotado, son manifestaciones propias de nuestra clase, pero también se puede ver el nivel de enajenación por el cual atraviesa, como si esto hubiera sido un castigo divino, se ha invocado oraciones, cadenas, súplicas a Dios, Marx ya lo había dicho que la religión resultaba ser una especie de narcótico envileciendo la conciencia de la clase obrera, eso resulta impresionante; por lo tanto advierte el peligro que eso representa para el proletariado, si perdiera por completo el espíritu de indignación y asumiera la resignación como única alternativa a su dura situación histórica como clase explotada, la humanidad, estaría perdida.
Al tercer día, el ejército, supuestamente tenía todo bajo control. La gente y las instituciones de ayuda social que no han descansado en receptar toneladas de ayuda, estaban impedidos de ingresar a la denominada “zona Cero”, y el ejército como entidad intermediaria, se encargó los primeros días en receptar la ayuda nacional y extranjera para los damnificados, dejando esta tarea en los posteriores días al Ministerio de Inclusión Económica Social develando la inoperancia de éste y de todos los organismos estatales que son entidades que por todos los medios deben sostener al Estado moribundo a como dé lugar, sin importarles los traumas psicológicos del desastre, pérdidas humanas, pérdidas materiales, volviéndose un sainete sólo de cifras que el estado supuestamente está entregando; cuando en realidad, son los aportes solidarios de miles de trabajadores que pese a sus reducidos salarios, no han tenido empacho en aportar sin que nadie les pida comportarse de esa manera. Éste hecho, ha provocado una crítica moral al régimen burgués actual, efectivamente, mientras se sostiene con ingentes cantidades de dinero a entidades prostituidas del Estado, el Sr. Correa gritar a voz en cuello que el Estado no tiene dinero para la restauración de las zonas afectadas y que la ciudadanía (detrás de ese discurso se esconde el ataque a los trabajadores) no tiene de otra que ajustarse el cinturón.
Ciertamente, la solidaridad se ha expresado como un acto voluntario sin restricción en las entrañas de muchos trabajadores, sin ningún tipo de tacañería cosa que en la burguesía si ha ocurrido, y para que se sepa que han donado unos cuantos cartones de atún, el marketing no puede quedar de lado. Y, con esa misma palabra de “solidaridad”, el Sr. Correa ha dictaminado el primer ataque a los trabajadores, con el alza del IVA al 14% y una serie de medidas a la reducción de las utilidades salariales. Junto a las víctimas del terremoto, a reglón seguido se ha señalado a la siguiente víctima: la clase obrera obligada a la sobreexplotación con más horas de trabajo, reducciones salariales y una presión angustiante por parte del Estado de que “si no quieren trabajar, hay otros que si lo quieren hacer”; mientras el ataque es evidente al proletariado, también es evidente que la clase burguesa no será afectada ni un solo milímetro, porque según el propio régimen, serán los encargado de la reactivación económica, lo que no ha dicho el Sr. Correa es que esa reactivación, debe pasar inexorablemente explotando a los trabajadores. Con estos ataques, los actos de solidaridad se han transformado en un ataque cínico y sin escrúpulos a los trabajadores, además de manipular el acto de solidaridad del proletariado. Y, para que quede claro lo que le espera a la clase obrera de éste país, el Sr. Correa anunciado el endeudamiento del Estado para la reconstrucción, que según él, son de por lo menos 3 mil millones de dólares. Por lo tanto, para los trabajadores, el futuro bajo el reino de la burguesía se ve demasiado oscuro para que pueda soportarlo. Entonces ¿Qué hacer?
Este hecho natural ocurrido en el Ecuador con repercusiones sociales y que en apariencia no tendría nada que aportar a la lucha del proletariado, precisamente, deja varias lecciones al respecto:
Internacionalismo, sección de la CCI en Ecuador.
23 de abril del 2016.
Publicamos un artículo redactado por dos compañeros simpatizantes de la CCI. Se trata de una denuncia muy documentada tanto de la fracción imperialista kurda alrededor del “Tío Ocalan” como de los grupos anarquistas que apoyan con entusiasmo su participación en la sanguinaria barbarie que tiene lugar en Oriente Medio, alucinando para ello con una pretendida “revolución social” en Rojava (Kurdistán Sirio). Diversos medios “alternativos” como los partidarios de la “comunistización” se han sumado entusiasmados a este cínico engaño, alegando que allí se está produciendo “una revolución en la vida cotidiana”[1]. También anarquistas europeos han participado en esta empresa de reclutamiento para la guerra imperialista pues no olvidemos que, de la misma forma que ISIS recluta en Europa carne de cañón para su barbarie, también “revolucionarios alemanes, franceses y españoles” hicieron un llamamiento a sumarse a los campos de la muerte en Oriente Medio, esta vez, bajo las banderas kurdas[2]. La lucha del proletariado mundial contra la barbarie mundial del capitalismo y sus guerras es la única que puede acabar con tanta destrucción y sufrimiento.
Es realmente emblemático el sostén y apoyo que está encontrando el PKK kurdo en amplios sectores anarquistas de todo el mundo. Apoyo, como vamos a argumentar en estas notas, a un proyecto nacionalista, burgués e imperialista que se inserta en los conflictos y guerras imperialistas que se están produciendo en Oriente Próximo. El apoyo a algunos de los bandos de una guerra imperialista ha sido un criterio claro y decisivo para determinar cuándo una organización proletaria ha pasado a ser parte del aparato político de la burguesía. Fue el caso de la socialdemocracia durante la Iª Guerra Mundial, del “anarquismo oficial” (la CNT) durante la guerra civil española o del trotskismo durante la IIª Guerra Mundial[3]. El anarquismo se caracteriza por la existencia de muchos grupos informales que se reclaman de sus posiciones generales, muchas veces se constituyen a partir de unas posiciones políticas vagas y generales que por ello les hacen vulnerables a la ideología burguesa. Con esto no queremos decir que estos grupos no puedan tener evoluciones positivas o incluso tener posiciones internacionalistas (es el caso del KRAS ruso por ejemplo en relación a la guerra entre Rusia y Ucrania[4]), lo que queremos decir es que las posiciones en torno a guerras imperialistas son muy importantes para cualificar el carácter de clase de un agrupamiento.
En este sentido es muy sintomático la abducción y fascinación que muchos sectores anarquistas sienten por “la revolución social en Rojava” y la práctica ausencia de críticas al PKK en los medios anarquistas. David Graeber (antropólogo y activista de Occupy Wall Street que se reclama anarquista) escribió un artículo reivindicando “la revolución social en Rojava” (Kurdistán sirio) en The Guardian (“¿Por qué el mundo está ignorando a los kurdos revolucionarios sirios?”). Dónde Graeber alude a su padre que en 1937 defendió en las Brigadas Internacionales a la República española, es decir al Estado burgués español que entre otras cosas reprimió a sangre y fuego el alzamiento proletario de mayo de 1937 con el apoyo de los ministros anarquistas (como Federica Montseny o García Oliver)[5]. Brigadas Internacionales que además fueron puestas en marchar por la Komintern estalinista de Moscú. Pues bien Graeber alude a que (como en España) en el Kurdistán sirio se está viviendo también una revolución social. En realidad en España como indicó Bilan (el órgano de la Izquierda Comunista Italiana en el exterior) lo que se dio fue una guerra civil entre dos fracciones de la burguesía (lo que encauzó al campo burgués la inicial reacción obrera de julio de 1936). Y el anarquismo oficial de la CNT fue fundamental en el proceso de consolidación del Estado burgués republicano de cara a la guerra civil. Puestos a ver analogías entre estos dos hechos históricos parece aquí una muy clara: en ambas el proletariado es arrastrado al terreno burgués perdiendo su fuerza y su potencial revolucionario por la lógica de elegir el mal menor. Pero el mito de “la revolución social española” es un imán irresistible para la inmensa mayoría de los anarquistas. Y en este caso su fuerza irresistible les ha conducido al Kurdistán y al PKK kurdo. El artículo de Graeber fue publicado en decenas de páginas y periódicos libertarios, desde la CGT española al Tierra y Libertad de la FAI de la Federación de Estudiantes Libertarios a Regeneración Libertaria.
El PKK es una organización de origen estalinista en los años 70´, que al modo de otros numerosos movimientos de liberación nacional pretendía construir un Estado nación y burgués en Oriente Próximo. Es en realidad el principal representante de la burguesía kurda[6]. En los años 90, tras el fin del capitalismo de Estado organizado en torno al bloque imperialista ruso, Ocalan (Apo como es conocido en el PKK, en kurdo significa tío) se da cuenta que la ideología estalinista no le es más útil, y a partir de ahí va a realizar una indigesta mixtura entre democracia burguesa, nacionalismo y municipalismo libertario. Todo a partir de su figura carismática, para ello como es típico de la política burguesa no le temblará el pulso para eliminar físicamente a sus opositores como ya lo hizo en los años 80 con los disidentes a su línea (que huyeron o fueron eliminados físicamente). A partir del VII Congreso del PKK (que establece la nueva línea oficial del PKK, sobre la Civilización democrática y el Confederalismo democrático) se establece la “conversión de Apo” y de todo el partido. Desde entonces como es típico de estos aparatos contrarrevolucionarios ya se sabe “la suerte que se impone a los provocadores será la de siempre (…). La pena más severa en tiempos de guerra”.
A esta concepción de Ocalan, tomada del ecologista libertario y norteamericano Murray Bookchin, es a la que aluden los anarquistas para defender la conversión libertaria del PKK. De hecho, han surgido grupos de apoyo a la “revolución de Rojava” en los medios anarquistas, que son muy activos en la defensa de la ideología contrarrevolucionaria y reaccionaria del PKK[7]. Para ello han editado en castellano numerosos textos de Ocalan. Veamos que nos dice este Apo (Tío).
En folletos como Confederalismo Democrático o Guerra y paz en el Kurdistán, Ocalan dice sostener un proyecto no nacionalista y antiestatalista ya que se ha dado cuenta que la solución no pasa por la creación de un Estado kurdo y que el nacionalismo es una ideología nociva e inseparable de la modernidad burguesa. Son estas palabras las que encandilan a muchos anarquistas pero veamos más de cerca lo que en realidad dice Ocalan.
El carácter reaccionario de todo movimiento nacionalista y étnico en la fase de decadencia del capitalismo interactúa en la descomposición actual del capitalismo[8] acentuando a modo de boomerang las contradicciones y la disolución delicuescente del entramado de relaciones sociales, políticas, etc. Es en este contexto que interactúa el PKK y sus ramas sirias (el PYD sirio, Partido de la Unión Democrática) siendo protagonista de la lógica burguesa y criminal propia de todos los imperialismos en conflicto. Y es que el imperialismo no es una política que se puede elegir (como los platos de un menú) sino una condición inexorable de las relaciones entre los Estados y los movimientos políticos nacionalistas en esta fase de evolución del capitalismo. Los izquierdistas de diferentes ramas (no sólo libertarios sino también trotskistas o estalinistas) están defendiendo diferentes tipologías de la ideología antifascista. Haciendo en muchos casos del PKK el “mejor ejemplo de la lucha contra el fascismo del ISIS”. El PKK es un camaleón de múltiples caras según el interlocutor con el que se relacionen. Anarquista para unos, democrático para los Estados europeos o para Estados Unidos, o estalinista para los brigadistas que han ido a combatir en el avispero imperialista sirio e iraquí[9]. En realidad aparece con muchas caras pero tiene sólo una, la de ser un aparato político burgués. Igual que todos los que le apoyan.
En este sentido es ejemplar su participación en las guerras imperialistas en curso en Oriente Próximo. Para dar sólo un ejemplo, Amnistía Internacional (nada sospechosa de defender el islamismo sunnita) acusó en octubre de 2015 de crímenes de guerra a las milicias kurdas del PYD y a su brazo armado las YPG (Unidades de Protección Popular). Ambas ligadas al PKK de Ocalan. En la aldea árabe de Husseiniya fueron destruidas por las milicias kurdas el 93% de los edificios de la aldea. En la reciente toma de la colina de Sinyar, gracias al apoyo de los bombardeos norteamericanos, los comandantes kurdos del semi-Estado kurdo iraquí han reiterado el inevitable carácter kurdo de esa zona (independientemente, por supuesto, de lo que opinen sus habitantes yazidíes)[10].
Cómo no recordar al respecto que en el momento en que uno de los fans libertarios de Rojava, David Graeber junto a Janet Biehl, se encontraba de visita en el Kurdistán sirio, el dirigente oficial del PKK / PYD Salih Muslim estaba discutiendo la colaboración militar con el “neocon” norteamericano Zalmay Khalilzad (como embajador norteamericano en Afganistán e Irak, Khalilzad dirigió la ocupación de ambos países).
Esta ideología “antifascista”, de la búsqueda del mal menor frente al mal absoluto, que renace en los conflictos de Oriente Próximo tiene que ser combatida por los comunistas y los revolucionarios proletarios. La ideología del DAESH puede cualificarse de islamo-fascismo[11] pero “Lo que en realidad está en la raíz de todos los males es el sistema capitalista entero, un sistema sin porvenir, sin perspectiva, que se está descomponiendo poco a poco, arrastrando tras él a toda la humanidad en su engranaje mortífero”. Si no luchamos por acabar con el capitalismo será su descomposición la que acabe con la humanidad en su conjunto. Por eso es fundamental denunciar hoy como ayer la ideología antifascista[12], que disolviendo al proletariado en alguno de los campos burgueses en conflicto, el PKK contra el DAESH, Estados Unidos contra El Assad… amenaza con sepultar a la humanidad bajo los escombros de las bombas económicas, sociales y bélicas que está desplegando el capitalismo en su barbarie presente. Sólo el proletariado como clase revolucionaria puede abrir un camino de esperanza y liberación para el conjunto de la humanidad. Para ello es fundamental que reencuentre su identidad de clase y despliegue una conciencia de sí y de sus fines. Para ello es esencial la clarificación teórica y principista del presente que tiene en la autonomía e independencia de clase uno de sus principales eslabones. Esta tarea se tiene que realizar poco a poco y de manera paciente , es un camino largo en el que se cometerán errores, pero ello no implica que no se pueda evitar dar pasos en falso, apoyando a cualquier grupo porque se proclame de palabra una pretendida revolución social ni pedir armas a los Estados burgueses occidentales asesinos, como han hecho (demostrando su naturaleza de clase, burguesa) muchos de los grupos anarquistas de los que se ha hecho mención, sin, además, la menor sensibilidad hacia los cientos de hombres y mujeres masacrados por esta barbarie imperialista en la que muchos han decidido implicarse. En este avispero no se puede tomar partido por ningún bando, “todos son peores”.
Andrei - Olmo
[2] Ver https://rojavaazadimadrid.wordpress.com/2016/01/15/combatientes-internacionalistas-de-rojava-hacen-un-llamamiento-a-la-juventud-para-que-se-unan-a-la-resistencia-en-bakur-video/ [1063]
[3] Véase al respecto la resolución del II Congreso de la CCI Resolución sobre los grupos político proletario en https://es.internationalism.org/revolucionmundial/201510/4120/resolucion... [1064]
[4] Ver por ejemplo la declaración de este grupo en https://es.internationalism.org/ccionline/201404/4015/declaracion-intern... [1065]
[5] Ver el libro de la CCI España 1936: Franco y la República masacran al proletariado.
[6] Véase el artículo de la CCI El internacionalismo como respuesta a la problemática kurda https://es.internationalism.org/ccionline/201305/3727/el-internacionalis... [1066]
[7] Véase por ejemplo en Comité Rojava Azadi de Madrid https://rojavaazadimadrid.wordpress.com/ [1067] Realizando charlas permanentes como la de la XIII Feria del Libro Anarquista de Madrid el 6 de diciembre de 2015
[8] Véanse al respecto las Tesis de la CCI sobre la descomposición: fase última de la decadencia del capitalismo /revista-internacional/200510/223/la-descomposicion-fase-ultima-de-la-decadencia-del-capitalismo [13]
[9] El PKK ha continuado sus relaciones con partidos “marxistas leninistas” estalinistas de todo Europa. De este modo el Partido Comunista Marxista Leninista turco ha organizado unas “brigadas internacionales” al modo de la guerra civil española para defender el frente kurdo de la guerra. Por ejemplo, en España el grupo estalinista Reconstrucción Comunista ha mandado “dos brigadistas”, lo que fue ampliamente publicitado (positivamente) por televisiones y periódicos españoles
[10] Las diferentes milicias kurdas (del PYD-PKK, del PDK de Barzani o del UPK de Talabami, estas dos últimas de la autonomía kurdo iraquí, cuentan con el apoyo coordinado de los bombardeos de la Alianza militar capitaneada por Estados Unidos. Lo que no es óbice para sus amigos libertarios. En efecto el blog libertario Rojava Azadi defiende múltiples formas y maneras de apoyar militarmente a las fuerzas de tierra kurdas, incluso con tropas terrestres francesas o norteamericanas. A estos libertarios no se les puede negar la terrible coherencia de haberse entregado con armas y bagajes a la lógica putrefacta de la guerra imperialista que se está desencadenando en Oriente Próximo
[11] Véase al respecto Atentados en París - ¡Abajo el terrorismo! ¡Abajo la guerra! ¡Abajo el capitalismo!
/cci-online/201511/4126/atentados-en-paris-abajo-el-terrorismo-abajo-la-guerra-abajo-el-capitalismo [1068]
[12] A propósito de los bombardeos sobre Irak y Siria y de aquellos que apoyan a algunos de los bandos en conflicto, Estados Unidos contra el ISIS, Rusia contra Estados Unidos… Dichos bombardeos han asesinado a más de 4000 civiles según el Observatorio Sirio de Derechos Humanos a fecha de 2015 https://www.syriahr.com/en/2015/12/anti-daesh-strikes-killed-4000-civilians-in-iraq-syria/ [1069] No se trata precisamente de una fuente beligerante contra Estados Unidos o la UE
Los argumentos por parte de ambos bandos en el referéndum británico sobre la pertenencia a la Unión Europea son una sarta de simplezas. Ambos hacen declaraciones extravagantes sobre los beneficios de abandonar la Unión o permanecer en ella, mientras advierten de lo peligroso de la política de sus oponentes en una inacabable pantomima de “¡No, no es así!” ¡Sí, sí que lo es!”
Sin embargo, está claro desde el principio que habrá un único ganador: la clase capitalista británica. Se nos pide examinar cada problema con un sólo pensamiento en nuestras mentes: “¿Qué es lo mejor para Gran Bretaña?”, y que consideremos los efectos en los puestos de trabajo, los precios, los beneficios, las pensiones, los ingresos familiares, las perspectivas para las empresas grandes y pequeñas, la seguridad, la inmigración, la soberanía, el terrorismo, todo lo imaginable y por imaginar, medidos todos por el rasero de la pertenencia de Gran Bretaña a la Unión Europea. Y “qué es lo mejor para el capitalismo británico”, considerado en el contexto internacional, no significa otra cosa sino “qué es lo mejor para el imperialismo británico”.
Los trabajadores son explotados por la clase capitalista y eso significa, sencillamente, que sus intereses no son los mismos. Muchos grupos y partidos que pretenden hablar en nombre de la clase obrera ofrecen consejos sobre cómo votar. El Partido Laborista afirma que quedarse en la UE garantiza puestos de trabajo, inversión y ''protección social''. Y muchos izquierdistas, en cambio, están haciendo campaña contra la pertenencia a la UE so pretexto de que los ''jefes'' de la UE están en contra de las nacionalizaciones, exigen la austeridad y atacan los derechos de los trabajadores. En realidad, uno de los principales ataques a la clase obrera en Gran Bretaña, hoy, es la propia propaganda en torno al referéndum y todas las ilusiones en el proceso democrático y en la UE que todos los candidatos mentirosos de la burguesía están intentando fomentar.
De este modo, lo que comparten tanto la campaña por la permanencia como la aboga por el abandono de la UE (¿qué beneficiaría a los negocios británicos?, ¿qué es lo mejor para el Estado capitalista británico?) son las bases compartidas de una campaña ideológica que podría tener un efecto desorientador en la clase obrera, ya confundida sobre la naturaleza de sus intereses y su capacidad para transformar la sociedad. Sin embargo, las diferencias entre las campañas por el In y por el Out no sólo son aspavientos teatrales (aunque haya mucho de eso en ellas), pues han sido durante décadas divergencias reales en la clase dominante británica sobre la pertenencia a la UE.
La fracción dominante de la burguesía británica ve ganancias en la permanencia de Gran Bretaña en la Unión Europea en lo económico, lo imperialista y lo social. Los grandes negocios del indicador de la Bolsa de Londres (FTSE 100), la gran mayoría de la industria manufacturera, los grandes bancos y otras instituciones financieras, las corporaciones multinacionales, la mayoría de los gobiernos locales, de las organizaciones de abogados y científicos... todos reconocen la importancia del acceso de Gran Bretaña a un mercado de 500 millones de personas y a los acuerdos que la UE es capaz de alcanzar, por el hecho de que el comercio de la UE con el resto del mundo supone el 20% de las importaciones y exportaciones globales, de las inversiones que los países de la UE atraen y de la necesidad de Gran Bretaña de formar parte de la UE como parte de su estrategia imperialista. Fuera de Gran Bretaña, las principales fracciones de varios de los países capitalistas más importantes del mundo también apuntan la importancia de que Gran Bretaña siga siendo miembro de la UE. En la propia Europa, dirigentes de Alemania, Francia, España, Holanda y Suecia se han pronunciado a favor de la permanencia de Gran Bretaña.
Más allá de Europa, es significativo que el Presidente estadounidense Obama apoye también la permanencia de Gran Bretaña en Europa. La cuestión de las relaciones de Gran Bretaña con Estados Unidos no es sencilla. Durante el periodo de los dos grandes bloques imperialistas liderados por EEUU y la URSS, Gran Bretaña estaba plenamente integrada en el bloque occidental, como el aliado más leal de Estados Unidos. Fue durante este periodo cuando se fundaron los predecesores de la Unión Europea, la Comunidad Europea del Carbón y el Acero, y su sucesora, la CEE (Comunidad Económica Europea), también como parte del bloque liderado por EE.UU. Pero con el colapso del bloque oriental, y la correspondiente descomposición del bloque occidental, el imperialismo capitalista británico y sus intereses económicos tuvieron que dar un tono diferente a su política. En el plano imperialista, Gran Bretaña siempre ha intentado darse una orientación independiente, a la vez que mantenía alianzas con otras potencias cuando le convenía. En lo económico, casi la mitad del comercio británico se realiza con la UE, mientras el 20% de las exportaciones de Gran Bretaña van a Estados Unidos. En un artículo que publicamos en 2012 (Why British capitalism needs the EU: “Por qué el capitalismo británico necesita a la UE”) decíamos que “el examen del comercio internacional británico revela que sus intereses se centran sobre todo en Europa y Estados Unidos. Esto ayuda a explicar las acciones de la clase dominante británica en los últimos años […] Mientras que sería un error ver una relación mecánica entre los intereses económicos e imperialistas de Gran Bretaña, también sería un error negar todo tipo de conexiones en este sentido. El análisis de la dimensión económica revela algunos de los fundamentos de la estrategia de Gran Bretaña de mantener una posición intermedia entre Europa y Estados Unidos”. Para Estados Unidos, Gran Bretaña sigue siendo un caballo de Troya en Europa, un medio potencial para debilitar un posible reforzamiento de Alemania como rival de Estados Unidos. Para Gran Bretaña, Alemania es parte de una importante asociación económica, pero también un adversario imperialista potencial.
Pero, ¿qué ocurre con los que hacen campaña en favor de que Gran Bretaña abandone la UE? ¿Quiénes son? ¿Qué representan? En el plano económico, hemos oído a gerentes de fondos especulativos (hedge funds) hablar a favor del Brexit [1], junto a los típicos emprendedores individuales y dueños de pequeños negocios. Si no hubiera que tener en cuenta más cosas, esto sería sencillo de explicar. Los fondos especulativos, al mismo tiempo que se aprovechan de la ley tal como es hoy, tienden, y es comprensible, a pretender poner trabas a toda forma de regulación que obstruya su búsqueda de beneficios. En cuanto a los pequeños negocios, su tamaño quizá sea resultado de su falta de competitividad, pero eso no les impide culpar a la UE, al gobierno británico, a las administraciones locales o a las prácticas de las grandes empresas. Todo les sirve de blanco a su frustración, cuando, en realidad, lo que más les hace sufrir son, sencillamente,… las “leyes del mercado”.
Políticamente, las fracciones burguesas que apoyan el Brexit destacan por su variedad, y no están claramente ligadas a ningún grupo o estrato social particular. Están los partidos de extrema derecha, UKIP y BNP, los euroescépticos del Partido Conservador y, por la izquierda, un diverso abanico de estalinistas y trotskistas. Si se tuviera que buscar lo que tienen en común, sería sin duda la adhesión de todas ellas al Estado y/o a políticas capitalistas de Estado. El hecho de que Michael Gove y Iain Duncan Smith, que han pertenecido al corazón del gobierno desde 2010, puedan adherirse a consignas como ''Recuperemos el control'' (Let's Take Back Control) es un buen ejemplo del doble discurso de estos funcionarios veteranos del aparato político del capital. Sin embargo, hay algo más que tienen en común esas fracciones favorables a dejar la UE, y es su adhesión a la retórica populista, a la pose de estar en contra del ''establishment'' y el anhelante lamento por míticos pasados. En un periodo de creciente descomposición social, el populismo es un fenómeno también creciente. En Estados Unidos está el Tea Party y Donald Trump, en Alemania el AfD y Pegida, en Francia el Frente Nacional, y desde la izquierda, Podemos en España y Syriza en Grecia. Más cerca de aquí, en las elecciones generales británicas de 2015, la campaña populista del Partido Nacional Escocés fue la causa de la derrota de casi todos los diputados laboristas escoceses.
Tenemos un buen ejemplo de la alianza entre dos políticos populistas en el mitin antieuropeo en la que Nigel Farage del UKIP (extrema derecha) hizo las presentaciones al discurso de George Galloway, del Respect Party' [Partido del Respeto]. Farage dijo de éste que era “uno de los mejores oradores del país” y “una figura imponente de la izquierda de la política británica”). Galloway explicaba: “no somos colegas. Somos aliados en una causa común, como Stalin y Churchill...” Esta comparación habla por sí misma. Galloway ve el enlace de izquierda y derecha como la alianza imperialista de una guerra que supuso la muerte y la destrucción a escala industrial. Y no se equivoca. Farage y Galloway representan a fuerzas de la guerra imperialista y la destrucción, al igual que las demás fracciones de la clase dominante. Sin embargo, el problema más inmediato planteado por el auge del populismo es el siguiente : aun cuando es evidente que es un fenómeno que sirve a la burguesía, existe el peligro de que se les vaya de las manos a los partidos políticos principales y acabe siendo un obstáculo para las maniobras políticas habituales de la burguesía.
No queremos especular sobre el resultado del próximo referéndum. Es difícil averiguar qué facciones de la burguesía se beneficiarían de una victoria del abandono de la UE, que seguramente supondría una gran cantidad de dificultades para el capitalismo británico. Pero la burguesía británica es la más experimentada del mundo y sería perfectamente capaz de asumir la victoria de la permanencia, pero también adaptarse al resultado contrario.
Lo importante para la clase obrera es ver que la campaña en torno al referéndum está completamente en el terreno de la clase dominante. No hay nada que elegir entre las alternativas ofrecidas ya que ambas empiezan y terminan en el capitalismo británico y en las necesidades de sus impulsos imperialistas.
Para la clase obrera, las posibilidades de cambio social no residen en los procesos democráticos del capitalismo. Para que la lucha de la clase obrera sea efectiva necesita ser consciente. En el panorama actual, en el que los trabajadores tienen muy poca conciencia de su identidad de clase, necesitan ser capaces de resistir las campañas propagandísticas de todas las diferentes fracciones de la burguesía. Hace cuarenta años, en 1975, hubo un referéndum sobre la pertenencia a la UE. Al igual que hoy, hubo acuerdo entre las principales facciones de los partidos más importantes, pero también, en el campo del “No”, se podía ver el acercamiento mutuo entre el ultraderechista Enoch Powell y el representante del ala más izquierdista del Partido Laborista, Tony Benn. En aquella época la campaña fue parte del esfuerzo del Partido Laborista en el poder para convencer a los trabajadores de que abandonaran sus luchas y depositaran su fe en un partido de izquierdas. Hoy, la clase obrera no lucha al mismo nivel que en los 70 y los 80, pero, con la perspectiva de una sociedad futura basada en relaciones de solidaridad y no de explotación, todavía posee el potencial de ser una fuerza de transformación social.
[1] “Brexit” es la contracción de British exit, “salida de Gran Bretaña” (de la Unión Europea), que será sometida a referéndum en junio.
Reuniendo cada noche a algunos miles de participantes, sobre todo en la Plaza de la República en París, el movimiento NuitDebout (Noche en pie) aparece en los titulares desde el 31 de marzo. Agrupa a personas de todos los orígenes, estudiantes de secundaria y universitarios, trabajadores precarios, parados y pensionistas, cuyo común denominador es el deseo de estar juntos, hablar, sentirse unidos contra las adversidades de este sistema... la sinceridad de muchos de los participantes es innegable; las injusticias los indignan y desean, profundamente, otro mundo, más solidario y más humano. Sin embargo, creemos firmemente que Nuitdebout no desarrolla para nada el combate y la conciencia de aquéllos. Por el contrario, este movimiento los conduce a un callejón sin salida y fortalece en ellos las visiones más conformistas. Y, lo que es peor, Nuitdebout permite, incluso, que florezcan sin inhibiciones ideas nauseabundas, tales como la personalización de los males de la sociedad sobre algunos representantes del sistema (los banqueros, la oligarquía...). Nuitdebout no sólo va a inducir a error a los que participan sinceramente, sino que representa, ya desde ahora, un nuevo golpe asestado por la burguesía a la conciencia de toda la clase obrera.
El proyecto de la nueva Ley laboral personifica la naturaleza de clase burguesa y anti-obrera del Partido Socialista. Esta reforma, que implica un fuerte deterioro de las condiciones de vida, busca dividir cada vez más a los asalariados al ponerlos en competencia unos contra otros. La base de este proyecto es la generalización de la negociación “empresa por empresa”, para la duración de la jornada laboral, la remuneración, los despidos...
Para acompañar la aceptación de esta nueva ley, los sindicatos han hecho su papel habitual: han puesto el grito en el cielo, exigiendo que se modifiquen o se retiren ciertas partes del texto original, pretendiendo así “presionar” al Gobierno socialista mediante la organización de múltiples jornadas de acción y manifestaciones. Estos desfiles sindicales que consisten en patear la calle en procesión, al son del ruido y de consignas repetidas hasta la saciedad (“¡Los trabajadores están en la calle, El Khomri[1], estás acabada”!, “¡Huelga, huelga, huelga general! huelga, huelga, huelga general!”, etc.), sin que se pueda discutir y construir algo juntos, solo tienen el efecto de desmoralizar y transmitir una sensación de impotencia.
En 2010 y 2011, ante la reforma de las pensiones, ese mismo tipo de jornadas de acción sindical se sucedieron una tras otra durante meses, a menudo reuniendo a varios millones de personas, solo para dejar finalmente que los ataques pasaran y, peor aún, arrastrar hacia un agotamiento moral que todavía sigue pesando sobre toda la clase obrera.
Sin embargo, hay hoy una notable diferencia con respecto a los movimientos de 2010 y 2011: el fenómeno Nuitdebout, que goza de una cobertura mediática y política en una escala y una benevolencia poco frecuentes para un movimiento pretendidamente social y contestatario.
“Nuitdebout: campo de posibles” o “Nuitdebout, reanimador del imaginario ciudadano” titula el diario Liberation para el cual“poco importa el resultado político del movimiento Nuitdebout... ¿No se estará construyendo en las plazas públicas y otros lugares, de forma balbuciente una política más digna y cotidiana?”. Este apoyo es además muy real también a nivel internacional. Numerosos medios de comunicación de todo el mundo hacen una verdadera publicidad a las asambleas generales de Nuitdebout que renovaría, según ellos, la política y el mundo. Algunos políticos de izquierda y extrema izquierda, muchos de los cuales se dieron un garbeo por allí, también han sido ditirámbicos. Jean-Luc Mélenchon, cofundador del Partido de Izquierda, expresó su placer por este agrupamiento al igual que el secretario nacional del Partido Comunista Francés, Pierre Laurent. Para JulienBayou (Partido Ecologista), Nuitdebout "es un ejercicio de democracia radicalizada en tiempo real." Incluso Nathalie Kosciusko-Morizet, candidata a las primarias de la derecha, ha dicho haber oído allí consignas “interesantes”, como, por ejemplo: “No somos sólo votantes, también somos ciudadanos”. El propio Presidente de la República, François Hollande, les envió su pequeño saludo: “Me parece legítimo que la juventud quiera expresarse hoy sobre cómo es el mundo de hoy, incluso sobre cómo es la política de hoy (...) No me voy a quejar porque una parte de la juventud quiera inventar el mundo del mañana...”. Y lo mismo a nivel internacional, “Estos movimientos son magníficas chispas en medio de un cielo oscuro” para Yanis Varoufakis, ex ministro de Finanzas griego.
¿Qué valen tantos elogios de una parte de los grandes medios internacionales y de políticos importantes? La respuesta está en los dos textos fundadores del movimiento. El folleto distribuido por el colectivo “Convergencia de las Luchas” durante la manifestación del 31 de marzo en París y que puso en marcha el primer agrupamiento en la Plaza de la República dice: “Nuestros gobernantes están amurallados con la obsesión de perpetuar un sistema sin aliento a un precio de "reformas" cada vez más retrógradas y siempre siguiendo la lógica del neoliberalismo en acción desde hace 30 años: todos los poderes a los accionistas y patronos, a los privilegiados que monopolizan la riqueza común. Este sistema se nos impone, gobierno tras gobierno, al precio de muchas formas de negación de la democracia...”. El manifiesto está en la misma línea: “El ser humano debe estar en el centro de las preocupaciones de nuestros líderes...”
La orientación es muy clara: se trata de organizar un movimiento para hacer "presión" sobre los "líderes" y las instituciones del Estado con el fin de promover un capitalismo más democrático y más humano. Esta es, en realidad, la política que imprime su sello a la existencia de Nuitdebout. Sólo hay que observar las acciones en que se plasma el trabajo de las comisiones y asambleas: “¡a tomar el aperitivo en el palacio de Valls!” (unos pocos cientos de manifestantes trataron de ir a echarse un trago en Matignon, sede del primer ministro, Valls, el 9 de abril), manifestaciones hacia el Elíseo (sede de la Presidencia de la República) (14 de abril, después de un programa de televisión con el Presidente, François Hollande), ocupación de la agencia del banco BNP-Paribas en Toulouse, picnic en un hipermercado de Grenoble, interrupción del acto de investidura del Consejo Regional de Borgoña-Franco-Condado y de los plenos municipales de Clermont-Ferrand y Poitiers, implantación de una ZAD[2]en Montpellier, ocupación de un McDonald en Toulouse, etiquetas en las ventanas de los bancos, contenedores de basura ante las puertas de algunos ayuntamientos de distrito parisinos, etc. .
Las propuestas más populares durante las asambleas generales de París, son todas tan indicativas de esa orientación política de esperar alguna que otra mejora superficial o falsamente radical del sistema capitalista: manifiesto por una "democracia ecológica," salario vitalicio, renta básica, reducción de los salarios elevados, pleno empleo, desarrollo de la agricultura orgánica, un mejor reconocimiento de las minorías, la democracia por sorteo, mayor compromiso del Estado por la educación escolar, especialmente en los suburbios, sobre los precios libres, sobre la asociación trasatlántica del comercio y la inversión , etc.
Frente a los sindicatos, ya Marx escribió en 1865 en Salario, precio y ganancia “Deben borrar el lema conservador ‘Un salario justo por una jornada justa’, e inscribir la consigna revolucionaria ‘Abolición del sistema asalariado’”. Y es precisamente a esta lógica revolucionaria a la que dan voluntariamente la espalda quienes manejan los hilos del movimiento Nuitdebout, arrastrando a quienes se dejan atrapar, sobre todo en las filas de las generaciones más jóvenes que se hacen preguntas sobre esta sociedad, hacia un terreno podrido: el del reformismo y las urnas.
La más emblemática de las reivindicaciones es, sin duda, la voluntad de hacer presión por una nueva Constitución que establezca una "República social". Por eso, según el economista Frederick Lordon, uno de los iniciadores de Nuitdebout: "La primera etapa de la recuperación, es, sin lugar a dudas, la reescritura de una Constitución (...). ¿Qué es la República social? Es tomar en serio la idea de la democracia planteada en toda su generalidad en 1789... ".
Esto lo dice todo. El objetivo central de los que pusieron en marcha Nuitdebout, es realizar una "verdadera democracia" tal como la Revolución Francesa de 1789 lo había prometido; sólo que, lo que era revolucionario hace dos siglos y medio, a saber, establecer el poder político de la burguesía en Francia, superar el feudalismo mediante el desarrollo del capitalismo, construir una nación... todo esto, hoy, se ha vuelto, irremediablemente, reaccionario. Este sistema de explotación está en decadencia, ya no se trata de mejorarlo, porque eso ya es imposible, sino de superarlo, de derribarlo a través de una revolución proletaria internacional. De otro modo se siembra la ilusión de que el Estado es un agente "neutral" de la sociedad, sobre el que se debería "ejercer presión" o al que habría que proteger de "accionistas", de "políticos corruptos" de “banqueros codiciosos”, de la “oligarquía”. Cuando en realidad, el Estado es el máximo representante de la clase dominante, el peor enemigo de los explotados.
Por encima de todo, no hay que subestimar el peligro que representa centrarse en los “banqueros”, “accionistas”, en los “políticos corruptos”. Ese procedimiento consistente en acusar a tal o cual fracción, a tal o cual persona en particular, en lugar de al sistema de explotación en su conjunto, no tiene más sentido que la preservación de las relaciones sociales capitalistas. Tal procedimiento sustituye así la lucha de clases, la lucha contra el capitalismo y por otro mundo, por un odio que pone como objetivo y se dirige contra las personas a las que bastaría con apartar del poder para que todos los males desaparecieran como por ensalmo[3]
Nuitdebout pretende recoger la antorcha de los movimientos del 2006 y 2011. Pero en realidad, trata de desvirtuar su memoria al distorsionar por completo lo que fue la fuerza del movimiento contra el CPE y el de los Indignados, al preconizar la discusión ciudadana y republicana, al centrar el debate sobre cómo hacer al capitalismo más humano y más democrático.
En 2006, en Francia, los estudiantes precarios debatieron en genuinas asambleas generales soberanas que daban libremente la palabra. También expresaban su deseo de ampliar el movimiento a los trabajadores, los pensionistas y los desempleados, en primer lugar, mediante la apertura de sus Asambleas Generales, haciendo valer reivindicaciones amplias que iban más allá del simple marco del CPE[4] y dejando de lado todas las demandas específicamente estudiantiles. Cinco años después, en 2011, es en España con el movimiento de los Indignados, en los EE.UU. e Israel con el de los Occupy, donde de nuevo surge la necesidad vital de reunirse y discutir los males de este mundo capitalista que nos impone su dictadura hecha de explotación, exclusión y sufrimiento. Esta vez, las reuniones no fueron en aulas sino en calles y plazas.[5]
En el movimiento de los Indignados en España, en un contexto diferente, se manejaron los mismos hilos que hoy con Nuitdebout. Los anti-globalización de DRY (Democracia real ya), o sea Attac, se escondían tras la máscara del “apoliticismo” para sabotear mejor cualquier posibilidad de debate real. También en ese caso, aquéllos concentraron todas las energías sobre la “vida de las comisiones” en detrimento de los debates en las asambleas generales y sobre las “buenas opciones” que hay que depositar “en las urnas” (Podemos ha sido la culminación de tal procedimiento). Pero el movimiento social era entonces un poco más profundo. Muchos manifestantes habían tenido la fuerza política para intentar tomar la organización de la lucha en sus manos; y se celebraban verdaderas asambleas generales, con debate y reflexión sobre la sociedad, de forma paralela a las de DRY, pero, eso sí, con una ocultación informativa total por parte de los media. Esto es lo que escribíamos entonces:“El domingo 22, jornada electoral, se produce una nueva tentativa de acabar con las asambleas. DRY dice que “se ha alcanzado el objetivo” y que se debe terminar el movimiento. La respuesta es unánime: “no estamos aquí por las elecciones”. El lunes 23 y el martes 24, las asambleas llegan a su punto álgido tanto en asistencia como en la riqueza de los debates. Proliferan intervenciones, consignas, carteles, que muestran una aguda reflexión: “¿Dónde está la Izquierda? Al fondo a la derecha”, “Nuestros sueños no caben en las urnas”, “600 euros al mes, ¡eso sí es violencia!”, “Si no nos dejáis soñar, no os dejaremos dormir”, “Sin trabajo, sin casa, sin miedo”, “engañaron a los abuelos, engañaron a los hijos, ¡qué no engañen a los nietos!”. Y muestran igualmente una conciencia sobre la perspectiva: “Nosotros somos el futuro, el capitalismo es el pasado”, “Todo el poder a las asambleas”, “No hay evolución sin revolución”, “El futuro empieza ahora”, “¿Sigues pensando que es una utopía?”... Sin embargo, es sobre todo la manifestación de Madrid la que marca el viraje que representa el 19 de junio cara a la perspectiva futura. La convoca un organismo directamente vinculado a la clase obrera y nacido de sus minorías más activas. Su lema es “Caminemos juntos contra la crisis y el Capital”, sus reivindicaciones: “No a los recortes laborales, de pensiones ni sociales, contra el paro, lucha obrera. Abajo los precios, arriba los salarios. Subida de impuestos a los que más ganan. En defensa de los servicios públicos, no a la privatización de sanidad, educación, cajas de ahorro y otros sin importar el lugar de origen, viva la unidad de la clase obrera”[6] ..
No compartimos todas las reivindicaciones de los Indignados. Las debilidades, las ilusiones sobre la democracia burguesa, estaban igualmente muy presentes; pero la dinámica del movimiento estaba animada por un aliento proletario, una profunda crítica hacia el sistema capitalista, hacia el Estado, las elecciones, un combate contra las organizaciones de izquierda y de extrema izquierda que desplegaban toda su fuerza política para limitar la reflexión y mantenerla dentro de los límites de lo que es aceptable para el capitalismo.
La debilidad actual de nuestra clase no ha permitido que emerja esa crítica proletaria hacia Nuitdebout ni, por tanto, que fructifique el deseo de estar juntos, de solidarizarse y debatir, que pueda tener una parte de los participantes. Por encima de todo, la burguesía ha aprendido de los movimientos anteriores, ha preparado, de mejor manera, el terreno y la supervisión, consciente de sus capacidades de maniobra y, sobre todo, habida cuenta del estado actual de debilidad del proletariado. Hoy, ese papel lo desempeñan muy bien Attac, el NPA[7], el Frente de Izquierda[8] y todos los seguidores del reformismo y de una supuesta “verdadera democracia”, que en realidad son los verdaderos dueños de Nuitdebout y se aprovechan muy bien de la desorientación, la falta de perspectivas, en fin, de la incapacidad del proletariado para reconocerse como una clase e identificar sus intereses de clase para ocupar el terreno social. Estos grupos actúan en realidad como expresión y fuerza de apoyo del capitalismo.
Debemos ser claros: Nuitdebout, no es, ni mucho menos, algo espontáneo. Es un movimiento concienzudamente pensado, preparado y organizado de tiempo atrás, por animadores y defensores radicales del capitalismo. Detrás de este movimiento, supuestamente “espontáneo” y “apolítico”, se ocultan profesionales, grupos de izquierda y de extrema izquierda que reivindican el “apoliticismo” para controlar mejor el movimiento tras bastidores. Por otra parte, el llamamiento del 31 de marzo ya tenía, para la primera noche, una dimensión profesional en su totalidad: “En el programa: animación, servicio de comidas, conciertos, intercambio de información, Asamblea Ciudadana permanente y cantidad de sorpresas”.
El origen de Nuitdebout, surge a raíz de un encuentro público organizado por la Bolsa de Trabajo de París, el 23 de Febrero de 2016. Este encuentro con el lema: “¡hay que meterles miedo!”, lo motivaron las reacciones entusiastas del público a la película de François Ruffin Merci patron!. Se toma la decisión de ocupar la plaza de la República después de la manifestación del 31 de marzo. “El Colectivo ‘de dirección’, quince personas, reúne a: Johanna Silva del periódico Fakir, LoïcCanitrot, intermitente de la compañía teatral Jolie Môme, Leila Chaibi del Colectivo Jueves Negro y adherente del Partido de Izquierda, un sindicalista de Air France, también de ese partido, y además un miembro de la asociación ‘Les Engraineurs’ y un estudiante de Políticas, también el economista ‘aterrado’ Thomas Coutrot y Nicolas Galepides del sindicato Sud de Correos (...).La asociación ‘Derecho a la Vivienda’, proporciona asistencia, especialmente jurídica y práctica; la organización antiglobalización Attac y la unión sindical “Solidaires”, también se unieron al colectivo. El Colectivo de iniciativas pedirá al economista Frédéric Lordonque inaugure aquella primera noche parisina del 31 de marzo. [Su idea]“Por la República social” (...) encuentra un eco en los talleres de reflexión sobre la escritura de una nueva Constitución (París, Lyon...)”. Estas pocas líneas extraídas de Wikipedia revelan hasta qué punto todas las fuerzas políticas oficiales, sindicales y asociaciones de izquierda, ayudaron a preparar debidamente, y hacerse luego cargo del movimiento Nuitdebout.
Más concretamente, ¿quién es François Ruffin? Redactor jefe del periódico izquierdista Fakir, es cercano al Frente de izquierda y a la CGT. Su objetivo es hacer “presión sobre el Estado y sus representantes” o, usando sus propias palabras, “asustarlos” (sic). Para que un movimiento tenga éxito, según él, hay que hacer “que converjan el combate en las calles y la expresión en las urnas”, al igual que en 1936 y “hasta en 1981”. Deliberadamente, se olvida con demasiada rapidez que 1936 preparó el alistamiento de la clase obrera para la Segunda Guerra Mundial; en cuanto a 1981, ese pretendido “movimiento social”, permitió al Partido Socialista llegar al poder para dirigir una de las políticas más eficazmente anti-obreras de las últimas décadas. Ese es el personal que anda entre los bastidores de Nuitdebout: una operación destinada en gran medida a hacer creer a todos los participantes de buena fe y llenos de esperanza, que están luchando de manera eficaz y radical, para así llevarlos con más facilidad hacia las urnas y la ilusión de que la sociedad capitalista puede ser más humana si votamos por los “buenos partidos”.[9]
Esta iniciativa de la izquierda del PS y de la extrema izquierda, se produce en un momento muy oportuno para la burguesía: a un año de las elecciones presidenciales, ahora que el PS está tan desprestigiado. Lo que está en juego en el corto y medio plazo, es, en gran medida, la capacidad de la burguesía para crear una nueva izquierda creíble ante la clase obrera, una izquierda “radical, alternativa y democrática.” Esta misma dinámica se está jugando, por lo demás, también de manera muy semejante en muchos países, con Podemos, en España y Sanders en Estados Unidos, por ejemplo. No es del todo cierto que esta parte de la maniobra, su vertiente electoralista, acabe siendo un éxito para la burguesía, o sea a una movilización en las urnas, pues la clase obrera está más que asqueada de todos los partidos políticos. Del mismo modo, la tentativa de François Ruffin de jalar a los participantes de Nuitdebout hacia los sindicatos[10], especialmente hacia la CGT, ha sido hasta ahora un fracaso. Por el contrario, la ideología promovida por este movimiento, el ciudadanismo, que diluye aún un poco más la identidad de clase del proletariado, y la personalización en lugar del combate contra el sistema capitalista, es un veneno muy eficaz y peligroso para el futuro.
Nuitdebout, más que una maniobra de las fuerzas de izquierda y de extrema izquierda de la burguesía, es el símbolo de las grandes dificultades actuales de los obreros para reconocerse como una clase, como una fuerza social portadora de un futuro para toda la humanidad. Y estas dificultades no son puntuales, sino que se inscriben en un proceso profundo e histórico de la sociedad. Las semillas sembradas por los movimientos como el de la lucha contra el CPE o los Indignados que fueron expresiones de necesidades reales del proletariado para desarrollar su combate están hoy como dormidas en un suelo congelado. En cuanto a los movimientos de mayor antigüedad, los de la Comuna de París o la revolución de Octubre de 1917, están por ahora sepultados bajo toneladas de mentiras y de olvidos.
Pero si se recalentara la atmósfera social, al calor de los golpes de la crisis y el inevitable incremento de los ataques contra nuestras condiciones de vida, entonces sí que podrían germinar algunas flores. Esta confianza en el futuro se basa en la conciencia de que el proletariado es una clase histórica que siempre lleva consigo ese otro mundo, libre de relaciones de explotación, un mundo necesario y posible para la humanidad.
Germain, 15 de Mayo de 2016
[1] Es el apellido de la ministra de Trabajo, de ahí el nombre oficioso de la nueva Ley Laboral.
[2] ZAD, Zone à défendre, “zona que hay que defender”, por ejemplo las acampadas in situ contra el proyecto de nuevo aeropuerto en Nantes o de un embalse en el sur de Francia (donde, por cierto, la policía mató a un joven estudiante)
[3]Esa denuncia de la oligarquía es por otra parte muy cercana a la focalización del Establishment por parte de Donald Trumpen Estados Unidos. Las apariencias son diferentes, pero se trata del mismo poso ideológico, el de la personalización.
[4]) Sobre la lucha contra el CPE, leer en nuestra página web: “¡Salud a las nuevas generaciones de la clase obrera!” (2006, https://es.internationalism.org/ccionline/2006_salud [1072])
[5])En nuestra página web pueden leerse multitud de artículos sobre el movimiento de los Indignados y de los Occupy. (Acción Proletaria, Revolución Mundial y Revista Internacional)
[6]Extractos de nuestro artículo: “Las movilizaciones de los indignados en España y sus repercusiones en el mundo. Un movimiento cargado de futuro” (2011, https://es.internationalism.org/rint146-indignados [1073]).
[7]Nouveau parti anti-capitaliste, trotskista.
[8]Alianza entre el Parti de Gauche de Melanchon y el PC.
[9]Para comprender mejor las ideas de François Ruffiny los orígenes de Nuitdebout, leer nuestro artículo en el periódico de la CCI en Francia Révolution Internationale nº458 (mayo de 2016)sobre la película: Merci patron !.
[10]“Deseo que se organice un Primero de Mayo enorme, que la manifestación se termine en República y que se haga un mitin con los sindicatos que se oponen a la Ley laboral”
El artículo que sigue ha sido escrito por un simpatizante muy próximo a la CCI. Realiza un esfuerzo notable de recuperación de la memoria histórica del proletariado. La Comuna de París fue una de las grandes experiencias de lucha proletaria que debe ser conocida y estudiada críticamente por las generaciones actuales. De esta manera encontrarán armas para hacer frente a la situación actual y las grandes dificultades que hoy padece la clase obrera.
CCI
Como ocurre con casi todos los acontecimientos históricos protagonizados por el proletariado, la Comuna de París es un acontecimiento sobre el que muchos pretendidos historiadores, de todas las ideologías, han vertido la tinta de sus plumas abundantemente.
La Comuna de 1871 no es sino otro de los tantos episodios de la historia de la clase obrera que ésta debe recuperar y comprender dentro del periodo histórico que la alumbró y por los protagonistas que tuvo. Al igual que ocurre con la revolución rusa o la alemana del periodo revolucionario de 1917-23, la experiencia de la Comuna supone una importante lección para el proletariado, si de verdad quiere repropiarse de su perspectiva histórica y despejar la niebla bajo la que la ha situado la contrarrevolución estalinista, a coro con la propaganda general del izquierdismo y las plumas a sueldo del Estado de los ''expertos'' marxólogos de academia.
Hace 145 años, el 28 de mayo de 1871, tenían lugar en las faldas de Belleville los últimos combates de los comuneros contra el ejército francés comandado por Thiers desde Versalles. ¿Qué importancia puede tener una insurrección, tan súbitamente sofocada (la Comuna apenas sobrevivió dos meses) para la perspectiva de los proletarios hoy día? La clave a esta pregunta está en las lecciones que extrajeron los revolucionarios contemporáneos a esa experiencia y sucesores del movimiento que la vertebró. Si algo supuso la Comuna, fueron dos cosas:
A lo largo de este artículo traeremos a colación los principales escritos de Marx, Engels, Lenin y las organizaciones de la Izquierda Comunista al respecto, para ayudarnos a contribuir en la clarificación de tan importante acontecimiento histórico, que supuso un genuino punto de inflexión en la comprensión que la teoría revolucionaria tenía del movimiento del proletariado y el futuro que este depara a la sociedad, en especial a la máquina del Estado.
En 1871, el proletariado francés ya había pasado por varias experiencias revolucionarias relativamente recientes en la primera mitad del siglo XIX. Aun profundamente marcadas por la gran revolución burguesa de 1789, las revoluciones francesas de 1830 y sobre todo de 1848, en cuyo mes de junio el proletariado entabló su primer combate masivo contra la burguesía de la cual había sido aliado político, hasta entonces, contra los vestigios sociales e históricos del feudalismo, marcaron la entrada en la historia del proletariado como una clase con iniciativa histórica y una perspectiva propias, aún imposibles de realizarse materialmente en su totalidad, en sus consecuencias directamente revolucionarias[1].
Es así como Engels describe lo que fue la señal de salida de la historia del último combate de clases entre las dos fuerzas principales de la naciente sociedad burguesa (los capitalistas y los proletarios), combate que antes sólo existía de forma solapada, latente: esto es, los inicios de la aparición del movimiento autónomo y consciente del proletariado, con sus reivindicaciones y características propias enfrentadas al resto de las clases de la sociedad burguesa, opuestas a los intereses de una joven burguesía con la que había mantenido una muy delicada alianza contra la reacción feudal:
“Era, pues, lógico e inevitable que nuestra manera de representarnos el carácter y la marcha de la revolución «social» proclamada en París en febrero de 1848, de la revolución del proletariado, estuviese fuertemente teñida por el recuerdo de los modelos de 1789 y de 1830. Y, finalmente, cuando el levantamiento de París encontró su eco en las insurrecciones victoriosas de Viena, Milán y Berlín; cuando toda Europa, hasta la frontera rusa, se vio arrastrada al movimiento; cuando más tarde, en junio, se libró en París, entre el proletariado y la burguesía, la primera gran batalla por el poder; cuando hasta la victoria de su propia clase sacudió a la burguesía de todos los países de tal manera que se apresuró a echarse de nuevo en brazos de la reacción monárquico-feudal que acababa de ser abatida, no podía caber para nosotros ninguna duda, en las circunstancias de entonces, de que había comenzado el gran combate decisivo y de que este combate había de llevarse a término en un solo período revolucionario, largo y lleno de vicisitudes, pero que sólo podía acabar con la victoria definitiva del proletariado.”[2]
En la introducción a la misma obra antes citada, Marx también deja entrever una idea parecida cuando afirma que lo que sucumbía en estas derrotas no era la revolución. Eran los tradicionales apéndices prerrevolucionarios, resultado de relaciones sociales que aún no se habían agudizado lo bastante para tomar una forma bien precisa de contradicciones de clase: personas, ilusiones, ideas, proyectos de los que no estaba libre el partido revolucionario antes de la revolución de febrero y de los que no podía liberarlo la victoria de febrero, sino sólo una serie de derrotas[3].
Sin embargo, era evidente que el proletariado no tardaría en manifestarse como una fuerza independiente dentro de la sociedad burguesa y que evidenciaba la existencia de intereses irreconciliables en el seno de ésta. La Comuna fue entonces una de las primeras experiencias que manifestaron, de forma llamativamente clara (tras el primer combate de la revolución de febrero de 1848), las premisas y características definitorias del movimiento del proletariado. Y este movimiento histórico sólo empezaba a definirse en sumo detalle, no como un complemento o un proveedor de carne de cañón para el movimiento revolucionario de la burguesía democrática, sino como el movimiento de una clase portadora de la destrucción de la sociedad de clases y su sustitución por la comunidad humana universal del comunismo.
Engels subraya en el prefacio de 1872 de la edición alemana del Manifiesto Comunista:
“Este programa ha quedado a trozos anticuado por efecto del inmenso desarrollo experimentado por la gran industria en los últimos veinticinco años, con los consiguientes progresos ocurridos en cuanto a la organización política de la clase obrera, y por el efecto de las experiencias prácticas de la revolución de febrero en primer término, y sobre todo de la Comuna de París, donde el proletariado, por vez primera, tuvo el Poder político en sus manos por espacio de dos meses. La comuna ha demostrado, principalmente, que “la clase obrera no puede limitarse a tomar posesión de la máquina del Estado en bloque, poniéndola en marcha para sus propios fines””.
Estas palabras tienen un gran significado teniendo en cuenta que hasta el momento, la mayor parte del socialismo contemporáneo a las revoluciones de 1848 y 1871 estaba compuesto o bien por los socialistas utópicos owenianos y fourieristas, o bien por escuelas del socialismo como la alemana de Lasalle, de quien Engels decía que sus partidarios no pasaron más allá de su exigencia de cooperativas de producción con crédito del Estado[4]. Es el mismo Engels el que hace notar que fueron experiencias como la Comuna las que dejaron a estas expresiones del socialismo utópico[5], productos de una época anterior, en un estado agonizante que no se correspondía con un nuevo periodo en el que el proletariado empezaba a entrar en la escena de la historia con toda su fuerza, demostrando que el contenido de su movimiento era bien distinto de todas las recetas y cataplasmas sociales salidos de las ''geniales'' mentes de individuos que ya lo tenían todo resuelto en su propia cabeza.
¿Y qué fue lo que puso al proletariado en marcha a un nivel nunca visto hasta entonces, del que sólo se tuvo un reflejo en junio de 1848? La guerra. Aunque siempre hay que precaverse de análisis mecanicistas en este sentido, puesto que nunca hay un ''disparo de salida'' en las grandes revoluciones proletarias, sino que lo que conduce a ellas es un proceso acumulativo de experiencias, contradicciones y derrotas, es cierto que la miseria y la presión causadas por la invasión prusiana y el cerco de París pudieron ser un potente catalizador de las energías de los obreros. Al igual que ocurriría con la revolución rusa y la alemana en el periodo de 1917-23, el intento de la burguesía por embarcar a los obreros en sus conflictos inter-capitalistas no condujo sino a la explosión, en un determinado momento, de todas las frustraciones acumuladas en la clase por la explotación y la alienación de sus vidas y el recuerdo de las derrotas sangrientas a las que la burguesía los había sometido hacía un par de décadas[6].
Quiso la historia que fuera en marzo de 1871 que los obreros parisinos protagonizaran una rebelión masiva y plantaran una bandera roja en el Hôtel de Ville. A partir de aquí, surge la gran contradicción en torno a la que girará toda la experiencia histórica de la Comuna y que será el pilar maestro de este escrito:
En cuanto a lo que la Comuna aportó en la definición del contenido del movimiento proletario, que fue mucho, encontramos lecciones cruciales en torno a las cuestiones del Estado y de la articulación de la dictadura del proletariado:
“Los proletarios de París –decía el Comité Central en su manifiesto del 18 de marzo–, en medio de los fracasos y las traiciones de las clases dominantes, se han dado cuenta de que ha llegado la hora de salvar la situación tomando en sus manos la dirección de los asuntos públicos... han comprendido que es su deber imperioso y su derecho indiscutible hacerse dueños de sus propios destinos, tomando el Poder''. Pero la clase obrera no puede limitarse simplemente a tomar posesión de la máquina del Estado tal como está, y a servirse de ella para sus propios fines.
El Poder estatal centralizado, con sus órganos omnipresentes: el ejército permanente, la policía, la burocracia, el clero y la magistratura –órganos creados con arreglo a un plan de división sistemática y jerárquica del trabajo–, procede de los tiempos de la monarquía absoluta y sirvió a la naciente sociedad burguesa como un arma poderosa en sus luchas contra el feudalismo. Sin embargo, su desarrollo se veía entorpecido por toda la basura medioeval: derechos señoriales, privilegios locales, monopolios municipales y gremiales, códigos provinciales. La escoba gigantesca de la Revolución Francesa del siglo XVIII barrió todas estas reliquias de tiempos pasados, limpiando así, al mismo tiempo, el suelo de la sociedad de los últimos obstáculos que se alzaban ante la superestructura del edificio del Estado moderno, erigido en tiempos del Primer Imperio, que, a su vez, era el fruto de las guerras de coalición de la vieja Europa semifeudal contra la Francia moderna. [...] Al paso que los progresos de la moderna industria desarrollaban, ensanchaban y profundizaban el antagonismo de clase entre el capital y el trabajo, el Poder estatal fue adquiriendo cada vez más el carácter de poder nacional del capital sobre el trabajo, de fuerza pública organizada para la esclavización social, de máquina del despotismo de clase. Después de cada revolución, que marca un paso adelante en la lucha de clases, se acusa con rasgos cada vez más destacados el carácter puramente represivo del Poder del Estado. La Revolución de 1830, al dar como resultado el paso del Gobierno de manos de los terratenientes a manos de los capitalistas, lo que hizo fue transferirlo de los enemigos más remotos a los enemigos más directos de la clase obrera. Los republicanos burgueses, que se adueñaron del Poder del Estado en nombre de la Revolución de Febrero, lo usaron para provocar las matanzas de Junio, para probar a la clase obrera que la República "social" era la República que aseguraba su sumisión social y para convencer a la masa monárquica de los burgueses y terratenientes de que podían dejar sin peligro los cuidados y los gajes del gobierno a los “republicanos” burgueses. Sin embargo, después de su única hazaña heroica de Junio, no les quedó a los republicanos burgueses otra cosa que pasar de la cabeza a la cola del Partido del Orden, coalición formada por todas las fracciones y fracciones rivales de la clase apropiadora, en su antagonismo, ahora abiertamente declarado, contra las clases productoras. La forma más adecuada para este gobierno de capital asociado era la República Parlamentaria, con Luis Bonaparte como presidente. Fue éste un régimen de franco terrorismo de clase y de insulto deliberado contra la vil muchedumbre. Si la República Parlamentaria, como decía el señor Thiers, era “la que menos los dividía” (a las diversas fracciones de la clase dominante), en cambio abría un abismo entre esta clase y el conjunto de la sociedad situado fuera de sus escasas filas. Su unión venía a eliminar las restricciones que sus discordias imponían al Poder del Estado bajo regímenes anteriores, y, ante el amenazante alzamiento del proletariado, se sirvieron del Poder estatal, sin piedad y con ostentación, como de una máquina nacional de guerra del capital contra el trabajo.”[7]
Cuán diferentes son estas palabras y muchas que le siguen en el Manifiesto del Consejo General de la AIT[8] sobre la guerra civil en Francia, a las pantomimas programáticas, electoralistas o no, pero democráticas y nacionalistas en todo caso, de las organizaciones izquierdistas actuales, desde las estalinistas y maoístas a las ''reinventadas'' a lo Podemos o Syriza, pasando por las trotskistas y demás. El proletariado, aún sin poder desarrollar por entonces órganos propiamente suyos y radicalmente diferentes a los órganos de representación oficiales de la sociedad burguesa para el ejercicio consciente de su dictadura (como sí lo haría en la forma de los soviets y consejos obreros a partir de 1905), teniendo que ejercer su acción a través de la elección de los consejos municipales parisinos, dejaba claro, incluso con tales limitaciones, para Marx y sus contemporáneos, que su acción revolucionaria no iba orientada sino a la destrucción de esa máquina de guerra nacional del capital contra el trabajo que es el Estado. Y no se habla aquí del Estado como un gabinete de una legislatura particular presidido por un grupo de burgueses particulares, sustituibles por ''otro'' gobierno ''menos'' reaccionario o “menos” contrario a los intereses de la clase obrera, sino que como vemos y veremos, se habla del Estado en su más radical origen como forma de organización social histórica nacida en los últimos estertores del feudalismo (o mejor dicho, en los primeros albores de la joven burguesía) y que bajo el régimen del capital se potencia hasta sus últimas consecuencias como guardián y centinela de la explotación de clase.
“El Poder del Estado, que aparentemente flotaba por encima de la sociedad, era, en realidad, el mayor escándalo de ella y el auténtico vivero de todas sus corrupciones. Su podredumbre y la podredumbre de la sociedad a la que había salvado, fueron puestas al desnudo por la bayoneta de Prusia, que ardía a su vez en deseos de trasladar la sede suprema de este régimen de París a Berlín. El imperialismo es la forma más prostituida y al mismo tiempo la forma última de aquel Poder estatal que la sociedad burguesa naciente había comenzado a crear como medio para emanciparse del feudalismo y que la sociedad burguesa adulta acabó transformando en un medio para la esclavización del trabajo por el capital.
La antítesis directa del Imperio era la Comuna. El grito de "República social", con que la Revolución de Febrero fue anunciada por el proletariado de París, no expresaba más que el vago anhelo de una República que no acabase sólo con la forma monárquica de la dominación de clase, sino con la propia dominación de clase. La Comuna era la forma positiva de esta República.”[9]
Aún con todo, Marx es capaz de ver, aún de forma intuitiva y poco desarrollada, que la Comuna, entendiéndose en su más radical sentido como el movimiento consciente de los proletarios, más que como algo representado en instituciones permanentes, se distanciaba de las formas parlamentarias de proceder en la organización de los asuntos sociales, afirmando que la Comuna no había de ser un organismo parlamentario, sino una corporación de trabajo, ejecutiva y legislativa al mismo tiempo, y que el régimen comunal habría devuelto al organismo social todas las fuerzas que hasta entonces venía absorbiendo el Estado parásito, que se nutre a expensas de la sociedad y entorpece su libre movimiento[10].
Engels tuvo la oportunidad de analizar el movimiento en retrospectiva, con varias décadas de distancia, lo que casi siempre permite hacer un balance más sesudo y que abarque todos los aspectos de los fenómenos históricos, sin verse el militante que se ha envuelto directamente en los tumultos que hacen avanzar o retroceder el acontecimiento que sea del movimiento obrero.
Fue así que, como mencionábamos anteriormente, Engels fue capaz, aún de forma no muy desarrollada, de delimitar dentro del levantamiento comunero el contenido netamente proletario y que se situaba en la línea de la perspectiva revolucionaria de la clase obrera, de aquéllos aspectos de la Comuna que no eran otra cosa sino la implantación de reformas que la burguesía sólo había aspirado a implantar, pero que no lo había hecho por “echarse en brazos de la reacción” al enfrentarse al nacimiento del movimiento autónomo del proletariado: “Así, el carácter de clase del movimiento de París, que antes se había relegado a segundo plano por la lucha contra los invasores extranjeros, apareció desde el 18 de marzo en adelante con rasgos enérgicos y claros.
Como los miembros de la Comuna eran todos, casi sin excepción, obreros o representantes reconocidos de los obreros, sus decisiones se distinguían por un carácter marcadamente proletario. Estas, o bien decretaban reformas que la burguesía republicana sólo había renunciado a implantar por cobardía pero que constituían una base indispensable para la libre acción de la clase obrera, como, por ejemplo, la implantación del principio de que, con respecto al Estado, la religión es un asunto puramente privado; o bien la Comuna promulgaba decisiones que iban directamente en interés de la clase obrera, y en parte abrían profundas brechas en el viejo orden social. Sin embargo, en una ciudad sitiada, todo esto sólo pudo, a lo sumo, comenzar a realizarse. Desde los primeros días de mayo, la lucha contra los ejércitos del Gobierno de Versalles, cada vez más nutridos, absorbió todas las energías.”[11]
La importancia de estas palabras recobran su fuerza cuando el panorama político con el que casi todos los obreros suelen encontrarse de bruces es el de las organizaciones izquierdistas, cuya existencia deben y se debe al mantenimiento de un Estado en cuyo seno llaman a los obreros a buscar la laicidad, a buscar la elección de ''mejores'' representantes, etc. Y lo justifican con un sentido del pragmatismo y del ''realismo'' que no es otro que el del dirigente político burgués que debe velar más por el pago de las cuotas para mantener en alza, a toda costa, la actividad de su organización, que por la búsqueda honesta de principios y la indagación en la evolución verdadera de la teoría revolucionaria al calor de las grandes experiencias de lucha del proletariado.
Basta leer a un Marx y a un Engels con su pluma espoleada por uno de los primeros movimientos directamente revolucionarios de la clase obrera, animados a exprimir el jugo de tal experiencia, para darse cuenta de lo mucho que los separa de las organizaciones mencionadas.
Más adelante en el citado Preludio, Engels escribe: “La Comuna tuvo que reconocer desde el primer momento que la clase obrera, al llegar al Poder, no puede seguir gobernando con la vieja máquina del Estado; que, para no perder de nuevo su dominación recién conquistada, la clase obrera tiene, de una parte, que barrer toda la vieja máquina represiva utilizada hasta entonces contra ella, y, de otra parte, precaverse contra sus propios diputados y funcionarios, declarándolos a todos, sin excepción, revocables en cualquier momento”[12]. Cómo habrían de resonar estas palabras a la luz de experiencias históricas como la revolución rusa, es algo realmente impresionante de considerar. Engels afirma que la clase obrera debe precaverse contra sus propios funcionarios, a los que elige en sus organizaciones de masas de lucha directa contra el capital y el Estado en el periodo revolucionario. Esto no es otra cosa que afirmar que el corazón de los órganos de lucha de la clase en el momento de la revolución, los que utiliza para orientar su lucha contra la contrarrevolución armada y reorganizar la sociedad sobre nuevas bases, deben mantenerse independientes de ese aparato de Estado que inevitablemente surge entonces, cuya verdadera finalidad no es otra que la de disolverse a sí mismo, y que nace cuando la clase obrera organiza su dictadura revolucionaria. La fagocitosis que el aparato administrativo de los Soviets y el Partido Bolchevique realizaron hacia los consejos de fábrica, corazón y alma de la revolución rusa y mundial[13], son un buen ejemplo de la lucidez de Engels al escribir esas líneas[14].
Pero sigamos más adelante con las que son quizás las palabras más populares de este preludio.
“Según la concepción filosófica, el Estado es la "realización de la idea", o, traducido al lenguaje filosófico, el reino de Dios en la tierra, el campo en que se hacen o deben hacerse realidad la verdad y la justicia eternas. De aquí nace una veneración supersticiosa hacia el Estado y hacia todo lo que con él se relaciona, veneración que va arraigando más fácilmente en la medida en que la gente se acostumbra desde la infancia a pensar que los asuntos e intereses comunes a toda la sociedad no pueden ser mirados de manera distinta a como han sido mirados hasta aquí, es decir, a través del Estado y de sus bien retribuidos funcionarios. Y la gente cree haber dado un paso enormemente audaz con librarse de la fe en la monarquía hereditaria y jurar por la República democrática. En realidad, el Estado no es más que una máquina para la opresión de una clase por otra, lo mismo en la República democrática que bajo la monarquía; y en el mejor de los casos, un mal que el proletariado hereda luego que triunfa en su lucha por la dominación de clase. El proletariado victorioso, tal como hizo la Comuna, no podrá por menos de amputar inmediatamente los peores lados de este mal, hasta que una generación futura, educada en condiciones sociales nuevas y libres, pueda deshacerse de todo ese trasto viejo del Estado.
Últimamente las palabras "dictadura del proletariado" han vuelto a sumir en santo terror al filisteo socialdemócrata. Pues bien, caballeros, ¿queréis saber qué faz presenta esta dictadura? Mirad a la Comuna de París: ¡he ahí la dictadura del proletariado!”[15].
La perspectiva del proletariado en la reconquista de su identidad y consciencia de clase, y en el acometimiento de su misión histórica de superación de la sociedad de clases y la articulación de la comunidad material humana mundial, no concibe otra tarea con respecto al Estado que su total destrucción y la toma de consciencia de que sus propios órganos de lucha revolucionaria, los consejos obreros de los que a continuación oiremos hablar a Lenin, son órganos que no están orientados sino a la disolución de toda forma de Estado posible, incluido el aparato administrativo que inevitablemente surgirá de ellos, y que intentará aglutinar a más clases a parte del proletariado en aras de amortiguar el choque entre las clases e impedir que continúe hasta sus consecuencias finales (y no hay tarea más definitoria del Estado que ésa). A esto se refiere Engels cuando afirma que el Estado no es sino una relación social cuyas manifestaciones vivas heredará el proletariado tras articular su dictadura, como un mal que seguirá pesando tras su victoria.
De esta forma, y cumpliendo con lo que decíamos antes con respecto a la distancia temporal con la que el mismo Engels sería capaz de hacer un balance de conjunto de la Comuna de París, el revolucionario Lenin, a la luz de las nuevas experiencias de lucha del proletariado en 1905, tendría los materiales necesarios a su alcance para desarrollar el enfoque sobre la cuestión sobre nuevas bases.
La época en la que Lenin acomete el análisis de la Comuna, en 1908, había conocido ya por vez primera y tan sólo 3 años antes el surgimiento de los órganos de lucha masivos de la clase obrera, articulados por y para ella: los consejos obreros. Más que correctamente, Lenin y los revolucionarios rusos son capaces de ver la enorme importancia de este fenómeno, que recobraría toda su fuerza en la oleada revolucionaria mundial de 1917, y de tenerlo en cuenta para sus análisis de las nuevas formas en la que se estaba desarrollando el movimiento del proletariado, de los que ya podemos encontrar alguna reminiscencia en la Comuna de París. Así de profunda fue una experiencia histórica que empezaba a marcar el camino para lo que sería un movimiento internacional revolucionario que la sucedería casi medio siglo después, y que compartiría, salvando las enormes distancias (sucesivas guerras de guerrillas entre las burguesías europeas, una guerra mundial, la entrada del capitalismo en su etapa histórica de decadencia...) rasgos comunes en cuanto a la acción libre, espontánea y autoorganizada de la clase obrera y la representación de los obreros en estos órganos asamblearios de masas que habían creado.
Como es debido en todo balance histórico de cualquier episodio en el que para bien o para mal se ve implicada la clase obrera, Lenin no teme señalar las limitaciones y defectos presentes en el momento, tanto los que imponía el momento histórico como los que cometen los protagonistas de esos actos de la historia. En esa línea, que recuerda a las precisiones hechas por Engels y en las que pusimos hincapié anteriormente, Lenin señala en su escrito sobre la Comuna: “Al sublevarse contra el viejo régimen, el proletariado asumió dos tareas, una nacional y la otra de clase: liberar a Francia de la invasión alemana y liberar del capitalismo a los obreros mediante el socialismo. Esta combinación de las dos tareas constituye el rasgo más peculiar de la Comuna”[16].
Una vez más, la confrontación entre el inicio, el despertar de los primeros esbozos del programa del proletariado consciente y las reminiscencias de las nociones democrático-burguesas radicales de lucha contra la reacción feudal que aún perduraban en el seno de la clase. La crítica de Lenin a la pervivencia de esta ideología y del nacionalismo en las mentes de los proletarios no hace concesiones, como no había de hacerlas frente a la imperiosa necesidad de aclarar y de separar la paja del trigo de lo que pertenece genuinamente a la perspectiva revolucionaria de la clase obrera y de lo que no: “La burguesía formó entonces el "gobierno de la defensa nacional”, bajo cuya dirección tenía que luchar el proletariado por la independencia de toda la nación. Se trataba, en realidad de un gobierno “de la traición nacional”, el cual consideraba que su misión consistía en luchar contra el proletariado parisiense. Pero el proletariado, cegado por las ilusiones patrióticas, no se daba cuenta de ello. La idea patriótica arrancaba de la Gran Revolución del siglo XVIII; ella se apoderó de los cerebros de los socialistas de la Comuna, y Blanqui, por ejemplo, que era sin duda alguna un revolucionario y un ferviente partidario del socialismo, no hallo para su periódico mejor titulo que el angustioso grito burgués “¡La Patria esta en peligro!”
La conjugación de estas tareas contradictorias –el patriotismo y el socialismo– constituyó el error fatal de los socialistas franceses. En el Manifiesto de la Internacional, en septiembre de 1870, Marx puso ya en guardia al proletariado francés contra el peligro de dejarse llevar del entusiasmo por una falsa idea nacional. Profundos cambios se habían operado desde los tiempos de la Gran Revolución; las contradicciones de clase se habían agudizado, y si entonces la lucha contra la reacción de toda Europa unía a toda la nación revolucionaria, ahora el proletariado ya no podía fundir sus intereses con los intereses de otras clases, que le eran hostiles […] la misión del proletariado era luchar por la emancipación socialista del trabajo frente al yugo de la burguesía[...] Pero dos errores malograron los frutos de la brillante victoria. El proletariado se detuvo a mitad del camino: en lugar de proceder a la “expropiación de los expropiadores”, se puso a soñar con la entronización de la justicia suprema en un país unido por una tarea común a toda la nación”[17].
Este internacionalismo intransigente fue el que caracterizaría a las fracciones de izquierda de la II Internacional frente a la guerra imperialista de 1914, impidiendo que las organizaciones de la clase obrera, ya profundamente gangrenadas anteriormente por el cretinismo parlamentario y sindical, pasaran en bloque al bando de la burguesía, por muy pequeñas que fueran las minorías que se despegaron de forma clara y concisa de los social-patriotas (los bolcheviques rusos, Luxemburgo, Gorter y Pannekoek en Alemania y Holanda, etc.).
Y este internacionalismo no es sólo un punto de vista desde el que criticar las limitaciones de los comuneros y de su acción en 1871, puesto que también fue una realidad patente en los días que precedieron a ese acontecimiento histórico. Con razón de la invasión prusiana de Francia, la AIT ponía de relieve en uno de sus manifiestos: “En Chemnitz, una asamblea de delegados, que representaban a 50.000 obreros de Sajonia, adoptó por unanimidad la siguiente resolución: ''En nombre de la democracia alemana y especialmente de los obreros que forman el Partido Socialdemócrata, declaramos que la actual es una guerra exclusivamente dinástica... Nos hallamos felices de estrechar la mano fraternal que nos tienden los obreros de Francia... Atentos a la consigna de la Asociación Internacional de los Trabajadores:¡Proletarios de todos los países, uníos! Jamás olvidaremos que los obreros de todos los países son nuestros amigos y los déspotas de todos los países, nuestros enemigos.””[18].
Pero evidentemente no todo estuvo marcado por la pervivencia de las ilusiones nacionales de la burguesía en su época revolucionaria, aquí la contradicción ya señalada a lo largo de todo este escrito vuelve al primer plano, al percatarse uno de que la Comuna, cuyos miembros se consideraban parte de una República del trabajo mundial, describió trazos en sus declaraciones y acciones de una vocación internacionalista acorde a su naturaleza de clase.
“[...] la Comuna puso en conmoción el movimiento socialista de Europa, mostró la fuerza de la guerra civil, disipó las ilusiones patrióticas y acabo con la fe ingenua en los anhelos nacionales de la burguesía. La Comuna enseñó al proletariado europeo a plantear en forma concreta las taras de la revolución socialista”[19].
Si algo supuso la mera existencia de la Comuna, fue la confirmación de lo que Marx y Engels habían ya por entonces empezado a vislumbrar en la elaboración de su teoría, a la luz del surgimiento mismo del proletariado como clase internacional y de lo que éste dejaba entrever en el acometimiento de su movimiento histórico: que la sociedad burguesa no estaba libre de las contradicciones de los modos de producción a los que pretendía sustituir, sino que muy por el contrario, elevaba estas contradicciones continuamente y las hacía más intensas e insolubles en su interior cuanto más se desarrollaba. No hablamos ya de la existencia de clases, sino de lo irreconciliable de sus intereses, sus métodos y su perspectiva de lo que es o debería ser una sociedad humana en el pleno sentido de la palabra.
Dejamos a Lenin con uno de sus mejores apuntes, que evidencian lo que para el marxismo es una necesidad viva, de desarrollar las bases precedentes de la teoría al calor de la evolución histórica. Fue así que en la obra ya citada, insiste en la importancia de los consejos obreros como herederos del movimiento revolucionario y en la caducidad de las ideas nacionales y de cohesión nacional de la época revolucionaria de la burguesía contra el feudalismo, que el proletariado tuvo que defender para cohesionar su situación económica en una época en la que la revolución mundial no estaba aún a la orden del día:
“La socialdemocracia supo acabar con los errores “nacionales” y “patrióticos” del joven proletariado y cuando se logró arrancar al zar el manifiesto del 17 de octubre, en lo que ella participó directamente, el proletariado comenzó a prepararse enérgicamente para la siguiente e inevitable etapa de la revolución: la insurrección armada. Libre de las ilusiones “nacionales”, fue concentrando sus fuerzas de clase en sus organizaciones de masa: los Soviets de diputados obreros y soldados, etc. Y pese a la gran diferencia que había entre los objetivos y las tareas de la revolución rusa y los de la francesa de 1871, el proletariado ruso hubo de recurrir al mismo método de lucha que la Comuna de París había sido la primera en utilizar: la guerra civil. Teniendo presente sus enseñanzas, sabía que el proletariado no debe despreciar los medios pacíficos de lucha, que sirven a sus intereses corrientes de cada día y son indispensables en el periodo preparatorio de las revoluciones. Pero el proletariado jamás debe olvidar que, en determinadas condiciones, la lucha de clases adopta la forma de lucha armada y de guerra civil; hay momentos en que los intereses del proletariado exigen un exterminio implacable de los enemigos en combates a campo abierto. El proletariado francés lo demostró por primera vez en la Comuna y el proletariado ruso le dio una brillante confirmación en el alzamiento de diciembre”[20].
Esta cita da pie a un buen número de polémicas que podrían tratarse a posteriori y a las que no podemos dar el debido tratamiento aquí, desde qué tipo de organización es la que hoy día necesitan los revolucionarios hasta si es cierto que el proletariado necesita de un exterminio implacable de sus enemigos. Acusar a la Comuna de indulgencia e inocencia con respecto a sus enemigos, cuando dio buena cuenta de los más agresivos de entre ellos y tomó las armas contra sus intentonas invasoras, puede ser un arma de doble filo. Si bien es cierto que la Comuna no persiguió y puso fin al reagrupamiento de sus enemigos en Versalles, ¿acaso no se debía la debilidad de su acción armada a la débil respuesta de los obreros del resto de Francia y Europa? Como dijera Rosa Luxemburgo, el proletariado no necesita del terror como método de lucha y desprecia el asesinato. Los izquierdistas, que en sus obtusos análisis, faltos de toda perspectiva mínimamente seria, acusan a la Comuna de no haber sido más ''fiera'' y apuntan a la ausencia de un ''Partido obrero'' como causa de sus debilidades, no hacen más que echar estiércol sobre un acontecimiento que necesita ser aclarado mediante un debate sistemático y organizado, al igual que ocurre con experiencias como la revolución rusa o la alemana. Si la Comuna acabó pereciendo, fue por la todavía patente inmadurez histórica de la clase obrera y la debilidad de la respuesta internacional del proletariado, que impidieron que se rompiera el cerco asfixiante que aislaba a los obreros parisinos. Fue un auténtico anticipo de los principios morales del proletariado[21] el que ni los miembros de la Comuna a la cabeza de la AIT ni los obreros armados de la Guardia Nacional, opusieran a las brutalidades de los versalleses contrarrevolucionarios llamamiento alguno a la masacre generalizada de sus enemigos. No había en esto debilidad alguna sino una manifestación, aún no formulada, de la conciencia de los proletarios de que sus métodos no pueden ser alcanzados mediante la propulsión del odio, la venganza y el asesinato a sangre fría, por mucho que deba armarse para defender encarnizadamente y hasta sus últimas consecuencias sus intentos de tomar el cielo por asalto.
Tal y como se dice sobre los mejores avances de la ciencia, las experiencias revolucionarias y la misma teoría comunista también acaban siendo ''enanos a hombros de gigantes'', que avanzan a través de un balance y una crítica intransigente de las medias verdades y las vacilaciones traídas a la superficie por experiencias anteriores, desarrollando sobre nuevas bases sus plasmaciones en la teoría y en la misma historia viva de la sociedad humana. La experiencia de la Comuna fue el primer intento revolucionario de un proletariado joven, que encabezó la primera manifestación práctica de lo falsa en su raíz que es esa imagen de civilización armónica y equilibrada, albacea del desarrollo pacífico y de las artes y las ciencias con la que la sociedad burguesa pretende representarse a sí misma. De la misma forma que esta sociedad burguesa respondió ayer a la valiente Comuna con la carnicería más salvaje de sus protagonistas, hoy día aprueba la matanza indiscriminada para afianzar los intereses de uno u otro capital nacional, ya sea en Kobane o en Ucrania, representada fielmente en el Estado por las organizaciones izquierdistas y derechistas de todos los colores que responden a las denuncias de sus campañas ideológicas con la denigración continua de la verdadera perspectiva internacionalista del proletariado.
¡Aprendamos lo que verdaderamente hay que aprender de la historia! La memoria de la Comuna perdura en el subconsciente colectivo de la clase y muy especialmente, como las grandes experiencias revolucionarias del proletariado, tienen su lugar y la crítica y desarrollo concretos de sus aspiraciones en las minorías revolucionarias que han sabido acometer seria y organizadamente el balance de todas las experiencias y la producción teórica del movimiento obrero[22].
R. Rakov, mayo 2016
[1] El capitalismo estaba, entonces, en lo que la CCI y otros sectores de la Izquierda Comunista consideramos la fase ascendente de su evolución histórica, en la que su conquista del mundo y la liquidación del feudalismo como modo de producción obsoleto estaban todavía pendientes. Esto impedía la posibilidad de la revolución proletaria mundial por el momento, aunque por supuesto no impedía, sino que impulsaba la agudización de la división entre proletariado y burguesía y la aparición del movimiento autónomo de la clase obrera, con sus características propias y definitorias. Para más información, consultar la siguiente serie de artículos de la Corriente Comunista Internacional: /revista-internacional/200407/174/la-teoria-de-la-decadencia-en-la-medula-del-materialismo-historico- [1075].
[2] F. Engels, preludio a la edición de 1895 de Las luchas de clases en Francia de 1848 a 1850
[3] K. Marx, Ídem
[4] Prefacio a la edición alemana de 1890 del Manifiesto Comunista
[5] Ver Del socialismo utópico al socialismo científico de Federico Engels: https://www.marxists.org/espanol/m-e/1880s/dsusc/index.htm [852]
[6] Nota de la CCI: Es cierto que las grandes luchas de 1871, 1905 y 1917 surgieron en respuesta a la guerra. De ahí, muchos revolucionarios de la Izquierda Comunista dedujeron –y todavía siguen sosteniendo– que la guerra sería el mejor fermento para la revolución proletaria. Sin embargo, la primera guerra mundial mostró como la guerra eliminó una parte importante de las fuerzas proletarias, creó una profunda desorientación política y una aguda crisis moral en las filas obreras y dividió a los obreros entre los de los países vencedores y vencidos, lo que dificultó la extensión del primer gran paso dado por el proletariado en Rusia 1917. La Segunda Guerra mundial vino a confirmar que la guerra no crea las mejores condiciones para la revolución. Ver “Tesis sobre la generalización” en Revista Internacional nº 26
[7] La guerra civil en Francia, cap. III.
[8] AIT: Asociación Internacional de los Trabajadores, también conocida como Primera Internacional. Existió entre 1864 y 1876.
[9] La guerra civil en Francia, cap. III.
[10] Ídem.
[11] Preludio de 1891 de La guerra civil en Francia.
[12] Íbid.
[13] Nota de la CCI: como puede verse en la Serie sobre los Consejos Obreros (ver nota 14), los Soviets eran organizaciones donde cabía toda las clases no explotadoras. En la Revolución Rusa, dentro de los Soviets convivían una multitud de organizaciones creadas por la propia clase obrera (Consejos de Fábrica, Consejos de Barrio, milicias obreras etc.). Los Soviets se vieron influidos por la presión de clases no explotadoras pero distintas de la clase obrera y con una ideología extraña al pensamiento y la conciencia proletarios. Esto dificultaba la orientación de los Soviets en un sentido acorde con las necesidades de la revolución. De ahí que en la clase obrera hubiera intentos de dotarse de Secciones Obreras de los Soviets con objeto de articular una auténtica política proletaria. Esta experiencia muestra la necesidad de que la clase obrera se dote de órganos autónomos para defender su propia política frente a las posibles desviaciones en los Soviets. Esta es un problemática muy importante frente al Estado del periodo de transición entre el capitalismo y el comunismo. Se puede ver nuestra recopilación sobre el tema en https://es.internationalism.org/series/488 [1076]
[14] Ver la Serie sobre los Consejos Obreros: /revista-internacional/201002/2769/que-son-los-consejos-obreros-i [174] ; /revista-internacional/201005/2865/que-son-los-consejos-obreros-2-parte-de-febrero-a-julio-de-1917-re [659] ; /revista-internacional/201008/2910/que-son-los-consejos-obreros-iii-la-revolucion-de-1917-de-julio-a- [660] ; /revista-internacional/201012/3004/que-son-los-consejos-obreros-iv-1917-21-los-soviets-tratan-de-ejer [661] y /revista-internacional/201104/3086/que-son-los-consejos-obreros-v-los-soviets-ante-la-cuestion-del-es [223] (en particular este último artículo)
[15] Íbid.
[16] Enseñanzas de la Comuna, 1908.
[17] Íbid.
[18] Primer Manifiesto de la AIT sobre la guerra franco-prusiana, 1870
[19] Las enseñanzas de la Comuna, 1908.
[20] Idem.
[21] Consultar al respecto los artículos sobre “Marxismo y ética” de la Corriente Comunista Internacional: https://es.internationalism.org/book/export/html/1139 [1077]
[22] Consultar: https://es.internationalism.org/booktree/156 [1078]
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Cuando le preguntamos a un escolar por la revolución rusa de 1917, nos dirá que fue un golpe de Estado bolchevique, que el experimento, pese a las buenas intenciones de los protagonistas, acabó en una pesadilla: la dictadura soviética, el Gulag etc.
Si ahora trasladamos la pregunta a ¿qué pasó en el 15 M?, la posible respuesta nos hablará de un movimiento por una “democracia real” que está muy relacionado con el partido Podemos[1].
Cualquiera que busque la verdad no se conformará con estas respuestas que encontrará simplistas, ajenas a lo que pasó realmente, impregnadas del “sentido común”, de la enseñanza deformada que sufrimos y del discurso que machaca los llamados “medios de comunicación”, en suma, la ideología dominante en esta sociedad.
Por mucho que actualmente, el proletariado se halle en una situación de profunda debilidad, la historia de la sociedad se basa en la lucha de clases y el Estado capitalista sabe muy bien que aquel puede retomar su lucha y por ello ataca sus puntos más sensibles. Uno de ellos es su memoria histórica.
La burguesía está muy interesada en destruirla reescribiendo sus experiencias pasadas. Es como si el disco duro de éstas hubiera sido formateado y en su lugar instalado un sistema operativo radicalmente opuesto.
La reescritura más inteligente es aquella que se hace aprovechando las debilidades reales y errores de los movimientos proletarios. Estos siempre arrastran un magma importante de fallos que permitirán a posteriori su reescritura en un sentido diametralmente antagónico a lo que buscaban.
Comentando la diferencia entre la lucha de la burguesía y la del proletariado, Marx apunta que mientras “las revoluciones burguesasavanzan arrolladoramente de éxito en éxito, las revoluciones proletarias se critican constantemente a sí mismas, se interrumpen continuamente en su propia marcha, vuelven sobre lo que parecía terminado, para comenzarlo de nuevo, se burlan concienzuda y cruelmente de las indecisiones, de los lados flojos y de la mezquindad de sus primeros intentos, parece que sólo derriban a su adversario para que éste saque de la tierra nuevas fuerzas y vuelva a levantarse más gigantesco frente a ellas, retroceden constantemente aterradas ante la vaga enormidad de sus propios fines”[2]
De ahí que, para el proletariado, “la meta del viaje, la liberación definitiva, depende por entero del proletariado, de si éste aprende de sus propios errores. La autocrítica, la crítica cruel e implacable que va hasta la raíz del mal, es vida y aliento para el proletariado”[3]
No es aquí el momento de un análisis crítico de la revolución de 1917[4], vamos a hacer solamente un pequeño recapitulativo del movimiento de los Indignados de 2011, el 15 M[5]. Como la reescritura se basa en sus dificultades y lados flojos empezaremos por estos.
2003-2011, las nuevas generaciones proletarias entran en luchaTras la larga noche de la contra-revolución que aplastó la revolución de 1917, el proletariado retoma su lucha en 1968. Sin embargo, este renacimiento no logra politizarse en un sentido revolucionario. 1989 con la caída de los regímenes pretendidamente “comunistas” provoca un importante retroceso de la conciencia y la combatividad cuyos efectos persisten hoy[6].
A partir de 2003, las luchas vuelven a tomar impulso, pero engloban esencialmente las nuevas generaciones de la clase obrera (estudiantes, parados, precarios), mientras que los trabajadores de los grandes centros industriales permanecen pasivos o sus luchas son esporádicas, el miedo al desempleo constituye un factor central en esta inhibición. Nose da una movilización unificada y masiva de la clase obrera sino solamente una parte, su sector más joven. La revuelta de la juventud en Grecia (2008), los movimientos en Túnez y en Egipto (2011), constituyen expresiones de una ola de fondo, cuyos puntos culminantes son la lucha contra el CPE en Francia (2006)[7] y el 15 M[8].
Pese a sus rasgos positivos y prometedores –de los que luego hablaremos- estos movimientos se dan en un contexto de pérdida por parte de la clase obrera de su identidad y de falta de confianza en sus propias fuerzas.
La pérdida de identidad como clase entraña que la inmensa mayoría de los participantes en las luchas no se reconocen como parte de la clase obrera, se ven más bien como ciudadanos. Aunque se digan “de abajo” o de “segunda categoría”no rompen el cordón umbilical con la “comunidad nacional” pues, “aunque el eslogan de «somos el 99% frente al 1%», tan popular en el movimiento de ocupaciones de Estados Unidos, revela un principio de comprensión de las sangrantes divisiones de clase que nos afectan, la mayoría de participantes en las protestas se ha visto como "ciudadanos de pie" que quieren ser reconocidos dentro de una sociedad de "ciudadanos libres e iguales".[9]
Esto impide ver que“la sociedad está dividida en clases, una clase capitalista que lo tiene todo y no produce nada y una clase explotada -el proletariado- que lo produce todo y tiene cada vez menos. El motor de la evolución social no es el juego democrático de la "decisión de una mayoría de ciudadanos" (este juego es más bien la máscara que encubre y legitima la dictadura de la clase dominante) sino la lucha de clases”(Idem)
Hay, pues, dos debilidades fundamentales en el movimiento 15 M que se refuerzan mutuamente y que permiten su falsificación actual: la mayoría de sus protagonistas se ven como ciudadanos y confían en una “renovación del juego democrático”
Debido a ello, el movimiento, pese a sus inicios prometedores, no se articula “alrededor de la lucha de la principal clase explotada -el proletariado- quien produce colectivamente las principales riquezas y asegura el funcionamiento de la vida social: fábricas, hospitales, escuelas, universidades, oficinas, puertos, obras, correos” (Idem)sino que acaba diluyéndose en una protesta impotente de “ciudadanos indignados”.
Pese a algunos intentos tímidos de extensión a los centros de trabajo, esto fracasó y el movimiento quedó cada vez más confinado en las plazas. A pesar de las simpatías que suscitó fue perdiendo fuerza hasta reducirse a una minoría cada vez más desesperadamente activista.
Además, la dificultad de reconocerse como clase se vio reforzada por la falta de confianza en las propias fuerzas lo que dio un peso desmesurado a las capas de pequeña burguesía radicalizada que se sumaron al movimiento pero que le dieron su sesgo confuso, interclasista, de creencia en las peores fórmulas de la política burguesa, tales como “fin del bipartidismo”, “lucha contra la corrupción” etc.
Estas capas sociales contaminaron fuertemente el movimiento con la ideología que reduce el capitalismo “a un puñado de "malos" (financieros desaprensivos, dictadores despiadados) cuando es una compleja red de relaciones sociales que tiene que ser atacada en su totalidad y no dispersarse persiguiendo sus múltiples y variopintas manifestaciones (las finanzas, la especulación, la corrupción de los poderes político-económicos)”(Idem)
A pesar de algunas respuestas solidarias y basadas en la acción masiva contra la violencia policial, predominó la “lucha” concebida como presión pacífica y ciudadana sobre las instituciones capitalistas, lo que lo llevó fácilmente a un callejón sin salida.
El movimiento Noche en Pie recoge lo peor del 15 MComo afirma nuestra sección en Francia[10]“Nuitdebout, no es, ni mucho menos, algo espontáneo. Es un movimiento concienzudamente pensado, preparado y organizado de tiempo atrás, por animadores y defensores radicales del capitalismo. Detrás de este movimiento, supuestamente “espontáneo” y “apolítico”, se ocultan profesionales, grupos de izquierda y de extrema izquierda que reivindican el “apoliticismo” para controlar mejor el movimiento tras bastidores”.
El montaje tiene como fin encauzar la protesta social hacia “hacer "presión" sobre los "líderes" y las instituciones del Estado con el fin de promover un capitalismo más democrático y más humano”[11]pues como dice una hoja del grupo impulsor “Convergencia de las Luchas” “El ser humano debe estar en el centro de las preocupaciones de nuestros líderes”. Este “hermoso deseo” transmite la utopía reaccionaria de unos gobernantes que se ocuparían de los seres humanos ocultando que solo se ocupan de las necesidades y problemas del capital. Pedir un Estado que defienda el interés de los explotados es como pedir a un ladrón que nos cuide la casa.
Las reivindicaciones que se han promovido en Noche en Pie van todas en el sentido de sembrar la ilusión de que el capitalismo que cada vez más nos despoja de todo, podría ofrecernos algo. Se pide una “renta básica universal”, una alimentación más sana, un mayor presupuesto para la educación y otras ridículas “reformas” que figuran en el catálogo de promesas electorales que jamás se cumplen.
La reivindicación más “ambiciosa” que propagan los promotores de Noche en Pie es la “república social” que consistiría en “volver a los ideales revolucionarios de 1789” cuando la burguesía derribó el poder feudal al grito de “Libertad, Igualdad y Fraternidad”. Se vende la utopía reaccionaria de“realizar una "verdadera democracia" tal como la Revolución Francesa de 1789 lo había prometido; sólo que, lo que era revolucionario hace dos siglos y medio, a saber, establecer el poder político de la burguesía en Francia, superar el feudalismo mediante el desarrollo del capitalismo, construir una nación... todo esto, hoy, se ha vuelto, irremediablemente, reaccionario. Este sistema de explotación está en decadencia, ya no se trata de mejorarlo, porque eso ya es imposible, sino de superarlo, de derribarlo a través de una revolución proletaria internacional. De otro modo se siembra la ilusión de que el Estado es un agente "neutral" de la sociedad, sobre el que se debería "ejercer presión" o al que habría que proteger de "accionistas", de "políticos corruptos" de “banqueros codiciosos”, de la “oligarquía” (Idem).
El antagonismo real que se sitúa entre el Capital y el proletariado es reemplazado por un “antagonismo” imaginarioentre, en un lado, una supuesta minoría de corruptos, financieros y políticos venales y, en el otro costado de la barricada, una inmensa mayoría donde cabrían los buenos políticos, los capitalistas emprendedores, los militares, el pueblo y todos los ciudadanos… El proletariado es desviado desde el terreno de la lucha de clases al escenario de un enfrentamiento de “toda la ciudadanía” con un puñado fantasmal de malos de la película.
Más aún, de la misma manera que el populismo de Trump o del FN centra los males en personas y no en relaciones sociales de producción, estos “radicales” de Noche en Pie propugnan algo asqueroso: la personalización. Aquellos proponen como chivo expiatorio a los emigrantes, estos a unos cuantos banqueros y politicastros. Es la misma lógica reaccionaria: los problemas del mundo se solucionarían eliminando a personas designadas como causantes de todos los males.
¿Qué quedaría en pie del 15 M?Hasta aquí la reescritura, el formateo de disco duro, que proponen los promotores en la sombra del movimiento Noche en Pie. Pero, entonces, ¿qué quedaría del movimiento 15 M? ¿Qué podríamos aprender para preparar futuras luchas?
Las Asambleas
Retomamos lo que dijimos en la hoja internacional de balance del movimiento de indignados, el occupy y otros:
“Las Asambleas multitudinarias concretan el lema de la Primera Internacional (1864) «La emancipación de los trabajadores será obra de los propios trabajadores o no será». Se inscriben en la continuidad de la tradición del movimiento obrero que arranca de la Comuna de París y toma su expresión más elevada en Rusia 1905 y 1917, continuando en Alemania 1918, Hungría 1919 y 1956, Polonia 1980.
Asambleas para unirse masivamente empezando a romper las cadenas que más nos atan a la esclavitud asalariada: la atomización, el "cada uno a la suya", el encierro en el gueto del sector o la categoría social.
Asambleas para pensar, discutir y decidir juntos, hacerse colectivamente responsables de lo que se decide, participando todos tanto en la decisión como en la ejecución de lo acordado.
Asambleas para construir la confianza mutua, la empatía general, la solidaridad, los cuales no solamente son imprescindibles para llevar adelante la lucha, sino que serán los pilares de una futura sociedad sin clases ni explotación”.(Ver nota al pie nº 4)
Las futuras Asambleas deberán reforzarse con un balance crítico de las debilidades que manifestaron:
- No se extendieron más que muy minoritariamente a los centros de trabajo, los barrios, los parados… Si el núcleo central de las Asambleas debe ser la Asamblea General de Ciudad tomando plazas o edificios, este debe nutrirse de la actividad de una vasta red de asambleas principalmente en fábricas y centros de trabajo
- Las comisiones (de coordinación, cultura, actividades etc.) deben estar bajo el control estricto de la Asamblea General a la que han de rendir cuentas escrupulosamente. Hay que evitar lo que pasó en el 15 M donde las comisiones se tornaron instrumentos de control y sabotaje de las asambleas manipuladas por grupos en la sombra como DRY (Democracia Real Ya)[12]
La solidaridad
La sociedad capitalista supura por todos sus poros “la marginalización, la atomización de los individuos, la destrucción de las relaciones familiares, la exclusión de los ancianos, la aniquilación de lo afectivo y su sustitución por la pornografía”, es decir, “la destrucción de todo principio de vida colectiva en el seno de una sociedad sin el menor proyecto, la menor perspectiva”[13]
Testimonio bárbaro de esta descomposición social es el odio a los emigrantes que anima el populismo, quien ha obtenido un triunfo espectacular con el reciente Brexit en Gran Bretaña.
Frente a ello, el movimiento 15 M (o el Occupy) sembró una primera semilla: “manifestaciones en Madrid para liberar a los detenidos o impedir que la policía detuviera a emigrantes; actos masivos contra los desahucios en España, Grecia o Estados Unidos; en Oakland «La Asamblea de Huelga ha acordado enviar piquetes u ocupar cualquier empresa o escuela que sancione a empleados o estudiantes de cualquier forma por participar en la Huelga General del 2 de noviembre». Han podido vivirse momentos, todavía episódicos, donde cualquiera puede sentirse arropado y defendido por sus semejantes, lo que contrasta fuertemente con lo "normal" en esta sociedad que es un angustioso sentimiento de indefensión y vulnerabilidad”.(Ver nota nº 4).
Ese baluarte puede ser barrido por la potencia de la actual ola populista -respaldada por sus pretendidos “antagonistas” del Estado democrático. La solidaridad proletaria tiene que adquirir sólidas raíces. Unacontribución a su fundamentación teórica -la cual constituye una fuente de inspiración de movimientos de lucha- es nuestro texto de orientación Confianza y Solidaridad[14].
La cultura del debate
La sociedad actual nos condena a la inercia del trabajo, el consumo, la reproducción de modelos de éxito que provocan millones de fracasos, la repetición de estereotipos alienantes que no hacen sino amplificar lo que repite la ideología dominante. Frente a ello, y como falsas respuestas que hunden aún más en la putrefacción social y moral, aparece “la profusión de sectas, el resurgir del espíritu religioso, el rechazo hacia un pensamiento racional, coherente, construido, incluso en algunos ámbitos «científicos», y que ocupa en los media un lugar preponderante gracias a la embrutecedora publicidad y a sus emisiones estúpidas; la invasión en esos mismos media del espectáculo de la violencia, del horror, de la sangre y de las matanzas, incluso en programas para niños; la nulidad y la venalidad de la mayoría de las producciones «artísticas», literarias, musicales, de pintura y arquitectura, que no saben sino expresar la angustia, la desesperación, el estallido del pensamiento, la nada” (Tesis sobre la Descomposición).
Contra estos dos polos de la alienación capitalista, en el movimiento 15 M y en otros como el Occupy“miles de personas han empezado a buscar una auténtica cultura popular, hecha por ellas mismas, tratando de animar un criterio propio, crítico e independiente. Se ha hablado de la crisis y de sus causas, del papel de la banca etc. Se ha hablado de revolución, aunque en ese recipiente se hayan vertido muchos líquidos, a veces confusos; se ha hablado de democracia y dictadura, sintetizado en esos dos gritos complementarios: «le llaman democracia y no lo es» y «es una dictadura y no se ve». Se ha dado los primeros pasos para que aparezca una verdadera política de la mayoría, alejada del mundo de intrigas, mentiras y turbias maniobras que caracteriza la política dominante. Una política que aborda todos los sujetos que nos afectan, no solo la economía o la política, sino igualmente la destrucción del medio ambiente, la ética, la cultura, la educación o la sanidad”. (ver nota nº 4)
La importancia de este esfuerzo, aún tímido y lastrado por debilidades democratistas y aproximaciones pequeño burguesas, es evidente. Todo movimiento revolucionario del proletariado se apoya siempre sobre un gigantesco debate de masas, un movimiento cultural basado en la discusión libre e independiente.
La Revolución en Rusia 1917 tuvo su columna vertebral en el debate y la cultura masiva. John Reed recuerda que «la sed de instrucción, tan largo tiempo refrenada, se convirtió con la revolución en un verdadero delirio. Sólo del Instituto Smolny salieron cada día, durante los seis primeros meses, toneladas de literatura, que, ya en carros, ya en vagones, iban a saturar el país. Rusia absorbía, insaciable, como la arena caliente absorbe el agua. Y no grotescas novelas, historia falsificada, religión diluida o esa literatura barata que pervierte, sino teorías económicas y sociales, filosofía, las obras de Tolstoi, de Gogol, de Gorki»[15]
Preocupación por una lucha internacional
El proletariado es una clase internacional con los mismos intereses en todos los países. Los obreros no tienen Patria y el nacionalismo -en todas sus variantes- es la tumba de toda perspectiva posible de liberación de la humanidad.
El capitalismo actual se ve asaltado por una contradicción: por un lado, la economía es cada vez más mundial, la producción es más entrelazada e interdependiente. Pero, por otra parte, todos los Estados son imperialistas y los conflictos guerreros devienen más destructivos. El medio ambiente se deteriora por la barrera insalvable que erigen todos y cada uno de los capitales nacionales, empezando por los más poderosos, USA y China. Frente a la internacionalización clamorosa de la vida económica, social y cultural, se levanta un repliegue ciego e irracional en falsas comunidades nacionales, raciales, religiosas…
Esas contradicciones solo pueden ser superadas por la lucha histórica del proletariado. El proletariado es la clase de la asociación mundial. Produce por encima de fronteras, él mismo, es una clase de emigrantes, crisol de razas, religiones, culturas. Ninguna producción, desde un edificio hasta una máquina fresadora, puede realizarse por una comunidad aislada de obreros encerrados en un marco nacional, menos aún local. La producción requiere de materias primas, transportes, máquinas, que circulan mundialmente. Esta solo puede realizarse por obreros instruidos en una cultura universal, en intercambios incesantes a escala internacional. Internet no es solamente un instrumento cultural, es, sobre todo, un medio sin el cual la producción capitalista actual sería imposible.
Expresando aún vagamente estas realidades y lo que pueden significar para la lucha proletaria, en 2011,“el movimiento de indignación se ha extendido internacionalmente. Ha surgido en España donde el gobierno socialista adoptó uno de los primeros y más draconianos planes de austeridad; en Grecia, símbolo de la crisis de la deuda soberana; en Estados Unidos, templo del capitalismo mundial; en Egipto e Israel situados en cada uno de los frentes del peor y más enquistado conflicto imperialista, el de Oriente Medio.La conciencia de que se trata de un movimiento global empieza a desarrollarse pese al lastre destructor del nacionalismo -presencia de banderas nacionales en las manifestaciones de Grecia, Egipto o USA. En España la solidaridad con los trabajadores en Grecia se expresó gritando «Atenas aguanta, Madrid se levanta». Los huelguistas de Oakland (USA, noviembre 2011) decían «Solidaridad con el movimiento de ocupaciones a nivel mundial». En Egipto se acordó la Declaración de El Cairo en apoyo al movimiento en Estados Unidos. En Israel se gritaba «Netanyahu, Mubarak, El Assad, son lo mismo» y se tomaba contacto con trabajadores palestinos”.(Ver nota 4)
Hoy, 5 años después, esas adquisiciones parecen haber desaparecido enterradas muchos metros bajo tierra. Esto expresa un rasgo inseparable de la lucha proletaria que la cita del principio de Marx ponía de relieve: parece que sólo derriban a su adversario para que éste saque de la tierra nuevas fuerzas y vuelva a levantarse más gigantesco frente a ellas.
Hay, sin embargo, una tarea vital que, por el momento, deben hacer las minorías avanzadas del proletariado: sacar lecciones, inscribirlas en un marco teórico marxista en desarrollo, es la tarea a la que convocamos a todos los compañeros interesados y comprometidos: “Llevando un debate lo más amplio posible, sin ninguna restricción ni cortapisa, para preparar conscientemente nuevos movimientos se podrá hacer realidad que OTRA SOCIEDAD ES POSIBLE DISTINTA DEL CAPITALISMO”.
Acción Proletaria 06-07-16
[1] Cuando el papel de Podemos ha sido y es neutralizar y descarrilar lo que había de genuinamente revolucionario en el movimiento de los Indignados, tal y como mostramos en: https://es.internationalism.org/cci-online/201406/4033/podemos-un-poder-del-estado-capitalista [926]
[3]Rosa Luxemburgo: La crisis de la socialdemocracia
[4]Ver nuestro folleto https://es.internationalism.org/booktree/738 [1081]
[5]Hemos escrito ampliamente sobre esta experiencia en la que participaron activamente nuestros militantes, no solamente de la sección en España, sino también de otras secciones. Los 3 documentos fundamentales que resumen nuestra posición son /revista-internacional/201108/3175/las-movilizaciones-de-los-indignados-en-espana-y-sus-repercusiones [239] , /revista-internacional/201111/3264/movimiento-de-indignados-en-espana-grecia-e-israel-de-la-indignaci [540] y https://es.internationalism.org/node/3349 [597] . También abrimos un debate donde participaron no militantes que se encuentra en el enlace: /cci-online/201106/3107/debate-sobre-el-movimiento-15m [367]
[6]Ver Derrumbe del bloque del Este: dificultades en aumento del proletariado, https://es.internationalism.org/node/3502 [688]
[7]Ver las Tesis sobre el movimiento de estudiantes en Francia/revista-internacional/200606/964/tesis-sobre-el-movimiento-de-los-estudiantes-de-la-primavera-de-200 [596]
[8] Ecos más débiles de estos movimientos se produjeron en 2012, Canadá (https://es.internationalism.org/node/3420 [1082] ), 2012, Brasil y Turquía (/revista-internacional/201310/3941/movimientos-sociales-en-turquia-y-brasil-la-indignacion-en-el-cora [857] ), 2014, Burgos (/content/3983/asambleas-y-solidaridad [1029] ), 2015, Perú (/content/4071/la-ley-pulpin-es-un-ataque-mas-contra-la-clase-obrera [1033] )
[9]De nuestra hoja internacional citada en la nota 4: https://es.internationalism.org/node/3349 [597] (las citas siguientes son también de ella)
[10] Ver la traducción del artículo publicado por nuestra sección en Francia: /cci-online/201606/4163/francia-cual-es-la-verdadera-naturaleza-del-movimiento-nuitdebout-noche-en-pi [1083]
[11] Del artículo sobre Noche en Pie
[12]Ver DRY: la dictadura del estado en las asambleas, /cci-online/201106/3118/movimiento-ciudadano-democracia-real-ya-dictadura-del-estado-contra-las-asamb [255]
[13]Tesis sobre la Descomposición, /revista-internacional/200510/223/la-descomposicion-fase-ultima-de-la-decadencia-del-capitalismo [13]. Se trata de un documento que expone nuestro análisis sobre el actual período histórico caracterizado por la permanencia de un capitalismo caduco y decadente que el proletariado no ha conseguido, aún, erradicar del Planeta.
[15]10 días que estremecieron al mundo, https://www.marxists.org/espanol/reed/diezdias/capitulo_1.htm [415]
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Un ex-miembro que dejó la CCI hace unos tres años hizo después algunas críticas a nuestra organización.
Mi experiencia en la CCI de Devrim apareció inicialmente en el foro de la página web anarquista Libcom en el año 2012[1] [1087].Era, por definición, un informe personal basado en anécdotas e impresiones sobre la vida en la CCI, más que una crítica general de los principios de la CCI en su conjunto. Al ser difícil argumentar sobre argumentos basados en sentimientos personales, hemos tenido tendencia a dejar pasar estas críticas, sobre todo porque Devrim había declarado que no quería entablar un debate sobre tal informe, pues ya había dejado la organización sin justificar políticamente las razones de su partida.
Pensamos ahora que estas críticas personales requieren una respuesta porque las cuestiones que plantean tienen un interés general hoy, ahora que tanto se están poniendo en entredicho las bases fundamentales de la militancia revolucionaria, incluso entre aquéllos que se consideran parte de la Izquierda Comunista.
Nos dimos cuenta que este informe personal sobre la CCI se supone que es un análisis político en sí mismo: una interpretación personal suficiente para considerar que la CCI es una organización ya finiquitada.
La crítica de Devrim le lleva a repetir en numerosas ocasiones su convicción de que la CCI va a morir. En un email enviado a un miembro de la CCI en 2013 escribió, en respuesta a la crítica de que tenía que basarse en los principios políticos de la CCI: “Creo que el punto de vista según el cual habría que abordar las posiciones políticas de una organización pertenece a la forma de pensar de una época ya pasada. La CCI morirá, y lo hará, no porque la gente se comprometa o rechace sus posiciones políticas, sino precisamente por razones opuestas: porque nadie se preocupará ni siquiera por ellas. Obviamente esto nos lleva a un problema más general de despolitización en la sociedad, pero para un observador exterior, parece como si la CCI tratara de cerrar activamente el círculo de su aislamiento”.
La CCI morirá, afirma él, no porque sus posiciones políticas o sus principios sean erróneos o hayan pasado de moda y tengan que ser reemplazados por otros que se corresponden con la evolución de las necesidades y los objetivos de la lucha de clases; desaparecerá más bien a causa de un desinterés general por sus posiciones políticas. La incapacidad de la CCI para adaptarse a este desinterés y al aburrimiento que causa actualmente la política en la población en general e incluso entre aquéllos que se consideran revolucionarios, mientras que la CCI insiste, por el contrario, en la defensa de sus principios políticos, lo que conducirá a su aislamiento completo y a su desaparición. Eso es lo esencial del pensamiento de Devrim.
En su informe Mi experiencia…, Devrim, fiel a su visión, no “tiene en cuenta las posiciones políticas” de la CCI, sino que da una serie de impresiones y de opiniones, en la mayoría de los casos negativas, sobre la vida de la organización, sobre los procesos de integración de los nuevos miembros, sobre el modo de centralización y los debates. Volveremos sobre algunas de estas cuestiones a lo largo de este artículo. Pero, en primer lugar, queremos examinar cómo las posiciones y los principios son importantes en la concepción de una organización revolucionaria.
En el pasado, los partidos y las organizaciones revolucionarias desaparecieron normalmente a una edad relativamente joven. El ejemplo más evidente fue el derrumbe brutal de la II Internacional en 1914, después de que los principales partidos que la constituían hubiesen traicionado sus principios políticos internacionalistas, uniéndose a su burguesía imperialista, contribuyendo a enviar a millones de obreros a masacrarse en las trincheras. La III Internacional pereció tras la adopción de la consigna: “el socialismo en un solo país”, convirtiéndose en instrumento del Estado ruso, y preparando a la clase obrera para la carnicería imperialista de la II Guerra Mundial[2] [1088].
En esos dos ejemplos principales del movimiento marxista revolucionario, la organización desapareció a causa de un abandono progresivo de los principios políticos, en particular los más importantes para la clase obrera: la unidad y la acción internacionales ante la guerra imperialista o contra sus preparativos. Aquellas organizaciones marxistas perecieron (al menos para los intereses de la clase obrera) no por el fracaso para adaptarse a la tendencia general de la sociedad, sino, al contrario, porque se adaptaron cediendo a las presiones de la burguesía internacional, abandonando las posiciones políticas proletarias. Pensamos pues que la realidad es diametralmente opuesta a la lógica de Devrim. De hecho, si utilizamos la historia revolucionaria como guía, la CCI desaparecería sin duda si abandonase o minimizase la importancia de sus posiciones políticas para adaptarse al desinterés por la política dominante, si fracasara en mantenerse firme y en desarrollar teóricamente otros principios fundamentales por temor a quedarse aislada. Nosotros tenemos, pues, una conclusión opuesta a la de Devrim.
Si el movimiento marxista revolucionario ha conocido períodos de traición y de muerte organizativa como las ya mencionadas, puede ofrecer también ejemplos magníficos de otros períodos en los que las minorías marxistas sufrieron el aislamiento más brutal por mantener las posiciones políticas e ir construyendo amarres para las nuevas organizaciones revolucionarias del futuro. Karl Liebknecht y Rosa Luxemburgo fueron a la cárcel (trabajos forzados en el caso de Liebknecht) y después asesinados por su combate internacionalista contra la I Guerra Mundial, contribuyendo a inspirar la Revolución de Octubre y la formación de la Internacional Comunista. Los militantes apenas conocidos de la Izquierda Comunista que se expusieron (y con frecuencia fueron víctimas) al terror conjunto de la Gestapo y de la Resistencia, para defender los principios internacionalistas durante la II Guerra Mundial, manteniendo en vida la tradición que defendemos hoy.
Las organizaciones revolucionarias de hoy merecen difícilmente la apelación de “Izquierda Comunista” si no fuesen capaces de resistir a las condiciones relativamente soft de aislamiento que pueden sufrir hoy y por el asqueo general hacia la política. Se supone que los militantes revolucionarios podrán soportar hoy que se les ridiculice o que se les aísle si eso se compara con las terribles condiciones que tuvieron que encarar nuestros predecesores en el pasado.
La capacidad de preservar y desarrollar un pensamiento político revolucionario frente a un aislamiento con frecuencia extremo es importante para evaluar si una organización revolucionaria merece existir.
La CCI sí que merecería entonces morir como auténtica corriente de la Izquierda Comunista… si hiciese caso a las críticas de Devrim y subestimase la importancia de sus posiciones políticas como si fuese “una forma de pensar de una época trasnochada”. La CCI se desarrolla sobre su capacidad de mantener y desplegar las posiciones políticas apropiadas para la clase obrera en el período actual y en el futuro. Volveremos sobre las condiciones actuales de la lucha de la clase obrera más adelante. Ahora hagamos algunas observaciones generales sobre la importancia de las posiciones políticas[3] [1089].
Marx, como Aristóteles, el filósofo de la Grecia antigua, definió al hombre como un animal político: “El hombre es, en el sentido más literal, un animal político, no sólo un animal sociable, un animal que no puede constituirse como individuo sino en la sociedad” (Introducción General a la Crítica de la Economía Política, 1857). Por extensión, el término “política” tiene un significado general (y va más allá de las corruptas maquinaciones de los partidos del Estado burgués): la tentativa del hombre de determinar la dirección de la sociedad en su conjunto y, por lo tanto, de su propio futuro.
En la larga historia de la sociedad dividida en clases, las masas explotadas han estado completamente excluidas de su dirección política. Sin embargo, en el capitalismo, la forma postrera de la sociedad de clases, la clase obrera ha sido capaz de imponerse en la escena política y formar partidos políticos. Esta capacidad de expresar sus intereses con una forma política es en última instancia un resultado en los hechos, porque, a diferencia de las clases explotadas precedentes, la clase obrera es una clase revolucionaria que lleva consigo un modo de producción completamente nuevo para sustituir al capitalismo.
La lucha de la clase obrera en el capitalismo, cuando se concluye con éxito, conduce al derrocamiento de la burguesía y a la dictadura del proletariado. El acto político supremo, la llegada al poder político de la clase obrera, es la condición para el establecimiento de una sociedad sin clases –el comunismo-. El desarrollo de la conciencia del proletariado es el reconocimiento de sus intereses políticos e históricos en tanto que clase, expresado, aunque no sólo, en la formación de partidos políticos. La clase obrera, al tener la necesidad innata de llevar la sociedad al socialismo, tiene que unificarse basándose en definiciones políticas acerca de lo que ella es y lo que tiene que hacer como clase. Las posiciones políticas son los elementos constitutivos de la plataforma de la organización política revolucionaria –lo que distingue las perspectivas de la clase obrera de los objetivos de la burguesía y de las demás clases en la sociedad. La naturaleza precisa de este partido político, cuando puede formarse, el papel que desempeña en la toma del poder por parte del proletariado, etc. ha ido evolucionando ampliamente durante los dos últimos siglos. Pero sí que permanece la concepción marxista de la organización revolucionaria como entidad fundamentalmente política.
Es incluso más crucial cuando se tiene en cuenta que la clase obrera, a diferencia de las clases revolucionarias precedentes, no puede construir una base de poder económico en la sociedad existente, convirtiéndose así la elaboración teórica y la adopción de posiciones políticas proletarias en algo mucho más vital[4] [1090]. La formulación de las posiciones políticas tiene que preceder, por esos mismos motivos, a la toma real del poder político.
La clase obrera no es entonces una simple categoría económica o sociológica en el seno de la sociedad burguesa, una clase explotada como los siervos o los esclavos, sino ante todo una clase histórica que tiene un fin revolucionario y que es por lo tanto una clase política en el sentido más profundo de la palabra. El desprecio por la importancia central de la política en la lucha de la clase obrera, y para las organizaciones que afirman defender sus intereses, no les permite, ni mucho menos, evitar las presiones políticas. La lucha entre las clases por la dirección de la sociedad es invariablemente un combate político que se impone sobre los combatientes, lo quieran o no. El apoliticismo, por muchas ilusiones que se pongan en él es inevitablemente también algo político… y no necesariamente positivo. Al contrario, debido a la ausencia de posiciones y principios claros y desarrollados, la demarcación apolítica queda más bien sometida al yugo de las fuerzas políticas dominantes de la clase en el poder.
No hay mejor ejemplo de todo ello en la historia que el anarquismo y sus tentativas de apoliticismo revolucionario. En los grandes test políticos de la historia, los anarquistas han sido, en la mayoría de los casos, incapaces de resistirse a las presiones de la política de la clase dominante o han capitulado frente a ellas, el ejemplo más famoso es el de Piotr Kropotkin durante la I Guerra Mundial.
Kropotkin, Cherkesof y Jean Grave fueron los más entusiastas defensores de Francia: “no dejéis que esos conquistadores odiosos vuelvan de nuevo a barrer la civilización latina y al pueblo francés (…) no dejéis que se imponga en Europa un siglo de militarismo” (Carta de Kropotkin a Jean Grave, 2 de septiembre de 1914). Fue en nombre de la defensa de la democracia contra el militarismo prusiano por lo que apoyaron la Unión Sagrada[5] [1091]: “La agresión alemana ha sido una amenaza –realizada- no sólo contra nuestros deseos de emancipación sino contra toda la evolución humana. Es por lo que nosotros, anarquistas, nosotros, antimilitaristas, nosotros, enemigos de la guerra, nosotros, partidarios apasionados de la paz y la fraternidad entre los pueblos, nosotros nos ponemos del lado de la resistencia, no separando nuestros destinos de los del resto de la población” (Manifiesto de los Dieciséis –el número de los firmantes, NdT-, 28 de febrero de 1916)[6] [1092].
Los principales representantes del anarquismo se alinean tras la política de la clase dominante, como lo hicieron las direcciones oportunistas de los principales partidos socialdemócratas. Estos últimos abandonaron las posiciones políticas internacionalistas de la clase obrera; aquéllos, despreciando en su mayoría estas posiciones, pusieron al descubierto que su fraseología sobre la democracia y la emancipación la evolución humana, contra la guerra, por la paz y la fraternidad suenan bien, pero suenan a hueco, , , y que podía ser recuperada por la política imperialista de la burguesía[7] [1093].
El desdén entre los revolucionarios mismos, en otros períodos como el actual, por las posiciones revolucionarias puede ser también tan dañino, aun con menores consecuencias, y tiende a reflejar, en lugar de impedir, la desorientación actual de la clase obrera.
Devrim dice que existe un problema de despolitización en la sociedad. ¡Es verdad! Pero ¿Cuáles son las características particulares de la despolitización que hoy afecta a la clase obrera y sus minúsculas minorías revolucionarias?
Desde el resurgimiento de la lucha de clases a nivel histórico en 1968, que puso fin al largo período de la contrarrevolución, la clase obrera ha encontrado numerosas dificultades para desarrollar su lucha en su propio terreno político. Se ha quedado a la defensiva y bajo el yugo de la socialdemocracia, el estalinismo y los sindicatos. La clase dominante, por su parte, ha sido capaz de evitar la propagación de su crisis económica creciente, de maniobrar política e inteligentemente contra la amenaza de “los de abajo”. El bloqueo resultante entre las dos principales clases antagónicas de la sociedad capitalista ha abierto un período de descomposición social del capitalismo que ha conducido a una profunda desorientación dentro de la clase obrera[8] [1094].
La clase obrera del período de descomposición se encuentra marcada por el derrumbe de la URSS, lo que fue deliberadamente utilizado por la clase dominante para reforzar esa desorientación. Las enormes campañas ideológicas de la burguesía internacional desde 1989 acerca “de la muerte del comunismo”, del “marxismo” y sobre “el fin de la clase obrera” como fuerza política dentro de la sociedad, no son casuales. Las minorías marxistas, como la CCI, aun no estando intoxicadas en modo alguno por el estalinismo, han tenido que soportar de lleno, sin embargo, la eficacia de ese intento de la clase dominante para despolitizar a la clase obrera, utilizando así la descomposición social de su sistema para infligir así un golpe severo contra su adversario de clase.
Devrim, en su testimonio personal, Mi experiencia…, expresa su acuerdo con el análisis de la CCI acerca de la descomposición social del capitalismo que hemos resumido brevemente antes: “Personalmente, creo que mucho de lo que se ha dicho es una buena descripción del nuevo período que comenzó con la caída de la Unión Soviética, pero hay que entenderlo también como un medio de justificar los errores presentes en “eso” de los años de la verdad” (referencia al análisis que la CCI hizo para describir los enfrentamientos de los años 80). Devrim no analiza las partes de las Tesis sobre la descomposición con las que está de acuerdo o en desacuerdo, o el tipo de errores que se supone que hemos cometido al analizar los años 80 del siglo XX, tampoco explica lo que no es correcto en el análisis de las Tesis sobre la descomposición y que probaría que no son sino un medio para justificar este último análisis[9] [1095].
Sin embargo, podemos deducir que Devrim no está de acuerdo con las conclusiones más importantes de las Tesis según las cuales este nuevo período iba a crear nuevas dificultades para el proletariado y sus organizaciones revolucionarias.
“13. En realidad, hay que ser de lo más clarividente sobre lo que significa la descomposición en la capacidad del proletariado para ponerse a la altura de su tarea histórica. Del mismo modo que el estallido de la guerra imperialista en el corazón del mundo «civilizado» fue «una sangría que podía acabar por agotar mortalmente al movimiento obrero europeo», que «amenazaba con enterrar las perspectivas del socialismo bajo las ruinas amontonadas por la barbarie imperialista», «segando en los campos de batalla (...) a las mejores fuerzas (...) del socialismo internacional las tropas de vanguardia del proletariado mundial entero» (Rosa Luxemburgo, La Crisis de la Socialdemocracia), la descomposición de la sociedad, que no hará sino agravarse, puede también segar, en los años venideros, las mejores fuerzas del proletariado, comprometiendo definitivamente la perspectiva del comunismo. Y ello es así porque el envenenamiento de la sociedad que acarrea la putrefacción del capitalismo no deja libre a ninguno de sus componentes, a ninguna de sus clases, ni siquiera al proletariado” (“Tesis sobre la descomposición”).
Devrim no deduce de ese análisis la conclusión de que la organización revolucionaria, en tanto que emanación de la clase obrera, tiene que resistir a ese proceso de despolitización y explorar teóricamente, del modo más profundo, todas las implicaciones del nuevo período para el proletariado como clase política, para preparar su despertar futuro que es aún posible a pesar del peso negativo de la descomposición.
Deduce más bien la conclusión opuesta: si la sociedad y la clase obrera se encuentran despolitizadas en este período, los revolucionarios tienen que adaptarse a esta dinámica reduciendo o incluso llegando a borrar qué significan los intereses históricos del proletariado, reduciendo su preocupación por las posiciones políticas y ajustando su lenguaje para ser aceptables. Pero entonces ¿no se trataría de un retorno a formas ya trilladas y a la teoría confusa del apoliticismo anarquista?
Tenemos que recordar que la tendencia actual a la despolitización en la clase obrera no es ni permanente ni completa, ni la putrefacción capitalista ha llegado a sus últimas consecuencias. Las contradicciones del capitalismo mundial continuarán obligando a los trabajadores a pensar de nuevo en términos políticos, por muy largo y difícil que sea este proceso de renacimiento.
Por eso es por lo que continúa habiendo una pequeña minoría de individuos atraídos por la política marxista. Además, no pensamos que Devrim hable en nombre de todas las personas o en nombre de todos los “observadores exteriores” de la CCI, sugiriendo que todos se encuentran desanimados o aburridos por las posiciones políticas. Sería realmente trágico que las organizaciones revolucionarias, aunque hoy sean minúsculas, no afrontasen hoy los desafíos que conlleva ese tipo de dinámicas, a través de las posiciones políticas de clase; no llegando a dar a estas últimas un contenido histórico, una consistencia global y una coherencia, así como sus fundamentos teóricos más profundos.
En este sentido, la predicción de Devrim sobre la desaparición de la CCI a causa de sus preocupaciones por los principios políticos proletarios, expresa, al contrario, a su manera, la tendencia actual del capitalismo en descomposición a la destrucción de la conciencia de clase y por ende de las minorías revolucionarias que tratan de preservarlas y enriquecerlas.
Las consideraciones personales de Devrim en Mi experiencia en la CCI, no trata de los principios políticos sobre la organización, de su plataforma y no cita sino muy brevemente algunos textos fundamentales del análisis de la CCI como Las tesis sobre el parasitismo y Las tesis sobre la descomposición.
Ese menosprecio por la vida de la CCI es una consecuencia lógica de su idea, expresada en un email a un miembro de la CCI y que ya hemos mencionado antes en este artículo, según la cual tratar posiciones políticas en la plataforma es la expresión de un pensamiento trasnochado. En lugar de esto, la memoria de Devrim se focaliza en torno a su experiencia de la vida interna de la CCI. Una vez más, tampoco aquí habla de los principios políticos subyacentes en la vida interna de la CCI, sino que funda sus críticas sobre la base de sus impresiones, de anécdotas personales y de los “se dice” (del estilo de “un miembro del órgano central me dijo” o “yo oí hablar de ejemplos de integraciones que duraron años”)[10] [1096].
Sin embargo, de su informe crítico se deducen un número de temas básicos que sería interesante discutir desde un punto de vista general.
Las condiciones para ser miembros de la CCI son demasiado estrictas y los procesos de integración de los nuevos miembros demasiado largos y exhaustivos.
“Los procesos de integración en la CCI son demasiado largos y tediosos… Fundamentalmente, para entrar en la CCI, tenéis que estar de acuerdo con la plataforma y los estatutos. Yo he escuchado casos, en la CCI, donde este proceso implicó años. Con nosotros todo esto fue más rápido, pero fue en cualquier caso un proceso que llevó mucho tiempo… Parece que la CCI intenta activamente evitar reclutar nuevas personas[11] [1097], haciendo lo posible para que la integración sea lo más difícil posible. Las impresiones (sobre nuestra integración, NdT) que me han llegado ha sido que nosotros habíamos sido integrados demasiado rápidamente, y que una parte de los problemas es que no habíamos estado de acuerdo con ellos sobre algunas cuestiones antes de integrarnos, en particular sobre Las tesis del parasitismo, pero también sobre otras muchas. Se trata de una dicotomía para la CCI porque si bien para ser oficialmente miembro hay que estar de acuerdo con la plataforma y los estatutos, había numerosos textos “suplementarios” sobre los que también se sugería discutir. Mi impresión es que, en el futuro, la CCI insistirá igualmente sobre otros textos, lo que causará un doble efecto, hará más difícil el reclutamiento de militantes, pero también significará que habrá menos ideas nuevas en la CCI”.
La CCI está «altamente centralizada »
«La CCI se ve a sí misma como una organización internacional, única y centralizada, y no como una recopilación de diferentes secciones nacionales. Dicho esto, la cantidad de las intervenciones del órgano central en la vida cotidiana de las diferentes secciones me ha parecido no sólo excesiva sino absolutamente autoritaria.
Sobre la relación entre los miembros de la organización, tengo la impresión de que lo dicho anteriormente sirve para debilitar la iniciativa de los miembros individuales y de las secciones dentro de la CCI, alentando una cultura organizativa que, desde mi punto de vista, se encuentra demasiado centralizada.
Aunque comparto que tiene que existir un alto nivel de acuerdo político, como criterio, para ser miembro, me parece que en la CCI las órdenes vienen desde arriba y son transmitidas a la base. Este proceso, en mis impresiones, sirve para desanimar la iniciativa de los miembros de la organización en su conjunto y, a pesar de las protestas de la CCI que defiende lo contrario, tiende a ser el reflejo de las relaciones jerárquicas que prevalecen en toda la sociedad”.
Hay demasiadas discusiones internas en la CCI que exigen demasiado compromiso político…
“Hay demasiado “debate” en la CCI lo que tiende a hacer toda discusión real imposible. Eso conduce a un problema y es que seguir los asuntos internos de la CCI requiere una cantidad de tiempo muy superior, imagino, a lo que dedican al conjunto de su actividad política otras personas en otras organizaciones políticas… Todo tiene que ser discutido internamente antes de que sea presentado al exterior… Pienso que se da la impresión de que la CCI está compuesta por un puñado de robots que repiten lo mismo como si fuesen loros. Más allá de que esto sea verdad o no, se trata realmente de una impresión que tiene mucha gente y que la CCI no pone interés en disipar. El segundo problema es que la CCI produce un inmenso volumen de textos, muchos de los cuales, habiendo sido ya discutidos, no son leídos por todos los miembros. Aunque seguramente haya personas fuera de la organización que podrían estar interesadas por algunos de estos textos”.
… mientras que la teoría de la CCI es « demasiado coherente »
“La teoría de la CCI es un trabajo de conjunto impresionante, sobre todo a causa de su coherencia y profundidad. Todo cuadra perfectamente, cada bloque tiene su lugar en una estructura completa. Para aquellos que buscan una coherencia teórica, esto puede ser realmente muy atractivo, en particular para los nuevos grupos, como nosotros lo éramos en su día, la adopción de una sola vez de un trabajo teórico de conjunto puede ser percibido como más atractivo que realizar un trabajo teórico riguroso, que sería la alternativa. El problema, sin embargo, es que se trata de un castillo de naipes donde cada parte depende de las demás para evitar que todo el edificio se derrumbe”.
Tomado en su conjunto, si retiramos sus impresiones personales despectivas, las metáforas denigrantes y un montón de pequeñas mentiras; lo que Devrim critica en la CCI es ser en demasía una organización política revolucionaria: el acuerdo político requerido para ser miembro es demasiado alto, la CCI está demasiado centralizada a escala internacional, existen demasiados debates teóricos internos, hay demasiado demarcación en relación a otras tendencias políticas, se exige demasiada pasión política a sus miembros y finalmente se es demasiado coherente desde un punto de vista teórico.
¡Es un cuadro que en realidad favorece mucho a una organización revolucionaria! La historia de la CCI muestra que hemos pasado por numerosas dificultades. Sin embargo, y a pesar de todos los errores y las insuficiencias de la CCI, ser capaz, para una organización revolucionaria, de mantenerse, durante 40 años, en la línea de la izquierda marxista (la de la Liga Comunista, la I, la II y la III Internacional y la de la propia Izquierda Comunista) de proporcionar un análisis profundo del período histórico (la decadencia del capitalismo) e igualmente de las principales características de su última fase de descomposición; ofrecer una plataforma que plantea la perspectiva comunista; mantener su independencia respecto a la burguesía, incluida su ala de extrema izquierda; proporcionar análisis regulares sobre la evolución de la situación internacional tanto sobre la crisis económica, los conflictos imperialistas y la lucha de clases; intervenir con una sola voz en todos los continentes (a pesar de sus pequeñas dimensiones); hacer emerger el nivel de discusión interno necesario para presentar sus debates de forma clara al exterior; sobrevivir a las crisis políticas internas y avanzar… Todo esto al menos muestra que las preocupaciones por los principios políticos tienden a sostener una organización revolucionaria más que a llevarla a su desaparición.
Y esa tenacidad política no es nuestra única realización política. A fin de cuentas, la capacidad que la CCI ha demostrado es un reflejo del potencial latente en la clase obrera en tanto que clase política revolucionaria, de su capacidad de ser consciente de sus fines históricos, de unificarse en torno a sus intereses frente a todos los obstáculos habidos y que seguirá habiendo en su camino.
A pesar de todo, Devrim ve esta capacidad, muy política, como algo anticuado y que la arrastrará a su desaparición, algo que implícitamente para él, acabará por acelerarse. La política basada en los principios destruye, presuntamente, al individuo y la iniciativa local, desanima el desarrollo de ideas nuevas y aísla la organización de las fuentes exteriores de inspiración e impide, por lo tanto, su crecimiento. En resumen, la CCI restringe la libertad personal, la libertad individual necesaria para una organización enérgica y en crecimiento, según dice Devrim. El proceso de integración de los nuevos miembros, el rol de los órganos centrales, el marco del debate interno y sus fines teóricamente coherentes, su actitud hacia otras partes del medio político son, en una palabra, autoritarios.
Para responder a esta idea falsa de que la organización marxista revolucionaria restringe la libertad del individuo, tenemos que tratar de clarificar algunas cosas para dar cierta coherencia al problema.
El deseo de libertad, la capacidad de forjar el destino propio y de ser honesto con uno mismo es una de las más antiguas necesidades humanas, una necesidad intrínseca a una especie que tiene la capacidad de ser consciente de sí misma y que tiene que vivir en sociedad. La interacción entre los deseos más profundos del individuo y las necesidades de los demás ha sido siempre un aspecto fundamental de la existencia humana.
Durante una gran parte de la historia humana pre capitalista, dominada por las clases y la explotación del hombre por el hombre, la necesidad espiritual del individuo, la libertad personal y el control sobre su propio destino acabó volviéndose ampliamente contra sí mismo a través del espectro de “Dios” y de sus representantes auto-designados en la tierra que, no por casualidad, pertenecían a la clase propietaria de esclavos. La masa de la población productora estaba encadenada a la tierra por la clase dominante y en los cielos imaginarios por un tirano celeste.
La laicidad y, por tanto, la politización de la libertad personal y del destino, en las revoluciones burguesas –en especial en la revolución francesa de 1789-1993- fue una etapa fundamental en el progreso hacia soluciones en el mundo real de la libertad humana. Y también abrió el camino para que la clase obrera se impusiese en la arena política y se definiese políticamente. En la declaración de los Derechos del Hombre de 1789, la burguesía presentaba su nueva libertad ganada como una realización universal que beneficiaba a todos. Semejante patraña en parte era el resultado de sus propias ilusiones y en parte surgía de las necesidades que la burguesía tenía de enrolar a la población tras sus banderas. El concepto de libertad giraba en torno a una forma abstracta, mistificada, que ocultaba el hecho de que, en la sociedad capitalista, los productores, siendo libres e iguales a sus jefes legalmente, estaban encadenados a una nueva forma de explotación, una nueva dictadura. La burguesía victoriosa aportó con ella la generalización de la producción de mercancías, lo que acentúo la división del trabajo, arrancando al individuo a la comunidad. Las diferentes formas del tejido social se enfrentan al individuo como una necesidad externa, haciendo de su semejante un competidor. Paradójicamente, de esta atomización y de este aislamiento ha surgido la mística de la libertad individual en la sociedad capitalista. En realidad, sólo el capitalismo es libre:
“En la sociedad burguesa se reserva al capital toda personalidad e iniciativa; el individuo trabajador carece de iniciativa y personalidad. ¡Y a la abolición de estas condiciones, llama la burguesía abolición de la personalidad y la libertad! Y, sin embargo, tiene razón. Aspiramos, en efecto, a ver abolidas la personalidad, la independencia y la libertad burguesa”[12] [1098]
El desarrollo vivo, históricamente concreto de la libertad individual depende pues de la solidaridad de la lucha proletaria en favor de la abolición de las clases y de la explotación. La libertad real no es posible sino en una sociedad donde el trabajo es libre, que será el modo de producción comunista, donde la abolición de la división del trabajo permitirá el desarrollo y el florecimiento pleno del individuo.
La promoción de las libertades políticas proletarias depende de tal transformación revolucionaria de la sociedad, lo que las organizaciones políticas comunistas tienen que defender, implica obligatoriamente la lucha encarnizada contra las reivindicaciones a favor de la libertad burguesa que la sociedad capitalista continuamente vuelve a plantear.
Parafraseando El Manifiesto Comunista: la burguesía reprocha a las condiciones de la militancia marxista la restricción de la libertad del individuo y sus iniciativas. Con razón. Se trata de la prohibición de las libertades y de las iniciativas individuales burguesas.
El principio político de oposición a la participación parlamentaria, que la CCI comparte con el resto de la Izquierda Comunista impide en buena medida esa especie de carrierismo y de toma de decisiones jerárquicas que infectaron a los partidos de la II Internacional y que son típicas de la vida política burguesa. La independencia de principio frente al aparato de Estado burgués aparta la ambición y el aventurerismo alimentados por la llegada del dinero fácil que anima a los participantes en la política burguesa.
La lucha por la libertad política proletaria contra la libertad burguesa no se detiene en esto. Los hay que están asqueados por el podrido mundo de la política burguesa, de izquierda o de derecha, y que quieren combatirla dentro de una organización revolucionaria marxista. Pero que en el fondo no han abandonado la consigna vacía y abstracta de la “libertad individual” que sirve de ideología y justificación, en última instancia, del mundo capitalista.
Cuando no son controlados, esos restos del pensamiento burgués acaban desembocando, dentro de la organización, en una actitud de combate clandestino contra la pretendida rigidez de los principios políticos proletarios, la supuesta jerarquía que conlleva la centralización, el “dogmatismo” que conlleva el debate proletario, que son percibidos como otras tantas restricciones de los derechos personales, aunque superficialmente se esté de acuerdo con esos principios verdaderos: la centralización y la cultura del debate. Esta actitud no tiene alternativa precisa que proponer, ni contornos positivos bien diferenciados, sino que se caracteriza principalmente por estar en contra, por el rechazo de lo que existe. Reivindica el derecho de no esperar las decisiones colectivas, el derecho de llevar a cabo iniciativas locales, sin explicaciones al resto de la organización, el derecho a no ser coherente y sobre todo a no ser responsable de su propia incoherencia[13] [1099].
Esta actitud anarquista mantiene la creencia burguesa en la “libertad individual”. Rechaza la autoridad de los políticos capitalistas y la explotación, pero termina por rechazar también la autoridad de una alternativa marxista.
La organización revolucionaria marxista tiene que luchar también y protegerse contra esa difusa y hueca defensa de la libertad política burguesa del mismo modo que contra la defensa abierta que realizan los partidos izquierdistas y parlamentarios.
No es casualidad si en la historia del movimiento obrero, la cuestión de quién es miembro y quién no de la organización adquirió una importancia vital. En el Congreso de La Haya de la I Internacional, los primeros días se dedicaron a verificar la elegibilidad de los delegados, en particular, porque existía en el seno de la organización un grupo secreto, la Alianza de Bakunin.
En el II Congreso del Partido Obrero Socialdemócrata de Rusia, en 1903, decisivo para su constitución, una de las principales divisiones que se dio entre bolcheviques y mencheviques fue sobre la definición de quién era miembro, según los estatutos propuestos.
Unas condiciones estrictas para ser miembro es un medio vital para excluir tanto a las clásicas expresiones de libertad política burguesa como al aventurerismo y el arribismo, y las concesiones a dicha política burguesa que adquiere la forma del oportunismo ante los principios políticos generales y que favorecen la formación de camarillas de personas que se resisten a la aplicación rigurosa de los principios sobre las cuestiones organizativas.
Una ausencia de rigor en el proceso de integración de los militantes es un buen medio para establecer una jerarquía en el seno de la organización entre “quienes conocen y quienes no conocen” sus posiciones y sus análisis. Evidentemente no se pueden eliminar nunca completamente las desigualdades y las diferencias de capacidad entre los militantes, pero el “reclutamiento” sobre bases insuficientes en el mejor medio para reforzarlas en lugar de atenuarlas.
Todos los organismos necesitan un cierto nivel de unidad para mantener su existencia. Eso es cierto tanto en la esfera política como en las leyes dialécticas de la naturaleza. La centralización es el medio principal para lograr una unidad compleja. Es la expresión de un argumento universal fundamental: el todo es superior a la suma de las partes. La unidad no es el simple resultado de la sumatoria o de la agregación de los diferentes elementos que constituyen el conjunto. La unidad exige otra cualidad: la capacidad de centralizar y coordinar elementos dispares. Una orquesta necesita un director para unificar a los músicos que, a su vez, reconocen y respetan su indispensable rol para la creación de una obra de arte unificada, que es cualitativamente superior al sonido de cada instrumento tomado por separado.
Una organización política revolucionaria es más que una suma de individuos que están de acuerdo –exige también, para mantenerse, una voluntad de unidad y por ende una voluntad de centralización por parte de cada militante.
El elevado grado de centralización requerido por las organizaciones políticas proletarias refleja el hecho de que el proletariado no tiene ningún interés económico o político diferente en su seno, a diferencia del resto de las clases. Lo que expresa también una importante necesidad de una clase explotada: combatir el proceso de división y atomización que el trabajo asalariado y la producción generalizada de mercancías imponen al proletariado, compensando la ausencia de cualquier tipo de poder económico, para consolidar su combate.
La centralización restringe obligatoriamente algunas iniciativas individuales –las que se resisten al proceso de centralización y, por ende, van cada una de ellas en una dirección independiente, lo que conlleva una pérdida de cohesión y en definitiva conducen a la disolución del conjunto. La centralización, por el contrario, es totalmente dependiente de las iniciativas individuales y de la diversidad de todo el organismo político. La naturaleza duradera de la centralización es precisamente el resultado de la necesidad de resolver colectivamente las diferencias, de sintetizar los desacuerdos – la única manera de solidificar el conjunto y de enriquecerlo en una nueva unidad.
El concepto marxista de centralización no es, pues, monolítico. Permite, de hecho, exige, que las posiciones minoritarias se expresen –con el objetivo de ganar la mayoría para que de este modo el conjunto de la organización pueda orientarse en una buena dirección-. La concepción federalista o descentralizada según la cual la minoría no debería estar abierta a la crítica, ni sometida a la unidad de la organización mientras el debate continúa, es de hecho autoritaria puesto que significa que una parte se impone arbitrariamente al conjunto[14] [1100].
La centralización les parece siempre jerárquica a los seguidores de la “libertad personal” porque conlleva el principio de la delegación. Los congresos, por ejemplo, que formulan los fines generales de la organización no pueden reunirse de forma permanente y tratar la enorme cantidad de funciones cotidianas de la organización y, en particular, su intervención en el seno de la clase obrera. Tienen que delegar a los órganos centrales la responsabilidad de traducir sus orientaciones en la vida cotidiana de la organización. Mandatar a los órganos centrales y la devolución de sus mandatos por parte de los órganos centrales al congreso siguiente, para ser verificados, es uno de las marcas de autenticidad de las organizaciones políticas revolucionarias marxistas.
El principio de delegación y el mantenimiento de la unidad durante los debates sobre las divergencias no es demasiada centralización, es la centralización: la fluidez vital de la organización revolucionaria. La hostilidad hacia los principios representa, en última instancia, la afirmación de la voluntad unilateral del individuo o de una minoría en relación a los intereses del conjunto. Es esto, y no la centralización, lo que es autoritario.
Un aspecto interesante del informe de Devrim es cuando critica a la CCI porque habría demasiados debates internos, y, por lo tanto, demasiadas iniciativas individuales, demasiada diversidad, por un lado, mientras que por otro, critica la organización por ser demasiado coherente teóricamente, donde todo se encuentra en su lugar, y, de este modo, sin dejar espacio para la iniciativa individual.
Devrim no se molesta en resolver esta contradicción aparente: que una organización pueda ser al mismo tiempo intrínsecamente autocrítica e intensamente unida[15] [1101]. De hecho, no hay contradicción entre estos dos aspectos de nuestro funcionamiento –pensamos que son a la vez complementarios e interdependientes.
La tradición de la Izquierda Comunista, a la que pertenece la CCI, siempre se ha caracterizado por un espíritu crítico, no sólo hacia la burguesía y la sociedad capitalista, sino hacia sí misma, sus propios partidos y sus concesiones a la burguesía, los errores de análisis y las insuficiencias de profundización teórica ante los cambios de período histórico y el curso de los acontecimientos. Los principios políticos que la CCI defiende son el fruto de largos esfuerzos por reexaminar y verificar la veracidad de los principios o de la concepción de estos principios, lo que nos ha permitido descubrir nuestros límites, a la luz de la evolución continua de la realidad social y las nuevas situaciones, que requieren nuevas respuestas y nuevos análisis. La visión de la CCI y del rol del partido o del Estado en el período de transición es, por ejemplo, el resultado de un largo y tortuoso desarrollo teórico en el seno de la Izquierda Comunista, que exigió décadas de debates y de discusiones tras la derrota de la Revolución de Octubre.
En la historia de la misma CCI, el debate interno ha conducido a rechazar análisis antaño axiomáticos de la tradición marxista como la teoría, de Lenin, del eslabón más débil –el concepto según el cual la transformación revolucionaria socialista procedería de los países periféricos del capitalismo-. La CCI puso en entredicho esa teoría, afirmando que era Europa occidental, con sus bastiones más experimentados de la clase obrera, teniendo que enfrentar además a las burguesías más inteligentes, donde reside la fuerza central para la revolución proletaria[16] [1102]. Una actitud crítica constante ante las adquisiciones de la tradición marxista, a la luz de los nuevos problemas planteados por la evolución de los acontecimientos y que requiere una respuesta obligada para la teoría marxista.
Eso implica que cada militante haga suyo ese método, reconozca la necesidad de pensar por sí mismo y se niegue a dar las cosas por sentadas.
Al mismo tiempo, la crítica marxista no podrá ser nunca lo bastante severa y rigurosa, pues significa buscar una nueva coherencia. Coherencia que no se puede alcanzar sino a través de la búsqueda de nuevas síntesis que o enriquecen o desmienten las antiguas para ir a las raíces de las cosas. El objetivo marxista es siempre crear una visión unificada, política y teóricamente, que trace “la marcha” de la lucha de la clase obrera, ya que esta marcha evoluciona a su vez con los tiempos y los cambios de las condiciones materiales. La necesidad de una concepción teórica unificada por los intereses del proletariado es una cuestión vital para la unidad organizativa. La unidad teórica o la coherencia, al igual que la organización centralizada, no tiene nada que ver con la sumisión o la uniformidad. Toda coherencia implica contradicciones potenciales. Y estas oposiciones latentes conducen a nuevos debates y, necesariamente, a nuevas conclusiones.
La diversidad no es, entonces, un fin en sí misma, no es celebrar las diferencias por las diferencias, como hacen los anarquistas, sino el medio para una mayor conciencia del proletariado en tanto que clase revolucionaria unificada.
De la misma manera, el fin de los debates en la organización no es reforzar a algún “líder” sino permitir la mayor claridad posible, la homogeneidad más amplia en el seno de la organización, lo que significa precisamente combatir las condiciones que engendran la necesidad de nuevos “líderes”.
El poder de las ideas de la organización en la clase obrera, que hay que medir a largo plazo, no existe gracias a la disolución de sus principios y de sus análisis o al abandono de la coherencia, como piensa Devrim, sino gracias a la mayor concentración y profundidad de su teoría.
Todo esto implica exigencias para el militante revolucionario. Una de las más importantes es que tiene que ir más allá de sus impresiones emotivas y personales.
Pero el informe de Devrim, sobre su experiencia negativa en la CCI, se queda en los primeros estadios de sus impresiones personales y no se eleva nunca al nivel de un debate sobre los principios políticos y organizativos que son la esencia de una organización revolucionaria marxista.
No se desarrolla una concepción alternativa de la organización revolucionaria en la crítica de Devrim. Pero por deducción, su crítica a la CCI quiere decir que la alternativa sería que la CCI fuera menos estricta en las integraciones de los nuevos miembros, menos centralizada, que dejara más autonomía a las diferentes partes de la organización. Tendría que pasar menos tiempo con los debates teóricos internos, menos tiempo a diferenciarse de otras tendencias políticas. Tendría que dar menos importancia al desarrollo colectivo de posiciones políticas coherentes y dar más peso a las impresiones y sentimientos personales. En resumen, la organización revolucionaria tendría que ser menos una expresión política de la clase obrera y más un reflejo de los deseos de sus miembros individuales.
Como Devrim no proporciona ningún modelo histórico o de referencia sobre lo que debería ser esta organización, o de como evitaría los fracasos pasados fundamentados en la misma falta de parámetros, su alternativa parece ser muy nebulosa y de contornos indeterminados.
En resumen, la crítica de Devrim expresa una visión completamente diferente de la militancia revolucionaria que nace de un enfoque metódico marxista. Mientras que para éste el libre desarrollo del militante nace de un proceso de interacción con sus camaradas, es decir, como una cuestión de solidaridad organizativa, Devrim ve en el revolucionario a alguien que tiene que conservar a toda costa su autonomía personal, aunque esto implique dejar la organización y a sus camaradas.
En un período en el que la clase obrera necesita reencontrar su identidad como clase política, sugerir que una organización política revolucionaria existente, aquella que puede proponer una perspectiva política comunista válida, estaría obsoleta y tendría que ser reemplazada por una alternativa concebida de manera vaga e indiferente a las posiciones políticas, es algo realmente irrisorio, no sólo irrisorio sino nefasto.
Hoy hay grupos e individuos que planifican de modo deliberado destruir a las organizaciones revolucionarias y a la CCI en particular. Devrim no está de acuerdo con nuestra definición de estos elementos como “parásitos”. Él, sin embargo, en el pasado, marcó su repulsa hacia el comportamiento y los objetivos de aquéllos definiéndolos como “anti-clase obrera”. Fue, según él mismo reconoce, una de las razones que le atrajo de la CCI. Su actitud actual, en cambio, expresada en su crítica personal, que implica que ahora la CCI no tiene que ser defendida contra esos ataques, no puede, cualesquiera que sean sus intenciones, sino estimular los apetitos destructores de tales parásitos.
Su preocupación por «la libertad personal contra la autoridad» se encuentra en una tierra de nadie en esta alternativa: la determinación política del marxismo, por un lado, y el poder político hostil de la burguesía y de quienes se ponen a su servicio, por otro lado. En realidad, no hay un terreno neutral entre esos dos polos políticos.
El campo que tienen que escoger los auténticos revolucionarios es evidente.
Como.
[2] [1105] Queremos decir que han muerto como organizaciones del proletariado, pero no que hayan desaparecido necesariamente. El Partido Socialdemócrata de Alemania, por ejemplo, que se unió al esfuerzo de guerra imperialista antes de 1914, existe aún hoy como uno de los principales partidos burgueses del Estado alemán. No realizamos aquí una comparación estricta entre la CCI y su débil influencia y las II y III Internacionales. Pero el aspecto central del posicionamiento político ante la vida o a la muerte de las organizaciones revolucionarias es todavía perfectamente válido a partir de esas referencias históricas. No es este el lugar para referirse a otros ejemplos menos conocidos
[3] [1106] Nada de esto implica que Devrim haya abandonado una posición internacionalista u otras posiciones fundamentales de la Izquierda Comunista. Pero no le ha parecido útil reafirmarlas en sus notas –probablemente porque ve ese tipo de tomas de posición como relativamente poco importantes-. Nuestro propósito es más bien criticar esta idea más que preocuparse por saber si estas posiciones políticas son el resultado de un tiempo ya pasado
[4] [1107] Porque la teoría “se convierte en una fuerza material en cuanto se apodera de las masas”, Marx en Una Contribución a la Crítica de la Filosofía del Derecho de Hegel, refiriéndose a las masas de la clase obrera
[5] [1108] En la primera guerra mundial se llamó Unión Sagrada a la coalición de todos los partidos del arco burgués incluidos los socialistas que abandonaron el campo de la clase obrera.
[6] [1109] Ver https://es.wikipedia.org/wiki/Manifiesto_de_los_Diecis%C3%A9is [1110]
[7] [1111] Otros anarquistas denunciaron y combatieron realmente la guerra imperialista en gran medida basándose en las mismas frases. Lo cual lo único que muestra es que tales frases no son suficientes para elaborar una clara posición de clase sobre la guerra imperialista: para elaborarla, el marxismo y la organización marxista revolucionaria eran y siguen siendo necesarias
[8] [1112] Ver las Tesis sobre la Descomposición /revista-internacional/200510/223/la-descomposicion-fase-ultima-de-la-decadencia-del-capitalismo [13]
[9] [1113] Nosotros no deducimos de esto que Devrim sea incapaz de desarrollar una explicación así, sino que, desde su punto de vista, no considera que sea necesario pues se trata de un tipo de preocupación arcaica sobre posiciones políticas
[10] [1114] Sería muy pesado contarlas aquí. Y en cualquier caso sólo nos conduciría a revelar cada detalle cotidiano y personal de la vida interna de la CCI, cosa que sólo interesa a los charlatanes… o a la policía
[11] [1115] De hecho nosotros no «reclutamos», ya que esta visión es militar o izquierdista. Convertirse en un militante es una de las decisiones voluntarias más personales de la vida de cada persona
[12] [1116] Marx y Engels: El Manifiesto Comunista, https://www.marxists.org/espanol/m-e/1840s/48-manif.htm [110]
[13] [1117] Esta concepción negativa de la libertad individual no es ajena a la visión del filósofo utilitarista John Stuart Mil que definió esencialmente la libertad como ausencia de limitaciones. Marx respondió en La Sagrada Familia, en su batalla crítica contra el materialismo vulgar francés, que el hombre no es libre “por la fuerza negativa de evitar tal o cual cosa, sino por la fuerza positiva de afirmar su auténtica individualidad”, lograrlo depende del contexto social
[14] [1118] «Estructura y funcionamiento de la organización revolucionaria», punto 3. Revista Internacional n° 33, https://es.internationalism.org/node/2127 [916]
[15] [1119] El informe de Devrim es lo bastante cándido como para rechazar la vieja calumnia según la que “la CCI suprime el debate interno”
[16] [1120] Ver "El proletariado de Europa Occidental en una posición central de la generalización de la lucha de clases [1121]", Revista Internacional nº 31.
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Hubo un tiempo en el que el Frente Nacional en Francia, con Jean-Marie Le Pen a su cabeza, juntaba a un público heterogéneo, algo marginal, frecuentemente nostálgico de una época ya pasada, antiguos combatientes de la Argelia francesa, una franja de jóvenes o menos jóvenes, anti-estalinistas primarios, listos para la batalla contra cualquier izquierdista o demócrata de carnet. Los mítines del FN eran la ocasión para que Le Pen arengase a centenares de comerciantes o artesanos radicales, estudiantes pequeño burgueses dirigidos por algunos jóvenes neo-nazis, con las cabezas rapadas y rangers, que no dudaban en alzar la mano fascista, a la manera hitleriana, para saludar el discurso del “tuerto”[1].
La pequeña masa de inadaptados del FN ha dejado lugar hoy a miles de personas, todas decentes y honestas, procedentes en parte de una composición obrera, que acuden muchas veces en familia. Ya no tienen gran cosa que ver con el público extremista de antes. Mientras tanto, el FN se ha convertido en el primer partido de Francia a nivel electoral. Se ha situado a la cabeza de numerosas elecciones intermedias, el partido de Marine Le Pen preocupa mucho hoy en día a la burguesía francesa, ya que esta última da casi por seguro que la extrema derecha accederá muy probablemente a la segunda vuelta de la próxima elección presidencial con un resultado histórico.
El FN propaga una ideología irracional e inmoral
El ascenso de la fuerza del populismo, lejos de ser una excepción francesa, se alimenta de las tendencias más descompuestas de una sociedad capitalista envuelta en una crisis generalizada y frente a la cual el proletariado es incapaz por el momento de defender una perspectiva revolucionaria[2]. En esta situación, de bloqueo histórico de la sociedad, del subsuelo de la moral burguesa salen a la luz las ideologías más reaccionarias, odiosas y revanchistas. Marine Le Pen se ha liberado ciertamente de los excesos del padre (¡aunque con peros!), ha pulido su discurso haciendo un llamamiento para los excluidos por la crisis y el paro. Ha logrado hacerse una imagen más virtuosa e íntegra y tiene siempre palabras duras contra los políticos de derecha y de izquierda que se han sucedido en el poder, por como hacen pagar la crisis a los más débiles. Pero, sin embargo, la marca distintiva de este partido sigue siendo la misma: una acérrima xenofobia, el racismo como respuesta cotidiana, las respuestas simples y demagógicas. “¡Estamos en nuestra casa!”, se escucha ya sin complejos en algunas manifestaciones abiertamente xenófobas, amplificados por los recientes actos terroristas islamistas o por la delincuencia común en las ciudades gangrenadas por la droga y la desocupación.
Si el FN ha subyugado a estos ”ciudadanos íntegros”, enfadados por la incapacidad del Estado desde hace años por resolver sus problemas cotidianos, exasperados por cómo ven las promesas, de derechas o de izquierdas, “traicionadas” por una clase política cada vez más corrompida. Se extiende a partir de un discurso innoble según la cual la supervivencia de algunos tiene que hacerse a costa de los otros: ¡el interés nacional en primer lugar!, ¡los extranjeros bien se pueden morir en su casa! Esta concepción del mundo “naturalmente” dividido entre naciones concurrentes se encuentra profundamente anclada en la ideología burguesa, pero el hecho de reivindicarlo tal cual, desembarazándose sin ningún complejo de toda la hipocresía humanista que durante mucho tiempo edulcoró el nacionalismo y el militarismo, representa un paso significativo en la disolución de la sociedad:
¡Con la barbarie a cuestas, la inmoralidad se convierte en estandarte !
El FN inquieta al resto de la burguesía francesa
La posibilidad de ver que el FN llegue al poder inquieta mucho al conjunto de la burguesía, ya sea en su programa económico, social y político. Un programa inadecuado e irresponsable desde el punto de vista de los intereses del capital nacional. Pero la clase dominante se encuentra muy lejos de la homogeneidad de cara a este fenómeno:
• Una parte de la gran burguesía intenta “subirse a la ola” del populismo, en primer lugar porque cree que puede controlar su ascenso adoptando su discurso. Nicolas Sarkozy ha teorizado, en este sentido, desde 2007 la idea de “succionar los votos del FN”. Pero esta “derecha sin complejos” está también defendiendo sus intereses como camarilla, preocupándose cada vez menos por los intereses generales del Estado. Adoptando el argumentario del FN ha normalizado y convertido en “aceptable” un discurso xenófobo para los electores y éstos, que prefieren el original a la copia, han acabado por reforzar al FN.
• Otra parte de la burguesía más lúcida o consciente del peligro, como Alain Juppé o el Partido Socialista, ha preferido mantener las distancias y los principios del “ideal republicano” democrático y europeo, a sus ojos los únicos garantes de una política económica y social coherente frente a la crisis y a los riesgos sociales.
Pero esta defensa del Estado les ubica también como aquéllos a través de los que el mal llega, el “establishment” que desea continuar como antes y que desprecia “al pueblo”. En efecto, si la defensa por una parte de la clase obrera del FN es tan fuerte es porque a sus ojos la clase política, de derecha y de izquierda, que ha tenido las riendas del poder durante muchísimos años se ha desacreditado profundamente. Estos partidos han defendido la desindustrialización, el paro, los ataques durante 40 años. Es pues este “establishment” que hay que rechazar a través de las urnas y llevar al poder a las voces que quieren “dar un golpe fuerte sobre la mesa”.
Para la burguesía y el Estado, cualesquiera que sean las orientaciones adoptadas, la respuesta frente al populismo no tendrá los resultados deseados. Es una dinámica profunda que no puede sino desarrollarse en el terreno de la descomposición social. Sobre todo el populismo es un veneno que agrava las dificultades políticas de la clase obrera, pudriendo la conciencia de los sectores más frágiles a través del veneno de la xenofobia pero también reforzando la trampa del democratismo en nombre de la defensa de los “valores republicanos” contra el “fascismo”.
¿Cuáles son las causas profundas del desarrollo del populismo en el mundo? ¿A qué nos conduce? ¿Qué diferencias y semejanzas tiene con el fascismo de los años 30´ ? ¿Qué fuerza en la sociedad puede frenar este fenómeno? Es a todas estas legítimas preguntas que muchos de los artículos de este número de Révolution Internationale intentan responder[3].
Stopio, 28 de octubre de 2015
[1] Este apodo se debe a la pérdida por parte de Jean Marie Le Pen de su ojo izquierdo en los años 70´ que le ha llevado a tener un ojo de cristal (NdT).
[2] Ver https://es.internationalism.org/revista-internacional/201610/4178/contribucion-sobre-el-problema-del-populismo-junio-de-2016 [1124]
[3] Este artículo pertenece a nuestra publicación en Francia Révolution Internationale. Respuestas como las que se dan en dicho número se pueden encontrar en la Web en español: además del artículo citado en la nota 2, se puede consultar https://es.internationalism.org/revolucion-mundial/201611/4183/trump-clinton-elegir-entre-lo-peor-y-lo-pesimo [1125] , /content/4185/brexit-trump-contratiempos-para-la-burguesia-que-en-nada-son-un-buen-presagio-para-el [1126]
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En el crepúsculo de la antigua Roma, la locura de los emperadores era más la regla que la excepción. Pocos historiadores dudan que ello era signo de decrepitud. Hoy un tenebroso payaso es nombrado rey en el estado nacional más poderoso de la tierra, sin embargo, ello no es generalmente entendido como signo de que la civilización capitalista ha alcanzado un avanzado estado de decadencia. La irrupción del populismo en los epicentros del sistema, que ha estallado en rápida sucesión con el Brexit y ahora con la victoria de Trump, expresa la realidad de que la clase dominante está perdiendo el control de la maquinaria política que durante décadas le había servido para mantener a raya las tendencias innatas del capitalismo hacia el colapso. Estamos siendo testigos de una enorme crisis política provocada por la descomposición acelerada del orden social, por la completa incapacidad de la clase dominante para ofrecer una perspectiva a la humanidad cara al futuro. Sin embargo, el populismo es igualmente el producto de la incapacidad de la clase explotada, el proletariado, para levantar una alternativa revolucionaria, con el resultado de verse arrastrado hacia una reacción basada en la rabia impotente, en el miedo, en convertir las minorías en chivos expiatorios y en una ilusoria búsqueda de un pasado que jamás existió. Este análisis del populismo como fenómeno global se desarrolla en profundidad en La contribución sobre el problema del populismo[1] [1087]. Animamos a los lectores a examinar el marco general que ofrece, junto con nuestra inicial respuesta sobre el resultado del Brexit y sobre el ascenso de la candidatura Trump en Brexit, Trump: contratiempos para la burguesía que en nada son un buen presagio para el proletariado[2] [1088]. Ambos textos han sido publicados en nuestra Revista Internacional nº 157.
También hemos publicado un artículo de un simpatizante de USA titulado Trump – Clinton: elegir entre lo peor y lo pésimo[3] [1089]. Este artículo, escrito a principios de octubre, analiza los frenéticos esfuerzos de las fracciones más “responsables” de la burguesía, tanto republicanos como demócratas, por impedir que Trump accediera a la Casa Blanca[4] [1090]. Estos esfuerzos han fracasado evidentemente. Uno de los factores inmediatos de ese fracaso lo constituyó la inesperada intervención del jefe del FBI, James Comey, que hundió la posición de Clinton en las encuestas. El FBI, que forma parte del corazón del aparato de seguridad de Estados Unidos, dañó seriamente las posibilidades de Clinton al anunciar que podría ser sometida a una imputación si tras responder a una investigación más desarrollada sobre el uso privado de servidores de correo, se demostrara que ponían en peligro las reglas básicas de la seguridad del Estado. Una semana más tarde, Comey intentó dar marcha atrás anunciando que de hecho no había nada sospechoso en todo el material que su oficina había examinado. Sin embargo, el daño ya estaba hecho y el FBI ha realizado una inestimable contribución a la campaña de Trump, en cuyos mítines se coreaba incansablemente el “Encerradla”, refiriéndose a su rival Clinton. La intervención del FBI es otra expresión de la creciente pérdida de control político en el centro mismo del aparato del Estado.
Los comunistas no luchan contra el mal menor
El artículo Trump – Clinton: elegir entre lo peor y lo pésimo comienza con una clara declaración de la posición comunista sobre la democracia burguesa y las elecciones en esta época histórica: constituyen un gigantesco fraude que no ofrece ninguna opción válida a la clase trabajadora. Esto se ha visto corroborado aún más si cabe en las recientes elecciones norteamericanas, donde han contendido el arrogante showman Trump, con su descarada agenda racista y misógina, y, en la otra cuerda, Clinton, que sostiene el orden “neo-liberal” que ha sido la forma dominante del capitalismo de Estado en las tres últimas décadas. Ante una elección consistente en escoger entre dos diablos, una parte sustancial del electorado, como casi siempre ocurre en las elecciones estadounidenses, ha decidido no votar -una estimación inicial da 57% menos votos que en 2012[5] [1091]- pese a las fuertes presiones que ha habido para que fuera a las urnas. Al mismo tiempo, muchos de los que eran críticos con ambos campos, y especialmente con Trump, han decidido votar a Hillary, al considerarla el mal menor. Por nuestra parte, estimamos que abstenerse de las elecciones burguesas, más allá de expresar la desilusión ante ellas, no es, en el mejor de los casos, más que el principio de una actitud sabia: es esencial demostrar que hay otra forma de organizar la sociedad que pasa por el desmantelamiento del Estado Capitalista, por mucho que ello sea extremadamente difícil cuando la clase obrera no actúa como tal. Y, en la resaca poselectoral, este rechazo del orden social y político existente, esta insistencia en la necesidad para la clase obrera de luchar por sus propios intereses, fuera y contra la prisión del Estado burgués, es aún más necesaria porque mucho de este rechazo puede ser conducido al “anti-trumpismo”, una nueva variante del viejo anti-fascismo[6] [1092] que puede alinear al proletariado tras las “más democráticas” facciones de la burguesía -muy probablemente de aquellas que hablan el lenguaje de la clase obrera y del socialismo, como Bernie Sanders durante las primarias del partido demócrata[7] [1093].
La base social del trumpismo
No es aquí el lugar de analizar en detalle los motivos y la composición social de quienes han votado por Trump. No hay duda alguna que la misoginia y la retórica anti-femenina tan predominante en la campaña de Trump, ha tenido su peso y necesita ser estudiada en sí misma, especialmente como parte de un mucho más global “contragolpe masculino” contra los cambios sociales e ideológicos habidos en las relaciones entre géneros en las últimas décadas. Del mismo modo, se está dando un siniestro crecimiento del racismo y la xenofobia en todos los países centrales del capitalismo, que ha jugado un papel clave en la campaña de Trump. Hay elementos particulares de racismo en Norteamérica que necesitan ser entendidos: a corto plazo, la reacción a la presidencia de Obama y a la versión americana de la crisis de emigración; en el largo plazo, toda la herencia de esclavismo y segregación racial. Las primeras cifras muestran que la larga historia de divisiones raciales que sufre Norteamérica puede ser identificada en el que el voto pro-Trump es aplastantemente blanco (aunque ha logrado movilizar a un significativo número de hispanos) mientras que el 88% del voto negro pertenece al campo de Clinton. Volveremos sobre esta cuestión en futuros artículos.
Sin embargo, como argumentamos en la contribución sobre el populismo, pensamos que quizá el elemento más importante en la victoria de Trump reside en la rabia contra la élite neo-liberal que ha sido identificada con la globalización y la financiarización de la economía -un proceso macroeconómico que ha enriquecido a una pequeña minoría a expensas de la mayoría y, sobre todo, a expensas de la clase obrera de las viejas industrias manufactureras y extractivas. La globalización ha significado el entero desmantelamiento de las industrias manufactureras y su transferencia a países como China cuya fuerza de trabajo es mucho más barata y las ganancias mucho más altas. También significa “libre movimiento del trabajo”, lo cual proporciona al capitalismo trabajo más barato a través de la emigración desde los países “pobres” a los países “ricos”. Financiarización ha entrañado para la mayoría la dominación de la vida económica por leyes crecientemente enigmáticas rigiendo el mercado. De forma más concreta significa que el crack de 2008 ha arruinado a muchos pequeños inversores y dejado en la calle a muchos propietarios de viviendas.
De nuevo, se necesitan estudios estadísticos más detallados, sin embargo, parece claro que el núcleo de la campaña de Trump fue el apoyo que ganó en los blancos con bajo nivel de educación y especialmente en los trabajadores del “Cinturón de Chatarra”, los nuevos desiertos industriales que han votado por Trump como protesta contra el orden político establecido, personificado en las llamadas “élites liberales metropolitanas”. Muchos de esos trabajadores y de esas regiones votaron por Obama en las elecciones anteriores y algunos apoyaron a Bernie Sanders en las primarias demócratas. Su voto es un voto contra -contra la rampante desigualdad en la riqueza, contra el sistema que sienten les está privando a ellos y a sus hijos de todo futuro. Pero esta oposición se ha gestado en medio de la completa ausencia de un verdadero movimiento de la clase obrera y ha alimentado el punto de vista populista que culpa a las élites por vender el país a los inversores extranjeros y por dar especiales privilegios a los emigrantes, a los refugiados y a las minorías étnicas a expensas de los “trabajadores nativos”. Y también que favorecerían a las mujeres trabajadores en detrimento de los machos trabajadores. El racismo y la misoginia de Trump van de la mano en los retóricos ataques a “la élite”.
El gobierno de Trump no va a ser una marcha triunfal
No vamos a especular sobre cómo va a llevar Trump la presidencia o sobre las políticas que va a intentar implementar. Trump es particularmente impredecible por lo que no es fácil pronosticar sobre las consecuencias de su reinado. Está también el hecho que Trump puede decir una docena de cosas contradictorias antes de desayunar sin que ello afecte a sus apoyos en la campaña electoral, por otra parte, lo que funcionó en la campaña puede no funcionar en el gobierno. Por ejemplo, Trump se presenta a sí mismo como el arquetipo de emprendedor y habla de liberar a los hombres de negocios americanos de la burocracia, pero, al mismo tiempo, propone un programa masivo de restauración de infraestructuras en las ciudades del interior, de construir carreteras, escuelas y hospitales y de revitalizar los combustibles fósiles aboliendo los límites de protección del medio ambiente, todo lo cual implica una enorme intervención del Estado en la economía. Aboga por expulsar millones de emigrantes ilegales cuando la economía de Estados Unidos depende en gran medida de ese trabajo ultra barato. En política exterior, combina el lenguaje del aislacionismo y la retirada de los campos de batalla (y llega hasta amenazar con rebajar el compromiso de USA en la OTAN) con el lenguaje del intervencionismo, fanfarroneando con bombardear el infierno de ISIS o prometiendo incrementar el presupuesto militar.
Lo que parece cierto es que la presidencia Trump va a estar marcada por el conflicto, tanto dentro de la clase dominante como en el Estado y en la sociedad. Es verdad que el discurso de Trump para celebrar su victoria fue un modelo de reconciliación, señalando su voluntad de ser “presidente de todos los americanos”. También Obama declaró antes de recibir a Trump en la Casa Blanca que quería una transición lo más tranquila posible. Además, el que ahora exista una amplia mayoría republicana en el congreso y en el senado podría significar -si la mayoría republicana supera su antipatía por Trump- que podrá ser capaz de obtener un respaldo a muchas de sus políticas, aunque las más demagógicas seguramente serán clasificadas en la “bandeja de pendientes”. No obstante, es fácil de ver los signos de futuras tensiones y choques. Partes de la jerarquía militar, por ejemplo, son muy hostiles a algunas de sus opciones de política exterior, si persiste en su escepticismo sobre la OTAN o si traduce su admiración por Putin como líder fuerte en un debilitamiento de los intentos de USA para contrarrestar el peligroso resurgimiento del imperialismo ruso en Europa del Este y en Oriente Medio. La oposición a algunas de sus políticas domésticas puede también surgir en el aparato de seguridad, en la burocracia federal y en los grandes negocios que podrían arrogarse la tarea de no permitir que Trump lleve a cabo sus excentricidades. Por otro lado, el fracaso de la dinastía Clinton puede dar lugar a nuevas oposiciones y hasta escisiones en el Partido Demócrata, con la conformación de un ala izquierda alrededor de los partidarios de Bernie Sanders, esperando capitalizar la corriente de hostilidad hacia la casta económica y política.
A nivel social, si el post-Brexit en Gran Bretaña no puede pasarse por alto, es probable que veamos un siniestro florecimiento de la xenofobia popular con grupos abiertamente racistas sintiéndose ahora amparados para realizar sus fantasías de violencia y dominación; al mismo tiempo, la represión policial contra minorías étnicas puede alcanzar nuevas cotas. Todos esos desarrollos provocaran sin duda resistencia en las calles, en continuidad con los movimientos que hemos visto en los últimos años en respuesta a los asesinatos policiales de personas negras. En efecto, desde el momento mismo que los resultados electorales fueron anunciados, hubo una serie de violentas demostraciones en muchas ciudades norteamericanas, generalmente con la presencia de jóvenes que se sienten muy amenazados por el gobierno Trump.
El impacto internacional
En el plano internacional, la victoria de Trump ha sido vista, como él mismo dijo, como un “Brexit plus, plus, plus”. Ha dado un poderoso impulso a los partidos populistas de derechas de Europa Occidental, especialmente al Frente Nacional de Francia cuya elección presidencial se librará en 2017. Se trata de partidos que quieren retirarse de las organizaciones comerciales multi-nacionales en favor de un proteccionismo económico. Las declaraciones más agresivas de Trump dirigidas directamente contra la competencia china, pueden significar un recalentamiento de la guerra comercial como en los años 30, lo que puede debilitar aún más el ya de por si obstruido mercado mundial. El modelo neo-liberal que ha servido al capitalismo mundial en las dos últimas décadas, está alcanzado sus límites. Esto entraña el peligro de transferir el “cada cual a la suya” que hemos visto en el terreno imperialista a la esfera económica, que hasta ahora se había mantenido bajo control. Trump ha declarado también que el calentamiento global es una farsa montada por los chinos para sostener su carrera exportadora y ha afirmado su voluntad de tirar abajo los acuerdos internacionales que hay establecidos sobre el cambio climático. Sabemos lo muy limitados que son esos acuerdos, desmantelarlos significaría hundirnos aún más profundamente en el galopante desastre ecológico mundial.
Trump simboliza una burguesía que ha perdido la brújula en la gestión de la sociedad. Por muy grande que sea su vanidad y su narcisismo, no es en sí mismo un loco, sino que encarna la locura de un sistema que se está quedando sin opciones, incluso la de conducirnos a una guerra mundial generalizada. Pese a su decadencia, la clase dominante ha sido capaz, por más de una centuria, de utilizar su aparato político y militar -en otras palabras, su intervención consciente como clase- para impedir una completa pérdida de control, un estallido final de la tendencia innata que lleva el capitalismo hacia el caos. Estamos empezando a ver los límites de ese control, aunque no debamos subestimar la capacidad del enemigo para controlar temporalmente esa tendencia. El problema para nuestra clase es que la evidente bancarrota de la burguesía a todos los niveles- económico, político y moral- no ha generado, con excepción de una diminuta minoría, una crítica revolucionaria del sistema sino más bien una errática rabia y una ponzoñosa división en nuestras propias filas. Esto plantea una seria amenaza a la posibilidad futura de reemplazar el sistema capitalista por una sociedad humana.
Una de las razones de por qué la guerra mundial no está hoy en la agenda, pese a la severidad de la crisis capitalista, es que la clase obrera no ha sido derrotada en un combate abierto y sigue conteniendo grandes capacidades de resistencia, como vimos en los movimientos masivos durante la pasada década: la lucha de los estudiantes en Francia en 2006 o la revuelta de Indignados en España en 2011 y el movimiento Occupy en Estados Unidos el mismo año. En América, estos anuncios de resistencia pueden ser discernidos en las protestas contra los asesinatos policiales o en las manifestaciones poselectorales contra Trump, aunque estos movimientos no han tomado un claro carácter de clase y son vulnerables a la recuperación por los políticos profesionales de la izquierda, utilizando diferentes modalidades de la ideología nacionalista y democrática. Para la clase obrera superar tanto la amenaza populista como las falsas alternativas de la izquierda del capital, requiere algo mucho más profundo: un movimiento por la independencia proletaria que sea capaz de entenderse políticamente y reconectado con las tradiciones comunistas de nuestra clase. Esto no es inmediato, sin embargo, los revolucionarios juegan un papel hoy para preparar tal desarrollo, sobre todo luchando por la claridad política y teórica que ilumine la vía en medio de la enorme oscuridad que la ideología capitalista provoca en todas sus variantes.
Amos 13.11.16
[1] [1103] https://es.internationalism.org/revista-internacional/201610/4178/contribucion-sobre-el-problema-del-populismo-junio-de-2016 [1124]
[2] [1105] /content/4185/brexit-trump-contratiempos-para-la-burguesia-que-en-nada-son-un-buen-presagio-para-el [1126]
[3] [1106] https://es.internationalism.org/revolucion-mundial/201611/4183/trump-clinton-elegir-entre-lo-peor-y-lo-pesimo [1125]
[4] [1107] Un indicador de la amplitud de la oposición dentro del partido republicano a Trump es que el antiguo presidente George W. Bush que está muy lejos de la izquierda del partido anunció que votaría en blanco antes que votar a Trump
[5] [1108] Ver https://www.vox.com/policy-and-politics/2016/11/9/13573904/voter-turnout-2016-donald-trump [1130]
[6] [1109] Nuestro rechazo de la política de alianzas antifascistas con algún sector de la clase dominante para oponerlo a otro ha sido heredado de la Izquierda Comunista de Italia, quien vio correctamente el antifascismo como un medio de movilizar al a clase obrera para la guerra. Ver El antifascismo, fórmula de confusión https://es.internationalism.org/revista-internacional/200603/785/documento-el-antifascismo-formula-de-confusion-bilan-mayo-del-34 [1131]
[7] [1111]Para un análisis más desarrollado sobre Sanders ver el artículo antes citado Trump-Clinton: elegir entre lo peor y lo pésimo.
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Este artículo, escrito por un contacto cercano de la CCI en los Estados Unidos, analiza las actuales dificultades de la burguesía americana como se revela en la candidatura de Trump y el surgimiento del populismo. Fue escrito antes de las elecciones que han dado el triunfo a Trump, a pesar de los esfuerzos desesperados que ha hecho la clase dominante americana -con apoyo de otras burguesías- para que no accediera al despacho oval.
Se publicará una segunda parte del artículo, mirando más de cerca la situación de la clase obrera en los Estados Unidos y particularmente las profundas divisiones en sus filas, a raíz de la elección.
En tanto que la campaña presidencial de 2016 en Estados Unidos va en crescendo, los medios de comunicación nos prometieron que esta elección podría ser la más importante en la historia de Estados Unidos. Habría que elegir entre el petulante multimillonario Donald J. Trump, representando el partido republicano y la muy desprestigiada ex primera dama y senadora demócrata de Nueva York Hillary Rodham Clinton. Ambos nos han servido un dramático enfrentamiento en medio de un mediático espectáculo diseñado para convencer a la población de la importancia absoluta de participar en el proceso electoral aún cuando ninguno de los dos candidatos inspira confianza.
Para la mayoría de los expertos, comentaristas y analistas exhibidos en televisión cada noche, y cuyos artículos basura alimentan Facebook, es imperativo para el público americano derrotar la amenaza racista, xenófoba y hasta 'fascista' de Trump, incluso si esto significa votar por una candidata tan repudiada como Clinton. Mientras tanto, la minoría de voceros alineados con Trump implora el voto estadounidense para rechazar la política del statu quo, dar una oportunidad a un forastero y derrotar al criminal Clinton, quien de cualquier forma, dicen, pertenece a la prisión. Esta retórica hace parecer un alto riesgo para el país y, a todo el mundo. El principal tema que los medios de comunicación remachan un día sí y otro también es que una verdadera crisis existencial de la civilización mundial podría ocurrirnos a todos nosotros si de alguna manera Trump gana la Casa Blanca.
Contra el fraude electoral
Desde nuestra perspectiva, tenemos que afirmar una vez más categóricamente la posición bien probada de la izquierda comunista que la clase obrera no tiene nada que ganar al participar en este pantano electoral. Ya sea votar por Clinton para evitar que el país caiga en manos de un tirano peligroso, o por Trump para rechazar el status quo y “hacer nuevamente una América grande” o apoyando a un candidato de algún partido menor para mostrar una absoluta repugnancia con las otras opciones, el voto sólo sirve para atraer a la clase obrera hacia el terreno político de la burguesía y desviarla de la lucha autónoma para defender sus condiciones de vida y trabajo.
A fin de cuentas, cualquiera que gane las elecciones y se convierta en el próximo presidente de los Estados Unidos, las condiciones subyacentes fundamentales de la descomposición capitalista que impulsan los problemas cada vez más profundos de la vida política burguesa se mantendrán. Elegir a Clinton podría parar a Trump, pero no detendrá las dislocaciones económicas, sociales y culturales del que el Trumpismo y el populismo participan más ampliamente. La elección de Trump puede evitar a la sombría, corrupta, neoliberal Clinton asumir el cargo, ¿pero esta neófita estrella de reality show de TV no sólo volvería a entregar la política a la misma vieja pandilla de 'expertos' como antes? Y votar por un candidato de un partido menor Jill Stein (Partido Verde) o Gary Johnson (Libertario) puede uno sentirse bien consigo mismo por unos momentos como una protesta contra las dos principales opciones, pero luego tristemente se darían cuenta que Clinton o Trump será el Presidente. ¿Qué se gana entonces con votar?
No, la única forma genuina de luchar contra todo esto es para la clase obrera retomar la defensa de sus condiciones de vida y trabajo fuera de este circo electoral enfermo y fuera del control de todos los partidos burgueses - derecha, izquierda o centro. Si bien reconocemos que las condiciones actuales sin duda pueden obstaculizar este proceso y que como resultado muchas secciones de la clase obrera serán ahogados en esta batalla electoral en un lado o el otro, no vemos razón para que esto altere nuestra defensa del principio de rechazar las elecciones burguesas que ha sido una posición fundamental de la izquierda comunista durante el último siglo.
También hay que decir que, en un plano objetivo, la evolución de la escena política de los Estados Unidos en los últimos años ha sido una dura confirmación del análisis que venimos desarrollando desde al menos la chapuza de la elección presidencial del 2000 que condujo a George W. Bush a la presidencia sobre Al Gore - contra los deseos de las principales facciones de la burguesía de los Estados Unidos. Según este análisis, las condiciones de descomposición social capitalista ejercen un efecto recíproco en la vida de la clase dominante, haciendo más difícil a la burguesía de los Estados Unidos controlar el resultado de su aparato electoral para producir los resultados que desea. La fallida elección de 2000 llevó a los ocho años Presidencia de Bush que en gran parte desperdició la ventaja inter-imperialista que los ataques del 9/11 dieron a los Estados Unidos por invadir Irak de manera unilateral y descuidada, llevando a una estrepitosa caída en el prestigio de los Estados Unidos en el plano internacional y la creciente frustración de sus objetivos imperialistas.
Mientras que la burguesía de los Estados Unidos fue capaz de enderezar el barco con la elección del primer presidente afroamericano - Barack Obama en 2008 – revitalizando la imagen de los ESTADOS UNIDOS internacionalmente, reviviendo la ilusión electoral para millones, especialmente entre las generaciones más jóvenes y ofreciendo una respuesta al estallido de la gran recesión de 2008 – esas ganancias resultaron ser fugaces. La presidencia de Obama sirvió para encender una resistencia feroz de la derecha en el Partido Republicano, en el transcurso vio al partido republicano cada vez más caer bajo la influencia de una errática facción de derecha en la que no se puede confiar en caso de tomar las riendas del gobierno nacional.[1] [1087]
Aunque muy temprano en su administración Obama fue capaz de recuperar terreno a través del plan de reforma de salud que ha sobrevivido hasta ahora a los ataques desde la derecha, como ha desarrollado su Presidencia, se ha hecho más claro cada vez más a amplios sectores del público americano que votaron por él que simplemente no sería la figura transformadora de su retórica de campaña: ha continuado los programas de vigilancia masiva de Bush, ha escalado las agresivas operaciones fuera de sus fronteras, no ha hecho mucho por aliviar la desigualdad de los salarios, las crecientes deportaciones de inmigrantes y se rodeó de expertos de Wall Street desde el inicio.
Por otra parte, aunque Obama ha evitado hasta ahora enredar al Estado americano al estilo de Bush en el extranjero, su declarada política internacional de "liderazgo desde atrás" no le llevó a tomar las armas en cualquiera de las partes, como ha llegado a suceder cada vez más con las duras críticas por no poner un alto a Putin, permitiendo a Assad en Siria cruzar la línea roja de las armas químicas sin consecuencias, viendo a deslizarse a Libia en el caos y no bombardear suficientemente el estado islámico. En el frente interno, la desigualdad de ingresos que no disminuye, el vaciamiento continuo de la "clase media" y una incapacidad de dar una respuesta a la controversia sobre la inmigración ha alimentado un furioso rechazo “populista” a la presidencia de Obama por gran parte de la llamada “clase obrera blanca”.[2] [1088]
Este aumento populista, junto al descenso cada vez mayor del partido republicano en sus posiciones ideológicas, ha creado una situación peligrosa para la burguesía de los Estados Unidos en el cierre de la Presidencia de Obama. No siendo capaz de confiar en el partido republicano, las principales facciones de la burguesía de los Estados Unidos han sido forzadas a confiar casi exclusivamente en el partido Demócrata como el partido del gobierno nacional. La creciente dificultad para manipular los resultados electorales y las ahora centenarias instituciones del estado de EEUU significa que Obama ha tenido que lidiar con un congreso Republicano durante la mayor parte de su presidencia. Esto sólo ha aumentado la presión sobre el partido Demócrata para transformarse de aparente "partido de la clase obrera" a un partido neoliberal de gobierno tecnocrático y a mostrar cada vez más esta cara al público estadounidense.
Como resultado, en el transcurso de la presidencia de Obama, el partido Demócrata se ha desenmascarado cada vez más como un partido 'neoliberal' en deuda con los mismos intereses que los republicanos –desacreditándose ante los ojos de millones, sobre todo entre los trabajadores blancos y autónomos que se han enamorado del populismo del Trump, pero también las jóvenes generaciones, muchos de los cuales fueron atraídos por la candidatura del "socialista democrático" Bernie Sanders durante la campaña primaria.
Estas son las fallas principales que han definido la campaña presidencial de 2016 para la burguesía de Estados Unidos. Por un lado se encuentra una figura peligrosa que las principales fracciones de la burguesía simplemente no pueden arriesgar a que asuma el barco del Estado; por otra parte un representante desacreditado en gran parte de la vieja guardia política, que es despreciado por amplios sectores de la población tanto de derecha como de izquierda - por diversas razones. ¿Cómo puede la burguesía manejar una situación tan peligrosa? Vamos a explorar a continuación esta cuestión con cierto detalle analítico.
La candidatura de Trump: el partido republicano se suicida
Una cosa en esta campaña electoral es cierta: las principales facciones de la burguesía de los Estados Unidos no desean a Trump para ganar la Presidencia. Esto es cierto independientemente del partido político. El Partido Republicano teme tanto que llegue Trump a la Presidencia como el partido demócrata. Las principales figuras en el partido republicano como la familia Bush han señalado que no votarán por Trump. Las fuerzas de la prensa "movimiento conservador" como National Review se le opusieron activamente los candidatos Republicanos para el congreso y el Senado han tenido que mantener su distancia para conservar su escaño. Aunque Trump puede tener el apoyo declarado de algunas figuras republicanas preocupadas por su propio futuro político, no quieren correr un riesgo detrás del populismo; es claro que Trump es visto como un intruso en el Partido Republicano.[3] [1089] Una vez que un demócrata que apoyó los derechos al aborto y la medicina socializada, y que incluso ha cantado alabanzas a los Clintons en el pasado, las credenciales de Trump como conservador social están en serias dudas. Además, su voluntad olvidar la guerra de Irak, descargar contra los Bush y alabar al presidente ruso Putin no están en consonancia con la doctrina de neo-conservadora del partido republicano en política exterior. Entonces, ¿Cómo ganó Trump la nominación del Partido Republicano para presidente?
La respuesta a esto radica tanto en la trayectoria del propio GOP, como en la figura de Trump. Como desarrollaba la presidencia de Obama, el Partido Republicano - ya recuperado de la desastrosa segunda presidencia de Bush - adoptó una postura de oposición cada vez más hostil hacia el Presidente. En las elecciones intermedias de 2010 un nuevo cultivo de ideólogos de núcleo duro asociados con el movimiento Tea Party fueron elegidos al Congreso, obligando a la creación del Partido Republicano para dar cabida a una cada vez más bulliciosa ala derecha alérgica a comprometerse e incluso a gobernar ella misma.
Desde oponerse violentamente a los esfuerzos de reforma de salud de Obama a cortes del gobierno amenazando incluso con faltar a los pagos de la deuda nacional de Estados Unidos, la insurgencia del Tea Party dio nueva vida electoral al Partido Republicano en la estela de Victoria entusiasta de Obama, mientras que al mismo tiempo estaba amenazando la estabilidad de las instituciones del GOP. Desde 2009, el Partido Republicano jugó un juego peligroso con el Tea Party, por el que cosechó su energía insurgente para el éxito electoral, mientras que corría el riesgo de una toma de posesión hostil por una hidra de turba virtual del núcleo de derechistas dentro de sus filas. El vocero de la Cámara de Representantes John Boehner se vio obligado a jugar un cuidadoso juego del gato y el ratón con estos insurgentes cuidado el equilibrio electoral y el éxito político con la necesidad para gobernanza del Estado real, que siempre exige compromisos con el otro lado del pasillo. Eventualmente, sin embargo, el tratar con los insurgentes del Tea Party resultó demasiado para Boehner y renunció a la representación en 2014, momento en el que sólo a regañadientes fue asumida por Paul Ryan, candidato a vicepresidente de Mitt Romney.
Mientras se desarrollaba la Presidencia de Obama, se hizo cada vez más claro a las principales facciones de la burguesía de los Estados Unidos que el Partido Republicano no podía confiar en contener a sus radicales y por lo tanto no era una opción viable para poner a un republicano a cargo de la casa blanca. Con una elección entre el bloqueo funcional y la incertidumbre de qué traería un movimiento del empoderado Tea Party al Partido Republicano, las principales fracciones de la burguesía de los Estados Unidos optaron por lo primero. Fue en este contexto que la burguesía de Estados Unidos comenzó los preparativos para que Hillary Clinton, entonces sirviendo como Secretaria de Estado de Obama, sucediera a Obama como Presidente.
Sin embargo, el que las principales fracciones de la burguesía hubieran decidido respaldar un candidato en las elecciones, no significaba que la campaña electoral sobrada. El Estado aún debía dar campo a candidatos de cada uno de los principales partidos para preservar su fachada democrática. Y aunque históricamente el Estado USA ha tenido notable éxito en manipular el proceso electoral para producir el resultado deseado - particularmente a través de la manipulación de la narrativa de los medios de comunicación - el proceso no está garantizado para que siempre funcione según lo planeado, como mostró la elección del 2000. En la política, como en la vida, los accidentes ocurren. Con cada elección existe el riesgo de que gane el candidato equivocado. Mientras que en el pasado esto no ha planteado un problema dramático ya que generalmente cada candidato podía ser dirigido por las instituciones del Estado (la burocracia permanente) hacia políticas que gozaban de un consenso general entre las principales fracciones de la clase dominante, la evolución presente del Partido Republicano ha complicado sobremanera el asunto, por lo que es mucho más esencial que el Demócrata prevalezca al final.
Históricamente, el largo proceso de primarias ha sido el instrumento principal a través del cual la burguesía de Estados Unidos aseguró que el mejor candidato posible, desde su punto de vista, se convertiría en el candidato de cada partido importante. El proceso de primarias está diseñado conscientemente para eliminar rebeldes e insurgentes puesto que favorece el establecimiento de los candidatos con el apoyo político y financiero de la jerarquía del partido. Sin embargo, mucho más que en 2012, la primaria del 2016 del Partido Republicano abrió con un ambiente de carnaval. Con 17 candidatos que representaban a diferentes fracciones del partido, incluyendo al rebelde multimillonario Donald J. Trump, la primaria del Partido Republicano era anunciada generalmente como el concurso para ver quién perdería ante Hillary Clinton en las elecciones generales.
Sin embargo, aunque las principales fracciones de la burguesía generalmente se alinearon detrás de Clinton, era todavía deseable para ellos hacer avanzar a un republicano que pudiera ser una alternativa creíble si sucediera un accidente o los propios problemas legales de Clinton fueran demasiado para ser superados. Para esta tarea aparecieron figuras como el anterior gobernador de Florida (y hermano e hijo de los ex presidentes) Jeb Bush, el senador de Florida Marco Rubio (un hispano que favoreció una reforma migratoria) y el gobernador de Wisconsin, Scott Walker (un miembro del Tea Party que, sin embargo, parece gobernar eficazmente, después de haber enfrentado protestas masivas a su ley del trabajo en el año 2011 y un intento de echarlo de su puesto). Cada uno de estos candidatos tenía su propio bagaje político, pero sin embargo habían demostrado ser maleable al consenso político de las principales fracciones de la burguesía.
Sin embargo, la primaria Republicana del 2016 no saldría igual que en 2012 cuando el establecimiento del candidato Mitt Romney (considerado como una alternativa segura para Barack Obama). El concurso de 2016 vería a Trump acabar sistemáticamente con cada uno de sus rivales lanzando insultos personales y recuerdos embarazosos de sus fracasos políticos. Bush y Rubio fueron denunciados como blandos en materia de inmigración, mientras que Scott Walker fue eliminado por convertir su Estado en un desastre fiscal.[4] [1090] Ninguno de estos candidatos nunca pareció plantear un serio desafío a Trump, echando abajo los análisis políticos y poniendo en un aprieto a las instituciones. De hecho, el único reto serio, Ted Cruz, del Tea Party, era un outsider radical despreciado por una clase política que sólo tardíamente se unió a su alrededor para tratar de detener un mal aún mayor en Trump.
Cuando Trump aceptó la nominación del Partido Republicano para Presidente en la Convención del partido en julio, fue la culminación de algunos de los temores más profundos de las principales fracciones de la burguesía de los Estados Unidos (fuera de la revolución proletaria): una figura impredecible, errática y peligrosa, considerada algo como un Mesías para sus seguidores, había usurpado el manto de uno de sus dos principales partidos políticos. Ciertamente, desde el punto de vista de las principales fracciones de la burguesía, el sistema de dos partidos estaba ahora en peligro, si no el mismo aparato ideológico democrático. No había nada qué hacer, sino oponerse a Trump furiosamente en las elecciones generales - algo que, como veremos, las principales fracciones de la burguesía habían ya concluido, requería que Hillary Clinton ganara la nominación demócrata.
¿Cómo lo hizo Trump?
Pero, ¿cómo lo hizo Trump?, ¿Cómo lo logró donde tantas campañas insurgentes habían fracasado antes? Esta es una pregunta que probablemente les romperá la cabeza a académicos, politólogos, científicos y sociólogos por algún tiempo, pero lo que parece claro es que la conquista del Partido Republicano por Trump es el resultado de la intersección de dos factores: sumarse a la ola populista que recorre el mundo y utilizar su propia fortuna personal. Sin estar necesitado de donantes políticos y estructuras institucionales del partido, Trump era libre para llevar a cabo una verdadera campaña rebelde que tomó los temas principales del populismo político que está emergiendo en todo el viejo mundo industrial de hoy: se trata de una crítica de las políticas neoliberales, una promesa de defender a las industrias y los empleos nacionales del outsourcing (subcontratación) y del comercio internacional, una promesa de reforzar la red de seguridad para los trabajadores desplazados y una férrea oposición a la inmigración – considerada por muchos blancos de 'clase baja' como la fuente de salarios más bajos, disminución de los niveles de vida y desintegración de la comunidad.[5] [1091]
Fundamentalmente, estas políticas tienen una apelación a muchos, aunque sólo en el sentido que parecen lo contrario del consenso de la política burguesa de ambos grandes partidos durante las últimas décadas... Al copiar parte de la guía estilística del fascismo italiano, Trump ha construido un culto virtual de la personalidad alrededor de sí mismo (algo que se remonta a sus días como un icono de la cultura pop en TV) que ha captado la atención de millones de americanos que están muy disgustados con la política del consenso neoliberal capitalista y que están dispuestos a darse una oportunidad en un hombre que cada anuncio de los medios de comunicación ‘responsables’ y de los expertos les dice que es un desastre en lo que está haciendo. Sin embargo, desde el punto de vista de la base de Trump, el desastre ya ha ocurrido, sólo continúa profundizándose y ninguno de los candidatos ‘responsables’ parece querer hacer algo al respecto. La candidatura de Trump es en gran parte una insurgencia alimentada por la desesperación de millones de personas de la clase obrera cuyos empleos en tiempos relativamente estables y las expectativas de mejora social aparecen haber sido frustrados precisamente por el tipo de políticas de consenso de la élite liberal que les dicen estar en sus mejores intereses (globalización, outsourcing (subcontratación), libre comercio, etc.).
Aún incluso si las preferencias de política declaradas por Trump no están en consonancia con los deseos de las principales fracciones de la clase dominante hoy, debemos ser claros que sin embargo no escapan del reino de la propia política burguesa. De hecho, es probablemente el caso de que las principales fracciones de la burguesía tengan razón que sus políticas enarboladas son simplemente incompatibles con la condición de político económica objetiva del mundo capitalista hoy. Si casualmente levantara las expectativas y ganara la presidencia, la clase obrera debería quedar clara que esto no daría lugar a la restauración de ninguna manera de la vida Halcyon de los buenos viejos tiempos de la expansión económica tras la Segunda Guerra Mundial. Más bien, fallará miserablemente en la aplicación de sus políticas debido a la resistencia de otras fracciones burguesas o descubriremos que sus objetivos presidenciales fueron en realidad un gigantesco engaño todo el tiempo y que se relacionan con los objetivos de los políticos profesionales de las mismas fracciones de la clase dominante que él dice odiar, en cuanto él tenga el real poder ejecutivo.[6] [1092] Y por supuesto, tal vez él nunca ponga en ejecución su política declarada, que sin duda haría las cosas aún peores para la mayoría de la clase obrera – como sucedió con los trabajadores británicos que ya han visto su costo con un colapso de la libra esterlina y el correspondiente abrupto aumento en la inflación. El populismo estilo Trump no es ninguna respuesta a lo que aqueja a la clase obrera.
Clinton contra Sanders: el partido Demócrata se muestra como lo que es
Como hemos visto, el Partido Republicano se ha hecho demasiado volátil para las principales fracciones de la burguesía para confiarle la Casa Blanca en estos momentos. Sin embargo, el mismo descenso del Partido Republicano ha tenido un efecto recíproco en el Partido Demócrata, por lo corre el riesgo de desacreditarse como ‘partido de la clase obrera’, y se revelarse como la institución capitalista neoliberal que es. Este proceso se ha acelerado a lo largo de la campaña de 2016 y se manifestó particularmente en el enfrentamiento en primarias entre Hillary Clinton y el advenedizo insurgente Bernie Sanders – el senador ‘socialista democrático’ de Vermont.
Para cuando la primera estación comenzó en 2016, las principales fracciones de la burguesía ya habían colocado desde hace mucho a Hillary Clinton como su candidato preferido para suceder a Obama en la Casa Blanca. Cualquiera que fuera su rivalidad en la Primaria demócrata de 2008, que vio a Obama aplica un freno momentáneo a las ambiciones presidenciales de Hillary Clinton, las principales fracciones de la burguesía creían que una Presidencia de Clinton sería la mejor oportunidad para una transición estable hacia una nueva administración y podrían mantener la ilusión electoral democrática. Después de haber votado a Obama como el primer presidente afroamericano en 2008, el público americano ahora tendría la oportunidad en 2016 de votar a la primera Presidente mujer. Supuestamente después de haber derrotado el racismo en las elecciones de 2008, el votante estadounidense ahora, aparentemente, recibía la oportunidad de entregar una victoria gigante para la causa feminista. Como tal, esta vez la Primaria Demócrata iba a ser una coronación virtual de la reina Hillary, pues ella no esperaba enfrentar a contendientes serios. De hecho, a muchos expertos les preocupaba que la falta de un serio desafío en las primarias la pusiera fuera del juego cuando la campaña de elecciones general empezara en el verano contra un candidato republicano nominado probado en batalla.
La coronación tardó en llegar. La campaña de Clinton enfrentaría un desafío prolongado y sorprendentemente fuerte desde la izquierda en forma del senador ‘Socialista democrático’ de Vermont, Bernie Sanders. La campaña del insurgente Sanders probablemente no fue anticipada por las principales fracciones de la burguesía, que probablemente creían que equivaldría a poco más de la de un candidato de protesta ganando una cuota de votos de una cifra irrisoria. Sin embargo, en cuanto Sanders logró un empate virtual con Hillary en la designación de candidato de Iowa central y luego aumentaron los votos para apalearla en la primaria de Nueva Hampshire, las principales fracciones de la burguesía -a través de las instituciones del Partido Demócrata y los medios liberales – cayeron en pánico.
Alentado por un apoyo abrumador de la llamada generación ‘milenio’ de los votantes más jóvenes que consideran a Clinton como parte de una desacreditada vieja guardia de políticos neoliberales fuera de tono con el consenso ‘progresista’ emergente, Sanders amenazó con llegar hasta la cumbre Aunque realmente no ganaría la primaria, su prolongada presencia – llevando a cabo una verdadera campaña en la que correctamente y efectivamente mostró a Clinton como un amigo neoliberal de Wall Street – amenazó con debilitar al candidato preferido por las principales fracciones de la burguesía en las elecciones generales. Ya frente a la posible acusación sobre ella alrededor de los escándalos de sus correos electrónicos y ya detestada por muchos electores después de años de ataques de la derecha, Clinton no podía permitirse perder la generación del milenio (tan importante en las victorias electorales de Obama) que se dirigiría a los candidatos de terceros partidos o a protestar con el abstencionismo.
Lo que siguió puede describirse como nada menos que una pesadilla política para el Partido Demócrata y sus aliados en los medios de comunicación, ya que aparentemente ningún ataque plausible era inusitado en la búsqueda para asegurarse de que Clinton prevaleciera. Sanders fue atacado enérgicamente en los medios de comunicación por ser un soñador utópico fuera de contacto con la realidad objetiva, y sus partidarios fueron mostrados como blancos mocosos privilegiados que sólo querían todo gratis. La campaña de Clinton realmente empleó un pequeño ejército de agentes pagados para patrullar los medios de comunicación social para ‘corregir’ los mensajes anti-Hillary y degradar a Sanders. Los seguidores masculinos del senador de Vermont fueron etiquetados como misógino ‘Bernie Bros’, mientras que a Sanders mismo se le dijo miopemente preocupado con la desigualdad de clase y económica en detrimento de la verdadera y tradicional política de identidad del Partido Demócrata alrededor de raza, género y orientación sexual. Esto era por supuesto una forma de calumniar a Sanders y sus seguidores como chicos blancos intocables, cegados por su ‘privilegio blanco’. Esta campaña de Clinton buscaba deslegitimar la propia carrera de Sanders como activista de los derechos civiles en la década de 1960 mientras era un estudiante en la Universidad de Chicago.
En un extraño giro de los acontecimientos, antes de que terminara la primaria, la campaña de Clinton, sus sustitutos, el propio Partido Demócrata y los medios liberales, todos fueron básicamente desarrollando una campaña contra la propia New Deal de Roosevelt, sugiriendo que se basa en el ‘privilegio blanco’ y que muchas de sus estructuras eran simplemente incompatibles con la realidad social hoy.[7] [1093] Clinton se fue contra la medicina socializada, yuxtaponiéndola al gran ‘logro’ de la administración de Obama – Obamacare, que deja a millones de estadounidenses sin seguro de salud – y argumentó que el objetivo de Sanders de matrícula gratuita en las universidades del Estado era prácticamente imposible. En lugar de ejecutar una ‘Esperanza y Cambio" y ‘¡Sí podemos!’ campaña que Obama tenía en 2008, ganando a millones en el proceso, Hillary se vio obligada a avanzar en un mensaje ‘Acepta y siéntete satisfecho’ y ‘No, no podemos’. Lejos de ser un candidato del cambio transformador progresivo, Clinton y el propio Partido Demócrata se revelaron como parte integrante de la infraestructura política capitalista, justo los políticos más inútiles como todos los otros políticos inútiles para decenas de miles de votantes más jóvenes, que se habían enamorado del mensaje de Sanders de una democracia social ampliada y la movilización política en el contexto de la aparición de algo parecido a una cultura de movimiento.
En cuanto progresó la primaria y después de que surgió la irregularidad del voto, muchos seguidores de Sanders se convencieron cada vez más que el Partido Demócrata de hecho estaba robando la elección de su candidato y entregándola a Clinton en algo como un golpe de Estado de empresas. Estas sospechas fueron confirmadas en el verano cuando WikiLeaks publicó una serie de correos electrónicos hackeados del Comité Nacional Democrático (DNC), que mostraba que las estructuras del partido en realidad conspiraban para derrotar a Sanders y asegurar que Clinton fuera el candidato nominado de su partido. Sin embargo, cualquiera que sea la veracidad de varias acusaciones de ‘fraude en el voto’ hechos contra el Partido Demócrata por los seguidores de Sanders, el hecho de que muchos los creen, es en sí mismo un signo ominoso. El Partido Demócrata y su candidato no sólo aparecen como cómplices corporativos para muchos en las generaciones más jóvenes, también parecen operar al nivel de una tiranía de tercer mundo. El aparato electoral democrático mismo ahora se puesto en entredicho como consecuencia de la conducta algo desesperada y torpe del Partido Demócrata en la campaña primaria para asegurar que Clinton se defendiera del reto de Sanders.
Por supuesto, la campaña de Clinton y el Partido Demócrata no se habría comprometido en este tipo de tácticas si no creyeran que fue para su ventaja electoral y, desde luego todo esto probó ser demasiado para Bernie Sanders que no pudo superarlo. Cualesquiera que hayan sido sus fortalezas entre los votantes más jóvenes desilusionados y los liberales y progresistas decepcionados con el legado de Obama, Sanders simplemente no podría hacer grandes avances con más viejos votantes de minorías, las mujeres mayores y los distintos niveles de la ‘clase profesional’ que se han convertido en la base electoral del Partido Demócrata. La campaña de Clinton desempeñó su ventaja con las minorías a la punta, a menudo comprometiéndose con el descarado consentimiento a estos grupos en algo como un complemento absurdo a la demagogia racial de Trump. En un debate, Clinton prometió no deportar a los inmigrantes ilegales no criminales –una promesa que pocos observadores serios pueden creer que ella tenga la intención de mantener si fuera elegida.[8] [1094] El encontrado nuevo discurso progresista de Clinton sobre la raza estaba sostenido en escueto contraste con su conducta como primera dama cuando demonizó a jóvenes negros como ‘Súper depredadores’ o en el 2008 en la primaria democrática, cuando su campaña utilizó tonos políticos de perro racial para atacar a Obama por asistir a la iglesia del polémico Reverendo Jeremiah Wright.[9] [1095]
El cambio manifiesto de Clinton sobre la política racial quedaba para muchos como otro ejemplo de la voluntad de los Clinton para ‘triangular’, lo que significa estar dispuesto a decir lo que es políticamente conveniente para ellos en el momento para una audiencia determinada. Lejos de constituir el candidato optimista de un mejor mañana, Clinton ha llegado a ser despreciada por muchos aspirantes a votantes al Partido democrático como una política operativa escurridiza, pero sin substancia que dirá lo que sea necesario en su búsqueda por el poder político. Muchos parecen odiarla aún más que odian a Trump, incluso si es sólo porque asumen que Trump es honesto acerca de su fanatismo, mientras que Clinton esconde sus políticas regresivas detrás de retórica que suena bonito, pero totalmente deshonesta.
Sanders cae en línea detrás de Clinton
Al final, todas las ventajas de Clinton mostraron ser demasiado para que la campaña de Sanders las superara y Clinton fue finalmente capaz de asegurar la nominación demócrata antes de la Convención del partido en Filadelfia en julio. Todavía, después de haber ganado 45% de los votos en las primarias, el senador Sanders había construido considerable capital político dentro del Partido democrático. Mientras que las principales fracciones de la burguesía podían odiarlo, también sabían que lo necesitaban para seguir el juego si su objetivo de asegurar que Clinton ascendiera a la casa blanca sobre Trump fuera logrado. ¿Qué haría Sanders? ¿Se portaría mal y se propondría como candidato de un tercer partido astillando el voto del Partido Demócrata y entregaría la Presidencia a Trump? ¿Respaldaría al candidato del Partido Verde Jill Stein con el mismo resultado o aceptaría su derrota ‘graciosamente’, respalda a Clinton y vuelca su atención para vencer al mal mayor de Donald J. Trump?
Cualquiera que haya seguido la carrera de Sanders con los años ya sabría la respuesta. Aunque nominalmente es un político independiente, Sanders siempre se ha reunido con los demócratas en el Congreso. Apoyó la campaña de Bill Clinton en 1996 y ha criticado públicamente a los candidatos de tercer partido en el pasado. Aunque le fue desagradable después de su aguda derrota política en un concurso que seguramente no era justo incluso para las normas burguesas, Sanders apoyó a Clinton y prometió hacer todo lo que pudiera para evitar que Trump se convirtiera en Presidente. Él dio un discurso entusiasta en la Convención Demócrata afirmando en realidad – después de meses de decir lo contrario – que Clinton sería un ‘gran Presidente’. De un insurgente peligroso que amenaza con descarrilar a las principales fracciones de los planes de la burguesía, Sanders ahora se convirtió en su ‘idiota útil’, a pesar de estar cada vez entre las figuras más importantes en las elecciones generales, con la tarea de entregar a sus seguidores milenarios a Clinton.
El problema de las principales fracciones de la burguesía era que, para muchos de los otrora partidarios de Sanders, este giro repentino no parecía en absoluto creíble. ¿Cómo podría ir el querido e incorruptible Bernie de un crítico áspero de este títere corporativo belicista a llamarla una gran candidata a la Presidencia de la noche a la mañana? Muchos se negaron a creerlo o llegaron a la conclusión que algo de coacción había resuelto a Sanders para cambiar de rumbo. ¿Con qué lo amenazaron? Se enseñaba una lección dura de las realidades de la política electoral burguesa. Otros simplemente abandonaron el carro de Bernie y concluyeron que era un político en venta que tomó millones de dólares en pequeñas donaciones, prometiendo un nuevo tipo de política, sólo para volver a la misma corporativistas que había afirmado despreciar. Muchos de estos votantes ya se habían pasado a pastos más verdes (valga la redundancia), como el candidato del Partido Verde Jill Stein. Otros, impresionados con la postura del candidato de Partido Libertario Gary Johnson en la legalización de la marihuana, ahora llevan su bandera.
En cualquier caso, las continuas dificultades de Clinton con los votantes es ahora un problema importante para las principales fracciones de la burguesía. La fascinación de los votantes más jóvenes con Barack Obama fue el principal catalizador de sus dos victorias electorales. Ahora, ocho años después de la elección histórica de Obama, muchos jóvenes del Milenio han renunciado al Partido Demócrata en conjunto – viéndolo como la corrupta institución capitalista neoliberal que es. En su búsqueda inmediata para hacer a Clinton la elegida sobre Trump, las principales fracciones de la burguesía han desatado una campaña de propaganda masiva destinada a hacer votar por Hillary de cualquier modo. Esto ha tomado la forma de una típica campaña antifascista, tratando de convencerlos de que cualquiera que sea su aversión por Clinton, Trump inevitablemente será peor. El fascista debe ser interrumpido incluso si esto significa votar por el despreciable corporativista.
Pero la campaña de propaganda no ha parado allí. Una campaña de vergüenza viciosa se ha desatado en los medios de comunicación y en las redes sociales, avergonzando a cualquiera que diga que votará por terceros partidos o se quedará en casa noviembre. Al denunciar a tales votantes como ‘estropeados’, ‘privilegiados’ o simplemente hostigarlos racialmente como hombres blancos intocables, los portavoces ideológicos de la clase dominante se dedican a una intensa campaña para disciplinar a la joven generación e instruirla en el sistema de la adecuada normativa de la democracia bipartidista americana de los Estados Unidos. La Ley de Duverger[10] [1096] es operativa – sólo te dan dos opciones. Votar por un candidato del partido de menor importancia o quedarse en casa sólo ayudará al insurgente populismo neo-fascista que está en aumento hoy en día. Si Trump gana será la culpa de la generación del Milenio, o la culpa de Sanders, o la culpa de esos políticos ‘puristas’ demasiado buenos para votar por un candidato imperfecto. Según esta campaña ideológica, será de cualquiera la culpa menos del Partido Demócrata y Clinton si la nación y el mundo se ven obligados a soportar a Trump.
Si bien es razonable esperar que la campaña antifascista de vergüenza tenga éxito en gran parte y los más antiguos seguidores de Sanders voten por Clinton en noviembre, también está claro que muchos lo harán sólo a regañadientes. Para muchos de estos votantes poco entusiastas de Clinton, el Partido Demócrata se ha revelado como una despreciable institución indigna de lealtad electoral a largo plazo en ausencia de una amenaza fascista como Trump. Si se tratara de cualquier otro republicano compitiendo en contra de Hillary, ella podría muy bien perder esta vez.[11] [1097] Para las principales fracciones de la burguesía, esta situación está de hecho llena de peligros. En tanto el Partido Republicano desciende más en ideología, incoherencia y un comportamiento errático, el Partido Demócrata debe ser llamado como el Partido de la gobernabilidad burguesa racional y responsable. Sin embargo, él cada vez más cumple con el papel. Sin otro partido creíble para balancearlo, su cubierta ideológica como el partido de la clase obrera y los oprimidos se revela como un engaño. La ideología burguesa electoral se encuentra hundiéndose cada vez más en una crisis.
Henk, 10.10.16
[1] [1103] Ver nuestro artículo "“The Tea Party”: Capitalist Ideology in Decomposition [1134]"
[2] [1105] No pretenderemos que no hay una buena parte de racismo a la vieja moda en la cólera hacia Obama entre miembros blancos de la clase obrera, pero también está claro que parte del rencor viene de los trabajadores blancos que votaron por él en el desarrollo de la crisis económica de 2008, pero que fueron rápidamente decepcionado por sus fracasos para dictar cualquier tipo de mejora sustantiva en su calidad de vida, diferente a la reforma de salud a medio cocinar que hizo poco para detener el creciente costo del cuidado de la salud en el único país importante sin un programa nacional de salud.
[3] [1106] Es cierto es que mientras muchos republicanos han rechazado abiertamente a Trump, los líderes de la infraestructura del partido – como el Presidente del Comité Nacional Republicano, Reince Preibus – han tenido que estar a regañadientes a su lado. El riesgo de que el Partido Republicano abiertamente se divida fue un constante temor de la burguesía durante la campaña primaria. Era necesario por el bien de la estabilidad del sistema de dos partidos que una vez que Trump ganara la nominación en el concurso de primaria, el partido no podía ser visto oponiéndose a él activamente. Por supuesto, el riesgo de una fragmentación del Partido Republicano está todavía presente, incluso si ha sido suprimido momentáneamente.
[4] [1107] Pobre Paul Rand (un querido de los libertarios, pero nunca un serio candidato a la Presidencia) fue apartado cuando Trump simplemente dijo que era feo.
[5] [1108] Por supuesto Trump, funcionando como un republicano, también ha tenido que alojar numerosas ideas republicanas estándar y ha dado algún servicio de dientes para afuera a posiciones sociales conservadoras sobre el aborto. Lo que realmente cree que nada de eso es incógnita, pero él ha cortejado activamente el voto de LGBTQ2 a raíz de los disparos de discoteca de Orlando, que achacó a la homofobia islámica – apenas una típica táctica de la derecha en la política estadounidense, pero típica de los distintos partidos populistas en Europa.
[6] [1109] Esto parece ser exactamente lo que Trump estaba planeando cuando informes emergieron de que él estaba cortejando al antiguo rival John Kasich para contender con él como el candidato vice presidencial. Según estos informes, Trump prometió dejar a Kasich controlar la política exterior e interior, con el triunfo, asumiendo una consigna de ‘hacer al americano grande otra vez’. Si bien es más o menos un secreto durante el período temprano de la administración de G.W. Bush que VP Cheney estaba manejando las cosas, es bastante claro que dada la personalidad y temperamento de Trump, ese arreglo esta vez habría sido nada menos que un desastre para el Estado de los Estados Unidos.
[7] [1111] Ver los comentarios sobre esto en Left Business Observer’s Doug Henwood’s.
[8] [1112] Para ser justos, Sanders hizo la misma promesa – la diferencia es que probablemente él lo decía sinceramente.
[9] [1113] Ha sido sugerido por muchos en la derecha que era realmente la campaña de Clinton de 2008 la que fue responsable de la aparición de la ‘conspiración Zombi’ racista sobre calificaciones de Obama para la Presidencia. Mientras que la campaña en sí nunca utilizó este ataque en concreto, ha surgido evidencia que de hecho fue sugerida por una estratega de la campaña como una vía potencial para deslegitimar a Obama.
[10] [1114] Un concepto académico de ciencia política, Ley de Duverger afirma que la naturaleza del sistema electoral de un país determina el número de partidos nacionales viables. Un sistema first-past-the-post generalmente asegura que sólo dos partidos siempre competirán por la oficina nacional. En esta concepción, votar por un tercer partido en tal situación es irracional, porque sólo aumenta las posibilidades de que el partido con el que uno esté menos alineado, ganará.
[11] [1115] Un hecho que ha alimentado las teorías de conspiración de que la candidatura de Trump es realmente un engaño basado en un pacto con los Clintons para descartar al Partido Republicano y asegurar que Hillary gane en noviembre, mientras tanto Trump tiene exposición masiva de los medios de comunicación libres para alimentar su ego narcisista y mantener la marca de su familia en el centro de atención. Aunque no existe ninguna evidencia creíble que esto sea cierto, lo sumamente extraño que Trump ha dirigido su campaña y que asegura el nombramiento republicano, ciertamente plantea dudas sobre su seriedad. De hecho, no son sólo locos de la conspiración salvaje quienes han propuesto esto. Se ha sugerido, aún si es en broma, por nada menos que por uno de los enemigos republicanos vencidos de Trump, Jeb Bush (one of Trump’s vanquished Republican foes Jeb Bush [1135])
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Publicamos un artículo de nuestra sección en Francia, Révolution Internationale, que comenta un folleto que defiende aparentemente una lucha contra la explotación y la situación intolerable que sufrimos todos los trabajadores. Sin embargo, más allá de las posibles buenas intenciones de sus autores lo que defiende el folleto es una protesta como ciudadanos, un ser más solidarios en la vida cotidiana, un rechazo a “los políticos” sin precisar lo esencial: que ellos son engranajes del Estado Capitalista, defensor y legitimador de los sufrimientos de los trabajadores y de la gran mayoría. El folleto pretende que al interior de la nación se puede obtener una “nueva vida” para los de abajo.
El populismo de derecha de Trump y Le Pen defiende la nación y las relaciones capitalistas con sus argumentos abiertamente repugnantes de tipo racista, xenófobo, excluyente, de búsqueda de chivos expiatorios. Defienden al Capital con “malas intenciones”. Pero hay otros defensores del capital que se presentan con las mejores “buenas intenciones” como los del folleto. Ni buenas ni malas intenciones, lo que necesitamos es una crítica radical y a fondo del capitalismo y eso solo puede ser realizado por la lucha del proletariado y sus principios.
Recientemente salió un pequeño libro publicado por la Editorial Flammarion titulado: On Vaut Mieux Que Ca[1]. Este libro fue escrito por un colectivo del mismo nombre fundado por varios Youtubeurs[2] con ocasión de la ley El Khomri: "Debemos dar gracias al proyecto de ley El Khomri. Fue la gota de agua que hizo estallar nuestra indignación y nos reunió junto a otros alrededor de la iniciativa: On Vaut Mieux Que Ca. Antes estábamos en rebeldía, pero aislados, esta fue una oportunidad para inscribir nuestro proyecto colectivo en un movimiento más amplio, pero ello no fue ni el iniciador, ni el motor, ni el cerebro, sino, más bien, un combustible más entre otros”. El otro “carburante” de este "proyecto colectivo" fue, sin duda, la extraordinaria publicidad que hizo el conjunto de partidos de "izquierda" y la prensa burguesa mientras que el movimiento en contra de la ley El Khomri todavía no había comenzado. En la medida en que lo que está de moda es "el apoliticismo" On Vaut Mieux Que Ca, dice no tener "nexo con los políticos"[3]. Que esta declaración sea verdad o no, nos lo dice más bien el discurso del colectivo que está perfectamente politizado y se inscribe en línea recta con ¡Democracia real Ya!, con Attac y toda la feliz compañía de reformistas "radicales" del aparato político burgués[4]. Así que su libro, por desgracia, no es una excepción a la regla.
Para demostrar lo que padecen millones de personas, los autores describen las angustias de los que trabajan, los precarios, los que están desempleados, angustias que conducen a algunos al suicidio. La descripción de lo que vive la mayoría de la población, es muy reveladora. Por contra, no se encuentra, ni una sola vez, la palabra "proletarios," ni el término "clase obrera". De hecho, para el colectivo, los trabajadores, los asalariados, no pertenecen a una clase social. Ellos son tan sólo "ciudadanos", al igual que un comerciante, un patrón o un político. En el sitio web del colectivo, por lo demás, se destaca: "Invitamos a todo mundo a dar su testimonio: asalariados, trabajadores, empresarios de pequeñas y medianas empresas". La clase obrera diluida en el gran relleno nacional, no tiene más que formarse, del brazo de sus explotadores (por cierto, sólo con aquellos que respetan la ley en vigor!), después de todo, no son más que "ciudadanos" inofensivos.
¿Cuál es la causa de esta vida indigna e inhumana en la que no somos más que cosas, un número, una variable que se arroja al igual que un Kleenex, en donde se nos exige que mantengamos cadencias que rompen nuestros riñones, espaldas y nos dejan todos estresados? El libro trata de responder, pero por ningún lado encontramos alguna referencia o alguna denuncia hacia el sistema capitalista. Por contra, nos encontramos con el mismo discurso manejado por los instigadores de Nuits debout[5], de DRY, de Attac, del Frente de Izquierda, etc. Así, leemos: "Muchos creían – casi la mitad - que los políticos (con sus discursos tan bien escritos) serían nuestros defensores y que iban a guardar las promesas hechas con la mano sobre el corazón cuando nos convencieron de confiarles el poder. Que iban a salvar el clima, proteger nuestra salud, nuestra seguridad, reducir el desempleo y al mundo financiero. ¿Qué hicieron? No es que hayan perdido la batalla contra los banqueros, los lobbies y las grandes corporaciones, es que se negaron a luchar contra ellos. Lo que es peor, ni siquiera se escondieron, incluso hoy en día, para hacer estallar el champán con los que llamaron, a veces, ayer, adversarios”. Pero ¿por qué el Estado tendría que librar una "batalla" contra su razón de ser, la defensa, a toda costa, de las relaciones capitalistas de dominación? En realidad, On Vaut Mieux Que Ca, transmite la imagen de un "estado neutro", "por encima de las clases" y que podría, a fuerza de buena voluntad, dirigir la "batalla" por el bien de… la nación: "Soñamos con un país que coloque a sus ciudadanos por encima de criterios de equilibrios presupuestarios. Soñamos con un país que garantice a todos un medio ambiente saludable y sostenible. Soñamos con un país construido sobre el sentido común, en donde el valor de las personas esté primero que el de las cosas. Soñamos con un país que proteja a todos sus niños sin distinción. Soñamos con un país que dé a todos la mejor atención, la mejor alimentación y la mejor educación. Soñamos con un país que nos anime a dar lo mejor de nosotros mismos”.
On Vaut Mieux Que Ca, pregunta en seguida: "¿Qué hacer ante un sistema defectuoso, en donde no podemos confiar en los políticos para hacer más dignas y más humanas nuestras vidas? “Para el colectivo, esto pasa a través de gestos y actos de solidaridad en el lugar de trabajo y en la vida cotidiana. El libro demuestra que esta ayuda mutua está creciendo más y más y que a través de esta solidaridad "es cada vez más probable entender que el mundo se torna más habitable que lo que pretenden sus decisiones. Y aún más, se empieza a cruzar entre sí. Ciertamente, uno puede a veces sentirse solo en esta realidad, pero basta tan sólo con mirar hacia arriba para reconocer a todos aquellos que la viven también. Nuestra exasperación y aspiraciones, lejos de ser marginales, en realidad son compartidas por una gran mayoría de gentes que se reconocen a sí mismas. Empezamos a entender: no estamos solos, somos el mundo que gira, ya estamos juntos. Al tomar conciencia, al reconocernos en el otro, nos volvemos más que una suma de individuos aislados. Nos convertimos en una fuerza creativa”. Si esta ayuda mutua puede permitir no sentirse solo, reconocerse en el otro porque habita en el mismo barco, permite desarrollar iniciativas creadoras, ¿esto es suficiente para volver más digna y más humana la vida de los explotados? Como revolucionarios, nosotros creemos que no. Recobrar la dignidad, tener una vida verdaderamente humana, sólo es posible mediante la lucha con el firme propósito de destruir las relaciones sociales capitalistas, las naciones, la explotación de una clase por otra, que son la base de esta indigna e inhumana existencia. On Vaut Mieux Que Ca, nos llama a defender los valores que no son, ni más ni menos, que los de la burguesía: la democracia, la falsa solidaridad de la ciudadanía y de la nación. Una real perspectiva solo pasa a través de la lucha unida de la clase obrera a escala internacional por una sociedad sin clases: el comunismo.
Cealzo, 24 de mayo de 2016.
[1] Podríamos traducirlo por Vale la pena.
[2] Se trata de videograbadores que publican en línea (en la plataforma de YouTube) vídeos sobre temas culturales, científicos, de entretenimiento, etc.
[3] Ver el sitio del colectivo: https://www.facebook.com/OnVautMieux/ [1137]
[4] Sobre ATTAC ver https://es.internationalism.org/cci-online/201110/3222/attac-y-sus-propuestas-un-analisis-critico [1138] y sobre Democracia Real Ya ver https://es.internationalism.org/cci-online/201106/3118/movimiento-ciudadano-democracia-real-ya-dictadura-del-estado-contra-las-asamb [255]
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El PSOE no tiene nada de obrero ni de socialista, es un partido del ala izquierda del capital. Como se decía en el 15 M, “PSOE y PP la misma mierda es” o “Entre rosas y gaviotas nos toman por idiotas”. Nosotros compartimos ese esfuerzo de toma de conciencia que miles de obreros jóvenes expresaron en plazas y calles. El PSOE es un partido fundamental para el Capital español, en 40 años de democracia ha estado más de la mitad de ese tiempo al frente del gobierno. El PSOE fue responsable de los tremendos ataques a las condiciones de vida de los trabajadores en el largo gobierno de González (1982-1996) y que, entre otros muchos sufrimientos, acarrearon la destrucción de un millón de puestos de trabajo. Del mismo modo, el gobierno Zapatero preparó la política cruel de recortes en todos los planos que el gobierno Rajoy ha seguido con aún más saña.
En el último tiempo la crisis del PSOE está en el centro del escenario político. Pierde votos a chorros, sus dirigentes se despedazan en una guerra a muerte, el secretario general Sánchez es defenestrado llevándole hasta perder su escaño de diputado… Necesitamos explicar la naturaleza de esta crisis, creemos que detrás de ella se esconden factores importantes que se incuban en toda la sociedad capitalista mundial. Es lo que vamos a intentar hacer con esta toma de posición. No pretendemos explicarlo todo ni hacer pronósticos, simplemente exponemos una serie de análisis para estimular un debate en las filas proletarias.
Antes que nada, veamos los hechos con distancia histórica e internacional
El PSOE es un partido muy experimentado. A lo largo de su historia ha hecho frente a divisiones profundas en su seno, que no han impedido su unidad ni su capacidad para prestar grandes servicios al capital español. En tiempos recientes, pudo encajar con habilidad el choque frontal entre Guerra y González o entre Borrell y Almunia. El PSOE tiene gran capacidad para gestionar la lucha entre sus diferentes fracciones, tanto en orden a defender alternativas diferentes para el capital español o para mistificar al proletariado, como, más prosaicamente, dirimir conflictos de intereses.
Esta cualidad del PSOE no es su mérito particular, es común en los partidos socialistas. El PS francés parecía a punto de desaparecer en los años 60 pero supo con Mitterand levantar cabeza y alzarse con el poder en 1981-95. Del mismo modo, entre 2007-2011 pasó por una dura crisis que para muchos podía llevarlo a la tumba, sin embargo, en 2012 con Hollande recuperó el poder.
En muchos países, los partidos socialistas constituyen la columna vertebral del Estado. Tienen más capacidad que otros partidos para comprender los intereses de conjunto de su capital nacional y son más aptos para controlar los impulsos particulares de sus diferentes fracciones.
Todo esto no debemos olvidarlo a la hora de analizar la fractura más reciente que ha llevado a espectáculos vergonzosos como el comité federal del 1 de octubre. Estamos ante una crisis muy grave, quizá la peor de los últimos 40 años, pero, al mismo tiempo, es preciso tener en cuenta la capacidad de resistencia que el aparato socialista tiene en su seno.
La descomposición capitalista golpea de lleno al PSOE
Uno de los análisis fundamentales que defendemos y que afecta a toda la sociedad mundial, es la descomposición del capitalismo. En 1990 publicamos unas Tesis sobre la Descomposición que creemos tienen plena validez. No las vamos a explicar aquí[1] [1087]. Solamente queremos insistir que la Descomposición es un proceso general que afecta al conjunto de relaciones sociales capitalistas e igualmente a su vida política.
No podemos conformarnos con hablar de descomposición en general, sino que hemos de aspirar a comprender de forma concreta qué efectos operan en la situación política del capital español y particularmente en el PSOE. Y esto nos lleva a profundizar en las tesis 9 y 10 de las Tesis sobre la Descomposición, que hablan de “la creciente dificultad de la burguesía para controlar la evolución de la situación en el plano político” y que se materializa, por un lado, en un desorden creciente en la cohesión y funcionamiento de los distintos partidos burgueses, desmembrados por tendencias centrífugas y la prevalencia de los intereses de facción; y, por otra parte, en una dificultad para manejar los mecanismos electorales y globalmente de todo el juego político, que no consigue responder a lo que necesita la burguesía en cada momento[2] [1088].
El desorden en el aparato del PSOE
El espectáculo de intrigas, choques frontales, desafíos y rebeliones que el PSOE nos está ofreciendo con gran generosidad, puede explicarse en gran medida por 3 fenómenos que expresan el impacto de la descomposición capitalista en los partidos burgueses: la fragmentación de los partidos sacudidos por poderosas tendencias centrífugas; el asalto del partido por toda clase de aventureros políticos; la creación de un “poder de la base” por políticos ambiciosos que la utilizan como palanca en la lucha fraccional contra sus adversarios.
a) La balcanización del PSOE
En primer lugar, el PSOE está sufriendo un claro proceso de balcanización, cada barón regional no solamente se adueña de su feudo, escapando cada vez con más fuerza a la disciplina impuesta por la cúpula del partido, sino que se permite el lujo de ser un agente activo en la conformación de la política nacional.
Esto es algo realmente inédito. En los años 30, ante la proliferación de tendencias centrífugas, especialmente en Cataluña, el PSOE fue capaz de ofrecer una firme cohesión contra ellas. En tiempos de González, los barones regionales obedecían disciplinadamente lo que dictaba el aparato y, más allá de algunas veleidades localistas, ni se les ocurría tener una política propia. Es lo que Guerra explicaba gráficamente con aquello de “el que se mueva no sale en la foto”.
Zapatero empezó a jugar con fuego, pactando con el PSC -el partido en Cataluña- una deriva hacia el “catalanismo político” que alimentó las tendencias centrífugas regionales. Sin embargo, y a duras penas, la dirección nacional logró contenerlas relevando a jefecillos demasiado ambiciosos como Chaves o Rodríguez Ibarra o, dándoles una patada hacia arriba, como ocurrió con Bono.
Hoy, cada federación regional del PSOE es dominada por un “barón” que hace lo que le da la gana en sus dominios y condiciona con alianzas, chantajes y maniobras de todo tipo la política central. El dominio de la baronesa andaluza (Susana Díaz) y sus aliados es aplastante, pero no se ejerce en clave nacional unitaria sino como suma de alianzas regionales.
González y Rubalcaba se han deshecho de Sánchez haciendo concesiones a los diferentes barones regionales lo que sin duda va a agudizar las tendencias centrífugas. Como resultado, no han colocado al frente de la gestora a un político de autoridad nacional sino a un líder regional -Fernández. La orden de la gestora de abstenerse para dejar gobernar a Rajoy ha sido desobedecida por los parlamentarios del PSC y del partido en Baleares que no han votado “en conciencia” sino siguiendo la disciplina de su liderazgo regional. El PSOE tiende a descomponerse en una suma de facciones regionales.
b) Los políticos “aventureros”
Un segundo factor de dislocación y desorden es el peso creciente del aventurismo político en el partido. En general, los partidos socialistas son capaces de elegir para secretario general a políticos de ciega obediencia a los imperativos del aparato, aunque, por supuesto, tengan sus propias aspiraciones. Sin embargo, esto se vio alterado por los casos Blair en Gran Bretaña y Schroeder en Alemania, que eran outsiders que se hicieron con el mando imponiendo su propio carisma y desestabilizando el aparato al intentar colocar a sus afines. En el campo de la derecha, es palmario el mismo fenómeno: por ejemplo, Trump se ha hecho con el control de un partido republicano, ante la impotencia de sus dirigentes tradicionales.
Este fenómeno se manifestó en España con Zapatero, quien, auxiliado por una banda de desconocidos, ajenos al núcleo central de la vieja guardia, supieron auparlo a la cumbre desplazando a Bono, el elegido del partido que, tampoco era muy de fiar por sus propias ambiciones localistas.
Esto ha vuelto a repetirse con Sánchez. Este carecía de la más mínima reputación no solamente en el escenario político sino dentro del propio partido. Sánchez logró presentarse como un “hombre de paja” a los ojos de Susana Díaz y de la vieja guardia. En un juego de pillos, todos creyeron que iba a ser fácilmente manipulable. Sin embargo, en cuanto tomó las riendas empezó a jugar sus propias cartas, desatando las tensiones tanto con los líderes regionales como con el núcleo central.
Que, primero Zapatero y después Sánchez, logren imponerse en contra del aparato mediante hábiles golpes de mano, de manera improvisada y sin una orientación política propia, más allá de mantenerse a toda costa en el poder, es revelador del grado de quebrantamiento y desorientación que impera en los partidos socialistas. Tanto la incapacidad del aparato como el peso que toman estos arribistas lleva el sello de la descomposición.
c) La demagogia del poder de la base
Debemos a Sánchez la introducción de un tercer factor de perturbación de la política y organización del partido.
A pesar de su aparente anarquía (siempre hay “familias” y “tendencias” que andan a la greña), el PSOE -como la mayoría de partidos socialistas- ha funcionado como un engranaje bien engrasado desde la cúpula directiva hasta la más lejana agrupación local. Sánchez ha sentado un precedente muy peligroso que puede tener consecuencias de gran importancia. Durante un par de años se dedicó a una casi clandestina labor de visitas a las agrupaciones de base de todo el territorio nacional, de tal manera, que la plataforma de su poder en el partido y el medio que ha empleado reiteradamente para chantajear a sus rivales, ha sido esa “movilización de la base”. Sin embargo, esa estructura de poder es muy peligrosa porque altera profundamente el equilibrio de un aparato que establece una rigurosa subordinación del sindicato (UGT) y de las agrupaciones locales a los imperativos del centro. Con Sánchez, tres estructuras de poder están tensando desde todos los lados la frágil cohesión del partido: el grupo de la vieja guardia (González y Rubalcaba); las baronías regionales (comandadas por Díaz) y el “poder de la base”, un nuevo factor de anarquía.
¿Qué muestra todo esto? El reflejo dentro del PSOE de fenómenos que son cada vez más generalizados en la sociedad: el cada uno a la suya, el predominio del interés particular sobre el interés general, el encierro endogámico en particularismos locales, raciales, de pandilla etc. Esto se materializa en los partidos políticos burgueses a través de la ruptura de la sumisión ciega a los imperativos del centro. Semejante tendencia dificulta a los partidos ejercer su labor de gestión y defensa del interés nacional del capital, sembrando más caos y desorden en la vida política y social.
Respuestas al desgaste del PSOE que agravan los problemas
El PSOE, como el conjunto de partidos socialistas, ha sufrido un profundo desgaste. Una de las causas es su compromiso rotundo en la aplicación de brutales medidas anti-obreras del que hablamos antes. El movimiento del 15 M mostró una toma de conciencia de ello al denunciar al PSOE como partido “del régimen” complemento indispensable del PP, el PPSOE que se decía en las asambleas. El PSOE ha perdido muchos miles de votos y esta sangría es especialmente grande en las ciudades: ha perdido el 55% del voto urbano. Igualmente, entre los jóvenes, en las últimas elecciones apenas logró captar la papeleta del 4% de los nuevos votantes.
Un segundo factor causante del desgaste es que los socialistas, pese a su flexibilidad, están muy ligados a las políticas keynesianas clásicas, lo que podríamos llamar la “segunda fase histórica del capitalismo de Estado[3] [1089]” (1930-80), caracterizada por el proteccionismo del mercado nacional y las políticas “sociales”. El paso, desde los años 80, a lo que podríamos llamar la “tercera fase del capitalismo de Estado”, definida, hablando esquemáticamente, por la “liberalización” y la “globalización”, les ha pillado siempre a contrapié y les ha resultado muy difícil entonar un discurso que encubriera con “políticas sociales” el correlato de ataques implacables que tales orientaciones conllevan. Ello les ha entrampado en un dilema de difícil solución que les ha hecho perder influencia. Por un lado, no pueden renunciar al control de la clase obrera (son responsables de los sindicatos más importantes), lo que les obliga a mantener un discurso de “política social” vinculada al keynesianismo. Pero, al mismo tiempo, son partidos gubernamentales, imprescindibles en el bipartidismo que sustenta los países democráticos. Corren el riesgo de carecer de un discurso coherente tanto para ser gobierno como para ser oposición.
Aparte de satisfacer sus ambiciones personales, Sánchez pretende responder al dilema eligiendo dar “voz a los de abajo” y competir con Podemos organizando también una demagogia de “democracia directa” y “combativa” (Sánchez se ha montado una troupe que ocupa la calle para “presionar” al comité federal, algo propio de “democracias bananeras”). Se trata de un juego arriesgado que disloca al partido y abre las puertas a todo tipo de influencias de corte populista, difíciles de digerir por un partido con responsabilidades gubernamentales.
Políticamente hablando, el PSOE ocupa dos espacios que son difíciles de compatibilizar. Es un partido con responsabilidades gubernamentales, pero, al mismo tiempo, tiene que dar “voz a los sin voz”. Si renuncia a lo último y se dedica exclusivamente a la gestión gubernamental y a ser cauce de intereses económicos del capital, se coloca en un terreno donde la derecha siempre le ganará. Pero, si para defender su segundo espacio, que le es vital, intenta abrir las puertas a algunos tics populistas que utiliza Podemos con cierto éxito[4] [1090], va en contra del interés general de la burguesía española de cerrar lo más posible el paso a los populismos que hoy golpean países centrales como Gran Bretaña o USA[5] [1091]. Iglesias y sus muchachos tienen cierta habilidad para manejar temas populistas, pero no está claro que Sánchez y su equipo las tengan, y ello les lleva a causar graves problemas al PSOE.
El fracaso de la operación de renovación del bipartidismo
Durante más de medio siglo, las democracias principales organizaban la tendencia al partido único, propia del capitalismo de Estado, mediante el bipartidismo, turnándose en la bitácora de mando, un partido escorado a la derecha y otro a la izquierda.
El mecanismo bipartidista está muy desgastado en todas partes, no podemos hacer aquí un análisis de sus causas, lo bien cierto, es que, en los últimos años, la burguesía española desarrolló una operación política para hacer frente a la crisis del bipartidismo. Un factor que sin duda influyó fue la toma de conciencia que manifestó el 15 M y que sobre todo llevó a una crítica muy dura del PSOE.
La operación política consistió en hacer emerger, prácticamente de la nada[6] [1092], dos partidos, uno a la derecha -Ciudadanos- y otro a la izquierda -Podemos, llamados a renovar el aparato político, quizá sirviendo de aguijón a los dos de siempre, quizá buscando, si falta hiciera, reemplazarlos.
Sin embargo, la operación no ha salido como se esperaba y está causando estragos importantes. Esto evidencia que en los tiempos de la descomposición no son tan fáciles las maniobras de ingeniería política y electoral.
Las elecciones de diciembre 2015 no han provocado la opción deseada. Ha habido que repetirlas en junio 2016. Tampoco han dado el resultado apetecido y por ende amenazan con debilitar a todos los partidos excepto al PP, un partido que se trataba de obligarle a “reformarse” y librarse del lastre de una corrupción demasiado escandalosa y que, sin embargo, si siguen repitiéndose las elecciones podía acabar con una abrumadora mayoría absoluta.
El estrago más importante ha sido la crisis del PSOE. El resultado electoral de junio ha cargado sobre sus espaldas la responsabilidad única de “asegurar la gobernabilidad del país” dándole el poder al PP. Esto significa lanzar un misil a un PSOE ya de por sí muy debilitado por todo lo que antes hemos analizado.
El PSOE, un partido gubernamental por antonomasia, no puede aliarse con la derecha “moderna” y “renovadora” que se suponía debía ser Ciudadanos. Este partido es visceralmente españolista- más aún que el PP- y no puede ser un canal de diálogo con las derechas nacionalistas. Aparte de su demagogia anti-corrupción no ofrece ningún atractivo de “centro” que pueda seducir a un electorado más “moderno”. Empezando por su líder, la inmensa mayoría de sus cuadros huelen a un pijerío aún más apestoso que el del PP. Por mucho que gesticule el señor Rivera, Ciudadanos no puede ir más allá de una muleta coja del PP. Ciudadanos no tiene nada ver con partidos bisagra que existen en Alemania (liberales, verdes) y que pueden dar credibilidad a una posición firme de los partidos centrales (DC y SPD) frente al populismo.
Así pues, la única posibilidad que tiene el PSOE de acceder al gobierno es la de un “frente populismo” con Podemos y los partidos nacionalistas periféricos.
En apariencia este gobierno de “progreso” sería la continuidad de los que se han establecido en las autonomías. Sin embargo, es necesario distinguir entre los gobiernos de las autonomías y el gobierno central. En los primeros es perfectamente factible una cama redonda donde se revuelquen PSOE, Podemos y los partidos nacionalistas -excluyendo desde luego los dos grandes, PNV y catalanes, que no quieren nada de eso. Aunque tienen a su cargo la gestión de la partida “social” de los presupuestos, su política es meramente decorativa y clientelar.
En cambio, a nivel de gobierno central, la coalición “frente populista” es peligrosa para el interés del capital español. En primer lugar, Podemos es un conglomerado caótico de tendencias variopintas donde juega un papel nada desdeñable un grupúsculo trotskista -Izquierda Anticapitalista- que por grandes que sean las ambiciones de sus jefes y por mucho que se “moderen” son claramente inaptos para gestiones gubernamentales. En Podemos también pesan nacionalismos periféricos que le empujan a la demagogia arriesgada del “derecho a decidir”, cosa que la mayoría de barones socialistas no toleran. En fin, los partidos nacionalistas periféricos no son de fiar dada la mala soldadura nacional del capital español y suscitan mucha desconfianza en el aparato socialista. A todo ello se debe añadir el descrédito que conllevaría un “gobierno de progreso” no solamente para el propio PSOE, junto con Podemos, sino para toda la llamada “clase política”.
El problema de fondo es que la defenestración de Sánchez y el triunfo de la abstención no logra imponer una orientación que permita al PSOE restañar las heridas y superar su fragmentación. La abstención le ha colocado en tierra de nadie, pues, por un lado, lo aleja de toda perspectiva de poder -Rajoy lo ha recalcado en el debate de investidura aclarando que no va hacer más que concesiones menores al “sacrificio” socialista- y, por otra parte, entrega el frente de oposición a Podemos.
Por su parte, la orientación de Sánchez de un “gobierno progresista” es totalmente irrealista. Su estrategia de crear el “poder de la base” -lo que Fernández denunció como “podemización” del PSOE- no solamente siembra el caos en el partido, sino que en lugar de fagocitar a Podemos puede contribuir a verse fagocitado por él.
La “renovación del bipartidismo” está resultando desastrosa para el Capital español. Ha planteado un serio problema en el PSOE, no ha superado la crisis del bipartidismo, sino que la ha agravado, tampoco ha puesto un dique al populismo, sino que, probablemente, va a favorecerlo más adelante.
Resulta difícil saber cómo va a responder el capital español y el propio PSOE. Más que hacer predicciones o especulaciones, el análisis que acabamos de exponer puede ayudar a comprender la situación. Es necesario, sin embargo, recordar que la burguesía no solamente es víctima de los efectos de la descomposición, sino que, igualmente, es capaz de oponer contra-tendencias. Como decíamos al principio, la experiencia acumulada por el PSOE es una de ellas.
El proletariado y el peligro del populismo
El desgaste del bipartidismo se debe en parte al desarrollo de la lucha de clases desde 1968. Sin embargo, la incapacidad del proletariado para avanzar en la politización de su lucha ha dado lugar a uno de los temas más importantes que hoy utiliza el populismo de derecha: la idea de una casta política, que sería corrupta y jugaría para sus propios intereses.
En contra de una visión superficial esta idea no tiene nada de proletaria y es absolutamente reaccionaria.
En primer lugar, porque no analiza las cosas en términos históricos y globales sino bajo el prisma mezquino de grupos aislados, considerados en sí mismos: la “clase política”, la “oligarquía financiera”, los “emigrantes” … Esta absolutización demoniaca de categorías sociales abstractas ya se vio en el fascismo y el estalinismo, expresiones extremas de la degeneración del pensamiento capitalista.
En segundo lugar, no ve las causas en las relaciones sociales de producción sino en términos de buscar culpables, es decir, bajo forma de personalización y chivos expiatorios. Así, el desempleo o la miseria se atribuirían a la casta política y a tenebrosos financieros “por arriba” y a los emigrantes y demás minorías “indeseables” “por abajo”.
En fin, no pone en cuestión el interés de la nación y del Estado, sino que trata de defenderlos con aún más ahínco contra esas fuerzas oscuras de “arriba” y de “abajo”.
Estos planteamientos ideológicos, aunque resulten molestos para la política global de la burguesía, son muy dañinos para el proletariado. La crisis del bipartidismo tuvo una primera raíz proletaria, pero en el contexto de la descomposición tiene un elemento dominante reaccionario y muy peligroso para el proletariado. Únicamente, cuando éste comience a presentar su alternativa, podrá retomar esa raíz inicial y desarrollarla.
C.Mir 091116
[1] [1103] Ver "TESIS SOBRE LA DESCOMPOSICION [13]".
[2] [1105] En los países de democracia consolidada, los sectores dominantes del capital nacional logran, por regla general, hacer que el “voto ciudadano” decida lo que ellos quieren. Se trata de una manipulación muy sofisticada y perfectamente organizada de las encuestas, la configuración de los distritos electorales, las declaraciones de unos y otros políticos, las intervenciones “oportunas” de “formadores” de la llamada “opinión pública” etc. Esto, que podríamos denominar el “juego político”, últimamente resulta cada vez más difícil de manejar para la burguesía: los resultados del Brexit en Gran Bretaña constituyen un ejemplo elocuente.
[3] [1106] En su decadencia, el capitalismo sobrevive mediante una intervención omnipresente del estado, tanto de forma “liberal” (que combina la burocracia estatal con la gran burguesía clásica) como de forma totalmente estatizada (lo que tienen la desfachatez de llamar “socialismo” o incluso “comunismo”). Ver el punto IV de nuestra Plataforma. Ver https://es.internationalism.org/cci/200509/145/plataforma-politica-de-la-corriente-comunista-internacional [472]
[4] [1107] Es importante aclarar que Podemos no es un partido populista. Es un partido de responsabilidad capitalista neta que sabe utilizar algunos temas del populismo para su política global. Ver https://es.internationalism.org/cci-online/201406/4033/podemos-un-poder-del-estado-capitalista [926]
[5] [1108] Ver sobre el populismo https://es.internationalism.org/revista-internacional/201610/4178/contribucion-sobre-el-problema-del-populismo-junio-de-2016 [1124]
[6] [1109] Podemos fue fundado en 2014 apoyándose en la esquelética estructura de un grupúsculo izquierdista -Izquierda Anticapitalista- y en restos podridos y dispersos del 15 M. En el lapso increíble de dos años ha pasado a tener 70 diputados. Por su parte, Ciudadanos, fue propulsado desde su estructura limitada a Cataluña a desarrollarse por toda España en apenas un año.
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La muerte de Fidel Castro ha desplegado una serie de expresiones políticas, pero al acompañarla de emociones no hacen sino acrecentar la confusión. La prensa y la web se han llenado de comentarios con insultos e ironías baratas para celebrar la muerte de Castro. Incluso en zonas de Miami estas celebraciones llegaron al extremo de organizar fiestas callejeras. Estas expresiones irreflexivas, sin duda, animadas solo por el odio ciego tienen su complemento con otro tipo de manifestaciones, que también son irreflexivas, pero avanzan sobre un sentido opuesto, cambiando las ofensas por alabanza y el odio por el culto ciego. Ambas presiones están vacías de análisis e impiden la reflexión y por ello la burguesía impulsa estas campañas, pero además las complementa con un tercer tipo de comentarios, los cuales pretenden ser muy objetivos y neutrales, de forma que critican y valoran aspectos de la práctica de Castro, pero manteniendo siempre como rasero las necesidades de la burguesía.
Más allá de las campañas de odio o alabanza que alimenta la burguesía, la clase trabajadora requiere reflexionar de forma más profunda el significado de Fidel Castro y para lograr esto no es posible ceñir el análisis a la personalidad de Fidel. El proletariado debe de analizar la historia y en ella comprender como se ha usado en contra de los trabajadores la simbología y el mito de la llamada “revolución cubana”.
La historia de Cuba ha sido sin duda complicada. Desde el siglo XVI con la colonización, por los métodos bárbaros de explotación aplicados, se extermina casi por completo a los pobladores originarios y luego repetirán y ampliarán esos mismos actos bárbaros con los miles de esclavos traídos desde África, haciendo así a la isla un centro de tráfico de esclavos.
La ubicación geográfica de Cuba la hace una zona política y militarmente estratégica, razón por la cual, en el siglo XVIII se disputan su control las fuerzas españolas e inglesas.
Con ese escenario cargado de disputas y conflictos y con un sol tropical de fondo, las fuerzas del capitalismo buscan también imponer su dominio y expandir su poder. Llega así el siglo XIX acompañado de la expansión de la manufactura azucarera y una lucha continua de la burguesía, la pequeña-burguesía y los terratenientes criollos por librarse de las cargas impositivas y del control político de España.
El “Grito de Yara” de 1868, será un referente de la lucha por la independencia de Cuba, en tanto se abre con él un período de choques internos entre las diferentes fuerzas y por los diferentes proyectos, que se complejizarán con la integración de las ambiciones de España y los EUA (que ya para entonces busca expandir su dominio político y territorial).
De tal forma que una serie de secuelas guerreras y choques entre fuerzas de otros Estados toman como escenario a Cuba durante el final del siglo XIX y el inicio del XX, confirmando el dominio de la mercancía y el poder político de la burguesía. Justamente ese acelerado avance del capitalismo acrecienta la opresión y amplía las disputas entre las mismas fracciones burguesas, revelando, como dice Marx que “El capitalismo viene al mundo chorreando lodo y sangre” (El Capital, Tomo I), aunque al mismo tiempo, esa brutalidad con la que actúa, va a acelerar y revolucionar la historia en tanto imprime una incesante transformación de las fuerzas productivas, en el que participan los diferentes Estados nación, definiendo y extendiendo el dominio del mercado internacional.
Esa dinámica en la que opera el capital a nivel internacional, también se presentó en Cuba y también empujó al desarrollo de las ideas, en particular del pensamiento liberal, que animó a los partidos de la burguesía y se encarnó en personajes como José Martí (1853-1895), que participó activamente en la lucha por la formación del Estado nación, pugnando por su estructura moderna de república. Para José Martí, como para los liberales, la mejor arma del cambio social se encontraba en el libre comercio, por eso afirmaba: “A nadie daña tanto el sistema proteccionista como a los trabajadores…” De la misma forma exponía que la “hermandad de las naciones” tenía como instrumento al mercado: “El libre cambio es la prenda de amistad entre los pueblos, como las reciprocidades entre ellos la garantía de la justicia…”[1] [1087]
Esa república burguesa y ese mercado por lo que luchó Martí y el resto de liberales, va tomando forma de forma lenta, no obstante, ya en el siglo XX muestra una particular expansión económica durante la segunda década[2] [1088], que verá diluirse con la crisis de 1929.
A pesar de que las bases capitalistas fueron impulsadas por la lucha de los liberales del siglo XIX, la republica no logró consolidarse rápidamente, su avance fue lento y con dificultades continuas por efecto de la división imperante en la misma burguesía. Esta división se hace más profunda con la crisis de 1929, dado que la afectación de las ganancias capitalistas conduce a una mayor competencia económica y a una mayor tensión política.
En los años que siguen a la crisis económica, los golpes de estado y las revueltas se repetirán, alentando la presencia política de los militares, entre los que va a destacar el sargento Fulgencio Batista (1901-73) que a partir de 1933 con la caída del gobierno del general Gerardo Machado, va a ir tomando responsabilidades mayores en las estructuras estatales y por tanto irá mostrando sus “cualidades” represivas, que lo llevarán a asumir el poder en diversos momentos.
En 1952 Batista se postula como candidato a la presidencia, en esta votación se tenía como posible triunfador al filósofo Roberto Agramonte, del Partido del Pueblo Cubano (mejor conocido como Partido Ortodoxo). No obstante, el 10 de marzo de 1952, a 3 meses de que se llevaran a cabo las elecciones, el mismo Batista encabeza un golpe de estado, imponiendo una dictadura militar, la cual de forma muy rápida obtiene el reconocimiento político por parte de los EUA.
El ascenso de Batista al gobierno y la consecuente ola represiva que imprime, conduce a que los diversos partidos burgueses expongan de forma abierta su oposición y aunque intentan hacer una coalición, sus mismas diferencias impiden su concreción, ni aún siquiera logran integrarse para operar sus actividades electorales.
Una de las fuerzas políticas más importante de ese momento es el Partido ortodoxo. Este partido fue fundado en 1947 por Eduardo Chibás (1907-1951). En él se agrupaba una masa importante de la población de todas las clases sociales, y aunque dominaba en número la pequeña-burguesía urbana, su programa político respondía a las necesidades de la burguesía nacional[3] [1089]. La popularidad de los ortodoxos se debía en gran medida a los discursos demagógicos de Chibás, que exaltaba los ánimos y despertaba simpatías con sus pregones nacionalistas. Tal era el uso que hacía de las emociones este personaje que llegó al extremo de suicidarse mientras realizaba un discurso por la radio. Esta situación resume bien la radicalidad hueca y la desesperación que animaba a esta agrupación, pero sobre todo muestra la falta de argumentos teóricos y políticos, lo cual, por cierto, es una característica propia de la pequeña-burguesía.
La radicalidad y desesperanza impulsada por los ortodoxos toma mayor dimensión en su sector juvenil, que tenían como dirigente al entonces joven abogado Fidel Castro…
El ambiente de pretendida expansión económica de posguerra que se vivía en el mundo chocaba con la fragilidad de la economía cubana, animada solamente por la bonanza del turismo, que estaba controlado (hoteles y casinos) por la unión de Batista y el mafioso Lucky Luciano. La producción manufacturera en cambio se encontraba rezagada e incapacitada para competir con las mercancías de producción norteamericana que acaparaban el mercado. De manera que, ante el ambiente represor, de miseria[4] [1090] y ante la imposibilidad de asegurar un desarrollo de la economía nacional, expresiones de la pequeña burguesía estallan en desesperación, y en una radicalización suicida, van en busca de una pretendida solución enfrentando militarmente a la dictadura, que es vista como una traba para el mismo desarrollo de la burguesía nacional. Pero ¿esto significa que la defensa de la economía cubana, es un proyecto revolucionario o progresista?
Las disputas burguesas y las dificultades políticas del proletariado en Cuba
La burguesía al emerger en la historia tenía como tarea imponer su mercado en el planeta. La primera Guerra Mundial hacía evidente que el mercado capitalista había extendido su dominio por todo el mundo y para reconfigurarlo y redefinir su reparto, (ganando o cediendo áreas), las diferentes fuerzas de la burguesía tienen que entrar en una disputa guerrera. De manera que al estar cumplida la tarea histórica de la burguesía, esta clase pierde el carácter revolucionario que tenía en sus orígenes, por lo que es imposible encontrar una fracción de la burguesa con carácter progresista y menos aún revolucionaria.
Tomando estas reflexiones es que podemos entender porque las preocupaciones de la burguesía (en cualquiera de sus fracciones) están muy alejadas de los intereses de los trabajadores. En Cuba sin embargo los diferentes partidos burgueses y pequeñoburgueses lograron integrar a los explotados como carne de cañón.
Debemos de reconocer que la clase obrera por su condición de explotada, en cualquier lugar del planeta, expone su rebeldía y oposición al sistema opresivo al que lo somete el capital, sin embargo, las condiciones para la maduración de sus combates y la capacidad para la asimilación de sus experiencias no avanza de forma lineal, ya encuentra de forma continua obstáculos. El proletariado en Cuba no ha sido una clase con gran experiencia en el combate, aunque hay expresiones de gran combatividad –como las huelgas de tabaqueros en 1887, que buscaron conectarse con las movilizaciones en apoyo a los obreros de Chicago[5] [1091]– no logran recuperar e integrar en su lucha las experiencias del movimiento obrero internacional. Un hecho elocuente es que aunque el anarquismo a fines del siglo XIX interviene en la clase e impulsa la formación de agrupaciones proletarias como el “Circulo de Trabajadores de la Habana”, en el fin del siglo XIX e inicios del XX van perdiendo fuerza porque una masa importante de obreros atienden las promesas de libertad que hacen los partidos de la burguesía y luego, la formación del partido comunista se da en un momento en el que la oleada revolucionaria mundial va en declive y por tanto el papel que asumirá estará dominado por la tendencia contrarrevolucionaria que se extendió desde mediados de los años 20 y hasta 1968.
El dominio de la contrarrevolución
La implantación de una fase histórica de dominio de fuerzas contrarrevolucionarias proviene en las primeras décadas del siglo XX, luego de la derrota de la revolución rusa y del aplastamiento de la revolución alemana. Estos acontecimientos abrieron la secuencia de golpes continuos que recibiría la clase obrera y que abrirían un largo proceso de contrarrevolución. Podemos resaltar dos importantes manifestaciones que exponen claramente la implantación de la contrarrevolución:
- con la derrota de la oleada revolucionaria, en la que la revolución rusa y alemana eran la parte más relevante, se posibilita el dominio del estalinismo y el establecimiento de la política del “socialismo en un solo país” (1926), extendiéndose, a la par de esto, la política de exterminio de la generación de comunistas que se oponen a Stalin, logrando desnaturalizar al marxismo, a la III Internacional, y matando la vida proletaria de los partidos comunistas en el mundo;
- el triunfo y dominio de la democracia y de las expresiones más radicales de la burguesía, como el fascismo y nazismo, permite involucrar a los trabajadores, como carne de cañón, en la guerra imperialista y luego, al terminar esta, mediante la imposición de medidas presentadas como de “Estado benefactor”, aseguran un mejor el control de los obreros.
Así tenemos que desde mediados de los 20 la contrarrevolución avanzó sin dejar posibilidades de actuación de la clase obrera, y la burguesía se aseguraba de mantener su control a través de sindicatos y partidos. El marco definido por el dominio de la contrarrevolución se ve ampliado con el fin de la II Guerra Mundial, que lleva a una reconfiguración de la división del mundo mediante la formación de bloques imperialistas opositores y la agravación de las tendencias guerreras. Los países que quedaron como cabeza de bloque imperialista fueron los EUA y la URSS. Estos bloques definieron su poder aglutinando a Estados nacionales bajo una alianza política, económica y militar, buscando en cada momento ampliar su dominio o evitar el ensanchamiento del opositor, manteniendo así una guerra permanente, denominada como “guerra fría”.
La liberación nacional un proyecto de la burguesía
En Cuba la formación del Partido Comunista (PCC), como decíamos renglones arriba, se inscribe justamente en la dinámica de dominio estalinista (1925)[6] [1092]. El PCC fue una organización que nació sin tener una conexión con las experiencias relevantes de la clase obrera internacional, por eso de manera muy rápida se integran como instrumento del estalinismo, llevando por tanto una política burguesa. Desde la década de los 30 el PCC busca acercarse al poder pregonando la alianza de clases (obedeciendo mansamente los lineamientos de la III Internacional estalinizada), a tal grado que formará parte de los partidos que apoyan en diversos proyectos electorales a Fulgencio Batista, obteniendo incluso carteras dentro de algunos gobiernos. Aunque luego en los 50, ya con su nueva adscripción de Partido Socialista Popular (PSP), va a ser considerado ilegal, pero seguirá manteniendo su política de control de los trabajadores, mediante la animación de la esperanza en la democracia y el mejoramiento del capitalismo.
Durante esta fase del siglo XX, la clase obrera en Cuba se encuentra sometida y sin las condiciones para lanzar movimientos amplios, esto hace que el descontento presente entre los explotados sea recuperado por los diversos partidos de la clase dominante, ciñendo las movilizaciones a las necesidades de la burguesía, no logra expresarse por ello la esencia revolucionaria del proletariado. Ante esa ausencia de respuestas obreras y ante las diferentes necesidades de la burguesía no cumplidas por el gobierno, los partidos burgueses toman dominio del escenario social y orientan todo descontento a la defensa de la economía nacional, siendo por eso su proyecto más radical el de la liberación nacional.
Los jóvenes pequeñoburgueses seguidores de Chibás
Entre los sectores más activos de la pequeña burguesía se encontraban las juventudes del partido ortodoxo. La pequeña burguesía decía Marx en su carta al escritor Pavel V. Annenkov (28-diciembre-1846), “…se siente deslumbrado por la magnificencia de la gran burguesía y experimenta a la vez simpatía por los sufrimientos del pueblo.” Es una clase cargada de ambigüedades y desesperación, pero sobre todo desprovista de un proyecto propio. La pequeña burguesía cubana se siente en ese momento ofendida por la condición miserable a la que se somete a la población en el campo y la ciudad, pero al mismo tiempo concibe como verdadera solución a los problemas en el impulso del nacionalismo y la reconfiguración de los poderes constitucionales de la república, tal como lo planteaban los liberales del siglo XIX.
En ese sentido la juventud del PCC, con Fidel Castro a la cabeza, retoma el ideario caduco de José Martí, e inicia un trabajo conspirativo para generar un movimiento nacional promotor de las libertades civiles, el impulso de la economía nacional y la oposición al gobierno golpista de Batista, sostenido de forma abierta por los sectores rentistas cubanos, asociados con sectores de la burguesía norteamericana.
Ese movimiento tiene su punto de mayor desarrollo en el asalto al cuartel Mocada el 26 de julio de 1953. El ataque llevado a cabo por más de una centena de milicianos es derrotado en pocos días. La mayor parte de los jóvenes combatientes son asesinados, otros más, entre ellos Fidel Castro, son apresados, no obstante, logran mantener una organización, que va a sostener el mismo programa político del PCC, e involucrará en la formación del M-26-7 a una masa socialmente amorfa, compuesta lo mismo por trabajadores que por sectores de la burguesía y pequeña burguesía. Cuando Fidel Castro logra dejar la cárcel y exiliarse en México, sus relaciones y lazos de simpatías se extendieron también hacia la burguesía mexicana[7] [1093].
Naturaleza burguesa del Movimiento 26 de julio
El M-26-7 tiene en su base de construcción a la organización juvenil del partido ortodoxo, por tanto, hay una continuidad de la práctica de ese partido, lo que significa que su preocupación estaba orientada hacia la obtención de soberanía nacional e independencia económica, siguiendo los planteamientos de Martí y Chibás. El ideario del M-26 está claramente definido en el discurso usado por Castro en su defensa, “La historia me absolverá”. En este plantea las “5 leyes revolucionarias” usadas como referente durante la guerra y luego de terminar esta. Tales medidas son enarboladas para explicar cómo habrán de devolver el carácter legal del Estado burgués: “La primera ley revolucionaria devolvía al pueblo la soberanía y proclamaba la Constitución de 1940 como la verdadera ley suprema del Estado (…) La segunda ley revolucionaria concedía la propiedad inembargable e intransferible de la tierra a todos los colonos (…) La tercera ley revolucionaria otorgaba a los obreros y empleados el derecho a participar del treinta por ciento de las utilidades en todas las grandes empresas industriales, mercantiles y mineras, incluyendo centrales azucareros (…) La cuarta ley revolucionaria concedía a todos los colonos el derecho a participar del 55% del rendimiento de la caña (…) La quinta ley revolucionaria ordenaba la confiscación de todos los bienes a todos los malversadores de todos los gobiernos…” (F. Castro, 1958).
Como se ha podido ver, el M-26 no tenía ni una naturaleza ni un programa proletario. El periodista norteamericano Robert Taber de la CBS, realiza una entrevista a Fidel Castro en su campamento de la Sierra Maestra y le pregunta directamente: “¿Es usted comunista o marxista?”, a lo que el guerrillero responde claramente: “No hay comunismo ni marxismo en nuestras ideas. Nuestra filosofía política es una democracia representativa y la justicia social dentro de una economía planificada…” (Abril-1957). Esa misma respuesta la repetirá en diversas ocasiones en su visita a los EUA en abril de 1959.
Esta confesión, que no deja duda sobre la postura política del M-26, ha alimentado a una serie de mitos para explicar cómo es que un defensor declarado del capitalismo, aparece de un día para otro como baluarte del comunismo.
Unos de los argumentos más burdos que se usan para explicar esa declaración es hablar de una actuación “táctica”, otros más, intentan refinar la justificación y dicen que se trata de una evolución natural de las posturas del M-26. De manera que reconocen que el M-26 impulsa un proyecto burgués “progresista”, que no sería sino la “primera etapa de la revolución”. Porque, según esos argumentos, las contradicciones generadas por la toma del poder y las reformas impulsadas por el nuevo gobierno, devienen en una “evolución” natural hacia el socialismo. El propio Castro ayuda a este mito al afirmar, en una entrevista a la TV sueca, que: “Antes del 10 de marzo [se refiere al golpe de estado de Batista] ya yo era comunista, pero el pueblo todavía no era comunista, la gran masa todavía no respondía a un pensamiento político radical, la gran masa en esa época respondía a un pensamiento político progresista, reformista, pero no era todavía un pensamiento comunista...” (Diciembre-1977).
Pero el “giro” de Castro y el significado de la llamada “revolución cubana” no es posible de ser entendido si no se toma en cuenta la lucha imperialista, en su forma definida al finalizar la II Guerra Mundial.
En el año de 1958 la guerrilla comandada por Castro cumplía dos años de asedio al gobierno de Batista y durante esos dos años la población campesina depauperada y maltratada expone su simpatía hacia la guerrilla, pero es más sobresaliente el apoyo que brinda la burguesía cubana. El gobierno de EUA también al quitar su apoyo económico y militar a Batista, anima, de forma un tanto encubierta, a la guerrilla de Castro. El PSP (sometido a los lineamientos de la URSS) que había sido crítico al M-26 desde 1953 (cuando el asalto al Moncada), cambia su política para convertirse en un punto de apoyo y propaganda dentro de las ciudades. Todo ello hace que al finalizar 1958 Batista huya y el avance militar del M-26 le permita asumir el gobierno y empezar a aplicar las “leyes revolucionarias” y los fusilamientos masivos.
Para ese momento las inversiones de EUA en Cuba eran dominantes en diversas áreas de la producción: en las minas representaban el 90% del capital instalado, en los Ferrocarriles era del 50%, en la producción de azúcar 40%, en bancos el 25%... de manera que EUA espera del gobierno de Castro el respeto a esa inversión, pero además requiere asegurar su alineación política. El gobierno de Castro, por su parte, también pretende estrechar la relación con los EUA, de ahí que su primer viaje, luego de asumir el gobierno es a los EUA. No obstante, esta potencia confiada en el peso de sus inversiones, del monto de sus compras y de su fuerza política, presionan al gobierno cubano para imponer disciplina, pero sin ofrecer mucho. El gobierno cubano, buscando definir un terreno adecuado para la acumulación del capital nacional, estatiza empresas de capital norteamericanas, lo cual inicia el alejamiento del Tío Sam, al mismo tiempo la URSS, de forma más escondida lleva a cabo su trabajo de seducción “diplomática”, ofreciendo apoyo y presionando también, pero ofreciendo mayores concesiones económicas, para lograr el objetivo de hacer de Cuba un punto amenazante para los EUA.
Todo este proceso se desarrolla de forma amplia desde 1959 y toma su punto más álgido en 1961, cuando EUA, impone el bloqueo comercial e impúlsala invasión de playa Girón. Como respuesta inmediata se hace pública la declaración de Castro aceptando su alineación completa a la URSS, de manera que de un día para otro se declara el socialismo en la isla, se unifican diversos grupos para formar el Partido Comunista, las exportaciones de azúcar a la URSS se incrementan a cambio de jugosas transferencias y el estalinismo se convierte en la ideología oficial, fortaleciendo así la ideología “anti-imperialista” que identificaba al imperialismo solo con la política de los EUA.
Esta “relación” entre Cuba y la URSS llegó a hacer de la isla un centro de lanzamiento de cohetes nucleares dirigidos a EUA. Este hecho, al ser descubierto, en octubre de 1962, motivó para llevar a un choque directo entre las cabezas de los bloques imperialistas en disputa, el cual termina con el desmantelar de las bases en Cuba y el acuerdo de EUA de no promover la invasión, así como la destrucción de las bases nucleares instaladas en Turquía (justo en la frontera de la URSS) … evidenciando, que a pesar de que el Estado cubano es excluido de las negociaciones, está integrado en la disputa imperialista.
Esto que ocurrió en Cuba no es un fenómeno aislado o único, es expresión del comportamiento del capitalismo en su fase decadente[8] [1094]. Rosa Luxemburgo proporciona elementos para explicar este problema de forma clara: “La política imperialista no es obra de un país o de un grupo de países. Es el producto de la evolución mundial del capitalismo en un momento dado de su evolución. Es un fenómeno internacional por naturaleza, un todo inseparable que no puede comprenderse más que en sus relaciones recíprocas y al cual ningún Estado podría sustraerse…” (La crisis de la socialdemocracia, 1914).
Siguiendo ese razonamiento la misma Luxemburgo expone claramente que en el imperialismo no pueden existir guerras nacionales o defensivas dado, que en el contexto histórico que vivimos, toda guerra se transforma irremediablemente en una guerra imperialista. En este marco las guerras de liberación nacional, presentes en el siglo XX, como lo fue el caso de Cuba, se convirtieron inmediatamente en guerras imperialistas, dado que no solo tras la consigna de “independencia nacional” la burguesía escondía sus ansias por obtener un mejor lugar en el mercado nacional e internacional para asegurar mayores ganancias, sino además las ambiciones imperialistas (tanto de EUA como de la URSS) pasan a dominar el escenario y entran en una disputa con la que no solo buscan alinear un nuevo Estado a su bloque, sino fundamentalmente imponer un escenario estratégico político, económico y fundamentalmente militar más adecuado.
La guerra propiciada por la agitación de la pequeña burguesía cubana y alimentada por la burguesía requería definirse entre las fuerzas imperialistas dominantes y al alinearse de frente a la URSS, se posibilitó la formación de grandes mitos que ayudaron a profundizar la confusión de la clase trabajadora, sobre todo en América Latina, llevando a cabo un verdadero ataque en contra el marxismo.
Se levantan así íconos, como Fidel Castro y el Che Guevara, con los que se promueve la ideología anti proletaria del foquismo guerrillero; pero, sobre todo, con la llamada “revolución cubana” se promueve, una y otra vez la idea contrarrevolucionaria de origen estalinista sobre la posibilidad del “socialismo en un solo país” … o en una sola isla.
El estalinismo tropical de Castro
Uno de los argumentos teóricos que definen al marxismo son sus postulados internacionalistas. El llamado con el que Marx y Engels terminan el Manifiesto del Partido Comunista en 1848, sintetiza ese principio: “¡Proletarios de todos los países, uníos!” El mayor ataque que ha recibido el marxismo a partir de la llamada “revolución cubana”, justamente ha sido en la intensión de eliminar su condición internacionalista, supliéndola por el llamado a construir el “socialismo en un solo país”. En Cuba la tradición estalinista no tenía un gran arraigo, ni aún Castro o sus seguidores tenían cercanía a esa ideología y sin embargo la fuerza imperialista de la URSS logró imponerse como la fuerza dominante en la isla, transformar al Estado cubano en su satélite y hacer de Castro un servidor del estalinismo. Ya como dictador, Fidel Castro cumplió muy bien su mandato: someter el descontento y extraer la plusvalía de la clase obrera cubana, pero, sobre todo, extender la confusión entre los trabajadores del mundo sobre la falsa idea de que lo que existe en Cuba es socialismo.
En los países llamados socialistas, como en Cuba, los medios de producción están en manos del Estado, lo cual hace aparentar que no existe el capital, y sin embargo está presente, pero de forma despersonificada, de tal manera que no se percibe a un capitalista individual, sin embargo, la estructura burocrática cumple las funciones de la burguesía, es decir, comandar la represión, organizar la acumulación y asegurar la extracción de plusvalía. Es, a fin de cuentas, una representación burda del capitalismo de Estado[9] [1095]. La figura de Castro y el mito de la “revolución cubana” han permitido a la burguesía crear y fomentar la falsa idea de que la revolución socialista tendría que ser como en Cuba, es decir, ser un acto llevado por un grupo militarizado, autonombrado representante de los trabajadores y la imposición de una economía estatizada… Un principio defendido por Marx de frente a la diversas visiones utópicas y voluntaristas-aventureras que se pretendían revolucionarias, es que “La emancipación de la clase obrera debe ser obra de la misma clase”. Justamente si hacemos la comparación de la revolución rusa de 1917 y la llamada “revolución cubana”, podemos notar que mientras en la primera la clase obrera ésta organizada y activa a través de los soviets, en Cuba el grueso de la clase obrera se encuentra expectante y pasiva al avance de la guerra… Por la gran confusión que ha creado entre los proletarios del mundo la burguesía le debe mucho a Castro.
Hasta la muerte fiel… a la burguesía
El gobierno que se impone en Cuba luego de la toma del poder por parte del ejército de Castro, pudo sobrevivir gracias a las transferencias y contratos comerciales acordados con la URSS, al colapsarse la economía de la URSS (y con ella el bloque imperialista que comandaba), el Estado cubano queda sin padrinos y con una profunda crisis, la cual utiliza para justificar la imposición de medidas de racionamiento brutales a la población y ahondar las penurias de los trabajadores.
Ante la orfandad en que queda el gobierno de Castro, con el desplome de la URSS, desesperadamente busca mecanismos que le permitieran resarcir la dinámica de la acumulación. La estrategia que el estado cubano establece es la apertura al capital foráneo, primero al de origen español, pero luego, aprovechando que el gobierno venezolano de Chávez promueve la caricatura llamada “socialismo del siglo XXI”, Castro establece una alianza política que le permite recibir transferencias de la renta petrolera que recibió la burguesía venezolana durante la coyuntura de altos precios del combustible. De esta forma Chávez apuntalaba el proceso de acumulación de Cuba y a cambio recibía una transferencia de la carga mitológica de la que se ha levantado alrededor de Castro y la “revolución cubana”, ayudando a la confusión que hace pasar a la caricatura grotesca del gobierno de Chávez como una experiencia revolucionaria y de esperanza para la clase obrera.
Con la muerte de Castro (como con la de Chávez hace algunos años) la condición de los explotados no ha cambiado nada. No basta la muerte de un tirano para que las cosas cambien para los trabajadores; mientras el capitalismo se mantenga en pie, la muerte de un tirano será suplida por otro igual o más bestial, ya vemos como Raúl Castro repite las dosis de opresión y explotación para los trabajadores. Lo que sí es cierto es que la muerte de Fidel Castro permitirá a la burguesía dar un nuevo aliento al mito de la “revolución cubana” e intentar lanzar esa carga de ideas confusas a las nuevas generaciones de proletarios que no les tocó vivir ese período y por tanto esos mitos no tienen una afectación directa sobre ellos… de esa forma Fidel Castro aún muerto sigue sirviendo a la burguesía.
RM / 26-diciembre-2016
[1] [1103] La primera cita de Martí proviene de “Libertad, ala de la industria.” Del tomo 9 de sus obras. La segunda corresponde a una carta, publicada en el tomo 11
[2] [1105] El incremento de los precios del azúcar alentó la ampliación de la producción y refinación, la exportación de azúcar durante 1919-20 fue tan grande, que equivale a la suma de sus ventas totales de azúcar entre 1900-14
[3] [1106] Los principios programáticos de los ortodoxos se resumen en lo siguiente: independencia económica, industrialización, intensificación del comercio exterior, diversificación agrícola, nacionalización de los principales servicios públicos, creación de un sistema bancario, control de la producción por parte del Estado, cese de la discriminación racial, elevación del nivel de vida de los trabajadores, eliminación del gansterismo, moralidad administrativa y, cualquier cosa que signifique, equilibrio de las clases sociales
[4] [1107] Según el Consejo Nacional de Economía de EUA en 1957, el 35% de la población activa estaba desempleada
[5] [1108] Es relevante señalar que José Martí vivió entre 1880 y 1895 en EUA y fue testigo de las amplias movilizaciones obreras, ante las que manifestó un rechazo por estar “radicalizadas” por los “extranjeros” e incluso manifestó su acuerdo con la condena a muerte impuesta a los 8 anarquistas en Chicago y solo hasta meses después cambió de parecer, motivado por la idea de que la clase obrera podía ser una fuerza de apoyo para sus proyectos
[6] [1109] En 1944 el PCC cambia su nombre a Partido Socialista Popular (PSP)
[7] [1111] Hay una relación muy directa de Castro con representantes de la burguesía mexicana, por ejemplo, con los ex presidentes Lázaro Cárdenas y Miguel Alemán, pero también con mafiosos empresarios como “Chema” Guardia. Es muy conocido también que recibió la amistad y apoyo de policías sanguinarios, como Fernando Gutiérrez Barios, que en los años 60-80 condujo la “guerra sucia” en México, e incluso hay documentos que lo señalan como agente informador de la CIA
[8] [1112] A lo largo de nuestras publicaciones referimos que el capitalismo se encuentra en su fase de decadencia, intentando explicar de forma resumida este concepto, citamos brevemente algunos párrafos de nuestra Plataforma Política: “…La decadencia del capitalismo es el producto del desarrollo de las contradicciones internas inherentes a ese modo de producción (…)
Aunque la mercancía ha existido en la mayor parte de las sociedades, la economía capitalista es la primera basada fundamentalmente en la producción de mercancías. La existencia de mercados en constante aumento es una de las condiciones esenciales del desarrollo capitalista. En particular la realización de la plusvalía producida por la explotación de la clase obrera es indispensable para la acumulación del capital, motor esencial de su dinámica (…) El capitalismo (…) al generalizar sus relaciones al conjunto del planeta y al unificar el mercado mundial, alcanza un grado crítico de saturación de esos mismos mercados que le habían permitido la formidable expansión del siglo XIX. Además, la dificultad creciente que tiene el capital para encontrar los mercados donde realizar su plusvalía, acentúa la presión a la baja que ejerce sobre la tasa de ganancia (…) Esta baja de la tasa de ganancia, en un principio tendencia, deviene cada vez más efectiva, lo cual traba poderosamente el proceso de acumulación del capital y, en consecuencia, el funcionamiento de las estructuras del sistema…” (https://es.internationalism.org/cci/201211/3550/plataforma-de-la-cci-ado... [742]).
[9] [1113] Ver La Experiencia rusa: propiedad privada y propiedad colectiva. /revista-internacional/200711/2089/la-experiencia-rusa-propiedad-privada-y-propiedad-colectiva [348]
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El primer día de este año amaneció con el incremento del 20% de los precios de la gasolina en México, lo cual ha suscitado de forma inmediata que se incrementen los precios del transporte y de algunos alimentos y productos de consumo masivo, como es el caso de la tortilla[1] [1146]. La condición de vida de los trabajadores en México se ha venido degradando de forma aguda, según datos ofrecidos por investigadores, la capacidad de compra de los salarios entre 2012 y 2015 cayó en 9.65%, por lo cual estos aumentos de precios anuncian ya una multiplicación de las penurias de los asalariados. Estos incrementos de precios se suman hoy a las medidas de estrangulación del salario y el incremento de los ritmos laborales que se han convertido en políticas de uso cotidiano.
Este nuevo golpe a las condiciones de vida de los proletarios y demás explotados, por lo severo que es, se ha convertido en el motivo propulsor de movilizaciones. Estas manifestaciones exponen el descontento real que se extiende entre los explotados y dejan ver una verdadera combatividad, sin embargo, además del coraje y la combatividad se requiere de una toma de conciencia que permita comprender que los ataques económicos que se operan, no son simplemente producto de una “mala política” aplicada por un “mal gobierno”. No es un problema de la ineptitud o maldad del gobierno de Peña Nieto, aun cuando ambos aspectos existan, se precisa entender que lo que vivimos es una agudización de la crisis económica capitalista y la confirmación que el sistema no tiene otra cosa que ofrecer a los trabajadores sino mayor explotación, represión y miseria.
Devaluación, aumento de impuestos y de precios: secuelas de la crisis
Hay una insistencia de parte de los que se presentan como críticos del gobierno de Peña en que las secuelas diversas de la crisis que hoy se agudiza, se deben a la “mala administración” por parte del Estado de los recursos o por la corrupción. Esos argumentos que se pretenden críticos, no hace sino inyectar la idea de que el capitalismo puede tener un comportamiento diferente y ser más “humano”. Para la burguesía y sus “expertos” los problemas económicos se deben a “factores externos” y estos pueden ser lo mismo las actitudes corruptas que impiden la actuación adecuada del mercado o por acciones que generan “nerviosismo de los agentes del mercado” como por ejemplo el triunfo de Trump…en suma, la explicación de la crisis económica nunca se encuentra en el propio funcionamiento del sistema capitalista. No pretendemos negar que la corrupción dentro de los gobiernos y empresas crece cada día, pero es la misma crisis lo que alimenta la búsqueda de la ganancia a cualquier precio, de la misma forma, nadie puede negar que las diversas secuelas de la recesión que se presenta en cada país se entremezclan y en el marco de la competencia cada Estado busca trasladar algunos efectos de la recesión hacia otras áreas, pero esto es parte de la misma dinámica del capitalismo.
La crisis económica que el sistema capitalista vive desde finales de los años 60, tiene uno de los puntos de mayor agudización con la recesión de 2008 y desde entonces el conjunto de los Estados en el mundo no han parado de intensificar sus ataques en contra de los trabajadores y sin embargo no han logrado tener una recuperación de la economía y sus ganancias. En México la dinámica de acumulación de capital encuentra cada vez complicaciones para tener un impulso. El Estado, en tanto estructura constituida para la defensa del sistema capitalista, encuentra cada vez mayores dificultades para obtener resultados positivos con sus políticas y dar oxígeno al sistema. Una medida para animar el proceso de acumulación que se aplicó por el Estado mexicano a fines de los años 80 y por todos los 90, fue la privatización de las empresas estatales. De esta forma logró capturar inversiones y modernizar empresas, lo que le creaba el escenario más adecuado para intensificar los mecanismos de explotación de los trabajadores, incrementando la productividad y afectando al salario directo y al social. Todo ello le permitió contener (por lo menos temporalmente) a las secuelas más graves de la crisis y que en ese momento se enfocaban en la deuda, la inflación y la falta de inversión. Esas medidas (con algunas variantes) fueron aplicadas en el mundo y aunque lograron dar un ligero respiro a la burguesía, no lograron desterrar la crisis, por el contario, al trasladar en el tiempo sus problemas, estos reaparecen con mayor fuerza, como lo hemos visto durante los años que lleva el siglo XXI.
Reactivadas las secuelas de la crisis capitalista, el Estado mexicano pretendió que, asegurando las medidas para abaratar aún más la fuerza de trabajo, estableciendo una reforma fiscal con grandes concesiones al capital[2] [1147], concesionando áreas para la extracción del petróleo y la compra-venta de gasolina[3] [1148], pero además pactando deudas para sostener la paridad del peso frente al dólar, lograría una captación de grandes inversiones y la reactivación de la acumulación, sin embargo no le ha resultado, porque en un marco de crisis la inversión capitalista no encuentra los incentivos; en cambio lo que ha resultado, es un endeudamiento creciente que amenaza a la insolvencia del Estado. Ese escenario, de evidente agudización de la crisis, el Estado busca paliarlo (por lo menos mínimamente) mediante la aplicación de impuestos a la gasolina (trasladándose estos a sus precios[4] [1149]) recuperando de esa manera algunos de los recursos perdidos por la disminución de venta de petróleo y las transferencias fiscales al capital.
Pero, como decíamos al inicio, no es sólo el incremento de precios del combustible lo que degrada la vida obrera, sino los efectos de encadenamiento que genera por la conexión directa que tiene, como insumo de producción o de transporte de otras mercancías y que se engrandecen cuando se suman a la lista de ataques orquestados en el último lustro: afectación laboral a los maestros de básico, degradación de las condiciones de jubilación, congelamiento salarial… La agudización de la crisis avanza y con ello la condición de vida de los trabajadores se degrada, de frente a ello los explotados no tienen más camino que la lucha y el desarrollo de su conciencia.
Las movilizaciones contra el “gasolinazo”
El propulsor de la conciencia de la clase obrera es sin duda la crisis. El descontento debido al alza de precios de la gasolina se expuso en las diversas manifestaciones en las calles. Estas manifestaciones de repudio, han sido convocadas desde las “redes sociales”, de manera que crean un contingente amplio compuesto por una masa social heterogénea, en la que aun cuando estaba compuesta en una mayoría por asalariados, en su manifestación por las calles se asumían como “ciudadanos” indignados, exponiendo mucho disgusto por la medida impuesta, pero sin reconocerse como una clase social de explotados, enfrentada contra las imposiciones de la clase burguesa. En algunas zonas (como en Ixmiquilpan Hidalgo, entre otras) las manifestaciones han tomado una fuerza combativa muy amplia, no obstante, pierden potencia cuando en vez de buscar la reflexión colectiva, la solidaridad y la extensión, se quedan atrapados en acciones “llamativas” como el cierre de carreteras o saqueos (este último aspecto lo comentaremos más abajo). Estas medidas son un lugar adecuado para que las fuerzas represivas actúen y dispersen, haciendo heridos e incluso muertos, pero sobre todo impiden que se discuta y se reflexione. Los encuentros masivos en las calles deben ocuparse en discutir no solo lo que representa el aumento de los precios de la gasolina, debe ampliarse a reflexionar sobre las experiencias y condiciones que viven los trabajadores en el capitalismo que amplíe las perspectivas de combate y rompa el sectarismo regionalista.
El descontento que se ha expresado es sin duda un paso adelante porque pone en evidencia la fuerza que tiene una masa unida por un mismo objetivo, pero para llevar a un avance esa manifestación masiva, se requiere de una toma de conciencia, es decir comprender que no somos una “masa de ciudadanos” que no tiene otra función que votar cada vez que el Estado y sus partidos lo ordenan, hay que comprender que somos una clase social que está condenada por el capital a la explotación y a la miseria, pero es al mismo tiempo la única fuerza social capaz de transformar este mundo.
Saqueos y violencia ciega, un terreno dominado por el Estado
Las movilizaciones de descontento que ha provocado el “gasolinazo” han llevado al Estado a intentar dominarlo o dirigirlo a un terreno en el que se esterilice su fuerza. Por una parte, están los que desean conducir este descontento hacia las urnas y llaman a “cobrarle” al PRI y al presidente, no votando por este partido en las elecciones próximas (las locales de este año y en las presidenciales del 2018). En este tenor está una lista larga que va desde, el PAN, López Obrador, hasta los “candidatos independientes”, incluyendo al EZLN.
Otra parte, igual de peligrosa para las movilizaciones, proviene directamente de las fuerzas del gobierno, que lanzan a pandillas a saquear tiendas comerciales con el propósito de generar confusión, un pretexto para la represión y un ambiente de temor y desmoralización.
Estas pandillas fueron comandadas en algunos casos por los policías, en otros casos los que las dirigían eran provocadores, presumiblemente de la “ola roja” del PRI. La prensa, los telediarios y los “bots” de las “redes sociales” (creados por el mismo gobierno) tenían un papel en esta maniobra, que era la de extender la confusión y el miedo para evitar las manifestaciones callejeras.
Sin duda lo que se presentó en México en los primeros días de enero fue una maniobra clara, logrando integrar en esa dinámica no solo al lumpen, formado por ladronzuelos, sino además lograron involucrar a trabajadores individuales, que por su confusión se sometieron a esa práctica. Pero ese tipo de acciones no solo es cuestionable porque fue muy notoriamente conducida por el Estado, el ataque a un comercio y el robo de mercancías, aun suponiendo que se lleva a cabo libremente sin control o infiltración policial, no ayuda en nada a la clarificación y a la unidad de los explotados.
Ante los ataques del capital, el único camino es la lucha
La crisis económica deja ver ya que toma una agudización y los ataques hacia los trabajadores vendrán también de forma más severa. El “gasolinazo” no es sino el “aviso” de lo que habrá de seguir y la maniobra orquestada con los saqueos también deja ver que el Estado está dispuesto a todo para hacer pasar sus medidas y asegurar el control político de los trabajadores, de frente a ello los explotados no tienen otro camino que el de la organización y la lucha. Es necesario la realización de Asambleas abiertas y masivas en las que se encuentren, se escuchen y reflexionen los trabajadores.
RM / 13-enero-2017
[1] [1150] Alimento básico de la dieta mexicana constituida a base de maíz.
[2] [1151] Fátima Monterrosa, en la revista Emeequis expone: “Lo reconoce la propia Secretaría de Hacienda en un documento oficial: ‘400 grandes grupos empresariales acumularon ingresos por 4 billones 960 mil millones de pesos en 2008, pero apenas pagan 1.7% en promedio de Impuestos Sobre le Renta…’” (2009).
[3] [1152] Es decir, abre la posibilidad de que empresas importen gasolina e instalen gasolineras en el territorio para su venta.
[4] [1153] Mientras que en EU el precio de un litro de gasolina “Premium” es de 0.69 centavos de dólar, en México es de 0.82 centavos.
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Para todos los que aún consideran que la última esperanza para el género humano es el derrocamiento del capitalismo mundial, es imposible comenzar el año 2017 sin recordar que es el centenario de la Revolución rusa. Y también sabemos que los que insisten en que no hay ninguna alternativa al sistema social actual lo recordarán a su manera.
Aunque muchos lo ignorarán, por supuesto; o le quitarán importancia diciendo que se trata de Historia de la Antigüedad. Todo ha cambiado desde entonces, y ¿Qué sentido tiene hablar de revolución de la clase obrera cuando la clase obrera ya no existe, o está tan degradada que el término “revolución obrera” puede incluso asimilarse a los votos de protesta por el Brexit o a favor de Trump en los viejos centros industriales diezmados por la globalización?
O, si el alzamiento que sacudió el mundo en 1917 se trae a colación, en la mayoría de los casos se pinta como una historia de terror, pero con una “moraleja” muy clara: ¿Veis?, eso es lo que pasa cuando pones en cuestión el sistema, si caes en la ilusión de que es posible una forma de vida social superior. Lo que consigues es mucho peor: terror, Gulags, el omnipresente Estado totalitario. Empezó con Lenin y su fanática banda de Bolcheviques, cuyo golpe de Estado de Octubre 1917 acabó con la incipiente democracia en Rusia, y terminó con Stalin, con toda la sociedad transformada en un enorme campo de trabajo forzado. Y luego todo se colapsó, lo que demuestra de una vez por todas que es imposible organizar la sociedad moderna por otro método que no sea el del capitalismo.
No nos hacemos ilusiones de que, explicar en 2017 lo que significó realmente la revolución rusa vaya a ser fácil. Este es un periodo de extrema dificultad para la clase obrera y sus pequeñas minorías revolucionarias, un periodo dominado por los sentimientos de desesperanza y pérdida de cualquier perspectiva de futuro, por el siniestro auge del nacionalismo y el racismo que sirve para dividir a la clase obrera entre ella, por la demagogia repleta de odio del populismo de derechas, y por los clamorosos llamamientos de la izquierda a defender la “democracia” contra ese nuevo autoritarismo.
Pero también es un momento para recordar el trabajo de nuestros antepasados políticos, las fracciones de la Izquierda comunista, que sobrevivieron a las terribles derrotas de los movimientos revolucionarios desencadenados por los acontecimientos en Rusia en 1917, y trataron de comprender la degeneración y desaparición de los mismos partidos comunistas que se habían formado para dirigir el camino a la revolución. Resistiendo tanto al terror desencadenado por la contra-revolución en sus formas fascista y estalinista, como a las mentiras veladas de la democracia, las corrientes de la Izquierda comunista más lúcidas, como las que se reagruparon en torno a las revistas Bilan en los años 1930, o Internationalisme en los años 1940, empezaron la enorme tarea de iniciar el “balance” de la revolución. Primero y ante todo, contra todos sus denigradores, reafirmaron lo esencial y positivo de la revolución Rusa:
- que la revolución “Rusa” solo tenía significado como la primera victoria de la revolución mundial y que su única esperanza había sido la extensión del poder proletario al resto del globo;
- que había confirmado la capacidad de la clase obrera para desmantelar el Estado burgués y crear nuevos órganos de poder político (los soviets o consejos de delegados obreros);
- que mostró la necesidad de una organización política revolucionaria que defendiera los principios del internacionalismo y la autonomía de la clase obrera.
Al mismo tiempo, los revolucionarios de los años 1930 y 1940, también empezaron el doloroso análisis de los importantes errores cometidos por los bolcheviques, atrapados entre las garras de una situación sin precedentes para cualquier partido obrero, en particular:
- la fusión del partido con el Estado soviético, que socavó al mismo tiempo el poder de los soviets y la capacidad del partido de defender los intereses de clase de los obreros, incluso cuando fueran opuestos a los del nuevo Estado;
- El recurso al “Terror Rojo” en respuesta al Terror Blanco de la contra-revolución –un proceso que llevó a los Bolcheviques a implicarse ellos mismos en la supresión de iniciativas y organizaciones proletarias;
- La tendencia a ver el capitalismo de Estado como una etapa de transición hacia el socialismo, e incluso como su realización.
La CCI, desde sus inicios, ha intentado llevar a cabo ese trabajo de sacar las lecciones de la revolución Rusa y la oleada revolucionaria internacional de 1917-23. A lo largo de muchos años hemos desarrollado una bibliografía de artículos y folletos sobre esa era absolutamente vital en la historia de nuestra clase. A partir de ahora trataremos de asegurar que esos textos sean más accesibles a nuestros lectores, recopilando un dossier actualizado de nuestros artículos más importantes sobre la revolución Rusa y la oleada revolucionaria internacional. Cada mes o así, destacaremos artículos que tengan que ver directamente con el desarrollo cronológico del proceso revolucionario, o que contengan respuestas a las cuestiones más importantes planteadas por los ataques de la propaganda burguesa, o por las discusiones en el medio político proletario y su entorno. Este mes subiremos a la cabecera de nuestra web un artículo sobre la revolución de Febrero escrito inicialmente en 1977. Le seguirán artículos sobre las Tesis de Abril de Lenin, las jornadas de Julio, la insurrección de Octubre y así sucesivamente; pretendemos seguir este proceso durante un largo periodo, precisamente porque el drama de la revolución y la contra-revolución duró muchos años y no se limitó a Rusia, sino que tuvo eco en todo el globo, de Berlín a Shangai, de Turín a Sao Paulo, y de Clydeside a Seattle.
Al mismo tiempo, intentaremos añadir nuevos artículos a esta colección, sobre temas que aún no hayamos tratado en profundidad (como la carnicería contra la revolución que desencadenó la clase dominante, el problema del “Terror Rojo”, etc.). Artículos que respondan a las campañas actuales del capitalismo contra la memoria revolucionaria de la clase obrera; y artículos que contemplen las condiciones de la revolución proletaria hoy –y lo que tienen en común con la época de la revolución Rusa, pero también y sobre todo, los cambios significativos que han tenido lugar los 100 años transcurridos.
El fin de este proyecto de publicación no es simplemente “celebrar” o “conmemorar” acontecimientos históricos pasados. Es defender la visión de que la revolución proletaria es hoy incluso más necesaria que lo era en 1917. Enfrentados al horror de la primera guerra imperialista mundial, los revolucionarios de la época concluyeron que el capitalismo había entrado en su época de declive, planteando a la humanidad la alternativa de socialismo o barbarie; y los horrores aún mayores que siguieron a la derrota de las primeras tentativas de hacer la revolución socialista –simbolizados en nombres de lugares como Auschwitz o Hiroshima- confirmaron rotundamente su diagnóstico. Un siglo después, la continuación de la existencia del capitalismo plantea una amenaza mortal para la supervivencia misma de la humanidad.
Desde su celda en la prisión en 1918 y en vísperas de la revolución en Alemania, Rosa Luxemburgo expresaba su solidaridad de principio con la revolución Rusa y el partido Bolchevique, a pesar de todas sus muy serias críticas de los errores de los Bolcheviques, en particular sobre la política del Terror Rojo. Sus palabras son tan relevantes para nuestro futuro como lo fueron para el futuro al que ella misma se veía confrontada:
«Pero hay que distinguir en la política de los bolcheviques lo esencial de lo no esencial, el meollo de las excrecencias accidentales. En el momento actual, cuando nos esperan luchas decisivas en todo el mundo, la cuestión del socialismo fue y sigue siendo el problema más candente de la época. No se trata de tal o cual cuestión táctica secundaria, sino de la capacidad de acción del proletariado, de su fuerza para actuar, de la voluntad de tomar el poder del socialismo como tal. En esto, Lenin, Trotsky y sus amigos fueron los primeros, los que fueron a la cabeza como ejemplo para el proletariado mundial; son todavía los únicos, hasta ahora, que pueden clamar con Hutten: “¡Yo osé!”
Esto es lo esencial y duradero en la política bolchevique. En este sentido, suyo es el inmortal galardón histórico de haber encabezado al proletariado internacional en la conquista del poder político y la ubicación práctica del problema de la realización del socialismo, de haber dado un gran paso adelante en la pugna mundial entre el capital y el trabajo. En Rusia solamente podía plantearse el problema. No podía resolverse. Y en este sentido, el futuro en todas partes pertenece al “bolchevismo”. »[1] [1087]
CCI 310117
Una década reclamando el pago de salarios.
En noviembre de 2008 publicamos en nuestra web[1] [1087] una primera aproximación a las luchas que ya desde tiempo atrás llevaban los trabajadores de Afema en Alicante. En ese artículo se reproducía un comunicado de estos trabajadores sobre su situación, en el que, entre otras cosas, los compañeros decían: “Los usuarios (personas con enfermedad mental y sus familias) y los trabajadores de Afema también estamos en crisis. Fruto de la pésima gestión que durante años han hecho los poderes públicos de la salud mental, nuestra situación actual es francamente difícil. Como tantas otras asociaciones Afema es una ONG que gestiona servicios y centros subvencionados públicamente. Servicios destinados a la atención de personas con discapacidad. Las administraciones siempre han pagado poco, tarde y mal, pero en la actualidad la situación es escandalosa. Los retrasos en los pagos y la falta de subvenciones ponen los, ya de por si escasos, recursos para estas personas en riesgo de desaparecer y a los trabajadores en riesgo de perder sus empleos, si bien los trabajadores ya estamos sufriendo dificultades para cobrar nuestro sueldo regularmente con todos los problemas que ello nos acarrea”.
Ya entonces, en los inicios de la crisis, estos sectores más vulnerables comenzaban a sentir los ataques a sus condiciones de vida; tanto como trabajadores, como usuarios. Desde entonces la situación no ha hecho más que pudrirse en el tiempo, enquistarse hasta acabar, como exactamente anunciaban ellos mismos, mediante un ERE por el que se despiden a 11 compañeros[2] [1088]. Después de más de diez años de sacrificio y de defensa de sus condiciones de vida, diez años en los que han tenido que pelear sencillamente por el cobro de sus salarios, la administración obliga a llevar a cabo despidos y precisamente cuando está a cargo de quienes se presentan como de izquierdas o cuando menos se han mostrado como defensores de los derechos de los más desfavorecidos.
En el citado artículo titulado “Trabajadores de Afema en lucha: una experiencia a retomar por lo demás trabajadores” también señalábamos lo que a nuestro juicio eran elementos positivos en los planteamientos de lucha de los compañeros de Afema, expresando además la necesidad de que otros trabajadores se dotasen de experiencias de lucha similares. En concreto señalábamos los siguientes elementos: -los compañeros planteaban su lucha buscando unidad tanto entre trabajadores como con familiares y usuarios –su combate no lo entienden como propio de su empresa o sector sino que es común a todos los trabajadores -su organización es a partir de asambleas abiertas a todos, con un llamamiento a la comunidad de ideas y de lucha recuperando experiencias recientes de trabajadores como en Vigo 2006[3] [1089] – los compañeros han expresado siempre su solidaridad y apoyo a otros trabajadores y han tenido la claridad, como después han demostrado los hechos, de comprender que sin extensión de la lucha no hay posibilidad de victoria.
Después de diferentes luchas y movilizaciones reclamando el pago de sus salarios y buscando la unidad con trabajadores de otros sectores y lugares, al final se han impuesto los recortes y el ataque a estos trabajadores. Lo que también resulta evidente es que al mismo tiempo los despidos tienen un contenido de represalia hacia estos trabajadores por su larga resistencia y por querer organizarse al margen de maniobras sindicales. Esta cuestión y el temor por parte de la administración a que pudieran extenderse sus reivindicaciones, temor en el que están presentes los peligros que para el Estado suponen las movilizaciones como las que tuvieron lugar al principio del 15M[4] [1090], ha sido lo que ha impedido que esta misma solución fuera impuesta años antes. Lo que resulta significativo es que se haya llevado a cabo con la izquierda en el gobierno de la comunidad autónoma y sirve de anuncio a los ataques, que, contra las condiciones de vida del proletariado, está preparando el capital ante la ya más que anunciada agravación de la crisis. La experiencia nos demuestra que la izquierda en el poder es la encargada de llevar a cabo ataques contra la clase obrera que se organizan de tal forma que crean divisiones en el seno de los trabajadores con una perfidia y retorcimiento difícil de llevar por partidos de la derecha.
A nosotros nos parece un esfuerzo digno de mención el combate que ha estado llevando este reducido grupo de trabajadores procurando hacer causa común con el resto de trabajadores justo en medio del vacío social generalizado a. El desconcierto y la frustración de los últimos meses en los compañeros, les ha llevado a acciones de protesta carentes de profundidad y en ocasiones en los terrenos que siempre han considerado inútiles, si bien es la desesperación la que se impone. En uno de sus últimos comunicados del pasado mes de diciembre expresaban así su frustrante situación: “Los Trabajadores de Afema, tras años de lucha e intentos por salvaguardar nuestros derechos y los servicios de la red de salud mental que Afema ofrece en Alicante; Tras años de retrasos reiterados en el pago de nuestros salarios; Tras 4 años cobrando un 10% menos de nuestro sueldo y trabajando con motivación y buena voluntad para que los recursos de Afema se mantuviesen, nos encontramos ante una nueva situación que agrava nuestra realidad laboral. En las últimas semanas nos han comunicado, desde la Junta Directiva de Afema, la intención de proponer un Expediente de Regulación Temporal de Empleo (ERTE) que afecta a 11 trabajadores de la entidad y supone la suspensión de parte de los servicios que ofrece la Asociación en la actualidad, que dejaría sin atención a buen número de usuarios y familiares. Durante los últimos meses, los Trabajadores de Afema hemos llevado a cabo una huelga (mes de octubre), numerosos actos reivindicativos, reuniones con Conselleria de Igualdad y Políticas Inclusivas y Ayuntamiento de Alicante ante la situación de impago de 5 meses. También hemos intentado negociar con la Junta Directiva de Afema, en numerosa ocasiones, para poder llegar a un acuerdo que conllevara un plan de pago a los trabajadores; negociación que no llegó a producirse ante la falta de voluntad de la Junta Directiva ..”. Este intento de negociación con empresa y administración tuvo su respuesta en el despido de los trabajadores y en el más que seguro cese de muchas de sus prestaciones. Al final del comunicado expresaban sus demandas, que eran prácticamente las mismas de una década antes:
“Por todo lo expuesto, los Trabajadores de Afema pedimos con urgencia:
1.- retirada de la propuesta de ERTE y negociación de otras medidas alternativas menos drásticas.
2.- pago de la deuda a los trabajadores.
3.- No a la suspensión de servicios.
4.- Intervención y auditoría externa de las cuentas y gestión de Afema por parte de la
Administración de inmediato.”
¿Qué podemos concluir de la experiencia de lucha de los trabajadores de Afema?
Podríamos preguntarnos para qué nos sirve luchar según los medios propios del proletariado si acabamos igualmente en la derrota. Pero a nuestro entender la pregunta está mal planteada y debemos reflexionar sobre cómo estos compañeros han sido capaces de mantener una lucha consciente durante más de una década.
Para comprender lo que esto significa debemos tener en cuenta la realidad de la actualidad social que muestra un capitalismo en descomposición[5] [1091] marcado por la cosificación de todos los aspectos de la vida cotidiana y de nuestras relaciones y modo de vida que reflejan esa competencia ciega, descarnada, que parte de la atomización individualista, en el cada uno a la suya, y además marcado por una ausencia de futuro y de perspectiva que hacen mucho más difícil que en el pasado la expresión de la solidaridad y la unidad de los trabajadores. La crisis económica de la última década ha sido encarada mediante constantes ataques a los trabajadores, llevados a cabo en nombre de la “economía nacional” y una supuesta futura recuperación que nunca llega. Y no llega porque no puede llegar, porque la recuperación de la economía es posible solo porque son los trabajadores como los de Afema los que pagan con sus puestos de trabajo o con salarios de miseria la continuidad del sistema capitalista. Si a esto unimos el hecho de que el proletariado está completamente ausente y no da muestras de su identidad y fuerza, más allá de mínimas expresiones que solo sirven para constatar su existencia, como resultado de un profundo ataque ideológico iniciado con la contrarrevolución misma y en particular desde 1989 y todo ello en unas condiciones sociales en descomposición donde las actitudes morales, los principios, la claridad reflexiva, la empatía, la conciencia de ser portador de un porvenir, etc., están completamente ausentes.
La lucha de los trabajadores de Afema por el cobro de sus salarios se ha llevado a cabo en este medio social en descomposición donde sus llamamientos a la unidad y a la extensión de la lucha chocan con el “sálvese quien pueda” en una dinámica general de hundimiento y pérdida de principios, donde el proletariado tiene que realizar esfuerzos aún mayores en su toma de conciencia[6] [1092].
Uno de los elementos presentes desde el inicio de sus luchas ha sido la necesidad de expresar la unidad a otros trabajadores en lucha[7] [1093] y transmitirles su solidaridad.
“La experiencia histórica nos muestra como el proletariado sin los lazos fraternales y solidarios que le caracteriza, para sostenerse unos a otros en todas sus luchas por su emancipación, es castigado con la derrota de esas luchas aisladas” (K. Marx. “Manifiesto inaugural de la Asociación Internacional de Trabajadores -AIT”, 1864).
Por todo ello las luchas de Afema forman parte de las condiciones de lucha del proletariado y en ese sentido son una contribución al proceso general de la clase. Resultado de las condiciones actuales en las que se mantiene el capitalismo y de la relación de fuerzas entre las clases se confirma lo que venimos denunciando en nuestra prensa y que es el paro, el sufrimiento creciente para los trabajadores y la ausencia de perspectiva.
La lucha de los trabajadores de Afema forma parte de las luchas reivindicativas en la situación histórica actual expresa una rebelión contra la lógica de la producción capitalista. Esta pide a los obreros que sacrifiquen sus necesidades humanas a los imperativos de la acumulación y de la guerra imperialista, al interés nacional del capital. La lucha reivindicativa reclama que la producción sea para la vida, la reivindicación de un mundo donde las necesidades humanas sean la guía de toda actividad social, uno de los pilares del comunismo: la plena satisfacción de las necesidades de todos los seres humanos en la comunidad humana mundial. Esa lucha expresa no sola la reivindicación de unas necesidades sino la idea de que no es posible una sociedad donde lo que se sacrifica son las condiciones de la clase obrera. En “La situación de la clase obrera en Inglaterra”, Engels recuerda: “¿por qué los obreros van a la huelga si es evidente la ineficacia de la medida? Pues, sencillamente, porque deben protestar contra la reducción de salarios e incluso contra la necesidad de la reducción, porque deben explicar que ellos, como hombres, no tienen que plegarse a las circunstancias, sino que muy al contrario, las circunstancias deben plegarse a ellos, que son seres humanos; porque su silencio equivaldría a una aceptación de esas condiciones de vida, una aceptación del derecho de la burguesía a explotarlos durante los períodos económicos favorables, y a dejarlos morir de hambre en los períodos malos” (pag 306) Como decía una de nuestros camaradas en un debate sobre la lucha de Afema “Caer en el sentimiento de derrota es la peor de las derrotas frente a ello solo cabe ser capaces de comprender la realidad. Lo demás son falsas salidas. La primera manifestación de la derrota es la no expresión de la solidaridad, el esconderse, el culpabilizar etc.. son estas las expresiones de la derrota, pero además conforman el sentimiento de entrega con el que se partirá en la siguiente lucha para ser nuevamente derrotados. Solo hay una salida. Comprender las condiciones de la lucha en la actualidad: sin profundidad y extensión de la lucha mediante la unidad no hay posibilidad de victoria; sin solidaridad y apoyo la derrota es completa y un lastre más grande para futuros combates en cualquier parte de la clase. “
En el periodo actual toda lucha reivindicativa necesita convertirse en lucha política por una serie de razones que es preciso considerar: 1) No enfrenta un patrono aislado, aunque a veces esa es la apariencia que tiene delante de sus ojos, sino el conjunto de la clase capitalista parapetada detrás del Estado con todo el arsenal que este dispone: partidos, sindicatos, policía, jueces, medios de comunicación etc.; 2) La crisis creciente de la economía capitalista impide conceder las reivindicaciones o bien si estas son concedidas, el Estado mediante sus “políticas económicas de reforma” las elimina de forma encubierta; 3) La situación de descomposición social con las divisiones, pérdida de identidad de clase, abyección moral etc., que provoca, obligan a los trabajadores a recurrir a la solidaridad y otras fuerzas morales y, globalmente, a plantearse una politización, si no quieren verse humillados y derrotados sin paliativos. En las condiciones antes descritas, la lucha consecuente por las reivindicaciones planteadas obliga a una reflexión que lleva a concluir que la más tímida de las reivindicaciones necesita finalmente una movilización y un planteamiento políticos. Eso intimida mucho y hace que las luchas no logren estallar, lo que tiene un efecto de círculo vicioso: se hace muy difícil entrar en lucha porque la más mínima reivindicación requiere un desproporcionado esfuerzo político y esto intimida tanto que finalmente no se lucha y la frustración se acumula. Otra conclusión, es que a pesar de la descomposición social y de las dificultades añadidas del proletariado para reconocerse solo la extensión de la lucha hace posible enfrentar al capital. La solidaridad y la confianza en sí mismos son los elementos sobre los que los trabajadores construyen su unidad.
Solidaridad y preparación de futuras luchas
Somos conscientes de las dificultades enormes que hoy tienen las luchas obreras para estallar y manifestarse. Los compañeros de Afema, pese al ejemplo que han dado, no han podido superar ese muro muy difícil de derribar y ello lo han pagado muy caro con despidos, miseria, sentimiento de humillación y e igualmente una sensación de impotencia, una frustración también, porque trabajando con seres humanos de carne y hueso, no disponen de medios para darles el servicio que necesitan. Sentimos hacia ellos, una solidaridad y también una profunda indignación por todo lo que han sufrido.
Se hace necesario sacar lecciones y este artículo es una primera aproximación en ese sentido. No pretende ofrecer respuestas fáciles, de aplicación inmediata, más bien, conscientes de la dificultad, su propósito es plantear un debate que ayude a comprender como deberá ser la lucha futura del proletariado, tanto en el plano económico como en el político.
En luchas pasadas, trabajadores interesados en sacar lecciones de las luchas, se reunión en grupos de discusión[8] [1094],. Este puede ser un medio eficaz de preparar luchas futuras. Este esfuerzo necesita tomar en cuenta, no solamente las condiciones más inmediatas de la lucha sino el conjunto de la situación histórica en todos los planos (económico, política, moral etc.). No es sencillo, sin embargo, los revolucionarios nos volcamos en él y apoyamos toda tendencia en esa dirección.
[1] [1103] /content/2399/trabajadores-en-lucha-de-afema-alicante-una-experiencia-retomar-por-los-demas [1160]
[2] [1105] La Generalitat Valencia esta presidida por Ximo Puig del “PSPV” y la vice-presidencia está a cargo de Mónica Oltra miembro de “Compromís” formando un tripartito de gobierno junto con “Podemos”. Además de Vicepresidenta de la Generalitat, Mónica Oltra es titular de la Consellería de Igualdad y Políticas Inclusivas, entre otros cargos, y por tanto la responsable directa de las reivindicaciones de AFEMA. Su consellería de “políticas inclusivas”, la Conselleria de Sanitat a cargo de Carmen Monton, junto con el bloque en gobierno son quienes despiden a estos trabajadores y continuan los ataques a las condiciones de vida de todos los trabajadores valencianos, lo que pone una vez más en evidencia que las condiciones de los trabajadores están dictadas por las exigencias del capital y que el Estado o sus formas de gobierno, sean del color que sean, solo son los encargados de poner en práctica este sometimiento.
[3] [1106] Ver Huelga de metal en Vigo: los métodos proletarios de lucha, /content/910/huelga-del-metal-de-vigo-los-metodos-proletarios-de-lucha [131]
[4] [1107] Para un balance de la lucha del 15 M, también conocida como movimiento de indignados, ver El 15 M cinco años después, /content/4169/el-15-m-cinco-anos-despues [1161] ; y 2011: de la indignación a la esperanza, /content/3349/2011-de-la-indignacion-la-esperanza [460]
[5] [1108] Véanse nuestras Tesis sobre la Descomposición: /revista-internacional/200510/223/la-descomposicion-fase-ultima-de-la-decadencia-del-capitalismo [13]
[6] [1109] Sobre las características y condiciones de la descomposición del sistema capitalista pueden verse los puntos 7 y 8 de nuestras “Tesis sobre kla descomposición en la Revista Intenacional nº 117
[7] [1111] Puede verse , por ejemplo, el llamamiento y el comunicado hecho llegar a los trabajadores en Vigo y en Langreo: https://es.internationalism.org/book/export/html/2602 [1162]
[8] [1112] Ver, por ejemplo, nuestro artículo La organización del proletariado fuera de los periodos de luchas abiertas, https://es.internationalism.org/revista-internacional/201211/3556/la-organizacion-del-proletariado-fuera-de-los-periodos-de-luchas-a [1163]
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En Valencia se han visto carteles que denuncian: “Podemos ha traicionado el 15 M”, “Podemos no nos representa”. Desconocemos quien haya podido escribirlos, ¿se trata de ex militantes decepcionados por la guerra salvaje que han protagonizado los dos grandes jefes, Iglesias y Errejón? ¿Mostrarían una toma de conciencia en defensa de los atisbos proletarios que tuvo el movimiento 15 M?[1]
No sabemos. Lo que sí tenemos claro, sin embargo, es que la pugna que se ha visto en la “Asamblea Ciudadana” de Vistalegre 2 es otra prueba más de la naturaleza capitalista de Podemos. Podemos es enemigo del proletariado y de la humanidad, con la misma saña que la Derecha que dice denunciar[2].
En el capitalismo decadente -desde hace más de un siglo este sistema está en decadencia[3]- el Estado -tanto si se basa en un régimen de partido único como si se presenta bajo la máscara democrática- es en realidad una dictadura totalitaria[4] y esto necesita que tanto el gobierno o la jefatura del Estado, como la estructura de los partidos estén bajo el mando de un individuo al que se le confían todos los poderes. La guerra entre los diferentes aspirantes a la cumbre de esa pirámide suele ser a muerte. El cónclave de Vistalegre 2 tenía como máximo objetivo dilucidar quién iba a ser el nuevo faraón del partido: ¿Iglesias o Errejón? Y para ello han empleado toda la artillería necesaria: ataques personales, insultos, maniobras sórdidas, repentinos cambios de alianzas, chantajes, órdagos...
Esa guerra de jefes es la práctica habitual de todos los regímenes políticos y de todos los partidos. Para afianzar su poder personal, Franco se deshizo de todos los rivales que se cruzaron en su camino. Empezó con el general Mola, eliminado por un oportuno accidente de aviación; sacrificó a su cuñado Serrano Suñer, al falangista Hedilla o al ultra Muñoz Grandes. En el Frente Nacional francés, la señora Le Pen ha llegado hasta el parricidio político de liquidar a su propio padre. En el PSOE Felipe González defenestró a su “amigo del alma”, Guerra, y dejó pudrirse en la cárcel a un fiel colaborador en las tareas sucias, como Roldán. ¡No hablemos de la siniestra batalla campal que están librando el trío Díaz, Sánchez, López, por el mando del PSOE![5] Rajoy llevó una sangrienta lucha por el poder en el congreso de Valencia con la baronesa Aguirre.
Las purgas de Stalin o la noche de cuchillos largos de Hitler, se reproducen a todas horas en los partidos burgueses. Aparentemente se trata de métodos más pacíficos pues nadie acaba delante de un pelotón de fusilamiento, sin embargo, la aniquilación moral de los rivales, la infamia pública, el ostracismo, las intrigas, los golpes bajos, significan en muchos casos la muerte en plena vida.
En los partidos burgueses la verborrea sobre los ideales o el bien público, etc., encubre dos objetivos: por un lado, la defensa del interés nacional del Capital en contra de la clase obrera y de la gran mayoría. Y, en segundo lugar, la promoción de intereses de fracción o de clan, dentro de los partidos, que se alinean detrás de un líder carismático, el cual, a su vez, juega con sus intereses propios.
En la guerra entre Iglesias y Errejón se ha hablado mucho de los “entornos” de cada cual. Ambos aparecían a veces abrazados delante de las cámaras (el abrazo del oso) cuando probablemente en ese mismo momento, alguno de sus adeptos estaba incendiando las redes sociales contra el otro. Se jugaba el reparto del poder y de las prebendas ligados a él, a menudo, esa pugna siniestra ha ido demasiado lejos, creando situaciones conflictivas que han desestabilizado el partido o han creado heridas que pasarán factura con posterioridad.
En todo caso, tanto el interés general del capital español, como los intereses de clan a la sombra del “Amado Líder” expresan intereses propios de la minoría explotadora, es decir, de la clase capitalista. Intereses exclusivos y excluyentes que pertenecen al Capital y participan de un sistema de explotación y opresión que provoca la miseria de la mayoría para conseguir que la acumulación capitalista siga su curso.
Se trata, en concomitancia con lo anterior, del modo de funcionamiento y la moral de una clase que utiliza grandes palabras -solidaridad, tolerancia, derechos- para esconder sus designios egoístas.
Los partidos de la burguesía, sea cual sea su color, son organismos del Estado Capitalista, esa máquina burocrática, fría e impersonal, que defiende la marcha de los negocios capitalistas y los “asuntos particulares” del personal político al servicio del capital.
Ese conglomerado de aparatos políticos, judiciales, policiales, económicos, religiosos, culturales etc., que Iglesias llamaba “La Casta” antes de ser acogido por ella, es, en realidad, la estructura de defensa y organización del Capital, la fusión entre la burguesía clásica -propietaria de los medios de producción- y el Estado para formar el capitalismo de Estado que es el modo de existencia del capitalismo en su decadencia.
En el 15 M se decía que “no hay pan para tanto chorizo”, con la agudización de la crisis capitalista el margen de ganancia tiende a reducirse, mientras que, por el otro lado, son cada vez más los aspirantes a repartirse la tarta obtenida de la explotación de los obreros. Eso endurece los conflictos por el control de los partidos, por el botín que la clase capitalista deja en manos de sus perros falderos (los PP, PSOE, Podemos, C’s…). En el estanque de aguas pútridas y turbulentas que es cada partido no hay sitio para dos cocodrilos, uno de los dos tiene que perecer, en el caso de Podemos, el perdedor ha sido ese individuo con cara de empollón repelente llamado Errejón.
Un factor no menos importante de agudización de las tensiones es el proceso de descomposición social, ideológica y política del capitalismo que provoca “la increíble corrupción que está aumentando, prosperando en los aparatos políticos, la oleada de escándalos en la mayoría de los países”, en un contexto general donde “la falta de la menor perspectiva (si no es la de ir parcheando la economía) hacia la cual pueda movilizarse como clase, y cuando el proletariado no es todavía una amenaza de su supervivencia, lleva a la clase dominante, y en especial a su aparato político, a una tendencia a una indisciplina cada vez mayor y al sálvese quien pueda”[6]. La irresponsabilidad, la ausencia de una mínima lealtad, el “todo vale”, han alcanzado tales proporciones en la “Asamblea” Ciudadana de Podemos que, según El Confidencial, “Responsables de seguridad de la formación liderada por Pablo Iglesias [1165] solicitaron esta semana en una reunión con la Policía Nacional que enviara agentes a su II Asamblea Ciudadana Estatal [1166], que se desarrolla este fin de semana en el Palacio de Vistalegre de Madrid, para garantizar que no se produzcan enfrentamientos entre las facciones del partido que están peleando por controlarlo. Querían que hubiera efectivos en el interior del recinto para que pudieran frenar inmediatamente cualquier posible altercado”.[7]
La prensa de derechas ha hablado mucho de “pablismo-leninismo”. Iglesias se ha quejado de una conspiración de los medios de comunicación contra él y contra Podemos, sin embargo, no ha desmentido para nada esa acusación de “leninismo”
Desde hace muchos años se ha convertido en un tópico hablar de “leninismo” para caracterizar esas prácticas sórdidas que Podemos ha exhibido con tanta generosidad.
No es objeto de este artículo defender a Lenin de la amalgama que ha hecho siempre la burguesía entre él y Stalin, quien fue el que aplicó estos métodos repugnantes para liquidar la revolución de octubre en Rusia[8].
Sin embargo, lo que queremos mostrar son dos cosas. Primero que llaman “leninistas” son en realidad la práctica de todos los partidos burgueses sin excepción, tanto de derechas como de izquierdas, tanto populistas como anti-populistas. Segundo, que en una organización proletaria esas prácticas no se pueden admitir, se deben combatir de manera intransigente, pues, si son letales para una organización proletaria.
El lubricante que engrasa la máquina de un partido burgués son las intrigas, los golpes bajos, la hipocresía, las maniobras en la oscuridad, las decisiones burocráticas, las relaciones de fuerza… En los partidos burgueses actuales el pelotón de fusilamiento o la tortura -práctica habitual de nazis o estalinistas- ha sido sustituido por los procesos judiciales por corrupción, las campañas públicas en la prensa o en Internet, el espionaje generalizado, el ostracismo por caída en desgracia, las humillaciones delante de las cámaras etc.
Lo que en los partidos burgueses se llama “debate” es en realidad una guerra sucia de insultos, acusaciones, trampas insinuaciones, denuncias, un asqueroso espectáculo que convierte algo tan necesario para la humanidad como la discusión -la cultura del debate[9]- en un combate de boxeo donde no se trata de convencer sino de aplastar.
En una organización proletaria, en cambio, debate es debate. Se busca convencer, se intenta lograr entre todos, una claridad compartida. No se trata de ganar sino de buscar la verdad. No hay vencedores ni vencidos, lo único que se gana es un avance en la conciencia de clase del proletariado. Se intercambian análisis y argumentos, no mentiras o ataques. El debate es un medio para alcanzar la comprensión de las necesidades inmediatas e históricas de la lucha proletaria y de los problemas generales del mundo. En una organización burguesa el acuerdo es el resultado de diplomacias, alianzas contra-natura, intrigas; en una organización proletaria el acuerdo es el fruto de la clarificación, de una discusión intensa, de una decantación. En una organización burguesa los acuerdos se firman para obtener ventajas y se rompen en cuanto uno de los “socios” puede imponerse al otro[10]. En una organización proletaria los acuerdos son la base de la convicción, de la lealtad, de la unidad.
En una organización proletaria se necesita la confianza y la solidaridad, en una organización burguesa la desconfianza y la guerra de todos contra todos. En lo único que están unidos es contra el proletariado y en los cambalaches que se montan para repartirse algún botín conquistado mediante la corrupción y el amiguismo, esta última unidad vuela en pedazos en cuanto alguno de los compinches quiere más o se siente postergado, lo que, a menudo, le impulsa a tirar de la manta.
Si una organización proletaria deja entrar la intriga, la calumnia, las habladurías, la confianza se destruye y con ello la organización ya no puede funcionar. Una organización burguesa se basa en la desconfianza y todo lo que acarrea: los chismorreos, la mentira, el doble lenguaje y la doble moral, las conspiraciones. Como decía Churchill “hay amigos, enemigos y compañeros de partido” pues no te puedes fiar ni de tu propia sombra.
En una organización proletaria la solidaridad es imprescindible. En una organización burguesa es lo contrario: la insolidaridad, el ataque a los “amigos” sin ningún escrúpulo, la ruptura inesperada con los “aliados” cuando se logra pillarlos por sorpresa o cuando se han reunido las fuerzas propias necesarias para deshacerse de ellos.
Un partido burgués es un fiel reflejo de la sociedad actual cuyo fundamento es la competencia, el cada uno a la suya, el quítate tú para ponerme yo, la carrera por repartirse los cargos. Una organización proletaria tiene que llevar una dura lucha para vivir según la confianza, la solidaridad, el respeto mutuo, el trabajo asociado… Estos principios son los de la lucha del proletariado y los que regirán la sociedad comunista que aspira a crear. La vida de una organización revolucionaria tiene que estructurarse según el porvenir revolucionario, la vida de un partido burgués se rige por el pasado y el presente reaccionarios.
Una de las fuentes del populismo de derechas actual[11], protagonizado por Trump, Le Pen etc., es el asqueo generalizado ante el espectáculo denigrante que nos dan “los políticos”, de los que las guerras de PSOE y Podemos, constituyen muestras vomitivas. Este escándalo permanente lleva a muchos proletarios a rechazar la política y, peor aún, a creer que los males del mundo -el desempleo, la miseria etc.- serían causado por “minorías malvadas”: por arriba estarían los políticos, los financieros, los corruptos, pero, por abajo, habría los emigrantes, los extranjeros, los inadaptados…
Esta visión, que se basa en la simplificación y la búsqueda de culpables, se opone frontalmente a la explicación científica e histórica del marxismo que ve en la evolución de los modos de producción, las contradicciones entre las relaciones sociales y el desarrollo de las fuerzas productivas, la lucha de clases, los factores determinantes de los problemas, pero también de las soluciones.
El proletariado y sus minorías más avanzadas deben rechazar y combatir estos subproductos intelectuales del orden capitalista. Por un lado, los partidos y gerifaltes populistas son tan corruptos, cínicos y manipuladores, como sus rivales de “la casta”. Trump ha convertido “su” partido en un cementerio, purgando a unos, presionando a otros, desprestigiando a golpe de Twitter a los rivales molestos. En el Frente Nacional de Le Pen reina una disciplina de hierro y una dinastía incombustible que nada tiene que envidiar a sagas familiares como la de Corea del Norte o de Siria.
Pero, lo más importante es que frente a la barbarie, cinismo, corrupción y manipulación propios de la política burguesa, es posible y necesaria una política de clase proletaria, aunque construirla es duro y difícil y llevará un largo camino lleno de obstáculos. Como decíamos en la hoja internacional de balance de los movimientos de indignados, en ellos se dio “los primeros pasos para que aparezca una verdadera política de la mayoría, alejada del mundo de intrigas, mentiras y turbias maniobras que caracteriza la política dominante. Una política que aborda todos los sujetos que nos afectan, no solo la economía o la política, sino igualmente la destrucción del medio ambiente, la ética, la cultura, la educación o la sanidad”.
En los enfrentamientos entre partidos burgueses o al interior de cada uno de ellos, hay conflictos de camarillas ansiosas de conquistar las palancas de mando. Sin embargo, hay también opciones políticas, orientaciones tácticas y estratégicas. Errejón defendía una “transversalidad”, palabreja detrás de la cual se escondía una política más parlamentaria y menos callejera, una tentativa de abrirse a sectores más conservadores. Esta orientación contenía el peligro de convertir a Podemos en un PSOE-2, lo cual podía llevarlo a verse fagocitado por el PSOE[12].
De ahí, que la política más “radical” de Iglesias consistente en una combinación “parlamento – calle” parece más realista para preservar el perfil particular de Podemos y afianzarlo frente a los “aliados” que tiene: IU, las “mareas”, los “Ahora Madrid”, los “Barcelona en común” etc. Estos “aliados” no son precisamente muy de fiar. Son todos estalinistas experimentados reconvertidos en toda clase de “organizaciones de base apartidistas”, muchas de ellas manipuladas en la sombra por un viejo estalinista, Julio Anguita.
También este “radicalismo”[13] permite a Podemos continuar una obra muy necesaria para la burguesía: desfigurar totalmente el movimiento 15 M, presentarlo como un movimiento democrático, ciudadano, anti-corrupción, contra el bipartidismo etc., enterrando bajo tierra todo lo que lo tuvo, aunque débil, de proletario.
Smolni 060417
[1] Para un análisis del movimiento 15 M ver 2011: de la indignación a la esperanza, /content/3349/2011-de-la-indignacion-la-esperanza [460] ,y El 15 M 5 años después, /content/4169/el-15-m-cinco-anos-despues [1161]
[2] Sobre la naturaleza de Podemos ver: Podemos, un poder del Estado capitalista, https://es.internationalism.org/cci-online/201406/4033/podemos-un-poder-del-estado-capitalista [926]
[3] Ver nuestro folleto La decadencia del capitalismo.
[4] Un eslogan muy acertado que se gritaba en el movimiento de indignados era: “Le llaman democracia y no lo es, es una dictadura y no se ve”.
[5] Ver ¿Qué le pasa al PSOE? https://es.internationalism.org/revista-internacional/201611/4182/que-le-pasa-al-psoe [1167]
[6] Ver nuestras Tesis sobre la Descomposición, /revista-internacional/200510/223/la-descomposicion-fase-ultima-de-la-decadencia-del-capitalismo [13]
[7] Ver https://www.elconfidencial.com/espana/2017-02-11/asamblea-podemos-vistalegre-policia-acto-de-alto-riesgo_1329876/ [1168]
[8] Hemos argumentado nuestra denuncia de la amalgama entre Lenin y Stalin, entre la revolución rusa y el régimen de capitalismo de Estado que se levantó en su nombre en numerosos documentos, entre otros: en El estalinismo aún despide su hedor contrarrevolucionario en https://es.internationalism.org/cci-online/201302/3644/el-estalinismo-aun-despide-su-hedor-contrarrevolucionario [1169]
1989-1999 - El proletariado mundial ante el hundimiento del bloque del Este y la quiebra del estalinismo en https://es.internationalism.org/revista-internacional/200612/1151/1989-1999-el-proletariado-mundial-ante-el-hundimiento-del-bloque-d [1170]
[9] Ver una denuncia de los debates electorales en Debates electorales, lo contrario de un verdadero debate, https://es.internationalism.org/cci-online/200802/2185/debates-electorales-lo-contrario-de-un-verdadero-debate [1171] . Para un análisis teórico más general e histórico, ver La cultura del debate, un arma de la lucha de clase, https://es.internationalism.org/revista-internacional/200711/2088/la-cultura-del-debate-un-arma-de-la-lucha-de-la-clase [224]
[10]Un ejemplo entre muchos: Pedro Sánchez llegó a la secretaría general del PSOE apoyado por “Sultana” Díaz y, en cambio, ahora son enemigos irreconciliables.
[11] Ver La Elección de Trump y el derrumbe del orden capitalista mundial, https://es.internationalism.org/revista-internacional/201703/4201/la-eleccion-de-trump-y-el-derrumbe-del-orden-mundial-capitalista [1172] y también, Contribución sobre el problema del populismo, https://es.internationalism.org/revista-internacional/201610/4178/contribucion-sobre-el-problema-del-populismo-junio-de-2016 [1124]
[12] No olvidemos que el PSOE tiene una gran experiencia en absorber sectores de otros partidos. En la transición, muchos franquistas de segunda fila se apuntaron al PSOE que era llamado “la lavadora” por la “limpieza democrática” que otorgaba a fascistas de toda la vida que llegaban a sus filas. Después, en 1982, se llevó una parte de la extinta UCD (el grupo de Fernández Ordoñez) y, sobre todo, más de la mitad de los cuadros del PCE, engrosaron el aparato de PSOE, terminando por el propio Carrillo, incombustible secretario general, que acabó volviendo a la “casa madre” de la que había salido en 1934, traicionando a su propio padre, Wenceslao Carrillo.
[13] En la ideología burguesa y si nos dejamos guiar por la prensa y lo que se llama el “sentido común”, ser “radical” es ser violento, agitador, iconoclasta, rebelde. Sin embargo, ese no es el verdadero sentido que le da el marxismo: “Ser radical es atacar el problema por la raíz. Y la raíz, para el hombre, es el hombre mismo” (Marx: Crítica de la filosofía del derecho de Hegel)
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INTRODUCCION DE LA CCI
Publicamos una contribución de un compañero muy próximo a nuestra organización, dedicada a defender la necesidad de una moral y de unos principios organizativos en el proletariado, en general, y en los grupos de la Izquierda Comunista, en particular.
Contra el cinismo del “todo vale”, el proletariado necesita una moral. Una moral distinta y opuesta de la moral burguesa o de la moral religiosa. Frente a la hipocresía de los buenos deseos (solidaridad, tolerancia, respeto) o frente a la moral sin escrúpulos del pragmatismo, el proletariado y sus organizaciones necesitan una moral de solidaridad, confianza, respeto mutuo, búsqueda en común de la verdad… En concreto, una organización revolucionaria no es solamente programa, su existencia se basa en la unión coherente de programa, moral y principios organizativos. El proletariado lucha por una sociedad sin estado y tal objetivo no puede realizarse afianzando el monstruo del Estado. El proletariado lucha por una sociedad en comunidad y este fin no puede alcanzarse mediante el seguidismo ciego de jefes carismáticos. El proletariado aspira a una sociedad regulada conscientemente por la acción humana y esto no puede brotar de la mentira o la calumnia[1] [1174].
El marxismo no se resume exclusivamente a su programa político
Uno de los objetivos principales que este texto se pone por delante es el de demostrar, o al menos contribuir a la demostración, de que tan importantes y esenciales como son las posiciones políticas históricas del marxismo, su desarrollo y la necesidad de que la organización revolucionaria se dé un programa en consecuencia con ese desarrollo, el marxismo no se reduce a ello.
La época histórica que atravesamos y las peculiaridades que pone sobre la mesa para con nuestra clase no son casuales en ese sentido. El proletariado, la única clase que ha podido orquestar un pensamiento y acción conscientes para transformar la sociedad humana moderna de forma revolucionaria, ha sufrido un trauma horrendo, una ruptura histórica que ha cortado el cordón umbilical que une (o mejor dicho, debió haber unido) a las generaciones actuales de obreros con la rica vida política, organizacional, moral y cultural que vivieron muchos de los antepasados de su clase.
Debido a la larga noche de la contrarrevolución que siguió a la derrota de la revolución mundial y el ascenso del estalinismo, a la formación de su corifeo trotskista tras la degeneración de la Oposición de Izquierda[2] [1175] y a la Segunda Guerra Mundial, el proletariado se ha visto separado físicamente de su tradición organizacional pasada. No sólo ha sufrido la importantísima derrota traumática de ver identificada su propia causa con la del protagonista de su destrucción en los años 20[3] [1176], sino que todas las nociones que un movimiento obrero que hoy no existe albergaba, de forma inconsciente, sobre la moral entre proletarios, sobre las relaciones entre los militantes dentro de una organización proletaria y la defensa de una perspectiva organizacional, se han perdido bajo el peso abrumador de la contrarrevolución del siglo pasado, al que se le suma el de la descomposición y la desintegración paulatina de las mismas bases de la vida humana en comunidad que ésta trae.
Todo esto no sólo pone por delante a los revolucionarios la importante tarea de llevar un debate internacional, histórico, sobre las muchas lecciones que el proletariado necesita retomar y aprender de lo que le pasó (sobre la dictadura de clase, sobre el Estado, sobre el Partido...) sino que impone tomar en consideración algo esencial: ya no basta con el programa político para la minoría revolucionaria del proletariado; si ésta quiere sobrevivir y no implosionar tarde o temprano, debe aclarar las condiciones en las que militan los militantes, en las que se relacionan entre ellos y con la organización y en cómo ésta en su conjunto armoniza sus esfuerzos, resuelve las diferencias y da forma a la manifestación de sus principios. Es decir, debemos aprender qué es la dimensión moral de la lucha del proletariado y en qué consiste verdaderamente la lucha por una organización.
¿Existe o ha existido de veras una moral proletaria?
``Las nociones de bien y mal han cambiado tanto de un pueblo a otro y de una época a otra que a menudo han llegado incluso a contradecirse (alguien podrá sin duda replicar que el bien no es el mal ni el mal el bien, y que si se confunden el bien y el mal se suprime toda moralidad y cada cual puede hacer o dejar de hacer lo que quiera.) Esta es también la opinión del señor Dühring, en cuanto se le quita todo el estilo sentencioso de oráculo.
No obstante, la cuestión no es tan fácil de liquidar. Si tan sencilla fuera, tampoco habría discusión sobre el bien y el mal, todo el mundo sabría lo que son el bien y el mal. Pero ¿cuál es hoy la situación? ¿Qué moral se nos predica hoy? Hay, por de pronto, la cristiano-feudal, procedente de viejos tiempos creyentes, que se divide fundamentalmente en una moral católica y otra protestante, con subdivisiones que van desde la jesuítico-católica y la protestante ortodoxa hasta la moral laxa ilustrada. Se tiene además la moral moderno-burguesa y, junto a ésta, la moral proletaria del futuro, de modo que ya en los países más adelantados de Europa el pasado, el presente y el futuro suministran tres grandes grupos de teorías morales que tienen una vigencia contemporánea y co-presente. ¿Cuál es la verdadera? Ninguna de ellas, en el sentido de validez absoluta y definitiva; pero sin duda la moral que posee más elementos de duración es aquella que presenta el futuro en la transformación del presente, es decir, la moral proletaria.
Mas al ver que las tres clases de la sociedad moderna, la aristocracia feudal, la burguesía y el proletariado, tienen cada una su propia moral, no podemos sino inferir de ello que en última instancia los hombres toman, consciente o inconscientemente, sus concepciones éticas de las condiciones prácticas en que se funda su situación de clase, es decir, de las situaciones económicas en las cuales producen y cambian´´. (Engels, Anti-Duhring[4] [1177])
``Por todas estas razones ha sido fundada la Asociación Internacional de los Trabajadores. Y declara: que todas las sociedades y todos los individuos que se adhieran a ella reconocerán la verdad, la justicia y la moral como base de sus relaciones recíprocas y de su conducta hacia todos los hombres, sin distinción de color, de creencias o de nacionalidad. ´´ (Marx, Estatutos generales de la Asociación Internacional de Trabajadores).
La concepción de la moral en el movimiento obrero, aunque nunca estuvo, como pudiera decirse, en el centro de atención ni se desarrollara mucha teoría sobre ella, no es como la pinta el izquierdismo. La moral no es una cuestión ``idealista´´ o escolástica que sólo interesa a los imitadores de los filósofos del Imperio Bizantino, que debatían sobre el sexo de los ángeles mientras los otomanos atormentaban las murallas de Constantinopla. La moral, como todo producto social del ser humano por definición, es una de las principales características de las relaciones sociales que nos hemos dado. Una realidad que bien podría resumirse como el sentido, colectivamente calibrado, de lo adecuado, o no, de la forma y orientación que damos a las relaciones en las que estamos envueltos... ¿debe ser esto algo ajeno al proletariado, a la clase que es a la vez fruto de unas relaciones sociales determinadas y portadora de otras relaciones, de otra forma mucho más elevada de organizar nuestra existencia social? Si en el pasado, a pesar de las importantes citas aquí copiadas, no se desarrolló demasiado la cuestión, fue porque el movimiento del proletariado contaba con una larga y rica tradición de vida organizacional, en la que la mayoría de sus militantes observaban unas reglas para debatir, para dirigirse a sus camaradas, para convivir con ellos, para prestarles auxilio y toda su confianza y solidaridad cuando la necesidad lo requería; es decir, observaban una moral obediente a la naturaleza misma de la clase proletaria: la clase de la solidaridad, de la confianza, la portadora de las verdaderas capacidades creativas de la humanidad y de una verdadera cultura humana. Y lo más importante: esa tradición no había sido quebrantada y arrastrada por el fango como lo ha sido hoy todo lo que tiene que ver con el comunismo, no era acuciante la necesidad de recuperar algo que, para los revolucionarios, sólo empezó a perderse cuando empezó a degenerar la II Internacional.
Sólo a partir de la entrada en la legalidad de la socialdemocracia alemana a finales del s. XIX, sólo a partir de la paulatina acomodación de la fracción más poderosa de la II Internacional a la actividad parlamentaria y sindical, sólo a partir del deterioro de las relaciones de confianza y solidaridad, que debieron forjarse en etapas anteriores debido a una represión abierta del Estado burgués que entonces empezó a moderarse, empezó a sentirse la necesidad de marcar la diferencia con el debate moral y organizacional. Y es principalmente su ala izquierda, en especial Rosa Luxemburgo, quien la siente.
``Por muy grande que sea nuestra necesidad de autocrítica, y por muy amplios que pongamos sus límites, debe haber no obstante unos principios mínimos que mantengan nuestra esencia, nuestra existencia, de hecho, que funda nuestra cooperación como miembros de un partido. ´´(R. Luxemburgo, La libertad de crítica en la ciencia)
El combate de Luxemburgo y sus camaradas por la defensa de la verdadera naturaleza del marxismo y la organización proletaria, por la defensa de la necesidad del desarrollo de sus posiciones y de la crítica que es vida y aliento para el proletariado no es otra cosa que la defensa de la perspectiva organizacional que el oportunismo, floreciente en esas nuevas circunstancias, estaba carcomiendo. Y con la defensa de esa perspectiva, se defiende lo que no es sino la cara opuesta de su moneda: la moral proletaria. Es la necesidad de comprender que el fundamental desarrollo de las posiciones del marxismo es fútil sino se contemplan, conscientemente, las condiciones en las que debaten los militantes, cómo se pasa a ser un militante, qué significa la camaradería y en qué se diferencia de la amistad, cómo de importante es para una organización proletaria hacer comprender todo este universo teórico y su ímpetu a los nuevos miembros y no dejarse caer en dinámicas reclutadoras y activistas, etc.
La moral proletaria tras la debacle de mediados del s. XX
La historia de la Izquierda Comunista no sólo es la historia de su fundamental balance y desarrollo del programa político del marxismo, una vez comienza la decadencia histórica de la sociedad burguesa. Es también la historia de la larga y penosa tarea de recuperar la moral y la lucha por defender la perspectiva organizacional del marxismo. Muchos son los ejemplos de la gran inestabilidad y las crisis que han resultado, en estas organizaciones, de creer que la militancia comunista se reduce sólo a estar de acuerdo con una serie de posiciones sobre la dictadura del proletariado, sobre el Estado, sobre el parlamentarismo y el sindicalismo, etc. Por mucho que éstas sean, insistimos, de vital importancia para definir la naturaleza misma de la Izquierda Comunista, y a la luz de todo lo que le ha ocurrido a nuestra clase, no son suficientes.
La contrarrevolución triunfante de la Segunda Guerra Mundial y el periodo que la siguió fue correctamente descrita por los revolucionarios de la Izquierda Comunista como ''la larga noche'', como un periodo en el que lo que primaba era el balance teórico frente a la ofensiva en masa de una burguesía que estaba dispuesta a todo en dos sentidos: primero en uno más ''práctico'', de enrolar por millones a los proletarios en una guerra imperialista que necesitaba hacer, y segundo en uno más ''subjetivo'': la gran ofensiva ideológica inspirada por su voluntad ferviente de enterrar en lo más hondo del olvido, o de la deformación y la mentira, lo que había pasado en 1917. Teniendo en cuenta que la burguesía siempre será la clase ''del pueblo'', que intenta presentar su punto de vista, ante todo, como el que interesa a todos, a la gran mayoría, casi podría decirse hoy que la burguesía lo único por lo que se ha esforzado es por transmitir a todos y cada uno de los miembros del proletariado lo que no es sino su miedo terrible a lo que 1917 supuso. Eso sí, ha invertido las impresiones; porque lo que verdaderamente aterroriza a la burguesía no son las masacres estalinistas que bien pueden crear un honesto sentimiento de rechazo en muchos proletarios, sino el contenido netamente revolucionario y peligroso para su orden social que supuso 1917, con el cual quiere identificar a toda costa lo que no ha sido sino la compañera de cama histórica de la burguesía: la masacre, la manipulación y la hipocresía de la intelligentsia estalinista que bien pueden aborrecer muchos obreros de forma honesta. A grandes males, grandes medidas: el más brillante momento de un proletariado consciente de su auténtico potencial no podía quedar impune. Y no quedó. Tras la Segunda Guerra Mundial el proletariado ha sufrido tal trauma, a todos los niveles, que todavía hoy no se ha recuperado.
El proletariado que desencadena los ciclos de luchas de los 60, 70 y 80 es un niño que ha nacido sin cordón umbilical, o con uno extremadamente débil y quebradizo. Las nociones de confianza y solidaridad entre los revolucionarios[5] [1178], de cómo defender una perspectiva organizada para la clase y de la necesidad, definitoria de la militancia comunista, de esa perspectiva, habían quedado casi tan olvidadas para el proletariado como la vida política que gran parte de la clase llevaba adelante antes de la contrarrevolución triunfante. Al haber fracasado la gran tentativa revolucionaria de la forma en que lo hizo, adoptando la contrarrevolución la forma más dañina posible en el lugar más delicado (como hizo el estalinismo), cada vez más proletarios veían en su propia causa como clase algo ajeno a ellos, y con ello, toda noción de organización, solidaridad, de identidad de clase, de hermandad de intereses entre todos los obreros del mundo, quedó arrastrada por el fango. El proletariado logró hacer surgir expresiones organizadas tras la contrarrevolución, pero lo hizo mucho más débilmente que antes y en condiciones que cada vez se hacían más dificultosas. Sólo tras repetidas y dolorosas crisis (necesarias por otro lado, como demuestra la historia de las organizaciones marxistas) algunas de esas organizaciones lograron estabilizarse. Al ser los revolucionarios no otra cosa sino una expresión organizada de la clase, pensar que no tienen interés las cuestiones morales, de relaciones entre militantes, de qué principios deben regir un esfuerzo de debate y de qué relaciones debe haber entre las organizaciones que defienden una determinada tradición política, etc., es lo mismo que pensar que todos los grandes traumas que ha sufrido el proletariado no arrojan ni una sola lección, que no importan, que no tenemos nada que aprender de lo que se ha perdido y que debe recuperarse para el esfuerzo organizado del proletariado.
¿Darle la vuelta a la rueda de la historia... o seguir hacia delante?
Una determinada lectura de este escrito puede arrojar la interpretación de que lo que se defiende es que nos esforcemos por volver a la organización permanente de masas, a la ''edad de oro'' de la II Internacional.
Nada más lejos de la verdad. Proposiciones del estilo, como la que vertebra casi toda la evolución política reciente de grupos como la Communist League of Tampa – CLT[6] [1179], se fundamentan en la ilusión de volver a un pasado del movimiento obrero que no existió como se lo figuran, y en la incomprensión de cómo existió. No es casual que determinados militantes de este tipo de organizaciones sean los primeros en la cola a la hora de, no sólo atacar a las organizaciones que quedan en pie de la Izquierda Comunista hoy, sino de rechazar cualquier noción de moral como algo propio de Partidos estalinistas que quieren regir la vida de sus militantes y los pasos que dan a cada segundo. Son ellos los primeros en rechazar una realidad de primer orden de la época de la II y III Internacionales. Sería inocente pensar que esto se debe exclusivamente, como puede ser el caso de algunos individuos más honestos, a una impresión fruto del trauma del estalinismo (que también tiene su influencia real en este caso) y que no se debe también a lo que la descomposición social y el estado actual de nuestra clase lleva a algunos elementos a defender: el activismo y el inmediatismo más o menos refinado y justificado, y el ataque psicopático a toda organización previa a la suya como una reliquia que debe desaparecer, la actitud fruto del reflejo de ese rechazo de plano del pasado, del borrón y cuenta nueva, de que cada uno tenga su ''tenderete''.
Volviendo a la cuestión central, hemos de defender la idea de que la forma en que los revolucionarios se organizan ha cambiado para siempre, y que ha debido hacerlo. Lo que define la época de la II Internacional no sólo era la posibilidad de la existencia de unos lazos de solidaridad permanentes, de contacto entre amplios sectores del proletariado y de la disposición de un gran espacio de discusión y desarrollo de la teoría revolucionaria, sino también las crisis y el eventual estancamiento de este desarrollo teórico y de estos lazos morales y organizacionales.
La CCI ha analizado en varios de sus artículos muy certeramente no sólo los motivos directos que llevaron al colapso de la II Internacional, sino lo que es incluso más importante: el preludio de ese colapso, la degradación paulatina que precedió a la gran traición de los partidos de la II Internacional, que no se gestó de la noche a la mañana; cómo los mecanismos, más o menos conscientes, de confianza y apoyo entre sus militantes, del favorecimiento del más amplio debate y crítica fraternal en su seno, se vieron paulatinamente degradados una vez el principal partido de la II Internacional (el partido socialdemócrata alemán) fue considerado legalmente por el Estado alemán, y se empezaron a pudrir los fuertes lazos de solidaridad, confianza, debate y desarrollo político que se habían forjado en las condiciones de la represión. Así, esta paralización del desarrollo de la teoría revolucionaria misma y del mundo moral de los hombres y mujeres que la sostenían, convirtió lo que el periodo del capitalismo que alumbró a la II Internacional hacía necesario y posible (trabajo sindical que respondía a una verdadera autonomía de clase, posibilidad de trabajo parlamentario sin traicionar esta autonomía, Partido de masas permanente, etc.) en lo inalterable e indiscutible ad eternum, la excusa perfecta para la justificación de la burocratización y ese estancamiento, que para nada obedecía a la naturaleza ''malvada'' de algún ''líder en la sombra''. Fueron necesarios revolucionarios de la talla de Lenin, Luxemburgo, Pannekoek, Gorter, Bordiga, etc., para empezar a andar el camino que llevaba a la comprensión de cómo debe transformarse la organización de los revolucionarios según el periodo histórico que atraviese, y de cómo debe explicar y extraer lecciones de las formas organizacionales pasadas del movimiento obrero. De la misma forma que algunos se niegan a ver la importancia y la profundidad de la derrota de la revolución mundial de 1917, otros también se niegan a observar la profundidad y el punto de inflexión que supuso la degeneración de la II Internacional.
En ese camino que los revolucionarios mencionados empezaron a despejar, el trabajo de fracción de organizaciones de la Izquierda Italiana como Bilan o la Izquierda Comunista Francesa se nos antoja fundamental. La recuperación de la tradición organizacional de nuestra clase, con los rasgos políticos, organizacionales y también morales y culturales que les son propios, jamás puede llevar a la idealización de una época pasada, a la petrificación del método del marxismo. Los revolucionarios, como la clase en su conjunto, tienen sin duda cosas que recuperar de entonces, lecciones que extraer. Pero sin embargo, llamar a reproducir al detalle formas organizacionales que la historia de nuestra clase y sus protagonistas han demostrado superadas, como hacen los grupos ya mencionados y como hace en cierto sentido también el izquierdismo, cuando en el nombre del muñeco de paja del ''leninismo'', no defiende sino los errores e imprecisiones de revolucionarios como Lenin en estas cuestiones, es lo mismo que salir magullado de un zarzal sólo con la intención de volverse a meter teniendo la esperanza de que, por alguna razón, no habrá tantas espinas como en la primera vez o de que sus aguijonazos dolerán menos. Aun entendiendo lo que en el periodo actual que atraviesa la sociedad llama a asumir tales concepciones, o es una mentalidad muy inocente o muy masoquista, cuando no, sencillamente, innecesaria (al menos, para la clase proletaria y si lo que se defiende es su perspectiva, claro está...).
Una conclusión
La construcción de una organización revolucionaria no es un asunto baladí. Al mismo tiempo que nunca puede imponerse como una carga insostenible para la vida de ningún militante, este esfuerzo tampoco puede ser otra cosa sino la materialización de una necesidad que tiene el proletariado: la necesidad de responder a un ímpetu de comprensión y transformación de la sociedad humana y del pensamiento de los seres humanos, la necesidad de traer a la luz el pasado, el presente y la perspectiva de futuro de una clase que, cuando verdaderamente se descubre y se discute su potencial histórico, es capaz de aunar las energías y las pasiones que más enterradas creíamos. Un esfuerzo tal no puede llevarse adelante sin tener muy claro, primero, qué punto de vista se tiene sobre cómo deben desenvolverse las relaciones entre militantes, entre éstos y la organización en su conjunto y entre todos ellos y el resto de los miembros de nuestra clase y de la sociedad.
La moral proletaria era una realidad que vivían los revolucionarios antes de la derrota de la revolución mundial. Fue precisamente el deterioro de las bases organizacionales y políticas de esa realidad moral, a partir de que se entra en el periodo de la legalidad de la socialdemocracia, contra lo que reaccionaron tan apasionadamente revolucionarios como Luxemburgo y como comenzó el esfuerzo de comprensión y reunificación de los defensores del método del marxismo, que llevaría eventualmente a la fundación de la III Internacional.
Incluso antes, a pesar de lo dicho, ya había ciertas expresiones teóricas en el seno del movimiento obrero que trataban de asaltar la cuestión, cómo hemos visto en la importante cita de Engels y cómo podemos ver en obras como Ética y concepción materialista de la historia de Kautsky. Trayendo de nuevo a colación algo que hemos señalado antes, es de gran interés a este respecto repasar textos como 1914 – El camino hacia la traición de la socialdemocracia alemana [1180], en el que se disecciona al detalle todo el periodo de degeneración de la II Internacional, previo a la Primera Guerra Mundial, y todas las impresiones y resoluciones que inspiraba a sus principales protagonistas: Luxemburg, Kautsky, Bebel, etc.
Sin duda, las lecciones sobre todo tipo de cuestiones vitales abundan en los escritos de los antepasados de nuestra clase, y todas ellas apuntan a que cercenar un aspecto de nuestra lucha para separarlo del resto, como se ha hecho con la moral, como la academia intentado hacer con el ''Marx joven y filósofo'' y el ''Marx maduro y economista'', no lleva sino a negar lo que es una realidad natural al proletariado: la continuidad y continuo balance y superación de las expresiones teóricas y prácticas de la conciencia proletaria, que forman una totalidad en la que nuestra clase reúne su visión: su manifestación vital hacia todas las expresiones de la humanidad de la que es parte, ya sean éstas morales, culturales, políticas, económicas, artísticas o emocionales y psicológicas.
Rakov marzo 2017
[1] [1181] Ver nuestro Texto de orientación Marxismo y Ética. https://es.internationalism.org/revista-internacional/200612/1139/texto-de-orientacion-sobre-marxismo-y-etica-i [365]
[2] [1182] Ver nuestro folleto El trotskismo contra la clase obrera donde intentamos explicar porque la Oposición de Izquierdas degeneró y tras una dura resistencia de fracciones proletarias (como, por ejemplo, la de Munis y Natalia Sedova) se convirtió en un organismo del capital. https://es.internationalism.org/cci/200605/911/el-trotskismo-contra-la-clase-obrera [1183]
[3] [1184] Se refiere al estalinismo. Sobre la formación y triunfo del estalinismo ver, entre otros, El estalinismo aun expide su hedor contrarrevolucionario, https://es.internationalism.org/tag/2/28/el-estalinismo-el-bloque-del-este [1185]
[4] [1186] Ver https://www.marxists.org/espanol/m-e/1870s/anti-duhring/ [1187]
[5] [1188] Ver nuestro Texto de Orientación sobre la Confianza y la Solidaridad, parte I, https://es.internationalism.org/revista-internacional/200911/2695/texto-de-orientacion-sobre-la-confianza-y-la-solidaridad-i [347] ; parte II, https://es.internationalism.org/revista-internacional/200911/2714/texto-de-orientacion-sobre-la-confianza-y-la-solidaridad-ii [1189]
[6] [1190] Ver La Liga Comunista de Tampa y la cuestión del partido, /content/4145/la-liga-comunista-de-tampa-y-la-cuestion-del-partido [1191]
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Ante las inundaciones acontecidas en Perú debido al fenómeno del Niño tomamos posición insistiendo que la única fuerza contra los sufrimientos y destrucciones provocados por el capitalismo y sus desastres no es “Perú una sola fuerza” como ha proclamado en campaña mediática nacionalista el Estado peruano, sino la fuerza que tiene que construir el proletariado mundial.
Lluvias, huaycos[1], desbordes, inundaciones, desesperación, damnificados, enfermedades, miseria y muerte, es el resultado de un Estado en emergencia, en crisis permanente. No se trata de una mala gestión de cualquier gobierno, se trata de un aparato incapaz de solucionar y satisfacer las necesidades de la sociedad en su conjunto. Esta situación es permanente y repetitiva en todo el planeta.
1) EL DESASTRE HA PUESTO AL DESNUDO LA CRISIS DEL ESTADO Y LA AGUDIZACIÒN DE LAS MANIFESTACIONES SOCIALES DE LA DESCOMPOSICION:
Recordemos que poco antes de estallar las inundaciones y huaycos, nos enterábamos que el Estado y los políticos de las diversas fracciones burguesas estaban inmersos en el escándalo de la corrupción y las coimas de Odebrecht y las otras empresas brasileras. Nadie se salvaba. Todos, políticos, empresarios y hasta deportistas están inmersos hasta las uñas en la increíble corrupción[2], en la fiesta de millones y mientras tanto, IMPERABA la NEGLIGENCIA de las autoridades que ya sabían desde enero (quizás antes) que se venía un "Niño" colosalmente destructivo. Sin embargo alcaldes, gobernadores y políticos en general se han dedicado a impulsar obras faraónicas (Puentes de solidaridad, Metro de Lima, coliseos deportivos) en desmedro de la infraestructura de prevención[3].
Otras manifestaciones de la descomposición se ha evidenciado claramente en este desastre: el urbanismo desbocado, con una gran parte de la clase obrera viviendo en asentamientos cerca de las zonas más peligrosas a donde han sido obligados a instalarse por la necesidad de un techo y "gracias" a los traficantes de terrenos entre los cuales se cuenta a las propias autoridades; por otro lado, la increíble precariedad de las viviendas que han sido fácil pasto de los desbordes y aludes[4]. En suma, se desnudó la brutal pobreza en que vive un tercio de la población tirando al suelo el miserable espejismo marketero de "Perú, país del primer mundo al 2021" tan cacareado por la burguesía y sus plumíferos.
Así pues, en esta etapa histórica de descomposición del sistema social, el Estado demuestra cada vez una mayor incapacidad, fragmentación y debilidad. Hemos presenciado aquí como los diferentes bandos políticos de la Burguesía corren como hienas atrás de sus presas, cada fracción de la Burguesía representado en cada partido político han salido cada uno por su lado, a prestar ayuda con donaciones a diferentes zonas, donaciones que se traducirán después en voto popular; situación que demuestra la creciente indisciplina del personal político del Estado. Esta realidad no es únicamente peruana, sino que afecta con diferente intensidad a toda la burguesía mundial, como lo prueba el triunfo de Trump –un político aventurero y caótico- al frente de la primera potencia del mundo, USA[5]. Esto ya lo pusimos de relieve en las antes mencionadas Tesis sobre la Descomposición: “la falta de la menor perspectiva (si no es la de ir parcheando la economía) hacia la cual pueda movilizarse como clase, y cuando el proletariado no es todavía una amenaza de su supervivencia, lleva a la clase dominante, y en especial a su aparato político, a una tendencia a una indisciplina cada vez mayor y al sálvese quien pueda”.
2) LOS LLAMADOS A LA UNIDAD NACIONAL Y EL HUMANITARISMO VERSUS LA SOLIDARIDAD DE CLASE:
Frente su ineptitud e incapacidad para afrontar el desastre la burguesia y su Estado ha hecho llamados a la caridad, al acopio de donaciones y campañas sentimentales con la complicidad de todos los medios de comunicación. El show estuvo acompañado por supuesto con llamados a las víctimas a que asuman su suerte con resignación, a esperar pasivamente la ayuda y a subordinarse a las instituciones tales como la iglesia y las fuerzas represivas (Policía y militares).A toda esa basura mediática le llaman "solidaridad". Falso. La verdadera solidaridad estuvo entre los propios proletarios que inundados hasta el cuello, sin luz ni agua hicieron frente a lo cual se impuso la autoayuda y el compartir lo poco que tenían para alimentarse y no esperar a las autoridades para rescatar ellos mismos a los heridos, niños, ancianos, etc. Como sucedió en algunas zonas de Tumbes, Trujillo y Huarmey. En estas zonas los pobladores mencionaron que no había llegado ayuda por parte del Estado hasta esos momentos. Pero los trabajadores no esperaron pasivamente sino que se unieron para protestar contra el Estado bloqueando los puentes y pistas colapsados, rodeando y tomando los camiones cisterna que se negaban a darles agua si no pagaban e incluso en algunos amagos de saqueo.
La solidaridad innata e instintiva de la clase trabajadora, es natural y siempre brota en estos momentos.
El negociado de las donaciones. Las compras de donaciones es el acto de mayor complicidad entre el Estado y las grandes empresas que se manifiestan en pleno desastre. Primero un incremento brutal de los precios de los pasajes en avión y una serie de productos de primera necesidad; por otro lado la escasez de algunos otros productos, como el agua embotellada. Es más que evidente saber quien se beneficiara en medio de la desgracia y sufrimiento de la población. Todo esto sin mencionar los exorbitantes incrementos de precios de otros productos de primera necesidad como el limón, el arroz o el pollo, que por cosas de la “furia de la naturaleza” nada se puede hacer para evitar los incrementos crueles impuestos por la ley de la oferta y la demanda.
3) LOS EFECTOS CADA VEZ MÁS DEVASTADORES DE LAS CATASTROFES "NATURALES":
Todo este desastre que nuestros hermanos de clase vienen sufriendo en este territorio ES CONSECUENCIA DEL SISTEMA DE PRODUCCION CAPITALISTA,DEL AFAN DESMEDIDO DE GANANCIAS POR LA BURGUESIA Y DE LA INDOLENCIA DE ESTA CLASE SOCIAL DE EXPLOTADORES A QUIENES LES IMPORTA UN RABANO EL PRESENTE Y EL FUTURO DEL PLANETA Y DE LA PROPIA ESPECIE HUMANA. Esta es la verdad que se oculta a los trabajadores y la prensa burguesa echa la culpa a "la furia de la naturaleza" o "la mano del hombre" todos puros eufemismos para ocultar al verdadero culpable de la catástrofe ambiental que ya amenaza con extenderse a nivel planetario como afirman las propias Ongs y otros centros de investigación. Es el Capitalismo y su descomposición actual las causantes del Calentamiento global, de la destrucción y/o contaminación de bosques, ríos, aire, de la desaparición de centenares de especies, de la agudización de huracanes y tornados y por supuesto de la aparición del Fenómenos del Niño cada vez más brutales y destructores. El medio ambiente está siendo degradado a cotas increíbles nunca antes vista y no será de la burguesía y sus Estados del que debemos esperar solución a esta desgracia por más reuniones COP y tratados que firmen pero jamás cumplen. La salvación del planeta y el fin del sufrimiento del proletariado solo provendrá de los propios trabajadores, de la revolución comunista.
¿ANTE TODO ESTE DESASTRE AMBIENTAL Y SOCIAL, CUAL ES LA PERSPECTIVA?
¿Existe una perspectiva diferente ante el actual desastre ambiental ocasionado por el capitalismo? Si. La respuesta es el proyecto histórico revolucionario de la que es portadora la clase trabajadora totalmente antagónica a la barbarie y la explotación ocasionada por el capitalismo.
Ahora en el actual panorama que vive esta región de desastre natural ocasionado por el capitalismo, la manifestación de la clase trabajadora que está saliendo desesperada a cubrir sus necesidades denunciando los abusos y expresando su natural solidaridad. Pone al proletariado ante la disyuntiva de seguir manteniendo el régimen del sistema actual de barbarie y explotación ó toma el otro camino, el camino en que el proletariado se reencuentre consigo mismo y retome sus instrumentos históricos de lucha (El apetito por la teoría, la solidaridad y confianza en sus fuerzas, la huelga de masas, la capacidad de extender sus luchas a nivel internacional, la generación de las asambleas, etc.), en otras palabras que el proletariado marche hacia su repolitización de sus luchas, retomando su vida y su perspectiva histórica, mediante la maduración de su conciencia y su re conexión con su organización que ella misma sabe segregar. Solo así tendremos una perspectiva diferente de vida ante la actual barbarie que estamos viviendo en el capitalismo.
Internacionalismo - perú
Marzo 2017
[1] Huayco: término inca que significa aluvión que se desprende de las montañas provocado por las lluvias.
[2] La corrupción es una lacra crónica del capitalismo mundial en todos los países, en las Tesis sobre la Descomposición, escritas hace casi 30 años denunciábamos “la increíble corrupción que está aumentando, prosperando en los aparatos políticos, la oleada de escándalos en la mayoría de los países, como en Japón, donde resulta cada día más difícil distinguir aparato de gobierno y hampa gansteril”. Ver /revista-internacional/200510/223/la-descomposicion-fase-ultima-de-la-decadencia-del-capitalismo [13]
[3] Como dijo un funcionario de vivienda por TV:"la prevención no da votos, no vende”.
[4] 4 millones de viviendas están ubicadas en zonas de riesgo
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El 1 de octubre de 2016 en un auténtico golpe de Estado interno, Sánchez era defenestrado y con ello el obstáculo del “No es No” era franqueado, el gobierno de Rajoy, minoritario, era apoyado por la abstención vergonzante de los socialistas[1] [1195]. Sin embargo, todo eso se ha ido al traste con la elección de Sánchez en las primarias del PSOE que con el lema de “un PSOE de izquierdas” etc., pretende colocarse en una postura de oposición radical. En el artículo que sigue analizamos lo que ha significado durante los últimos meses ese gobierno de coalición vergonzante y encubierta de PP, PSOE y Ciudadanos.
Tras muchos años de engaños y mentiras y como en los demás países centrales del capitalismo, la democracia burguesa y los dos partidos que se han turnado en las labores de gobierno, PSOE y PP, se han desacreditado ante la clase obrera y la mayoría de la población. Se cumple el viejo dicho popular de “los mismos perros con distintos collares”, o como decían los indignados del 15M: “PSOE y PP la misma mierda es”, “¿dónde está el PSOE?, al fondo a la derecha…”
Para Marx y Engels la democracia burguesa es la dictadura más perfecta de la clase dominante que combina de forma más sofisticada y maquiavélica la brutalidad y la mistificación ideológica. La burguesía francesa que en 1789 proclamaba “libertad, igualdad y fraternidad”; una vez en el poder no dudó en aplicar la guillotina de forma masiva y las guerras de conquista y pillaje por toda Europa. La burguesía norteamericana que en 1776 en su declaración de independencia proclamó que “todos los hombres han nacido libres e iguales…”, sin embargo mantuvo la esclavitud en el sur del país, y en las sucesivas guerras contra los indios en el siglo XIX desarrolló un verdadero genocidio…
Según Lenin: “Todos los socialistas, al explicar el carácter de clase de la civilización burguesa, de la democracia burguesa, del parlamentarismo burgués, han expresado el pensamiento que con máxima precisión científica formularon Marx y Engels al decir que la república burguesa, aun la más democrática, no es más que una máquina para la opresión de la clase obrera por la burguesía, de la masa de los trabajadores por un puñado de capitalistas”[2] [1196]
Las fechorías de la burguesía española no tienen nada que envidiar a las del resto del mundo.
Después de un “gobierno del PP” en “funciones” durante un año y dos carnavales electorales, donde todos prometen lo que no harán y después harán lo que no dijeron, haber mostrado ante toda la población todo tipo de cambalaches y artimañas, donde los llamados “nuevos” partidos venidos a regenerar un sistema político corrupto hasta la médula desde el rey hasta el último concejal de pueblo también han demostrado que forman parte del cenagal, defensores de una sociedad capitalista que en su período de descomposición terminal no tiene ningún tipo de regeneración posible.
Desde finales de los años ochenta del siglo pasado la sociedad capitalista se encuentra en su fase de descomposición terminal (ninguna de las dos clases predominantes, ni la burguesía ni la clase trabajadora, ha sido capaz de dar una salida al siniestro callejón en que se encuentra la humanidad: la guerra imperialista para la clase dominante o la revolución comunista por parte del proletariado[3] [1197]). Una de las características de este período es la tendencia a la pérdida de control del aparato político por parte de la burguesía, junto al pudrimiento y la corrupción más desenfrenada de toda la clase dominante. Ante este bloqueo político el núcleo duro de la burguesía consiguió que Ciudadanos votara un segundo gobierno del “corrupto” Rajoy, después de jurar y perjurar en las elecciones de junio 2016 que jamás apoyaría a Rajoy como presidente. El segundo acto del turbio maquiavelismo fue la escandalosa defenestración del “líder” del PSOE, Pedro Sánchez, pasando del “no es no a Rajoy y la derecha” a la abstención vergonzante para “desbloquear” la situación política y evitar el aquelarre de unas terceras elecciones.
En realidad el gobierno del PP está sostenido descaradamente por Ciudadanos, mostrando las vergüenzas de Albert Rivera como hiciera con su primer cartel electoral en 2006 en Cataluña, y vergonzosamente con la abstención del PSOE. La burguesía se ve obligada a hacer encaje de bolillos porque tanto la defenestración de Sánchez como la abstención del PSOE permitiendo el gobierno de la derecha por pasiva puede ser el acta de defunción del Partido Socialista, que ha sido el corazón del régimen político después del Franquismo. Hay todo un intento por maquillar toda esta siniestra operación (dirigida por el llamado comando Rubalcaba: Felipe González, Cebrián, barones regionales del PSOE…), haciendo falsas “concesiones” al PSOE por parte del gobierno como la subida del salario mínimo interprofesional, pero en realidad prosigue la misma política económica de austeridad y la salvaje deflación salarial, pérdida de poder adquisitivo de las pensiones, subida de impuestos, 50% de paro juvenil, trabajos precarios… que acelera la miseria de la mayoría de la población (hay que decir que prosigue el plan de austeridad de 2010 de Zapatero, y la reforma exprés de la constitución de septiembre de 2011 pactada entre el PSOE y el PP que acordaba como prioritario conseguir el déficit 0 para 2020, y que para más INRI fue redactada por el gran farsante Pedro Sánchez).
El apoyo descarado de Ciudadanos y el apoyo vergonzante del PSOE parece que se irá al traste con la victoria de Sánchez en las primarias socialistas, una de sus banderas era el “No es no” al gobierno de Rajoy. Quizá se abra una fase de inestabilidad política en la burguesía española con un gobierno en minoría que ya no cuente con el apoyo del PSOE. Quizá el “equipo de Sánchez” se vea condicionado por sus enemigos dentro de su partido y tenga que hacer una nueva prestidigitación aún más rebuscada que la de la “abstención vergonzante” de la “sultana del fango” y la vieja guardia del PSOE. Quizá el propio PSOE entre en crisis, incluso llegando a la escisión. No lo sabemos, tendremos que analizarlo con discusiones en profundidad dentro del medio proletario.
Sin embargo, hay dos cosas que sí sabemos. Primero, que el Gobierno Rajoy, con un Sánchez “radical” o con un Sánchez “moderado”, agravará aún más sus ataques a las condiciones de vida de la clase obrera y de toda la población.
Segundo, el desprestigio de los partidos y el aparato político de la burguesía es muy grande ante la clase trabajadora y la mayoría de la población, ni rey “jubilado” ni rey joven, ni Rajoy ni Esperanza Aguirre, ni Susana Díaz la “reina del fango” ni Pedro “el guapo”, ni Iglesias ni Errejón… Hay una desafección ante esta podredumbre. Pero no es suficiente, la única forma de luchar contra la miseria y la barbarie así como contra los efectos nocivos de la descomposición del capitalismo es la toma de conciencia por parte del proletariado y sus minorías, por muy duro que sea, ya que si la clase trabajadora no acaba con el capitalismo, el capitalismo acabará con la humanidad.
[1] [1198] Ver https://es.internationalism.org/revista-internacional/201611/4182/que-le-pasa-al-psoe [1167]
[2] [1199] Ver https://es.internationalism.org/book/export/html/3478 [1200]
[3] [1201] Ver nuestras "TESIS SOBRE LA DESCOMPOSICION [13]".
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Publicamos a continuación un artículo de polémica de nuestra sección en Francia con el Partido Comunista Internacional – Le Prolétaire. El debate es a propósito de la naturaleza de ISIS (o Daesh, por sus siglas en árabe) que por su barbarie extrema y sádica muestra adonde conduce la defensa de la nación, la construcción nacional, la liberación nacional. ¿Habría, sin embargo, como defienden los medios burgueses, “otro nacionalismo”, más “abierto” y “tolerante”, “humanista” etc.? Hay que ser rotundos: NO. Todo nacionalismo, sea de gran tamaño como el español o de pequeño perímetro como el catalán, es excluyente, brutal, enemigo del proletariado y de la humanidad. La acción abiertamente criminal de ISIS – DAESH revela, por su forma extrema y sin matices, lo que es en realidad TODO NACIONALISMO.
En su n° 59 (marzo-abril-mayo 2016), Le Prolétaire, órgano de prensa du Partido Comunista Internacional (PCInt) hizo una crítica de nuestro artículo: “Atentados en París – ¡Abajo el terrorismo!, ¡abajo la guerra!, ¡abajo el capitalismo!”[1] [1204], publicado en Revolution internationale (noviembre de 2015)[2] [1205]
El PCInt afirma en ese artículo que somos “superficiales” e “impresionistas”, e ironiza diciendo que “la CCI está asustada” por los atentados, de ahí el título, que es el de una novela de la escritora Amélie Nothomb, “Stupeur et tremblements” (“Estupor y estremecimientos”). En realidad, Le Prolétaire confunde indignación proletaria contra la barbarie con lo que, según él, sería sensiblería pequeñoburguesa o pacifismo.
Antes de responder a esas críticas, e independientemente de los desacuerdos que tengamos con esa organización, queremos primero saludar su iniciativa polémica. Las polémicas en el medio revolucionario siempre han sido la savia vivificadora del combate revolucionario, tan poco frecuentes hoy y por ello tanto más valiosas, en particular entre les organizaciones que defienden los principios de la izquierda comunista. Tales prácticas son indispensables para esclarecerse, pues permiten confrontar posiciones políticas para alimentar la reflexión en pro de la indispensable elaboración teórica con la que se oriente el proletariado y sus minorías en busca de coherencia de posiciones revolucionarias.
¿Nación o clase?
Sentimos no poder contestar a todo lo que ese artículo de Le Prolétaire plantea. Para nosotros hay algo prioritario, pues está en debate entre personas cercanas al PCInt: se trata de la cuestión nacional[3] [1206]. En efecto, leyendo el artículo de Le Prolétaire, se da uno cuenta de que entre los propios simpatizantes que gravitan en torno a posiciones “bordiguistas” parece haber una controversia que plantea las cuestiones de nación e internacionalismo. Nos enteramos así de que un participante en una reunión del PCI, además de otros elementos, se han planteado seriamente la cuestión de saber si había que “condenar” o no a Daech[4] [1207], ¡en virtud del “principio de la lucha antimperialista”! Le Proletaire formula así esa problemática: “¿Habría que concluir que el EI sería una fuerza burguesa antimperialista, una fuerza que, al zarandear el statu quo, trabajaría, sin quererlo, en favor de la futura revolución proletaria mediante la agudización del caos y el debilitamiento del imperialismo en la región? Una fuerza que habría pues que apoyar más o menos, a pesar de su brutalidad y de sus siniestros rasgos reaccionarios?” La respuesta de Le Prolétaire a semejante apoyo (o, como lo escribe el PCInt, ese “mayor o menor apoyo”) es negativa. Y muestra que los camaradas del PCInt se sitúan desde el enfoque de la clase obrera. Puede observarse, por otra parte, que su visión de la cuestión nacional ya no es exactamente como la de los años 1980, cuando afirmaban la posibilidad “de una lucha de liberación del pueblo palestino”.
¿Cómo argumenta hoy Le Proletaire? He aquí una primera afirmación: “Debido a la ausencia de toda fuerza proletaria, el EI, al igual que las demás formaciones armadas, 'moderadas' o radicales, ha sido la respuesta contrarrevolucionaria burguesa –y no medieval o tribal– a las sacudidas de los equilibrios nacionales y regionales. El EI no lucha para extender el caos y debilitar el orden burgués, sino para restaurarlo en provecho propio (...)”. Los camaradas del PCInt hablan, con plena razón, de “ausencia de toda fuerza proletaria”. Y en otro artículo del mismo número, contestando a esos mismos simpatizantes, Le Prolétaire añade: “Daech es un enemigo de los proletarios, primero de los proletarios de Siria e Irak, luego de los proletarios de los países imperialistas (subrayado por nosotros). Antes de hacer atentados en Europa, los había hecho en Irak y otros lugares. Y antes de realizar atentados en Irak y otros lugares, había reprimido a los proletarios en las regiones que controla (como así fue con los proletarios de la limpieza pública de Mosul que había realizado una acción reivindicativa por sus condiciones laborales, ejecutados por Daech por esa razón)”. A nuestro parecer hay ya un problema importante en esa fórmula que menciona a los proletarios “de los países imperialistas”. Los camaradas presuponen así que algunos países no serían imperialistas hoy. No compartimos para nada ese modo de ver. El PCInt prosigue en ese mismo extracto del artículo, afirmando que “Los proletarios deben luchar contra todas las opresiones nacionales, por la autodeterminación y la libertad de separación de todos los pueblos oprimidos o colonizados (subrayado nuestro); no porque su ideal sea la creación de Estados burgueses, sino porque, para que puedan unirse los proletarios de los países dominantes y los proletarios de los países dominados, aquéllos deben demostrar en los hechos que no son solidarios con la opresión que ejerce 'su' burguesía y 'su' Estado, sino que, al contrario, combaten contra ella no sólo con discursos sino, si es posible, en la práctica. Es el único medio para que la propuesta que hacen a los proletarios de los países dominados, de unirse sobre bases de clase antiburguesas, pueda ser comprendida”. Esta posición, diferente de las elucubraciones nacionalistas de los izquierdistas, no por eso deja de ser tan peligrosa y muy ambigua a partir de tales premisas. De entrada, separa a los proletarios de los países “dominantes” de los de los de los países “dominados”, quedándose encerrada en la lógica de las “opresiones nacionales”. Podría replicársenos, sin embargo, que esa posición de Le Prolétaire, ¿no es acaso la heredada del movimiento obrero del pasado?
La posición de Rosa Luxemburg confirmada por los hechos
Sí, así fue hasta que las condiciones históricas cambiaron radicalmente y que la experiencia de nuevas luchas puso en entredicho unas prácticas que se habían vuelto contrarias al combate obrero. En su primer congreso, de marzo de 1919, la Internacional Comunista (IC) reconoció que el capitalismo había entrado en su fase de declive, insistiendo así en la necesidad de una lucha internacional del proletariado. El Manifiesto de la Internacional a los proletarios del mundo entero, empezaba reconociendo que “El Estado nacional, tras haber dado un impulso vigoroso al desarrollo capitalista, se ha vuelto desamasado estrecho para la expansión de las fuerzas productivas”[5] [1208]. Con esa misma lógica, se afirmaba que “Solo la revolución proletaria puede garantizar a los pequeños pueblos una existencia libre, pues liberará las fuerzas productivas de todos los países de las tenazas de los Estados nacionales”. El proletariado no podía liberarse sino mediante una lucha mundial, en un mismo movimiento de conjunto, unitario, que abarcara los bastiones de las grandes metrópolis. Como decía Lenin, “los hechos son testarudos”. Y, sin embargo, la táctica adoptada por los bolcheviques, creyendo que, a pesar de todo, podrían realizar la extensión de la revolución mundial apoyándose en el viejo principio de la liberación nacional fue un desastre total, precipitando al proletariado hacia la derrota y el aplastamiento. Los ejemplos abundan. En Finlandia, la burguesía local recién “liberada” sacó provecho del “regalo” de los bolcheviques para aplastar la insurrección obrera en enero de 1918. En los países bálticos, en ese mismo año, la “liberación nacional” permitió a la burguesía británica aniquilar tranquilamente la revolución mediante los cañonazos de la marina.
Los aportes críticos más fértiles sobre la cuestión nacional los había elaborado Rosa Luxemburg muy pronto y con mucha lucidez: “Los bolcheviques son en parte responsables de que la derrota militar se haya transformado en el colapso y la caída de Rusia. Más aun; ellos mismos, en cierta medida, profundizaron las dificultades objetivas de esta situación con una consigna que adquirió importancia primordial en su política: el supuesto derecho de autodeterminación de los pueblos, o -lo que realmente estaba implícito en esta consigna— la desintegración de Rusia.... Está claro que Lenin y sus amigos esperaban que, al transformarse en campeones de la libertad nacional hasta el punto de abogar por la “separación”, harían de Finlandia, Ucrania, (…) fieles aliados de la Revolución Rusa. Pero sucedió exactamente lo contrario. Una tras otra, estas “naciones” utilizaron la libertad recientemente adquirida para aliarse con el imperialismo alemán como enemigos mortales de la Revolución Rusa y, bajo la protección de Alemania, llevar dentro de la misma Rusia el estandarte de la contrarrevolución”[6] [1209].
A pesar de cierta claridad sobre esa cuestión en el primer Congreso de la Internacional Comunista, las derrotas obreras sucesivas y el ascenso del oportunismo acabarían por ahogar los frágiles esfuerzos y favorecer la regresión teórica. La lúcida critica de Rosa Luxemburg será retomada sólo de manera muy minoritaria por una parte de la Izquierda Italiana, Bilan en particular, una posición que heredó Internationalisme y que hoy defiende la CCI. Desde la ola revolucionaria de los años 20 y la derrota que dejó vía libre al terrible período de la contrarrevolución estalinista, ninguna pretendida lucha de liberación nacional ha engendrado otra cosa sino matanzas y alistamientos tras las naciones y potencias imperialistas rivales. Lo que había sido en tiempos de Lenin un trágico error quedó después confirmado de manera patente con toda una serie de crímenes sanguinarios. Desde la Primera Guerra mundial y con el declive histórico del sistema capitalista, todas las naciones, pequeñas o grandes, se han convertido en realidad en eslabones de una cadena imperialista que hunde al mundo en la guerra permanente. En cuanto ponen en marcha las maniobras imperialistas, siempre, cualquiera que sea la nación de que se trate, el proletariado no es otra cosa que el rehén de la pretendida “liberación” contra otra fracción burguesa, opuesta a sus hermanos de clase sacrificados. Así ocurrió con Sudán, país que, tras su independencia en 1956, iba a conocer una guerra civil espantosa, instrumentalizada por los bloques imperialistas tanto del Este como del Oeste, que hizo más de dos millones de muertos. En Angola, tras los primeros levantamientos en Luanda en 1961 y la independencia en 1975, durante años y años de guerra se enfrentaron las fuerzas del MPLA en el poder (Movimiento por la Liberación de Angola, apoyado por la URSS) y los rebeldes de la UNITA (apoyados por Sudáfrica y Estados Unidos). El balance de aquella “lucha de liberación” alcanzó casi el millón de muertos. La descolonización y el contexto de la llamada guerra fría ilustraron con creces esa realidad de manera sistemática, una realidad en la que los proletarios no fueron sino carne de cañón tras las banderas nacionales.
Peligrosas confusiones
Le Prolétaire no apoya a Daech, ha evolucionado sin duda en la cuestión nacional, pero conserva, sin embargo, ciertas confusiones que ya en el pasado lo llevaron a abandonar puntualmente la posición del internacionalismo proletario, apoyando, por mucho que fuera de manera crítica, a las fuerzas capitalistas de la Organización de Liberación de Palestina. Eso lo demuestra el pasaje que redactaron en aquel tiempo: “Por su impacto en las masas árabes, la lucha contra Israel es una palanca formidable en la lucha social y revolucionaria”[7] [1210]. El marco de la lucha de liberación nacional no podía sino llevar al naufragio político teorizado por Le Prolétaire: “El marxismo intransigente sí que reconoce, incluso cuando la intervención autónoma du proletariado no se ha producido o todavía no ha lo ha podido, incluso cuando esas revoluciones no han podido ir más allá del marco nacional y democrático, el valor auténticamente revolucionario de trastornos tan gigantescos como los habidos en Oriente durante los 60 últimos años, y que sería vano ignorar con el pretexto de que no han llevado al socialismo”[8] [1211]. El abandono puntual de la posición de clase internacionalista respecto al conflicto palestino-israelí acabaría provocando una grave crisis en el PCInt y dislocándose a través de El Oumami en base a un posicionamiento abiertamente nacionalista árabe que denunciamos nosotros en aquel entonces: “Para El Oumami, la ‘unión sagrada judía’ hace desaparecer los antagonismos de clase en el interior de Israel. Así que es inútil hacer llamamientos al proletariado de Israel. Es exactamente lo mismo que aquello de ‘pueblo alemán, pueblo maldito’ de los estalinistas durante la Segunda Guerra mundial. Y cuando, durante una manifestación ‘OLP-Solidaridad’, al grito de ‘¡Sabra y Chatila, venganza!’, El Oumami alardea de haber ‘capturado a un sionista al que le dieron una terrible paliza’, ahí están al mismo nivel de aquello de ‘cada cual a por su boche[9] [1212]’ del Partido Comunista Francés al final de IIª Guerra. El Oumami se une así a las filas de la burguesía en el plano del más abyecto chovinismo”[10] [1213]. El posicionamiento oportunista de Le Prolétaire sobre el conflicto israelí-palestino en los años 1980 fue una concesión abierta a la ideología izquierdista nacionalista. Al apoyar, de manera crítica, la lucha de los palestinos frente a Israel, cortándolos así de sus hermanos de clase israelíes so pretexto de la sumisión de éstos a la burguesía israelí, Le Prolétaire participaba en confirmar la división abandonando todo principio de solidaridad de clase.
Hoy, Le Prolétaire ya no usa los mismos argumentos que en el pasado, ahora parece moverse sobre todo de manera empírica. Aunque el PCInt no se abisma en el desastre al negar muy claramente su apoyo a Daech, eso no quita que siga estando encerrado todavía en ideas peligrosas y confusas para la clase obrera, especialmente en un contexto en el que el nacionalismo está recobrando colores gracias a la propaganda de los Estados y a las fuertes campañas populistas. Las razones que están en la raíz de tales confusiones están vinculadas al terrible fardo de la contrarrevolución estaliniana. El capitalismo de Estado en URSS tergiversó, desprestigiándola, la experiencia de la oleada revolucionaria de los años 1920, explotando sus peores errores para aplastar al proletariado. En nombre de “la autodeterminación”, del “derecho de los pueblos a disponer de sí mismos”, de la “liberación nacional de los pueblos oprimidos”, el Estado estalinista supo aprovecharse de los errores de Lenin pervirtiéndolos y haciendo de ellos un dogma eterno que, por desgracia, iba a acabar llevando a algunos revolucionarios, como los del PCInt, a sacar por su cuenta lecciones falsas al retomar por cuenta propia antiguos errores considerados como “verdades revolucionarias”.
Le PCI subestima la realidad del caos imperialista
Los hechos más recientes, desde las matanzas imperialistas de la guerra fría, confirman sobradamente las posiciones de Rosa Luxemburg. Mantener confusiones sobre lo de “la autodeterminación de los pueblos” es, a nuestro entender, muy responsable de las posiciones aberrantes que sigue habiendo hoy y que llevan a algunos elementos a plantearse la cuestión aberrante de saber si Daech debe ser apoyado y sostenido por los revolucionarios en una lucha dizque “antiimperialista”. Desde la desaparición del bloque del Este, las pretendidas luchas de liberación nacional lo único que han hecho es alimentar el caos mundial. Eso es lo que confirma el nacimiento de mini-Estados nacidos de la dislocación del eximperio estaliniano, generando abortos que no saben hacer otra cosa que propagar los miasmas del nacionalismo. Eso es lo que pudimos comprobar tras el estallido de la antigua Yugoslavia y la guerra que siguieron entre las nuevas naciones “liberadas”, lo que pudimos volver a comprobar con el conflicto en Chechenia (y su capital Grozni reducida a cenizas) así como en el conflicto en el enclave étnico del Alto Karabaj en Azerbaiyán y sus numerosas víctimas y miles de refugiados a principios de los años 1990. Semejante lógica es válida para todas las fracciones burguesas sin posesión de territorio, a los “señores de la guerra” y demás terroristas, todos los cuales son la encarnación de la ideología nacionalista, grande y pequeña, y de la barbarie capitalista.
En su artículo, el PCI crítica también una fórmula utilizada en nuestro artículo, la idea de que se ha dado un “paso cualitativo con los atentados de París”. Hay que admitir que esa expresión ya se criticó en nuestro propio seno y que sin duda merece debate. Pero desde luego no por las razones que da Le Prolétaire el cual evoca nuestros “olvidos” de los “años de plomo en Italia en los setenta”, el de la represión “contra los manifestantes argelinos asesinados por la policía en 1961”[en Francia], “las hecatombes en los países del Este”, etc. En realidad, nuestra expresión, criticable sin duda, quería decir sencillamente que esos atentados expresan una agravación de la situación caótica a nivel mundial, lo cual es muy diferente de la idea de una “pérdida de memoria” nuestra. En cambio, criticar nuestros pretendidos “olvidos” lo que revela es que, para los camaradas de Le Prolétaire, esos atentados deben ponerse en el mismo plano que los cometidos en los años 1970 y que los acontecimientos de tiempos de la guerra fría. Es como si no hubiera nada nuevo bajo el sol. Esa tendencia típica de Le Prolétaire a no ver la dinámica real del imperialismo se debe a una visión inmutable de la historia, negándose a ver la realidad de una fase de decadencia del sistema capitalista y de su evolución. Al defender el mismo principio de la “liberación nacional” aún cuando disponemos de décadas de experiencia, con las derrotas obreras que, resultantes de esas ideologías, han demostrado su peligrosidad, Le Prolétaire persiste y se muestra incapaz de aprehender la realidad histórica con un método vivo y dialéctico. Lo único que hace es interpretar los acontecimientos según el mismo dogma inmutable, con una visión claramente esclerotizada, fosilizada, de la historia y de las lecciones que han de extraerse para el futuro del movimiento obrero, todo lo cual hace que sus posiciones, sus análisis estén a menudo desfasados con la realidad cuando no, claramente, en contra de las necesidades de la lucha de clases.
El que una organización de la Izquierda Comunista llegue, aunque ya solo sea a plantearse la cuestión de un apoyo eventual a Daech ante sus simpatizantes o contactos, eso sí que provoca desde luego, “estupores y estremecimientos”. Lo que significa semejante confusión política es que se ha perdido de vista lo que hace la verdadera fuerza del proletariado: su solidaridad, su unidad internacional et su conciencia de clase.
La existencia y la lucha del proletariado ya de por sí, por esencia, son antagónicas al marco nacional. Y tan antagónicas los son contra los arcaísmos y la brutal estupidez supranacional del “gran califato”, forma típica de los intereses imperialistas de una burguesía sin nación que sin cesar intenta, conforme va realizando conquistas militares, imponer una autoridad, una administración y una moneda nacionales. El proletariado, que sólo posee su fuerza de trabajo, privado como lo está de toda forma de propiedad, no tiene otros intereses específicos que su proyecto revolucionario, por encima de las fronteras nacionales. Su interés común es el de su organización y el del desarrollo de su conciencia. Y al poseer todo eso en común, los proletarios del mundo entero pueden unirse gracias a un sólido cimiento: el de la solidaridad. La solidaridad no es una especie de ideal o de utopía, es una fuerza material mediante la cual el proletariado internacional puede defender sus intereses de clase y, por lo tanto, su proyecto revolucionario universal.
Révolution Internationale (marzo de 2017)
[1] [1214] En español, en https://es.internationalism.org/cci-online/201511/4126/atentados-en-pari... [1068]
[2] [1215] ‘‘Le CCI et les attentats : stupeurs et tremblements”, en Le Prolétaire n° 519
[3] [1216] Entre otros temas importantes (como el de nuestro pretendido pacifismo, el de la relación de fuerzas entre las clases, etc.) que no podemos tratar aquí, en el marco de este artículo, podríamos señalar el de la fase de descomposición, situación inédita en la vida del sistema capitalista y marco de análisis del período histórico, esencial hoy para orientar las actividades de los revolucionarios. Ver /revista-internacional/200510/223/la-descomposicion-fase-ultima-de-la-decadencia-del-capitalismo [13]
[4] [1217] Daech es el acrónimo árabe del Estado Islámico (EI) o ISIS
[5] [1218] “Manifiesto de la Internacional Comunista a los proletarios del todo el mundo”, (1919), https://www.marxists.org/espanol/comintern/1919/manif_wtw.htm [1219]
[6] [1220] Rosa Luxemburg, La Revolución rusa, https://www.marxists.org/espanol/luxem/11Larevolucionrusa_0.pdf [118].
[7] [1221] Le Prolétaire n° 370 (marzo-abril de 1983).
[8] [1222] Le Prolétaire n° 164 (7-27 de enero de 1974).
[9] [1223] En francés, término despectivo y degradante para nombrar a los alemanes.
[10] [1224] Del artículo “Le parti communiste international (Programme Communiste) à ses origines, tel qu’il prétend être, tel qu’il est [1225]” (El Partido Comunista Internacional (Programa Comunista) en sus orígenes, lo que pretender ser y lo que en verdad es). Revista Internacional n° 32 (en su versión francesa).
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Sánchez ha triunfado aupado por la movilización de las bases del PSOE. Ha derrotado tanto a la vieja guardia -muy centrada en el papel del PSOE como partido de gobierno, que jugó la baza de la “Sultana del Fango”[1] [1204]- y a las baronías regionales que con la descomposición y dada la tradicional mala soldadura del Estado español han adquirido un poder centrífugo muy considerable[2] [1205].
Los políticos burgueses son cobardes e hipócritas. Ante el triunfo contundente de su rival, tanto los barones regionales como la gran derrotada, Susana Díaz, han hecho declaraciones de “lealtad”, de “unidad”, de “disciplina”. A primera vista, una vez resuelto el tenso proceso de primarias, las aguas habrían vuelto a su cauce y el PSOE se dedicaría “a los ciudadanos”.
Sin embargo, no creemos que el triunfo de Sánchez ponga fin a la crisis del PSOE, más bien, como vamos a analizar a continuación, puede agravarla, más allá de las apariencias y de las treguas temporales que los distintos protagonistas hayan acordado. Los derrotados cuentan con poderosos resortes, de un lado, la vieja guardia tiene muchos apoyos en los poderes del Estado, en los grandes capitalistas y en los media[3] [1206]. Por otra parte, los barones pueden apalancarse en sus reinos de taifas y ofrecer una resistencia sorda pero muy disolvente.
La victoria del Sánchez puede perturbar la política gubernamental del capital español. El gobierno PP está en minoría y depende tanto del apoyo de Ciudadanos[4] [1207] como de la abstención vergonzante del PSOE[5] [1208]. El capital español necesita seguir aplicando medidas de ataque contra los trabajadores para hacer frente a una crisis muy profunda, que, aunque atenuada tras los brutales recortes de los gobiernos PSOE (hasta 2011) y después PP, sigue agravándose y en todo caso la “salud” de la economía nacional necesita de una degradación permanente y despiadada de las condiciones de vida de los trabajadores y de la gran mayoría de la población.
Sin embargo, la política del Estado capitalista no se hace únicamente desde el gobierno, se hace igualmente desde la oposición y con la acción de los sindicatos, así como de los llamados “medios de comunicación”. Desde ese punto de vista, la necesidad de seguir atacando a los trabajadores, sí bien será más complicada de ejecutar en el medio gubernamental, no quedará desatendida por el hecho de que el PSOE se ponga “súper radical” y exhiba el cartel de “Por un PSOE de izquierdas”, al contrario, se verá reforzada.
Para desarrollar su lucha, el proletariado necesita de su conciencia de clase y esta se enriquece sacando lecciones en diferentes planos. En el caso concreto del triunfo de Sánchez hay varias: 1) el engaño de que las bases son las que deciden; 2) El papel del PSOE dentro del capital español y las consecuencias de su crisis; 3) ¿Qué ha sido históricamente el PSOE y qué papel ha jugado?
La ideología reinante nos habla de que vivimos en democracia. Salvo excepciones, como los regímenes falsamente comunistas de China, Corea del Norte o Cuba, o, dictaduras descaradas como las que vemos en bastantes países árabes, la democracia parece triunfar y nos proporcionaría, sino el mejor de los mundos posibles -eso ni los más entusiastas propagandistas se atreven a decirlo- “el menos malo de los mundos”.
Todo esto es un enorme engaño, quizá el peor de los engaños de los últimos cien años junto el de que en la antigua URSS había “comunismo”. Oculta, en primer lugar, que la sociedad mundial está basada en las relaciones de producción capitalistas que dividen los seres humanos en clases, fundamentalmente dos: una minoría explotadora -el Capital- y una mayoría explotada -el proletariado-. Oculta, en segundo lugar, la naturaleza del Estado, que no es “el representante de toda la sociedad” sino la dictadura exclusiva y excluyente del Capital.
A pesar de su eficacia, el engaño democrático se ha venido desgastando. Desde hace más de medio siglo, los obreros y la inmensa mayoría de la población, comprueban decepcionados que la “alternancia” entre Derecha e Izquierda es un engranaje que lleva a un constante empeoramiento de sus condiciones de vida y que no se ve salida a un túnel sin fondo de desempleo, precariedad, miseria rampante, guerras, éxodos masivos de población, destrucción del medio ambiente, degradación moral.
Para mantener viva la ilusión de que dentro del sistema capitalista hay “alternativas”, el Estado democrático produce nuevos mecanismos que, supuestamente, permitirían a “los de abajo” seguir confiando en la tan loada democracia.
Uno de ellos es la aparición de nuevos partidos. En Francia hemos visto el nacimiento de En Marcha que ha llevado a Monsieur Macron a la presidencia de la república, y, por la banda izquierda, se ha afianzado Melenchon y su Francia Insurgente. En Grecia apareció Syriza que hoy tiene las riendas del gobierno, mientras que, en España, Ciudadanos y Podemos han sido promocionados como la “nueva política” aunque comprobamos que siguen atados de pies y manos a la vieja política de siempre[6] [1209].
Otra vía de renovación del engaño democrático es lo que se ha dado en llamar la “democracia directa” de los referéndums donde supuestamente serían los ciudadanos quienes decidirían dejando de lado la corrupción y el elitismo del parlamento y el control de los partidos.
También en Gran Bretaña, el partido laborista ha prestado sus servicios para renovar la ilusión democrática. Con Corbyn la militancia se ha duplicado y su campaña electoral ha tomado una forma similar a los conciertos de masas de grupos de éxito. Todo esto ha logrado una alta participación de las generaciones proletarias jóvenes que despotricaban de la política pero que han creído encontrar en ese viejo defensor de causas “perdidas” algo así como una esperanza.
En la misma onda, en los últimos años se han puesto de moda las Primarias, una “forma de participación” en la que supuestamente “las bases tendrían la palabra”.
Si analizamos las primarias que acaba de celebrar el PSOE, las bases no han tenido la palabra, sino que han sido utilizadas. Han podido “elegir” entre tres caras (Sánchez, Díaz y López) que les prometían el oro y el moro, que se atacaban sin piedad y que, a fin de cuentas, cada cual tenía inconfesables ambiciones personales y contaban, tras las bambalinas, con poderosos padrinos. Las bases no han discutido análisis, experiencias, propuestas, perspectivas y orientaciones, sino que han acudido pasivamente a dar un voto ciego al personaje supuestamente más atractivo.
El triunfo de Sánchez intenta, sin embargo, tapar todo esto y renovar las ilusiones en la democracia. Acredita la visión del héroe que, defenestrado por el “aparato” en octubre, recupera el timón de mando dando la voz a las bases. La democracia mantiene su influencia alimentándose de estas películas que son tanto más creíbles porque se apoyan en algunas verdades: una de ellas es que los partidos, para que sus distintos componentes respondan a las necesidades del capital nacional y los intereses de la pandilla que detenta el mando, se organizan en un aparato burocrático, oscuro, maniobrero e impersonal, que recurre a las peores bajezas para mantener el orden en el partido. Otra verdad es que en el PSOE hay un conflicto entre sus diferentes facciones y una de ellas, la que se ha alineado tras Sánchez, ha utilizado como arma arrojadiza “la movilización de las bases”.
Sin embargo, hay una verdad que es la más importante y de la que no habla la prensa: Sánchez tendrá que crear su propio aparato si quiere controlar el partido y ponerlo a su servicio, tendrá que rodearse de una cohorte de fieles que lo respalden ciegamente, deberá encontrar todo tipo de aliados, en resumidas cuentas, reemplazar el viejo aparato por otro nuevo que seguirá los mismos métodos y las mismas trapacerías[7] [1210]. En la decadencia del capitalismo -y vivimos más de cien años en ella- el Estado es un aparato totalitario, una burocracia aplastante e impersonal, y los partidos tienen que reproducir cada cual un patrón de dictadura del “secretario general”, de corrupción, clientelismo, manipulación y maniobra. Por mucho perfume atractivo de Primarias que se le eche, los partidos burgueses son y seguirán siendo estructuras del Estado para someter al proletariado y a toda la población a los intereses del capital nacional.
Como vimos en el artículo sobre la crisis del PSOE, Sánchez es un outsider del aparato que trata de imponerse utilizando la baza de las bases. Esto es a la vez un factor de agravación de la crisis del PSOE, pero, simultáneamente, responde a una necesidad del Capital español, específicamente cara al proletariado y muy particularmente a los más jóvenes. Sánchez intenta vender la ilusión de un PSOE que dice “no es no” a la Derecha, que, supuestamente se opondría a la política de precariedad, incremento del desempleo, recortes en pensiones etc., que practica el gobierno PP, en continuidad con el gobierno Zapatero[8] [1211]. En ello podemos ver ciertas similitudes con la que adopta Corbyn en Gran Bretaña o propició Sanders en Estados Unidos.
Se trataría de ofrecer algo a las jóvenes generaciones de la clase obrera –torturadas por el desempleo, la precariedad, la inutilidad de costosos estudios, la ausencia completa de futuro- para que “sigan creyendo en la política burguesa” y no intenten, como lo hicieron con terribles debilidades en 2011, el embrión de una política proletaria[9] [1212].
No obstante, ¿sería esta una “nueva vía”, un “socialismo de izquierdas”, la que permitiría al PSOE salir de la crisis en la que se encuentra y engañar con fuerza al proletariado?
Esto debemos analizarlo más profundamente, aquí nos vamos a limitar a apuntar algunos elementos de reflexión.
Pese a su experiencia, a su mayor disciplina y a su visión más global del capital nacional, los partidos socialistas andan en crisis profunda. En Francia, se han visto laminados[10] [1213].
Los partidos socialistas se enfrentan a un problema doble: por un lado, la descomposición[11] [1227] impacta en su aparato favoreciendo las tendencias centrífugas, el repliegue endogámico, la corrupción etc., lo que provoca la inestabilidad, la incoherencia política y una creciente indisciplina frente a los intereses generales del partido y del capital nacional. Pero, por otro lado, sufren un problema derivado de lo que se podría llamar la “tercera fase del capitalismo de Estado” (resumida esquemáticamente en “globalización” y “liberalización”) que “les ha pillado siempre a contrapié y les ha resultado muy difícil entonar un discurso que encubriera con “políticas sociales” el correlato de ataques implacables que tales orientaciones conllevan. Ello les ha entrampado en un dilema de difícil solución que les ha hecho perder influencia. Por un lado, no pueden renunciar al control de la clase obrera (son responsables de los sindicatos más importantes), lo que les obliga a mantener un discurso de “política social” vinculada al keynesianismo. Pero, al mismo tiempo, son partidos gubernamentales, imprescindibles en el bipartidismo que sustenta los países democráticos. Corren el riesgo de carecer de un discurso coherente tanto para ser gobierno como para ser oposición” (del artículo ¿Qué le pasa al PSOE?).
Por un lado, Sánchez expresa el peso de la descomposición por ser un outsider del aparato, un aventurero político que se ha labrado una posición de fuerza mediante un arriesgado juego demagógico con “las bases”. Por otro lado, pretende “resolver” el problema que antes hemos planteado -elegir entre ser un partido de gestión gubernamental o ser un partido “de los de abajo”- optando por la segunda opción, lo que le lleva a adoptar ciertos temas robados Podemos y al populismo.
Sánchez es consciente de que debe tomar distancias con Podemos y competir abiertamente por el espacio que ocupa devolviéndolo al PSOE que sería su propietario “histórico”. Para ello ya no defiende “alianzas de gobierno progresistas” sino unas descoloridas «iniciativas de acción» con «sectores sociales» progresistas, especialmente los sindicatos”[12] [1228]
Es decir, Sánchez parece querer evitar el lodazal del “gobierno de progreso” aliado con Podemos y los partidos periféricos, pues, como decíamos, en el artículo sobre el PSOE “la coalición “frente populista” es peligrosa para el interés del capital español. En primer lugar, Podemos es un conglomerado caótico de tendencias variopintas donde juega un papel nada desdeñable un grupúsculo trotskista -Izquierda Anticapitalista- que por grandes que sean las ambiciones de sus jefes y por mucho que se “moderen” son claramente inaptos para gestiones gubernamentales. En Podemos también pesan nacionalismos periféricos que le empujan a la demagogia arriesgada del “derecho a decidir”, cosa que la mayoría de barones socialistas no toleran. En fin, los partidos nacionalistas periféricos no son de fiar dada la mala soldadura nacional del capital español y suscitan mucha desconfianza en el aparato socialista. A todo ello se debe añadir el descrédito que conllevaría un “gobierno de progreso” no solamente para el propio PSOE, junto con Podemos, sino para toda la llamada “clase política”.
Esta rectificación de Sánchez puede tranquilizar al aparato y a los líderes regionales del PSOE, sin embargo, deja al partido fuera de juego como alternativa de gobierno. Quizá, es lo menos malo, Sánchez parece dedicarse a competir con Podemos y de esa manera, galvanizar a las bases y neutralizar a sus adversarios dentro del partido. Es posible que para los intereses del partido y también para mistificar a las generaciones jóvenes de la clase obrera –como parece hacer Corbyn en GB- le convenga al PSOE una larga estancia en la oposición.
Pero esta política no es tan fácil de llevar como pudiera parecer a primera vista. El PSOE tiene experiencia en controlar a la clase obrera “clásica” apoyándose en UGT y en políticas “sociales”, recurriendo a temas típicos del antifascismo etc., pero le resulta más difícil lidiar con la “nueva clase obrera” que se compone de precarios, de parados, de muchos jóvenes urbanos, muy capacitados y cosmopolitas, quizá sin conciencia de ser clase obrera y con una creciente degradación de sus condiciones de existencia. Ahí, parece que Podemos tiene más habilidad que el vetusto PSOE.
Hay un segundo obstáculo aún más importante, el PSOE es un partido gubernamental y no parece muy adaptado para situarse en una oposición de largo recorrido. En los últimos 50 años, los partidos socialistas podían combinar políticas gubernamentales y políticas de oposición con una coherencia que se fue desgastando desde finales de los 80. Esa combinación se hace cada vez más complicada y atiborrada de contradicciones, actualmente, el dilema es o política “social-liberal” o “socialismo de oposición” sin posibilidad de compatibilizarlas o alternarlas.
Para hacerse una idea de esta dificultad, bastaría ver el programa que ofrece Corbyn y que ni él ni nadie se creen que pueda ser una opción gubernamental, como dice El País (9-6-17) “La demanda de Corbyn de que May se retire de la escena, junto a la propia disponibilidad para intentar formar una coalición arcoíris, difícilmente llegará a buen puerto. […]lo hace con un programa enfrentado a la ortodoxia económica en tiempos de austeridad que defiende el grueso del centroizquierda europea. Con propuestas como la nacionalización parcial de algunos servicios públicos (ferrocarriles, eléctricas…) o un sustancial aumento de la inversión pública en los sectores de la salud y la educación, gravando a las rentas más altas, frente a uno de los anatemas de sus antecesores desde Tony Blair: “Más impuestos, mayor gasto”
Es un programa para mantener algo las ilusiones, pero no es un programa de gobierno. Sánchez ha sido muy prudente y, a diferencia de Corbyn, más allá del machacón “No es no” frente al PP no ha dicho nada sobre lo que haría en el gobierno. Tampoco ha tenido mucha prisa en materializar ese ruidoso “No es no”, pues ha mantenido un silencio sepulcral sobre la moción de censura de Podemos, es decir, Sánchez sigue, al menos por el momento, la misma política de la coalición vergonzante de la Gestora que tanto ha criticado.
La razón de todo ello es simple: el capitalismo no parece contar con una alternativa válida a la política de “liberalización” y “globalización” que viene practicando desde hace 30 años y que le ha permitido resistir el impacto de la crisis sin lograr, sin embargo, detener su avance incontenible. De ahí que los “programas” de “más Estado” y “medidas sociales” no se los crean ni los propios Corbyn o Sánchez, fuera de la política de austeridad los partidos socialistas no tienen nada creíble que plantear. Esta ausencia de alternativa gubernamental descoloca al PSOE y además aliena a una parte del mismo, especializada en las carreras gubernamentales[13] [1229]. Existe el riesgo de que tanto la vieja guardia como los barones regionales reemprendan el combate a muerte lo que puede llevar, bien a una inestabilidad permanente -lo que ocurrió antes del sábado 1 de octubre, fecha del golpe del aparato contra Sánchez-, bien a una sangría y descomposición gradual.
Susana Díaz ha ofrecido su apoyo a Sánchez. Pero lo ha hecho de muy mala gana. El domingo 21, cuando perdió ni siquiera lo mencionó y fue el martes cuando cambió de posición tras una llamada de Felipe González y Zapatero que parece ser le afearon su “sectarismo”.
¿Se trata de una paz temporal o es más bien una “paz armada”? Corbyn tenía antes de su éxito una posición muy débil frente a sus colegas de partido que hacían todo lo posible para derribarlo y durante la campaña electoral pedían un voto sin convicción diciendo que de lo único que se trataba votando laborista era de evitar una mayoría absoluta demasiado aplastante de Theresa May. Sin embargo, tras el éxito de su denostado “amigo” han cambiado de chaqueta muy rápidamente: “Muchos pesos pesados del partido que hasta hace poco lo tildaban de “inelegible”, y de bomba de relojería que iba a conducir a una debacle, están cerrando filas con él. La magia, o en realidad el posicionamiento táctico, está en ese aumento de 29 escaños (hasta un total de 261), ganados a base de ofrecer “esperanza” con un mensaje “positivo, optimista, honesto y dinámico que ha movilizado al electorado joven”. La declaración responde a Owen Smith, quien encabezara una fallida rebelión del grupo parlamentario laborista contra el líder”
¿Pasará lo mismo en el PSOE? De momento, Sánchez ha superado con éxito el congreso del Partido donde se ha mostrado arrogante y soberbio frente a sus rivales. Sin embargo, es muy posible que aparato y baronías regionales preparen su venganza y la altanería con que los ha tratado puede incendiar los ánimos. Eso hace que la batalla no haya hecho más que empezar y Sánchez no se equivoca cuando de las 10 medidas inmediatas que propone, la mayoría sean para reforzar la baza que le ha llevado a la victoria: “Quiere regular consultas obligatorias a la militancia del PSOE para ratificar los pactos postelectorales o para que sólo los afiliados puedan expulsar a un secretario general elegido por las bases. Dirección fuerte. Sánchez propone limitar el poder de los barones a su ámbito territorial y fortalecer a la dirección federal, en la que dice que integrará a todas las federaciones. Unidad del partido. Quiere conseguir la unidad a partir del voto de los militantes. Al salir elegido por el voto directo, considera que su liderazgo será más fuerte que en 2014 y exigirá lealtad a todos (…) Doble vuelta en primarias. Quiere regular las primarias para que haya dos vueltas. Abrir agrupaciones. Plantea abrir las agrupaciones socialistas para atraer más gente, especialmente a los jóvenes y a los que viven en las grandes ciudades” (El Mundo, antes citado).
Estas medidas son inequívocas. Quiere ampliar aún más los mecanismos que sustentan su poder frente al aparato “de siempre” y dar entrada a todos los posibles adeptos a su liderazgo y a los lidercillos que corren a cobijarse bajo su ala. De forma descarada, Sánchez pretende reforzar al máximo su poder personal levantado sobre la demagogia carismática de un “líder amado por las bases”.
Pero este juego no deja de ser peligroso. En primer lugar, dar demasiada voz a las bases puede desatar un caos de enfrentamientos, multiplicación de liderazgos locales, intereses encontrados, desarrollo de poderes endogámicos en cada agrupación local etc. Se puede desencadenar un proceso muy difícil de controlar. En segundo lugar, abre las puertas a peligrosos “entrismos” de izquierdistas y aventureros de todos los pelajes, que pueden desestabilizar aún más el partido. En fin, hace de Sánchez rehén de todo tipo de propuestas contradictorias, en muchos casos de un radicalismo perturbador, que pueden hacer totalmente incoherentes sus políticas.
Estas servidumbres y este maremágnum en el funcionamiento del partido pueden provocar la desconfianza de los grandes capitalistas que, desde luego, no dudarán de su lealtad sin fisuras al capital español, pero pensarán que no tiene un partido disciplinado tras él y que hay demasiados demagogos e intereses contradictorios en sus filas.
Por otra parte, los reyes de las taifas socialistas se han visto ampliamente desautorizados por los resultados de las primarias. Solamente la sultana andaluza ha logrado imponer la disciplina -el clientelismo escandaloso que maneja le ha facilitado la tarea-, los demás gerifaltes se ven muy amenazados y ello puede dar lugar a batallas campales en numerosas federaciones.
Sánchez se mete en un callejón oscuro. Compite con Podemos sin tener todas las de ganar, en un terreno donde sus experiencias del pasado (por ejemplo, Largo Caballero) no son totalmente válidas dadas las condiciones históricas actuales. Si se ata demasiado a las bases se puede colocar en un difícil dilema: o arriesgarse en una demagogia cada vez más radical frente a las políticas del gobierno, o, ser responsable frente al capital nacional y perder su influencia en ellas. Se gana la ojeriza del aparato y de los líderes regionales que pueden ponerle todas las zancadillas posibles y van a batirse a cara de perro. A fin de cuentas, por mucha disciplina que intente imponer, las acariciadas “bases”, en el contexto de la descomposición no pueden sino añadir una enorme inestabilidad al partido y ser ellas mismas quienes acaben defenestrándolo.
Tampoco aparece como factible un pacto con la vieja guardia y los barones pues entonces, estos le tomarían como rehén y se enajenaría la baza de “las bases”, quedándose en tierra de nadie, con lo que caería como fruta madura.
Así pues, salvo treguas más o menos cortas, el PSOE se interna en una zona de turbulencias. Para el capital español hay un serio peligro de descomposición de su principal partido en los últimos 40 años. Es un problema de envergadura sobre el que probablemente las fuerzas más clarividentes y responsables del capital español tratarán de buscar una respuesta. A este respecto “es necesario, sin embargo, recordar que la burguesía no solamente es víctima de los efectos de la descomposición, sino que, igualmente, es capaz de oponer contra-tendencias. Como decíamos al principio, la experiencia acumulada por el PSOE es una de ellas”.
El proletariado en su lucha del 15 M contribuyó no poco a la crisis del PSOE. Sin embargo, fue más una desconfianza pasiva, una crítica más de constatación que de auténtica toma de conciencia. Lo que ayudará al proletariado es una comprensión de su naturaleza de clase, de las bases que pueden lanzarlo de nuevo a la lucha, de su capacidad histórica como alternativa al capitalismo. En ese terreno quizá aporte una historia del PSOE, de lo que fue, muy pobremente, como partido obrero -desde 1879 hasta 1914- y de lo que es, con mucha generosidad, como partido de la burguesía, machacando y desviando hacia el terreno burgués, las tentativas de huelga masiva en agosto 1917, finalmente, cuando en el congreso de 1921, los últimos sectores que intentaban desarrollar una posición revolucionaria fueron expulsados.
El proletariado mundial ha sufrido una cruel experiencia que explica en gran medida la desconfianza que hoy sufre de la política y de los políticos. En 1914 perdió los partidos socialistas que apoyando la guerra mundial imperialista se pasaron con armas y bagajes al servicio del capital. Después, en los años 20, perdió a los partidos comunistas, alineados en la defensa de la URSS, un estado capitalista revestido con ropajes socialistas. Con la segunda guerra mundial, perdió a la Oposición de Izquierdas de Trotski. Todos sus antiguos partidos de clase acabaron recuperados por el Capital. Comprender las causas de esta triple debacle es muy importante y una contribución a ella es analizar la historia del PSOE, cómo nació como partido obrero en 1879, como degeneró desde principios del siglo XX hasta pasar a constituir desde los años 20 un seguro servidor del capital.
Esto lo haremos en futuros artículos
C.Mir 200617
[1] [1214] Susana Díaz, presidente de la Junta de Andalucía. Desde hace más de 30 años, el PSOE controla la autonomía andaluza con mano de hierro y apoyado en un clientelismo caciquil que nada tiene que envidiar a las dictaduras bananeras o las exsoviéticas.
[2] [1215] Este artículo se sitúa en continuidad con el que hemos hecho tomando posición sobre la crisis del PSOE. Ver ¿Qué le pasa al PSOE?https://es.internationalism.org/revista-internacional/201611/4182/que-le-pasa-al-psoe [1167]
[3] [1216] Lo anterior no quiere decir que Sánchez esté huérfano de “grandes apoyos”. Por ejemplo, Telefónica le prestó una larga mano.
[4] [1217] Un partido de “centro” creado a toda prisa a partir de un lidercillo, el Señorito Rivera, cuyo único mérito fue el de salir desnudo en el cartel electoral de las elecciones autonómicas de Cataluña
[5] [1218] Ver La coalición vergonzante del PSOE con el PP, https://es.internationalism.org/accion-proletaria/201705/4212/la-coalicion-vergonzante-del-psoe-con-el-pp [1230]
[6] [1220] Ver Guerra de jefes en Podemos, /content/4204/guerra-de-jefes-en-podemos [1231]; y Podemos, un poder del Estado capitalista, https://es.internationalism.org/cci-online/201406/4033/podemos-un-poder-del-estado-capitalista [926]
[7] [1221] Todo esto se ha visto confirmado por el congreso del PSOE celebrado el 17-18 junio. En él, Sánchez ha borrado del mapa a todos los posibles rivales e incluso a personajes secundarios, ha expulsado de forma vengativa del Comité Federal a individuos como Madina o a los emisarios de Susana Díaz, su feroz adversaria andaluza. En el Comité Federal no hay más que los nuevos fieles del evangelio “sanchista”.
[8] [1222] En el cual el Señor Sánchez sirvió como diputado raso redactando la “reforma exprés” de 2011, pactada entre el PP y el PSOE (¿Dónde estaba el “no es no” del que tanto alardea hoy Sánchez?) que acordaba aplicar brutales recortes para conseguir el déficit cero.
[9] [1223] Ver nuestra hoja internacional sobre los movimientos de 2011, https://es.internationalism.org/cci-online/201204/3349/2011-de-la-indign... [1232]
[10] [1224] Parece que más fuertemente que en la anterior crisis que se llevó por medio a dirigentes como Jospin y Royal.
[11] [1233] Sobre el concepto de descomposición ver nuestras Tesis sobre la Descomposición, /revista-internacional/200510/223/la-descomposicion-fase-ultima-de-la-decadencia-del-capitalismo [13]
[12] [1234] Tomado de El Mundo 220517, https://www.msn.com/es-es/noticias/espana/primera-llamada-entre-s%C3%A1nchez-e-iglesias-rechazan-al-pp-pero-no-coinciden-en-la-estrategia/las-10-primeras-medidas-que-tomará-ped ro-sánchez-como-líder-del-psoe/ar-BBBnD7g [1235]
[13] [1236] Por ejemplo, tras el triunfo de Sánchez, el asesor económico del Partido -Juan Carlos Díez que se ha hecho una pequeña fama como “economista de sentido común”- ha dimitido. Este individuo parecía tener aspiraciones -llegar a ser ministro de economía, por supuesto- y el “basismo” de Sánchez parece alejarle de semejante deseo.
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El nuevo presidente de la República ha sido por fin elegido, un hombre pretendidamente “nuevo” y “fuera del sistema”: Emmanuel Macron.
Macron promete “cambiar” Francia y “convocar a todos los franceses” en una nueva concordia nacional y fraternal. Promete relanzar la economía francesa y se presenta como el hombre de la renovación europea, promotor de una Zona Euro más democrática y económicamente dinámica. Todos aspectos de naturaleza exclusivamente burguesa. Es indudablemente la clase burguesa la única que puede celebrar los resultados y siempre son sus propios representantes los que ganan las elecciones. No hay nada nuevo. La democracia es la ideología detrás de la cual se esconde la dictadura del capitalismo, su estado totalitario y su dominación sobre la sociedad. Después de más de un siglo, el terreno electoral es una engañifa mistificadora potente contra el proletariado. Las elecciones burguesas son en efecto uno de los momentos privilegiados para la clase dominante para darse los gobiernos conformes a la defensa de sus intereses, desarrollando de manera intensiva y concentrada la ideología democrática para ocultar su codicia y la dictadura del sistema capitalista. A través de ellas, trata de hacer creer que es la mayoría de la población quien gobierna y decide. Esto es exactamente lo contrario de la realidad. La democracia es la dictadura más ideológicamente sofisticada que permite a la minoría explotadora dominar a la mayoría de la población y, sobre todo, al proletariado. Ella oculta los intereses antagónicos de clases aún así irreconciliables. Transforma al proletariado revolucionario en una suma de individuos, de “ciudadanos-electores” aislados, atomizados e impotentes.
Las elecciones marcadas por el peligro del populismo
Es un hecho evidente, la burguesía francesa y sus sectores más responsables desde el punto de vista de sus intereses objetivos estaba muy inquieta por la posibilidad de la llegada del Frente Nacional al poder, partido burgués y defensor también del interés nacional pero totalmente irracional e irresponsable. A este nivel, Ángela Merkel, la canciller alemana, y su tristemente célebre ministro de economía, el señor Schlaubel, estaban igualmente muy preocupados. Ellos no escatimaron su apoyo muy activo a la candidatura Macron. Merkel declaró entre las dos vueltas del escrutinio francés: “Yo no tengo ninguna duda sobre el hecho que Emmanuel Macron, si es elegido, que es lo que deseo, será un presidente fuerte”. Sin olvidar al anterior presidente americano Obama y a la Comisión Europea, que no han parado de hacer campaña para apoyar también esta candidatura. De hecho, la burguesía francesa apostó por dos candidatos juzgados los más aptos para gestionar mejor los intereses del capitalismo nacional, al mismo tiempo que poder frenar al Frente Nacional: los señores Juppé y Macron. Sin embargo la candidatura Juppé estaba desde el principio muy comprometida. Éste, antiguo primer ministro, miembro de un partido rechazado por la mayoría de los franceses (Los Republicanos) y un largo pasado de hombre del aparato, representaba un fuerte riesgo de fracaso. Lo que las primarias de la derecha confirmaron ampliamente con la victoria sorpresa de François Fillon. En realidad, sectores crecientes de la burguesía trabajaban ya cada vez más abiertamente en el éxito del “hombre nuevo” Macron. El apoyo activo del presidente saliente, François Hollande, se convirtió en un secreto a voces. Lo mismo ocurría para un cierto número de tenores dentro de un Partido Socialista en plena bancarrota. Este fenómeno estaba también presente dentro de la derecha igualmente en plena crisis. Apoyado por numerosos medios de negocios (financieros e industriales), exaltado por los medios de comunicación, BFM en cabeza, la campaña era extrema pero eficaz. ¡Había que promocionar a Macron a todo precio! ¿Por qué tal voluntad, tal determinación de parte de los sectores más responsables de la burguesía occidental y francesa? ¡Seguramente no para defender el interés del proletariado! Verdaderamente, todas estas fracciones de la clase dominante tenían miedo de ver al Frente Nacional acceder al poder, y tenía absolutamente que lanzar la ilusión de una “renovación”.
La burguesía es la clase más maquiavélica de la historia
La burguesía es sin duda alguna la clase explotadora más inteligente de la historia. En tanto que clase, ella no puede jamás perder totalmente de vista sus intereses y como defenderlos. La historia del capitalismo lo puede demostrar, ya sea frente al proletariado revolucionario o en la defensa de sus propios intereses económicos e imperialistas. En este sentido, el desarrollo del populismo en muchos de los países occidentales no puede más que alarmarla e inquietarla. Esta gran inquietud, se transformó en preocupación permanente y prioritaria con la victoria del Brexit en Gran Bretaña y la de Trump en los Estados Unidos. No se trata de fenómenos que hayan tenido lugar en países pequeños, débiles y secundarios. Dos de las burguesías más poderosas del mundo habían sido incapaces de impedir la victoria electoral del populismo. La alarma no sólo ha estallado sino que el sonido se mantiene permanente y de manera estridente, tanto que amenaza hacer estallar en pedazos a la Unión Europea. Esto no debía reproducirse en Francia, lugar de existencia de una poderosa formación populista, que socava los fundamentos ideológicos mistificadores con lo que la burguesía mantiene todavía una cierta cohesión social (los “derechos del hombre”, el progreso universal, etc.). Este partido burgués (el Frente Nacional), retrógrado e irracional, es incapaz de encuadrar ideológicamente la sociedad desarrollando la “exclusión”, proclamando abiertamente que el mundo está en marcha hacia el hundimiento y que hay que salvar la nación y sus ciudadanos en detrimento del resto del planeta.
Lo que inquieta en primer lugar a las fracciones de la burguesía más lúcidas, es la incapacidad de estos partidos populistas para defender de manera eficaz y coherente los intereses generales del capital nacional. La propuesta de un referéndum de Marine Le Pen para salir de la Unión Europea o deshacerse del euro es una expresión muy clara. Los partidos populistas se caracterizan por una incapacidad para saber qué política deben llevar, un día proponen una cosa y al siguiente lo contrario; y esto es verdad tanto en materia económica, como imperialista. Impedir al Frente Nacional llegar al poder en Francia fue tan prioritario como igualmente necesario de mostrar al resto del mundo que la victoria del Brexit y de Trump no eran productos de un fenómeno irreversible. El resultado de las elecciones en Francia muestra igualmente un alivio para un gran número de cancillerías. En este sentido las elecciones, a pesar de la fragilidad histórica de la burguesía, son un éxito para ella no solamente en Francia sino igualmente en un plano internacional y particularmente en Europa
Las causas profundas de esta necesaria reacción
La necesidad de una reacción de la burguesía frente al crecimiento del populismo encuentra sus causas principales en el lento proceso de debilitamiento histórico que ella sufre, sobre todo en los países occidentales. En las raíces de este proceso históricamente irreversible se encuentra la profundización de la descomposición del sistema capitalista[1]. Esto se traduce sobre todo en una dificultad creciente para desarrollar una política a largo plazo, para garantizar la cohesión suficiente en la defensa de los intereses nacionales más allá de los intereses de camarillas, de grupos o de rivalidades personales. Esta dinámica afecta en primer lugar a los partidos tradicionales que están a la cabeza del estado burgués desde el fin de la Segunda Guerra Mundial. En Francia, son los partidos de la derecha tradicional y el Partido Socialista los que están particularmente afectados, hasta el punto de convertirse en marginales. Una gran mayoría de la población rechaza a estos partidos. En el gobierno de Francia durante decenios, no han hecho, más que turnarse, desarrollar una austeridad y una precariedad crecientes sin ofrecer ninguna perspectiva y un futuro muy poco creíble. Gangrenados por los escándalos, las peores peleas de clanes y rivalidades de jefes, únicamente suscitan asco y rechazo masivo. Ellos le han hecho la cama al populismo siempre muy presente y reforzado. Este debilitamiento de los partidos más responsables y más experimentados de la burguesía nacional es una realidad que se impone a toda la clase burguesa y que puede tener graves consecuencias, como lo vemos actualmente en Estados Unidos. Sin embargo, nuevos ataques a la clase obrera deben ser puestos en marcha lo más rápidamente posible. Frente a estos retos, a la gravedad y a la urgencia, los partidos tradicionales completamente desacreditados no pueden seguir asumiendo fácilmente sus tareas. Esto sería un factor acelerador del proceso de debilitamiento histórico de la burguesía.
Los grandes ataques en perspectiva contra las condiciones de vida
La burguesía establece de la mejor manera posible los medios operativos para desarrollar ataques sin precedentes a las condiciones de vida y de trabajo. Es lo que Macron acaba de repetir frente a toda Europa en su reciente conferencia de prensa en Berlín: “Yo estoy por la reforma profunda y rápida de Francia. Yo cumpliré mis promesas de campaña”. El proletariado es una vez más advertido. Macron va a actuar, legislar frontalmente y sin restricciones. Él propone también tomar sin retraso una serie de medidas donde el proletariado a la cabeza va a pagar los costes, a partir de este verano, etapa en que una parte de los obreros no están en su lugar de trabajo al lado de sus hermanos de clase.
La palabra clave al respecto es flexibilidad generalizada, el objetivo sería llevar mucho más lejos todavía la ley El Khomri: imponer, sobre cada puesto de trabajo, el nivel salarial, de tiempo de trabajo real y de condiciones de despido en nombre de la competitividad. Es el reforzamiento feroz de la explotación que prepara de este modo Macron. Pero esto no es suficiente. El seguro de paro igualmente va a recibir un fuerte ataque. La subida de la Contribución Social Generalizada y la vigilancia reforzada de los parados están en el programa. En cuanto a las jubilaciones, “las sumas cotizadas individualmente determinarán el nivel de la pensión de cada uno”. Esto está muy claro: habrá que trabajar muchos más años para conseguir unas jubilaciones aún más miserables, con la desaparición de algunas de las garantías todavía existentes. Y Macron se propone igualmente suprimir los regímenes especiales. ¡Esta es su política para “reducir”, como él ha dicho parafraseando al anterior presidente Chirac, la “fractura social”! Precarización y empobrecimiento generalizados para los que trabajan, los parados, los jóvenes y los jubilados. Es toda la clase obrera quien va a ser violentamente atacada por el estado capitalista francés.
No hay otra solución más que desarrollar la lucha de clases
Está claro que las elecciones no son más que un arma en manos de la burguesía. Ayer, Hollande y Sarkozy, actualmente, Macron… Pero para el proletariado, no hay otra perspectiva por delante que la explotación y la degradación de sus condiciones de vida. La burguesía no otorga ninguna dignidad al proletariado, ni a la vida humana. Sólo cuenta su dominación y su ganancia. Para esto, Macron puede contar con las otras fracciones de la burguesía nacional. Mélenchon y su movimiento ya han participado activamente para reforzar la ideología democrática y republicana. En el futuro, ellos tendrán probablemente un papel todavía más importante a jugar contra la lucha del proletariado. ¡Mélenchon, perro viejo del aparato de estado burgués lo sabe perfectamente bien! Como lo saben igualmente los izquierdistas y los sindicatos, CGT y FO a la cabeza, ya que preparan lo que ellos llaman un “tercer tour social”, es decir volver a jugar plenamente su papel de encuadramiento de las luchas para sabotearlas y desviarlas fuera de su terreno de clase.
Para una parte de la clase obrera, un error grave sería pensar que se puede contestar el orden capitalista y cuestionar esta oleada prevista de ataques cayendo en manos de una revuelta reaccionaria y populista, enfrentando a los obreros los unos contra los otros. También sería peligroso el apoyo a las “fuerzas democráticas” del antipopulismo. Los jóvenes poco numerosos en la calle gritaban después de la primera vuelta: “¡Ni Marine, ni Macron, ni patrie, ni patrón!”. Aunque pueda ser confuso este eslogan y a pesar de las grandes dificultades en las que se encuentra el proletariado actualmente desde el punto de vista de la combatividad y de su conciencia, un tal eslogan, llevado por algunos jóvenes, expresa en germen la idea de la lucha de clases y la necesidad de afirmar la perspectiva de otra sociedad. La revolución comunista es la única posibilidad realista para construir una sociedad realmente humana, sin clases sociales y sin explotación. Por todo esto, habrá que afrontar de manera consciente a la burguesía, su estado y su democracia.
Philippe, 19 de mayo 2017
[1] Ver nuestras Tesis sobre la Descomposición, https://es.internationalism.org/revista-internacional/200712/2123/la-des... [1239]
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Los supervivientes del incendio de la torre Grenfell, los que viven bajo su sombra, aquellos que viven en bloques similares en todas partes, que decidieron expresar su solidaridad, cuya rabia les ha llevado a ocupar el ayuntamiento de Kensington y a marchar a Downing Street, estaban perfectamente convencidos de que este horror no fue una ''tragedia'' en abstracto, ni mucho menos un acto divino, sino como decía una de sus pancartas improvisadas, ''un crimen contra los pobres'', una cuestión de clase más obvia aún por el hecho de que el municipio de Kensigton y Chelsea presenta el arquetipo de los obscenos contrastes de riqueza que marcan este orden social, encarnándolos en la forma tan tangible y visible de la ''cuestión de la vivienda''.
Mucho antes de que estallara el incendio, un grupo organizado de residentes había advertido ya del peligroso estado del edificio Grenfell, pero estas advertencias fueron repetidamente ignoradas por el consejo local y su representante, la Organización de Gestión de Inquilinos de Kensington y Chelsea. Existe también la fuerte sospecha de que el revestimiento del edificio, que se está señalando como el principal causante de la rápida difusión del fuego, no fue instalado para los residentes de la torre sino para mejorar el aspecto del edificio de cara a los vecinos más ricos del municipio. De nuevo, es bien sabido que este municipio está infestado de esa nueva especie de caseros ausentes que, animados por la manía de la burguesía británica de favorecer la inversión extranjera, compra viviendas a un precio extremadamente caro y en muchos casos ni siquiera se molesta en alquilarlas, sino que las dejan vacías por razones puramente especulativas. De hecho, la especulación inmobiliaria – plenamente apoyada por el Estado – fue un elemento central en el crack de 2008, un desastre económico cuyo efecto neto ha sido profundizar aún más la brecha entre los que tienen y los que no. Y, sin embargo, mantener altos los precios inmobiliarios sigue siendo un pilar central de esta economía de casino actual impulsada por la deuda.
La profundidad y extensión de la indignación provocada por semejantes políticas fue tal, que los medios controlados por aquellos que se sientan en los escalones más altos de la escala económica no tuvieron más remedio que hacer como que se reclamaban de toda esa oleada de rabia. Algunos de los tabloides pro-Brexit empezaron intentando culpar del fuego a las regulaciones de la UE[1], pero tuvieron que retractarse rápidamente en vista del estado de ánimo general (y también cuando se hizo evidente que el revestimiento usado para ''regenerar'' Grenfell está prohibido en países como Alemania). El periódico London Metro, no conocido precisamente por su radicalismo, sacó el titular ''Arresten a los asesinos'', no como una cita sino más bien como una demanda, basada en la retórica del parlamentario de Tottenham David Lammy, uno de los primeros en describir el incendio como ''homicidio corporativo''. Casi todos, salvo una minoría de trolls racistas que pululan por Internet, evitaron usar términos despectivos con respecto al hecho de que la mayoría de las víctimas no eran solo pobres, sino que tenían un pasado como migrantes o incluso refugiados. Las abundantes expresiones de solidaridad que vimos a raíz del incendio – la donación de comida, ropa, mantas, ofertas de acomodación y trabajo en centros de emergencia – llegaron de vecinos de todos los trasfondos étnicos y religiosos, que nunca preguntaron por la historia personal de las víctimas como precondición para otorgarles su ayuda y apoyo.
Los manifestantes están en lo cierto al exigir respuestas sobre la causa del incendio, al presionar al Estado para que les provea de asistencia de emergencia y les procure viviendas nuevas en la misma área – algunos han recordado la catastrófica experiencia de los desplazados por el huracán Katrina, que fue aprovechada para llevar a cabo una especie de limpieza étnica y de clase de zonas ''apetecibles'' de Nueva Orleans. Los que viven en otros bloques cercanos, comprensiblemente, exigen inspecciones de seguridad y mejoras, a implementar cuanto antes posible. Sin embargo, también es necesario examinar las causas más profundas tras la catástrofe, entender que la desigualdad que ha sido tan ampliamente citada como elemento clave está enraizada en la estructura misma de la sociedad actual. Esto es particularmente importante debido al hecho de que la rabia existente se está canalizando hacia individuos o instituciones particulares – Theresa May, por rehuir el contacto directo con los residentes de Grenfell, el consejo local o la gestora de inquilinos – más que hacia un modo de producción que engendra estos desastres desde sus mismas entrañas. Si no se comprende esta cuestión, la puerta siempre seguirá abierta a las ilusiones en soluciones y alternativas capitalistas, particularmente aquellas promovidas por el ala izquierda del capital. Ya hemos visto como Corbyn volvía a adelantar a May en los sondeos de popularidad debido a su respuesta más ''sensible'' y ''realista'' a los residentes de Grenfell, y a su apoyo a soluciones aparentemente radicales como la requisa de casas vacías para proveer de hogares a los desplazados[2]
El capitalismo en la raíz de la cuestión inmobiliaria
Así es como Marx definió el problema, centrándose específicamente en la despiadada caza de beneficios en el proceso de producción:
''Puesto que el obrero pasa la mayor parte de su vida en el proceso de producción, las condiciones de este proceso son, en gran parte, condiciones de su proceso vital activo, condiciones vitales suyas, y la economía en esas condiciones de vida es un método para aumentar la tasa de ganancia, exactamente tal como ya hemos visto anteriormente que el trabajo excesivo, la transformación del obrero en una bestia de labor es un método para acelerar la autovalorización del capital, la producción de plusvalor. Esta economización se extiende a colmar locales estrechos e insalubres con obreros, cosa que en el lenguaje capitalista significa ahorro de instalaciones; amontonamiento de peligrosas maquinarias en los mismos locales y omisión de medios de protección contra el peligro; falta de medidas de precaución en procesos de producción que, por su índole, son insalubres o, como en la minería, implican peligro, etc. Y ni que hablar de la ausencia de todos los dispositivos destinados a humanizar el proceso de producción para el obrero, haciéndoselo agradable o siquiera soportable. Desde el punto de vista capitalista, esto sería un derroche totalmente carente de fin y de sentido'' (El capital, vol. 3, capítulo 5)
Este impulso por ahorrar espacio, por negar medidas de seguridad y reducir costes de producción para aumentar la tasa de ganancia, también aplica nada menos que a la provisión de vivienda para la clase explotada. Engels, en La situación de la clase obrera en Inglaterra (1845), describió con gran detalle el hacinamiento, la suciedad, la polución y la ruina de las viviendas y las calles erigidas a toda prisa para acomodar a los trabajadores industriales en Manchester y otras ciudades; en su Contribución al problema de la vivienda (1872)[3], Engels pone énfasis en cómo estas condiciones acaban dando origen, inevitablemente, a enfermedades epidémicas.
''El cólera, el tifus, la fiebre tifoidea, la viruela y otras enfermedades devastadoras esparcen sus gérmenes en el aire pestilente y en las aguas contaminadas de estos barrios obreros. Aquí no desaparecen casi nunca y se desarrollan en forma de grandes epidemias cada vez que las circunstancias les son propicias. Estas epidemias se extienden entonces a los otros barrios más aireados y más sanos en que habitan los señores capitalistas. La clase capitalista dominante no puede permitirse impunemente el placer de favorecer las enfermedades epidémicas en el seno de la clase obrera, pues sufriría ella misma las consecuencias, ya que el ángel exterminador es tan implacable con los capitalistas como con los obreros.''
Es bien sabido que la construcción del sistema de alcantarillado londinense en el siglo XIX, una titánica obra de ingeniería que redujo en gran medida el impacto del cólera y que todavía funciona hoy, solo fue significativamente impulsada después de que la ''gran peste'' de 1858 que vino del contaminado Támesis atacara las fosas nasales de los políticos de Westminster. Las luchas obreras y sus exigencias de mejores viviendas también fueron, por supuesto, un factor a considerar en la decisión de la burguesía de demoler las áreas de casuchas y procurar un alojamiento mejor y más seguro a los esclavos asalariados. Para protegerse de las enfermedades y evitar la destrucción de la fuerza de trabajo, el capital se vio obligado a introducir estas mejoras – amén de por los sustanciosos beneficios que pudieron obtenerse de las inversiones en construcción y propiedades. Pero como Engels también señaló, incluso en aquellos días de reformas sustanciales hechas posibles por un modo de producción en ascendencia, la tendencia en el capitalismo fue siempre a, simplemente, desplazar los barrios bajos de un sitio a otro. En Contribución al problema de la vivienda, Engels muestra cómo tiene lugar este proceso dentro de los límites de Manchester. En la actualidad, marcada por la espiral descendente del sistema capitalista a escala mundial, este desplazamiento ha tenido lugar, más obviamente, de los países capitalistas ''avanzados'' a los inmensos guetos que rodean tantas ciudades de lo que suele denominarse el ''Tercer Mundo''[4].
El comunismo y el alojamiento humano
Fue por esto que, rechazando la utopía de Proudhon (posteriormente revivida en el proyecto thatcheriano de fomento de compra de vivienda pública [council house] que ha intensificado considerablemente el problema inmobiliario) en el que cada trabajador sería propietario de una casa pequeña propia, Engels insistió en que ''mientras exista el modo de producción capitalista, será absurdo querer resolver aisladamente la cuestión de la vivienda o cualquier otra cuestión social que afecte la suerte del obrero. La solución reside únicamente en la abolición del modo de producción capitalista, en la apropiación por la clase obrera misma de todos los medios de subsistencia y de trabajo'' (Contribución al problema de la vivienda).
La revolución proletaria de 1917 en Rusia nos ofreció una idea de lo que, en su etapa inicial, podía significar esta ''apropiación'': los palacios y mansiones de los ricos fueron expropiados para poder alojar a las familias más pobres. En el Londres actual, junto a auténticos palacios y mansiones, el vertiginoso aumento de la especulación inmobiliaria en las últimas décadas nos ha dejado con un gran stock de torres de lujo, parte de las cuales están habitadas por unos pocos residentes ricos mientras otras partes se utilizan para actividades comerciales parasitarias, habiendo otras tantas que siguen sin venderse ni usarse, mientras que, ciertamente, todas ellas tienen mejores sistemas antiincendios que la de Grenfell. Este tipo de edificios dan una razón de mucho peso a favor de la expropiación como una solución inmediata al escándalo de la vivienda de bajo estándar y la falta de vivienda.
Pero Engels, como Marx, defendió un programa mucho más radical que la simple apropiación de los edificios ya existentes. De nuevo, rechazando la fantasía proudhoniana de un retorno a la industria artesanal, Engels destacó el papel progresivo desempeñado por las grandes ciudades a la hora de concentrar grandes masas de proletarios capaces de actuar juntos y desafiar así al orden capitalista. Y aun con eso, siguió insistiendo en que el futuro comunista acabaría por superar la brutal separación del campo y la ciudad y que esto supondría el desmantelamiento de las grandes ciudades – un proyecto aún más grandioso en la época actual de hinchadas mega-ciudades que hacen que las grandes ciudades de la época de Engels parezcan pueblos mercantiles pequeños.
''Es evidente que la solución burguesa de la cuestión de la vivienda se ha ido a pique al chocar con la oposición entre la ciudad y el campo. Y llegamos aquí al nervio mismo del problema. La cuestión de la vivienda no podrá resolverse hasta que la sociedad esté lo suficientemente transformada para emprender la supresión de la oposición que existe entre la ciudad y el campo, oposición que ha llegado al extremo en la sociedad capitalista de hoy. Lejos de poder remediar esta oposición la sociedad capitalista tiene que aumentarla cada día más. Los primeros socialistas utópicos modernos, Owen y Fourier, ya lo habían comprendido muy bien. En sus organizaciones modelo, la oposición entre la ciudad y el campo ya no existe. Es, pues, lo contrario de lo que afirma el Sr. Sax: no es la solución de la cuestión de la vivienda lo que resuelve al mismo tiempo la cuestión social, sino que es la solución de la cuestión social, es decir, la abolición del modo de producción capitalista, lo que hace posible la solución del problema de la vivienda. Querer resolver la cuestión de la vivienda manteniendo las grandes ciudades modernas, es un contrasentido. Estas grandes ciudades modernas podrán ser suprimidas sólo con la abolición del modo de producción capitalista, y cuando esta abolición esté en marcha, ya no se tratará de procurar a cada obrero una casita que le pertenezca en propiedad, sino de cosas bien diferentes.'' (Contribución al problema de la vivienda)
En línea con esta tradición radical, el comunista de izquierda italiano Amadeo Bordiga escribió un texto en respuesta a esa moda de bloques de pisos y rascacielos de la post-guerra de la II Guerra Mundial, una moda que ha vuelto con fuerza en los últimos años a pesar de toda una serie de desastres y de todas las pruebas de que la vida en los grandes bloques intensifica la atomización de la vida urbana y genera toda una serie de dificultades sociales y psicológicas. Para Bordiga, los bloques de pisos eran un potente símbolo de esa tendencia en el capitalismo a amontonar tantos seres humanos como fuera posible en un espacio, a su vez, cuanto más limitado mejor, y dedicó duras palabras a los arquitectos ''brutalistas'' que cantaban sus alabanzas. ''Verticalismo, he ahí el nombre de esta deforme doctrina, el capitalismo es verticalista''[5].
El comunismo, por el contrario, sería ''horizontalista''. Más adelante en el mismo artículo, Bordiga explica el significado de esta expresión:
''Cuando, tras el aplastamiento forzoso de esta dictadura cada vez más obscena, sea posible subordinar cada solución y cada plan a la mejora de las condiciones del trabajo vivo, diseñar con este objetivo todo lo que proviene del trabajo muerto, del capital constante, de la infraestructura que la especie humana ha construido a lo largo de los siglos y sigue construyendo sobre la superficie de la Tierra, sólo entonces este verticalismo brutal de monstruos de cemento será ridiculizado y suprimido, y en las inmensas extensiones del espacio horizontal, una vez las gigantescas ciudades se hayan desinflado, la fuerza e inteligencia del animal humano tenderá progresivamente a uniformar la densidad de la vida y el trabajo sobre las zonas habitables de la Tierra; y estas fuerzas estarán de ahí en adelante en armonía, y dejarán de ser enemigos feroces como lo son en la deforme civilización actual, en la que solo son puestas en común por el espectro del servilismo y el hambre''.
Amos, 18/6/17
[2]Desde la perspectiva capitalista de Estado de Corbyn, la requisa de edificios no sería el resultado de iniciativas organizadas por la clase obrera, sino de medidas legales auspiciadas por el Estado, similares a la expropiación de edificios en tiempos de guerra.
[3] Para conocer nuestra toma de posición sobre el problema de la vivienda hoy, ver https://es.internationalism.org/book/export/html/410 [1243] y "¿Qué lucha llevar ante el problema de la vivienda? [1244]".
[5]''Espacio contra cemento'', en La especie humana y la corteza terrestre (Espèce Humaine et Croûte Terrestre) Petite Bibliotheque Payot, p. 168). Nuestra traducción; ver https://en.internationalism.org/international-review/201609/14092/1950s-... [1246]
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Hace casi cinco años publicamos un artículo (“España y Cataluña: dos patrias para imponer la miseria”[1] [1249]) en el que tomábamos posición frente a la multitudinaria manifestación que el 11 de septiembre de 2012 recorrió las calles de Barcelona reclamando la constitución de Cataluña como un “Estado propio” dentro de Europa, es decir independiente del Estado español. Denunciamos entonces que detrás de esa movilización aparentemente festiva y reivindicativa, se escondía en realidad una ceremonia de inmolación de los intereses de los explotados en aras del beneficio de los explotadores, una sumisión de las necesidades humanas de la inmensa mayoría de la población a las exigencias del orden capitalista. Como pusimos de manifiesto ya entonces: «El día 11 vimos a Felip Puig -conseller de Interior de la Generalitat catalana, impulsor de una violenta represión contra las manifestaciones masivas del año pasado, urdidor de turbias provocaciones policiales contra los manifestantes, desfilar rodeado amistosamente de sus víctimas, jóvenes parados o precarios. Vimos a 9 de los 11 consellers de un gobierno que ha sido pionero en aplicar crueles recortes en sanidad y educación, andar codo con codo con sus víctimas: las enfermeras o médicos que han perdido más del 30% de sus salarios o los usuarios que tienen que pagar un euro cada vez que van a la consulta. Vimos a patronos, policías, curas, políticos, líderes sindicales, compartir calle con sus víctimas: parados, trabajadores, jubilados, emigrantes… Una atmósfera de UNION NACIONAL presidió la concentración. El Capital se hizo acompañar por sus víctimas –la mayoría explotada- convirtiéndolas en tontos útiles de sus objetivos egoístas.».
En aquel artículo concluíamos que «El señor Mas ha prometido un referéndum, no sabemos qué preguntará, pero lo que si sabemos es lo que pretenden tanto él como sus colegas españolistas: hacernos elegir entre 3 opciones a cuál peor: ¿Quiere que los ajustes y recortes se los aplique el Estado español? ¿Quiere que les sean impuestos en el marco de la “construcción nacional de Cataluña”? o ¿Quiere que se los propinen conjuntamente el Estado español y el aspirante catalán? El Capital en España cuenta con dos patrias para imponer la miseria: la española y la catalana».
Un embrollo hediondo.
El lustro transcurrido desde entonces en lo que se ha llamado “el procés” no sólo no ha servido para aliviar lo más mínimo la miseria y los sufrimientos (los recortes, los desahucios[2] [1250], los despidos, etc.) que ha sufrido la población trabajadora, sino que tampoco ha desembocado en un escenario en el que los diferentes protagonistas se aclaren con el papel ni la obra que aspiran a representar.
La antigua Convergencia i Unio (hoy rebautizada como PDeCAT para desodorizarse de la corrupción de los Pujol) se ve forzada a asumir el protagonismo del dicho “procés” independentista para evitar verse desplazada por Esquerra Republicana y presionada por las constantes sobrepujas de la CUP. Y aunque este radicalismo irrita grandemente a amplios sectores que tradicionalmente se veían representados por el nacionalismo “moderado” de CiU - que abarcan desde pequeña burguesía rural hasta sectores empresariales y financieros bien engarzados con el resto del capitalismo español[3] [1251] - y se suceden deserciones y purgas, eso no consigue frenar la carrera que Más y Puigdemont, cual Thelma y Louise[4] [1252], han emprendido hacia el vacío de un referéndum imposible. Por su parte ERC espera recoger los frutos de esta inmolación de los sectores tradicionalmente más “colaboracionistas” con el aparato político español, acentuando hasta el paroxismo el victimismo respecto a España, y reproduciendo el famoso “Roma Ladra” (Roma ladrona) de la ultraderechista. Liga Norte italiana que se traduciría en el “Espanya ens roba”. Pero ¿quién roba a quién? No podemos olvidar que, en la sociedad capitalista, el robo fundamental y constituyente es la PLUSVALIA, es decir, que los capitalistas se apropian legalmente de una parte del trabajo de los obreros -la mayor, pues se calcula que de una jornada de 8 horas ellos se embolsan el producto de 6 o 7 horas de la misma. Los obreros, desempleados y jornaleros de Cataluña no roban a los de España y viceversa, sus hermanos de las demás regiones no roban a los que viven en Cataluña. Son los capitalistas -españoles, catalanes, “multinacionales”- los que SIEMPRE ROBAN a la clase obrera y a todos los oprimidos y explotados. Es asquerosa la demagogia que se llevan unos y otros, los capitalistas catalanes estigmatizando y culpabilizando a “los españoles en general” o, los capitalistas españoles crucificando a “los catalanes en general”. El dilema no es España / Cataluña, sino NACION o CLASE.
Porque esta fiebre que extiende los comportamientos erráticos e indisciplinados entre las facciones del aparato político del capital español se ha ido propagando a todas ellas. Se ve por ejemplo en el Partido Popular que quiere identificarse como el defensor de la “unidad de la patria” y sin embargo chalanea el respaldo parlamentario al gobierno Rajoy con concesiones discriminatorias a las diferentes regiones[5] [1253], que además suponen un agravio comparativo con las demás autonomías. El hecho de que además el Partido Popular quiera emplear en su “choque” contra el nacionalismo catalán todo el arsenal del Estado – desde el Tribunal Constitucional hasta el déficit público pasando por las “cloacas” del Ministerio del Interior - resta credibilidad a la idea de que las instituciones democráticas pudieran actuar como árbitros en los conflictos entre los distintos componentes de la clase explotadora.
Y lo que en un momento puede servir para hacer agachar la frente a los “díscolos”, aguijonea, más pronto que tarde, la contestación y la desconfianza, que ocasionan a su vez de nuevos golpes de autoridad. La muestra viviente de estos volantazos la vemos en la política del otro gran partido del capitalismo español, el PSOE, oscilante de los gobiernos junto a ERC e Izquierda Unida (2003-10) a cerrar filas con el PP contra el Referéndum amagado en 2014 y el anunciado para octubre de este año. Evacúa, una tras otra, propuestas de reformas constitucionales, comisiones, “mesas de diálogo”, etc., a cual más vaga y ambigua, al mismo tiempo que sus líderes históricos (González y Zapatero que aparecieron recientemente del brazo de Aznar en un coloquio sobre el “desafío catalán”) y sus medios de comunicación más afines (El País, la SER), exhiben cual matones el arma del artículo 155 de la Constitución que faculta la suspensión de la autonomía. Este funambulismo del otrora partido más coherente de la burguesía española no solo les ha relegado electoralmente en Cataluña, donde son la 5ª fuerza política; sino que acentúa una imagen de falta de fiabilidad para el conjunto de la burguesía española, que ven por ejemplo como Sánchez lo mismo coquetea con Ciudadanos que se arrima interesadamente a ERC.
Detrás de este irresoluble embrollo lo que aparece es la crisis sin solución del sistema capitalista, en lo que hemos caracterizado como su etapa final de descomposición social. Como ya señalamos en el mencionado artículo de nuestra publicación en Setiembre de 2012: «En el plano político esta descomposición aguda se manifiesta en la tendencia a una irresponsabilidad creciente de las distintas fracciones de la burguesía, cada vez más enfangadas en el “cada uno a la suya” que con la agudización de la crisis se traduce en el “sálvese quien pueda”».
Los “nuevos” partidos, las viejas patrañas - democracia y nacionalismo -, más pestilentes en este escenario de descomposición capitalista.
En los últimos años han aparecido nuevos actores, que con discursos aparentemente “renovados” repiten, sin embargo, las mismas rancias patrañas que siempre han proclamado los explotadores. Primer mandamiento: los explotados deben confiar en los cauces del Estado creado por los capitalistas para asegurarse la explotación. Segundo designio: los intereses de clase del proletariado, que son comunes a todos los trabajadores del mundo, deben sacrificarse por el contrario al interés de “su” Patria, la cual no es otra cosa que la finca privada de “su” burguesía.
Entre estos destaca en primer lugar la CUP (Candidatura de Unidad Popular) formada en gran medida de los restos “recauchutados” del viejo izquierdismo estalinista y trotskista de los años 70[6] [1254], que han derivado hacia una mayor histeria patriotera, eso sí, de patria cada vez más chica, convirtiéndose, hoy, en los propagadores fundamentales de la mistificación nacionalista, queriendo hacernos creer en la compatibilidad de los” intereses nacionales” y los “intereses sociales”. Sus discursos en contra de los recortes sociales, la arbitrariedad policial contra los centros juveniles o los efectos negativos del turismo de masa sobre los trabajadores y otras capas sociales empobrecidas, son cortinas de humo para ocultar la cruda realidad: SON PRECISAMENTE ELLOS, LOS “RADICALES” DE LA CUP QUIENES CON SU APOYO PARLAMENTARIO MANTIENEN CON VIDA EL GOBIERNO CATALAN QUE MAS LEJOS HA IDO EN LOS RECORTES SOCIALES, LA BRUTALIDAD POLICIAL Y EL TURISMO DEPREDADOR. Una vez más ¿Nación o Clase?
Está también Podemos, en sus diferentes versiones y sistemas operativos (Podem, En Comú, etc,…) que presume de ser la cristalización del movimiento de los Indignados, cuando en realidad fue su saboteador y su falsificador[7] [1255]. Podemos tiene una gran dificultad para articular un discurso coherente sobre la” “nacionalidades que coexisten bajo el Estado español”. Por un lado, tiene corrientes claramente nacionalistas y está coaligado con formaciones que son partidarias de la independencia de Cataluña, Galicia, etc.; en segundo lugar, cuenta con los llamados “anticapitalistas” que son los más numerosos entre los militantes activos y que propugnan la “autodeterminación nacional”; finalmente, cuenta con tendencias (en general las que se han ido incorporando en sucesivas oleadas desde el PCE) que defienden abiertamente la unidad de España.
Esta incomodidad le ha movido a especializarse en cambio en la propagación de la mistificación democrática: ¡lo que cuenta es que los ciudadanos voten! Aunque sea una pantomima[8] [1256] como quiere la propia alcaldesa de Barcelona, Ada Colau, que defiende el referéndum del 1 de octubre como una “movilización”, es decir una especie de “performance” democrática. Aunque Iglesias -secretario general de Podemos- defiende que se emplee el referéndum para dejar las cosas como están, o sea manteniendo la unidad territorial del Estado capitalista español. Lo que deberíamos defender, según los farsantes de Podemos, es el sacrosanto “derecho a decidir” de la población.
Ese aparentemente atractivo “derecho a decidir” es, en realidad, una de las hojas de parra del más peligroso veneno ideológico de los explotadores: la mistificación democrática de la “soberanía popular”. En abstracto, la población decide libremente su futuro. En realidad, la democracia es la tapadera de la Dictadura del capital. En el mundo falsario de la propaganda burguesa, los ciudadanos eligen la opción política que le procurará más trabajo, mejores prestaciones sociales, etc. En la dictadura capitalista real, el trabajador obtiene un empleo solo si acrecienta la acumulación capitalista, sólo tiene derecho a sanidad, educación, ocio, si con ello se incrementa la productividad general. Los capitalistas venden la ilusión de que tenemos en nuestras manos el “derecho a decidir” conscientemente nuestro futuro y el de nuestros hijos cuando en realidad el mundo se ve cada vez más gobernado por las leyes ciegas del capitalismo: la dictadura de la mercancía, la de la acumulación, la explotación y la concurrencia. Hablar de “derecho a decidir” cuando en el mundo de hoy millones de seres humanos sufren impotentes hambrunas, enfermedades, terrorismo y desastres ecológicos, es de un cinismo macabro. Y más aún cuando sobre la mayoría de la población se extiende una más que fundada sospecha en que, con el actual sistema social mundial, el futuro está ya decidido: la destrucción de la humanidad.
Pero ¿por qué en este contexto social, que es verdaderamente el de una etapa terminal del capitalismo, se ha desatado tamaña exacerbación nacionalista?, que vemos en Cataluña, pero también en USA o en Francia (con Trump y Le Pen en sus versiones más ultraderechistas). Lo vemos en Gran Bretaña con el “Brexit” y en Escocia (frente a Gran Bretaña). Una de las principales razones es que la nación, que es una realidad que el capitalismo impuso históricamente para superar la feudalidad, aparece hoy como una especie de refugio frente a la propia descomposición y caos social consecuencia, en realidad, de la persistencia del capitalismo. Detrás de ese eslogan tan apreciado en las filas de la CUP, o de Podemos, de “soluciones locales ante problemas globales” se dibuja una actitud claudicante ante problemas que sólo podrían ser enfrentados erradicando el capitalismo de la faz de la tierra. No existe posibilidad alguna de escapar del capitalismo en un país[9] [1257], menos en una región o comarca o en una comunidad local, Tras estas ilusiones no hay más que una llamada al sacrificio de los intereses de la población en aras de esa abstracción llamada “comunidad”, llamada “pueblo” o llamada “patria”.
Como señalamos en el mencionado artículo escrito, insistimos, hace ya cinco años, cuando alertábamos de los riesgos que la descomposición social que se expresa a través de esta pulsión nacionalista representa contra los trabajadores: « Pero el drama es que estas tendencias afectan y contaminan al proletariado que vive rodeado de la pequeña burguesía –caldo de cultivo de la descomposición social- y sometido a la presión que ejercen las conductas cínicas y corruptas de la clase dominante así como a la propaganda que esta difunde. El proletariado debe combatir los efectos de esta descomposición social, desarrollando los anticuerpos necesarios: a un mundo de competencia desenfrenada debe oponer una lucha solidaria; a un mundo que se disgrega en pedazos con gobernantes aspirantes a reyezuelos de Taifas, debe oponer su unidad internacional; a un mundo de exclusión y xenofobia, debe oponer su lucha inclusiva e integradora…».
El proletariado representa en cambio una perspectiva completamente diferente: «El proletariado tiene una fuerza fundamental frente al capitalismo: ser el productor asociado de la mayoría de productos y servicios. Pero tiene igualmente una fuerza cara a dar un futuro a la humanidad: el trabajo asociado que liberado de las cadenas capitalistas –el Estado, de la mercancía y del salariado- permita a la humanidad vivir de manera solidaria y colectiva, consagrada a la plena satisfacción de sus necesidades y las del progreso del conjunto de la naturaleza». (ídem).
Valerio, 21 de julio 2017
[2] [1260] Cabe señalar que en Barcelona han subido los alquileres un 11% en 2016 y ello bajo la alcaldía de la Señora Colau, la cual utilizó la Plataforma de Afectados por las Hipotecas como trampolín para alcanzar “altas metas políticas”.
[3] [1261] La burguesía catalana ha constituido siempre un baluarte del capitalismo español. Fue pieza capital del Estado burgués republicano en los años 30 del siglo XX, atravesó con bastante comodidad la etapa franquista viéndose generosamente recompensada con inversiones y subvenciones, y colaboró decisivamente en la transición democrática. No en vano el icono que sirvió para cerrar el pasaje desde la dictadura fue el famoso “ja soc açi” (ya estoy aquí) del ex presidente Tarradellas. Ya en la etapa democrática, Convergencia se ha convertido en la bisagra para apuntalar gobiernos sucesivos de UCD, del PSOE y del PP, a cambio de más inversiones y subvenciones que en buena parte han ido a los bolsillos del “pujolismo” que han creado con ellos una amplia red clientelar
[4] [1262] Película famosa en su momento (1991) donde las dos protagonistas huyen sin descanso de la persecución policial hasta verse finalmente atrapadas frente a un enorme precipicio.
[5] [1263] Que el Partido Nacionalista Vasco haya pasado de estar estigmatizado como el principal peligro para la unidad de España a “ejemplo de responsabilidad democrática” no es una manifestación de una solución de los problemas históricos de soldadura del capital español, sino de hacer de ellos un objeto de subasta, al albur de las contingencias del gobierno de turno, lo que acentúa los sentimientos de agravio comparativo entre las distintas burguesías regionales. Recientemente el gobierno del PP ha regalado significativas ventajas fiscales al gobierno vasco (o sea al PNV) mientras asfixia económicamente a las demás autonomías, y en primer lugar a la hiperendeudada Cataluña.
[6] [1264] Hijos políticos de aquellos que nos llamaron en los años 1970-80 a abandonar la autonomía de clase y a apostar por la “llibertat, amnistía, estatut de autonomía” como medio de ahondar las contradicciones de la clase dominante, son los mismos que nos llaman hoy a respaldar el “procés” como medio de “liquidar el régimen del 78” (véase su inmensa hipocresía) y, ¡cómo no!, para ahondar las contradicciones en blá blá blá. .
[7] [1265] Ver por ejemplo en nuestras publicaciones https://es.internationalism.org/cci-online/201406/4033/podemos-un-poder-... [926]
[8] [1266] Hay que decir que esta “opereta” no tiene nada de cómica pues puede costarles a miles de trabajadores públicos el verse sometidos a sanciones y multa por parte de las autoridades españolas o a verse estigmatizados ante las autoridades catalanas
[9] [1267] Quienes sembraron la patraña del “socialismo en un solo país” fueron los antecesores políticos de todos estos partidos de izquierda e izquierdistas que utilizaron esta mistificación para sobrexplotar al proletariado en Rusia y otros países “socialistas” y para llevarlo a las masacres imperialistas de la Segunda Guerra Mundial, y las “luchas de liberación nacional” como mostramos en otro artículo de este mismo número de AP. Resulta muy significativo ver hoy como en una polémica recientemente mantenida en redes sociales entre Garzón (secretario general de Izquierda Unida) y Rufián (“starlette” de ERC en el parlamento español) y la CUP, ambos bandos han tirado del mismo repertorio de fraseología clásica del estalinismo, como por ejemplo el “derecho de autodeterminación” de los pueblos” (cobertura ideológica del bloque imperialista Ruso para arrebatarle posiciones al bloque imperialista USA) o la “defensa de la patria socialista”
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Siguiendo el mismo guion mortífero y asesino, dictado por el autodenominado Estado Islámico, los atentados ejecutados en Barcelona y Cambrils el pasado 17 de agosto han acabado con la vida de 16 personas inocentes y más de 100 heridos (veintitantos de ellos de extrema gravedad).
El terrorismo islamista es la otra vertiente de la guerra imperialista que se extiende desde Libia hasta Paquistán y donde han intervenido o intervienen las llamadas “democracias”, bien con presencia militar directa, bien armando hasta los dientes a los diversos bandos locales en lucha.
Las víctimas iban paseando por una de las avenidas más populares del mundo. Es un paseo de los que quedan pocos, donde no son las tiendas de lujo que lo enmarcan lo que le da vida, sino el continuo ir y venir. Aquí, como en París, en el Bataclan, lo que la gente buscaba era vivir con los demás en la medida de lo posible. Esto decíamos en nuestro artículo sobre los atentados de París de 2015: “Estos nuevos crímenes fríamente planificados, inducidos por una ideología oscurantista y mórbida, digna del nazismo, no se deben a unos cuantos “monstruos” que bastaría con erradicar; esta lógica es la de la burguesía. Sólo sirve para justificar la guerra, para engendrar a su vez más odio y más crímenes, y, sobre todo, ocultar las verdaderas causas de semejantes atrocidades. Lo que en realidad está en la raíz de todos los males es el sistema capitalista entero, un sistema sin porvenir, sin perspectiva, que se está descomponiendo poco a poco, arrastrando tras él a toda la humanidad en su engranaje mortífero.”[1] [1269]
Frente al sentimiento natural de rabia, por un lado, y de solidaridad por otro con las personas afectadas, toda la burguesía, los poderes, los media y sus secuaces, reaccionó como podía esperarse: su propaganda es siempre “la barbarie contra la democracia” con todas sus variantes y declinaciones posibles e imaginables. Para ellos, se trata de recuperar la solidaridad humana espontánea con aquello de la “unidad de los demócratas”. O “Los bárbaros que utilizan a las poblaciones civiles como escudo”. Pero también, tras este atentado, está muy presente como telón de fondo permanente la trifulca entre soberanistas catalanes y el Estado español como veremos más abajo.
Lo que se concreta en el Estado Islámico o Daesh, del que se reivindican los terroristas, es el capitalismo decadente, las luchas imperialistas y la descomposición del capitalismo. El Daesh es una expresión especialmente reveladora de la dinámica suicida del capitalismo. El Estado Islámico es un producto típico de la decadencia del capitalismo, segregado directamente por la fase actual de su descomposición. Así decíamos en dicho artículo: “La ausencia de perspectiva social firme en el plano histórico es la causa principal de la agravación y multiplicación de los conflictos imperialistas, de la delicuescencia acelerada de la sociedad. Ninguna de las dos clases fundamentales y antagónicas de la sociedad, ni la burguesía ni el proletariado, consiguen imponer su proyecto histórico, o sea, la guerra mundial para aquélla o la revolución comunista para éste. Desde mediados de los años 1980, la sociedad está así prisionera de lo inmediato, aparece sin porvenir y se pudre sobre sus propias raíces. El desmoronamiento de la URSS en 1990, producto de esa dinámica, agudizó todas las contradicciones del sistema. Las expresiones de la fase de descomposición son múltiples: individualismo y cada cual a la suya, gansterismo, repliegue identitario y sectario, oscurantismo, nihilismo y, sobre todo, incremento del caos bélico. Todo eso hasta el punto de desestabilizar los Estados más débiles, acarreando su desplome, llevando la lógica de los conflictos a hacer estragos en regiones enteras del planeta. Todo eso tiene un primer responsable: las grandes potencias imperialistas, sobre todo en África y Oriente Medio.” Y en ese artículo hacíamos “un breve recordatorio de la historia de los conflictos en esas regiones durante las últimas décadas que ilustra con creces esa realidad”, desde el hundimiento de la URSS, pasando por la primera guerra del Golfo hasta la de Afganistán e Irak….” La guerra imperialista ha amamantado, sin la menor duda, el Estado islámico…” “La responsabilidad de las grandes potencias no sólo se limita a desestabilizar regiones con sus intervenciones militares por razones de estrategia o, más simplemente, por la defensa de sórdidos intereses. También han sido a menudo y directamente, las creadoras de todas esas bandas asesinas y oscurantistas a las que han intentado instrumentalizar. El Estado Islámico está formado por las fracciones más radicales del sunismo, cuyo primer gran enemigo es, por lo tanto, la gran nación del chiismo, Irán. Por eso es por lo que todos los enemigos de Irán (Arabia Saudí, Estados Unidos, Israel, Qatar, Kuwait…) apoyaron política, financiera e incluso a veces militarmente al E.I. Turquía también se ha apoyado en el Estado islámico para usarlo contra los kurdos. Esta alianza de circunstancias y heteróclita muestra que las diferencias religiosas no son la base real del conflicto: son las disputas imperialistas y los intereses nacionales lo que ante todo diseña las líneas de separación y transforma las heridas del pasado en odio moderno.”, “Todos esos países se han visto obligados finalmente a cambiar de idea. Arabia Saudí ahora ha prohibido toda ayuda financiera a E.I y encarcela a todos aquellos que sigan ejerciendo de mecenas. ¿Por qué semejante vuelco? La respuesta dice mucho sobre el estado de delicuescencia del sistema capitalista. La dimensión oscurantista, religiosa y sobre todo destructora del EI es tal que ese grupo escapa a todo control. Los cambios incesantes de alianzas, esa política de cortas miras y cada vez más destructora son, como la existencia misma de ese proto-estado islámico, un revelador de la descomposición del sistema entero, del callejón sin salida capitalista, de la ausencia de solución duradera y de perspectiva alguna para todas las naciones.”
La utilización sistemática de la “población civil”.
Una de las dimensiones más criminales de esos atentados, los de las Ramblas como los de todos los países, es la utilización de manera indiscriminada de las poblaciones inocentes para ejercer el terror. El desconcierto, el aturdimiento por indefensión ante tales actos de barbarie, son utilizados por los dirigentes de los países occidentales para jalear su propaganda de unión “en torno a nuestros valores” y contra la barbarie. En la propaganda de la burguesía hay siempre la idea de que son “ellos”, los enemigos de la civilización, de la democracia y de occidente contra “nosotros”, los amigos de la paz y eso. Nada más cínico. Como decimos arriba, el terrorismo forma parte de la guerra imperialista, y no es solo la población de los “países occidentales” la que es rehén. Desde la Primera Guerra Mundial, la “población civil” forma parte íntegra de las guerras y sobre todo desde la Segunda y después: hay que aterrorizar a dicha población por todos los medios (bombardeos indiscriminados y comandos sanguinarios de todo tipo). Con el terrorismo, esto se ha vuelto un mecanismo incontrolable, una “descomposición” de esa estrategia de terror que, como decíamos antes, escapa cual Frankenstein a sus estrategas. A las grandes potencias les ocurre como a los propios terroristas: a veces les saltan a la cara sus mortíferas producciones.
¿A quién beneficia esta salvajada criminal?
Como decíamos, el “uso” del terror sobre la población civil no es un invento del DAESH. El terrorismo actual es un arma que no solo usan las bandas con ansias de establecer un Estado o proto-Estados como el DAESH. A ningún Estado del mundo le hace ascos la utilización del terrorismo cuando le sea necesario, en particular manipulando a grupos, dejándoles hacer. Hay ejemplos históricos que no vamos a tratar aquí[2] [1270]. Tampoco vamos a ponernos ahora, aquí, a jugar a los “enteradillos” para saber si, aparte de los propios terroristas, éstos han sido manipulados por alguien para dejarles cometer tales crímenes. Pero lo que sí afirmamos es que la burguesía tiene una tradición de manipulaciones antes, durante y después de estos actos criminales sobre todo cuando se trata de tensiones imperialistas.[3] [1271]
El enfrentamiento entre soberanistas catalanes y españolistas, telón de fondo
Como en Estados Unidos en 2001 o en Francia en 2015 la burguesía española ha tratado de crear la “unión sagrada” frente al terrorismo, aunque no ha podido tapar la actual desafección de la fracción independentista de la burguesía catalana que es el auténtico trasfondo putrefacto de los atentados terroristas.
La manifestación del 26 de agosto que en teoría quería mostrar la “solidaridad” con las víctimas y mostrar la “unidad” contra el terrorismo, realmente fue un enfrentamiento barriobajero entre los independentistas catalanes y los españolistas. Como decía Lenin “los pacifistas burgueses son auténticos lobos disfrazados con piel de cordero”. Frente a la solidaridad espontánea de la población y los trabajadores, la burguesía desata una campaña mediática totalitaria con una falsa e hipócrita “solidaridad” que trata de tapar y defender la brutal y despiadada esclavitud asalariada, donde la explotación inmisericorde y los bajos salarios es vendida como el mejor de los mundos posibles: los indignados del 15M de 2011 decían que “los salarios de 600 euros mensuales también son terrorismo”.
Lo “particular” de este atentado es que se ha producido en Barcelona, en Cataluña, en un momento de extrema tensión entre las fracciones burguesas defensores de la “unidad de España” y las que propugnan la “república catalana”. Sobre este tema, cuya dramatización está alcanzando cotas muy altas y copando horas y páginas informativas a mansalva, ya hemos escrito varios artículos cuyos títulos dan una idea de nuestra denuncia del nacionalismo, tanto el “Gran-español” como el “pequeño-catalán”.[4] [1272]
A los pocos días de la matanza ha aparecido el maquiavelismo infame de la clase dominante: el gobierno catalán acusa al de Madrid de haberle ocultado información sobre el imán de Ripoll, auténtico factótum de los atentados y viejo conocido de los servicios secretos españoles. A su vez el gobierno de Madrid y sus medios de propaganda acusan al de Barcelona de negligencia y únicamente preocupados con llevar a cabo la “desconexión” con España.
Recientemente, Rajoy se ha descolgado con una extraña afirmación, algo así como: “los únicos responsables de los actos terroristas son los terroristas de DAESH”. Después, machaconamente, junto con sus adláteres no para de repetir que la unidad de las fuerzas de seguridad del Estado ha sido “ejemplar”, “sin fisuras” y que, eso, “no hay más responsables que los terroristas del DAESH”. Esa extraña insistencia tiene una lectura entre líneas: quienes sospechan de la ineficacia de las fuerzas catalanas, de su gobierno y su policía tienen razón. Luego se ha sabido por la prensa (no de Madrid, sino de Barcelona) que, en efecto, los mossos d’esquadra sabían cosas…Por su parte, los nacionalistas catalanes, ensalzaban el papel de sus fuerzas de seguridad, las cuales, “sin Madrid”, se las habían arreglado muy bien. La manifestación “unitaria” fue un ejemplo de cómo utilizar los muertos para la causa de cada cual. Todos han intentado sacar tajada de esta salvajada: los “estado-centralistas” y los independentistas, aunque el comedimiento de Rajoy y su entorno, su presencia “unitaria” en Barcelona junto con PSOE, Ciudadanos, Podemos y demás, obligando a Puigdemont y a Esquerra a ir casi del bracete con él, parece beneficiar a los estado-centralistas. Por no faltar, no faltaron los nacional-izquierdistas de la CUP la cual acabó convenciéndose de que tenía que estar allí para contrarrestar la presencia masiva, junto al rey, de partidos españoles y otra gente de “Madrid”. Para enmendarse de tal asistencia, los de la CUP se sacaron de la manga un eslogan “vuestras guerras, nuestros muertos” que sonaba a revolucionario (efectivamente la burguesía española se ha visto implicada en las guerras imperialistas: en 2003 en la guerra de Irak bajo el gobierno del PP y el gobierno socialista de Zapatero en las guerras de Afganistán y Libia…), pero que en boca de esos nacionalistas no podía significar sino: “nuestra patria, vuestros muertos”.
Van a cumplirse 100 años de la Revolución Rusa, que demostró que únicamente es la clase obrera con su lucha revolucionaria la que puede poner fin a la guerra imperialista. Con la Primera Guerra Mundial comienza la decadencia del capitalismo, y como afirmaban los revolucionarios se abría la época de las guerras y las revoluciones. El fracaso de la oleada revolucionaria de 1917-1923 llevó al mundo a la Segunda Guerra Mundial mucho más devastadora y brutal, y después de 1945 se han sucedido toda una serie de guerras locales que han inmolado a más seres humanos que las dos guerras mundiales juntas.
Los últimos 30 años asistimos a una verdadera descomposición del capitalismo, de sus bases económicas, de un mayor caos imperialista, a la putrefacción moral e ideológica de la clase dominante… Pero a pesar de las serias dificultades y debilidades de la clase obrera no parece muy dispuesta a perecer en las carnicerías imperialistas.
Mucha gente acudió sin lugar a dudas a la manifestación para expresar un sentimiento sincero de rechazo y de solidaridad contra la barbarie, a veces en familia. Como también hubo denuncias a la xenofobia contra los trabajadores magrebíes (sobre todo en las redes sociales) todo lo cual recuerda, aunque sea muy limitado, lo que significa solidaridad proletaria. Pero, en general, los que ocuparon todo el campo de visión fueron los colores nacionalistas rojo y amarillo, en el caso catalán con varias franjas rojos y amarillas junto con una estrella, en el caso español con la combinación rojo-amarillo-rojo. Símbolos de guerra con los que encuadrar a la población en general y a la clase obrera en particular. “¡Las banderas nacionales siempre han sido banderas de guerra!, esa es la realidad”, decíamos en el artículo citado. Sean de naciones grandes o pequeñas.
Acción Proletaria
[1] [1273] “AtentadosenParís – ¡Abajo el terrorismo!, ¡abajo la guerra!, ¡abajo el capitalismo!” (Noviembre 2015), https://es.internationalism.org/en/node/4126 [1274]
[2] [1275] Puede leerse nuestro artículo “Pearl Harbor 1941, 'Torres Gemelas' 2001 : El maquiavelismo de la burguesía” (2002, https://es.internationalism.org/revista-internacional/200510/233/pearl-harbor-1941-torres-gemelas-2001-el-maquiavelismo-de-la-burgue [982].
[3] [1276]Por ejemplo Carrero Blanco fue ejecutado por ETA, pero fue utilizada por la CIA. El comando estaba totalmente infiltrado por los servicios secretos españoles.
[4] [1277] "España y Cataluña: dos patrias para imponer la miseria [581]" (2012) y el reciente : “Ante el referéndum catalán: la alternativa es Nación o Lucha de clase del proletariado” (2017, https://es.internationalism.org/files/es/cataluna.pdf [1248])
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Un grupo de compañeros en contacto con nuestra organización ubicados en Nicaragua nos plantean la cuestión siguiente: “en diferentes sitios encontramos temas que hacen mención a la pequeña burguesía y en algunos tratan de hacer una definición de las condiciones económicas y sociales para establecer quienes están comprendidos como pequeño burguesía, pero nosotros no estamos claro sobre el estatus de condiciones económicos y sociales para decir cuales son estas condiciones económicas y sociales que dan ese estatus”.
En referencia a las cuestiones que nos plantean sobre la pequeña burguesía, quisiéramos desarrollar algunos puntos.
Con la desaparición del comunismo primitivo “toda la historia de la sociedad humana, hasta la actualidad, es una historia de luchas de clases.” (Manifiesto Comunista). “La moderna sociedad burguesa que se alza sobre las ruinas de la sociedad feudal no ha abolido los antagonismos de clase. Lo que ha hecho ha sido crear nuevas clases, nuevas condiciones de opresión, nuevas modalidades de lucha, que han venido a sustituir a las antiguas” (ídem.). Lo determinante en la sociedad capitalista es “haber simplificado estos antagonismos de clase. Hoy, toda la sociedad tiende a separarse, cada vez más abiertamente, en dos grandes clases antagónicas: la burguesía y el proletariado”.[1]
Burguesía y proletariado son las dos clases fundamentales de la sociedad, ésta solo puede evolucionar o en el sentido de la barbarie si triunfa definitivamente el Capital, o en dirección hacia la liberación humana en el comunismo que es la meta del proletariado. Es el dilema que planteó Engels en la última década del siglo XIX: COMUNISMO o BARBARIE.
Bajo el capitalismo, “toda una serie de elementos modestos que venían perteneciendo a la clase media, pequeños industriales, comerciantes y rentistas, artesanos y labriegos, son absorbidos por el proletariado; unos, porque su pequeño caudal no basta para alimentar las exigencias de la gran industria y sucumben arrollados por la competencia de los capitales más fuertes, y otros porque sus aptitudes quedan sepultadas bajo los nuevos progresos de la producción. Todas las clases sociales contribuyen, pues, a nutrir las filas del proletariado”.
Partiendo de estos elementos generales que son, sin embargo, determinantes en la evolución histórica, veamos a continuación cual es papel de la pequeña burguesía.
“Los elementos de las clases medias, el pequeño industrial, el pequeño comerciante, el artesano, el labriego, todos luchan contra la burguesía para salvar de la ruina su existencia como tales clases. No son, pues, revolucionarios, sino conservadores. Más todavía, reaccionarios, pues pretenden volver atrás la rueda de la historia”.
La pequeña propiedad industrial se ve aplastada por la gran industria y su defensa es pedir al Estado un proteccionismo contraproducente. El pequeño comercio es barrido por las grandes cadenas comerciales y mendiga desesperadamente de las autoridades locales o centrales medidas de defensa que tienden a elevar los precios. El pequeño propietario agrícola desaparece arrollado por la producción industrial agraria a gran escala, trata de protegerse solicitando al Estado subsidios, cuotas de producción o aranceles.
En general estas capas se agarran desesperadamente a lo que creen ver como “intermediario” o “neutral”: por un lado, la Nación que según la demagogia democrática es la casa común de todos los habitantes de un país cuando en realidad es la finca privada del conjunto de capitalistas; por otra parte, el Estado que, igualmente siguiendo las mentiras democráticas, estaría “por encima de las clases” y sería el “servidor del interés común”, cuando es el aparato dictatorial, exclusivo y excluyente, de la clase capitalista.
Ahora bien, el Manifiesto no se limita al aspecto sociológico de las capas pequeñoburguesas, subraya también el elemento dinámico, en este caso de disolución, que las afecta: “Todo lo que tienen de revolucionario es lo que mira a su tránsito inminente al proletariado; con esa actitud no defienden sus intereses actuales, sino los futuros; se despojan de su posición propia para abrazar la del proletariado”.
Esta precisión es importante y por ello Marx criticó vivamente el pasaje del programa de Gotha de la socialdemocracia alemana que decía "La emancipación del trabajo tiene que ser obra de la clase obrera, frente a la cual todas las demás clases no forman más que una masa reaccionaria". Si el proletariado es capaz de defender sus propios intereses de clase y su perspectiva revolucionaria, podrá ganar a su combate a capas de la pequeña burguesía y neutralizar a otras. Como decíamos en nuestro folleto sobre la revolución rusa “Si el proletariado quiere ganar a su causa a las capas no explotadoras debe afirmar de manera aún más clara y rotunda sus propias reivindicaciones, su propio ser, su autonomía de clase. Debe ganar a las otras capas no explotadoras en aquello en que pueden ser revolucionarias”. [2]
Si interpretamos mecánicamente los pasajes anteriores del Manifiesto podríamos concluir que la pequeña burguesía sería un estrato social en extinción, que hoy habría sido reducido a algo puramente residual. Después de más de siglo y medio de ser escritos los párrafos citados, observamos que, en la estructura social, tareas anteriormente cumplidas por la pequeña burguesía son hoy ejercidas por asalariados pertenecientes a la clase obrera (personal sanitario, educativo, científico, servicios sociales, administración del Estado), mientras que, simultáneamente, el estrato pequeño burgués tiende a renovarse bajo nuevas formas.
De un lado, el tendero, el profesional liberal, el escribiente, el labriego acomodado o el pequeño rentista han desaparecido más o menos completamente. Sin embargo, la pequeña burguesía se encarna hoy en otras figuras, en su gran mayoría asalariadas: los cargos intermedios de la industria y de los grandes centros de trabajo, los pequeños emprendedores, un ejército numeroso de expertos, asesores, profesionales con funciones dirigentes o intermedias en campos como las finanzas, la administración pública, la ciencia, la cultura, el ocio etc.
El propio Manifiesto Comunista aportó elementos para comprender esta evolución. En primer lugar, “la industria moderna ha convertido el pequeño taller del maestro patriarcal en la gran fábrica del magnate capitalista. Las masas obreras concentradas en la fábrica son sometidas a una organización y disciplina militares. Los obreros, soldados rasos de la industria, trabajan bajo el mando de toda una jerarquía de sargentos, oficiales y jefes”. Esa “jerarquía de sargentos, oficiales y jefes” se ha convertido en un inmenso aparato burocrático en empresas, centros oficiales, educativos y sanitarios. El capital, en decadencia y crisis más o menos crónica, forzado por las necesidades de la guerra imperialista, se ve obligado a desarrollar un enorme aparato estatal, así como una gigantesca burocracia empresarial. En estos los trabajadores rasos soportan una pesada pirámide de jefes intermedios y controladores.
En segundo lugar, otra línea de evolución apuntada por el Manifiesto es que “la burguesía va aglutinando cada vez más los medios de producción, la propiedad y los habitantes del país. Aglomera la población, centraliza los medios de producción y concentra en manos de unos cuantos la propiedad” lo que conduce al sometimiento del “campo al imperio de la ciudad. Crea ciudades enormes, intensifica la población urbana en una fuerte proporción respecto a la campesina y arranca a una parte considerable de la gente del campo al cretinismo de la vida rural”.
Si ya en el siglo XIX, la concentración de la población en las grandes ciudades era un proceso manifiesto, desde mediados del siglo XX ha dado un salto cualitativo. En tiempos de Marx y Engels, la mayor metrópoli del mundo, Londres, apenas alcanzaba los 2 millones de habitantes, mientras que hoy la primera ciudad en número de habitantes, Tokio, cuenta con 39,2 millones y la décima, México, 22,2 millones[3]. Se ha producido una urbanización general de la población mundial, de tal forma que “la población urbana del mundo actual alcanza los 3.7 mil millones de personas, y se espera que este número se duplique para el año 2050. En 1950 sólo el 30% de la población mundial vivía en ciudades. Hoy en día el número llegó a tanto como 54%. En 2050 puede alcanzar el 66%”[4].
Este proceso de urbanización ha multiplicado servicios de todo tipo, centros de control de tráfico, redes de abastecimiento de aguas, reciclaje, basuras, control medioambiental etc., lo cual ha dado lugar a una nueva pequeña burguesía urbana centrada tanto en asalariados del ocio y servicios como en pequeños negocios ligados a éstos.
Otro factor de crecimiento de la pequeña burguesía reside en la naturaleza extremadamente dinámica que tiene el capitalismo, pues como señala el Manifiesto “la burguesía no puede existir si no es revolucionando incesantemente los instrumentos de la producción, que tanto vale decir el sistema todo de la producción, y con él todo el régimen social. La época de la burguesía se caracteriza y distingue de todas las demás por el constante y agitado desplazamiento de la producción, por la conmoción ininterrumpida de todas las relaciones sociales, por una inquietud y una dinámica incesante”.
Este dinamismo otorga un papel temporal de vanguardia a sectores de la pequeña burguesía, pues como señaló Rosa Luxemburgo en Reforma o Revolución[5] “en el curso general del desarrollo capitalista los pequeños capitalistas desempeñan el rol de pioneros del progreso tecnológico. (…) Es falso que la historia de la empresa capitalista mediana avanza en línea recta hacia su extinción gradual. El curso de este proceso es, por el contrario, bien dialéctico, y avanza en medio de contradicciones. Los sectores capitalistas medianos se encuentran, al igual que los obreros, bajo la influencia de dos tendencias antagónicas, una ascendente y otra descendente. En este caso la tendencia descendente es el alza continua de la escala de la producción, que sobrepasa periódicamente las dimensiones de las parcelas medianas de capital y las elimina una y otra vez del terreno de la competencia mundial. La tendencia ascendente es, en primer lugar, la depreciación periódica del capital existente, que disminuye nuevamente, durante un cierto lapso, la escala de la producción en proporción al valor del monto mínimo indispensable de capital. La representa, además, la penetración de la producción capitalista en nuevas esferas. La lucha de la empresa mediana contra el gran capital no puede considerarse como una batalla de trámite. Antes bien debe verse como la destrucción periódica de las empresas pequeñas, que vuelven a crecer rápidamente para ser destruidas una vez más por la gran industria”
Lo que Rosa subraya es el papel dinámico que tienen sectores determinados de la pequeña burguesía en la evolución del capitalismo como punta de lanza de nuevas actividades y nuevos desarrollos tecnológicos, papel que es asimilado y eliminado por la gran empresa, aunque reaparece cíclicamente ante nuevos retos para la marcha del capitalismo. La industria del software empezó con jóvenes medio hippies californianos a fines de los 60 que, con el tiempo, y amparados por el capitalismo de Estado norteamericano (el Pentágono, la CIA) se convirtieron en grandes empresarios (Appel, Microsoft). Lo mismo sucedió con las redes sociales o las gigantescas bases de datos en Internet (Google, Facebook). En numerosos países, el Estado ha promocionado los “viveros de empresas”, los Start-Ups, como plataformas de innovación y exploración de nuevos mercados, que luego son absorbidos por las grandes empresas.
El capitalismo ha entrado desde hace casi tres décadas en su fase de descomposición[6]. Esta se caracteriza por la incapacidad de las dos clases fundamentales de la sociedad para imponer su propia alternativa y, por consiguiente, de dar una perspectiva a la sociedad. Esta ausencia de orientación provoca una dislocación de las relaciones sociales, produciéndose toda clase de tendencias a la irresponsabilidad, el cada cual, a la suya, la endogamia y la xenofobia, las tendencias centrífugas etc.
Esto exaspera a la pequeña burguesía que, por definición, es una capa social heterogénea, sin porvenir, dada a toda clase de aventuras inmediatistas y activistas, propensa a todo género de quimeras o refugios. Como decimos en las Tesis “la descomposición ideológica afecta, evidentemente, en primer lugar, a la clase capitalista misma y de rebote, a las capas pequeñoburguesas, que carecen de la menor autonomía. Puede incluso decirse que estas capas se identifican muy bien con la descomposición, pues al dejarlas su propia situación sin la menor posibilidad de porvenir, se amoldan a la causa principal de la descomposición ideológica: la ausencia de toda perspectiva inmediata para el conjunto de la sociedad”.
Por la razón anteriormente expuesta, la influencia de la pequeña burguesía y de su ideología, se hace mayor sobre el proletariado, puesto que propaga en su seno la irresponsabilidad organizativa, el rechazo de la teoría, la insolidaridad y el individualismo, el nihilismo y la pérdida de confianza en todo porvenir humano. Además, esa influencia negativa se ve acrecentada por factores ligados a la evolución del capitalismo en los últimos 40 años.
Por un lado, al menos en los países más industrializados, las barriadas de vivienda mayoritariamente obrera han tendido a desaparecer o a caer en manos de sectores lumpenizados. Hoy, los barrios son más “mixtos” conviviendo obreros y pequeña burguesía. Esto se ve agudizado por la proletarización de capas que antes se consideraban “clase media” como profesores, médicos, sanitarios, profesionales etc. Las dificultades y la pérdida de identidad que sufre el proletariado desde 1989[7] hacen que todo el mundo se considere “clase media” o “ciudadanos de a pie”, diluyéndose el necesario concepto de clase que es la auténtica realidad que subyace por debajo de esa aparente masa amorfa de “ciudadanos”.
De la existencia de la pequeña burguesía nace lo que se llama la ideología pequeñoburguesa que tiene efectos muy perniciosos sobre el proletariado y muy especialmente sobre sus organizaciones revolucionarias. La ideología pequeñoburguesa segrega el individualismo, el activismo, el inmediatismo, la irresponsabilidad y la ausencia de toda disciplina, el localismo centrífugo frente a la centralización. A nivel de pensamiento tiende al eclecticismo, la indefinición, la ausencia de toda referencia o continuidad histórica.
Reconocer estos problemas que brotan de la posición social de la pequeña burguesía no es caer en el insulto -como hace el estalinismo que para amedrentar lanza el epíteto oprobioso de “pequeño burgués”- sino darse la capacidad teórica y moral para luchar contra estas derivas. Nuestro texto La cuestión del funcionamiento organizativo en la CCI [8] analiza el peso de dicha ideología sobre la AIT refiriéndonos al Congreso de La Haya (1872) y sobre el partido ruso (2º Congreso del POSDR, 1903) y partiendo de estas experiencias ve los problemas que se han presentado en la historia de la CCI.
CCI
[1] Mientras no se señale lo contrario las citas son del Manifiesto Comunista.
[3] Datos tomados de think.allianz-assistance.es/2016/03/las-10-ciudades-mas-pobladas-del-mundo.
[4] Informe de la ONU publicado en 2014, https://www.un.org/es/development/desa/news/population/world-urbanization-prospects-2014.html [1279]
[6] Ver "TESIS SOBRE LA DESCOMPOSICION [13]".
[7] Ver Derrumbe del Este: dificultades crecientes para el proletariado. https://es.internationalism.org/revista-internacional/199001/3502/derrumbe-del-bloque-del-este-dificultades-en-aumento-para-el-prole [1280]
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Publicamos a continuación un artículo elaborado por los camaradas de Internacionalismo, nuestra sección en Venezuela, mediante el cual la CCI toma posición ante el proletariado mundial sobre la grave crisis que se vive en ese país. Se denuncia en él la hipocresía de la burguesía mundial y su complicidad con las facciones burguesas chavistas y opositoras que someten al proletariado y al conjunto de la población a la barbarie. Nuestros camaradas analizan cómo el chavismo, producto y expresión de la descomposición del sistema capitalista, utilizando la patraña ideológica del “Socialismo del Siglo 21” se ha instaurado sobre la base de un ataque a las condiciones de vida, la conciencia y combatividad del proletariado. Así mismo analizan cómo las tensiones interimperialistas son un factor que ha contribuido a agravar la crisis. El artículo plantea como perspectiva que la única salida posible a la situación de barbarie que se vive en Venezuela y el mundo sigue estando en manos del proletariado, quien con su lucha consciente puede llegar a derrocar el sistema capitalista que nos sume en la barbarie y la desesperanza.
A diario la prensa mundial, infinidad de sitios en internet y redes sociales abundan en noticias sobre la dramática situación que se vive en Venezuela: acentuación de la escasez y desabastecimiento de alimentos, medicinas y productos básicos; aumento incontrolable de precios de los pocos productos que se consiguen, que ya mantiene a parte de la población padeciendo hambre; muerte por mengua de niños y enfermos debido a la crisis hospitalaria y de salud… A esta situación se le añaden los más de 120 muertos, miles de heridos y detenidos que dejó como resultado la confrontación entre las facciones del capital venezolano en su pugna por el poder, debido a la brutal represión de las fuerzas policiales y militares del régimen chavista de Maduro junto con sus bandas armadas durante las manifestaciones convocadas por la oposición y las protestas de la población durante los meses de abril a julio de este año.
La desesperación de la población es tal que miles de personas buscan la forma de huir del país. Los gobiernos de Colombia y Brasil reportan la llegada de miles de emigrantes venezolanos, algunos de ellos viviendo de forma miserable en las calles de las ciudades cercanas a las respectivas fronteras. El aumento de las tensiones políticas, la acentuación de la crisis económica y social amenaza con crear una ola de refugiados parecida a la producida por los desplazados de Siria, Afganistán o algunos países africanos que huyen de la barbarie de la guerra o la miseria.
Sin embargo, los medios de comunicación, tal como es su función, transmiten una visión completamente distorsionada de la realidad ya que toman partido por una u otra de las facciones burguesas chavistas o de oposición que luchan por el poder en Venezuela. Por otra parte, un gran número de gobiernos de la región y del mundo se rasgan las vestiduras denunciando la “crisis humanitaria” y la represión contra la población, calificando de “dictadura” al régimen de Maduro, exigiendo se respeten “la democracia” y “los derechos humanos”. Pretenden que olvidemos que muchos de ellos hasta hace pocos años elogiaban y exaltaban al gobierno de Chávez por haber “visibilizado” a las masas excluidas sociales, por supuestamente haber sacado a millones de venezolanos de la pobreza gracias a una “redistribución de la riqueza”; la ONU celebraba los logros del gobierno venezolano en el cumplimiento de los Objetivos del Milenio. Lo que expresan esos gobiernos y organismos es la inmensa hipocresía de la clase burguesa a nivel mundial: al igual que las facciones burguesas chavistas (agrupadas en el Gran Polo Patriótico) o de oposición (agrupadas en la Mesa de la Unidad Democrática)[1] [1282] , las clases dominantes de la región y del mundo tienen su cuota de responsabilidad ante la barbarie que vive la población y el proletariado en Venezuela.
Para contrarrestar esta campaña es necesario que el proletariado pueda dilucidar las causas profundas de esta tragedia, teniendo presente en primer lugar que no debe tomar partido por ninguna de las facciones burguesas que se confrontan en la lucha por el control del Estado. Esta crisis es producto de la decadencia y descomposición del sistema capitalista, el cual ya no es un factor de desarrollo de las fuerzas productivas, en particular de la fuerza de trabajo; más bien la sociedad se hunde día a día en la miseria y la barbarie; por otra parte, las facciones del capital (sean las que defienden modelos de izquierda supuestamente “socialistas” como el de Chávez-Maduro, o neoliberales de centro-derecha como los que defienden los opositores), ante este impase histórico, sólo se interesan por mantener el poder a toda costa; en su delirio de poder no les importa que sea la población trabajadora, que circunstancialmente les sigue, caiga abatida por el hambre o la represión.
La crisis que vive Venezuela es la expresión de que no hay país o región del mundo que pueda escapar a los efectos de la descomposición del sistema capitalista. Las causas de esta crisis son las mismas que ocasionan la barbarie que se vive en Siria, Afganistán o varios países africanos; o, de los atentados terroristas que se suceden cada vez con mayor frecuencia en Europa, EEUU y otros países centrales. El mundo se encuentra en una situación de impasse, a merced de los comportamientos de las facciones más irracionales de la burguesía y la pequeña burguesía.
La única salida a esta situación está en manos del proletariado, quien, a través de su lucha, conciencia de clase, unión y solidaridad pueda llegar a ser el referente para canalizar la indignación y rabia de las masas desesperadas de la población que quieren salir de esta miseria y barbarie a las que la somete el sistema capitalista en descomposición.
¿Cómo llegó Venezuela a esta situación?
Analistas e intelectuales son consultados acerca de la situación en Venezuela. Tratan de buscar una explicación a por qué este país después de haber sido un país “rico” y políticamente estable después de la década de los años 50 del siglo pasado entre los países de América Latina, en lo que va del siglo XXI su población ha caído de manera abrupta en una situación de pauperización y sometido a una situación de caos político que amenaza su gobernabilidad. Algunos se refieren al régimen de Maduro como expresión de un Estado fallido; otros lo muestran como el fracaso de otra dictadura “castro-comunista”. Como buenos defensores del orden burgués no pierden oportunidad para alimentar la asquerosa campaña de identificar a los regímenes totalitarios de corte estalinista con el comunismo. Intentan ocultar que el régimen implantado por Chávez, del cual Maduro es su seguidor, es un nuevo engendro del sistema capitalista en descomposición al que ellos sustentan con sus “análisis”.
Las causas del surgimiento del proyecto chavista las analizábamos en artículo publicado en el 2013[2] [1283] escrito poco después de la muerte de Chávez:
“La emergencia de Chávez a la arena pública ocurre cuando lideró el intento de golpe de Estado de un grupo de militares contra el socialdemócrata Carlos Andrés Pérez en 1992. Desde entonces creció su popularidad de manera vertiginosa hasta llegar a la presidencia de la república a inicios de 1999. Durante ese período logró capitalizar el descontento y la desconfianza de amplios sectores de la población hacia los partidos socialdemócratas y socialcristianos que se alternaban en el poder desde la caída de la dictadura militar en 1958, principalmente de las masas más empobrecidas de Venezuela afectadas por la crisis económica de los años 80, protagonistas de las revueltas de 1989. Dichos partidos habían entrado en un proceso de descomposición caracterizado por los altos niveles de corrupción y abandono de las tareas de gobierno, expresión de la descomposición que abarcaba al conjunto de la sociedad, principalmente a las clases dominantes, a tal punto que les resultó imposible cohesionar sus fuerzas para garantizar la gobernabilidad y la “paz social””.
Maduro recibió de Chávez un país y un proyecto político sumidos en una terrible crisis económica y en la descomposición. Chávez y los altos dirigentes civiles y militares del régimen siempre subestimaron el peso de la crisis económica mundial mientras: se mantuvieron altos los precios del petróleo, las arcas del Estado no habían sido vaciadas por los nuevos dueños del país y el Estado tuvo capacidad de endeudamiento. Ya en 2012, con Chávez todavía en el poder y con precios del petróleo sobre los 100$US inició la escasez y desabastecimiento de varios alimentos y productos de primera necesidad. La baja de los precios del petróleo a partir de 2013 contribuyó a agravar la situación. Desde entonces el gobierno de Maduro, al igual que lo hicieron otros gobiernos de la región productores de petróleo (Ecuador, Colombia, México, etc.), utilizaron la baja de los precios del petróleo como justificación para acentuar la desmejora de las condiciones de vida de la población y las masas trabajadoras. Con el fin de darle un colorido “socialista” a esas medidas, el régimen de Maduro inicia una campaña ideológica que mantiene hasta ahora planteando que la baja de los precios del petróleo obedecía a una “guerra económica” desatada por el “imperialismo norteamericano” aliado con los “oligarcas burgueses” venezolanos con el fin de debilitar y atacar a la “revolución bolivariana”. Sin embargo, la crisis económica mundial y la baja en los precios del petróleo no explican por sí solos la grave situación que se vive en Venezuela. A tal desenlace han contribuido también la aplicación de las medidas económicas, políticas y sociales requeridas por el proyecto chavista del “Socialismo del Siglo XXI”, así como el acelerado avance de la descomposición que se presenta a todos los niveles de la sociedad:
-a diferencia de otros gobiernos de izquierda aliados con el chavismo (Bolivia, Ecuador, etc.), Chávez desarrolló un modelo capitalista de estado totalitario de corte estalinista. Progresivamente asumió medidas para debilitar y excluir a sectores del capital privado y de la antigua burocracia estatal que controlaba las instituciones y empresas del Estado. A través de expropiaciones en la industria y la agricultura, nacionalizaciones y medidas económicas (control de cambio y de precios entre otras), fue desmantelando la infraestructura productiva del país. Esta política económica, al igual que en otros países donde se ha aplicado, creo distorsiones en la economía que junto con el manejo irresponsable de los fondos del Estado y la corrupción desenfrenada han llevado al país al colapso económico.
La anterior burocracia estatal fue sustituida por una nueva casta hegemónica que tomó por asalto las instituciones del Estado, predominantemente militar, sin ninguna experiencia en gestión económica y de administración pública. La “Nomenklatura” chavista prácticamente abandonó la gestión económica del Estado; se dedicó principalmente a manejar a discreción los recursos de la nación, los que utilizó para enriquecerse y crear redes de corrupción que amasaron inmensas fortunas en los paraísos fiscales. Muestra patética del grado de descomposición alcanzado por los sectores de la burguesía y pequeña burguesía venezolana.
-el carácter populista de izquierda del proyecto chavista con el fin de consolidar una masa de pobres y proletarios que le sirvieran de base electoral, transformando los programas sociales (llamados Misiones) en banderas del “socialismo bolivariano” con el fin de “superar la pobreza. Maduro continuó con la misma política económica de su mentor manteniendo un gasto público en ascenso, factor determinante en la agudización de la crisis económica y social que hoy se vive en Venezuela[3] [1284].
-los altos gastos que implicó desarrollar una política imperialista con la intención de hacer de Venezuela una potencia regional dentro de un mundo multipolar, que llevó al régimen a rivalizar con los EEUU y otros países de la región. Con este fin desarrolló un plan de venta de petróleo “barato” a los países de la región, principalmente del Caribe y Centroamérica; incrementó la compra de armamento militar; dedicó cuantiosos recursos para desarrollar medios de comunicación con cobertura internacional e intervenir en varios países de la región y el mundo con el fin de apoyar a partidos y grupos de izquierda contrarios a los intereses de EEUU y otras potencias.
-Chávez, para reforzar su política populista, planteó en varias oportunidades que su gobierno no iba a “reprimir a los pobres que robaban por necesidad”. Sobre esta base, el régimen desarrolló una política sustentada en la impunidad, de “dejar hacer” a la delincuencia común, así como a los grupos armados formados por el propio régimen conformados por elementos lumpenizados; disminuyó la vigilancia policial, principalmente nocturna, dejando a la población a merced de las bandas de gánsteres quienes imponen su propia “ley”. De esta manera utilizó y acentuó los niveles de descomposición social que ya existían antes de su gobierno para implantar en el país un “toque de queda” nocturno y en parte diurno, no impuesto por el terror del Estado sino por el terror del lumpen. Esta política incrementó exponencialmente los índices de criminalidad que colocan a Venezuela como uno de los países más peligrosos del planeta[4] [1285]; situación que también contribuye a incrementar los niveles de emigración.
El chavismo conformó un Estado sumido en la descomposición: un Estado gansteril, dominado por comportamientos del lumpen en los sectores de la pequeña burguesía y la nueva burguesía bolivariana. Ha consolidado un Estado maula, que no paga las deudas contraídas con sus pares capitalistas internos y externos, ni tampoco los contratos colectivos acordados con los trabajadores. La mentira y la impunidad es una norma en el seno del Estado. El chavismo, sustentado en los propios mecanismos de la democracia burguesa ha logrado enquistar una verdadera mafia en el poder del Estado venezolano
Crisis en Venezuela: una crisis internacional
El proyecto chavista se concibió como un proyecto regional y mundial. Se sustenta en el hecho que después del derrumbe del bloque ruso en 1989 el mundo dejo de ser dominado por los dos grandes polos imperialistas, EEUU y la URSS, y pasó a ser un mundo multipolar. Se desarrolló con la visión de ser uno de esos polos a nivel regional aprovechando: la estratégica posición geográfica de Venezuela en América del Sur, el hecho de ser una potencia petrolera y el debilitamiento de los EEUU como potencia mundial. Con ese fin Chávez desarrolló una agresiva política de corte imperialista a nivel regional, de confrontación con los EEUU y otros países de la región. Para ello utilizó el petróleo como arma para influir en la geopolítica regional, principalmente hacia las islas del Caribe y Centroamérica. Su política se sustentó en un antiamericanismo radical, por lo que buscó y promovió alianzas con otros gobiernos de la región y a nivel mundial que rechazan la política imperialista de EEUU.
Con ese fin estrechó lazos con Cuba, quien requería de suministro de petróleo y de capital después del derrumbe del bloque imperialista de la URSS. Con Cuba conformó la agrupación de los países del ALBA para contrarrestar el ALCA [5] [1286] promovido por EEUU; estrechó alianzas con Lula en Brasil, los Kirchner en Argentina, los movimientos indigenistas del altiplano (Bolivia, Perú, Ecuador), el sandinismo en Nicaragua, etc... Así mismo abrió sus puertas al capital chino, a Rusia (principalmente a través de la compra de armas), con Irán y hacia los países del llamado “socialismo árabe” del Norte de África y el Oriente Medio.
Así mismo, tal como lo ha hecho Cuba durante años, Chávez desarrolló una estrategia de victimización hacia los EEUU, acusando de manera permanente a este país de querer apropiarse del petróleo venezolano y de conspirar contra la “revolución bolivariana” desde los tiempos de George W. Bush. En efecto, desde los inicios de la administración Obama EEUU desarrolló una política contra el régimen de Chávez y su influencia en la región a través de la OEA (Organización de Estados Americanos); lo que no pudo lograr debido a la influencia de Chávez sobre varios gobiernos del Caribe, Centro y sur América, a través de la venta de petróleo en condiciones ventajosas. Sin embargo, Obama sí pudo debilitar la influencia de gobiernos de izquierda en la región (mediante la estrategia de lucha contra “la corrupción y el narcotráfico”), que se expresó principalmente en los cambios de gobierno en Brasil y Argentina a tendencias de derecha, y en el acercamiento con Cuba.
Antes de las últimas elecciones en EEUU y después del triunfo de Trump hubo un período de varios meses de estancamiento en la política norteamericana hacia la región, centrándose principalmente en lo relativo a la construcción del muro en la frontera con México; período en el cual no se sabía claramente cuál iba a ser el posicionamiento del nuevo gobierno con respecto a la situación en Venezuela. A mediados de julio, ante la convocatoria de Maduro a la Asamblea Nacional Constituyente, la administración Trump retoma la acción contra Venezuela con una política agresiva contra el régimen declarando que utilizaría todos los medios para enfrentarlo, incluso la “fuerza militar de ser necesario”; lo que muestra un cambio con respecto a la política más cautelosa de Obama. El gobierno de Maduro ha aprovechado las declaraciones de Trump y su impopularidad internacional para victimizarse y tratar de unificar su apoyo a nivel interno y externo.
Al día de hoy la geopolítica regional ha cambiado y se ha debilitado de manera significativa la influencia del chavismo en la región: Argentina y Brasil ya no son sus aliados; al parecer el nuevo gobierno de Ecuador llevará una política diferente a la de su antecesor Correa quien dio pleno apoyo al régimen de Maduro. Por otra parte, países importantes de la región como México, Perú y Colombia han asumido un papel más activo en la política regional en apoyo a la política de EEUU. La tendencia es a aislar al régimen de Maduro; varios de sus altos dirigentes han sido sancionados por el gobierno Trump por violación a los derechos humanos, narcotráfico y lavado de capitales. De igual manera España y los países de la UE presionan por la vuelta de la democracia en Venezuela. También se debilita poco a poco el apoyo de los países de la OEA.
Todo indicaría que el régimen de Maduro no tiene otro camino que doblegarse ante la presión interna y externa. Mas no es así. El régimen ha asumido el reto: se ha aprovechado de la amenaza de Trump para buscar apoyo internacional. Maduro ha declarado que está dispuesto a rechazar con las armas la agresión imperialista y dijo tener alianzas militares con Rusia para su defensa. Aunque es difícil que China y Rusia puedan intervenir directamente en un conflicto armado en el propio “patio trasero” de EEUU, sí es cierto que intervienen desde hace años apoyando al régimen de Chávez-Maduro con el suministro de armas, ayudas financieras, alimentos, etc.; también, con base al argumento de la “autodeterminación de los pueblos” bloquean cualquier acción del Consejo de Seguridad de la ONU contra Venezuela.
La radicalización del régimen de Maduro está creando una situación de desestabilización en la región a través del incremento de la emigración de venezolanos a otros países de la región. Por otra parte, la impopularidad del gobierno Trump a nivel mundial podría permitir que elementos radicales de izquierda e incluso partidarios del yihadismo pudieran llegar a Venezuela para apoyar al régimen de Maduro a través de acciones terroristas o de guerra de guerrillas.
La situación en Venezuela es impredecible. El gobierno de Maduro ha declarado que usará las armas para imponerse y por otro lado los sectores de oposición es posible que convoquen de nuevo a protestas de calle sabiendo que el gobierno responderá acentuando la represión. Las facciones de la burguesía en Venezuela están en una dinámica de llevar hasta sus últimas consecuencias sus respectivas estrategias de confrontación, hasta ahora han mostrado que no tienen la voluntad ni la capacidad de llegar a algún acuerdo mínimo de gobernabilidad. Las presiones internacionales aparentemente no hacen mella sobre el régimen de Maduro, más bien le sirven de excusa para arreciar la represión contra los opositores y la población. Un factor importante que aumenta el nivel de incertidumbre son las impredecibles acciones imperialistas de Trump, que de tomar una acción militar unilateral sería un factor de agravamiento de la crisis a nivel regional (como de alguna manera sucede en el mar de China con la confrontación entre EEUU y el régimen de Corea del Norte).
Como en otros conflictos a nivel mundial será la población venezolana quien pagaría las consecuencias de una confrontación militar. Ya de por sí está sujeta a una ruidosa campaña ideológica del régimen en contra del “imperio norteamericano”. El antiamericanismo es el chivo expiatorio que utilizan la izquierda y el izquierdismo a nivel mundial para confundir a la población y al proletariado: les sirve para a apoyar a otros regímenes tan despóticos e imperialistas como los de China, Corea del Norte o Cuba; también les permite encubrir las políticas imperialistas de regímenes de izquierda como el de Chávez y Maduro, que a su vez imponen su propio sistema autóctono de explotación y someten a la población a unas condiciones de miseria iguales o peores a la de los gobiernos de derecha.
El chavismo: Un ataque a las condiciones de vida, combatividad y conciencia del proletariado
El proyecto chavista se ha basado en un sostenido ataque ideológico, represivo y a las condiciones de vida del proletariado. Al igual que los demás proyectos de la clase capitalista, el liderado por Chávez, el llamado “Socialismo del Siglo XXI” se sustenta en una pauperización y precarización de la fuerza de trabajo. El régimen ha hecho un trabajo sistemático para desmejorar el salario y los beneficios que recibían los trabajadores formales; comenzó con los trabajadores petroleros y de las industrias básicas productoras de materias primas, luego siguieron los empleados públicos. Los planes sociales del chavismo, usados para el reparto de migajas al “pueblo”, fueron financiados en parte mediante la reducción de salarios y desmejora de estos trabajadores. Cuando Chávez muere deja una masa de trabajadores pauperizados y una mayor masa empobrecida y engañada recibiendo cada vez menos de las dádivas del Estado. Al igual que en el plano económico, Maduro lo que ha hecho es empobrecer a las masas trabajadoras hasta el punto de que los salarios y beneficios no alcanzan para cubrir la canasta alimentaria, y cada vez son menos los pobres que reciben las bolsas de comida que les vende el gobierno a precios regulados; mientras que la “Nomenklatura” chavista vive cual reyes.
La polarización política ha sido una estrategia mantenida y alimentada permanentemente por el régimen chavista hasta nuestros días; ha sido el factor determinante que repercute en toda la vida social y que ha llevado a los niveles de ingobernabilidad que existen actualmente. Chávez sustentó su política de polarización en el apoyo de las masas más depauperadas, excluidas sociales que vieron en él al nuevo mesías que les ofrecía las dádivas del Estado benefactor, que 4 décadas atrás le ofrecieron socialdemócratas y los socialcristianos. Pero el chavismo necesitaba incorporar a su favor a la masa de trabajadores que se había conformado durante esos años así que inició una estrategia de división y polarización en el seno de la clase obrera venezolana. A través de la ideología del “Socialismo del Siglo 21” desarrolló un ataque a la conciencia, combatividad y solidaridad existente al seno del proletariado venezolano. A la nefasta campaña de la burguesía mundial de declarar la “muerte del comunismo” después del derrumbe del bloque imperialista de la URSS, propuso la patraña del “socialismo bolivariano” como forma de superación del “capitalismo salvaje”. El chavismo, con el auxilio de los partidos de izquierda locales y de otros países, principalmente del PC cubano, desarrolló un verdadero laboratorio de trampas contra el proletariado: autogestión, control obrero, etc. mientras de manera progresiva pero sistemática acentuaba la división en las filas obreras y precarizaba las condiciones de vida de los sectores más avanzados de la clase obrera venezolana.
A pesar de este ataque ideológico, los trabajadores desde los inicios del régimen chavista desarrollaron luchas importantes contra el Estado en su terreno de clase, pero las mismas fueron sistemáticamente enfrentadas por los sindicatos controlados por el chavismo, o cuando estos no eran efectivos, por la represión de las fuerzas policiales y militares (tal como lo hicieron los gobiernos encabezados por partidos que se oponen al régimen) o por la bandas armadas lumpenizadas formadas por el chavismo. Hasta hoy hay infinidad de expresiones de lucha y descontento de los trabajadores en varios sectores, pero esas luchas se presentan fraccionadas, atomizadas y asfixiadas por la polarización política. Situación que permitió que la pequeña burguesía tomara el escenario político, desde sus sectores radicales de izquierda que en su mayoría apoyan al chavismo y promueven un mayor control del Estado, hasta los que defienden abiertamente las políticas neoliberales.
Debido a la gravedad de la crisis económica, la escasez y desabastecimiento de productos básicos, y al incesante aumento de los precios, disminuyó de manera importante la popularidad del gobierno de Maduro, incluso dentro de las propias filas del chavismo. Situación que se evidenció en las elecciones parlamentarias de diciembre de 2015 en las que la oposición triunfó de manera amplia y tomó control de la Asamblea Nacional, que representó la derrota electoral más contundente que recibía el chavismo en sus 16 años de existencia. Desde entonces la confrontación política se agudizó debido a que el régimen se vio ante la amenaza de perder el poder. Su reacción, cual bestia herida, ha sido de buscar la forma de mantenerse el poder a toda costa.
Por su parte la oposición agrupada en la MUD ahora se presenta como la verdadera defensora de la constitución chavista del 2000, la cual rechazó por varios años. Al igual que los partidos políticos oficialistas, se presenta como la verdadera defensora de la democracia. Unos y otros se pelean por mostrar quien es el más demócrata: todos saben muy bien que la consigna de “lucha por la democracia” representa una potente arma ideológica para el control de la población y el proletariado, y para intentar ser reconocidos como tales a nivel internacional.
Entre ambos bandos plantean a la población que se ha llegado a una fase terminal donde se confronta “la dictadura” contra “la democracia”. La realidad es que ambas facciones defienden la dictadura del capital bien sea por las vías de la democracia republicana o por la vía de la democracia totalitaria del régimen chavista. La oposición venezolana y de otros países reivindican la política neoliberal, pero con “responsabilidad social”; es decir, la vieja consigna burguesa de pretender un capitalismo, pero con rostro humano. Plantean que el fracaso del gobierno de Maduro representa un nuevo fracaso del “comunismo” al querer implantar un régimen similar al de Cuba. La Izquierda Comunista ha mostrado desde el inicio de la supuesta “revolución cubana” que en ese país impera desde hace más de 50 años un régimen burgués de capitalismo de estado de corte estalinista. Chávez, Maduro y sus aliados aplican el mismo modelo a través de la gran mentira del “Socialismo del Siglo 21”.
Los trabajadores y los miles de personas que hoy protestan contra el régimen de Maduro muestran la indignación, desesperación e ira de una población que no quiere seguir “viviendo” en condiciones miserables. Aunque muchos tienen ilusiones en las propuestas burguesas de la MUD, otros utilizan la convocatoria de los partidos de oposición para expresar su descontento, más no significa que sean partidarios de ese agrupamiento opositor; entre ellos están los que se expresan a través de los movimientos de resistencia, en su mayoría conformado por jóvenes; varios de ellos fueron vilmente asesinados por las fuerzas represivas del régimen o por los asesinos a sueldo del régimen, mientras otros están encarcelados tras abrírseles juicios militares. De manera hipócrita los dirigentes de la MUD los llaman “mártires de la democracia” ya que le sirven como carne de cañón que utilizan para intentar implantar su modelo capitalista neoliberal que no representa ninguna salida a la crisis que vive la población.
¿Cuál perspectiva?
La difícil y peligrosa situación que se vive en Venezuela es la expresión de la descomposición del sistema capitalista como un todo, que se expresa en este país de forma tan caricatural. Varias burguesías de la región y del mundo muestran ahora al régimen chavista de Maduro como lo que no se debe hacer en materia de gobierno. En la situación que vive el capitalismo hoy, no hay garantías de que no puedan suceder situaciones como las de Venezuela donde un puñado de aventureros de izquierda o derecha, resentidos y lumpenizados asuman el control del Estado y sometan a la población y al proletariado a la miseria y la barbarie. De hecho, los EEUU, la principal potencia económica y militar del planeta tiene como Jefe de Estado a un aventurero populista de derecha cuya diferencia con un Chávez es que éste se reclamó de izquierda y se propuso un proyecto imperialista “amateur”.
No hay nación en el mundo que escape a la descomposición, expresión de que el mundo ha entrado en una fase avanzada de la decadencia del capitalismo en la que la humanidad se ve seriamente amenazada por las guerras, la pobreza, la hambruna, los desastres ecológicos, la barbarie. Este impasse es consecuencia de que las dos principales clases sociales, la burguesía y el proletariado, no han podido imponer sus respectivas salidas: el someter a la humanidad a una nueva guerra mundial por parte de la primera o la revolución comunista mundial en el caso de la segunda; impasse que va sumiendo a la sociedad en una atmósfera de pérdida de perspectivas y pudrición del cuerpo social.
Venezuela junto con Siria y otros países del Medio Oriente, Asia y África son el espejo en que debemos vernos los proletarios del mundo; son la muestra de lo que nos depara el capitalismo si no acabamos con este sistema. La descomposición desde hace años toca las puertas de los países más desarrollados de Europa, Asia y América a través del avance del terrorismo.
El régimen populista izquierdista implantado por Chávez es muestra de que ni la izquierda del capital ni la derecha, ni los sectores más radicales de estas expresiones burguesas, representan una salida a la explotación y la barbarie capitalista: ambas deben ser rechazadas y combatidos conscientemente por el proletariado y por las minorías de la clase que luchan contra el orden existente. El “Socialismo del Siglo 21” y la llamada “revolución bolivariana” nada tienen que ver con el socialismo; se trata de un movimiento patriota y nacionalista. Los defensores consecuentes del socialismo tenemos muy presente que el Manifiesto Comunista, el primer programa político del proletariado, desde 1848 plantea que “los proletarios no tienen patria ni intereses nacionales que defender”.
Debemos tomar conciencia de la fuerza que tiene el proletariado de ser la clase que produce y en cuya explotación se sustenta toda la riqueza social. La indignación que muestran los proletarios y la mayoría de la población venezolana que luchan por una vida digna, imposible bajo el capitalismo, debe servir de aliciente para desarrollar la indignación de los proletarios del mundo para una toma de conciencia de que sólo la revolución proletaria es la única salida real y posible a la barbarie que nos depara el capitalismo. Para acabar con la barbarie que amenaza al conjunto de la humanidad es necesario destruir la maquinaria del Estado burgués, sustento de una clase explotadora minoritaria que muestra cada vez más su incapacidad para gobernar, maquinaria que día a día se refuerza e impone el terror al conjunto de la sociedad. Es únicamente el proletariado quien con su lucha consciente y su solidaridad internacional puede detener este drama.
Hoy es una realidad que por ahora el proletariado mundial no tiene la fuerza para detener el avance de esta barbarie. Sin embrago, a pesar de la polarización política inducida por las facciones burguesas de derecha o izquierda, tanto en Venezuela como en otros países existe una inmensa masa de la población que no cree en las “salidas” propuestas por éstas; por otra parte, muchos de los que militan de manera honesta detrás de las banderas de unas u otras de estas facciones se confrontan con la realidad de que no ven salida a su situación. Así mismo, aunque representa una minoría de la clase, existen elementos en búsqueda de una perspectiva proletaria ante la barbarie que vivimos.
Por ello es urgente que las minorías revolucionarias de la clase obrera intervengamos en el sentido de la recuperación de su conciencia política y su identidad de clase. Debemos retomar el camino de la lucha por el verdadero comunismo, tal como lo hicieron el Partido Bolchevique y los soviets hace 100 años, protagonistas de la primara gran tentativa de desarrollo de la revolución mundial: la Revolución Rusa.
Ni “Socialismo del Siglo 21” ni democracia, ni populismo de derecha al estilo Trump ni populismo de izquierda al estilo de Chávez y Maduro. El proletariado requiere buscar su propia salida a través de la retoma de la lucha en su propio terreno de clase.
Internacionalismo
Sección en Venezuela de la Corriente Comunista Internacional
25 de septiembre de 2017
[1] [1287]Gran Polo Patriótico (GPP): agrupa a las fuerzas políticas que han dado su apoyo al proyecto liderado por Chávez. Lo conforman varios partidos, entre los que predomina el Partido Socialista Unido de Venezuela (PSUV) fundado por Chávez; también están otros partidos minoritarios de Izquierda como el Partido Comunista de Venezuela (PCV), Patria Para Todos (PPT) y otros.
Mesa de la Unidad Democrática (MUD): coalición de partidos que se oponen al GPP, conformado por partidos socialdemócratas, socialcristianos, de centro de derecha y liberales.
[2] [1288] El legado de Chávez: Un proyecto de defensa del capital. Un gran engaño para las masas empobrecidas. Artículo cuya lectura recomendamos para comprender mejor la crisis actual en Venezuela. https://es.internationalism.org/en/node/3694 [866]
[3] [1289] Los indicadores económicos hoy muestran una economía colapsada: recesión económica desde 2014 con caídas más fuertes año a año, a tal punto que entre 2014 y 2017 se estima que la economía habría perdido 1/3 del PIB; el déficit fiscal fue mayor al 15% en el 2016 (uno de los más altos del mundo), cuyo financiamiento se sustenta generando dinero inorgánico lo que dispara los índices inflacionarios, que se estiman serán este año del 1000% y superior al 2000% en el 2018; el pago de la deuda pública, calculada en cerca del 95% del PIB, eroga una parte importante del ingreso de divisas al país que en un 96% depende de las exportaciones petroleras, las cuales disminuyen cada año debido a la merma en la producción; la política del gobierno de restringir las importaciones (que cayeron en un 75% en los últimos 4 años en un país donde el 70% de lo que se consume es importado) ha acentuado el déficit de materias primas y ha contribuido a acentuar la escasez de insumos necesarios para la producción agrícola e industrial.
[4] [1290] El Observatorio Venezolano de Violencia (https://observatoriodeviolencia.org.ve/ [1291]) estima 28.479 muertes violentas en 2016, equivalente a una tasa de 91,8 muertes violentas por cada 100 mil habitantes. Según este informe “Venezuela se ubica en el segundo lugar de los países con mayor violencia letal en el mundo” detrás de El Salvador. Se estima en 283.000 los homicidios durante los gobiernos Chávez-Maduro. La ONG COFAVIC estima en 98% el índice de impunidad. Ver artículo en nuestro sitio en internet: Incremento de la violencia delictiva en Venezuela: Expresión del drama de la descomposición del capitalismo https://es.internationalism.org/cci-online/201206/3417/incremento-de-la-... [1292]
[5] [1293] ALBA: Alternativa Bolivariana para las Américas de la cual también forman parte Ecuador, Nicaragua, Bolivia, Cuba y otros países. ALCA: Área de Libre Comercio de las Américas, proyecto que nació con el propósito de expandir al Tratado de Libre Comercio de América del Norte para abarcar a los demás países americanos, con la excepción de Cuba.
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La escalada del independentismo catalán a través del procés y las dificultades del gobierno del PP, y más en general de todo el aparato de Estado para confrontar el problema en un marco de acuerdos y negociaciones, significan una importante crisis política para la burguesía en España, y son un catalizador que hace saltar por los aires el “consenso de 1978” (las reglas de juego que el Estado se había dado desde la transición democrática en 1975) que ya estaba fuertemente debilitado por la crisis del bipartidismo (PP-PSOE) y las dificultades para dar una alternativa con la formación de nuevos partidos (Podemos y Ciudadanos)[1] [1269].
Las causas inmediatas de esta situación son la intensificación de las pugnas entre fracciones de la burguesía y la tendencia a la irresponsabilidad de poner por delante los intereses particulares a los intereses globales del Estado y el capital nacional; y la crisis del hasta ahora principal partido del Estado desde la transición: el PSOE. Las causas históricas son la agravación de la crisis y la descomposición del capitalismo[2] [1270].
En ausencia por el momento de una alternativa proletaria a la situación, los trabajadores no tienen nada que ganar y mucho que perder. Las movilizaciones en Cataluña, el cerco a la Consellería de economía y las confrontaciones con la guardia civil tras las detenciones de varios cargos de las instituciones de la Generalitat, o el boicot de los estibadores a los barcos de la policía, no expresan la fuerza de los trabajadores, que, al contrario, se ven empujados:
- por los partidos abiertamente independentistas, a la defensa de destacados miembros del gobierno autónomo (el mismo que recorta sus salarios y ataca sus condiciones de vida) y dirigentes de partidos como el PdCat o ERC, que son partidos declarados de la burguesía, y que por el hecho de ser catalanes no son mejores para nuestros intereses que sus rivales del PP o de Ciudadanos;
- y por Podemos o los “Comunes” de Colau, a la “defensa del Estado democrático”, contra la represión del PP.
Es decir, existe el peligro de que los trabajadores seamos arrastrados fuera de nuestro terreno de clase, de la confrontación con la burguesía, al terreno podrido de los enfrentamientos entre fracciones de la burguesía, y encadenados a la defensa del Estado democrático, que es la expresión de la dictadura de la burguesía, ¿es que, acaso, la explotación, la barbarie moral, la destrucción ecológica, las guerras, van a cambiar en algo porque la democracia se vista de la rojigualda española o de la estelada catalana?
El problema de los separatismos en España
Tomemos distancia. Tratemos de comprender el conflicto catalán en un marco internacional e histórico.
Comencemos por el marco internacional. El enquistamiento del conflicto catalán tiene lugar al mismo tiempo que el referéndum kurdo echa gasolina al fuego de la tensión en Oriente Medio y el enfrentamiento, con amenazas nucleares por medio, entre dos matones- Corea del Norte y Estados Unidos- muestra una degradación creciente de la situación imperialista. Todo ello en un contexto donde la situación económica mundial presenta gruesos nubarrones.
Pasemos ahora al análisis histórico. Ya hemos reivindicado antes en nuestras publicaciones el análisis marxista que explica que en España no existe un problema de «cárcel de naciones»[3] [1271], sino de mala soldadura del capital nacional[4] [1272]. El capitalismo se desarrolla en España arrastrando un fuerte desequilibrio entre regiones más abiertas al comercio y la industria- las del litoral- y el resto, mucho más encerrado en el aislamiento y el atraso. El país llegó a la decadencia del capitalismo (1914, primera guerra mundial) sin que la burguesía hubiera encontrado ninguna solución al problema que, al contrario, frente a los embates de la crisis, agudizaba las tensiones particularmente entre los sectores de la burguesía en Cataluña y el país vasco y la burguesía central.
Cada vez que el capital español se ha planteado la necesidad de reestructurar su organización económica o política, las fracciones separatistas han hecho valer sus aspiraciones por todos los medios a su alcance sin escamotear la violencia (ETA, o Terra Lliure), e intentando utilizar al proletariado como carne de cañón.
Así lo analizaba la publicación de la Izquierda Comunista italiana, BILAN, respecto al separatismo catalán y los acontecimientos del 36:
«los movimientos separatistas, lejos de ser un elemento de revolución burguesa son expresiones de las contradicciones irresolubles e inherentes a la estructura de la sociedad capitalista española que realizó la industrialización en la periferia mientras las mesetas centrales quedaban sumidas en el atraso económico. El separatismo catalán en lugar de tender a la independencia total queda atrapado por la estructura de la sociedad española haciendo que las formas extremas en que se manifiesta vayan en función de las necesidades de canalizar el movimiento proletario»[5] [1295]
De hecho, la relación entre el separatismo catalán y el proletariado, a pesar de los discursos actuales “de izquierdas” de la CUP, no es de compañeros de viaje, sino de antagonismo de clases.
Maciá, fundador de ERC, venía del carlismo reaccionario y en una trayectoria que muchos años después seguiría el nacionalismo vasco, integró al nacionalismo catalán elementos del discurso ideológico estalinista. Su partido acabó organizando en la 2ª República una milicia especializada en perseguir y torturar militantes obreros: los Escamots.
Cambó, dirigente de la Liga Regionalista, pactó con la burguesía centralista para confrontar las huelgas que en España representaban la oleada revolucionaria mundial en 1917-9, y apoyó la dictadura de Primo de Rivera.
Companys hizo en 1936 de la Generalitat de Cataluña independiente el bastión que sostuvo al Estado nacional y que movilizó a los obreros en el frente de la guerra imperialista contra Franco desviándolos del frente de clase contra el estado y la Generalitat[6] [1296].
Y Tarradellas, líder entonces de ERC, pactó en 1977 con la derecha tardofranquista la restauración de la Generalitat.
Las autonomías y el consenso del 78
El marco que dio la transición democrática frente al problema de los separatismos fueron las autonomías, que, sin llegar a perfilar un estado federal, otorgaban competencias en materia de recaudación de impuestos, sanidad, educación, seguridad, etc a las diferentes regiones y particularmente a Cataluña y el país vasco.
El pilar de esa política fue el PSOE que supo darse una estructura “federal” manteniendo organizaciones regionales disciplinadas. A ella se sumaron -y fueron convenientemente empujados[7] [1297]- el PNV vasco y CiU catalán.
Tanto el PNV como CiU acabaron jugando por largo tiempo un rol de tampón, canalizando las reivindicaciones de los sectores nacionalistas desde los más moderados a los más anacrónicos hacia el marco de la negociación, sirviendo de muleta principalmente a los gobiernos de derecha; pero también al PSOE cuando los ha necesitado para gobernar[8] [1298].
Eso no significa sin embargo que todo el mar de los conflictos nacionalistas estuviera en calma. Bajo la fachada del fairplay parlamentario del PNV ha crecido el independentismo intransigente de HB y de ETA. Igual que junto a CiU, ERC. Por lo demás, en el PSOE se han ido desarrollando baronías regionales que cada vez más han puesto en cuestión la disciplina centralizada.
Los sectores del nacionalismo vasco han utilizado los atentados de ETA en sus negociaciones en la misma medida que se han visto presionados por HB y ETA a poner en cuestión el marco de las autonomías y avanzar hacia la independencia.
No solo eso sino que, por las coordenadas del problema del separatismo en España, que no tiene solución, pero que no deja de agravarse, el impacto de la agravación de la crisis y la descomposición ha producido el fenómeno de «una creciente espiral de desafíos cada vez más descarados, que tienden a callejones sin salida más y más insalvables por el capital español», donde además «los sectores más radicales (desde el abertzalismo al nacionalismo español más ultramontano) en vez de perder relevancia, recuperan en realidad más protagonismo»[9] [1299].
En el país vasco, el Plan Ibarretxe, auténtica declaración de independencia, fue la confirmación de esta dinámica. El estado central sin embargo, supo desactivar el órdago separatista, haciendo creer que podría encajar en la legalidad constitucional. Ibarretxe llevó su plan al parlamento, donde fue ninguneado y rechazado sin contemplaciones.
En Cataluña ha sido la formación de los dos tripartitos de Maragall y Montilla y el desgaste de CiU y su implicación en los casos de corrupción lo que ha aupado a los independentistas radicales. Ante su notable pérdida de apoyo electoral y de hecho la amenaza de desaparición a medio plazo entre el auge de ERC y el impacto del declive del “Pujolismo”, CiU reconvertida en PdCat para tapar sus vergüenzas de corrupción, ha lanzado un OPA hostil al independentismo de ERC; pero el resultado, en lugar de ganar espacio electoral de ERC, ha hecho al PdCat rehén de ésta, y de rebote de la CUP.
Por otro lado el PSOE emprendió una maniobra de “reforma de las autonomías” que se saldó con un sonoro fracaso y que acabó afectando a su propia cohesión como partido. En la Resolución sobre la situación nacional que publicamos en AP 179 dimos cuenta de este fiasco: «la realidad es que el famoso talante ZP no ha conseguido rebajar las pretensiones soberanistas del nacionalismo vasco, todo lo contrario, pues Ibarretxe se ha ratificado en su órdago al nacionalismo español. Otro tanto cabe decir de la situación en Cataluña, donde la tentativa de controlar a los sectores más radicales de ERC a través del gobierno tripartito encabezado por Maragall está desembocando en que Maragall aparezca (de grado o a la fuerza es difícil de saber) como un rehén del ultra nacionalista Carod Rovira. Los problemas de cohesión del capital español tienden a agravarse, por cuanto la política de ‘gestos’ de ZP, sin contentar a nacionalistas vascos y catalanes (que califican su propuesta de reforma constitucional de estafa), está sirviendo más bien para estimular en otros nacionalismos periféricos ese mismo sentimiento de “irredentismo”, de “agravio comparativo”, etc., lo que a su vez lleva a destapar la caja de los truenos del nacionalismo español que no se circunscribe únicamente al PP, sino que cuenta con ramas importantes dentro del propio PSOE».
Los dos tripartitos catalanes no sirvieron ni para calmar las pulsiones independentistas en Cataluña, ni para sujetar a ERC que, al contrario, se radicalizó en sus pretensiones “soberanistas”, y acabaron por dislocar a la rama catalana del PSOE que perdió gran parte de su fracción pro-catalana. Condujeron, en realidad, a sentar las premisas de la enorme radicalización actual.
El Imbroglio catalán, producto de la descomposición
Todo esto confirma lo que habíamos planteado en las Tesis sobre la Descomposición: «Entre las características más importantes de la descomposición de la sociedad capitalista, hay que subrayar la creciente dificultad de la burguesía para controlar la evolución de la situación en el plano político (…) La falta de la menor perspectiva (si no es la de ir parcheando la economía) hacia la cual puede movilizarse como clase, y cuando el proletariado no es aún capaz una amenaza para su supervivencia, lleva a la clase dominante, y en especial a su aparato político, a una tendencia a la indisciplina cada vez mayor, y al sálvese quien pueda»[10] [1300]
Y lleva a la situación actual en la que el gobierno del PP y más en general la burguesía española ha subestimado ampliamente el envite del 1-O.
La impresión es que, tras el fracaso del plan Ibarretxe, habían pensado que podrían lidiar igualmente con el desafío independentista catalán, y que tras el fracaso del referéndum de 2014, los sectores independentistas harían marcha atrás. Pero al contrario, no solo han aumentado su determinación, sino que la burguesía “españolista” no ha tomado en cuenta el impacto de la descomposición sobre el aparato político del Estado, particularmente:
- La crisis del PSOE, un partido dividido en reinos de taifas regionales y que ha perdido una parte de su capacidad de iniciativa política y de vertebración del conjunto de partidos del capital nacional[11] [1301];
- La deriva independentista de CIU; el partido se ha visto cada vez más mediatizado por una banda de talibanes ultranacionalistas, asentados en las comarcas más atrasadas de Cataluña, lo cual le ha llevado a purgar sucesivamente a todos los sospechosos de “proclividad españolista”: primero fue Duran i Lleida y después todos los que preconizaban la vieja política de grito nacionalista y acción colaboracionista con el conjunto del capital español.
- ERC un viejo partido independentista que, sin embargo, prestó grandes servicios al capital español (ver antes), ha tomado como bandera la consecución inmediata de la independencia (antes era un objetivo “histórico”) y ha desarrollado un discurso nacionalista y xenófobo[12] [1302], todo lo cual puede convertirlo en el partido central del espectro político catalán desplazando a la vieja CIU, hoy PDCat
- La irrupción de la CUP, una mezcla indigesta de estalinistas, antiguos terroristas catalanistas y anarquistas, que practica un discurso de catalanismo extremo, endogámico, excluyente, de cuasi pureza étnica y xenofobia, que habla de unos “Paísos Catalans” independientes y republicanos y cuya acción es la de comprometer al dúo ERC-PDCat para obligarlos a ir siempre lo más lejos posibles en los desafíos a la burguesía central española.
El Plan Ibarretxe se “resolvió” y en apariencia se restableció la “tranquilidad”, El PNV se convirtió en un “alumno ejemplar” de la mano de Urkullu. Esto ha hecho confiarse a la burguesía central española creyendo que la historia volvería a repetirse con el desafío catalán. De entrada, los catalanistas no cometieron el error garrafal de Ibarretxe de acudir a las Cortes españolas. Han seguido la única vía posible que es la del referéndum unilateral que deja a la burguesía central española sin margen de maniobra pues su constitución no permite “trocear la soberanía nacional” en 17 autonomías.
Lo que estamos asistiendo es a la crisis del “consenso de 1978”, los acuerdos que en 1977-78 firmaron todas las fuerzas políticas para asegurar una “democracia” cuyo eje ha sido hasta muy recientemente, el bipartidismo, la alternancia PSOE-PP, aunque con un peso político y de capacidad de orientación mucho mayor en el primero.
Todo eso ha volado en pedazos y la burguesía española se ha encontrado con el peligro de que la primera región económica de España -que representa el 19% de su PIB- podía escapar a su control. Ha apostado todo a la respuesta represiva: medidas judiciales, detenciones, suspensión de facto de la autonomía catalana…
Es decir, es incapaz de poner en marcha alternativas políticas que permitan un control de la situación. Los partidarios de esta vía (Podemos, Colau…) carecen de la fuerza suficiente para ponerla en práctica y ellos mismos están divididos por tendencias contradictorias. El socio de Podemos, IU, ha declarado rotundamente su rechazo al referéndum catalán y su defensa incondicional de la “unidad española”. Pero por otra parte Iglesias se enfrenta a la rebelión de su variante catalana, proclive a apoyar “críticamente” al independentismo. Por su parte, Colau, juega a mediadora y se ve obligada a equilibrios inverosímiles entre unos y otros lo que le ha valido el apelativo jocoso de la Cantinflas catalana.
El mismo PSOE es incapaz de una política coherente. Un día apoya al gobierno hasta defender incluso el artículo 155 de la constitución que permite suspender la autonomía catalana. Otro día, proclama que España es una “nación de naciones”. Su propuesta de una “comisión parlamentaria para dialogar sobre la cuestión catalana” ha sido rechazado con desdén por los distintos adversarios.
Sin embargo, el fracaso de la vía política no tiene como principal causa la torpeza de unos u otros sino el propio enconamiento de la situación, la imposibilidad de encontrar una solución. Y esto solo puede explicarse por el análisis mundial que hemos desarrollado de la descomposición del capitalismo.
Esta trae, como ya hemos visto, algo que hoy es evidente: la crisis general del aparato político español, que, con el asunto catalán, va a salir aún más cuarteado.
Pero es necesario señalar otro elemento de análisis muy importante y que está igualmente ligado a la descomposición: el bloqueo político.
Aunque la situación es muy diferente, es algo que vemos en Venezuela: ninguno de los dos bandos en liza es capaz de ganar la partida. Se ve igualmente en los conflictos imperialistas donde la autoridad de Estados Unidos tiende a debilitarse como gendarme del mundo -más aún con el triunfo de Trump- y ello produce un enquistamiento sin solución de los numerosos conflictos esparcidos por el mundo.
El bando independentista tiene un “techo”: su fuerza está en las comarcas catalanas del interior, pero es más débil en las grandes ciudades y, especialmente, en el cinturón industrial de Barcelona. La alta burguesía catalana los mira con reservas pues sabe que sus negocios están vinculados a la odiada España. La pequeña burguesía anda dividida, aunque, desde luego, en las comarcas de la “Cataluña profunda” apoya masivamente la “desconexión de España”. Pero la enorme concentración económica de Barcelona -más de 6 millones de habitantes- tiende a inclinarse más hacia la indiferencia. Esta concentración tiene de todo menos de “pureza racial catalana”, es un enorme “melting pot” donde conviven gentes de más de 60 orígenes nacionales diferentes.
Debemos completar el análisis poniendo de manifiesto la importancia de las tendencias centrífugas, endogámicas, identitarias, de refugio excluyente en “pequeñas comunidades cerradas”, que alimenta sin cesar la descomposición capitalista. El capitalismo decadente tiende fatalmente «a la dislocación y desintegración de sus componentes. La tendencia del capitalismo decadente es el cisma, el caos, de ahí la necesidad esencial del socialismo que quiere realizar el mundo como una unidad»[13] [1303]. El creciente desamparo, agudizado por la crisis, lleva a “agarrarse como clavo ardiendo a todo tipo de falsas comunidades como la nacional, que proporcionen una sensación ilusoria de seguridad, de «respaldo colectivo».[14] [1304]
En los 3 partidos catalanistas se ve claramente. La propaganda completamente absurda que presenta la Cataluña “libre” como un oasis de progreso y crecimiento económico porque “nos habríamos librado de la carga de Madrid”, la persecución que propugna la CUP de los turistas porque “encarecerían la vida en Cataluña”, las alusiones descaradas a los emigrantes y a los andaluces, todo ello muestra unas tendencias xenófobas, identitarias, que poco se diferencian de las prédicas populistas de Trump o de Alternativa por Alemania.
Estas tendencias excluyentes están en la sociedad y son impulsadas descarada y cínicamente por los 3 socios del JuntsXSi, aunque la palma se la lleve la CUP.
Pero el monopolio de esta barbarie no lo tienen en exclusiva los catalanistas. Sus rivales españolistas practican un doble discurso: los grandes dirigentes se llenan la boca de “constitución”, “democracia”, “solidaridad entre españoles”, “convivencia” etc., sin embargo, por bajo mano, azuzan el odio a “los catalanes” y “lo catalán”, propugnan boicots a los productos “catalanes”, llaman a “reforzar la identidad del pueblo español” y su política anti-emigración está cargada de tintes racistas.
La verdadera cara del Estado democrático
En realidad, el conflicto barriobajero entre españolistas y catalanistas muestra en ambos bandos lo que dijo de forma preclara Rosa Luxemburgo «Avergonzada, deshonrada, nadando en sangre y chorreando mugre: así vemos a la sociedad capitalista. No como la vemos siempre, desempeñando papeles de paz y rectitud, orden, filosofía, ética, sino como bestia vociferante, orgía de anarquía, vaho pestilente, devastadora de la cultura y la humanidad así se nos aparece en toda su horrorosa crudeza» (La crisis de la socialdemocracia, cap. I).
La situación muestra la verdadera cara del Estado democrático. Todas las fuerzas políticas en escena reivindican la democracia, la libertad, los derechos, que serían el patrimonio del Estado. Los unos en nombre de la “defensa de la constitución” y la “soberanía nacional” (PP, Ciudadanos, PSOE). Los otros en nombre de la “libertad democrática” de organizar un referéndum e igualmente de la constitución (Podemos, Comunes, independentistas).
Pero por debajo del discurso democrático oficial, lo que se reparte realmente son golpes bajos, escándalos de corrupción que se buscan y se sacan cuando interesa, trampas, etc
Los unos reparten “golpes” en el más estricto sentido del término, enviando a la guardia civil y a la policía (aunque sea en barcos pintados de dibujos de la Warner[15] [1305]), los otros “golpes de efecto”; pero la cuestión es que lo que cuenta no son las urnas (a pesar de lo perseguidas que están) ni los votos; sino las relaciones de fuerza, los chantajes, en el más puro estilo mafioso.
Los “antisistema” de la CUP tampoco se quedan ni mucho menos cortos en esto, con sus escraches y carteles de delación señalando a los alcaldes que se oponen al referéndum en el más puro estilo de “poner estrellas amarillas”.
Ese es el verdadero funcionamiento del Estado democrático. Sus engranajes no se mueven por efecto de los votos, los derechos, las libertades y demás farsas, sino por maniobras, golpes bajos, conspiraciones secretas, calumnias, campañas de acoso y derribo…
La situación del proletariado
El proletariado está desorientado. Su pérdida de identidad, la resaca y el reflujo del movimiento, muy débil, pero con apuntes de futuro, del 15 M[16] [1306], lo lleva a una confusión, a una dificultad para guiarse según sus intereses de clase. El mayor peligro es que todo su pensamiento quede encerrado en ese pozo pestilente que es el conflicto Cataluña – España, obligado a razonar, sentir, según el dilema “con España o con la independencia”.
Los sentimientos, los pensamientos, las aspiraciones ya no gravitan alrededor de la lucha por las condiciones de vida, el futuro para los hijos, cómo será el mundo etc., pensamientos que pertenecen al terreno de clase proletario, aunque sea embrionariamente, sino que están polarizados sobre si “Madrid nos roba” o “España nos quiere”, sobre si la estelada o la rojigualda, sobre una telaraña de conceptos burgueses: democracia, derecho a decidir, autodeterminación, soberanía, constitución…
El pensamiento del proletariado en la mayor concentración obrera de España está secuestrado por esa basura conceptual que únicamente mira al pasado, a la reacción, a la barbarie.
En estas condiciones las medidas represivas que el 20 de septiembre ha adoptado el gobierno central pueden crear una serie de mártires, pueden alimentar el victimismo irracional, y, de esta forma, empujar en una situación emocional de alta tensión a elegir bando y, probablemente, por el lado nacionalista.
Sin embargo, el mayor peligro es verse desviados hacia la defensa de la democracia.
La burguesía española tiene una larga experiencia en enfrentar al proletariado desviándolo hacia el terreno de la defensa de la democracia para, a continuación, masacrarlo o endurecer violentamente la explotación.
Recordemos como la lucha inicial en un terreno de clase el 18 de julio de 1936 frente a la sublevación de Franco, fue desviada al terreno de defensa de la democracia frente al fascismo, de elegir entre dos enemigos: la república y Franco, que dio como resultado UN MILLON DE MUERTOS.
Recordemos igualmente como en 1981, ante los riesgos representados por los últimos restos del franquismo, el “golpe” del 23 de febrero permitió una amplia movilización democrática del “pueblo español”. En 1997, un paso clave para aislar a ETA fueron las movilizaciones masivas “por la democracia contra el terrorismo”.
El embrollo catalán está en un callejón sin salida, haya o no haya referéndum, del 1 de octubre solamente podrá desprenderse una conclusión: el enfrentamiento entre independentistas y españolistas seguirá radicalizándose, como en el cuadro de Goya Duelo a Bastonazos, seguirán dándose golpes sin compasión, sin embargo, ello dislocará aún más el cuerpo social, acentuará la división y los enfrentamientos más irracionales. Lo más peligroso es que el proletariado quede atrapado en esa batalla campal, sobre todo porque todos los contendientes van a emplear sin descanso el arma de la Democracia para legitimar sus propósitos, van a pedir nuevas elecciones y nuevos “derechos a decidir”.
Somos conscientes de la situación de debilidad por la que hoy atraviesa el proletariado, sin embargo, eso no puede impedirnos reconocer que solamente de su lucha autónoma como clase puede emerger una solución. La contribución a esa orientación requiere oponerse hoy a la movilización democrática, a la elección entre España y Cataluña, al terreno nacional. La lucha del proletariado y el futuro de la humanidad solo pueden dirimirse fuera y contra esos terrenos podridos.
Acción Proletaria, 27 de septiembre 2017
[1] [1273] Ver ¿Qué le pasa al PSOE? https://es.internationalism.org/revista-internacional/201611/4182/que-le-pasa-al-psoe [1167] y los análisis que desarrollamos en Referéndum catalán: la alternativa es Nación o lucha de clase del proletariado, https://es.internationalism.org/accion-proletaria/201708/4224/referendum-catalan-la-alternativa-es-nacion-o-lucha-de-clase-del-prole [1307]
[2] [1275] Ver "TESIS SOBRE LA DESCOMPOSICION [13]".
[3] [1276] La expresión se ha utilizado para referirse a naciones que, por intereses imperialistas, han sido creadas artificialmente sometiendo diferentes nacionalidades: uno de los mejores ejemplos es Yugoslavia
[4] [1277] Ver en Acción Proletaria nº 145, «Ni nacionalismo vasco, ni nacionalismo español; autonomía política del proletariado»: «¿Cómo empero dar razón del singular fenómeno consistente en que tras casi tres siglos de una dinastía habsburguesa seguida de otra borbónica –cada una de las cuales se basta y se sobra para aplastar a un pueblo- sobevivan más o menos las libertades municipales en España y que precisamente en el país en que, de todos los estados feudales, surgió la monarquía absoluta en su forma menos mitigada no haya conseguido sin embargo echar raíces la centralización? La respuesta no es difícil. Las grandes monarquías se formaron en el siglo XVI y se asentaron en todas partes con la decadencia de las antagónicas clases feudales. Pero en los demás grandes estados de Europa la monarquía se presentó como un foco civilizador, como la promotora de la unidad social… En España en cambio, mientras la nobleza se sumía en la degradación sin perder sus peores privilegios, las ciudades perdieron su poder medieval sin ganar en importancia moderna. Desde el establecimiento de la monarquía absoluta sobrevino la ruina del comercio, de la industria, la navegación y la agricultura. Al declinar la vida industrial y comercial de las ciudades se hizo cada vez más escaso el tráfico interior y menos frecuente la mezcla de habitantes de las diversas regiones…La monarquía absoluta encontró en España una bae material que por su propia naturaleza repelía la centralización y ella misma hizo todo lo que pudo para impedir que se desarrollaran intereses comunes basados en una división nacional del trabajo y en una multiplicación del tráfico interior… Así pues, la monarquía española a pesar de su superficial semejanza con las monarquías absolutas europeas debe ser más bien catalogada junto con las formas asiáticas de gobierno. Como Turquía, España siguió siendo un conglomerado de repúblicas mal regidas con un soberano nominal al frente. El despotismo presentaba caracteres diversos en las distintas regiones a causa de la arbitraria interpretación de la ley general de virreyes y gobernadores; pese a su despotismo el gobierno central no impidió que subsistieran en las varias regiones los varios derechos y costumbres, monedas y regímenes fiscales. El despotismo oriental no ataca al autogobierno municipal sino cuando éste se opone directamente a sus intereses y permite muy gustosamente a estas instituciones continuar su vida mientras dispense a sus delicados hombros de la fatiga de cualquier carga y le ahorren la molestia de la administración regular» («Revolución en España», Marx/Engels, Ariel 1970, pag 74-76)
[5] [1308] BILAN«La lección de los acontecimientos en España», publicado en nuestro folleto, «Franco y la República masacran al proletariado»
[6] [1309] Ver nuestro libro España 1936: Franco y la República masacran al proletariado. https://es.internationalism.org/cci/200602/539/espana-1936-franco-y-la-republica-masacran-al-proletariado [588]
[7] [1310] Hay que recordar que si se ponían en plan díscolo o intentaban ir demasiado lejos en sus pretensiones “soberanistas” el PSOE lograba siempre meterlos en cintura. Por ejemplo, frente a los catalanistas de Pujol echándoles a las narices el escándalo de Banca Catalana que tuvo que ser intervenido o respecto al PNV con el caso de las máquinas de juego que les obligó a plegarse a una coalición con el PSOE.
[8] [1311] Entre 1993 y 1996, CIU, el partido de Pujol que hoy ha heredado con nuevo nombre Puigdemont, apoyó al gobierno PSOE y entre 1996-2000 al gobierno PP
[9] [1312] https://es.internationalism.org/accion-proletaria/200602/572/el-plan-ibarretxe-aviva-la-sobrepuja-entre-fracciones-del-aparato-polit [1313]
[10] [1314] "TESIS SOBRE LA DESCOMPOSICION [13]".
[11] [1315] Ver: 1) /content/4214/primarias-y-congreso-del-psoe-el-engano-democratico-de-las-bases-deciden [1316]; 2) https://es.internationalism.org/revista-internacional/201611/4182/que-le... [1167]
[12] [1317] El actual gerifalte del partido, Oriol Jonqueras, escribió “en el diario Avui un sesudo artículo glosando las diferencias que, según él parece saber, distinguen la estructura del ADN propio de los catalanes de las formas de las hélices del ácido desoxirribonucleico características de los homo sapiens oriundos del resto de la Península Ibérica”, artículo que encabezó con un viejo dicho catalanista xenófobo “bon vent y barca nova”, utilizado para invitar a marcharse a los forasteros no deseados. Y uno de sus inspiradores es un antiguo presidente del partido, Heribert Barrera, que decía que “los negros tienen menor coeficiente intelectual que los blancos”. [Datos tomados de https://www.elmundo.es/cataluna/2017/09/17/59bd6033e5fdea562a8b4643.html [1318] ]
[13] [1319] Internationalisme, (publicación de la Izquierda Comunista de Francia) «Informe sobre la situación internacional», 1945
[14] [1320] La barbarie nacionalista, https://es.internationalism.org/revista-internacional/200712/2116/la-barbarie-nacionalista [1321]
[15] [1322] El alojamiento de la policía nacional en el puerto de Barcelona en un barco pintado con dibujos gigantes del Correcaminos y Piolín recuerda la película de Blake Edwards: «Operación Pacífico», donde un submarino americano pintado de rosa y que lanza ropa interior femenina como torpedos deja perplejos a los acorazados japoneses; esta anécdota muestra el grado de improvisación de la respuesta del PP a medida que comprendía que el desafío catalán se le iba de las manos
[16] [1323] Ver El 15 M cinco años después, /content/4169/el-15-m-cinco-anos-despues [1161]
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INTRODUCCION DE LA CCI
Publicamos una contribución de dos compañeros muy próximos a nuestra organización en la que desarrollan una tesis que compartimos: la Redes Sociales e Internet han pasado a formar parte de la vida cotidiana de muchos millones de obreros y de sus militantes comunistas. Como tal es una parte de la realidad social del capitalismo actual que expresa y amplifica los fenómenos contradictorios que en el ocurre: en un bando está el reflejo de la crisis y la descomposición social e ideológica del capitalismo con todos los elementos de barbarie que conlleva (desde los repugnantes acosos hasta las manifestaciones de xenofobia, pornografía etc.) e igualmente la vida cotidiana del capitalismo con la atomización, la competencia, el ansía desesperada por valorizarse etc.; en el otro bando, los esfuerzos muy minoritarios de comunicación mundial de elementos de la clase y de reflexión que de forma, muchas veces confusa y dispersa, se expresan.
Las redes sociales son un terreno relativamente nuevo al que los revolucionarios han de enfrentarse y que presentan muchas particularidades; desde que en muchas ocasiones llegan a condensar y moldear gran parte de la opinión pública bajo el gobierno de la burguesía, hasta la apariencia que toman para muchos de estar apartadas de la ''vida real'' o de las acciones o pensamientos ''reales'' de la gente.
En sí, consideradas en su dimensión más puramente social e histórica, las redes sociales son un buen ejemplo de dos hechos que bien pueden extenderse a todas las dimensiones de la producción y reproducción social del ser humano bajo la sociedad burguesa, más específicamente: primero, la necesidad cada vez mayor para la producción capitalista (que no podría existir tal y como existe hoy sin la ayuda de Internet) de cubrir del primero hasta el último de sus engranajes del mayor automatismo posible, del mayor y más rápido intercambio de información posible para que ningún pedido llegue con retraso, para que ningún cliente quede insatisfecho por lejanía geográfica u otro impedimento físico, para que no quede ningún rincón del mercado sin acotar. Por otro lado, no podemos sino señalar de forma evidente su marcado potencial social: un ejemplo de la naturaleza social del hombre llevada ya a un considerablemente alto exponente y la capacidad potencial que esta herramienta podría tener en la ordenación de una producción mundial consciente, lejos de ser no obstante un producto perfecto de tal naturaleza. A través de las redes sociales, sin embargo, podemos comunicarnos casi instantáneamente con cualquier miembro de nuestra clase en la otra esquina del mundo, podemos tener acceso a todo tipo de información y podemos conocer las necesidades y problemas que aquejan a cualquier persona o colectivo sin importar lo lejos que esté. Su potencial en este sentido como herramienta para una humanidad liberada de las cadenas de clase queda, pues, sobre la mesa.
Las redes sociales ayer y hoy
Desde el origen de Internet como una herramienta militar, el implacable ritmo de la acumulación de capital ha provocado que éste se transforme, de un producto de acceso más limitado, exclusivo a ciertos países, en casi una realidad virtual que ha llegado a tener un papel de suma importancia, cuando no a fagocitar directamente una parte considerable de la vida social de muchos de los que tienen acceso a ella. Mientras que en sus orígenes solía utilizarse de forma más puramente orientada a la búsqueda de información y a la satisfacción pasajera de la curiosidad académica, hoy ha llegado a ser uno de los principales canales de relación social e incluso por el que se dan fenómenos especialmente llamativos como el de las empresas que las usan para mantener una odiosa vigilancia sobre los trabajadores que explotan, controlando cada una de las partes de su ritmo vital.
A lo largo de este texto trataremos principalmente uno de los principales rasgos que, inevitablemente, iban a permear todos los poros de este fenómeno social: la descomposición de la sociedad burguesa[1].
La descomposición social en la red social
Es evidente que las redes sociales e Internet han sido uno de los lugares privilegiados en los que la descomposición social del capitalismo ha encontrado un poderoso altavoz. Baste mencionar de pasada la vomitiva cantidad (y naturaleza) de los vídeos que pueden encontrarse en las partes más oscuras de Internet, en los que abundan muestras, en forma de aparentemente inofensivos vídeos o imágenes, de los peores comportamientos del ser humano bajo una sociedad que se está descomponiendo (asesinatos, violaciones, mutilaciones, y un largo y desastroso etc.) que a su vez vienen acompañados del trauma y la posterior insensibilización que provocan en los a veces inadvertidos espectadores. Al mismo tiempo la pornografía, lejos de ser algo inocente y que se limita a la red social, va postulándose cada vez más como un complemento ''extraoficial'' de la represión sexual y emocional que cualquiera de nosotros puede experimentar bajo la religión de la vida cotidiana en la sociedad burguesa.
Tampoco nos limitaremos aquí a señalar la capacidad de gran cantidad de capitales de vigilar escrupulosamente el tiempo libre de sus trabajadores e incluso las ideas que publican y difunden por Internet, sino que hemos de insistir también a la notoria intrusión del Estado, el gran Leviatán de la decadencia del capitalismo, en el tráfico de datos en Internet y en las redes sociales, realizando un auténtico esfuerzo de espionaje masivo en su cada día más penosa labor de intentar mantener los pedazos del tejido social atados con su sangrienta cadena de hierro. Huelga mencionar que Internet, en las relaciones entre las facciones imperialistas del mundo, se ha convertido en un auténtico campo de batalla de virus informáticos e intentos de robo de información que se producen entre casi todos los Estados. A esto, se le suman otras cosas como la proliferación de un sinfín de páginas y grupos de propaganda estatal y paraestatal, que ya cuando se dan conflictos armados o fuera de ellos, se dedican, empleando un término al uso, a hacer ''spam'' de propaganda a favor de cualquier facción imperialista por las cuatro esquinas del mundo virtual.
Más ''a nivel de calle'' hay más efectos de la descomposición a tratar. Los puntos definidos en las tesis sobre la descomposición bien pueden describir muy bien el panorama que se ha trasladado desde la sociedad a las redes sociales:
- la acción colectiva, la solidaridad, encuentran frente a ellas la atomización, el «sálvese quien pueda» el «arreglárselas por su cuenta»;
- la necesidad de organización choca contra la descomposición social, la dislocación de las relaciones en que se basa cualquier vida en sociedad;
- la confianza en el porvenir y en sus propias fuerzas se ve minada constantemente por la desesperanza general que invade la sociedad, el nihilismo, el «no future»;
- la conciencia, la clarividencia, la coherencia y unidad de pensamiento, el gusto por la teoría, deben abrirse un difícil camino en medio de la huida hacia quimeras, drogas, sectas, misticismos, rechazo de la reflexión y destrucción del pensamiento que están definiendo a nuestra época.
El paradójico potencial para el aislamiento que tienen las redes sociales hoy día es algo casi digno de admirar. Cómo es posible que la sociedad burguesa haga, de una herramienta con semejante capacidad, algo que acabe aislando aún más a los seres humanos en la manifestación de su sociabilidad, es una de las contradicciones quizá más ilustrativas del impacto que tiene la acumulación de capital, la alienación, en definitiva, el capitalismo, en las relaciones humanas. En la red se suelen ''subir'', ''colgar en el muro'' (como si se tratase de un museo del cotilleo o de escribir en una pizarra colgada en el patio de vecinos) cosas que rara vez se dicen claramente en la vida cotidiana, lo que provoca que la red social se convierta también en un arma en manos de la burguesía a la hora de canalizar las frustraciones del día a día y las expresiones emocionales hacia el ''mercado virtual'', donde pronto serán olvidadas, en lugar de discutirlas y reflexionar sobre ellas cara a cara, con compañeros, amigos, etc. En este sentido llevan a todo un nuevo nivel la cháchara estéril de la taberna y se perfilan, como tantas otras cosas, como un verdadero síntoma de resentimiento de la vida en comunidad.
La expresión del ''mercado virtual'' aquí no es una licencia que nos hemos dado. Las redes casi se podrían decir que funcionan como un mercado de lo personal, fundamentado en cierto sentido del valor de cambio (los ''me gusta'', los ''retweet'') que determina qué publicaciones aparecen antes sugeridas en nuestro menú del día, dependiendo de lo ''demandadas'' que sean por su popularidad, etc., lo que al final acaba haciendo emerger el tipo de publicaciones más inofensivas para el estado actual de las cosas por encima de las demás.
El anhelo de ser valorado en sentido cuantitativo como una mercancía es un impulso que anima el funcionamiento de las redes. A su vez ni siquiera favorece, por lo general, una cierta creatividad genuina en la forma de transmitir las cosas, sino la repetitividad, el simple ''copia y pega'', el ''comparte y dale a me gusta''... cabe aquí hacer mención especial a los tan virales y populares vídeos de contenido político que suelen llevar por título algo del estilo ''mira cómo este ideólogo 'experto' destroza a este otro ideólogo o ideología particular en 2 minutos''. Casi pareciera que se intenta transmitir una doble sensación: primero de miedo a pensar por uno mismo, puesto que se corre el riesgo de caer en el ridículo de que el ''experto'' de turno desmonte tu opinión en minutos; y segundo, fomentar no obstante la ideología democrática del buffet libre de sub-ideologías, que ya nos lo dan todo pensado en un marco bien definido y que hacen innecesaria la inventiva propia y la discusión (como no sea la del choque y ataque frontales)[2].
Así, por masticada y machacada que esté esta idea, la personalidad y la espontaneidad genuina de cada ser humano a la hora de transmitir sus emociones e impresiones se diluye en la superficialidad, que a su vez cierra el círculo vicioso contaminando el impulso de escapar de esa misma superficialidad con una abundante riada de artículos, blogs y publicaciones de todo tipo sobre cómo ''ser alternativo'', ''ser feliz con uno mismo sin depender de nadie más'', y de cómo buscar lo ''especial'' de cada uno con respecto a la ''plebe'' en los rasgos y hábitos más peregrinos que se puedan imaginar. Todo es cuestión de buscar qué es lo que nos puede valorizar mejor frente al resto de las mercancías humanas. La lógica democrática, también aquí, se hace patente con gran fuerza al transmitirse la idea de que a base de me gusta, tweets y compartir cosas en un muro se puede transformar o desarrollar la personalidad de cada uno o incluso crear una realidad propia y aislada al gusto del consumidor. La ilusión ridícula, tan empleada por las ONGs, de que recoger firmas digitales es una forma de participación y transformación política que va a forzar al capital a hacer algo o dejar de hacerlo, es especialmente significativa en este sentido.
Para todo aquél que pase cierto tiempo en las redes sociales, todas estas palabras le sonarán a algo. Como se mencionaba en otro artículo de la CCI a raíz de ataques recibidos vía redes sociales por elementos del parasitismo, las redes sociales son además terrenos abonados para todo tipo de fenómenos del tipo lobo solitario, para francotiradores anónimos y para la destrucción de cualquier tipo de responsabilidad e intransigencia en los principios. Basta un vistazo rápido en cualquier foro, en cualquier discusión que se forme en torno a cualquier cosa, para notar tarde o temprano que por un lado y por otro surgen esporádicamente auténticos corrales de gallinas, donde proliferan insultos, provocaciones, el menosprecio, los ataques personales ya descarados o encubiertos como diferencias de opinión, etc[3].
En una sociedad en la que la atomización campa a sus anchas y la desconfianza, la competencia, las manías comparativas y conspirativas, fruto de la lógica de la mercancía, el pogromo y el chivo expiatorio, son el pan nuestro de cada día, las redes sociales demuestran ser un auténtico amplificador de esos fenómenos si uno no se guarda todo lo posible de no reproducirlos. Casi pareciera que, precisamente porque estos medios te dan la oportunidad de decir lo que te venga en gana sin más consecuencias directas, una considerable parte de sus usuarios tomaran manga por hombro para volcar todas las frustraciones del día a día en el primero que se les cruza, causando para otros tantos que meterse a participar en una red social no sea sino sinónimo de rechazo, cuando no incluso de ansiedad y siempre de aún más desconfianza.
Los revolucionarios y las redes sociales: la falta de responsabilidad o la intransigencia
Todo este clima de la posibilidad de ataque anónimo, de irresponsabilidad con lo que se expresa en las redes sociales, fomenta el que mucha gente incluso cercana a las posiciones proletarias opine que ''lo que se dice, se difunde o se expresa por las redes sociales, no tiene tanta importancia, no es la vida real''.
Pues bien, aún a riesgo de llevar a malinterpretaciones sobre el verdadero contenido de la actividad revolucionaria, las redes sociales sí forman parte de la <<vida real>>. Son un medio en el que se pueden y de hecho se expresan muchas opiniones, posiciones políticas, intuiciones y actitudes y no pocas veces hasta se imponen como uno de los muchos canales de manifestación de las emociones sociales. A parte, son un medio por el que se puede mantener un contacto relativamente regular con camaradas de otros países, y mediante el cual se pueden hacer nuevos contactos con posibles simpatizantes o gente que llega a acercarse a las posiciones comunistas. Decir que sumergirse de lleno en comportamientos como ironizar de forma continua, mostrarse altivo con otros camaradas o con gente con la que se discuta, pasar opiniones ajenas como cosas ridículas o ''sin valor'', pensar que insultar o que ''relajar las formas'' en una red social no tiene mucha importancia... sería lo mismo que decir que bien podrían imprimirse en un panfleto todas las expresiones y párrafos fruto de ese tipo de comportamientos, firmarlos y colgarlos en una vía pública con la excusa de que como sólo lo va a ver un montón de gente anónima que no sabe nada del autor, no tiene mayor importancia. Y no sólo eso, sino que ese tipo de actitud está relacionada con lo que intentábamos explicar antes, de que casi pareciera que el verdadero carácter se demuestre en medios en los que expresar una u otra cosa no conllevara represalias ni consecuencias negativas directas e inmediatas. Un militante o un simpatizante que se toma el ambiente de anonimato y falta de una ''autoridad'' externa a él, como el que proporcionan las redes sociales, como excusa para publicar lo primero que el capricho le dicte, para dirigirse a gente en el tono y con las palabras que le dicten las frustraciones cotidianas, que se deje llevar por la lógica de la provocación y la falta de principios, sin responsabilizarse de lo que ha dicho con la excusa de que por las redes sociales ''importa menos''... es un militante o un simpatizante que no ha aprendido nada de los principios morales del proletariado, que no hace suyo, internamente, ese compromiso, y que cuando cumple con él solo lo hace para ''quedar bien'' por pura presión de grupo, viendo la organización revolucionaria como algo ajeno a él, que se le tiene que imponer (punto de vista típico del izquierdismo en el que la organización y sus militantes están separados, se les echa de comer aparte, como suele decirse). Suele ser bajo esta lógica, y bajo esta contradicción que señalamos, que señalar este tipo de cosas puede ser respondido con el reproche de que nuestro punto de vista ''conllevaría que <<la organización>> vigilara cada cosa que publicamos''.
Amén de lo dicho, las redes sociales también encarnan otro riesgo más directamente político; y es el peligro de caer en uno de los extremos habituales que acechan a la actividad revolucionaria: por un lado la apatía y el rutinarismo intelectual, que hace que el militante se pierda en la desgana y la falta de interés por leer, discutir y profundizar al ver que pocos o ningún contacto se interesa por los textos que comparte por las redes o al abrumarse por la cantidad de estos que otros publican, textos que acaban viéndose como un ''ladrillo'' (y además, un ladrillo impopular en muchos casos si el texto no recibe la atención o los ''me gusta'' suficientes) causando además, si no nos prevenimos contra ello, una gran desorganización a la hora de compartir materiales; y por otro lado, puede potenciar una cierta forma de inmediatismo, de activismo de rápidas e inmediatas decepciones que pueden llevar al militante a quemarse rápidamente si se queda expuesto durante demasiado tiempo a la apatía y el cinismo general que suele abundar en las redes sociales (y por experiencia propia, especialmente en los grupos de discusión política).
Todo esto, hay que dejar claro, no pretende usarse como excusa para defender alguna especie de labor inquisitorial de la organización de cara a lo que publican o no los camaradas en sus perfiles en redes sociales. En este tipo de medios, al menos para nosotros particularmente, no hay problema alguno en difundir contenidos de arte, música, efemérides, publicaciones de tipo humorístico o de cualquier tipo que bien puedan formar parte del interés personal de cada camarada y que no tengan por qué estar relacionadas directamente con las posiciones proletarias o la política en sí.
De lo que se trata aquí es de entender que nuestro compromiso con el método de nuestra clase, sobre todo a la hora de tratar las diferencias, de ser claros en lo que expresamos y en cómo lo expresamos y de mantener la cultura del debate proletario, es un compromiso que sigue vigente en las redes sociales, y que la mentalidad de los ''espacios libres'' en los que supuestamente operaran ''otras'' normas, como si de un tiempo muerto con respecto a la perspectiva organizada se tratara, es una mentalidad ajena a esa misma perspectiva. Y aún más cuando por esa vía pueden contactar con nosotros, como decíamos antes, miembros de nuestra clase interesados en nuestras posiciones.
Aparte de las ya mencionadas, cosas que ocurrían por ejemplo con los ex-militantes turcos[4], que llevaban adelante todo un esfuerzo de debate y discusión en foros tipo libcom sin en ningún momento hablar de ello a ningún otro camarada de la organización que no fuera de allí, sin saber en qué clave se debatía, sin discutir cómo debe ser una intervención organizada en un espacio como las redes sociales, son un buen ejemplo de cómo éstas, por lo general, tienden no sólo a limitar una comunicación clara y consciente, sino que fomentan la irresponsabilidad y la ignorancia de las consecuencias de lo que se dice y cómo se dice.
¿Qué hacer?
Lo que mejor se nos ocurre aportar a este respecto, es el señalar la necesidad de que todos los camaradas comprendan que hay que evitar la ambigüedad política en todos sus sentidos, en las redes sociales tanto como lo hacemos en el mundo exterior. Y todo lo que ello conlleva, empezando por tratar y por discutir las razones que llevan a tanta gente a adoptar un determinado comportamiento en este ''espacio libre'' que es como se quiere vender Internet, cómo abordar y solucionar las peores partes de este comportamiento y cómo amplificar lo máximo posible la claridad tanto en formas como en contenido. Aquí no se trata de fomentar un clima al estilo de la llamada ''corrección política'', basado en la censura de lo que no nos ''gusta'' y empleando mecanismos como la vergüenza o la exclusión del debate de compañeros que hayan cometido errores en algunos de estos sentidos, que hayan reaccionado mal en algún momento o hayan malinterpretado una situación[5]. Tendremos que echar mano de nuevo de la muy empleada cita de Spinoza aquí: ni reír, ni llorar: ¡comprender! Comprender por qué ocurren esas cosas, aprender a reaccionar frente a las MUCHAS provocaciones que se lanzan tan a la ligera en la red social de forma íntegra y acorde con nuestros principios, al menos, lo máximo que se pueda y lo que sea humanamente posible, y por qué no, evitar el esfuerzo que supone discutir con quien haya demostrado sobradamente que es un caso perdido para el debate proletario.
Las redes sociales no son una dimensión aparte de la vida real. Los recursos y energías escasos de nuestra minoría, la necesidad de precaverse frente a las influencias de la ideología dominante y de la potencial amenaza directa de agentes del Estado y elementos relacionados, todo ello existe también en las redes sociales. Toda la miasma de la descomposición social y el peligro de la infiltración de comportamientos ajenos al proletariado, también son reales en las redes sociales. Es perfectamente comprensible la actitud que no pocos camaradas han podido mostrar en el pasado, que se asquean de la red social, en medio de un periodo determinado de reflujo profundo de lucha de la clase, en el que el debate vivo en asambleas y en movimientos de masas tenga, en lo inmediato de la normalidad cotidiana y la alienación doméstica, un más que pobre sustitutivo en sus ordenadores, donde las tensiones que provocan las diferencias parecen amplificarse y enfangarlo todo aún más. Es comprensible, y es también indicio de que las redes sociales no deben estar ni cerca siquiera de los elementos centrales de la actividad organizacional de los revolucionarios. Pero la necesidad sigue siendo la misma: hemos de aprender a manejar esta herramienta en acorde a nuestros principios, cosa que hay que reconocer que es, y hasta no poco útil en muchos aspectos tanto técnicos como de comunicación, sin darle ni mayor ni menor importancia de la que tiene.
Rakov y Teivos, agosto de 2017
[1] Ver "TESIS SOBRE LA DESCOMPOSICION [13]".
[2] Esto está en los antípodas de lo que es el debate proletario que busca un esfuerzo común para comprender lo que pasa y darse perspectivas de acción, ver La cultura del debate, un arma de la lucha de clases, https://es.internationalism.org/revista-internacional/200711/2088/la-cultura-del-debate-un-arma-de-la-lucha-de-la-clase [224]
[3] Ver Respuesta a unas amenazas, /content/4086/respuesta-unas-amenazas [1028]
[4] Ver Respuesta a los ex – miembros de la sección turca, https://es.internationalism.org/cci-online/201602/4138/respuesta-a-los-ex-miembros-de-nuestra-seccion-en-turquia [1325]
[5]Se puede destacar aquí una de las peores formas de ataque que existen en el ambiente político general de las redes, como lo es el publicar la foto de perfil de alguien con quien no se esté de acuerdo para reírse de su aspecto, o lo que es su lógica llevada al extremo: la práctica del ''doxxing'', consistente en levantar toda una campaña de acoso y derribo, publicando fotos y datos personales de todo tipo sobre una persona para intimidarla de forma agresiva y fomentar el ambiente de pogromo y chivo expiatorio. Se trata de una práctica que ha llegado a ser muy popular en todo el abanico de las ideologías burguesas, desde el feminismo izquierdista hasta los grupúsculos de racistas que pululan por algunos foros y redes
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Hace 72 años, en agosto de 1945 las dos primeras bombas atómicas cayeron sobre Hiroshima y Nagasaki. A raíz de los niveles masivos de destrucción ya perpetrados durante la Segunda Guerra Mundial con todo tipo de armas, en particular las bombas incendiarias, el uso de las armas nucleares marcó el comienzo de una nueva etapa de destructividad potencial, amenazando toda la vida en el planeta.
El 9 de septiembre de 2017, con motivo de la conmemoración del establecimiento del régimen de Corea del Norte, los medios de comunicación nos mostraron una gran fiesta organizada por el estado con un sonriente Kim Jong-un elogiando la bomba de hidrógeno del país como "un logro extraordinario y una gran ocasión en la historia de nuestro pueblo".
Corea del Norte había realizado con éxito una explosión nuclear, que en gran medida había superado cualquiera de sus pruebas anteriores. Corea del Norte se ha sumado al exclusivo club de las potencias nucleares del mundo. Las noticias de este último paso del descenso de la sociedad burguesa en la barbarie, no llegó de la nada. El macabro triunfo de la tecnología de destrucción masiva por parte del régimen estalinista de Pyongyang es un punto de la culminación de meses de amenazas mutuas entre los Estados Unidos de América y la República Popular Democrática de Corea. Corea del Norte ya ha llevado a cabo 17 pruebas de misil este año -más que todas las anteriores juntas. Con las amenazas de atacar la isla Guam del Pacífico de los Estados Unidos, o blancos en el continente americano, con misiles sobrevolando Japón, y la amenaza de defenderse con las armas nucleares en caso de un ataque de Estados Unidos, el enfrentamiento entre Corea del Norte y Estados Unidos ha alcanzado una nueva etapa. Los EEUU amenaza con responder con todo su arsenal de armas militares, económicas y políticas: el presidente Trump habla de visitar Corea del Norte con "fuego y furia" si los Estados Unidos o cualquiera de sus aliados son atacado por el régimen. El riesgo del uso de armas nucleares pone las apuestas mucho más altas que nunca y supone una amenaza directa para algunas de la más grande metrópolis de Asia -Seúl, Tokio, etcétera. Las recientes medidas militares por los EEUU y sus aliados Corea del Sur y Japón (en particular la instalación de los nuevos sistemas de misiles THAAD en Corea del Sur) han afilado la confrontación entre EEUU y China y empujan a otros países aún más en esta vorágine.
¿Cómo podemos explicar estos acontecimientos en Corea y lo que significan para la humanidad?
Corea del Norte espera sobrevivir gracias a la bomba
Durante décadas, durante la guerra fría, fueron principalmente las grandes potencias las que estaban armadas con bombas nucleares. Pero después de 1989 otros varios países han ganado acceso, o están tratando de ganarlo, a la bomba nuclear, lo que hace aún más impredecible la amenaza de destrucción mutua. Diferentes factores deben tenerse en cuenta para entender por qué los "oprimidos" como Corea del Norte han estado desarrollando la capacidad de lanzar amenazas nucleares. Estos desarrollos sólo pueden entenderse en un contexto histórico e internacional.
A raíz de la devastación de la Segunda Guerra Mundial y la guerra de Corea que siguió sólo unos pocos años más tarde, tanto el Norte como el Sur debían contar para su reconstrucción con sus "protectores". Corea del Norte se volvió dependiente de China y Rusia, dos países gobernados por regímenes estalinistas, que eran incapaces de competir en el mercado mundial, ya que ellos estaban a la zaga los países capitalistas más avanzados. Rusia se había convertido en un líder de bloque tras la derrota de la Alemania Nazi, pero había sido severamente agotada por la guerra y ahora tenía que dedicar la mayor parte de sus recursos a la nueva carrera armamentista de la Guerra Fría. El sector civil fue quedando décadas detrás del sector militar. El contraste entre los bloques fue resumido por el hecho de que una Rusia exhausta tuvo que desmantelar fábricas en Europa oriental y Central, mientras que los EEUU vertían grandes cantidades de dinero (el plan Marshal) específicamente en la reconstrucción alemana y de Corea del sur.
La reconstrucción de Corea del Norte siguió el modelo estalinista. Aunque más desarrollado económicamente que el Sur antes de 1945, y mejor equipado con materias primas y recursos energéticos, el Norte sufrió un atraso similar -típico de regímenes asfixiados por el militarismo y manejados por una camarilla estalinista. De la misma manera que la Unión Soviética no pudo ser económicamente competitiva en el mercado mundial, y era pesadamente dependiente del uso, o amenaza del uso, de sus capacidades militares, Corea del Norte ha sido incapaz de competir a nivel económico en el mercado mundial. Sus principales productos de exportación son las armas, algunas materias primas, y recientemente textiles baratos, así como partes de su fuerza de trabajo, que el régimen norcoreano vende en forma de "contratación de trabajadores" a las empresas en otros países[1] [1328].
Al mismo tiempo la dependencia de sus defensores, China y Rusia ha aumentado tanto que el 90% del comercio de Corea del Norte se hace con China. Gobernado por una dictadura de partido que mantiene estricto control sobre el ejército, y donde se han eliminado cualquier fracción burguesa rival, el régimen tiene las mismas debilidades congénitas que todos los regímenes bajo el control estalinista[2] [1329], pero ha sobrevivido a través de décadas de escasez, hambre y represión. Los militares y el aparato policial han sido capaces de evitar cualquier alzamiento de la población, en particular de la clase obrera. En comparación con la larga década de gobierno de otras dinastías en otros países atrasados, Corea del Norte mantiene el récord de una sola dinastía de más de sesenta años aterrorizando a la población (Kim Il-sung [1330][3] [1331], Kim Jong-il [1332], Kim Jong-un ) y obligándolo a inclinarse ante el culto más grotesco a la personalidad.
Frente a las ambiciones nacionalistas del Sur, cara a los intereses imperialistas de los EEUU, sin poder contar con cualquier fuerza económica, el régimen sólo puede luchar por su supervivencia con la feroz represión dentro y a través de chantaje militar hacia el exterior. Y en la era de armas nucleares el chantaje tiene que ser suficientemente aterrador para disuadir a sus enemigos.
Kim Jong-un, ve la bomba nuclear como su seguro de vida. Kim Jong-un mismo ha declarado en público, que ha sacado la lección de lo ocurrido en Ucrania y Libia, por un lado, en Pakistán por el otro. Después de la desintegración de la URSS, el recién formado Estado ucraniano se vio obligado -bajo la presión masiva no sólo de Moscú sino también Washington- a transferir armas nucleares de su territorio a los rusos. En cuanto a Libia, acordó abandonar sus intentos de adquirir una bomba atómica a cambio del fin del aislamiento internacional del régimen Gadafi en Trípoli. Un destino similar tuvo Irak, donde el régimen de Saddam Hussein abandonó su programa nuclear después de las amenazas sobre todo por parte de los EEUU. [4] [1333] Pakistán, por el contrario, tuvo éxito en la adquisición de "la bomba". Lo que llama la atención de estos ejemplos es cómo diferentes países tienden a ser tratados, dependiendo de si poseen o no una capacidad nuclear. Hasta este día, los EEUU nunca antes han amenazado a Pakistán militarmente. Y esto a pesar de que el régimen en Lahore es un prominente partidario de los talibanes en Afganistán, que amparó a Bin Laden, y se ha movido cada vez más cerca hacia China, el principal rival de los EEUU. En contraposición a esto, Ucrania, despojado de sus armas nucleares, fue atacado militarmente por Rusia, y Libia por Francia y Gran Bretaña (con los EEUU en el fondo). La lección es clara: a los ojos de sus líderes, "la bomba" es quizás el medio más eficaz para las potencias más débiles, de evitar ser demasiado empujado hacia afuera o incluso ser derrocado por los más fuertes. Esta política se considera, por supuesto, inaceptable por las grandes potencias, que han estado disponiendo de los arsenales nucleares durante décadas y utilizaron ellos mismos la amenaza nuclear para sus propios intereses imperialistas. A pesar de que la Guerra Fría estaba terminando, todas las potencias nucleares existentes (EEUU, Rusia, China, Francia, GB) mantienen un gigantesco arsenal de armas nucleares --un estimado de 22.000 bombas nucleares. Y los EEUU -como la única superpotencia restante, aunque debilitada y cuestionada en todas partes en el mundo- ha permitido a su antiguo aliado de Israel o a un país como la India dotarse de la bomba nuclear, siempre y cuando éstos se consideren respaldados por los EEUU (como en el caso de la India, que es visto como un contrapeso a China y Pakistán). Así los EEUU mismos contribuyeron a la proliferación de armas nucleares. Entre las potencias nucleares existentes, hasta ahora solamente misiles rusos y chinos pueden alcanzar el territorio de EEUU, los misiles iraníes (estén equipado con ojivas nucleares o no) no pueden. Corea del Norte sería el primer estado “gamberro” de ser capaz de hacerlo. Esto es insoportable para los Estados Unidos.
Durante la época de la guerra fría, la amenaza del uso de las armas nucleares se limitaba a las grandes potencias. Desde 1989 la proliferación nuclear ha significado que más países han ganado acceso a las armas nucleares, o podrían producirlas rápidamente y nadie puede excluir el peligro de que esas armas podrían caer en manos de grupos terroristas. La amenaza de un holocausto nuclear "bipolar" ha sido sustituida por la mayor pesadilla de un genocidio nuclear "multipolar".
Pero la nueva escalada no puede explicarse sólo por las particularidades del régimen norcoreano y su lucha por la supervivencia. El conflicto en Corea mismo tiene otra cualidad debido a la posición geoestratégica de Corea y su importancia para los EEUU y China en la agudización de sus rivalidades imperialistas globales.
Corea en el tablero de ajedrez imperialista
Corea siempre ha sido el blanco de las ambiciones imperialistas de sus vecinos. Como escribimos nuestro número especial de la Revista Internacional dedicada al Lejano Oriente, «Las razones son obvias: rodeada por Rusia, China y Japón, la posición geográfica de Corea la hace un trampolín para una expansión de un país hacia otro. Corea se encuentra inextricablemente colocada en un cascanueces entre el imperio japonés de la isla y los imperios de Rusia y China. El control sobre Corea permite el control sobre tres mares -el mar japonés, el mar Amarillo y mar de China Oriental. Si está bajo el control de un país, Corea podría servir como un cuchillo en la espalda de otros países. Desde la década de 1890, Corea ha sido el blanco de las ambiciones imperialistas de los grandes tiburones en la zona, inicialmente sólo tres: Rusia, Japón y China -con el respectivo apoyo y resistencia de los tiburones europeos y de EEUU actuando en segundo plano. Aunque, en particular, la parte norte de Corea tiene algunas materias primas importantes, sobre todo es su posición estratégica la que hace al país una piedra angular tan vital para el imperialismo en la región"[5] [1334].
Especialmente desde la guerra de Corea, Corea del Norte ha estado sirviendo como amortiguador entre China y Corea del sur y de este modo, entre China y los EEUU. Si cayera el régimen en el Norte, no sólo tropas sur coreanas, sino también tropas estadounidenses serían estacionadas más cerca que nunca a la frontera China, una pesadilla para China. Así China está condenada a apoyar al régimen en Corea del Norte para defender sus propias fronteras sobre todo contra los EEUU. Dada la tendencia para el régimen de Corea del Norte a actuar de una manera impredecible y rebelde, China tiene que avanzar junto con ciertas sanciones contra Pyongyang, pero se opone al estrangulamiento completo del régimen. Para China la política agresiva del régimen de Corea del Norte es una espada de doble filo: por un lado, provoca una fuerte respuesta militar de EEUU, Corea del sur y Japón, debilitando la posición de China en su flanco Norte, pero posiblemente dejándole más espacio de maniobra en su flanco meridional (por ejemplo, el mar de China del Sur). Pero el colapso del régimen Coreano del Norte sería mucho más vulnerable frente a los EEUU y su archienemigo Japón. Y las consecuencias de un posible colapso del régimen de norcoreano y la ola de refugiados huyendo a, o a través de China son extremadamente desalentadores para Beijing.
Aunque amenazada y socavada en su posición, los EEUU pueden -paradójicamente- al mismo tiempo, beneficiarse de las amenazas norcoreanas porque son una justificación bienvenida para el fortalecimiento de su propia presencia militar o de sus aliados alrededor de China. Podemos asumir que, si Corea del Norte no hubiera actuado tan provocativamente, los EEUU no podrían haber instalado tan fácilmente el nuevo sistema de armas THAAD en Corea del sur. Cualquier arma estacionada en Corea del Sur puede ser utilizada fácilmente contra China, por lo que se presenta como un arma "defensiva" para Corea del Sur al mismo tiempo es un arma "ofensiva" contra China.
El conflicto entre el Corea del Norte y del Sur y los EEUU se agrava por la nueva constelación en el Lejano Oriente. Casi simultáneamente con su ascenso económico desde la década de 1990, China también comenzó a desarrollar nuevas ambiciones imperialistas. Así hemos visto la modernización de su ejército, el establecimiento de las bases navales "Cadena de perlas" alrededor de su territorio y en las aguas del Océano Índico y el sudeste asiático -una especie de ocupación militar de por lo menos de algunas partes del Mar de China meridional; la construcción de una base militar en Djibuti; mayor peso económico en África y América Latina; maniobras combinadas con Rusia en el Mar Báltico, el Mediterráneo y en el Lejano Oriente, etcétera. EEUU ha declarado a China la amenaza número uno. Por esta razón el proceso de rearme de Japón (tal vez incluso permitiéndole bombas nucleares), como los mayores esfuerzos militares en Corea del Sur, son parte de una estrategia global tanto para proteger a Corea del Sur como para contener a China. Por supuesto esto ha dado un impulso adicional a la industria de armamentos de EEUU. Junto con Arabia Saudita, Corea del Sur se ha convertido en uno de los más importantes clientes de la industria de armamentos de EEUU. Su contribución a la financiación del enorme aparato militar de los EEUU en hoy muy considerable.
Al mismo tiempo, dado el hecho de que Corea del Norte tiene ahora la capacidad de ataques nucleares, esto hace que sea mucho más difícil para el imperialismo de EEUU golpear de nuevo militarmente en esta zona y es probable que intensifique su voluntad de reaccionar contra China en otros puntos.
Cualquier confrontación militar directa con Corea del Norte provocaría una cadena de destrucción de ambos lados. La mitad de la población de Corea del Sur vive en el área de Seúl y muchos de los 250.000 norteamericanos en Corea del Sur viven en esta área, todos a poca distancia de los misiles norcoreanos. Las amenazas de "fuego y furia" de Trump no sólo conducirían a la muerte de un número muy elevado de coreanos, sino también de muchos ciudadanos de los EEUU. La aniquilación del régimen en el Norte sólo puede alcanzarse a costa de enormes destrucciones en Corea del Sur -para no hablar de la escalada que esto significaría a nivel imperialista mundial.
La visión dominante de estos desarrollos en la prensa convencional es que son la consecuencia de tener un loco en el poder en Pyongyang, o del correspondiente narcisismo y de la irracionalidad tanto de Kim Jong-un como de Donald Trump. Es cierto que ambos presentan muchas características interesantes para un estudio psicoanalítico, y que su manera de hablar y actuar da a la escalada un tono espectacular y casi histérico. Pero ya hemos visto que, desde el punto de vista de la defensa de su capital nacional, las políticas nucleares de Kim Jong-un tienen una buena dosis de sentido. La irracionalidad real se encuentra en una profundidad mayor -en la irracionalidad de la competencia nacional en una época de decadencia capitalista avanzada. La carrera de armamentos en el Lejano Oriente es solamente una expresión del cáncer del militarismo que se esparce, a su vez un producto necesario de un sistema social atrapado en un callejón sin salida histórico. Ningún político, sea cual sea su perfil psicológico, puede evadir la lógica mortal de este sistema. El muy inteligente y elocuente Barack Obama prometió reducir la participación desastrosa del gobierno de Bush en Medio Oriente, y aún si retiró a tropas de Irak o Afganistán se vio obligado a aumentar su presencia en el Lejano Oriente. Trump criticó a sus predecesores por su incapacidad para evitar la implicación en “guerras extranjeras”, especialmente en el Medio Oriente, pero ahora ha tenido que aumentar la presencia militar estadounidense en casi en todo el mundo, incluyendo en el Medio Oriente. En realidad, tanto Obama como Trump han demostrado que el agarre del militarismo es más fuerte que las declaraciones o deseos de los políticos individuales.
Diferencias de China con Corea del Norte
La historia ha mostrado que China ha pagado un alto precio en la lucha sobre Corea. En la guerra de Corea las tropas de Mao Tse-tung organizaron su primera invasión extranjera, sufriendo pesadas pérdidas, y desde la Segunda Guerra Mundial y aún más tras la guerra de Corea los EEUU han sido capaces de utilizar la amenaza China para justificar el mantenimiento de grandes bases militares en la región. Además, hay rivalidad de China con Japón. En este contexto, cuando no se trata de que China esté empleando armas contra Corea del Sur, se trata de jugar la carta económica. Su objetivo es hacer que Corea del Sur, tanto como sea posible, sea dependiente de la economía China. Ya en la actualidad, el principal mercado de exportación de Corea del Sur es China (alrededor del 23%), y no los EEUU (alrededor del 12%). Y Corea del Sur es el cuarto mayor mercado de exportación para productos chinos. El símbolo del grave revés que ha sufrido esta política es la instalación del sistema antimisil THAAD en Corea del Sur. Beijing se sintió obligado a reaccionar inmediatamente con la amenaza de sanciones económicas contra Seúl. La política de Beijing hacia Pyongyang desde hace algún tiempo ha sido tratar de persuadir a seguir el ejemplo de la propia China o de Vietnam: privatización de las empresas estatales y la apertura a las inversiones extranjeras, manteniendo el partido estalinista en el poder. Kim Jong-un ha demostrado ser mucho más abierto a tal idea que su padre. Entre el 30% y 50% de la economía se dice que está hoy en manos privadas, que, como experiencia de los países europeos orientales, Rusia y China han demostrado, significa principalmente que está en manos de grupos pertenecientes al partido o leales al partido, y del ejército mismo. A pesar de que estas privatizaciones no son oficiales (no tienen ninguna base legal, por lo que puede ser revocadas en cualquier momento), sí parecen haber hecho ciertas ramas de la economía más eficientes. Incluso se ha establecido (con la ayuda de una compañía egipcia) un sistema de teléfono móvil propio, con 1 millón de usuarios. Pero a pesar de todo esto, las relaciones entre Beijing y Pyongyang han empeorado progresivamente en los últimos años, y el grado de influencia que tiene el primero sobre este último ha estado menguando claramente. La principal zona de conflicto es el programa nuclear. Yendo, en cierta medida, en acuerdo con las propuestas de China para el desarrollo económico, Kim Jong-un ha insistido siempre en que su primera prioridad es "la bomba", no la economía. Para él, la bomba es la garantía de la supervivencia de su régimen. Una vez que esto se ha logrado, dice, vamos a ver la economía. La bomba de Kim, así, no es sólo el símbolo de los límites de la influencia China; también muestra cuánto los intereses militares son de mayor peso que los de la economía.
Debido a que China no es un líder de bloque y no puede imponer cualquier "disciplina" en Corea del Norte, esto añade otro elemento, donde la tendencia hacia el "sálvese quien pueda" hace la situación aún más imprevisible. Por último, debe destacarse que mientras que Kim Jong-un y su ejército apuestan por su supervivencia con la ayuda de la bomba, no contar con la voluntad de los EEUU para evitar un conflicto nuclear, muestra un cálculo que nunca ha evitado que los gobernantes del capitalismo lleven a cabo una política de tierra quemada y arriesgar su propia aniquilación para aferrarse al poder, o por un deseo meramente de venganza. ¿Hitler tenía alguna duda acerca de ordenar masacres y ejecuciones hasta su último aliento; Assad no ha estado aceptando la destrucción de grandes zonas de su país para permanecer en el poder?
En el Lejano Oriente, así, podemos ver una agudización de las tensiones entre los principales rivales de EEUU y China, con Rusia y Japón colgando detrás de estas dos principales potencias. Pero ninguna de estas principales potencias ha agrupado a un bloque militar detrás de ellas. Japón y Corea del Sur apoyan a EEUU en la medida en que los EEUU puedan ofrecer cierto nivel de protección contra Corea del Norte y China, pero no son lacayos de EEUU y constantemente buscan su propio espacio para maniobrar. Y Corea del Sur y Japón también tienen conflictos territoriales entre ellos sobre ciertas islas. Mientras tanto otros países que en el pasado apoyaron a EEUU, tales como las Filipinas que se cuenta con el apoyo militar de EEUU para luchar contra los terroristas de todo tipo en el país, han amenazado con tomar partido con China en el conflicto en el Mar de China meridional; y Duterte también ha vociferado acerca de la posibilidad de comprar armas de Rusia y China en lugar de las enviadas por los países occidentales. Y en Corea misma, aunque EEUU siguen siendo una escolta indispensable, los americanos no pueden contar con la lealtad incondicional de las fracciones gobernantes de Corea del Sur, algunas de los cuales sienten que son sólo una pieza en el tablero de ajedrez de los EEUU.
Los intereses nacionales de la clase gobernante en Corea del Sur
Debido a que ambos sirven como amortiguadores vitales contra rivales más grandes, todos los tiburones imperialistas de la región tienen el interés en mantener a Corea dividida. Lo mismo ocurre con el régimen de Pyongyang. Sin embargo, la clase gobernante de Corea del Sur siempre ha soñado y periódicamente ha estado animada con la reunificación. La llamada "Política del brillo de sol" de promover la creciente cooperación con Pyongyang es un intento de allanar el camino hacia algún asentamiento a largo plazo con la esperanza final de la unificación.
Este sueño dentro de la clase gobernante de Corea del Sur se hizo más fuerte después de la unificación de Alemania en 1990. Esto dio un impulso a que las aspiraciones del Sur a la unificación de Corea volvieran a la agenda de la política mundial. Siguiendo el ejemplo alemán, los políticos sudcoreanos comenzaron a formular su política de "Brillo de sol" como una especie de versión coreana de la Ostpolitik del canciller de Alemania Occidental Willy Brandt en la década de 1970. Su objetivo era crear una dependencia económica y "humanitaria" del Norte sobre Corea del Sur como un medio de preparar la reunificación. Una vez que los dos Estados coreanos se hubieron reconocido entre sí diplomáticamente, ambos llegaron a ser miembros de las Naciones Unidas en septiembre de 1991. Tres meses más tarde, el Norte y el Sur firmaron un acuerdo de "reconciliación, no agresión, comercio y colaboración". Aunque no era aún un Tratado de paz, este acuerdo finalizó oficialmente el estado de guerra entre las dos Coreas. Como el gobierno Sudcoreano señaló en su momento, el tratado de paz que había estado pidiendo, había sido evitado por la negativa de EEUU para reconocer diplomáticamente a Corea del Norte. Esta actitud de Washington socavó la política "del brillo de sol", de tal manera que un nuevo presidente, Kim Young Sam, con el apoyo del presidente estadounidense Bill Clinton, volvió a la política de contención agresiva del Norte. Esta política toma como modelo la llamada Doctrina Kennan desarrollada por EEUU contra la URSS en el curso de la Guerra Fría. Consiste en el cerco militar y el estrangulamiento económico de su enemigo, con el fin de poner a su régimen de rodillas. En 1994, en respuesta a los pasos de los norcoreanos para desarrollar armas nucleares, el presidente Clinton consideró un ataque preventivo contra las centrales nucleares del régimen. A pesar de la renuncia de las armas nucleares por Corea del Norte en el acuerdo de Ginebra del otoño de 1994, EEUU endureció su posición hacia Corea del Norte. La renovada agravación del conflicto interno-coreano que resultó, sin duda contribuyó a la gravedad de la hambruna que afligió a Corea del Norte entre 1995 y 1998. Esta catástrofe, a su vez, fue utilizada por los “del brillo de sol” para lanzar una nueva oferta por el poder.
Se dice que el fundador de la gigante corporación Hyundai, Chung Ju Yung, ha cuestionado la política de estrangulamiento económico del gobierno de Seúl en 1998 donando simbólicamente mil vacas al Norte. A principios del año 2000 Kim Dae-jung, el defensor más prominente de la política “del brillo de sol”, y que había ganado las elecciones presidenciales en base a esto, se reunió con su homólogo del Norte Kim Jong II (el padre de Kim Jong-un). La negativa del Norte a participar en esta "cumbre histórica" tuvo que superarse con la ayuda de un pago de 186 millones de dólares proporcionados por Hyundai, un trato hecho con la ayuda del jefe de los servicios secretos sudcoreanos. Esto fue seguido, en 2004, por una importante aventura económica: el establecimiento, en Kaesong, Corea del Norte, de una zona económica especial sobre el modelo chino, donde empresas sudcoreanas podrían invertir y explotar la barata fuerza de trabajo de Corea del Norte. Por su política del “brillo de sol”, Kim Dae-jung recibió el Premio Nobel de la paz. Pero también trajo con él y su sucesor Roh Moo-hyun, la oposición de sus rivales sudcoreanos, y de los EEUU.
Corea del Norte estaba furioso sobre el regreso triunfal de los del “brillo de sol” en el sur. Para entender por qué, sólo hay que mirar lo que sucedió en Alemania. Allí, la Alemania Oriental gobernada por estalinistas fue tragada, cerrada y barrida en 1990. En tal situación, los estalinistas de Corea del Norte se arriesgarían no sólo a perder su poder, como sucedió en Berlín del Este, sino también sus vidas. El enfoque más conciliador de Seúl fue incapaz de dispersar los temores de los estalinistas en Pyongyang detectando que esto podría ser el principio del fin de Corea del Norte. Las esperanzas de los del “brillo de sol” de que el régimen en el norte podría apoyar su política de "transformación a través de la cooperación" parecían haber sido frustradas. Y la política de "brillo de sol" no recibió ningún apoyo de Washington.
Después del intermedio del impugnado Park Gyun-he, que optó por un curso de confrontación hacia el Norte, Moon asumió el poder en 2017[6] [1335]. Moon llegó al poder como un defensor a ultranza de la doctrina de "Brillo de sol" de diálogo y cooperación en lugar de confrontación con el Norte. Él estaba al parecer indignado por la nueva escalada entre Corea del Norte y EEUU. Al menos inicialmente puso en cuestión la decisión de Donald Trump (tomada al parecer sin consultar con el gobierno de Moon) para instalar el sistema norteamericano antimisiles THAAD en Corea del Sur, un paso que había sido planeado ya bajo Park Gyun-he, el presidente impugnado. En lugar de tomar el lado de Donald Trump en el actual conflicto, el gobierno de Seúl inicialmente pedía moderación de ambos lados. Sin embargo, después de las más recientes pruebas nucleares y amenazas, de pronto Moon pidió el despliegue de armas atómicas de EEUU y aceptó la instalación de nuevos sistemas de misiles como el THAAD en Corea del Sur. Además, el radio de los misiles de Corea del Sur (hasta ahora limitadas a una distancia de 800 km) y su capacidad de carga de 500 kg puede ser incrementada significativamente. Es demasiado pronto para concluir que todo esto significa un abandono irreversible de su política de “brillo de sol”, pero sin duda la pone en riesgo.
El papel clave de la clase obrera
En todos estos países la clase dominante intenta jalar a la clase obrera a un terreno nacionalista. Pero la clase obrera debe negarse a ser atraídos a la trampa. Es cierto, la combatividad y la conciencia de la clase obrera en Corea del Norte son difíciles de evaluar. Frente a la vigilancia diaria y el terror, cualquier resistencia tendría que ser masiva e inmediatamente enfrentaría al Estado y sus fuerzas armadas y al aparato policiaco. Esto parece poco probable en este momento. Por otra parte, los efectos de las sanciones de la ONU no estrangularán el régimen de Corea del Norte; pero desean golpear a la clase obrera por encima de todo. Cada vez que sus gobernantes saludan el éxito de las pruebas de misiles, los trabajadores y campesinos saben que nuevas sanciones están en el horizonte para los que tienen que pagar la factura. Y saben que sus gobernantes no se preocupan por el riesgo de hambre.
Más peso, por lo tanto, se encuentra sobre los hombros de la clase obrera en Corea del Sur y China. A pesar de que décadas de "campañas anticomunistas" han distorsionado la visión de muchos trabajadores sobre el comunismo, los trabajadores de Corea del Sur y China en las últimas décadas se han comprometido en muchas luchas militantes y masivas, lo que es una indicación de que no estarán dispuestos a sacrificarse en una guerra imperialista por sus explotadores. Y sea cual sea el nivel de resistencia en la clase trabajadora, para hacer frente a deriva guerrera resulta esencial que esté presente dentro de la clase una voz defendiendo el principio más antiguo y el lema de la clase obrera -"Los trabajadores no tienen patria". Por esta razón apoyamos el folleto internacionalista que escribieron los camaradas del grupo Coreano Perspectiva Comunista Internacional y que publicaremos.
Tenemos algunas críticas a esta declaración, en particular su enfoque sobre la instalación del THAAD, que podría dar lugar a la idea de que las campañas monotemáticas son el equivalente de la lucha de los trabajadores para defender sus intereses frente a las exigencias de la máquina guerrera. No es al hacer campaña contra este o aquel sistema de armas que la clase obrera puede desarrollar su conciencia. La tarea de los revolucionarios es exponer el estancamiento de todo el sistema, mientras participa en las luchas por las demandas de clase que pueden destrozar las ilusiones de la "unidad nacional" y desarrollar una verdadera solidaridad con los trabajadores de otros países. Sin embargo, diferentes puntos de vista deben debatirse entre internacionalistas y no deberían impedirles unirse para defender sus principios comunes. Podemos recordar que Lenin y Rosa Luxemburgo, tras el estallido de la guerra mundial, lucharon juntos contra el conflicto imperialista, pero debatieron acaloradamente sobre la cuestión nacional. Así sin reservas estamos en solidaridad con los camaradas del ICP y todos aquellos que luchan por un verdadero internacionalismo en esta región.
Corriente Comunista Internacional
18/09/2017
[1] [1336] Los trabajadores ganan entre 120-150 dólares al mes, trabajando como esclavos con sólo uno o dos días libres por mes.
[2] [1337] Ver "Tesis sobre la crisis económica y política en los países del este", https:// https://es.internationalism.org/revista-internacional/201208/3451/tesis-... [1338]
[3] [1339] La lista de los títulos de los líderes es interminable. Ver https://en.wikipedia.org/wiki/List_of_Kim_Jong-il%27s_titles [1340]
[4] [1341] El ministro de relaciones exteriores de EEUU, Powell y el primer ministro británico Blair, advirtieron que las armas nucleares ya estaban disponibles para Saddam Hussein; resultó que esto eran "falsas noticias" y un pretexto para la invasión de Irak en 2003.
[5] [1342] https://en.internationalism.org/internationalreview/2012/5305/november/international-review-special-issue-imperialism-far-east-past- [781]
[6] [1343] Las razones de la destitución de Park Gyun-he eran múltiples: por un lado, existía la lucha de poder entre los del "Brillo de sol" y los "confrontacionistas", y podemos suponer que este último jaló algunas de las cuerdas de la gran ola de protesta contra Park Gyun-he; al mismo tiempo la indignación en la población sobre el alto nivel de corrupción también contribuyó a su desaparición. En cualquier caso, todo esto se utilizó para dar lustre a la imagen de la democracia.
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El primero de octubre las masas llevadas por los catalanistas a la farsa del Referéndum han sido golpeadas brutalmente por la represión del gobierno español. Ambos bandos se han embozado en el manto de la democracia justificando con ella unos, la represión y otros, las votaciones. Los catalanistas se han presentado como víctimas de la represión para avanzar en su reclamación de independencia. El gobierno Rajoy ha justificado la barbarie represiva en nombre de la defensa de la constitución y los derechos democráticos de todos los españoles. Los partidos “equidistantes” (Podemos, el partido de Colau etc.) han proclamado la democracia como medio de echar a Rajoy y “encontrar una solución” al conflicto catalán.
Queremos denunciar esta trampa engendrada por las pugnas entre fracciones del Capital que llevan, por un lado, al engaño de un Referéndum amañado y, por otro, a la represión brutal del gobierno español. En ambos lados, es la clase obrera y todos los oprimidos quienes ponen las víctimas.
Todos presentan la democracia como el Bien Supremo. Sin embargo, quieren que olvidemos que detrás de la máscara democrática se oculta el Estado totalitario. Al igual que los regímenes militares o de partido único, el Estado democrático es la dictadura exclusiva y excluyente del Capital que impone en nombre del voto popular sus intereses y designios contra el interés de todos los explotados y oprimidos.
En la primera guerra mundial con sus 20 millones de muertos, todos los bandos justificaron la barbarie en nombre de la Democracia. En la segunda guerra mundial, si bien el bando Nazi derrotado se basaba en un régimen de terror que invocaba ideologías abiertamente reaccionarias como la “supremacía de la raza aria”, el bando vencedor -que incluía no solamente las potencias democráticas sino el régimen brutal de la URSS- se vistió de los ropajes democráticos para justificar su participación en la barbarie de 60 millones de muertos, que incluyó el uso directo de la bomba atómica en Hiroshima y Nagasaki.
Fue en nombre de la democracia como la República española logró enrolar a obreros y campesinos en la terrible matanza que significó la guerra civil de 1936 entre fracciones de la burguesía -republicanos y franquistas- que costó un millón de muertos.
En nombre de la democracia, utilizando el régimen de la Constitución de 1978, todos, franquistas modernizados y demócratas de toda la vida, nos impusieron la degradación imparable de nuestras condiciones de vida y de trabajo que nos ha llevado a la situación actual donde el trabajo fijo ha sido sustituido por la precariedad generalizada. En esa degradación han colaborado catalanistas y españolistas. ¡No olvidemos que fue el gobierno de Artur Mas quien en 2011-2012 fue pionero de los recortes en sanidad, educación, subsidios de desempleo etc., que luego generalizaría para toda España el gobierno de Rajoy!
Españolistas y catalanistas tienen sus manos manchadas con la represión de las luchas obreras. La democracia se estrenó en la España postfranquista con la muerte de 5 obreros en la huelga masiva de Vitoria en 1976. Durante el gobierno de Felipe González, hubo el asesinato de 3 obreros en las luchas de Gijón, Bilbao y Reinosa. El gobierno catalanista de Artur Más desencadenó una brutal represión contra las asambleas del 15 M causando cien heridos. Antes, en 1934, sus actuales socios de ERC organizaron una milicia -los Escamots- especializada en la tortura de militantes obreros.
Y todos se saltan a la torera sus propias reglas “democráticas” que dicen ser su Ideal. Lo hemos visto en el bando catalanista con su imposición mediante una chapuza parlamentaria del proceso hacia la independencia o con sus urnas “embarazadas”, rellenas hasta los topes de votos por el Sí.
En nombre de la Democracia se libra una guerra a muerte alrededor del otro pilar de la dominación capitalista: la Nación. La Nación no es la agrupación “fraternal” de todos los nacidos en la misma tierra, sino la finca privada del conjunto de capitalistas de un país que organizan a través del Estado la explotación y la opresión de todos sus súbditos.
Los aspirantes a una nueva “hacienda”, los independentistas catalanes, se presentan como víctimas de la barbarie de sus rivales y de que “Madrid nos roba” para movilizar en nombre de una “verdadera democracia” su carne de cañón.
Su “verdadera democracia” consiste en la exclusión de los que no comulgan con sus propósitos. El hostigamiento de aquellos que no van a votar, los carteles y los escraches de los no adeptos, el chantaje moral de aquellos que simplemente quieren mantener un espíritu crítico. En todas las zonas a su alcance han impuesto la dictadura de sus asociaciones “civiles” que, con las armas del insulto, la calumnia, el ostracismo, el acoso, el control, tratan de “homogeneizar” a la población en torno a “Catalunya”. De forma cada vez más descarada los grupos catalanistas despliegan métodos nazis y teorizan la “pureza” de la “raza catalana”.
Por su parte los demócratas españolistas no le andan a la zaga. El odio contra los catalanes, la maniobra del desplazamiento de sedes de grandes empresas fuera de Cataluña, las movilizaciones “espontáneas” en favor de las fuerzas represivas jaleadas con el bárbaro “A por ellos” que recuerda el “ETA mátalos” de los nacionalistas vascos, el llamamiento a colocar banderas rojigualdas en las ventanas, todo ello muestra el desencadenamiento de la fiera nacionalista españolista de triste recuerdo pues, con el franquismo, sirvió de palanca para imponer un régimen de terror.
Lo que ambos bandos comparten es la exclusión y la xenofobia, pues todos coinciden en el odio hacia el emigrante, el desprecio de trabajadores árabes, latinos y asiáticos., bajo los repugnantes eslóganes de “nos quitan lo nuestro”, “nos roban el trabajo”, “aumentan las colas en la Sanidad” etc., cuando es la crisis del capitalismo y la incapacidad de sus Estados, español o autonómico catalán, la que degrada las condiciones de todos y empujan a miles de jóvenes a una nueva oleada migratoria que recuerda la de los años 50-60.
En medio de este choque salvaje, los equidistantes de Podemos y Colau intentan hacernos creer que la Democracia con su “derecho a decidir” será el bálsamo que permitirá la negociación y una “salida civilizada”. En este concierto de ilusiones ha aparecido una iniciativa “Hablemos / Parlem”, que quiere aparcar las dos banderas -la rojigualda y la estelada- y llevar la “bandera blanca” del diálogo y la democracia.
El proletariado y con él todos los explotados no pueden hacerse ilusiones. El conflicto que ha brotado en Cataluña es de la misma calaña que los conflictos populistas que llevaron al Brexit o a la entronización de un loco irresponsable al frente de la primera potencia mundial: Trump. Es la expresión de la degeneración y descomposición de sistema capitalista que provoca una crisis no solo económica sino igualmente política en los diferentes Estados capitalistas.
El capitalismo actual presenta una apariencia de que “todo va bien”, de que “salimos de la crisis”, de que hay “progreso tecnológico” y dinamismo mundial. Pero por debajo de esta capa superficial deslumbrante lo que madura con cada vez mayor fuerza es la violencia de las contradicciones del capitalismo, la guerra imperialista, la destrucción del medio ambiente, la barbarie moral, las tendencias centrífugas del cada cual a la suya que se apoya -a la vez que retroalimentan- en la proliferación de visiones y acciones xenófobas, excluyentes y endogámicas.
Este volcán irrumpe una y otra vez con la situación en Extremo Oriente y el peligro de guerra entre Corea del Norte y USA, pero se manifiesta igualmente con el conflicto catalán. De forma aparentemente civilizada y democrática, en medio de “negociaciones” y “treguas”, se va degradando progresivamente y corre el riesgo de enquistarse y hacerse insoluble, lo que no puede sino acarrear tensiones cada vez más brutales. Si bien, hasta ahora no ha habido muertos, el peligro es cada vez mayor. Un clima social de fractura, choques violentos, intimidación, va arraigándose en toda la sociedad, no solo en Cataluña, sino en toda España. Va creciendo el número de personas que no pudiendo soportar la situación dejan amigos, hijos, trabajo...
Lo que vemos ante nuestros ojos es lo que, en 1915, ante la barbarie de la primera guerra mundial, describió la revolucionaria Rosa Luxemburgo de forma penetrante y profética: «Avergonzada, deshonrada, nadando en sangre y chorreando mugre: así vemos a la sociedad capitalista. No como la vemos siempre, desempeñando papeles de paz y rectitud, orden, filosofía, ética, sino como bestia vociferante, orgía de anarquía, vaho pestilente, devastadora de la cultura y la humanidad así se nos aparece en toda su horrorosa crudeza» (La crisis de la socialdemocracia, cap. I).
El peligro para el proletariado y para el futuro de la humanidad, es que quede atrapado en esa atmósfera irrespirable que se está generando en torno al embrollo catalán: sus sentimientos, aspiraciones y pensamientos, ya no gravitarían alrededor de qué futuro para la humanidad, qué respuesta a la precariedad y a los sueldos de miseria, qué salida frente a la degradación general de las condiciones de vida; al contrario, estaría polarizado en elegir entre España y Cataluña, en la constitución, el derecho a decidir, la nación…, es decir, los factores que han contribuido a la situación actual y amenazan con llevarla al paroxismo.
Somos conscientes de la situación de debilidad por la que hoy atraviesa el proletariado, sin embargo, eso no puede impedirnos reconocer que solamente de su lucha autónoma como clase puede emerger una solución. La contribución a esa orientación requiere oponerse hoy a la movilización democrática, a la elección entre España y Cataluña, al terreno nacional. La lucha del proletariado y el futuro de la humanidad solo pueden dirimirse fuera y contra de esos terrenos podridos llamados Democracia y Nación.
Corriente Comunista Internacional 9 octubre 2017
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Durante el mes de septiembre de este año, dos grandes huracanes entraron al territorio de México causando destrozos en la zona costera del sureste, afectando principalmente las áreas más pauperizadas de los estados de Oaxaca y Chiapas. La situación de la población de esa misma zona, principalmente de Oaxaca, se agravó por la cadena de sismos que inician el 7 de septiembre. Desde ese día decenas de viviendas se colapsan y miles más quedan afectadas, siendo lo más grave la pérdida de vida de una treintena de personas. Esos acontecimientos son aprovechados por el gobierno para lanzar hipócritas lamentaciones en sus discursos que acompañan de promesas y la distribución de algunos alimentos y cobertores, lo que permite a los personeros del Estado (y a sus familias) sean filmados y fotografiados por la prensa, para luego ser reproducidos con morbosidad en periódicos y noticieros de TV, tal como si se tratara de un evento de celebración. El presidente Peña Nieto aprovecha la oportunidad para exaltar el patriotismo y hacer campaña a favor de su partido, el PRI; con este fin visita Chiapas el 16 de septiembre para hacer primero el “grito de independencia” en ese estado antes que en el Zócalo como muestra de “solidaridad” con los afectados por el terremoto.
La frivolidad y la hipocresía de la burguesía crecía conforme pasaban los días, casi en la misma proporción en que crecían las penurias de los trabajadores, campesinos y artesanos habitantes de las zonas rurales y semi-rurales de Oaxaca y Chiapas que vieron quebrarse los muros de sus casas y morir a sus familiares, cuando la fuerza de un nuevo terremoto se deja sentir el 19 de septiembre. Esta vez el movimiento de las placas continentales afectaba principalmente a los estados de la zona central: Puebla, Morelos y la Ciudad de México. La fuerza de la naturaleza golpeaba ahora a urbes con mayor densidad poblacional, multiplicándose por ello los destrozos de casas y edificios, así como en el número de vidas perdidas (la macabra contabilidad expuesta por las cifras oficiales presentadas cuando se redactaba este artículo, indica que el número de muertos asciende a 360, sin embargo, hay una cantidad de cuerpos que seguirán encontrándose en los siguientes días y algunos otros decesos no serán registrados, por lo que quedarán para sus familias como “desaparecidos”).
Los sismos hicieron notar, sin duda, la fuerza de la naturaleza, pero permitieron también verificar que al capitalismo no le interesa la vida humana, por más que los discursos de los voceros de los Estado destilen frases hipócritas de congoja por la desgracia que se vive, no buscan sino utilizar el dolor para afianzar el poder del Estado, imponiendo la idea de que este es la única fuerza con que cuentan la sociedad para asegurar su protección… el sismo ha puesto al desnudo que la ganancia es lo que mueve a este sistema.
La catástrofe natural tiene raíces sociales
Pareciera que es un asunto normal que la exposición de la fuerza de la naturaleza genere destrozos y muertes; que terremotos y huracanes cambien el entorno geográfico, como ha sucedido desde la formación de los mares y continentes. Es cierto que no es posible evitar o controlar las manifestaciones explosivas de la naturaleza, pero lo que la ciencia y la tecnología aplicada pueden hacer ya, es crear las condiciones para prevenir y limitar los efectos desastrosos. El mismo desarrollo de las fuerzas productivas, impulsadas por el capitalismo, ha permitido la creación de sistemas preventivos, sin embargo, son medidas usadas solo para proteger las construcciones de la burguesía, pero ni los Estados ni los capitalistas individuales están dispuestos a financiarlas con el fin de generalizar su aplicación. Como en 1990 lo exponíamos en las Tesis sobre la descomposición: “[ante] los efectos cada día más devastadores, en lo humano, social y económico, de las catástrofes ‘naturales’ (…), los hombres parecen estar cada día más desarmados, a la vez que la tecnología no para de progresar…”[1]
En ese mismo sentido, las catástrofes naturales encuentran un espacio adecuado para su concreción en las áreas pobladas que no cuentan con las prevenciones necesarias. La creciente miseria que el sistema impone a enormes masas de asalariados y demás explotados, los obliga a habitar en lugares de inestabilidad geográfica (cercanía de ríos, laderas o áreas de ciudades colocadas sobre fracturas sensibles). Las habitaciones que se levantan en estos lugares no pueden ser sino frágiles y expuestas a la fuerza de la naturaleza. Pero lo más siniestro del capitalismo es que estas “zonas peligrosas” se extienden cada vez más porque el mismo capital, en su empeño por proteger la ganancia, limita los gastos para los servicios urbanos y de mantenimiento de la infraestructura pública, ampliando la desprotección ante la naturaleza y haciendo de amplias regiones verdaderas trampas para la vida humana. Ejemplos claros que confirman esto que decimos, son los hechos vividos por los habitantes de New Orleans (EUA) en 2005 por efecto del huracán Katrina, o por los acontecimientos recientes sufridos por los habitantes de Texas o de Puerto Rico.
En regiones como México (y en particular su capital) hay una tendencia a que ocurran fuertes movimientos de tierra porque se levanta sobre una zona sísmica. Esto es sabido por científicos, pero también por los habitantes que han sufrido grandes sismos a lo largo de los años. El de 1985 en México fue particularmente fuerte y demoledor, destrozando la ciudad y cobrando más de 10 mil vidas. Esa circunstancia obligó al mismo Estado a establecer las mínimas medidas preventivas, definidas en modificar los reglamentos de construcción y el apuntalamiento de algunos edificios. Estas medidas a pesar de ser tan limitadas son consideradas por la burguesía como “cargas costosas”, por lo que busca de forma sistemática esquivarlas, violando sus propias reglamentaciones. En esta práctica participan en complicidad capitalistas especuladores de la tierra, constructores, expertos en bajar los costos mediante el uso de materiales endebles y de técnicas “ahorradoras” y por supuesto el Estado, que, alimentado por la corrupción, avala y deja pasar esos proyectos arquitectónicos. Nada les importa las vidas que se perderán por esas construcciones si aseguran un beneficio pecuniario. Para el capitalismo la vida humana nada importa, la misma producción y la generación de la ganancia se sustenta en la explotación, lo que significa el consumo de la vida del trabajador. Por esta razón, en el capitalismo, la vida de un trabajador tiene una importancia menor que la máquina con la que labora. Un ejemplo que confirma de forma cruda esta afirmación se presentó en el sismo de 1985: en el barrio de san Antonio Abad se sucedieron una serie de derrumbes de fábricas de costura, por lo que decenas de obreras quedaron bajo los escombros, los gritos de auxilio de algunas de ellas se escuchaban, ante lo cual los trabajadores sobrevivientes y vecinos del lugar quisieron intervenir en el rescate, sin embargo el ejército se apresuró a colocar vallas para impedir el paso y asegurar la protección de las cajas fuertes y la maquinaria antes que las vidas de esos trabajadores.
La solidaridad se extiende a pesar del sabotaje del Estado
A diferencia de 1985, esta vez el Estado se ha cuidado de no actuar tan descarada y brutalmente en la contención de la solidaridad. Su actuación ha sido más sutil y sobre todo ha desarrollado una campaña publicitaria sobredimensionando el actuar de las fuerzas militares y escondiendo que sus órdenes eran de finalizar rápidamente con la imagen de desastre y así impedir, diluir o controlar la solidaridad.
Mientras la burguesía y miembros del Estado hacían discursos “lamentándose” por la desgracia provocada por el sismo del 7 de septiembre en Oaxaca y Chiapas, y de forma frívola se presentaban como sufridos y preocupados benefactores (como lo hizo la esposa del gobernador de Chiapas, posando y filmándose para luego subirlo a sus “redes sociales”), ya había grupos de la sociedad organizando la ayuda para esos pobladores. Cuando se presenta el terremoto del 19 de septiembre son miles de brazos de jóvenes (principalmente) los que se aprestan a mover escombros, a organizar el tráfico urbano, a hacer colectas y a transmitir información, mediante Twitter y WhatsApp, sobre las necesidades de instrumentos de trabajo en las zonas de derrumbe, pero también esos mismos medios electrónicos sirvieron para denunciar el bloqueo que militares y marinos de forma continua hacían para eliminar o limitar la fuerza de la solidaridad espontánea. Es cierto que muchos rumores, especulaciones y argumentos no verificados también se expusieron sobre estas redes electrónicas, aunque hacen notar gran irresponsabilidad (y en los hechos un sabotaje al trabajo solidario), se explica un poco su existencia por la desconfianza generalizada al Estado.
Con una gran fuerza se ha expresado la solidaridad y aunque no ha tenido una articulación organizada ni ha logrado romper la condición de ciudadanos que el mismo Estado difunde para impedir el surgimiento de una fuerza solidaria con carácter proletario, ha logrado asegurar un apoyo inmediato a los sectores más afectados. Hay que resaltar que el Estado (mediante sus instituciones militares, de gobierno o empresariales) se empeñó (y sigue empeñado en este momento) en inyectar el veneno nacionalista y así transformar, mediante la imposición de cantos, símbolos y campañas publicitarias, a toda esa fuerza solidaria en un fuerza domada y sumida en el patriotismo.
No obstante, la lección que hay que resaltar es que la fuerza solidaria logró un tejido tan fuerte que incluso pudo parar los planes de los soldados y marinos de usar maquinaria pesada para remover escombros, aún antes de las 72 horas, lo que implicaba abandonar precipitadamente la búsqueda de personas atrapadas con vida. Es una lección que debe ser recuperada y alimentada con elementos reflexivos que permitan reconocer el trasfondo de las campañas nacionalistas y de la falsa solidaridad que promueve el Estado para desnaturalizar las expresiones espontáneas.
Las lágrimas de cocodrilo de la burguesía
En desastres como el que se ha desatado por efecto de los sismos en México, tienen siempre una afectación mayoritaria en la vida de los trabajadores y sus familias. Como hemos expuesto, el desplome de edificios no es por un simple efecto de la naturaleza o por accidentes fortuitos. No resulta raro que la masa mayor de víctimas se haya concentrado en construcciones utilizadas como oficinas, escuelas y fábricas, en los que se hace notorio que hubo un descarado uso de trampas y corrupción para hacer pasar como seguro a un inmueble inadecuado, o bien contar con un hacinamiento tal que impedía definir espacios y condiciones que posibilitara un ordenado desalojo.
Los muertos y heridos como siempre los han aportado los trabajadores y demás explotados, pero la burguesía no desaprovecha la ocasión para intentar sacar provecho presentándose hipócritamente como consternada por los hechos. El propio Trump, que ha declarado su odio contra los mexicanos y ha afirmado: “México no es nuestro amigo…”, ahora cambia el tono y con una gran hipocresía lanza bendiciones: “Que dios bendiga a la gente de México…”
Pero más hipócrita resultan las condolencias de los gobernantes, altos burócratas del Estado y las campañas de recaudación de donaciones que realizan los capitalistas, cuando son ellos los responsables directos de la mayor penuria de la humanidad: la explotación y la miseria. Se evidencia aún más la hipocresía de la burguesía cuando luego de simular preocupación por la suerte por los afectados por los derrumbes, ahora obligan a los trabajadores a retornar a sus actividades en edificios que han quedado dañados. Los trabajadores del hospital la Raza, que es uno de los mayores centros de salud del país, controlado por el gobierno, han paralizado sus actividades en algunas áreas (durante los 10 días que siguieron al sismo) intentando que se revise el edificio, se tomen medidas de seguridad y se evite una tragedia de presentarse nuevamente un movimiento de la tierra. El Estado en una alianza clara con la estructura sindical ha minimizado los daños y de forma sutil presiona día con día para que retornen a las labores. Y como ese caso hay otros hospitales y edificios que ocupan oficinas gubernamentales y privadas que están dañados, pero se ha declarado ya la “vuelta a la normalidad”, lo que significa volver al trabajo en condiciones de riesgo mayor.
El llamado a olvidar la tragedia y dejar en manos de los capitalistas y su Estado la “reconstrucción”, es otro intento por hacer olvidar que son ellos los responsables de las pérdidas de vidas y viviendas, pero además al llamar a otorgarles la confianza para que ahora sean ellos los que organicen y distribuyan las recaudaciones concentradas de productos y dinero, significa abrir un nuevo negocio. La corrupción que ha estado presente en la vida de la burguesía, toma hoy tal magnitud, que no se detiene en encubrir o actuar con sutileza, para hacer a partir de esta tragedia grandes negocios. A partir de estos manejos descaradamente corruptos pretenden, en el corto plazo, apropiarse de recursos, recuperar beneficios fiscales, cerrar acuerdos con los banqueros, instrumentar créditos que les aseguren intereses y luego esperar que en un plazo más amplio se alcance la insolvencia y se amplié el despojo de propiedades y se alimente la especulación con las tierras urbanas…
Los partidos de la burguesía también buscan sacar tajada de la situación de desgracia que vive la población, al presentarse como desinteresados “donadores” de una proporción de los ingresos que reciben como pago por ser parte de la estructura de dominio estatal, todo eso lo hacen con el fin de limitar el gran desprestigio que cargan, e inician así, aprovechando la tragedia, la campaña presidencial de 2018 y sobre todo el reforzamiento de la campaña que presenta a la democracia como el único camino.
El capitalismo no tiene preocupación por la vida humana, por eso la ciencia y tecnología está muy alejada de ser aplicada en defensa del hombre. La solidaridad que logró surgir espontáneamente para enfrentar la destrucción originada por el sismo fue importante pero solo fue una pequeña expresión de la fuerza que puede generar y que puede potenciarse cuando tiene objetivos claros, proletarios, para enfrentar al capital.
Estas movilizaciones sociales cargadas de solidaridad, llaman a reflexionar sobre la fuerza que las masas pueden imponer y la necesidad histórica que existe de construir una verdadera comunidad humana, sustentada sobre la solidaridad, en la que la ciencia permita mejorar la vida del hombre. Hoy sin duda el capitalismo es el mayor peligro que enfrenta la humanidad.
Revolución Mundial / 1-octubre-2017
[1] "TESIS SOBRE LA DESCOMPOSICION [13]".
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Es necesario para el análisis de las recientes luchas obreras en este territorio, enmarcarlo dentro de la situación económica y política que hoy atraviesa Latinoamérica, dentro del Capitalismo mundial y del proceso de la Descomposición del mismo. En el plano económico, las clarinadas de victoria lanzadas por las burguesías de los países centrales y que anunciaban el "fin de la crisis" había entusiasmado a sus pares de la periferia. Pero la realidad les ha dado con un portazo en la cara y las aparentes perspectivas positivas de crecimiento han tenido que revisarse a la baja según las propias proyecciones del FMI. El crecimiento es, hasta en las economías "modelo" en América Latina, apenas de un digito, cuando no negativo. En el marco político, asistimos a un viraje, a un retorno al poder de las facciones de derecha y "neoliberales" de la burguesia (Macri, Temer, Kuscinsky o el propio Moreno en Ecuador) en desmedro de la izquierda del capital, cuyos gobiernos se reducen ahora a Maduro y Morales. Este retorno, por cierto, ha venido acompañado por una nueva ola de ataques a las condiciones de vida de la clase obrera: congelamiento de salarios, reformas laborales, recortes de pensiones entre otros ataques. La respuesta de los trabajadores han sido una serie de huelgas y movilizaciones en Brasil, Argentina, Colombia y Perú protagonizadas principalmente por los trabajadores del sector de servicios tales como los maestros, empleados públicos, médicos, enfermeras. Estas luchas se han caracterizado por:
1) un férreo control sindical; y
2) los desbordes sin perspectivas.
En el primer caso, los sindicatos peronista-kishneristas (CTA, CGT, Suteba) se cuidaron muy bien de seguir la larga huelga de los maestros y ponerse a la cabeza para manejarla mejor. Lo mismo puede decirse de los maestros en el Perú con la huelga dirigida por los "Comités de los SUTE regionales" manejados por dirigentes maoístas y otros sectores izquierdistas(a la que se subieron por un rato los estalinistas de la CGTP-CUT) y que ahora pugnan por su reconocimiento por el Estado como el "auténtico sindicato" de los maestros del Perú.
En el segundo caso, las 3 huelgas generales en Brasil vieron una inmensa masa movilizada, sobre todo en Brasilia y Rio de Janeiro. En estas irrumpieron los anarquistas del "Black Block" quemando edificios estatales y bancos. En ambas situaciones la politización, la autorganizaciòn o la formación de asambleas de reflexión y abiertas a los demás sectores de la clase brillaron por su ausencia. Sin embargo, algunos atisbos de ruptura con la disciplina sindical se manifestaron, por ejemplo, en la huelga de los Médicos en Lima cuando varias bases se manifestaron en contra de levantar el paro luego de los acuerdos entre el sindicato y la ministra de salud. Por supuesto todo lo mencionado queda como tarea pendiente para nuestra clase en esta parte del planeta.
Debemos mencionar también que las permanentes tensiones que existe entre la burguesia fujimorista como facción de la oposición del gobierno de PPK, han intervenido en estas huelgas manipulando y utilizando a las dirigentes de los maestros en huelga para sus intereses políticos -Generando desestabilidad política y gubernamental-mostrando al actual gobierno como inútil e incapaz, complicando la intervención de la burguesia de turno en el gobierno y demostrando total desprecio por las luchas y reclamos de los maestros.
Esta disputa permanente por el poder y control político del Estado Burgués en el Perú entre las oposiciones Partidarias Burguesas y la Burguesia sentada en el poder (Fujimoristas-PPKcausas), se revuelca en el caos y en los conflictos de intereses permanentes acentúandose cada vez más y revelando con más claridad el verdadero rostro de estos parásitos sociales que chupan la sangre a la clase trabajadora y al conjunto de la sociedad. Llámense Apristas, Fujimoristas, PPKcausas o lo que sea, estas sabandijas solo están involucrados en sus propias luchas por sus intereses de clase, esto adornado con un alto nivel de corrupción involucra a cada político conocido y desconocido de la clase política Peruana y de muchas otras partes de esta región. En otras palabras, esta crisis de gobernabilidad, debilidad del Estado y caos político permanente es una muestra del desarrollo de la descomposición social en este País, que pone de relieve la incapacidad y las dificultades de la Burguesía peruana en realizar sus propias tareas como clase explotadora, hundiendo gradualmente a la clase trabajadora y al conjunto de la sociedad[1].
HUELGAS EN EL PERU.
Como decíamos, desde el gobierno de Kucsinsky (PPKcausas) se presumía de los avances económicos mostrando proyecciones optimistas, pero la verdad es que el desempleo sigue en aumento y la precariedad laboral también. Mientras hablan de un estimado de crecimiento del 2.5% para fines del año (cuando la proyección era más de 4%) la inflación se devora los salarios de los trabajadores, lo que los exegetas de la sacrosanta economía le achacan al fenómeno del niño costero, el escándalo de corrupción Odebrecht o la reforma tributaria. Sea cual sea la razón los trabajadores se llevan siempre la peor parte en medio de esta situación. Los precios de productos básicos de primera necesidad en los mercados se disparan de manera criminal (por las presiones de la ley de la oferta y la demanda y la ganancia) mientras los trabajadores tienen que hacer malabares con el magro salario recibido a fin de mes. Y la bomba estalló en junio con la movilización de los obreros mineros brutalmente reprimidos por los perros policiales. A ello se sumó la contundente huelga de los médicos seguido de las enfermeras y obstetras de los hospitales públicos. Finalmente, poco a poco, se plegaron los maestros, desafiando a los dirigentes del CEN-SUTEP que ya estaban conciliando con la Ministra de Educación, como es su costumbre.
La ley magisterial, impuesta bestialmente por el gobierno del "izquierdista" O. Humala (con la complicidad del SUTEP en 2012) es un mecanismo de hostigamiento a los maestros; plantea evaluaciones a los maestros con la finalidad de expulsarlos, sin mayor contemplación. No considera los años de carrera, de servicio público, de estudios[2]. Este sector de la clase obrera en el Perú, siempre han sido de los mas relegados y despreciados por todos los gobiernos de turno; siempre mal pagados y maltratados por su tradición contestataria a los gobiernos de turno. Existe un interés de la burguesia de mantener siempre el status, siempre bajo los niveles de la educación estatal, un sistema educativo perfectamente aceitado para la formación ideológica de los átomos burgueses(los ciudadanos) y además para facilitar la gestión de ese servicio a los intereses privados del negocio. La imposición de esta ley es un ataque más a las condiciones de vida de los trabajadores, llevándolos cada vez más al abismo de la miseria y la precariedad.
Cuando la huelga se generalizó a casi todo el país, el Ministerio de Educación empezó a aplicar sanciones y descuentos a todos los maestros en huelga que no quieran regresar a clases, esto como una medida terrorista que buscaba que los desertasen de la huelga. Entonces tras los balazos, los gases, los garrotes y un sin número de humillaciones, la huelga continuó y es más se fortaleció.
El periodismo terrorista y mercenario una vez más contra los trabajadores:
Todos los medios de comunicación con sus ejércitos de periodistas bien pagados por sus amos se lanzaron a una brutal campaña de desprestigio contra las luchas de los médicos y maestros amalgamándolos con grupos senderistas infiltrados, (los maoístas de Movadef o Pukallacta) etc. La prensa se ha encargado de montar toda una campaña contra los maestros más activos.
El Estado y los medios de comunicación vienen haciendo una fuerte campaña para hacer ver fantasmas o revivir muertos (diciendo que SL o MRTA[3] siguen operando); esta campaña de pánico, terror y zozobra entre la población creada por los medios de comunicación y el Estado es un psicosocial que intenta desmovilizar a la clase trabajadora.
Nos hablan de un Movadef, como el nuevo rostro legal del grupo terrorista Sendero Luminoso, supuesto grupo activo que pretende continuar con la violencia vivida en los 80’s. Mentiras que son derramadas a diario, por el organismo terrorista más antiguo de la historia: el Estado. Los canales de televisión y la prensa en general-programas como Panorama, Cuarto Poder y otros de la misma calaña -se han dedicado a desprestigiar a los maestros que luchan en las calles, tratando a los trabajadores del aula como "terroristas", "intransigentes" o "radicales" y por ello muchos reporteros y camarógrafos fueron rechazados o sacados a golpes por los maestros que se movilizaban por las calles de Lima.
El sindicalismo y los sindicatos, se denuncian solos:
Los sindicatos jugaron a dividir por sectores a los trabajadores en lucha, como siempre: las diversas huelgas que se suscitaron en todo el país jamás fueron coordinadas, no existieron consignas de UNIDAD DE CLASE, cada gremio marchó por su lado, enarbolando y negociando con sus propios pliegos (médicos, maestros, mineros, enfermeras, obstetras, judiciales), en un total autodesconocimiento de que formamos una sola clase con intereses opuestos al Capital y su Estado.
En la huelga magisterial se pudo observar esa miseria a la que nos tienen acostumbrados los sindicatos, sean de la forma o color que sean, siempre llevan a la clase obrera a callejones sin salida en sus luchas, anulando su capacidad de pensar y organizarse, a bloquear su proceso de desarrollar una conciencia política de clase, a fin que las luchas tomen un cariz consciente y de masas. En la reciente huelga magisterial se ha podido ver las habituales traiciones a la clase obrera, que comete siempre el sindicalismo y sus dirigentes .Por ejemplo mientras que algunos líderes sindicales se sentaban con los congresistas para que fuesen mediadores de las negociaciones con la Ministra para llegar a un un "acuerdo para levantar la huelga", a esa misma hora el ministro de la represión ordenaba a los perros policiales apalear a los trabajadores en la Av. Abancay.
Pese a todo la solidaridad estuvo presente en estas luchas:
En medio de los diferentes ataques (del Estado, la prensa y los sindicatos) que sufren los maestros en medio de sus luchas, en más de 70 días se ha podido presenciar muestras de solidaridad de parte de muchos sectores de la población como grupos amplios de padres y madres de familia, estudiantes, trabajadores de otros gremios, que se sumaron a las concentraciones, marchas de protestas que se realizaron en Lima capital, así como en distintas provincias del país. La huelga ha sido a nivel nacional y fue asumido por la mayoría de maestros con la finalidad de desarrollar una huelga general. Muchos colegiales, estudiantes universitarios y algunos trabajadores que a título individual se han solidarizado y apoyado las marchas de protesta de los maestros.
Algunos elementos de diversos gremios y de la población en general se han desplazado al local de Fonavi ubicado en el centro de Lima, para hacer llegar alimentos no perecibles a maestros que han venido de algunas provincias junto a sus familias para participar de las jornadas de huelga y marchas de protesta realizadas en la ciudad capital, muchos de ellos siguen en Lima apoyando la huelga nacional.
Aunque estas muestras mínimas de solidaridad manifestadas en medio de esta lucha demuestran aun debilidad en la clase trabajadora, esto no quiere decir que haya perdido del todo el sentido por la vida como lo demuestra en esos momentos en el calor de sus luchas además tiene mucho por dar en sus próximos combates contra su enemigo histórico. Esta solidaridad que ha sido impulsada por su moral, fue espontanea, y no fue una solidaridad de clase propiamente, porque aun no puede autoreconocerse como clase, esto debido a los bajos niveles de conciencia política en la que aun se encuentra, a nivel mundial. Hay que reconocer, sin embargo, que en estas recientes huelgas hemos visto mucho rechazo, descontento y combatividad por parte de los trabajadores.
Pero como revolucionarios no podemos cerrar los ojos ante las debilidades que aún aquejan a la clase obrera. En la CCI estamos muy claros que:"El Manifiesto Comunista recuerda que el verdadero resultado de las luchas no es el éxito inmediato sino la unión cada vez más extensa de los obreros. La principal adquisición de la huelga es LA UNIDAD, LA CONCIENCIA, LA CAPACIDAD DE INICIATIVA Y DE ORGANIZACIÓN, LA SOLIDARIDAD..." [4]
Cuál es la perspectiva de las luchas presentes y futuras del Proletariado:
Existe una perspectiva diferente ante el actual escenario social de explotación de la clase obrera por el capitalismo. La respuesta es el proyecto histórico revolucionario de la que es portadora la clase trabajadora totalmente opuesta a la barbarie y explotación ocasionada por este sistema social inhumano. La situación presenciada en las luchas de los maestros y la de los otros gremios, solo nos demuestran que el proletariado debe reencontrarse consigo mismo y retomar sus instrumentos históricos de lucha (El apetito por la teoría, la solidaridad y confianza en sus fuerzas, la huelga de masas, la capacidad de extender sus luchas a nivel internacional, la generación de asambleas, etc.), en otras palabras que el proletariado marche hacia su conciencia y su reconexión con su vida y su perspectiva histórica, mediante la maduración de clase, una visión diferente de la vida ante la actual barbarie del capitalismo. En esa tarea nos inscribimos.
Internacionalismo –sección en Perú de la Corriente Comunista Internacional
Setiembre 2017
[1] Ver nuestras "TESIS SOBRE LA DESCOMPOSICION [13]".
[2] Un ataque de similares características tuvo lugar en México. Ver La evaluación universal en México: se agudiza la explotación sobre los maestros, https://es.internationalism.org/revolucion-mundial/201201/3297/la-evaluacion-universal-en-mexico-se-agudiza-la-explotacion-sobre-los [1348]
[3] Grupos terroristas, respectivamente nombrados Sendero Luminoso y Movimiento Revolucionario Tupac Amaru.
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Es muy importante clarificar qué es realmente el comunismo. Alberto Garzón, coordinador general de Izquierda Unida y dirigente del Partido Comunista de España, se está dedicando a conmemorar el centenario de la revolución de 1917 con charlas donde explicaría qué es ser comunista hoy. En una entrevista a El Diario, Alberto Garzón explica el contenido de estas exposiciones[1] [1328]
El Partido Comunista de España -como cualquier otro partido comunista del mundo[2] [1329]- es un defensor incondicional de la explotación capitalista. Sin embargo, esta defensa no la hace utilizando los argumentos típicos de la derecha o del populismo (la “libertad”, el “orden”, la “iniciativa privada”, el “valor de la competencia”, el “sálvese quien pueda”, “nos quitan lo nuestro”), sino otros que parecen colocarse en un terreno de “rebeldía”, de “cambio social”, de “lucha contra la injusticia”, de “solidaridad”.
Necesitamos pues examinar con rigor los argumentos de estos “paladines del comunismo”, su visión de en qué consistiría “ser comunista hoy”.
Según Garzón, el comunismo “es un movimiento político y social formado por mucha gente heterogénea que comparte esa sensibilidad y que, en la práctica, se actúa para transformar la realidad o intentar transformar esa realidad en un mundo más justo”.
Aquí hay dos golpes bajos al comunismo. Primero, su objetivo sería “hacer un mundo más justo”. “Hacer un mundo más justo” es algo tan vago que, según esa lógica, desde el Papa Francisco hasta el dueño de Facebook, Marck Zuckenberg, pasando por el millonario Amancio Ortega, todos serían “comunistas”, pues todos ellos han proclamado su deseo de hacer el mundo más justo.
Pero, ahondemos un poco más, ¿qué es la justicia? Según los códigos de esta sociedad, justicia es que te desalojen de la vivienda si no eres capaz de pagar la hipoteca o el alquiler; justicia es que te tiren de un trabajo porque la empresa tiene pérdidas; justicia es que te paguen un salario de miseria.
Con las leyes en la mano, con los usos y costumbres que generan las relaciones capitalistas de producción, todo eso es JUSTO. ¿Qué te veas obligado a dormir en la calle por no poder pagar los plazos de la hipoteca o el alquiler? Pues tú te lo habrías buscado al firmar un contrato legal y legítimo. ¿Qué tu salario no te permite llegar a fin de mes o apenas da para que tus hijos coman una vez al día? ¡No te quejes! ¡son las reglas de la oferta y la demanda!
El criterio de justicia que emplea el “comunista” Garzón, en comandita con el Papa o Zuckenberg, no permite comprender la inhumanidad y la barbarie que encierra el capitalismo, la terrible “injusticia” que se esconde detrás de todo el edificio de sus relaciones de producción y de las leyes que dictaminan como lo más justo y normal del mundo. En el trabajo asalariado y en la plusvalía que el capital saca a los obreros está la raíz misma de la pobreza de la inmensa mayoría y la riqueza de una pequeña minoría. Cada obrero produce por valor de, por ejemplo, 10000 € al mes y, sin embargo, recibe 600, 800, como máximo 1000 €, es decir, que con la justicia en la mano el Capital le roba 9000 € de su producción[3] [1331].
Garzón nos pide que luchemos por algo tan reaccionario y engañoso que sería la Justicia, la cual santifica y legitima el trabajo asalariado, la plusvalía, la acumulación de capital, el intercambio mercantil, es decir, todo lo que está produciendo la miseria, el desempleo, la guerra, la barbarie, la destrucción medioambiental… No, la lucha hay que llevarla por una sociedad donde desaparezca la explotación del hombre por el hombre, la división en clases sociales, el Estado y las fronteras nacionales. Solamente con esa perspectiva nos podremos liberar. No es una lucha por la “justicia social” sino una lucha por la creación de una nueva sociedad.
El segundo golpe es aún más grave. El “movimiento comunista” que nos presenta Garzón estaría formado por “mucha gente heterogénea”, ocultando que el comunismo es el movimiento del proletariado, la clase revolucionaria del capitalismo. El comunismo no es la obra de líderes o de gentes heterogéneas de buena voluntad, es la obra del proletariado, LA EMANCIPACION DE LOS TRABAJADORES SOLO SERA OBRA DE LOS TRABAJADORES, fue el axioma de la Primera Internacional[4] [1333]. El proletariado es un crisol de individuos de todas las edades, orígenes, razas etc., pero no es “heterogéneo” sino que está unido por el sufrimiento de la explotación asalariada y por ser el productor asociado mundial de la mayoría de riquezas sociales. Los proletarios de todos los países tienen un MISMO INTERES: luchar contra la explotación capitalista en la perspectiva de abolirla.
Garzón va más lejos en la negación del proletariado. Según él, “La historia (…) puso en entredicho los planteamientos de Marx. La clase obrera entendida como el proletariado, que hoy identificaríamos con el mono azul, no es mayoritaria. Y lo que hay es una diversificación que hace que incluso surjan estratos, que hemos venido a llamar clase media, creo que, por error, pero en cualquier caso aquí nos sirve para entendernos, que no tienen los mismos intereses que la clase obrera”.
El análisis de Marx jamás ha reducido la clase obrera a los trabajadores de mono azul. La composición y forma social de la clase obrera ha variado a lo largo de la historia. En los tiempos de Marx existía una parte importante de la clase obrera ligada aún a la producción artesana, los trabajadores más de vanguardia no eran los de fábricas y manufacturas sino más bien de gremios como la imprenta, los sastres etc. En el periodo que va de fines del siglo XIX hasta los años 70 del siglo XX, la vanguardia de la clase obrera la ocupan los trabajadores de las grandes fábricas. Sin embargo, desde los años 80 se producen cambios significativos, junto a grandes centros de producción se desarrollan otras concentraciones gigantes de sanidad, educación, investigación, informática, finanzas etc. Al lado de ellas existe una enorme constelación de pequeños lugares de trabajo con servicios, talleres, transportes, logística…, finalmente, se genera una masa de trabajadores que lo hacen individualmente en vehículos de todo tipo o delante de un ordenador (teletrabajo).
Es decir, la clase obrera ha cambiado notablemente de composición y estructura, se le han incorporado nuevas capas que antes no formaban parte de ella y, si bien -salvo países como China o Alemania- ya no se concentra mayoritariamente en grandes fábricas, se haya distribuida en grandes redes de producción, servicios, logística, transporte…, que cubren numerosas ciudades de la gran mayoría de países industrializados.
La precariedad y el aislamiento dominan; igualmente, muchos obreros tienen título universitario y varios idiomas, las mujeres se han incorporado masivamente a los puestos de trabajo. Estos cambios configuran otra piel de la clase obrera. Sicológica y sociológicamente hablando, muchos, quizá la mayoría, de los obreros no se consideran clase obrera, sino que quizá se sientan “clase media”, “los de abajo”, “ciudadanos de a pie” etc.
Todos esos clichés falsifican la realidad profunda de lo que es la clase obrera y la evidencia, en contra de las falsificaciones de Garzón, de que es mayoritaria en la sociedad. Esa masa de mujeres y hombres, precarizada, con una elevada cultura, sin domicilio fijo ni país definitivo de residencia, con varios idiomas y una relación cosmopolita, que trabaja en una cadena de producción mundial, es la que puede identificarse con “una clase radicalmente esclavizada, una clase de la sociedad burguesa que no es una clase de la sociedad burguesa, un estado social que es la desaparición de todos los estados sociales; una esfera que obtiene de sus sufrimientos universales un carácter universal y no alega ningún derecho especial porque ella no padece una injusticia social, sino la injusticia en sí, que no puede ya apelar a un pretexto histórico sino a un pretexto humano; una esfera, finalmente, que no se puede emancipar sin emanciparse de todas las demás esferas de la sociedad y sin emanciparlas a su vez; significa, en una palabra, que el total aniquilamiento del hombre sólo puede rehacerse con la completa rehabilitación del hombre. Ese estado especial en el cual la sociedad va a disolverse es el proletariado” [5] [1334]
Pero, Garzón va aún más lejos en el ataque a la clase obrera, la única que, por su acción común a escala mundial, puede llevar al comunismo. Nos dice que “existen las contradicciones entre la clase trabajadora del norte, de Occidente y la clase trabajadora del sur, que a veces es expoliada por el propio sistema económico del norte, del que se ve beneficiado la clase trabajadora del norte”.
La extracción de la plusvalía es un fenómeno mundial y no tiene lugar empresa a empresa o nación a nación. El conjunto del capital mundial obtiene una masa total de plusvalía que la competencia entre capitalistas cuyo reparto viene determinado por varios factores, principalmente dos: la pelea entre sus distintas fracciones (financiera, industrial, comercial, burocrática, política etc.) y, sobre todo, la pugna entre los diferentes capitales nacionales. Los trabajadores no tienen nada que ver con esos factores. Sus intereses son los mismos en todos los países y se oponen siempre a “su” Estado nacional o a “su” empresa.
Es muy venenoso que, con argumentos falsos, sin base científica, basados en el sentido común, Garzón ataque el bien más preciado de los trabajadores: SU UNIDAD. Garzón se las da de “solidario” pero con su argumento de “la oposición de intereses entre los trabajadores del Norte y del Sur” siembra la división y el enfrentamiento entre los trabajadores. Su “argumento” abona la ponzoña reaccionaria de los populistas que oponen a los obreros del país a los emigrantes que vendrían a “quitarles el trabajo”. Su “argumento” abona las ideas tan expandidas en América del Sur de ver a sus hermanos de Estados Unidos como enemigos cómplices de Trump.
El entrevistador le pregunta a Garzón sobre algo tan evidente como la barbarie de la URSS y su hundimiento final. Como buen político burgués Garzón elude la pregunta incómoda y no dice absolutamente nada: “hay veces que se hacen juegos de prueba y error y entonces tenemos que ser conscientes de que cuando han pasado determinadas cosas en la historia, hay que afrontarlas críticamente. Ver qué ha fallado. Ver cuáles son las deficiencias, que probablemente no son pocas”.
Para Garzón la explotación feroz que imperaba en la URSS, la liquidación de todo lo que quedaba del bolchevismo en los procesos de Moscú, los campos de concentración, el Gulag, la gran guerra patriótica con sus 20 millones de muertos, la deportación sanguinaria de millones de campesinos… esa barbarie gigantesca, sería un “juego de prueba y error” (¿¿¿). ¡Qué desfachatez!
La feroz dictadura de los hermanos Castro en Cuba con los racionamientos, la triple moneda, la miseria generalizada, serían ¡un juego de prueba y error! Las hambrunas que padecen trabajadores y campesinos en Corea del Norte a la mayor gloria de la dinastía Kim y al servicio de la “bomba” sería un “juego de prueba y error”.
Ese cinismo escandaloso tiene una sencilla explicación: él es heredero y continuador del estalinismo, la cristalización política de la contra-revolución que liquidó muy pronto -menos de una década después de 1917- el bastión proletario en Rusia y convirtió al partido bolchevique y a los partidos de la Tercera Internacional en partidos del capital, partidos con fachada “proletaria y comunista” y naturaleza total y absolutamente capitalista[6] [1335].
El principio fundamental del proletariado es el internacionalismo. No solamente porque sus intereses son los mismos en todos los países y no tiene ninguno que lo ate a “su país” (El proletariado no tiene patria) sino también porque trabaja de forma asociada a escala mundial por lo que el comunismo solo podrá ser mundial y solo nacerá de una revolución mundial con la participación del proletariado de todos los países.
Pero nada de esto interesa a Garzón que no dice ni una palabra al respecto, ni siquiera como retórica, él se siente muy cómodo, cuando le hablan de España, del “comunismo en España”, es decir, Garzón piensa y concibe su “ser comunista” como un objetivo nacional, al servicio de la nación. A Garzón solamente le preocupa España, no le preocupa el proletariado mundial, ni la situación y el futuro de la humanidad, su horizonte se limita a España, en ese sentido es un político nacional y nacionalista, su partido es un Partido del Capital Español (PCE). Por ejemplo:
“El problema principal económico de España es la desindustrialización y por tanto una industria productiva basada en bajo valor añadido. Nuestro país se está basando en turismo y en construcción. Sectores que no solo son de bajo valor añadido, sino que son estacionales. Si tú tienes una economía que funciona fundamentalmente de que vengan turistas desde fuera y tienes hoteles abiertos cada seis meses. Seis meses sí, seis meses no, pues tienes trabajadores seis meses sí, seis meses no y lo que tienes es precariedad. Entonces el modelo productivo configura el tipo de relaciones laborales. En España tenemos precariedad no solo por las reformas laborales, sino por la estructura productiva”.
A Garzón no le interesa ni los salarios que se cobran, ni el empleo, ni las crueles condiciones laborales, ni la ausencia de un mínimo futuro para la gran mayoría, no, a él lo que le preocupa es la estructura de la economía española, la desindustrialización de España… Su mensaje es muy claro: para que el trabajador pueda comer el capital nacional español tiene que tener otra estructura productiva, ser más competitivo, ser más productivo… Es decir, Garzón ata el interés de los trabajadores al interés nacional del capital. Y ese es el mensaje de TODOS los partidos del capital, desde el fascismo al populismo, desde el socialismo a los llamados “comunistas”.
Contra esa mentira, el proletariado solo puede defender sus intereses inmediatos e históricos si rompe con el interés nacional del capital, si se une a sus hermanos de clase a escala mundial, si se concibe como clase contra la nación en todos los países. El proletariado no tiene que elegir entre España y Cataluña, tiene que luchar contra las dos patrias que, pueden ser rivales entre ellas, pero que comparten la imposición de la explotación y la miseria[7] [1350].
Además, Garzón lanza una mentira demagógica basado en una lógica de Perogrullo: habría precariedad porque la principal industria de España es el turismo. ¿Cómo explica Garzón la creciente precariedad en Alemania con sus salarios de 400 euros, un país industrial por antonomasia? ¿Cómo entender según la lógica de Garzón la precariedad galopante en Estados Unidos o en Gran Bretaña? ¿Se le ha olvidado a Garzón que existe precariedad en la industria automovilística, en los servicios públicos, en la informática?
La precariedad está en el ADN mismo de la clase obrera. Todo proletario no tiene garantizado los medios de vida y se ve obligado al trabajo asalariado para sobrevivir. Esto es el ABC del comunismo que el profesor Garzón pretende que olvidemos. Preguntándose lo que diferencia el proletario del esclavo, Los Principios de Comunismo, escritos por Engels en 1847 subrayan: “El esclavo está vendido de una vez y para siempre, en cambio, el proletario tiene que venderse él mismo cada día y cada hora. Todo esclavo individual, propiedad de un señor determinado, tiene ya asegurada su existencia por miserable que sea, por interés de éste. En cambio, el proletario individual es, valga la expresión, propiedad de toda la clase de la burguesía. Su trabajo no se compra más que cuando alguien lo necesita, por cuya razón no tiene la existencia asegurada. Esta existencia está asegurada únicamente a toda la clase de los proletarios. El esclavo está fuera de la competencia. El proletario se halla sometido a ello y siente todas sus fluctuaciones”[8] [1351]
¡Cualquier joven precario de cualquier país del mundo, desde Alemania a China o desde USA a España, puede verse claramente reflejado en ese retrato trazado hace 170 años!
Garzón se siente preocupado por la desafección y la desconfianza que en ciertos ambientes obreros se expresa ante los partidos de izquierda (PSOE, IU, Podemos). Así, por ejemplo, su antecesor en el cargo, Cayo Lara, fue rechazado por jóvenes de las asambleas del 15 M en Madrid.
Para hacer frente al problema lanza una explicación: la izquierda se habría institucionalizado. Hablando del Eurocomunismo que en los años 70 fue la careta a través de la cual el PCE se hizo aceptar por el bloque imperialista americano, Garzón señala: “el eurocomunismo no es un proyecto político definido, es más bien una cultura política que propone que las instituciones que se han conseguido son las necesarias y las suficientes para llegar al socialismo y que por lo tanto el instrumento de mayor incidencia social es presentarse a las elecciones y tener influencia en las elecciones. Dedicas toda tu energía prácticamente a ese ámbito y eso genera una cultura política. La cultura política de la institucionalización, una izquierda institucionalizada. Una izquierda que abandona progresivamente la construcción del tejido social, de los medios de comunicación. ¿Dónde está la Radio Pirenaica? ¿Dónde están las asociaciones de vecinos? ¿Dónde está el PCE desplegando sus ramas por el tejido social, por los barrios, por las clases sociales? Todo eso va perdiendo peso y lo va ganando la maquinaria institucional”.
Participar en las elecciones forma parte de la integración de los antiguos partidos obreros (socialistas, comunistas, trotskismo) en el Capital[9] [1352]. Sin embargo, cuando trabajan en “movimientos sociales” con obreros o con vecinos, cuando encabezan una manifestación, cuando se infiltran en una asamblea obrera, también están defendiendo un programa capitalista. Hablan de defender la democracia, de ciudadanos, como hemos visto antes de justicia, de interés nacional… En la calle o en las instituciones defienden siempre el interés nacional del capital, defienden siempre todos los temas de la ideología burguesa.
En las elecciones o en las Cortes hablan de “nacionalizar los bancos”, lo que es un programa capitalista de Estado que de forma encubierta aplicó Rajoy con las cajas de ahorros en quiebra o Bush en 2007-2008 cuando las quiebras sacudieron las instituciones financieras USA[10] [1353]. Esa misma patraña capitalista la defienden en la calle, en una manifestación o en una huelga. Hay un refrán que dice “la mona, aunque se vista de seda mona se queda”, IU, Podemos, PSOE, aunque se vistan de manifestante callejero o de “vecino de base” siguen siendo un DEFENSOR DEL CAPITAL Y DEL INTERES NACIONAL DEL CAPITAL.
Smolny 211017
[1] [1336] https://www.eldiario.es/politica/alberto-garzon-comunista-capitalismo-economico_1_3468138.html [1354]
[2] [1337] Los llamados partidos comunistas cortaron el cordón umbilical con la revolución rusa de 1917 y con el partido bolchevique que estuvo a la vanguardia de esta revolución, con la contra-revolución estalinista que se consolidó a partir de 1922. Ver, entre otros documentos, El estalinismo aún despide su hedor contra-revolucionario, https://es.internationalism.org/cci-online/201302/3644/el-estalinismo-aun-despide-su-hedor-contrarrevolucionario [1169]
[3] [1339] Ver Marx: Trabajo asalariado y capital, https://www.marxists.org/espanol/m-e/1840s/49-trab2.htm [1355]
[4] [1341] Recordemos pues la ideología y la propaganda han borrado muchas cosas de nuestra memoria histórica: la Primera Internacional, AIT: Asociación Internacional de los Trabajadores, existió entre 1864 y 1876, reagrupó las fuerzas proletarias en muchos países de Europa y algunos de América, en ella militaron Marx y Engels.
[6] [1343] Ver nuestro Manifiesto sobre 1917. https://es.internationalism.org/accion-proletaria/201710/4237/manifiesto-de-la-corriente-comunista-internacional-sobre-la-revolucion [1356]
[7] [1357] Ver España y Cataluña, dos patrias para imponer la miseria, /content/3482/espana-y-cataluna-dos-patrias-para-imponer-la-miseria [581] ; igualmente nuestra hoja sobre el conflicto catalán: https://es.internationalism.org/accion-proletaria/201710/4240/enfrentamientos-en-cataluna-el-pasado-reaccionario-esta-en-la-democrac [1358]
[8] [1359] https://www.marxists.org/espanol/m-e/1840s/47-princi.htm [1360]
[9] [1361] Ver el punto 7 de nuestra Plataforma. https://es.internationalism.org/cci/200509/145/plataforma-politica-de-la-corriente-comunista-internacional [472]
[10] [1362] Ver ¿Crisis del neoliberalismo o crisis del capitalismo? https://es.internationalism.org/cci-online/200810/2380/crisis-del-neoliberalismo-o-crisis-del-capitalismo [534]
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Publicamos aquí una declaración de Perspectiva Comunista Internacional (Corea del Sur) sobre las tensiones imperialistas en la Península Coreana.
Tenemos algunas críticas a esta declaración, en particular, su focalización en la instalación de THAAD, lo que podría dar lugar a la idea de que una campaña monográfica sobre este asunto sería equivalente a la lucha de los trabajadores para defender sus intereses contra las exigencias de la maquinaria guerrera capitalista. La clase obrera no desarrolla su conciencia a través de campañas sobre tal o cual sistema de armas. La tarea de los revolucionarios es exponer el estancamiento de todo el sistema, al tiempo que participa en luchas por demandas de clase que pueden desgarrar las ilusiones de una "unidad nacional" y desarrollar una verdadera solidaridad con los trabajadores en otros países.
Sin embargo, reconocemos la voz de la clase obrera internacional en esta declaración: una voz que denuncia a los imperialistas de toda la clase capitalista (incluidos los que supuestamente son "comunistas"). Por lo tanto, nos solidarizamos sin reservas con los camaradas del PCI y con todos aquellos que luchan por un internacionalismo real en esta región.
Para el análisis de la CCI sobre la situación, consulta /content/4236/amenaza-de-guerra-entre-corea-del-norte-y-estados-unidos-la-loca-irracionalidad-del [1364]
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Criticamos al gobierno de Moon Jae-In y a los Estados Unidos por el despliegue de THAAD.
¡Eliminación de THAAD! ¡Lucha contra el estado capitalista! ¡Lucha contra los gobiernos capitalistas y la amenaza de la guerra imperialista!
El 7 de septiembre, el gobierno de Moon Jae-In y los Estados Unidos desplegaron de manera coercitiva la Defensa Terminal de Área de Gran Altura (THAAD) en Sungju-gun Sogong-ri contra la oposición de la mayoría de los coreanos, incluyendo los residentes. El despliegue de THAAD en Corea del Sur no contribuye a la resolución de problemas relacionados con el armamento nuclear de Corea del Norte y la paz del este de Asia. Es sólo un juego hipócrita de seguridad. No sólo es un programa que aumenta la amenaza de la guerra en favor de la fuerza imperialista de los EEUU, sino también es un plan para colocar a Corea del Sur en primera línea de la guerra imperialista.
Una vez más confirmamos que el propósito del desarrollo de las armas nucleares de Corea del Norte es una masacre genocida contra civiles, especialmente la clase trabajadora, a pesar de que Corea del Norte insiste en que el arma nuclear es una garantía de su régimen. Además, nunca olvidamos que la única fuerza que usó las armas nucleares que asesinaron indiscriminadamente a civiles en la guerra, fue el imperialismo estadounidense. La historia ha demostrado que los dos sistemas, que son diferentes en la península de Corea, son los mismos en términos de explotación de la clase trabajadora y son el enemigo absoluto de la clase trabajadora. Los trabajadores no deben tomar partido por ninguno de los dos bandos.
La maximización de la tensión en el este de Asia muestra las tendencias destructivas del capitalismo. Sin embargo, los conflictos recientes han aumentado el riesgo para la humanidad mucho más que antes. Esta vez, hay un creciente enfrentamiento entre muchas fuerzas. Estados Unidos, China y Japón, así como Corea del Norte están intensificando la carrera armamentista.
Dos guerras mundiales, la Guerra de Corea y numerosas guerras siempre han traído un irremplazable dolor a la clase trabajadora. Hoy, la clase obrera en Asia oriental ya no debería sacrificarse en el mortal ciclo vicioso del capitalismo. Sólo la clase trabajadora puede salvar a la humanidad de la barbarie. Para ese fin, la clase obrera debe escapar del círculo vicioso del nacionalismo y el militarismo. La única solución es que los trabajadores de Corea del Sur y Corea del Norte, incluidos los trabajadores de China, Estados Unidos y Japón, luchen contra su propia clase dominante.
El despliegue del THAAD del gobierno de Moon, que pretende continuar la desnuclearización de la península de Corea, no contribuiría a limitar el desarrollo de las armas nucleares de Corea del Norte, sino que echará gasolina en el fuego de la confrontación militar incluyendo la competencia de armas nucleares. La decisión de agregar y desplegar el THAAD también muestra la hipocresía y la incompetencia del gobierno de Moon, que afirma que persigue una política de paz, un proceso democrático y una diplomacia independiente. Es una expresión de la política y la naturaleza de clase del gobierno actual que sirve a los intereses de las clases dominantes e imperialistas.
Contra el gobierno de Moon Jae-In, que cometió crímenes del mismo tipo que los del gobierno de Park Geun-hae en menos de cuatro meses después de la victoria de la elección presidencial.
La clase trabajadora debe romper con la "fantasía de Moon Jae-In", el gobierno de Moon miente sobre buscar limpiar un mal acumulado y cambiar el régimen.
La clase obrera debería oponerse a formar un frente unido y cooperar con el gobierno de Moon.
La clase obrera debería luchar contra el despliegue de THAAD, así como contra el gobierno capitalista y la amenaza de la Guerra de Corea.
Nos oponemos tanto a las amenazas imperialistas de los Estados Unidos y de sus aliados contra Corea del Norte (amenazas de guerra, campañas de seguridad) como al desarrollo de armas nucleares de Corea del Norte contra ellos.
Tanto el imperialismo estadounidense, que en realidad mató a civiles con armas nucleares, como las armas nucleares de Corea del Norte, que se dirigen a otra guerra, son los mayores desastres para la clase trabajadora. La clase obrera se opone a todas las armas nucleares.
No podemos creer ninguna "política de paz" de los países capitalistas-imperialistas que claman "paz", por un lado, al tiempo que instigan la competencia armamentista y la amenaza de guerra en interés de su propio régimen capitalista.
Declaramos que sólo la lucha internacional de los trabajadores y la revolución de los trabajadores pueden poner fin a la amenaza de barbarie, la guerra imperialista y la destrucción nuclear que amenazan a la humanidad bajo el capitalismo.
¡Eliminación de THAAD! Lucha contra los gobiernos capitalistas y su amenaza de guerra imperialista más allá de las fronteras de todos los estados capitalistas.
¡Los trabajadores no tienen ningún país que defender!
¡Trabajadores del mundo, únanse!
7 de septiembre de 2017
Perspectiva Comunista Internacional
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Desde finales de agosto, el ejército birmano persigue, tortura, viola y mata a miles de habitantes del Estado de Rakhine (tradicionalmente llamado Arakan) salido de la minoría musulmana rohingya, una región particularmente pobre, situada al oeste de Birmania, en un Estado donde la población es en su gran mayoría budista. Rechazados y privados de los derechos civiles durante décadas, los rohingyas han sido víctimas de una escalada de violencia extrema a raíz del ataque a una treintena de puestos de policía por un grupo armado autoproclamado: Ejército de Salvación de los Rohingyas de Arakan (ARSA). En este enfrentamiento, donde la población paga como siempre el precio mayor, los intereses imperialistas en conflicto sólo han servido para alimentar aún más la violencia: tomando como pretexto la "lucha contra el terrorismo", el poder central de Birmania ha aprovechado la ocasión para retomar el control de una región estratégica, rica en minerales, muy codiciada por los más diversos buitres imperialistas: Estados Unidos, India, China, Reino Unido...
Los propios rebeldes, al igual que la etnia en su totalidad, nunca han sido más que peones manipulados por tal o cual potencia presente en la región. Esta minoría, en efecto, sirvió como apoyo y fuerza "leal" en el siglo XIX y hasta 1948 al imperialismo británico en Birmania contra los independentistas. Hoy en día, los rebeldes son ampliamente sospechosos de estar siendo financiados por Arabia Saudita como una manifestación en favor de la causa Rohingya, difundida en todo el mundo musulmán desde el estado de Marruecos hasta el régimen iraní a través de Indonesia, quien se manifiesta muy interesada.
Después de este mes de violencia, se declara oficialmente que hay más de mil muertos y unas 500,000 personas son obligadas a huir a la vecina Bangladesh. A ellos hay que agregar otros 300,000 refugiados rohingyas que ya viven en los miserables e insalubres campos de Bangladesh después de huir de Birmania debido a violencias anteriores. Esta minoría, despreciada y luego perseguida por las autoridades birmanas, no ha hecho otra cosa que sufrir de forma permanente la violencia del capitalismo, como, por ejemplo, en 2012, cuando la represión militar fue terrible. Ellos pues, se agregan a la larga lista de minorías que han sufrido la violencia de Estado. Desde 1948, por ejemplo, la minoría tibetano-birmana Karen que ha soportado la ira de la persecución, al punto que no es exagerado hablar de genocidio.
Purificación, exclusión: marcas registradas del capitalismo
Birmania misma no es de ninguna manera una excepción cuando se trata de persecuciones y masacres de masas. La historia está llena de los ejemplos más horribles, desde la colonización de África por las naciones europeas, la de Asia por el imperio británico, pasando por la propia formación de los Estados Unidos con el genocidio de los Amerindios o el exterminio metódico de judíos y gitanos durante la Segunda Guerra Mundial. El exterminio de poblaciones enteras ha caracterizado la vida del capitalismo desde sus orígenes. Si todas las democracias fueron capaces de gritar a coro después del Holocausto "¡nunca más¡", llenar los libros de texto llamando a "no olvidar nunca", proclamándose los campeones de la "defensa de las libertades públicas" de cara a las persecuciones del totalitarismo de Hitler o Stalin, las "limpiezas étnicas" nunca han cesado y después se han multiplicado: Armenia, Chechenia, Darfur, Yugoslavia, Ruanda, los tamiles en Sri Lanka ... por citar sólo los más emblemáticos, los más llenos de atrocidades y de hipocresía de todos los Estados democráticos frente a esta barbarie.
La decadencia y el estado de descomposición del capitalismo hoy en día no han hecho más que acelerar y amplificar este proceso de destrucción y muerte de pueblos y grupos étnicos acusados en cada ocasión de ser la fuente de todos los males sociales y políticos, acusados de frenar el buen desarrollo de la "civilización" contemporánea. Son los chivos expiatorios fáciles de los que nunca ningún Estado se ha privado para lograr sus propósitos y asegurar su dominación.
Aung San Suu Kyi: el icono de la paz al servicio de la guerra
Durante un mes, toda la prensa burguesa, muchas figuras políticas, religiosas, artísticas, han llamado a la responsabilidad de Aung San Suu Kyi, en el poder desde abril de 2016, para que detenga la masacre. En un primer momento la Premio Nobel de la Paz en 1991 mantuvo un sospechoso silencio.
Quería no empañar su imagen de opositora "irreductible" a la junta militar birmana por casi quince años, aureolada debido a su encarcelamiento, y finalmente liberada para, se dijo, comprometerse con la "apertura democrática" de su país.
Toda la burguesía la presentaba como la "Nelson Mandela asiática", el caballero blanco de la democracia, quien podía muy bien declarar que ella nació para "proteger los derechos humanos”, o que "todas las leyes represivas deben ser revocadas. Y las leyes deben ser introducidas para proteger los derechos del pueblo", hoy cae del pedestal sobre el que “irradiaba”. El medio humanitario y diplomático, pasando por el roquero y su indiscutible campeón humanitario, Bono, por el cine y sus realizadores, Luc Besson o John Boorman, pasando por los antiguos líderes mundiales como Bill Clinton, Jimmy Carter o Jacques Delors, todos tenían que saludar a la "Madre del coraje" y su determinación.
Recordemos esta declaración, entre muchas otras, emblemática del tributo internacional del que Aung San Suu Kyi era objeto: "No se enfatiza lo suficiente hasta qué punto la estrategia de no violencia activa (una de las raíces de la ecología) realizada por Aung San Suu Kyi y sus seguidores, es el verdadero logro de esta historia. Perseverancia, paciencia, voluntad de entendimiento y de reconciliación, capacidad de compromiso... pero también firmeza e inflexibilidad sobre la meta, todo en Aung San Suu Kyi recuerda lo que han aportado antes que ella Gandhi, Martin Luther King, Mandela, Vaclav Havel... y hoy el Dalai Lama... (...) De frente al totalitarismo, la paz y la democracia son posibles, un día u otro, especialmente cuando "sabemos que es el más paciente el que gana al final". De hecho, hoy, la evolución de Birmania y la libertad de expresión y de acción de "La Dama de Rangoon", son signos de esperanza para toda Asia, y para todos los combatientes no violentos del planeta. Signos de esperanza, por la libertad, por la solidaridad, por la ecología " [1]
Esta palabrería se desvaneció cuando finalmente, a mediados de septiembre, la “heroína de la democracia” se decidió a hablar. En sus declaraciones a mediados de septiembre, negó que hubiera masacres y denunció la "desinformación" de la prensa occidental sobre la situación y la violencia en curso.
La valiente “Dama de Rangoon” ¿habría traicionado sus principios? ¿Es ella una personalidad que ha abusado del mundo entero? Ni mucho menos... La realidad es más simple y más prosaica: Aung San Suu Kyi es tan solo un representante del mundo capitalista, una expresión de la clase burguesa, ni más ni menos. Este Premio Nobel de la Paz es más bien la hija del general Aung San, protagonista de la independencia del país y defensora del nacionalismo birmano, descartando a la mayor parte de los diferentes grupos étnicos o minorías del país. Continuidad, filiación y tradición... ¡en barro y sangre! Ella misma lo declara con orgullo: "Siempre he sido una mujer política. No comencé en la política como defensora de los derechos humanos o como trabajadora humanitaria, sino como dirigente de un partido político". Esto tiene el mérito de ser claro. Efectivamente, el icono de la paz ahora asume su papel al frente del Estado birmano, sin cortapisas como un componente de la soldadesca que la encarceló y después la llevó al poder.
Algunos, bastante lúcidos acerca de su posición como un escaparate civil "políticamente correcto" del Estado birmano, esperaban al menos una palabra de compasión, una "llamada a la razón" frente a la matanza en curso. ¡Nada más lejano!: el ejército (que ella saluda) reprime y ¡mata alegando erradicar el terrorismo en nombre del interés general! En boca de la burguesía, defender el interés general es defender el interés de la nación, es decir, defender el Estado capitalista y su violencia, democrática o no. Aung San Suu Kyi siempre ha sido y sigue siendo fiel a su causa, el capitalismo, a su clase, la burguesía. En el fondo, el asombroso comunicado del EELV es correcto: Aung San Suu Kyi lleva consigo lo que han llevado antes y después de ella: Gandhi, Martin Luther King, Mandela, Lech Wałęsa, Desmond Tutu, Yasser Arafat, Jimmy Carter u Obama, todos presentados como los apóstoles de la paz y de la transformación del mundo capitalista. Juzguémoslos a la luz de algunos ejemplos:
Con la llegada al poder de Mandela, encarcelado durante 27 años, finalmente puesto en libertad para "sentar las bases de una nueva Sudáfrica democrática", Premio Nobel de la Paz en 1993, África sigue siendo "un Estado del "Tercer mundo "a la deriva en un mar de penurias, corrupción, miseria social y violencia en la que sobresalen algunos sectores ultra-agraciados, pero cada vez más reducidos, y muy a menudo dirigidos por blancos (...). El clima social está envenenado por las patentes desigualdades promovidas por los "Diamantes Negros", esos nuevos ricos negros, especuladores, corruptos e insaciables que allanaron la economía del país, exhibiendo con insolencia un ostentoso lujo"[2]. Sin comentarios…
La "histórica" victoria de Obama, el "primer presidente negro de los Estados Unidos de América" debía ser del mismo tono: por fin, un hombre negro al frente de un país devastado por las desigualdades sociales y el racismo: "Juntos, cambiaremos este país y cambiaremos el mundo”. El 10 de diciembre de 2009, Barack Obama recibe el Premio Nobel de la Paz en Oslo. Ocho años después, según la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico (OCDE), ¡Estados Unidos sigue siendo uno de los países donde la brecha entre ricos y pobres es la más grande! Más de 30,000 personas mueren bajo las balas en los Estados Unidos cada año, muy a menudo negros... Desde un punto de vista militar, Obama ha proseguido la política imperialista americana en Afganistán, en Siria, en Irak y ha comprometido a su país en nuevas tierras donde estaba casi ausente: en el Magreb, en Libia, en Mali y en Nigeria; hizo instalar bases de drones en Níger, en la frontera de Mali, de Nigeria y de Camerún, mientras que golpes "selectivos" se llevaban a cabo en Somalia y en otros lugares.
En cada ocasión, estos iconos promovidos como portadores de tantas esperanzas y de hombres/mujeres providenciales, sólo han resultado en un mayor engaño hacia los explotados con la indiscutible intención de desviarlos de su verdadero objetivo de asumir de manera colectiva y consciente su combate en contra del capitalismo y su barbarie.
El budismo a la cabeza del Estado capitalista
Es necesario insistir en la dimensión religiosa de la situación en Birmania. En efecto, el más violento rechazo a los musulmanes rohingyas se expresa en la población budista, la mayoría en Birmania. Los mismos monjes budistas atizan este odio y empujan hacia el pogromo. No dudan en empuñar ellos mismos el garrote y agredir físicamente, dirigidos por un monje ultranacionalista y anti-musulmán Wirathu (que inspiró el largometraje: El venerable W). Este personaje pasó varios años en prisión en el periodo de la junta militar, por sus llamadas al odio, antes de ser amnistiado.
¡Que esto no tiene importancia! Aung San Suu Kyi tiene sus defensores, contra viento y marea: "La gran dama, ella, sigue un camino budista muy puro, y hace todo lo posible a pesar de todos los insultos y mentiras difundidas por los medios atlantistas en su contra... ¿Qué puede hacer? ¿Favorecer a una minoría que pone en peligro a la mayoría? ¿Dejar que los Estados Unidos desestabilicen al país con los rohingyas, que para muchos son ciertamente bengalíes? No, ella hace lo que es lo mejor para su país y para la mayoría de sus habitantes y, ciertamente, no es responsable de los crímenes que se le reprochan”[3].
Si los caminos de Dios son inescrutables, la "pureza" del budismo no se expresa en realidad más que a la vista de las necesidades del capital nacional, de la defensa chovinista de una identidad nacional, confesional, validada por los Estados burgueses. Pero de nuevo, no encontramos aquí ninguna novedad o sorpresa. Cualquiera que sea su investidura religiosa, ya sea esta budista, cristiana, musulmana, hebrea o hindú, todas las religiones son los garantes del orden establecido sobre la tierra. No prometen la verdadera libertad para el hombre más que en el reino de los cielos, rechazando a incrédulos e infieles. En realidad, la religión siempre ha conducido a la preservación de la dominación de las clases explotadoras, llamando a las clases explotadas a la aceptación de esta sumisión. Hoy, la dominación de la burguesía sobre el proletariado. La religión queda como “el opio del pueblo” como lo decía Marx.
En perspectiva, la situación en Birmania es, lamentablemente, tan solo un episodio más de la sangrienta agonía del capitalismo. Detrás de todos los clamores internacionales indignados del mundo burgués, siguen todos los enfrentamientos, las relaciones de fuerzas y las transacciones de la competencia imperialista: concretamente, a pesar de los abusos denunciados, el apoyo al Estado de Birmania y a su ejército se mantiene intacto por parte de los Estados occidentales en la medida en que puede frenar el progreso del imperialismo chino en la región, dificultar el establecimiento de una nueva "ruta de la seda" hacia Europa.
Sólo la lucha de clases puede conducir a la puesta en causa del capitalismo, a terminar de una forma definitiva con las limpiezas étnicas y la barbarie capitalista en todas sus formas. El camino sigue siendo largo, muy largo, pero no hay atajos posibles.
Stopio, 2 de octubre de 2017
[1] Europa Ecológica-Los Verdes (EELV), comunicado de prensa de junio de 2012
[2] Comisión Económica de África (ONU), 2013.
[3] Alter Info, septiembre de 2017
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El 11 de noviembre, la CCI será anfitriona de una Jornada de Discusión[1] sobre la Revolución rusa. Varios camaradas han estado ya reflexionando seriamente sobre la importancia de este episodio crucial en la historia de la lucha del proletariado. Un camarada, Link, ha republicado ya una presentación que ha hecho para una reunión previa sobre esta cuestión. Puede verse en nuestro foro[2]
El texto que sigue nos lo ha enviado un simpatizante próximo a la CCI. Lo publicamos con la esperanza de que, de forma previa al encuentro, lo lean cuantos más camaradas mejor para que así se estimule más la discusión y la reflexión.
Animamos a todos los camaradas a asistir al encuentro si pueden y a seguir contribuyendo, ya sea en la forma de textos o participando en nuestro foro.
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Los acontecimientos revolucionarios de Rusia en 1917, ''la entrada forzosa de las masas en el terreno del dominio de su propio destino'' (Trotsky), el levantamiento de millones de proletarios, campesinos pobres y soldados, junto con la oleada revolucionaria que se inició de Finlandia a Sicilia, del Rühr a los Urales, con influencia en Estados Unidos, España, China y Argentina, las esperanzas que hizo nacer en millones de oprimidos del mundo... no puede abordarse desde una afiliación ideológica estrecha. La Revolución rusa y la oleada revolucionaria internacional que desató, su evaluación crítica y sus contribuciones al programa comunista, pertenecen a toda la humanidad oprimida, en su ya antiquísima lucha contra la explotación del hombre por el hombre, y particularmente a la perspectiva de la alternativa comunista, que aún queda por escribir, y que está liderada por el proletariado revolucionario.
Cada vez más incapaz de ofrecer un proyecto positivo que justifique y apoye el mantenimiento de la dominación de las relaciones sociales y productivas capitalistas, la burguesía internacional se concentra sobre todo en repetir que no hay alternativa a su dominio, o que, si la hay, sería incluso peor, llevando necesariamente al ''totalitarismo'' de tipo nazi o estalinista. La identificación (véase denigración y ridículización) de la alternativa histórica del comunismo con diferentes formas especialmente brutales de capitalismo de Estado envuelto en banderas rojas es indudablemente el dogma ideológico principal, junto con aquél de la ''democracia'', que usa la civilización capitalista, corroída por sus contradicciones, para sostenerse. Es en este contexto que uno debe situar las (por supuesto no precisamente nuevas) campañas de ridiculización y denigración de la experiencia revolucionaria de Rusia en 1917, y por extensión, las de la oleada revolucionaria internacional que la siguió.
En esta estrategia de falsificación de la Revolución rusa destaca el papel de la falsa polarización entre los ''partidarios'' y los ''opositores'' de esta mentira dentro del espectro ideológico y político burgués. Los ''partidarios'' serían los que defienden posiciones estalinistas, trotskistas y maoístas, desde la versión paleo-estalinista primitiva a las variaciones más neo-socialdemócratas que ridiculizan la revolución, convirtiéndola en un ejercicio de actitud ''sigue-al-líder'' por parte de las desamparadas masas, de intrigas y maniobras de políticos profesionales y ''jefes geniales'', de mesianismo y culto a la personalidad (ya hacia Lenin, Trotsky o Stalin) y bajo un marco exclusivamente ruso. En otras palabras, que presentan la revolución proletaria como si fuera política burguesa vulgar, de la que estas corrientes forman su ala izquierda, aplicando el patrón de las ''revoluciones'' en China, Cuba, Vietnam o Venezuela (véase, luchas de poder entre facciones burguesas nacionales e internacionales que usan a la población descontenta como carne de cañón para defender intereses que no son los suyos). Su ''defensa'' de la Revolución Rusa es la peor ridiculización.
La corriente anarquista basa sus supuestas ''críticas'' a la experiencia rusa en el mismo dogma y pautas burguesas que sus ''defensores'' del ala izquierda del capital: la Revolución Rusa fue un ''putsch'' liderado por elementos manipuladores que usaron a las masas para sus propios intereses, identificando el método marxista y la perspectiva histórica comunista con el estalinismo y regímenes similares. Por añadidura, en un ejercicio de cinismo típico de la política burguesa, esta corriente, mientras que denigra el marxismo y el comunismo, esconde o manipula su colaboración con el estalinismo en los años 30 en España, su ''orgullosa'' participación en la ''resistencia francesa'' bajo las banderas de la burguesía y el estalinismo en la Segunda Guerra Mundial, o su apoyo a facciones burguesas bajo el discurso del ''confederalismo democrático'' de las milicias kurdas. El anarquismo se empeña en una obra de falsificación histórica, reivindicando fraudulentamente a los marinos revolucionarios de Kronstadt (partidarios resueltos del ''golpe autoritario'' liderado por los bolcheviques en octubre de 1917) o la insurrección obrera de Mayo de 1937 en Barcelona (contra el Estado republicano del que la CNT era parte, y con el que colaboró en su ''pacificación''). De hecho, a quienes deberían reivindicar es a Kropotkin y su Manifiesto de los Dieciséis[3], a los ministros anarquistas españoles o al cripto-estalinista Abdullah Öcallan, como miembro legítimo que es de la extrema izquierda del espectro político e ideológico del capital.
Los elementos más clara y sinceramente revolucionarios del anarquismo, como Víctor Serge o algunas de las facciones más combativas del anarquismo obrero español, asumieron el camino de la necesidad de la insurrección y la dictadura revolucionaria concretada por el Bolchevismo[4].
Esta estrategia de la burguesía, de negar la posibilidad de una alternativa viable a la dictadura del capital, encuentra un medio históricamente fértil en la actual incapacidad del proletariado para plantear una alternativa política y social. Los fenómenos que muestran objetivamente la crisis histórica de la sociedad burguesa a través de su incapacidad para resolverlos (crisis económicas crónicas, desempleo masivo, guerras imperialistas interminables, terrorismo y gansterismo, etc.), se convierten en elementos que apuntalan el dominio de la clase capitalista, que hace un uso consciente de ellos en ausencia de una alternativa social y política. La burguesía golpea, conscientemente, el metal candente. De hecho, para la burguesía es ''cuanto peor, mejor'', dentro de los límites de un cierto mantenimiento del ''orden público'', de la propiedad burguesa, la circulación de bienes y la existencia de una fuerza de trabajo capaz y dispuesta, dada su incapacidad de resolver las contradicciones de este sistema. La clase capitalista no tiene problema alguno en refugiarse en bunkers blindados rodeados de pobreza, como en las mega-ciudades de América Latina. Sin una alternativa revolucionaria, el modo de producción capitalista hundirá la sociedad en la barbarie.
Los órganos de unión y unificación de la lucha proletaria no van a encontrarse en el feliz reino de la ''democracia obrera'', sino en un nuevo campo de batalla, a un nivel histórico superior, entre, de un lado, las posiciones de la burguesía y sus agentes, y de otro, aquéllas que llevan a la dictadura del proletariado. Son [estos órganos] una condición necesaria, pero insuficiente, para romper el poder de la burguesía. Cualquier ilusión acrítica en la formalidad de la ''democracia obrera'' en sus diferentes formas (asamblearismo, consejismo, etc.) desarma políticamente a la alternativa proletaria.
La visión izquierdista (coherente con su enfoque burgués) de los bolcheviques, y más concretamente, de sus líderes, como un cuerpo triunfal y homogéneo, aclamado por las masas a la moda de los discursos burgueses en los circos electorales, es de nuevo una completa falsificación de las condiciones en las que tiene lugar la actividad revolucionaria. Los bolcheviques, hasta unas cuantas semanas antes de la insurrección de Octubre, están en una clara minoría, en algunos casos en situación de clandestinidad, con profundas discusiones y confrontaciones en sus filas, encontrando rechazo si no hostilidad por parte de amplios sectores del proletariado y los campesinos pobres, sin mencionar por supuesto a los ''respetables'' demócratas y socialistas quienes, como en Alemania al año siguiente con los espartaquistas, incitaron a su exterminio una vez supusieron una amenaza.
La gran fuerza de los bolcheviques radicaba en la comprensión de que la actividad revolucionaria no es la adaptación a la ideología burguesa y a las debilidades del proletariado, ni diluirse de forma oportunista en ellas, sino al contrario: significa mantenerse firme, ser paciente, e intentar ser un factor activo en la elevación de la consciencia política comunista del proletariado revolucionario. Y esto solo puede tener lugar en el marco de las posiciones y la actividad teórico-práctica que se opone a la ''respetabilidad'' del orden burgués.
Otro gran mérito y contribución al programa comunista por parte de los Bolcheviques es su reconocimiento de que la lucha de clases es ante todo una relación de fuerzas entre dos proyectos de sociedad, entre dos poderes. La revolución proletaria no es un bello ideal democrático de ''todo el pueblo'', ni la realización de la ''democracia obrera''. Aunque la formación de órganos unificadores (asambleas de masas y consejos obreros) son un paso necesario para romper la normalidad capitalista de la atomización de los proletarios y su des-politización, no son suficientes en sí mismos para aislar a la burguesía y su Estado, para destruir su poder. Sin el programa comunista, sin la teoría revolucionaria, el esfuerzo, la combatividad y el heroísmo de las masas es en vano. Incluso en una situación revolucionaria, los consejos obreros pueden cometer hara-kiri y cavar su propia tumba dando el poder al Estado burgués, a través de sus ''representantes'', como quedó claro en Alemania cuando los consejos dominados por el SPD y el USPD rindieron su poder a la Asamblea Nacional, o en España en 1936 con la renuncia al poder de la CNT en favor de la colaboración con el Estado republicano.
Como una ironía de la historia, fue precisamente en las condiciones del atraso ruso que se perfiló un desafío al materialismo vulgar presente en una buena parte de las organizaciones de la II Internacional, que defendían la necesidad de atravesar una fase de democracia burguesa (con sus parlamentos, sindicatos legales, etc.) antes de que pudiera introducirse el socialismo. Lo que era crucial en 1917 eran las condiciones históricas generales de la lucha proletaria en el momento que atravesaba entonces el capitalismo mundial. Y estas condiciones señalaban que el proletariado, como fuerza social y política, solo podía tomar forma y expresarse en la ruptura con la normalidad capitalista que lo atomiza y divide. Un año después, al final de 1918, la misma cuestión se plantea en Alemania: o los consejos obreros o la Asamblea Nacional. O lo que, es decir: o el mantenimiento de la movilización permanente del proletariado a través de sus órganos de poder unificadores, o la extinción de estos órganos y la disolución del proletariado en una masa atomizada e impotente.
Se abre un nuevo periodo para la lucha de clases. Un periodo en el que la clase proletaria solo puede existir como una fuerza política y social ''de ruptura''. Un periodo en el que hay que reconocer que la lucha de clases se encuentra a un nivel histórico cualitativamente superior, un nivel al que el proletariado, para existir como una fuerza social y política antagónica al orden existente, como clase, debe enfrentarse a lo que cada día la niega e impide como tal. Esto significa que los métodos y las dinámicas que la clase proletaria necesita para afirmar sus condiciones de vida y su naturaleza humana, para afirmarse como una fuerza colectiva contra la burguesía y las relaciones productivas y sociales capitalistas, exige en este periodo histórico una confrontación profunda con la ''normalidad cotidiana'', un profundo cuestionamiento de su posición; en definitiva, una ruptura con la dominación diaria de las relaciones sociales capitalistas, una ruptura social, organizacional y política. O en otras palabras: bajo el capitalismo decadente, el proletariado, como fuerza social y política colectiva, sólo puede existir rompiendo con todo lo que lo niega, precisamente, como fuerza social y política colectiva. Es en la ''atrasada Rusia'', precisamente porque no encajaba en los esquemas del materialismo vulgar de la época, porque no atravesó una fase de legalidad, de organizaciones de masas estables y legales, de mistificación democrática, por la necesidad del proletariado y los campesinos pobres de defenderse contra la clase capitalista y terrateniente, donde tiene lugar el gran primer acto (tras 1905) de la lucha de clases del futuro.
Como se dijo más arriba, en coherencia con su visión de la lucha de clases como una confrontación y una relación de fuerzas entre dos proyectos históricos antagónicos, y no la realización de un ''bello ideal'' o de la ''democracia obrera'', viene la audacia y el reconocimiento coherente de los Bolcheviques de las consecuencias naturales de la revolución proletaria: la destrucción del Estado burgués, la abolición de la democracia burguesa, y la preparación y asunción de la necesidad histórica de la expansión internacional de la revolución y la guerra civil. La abolición de la Asamblea Constituyente burguesa y el desprecio por la mística del poder y los resultados de las elecciones ''democráticas'' (en la que ni los bolcheviques ni los eseristas de izquierda tenían bajo ningún concepto una mayoría matemática) en favor del poder armado de los soviets, bajo la influencia bolchevique y en un contexto de relaciones favorables a la toma del poder... todo ello figurará en adelante como uno de los puntos más importantes de la revolución comunista. La alternativa a esto habría sido dejar el poder en manos de las fuerzas de la ''democracia'' y el Estado burgués, preparando el terreno para la contrarrevolución. Si los Bolcheviques hubieran actuado así en 1917, se habrían encontrado en la misma posición histórica contrarrevolucionaria que el SPD alemán o la CNT española, en lugar de ocupar un lugar de honor en el programa histórico por el comunismo.
Para entender la degeneración de la Revolución Rusa, de bastión de la revolución comunista mundial a Estado capitalista, vanguardia teórica y práctica de la contrarrevolución internacional, es necesario entender la naturaleza y las fuerzas actuantes de la revolución proletaria. Para entender las causas y la naturaleza de una contrarrevolución, es necesario entender la revolución. El ''misterio'' de la degeneración de la Revolución Rusa no puede comprenderse sin entender que el combustible de la revolución se había agotado: los destacamentos más avanzados y combativos del proletariado (la espina dorsal y fuerza dirigente de la revolución) fueron física y moralmente exterminados y atomizados por una sangrienta guerra civil contra un ejército de mercenarios de la burguesía internacional, por la terrible miseria causada por ocho años de guerra y estrangulación económica causadas por la burguesía mundial y por la estrangulación de la revolución mundial. Con el fracaso de las tentativas revolucionarias en el resto de Europa, que podrían haber roto este bloqueo y haber dado oxígeno al fuego revolucionario, el combustible y el momentum revolucionario se apagaron poco a poco. La declaración de Karl Marx de que ''la emancipación de los trabajadores debe ser obra de los trabajadores mismos o no será'' no es una consigna vacía o un elogio a la auto-gestión, sino que expresa entre otras cosas la idea de que solo el proletariado en lucha puede proporcionar el catalizador social y político necesario para liderar una lucha y una alternativa al capitalismo.
Privada de este catalizador, lo que quedaba de la Revolución rusa era su Estado y la estructura institucional dedicada a la gestión del territorio, que se mostraba como algo cada vez más antagónico a los intereses y necesidades de la población, y que asumía irremediablemente una vida autónoma en pos de su propia supervivencia y desarrollo en un mundo gobernado por las relaciones sociales capitalistas de producción. Todo tipo de carreristas sin escrúpulos y arribistas, el ecosistema natural del Estado y el aparato político burgués, ocupan el aparato de Estado y el Partido Comunista, tanto en la URSS como en las organizaciones de la Internacional Comunista estalinizada. Este régimen, antes heredero y al mismo tiempo expresión de la derrota y muerte por asfixia de la Revolución rusa, echaría mano de la mayor brutalidad para su preservación interna y externa (empezando por la eliminación de militantes revolucionarios) y del mayor cinismo, usando todo tipo de fraseología pseudo-marxista y pseudo-revolucionaria, para mantener su influencia y prestigio entre los oprimidos de todo el mundo. La burguesía internacional (con la colaboración de su ala izquierda) hará uso ad nauseam de este irrepetible regalo histórico de la identificación de las diferentes formas de capitalismo de Estado con la alternativa comunista a la sociedad burguesa. De hecho, como decimos más arriba, junto con la farsa ''democrática'', esto se ha convertido en uno de los argumentos ideológicos principales para justificar su dominio. La perspectiva de la superación revolucionaria del capitalismo tendrá que romper con ambos dogmas, o nunca tendrá lugar.
Es necesario tener presente que, a pesar del gran valor de las lecciones de la Revolución rusa y el hecho de que, como decíamos antes, expresan las condiciones generales de la lucha de clases en la decadencia del capitalismo, estas condiciones históricas nunca se darán de nuevo de la misma forma exacta. Primero, porque en aquel momento la burguesía internacional subestimó la amenaza proletaria comunista: no habrá más trenes blindados para revolucionarios, ni se deportará simplemente a revolucionarios ''extranjeros'' al bastión revolucionario. Las condiciones de un Trotsky acorralado y finalmente asesinado con la complicidad de la burguesía mundial serán la norma.
Las revoluciones del futuro, más que probablemente, no se enfrentarán a un aparato político o ideológico de mistificación y canalización tan poco desarrollado como el de Rusia en 1917: se enfrentarán con todo un abanico de organizaciones de izquierda y extrema izquierda directa o indirectamente al servicio de la burguesía y su Estado, organizaciones cuyo principal objetivo será desarmar teórica y prácticamente al proletariado revolucionario.
D. August, 2017
Nota de la publicación en español por parte de la CCI
En primer lugar, agradecemos a un simpatizante muy próximo la rápida traducción de este texto que nos parece excelente, no solo por la defensa de posiciones muy claras sobre lo que pasó en Rusia, tanto en 1917 como posteriormente, sino también por dos puntos que nos parecen muy necesarios:
1) Distingue claramente entre la actividad modesta, paciente y buscando siempre la claridad por parte de los bolcheviques y el mito de unos bolcheviques líderes, “aclamados por las masas”, “sedientos de poder”, que han acreditado tanto sus defensores burgueses (estalinistas y demás canalla) como sus impugnadores demócratas.
2) Señala con precisión que las condiciones de una revolución proletaria en nuestra época no serán tan favorables como lo fueron en un principio para la revolución en Rusia: existía un régimen zarista especialmente torpe e incapaz de ir más allá de la represión y el Gobierno Provisional de Kerenski cometió el error de intentar prolongar a toda costa la guerra lo que enardeció a una gran parte de la población.
Hay, sin embargo, un tema de debate que se desprende del texto del compañero. Este parece equiparar los Consejos y Asambleas obreras con una forma de “democracia obrera”. La democracia es una forma estatal y que contiene en sí misma el engaño de la igualdad y la “participación” de “todo el pueblo”. Los Consejos Obreros no tienen nada que ver con ese engaño[5].
[3] En 1916, Kropotkin y otros 16 destacados anarquistas firmaron un manifiesto de apoyo a la Primera Guerra Mundial expresando con ello una capitulación de una parte del anarquismo ante el capitalismo. Hay que notar que otro sector anarquista criticó esta postura, destacando Emma Goldman y Rudolf Rocker [Nota aclaratoria de la CCI]
[4] Ver a este propósito El sindicalismo frustra la orientación revolucionaria de la CNT, https://es.internationalism.org/revista-internacional/200708/2002/historia-del-movimiento-obrero-el-sindicalismo-frustra-la-orientac [1371]
[5] Ver nuestra Serie sobre los Consejos Obreros. https://es.internationalism.org/series/486 [1372]
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Presentamos a continuación una contribución de un simpatizante muy próximo a la CCI sobre el contencioso catalán. Saludamos este esfuerzo de comprensión y llamamos a que se extienda. Frente a la pugna brutal que tiene lugar en Cataluña entre fracciones españolistas e independentistas, es necesario que se alcen voces que reclamen el internacionalismo y la autonomía política del proletariado y que lo pongan en práctica mediante análisis concretos. Al final de la contribución haremos un comentario sobre un pasaje del mismo que estimamos necesita un debate más profundo.
“Las demás interpretaciones del proceso histórico han perdido toda significación científica. Podemos decir con certeza que en nuestro tiempo es imposible no sólo ser un militante revolucionario sino aún un observador versado en política, sin asimilar la interpretación materialista de la historia.” Trotsky, A 90 años del Manifiesto Comunista
– La lectura general de la escalada del conflicto territorial en Cataluña (incrementado espectacularmente en su actual capítulo desde el año 2010, tras la anulación por parte del Tribunal Constitucional español de un nuevo Estatuto de Autonomía para la región catalana que, bajo la envoltura identitaria, significaba esencialmente mayores recursos fiscales y mayores competencias para las instituciones regionales catalanas) es clara, con dos elementos entrecruzados y mutuamente alimentados: por un lado, se trata de una expresión de crecientes tensiones centrífugas entre facciones de la clase dominante en España por el reparto de un pastel económico duramente castigado por la crisis de 2007-2008, utilizando y canalizando la facción catalanista el descontento de una parte de la población como masa transversal e interclasista de maniobra y presión frente al Estado central; por el otro, de maniobras ideológicas nacionalidentitarias de falsa polarización, mutuamente alimentadas, como medio de crear “unidad nacional”, encontrar chivos expiatorios, y en definitiva como maniobra de distracción y cortina de humo ante la incapacidad de ofrecer perspectivas por parte de un capitalismo decadente, tanto por parte del Estado español como de las facciones catalanistas. Se trata pues, más allá particularidades, de un patrón clásico de los conflictos territoriales entre facciones de la clase dominante a escala internacional (ya sea bajo pretexto nacional, histórico, identitario, étnico, religioso,etc), con la población dominada jugando el papel de carne de cañón y rehén.
Por tanto, saludar y expresar mi acuerdo en líneas generales, sin entrar a valorar aquí matices y diferencias, con las tomas de posición al respecto por parte de la CCI, así como de algunas otras organizaciones que se reclaman de la línea histórica de la Izquierda comunista[1] [1374] (1).
– Existen dos ópticas erróneas a la hora de analizar los conflictos territoriales-identitarios que presenta la sociedad burguesa actual: por un lado, hablar de “pueblos” o de “comunidades nacionales” como pretendidas unidades homogéneas; por el otro, el sobrevalorar el origen histórico de los conflictos.
El primer enfoque pertenece enteramente al mundo de las categorías burguesas, a la idealización y “naturalización” de las relaciones sociales y de producción capitalistas, y por tanto es la moneda corriente de la propaganda burguesa, de sus análisis, y de sus aparatos político-ideológicos , de izquierda a derecha. Bajo las relaciones sociales y de producción capitalistas no existen “pueblos”, ni “comunidades nacionales”, en el sentido de que no existen comunidades homogéneas de intereses, de condiciones de existencia, de perspectivas vitales, de formas de vida y tradiciones culturales características y propias (reales, no inventadas y manipuladas) sin las cuales cualquier concepto de “pueblo” o análogo pierde todo contenido real. En cada conjunto de población, cada facción de la clase dominante trata de defender sus intereses económicos, políticos y sociales, no los intereses del “pueblo” ni la “nación” en su conjunto. La “nación”, la “patria”, el “país”, etc, bajo las condiciones reales y concretas de la organización social capitalista no son otra cosa que el marco territorial en el que las relaciones capitalistas se desarrollan, y en el que las clases dominantes en dichas relaciones ejercen su dominio sobre los medios de producción y la población, principalmente bajo las estructuras institucionales de los Estados burgueses. Existe pues un interés de primer orden por parte de las clases dominantes de presentar, tanto las relaciones sociales y de producción existentes como su marco territorial y estatal, como algo “natural” y dado, negando así el carácter histórico, artificial y temporal de dicha dominación y su marco territorial bajo el manto de la “comunidad nacional” y de la “identidad”, de una pretendida “comunidad de destino en lo universal”, reescribiendo a posteriori la historia humana de un determinado territorio para adaptarla a ese marco territorial de dominación actual, “naturalizándola” y legitimándola. Identidad (lingüísitca, cultural, étnica, histórica, etc) creada y manipulada por las clases dominantes bajo las formas estatales o proto-estatales, siendo esta una característica del nacionalismo burgués de todo signo: al contrario de lo que la propaganda burguesa repite, no son la “nación” y la “identidad” las que crean “naturalmente” un Estado o estructuras estatales, es al revés: son las formas estatales burguesas las que crean a posteriori la “identidad” y la “nación”, en un sentido amplio.
Por tanto, no puede existir perspectiva de superación de las relaciones sociales y de producción existentes sin la negación de la legitimidad del marco de la “comunidad nacional” y de la “unidad nacional”, ya que esta implica de facto la dominación “natural” de las relaciones capitalistas. Y, por extensión, cualquier aceptación, bajo fraseología “popular”, “radical” o “ciudadana” de esta “comunidad nacional” pertenece al terreno de la apología de lo existente: no existe ni puede existir tal cosa como “la autodeterminación de los pueblos” ni “el derecho a decidir” bajo las condiciones reales y concretas del modo de producción capitalista y sus antagonismos, ni existe tal cosa como la “voluntad popular” en abstracto, sino que existe la hegemonía de la ideología dominante bajo el dominio real y concreto de las relaciones capitalistas en su “normalidad”, hegemonía que sólo podo resquebrajarse en un proceso de subversión de esa “normalidad”. La segunda óptica errónea, aunque algunas veces elaborada con intención de clarificación, es el exagerar al atribuir causas profundas que se hunden en la noche de la historia a los numerosos conflictos territorial-identitarios, cuando realmente lo fundamental y prioritario de estos conflictos es su naturaleza burguesa, es decir, son siempre conflictos entre actores burgueses, estatales o protoestales, por la dominación e influencia en un territorio, o expresiones de una exaltación de una pequeña burguesía que aspira a gestionar una parte del Estado y a su vez puede convertirse en un actor burgués, o todo a la vez. Convendría pues no sobrevalorar el elemento histórico en los conflictos territoriales actuales, y por tanto tampoco exagerar en la crisis catalana las particularidades del Estado español y su pretendida “mala soldadura nacional”. Los conflictos territoriales y de tensiones centrífugas vienen inscritos en el ADN de las relaciones sociales y de producción capitalistas y de los Estados burgueses modernos: el carácter atomizado, concurrente y caótico de la producción capitalista, y el carácter histórico y artificial de los Estados burgueses, nacidos a menudo a través de la guerra, la limpieza étnica y la asimetría política, económica, social o demográfica. Por citar únicamente Europa occidental, existen varios Estados con tensiones centrífugas y territoriales más o menos importantes aparte de España (al menos Reino Unido, Bélgica o Italia; curiosamente las dos primeras regiones pioneras en la industrialización capitalista, y la tercera, una de las cunas del mercantilismo y el sistema financiero), y si se mira al marco internacional de conflictos territoriales, se verá que las tendencias centrífugas y el cuestionamiento de los status quo estatales y territoriales, bajo conflictos inter-burgueses intraestatales o internacionales, lejos de ser un elemento excepcional, es un elemento generalizado. En todos siempre hay un factor común: la utilización de la población sometida y descontenta como rehén y carne de cañón que sufre y se bate por intereses ajenos a los suyos. Atribuir a esos conflictos orígenes “identitarios” (nacionales, religiosos, étnicos, culturales, lingüísticos, históricos, etc...) es desenfocar la base fundamental de estos arriba descrita, siendo precisamente al revés: es la creación, mantenimiento y exacerbación de esos conflictos territoriales los que crean, manipulan o exacerban las divisiones y odios nacional-identitarios. De ahí otro elemento fundamental: las divisiones, odios y conflictos territorial-identitarios que el capitalismo ha creado o heredado de sociedades precedentes, y que este exacerba a un nivel superior, sólo podrán ser abordados y superados en un proceso histórico de subversión y alteración radical de las mismas condiciones materiales que los hacen posibles, es decir, a través de una revolución comunista internacional.
– El nacionalismo y el identitarismo de todo tipo, junto con todo lo que va ligado a él, no es únicamente un elemento ideológico, propagandístico y sentimental/irracional digamos, “artificial”, sino que responde a la realidad de la utilización y manipulación por parte de las élites de las frustraciones y miedos de masas atomizadas y dominadas sin un proyecto social y político con el que oponerse y superar lo existente. En este sentido, el elemento identitario y centrífugo como respuesta y canalización del malestar de esas masas amorfas y atomizadas, en un marco de ausencia de alternativa proletaria comunista, presenta una coherencia histórica de la crisis catalana con otras tendencias que puedan darse a nivel internacional, cada una con sus matices particulares y cada una con su chivo expiatorio al que culpar de las contradicciones irresolubles del capitalismo: el nacional-proteccionismo reaccionario de Trump en EEUU; el Brexit en UK; el auge de la extrema derecha en Francia y centro y este de Europa; separatismo flamenco en Bélgica, etc. Y lo mismo que sucede con esas tendencias, las supuestas intenciones del independentismo catalán son en gran medida, al menos a corto y medio plazo, inviables en el marco internacional burgués actual, e incompatibles con los intereses generales del capital nacional, y al igual que el resto de tendencias nacional-identitarias, no hacen otra cosa que vender ilusiones irrealizables en el marco del sistema capitalista actual y crear chivos expiatorios (ya sean segmentos de la población -inmigrantes, musulmanes, importaciones extranjeras-, ya sean determinadas regiones u instituciones).
¿En qué medida y en qué proporción estas tendencias internacionales responden a facciones irresponsables de la clase dominante, a la canalización consciente del malestar de masas impotentes sin alternativa expresadas en el terreno atomizado y pasivo electoral, a naturales tendencias centrífugas, a la descomposición del aparato político e ideológico burgués incapaz de ofrecer alternativas? ¿en qué medida y en qué proporción estas falsas polarizaciones se deben a la sagacidad, a la irresponsabilidad o a la incapacidad de la burguesía? Se trata de una discusión interesante.
– Limitar “sociológicamente” como principal cliente de la mercancía podrida nacional-identitaria envuelta y aromatizada de “soberanía” y “libertad” a las “clases medias” y la pequeña-burguesía, a las que se pueden unir sectores lumpenizados de estas y del proletariado, es un tanto simplista. En el caso catalán y no pocos movimientos nacionalistas es efectivamente el caso, sin embargo en otros fenómenos nacional-identitarios, no es necesariamente así: “sociológicamente hablando” el triunfo electoral de Trump y el Brexit, y la extrema derecha en Alemania, tiene como una base importante la insatisfacción de capas obreras, que en el terreno electoral y “ciudadano” simplemente están disueltas y atomizadas en la masa del “pueblo”. Para evitar caer en un obrerismo sociológico y un materialismo vulgar, incapaces de analizar los fenómenos complejos del capitalismo actual, es necesario comprender que, ante la inexistencia actual de la alternativa proletaria como fuerza social y política opuesta al orden burgués, sectores de las “capas populares”, como masa atomizada e impotente, frente al peso de la vida cotidiana bajo las relaciones capitalistas se muestran incapaces de salir del mundo de las categorías burguesas, y viéndose así mismos como legítimos “ciudadanos de la nación”, agarrándose a la “identidad” y la “nación” como tabla de salvación ante un mundo hostil y como elemento competitivo en el salvaje mercado capitalista, pueden ser influenciados bajo determinadas circunstancias por movimientos e ideologías reaccionarias.
Pero, de una forma más profunda ¿qué es una política pequeño-burguesa? Lo fundamental de esta es que una práctica y visión del mundo que pretende conciliar los intereses de “todo el pueblo” y sus “ciudadanos”, principalmente a través de la “soberanía popular y nacional”, la “libertad” y la “democracia”, en sus variadas formas. Es una visión que grosso modo desea mantener intactos los pilares de la sociedad capitalista, pero desprendida de sus incómodas contradicciones, ya sea con un capitalismo “de rostro humano, social y democrático” (en su variante de ideología pequeño-burguesa de izquierdas), ya sea añorando “los buenos viejos tiempos” de un capitalismo ordenado, “sin crisis”, limpio y “nacional” de un pasado que nunca existió (en su variante de ideología pequeño-burguesa de derechas). Llora amargamente las consecuencias del capitalismo pero es incapaz de afrontar sus causas y sus soluciones, pues sus horizontes no van más allá de las relaciones sociales burguesas: un mundo de propiedad y producción burguesas, de individuos burgueses, de naciones burguesas, de “soberanía” burguesa, de “libertades” burguesas, de “democracia” burguesa... pero desprendido de sus lamentables e inevitables consecuencias. Más allá de obrerismos sociológicos estériles y de un materialismo vulgar simplista, se trata del lenguaje y la ideología comunes de la sociedad burguesa “en normalidad”; una forma idealizada y mistificada del mundo burgués eterno que la clase dominante, incapaz de confesar abiertamente su dominación, utiliza como principal “ideología por procuración” para legitimar y mantener su orden (la “democracia”, la “economía nacional”, la “soberanía nacional”, “los derechos humanos”, los “emprendedores”, “el derecho internacional”...todos esas expresiones de ideología pequeño-burguesa pertenecen al género de “ideología por procuración” de la clase dominante), alimentada por la aparente inexistencia de una alternativa a este y por la lucha cotidiana por la supervivencia bajo las relaciones burguesas, y vehiculada por distintas “capas populares”, principalmente “capas medias” y pequeño-burguesas, aunque también por capas obreras, al ser precisamente el lenguaje y la ideología común del “pueblo” (el “sentido común”) cuando no aparece una alternativa social y política a las relaciones sociales y de producción existentes.
– La extrema izquierda está jugando en el caso catalán (aunque sin duda extrapolable a nivel histórico e internacional a otros casos) el papel de envolver y aromatizar la mercancía podrida nacional-identitaria con un toque “radical” y “popular”: de “autodeterminación generalizada”, de “poder popular” o de “potencialidad revolucionaria”, etc. Es decir, hacer pasar la “unidad nacional” y el olvido de la lucha de clases a través de la total supeditación material y espiritual a las élites catalanistas, por algún tipo “cambio” o “ruptura”.
¿Cuál es el papel que juega la izquierda y extrema izquierda, parlamentaria o extraparlamentaria, de forma general en la sociedad capitalista actual? Su papel objetivo definido históricamente, más allá de la conciencia que tengan de él sus miembros o incluso sectores políticamente miopes de la clase dominante, es: 1) realizar una labor de confusión y falsificación acerca de las contradicciones y antagonismos de la sociedad capitalista, y de las condiciones de su superación; 2) canalizar el malestar hacia vías muertas para desmovilizar y atomizar a las masas, y/o recuperar e instrumentalizar ese malestar hacia los intereses de determinadas facciones burguesas, o pequeño-burguesas aspirantes a convertirse en respetables actores burgueses.
La base material y espiritual de la izquierda y la extrema izquierda es doble: por un lado, los distintos Estados burgueses y facciones burguesas, que, según circunstancias históricas, financian y/o publicitan determinadas corrientes a fin de tener cubierto su flanco izquierdo bajo la amenaza de malestar social, o también para instrumentalizarlas en conflictos interburgueses; por el otro, el núcleo hegemónico, social y espiritualmente, de esta corriente es la pequeña-burguesía y “clases medias” descontentas y exaltadas, cuyo mundo de categorías burguesas idealizadas es fácilmente recuperable para el mantenimiento del orden burgués.
Destacar en ese contexto el papel jugado por el anarquismo en la crisis catalana, tanto por el hecho de ser Cataluña la región donde en las primeras décadas del siglo XX se desarrolló un formidable anarquismo obrero entre las facciones más combativas del proletariado español (y que hoy es idealizado y falsificado, sustraído de su inseparable componente proletario, por gran parte del anarquismo internacional), como por el hecho general de ver en la práctica cuál es el papel objetivo de esta corriente una vez apartado su discurso “virginal” y “radical”. Pues bien, su papel, tanto en Cataluña y el resto de España como a nivel internacional, con pequeñísimas excepciones[2] [1375] (2), ha sido y es el de compañero de viaje crítico y/o ilusionado de todo este movimiento nacional-identitario, mimetizándose una vez más con todo el espectro de la extrema izquierda del capital, envuelto en conceptos abstractos y burgueses (“unidad de todo el pueblo”, “defensa de las libertades”, “derecho a decidir”, etc), que en la práctica sólo significan una cosa: la “unidad nacional” entre explotadores y explotados, el abandono de la lucha contra el sistema capitalista, la canalización del malestar hacia objetivos reaccionarios, y el desarme teórico-práctico de una perspectiva revolucionaria. A cada sobresalto histórico el anarquismo nos recuerda su legítimo lugar objetivamente en las filas de la extrema izquierda del capital.
– Los supuestos “excesos” por parte del Estado español y sus fuerzas de seguridad y aparato judicial, ante la amenaza de pérdida de control de un territorio, que amargamente llora el nacionalismo catalán y la progresía democrática pequeño-burguesa en general, no son una expresión de “déficit democrático” de este; al contrario, son la expresión de la “democracia” burguesa realmente existente, no idealizada ni falsificada. Basta por ejemplo con ver la actuación durante la segunda mitad del siglo XX de “grandes democracias” como la francesa y la británica cuando han visto amenazado su territorio en Argelia o Irlanda del norte, para darse cuenta en qué consiste la “democracia” burguesa realmente existente.
De la actuación de la maquinaria estatal española resulta sin duda clarificador acerca del carácter de clase del Estado burgués “democrático” el que su código legal esté bien alimentado de toda clase de delitos de “rebelión”, “sedición”, “conspiración para la rebelión” contra el orden legal existente, y cuya lectura resulta de lo más interesante y clarificadora. Evidentemente esta no es una característica propia del Estado español y su supuesto “déficit democrático”.
Resulta también interesante y clarificador que, para complementar este arsenal jurídico, en caso de que la “fuerza de la democracia” no fuera suficiente, el Estado, a través de “respetables ciudadanos” y “representantes políticos” haya movilizado, en el contexto de histeria nacionalista española y catalana mutuamente alimentada, de forma apenas disimulada a la extrema derecha españolista y creado en algunos casos un ambiente de progromo contra no-españolistas, izquierdistas, y otros “enemigos de España”, mostrando como el Estado “democrático” mantiene siempre en la reserva un ecosistema de potenciales frei-korps, vinculados a las fuerzas policiales y las cloacas del Estado y alentados por “respetables” políticos burgueses y periodistas, a los que liberar y dejar hacer cuando sea necesario.
Todo lo arriba dicho muestra, una vez más, que llegado el momento, los órganos de combate y poder proletario y sus organizaciones revolucionarias deberán necesariamente enfrentarse al Estado burgués oficial y extra oficial (de extrema derecha a extrema izquierda), y asumir y preparar el hecho histórico inevitable de la guerra civil y su extensión internacional para poder instaurar su dictadura revolucionaria, única alternativa a un capitalismo decadente.
– Ante el “enigma histórico” de nuestro tiempo, la ausencia de alternativa social y política proletaria comunista en una era que clama por el que las fuerzas productivas de la humanidad sean arrebatadas de su modo de apropiación burgués, todo parece indicar que la civilización capitalista desgarrada por sus contradicciones seguirá dando nacimiento orgánica y naturalmente a toda clase de “plagas” en forma de crisis económicas, guerras, movimientos e ideologías reaccionarias, deshumanización, divisiones, odios, violencia, barbarie. Los movimientos e ideologías nacionalidentitarios de todo signo son una de sus expresiones. D.
Noviembre 2017
Sobre un pasaje de la contribución
El compañero afirma: “Existen dos ópticas erróneas a la hora de analizar los conflictos territoriales-identitarios que presenta la sociedad burguesa actual: por un lado, hablar de “pueblos” o de “comunidades nacionales” como pretendidas unidades homogéneas; por el otro, el sobrevalorar el origen histórico de los conflictos”.
Ambas “ópticas” no pueden colocarse al mismo nivel. La primera no es un “error” desde el punto de vista proletario, es la expresión consciente de los partidos que defienden el Estado Capitalista, es la visión ideológica que inocula este último a través del conjunto de medios de adoctrinamiento y “comunicación” que posee, desde la escuela hasta la prensa y TV.
Respecto a la segunda óptica, el compañero plantearía el siguiente debate: ¿El aspecto dominante en los actuales conflictos “nacional – identitarios” sería la decadencia y descomposición del capitalismo o el peso del pasado?
No tenemos ninguna duda al respecto: lo determinante es la decadencia y descomposición del capitalismo. En ese marco, las heridas que se arrastran del pasado hacen que los procesos ligados a la decadencia y descomposición del sistema tomen diferentes formas, en el caso español -que no es por supuesto el único- adoptan la de una exacerbación de las tensiones centrífugas.
Para aclarar la cuestión quisiéramos precisar la evolución que ha seguido la lucha nacional desde la época ascendente del capitalismo, allá por el siglo XVIII-XIX. En este periodo, la formación de ciertas naciones es un elemento progresivo que contribuye a destruir los restos feudales y al desarrollo de las fuerzas productivas. Es el caso de Italia y Alemania que se constituyen en 1870. Sin embargo, en el periodo de decadencia capitalista inaugurado por la gigantesca barbarie de la Primera Guerra Mundial -que se quedaría corta en comparación con la Segunda y todo lo que ha venido después- la formación de nuevas naciones está preñada completamente por la confrontación imperialista entre las diferentes grandes potencias. Las nuevas naciones que se proclaman con el Tratado de Versalles (1919) tienen dos funciones: establecer un cordón sanitario alrededor de la Rusia Soviética[3] [1376] y reforzar la posición imperialista de los vencedores de la primera guerra mundial, especialmente Estados Unidos, Gran Bretaña y Francia. Por su parte, la llamada “Descolonización” de los años 50-60 fue el teatro de un reforzamiento estratégico de USA y la URSS, a la vez que llevó a sangrientos enfrentamientos entre ambas.
Desde los años 90, la nueva oleada de naciones ya no tiene el mismo carácter. Desde luego nacen marcadas por una aspiración imperialista, sin embargo, expresan una exacerbación de las tendencias a la dislocación y al estallido de numerosos estados nacionales, son el signo de la apertura de un proceso (histórico, no inmediato) de descomposición del capitalismo[4] [1377]. La pulsión catalanista es de la misma índole que las veleidades centrífugas del Norte italiano o del Flandes belga, una tendencia nihilista a la secesión que expresa la bárbara pretensión de una región supuestamente “rica” (olvidando que existen clases sociales y que la inmensa mayoría no lo son) que se desentiende de las regiones “pobres” que en su imaginación reaccionaria “se aprovecharían de ella”: el Sur italiano que sería el “parásito” del Norte industrial; el “emprendedor” Flandes que se vería sangrado por la “subvencionada” Valonia o, en fin, la Cataluña “inversora y ahorradora” lastrada por los “vagos” andaluces o extremeños.
El Estado español tiene, no como consecuencia de viejas reminiscencias tribales, sino como resultado de la forma que tomó el desarrollo capitalista en España, una mala soldadura nacional. Este fenómeno provoca tendencias centrifugas y secesionistas – no de formación de nuevas naciones- en momentos de crisis profunda del capitalismo. Concretamente, la primera oleada de tensiones centrífugas en España se produce al calor del periodo de entrada del capitalismo en decadencia: entre 1914 y 1936 es cuando los contenciosos vasco y catalán se acentúan hasta llegar a la proclamación de la República Catalana en 1934 por Companys. La segunda crisis separatista se produce con el siglo XXI manifestando las tensiones centrífugas que exacerba la descomposición: en 2004-2005 asistimos al plan Ibarreche de “independencia de Euskadi” y actualmente a la tentativa catalanista.
CCI
[1] [1378] Ver las tomas de posición sobre el conflicto catalán del Partido comunista internacional ( [1379]www.pcint.org [1379]) [1379] y de la Tendencia Comunista Internacional (www.leftcom.org [1380] ).
[2] [1381] Ver las tomas de posición de dos militantes libertarios, que se salen del “apoyo crítico” al movimiento nacionalista catalán expresado por el anarquismo a nivel internacional.
lapeste.org/2017/09/catalunya-perplejidades-intempestivas-por-tomas-ibanez; lapeste.org/2017/10/miquel-amoros-carta-a-tomas-ibanez-sobre-perplejidadesintempestivas.
[3] [1382] Ver la primera parte de nuestra Serie Balance de las luchas de liberación nacional, https://es.internationalism.org/revista-internacional/201707/4221/balance-de-70-anos-de-luchas-de-liberacion-nacional-primera-parte [1383]
[4] [1384] Ver a este respecto nuestras Tesis sobre la Descomposición, /revista-internacional/200510/223/la-descomposicion-fase-ultima-de-la-decadencia-del-capitalismo [13] y La barbarie nacionalista, https://es.internationalism.org/revista-internacional/200712/2116/la-barbarie-nacionalista [1321]
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La prensa, la TV, las redes sociales, las tertulias radiofónicas solo hablan de Cataluña. Si un extraterrestre llegara a España se quedaría sorprendido de lo pequeño que es el mundo pues, al parecer, éste se reduce a los 32.000 km2 que la región catalana ocupa.
Es cierto que el asunto catalán es serio, tanto por el peligro que entraña para el capital español como por la desestabilización que puede provocar a nivel europeo. Igualmente, el proletariado debe mirar con preocupación el peligro de verse arrastrado por cualquiera de los dos nacionalismos enfrentados: el catalán y el español. Del mismo modo, el engaño mortal que significa la ilusión de que el conflicto se arreglará con “el dialogo democrático”. Señalamos en nuestra reciente toma de posición que “El peligro para el proletariado y para el futuro de la humanidad, es que quede atrapado en esa atmósfera irrespirable que se está generando en torno al embrollo catalán: sus sentimientos, aspiraciones y pensamientos, ya no gravitarían alrededor de qué futuro para la humanidad, qué respuesta a la precariedad y a los sueldos de miseria, qué salida frente a la degradación general de las condiciones de vida; al contrario, estaría polarizado en elegir entre España y Cataluña, en la constitución, el derecho a decidir, la nación…, es decir, los factores que han contribuido a la situación actual y amenazan con llevarla al paroxismo”[1] [1374]
Sin embargo, la realidad tiene otros muchos asuntos que han quedado totalmente eclipsados por el abrumador peso del embrollo catalán. Quisiéramos llamar la atención sobre algunos de ellos. Con ello pretendemos contribuir a que el proletariado tenga una visión global, mundial e histórica, y no se vea debilitado por el prisma estrecho y mezquino que impone el capitalismo y sus violentos conflictos degenerativos.
Los innumerables sondeos de opinión tienen un apéndice que apenas comentan los “expertos”: la debilísima recuperación de la economía no se ve en los hogares. Dicho de otra forma, la economía está respirando un poco gracias al ataque permanente contra las condiciones de vida de los trabajadores. El ruido sobre Cataluña está ocultando esta realidad esencial que demuestra que el interés nacional (de España, de Cataluña o de cualquier otro estado) es radicalmente antagónico al interés de los trabajadores, toda economía nacional crece sobre la miseria y el aumento de la explotación de los obreros[2] [1375]. En un debate en la Primera Internacional, Weston -simpatizante del sindicalismo inglés- pretendía demostrar que el crecimiento de la economía nacional era el que permitía la mejora de las condiciones de vida de los obreros. Puso como ejemplo que si una sopera se hace mayor más sopa habrá para todos, obreros y patronos. Marx rebatió ese ejemplo diciendo que el problema no era el tamaño de la sopera sino el de la cuchara -o sea, el salario y demás condiciones de vida del obrero-, si la cuchara no crecía el crecimiento de la economía nacional no beneficiaría en nada a los obreros[3] [1376].
Veamos algunos ejemplos significativos que ilustran todo lo anterior. El Banco Santander ha absorbido al Banco Popular y alardea de ser uno de los primeros bancos del mundo, políticos, empresarios, brokers etc., celebran este hecho “histórico” para la economía española. Pero veamos la letra pequeña: en una primera etapa, la absorción del Banco Popular va a costar 1580 despidos y la recolocación -seguramente en peores condiciones- de 585 empleados. Todo esto avalado por los sindicatos que se han limitado a mendigar un proceso “menos traumático”[4] [1377].
Otro golpe es el ERE de Unipost que pretende echar a la calle a toda su plantilla: 2200 trabajadores[5] [1387]. Unipost es propiedad de la familia Raventós, que apoya a los soberanistas catalanes. Sin embargo, “la pela es la pela”, cuando se trata del interés del capital importa un bledo la “nacionalidad” de sus explotados: sean estos de origen catalán, español o marroquí, son para ellos UN NÚMERO que si deja de ser rentable se le abandona en la miseria a él y su familia.
Aquí vemos claramente que hay una relación inversa entre la prosperidad de la economía nacional y la de los trabajadores. Pero hay otras muestras. Las empresas energéticas son ensalzadas como una de las joyas de la corona de la economía española. Sin embargo, la otra cara, es que el recibo de la luz subió un 12% en los 10 primeros meses de 2017 y el del gas en un 4,5%[6] [1388]. En cambio, los sueldos en España cayeron un 0,8% en 2016[7] [1389]. El engrandecimiento de esas empresas modelo que cotizan en las bolsas mundiales tiene como contrapartida lo que los “expertos sociales” llaman “pobreza energética”: cada vez más las familias obreras no alcanzan a pagar el abusivo recibo de la luz, el gas y demás suministros energéticos.
Y no pensemos que esa disparidad entre el interés nacional del Capital y las necesidades del proletariado y de la gran mayoría de la población, solamente se aplicaría a España o Cataluña, se aplica a todos los países del mundo, empezando por la primera potencia del globo, Estados Unidos, donde se puede dar un par de ejemplos muy clarificadores: en Nueva York, mientras el lujo se dispara y se construyen nuevos rascacielos para multimillonarios, la pobreza afecta al 20% de la población y el 47% la rozan (es decir casi la mitad), el número de sin techo pasó de 47000 en 2014 a 62000, ¡y todo ello con un alcalde considerado “progresista”, De Blasio![8] [1390]
Una conclusión se impone: apoyar la nación (catalana, estadounidense o española) es apoyar la miseria y la degradación de las condiciones de vida de la clase obrera y de la gran mayoría.
La agencia EFE (8-11-17) reportaba que “El 23% de los consumidores españoles que viven fuera de Catalunya han dejado de comprar productos catalanes y otro 21% se plantea hacerlo en el futuro, según el informe ‘El impacto del desafío independentista en la reputación de las empresas catalanas’, del Reputation Institute”. No sabemos cuántos de ese 23% son obreros, pero está claro que nuestra clase debe rechazar la participación en esas campañas repugnantes que tienen como consecuencia convertirla en carne de cañón de los conflictos Inter burgueses y favorecer la división y el odio entre proletarios.
La situación en Extremo Oriente es cada vez más tensa. Las nuevas acciones nucleares del régimen de Corea del Norte, la gira de Trump por Japón y Corea del Sur, todo ello revela una escalada guerrera que tiene como objetivo en última instancia China, potencia que a su vez responde con toda una serie de acciones y con un aumento espectacular de sus gastos de armamento[9] [1391].
Se está produciendo en los últimos 3 años una aceleración en la carrera de armamentos. Todos los países se rearman. Trump aumenta el gasto militar en un 9,27% lo que supone el mayor incremento en 15 años, China no se queda atrás y oficialmente aumentará el gasto de “defensa” en un 7%, Rusia pretende modernizar el 60% de sus armas, en Francia el anterior presidente anunció la reducción del gasto militar, pero utilizó como excusa el atentado terrorista en Charli Hebdo para hacer todo lo contrario y desde entonces aquel no cesa de aumentar. Japón, por su parte batió el récord de gasto militar en 2016 y el crecimiento seguirá en 2017. Alemania se comprometió en octubre 2016 a doblar en los próximos años su gasto en armas. Corea del Sur, invocando la amenaza de su vecino del norte, ha adquirido misiles, aviones no tripulados y satélites de doble uso, incorporando a su ejército un potente sistema antimisiles llamado significativamente Kill Chain (Cadena de Muerte)[10] [1392]. En lo concerniente a España, El País informa (4-4-17) que el presupuesto para 2018 dispara el gasto en armamento en un 32% y El Mundo documenta que el gasto en defensa se doblará en los próximos 7 años.
Por su parte, los aspirantes al nuevo Estado catalán no se apartan ni un ápice de la naturaleza imperialista que todo Estado nacional debe tener. Según papeles incautados por la Guardia Civil, los señoritos de Junts x Si habían encargado un informe sobre las estructuras militares del nuevo Estado en el que se proponía restablecer el servicio militar obligatorio pese a la mala imagen que éste tenía “debido a la asociación que hacen los catalanes con el ejército español” (sic)[11] [1393]
No hay desde luego que rasgarse las vestiduras ante estas aspiraciones de los independentistas catalanes. Todas las naciones son imperialistas. “El imperialismo no es la creación de un estado o grupo de estados imperialistas. Es el producto de determinado grado de madurez en el proceso mundial del capitalismo, condición congénitamente internacional, una totalidad indivisible, que sólo se puede reconocer en todas sus relaciones y del que ninguna nación se puede apartar a voluntad”[12] [1394]
Como añade Rosa “Hoy la nación no es sino un manto que cubre los deseos imperialistas, un grito de combate para las rivalidades imperialistas, la última medida ideológica con la que se puede convencer a las masas de que hagan de carne de cañón en las guerras imperialistas”. Los catalanistas meterían a sus súbditos en la barbarie imperialista. En un marco cada vez más caótico las guerras regionales se acumulan. Un conflicto aparentemente olvidado porque “no sale en las noticias” (acaparadas por la espiral catalana) sigue vigente con su estela de muertos y destrucción: Afganistán, donde una nota de prensa nos dice que la OTAN va a enviar 3000 hombres[13] [1395]. En Oriente Medio, la pugna entre Arabia e Irán está provocando una desestabilización del Líbano cuyo presidente se haya prácticamente secuestrado en Arabia donde ha sido obligado a dimitir. Por otro lado, la guerra en Yemen -ligada igualmente a tensiones entre potencias regionales- está ocasionando una catástrofe humanitaria: 400 mil niños corren el riesgo de inanición y una epidemia de cólera se ha declarado con 900 mil afectados[14] [1396]
Esta vorágine de guerras mortíferas muestra que el capitalismo es la guerra. La plusvalía que el sistema explota de los trabajadores del mundo no se reparte entre los buitres capitalistas de forma armoniosa: cada empresa busca su mayor porción en el festín a costa de los rivales y recurre a todos los medios a su alcance, legales e ilegales, pacíficos o violentos. Sin embargo, existe un segundo marco mucho más importante para la distribución de la ganancia: la división del mundo en naciones. Los burgueses se agrupan en el Estado nacional y cada uno de ellos intenta sacar la mayor ventaja a costa de los otros. Ahí interviene la guerra imperialista, cada vez más feroz, cada vez más caótica y destructiva, amenazando con aniquilar la humanidad en una sangría interminable de guerras localizadas.
Y en este punto volvemos al asunto catalán. Los independentistas han prometido una secesión pacífica y de guante blanco. ¡Es un engaño vil! La contienda entre naciones es una guerra a muerte donde la clase obrera y toda la población explotada pone los muertos.
Es evidente el deterioro generalizado del medio ambiente en todo el mundo. Muestra que el capitalismo es un sistema que ha deformado y desviado hacia la destrucción del medio natural el desarrollo de las fuerzas productivas. El capitalismo supone una amenaza letal para las dos fuerzas productivas fundamentales: la humanidad trabajadora y el medio natural con todos los recursos que contiene[15] [1397]. Una ilustración que el humo generado por el asunto catalán ha oscurecido completamente es la escalada demoledora que han tenido los incendios forestales en España y Portugal durante el verano de 2017. Un informe de WWF[16] [1398] es elocuente: “Los incendios del siglo XXI han dejado de ser un problema estrictamente ambiental para pasar a ser una emergencia civil, el fuego amenaza viviendas aisladas, urbanizaciones o pueblos, complicando las labores de extinción”, habla de une nueva calidad destructiva en ellos pues abarcan: “zonas en las que se difumina la frontera entre lo urbano y lo forestal por la incursión caótica de urbanizaciones, construcciones y viviendas en los montes: es la llamada interfaz urbano-forestal, que está convirtiendo en zonas de altísimo riesgo”. Estos análisis dan un cariz alarmante a los datos cuantitativos: hasta septiembre ardieron en España 84000 hectáreas, 2 millones desde el año 2000.
La estrechez nacionalista que reduce el mundo a la pugna España – Cataluña impide ver que los incendios son un fenómeno mundial. “Durante lo que va de año se han multiplicado por tres los incendios en la Unión Europea en comparación con los últimos 8 años. Según el Sistema europeo de información sobre incendios forestales, en 2017 se han producido un total de 677 fuegos. Sin embargo, entre 2008 y 2016 hubo solo 215. Estas cifras alarmantes apuntan al cambio climático como el principal responsable”. En 2017 se han desatado en Portugal los peores fuegos en lo que va de siglo, con un balance de 64 muertos y 55 heridos. Los incendios en California causaron 23 muertos y 3500 edificios destruidos[17] [1399].
La primera gran tentativa de iniciar una Revolución Mundial contra el capital y su cárcel nacional fue la revolución proletaria de octubre 1917 en Rusia. No vamos a hablar aquí del tema sobre el que hemos convocado reuniones públicas y nuestro congreso elaborado un Manifiesto[18] [1400], lo que queremos alertar es cómo la reflexión obrera se ha visto totalmente desviada hacia el asunto catalán. Allí no se juega nada bueno para el futuro de la humanidad, allí las dos alternativas en conflicto representan lo peor y lo más cínico de la barbarie del viejo mundo capitalista. Ni España ni Cataluña puede ofrecer otra cosa que, lo que decía Winston Churchill: sangre, sudor y lágrimas. Sangre porque si el enfrentamiento entre fracciones de la burguesía sigue su escalada, las calles empezarán a cobrar un tributo de muertos que no lo pagarán ni los políticos ni los burgueses, sino los explotados. Sudor, porque los desastres que para la economía provocará este enfrentamiento entre bandidos serán “recuperados” con más explotación y más miseria para los obreros de España y de Cataluña. Lágrimas porque el enfrentamiento está llevando a romper familias, a destruir amistades, al racismo, el control policial, la represión tanto por los catalanistas como por los españolistas.
Frente a esta guerra entre gánsteres donde los explotados son los tontos útiles de quienes provocan su miseria y sufrimiento, reivindicamos el combate del proletariado, “Hasta ahora, todos los movimientos sociales habían sido movimientos desatados por una minoría o en interés de una minoría. El movimiento proletario es el movimiento autónomo de una inmensa mayoría en interés de una mayoría inmensa” (Manifiesto Comunista).
¡Contra el movimiento nacional de España o Cataluña, el movimiento internacional del proletariado!
Smolni 15-11-17
[1] [1378] Ver https://es.internationalism.org/accion-proletaria/201710/4240/enfrentamientos-en-cataluna-el-pasado-reaccionario-esta-en-la-democrac [1358]
[2] [1381] El comisario europeo Pirre Moscovici al tiempo que se felicitaba por el crecimiento económico, débil desde luego, pero mantenido durante 18 trimestres consecutivos, se declaraba “preocupado” por el crecimiento mucho más débil y “atípico”, según él, de los salarios. ¡No se puede ser más cínico!
[3] [1382] “Cuando los plebeyos romanos se pusieron en huelga contra los patricios, el patricio Agripa les contó que el estómago patricio alimentaba a los miembros plebeyos del cuerpo político. Lo que no consiguió Agripa fue demostrar que se alimenten los miembros de un hombre llenando el estómago de otro. El ciudadano Weston, a su vez, se olvida de que la sopera de que comen los obreros contiene todo el producto del trabajo nacional y que lo que les impide sacar de ella una ración mayor no es la pequeñez de la sopera ni la escasez de su contenido, sino sencillamente el reducido tamaño de sus cucharas”. Ver Salario, precio y ganancia, https://www.marxists.org/espanol/m-e/1860s/65-salar.htm [717]
[4] [1384] Fuente: https://www.lavanguardia.com/economia/20171108/432721453752/santander-popular-despidos-trabajadores.html?utm_source=newsletters&utm_medium=email&utm_campaign=economia&utm_term=20171109&utm_content=listado-de-noticias-de-la-seccion-de-economia [1401]
[6] [1404] Fuente: https://www.lavanguardia.com/economia/20171107/432703206159/recibo-luz-sube-12-gas-45-en-2017.html?utm_source=newsletters&utm_medium=email&utm_campaign=economia&utm_term=20171108&utm_content=listado-de-noticias-de-la-seccion-de-economia [1405]
[7] [1406] Fuente: https://www.msn.com/ [1407]
[8] [1408] Fuente: https://www.lavanguardia.com/internacional/20171112/432818928478/nueva-york-desigualdad-social-personas-sin-hogar-economia.html?utm_source=newsletters&utm_medium=email&utm_campaign=internacional&utm_term=20171112&utm_content=listado-de-noticias-de-la-seccion-de-internacional [1409] . En la misma edición podemos ver la situación infrahumana que viven los sin techo en el templo tecnológico mundial de Silicon Valley donde una profesora de 54 años se ve obligada a vivir en su coche Volvo porque el sueldo no le alcanza para un alquiler. Un reportaje fotográfico muestra las terribles condiciones de vida de estos olvidados del “grandioso progreso tecnológico” de la “Gran Patria norteamericana”: https://www.lavanguardia.com/internacional/20171111/432772521638/lado-oscuro-silicon-valley.html?utm_source=newsletters&utm_medium=email&utm_campaign=internacional&utm_term=20171112&utm_content=listado-de-noticias-de-la-seccion-de-internacional [1410]
[9] [1411] Ver /content/4236/amenaza-de-guerra-entre-corea-del-norte-y-estados-unidos-la-loca-irracionalidad-del [1364] y https://es.internationalism.org/accion-proletaria/201710/4245/internacionalismo-contra-nacionalismo-declaracion-sobre-las-tensiones- [1412]
[10] [1413] Datos tomados de https://www.elconfidencial.com/mundo/2017-04-26/gasto-militar-paises-estados-unidos-china-rusia_1372688/#10 [1414]
[11] [1415] Fuente: https://www.msn.com/ [1407]
[12] [1416] Rosa Luxemburgo: La Crisis de la socialdemocracia. https://www.marxists.org/espanol/luxem/09El%20folletoJuniusLacrisisdelasocialdemocraciaalemana_0.pdf [901]
[13] [1417] Agencia EFE, Bruselas, 9-11-17
[14] [1418] https://www.lavanguardia.com/internacional/20171110/432754212847/bloqueo-catastrofe-yemen.html?utm_source=newsletters&utm_medium=email&utm_campaign=internacional&utm_term=20171110&utm_content=listado-de-noticias-de-la-seccion-de-internacional [1419]
[15] [1420] Ver el conjunto de nuestros artículos sobre el medio ambiente en https://es.internationalism.org/series/481 [1421]
[17] [1424] Diversas fuentes, la principal Euronews 15-8-17
[18] [1425] Ver https://es.internationalism.org/accion-proletaria/201711/4247/reunion-publica-sobre-el-centenario-de-la-revolucion-de-1917 [1426] y https://es.internationalism.org/accion-proletaria/201710/4237/manifiesto-de-la-corriente-comunista-internacional-sobre-la-revolucion [1356] . También se puede ver un resumen de los artículos publicados en: https://es.internationalism.org/cci-online/200805/2245/lista-de-articulo... [1427]
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Con la llegada del centenario de la revolución rusa, a todos los obreros del mundo nos bombardean y bombardearán con cientos de reportajes, editoriales y discursos de los ''expertos'' a sueldo de este o aquél medio de masas u organización estatal, a cada cual más interesado en dárnoslo todo masticado y que primero y ante todo no reflexionemos por nuestra cuenta, bajo nuestros propios términos, sobre qué fue en realidad lo que ocurrió en Rusia y en el mundo entero en 1917. Con el ánimo de aclararnos y debatir fraternalmente entre proletarios, la Corriente Comunista Internacional organiza una Reunión Pública para responder a estas u otras cuestiones que planteen los asistentes o los que quieran escribirnos mensajes para leerlos en la reunión:
Se trata de tener una reunión abierta donde se puedan plantear todo lo que nos preocupa y podamos organizar respuestas que vayan en el sentido de contribuir a la lucha del proletariado, la única clase social que pueda dar una respuesta al mundo de miseria, barbarie, guerras, destrucción medioambiental, dislocación social..., que es el capitalismo en todos los países.
Lugares de las reuniones:
Viernes 24 de noviembre 18 horas en Espai Llimera calle Timoneda 6 bajo. Junto a Metro Ángel Guimerá.
Sábado 16 de diciembre 17 horas en Centro La Prospe calle Luis Cabrera 19, metro más cercano Prosperidad.
Para todo mensaje de contacto, escritos de participación a leer en la Reunión etc.:
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Esta es una película que sorprende con la aparente rehabilitación del personaje. Sorprendente porque elige los cinco años de la vida de Marx, quizás los más determinantes, aquellos que se extienden desde 1843 hasta 1848, Raoul Peck desea romper con la imagen demasiado caricaturesca del genio solitario actuando fuera del mundo obrero. Pero ¿realmente tiene éxito? Sin duda, el ángulo con el que Raoul Peck se acerca a la vida de Marx corrige en cierto modo la idea de que Marx y Engels son los inventores de nociones abstractas tales como "lucha de clases", "revolución" o "comunismo" ... El filme muestra, aunque a veces demasiado caricaturizado, cómo estos dos hombres, que van a jugar un rol determinante para el movimiento revolucionario, han sido ganados por una causa nacida antes que ellos, en las entrañas del proletariado de los países más industrializados del siglo XIX. En esto, creemos que la visión de Peck es abiertamente distinguible de la de los intelectuales más desatados que intentan demostrar, no sin una gran deshonestidad, que las obras de Marx llevan dentro de sí las semillas de la tragedia estalinista. Sin embargo, esta película no rompe totalmente con la imagen del personaje providencial en tanto altera considerablemente el intento de valorar la dimensión militante y actual del personaje, así como el rol decisivo que deberá jugar el proletariado en la transformación de la sociedad.
Con mucha razón, se da un lugar importante al encuentro clave entre Karl Marx y Friedrich Engels, hijo de un industrial, que hizo comprender al joven Marx las potencialidades políticas de la clase trabajadora y la importancia de la economía política. Sin embargo, debemos deplorar la falta de sutileza de este encuentro donde la frialdad de las presentaciones en el salón de Arnold Ruge de repente da paso a declaraciones de fascinación durante una noche de libaciones y juegos de ajedrez. No se sabe cómo, logran un acuerdo los dos hombres y Marx al felicitar a Engels por abrirle los ojos, afirma, de repente, en un estado de fuerte ebriedad la famosa frase: "Los filósofos hasta ahora solamente han interpretado el mundo; de lo que se trata, sin embargo, es de transformarlo". Paradójicamente, es una escena central, ya que anuncia toda la visión que se hará del personaje a partir de entonces. Un Marx ni filósofo ni historiador ni economista, sino un militante del movimiento revolucionario que se dirige a los trabajadores en las reuniones, entablando polémicas con Proudhon y su reformismo pequeñoburgués o con Weitling y su idealismo cristiano. Además, los dolores de la vida militante no se descuidan. Aunque la represión es retratada de forma un poco ligera cuando Karl y Friedrich tuvieron que jugar al gato y al ratón con la policía en los suburbios de París, la incomodidad y el trauma del exilio, la pobreza, se muestran en su cruda realidad. Estos momentos enfatizan la expresión y el fortalecimiento de los lazos de amistad y amor, pero también los generados por la pasión militante. Raoul Peck reproduce primero el medio revolucionario en París, luego de Bruselas y Londres. Pero a pesar de todo, estas escenas ofrecen una imagen excesivamente personalizada de los debates en el medio revolucionario de la época. Por ejemplo, Raoul Peck parece querer atribuir solo a Marx el descrédito sufrido por Weitling en la Liga de los Justos, mientras que los primeros en desafiar, no sin vergüenza, los objetivos idealistas y mesiánicos de este último son Schapper[1] y una gran mayoría de trabajadores de la Asociación de Trabajadores Alemanes en Londres. Sabemos que Marx siguió esta controversia con gran atención ya que reveló una ruptura entre el comunismo sentimental y el comunismo científico que él mismo defendía. A través de la creación de comités de correspondencia, la Asociación de Londres se acercó a las concepciones de Marx sobre la dirección que debía darse a la evolución del movimiento y, en consecuencia, se alejó de las concepciones de Weitling. Así, la virulenta discusión del Comité de Correspondencia de Bruselas del 30 de marzo de 1846 relata la película relata, termina consumando una ruptura ya en marcha. De hecho, el director sigue siendo prisionero de la visión democrática del debate y de la acción política porque la atención la centra sobre la justa teórica entre líderes, jefes carismáticos, que ocultan lo esencial, a saber, la efervescencia teórica y la reflexión colectiva, complejidad que ya caracterizaba el movimiento obrero en ese momento. Esta confusión adquiere todas sus dimensiones en la forma en que se trata la relación entre Marx y la Liga de los Justos. Creemos que Raoul Peck desea evidenciar que Marx y Engels habían comprendido que la salvación de la humanidad residía en el rol histórico de la clase obrera. Comprendieron también que era necesario separarse de todo idealismo, de palabras etéreas, ilusorias y utópicas sobre los fines y los medios para alcanzar una etapa superior de la sociedad humana[2].
La clase trabajadora necesitaba una teoría práctica para comprender el mundo que la había engendrado y para convencerse de que su situación no era intangible sino transitoria. Darle al proletariado una teoría revolucionaria y convencerla de la necesidad de tal paso es lo que la película trata de destacar con cierta fidelidad, nos parece. Sin embargo, la forma en que se presenta el acercamiento entre Marx y la Liga de los Justos mantiene la visión de un Marx rápido para intrigar, un Marx ambicioso y que juega con su estatura intelectual para derrocar a la mayoría de la vanguardia revolucionaria de la época. De hecho, Marx y Engels parecen querer seducir a los líderes de la Liga, hacen todo lo posible para ponerse en contacto con ella, no dudan en exagerar su proximidad con Proudhon a fin de permitir la posibilidad de desarrollar ramificaciones de comités de correspondencia en el este de Francia... Contrariamente a la vaguedad de la película sobre este evento, es la Liga, bajo la égida de su portavoz Joseph Moll, quien invitó a Marx a adherirse. Como lo relatan Boris Nicolaïevski y Otto Maenchen-Helfen en “La vida de Karl Marx”, “él declaró que sus camaradas estaban al tanto de las justas concepciones de Marx, y que comprendían la necesidad de liberarse de las viejas tradiciones y formas de conspiración. Marx y Engels fueron invitados a colaborar en la nueva orientación teórica y en la reorganización”. Sin embargo, Marx dudó en aceptar, dudaba aún de la verdadera voluntad de la Liga para reorganizarse y tirar a la basura sus viejas concepciones conspirativas y utópicas. Pero “Moll le dijo que precisamente su adhesión y la de Engels eran indispensables, para que la liga realmente fuera liberada de todo lo anticuado. Superando sus escrúpulos, Marx se afilió en febrero de 1847”
Si, en efecto, el peso de las personalidades era bastante fuerte en el movimiento obrero del siglo XIX, la película, aísla la contribución teórica de Marx y Engels, dando finalmente la impresión de que este movimiento dependía exclusivamente de personalidades geniales. Esto se verifica en el transcurso del Congreso de la Liga de los Justos del 1° de junio de 1847, en el que además Marx no asistió oficialmente por falta de dinero, pero presumiblemente esperaba las decisiones del congreso antes de adherirse de manera definitiva a la Liga. Esta escena también está muy caricaturizada, ya que muestra el desarrollo del Congreso como un combate de personas en el que parece prevalecer una minoría de activistas “de élite” apoyadas o impugnados por los aplausos y los gritos de la gran mayoría que permanece en la pasividad. En realidad, esta es una visión distorsionada de un congreso en una organización revolucionaria.
A pesar de la dureza de sus condiciones de vida, los trabajadores politizados dieron gran importancia a la educación y la profundización de las cuestiones políticas a través de la lectura de folletos particularmente. Así, el Congreso no eran el tipo de justa verbal en el que cada campo tenía a su campeón, sino el momento fundamental de la vida de una organización revolucionaria con largos debates en lo que cada militante, sin importar la capacidad teórica de cada uno, expresa y confronta las posiciones. En su Contribución a la historia de la Liga de los comunistas, Engels transmite la realidad de los primeros congresos revolucionarios del proletariado. “En el segundo Congreso, que tuvo lugar a finales de noviembre y principios de diciembre del mismo año [1847], Marx estuvo presente, y participó en largos debates -la duración del congreso fue de al menos diez días- defendiendo la nueva teoría”[3]
En suma, no se puede negar el rol determinante de Marx y Engels en la evolución del movimiento revolucionario, pero se requiere colocar su trayectoria en el medio proletario y enfatizar que su contribución invaluable no podría haber existido sin ese gran movimiento fundamental que convierte a la clase trabajadora en el sujeto activo de la historia. La caricatura proporcionada por el director oscurece esta realidad y enfatiza el lugar preponderante de las individualidades y su papel providencial.
El arte no está destinado a servir a una causa política. Sin embargo, el contenido y la forma de un trabajo puede ser utilizados para llevar un mensaje. Si señalamos la manera en que Raoul Peck intenta exhumar a Marx del cementerio de la historia, es porque la forma en que relata ciertos momentos de su vida tiende a disfrazar y deformar las enseñanzas políticas que se pueden extraer de ella[4]. Y eso es lo que queremos corregir con este artículo.
DL, 28 de octubre de 2017
[1] En tanto que portavoz de la Asociación Alemana de Trabajadores de Londres
[2] Aportamos una lista de artículos donde hemos tratado sobre la contribución de Marx y Engels a la lucha de la clase obrera: 100 años después de la muerte de Marx el marxismo es el porvenir, https://es.internationalism.org/book/export/html/2195 [1430] ; Marx: ¿demócrata o revolucionario? https://es.internationalism.org/book/export/html/791 [1431] ; El Marx de la madurez, comunismo del pasado, comunismo del futuro, https://es.internationalism.org/book/export/html/1824 [1432] ; Cómo el proletariado ganó a Marx para el comunismo, https://es.internationalism.org/revista-internacional/199203/3315/ii-como-el-proletariado-se-gano-a-marx-para-el-comunismo [1433] ; Engels: hace 100 años desaparecía un gran forjador del socialismo, https://es.internationalism.org/revista-internacional/200703/1785/friedrich-engels-hace-cien-anos-desaparecia-un-gran-forjador-del-s [1434]
[3] Friedrich Engels, Contribución a la historia de la Liga de los Comunistas. https://www.marxists.org/espanol/m-e/1880s/1885-hist.htm [1435]
[4] Todas las obras artísticas están influenciadas, a menudo inconscientemente, por la ideología de la clase dominante de una época. Esto lo comprobamos claramente el final de la película donde se pone a una sucesión rápida de imágenes en la cual, por un lado, se proporciona una visión de la devastación producida por el capitalismo, pero, al mismo tiempo se sugiere una amalgama entre el estalinismo (Che Guevara, Mao, Mandela...) y el marxismo, siendo que Stalin fue el verdugo de los auténticos comunistas que habían seguido los pasos de Marx
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En una emisión de televisión en 1965, el físico Robert Oppenheimer, uno de los principales científicos que trabajaban en el desarrollo de la bomba atómica estadounidense durante la Segunda Guerra Mundial, relató sus sentimientos cuando presenció la primera prueba de la bomba atómica en los desiertos de Nuevo México en julio 1945:
"Sabíamos que el mundo no sería el mismo. Algunas personas se rieron, algunas personas lloraron. La mayoría de ellas estaba en silencio. Recordé la línea de la escritura hindú, el Bhagavad Gita; Vishnu está tratando de persuadir al Príncipe de que debe cumplir con su deber y, para impresionarlo, adopta su forma de múltiples brazos y dice: 'Ahora me he convertido en la Muerte, el destructor de mundos'. Supongo que todos pensamos eso, de una manera u otra "[1] [1440].
Antes del capitalismo, muchas sociedades habían desarrollado mitologías del fin del mundo. El apocalipsis anticipado por el judaísmo, el cristianismo y el islam, visto como el destino final de este mundo, se entendía como el precursor de un nuevo cielo y una nueva tierra que duraría por toda la eternidad; mientras que, en la visión hindú, los nuevos mundos e incluso los nuevos universos nacen, se disuelven y renacen interminablemente en un vasto ciclo cósmico.
Pero si bien la idea del apocalipsis no es nueva, lo nuevo en el modo de producción capitalista es, primero, que el mundo habitado por la humanidad durante cientos de miles de años puede ser destruido por las tecnologías que los seres humanos mismos han creado, en lugar de por seres sobrenaturales o un destino inexorable. Y segundo, que tal destrucción no sería el preludio de un mundo nuevo y mejor, sino la destrucción pura y simple.
La bomba atómica probada en el desierto en julio de 1945, un mes después, sería probada en decenas de miles de seres humanos en Hiroshima y Nagasaki. El mundo de hecho no sería lo mismo. La bomba atómica fue la prueba "científica" de algo que muchos ya habían comenzado a sospechar a raíz de la Primera Guerra Mundial: en palabras de Sigmund Freud en 1929, "El hombre ha ganado el control de las fuerzas de la naturaleza a tal punto que con su ayuda no tendrían dificultades en exterminarse unos a otros hasta el último hombre. Saben esto y, por lo tanto, viene una gran parte de los disturbios actuales, su infelicidad y su estado de ansiedad "[2] [1441].
Los psicoanalistas del futuro -si la humanidad puede sobrevivir al capitalismo- tal vez escriban tratados sobre el enorme costo psicológico de la vida con la amenaza no solo de la muerte individual, sino también de la muerte de la humanidad y quizás de toda la vida en la tierra. Ya es posible discernir muchas de las manifestaciones externas de esta carga mental: la huida hacia el nihilismo y las numerosas formas de autodestrucción, la vana búsqueda de esperanza para regresar a las viejas historias apocalípticas, central en particular para el "fundamentalismo" cristiano y musulmán. Para el rival de Freud, Jung, la ola de avistamientos de ovnis a finales de los años 40 era una versión moderna de los viejos mitos: ante la realidad insoportable de la amenaza nuclear, había una marcada tendencia a proyectar los miedos reales en "cosas vistas en los cielos". A menudo acompañado de la esperanza de que seres más sabios vendrían y nos salvarían de nuestras propias locuras[3] [1442]. No es de extrañar que, en 1952, durante la guerra de Corea, que muchos temían que degenerara en la Tercera Guerra Mundial, la Gauche Communiste de France, observara que "la alienación mental en todas sus formas es para nuestra época lo que las grandes epidemias fueron para el Edad Media" [4] [1443].
La espada de Damocles nuclear, de 1945 a 2017
La clase gobernante democrática justificó las atrocidades de Hiroshima y Nagasaki con el cuento de que “salvó vidas”, sobre todo las estadounidenses, porque permitió evitar una invasión militar de Japón. En realidad, la bomba fue una advertencia dirigida menos contra el colapsado ejército japonés que contra la URSS, que recientemente había declarado la guerra a Japón y estaba afirmando su presencia en el Lejano Oriente. Así que Hiroshima fue más el primer acto de la "Tercera Guerra Mundial" que el último acto de la Segunda Guerra Mundial. Esta tercera guerra mundial, la contienda global entre los bloques imperialistas estadounidense y ruso, siguió siendo una guerra "fría" en el sentido de que nunca tomó la forma de un conflicto directo entre los dos bandos. Más bien se libró a través de una serie de guerras de “procuración” o “subcontratadas”, donde los estados locales y los "movimientos de liberación nacional" libraban la guerra sobre el terreno, mientras que las dos superpotencias suministraron armas, inteligencia, apoyo estratégico y justificación ideológica. En algunos momentos, sin embargo, estos conflictos amenazaron con intensificarse y tomar la forma de enfrentamientos nucleares abiertos, en particular, durante la Guerra de Corea a principios de los años 50 y la crisis de Cuba en 1962. Y mientras tanto, la espiral de la "carrera armamentista" significaba que los dos bloques estaban dirigiendo grandes cantidades de trabajo e investigación -que en términos capitalistas significa grandes cantidades de dinero- para perfeccionar las armas que podrían destruir a la humanidad varias veces. Los políticos trataron de tranquilizar a la población mundial con la noción de destrucción mutuamente asegurada o MAD - la idea de que la guerra mundial era impensable en la era nuclear porque nadie podría ganarla. Por lo tanto, la mejor garantía de paz era mantener y desarrollar este gigantesco arsenal de muerte. En otras palabras: se tratatía de incrementar sin descanso las armas que podían destruir la humanidad ¡para que esta no fuera destruida! ¡Una auténtica locura irracional que muestra el grado de cinismo y de barbarie que ha alcanzado el capitalismo decadente! No en balde este sistema es nombrado por las siglas en inglés MAD que significa Loco.
Después del colapso del bloque ruso a finales de los años 80[5] [1444], los políticos intentaron un nuevo engaño: el final de la Guerra Fría significaría un Nuevo Orden Mundial de paz y prosperidad. Un poco más de un cuarto de siglo después, las palabras de George Bush Senior, el presidente que se puso la medalla de la victoria del bloque estadounidense en la Guerra Fría, suenan extremadamente huecas. La prosperidad sigue siendo una quimera para millones, y esto en un sistema mundial constantemente amenazado por grandes tormentas económicas, como la de 2008. En cuanto a la promesa de paz, la ruptura de la disciplina de los viejos bloques ha engendrado una serie de conflictos militares cada vez más caóticos, sobre todo en el área alrededor del Armagedón Bíblico, El Medio Oriente. Esta región, -que ya fue escenario de las guerras árabe-israelíes, la guerra en el Líbano, la guerra Irán-Iraq y la batalla por Afganistán- apenas ha conocido un día sin ser destrtozada por la guerra, desde la primera gran aventura de los Estados Unidos después del colapso del bloque del este -la guerra del Golfo de 1991- a la pesadilla militar actual que acecha a través de Siria e Iraq. Este conflicto, tal vez más que todos los demás, revela la profunda irracionalidad y la naturaleza incontrolada de las guerras en la fase actual. A diferencia de las guerras de procuracion entre los dos bloques que dominaron el período anterior, ahora tenemos una guerra con tantos protagonistas y tantas alianzas cambiantes que es cada vez más difícil explicarlas. Para mantenerse en el poder, el presidente sirio, Bashir Assad, arrasa gran parte de su propio país, mientras que la oposición a su gobierno se divide en fracciones islámicas "moderadas" y "radicales". La coalición respaldada por Estados Unidos contra el "Estado Islámico" en Siria e Irak se ve perjudicada por las rivalidades entre las milicias chiítas y los peshmerga kurdos, especialmente tras el controvertido referéndum sobre la independencia kurda que amenaza con desintegrar al frágil estado iraquí; las potencias regionales como Arabia Saudí, Qatar, Irán y Turquía juegan su propio juego e intercambian peones y alianzas para satisfacer sus intereses inmediatos. Mientras tanto, la gran mayoría de la población se ve obligada a huir hacia Turquía, Jordania o Europa, mientras que los que se quedan tratan de sobrevivir en ciudades en ruinas como Aleppo, Raqqa, Mosul ... Además, estos conflictos están vinculados a una banda más amplia de guerras igualmente caóticas, desde Libia hasta el Cuerno de África y desde Yemen hasta Afganistán y Pakistán. Y esta epidemia de guerras ya no puede aislarse de los centros de la "civilización" occidental: las repercusiones de estas guerras sobre estos pretendidos “oasis de paz” son, por un lado, una gigantesca avalancha de refugiados que se dirigen a Alemania y otros países y que son repelidos brutalmente por Turquía (subcontratada por la UE en esa sucia tarea) o por los Estados del Grupo de Visegrad (con Hungría la cabeza, igualmente feroz en la represión de los refugiados). Por tra parte, el Estado Islámico y toda una cantidad de “simpatizantes espontáneos” salpican de atentados terroristas con un importante saldo de muertos las grandes ciudades de Europa Occidental.
Estas guerras con todas sus ramificaciones en las supuestas metrópolis “civilizadas” nos dan una visión aterradora de lo que podría estar por venir para el mundo entero si se permite que las tendencias destructivas dentro del sistema capitalista lleguen a su plenitud. Pero hay otro aspecto en la evolución actual de las tensiones imperialistas: la reaparición de la amenaza nuclear bajo una nueva forma. En la época de los bloques o Guerra Fría (1945-1989), las dos superpotencias tenían un verdadero interés y capacidad para limitar la propagación de las armas nucleares hacia sí mismas o a los regímenes en los que confiaban para obedecer sus órdenes. El armamento nuclear de China en la década de 1960 fue una ruptura en esta cadena de mando porque China ya se había separado del bloque ruso; pero desde que los bloques llegaron a su fin, la "proliferación nuclear" ha ido aumentando. India y Pakistán, dos estados que ya han ido a la guerra en varias ocasiones y viven en un estado permanente de tensión, ahora tienen armas nucleares apuntando el uno al otro. Irán ha dado pasos considerables hacia su adquisición y muchos otros regímenes e incluso grupos terroristas están sin duda trabajando silenciosamente para unirse al club de propietarios de armas atómicas.
Pero los últimos años han deparado una escalada en esa tendencia: la adquisición y las pruebas piratas de armas nucleares por parte del régimen estalinista en Corea del Norte[6] [1445], mientras la principal potencia militar del mundo, Estados Unidos, está en manos de un narcisista impredecible que llegó al poder aupado en la ola populista global[7] [1446].
Estas dos formas de "regímenes malvados" se han enzarlado en una sobrepuja de amenazas y de actos de desafío, donde no todo es fanfarronería. Es cierto que, por una parte, existen, dentro de ambos regímenes, factores que les impiden desencadenar un holocausto nuclear. Trump, por ejemplo, no tiene las manos totalmente libres porque existe una oposición en su propio aparato de seguridad y militar. Sin embargo, no podemos dejar de lado que se está creando un engranaje de provocaciones mutuas que puede acabar fuera de control y, la ola populista de la burguesía apunta una espiral irracional que favorece decisiones impredecibles y precipitadas.
Pero necesitamos poner de relieve un factor más importante que no atenua sino que agrava los riesgos: en primera plana está la tensión jugando con armas nuclearas de Corea del Norte y USA, pero en la trastienda hay una rivalidad más global, entre China y los Estados Unidos. Mientras tanto, Rusia sigue siendo la segunda potencia nuclear más fuertemente armada del mundo, ha recuperado gran parte del estatus que perdió con el colapso de la URSS, y está persiguiendo una política exterior cada vez más agresiva, especialmente en Ucrania y Siria. El peligro de la guerra nuclear sigue siendo tan real como siempre, incluso si la forma que toma puede haber cambiado desde el período 1945-89.
"Armagedón ecológico"
Durante el período de la Guerra Fría, no se vieron las consecuencias del crecimiento económico que siguió la Segunda Guerra Mundial, un optimismo desaforado dejó en la penumbra lo que tal crecimiento podría representar para el equilibrio entre el hombre y el resto de la naturaleza. Pero las últimas décadas han demostrado cuán limitado es el “control del hombre sobre las fuerzas de la naturaleza" bajo el impulso capitalista de obtener ganancias, donde el saqueo, el despilfarro y la destrucción siempre han dominado lo que Marx llamó el "intercambio metabólico" del hombre con la naturaleza.
El 19 de octubre pasado, El Guardián informó que "La abundancia de insectos voladores se ha desplomado en tres cuartas partes en los últimos 25 años, según un nuevo estudio que ha conmocionado a los científicos. Los insectos son una parte integral de la vida en la Tierra como polinizadores y presas de otros animales salvajes y se sabía que algunas especies como las mariposas estaban disminuyendo. Pero la escala recientemente revelada de las pérdidas para todos los insectos ha provocado advertencias de que el mundo está "en camino hacia el Armagedón ecológico", con profundos impactos en la sociedad humana"[8] [1447].
Ya sabíamos, por supuesto, sobre el alarmante declive de las abejas. Y esta es solo una parte de la tendencia hacia la extinción masiva de innumerables especies de seres vivos, provocada por el envenenamiento del aire y los mares por los pesticidas, las emisiones de las industrias y del transporte, y el azote de los desechos plásticos. Y esta nube tóxica también está matando a seres humanos a un ritmo cada vez mayor. El día después del artículo sobre el declive de los insectos, The Guardian publicó un nuevo informe que estima que nueve millones de personas mueren cada año como resultado directo de la contaminación[9] [1448]. Si a esto se le suma el derretimiento de los casquetes polares, el desencadenamiento de las supertormentas, las sequías y los incendios forestales relacionados con el cambio climático provocado por el hombre, la amenaza de "Armagedón ecológico" se parece cada vez más a las historias tradicionales sobre el mundo pereciendo en inundaciones y fuego.
Por lo tanto, a la amenaza de la destrucción a través de la guerra imperialista, la cuestión ecológica agrega otra y no es una amenaza menos aterradora, pero estos dos jinetes del apocalipsis no cabalgarán por separado. Por el contrario, un mundo capitalista enfrentado a la disminución de los recursos vitales, ya sea que se trate de energía, alimentos o agua, es mucho más probable que afronte el problema a través de una competencia nacional exacerbada, pillaje militar y robo -en definitiva, guerra económica e imperialista- que sólo a través de la cooperación racional a nivel planetario podría encontrar una solución a este nuevo desafío a la supervivencia humana.
El otro lado de la desesperación
Visto unilateralmente, este resumen de la situación de la humanidad solo puede inducir a la desesperación. Pero hay otro lado: si los productos de las manos del hombre los hacen capaces de "exterminarse unos a otros hasta el último hombre", realizando así las pesadillas apocalípticas más oscuras, las mismas fuerzas de producción podrían ser utilizados para realizar otro muy antiguo sueño: un mundo de abundancia donde no hay necesidad de un sector de la sociedad enseñoreardo sobre otro, un mundo que haya ido más allá de las divisiones que están en el corazón del conflicto y la guerra.
Una de las contradicciones en la evolución del capitalismo es precisamente que, en él, tal mundo se ha convertido en materialmente posible, -diríamos a principios del siglo XX- mientras este orden social sumerge a la humanidad en las guerras más bárbaras de la historia. A partir de este punto, su propia supervivencia se vuelve cada vez más antagónica a la supervivencia de la humanidad. Esta es la prueba más contundente de que el capitalismo, a pesar de todas sus capacidades intactas para innovar, desarrollarse, encontrar remedios para sus crisis, se ha vuelto obsoleto, un obstáculo fundamental para el avance futuro de nuestra especie.
El reconocimiento de esta realidad es clave en el desarrollo de una conciencia revolucionaria entre las masas explotadas que siempre son las primeras víctimas de las crisis y guerras del capitalismo. La comprensión de que el capitalismo, como civilización mundial, había entrado en su época de decadencia, fue un factor crucial en los monumentales sucesos puestos en marcha por la revolución en Rusia en 1917 en la ola revolucionaria internacional que obligó a la burguesía a detener la matanza de la Primera Guerra Mundial y que, durante un período demasiado breve, trajo la promesa del derrocamiento del capitalismo y el advenimiento de una sociedad comunista mundial[10] [1449].
Hoy, podría parecer que tales esperanzas revolucionarias pertenecen por completo al pasado. Pero, contrariamente a la ideología y la propaganda activa de la burguesía, la lucha de clases no ha desaparecido de la historia y, de hecho, incluso antes de que adopte un carácter revolucionario generalizado y consciente, tiene un enorme peso en la situación mundial. Durante la Guerra Fría, como hemos visto, la clase dominante intentó convencernos de que su doctrina MAD estaba preservando al planeta de una tercera guerra mundial. Lo que nunca nos dirían es que había un "elemento de disuasión" más poderoso para la guerra mundial después de que el capitalismo entrara en su actual fase de crisis económica a fines de los años 60. Este fue un factor que había faltado en la década de 1930, cuando la depresión económica condujo rápidamente a la guerra: una clase trabajadora invicta más preparada para luchar por sus propios intereses que para unirse a los planes bélicos de la burguesía.
Hoy, la ruptura de los bloques y la aceleración del cada uno para sí en la escena imperialista es otro factor que hace que una clásica tercera guerra mundial sea un escenario menos probable. Sin embargo, este no es un factor que favorezca al proletariado, porque la amenaza de la guerra mundial ha sido remplazada por un deslizamiento más insidioso hacia la barbarie en la cual, como hemos argumentado aquí, el peligro de la guerra nuclear no ha disminuido de ninguna manera. Pero la lucha de clases -y su escalada hacia la revolución- sigue siendo la única barrera para la profundización de la barbarie, la única esperanza de que la humanidad no solo evitará el apocalipsis del capital, sino que se dará cuenta de todo su potencial sin explotar.
Amós, 21.10.17
[1] [1450] J. Robert Oppenheimer en la prueba de la Trinidad (1965). Archivo atómico. Obtenido el 23 de mayo de 2008
[2] [1451] La civilización y sus descontentos, Londres 1973, capítulo VIII, p82
[3] [1452] Carl Jung, Platillos voladores, un mito moderno de las cosas visto en los cielos, Bollingen Series: Princeton University Press, 1978
[4] [1453] Internationalisme 1952, "La evolución del capitalismo y la nueva perspectiva", https://en.internationalism.org/ir/21/internationalisme-1952 [1454]
[5] [1455] El colapso de la Unión Soviética fue en parte el resultado de la gran carga del gasto en armas en una economía que era inherentemente mucho más débil que la de los Estados Unidos. Pero para un análisis más exhaustivo de las raíces de la crisis en el bloque oriental, consulte "Tesis sobre la crisis económica y política en los países del este", /content/3451/tesis-sobre-la-crisis-economica-y-politica-en-los-paises-del-este [1456]
[6] [1457] Ver /content/4236/amenaza-de-guerra-entre-corea-del-norte-y-estados-unidos-la-loca-irracionalidad-del [1364]
[7] [1458] Ver https://es.internationalism.org/revista-internacional/201610/4178/contribucion-sobre-el-problema-del-populismo-junio-de-2016 [1124] y https://es.internationalism.org/revista-internacional/201703/4201/la-eleccion-de-trump-y-el-derrumbe-del-orden-mundial-capitalista [1172]
[8] [1459] http: //www.theguardian.com/environment/2017/oct/18/warning-of-ecological-armage... [1460]? CMP = share_btn_link
[9] [1461] http: // www.theguardian.com/environment/2017/oct/19/global-pollution-kills-millions-threatens-survival-human-societies [1462]
[10] [1463] Ver nuestro Manifiesto sobre el centenario de 1917, https://es.internationalism.org/accion-proletaria/201710/4237/manifiesto-de-la-corriente-comunista-internacional-sobre-la-revolucion [1356]
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Una de las lacras que afectan a las organizaciones revolucionarias de la Izquierda Comunista es que muchos de sus militantes han pasado antes por partidos y grupos de Izquierda y Extrema Izquierda del Capital (PS, PC, trotskismo, maoísmo, anarquismo oficial, la supuesta “nueva izquierda” de Syriza o Podemos). Esto es inevitable pues ningún militante nace con la claridad bajo el brazo. Sin embargo, ese paso deja un lastre de difícil identificación: se logra romper con las posiciones políticas de esas organizaciones (sindicalismo, defensa de la nación y del nacionalismo, participación en las elecciones etc.), sin embargo, resulta mucho más difícil desembarazarse de las actitudes, el modo de pensamiento, la forma de debatir, los comportamientos, las concepciones, que esas organizaciones inyectan en grado sumo y que constituyen su modo de vida.
Esa herencia, lo que llamamos la herencia oculta de la Izquierda del Capital contribuye a provocar dentro de las organizaciones revolucionarias tensiones entre camaradas, desconfianza, rivalidades, comportamientos destructivos, bloqueos del debate, posturas teóricas aberrantes etc., que combinados con la presión de la ideología burguesa y pequeña burguesa les hacen mucho daño. El objetivo de la Serie que iniciamos es identificar y combatir ese pesado lastre.
Desde su primer congreso (1975) la CCI abordó el problema de esas organizaciones que dicen reclamarse del “socialismo” y practican una política capitalista. La Plataforma[1] que adoptó dicho congreso en su punto XIII señala: “El conjunto de partidos y grupos que defienden, incluso condicionalmente o de manera “crítica”, ciertos Estados o ciertas fracciones de la burguesía contra otras sea en nombre del “socialismo”, de la “democracia”, del “antifascismo”, de la “independencia nacional”, del “frente único” o del “mal menor”; que participan, de la forma que sea, en el juego burgués de las elecciones, en la actividad anti obrera de los sindicatos o en la mistificación autogestionaria son órganos del aparato político del capital. Destacan entre ellos los partidos “socialistas” y “comunistas”.
Nuestra Plataforma enfoca además el problema de los grupos y grupúsculos que se colocan “a la izquierda” de esos dos grandes partidos, que, a menudo, les hacen “críticas incendiarias”, y adoptan poses más “radicales”: “El conjunto de corrientes llamadas “revolucionarias”, tales como el maoísmo, el trotskismo o el anarquismo tradicional pertenecen al mismo campo que ellos, el campo del capital. El que tengan menos influencia o el que utilicen un lenguaje más radical no quita para nada el carácter burgués de su programa y su naturaleza que hace de ellos útiles recogedores o suplentes de los grandes partidos de izquierda”.
Para comprender qué función cumplen la izquierda y la extrema del capital, hemos de recordar que, con la decadencia del capitalismo, el Estado “ejerce un control cada vez más potente, omnipresente y sistemático, sobre todos los aspectos de la vida social. A una escala muy superior a la decadencia romana o feudal, el Estado de la decadencia capitalista se ha convertido en una máquina monstruosa, fría e impersonal que ha terminado por devorar la sustancia de la sociedad civil” (Punto IV de nuestra Plataforma). Esta naturaleza es aplicable tanto a los regímenes abiertamente dictatoriales de partido único (estalinistas, nazis, dictaduras militares) como a los democráticos.
En ese marco los partidos políticos no son los representantes de las distintas clases y capas de la sociedad, sino los instrumentos totalitarios del Estado para someter a los imperativos del Capital nacional al conjunto de la población y principalmente a la clase obrera. Igualmente se convierten en la cabeza de redes clientelares, grupos de presión y esferas de influencia, que mezclan la acción política con la económica y se transforman en el caldo de cultivo de una incontenible corrupción.
En los sistemas democráticos, el aparato político del Estado capitalista se estructura en dos alas: la derecha, enlazada con las fracciones clásicas de la burguesía y encargada del encuadramiento de los sectores más atrasados de la población[2], y la izquierda (junto con los Sindicatos y un abanico de organizaciones de extrema izquierda) consagrada esencialmente al control, la división y la destrucción de la conciencia de la clase obrera.
Las organizaciones que se da el proletariado no están libres de degeneración. La presión de la ideología burguesa las corroe desde dentro y puede llevarlas al oportunismo el cual si no se le combate a tiempo acaba en la traición y en la integración en el Estado capitalista[3]. El oportunismo da el paso decisivo ante hechos históricos determinantes de la vida social capitalista: los dos momentos clave han sido hasta la fecha la Guerra Imperialista Mundial y la Revolución Proletaria. En la plataforma tratamos de explicar el proceso que conduce a ese paso fatal: “los partidos socialistas, en un proceso de gangrena por el reformismo y el oportunismo, se vieron conducidas, con ocasión de la Primera Guerra Mundial, a comprometerse en la política de defensa nacional primero para después oponerse abiertamente a la oleada revolucionaria de posguerra hasta el extremo de jugar el papel de verdugos del proletariado como en Alemania en 1919. La integración final de cada uno de estos partidos en sus Estados nacionales respectivos tuvo lugar en diferentes momentos en el periodo que siguió al estallido de la Primera Guerra Mundial, sin embargo, este proceso se vio definitivamente terminado a comienzos de los años 20, cuando las últimas corrientes proletarias fueron eliminadas o salieron de sus filas para unirse a la Internacional Comunista.
Del mismo modo, los partidos comunistas pasaron a su vez al campo del capitalismo tras un proceso similar de degeneración oportunista. Este proceso que comenzó desde el principio de los años 20 continuó tras la muerte de la Internacional Comunista (marcada en 1928 por la adopción de la teoría del “socialismo en un solo país”) hasta desembocar, pese a la lucha encarnizada de sus fracciones de izquierda, en una completa integración en el Estado capitalista al principio de los años 30 con su participación en los esfuerzos de armamento de sus burguesías respectivas y su entrada en los “Frentes Populares”. Su participación activa en la “Resistencia” durante la Segunda Guerra Mundial y posteriormente en la “reconstrucción nacional” tras su finalización, los ha confirmado como fieles servidores del capital nacional y como la más pura encarnación de la contrarrevolución”
En el lapso de 25 años -entre 1914 y 1939 - la clase obrera perdió primero los partidos socialistas, después en los años 20 los partidos comunistas y finalmente, a partir de 1939, los grupos de la Oposición de Izquierda de Trotski que apoyaron la barbarie aún más brutal de la Segunda Guerra Mundial. “En 1938, la Oposición de Izquierdas se constituye en IVª Internacional. Es una aventura oportunista pues no se puede constituir un partido mundial en una situación de marcha hacia la guerra imperialista y, por lo tanto, de profunda derrota del proletariado. Los resultados serán desastrosos: en 1939-40, los grupos de la sedicente 4ª Internacional toman posición a favor de la guerra mundial arguyendo los más variados pretextos: la mayoría el apoyo a la “patria socialista” rusa, pero hasta hubo una minoría que apoyó a la Francia de Pétain (satélite a su vez de los nazis).
Contra esta degeneración de las organizaciones trotskistas reaccionaron los últimos núcleos internacionalistas que todavía quedaban en su seno: especialmente la compañera de Trotski y el revolucionario de origen español Munis. Desde entonces las organizaciones trotskistas se han convertido en agencias “radicales” del Capital que tratan de embaucar al proletariado con toda clase de “causas revolucionarias” que generalmente corresponden a fracciones “antiimperialistas” de la burguesía (como actualmente el famoso sargento Chavez). Del mismo modo, recuperan a los obreros asqueados del juego electoral haciéndoles votar de forma “crítica” a los “socialistas” para, de esa manera, “cerrar el paso a la derecha”. Finalmente, les ilusionan con “recuperar” los sindicatos a través de “candidaturas combativas”[4].
La clase obrera es capaz de generar fracciones de izquierda dentro de los partidos proletarios cuando estos comienzan a verse afectados por la enfermedad oportunista. Así, dentro de los partidos de la 2ª Internacional se destacaron los bolcheviques, la corriente de Rosa Luxemburgo, el tribunismo holandés, los intransigentes italianos etc. La historia del combate que libraron estas fracciones es suficientemente conocida pues sus textos y contribuciones lograrían cristalizar en la formación de la 3ª Internacional.
Por su parte, ya desde 1919, la reacción proletaria a las dificultades, errores y posterior degeneración de la 3ª Internacional se expresó en las Izquierdas Comunistas (italiana, holandesa, alemana, rusa etc.) que llevaron -con muchas dificultades y desgraciadamente muy dispersas- un combate heroico y consecuente. La Oposición de Izquierdas de Trotsky nació más tardíamente y de forma mucho más incoherente. En los años 30, la fosa entre la Izquierda Comunista -principalmente de su grupo más consecuente, Bilan, exponente de la Izquierda Comunista italiana- y la Oposición de Trotski se fue haciendo más evidente. Mientras que Bilan supo ver las guerras imperialistas localizadas como expresiones de un curso hacia la guerra imperialista mundial, la Oposición se enredó en divagaciones sobre la liberación nacional y el carácter progresista del antifascismo. Mientras Bilan supo ver el alistamiento ideológico para la guerra imperialista y el interés del Capital tras la movilización de los obreros españoles hacia la guerra entre Franco y la República, Trostky vio en las huelgas de julio 1936 en Francia y en la lucha antifascista en España el principio de la revolución… Sin embargo, lo peor fue que si bien Bilan no tenía aún claro la naturaliza exacta de la URSS sí que tuvo bien claro que no se podía apoyarla de ninguna de las maneras y que la URSS era un agente activo de la contienda bélica que se preparaba. En cambio, Trotski con sus especulaciones sobre la URSS como “estado obrero degenerado” abría las puertas al apoyo a la URSS como medio de apoyar la segunda carnicería mundial de 1939-45.
Desde 1968 la lucha proletaria renace en todo el mundo. El Mayo Francés, el Otoño Caliente italiano, el Cordobazo argentino, el octubre polaco etc. son expresiones de ese vigoroso combate. Esta lucha da lugar a una nueva generación revolucionaria. Muchas minorías obreras surgen por doquier y todo ello constituye una fuerza fundamental para el proletariado.
Sin embargo, es importante señalar el papel de destrucción de esas minorías que juegan los grupos de extrema izquierda del capital. El trotskismo del cual ya hemos hablado, el anarquismo oficial[5] y, finalmente, el maoísmo. Respecto a este último es preciso señalar que nunca ha sido una corriente proletaria. Los grupos maoístas nacen de las querellas de tinte imperialista y de guerras de influencia entre Pekín y Moscú que llevaron a la ruptura entre ambos estados y a la alineación de Pekín con imperialismo norteamericano en 1972.
Se calcula que hacia 1970 había en el mundo más de cien mil militantes que, aunque con enormes confusiones, se pronunciaban por la revolución, contra los partidos de izquierda tradicionales (PS, PC), contra la guerra imperialista y buscaban como impulsar la lucha proletaria en ciernes. Una inmensa mayoría de ese importante contingente fue recuperado por esa constelación de grupos de extrema izquierda. La Serie que estamos escribiendo irá desmenuzando concienzudamente todos los mecanismos a través de los cuales ejercieron esa recuperación. Hablaremos no solamente del programa capitalista envuelto en banderas radicales y obreristas sino de los métodos organizativos, de debate, de funcionamiento, de moralidad, que emplearon.
Lo bien cierto es que su acción fue muy importante para destruir la potencialidad de que la clase obrera construyeron una amplia vanguardia para su combate. Los militantes potenciales fueron desviados hacia el activismo y el inmediatismo, encauzados a un combate estéril dentro de los sindicatos, los municipios, las campañas electorales etc.
Los resultados fueron concluyentes:
- La mayoría abandonó la lucha profundamente decepcionado y cayendo en un escepticismo sobre la lucha obrera y la posibilidad del comunismo; una parte nada desdeñable de este sector cayó en la droga, la bebida, la desesperación más absoluta;
- Una minoría quedó como tropa de base de sindicatos y partidos de izquierda, propagando una visión escéptica y desmoralizante de la clase obrera;
- Otra minoría, más cínica, hizo carrera en sindicatos y partidos de izquierda, aunque una parte de estos “triunfadores” pasaron a formar parte de los partidos de derecha[6].
Los militantes comunistas son un activo vital para el proletariado y es tarea central de los grupos actuales de la Izquierda Comunista que hoy han heredado la trayectoria de Bilan, Internationalisme etc., el sacar todas las lecciones de lo que permitió esa enorme sangría de fuerzas militantes que sufrió el proletariado en su despertar histórico de 1968.
Para realizar su sucia labor de encuadramiento, división y confusión, los partidos de izquierda y extrema izquierda propagan una falsa visión de la clase obrera. Esta impregna a los militantes comunistas deformando su pensamiento, su conducta y sus planteamientos. Es pues vital identificarla y combatirla.
Para izquierda y extrema izquierda los obreros no forman una clase social antagónica al capitalismo sino una suma de individuos. Son la parte “de abajo” de la “ciudadanía”. Como tales, los obreros individuales tendrían que aspirar a una “situación estable”, a un “precio justo” de su trabajo, a un “respeto de sus derechos” etc.
Esto permite a la Izquierda esconder algo esencial: la clase obrera es una clase imprescindible para la sociedad capitalista pues sin su trabajo asociado esta no podría funcionar, pero al mismo tiempo es una clase excluida de la sociedad, extraña a todas sus reglas y normas vitales, y por tanto es una clase que solamente puede realizarse como tal aboliendo de arriba abajo la sociedad capitalista. En lugar de esta realidad aparece la idea de una clase “integrada”, que mediante reformas y la participación en las instituciones podría satisfacer sus intereses.
Seguidamente, esta visión disuelve la clase obrera en la masa amorfa e interclasista de “la ciudadanía”. En semejante magma el obrero aparece igualado al pequeño burgués que le tima, al policía que le reprime, al juez que lo condena al desahucio, al político que le engaña y hasta los “burgueses progresistas”. Las nociones de clase social y antagonismo de clases desaparecen para abrir paso a la noción de ciudadanos de la nación, la falsa “comunidad nacional”.
Borrada de las mentes obreras la noción de clase desaparece igualmente la noción fundamental de clase histórica. El proletariado es una clase histórica que, más allá de la situación por la que atraviesan sus diferentes generaciones o sus distintos sectores geográficos, tiene en sus manos un porvenir revolucionario, la instauración de una nueva sociedad que supere y resuelva las contradicciones que llevan al capitalismo a la destrucción de la humanidad.
Barriendo las nociones vitales y científicas de clase, antagonismo de clases y clase histórica, la Izquierda y la Extrema Izquierda del capital colocan la revolución como un buen deseo que habría que dejar en las manos “expertas” de políticos y partidos. Introducen la noción de delegación del poder, concepto perfectamente válido para la burguesía, pero absolutamente destructivo para el proletariado. En efecto, la burguesía, clase explotadora que detenta el poder económico, puede confiar la gestión de sus asuntos en un personal político especializado que forma una capa burocrática con intereses propios dentro del entramado del capital nacional.
No ocurre lo mismo para el proletariado, que es una clase explotada y revolucionaria a la vez, que no posee ningún poder económico, sino que su única fuerza son su conciencia, su unidad y su solidaridad, su confianza en sí mismo, es decir, factores que se ven radicalmente destruidos si se confían en una capa especializada de intelectuales y políticos.
Armados por esa delegación, los partidos de izquierda y extrema izquierda defienden la participación en las elecciones como medio de “cerrar el paso a la derecha”. Es decir, destruyen en las filas obreras la acción autónoma como clase para transformarse en una masa de ciudadanos votantes. Una masa individualizada, cada cual encerrado en sus “propios intereses”. La unidad y la autoorganización del proletariado son así machacadas.
Finalmente, los partidos de izquierda y extrema izquierda piden al proletariado que se ponga en manos del Estado para “conseguir una nueva sociedad”. Hacen la prestidigitación de convertir al verdugo capitalista que es el Estado en el “amigo de los obreros”.
Izquierda y sindicalistas propagan una visión materialista vulgar de los obreros. Según ellos, los obreros son unos individuos que solo piensan en su familia, en sus comodidades, en tener el mejor coche, la casa más lujosa, ahogados por ese consumismo no tienen “ningún ideal” de lucha, prefieren quedarse en casa para ver el futbol o ir al bar con los amigotes. Rizando el rizo afirman que los obreros están endeudados hasta las cejas para pagar sus caprichos consumistas y, por lo tanto, son incapaces de toda lucha[7].
Con estas moralinas convierten la lucha de los obreros en un Ideal voluntarista y no en una necesidad material. El comunismo, meta final de la clase obrera, es una necesidad material en respuesta a las contradicciones insolubles del capitalismo[8]. Separan y oponen la lucha reivindicativa con la lucha revolucionaria, cuando hay una unidad entre ambas pues la lucha de la clase obrera es, como decía Engels, unitariamente económica, política e ideológica.
Privar a nuestra clase de esa unidad lleva a la visión idealista de una lucha “sucia” y “materialista” por necesidades económicas y una lucha “gloriosa” y “moral” por la “revolución”. Esto desmoraliza profundamente a los obreros que se avergüenzan y se sienten culpables de preocuparse por las necesidades de su vida, la de sus hijos y sus prójimos, de ser individuos rastreros que solo pensarían en el euro. Con estos falsos planteamientos que siguen la línea cínica e hipócrita de la Iglesia Católica, la izquierda y la extrema izquierda minan desde dentro la confianza de los obreros en sí mismos como clase y tratan de presentarlos como la parte más “baja” de la sociedad.
Con ello convergen con la ideología dominante que presenta a la clase obrera como la clase de los fracasados. El famoso “sentido común” dice que un trabajador es un individuo que si se ha quedado en trabajador es porque no sirve para otra cosa o no ha luchado lo suficiente para avanzar en la escala social. Los trabajadores serían los holgazanes, los que no tienen aspiraciones, los torpes…
¡Es realmente el mundo al revés! La clase social que produce mediante su trabajo asociado las principales riquezas de la sociedad estaría compuesta por lo peor de ésta. Dado que el proletariado agrupa la mayoría de la sociedad, resultaría que ésta se compone fundamentalmente de vagos, fracasados, individuos sin cultura ni motivación.
La burguesía además de explotar al proletariado se burla de él. Ella que es una minoría que vive del esfuerzo de millones de seres humanos tiene la desfachatez de considerar a estos gente indolente, fracasada, inútil y sin aspiraciones.
La realidad social es radicalmente diferente: en el trabajo asociado mundial del proletariado se desarrollan elementos culturales, científicos, y, simultáneamente, lazos humanos profundos, solidaridad, confianza, espíritu crítico. Son la fuerza que, callada y silenciosamente, mueve la sociedad, la fuente del desarrollo de las fuerzas productivas.
La apariencia que presenta el proletariado es la de una masa anónima, anodina, silenciosa. Esta apariencia es fruto de una contradicción que sufre el proletariado como clase explotada y revolucionaria a la vez. Por un lado, es la clase del trabajo asociado mundial y como tal mueve los engranajes de la producción capitalista y tiene en sus manos las fuerzas y capacidades para cambiar radicalmente la sociedad. Pero de otro lado, la competencia, la mercancía, la vida normal de la sociedad donde impera la división y el todos contra todos, lo trituran como una suma de individuos, cada cual desamparado, con sentimiento de fracaso y culpa, separado de los demás, atomizado, obligado a luchar solamente por sí mismo.
La izquierda y la extrema izquierda del capital, en consonancia con la ideología burguesa, quieren que solo veamos esa masa amorfa de individuos atomizados. Con ello sirven al Capital y al Estado en su tarea de desmoralizar y excluir a la clase obrera de toda perspectiva social.
Aquí vemos lo que decíamos al principio: la concepción del proletariado como suma de individuos. Sin embargo, el proletariado es una clase y actúa como tal cada vez que con una lucha consecuente y autónoma logra desprenderse de las cadenas que lo oprimen y atomizan. Entonces no solamente vemos una clase en acción, sino igualmente vemos a cada uno de sus componentes transformados en seres que actúan, luchan, piensan, toman iniciativas, desarrollan una creatividad. Así se ha visto en los grandes momentos de lucha de clase, como, por ejemplo, los revoluciones rusas de 1905 y 1917. Como muy bien señaló Rosa Luxemburgo en Huelga de masas, partido y sindicatos, “en la tormenta del periodo revolucionario hasta el proletario se transforma; deja de ser un previsor padre de familia para convertirse en un “romántico revolucionario”, para quien, hasta el bien supremo, la misma vida, por no decir nada del bienestar material, significa muy poco en comparación con los ideales de la lucha”
Como clase la fuerza individual de cada obrero se libera y se desata, desarrolla su potencial humano. Como suma de individuos, las capacidades de cada cual son aniquiladas, diluidas, despilfarradas para la humanidad. La tarea de la izquierda y la extrema izquierda del capital es mantener a los obreros dentro de las cadenas de la ciudadanía, es decir, de la suma de individuos.
De manera general, en la ascendencia del capitalismo y más concretamente en su época de apogeo (1870-1914), la clase obrera podía luchar por mejoras y reformas dentro del marco del capitalismo, sin plantearse a nivel inmediato su destrucción revolucionaria. A ello correspondía, por un lado, la constitución de grandes organizaciones de masas (partidos socialistas, sindicatos, cooperativas, universidades obreras, asociaciones de mujeres y de jóvenes etc.) y, por otra parte, tácticas de lucha que incluían la participación en las elecciones, las acciones de presión, las huelgas planificadas por los sindicatos etc.
Esos métodos comenzaron ser cada vez más inadecuados desde principios del siglo XX. En las filas revolucionarias se produjo un amplio debate que opuso, por un lado, a Kautsky, partidario de ellos, y, por el otro, a Rosa Luxemburgo[9] que, sacando lecciones de la revolución rusa de 1905[10] mostró claramente que la clase obrera se orientaba hacia nuevos métodos de lucha que correspondían a la nueva situación que se avecinaba de guerras generalizadas, crisis capitalista etc., es decir, caída del capitalismo en su época de decadencia. Los nuevos métodos de lucha se basaban en la acción directa de masas, en la autoorganización del proletariado en Asambleas y Consejos Obreros, en la abolición de la vieja división entre el programa mínimo y el programa máximo. Esos métodos chocaban frontalmente con el sindicalismo, las reformas, la participación electoral, la vía parlamentaria.
La Izquierda y la extrema izquierda del capital centran su política en encerrar a la clase obrera en esos viejos métodos que hoy son radicalmente incompatibles con la defensa de sus intereses tanto inmediatos como históricos. Han parado el reloj de la historia de forma interesada en los años “dorados” de 1890 a 1910 con toda su rutina cada vez más desmovilizadora de participación electoral, acciones sindicales, asistencia pasiva a los actos del “Partido”, demostraciones programadas con antelación etc., una rutina que convierte a los obreros en “buenos ciudadanos trabajadores”, es decir, en seres pasivos y atomizados que se someten disciplinadamente a todo lo que necesita el capital: trabajar duro, votar cada cuatro años, romperse el calzado en las marchas sindicales, seguir sin rechistar a los líderes autoproclamados.
Esa política la defienden descaradamente los partidos socialistas y comunistas, mientras que sus apéndices “más a la izquierda” la reproducen con toques “críticos” y sobrepujas “radicales”. Unos y otros defienden una visión de la clase obrera como clase para el capital, que debería someterse a todos sus imperativos y conformarse con unas supuestas migajas que, de vez en cuando, aquel deja caer desde su mesa dorada.
C.Mir 18-12-17
[1] Ver https://es.internationalism.org/cci/201211/3550/plataforma-de-la-cci-adoptada-por-el-ier-congreso [742]
[2] Los partidos clásicos de la derecha (conservadores, liberales, centro, progresistas, demócratas, radicales) complementan su control de la sociedad con partidos de extrema derecha (fascistas, neonazis, populistas de derecha etc.). La naturaleza de estos últimos es más compleja, ver al respecto Contribución sobre el problema del populismo, https://es.internationalism.org/revista-internacional/201610/4178/contribucion-sobre-el-problema-del-populismo-junio-de-2016 [1124]
[3] Para un estudio de cómo penetra el oportunismo y cómo destruye la vida proletaria de la organización, con todas sus nefastas consecuencias, ver "1914 – El camino hacia la traición de la socialdemocracia alemana [1465]".
[4] https://es.internationalism.org/cci-online/200706/1935/cuales-son-las-diferencias-entre-la-izquierda-comunista-y-la-iv-internacional [119]
[5] No hablamos aquí de los grupos más minoritarios del anarquismo internacionalista, el cual, pese a sus confusiones, se reclama de muchas posiciones de la clase obrera y se ha manifestado claramente contra la guerra imperialista y por la revolución proletaria.
[6] Los ejemplos son abundantes. Durao Barroso, presidente de la Unión Europea, fue maoísta en su juventud. Cohn Bendit es diputado del parlamento europeo; Lionel Jospin, antiguo primer ministro francés, fue trotskista en su juventud…
[7] Es preciso reconocer que el consumismo -impulsado desde los años 20 del siglo XX en Estados Unidos y tras la segunda guerra mundial extendido a otros países industrializados, ha contribuido a socavar la visión reivindicativa en las filas de la clase obrera pues las necesidades que todo obrero tiene para vivir se ven deformadas por el sesgo consumista, convirtiéndolas en un asunto individual de que “todo puede conseguirse mediante el crédito”.
[8] Ver nuestra Serie El comunismo no es un bello ideal sino una necesidad material. https://es.internationalism.org/series/365 [1466]
[9] Ver el libro Debate sobre la huelga de masas, 2 tomos, Editorial Pasado y Presente.
[10] Ver su libro clásico Huelga de masas, partido y sindicatos, https://www.marxists.org/espanol/luxem/06Huelgademasaspartidoysindicatos_0.pdf [87]
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Este artículo es el fruto de las discusiones llevadas a cabo por unos militantes que intervinieron en una concentración contra el racismo.
Los trabajadores emigrantes sufren el racismo y la xenofobia. Es necesario preguntarse cuál es su raíz. La respuesta es el capitalismo: las relaciones capitalistas de producción, los intereses de la explotación capitalista, la nación y el nacionalismo, las ideologías burguesas y pequeño burguesas, aportan los materiales podridos sobre los que crecen el racismo y la xenofobia.
El racismo nació con la sociedad de clases. En las guerras que dieron lugar a ésta, las tribus vencedoras consideraban a las vencidas como seres inferiores. Así, por ejemplo, en el Imperio Romano solo eran reconocidos como ciudadanos los pertenecientes a las tribus fundadoras de Roma, mientras que los hombres y mujeres de las tribus derrotadas eran convertidos en esclavos. Griegos, Romanos, Incas o Aztecas, se presentaban tras sus guerras de conquista como “el pueblo elegido” que podía someter y explotar a los demás.
Sin embargo, es con el capitalismo cuando el racismo se generaliza y adquiere la categoría de una ideología al servicio de la explotación.
El capitalismo, originario en la Europa del siglo XV-XVI, se extiende por el mundo y acaba sometiendo a todos los continentes a su colonización la cual provoca el genocidio de millones de seres humanos. España coloca bajo su yugo a los indios de América proclamando que son criaturas ajenas a la “verdadera religión”; Gran Bretaña, Holanda, Francia etc., practican igualmente teorías racistas para justificar la esclavitud de los negros, el comercio a gran escala de esclavos.
Desde mediados del siglo XVIII hay grandes desplazamientos de campesinos a las grandes urbes industriales para convertirse en trabajadores asalariados. Se practica con ellos, lo que podríamos llamar un racismo interior: así, por ejemplo, los catalanes llaman despectivamente a los obreros andaluces xarnegos y los vascos a los extremeños y andaluces maketos. En España, pero igualmente en Francia, Gran Bretaña, Alemania, Rumanía etc., hay un feroz racismo contra los gitanos. Y no olvidemos que, desde su independencia en el siglo XIX, los países latinoamericanos practican el racismo y la discriminación frente a indios, negros y minorías asiáticas.
Si desde mediados del siglo XIX se producen grandes olas de emigración de trabajadores europeos hacia América y Australia que, sin problemas, podían colocarse en la producción o, incluso hacer negocios en la agricultura, la industria y el comercio; a partir de los años 20 del siglo XX, con la decadencia del capitalismo, la tendencia se invierte: enormes masas humanas huyen de la pobreza, la guerra y otras calamidades, que golpean Asia, América del Sur y África, para concentrarse en las grandes metrópolis industriales de Europa y América.
El racismo viene muy bien al capital de estos países para realizar una serie de objetivos:
- Someter a los recién llegados a condiciones de ilegalidad y discriminación lo que permite bajar sus salarios y, por extensión, provocar una caída general de salarios y de condiciones de trabajo en toda la clase obrera del país;
- Enfrentar a los trabajadores entre emigrantes y nativos. A estos últimos se les repite que los emigrantes vienen a robarles el trabajo y aprovecharse de los “beneficios” de la sanidad, la educación y otros servicios sociales; a los primeros se les dice que sus hermanos nativos les odian y les discriminan;
- Ensalzar la Democracia, el Estado del Bienestar, el Progreso etc., que supuestamente gozarían los “privilegiados” del país
En el desarrollo del racismo interviene fuertemente el nacionalismo que es una ideología indisolublemente ligada al capitalismo. La nación es la finca privada del conjunto de capitalistas de un país que necesita del aparato burocrático, represivo y mistificador del Estado para mantenerse en pie e imponerla a todos los explotados. La nación, sin embargo, es presentada como la “comunidad de todos los nacidos en la misma tierra”, lo cual conlleva necesariamente la idea de que los emigrantes son, o bien intrusos que hay que marginar y perseguir, chivos expiatorios a los que atribuir todos los “males” (la droga, la delincuencia, la prostitución etc.), o bien, en la ideología biempensante supuestamente “integradora” constituirían “ciudadanos de segunda” a los que siempre se pregunta ¿y tú de dónde vienes? ¿tú qué haces aquí? ¿en qué casa o escalera limpias? ¿a qué viejita estás cuidando? ¿en qué campo de naranjas trabajas? Etc.
Es imposible que exista un nacionalismo “no racista”. El nacionalismo es por definición excluyente. Parte de mitos absurdos sin ninguna base histórica. La raza, la religión, la lengua, las costumbres etc., que constituirían la nación se habrían formado de repente, sin influencias exteriores, definiendo una supuesta “idiosincrasia” totalmente diferente de los “extranjeros”.
La realidad histórica está a años luz de esas leyendas. Muestra la mezcla de razas, la interdependencia de costumbres, las raíces comunes de los diferentes idiomas, las influencias de pueblos de las más alejadas regiones y, simultáneamente, las guerras de conquista, la rapiña, la imposición violenta de purezas étnicas, religiosas o lingüísticas. Más concretamente, el capitalismo se funda en una contradicción entre la naturaleza mundial que adquieren la producción y la cultura, y, en cambio, la división del mundo en naciones. “Las viejas industrias nacionales se vienen a tierra, arrolladas por otras nuevas, cuya instauración es problema vital para todas las naciones civilizadas; por industrias que ya no transforman como antes las materias primas del país, sino las traídas de los climas más lejanos y cuyos productos encuentran salida no sólo dentro de las fronteras, sino en todas las partes del mundo. Brotan necesidades nuevas que ya no bastan a satisfacer, como en otro tiempo, los frutos del país, sino que reclaman para su satisfacción los productos de tierras remotas. Ya no reina aquel mercado local y nacional que se bastaba así mismo y donde no entraba nada de fuera; ahora, la red del comercio es universal y en ella entran, unidas por vínculos de interdependencia, todas las naciones. Y lo que acontece con la producción material, acontece también con la del espíritu. Los productos espirituales de las diferentes naciones vienen a formar un acervo común. Las limitaciones y peculiaridades del carácter nacional van pasando a segundo plano, y las literaturas locales y nacionales confluyen todas en una literatura universal” (Manifiesto Comunista).
Mientras la producción, la cultura, la literatura, el arte, la ciencia etc., son universales, cada Estado nacional impone a sus súbditos un consumo de “lo nacional”, una lengua exclusiva, una literatura, un arte, supuestamente nacionales. Y todo ello significa que los venidos de otras tierras son extraños, incultos, inadaptados, ajenos… que se les tiene que despreciar, excluir y discriminar. Los trabajadores emigrantes tienen que soportar además de la carga de la explotación y de condiciones de vivienda terribles (por ejemplo, hacinarse hasta 10 personas en un piso), comentarios insolentes tales como “nos vienes a robar el empleo”, “eres el culpable de las colas en la sanidad”, “eres colombiano, eres traficante”, “eres moro, eres terrorista” y a las mujeres se les trata de prostitutas insultándolas con cualquier palabra obscena.
El nacionalismo es una de las fuentes de incubación de ideologías extremas - como el nazismo o, actualmente, del populismo de derechas (los Trump, Le Pen y compañía)- que propugnan abiertamente la discriminación y el exterminio de emigrantes. Sin embargo, no menos venenoso, por lo hipócrita y divisionista, es la ideología del “nacionalismo democrático” que se pretende de “acogida” e “integrador”, pero que practica formas más encubiertas de racismo. En Francia, hay un racismo antiárabe; en Gran Bretaña anti hindú, en USA el racismo con los negros o los hispanos, en la antigua URSS -y actualmente en la Rusia de Putin- un fuerte antisemitismo.
Así pues, el nacionalismo es un veneno que inocula otro: el racismo.
Luchar para obtener “derechos” en el capitalismo y en el llamado Estado democrático no elimina el racismo, sino que lo agudiza. Los Estados democráticos practican un racismo hipócrita. Por ejemplo, la “súper-democrática” Unión Europea ha convertido sus 27 estados en una fortaleza inexpugnable. Los controles fronterizos o los buques de guerra anti-pateras devuelven emigrantes a sus países de origen o los almacenan como ganado en campos de concentración donde son tratados como delincuentes.
Con cinismo escandaloso, los estados democráticos subcontratan la faena sucia de represión a otros países menos “exigentes” en “derechos humanos”. España, en tiempos del gobierno Zapatero, llegó a un acuerdo con Marruecos para que éste se encargara de detener a los emigrantes africanos y abandonarlos en el desierto. México, a cuenta de Estados Unidos, abandona en el desierto a emigrantes procedentes de países centroamericanos y a sus propios “ciudadanos”. Otro de los procedimientos con los que el estado mexicano presta servicios a su vecino del norte es dar barra libre al narcotráfico para que capture mujeres y niños centroamericanos y los utilice para todo tipo de tráfico (prostitución, pedofilia etc.). En Libia, con la complicidad de la Unión Europea, los emigrantes que vienen del sur (Mali, Níger, Chad, Burkina Fasso etc.) son capturados como esclavos y vendidos en subastas públicas[1].
Los emigrantes que logran asentarse en los países democráticos son sometidos a condiciones de ilegalidad y precariedad, obtener papeles resulta un trámite inacabable lleno de obstáculos sin fin. Además, las ONG, las organizaciones religiosas y los partidos practican políticas de supuesta “integración” que consisten en encapsular a los emigrantes en guetos según su nacionalidad de origen, donde se ven divididos, separados y encerrados en una dinámica de victimización y aislamiento. Estas políticas “de acogida” favorecen igualmente la división y la discriminación entre los propios emigrantes: entre los “privilegiados” con papeles y los sin papeles, entre latinos y eslavos, o entre blancos y árabes etc.
Los trabajadores emigrantes sufren pues un doble racismo: el racismo abierto y descarado que los rechaza con la intimidación, el insulto y la violencia; y el racismo enmascarado que se presenta como “tolerante” e “integrador de culturas” pero que los encierra en las cárceles de su nacionalidad de origen, su religión, su lengua, su cultura… Evidentemente, no se trata de despreciar la aportación a la cultura universal que contienen sus lenguas o culturas de origen, sin embargo, los Estados democráticos utilizan cínicamente ese pretexto para que crear, con la complicidad de ONG y otras “organizaciones de protección”, un muro invisible alrededor de los emigrantes.
La única clase social que supera y combate el racismo es el proletariado. En primer lugar, porque la inmensa mayoría de los emigrantes son trabajadores y como tales no pertenecen a “su” raza o a “su “país” sino a esa auténtica comunidad que tiene un mismo interés en todo el mundo que es el proletariado.
Como trabajador el compañero emigrante tiene como hermanos y amigos sus compañeros de trabajo y como enemigo el Capital que los explota a todos y todos los días. Evidentemente, esta convicción no nace espontáneamente, se necesita una lucha encarnizada por comprenderse como clase y para combatir el nacionalismo y el racismo. Hay que superar los prejuicios racistas y nacionalistas que la ideología dominante inyecta en los trabajadores. El trabajador no es catalán, ni español, ni colombiano, ni ecuatoriano, ni chino etc., es CLASE OBRERA INTERNACIONAL.
Trabajadores emigrantes y trabajadores nativos están unidos por una misma lucha contra la explotación. Necesitan superar las peligrosas barreras que crean en su seno los prejuicios nacionalistas, racistas, religiosos, así como el paternalismo de los “guetos integradores”. Sus amigos no son la Nación española o catalana, ni los capitalistas, nacionales o extranjeros, sino los trabajadores del mundo entero, sin distinción de raza, religión, etnia o nacionalidad.
En una manifestación en Estados Unidos contra la ley de emigración, una pancarta decía “No somos ni colombianos, ni mexicanos, ni caribeños, somos trabajadores”. En la comunidad que forma objetivamente la clase obrera no hay moros, panchitos, sudacas, nigas, negros, rumanos y demás denominaciones despectivas de clara coloración racista. HAY TRABAJADORES, HAY CLASE OBRERA, hay una clase universal cuyos sufrimientos universales le llevan a una revolución universal que eche a andar la COMUNIDAD HUMANA MUNDIAL, el comunismo.
El objetivo último de la lucha del proletariado es la COMUNIDAD HUMANA MUNDIAL, una comunidad sin fronteras, sin estados, sin clases, sin divisiones de raza o religión, donde todos luchen juntos por el desarrollo de la humanidad y la preservación de la propia naturaleza.
Es sumándose a la lucha del proletariado, asumiéndose en la condición de trabajador, que el compañero emigrante podrá obtener la solidaridad y la unidad que le harán fuerte contra la discriminación, la xenofobia y la exclusión, y por tanto contra la explotación.
Acción Proletaria 081217
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En la primera parte de esta Serie vimos que los partidos de izquierda y extrema izquierda del capital tienen un programa que defiende el capitalismo en nombre de una “nueva sociedad” que no es otra cosa que una reproducción idealizada del propio capitalismo[1]. Peor aún, inoculan una visión de la clase obrera que la niega completamente (ver el primer artículo de la Serie titulado Una falsa visión de la clase obrera: .https://es.internationalism.org/accion-proletaria/201712/4261/la-herenci... [1470] ).
En este segundo artículo veremos qué modo de pensamiento y qué método de análisis se desarrolla en estos partidos, especialmente en los que se presentan como “más radicales”.
En el primer artículo denunciamos que una vez superado el programa de defensa del capital que estos embaucadores presentan, se hace necesario enfrentar otro problema: la manera de pensar, la forma de relacionarse entre camaradas, los métodos de organización, la visión moral, la concepción del debate, la visión de la militancia, que se vive en estos partidos. Despojarse de estos modos de ver las cosas es aún más difícil que desenmascarar las patrañas políticas que venden, pues condicionan nuestra actuación, envenenan nuestro comportamiento y se propagan en el funcionamiento organizativo.
Las frágiles y muy minoritarias organizaciones revolucionarias de la Izquierda Comunista, han tenido que enfrentar este problema crucial. Se logra rechazar el programa reaccionario de las organizaciones de izquierda y extrema izquierda del capital, sin embargo, lo que llamamos su “cara oculta”, esto es, su modo de pensamiento, su régimen de funcionamiento, su visión moral etc., todo eso, que es tan reaccionario como el programa, es subestimado y no es sometido a una crítica implacable y radical. Por ello, NO BASTA con denunciar el programa de los grupos de izquierda y extrema izquierda del capital; tenemos que denunciar y combatir TAMBIEN esa cara oculta organizativa y moral que comparten con los partidos de derecha y extrema derecha.
Una organización revolucionaria no se reduce únicamente al programa, es la unidad de programa, teoría y modo de pensamiento, moral y funcionamiento organizativo. Hay una coherencia entre los cuatro. “La actividad de la organización revolucionaria no puede entenderse más que como conjunto unitario cuyos componentes no están separados, sino que son interdependientes: (1) actividad teórica, cuya elaboración es un esfuerzo constante, y cuyo resultado no es algo fijado y terminado de una vez para siempre; (2) actividad de intervención en las luchas económicas y políticas de la clase. Es esta la práctica por excelencia de la organización, en la cual la teoría se vuelve arma de combate por la propaganda y la agitación; (3) actividad organizativa que obra por el desarrollo, el fortalecimiento de sus órganos, la preservación de las adquisiciones organizativas, sin el cual el desarrollo cuantitativo (adhesiones) no podría transformarse en desarrollo cualitativo”[2].
Es evidente que no se puede luchar por el comunismo con mentiras, calumnias y maniobras. Hay una coherencia entre los cuatro aspectos antes mencionados. Todos ellos anuncian el modo de vida y la organización social del comunismo y jamás pueden estar en contradicción con él. Como decimos en el texto El funcionamiento organizativo de la CCI “En las cuestiones de organización se concentran toda una serie de aspectos esenciales de lo que fundamenta la perspectiva revolucionaria del proletariado: (1) características fundamentales de la sociedad comunista y de las relaciones que se establecen entre sus miembros; (2) ser del proletariado como clase portadora del comunismo; (3) naturaleza de la conciencia de clase, características de su desarrollo, profundización y extensión en el seno de la clase; (4) papel de las organizaciones comunistas en el proceso de toma de conciencia del proletariado”[3].
Podemos considerar a los grupos de izquierda y extrema izquierda del capital como prestidigitadores de la política. Tienen que hacer pasar las posiciones políticas del capital a través de una envoltura “proletaria” y “marxista”. Tiene que hacer decir a Marx, a Engels, a Lenin y otros militantes proletarios, todo lo contrario de lo que querían decir. Tienen que retorcer, truncar, manipular, las posiciones que defendieron en una época determinada del movimiento obrero, para convertirlas en su contrario más absoluto: tomar citas de Marx, Engels o Lenin, para hacerles decir que la explotación capitalista es buena, que la Nación es el bien más preciado, que nos debemos enrolar en la guerra imperialista, que el Estado es un padre benefactor etc.
Marx, Engels, Lenin, que luchaban por la destrucción del Estado son transformados por la magia de esos grupos en defensores acérrimos del Estado. Marx, Engels, Lenin, que se batieron incondicionalmente por el internacionalismo son convertidos en paladines de la “liberación nacional” y de la Patria. Marx, Engels, Lenin, que animaban la lucha defensiva del proletariado pasan a ser campeones del productivismo y el sacrificio del obrero en el altar de las necesidades del capital.
El agente de vanguardia de esta empresa de adulteración fue el estalinismo[4]. Este realizó metódicamente esa transformación repugnante. Para ilustrarlo vamos a utilizar como punto de apoyo el libro de Ante Ciliga En el país de la gran mentira[5], que describe minuciosamente ese proceso que se produce desde mediados de los años 20: “El régimen social tan particular que se estaba desarrollando en la Rusia soviética tendía a crear su propia ideología en todas las ramas de la ciencia. Mejor dicho, trataba de fundir su propia concepción del mundo con la de la vieja ciencia, así como con la ideología tradicional del marxismo y los nuevos descubrimientos científicos” (Página 103). Para explicarlo recuerda que “Hegel había demostrado que un fenómeno puede conservar su forma a la vez que transforma completamente su contenido. ¿Acaso Lenin no había dicho que a menudo el destino de los grandes hombres es servir de iconos tras su muerte, mientras se falsifican sus ideas liberadoras para justificar una nueva opresión y una nueva esclavitud?” (Página 109).
De su paso por la “academia comunista” de Moscú constata que “Cada año se modificaban los programas, cada vez se falsificaban más insolentemente los hechos históricos y su apreciación. Esto sucedía no sólo con la historia reciente del movimiento revolucionario en Rusia, sino con acontecimientos tan lejanos como la Comuna de París, la revolución de 1848 y la primera revolución francesa. ¿Y qué decir de la historia del Komintern? Cada nueva edición daba una nueva versión, en muchos aspectos completamente contraria a las precedentes” (Página 100). “Como estas falsificaciones se introducían al mismo tiempo en todas las ramas de la enseñanza, llegué a la conclusión de que no se trataba de casos aislados, sino de un sistema que se dedicaba a transformar la historia, la economía política y el resto de ciencias según los intereses y la concepción del mundo de la burocracia (…) en Rusia, se estaba formando una nueva escuela, la escuela burocrática del marxismo” (página 101).
Siguiendo esos métodos los partidos de izquierda y extrema izquierda emplean 3 procedimientos:
- Aprovecharse de los errores cometidos por los revolucionarios;
- Defender como válidas posiciones que cuando aquellos vivieron eran justas pero que hoy se han convertido en contra-revolucionarias;
- Quitar el filo revolucionario a sus posiciones convirtiéndolas en una abstracción inofensiva
Marx, Engels, Lenin, Rosa Luxemburgo, no fueron infalibles. Cometieron errores.
Contrariamente a la visión mecánica del pensamiento burgués el error es en muchos casos inevitable y puede ser un paso necesario para llegar a la verdad, la cual, por otra parte, no es absoluta, sino que tiene una naturaleza histórica. Para Hegel, el error es un momento necesario y evolutivo de la verdad.
Esto es aún más claro si se considera que el proletariado es una clase explotada y revolucionaria a la vez y que, como clase explotada, sufre todo el peso de la ideología dominante. Por ello, cuando el proletariado -o, al menos partes de él- se atreven a pensar, formular hipótesis, plantearse reivindicaciones, proponerse objetivos, se están levantando contra la pasividad y el adocenamiento que impone el sentido común capitalista, pero, al mismo tiempo, pueden caer en aproximaciones equivocadas, en ideas que la propia evolución social -o, incluso, la dinámica misma de la lucha de clase- superan o dejan de lado.
Marx y Engels, creyeron que en 1848 el capitalismo estaba maduro para ser sustituido por el comunismo y propugnaron un programa “intermedio” todavía capitalista que sirviera de plataforma para el socialismo (la teoría de la “revolución permanente”).
Sin embargo, su espíritu crítico les hizo desechar esta especulación que abandonaron desde 1852. Igualmente, pensaron que había que tomar el estado capitalista y utilizarlo como palanca de la revolución, la experiencia viva de la Comuna de Paris les convenció de ese error concluyendo que el Estado capitalista debe ser destruido.
Podríamos seguir con otros muchos ejemplos, pero, lo que queremos desarrollar aquí es cómo los grupos izquierdistas utilizan esos errores para avalar su programa contra-revolucionario. Lenin era un internacionalista consecuente pero no tenía claridad suficiente sobre la liberación nacional y cometió serios errores en ese punto. Esos errores son extraídos de su contexto histórico, separados de la lucha internacionalista que libró, y, de esa forma, acaban convertidos en “leyes” válidas para siempre[6]. Sus errores son transformados en medios hipócritas de defensa del capital.
¿Cómo pueden realizar esa falsificación? Uno de los medios más importantes es destruir el espíritu crítico en los militantes. Los marxistas consecuentes comparten con lo mejor de la ciencia el espíritu crítico, es decir, la capacidad para poner en cuestión posiciones que, por diferentes causas, chocan con la realidad y las necesidades de la lucha del proletariado. El marxismo no es una colección de dogmas que habrían fabricado cerebros geniales y que no se podrían modificar, es un método combatiente, vivo, analítico, en constante desarrollo y en ello el espíritu crítico es fundamental. Liquidarlo es la principal tarea de los grupos izquierdistas siguiendo el ejemplo de sus maestros estalinistas que, como recoge Ciliga de su paso por la “Universidad Comunista” de Moscú, los alumnos, futuros cuadros del partido, “nunca se planteaban cuestiones al margen del programa oficial. Su vida espiritual estaba perfectamente mecanizada. Cuando yo me esforzaba por llevarlos más allá del estrecho horizonte del programa, de despertar su curiosidad y su sentido crítico, se quedaban mudos. Parecía que su sentido de lo social estaba embotado” (página 98)
Así pues, frente al seguidismo ciego que propugnan los grupos izquierdistas -desde los estalinistas hasta los trotskistas pasando por gran parte del anarquismo- los militantes proletarios, los grupos revolucionarios, deben batirse por mantener vivo el espíritu crítico, la capacidad de ponerse en cuestión, la voluntad permanente por estar a la escucha de los hechos para saber desde un análisis histórico replantearse posiciones que ya no son válidas.
Otra de las características del método izquierdista es utilizar posiciones justas de los revolucionarios pero que la evolución histórica ha invalidado o ha hecho contraproducentes. Por ejemplo, el apoyo de Marx y Engels a los sindicatos. El izquierdismo concluye que, si los sindicatos eran organismos del proletariado en la época de Marx y Engels, deben serlo siempre, en todas las épocas. Emplean un método abstracto e intemporal. Ocultan que, con la decadencia del capitalismo, los sindicatos se han convertido en órganos del Estado burgués contra el proletariado[7].
Hay militantes revolucionarios que rompen con las posiciones izquierdistas, pero no logran romper con su método escolástico. Así, por ejemplo, se limitan a darle la vuelta a la postura izquierdista sobre los sindicatos: si aquella dice que los sindicatos siempre han estado al servicio de la clase obrera, ahora concluyen que los sindicatos siempre han estado contra ella. Hacen de la posición sobre los sindicatos una postura intemporal, válida por los siglos de los siglos, han roto con el izquierdismo, pero siguen prisioneros de él.
Sucede lo mismo con la socialdemocracia. Los partidos socialistas de hoy hacen difícil imaginar que durante la época de 1870 a 1914 fueron partidos de la clase obrera que contribuyeron a su unidad, su conciencia y la fuerza de sus luchas. Frente a esto, los izquierdistas, especialmente el trotskismo, lo tienen muy sencillo: los partidos socialdemócratas siempre han sido partidos obreros y nunca dejarán de serlo, pese a todos sus desmanes.
Sin embargo, hay revolucionarios que dicen lo mismo, pero al revés: si los trotskistas hablan de la socialdemocracia como un partido que siempre es y será “obrero”, ellos concluyen que la socialdemocracia siempre es y ha sido capitalista. Ignoran que el oportunismo es una enfermedad que afecta al movimiento obrero y que puede llevar a sus partidos a la traición y la integración en el Estado capitalista[8]
Prisioneros de la herencia izquierdista sustituyen el método histórico y dialéctico por la escolástica. No comprender que uno de los principios de la dialéctica es la transformación de contrarios: algo puede ser una cosa y acabar en su contraria. Los partidos proletarios debido a la degeneración provocada por el peso de la ideología burguesa y pequeña burguesa pueden terminar en su contrario diametral: servidores incondicionales del capitalismo[9].
Vemos aquí otra de las consecuencias del método izquierdista: se niega una visión histórica de las posiciones de clase y de su proceso de elaboración. Se amputa con ello otro de los componentes esenciales del método proletario. Cada generación obrera se levanta sobre los hombros de la anterior, las lecciones producidos por la lucha de clases y por el esfuerzo teórico en su seno dan lugar a conclusiones que sirven de punto de partida, pero que no son la estación de llegada. La evolución del capitalismo y las propias experiencias de la lucha de clases, hacen necesario nuevos desarrollos o rectificaciones críticas de las posiciones anteriores. Se trata de una continuidad histórica crítica que el izquierdismo niega propagando una visión dogmática y ahistórica.
En los siglos XVII y XVIII, los pensadores que anunciaban la revolución burguesa desarrollaron un materialismo que en su momento fue revolucionario pues sometió a una crítica implacable el idealismo feudal. Sin embargo, una vez tomado el poder en los principales países, el pensamiento burgués se hizo conservador, dogmático y ahistórico. El proletariado, en cambio, tiene en su propio gen un pensamiento crítico e histórico, una capacidad para no quedar atado a las situaciones de una época determinada, por importantes que estas sean, y de guiarse no por el pasado ni por el presente sino por la perspectiva del porvenir revolucionario del que es portador. “La historia de la filosofía y la historia de las ciencias sociales enseñan con toda claridad que no hay nada en el marxismo que se parezca al «sectarismo», en el sentido de una doctrina encerrada en sí misma, rígida, surgida al margen del camino real del desarrollo de la civilización mundial. Al contrario, el genio de Marx estriba, precisamente, en haber dado solución a los problemas planteados antes por el pensamiento avanzado de la humanidad” [10].
Como el pensamiento burgués, la ideología izquierdista es, por un lado, dogmática e idealista, y por otro, relativista y pragmática. El izquierdista levanta su mano izquierda y proclama “principios” elevados a dogmas universales, válidos para todos los mundos y para todos los tiempos. Pero, con la mano derecha, invocando las “consideraciones tácticas”, se guarda esos principios sagrados en el bolsillo pues “no habría condiciones”, “los obreros no entienden”, “no es el momento” etc.
Dogmatismo y tacticismo no son opuestos sino complementarios. El dogma que obliga hoy a participar en las elecciones se complementa con la “táctica” de “utilizarlas” para “darse a conocer”, “cerrar el paso a la derecha” etc. La primera aparece como algo teórico, pero, en realidad, es una visión abstracta, colocada fuera de la evolución histórica. La segunda, parece “práctica” y “concreta”, sin embargo, es una visión rastrera y cretina que no parte de posiciones coherentes sino de la acción cotidiana, puramente adaptativa y oportunista, típica del pensamiento burgués.
Esto nos lleva a comprender el tercer rasgo del método de pensamiento izquierdista: tiene necesariamente que abstraer y descontextualizar las posiciones justas de los revolucionarios para, como decía Lenin, quitarles todo su filo revolucionario, hacerlas inofensivas para el capital convirtiéndolas en “principios” abstractos e inoperantes. Así, Comunismo, Dictadura del Proletariado, Consejos Obreros, Internacionalismo… se convierten en una gran retórica, una palabrería cínica que los dirigentes no creen en absoluto pero que emplean con desparpajo para manipular a sus seguidores. Ciliga en el libro antes citado señalaba “el talento de la burocracia comunista para hacer lo contrario de lo que proclamaba, para disfrazar los peores crímenes bajo la máscara de los eslóganes más progresistas y las frases más elocuentes” (página 52).
En las organizaciones izquierdistas no hay principios. Su visión es puramente pragmática y evoluciona según las circunstancias, es decir, según las necesidades políticas, económicas e ideológicas del capital nacional a quien sirven. Los principios son de geometría variable y se guardan para momentos determinados: en fiestas del partido y grandes celebraciones; como excusa para perseguir a militantes acusándoles de haber “transgredido los principios”; también se utilizan en las querellas entre facciones enfrentadas como armas arrojadizas.
Esta visión de los “principios” se contrapone radicalmente al que tiene una organización revolucionaria. Esta se basa en “la existencia de un programa válido para toda la organización. Este programa, al ser la síntesis de la experiencia del proletariado del cual la organización revolucionaria es parte, y porque es emanación de una clase que no tiene solamente una existencia presente sino sobre todo un porvenir histórico, expresa ese porvenir plasmándolo en objetivos de clase y del camino a seguir para alcanzarlos, reúne las posiciones esenciales que la organización debe defender en la clase, sirve de base de adhesión a la organización de revolucionarios”[11]
El programa revolucionario es la fuente de la actividad de la organización, su cuerpo teórico inspirador, su guía de acción. De ahí que debe ser tomado muy en serio. El militante que viene del izquierdismo y que no sabe deslindarse de éste, cree, en muchos casos inconscientemente, que el programa es una pantomima, puras palabras que se invocan en momentos solemnes, busca pues “la práctica” y llama constantemente a dejarse de “retóricas”. En otras ocasiones, cuando está enojado con algún camarada o se cree marginado por los órganos centrales, trata de “pillarlos en falta” y utiliza el programa como piedra que arroja a su cara.
Contra estas dos visiones falsas, reivindicamos la función imprescindible del programa en una organización proletaria, como arma de análisis que es compartida por todos los militantes y en la que todos están comprometidos en su desarrollo; como medio de intervención en la lucha del proletariado; como orientación y contribución activa a su porvenir revolucionario.
La sofistica pragmática e “ingeniosa” del izquierdismo hace mucho daño porque dificulta un pensamiento global capaz de pasar de lo general a lo concreto, de lo abstracto a lo inmediato, de lo teórico a lo práctico. El método izquierdista rompe el cordón umbilical que une esas dos facetas del pensamiento proletario impidiendo vivir concretamente la unidad entre lo concreto y lo general, lo inmediato y lo histórico, lo local y lo mundial. La tendencia y la presión son hacia un pensamiento unilateral. El izquierdista es localista todos los días, pero despliega un discurso “internacionalista” los días de fiesta. El izquierdista solo ve lo inmediato y lo pragmático, pero, lo adorna con alguna referencia “histórica” y se quita el sombrero ante “los principios”. El izquierdista es rastreramente “concreto” cuando hay que desarrollar un análisis abstracto y celestialmente abstracto cuando se requiere un análisis concreto.
Estos son, de forma muy sintética, algunos de los rasgos del método izquierdista de pensamiento y sus consecuencias en la postura de los militantes comunistas.
Veamos algunas de estas últimas. La Tercera Internacional empleó una fórmula que solo tiene sentido en unas determinadas condiciones históricas: “detrás de cada huelga se perfila la hidra de la revolución”.
Esta fórmula no es válida si las relaciones de fuerza entre las clases son favorables a la burguesía. Así por ejemplo Trotski la utilizó de manera esquemática estimando que las huelgas de 1936 en Francia y la valiente respuesta del proletariado de Barcelona en julio 1936 contra el golpe de estado fascista, “abrían las puertas de la revolución”. No tomó en cuenta el curso irrefrenable hacia la guerra imperialista, el aplastamiento del proletariado ruso y alemán, el alistamiento de los obreros bajo la bandera del antifascismo. Dejó de lado ese análisis histórico – mundial y únicamente aplicó la receta vacía de “detrás de cada huelga se perfila la hidra de la revolución”[12].
Otra consecuencia es un materialismo vulgar impregnado de economicismo hasta la médula. Todo estaría determinado por la economía, entendida esta además de la manera más miope. Fenómenos como la guerra son negados en su raíz imperialista, estratégica, militar, para tratar de encontrar las más fantasiosas explicaciones económicas. ISIS, una banda mafiosa, subproducto bárbaro del imperialismo, sería una empresa petrolífera.
En fin, otra consecuencia de la manipulación que hace el izquierdismo de la teoría marxista es su concepción como asunto de especialistas, de expertos, de jefes geniales. Lo que vomitan esos iluminados debería seguirse al pie de la letra por los “militantes de base” que no tendrían ningún papel en la elaboración teórica pues su misión sería repartir hojas, vender la prensa, llevar las sillas para los mítines, poner carteles… Es decir, actuar de carne de cañón de los “amados líderes”.
Esta concepción es necesaria para el izquierdismo pues su tarea es deformar el pensamiento de Marx, Engels, Lenin etc., y para ello necesitan que los militantes se crean ciegamente sus cuentos para no dormir. Sin embargo, resulta nefasta y destructiva cuando se cuela dentro de las organizaciones revolucionarias. La organización revolucionaria de hoy “es más impersonal que en el siglo XIX, dejando de aparecer como organización de jefes dirigentes de la masa de militantes. Se acabó el período de jefes ilustres y de grandes teóricos. La elaboración teórica se ha vuelto tarea verdaderamente colectiva. A imagen de millones de combatientes proletarios "anónimos", la conciencia de la organización se desarrolla con la integración y la superación de las conciencias individuales en una misma conciencia colectiva”[13]
C Mir 27-12-17
[1] A la izquierda y extrema izquierda del capital se le podría catalogar con este pasaje que el Manifiesto Comunista dedica al socialismo burgués: “Su ideal es la sociedad existente, depurada de los elementos que la corroen y revolucionan: la burguesía sin el proletariado. Es natural que la burguesía se represente el mundo en que gobierna como el mejor de los mundos posibles. El socialismo burgués eleva esta idea consoladora a sistema. Y al invitar al proletariado a que lo realice, tomando posesión de la nueva Jerusalén, lo que en realidad exige de él es que se avenga para siempre al actual sistema de sociedad, pero desterrando la deplorable idea que de él se forma (…) Todo el socialismo de la burguesía se reduce, en efecto, a una tesis y es que los burgueses lo son y deben seguir siéndolo... en interés de la clase trabajadora”.
[2] Función de la organización revolucionaria, https://es.internationalism.org/revista-internacional/198204/135/informe-sobre-la-funcion-de-la-organizacion-revolucionaria [1471]
[3] https://es.internationalism.org/revista-internacional/200204/3283/documentos-de-la-vida-de-la-cci-la-cuestion-del-funcionamiento-org [1057]
[4] Este, a su vez, se apoyó en el trabajo cínico de la socialdemocracia que en 1914 traicionó al proletariado. Rosa Luxemburgo en Nuestro programa y la situación política (discurso pronunciado en el primer congreso del KPD, diciembre 1918) denuncia “ese marxismo que mucho tiempo se atribuyó el título de marxismo oficial en la socialdemocracia alemana. Sabemos dónde está este marxismo hoy día: controlado y domesticado por los Ebert, David y consortes. Está allí donde vemos a los representantes oficiales de la doctrina que, durante decenas de años, se ha hecho pasar para el marxismo puro, verdadero. Pero este no debe estar allí pues el marxismo, no podía hacerse en compañía de Scheidemann, de la política contrarrevolucionaria. El verdadero marxismo combate también los que pretenden falsificarlo”. Ver https://www.marxists.org/espanol/luxem/1918/12/31.htm [1472]
[5] Ante Ciliga (1898-1992), de origen croata, se unió al Partido Comunista de Yugoslavia y vivió en Rusia desde 1925 donde tomó conciencia de la degeneración contra-revolucionaria de la URSS y se unió a la Oposición de Izquierdas de Trotski. Arrestado por primera vez en 1930 fue enviado a Siberia y finalmente liberado en 1935. Desde entonces se instaló en Francia donde escribió un testimonio muy lúcido de todo lo que ocurría en la URSS, en la Tercera Internacional y en el PCUS en el libro citado. Este se puede encontrar en versión PDF en marxismo.school/files/2017/09/Ciliga.pdf. Con posterioridad se alejó cada vez más de las posiciones proletarias y evolucionó hacia la defensa de la democracia, especialmente después de la 2ª Guerra Mundial.
[6] Ver a este propósito Los comunistas y la cuestión nacional, https://es.internationalism.org/revista-internacional/198401/3398/los-comunistas-y-la-cuestion-nacional-1900-1920-i-el-debate-sobre- [1473]
[7] Ver nuestro folleto Los sindicatos contra la clase obrera y el trabajo Apuntes sobre la cuestión sindical, https://es.internationalism.org/cci-online/201104/3103/apuntes-sobre-la-cuestion-sindical [324]
[8] Ver https://es.internationalism.org/en/node/4115 [1474]
[9] Ver https://es.internationalism.org/revista-internacional/201502/4077/como-se-produjo-la-quiebra-de-la-segunda-internacional [1475] y https://es.internationalism.org/revista-internacional/201504/4097/1914-el-camino-hacia-la-traicion-de-la-socialdemocracia-alemana [1180]
[10] Lenin, Tres fuentes y tres partes integrantes del marxismo, https://pensaryhacer.files.wordpress.com/2008/06/tres-fuentes-y-tres-partes-integrantes-del-marxismo.pdf [1476]
[11] Estructura y funcionamiento de la organización revolucionaria, https://es.internationalism.org/revista-internacional/198302/2127/estructura-y-funcionamiento-de-la-organizacion-revolucionaria [473]
[12] Este error de Trotski ha sido aprovechado hasta la sociedad por el trotskismo para llamar “revolución” a cualquier situación de revuelta o incluso golpes de estado guerrilleros como el que ocurrió en Cuba en 1959
[13] Ver nota 2
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La Serie que nos ocupa denuncia la parte menos visible (la cara oculta) de las organizaciones de la Izquierda y extrema izquierda del capital (socialistas, estalinistas, trotskistas, maoístas, anarquistas oficiales, “nueva” izquierda estilo Syriza, Francia Insumisa o Podemos). En el primer artículo de la Serie vimos como niegan a la clase obrera que dicen defender, en la segunda destripamos su método y modo de pensamiento. En este tercer artículo analizaremos cómo funcionan, qué régimen interno se dan esos partidos y cómo su funcionamiento niega cualquier principio del comunismo y constituye un obstáculo contra todo avance hacia él.
Fuerzas como el estalinismo, el trotskismo etc., han perpetrado una adulteración total de las posiciones proletarias en materia de organización y de comportamiento. Centralización significa en sus manos sometimiento a una burocracia todopoderosa. Disciplina es para ellos sumisión ciega al comisario de turno. La posición mayoritaria es resultado de un proceso de relaciones de fuerzas. Debate es en su mente manipuladora un arma para desalojar posiciones de pandillas rivales. Y así podríamos continuar ad nauseam.
El militante proletario que se halla dentro de una organización genuinamente comunista tiende a ver sus posiciones organizativas y de comportamiento según las gafas de sus tristes recuerdos cuando estuvo en las organizaciones izquierdistas.
Cuando se le habla de la necesaria disciplina se acuerda de la pesadilla que sufrió cuando militaba en las organizaciones burguesas de izquierdas.
Allí, “por disciplina” tenía que defender las cosas más absurdas “porque lo mandaba el partido”. Un día tenía que decir que tal partido rival era “burgués” y a la semana siguiente, según un viraje en la política de alianzas de la dirección, ese partido era el más proletario del mundo.
Si la política del “comité central” resultaba equivocada era única y exclusivamente porque los militantes “se habían equivocado” y “no habían aplicado lo que mandaba el comité central” o no lo habían comprendido bien. Como señala Trotski “Cada resolución del Comité Ejecutivo de la Internacional Comunista registrando nuevas derrotas, declara, por una parte, que todo estaba previsto, y, por otra parte, que son los ejecutantes los responsables de las derrotas porque no han comprendido la línea que se les había indicado desde arriba”[1]
A consecuencia de estas vivencias traumáticas, el militante que ha pasado por esos partidos experimenta frente a la disciplina un rechazo visceral, no comprendiendo que la disciplina proletaria es algo radicalmente diferente y opuesto a la disciplina burguesa.
En una organización proletaria “disciplina” quiere decir respetar lo que todos han decidido y lo que cada cual se ha comprometido a cumplir. Es, por un lado, ser responsable, y, por otro lado, la expresión práctica de la supremacía del colectivo sobre lo individual, lo que no quiere decir, sin embargo, que lo individual y lo colectivo se enfrenten, sino que expresan aspectos diferentes de una misma unidad. Por ello, la disciplina en una organización proletaria puede ser voluntaria y conscientemente asumida. La disciplina no es ciega, sino que se basa en una convicción y una perspectiva.
En cambio, en una organización burguesa la disciplina significa sometimiento a una dirección todopoderosa y renuncia a toda responsabilidad para ponerse en manos de todo lo que haga o diga dicha dirección. En una organización burguesa, la disciplina tiene como fundamento la oposición entre el “colectivo” y los individuos. El “colectivo” es el interés del Capital Nacional y su Estado que la organización defiende en su área específica y este no coincide con los intereses de los miembros. De ahí que la disciplina sea necesariamente impuesta, bien por temor a sufrir el castigo de una reprobación pública que puede llegar a una expulsión, bien, si es voluntariamente asumida, el fruto de sentimientos de culpa o de un imperativo categórico que provoca conflictos más o menos periódicos con el interés auténtico de cada uno de los individuos.
La incomprensión de la diferencia radical que existe entre la disciplina proletaria y la disciplina burguesa lleva a los militantes que tras pasar por el izquierdismo trabajan en una organización proletaria a caer en un círculo vicioso: antes seguían como mansos corderos las órdenes de sus jefes. Ahora, en las organizaciones proletarias, rechazan toda disciplina y solo admiten una orden: la que le dicta su propia individualidad. A la disciplina de cuartel oponen la disciplina de hacer lo que a cada cual le dé la gana, es decir, la disciplina anárquica individualista. Es un dar vueltas a la noria sin salirse de ella: de la disciplina feroz y violenta de los partidos de la burguesía a la indisciplina individualista (la “disciplina de hacer lo que me venga en gana”) propia de la pequeña burguesía y del anarquismo.
Otro concepto que produce urticaria en los militantes que han sufrido la lacra del izquierdismo es la centralización.
Asocian centralización con:
- una cúpula todopoderosa a la que hay que plegarse sin rechistar.
- una pirámide aplastante de burocracia y aparatos.
- una renuncia total a toda iniciativa o pensamiento propio reemplazados por la obediencia ciega y el seguidismo hacia los líderes.
- las decisiones no se toman mediante una discusión con la participación de todos sino mediante imposiciones y maniobras de la dirección.
Efectivamente, la centralización burguesa está basada en esos conceptos. Ello es así porque en la burguesía no existe más unidad que ante la guerra imperialista o frente al proletariado, en todo lo demás hay un conflicto incesante entre sus diferentes fracciones. Para poner el orden en semejante cesta de víboras hay que imponer del grado o por la fuerza la autoridad de un “órgano central”. Por ello la centralización burguesa es necesariamente burocrática y piramidal y no puede ser de otra manera.
Esta burocratización general de todos los partidos e instituciones burguesas es aún más imprescindible en los partidos “obreros” o “izquierdistas” que se presentan como los defensores de los trabajadores.
Los burgueses pueden someterse a esa disciplina de hierro del aparato político pues disfrutan de un poder omnímodo y dictatorial en sus propias empresas. Sin embargo, en una organización de izquierda o extrema izquierda existe un antagonismo cuidadosamente ocultado entre lo que se proclama oficialmente y lo que se hace realmente. Para resolver esa contradicción se necesita una burocracia y una centralización verticalista.
Para comprender los mecanismos de la centralización burguesa que se aplica en los partidos de la izquierda del Capital, el estalinismo es una escuela pionera. En su libro antes citado, La Internacional Comunista después de Lenin, Trotski hace un análisis de esos métodos de centralización burguesa aplicados a los partidos comunistas.
Recuerdo cómo, para imponer la política burguesa, el estalinismo “adoptó una organización a la carbonaria[2] con su comité central ilegal (el “septumvirato”), sus circulares, sus agentes, su código cifrado etc. El aparato del partido ha creado en su seno un orden cerrado sobre sí mismo e incontrolable, que dispone de los recursos excepcionales no solamente de este aparato sino también del Estado, que transforma un partido de masas en un instrumento encargado de camuflar todas las maniobras de los intrigantes” (página 222). Para aplastar las tentativas revolucionarias del proletariado en China y servir a los apetitos imperialistas del Estado ruso, en los años 1925-28, el Partido Comunista Chino fue totalmente instrumentalizado, una ilustración nos la da el testimonio del Comité local de Kiang-Su quien refiere como “el Comité Central lanza acusaciones y dice que el Comité Provincial no es bueno; este último, por su parte, acusa a las organizaciones de base, quienes a su vez acusan a los camaradas que trabajan sobre el terreno y estos, finalmente, se defienden diciendo que las masas no son revolucionarias” (página 352).
La centralización burocrática impone en los miembros del partido una mentalidad arribista, de sumisión a los de arriba y de desprecio y manipulación hacia “los de abajo”. Esta es una característica inequívoca de todos los partidos del capital, de izquierda o derecha, que siguen las pautas que Trotski percibió en los partidos comunistas estalinizados denunciando cómo en los años 20 “se han formado equipos enteros de jóvenes académicos de la maniobra que por flexibilidad bolchevique entienden sobre todo la elasticidad de su propia columna vertebral” (página 208), las consecuencias de estos métodos son que “Las capas que se elevaban se impregnaban al mismo tiempo de un cierto espíritu burgués, de un espíritu de estrecho egoísmo, de cálculos mezquinos. Uno notaba que tenían la firme determinación de labrarse un buen puesto sin preocuparse del prójimo, un arribismo ciego y espontáneo. Para lograrlo, todos demostraban una capacidad de adaptación sin escrúpulos, una actitud desvergonzada y adulación hacia los poderosos. Esto es lo que se veía en cada gesto, en cada rostro, en todas las miradas. Esto es lo que reflejaban todos los actos y los discursos, generalmente llenos de burda fraseología revolucionaria”[3]
Es necesario recuperar -actualizándolos de forma crítica- todos los conceptos organizativos que el movimiento obrero utilizó antes de la tremenda catástrofe que significó el paso primero de los partidos socialistas al Estado capitalista y ulteriormente la transformación de los partidos comunistas en fuerzas estalinistas del capital.
Las posiciones proletarias en materia de organización, aunque tengan la misma denominación no tienen nada que ver con su versión adulterada. El movimiento proletario no tiene por qué inventar nuevos conceptos pues esos conceptos le pertenecen y en todo caso quienes tendrían que cambiar de terminología es la Izquierda y la extrema izquierda del capital que fue quien “innovó” y abrazó posiciones organizativas y morales de la burguesía. Repasemos algunas de ellas y veamos su oposición radical al estalinismo, el izquierdismo, y, en general, a toda organización burguesa.
Centralización es la expresión de la unidad natural de intereses que existe dentro del proletariado y, consecuentemente, en los revolucionarios. Por ello, dentro de una organización proletaria la centralización es el medio más coherente de funcionar y esta es resultado de una acción voluntaria y consciente. Mientras la centralización dentro de una organización izquierdista debe imponerse mediante la maniobra y la burocracia, en la organización política proletaria al no haber intereses diferentes la unidad es expresada por la centralización. Esta es pues consciente y coherente.
Por otro lado, en una organización izquierdista, como en toda organización burguesa, existen intereses diferentes ligados a individuos o a facciones, por lo que para conciliar esos intereses contrapuestos solo se puede recurrir bien a la imposición burocrática de una fracción o de un líder, bien a una suerte de “coordinadora democrática” entre los diferentes líderes o fracciones. En todo caso, se necesitan las acciones de fuerza, las maniobras, la traición, la manipulación, la sumisión, para “engrasar” el funcionamiento de la organización pues de otra forma caería en la dislocación y el estallido. Contrariamente, en una organización proletaria “La centralización no es un principio abstracto o facultativo de la estructura de la organización. Es la plasmación de su carácter unitario, de que una sola y única organización la que toma posición y actúa en la clase. En las relaciones entre las diferentes partes de la organización y el todo, este es siempre prioritario[4].
En el izquierdismo, esto de que “una sola y única organización toma posición y actúa en la clase” es, o bien, una farsa, o bien, una imposición monolítica y burocrática del “comité central”. En una organización proletaria, es la condición misma de su existencia. Se trata de decir al proletariado lo que se entiende, tras discusión colectiva y según su experiencia histórica, qué es lo más conveniente para su lucha y no de engañarlo y de hacerle luchar por intereses que no son los suyos. Por ello, hay que hacer un esfuerzo mancomunado de toda la organización para elaborar esa posición.
En el izquierdismo, frente a las posiciones muchas veces juzgadas absurdas de la “Dirección”, los militantes de base se protegen actuando por su cuenta, decidiendo en estructuras locales o en grupos de afinidad la posición que estiman justa y esto es en ciertos casos una sana reacción proletaria frente a la política oficial. Sin embargo, este método localista y de sálvese quien pueda, es contraproducente y muy negativo en una organización proletaria. En esta “Debe proscribirse la concepción según la cual tal o cual parte de la organización puede adoptar frente a la clase o frente a la organización posiciones o actitudes que le parecen correctas en lugar de las de la organización que serían erróneas, pues: (.) si la organización va por un camino equivocado, la responsabilidad de los miembros que creen defender una posición correcta no es salvarse ellos, sino llevar a cabo una lucha dentro de la organización para que vuelva por "buen camino"; (.) esa concepción conduce a que una parte de la organización imponga arbitrariamente su propia posición a toda la organización sobre tal o cual aspecto del trabajo (local o específico)” (ídem., nota 4).
Esta actitud de contribuir desde cualquier instancia de la organización (sea una sección local o una comisión internacional) a lograr una posición justa entre todos, es la que corresponde a la unidad de intereses que existe en una organización revolucionaria entre todos sus miembros. En cambio, en una organización de izquierda no existe unidad entre la “base” y la “dirección”. La segunda tiene como misión defender el interés general de la organización que es el del Capital nacional, mientras que la primera se halla dislocada entre tres fuerzas que cada una va hacia un lado diferente: el interés del proletariado; el asumir el interés capitalista de la organización o, el más prosaico, de hacer carrera en el escalafón burocrático del partido. De resultas de ello existe una oposición y una separación entre los militantes y los órganos centrales.
Los militantes de las organizaciones revolucionarias actuales tienen mucha dificultad para clarificar todo ello. Les atormenta la sospecha de que los órganos centrales van a acabar “traicionando”, les suele ganar el prejuicio de que los órganos centrales van a eliminar burocráticamente toda disidencia. Un mecanismo mental muy extendido es que “los órganos centrales pueden equivocarse”. Esto es verdad. Todo órgano central de una organización proletaria puede equivocarse. Pero no existe ninguna fatalidad por la cual tenga que equivocarse y si se equivoca la organización tiene los medios para corregirlo.
Ilustremos esto con un ejemplo histórico. En marzo de 1917, el Comité Central del Partido bolchevique se equivocó al preconizar el apoyo crítico al gobierno provisional salido de la revolución de febrero. Lenin, de regreso a Rusia en abril planteó las famosas Tesis de Abril para lanzar un debate en el que se comprometió toda la organización para corregir el error y enderezar el rumbo del partido[5].
Lo que muestra este episodio es el abismo que hay entre la idea preconcebida y prejuiciada de “los órganos centrales pueden equivocarse” y la visión proletaria de combatir el oportunismo allí donde se manifieste (en militantes o en todo un órgano central). Toda organización proletaria está sometida a la presión de la ideología burguesa y esto afecta tanto a cualquier militante como a los órganos centrales. El combate contra esa presión es tarea de toda la organización.
La organización política proletaria se dota de los medios de debate para corregir sus errores. Veremos en otro artículo de esta Serie el papel de las tendencias y las fracciones. Lo que queremos subrayar es que si la mayoría de la organización y especialmente los órganos centrales, tienden a tomar un camino equivocado, los camaradas minoritarios poseen medios para combatir esa deriva, como hizo Lenin en abril de 1917 que le llevó hasta pedir la convocatoria de una conferencia extraordinaria del Partido. Concretamente, “una minoría de la organización puede provocar la convocatoria de un Congreso Extraordinario a partir del momento en que es significativa (por ejemplo, las 2/5 partes); como regla general, le incumbe al Congreso zanjar las cuestiones esenciales y la existencia de una fuerte minoría que exija su celebración es indicio de que hay problemas importantes en la organización” (nota 4).
Todos miramos con asco lo que es un congreso en una organización de la burguesía, sea del pelaje que sea. Es un espectáculo con azafatas y barra libre. Los líderes vienen a exhibirse lanzando discursos aplaudidos al ritmo que imponen los palmeros o las apariciones programadas ante las cámaras de televisión. Las ponencias suscitan el desinterés más absoluto, la verdadera miga del congreso es quien va a ocupar las posiciones clave de la organización y quien va a ser purgado. El 90% de las reuniones no se ocupa en discutir, aclarar, delimitar posiciones, sino en atribuir cuotas de poder a las diferentes “familias” del partido.
Una organización proletaria necesita operar de manera diametralmente opuesta. El punto de partida de la centralización de una organización proletaria es su Congreso Internacional. El Congreso reúne y expresa al conjunto de la organización y ésta, de forma soberana, decide las orientaciones y los análisis que han de guiarla. Las Resoluciones que toma el congreso definen el mandato de trabajo de los órganos centrales. Estos no pueden actuar de manera arbitraria según los designios o caprichos de sus miembros, sino que deben tomar como punto de partida de su actividad las resoluciones del Congreso.
El 2º Congreso del POSDR (Partido Obrero Socialdemócrata de Rusia, 1903) llevó a la famosa escisión entre bolcheviques y mencheviques. Uno de los motivos de la escisión y de la fuerte controversia entre ambos sectores es que estos últimos no respetaron las decisiones del Congreso. Lenin en su libro Un paso adelante dos pasos atrás, combatió esta actitud desleal que mostraba en ella misma una postura burguesa. En efecto, se puede no estar de acuerdo con las decisiones de un congreso, sin embargo, la actitud correcta es la de presentar claramente las divergencias y llevar un debate paciente para lograr su esclarecimiento.
“El momento culminante en que se expresa con toda su amplitud la unidad de la organización es su Congreso Internacional. En él se define, enriquece o rectifica el programa de la CCI, se precisan o modifican sus modalidades de organización o funcionamiento, se adoptan análisis y orientaciones de conjunto, se hace un balance de sus actividades anteriores y se elaboran sus perspectivas de trabajo para el futuro. Por ello la organización en su conjunto debe asumir con el mayor cuidado y energía la preparación del Congreso. Las orientaciones y decisiones de los Congresos deben servir de referencia permanente para la vida de la organización” (nota 4). En un congreso proletario no se viene a realizar cenáculos donde se conspira contra los rivales, sino a discutir, comprender, adoptar posiciones de la forma más consciente posible.
En las organizaciones burguesas los pasillos son el corazón del congreso, en ellos se chismorrea, se conspira entre rivales, se tejen maniobras e intrigas, son la trastienda donde verdaderamente se decide el congreso. Como dice Ciliga en su libro antes citado “Las sesiones eran medianamente aburridas. Para los participantes las sesiones públicas eran pura palabrería. Todo se decidía entre bastidores” (página 61).
En una organización proletaria “los pasillos” deben ser proscritos como centros de decisión y reducirlos a un momento de descanso o para trabar lazos fraternos entre militantes. El corazón del Congreso debe estar única y exclusivamente en las sesiones oficiales. Allí, los delegados tienen que evaluar muy cuidadosamente los documentos sometidos al congreso, pidiendo aclaraciones y formulando enmiendas, críticas, proposiciones. Se juega el futuro de la organización pues las resoluciones del congreso no son papel mojado o retórica, sino acuerdos conscientemente tomados que deben servir de guía y orientación a la organización y ser la base de sus actividades.
Las orientaciones y decisiones del Congreso obligan a toda la organización. Sin embargo, eso no quiere decir que sean infalibles. La discusión regular internacional puede llegar a la conclusión de que hay errores que deben rectificarse o bien que la evolución de la situación histórica plantea cambios que deben ser reconocidos. Ello puede llevar hasta la convocatoria de un congreso extraordinario. Ahora bien, todo ello debe hacerse con rigor y seriedad y sobre la base de una discusión internacional amplísima y profunda. Esto no tiene nada que ver con lo que suele suceder en las organizaciones izquierdistas donde los perdedores de un congreso intentan tomarse la revancha planteando “nuevas posturas” que les sirvan de palanca para ajustar cuentas con los vencedores.
En una organización proletaria, el Congreso da unas orientaciones que definen el mandato del órgano central, el cual representa la unidad y la continuidad de la organización entre un congreso y el siguiente. En un partido burgués, el órgano central es una herramienta de poder pues debe sujetar la organización a las necesidades del Estado y del capital nacional. El órgano central es una elite separada del resto de la organización y consagrada a controlarla, vigilarla e imponerle las decisiones. En una organización proletaria el órgano central no está separado del conjunto de la organización, sino que es su expresión activa y unitaria. El órgano central no es la cumbre privilegiada y todopoderosa de la organización, sino un medio de expresarla y desarrollarla.
“Contrariamente a ciertas concepciones, sobre todo las llamadas "leninistas", el órgano central es un instrumento de la organización y no al revés. No es la cumbre de una pirámide según una visión jerárquica y militar de la organización de los revolucionarios. La organización no está formada por un órgano central más los militantes, sino que es un tejido firme y unido en cuyo seno se insertan, y viven todos sus componentes. Ante todo, hay que ver al órgano central como el núcleo de una célula que coordina el metabolismo de una entidad viva” (nota 4)
La estructura de las organizaciones izquierdistas es una jerarquía que va desde la cúpula nacional a las organizaciones regionales, la cuales a su vez se dividen en “frentes” (obrero, profesionales, intelectuales etc.), y, abajo del todo, las células. Esta forma de organización es heredada del estalinismo que en 1924 impuso la famosa “bolchevización” con la excusa de “ir a la clase obrera”.
Esta demagogia ocultaba la eliminación de la estructura clásica de las organizaciones obreras que se basa en secciones locales donde todos los militantes de una ciudad se agrupan para darse tareas globales y una visión global. En cambio, la estructura de la “bolchevización” lo que pretende es dividir a los militantes y encerrarlos en un ámbito cerrado de fábrica, corporación, profesión, sector social… Sus tareas son puramente inmediatas, corporativas, quedan encerradas en un pozo, donde solo se ven problemas inmediatos, particulares y localistas. El horizonte de los militantes se reduce sensiblemente, en lugar de una visión histórica, internacional y teórica, queda reducido a un quehacer inmediato, corporativo – localista y puramente pragmático. Esto los empobrece gravemente y permite a la cúpula directiva manipularlos a conveniencia y, de esta forma, someterlos a los intereses del capital nacional disfrazados con demagogia popular y obrerista.
Los resultados de esa famosa “bolchevización”, en realidad atomización de los militantes en guetos de empresa, los constata Ciliga “La gente que me encontré allí –colaboradores permanentes del Komintern– parecía que encarnaban las estrecheces de la propia institución y la grisalla del edificio que la albergaba. No tenían ni envergadura ni amplitud de miras, y no manifestaban ninguna independencia en su pensamiento. Esperaba gigantes, me encontré con enanos. Esperaba recoger las enseñanzas de maestros venerables y me encontré con lacayos. Bastaba con asistir a algunas reuniones del partido para darse cuenta de que las discusiones sobre las ideas no jugaban más que un papel completamente secundario en esta lucha. El papel protagonista lo tenían las amenazas, los métodos intimidatorios y el terror” (Página 30).
Para reforzar aún más el aislamiento y la ignorancia teórica de los militantes, el “comité central” suele nombrar toda una red de “comisarios políticos” sometidos estrictamente a su disciplina y encargados de hacer de correa de transmisión de las consignas de la “dirección”.
Radicalmente opuesta es la estructura que deben darse las organizaciones revolucionarias. Las secciones locales tienen como principal tarea estudiar y pronunciarse sobre los asuntos del conjunto de la organización, así como el análisis de la situación histórica y el tratamiento de los temas teóricos generales que se consideren necesarios. Naturalmente, ello no excluye, sino que da sentido y fuerza a la actividad local de intervención, prensa y discusión con compañeros o grupos interesados. Sin embargo, las secciones celebran “reuniones regulares cuyo orden del día está compuesto por las principales cuestiones debatidas en el conjunto de la organización: de ninguna manera el debate puede ser ahogado” (nota 4). Al mismo tiempo, se hace necesaria la “circulación lo más amplia posible de las diferentes contribuciones hechas en el seno de la organización utilizando los instrumentos previstos para ello”. Los boletines internacionales de discusión son el medio para canalizar el debate internacional y hacerlo fluir en todas las secciones.
C. Mir 16-01-18
[1] La Internacional Comunista después de Lenin, página 353 de la edición española, Akal Editores.
[2] Los carbonarios eran una sociedad secreta burguesa de carácter político que desarrolló sus actividades en Europa en los siglos XVIII y XIX. Los que querían entrar en ella tenían que someterse a una serie de pruebas y ritos [Nota de Trotski]
[3] Ante Ciliga, En el país de la gran mentira página 40 edición española. Sobre este libro ver el segundo artículo de la presente serie. https://es.internationalism.org/accion-proletaria/201801/4267/la-herencia-oculta-de-la-izquierda-del-capital-ii-un-metodo-y-un-modo- [1478]
[4] https://es.internationalism.org/revista-internacional/198302/2127/estructura-y-funcionamiento-de-la-organizacion-revolucionaria [473]
[5] Para un análisis de cómo el partido bolchevique cayó en el error oportunista y cómo un debate a fondo logró enderezarlo ver Las Tesis de Abril faro de la revolución proletaria, https://es.internationalism.org/revista-internacional/199704/2787/i-1917-las-tesis-de-abril-1917-faro-de-la-revolucion-proletaria [1479] Se pueden consultar los capítulos XV y XVI del primer tomo de la Historia de la Revolución Rusa de Trotski, ver https://www.marxists.org/espanol/trotsky/1932/histrev/tomo1/cap_15.htm [1480] y https://www.marxists.org/espanol/trotsky/1932/histrev/tomo1/cap_16.htm [1481]
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INTRODUCCION DE LA CCI
En la Resolución sobre la situación mundial de nuestro último congreso[1] alertamos sobre un problema importante para el proletariado: su pérdida de identidad como clase. “Después de 1989, tras hundimiento de los regímenes “socialistas”, apareció un nuevo factor cualitativo: la impresión de la imposibilidad de una sociedad moderna no basada en los principios capitalistas. En esas circunstancias, es mucho más difícil para el proletariado desarrollar no solamente su conciencia y su identidad de clase, sino incluso sus luchas económicas defensivas, pues la lógica de las necesidades de la economía capitalista pesa mucho más si ésta parece no tener alternativa alguna”.
Por ello, nos ha parecido de un gran interés el texto que publicamos a continuación y que ha escrito un compañero muy próximo a la CCI.
El texto trata de ir a la base misma y más elemental del asunto: qué son las relaciones sociales de producción, qué son las clases sociales y quién es el proletariado.
A estas preguntas responde con mucho rigor efectuando una investigación en las contribuciones del marxismo aunque, simultáneamente, combatiendo la falsificación que realiza la burguesía para quien las clases sociales o bien son negadas o bien son transformadas en un concepto de categoría sociológica dentro de una “estratificación social”, con lo cual se impone el dogma sin base científica que más repite la burguesía: la sociedad actual no está dividida en clases sino que es una suma de individuos ciudadanos. Unos, gracias a sus méritos o a la “suerte”, formarían parte de la élite de triunfadores, el resto, por su torpeza, su indolencia, su falta de ambiciones o, simplemente, su “mala suerte”, pertenecería a la vasta categoría de “los de abajo”, los fracasados, los inadaptados, los inútiles, todos aquellos cruelmente arrojados a la cuneta en la carretera de brutal competencia. Así pues, “cada cual tiene lo que se ha ganado”, pues cada uno sería un mundo aparte, autónomo y encerrado en sí mismo, y que además iría “a la suya” compitiendo a muerte con los demás.
Los únicos lazos que podrían unir a esa suma de individuos atomizados serían, por supuesto, la Nación, grande o pequeña (España versus Cataluña) o todo tipo de grupos identitarios (las mujeres, las razas, los homosexuales etc.). Con ello lo esencial de esta sociedad -la división entre dos clases antagónicas, burguesía y proletariado- quedaría totalmente negada para dar pie a lo que la burguesía necesita: una masa amorfa de ciudadanos que vota cada cuatro años, que se encierra en sus asuntos particulares y que compite ferozmente con los demás por “lo que es suyo”. El colmo de ello sería dar la vida por la Patria o por la Democracia en los conflictos imperialistas y en las tensiones centrífugas de tinte nacionalista.
Contra estas mentiras el análisis marxista científico de la división de la sociedad en dos grandes clases antagónicas -burguesía y proletariado- es imprescindible y en su desarrollo y esclarecimiento toda contribución es bienvenida, más aún si está hecha con la seriedad y profundidad que aporta el compañero.
Es evidente, que este documento es un punto de partida muy interesante. Habrá que desarrollar nuevos aportes. Por ejemplo, ¿Cuál es la piel actual del proletariado? ¿El hecho de que haya descendido el número de trabajadores de mono azul concentrados en grandes fábricas significaría que habría desaparecido la clase obrera? ¿Ha sido siempre idéntica la composición y configuración de la clase obrera o bien esta ha ido cambiando con la evolución del capitalismo? Para estas y otras muchas cuestiones, las contribuciones y los debates son absolutamente necesarios.
CONTENIDOS:
1. De la poca claridad y la mezcla de conceptos con la sociología burguesa
2. De darlo por sentado a tener que definirlo
3. La relación del desarrollo del capitalismo con el fin de las viejas organizaciones
4. ¿Qué es la sociedad y qué son las relaciones sociales?
5. La división de la sociedad en clases
6. Una definición marxista de 'clase social'
La teoría burguesa es maquiavélica por definición, sean todas sus facciones conscientes o no de ello. La confusión en los conceptos, el vaciar de contenido proletario términos emergidos de la lucha de la clase obrera es una experiencia que existe por lo menos ya desde los tiempos de El Manifiesto Comunista, en el que se evidencia la existencia de diferentes 'socialismos': el socialismo feudal, el “verdadero socialismo”, el socialismo burgués y “toda esta pretendida literatura socialista y comunista que circula por Alemania” que entre otras cosas “dio a todos sus servilismos y vilezas un hondo y oculto sentido socialista, tornándolos en lo contrario de lo que en realidad eran”; “era una especie de melifluo complemento a los feroces latigazos y a las balas de fusil con que esos gobiernos recibían los levantamientos obreros”. Respecto a una de estas modalidades de 'socialismo' es ilustrativo entender cómo en esa situación histórica “La tormenta revolucionaria de 1848 barrió a toda esta escuela apolillada y quitó a sus personajes las ganas de seguir jugando con el socialismo”. Sin embargo, a la burguesía como clase, lejos de habérsele quitado las ganas, necesita “seguir jugando con el socialismo”. Esta necesidad corresponde a la misma naturaleza de la burguesía para la que “gobernar significa poner a tus súbditos en una situación en la que no te puedan molestar o tan siquiera pensar en molestarte”; “pues un hombre que en todas partes quiera hacer profesión de bueno es inevitable que se pierda entre tantos que no lo son. Por lo cual es necesario que todo príncipe que quiera mantenerse aprenda a no ser bueno, y a practicarlo o no de acuerdo con la necesidad” (Extractos de El Príncipe, de N. Maquiavelo, 1532[2]).
La referencia al «espectro del comunismo» al comienzo del Manifiesto del Partido comunista de 1848 se ha convertido en una de las expresiones más célebres de la literatura mundial. Sin embargo, no se sabe generalmente a qué hace referencia verdaderamente ese pasaje. En realidad, la atención del público de la época no se centraba tanto en el comunismo del proletariado sino sobre el comunismo falso y reaccionario de las otras capas sociales e incluso de la misma clase dominante. Lo que quería decir realmente es que la burguesía, no osando combatir abiertamente y por tanto reconocer públicamente las tendencias comunistas que estaban actuando entonces en la lucha proletaria, utilizaba esta confusión para luchar contra el desarrollo de una lucha obrera autónoma. «¿Qué partido de oposición no ha sido tildado de comunista por sus adversarios en el poder?» se pregunta el Manifiesto, «¿Qué partido de la oposición no ha lanzado la acusación oprobiosa de comunista al más oposicional que exista, lo mismo que contra sus adversarios reaccionarios?».
Ya en 1848 este «espectro del comunismo impostor estaba en el centro de la controversia pública lo cual hacía particularmente difícil al joven proletariado tomar conciencia de que el comunismo, lejos de ser una cosa separada u opuesta a la lucha de clase cotidiana, no era otra cosa que su misma naturaleza, la significación histórica y el objetivo final de la misma” (El espectro del comunismo burgués, Corriente Comunista Internacional[3]).
Los conceptos sencillos de 'clase social' o 'relaciones sociales' han sido también intencionadamente falsificados o redefinidos, normalmente de forma confusa, más allá de un posible proceso inconsciente de la evolución de un término para adaptarse a la sociedad burguesa. Un proceso enlazado a la traición de los partidos socialistas y comunistas de la II y III Internacional, y la contrarrevolución más destructiva en nombre del 'comunismo'. Esta confusión no tiene solo componentes irracionales y automáticos del peso de la ideología burguesa y la adaptación pasiva a la sociedad burguesa, sino que responde también a una estrategia manipulativa de la clase dominante. La burguesía 'sabe', en su sentido pragmático, lo que es el comunismo o al menos lo que significa su desarrollo, y sabe que lo que ella vende como comunismo no es lo mismo. Es decir, no se trata de un despiste, y mucho menos una “evolución natural del término”[4].
No es en realidad la confusión teórica (1) difundida por la burguesía por un lado y (2) fruto de la adaptación pasiva a la sociedad burguesa por otro, la única fuerza reaccionaria que se opone al desarrollo de la clase obrera y la identidad de clase. Esta confusión teórica está integrada en un proceso de despolitización de la clase, de aislamiento, división por sectores productivos, naciones, etc, de individualismo y competencia... que al romper las relaciones políticas del proletariado hacen mucho más difícil el mero hecho de pensar en términos de relaciones sociales.
Tal vez exista poca claridad si buscamos encontrar un texto en concreto que de una definición clara y precisa de lo que son las clases sociales. O un apartado concreto de un texto, resaltado en un cuadro explicativo sobre el resto. Tal vez en ningún momento se necesitó abordar esta cuestión específica tan directa, sencilla y concretamente, pero lo escrito a continuación podría llegar a verse como una colección de fragmentos históricos enlazados coherentemente. Por eso, la supuesta confusión marxista en el concepto como dice la teoría sociológica burguesa: “A pesar de la importancia del concepto de clase para el movimiento político marxista, muchos autores destacan como sorprendente que el propio Marx nunca diera una definición precisa de clase en ninguno de sus escritos, a pesar de describir muchas de sus características” [5] se basa más en una incomprensión o distorsión por la burguesía que en una verdadera ausencia de significado. La definición se desprende lógicamente del desarrollo de otros términos como es 'sociedad', que aparentemente la burguesía no tiene problema en concebir como un “sistema organizado de relaciones” y del estudio del desarrollo histórico de la misma y su división en clases, como veremos a continuación.
La explicación histórica de la pérdida de identidad de clase y su confusión teórica es al menos en parte paralela a la del desarrollo de la moral de la clase obrera, a pesar de que la cuestión sí fue desarrollada al principio por Marx y Engels. Sin embargo, ha sufrido una especie de desvanecimiento confuso.
“Si en el pasado, a pesar de las importantes citas aquí copiadas, no se desarrolló demasiado la cuestión, fue porque el movimiento del proletariado contaba con una larga y rica tradición de vida organizacional, en la que la mayoría de sus militantes observaban unas reglas para debatir, para dirigirse a sus camaradas, para convivir con ellos, para prestarles auxilio y toda su confianza y solidaridad cuando la necesidad lo requería; es decir, observaban una moral obediente a la naturaleza misma de la clase proletaria: la clase de la solidaridad, de la confianza, la portadora de las verdaderas capacidades creativas de la humanidad y de una verdadera cultura humana. Y lo más importante: esa tradición no había sido quebrantada y arrastrada por el fango como lo ha sido hoy todo lo que tiene que ver con el comunismo, no era acuciante la necesidad de recuperar algo que, para los revolucionarios, sólo empezó a perderse cuando empezó a degenerar la II Internacional” (La importancia del debate moral y organizativo, CCI[6]).
Con la identidad de clase sucede algo parecido. La clase obrera, hasta principios de siglo 20 con la entrada de la sociedad capitalista en su decadencia, había podido desarrollarse políticamente como clase en organizaciones permanentes de masas[7]. La identificación con el sistema de relaciones de una clase u otra era más sencillo en ese sentido y aunque la clase obrera no se había desarrollado hasta su punto más alto a la par que el desarrollo del capitalismo (lo cual podemos observar en la práctica en las diferencias entre las revoluciones de 1871 y 1905-1917), y precisamente por eso, sí tenía una vida política de clase más allá de su vida económica de clase dominada. Eso sí, en formas de organización muy volcadas a la participación en el capitalismo tal y como era en aquella época -una sociedad todavía capaz de un desarrollo histórico (ascendencia del capitalismo)- pero que, como tales no podían superar la sociedad burguesa y en cierta forma dependían de ella (fracción parlamentaria, sindicatos etc.)
Pero la clase obrera desde entonces, y al alcanzar el punto en que se abre su posibilidad revolucionaria, ya no podía desarrollarse políticamente 'a la par' que el desarrollo del capitalismo. La extensión del mercado a nivel mundial y por tanto la unificación social del planeta completo, y el desarrollo completo de la clase obrera (clase imprescindiblemente necesaria para el funcionamiento de la sociedad burguesa, pero dominada), a la vez que agudiza al máximo las contradicciones entre clases, por eso y en este proceso, abre la posibilidad de la revolución proletaria mundial y del surgimiento espontáneo de organizaciones que sí pueden superar, rebasar, subvertir la sociedad burguesa (la huelga de masas, consejos obreros, soviets) y generalizar las relaciones sociales internas de la clase obrera al conjunto de la sociedad. Es decir, organizaciones con la potencialidad de no solo defenderse de la vieja sociedad sino de construir una socialmente superior a partir de las condiciones construidas por la vieja. Pero por contra, no son organizaciones sociales de masas permanentes en la sociedad burguesa.
Hasta entonces, integrarse en la organización de una u otra clase era más intuitivamente apreciado, precisamente por la existencia permanente de la organización política (es decir, para sí misma) masiva de la clase obrera.
“Mientras el capitalismo cumplía una función históricamente progresista y el proletariado no estuvo suficientemente desarrollado, las luchas proletarias no podían llegar a transformarse en una revolución mundial triunfante pero sí que permitían a la clase obrera reconocerse y afirmarse como clase, a través de la lucha sindical y parlamentaria, para obtener verdaderas reformas y mejoras duraderas de sus condiciones de existencia. A partir del momento en que el sistema capitalista entra en decadencia, la revolución comunista mundial se plantea ya como posibilidad y como necesidad, en el orden del día de la historia. Esto trastorna totalmente las formas del combate proletario, incluso en el plano inmediato de las luchas reivindicativas, que no se expresan, ni en sus contenidos ni en sus formas, por los medios de lucha que se forjaron en el siglo XIX, como el sindicalismo y la representación parlamentaria de sus organizaciones políticas”[8].
Precisamente porque debido al desarrollo del capitalismo verdaderas reformas y mejoras duraderas para la clase (como clase, no como individuos o sectores separados, sino como clase en su conjunto) no son ya posibles: las formas previas de lucha parlamentaria de clase y lucha sindical de clase simplemente ya no existen. Sin embargo, la burguesía aprendió (tanto por aprovecharse de la adaptación pasiva del oportunismo y el centrismo, como por acción deliberada) a mistificarlas, a continuarlas artificialmente y en apariencia, de forma que 'se ven' como las mismas viejas formas, aunque estas sean organizaciones completamente diferentes, absorbidas directamente por el estado, o haciendo las mismas funciones que las que sí lo están. Estas formas de organización y lucha están completamente obsoletas, ya llegaron hace tiempo a sus cumbres y límites.
El propio entendimiento de la existencia de clases y de qué son estas se ha visto mezclado en la teoría y en la práctica con las apreciaciones burguesas sobre la división de su sistema social en escalones cuantitativos según el salario o según el poder económico de una nación en el monopoly internacional. Así, en las democracias occidentales habría un espectro de clases más o menos bajas a más o menos altas, pero que desde luego serían más altas que las clases medias-bajas del “segundo y tercer mundo”.
Estas teorías no pretenden ser solo una apreciación de las infinitas divisiones de la humanidad en la sociedad burguesa, sino que pretenden reforzar una infinita diferencia de identidades y, conseguido esto, relativizar lógicamente esas diferencias como una nimiedad salvable con la llamada 'movilidad social', en la escalera de la sociedad burguesa.
Y no solo eso, sino que pretenden ¡que la teoría de la clase obrera, cuando hablaba de clases sociales, se refirió siempre a estos mismos escalones que la burguesía llama 'clases'! Que la clase obrera serían los más pobres, o los trabajadores de determinados sectores como la construcción, las fábricas de automóviles, ferroviarios, mineros..., o los que cobren entre este y este otro salario, etc.
Hemos llegado aquí a otro punto importante. Según la teoría burguesa se podría clasificar a las personas individuales por clases. Juan sería 'clase obrera' pero Mónica y Eduardo serían 'clase media'...aunque a Elena y María las podríamos etiquetar de casi-burguesas porque tienen una tienda de bicicletas. Sin embargo, la burguesía como clase según lo es para el marxismo parece no existir. Existen 'burgueses', tal vez, pero no existe burguesía, y si existe...somos todos, en oposición al segundo y tercer mundo de pobres.
Contrariamente a toda esta teoría de lo que sería cada individuo abstraído del resto en la sociedad burguesa, el concepto de clase social para la teoría marxista proletaria ha expresado siempre el desarrollo social de la especie humana.
Empecemos viendo 'qué es la sociedad' para el marxismo:
“En la producción, los hombres no actúan solamente sobre la naturaleza, sino que actúan también los unos sobre los otros. No pueden producir sin asociarse de un cierto modo, para actuar en común y establecer un intercambio de actividades. Para producir los hombres contraen determinados vínculos y relaciones, y a través de estos vínculos y relaciones sociales, y sólo a través de ellos, es cómo se relacionan con la naturaleza y cómo se efectúa la producción.
Estas relaciones sociales que contraen los productores entre sí, las condiciones en que intercambian sus actividades y toman parte en el proceso conjunto de la producción variarán, naturalmente según el carácter de los medios de producción. Con la invención de un nuevo instrumento de guerra, el arma de fuego hubo de cambiar forzosamente toda la organización interna de los ejércitos. Cambiaron las relaciones dentro de las cuales formaban los individuos un ejército y podían actuar como tal, y cambió también la relación entre los distintos ejércitos.
Las relaciones sociales en las que los individuos producen, las relaciones sociales de producción cambian, por tanto, se transforman, al cambiar y desarrollarse los medios materiales de producción, las fuerzas productivas. Las relaciones de producción forman en conjunto lo que se llaman las relaciones sociales, la sociedad, y concretamente, una sociedad con un determinado grado de desarrollo histórico, una sociedad de carácter peculiar y distintivo. La sociedad antigua, la sociedad feudal, la sociedad burguesa son otros tantos conjuntos de relaciones de producción, cada uno de los cuales representa, a la vez, un grado especial de desarrollo en la historia de la humanidad” (-subrayado propio- K. Marx, Trabajo asalariado y capital, 1849[9]).
“La producción de vida, tanto de la propia en el trabajo como de nueva vida en la procreación...aparece como una doble relación: por un lado, como una relación natural, por otro lado, como una relación social. Por 'social' nosotros entendemos la cooperación de varios individuos, sin importar bajo qué condiciones, de qué manera y con qué fin. De esto se deduce que cierto modo de producción, o etapa industrial, está siempre combinado con un cierto modo de cooperación, o etapa social, y este modo de co-operación es en sí mismo una "fuerza productiva". (…)
(…) La consciencia del ser humano de la necesidad de asociarse con los individuos que le rodean es el comienzo de la consciencia de que está viviendo en sociedad en modo alguno. Este comienzo es tan animal como la vida social misma en esta etapa. Es mera consciencia de manada, y llegado este punto el ser humano solo se distingue de las ovejas por el hecho de que en él la consciencia toma el lugar del instinto o que su instinto es un instinto consciente. Esta consciencia tipo-oveja o tribal recibe su adicional desarrollo y extensión a través del incremento de la productividad, el incremento de necesidades, y, algo que es fundamental para ambas cosas, el aumento de la población. Con estas se desarrolla la división del trabajo” ( -subrayado propio- K. Marx, La Ideología Alemana[10])
Las condiciones en que enlazan e “intercambian sus actividades y toman parte en el proceso conjunto de la producción”, estos modos de cooperación “de un cierto modo, para actuar en común y establecer un intercambio de actividades” son las relaciones sociales. Es un concepto simple y concreto para entender la ecología social, el mundo social, la experiencia social de los humanos, y que aparece en este fragmento varias veces.
La sociedad está constituida por tanto por la integración de diferentes relaciones sociales formando un sistema. Comprende las formas de organización de la actividad de unos miembros de la sociedad respecto de otros, entre todos los miembros de un grupo y que podríamos imaginarlas siendo establecidas conscientemente (cómo dividir el trabajo, cómo distribuir los productos, a quiénes corresponde esto y lo otro, etc.) . Sin embargo, en el transcurso de la historia de la sociedad, solo la clase obrera está en posición de hacerlo así ya que hasta este punto se han establecido en base a la urgente necesidad de desarrollar las fuerzas productivas, y por tanto la riqueza de la sociedad, pero bajo la única posibilidad de hacerlo mediante la riqueza de unas clases dominantes en detrimento de otras dominadas. Una urgente e inconsciente motivación competitiva.
Es decir, solo el proletariado está en posición de entender y juzgar conscientemente la destrucción o desarrollo de relaciones sociales concretas.
Puede parecer una obviedad clarificar este concepto, pero no lo es en absoluto. Es un concepto que, por razones parecidas a 'clase social' aparece como “demasiado amplio como para ser entendido” en una sociedad que tiende a la descomposición de dichas relaciones.
Parece fácil concebir la relación personal entre dos amigos, aunque estos se encuentren cada uno en un extremo del mundo, ambos perciben, piensan y conocen la existencia de unos lazos, fruto de una experiencia juntos. No les hace falta tocarse para apreciar esto. La experiencia que cuenta en el caso de las relaciones sociales es una experiencia, necesidad y progreso históricos, más allá del recorrido vital de personas concretas, y en este sentido independientes de la voluntad de individuos concretos.
“En la producción social de su existencia, los humanos inevitablemente entran en relaciones concretas, las cuales son independientes de su voluntad, es decir relaciones de producción apropiadas para una etapa dada en el desarrollo de sus fuerzas materiales de producción. La totalidad de estas relaciones de producción constituye la estructura económica de la sociedad, los verdaderos cimientos, sobre los cuales se erige una supraestructura legal y política, y a la cual corresponden formas concretas de consciencia social” (K. Marx. Prefacio a la Contribución a la Crítica de la Economía Política[11]. 1859).
Estas “formas concretas de consciencia social” pueden ser en la práctica justificantes, reforzantes de aquellas relaciones sociales... o críticas, subversivas de estas. Pero de todos modos surgen de aquellas.
Tomamos aquí unos fragmentos de “El origen de la Familia, la Propiedad Privada y el Estado” [12]para explicar este apartado:
“Pero no en todas partes se detuvieron los hombres en esta etapa. En Asia encontraron animales que se dejaron primero domesticar y después criar. Antes había que ir de caza para apoderarse de la hembra del búfalo salvaje; ahora, domesticada, esta hembra suministraba cada año una cría y, por añadidura, leche. Ciertas tribus de las más adelantadas —los arios, los semitas y quizás los turanios—, hicieron de la domesticación y después de la cría y cuidado del ganado su principal ocupación. Las tribus de pastores se destacaron del resto de la masa de los bárbaros. Ésta fue la primera gran división social del trabajo. Las tribus pastoriles, no sólo produjeron muchos más, sino también otros víveres que el resto de los bárbaros. Tenían sobre ellos la ventaja de poseer más leche, productos lácteos y carne; además, disponían de pieles, lanas, pelo de cabra, así como de hilos y tejidos, cuya cantidad aumentaba con la masa de las materias primas. Así fue posible, por primera vez, establecer un intercambio regular de productos”. (...)
“A consecuencia del desarrollo de todos los ramos de la producción —ganadería, agricultura, oficios manuales domésticos—, la fuerza de trabajo del hombre iba haciéndose capaz de crear más productos que los necesarios para su sostenimiento. También aumentó la suma de trabajo que correspondía diariamente a cada miembro de la gens, de la comunidad doméstica o de la familia aislada. Era ya conveniente conseguir más fuerza de trabajo, y la guerra la suministró: los prisioneros fueron transformados en esclavos. Dadas todas las condiciones históricas de aquel entonces, la primera gran división social del trabajo, al aumentar la productividad del trabajo, y por consiguiente la riqueza, y al extender el campo de la actividad productora, tenía que traer consigo necesariamente la esclavitud. De la primera gran división social del trabajo nació la primera gran escisión de la sociedad en dos clases: señores y esclavos, explotadores y explotados. Nada sabemos hasta ahora acerca de cuándo y cómo pasaron los rebaños de propiedad común de la tribu o de las gens a ser patrimonio de los distintos cabezas de familia; pero, en lo esencial, ello debió de acontecer en este estadio (...)
(…) Con la esclavitud, que alcanzó su desarrollo máximo bajo la civilización, se realizó la primera gran escisión de la sociedad en una clase explotadora y una clase explotada. Esta escisión se ha sostenido durante todo el período civilizado. La esclavitud es la primera forma de la explotación, la forma propia del mundo antiguo; le suceden la servidumbre, en la Edad Media, y el trabajo asalariado en los tiempos modernos. Éstas son las tres grandes formas del avasallamiento, que caracterizan las tres grandes épocas de la civilización; ésta va siempre acompañada de la esclavitud, franca al principio, más o menos disfrazada después”.
Vemos pues que las clases son el producto de una división de la sociedad en cierto estadio de desarrollo de sus fuerzas productivas, y no de un escalonamiento gradual de una sociedad eternamente armónica. Esta división pivota sobre la relación de propiedad de toda la sociedad respecto de los medios de producción social (incluyendo entre estos las distintas formas de cooperación social entre seres humanos y ciertos productos de dicha cooperación (por ejemplo, según Wikipedia: “hay que incluir también entre las fuerzas productivas todos los procedimientos laborales, el agrupamiento de los obreros en fábricas o talleres y luego en complejos industriales, la división del trabajo y su racionalización, entre otros”) y el resto de productos sociales acumulados a lo largo de su historia. Al no estar toda la sociedad en la misma relación de propiedad respecto de estos existe una efectiva división de la misma.
Según la teoría burguesa, las sociedades o la sociedad es un 'sistema organizado de relaciones que se establecen entre este conjunto de personas'. Sin embargo, la burguesía sería una 'clase social formada por las personas acomodadas que logran tener propiedades y capital'...y a clase obrera es, ¡ “según Karl Marx” !, ‘individuos que venden su fuerza de trabajo por un salario y que no poseen los medios de producción’.
Es decir, que, para definir la sociedad, la burguesía no tiene ningún problema en verla como un sistema de relaciones sociales, pero cuando habla de clases, estas ya no serían relaciones sino simplemente individuos aislados sin relación social alguna, conglomerados en abstracto por su nivel económico, su salario, oficio, etc.
Para la burguesía, a pesar de ser ella una clase y funcionar como tal, no conviene presentar la sociedad que domina en términos de clases sociales (y por tanto sistemas de relaciones sociales antagónicas) sino modificar el significado de este término para expresar una diferencia gradual y escalonada.
Esta visión acota el conjunto de la sociedad a las relaciones sociales de su clase burguesa, de competencia. Y no es solo una 'imaginación errónea y delirante' de la burguesía, sino que ve precisamente lo que sus relaciones sociales como clase proyectan en la práctica sobre el conjunto de la sociedad, y por tanto verdaderamente existen en gran medida para el conjunto de la sociedad. Pero no existen solo estas.
En este sentido, la burguesía, aunque sabe de la existencia de otras relaciones sociales antagónicas a las suyas, tiene que negarlas en teoría para controlarlas en la práctica y que funcionen dominadas, sometidas a su dominio de clase (¡las necesita para mantener y desarrollar la producción!). Por tanto, por muy decorada que esté esta visión (ciudadanismo, democracia, etc.), la teoría burguesa no describe nada más que a individuos aislados en eterna competencia.
“La competición separa a los individuos unos de otros, no solo a la burguesía, pero aún más a los trabajadores, a pesar del hecho de que los une. Por lo tanto, pasa mucho tiempo antes de que estos individuos puedan unirse, aparte del hecho de que, para los propósitos de esta unión, si no ha de quedarse en un fenómeno local, los medios necesarios, las grandes ciudades industriales y las comunicaciones baratas y rápidas, tienen primero que ser producidas por la gran industria. Por lo tanto, cada poder organizado que se levante contra estos individuos aislados, que viven en relaciones, reproduciendo diariamente este aislamiento, solo puede superarse después de largas luchas. Exigir lo contrario equivaldría a exigir que la competencia no exista en esta época definida de la historia, o que los individuos deberían desterrar de sus mentes relaciones sobre las cuales, en su aislamiento, no tienen control” (Marx, La ideología alemana).
De la misma forma que la sociedad es un sistema de relaciones sociales, también lo son las clases. El sistema social, la sociedad, cuando dividida en clases, engloba las relaciones dentro de las clases y los antagonismos (relaciones antagónicas) entre estas.
Contra la visión individualista de la sociología burguesa que concibe las clases como una agregación de individuos sin relación, las clases no son sino el producto de la división de la sociedad, de una única sociedad. La consecuencia lógica del tipo de división que hemos visto no puede resultar más que en clases dominantes y dominadas, explotadoras y explotadas. No se trata de un “mayor o menor grado cuantitativo de explotación o dominación” lo que caracteriza a las clases antagónicas sino la dominación y la explotación como procesos sociales cualitativos en sí mismos.
Una clase social es, salvando las limitaciones de una definición y teniendo en cuenta todo lo anterior, un sistema sintético de relaciones sociales entre humanos que emerge se desarrolla irremediablemente en un antagonismo con otra/s, y desaparece en relación al desarrollo por la sociedad de las fuerzas productivas (incluido en estas el grado o modos de cooperación social) y a los cambios en las relaciones de producción. Dichas clases, en estos procesos, son las que impulsan el desarrollo o destrucción de las mencionadas fuerzas productivas y/o relaciones entre clases.
Podríamos hablar de 2 niveles del desarrollo de una clase[13]: (1) general, o económico (2) político: se forma sobre el 'general/económico' y es la organización social de una clase para sí misma, sus propios intereses y perspectivas de organización. Por ejemplo, cuando la clase obrera lucha en las guerras de la burguesía, agregado a facciones concretas de su clase antagónica, no por ello “deja de ser” la clase obrera en su funcionamiento social. No por ello cambian las relaciones de producción entre clases o dentro de las clases. No deja de ser la clase de la producción asociada combinada y despojada de los medios de producción social, la clase que necesita un régimen de propiedad común.
Sin embargo, cuando la clase obrera es alistada para la guerra imperialista sufre su máxima derrota. No solamente deja de ser una clase para sí, no solamente está completamente entregada al interés del Capital, sino que, además, y esto es lo más grave, se asesina mutuamente en una carnicería fratricida, abandona su propio ser de clase internacional que no tiene patria para sacrificarse en el altar del interés nacional de cada capital.
En circunstancias “normales”, cuando el comercio y la explotación se desarrollan de modo “pacífico”, el proletariado atomizado y dividido por la competencia, trata de ser utilizado tanto para los fines políticos como los económicos de diferentes facciones de la burguesía. Tanto para la lucha por el poder del Estado como para la competencia entre empresas, más concretamente entre capitales.
Marx escribió en 'La ideología alemana' que “Los individuos separados forman una clase solo en la medida que tienen que sostener una lucha común contra otra clase; pues de otro modo se ven enfrentados los unos a los otros como competidores”. En ese sentido, solo sería una 'clase completa' cuando funciona para sus propios intereses, y solo es una clase en cuanto que sus relaciones sociales son antagónicas a las de otra clase.
“Pero con el desarrollo de la industria, el proletariado no solo aumenta en número; se concentra en mayores masas, su fuerza crece, y crece también la consciencia de esa fuerza” (…) “los trabajadores empiezan a formar combinaciones (…) contra la burguesía; se coaligan para mantener la tasa de sus salarios; fundan asociaciones permanentes para aprovisionarse de antemano previendo revueltas ocasionales. Aquí y allá, la contienda estalla en disturbios. A veces los trabajadores salen victoriosos, pero solo por un tiempo. La verdadera victoria de sus batallas yace no en el resultado inmediato, sino en la permanente extensión de la unión de los trabajadores. Contribuyen a esta unión los mejorados métodos de comunicación, creados por la industria moderna, y que ponen en contacto a los trabajadores de diversas regiones y localidades. Era tan solo este contacto el que se necesitaba para centralizar las numerosas luchas locales, todas del mismo carácter.” (…) “El avance de la industria, cuyo promotor involuntario y automático es la burguesía, reemplaza el aislamiento de los trabajadores debido a la competición por la combinación revolucionaria debida a la asociación” (-subrayado propio-El manifiesto comunista).
El desarrollo de esta cuestión nos lleva por tanto a otra pregunta:
La clase obrera es la clase de la asociación productiva combinada, colaborativa. La clase social de la integración de las diferencias individuales en el proceso productivo.
Sin embargo, en la sociedad burguesa existe una competencia implacable para entrar en dicho proceso productivo y a su vez unas exigencias de prioridad referentes a la rentabilidad cuantitativa de extracción de plusvalía y acumulación de capital sobre el conjunto de los posibles, potenciales procesos productivos. En este sentido, las relaciones sociales capitalistas se imponen sobre la clase obrera.
Es una clase cuya relación de propiedad respecto de los medios de producción social es la de desposesión y, en consecuencia, cuya relación respecto del proceso general de producción es el de clase explotada.
Pero para entender de verdad por qué la clase obrera es lo que es y cuál es su potencial social, para entender las clases de hoy y sus líneas de desarrollo, hay que remontarse a su origen histórico. Además, entender qué es la clase obrera está sujeto a entender qué es la clase burguesa. Esta no tiene gran interés en ocultar su origen histórico, aunque, nótese la ironía, “salvando ciertas consecuencias sin demasiada importancia”, sino más bien se enorgullece de ello y lo entiende más o menos bien.
Empezamos combinando la definición de la Wikipedia española e inglesa: “La burguesía durante la Edad Media normalmente era el negociante auto-empleado con las funciones socioeconómicas del mercader, artesano, banquero, etc, es decir las de intermediario financiero entre el señor feudal y el campesino servil que trabajaba el feudo, la tierra del señor. La concentración económica debido a la aparición de organizaciones burguesas de autoprotección, los gremios, que surgieron cuando burgueses individuales entraron en conflicto con sus señores feudales en búsqueda de rentas mayores de lo acordado (o mayores de lo que convenía a la burguesía-añadido propio-), dio lugar a la progresiva des-sujeción a la jurisdicción feudal en las ciudades”.
Y ahora seguimos con un texto de la CCI: “...el papel eminentemente revolucionario desempeñado por la burguesía a lo largo de la historia. Esta clase, que aparece y se desarrolla en el seno de la sociedad feudal, vio crecer su poder respecto a la nobleza y a una monarquía cada vez más dependiente de ella tanto en lo que se refiere a sus fortunas en bienes de toda clase (telas, muebles, especias, armas) como a la financiación de sus gastos. Al agotarse las posibilidades de roturar los montes y extender las tierras cultivadas se fue secando una de las fuentes de la dinámica de las relaciones de producción feudales que, junto a la constitución de grandes reinos, el papel protector de las poblaciones -que había sido inicialmente la vocación principal de la nobleza- pierde su razón de ser, así el control de la sociedad por esta clase pierde sentido y se convierte en una traba al desarrollo de dicha sociedad. Esto se amplifica por el hecho de que ese desarrollo es cada vez más tributario del crecimiento del comercio, la banca y el artesanado de las grandes ciudades que logra un progreso considerable de las fuerzas productivas.
Así la burguesía, poniéndose a la cabeza del cuerpo social, primero en la esfera económica y después en la esfera política, libera a la sociedad de las trabas que la habían hundido en el marasmo y crea las condiciones de un crecimiento de las riquezas más formidable que la humanidad haya conocido. Y al mismo tiempo sustituye una forma de explotación, la servidumbre, por otra forma de explotación, el trabajo asalariado. Para ello, durante el período que Marx llama la acumulación primitiva, toma medidas de una barbarie tal que bien podían compararse a las impuestas a los esclavos, para que los campesinos se vieran obligados a vender su fuerza de trabajo en las ciudades (ver, a este respecto, las páginas admirables del libro Iº de El Capital). Esa barbarie es el anuncio de la barbarie que empleará el capital para explotar al proletariado (trabajo de niños pequeños, trabajo nocturno de mujeres y niños, jornadas de trabajo de hasta 18 horas, encierro a los trabajadores en las «Work-houses», etc.) hasta que las luchas de este no logren obligar a los capitalistas a atenuar la brutalidad de sus métodos”[14]
El nacimiento del proletariado en América siguió un proceso equivalente en el que “los indígenas locales demostraron ser demasiado difíciles de esclavizar en cantidades suficientes y se resistían a la invasión violenta de su tierra natal, pero afortunadamente para los aventureros mercantes de Inglaterra existía una fuente de trabajo mucho más cerca de casa; a lo largo de los siglos precedentes, el campesinado inglés había sido arrancado de sus tierras y, según la descripción de Marx, "convertido en vagabundos, y luego azotado, marcado, torturado por leyes grotescamente terroristas para aceptar la disciplina necesaria para el sistema de trabajo asalariado”.
Estas leyes terroristas se usaron para desterrar a los así-llamados "bribones persistentes" a "partes más allá de los mares", lo que significaba que decenas de miles de hombres, mujeres y niños considerados una amenaza para el orden social y que suponían un excedente para las necesidades del capital nacional simplemente fueron aglutinados y embarcados para trabajar en los campos de tabaco de Virginia, donde muchos fueron forzados a trabajar hasta la muerte o torturados si intentaban escapar (...)
Casi dos tercios de todos los inmigrantes blancos en las colonias americanas de Inglaterra - entre 350 y 375,000 personas - llegaron como sirvientes contratados, obligados a trabajar desde tres hasta once años o más a cambio de su pasaje y necesidades básicas. (...)
Incluso si sobrevivían al final de su servidumbre era mucho más probable que se unieran a las filas del proletariado que adquirieran la posesión de una pulgada cuadrada del Nuevo Mundo”[15].
“El sueño de una sociedad igualitaria, sin amos y sin explotación, que podían albergar los esclavos o los siervos, era una quimera porque el grado de desarrollo económico alcanzado por la sociedad en aquel tiempo no permitía la abolición de la explotación. En cambio, el proyecto comunista del proletariado es perfectamente realizable, no solo porque el capitalismo ha creado las premisas para tal sociedad, sino porque es el único proyecto que puede sacar a la humanidad del marasmo en el que se hunde” (ver nota 13).
La clase obrera es por tanto a la vez que todo lo dicho en el apartado anterior, en resumidas cuentas, la clase del comunismo. Vemos esto a través algunos fragmentos de “La Ideología Alemana”, que describen el enlace de lo que es la clase obrera 'en general' con su potencialidad sociohistórica:
Para que la sociedad capitalista “se convierta en un poder “intolerable”, es decir, en un poder contra el que los humanos hacen una revolución, debe necesariamente haber transformado a una gran masa mayoritaria de la humanidad en “desposeída” y producido, al mismo tiempo, la contradicción de un mundo de abundantes riquezas y cultura, lo que presupone en ambos casos un gran incremento del poder productivo, un alto grado de su desarrollo”. Esta “es también una premisa práctica absolutamente necesaria, porque sin ella sólo se generalizaría la necesidad, y con miseria se reproduciría de nuevo la lucha por lo indispensable y todo el viejo negocio inmundo”.
El desarrollo del capitalismo ha conectado e igualado el desarrollo social del mundo mediante la expansión del mercado mundial. En ese sentido ha “formado individuos histórico-mundiales en el lugar donde antes había individuos locales” (lo cual se refiere a la existencia de individuos directamente unida a la historia mundial) y hecho “a cada nación dependiente de las revoluciones de las otras”.
En ese sentido también, la sociedad capitalista ha acabado desarrollando hasta la época de su decadencia una clase obrera mundial, lo cual es el pre-requisito básico para la revolución mundial, superando las experiencias tempranas de la clase obrera a nivel local como la Comuna de París (1871).
La clase obrera, el proletariado, es “en sí mismo la expresión de la disolución de toda clase, nacionalidad, etc. dentro de la sociedad actual”.
El proletariado expresa la necesaria disolución del régimen de propiedad existente y se dirige hacia el régimen social y necesariamente mundial de propiedad común de los medios de producción, que no es sino la generalización del potencial de sus relaciones internas al conjunto de la sociedad. Este régimen ya se expresa en la clase obrera en sus medios estrictamente políticos de producción, en sus organizaciones políticas, la propiedad común es la dirección que toma dicha organización. Es el medio de lucha de la clase obrera y así se expresa espontáneamente en el internacionalismo, el surgimiento de la huelga de masas, los soviets, etc. Es también la clase de “cada uno según sus capacidades, a cada uno según sus necesidades”. “Cada uno según sus capacidades” ya se expresa en cierta medida en la sociedad burguesa si tomamos solo en cuenta, como dijimos antes, estrictamente el proceso productivo y su integración de las diferencias. La abolición de la propiedad privada con la propiedad común de los medios de producción liberaría esta primera parte del lema comunista de su dominio burgués. El fortalecimiento, desarrollo y extensión de las relaciones políticas de la clase obrera es un prerrequisito para esto, y en esta dirección, la sociedad alcanza su desarrollo provisional más progresista cuanto mayor es el desarrollo político de la clase obrera, sobre la cual recae constantemente la “responsabilidad histórica” de resolver la disyuntiva “socialismo o barbarie”, revolución comunista o descomposición de la sociedad.
Parte de esas bases sociales generales que se han desarrollado en el modo de cooperación entre los humanos, las relaciones sociales de trabajo asociado combinado de la clase obrera para el funcionamiento de la sociedad capitalista tienen la semilla, la potencialidad en su desarrollo político, de la construcción de una sociedad socialmente superior, de la abolición de las clases, la sociedad comunista. Así mismo, estas “formas concretas de consciencia social” que expresamos aquí solo han podido surgir del desarrollo actual de la sociedad. De esa 'base general' es de donde surge el desarrollo político de la clase obrera.
Teivos
[1] https://es.internationalism.org/revista-internacional/201711/4256/22-congreso-de-la-cci-resolucion-sobre-la-situacion-internacional [1483]
[2] Ver los siguientes artículos para un análisis histórico más detallado sobre la consciencia de la burguesía:
[4] Hay que señalar que existe en las universidades un ejército de especialistas en “marxismo”, sociólogos etc., que tanto por sus prejuicios de clase como por su voluntad de “hacer carrera” se dedican a falsificar la noción de clase o a reemplazarla por un indigesto mejunje de categorías sociológicas: clase media, estratos desfavorecidos, capas privilegiadas y otros inventos.
[5] Clase social según Karl Marx, Wikipedia en español
[6] https://es.internationalism.org/accion-proletaria/201704/4205/la-importancia-del-debate-moral-y-organizativo [1487]
[7] Partidos de masas, sindicatos, organizaciones juveniles y de mujeres, sociedades de socorros mutuos, centros culturales, universidades obreras etc.
[8] https://es.internationalism.org/revista-internacional/200407/174/la-teoria-de-la-decadencia-en-la-medula-del-materialismo-historico- [1075]
[9] https://www.marxists.org/espanol/m-e/1840s/49-trab2.htm [1355] . El autor ha traducido directamente del inglés las citas por lo que no coincidirán necesariamente con la versión de marxist.org Damos la referencia por si los lectores están interesados en conocer la obra que se cita. Esta observación vale para otras notas similares.
[13] Para la siguiente terminología revisar la cita de Marx mencionada anteriormente en el texto tomada del Prefacio a la Contribución a la Crítica de la Economía Política
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El artículo que presentamos a continuación es una contribución de un simpatizante de lengua inglesa que ha sido traducido al español por un compañero próximo. La cuestión de la Nación es abordada en el terrible avispero de Oriente Medio, desgarrado por guerras interminables. Los hechos extremos y brutales que se producen en esa región constituyen una prueba concluyente de la obsolescencia histórica de la Nación y del tremendo peligro que representa en el marco imperialista para la supervivencia de la humanidad.
Las formas bárbaras que allí toma la contienda entre naciones arrojan una luz de comprensión sobre la forma, aparentemente más “civilizada” y “pacífica”, que vemos actualmente en la pugna entre el nacionalismo catalán y el nacionalismo español. La división del mundo en naciones y la acción misma de los Estados Nación (incluidos los aspirantes a tener su “propia estructura nacional”) es un factor de guerra y destrucción, es una ilustración muy evidente de que la Nación -sea cual sea su tamaño, influencia o justificación ideológica- es REACIONARIA Y CONSTITUYE UN PELIGRO PARA LA HUMANIDAD. El proletariado no tiene que elegir campo en los conflictos nacionales sino luchar contra todos los bandos en la perspectiva de la unificación de la humanidad, de la COMUNIDAD HUMANA MUNDIAL.
El militarismo y la guerra, manifestaciones centrales del capitalismo por cerca de un siglo hasta la fecha, se han convertido en sinónimo de la decadencia del sistema económico capitalista y de la necesidad de derrocarlo. La guerra en este período, y en el futuro, es una cuestión central para la clase obrera.
En el período ascendente del capitalismo, las guerras podían ser todavía un factor de progreso histórico, que llevaba a la creación de unidades nacionales viables y que servía para extender las relaciones de producción capitalistas a una escala global: “De la formación del ejército de ciudadanos en la Revolución Francesa al Risorgimento italiano; de la Guerra Americana de Independencia a la Guerra de Secesión, la revolución burguesa tomó la forma de luchas de liberación nacional contra las monarquías reaccionarias y los vestigios de las clases que había dejado el feudalismo […] Esas luchas tenían el principal objetivo de destruir las superestructuras políticas decadentes del feudalismo y liquidar el pensamiento parroquiano y autárquico que frenaba la marcha del capitalismo hacia su unificación.” (Folleto de la CCI, Nación o Clase[1]). Como decía Marx en su folleto sobre la Comuna de París, La guerra civil en Francia [1871][2]: “El máximo esfuerzo heroico que todavía puede llevar a cabo la vieja sociedad es la guerra nacional”.
Por el contrario, la guerra, hoy en día y durante los últimos cien años, sólo puede desempeñar un papel reaccionario y destructivo, y actualmente amenaza la existencia misma de la humanidad. La guerra se ha convertido en un modo de vida permanente de todos los Estados nacionales, sin importar cuán grandes o pequeños sean; y aunque no todos los Estados poseen los mismos medios para llevar a cabo la guerra, todos ellos están sujetos a los mismos impulsos imperialistas. El callejón sin salida en el que se encuentra el sistema económico significa la adopción forzosa, so pena de muerte, de una política de capitalismo de Estado en las naciones viejas o nuevas, y esta dinámica es implementada por los partidos de la burguesía desde la derecha extrema a la extrema izquierda. El capitalismo de Estado es la más acabada defensa del Estado nación y un ataque permanente contra la clase obrera.
En el período ascendente del capitalismo, la guerra tendía a pagarse por sí misma tanto económica como políticamente, rompiendo las barreras para el desarrollo capitalista. En la fase de su decadencia, la guerra es un absurdo peligroso, cada vez más divorciada de cualquier justificación económica. La mera observación de los últimos 25 años de las llamadas “guerras por el petróleo” en el Medio Oriente muestra que se necesitarían siglos para cualquier recuperación rentable, y eso suponiendo que mañana se detuvieran y dejaran paso a un desarrollo económico sostenido.
Dedicar un gran porcentaje de los recursos nacionales a la guerra y al militarismo hoy en día es normal para todos los Estados, y si bien esta ha sido la situación desde principios del siglo XX, en el siglo XXI y especialmente en los últimos años asistimos a un redoblamiento de los gastos militares y a la realidad que todas las naciones se han comprometido en una loca carrera armamentística. Este fenómeno está directamente ligado a la evolución histórica del capitalismo: “El imperialismo no es la creación de un Estado o un grupo de Estados. Es el producto de la evolución mundial del capitalismo en un momento dado de su maduración. Es un fenómeno internacional por naturaleza, un todo inseparable que no puede entenderse más que en el conjunto de sus relaciones recíprocas, de las cuales ningún Estado se puede sustraer”[3]. La posición que se adopte frente a la guerra imperialista determina de qué lado de la frontera de clases se está; ya sea apoyando el dominio del capital a través de la defensa de la nación y el nacionalismo (compatibles tanto con el trotskismo como con el ala izquierdista del anarquismo), o apoyando la defensa de la clase obrera y el internacionalismo contra todas las formas de nacionalismo. Las “soluciones” nacionales, las identidades nacionales, la liberación nacional, la “luchas” nacionales, la defensa nacional, todo eso sólo sirve a los intereses imperialistas y por lo tanto a los intereses capitalistas. Son diametralmente opuestas a los intereses de la clase obrera cuya guerra de clases tendrá que acabar con el imperialismo, sus fronteras y sus Estados nacionales.
En 1900, había 40 naciones independientes; en la década de 1980, había poco menos de 170. En la actualidad hay 195, la última de las cuales, Sudán del Sur, reconocida y apoyada por la “comunidad internacional”, inmediatamente se ha colapsado en la guerra, el hambre, la enfermedad, la corrupción, el control político mediante los cabecillas de la guerra [warlordism[4]] y el gansterismo: otra expresión concreta de la descomposición del capitalismo y de la obsolescencia del Estado-nación. Los nuevos Estados-nación de los siglos XX y XXI no son expresiones de un crecimiento juvenil, sino que han nacido seniles y estériles, enredándose inmediatamente en el entramado de imperialismo, con sus propios medios de represión interna —ministerios del interior, servicios secretos y ejércitos nacionales— y en el militarismo exterior, con pactos, protocolos, acuerdos de mutua defensa, la implantación de asesores y bases militares de las grandes potencias[5].
“Hoy en día el Estado-nación no es más que una tapadera que encubre los deseos imperialistas, un grito de batalla para las rivalidades imperialistas, la última medida ideológica con que las masas pueden ser persuadidas para hacer el papel de carne de cañón en las guerras imperialistas”[6]. Desde que Rosa Luxemburgo escribió estas palabras no se han producido revoluciones burguesas en los países subdesarrollados, sino únicamente disputas reaccionarias entre bandas burguesas y sus partidarios imperialistas locales y globales. El Estado militar y la guerra se convierten en el modo de supervivencia para todo el sistema mientras cada nación, cada proto-Estado, cada expresión nacionalista, y cada identidad étnica o religiosa se convierten en expresiones directas del imperialismo.
Podemos mirar un poco más de cerca el papel reaccionario del Estado nacional a través de un necesario breve resumen de la importante región del Oriente Medio durante el siglo pasado.
La nación capitalista se ha conservado, incluso cuadruplicado, en los últimos 100 años. Sin embargo, su programa democrático burgués y sus tendencias unificadoras están muertas y enterradas; y en lo sucesivo, sus “pueblos” sólo pueden ser sometidos a la represión o movilizados como carne de cañón para defender los intereses imperialistas. También “... hay que decir que las nuevas naciones surgen con un pecado original: son territorios incoherentes, formados por un amasijo caótico de retazos étnicos, religiosos, económicos y culturales; sus fronteras por lo general son artificiales e incorporan minorías de los países limítrofes. Todo esto no puede llevar sino a la disgregación y el conflicto permanentes”[7]. Un ejemplo de esto es la anarquía de nacionalismos, etnicidades y religiones que existen en el Medio Oriente. Las tres religiones principales están subdivididas en una miríada de sectas, muchas de ellas enfrentadas entre sí mismas y con las demás: chiitas, sunitas, maronitas, cristianos ortodoxos y coptos, alauitas, etcétera. Hay numerosas minorías lingüísticas y varios millones de personas sin Estado: kurdos, armenios, palestinos y, ahora, sirios.
En la Primera Guerra Mundial, lo que atrajo a las grandes potencias (principalmente Gran Bretaña y Francia) fue el inmenso botín proporcionado por el colapso del Imperio Otomano, un botín aún más apetitoso porque jugaba una posición estratégica (ubicada entre el este y el oeste, entre Europa y África, el Canal de Suez, el estrecho de los Dardanelos). Incluso antes de que se descubriera petróleo en la región, y mucho antes de conocerse la cantidad de sus reservas de petróleo, Gran Bretaña movilizó 1,5 millones de soldados en la región. Después de haber resistido a la amenaza de Alemania y Rusia, y a pesar de las rivalidades entre ellos, la mayor parte de la región fue repartida por Gran Bretaña y Francia: Siria, Irak, Líbano, Transjordania, Irán, Arabia Saudita y un "Protectorado" Palestino, todos con fronteras dibujadas por las potencias imperialistas vencedoras con la mirada desconfiada de unas a otras y hacia sus antiguos antagonistas. Estas “naciones” absurdas se convirtieron en criaderos permanentes para una mayor inestabilidad y guerra, no sólo a través de las rivalidades de las potencias más grandes, sino también a través de los propios conflictos regionales. A menudo, esto dio lugar a desplazamientos masivos de poblaciones, bajo la justificación de la necesidad de formar entidades nacionales distintas: en pocas palabras, proporcionaron el terreno para el pogromismo, la exclusión, la violencia entre las religiones y sectas que no sólo perduran actualmente, sino que se han vuelto mucho más extendidas y peligrosas: sunitas/chitas; judíos/musulmanes; cristianos/musulmanes y sectas mucho más antiguas que anteriormente se hallaban en el abandono, pero que hoy en día han sido arrastradas al torbellino imperialista. La región se ha convertido en una violenta fusión de regímenes totalitarios, religión, terrorismo y control militarista [warlordism]: un declive que indica el hecho de que no existe ninguna solución a la barbarie capitalista, a excepción de la revolución comunista. Con la Declaración de Balfour de 1917, Gran Bretaña apoyó la creación de una patria judía en Palestina que había previsto utilizar como aliada tanto a nivel local como frente a sus principales rivales. El Estado sionista nació de este marco militarista de sangrientas luchas con los gobernantes árabes[8]. Los EE.UU., principales beneficiarios de la Primera Guerra Mundial, comenzaban entonces a suplantar a la Gran Bretaña como primera potencia del mundo y esto quedó en evidencia en el Medio Oriente.
La contrarrevolución estalinista de los años 1920 y 30, apoyada e instigada por las potencias occidentales, incrementó las maniobras imperialistas sobre el Medio Oriente, incluyendo con ello la Segunda Guerra Mundial. En dicho período las facciones turcas, árabes y sionistas oscilaban entre el campo británico o alemán, eligiendo finalmente al primero. La región era importante para ambos bandos[9], pero relativamente apartada de la destrucción de los mayores campos de batalla de la guerra, emplazados principalmente en Europa y el Lejano Oriente. Finalmente, como el desenlace de la guerra lo confirmó, tanto Gran Bretaña como Alemania estaban peleando batallas perdidas aquí [en Europa] (y en otras partes) mientras toda la jerarquía imperialista recibía un revés con la aparición de la superpotencia americana. Esto se agudizó aún más con la creación del Estado sionista que era fuertemente apoyado por los EE.UU. (e inicialmente también por Rusia), en detrimento de los intereses nacionales británicos. El establecimiento del Estado-nación de Israel punteó una nueva zona de conflicto en cuyo nacimiento vio la creación de un enorme e irresoluble problema de refugiados. La existencia de Israel es probablemente uno de los ejemplos más evidentes de cómo un país formado en la decadencia del capitalismo está enmarcado por la guerra, sobrevive por la guerra y vive bajo el terror constante de la guerra.
Otro capítulo en la historia del imperialismo se abrió cuando Oriente Medio se convirtió, inevitablemente, en un factor de la Guerra Fría que se consolidó tras la Segunda Guerra Mundial entre los bloques ruso y americano, y que llevó a una serie de enfrentamientos en la región entre representantes o “subcontratados”[10] de las dos principales potencias. Así, las guerras árabe-israelíes de 1967 y 1973 fueron hasta cierto nivel “guerras subcontratadas” entre ambos bloques, y las victorias aplastantes de Israel redujeron considerablemente la capacidad de la URSS para mantener los puntos de apoyo que había establecido en la región, especialmente en Egipto. Al mismo tiempo, ya en los 70 y a principios de los 80, podíamos ver los gérmenes de los conflictos caóticos y multipolares que han caracterizado el periodo histórico abierto por la caída de la URSS y su bloque en 1989-91. Así, el derrocamiento del Shah de Irán en 1979 resultó en la formación de un régimen que tendía a escapar del control de ambos bloques. Los intentos de Rusia de sacar provecho del nuevo equilibrio de fuerzas en la región —como su intento de ocupación de Afganistán en 1980— la embrollaron en una larga guerra de desgaste que contribuyó notablemente al colapso de la URSS. Al mismo tiempo, al animar el avance de los muyahidines islamistas —incluyendo el núcleo de lo que posteriormente habría de convertirse en Al Qaeda, para liderar la oposición a la ocupación rusa —, los EEUU, Gran Bretaña y Pakistán estaban construyendo un monstruo que pronto mordería la mano de sus creadores. Mientras tanto, el imperialismo norteamericano también tuvo que retirarse tras las derrotas sufridas en el Líbano, principalmente a manos de fuerzas que actuaban bajo la influencia de Irán y Siria.
Durante este periodo podemos ver el comienzo de la pérdida de poder de EEUU, que es tanto una expresión como una contribución al ambiente de descomposición actual. Al derrumbe del bloque ruso le siguió la desintegración de la “alianza” dirigida por EEUU y la aparición de las tendencias centrífugas en cada nación. EEUU respondió enérgicamente a esta situación, intentando cohesionar a sus aliados en torno suyo al lanzar la Guerra del Golfo de 1990-91, que resultó en la muerte de aproximadamente medio millón de iraquíes (mientras que a Saddam Hussein se le permitió conservar su puesto). Pero las tendencias contra el mantenimiento de bloques eran demasiado poderosas y el liderazgo estadounidense estaba irremediablemente socavado. Tras el 11 de septiembre, los Neo-conservadores evangélicos, actuando en nombre del imperialismo estadounidense, comenzaron nuevas guerras en Afganistán e Irak que tenían la apariencia de una cruzada contra el Islam, y que atizaron aún más las llamas del fundamentalismo islámico.
En la película de 1979 Apocalypse Now, dirigida por Francis Ford Coppola, el coronel norteamericano renegado le preguntaba a su asesino, designado por la CIA, que qué pensaba de sus métodos. El asesino le respondía: “Yo no veo ningún método, señor”. No hay método en las guerras actuales en Oriente Medio más allá de un gran free-for-all [“gratis para todos”, expresión en inglés usada para describir una situación de conflicto sin restricción ni reglas algunas para los contrincantes]. No hay motivaciones económicas fundamentales —billones de dólares se han convertido en humo sólo en las guerras en Irak y Afganistán—, sino tan solo un nuevo descenso en la barbarie. A pesar de ser un personaje ficticio, el coronel Kurtz es un símbolo de la exportación de la guerra desde “el corazón de la oscuridad”, que de hecho se encuentra en los principales centros del capital, más que en los desiertos de Oriente Medio o las junglas de Vietnam y el Congo.
En Siria hay actualmente cerca de un centenar de grupos combatiéndose entre ellos y al régimen oficial, todos ellos apoyados o dirigidos en un sentido u otro por poderes locales y grandes potencias. La nueva “nación”, el Califato del ISIS, con su propio imperialismo, su carne de cañón y su brutalidad e irracionalidad, es tanto una expresión independiente de la decadencia capitalista como un reflejo de todas las grandes potencias, que de un modo u otro, la crearon. Hoy día el ISIS se está expandiendo en todas direcciones, ganando nuevos asociados en África, incluyendo a Boko Haram en Nigeria, y también compite con los talibanes en Afganistán, que a su vez amenazan la región de Helmand que durante tanto tiempo fue un mini-protectorado del ejército británico. Y si fuera eliminado el día de mañana, sería reemplazado por otros yihadistas, tales como los afiliados a Al-Qaeda de Jahbat Al-Nusra. La segunda parte de la “Guerra contra el terror”, como la primera, sólo va a acrecentar el terrorismo existente en Oriente Medio y su exportación a los países centrales del capitalismo.
Una de las características del número creciente de guerras en Oriente Medio ha sido el resurgimiento de Rusia. Durante la Guerra Fría, fue expulsada de Egipto y Oriente Medio en general, y su poder menguó. Ahora, Rusia ha resurgido, no como antes liderando un bloque —sus únicos aliados son unas pocas y débiles ex-repúblicas soviéticas— sino como una fuerza moldeada por la descomposición que debe reafirmar el imperialismo de su “identidad” nacional. La debilidad de Rusia es clara en su desesperación por aferrarse a sus bases en Siria: las más importantes fuera de la propia Rusia. Otro factor de gran influencia, incluso para Rusia, es el acercamiento entre EEUU e Irán vinculado al acuerdo nuclear de 2015. Este acuerdo también expresa una debilidad fundamental del imperialismo estadounidense y es la fuente de considerables tensiones entre EEUU y sus otros aliados regionales principales: Israel y Arabia Saudí.
Dondequiera que se mire, el embrollo imperialista en Oriente Medio se vuelve cada vez más imposible de desenredar. A considerar está la posición de Turquía, que no ha dudado en añadir aceite al fuego de la guerra; su guerra con los kurdos no tiene fin y sus acciones tienen consecuencias para EEUU, Rusia y Europa, manejando los intereses de unos contra los de otros. Sus relaciones con Rusia, en particular, están en horas bajas desde que derribaron un caza de combate ruso, mientras que ha usado descaradamente el pretexto de represaliar ataques del ISIS para atacar bases militares kurdas. También hay que considerar el involucramiento de Arabia Saudí, que aunque supuestamente es aliada de EEUU y Gran Bretaña, ha sido un partidario de primer orden de varias bandas islamistas de la región, no solo mediante la exportación de su ideología wahabí sino también mediante la de armas y dinero.
En lo que a los Estados nacionales del periodo de decadencia se refiere, Arabia Saudí debe ser una de las peores bromas históricas que se puedan encontrar. Minada por la bajada en los precios del crudo, algo que Irán ha hecho todo lo posible por provocar (mostrando el petróleo no como un factor de peso económico sino como arma del imperialismo), y temeroso ante la perspectiva de que la teocracia rival iraní se convierta en el policía de la región, el régimen saudí propinó un golpe a Irán con la ejecución del popular clérigo chií Sheikh Nimr al-Nimr, y con más decapitaciones y crucifixiones que apenas se han mencionado en los medios occidentales. Esta planeada provocación a Irán muestra una cierta debilidad y desesperación en el régimen saudí, así como un mayor peligro de que las cosas se salgan de control. Los actos del régimen saudí ponen de relieve, de nuevo, las tendencias centrífugas de cada nación, así como la debilidad de las principales potencias, particularmente de EEUU, a la hora de controlarlas. Algo seguro es que este episodio de la rivalidad iraní-saudí agravará la guerra, los pogromos y el militarismo en toda la región, con más tensiones y alianzas inciertas ganando terreno. Las tensiones similares que ya existían en Egipto —al que Arabia Saudí financió en su lucha contra los Hermanos Musulmanes— no harán sino empeorar.
El Estado nacional del Líbano ya estaba desmembrándose en los 80; estas tensiones se fortalecerán a partir de ahora y las consecuencias de la disolución de este frágil Estado serían desastrosas no sólo para Israel, cuya guerra encubierta con las facciones palestinas y con Hezbolá sigue retumbando.
Finalmente, debemos destacar el creciente papel de China, a pesar de que sus principales focos de rivalidad imperialista —con EEUU, Japón y otros— están localizados en el extremo Oriente. Tras haber surgido como aliado subordinado de la URSS a finales de los 40 y principios de los 50, China empezó a tomar un camino independiente en los 60 (tras la “ruptura Sino-soviética”) lo que a corto plazo llevó a un nuevo entendimiento con EEUU. Sin embargo, desde los 90, China se ha convertido en la segunda potencia económica mundial, y esto ha incrementado enormemente sus ambiciones imperialistas a nivel más global, sobre todo a través de sus intentos de penetrar en África. Por el momento, ha intentado operar junto al imperialismo ruso en Oriente Medio, bloqueando los intentos de EEUU de disciplinar a Siria e Irán, pero su potencial para desbaratar el equilibrio de poderes a nivel mundial —y acelerar así el hundimiento en el caos— sigue en gran medida sin explotar. Esto nos ofrece una prueba más de que el despegue económico de una antigua colonia como China no es ya un factor de progreso humano, sino que trae consigo nuevas amenazas de destrucción, tanto militar como ecológica.
Vemos clara la naturaleza reaccionaria del Estado nacional, una expresión antes progresiva que ahora se ha convertido no sólo en un grillete para el avance de la humanidad, sino también en una amenaza a su misma existencia. La práctica disolución de los países sirio e iraquí —que ha forzado a millones a huir de la guerra y a evitar luchar por ningún bando —, el nacimiento del Califato del ISIS, el proyecto nacional de Jahbat Al-Nusra, la defensa de la nación étnica kurda: todo ello es expresión de la decadencia imperialista que no ofrece a las poblaciones de estas áreas más que miseria y muerte. No hay solución a la descomposición de Oriente Medio en el marco del capitalismo. Frente a todo esto, es vital que el proletariado mantenga y desarrolle sus propios intereses contra los de los Estados nacionales. La situación de la clase obrera en los principales centros del capitalismo es clave aquí, dada la extrema debilidad del proletariado en las mismas zonas de guerra. Y aunque la burguesía está sometiendo a la clase obrera en los países centrales del capitalismo a ataques ideológicos constantes en torno a las cuestiones de los refugiados y el terrorismo, todavía no se atreve a movilizarlo directamente para la guerra. Potencialmente, la clase obrera sigue siendo la peor amenaza para el orden capitalista, pero debe comenzar a transformar este potencial en una realidad si quiere evitar el desastre al que este sistema se dirige. Entender que sus intereses son internacionales y que el Estado nacional es obsoleto como estructura viable para la vida humana, será una parte esencial de esta transformación.
Boxer, 13-1-16
[3] Rosa Luxemburg, Folleto de Junius. La crisis de la socialdemocracia, 1915. https://www.marxists.org/espanol/luxem/09El%20folletoJuniusLacrisisdelasocialdemocraciaalemana_0.pdf [901]
[4] War Lords: Señores de la Guerra. Esta expresión viene de las violentas convulsiones que sacudieron el territorio chino en la década de 1920, despedazado en territorios en cada uno de los cuales reinaba un “Señor de la Guerra”.
[5] Ver nuestra Serie Balance de 70 años de liberación nacional: https://es.internationalism.org/revista-internacional/201707/4221/balance-de-70-anos-de-luchas-de-liberacion-nacional-primera-parte [1383] , https://es.internationalism.org/revista-internacional/201110/3231/balance-de-70-anos-de-luchas-de-liberacion-nacional-ii-en-el-siglo [1492] y https://es.internationalism.org/revista-internacional/201202/3316/balance-de-70-anos-de-luchas-de-liberacion-nacional-iii-las-nuevas [1493]
[6] Ibid.
[7] «Balance de 70 años de luchas de “liberación nacional” - III. Las nuevas naciones nacen moribundas», Revista Internacional nº 69, https://es.internationalism.org/node/3316 [1494].
[8] Ver https://es.internationalism.org/revista-internacional/200510/163/conflictos-imperialistas-en-oriente-medio-ii-la-utilizacion-del-sio [1495] .
[9] Véase la 3ª parte de los artículos anteriores en la Revista Internacional, nº 118, "Notas sobre los conflictos imperialistas en Oriente Medio (III) [1496]".
[10] En inglés se utiliza el término Proxy Wars que podríamos traducir por “guerras por delegación” o “guerras subcontratadas”. Se trata de guerras, muy comunes en Medio Oriente, pero en realidad extendidas a todos los continentes, donde cada gran potencia elige un bando burgués local que aún luchando por sus propios intereses sirve en realidad a esa gran potencia. Los diferentes bandos que se enfrentan actualmente en Yemen, provocando una terrible devastación, tienen como patrocinadores potencias superiores como Arabia Saudí en un frente e Irán en el otro.
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Honduras es un pequeño país de Centroamérica, la extensión de su territorio representa poco más del 1% del que ocupa EUA; su actividad productiva se centra en el cultivo de frutos, en la extracción de minerales y en la maquila, pero su capacidad económica está tan degradada que hay una gran masa de trabajadores desempleados, analizando los datos oficiales del 2017 se puede concluir que alcanza una tasa del 18% y entre los más afectados son los jóvenes que son arrojados de forma creciente a la lumpenización, alimentando a las pandillas criminales conocidas como “maras salvatruchas”, o son empujados a la migración masiva, formando caravanas integradas incluso por niños que viajan sin familia.
Pero a pesar de ser un país pequeño, con una economía poco significativa y descuidada en su infraestructura, favoreciendo a los destrozos continuos por los huracanes, es un área de importancia militar. No es casualidad que Honduras fuera durante los años 80, el centro de las operaciones militares norteamericanas contra las fuerzas guerrilleras en El Salvador y Nicaragua. Precisamente es en 1982 cuando se construye la base militar en Palmerola, ubicada a 86 km de su capital, Tegucigalpa, donde tiene su base el Comando Sur de EUA (SouthCom), que tiene el control total de la vigilancia en la región. Todo ello hace que tradicionalmente la burguesía de ese país se discipline políticamente en torno a las orientaciones norteamericanas. En diciembre del año pasado cuando se votó en la ONU la decisión de reconocer a Jerusalén como capital de Israel, el Estado hondureño tuvo oportunidad de mostrar su incondicionalidad política. Bastó que el gobierno de Trump expusiera: “Tomaremos nota de los nombres [de los Estados que votan en contra]” para que la representación hondureña votara a favor. Es por tanto una geografía importante política y militarmente para EUA, por lo que no está dispuesto a dejar que se aleje de su control.
Justo por esa preocupación, en 2009, sectores de la burguesía hondureña apoyados por los EUA impusieron un golpe de Estado contra el gobierno de Manuel Zelaya, que buscaba romper la disciplina hacia el Tío Sam. El gobierno de Zelaya, de forma sistemática buscó el acercamiento con otras fuerzas de la burguesía colocados en la cabeza de Estados latinoamericanos, como Venezuela y Brasil, que tenían como objetivo conformar un bloque regional para debilitar el liderazgo de EUA y promover su asociación con fuerzas imperialistas europeas y asiáticas, a las que le abrían las puertas al continente por medio de proyectos económicos, políticos y militares.
El golpe de Estado de 2009 puso en evidencia la dificultad de la burguesía en Honduras para asegurar su unidad, pero también los esfuerzos de los EUA por recuperar su liderazgo en el continente. Los conflictos actuales que se viven en ese país se explican en este contexto.
El avance del capitalismo hizo de América Latina una zona de disputa, por sus recursos naturales, por el paso de mercancías legales o ilegales, o por su ubicación estratégica para la guerra. El siglo XIX, marcado por el ansia de la acumulación capitalista, llevó a que los Estados europeos ansiosos por restaurar las zonas coloniales perdidas en América, llevaran a cabo operaciones militares, sin embargo se encontraron con la respuesta amenazante de EUA, que mediante la “doctrina Monroe” (1823), que proclama: “América para los americanos”, hace explícito sus intenciones imperialistas y su decisión de no permitir ninguna convivencia con otras fuerzas opositoras en el continente americano[1]. Bajo ese postulado político los EUA deciden dar su apoyo al gobierno mexicano durante la intervención francesa en 1862-65 y el apoyo militar a Cuba cuando el intento de invasión de España en 1898. Pero ese mismo principio doctrinal es usado para dejar su mensaje intimidatorio e imponer su disciplina a los Estados latinoamericanos y que se concreta de forma directa con invasiones militares y despojos, como la llevada a cabo a México en 1846-48 y en las primeras décadas del siglo XX reafirma esa práctica con las guerras de ocupación de Cuba (1906), Nicaragua (1915-34), Haití (1934) …
La preparación de la segunda guerra mundial requería que los EUA ablandaran su política agresiva para evitar que se aprovecharan los resentimientos por las fuerzas imperialistas rivales, por tal razón implementa la política del “buen vecino” consistente en extender cierta colaboración comercial y militar, acordonando así al continente. Al finalizar los conflictos armados y la apertura de la “guerra fría”, los EUA aseguran su dominio en América colaborando de forma muy cercana con cada Estado latinoamericano y respondiendo militarmente a todo intento de cuestionamiento, como lo ejemplifican las acciones militares en contra de los movimientos guerrilleros (auspiciados fundamentalmente por la URSS, el bloque rival) o la promoción de golpes de Estado contra aquellos gobiernos que desviaran su disciplina. Cuba fue el único Estado que logra mantenerse durante toda la “guerra fría” como cabeza de playa de una fuerza imperialista opuesta a EUA, aunque su presencia, más allá de la “crisis de los cohetes” en 1962, no representó un gran peligro para el Tío Sam, en tanto mantuvo el control a partir de los acuerdos presentes durante todo el período con la URSS (además de mantener, desde finales del siglo XIX, una base militar en Guantánamo, al sureste de la isla).
Con la caída del Bloque del Este se define de forma muy clara la apertura de una nueva fase en el capitalismo, la de su descomposición, en la que encontramos una inestabilidad en las relaciones de la misma burguesía mundial. Como la CCI ha venido exponiendo “la barbarie ‘organizada’ ha dejado el sitio a una barbarie anárquica y caótica en la que predominan la tendencia a ‘cada uno por su cuenta’, la inestabilidad de las alianzas, la gangsterización de las relaciones internacionales…”[2]. En ese marco en América Latina se inicia también un proceso de cuestionamiento más abierto al liderazgo de EUA.
La implosión del Bloque del Este implicó no solo la desarticulación del núcleo imperialista de la URSS y sus Estados aliados, significó también la dislocación de las fuerzas imperialistas asociadas en el bloque opositor. Se terminaba así la razón para la articulación de alianzas y disciplinas, no había ya un enemigo común a enfrentar que justificara la existencia de la unidad en un bloque. Esta situación implicó una dispersión de las fuerzas de la burguesía, desatando un enfrentamiento de “todos contra todos”[3] y de forma especial se pone en cuestionamiento el liderazgo norteamericano. Así a partir de mediados de los 90 vemos surgir en América Latina, como nunca antes, Estados que cuestionan a los EUA, con un acercamiento muy claro con Estados de origen europeo o asiático. En ese contexto de desorden –y aprovechando la “coyuntura” de crecimiento de los precios de mercancías como el petróleo y algunos granos–, Estados como el venezolano, el brasileño y el argentino, impulsan acuerdos comerciales y políticos con fuerzas imperialistas opositoras a EUA, creando incluso instancias como la Alianza Bolivariana para América (ALBA).
En esa expansión de cuestionamiento a los EUA, también en Honduras se abren grietas que llevan a que sectores de la burguesía hondureña conciban la posibilidad de que, a través del gobierno de Manuel Zelaya (2005-2009), se fortalezcan posturas que rompen la disciplina hacia los EUA. La alianza del gobierno de Zelaya con el chavismo prometía, para algunos sectores de la burguesía un mejoramiento de sus condiciones comerciales y financieras, pero representaba un reto para los EUA. Se pone así en evidencia la dificultad de la burguesía hondureña para lograr la unidad y seguir la política con filiación norteamericana, pero también expone la dificultad que vive la burguesía norteamericana y que le impide actuar de forma rápida y unificada en su “traspatio”.
El golpe de Estado de 2009 en Honduras, es condenado en un principio por Obama –en ese entonces presidente de EUA–, no obstante el gobierno norteamericano presionó antes de la asonada militar con el bloqueo comercial a los frutos hondureños y luego promovió el diálogo y la pacificación de la zona para apoyar así al gobierno golpista, dejando ver una postura ambigua, que más allá de la hipocresía y el doble lenguaje de la burguesía, muestra la dificultad en la que se mueve el gran gendarme para definir su actuación política a su interior pero también en su política de dominio, lo cual se agrava con el arribo de Trump al gobierno. No es el espacio para abundar sobre este tema[4], solo diremos que colocar a la cabeza del gobierno de EUA a un personaje tan irresponsable, revela el avance de la descomposición y multiplica la profundidad de las fracturas que complica a la burguesía tener el control de su política al interior de su territorio y al exterior. Esto no significa que se han atrofiado totalmente sus fuerzas para seguir su agresiva “doctrina”, sin embargo, tal fractura interna favorece a que otras fuerzas imperialistas, de Europa, Asía y el Medio Oriente, cuestionen su liderazgo y se abran grietas que permiten la filtración de cuestionamientos desde América Latina.
En los últimos años de este siglo se ha notado una declinación de la fuerza de los Estados latinoamericanos que cuestionan el dominio de EUA y en ese proceso los EUA han intervenido con presiones políticas y militares, pretextando a veces la lucha contra el narcotráfico, el lavado de capitales o la corrupción, pero lo que ha influido también de forma significativa es el avance de la crisis económica que ha limitado las potencialidades de la burguesía latinoamericana. De esta manera hemos visto declinar el fortalecimiento relativo que tenían los “gobiernos de izquierda” de la burguesía de Venezuela, Brasil y Argentina, lo cual ha permitido a EUA actuar más agresivamente. En ese plano las revueltas electorales y poselectorales que se han presentado en Honduras se inscriben en las dificultades que vive la burguesía ante la descomposición social que sufre su sistema.
A partir de las elecciones del 26 de noviembre de 2017 en Honduras se han desatado enfrentamientos callejeros en los que murieron 34 manifestantes y cientos de personas fueron detenidas.
En el circo electoral se inscriben los principales partidos de la burguesía: el Partido Nacional (PN), que presentó como candidato al actual presidente Juan Orlando Martínez. El partido oponente fue la Alianza de Oposición Contra la Dictadura (AO), formado por la unidad del Partido Libertad y Refundación (LIBRE) y el Partido Innovación y Unidad Socialdemócrata (PINU-SD), colocando como su candidato al comentarista de deportes y conductor de programas de concurso en la TV, Salvador Nasralla. Ambos partidos tienen como ideario la defensa del capitalismo liberal, aunque se diferencian en que mientras el PN es repudiado por la corrupción[5] que fomenta y la radicalidad de las medidas económicas aplicadas en contra de la población trabajadora, la AO se presenta como una estructura “alternativa” y crítica del gobierno, levantando propuestas radicaloides, como lo de formar un gobierno de transición y una nueva constitución, presentándose además como herederos de la legalidad del gobierno depuesto en 2009, llevando por ello como coordinador político al ex presidente Manuel Zelaya, el cual, como decíamos arriba, se asoció durante su gobierno con Chávez.
La dificultad de la burguesía para organizar su política y lograr su unidad se expone en la mala operación del relevo de gobierno. El gobierno para asegurar la reelección de Juan Orlando Martínez se adelantó en declarar su triunfo, ante lo cual el opositor Nasralla convocó a salir a las calles por la “defensa de la democracia”, teniendo una gran convocatoria, arrastrando así a una masa confusa (y confundida) formada principalmente por estudiantes, aunque también por algunos trabajadores de las zonas rurales y obreros de la maquila en algunas áreas.
Toda esta fuerza social es arrastrada y conducida como “ciudadanos” defensores del capitalismo y su democracia. No obstante, el gobierno responde a estas manifestaciones con la represión directa acompañada del decreto del “toque de queda” (del 1 y hasta el 10 de diciembre). Es importante resaltar que la dificultad de la burguesía para llevar a cabo su política se evidencia aún más cuando sectores de la policía se niegan a aceptar la orden de disparar en contra de las manifestaciones (4-diciembre), por lo que el gobierno tiene que hacer uso del ejército para enfrentar las manifestaciones, pero, además, para anular la incipiente indisciplina policial, les promete aumento de salarios y adelanta el pago del aguinaldo.
La tensión que se creó en Honduras llevó a la intervención de la Organización de Estados Americanos (OEA), buscando la conciliación y pidiendo la anulación del proceso electoral. No obstante, esta vez el gobierno de EUA se apresuró a reconocer el triunfo de Juan Orlando Martínez, respaldando esa decisión de forma inmediata los gobiernos de Colombia y México.
Finalmente, el 27 de enero se concretó la reelección, en un clima de enfrentamiento entre fracciones de la burguesía, pero arrastrando con ella a la clase trabajadora, que queda en una condición de mayor confusión y más controlada. Aún cuando la burguesía se encuentra en una dificultad para controlar la evolución de la situación en el plano político y su aparato económico, logra trasladar sus efectos a los explotados por el ambiente que generan, pero además en este proceso la izquierda del capital no deja de tener una participación:
- Los disturbios y los resultados han reforzado la visión de que, pese a los fraudes, las elecciones son necesarias. El mismo aparato de izquierda e izquierdista, aun cuando afirma ser crítico de la oposición electorera, se han integrado en la campaña contra los trabajadores al convocarlos a la defensa del voto y la democracia. Así lo hacen los estalinistas del Partido “Comunista” de Honduras, en su documento “Alerta a la población ante el fraude electoral montado por el partido de gobierno”, lo mismo que los trotskistas de “Socialismo o Barbarie” de Honduras. Estos últimos se muestran más “radicales”: en su posicionamiento “Honduras en lucha contra la dictadura”, se lamentan porque no hubo una incorporación de grandes masas obreras a las movilizaciones, pues afirma, “La clase trabajadora tiene motivos más que suficientes para incorporarse a la lucha” y aunque ni en Zelaya ni en Nasralla ven una postura “proletaria”, lloriquean porque estos no llamaron a la huelga. En suma, la izquierda y el izquierdismo no hacen sino completar la política de sometimiento que desde el gobierno y los partidos oficiales la burguesía lanza en contra de los trabajadores.
- La estructura sindical, aunque se ha involucrado tangencialmente en el conflicto no ha abandonado su trabajo de control. Por ejemplo, la Red de sindicatos de maquila ha expresado un llamado a que se lleve un escrutinio transparente, se dialogue y se concilie, “a fin de que el aparato productivo no colapse y quienes laboramos en empresas no quedemos sin empleo” (La Tribuna, 3-dic-2017). Lo que muestra su trabajo orientado a imponer el control de los trabajadores, resaltando el miedo y la visión de que no hay más camino que la democracia.
El nivel de conciencia de los trabajadores hondureños ha enfrentado dificultades a lo largo de la historia. Aunque a mediados del siglo XX los trabajadores de los muelles y las fincas fruteras expusieron una gran combatividad en huelgas y manifestaciones, su fuerza de clase era en gran medida limitada por el nacionalismo, motivado por el origen norteamericano de las principales empresas (como la United Fruit Company, la Cuyamel Fruit Company, la Standard Fuit Company…).
Durante los años 80, hubo una degradación de las condiciones de vida de los trabajadores y como resultado de ello se presentaron intentos de respuesta y, aunque esas expresiones fueron copadas por los sindicatos no dejaron de generar persecuciones en tanto se seguía la denominada “Doctrina de Seguridad Nacional”, sembrando entre los explotados el terror y el miedo.
Luego en los 90 el dominio sindical se extiende y mientras que el sindicalismo oficial impone una sumisión frente a los gobiernos (lo mismo si se encuentra en el gobierno el partido nacionalista o el liberal), la Central Unitaria de Trabajadores de Honduras (CUTH) cubre el flanco de contención mediante el uso de consignas que suenan radicales (como el rechazo a las políticas de privatización) pero que llevan de trasfondo la inyección de veneno nacionalista.
Podemos afirmar que las dificultades que se viven por la burguesía hondureña no son expresiones que corresponden solo a pequeños Estados “bananeros”. Los problemas que vive la burguesía hondureña no son sino expresión de la descomposición capitalista que avanza y problematiza las relaciones entre la misma burguesía, pero que aún tiene la capacidad de usar los efectos en contra de los trabajadores e impulsar procesos en los que los envuelve y somete su fuerza.
Es Honduras por ello una muestra de lo que puede ser un escenario general en América Latina en 2018, en tanto que habrá elecciones en varios países de este continente y dada la falta de unidad de la burguesía, serán una arena de disputa, ante la cual los trabajadores no pueden involucrarse. Su tarea en este momento es la reflexión profunda de cuál es su verdadero terreno de combate, reconociendo que es su conciencia y organización lo que ha de permitir destruir este sistema de explotación y opresión.
RM / febrero-2018
[1] El poder que toma EUA le da oportunidad de apropiarse del gentilicio americano para designar a los habitantes de su país, excluyendo del adjetivo al resto de los habitantes del continente, aspecto que puede ser poco relevante, pero sigue alimentando el chauvinismo latinoamericanista.
[2] “La descomposición: fase última de la decadencia del capitalismo”, Revista Internacional n° 62, 1990. /revista-internacional/200510/223/la-descomposicion-fase-ultima-de-la-decadencia-del-capitalismo [13]
[3] Recomendamos leer para ampliar sobre el concepto de descomposición además del artículo señalado en la anterior nota: “Tesis sobre la crisis económica y política en la URSS y en los países del Este”, Revista Internacional nº 60, 1990, ver /content/3451/tesis-sobre-la-crisis-economica-y-politica-en-los-paises-del-este [1456] . “Entender la descomposición (I): las raíces marxistas de la noción de descomposición”, Revista Internacional n° 117, 2004, ver https://es.internationalism.org/revista-internacional/200404/167/entender-la-descomposicion-i-las-raices-marxistas-de-la-nocion-de-d [1498]
[4] Para ampliar sobre este aspecto, convocamos a leer “Contratiempos para la burguesía que no por ello son un buen presagio para el proletariado”, en Revista Internacional 157, 2° semestre de 2016. /content/4185/brexit-trump-contratiempos-para-la-burguesia-que-en-nada-son-un-buen-presagio-para-el [1126]
[5] John Kelly, Jefe del Comando Sur de los Estados Unidos, en octubre de 2015 afirmó que el sistema judicial y la policía hondureña estaba “totalmente destruidos por dinero del narcotráfico”.
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"Incluso según los estándares de Oriente Medio, su irracionalidad, la destrucción sin sentido, las constantes e retorcidas maquinaciones imperialistas, las guerras, el ataque dirigido por los sauditas contra Yemen a principios de esta semana alcanza nuevos niveles de absurdidad surrealista: los saudíes están liderando una coalición musulmana suní de diez naciones, incluyendo Pakistán no árabe y con armas nucleares, en un ataque a Yemen. Están implicados gánsteres locales como los Emiratos Árabes Unidos, Kuwait y Qatar, pero también el dictador egipcio al-Sisi y la camarilla genocida de al-Bashir sudanés. Todos estos déspotas están respaldados por los Estados Unidos y Gran Bretaña, que han ofrecido a la coalición "apoyo logístico y de inteligencia". Esto es lo que escribimos en abril de 2015 en un artículo titulado "Militarismo y descomposición en Oriente Medio", justo después del lanzamiento de lo que los saudíes llamaron con optimismo "Operación Tormenta Decisiva". Desde entonces, la guerra en Yemen se ha vuelto mucho peor, mucho más peligrosa y, después de Siria, posiblemente fundamental para los acontecimientos imperialistas en Oriente Medio, sobre todo la rivalidad entre Irán y Arabia Saudita, sus respectivos "aliados" y las grandes potencias.
En uno de los países más pobres del mundo, con una población de unos 23 millones de habitantes, la "coalición" saudita (que Pakistán ha abandonado silenciosamente) ha arrojado bombas estadounidenses y británicas en lo que es esencialmente un enfrentamiento con Irán por el poder regional. Un vistazo al mapa de Oriente Medio muestra la importancia geoestratégica general de Yemen y el factor que ahora juega en las rivalidades locales y globales. Diez mil personas han resultado muertas a causa de bombardeos y ataques aéreos durante los cuales han sido atacados hospitales, escuelas, zonas residenciales y mezquitas. Tres millones de casas han sido destruidas y edificios antiguos reducidos a polvo, en lo que los romanos llamaron "Arabia bendita". Además de los bombardeos, los sauditas han impuesto un bloqueo tanto a la ayuda de emergencia como a las importaciones comerciales, que la Cruz Roja ha denominado "asedio medieval", causando decenas de miles de muertos. Catorce millones de personas no tienen acceso a sanitarios y agua potable, y los casos de cólera han llegado a un millón. La propagación de la hambruna y la malnutrición también van acompañadas de la propagación de la antigua enfermedad de la difteria, que se puede prevenir fácilmente, así como del aumento de la fiebre del dengue y el paludismo. En treinta largos meses desde su declaración de guerra, la coalición saudita, con la ayuda de los Estados Unidos y Gran Bretaña, ha destrozado la vida de un número cada vez mayor de civiles, reduciéndolos a vivir como animales y seguramente alimentando la próxima ola de refugiados que huyen de este infierno a través de la península árabe o por la ruta africana hacia Europa.
Lo que más temen los sauditas y sus comanditarios es un aumento de la influencia iraní, no sólo en Yemen, sino también mediante un movimiento de "pinza" alrededor del territorio saudita a través de la conexión terrestre entre Irán-Siria-Iraq-Líbano, a lo largo de la frontera turca y el Golfo de Aden en Yemen. Temen igualmente un incremento de la presencia iraní en África[1]. La influencia regional iraní nunca ha sido tan amplia y poderosa como hoy en día, a pesar de los recientes intentos de Estados Unidos de frustrarla. En la actualidad, Irán controla efectivamente un corredor terrestre que va de Teherán a Tartus, en Siria, en la costa mediterránea, “lo que le permite acceder a un puerto marítimo muy alejado hacia el oeste y lejos de las aguas del Golfo Pérsico, fuertemente vigiladas" (Guardian, 8.10.16). Cuanto más se ha debilitado Estados Unidos y se está debilitando en Oriente Medio, más se ha fortalecido Irán. La posición de Rusia también se ha reforzado a espaldas de ella, pero Irán no es un simple peón de Rusia.
Las fuerzas yemeníes Houti que actualmente luchan contra las milicias respaldadas por los sauditas en Yemen tomaron el poder y dominaron la ola de manifestaciones antigubernamentales y anticorrupción que surgió en Yemen como parte de la "primavera árabe" de 2011. Empezó como un oscuro movimiento renacentista chiita en la década de 1990 llamado "Believing Youth", fue radicalizado por la invasión norteamericana de Irak en 2003 y tiene un apoyo más amplio entre muchos suníes mostrando que, aunque la irracionalidad de la religión juega un papel, esto no es una simple división suní/chiita. En realidad, nunca ha habido unas divisiones religiosas o étnicas graves en Yemen, salvo las que han suscitado las grandes potencias, empezando por Gran Bretaña.
Los iraníes lo llaman el movimiento "Ansarullah" y a pesar de sus vínculos con Irán, su historia no es la de un simple peón. A finales de 2014, grandes partes del país fueron tomadas por los houtis y, a medida que la guerra ha ido avanzando, los vínculos entre Houti-Irán y Hezbolá, forjados en el conflicto, se han fortalecido. En diciembre, cuando el líder yemení y caudillo Saleh se alejó de Irán/Houtis y se dirigió hacia Arabia Saudí, fue asesinado con una crueldad que recordaba a los asesinatos de la CIA de los años 60, algo que Hezbolá también conoce.
Hay informes recientes de que Irán ha enviado armas avanzadas y asesores militares a los houtis, incluidos sus mercenarios afganos endurecidos en la batalla (New York Times, 18.9.17). Occidente probablemente los sobreestime, pero los iraníes piensan a largo plazo como lo hicieron con la edificación de Hezbolá, que ahora se ha convertido en la punta de lanza de Irán contra Israel y forma parte de su dispositivo general en todo el Oriente Medio. Los misiles balísticos dirigidos a objetivos saudíes sugieren una participación de Hezbolá. Estas son armas perfectas para los houtis que apuntan a objetivos sauditas de alto valor y aunque solamente destruyan uno de esos blancos mientras tanto siembran el terror y la incertidumbre en la población saudita, una táctica que ya emplearon los Nazis con los V2 lanzados sobre Londres desde 1940.
En cualquier caso, el dirigente houti, Abdul Malik Badreddine al Houti, dirigiéndose al dirigente de Hezbollah, Hassan Nasrullah en el verano, dijo: "Tu apuesta por los yemeníes es correcta" y continuó hablando sobre las fuerzas conjuntas contra Israel que llevan a la cuestión palestina. Estos movimientos se verán reforzados por la política exterior de Trump y su alianza con saudíes e israelíes.
Merece la pena retroceder un poco para ver cómo han cambiado las cosas en la cesta de víboras imperialista de Oriente Medio: hace poco tiempo, las fuerzas norteamericanas e iraníes estaban actuando juntos en Irak y llevaron a cabo acciones militares coordinadas y conjuntas contra Isis, pero estaba claro para todos que una vez derrotada ISIS estallarían nuevas tensiones. Una vez más, incluso en Yemen, el Comando de Operaciones Especiales de Estados Unidos (SOCOM) prefirió trabajar con los houtis en la lucha contra Al Qaeda en la Península Arábiga (AQAP) e Isis; y los generales estadounidenses dijeron que la acción saudita en Yemen era "una mala idea" (al-Jazeera, 15.4.17) dada la participación del servicio secreto yemení (OSP) apoyado por Arabia Saudita, que está profundamente conectado con los terroristas. Mientras Washington colmaba al gobierno yemení de apoyo político y financiero, el ex presidente Saleh, aliado de los sauditas, manipulaba la actividad terrorista para obtener el apoyo de Washington en nombre de la "Guerra contra el Terrorismo".
A Washington le resulta difícil hacer frente al tremendo lodazal de Oriente Próximo y sus intentos por hacerlo sólo pueden empeorar la situación.
El asesor de seguridad nacional de Trump, H. R. McMaster, dijo en octubre: "Lo más importante para todas las naciones es enfrentar el flagelo de Hezbolá, los iraníes y la IRGC (Guardias Revolucionarios de Irán)" (Patrick Cockburn en el Independent, 9.12.17). La forma en que los norteamericanos planean hacer esto sin inflamar y desestabilizar aún más el Medio Oriente es algo que cualquiera adivina. La descertificación estadounidense del acuerdo nuclear iraní ha provocado, entre otras cosas, una seria ruptura con Europa (y no animará a los norcoreanos a "ponerse sobre la mesa"), en particular con los tres principales países activos en la región: Francia, Gran Bretaña y Alemania. El reconocimiento incendiario de Trump de Jerusalén como la capital de Israel -un movimiento totalmente estúpido e innecesario que agradará principalmente a su base evangélica- sólo puede rebotar sobre los intereses imperialistas estadounidenses. Avivará las llamas del nacionalismo palestino/árabe y, a pesar de la teatralidad de las Naciones Unidas, en particular de la turca Erdogan, suscitará más protestas globales contra Estados Unidos, tanto de las alas chiítas como de las suníes del Islam. También da a los yihadistas de Isis y al-Nusra un soplo de vida (una de las más fuertes campañas de reclutamiento de Bin Laden fue la opresión de los palestinos) y hace más difícil para Arabia Saudita y sus aliados trabajar con Israel y los Estados Unidos, al tiempo que promueve los intereses de Teherán.
La situación del régimen saudita es más frágil, desde su alianza incondicional con Trump, que fue seguido por una gran disputa con Qatar, purgas de sus enemigos similares a las de los gánsteres, incluidos los hostiles a Trump, y extrañas citaciones del presidente libanés Hariri y el líder palestino Abbas a Riad. El príncipe saudita, el gobernante efectivo del país, dijo en abril pasado, que "quería salir" de la guerra en Yemen y no tenía objeciones a que los norteamericanos intercedieran con Irán ante este embajador. Cualesquiera que sean sus deseos, o los de cualquier individuo implicado, el imperialismo, la descomposición y la irracionalidad son las fuerzas impulsoras detrás del desastre yemení y, con Irán, estas fuerzas sólo van a fortalecerse.
Boxer, 22.12.17
[1]Irán ha establecido una creciente presencia en Nigeria, Camerún y Sudán, entre otros países. Véase weekly.ahram.org.eg/News/19900.aspx. Los sauditas han respondido con un plan del príncipe heredero Mohammed bin Salman para establecer una coalición militar islámica que proporcione logística, inteligencia y formación a una fuerza renovada de "lucha contra el terrorismo" del G5 en el Sahel, tras conversaciones con Francia a mediados de diciembre (Reuters, 14.12.17).
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Publicamos aquí un artículo escrito por el grupo comunista estadounidense Workers Offensive (Ofensiva Obrera; www.workersoffensive.org [1501]) que ofrece una oportuna crítica a las ''políticas de identidad'' que están ganando terreno por todo el mundo, y que, como examinamos en otro artículo sobre la cuestión, estuvieron detrás de la reciente escisión de la Anarchist Federation británica[1]. Basándose sólidamente en un punto de vista de clase y en los análisis de revolucionarios como los de Rosa Luxemburgo, el texto muestra como las ideas identitaristas sirven para canalizar un descontento real, provocado por una exacerbada opresión racial, hacia objetivos e instituciones políticas de la burguesía, y argumenta que sólo la expansión y la profundización de la lucha de clase puede superar las muchas divisiones que la sociedad y las relaciones sociales capitalistas han impuesto sobre los explotados
World Revolution, sección en Gran Bretaña de la CCI
Las políticas de identidad racial en los EEUU han asumido, históricamente, una de estas dos formas: el “integracionismo” y el nacionalismo negro. La visión de los integracionistas fue elocuentemente expuesta, en su mayoría, por Frederick Douglass[2], que buscaba eliminar las barreras raciales a la movilidad social ascendente reformando las instituciones políticas, sociales y económicas dominantes dentro del marco del capitalismo, para que fueran inclusivas de cara a los negocios negros y sus élites profesionales. La perspectiva del nacionalismo negro, cuyo exponente más famoso fue Marcus Garvey[3], era bastante más escéptica con respecto a la capacidad de Norteamérica para incluir la diversidad racial en las filas de la clase dominante. Sus partidarios defendían que los negros debían levantar sus propios enclaves económicos y políticos independientes dentro de las mismas ciudades americanas, muchos de ellos llamaban a los negros a volver a África[4].
Tanto la ideología integracionista como la nacionalista negra fueron predicadas en el marco y en términos de ''portavocía selecta'', que empujaban a los obreros negros a someterse a la tutela de ''su'' clase capitalista. Este principio está encapsulado en la política de la ''representación simbólica'', en sus distintas versiones, según la cual la igualdad entre los distintos grupos de la sociedad se mide por el grado de representación selecta que tienen en los salones del poder[5]. Es un tipo de política que también ha sido definida como ''corretaje de élites''. En este marco, los intereses diversos y a veces conflictivos de los negros, que están determinados principalmente por la clase a la que pertenecen, son puestos como subtítulo bajo el membrete de los intereses raciales homogéneos, con los capitalistas negros, como se podía predecir, de portavoces de una empíricamente inexistente “comunidad negra”[6].
En resumen, a pesar de sus diferencias superficiales, tanto la perspectiva de los integracionistas como la de los separatistas raciales (es decir los nacionalistas) dan por sentado muchas cosas que son una apología del orden social capitalista existente. Será el objetivo de este texto probar lo inservible de la política de identidad para liberar a los negros estadounidenses de la opresión racial y para aportar, en un esquema general, una guía para su emancipación y la de todos los pueblos oprimidos.
La idea del derecho de las naciones a la autodeterminación entró en el discurso público formalmente cuando el entonces presidente de los EEUU, Woodrow Wilson, publicó sus Catorce Puntos ya al final de la Primera Guerra Mundial. Mucho antes de eso, sin embargo, la ''cuestión nacional'' había sido objeto de fervientes polémicas, no sólo entre los más ardientes defensores del capitalismo, sino también en el movimiento socialista internacional. Arraigada en parte en la experiencia de la revolución americana y de la francesa, pero también en las grandes convulsiones sociales que tuvieron lugar entre mediados del siglo. XIX y principios del XX, esta teoría sostiene que una nación, o un grupo de personas que comparten una identidad cultural, tiene el derecho de separarse de un cuerpo político que le es ajeno y de decidir por sí misma la forma en la que debe ser gobernada. Naturalmente, este postulado atraía a las débiles de entre las camarillas capitalistas. Subordinados económicamente con respecto a las facciones dominantes y excluidos en la práctica del poder político, veían aquí la oportunidad de mejorar su posición en el tablero capitalista para formarse su propio aparato de Estado. No obstante, también encontró un apoyo significativo entre los socialistas, que temían que sus movimientos de masas colapsasen bajo ellos y que los obreros acudiesen a los partidos capitalistas si no se postraban ante las ilusiones de las masas. Solo unos pocos en la Internacional Socialista mantuvieron sus principios contra el oportunismo descarado de la dirección en torno a la cuestión de las nacionalidades. El ala izquierda del movimiento socialista, cuya principal representante era Rosa Luxemburgo, rechazó el derecho de las naciones a la autodeterminación como un mito burgués y reafirmó la validez del concepto, nuclear en el marxismo, de la lucha de clases.
Las naciones, según Luxemburgo, son abstracciones cuya existencia no puede probarse con medios reales. No existen como entidades políticas internamente homogéneas, debido a los intereses contradictorios y relaciones antagónicas entre las clases sociales que las componen. Por tanto, como explica Luxemburgo: ''no hay literalmente un sólo ámbito social, desde las más toscas relaciones materiales a las más sutiles relaciones morales, en el que las clases poseedoras y el proletariado consciente mantengan una misma actitud, y en el que aparezcan como una 'entidad nacional' consolidada''[7]. Pero el nacionalismo no es simplemente un sistema ideológico artificial propagado por la clase dominante para mantener a las masas explotadas bajo su yugo. Más bien, como todas las demás ideologías y teorías políticas, está arraigada en realidades socioeconómicas y procesos históricos. Para ser más específicos, el nacionalismo fue la herramienta ideológica con la cual la burguesía europea en ascendencia puso de su lado al campesinado pobre y al proletariado en su lucha para derribar (¡y sustituir!) a la nobleza feudal. Lo mismo ocurrió con la raza, una categoría sin base científica alguna, ya que el grado actual de diversidad biológica de nuestra especie es de lejos demasiado superficial como para poder hablar de diferenciación en categorías raciales distintas, pero que sirvió igualmente como justificación ad hoc del tráfico transatlántico de esclavos y el colonialismo, ambos cruciales en la acumulación primitiva del capitalismo[8].
Por tanto, la función del concepto de raza en el contexto americano es bastante comparable a la del nacionalismo en la Europa del siglo XVIII. Como explica Adolph Reed, estas ideologías ''ayudan a estabilizar un orden social legitimando sus jerarquías de riqueza, poder y privilegio, incluyendo su división social del trabajo, como si fueran el orden natural de las cosas''[9].
La institucionalización de la división racial del trabajo en los Estados Unidos, que fue realmente profunda históricamente hablando y asumió la forma del esclavismo, la segregación racial y el racismo estructural ''post-racial'', sucesivamente, hacen del contexto americano algo único en más de un rasgo significativo. Por ejemplo, mientras que en otros países ha habido segmentos de la fuerza de trabajo, racial y étnicamente diferenciados, que se han incorporado históricamente al capitalismo como un sector particularmente vulnerable de la clase obrera que puede ser sometido a formas de explotación intensificadas (es decir, a una extracción de plusvalor intensificada), los trabajadores negros de los Estados Unidos sufren un impacto desproporcionado del desempleo estructural que produce naturalmente el capitalismo. Su estatus como población excedente o sobrante – 'sobrante' sólo en el sentido de que no pueden ser empleados rentablemente por el capital – puede atribuirse en buena parte a su exclusión histórica de la economía formal, y particularmente de aquellos sectores que experimentan mayor crecimiento, que algunos han identificado como el origen de su relativo subdesarrollo[10].
En lugar de eso, la mayoría de los obreros negros viven en un estado crónico de desempleo o subempleo, y se han visto más afectados que ninguna otra subsección de la clase obrera estadounidense por la tendencia a la precariedad laboral que ha florecido bajo el neoliberalismo. Es precisamente este lúgubre estado de cosas lo que el racismo pretende racionalizar. Así, el pensamiento racialista asume una doble función en el capitalismo de nuestros días: 1) ayuda a canalizar determinados grupos de personas hacia determinadas ocupaciones y permite el mantenimiento de un ejército de trabajadores de reserva, que puede ser desplegado durante periodos de expansión capitalista elevada; y 2) siembra la división en las filas de la clase obrera y la ata ideológicamente a 'su' clase explotadora[11].
Puesto que el racismo está ligado a la subestructura económica de la sociedad, se debe entender lógicamente que su abolición no la traerá la clase explotadora ni ningún movimiento político liderado por ella. Los autoproclamados líderes de la así llamada ''comunidad negra'', que pretenden ser los mediadores entre esta colectividad idealizada y el establishment mayoritariamente blanco, están profundamente incrustados en las relaciones de producción capitalistas y son por tanto cómplices en la reproducción del racismo. Estos ''brahmanes negros'', como Manning Marable definió ya popularmente a este estrato profesional-gerencial (una capa de la sociedad que incluye al clero, políticos y profesionales de clase media), son poco más que proxenetas profesionales de la pobreza, que se montan de forma oportunista sobre la ola del descontento proletario negro para conseguir prominencia política y lucrarse[12].
La manifestación más reciente de este fenómeno es una red activista norteamericana que se autodenomina como 'Black Lives Matter' [Traducido literalmente: Las vidas negras importan], que se ha convertido en sinónimo del movimiento contra la violencia racial policíaca, un ejemplo clarísimo de cómo los capitalistas y sus lacayos pueden cooptar la resistencia genuina de los obreros negros. Esta organización, cuyos lazos con el Partido Demócrata y el lobby de las ONG son ya evidentes a esta altura, intenta domar la espontaneidad explosiva del elemento proletario que hay en este tipo de movimientos, que a menudo toma la forma de disturbios y saqueos, para llevarla a alguna forma de compromiso con el sistema capitalista y que no interfiera de ninguna manera con sus beneficios[13]. No es sorprendente, visto lo visto, que su manifiesto parezca la plataforma del DNC [Comité Nacional Demócrata], pero añadiendo peticiones de reparación histórica e inversiones en negocios regentados por negros, lo que efectivamente significa pedir redistribución de la renta para capitalistas negros, algo nada casual. Los Black Lives Matter son partidarios modernos de Garvey, sólo que han cambiado la homofobia y misoginia explícita de éste por una retórica vacía de justicia social, con la que pretenden darle un barniz de radicalismo a su política esencialmente capitalista.
Por razones en las que ya hemos indagado aquí, la clase capitalista y sus estratos aliados, los cuales tienen un interés material en la preservación del orden social existente, son incapaces de presentar una respuesta adecuada al racismo anti-negro en los Estados Unidos, mucho menos a la barbarie generalizada en nuestra sociedad. Por tanto, la solución a la profunda crisis económica, social y moral que presenta el capitalismo en esta coyuntura, se encuentra en ese amplio segmento de la humanidad que depende de la venta de su fuerza de trabajo. En el contexto norteamericano, la creación de un frente multi-género, multi-nacional y racial, etc. de la clase obrera, que una a todos los que, aún no igualmente desempoderados, comparten una misma relación fundamental con respecto a la economía, será lo preciso para abolir el capitalismo y las jerarquías que lo acompañan. Con este fin, todas las formas de política identitaria, que adoptan la colaboración entre explotadores y explotados, y por tanto comprometen el éxito de la lucha de los obreros por su emancipación, deben ser combatidas firmemente. Y sin embargo no es suficiente con oponerse a este tipo de ideas; los socialistas deben afrontar activamente las formas de opresión no-clasistas, destacando sus fundamentos capitalistas y explicando cómo podría abolirlas una sociedad socialista.
Es cierto, por ejemplo, que, en los Estados Unidos, los negros son asesinados por la policía en una proporción más de dos veces mayor al porcentaje de su población con respecto a la población general, mientras que los blancos y latinos son asesinados en una proporción que apenas es proporcional a su segmento poblacional. Sin embargo, es importante hacer notar que la mitad de todos los asesinados por la policía son blancos. Además, en estados con poblaciones negras muy pequeñas, el porcentaje de negros asesinados por la policía es muchas veces menor que la media nacional, lo que sugiere que, aunque el racismo anti-negro es un factor importante en los asesinatos policiales, claramente, no es el principal. De hecho, en términos empíricos, el factor más determinante a la hora de estudiar la probabilidad de que alguien sea abatido por la policía no es su raza, sino su clase. Más del 95% de los asesinatos policiales están concentrados en barriadas en las que la media anual de ingresos familiares no llega a los 100.000$, mientras que la media de estos ingresos en la mayoría de los barrios en los que tienen lugar ejecuciones policiales está alrededor de los 52.000$[14]. Los asesinatos policiales no son, por tanto, un mecanismo para establecer y reproducir la supremacía blanca, sino que más bien la supremacía blanca es un sistema dedicado a mantener la dominación de los capitalistas sobre los obreros, sin importar la raza de ninguno. O como lo explica sucintamente Adolph Reed: ''el patrón en esos estados con altas tasas de homicidios policiales sugiere […] que éstos son producto de un enfoque político que emerge del imperativo de contener y suprimir las bolsas de poblaciones obreras sub-empleadas y económicamente marginales, producido por el revanchismo capitalista''[15].
Los acontecimientos recientes de la lucha de clases en Estados Unidos dan motivos para un prudente optimismo, ya que revelan una voluntad de organización por parte de algunos trabajadores a la hora de presionar por sus intereses de forma colectiva, frente a los jefes, independientemente de organizaciones institucionales (Partido Demócrata) o institucionalizadas (sindicatos), que tratan o bien de disuadirles activamente de obrar de esa manera, o bien de sofocar abiertamente sus tentativas. La oleada reciente de huelgas ilegales y no-sindicales (es decir, huelgas salvajes) de los trabajadores de las industrias logísticas y de servicios, muchas de las cuales han sido multi-raciales debido al desplazamiento en las últimas décadas de un gran sector de la población obrera a puestos de trabajo no cualificados y de bajos salarios, es un signo del potencial que puede estar fermentando bajo la superficie[16]. Con cada lucha victoriosa, los trabajadores estadounidenses aprenden por sí mismos que hay más de lo que los une que de lo que los separa. Desafortunadamente, esta ola emergente de militancia se ha visto confinada a un puñado de industrias y no se ha contagiado al resto de la clase. Aunque aún en su infancia, estas experiencias tienen un mayor potencial transformador que todo el proselitismo izquierdista 'concienciador' del mundo. Los imperativos materiales de la lucha de clases se imponen a la consciencia de los actores sociales como una barrera objetiva que impide todo progreso posterior. Asi, por ejemplo, si los obreros varones blancos creen que son inherentemente superiores a los obreros negros o las mujeres, no protagonizarán ningún esfuerzo de organización común con ellos, y su resistencia será aplastada por los jefes en cada ocasión. Es la lucha de clases la que desafía las creencias más profundas que tiene la gente con respecto al mundo y a los demás, la que traza las líneas de la pugna entre obreros y capitalistas en el lugar de trabajo. En otras palabras, el proceso mismo de levantar un movimiento de solidaridad – esto es, un movimiento social que une a todos los que son explotados bajo el capitalismo – también acaba socavando las ideologías variadas que emplea el sistema para fortalecerse y estabilizarse.
E.S.
13 de octubre de 2017
[1] Ver en nuestra Web en inglés: https://en.internationalism.org/icconline/201802/14822/reflections-split-anarchist-federation [1502]
[2] Escritor norteamericano del siglo XIX abolicionista y reformador social. Ver https://es.wikipedia.org/wiki/Frederick_Douglass [1503]
[3] Jamaicano, vivió entre 1887-1940, exponente de un nacionalismo negro. Ver https://es.wikipedia.org/wiki/Marcus_Garvey [1504]
[4]John Henryk Clarke, Marcus Garvey and the Vision of Africa (Baltimore: Black Classic Press, 2011), p. 207.
[5]Manning Marable, Beyond Black and White: Transforming African-American Politics (Brooklyn: Verso, 2009), p. 188.
[6]Adolph Reed, “Why Is There No Black Political Movement?”, en Class Notes: Posing as Politics and Other Thoughts on the American Scene, (New York City: The New Press, 2000), p. 4-5.
[7]Traducido libremente de Rosa Luxemburg, “The National Question and Autonomy,” en The National Question: Selected Writings (New York City: Monthly Review Press, 1976), p. 135-136.
[8]Karl Marx, Capital vol. 1 (London: Penguin Classics, 1990), p. 915.
[9]Adolph Reed. “Marx, Race, Neoliberalism,” New Labor Forum 22 (2013): p. 49.
[10]Manning Marable, How Capitalism Underdeveloped Black America (Boston: South End Press, 1983), p. 48-49.
[11]Marx, op. cit., 781-782.
[12]Marable, op. cit., p. 170-171.
[13]Janell Ross, “DeRay Mckesson is Running for Mayor. What Does That Mean for Black Lives Matter?”, Washington Post, 4 de febrero de 2016.
https://www.washingtonpost.com/news/the-fix/wp/2016/02/04/black-lives-matter-runs-for-mayor/?utm_term=.a86f31b8178f [1505]
[14]Aunque no sea un buen indicador de posicionamiento de clase, como lo entienden los marxistas (como la relación de una persona con respecto a la economía), podemos hacer generalizaciones significativas a partir de los datos que tienen en cuenta los ingresos
[15]Adolph Reed, “How Racial Disparity Does Not Help Make Sense of Patterns of Police Violence”, Nonsite, 16 de septiembre de 2016. https://nonsite.org/how-racial-disparity-does-not-help-make-sense-of-patterns-of-police-violence/ [1506]
[16]Ver por ejemplo, la huelga de 4.000 estibadores en Newark, Nueva Jersey (https://www.nj.com/news/index.ssf/2016/01/surprise_walkout_by_ila_shuts_down_the_nj_and_ny_p.html [1507]) que no fue aprobada por la International Longshoremen's Association (sindicato oficial de trabajadores portuarios), la cual publicó una petición a sus miembros para que volvieran al trabajo ese mismo día, o la protesta de camioneros en Hialeah, Florida (https://www.cbsnews.com/miami/news/truck-drivers-protest-pay-rates-by-blocking-okeechobee-road/ [1508]) que bloqueó el tráfico en la carretera de Okeechobee, una de las principales arterias del transporte de personas y mercancías que entran y salen de la ciudad, hasta que fueron obligados a dispersarse, violentamente, por la policía.
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HOJA REPARTIDA EN LAS MANIFESTACIONES DE JUBILADOS
Para el 17 de marzo están convocadas en más de cien localidades españolas, manifestaciones de pensionistas, invitando expresamente a otros sectores de la clase obrera – los asalariados, los parados, los jóvenes – a que se sumen a ellas. Y necesitamos luchar todos unidos porque las pensiones actuales y futuras están en el juego.
El desencadenante de estas protestas ha sido la ridícula y humillante subida de un 0’25% de las pensiones, y sobre todo, la amenaza a partir de 2019, de la puesta en marcha del llamado “factor de sostenibilidad”, que recalcula las pensiones en función del supuesto aumento de la esperanza de “vida” (de ¿qué vida?), las pensiones van a verse recortadas el primer año un 0’5%. Los expertos calculan que, en los próximos 20 años, con estas medidas, las pensiones de jubilación perderán como mínimo un 25% de su poder adquisitivo.
Es una lucha en interés de toda la clase trabajadora. De nuestros predecesores cuyos salarios y pensiones fueron esquilmados con la excusa de asegurar un futuro a las sucesivas generaciones obreras y hoy se ven estafadas como lo prueba la liquidación del Fondo de Reserva. Pero también de las actuales y futuras generaciones del proletariado. Por los que hoy no llegan a 677 euros/mes de pensión (que son la mitad de todos los pensionistas) y que marca el límite estadístico de la exclusión social.
El hachazo a las pensiones no viene solo. Se suma a un brutal desempleo juvenil (más del 40%), a una precarización laboral que afecta a trabajadores de todas las edades (6 millones, la tercera parte de todos los activos) y a la peor caída de los salarios en 60 años: desde 2008 fueron recortados en un 26%. La situación de las nuevas generaciones es tal que, según datos del Consejo Económico y Social, en España más de 422 mil familias sobreviven gracias a los ingresos de una pensión de jubilación.
Se nos sangra más aún con la implacable degradación de la atención sanitaria (retirando la financiación de medicamentos y disminuyendo las plantillas sanitaria etc.) y de todo tipo de prestaciones sociales, etc. ¡Y aún tienen la caradura de sugerir que nos hagamos planes de pensiones privados!
Por lo tanto: Si nos están atacando a todos a la vez. ¡Todos unidos debemos responder!
En estas movilizaciones se propone como solución el “blindaje constitucional” de las pensiones para ponerlas a salvo de nuevos recortes. ¡Somos mayores para creer en semejantes cuentos de hadas! En todos los países, hasta aquellos de constituciones más “avanzadas y sociales”, como Francia o Suecia, las pensiones se han visto rebajadas, se han endurecido las condiciones para acceder a ellas (retrasando en todo el mundo la edad de jubilación). Llegado el caso, cualquier Gobierno, de cualquier color político, se salta la ley para imponer las necesidades del capital, como por ejemplo hizo Zapatero en 2011 decretando la congelación de las pensiones.
Quienes se lanzan hoy a manifestarse, trabajadores y trabajadoras de 60-80 años, han vivido en sus carnes todo el cinismo del engaño democrático. Poco después de la aprobación de la constitución en 1978 cuyo artículo 35 proclamaba el derecho al trabajo, sufrieron la cadena de reconversiones industriales de los 80 que condenó a muchos de ellos a un desempleo crónico. ¡Fueron UN MILLON DE PUESTOS DE TRABAJO los que se destruyeron entonces!
Y recientemente sufrimos una oleada de desahucios que ha dejado a muchos sin hogar aun cuando el artículo 47 de la Constitución garantiza “una vivienda digna y adecuada”.
La actual generación de pensionistas ha sufrido a lo largo de todo este período “constitucional” más de 5 reformas de las pensiones. La primera dictada por el gobierno “socialista” de Felipe González en 1985 supuso situar en 65 años la edad de jubilación, ampliar de 8 a 15 años el periodo cotizado para poder cobrar una pensión, y calcular sobre los últimos 8 años y no los dos últimos como sucedía hasta ese momento. Esta reforma, que provocó la huelga general de junio 1985, ha abierto la puerta a sucesivos golpes a las pensiones, realizados por los gobiernos de Aznar, Zapatero y Rajoy, refrendados en su inmensa mayoría por los sindicatos, como por ejemplo la de Zapatero en 2011 que prolongaba hasta los 67 años la edad de jubilación. O sea que los baluartes del Estado democrático, los partidos y sindicatos, han sido en realidad los agentes del empobrecimiento de trabajadores y pensionistas. La constitución democrática no nos ha protegido, sino que ha servido para imponernos más miseria.
Todos esos tajos a nuestras condiciones de vida han sido justificados siempre como sacrificios que una parte de la clase obrera tenía que asumir para mejorar las condiciones de vida futuras. La Reforma de 1985 se presentó con la coartada que ese dinero iría a mejorar la formación y la cualificación de los jóvenes trabajadores. 30 años más tarde el “problema” es que los jóvenes están demasiado “formados” para encontrar trabajo. Las más recientes – como las de Zapatero o Rajoy- se han hecho con la excusa de que el dinero que se les sustrae a los pensionistas se dedicaría a promover el empleo – por ejemplo liberando a los patronos del pago de cotizaciones sociales - y por tanto a asegurar las condiciones de vida presentes y futuras de los trabajadores, cuando se está expandiendo la epidemia de los trabajadores pobres (que ni aún con trabajo pueden conseguir una vivienda) y el futuro que sienten los más jóvenes, es que encadenando contratos precarios y desempleo, jamás lograran una pensión.
Lo que pretenden nuestros explotadores, utilizando las maniobras de sus partidos y sindicatos, es sembrar la cizaña en nuestras filas, el DIVIDE Y VENCERAS. Que los jóvenes vean a los jubilados como un lastre que impediría el crecimiento económico; que los trabajadores nativos vean a los emigrantes el enemigo que les robaría trabajo y seguridad social…. Cuando la verdad es que en este mundo no hay más que un parásito: el sistema capitalista que hace que una minoría explotadora viva a expensas de la riqueza producida por toda la clase obrera.
Las pensiones, los seguros de paro y enfermedad, fueron históricamente la creación de la clase obrera en el siglo XIX y principios del XX, conscientes de la importancia de la solidaridad de clase. Pero los sistemas llamados de “Seguridad Social” son otra cosa RADICALMENTE OPUESTA. Son el resultado de la usurpación de esos recursos y de esa solidaridad por parte del Estado capitalista. El régimen de la Seguridad Social, desarrollado principalmente en Europa, tras la Segunda Guerra Mundial, ha supuesto un inmenso negocio para los Estados pues usan el dinero de los trabajadores para sus especulaciones financieras y para reflotar empresas y bancos
Además, ha servido para inculcar la idea de que todos seríamos unos “protegidos” de Papá Estado destruyendo la solidaridad y ocultando que todo sale de nuestro trabajo. También, les permite sembrar la división diciendo que los emigrantes nos quitarían esos privilegios. El problema para el futuro de la humanidad no es que haya demasiados seres humanos o que estos vivan demasiado tiempo. Lo que de verdad amenaza a la especie humana y a toda la naturaleza del planeta es la pervivencia de un sistema basado en la explotación y en la acumulación, en la apropiación por unos pocos de lo que producimos entre todos. El futuro solo puede basarse en la solidaridad y no en la competencia de unos con otros.
El hachazo a las pensiones en España añade más sufrimiento a otros hachazos en otros países, por ejemplo, el terrible en Grecia donde ha habido desde 2010 ¡13 recortes! Pensionistas de España, Francia, Italia, de todo el mundo, se hacen la pregunta angustiosa que se hacía un pensionista griego: “No me puedo morir pues ¿de que vivirán mis nietos?”. El desempleo, la precariedad, el derrumbe del sistema de pensiones son problemas mundiales nacidos de la crisis del capitalismo. Solo la lucha unida, solidaria y auto-organizada, de todos los trabajadores, en todos los países, podrá abrir un camino hacia su solución.
Corriente Comunista Internacional
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La Serie que estamos publicando sobre la diferencia radical -una diferencia de clase[1]- entre la Izquierda y la extrema izquierda del Capital, por un lado, y las pequeñas organizaciones que se reclaman de la Izquierda Comunista, por otro; tiene hasta la fecha 3 partes: Una falsa visión de la clase obrera; Un método y un modo de pensamiento al servicio del capitalismo; Un funcionamiento que niega los principios comunistas[2]. El cuarto artículo lo dedicamos a la cuestión moral y tiene como fin demostrar el abismo que separa la moral de esos partidos que dicen defender a los explotados y la moral proletaria que las organizaciones verdaderamente comunistas deben practicar.
El proletariado tiene una moral. En consonancia, sus organizaciones deben tener una moral coherente con su combate histórico y la perspectiva comunista que lleva consigo. Mientras en una organización burguesa reina el amoralismo, la ausencia de escrúpulos, el pragmatismo y el utilitarismo más rastreros, en una organización proletaria debe existir una coherencia entre el programa, el funcionamiento y la moral.
¿Cuál es la moral en un partido de la burguesía? Pues sencillamente el todo vale, las maniobras y las puñaladas por la espalda, las intrigas y las calumnias, la peor hipocresía. El colmo nos lo da el estalinismo que pide a los militantes la comisión de los actos más repugnantes en nombre de la “dictadura del proletariado”, la “defensa del socialismo” etc. Al igual que el estalinismo, los grupos trotskistas propugnan el mismo pragmatismo moral y la misma actuación ciega y sin escrúpulos, apoyándose en los errores teóricos de Trotski en su libro Su moral y la nuestra[3], que sin embargo contiene reflexiones y elementos válidos.
Por su parte, los partidos socialistas se han erigido en los campeones de los buenos sentimientos: la “solidaridad”, la “inclusión”, la “memoria histórica”, lo “políticamente correcto”, el “buenísmo” …
Esta palabrería se ve desmentida radicalmente por lo que hacen en el gobierno donde atacan sin piedad a la clase obrera, reprimen sus huelgas con una fiereza que para sí quisiera la derecha y toman medidas, por ejemplo, contra los emigrantes, que rezuman el peor racismo[4]. En cuanto a su funcionamiento interno es un muestrario de las intrigas más refinadas, los súbitos cambios de alianzas, las guerras de familias. Los partidos socialistas son expertos en las peores jugadas de infiltración, destrucción desde dentro, creación de caballos de Troya etc. Igualmente, es proverbial su sabiduría para manejar “dossiers” con los cuales hundir tanto a “amigos” que se pretende apartar del alto mando como a enemigos a quienes se intenta atar a alianzas forzadas o descabalgar de espacios de poder.
¿Cuál es el bagaje moral que se impone a los militantes que han pasado por partidos burgueses en general y más específicamente por las organizaciones de izquierda y extrema izquierda?:
Todo esto se justifica y enmascara, sin embargo, con la hipocresía propia de la ideología burguesa que defiende la peor barbarie y las más indignas tropelías en nombre de los “más elevados valores morales”: solidaridad, justicia, honradez… Es la famosa doble moral: el político, el dirigente, tienen “su” moral que consiste en enriquecerse mediante los más sórdidos tráficos, aplastar a los rivales -incluidos los “compañeros” de partido- y mantenerse en el poder a toda costa no dudando en cometer los actos más condenables. Simultáneamente, defiende “otra moral” para sus subordinados, para los afiliados, para la infantería de choque del partido, que, como hemos dicho antes, debería practicar la rectitud, el sacrificio, la obediencia etc.
Para destruir en los militantes el instinto proletario de moralidad, se insiste mucho en que toda moral es “burguesa o religiosa”, que el militante no puede tener moral sino guiarse únicamente por “consideraciones políticas”. Esta argumentación se basa en que “durante toda la historia de la sociedad de clases, la moral dominante siempre ha sido la moral de la clase dominante. Eso es tan cierto que moral y Estado, pero también moral y religión, se han hecho casi sinónimos en la opinión popular. Los sentimientos morales de la sociedad siempre han sido utilizados por los explotadores, por el Estado y la religión para santificar y perpetuar la situación existente y que las clases explotadas se sometan a la opresión. El “moralismo” mediante el cual las clases dominantes han procurado siempre romper la resistencia de las clases laboriosas, inyectando una conciencia culpable, es uno de los grandes azotes de humanidad” [6]
El moralismo nos infiltra el sentimiento de culpa. Nos hace sentir culpables por comer, por luchar por nuestras necesidades, por aspirar a la felicidad. Eso según el moralismo expresaría un sentimiento egoísta y excluyente. Nos dicen los moralistas ¿Cómo te atreves a comer con el hambre que hay en el mundo? ¿cómo osas despilfarrar el agua duchándote todos los días si el medio ambiente está cada vez más deteriorado? ¿Cómo pretendes dormir en un colchón confortable si los emigrantes duermen en colchones de gomaespuma tendidos en el duro suelo?
La moral de la burguesía, sobre todo de la burguesía decadente de los siglos XX y XXI, consiste en hacer creer a los obreros que los mínimos medios de subsistencia que tienen (vivienda, comida, vestido) o las comodidades que disfrutarían (electrodomésticos, TV e Internet, vacaciones pagadas) serían lujos insolentes, conseguidos a costa de los pobres del mundo, un “privilegio”, ocultando que no son sino los materiales imprescindibles para seguir siendo explotados.
El moralismo y sus predicadores de izquierda y extrema izquierda quieren hacernos sentir culpables de los males del mundo causados por el capitalismo haciendo del problema de un sistema social el problema de los individuos. Así por ejemplo el azote del desempleo sería la culpa individual de cada uno de los 212 millones de parados que hay en el mundo.
De forma más general, la culpa destruye la convicción y la combatividad. Esta sociedad propaga el sentimiento de culpa como modo de vida y hace de la culpabilización hacia los demás un medio de la lucha individualista de unos contra otros, pues aquel que se siente culpable en un momento dado, busca culpables en los demás en otro momento. Sentirse culpable unas veces y buscar culpables otras, no es contradictorio, forma parte de un universo moral individualista e inhumano que orbita siempre alrededor de la Culpa. El combate contra la culpa, tanto cuando viene de la propaganda capitalista y de sus partidos especializados, como cuando brota en las relaciones entre militantes como forma de individualismo, es un combate central de la moral proletaria.
El combate contra el moralismo burgués no debe conducirnos a rechazar la moral. Debemos distinguir entre moralismo y moral, “La perversión de la moral del proletariado en manos del estalinismo no es razón para abandonar el concepto de moral proletaria, del mismo modo que el proletariado no debe rechazar el concepto de comunismo so pretexto de que fue recuperado y pervertido por la contrarrevolución en la URSS. El marxismo ha mostrado que la historia moral de humanidad no es sólo la historia de la moral de la clase dominante. Las clases explotadas tienen valores éticos propios, y estos valores han tenido un papel revolucionario en el progreso de la humanidad. La moral no es idéntica a la función de la explotación, al Estado o la religión, el futuro pertenece a una moral más allá de la explotación, del Estado y de la religión”.
“La concepción de la moral en el movimiento obrero, aunque nunca estuvo, como pudiera decirse, en el centro de atención ni se desarrollara mucha teoría sobre ella, no es como la pinta el izquierdismo. La moral no es una cuestión ``idealista´´ o escolástica que sólo interesa a los imitadores de los filósofos del Imperio Bizantino, que debatían sobre el sexo de los ángeles mientras los otomanos atormentaban las murallas de Constantinopla. La moral, como todo producto social del ser humano por definición, es una de las principales características de las relaciones sociales que nos hemos dado. Una realidad que bien podría resumirse como el sentido, colectivamente calibrado, de lo adecuado, o no, de la forma y orientación que damos a las relaciones en las que estamos envueltos... ¿debe ser esto algo ajeno al proletariado, a la clase que es a la vez fruto de unas relaciones sociales determinadas y portadora de otras relaciones, de otra forma mucho más elevada de organizar nuestra existencia social? Si en el pasado no se desarrolló demasiado la cuestión, fue porque el movimiento del proletariado contaba con una larga y rica tradición de vida organizacional, en la que la mayoría de sus militantes observaban unas reglas para debatir, para dirigirse a sus camaradas, para convivir con ellos, para prestarles auxilio y toda su confianza y solidaridad cuando la necesidad lo requería; es decir, observaban una moral obediente a la naturaleza misma de la clase proletaria: la clase de la solidaridad, de la confianza, la portadora de las verdaderas capacidades creativas de la humanidad y de una verdadera cultura humana”.[7]
En realidad, el individuo burgués quiere una moral para la mayoría explotada (la moral de los esclavos que diría Nietzsche) y “otra moral” mucho más “relajada”, liberada de todo escrúpulo, para la clase dominante. Para el capital cualquier cosa -incluso el asesinato- es válido con tal de aumentar la ganancia o de conquistar el poder. Como decía Marx, el capital “nació en el lodo y en la sangre” y todos los medios fueron empleados para allanar su expansión: matanzas, trata de esclavos, alianzas sórdidas con las clases feudales, asesinatos de estado, conspiraciones… No olvidemos que uno de los ideólogos primigenios de la burguesía fue Maquiavelo y la palabra maquiavelismo se emplea para significar la bajeza moral y la ausencia escandalosa de escrúpulos[8].
La doble moral es el guante que mejor calza en la ideología y métodos del Capital. Es el espejo de la competencia feroz y el sálvese quien pueda que reinan en las relaciones de producción capitalistas. “En todo negocio de especulación se sabe que un día llegará el desastre, pero todo el mundo tiene la esperanza de que caerá sobre el vecino, después de haber recogido uno mismo la lluvia de oro y haberla puesto a salvo. “Después de mí, el diluvio”, tal es la divisa de todo capitalista y de toda nación capitalista”[9]
El proletariado rechaza firmemente la doble moral. En su lucha, los medios han de estar en coherencia con los fines, no se puede luchar por el comunismo utilizando la mentira, la calumnia, la insinuación, la murmuración, la maniobra, la duplicidad, el sentimiento de culpa, el ansia de protagonismo etc. Semejantes actitudes deben ser combatidas enérgicamente y rechazadas por radicalmente incompatibles con los principios del comunismo. Con esos “atajos morales” no se avanza ni un milímetro en el duro camino hacia el comunismo, lo que se hace es atarse de pies y manos a las conductas propias del sistema capitalista, contaminarse con sus leyes de funcionamiento, separándose pues de toda perspectiva revolucionaria.
La moral proletaria tiene para la CCI un papel central. “Nuestra visión sobre este tema tiene su concreción viva en nuestros estatutos (adoptados en 1982). Los estatutos no son una serie de reglas para definir qué es lo que está o no está admitido, sino una orientación para nuestras actitudes y nuestra conducta, incluyendo un conjunto coherente de valores morales (en particular en lo que a relaciones entre militantes y entre éstos y la organización se refiere). Por eso es por lo que se requiere un profundo acuerdo con estos valores a cualquiera que quiera ser miembro de nuestra organización. Los estatutos forman parte de nuestra plataforma”
Ahora bien, desarrollar un funcionamiento organizativo y unas relaciones entre camaradas basado en los criterios morales del proletariado no es fácil, requiere una lucha muy perseverante. Hoy el proletariado padece un serio problema de identidad y confianza en sí mismo, esto, en el contexto general histórico de lo que llamamos la Descomposición del Capitalismo[10], dificulta la vivencia práctica, cotidiana, de una moralidad proletaria no solamente en la clase obrera en su conjunto sino, igualmente, en sus organizaciones revolucionarias. Lo que la sociedad actual exuda pestilentemente por todos sus poros es la ausencia de escrúpulos, la picaresca, el desmadre, el escepticismo, el cinismo… Todo ello ataca sin descanso la moralidad proletaria.
Contrariamente a la visión que el estalinismo ha dado de los comunistas como individuos fanáticos capaces de todo para imponer “el comunismo”, estos han tenido siempre una sólida actitud moral[11] y con ello han expresado la importancia de la cuestión moral para el movimiento obrero[12].
Hay un prejuicio respecto al marxismo que dificulta entender su firme anclaje en los criterios morales. Frente al socialismo utópico, el marxismo defendió la necesidad de asentar las posiciones comunistas no sobre criterios morales sino sobre un análisis científico de la situación del capitalismo, las relaciones de fuerzas entre las clases, la perspectiva histórica etc. Sin embargo, de ahí no se desprende que el marxismo únicamente tenga que basarse sobre criterios científicos y rechace los morales, el marxismo “nunca ha negado la necesidad o la importancia de la contribución de los factores no teóricos y no científicos en el progreso de la especie humana. Al contrario, siempre ha comprendido su carácter indispensable, e incluso su relativa independencia. Por eso ha sido capaz de examinar la interconexión entre ellos en la historia, y reconocer su esencia complementaria”.
El marxismo no es una ideología fría-como dijo un autor griego en los años 60- que ve a los militantes como peones que un “Comité Central” maneja a su antojo en una partida de ajedrez con las clases dominantes. Los militantes en sus relaciones entre sí y con la organización, así como con el proletariado, se comportan con la más estricta rectitud moral.
Esto último es vital para comprender que, en nuestra época, la descomposición social hace aún más importante la moral para la lucha revolucionaria: “Hoy, frente a la tendencia de “cada uno para sí” de la descomposición capitalista, y la corrosión de todo valor moral, será imposible para las organizaciones revolucionarias –y más en general para la emergencia de nuevas generaciones de militantes– derrocar el capitalismo sin esclarecerse sobre esos asuntos morales y éticos. En el desarrollo consciente de la lucha de los revolucionarios, la lucha teórica específica por re -asimilar el trabajo del movimiento marxista sobre estas cuestiones ha llegado a convertirse en un tema de vida o muerte para la sociedad humana. Esta lucha es indispensable, no solamente para la resistencia proletaria a la descomposición y al amoralismo ambiente, sino para la reconquista proletaria de la confianza en sí mismo para el futuro de la humanidad por medio de su propio proyecto histórico”.
La dificultad que hoy tienen ante sí las generaciones revolucionarias es que, de un lado, la moral proletaria fundada en la solidaridad, la confianza, la lealtad, la cooperación consciente, la búsqueda de la verdad etc., es más necesaria que nunca y, sin embargo, las condiciones históricas de la decadencia y la descomposición capitalista, así como de las dificultades del proletariado, la hacen parecer más utópica, más impracticable, más desprovista de todo sentido.
Como dice nuestro texto sobre la ética “la barbarie y la cruel deshumanización de la decadencia capitalista no tienen precedentes en la historia de la especie humana. No es fácil, después de Auschwitz e Hiroshima, y ante los genocidios y la destrucción permanente y general, mantener la confianza en la posibilidad de un progreso moral (…) La opinión popular parece estar confirmando la sentencia de Thomas Hobbes (1588-1679) de que el hombre sería, por naturaleza, un lobo para el hombre. El hombre es visto básicamente como destructor, predador, egoísta, irremediablemente irracional, y con un comportamiento social más bajo que muchas especies animales”.
Hay, además, un elemento que añade aún más dificultad al desarrollo moral: es el desfase entre el avance de las ciencias naturales y tecnológicas y el retraso cada vez más acentuado de las ciencias sociales – humanas, observado por Pannehoek en su libro Antropogénesis: un estudio de los orígenes del hombre. “Las ciencias naturales son consideradas como el campo en el que el pensamiento humano, en una serie continua de triunfos, ha desarrollado con mayor pujanza formas conceptuales de la lógica... Al contrario, en el otro extremo permanece el gran campo de las acciones y relaciones humanas [donde] el pensamiento y la acción están determinados principalmente por la pasión y las impulsiones, por la arbitrariedad y la imprevisión, por la tradición y la creencia (...) El contraste que aparece aquí, con la perfección por un lado y la imperfección del otro, quiere decir que el hombre controla los fuerzas de la naturaleza, , pero que no controla las fuerzas de la voluntad y la pasión que le son inherentes. Donde sí ha permanecido quieto, quizás echándose incluso atrás, es en la falta manifiesta del control sobre su propia «naturaleza». Esta es, evidentemente, la razón por la que la sociedad va todavía tan lejos por detrás de la ciencia. Potencialmente el hombre posee el dominio sobre la naturaleza. Pero no posee todavía el dominio sobre su propia naturaleza.”
Esta situación de desconocimiento o incomprensión de esos aspectos profundos de la conducta humana hace más difíciles de abordar fenómenos que la descomposición social e ideológica del capitalismo exacerba cada vez más: “el aumento del nihilismo, del suicidio de los jóvenes, de la desesperanza, como así lo expresaba el «no future» de las revueltas urbanas en Gran Bretaña, del odio y de la xenofobia que animan a «skinheads» y «hooligans» (…) la imparable marea de la drogadicción, fenómeno hoy de masas, poderosa causa de la corrupción de los Estados y de los organismos financieros, que afecta a todas las partes del mundo y, en especial, a la juventud, un fenómeno que expresa cada vez menos la huida hacia mundos quiméricos, que se parece cada día más a la locura y al suicidio (…) la profusión de sectas, el resurgir del espíritu religioso, incluidos algunos países avanzados, el rechazo hacia un pensamiento racional, coherente, construido, incluso en algunos ámbitos «científicos» (…) el «cada cual a lo suyo», la marginalización, la atomización de los individuos, la destrucción de las relaciones familiares, la exclusión de los ancianos, la aniquilación de lo afectivo y su sustitución por la pornografía” (Tesis sobre la descomposición, tesis 8).
Mientras que todos los partidos burgueses -sean de derechas o de izquierdas- tienen como fin gestionar el presente para conservar el capitalismo, la organización revolucionaria es un puente entre el presente y el porvenir comunista del proletariado. Por ello cultiva las cualidades morales que antes hemos mencionado y que serán el pilar de la futura sociedad comunista mundial. Estas cualidades se ven constantemente amenazadas por el peso de la ideología dominante y de la descomposición capitalista. Por ello su cultivo requiere un esfuerzo permanente, una vigilancia y un espíritu crítico incansables, junto con una constante elaboración teórica.
Este cultivo en las organizaciones revolucionarias tiene lugar tanto hacia dentro –funcionamiento interno- como hacia fuera –intervención. No se trata de que la organización se aísle del mundo y se encierre en pequeñas comunidades autogestionadas –ese es el error reformista del anarquismo- sino de que en su seno exista un combate permanente por el desarrollo de esos principios. Como decía Lessing –un poeta alemán del siglo XVIII- “hay una cosa que amo más que la verdad: es la lucha por la verdad”. En la organización revolucionaria tan importante como los propios principios es la lucha por ellos.
La lucha por el comunismo no se reduce a una mera cuestión de propaganda: explicar cómo será la futura sociedad, presentar su papel histórico como superación de las contradicciones que hunden al capitalismo etc. Eso sería concebirlo de forma truncada y unilateral. A diferencia de los modos de producción que le han precedido, el comunismo no puede surgir de procesos alienantes y alienados, sino de la plena conciencia y del compromiso subjetivo masivo del proletariado. En la organización revolucionaria, la lucha por vivir de manera coherente con los principios del comunismo es aún más determinante. La lucha por el comunismo se hace imposible sin una vigilancia y una respuesta permanente contra los comportamientos de envidia, celos, rivalidad, calumnia, mentira, intriga, manipulación, robo, violencia hacia el semejante etc.
En uno de sus excesos polémicos, Bordiga dijo que se puede llegar al comunismo mediante una monarquía. Quería demostrar con ello que lo importante es “llegar al comunismo” mientras que “la forma de llegar” es lo de menos, cualquier medio sería bueno. Rechazamos rotundamente tal forma de pensar: para llegar hay que saber cómo llegar, los medios son coherentes con el fin comunista que nos proponemos. Contra el pragmatismo de estalinistas y trotskistas, que siguen ciegamente la máxima jesuítica de “los medios justifican el fin”, el proletariado y sus organizaciones revolucionarias deben mantener una clara coherencia entre el fin y los medios, entre la práctica y la teoría, entre la acción y los principios.
La moral dominante oscila entre dos alternativas que aparecen como opuestas pero que giran alrededor del conflicto individuo - sociedad y que no solo no permiten resolverlo. sino que, además, lo agravan.
En un polo tenemos el individualismo exacerbado donde el individuo hace “lo que da la gana” a costa de los demás. En el otro polo, tenemos la sumisión del individuo a los “intereses de la sociedad” (formula tras la que se esconde el dominio totalitario del Estado), que, básicamente, presenta dos formas: un colectivismo de individuos anónimos e impersonales (la fórmula preferida del estalinismo o de los trotskistas) o el imperativo moral kantiano que lleva a la renuncia individual y el sacrificio por los demás (en esta tendencia comulga también el moralismo cristiano).
En realidad, ambos polos morales no son opuestos sino complementarios pues reflejan dos aspectos de la dinámica del capitalismo. Por un lado, el utilitarismo moral de Bentham es una visión idealizada de la competencia feroz que es el motor del capitalismo. Que cada individuo luche por su bienestar sin tener ninguna consideración hacia los demás sería la “felicidad de todos”, es decir, la “felicidad” del buen funcionamiento del sistema capitalista quien - al contrario del feudalismo- no respeta privilegios ni posiciones adquiridas, sino que somete toda posición a una competencia extrema.
Un segundo componente del polo utilitarista y amoral es la deformación de la teoría de Darwin transformada en “darwinismo social”. Según esta visión la selección natural sería el resultado de una guerra feroz y despiadada donde el triunfo de “los mejores” y la eliminación de los “débiles” iría “perfeccionando la raza humana”. No es aquí el lugar para analizar lo que realmente defiende la teoría de la evolución[13], lo que es evidente es que esa visión moral constituye una idealización con ropajes seudocientíficos de la realidad misma del capitalismo que es efectivamente la guerra de todos contra todos, realidad que se ha exacerbado con la descomposición del sistema.
Frente a ese polo moral descaradamente bárbaro, Kant y otros teóricos vislumbraron el resultado de caos y destrucción que llevaba consigo el capitalismo. De ahí que preconizaran otro polo moral en apariencia opuesto: el famoso imperativo moral. Este constituye una especie de “autocontención en el egoísmo desmelenado” para no destruir la cohesión social. Es decir, un reconocimiento y una aceptación “crítica” de la barbarie de la competencia, pero intentando ponerle límites y regulaciones para evitar que resulte excesivamente destructiva. El capitalismo conduce a la destrucción del género humano pues lleva en su ADN la aniquilación del carácter social de la humanidad, penosamente adquirido a lo largo de muchos siglos de existencia. El freno a esa tendencia lo opone el imperativo moral kantiano que, a su vez, es una versión idealizada del papel “regulador” y garante de la mínima cohesión social que asume el Estado, papel que se ha reforzado bajo el capitalismo decadente dado el caos y la autodestrucción que sus contradicciones desatan.
El moralismo kantiano es la otra cara del utilitarismo. La tendencia que se desarrolló desde fines del siglo XIX en la socialdemocracia bajo el eslogan de la “vuelta a Kant” no solo demolía el materialismo marxista, sino que atacaba la moral proletaria que nada tiene que ver con el imperativo moral.
El estalinismo y los grupos izquierdistas han transmitido la idea de que la militancia comunista sería ese sacrificio ciego del militante al imperativo moral encarnado por los intereses superiores del “Partido” o de la “Patria del Socialismo”.
El rechazo a esta barbarie moral que conduce a la sumisión ciega y la autodestrucción de militantes ha llevado en muchos casos al otro extremo de la moral burguesa: el individualismo desmelenado de claro tinte pequeñoburgués, una de cuyas expresiones más acerbas es el anarquismo.
El proletariado lleva en su seno la superación del conflicto individuo – sociedad, como dice el Manifiesto Comunista, en el comunismo “a la vieja sociedad burguesa, con sus clases y sus antagonismos de clase, sustituirá una asociación en que el libre desarrollo de cada uno condicione el libre desarrollo de todos”. Bajo el capitalismo, el trabajo asociado mundial de los proletarios contiene en perspectiva esa superación: si el trabajo de conjunto lleva mucho más lejos la suma de los trabajos individuales, la aportación de cada cual es imprescindible y singular para la culminación de ese trabajo de conjunto.
Las organizaciones revolucionarias se han visto constantemente asaltadas por ese conflicto individuo – sociedad bajo la forma del individualismo. En numerosos textos hemos tratado este problema que aquí simplemente apuntamos[14].
Este individualismo que se pretende “liberado”, “rebelde” y “crítico”, es, en realidad, prisionero de todos los impulsos destructivos que se incuban en el capitalismo (competencia, egoísmo, protagonismo, manipulación, culpabilización, rivalidad y espíritu de revancha) y los hace pesar brutalmente sobre la vida organizativa. Su “rebeldía” no va más allá de una polarización ciega y cretina “contra toda autoridad” lo que lleva a ser un factor de desorganización y de tensiones entre camaradas. En fin, su “criticismo” se basa en la desconfianza y el rechazo de todo pensamiento coherente, reemplazándolo por la especulación, los prejuicios y las ocurrencias más extravagantes.
Este individualismo está en los antípodas de la solidaridad que no es solamente una de las columnas vertebrales de la lucha proletaria sino igualmente del funcionamiento de las organizaciones revolucionarias. Tampoco podemos aquí desarrollar este punto que hemos argumentado ampliamente en nuestro texto Confianza y Solidaridad[15].
C. Mir 01-03-18
[1] Para un análisis más global de esta diferencia ver ¿Cuáles son las diferencias entre la Izquierda Comunista y la IVª internacional? https://es.internationalism.org/cci-online/200706/1935/cuales-son-las-diferencias-entre-la-izquierda-comunista-y-la-iv-internacional [119]; Principios revolucionarios y práctica revolucionaria https://es.internationalism.org/cci-online/200710/2062/debate-principios-revolucionarios-y-practica-revolucionaria [1511]; La Izquierda Comunista y la continuidad del marxismo https://es.internationalism.org/booktree/156 [1078]; "Las Conferencias internacionales de la Izquierda Comunista (1976-1980): Lecciones de una experiencia para el Medio Proletario [1512]".
[2] Ver https://es.internationalism.org/accion-proletaria/201712/4261/la-herencia-oculta-de-la-izquierda-del-capital-i-una-falsa-vision-de-l [1470] , https://es.internationalism.org/accion-proletaria/201801/4267/la-herencia-oculta-de-la-izquierda-del-capital-ii-un-metodo-y-un-modo- [1478] y https://es.internationalism.org/accion-proletaria/201801/4268/la-herencia-oculta-de-la-izquierda-del-capital-iii-un-funcionamiento-q [1513]
[4] Un ejemplo de esa conducta donde lo que se proclama nada tiene que ver con lo que se hace (en realidad lo encubre) nos lo da el Partido Socialdemócrata Alemán (SPD). Fue él quien reprimió los intentos revolucionarios del proletariado en Alemania en 1918-23 causando 100 mil muertos. Fue él quien mandó asesinar a Rosa Luxemburgo y Karl Liebchenck (1919). Fue, en tiempos recientes, el gobierno socialdemócrata de Schroëder quien lanzó el terrible programa 2010 que ha hecho caer de una manera brutal las condiciones de vida obrera propiciando por ejemplo los contratos basura de 400 euros mensuales.
[5] El propio Trotski tenía una postura ambigua sobre las maniobras. Por una parte, reconocía que “para las clases dominantes, poseedoras, explotadoras, instruidas, su experiencia del mundo es tan grande, su instinto de clase está tan desarrollado, sus medios de espionaje son tan diversos, que al intentar engañarles, fingiendo ser lo que no se es, se tiende en realidad una trampa no a los enemigos sino a los amigos”, sin embargo, al mismo tiempo proclamaba “el valor auxiliar, subordinado, de las maniobras, que deben ser utilizadas estrictamente como medios en relación a los métodos fundamentales de la lucha revolucionaria” (La Internacional Comunista después de Lenin, página 209, edición española Akal). Esta teorización de la maniobra en general sin aclarar que solo puede ser utilizada contra el enemigo de clase, pero jamás frente a la clase misma ni dentro de las organizaciones revolucionarias, ha servido a las organizaciones trotskistas para justificar las maniobras de todo tipo contra el proletariado y contra los propios militantes.
[6] Texto de orientación sobre ética y marxismo, https://es.internationalism.org/revista-internacional/200612/1139/texto-de-orientacion-sobre-marxismo-y-etica-i [365] . Mientras no especifiquemos lo contrario las citas pertenecen a este texto
[7] https://es.internationalism.org/accion-proletaria/201704/4205/la-importancia-del-debate-moral-y-organizativo [1487]
[8] Ver https://es.internationalism.org/revista-internacional/201710/4239/maquiavelismo-consciencia-y-unidad-de-la-burguesia [1484]
[9] Marx, El Capital, Libro Primero, sección tercera, capítulo X
[10] Ver nuestras "TESIS SOBRE LA DESCOMPOSICION [13]".
[11] Lo que no quiere decir que no hubiera diferencias en la concepción moral, unas más utilitarias, como en el caso de Lenin y otras mucho más coherentes como en Rosa Luxemburgo. Es un tema para profundizar.
[12] Podemos exponer dos ilustraciones de ello. En 1839-42 se producen las probablemente mayores movilizaciones del proletariado británico y estas tienen uno de los motivos principales en la indignación y el horror que producía en los sectores más acomodados del proletariado la terrible explotación que sufrían sus hermanos obreros, hombres, mujeres y niños, especialmente de las fábricas textiles. La segunda es la huelga espontánea que se dio en Holanda en 1942 contra las deportaciones de judíos realizadas por los nazis.
[13] Ver por ejemplo Darwinismo y Marxismo, https://es.internationalism.org/revista-internacional/200905/2567/darwinismo-y-marxismo-i-anton-pannekoek [1515]
[14] Estructura y funcionamiento de la organización revolucionaria, https://es.internationalism.org/revista-internacional/198302/2127/estructura-y-funcionamiento-de-la-organizacion-revolucionaria [473] ; La cuestión del funcionamiento organizativo en la CCI, https://es.internationalism.org/revista-internacional/200204/3283/documentos-de-la-vida-de-la-cci-la-cuestion-del-funcionamiento-org [1057]
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“El 28 de diciembre pasado, las primeras explosiones de un movimiento que nos traía a la memoria los de la “Primavera árabe”, comenzaban a sacudir el territorio iraní. A este movimiento, ya agotado cuando escribimos estas líneas, responden otras expresiones de cólera contra el deterioro de las condiciones de vida en otros países como se ha visto en Marruecos y sobre todo en Túnez.
Una explosión espontánea de cólera
Irán es un país con poderosas ambiciones imperialistas donde los gastos militares se han multiplicado sin medida por toda la región de Oriente Medio[1]. En el contexto de las esperanzas frustradas posteriores al tratado sobre materia nuclear, la crisis económica y la austeridad agravada por la corrupción y las sanciones internacionales han hundido a la mayor parte de la población en la precariedad y la miseria. Después de meses los jubilados, parados (28% de jóvenes), enseñantes y obreros sin cobrar el salario manifestaban su descontento. Finalmente, el alza de un 50% del precio de la gasolina y de la mayoría de los productos de primera necesidad, como por ejemplo los huevos[2] que subían el doble de su precio en el mercado, iban a avivar los rescoldos del descontento. El movimiento en un país en guerra donde la población pretendidamente “sumisa” irrumpe en Machhad (segunda ciudad del país en el Nordeste) y se propagó hasta llegar casi a Teherán extendiéndose inmediatamente cual mancha de aceite a todos los principales núcleos urbanos: al Norte hacia Rasht y hacia el Sur del país en dirección a Chabahar. Con todas las masas movilizadas la clase obrera estaba presente aunque diluida entre el conjunto de manifestantes: obreros fabriles, enseñantes, muchísimos parados, numerosos jóvenes desempleados, todos estaban presentes junto a numerosos estudiantes. Un hecho significativo es que se movilizaron muchas mujeres. Por tanto y a pesar de una presencia combativa y un gran coraje la clase obrera no ha sido capaz de dar una orientación proletaria a esta lucha, no ha podido afirmarse de manera totalmente autónoma como auténtica fuerza política[3]. A pesar de las ilusiones democráticas y las debilidades políticas, la burguesía ciertamente se inquietó y mucho por el propio hecho de esta explosión de cólera “sin líder”. Al comienzo el gran “guía supremo” Ali Jamenei se mantuvo en un silencio ensordecedor y el presidente H. Rouhaní se mostraba más prudente que firme; el gobierno anunciaba también que la subida de los carburantes sería finalmente anulada. Claro que realmente los símbolos del poder político y religioso fueron tomados rápida y violentamente e incendiados: Bancos, sedes públicas, centros religiosos y concretamente los cuarteles de Bassidji (milicias islámicas del Régimen). Los enfrentamientos violentos con la policía ocasionaron numerosos arrestos, la mayoría de los jóvenes; hubo que lamentar decenas de muertos en la parte de los manifestantes. Poco a poco la fuerza de las autoridades se endurece y con ella su respuesta. Las “violencias” los “actos ilegales” de los “cabecillas” y los “instigadores de los disturbios” serían “severamente castigados” anunciaba Rouhaní, y Jamenei acusaba directamente a los manifestantes de ser “enemigos de Irán”[4]. Contando con que se iba a pudrir la situación para preparar el terreno de la represión con la bendición de todos los grandes estados democráticos, que buscan sacar algún beneficio en este juego, el gobierno pudo aprovechar la falta de perspectiva para apoyar las contramanifestaciones en favor del régimen y su Ayatollah. En estas contramanifestaciones gritaban “muerte a EEUU, “muerte a Israel” en la cara de los “sediciosos”. Tal arrebato patriótico permitía al jefe del Estado manipular con las divisiones y el chantaje: “Nosotros o el caos”[5].
Las debilidades del proletariado en Irán
El movimiento social espontáneo que hemos podido presenciar es el más importante desde el 2009 donde el “Movimiento Verde”, amenazaba arrastrar a los proletarios tras una u otra de las bandas burguesas en competencia. En esa época escribimos: “Ante el bando corrupto y sanguinario Ahmadinedyad encontramos otros que se les parecen como dos gotas de agua; estos son también partidarios de una república islamista y de proseguir con la fabricación del arma atómica iraní. Todos estos grupos defienden sus propios y mismos intereses nacionalistas y personales.”
Hoy día, más que en 2009, el movimiento ha sido una verdadera explosión de los propios explotados y desheredados, pero sin que la clase obrera haya sido capaz de desempeñar un verdadero papel de orientación. Aunque las luchas obreras en Irán se han desarrollado e integrado en el combate del proletariado mundial desde finales de los años 1960, concretamente en los sectores clave de la industria petrolífera, los transportes, la enseñanza, etc.; estas luchas siempre han sido débiles y no han logrado ir más allá del pequeño impacto que alcanzaron en su momento álgido: 1978-79, las cuales únicamente lograron provocar la caída del Shah[6]. Esas debilidades políticas del proletariado fueron aprovechadas entonces por una horda de fanáticos religiosos y en particular por el ayatolá Jomeini, ayudados en esa ocasión por los estalinistas y el nacionalismo radical. Los combates de clase, que han acabaron siendo cada vez más escasos, fueron fuertemente reprimidos tras esta “revolución islámica”. Numerosos obreros combativos fueron entonces ejecutados por el régimen de los mulás y lo mismo ocurrió en las huelgas convocadas con posterioridad. Los proletarios serían más tarde víctimas de la terrible guerra entre Irán e Irak, (1980 a 1988), que dejó más de un millón de muertos.
Si después de todo aquello se pudieron convocar algunas huelgas –por ejemplo, la de 2007 durante la cual se unieron a los cien mil enseñantes millares de obreros fabriles en una importante muestra de solidaridad- la debilidad de la clase obrera en el conjunto de la sociedad era una muestra importante de cómo estaba la situación. Esta dificultad sólo podía ser explotada por la clase dominante echando una capa de plomo sobre un régimen donde el Estado estaba fusionado con los grupos religiosos y el poder de los mulás. Esta ausencia relativa de un proletariado consciente, contaminado por prejuicios nacionalistas e ilusiones democráticas, abría la puerta a los peores efectos de la descomposición social y del militarismo.
Perspectivas
A pesar de la fuerte combatividad y del hecho de que las reivindicaciones en Irán se hayan llevado a cabo en el terreno de las reivindicaciones económicas que propician la lucha proletaria, el combate se ha deshinchado por falta de unidad política, de afirmación de una auténtica identidad y perspectiva de clase. Es más, los obreros se han visto constantemente enfrentados a luchas entre facciones burguesas rivales donde los manipuladores constituyen un gran peligro para el proletariado que corre el riesgo de dejarse ahogar o quedar atrapado por alguna de estas bandas. No sólo estas dificultades constituían un obstáculo, sino que se unían a las condiciones objetivas ligadas al aislamiento de Irán, favoreciendo así la represión. Rodeados por países en guerra, sin posibilidad de que los obreros de esos países próximos les pudieran aportar su solidaridad. En un entorno donde el nacionalismo tiene también un peso importante, estas luchas estaban sometidas a grandes dificultades; lo que significa que las debilidades del proletariado en Irán son las mismas que las del resto del proletariado mundial. De esta manera el principal hándicap de estas últimas luchas se expresó ante todo por la incapacidad del proletariado internacional, incluso el de los países donde éste es más experimentado y está más concentrado, en Europa occidental especialmente, para concebirse como una clase capaz de ofrecer una perspectiva a todos los combates.
Lo intentado en Irán debe ser un acicate y una lección que permita apreciar el potencial que pueden alcanzar las reivindicaciones obreras en el terreno económico. Luchar contra la austeridad, batirse por la defensa de nuestras condiciones de vida es una necesidad. Esta es la primera lección esencial. La segunda es que la verdadera solidaridad es la única que puede ser aportada por el proletariado mundial a sus hermanos de clase en Irán, hasta que puedan tomar conscientemente a su cargo una resistencia y un combate contra la austeridad y contra el sistema capitalista.
WH 5 enero 2018
[1] A la vez que encajaba las sanciones impuestas por Estados Unidos, Irán se dedicaba a gastar grandes sumas de dinero en la guerra del Yemen, en el apoyo a Hezbollah, al régimen de Assad y a sus bandas armadas que operan a nivel internacional y, seguramente, en armamento contra Arabia Saudita. Todo esto, alimentando la austeridad a expensas de la población empobrecida.
[2]Hasta tal punto que se ha hablado de una “revolución de los huevos”.
[3] En esto, algunas minorías de estudiantes se han distinguido, concretamente en Teherán y otras ciudades, por su clara oposición a los eslóganes reaccionarios del tipo “Ni por Gaza ni por Líbano Yo moriré únicamente por Irán”, proponiendo un auténtico internacionalismo proletario con consignas como: “Desde Gaza a Irán ¡abajo los explotadores!”. Estos luchadores defendían igualmente el principio de los “Consejos obreros” rechazando dejarse arrastrar tras las bandas burguesas ya fueran “reformistas” o “fundamentalistas”. Ante esta peligrosa situación las autoridades arrestaron a muchos de ellos centrándose sobre todo en los estudiantes (visitad el foro “libcom”, en inglés)
[4]Tras estos manifestantes “enemigos” los EEUU y las monarquías del Golfo, en concreto Arabia Saudí, se mantenían expectantes, alertados y sobre todo activos. En las redes sociales, por ejemplo, Twitter, la mayor parte de los hashtags que animaban a manifestarse provenían de Arabia Saudí; e Incluso la Organización de los muyahidines del pueblo iraní, opuesta al régimen iraní (asentada en París y próxima a los saudíes) apoyaba a los manifestantes. Pero el movimiento estaba en su mayor parte dentro mismo de Irán. En conclusión, tanto Trump, con sus provocaciones, como las otras potencias extranjeras rivales no podían desear otra cosa que el debilitamiento de Irán. Para el régimen iraní este movimiento constituye una verdadera piedra en el zapato
[5]Evocando la tragedia que siguió a los movimientos de oposición en Siria y la situación de guerra en Irak, el jefe del Estado no tenía otra salida que amenazar a los manifestantes insinuando la idea de que su movimiento podría provocar un caos similar
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Por un lado: un sinfín de guerras, de bombardeos que arrasan regiones enteras y que causan masacres espantosas de la población. Y, por otro: alambradas y muros, flotas destinadas a la caza de los emigrantes, campos de refugiados donde se hacinan decenas de miles de personas y familias que huyen de las matanzas, de la destrucción de sus hogares, de la miseria y la hambruna.
La región siria de Guta oriental, al este de Damasco, se ha convertido nuevamente en epicentro de los conflictos mortíferos que sacuden el mundo. Como otros tantos, y especialmente en los de Oriente Medio, este conflicto lleva la marca de los intereses y los antagonismos imperialistas en los que manda el “cada uno a la suya”. Es una guerra a base de matanzas, en las que todos están implicados, y en la que participan, en mayor o menor medida, todas las grandes potencias y los principales estados de la zona con sus ambiciones expansionistas[1]. Este conflicto lleva pues la impronta del hundimiento en la barbarie guerrera, de las contradicciones irresolubles y del callejón sin salida en que se encuentra todo el sistema capitalista.
Al norte de Guta, un nuevo foco viene a sumar más caos y guerra, más masacres de civiles y los consiguientes éxodos masivos de población. Se trata de la llamada “Operación Rama de Olivo”, desencadenada el 20 de enero por el ejército turco, para bombardear y devastar el enclave de Afrin - en la región de Alepo -, donde se han acantonado combatientes de las YPG kurdas, reforzadas a su vez por milicias partidarias del presidente Assad, y que ha significado una nueva proliferación de las zonas de combate existentes ya en ese país. A las rivalidades entre bandas y fracciones locales se añaden las operaciones de las potencias imperialistas que, como un cesto de cangrejos, se pisan y se enzarzan unas con otras. El pudrimiento del mundo capitalista se traduce en más muerte y desolación, como refleja el comportamiento sanguinario de todos los actores presentes en estos conflictos, bien sean las tropas de Assad o sus aliados circunstanciales, o sus adversarios de la “oposición”; el Daesh o las grandes potencias democráticas.
También el ejército sirio ha desencadenado cerca de Alepo una nueva ofensiva - apoyado esta vez por milicias chiitas sostenidas por Irán, y además por la aviación rusa -contra una región controlada por el Daesh y otras facciones yihadistas opuestas al régimen de Assad. Esta nueva matanza ha provocado el habitual coro de lamentaciones, a cual más hipócrita; pues esta fingida indignación de los “media” occidentales, de las supuestas ONG, y de la llamada “comunidad internacional” ante ataques perpetrados con armas químicas (de las que también hace uso descaradamente la coalición internacional[2]), va pareja a la ineficacia de las resoluciones votadas por la ONU tanto contra el uso de esos gases, como en favor de la protección de la población civil, el respeto a las treguas, etc. Se pone, una vez más, de manifiesto la falta de credibilidad y la desconfianza que infunden las instituciones de la cacareada “comunidad internacional” a las que ya Lenin calificó de “cueva de ladrones”.
El empleo de armas químicas no es nada novedoso en Siria. Desde 2012 han sido sistemáticamente empleadas en los bombardeos aéreos, especialmente durante las batallas de Alepo y la de Homs, y luego en la masacre de Jan Sheijun el 4 de abril de 2017. También están siendo masivamente empleadas en los bombardeos de Guta oriental desde marzo de 2013, y especialmente en el ataque que el 21 de agosto de ese mismo año causó casi 2000 muertos. El número de víctimas se acrecienta con los bombardeos repetidos de los hospitales en los que se sospecha que se presta asistencia a los rebeldes y las destrucciones sistemáticas de las viviendas. Sólo entre 2013 y octubre de 2017 se cuentan 18 mil muertos (de los que al menos 13 mil son civiles, ¡¡¡ y de ellos casi 5 mil son niños!!!). A los que hay que sumar cerca de 50 mil heridos. Entre el 18 y el 28 de febrero, en la que hasta ahora ha sido la última ofensiva aérea, las cifras oficiales hablan de 780 muertos, entre ellos 170 niños. Y todo esto sin contar las víctimas innumerables e innombrables – puesto que apenas se les menciona – de los desabastecimientos que devastan esta arrasada región desde 2017. Y ahora el régimen de Assad lanza una nueva ofensiva terrestre en Guta, que se anuncia igualmente cruenta y mortífera.
Toda esta situación sólo puede empujar el desarrollo de otro de los fenómenos acentuados en la fase de descomposición del capitalismo: la deportación y el éxodo masivo de poblaciones que huyen de las masacres y la miseria de Oriente medio, de África o de América latina. Masas ingentes de gente pobre que afluyen hacia los estados más ricos, buscando desesperadamente una tierra de asilo sobre todo en Europa y los Estados Unidos. Pero la única solución que plantean estos estados ante la avalancha de emigrantes se reduce a tratar, cueste lo que cueste, de cerrarles el paso, de arrinconarles hacinados, de expulsarles sin miramientos aun sabiendo que se les está enviando a la muerte. La única respuesta son los muros y las alambradas. Todo ello acompañado por la inseminación del miedo al extranjero, reprimiendo severamente a todo aquel que tienda la mano al emigrante tratando de ayudarles.
El cinismo de los Estados implicados, y especialmente el de los europeos, no conoce límites. Así Turquía es incentivada con sustanciosas ayudas económicas y financieras, para que se encargue de bloquear el paso de los emigrantes a Grecia, amontonándolos por el contrario en campos de refugiados con condiciones inhumanas. Este acuerdo supone, en realidad, un verdadero mercadeo de seres humanos. Se deja pasar con cuentagotas a una ínfima minoría que consigue llegar a un país europeo, mientras la inmensa mayoría se pudre mes tras mes en dichos campos. Tampoco este cinismo resulta novedoso. Recordémonos los discursos lacrimógenos del gobierno “socialista” de Zapatero en España, que al mismo tiempo levantaba en los enclaves de Ceuta y Melilla, una triple alambrada de espinos en las que cientos de emigrantes se han malherido y desgarrado sus carnes. Y algunos de los que han tratado de eludirla se han visto ametrallados por las fuerzas del orden de esos mismos países. Recordemos como ese mismo gobierno, subcontrató al Estado marroquí para que le hiciera el trabajo sucio subiendo a los emigrantes a los autobuses de la muerte que les dejaban en medio del desierto del Sahara. Todas las burguesías occidentales (¡¡incluyendo al propio gobierno español!!) - y por tanto corresponsables como firmantes de los acuerdos de Schengen, - pusieron el grito en el cielo y multiplicaron sus apariciones en los medios de comunicación para “protestar enérgicamente” contra esa “flagrante violación de los Derechos Humanos”. Pero ¿qué vemos hoy? Pues acuerdos muy similares se han firmado con Turquía, como poco antes se hizo más discretamente también con Libia. Tales acuerdos tienen consecuencias inmediatas en las rutas de los emigrantes hacia los países europeos.
Todos los “media” se han felicitado por el descenso – en casi un 33% - del número de emigrantes ilegales que desembarcaron en las costas italianas en 2017. De hecho «la UE ha optado por frenar el flujo de emigrantes en origen, en lugar de abrir más campos de acogida en Italia y en Grecia. Esta elección nos parece moralmente más que discutible», confesaba el Courrier International en su número 1414. Lo cierto es que el “buen dato” en Italia se corresponde con un aumento significativo de las llegadas por mar a España en ese mismo 2017, lo que ha obligado entre otras cosas a acelerar la puesta en funcionamiento, como centro de retención, de una nueva prisión en Málaga.
También un reciente reportaje de la CNN que mostraba como en Libia los emigrantes eran vendidos en subasta como esclavos, originó una oleada de indignación a escala mundial, de la que la propia prensa se ha hecho eco. Pero, por lo general, esos mismos “media” no muestran la misma beligerancia ante, los acuerdos y las medidas adoptadas por la UE y Libia que han contribuido a crear esta situación. En el mencionado artículo de Courrier International puede leerse: «El 3 de febrero de 2017, los 28 acordaron una “declaración” de apoyo al acuerdo suscrito en la víspera por Italia y el gobierno libio de Fayez al-Sarraj. Las bases de este acuerdo son las mismas que las del pacto UE-Turquía de dos años atrás: Europa proporciona sobre todo dinero, y también material y entrenamiento para los guardacostas libios, que se comprometen por su parte a interceptar las embarcaciones de los emigrantes y a enviarlos a los centros de internamiento en Libia. (…) Las organizaciones de defensa de los derechos humanos y la prensa se han apresurado a denunciar las limitaciones de este plan, preguntándose sobre la capacidad del gobierno de Sarraj (que es una más de las varias fuerzas que pugnan por hacerse con el control de Libia) para llevarlo a cabo y las consecuencias que ello puede tener para los emigrantes de las que se conoce ya el trato inhumano que padecen en Libia». Las preocupaciones de estas organizaciones humanitarias son del mismo tenor que la fraseología “humanitaria” hipócritamente exhibida por el gobierno español en 2005. Estas gesticulaciones no sirven más que para enmascarar los acuerdos cínicos y represivos que han permitido ya hacinar a 700 mil emigrantes africanos en campos de internamiento en Libia.
Pero por muchos acuerdos y dispositivos que se empleen para tratar de cerrar la puerta a los emigrantes, parece claro que la acumulación de guerras regionales, masacres, hambrunas y miseria, el desgarramiento del tejido social en las cuatro esquinas del mundo, solo puede impulsar dramáticamente el fenómeno de los refugiados.[3]
En el centro de la oleada histórica de emigración a la que asistimos se sitúa, indiscutiblemente, la crisis histórica del capitalismo. Para hacer frente a la barbarie de su sistema, la burguesía no puede ofrecer otra cosa que no sean un creciente caos, más exclusiones y divisiones, etc., invocando siempre la defensa de los “intereses de la nación”, término éste destinado a camuflar el frío cálculo sanguinario y competitivo del capital.
Pero para los explotados las fronteras no tienen ningún sentido. Los proletarios no tienen patria. La clase obrera ha sido y es una clase de emigrantes, obligada siempre a desplazarse para vender su fuerza de trabajo, de una región a otras, del campo a la ciudad, de un país a otro. Clase de emigrantes y clase de explotados. Y solo puede resistir a la barbarie capitalista apoyándose en la única fuerza de la que dispone: su unidad internacional cuyos cimientos son la conciencia y la solidaridad. Frente a las campañas ideológicas que la burguesía dedica a sembrar el miedo, la angustia y la xenofobia, los proletarios de Europa y de todos los países desarrollados deben tomar conciencia de que los emigrantes son víctimas del capitalismo y de las políticas cínicas de los Estados. Son sus hermanos de clase que son bombardeados, que son masacrados en las guerras o que son arrojados a los campos de concentración a la intemperie.
La afirmación solidaria y posible de su solidaridad pasa así, primeramente y ante todo, por el desarrollo de la lucha de clase, de la resistencia a los ataques y a la barbarie del capitalismo. La cuestión de los emigrantes plantea en última instancia la perspectiva de la unidad internacional del combate revolucionario contra el sistema capitalista. Y hoy, todavía, el proletariado sigue siendo la única clase revolucionaria, la única fuerza social capaz de poner fin a las contradicciones históricas de un sistema en su etapa terminal, de echar abajo las fronteras nacionales, de abolir la explotación del hombre por el hombre, de poner en pie un mundo sin clases, sin miseria y sin guerras: el comunismo.
PA, 3 de Marzo de 2018.
[1] Abordaremos en un próximo artículo este aspecto crucial de la situación imperialista en Siria que es otra de las manifestaciones de la descomposición social actual.
[2] “En Irak y Siria, las bombas de fósforo de la coalición internacional a examen”. En francés en Le Courrier International del 15 de junio de 2017.
[3] Ver nuestra serie Emigrantes y refugiados víctimas del capitalismo partes I a IV en nuestra publicación - en francés- Révolution Internationale (2015 y 2016).,
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Una de las características de la vida de la burguesía a nivel mundial es sin duda la corrupción que carcome sus respectivos Estados e instituciones. Desde el caso Enron, pasando por los de la Fifa, Petrobras, China Commnunications Construction Company, Panama Papers, así como aquellos que involucran a presidentes y altos funcionarios, hasta llegar al actual escándalo de Odebrecht, por hablar sólo de los últimos 20 años, no hay prácticamente actividad económica, política, social, deportiva, entre otras, que escape al robo, a las coimas, a la estafa. La situación política en el Perú no se diferencia de esta realidad, sin embargo, cabe preguntarnos qué es lo que está a la base de esta situación que involucra a la burguesía mundial, qué posición debemos asumir los trabajadores al respecto? Qué método debemos seguir para construir una posición de clase que nos permita diferenciarnos de las “críticas” que desde el campo de la burguesía y la pequeña burguesía, se lanzan contra la corrupción en el sistema económico-político y romper con sus campañas ideológicas que constituyen un ataque al desarrollo de nuestra consciencia política proletaria. Ciertamente para muchos proletarios es indignante, cuando no repugnante, la descarada hipocresía con la cual las facciones o individuos del aparato político de la burguesía se acusan de corruptos unos a otros. No obstante, para el proletariado no tiene ningún sentido inscribirse en las campañas “anti corrupción”, en concentraciones o marchas contra tal o cual político corrupto; tampoco puede confiar en algo así como una regeneración ético-ciudadana, que permitiría superar la putrefacción del sistema capitalista y su aparato político.
Siguiendo el método de Marx, el materialismo histórico, vemos que ya desde la publicación del Manifiesto Comunista, se señala la naturaleza de las relaciones mercantiles capitalistas, la forma como el capital se impone a la par que la dominación política de la burguesía. El frío interés, el cruel pago al contado, el cálculo egoísta, son la base de los vínculos sociales que surgen con el sistema capitalista. Una explotación abierta, descarada, directa y brutal —se señala en el Manifiesto— convirtiendo la dignidad en un simple valor de cambio. Estas frases del Manifiesto, desnudan la naturaleza de las relaciones capitalistas, es decir, la forma como redujo las relaciones sociales, familiares, a simples relaciones de dinero, donde el fin justifica los medios. Esta situación era la que estaba realmente detrás de todos los discursos de progreso y bienestar, de la acumulación de riqueza a través del trabajo “honesto”. No obstante, en la fase de ascendencia del capitalismo, la burguesía pudo, como señala Marx, forjar un mundo a su imagen y semejanza, donde estableció una base ética y moral que moldeo su ideología, lo cual pudo introducirse efectivamente en la sociedad debido a que las relaciones capitalistas se desarrollaban triunfantes y podían proyectar una superación del estancamiento económico y de los problemas sociales que aquejaban a las sociedades.
Por otro lado, los conflictos entre grupos o facciones de la burguesía siempre fueron una constante. La necesidad de desplazar a viejas clases, como ocurrió durante la transición del modo de producción feudal al capitalista, pero también el desarrollo vertiginoso de la competencia, terminaron planteando diferentes visiones sobre la forma de gestionar el capital o de desarrollar determinados rubros o sectores de la economía, a lo que se agregan diferencias en torno a la política expansionista, el tipo de régimen político a desarrollar en determinado momento. Incluso, se menciona también en el Manifiesto, que en estos conflictos entre la burguesía y de ésta con viejas clases, “se vio forzada a apelar al proletariado, a reclamar su ayuda, arrastrándolo así al movimiento político”, lo que le permitió al proletariado ganar una experiencia en su formación como clase, además de obligar a la burguesía a reconocer algunos intereses, como por ejemplo la ley de la jornada de diez horas en Inglaterra[1]. Pero al mismo tiempo, su mismo carácter de clase dominante obliga permanentemente a la burguesía a enfrentar en bloque cualquier amenaza contra su sistema, especialmente si se trata de su enemigo de clase, el proletariado. Lo que caracterizó a la burguesía en su ascendencia fue una racionalidad basada en el crecimiento económico, en el desarrollo de las fuerzas productivas, en la expansión del sistema. Para ello fue necesario estructurar un sistema político que permitiera atenuar las diferencias y evitar la parálisis, dentro de un marco que le facilitara organizar con mayor efectividad la explotación de la fuerza de trabajo.
Pero esta expansión del sistema conoce límites, que están ligados al hecho de que “las relaciones burguesas resultan demasiado estrechas para contener las riquezas creadas en su seno”, lo que significa que los mercados existentes a los inicios del siglo XX ya no son suficientes, con lo cual la competencia económica va a tomar a partir de I guerra mundial un carácter cada vez más violento, va a abrirse una era de guerras devastadoras, donde la crisis económica y social va a tornarse permanente y a profundizar la pauperización a nivel mundial, esto es, el sistema entra en una fase de decadencia. Dentro de esta fase, va a producirse la necesidad para la burguesía de fortalecer el aparato de Estado hasta llegar a formas totalitarias, pero en general se desarrollará una tendencia a la utilización del capitalismo de Estado para enfrentar la crisis económica y la tendencia a la dislocación del cuerpo político y social[2]. En adelante, tanto los sistemas orientados por “principios liberales”, como aquellos de capitalismo de Estado al estilo de la ex Unión Soviética o China, conocerán no sólo una lucha mortal entre facciones burguesas, sino el desarrollo de verdaderas mafias, pandillas, cuyo control férreo del Estado favorecerá todo tipo de modalidades corruptas y criminales. Esta tendencia a la criminalización del aparato de Estado va a complementarse con el desarrollo de la delincuencia a nivel social, actividades como el tráfico ilegal de mercancías y personas, el narcotráfico, el secuestro y el sicariato, la estafa, las pandillas, van marcando una lumpenización social creciente. Como puede verse, la corrupción es un fenómeno ligado tanto a la naturaleza de las relaciones capitalistas, como a la dinámica de luchas entre facciones de la misma clase dominante, no se reduce a un individuo en particular, a un partido, a un país o un determinado tipo de industria.
Las diferencias que llevan a la confrontación entre facciones de la burguesía están marcadas por fenómenos que ya habían aparecido en la decadencia del capitalismo, pero que han conocido un mayor desarrollo con la entrada del sistema en una nueva fase histórica, la de la descomposición[3]. Dicha fase, la concebimos como irreversible ya que se corresponde con la agonía de la sociedad capitalista, en la cual, la burguesía ya no es capaz de ofrecer ninguna perspectiva de bienestar a la humanidad ni el proletariado ha podido poner en marcha un proceso revolucionario que termine por destruir las relaciones capitalistas. Este impase histórico, no hace más que acentuar el pudrimiento de la sociedad desde sus bases. Y es precisamente la exacerbación de la corrupción, de la criminalidad y de la delincuencia, fenómenos que como ya se ha mencionado empeoraron con la decadencia, así como la tendencia al caos social y la pérdida de control de la burguesía sobre su propio aparato político, las expresiones de la descomposición del sistema que hoy parecen no conocer límites.
En la actualidad, esta fase de descomposición está ilustrada por el caso Odebrecht, el cual ha salpicado a casi toda Latinoamérica, y que las diferentes facciones, oficialistas y de oposición, utilizan hipócritamente para tratar de defenestrar a sus contrincantes. La política, los procesos electorales, el apoyo a presidentes y partidos, se vuelve cada vez más un terreno salpicado por el crimen, la corrupción o el narcotráfico[4]. Toda esta dinámica se ve agravada por otro elemento de la descomposición, como es, la tendencia al cada uno para sí, en la cual cada quien trata de salvar su pellejo y evitar la pérdida de sus privilegios y un eventual encarcelamiento. La “lucha contra la corrupción” se ha convertido en un mecanismo de presión entre las mismas facciones de la burguesía. Esta situación de agravación de la corrupción y de toda clase de ilegalidades en el manejo de los gobiernos, está afectando a las mismas instituciones de la burguesía, agravando su situación económica y social, lo cual se traslada dramáticamente hacia el proletariado y la población en general (Venezuela es un buen ejemplo, aunque no el único) lo que se expresa también en una tendencia a la aceleración del caos, la miseria y el crimen, pero también a una tendencia totalitaria de los Estados.
La conjunción de estos elementos termina socavando la gobernabilidad de los Estados, como es el caso actual del Perú. Determinados sectores de la burguesía intentan evitar de los peligros de esta dinámica, como lo expresan las declaraciones del director del Banco Central de Reserva del Perú, al señalar que “el riesgo político puede impactar el PBI”[5]; el BCR había previsto un crecimiento alrededor del 4,2%, meta que no se logró el pasado año 2017, se espera que otro “boom minero” y mayor inversión privada, mantengan el crecimiento en el sector electricidad y servicios, sin embargo este escenario, dominado por la descomposición, hace cada vez más difícil alcanzar niveles mínimos de gobernabilidad. En este sentido, el capítulo inacabado de la vacancia presidencial, que estuvo definido en un primer momento por un acuerdo entre PPK y parte de la bancada fujimorista, para evitar la vacancia de PPK a cambio del indulto al ex presidente Fujimori, ha planteado no sólo la continuación de los intentos de dar vacancia a PPK, sino al inicio de una serie de trámites jurídicos para invalidar el indulto al ex presidente Fujimori. Esto planteó un escenario de recomposición de las fuerzas de la burguesía en el Congreso y la renuncia de algunos funcionarios del gobierno de PPK. Existe una preocupación en sectores de la burguesía peruana, la cual a pesar de experimentar algunos “triunfos”, en términos de ingresos, de captación de inversión o de control de la inflación, temen que un desarrollo de la conflictividad política pueda afectar el escenario de inversiones tanto externas como de aquellas que se hacen por la vía del Estado.
Es de hacer notar que esta confrontación entre facciones de la burguesía peruana no ha impedido que se desarrollen los ataques contra los trabajadores. Desde el año pasado hemos observado los intentos de la clase por desarrollar luchas que parten del plano reivindicativo, los maestros, médicos, por ejemplo, se manifestaron el año pasado por los bajos salarios y las condiciones de explotación a que son sometidos[6]. Este año ha comenzado con amenazas de huelga nuevamente en el sector educación y los médicos desarrollan una serie de paros o manifestaciones para mejorar sus ingresos y el servicio de salud en los hospitales. La reaparición de un proyecto de Ley bautizado popularmente como “ley de la esclavitud juvenil”, que recuerda a otros proyectos de la burguesía a nivel mundial, como la “Ley de contrato del primer empleo” (CPE) en Francia en 2006[7], según la cual el jefe podía despedir a un empleado sin tener que justificar motivo alguno, y que en el mismo Perú se ha tomado como una renovada versión de la Ley Pulpin persiguen, bajo el argumento de preparar mejor a la mano de obra, aumentar la plusvalía y maximizar la explotación de jóvenes que realizan sus estudios universitarios, preparándolos así para que soporten jornadas de más horas de trabajo por sueldos miserables, cuando no trabajar de gratis[8]. Los trabajadores no debemos caer en la trampa de tomar partido por una u otra facción, ya que todas persiguen un mismo objetivo que no es otro que hacernos soportar más horas de trabajo por menos salarios (y eso tomando en cuenta que ya en el Perú no se cumple en general con las 8 horas de trabajo reglamentarias, se trabaja 10, 12 y hasta más horas con apenas 15 minutos para comer algo), dividirnos como clase, lo que va minando nuestra identidad, unidad y capacidad de toma de conciencia política revolucionaria.
Otro aspecto fundamental lo constituye el marco de las confrontaciones inter imperialistas. Es claro que la burguesía peruana, con PPK a la cabeza, conforman en la actualidad un apoyo importante para los intereses de los USA en la región. PPK visitó personalmente a Trump en febrero 2017 y ha sido un permanente crítico al gobierno de Maduro (considerado en la actualidad el más corrupto de Latinoamérica). Otro elemento importante lo constituye el llamado “Grupo de Lima”, donde el canciller peruano Ricardo Luna (co presidente de dicho Grupo) ha sido uno de los impulsores de la intervención de la ONU en la crisis que vive actualmente Venezuela. Este grupo formado por 15 países latinoamericanos y que incluye a Canadá, así como la actuación de la OEA a través de su secretario general Almagro, han sido parte de una estrategia de las burguesías regionales y de los Estados Unidos para cerrar filas contra el “socialismo del siglo XXI”. Para Estados Unidos es muy importante acentuar su influencia en la región, sobre todo en vista de los procesos electorales que se celebraran este año 2018: Colombia, Paraguay, México, Brasil y Venezuela. En Ecuador, aunque no habrá elecciones presidenciales, el expresidente Rafael Correa intenta defenestrar a su antiguo aliado y ahora presidente Lenin Moreno, quien progresivamente se ha venido distanciando del chavismo. No hay que olvidar que las investigaciones por corrupción, sobre todo aquellos casos relacionados con la empresa Odebrecht, pero también con el blanqueo de capitales y el narcotráfico (que ciertamente significan para las mafias de la burguesía ganancias de miles de millones de dólares anualmente) están siendo usados como un mecanismo de presión política entre facciones de las diferentes burguesías latinoamericanas, pero también es parte de una línea central en el afianzamiento de los intereses de los Estados Unidos, con la salida de presidentes como Lula en Brasil o Cristina Kirchner en Argentina, pero que también involucra a Nicolás Maduro y su alta oficialidad militar, representantes de gobiernos populistas de izquierda, cuyo elemento común ha sido su actitud de contestación hacia los Estados Unidos. En abril de este año se realizará la 8va Cumbre de las Américas, teniendo como sede Lima. Este evento será importante para mostrar los avances de la política de los USA en la región, sobre todo frente a gobiernos anti norteamericanos como Venezuela, Bolivia y la influencia de Cuba. En diciembre pasado, los USA emitieron el documento “Estrategia Nacional de Seguridad” donde definen a China y Rusia como sus grandes rivales a nivel global y sobre todo rechazan la influencia de estos países en la región, debido a las relaciones comerciales en el caso de China y la venta de armas por parte de Rusia, pero fundamentalmente, por el apoyo de estos países al régimen de Nicolás Maduro. La cuestión es, ¿qué grado de influencia tiene esta dinámica geopolítica en los conflictos internos de las facciones de la burguesía peruana? En las disputas actuales no parece haber una relación directa, ya que el indulto a Fujimori y el intento de vacancia de PPK aparecen como cuestiones de estricto orden interno. Sin embargo, es obvio que existe un interés de los Estados Unidos y de otras burguesías de la región en que Perú siga siendo uno de los impulsores de una acción en bloque para evitar el contagio de los populismos tipo Chávez-Maduro y mantener una tendencia más al estilo neoliberal, sobre todo en lo que a reformas de las políticas laborales se refiere.
Un aspecto particular lo constituye la forma como la burguesía, sus partidos y medios de comunicación presentan este escenario. La descomposición que afecta al sistema en su conjunto y que se expresa en aspectos como el incremento de la corrupción al punto de corroer todos los mecanismos e instituciones del Estado burgués, es presentada como un problema de “pérdida de ética y de moral”. Los medios de comunicación exhiben a funcionarios y a sectores de la pequeña burguesía rasgándose hipócritamente las vestiduras. La incapacidad de la burguesía como clase dominante para presentar alguna perspectiva de futuro a la humanidad es lo que está realmente al fondo de toda esta escena. Cada vez la burguesía se ve más impedida de cumplir un mínimo de su propia ética, y esto es así no por un problema idealista, sino por la misma naturaleza del sistema. Ya Marx lo señalaba en el Manifiesto, es el frio cálculo egoísta, la competencia, a lo que agregaríamos esa necesidad de sobrevivir a toda costa, la ausencia de escrúpulos y la deshumanización de un sistema que se pudre desde sus raíces. Como revolucionarios debemos rechazar estas visiones de “rescate de la ética”, “de la ciudadanía”, de la “transparencia”; no es un problema fundamentalmente ético, es un problema histórico, que tiene que ver con los límites y con las contradicciones irresolubles de la sociedad dividida en clases. Es de hacer notar que esta visión de rescate de la ética y ciudadanía ha sido utilizada contra el proletariado, para “explicar” las confrontaciones entre facciones de la burguesía. Otro aspecto, lo constituye la criminalización de las protestas y las luchas, confundiendo las expresiones de indignación y las tentativas de lucha de la clase, con expresiones como las del terrorismo de grupos como Sendero Luminoso, MRTA y sus extensiones partidistas, como ocurrió en la huelga de los maestros del año pasado. A la par que se trata de meter al proletariado en una falsa consciencia ética (el cumplimiento del deber sobre todas las cosas, la vocación, entre otras mentiras), se esparce también la especie de la incapacidad del presidente y de los ministros para “solucionar” los problemas económicos y sociales. Para el proletariado, nada tiene que ver esa actitud de lloriqueo estéril e hipócrita que se da entre sectores de la burguesía y la pequeña burguesía; para el proletariado no es el rescate de la ética burguesa, sino su afirmación en su terreno de clase, su autonomía y la lucha por la construcción del comunismo a escala planetaria, ese es su norte.
Por último, es importante dejar claro que por más que las facciones de la burguesía se confronten, esto no significaría de por sí una ventaja para la lucha proletaria. No hay que subestimar la capacidad de la burguesía para generar “soluciones” y tampoco olvidar que a la hora de enfrentar a los trabajadores, estas facciones olvidan sus diferencias para enfrentar como bloque cualquier tentativa de cambio por parte del proletariado, así lo ha demostrado la historia. Lo que estamos viendo actualmente es un modus vivendi de la burguesía en la fase de descomposición, lo cual es una seria amenaza al futuro de la humanidad, ya que esta confrontación entre facciones y entre burguesías nacionales está hundiendo a la sociedad en una barbarie jamás conocida. El proletariado y sus fuerzas revolucionarias deben siempre estar claros en que sólo su lucha frontal contra este sistema de explotación es lo único que puede garantizar un futuro para la humanidad.
Internacionalismo-Perú, febrero 2018.
[1] Manifiesto Comunista, I – Burgueses y proletarios, https://www.marxists.org/espanol/m-e/1840s/48-manif.htm [110]
[2] Ver Notas sobre la conciencia de la burguesía en el capitalismo decadente, https://es.internationalism.org/revista-internacional/201712/4264/notas-sobre-la-consciencia-de-la-burguesia-decadente [1485]
[3] Ver Tesis sobre la Descomposición, https://es.internationalism.org/revista-internacional/200712/2123/la-des... [1239]
[4]Véase las toneladas de cocaína encontradas en almacenes de Kenji Fujimori, es solo un pequeño ejemplo
[5] PBI: Producto Bruto Interno de un país.
[6] Ver Ola de huelgas en Perú: el Estado y los sindicatos contra los trabajadores. https://es.internationalism.org/accion-proletaria/201710/4241/ola-de-huelgas-en-peru-el-estado-y-los-sindicatos-contra-los-trabajado [1520]
[7] Ver Tesis sobre el movimiento de los estudiantes en Francia, https://es.internationalism.org/revista-internacional/200606/964/tesis-sobre-el-movimiento-de-los-estudiantes-de-la-primavera-de-200 [596]
[8] Ver nuestra hoja de intervención sobre la Ley 1215 https://es.internationalism.org/accion-proletaria/201803/4279/peru-la-ley-1215-otra-ley-contra-la-clase-trabajadora [1521]
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Hoja de intervención de nuestra sección en Perú en las luchas contra la Ley 1215 que obliga a los jóvenes a realizar un año de trabajo gratuito tras 3 años de estudios. ¡Es la reedición de la odiosa Mita que practicaron los Incas y después el imperio español!
LEY Nº 1215: OTRA LEY CONTRA LA CLASE TRABAJADORA
Después de tres años que logramos derrotar los intentos del Humala-Nadine por imponer la "Ley Pulpin" contra la juventud obrera, ahora tenemos en el gobierno PPK y el Fujimorismo, un nuevo intento de precarizar el empleo poniendo mano de obra gratuita a disposición de los tiburones dueños de los institutos y de los empresarios con el barajo del "aprendizaje". Como vemos, esta vez el ataque es contra los estudiantes de los institutos, futuros trabajadores y en ello se han confabulado todos los partidos, desde el Apra hasta los ppkausas quienes ahora han retirado sus firmas para quedar bien ante los futuros votantes.
LA ESCLAVITUD NO ES SOLO EL TRABAJO QUE NO SE PAGA:
El problema de fondo no es que sea solo el proyecto de un congresista, un partido o un gobierno sino el tipo de sociedad que hace posible esto. Y es el Capitalismo el (que divide a la población en clases opuestas: Empresarios vs trabajadores) que hace posible esta barbarie en que los dueños de los talleres y empresas emplean a los trabajadores a fin de obtener la mayor ganancia posible a costa de nuestra fuerza de trabajo. Eso es lo que debemos saber, que el Capitalismo es un orden basado en la explotación y por lo tanto, uno no es solo esclavo cuando no te pagan... Cuando ya comienzas a recibir un pago, un salario (como practicante o empleado formal) CONTINÚAS SIENDO UN ESCLAVO, porque el trabajo asalariado, el empleo no es algo que busquemos porque nos gusta, sino que nos es impuesto por la necesidad y es el capitalista, el empresario el que decide cuantas horas de trabajo y cuanto nos paga por el mismo. ¿Eso es libertad? ¿Acaso eso no es también esclavitud?
Por ello todos los trabajadores (practicantes, profesores, técnicos, contadores, enfermeras, cosmetólogas y mecánicos, obreros o médicos que ahora están en huelga) de cualquier sector, de cualquier país tenemos algo en común: SOMOS ESCLAVOS ASALARIADOS. Pero a la vez no solo somos explotados somos también una clase histórica y mundial, SOMOS PROLETARIOS y compañeros, no tengamos vergüenza de llamarnos y reconocernos como tales porque somos los que producimos la riqueza y movemos el mundo aunque por el momento sea solo como subordinados. Sin nosotros ni el Estado ni los capitalistas serian nada y la verdadera liberación humana y moral, solo vendrá cuando el Capitalismo sea abolido en todo el planeta.
EL CAPITALISMO Y EL ESTADO SIEMPRE JUEGAN A DIVIDIR A LOS TRABAJADORES:
Los explotadores le meten fuerte a separarnos unos de otros, a que nos aislemos cada uno con "sus" problemas, a la competencia, al "cada uno a la suya". A través de su prensa basura, sus canales de TV basura, de la educación oficial buscan los enfrentamientos entre nosotros: "jóvenes vs viejos", "empleados vs desempleados o practicantes" y otras falsas divisiones con tal que no se forje la UNIDAD DE LOS PROLETARIOS. Compañeros no les hagamos el juego porque tan explotado eres tu joven de 18,20 o 25 años como lo es tu padre de 50 años y lo fueron tus abuelos, hoy jubilados. Tan explotado es un empleado bancario de corbata, como un obrero de limpieza, una cosmetóloga o un mecánico automotriz.
ES TIEMPO DE TOMAR CONCIENCIA:
LOS EMPRESARIOS, EL GOBIERNO, LOS PARTIDOS Y SINDICATOS no quieren que reflexionemos sobre nuestra situación de explotados y mucho menos de cómo luchar por abolir esa explotación pues todos esos parásitos viven de la riqueza que nosotros generamos día a día. Quieren seguir metiéndonos sus idiotas ilusiones del "emprendimiento” del "pobre que se hizo rico trabajando", del "triunfador que surgió de abajo". Esas sandeces son puro engaña muchachos. Lo que se proponen con ello es ocultar que somos una clase social destinada a luchar por abolir toda explotación y a la vez, somos portadores de un proyecto histórico que busca liberar a toda la humanidad, proyecto que viene del siglo XIX, tuvo su pico más alto, hace 100 años con la revolución rusa de 1917 y que continua hoy, sin haber perdido vigencia.
Compañeros debemos recuperar nuestra identidad, unidad y capacidad de toma de conciencia política, ello implica debate y reflexión política que nos permita liberarnos de tantos Bartras, Keikos, PPKs y tanto parasito que nos engaña permanentemente, enterrando esa verdad, verdad que liberara a la humanidad entera del yugo de la esclavitud y la explotación. Ponte en contacto y escríbenos a:
[email protected] [944]
INTERNACIONALISMO PERU, MARZO 2018.
Sección de la CCI(Corriente Comunista Internacional)
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Panfleto del grupo Yeryuzu Postasi sobre el asalto turco contra Afrin.
Saludamos esta declaración de Yeryuzu Postasi, un grupo anarquista de Turquía, que está escrita sin duda en un espíritu internacionalista y de clase obrera. Si la comentamos y planteamos algunas cuestiones, o lo que es lo mismo, si planteamos debate, lo hacemos en el mismo espíritu y en ningún sentido como una especie de ''tanteo'', sino más bien porque frente a eventos tan trágicos y complejos como estos, se precisa la mayor claridad.
Nuestra forma de abordar esto es por tanto similar a la que adoptamos con respecto a la hoja de un grupo de internacionalistas surcoreanos, en relación con su declaración sobre las crecientes tensiones en esa península el pasado otoño. Estamos de acuerdo en lo esencial con lo que expresan los camaradas turcos, con su denuncia de la guerra y la necesidad de una lucha internacional de clase, pero no obstante, discutir sobre el análisis de la situación y sus raíces es también una parte significativa de la solidaridad internacionalista, y con este fin respondemos a ciertas cuestiones que creemos que necesitan clarificarse.
La hoja afirma: ''Podemos observar que los poderosos de diferentes países se están frotando las manos con gran alegría al respecto de la operación de Afrin. Se sabe que Rusia y EEUU están consolidando su plan de dividir Siria en consonancia con sus propias esferas de influencia y probablemente hayan llegado ya a un acuerdo al respecto''. ''Frotarse las manos de alegría'' no nos parece la expresión más adecuada, dado que la situación en Afrin es la cristalización de una confrontación que enfrenta a todas las potencias imperialistas comprometidas en la región: Turquía obviamente tiene la inquebrantable determinación de eliminar toda tentativa de los kurdos por establecer plazas fuertes en la zona, lo que seguirá alentando al nacionalismo kurdo a intentar establecerse en sitios similares. Para Siria, la acción de Turquía supone una amenaza de pérdida de autoridad sobre la región – Afrin y Manjib – que Assad había dejado de forma más o menos deliberada en manos de los kurdos, como una especie de tampón territorial, o lo que EEUU llamó originalmente una ''fuerza fronteriza''. Sin embargo, la verdadera amenaza que supone la acción turca para Assad es la de perder territorio frente a una ocupación en toda regla, así como para los kurdos, que pueden verse abrumados por la superioridad militar del régimen de Erdogan. Este es el motivo por el que el Consejo Militar de Afrin, miembro de las Fuerzas Democráticas Sirias lideradas por los kurdos, que también forma parte de la así llamada revolución de Rojava[1], le ha pedido ayuda al carnicero Assad. Así, las tensiones entre Turquía y los partidarios de Assad, Rusia e Irán aumentan, al mismo tiempo que se vislumbra la posibilidad de un enfrentamiento entre Turquía y EEUU, que ha estado apoyando a las YPG[2] y a los kurdos iraquíes. EEUU y Gran Bretaña, entre otros, quieren seguir apoyando a los kurdos y usarlos como carne de cañón para justificar su presencia en el país. Afrin y sus alrededores, por tanto, se convierten en una zona donde se concentran los antagonismos de todos los tiburones imperialistas, grandes y pequeños, presentes en la región.
''Los gobiernos europeos que se enfrentan a la crisis de los refugiados están ciertamente contentos con la declaración de Erdogan, que dijo que 'establecería a 3 millones y medio de sirios en Afrin'''. Dejando a un lado por el momento los desvaríos del lunático de Erdogan, aquí los compañeros subestiman la miseria y el desplazamiento que supondrán los combates crecientes dentro y alrededor de Afrin. Como sugiere la hoja, muchos países europeos han estado apoyando a los kurdos, por lo que no sólo existen tensiones entre Turquía, Assad, Irán, Rusia y EEUU, sino también entre Turquía y Europa... además de la OTAN, siendo esta última de gran importancia. Incluso si acaban siendo una realidad, los campos de refugiados prometidos por Erdogan no sólo serían centros de miseria concentrada donde proliferarían todo tipo de abusos, sino que además servirían de centros de reclutamiento para los que buscan la jihad o tienen ansias de venganza. El texto sigue, diciendo que no habría ''una mejor oportunidad para Turquía de prevenir una huelga (planificada) de los obreros del metal''. Dado el carácter marcadamente conscripto [de reclutamiento obligatorio] de su ejército y su economía de guerra, la burguesía turca tendrá que tener en cuenta posibles reacciones por parte de la clase obrera. Sin embargo, no parece haber mucha evidencia de que la clase obrera en Turquía tenga gran disposición a seguir siendo el brazo armado de la burguesía, cuya determinación principal es aplastar las ambiciones kurdas.
''La guerra en Siria... ha animado a los capitalistas y las potencias mundiales ante la posibilidad de conseguir mayores ganancias'', y previamente, la declaración menciona el saqueo de recursos llevado a cabo por las grandes potencias, incluyendo Francia y Gran Bretaña. Mientras que el beneficio sigue siendo una motivación fundamental, en términos globales, los intereses estratégicos y militares son los que determinan las decisiones en el tablero imperialista desde la Primera Guerra Mundial. El mismo panfleto destaca el parecido de la situación actual con las dos guerras mundiales. Más que el beneficio, incluyendo el que conseguirán por un lado u otro, por ejemplo, las compañías armamentísticas o de petróleo, la espiral descendente del militarismo se dirige a un pozo sin fondo que se ha vuelto completamente irracional desde un punto de vista económico. El coste de las operaciones militares norteamericanas, de por sí solo, minimiza toda ventaja económica posible. Es muy difícil encontrar cifras fidedignas del coste de las guerras, pero Linda J. Bilmes estimó en 2016 que sólo la guerra de Afganistán le costó 5 billones de dólares a EEUU, 2 billones más que su cálculo de 2008 y aumentando cada año debido a costes médicos, compensaciones, etc. Y hay un gran interés en pagar estas sumas pues se trata de dinero prestado. No podemos calcular lo que le cuesta a Rusia la guerra en Oriente Medio, pero será un caso parecido al de cualquiera de los demás regímenes. Estamos de acuerdo con el panfleto en que la guerra no ha traído más que ''… muerte, destrucción y pobreza a los trabajadores de Siria. Y con esta operación la guerra se intensificará más y se profundizará el caos en la región. Esto significa más muerte, más pobreza y más miseria para nosotros'' y añadiríamos que para las potencias en contienda no hay ganador posible, pues la victoria hoy puede trocarse en un desastre mañana – como ya hemos podido ver. Las políticas del debilitado imperialismo americano son un ejemplo de este tipo de fiascos, pero esto también se aplica a todas las potencias involucradas.
Hay una clara denuncia por parte de YP de todas las potencias rivales, pero parece haber un punto débil en lo que respecta al nacionalismo kurdo, y creemos que es importante clarificar esto dado el apoyo que ha recibido el nacionalismo kurdo de muchos anarquistas, a través del cual se apoya a las tendencias imperialistas más poderosas de las potencias principales. Los kurdos han recibido apoyo de EEUU, Gran Bretaña y Francia, y ahora sus líderes en Afrin y Manjib están pidiendo apoyo al diablo en persona, Assad, para defender al nacionalismo kurdo, particularmente contra las ambiciones de Turquía. La red de alianzas en torno a Siria se ha enmarañado y a veces se afirma que la situación en Oriente Medio es demasiado compleja como para llegar a la raíz de todo. Pero lo que se confirma es la posición de Rosa Luxemburg en su Folleto Junius de 1915: que todos los países, y aspirantes a países, son imperialistas. El panfleto defiende lo correcto al hablar de la ausencia de moral en las maniobras imperialistas y cuando dice que ninguna de las potencias ''tiene intención de detener la guerra''. Pero no se trata de una cuestión de elección, de intenciones o de ética, porque todas las potencias, incluyendo a EEUU y Rusia, están atrapadas en la ''lógica'' irracional de verse forzadas a defender sus intereses a golpe de despliegues militares. Es toda la espiral del cáncer militarista la que dicta sus ''normas'' a los jugadores. Ninguno de ellos tiene los medios para parar la guerra porque están todos sujetos al control irracional del imperialismo. Las declaraciones de la ONU y la UE demuestran que no hay estrategia ni tropas para llevar la guerra a un final decisivo. Por ello es aún más importante tener el análisis más claro posible de la situación y denunciar a todos los bandos, grandes o pequeños.
''Creemos que luchar contra esta guerra es un deber histórico de anarquistas, comunistas y otros internacionalistas alrededor del mundo. Llamamos a todos los camaradas a oponerse a la operación en Afrin, a la opresión del AKP contra los que se resisten a la guerra, y a todos los Estados que son responsables de la situación actual en Siria''.
Llamar a ''oponerse a la operación de Afrin'' no puede sino ir acompañado de una denuncia clara del bando kurdo también, bando que se ha implicado a fondo en esta guerra. Y el drama es bastante más amplio y profundo que sólo Afrin: se prepara otra masacre en Ghouta Oriental, a tan sólo unas millas de Damasco, y eso después de lo de Alepo, Raqqa – donde las YPG kurdas recibieron apoyo de la fuerza aérea estadounidense en un asedio de 4 meses – y, probablemente el más sangriento de todos, el asedio de 9 meses de Mosul (ver nuestra prensa para más análisis de este último), y que irán seguidos probablemente de Idlib. Ha habido tanta tierra quemada, tantos campos de batalla, poblaciones asediadas, tanto desangramiento y desplazamientos, que la respuesta no puede ser ''oponerse'' a esta u otra operación circunstancial; se debe detener toda la espiral, y por ello debemos admitir que la clase obrera, localmente, no puede oponer suficiente resistencia. Los protagonistas de los combates son profesionales procedentes de Rusia, los torturadores de las tropas de Assad, jihadistas de todo pelaje del reconstituido al-Nusra, las milicias Jaish al-Islam apoyadas por Arabia Saudí, la Legión Rahman controlada por Qatar, comandos de asesinos, mercenarios modernos (algunos supuestamente de América Latina), nacionalistas sirios y kurdos, restos del Isis... todos ellos dispuestos a luchar contra quien sea o junto a quien sea. La solidaridad internacional implica lucha de clase internacional, lo cual es distinto de llamar a la acción en un momento concreto u otro.
Toda lucha contra los conflictos imperialistas exige un análisis claro y una muy clara e inequívoca denuncia de todos los bandos implicados.
CCI, 27/02/18
Liderada por el gobierno del AKP, ha comenzado una operación de invasión contra Afrin, con el consenso de todas las facciones del Estado. Organizaciones empresariales como TÜSİAD, MUSIAD y TOBB, sindicatos que defienden los intereses de los jefes contra los trabajadores y todos los partidos constitucionales, han lanzado declaraciones por la ''reconciliación nacional'' apoyando la operación. El desenfreno fue tal que algunos empresarios se atrevían a decir: ''puedo quitarle todo lo que quiera a los trabajadores de mi fábrica para las operaciones militares''. En este sentido, ha empezado una nueva fase en las fantasías imperialistas del Estado, representado por un AKP que se ha estado esforzando por reprimir a opositores e implementar políticas salvajes de negacionismo y exterminio con respecto a la cuestión kurda.
Podemos observar que los poderosos de diferentes países se están frotando las manos con gran alegría al respecto de la operación de Afrin. Se sabe que Rusia y EEUU están consolidando su plan de dividir Siria en consonancia con sus propias esferas de influencia y probablemente hayan llegado ya a un acuerdo al respecto. De las declaraciones de Gran Bretaña entendemos que están dispuestos a hacerse con una parte de las reservas de petróleo y otros recursos naturales – posiblemente, de nuevo, mediante una asociación entre Shell y Koç Holding. Francia quiere restablecer su actividad en la región. Probablemente, los gobiernos europeos que se enfrentan a la crisis de los refugiados están ciertamente contentos con la declaración de Erdogan, que dijo que ''establecería a 3 millones y medio de sirios en Afrin''. ¿Y puede haber una mejor oportunidad para Turquía de prevenir la huelga del metal en ciernes?
La guerra en Siria, que ha animado a los capitalistas y potencias mundiales ante la posibilidad de conseguir mayores ganancias, no ha traído más que guerra, destrucción y pobreza a los trabajadores de Siria. Y con esta operación, la guerra se intensificará y se profundizará el caos en la región, lo que significa más muerte, más pobreza y más miseria para nosotros.
Las potencias que han ido de la mano del movimiento nacionalista kurdo hasta ahora, han hecho declaraciones contradictorias y poco claras. De todo esto, como era de esperar, podemos comprobar de nuevo la ausencia de objetivos elevados o motivaciones éticas por parte de las clases dominantes y los países a su servicio. Como ocurrió en la Primera Guerra Mundial, las potencias imperialistas llevan adelante su competición por las esferas de influencia obligando a las gentes de Siria y Oriente Medio a luchar los unos contra los otros. Aunque hayan establecido una alianza estratégica con el movimiento kurdo, al final del día no les importa la suerte que corra el pueblo kurdo. Aunque no podamos conocer el contenido de las obscenas negociaciones diplomáticas secretas que tienen lugar entre los Estados, es obvio que éstos solo miran por sus intereses y que esta guerra está arrastrando a una situación desconocida no sólo a la región, sino a todo el mundo.
Ninguna de las clases o Estados dominantes, si es que tienen en cuenta sus propios intereses, tiene la intención de detener la guerra. Las declaraciones de la ONU y la UE dejan ver que no tienen ninguna estrategia al respecto ni tropas que puedan emplear. Las crisis estructurales del capitalismo están obligando a las potencias dominantes a tomar medidas sin sentido que arrastrarán a la humanidad a una era de barbarie. Lo mismo ocurrió en el periodo precedente a las dos guerras mundiales.
El único poder que puede parar el rumbo de los acontecimientos es la clase obrera. Por ahora, el sonido de los tambores de guerra ahoga los suspiros de los jóvenes soldados forzados a luchar en el frente y el lamento apagado de sus familias; y los gritos de los habitantes de Afrin que están siendo asesinados u obligados a abandonar su hogar. En estos momentos, la voz de los políticos de todos los partidos, de todos los payasos que se auto-denominan como expertos en televisión y de los instigadores de la guerra, en general, puede que esté eclipsando la voz de la gente que se opone a la guerra. Todos ellos se sientan en sus cómodos sillones y mientras mueren los hijos de los obreros, se reparten heroicas medallas los unos a los otros.
No obstante, también saben muy bien que esta situación tiene fecha de caducidad. Y por ello, el Estado intenta anticiparse a la reacción de la masa del pueblo que es asesinada, empobrecida y forzada a abandonar sus hogares, incrementando su opresión. La policía ataca salvajemente declaraciones de la prensa, en sitios públicos, y se esposa y arresta a la gente tan sólo por subir publicaciones contra la guerra en las redes sociales. Contra todos estos ataques, como anarquistas y comunistas de Turquía e internacionalmente, debemos mantenernos juntos y seguir levantando nuestra voz contra la guerra.
Además, los pueblos de Afrin y de Turquía, en lucha contra esta invasión, están más que nunca en necesidad de solidaridad internacional. Esta guerra internacional, en la que los únicos ganadores son los capitalistas y los únicos perdedores son los trabajadores de todas las naciones, sólo puede detenerse con la solidaridad internacional.
Creemos que luchar contra esta guerra es un deber histórico de anarquistas, comunistas y otros internacionalistas alrededor del mundo. Llamamos a todos nuestros camaradas a oponerse a la operación en Afrin, a la opresión del AKP contra los que se resisten a la guerra, y a todos los Estados que son responsables de la situación actual en Siria.
Solidaridad Internacionalista de Clase o Barbarie y Guerra Capitalista
¡Guerra a los Palacios, Paz a los Barrios!
No a la guerra entre naciones
No a la guerra salvo la guerra de clases
Yeryüzü Postasi, 18 de enero de 2018
Publicado originalmente en https://www.yeryuzupostasi.org/2018/01/26/to-the-international-struggle-against-capitalist-division-war/ [1525]
[1] Ver sobre este enclave y lo que pone en juego Los anarquistas y el imperialismo kurdo, /content/4160/los-anarquistas-y-el-imperialismo-kurdo [1526]
[2] YPG, siglas en kurdo de las Unidades de Protección Popular, brazo armado de los kurdos sirios.
[3] Agradecemos la traducción al español realizada por un compañero muy proximo
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Los acontecimientos de primavera de 1968 en Francia revistieron, tanto por sus raíces como por sus consecuencias, una dimensión internacional e histórica. Ellos habían tenido por cimiento las consecuencias sobre la clase obrera de los primeros mordiscos de la crisis económica mundial que reaparecía después de más de un decenio de prosperidad capitalista.
Después de decenios de machacamiento, de sumisión y de desorientación, en mayo de 1968 la clase obrera ingresaba por la puerta grande sobre la escena de la historia. Si la agitación estudiantil que se desarrollaba en Francia desde el comienzo de primavera y antes de ella las luchas obreras radicales que habían tenido lugar desde 1967, habían modificado el ambiente social del país, la entrada masiva de la lucha de la clase obrera (10 millones de huelguistas) transformó todo el paisaje social.
Bastante rápido, los otros sectores nacionales de la clase obrera iban a unirse a su lucha. Después de la inmensa huelga de mayo de 1968 en Francia, las luchas en Argentina (el Cordobazo 1969), “el otoño caliente” italiano, el Diciembre Polaco (1970) y otras luchas de diferentes países del mundo venían a probar que el proletariado mundial estaba saliendo del periodo de contrarrevolución. Contrariamente a la crisis de 1929, el que se estaba desarrollando no iba hacia una guerra mundial sino sobre el desarrollo de combates de clase que iban a impedir que la clase dominante diera su respuesta bárbara a las convulsiones de su economía.
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Para celebrar el aniversario de este acontecimiento considerable nosotros publicamos sobre nuestro sitio un dossier que contiene los principales artículos de la CCI escritos sobre estos acontecimientos.
El artículo en dos partes “Mayo 68 y la perspectiva revolucionaria” contiene los detalles de los acontecimientos mismos y examina su importancia histórica. Nosotros publicaremos próximamente un artículo trazando los principales desarrollos de la lucha de clases en el curso de cincuenta años que han transcurrido después de 1968 a fin de examinar si las conclusiones que nosotros hemos sacado sobre el sentido de mayo de 68 han sido verificadas por la historia.
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El 28 de febrero de 1909, en homenaje a la huelga de las obreras del textil de Nueva York y Chicago, se celebra un Día Nacional de la Mujer de Estados Unidos, 15000 trabajadores desfilan por las avenidas neoyorkinas exigiendo aumentos salariales y reducción de la jornada laboral. En 1910 la Conferencia de Mujeres Socialistas proclama el 8 de marzo como Día Internacional de la Mujer. El Dia Internacional de 1912 protesta contra el horroroso crimen capitalista de la fábrica Triangle Shirtwaist de Nueva York donde 146 obreros (123 mujeres y 23 hombres) preecen en un incendio encerrados en los locales por los patronos. En 1913 y 1914 el Día Internacional de la Mujer lleva el combate contra el peligro de guerra mundial. En 1917, en Rusia, el 8 de marzo se celebra el Día Internacional de la Mujer dando lugar a huelgas, manifestaciones y revueltas que inician la Revolución en Rusia.
El Día Internacional de la Mujer Trabajadora fue entre 1911-17 un momento de lucha de TODA la clase obrera contra el capitalismo. Actualmente ya no es lo mismo, ¿Qué ha pasado?
El capitalismo decadente de los siglos XX y XXI, no se conforma con robarle la plusvalía a los obreros, también les roba sus principios de organización y teóricos, sus medios de lucha, su solidaridad. A través del estalinismo y la socialdemocracia adulteró el marxismo y los principios de centralización y organización, convirtiéndolos en apología del capitalismo de Estado y del engaño de los trabajadores. Mediante el llamado “Estado del Bienestar” expropió los seguros de desempleo, jubilación y enfermedad, para convertirlos en un negocio en manos del Estado y convertir a los obreros en “protegidos” de Papá Estado.
Pero también expropió los antiguos medios de lucha, el Día Internacional de la Mujer Trabajadora[1] fue progresivamente institucionalizada por los Estados. En 1975 la ONU, esa cueva de ladrones imperialistas, proclamó el Año Internacional de la Mujer y en 2011 declaró el 8 de marzo Día Internacional de la Mujer. Lo que antes fue un Día de Lucha del movimiento obrero mundial contra el capitalismo en sus tres manifestaciones: la explotación, la opresión y la guerra imperialista, hoy se ha convertido en un medio de los Estados Capitalistas para separar y oponer las mujeres contra los hombres y así crear la división en la clase obrera.
El recordatorio que acabamos de hacer nos permite comprender qué ha sido la huelga feminista del 8 de marzo en España. Ha sido convocada con unanimidad absoluta de partidos, sindicatos, organizaciones feministas, prensa, TV… Una campaña de Unión Nacional ha llenado las calles de manifestantes femeninos y los centros de trabajo de huelguistas femeninos. Hasta la Iglesia Católica cuyas atrocidades contra las mujeres son innumerables se ha sumado. El cardenal Osoro, arzobispo de Madrid, dio su santa bendición a la huelga: "Lo comprendo, claro [que las mujeres hagan huelga el 8 de marzo]. Hay que defender sus derechos. Lo haría también, lo hace también de hecho, la Santísima Virgen María".
El propio gobierno del PP también aportó su grano de arena. Hizo como que se oponía y para dar más cancha a la propaganda de la huelga, las ministras dijeron que harían “huelga a la japonesa”.
Cabe preguntarse: ¿por qué tanto interés en acarrear las mujeres a la huelga?
No faltan motivos para luchar contra la situación intolerable de la mujer en el mundo actual. La discriminación salarial es evidente, la violencia contra la mujer es una infamia, el machismo es repugnante, la situación de las mujeres emigrantes que cuidan viejos o trabajan de internas en los hogares es terrible…[2]
Motivos no faltan, sin embargo, con el cinismo y la hipocresía que caracteriza el capitalismo, todo esto es manipulado para organizar una lucha únicamente de mujeres, de oposición de mujeres contra hombres, de enfrentamiento y división en las filas de los trabajadores. Ahí reside el interés del conjunto del capital para movilizar a la mujer en la huelga feminista, ahí se esconde la unanimidad de Podemos, Iglesia Católica, PP, CCOO-UGT, PSOE, feminismo…
Se trata de machacar a la clase obrera con el martillo de la división. En la sociedad actual, caracterizada por la Descomposición del Capitalismo[3], hay una tendencia creciente a la dislocación, a la fragmentación en una multitud de “categorías sociales”, cada cual encerrada en sí misma y concebida como hostil hacia el resto del género humano: mujeres contra hombres; homosexuales contra heteros; blancos contra negros; latinos contra eslavos; catalanes contra españoles o viceversa …
La sociedad, como producto del “todos contra todos”, del “cada cual a lo suyo”, del encierro en “lo nuestro”, se desparrama en una telaraña de falsas comunidades de género, raza, religión, nacionalidad… que se conciben como un mundo cerrado, exclusivo y excluyente.
Esta tendencia, fruto de la putrefacción del capitalismo, “invade por todos sus poros a la sociedad humana, expresando no sólo la dislocación de la sociedad burguesa, sino y sobre todo la destrucción de todo principio de vida colectiva en el seno de una sociedad sin el menor proyecto, la menor perspectiva, incluso a corto plazo, incluso la más ilusoria” (Tesis sobre la Descomposición).
Esa fragmentación y atomización da un minuto de gloria a la pequeña burguesía que tiene por esencia la mezquindad de lo particular, lo peculiar y la división, pero, simultáneamente, golpea a la clase obrera, la clase que puede unificar a la humanidad, la clase que lleva consigo la superación de todas las divisiones que las sociedades de explotación han marcado a fuego: las divisiones de raza, nación, lengua, religión, género… Todo ello es manipulado con saña por los partidos, los sindicatos, los medios de comunicación, los intelectuales, para imponer la cizaña de la división y el enfrentamiento en las filas de la clase obrera.
Esta es la razón fundamental de la convocatoria de la huelga feminista y del enorme bombo mediático que le han dado.
Pero existe un motivo más profundo y que tiene para el capital el carácter de una acción preventiva.
Hoy, “la entrada masiva de mujeres en el mundo del trabajo asociado tiene dos consecuencias potencialmente revolucionarias: La primera, es que al poner fin a la división sexual del trabajo, el capitalismo ha abierto el camino hacia un mundo donde hombres y mujeres ya no se limitarán a ocupaciones sexualmente determinadas, sino que serán capaces de reconocer su talento como seres humanos completos. Esto a su vez abre la posibilidad de establecer las relaciones entre sexos sobre una base totalmente nueva; la segunda, es que las mujeres obtienen independencia económica. Una mujer asalariada ya no es dependiente de su marido para la supervivencia, y esto por primera vez abre la posibilidad a que la masa de las mujeres trabajadoras participe en la vida pública y política”[4].
Se trata de anticiparse a esa posibilidad tratando de ahogarla en la raíz. El capitalismo quiere impedir que las mujeres obreras constituyan un factor activo en la conciencia, la unidad y la solidaridad de todos los trabajadores. Y esto constituye un peligro potencial para su dominación capitalista puesto que, por ejemplo, en el movimiento anti-CPE de Francia 2006 se vio que “Una de las razones de la gran madurez del movimiento, sobre todo respecto a la violencia, estriba en la fuerte participación de las alumnas de universidad y de secundaria en este movimiento. Es cierto que a esas edades las muchachas suelen ser más maduras que sus compañeros masculinos. Además, sobre el tema de la violencia, está claro que las mujeres no suelen dejarse arrastrar con tanta facilidad a ese terreno como los hombres. En los “bloqueos” a las puertas de las universidades, las estudiantes son numerosas y su actitud es significativa del sentido que el movimiento ha querido dar a esos piquetes: nada de “palo” a quienes quieren ir a clase, sino explicaciones, argumentos, persuasión. En las asambleas generales y las diferentes comisiones, aunque las estudiantes suelen levantar menos la voz y suelen estar menos comprometidas en organizaciones políticas que los chicos, son elementos de primer orden en la organización, la disciplina y la eficacia de asambleas y comisiones y en la capacidad de la reflexión colectiva.
La historia de las luchas del proletariado ha evidenciado que la profundidad de un movimiento podía medirse en parte por la proporción de obreras implicadas en él. En “tiempos normales” las mujeres proletarias, al soportar una opresión todavía más agobiante que los proletarios hombres suelen estar menos implicadas que ellos en los conflictos sociales.
Cuando los conflictos alcanzan una gran profundidad, las capas más oprimidas del proletariado, las obreras en particular se lanzan al combate y a la reflexión de clase. La importantísima gran participación de alumnas de universidad y de secundaria en el movimiento actual, el papel de primer plano que en él desempeñan, es una indicación suplementaria no solo de su naturaleza auténticamente proletaria, sino también de su profundidad”[5].
Solamente desde la unidad como clase obrera se podrá desarrollar un movimiento de lucha que desemboque en la superación de todas las divisiones, discriminaciones, opresiones particulares, que llevan consigo las sociedades de explotación. La opresión y la discriminación de la mujer solamente podrá ser superada y abolida con la formación de la Comunidad Humana Mundial, el auténtico Comunismo, que lleva en su seno la clase obrera. Solamente en la lucha unida como clase obrera -mujeres, hombres, nativos, emigrantes, precarios, fijos, jubilados, jóvenes etc.- se podrá desarrollar la unidad y la superación de las divisiones terribles que inyecta el capitalismo en la clase obrera. La huelga feminista reciente es un obstáculo en ese combate pues se dirige contra las mujeres y contra la clase obrera en su conjunto.
Smolny 270318
[1] Queremos aclarar que las formas de lucha consistentes en hacer huelga o manifestación un día simbólico ya no son válidas, a diferencia de la época histórica cuando se crearon. Ahora los métodos de lucha son los de lucha directa de masas, convocadas y auto-organizadas por los obreros mismos sin llamados previos de partidos o sindicatos. Tampoco son válidas las luchas parciales como la “lucha de mujeres” o la lucha de jóvenes, como categorías sociales separadas. Ver en nuestra Plataforma Política los puntos VI y XII. https://es.internationalism.org/cci/201211/3550/plataforma-de-la-cci-adoptada-por-el-ier-congreso [742]
[2] Ver La condición de las mujeres en el siglo XXI, https://es.internationalism.org/cci-online/201210/3489/la-condicion-de-las-mujeres-en-el-siglo-xxi [1537]
[3] Ver "TESIS SOBRE LA DESCOMPOSICION [13]".
[4] Ver nota 2
[5] En 2006 en Francia se produjo un gran movimiento asambleario de los estudiantes contra la tentativa de imponer un “Contrato de Primer Empleo” (CPE) que suponía un aumento brutal de la precariedad. Ver Tesis sobre el movimiento anti-CPE, https://es.internationalism.org/revista-internacional/200606/964/tesis-sobre-el-movimiento-de-los-estudiantes-de-la-primavera-de-200 [596]
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Para quienes consideraban que la democracia era la mejor vía para solucionar las enormes contradicciones acumuladas por la sociedad burguesa durante décadas, fueron los mismos que se tragaron con mucha facilidad las promesas de que a partir del 15 de enero de 2007 se iniciaba la refundación del país, esto es, dejar atrás las lacras y penurias sociales sobre una población que no lograba comprender sus padecimientos atribuidos a los malos políticos y sus partidos perversos que únicamente les interesaba sus mezquinos intereses, es decir, la derecha. De modo que el Movimiento Alianza País junto al Partido Socialista y el Partido Comunista (estalinista), artífices de la consigna ideológica y política de la Revolución Ciudadana se hicieron del Estado con la ayuda de sindicatos de toda ralea, organizaciones sociales, la CONAIE (Confederación de Nacionalidades Indígenas del Ecuador) y un conjunto abigarrado de tiendas políticas-electoreras ubicadas desde el centro a la izquierda del capital.
La burguesía ecuatoriana entraba en los mares tumultuosos de la descomposición capitalista con muchas pesadillas por la deuda externa que se incrementaba año tras año a pesar de los malabares políticos financieros que implementaba a través de los sátrapas de turno. Así, todos fueron testigos de la tormenta política que se desató en febrero de 1997 con la caída de Abdalá Bucaram, preludio de lo que vendría años después. El remezón que sufrió el capitalismo en 1997 y 1998 a nivel mundial, aceleró el desorden, el caos dentro de las fuerzas burguesas, las disputas intestinas, las zancadillas, el puñal por la espalda, todo era válido en una frenética lucha por el control total del aparato del Estado que llevó al Ecuador, entre 1997 y 2006, a tener 9 gobiernos de distintos matices burgueses y dos explosiones sociales (2000 y 2005) que puso en vilo el poder y control de la burguesía sobre el conjunto social con un escenario económico insostenible como telón de fondo. El 21 de enero del 2000, con la participación de la oficialidad de menor jerarquía del ejército, en contubernio con indígenas agrupados en la CONAIE, decidían derrocar a Jamil Mahuad y sacaban a empellones a los diputados del Parlamento, a los miembros de la Corte Suprema de Justicia, y en un sainete de sublevación al supuesto orden establecido, instauraban como héroes de la nación, un gobierno de la Salvación Nacional Cívico -Indígena- Militar que duró, a penas, unas cuantas horas. La presión de las Fuerzas Armadas, obligó a los heroicos de salvación nacional a transitar por el terreno de la negociación y finalmente, era el ejército quien retomaba el orden constitucional.
El 20 de abril de 2005, tras una explosión social protagonizada con mayor agudeza en Quito, la multitud se lanzaba a las calles con el grito: “que se vayan todos”, irrumpiendo violentamente en el Parlamento, Instituciones gubernamentales, la Corte Suprema de Justicia, e incluso intentando asaltar el Palacio de Carondelet, residencia del Presidente de turno, Lucio Gutiérrez, principal figura de los acontecimientos sociales del 21 de enero del años 2000. Las imágenes transmitidas por los medias de comunicación, daban cuenta de un motín orquestado por una muchedumbre pluriclasista sin ninguna filiación política definida que arremetía con irreflexiva violencia contra todo aquello que representaba el gobierno gutierrista y a los miembros de los partidos políticos tradicionales representados en el Parlamento y en los organismos del Estado.
El Ecuador caminaba por un sendero de inestabilidad institucional crónica, aparejado con los males históricos propios de un país periférico del capitalismo sumido en la descomposición mundial, provocando los mismos males de la clase obrera internacional, como, desempleo, pobreza extrema, inseguridad social, inflación, aumento del narcotráfico que lento pero seguro extendía sus tentáculos sobre las instituciones de la democracia burguesa, de igual modo, el incremento constante de la Deuda Externa como fenómeno económico mundial y que el capitalismo en descomposición lo ha usado y lo seguirá usando contra los trabajadores, cuyas consecuencias eran y siguen siendo insoportables para el proletariado obligado a cargar la deuda burguesa con altos niveles de impuestos, salarios congelados, inflación, y una serie de medidas siempre contra la clase obrera local e internacional.
Tras la caída del Muro de Berlín (1989), y con el discurso del fin de la historia o mejor dicho, “la muerte del comunismo”, la burguesía instauraba un “nuevo orden mundial”, que no tendría nada de nuevo, sino la acumulación de las enormes contradicciones que empezarían a surgir luego de la Primera Guerra Mundial con más desorden e inestabilidad del estado burgués; de ese modo, la sociedad burguesa entraba en su fase de descomposición general[1], periodo que se caracteriza por mayores conflictos interburgueses de inestabilidad del estado, guerras, terrorismo, desplazados como producto de una clase que pugna entre sí por el control imperialista para acrecentar el poder económico, político y militar. Desde América del sur hasta Afganistán, desde Los Balcanes hasta África, desde el sudoeste asiático hasta Estados Unidos, desde medio oriente hasta Europa, no hay día que no se conozca conflictos sociales, económicos, cuya solución ya no es la democracia, sino, las armas para solucionar las desavenencias burguesas y el proletariado en la mitad como carne de cañón, bien para embaucarlo en estos actos de locura o en los actos estúpidos de la democracia que de cuando en cuando apela la burguesía para esgrimir, que aún, es civilizada. A pesar de este cuadro dantesco, la burguesía mundial, cínicamente sostiene que el crecimiento económico mundial actual (2,9%) que no supera los datos de hace 50 años (5,6%), está en vías de prosperidad, pese a su descomposición, la burguesía no desaprovecha las oportunidades que le presenta las circunstancias históricas para confundir, engañar, al conjunto de la sociedad provocando mayores confusiones.
Las ilusiones sobre la “Revolución Ciudadana” cruelmente decepcionadasEs así que, el denominado socialismo del siglo XXI, ha sido utilizado muy bien por la burguesía en algunos países de América Latina para reafirmar su dominación. La revolución ciudadana, franquicia ecuatoriana de la mezcolanza ideológica del otrora izquierdismo, le ha valido enormemente a la burguesía criolla. Desde el 2007 hasta la fecha que escribimos este artículo, la revolución ciudadana ha logrado, aún más, confundir a una sociedad en que el proletariado, como clase revolucionaria, sigue débil y diseminado en la palabra putrefacta de “pueblo” y “ciudadano”.
La revolución ciudadana sirvió eficientemente a toda la burguesía criolla. Desde el 2007 cuando empezó el gobierno de la revolución ciudadana, 50 grupos económicos obtuvieron ingresos de casi 15000,00 millones de dólares. Representando el 33% del Producto Interno Bruto (PIB), que en ese año significó 44 000 millones de dólares. Para el 2010, se registra 75 grupos económicos. Estos habían obtenido ingresos por algo más de 25000,00 millones de dólares, representando el 43,8% del PIB, que en ese año fue 58000,00 millones de dólares. Un crecimiento de 10 puntos, según los términos que usan los economistas bursátiles. En los primeros cinco años de revolución ciudadana, la economía sigue hiperconcentrada en pocos grupos burgueses, representando el 44% del PIB. A través de los programas impulsados por un Estado benefactor, lograba beneficiar de forma directa y concentrada a los grandes empresarios del Ecuador, entre los tantos, por ejemplo está el sector inmobiliario y de la construcción que ha tenido un ascenso sostenido en todo estos años. Todos los empresarios de servicios inmobiliarios, no han dejado de crecer. Los bonos de vivienda, los créditos hipotecarios otorgados por el Biess (Banco del Instituto Ecuatoriano de Seguridad Social), creado en éste régimen, precisamente, para estos y otros fines, como la especulación financiera que le permitiría al Estado otorgarse préstamos a sí mismo a través de compras de emisiones de bonos del Estado, como los fiduciarios, por ejemplo; estas políticas favorecieron a los grupos económicos relacionados con la construcción. Otro tanto es la agresiva construcción de carreteras e infraestructura Civil como edificios estatales, puentes, canales, etc., cuyos beneficiarios directos son los grupos Herdoíza Crespo, Hidalgo & Hidalgo y el grupo burgués Verdú. Y los megaproyectos de ingeniería, se destinaron a la famosa transnacional Odebrech (“famosa” por haber embarrado a casi todos los gobiernos de Latinoamérica con sobornos y otras trapacerías propias de una clase en descomposición).
Otro ejemplo de cómo la política de la revolución ciudadana ha permitido el crecimiento de los grupos económicos burgueses, es el sector de la salud. El gobierno, al ofertar la salud como un derecho social, no contaba con la infraestructura para la demanda, porque las políticas neoliberales la habían desmantelado. Entonces, el presupuesto para salud sobrepasaba los 10000,00 millones de dólares, desde 2006 a 2010. En este período, el 55% de empresas dedicadas a la salud, crecieron significativamente. Un sector próspero que acumularía un promedio de 12000,00 millones de dólares en poco tiempo; sólo las empresas burguesas de Difare y Fybeca, registran ingresos de 525 y 495 millones de dólares respectivamente como ganancia, en un sólo año, 2010. Como se puede ver, para estas y otras empresas burguesas, la crisis mundial, da la impresión que no les afectado, efectivamente, al ser la clase dueña del estado, ha logrado ralentizar su quiebra total, pero, sobre las espaldas del proletariado.
Se calcula que el Estado ecuatoriano administró 231 000 millones de dólares por ingresos entre 2007 hasta 2014, haciendo creer que el petróleo alimentaba esos ingresos. Mentira. El petróleo sólo ha representado el 30% de los ingresos, el 70% es el producto de las enormes cargas tributarias a la clase obrera. Es decir, por cada 100,00 dólares que gastaba la revolución ciudadana, 70,00 los sacaba de los bolsillos de los trabajadores.
En el 2007 el estado ecuatoriano tuvo ingresos tributarios de 5500,00 millones de dólares, para el 2014 eran de 15000,00 millones de dólares. De eso, el 15% provenía de tributos empresariales y el 85% lo pagaba la clase obrera. Es verdad que el IVA alcanza el 50% del conjunto de impuestos, un impuesto, que supuestamente lo pagan “todos”: empresarios y trabajadores, pero la mayoría de ecuatorianos como en cualquier país del mundo, la clase obrera es mayoría, y si a eso le sumamos, el problema del salario, se puede comprobar que con la descomposición capitalista, los trabajadores del mundo, vienen siendo triplemente explotados, como trabajadores directos, como consumidores y como endeudados del estado.
Pero uno de los mejores servicios de la revolución ciudadana a la burguesía en su conjunto, del cual es parte el actual gobierno de Lenin Moreno, ha sido el sometimiento del proletariado como clase. Con la incautación de varios medios de comunicación por haber pertenecido a los banqueros responsables del feriado bancario de 1999, se creó la ley para separar a cualquier institución financiera de la actividad comunicacional, medios de comunicación que pasarían al servicio del Estado, y con ello, al servicio de la propaganda de la revolución ciudadana para atacar la conciencia del proletariado con la democracia, el nacionalismo de la patria grande, contra los gringos, los ricos y la derecha. El marketing ideológico del show y el arrebato, estaba acompañado de leyes contra la clase obrera para suprimir los contratos colectivos, la contratación por horas, incautación de las pensiones jubilares, renuncias obligatorias de los servidores públicos.
Entre el show y el arrebato, se penalizaba las protestas sociales bajo el concepto de antiterrorismo, propio de una dictadura militar como había ocurrido con Pinochet en Chile. Entre los casos emblemáticos, está el caso de Dayuma de 2007, una comunidad que se oponía a la extracción petrolera que afectaría sus tierras que las habían habitado por cientos de años, y debido a la protesta, sufrieron una represión brutal por parte del estado. De igual modo ocurrió con los 10 de Luluncoto, (10 jóvenes estudiantes) detenidos por sospechas de terrorismo. Otros 68 estudiantes del Colegio Central Técnico de Quito, todos ellos menores de edad, fueron detenidos, por haber protestado contra la explotación minera en la provincia del Azuay. Después de 2008 se levantaron procesos judiciales contra líder y dirigentes sociales, maestros, estudiantes, trabajadores públicos, periodistas, indígenas y campesinos. Desde el 2013 hasta la presente fecha, se estima unas 200 personas involucradas en procesos judiciales por haberse opuesto a proyectos “desarrollistas” de alto impacto ambiental y social, impulsados por la revolución ciudadana. A esto hay que sumar los ataques hacia aquellos sectores que habían sido, también, responsables de la victoria electoral de la revolución ciudadana, como el sindicato de la Unión Nacional de Educadores (UNE), hasta hacerlo desaparecer. Aquellos gobiernos de la “larga noche neoliberal”, frase que no se cansaba de repetir el señor Correa, que no habían logrado en décadas controlar, la revolución ciudadana, lo resolvía en menos de lo que canta un gallo, anular, silenciar y envilecer a muchos sectores sociales, incluidos varios sectores de trabajadores. Si bien, estos sectores sociales, carecían de conciencia de clase proletaria y por tal motivo, no representaban un peligro para la sociedad capitalista, no se puede justificar la violencia con que fueron tratados por la revolución ciudadana.
La lucha por el porvenir de la humanidad continua, aunque la clase obrera, mancillada, deshonrada y desprestigiada por la clase burguesa, está débil y confundida, eso no significa que haya desparecido, sigue ahí en todos los rincones del planeta, y es la única clase a la que puede apelar la sociedad burguesa para lograr sus fines, pero también es la única clase que podría detener la locura de la descomposición capitalista y prefigurarse, aquel porvenir que ha sido denigrado tanto por la burguesía como por la contrarrevolución, el comunismo.
¡Comunismo no es estalinismo ni trotskismo, sino, revolución mundial!
Internacionalismo,
Sección de la CCI en Ecuador,
Marzo de 2018.
[1] Ver nuestras Tesis sobre la Descomposición, https://es.internationalism.org/revista-internacional/200712/2123/la-des... [1239]
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¡la clase obrera no tiene nada que ver con el nacionalismo, aunque sea radical!
¡Solidaridad con el proletariado nicaragüense víctima de esta carnicería!
[1]Una generación de jóvenes nicaragüenses, que la mayor parte de sus vidas han vivido bajo la sombra de un mismo presidente, Daniel Ortega, ha encendido la llama de la lucha en Nicaragua durante el pasado mes de abril, fuego que aún no se ha extinguido hasta el día de hoy. El fenómeno se ha querido explicar exclusivamente bajo argumentos nacional-centrados, que ponen, por un lado, el “totalitarismo” del régimen sandinista que se ha calificado como “dictadura”, o de corte “fascista”, y por otro, la necesidad de la “instauración” de la “democracia” o la necesidad de tener una “Nicaragua Libre”. El análisis marxista debe poner en cuestión estos abordajes nacionalistas y comprender y explicar lo que sucede en Nicaragua con base en el arma más poderosa que tiene el proletariado en sus manos: el marxismo. Para ello, es necesario estudiar el fenómeno nicaragüense en su contexto histórico: la entrada del capitalismo en una fase de decadencia y descomposición, con una tendencia general a la instauración del Capitalismo de Estado, en sus distintas formas, y a una pérdida general de perspectiva a futuro del proletariado lo cual se expresa en sus formas organizativas.
El presente artículo no pretende ser una simple cronología de lo acontecido en Nicaragua, sino, más bien, un análisis general del fenómeno históricamente situado, con el fin de poder sacar las lecciones pertinentes para el proletariado nicaragüense y mundial. Es necesario comprender los hechos que detonaron las protestas masivas del abril “sangriento”, que contabiliza, hasta el momento, un estimado de medio centenar de muertos[2] –en su mayoría jóvenes–, en una perspectiva amplia, tanto de la historia del nacionalismo en Nicaragua, como el contexto de lucha Inter imperialista característica del periodo actual del capitalismo.
Estos asesinatos han sido efectuados por el aparato represivo del Estado entre el cual adquiere especial protagonismo la “Juventud Sandinista” (JS), que tiene la ventaja de ser “anónima” y protegida por la misma policía dejando su actuar totalmente impune[3]; lo que agrava aún más la represión y la polarización posterior. Esta forma salvaje de proceder no es una “particularidad” de los regímenes de partido único (o que tienden a él, como es el caso de Venezuela o Nicaragua), todos los Estados capitalistas, incluidos los más democráticos, no dudan en utilizar la más feroz represión contra los trabajadores, sin embargo, dan prioridad a los mecanismos de engaño democrático, de división y mistificación (sindicatos, partidos que se dicen “obreros”, elecciones, promesas de reforma etc.), aunque cuando estos fallan no vacilan en desencadenar la acción brutal de policía, ejército y bandas armadas “privadas”[4].
Según informaciones oficiales que han sido puestas en duda por medios independientes, el 3 de abril un habitante de la comunidad Siempre Viva de San Juan de Nicaragua realizó una quema para sembrar arroz en la Reserva Biológica Indio Maíz, que desató un gigantesco incendio que consumió, en varios días, un total de 5945 hectáreas de bosque[5]. A criterio de grupos ambientalistas, compuestos en su mayoría por jóvenes, el gobierno de Ortega actuó con “negligencia” e “ineficiencia” ante el problema ambiental. El gobierno nicaragüense recibió ayuda de México, El Salvador, Honduras y los EEUU, pero rechazó ayuda de Costa Rica[6], situación que provocó el descontento de los ambientalistas que convocaron a un plantón para el día 10 de abril, coordinado por medio de redes sociales, donde asistieron más de 300 personas, en su mayoría jóvenes universitarios[7]. Entre el 12 y 14 de abril, se desarrollan una serie de marchas y contramarchas –convocadas, estas últimas, por el gobierno para saludar su “grandiosa labor” ante la crisis ambiental. El día 12, se realizan marchas en distintos lugares del país; la marcha ambientalista de León es reprimida por la Juventud Sandinista (JS), mientras que se lleva a cabo en Managua es enfrentada por 400 agentes antidisturbios; también se desarrollaron mítines y marchas en Matagalpa, mientras que el plantón convocado para el 14 abril en Jinotepe es desmantelado por el gobierno con ayuda de la JS[8].
La reforma sobre las pensiones y el régimen de cuotas impulsada por el Instituto Nicaragüense de Seguridad Social (INSS) no inició en este convulso contexto, sino que tiene sus orígenes años atrás. El decreto 39-2013[9] publicado un 20 de diciembre de 2013 –en medio del ambiente festivo de fin año– modificó el Reglamento General a la Ley de Seguridad Social con el fin de incrementar el caudal de recaudación en el 7.53% de los asegurados bajo el Régimen de Invalidez, Vejez, Muerte y Riesgos Profesionales (que afecta a un total de 48.475 cotizantes), se modificó el mecanismo de cálculo de esta pensión – lo que provoca una disminución neta de la misma, se cambió el techo de cotización –aumentando el número de cotizaciones, y finalmente, se modificó la ley para realizar un aumento gradual de la tasa de cotización de la patronal[10]. Las protestas ante estas modificaciones que precarizan la vida de los trabajadores pensionados, y aumentan las cargas de estas sobre los trabajadores activos y en menor medida sobre la patronal no se hicieron esperar, no obstante, fueron débiles y rápidamente dejadas en el olvido.
Cuatro años después, el 19 de abril de 2018, entra en vigencia el decreto 03-2018[11] que modifica la Ley de Seguridad Social para incrementar el aporte de los asegurados en 0.75% y un aumento escalonado del aporte de la patronal para pasar de un 19% a un 22.5% en tres años, además, reduce un 5% las pensiones de los jubilados para redireccionar esos ingresos a la rama de enfermedad y maternidad. Con el fin de dimensionar estos levantamientos, pongamos atención a los principales acontecimientos que surgen en estos cincos días. Lo primero que hay notar es que el día 17 de abril, previo a la publicación del decreto, la vicepresidenta Rosario Murillo realiza una declaración pública para convocar a los sandinistas en todo el país para hacer piquetes y caminatas en apoyo a la ley de Seguridad Social, dicha declaración fue difundida por medio de los diarios oficialistas y a través de listas internas de los sandinistas, que resultó en marchas de simpatizantes y militantes del orteguismo. Ese mismo día, el Consejo Superior de la Empresa Privada (COSEP) realiza un comunicado calificando la reforma como “recaudatoria” y asegurando que esta medida generará un mayor desempleo y se traduciría en menos incrementos salariales: las amenazas usuales de la burguesía -sea privada o estatal- a la clase trabajadora. Su comunicado, además, indica que esta medida gubernamental significa un rompimiento con el modelo de consenso y diálogo entre la patronal y el gobierno: un supuesto “rompimiento” entre dos distintas facciones de la burguesía que nos hace pensar en las viejas pugnas entre “liberales” y “conservadores”.
El día 18 de abril se reactivan los enfrentamientos que habían mermado el 12 de abril por el asunto de Indio Maíz. Este día se presenta una marcha en León donde asistieron jóvenes, ancianos y mujeres[12], en protesta a la reforma, mientras que, en la capital, se realizan dos manifestaciones, una en Camino de Oriente, y otra frente a la Universidad Centroamericana (UCA), donde los manifestantes se vieron obligados a resguardarse en las instalaciones de la universidad ante la llegada de la JS. El altercado terminó con heridos entre los manifestantes, y agresiones y robos a los periodistas que estaban reportando el caso. Lo que acontece este día tomaría dimensiones aún mayores en los días subsiguientes, donde las protestas se multiplicarían en muchas localidades del país.
La represión del día 18, generaría una protesta generalizada en ocho departamentos del país el día siguiente[13]. Este día se dieron 29 protestas[14] de distintos tipos, en su mayoría bajo la forma de mítines (16), marchas (7) y bloqueos (3). Los medios hablan de un levantamiento “ciudadano”, categoría que rechazamos desde una lectura marxista, por su carácter interclasista, pues esconde la realidad de una división en clases de la sociedad y, sobre todo, trata de disolver al proletariado en la masa amorfa de la “ciudadanía”. Otro elemento importante a resaltar es que el gobierno puso en ilegalidad los medios de prensa no controlados por el FSLN –sacando los canales de las distintas cableras, situación que se mantuvo durante prácticamente todos los días de mayores enfrentamientos. Estos medios se vieron obligados a transmitir por redes sociales, donde se podía constatar un nivel de violencia crítico: linchamientos colectivos, disparos con balas de goma y regulares, ataques con gases lacrimógenos, violaciones de mujeres estudiantes cuando fueron recluidas en las cárceles, agresiones a ancianos y jóvenes desarmados, hasta asesinatos a sangre fría, captados, en algunos casos, por teléfonos celulares de los manifestantes. Hay relatos de algunos jóvenes en redes sociales que denuncian torturas en las cárceles; algunos presos defendieron a los jóvenes, según indicaron ellos mismos, muchos presos terminaron siendo agredidos por la policía por su solidaridad con los estudiantes.
La indignación ante la agresión a estudiantes y jubilados generó un descontento general entre la población que reaccionó, de manera espontánea, saliendo a las calles. Es evidente que la clase obrera estaba ahí, pero oculta bajo este manto amorfo de la “ciudadanía”. También, los padres de los estudiantes se sumaron a dichas protestas. Este día, de las 29, 14 fueron reportadas como levantamientos “ciudadanos” y 13 bajo la categoría de estudiantes y familiares de estudiantes, solo se reportó una protesta de campesinos. Los estudiantes que se manifestaron respondían en su mayoría a universidades privadas (UPOLI, UNAN-León, UNA y UNI). Las protestas también cambiaron de tono ya que junto a los mítines se hicieron levantamiento de barricadas, quema de llantas y ataque a los símbolos sandinistas[15]. También, en medio de los enfrentamientos, se iniciaron saqueos de tiendas y supermercados, lo que ayudó a que el gobierno calificara a los jóvenes como “vándalos”. Se debe señalar que hay pruebas de que estos saqueos fueron organizados por el propio gobierno movilizando bandas lumpenes, lo que hizo para desacreditar el movimiento.
El día 20 sería el que más protestas registraría en estos cinco días, con un total de 56. De este total, se reportaron cinco asociados a trabajadores de distintos sectores, unos corresponden a trabajadores del Hospital Vivian Pellas –que suspenden labores, otros trabajadores de bancos como LAFISE y BAC, también suspenden labores, un grupo de maestros de San Marcos del Departamento de Carazo que se suman a una marcha, y finalmente, unos trabajadores de un edificio[16] en las inmediaciones de una de las protestas estudiantiles que se incorporaron al ver la marcha pasar. La mayoría de las manifestaciones fueron bajo la forma de mítines o plantones (26), marchas (10), actos sobre la propiedad (9) y bloqueos (8). Este día se intensificaron los enfrentamientos dando como resultado decenas de heridos y muertos.
El cuarto día de protestas reportaría un total de 16 acciones: 7 marchas, 5 mítines y 2 bloqueos de carreteras. A pesar de que se redujo el caudal de protestas su intensidad fue importante. Este día 21 se asesinan más estudiantes: en este caso, por medio de balas de la policía y linchamientos de la JS. También, es en este día cuando se asesina en Bluefields a un periodista con una bala en la cabeza que se presume vino de parte de un francotirador de la policía. Otra característica novedosa de este día es que se registran protestas en las ciudades de Miami y Houston de los EEUU[17], y ante la embajada de Costa Rica[18]. A pesar de reducirse el nivel de protestas del día anterior, estas se dan de manera generalizada en 10 de los 17 departamentos que compone el país[19]. Los principales actores en estos enfrentamientos son los estudiantes y la población indignada con la represión de los días anteriores. También, al igual de las protestas de los días precedentes, los protestantes utilizan las barricadas para enfrentar a la policía y la JS, mientras que se atacan los símbolos asociados al orteguismo: se derriban vallas donde aparecen Ortega y “La Chayo”, y los “árboles de la vida”, unos enormes árboles metálicos de colores; proyecto impulsado por la vicepresidenta y esposa de Ortega: la “Chayo”.
El día domingo 22 se mantiene la misma tónica, se presentan un total de 13 protestas, entre ellas, 4 mítines, 4 bloqueos y 3 marchas convocadas. Este día, un grupo de estudiantes y pobladores bloquean la entrada al campus universitario de UPOLI donde se realiza una vigilia por los muertos de los días anteriores, con el resultado de un muerto y varios heridos, luego de que la policía ingresara a la fuerza.
La dinámica de las protestas se puede apreciar en el siguiente gráfico donde se toma como punto de inicio de las protestas sobre Indio Maíz y que tiene como punto final, la semana que inicia el día 23 donde se realiza la marcha multitudinaria. Hay que tener claro que los enfrentamientos no terminan en esta semana, estos siguen activos hasta el día que se escribe este texto.
Patronal e Iglesia Católica toman la iniciativa para acabar con el movimiento
El día 21 la cámara de empresarios COSEP convocó a una marcha a celebrar el día 23. Hay que recordar que Ortega anuncia la derogación del decreto el día 22, con el fin de apaciguar el descontento social, sin embargo, esto no impidió que la marcha convocada por los empresarios asistiese decenas de miles de personas. Paralelo a estas protestas, los estudiantes universitarios protestaban en la UPOLI a raíz de lo acontecido la noche anterior. El asesinato de los universitarios del sábado provocó, además, protestas en distintas localidades del país[20], donde se denunciaba la represión y se exigía la renuncia de Ortega y Murillo.
Las protestas pasaron de ser reivindicaciones estrictamente económicas, por la derogación del decreto, a adquirir un tono más político, esto se logra demostrar con el ensañamiento a los símbolos del orteguismo, y el cambio de consignas hacia el final de las protestas donde se exigía la salida de Ortega, en y otros casos, se abogaba por la “Liberación” de Nicaragua. Todo el ambiente radical, se enrumba a reivindicaciones de corte nacionalista, en donde el proletariado nicaragüense tiene nada que ganar y mucho que perder.
La Iglesia Católica, con una gran influencia, toma un papel más activo de “crítico” al Gobierno. Convoca una manifestación para el 29 que resultará la más multitudinaria y donde las reivindicaciones contra el ataque a las pensiones quedan en un segundo plano para darle todo el protagonismo a la “reconciliación nacional”, la “democratización”, el “diálogo” etc.
Podemos ver que la entrada en la escena política de las “críticas” de la COSEP o de la Iglesia Católica no ha significado un refuerzo para el movimiento sino la mecánica para acabarlo. Lo que no ha logrado Ortega y su pandilla con la represión sangrienta lo han conseguido la COSEP y sobre todo la Iglesia católica con sus llamamientos “apaciguadores”. El proletariado está legítimamente indignado con los procedimientos brutales del sandinismo, sin embargo, debe indignarse igualmente con la hipocresía de la “oposición” y de la Iglesia que, con métodos “paternalistas” consiguen romper la protesta. El Tercer Congreso de la Internacional Comunista (1921) señaló que “La burguesía mantiene en la esclavitud a la clase obrera no solamente por la fuerza bruta sino también por medio de la mentira refinada. La escuela, la iglesia, el parlamento, las artes, la literatura, la prensa cotidiana son otros tantos poderosos instrumentos de que se vale la burguesía para embrutecer a las masas obreras y lograr que penetren las ideas burguesas en el proletariado”[21].
Esto se ha confirmado rotundamente en Nicaragua como en numerosas experiencias de la lucha de clases en más de un siglo. Podemos decir que el capital ha utilizado las “dos manos” para doblegar la protesta: en una estaba la mano asesina del FSLN, en la otra estaba la “mano amiga” de la Iglesia. Jóvenes y proletarios nicaragüenses que resistieron el estrangulamiento de su protesta a manos del régimen sandinista fueron neutralizados por el “abrazo del oso” de sus “amigos” de la Iglesia y la COSEP. El revolucionario alemán Franz Mehring, compañero de lucha de Rosa Luxemburgo, decía que “el proletariado solo tiene falsos amigos y enemigos declarados”. El proletariado debe estar precavido tanto frente a los enemigos declarados -el FSLN- como frente a los falsos amigos, como la Iglesia.
Los medios de prensa reportan la mayoría de estas protestas como autoconvocadas, o espontáneas, y muy probablemente estén en lo correcto. Esto muestra que obreros y estudiantes han desbordado los espacios oficiales donde se desarrollan los sindicatos y las distintas instancias gubernamentales están cooptados por el FSLN. Esto podría ser un elemento positivo en una eventual toma de consciencia de la clase trabajadora nicaragüense, que se verá obligada a crear nuevos espacios y nuevas formas de organización opuestas a las oficiales y a las de “oposición” si quiere defender seriamente sus intereses. La labor de los comunistas es, primero, transmitir la experiencia organizativa al proletariado nicaragüense, fomentando: las Asambleas abiertas, la creación de comités de centros de trabajo, así como su coordinación a escala nacional y si posible internacional; y denunciando abiertamente la utilización de espacios ya superados para la organización obrera, como los sindicatos.
Sin embargo, este escenario se opone radicalmente al nacionalismo y el interclasismo que hemos visto en ésta y en otras luchas anteriores. Este problema es de larga data. Si nos remontamos a inicios del siglo XX podemos dar cuenta de cómo el proletariado y el campesinado han sido históricamente embaucados a la derrota física y mental gracias al nacionalismo y el interclasismo. El movimiento guerrillero de Sandino aparece en escena al calor de una lucha interburguesa entre los “liberales” y “conservadores”, que termina en una guerra civil que se desarrolla entre 1926 y 1927. Sandino se incorpora al campo del Ejercito Liberal Constitucionalista, para luego internarse en la montaña, por su cuenta, en 1927, como respuesta a la ocupación militar de los EEUU, con la cual tuvo una serie de combates militares donde salió victorioso en varias ocasiones. Estos triunfos contra “el imperialismo yankee” levantó la algarabía de los movimientos nacionalistas, en tono latinoamericanista, a lo largo de toda América Latina. Una vez que el ejército norteamericano desocupó el país, la lucha de Sandino no tenía razón de ser, lo que lo llevó a participar de la contienda electoral, y luego su muerte, luego de asistir a una cena con el presidente Juan Bautista Sacasa en el año de 1934.
La trampa que nos tiende la lectura antiimperialista o antidictadura es que se asume que el régimen democrático es “mejor” que el otro, dicho de otro modo, se basa en la idea que la dictadura tradicional burguesa es “mejor” que la dictadura de los gorilas. Para el proletariado, que carece de patria y que tiene como objetivo destruir el Estado, la lucha contra la dictadura es una lucha contra cualquier tipo de dictadura burguesa, tenga esta un disfraz democrático o se deje los disfraces y aparezca abiertamente con la arrogancia del poder autocrático y el abanico de cuerpos represivos, oficiales y “voluntarios”, como es el caso de Nicaragua. Para países como éste, con una larga historia de la intervención imperialista[22] conjugado con la larga tradición de dictaduras, el problema del nacionalismo adquiere una dimensión importante.
Con la entrada de una segunda potencia mundial en la zona (la URSS), los espíritus nacionalistas se vuelven a activar: se reactivan los movimientos de Liberación Nacional inspirados por el nacionalismo militar guerrillero cubano, con la creación del Frente Sandinista de Liberación Nacional (FSLN). Este grupo tiene una similitud con lo que sucede en la actualidad: se formó por medio de la radicalización de un pequeño grupo de estudiantes universitarios liderados por Carlos Fonseca Amador. Su reivindicación última era derrocar la dictadura de Somoza, y la instauración de otra Cuba en el istmo centroamericano. El imperialismo soviético fomentó la creación de grupos como el FSLN en toda Centroamérica a través de su satélite en Cuba con el fin de desestabilizar el patio trasero de los EEUU en el contexto de los enfrentamientos Inter imperialistas de la Guerra Fría[23]. En ese sentido, en Centroamérica se desarrolló la última carnicería producto de esta lucha Inter imperialista. La mayoría de los militantes de estas organizaciones de la izquierda del capital fueron entrenados en Cuba, su contenido nacionalista se manifestó bajo el guevarismo y castrismo, mientras que el proletariado ponía los cuerpos en esta lucha interburguesa: a diferencia de El Salvador o Guatemala, la guerrilla creció en áreas urbanas lo que podría significar que se sumaron a este proyecto bastantes trabajadores. Para el caso de Nicaragua, los sandinistas rescataron la figura mítica de Sandino, bautizando a su organización con su nombre. Hoy jóvenes embaucados en la dinámica nacionalista, vuelven a reivindicar la figura de Sandino dándole otro significado, pero siempre, bajo la bandera del nacionalismo. Por ejemplo, una estatua de Sandino en la localidad de Niquinohomo fue pintada de azul y blanco, sobre el negro y rojo de la bandera sandinista[24]. Ambos bandos se disputan el símbolo del nacionalismo nicaragüense que funciona como elemento mítico para sus carnicerías.
El proletariado nicaragüense no tiene nada que ver con el nacionalismo no importe cuan “ejemplar” haya sido sus batallas, ni cuántos muertos hayan caído por sus causas. Esto no significa que no se pueda sentir dolor o pena por el sufrimiento que sufre el proletariado nicaragüense y sus familias. El deber del proletariado internacional es denunciar a cualquier tipo de nacionalismo; hay que llamar las cosas como son, para que el proletariado nicaragüense, y de cualquier nación que pase por situaciones similares logre avanzar en su toma de consciencia, para que no caiga en las garras del nacionalismo que no tiene nada que ver con los objetivos emancipadores de la clase obrera. Al proletariado le duele las muertes de los de su clase, pero le duele, aún más, cuando estas muertes han sido generadas por honestos jóvenes y obreros, que han caído en la oscuridad de las reivindicaciones nacionalistas, luchando por objetivos ajenos, sirviendo como carne de cañón a las luchas Inter burguesas.
Los regímenes aliados del FSLN, como el de Maduro en Venezuela, o la Rusia de Putin, así como ciertos grupos políticos de la izquierda de capital e izquierdistas han llamado, primero, a la no intervención en los “asuntos internos” de Nicaragua, así como a la denuncia de la conspiración de “derecha” “manipulada” por la cámara de empresarios nicaragüenses. Por otro lado, los gobiernos de los EEUU, Francia, entre otros, así como organismos como la ONU o la CIDH, y también otras facciones de la izquierda del capital han denunciado la masacre de los estudiantes acusando al régimen de ser una dictadura y abogando por la instauración de la “democracia” en Nicaragua o su “liberación”.
Es claro que ellos no ven las tensiones Inter imperialistas propias de un capitalismo en decadencia y descomposición que intenta escapar de sus contradicciones más profundas por medio de guerras y luchas carroñeras entre los mercados alrededor del mundo. En la configuración imperial es claro que estas luchas intentan revivir, a duras penas, las épocas de los grandes bloques donde era más claro cuál era el bando de los “buenos” y el de los “malos”. El capital chino ha logrado tener un nicho en países con regímenes burgueses tan distintos como el de Costa Rica y Nicaragua: en Nicaragua ingresa por medio del financiamiento del canal interoceánico, una lucha en el terreno de la distribución de mercancías entre el océano Atlántico y Pacífico entre EEUU y China, aunque parece más una provocación que una realidad y Costa Rica a través del “regalo” de un estadio con capacidad de 35 mil espectadores[25].
Lo que pasa en Nicaragua no es provocado por un gobierno de “izquierda”, que por antonomasia es “autoritario”, contra una población civil “indefensa”, ni tampoco existe una conspiración de “derecha” que busca “desestabilizar” el gobierno “progresista” de Ortega. Estamos hablando de un tipo de gobierno burgués que enfrenta una población cansada de su vida de miseria y que reta las bases ideológicas del Estado, pero que se ha visto rápidamente atrapada en la mistificación nacionalista. El proletariado y la juventud nicaragüense carecen de la experiencia organizativa propia de la clase obrera, como el uso de las Asambleas Generales abiertas o la formación de comités de fábricas. Estas formas organizativas si han surgido de manera embrionaria en países con tradición obrera de larga data, como Francia, cuando los estudiantes en protesta contra la Ley de Contrato del Primer Empleo en el 2006, utilizaron algunas de estas formas de organización y se mantuvieron a la defensiva de los sindicatos que buscaron cooptar estos espacios de lucha[26], cosa distinta, por ejemplo, a lo que pasa hoy con la huelga de los ferroviarios en ese mismo país, donde los sindicatos tomaron control de la situación[27].
Lo que sucede en Nicaragua no es producto del régimen orteguista es una situación generalizada de ataques a la clase obrera a nivel mundial provocada, en última instancia, por la fase actual del capitalismo en decadencia y descomposición, y a causa de la debilidad del proletariado a nivel mundial para responder a estos desafíos; es presa fácil del nacionalismo, de luchas efímeras por reivindicaciones cortoplacistas de carácter económico en ambientes interclase, y por culpa de las deformaciones ideológicos de las distintas facciones de las burguesías que crean aún más confusión en el proletariado con su arsenal de mistificaciones. Los ataques a la clase obrera se están generalizando, y su respuesta ha sido, hasta el momento, cooptada y desviada por la burguesía a través de sus órganos de mistificación y encuadramiento. Este es el caso de Irán en diciembre del 2017, con nivel alto de combatividad, de Perú en los últimos meses, de España en marzo del presente año, y la Francia actual.
Las lecciones que nos deja el movimiento de jóvenes de Nicaragua es que mientras el proletariado nicaragüense no tome consciencia de clase, es decir, mientras sea débil, seguirá siendo enrumbado a luchas efímeras que seguirán reproduciendo las condiciones de su miseria. Para el caso nicaragüense, el nacionalismo actual tiene sus orígenes y fundamentos en el antiimperialismo de principios del siglo XX y la lucha armada por la “Liberación Nacional” –o, mejor dicho, la instauración del Capitalismo de Estado en Nicaragua. Los héroes nacionales pasan de un bando de la burguesía a otro. El proletariado internacional tiene la misión de transmitir sus métodos de organización a países sin tradición obrera, para que logren romper definitivamente con glorias ajenas a su clase. El proletariado no tiene patria y tampoco héroes nacionales.
¡No a la represión criminal del Estado nicaragüense!
¡La lucha contra futuros ataques a las pensiones y a las condiciones de vida obrera tiene que seguir!
¡No a la muerte de los obreros y sus hijos!
¡Solidaridad proletaria con los caídos!
¡El proletariado no tiene patria!
Ni “dictadura”, ni “democracia”: ¡el proletariado no tiene nada que ganar en esta carnicería inter-burguesa!
Andrés 15-5-18
[1] Texto escrito por un compañero muy próximo a la CCI. Saludamos y agradecemos su contribución militante.
[2]"La represión gubernamental ha dejado al menos 45 muertos, confirmados por LA PRENSA, aunque organismos tienen listas que pasan los 60 fallecidos", La Prensa, “Protestas en universidades públicas se fortalecen”, 12-05-2018; CRHoy, "Aumenta la tensión en Nicaragua donde ascienden a 49 los muertos", 11-12-2018
[3] Las Juventudes Sandinistas son una milicia del FSLN que complementa la acción policial y militar, tienen la misma naturaleza que los Círculos Bolivarianos en Venezuela o las SS del partido nazi.
[4] La historia registra numerosos ejemplos que ilustran esta forma de proceder. Por poner uno, la República alemana que en 1918 en respuesta al comienzo de la revolución proletaria, se presentó como “la más democrática del mundo”, empleó una salvaje represión contra las tentativas revolucionarias del proletariado, entre 1918 y 1923 se contabilizaron 100 mil muertos.
[5]Incendio en Indio Maíz afectó 2 de las 8 áreas protegidas de la Reserva de Biosfera Río San Juan, El Nuevo Diario, 18-04-2018
[6]Este país ofreció la ayuda de 40 bomberos, entre ellos, especialistas en incendios forestales.
[7] La preocupación por la destrucción del medioambiente está más que justificada. Una de las contradicciones que más se ha agravado con la decadencia del sistema y su descomposición es la que lo lleva a provocar una serie de trastornos en el medio natural, el clima, el nivel de los océanos, la contaminación etc., que amenaza la vida en el planeta. Ver la Serie El mundo en vísperas de una catástrofe medioambiental, https://es.internationalism.org/cci-online/200811/2392/el-mundo-en-visperas-de-una-catastrofe-medioambiental-i [1540]
[8]FSLN impide plantón juvenil por incendio en la Reserva Indio Maíz en Carazo, La Prensa, domingo, 15 de abril de 2018
[9]La Gaceta (Diario Oficial), 20-12-13, https://www.inss.gob.ni/images/stories/39-2013.pdf [1541]
[10]"7.5% de asegurados pagará más", El Nuevo Diario, 9-01-2014
[11]La Gaceta (Diario Oficial), 18-04-18, www.lagaceta.gob.ni/2018/04/072 [1542]. Debemos señalar que en febrero 2018 hubo un ataque suplementario que no ha sido retirado: la bonificación de la factura eléctrica se redujo del 50% (hasta un límite de 300 kilovatios) al 25% (Ley 971).
[12]Hoy: Turbas reprimen a manifestantes en Managua y León (2018-04-19)
[13]Departamento de Boaco, Departamento de Carazo, Departamento de Estelí, Departamento de León, Departamento de Managua, Departamento de Masaya, Departamento de Matagalpa, Departamento de Nueva Segovia, Departamento de Rivas y Región Autónoma Atlántico Sur
[14]La reconstrucción de estas protestas se realizó gracias a la Base de Datos de Acciones Colectivas de la Universidad de Costa Rica en alianza con la UCA que registra las acciones colectivas a través de la prensa nicaragüense. Los datos que se muestran a continuación fueron generados a través de esta BBDD. Esta BBDD se puede acceder acá: https://protestas.iis.ucr.ac.cr/protestas/bd/nicaragua [1543]
[15]El Nuevo Diario: Estudiantes de UNI y Upoli protestan por reformas al INSS (2018-04-19); El Nuevo Diario: Estudiantes se atrincheran en catedral de Managua y en la Upoli, en protesta por el INSS (2018-04-20); El Nuevo Diario: Protestas en la UNA por reforma al INSS frenan tráfico en la carretera norte (2018-04-19); Hoy: Estudiantes de distintas universidades protesta contra reformas al INSS (2018-04-19); La Prensa: Así te contamos el segundo día de protestas contra las reformas al INSS (2018-04-19); La Prensa: El mapa que muestra cómo se propagan las protestas en contra de las reformas al INSS (2018-04-20)
[16]Edificio Pellas, en Managua
[17]La Prensa: Así te contamos el cuarto día de protestas en contra de las reformas al INSS (2018-04-21)
[18]CRHoy: Convocan a marcha frente a embajada de Nicaragua en Costa Rica (2018-04-20)
[19]Departamento de Boaco, Departamento de Carazo, Departamento de Chinandega, Departamento de Jinotega, Departamento de Madriz, Departamento de Managua, Departamento de Masaya, Departamento de Matagalpa, Departamento de Rivas y Región Autónoma Atlántico Sur.
[20]Departamento de Chontales, Departamento de León, Departamento de Managua y Departamento de Matagalpa.
[21] “Tercer Congreso de la IC: Junio de 1921”, en Los Cuatro Primeros Congresos de la Internacional Comunista (Buenos Aires: Ediciones Pasado y Presente, 1973): 117.
[22]Inicialmente motivada para la protección imperial ante el peligro de que otras potencias imperialistas quieran construir un canal interoceánico que haga competencia al canal de Panamá. Es claro que Nicaragua, ni cualquier otra Nación centroamericana, es “clave” para el capitalismo mundial, su importancia se explica por razones exclusivamente geoestratégica en la dinámica interimperialista.
[23]En especial en El Salvador, Guatemala y Nicaragua, y en menor medida, en Costa Rica donde se formó un grupo guerrillero llamado Movimiento Revolucionario del Pueblo (MRP) que tuvo una relación importante con el FSLN.
[24]La Prensa: Niquinohomo defiende el azul y blanco en el monumento de Sandino (2018-05-4)
[25]Reuter: Costa Rica inaugura estadio deportivo reglado por China, (2011-03-26) https://lta.reuters.com/article/idLTASIE72P0CA20110326 [1544]
[26] Ver Tesis sobre el movimiento de estudiantes en Francia contra el CPE https://es.internationalism.org/revista-internacional/200606/964/tesis-sobre-el-movimiento-de-los-estudiantes-de-la-primavera-de-200 [596]
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Volante difundido por la sección de la CCI en Francia ante las luchas que se han producido
En los EHPAD, los hospitales, Air France, Carrefour, los basureros, las universidades, los ferroviarios ...los días de huelga han aumentado desde hace varias semanas. Debe decirse que el presidente Macron y su gobierno golpean duro. Ayer la "ley laboral", hoy la reforma de la SNCF, mañana un nuevo ataque generalizado contra el sistema de pensiones. En todas partes y para todos los trabajadores y sus familias: baja de salarios y de los beneficios sociales, recortes de empleos y aumento de las jornadas, flexibilidad y precariedad, pauperización de los jubilados y la cacería a los desempleados.
¡TODA LA CLASE DE OBRERA ESTÁ SIENDO ATACADA!
¿Cómo lidiar con esta nueva degradación de nuestras condiciones de vida? ¿Cómo organizarnos? ¿Cómo desarrollar nuestra unidad y nuestra solidaridad?
En los últimos 15 años, la única vez que la clase gobernante, su gobierno y su Estado democrático retrocedieron realmente, fue durante el movimiento CPE[1] en la primavera de 2006. ¿Por qué? Este movimiento social, iniciado por estudiantes conscientes de ser futuros trabajadores precarios, se desarrolló espontáneamente al colocar la solidaridad entre las generaciones de la clase trabajadora en el centro de sus movilizaciones. La juventud precarizada redescubrió la importancia vital de las Asambleas Generales (AG) soberanas y autónomas. Gracias a los animados debates, se dieron cuenta de que su pelea no era una pelea particular, sino que pertenecía a toda la clase trabajadora. Por ello los estudiantes en lucha abrieron las AG a los estudiantes de secundaria, desempleados, trabajadores y jubilados. En cada manifestación, las comitivas eran cada vez más imponentes. En cada manifestación, otros sectores de la clase trabajadora se unieron a la lucha. Los eslóganes que florecieron entonces fueron indicativos de esta búsqueda de unidad: "tocino joven, pan viejo, la misma ensalada"[2]; "Estudiantes, parados, trabajadores precarizados, del sector público y privado, la misma lucha contra el paro y la precariedad". El movimiento estudiantil contra la precariedad comenzaba a ganar trabajadores del sector privado, lo que obligó al gobierno de Villepin a retirar el CPE.
Esto es lo que asustó a la burguesía en 2006: la extensión de la lucha y la solidaridad de toda la clase trabajadora, todas las generaciones juntas. Esta dinámica de tomar el control de la lucha por los estudiantes (en su mayoría obligados a hacer trabajos ocasionales para sobrevivir y financiar sus estudios), el desarrollo de la solidaridad, las asambleas generales masivas, las consignas que proponen la unidad de toda la clase trabajadora, el desafío de los sindicatos ... esto es lo que hace la fuerza de la clase explotada.
¿Acaso el movimiento social actual estará inspirado por esta victoria de 2006, de lo que hizo nuestra fuerza, nuestra unidad en la lucha? En apariencia, queremos creerlo. Se mediatizan asambleas generales de trabajadores ferroviarios en las estaciones de ferrocarril. Los sindicatos se presentan "unidos", "combativos" e incluso "imaginativos" (¡el hallazgo de la huelga "en cadena"!). ¡Se nos promete la victoria, incluso un nuevo "Mayo 68"!
¿Es esta la realidad? ¡No! Porque detrás de la fachada de la "unidad sindical" se esconden las peores divisiones corporativas y sectoriales: las huelgas están aisladas unas de otras; cada sector presenta "sus" propuestas particulares, sus propias jornadas de acción.
Porque detrás del "ingenio sindical" de la huelga "en cadena" se esconde el veneno de la división: el objetivo de los sindicatos es hacer impopular esta huelga ferroviaria, es enfrentar a los trabajadores unos contra otros, de exasperar a la larga a quienes no pueden ir al trabajo, o volver a casa, "a causa de la huelga de los ferroviarios". Esta es una vieja táctica que conocemos bien y que solo pretende evitar cualquier expresión de solidaridad con los huelguistas que "hacen el desmadre" (como dijo muy bien el presidente Macron poco después de asumir el cargo, y que sigue defendiendo, y afirma diciendo hoy "¡Debemos dejar de tomar como rehenes a las personas!").
Porque detrás de los "fondos de solidaridad" puestos en marcha por los sindicatos se esconde un ataque contra la solidaridad real de los trabajadores: la solidaridad activa en la lucha es reemplazada por un apoyo platónico "por delegación" para una huelga "en cadena" de larga duración.
Finalmente, porque detrás de "la combatividad sindical" se oculta un movimiento impotente y agotador: completamente aislados del resto de su clase, es probable que los ferroviarios sufran una pérdida significativa de salarios y especialmente, una desmoralización ligada a la derrota.
Frente al creciente descontento social, la burguesía ha aislado una industria simbólica y clave, la de los ferroviarios, para imponerle una vez más una derrota visible por todos y así difundir su mensaje: la lucha no sirve para nada. La lucha no paga.
Esto es una trampa muchas veces utilizada para dividir a los trabajadores por sector, por corporaciones, y agotar su espíritu de lucha para conseguir hacer colar ataques y otras "reformas" del gobierno y de la patronal.
Recordemos la huelga de los trabajadores ferroviarios en 1986-87. Después de varias semanas de paralización del transporte, los trabajadores aislados y encerrados en su "sector", por los sindicatos, volvieron al trabajo sin obtener nada.
Recordemos las huelgas y manifestaciones de 2003 en el sector de la Educación Nacional. Durante muchas semanas, los maestros lucharon. Pero esta movilización, en lugar de ser una locomotora para una lucha global, permaneció completamente aislada debido a su fuerte control sindical. Una aplastante derrota se produjo, lo que permitió que el gobierno Raffarin afirmara cínicamente: “¡No es la calle la que gobierna!"
Esta misma estrategia se utilizó en 2010-2011: mientras que el sector público había sido cuidadosamente separado del sector privado, gracias al trabajo sucio de los sindicatos. Durante meses, las comitivas de los sindicatos, acompañados a veces cientos de miles de manifestantes aparecieron en las calles. Verdaderos desfiles estériles e impotentes al que el presidente Sarkozy pudo afirmar que el poder no estaba en la calle (no privándose de recordar también, que se tenía que ¡"poner fin al espíritu del 68"!).
Hoy, es la misma trampa que se ha tendido a nosotros. Lo que quiere la clase dominante es evitar que el fuerte descontento social, en contra de las "reformas" de Macron, explote. A lo que se dirige es a reprimir la ira por poder hacer pasar todas las reformas y ataques planificados, en los planes del presidente Macron.
Debe quedar claro que confiar nuestra lucha a los sindicatos solo nos puede llevar a la derrota. Tenemos que discutir y reflexionar sobre el trabajo sucio de los sindicatos, estos divisores profesionales, que se unen contra nosotros utilizando, hoy en día, la cólera legítima de los ferroviarios. Hay que denunciar sus prácticas anti obreras, su duplicidad y complicidad con el gobierno y la patronal.
La huelga “en cadena” que las grandes centrales sindicales, como la CGT, CFDT, FO, han organizado (“negociando” a las espaldas de los trabajadores, en el secreto de las oficinas ministeriales) no permite desarrollar la lucha. Por el contrario, ¡intenta sabotearlo! La huelga "prorrogable", aislada y "sin límites", defendida por SUD-Rail, es igual de dañina. Nos separa de toda solidaridad al impedir la unificación de nuestra lucha. La famosa "convergencia de luchas", del sindicalismo "radical", es solo una variante del corporativismo para mantenernos aislados unos de otros. Esta idea de “convergencia”, puesta en práctica por algunas comitivas que juntan por una simple yuxtaposición, se opone radicalmente a la necesidad de la unificación de las luchas. Unificación significa unidad de combate, más allá de los sectores, rompiendo todas las barreras erigidas por los sindicatos. Esta unificación de las luchas pasa necesariamente las Asambleas Generales masivas en las que todo el mundo puede participar, en los lugares de trabajo, en las calles, en plazas públicas, en los barrios, en las universidades.
Contrariamente a lo que quieren hacer creer los sindicatos y los burgueses, la clase obrera es perfectamente capaz de tomar sus propias luchas en la mano sin tener que confiar la política a los "especialistas". Todas las grandes experiencias del pasado son la prueba ... En mayo de 1968, los trabajadores fueron capaces de luchar masivamente, espontáneamente, oponiéndose a los sindicatos y rompiendo su carné sindical. Los estudiantes que organizaron el movimiento de masas contra el CPE en 2006 no permitieron que los sindicatos les robaran su lucha. En Polonia en agosto de 1980, los trabajadores de los astilleros de Gdansk fueron capaces de desarrollar una huelga de masas que se extendió a todo el país, sin ningún sindicato, con delegados elegidos y revocables en cualquier momento por las Juntas Generales. Solo la clase trabajadora puede defender sus propios intereses contra sus explotadores.
Hoy en día, frente a esta nueva maniobra de la burguesía y de los sindicatos para sabotear cualquier intento de lucha y cualquier reflexión sobre la experiencia del pasado, no solo en Francia, sino también en otros países, los trabajadores más combativos y conscientes deben buscar la unión. Deben discutir, reflexionar juntos sobre la situación cada vez más dramática que nos impone el capitalismo. Esto independientemente de la banda en el poder. ¿Qué futuro puede ofrecer este sistema de explotación a los trabajadores y sus hijos? Nada más que la miseria creciente y la barbarie sin fin. ¿Cómo podemos luchar no solo por nosotros mismos sino también por las generaciones futuras?
Estas son preguntas que solo pueden encontrar una respuesta práctica en la discusión colectiva y la reflexión.
El único futuro posible para la sociedad está en manos de la clase trabajadora, una clase que no tiene nada que perder que sus cadenas y un mundo que ganar.
Revolución Internacional, sección de la CCI en Francia, 19 de abril de 2018
(agradecemos la traducción al español a un compañero muy próximo a la organización)
[1]Contrato de Primer Reclutamiento (CPE por sus siglas en francés “Contrat Première Embauche”), renombrado por algunos estudiantes como "Contrato Basura de Reclutamiento". Para un conocimiento de esta experiencia de la clase obrera en 2006 ver Tesis sobre el movimiento de estudiantes contra el CPE https://es.internationalism.org/revista-internacional/200606/964/tesis-sobre-el-movimiento-de-los-estudiantes-de-la-primavera-de-200 [596]
[2]Expresión en francés que hace analogía de los ingredientes distintos de una misma ensalada para hacer referencia a la unión: “Jeunes lardons, vieux croûtons, la même salade”
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Durante casi todo 2017 y en los meses que van del 2018, la burguesía en México ha desatado una escandalosa campaña alrededor de las elecciones presidenciales. Toda esa práctica resulta comprensible en tanto las elecciones le dan oportunidad a la burguesía de fortalecer su control ideológico contra la clase obrera, al presentar al sufragio como un instrumento para la toma de decisiones y a la democracia como única salida política para la humanidad. En esta ocasión la promoción de la democracia y de sus candidatos ha logrado interesar a una numerosa masa de trabajadores como no lo había hecho en años anteriores y la razón es que la burguesía continuamente refina sus armas de control y mejora sus formas para atrapar la atención e impedir la toma de conciencia de los explotados. Esta vez ha aprovechado el hartazgo que hay en el conjunto de la población por la violencia y la miseria, para alentar esperanzas de que desde la soledad y la individualidad del voto todo se pueden cambiar. Pero aun cuando la clase en el poder ha logrado enganchar masivamente en la ilusión democrática, no ha podido llevar el trabajo en unidad, en tanto sufre una profunda división.
Desde la apertura de las campañas electorales se hizo notoria esa disputa, rompiendo a todos partidos y llevando a alianzas apresuradas que establece un poco de orden y una unidad alrededor de sus candidatos, pero al ser forzada y frágil no logra evitar se mantengan las pugnas y que incluso se escapen de los partidos para extenderse en todos los espacios que ocupa la burguesía, de manera que se involucran los grupos de empresarios, militares y del narcotráfico (en lo que va de campañas electorales, han asesinado a 114 operadores y candidatos locales)... Estamos viviendo, sin duda, un proceso electoral marcado por la descomposición que corroe a la sociedad capitalista[1] [1548].
El representante de la autoridad electoral en México (INE), Lorenzo Córdoba ha afirmado que “El voto constituye el ABC de la democracia, la razón de ser de la misma y hace del voto la herramienta más importante no solo para definir quienes ocuparan los espacios de representación política sino también para castigar y premiar la actuación de los partidos políticos (…) de ahí que el sufragio <es> el derecho-poder más relevante que los ciudadanos tienen en democracia.” (5-junio-2018). Lo que se resume en ese argumento es la vieja idea que la burguesía repite en cada proceso electoral, que el voto es un instrumento mágico que tiene la virtud de “hacer cumplir la voluntad de las mayorías” y por tanto otorga un “poder” a cada individuo capaz de imponer decisiones. De esa manera fetichiza al voto, otorgándole cualidades fantásticas e irreales, para construir en torno a él, esperanzas e ilusiones.
Al ser una quimera sostenida sobre mentiras, la burguesía requiere refrescar esas ilusiones continuamente. El principal instrumento que usa para ese trabajo son sus partidos (y ahora lo complementa presentando candidatos “independientes”), con ellos cubre toda la geometría política, levantando un cerco en torno a los trabajadores, desde la derecha hasta la izquierda, con el objetivo de impedir que tomen conciencia de su condición de explotados y comprendan el verdadero papel que juega la democracia en su sometimiento. Derecha e izquierda, enlazadas por la estructura estatal que organiza las elecciones, son el medio principal para levantar la trampa que hace pasar como una alternativa al voto, pero para darle efectividad y cumplir el propósito de controlar ideológicamente a la clase obrera, requiere de la intervención de todas las fuerzas de la burguesía. Por eso hace un uso intenso de la propaganda masiva a través de sus medios de difusión, de sus encuestadores, pero también de los grupos izquierdistas.
Las agrupaciones izquierdistas, que, sin tener una participación directa en las estructuras de gobierno, están orgánicamente integrados al Estado capitalista a través de su programa y su práctica, son utilizados para cerrar el cerco de la emboscada y completar la campaña.
Para magnificar la trampa electoral, requiere de la participación no solo de los partidos, PRI, PAN, MORENA y sus “coaligados”, también cumplen su papel los grupúsculos izquierdistas, aun cuando se presenten como críticos del proceso electoral. Justamente apuntalan esta trampa los llamados que han hecho los grupos como el EZLN y diversas agrupaciones trotskistas y estalinistas, unos llamando a construir una respuesta electoral “alternativa”, otros criticando el proceso electoral porque no hay un candidato “representando a los trabajadores”, otros más, llamando (de forma velada o abierta) a apoyar “críticamente” al candidato que resulta el “mal menor”. En suma, ese pretendido discurso crítico inyecta la esperanza en que el proceso electoral podría tener una orientación diferente (no burguesa), lo que implica animar indirectamente a los explotados en hacer uso del sufragio y el parlamento, como lo hizo la clase obrera en el siglo XIX.
En el capitalismo el proletariado aparece como una clase explotada, productora de mercancías, que “…se enfrentan a él como un ser extraño, como un poder independiente del productor.” (Marx, Manuscritos Económicos y filosóficos de 1844). Esta circunstancia que hace del proletario un ser extraño en el sistema, pero a la vez enfrentado a este (definiendo su naturaleza revolucionaria), la burguesía busca ocultarlo imponiéndole una falsa identidad política dentro del capitalismo, trasmutando su naturaleza de clase por una condición individual de ciudadano con “derechos civiles”, derivando de ahí la ilusión del “poder de decisión” del sufragio.
Durante el siglo XIX, cuando el capitalismo se encontraba en su fase de expansión, la clase obrera desarrolló movilizaciones por el derecho al voto e hizo uso del parlamento, pero en ese período la burguesía iba imponiendo su dominio político, eliminando el poder de la antigua clase dominante, por lo que era posible ocupar (temporalmente) los instrumentos de la democracia que la burguesía construía. Interviniendo desde la Gaceta alemana de Bruselas, Engels explicaba las condiciones que hacían posible que los trabajadores pudieran utilizar del voto y el parlamento, e incluso tener acercamientos políticos con la burguesía: “¡Continuad batallando valientemente y sin descanso, adorables señores del capital! Todavía tenemos necesidad de vosotros; todavía os necesitamos aquí y allá como gobernantes. Vuestra misión es borrar a vuestro paso los vestigios de la Edad Media (…); convertir las clases más o menos poseedoras en verdaderos proletarios (…), crear con vuestras fábricas, vuestras relaciones y vuestros mercados comerciales, los medios materiales de que el proletariado necesita para la conquista de su libertad.” (Los movimientos revolucionarios de 1847)
De manera que el uso del voto y del “establo parlamentario” (como lo llamara Lenin) por parte de los trabajadores para llevar desde ahí la defensa de los intereses estaba definido por las condiciones económicas de expansión capitalista, por eso una vez que el capitalismo entró en su fase de decadencia –en los primeros lustros del siglo XX–, se modificaron las condiciones políticas, anulando toda posibilidad de usar los instrumentos de la democracia burguesa. Es importante apuntar que, si el desarrollo económico del capitalismo permitió al proletariado usar políticamente al sufragio, no obstante, éste nunca representó un verdadero terreno de clase. Marx en su balance que hace de los combates llevados en la Comuna de Paris explicaba, de forma simplificado, que el voto y la democracia no son sino instrumentos para “…decidir una vez cada tres o seis años qué miembros de la clase dominante han de representar y aplastar al pueblo…” (La guerra civil en Francia, 1871).
En la comprensión de ese marco expuesto, es que afirmamos que: “En el capitalismo decadente, las elecciones son una mascarada. Todo llamamiento a participar en el circo parlamentario no hace sino reforzar la mentira de presentar las elecciones como si fueran, para los explotados, una verdadera posibilidad de escoger…” (Principios Básicos de la CCI). Por eso, es que podemos asegurar que es la burguesía es la única que saldrá ganando en esta y en las venideras elecciones.
Las elecciones presidenciales son un acontecimiento relevante en la vida de la burguesía, porque le permite reafirmar su poder y validarlo por los cánones de la democracia. Por esa razón busca que el proceso se presente de forma ordenada y resulte de él, un marco de unidad que refuerce la estructura del Estado. Sin embargo, el capitalismo vive un proceso de descomposición social, que se ilustra claramente en la dificultad de la burguesía para controlar la evolución de la situación en el plano político, particularmente de sus procesos electorales.
El fenómeno de descomposición generalizada expresa el pudrimiento de la sociedad capitalista como efecto del crecimiento de sus contradicciones económicas y políticas, ante las cuales la burguesía es incapaz de dar una salida duradera, pero el proletariado, en este momento, tampoco está en condiciones para dar una solución revolucionaria[2] [1549]. Una de las expresiones más claras de esta fase que vive el capitalismo es la indisciplina en las filas de la burguesía, lo cual conduce a la pérdida de control de actividades como el narcotráfico y en una falta de unidad para controlar, en términos absolutos, su aparato electoral.
En México, esta vez, al abrirse la temporada del “ritual sexenal”, se reanimaron y profundizaron las tensiones al interno de todos los partidos, llevando a un relativo desorden en la designación de sus candidatos y en la preparación del cambio de presidente.
Estas grietas que afectan el tejido burgués le crean dificultades para mantener la geometría política por la que trabajó de forma amplia desde las últimas dos décadas del siglo XX. La denominada “reforma del Estado”, que la burguesía presentó como respuesta a la agudización de la crisis económica (en la década de los 80), incluía no sólo la recuperación de medidas económicas y administrativas de orden “neoliberal”, sino también una “refinación” de su estructura política, concentrando sus preocupaciones en dar credibilidad al “juego electoral”, incluyendo –en eso que llamó “proceso modernizador”– la posibilidad de la alternancia de partido en el gobierno (como sucedió en el año 2000).
En ese contexto la burguesía, desde el Estado, dibujó las líneas para consolidar su derecha (PRI y PAN) e hizo un trabajo arduo para construir su aparato de izquierda (PRD), buscando que contara con una fuerza que asegurara el control de los explotados, pero además pudiera incorporarse como partido en el gobierno.
Ese escenario, tan aparentemente ordenado, se dislocó por la misma fractura que tiene dividida a la burguesía, de manera que encontramos, al iniciar los preparativos del circo electoral del 2018, al PRI y al PAN en una condición inestable que los torna en estructuras incapaces de aglutinar al conjunto de la clase en el poder y por tanto sin condiciones para pactar y llevar sin conflictos la alternancia de gobierno. El PRD también se encuentra fracturado y a un nivel tan grave que su mermada estructura se ha diluido en la alianza con el PAN.
Para la burguesía esto representó un problema especial en tanto al deslavarse el PRD –sobre todo en el último lustro– y luego al aliarse con el PAN, dejaba una vacante en su arsenal, que requiere cubrir con MORENA. Y aunque con ese partido se completan los instrumentos necesarios para hacer atractivo el circo electoral, no logra ser reconocido por el conjunto de la burguesía como un polo de agrupación, por su discurso ambiguo.
Al terminar el gobierno de Peña Nieto se resalta una serie de actos de corrupción cometidos por personajes que representaban al “nuevo PRI”, pero también las cifras expuestas por instituciones oficiales exponen un ascenso de los crímenes que son cometidos por las mafias de la droga. La macabra contabilidad resalta que en el gobierno de Calderón los asesinados fueron 102 mil 859 pero con Peña se alcanza la cifra de 120 mil 935 (hasta octubre de 2017). En el mismo sentido, los informes de pobreza de instituciones oficiales[3] [1550], que, aunque usan una metodología bizarra, permiten ver que el número de “pobres”, entre 2012-16, creció hasta 53.4 millones, es decir 68 mil más de los cuantificados en 2012 (“Evolución de la Pobreza 2010-2016” CONEVAL). Todo lo anterior expresa indudablemente el tipo de vida que ofrece el capitalismo y sin embargo la burguesía lo viene utilizando a su favor, al invocar esos argumentos para apoyar su convocatoria a las urnas y poner en boca de todos sus candidatos la promesa de revertir esa realidad.
El crecimiento de la pauperización de los trabajadores y la pérdida relativa de control de la política, producto de la crisis económica y la descomposición, no tienen solución dentro del capitalismo, sin embargo, la burguesía en su propaganda electoral crea la ilusión de que sus candidatos pueden hacerlo. Y el hecho de que en los gobiernos que han encabezado el PRI y el PAN solo han profundizado esos problemas, ha alimentado la esperanza de que llevando al gobierno a López Obrador se producirá la solución deseada.
Aun cuando la misma división de la burguesía ha impedido que de forma rápida y serena se pacte sobre a quién colocará en la presidencia, lo cierto es que, hay una gran posibilidad de colocar a López Obrador en el gobierno y aunque hay amenazas de parte de algunos empresarios, con dislocar la economía si llega este, hay también una preparación para poder establecer un gobierno de izquierda. Esta opción no asegura la unidad y disciplina de la clase en el poder, pero si le da un respiro momentáneo que le dan posibilidad de asumir acuerdos de corto plazo.
La declaración reciente de López Obrador, reconociendo la viabilidad en el proyecto para la construcción del nuevo aeropuerto internacional, acortando las diferencias con los empresarios, muestra la tendencia que dominará de confirmarse su ascenso al gobierno, es decir, de un choque continuo antes de llegar a acuerdos en la orientación de la política económica. Pero si un gobierno de izquierda puede polarizar aún más a la burguesía y dificultar todavía más la toma de decisiones para asumir ciertas prácticas, políticamente el Estado fortalece su capacidad de dominio, al presentar ese relevo en el gobierno como un triunfo de los explotados.
El ascenso de gobiernos de derecha ha mostrado por años que no representa ninguna mejora para los trabajadores, pero un gobierno de izquierda, por más promesas y juramentos que lance, tampoco modificará las condiciones de explotación y sometimiento. Los partidos de derecha e izquierda del capital tienen como objetivo la búsqueda de la perpetuación del actual sistema de explotación. Así como el sufragio y la democracia son instrumentos ajenos a los explotados, los gobiernos, sean de derecha o de izquierda son enemigos de los trabajadores.
Revolución Mundial / 8-junio-2018
[1] [1551] Ver nuestras Tesis sobre la Descomposición, /revista-internacional/200510/223/la-descomposicion-fase-ultima-de-la-decadencia-del-capitalismo [13]
[2] [1552] Para ampliar sobre el problema de la descomposición recomendamos aparte de nuestras Tesis, mencionadas en la nota 1, Militarismo y descomposición, Revista Internacional n° 64 (1991), https://es.internationalism.org/revista-internacional/201410/4046/militarismo-y-descomposicion [949] . Las raíces marxistas de la noción de descomposición, n° 117 (2004), https://es.internationalism.org/revista-internacional/201410/4046/militarismo-y-descomposicion [949] . Estados Unidos en el corazón del creciente desorden mundial, nº 159 (2017), /content/4271/estados-unidos-en-el-corazon-del-creciente-desorden-mundial [1553] .
[3] [1554] Las estadísticas estatales construyen una mañosa clasificación de los pobres, en tanto les sirven para hacer brincar a una masa de la población de una “zona de pobreza” a otra y aunque no significa una mejora efectiva de sus condiciones de vida, permite alegrar las cifras. La base de esa clasificación es el rechazo al concepto de clase social, por lo que mide solo el ingreso, de manera que usa el concepto de pobreza en un desglose tramposo: pobreza moderada, extrema, multidimensional, patrimonial, alimentaria…
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Durante dos semanas a finales de febrero y principios de marzo, los maestros de las escuelas públicas del estado de Virginia Occidental estuvieron en huelga. Esta huelga no fue una maniobra del Estado para provocar una derrota de los maestros a manos del sindicato. Por el contrario, la ira, la resistencia, la militancia y la voluntad de los maestros de resistirse a los canales institucionales establecidos para expresar sus quejas parecen haber tomado a la burguesía, tanto a nivel estatal como nacional, más bien por sorpresa. Aunque la huelga ya ha terminado y los maestros han regresado a sus puestos de trabajo después de haber ganado sólo parte de las concesiones que buscaban del estado, este episodio marca quizás el desarrollo más importante en la lucha de clases en los EE.UU. desde las movilizaciones de 2011, en particular la resistencia a la austeridad del sector público en Wisconsin y el movimiento “Occupy Wall Street”[1].
De hecho, la huelga de maestros de Virginia Occidental es en sí misma parte de un movimiento más amplio, tanto dentro de los Estados Unidos como internacionalmente, que tiene lugar en el sector de la educación y otras partes del sector público. Las movilizaciones de estudiantes estadounidenses de secundaria contra la violencia armada, las huelgas del sector público en Francia contra las "reformas del mercado laboral" del gobierno de Macron, y la movilización de profesores universitarios y personal de apoyo en el Reino Unido debido a los ataques a las pensiones son parte de lo que parece ser una respuesta internacional en desarrollo a los efectos de años de recortes presupuestarios estatales[2].
Este artículo, escrito por un simpatizante cercano en los EE.UU., intenta hacer un balance de la reciente lucha de los maestros y otros trabajadores del sector público en Virginia Occidental.
El sector educativo en particular encarna las contradicciones inherentes a la reproducción social bajo el capitalismo. Si bien está sujeto a la lógica capitalista de la productividad y la valorización como en todas las otras áreas, el sector de la educación es también, sin embargo, donde tiene lugar la función social vital de capacitar, preparar y disciplinar a la próxima generación de trabajadores (la reproducción de la fuerza de trabajo a nivel generacional). Como tal, por mucho que los salarios de los maestros y los costos de invertir en infraestructura y servicios educativos sean una carga para las arcas del Estado, la sociedad capitalista simplemente sería incapaz de reproducirse sin un sistema educativo que funcione. Además, la necesidad de que los capitales nacionales individuales sigan siendo competitivos a nivel internacional mediante el desarrollo de una mano de obra con las cualificaciones más pertinentes para el desarrollo técnico de la sociedad mitiga la reducción de las inversiones en educación por debajo de un cierto nivel funcional (al menos en las áreas y comunidades que se consideran dignas de tales inversiones). Esta es una de las principales funciones del capitalismo de estado en decadencia - proteger el interés nacional general, de las expresiones más vulgares de la lógica del capitalismo dirigiendo los recursos sociales a áreas como la educación, incluso cuando una cierta lógica de mercado dictaría lo contrario, a través de medidas "redistributivas" como los impuestos.
Sin embargo, tras la "Gran Recesión" que estalló en 2008, la resultante "crisis fiscal" de los Estados y los intentos, a menudo difíciles, de varias facciones de la burguesía de gestionar la crisis recortando el presupuesto del Estado hasta el mínimo, la contradicción entre la educación como inversión en la productividad futura y la educación como un coste importante a soportar por el Estado, a menudo se resolvió a favor de la austeridad. En los Estados Unidos, este proceso fue impulsado por la degeneración ideológica de la derecha del Partido Republicano, que, especialmente a nivel estatal, aplicó políticas cada vez más maximalistas de recortes de impuestos para ayudar a los ricos donantes de las campañas electorales y a los intereses de los empresarios, al tiempo que reducía los servicios estatales lo más cerca posible del mínimo nivel funcional, principalmente a través de ataques a los salarios, beneficios y condiciones laborales de los trabajadores del sector público, pero también tratando de eliminar los costos adicionales de varias de las políticas de "derecho al trabajo" introducidas por los sindicalistas del sector público a nivel estatal.
Si bien este proceso encontró su expresión más extrema en "estados rojos"[3] como Kansas, también tuvo lugar en estados más tradicionalmente "azules" [gobernados por los Demócratas en ese período] y "púrpura" [gobernados dos años por Republicanos y dos años por Demócratas en ese período] del cinturón industrial, como Wisconsin, Michigan y Ohio, particularmente después de la elección de la llamada ola Republicana de 2010, que vio a Halcones de la austeridad del sector público como Scott Walker llegar al poder en Wisconsin. En Michigan -un estado que votó dos veces por Obama - el gobierno estatal fue dominado por los Republicanos y muchas localidades estuvieron sujetas a los caprichos de "gerentes de emergencia" nombrados por el Gobernador Republicano, resultando en escándalos que conmocionaron la opinión pública, como la crisis del agua de Flint en 2014 y la crisis de las escuelas de Detroit.
En Wisconsin, durante la primavera de 2011, los intentos de Walker de imponer una legislación que despojara a los empleados públicos de sus derechos de negociación colectiva se encontraron con una movilización inesperada de trabajadores, estudiantes y ciudadanos afectados quienes, en el espíritu de la entonces todavía ardiente Primavera Árabe, ocuparon la casa estatal y salieron de las escuelas en un enérgico intento de impedir lo que muchos percibieron como un golpe de derecha. Sin embargo, estas movilizaciones fueron rápidamente recuperadas por el sistema mediático-estatal, que construyó una narrativa que las situó como parte de un movimiento de resistencia antirrepublicano más amplio, arrastrándolas detrás del Partido Demócrata estatal y los sindicatos. De manera muy elocuente, este movimiento terminó sin lograr concesiones tangibles por parte del Estado, disolviéndose en el fallido esfuerzo electoral intra burgués de destituir a Walker de su cargo.
Más tarde ese mismo año, el surgimiento del Movimiento “Occupy Wall Street”-realmente parte de una reacción internacional a las consecuencias económicas de la Gran Recesión que incluyó al movimiento Indignados en España- desafió formas establecidas y oficiales de protesta con el surgimiento de la asamblea general como una especie de forma embrionaria de lucha proletaria que reflejaba el deseo de ir más allá de las formas electoralistas, sindicales e izquierdistas. Sin embargo, desde el aplastamiento de los principales centros del Movimiento “Occupy” por la represión estatal y el agotamiento de sus expresiones periféricas, los últimos seis años han estado marcados por el estancamiento, si no la retirada, de la lucha de clases. La tendencia de obreros a expresar el agravamiento y el declive en sus condiciones de vida y de trabajo a través de la lente distorsionada del populismo, y a la inversa por la resistencia "democrática" al populismo, han alejado en gran medida al proletariado de su terreno de clase.
Aunque el surgimiento del populismo ha planteado nuevos y desafiantes problemas para las principales facciones de la burguesía en varios estados, sin embargo, ha tenido un propósito quizás no intencional en formar una opción política alternativa bajo la democracia burguesa que pueda recuperar la ira y el malestar proletario hacia el "Sistema". En los Estados Unidos, las campañas de Donald Trump y Bernie Sanders[4] desempeñaron una función importante en 2016 y más allá aparentando ofrecer una alternativa a las políticas del “establishment” burgués, sin embargo, estaba completamente dentro del circo electoral. Además, a raíz de la victoria de Trump, se produce un llamado movimiento de "resistencia" tanto en movimientos oficiales (la Marcha de las Mujeres de 2016) como no oficiales (Antifa, movimientos izquierdistas y de identidad, etc.), junto con el surgimiento de un perverso pánico moral rusofóbico impulsado por los medios de comunicación, parecen haber frenado el surgimiento de acciones genuinamente proletarias, basadas en la defensa de las condiciones de vida y de trabajo de los trabajadores.
Sin embargo, si bien es claro que las condiciones de descomposición capitalista y los efectos políticos del populismo siguen haciendo difícil al proletariado encontrar su apoyo en su propio terreno de clase, la huelga de docentes de Virginia Occidental parece confirmar nuestro análisis de que la clase trabajadora, incluso en regiones dominadas por algunas de las facciones más burdas de la burguesía, aún no ha sido derrotada en el sentido histórico.
Lo primero que hay que decir sobre la huelga de los maestros de Virginia Occidental es hasta qué punto debilita una cierta narrativa de "resistencia" liberal construida por los medios de comunicación que intenta pintar el mundo de Trump como una feroz batalla entre dos Américas opuestas: una metropolitana, educada, diversa y costanera que avanza hacia adelante y otra, enojada, resentida, ingrata, racista y xenófoba, en su mayoría blanca, y retrograda. Después de haber otorgado a Trump su mayor margen de victoria de todos los Estados que ganó en las elecciones de 2016 (del 68.5 a 26.4 por ciento, sin condados a favor de Clinton)[5], Virginia Occidental ha sido pintada a menudo por los medios de comunicación como el epicentro del Trumpismo- un lugar oscuro y atemorizante, al que los liberales metropolitanos solo se aventuran cuando están en una búsqueda antropológica para comprender el funcionamiento interno de la mente de su enemigo.
Cuando los maestros de Virginia Occidental fueron a la huelga el 22 de febrero, probablemente fue un shock para los medios de comunicación del “establisment” liberal, que debe haber asumido que el estado era un bloque sólido de reacción social impenetrable. Por alguna razón, los medios de comunicación nacionales prácticamente ignoraron la huelga hasta que quedó claro que una resolución era inminente. Limitado a unas cuantas líneas desechables en la parte final del noticiero, no hubo un intento coordinado de estimular la huelga como una especie de movimiento antirrepublicano, a pesar del hecho de que los maestros se enfrentaban a un Gobernador Republicano y a una legislatura controlada por los Republicanos y dirigida por un presidente del Senado particularmente obstinado (Mitch Carmichael) mal dispuesto a un acuerdo. Claramente, algo sobre los eventos no se ajustaba a una cierta narrativa.
En primer lugar, es evidente que la huelga se produjo en contra de la tibieza de los sindicatos que temían que una huelga ilegal daría lugar a sanciones contra el sindicato y empeorar su ya de por sí débil posición en el aparato político del Estado. Sin embargo, los maestros se fueron de todos modos, arrastrando a los burócratas del sindicato detrás de ellos, en lo que muchos en medios alternativos en línea describieron como un "huelga salvaje".
Los agravios que motivaron la salida se situaron firmemente en el terreno de clase proletario de la defensa de las condiciones de vida y de trabajo. Los maestros de las escuelas públicas de Virginia Occidental ganaban menos que los maestros en casi todos los demás estados (48 de 50) y enfrentaban una grave erosión en el salario neto como resultado de un aumento planificado en sus contribuciones esperadas para los costos de atención médica. La Agencia de Seguros de Salud para Empleados Públicos de Virginia Occidental (WVPEIA, por sus siglas en inglés), que brinda cobertura de salud a los empleados estatales, enfrentaba otra crisis de financiamiento, esta vez resultando en un posible aumento en los costos de los empleados de cientos de dólares al mes. Cuando se tomó en cuenta el aumento en los costos de atención médica, los aumentos salariales propuestos por el estado-originalmente un aumento del 2% en el primer año y luego un aumento del 1 por ciento en cada uno de los próximos dos-probablemente habrían resultado en un recorte en el salario neto para la mayoría de los maestros.
Cuando la huelga se extendió rápidamente a los 55 condados del estado, comenzó a quedar claro para los miembros más astutos de la clase dominante del estado que sería necesaria cierta contrición para contener el descontento. El gobernador Jim Justice, que alguna vez fue demócrata, pero ahora es un republicano por necesidad política, se reunió con los maestros en un intento de calmar su ira. Contrariamente a los temores del sindicato, el gobernador quería usar la zanahoria más que el palo para terminar la huelga. Sin embargo, cualquier aumento salarial para los maestros tendría que ser aprobado por la legislatura estatal, donde los halcones más intransigentes del control presupuestario tenían más influencia en el Senado. El miércoles 28 de febrero, el Gobernador Justice parece haber negociado un acuerdo para otorgar a los maestros un aumento del 5 por ciento en el primer año a cambio de poner fin a la huelga.
Aunque la Cámara de Delegados aprobó el acuerdo, el Senado estatal lo rechazó, ofreciendo un aumento del 4 por ciento. Los maestros prometieron seguir luchando y continuar la huelga ilegal. Además del rechazo del aumento salarial del 4 por ciento, los maestros se enojaron porque parecía no haber solución para la falta de fondos crónicos de la WVEIA, lo que significa que la amenaza de futuros aumentos de primas y deducibles seguía siendo patente. En el recuento de uno de los participantes, los maestros estaban enfurecidos por esta falta de acción sobre el seguro de salud y corearon: "De vuelta a la mesa, de vuelta a la mesa", a los representantes sindicales[6].Enjambres de maestros, padres y estudiantes descendieron al edificio del Capitolio del Estado en Charleston en lo que parecía ser una posible repetición de las movilizaciones en Madison, Wisconsin siete años antes. A pesar de la falta de interés de los medios de comunicación nacionales, en Virginia Occidental la opinión pública parecía estar claramente del lado de los maestros.
Sin embargo, a estas alturas ya se había establecido el escenario para que diversas partes del aparato estatal se involucraran en una división política del trabajo para poner fin a la huelga. El Gobernador Justice, quien en la primera semana de la huelga un grupo de maestros le dijo que no podían prometerle que no le dispararían[7],ahora podría intentar hacerse pasar por un intermediario honesto contra los irrazonables e intransigentes halcones del presupuesto en el Senado. El sindicato hizo su parte, enviando un memorando el viernes 2 de marzo, esencialmente culpando de la continuación de la huelga a un hombre: el presidente del Senado, Mitch Carmichael. De esta manera, el sindicato convirtió una movilización general de maestros y personal de apoyo en todo el estado contra los ataques a sus condiciones de vida y de trabajo en un intento de pedirle a un solo hombre que cambiara de opinión, una especie de súplica al Zar. Después de hacer todo un espectáculo en un programa en la radio, Carmichael aparentemente cedió y un aumento salarial del cinco por ciento para todos los empleados del estado fue promulgado como ley por el Gobernador Justice el martes 6 de marzo. El sindicato inmediatamente finalizó una huelga que no había convocado en primer lugar con un robo-call [llamada automatizada], instruyendo a los maestros a presentarse al trabajo al día siguiente.
Gran parte de los comentarios posteriores a la huelga en medios de comunicación izquierdistas y alternativos -pero también de elementos más cercanos al entorno proletario- se ha centrado en analizar el significado de esta huelga en el contexto más amplio de las relaciones laborales de Estados Unidos y en evaluar hasta qué punto debería considerarse como una victoria o una derrota. Por un lado, los maestros parecen haber ganado un beneficio material muy tangible al obligar al estado a otorgar aumentos salariales del 5 por ciento a todos los empleados públicos contra los planes iniciales del estado para ofrecer un aumento mucho más modesto. Por otra parte, la cuestión del financiamiento para el fondo de seguro de salud de los empleados del estado sigue sin resolverse, aunque por el momento no haya aumentos de las primas ni de los deducibles. La única concesión ganada en este tema fue la formación de una comisión, compuesta por varios representantes del gobierno y los sindicatos, para estudiar la cuestión de cómo la WVPEIA podría colocarse sobre una base financiera más sólida. Además, han circulado rumores de que el estado planea pagar los aumentos salariales mediante recortes a programas de bienestar público como Medicaid.
Para muchos en el medio "socialdemócrata" emergente en Estados Unidos -expresado principalmente a través de las páginas del cada vez más popular periódico Jacobino-, la huelga magisterial está siendo considerada como un acontecimiento trascendental que "tiene el potencial de cambiarlo todo". Un escritor, Eric Blanc, afirma que esta huelga fue "la victoria laboral más importante en los EE.UU. desde al menos a principios de la década de 1970"[8]. Otra escritora jacobina, Cathy Kunkel, describió la huelga como una "gran victoria" en el sentido de que "la huelga también profundizó la comprensión política de los empleados de las escuelas, ya que los líderes de base hicieron demandas no sólo sobre la financiación, sino también sobre la procedencia de esa financiación". Para Kunkel, la demanda presentada en el contexto de la huelga para financiar la WVPEIA, no a través de recortes a programas sociales para los pobres, sino a través de un "impuesto por despido" en la extracción de gas natural, fue un gran paso adelante en la sofisticación política de los trabajadores. Esta demanda fue concretada por un aliado político demócrata de la huelga, el senador estatal Ojeda, quien presentó un proyecto de ley para "perseguir" a las industrias del carbón y del gas natural que han "extraído riqueza de Virginia Occidental durante décadas"[9].
Más cerca del medio proletario, la declaración "No todas las huelgas son iguales" en anticapital0.wordpress.com,[8][10] hecha por un ex empleado público politizado de Virginia Occidental, es algo menos optimista sobre la importancia general de la huelga. Si bien la huelga evidenció "una solidaridad impecable entre empleos, lugares de trabajo, geografía y divisiones sociales" y en "hacer alarde de la ley cuando la ley se interpone en tu camino", la declaración lamenta que no sea suficiente con que haya una fuerte movilización en el sector público y que "tengamos que enfrentarnos al capital en su terreno explícito -en el terreno de la propiedad privada-". Contrastando la huelga de los maestros con la huelga simultánea en Frontier Communications (que sigue aislada), el autor sostiene que "una fuerte fracción de la clase obrera en el sector público no es un sustituto de una clase obrera débil en el sector privado".
Además, el autor sugiere que el grupo de trabajo designado para estudiar la cuestión de la financiación de la WVPEIA es probablemente una "farsa" y sólo conducirá a una mayor austeridad en forma de reducción de la cobertura y aumento de las primas, junto con una recopilación de datos más invasiva en forma de "programas de bienestar". La declaración termina con una afirmación inequívoca de que "la huelga no terminó en una victoria de los trabajadores".
La declaración publicada en el sitio web de la Tendencia Comunista Internacional (TCI) con respecto a la huelga tiene el título algo curioso de "¿La huelga de los empleados de la escuela de West Virginia se vendió?”. Esta declaración también es mucho menos festiva y señala las muchas limitaciones de esta huelga al no ir más allá de una especie de radicalismo de sindicalismo de base (salir sin la autorización del sindicato)[11], lo que habría significado la formación de asambleas y comités de huelga independientes. La declaración afirma: "Hay un marcado contraste entre la capacidad de organizar una salida de ese tamaño y, por otro lado, dar instrucciones para volver al trabajo con una promesa y una llamada robusta. (...) Si los trabajadores pueden declararse en huelga, ciertamente tienen la capacidad de formar una asamblea de trabajadores o un comité de huelga independientemente de los sindicatos y los clanes de la burguesía". En cierto sentido, la TCI ven esta huelga como una prueba de cierto nivel de combatividad en la clase, una especie de energía cruda para la lucha que estalla después de años de ataques y austeridad.
Sin embargo, para la TCI esta combatividad es en sí misma insuficiente para hacer avanzar la lucha: "Sin embargo, sin la presencia de una organización que represente a todos los trabajadores y que sirva como un polo independiente de los sindicatos, la asfixia final por parte de los sindicatos y los capitalistas es inevitable". Los compañeros del TCI argumentan en contra de ver esta huelga como una victoria, "cuando es más una pausa temporal que una ganancia real".
Sin embargo, no está claro cómo imagina el TCI que la huelga podría haber sido "vendida". ¿Quién la vendió? ¿Los sindicatos? Si los sindicatos están allí para "sofocar la lucha", ¿en qué sentido se puede decir que han vendido la huelga?
Claramente, la evaluación de esta huelga como una victoria, una derrota o algo intermedio tiene una importancia tremenda por cómo uno ve las perspectivas para el desarrollo de la lucha de clases en el período venidero, así como la naturaleza de las tareas que enfrenta la clase obrera y los revolucionarios. Por nuestra parte, estamos de acuerdo con Anticapital0.wordpress y con la TCI en que esta huelga no debe entenderse como una especie de victoria profunda a nivel material.
Además, no creemos que esta huelga signifique que esté a punto de estallar algún tipo de nueva era de lucha de clases, una que tenga lugar a través de las instituciones establecidas como los sindicatos y sus aliados en el Partido Demócrata. Contrariamente a los puntos de vista del nuevo medio socialdemócrata emergente, no creemos que el capitalismo ya sea capaz en el nivel histórico de ofrecer a la humanidad un "nuevo New Deal" que mejore el nivel de vida de la clase obrera de manera sustancial y permanente en una sociedad que sigue siendo capitalista. Por el contrario, esta huelga nos muestra que, para luchar realmente, la clase obrera encontrará cada vez más necesario ir más allá de estas formas anticuadas e impulsar demandas que el sistema capitalista es, a largo plazo, simplemente incapaz de satisfacer. De hecho, es sólo en la realización de la mayor inutilidad de lograr victorias materiales duraderas a través de las instituciones existentes que la clase obrera puede desarrollar la conciencia revolucionaria que necesita para ir más allá de este sistema fallido.
Pero volviendo a la coyuntura actual, sigue siendo el caso que globalmente -a pesar de la evidencia de una creciente voluntad de lucha- la clase obrera sigue muy desorientada por una serie de golpes a su conciencia desde la desintegración de los bloques a principios de la década de 1990. Las campañas ideológicas masivas en torno a la llamada "muerte del comunismo" (realmente una forma estalinista particular de capitalismo de estado), las ilusiones de prosperidad material creadas por las repetidas burbujas especulativas a lo largo de la década de 1990 y principios de la década de 2000, las campañas ideológicas en torno a la "guerra contra el terrorismo" después del 11 de septiembre, etc., han afectado profundamente a la clase obrera. Incluso con el resurgimiento de la crisis económica abierta después de 2008, la brutal austeridad desatada sobre el proletariado ha sido desorientadora, acompañada por las amenazas ideológicas gemelas del populismo de derecha y la llamada resistencia "democrática" al populismo.
Además, la reestructuración del mercado laboral hacia empleos cada vez más precarios y el desempleo de larga duración, junto con la inminente jubilación de la generación de trabajadores que recuerda las luchas de los años sesenta y ochenta y la dificultad de las generaciones más jóvenes para integrarse en la fuerza laboral, han intensificado el problema de la desaparición de la "identidad de la clase obrera". Todo esto ha hecho que la posibilidad de que surjan enfrentamientos de clases sea más difícil de lo que habíamos imaginado.
Sin embargo, si destacamos todas estas dificultades que enfrenta la clase trabajadora hoy, no es para arrojar agua fría sobre eventos como la huelga Magisterial de Virginia Occidental. Nuestro objetivo no es fomentar un sentido de resignación y desesperación. Por el contrario, buscamos evitar una reacción inmediatista y oportunista que comprometería nuestros principios revolucionarios celebrando aparentes "victorias" materiales, en un contexto histórico que no lo permite.
Para nosotros, el sistema capitalista ha pasado desde hace mucho tiempo a una fase histórica de decadencia en la que ya no es capaz de conceder cualquier reforma material duradera al proletariado. Como tal, simplemente no es posible que la clase obrera gane más victorias reales, tangibles, durables o materiales sobre el nivel de sus condiciones de vida y de trabajo. En un sentido, cada lucha termina en derrota. Como Rosa Luxemburgo planteaba en 1919, "debido a la contradicción en las primeras etapas del proceso revolucionario entre la tarea que se plantea agudamente y la ausencia de condiciones previas para resolverla, los combates de la revolución terminan en derrota formal. Pero la revolución es la única forma de 'guerra' - y esto es otra ley peculiar de la historia - en que la victoria final puede ser preparada sólo por una serie de 'derrotas'."[12].Mientras Luxemburgo se estaba refiriendo aquí al proceso revolucionario en marcha en Alemania en ese momento, la misma lógica es verdad para la lucha de clases en general bajo las condiciones de la decadencia.
Por supuesto no somos ciegos. Reconocemos que los profesores de Virginia Occidental ganaron un aumento de 5 por ciento para todos los empleados estatales y mantuvo a raya cualquier ataque inmediato en el nivel de sus beneficios de salud. Sin embargo, en nuestra opinión estas ganancias, al mismo tiempo reales, sólo pueden ser temporales. Bajo la lógica del capital decadente, serán rápidamente superados: ya sea por la inflación, el eventual aumento en los costos de salud, despidos, o algún otro mecanismo, los trabajadores simplemente no pueden ganar reformas duraderas de un sistema condenado por su propia lógica de crisis permanente. Ya podemos ver esta lógica en marcha en West Virginia con sugerencias de que los aumentos de sueldo de los empleados públicos se pagarán por los recortes a programas sociales. En otras palabras, los maestros sólo ganaron sus aumentos poniendo en marcha una cadena de acontecimientos que conduce al recorte de los beneficios a otros sectores del proletariado. Incluso si alguna vez se adopta la legislación "progresista" defendida por los demócratas para hacer pagar para estabilizar la WVPEIA a los operadores de carbón y gas natural, sin embargo, está en la lógica del sistema que los capitalistas intentarán recuperar este aumento en los costos de la empresa haciendo pagar la cuenta a los trabajadores de otro lugar.
Incluso si no tiene razón al decir que los profesores de West Virginia ganaron una especie de victoria material, también no es el caso de que la experiencia de la huelga fue sin ningún beneficio para el desarrollo de una respuesta proletaria a los continuos ataques del capitalismo. Contrastando los acontecimientos en Virginia Occidental con el levantamiento de 2011 en Wisconsin, está claro que parece que hubo un claro avance en cómo tuvo lugar la lucha. Primero y ante todo, los trabajadores salieron a la huelga contra los deseos de los sindicatos. En segundo lugar, los trabajadores parecen haber tomado a la clase dominante desprevenida obligándola a ceder a las demandas que inicialmente no estaba dispuesto a concederle[13].
Aunque el aumento de 5 por ciento será eventualmente fugaz, sin embargo, es importante que los maestros fuesen capaces de forzar al estado a hacer concesiones, a diferencia de Wisconsin en 2011 cuando el Estado impuso sus planes en la agenda a pesar de las protestas masivas. Si las ganancias materiales sólo serán momentáneas, el sentido del poder colectivo que tal acción y los resultados no serán tan temporales. En la decadencia, la importancia de la lucha viene de las lecciones aprendidas, los avances en la conciencia y la apreciación del poder de la solidaridad proletaria pueden tener frente al capital y el estado. Además, como otros compañeros han señalado, la lucha evidenció el poder que la lucha de la clase obrera puede tener al superar las barreras de edad, antigüedad como se demostró cuando personal de apoyo, los conductores de autobús de la escuela, etcétera, apoyaron a los profesores. Mientras que gran parte de estos beneficios menos tangibles, sin duda, parecerán desvanecerse en tanto que la lucha decae, la filtración subterránea de ideas nacidas de esta experiencia continuará y se manifestará en una forma más profunda y consciente en la próxima lucha.
En este sentido, el debate sobre si esta huelga fue una "victoria" o una "derrota" nos parece un poco perder el punto. Sobre el nivel material, ya no es posible para la clase obrera ganar reformas duraderas de un sistema capitalista decadente condenado a permanente crisis. En este sentido cada lucha que no se generaliza en una confrontación revolucionaria termina en una derrota. La pregunta real que los revolucionarios deben hacer al analizar tales acontecimientos es en qué medida una lucha particular marca un avance o un retroceso en la clase obrera al nivel de la conciencia y la combatividad. En este aspecto, manteniendo el contexto histórico general en mente, la huelga de los profesores de Virginia Occidental mostró importantes signos de un proletariado que permanece sin ser derrotado y busca maneras de luchar en su propio terreno a pesar de las turbulencias políticas y sociales del período.
Cuando se escribe este artículo, se están movilizando profesores en otros Estados. En Kentucky, muchos profesores han abandonado el trabajo en protesta contra el plan del gobernador de realizar cambios no deseados en sus pensiones. En Arizona, los profesores están exigiendo un aumento de 20 por ciento antes de las negociaciones del presupuesto estatal y amenazan con acciones de huelga si no hay un esfuerzo serio para aumentar el fondo destinado a la educación. En Oklahoma, ahora hay maestros en huelga y escenificando masivas manifestaciones en el edificio del Capitolio del estado, exigiendo mayor financiamiento a la educación, y el gobernador republicano Mary Fallin ofreció un paquete de gastos que supuestamente incluye el promedio de un aumento de sueldo adicional de $6.100 por maestro. Los profesores de Oklahoma parecen contar con el apoyo del público y muchos estudiantes, padres y ciudadanos se unen a las protestas.
Mientras que la situación todavía es fluida y aún no es posible hacer un análisis definitivo de cualquiera de estas movilizaciones aquí, es posible hacer algunas observaciones preliminares, que sugieren que la clase gobernante está intentando rápidamente cooptar el enojo entre los maestros y otros empleados públicos en un movimiento de resistencia anti republicano más amplio que se encuentra firmemente en el terreno político de la burguesía. Mientras que la huelga de profesores de Virginia Occidental parece haber tomado desprevenida a la clase dominante, incluyendo los sindicatos, las acciones en algunos de estos otros Estados parecen haber sido previstas con mucha antelación[14]. Mientras que la huelga de Virginia Occidental se encontró con una especie de apagón mediático, los principales medios de comunicación han estado cubriendo más activamente estas acciones en otros estados y, de hecho, promoviéndolas como una especie de "rebelión de los estados rojos" contra la ortodoxia ideológica republicana que ha gobernado en muchos estados rojos durante la última década, basada en la filosofía de que los recortes de impuestos siempre tienen prioridad sobre la inversión en bienes públicos. Aunque hay señales de que los maestros expresan frustración con sus sindicatos (particularmente en Oklahoma), los sindicatos en estos estados parecen tener mucho mejor control de la situación, o al menos de la narrativa.
La conclusión es que, mientras que indudablemente hay una gran frustración e ira entre los maestros y otros empleados públicos, las facciones principales de la burguesía están intentando recuperar la indignación en canales más seguros y domesticarla en una narrativa política más cómoda antes de las elecciones de mitad de mandato de 2018 y las elecciones presidenciales de 2020, en las cuales, sin duda, harán todo lo posible para derrocar a Trump o paralizarlo. Intentarán hacer que la indignación moral de los docentes y el público por la falta de financiación de la educación sea un tema en una campaña más amplia para frenar no solo el populismo trumpiano, sino también las facciones ideológicas más extremas del partido republicano, cuya línea dura ha reducido la inversión en la educación pública por debajo de lo que las facciones principales de la burguesía podrían considerar sostenible para el interés nacional[15].
Para la clase trabajadora, es importante resistirse a ser arrastrada por una campaña como esta. Deberíamos ser conscientes de que el problema de la falta de inversión en educación no se limita a los llamados "estados rojos". Solo unos pocos meses antes del estallido de esta ronda de lucha, hubo una pequeña indignación en los medios porque las escuelas públicas en Baltimore, Maryland, a menudo considerado el epítome de un "estado azul", que han cerrado debido a la falta de calefacción en los edificios escolares[16]. Además, debemos recordar que los demócratas del estado azul como Corey Booker e incluso el mismo Obama han abogado por escuelas autónomas que desvían los fondos de las escuelas públicas y otras políticas educativas que vinculan el financiamiento al "desempeño", lo que significa que las escuelas en áreas de bajos ingresos sufren recortes y “lo tendrían merecido por falta de interés”. Los alcaldes y gobernadores demócratas no son ajenos a la política de demonizar a los maestros de las escuelas públicas, pintándolos como sanguijuelas codiciosas que chupan la teta pública y que a menudo ofrecen un "producto defectuoso"[17]
Si bien es muy importante que los maestros eviten involucrarse en una especie de campaña política de "coalición" para defender la educación pública y mantenerse en el terreno de clase para defender sus condiciones de vida y de trabajo, también es evidente que existe la posibilidad de que cuestiones de educación activen una indignación moral pública más amplia en torno a los intentos cada vez más descarados de facciones del Estado de desinvertir en las futuras generaciones de la humanidad debido a preocupaciones presupuestarias o ideológicas inmediatas. Es aquí donde el movimiento actual de docentes podría cruzarse con la indignación pública por la violencia armada en las escuelas. La llamada "Marcha por la vida" en respuesta a la masacre de 17 estudiantes en Parkland High School en Florida por un individuo emocionalmente trastornado, a pesar de todos sus defectos y de toda su recuperación por los medios y la cultura de las celebridades, tocó este mismo nervio en la población, cada vez más preocupada por la descomposición de la sociedad en una espiral de violencia cada vez más atroz, para resistir las formas cada vez más bárbaras de que este proceso afecte negativamente a las generaciones más jóvenes, ya sea extinguiendo sus vidas en estallidos irracionales de violencia o negándoles la educación efectiva que necesitan para competir en el mercado laboral capitalista[18].
Sin embargo, desde el punto de vista del marxismo revolucionario es claro que estos intentos de resistir el descenso de la sociedad en la barbarie no pueden tener éxito por sí solos. Expresando un cierto instinto humano para defender la juventud de la especie y una indignación moral ante las características cada vez más inhumanas de un sistema capitalista en su período de pudrición histórica, carecen, sin embargo, de la perspectiva proletaria que necesitan para presentar una alternativa real a este sistema. Como tal, estos movimientos y marchas podrán ser recuperados por el Estado detrás de esta o aquella facción de la burguesía. Para trascender el sistema capitalista actual, que es el verdadero autor de toda esta miseria, es muy necesario que la clase trabajadora desarrolle su propia perspectiva a través de luchas en su propio terreno de clase en torno a la defensa de sus condiciones de vida y de trabajo. Los maestros de West Virginia nos han demostrado que todavía existe, aunque imperfecto en su inmadurez, un camino real.
-Henk
04/03/2018
[1] Sobre estas experiencias ver, como balance general internacional, De la indignación a la esperanza, /content/3349/2011-de-la-indignacion-la-esperanza [460] ; Oakland, el movimiento de ocupaciones busca lazos con la clase obrera, https://es.internationalism.org/cci-online/201111/3259/oakland-el-movimiento-de-ocupaciones-busca-lazos-con-la-clase-obrera [1556] ; Movimiento Ocupa Wall Street, el capitalismo es el enemigo, https://es.internationalism.org/cci-online/201111/3234/movimiento-ocupa-wall-street-el-capitalismo-es-el-enemigo [1557]
[2] Para más información sobre Francia, véase: https://es.internationalism.org/accion-proletaria/201805/4302/francia-huelgas-en-cadena-de-los-ferroviarios-una-maniobra-de-los-sind [1545] y https://libcom.org/forums/news/revolt-france-24032018 [1558] . Para el Reino Unido véase: https://libcom.org/article/lecturers-and-support-staff-rebel-union-pushes-poor-pension-offer [1559]
[3] Se llaman en la jerga política estadounidense “estados rojos” a aquellos gobernados por los Republicanos en las 4 últimas elecciones [NDT]
[4] Se ha dicho que la campaña de Bernie Sanders fue el verdadero sepulturero del Movimiento de Ocupación (Occupy Movement), recuperando ese arrebato de ira popular en una campaña electoral dentro del Partido Demócrata. Por supuesto, el trato bastante duro del establishment del Partido Demócrata hacia el ala de Sanders puede haber disminuido el beneficio para el estado burgués
[6]Ver: "The Strike is On, An Interview with Jay O'Neal," https://jacobin.com/2018/03/west-virginia-teachers-strike-activist-interview [1561]
[9]https://www.google.com/search?q=Cathy+Kunkel+Anatomy+of+a+victory%27&ie=utf-8&oe=utf-8&client=firefox-b-1 [1564]
[11] Para analizar este radicalismo de la “base sindical” ver "¿Es posible un nuevo sindicalismo? [88]".
[12] Rosa Luxemburgo, El Orden reina en Berlín (1919). https://www.marxists.org/archive/luxemburg/1919/01/14.htm [1566]
[13] Si bien la amplitud de la respuesta a los ataques de los Walkers (Wiscosin) puedo haber cogido a su administración con la guardia baja en 2011, está claro que se estaba preparando para una lucha, que no dudó en aprovechar la oportunidad de enjuiciar de una manera que no hizo más que consolidar su posición
[14] La huelga de Oklahoma ha sido discutida como una posibilidad por más de un mes, mientras que en Arizona la amenaza de una marcha de los maestros parece estar siendo utilizada como un peón en las negociaciones del presupuesto estatal. La marcha en Kentucky parece tener un carácter más espontáneo
[15]Véase, por ejemplo: https://www.washingtonpost.com/blogs/plum-line/wp/2018/04/02/teachers-are-walking-out-in-multiple-states-blame-gop-economics/?utm_term=.701a08a12b15 [1567]
[16] Véase: www.baltimoresun.com/news/maryland/baltimore-city/bs-md-cold-schools-201... [1568]. Maryland es irónicamente uno de los estados más azules en las elecciones presidenciales, pero actualmente tiene un gobernador republicano. Por supuesto, las escuelas públicas en las áreas suburbanas más ricas del estado como los condados de Montgomery y Howard no han experimentado tales privaciones
[17]Si bien está fuera del alcance de este artículo, cabe señalar que gran parte de la energía de esta línea de ataque contra los docentes se ha producido a través de un ataque a los sindicatos de docentes (por parte de muchos demócratas, así como de republicanos). Romper la espalda de los sindicatos de empleados públicos, de los cuales los sindicatos de maestros son a menudo los más grandes e importantes, fue un objetivo declarado de las maniobras de Walker en 2011. En ese momento, argumentamos que tal estrategia era probablemente poco sólida para la burguesía en su conjunto en el sentido de que amenazaba con privar a la clase dominante del amortiguador sindical entre el Estado y la ira popular de la clase obrera. Los acontecimientos en Virginia del Oeste parecen demostrar el peligro para el estado de una clase obrera que ha perdido la fe en su sindicato y en el valor -para la clase dominante- del sindicato al reafirmar el control sobre una lucha y llevarlo a su fin antes de que tenga la oportunidad de extenderse más allá de un sector en particular. Sin embargo, puede ser demasiado tarde para que la clase dominante aprenda esta lección, ya que el caso pendiente de Janus en la Corte Suprema amenaza con hacer ilegal el negocio cerrado en el sector público. Por su parte, los sindicatos han presentado escritos legales argumentando que su valor para la sociedad está en su capacidad para hacer cumplir las cláusulas y leyes de "no huelga" y defender los términos del contrato actual contra las bases que siempre quieren más. Para nuestro análisis de Wisconsin ver aquí: https://en.internationalism.org/inter/158/editorial [1569]
[18] Un potencial similar podría existir en torno al aumento de la conciencia pública sobre el problema de aplastar la deuda de los préstamos estudiantiles que muchas de las generaciones más jóvenes se ven obligadas a asumir con el fin de obtener sólo el mínimo de un título universitario para competir en el mercado laboral. La administración Trump ya parece estar tomando medidas para neutralizar el potencial radicalizador de este asunto al buscar comentarios públicos con respecto a la liberalización de las reglas para saldar esta deuda en bancarrota. Por supuesto, la capacidad de un gobierno federal atormentado por la incompetencia y los conflictos de intereses para abordar eficazmente esta cuestión no está clara. Lo que está claro es que la falta de cualquier intento de abordar este problema alimentaría aún más los efectos deslegitimadores de un sistema que muchos ya están llamando "peonaje de la deuda" y "servidumbre moderna”
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Te invitamos a participar en una discusión para responder a la pregunta:
¿Qué significó mayo del 68 ?
Aquí anticipamos algunos puntos de reflexión:
- Fue el renacimiento histórico del proletariado tras 50 años de contra-revolución estalinista.
- Abrió una oleada internacional de luchas obreras: Italia, Argentina, Polonia, México, España… - - Hizo posible pensar en la revolución.
- A la luz de Mayo 68 surgieron minorías revolucionarias que se orientaron a la izquierda comunista.
Para discutir de estas y otras cuestiones te invitamos a participar.
Lugar: Valencia
Local: Espacio Llimera c/Timoneda 6
Fecha: sábado 7 de julio
Hora: 17 tarde
Estación metro más cercana: Angel Guimerá
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Este trabajo forma parte de la Serie La herencia oculta de la Izquierda del Capital, donde tratamos de poner en evidencia algo que para muchos grupos y militantes de la Izquierda Comunista resulta difícil de comprender: no solo es preciso romper con las posiciones políticas de todos los partidos del capital (populismo, fascismo, derecha, izquierda, extrema izquierda) sino que también hay que romper con sus métodos organizativos, su moralidad, su modo de pensamiento. Esta ruptura es muy necesaria, pero resulta muy difícil pues vivimos cotidianamente bajo el peso de ideologías enemigas de la liberación de la humanidad: burguesa, pequeño burguesa y lumpen.
En este quinto artículo de la Serie vamos a tratar de la cuestión vital del debate[1].
El debate es la fuente de vida del proletariado que no es una fuerza inconsciente que lucha en la ceguera más total, movido por el determinismo de las condiciones objetivas, sino, que es la clase de la conciencia, que lucha guiada por la comprensión de sus necesidades y posibilidades en el duro combate por el comunismo. Esta comprensión no surge de verdades absolutas formuladas de una vez y para siempre en el Manifiesto Comunista o en la mente privilegiada de jefes geniales, sino que es el resultado “del desarrollo intelectual de la clase obrera, fruto obligado de la acción conjunta y de la discusión. Los sucesos y vicisitudes de la lucha contra el capital, y más aún las derrotas que las victorias, no podían menos de revelar al proletariado militante, en toda su desnudez, la insuficiencia de los remedios milagreros que venían empleando e infundir a sus cabezas una mayor claridad de visión para penetrar en las verdaderas condiciones que habían de presidir la emancipación obrera”[2]
Las revoluciones proletarias se han levantado sobre un gigantesco debate de masas, la acción autónoma y autoorganizada de la clase obrera se apoya sobre un debate donde participan activamente miles y miles de obreros, de jóvenes, de mujeres, de jubilados. La revolución rusa de 1917 se basó sobre un debate permanente con miles de discusiones en los locales, en los circos, en las calles, en los tranvías… Aquellos días de 1917 nos dejaron dos imágenes muy ilustrativas de la importancia del debate para la clase obrera: el tranvía que se detiene porque todos sus ocupantes incluido el conductor han decidido discutir algo o la ventana donde alguien lanza un discurso y cientos de personas se agolpan a su alrededor para escuchar y discutir.
Mayo 68 fue también un debate permanente de masas. Es radical el contraste entre las discusiones de los obreros en las huelgas de mayo donde hablaban de cómo destruir el Estado, de como crear una nueva sociedad, del sabotaje sindical etc., y una “asamblea” de estudiantes en Alemania en 1967, controlada por maoístas “radicales” donde se perdieron casi 3 horas para decidir cómo tenía que hacerse una manifestación. Hablamos y nos escuchamos fue uno de los eslóganes más populares de mayo 68.
Los movimientos de 2006 y 2011 (lucha contra el CPE e Indignados[3]) se fundaban en un debate vivo con miles de trabajadores, jóvenes etc., hablando sin restricciones. En las plazas ocupadas se organizaban bibliotecas volantes, rememorando una actividad que había surgido con fuerza gigantesca en la revolución rusa de 1917, como subraya John Reed en Diez días que estremecieron al mundo: “Rusia entera aprendía a leer: leía asuntos de política, de economía, de historia, porque el pueblo tenía necesidad de saber. En cada ciudad, casi en cada aldea, en el frente, cada fracción política tenía su periódico y, a veces, muchos. Millares de organizaciones distribuían centenares de miles de folletos, inundando los ejércitos, las aldeas, las fábricas, las calles. La sed de instrucción, tan largo tiempo refrenada, se convirtió con la revolución en un verdadero delirio. Sólo del Instituto Smolny salieron cada día, durante los seis primeros meses, toneladas de literatura, que, ya en carros, ya en vagones, iban a saturar el país. Rusia absorbía, insaciable, como la arena caliente absorbe el agua. Y no grotescas novelas, historia falsificada, religión diluida o esa literatura barata que pervierte, sino teorías económicas y sociales, filosofía, las obras de Tolstoi, de Gogol, de Gorki”[4]
Si el debate es el nervio vital de la clase obrera, más aún lo es para sus organizaciones revolucionarias, de ahí que, “La organización de los revolucionarios no puede ser "monolítica". La existencia de divergencias en su seno es la manifestación de que es un órgano vivo que no tiene respuestas prefabricadas que aportar inmediatamente a los problemas que surgen en la clase. El marxismo no es ni un dogma ni un catecismo. Es el instrumento teórico de una clase que, a través de su experiencia y en la perspectiva de su objetivo histórico, avanza progresivamente, con altibajos, hacia una toma de conciencia que es la condición indispensable para su emancipación. Como toda reflexión humana, la que preside el desarrollo de la conciencia proletaria no es un proceso lineal y mecánico, sino contradictorio y crítico, que plantea necesariamente la discusión y la confrontación de argumentos. De hecho, el famoso "monolitismo" o la famosa "invariancia " de los bordiguistas es una engañifa, o la organización está completamente esclerotizada y ya no puede participar en la vida de la clase, o no es monolítica y sus posiciones no son invariantes”[5]
Sin embargo, los militantes que han pasado por algún partido político de la burguesía han sufrido en su propia carne que eso del “debate” es una farsa completa y una clara fuente de sufrimientos. En los partidos burgueses de todos los colores, “debate” es igual a “duelo a garrotazos”, el famoso cuadro de Goya que puede contemplarse en el museo del Prado.
Los debates electorales son más bien un “de-water” por la cantidad de insultos, trapos sucios, acusaciones, trampas etc., que en ellos se exhiben. Son un espectáculo denigrante concebido como un match de boxeo donde la claridad, la verdad, la realidad, son lo que menos importa, lo único que está en juego es ver quien gana y quien pierde, quien engaña y miente mejor, quien manipula las mentes con más cinismo[6].
En un partido burgués lo de la “libre opinión” es una tomadura de pelo. Dejan decir cosas hasta un cierto límite que no ponga en cuestión la dominación de los “dirigentes”. Cuando se cruza ese umbral, desatan una campaña de calumnias contra los que han osado pensar por sí mismos, cuando no directamente y manu militari los expulsan del partido invocando cualquier pretexto. Eso ocurre en todos los partidos y lo ejercen tanto víctimas como verdugos. Rosa Díez, una dirigente del PSOE vasco, sufrió una atroz campaña por parte de sus “compañeros” de partido. No se ajustaba a la orientación, entonces vigente, de colaboración con el nacionalismo vasco, y le hicieron la vida imposible hasta que acabó por abandonarlo. Fundó UPYD -un aspirante a ocupar la posición de “centro” que luego tomó Ciudadanos- y, cuando surgieron rivales y opositores en su cortijo les aplicó la misma medicina que ella sufrió, incluso alcanzando dosis de sadismo y cinismo que harían temblar al mismísimo Stalin.
En general, en los partidos burgueses de todos los colores se evita el debate. El estalinismo impidió el debate aprovechando un error grave del partido bolchevique en 1921: la prohibición de las fracciones impulsada por Lenin como una falsa respuesta a Kronstadt[7]. El trotskismo también aborrece el debate y practica la misma represión de este. Una muestra nos la da la tentativa de expulsión de la Oposición de Izquierdas que se dio ¡en una prisión estalinista[8]!, según testimonia el libro de Ante Ciliga[9] ya citado en anteriores textos de la Serie: “A la lucha ideológica en el “Colectivo” trotskista vino a sumarse un conflicto organizativo que durante unos meses relego la cuestión ideológica a un segundo plano. Este conflicto caracteriza la psicología y los hábitos de la oposición rusa. La derecha y el centro plantearon a los “bolcheviques militantes” el siguiente ultimátum: o se disolvían y dejaban de publicar su periódico o serían expulsados de la organización trotskista. En efecto, la mayoría pensaba que dentro de la fracción trotskista no debía haber ningún subgrupo. Este principio de la “fracción monolítica” en el fondo era el mismo en el que se inspiraba Stalin para el conjunto del partido”.
En los congresos, las ponencias no las escucha nadie, consistiendo en aburridas exposiciones donde se dice una cosa y su contraria. Se organizan conferencias sectoriales, simposios y otros muchos actos que no van más allá de operaciones de relaciones públicas.
El “debate” surge cuando se trata de derribar a la camarilla que está en el poder y reemplazarla por otra nueva. Esto puede suceder por diversas causas: intereses de facción; inadecuación respecto al interés nacional del capital; malos resultados electorales. Entonces estalla el “debate” que resulta ser un arma de lucha por el poder. En ocasiones el “debate” consiste en que una facción inventa una “tesis” farragosa y contradictoria y la opone violentamente a la de sus rivales recurriendo a críticas feroces sobre palabras, epítetos incendiarios (“oportunista”, “abandona el marxismo” etc.) y otras triquiñuelas sofísticas. El curso del “debate” es una sucesión de insultos, amenazas, trapos sucios que se destapan, acusaciones…, jalonadas de vez en cuando con actos diplomáticos de abrazos del oso para “demostrar” que se quiere la “unidad” y se “aprecia” a los rivales que serían “compañeros”[10]. Hay momentos, en fin, de equilibrio de fuerzas entre las diferentes facciones en liza por lo que el “debate” es una suma de “opiniones” que cada cual defiende como su propiedad y que no da lugar a ninguna clarificación sino más bien a una suma caótica de ideas o a textos “conciliadores” que meten en el mismo saco ideas opuestas[11].
Así pues, podemos concluir que el “debate” en una organización burguesa -sea cual sea su colocación en el espectro político, que va desde la extrema derecha a la extrema izquierda- es una farsa y un medio de ataques personales incendiarios que pueden conllevar graves daños psicológicos para las víctimas y que muestran en los verdugos una crueldad, cinismo y ausencia de escrúpulos morales, realmente alucinantes. En fin, es un juego donde unas veces los mismos que antes hicieron de verdugos pueden pasar por el vía crucis de víctimas y viceversa, el amargo trato que sufrieron pueden devolverlo con creces en cuanto tienen algo de poder.
Muy diferente tiene que ser el debate proletario. El debate dentro de las organizaciones proletarias se ajusta a principios radicalmente diferentes de los que acabamos de ver en los partidos burgueses.
La conciencia de clase del proletariado -es decir, el conocimiento que se desarrolla en su seno de los fines y los medios de su lucha histórica- solo puede nacer del debate, de un debate sin límites ni cortapisas. “La conciencia no puede desarrollarse sin un debate fraterno, público e internacional”, afirmamos en La Cultura del debate, arma de la lucha de clases[12]. Las organizaciones comunistas que expresan de manera avanzada y permanente el esfuerzo de toma de conciencia que existe en la clase necesitan el debate como arma vital, “Entre las primeras exigencias que esas minorías expresaron estaba la necesidad de debatir, no como un lujo sino como requisito ineludible, la necesidad de que quienes participan tomen en serio a los demás, y aprendan a escuchar; la necesidad, también, de que en la discusión las armas sean los argumentos y no la fuerza bruta, ni apelar a la moral o a la autoridad de los "teóricos", prosigue el texto antes mencionado.
En una organización política proletaria el debate tiene que estar en los antípodas de los métodos repugnantes que antes hemos denunciado. Se trata de buscar entre todos, una verdad compartida, donde no hay ganadores ni perdedores, sino que el único triunfo es la claridad común. La discusión se basa en argumentos, análisis, hipótesis, dudas… los errores forman parte del camino para llegar a conclusiones operativas. Las acusaciones, los insultos, la personalización sobre camaradas u órganos deben proscribirse tajantemente, pues no se trata de saber quién lo dice sino qué se dice.
Los desacuerdos son momentos necesarios en la búsqueda de una posición por lo que no son un “derecho democrático” sino un deber cuando no se comparte una posición o se estima que es insuficiente o confusa. En el curso del debate se confrontan posiciones, a veces, hay posiciones minoritarias que con el tiempo se conviertan en mayoritarias. Tal fue el caso de Lenin con las Tesis de Abril que cuando las presentó al llegar a Rusia en abril 1917 eran minoritarias dentro del partido, dominado como estaba éste por la desviación oportunista que había impuesto el Comité Central. A través de una discusión intensa y altamente participativa, el partido se convenció de la validez de las posiciones de Lenin y acabó adoptándolas[13]
Las diferentes posiciones que se expresan en una organización proletaria no son posturas acabadas que pertenecerían en propiedad a quienes las defienden. En ella “las divergencias no expresan en manera alguna la defensa de intereses materiales, o de grupos de presión particulares, sino que son la traducción de un proceso vivo y dinámico de clarificación de los problemas que se le plantean a la clase y que tiendan por definición a ser superados por la profundización de la discusión y a la luz de la experiencia” (Estructura y funcionamiento de la organización revolucionaria, antes citada).
En las organizaciones proletarias no puede haber “mentes iluminadas” a las que habría que seguir ciegamente. Está claro que puede haber camaradas con mayores capacidades o que tienen un dominio más desarrollado en determinadas materias, en fin, habrá quienes por su entrega, convicción y entusiasmo pueden gozar de una autoridad moral. Sin embargo, nada de ello puede institucionalizarlos en categorías separadas, especializadas y privilegiadas de “jefes”, “expertos” o “teóricos”. “Ni en dioses, reyes o tribunos está el supremo salvador, nosotros mismos realicemos el esfuerzo redentor”, dice una estrofa del himno de la Primera Internacional. De manera más preciso, como señala nuestro texto sobre la Estructura y el Funcionamiento, “No existen en la organización tareas "nobles" y tareas "secundarias" o menos "nobles". El trabajo de elaboración teórica y la realización de tareas prácticas, el trabajo en el seno de los órganos centrales y el trabajo específico en las secciones locales, son igual de importantes para la organización y por ello no pueden estar jerarquizados (es el capitalismo quien establece tales jerarquías)”.
En una organización comunista hay que combatir el seguidismo, vicio consistente en alinearse sin pensar detrás de la postura de un militante “preclaro” o de un órgano central. En una organización comunista todo militante debe tener criterio, no creer a pies juntillas, examinar críticamente lo que se expone, incluido lo que viene de “dirigentes”, órganos centrales o “militantes avanzados”. Esto se sitúa en los antípodas de lo que reina en los partidos de la burguesía y concretamente en sus exponentes de izquierda. En estos se practica el más extremo seguidismo respecto de los jefes, lo cual viene de lejos, en la Oposición trotskista ya existía esas tendencias: “Las cartas de Trotsky y de Rakovski, que trataban cuestiones que estaban a la orden del día, conseguían entrar en prisión y daban pie a muchos comentarios. No dejaba de sorprender el espíritu jerárquico y de sumisión ante el jefe que impregnaba a la oposición rusa. Una cita de Trotsky tenía valor probatorio. Además, tanto los trotskistas de derecha como los de izquierda daban a estas citas un sentido verdaderamente tendencioso, cada uno a su manera. La completa sumisión a Lenin y Stalin que reinaba en el partido también estaba presente en la oposición, pero con Lenin y Trotsky: todo lo demás era obra del Demonio (Ante Ciliga Op cit, página 273).
Existe una idea muy peligrosa que debe rechazarse: habría militantes “expertos” quienes tras su intervención “lo habrían dicho todo”, “mejor imposible” y la postura de los demás sería “tomar notas” y callarse.
Esta visión niega radicalmente el debate proletario que es un proceso dinámico donde se integran múltiples esfuerzos, muchos de ellos erróneos, para abordar los problemas. La mirada superficial, imbuida de la lógica mercantil de solamente ver el “producto” o resultado final sin mirar para nada todo lo que ha conducido a ello, de únicamente fijarse en el valor de cambio necesariamente abstracto e intemporal, cree que todo es producto de discursos acabados de militantes “geniales”. Marx no compartía este punto de vista, en una carta a Blos en 1877, subraya “durante la época de la Primera Internacional, en mi aversión por cualquier culto al individuo nunca permití los numerosos intentos de reconocimiento con los que siempre fui molestado desde varios países para recibir publicidad, nunca contesté siquiera a ellos, excepto hoy y una vez más rechazándolos; cuando Engels y yo nos incorporamos a la clandestina Liga Comunista, lo hicimos sólo con la condición de que debería ser expurgada de los principios y de cualquier aliento a las falsas creencias irracionales en la autoridad”[14]
En el curso de un debate se formulan hipótesis o posturas contrapuestas, se hacen aproximaciones, se cometen errores, hay intervenciones más claras, pero el resultado de conjunto no lo da “el militante más claro” sino una síntesis dinámica y viva de un conjunto de posiciones integradas en la discusión. La posición que se acaba adoptando no es la de los que “tenían razón” ni, en muchos casos, es totalmente antagónica a la de los que “se habían equivocado”, es una posición nueva y superior que ayuda colectivamente a tener las cosas más claras.
Evidentemente, el debate no es fácil dentro de una organización proletaria. Esta no vive en un mundo aparte, sino que sufre todo el peso de la ideología dominante que ya vemos cómo concibe el debate. Es inevitable que las “formas de debate” que son propias de la sociedad burguesa y que las mamamos todos los días en el espectáculo de los partidos, en la televisión y sus programas basura, en las redes sociales, en las campañas electorales etc., se infiltren en la vida de las organizaciones proletarias. Estas deben llevar una dura lucha contra esta infiltración destructiva.
“La cultura del debate sólo puede desarrollarse a contracorriente de la sociedad burguesa. Como la tendencia espontánea en el capitalismo no es, ni mucho menos, el esclarecimiento de las ideas, sino la violencia, la manipulación y la lucha por obtener una mayoría (cuyo mejor ejemplo es el circo electoral de la democracia burguesa), la infiltración de esa ideología en las organizaciones proletarias siempre lleva gérmenes de crisis y de degeneración. La historia del Partido bolchevique lo ilustra perfectamente. Mientras el partido fue la punta de lanza de la revolución, los debates más vivos y dinámicos eran una de sus fuerzas principales. En cambio, la prohibición de verdaderas fracciones (tras el aplastamiento de Cronstadt en 1921) fue señal y factor activo de su degeneración” reflexiona nuestro texto sobre la cultura del debate antes citado. Este se refiere a la herencia envenenada que ha dejado el estalinismo en las filas obreras y que pesa como una losa sobre los comunistas, muchos de los cuales han empezado su vida política en organizaciones estalinistas, maoístas o trotskistas y creen que “intercambiar argumentos es "liberalismo burgués" y que "un buen comunista" es alguien que "cierra el pico" y hace acallar su conciencia y sus emociones”. Por ello, “los camaradas que están hoy decididos a rechazar los efectos de ese producto moribundo de la contrarrevolución comprenden cada día mejor que, para ello, no solo hay que rechazar las posiciones de ese producto sino también su mentalidad”.
En efecto, hay que combatir la mentalidad falsificadora del debate que supura por todos sus poros el mundo burgués y particularmente la canalla estalinista y todos sus apéndices, especialmente, los que simulan una mayor “apertura” como los trotskistas. Hay que ser claros y tajantes, pero eso nada tiene que ver con la arrogancia y la brutalidad. Hay que ser combativos, pero eso no significa ser pendenciero y agresivo. Hay que llamar al pan, pan y al vino, vino. Pero, de ahí no se deduce que habría que ser hirientes y cínicos. No hay que buscar la conciliación de argumentos o las medias tintas, pero eso no hay que confundirlo con el sectarismo y el rechazo a escuchar los argumentos de los interlocutores. En definitiva, el debate proletario tiene que abrirse paso en medio de la confusión y la desviación que propala el estalinismo y sus adláteres.
Si bien el colectivismo burocrático de los partidos de la burguesía con su monolitismo y sus imposiciones brutales constituye un obstáculo al debate, es necesario precaverse de lo que aparece como su opuesto, aunque en realidad es su complemento. Nos referimos a la visión individualista del debate.
Esta consiste en que cada cual tiene “su opinión” y esa “opinión” sería su propiedad privada. Por tanto, si se critica la posición de un camarada se le estaría atacando porque se estaría “violando” su “propiedad privada”, se le estaría quitando algo “suyo”. Criticar tal posición de tal camarada sería el equivalente a quitarle el celular o dejarle sin comida.
Esa visión es radicalmente falsa. El conocimiento no nace del “raciocinio íntimo” de cada individuo. Lo que pensamos forma parte de un esfuerzo histórico y social, ligado al trabajo y al desarrollo de las fuerzas productivas. Lo que cada cual dice solo es “original” si se inscribe críticamente en un esfuerzo colectivo de pensamiento. El pensamiento del proletariado es el producto de su lucha histórico – mundial, lucha que no se limita a sus combates económicos, sino que, como decía Engels, tiene 3 dimensiones interconectadas: lucha económica, lucha política y lucha ideológica. Cada organización política proletaria se inscribe en la continuidad histórica crítica de la larga cadena que va desde la Liga de los Comunistas (1848) a las pequeñas organizaciones actuales de la Izquierda Comunista. En ese hilo histórico se insertan las posiciones, ideas, apreciaciones, aportes, de cada militante. Si cada militante aspira al conocimiento más desarrollado no lo hace como empresa individual sino con el objetivo de llevar lo más lejos posible las posiciones y orientaciones del conjunto de la organización y del proletariado.
De ahí que la postura individualista de “cada cual su opinión” es un grave obstáculo al debate que complementa el monolitismo burocrático de los partidos burgueses. Cuando en un debate cada cual va con “su opinión” el resultado puede ser o bien una pugna con vencedores y vencidos, o bien, una suma inútil de diferentes opiniones contradictorias. El individualismo es un obstáculo a la claridad pues parte del monolitismo de “esta es mi opinión, o lo tomas o lo dejas”, es decir, NO HAY DEBATE cuando cada cual va a la discusión con su “propia opinión”.
El debate proletario tiene una naturaleza histórica, recoge lo mejor del debate científico y cultural que ha existido en la historia de la humanidad. “Fundamentalmente, la cultura del debate es una expresión del carácter social de la humanidad. Es la emanación del uso específicamente humano del lenguaje. El uso del lenguaje como medio de intercambiar informaciones es algo que la humanidad comparte con muchos animales. Lo que la distingue del resto de la naturaleza en ese plano, es su capacidad de cultivar e intercambiar una argumentación (vinculado al desarrollo de la lógica y de la ciencia) y alcanzar el conocimiento de los demás, desarrollándose la empatía, vinculada, entre otras cosas, al desarrollo del arte”
La cultura del debate hinca sus raíces en el comunismo primitivo: “Engels, por ejemplo, menciona el papel de las asambleas generales entre los griegos en la época de Homero, en las tribus germánicas o los iroqueses de Norteamérica, haciendo un elogio especial a la cultura del debate de éstos. El debate nació respondiendo a una necesidad material. En Grecia se fue desarrollando con la comparación entre las diferentes fuentes del conocimiento. Se comparan diferentes modos de pensar, diferentes modos de investigar y sus resultados, los métodos de producción, las costumbres y las tradiciones. Se descubre que se contradicen, se confirman a se completan. Se combaten o se completan o ambas cosas. A través de la comparación, las verdades absolutas se vuelven relativas.
Nuestro texto sobre la estructura y funcionamiento resume los principios fundamentales del debate proletario: “rechazo de toda medida disciplinaria o administrativa de la organización frente a miembros que han expresado desacuerdos: de igual manera que la minoría tiene que saber comportarse como minoría en el seno de la organización, la mayoría debe saber ser una mayoría y no abusar por el hecho de que su posición es la de la organización; esto llevaría a anular el debate de un modo u otro, por ejemplo, obligando a los miembros de la minoría a ser portavoces de posiciones a las cuales no se adhieren; el conjunto de la organización está interesado en que la discusión (aunque las divergencias sean de principios conducen necesariamente a una separación organizacional) sea llevada lo más lejos posible y lo más claramente posible. Tanto la minoría como la mayoría tienen que hacer lo posible (sin por ello paralizar o debilitar las tareas de la organización) para convencerse mutuamente de la validez de sus respectivos análisis o, por lo menos, permitir que se consiga una claridad mayor sobre la naturaleza y el alcance de estos desacuerdos. En la medida en que los debates en curso en la organización conciernen al conjunto del proletariado, es conveniente que ésta saque aquellos al exterior”.
El proletariado es una clase internacional, por ello el debate tiene una naturaleza internacional y centralizada. Si el debate no es una adición de opiniones individuales tampoco puede ser la suma de una serie de posiciones locales. La fuerza del proletariado es su unidad y su conciencia que buscan expresarse a escala mundial. El debate internacional, integrando aportes y experiencias de los proletariados de todos los países, es el que da una claridad y una visión global que harán fuerte la lucha proletaria.
C.Mir 11-7-18
[1] Los artículos anteriores de la Serie se pueden encontrar en: https://es.internationalism.org/accion-proletaria/201712/4261/la-herencia-oculta-de-la-izquierda-del-capital-i-una-falsa-vision-de-l [1470] , https://es.internationalism.org/accion-proletaria/201803/4278/la-herencia-oculta-de-la-izquierda-del-capital-iv-su-moral-y-la-nuestr [1572] , https://es.internationalism.org/accion-proletaria/201801/4267/la-herencia-oculta-de-la-izquierda-del-capital-ii-un-metodo-y-un-modo- [1478] y https://es.internationalism.org/accion-proletaria/201801/4268/la-herencia-oculta-de-la-izquierda-del-capital-iii-un-funcionamiento-q [1513]
[2] Engels: prólogo de 1890 al Manifiesto Comunista, https://www.marxists.org/espanol/m-e/1840s/48-manif.htm [110]
[3] Ver Tesis sobre el movimiento contra el CPE en Francia https://es.internationalism.org/revista-internacional/200606/964/tesis-sobre-el-movimiento-de-los-estudiantes-de-la-primavera-de-200 [596] y De la indignación a la esperanza, /content/3349/2011-de-la-indignacion-la-esperanza [460]
[5] Estructura y funcionamiento de la organización revolucionaria, https://es.internationalism.org/revista-internacional/198302/2127/estructura-y-funcionamiento-de-la-organizacion-revolucionaria [473]
[6] Ver Debates electorales, lo contrario de un verdadero debate, https://es.internationalism.org/cci-online/200802/2185/debates-electorales-lo-contrario-de-un-verdadero-debate [1171]
[7] En 1921 se produce la sublevación de los marineros y obreros de la guarnición de Krondstadt, cercana a Petersburgo. El poder soviético reprime brutalmente este movimiento lo que significa un paso muy importante en la degeneración del bastión proletario en Rusia (ver Las enseñanzas de Krondstadt, https://es.internationalism.org/revista-internacional/197507/940/las-ensenanzas-de-kronstadt [1573], entre otros). Como falsa lección de los acontecimientos, el partido bolchevique en clara degeneración oportunista decide en su Xº Congreso prohibir temporalmente las fracciones en el partido.
[8] La del Aislador de Verkhne Uralst
[9] En el país de la gran mentira, página 260 edición española
[10] En la actual Guerra de Sucesión por el mando del PP, los 6 candidatos proclaman todos los días que son “compañeros” para, a continuación, lanzarse a todo tipo de maniobras, insinuaciones, acusaciones, conciliábulos et.
[11] Un ejemplo reciente: ¡ERC ha celebrado su último congreso donde la dirección ha impuesto una alternativa “conciliadora” con el poder central español, sin embargo, ha permitido que las bases “radicalizaran” las ponencias con todo un amasijo de enmiendas “independentistas” y de “desobediencia”. El resultado ha sido una colección de textos ilegibles donde se habla a la vez de “autonomía” dentro de España y de independencia de España.
[12] Ver https://es.internationalism.org/revista-internacional/200711/2088/la-cultura-del-debate-un-arma-de-la-lucha-de-la-clase [224]
[13] Ver Las tesis de Abril faro de la revolución proletaria, https://es.internationalism.org/revista-internacional/199704/2787/i-1917-las-tesis-de-abril-1917-faro-de-la-revolucion-proletaria [1479]
[14] Citado en el libro Eleanor Marx, la vida familiar de Carlos Marx, página 205 edición española.
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De Emmanuel Macron a Daniel Cohn-Bendit, del periódico de derecha, Le Figaro al semanario de “izquierda democrática”, Marianne, de la cadena televisora BFMTV a Radio France, de la extrema derecha a la extrema izquierda, ya sea criticándolo o celebrándolo, todos a su manera conmemoran el cincuentenario de mayo del 68 cubriéndolo con un montón de mentiras.
Nadie puede negar que mayo del 68 tuvo lugar en una dinámica internacional. Pero centrar la atención en la noche del 22 de marzo en Nanterre, en la elocuencia “electrizante” de Cohn-Bendit[1] [1575], en el paternalismo sofocante de De Gaulle, en el choque entre "la nueva y la vieja Francia"... esta dimensión internacional queda deliberadamente relegada a un segundo plano para hacer finalmente de Mayo 68 una "especificidad francesa". En realidad, la ola de protestas estudiantiles comenzó en 1964, en la Universidad de Berkeley en California, con demandas por el derecho de palabra, el fin de la segregación racial y el fin de la guerra en Vietnam. Esta ola se extendió a Japón a partir de 1965, Gran Bretaña a finales de 1967, Italia, España, Alemania, Brasil, Turquía y México a principios de 1968. Pero, sobre todo, Mayo 68 pertenece al movimiento obrero internacional. La ola de huelgas que comenzó en Francia en 1967 y alcanzó su clímax en Mayo 68 sacudió al mundo hasta 1974: el famoso Cordobazo argentino, el "Otoño Caliente" italiano en 1969, España y Polonia en 1971, pasando por Bélgica y Gran Bretaña en 1972, Escandinavia, Alemania...
El carácter proletario de Mayo 68 es a menudo enmascarado por el énfasis puesto en el movimiento estudiantil. La versión más sofisticada y retorcida de esta mistificación es evidentemente la que proviene de los izquierdistas y los sindicatos: "¡La fuerza de Mayo 68 es la convergencia de los estudiantes y los trabajadores!" ¡Mentiras! Si Mayo 68 dinamizó la lucha en todo el mundo, fue precisamente porque la clase obrera no siguió al movimiento, sino que, por el contrario, se convirtió en su fuerza motriz.
El movimiento estudiantil de los años 60 fue de naturaleza pequeñoburguesa, siendo uno de sus aspectos más claros su deseo de "cambiar la vida ahora mismo". En ese momento, no había una amenaza importante de precariedad al final de los estudios. El movimiento estudiantil que comenzó en 1964 se desarrolló en un período de prosperidad. Pero, a partir de 1967, la situación económica se deterioró seriamente, empujando al proletariado a la lucha. Desde principios de 1967 se produjeron importantes enfrentamientos: en Burdeos (en la fábrica de aviación de Dassault), en Besançon y en la región de Lyon (huelga y ocupación de Rhodia, fábrica de fibras sintéticas), huelga de Berliet (construcción de remolques de carga), en las minas de Lorena, en los astilleros navales de Saint Nazaire, en Caen.... Estas huelgas prefiguraron lo que iba a suceder a partir de mediados de mayo de 1968 en todo el país. No se puede decir que esta tormenta se desató bajo un cielo azul y despejado. Entre el 22 de marzo y el 13 de mayo de 1968, la feroz represión contra los estudiantes movilizó cada vez más a una clase obrera llevada por sus sentimientos instintivos de solidaridad. El 14 de mayo, en Nantes, los jóvenes trabajadores inician una huelga. Al día siguiente, el movimiento se impuso a la fábrica de Renault en Cléon, en Normandía, así como a otras dos fábricas de la región. El 16 de mayo, otras fábricas de Renault se unieron al movimiento y las banderas rojas ondearon sobre Flins, Sandouville y Le Mans. La entrada de Renault-Billancourt en la lucha fue entonces un faro: era la fábrica más grande de Francia (35,000 trabajadores) y el dicho decía "Cuando Renault estornuda, Francia se resfría”. El 17 de mayo, la ola de huelga golpeó a toda Francia. Era un movimiento totalmente espontáneo y en toda Francia eran los jóvenes trabajadores los que estaban a la vanguardia. No había ninguna exigencia precisa: era la expresión de un descontento general. El 18 de mayo, había un millón de trabajadores en huelga; el 22 de mayo, ocho millones. Fue la huelga más grande en la historia del movimiento obrero internacional. Participaron todos los sectores: industria, transporte, energía, correos y comunicaciones, enseñanza, administraciones, medios de comunicación, laboratorios de investigación, etc. Durante este período, las facultades ocupadas, algunos edificios públicos como el Teatro de Odeón en París, las calles, los lugares de trabajo, se convirtieron en espacios de debate político permanente. “Hablamos y nos escuchamos” se convirtió en un eslogan.
De manera fraudulenta al reducirse a su dimensión "estudiantil", Mayo 68 se presenta como el símbolo de la liberación sexual y de la mujer.
Los grandes movimientos de la lucha proletaria siempre han planteado la "cuestión de la mujer". En la época de la Comuna de París en 1871, en la huelga de masas de 1905 y en la revolución rusa de 1917, las trabajadoras desempeñaban un papel inestimable. Pero lo que la pequeña burguesía estudiantil de 1968 ensalzó es otra cosa: es la liberación “aquí y ahora” dentro del capitalismo, es la liberación de la humanidad a través de la liberación sexual y no como producto de una larga lucha contra el sistema de explotación capitalista. En resumen, es el abandono de cualquier forma de reflexión que pretenda realmente poner en tela de juicio las raíces del orden establecido; es la negación de todo el proceso de huelgas, autoorganización y discusión dentro de la clase obrera en Francia durante esas semanas de mayo. La importancia para la burguesía mundial de reducir Mayo 68 a la quema de sostenes es evidente.
Hoy, con la huelga de los trabajadores ferroviarios en Francia, los sindicatos y las organizaciones de izquierda pretenden que otra huelga general es posible. Al igual que en Mayo 68, los sindicatos estarían organizando la “convergencia de luchas” frente a las políticas de Macron[2] [1576]. ¡Mentiras! En Mayo 68 los trabajadores retomaron su lucha espontáneamente, sin consignas ni órdenes sindicales. Estos últimos, de hecho, corrieron detrás del movimiento para sabotearlo mucho mejor. La caricatura contemporánea del humorista gráfico francés Siné al inicio de este artículo es muy explícita sobre el resentimiento de la clase obrera hacia el trabajo sucio de los sindicatos.
Los Acuerdos de Grenelle que la izquierda y los sindicatos celebraron como LA gran victoria de 68 fueron el resultado del trabajo conjunto del gobierno y los sindicatos para detener el movimiento y derrotarlo. Estos acuerdos trajeron consigo un aumento del poder adquisitivo muy inferior al de los años anteriores. Un hecho que hoy se oculta es que los trabajadores consideraron inmediatamente estos acuerdos como un insulto: al llegar a presentar a Renault Billancourt en la mañana del 27 de mayo, Séguy, Secretario General de la CGT[3] [1577], se enfrentó a abucheos, silbidos y se rompieron muchos carnets sindicales. El 30 de mayo, De Gaulle anunció la disolución de la Asamblea Nacional, las elecciones a finales de junio y la apertura de negociaciones rama por rama. Los sindicatos aprovecharon esta oportunidad para enviar de vuelta al trabajo a los sectores (como EDF-GDF) en los que las propuestas patronales fueron más allá de los acuerdos del Grenelle. Reforzaron esta presión a favor de la vuelta al trabajo a través de todo tipo de maniobras, como la falsificación de votos, la mentira sobre quién había vuelto o no al trabajo y la intimidación en nombre de la lucha contra los "provocadores izquierdistas". Uno de sus mayores argumentos era que los trabajadores tenían que volver al trabajo para que las elecciones, que se suponía que “sellarían la victoria de los trabajadores”, pudieran tener lugar normalmente.
Mayo 68 se presenta como un movimiento del período de prosperidad. En otras palabras, pertenece al pasado, a otro tiempo. ¡Una vez más, nada es más falso! A partir de 1967, la situación económica mundial comenzó a deteriorarse, abriendo el período de la crisis permanente que hemos conocido desde entonces y confirmando que el capitalismo es un sistema decadente que es necesario derrocar. Mayo 68 confirmó que el proletariado era la clase revolucionaria; que tenía la fuerza para organizarse y desarrollar su conciencia a través del debate en asambleas generales autónomas; que podía oponerse al orden establecido y sacudirlo hasta sus raíces. Sobre todo, ¡Mayo 68 marcó el final de 40 años de contrarrevolución estalinista! Es la expresión más clara del retorno de la lucha proletaria a la escena mundial. La importancia de este evento no debe ser subestimada: Mayo 68 y la ola de luchas que entonces se extendió por varios países, significó que la clase obrera no estaba dispuesta a aceptar todos los sacrificios exigidos por los intereses del Capital, y menos aún a sacrificar su vida. ¡Es esto, y nada más, lo que impidió que la confrontación entre los bloques del Este y del Oeste degenerara en una Tercera Guerra Mundial! Desde entonces, el desarrollo del movimiento proletario ha tropezado con muchas dificultades. La idea de que "la revolución es posible pero no forzosamente necesaria" ha dado paso a "la revolución es absolutamente necesaria, pero se ha vuelto imposible". El proletariado ha perdido la confianza en sí mismo. Pero justamente, la realidad de la fuerza proletaria de Mayo 68 debe ser una fuente de inspiración para el futuro. ¡La burguesía lo sabe y por eso lo cubre con tantas mentiras!
Bmc, 28/abril/2018.
[1] [1578] Daniel Cohn-Bendit fue uno de los líderes más famosos y el favorito de los medios en la revuelta estudiantil de Mayo 68. “Dany el Rojo” se presentó entonces como anarquista libertario y dirigía el llamado “Movimiento 22 de Marzo” en la Universidad de Paris-Nanterre, la cual fue el origen de la revuelta estudiantil que después se extendió a todas las facultades en menos de dos meses. Hoy, es decir 50 años después, con su doble nacionalidad francoalemana ocupó un puesto en la alcaldía del municipio de Frankfurt, fue eurodiputado bajo los colores del partido de los Verdes desde 1994 hasta 2014. ¡En las elecciones de 2017 fue uno de los primeros que apoyó al nuevo partido de Macron, “En marche!” y se presenta ahora como un “consejero del príncipe” en sus encuentros regulares con el presidente Macron. Proclama hoy “Olvidar Mayo 68!” y hace alarde en cada ocasión de su defensa del sistema capitalista en su modelo de política económica liberal.
[2] [1579] Para una toma de posición más detallada del movimiento de huelga actual en Francia que es una trampa que permite maniobras contra los trabajadores, se puede leer nuestro artículo en francés https://fr.internationalism.org/revolution-internationale/201804/9690/gr... [1580]
[3] [1581] Confederación General del Trabajo, sindicato dominante de la época, satélite del PCF, el partido estalinista.
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¡Abajo la represión policial! ¡Abajo la brutalidad de las fuerzas del Estado capitalista! El gobierno no ha dudado en ejercer una brutal represión hacia los estudiantes movilizados en contra de la ley Vidal que reforma el ingreso a los estudios universitarios: Burdeos, Montpellier, Lille, Nantes, Estrasburgo, Nanterre, París, Grenoble, Metz, Nancy, Toulouse, y en otros lugares, desde principios de marzo hasta finales de abril, ha sido demasiado larga la lista de las escuelas que han sido intervenidas brutalmente por los CRS[1] [1575] "con el fin de liberar el acceso a todas las instalaciones de la universidad" y "evacuar los edificios ocupados ilegalmente", con palizas, hospitalizaciones, detenciones y persecuciones legales.
La intensificación de la vigilancia, con cuadrillas de patrullas de la policía e inclusive con la presencia militar en el campus, el despliegue de la CRS y el uso de la fuerza represiva en los recintos de las universidades no es algo nuevo, lo que es inédito, en la situación actual desde 1968, es la presencia y el carácter sistemático de la intervención brutal de la policía. Insultos, amenazas y salvajismo, cualquier cosa es buena para reprimir e intimidar a fin de disuadir a los huelguistas de participar en la lucha. Esta acción representa la voluntad arrogante exhibida por el gobierno actual y los partidos del orden, para doblegar a los trabajadores y los futuros trabajadores, a todos los explotados, a las necesidades de la economía nacional y las leyes del capital. Los estudiantes en protesta, al igual que los trabajadores que defienden sus condiciones de vida o de trabajo o que luchan contra la pérdida de sus puestos de trabajo, no son, en sus cabezas (y la de la burguesía), que "hacedores del desmadre" y lo de que se trata es de disciplinar utilizando la fuerza y la brutalidad[2] [1576], todo en nombre de la legalidad democrática y el "Estado de derecho" que tiene que ser restaurado "en todas partes" y "en particular, en las facultades" (G. Collomb[3] [1577]).
De este modo, el gobierno, con respecto a los trabajadores y estudiantes, es digno descendiente de la burguesía francesa que nunca logró digerir mayo del 68. Si Sarkozy había soñado con poner fin con "el espíritu de mayo 68", Macron se enorgullece de lograr esto al reutilizar y rehabilitar el garrote.
El gobierno de Macron se está afirmando en el poder con mano dura, que mantiene el orden, hasta en la ZAD de Notre-Dame de Landes, un lugar donde las escenas dignas del campo de batalla sirven para esparcir el terror. A un joven le arrancaron la mano con el uso de verdaderas armas de guerra por parte del Estado y sus secuaces. La violencia y la brutalidad también se han incrementado, especialmente con el aumento de recursos como con granadas lacrimógenas explosivas GLI-F4, que son cuestionadas por su peligrosidad. El objetivo es aterrorizar y paralizar a la mayor cantidad posible y aislar a quienes pretenden oponerse a la política gubernamental de ataques en el presente y hacia futuro.
También es en todos los niveles que el Estado protege su arsenal represivo, al hacer permanente el estado de emergencia, o con la ley anti-radicalización que, lejos de tratar solo sobre el terrorismo, también apunta explícitamente a todo lo que sea susceptible para desafiar a la democracia burguesa y su Estado, en particular los movimientos de la clase trabajadora y sus minorías políticas.
Además de haber sido confrontados con el arsenal clásico de los profesionales del sabotaje (sindicatos) y la represión policial, los estudiantes que luchan contra la ley Vidal también tuvieron que lidiar con el resurgimiento de la provocación y la intimidación proveniente de la extrema derecha. A mediados de marzo, según AFP, "el colegio autogestionado en París fue el blanco de ataque de activistas que se reclaman del GUD (un sindicado de estudiantes de extrema derecha conocidos por su violencia), armados con barras de hierro que (...) agredieron dos estudiantes ". El 26 de marzo, "en Lille, una Asamblea General estudiantil fue acosada en la facultad de derecho por un pequeño grupo de extrema derecha", según Libération. El 4 de abril, "los enfrentamientos estallaron frente a Tolbiac cuando un grupo de jóvenes armados con bates de béisbol lanzaron proyectiles contra estudiantes y militantes que bloqueaban el sitio" (Europa 1). En Tours, el 17 de abril, "una niña de secundaria fue atacada con un cuchillo por tres hombres enmascarados (...) los agresores formarían parte de los jóvenes monárquicos". (Nueva República) En la situación histórica actual y el contexto de un gobierno de "mano dura", la escoria de la extrema derecha, con odio hacia cualquier forma de cuestionamiento del conservadurismo social, se siente envalentonada. Pero, sobre todo, el Estado democrático siempre ha sabido, como la historia muestra muchos ejemplos, alentar clandestinamente, manipular y utilizar, según sus necesidades, la acción de grupos que pueden formar una fuerza de apoyo, o, incluso, grupos que se especializan en la represión de los movimientos sociales[4] [1584]. La evacuación de la facultad de la Universidad de Montpellier el 22 de marzo reveló esta confabulación: en efecto, fue el decano y al menos un cómplice, profesor de la Facultad de derecho, que organizó la intrusión y la intervención de matones enmascarados armados con palos, junto a los guardas de la facultad, para desarticular, con la violencia, una Asamblea General de estudiantes. "La policía que llegó rápidamente a la escena no arrestó a personas encapuchadas y armadas con palos de madera. No les pidió su identidad. Aún mejor, los acompañó amistosamente hacia afuera para que pudieran ir a casa tranquilamente. ¿Qué papel jugó realmente la policía en este caso? ¿Qué papel jugó la prefectura?"[5] [1585] Luego, antes de que la verdad fuera expuesta, por la evidencia filmada publicada en las redes sociales, las autoridades recurrieron a todas las mentiras posibles para sofocar y cubrir el asunto, "la prefectura [hablando] de su lado" de enfrentamientos entre estudiantes "a lo interno de la facultad, afirmando que la policía había intervenido al exterior en el cuadro de una alteración del orden público" y “para cuidar de tres heridos” (L'Obs). Con el fin de disipar el desastroso efecto de la evidencia de la coordinación entre las autoridades y los círculos de extrema derecha, los cómplices del Estado han sido (de mala gana) sometidos a examen con la promesa ministerial de "procesos judiciales" y que "todo será esclarecido". ¡Así es como el Estado juega al “señor intachable” al confiar el trabajo subterráneo a sus subcontratistas con la complicidad de la policía benevolente y cargando la culpa a los subordinados en caso de un inconveniente!
En términos más generales, las provocaciones de la extrema derecha han sido parte integral de la estrategia represiva del estado. Para las Asambleas Generales de estudiantes, rehenes de la estrategia de división de los sindicatos y los partidos de izquierda de la "convergencia de luchas", cada vez más aislados y minoritarios, privados de la solidaridad activa del resto de la clase, cuyos ataques, al mismo tiempo, fueron utilizados para polarizarlos sobre la violencia, el "peligro fascista" y para hacer que el movimiento (especialmente en París) se reduzca, o parezca reducirse, a un enfrentamiento entre grupos de extrema izquierda y extrema derecha. La primera víctima fue la lucha misma, gradualmente desviada de su propósito original de responder contra un ataque estatal y de reflexión necesaria sobre los medios para hacerle frente. Finalmente, el gobierno logró desintegrar, desacreditar al movimiento y encontrar un pretexto para legitimar la represión legal: "En este momento, estamos asistiendo al regreso de una cierta extrema izquierda y una cierta extrema derecha, buscando enfrentarse", agregó Vidal. "El resultado son los enfrentamientos [en Tolbiac] que, afortunadamente, se calmaron con la llegada de las fuerzas policiales que intervinieron rápidamente" (Europa 1). El movimiento podría ser liquidado bajo el pretexto de "limpiar las facultades" de "alborotadores de todo tipo" haciéndose pasar por el defensor de la ley y los valores republicanos "contra los extremos".
Es en el enfrentamiento entre clases donde el estado democrático burgués revela su verdadero rostro y su naturaleza represiva. El Estado democrático es el instrumento más eficaz de la dictadura de la burguesía para imponer y defender el orden social de la opresión y la explotación. Como muestra su práctica en todos los niveles, y más aún, cuando se enfrenta el proletariado y la lucha de clases, todos los medios oficiales y ocultos son buenos y todo está permitido en contra de su enemigo de clase, la línea entre la legalidad y la ilegalidad no existe.
La clase trabajadora inevitablemente también tendrá que usar la violencia contra este enemigo de clase. Pero la naturaleza de este último será radicalmente diferente, en oposición al terror estatal como al vandalismo de los Bloques Negros. No será una venganza represiva o ciega ni favorable a la destrucción en sí misma de los bienes materiales. Será más bien una violencia liberadora, la de una fuerza social masiva y consciente, deseosa de abolir el régimen del capital para poner fin a la explotación[6] [1586]. En su movimiento de liberación contra un sistema, la clase obrera no debe nutrir ninguna ilusión sobre la burguesía y su Estado. Ella es y será su enemiga más despiadada.
Scott, 25 de mayo de 2018
[1] [1578] CRS: Compañías Republicanas de Seguridad, nombre que el Estado francés da a su policía antidisturbios famosa por su ferocidad.
[2] [1579]Una “demostración de fuerza” de esta amplitud no pudo tener lugar que en razón de la gran debilidad del movimiento.
[3] [1581] Ministro del Interior del gobierno Macron procedente del partido socialista.
[4] [1587]Ver nuestros artículos que denuncia el rol jugado por los “racialistas”: El racialismo: ¿de dónde vienen y para que sirven?
[5] [1588]Comunicado de la intersindical.
[6] [1589]Para comprender mejor nuestras posiciones sobre lo que es la violencia obrera, leer nuestra Resolución sobre Terror, terrorismo y violencia de clase, https://es.internationalism.org/revista-internacional/197810/2134/resolucion-sobre-el-terror-el-terrorismo-y-la-violencia-de-clase [364] , el texto del mismo nombre, https://es.internationalism.org/revista-internacional/197806/944/terror-terrorismo-y-violencia-de-clase [363] ,así como el libro de Engels: El rol de la violencia en la historia. https://www.marxists.org/espanol/m-e/1880s/1888viol.htm [1590]
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A finales de mayo de este año se informó ampliamente en los medios de comunicación de una ola de huelgas y protestas de trabajadores y desempleados en Jordania contra los aumentos de impuestos, los aumentos de precios y la corrupción estatal. De hecho, el movimiento de los trabajadores peor pagados contra los aumentos del precio del gas y la electricidad comenzó varios meses antes en las provincias, y su desarrollo generó protestas masivas en la capital, Ammán, que duraron más de una semana y frente a las cuales los sindicatos mostraron algunas dificultades para controlarlas, utilizarlas y aprovecharse del movimiento. El hecho de que dicho movimiento ocurriera aproximadamente al mismo tiempo que los trabajadores en Irán estaban en huelga y protestando contra más o menos las mismas condiciones muestra que, incluso en el ardiente caldero imperialista de Oriente Medio, la clase trabajadora es capaz de levantar la cabeza que le distingue y contraatacar los ataques del estado en su propio terreno de clase. Al igual que en Irán, algunos de los ataques han sido echados atrás resultando en la anulación de las subidas de precios e impuestos, aunque esto solo pueda ser un alivio leve y temporal hasta que los ataques se renueven bajo otros atuendos, con más fuerza o una combinación de engaños ideológicos y represión física.
El líder de Jordania, el rey Abdullah, despidió a parte de su gobierno en respuesta a las protestas, y las voces del Estado culparon al Fondo Monetario Internacional (FMI) de los ataques, al igual que la izquierda del capital siempre tiene a sus hombres del saco: "banqueros codiciosos" , "la UE", "el Banco Mundial", etc., para promover su propia ideología nacionalista y "antiimperialista" (generalmente antiamericana)[1] [1575]. Pero los problemas de la economía jordana son mucho más profundos que un asunto de reembolsos de los préstamos del FMI: en Jordania hay una broma curiosa que gira en torno a que "tenemos menos agua que petróleo, y no tenemos petróleo". Y sus problemas son anteriores a la afluencia masiva de refugiados que recibe: dos tercios de su población es palestina y también hay refugiados musulmanes y cristianos de toda la región, igualmente de Siria; y también anteriores a la retirada de " ayuda " por parte de los principales estados del Golfo.
El Reino jordano fue un puesto militar vital para el imperialismo británico hasta la década de 1950 cuando los estadounidenses lo tomaron y además continuaron trabajando con sus "socios juveniles" de Reino Unido. Jordania tiene una clase trabajadora cualificada, pero la economía de guerra del país está integrada en los elementos imperialistas esenciales de Oriente Medio, primero por Gran Bretaña, luego por Estados Unidos y también por Francia y Alemania. Y luego nos encontramos además con las aspiraciones imperialistas específicas del estado jordano, incluso si están subordinadas a sus amos: tomar parte en una guerra secreta en Libia, tropas en Afganistán y otras maniobras para "mantener de la paz". Su economía de guerra, la naturaleza militarizada del estado jordano da directamente lugar a la corrupción, el nepotismo y amiguismo (Wasta, en árabe), algo que el imperialismo británico y estadounidense ha utilizado para dividir y gobernar el Reino Hachemita.
A nivel imperialista, el futuro del estado jordano se hace más incierto a medida que el equipo en torno a Trump se vuelve hacia un eje saudita/EAU[2] [1576]/Israel. Esto hace aún más improbable que vaya a haber, por parte de los más ricos pero aún con problemas Estados del Golfo, algún tipo de rescate efectivo de la economía jordana la cual gasta el 15,8% de su economía en asuntos militares[3] [1577]. A su vez, plantea un posible giro hacia Turquía o Irán por parte de Jordania, alimentando de mayor inestabilidad la región; y aunque esto es de momento especulación, lo que sí es cierto es que la posición de Jordania se volverá más peligrosa dentro de la gresca imperialista de la región.
A nivel económico, el desempleo de los graduados universitarios está registrado como del 24,1% y el desempleo en general gira en torno al 18%, cifras ampliamente ridiculizadas por ser consideradas grandes subestimaciones. De hecho, a lo largo de todo Oriente Medio, el desempleo juvenil y el desempleo en general son un problema importante para todos los estados. Así, las protestas también despegaron otra vez en Irán hace poco más de una semana, esta vez centradas en Teherán más que en las ciudades provinciales; pero, como fue prometido después de las luchas anteriores, estas fueron reprimidas implacablemente por la Guardia Revolucionaria usando la policía antidisturbios, gases lacrimógenos y detenciones masivas de "alborotadores". Los lemas volvieron a plantearse contra las guerras de Irán y contra la economía de guerra. La participación de los trabajadores no está del todo clara aquí, aunque el gobierno iraní se reunió de inmediato con los jefes sindicales[4] [1584].
El proletariado en Jordania no es ajeno a la lucha de clases, involucrándose en movimientos en 1989, 1996 y particularmente de 2009 a 2012. En 2011 casi todos los sectores de la economía jordana participaron en huelgas y protestas, incluidos trabajadores precarios expatriados[5] [1585]. De esto surgieron algunos nuevos sindicatos "independientes", aunque sus acciones recientes muestran que están tan vinculados al estado jordano como las antiguas estructuras sindicales. Pero tanto para el capital como para el trabajo en Jordania, como en el resto del mundo, la crisis económica y sus consiguientes ataques se han profundizado aún más, presagiando más ataques que no solo son cíclicos sino también más depravados.
Hay signos por parte del proletariado en Jordania (y algunos de Irán) de que las luchas son más profundas que antes: no existe apenas un rol movilizador por parte de las autoridades religiosas (los 'Hermanos Musulmanes' en el caso de Jordania), en contraste con los acontecimientos en torno a la Primavera Árabe; en las protestas son escasas las banderas jordanas o cualquier tipo de banderas "de colores" que denoten un movimiento nacionalista; la presencia, el número, la diversidad y la solidaridad de la clase obrera es mucho más marcada y las luchas están mejor organizadas; los sindicatos, 33 de ellos ahora cuando eran 16 en 2011, han sido marginados y abiertamente criticados por los trabajadores, y el movimiento juvenil (mayoritariamente de los desempleados que los sindicatos intentaban separar de los trabajadores) se negaron a enredarse en inútiles confrontaciones con las fuerzas de seguridad entrenadas por el Estado Británico[6] [1586], los Darak (GDG), mostrando cierta consciencia y madurez.
Dada su naturaleza periférica, su debilidad numérica y el mar de atrocidades imperialistas que las rodean, las luchas en Jordania apuntan aún más a la necesaria centralidad de la clase trabajadora allá donde el capital desarrolla sus principales actividades para realmente poder hacer retroceder los ataques en primer lugar. A pesar de las evidentes dificultades a las que se enfrenta, esta fue una clara expresión del proletariado y sus intentos por unificar su combate. Completamente contraria a la "revolución" fraudulenta del izquierdismo en Rojava[7] [1592] (al norte de Siria), la cual fortalece el imperialismo, la lucha de clases en Jordania es un ejemplo de los comienzos de un golpe potencial en contra suya.
Baboon, 1.7.2018
[1] [1578] Este es el tipo de ideología propagada por el Partido Socialista de los Trabajadores (Reino Unido) y el ala izquierda del Partido Laborista de Corbyn
[2] [1579] EAU: Emiratos Árabes Unidos
[3] [1581] Middle East Eye, 7.6.2018. Con el 15,8% de los gastos del gobierno y el 4,8% del PIB, Jordania está proporcionalmente entre los Estados que más gastos militares tienen en Oriente Medio y en el mundo
[4] [1587] Las últimas protestas no son solo en Teherán sino también en las provincias con, por ejemplo, protestas contra la escasez de agua en Jorramchar en la provincia de Juzestán el 1 de julio, donde se atacaron bancos y edificios públicos y donde el lema "el enemigo está aquí" fue transmitido, lo que provocó disparos contra los manifestantes: https://www.cnbc.com/2018/07/01/videos-show-gunfire-amid-iran-protests-over-water-scarcity.html [1593] .
Un punto importante que destacar aquí con respecto a Irán es que su crisis económica se ha visto muy exacerbada por el imperialismo estadounidense, y que el Consejero de Seguridad Nacional John Bolton acaba de reunirse con el grupo ex-terrorista iraní MEK (Organización de los Muyahidines del Pueblo de Irán), mandando una fuerte señal de "cambio de régimen". https://www.nytimes.com/2018/05/07/world/middleeast/john-bolton-regime-change-iran.html [1594]
[5] [1588] https://www.merip.org/mer/mer264/emergence-new-labor-movement-jordan [1595]. Middle East Research, Spring 2018
[6] [1589] Gran Bretaña tiene fuerzas bien establecidas y programas de "entrenamiento" en Jordania. Lleva a cabo constantemente maniobras a gran escala y Jordania es una plataforma para su participación en Siria y en el resto de Oriente Medio. Recientemente, el grupo de presión militar británico, la Asociación de Defensa del Reino Unido (UKNDA), pidió a Gran Bretaña que enviara a Jordania toda una brigada blindada con 5000 hombres y su apoyo
[7] [1596] Ver /content/4160/los-anarquistas-y-el-imperialismo-kurdo [1526]
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- Las grandes movilizaciones y huelgas de apenas unas semanas entre mayo y junio de 1968 en Francia presentan claramente tendencias y contornos del océano de fenómenos de la la huelga de masas, expresión histórica de la lucha proletaria (incluso de la misma existencia proletaria como fuerza social y política, como clase para sí) desde comienzos del siglo XX: tendencia hacia la autoorganización y protagonismo de las masas en huelgas y luchas con el consiguiente desbordamiento y confrontación con estructuras y métodos sindicales; tendencia a la extensión de las luchas y huelgas con el envío autoorganizado de delegaciones a centros de trabajo o de estudio, y hacia otros sectores populares (estudiantes, agricultores); alteración de la cotidianidad y “normalidad” del dominio de las relaciones sociales capitalistas por medio de la movilización y protagonismo permanente, y por medio de la ocupación del espacio público y la palabra a través de manifestaciones de masas y ocupaciones de centros de trabajo y estudio (o edificios institucionales, teatros, etc) en el que se discute y se rompe el aislamiento y el monopolio del dominio de las relaciones sociales y de producción capitalistas; cuestionamiento de las condiciones de existencia bajo la “normalidad” y de la organización social que las crea, con la consiguiente tendencia hacia la politización frente a un estrecho y artificial economicismo sindical obrerista
“La gente que se movilizó, los alrededor 10 millones de personas que pararon de trabajar en el 68, tenían el sentimiento de haber levantado la cabeza, el sentimiento de haber ejercido su espíritu crítico, su independencia de espíritu,... ocupando sus centros de trabajo, considerando que no todo era aceptable, reflexionando sobre un futuro diferente, sobre otras condiciones de vida, de trabajo, de barrio...” Ludivine Bantigny[1] [1575]
Podemos encontrar trazos de estas tendencias, en mayor o menor grado y extensión, en las grandes luchas proletarias que tienen lugar entre el mayo francés y 1980 en lugares como Italia, Argentina, Polonia, España o Irán.
Una reaparición histórica de la lucha proletaria de masas será necesariamente portadora de lo esencial de esos rasgos históricos, a un nivel histórico superior producto del paso de 40 años de contradicciones y antagonismos capitalistas, o no será.
- Mayo del 68 y la oleada internacional que inicia abre un rico periodo de luchas del que sacar lecciones aún hoy, pero también su reflujo y canalización sienta las bases para nuevos (o semi-nuevos) elementos político-ideológicos de parte de la burguesía con los que tratar de combatir y caricaturizar la perspectiva proletaria comunista, vehiculados principalmente por la pequeña-burguesía y la izquierda del capital: la fijación por la “espectacularidad” de disturbios y choques callejeros descontextualizados como sinónimo de lucha contra las relaciones capitalistas; la mitificación de la “juventud” como sujeto político “rebelde” en sí; la trampa guetificada del “contraculturalismo” y el “marginalismo” como sujetos revolucionarios (que podemos encontrar por ejemplo hoy en forma de squatters o agroecologismo); la crítica parcial y desenfocada (y por tanto estéril y sin perspectiva global) a fenómenos concretos de la organización social capitalista (feminismo, ecologismo, antirracismo, etc).
En la categoría del ensalzamiento de la “juventud” podríamos incluir la también categoría difusa e inconcreta de los “estudiantes”. Más de 50 años después de las importantes movilizaciones de estudiantes en USA, Francia o Checoslovaquia, se puede afirmar que los movimientos de estudiantes sólo pueden encontrar una perspectiva coherente de confrontación a lo existente de dos formas: o bien (en el caso de los estudiantes proletarios o proletarizados) luchando como parte integrante de la clase proletaria poniendo como base de su movilización sus condiciones de vida (perspectiva de paro, condiciones de alojamiento y de trabajo, etc) y sus necesidades humanas en antagonismo a las necesidades del capital; o bien (en el caso de la pequeña-burguesía y otras “capas populares”) “aliándose”, y en definitiva integrando su movilización en la perspectiva proletaria comunista, única capaz de dar una coherencia y perspectiva global al combate contra todos los agravios que la sociedad burguesa decadente produce contra el género humano. Fuera de esas dos vías, al “movimiento estudiantil”, así como a otras categorías sociológicas difusas (“juventud”, “mujeres”, “amas de casa”, “consumidores”, “jubilados”, “inmigrantes”, etc), sólo le queda el callejón sin salida del interclasismo o aclasismo “popular”, del humanismo, del ciudadanismo, y en definitiva, de la canalización del malestar por la sociedad burguesa, la impotencia y la derrota.
- Mayo del 68 muestra una vez más la discordancia histórica que existe entre el terreno electoral del parlamentarismo burgués y la lucha proletaria. No sólo “el centro de gravedad de la vida política actual ha salido definitiva y completamente, del Parlamento.” (expresado en el II Congreso de la IC en 1920), sino aún más claramente, ambos fenómenos históricos tienden a repelerse mutuamente, siendo las bases sociales y políticas que hacen posible a uno incompatibles con las del otro. Uno implica la disolución del proletariado en la masa del “pueblo” como masa atomizada, pasiva, concurrente e impotente, que bajo la dominación de las relaciones sociales y de producción capitalistas ata su suerte a los resultados de las “instituciones democráticas” dominadas por sus explotadores; la otra implica la tendencia hacia la movilización permanente, la autoorganización, la politización y en definitiva la ruptura con la “normalidad” capitalista, y en fases superiores, la disolución de las bases materiales de la “democracia” burguesa.
¿Cuál fue el reflejo en el terreno electoral del probablemente movimiento proletario más importante en Europa occidental desde el final de la 2ª Guerra Mundial, cuya impronta llega hasta nuestros días? Una victoria aplastante de los partidos de derecha.
Este supuesto “misterio” se explica, aparte de por lo arriba dicho, por el hecho de que la fuerza histórica de la lucha proletaria no proviene de una legitimidad numérica democrática del “pueblo trabajador”, sino de una relación de fuerzas capaz de subvertir y romper el dominio de la relaciones sociales existentes, a través de la acción directa de masas del proletariado en la defensa de sus necesidades humanas, ganando para su causa a amplios sectores populares no explotadores, y condenando al aislamiento y la impotencia a la burguesía, su Estado y sus apoyos sociales incondicionales.
En este sentido, los acontecimientos en 1917 en Rusia son suficientemente clarificadores de esta discordancia histórica: el levantamiento de masas explotadas probablemente más grande de la historia de la humanidad tiene un reflejo en las elecciones a la Asamblea Constituyente de noviembre de apenas un 25% de votos para los partidos partidarios del paso del poder a los soviets “bolchevizados”. Más allá de las explicaciones por particularidades (retraso y manipulación de informaciones de la evolución política en los inmensos territorios del imperio ruso, no distinción habitual entre partidos diferentes por parte de masas campesinas de facto insurrectas, etc), ante este hecho, los bolcheviques de 1917 aplicaron la única medida revolucionaria digna de tal nombre: disolución de la Asamblea burguesa y asunción de la lucha de clases como una relación de fuerzas entre proyectos históricos, no una suma aritmética “democrática” legitimada o no por el número, ante una burguesía que ya preparaba la guerra civil.
- A remarcar también el hecho (invariable a nivel internacional desde que la causa revolucionaria se viera favorecida por la lucha entre Kerenskistas y Kornilovistas en la Rusia de 1917) de que las distintas facciones de la burguesía en Francia dejasen de un lado sus diferencias ante la “amenaza roja”. Vemos un reparto del trabajo coordinado entre derecha e izquierda. Por el flanco derecho vemos al “partido del orden” cerrar filas en la manifestación del 30 de mayo, en las que otras cosas se escucha “¡Cohn-Bendit a Dachau!”, y a la República amnistiar y reintegrar a los miembros de la OAS el 7 de junio[2] [1576]. Por el flanco izquierdo vemos a los sindicatos y partidos de izquierda dividir a los huelguistas y trabajar para el fin del movimiento y la canalización del descontento hacia el parlamentarismo.
- Mayo del 68 y la oleada internacional que abre pone de manifiesto que es en el marco del combate práctico de masas contra la sociedad burguesa, con todos los antagonismos que se muestran de forma clara y desgarrada en él (ocultos bajo el halo de “normalidad” y “paz social” en la cotidianidad de la dictadura del capital), donde se encuentra de forma general el terreno fértil para una influencia cuantitativa importante de las posiciones que más coherentemente expliquen los fenómenos existentes. O, dicho de otro modo: sólo el desarrollo y profundización de la crisis histórica de las relaciones sociales y de producción burguesas y de un movimiento de masas que las cuestione prácticamente y dibuje una perspectiva a estas, puede crear el caldo de cultivo histórico necesario para la influencia cuantitativamente importante de las posiciones programáticas revolucionarias. Es en ese contexto en el que efectivamente “para millones de obreros, Mayo del 68 fue un despertar de su conciencia”, y son recuperadas y profundizadas las posiciones políticas revolucionarias y tiene lugar la politización de amplios sectores obreros. Un “despertar de la conciencia” que difícilmente puede tener lugar en el aire, ni bajo la “normalidad” burguesa, ni es producto sólo de la “indignación moral”, sino que se nutre decisivamente del combate práctico de masas contra el orden existente que dibuje una perspectiva e impulse la recuperación de las posiciones revolucionarias.
En este sentido, existirían varios peligros en pretender o albergar esperanzas de que las posiciones revolucionarias puedan tener una influencia cuantitativa importante fuera de esos períodos de acción directa de masas: en el mejor de los casos existe la posibilidad de caer en un voluntarismo productivista estéril, con el consiguiente riesgo de desgaste de energías militantes mal utilizadas (más necesarias para dos de las tareas revolucionarias del momento actual: la profundización y afinamiento del programa comunista, y el desarrollo de un polo de confrontación y agrupación internacional de las posiciones revolucionarias de la Izquierda Comunista); en el peor, puede llevar a un peligroso deslizamiento hacia un oportunismo “estratégico” para hacer las posiciones comunistas “aceptables” para la “opinión pública” (economicismo obrerista, “asambleísmo”, “todos unidos”, “indignacionismo”...).
Draba junio 2018
[1] [1578] https://ici.radio-canada.ca/premiere/emissions/aujourd-hui-l-histoire/segments/entrevue/69025/mai-1968-paris-france-manifestations-etudiants-violence [1598]
[2] [1579] OAS: Organización del Ejército Secreto, grupo terrorista francés de extrema derecha inspirado por los partidarios de mantener Argelia bajo el dominio de Francia.
Los trabajadores nuevamente somos víctimas y testigos del verdadero rostro de la clase política peruana, considerada como una de las peores de la región y el mundo. Esta mafia compuesta ,entre otros, por los ladrones del Apra [1], los Fujimoristas [2], lo que queda de los PPKs [3],los del partido de la "plata como cancha" y como no, la inefable izquierda del Capital -del Frente Amplio y Nuevo Perú hasta los maoístas reciclados del Movadef [4]. Todos sin excepción son parte de la actual decadencia en su fase de Descomposición del sistema Capitalista .No sólo se han revelado sedientas de dinero con el destape de Lava jato [5] sino ahora también con los "Audios de la vergüenza", llenos de prebendas y coimas en favor de jueces y fiscales. Estos escándalos no son sino la evidencia más cruda de la Decadencia de este sistema capitalista y de la Democracia y sus instituciones. La Democracia, con sus elecciones y sus cacareos sobre los derechos ciudadanos no es otra cosa que LA DICTADURA DEL CAPITALISMO SOBRE EL PROLETARIADO, LA LEGALIZACION DE LA EXPLOTACIÒN DE LOS TRABAJADORES POR LOS CAPITALISTAS; ESE ES EL VERDADERO ROSTRO HORRIBLE DE LA DEMOCRACIA, Orden social que la prensa nos vende como el mejor de los mundos.
TODA ESTA PODREDUMBRE QUE HOY VEMOS ES PARTE DE LA DESCOMPOSICION DEL CAPITALISMO [6]. La famosa Corrupción no es una "falla", ES PARTE DE ESTE ORDEN BURGUES y esto no se "cura" ni se "limpia" con nuevas elecciones, cerrando el congreso, pidiendo "que se vayan todos" o con marchas ciudadanas que piden reforma del poder judicial, propuestas utópicas y pequeñoburguesas que nos venden los colectivos ciudadanistas, la izquierda, los sindicatos, IDL y las ONG, propuestas QUE NO VAN A LA RAIZ DEL PROBLEMA .EL verdadero problema no son unas cuantas "manzanas podridas”. Es el sistema en su conjunto el que esta apolillado y cruje con cada escándalo y destape. Sólo LA DESTRUCCION DEL CAPITALISMO POR SU ENEMIGO HISTORICO, LA CLASE OBRERA, los trabajadores CONSCIENTES Y AUTORGANIZADOS POLITICAMENTE, TRAERAN UNA SOCIEDAD DIFERENTE, sin explotados ni explotadores, donde por fin dejaran de existir la podredumbre política y llegara a su fin todos los sufrimientos a que nos somete el orden actual.
La burguesia no ha dejado escapar la ocasión para, por medio del Congreso, aprobar o mantener las leyes que tantas ganancias le han generado desde los 90, a costa de la superexplotacion, por ejemplo de los trabajadores de la pesca o la agroindustria. Pero como la economía no ha crecido lo que se esperaba Vizcarra hace pagar a los trabajadores las consecuencias de la crisis y el déficit fiscal con el aumento del ISC [7] "gasolinazo" es un ataque directo del Estado y la burguesia contra los trabajadores y sus ya paupérrimas condiciones de vida. La subida de los precios y el aumento del desempleo son las consecuencias de la crisis.
En Arequipa, Puno, Cajamarca la población ha bloqueado carreteras y paralizado los comercios. En Lima se han desarrollado varias huelgas (maestros, médicos, obreros).En este escenario de confrontación la burguesia peruana moviliza a su Estado y juega a dividirnos lanzando al ruedo todos sus instrumentos políticos y sindicales de contención del descontento de los trabajadores. Por ejemplo, mientras el gobierno reprimía a varazos y bombas lacrimógenas las marchas, las centrales sindicales se reunían en palacio con Vizcarra. Pese a ello, la lucha ha continuado sin embargo, aun no hay una respuesta profunda y eficaz de la clase obrera contra sus explotadores. Nuestra clase, sigue presa de la ideología burguesa y pequeño burguesa, atraviesa una situación de extrema debilidad y falta de organización no sólo en el Perú sino a nivel planetario. Pero esta situación no será eterna como quisieran los políticos e ideólogos del Capitalismo. El ejemplo de los trabajadores rusos y los soviets en 1917 o el resurgimiento de las luchas obreras en Mayo del 68 son ejemplos históricos que han dejado lecciones, y que frente a la espesa niebla de la Descomposición social, la gran nave de la clase obrera mundial seguirá dando luchas en el futuro.
!TRABAJADORES!, este debe ser el norte de nuestras luchas:
1) Movilizarnos contra todos los ataques a nuestras condiciones de vida, contra los paquetazos .Que nadie se quede en casa. Ganemos la calle.
2) Autorganizarnos para dirigir NOSOTROS MISMOS nuestras luchas a través de ASAMBLEAS ABIERTAS a todos (trabajadores, estudiantes, desempleados, jubilados)
3) Solidaridad con todos los trabajadores en huelga, rompamos el aislamiento y el sectorialismo.Toda lucha obrera es nuestra también.
4) No a la xenofobia contra nuestros hermanos venezolanos. Ellos también son trabajadores, proletarios, que han arribado huyendo de la pesadilla chavista y que están y estarán con nosotros en las luchas contra el Capital y su Estado.
Internacionalismo Peru, sección de la Corriente Comunista Internacional
1. APRA: Alianza Popular Revolucionaria Americana, partido burgués fundado por Víctor Haya de la Torre que en su demagogia llegó a coquetear con el estalinismo. Actualmente está muy descompuesto.
2. Fujimoristas: Son miembros del partido representado por Alberto Fujimori Fujimori, partido llamado inicialmente Cambio 90, actualmente dicho partido es liderado por la hija de Alberto F. Keiko Fujimori.
3. PPK: Pedro Pablo Kuzinsky, presidente del Perú que dimitió por corrupción a principios de 2018. Ver https://es.internationalism.org/accion-proletaria/201803/4280/ppk-fujimori-y-la-clase-politica-contra-los-trabajadores-en-peru [1599]
4. Movadef: Movimiento por la Amnistía y Derechos Fundamentales, es el brazo político de Sendero Luminoso.
5. La comisión Lava Jato, es un grupo investigador dentro del congreso de la republica del Perú, que investiga actos de corrupción de funcionarios públicos vinculados a empresas Brasileñas como Odebrecht.
6. Ver "TESIS SOBRE LA DESCOMPOSICION [13]".
7. ISC: Impuesto Selectivo al Consumo, es un impuesto indirecto que, a diferencia del IGV, solo grava determinados bienes (es un impuesto específico); una de sus finalidades es desincentivar el consumo de productos que generan externalidades negativas en el orden individual, social y medioambiental, como por ejemplo: las bebidas alcohólicas, cigarrillos y combustibles.
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En los últimos meses, la clase trabajadora y la población en general en el Perú viene presenciado el verdadero rostro de la clase política tan nefasta y decadente. La descomposición y corrupción de la clase Política Burguesa en el Perú, es considerada como una de las peores de la región y del mundo. Estas mafias políticas conformadas por el APRA[1] (lo que queda de ellos en el poder), el fujimorismo (incrustados en el poder legislativo y otras instancias del Estado) y el partido de gobierno de PPK[2], con Vizcarra al frente, es una muestra de la decadencia política burguesa del País, pero también una manifestación palpable del avance de la descomposición del capitalismo decadente en esta parte del planeta[3].
Hemos venido presenciado una ola de corrupción, escándalos, abuso de poder, impunidad, que involucra a las mafias políticas y sus máximos representantes en el poder legislativo, representado por el Congreso de la Republica en el gobierno actual. Los principales representantes de estas mafias políticas se encuentran vinculados a la corrupción y el narcotráfico. La principal mafia que opera en el poder es la fujimorista, ellos han cerrado filas con su comisión Lava Jato[4] evitando a toda costa que su lideresa Keiko Fujimori, se vea involucrada e investigada en casos de corrupción. El máximo argumento de la comisión con Rosa Bartra a la cabeza, miembro del partido fujimorista es que: “en el caso de Keiko Fujimori, ella es investigada por lavados de activos y la comisión no está investigando lavados de activos, nosotros estamos investigando la corrupción del Estado en la adjudicación de proyectos y la distorsión que esto ha tenido…” [5]. Esta comisión no ha logrado los resultados esperados, ya ha gastado más de 3, 4 millones de soles y va en aumento, gastos en planillas a funcionarios y gastos logísticos generados todo pagado por el Congreso de la Republica. Además de la comisión Lava Jato, existen otros ejercicios de la mafia fujimorista que abusando de su poder, crean leyes que favorecen a grandes empresas, lobbys, vinculaciones con el narcotráfico, chantajes y control de medios de comunicación (a propósito de la nueva Ley Mordaza aprobada recientemente). El gobierno ha desarrollado un clima de incertidumbre, manipulación y represión sobre la población, muy similar al vivido en los dos gobiernos de Alberto Fujimori, esto implica la satanización de las luchas sociales (llamando terroristas a todos aquellas que salen a las calles a manifestarse y protestar) reprimiendo las mismas con las fuerzas policiales y la cárcel.
No hay que olvidar que la corrupción en el entorno presidencial, involucró al mismo PPK y fue el factor principal de su renuncia. Esta corrupción imperante en las instituciones del Estado, es lo que está al fondo de la dinámica actual de pase de facturas, de pugilatos, de confrontaciones entre personas, partidos o grupúsculos, los cuales tienen en común una serie de prácticas de tipo gansteril. La salida de PPK obedece en gran parte a la necesidad de lavar el rostro un poco a esta podredumbre, tratar de oxigenar un poco la política burguesa y por supuesto hacerlo de manera que el mismo PPK y allegados comprometidos en la corrupción salven su pellejo. Sin embargo, esta corrupción que impera hoy en el Estado peruano (y en el conjunto de Estados de la región y en variables medidas en el mundo) debe verse como una manifestación de la agudización de la fase de descomposición que vive globalmente el sistema. La descomposición le imprime una cualidad diferente a los fenómenos que le son propios, haciendo que tiendan a salirse del control de los mecanismos políticos y jurídicos con los cuales históricamente la burguesía ha impuesto orden en su sistema de explotación. Son estas fuerzas centrifugas las que obligan a la burguesía a buscar formas de distracción al proletariado, para confundirlo y atomizarlo. En este caso el deporte (con el mundial) es un ejemplo, pero detrás de todo esto también está el nacionalismo. Detrás de la consigna “por un Perú unido”, lo cual busca que los proletarios acepten la explotación y los sacrificios para apoyar el “interés nacional”, para hacer crecer la producción, entre otras engañifas.
La mafias recientemente descubiertas por audios y grabaciones, que operaban en el poder judicial y en el Consejo Nacional de la Magistratura (CNM) demuestran los tentáculos y conexiones de la corrupción ejercidos desde los grupos políticos en el poder perfectamente representados por el Fujimorismo. Este destape de corrupción en el sistema de justicia burguesa ha generado una crisis al gobierno y un duro golpe al aparato Estatal de la burguesia que lo gestiona hoy. Los jueces y demás miembros del CNM, involucrados en este escándalo de corrupción han generado una crisis que preocupa mucho a la burguesia, porque ha quedado al descubierto toda la podredumbre y corrupción de las máximas autoridades y vestiduras que brindan y administran justicia en la sociedad y como en toda sociedad burguesa la moral siempre está sometida a la justicia, situación que ha generado muchas repercusiones a todo nivel. Por supuesto que esta no es una situación nueva, siempre la corrupción estuvo en el sistema de justicia de este País y del mundo, siempre la justicia estuvo vendida al servicio del poder del capital y de las clases dominantes.
Es muy probable que esta situación de crisis temporal pase con algunas reformas y decretos que mantendrán todo lo mismo como hasta ahora los mismos que costarán mucho dinero por hacerlos.
Según las últimas cifras han habido en un mes más 160 mil nuevos despedidos, sumado a esto se vive una sobreexplotación sobre todo en el sector servicios donde los empresarios aprovechándose de la mano de obra barata que representa la inmigración de proletarios venezolanos presionan a la baja el nivel de salarios en algunos sectores del mercado laboral. El incremento del Impuesto Selectivo al Consumo (ISC) por otro lado, aplicado recientemente en el País es una muestra más de los ataques que realiza la burguesía a las condiciones de vida de la clase trabajadora de este territorio. El incremento de dicho impuesto generó un efecto directo e inflacionario en el sistema de precios, específicamente en los combustibles, incrementando el costo de la canasta básica familiar y el costo de vida, golpeando directamente una vez más los bolsillos de la clase trabajadora. Ante esta situación la respuesta de varios sectores de trabajadores no se hizo esperar sobre todo en zonas del sur del país como Arequipa, Cusco, Cajamarca, Moquegua entre otros, donde manifestantes bloquearon pistas y carreteras enfrentándose contra la policía. Los manifestantes muchos de ellos choferes y transportistas protestaron contra el alza de precios de los combustibles y el incremento del ISC. Cabe mencionar que estos trabajadores fueron respaldados por agricultores y otros sectores de la población; en las ciudades del sur, estas olas de protestas fueron apoyadas por estudiantes y profesores como el caso de la ciudad de Arequipa. Paralelo a estas manifestaciones, en la Capital se desarrollaban marchas de protesta “contra Keiko” y “el Cierre del Congreso”. El desarrollo de cierto grado de indignación y critica de la población ha sido significativo, se ha dedicado varios espacios en los medios de comunicación burgueses preocupados por este desarrollo de rechazo generado por la población contra el congreso de la republica, sus mafias, partidos políticos tradicionales y el gobierno en general.
Adicionalmente, se desarrollaron huelgas en el sector de maestros, donde una vez más fueron aplacadas por las fuerzas del sindicalismo radical de la CONARE-MOVADEF, manipulando las luchas de los maestros, llevándolos al fracaso con sus “mesas de arbitraje y negociación”.
Este clima y escenario de indignación y de cierto desarrollo de lucha social contra las medidas del gobierno, se han visto afectadas e interrumpidas por los preparativos previos al mundial de futbol Rusia 2018. Una vez más el mecanismo del Futbol fue utilizado para calmar las aguas del descontento de los trabajadores, ante un clima de elevada indignación contra la situación político y social del momento. Mientras se desarrolla el Mundial de futbol El gobierno y el Estado Burgués traman sus negocios y afirman su dominio contra la clase obrera aprobando leyes en su contra. La clase obrera no desarrolla aun una respuesta eficaz y efectiva contra la clase explotadora, mientras no desarrolle su conciencia política, es claro.
Por otro lado, la cuestión de las movilizaciones, de las protestas, es importante señalar en principio que no estamos contra las manifestaciones de indignación de distintos sectores sociales o profesionales (lo que no implica que no hagamos nuestra critica al papel de los sindicatos y al gremialismo), lo que es esencial plantear es que hasta ahora esa indignación está atrapada en el callejón sin salida de las alternativas de la burguesía y pequeña burguesía. La indignación ha jugado un papel revolucionario solo cuando logra politizarse (un ejemplo lo constituye la revolución rusa y el papel jugado por los bolcheviques). Debemos plantear que esta indignación solo puede tener una perspectiva si logra integrarse a la lucha del proletariado y este logra transformar lo que hasta ahora son acciones que pueden resultar desesperadas o desmoralizantes para los trabajadores, en una recuperación de su combatividad en su terreno de clase, con sus propias consignas y planteando claramente su objetivo histórico.
Se ha desarrollado una crítica moderada de recambio burgués por parte de la población en general específicamente en sectores de la clase trabajadora; critica que parte de una conciencia ciudadana y de la ideología democrática, pero que en algunos momentos ha mostrado cierta reflexión y profundidad en la búsqueda de otras alternativas, como se pudo escuchar en algunas charlas en las manifestación “Contra Keiko”, “Por el cierre del Congreso”. De todas formas existe aún un peso fuerte de la ideología dominante y una débil situación histórica y política del proletariado hoy en día. Esta situación no constituye un fatalismo, que no hay nada que hacer; el proletariado aún con sus debilidades no está derrotado y sólo su fuerza revolucionaria puede imprimir un cambio al caos, a las necesidades y penurias que nos impone el sistema.
“El método de análisis de la realidad social: Para reconocer y comprender la reanudación de las luchas obreras hay que apropiarse del método marxista de análisis de la realidad social. Ese método no consiste en hacer fenomenología. No se puede comprender ni explicar ningún fenómeno social a partir del fenómeno mismo, por sí mismo y para sí mismo. El fenómeno social, la lucha de clases, sólo se puede comprender si se sitúa en el desarrollo del movimiento social general. El movimiento social no es una suma de fenómenos sino un todo que los contiene a todos y a cada uno”.
“El movimiento de la lucha proletaria es a la vez internacional e histórico. Desde ésos dos puntos de vista, mundial e histórico, es como los revolucionarios pueden comprender la realidad social, la situación de la lucha de su clase”.
“Por otra parte, el trabajo teórico y de análisis de los revolucionarios no es una reflexión pasiva, un simple reflejo de la realidad social; tiene un papel activo, indispensable en el desarrollo de la lucha proletaria. No es algo exterior al mismo movimiento de la lucha de clases; forma parte integrante de la lucha del proletariado. Siendo los revolucionarios parte, muy precisa y particular, de la clase obrera, su actividad teórica y política son aspectos concretos de la lucha revolucionaria del proletariado. Los comunistas sólo pueden apropiarse del método marxista situándose como factor activo en el movimiento de la lucha de su clase, y desde un punto de vista mundial e histórico”.
“El método marxista no se contenta con comparar dos fotos tomadas con unos años de intervalo. No se contenta con quedarse en la superficie de las cosas. Para los revolucionarios consecuentes, se trata de comprender la dinámica profunda, el movimiento histórico de las luchas obreras”.
“En efecto, aunque es una condición indispensable para el desarrollo de la lucha de la clase obrera, el hundimiento del capitalismo en la crisis no basta para explicar este desarrollo. El ejemplo de la crisis de 1929 y el de los años que preceden a la Segunda guerra mundial nos lo prueban. En los años 30, los terribles ataques de la crisis económica no provocaron más que una gran desmoralización y gran desorientación en el proletariado, que acababa de sufrir la mayor derrota de su historia y tenía que aguantar el peso de las mistificaciones "antifascistas" y de "defensa de la patria socialista" cuya finalidad era amarrarlo al Estado burgués tras los partidos de izquierda y los sindicatos”.
“La situación es muy diferente hoy en día. El proletariado de hoy no está derrotado y hemos visto más arriba que lo que determina la oleada actual de luchas de la clase es su capacidad de digerir, de madurar sus derrotas parciales, de dar una respuesta a las armas ideológicas que le opone la burguesía. Las condiciones objetivas (la crisis económica, la miseria que se generaliza,...) no son las únicas; se deben añadir condiciones subjetivas favorables: la voluntad consciente de los obreros de no aceptar más sacrificios para salvaguardar la economía nacional, la no adhesión del proletariado a los proyectos burgueses (económicos y políticos), la comprensión cada vez mayor del carácter antiobrero de la izquierda y los sindicatos,...”
“Y cuanto más importante se hace el factor subjetivo en el desarrollo de las luchas obreras, más fundamental es la intervención de los revolucionarios en ellas. Por ser la expresión más elevada de la conciencia de clase, los comunistas son indispensables, no sólo por su trabajo teórico, político y su propaganda. No solamente serán indispensables mañana en el período revolucionario, sino que ya hoy son indispensables en el proceso actual de reanudación de la lucha de su clase, de maduración de la huelga de masas. Al denunciar las trampas y los callejones sin salida que utiliza el capitalismo contra el proletariado, estimulan, catalizan y aceleran el desarrollo en la clase de una conciencia clara de la naturaleza de esas trampas y del papel verdadero de la izquierda y de los sindicatos. Además, aunque no se hacen ilusiones sobre la importancia de su impacto inmediato, los revolucionarios contribuyen a que las luchas se orienten hacia una autonomía mayor de la clase obrera frente a la burguesía, hacia la extensión y coordinación de las luchas: envío de delegaciones masivas a otras fábricas, piquetes de huelga, manifestaciones,...; en fin, todo lo que refuerce la organización, por los obreros mismos en sus asambleas generales, de esa extensión y de un desarrollo más amplio de la lucha de la clase”.
“Si no se reconoce o si se subestima la reanudación actual de la lucha de la clase, si se tiene una visión mecánica del desarrollo de la lucha, si no se comprende el papel activo que tiene la conciencia de clase en el desarrollo de la lucha, se llega al rechazo -por lo menos implícito- de la necesidad de la intervención de los revolucionarios hoy y, por lo tanto, del Partido comunista mundial de mañana. No basta con proclamar la necesidad del partido (Gracias, no obstante, a quienes lo hacen) para contribuir eficazmente al proceso que conduce a su futura constitución. En las luchas actuales, desde ahora, es donde se preparan las condiciones de su edificación, se construyen las organizaciones que lo formarán, donde los comunistas dan prueba de su capacidad para comportarse como vanguardia de los combates revolucionarios venideros. Para probar esa capacidad, tienen que mostrarse capaces de defender con rigor el método marxista, cuya ignorancia y olvido desarman políticamente al proletariado y lo conducen a la impotencia y a la derrota”.[6]
En ese sentido la CCI tiene un compromiso como organización revolucionaria, como referente en ese camino que le toca recorrer en las luchas de la clase obrera mundial. La revolución rusa en octubre de 1917 y las experiencias de Mayo del 68, son dos grandes lecciones históricas que contienen y explican situaciones desarrolladas por la clase obrera que sirven de lecciones para nuestro aprendizaje en nuestras luchas futuras.
INTERNACIONALISMO PERÙ, Junio 2018
[1] APRA: Alianza Popular Revolucionaria Americana, partido burgués fundado por Víctor Haya de la Torre que en su demagogia llegó a coquetear con el estalinismo. Actualmente está muy descompuesto.
[2] PPK: Pedro Pablo Kuzinsky, presidente del Perú que dimitió por corrupción a principios de 2018. Ver https://es.internationalism.org/accion-proletaria/201803/4280/ppk-fujimori-y-la-clase-politica-contra-los-trabajadores-en-peru [1599]
[3]Ver Tesis sobre la Descomposición, /revista-internacional/200510/223/la-descomposicion-fase-ultima-de-la-decadencia-del-capitalismo [13]
[4]La comisión Lava Jato, es un grupo investigador dentro del congreso de la republica del Perú, que investiga actos de corrupción de funcionarios públicos vinculados a empresas Brasileñas como Odebrecht
[5]Tomado del Periódico El Comercio del 01.03.2018
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A partir del 8 de julio, una serie de protestas espontáneas estallaron en el centro y sur de Irak involucrando a miles de manifestantes. Se extendió a través de ocho provincias del sur muy rápidamente y, quince días más tarde, a las calles de Bagdad. A estas manifestaciones siguieron importantes protestas en Jordania e Irán exactamente sobre los mismos problemas. El movimiento en Irak habría estado al tanto de estas protestas e inspirado por ellas dadas las similitudes básicas.
La clase obrera en Iraq es numérica y generalmente más débil que en los otros dos países, y aunque hay informes de manifestantes y reunión de los trabajadores del petróleo, el contenido y el contexto de esas reuniones no se conocen. Pero las fuerzas impulsoras de las protestas son temas de clase:
- Desempleo: las cifras oficiales de desempleo del 18% de los jóvenes no los cree nadie cuando más de 400 mil jóvenes se integran al mercado laboral cada año con pocas perspectivas de conseguir un empleo;
- Falta de servicios básicos: el calor de 50 grados ha aumentado aún más la miseria resultante de restricciones sobre los cortes de electricidad que sólo está disponible un corto periodo del día y a pesar de 40 mil millones de dólares asignados desde 2003 para reconstruir la red hidráulica del país.
- Salud: cánceres y otras enfermedades congénitas graves del cerebro y el cuerpo en niños y otras numerosas fallas graves de salud están aumentando en todo Iraq. Ya en 2009, la agencia Reuters informó que muchas familias estaban tomando la terrible decisión de dejar a sus hijos morir (1º de diciembre)[1]. La falta de cuidado en estos casos graves se refleja en todos los niveles de atención de salud en el país.
- Agua: similar a los manifestantes en Jordania e Irán (donde en el sur los militares desviaban grandes cantidades para alimentar sus agro-negocios), los manifestantes han exigido acceso a agua potable. La demanda de esta necesidad básica de agua potable muestra una convergencia de problemas económicos y ecológicos dentro de las protestas[2].
- Alquileres carísimos y salarios no pagados (Rudaw Media, 20 de julio, 2018).
- Corrupción y clientelismo: como en Jordania e Irán estos son elementos esenciales de la economía de guerra y los que viven en ella provocan en la indignación de las masas mientras las condiciones de vida declinan a través de todo el país. Los manifestantes también han denunciado el "fraude electoral".
El clérigo chiita más veterano de Irak, Ali al-Sistani, ha pedido al Gobierno que acepte las demandas de los manifestantes; similar "apoyo" a las protestas ha llegado del clérigo populista chiita, Muqtada al-Sadr[3] quien, conforme a un recuento, ganó las elecciones el 12 de mayo con la ayuda del Partido Comunista iraquí; el primer ministro del partido gobernante Sawa, Haider al-Abadi, prometió fondos y proyectos para responder a las protestas; y los saudíes, olfateando una oportunidad para contrarrestar la influencia iraní, han prometido «ayuda».
No sólo los edificios municipales y de gobierno han sido blanco de ataques de manifestantes sino también las instituciones chiitas desmintiendo su hipócrita "ayuda" a la ola de protestas. La delegación del populista "radical" al-Sadr para reunirse con los manifestantes fue atacada – esto fue mostrado en las imágenes de los medios sociales. Cada institución chiita importante ha sido rechazada y sus oficinas atacadas y lo que hace esto aún más importante es que los ataques han venido de sus propios electores en los territorios chiitas, con los manifestantes irónicamente usando el término Safavids para describir a sus líderes -una expresión que se refiere a anteriores dinastías chiitas, frecuentemente usada por los sunitas como término de abuso. Aviones iraníes fueron saqueados en el aeropuerto de la ciudad santa chiíta de Nayaf y el cuartel general de la milicia pro-iraní incluyendo a las unidades de movilización popular fue atacado e incendiado al igual que las oficinas de gobierno. Según Kurdistán News 24, del 14 de julio de 2018, unidades regulares del ejército iraquí se unieron a las protestas en al menos una provincia. Cuando las protestas dieron un paso adelante y golpeó Bagdad, Middle-East Eye, del 19 de julio de 2018, reporta el lema de las grandes multitudes: "¡no sunitas, no chiitas, laicos, laicos!".
El Primer ministro al-Abadi despidió un ministro y algunos funcionarios y prometió reformas, pero la respuesta abrumadora del Estado ha sido la represión, redadas, detenciones y torturas, mientras nuevas protestas han logrado la liberación de los detenidos. El gobierno declaró el "estado de emergencia" e impuso un bloqueo al internet desde el principio, y se usaron gases lacrimógenos, cañones de agua y munición real contra los manifestantes. Unidades antiterroristas fueron movilizadas contra los manifestantes en Bagdad, algo impensable sin el acuerdo favorable de los altos mandos estadounidenses y británicos que residen en la llamada "zona verde"[4]. Al menos 14 personas fueron asesinadas y 729 heridas según Human Rights Campaign, del 20 de julio de 2018. Pero las protestas desde hace unas tres semanas han continuado hasta este fin de semana cuando las fuerzas de seguridad atacaron a manifestantes fuera del consejo provincial y el campo petrolífero de Qurna, Basora.
Tanto en Irán y Jordania estos arranques de ira están dirigidos contra una economía de guerra y todo su detritus parasitario. Tanto en Irán como en Jordania la protestas de 2018 en Iraq son más extensas y más profundas que los brotes anteriores (en 2015 en el caso de Iraq) y es bastante obvio que los líderes religiosos tienen menos influencia. Las promesas del gobierno y la influencia de los líderes religiosos están perdiendo su fuerza en tanto que el proletariado y las masas luchan por sus intereses en estas escaramuzas contra el capital y su economía de guerra.
Baboon, 30 de julio, 2018.
[1] Mucho de este veneno ha sido introducido por las campañas de bombardeo de la Coalición encabezada por Estados Unidos/Gran Bretaña y especialmente a través de la propagación de uranio empobrecido. La mayor magnitud de los daños y deformidades se registra en los lugares más bombardeados: Falluyah y Basora. En Londres, el Ministerio de defensa utiliza la vieja frase, "no hay evidencias" y los políticos británicos que son rápidos para denunciar los bombardeos químicos de otros no dicen una palabra acerca de sus propias atrocidades
[2] No sólo en Medio Oriente hay falta de agua potable, según la Agencia de Protección Ambiental, más de 5 millones de estadounidenses están expuestos a agua potable que contienen toxinas por arriba de los niveles seguros (WSWS, 27 de julio, 2018). Y en un plano más amplio, si Trump ha rechazado generalmente el cambio climático, el Pentágono no lo ha hecho, y totalmente de acuerdo a los intereses del imperialismo de EEUU, ve esto, incluyendo la escasez de agua, como un peligro actual –según la referencia de Las Implicaciones de Seguridad Nacional de Riesgos Relacionados con el Clima y el Cambio Climático, 27.5.15
[3] Al-Sadr ha sido considerada por Occidente como "la nueva cara de la reforma", New York Times, 20.5.18
[4] Barrio de Bagdad lujoso y ultra protegido reservado a militares y asesores norteamericanos y otros “aliados”
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¿Acaso vivimos en una isla aislada del mercado mundial? ¡No! Los síntomas de una nueva enfermedad del capitalismo mundial aparecen: deudas gigantes de los Estados nacionales; depredación cada vez más feroz sobre la naturaleza que amenaza la propia supervivencia de la especie; condiciones cada vez más precarias de los trabajadores, sean del capital nacional o transnacional; descomposición social cada vez más acentuada, barrios obreros que se pudren en la violencia, los síntomas son claros: el capitalismo en decadencia han entrado en una nueva fase, la de descomposición.
¡La lucha de los trabajadores es una lucha en contra del capital! En el mundo aparecen huelgas contra las medidas de austeridad de los Estados, en Francia el gobierno de Macron impulsó una reformas a los trabajadores ferroviarios que desató una serie de huelgas “intermitentes”– controladas por los sindicatos, en Nicaragua la carnicería contra la clase obrera y sus familias se desató luego de que se aprobara, en abril de este año, la Ley de Seguridad Social que buscó que la crisis la pagaran los trabajos y pensionados, en Argentina el gobierno de Macri, de la misma forma que en Costa Rica, impulsa un paquete de ajuste fiscal que ha desatado el descontento social. El mundo siente crecer una nueva crisis del capitalismo mundial que busca que la crisis la pague el proletariado. ¡Es un mito que la crisis sea nacional! ¡Es el capitalismo en todo el mundo y ningún país se libra!
Luego de un largo periodo de inactividad, luego de 11 años, el proletariado costarricense ha salido a las calles a protestar por estos ataques del Capital. Sin embargo… han salido como abanderados de los sindicatos. La izquierda del Capital, el NPS, el PT, entre otros, ya insertos en estas estructuras sindicales, controlan todo, llevan a sus “líderes”, a los “especialistas” en política, a la “vanguardia”: ¡el proletariado debe de aprender a luchar por sus propios medios! La autoorganización al margen de los sindicatos, con la emergencia de una serie de comités independientes, fue uno de los puntos más altos de las luchas contra el TLC, luchas que fueron llevadas a los terrenos de la burguesía por… ¡LOS SINDICATOS!
En el capitalismo ascendente, cuando aún desarrollaba sus fuerzas productivas, los sindicatos cumplieron una función importante: la de arrancar de manera duradera mejoras reales a sus condiciones de vida. Con la entrada del capitalismo en su fase de decadencia los sindicatos cumplen una función vital para el Estado: están integrados en él, controlan, encuadran y frenan la lucha al ahogar cualquier impulso desde las bases por una lucha independiente.
¿Cómo luchar al margen de los “jefes” sindicalista o izquierdistas? ¡La izquierda del Capital no quiere saber nada de los Consejos Obreros! Luego de que aparecieran de manera embrionaria en la Comuna de París (1871) y de manera más desarrollada en Rusia (1905 y 1917), el proletariado mundial descubrió su forma de organización revolucionaria: los Consejos Obreros. En el caso ruso, su formación estuvo precedida de múltiples huelgas masivas dónde el proletariado, de manera creativa, creó organismos de lucha al margen del control de los sindicatos, y con mecanismos totalmente nuevos: Asambleas Generales que eligen comités revocables en todo momento, integrada por trabajadores, campesinos e estudiantes, etc. ¿Acaso se puede evolucionar a una organización de este tipo delegando – como lo hacen los “ciudadanos” cada cuatro años – el poder a los especialistas en política? ¡No!
Es necesario que el proletariado construya su propia experiencia en la lucha, que esta huelga sea un primer paso para crear condiciones para la emergencia de Consejos Obreros, la esperanza está en la creatividad de los sectores de proletariado que se podría integrar a la lucha al margen de los sindicatos. ¡Es necesario confiar en las capacidades creativas de nuestra clase! No tenemos que olvidar que el Estado utiliza con la mano izquierda a los sindicatos, y con la derecha las fuerzas represivas del estado: ¡LA POLICÍA! Ella no tiene nada que ver con el proletariado, el hecho de ser asalariados no los convierte en parte de nuestra clase: ¡son los defensores del Estado y del capital! El Estado costarricense vende la idea de su supuesto proceder “demócrata” pero no ha dudado en reprimir. Ya tenemos un muerto, y se avecinan luchas violentas en las próximas semanas que podrían agregar más. El director de policía Michael Soto ha sido claro: “tomaremos decisiones más radicales”. En estas épocas de represión masiva del Estado tiene que ser un terreno donde se forme una tradición de lucha revolucionaria. No tenemos nada que envidiar a la represión que se da en Nicaragua, ¡la policía jamás será “amiga” del proletariado!, ¡son los gendarmes del capital!
Las luchas deben de evolucionar a una mayor independencia organizativa, aunque el poder de los sindicatos costarricenses parece ahogar cualquier intento en ese sentido. Toda su agenda se basa en una “negociación” –como es de costumbre – con el Estado, aunque aún no se ha llegado a este estadio. Son “soluciones” paliativas para un sistema moribundo. Es necesario darle un sentido internacional a esta lucha, pertenecemos a una clase mundial, ¿cómo no ver lo que está pasando en el mundo y pensar que lo que pasa en nuestro país no tiene nada que ver con eso? ¡La crisis es del capitalismo en decadencia y en descomposición!
En las movilizaciones han aparecido banderas costarricenses. ¿Es que el interés de los trabajadores cabría dentro de la bandera de Costa Rica? ¿Es que el interés de los trabajadores coincide con el interés nacional? Rotundamente respondemos NO. El interés de los trabajadores, de la clase obrera, es la defensa de sus necesidades humanas (alimentarse, vestirse, vivienda, el porvenir de los hijos etc.) frente a los intereses del capital. El capital se agrupa en Estados – nación, la nación es la finca privada del conjunto de los capitalistas de un país. Hay una única manera de pagar la Deuda, de aumentar las ganancias de los capitalistas, de ser más competitivos en el mercado mundial: imponer más y más sacrificios a los trabajadores, incrementar la miseria, hacer más inhumanas las condiciones de trabajo y vida. El interés nacional es antagónico con el interés de los trabajadores. Estos solo pueden salvarse luchando contra el interés nacional del capital y buscando la solidaridad y la unidad internacional de la clase obrera.
Es necesario trabajar para ir logrando un cambio en las relaciones de fuerzas que nos enrumbe a el mayor de nuestros objetivos: ¡la caída del capitalismo! Esta es la única solución definitiva a nuestra miseria, y solo se puede hacer por nuestros propios medios, luchando, aprendiendo en los enfrentamientos, y sobre todo, impulsando medios organizativos totalmente nuevos que nos permitan una mayor autonomía, y sobre todo, una perspectiva internacionalista.
¡El ataque contra el proletariado es un ataque del capitalismo y tiene un sentido mundial!
¡Tenemos que aprender creativamente a luchar al margen de los sindicatos!
Simpatizantes de la CCI
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Ciertamente no es la primera vez que la burguesía italiana experimenta una grave crisis en su aparato político que repercute en su capacidad para formar un gobierno, como por ejemplo para integrar el gobierno de Monti en 2011 y el gobierno de Letta en 2013, que duraría sólo 10 meses. Sin embargo, la problemática gestación del gobierno de coalición de la Liga-5 Estrellas ha adquirido una dimensión política y un significado particularmente graves que podrían incluso generar una crisis constitucional, con la amenaza de una demanda de destitución por parte del Jefe de Estado del Movimiento 5 Estrellas (M5S) y de los Hermanos de Italia.
Tras una campaña electoral caracterizada por una confrontación muy dura entre las fuerzas políticas implicadas, en la que cada uno dijo que nunca aceptaría gobernar con los otros, donde florecieron las promesas más audaces que se hacen en nombre de la "defensa de la familia, de los precarios, de los jóvenes", el resultado electoral fue el triunfo del populismo, pero sin una clara mayoría de gobierno y una serie de vetos cruzados (la Liga contra el Partido Demócrata (DP), el DP contra la Liga, el M5S contra Berlusconi, etc.). Tras varios intentos del Presidente de la República, Sergio Mattarella, de distinguir, rechazar, retroceder y negociar con las partes interesadas, finalmente fue posible llegar a un acuerdo para formar un gobierno evitando el espectro de una vuelta inmediata a las urnas, que habría sido otro problema para la burguesía italiana, tanto porque habría prolongado la situación de gran inestabilidad con importantes repercusiones económicas, como porque el resultado de este nuevo voto ciertamente no era predecible y sólo podía posponer el problema. ¿Cómo explica esta tormenta?
Un primer problema importante es que la burguesía se enfrenta a nivel internacional con el desarrollo del populismo y su peso, así como con los efectos de la descomposición, en los partidos políticos con tendencia dominante al "cada uno por su cuenta"[1]. Como ya hemos argumentado en otros textos[2], este desarrollo es la consecuencia de la actual fase histórica. Grandes sectores de la población, especialmente el proletariado, experimentan a diario los efectos de la crisis cada vez más grave: el aumento de la inestabilidad económica, la profundización de la precariedad y la inseguridad social, cuyas causas son extremadamente difíciles de entender. Esto genera mucha rabia pero también una profunda pérdida de puntos de referencia, un sentimiento de impotencia y un miedo a todo lo que parece poner aún más en peligro su situación presente y futura. Además, los partidos "históricos", que por su experiencia política representaban para la burguesía un instrumento esencial para desviar y contener el descontento en el juego de la alternancia democrática, han sufrido una fuerte erosión de su credibilidad. En particular, los partidos socialdemócratas, considerados históricamente como los defensores de los trabajadores, han tenido que asumir por mucho tiempo todas las medidas y reformas económicas que han degradado seriamente la situación de la clase obrera, revelando así su carácter anti proletario.
Como dijimos s propósito de la victoria del Brexit, "el populismo no es otro actor en los juegos entre los partidos de izquierda y derecha; existe por el descontento generalizado que no encuentra forma de expresarse. Está enteramente en el terreno político de la burguesía, pero se basa en la oposición a las élites y el establishment, en la aversión a la inmigración, en la desconfianza hacia las promesas de la izquierda y la austeridad de la derecha que expresan una pérdida de confianza en las instituciones de la sociedad capitalista, pero no ven, por el momento, la alternativa revolucionaria de la clase obrera"[3].
Desde este punto de vista, estas fuerzas, hasta cierto punto, también pueden hacer un servicio útil a la burguesía porque canalizan la ira y la desconfianza en el campo democrático e institucional. Como ha dicho Di Maio estos días, fue el M5S el que trajo de vuelta al campo de la protesta democrática y a votar a la mayoría de los que se distanciaban de él porque estaban disgustados, desilusionados y enojados con la clase política y las instituciones. Pero a diferencia de los partidos "históricos" de la burguesía (derecha e izquierda) que, a pesar de todo, conservan todavía un cierto sentido del Estado, la visión de las fuerzas populistas se traduce en políticas concretas que a menudo van en contra de los intereses globales de la burguesía nacional, tanto en la política económica e internacional como en la defensa ideológica de la democracia, y por lo tanto constituyen un peligro para la coherencia y los intereses políticos de la misma clase dominante.
La presencia del fenómeno populista y el descrédito de los partidos históricos explican también la creciente dificultad de la burguesía internacional y, en particular en Italia, de controlar el circo electoral y predecir su resultado. Esta imprevisibilidad se vio, por ejemplo, con el Partido Demócrata, donde Renzi, sobre la base del 40.8% obtenido en las elecciones de 2014, se abofeteó a sí mismo con el referéndum sobre la Constitución de 2016, que anticipó el colapso actual de su partido político. En el pasado, el electorado mantuvo una cierta lealtad a los partidos tradicionales porque también correspondía a "ideales políticos" y programas que, al menos en palabras, sugerían opciones diferentes. La derecha y la izquierda del capital expresaron diferentes opciones para la gestión de la sociedad; el votante, aunque críticamente, se identificaba con uno u otro de estos partidos. Hoy en día, esta distinción ya no existe porque la crisis económica no permite opciones alternativas globales. Cualquier partido o coalición en el poder sólo puede llevar a cabo una política de empobrecimiento para la gran mayoría de la población, y no puede luchar contra el deterioro de las condiciones de vida en otros niveles (precariedad, inseguridad social, degradación del medio ambiente, etc.). Se vota, por tanto, a la fuerza política que, en ese momento, parece ser la "menos peor", la que tal vez, no parece hacer tantas promesas falsas o la que más responde a sus dudas. No es casualidad que el caballo de batalla electoral ganador del M5S fuera el "ingreso mínimo de ciudadanía" y la promesa de reducir el coste de la vida, especialmente en el sur de Italia, donde la pobreza, la precariedad y la falta de perspectivas pesan mucho en la vida cotidiana de la mayoría de la población. Para la Liga, sin embargo, es la seguridad, con la expulsión de inmigrantes y más policías en las calles, el derecho a la autodefensa y a un impuesto único lo que beneficia a los pequeños y medianos empresarios particularmente presentes en el Norte.
Recientemente hemos visto un fenómeno similar con las dificultades de la burguesía inglesa para manejar los efectos de Brexit, la burguesía norteamericana para contener las políticas irresponsables de Trump, la burguesía alemana para formar un gobierno de coalición que, aunque debe incluir a la CSU antieuropea, mantendría una política interna e internacional en línea con los intereses del estado alemán. Sólo en Francia, ante el peligro de una posible victoria de Marine Le Pen, la burguesía pudo encontrar la solución Macron que aseguraba la continuidad de las opciones políticas nacionales e internacionales y que, al mismo tiempo, se presentaba como una "renovación", "ni de derechas ni de izquierdas", respondiendo así a la desconfianza y al descontento crecientes.
Esto también explica por qué, en comparación con las elecciones en Italia (en la fase preelectoral y durante la crisis política), había una gran preocupación (especialmente por parte de los países europeos) y toda la presión de personalidades influyentes de la UE y del mundo empresarial, sobre el hecho de que, sea cual sea la composición del nuevo gobierno, esto no debería poner en tela de juicio los resultados obtenidos por Italia gracias a las reformas aplicadas en los últimos años, con la firme recomendación de no cambiar el rumbo hacia políticas imprudentes e irresponsables para el capital italiano que crearían inestabilidad internacional.
Veamos ahora más de cerca la situación italiana para comprender una serie de pasos importantes en la política de la burguesía nacional. Por ejemplo, ¿por qué el Presidente de la República, Mattarella, se negó a firmar el nombramiento de Savona como Ministro de Economía? ¿Por qué esta feroz lucha por un nombramiento? En realidad, Mattarella, que representa la parte más responsable de la burguesía nacional con una visión más amplia y de largo plazo de los intereses del capital nacional y los instrumentos necesarios para defenderlos, se encontró en una situación caracterizada por:
- el triunfo electoral de dos fuerzas que, aunque de manera diferente, son la expresión de un populismo caracterizado por una fuerte irresponsabilidad asociada a la ausencia de experiencia y profundidad política. El M5S nacido con el eslogan "¡Jódete!" dirigido contra "las castas parlamentarias bufones y malversadores", una vez en el parlamento tuvo que asumir un papel más moderado e institucional, pero sigue siendo una fuerza totalmente carente de experiencia en la gestión estatal y fuertemente caracterizada por una política que se basa en los estados de ánimo viscerales inmediatos del "pueblo" para ampliar su consenso y acceder a cotos de poder. Esto significa que se trata de una fuerza oscilante, en la que es difícil confiar en una situación que requiere rigor y responsabilidad mediante la adopción de medidas drásticas e impopulares. Después de todo, basta con ver la reacción infantil e irresponsable de Di Maio y Di Battista (en buena compañía con Meloni) inmediatamente después del rechazo de Mattarella a su propuesta de gobierno. Las repetidas amenazas de reprobación expresadas en varias entrevistas y en la reunión de Nápoles, así como las declaraciones de la Liga a través de la boca de Salvini, han alimentado en la web un clima de ataque contra las instituciones y en particular contra Mattarella, el más alto cargo del Estado. Por último, a pesar de las garantías actuales, el M5S siempre se ha opuesto a la interferencia de la UE en la política económica de Italia y está a favor del retorno a la moneda nacional.
La Liga, que ya ha asumido responsabilidades gubernamentales con Bossi en el pasado, se presenta como menos versátil y más coherente y (después de haber abandonado su carácter regionalista) se presenta como una fuerza nacional. Sin embargo, sigue siendo una fuerza con una fuerte connotación antieuropea ("Italia no debe ser controlada por Alemania"), rusa y xenófoba ("si yo fuera al gobierno, empezaría con un gran barrido, establecería reglas para armar y proteger las fronteras desde los Alpes hasta Sicilia")[4].
Estos dos partidos podrían poner en tela de juicio la elección de Italia de alianzas imperialistas, ambas más o menos explícitamente a favor de una "apertura" hacia Rusia;
- un programa de gobierno (el del contrato de gobierno del M5S y de la Liga) que, tras un torrente de palabras, esconde una incoherencia total en algunas opciones cruciales de la política económica, como el empleo, mientras que en otras, propone medidas como el ingreso de los ciudadanos, el impuesto único y la abolición de la reforma Fornero sobre las pensiones, abolición que no sólo no cuenta con financiación presupuestaria, sino que pone en entredicho peligrosamente los resultados pobres pero positivos desde el punto de vista de los intereses del capital italiano obtenidos por el Estado en los últimos años. Este contrato, por otra parte, estaba asociado a un Ministro de Economía, Savona, que, aunque asegura hoy que no quiere proponer una salida inmediata de la UE, es un declarado antieuropeo y sin duda podría haber aplicado su política con problemas obvios para el Estado italiano dentro de la Unión;
- un aparato político muy desacreditado (el Partido Democrático y Forza Italia de Silvio Berlusconi, esta última fracción de centroderecha que sólo ha ganado poder en el pasado como miembro de una coalición con la Liga y los Hermanos Italianos), incapaz de construir una alternativa real a las fuerzas populistas, también porque está desgarrado por enfrentamientos y divisiones internas.
Todo ello en un contexto en el que, más allá de las bellas frases sobre la "defensa de los intereses de los italianos", todo el mundo ha intentado defender sus propios intereses, mantener y reforzar el lugar obtenido en la escena política en detrimento de los demás. Por ejemplo, en el caso de la negativa del DP a aceptar al M5S, lo que probablemente le habría desacreditado aún más, o la Liga, que jugó con descaro a favor de su éxito electoral tanto en la negociación con el M5S como dentro de la coalición de centroderecha.
Teniendo en cuenta este marco y la prioridad absoluta del Estado italiano de garantizar una estabilidad relativa en su presupuesto, su capacidad de negociación en el seno de la UE y su respeto por las alianzas imperialistas actuales, está claro que la estructura de gobierno planeada causó gran preocupación a la clase dominante. De ahí el veto al nombramiento de Savona impuesto por Mattarella, que cumplió plenamente el papel conferido por la Constitución al Presidente de la República como garante de la defensa de los intereses nacionales. De hecho, Di Maio tiene razón cuando, en la reunión de Fiumicino, dijo: "En este país, puedes ser un criminal condenado, un evasor de impuestos condenado,... puedes haber cometido crímenes contra la administración pública, puedes ser una persona investigada por corrupción y convertirte en ministro. Pero si has criticado a Europa, ni siquiera puedes permitirte el lujo de ser Ministro de Economía”. De hecho, así es como funciona porque, contrariamente a lo que él, Grillo, Salvini, Meloni, Travaglio y otros quieren hacernos creer, la Constitución italiana, y la de cualquier otro Estado, no es más que un instrumento en manos de la clase dominante para controlar y gestionar su dominio sobre la sociedad de la mejor manera posible, en un marco democrático, para salvaguardar el capital nacional en el plano económico y político a escala internacional.
Sin embargo, la burguesía, ya sea en Italia, Alemania, Gran Bretaña o Estados Unidos, también tiene otro problema: no puede excluir de la formación del gobierno a las fuerzas populistas que ganan las elecciones porque eso demolería toda la mistificación democrática que constituye el arma más poderosa de su dominación. De ahí la tendencia extremadamente cautelosa, paciente y expectante de Mattarella en su intento de formar un gobierno lo más fiable posible, como Angela Merkel intentó hacer en Alemania. El problema adicional que plantea la situación actual en Italia es que no ha habido aquí la posibilidad de unir a Salvini y Di Maio con una tercera fuerza a desplegar. No es casualidad que el primer intento de Mattarella fuera tratar de formar todo un gobierno de centro-derecha con el M5S y por lo tanto con la presencia de Forza Italia, porque, a pesar de todo el descrédito que sufrió Berlusconi, en su experiencia de gobierno, sin embargo mostró lealtad a la OTAN y a la UE, lo que en el gobierno habría dado un poco más de garantías a la burguesía.
El gobierno de Conte, finalmente formado, conserva toda su naturaleza problemática y tendrá que ser manejado. Pero la firmeza de Mattarella sobre el Ministerio de Economía y el papel institucional del Presidente de la República al menos obligó al M5S y a la Liga a retroceder en sus anteriores actitudes irresponsables de protesta y a expresar su opinión explícita sobre la posición de Italia a nivel internacional.
Como ya hemos dicho, el programa de este nuevo gobierno no tiene nada que mejorar en una situación en la que el aumento de la pobreza y la precariedad, la falta de perspectivas y la degradación social son experimentadas dramáticamente por la abrumadora mayoría de los explotados que ya no pueden ni siquiera vender lo único que tienen, su mano de obra, o si tienen un trabajo, es sólo en condiciones de esclavitud que a menudo ni siquiera permiten la supervivencia. Las principales medidas prometidas serían el "ingreso de los ciudadanos" y el impuesto único. La primera, ya ampliamente redimensionada con respecto a las promesas preelectorales implica unas condiciones de chantaje crecientes: o aceptas cualquier tipo de trabajo con cualquier salario, o no tendrás nada más. De hecho, eso significa que tienes que vivir con 780 euros al mes, una cifra que ni siquiera cubre el coste del alquiler y un techo sobre tu cabeza. El impuesto a la vivienda, por su parte, no quita nada y no añade nada para los ingresos bajos, pero permite un montón de ahorros para los ingresos altos. Paradójicamente, favorece a varios empresarios del tipo Berlusconi, y no a los ingresos salariales. Es cierto que, a juzgar por los primeros pasos del gobierno de Conte, la consolidación de las cuentas públicas y de las políticas internacionales sólo puede hacerse a expensas de los trabajadores que son los productores de la riqueza nacional.
Sin embargo, el efecto más grande sobre el proletariado de toda esta farsa electoral y los acontecimientos recientes es a nivel ideológico.
No cabe duda de que los acontecimientos de los últimos meses han causado incredulidad y confusión, pero también han desacreditado y eliminado las ilusiones hacia una clase política dividida, vacilante en sus opciones políticas e incapaz de hacer frente a una situación trágica. Tampoco hay duda de que esto da lugar a una reflexión, a preguntas y a un intento de entender las razones de todo esto, más allá de la contingencia de la formación de este gobierno. Pero este proceso de reflexión se ve obstaculizado y desviado por toda una serie de mistificaciones utilizadas en particular por la Liga y el M5S que empujan a los proletarios a buscar la razón de su sufrimiento en tal o cual mal particular, tal o cual institución, pero nunca en el sistema económico capitalista que, basado en la explotación, la competencia, la lucha entre estados-nación, sólo puede favorecer a una pequeña minoría dominante en detrimento del resto de la humanidad. Así, los refugiados, los inmigrantes, se convierten en chivos expiatorios, en "invasores" contra los que habría que protegerse, la dependencia de Alemania asumiría la responsabilidad de unos impuestos abrumadores, la inundación de las rentas vitalicias y de los cuerpos policiacos, sería lo que provocaría la pérdida de puestos de trabajo, lo que obligaría a la gente a vivir con salarios miserables y privaría a la nueva generación de cualquier posibilidad de una vida decente.
Sin embargo, las mistificaciones más perjudiciales que han recuperado toda su fuerza en el último mes son la defensa de la democracia y el nacionalismo. El No a Savona de Mattarella desató un resonante coro del M5S, de la Liga, de los Hermanos italianos y de toda una serie de representantes de los medios de comunicación como Travaglio, según el cual la democracia sería pisoteada, queriendo impedir que gobernaran los partidos libremente elegidos por el "pueblo soberano". Por esta razón, Mattarella y sus compañeros serían títeres bajo las órdenes de otras naciones que quieren dictar su ley al "pueblo" italiano.
Esta campaña tuvo cierto eco en la población y también en el proletariado, provocando una división entre dos bandos opuestos: entre los que defendían las instituciones (representadas por Mattarella en este caso) y los que defendían la soberanía del "pueblo italiano" contra la injerencia de estados extranjeros. Esta oposición es sólo aparente, porque la idea que une las dos posiciones es la defensa del Estado democrático como expresión de los intereses de los "ciudadanos" de una nación determinada que deciden su propio destino mediante el voto.
Pero es precisamente el peso de esta mistificación lo que impide que la clase obrera tome conciencia de la naturaleza fundamental de este sistema y de sus aparatos. La democracia lleva consigo la idea de que la base de la sociedad no son las clases sino el individuo y que el individuo, como "ciudadano", sólo puede actuar delegando en un grupo más amplio (partido, sindicato o institución) la defensa de sus intereses. Esto es lo que lleva a millones de proletarios a votar, a creer que tal o cual partido puede cambiar algo, a pesar de la creciente desilusión y desprecio hacia los partidos, a pesar de la cólera por las condiciones de vida impuestas y la conciencia de que la propia dignidad del ser humano es pisoteada en esta sociedad. El nacionalismo refuerza esta idea al presentarse como la única esfera de defensa del individuo como parte de un todo nacional, donde nuestros intereses como explotados podrían encontrar un compromiso con los que nos explotan y oprimen, para salvaguardar un mínimo de seguridad contra un enemigo común que podría ponerlo en tela de juicio (ya sea la interferencia de otras potencias o la afluencia de inmigrantes). Esto refuerza aún más la dificultad del proletariado para concebirse a sí mismo como parte de una clase con intereses distintos al resto de la sociedad, una clase mundial en la que millones de trabajadores están en la misma posición y deben defenderse contra los mismos ataques del capital, ya sea en Italia, Alemania, China o Estados Unidos. Por lo tanto, los dos aspectos de esta mistificación tienden a mantener a los trabajadores vinculados al Estado y a sus instituciones pero, sobre todo, dificultan la toma de conciencia de la clase como fuerza social colectiva que no sólo puede defenderse realmente, sino también cambiar la sociedad de manera concreta y radical.
El populismo alimenta fuertemente estas mistificaciones, que son las principales armas de la dominación burguesa. Sólo redescubriendo esta identidad de clase, de una clase explotada y revolucionaria, el proletariado podrá enfrentarse a la trampa de la democracia, de la ideología populista y, sobre todo, luchar desde la raíz contra el sistema capitalista y sus consecuencias perjudiciales para la humanidad.
Tomado de Rivoluzione Internazionale, órgano de la CCI en Italia, 13 de junio de 2018
[1] Véanse nuestras Tesis sobre la descomposición, última fase de la decadencia capitalista, escritas en mayo de 1990 y reeditadas en la Revista Internacional Nº 107. /revista-internacional/200510/223/la-descomposicion-fase-ultima-de-la-decadencia-del-capitalismo [13]
[2] Contribución sobre el problema del populismo, https://es.internationalism.org/revista-internacional/201610/4178/contribucion-sobre-el-problema-del-populismo-junio-de-2016 [1124] y Resolución sobre la situación internacional del 22º Congreso de la CCI, https://es.internationalism.org/revista-internacional/201711/4256/22-congreso-de-la-cci-resolucion-sobre-la-situacion-internacional [1483]
[3] Las crecientes dificultades para la burguesía y la clase obrera, Revolución Internacional No. 459
[4] Entrevista con Salvini di Fatti y Misfatti el 29 de enero de 2018
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Un malestar se viene manifestando en diferentes países del mundo y categóricamente no se debe al fenómeno migratorio. Nadie es originario de ningún lado, la humanidad, desde sus orígenes es migrante, aunque las razones por las que ha inmigrado, efectivamente son distintas en cada época y por tal motivo, lo que hoy viven miles de familias venezolanas, sirias, nicaragüenses, de medio oriente, son las repercusiones de la descomposición del sistema capitalista a nivel mundial que la burguesía en su conjunto es incapaz de detener, y por tal motivo, los estados corroídos, más bien lo usan para azuzar el odio, la prepotencia, la xenofobia, el nacionalismo[1]. Incluso hablan de democracia cuando esta forma ideológica, igual que las demás categorías burguesas, se han prostituido sin precedentes en la historia humana. El humanismo del cual, uno que otro gobierno intenta esgrimir en Colombia, Alemania, Ecuador, Francia Perú, etc., frente a los migrantes, es falso, tan falso como el discurso ideológico que sostiene la burguesía de cualquier tiente, que Venezuela o Nicaragua están como están por los efectos de una supuesta dictadura o de un supuesto “socialismo” que en esos países se lleva a cabo, en estos dos países, se ejecuta la peor forma de capitalismo de estado que no difiere del capitalismo de estado de derecha o populista en Estados Unidos, Europa o China[2].
Venezuela y Nicaragua, son las expresiones más desastrosas de la burguesía y un claro reflejo de lo que podría ocurrir en el conjunto de la humanidad si la descomposición se acelera sin que nadie la detenga. En las décadas de los 70 y de los 80 del siglo XX, la migración de argentinos, chilenos, uruguayos, colombianos y centroamericanos, fue el producto de los síntomas de la descomposición con dictaduras sanguinarias como la de Pinochet, por ejemplo o de guerras civiles como ocurrió en Colombia y Centro América, pero hoy, la inmigración de venezolanos o de Medio Oriente, se debe a tres factores escalofriantes de la descomposición: el hambre, la inseguridad y las enfermedades.
La indolencia de la burguesía cada vez con su apuesta al sálvese quien pueda, expresa claramente que el capitalismo no tiene porvenir para la humanidad y esa es la razón para no intervenir con el Estado venezolano, ni tampoco implementar ningún tipo de contingencia con la cantidad de inmigrantes que cada día salen de Venezuela, Medio Oriente o Nicaragua. Ningún Estado ha intervenido sensatamente frente a este fenómeno, más que para sacar tajadas electorales o aprovecharse de la mano de obra barata con un falso humanismo, y con una clase obrera debilitada, se está volviendo caldo de cultivo el odio, el nacionalismo, la acusación, de que los migrantes son un peligro, una amenaza para un sistema, que hemos repetido varias veces, que está en completa descomposición.
Ante este siniestro panorama, tanto los trabajadores de los países sudamericanos, europeos, norteamericanos, asiáticos, no pueden caer en la trampa del sálvese quien pueda y para ello, habremos de denunciar que todos los Estados del mundo tienen la tendencia a la descomposición, cuya crudeza, por el momento se expresa de manera significativa en Venezuela. La clase obrera mundial, es la única que podría detener la descomposición capitalista y por esa razón, el primer acto genuino, propio del proletariado, es la solidaridad, el trabajo asociado y la organización independiente. En este terreno fangoso de la descomposición, el proletariado tiene que recuperarse, y lo hará porque es la única clase antagónica de la sociedad capitalista, sin embargo, para cambiar el curso de la historia, no sólo será suficiente querer, sino estar convencida que puede cambiar el curso de la historia como el proletariado mundial de inicios del siglo XX que detuvo la Primera Guerra Mundial y sobre ella, la Revolución Rusa de 1917, pero para ello tuvo que aprender que el Estado, la democracia, el parlamentarismo, el sindicalismo, no servían para transformar la realidad burguesa de ese entonces, de igual modo, para confrontar la descomposición capitalista en todos los países, no podrá hacer uso de esas formas prostituidas de la burguesía, para ello debe debatir y organizarse como clase independiente y de ese modo, dar con su propio programa histórico: la construcción de una comunidad humana mundial, sin estados, sin clases sociales, sin explotación, sin guerras.
En cualquier parte del mundo, dos o más hermanos proletarios que se junten a discutir los problemas de su clase, es un avance significativo para las perspectivas de la humanidad.
¡PROLETARIOS DE TODOS LOS PAÍSES UNÍOS!
Internacionalismo Perú, Venezuela, Ecuador y Núcleo de Brasil, secciones de la Corrientes Comunista Internacional.
[1] Ver nuestras Tesis sobre la Descomposición, /revista-internacional/200510/223/la-descomposicion-fase-ultima-de-la-decadencia-del-capitalismo [13]
[2] Para la CCI, siguiendo los aportes de la Izquierda Comunista, la tendencia al capitalismo de Estado es una tendencia universal que se impone en todos los países, se proclamen “comunistas” o “liberales”. Ver los puntos IV y V de nuestra Plataforma Política. https://es.internationalism.org/cci/201211/3550/plataforma-de-la-cci-adoptada-por-el-ier-congreso [742]
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La lucha de la clase obrera no es únicamente económica, es también, como decía Engels, política y teórica, y, podríamos añadir, cultural y organizativa. Los frutos de su lucha no son pues, únicamente económicos, mejora de las condiciones de vida, sino que son igualmente políticos, organizativos etc. La contribución a la renovación de las organizaciones políticas proletarias es un fruto muy importante de las luchas obreras.
La Izquierda Comunista fue la primera, ya desde 1919, en combatir la degeneración de la Internacional Comunista y lo hizo con determinación, conciencia crítica y fuerza teórica. A diferencia de la Oposición de Izquierdas de Trotski no se limitó a una simple resistencia a ese proceso, sino que buscó sacar lecciones en profundidad, comprender las causas de la derrota y la degeneración, ver las perspectivas que se desgajaban de la nueva época abierta tras el fin de la oleada revolucionaria mundial de 1917-23. Hizo un trabajo de Fracción[1], lo que consistió en someter a la crítica los 4 primeros congresos de la Tercera Internacional, no dudando en rechazar posiciones erróneas u oportunistas que esta adoptó. Entre las primeras la cuestión nacional, parlamentaria o sindical; respecto de las segundas el Frente Único, los Gobiernos Obreros etc. En esto marcaba una clara diferencia de clase respecto a la Oposición de Izquierdas que aceptaba acríticamente las resoluciones de los 4 primeros congresos[2].
Sin embargo, la Izquierda Comunista estaba en una situación de gran debilidad al principio de los años 60. Uno de sus componentes, lo que se ha dado en llamar el “bordiguismo”, había caído en un sectarismo demoledor dividiéndose en numerosas sectas cada cual reclamando ser “el auténtico partido comunista internacional”, llegó a haber ¡hasta 6 partidos comunistas internacionales! Por su parte, la corriente de Battaglia Communista daba bandazos hacia un lado u otro, manifestando un oportunismo congénito. En fin, los grupos consejistas habían caído en el anarquismo, visiones obreristas, degenerando cada vez más en posiciones burguesas, como, por ejemplo, apoyando la liberación nacional[3].
Se trataba de un panorama desolador que podía significar la pérdida para el proletariado de la única corriente que había logrado mantener sus posiciones de clase. La constitución de Internacionalismo en Venezuela en 1964 fue la primera respuesta a esa amenaza. Bajo el impulso del camarada MC[4], este grupo formado por elementos muy jóvenes recuperó el legado de Bilan e Internationalisme, los exponentes más claros y avanzados de la Izquierda Comunista[5].
Internacionalismo luchó sin cuartel contra los engaños de la “liberación nacional” que entonces estaban muy de moda en todo el mundo y particularmente en Sudamérica donde proliferaban los grupos guerrilleros “guevaristas”. También desarrolló una discusión internacional participando en la Conferencia de Detroit de 1965 donde asistieron grupos consejistas alrededor de Paul Mattick y a la que sometió unas Tesis contra la liberación nacional. También mantuvo en Europa discusión “con toda una serie de grupos que se basaban en posiciones de clase tales como Fomento Obrero Revolucionario de España, el Partito Comunista Internazionalista - Battaglia Comunista- y el PCI - Programa Comunista - de Italia, y el Groupe de Liaison pour l' Action des Travailieurs (GLAT), Informations et Correspondances Ouvrieres (ICO), Pouvoir Ouvrier de Francia y también con algunos elementos de la Izquierda holandesa”[6]. En 1967 MC y otros miembros de Internacionalismo realizaron una gira por Europa discutiendo con Munís[7], con Battaglia Communista y con nuevos elementos que se preocupaban de buscar una posición revolucionaria.
Esta intensa labor de contactos y discusiones internacionales contribuyó a que lentamente se fuera formando un medio internacional interesado en las posiciones de la Izquierda Comunista, a la vez que implicado en la agitación social que iba ganando países como Francia, Alemania, el propio Estados Unidos etc.
En enero de 1968, Internacionalismo escribió “No somos profetas y no pretendemos tampoco predecir cuándo y cómo se desarrollarán los acontecimientos en el futuro. Pero lo que sí es evidente y cierto es que el proceso en el cual comienza hoy a hundirse el capitalismo no puede detenerse y conduce directamente a la crisis. Igualmente, somos conscientes de que el desarrollo de la combatividad de clase del que empezamos a ser testigos hoy conducirá el proletariado a una lucha sangrienta y directa por la destrucción del Estado burgués”.
Dio plenamente en el clavo. Por un lado, el periodo de prosperidad relativa que el capitalismo tuvo tras el fin de la Segunda Guerra Mundial tocaba a su fin y el capitalismo se deslizaba hacia una crisis prolongada de la cual hoy continua sin salir. Pero, de otro lado, las nuevas generaciones de la clase obrera comenzaban a romper con el tridente de la contrarrevolución (nazismo, estalinismo, democracia) que había paralizado a sus mayores.
Pero Internacionalismo fue consecuente con su análisis. Algunos de sus miembros, entre ellos el camarada MC, se trasladaron a Francia, donde la agitación obrera y estudiantil iba creciendo hasta desembocar en la gigantesca huelga de mayo 1968[8]. Los compañeros no solamente participaron en las luchas, sino igualmente impulsaron discusiones de fondo (sobre los Consejos Obreros, la huelga de masas, la experiencia rusa, la organización de los revolucionarios etc.) que en junio de 1968 cristalizaron en la fundación de Révolution Internationale, grupo que desde el primer momento se consagró a un triple trabajo:
En Révolution Internationale se aunaban los dos componentes indispensables que debe reunir toda organización revolucionaria del proletariado:
Sin menoscabar la importancia del trabajo teórico y de intervención en las luchas de la clase, queremos destacar las tareas de reagrupamiento y de polémica, por su importancia histórica cara al objetivo de la revitalización de la Izquierda Comunista.
Ambas son, en realidad, inseparables. El reagrupamiento necesita claridad, delimitación de posiciones, combate por conquistar la configuración teórica, programática y organizativa que realmente empuje la lucha del proletariado hacia su perspectiva revolucionaria. Y esa claridad requiere polémica, una polémica intransigente, respetuosa hacia los militantes, pero tajante y clara en las posiciones, actitudes y posturas. Sin esa polémica se naufraga en la confusión, el eclecticismo, los equívocos y ambigüedades que paralizan y llevan a caer en el terreno ideológico del capitalismo.
Así, Révolution Internationale participó en la Conferencia de Bruselas de 1969 propuesta por ICO[10], también militantes de dicho grupo encabezados por MC realizaron una gira por numerosos países europeos ese año. En 1970 volvió a participar en una conferencia de ICO y “a partir del 70, establecerá lazos más estrechos con dos grupos que van consiguiendo sobrevivir a la descomposición general de la corriente consejista que siguió a mayo del 68: la Organisation Conseilliste de Clermont-Ferrand y los Cahiers du Communisme de Conseil (Cuadernos del comunismo de consejos) de Marsella, tras un intento de discusión con el GLAT[11] que demostró que este grupo se alejaba cada vez más del marxismo. La discusión con aquellos dos grupos será, en cambio, de lo más fructífera y, al cabo de una serie de encuentros en los que se examinaron sistemáticamente las posiciones de base de la Izquierda comunista, dará lugar a la unificación en 1972 de Revolution Internationale, de la Organisation Conseilliste de Clermont y de los Cahiers du Commuunisme de Conseils de Marsella en torno a una Plataforma que recoge de manera más precisa y detallada la Declaración de Principios de RI de 1968”[12]
Al mismo tiempo, la publicación Révolution Internationale era una polémica incesante. En cada número aparecían artículos de críticas concretas, con fuerza teórica y precisión histórica, de las numerosas ideas, propuestas, tendencias etc., en general enormemente confusas, disgregadoras y capitulando ante ideologías burguesas y pequeño burguesas, que agitaban a numerosos compañeros en búsqueda, pero que, al mismo tiempo, sufrían de un ambiente histórico de terrible confusión fruto del peso de la contrarrevolución y de la acción de toda clase de grupos y grupúsculos maoístas, estalinistas, trotskistas, anarquistas, guevaristas etc., con los cuales la Izquierda y la Extrema Izquierda del capital trataba de sabotear la lucha y la toma de conciencia del proletariado.
Este combate permanente y este esfuerzo de reagrupamiento perseverantes fue cristalizando gradualmente un medio de debate internacional, una tendencia internacional que discutía con interés las posiciones de la Izquierda Comunista y trataba de dar respuesta a los problemas que se iban planteando en la situación mundial y en la experiencia de las luchas obreras.
Estos debates llevaron a la celebración de conferencias y encuentros internacionales en 1973 y 1974, en las cuales se discutió la naturaleza de la revolución rusa, el periodo de transición del capitalismo al comunismo, la cuestión de la organización etc. Está dinámica llevó a una convergencia cada vez más clara de grupos de Francia, Estados Unidos, Venezuela, Gran Bretaña, Bélgica etc. En la Conferencia Internacional de enero 1975 se tomó la decisión de constituir la Corriente Comunista Internacional cuyo primer congreso tuvo lugar un año después en enero de 1976.
La CCI se forjó sobre la base de la síntesis crítica de las aportaciones de las diferentes Izquierdas Comunistas existentes desde los años 20: italiana, francesa, holandesa, alemana, rusa… Era pues la expresión, no tanto de una Izquierda Comunista local, aún constreñida, pese a sus aportes indudables, por el estrecho marco nacional, sino de la Izquierda Comunista Internacional. En tal sentido era un paso adelante respecto a las experiencias pasadas, donde los grupos, pese a su vocación y definición internacionalista, estaban muy limitados por el marco nacional.
Pero, igualmente, la CCI significa una respuesta a una de las lecciones del fracaso de la oleada revolucionaria mundial de 1917-23. La Internacional Comunista, el partido mundial del proletariado, se había constituido demasiado tarde, después de la revolución en Rusia y cuando el proletariado había sufrido una cruel derrota en Alemania enero 1919. Y una de las razones de la tardanza era que las Fracciones de Izquierda de la socialdemocracia (las corrientes bolcheviques, espartaquistas, tribunistas, abstencionistas etc.) habían luchado cada una en su país, con contactos y discusión internacional muy limitada y embrionaria. Este esfuerzo se había acelerado muy tardíamente, en 1915 con las conferencias de Zimmerwald y Kienthal dirigidas contra la guerra mundial imperialista.
El partido mundial solo podrá nacer con fuerza y coherencia si viene precedido de una larga y exhaustiva discusión internacional y de un trabajo organizado a escala internacional. De ahí que la CCI se constituyera como organización internacional centralizada y no como una federación de grupos nacionales. “el carácter unitario a nivel internacional es mucho más fuerte en la CCI porque, contrariamente a las primeras organizaciones nacidas en el período de decadencia (Internacional Comunista, Fracciones de Izquierda), no tiene ningún enlace orgánico con las organizaciones procedentes de la Segunda Internacional donde la estructuración por naciones estaba mucho más marcada. Por ello la CCI ha surgido desde el principio como organización internacional suscitando la aparición progresiva de secciones territoriales y no como resultado de un proceso de aproximación de organizaciones ya formadas a nivel nacional”[13]
En los artículos sucesivos: Diez años de la CCI, balance y perspectivas[14]; Construcción de la organización revolucionaria, 20 años de la CCI[15]; Treinta años de la CCI, apropiarse del pasado para construir el futuro[16]; Cuarenta años después de la fundación de la CCI, ¿qué balance y qué perspectivas para nuestra actividad?[17], hemos intentado realizar un balance crítico exhaustivo de nuestra trayectoria, a ellos nos remitimos para un análisis más detallado.
Sin embargo, quisiéramos destacar algunos de los rasgos más importantes de este balance:
Sin embargo, donde mayor ha sido el aporte de la CCI ha sido en el desarrollo teórico y práctico de la concepción marxista de la organización. Dado el peso de la ruptura orgánica con las organizaciones proletarias del pasado y de la falsificación brutal de las tradiciones y posiciones proletarias en la materia perpetrada por el estalinismo, de la nefasta influencia de las ideologías burguesas y pequeño burguesas -estimuladas por la descomposición- etc., la cuestión organizativa es más vital que en otras épocas del movimiento obrero, es sencillamente crucial. Sin esa concepción marxista de la organización es imposible una intervención en la clase, una elaboración teórica, un debate vivo, una preparación, en definitiva, de las bases del futuro partido de la revolución mundial.
Mientras que el bordiguismo ha caído en concepciones aberrantes que niegan lo más elemental del marxismo[19]; mientras los compañeros de la TCI desprecian esta cuestión considerándola puro idealismo; mientras el consejismo se abandona a una anarquismo, federalismo y afinitarismo destructivos, la CCI ha recuperado, en primer lugar, las lecciones más importantes en materia organizativa del movimiento obrero, especialmente las correspondientes al combate de la Primera Internacional contra la conspiración organizativa de Bakunin y las de los bolcheviques contra el individualismo, el espíritu de círculo y la indisciplina organizativa de los mencheviques (1903). La CCI a la luz de estas adquisiciones históricas ha sacado lecciones de sus propias crisis organizativas lo que se ha plasmado en textos que estimamos necesario sean tomados en cuenta para lograr una militancia activa y un funcionamiento organizativo centralizado, unido y solidario:
Somos conscientes de que la ruta hacia situaciones de luchas revolucionarias del proletariado es todavía muy larga, que tenemos muchas limitaciones y debilidades y que caeremos en muchos errores, sin embargo, nos guía la voluntad de defender el combate histórico del proletariado, de participar con todas nuestras fuerzas en él, y de utilizar los instrumentos teóricos inmensos que 3 siglos de lucha histórica de nuestra clase han construido.
C.Mir 21-09-18
[1] Sobre el concepto de Fracción ver La noción de Fracción en la historia del movimiento obrero, https://es.internationalism.org/revista-internacional/201603/4148/la-nocion-de-fraccion-en-la-historia-del-movimiento-obrero-1a-part [1611]
[2] Para comprender quién es la Izquierda Comunista y qué la diferencia radicalmente del trotskismo, ver La Izquierda Comunista y la continuidad del marxismo, https://es.internationalism.org/cci/200510/156/la-izquierda-comunista-y-la-continuidad-del-marxismo [1612] y ¿Cuales son las diferencias entre la Izquierda Comunista y la IVª Internacional? https://es.internationalism.org/cci-online/200706/1935/cuales-son-las-diferencias-entre-la-izquierda-comunista-y-la-iv-internacional [119]
[3] Sobre estas corrientes ver El partido desfigurado: la concepción bordiguista, https://es.internationalism.org/revista-internacional/198010/2132/el-partido-desfigurado-la-concepcion-bordiguista [1613] ; Una política de reagrupamiento sin orientación, https://es.internationalism.org/revista-internacional/199610/3615/una-politica-de-agrupamiento-sin-orientacion [1614] ; Los epígonos del consejismo, https://es.internationalism.org/revista-internacional/197504/2010/los-epigonos-del-consejismo-i-spartacusbond-obsesionado-por-los-fa [1615] y https://es.internationalism.org/revista-internacional/197507/2011/los-epigonos-del-consejismo-ii-el-consejismo-viene-en-ayuda-del-te [1616]
[4] Ver Marc: de la revolución de octubre a la Segunda Guerra Mundial, https://es.internationalism.org/revista-internacional/200608/1053/marc-de-la-revolucion-de-octubre-1917-a-la-ii-guerra-mundial [1617]
[5] Ver nuestro libro Historia de la Izquierda Comunista de Italia, se puede pedir a nuestra dirección mail: [email protected] [344]
[6] 10 años de la CCI, https://es.internationalism.org/revista-internacional/198501/2233/10-anos-de-la-cci-balance-y-perspectivas-algunas-ensenanzas [1618]
[7] Ver En memoria de Munís, militante de la clase obrera, https://es.internationalism.org/revista-internacional/200608/1028/en-memoria-de-munis-militante-de-la-clase-obrera [1619]
[8] Ver, entre otros artículos, consagrados a este acontecimiento, Hace 50 años Mayo 68, /content/4318/hace-50-anos-mayo-68 [1620] ; Contra las mentiras sobre Mayo 68, https://es.internationalism.org/content/contra-las-mentiras-sobre-mayo-68 [1621]
[9] Para lo cual ya en junio de 1968 elaboró una Declaración de Principios, que se puede encontrar en el segundo número de la publicación de RI: Révolution Internationale.
[10] ICO: Información y Correspondencia Obreras, grupo consejista. Para un análisis de la evolución de este grupo, y, en general, para ver los resultados de la conferencia de Bruselas, ver Mayo 1968 veinte años después, la evolución del medio político proletario (I), https://es.internationalism.org/content/contra-las-mentiras-sobre-mayo-68 [1621]
[11] GLAT: Groupe de Liaison pour l’Action des Travailleurs, grupo consejista que se disolvió en 1978.
[12] Artículo antes citado, 10 años de la CCI.
[13] Estructura y funcionamiento de la organización revolucionaria, https://es.internationalism.org/revista-internacional/198302/2127/estructura-y-funcionamiento-de-la-organizacion-revolucionaria [473]
[14] https://es.internationalism.org/revista-internacional/198501/2233/10-anos-de-la-cci-balance-y-perspectivas-algunas-ensenanzas [1618]
[15] https://es.internationalism.org/revista-internacional/199504/1831/construccion-de-la-organizacion-revolucionaria-los-20-anos-de-la-c [1622]
[16] https://es.internationalism.org/revista-internacional/200512/356/treinta-anos-de-la-cci-apropiarse-del-pasado-para-construir-el-futu [1623]
[17] https://es.internationalism.org/revista-internacional/201603/4143/xxi-congreso-de-la-cci-40-anos-despues-de-la-fundacion-de-la-corri [1624]
[18] "TESIS SOBRE LA DESCOMPOSICION [13]".
[19] Ver Contra en concepto de jefe genial, https://es.internationalism.org/revista-internacional/200802/2182/problemas-actuales-del-movimiento-obrero-contra-el-concepto-de-jef [1625]
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La campaña electoral llevada a cabo durante 2017 y hasta junio de este año, ha sido tan abrumadora que logró llevar a las urnas a más de 56 millones de personas, es decir, al 63.4% del padrón electoral, lo que representa la participación más alta de la historia del país. Una vez más se ha cumplido el rito sexenal de las promesas de cambio para promover el voto, solo que ahora para hacer crecer la esperanza en el sufragio y la democracia en la población y particularmente entre los explotados, se aprovechó la dificultad presente en este período entre los trabajadores para reconocerse como clase explotada y con intereses opuestos a este sistema, aunque también las mismas dificultades de la burguesía son utilizadas para tal fin. Aun y cuando la misma burguesía ha desarrollado el proceso electoral sufriendo una gran división y una dificultad para lograr acuerdos y orientaciones (como se verifica en las fracturas del PRI y del PAN, el desmembramiento del PRD[1], el choque de posiciones entre los grupos de empresarios, y el alto número de candidatos amenazados y asesinados durante la campaña electoral), ha podido trasladar sus dificultades hacia los explotados y transformar esos mismos problemas en argumentos promotores del voto.
Por eso, aun cuando López Obrador no era el candidato inicialmente con mayor aceptación entre los grupos de poder económico y político, aprovecharon su discurso anticorrupción y patriotero para alentar la esperanza del cambio mediante el uso del voto y la aceptación, de parte de los proletarios y demás explotados, de la tramposa condición jurídica de ciudadano, con la que encubren la separación en clases sociales sobre la que se levanta el sistema capitalista.
La burguesía a través de sus candidatos, sus instituciones organizadoras de las elecciones y sus medios de divulgación, ha insistido, una y otra vez, que el voto es una vía para elegir y hacer valer la voluntad individual. Así pretenden hacer creer que un individuo en la soledad y aislamiento de su casilla de votación, armado de su “libertad ciudadana” puede transformar la sociedad, cuando de esta forma el trabajador atomizado contribuye a mantener al sistema que lo explota. Con este evento la burguesía simula que el valor del sufragio de un potentado capitalista es el mismo que el de un trabajador y por tanto el gobierno que resulta de ello, aparenta ser producto de la decisión colectiva.
Justamente por esta imagen engañosa que presenta el voto y la democracia, es que son las mejores armas de sometimiento con que cuenta la clase en el poder, por eso, con precisión Lenin definió a la república democrática como “el instrumento por el cual la burguesía oprime a la clase obrera…” (Tesis e informes sobre la democracia burguesa y la dictadura proletaria, 1919[2]).
Cada discurso y cada llamado a votar ha ido acompañado de invocaciones a la “responsabilidad ciudadana” y frases alusivas a la “patria”, inyectando con este lenguaje un veneno nacionalista para buscar adormecer a los trabajadores y sumergirlos en una mayor confusión que le impida reconocerse no sólo como una clase afectada por la miseria y condenada a la explotación, sino como la clase “sepulturera del capitalismo”. Es justamente por eso que el discurso nacionalista y el uso de los “símbolos patrios” ha sido la base de las campañas electorales, desde las realizadas por Meade, Anaya y Obrador, hasta la llevada de forma marginal por el EZLN a través de su candidata Marichuy.
Ni en las elecciones del 2000 en la “alternancia de partido” que llevó al PAN al gobierno, con Vicente Fox como presidente; ni en 2012, con las movilizaciones anti-PRI, que se impulsaron por el movimiento #yosoy132[1], se había logrado tal ánimo sobre las elecciones. De manera especial, López Obrador (postulado a la presidencia por tercera ocasión, esta vez por su nuevo partido MORENA[3]) se vio beneficiado por el descontento existente entre la población por la violencia generalizada, por la precarización de las condiciones de vida, por la abierta corrupción extendida en todos los niveles del gobierno y el hartazgo por los partidos tradicionales. Pero también la ilusión en el voto y la candidatura de AMLO tuvo a su favor el debilitamiento, de parte del proletariado, de su identidad de clase y conciencia, lo cual se expresa en desesperanza y desanimo, llevando a los trabajadores a otorgar confianza y receptividad a las promesas de la burguesía, alejándolos de sus reivindicaciones y de la lucha, que es su terreno de clase.
Un escenario marcado por la descomposición capitalista[4] es en el que se han desarrollado las elecciones en México: caracterizado, por una parte, porque la burguesía presenta una pérdida de control de sus organizaciones, principalmente de sus partidos políticos, marcados por una profunda fractura en su seno y una pugna feroz que le impide asegurar su unidad; por otra parte, la clase obrera no encuentra el camino para desarrollar su combate en contra del capital.
Toda esta carga social la burguesía ha sabido utilizarla y aprovecharla en contra de los trabajadores, fortaleciendo su aparato de izquierda con el que atrapa su atención, alimentando la ilusión en las urnas y en un personaje carismático y demagogo, que a través de su discurso contra la corrupción y sus promesas de “paz social” se coloca como un aparente opositor a la política dominante.
Para convencer de su seriedad para representar a la burguesía en el gobierno, aprovechó las fracturas políticas de esta clase, avanzando posiciones y acercamientos con diversos grupos capitalistas, ganando incluso el apoyo de sectores empresariales que en las anteriores campañas electorales en las que participó, lo acusaron de ser “un peligro para México”. Algunos empresarios, agrupados en el Consejo Mexicano de Negocios (CMN), mantuvieron, hasta fecha recientes a las elecciones, el ataque abierto contra López Obrador, pero les resultó contraproducente en tanto la descalificación que hicieron de él, lo victimizaron y lo hicieron parecer un “defensor de los pobres”.
En la perspectiva de definir un escenario que permitiera a las diversas fracciones el capital nacional un consenso, aunque forzado y de corta duración, el candidato triunfador buscó los acuerdos de trabajo lo mismo con grupos empresariales que con agrupaciones políticas, resaltando en estos acuerdos la “lucha contra la corrupción”, la impunidad, y sobre todo la promoción de la unidad y reconciliación nacional.
D esta manera, López Obrador no sólo logra acuerdos con una amplia lista de empresarios, sino también con estructuras de control sindical como la CNTE. Es evidente que no es una solución duradera, pero permite al Estado mexicano estar mejor preparado para llevar, por ejemplo, las negociaciones del TLCAN y ante la perspectiva de una intensificación de la guerra comercial poder cargar sus efectos a los trabajadores. Así mismo, la campaña electoral y el ascenso de AMLO, permitió a la burguesía rehabilitar el terreno electoral y la ilusión en la democracia. Por todo ello la burguesía se convenció de que era innecesario y riesgoso el uso del fraude electoral; era más conveniente la aceptación de su triunfo electoral y de su nuevo partido de izquierda.
El triunfo electoral del que se presentó como el “rayito de esperanza” no cambiará ni un ápice la situación de los miles de explotados que han votado por él. La condición de explotados de los trabajadores, creadores de la riqueza social, en nada ha de modificarse y en cambio, el nuevo gobierno, invocando la defensa de la economía y la soberanía nacional, puede hacer pasar políticas que afecten las condiciones de vida, o clamando la necesidad de la “austeridad republicana”, justificar despidos o más acciones en contra de los trabajadores. De manera que lo único que ha de cambiar es el representante de la burguesía que ha de colocarse a la cabeza del Estado; el mandato que ha de defender es el mismo que ha defendido Peña Nieto y todos los gobiernos en el mundo, sean de derecha o de izquierda: mantener y proteger al sistema capitalista.
Como en todo escrutinio electoral, quien ha salido vencedor es la burguesía, pero los resultados de esta elección en particular, han permitido un impulso de los ánimos patrioteros; las banderas nacionales y los “vivas México”, presentes a lo largo de las elecciones y acentuados después de anunciado el triunfo de AMLO, expone que hay una manipulación por parte de la burguesía, de las emociones, con el fin de involucrar a los trabajadores en la defensa del capitalismo, imponiéndole la defensa de la unidad nacional.
En esta ocasión de forma peculiar, las elecciones han profundizado la confusión entre los trabajadores y la burguesía ha de aprovecharlo para afianzar su control y dominio, por eso, de frente a esta campaña, la clase obrera debe reconocer su condición de explotados y que la miseria que lo oprime no cambiará nada con el gobierno de López Obrador, en cambio puede profundizarse si mantienen su ilusión ante las promesas y demagogia.
La vida que llevan los explotados en las ciudades y el campo, marcada por la violencia operada por las mafias, los policías y militares, así como la degradación de su vida por el avance de la crisis económica, ha permitido que crezca la ilusión en López Obrador y en la idea de que el capitalismo puede ser “mejorado” con tan solo poner un nuevo gobierno.
Incluso aquellos grupos izquierdistas que se presentan como críticos o escépticos de las promesas del candidato triunfador, colaboran en el fortalecimiento de esa ilusión, porque presentan como un aspecto extraño y contradictorio el que López Obrador teniendo como lema “primero los pobres”, forme su equipo (primero para llevar su campaña y ahora para gobernar), con empresarios, que establezca alianzas con grupos “conservadores”, con personajes salidos de las más sucias coladeras del PRI y del PAN, que estreche con repulsivos capos sindicales o que se comprometa a seguir los lineamientos económicos y políticos “neoliberales”. Todas estas observaciones solo definen el pragmatismo con el que actúa y la recurrencia sistemática que hace de la mentira y la hipocresía, pero ocultan la naturaleza burguesa de MORENA y su representante AMLO. Si nos limitamos a esas observaciones, López Obrador representaría una expresión de los explotados, pero que resultó “fallida” o “traicionera”, cuando en realidad es una construcción de la misma burguesía.
MORENA y su candidato tienen su origen en la necesidad de la burguesía por crear ilusiones entre los explotados en la democracia y en hacer creer que el capitalismo cambia su esencia violenta (en lo económico y lo social) mediante el voto. No es posible dejar de lado que es el mismo Estado quien construye los partidos que van desde la extrema derecha, hasta la extrema izquierda, no deja por ello de financiarlos y fomentar su actuación, encerrando con su actividad el descontento y usando las urnas como instrumentos para evitar la toma de conciencia por los trabajadores, por eso, tanto en la oposición como en el gobierno AMLO y a su partido MORENA representan un engrane del Estado.
Otros “críticos” pretenden ser más radicales al enfocarse en la aseveración de Obrador de que el problema principal del sistema es la corrupción y no la explotación. Pero por qué un burgués habría de reconocer que el capitalismo se levanta sobre la explotación; por otro lado, la corrupción que es tema de promesa central no podrá erradicarse dentro el capitalismo, porque la corrupción, el fraude y la violencia son el modo de vida permanente del capitalismo y más particularmente en la fase actual de descomposición del sistema capitalista[5].
Pero la visión opositora a AMLO con mayor difusión ha sido la expuesta por el EZLN, que a mediados de julio se refería así de los resultados del proceso electoral: “podrán cambiar al capataz, los mayordomos y caporales, pero el finquero sigue siendo el mismo”. Con esa declaración el EZLN pretende desmarcarse de la política burguesa, pero la guerrilla misma ha sido producto y parte de ella; recordemos brevemente algunos hechos que muestran que forma parte de lo que pretende criticar: a mediados de los 90 manifestó veladamente su apoyo al entonces candidato Cuauhtémoc Cárdenas, pero también ha expuesto su “respeto” a instituciones de la calaña de la cámara de diputados (ante la que tomo la palabra en 2001), o el mismo intento por participar en las pasadas elecciones...
Cuando AMLO, hace algunos años mandaba al diablo a las instituciones, confirmaba su postura de defensa del capitalismo, porque realmente exponía que para defenderlo mejor se requiere robustecer a la democracia, a las instituciones electorales y al gobierno, porque con ello da fortaleza a los instrumentos de explotación y control. Cuando hoy habla de la defensa de la economía nacional, se muestra su deseo por perpetuar el capitalismo y para avanzar en esa labor, desempolva y actualiza los discursos y promesas que por años hiciera el PRI.
La burguesía para mantener vivo al capitalismo requiere de una estructura política formada por partidos que vayan desde la extrema derecha hasta la extrema izquierda, cubriendo el espacio político, completando y relevando sus fuerzas en el avance de su dominio. Esta vez, López Obrador en su discurso desde la izquierda, promete una “cuarta transformación”[6] que no es otra cosa sino ilusiones y promesas tras las que esconde el esfuerzo por sostener al sistema capitalista, ampliando la campaña de confusión en contra de los trabajadores.
Pero la confusión hoy extendida entre los trabajadores no significa que se ha eliminado su capacidad reflexiva y su combatividad, por más que los deseos de la burguesía sean que entre los trabajadores permanezcan las esperanzas democráticas y nacionalistas, sabemos que la fuerza de la crisis económica habrá de mostrar que los discursos y promesas de AMLO son falsas ilusiones, pero sobre todo habrá de empujar al combate a los trabajadores, porque mientras el capitalismo exista, no importa si establece un gobierno de derecha o de izquierda, la explotación y miseria de los proletarios se mantendrá y acentuará. En ese sentido es que, insistimos, ante el nuevo gobierno el proletariado no tiene otro camino que el de la lucha.
Revolución Mundial, sección en México de la CCI / 20-julio-2018
[1] PAN: Partido de Acción Nacional, PRI: Partido Revolucionario Institucional, PRD: Partido de la Revolución Democrática.
[2]Este documento fue redactado por Lenin y adoptado por el Primer Congreso de la Internacional Comunista (III Internacional)
[3]Morena es la abreviación de “Movimiento de Regeneración Nacional”, lo cual es significativo en tanto define su perfil nacionalista y por tanto alejado de las preocupaciones y de los intereses de los explotados
[4] Para abundar, recomendamos leer: Tesis sobre la Descomposición, https://es.internationalism.org/revista-internacional/200712/2123/la-des... [1239]
[5] Para ilustrar, recordamos que la operación “manos limpias” en Italia provocó una crisis política muy aguda entre 1992-1994 y no terminó con la corrupción, sino la profundizó y generalizó. Fue también el combate a la corrupción un motivo del acceso al poder del PT de Lula y Dilma Rousseff en Brasil y sabemos que después estos mismos personajes se implicaron en una cadena de corrupción
[6] AMLO refiere llevar la “4ª transformación” en continuidad a acontecimientos que definieron el desarrollo capitalista del país: 1ª transformación, la revolución de independencia (1810-21), 2ª transformación, el movimiento de Reforma (1857-60) y la 3ª transformación, la guerra civil que consolidó al Estado moderno (1910-21)
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El 22 de septiembre una joven emigrante de 19 años moría a manos de la Marina Real marroquí cuando intentaba llegar a España. Al conocerse se produjeron protestas en su ciudad natal, Tetuán, norte de Marruecos, protagonizadas por jóvenes indignados por este nuevo asesinato.
Con ocasión de un partido de fútbol, miles de jóvenes se concentraron en los alrededores del estadio coreando gritos contra “el estado represor marroquí” y pidiendo venganza por la muerte de la joven. “Una vez dentro del estadio la cólera no cesó y, por primera vez en la historia del país, el himno nacional fue silbado por la gran mayoría de los asistentes, entre gritos de “no quiero ser marroquí”, “renuncio a mi nacionalidad” y otros parecidos”[1]. Terminado el partido, los manifestantes acudieron a la playa de Martil donde la joven fue asesinada. Después, se dirigieron a la plaza de Mechouar, centro de la ciudad, donde la policía logró finalmente dispersarlos.
Estas protestas se unen a otras que se han producido en Agadir, esta vez contra la restauración del servicio militar. Se enlazan con las manifestaciones a principios de año en Jerada (zona carbonífera del nordeste marroquí, cercana a la frontera argelina) en respuesta a la muerte de dos mineros atrapados cuando intentaban extraer carbón en una mina abandonada, las cuales comenzaron a fines de 2017 y continuaban en marzo 2018[2].
Cabe señalar que el diario El País tuvo la desfachatez de calificar de “promovidas por ultras” las protestas de Tetuán y Agadir[3], cuando el propio autor del artículo cita uno de los cánticos escuchados en las manifestaciones que reza “No queréis que estudiemos, no queréis que trabajemos y no queréis que seamos conscientes, solo nos queréis dóciles y resignados, para que os sea fácil dominarnos y gobernarnos” , lo cual poco tiene que ver con las ideologías bárbaras y reaccionarias de los ultras (populistas, extrema derecha etc.).
Con un escalofriante desempleo juvenil y una total precariedad laboral, los jóvenes se insurgen contra la explotación y la represión que soportan, mostrando un rechazo contra la nación marroquí, aunque, expresión de desorientación, en las manifestaciones de Tetuán aparecían banderas españolas, agitando la tramposa ilusión de que España sería un país de acogida para la emigración.
La clase obrera es una clase de emigrantes. En el siglo XV la acumulación primitiva de capital se levanta sobre el sudor y la sangre de millones de campesinos y artesanos arrancados de sus aldeas de origen y empujados a concentrarse en las ciudades de los países originarios del capitalismo (principalmente Gran Bretaña y Holanda). Otra fuente del primer desarrollo capitalista, que se prolonga hasta el siglo XIX, es la trata de esclavos que dio lugar a enormes desplazamientos forzados de mano de obra. Según National Geographic, entre los siglos XVI al XIX 12 millones de esclavos negros fueron trasladados del África atlántica a América. En la época de apogeo del capitalismo la emigración hacia los “nuevos continentes” (América, Oceanía) atrajo nuevas masas procedentes de los países europeos. “Durante la ola de inmigración europea al continente americano entre 1870 [1628] y 1930 [1629] los países que más europeos recibieron fueron Estados Unidos (27 millones), Argentina (más de seis millones), Brasil (más de cuatro millones), Canadá (cuatro millones), Cuba (610 000) y Uruguay (500 000)”[4]
Sin embargo, “a partir de los años 20 del siglo XX, con la decadencia del capitalismo, la tendencia se invierte: enormes masas humanas huyen de la pobreza, la guerra y otras calamidades, que golpean Asia, América del Sur y África, para concentrarse en las grandes metrópolis industriales de Europa y América”[5]
El capitalismo forja la fuerza de trabajo que explota a base de la emigración (primero interior y después entre países). Las grandes metrópolis industriales de Europa y Norteamérica, con una bajísima tasa de natalidad, necesitan renovar su fuerza de trabajo con la sangre nueva de los emigrantes. Una parte de ellos son imprescindibles para la continuación de la explotación asalariada. Ahora bien, estos capitalismos, golpeados por la crisis que se arrastra desde hace 50 años, necesitan tirar siempre hacia abajo los salarios y las condiciones de TODOS SUS TRABAJADORES, nativos o extranjeros, para ello un medio privilegiado es someter a los emigrantes a condiciones de ilegalidad, racismo y discriminación, lo cual les permite, por una parte, imponerles salarios mucho más bajos y condiciones de trabajo mucho peores, y, simultáneamente sembrar la división en las filas de la clase obrera, con esas monsergas reaccionarias de que “nos roban el trabajo”, “ son delincuentes”, “degradan la seguridad social” etc. Como denunciamos en la Resolución sobre la situación internacional de nuestro 22º Congreso[6] “Haciendo que los inmigrantes entren ilegalmente, los criminaliza y así les obliga a trabajar por una miseria en condiciones abominables sin ningún derecho a beneficios sociales. Por otra parte, al obligar a personas a arriesgar sus vidas para entrar, el régimen de frontera se convierte en una especie de mecanismo de selección bárbara, donde sólo lo consigue el más atrevido, decidido y dinámico”.
Hoy, sin embargo, con la entrada del capitalismo en una fase más grave de su decadencia, lo que llamamos la Descomposición[7], la emigración sufre un cambio radical: cada vez más toma la forma de una huida desesperada de grandes masas humanas que tratan de zafarse de los flagelos de la guerra imperialista, las catástrofes medioambientales y climáticas, la miseria extrema, los genocidios y la violencia más salvaje. “El millón de rohinyás que el año pasado cruzaron las aguas que separan Myanmar de Bangladesh para huir del ejército birmano. Los 2,5 millones de refugiados afganos —de primera, segunda y tercera generación— que viven al otro lado de su frontera por qué no pueden volver. Los 6,1 millones de sirios que se han visto obligados a escapar con las manos vacías de su país”[8]. Lo que sucede no es emigración sino algo cualitativamente mucho más grave: EXODO. Como prosigue el artículo citado “Todas las personas que viven fuera de su país de origen suman 257 millones y representan casi el 3,5% de la población mundial. Según los datos de las Naciones Unidas, jamás la cifra de expatriados había sido tan alta como en 2017, ni en números absolutos ni el porcentaje sobre la población total”.
Para el objetivo de hundir en el abismo las condiciones de todos los trabajadores y para controlar el éxodo de personas, el capitalismo europeo y americano está recurriendo a un mecanismo brutal de control de fronteras, muros anti- emigrantes como el de Trump, campos de concentración etc. La Unión Europea que se presenta como campeona de la democracia y el humanitarismo está perpetrando un GENOCIDIO en el Mediterráneo: “A Europa no le ha hecho falta construir un muro, como prometió Donald Trump en Estados Unidos: solo dejar que la gente se ahogue en el Mediterráneo a bordo de botes hinchables, pesqueros o pateras. Es la frontera más peligrosa del mundo, y también una de las más tecnificadas: los buques anfibios y las corbetas y las fragatas y los aviones y los drones y los helicópteros y los radares siguen ahí, pero están desplegados para proteger las fronteras europeas, no para asistir a los desgraciados que intentan llegar a sus orillas”.[9]
El complemento de esta política bárbara de exterminio es otra barbarie más: la delegación de las tareas “sucias” de persecución y devolución de emigrantes a países con “moral laxa” en “derechos humanos”, como Marruecos, Turquía o Egipto y ¡no hablemos del Estado “fallido” libio donde bandas de delincuentes salidos del viejo régimen de Gaddafi (tan elogiado por los gobernantes demócratas europeos) esclavizan a los emigrantes y los someten a tratos sanguinarios!
Llegar al supuesto “paraíso” europeo se ha convertido en una terrible prueba de obstáculos: primero, la aventura de llegar a las “plataformas de acceso” a la nueva Jerusalén europea (Marruecos, Turquía, Libia, Egipto), en la que un porcentaje desconocido se pierde en el camino y muere por las penosas condiciones de la travesía. La segunda etapa es pasar por el infierno de los campos de concentración o los depósitos de esclavos libios. La tercera es aún más arriesgada: cruzar el Mediterráneo donde miles perecen en el intento. La cuarta etapa son los centros de “acogida” en los países europeos donde muchos son devueltos. La quinta etapa es la ¿vida? de clandestinidad, trabajos de fortuna, ¿viviendas? super -hacinadas; finalmente una mínima parte de ese flujo humano consigue el “premio” de un permiso legal de residencia a cambio de un trabajo retribuido miserablemente. Este “proceso de selección” nada tiene que envidiar a los campos de exterminio nazis por mucho que se disfrace con la cínica palabrería democrática del “bienvenidos” o los gestos hipócritas como los de Sánchez con el Acuarius.
El capital marroquí tiene un papel destacado en todo este montaje criminal del que saca subvenciones y prebendas para sus negocios parásitos. Esto ya fue desarrollado en tiempos del gobierno Zapatero que llegó a “acuerdos” con el Estado marroquí para esa hipócrita y canallesca “delegación” del trabajo sucio[10]
Los resultados de esta política de la Unión europea en colaboración con sus “socios” del Norte de África se pueden medir en el número de muertos oficiales que se dan cada año en el Mediterráneo: según datos de la Organización Internacional de Migraciones, en 2014, 3.283 personas desaparecieron intentando atravesar el Mediterráneo, en 2015, 3.793, 5.143 en 2016, 3139 en 2017 y en 2018 1549, hasta ahora.
Los jóvenes proletarios en Marruecos, más allá de sus ilusiones sobre “poder emigrar a España”, han comenzado a dar una tímida respuesta a esa política envuelta en hipocresía y cinismo democráticos. Sin embargo, la lucha contra la barbarie que todo el capitalismo ejerce sobre los emigrantes no puede ser asumida por un sector del proletariado, necesita que avancemos pacientemente hacia una respuesta unida de todo el proletariado mundial. Sabemos que el camino es muy largo y difícil, pero solamente si tenemos clara la meta podremos dar pasos reales hacia él.
Es preciso comprender:
1º La barbarie del capitalismo contra los emigrantes no ataca únicamente a esta masa en éxodo desesperado, ATACA A TODO EL PROLETARIADO MUNDIAL y, por ende, a toda la humanidad explotada y oprimida. Jamás hemos de perder de vista que esa barbarie tiene como repercusión la caída incesante de las condiciones de vida de obreros nativos y extranjeros en todos los países
2º La burguesía populista de los Trump, Salvini, Orban, Le Pen etc., y la burguesía democrática de los Merkel, Sánchez, Macron etc., comparten LA MISMA BARBARIE. No podemos elegir entre la peste y el cólera, los dos son peor. El proletariado tiene que luchar contra todos los bandos capitalistas. Populistas, derecha “civilizada” e izquierda “humanitaria” son EL MISMO ENEMIGO.
3º Lo que hay detrás de la gigantesca crisis migratoria que sacude el capitalismo mundial es la agravación de su descomposición, su deslizamiento gradual pero irreversible hacia una barbarie cada vez más brutal. Solo el proletariado mundial con el desarrollo de sus luchas podrá poner fin a esta deriva terrible. El punto de partida es el lema que se gritaba en una manifestación de emigrantes en España: NATIVA O EXTRANJERA LA MISMA CLASE OBRERA.
Smolni 18-10-18
[1] https://www.lavanguardia.com/internacional/20181001/452107868815/colera-en-marruecos-por-la-muerte-de-la-joven-tiroteada-por-la-marina-real.html [1630]
[2] Ver Jeune Afrique, https://www.jeuneafrique.com/518049/societe/maroc-la-contestation-se-poursuit-dans-lancienne-ville-miniere-de-jerada/ [1631]
[5] De nuestro artículo Para luchar contra el racismo hay que luchar contra el capitalismo, https://es.internationalism.org/accion-proletaria/201712/4258/para-lucha-contra-el-racismo-hay-que-luchar-contra-el-capitalismo [1634]
[7] Ver nuestras Tesis sobre la Descomposición, https://es.internationalism.org/revista-internacional/200712/2123/la-des... [1239]
[8] https://www.lavanguardia.com/internacional/20181007/452118270755/mapa-aises-mas-ciudadanos-extranjero-expatriados.html [1635]
[9] https://www.lavanguardia.com/internacional/20180929/452052865482/costa-tunez-mediterraneo-cadaveres-muertos-universo-africa.html [1636]
[10] Ver Crisis de la emigración en la frontera hispano – marroquí: la hipocresía de la burguesía democrática. https://es.internationalism.org/accion-proletaria/200510/206/crisis-de-la-emigracion-en-la-frontera-hispano-marroqui-la-hipocresia-d [1637]
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Los acontecimientos en torno a la visita de Trump a Europa han confirmado muy claramente las principales ideas desarrolladas en el Informe sobre las tensiones imperialistas de la CCI (junio de 2018)[1], en particular la idea de que los Estados Unidos de América ahora se han convertido en el principal propagador de la tendencia al "sálvese quien pueda" a nivel mundial, hasta el punto de empezar a destruir los instrumentos de su propio "orden mundial".
La cumbre de la OTAN de julio en Bruselas estuvo marcada por las ruidosas y amenazantes demandas del presidente estadounidense Trump de que los miembros europeos de la OTAN aumenten lo más rápida y masivamente posible sus presupuestos militares, primero al 2% e incluso al 4%, una cantidad que los Estados Unidos dicen haber estado gastando durante algún tiempo.
La queja de Trump de que el gigantesco nivel de gasto militar de Estados Unidos constituye una carga terrible para la economía norteamericana y su competitividad no es ciertamente una noticia falsa. La financiación, durante una década, de una maquinaria militar presente en todos los continentes del mundo, y el precio económico de los fiascos de Estados Unidos en Afganistán e Irak están sofocando la economía estadounidense. Este es el producto inevitable del cáncer del militarismo. Y, sin embargo, el presupuesto corriente de los Estados Unidos ha asignado de nuevo una parte mucho mayor al gasto en armamento que durante los años anteriores -y esta orientación fue impulsada tanto por el Partido Demócrata como por los Republicanos[2]. Así que, a pesar de la advertencia de que los crecientes costos del militarismo están socavando el desempeño general de la economía estadounidense, tarde o temprano el impulso militarista obliga a todos los gobiernos del mundo a sacrificar cada vez más recursos y gastos a este insaciable Moloch. El hecho de que las empresas armamentísticas obtengan de ello magníficos beneficios, no impide el debilitamiento de la economía en su conjunto. El ejemplo de Rusia en los años 70 y 80 sirve de advertencia: el peso paralizante de su sector militar, la carrera armamentística imposible de ganar con los Estados Unidos, fue un factor clave en el colapso de todo el régimen estalinista.
Al mismo tiempo, las amenazas de Trump de que si los ‘aliados’ europeos no aumentan sus presupuestos militares de acuerdo con las demandas de los EUA, este país podría ir por su cuenta, incluso abandonar la OTAN, lo llevan a un conflicto directo con aquéllos que hasta ahora han defendido los intereses imperialistas globales del capital estadounidense.
Ciertamente hay una lógica en la antipatía de Trump hacia la OTAN, que en muchos aspectos es un vestigio de la época de los bloques y cuyo papel en el mundo multipolar actual se ha vuelto cada vez más incierto. En la época de la Guerra Fría, la OTAN era el instrumento central de un bloque militar con los Estados Unidos a la cabeza, lo que le permitía imponer sus propias decisiones y una disciplina a nivel de todo el bloque. E incluso después del colapso del bloque ruso en 1989-91, la OTAN ha seguido siendo una estructura de poder dominada por Estados Unidos, un medio para preservar la hegemonía global estadounidense y oponerse a las tendencias centrífugas entre sus antiguos aliados. En particular, la OTAN se utilizó para instalar más tropas en Europa Central y Oriental, haciendo avanzar la ofensiva estadounidense contra Rusia. La OTAN sigue sirviendo de escudo contra Rusia a los ojos de varios países de Europa del Este.
Por supuesto, por debajo de todo esto, las tendencias avanzando al "sálvese quien pueda", de tensiones crecientes entre los Estados-nación, han actuado para debilitar de forma constante e irreversible la dominación estadounidense de la OTAN y de sus antiguos aliados. Pero las amenazas de Trump de retirarse de la OTAN siguen estando en conflicto directo con los intereses del ala militar estadounidense, que no quiere abandonar lo que queda de la posición de liderazgo de Estados Unidos dentro de la OTAN, y mucho menos abandonar la OTAN con él. Esta facción de la clase dominante entiende que mantener la hegemonía estadounidense es más que un problema económico. La cumbre de la OTAN y las poco sólidas amenazas de Trump revelan la realidad de los efectos del cáncer del militarismo, pero también el hecho de que la clase dominante estadounidense está profundamente dividida en cuanto a sus orientaciones militares.
Al mismo tiempo, los resultados de la cumbre de la OTAN no hicieron sino reforzar la determinación de los países miembros europeos de aumentar sus gastos militares y ganar más margen de maniobra fuera de la zona de control de los Estados Unidos. Los ultimátums de Trump fueron un buen pretexto para que aquellos aceleraran este proceso, reforzando las ambiciones europeas de desarrollar nuevas estructuras militares dentro o fuera de la UE, en particular entre Francia y Alemania, pero también con el Reino Unido (independientemente del Brexit). Así que vemos que el peso global del militarismo no se desvanece: cuando las anteriores estructuras de poder militar se erosionan, esto sólo crea nuevas tensiones y nuevas alianzas militares, aunque sean efímeras. Como con cualquier pandilla, cuando el jefe principal se debilita o se derrumba, los gangsters de segunda clase generalmente forman nuevas alianzas antes de que empiecen a enfrentarse entre sí...
Inmediatamente después de la cumbre de la OTAN, Trump realizó una breve visita al Reino Unido, cuya política, él señaló, “es algo confusa". Entonces él mismo procedió a aumentar la confusión al aparecer para socavar los esfuerzos de Theresa May para improvisar juntos un acuerdo Brexit, declarando que ésta no había hecho lo que él le había pedido y que el acuerdo con la UE que ella proponía descartaría un acuerdo comercial con Estados Unidos -después de haber elogiado previamente al alto funcionario rebelde Boris Johnson diciendo que podría ser un "gran primer ministro". Los daños causados por todo esto estaban hechos, a pesar de la furiosa ostentación en la conferencia de prensa en Chequers donde Trump permaneció lado a lado con May. Y después de definir a la UE como un "enemigo" antes de su cumbre con Putin, la actitud de este presidente “alborotador” hacia la UE -que había sido establecida como parte del bloque occidental y a la que los Estados Unidos continuaron apoyando en el orden mundial post 89- claramente es paralelo a su actitud hacia la OTAN.
Luego vino la Cumbre Trump-Putin en Helsinki. Esto demostró sobre todo que la clase dominante en los Estados Unidos tiene un presidente a la cabeza que está actuando cada vez más por su cuenta o que solamente insiste sobre intereses muy específicos, en particular con cálculos económicos a corto plazo. En lugar de ser una fuerza centralizadora para dirigir las fuerzas militares y de seguridad, actúa no sólo sin consultarlas, sino incluso expresa una mayor fe en las palabras de Putin que en las de su aparato de seguridad como lo recuerda la intromisión rusa en las elecciones de los Estados Unidos. Es obvio que Trump se ha vuelto más impredecible que nunca y que las correcciones ridículas de sus afirmaciones más extravagantes no pueden ocultar el verdadero atolladero en el que se encuentra la clase gobernante de Estados Unidos.
De la misma manera que su actitud en la cumbre de la OTAN mostró las divisiones dentro de la clase dominante, el fiasco de la reunión con Putin destaca los crecientes conflictos dentro y entre los aparatos militar y de seguridad y la Casa Blanca, dentro y entre ciertas ramas de la industria y alas importantes del Estado. La oposición a las ambiciones imperialistas rusas ha sido profundamente arraigada en la política imperialista de Estados Unidos desde 1945 y ha sido reforzada por la agresiva política exterior de Putin. La idea de que Trump, y con él ciertas fracciones de la clase dominante, podrían estar dispuestas a hacer todo tipo de acuerdos con Putin, o incluso actuar como sus secuaces, es una fuente de ansiedad considerable en las fracciones más serias de la clase dominante de Estados Unidos que no están convencidas por el argumento de que Estados Unidos podrían aliarse útilmente con Rusia contra la mayor amenaza planteada por China y como contrapeso a la Unión Europea.
Cuando Trump llegó al Reino Unido, fue "bienvenido" por decenas, incluso cientos de miles de manifestantes encolerizados por sus declaraciones racistas sobre la inmigración, su admisión abierta de abuso sexual, su alabanza para la "gente fina" de la derecha fascista. Pero estas manifestaciones estaban claramente en un terreno burgués, no sólo porque estaban animadas abiertamente por los portavoces de la clase dominante como The Guardian y The Evening Standard. Su enfoque era sobre todo Trump el hombre: su piel naranja, su peinado, sus manos y pene pequeños, el hecho revelador de que el significado de ‘trump’ es ‘cera’. El problema con todo esto es que oculta lo que realmente está en juego en la situación. Hace 10 años, los banqueros fueron responsables de una crisis económica que se encuentra enraizada en las contradicciones impersonales del capital, así, hoy Trump es culpado por el creciente caos político, económico y militar, cuando al final él es sólo el producto de este caos, que deriva de la subyacente realidad que estamos viviendo a través de la desintegración y la descomposición de todo un sistema social. Una de las pancartas de la manifestación en Londres decía: "¿podemos por favor dejar que las personas inteligentes manejen las cosas ahora?". Pero reemplazar a Trump con un político más inteligente y más responsable no detendrá el deslizamiento del capitalismo en el abismo de la barbarie. Sólo una decidida lucha contra el capital mundial, una lucha destinada a su derrocamiento, puede ofrecer esperanza a la humanidad.
DA, 24.7.18
[1] Ver https://es.internationalism.org/content/4350/analisis-de-la-evolucion-reciente-de-las-tensiones-imperialistas [1639]
[2] El 16 de marzo de 2017, el presidente Trump presentó su petición al Congreso de 639 mil millones de dólares para el gasto militar -54 mil millones de dólares, que representan un incremento del 10%- para el año fiscal 2018, así como 30 mil millones de dólares para el año fiscal 2017 que termina en septiembre... El Congreso aumentó el presupuesto a un total de 696 mil millones de dólares. 61 mil millones de dólares igualan o incluso sobrepasan todo el presupuesto militar de Rusia cada año. Encima, es más que lo que la administración de Trump pidió originalmente. Esto compite con dos grandes picos de gasto durante el gobierno del presidente George W. Bush, en el 2003 y 2008, que fue para financiar la guerra en Irak. "Hoy en día, recibimos el presupuesto militar más grande en la historia, revirtiendo muchos años de disminución y falta de predictibilidad de fondos" (secretariode defensa Jim Mattis, https://www.npr.org/sections/parallels/2018/03/26/596129462/ [1640] how-the-Pentagon-plans-to-spend-that-extra-61-billion?t=1532333040329).
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Vox, escisión de extrema derecha del PP, está ganando terreno electoral, el CIS[1] con su “cocina” le augura un escaño en las elecciones andaluzas y otro en unas futuras elecciones generales. No podemos aquí analizar las causas de este crecimiento: resumiendo de forma rápida, estas son: a nivel mundial, la crisis del aparato político tradicional de la burguesía en los países centrales; la escalada del populismo; la agudización de la descomposición social e ideológica del capitalismo manifestada a través de fenómenos como los éxodos emigratorios, por un lado, y la xenofobia y el nacionalismo más extremo, de otro. A ello se uniría a nivel español la crisis catalana[2].
En este artículo nos vamos a ceñir únicamente, a la denuncia de una campaña que está haciendo este partido en ambientes obreros juveniles que tiene como eslogan: “Obrero y patriota, no es ser idiota”.
Contra esta consigna oponemos la frase final del Manifiesto Comunista: LOS OBREROS NO TIENEN PATRIA.
La sociedad capitalista mundial está dividida en clases: en un lado de la barricada, la minoría que posee los medios de producción y amasa una riqueza cada vez mayor, la clase capitalista; y, en el otro lado, la gran mayoría, representada por el proletariado que produce la casi totalidad de las riquezas y servicios que sostienen la sociedad y, sin embargo, sufre una miseria cada vez más dura. En España, en China, en Venezuela, en USA, en Corea del Norte, en Suecia, en cualquier país del mundo, no hay ciudadanos iguales sino clases antagónicas: burguesía contra proletariado.
La Nación no es la comunidad de todos los nacidos en la misma tierra sino la finca privada del conjunto de capitalistas de un país. España no pertenece a los españoles sino al Capital. Lo mismo podemos decir de las 194 naciones que hay en el mundo. La Nación se sustenta en el Estado que no es el “representante de todo el pueblo” sino el aparato de dominación del conjunto de los capitalistas de un país, como decía Engels, su “consejo de administración”.
Una de las peores mentiras con las que la burguesía mantiene su poder es proclamar que “la economía nacional es de todos”. En nombre de esa farsa pide que aceptemos la baja de salarios, la precariedad, las jornadas interminables, para “mejorar la economía nacional” y que “todos progresemos”. Según este “sentido común”, cuanto más prospere la economía española “mayor renta habrá para todos los españoles”. Esto es rotundamente desmentido por los hechos: ¿Cómo salió relativamente la economía española de la grave crisis de 2008-2011? Pues aplicando feroces recortes en sueldos, prestaciones sociales, sanidad, educación y desahucios a mansalva.
¿Cuál ha sido la consecuencia de la enorme burbuja inmobiliaria que atravesó España, entre otros países, durante el periodo 2004-2008? Pues fundamentalmente el empobrecimiento de los trabajadores, los desahucios de miles de familias obreras[3] y en contrapartida un aumento espectacular de la renta del capital y de los capitalistas. Según el Informe sobre la Desigualdad Global de 2018, el 1% de la población mundial concentra el 50% de la renta mundial, este informe proporciona un dato concluyente: los más pobres son cada vez más pobres, “El 50% de las rentas más bajas se repartían el 20% del total del ingreso nacional en EE UU en 1980; el año pasado, la porción se redujo al 13%. Esta tendencia es compartida por todas las regiones, aunque con números distintos”[4]
El crecimiento de la economía nacional y de la economía mundial no supone un aumento del nivel de vida de la inmensa mayoría sino más bien al contrario, significa su empobrecimiento. Marx lo deja bien claro en Salario, precio y ganancia: “Cuando los plebeyos romanos se pusieron en huelga contra los patricios, el patricio Agripa les contó que el estómago patricio alimentaba a los miembros plebeyos del cuerpo político. Lo que no consiguió Agripa fue demostrar que puedan alimentarse los miembros de un hombre llenando el estómago de otro. El ciudadano Weston, a su vez, se olvida de que la sopera de la que comen los obreros contiene todo el producto del trabajo nacional y que lo que les impide sacar de ella una ración mayor no es la pequeñez de la sopera ni la escasez de su contenido, sino sencillamente el reducido tamaño de sus cucharas”[5]
Sacrificarse por la economía nacional es reducir aún más el tamaño de la cuchara con la que acceder a la Gran Sopera que es el producto de la economía nacional, es renunciar a defender nuestras necesidades como seres humanos, pero, igualmente renunciar a un futuro para la humanidad, pues dejamos las manos libres al capitalismo para que se hunda en sus contradicciones y arrastre todo el planeta hacia la miseria, la barbarie moral, las guerras imperialistas, la destrucción medioambiental.
El capital pide de nosotros el sacrificio económico, después el sacrificio político (elegir cada 4 años al partido que nos engaña y aplasta) y finalmente el sacrificio en la guerra imperialista: morir por la Patria contra “otras patrias”. En la guerra imperialista los obreros y explotados de todos los países en conflicto mueren o sufren las terribles consecuencias de la guerra para el interés y la ganancia de los capitalistas y de su cuerda de servidores militares y políticos[6].
Mal que le pese, Vox no tiene el monopolio del patriotismo, todos los partidos, desde el PP hasta Podemos, pasando por el PSOE, los trotskistas, los maoístas, los anarquistas oficiales, TODOS DEFIENDEN LA PATRIA ESPAÑOLA. Un ejemplo de rabiosa actualidad: el gobierno del Señor Sánchez quien en uno de sus numerosos “donde dije digo, digo Diego” llegó a defender una “España nación de naciones”, ha retomado con estruendo el “Gibraltar Español” en las negociaciones del Brexit de la UE. Recordemos que el “Gibraltar Español” fue uno de los grandes lemas de la dictadura franquista.
El contenido de sus “argumentos” varía considerablemente de unos a otros, pero todos buscan lo mismo: IMPONERNOS LOS INTERESES DEL CAPITAL ESPAÑOL.
Vox defiende un nacionalismo español basado en las “glorias” de la España eterna, “recordando su resistencia contra la invasión francesa, el final de la Reconquista y la ‘gesta’ americana que partió de Palos de la Frontera, la “mayor obra de reconciliación de la humanidad”[7]. Así en su programa electoral reclama, por ejemplo, la defensa de los toros y de la semana santa.
Los rivales de Vox pretenden practicar una defensa de España más “abierta”. Se esfuerzan, como es el caso de Podemos, en hacer atractiva a los explotados la defensa de España, presentándola como “la patria de la gente”. Así, Errejón en un tuit respecto a los fastos militares del 12 de octubre, decía “Nosotros la Patria la celebramos ayer: logrando un acuerdo para subirle el salario mínimo a los españoles, aumentar las ayudas a la dependencia o tomar medidas contra la burbuja del alquiler. No es esencia en el pasado, es voluntad de futuro. La Patria es la gente o está vacía”.[8]
Que ahora Vox retome el nacionalismo de “por el imperio hacia dios”, el añejo nacional -catolicismo de la dictadura franquista, responde a dos motivos, uno internacional y otro nacional. El internacional y que se plasma en el ascenso del populismo, es la eclosión de un nacionalismo abiertamente agresivo, descaradamente excluyente, brutalmente endogámico, “en esta época de descomposición del capitalismo, la falta de perspectivas de la sociedad, la evidencia manifiesta del carácter destructivo y reaccionario del orden social genera un formidable vacío de valores, de guías a las que atenerse, de creencias a las que agarrarse para sostener la vida de los individuos. Ello hace crecer las tendencias a agarrarse como clavo ardiendo a todo tipo de falsas comunidades como la nacional, que proporcionen una sensación ilusoria de seguridad, de «respaldo colectivo»[9]
Respecto a la situación doméstica, es necesario recordar que la nación española tuvo que afirmarse, desde el siglo XVI a partir del predominio brutal de la feudalidad con sus pretensiones imperiales, su extremismo católico y su pureza de sangre, conseguida mediante las expulsiones masivas de moriscos y judíos y el sadismo de la “Santa Inquisición”. El siglo XIX, el del apogeo del capitalismo, sometió el capital español a una sucesión inacabable de convulsiones (la pérdida de las colonias, las guerras carlistas, la inestabilidad gubernamental crónica) que le obligaron a afirmarse nacionalmente atado de pies y manos a sus sectores más reaccionarios. El desarrollo desequilibrado de la industria -principalmente en Cataluña- y la mala soldadura del mercado nacional, dio un poder desproporcionado a los militares castellanos que, con sus violentas acciones contra las luchas obreras aseguraban a los burgueses catalanes la “ley y el orden” y mantenían con puño de hierro la cohesión nacional[10]. El resultado fue un nacionalismo arrogante, excluyente, muy repulsivo para las “clases populares”, que llegó al colmo con el régimen franquista. La transición democrática de 1976 tuvo que meter en el cajón toda referencia al nacionalismo españolista dando cancha al “Estado de las autonomías” y las ilusiones de una “España para todos”, cosa que la experiencia de los últimos 40 años ha desmentido radicalmente. Ahora frente al desafío de sus rivales catalanistas, el capital español se encuentra desprovisto de un nacionalismo propio presentable y tiene que recurrir al españolismo de siempre que da alas a un partido como Vox.
Según el reportaje periodístico mencionado en la nota 6, el líder de Vox intentó hacer atractivo al nacionalismo español arguyendo que “Sólo los privilegiados, los pudientes, pueden permitirse el lujo de no tener patria. Precisamente las personas obreras, de clase media, las personas que tienen más dificultades en el día a día son los que más necesitan a la patria. El que vive podrido de dinero y al que le sobra todo y deja de creer en todo menos en el poder es el que puede permitirse el lujo de no tener una patria. Los españoles aman a España, voten a la izquierda o a la derecha. Lo raro, lo extravagante es no amar a tu propia patria”.
El capitalismo es, por definición, un sistema expansivo, que desde sus primeros pasos de acumulación primitiva se lanzó a la conquista del mundo. El desarrollo del capitalismo está históricamente ligado al descubrimiento de América, la trata de esclavos, la expansión colonial. “La gran industria creó el mercado mundial, ya preparado por el descubrimiento de América. El mercado mundial imprimió un gigantesco impulso al comercio, a la navegación, a las comunicaciones por tierra. A su vez, estos, progresos redundaron considerablemente en provecho de la industria, y en la misma proporción en que se dilataban la industria, el comercio, la navegación, los ferrocarriles, se desarrollaba la burguesía, crecían sus capitales, iba desplazando y esfumando a todas las clases heredadas de la Edad Media”, subraya el Manifiesto Comunista.
La agravación de la crisis en los años 80 y la caída de los regímenes mal llamados “socialistas” a finales de dicha década, aceleró las tendencias a romper las barreras proteccionistas, a desarrollar una fuerte división internacional del trabajo (las deslocalizaciones) y a liberalizar la circulación de la fuerza de trabajo, todo lo que se ha dado en llamar “globalización”. Se han formado vastos acuerdos de cooperación económica entre naciones que han llegado muy lejos con la UE y la moneda única del euro. Las empresas se ven obligados a internacionalizarse, a invertir en el mayor número de países posible, a organizar su producción a escala internacional, aprovechando los sueldos más baratos y las facilidades fiscales o crediticias más favorables.
Todo esto ha dado la apariencia de que el capitalismo se hace “internacional” y “apátrida”. Desde hace más de 20 años, los movimientos antiglobalización[11] que se dicen “muy de izquierdas” han dado la munición que ahora aprovecha Vox situado en el campo de extrema derecha: frente al capitalismo apátrida los obreros y el pueblo deben defender la economía nacional y reclamar un “trato justo” para lo que se produce en el país. Propician que consumamos “lo español” y que hagamos boicot a los productos extranjeros en nombre de la “soberanía alimentaria”. Vox no hace sino recuperar el “nacionalismo popular” de los partidos “comunistas” y los sindicatos que venden la “solución” de reforzar y defender la economía nacional frente a la “invasión extranjera” del capital o, frente a la “dictadura de Bruselas” que estaría vendida a las “multinacionales”.
Es necesario poner los puntos sobre las íes ante tanta demagogia. La máxima unidad del capital es NACIONAL y en ese marco reina el Capitalismo de Estado que sirve a las empresas a la vez que las somete a las necesidades del Interés Nacional del Capital. El marco globalizado y multilateral es un terreno donde cada capital nacional dirigido por su Estado juega sus cartas a cara de perro contra los demás rivales intentando sacar la máxima tajada a nivel económico e imperialista. Los Consejos de Ministros de la UE son una cesta de víboras donde cada capital nacional trata de vender sus propios intereses y donde el capital dominante, el alemán, vela para obtener la mayor ventaja para sus exportaciones y sus intereses globales.
La única clase social internacional es el proletariado, solo él, como intentó en la oleada revolucionaria de 1917-23, puede desarrollar una lucha mundial unificada[12]. Sus intereses son comunes en todos los países. Lo que pretenden Vox y sus rivales compinches de izquierda y extrema izquierda es que los obreros se supediten al capital nacional lo que los enfrentará y separará de sus hermanos de clase en todo el mundo.
Para avanzar hacia una lucha internacional unificada hay un primer paso que es preciso dar: defender con uñas y dientes la autonomía política del proletariado.
¿Qué es la autonomía política del proletariado? El proletariado jamás tiene que escoger una nación a defender tiene que luchar contra todas las naciones pues todas sus enemigas y enemigas igualmente del futuro de la humanidad, ni Patria Española ni Patria Catalana pues ambas son cómplices en el ataque a las condiciones de vida de todos los trabajadores como se demostró en 2011 donde el gobierno de Mas fue pionero en los recortes que luego se generalizaron a toda España y como se pone en evidencia actualmente donde médicos, estudiantes y otros sectores protestan contra la brutal austeridad del Señor Torra
El proletariado no tiene que escoger entre democracia y dictadura pues ambas son formas del Estado capitalista. El proletariado no tiene que elegir entre demócratas y populistas pues ambos defienden el capitalismo. El proletariado es una clase de emigrantes que no tiene que aceptar la división entre nativos y extranjeros pues contra ello debe levantar la consigna de NATIVA o EXTRANJERA LA MISMA CLASE OBRERA. El proletariado tiene que rechazar a todos los bandos en conflicto en las innumerables guerras imperialistas que ensangrientan el planeta y provocan terribles éxodos de población.
Las luchas obreras contra los despidos y empeoramiento de las condiciones de vida tienen que liberarse de las cadenas de la supeditación a la economía nacional. En Navantia la lucha contra posibles despidos no pasa por apoyar “la venta de fragatas a Arabia Saudita”, así como en Alcoa no se trata de defender la economía española frente al interés “apátrida” de llevarse la producción a otros países. En la Casa de la Moneda lo que está en juego no es “la adquisición de nueva maquinaria y la modernización de las instalaciones”. Esos planteamientos que propagan los sindicatos, la izquierda y a los que ahora se suma entusiasmada la extrema derecha de Vox, llevan a más despidos, más precariedad, menos salarios, más horas de trabajo. Contra ellos la autonomía política del proletariado quiere decir luchar por sus intereses como obreros que son los de vivir, dar futuro a los hijos, pelear por un futuro para la humanidad, lo que solamente puede expresarse por reivindicaciones obreras intransigentes. El dilema es interés nacional del capital disfrazado como “interés de todos los españoles” o interés de vida como seres humanos de los obreros que encierra el interés universal y futuro de la humanidad.
Contra las múltiples divisiones a las que el Capital, sus naciones y sus partidos pretenden arrastrarlo el proletariado debe levantar la bandera del Internacionalismo, de sus intereses de clase -que son los que representan el futuro de la humanidad-, de su lucha por la perspectiva de la Revolución Mundial. Sabemos que una perspectiva revolucionaria mundial está muy lejos dadas las dificultades actuales del proletariado, sin embargo, esta perspectiva se alejará mucho más hasta hacerse imposible si el proletariado se deja arrastrar por el alistamiento nacional, si no es capaz de oponerle su autonomía de clase.
C.Mir 30-11-18
[1] CIS: Centro de Investigaciones Sociológicas. Organismo gubernamental encargado de hacer encuestas electorales.
[2] Ver los siguientes documentos como referencia de reflexión: "TESIS SOBRE LA DESCOMPOSICION [13]" ; Resolución sobre la situación internacional del 22º congreso de la CCI, https://es.internationalism.org/revista-internacional/201711/4256/22-congreso-de-la-cci-resolucion-sobre-la-situacion-internacional [1483] ; Contribución sobre el populismo, https://es.internationalism.org/revista-internacional/201610/4178/contribucion-sobre-el-problema-del-populismo-junio-de-2016 [1124] ; España, Cataluña, los proletarios no tienen patria, https://es.internationalism.org/revista-internacional/201712/4262/cataluna-espana-los-proletarios-no-tienen-patria [1642] , ¿Hay una salida al conflicto catalán?, /content/4316/hay-una-salida-al-conflicto-catalan [1643] ; Para luchar contra el racismo hay que luchar contra el capitalismo, https://es.internationalism.org/accion-proletaria/201712/4258/para-lucha-contra-el-racismo-hay-que-luchar-contra-el-capitalismo [1634] ; Marruecos: protesta contra la barbarie capitalista con los emigrantes, https://es.internationalism.org/content/4359/marruecos-protesta-contra-la-barbarie-capitalista-los-emigrantes [1644]
[3] Los desahucios SIGUEN como se ha puesto en evidencia tras el suicidio de una mujer madrileña que iba a ser desahuciada. Ver en https://15mpedia.org/wiki/Lista_de_suicidios_relacionados_con_desahucios [1645] una lista de suicidios provocados por los desahucios.
[6] A fin de cuentas, ¿qué es lo que está en juego en la batalla campal a la que se han entregado españolistas y catalanistas? ¿El bienestar y el progreso de españoles o catalanes? ¡Rotundamente no! Lo único que se decide son los intereses egoístas de las distintas fracciones burguesas en contienda que utilizan a los obreros y a los “ciudadanos en general” como tontos útiles de sus designios inconfesables. Contradiciendo a los exhortos de Vox, “ser patriota” (pro- español o pro- catalán) es “ser idiota”.
[7] De un artículo titulado Así recluta Vox a sus nuevas generaciones, https://www.elindependiente.com/politica/2018/11/16/unos-350-jovenes-participan-en-un-encuentro-abierto-con-preguntas-al-lider-de-vox-santiago-abascal-en-un-acto-en-sevilla/ [1647]
[8] Ver en Podemos, un poder del Estado capitalista, el apartado Para Podemos, lo primero es España, https://es.internationalism.org/cci-online/201406/4033/podemos-un-poder-del-estado-capitalista [926]
[9] La barbarie nacionalista, https://es.internationalism.org/revista-internacional/200712/2116/la-barbarie-nacionalista [1321]
[10] El general Espartero (líder del “Partido Progresista”) decía que había que bombardear cada 10 años Barcelona (la gran concentración obrera) para que hubiera un poco de orden.
[11] Ver El altermundialismo - una trampa ideológica para el proletariado, https://es.internationalism.org/revista-internacional/200704/1872/el-altermundialismo-una-trampa-ideologica-para-el-proletariado [1648]
[12] Ver Lecciones de 1917-23 - La primera oleada revolucionaria del proletariado mundial, https://es.internationalism.org/revista-internacional/200704/1829/lecciones-de-1917-23-la-primera-oleada-revolucionaria-del-proletar [1649]
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Nuestra camarada Elizabeth falleció a los 77 años. Ha muerto a causa de una insuficiencia respiratoria que provocó un paro cardíaco, en la noche del sábado al domingo 18 de noviembre.
Elizabeth nació durante la Segunda Guerra Mundial el 19 de mayo de 1941 en Bane, un pueblecito de la región del Jura en los alrededores de Besançon. Su padre tenía un aserradero y su madre era ama de casa. Elisabeth creció en una familia de nueve hijos, en un medio rural y en una familia católica relativamente acomodada. Fue su tía, maestra, quien completó su educación primaria antes de que Elisabeth entrara en un internado dirigido por monjas, en Besançon y luego en Lyon, para continuar su educación secundaria[1]. Después fue a la universidad en Lyon y se apasionó por las ciencias del mar. En 1968, a la edad de 27 años, se traslada a Marsella, donde alquila una antigua casa con jardinillo y azotea, a un paso del mar. Elisabeth ingresó en el Instituto de Oceanografía del Centro de Investigaciones Científicas (CNRS) de Marsella, tras haber pasado un año en Canadá. Terminó su tesis doctoral en 1983, lo que le permitió ser profesora y dirigir trabajos de investigación de sus alumnos.
Elisabeth formó parte de la generación de jóvenes en busca de una perspectiva revolucionaria, tras el movimiento de mayo de 1968. Comenzó a politizarse, siendo todavía estudiante, entrando en el PSU en Lyon[2].
Fue en Marsella donde tomó conciencia de que la clase obrera era la fuerza de la sociedad capitalista capaz de transformar el mundo. Elisabeth conoció, en una manifestación, a Robert, un joven que se había politizado, antes de 1968, en el movimiento anarquista. Participa en las reuniones del grupo Informations et Correspondances Ouvrières (ICO) junto con Robert, que publicaba desde 1968 Les Cahiers du Communisme de Conseils (Cuadernos del Comunismo de Consejos). Así descubrió Elisabeth el movimiento obrero, el marxismo y la perspectiva revolucionaria del proletariado. Había recibido una educación católica, rompió con la religión y se volvió atea, manteniendo al mismo tiempo lazos muy estrechos con su familia.
En 1972, el grupo Communisme de Conseils se fusionó con el grupo que publicaba la revista Révolution Internationale (RI), conservando este título de RI el nuevo grupo; y así, 1973 Elisabeth se hizo simpatizante de RI. En 1974, se unió a este grupo, que más tarde formaría la sección de la Corriente Comunista Internacional (CCI) en Francia.
Elisabeth estuvo presente en la Conferencia Internacional de fundación de la CCI en 1975 y en el primer congreso de nuestra organización en 1976. Es pues un miembro fundador de la CCI y una militante de primera generación quien nos ha dejado de repente.
Elisabeth fue miembro del órgano central de nuestra sección en Francia, y luego miembro del órgano central de la CCI. Escribía regularmente informes sobre la lucha de clases internacional. Viajó sin cesar por toda la CCI, aprendió italiano para poder participar en el trabajo de la organización en Italia. Muy buena conocedora del inglés, hacía muchas traducciones, sin nunca concebir esta tarea como una actividad rutinaria o aburrida. Al contrario, al traducir los textos de nuestros Boletines de debate interno, Elisabeth era una de las primeras compañeras francófonas en conocer las posiciones y contribuciones de los compañeros de lengua inglesa. Y sobre todo, Elisabeth ayudó a construir el núcleo de la CCI en Marsella. Durante 45 años, y junto a otro camarada, mantuvo la presencia política de la CCI en esa ciudad.
Lo que animó su compromiso militante fue su rebelión contra la barbarie del capitalismo, su voluntad de llevar a cabo un combate contra este sistema decadente, su pasión por el comunismo y su convicción del papel fundamental de la organización revolucionaria para la emancipación del proletariado. Su actividad militante fue el centro de su vida. Elisabeth tenía un profundo apego no sólo a la organización sino también a sus compañeros de lucha.
A pesar de su estatuto social de investigadora del CNRS, Elisabeth respiraba humildad. Aceptaba la crítica política, sin tener nunca una reacción de orgullo herido, buscando constantemente "entender" y poner los intereses generales de la organización por encima de su propia persona. A pesar de sus títulos universitarios, su doctorado y su gran cultura general, no era una "académica", una "intelectual" marcada por lo que Lenin llamaba (en su libro Un paso adelante, dos pasos atrás), "el anarquismo del gran señor", característico de la pequeña burguesía.
Elisabeth nunca vivió su implicación militante en la CCI como un "yugo" o como un obstáculo para su "realización" personal. Al igual que Marx y otros militantes, Elisabeth podría haber hecho carrera en el mundo académico, publicando artículos y libros científicos en su especialidad, porque era muy competente y le apasionaba su trabajo. Decidió dedicar su vida a la causa del proletariado. Se puede añadir que ella también tenía, como todos sus camaradas de la CCI, la misma concepción de la "felicidad" que Marx: ¡la lucha![3]
Y ha sido así como, al final de su vida, Elisabeth, ni mucho menos "desgastada" o "dañada" por la militancia, mostró un dinamismo sorprendente. A pesar de su insuficiencia respiratoria y su estado de salud tan frágil (especialmente desde su fractura de cuello femoral poco después de su último cumpleaños), participó con entusiasmo muy recientemente en las Jornadas de Estudio y Discusión Internacional de la CCI. En esa reunión, intervino en el debate de manera muy clara y pertinente. Antes de dejar a sus camaradas para volver a Marsella, Elisabeth acompañó a algunos de ellos, especialmente a camaradas de otros países, a visitar el cementerio del Père Lachaise; allí, les mostró el Muro de los Federados[4]. Fue 15 días antes de su muerte.
Todos los militantes de la CCI han quedado conmocionados por la trágica noticia de su muerte súbita. Ningún camarada podría haber imaginado que nos dejaría tan rápido, así como “sin avisar”. Porque Elisabeth no tenía edad. A pesar de sus 77 años, había conservado la frescura de su juventud (tenía cantidad de amigos personales de la generación más joven).
A Elizabeth le encantaban los niños. Uno de los mayores "dramas" de su vida de mujer fue no tener hijos. Por eso, entre otras cosas, tenía tantas amistades entre los hijos de sus camaradas e hijos de éstos a quienes acogía siempre con el mayor afecto.
Elisabeth era una persona muy afectuosa y acogedora con un hondo sentido de la hospitalidad. Su antigua casa, que alquilaba desde hace 45 años, era como un lugar de paso donde los camaradas no sólo de la sección CCI de Francia, sino de otras secciones territoriales siempre eran bienvenidos con sus familias, una bienvenida siempre alegre para todos los militantes de la CCI sin excepción. Elizabeth odiaba la propiedad privada. Cuando estaba fuera de casa, siempre dejaba una llave a disposición de los compañeros (¡a veces disculpándose incluso por no haber tenido tiempo de limpiar!).
Defectos tenía, claro está. Pero eran los de sus cualidades. Tenía su genio y podía ocurrirle a veces, a ella que poseía un espíritu internacionalista hasta la médula, reñir con algunos compañeros (incluidos los que le eran más cercanos). Siempre supo, sin embargo, buscar la reconciliación pues nunca perdió de vista lo que une a todos los militantes de la CCI: una plataforma y unos principios comunes, la lucha que libran todos juntos contra el capitalismo y contra la presión de la ideología dominante. Elisabeth tenía una profunda estima política por los militantes de la CCI, incluidos aquellos cuyo "estilo" o carácter no apreciaba. En nuestros debates internos, escuchaba atentamente todas las intervenciones, todos los argumentos, tomando a menudo sus propias notas personales para profundizar su reflexión y, como ella misma decía, porque "necesito aclararme".
Elisabeth también era muy sentimental y tendía a concebir la organización de los revolucionarios como una gran familia o grupo de "amigos". Tenía la ilusión de que el grupo Revolución Internacional al que se unió (en un período muy marcado por el movimiento estudiantil de mayo del 68) podría convertirse en una especie de islote comunista. Lo que le permitió superar esa confusión fueron nuestras Jornadas de Estudio y Debate sobre el espíritu del círculo en el movimiento obrero, así como nuestros debates internos sobre las dificultades que tuvo nuestra sección en Francia para pasar de "un círculo de amigos a un grupo político "[5].
Gracias a su capacidad de reflexión, Elisabeth pudo comprender que la organización de los revolucionarios, aunque ya sea el "comienzo de la respuesta" a las relaciones sociales capitalistas, no puede ser "la respuesta" (según la expresión de nuestro camarada MC), un pequeño islote de comunismo dentro de esta sociedad. Fue su compromiso inquebrantable con la causa de la clase obrera, su entrega desinteresada a la CCI, lo que permitió a Elisabeth "mantenerse" y resistir pacientemente a todas las crisis por las que ha pasado la CCI desde su fundación. A pesar de su enfoque "sentimental" de la organización y de la angustia que sentía ante la deserción de algunos de sus amigos, Elisabeth no se dejó arrastrar fuera del CCI por lealtad hacia aquéllos. Cada vez que tuvo que encarar un "conflicto de lealtad", Elisabeth zanjó por la CCI y la lucha por el comunismo (a diferencia de otros militantes que abandonaron la organización por lealtad a sus amigos a la que se añadió la hostilidad hacia el CCI). No perdió sus convicciones. Permaneció leal y fiel a la CCI hasta el final.
Hasta su último aliento, Elizabeth siguió siendo una verdadera luchadora por la causa del proletariado, una militante que dio lo mejor de sí misma al trabajo colectivo y asociado del grupo principal de la Izquierda Comunista.
A Elizabeth le encantaba leer. Le encantaban el mar, las flores y el arte. Le encantaba la música barroca, la literatura, la pintura.... Pero sobre todo, amaba a la especie humana. Su amor por la humanidad fue la columna vertebral de su pasión por el comunismo y su compromiso militante con la CCI.
La desaparición de nuestra camarada nos ha dejado una gran ausencia. Para la CCI, cada militante es un insustituible eslabón. Por eso Elizabeth es irremplazable. La única manera de "llenar" esa ausencia, de rendir homenaje a su memoria, es que continuemos nuestra lucha, su lucha.
Elizabeth decidió entregar su cuerpo a la ciencia. Nos ha dejado sin flores ni coronas.
A su hermano Pierre y a toda su familia;
a sus amigos Sara y Fayçal que nos informaron inmediatamente de su muerte;
a sus amigos de Marsella, Chantal, Dasha, Josette, Margaux, Marie-Jo, Rémi, Sarah...., que nos ayudaron, ordenando su casa, con el mayor respeto por su actividad política y sus últimos deseos,
a todos ellos expresamos nuestra simpatía y solidaridad.
¡Hasta la vista Elizabeth! Te fuiste, en una noche de noviembre, sola en esa casa a la que nosotros también echaremos de menos. Pero no estabas sola. Para cada uno de nosotros, seguirás viva, tanto en nuestros corazones como en nuestros pensamientos y en nuestra conciencia.
En enero, la CCI organizará una reunión para rendir homenaje político a nuestra compañera. Nuestros lectores, simpatizantes y compañeros de viaje, así como los militantes de grupos de la Izquierda Comunista que conocieron a Elisabeth, pueden escribir a la CCI si desean participar en dicho homenaje que tendrá lugar en Marsella.
Revolución Internacional, sección de la CCI en Francia (24 de noviembre de 2018)
[1] El colegio de monjas, a las que en Francia llaman « buenas hermanas », dejó muy malos recuerdos a Elisabeth.
[2] Parti Socialiste Unifié, partido fundado en 1960 y disuelto en 1989 que agrupó en su fundación a miembros del Partido Socialista opuestos a la política colonialista de éste, a cristianos de izquierda y a gente procedente del trotskismo y el maoísmo, uno de cuyos principales dirigentes fue Michel Rocard, antes de que éste se uniera al Partido Socialista del que encabezó su ala derecha. En el movimiento de Mayo del 68, le PSU había tomado una posición mucho más “radical” que la del PCF, propugnando la “autogestión”.
[3] Ver, en francés [1651] o inglés [1652], "La “confesión” de Karl Marx" publicado par David Riazanov en 1923.
[4] Donde la burguesía francesa mandó fusilar a 147 comuneros el 28 de mayo [1653] de 1871 [1654] tras la caída de la Comuna de París.
[5] Esa expresión fue una contribución muy importante al debate interno de nuestro camarada MC en 1980 y el pasaje siguiente fue publicado como nota en nuestro texto "Documentos de la vida de la CCI - La cuestión del funcionamiento organizativo en la CCI" (Revista Internacional nº 109, 2002, https://es.internationalism.org/revista-internacional/200204/3283/docume... [1057]).
“En la segunda mitad de los años 60 se constituyen pequeños núcleos, pequeños círculos de amigos, compuestos por elementos en su mayoría muy jóvenes, sin ninguna experiencia política y que vivían en el medio estudiantil. En el plano individual ese encuentro parece fruto de pura casualidad. En el plano objetivo – el único que puede darnos una explicación real – estos núcleos corresponden al final de la reconstrucción de la posguerra y a los primeros signos de que el capitalismo está de nuevo entrando en una fase aguda de crisis permanente que hace resurgir la lucha de clases.
Más allá de lo que pudieran pensar los individuos que componían esos núcleos, se imaginaban que lo que les unía era su afinidad objetiva, la amistad, el deseo de hacer juntos su vida cotidiana, estos núcleos solo sobrevivieron en la medida en que se politizaron, o se volvieron grupos políticos, cosa que sólo pudieron hacer cumpliendo y asumiendo conscientemente su destino. Los núcleos que no alcanzaron esa conciencia fueron engullidos y se descompusieron en el pantano izquierdista, modernista o simplemente desaparecieron del mapa. Esa es nuestra propia historia. Ese proceso de transformación de un círculo de amigos en grupo político, en el que la unidad basada en el afecto, las simpatías personales, el mismo modo de vida cotidiano debe ceder el sitio a un cohesión política y una solidaridad basada en la convicción de que se está comprometido en un mismo combate histórico: la revolución proletaria, no estuvo exento de dificultades...”
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En 6 artículos hace 170 años, fue publicado el Manifiesto del Partido Comunista: “…en el Congreso del partido en Londres, en 1847, Marx y Engels fueron encargados de asegurar la publicación de un programa teórico y práctico completo. Redactado en alemán, el manuscrito fue impreso en Londres en enero de 1848, unas semanas antes de la revolución francesa del 24 de febrero. Una traducción francesa apareció poco antes de la insurrección parisina de junio de 1848” (Prefacio de Engels a la edición de 1888).
Desde ese momento, ya no se pueden contar las publicaciones o traducciones de esta obra, una de las más célebres en el mundo. Hoy en día, con el relativo renovado interés que suscita en el seno de pequeñas minorías combativas en busca de una perspectiva revolucionaria, la propaganda oficial del Estado burgués tiene que continuar desacreditando, lo más posible, la idea del comunismo haciendo pasar al Manifiesto como la obra siniestra y trágica de una pasada revolución sangrienta[1]. Al comparar de forma fraudulenta y mentirosa la contrarrevolución estalinista a la llegada de un supuesto comunismo que habría ido a la quiebra, el Manifiesto, por tanto, encarnaría un proyecto “obsoleto”, incluso “peligroso”. Por último, como a los ojos de los peores reaccionarios del siglo XIX, el Manifiesto del Partido Comunista sigue siendo hoy “la obra del diablo”.
En la cima de la oleada revolucionaria mundial de los años 1917-1923, es decir, mucho antes de la caída del bloque del Este y la supuesta muerte del comunismo, el Manifiesto ya fue calumniado y combatido armas en mano por la clase dominante que cercó la Rusia de los Soviets. En aquella época, el Manifiesto fue para los revolucionarios, más que nunca, una verdadera brújula que les permitió guiar al proletariado con el objetivo del derrocamiento del capitalismo para su proyecto revolucionario mundial. En las conferencias realizadas en 1922 por Riazanov sobre la vida y actividad de Marx y Engels, el Manifiesto era considerado como un producto puro de la lucha de la clase obrera. Eso es lo que muestra este pasaje citando a Engels mismo: “…los trabajadores se presentaron e invitaron a Marx y Engels a su reunión; Marx y Engels declararon que ellos no entrarían a menos que adoptaran su programa; los trabajadores acordaron con ello, y organizaron la Liga de los Comunistas e, inmediatamente, encargaron a Marx y Engels escribir el Manifiesto del Partido Comunista”. Este “acuerdo” no fue resultado de un convencimiento inteligente repentino, o una débil rendición ante una ‘crisis autoritaria’ y aún menos de una especie de “golpe de fuerza” por parte de Marx y Engels. Por el contrario, fue resultado de la maduración real de la conciencia obrera y fruto de un largo debate, un producto militante relacionado con la actividad organizada de la Liga de los Comunistas: “los debates duraron varios días, y Marx se tomó grandes dolores para convencer a la mayoría de la justeza del nuevo programa. Este último fue adoptado en sus líneas fundamentales y el Congreso encargó especialmente a Marx escribir en nombre de la Liga de los Comunistas no una profesión de fe sino un manifiesto” [2]. Es muy importante destacar que el manifiesto era ante todo un mandato que Marx y Engels recibieron del Congreso en tanto militantes y no un simple producto escrito de su propia pertenencia. En relación con esto, una carta enviada por el Comité Central al Comité regional de Bruselas, de fecha 26 de marzo, sobre la base de una resolución adoptada el 24 de enero, debía, serles transmitida para llamarlos a rendir cuentas sobre sus trabajos. Marx podría incluso ser sancionado en caso de que no asumiera a tiempo su mandato: “…el Comité Central, por este medio, pide al comité regional comunicar al ciudadano Marx que si el Manifiesto del Partido Comunista cuya redacción se ha asumido en el último Congreso no ha llegado a Londres el 1º de febrero del año en curso, se tomarán medidas en consecuencia contra él. En caso de que el ciudadano Marx no cumpliera su trabajo, el Comité Central pedirá la inmediata devolución de los documentos puestos a disposición de Marx”.
Marx y Engels, lo sabemos, lograron terminar su trabajo en fecha y hora. Al mismo tiempo, no había dejado de actuar en el sentido de desarrollar la unidad del proletariado haciendo también todo un trabajo organizativo ejemplar del cual el propio Manifiesto es a la vez el producto y la herramienta que le permite proseguirlo: Los historiadores no se dieron cuenta de este trabajo de organización de Marx, al que presentaron siempre como un pensador de gabinete[3]. Así pues, no vieron el papel de Marx como organizador, no han visto una de las partes más interesantes de su fisonomía. Si no se conoce el papel que Marx jugaba hacia 1846-47 como dirigente e inspirador de todo este trabajo de organización, es imposible comprender el gran papel que desempeñaría después como organizador de 1848-1849 y en la época de la Primera Internacional.
Todo este trabajo militante, al servicio de la unidad y del combate del proletariado, se encuentra en las propias formulaciones del Manifiesto que define la posición de los comunistas como ‘vanguardia’ y parte no separada de la clase obrera: “los comunistas no forman un Partido distinto (...) no tienen ningún interés que los separe del conjunto del proletariado”[4].
Los bolcheviques también consideraban en su tiempo que el Manifiesto del Partido Comunista fue una verdadera ‘brújula’. Aquí está lo que el propio Lenin decía del Manifiesto: “este folleto vale volúmenes: inspira y anima hasta este día a todo el proletariado organizado y combatiente del mundo civilizado”[5]. La fuerza teórica del Manifiesto ha sido posible, aun considerando el genio innegable de Marx, sólo por el contexto que se relaciona con un momento decisivo en la historia de la lucha de clases, el de un período donde el proletariado comenzaba a constituirse como clase independiente en la sociedad. Esta lucha permitiría al comunismo mismo superar el ideal abstracto desarrollado por los utopistas para convertirse en un movimiento social práctico basado en un método científico, dialéctico, el del materialismo histórico. La tarea esencial era entonces desarrollar la verdadera naturaleza del comunismo, de la lucha de clases, y de los medios para lograr alcanzar este objetivo que debía ser formulado en un programa. Hace veinte años, afirmamos en relación con el Manifiesto: “no existe hoy ningún documento que preocupe más profundamente a la burguesía que el Manifiesto Comunista, por dos razones. La primera porque su demostración del carácter histórico temporal del modo capitalista de producción, de la naturaleza insoluble de sus contradicciones internas que confirma la presente realidad, sigue afectando a la clase dominante. La segunda, porque el Manifiesto, ya en su tiempo, fue escrito específicamente para disipar las confusiones de la clase obrera sobre la naturaleza del comunismo”[6].
Al “avanzar sobre su tiempo”, da todas las armas necesarias para luchar contra la ideología dominante hoy. Por ejemplo, la crítica del socialismo "conservador o burgués" de la época, toda proporción guardada, se aplica absolutamente al estalinismo del siglo XX y permite comprender lo que realmente significa la abolición de la propiedad privada: “... Por la transformación de las condiciones materiales de vida, este socialismo no significa para nada la abolición de las relaciones de producción burguesa, que no puede lograrse más que por medios revolucionarios; entiende por ello únicamente reformas administrativas, que se cumplen sobre la base misma de estas relaciones de producción sin afectar, por lo tanto, las relaciones del capital y trabajo asalariado, y que, en el mejor de los casos, permite a la burguesía disminuir los costos de su dominación y aligerar el presupuesto del Estado”. Más allá de estos elementos críticos que se pueden utilizar como un arma siempre actual, el Manifiesto afirma también varios elementos esenciales que siguen siendo totalmente válidos para orientar la lucha de hoy:
- El primero es demostrar la crisis del sistema capitalista, la realidad de la “sobreproducción”, el hecho que el capitalismo y la sociedad burguesa están condenados por la historia: “La sociedad ya no puede vivir bajo la burguesía; es decir que la existencia de la burguesía y la existencia de la sociedad se han hecho incompatibles”.
- El segundo elemento esencial, mientras que la burguesía no cesa de decir falsamente que el proletariado ha “desaparecido” y sólo son válidas las reformas “democráticas” burguesas, pretendidamente “para el pueblo”, el Manifiesto desprende, al contrario, una perspectiva revolucionaria destacando claramente esto: “sólo el proletariado es una clase verdaderamente revolucionaria”. Expresión de una clase universal por naturaleza a la vez explotada y revolucionaria, trabajando de manera asociada y solidaria en las relaciones capitalistas de producción, su combate se inscribe y desarrolla no sólo en relación con la necesidad sino también en la capacidad para llevar a cabo este proyecto. Una de las principales clarificaciones contenidas en el Manifiesto reside en el hecho de que afirma, mucho más claramente que antes, que la emancipación de la humanidad está ahora en las manos del proletariado. Este último debe enfrentarse inevitablemente a la burguesía sin ningún compromiso, no puede hacer causa común con ella. Un aspecto que era no tan claro hasta 1848 y que, por otra parte, no siempre lo ha sido posteriormente. Recordamos que el lema de la Liga de los Justos –“Todos los hombres son hermanos”– expresaba aún la confusión que prevalecía en el movimiento obrero. El Manifiesto afirma, al contrario, el irremediable antagonismo entre el proletariado y la burguesía. De esta manera, es de hecho, la expresión de un paso decisivo franqueado en la conciencia de clase.
- El tercero aporta sobre la naturaleza y el papel de los comunistas que deben ser “la fracción más decidida...que incluye a todas las demás: teóricamente tienen sobre el resto del proletariado la ventaja de una clara comprensión de las condiciones, de la marcha y de los fines generales del movimiento proletario”.
- El último punto, aunque no menos importante, es la afirmación del carácter internacionalista del combate de clase: “los trabajadores no tienen patria” que siempre ha sido y sigue siendo más que nunca, la piedra de toque de la defensa de las posiciones de clase, totalmente lo contrario del nacionalismo del enemigo de clase. El hecho de que el Manifiesto termina con esta llamada vibrante: “¡Proletarios de todos los países uníos!”, es la expresión más fuerte que traduce la dimensión intrínsecamente internacionalista del combate proletario y de la defensa de su principio fundamental.
Todavía podríamos destacar otros aspectos importantes ya presentes en el Manifiesto, pero nos gustaría concluir este breve homenaje militante volviendo a sus primeras líneas, la de la no menos famosa fórmula, también siempre actual según nosotros: “Un fantasma recorre Europa: el fantasma del comunismo”. De hecho, afirmamos que a pesar de las dificultades que conoce y atraviesa hoy, el proletariado internacional siempre mantiene sus capacidades y la fuerza para poder derribar el orden capitalista para sustituirlo por una sociedad sin clases, sin guerra ni explotación. ¡Este “espectro”, sin ofender a los burgueses, de hecho, todavía está presente!
WH /3-junio-2018
[1] Así es deformada la revolución de 1917 cuya realidad es otra. Ver por ejemplo el Manifiesto del 22º Congreso de la CCI sobre la Revolución de 1917: https://es.internationalism.org/accion-proletaria/201710/4237/manifiesto-de-la-corriente-comunista-internacional-sobre-la-revolucion [1356]
[2] Este texto se puede encontrar en https://www.nodo50.org/ciencia_popular/articulos/Riazanov.pdf [1656]
[3] Para desmontar esta falsa imagen de Marx y reivindicar su acción militante y combatiente ver 100 años después de la muerte de Marx el marxismo es el porvenir, Revista Internacional nº 33, https://es.internationalism.org/revista-internacional/200803/2195/cien-anos-despues-de-la-muerte-de-marx-el-marxismo-es-el-porvenir [1657]
[4] La versión digital del Manifiesto Comunista se puede encontrar en https://www.marxists.org/espanol/m-e/1840s/48-manif.htm [110]
[6] Ver 1848: el manifiesto comunista una brújula indispensable para el porvenir de la humanidad. Revista Internacional nº 93, https://es.internationalism.org/revista-internacional/200612/1201/1848-el-manifiesto-comunista-una-brujula-indispensable-para-el-por [1659]
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El siguiente artículo es uno de varios a través de los cuales planeamos tratar el auge de China y sus consecuencias para las relaciones imperialistas a nivel mundial. Por razones de espacio nos centraremos en este artículo en la Nueva Ruta de la Seda. En el futuro, analizaremos con mayor detalle las ambiciones chinas en África y América Latina y examinaremos su rivalidad general con los Estados Unidos.
“Por ahora, sin embargo, China no está buscando una confrontación directa con los Estados Unidos; por el contrario, planea convertirse en la economía más poderosa del mundo para 2050 y apunta a desarrollar sus vínculos con el resto del mundo mientras trata de evitar choques directos. La política de China es a largo plazo, contrariamente a los acuerdos a corto plazo favorecidos por Trump. Busca ampliar su experiencia y poder industrial, tecnológico y, sobre todo, militar. En este último nivel, Estados Unidos todavía tiene una ventaja considerable sobre China”. (Informe de la CCI sobre las tensiones imperialistas, junio de 2018[1]).
En mayo de 2017, con la presencia de 27 jefes de Estados o gobiernos, el presidente chino, Xi Jinping, anunció el proyecto "One Belt One Road" (OBOR, “Un cinturón, un camino”), también denominado "New Silk Road" (“Nueva Ruta de la seda”). Este proyecto consta de dos elementos: el Cinturón Económico de la Ruta de la Seda (SREB) y la Ruta Marítima de la Seda (MSR). Este proyecto involucra a alrededor de 65 países, representando el 60% de la población del planeta y alrededor de 1/3 del PIB del mundo. El presidente chino anunció inversiones durante los próximos 30 años (¡2050!) hasta por 1,2 billones de dólares. Este no es sólo el proyecto económico más grande de este siglo, sino también el esbozo de los proyectos imperialistas más ambiciosos que China ha hecho públicos. Detrás de esto, Xi Jinping declara el objetivo de superar a los EEUU y convertirse en la potencia mundial número uno en 2050.
Este proyecto corresponde a las ambiciones de China para reconquistar su antigua posición de liderazgo en el mundo, que ocupó hasta la penetración de las potencias capitalistas en China a principios del siglo XVIII. Con este objetivo proclamado, China apunta al cambio más grande en la constelación de poder imperialista que ha durado más de un siglo. El proyecto de la Ruta de la Seda es sólo un movimiento, aunque esencial, en las ambiciones de China. Después de haberse expandido masivamente a nivel económico, China también comenzó a colocar un "Collar de Perlas" en el Océano Índico, lo que le permite a China rodear a India a través de Birmania, Bangladesh, Sri Lanka, Pakistán y las Maldivas. Después de esta expansión marítima, el proyecto Ruta de la Seda apunta a una nueva expansión terrestre en el continente asiático.
China se ha convertido en el país más poblado del planeta: casi 1400 millones de personas viven allí (India ocupa el segundo lugar con 1320 millones). Es la segunda potencia económica del mundo y en muchas ramas ya se ha convertido en el número uno; y tiene la tercera masa terrestre más grande. Después de más de tres décadas de modernización y apertura capitalista, China se ha convertido en el mayor país: comercial en general, de comercio electrónico y de mercado de consumo. Entre 1979 y 2009, en treinta años, el PIB chino en dólares constantes de 2005 ha aumentado de unos 201,000 millones a unos 3.5 billones de dólares; las exportaciones chinas han aumentado de casi el 5% de su participación en el PIB a alrededor del 29%; importa desde alrededor del 4% al 24%. Los excedentes comerciales han llevado a un gran crecimiento en las reservas de China, lo que ha permitido al capital chino mudarse para inversiones, fusiones y adquisiciones y convertirse en una fuente importante de IED[2] en el escenario financiero mundial. Se espera que para 2030 China represente una quinta parte de la producción económica mundial. El país ha estado invirtiendo masivamente en las técnicas industriales más modernas, como la tecnología cuántica y la inteligencia artificial (IA). En cuanto a sus gastos militares, suman el total de todos los países europeos juntos. Ningún otro país podría albergar tales ambiciones, y ningún otro país podría desarrollar una visión así, de extender sus tentáculos en todo el continente asiático. Por el momento -no a través de la ocupación militar directa (a excepción de los arrecifes de coral en el Mar de China Meridional), sino a través de la construcción de una red económica con toda una política geoestratégica detrás de ella- desarrollar nuevas infraestructuras, implantar puestos de avanzada, forjar vínculos privilegiados. Las ambiciones chinas están sacudiendo a toda la constelación imperialista y no sólo en el área asiática circundante: tiene un impacto en los países del Pacífico, en el Océano Índico, en África, en América del Sur, en Europa y, por supuesto, en su relación con los Estados Unidos. En resumen, tiene las repercusiones de mayor alcance internacionales y de más largo plazo. Al mismo tiempo, sus ambiciones lo pondrán en conflicto no sólo con los Estados Unidos, sino también con otros países. La resistencia de algunos de sus vecinos más cercanos (Vietnam, India, Japón) ya se ha estado acumulando, y los planes de China también supondrán un nuevo desafío para Rusia. Este proyecto también apunta a frustrar cualquier posibilidad de estrangular a China mediante el bloqueo del transporte marítimo en el estrecho de Malacca o en el Mar de China Meridional. Al establecer conexiones ferroviarias con Irán, Pakistán, Birmania y Tailandia, China espera sortear posibles medios de estrangulación o aliviar algunos de los peores efectos[3].
El proyecto Nueva Ruta de la Seda estará conectando a China, a través de Asia Central y Rusia con Europa, y la conexión marítima le permitirá establecer nuevos vínculos con África y Europa a través del Mar de China y el Océano Índico. Se establecerán seis corredores entre China y Europa.
El primer corredor importante: la conexión ferroviaria y oleoductos que conectan China y Europa a través de Mongolia, Rusia y Kazajstán[4].
Los otros dos corredores principales: China occidental, a través de Asia Central, y Oriente Medio hacia Turquía, a través de Irán; y el corredor China-Pakistán que la une con el Océano Índico[5]. Tres de los seis corredores pasan por la parte centroasiática de Sinkiang[6].
Además, tres corredores "secundarios" estarán conectando: a) China-Mongolia-Rusia, b) Bangladesh-China-India-Myanmar (BCIM), c) China-Indochina (a través del norte de Laos, que se extiende a Tailandia, Vietnam y Malasia-Singapur, es decir, a las aguas del sudeste asiático). En Asia, una línea ferroviaria de 873 km debe establecer un enlace entre China y la costa tailandesa.
En África, China ha financiado y construido una línea de ferrocarril entre Djibouti y Addis Abeba (Estación de la Ruta de la Seda de Djibouti); financiará una línea ferroviaria de 471 km en Kenia entre la capital Nairobi y el puerto de Mombasa en el Océano Índico. El objetivo a largo plazo es establecer una red de conexiones ferroviarias entre el nuevo puerto de Lamu (Kenia), Sudán del Sur y Etiopía (LAPSSET). Después de Kenia, Etiopía, Egipto y Djibouti, Marruecos también comenzó a cooperar en el proyecto de la Nueva Ruta de la Seda[7].
Toda una cadena de puertos y grandes proyectos de inversión es para ofrecer la base logística para nuevas inversiones en la zona.
Además de las conexiones ferroviarias terrestres, y la construcción sobre el "Collar de Perlas", la Ruta Marítima de la Seda es el segundo pilar del mega -proyecto, que requiere la expansión y construcción de puertos a lo largo de las principales rutas marítimas uniendo China a través del Mar de China Meridional, el Estrecho de Malacca y el Océano Índico hasta las costas de África. Los planes en el Ártico de una "Ruta de la Seda de Hielo" para establecer un atajo entre el Océano Pacífico y el Atlántico a lo largo de la ruta de Siberia del Norte, así como los planes para construir un segundo canal en América Central a través de Nicaragua, forman parte de la estrategia global china.
Además, China también tiene previsto construir cables de fibra óptica, corredores con troncales internacionales, estructuras vía teléfonos celulares y enlaces de comercio electrónico a lo largo de sus corredores de la Ruta de la Seda. Si bien es cierto que esto impulsará la conectividad y el intercambio de información, puede permitir fácilmente a China llevar a cabo la vigilancia electrónica y aumentar su presencia en el ciberespacio, aumentando su capacidad de espionaje...
Por supuesto, este "plan maestro" necesitará mucho tiempo para ser implementado y se enfrenta a una serie de obstáculos. Las capacidades de resistencia de otras potencias son imposibles de evaluar de forma realista en este momento. Sin embargo, el Estado chino parece estar dispuesto a dedicarle el máximo de recursos:
- Los bancos comerciales de propiedad estatal de China están siendo presionados para que proporcionen dinero para los planes del gobierno;
- el Banco de Desarrollo de China (CDB, China Development Bank), controlado por el Estado, y el Banco de Exportación-Importación de China (EXIM, Export-Import Bank of China) ya han concedido préstamos por valor de 200,000 millones de dólares a varios de los países que participan en el proyecto;
- El CDB y EXIM han impuesto límites topes de deuda para cada país y han establecido límites a las líneas de crédito de los prestatarios;
- la mayoría de los préstamos para infraestructura se negociaron principalmente entre gobiernos con tipos de interés inferiores a los comerciales. Por ejemplo, CDB ofreció a Indonesia un préstamo en concesión a 40 años, sin exigir garantías de la deuda pública de Indonesia para financiar el 75% de los 5 millones de dólares del ferrocarril Yakarta-Bandung;
- China ha facilitado préstamos a países que tendrían dificultades para obtenerlos de los bancos comerciales occidentales;
- 47 de los 102 conglomerados de propiedad estatal de China participaron en más de 1600 proyectos viales y de carreteras;
- el Grupo de Construcción de Comunicaciones de China ha obtenido 40,000 millones de dólares en contratos.
Y así sucesivamente... Aunque esto puede considerarse una gran apuesta económica y financiera, sin duda refleja la determinación del Estado chino de fortalecer su posición a toda costa. Al mismo tiempo, el proyecto, cuya ejecución está prevista para un período de 30 años, tendrá que hacer frente a las tormentas de la escalada mundial de la crisis económica, las guerras comerciales, las turbulencias políticas y la creciente resistencia de los rivales de China, desde los Estados Unidos hasta varios otros países.
En resumen, todas las crecientes contradicciones de la crisis capitalista y los agudos antagonismos entre Estados Unidos y China hacen imposible responder a la pregunta de si el proyecto se completará alguna vez. Por no mencionar el desarrollo impredecible de la economía china y sus recursos financieros a largo plazo.
Además, la rapidez con la que China construye sus líneas ferroviarias dentro de China en los últimos años -con la movilización de todo tipo de recursos por parte del Estado y desestimando cualquier tipo de preocupación ecológica o resistencia de la población local- no se reproducirá fácilmente a nivel internacional. Varios de los proyectos atraviesan zonas atacadas por yihadistas. Y varios de los países que participan en el proyecto acumularán tantas deudas que cualquier tormenta financiera en el futuro podría significar el fin de su solvencia. Por ejemplo, la construcción del ferrocarril Kunming-Singapur a través de Laos costará al país 6000 millones de dólares, casi el 40% del PIB de Laos en 2016. La deuda externa de Pakistán ha aumentado en un 50% en los últimos tres años, alcanzando casi 100, 000 millones de dólares, de los cuales alrededor del 30% se debe a China. Turkmenistán se enfrenta a una crisis de liquidez debido a los pagos de la deuda con China. Tayikistán ha vendido el derecho a desarrollar una mina de oro a una empresa china en lugar de reembolsar los préstamos. Y muchos de los países participantes han sido afectados y se verán afectados por la inestabilidad política, los disturbios civiles y los conflictos armados.
Sin embargo, aunque las interrogantes que se ciernen sobre el proyecto son casi interminables, estos altos riesgos no han impedido que el gobierno chino prepare este plan.
El hecho de que China esté planteando abiertamente tales ambiciones se basa en la nueva posición que ocupa en la economía mundial y en la jerarquía imperialista. Como hemos desarrollado en artículos anteriores[8], China había sido una potencia líder mundial hasta principios del siglo XVIII, cuando fue desmembrada principalmente por las potencias coloniales europeas, Gran Bretaña y Francia, y cuando estuvo parcialmente ocupada por Japón hasta 1945. Cuando Mao Tse-Tung tomó el poder en 1949, el Estado chino no tenía los medios para revivir las viejas ambiciones chinas. En el contexto de un largo período de dependencia de Rusia, la República Popular China intentó desesperadamente superar su atraso. Ya a principios de la década de 1950, en la guerra de Corea, mostró su deseo de romper la dominación estadounidense en la región, y más tarde, en la década de 1960, China comenzó a enfrentarse con la India y, sobre todo, con Rusia. En relación con Rusia y los EEUU, China fue el relegado durante décadas. Ni el "Gran Salto Adelante", ni su autarquía de una década, ni la Revolución Cultural de mediados de los años sesenta le permitieron desarrollar el poder para competir con sus mayores rivales. Y la división de China entre Taiwán y China continental, el enfrentamiento permanente con EEUU sobre Corea, en Vietnam y en el Pacífico (Taiwán, Japón), el conflicto de un año con Rusia a lo largo del río Ussuri, dejaron a China rodeada y bloqueada a nivel geoestratégico y militar.
Sin embargo, tras haber sufrido una humillación militar a manos de la mucho más pequeña Vietnam en el conflicto de 1979, el ejército chino estaba decidido a modernizar sus fuerzas. Y en el contexto del colapso del régimen estalinista en Rusia y Europa Oriental, el Partido Comunista Chino decidió adaptar el país a las nuevas condiciones que han existido desde 1989. Su espectacular crecimiento económico y su determinación de reconquistar su posición en un mundo en el que EEUU ha estado en declive durante décadas significaba que China tendría que invertir su peso económico para traducirlo en triunfos geoestratégicos e imperialistas[9].
Su prodigioso desarrollo económico de las últimas décadas desató un fuerte impulso para poner de manifiesto su interés por el tablero de ajedrez imperialista, que desde finales de los años ochenta se ha caracterizado por: a) el hecho de que el antiguo bloque soviético comenzó a desmoronarse y estalló en 1991 y b) los EEUU -como única superpotencia que quedaba- han sido y están siendo socavados y desafiados en muchas áreas por la India, Irán, Turquía y muchos otros países que están avanzando en la realización de sus propias ambiciones imperialistas. En otras palabras, un mundo donde ha habido una "libertad para todos" en las tensiones imperialistas. La confrontación entre Estados Unidos y China en la región no es más que una polarización (aunque la más peligrosa a largo plazo) en medio de un campo minado cada vez más complejo de tensiones imperialistas[10].
Durante dos décadas la economía china registró cifras de crecimiento muy altas, en algunos años incluso tasas de crecimiento de dos dígitos. Ahora se han enlentecido (en 2017 al 6,5%) y es innegable que el proyecto de la Nueva Ruta de la Seda es también una respuesta a estas dificultades. El capital nacional chino debe encontrar más salidas para su gigantesca sobreproducción. En particular, en las ramas que desarrollan infraestructuras, o en los sectores del hierro y el acero, el cemento y el aluminio, la sobreproducción está en su punto más alto. Entre 2011 y 2013, China produjo más cemento que Estados Unidos durante todo el siglo XX. Con una demanda insuficiente en el mercado chino, las empresas chinas deben encontrar a toda costa salidas en el extranjero.
Los proyectos de infraestructura no sólo ofrecen la logística necesaria para conquistar nuevos mercados e instalar nuevos corredores para el transporte de tropas, sino que también requieren inversiones masivas. De los 800 millones de toneladas de acero producidas en 2015 por empresas estatales chinas, 112 millones de toneladas se exportaron a precios de oferta, porque las posibilidades de venta se han reducido en el mercado interior. Así, con el nuevo proyecto de la Ruta de la Seda, el Estado chino está lanzando una de las mayores intervenciones capitalistas de Estado en la historia para impulsar una economía que empieza a debilitarse. Y el Estado chino ha planeado invertir los recursos financieros más masivos para lograrlo. Se dice que China ya ha liberado entre 1billón y 1.4 billones de dólares para la primera financiación de los proyectos de la Ruta de la Seda, pero se espera que el coste total ascienda en 2049 (el año en que se cumplen los 100 años de existencia de la República Popular China) al doble del actual PIB de China. Si comparamos la cantidad de fondos ya disponibles, convierten en pura calderilla los fondos del Plan Marshall de los EEUU de 1948, a través del cual los EEUU concedieron 5,000 millones de dólares de ayuda a 16 naciones europeas[11].
A diferencia de Rusia y los Estados Unidos, China todavía puede movilizar cantidades tan enormes. Rusia nunca dispuso de tales fondos, en gran medida debido al peso de la economía de guerra en la época de la Guerra Fría y su tradicional "atraso" vinculado a los mecanismos del dominio estalinista[12].
El capitalismo ruso bajo Putin no se ha vuelto más competitivo en el mercado mundial. La fuerte dependencia de los ingresos que genera a través de los recursos energéticos y el peso de su economía de guerra hacen que simplemente no tenga los fondos para desarrollar proyectos comparables a la Nueva Ruta de la Seda. Y los EEUU, también, entre otras razones, como resultado de sus gigantescos gastos militares, ya no pueden jugar a su "comodín financiero" como lo hacían en el pasado. En muchos sectores, la industria estadounidense se está quedando rezagada y en muchas áreas parte de su infraestructura está abandonada. Por lo tanto, China es actualmente el único país capaz de poner a disposición cantidades tan colosales, incluso si gran parte de esta cantidad se financia con créditos estatales. Pero mientras que las últimas dos décadas permitieron el vertiginoso ascenso de China, es poco probable que las condiciones futuras del desarrollo del capitalismo mundial ofrezcan el mismo marco ventajoso para China.
¿Podemos comparar la construcción de tal nueva red ferroviaria tan gigantesca en Asia y en otros continentes con el papel que desempeñó la construcción de los ferrocarriles en la fase de expansión del capitalismo en los Estados Unidos en el siglo XIX?
Como Rosa Luxemburgo desarrolló en sus escritos (La Acumulación de Capital y Una Introducción a la Economía Política), la construcción de los ferrocarriles en los EEUU y su avance hacia el Lejano Oeste fueron acompañados por la conquista de la tierra de la población nativa a través de una combinación de fuerza y la penetración de las relaciones mercantiles. Los ferrocarriles entraron en una zona dominada por la producción pre-capitalista. Los esfuerzos combinados de las empresas ferroviarias, el Estado con su aparato judicial y sus fuerzas armadas, comenzaron a eliminar cualquier resistencia local y allanaron el camino para la integración de la zona en el sistema capitalista. Con la construcción de los ferrocarriles de la Ruta de la Seda a través de Asia Central y otros lugares, es cierto que algunas zonas que hasta ahora han estado en la periferia, o incluso que existen fuera del mercado capitalista, se enfrentarán aún más a una avalancha de productos chinos. Y dado que los trabajadores chinos han participado a menudo en la construcción de infraestructuras u otros grandes proyectos, probablemente sólo una pequeña parte de la población local encontrará empleo (temporal o permanente) gracias a estos nuevos corredores de transporte. En general, es poco probable que esta construcción tenga una repercusión económica aceleradora similar a la que tuvo la extensión de los ferrocarriles estadounidenses en el siglo XIX. El escenario más probable es el de una ruina generalizada de productores locales y comerciantes aplastados por productos chinos más competitivos...
La economía de China es cerca de ocho veces mayor que la de Rusia (y su población es 10 veces más grande), pero China es extremadamente dependiente del suministro de energía exterior, y Asia Central desempeña un papel vital para el suministro de energía de China.
El Estado chino está tratando de reducir su dependencia de la energía suministrada por Rusia (recibe el 10% de su petróleo y el 3% de su gas de Rusia). Y China ahora está tratando de asegurar rutas hacia el oeste para asegurar nuevos suministros de energía, evitando los peligros que se ciernen sobre Oriente Medio y las rutas de transporte desde allí a China. El 43% del consumo de petróleo chino y el 38% del de gas, provienen de Arabia Saudita. El transporte marítimo pasa a lo largo de las costas de Hormuz, Aden y el estrecho de Malacca, todo al alcance de las flotas 5 y 7 de los Estados Unidos, estacionadas en el Océano Índico y Pacífico. En otras palabras, China está tratando de hacer que los recursos de energía de Asia Central sean más accesibles a sus necesidades.
Sin embargo, cualquier plan chino para establecer vínculos más estrechos con Asia Central y más allá, afectará profundamente su relación con Rusia. Esto se produce después de un período en el que, durante los últimos 20 años, China ya ha estado expandiendo su influencia en territorio Siberiano hacia el norte.
Desde 1991, el Lejano Oriente Ruso (LOR) ha perdido casi una cuarta parte de su población. El número de trabajadores inmigrantes chinos en el LOR ha aumentado hasta 400,000 desde enero de 2017, mientras que el Distrito Federal del Lejano Oriente Ruso ha perdido dos millones de personas desde 1991 (aproximadamente una cuarta parte de su población) como resultado de mayores tasas de mortalidad y emigración. Rusia ha estado arrendando tierras, cientos de miles de hectáreas, a empresas chinas permitiendo la extracción de madera barata. Existe la posibilidad de que la población china en algún momento supere a la población rusa y que la influencia comercial china se vuelva dominante. Para los nacionalistas rusos, esto significa que el objetivo del zar ruso al construir el Ferrocarril Siberiano -para mantener el control sobre Siberia y poder desempeñar un papel crucial en el Lejano Oriente- está siendo amenazado[13]. Y después de su expansión hacia el Lejano Oriente Ruso, con el nuevo proyecto de la Ruta de la Seda, China está lanzando otra ofensiva hacia su occidente.
Hasta hace poco, Rusia podía considerar a Asia Central como su ‘patio trasero’ pero ahora, el comercio ruso con Asia Central ha estado cayendo continuamente. En 2000, la participación comercial china con Asia Central era solo del 3%, mientras que en 2012 había aumentado al 25%, principalmente a expensas de Rusia[14]. Los medios de Moscú para evitar mayores daños resultantes de la expansión china son limitados. Incluso antes de que el presidente chino Xi Jinping anunciara oficialmente el proyecto, Rusia había intentado estabilizar su posición en Asia Central al establecer, en 2014, la EEU (Unión Económica Euroasiática), la cual excluyó a China[15].
Pero para los países de Asia Central, el proyecto de la Ruta de la Seda parece ser más atractivo, debido a la promesa de las inversiones chinas en la región y al mayor comercio libre. La EEU dominada por los rusos sólo ofrece una unión arancelaria, mientras que la propia Rusia tiene pocos fondos. Esto arroja luz sobre el retraso crónico del capital ruso. Rusia ha estado tratando de compensar su inferioridad económica a través del creciente papel de su ejército. Pero China también está actuando como un rival creciente para Rusia en el plano militar en Asia Central. Por ejemplo, China ha comenzado a entregar equipo militar a países de Asia Central. Se han iniciado maniobras comunes entre las tropas chinas y las de Asia Central. Aunque Rusia aún domina la Organización del Tratado de Seguridad Colectiva (OTSC, CSTO) (Armenia, Bielorrusia, Kazajstán, Kirguistán, Tayikistán y Rusia son parte de ella)[16], China ha estado declarando su intención de garantizar seguridad en la región, contando con sus propias fuerzas. Se iniciaron negociaciones con Turkmenistán para abrir una base militar en el país (la segunda después de Djibouti). Y China está comprometida en una alianza de seguridad con Afganistán, Pakistán y Tayikistán para combatir el terrorismo. La cooperación militar entre los países de Asia Central y China marca un punto de inflexión, porque anteriormente China se había abstenido de establecer una presencia militar y ganó simpatía entre muchos regímenes debido a su "no interferencia en los asuntos de otros países". Su política de mantener un perfil bajo o actuar de manera más agresiva, como en el Mar de China Meridional, corresponde a las tácticas de "empujar" y "jalar".
Más globalmente, el desarrollo de las relaciones ruso-chinas han sido siempre contradictorias, unas veces era Rusia quien dominaba China (en los años 40-50), después hubo fuertes enfrentamientos a partir de 1960 llegando a enfrentamientos militares en el río Usuri, a partir de 1972, China y USA establecieron una discreta alianza (la famosa “diplomacia del ping pong”), China apoyó a USA contra Rusia en Afganistán en los años 80. Desde 1989, China ha apuntado a una cooperación más estrecha con Rusia para contrarrestar a los USA cada vez que era posible y en un período inicial China también recibió la mayoría de sus armas y tecnología militar de Rusia. Esto está cambiando.
China también siempre ha usado a Rusia como fuente de energía. Después de la ocupación rusa de Crimea y la presencia oculta de Rusia en el este de Ucrania, China se benefició de las sanciones occidentales contra Rusia. En busca de un contrapeso a las sanciones, Rusia tuvo que encontrar mercados en China, pero China podría ejercer presión sobre Rusia y bajar los precios rusos de los productos energéticos y al mismo tiempo recibir concesiones por invertir en Rusia. Así, mientras Rusia obtuvo puntos al ocupar Crimea y al estar presente en el este de Ucrania, pagó un alto precio al ser chantajeada de algún modo en acuerdos de negociación con China. Esto demuestra que la economía de guerra rusa tiene un precio alto. Al mismo tiempo, Rusia, que se siente amenazada por la "invasión china a través de la puerta trasera" en el este de Asia y sus ambiciones en la Ruta de la Seda hacia el oeste, es consciente de la naturaleza asimétrica de la relación entre los dos rivales. Cuanto más China desarrolle su propia industria y tecnología de armamentos, menor será su dependencia de las exportaciones de armas rusas y las transferencias de tecnología de armas. China no pudo dar la bienvenida abiertamente a la ocupación rusa de Crimea, ya que habría desacreditado la intransigencia de China sobre la integridad territorial, indispensable para enfrentar las aspiraciones de independencia de uigures en Xinjiang. Rusia también se encuentra en un dilema con respecto a la expansión de China en el Mar del Sur de China, especialmente después de que China haya ocupado más o menos varios arrecifes de coral en el Mar del Sur de China, transformándolos en bases militares. Los lazos militares entre Rusia y Vietnam también podrían crear tensiones entre China y Rusia[17].
Sin embargo, como hemos mostrado en otro artículo (ver nota 1), Rusia y China trabajan juntos lo más posible contra Estados Unidos. Los dos países han realizado maniobras militares comunes en el Lejano Oriente, en el Mediterráneo y en el Mar Báltico. Pero el proyecto de la Ruta de la Seda es sin duda uno de los esquemas chinos que obligará a Rusia a reaccionar. Al mismo tiempo, presionará a otros países para que prueben y profundicen todos los intereses antagónicos entre China y Rusia.
Con el avance de China en Asia Central, China ha logrado beneficiarse del debilitamiento de EEUU y Rusia en la región. Poco después del colapso del imperio soviético, EEUU logró desarrollar vínculos privilegiados e incluso abrir algunas bases militares en Asia Central. Sin embargo, en el contexto del declive de los Estados Unidos en todo el mundo, EEUU también ha estado perdiendo terreno en Asia Central, siendo China el principal beneficiario[18].
Pero los países de Asia Central temen tanto a la hegemonía militar rusa como a la expansión china y pueden intentar ganar todo lo posible para sí mismos aprovechando los intereses divergentes entre Rusia y China.
Dado que Europa actualmente absorbe el 18% de las exportaciones chinas, cualquier mejora de las conexiones comerciales fortalecería la posición china en la propia Europa[19]. Por lo tanto, está especialmente interesada en acelerar el tráfico de mercancías desde el puerto recientemente adquirido de El Pireo, cerca de Atenas, a Europa Central. El proyecto de construir un tren de alta velocidad entre Atenas y Belgrado y más adelante a Budapest, refleja los intentos de China por lograr una influencia creciente en Europa Central. China usará la Ruta de la Seda como una forma de "alejarse" de Rusia (o, si es necesario, establecer una alianza con ella), para expandir su posición en Europa. Esto, al mismo tiempo, amenazaría en particular los intereses de los rivales europeos en la propia Europa Central, donde, sobre todo Alemania ha alcanzado una posición dominante. Las reacciones del capital alemán ya han señalado que -además de los esfuerzos para defenderse de los intentos chinos para lograr una mayor presencia en los sectores de alta tecnología- el capital alemán contrarrestará el proyecto de la Ruta de la Seda en diferentes frentes. Esto obligará al capital alemán u otros capitales nacionales a hacer alianzas tácticas contra la creciente influencia china en la región. Esto trae otro elemento impredecible: posibles pasos comunes de los países europeos junto con Rusia, contra China.
Turquía también ha sido un blanco importante de las inversiones chinas. Las compañías chinas están involucradas en varios de los proyectos megalómanos del presidente Erdogan. En los próximos tres años, se espera que el número de empresas chinas activas en Turquía se duplique. Al mismo tiempo, China y Turquía han tenido tensiones sobre el papel del Uighur islámico en Xinjiang. Dado que Turquía se encuentra en una posición clave en el tablero de ajedrez imperialista, donde las ambiciones rusas, europeas, estadounidenses e iraníes están chocando entre sí, cualquier movimiento chino hacia Turquía agregará más elementos explosivos a esta área profundamente conflictiva.
Como parte del proyecto “Un Cinturón-una Ruta” ("One Belt - One Road"), Irán tiene una importancia específica. Se han abierto nuevos corredores de transporte entre Irán y China, y se están construyendo nuevas instalaciones portuarias en Irán[20]. Al mismo tiempo, las nuevas sanciones de EEUU contra Irán harán posible que China adquiera más influencia en Irán, casi similar a los efectos de las sanciones occidentales contra Rusia, lo que también condujo a una mayor dependencia de Rusia hacia China y, por lo tanto, a un aumento global del peso de China.
La expansión china en el Océano Indico obliga a todos los Estados vecinos a tomar posición. Por un lado, China debe empujar su Ruta de la Seda Marítima a lo largo de las costas del Océano Indico hasta las costas iraníes. Esto crea tensiones adicionales entre Pakistán e India. En Pakistán, el Puerto de Gwadar, no muy lejano de la frontera iraní, será conectado al extremo occidental de China luego de la construcción de una carretera de conexión de 500 km. El Puerto debe dar al comercio chino un acceso más fácil al Medio Oriente que a través del Estrecho de Malaca (entre Malasia e Indonesia). India está protestando contra este proyecto de carretera, que cruza parte de Kashmir, reclamado por Nueva Delhi. Un nuevo aeropuerto internacional está por ser construido en Gwadar.
Y el Proyecto Marítimo de la Seda también empuja a India a tomar contramedidas. Por un lado, Irán no quiere depender de China; por ello busca reforzar lazos con India. India contribuyó a la construcción del nuevo puerto iraní de Chabahar, permitiendo a India evitar pasar a través de Pakistán para llegar a Afganistán. Al mismo tiempo, India misma que ha tenido relaciones especiales con Rusia por décadas, las ha intensificado, a pesar del hecho de que a nivel militar India también ha tratado de diversificar su compra de armas a expensas de Rusia, y que India es vista por EEUU como un importante contrapeso contra la expansión china. Esta ha recibido un importante respaldo por su fuerte militarización, en particular incrementando su capacidad nuclear. Y junto a Rusia, Irán y Azerbaiyán, India ha estado intentando por algún tiempo establecer un Corredor Internacional de Transporte Norte Sur (INSTC) para conectar Bombay con San Petersburgo vía Teherán y Bakú/Azerbaiyán[21].
Además, India y Japón han lanzado el Corredor de Crecimiento Asia y África (AAGC), tratando de intensificar los vínculos entre Japón, Oceanía, el Sudeste de asiático, India y África...con los planes para construir una autopista entre India-Birmania-Tailandia. En cuanto a la carrera de instalaciones portuarias en el Océano Índico, China ha firmado acuerdos para establecer nuevas instalaciones portuarias en Hambantota en Sri Lanka y ha comenzado la modernización de puertos en Bangladesh. En Pakistán y en Sri Lanka, esto conduce a una espiral de nuevas deudas. La construcción de las instalaciones portuarias en Hambantota dará a China un control de 99 años sobre el puerto.
La situación en Afganistán arroja luz sobre los principales beneficiarios de los casi 40 años de guerra en el país.
Rusia tuvo que retirar sus tropas después de su ocupación de Afganistán de 1979-1989, tras una larga guerra de desgaste de 10 años, que contribuyó a la implosión de la Unión Soviética. Las fuerzas de coalición encabezadas por EEUU en Afganistán también han experimentado un verdadero fiasco, donde después de más de 15 años de ocupación la coalición no fue capaz de estabilizar el país. Por el contrario, en medio de un terror generalizado en todo el país, sus propias tropas temen por sus vidas donde quiera que vayan. Mientras que los países occidentales vertieron miles de millones de dólares en Afganistán para librar la guerra y han colocado miles de soldados (muchos de los cuales se han traumatizado). China ha comprado las minas (por ejemplo, al precio de $ 35 000 millones de dólares por la mina de cobre en Aynak) y está construyendo una línea de ferrocarril que conecta Logar (al sur de Kabul) con Torkham (una ciudad frontera de Pakistán) aún sin ninguna movilización militar. Pero mientras que China se ha librado hasta ahora de ataques militares en Afganistán, no hay ninguna garantía de que esto continuará[22].
La creciente influencia china a lo largo de la "Collar de Perlas" en el Sudeste de Asia y el avance geo-estratégico a lo largo de la Ruta Marítima de la Seda agudizará, así, las contradicciones en esta parte de Asia.
Además de la expansión de la influencia china en el continente asiático en diferentes direcciones, China también ha comenzado a avanzar sus peones en África, donde los barcos chinos llegaron desde 1415. En aquel momento China no se estableció en África. Dejó el espacio para las potencias coloniales europeas, cuya expansión a través del mundo comenzó poco después. Ahora, 600 años más tarde, es sobre todo la influencia europea en África la que China está empujando hacia atrás. En 2018 se estima que aproximadamente 1 millón de chinos viven en el continente africano (trabajadores, dueños de tiendas y empresas). La construcción de las mencionadas líneas de ferrocarril en Etiopía y en Kenia y los planes para conexiones ferroviarias más extensas destacan sus ambiciones a largo plazo en África. Varios países (Djibouti, Egipto, Argelia, Cabo Verde, Ghana, Chad, Guinea Ecuatorial, Gabón y Angola) han comenzado a comprar tecnología militar China; Namibia y Costa de Marfil planean tener centros para facilitar los suministros para la marina de guerra China. Como se mencionó anteriormente, trataremos acerca de la expansión China en África en un próximo artículo.
Para concluir este artículo, cuando examinamos las ambiciones tras el proyecto "Un Cinturón una Ruta", no queda duda que esta gran empresa es más que un programa de "recuperación" económica. La construcción de tal infraestructura tan gigantesca está inseparablemente relacionada a las ambiciones chinas a largo plazo de convertirse en la principal potencia, con el objetivo de derrotar a Estados Unidos. Aunque nadie puede predecir en este momento si este proyecto puede implementarse teniendo en cuenta los factores impredecibles y los riesgos mencionados anteriormente, tal expansión no sólo modificarán las constelaciones imperialistas en Asia; también tendrá implicaciones posteriores en Europa y en los otros continentes.
Gordon, septiembre de 2018.
[1] https://es.internationalism.org/content/4350/analisis-de-la-evolucion-reciente-de-las-tensiones-imperialistas [1639]
[2] IED: Inversión Extranjera Directa
[4]Para 2018 el ferrocarril conectó China ya con alrededor de 30 estaciones de tren europeo de mercancías. La travesía de 3 semanas de viaje ferroviario es más corta pero todavía más cara que la vía marítima
[5] En Turquía, tres compañías estatales chinas han adquirido el tercer puerto del país, Kumport, cerca de Estanbul. 10 000 millones de dólares de inversiones en Bagamoyo, Tanzania, Hambantoto; en Sri Lanka, están programadas importantes inversiones en Cebú y Manila. En cuanto a parques industriales, China está construyendo un parque industrial de alta tecnología en Minsk/Bielorrusia, el más grande jamás construido en el extranjero por el gigante asiático. Un proyecto similar sale de tierra en Kuantan, Malasia para acero, aluminio y aceite de palma
[6] Esta región está poblada por una importante minoría uigur de religión musulmana y donde hay una fuerte agitación nacionalista que el poder central chino ha reprimido con una violencia inaudita. Se calcula, por ejemplo, que un millón de personas están internadas en campos de concentración. Ver https://www.elmundo.es/internacional/2018/09/10/5b9578e4268e3ed8048b4607.html [1663]
[7] En menos de 20 años, China se ha convertido en el principal socio económico de África. Su comercio alcanzó 190 000 millones de dólares en 2016 y es ahora mayor que el del continente con India, Francia y Estados Unidos juntos, según las cifras publicadas en https://www.capital.fr/economie-politique/nouvelles-routes-de-la-soie-le... [1664]
[8] https://en.internationalism.org/internationalreview/2012/5305/november/international-review-special-issue-imperialism-far-east-past- [781]
[9] Cita de Diplomatie p. 65, “Gépolitique de la Chine”: “En dólares corrientes, el PIB chino representaba sólo el 1.6% del PIB mundial total en 1990. Este rango se elevó al 3.6% en 2000 y al 14.8% en 2016. Estratégicamente, la relación clave entre el PIB chino y el PIB de EEUU aumentó del 6% en 1990 al 11.8% en 2000 y al 66.2% en 2017. (...) En comparación con Japón, China representaba sólo una cuarta parte de la economía japonesa en 2000, superó a Japón en 2011 antes de representar el 225% de Japón en 2016 y probablemente más del 250% en 2017)".
[10] Para comprender el desarrollo de la guerra imperialista en las nuevas condiciones impuestas por la Descomposición capitalista ver en Revista Internacional nº 64 Militarismo y Descomposición, https://es.internationalism.org/revista-internacional/201410/4046/militarismo-y-descomposicion [949]
[11] El presidente Harry Truman firmó el Plan Marshall el 3 de abril de 1948, concediendo 5,000 millones de dólares en ayuda a 16 naciones europeas. Durante los cuatro años de vigencia del plan, Estados Unidos donó 17, 000 millones de dólares (equivalentes a 193, 530 millones de dólares en 2017) en asistencia económica y técnica para ayudar a la recuperación de los países europeos que se adhirieron a la Organización para la Cooperación Económica Europea. Los 17, 000 millones de dólares se situaban en el contexto de un PIB estadounidense de 258, 000 millones de dólares en 1948, y se sumaban a los 17, 000 millones de dólares de ayuda estadounidense a Europa entre el final de la guerra y el comienzo del Plan, que se contabiliza por separado del Plan Marshall. El Plan Marshall fue reemplazado por el Plan de Seguridad Mutua a finales de 1951; ese nuevo plan donó unos 7, 000 millones de dólares anuales hasta 1961, año en que fue reemplazado por otro programa
[12] Para comprender las enormes dificultades que siempre arrastró el régimen estalinista ruso ver en Revista Internacional nº 60 las Tesis sobre la crisis política y económica de los países del Este, /content/3451/tesis-sobre-la-crisis-economica-y-politica-en-los-paises-del-este [1456]
[13] https://www.scmp.com/week-asia/geopolitics/article/2154053/mahathirs-date-beijing-shows-china-cant-be-ignored-malaysia [1665]
[14] Diplomatie, enero, 2018, p. 33
[16] https://www.globalsecurity.org/military/world/int/csto.htm [1667] https://en.wikipedia.org/wiki/Collective_Security_Treaty_Organization [1668]
[18] Después de haber confiado en la logística de los aeropuertos de Asia Central en la guerra encabezada por EEUU en Afganistán, EEUU cerraron su base militar de Manas (Kirguistán) en 2014
[19] https://classe-internationale.com/2017/12/11/les-nouvelles-routes-de-la-soie-comment-la-chine-faconne-t-elle-la-mondialisation-de-demain/ [1670]
[20] El primer tren de China llegó en el momento en que Trump, el presidente de EEUU, anunció la cancelación de la participación de EEUU en el acuerdo nuclear de Irán de mayo de 2018, permitiendo así que Irán evitara parte de las sanciones de EEUU a través de las conexiones ferroviarias de China
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El presidente de la República francesa, Emmanuel Macron, rompió su silencio dirigiéndose a los franceses el 10 de diciembre a las 20.00 horas por todos los canales de televisión: "francesas y franceses, aquí estamos para darnos cita ante nuestro país y nuestro futuro. Los acontecimientos de las últimas semanas (...) han mezclado reivindicaciones legítimas con un estallido de violencia inaceptable. (...) No habrá indulgencia para tal violencia. Ninguna cólera justifica que se ataque a un policía, a un gendarme; que se destroce un comercio o edificios públicos. (...) Cuando estalla la violencia, cesa la libertad. Por lo tanto, ha llegado el momento de que prevalezca la calma y el orden republicano. Haremos todo lo que esté en nuestro poder para hacerlo. (...) He dado al gobierno las instrucciones más rigurosas a tal efecto.
Pero, en el origen de todo esto, yo no olvido que hay cólera, indignación. Y esta indignación, muchos de nosotros, muchos franceses podemos compartirla (...) Pero esta rabia es más profunda, la considero justa en muchos aspectos, y puede ser nuestra oportunidad (...) Lo que está emergiendo son cuarenta años de malestar.
Probablemente no hemos sido capaces de dar una respuesta rápida y firme durante el último año y medio. Asumo mi parte de responsabilidad. Sé que he herido a algunos de ustedes en el pasado con mis palabras. (...) No volveremos al curso normal de nuestras vidas, como ha ocurrido con demasiada frecuencia en el pasado durante las crisis. Estamos en un momento histórico en nuestro país. También quiero que la nación se ponga de acuerdo consigo misma en lo que es su identidad profunda, que abordemos el tema de la inmigración". No hay duda, ningún “mantenimiento del orden republicano” justifica, en efecto, que los policías disparen con pistolas lanza - pelotas a escolares menores de edad (éstos sin cascos ni escudos), y cuyos traumas son mucho más profundos que los de los policías agredidos el sábado 1º de diciembre, delante de la tumba del soldado desconocido. Ningún "mantenimiento del orden republicano" justifica que la policía bombardee con granadas de gas lacrimógeno a manifestantes que marchan pacíficamente por la avenida de los Campos Elíseos, entre los que había personas mayores (muchas de ellas mujeres). Ningún "mantenimiento del orden republicano" justifica que se ampute la mano a adolescentes por la explosión de una granada ofensiva (un arma que no se usa en otros países europeos).
Cuando la violencia policial se ceba en adolescentes, sólo puede conducir a disturbios urbanos (como en 2005), sólo puede agravar el caos social. ¡La violencia sólo puede generar violencia! Disparar a adolescentes es un crimen. Si los funcionarios de la policía del "orden republicano" matan a chavales (como casi sucedió con un estudiante de instituto gravemente herido en una localidad del departamento de Loiret), significa que ese orden republicano no tiene ningún futuro que ofrecer a la humanidad. Esas violencias policiales infanticidas son despreciables, repugnantes. Ciertamente no es con la intimidación y las amenazas con lo que volverán la "calma" y la "paz social".
El discurso del Presidente de la República se dirige sólo a "las francesas y franceses", cuando en realidad muchos trabajadores que pagan sus impuestos no son ni francesas ni franceses. Nuestros antepasados no eran "galos"[1] sino africanos (¡le guste o no a la señora Le Pen!): África es la cuna de la especie humana, como tan bien lo saben los científicos, antropólogos y primatólogos. Sólo las iglesias siguen afirmando que Dios creó al hombre. Como dijo el filósofo Spinoza: "la ignorancia no es un argumento".
Todos los indicadores económicos vuelven a estar en números rojos. Diez años después de la crisis financiera de 2008, que agravó aún más la deuda soberana, planea de nuevo la amenaza de una nueva crisis financiera con el riesgo de un nuevo crac bursátil. Y ahora es cuando el "pueblo" se subleva, pues ha sido al "pueblo" al que todos los gobiernos han hecho pagar la crisis de 2008 con planes de austeridad en todos los países. Los proletarios han tenido que aceptar sacrificios adicionales para salir de la crisis "todos juntos" (desde 2008, la pérdida media de poder adquisitivo de los trabajadores es de 440 euros por familia). El Estado tenía que "protegernos" del riesgo de una cadena de quiebras de los bancos en los que el "pueblo" dejaba sus ahorrillos para poder asegurarse la vejez. Esos sacrificios, especialmente en lo que respecta al poder adquisitivo de las familias, debían permitir, dicen, restablecer el crecimiento y proteger el empleo.
Después de diez años de sacrificios para salvar a los bancos de la bancarrota y absorber el déficit presupuestario del Estado nacional, es normal que el "pueblo" ya no pueda llegar a fin de mes y se sienta indignado al ver a los "ricos" viviendo en la opulencia, mientras que los "pobres" ya no tienen suficiente dinero para llenar la nevera o comprar juguetes para sus hijos en Navidad.
De modo que sí: el Presidente tiene toda la razón al declarar un "estado de emergencia económica y social". Y le es absolutamente necesario que aparezcan nuevos "bomberos sociales" que apaguen el "fuego" de la lucha de clases, ya que las grandes centrales sindicales se han quemado bastante en su esmerado trabajo sucio de sabotaje de las luchas obreras reivindicativas, ayudando así al gobierno y a la patronal a hacer pasar sus ataques a nuestras condiciones de vida. Los "ricos" son aquellos que explotan la fuerza de trabajo de los "pobres" para sacar ganancia, plusvalía y mantener sus privilegios. Así lo explicó Karl Marx claramente en 1848 en el Manifiesto del Partido Comunista [2].
Para salir de la crisis del poder ejecutivo y abrir el "diálogo", "nuestro" Presidente anunció las siguientes medidas: aumento del salario mínimo en 100 euros al mes, anulación del aumento del CSG[3] para los pensionistas que reciben menos de 2.000 euros al mes, exención de impuestos por horas extras. También pidió a los patronos que puedan, que paguen primas de fin de año a sus empleados (también libres de impuestos). "Nuestro Presidente de la República en Marcha"[4] ha dado, por lo tanto, "un paso adelante". La lección que habría que sacar, pues, de todo esto sería que sólo los métodos "modernos" (y no los "anticuados") de lucha de los ciudadanos con "chaleco amarillo" son eficaces y pueden hacer "retroceder" al gobierno.
Por nuestra parte, seguimos siendo "anticuados", convencidos de que las bolas de petanca y otros proyectiles para contrarrestar el bombardeo intensivo de gases lacrimógenos son totalmente ineficaces y sólo pueden contribuir a la escalada de la violencia, al caos social y al fortalecimiento del Estado policial. La lucha de clases proletaria no es una “fronde”[5]. Las principales armas del proletariado siguen siendo su organización y su conciencia. Porque "cuando la teoría se apodera de las masas, se convierte en fuerza material", como también dijo Karl Marx. A diferencia del movimiento de los "chalecos amarillos", nuestra referencia "gala" no es la Revolución Francesa de 1789 (con su guillotina, su bandera tricolor y su himno nacional "anticuado"), sino la Comuna de París[6].
Desde el "sábado negro" del 1º de diciembre, los medios de comunicación nos han ofrecido en directo un verdadero thriller en todas las pantallas de televisión y redes sociales: ¿acabará el "Presidente de los ricos", Emmanuel Macron, "retrocediendo" bajo la presión del movimiento "chalecos amarillos"? ¿Cederá a la determinación de éstos que acampan en rotondas y peajes de autopistas siguiendo las consignas de Eric Drouet, protagonista e iniciador del movimiento?
La marcha de los "chalecos amarillos" por los Campos Elíseos el sábado 1º de diciembre se convirtió en una verdadera guerrilla urbana acabando en motín con alucinantes escenas de violencia bajo el Arco del Triunfo y en las avenidas Kleber y Foch del distrito XVI.
Dos semanas antes, el 17 de noviembre, las llamadas fuerzas del orden no habían dudado ya en lanzar gases lacrimógenos y en atacar a grupos de "ciudadanos", hombres y mujeres de chaleco amarillo, caminando tranquilamente por los Campos Elíseos cantando la Marsellesa y ondeando la bandera tricolor. Estas provocaciones policiales no hicieron más que suscitar la ira de los ciudadanos "chalecos amarillos" contra el ciudadano de traje y corbata del Elíseo. Y así el llamamiento a favor del "Tercer acto" de los "chalecos amarillos" acarreó una especie de emulación entre elementos desclasados del "pueblo" francés. Bandas organizadas de saqueadores profesionales, black-blocs, matones de extrema derecha, "anarcos" y otros misteriosos "casseurs" (“rompedores”) no identificados aprovecharon la oportunidad para sembrar destrozos a mansalva por la que llaman “avenida más hermosa del mundo”.
Pero el cebo que hizo estallar la pólvora fue un error en la "estrategia" del Ministerio del Interior para mantener el orden: el establecimiento de una "zona acotada" en parte de los Campos Elíseos para proteger los barrios ricos. Tras ese "sábado negro", el Ministro del Interior, Christophe Castaner, compungido, reconoció su error: “¡Metimos la pata!” También reconocieron otro error: la falta de movilidad de CRS[7] y gendarmes, completamente abrumados por la situación (a pesar de sus lanzas de agua y los disparos incesantes de lacrimógenas), aterrorizados por la paliza dada a uno de ellos y los proyectiles que recibían. Los medios de comunicación no cesaron de transmitir por las pantallas de televisión, durante toda la semana, esa escena improbable de unos CRS, obligados a retirarse frente a grupos de "chalecos amarillos" alrededor del Arco del Triunfo. Los comentarios grabados, que rara vez fueron difundidos por los medios de comunicación: "El próximo sábado, volveremos con armas", así como la cólera de los comerciantes y residentes de los barrios ricos contra la negligencia de las fuerzas policiales, sí que fueron claramente escuchados por el gobierno y toda la clase política. El peligro de que la República Francesa se sumergiera en el caos social se ha visto reforzado por la voluntad de una parte de la población de los distritos 16º y 8º de defenderse si la policía no fuera capaz de protegerla de la espiral de violencia durante la cuarta "manifestación" de los "chalecos amarillos" prevista para el sábado 8 de diciembre (IVº Acto tras esa consigna pueril de "¡Todos al Elíseo!”).
El acontecimiento más dramático de la crisis del poder ejecutivo es la pérdida de credibilidad del "Estado protector" y de su aparato de "mantenimiento del orden". Esa grieta en el poder macroniano (y la subestimación de la profundidad del descontento que ruge en las entrañas de la sociedad) sólo podría dar alas no sólo a "chalecos amarillos" "radicales", sino también a todos aquellos impacientes de "apalear policías", y prender fuego a todo lo que arde ante la falta de futuro, especialmente entre las generaciones más jóvenes que se enfrentan al desempleo y a la precariedad. Muchos jóvenes que abandonan las universidades con títulos universitarios no encuentran trabajo y se ven obligados a realizar "trabajillos chapuza" para sobrevivir.
Ante el riesgo de perder el control de la situación y de que el gobierno se desbarate, el presidente Macron, tras acudir a comprobar los estropicios y también para “levantar la moral de la tropa” a unos CRS conmocionados por la guerrilla urbana para la que no están muy entrenados, decidió encerrarse en su búnker elíseo para "reflexionar" “mojando”, de paso, a toda la clase política y mandando “al frente” a su primer ministro, Edouard Philippe, respaldado por el ministro del Interior, Christophe Castaner.
Además del ceño fruncido con el que se hizo ver el Presidente más joven de la República Francesa, apareció también como un pusilánime que "se escuda" tras su Primer Ministro, incapaz de salir de su escondrijo para "hablar a su pueblo". Los medios de comunicación difundieron incluso el rumor de que Emmanuel Macron iba a utilizar a Edouard Philippe, o también al Ministro del Interior, como "fusibles", es decir, dimitirlos y que cargaran ellos con los errores de él.
En toda la clase política, después del "sábado negro", fue el desfile contra su chivo expiatorio, Júpiter Macron[8], designado como el único responsable del caos social. El "presidente pirómano" habría encendido la hoguera con su "pecado original": la supresión del impuesto sobre el patrimonio y su actitud arrogante y provocadora. El anuncio de las últimas medidas de austeridad (subida de impuestos sobre el combustible, el gas y la electricidad) habría sido sólo la chispa que prendió fuego al polvorín. De la extrema derecha a la extrema izquierda, todas las camarillas burguesas echando pestes y tratando de quitarse responsabilidades. Todas esas camarillas del aparato político burgués que "han apoyado" el movimiento ciudadano "chalecos amarillos" han abandonado cobardemente al pequeño Presidente, conminándole a que por fin escuchara el grito de un "pueblo" que ya no puede llegar a fin de mes. Algunos han pedido un referéndum, otros la disolución de la Asamblea Nacional. Todos pidieron al Presidente que asumiera su responsabilidad. Los jefes de Estado de otros países (Trump, Erdogan, Putin...) también comenzaron a disparar fuego graneado contra el joven Presidente de la República Francesa colgándole el infamante sambenito ¡de haber reprimido con demasiada dureza a su pueblo!: o sea, ni más ni menos que lo de la paja en ojo ajeno y viga en el propio o viceversa, como diría el otro.
Ya el martes 3 de diciembre, el Primer Ministro anunció tres medidas para salir de la crisis, "apaciguar" la tensión social y evitar la escalada de la violencia: una suspensión de seis meses del impuesto sobre los carburantes, una suspensión de tres meses del aumento del gas y electricidad y una reforma de la inspección técnica de vehículos que, en nombre de la "transición ecológica", mandaba a muchos de ellos al chatarrero. Pero tal "novedad" lo único que logró fue incrementar el cabreo de los trabajadores pobres con chaleco amarillo. No engañaron a nadie: "¡Macron está tratando de jodernos!" "¡Nos toma por tontos!" No faltó ni el PCF para entonar su canción: "¡No somos palomitas a las que se les tiran migajas!" Un incendio no se puede extinguir con cuentagotas (ni con lanzas de agua).
Ante el clamor provocado por semejante "anuncio", el Primer Ministro Edouard Philippe volvió al día siguiente, con notable sangre fría, para dirigirse al "pueblo" francés y anunciar que, finalmente, las subidas de impuestos sobre los carburantes no se suspenderían, sino que simplemente se anularían. Tras el anuncio del último "paso atrás" del gobierno de la “República En Marcha” (la exención de impuestos sobre las horas extras), el, llamémosle, "chaleco verde" Benoit Hamon[9] afirmó que "¡así no salen las cuentas!” Al gobierno no le quedó otro remedio que soltar lastre para "calmar" los ánimos y evitar que la guerrilla urbana en los Campos Elíseos se intensificara aún más, sabiendo además que tal violencia no lograba desprestigiar el movimiento de los "chalecos amarillos".
Desde el "sábado negro", el gobierno ha manejado el palo y la zanahoria. Esas pequeñas concesiones “diplomáticas” han venido acompañadas de una gigantesca matraca mediática sobre el "excepcional" despliegue de la policía para encarar el "IVº Acto" de los "chalecos amarillos" el sábado 8 de diciembre. Para no deteriorar la "democracia" burguesa, el gobierno no prohibió la manifestación. Tampoco se trataba de declarar el estado de emergencia (tal como lo preveían e incluso exigían algunos sectores del sistema político).
Después de haber discutido el "problema" con todos los altos funcionarios encargados de la seguridad interior, el Ministro del Interior trató de tranquilizar a todos anunciando que se había elaborado otra estrategia de orden público en colaboración con el Ministerio de Justicia. La policía debía evitar echarse atrás tanto en la capital, como en el resto del país. No era necesario el estado de emergencia: no había "peligro inminente" para la República.
Lo que ha ocurrido en los barrios ricos de París, los saqueos en particular, se asemejan sobre todo a los disturbios por hambruna, como los de Argentina en 2001, y a los disturbios suburbanos, como los de Francia en 2005. El eslogan "¡Macron dimite!" es de la misma naturaleza que el “¡lárgate ya!”[10] de la primavera árabe de 2011 que circuló por todas las redes sociales. Por eso también hay pancartas con: “Macron dégage!”
El despliegue excepcional de fuerzas de policía no consiguió tranquilizar a nadie, hasta el punto de que el Ministro del Interior tuvo que explicar en televisión que los carros blindados de la gendarmería no son tanques, sino simplemente vehículos destinados a despejar barricadas y proteger a la policía en su misión. El objetivo de tal sistema es evitar que haya muertos ni entre los manifestantes ni entre las fuerzas policiales, lo que no quitó que hubiera cantidad de heridos y 1.723 detenciones (por no hablar de los daños materiales).
El Presidente, por tanto, ha reflexionado mucho con el apoyo de su hermética guardia de "especialistas" y "asesores" y, entre bastidores, con la de todos los "organismos intermedios" y bomberos sociales profesionales que son los sindicatos. La huelga ilimitada de camioneros convocada por la CGT fue cancelada 48 horas más tarde, ya que el Ministro de Transporte garantizó inmediatamente a los camioneros que se mantendría el aumento de las horas extras y eso incluso antes de que se declararan en huelga.
El Presidente de la República se enfrentó a un "rompecabezas". Al verse obligado a soltar lastre (¡demasiado tarde!) ante el "clamor del pueblo", ha acabado abriendo la caja de Pandora: todo el "pueblo" corría el riesgo de movilizarse, como hemos visto con las manifestaciones masivas de estudiantes de bachillerato (sin "chalecos amarillos" ni banderas tricolores) en contra de la reforma del examen de bachiller y el Parcours Sup[11]. Y si Emmanuel Macron seguía negándose a ceder, corría el riesgo de enfrentar una marea de "chalecos amarillos" exigiendo su dimisión.
¿Cómo cerrará el gobierno la caja de Pandora? El gobierno se ha enfrentado a otro dilema que ha tenido que resolver rápidamente para contener el peligro de una espiral de violencia, con muertes, durante la manifestación del 8 de diciembre. Después de los ataques a CRS obligados a retroceder ante el Arco del Triunfo, la prioridad era demostrar que "la fuerza pertenece a la ley" y restaurar la credibilidad del Estado "protector" y garante de la "unidad nacional". El gobierno de Macron no podía correr el riesgo de hacer aparecer al Estado democrático francés como una república bananera propia del "tercer mundo" que sólo se mantiene gracias a juntas militares u otros gobiernos duros en el poder.
Esa fijación en el "día D" y el problema de la violencia debía permitir al gobierno no "retroceder" en una de las cuestiones centrales: la de los aumentos salariales. Sobre todo, el "Presidente de los ricos" se mantuvo "firme ante la adversidad" sobre el asunto de la supresión del impuesto sobre el patrimonio, una supresión que se ha vivido como una gran injusticia. Ni hablar de ponerse a "deshilvanar lo que hemos hecho durante 18 meses", según sus propias palabras transmitidas por los medios de comunicación.
Esto permitió, en vísperas del día "D", que Marine Le Pen hiciera una nueva declaración para hablar una vez más de Macron, "ese hombre" cuya función "desencarnada" demuestra que está "desprovisto de toda empatía por el pueblo". Típica hipocresía de esa gente. Ningún jefe de Estado tiene "empatía por el pueblo". Si la Madame Le Pen (que aspira a convertirse un día en "jefa de Estado") tuviera tal "empatía por el pueblo", ¿por qué dijo urbi et orbi (es decir en la televisión) que no era favorable al aumento del salario mínimo para no penalizar a los pequeños empresarios de las PYME (que son una buena parte de su clientela electoral)? Todos esos partidos burgueses que apoyan a los "chalecos amarillos", centrando toda la atención en la detestable personalidad de Macron, quieren que nos creamos que el capitalismo está personificado por tal o cual individuo cuando se trata de un sistema económico mundial que debe ser destruido. Esto, evidentemente, no ocurrirá en dos días, dado el camino que queda por recorrer (no creemos en el mito del "gran día"). La renuncia de Macron y su sustitución por otro “tele títere” no cambiaría en nada la creciente miseria de los proletarios. La pobreza no hará sino empeorar en medio de las cada vez mayores sacudidas de una interminable crisis económica mundial sin salida.
Lo que tenía que pasarle obligatoriamente al movimiento interclasista "chalecos amarillos" es la fractura entre "extremistas" y "moderados". Eric Drouet, el iniciador del movimiento en las redes sociales, pensó que podría montar una obra de teatro con sus sucesivos "actos". Invitado a los platós de televisión, afirmó claramente que su llamada al "IVº Acto" del sábado 8 de diciembre tenía por objeto impulsar a los "chalecos amarillos" a acudir ante el Palacio del Elíseo a verse las caras con el "Rey" Macron. Ese pequeño aventurero megalómano tal vez imaginó que los "chalecos amarillos" podrían enfrentarse a la Guardia Republicana que protege el palacio presidencial. Como si el Elíseo fuera “la casa de Tócame Roque” o un chamizo sin portero ni código digital… El “Rey” iba a darle la réplica al líder de los “sansculottes”[12]: en vísperas de la manifestación del 8 de diciembre, se informó de que este joven camionero iba a ser objeto de una investigación judicial por "inducción a cometer un delito"… que podría costarle cinco años de cárcel. Los métodos aventureros y activistas de Eric Drouet (y sus "amigos virtuales") son típicos de la pequeña burguesía. Revelan la desesperación de las capas sociales "intermedias" (situadas entre las dos clases fundamentales de la sociedad: la burguesía y el proletariado) afectadas también por el empobrecimiento.
El gobierno también ha intentado recuperar el control de la situación mediante la creación de un colectivo de "chalecos amarillos libres" que se han distinguido de los "radicales" agrupados tras el estandarte del "mal ciudadano" Eric Drouet. Los tres principales representantes del "colectivo" de chalecos amarillos "moderados" se han desolidarizado de sus "camaradas" después del "sábado negro". ¿Quiénes son las tres nuevas estrellas en "chaleco amarillo"?
-Un maestro herrero, Christophe Chalençon, quien había pedido la dimisión del Gobierno, proponiendo que se nombrara al general De Villiers[13] Primer Ministro. Eso, después de haber anunciado en Facebook, el 28 de junio de 2015, que estaba en contra de los inmigrantes y que había pensado entrar en el Frente Nacional de los Le Pen, antes de hacerse "macronista" y acabar siendo candidato sin suerte en las últimas legislativas!
- una mujer, Jacline Mouraud, hipnoterapeuta liberal y acordeonista;
- un dinámico ejecutivo próximo a la extrema derecha, Benjamin Cauchy.
Estos "chalecos amarillos libres" se han hecho más papistas que el Papa (o más realistas que el rey siguiendo el símil). Aun cuando el gobierno no había prohibido la manifestación del 8 de diciembre en París, ese autoproclamado triunvirato pidió a los "chalecos amarillos" que no participaran en ella…¡para no seguirle el juego al poder ejecutivo! Esos tres portavoces del movimiento han sido recibidos (junto con otros cuatro) por el Primer Ministro como interlocutores privilegiados de los "chalecos amarillos libres". Enseñaron pata blanca de "buenos ciudadanos", responsables, abiertos al diálogo y dispuestos a trabajar con el gobierno para "poder intercambiar pareceres". Como dijo Jacline Mouraud tras su encuentro con Edouard Philippe en Matignon: el Primer Ministro "nos ha escuchado, ha reconocido que el gobierno cometió errores y hemos podido hablar de todo".
También vimos en la televisión, después del "sábado negro", a "chalecos amarillos" que decían querer proteger a los CRS contra los "destructores". ¡Es el mundo al revés! En las pantallas de televisión también se emitió el lamentable espectáculo de un grupo de "chalecos amarillos", ofreciendo croissants a la comisaría de Fréjus y a la gendarmería en plan arrumacos con las fuerzas del orden. El gendarme que los recibió se quedó de una pieza al escuchar a los "chalecos amarillos", como chiquillos arrepentidos, disculparse por la violencia del "sábado negro": "nos habría encantado que hubieran estado ustedes con nosotros, pero como eso no es posible, queríamos decirles (con croissants) que estamos con ustedes y que también estamos luchando por ustedes". Que en un movimiento social, los manifestantes intenten desmoralizar a las fuerzas represivas, o incluso pedirles que se cambien de lado, es de lo más legítimo, como lo confirman muchos ejemplos en la historia. ¡Pero nunca hemos visto a los reprimidos pedir disculpas a los represores! ¿Se ha disculpado la policía alguna vez por las múltiples barbaridades que ha cometido, como cuando hirió de gravedad al joven de que hablamos antes, por no recordar de la muerte de dos chavales, origen de la revuelta en los suburbios en el otoño de 2005?
Es esa brutalidad policial la que alimenta el odio al policía y el ansia de los adolescentes de acudir a "machacar policías", prendiendo fuego no sólo a la basura sino también a las escuelas. Esos disturbios de la desesperanza contienen la idea de que "no tiene sentido ir a la escuela" para poder tener un trabajo, ya que papá está desempleado y mamá tiene que hacer limpiezas para meter algo en la olla y untar un poco de mantequilla. En algunos barrios populares de París sigue desarrollándose un mercado paralelo con todo tipo de tráfico a pequeña escala, robos y ahora saqueos de tiendas. Por no hablar de unos niños migrantes que viven en la calle en el gueto de la Goutte d'Or (¡que así se llama!) del distrito 18 de París, sin familia, sin poder ir a la escuela y que son verdaderos "delincuentes" (pero, por mucho que lo afirmara el ex presidente Nicolas Sarkozy eso no es "genético").
Mientras algunos sectores de la pequeña burguesía empobrecida se lanzan a actos de violencia, otros se han puesto ahora firmes con el índice en la costura del pantalón. Al final, en las circunstancias actuales, esa capa social intermedia, inestable y oportunista, no se inclinará del lado del proletariado, como ha podido ocurrir en otros momentos de la Historia, sino del lado de la gran burguesía.
Precisamente porque el movimiento "chaleco amarillo" es interclasista, ha sido infiltrado no sólo por el veneno ideológico del nacionalismo patriotero, sino también por el hedor de la ideología populista antiinmigrante. En efecto, en medio de la lista estilo “cajón de sastre” de “42 reivindicaciones” de los "chalecos amarillos" está la de ¡la deportación de los inmigrantes ilegales a las fronteras! Por eso "nuestro" Presidente se permitió en su discurso del 10 de diciembre ofrecer un regalito a los "chalecos amarillos" miembros o simpatizantes del Rassemblement National (algo así como Concentración Nacional, el ex-FN) de Marine Le Pen planteando el tema de la inmigración (ese partido, además, ha ganado un 4% en las encuestas desde el inicio del movimiento).
Esta "revuelta popular" de todos esos "pobres" de la "Francia trabajadora" a los que le es imposible "llegar a fin de mes" no es, como tal, un movimiento proletario, por mucha composición "sociológica" que se analice. La gran mayoría de "chalecos amarillos" son, en efecto, trabajadores asalariados, explotados, precarios, algunos de los cuales ni siquiera perciben el salario mínimo (por no hablar de los pensionistas que ni siquiera tienen derecho al “mínimo de vejez”). Viven en zonas periurbanas o rurales, sin transporte público para ir a trabajar o para acompañar a sus hijos a la escuela; a esos trabajadores pobres no les queda otro remedio que el coche particular. Fueron, por lo tanto, los primeros en verse afectados por el aumento de los impuestos sobre los carburantes y la reforma de la inspección técnica de vehículos.
Esos sectores minoritarios y dispersos del proletariado en las zonas rurales y periféricas no tienen experiencia de la lucha de clases. La gran mayoría de ellos son "manifestantes primerizos" que nunca han tenido la oportunidad de participar en huelgas, asambleas generales o manifestaciones callejeras. Por eso, su primera experiencia de manifestaciones en grandes concentraciones urbanas, en particular en París, consistió en un movimiento de muchedumbre desorganizada, vagando a ciegas sin brújula y descubriendo por primera vez in vivo a las fuerzas policiales con sus granadas lacrimógenas, sus lanzas de agua, sus lanzas pelotas y sus tanques de gendarmería. También deberían haber visto a un francotirador armado con un rifle de mira telescópica apostado en un tejado el "sábado negro"… (imagen emitida por la agencia Reuters)
La explosión perfectamente legítima de cólera de los "chalecos amarillos" contra la miseria de sus condiciones de vida se ha sumido en un conglomerado interclasista de individuos-ciudadanos supuestamente libres. Su rechazo a las "élites" y a la política "en general" los hace particularmente vulnerables a la infiltración de las ideologías más reaccionarias, incluida la de la extrema derecha xenófoba. La historia del siglo XX ha demostrado ampliamente que fueron las capas sociales "intermedias" (entre la burguesía y el proletariado), especialmente la pequeña burguesía, las que le hicieron la cama a los regímenes fascista y nazi (con el apoyo de bandas de lumpen, henchidas de odio y vengativas, cegadas por prejuicios y supersticiones que se remontan a la noche de los tiempos).
Sólo en situaciones de luchas masivas y pre-revolucionarias, en las que el proletariado se afirma abiertamente en la escena social como clase autónoma e independiente, con sus propios métodos de lucha y organización, su propia cultura de clase y moral, la pequeña burguesía (e incluso algunos elementos ilustrados de la burguesía) puede abandonar su culto al individualismo y al "ciudadano", perder su carácter reaccionario al unirse tras la perspectiva del proletariado, la única clase en la sociedad capaz de ofrecer un futuro a la especie humana.
El movimiento de los "chalecos amarillos", por su naturaleza interclasista, no puede desembocar en perspectiva alguna. Sólo podía tomar la forma de una revuelta desesperada por las calles de la capital antes de quebrarse en diferentes tendencias, las de los radicales, los "amigos" de Eric Drouet, y las de los moderados del "colectivo de chalecos amarillos libres". Vestidos con el chaleco amarillo, los proletarios, al ponerse tras las consignas de la pequeña burguesía, están acabando por ser los tontos útiles de la farsa (o los cornudos de la historia, cuyo color es también el amarillo). No querían representantes que negociaran a sus espaldas con el gobierno (algo que siempre han hecho los sindicatos): el gobierno rechazó cualquier grabación de conversaciones con los "portavoces" de los "chalecos amarillos".
Ahora tienen representantes (a quienes no eligieron): en particular ese "colectivo de chalecos amarillos libres". Este movimiento informal y no organizado, iniciado por las redes sociales, comenzó a estructurarse después del 1º de diciembre. Los principales representantes autoproclamados de este movimiento supuestamente apolítico han considerado la posibilidad de presentar una lista para las elecciones europeas. ¡Ahí está la pequeña burguesía en "chaleco amarillo" que sueña con jugar en el patio de los mayores!
Incluso antes del retorno del "orden público", el propio Emmanuel Macron propuso la idea de organizar conferencias "pedagógicas" en las regiones sobre la "transición ecológica". Los ciudadanos de los "territorios" podrán aportar sus ideas a semejante debate democrático, que debería contribuir a poner la República “en marcha”, tras un período de "bloqueo" del poder ejecutivo. El tal movimiento ciudadano apolítico está plagado de sindicalistas, miembros de organizaciones políticas y de todo tipo de individuos poco claros. Cualquier persona puede usar el chaleco amarillo (incluidos los “casseurs”). La mayoría de los ciudadanos con "chaleco amarillo" son clientela electoral de Jean-Luc Mélenchon y Marine Le Pen. Por no hablar de los trotskistas, especialmente el NPA de Olivier Besancenot y Lutte ouvrière. Estas organizaciones trotskistas siempre nos cuentan la misma fábula: "Hay que sacar el dinero de los bolsillos de los ricos". ¡El proletariado no es una clase de carteristas! El dinero en los "bolsillos de los ricos" es el resultado de la explotación del trabajo de los "pobres", es decir, de los proletarios. No se trata de "afanarles la cartera" a los ricos, sino de luchar hoy para limitar el verdadero robo que es la explotación capitalista y, al hacerlo, reunir las fuerzas para abolir la explotación del hombre por el hombre.
Durante la “Marcha por el clima” en París, el 8 de diciembre, muchos "chalecos amarillos" se mezclaron con "chalecos verdes" con la conciencia, sobre todo entre los jóvenes manifestantes, de que "el fin de mes y el fin del mundo, ambos, están relacionados". En la marcha de los "chalecos amarillos", algunos decidieron prender fuego a sus chalecos y a sus documentos electorales. Es cierto que los difíciles fines de mes y el fin del mundo están relacionados, son dos caras de la misma realidad, la de un sistema que se basa en las ganancias de una pequeña minoría y no en las necesidades de la especie humana.
¡Después del “sábado negro”, un sindicato de la policía nacional amenazó con una “huelga ilimitada” de agentes de policía que también quieren vestirse con el uniforme… amarillo! El sueldo no les llega a fin de mes y están hartos de los "ritmos infernales", del agotamiento por estrés y del miedo a que una bola de petanca les rompa la crisma. De modo que el gobierno ha tenido que sacar fondos para ofrecer un aguinaldo navideño a los CRS y demás categorías profesionales encargadas de mantener el orden. El gobierno tendrá que crear nuevos puestos de trabajo en ese sector totalmente improductivo y, por lo tanto, aumentar aún más los déficits, en un intento por mantener el orden en una sociedad en plena descomposición en la que las divisiones sociales no harán sino empeorar con el deterioro de las condiciones de vida y por lo tanto el aumento de la represión. Y todo el mundo sabe que los policías “galos” no se andan con finuras: primero reparten caña y luego "discuten".
Lo que preocupaba al gobierno y a toda la clase burguesa era el hecho de que, a pesar del estallido de violencia de los vándalos de chaleco amarillo durante el "sábado negro", el índice de popularidad del movimiento no disminuyó: tras el 1º de diciembre, las encuestas anunciaron que el 72% de la población francesa seguía apoyando a los "chalecos amarillos" (aunque el 80% condene la violencia y sólo el 34% los comprenda). Los "chalecos amarillos" se han convertido incluso en estrella mundial: en Bélgica, Alemania, Holanda, Bulgaria e incluso Irak, en Basora, algunos ya se han puesto el chaleco amarillo. El gobierno egipcio, por su parte, ha decidido restringir la venta de chalecos amarillos por miedo a la "contaminación"; para comprarse uno, hay que pedir permiso a la policía.
Esta popularidad se debe esencialmente a que toda la clase obrera, que constituye la mayoría del "pueblo", comparte la cólera, la indignación y las exigencias económicas de los "chalecos amarillos" contra el elevado coste de la vida, contra la injusticia social y fiscal. Después de haber hecho sus prácticas con el ex presidente de izquierda François Hollande, “nuestro” Presidente de la República se sacó de la manga, con esa jerga hipócrita típica de ese mundillo del poder[14], una peregrina teoría totalmente incomprensible para el "pueblo": la teoría de la “escorrentía” o de la filtración hacia abajo. Según tal "teoría", cuanto más dinero tienen los "ricos", más pueden hacer que "fluya" hacia abajo, hacia los "pobres". Parece más un argumento de dama de la caridad, esas señoronas que tienen sus pobres que acuden a beneficiarse de generosidad de ellas cuando sacan un poquitín de calderilla del bolso. Lo que se olvidan de decir los teóricos de la “escorrentía” es que la riqueza de los ricos no cae del cielo. Viene de la explotación de los proletarios.
Esa “teoría” macronista se materializó en la supresión del ISF (impuesto sobre el patrimonio): tal regalo fiscal iba a permitir a los "ricos" (de hecho, a la gran burguesía) utilizar el dinero que les devolvía para que inviertan y así, en última instancia, creen puestos de trabajo, reduzcan el desempleo y, por lo tanto, beneficien a los proletarios. Así que si se suprimió el ISF lo ha sido ¡en interés de la clase obrera! Los "pobres" en chaleco amarillo lo han entendido perfectamente, a pesar de su "analfabetismo" de "galos refractarios": lo que el macronismo pretende es "joderlos" (como dijo un jubilado “chaleco amarillo” entrevistado por televisión). En espera de que la supresión del ISF beneficie a los proletarios, hay que pedirles que se aprieten el cinturón mientras la clase capitalista sigue revolcándose en el lujo. No es de extrañar que pudiera leerse, en una pancarta, en la manifestación del 8 de diciembre: "Nosotros también queremos pagar el ISF! ¡Devuelve el dinero!"
A pesar de la cólera general de todo el "pueblo" de la "Francia trabajadora", la gran mayoría de los proletarios no quieren unirse a los "chalecos amarillos" aunque sientan simpatía por su movilización. No se reconocen en los métodos de lucha de un movimiento apoyado por Marine Le Pen y toda la derecha. No se reconocen en la violencia vandálica de los black blocks, las amenazas de muerte, la mentalidad de pogromo, los ataques verbales xenófobos y homófobos de algunos "chalecos amarillos".
La popularidad de este movimiento, incluso después de la violencia del "sábado negro", es indicativa de la inmensa cólera que está rugiendo en las entrañas de la sociedad. Pero, por el momento, la gran mayoría de los proletarios (trabajadores de la industria, del transporte o de la gran distribución, de la salud o la educación, pequeños funcionarios de las administraciones o de servicios sociales...) siguen paralizados por la dificultad de recuperar su identidad de clase, es decir, la conciencia de que pertenecen a una misma clase social que sufre la misma explotación. La gran mayoría está harta de "jornadas de acción" estériles, de manifestaciones-procesión convocadas por los sindicatos y demás huelgas “intermitentes”, como la de los ferroviarios de la primavera pasada. Mientras el proletariado no haya vuelto a encontrar el camino de su lucha y no haya afirmado su independencia como clase autónoma, mientras no haya desarrollado su conciencia, la sociedad seguirá hundiéndose en el caos. Sólo puede seguir pudriéndose en un desencadenamiento bestial de violencia.
El movimiento interclasista "chalecos amarillos" ha revelado abiertamente un peligro que también le espera al proletariado en Francia como en otros países: el ascenso del populismo de extrema derecha. Este movimiento "chalecos amarillos" no puede sino favorecer un nuevo impulso electoral, sobre todo en las próximas elecciones europeas, del partido de Marine Le Pen, principal y primer partidario del movimiento. Esa abogada defiende la causa del "proteccionismo hexagonal": las fronteras deben cerrarse a las mercancías extranjeras y especialmente a los "extranjeros" de piel oscura que huyen de la pobreza absoluta y de la barbarie bélica de sus países de origen. El partido de Marine Le Pen ya había anunciado que para aumentar el poder adquisitivo de los franceses, el gobierno debe "ahorrar" en inmigración. El partido Rassemblement national tendrá a su disposición otro “argumento” en su repulsa hacia los inmigrantes: nuestro "pueblo" que no puede llegar a fin de mes "no puede acoger a toda la miseria del mundo" (como dijo el Primer Ministro socialista Michel Rocard en 1989…)
Ataques verbales xenófobos, denuncia ante las fuerzas policiales a inmigrantes ilegales escondidos en un camión cisterna (“¡porque será una vez más con nuestros impuestos con lo que se pagará a estos cabrones!”, como finamente dijo un "chaleco amarillo"), la reivindicación de algunos "chalecos amarillos" de poner a los inmigrantes ilegales fuera de "nuestras" fronteras, ¡no debe ser minimizada! La empatía que todos sienten por este movimiento social no debe cegar al proletariado y a sus elementos más lúcidos.
Para poder recuperar su identidad de clase y el camino de su propia perspectiva revolucionaria, el proletariado en Francia, como en todas partes, no debe pisotear (o enterrar bajo la bandera tricolor) la antigua consigna “trasnochada” del movimiento obrero: "Los proletarios no tienen patria. ¡Proletarios de todos los países, uníos!".
En la atmósfera de violencia e histeria nacionalista que ha contaminado el clima social en Francia, quizás haya surgido algún destello después del "sábado negro". Ese pequeño resplandor fue el de los estudiantes pobres, obligados a realizar trabajos a salto de mata, quienes lo hicieron brillar exigiendo, en sus movilizaciones y asambleas generales, que se retire el incremento de las matrículas para sus compañeros extranjeros que no pertenecen a la Comunidad Europea. En la universidad parisina de Tolbiac, un cartel decía: "¡Solidaridad con los extranjeros!". Esta consigna, contra la marea nacionalista de los "chalecos amarillos", muestra al proletariado el camino del futuro.
Fue gracias a su "buzón de sugerencias" con lo que los estudiantes que luchaban contra el “Contrato de Primer Empleo” del gobierno de Dominique de Villepin, pudieron, en 2006, redescubrir espontáneamente los métodos del proletariado. Se organizaron para no ser atacados por los “rompedores” de los suburbios. Se negaron a dejarse atrapar en la espiral de violencia que sólo puede reforzar el orden del Terror[15].
Ante el peligro de caos social en el corazón de Europa, hoy más que nunca, el futuro pertenece a la lucha de clases de las nuevas generaciones de proletarios. Corresponde a estas nuevas generaciones recoger la antorcha de la lucha histórica de la clase explotada, la que produce toda la riqueza de la sociedad. No sólo las riquezas materiales, sino también las riquezas culturales. Como dijo Rosa Luxemburgo, la lucha del proletariado no es sólo una cuestión de "cuchillos y tenedores" para llenar los estómagos.
Los proletarios en Francia dejaron hace mucho de ser "sansculottes". Deben seguir dando ejemplo a todos sus compañeros de clase de otros países, como hicieron sus antepasados durante los días de junio de 1848, durante la Comuna de París de 1871 y en Mayo de 1968. Es la única manera de recuperar su dignidad, de seguir caminando erguidos para mirar lejos, y no a gatas como las bestias enfurecidas que nos quieren imponer la ley de la selva.
Ante el peligro de caos social causado por la "unión sagrada" de todos los explotadores y “rompedores”:
¡Proletarios de todos los países, uníos!
Marianne, 10 de diciembre de 2018
[1] “gaulois”: “galo” es la referencia mítica y romántica del ultranacionalismo francés (cierto es que las historietas de Asterix la han hecho más popular). Los galos, con Vercingétorix, forman parte de esos héroes anteriores a las naciones modernas o con pretensiones de serlo que sirven para justificar en las mentes de sus ciudadanos su “inmortalidad esencial” frente a toda idea de su caducidad como organización social.
[2] https://www.marxists.org/espanol/m-e/1840s/48-manif.htm [110] Véase el capítulo: “Burgueses y proletarios».
[3] Contribución Social Generalizada, un impuesto que se añadió al de la renta en los años 90 por un gobierno socialista para, decían, financiar la seguridad social. En realidad, un impuesto más, cada vez más importante y que a Macron se le ocurrió aumentar a los “inactivos” (los jubilados).
[4] El partido creado por y para Macron en 2016 se llama “La República en Marcha”
[5] Juego de palabras entre “La Fronde”, revuelta multiforme del s. XVII a causa de la presión fiscal y las hambrunas en Francia y “fronde”, “honda” para lanzar piedras.
[6] Para comprender qué fue La Comuna de París se puede consultar La Guerra Civil en Francia, documento adoptado por la Primera Internacional en 1871, https://www.marxists.org/espanol/m-e/1870s/gcfran/index.htm [939] ; ver también, Lecciones de la Comuna de París, /content/4164/lecciones-de-la-comuna-de-paris [1673]
[7] Compañías Republicanas de Seguridad, especializadas en la represión de manifestaciones, conocidas por sus técnicas represivas y su brutalidad. A los individuos que las forman se les llama CRS.
[8] Fue el propio Macron quien dijo que iba a ser un presidente “jupiteriano”, mandando rayos y truenos desde las alturas de su Olimpo para acelerar las reformas del país, pasando por encima de los “cuerpos intermedios” que las frenan.
[9] Fue el candidato del Partido Socialista francés en las elecciones de 2017. El resultado que obtuvo rubricó la caída abisal de ese partido (no llegó al 5%). Se salió del PS y fundó un nuevo movimiento de izquierdas rosa-verde…Dicho sea de paso, su contrincante en las primarias del PS era Valls, el cual prometió que cumpliría el pacto de apoyo mutuo al ganador, Hamon. En realidad, se apuntó de inmediato a la sopa macroniana. Ahora se ve que se ha apuntado a candidato en Barcelona.
[10] Esa consigna surgió en Túnez “dégage!” (¡lárgate!), en francés y de ahí el neologismo en francés “dégagisme”
[11] Sistema informático de selección de acceso a la universidad, acusado de desfavorecer a los ya desfavorecidos por su origen y lugar.
[12] Durante estos episodios de los “chalecos” no han cesado las referencias a la Revolución Francesa con mesas redondas donde se mezclan políticos, “chalecos” e historiadores para hacer comparaciones de lo más superficial entre finales del s. XVIII y hoy, los “chalecos amarillos” haciendo de “pueblo sans culottes” (o sea los revolucionarios con pantalón y no con calzones como los aristócratas) y Macron haciendo de Luís XVI. Los “sansculottes” eran la punta de lanza de la revolución burguesa, mientras que las capas pequeñoburguesas actuales no tienen ningún porvenir.
[13] Para tipos como esos tres, esa ridícula propuesta no es absurda. Ese general era el más alto mando militar del ejército. En año pasado se quejó públicamente por los presupuestos militares. Macron lo aprovechó para fulminarlo públicamente y asentar así su imagen de mandamás. El tal De Villiers pertenece a una familia de extrema derecha.
[14] En Francia la llaman “langue de bois”, lengua de madera.
[15] Ver las Tesis sobre el movimiento de estudiantes de la primavera en Francia de 2006, https://es.internationalism.org/revista-internacional/200606/964/tesis-sobre-el-movimiento-de-los-estudiantes-de-la-primavera-de-200 [596]
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``El Presidente Trump afirmó el viernes que ya se están preparando nuevos aranceles sobre bienes chinos por valor de 267 mil millones de dólares, y que podrían implementarse en poco tiempo, reafirmando así sus amenazas y postergando el fin previsible de la cada vez mayor disputa comercial. En su viaje a Fargo, N.D., a bordo del Air Force One, Mr. Trump aseguró que los aranceles se sumarían a los que ya ha estado preparando la administración por valor de otros 200 mil millones de dólares, afirmando que 'se aplicarían muy pronto, dependiendo del curso de los acontecimientos'´´. Wall Street Journal, 8/9/18
En esa misma página se puede ver un vídeo que especula sobre cómo podrían contraatacar los chinos[1]. La administración de Trump ha anunciado a su vez la aplicación de grandes tarifas arancelarias a las importaciones desde la Unión Europea – descrita por Trump en su reciente visita a Europa como una ''rival'' – e incluso contra sus vecinos y socios de la así llamada Asociación de Libre Comercio de Norteamérica: México y Canadá.
El espectro de una creciente guerra comercial se cierne sobre el capitalismo. Esto podría parecer difícil de entender en un periodo en el que la producción es tan global como nunca lo ha sido, y el ''libre movimiento de trabajo y capital'' ha sido casi un credo incuestionable de los economistas y líderes políticos mundiales durante décadas. Pero es precisamente esa contradicción inherente, entre el impulso del capital por conquistar el planeta y el marco limitador del Estado nacional, lo que está detrás de esta nueva ola de proteccionismo.
En los Grundrisse, Marx nos proporciona una clave para entender por qué el Estado nacional, como expresión política de las relaciones sociales capitalistas, se acaba convirtiendo en una traba al desarrollo mundial de las fuerzas productivas: ''la universalidad hacia la que (el capital) se impulsa tan irresistiblemente, encuentra barreras en su propia naturaleza, lo que en un determinado estadio de su desarrollo permitirá que se le reconozca como el mayor obstáculo a esta tendencia, y llevará así a su propia superación´´[2].En 1916, en medio de la expresión más clara de este obstáculo – la Primera guerra mundial imperialista – Trotsky pudo ser más preciso: ``El Estado nacional se ha superado a sí mismo – como marco para el desarrollo de las fuerzas productivas, como base para la lucha de clases, y específicamente como la forma estatal de la dictadura del proletariado´´ (Nashe Slovo, 4 de febrero de 1916).
La supervivencia misma del Estado nacional se había convertido en un elemento añadido a las contradicciones crecientes del capital, tanto a nivel económico como militar.
Estas contradicciones se han acentuado durante los últimos 100 años a pesar de todos los esfuerzos de la burguesía por contenerlos. En los años 30, la respuesta proteccionista de EEUU a la depresión, junto al ascenso de las economías de guerra fascista y estalinista, profundizaron la crisis mundial de sobreproducción al restringir aún más el mercado mundial. Afortunadamente para la burguesía, pero trágicamente para la humanidad, el capitalismo se enfrentaba a una clase obrera derrotada, y pudo ''resolver'' el problema mediante una gigantesca movilización militar y la subsiguiente reorganización del mercado mundial.
El orden mundial post-1945 estaba, en parte, basado en el reconocimiento de los límites que debían ser impuestos a la competencia nacional. Formalmente, esto quedó expresado en el establecimiento de la Organización de las Naciones Unidas, pero en realidad, la esencia de este sistema estaba en la formación de los dos bloques fundados en la regla de la subordinación de los aliados de cada bloque a un país líder. Así, al estar cada bloque enfrentado a su rival, se contenía la amenaza permanente de una guerra nuclear y un conflicto interminable en la periferia de cada bloque, asegurando al mismo tiempo una cierta disciplina en estos conflictos; al mismo tiempo, combinado con la gestión económica keynesiana y una verdadera expansión a nuevas áreas, siguiendo la estela de la desintegración de viejos imperios como el británico y el francés, hubo margen para una cierta estabilidad y desarrollo económico.
La crisis de esta fase del capitalismo de Estado se manifestó primeramente a nivel económico: ''estanflación'' [alta inflación, alto desempleo y demanda estancada] y la aparición abierta del desempleo a finales de los años 60. Los críticos de lo que llamaban ''socialismo'' o ''economía mixta'' decían que la gestión estatal directa obstruía el funcionamiento libre de las fuerzas del mercado (y había de hecho cierta verdad en esto, como apuntamos en nuestras tesis sobre la crisis del bloque del Este[3]). El nuevo enfoque del que fueron pioneros Thatcher y Reagan, entre otros, recibió el nombre de neoliberalismo porque se presentaba como una vuelta al laissez-faire del siglo XIX; en realidad, como insistimos siempre, era una nueva versión de capitalismo de Estado (el término alemán ''ordo-liberalismo'' es quizás una descripción más honesta) dirigido por un Estado central cada vez más represivo.
El rostro internacional del neoliberalismo es la ''globalización'', que empezó a ser un término común en los años 90, es decir, tras el colapso del bloque del Este. Hay una profunda falsedad en este concepto, basado en el argumento de que el capitalismo solo había pasado a una realidad global tras la desaparición de los países ''socialistas'': en realidad, los regímenes estalinistas fueron una forma particular del sistema capitalista mundial. No obstante, la desaparición del modelo autárquico del bloque del Este hizo posible una verdadera expansión económica: no tanto en los antiguos países miembros del bloque ruso como hacia áreas como la India, China, el sureste asiático, etc. Esta expansión tenía una serie de elementos subyacentes: el desarrollo tecnológico que permitió una circulación de capital mucho más rápida y una reorganización de las redes industriales globales; una dimensión económica más directa, en la que el capital era capaz de penetrar en nuevas áreas extra -capitalistas y hacer uso de fuerza de trabajo mucho más barata, mientras que al mismo tiempo podía obtener beneficios gigantescos hinchando el sector financiero; y también un elemento social, debido a la dispersión de las concentraciones industriales de los países capitalistas más ''viejos'', impulsados a la caza de nuevas fuentes de ingresos, que también tuvo el efecto de atomizar antiguos centros de militancia de clase.
Este nuevo orden mundial posGuerra Fría mantuvo su cohesión bajo la égida de los Estados Unidos, a pesar de la erosión cada vez mayor de la dominación estadounidense en el tablero imperialista, especialmente al calor de los acontecimientos en Oriente Medio. Los organismos internacionales creados en el periodo anterior (FMI, Banco Mundial, OMC) sobrevivieron y estaban todavía liderados por EEUU, que toleró la existencia de bloques comerciales rivales como la UE a fuerza de necesidad. .
Sin embargo, este nuevo orden también correspondía a una descomposición avanzada de la sociedad capitalista, creando poderosas fuerzas centrífugas que tendían a socavar el Estado y las estructuras interestatales de la clase dominante. La descomposición no solo enfrenta a las naciones en un creciente todos contra todos, sino que además acelera la desintegración de las naciones, empezando por los ''Estados fallidos'' de la periferia mundial que, no obstante, empiezan a difundirse al centro (véase la crisis catalana en España o incluso la deriva independentista escocesa en Gran Bretaña). A nivel político, estas tendencias son terreno abonado para el crecimiento del populismo, una forma de reacción contra los partidos e instituciones vinculados al orden mundial ''neoliberal'' que ha supervisado el aumento masivo de la desigualdad, la ruina de regiones enteras de producción tradicionales y una creciente incapacidad para lidiar con los problemas planteados por la crisis de los refugiados y el reflujo del terrorismo en los centros del capitalismo. Estos últimos acontecimientos han sido en gran medida los resultados indeseados de las guerras imperialistas en Oriente Medio y otros lugares – a su vez producto de los esfuerzos de EEUU por preservar su hegemonía mundial mediante la aplicación de su incuestionable superioridad militar.
A nivel económico, el crecimiento del populismo puede vincularse a la crisis financiera de 2008, que fue la primera señal importante de los límites del nuevo orden mundial económico y su cada vez mayor adicción a la especulación y la deuda. La fragilidad de la ''recuperación'' desde 2008 se puede medir por el hecho de que la mayoría de los remedios adoptados por los Estados capitalistas se han basado, básicamente, en la misma política que llevó a la crisis en primer lugar: rescates, financiados por el Estado, de los centros de especulación globales – los grandes bancos, la impresión de dinero... e incluso una recurrencia todavía mayor a la deuda. Incluso China, que se había presentado como la nueva fábrica del mundo, una región donde la producción real es la base de la economía, se encuentra ahora enfrentada a una crisis de deuda que amenaza sus grandes ambiciones económicas e imperialistas[4].
De este modo, el ascenso del populismo expresa un intento por alejarse del orden ''globalizado'' y retirarse tras las fronteras nacionales, incrementando la combinación de medidas sociales neo-keynesianas con políticas de exclusión atroces. La mayoría de estas políticas son anatema para el sentido común de los portavoces de la globalización, como vimos en la reacción de una larga lista de expertos económicos a los últimos movimientos de la guerra comercial de Trump, recordando las lecciones del fracaso absoluto de políticas similares en los años 30[5].
Ha habido verdaderos contraataques al brote populista por parte de los defensores del viejo orden (la victoria de Macron, las investigaciones contra Trump en EEUU y la respuesta unitaria de Europa a sus tarifas arancelarias, etc.), pero el brote populista continúa creciendo y teniendo cada vez más influencia en la crisis económica y los conflictos imperialistas. Trump ha tenido que retroceder una y otra vez (en lo relativo a Rusia, China, Corea del Norte, los inmigrantes...) pero sus políticas están respaldadas por una sección importante de la clase dominante, que quiere mantener las bajadas de impuestos y los favores a determinadas industrias, así como por una ''base'' que mantiene a bordo en base a sus posiciones en la guerra cultural, pero también mediante sobornos económicos (bonificaciones fiscales, programas sociales, aranceles sobre bienes extranjeros que despiertan las esperanzas de reactivar el empleo en las viejas industrias...).
El informe de junio de la CCI sobre las tensiones imperialistas[6] enfatiza la necesidad de no subestimar el método subyacente en la locura de Trump, cuyo objetivo es imponer una situación en la que EEUU estaría en el centro mismo del ''cada uno a la suya'', pero incluyendo una red de tratos y acuerdos bilaterales orientados a disolver determinadas alianzas hoy existentes. Yanis Varoufakis, el ex-economista de Syriza que ahora se dedica a emplear lo que conoce de Marx para difundir medidas con las que salvar el capitalismo, proporciona cierto respaldo a este análisis en un artículo reciente de The Guardian: ''Armado con el exorbitante privilegio que le proporciona tener el control de las imprentas del dólar, Trump echa entonces un vistazo a los flujos comerciales con el resto del G7 y llega a una conclusión inevitable: no puede, por nada del mundo, perder una guerra comercial contra países que tienen superávits tan altos con EEUU (es decir, Alemania, Italia, China), o contra países (como Canadá) que cogerán una neumonía cuando la economía americana coja un resfriado común''[7].
Además, la capacidad de Trump para sobrevivir e implantar sus métodos está dando alas a las perspectivas populistas en todas partes, sobre todo en Europa: Gran Bretaña, Hungría, República Checa, Polonia, Austria, Alemania, y ahora Italia. El nuevo régimen en Italia representa principalmente una amenaza para el euro y la Unión Europea misma. Italia puede instrumentalizar su enorme deuda para chantajear a una UE que no puede permitir el fracaso de su economía, mientras que su salida de la Unión supondría para ella un gran desastre. Al mismo tiempo, al ser el principal puerto de desembarco de los refugiados, su actitud actual ante esta cuestión amenaza con socavar cualquier respuesta unitaria a la crisis migratoria[8].
Esto no significa que las advertencias de los ''expertos'', sobre los peligros inherentes al retorno al proteccionismo, sean infundados. El populismo es, al menos en parte, un producto de la crisis económica, pero sus propias políticas no harán sino profundizarla – los beneficios que puede traer el proteccionismo a corto plazo a esta u otra economía nacional tendrán efectos destructivos a largo plazo en el plano internacional. Sin embargo, los ''globalistas'' tampoco pueden crear un verdadero orden mundial, desde el momento mismo en que el capitalismo está irrevocablemente atado a la competencia entre unidades nacionales organizadas en torno al Estado burgués. La necesidad del comunismo, de una comunidad humana mundial sin fronteras ni Estados, es subrayada continuamente por la presente crisis internacional, incluso cuando el proletariado mismo, el portador de la perspectiva comunista, parece estar muy lejos de asumir esa perspectiva.
Amos 8/9/18
[1]https://www.wsj.com/articles/trump-says-hes-preparing-tariffs-on-further-267-billion-in-chinese-imports-1536340041 [1675]
[2]Cuaderno IV, capítulo sobre el Capital
[3]Revista Internacional nº 60 /content/3451/tesis-sobre-la-crisis-economica-y-politica-en-los-paises-del-este [1456]
[4]Ver el artículo del Financial Times ''La amenaza de la deuda china: hora de frenar el auge de los préstamos'': https://www.ft.com/content/0c7ecae2-8cfb-11e8-bb8f-a6a2f7bca546%C2%A0 [1676]
Sobre las ambiciones de China, ver nuestro nuevo artículo ''La ruta china de la seda hacia la dominaición imperialista'' https://es.internationalism.org/content/4366/la-ruta-china-de-la-seda-hacia-la-dominacion-imperialista [1677]
[5]https://www.theguardian.com/us-news/2018/may/03/donald-trump-trade-economists-warning-great-depression [1678]
[6]https://es.internationalism.org/content/4350/analisis-de-la-evolucion-reciente-de-las-tensiones-imperialistas [1639]
[7]https://www.theguardian.com/commentisfree/2018/jun/11/trump-world-order-who-will-stop-him [1679] por supuesto, a Trump no le alcanza la vista muy lejos. Otro artículo del Guardian, del escritor de economía Larry Elliot, profundiza en algunos de los efectos a largo plazo de los aranceles sobre el mercado global y sobre la economía de los mismos EEUU: https://www.theguardian.com/business/2018/jul/01/trump-will-soon-find-that-winning-a-trade-war-is-not-that-easy [1680]
[8]Para un análisis de las últimas elecciones italianas: https://es.internationalism.org/content/4345/elecciones-en-italia-el-populismo-es-un-problema-para-la-burguesia-un-obstaculo-para-el [1681]
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La magnitud de la movilización de los "Chalecos amarillos" pone de manifiesto la inmensa cólera que se agita en las entrañas de la sociedad y particularmente dentro de la clase obrera, frente a la política de austeridad del gobierno de Macron.
Según los datos oficiales de la burguesía, el ingreso disponible anualmente en los hogares (es decir lo que les queda después de pagar impuestos y contribuciones) fue recortado en un promedio de 440 euros entre 2008 y 2016. Esto es sólo una pequeña parte de los ataques sufridos por la clase obrera. Al aumento generalizado de los impuestos de todo tipo, se suma el aumento del desempleo, la generalización de los empleos precarios, incluso en el sector público, la inflación que afecta particularmente a los precios de los productos de primera necesidad, el inasequible precio del alquiler, etc. La pauperización empeora inexorablemente y, con ello, el miedo por el futuro de nuestros hijos. Los más afectados por esta creciente miseria, son los trabajadores activos, los precarios, los jubilados que no pueden llegar al fin de mes.
Los medios de comunicación y el gobierno han dado mucha importancia a la destrucción y los actos de violencia en los Campos Elíseos para hacer creer que toda lucha contra la carestía de la vida y la degradación de las condiciones de existencia de los explotados sólo puede conducir al caos y a la anarquía. Los medios de información, a las órdenes de la burguesía, especialistas en amalgamarlo todo, quieren hacernos creer que los "Chalecos amarillos" son "extremistas" que quieren también "machacar al policía", cuando la realidad es que ¡las fuerzas de represión son las primeras en agredir y provocar! En París, el 24 de noviembre, los disparos de granadas lacrimógenas fueron incesantes, al igual que las cargas de los CRS (Compañías Republicanas de Seguridad) sobre los grupos de hombres y mujeres que caminaban tranquilamente por los Campos Elíseos.
A pesar de la ira legítima de los numerosos proletarios que no pueden “llegar a fin de mes”, este movimiento, por sí mismo, no tiene ninguna perspectiva y no puede hacer retroceder los ataques del gobierno y de la patronal. Una parte de la clase obrera se ha colocado a remolque de los pequeños empresarios y de los autónomos (camioneros, taxistas, ambulancias…) encolerizados por el aumento de los impuestos y del precio de los carburantes, con métodos de lucha que llevan a callejones sin salida (como la propuesta que se le ocurrió a Priscila Ludosky, la idea del bloqueo y la sugerencia de ocupar las rotondas preconizada por Éric Drouet). No es casualidad que entre los ocho portavoces de los "Chalecos amarillos", designados el 26 de noviembre, se encuentre una aplastante mayoría de pequeños empresarios o contratistas.
Pero, aún peor, los que lanzaron el movimiento han embarcado a los trabajadores en la nave de la ideología burguesa del nacionalismo y del "ciudadanismo"; y de entre estos, a los más pobres los han movilizado como "ciudadanos" del "pueblo de Francia", como “despreciados" y "ninguneados” por “los de arriba" y no como miembros de la clase explotada.
El movimiento de los "Chalecos amarillos", tal y como está concebido, es un movimiento interclasista y por lo tanto un movimiento en el que están mezcladas todas las clases sociales y capas intermedias y explotadas de la sociedad que no defienden los mismos intereses. Se encuentran, juntos, proletarios (trabajadores, desempleados, precarios, jubilados) y pequeñoburgueses (artesanos, profesiones liberales, pequeños empresarios, emprendedores, comerciantes, agricultores asfixiados por los impuestos). Los trabajadores más pobres se movilizan contra su creciente miseria, contra la pobreza, los ataques económicos sin freno, el paro, la precariedad del empleo; mientras que los pequeños patronos protestan únicamente contra el aumento en el precio del carburante y de los impuestos. Focalizada sobre el aumento de los impuestos, la ira de los pequeñoburgueses está motivada únicamente por el hecho de que el Gobierno Macron, favoreciendo a la gran burguesía, les ha dejado de lado, particularmente con la abolición del impuesto sobre el patrimonio. Buen número de pequeños empresarios no están interesados en que se aumenten los salarios, ¡concretamente el salario mínimo interprofesional de crecimiento -SMIC! y utilizan, de esta manera la cólera de los trabajadores, con chalecos amarillos, para ejercer presión sobre el gobierno y sacar tajada: la bajada de los impuestos que están asfixiando su negocio. Por esta razón Marine Le Pen, aunque apoya de forma escandalosa el movimiento desde que empezó, ha afirmado claramente desde los platós de televisión que está contra el aumento del salario mínimo ¡para no penalizar a las PME (pequeñas y medianas empresas)!
Este movimiento de revuelta "ciudadana" es una trampa donde la mayor parte de los partidos del aparato político de la burguesía se presentan como sus "hinchas". Desde Marine Le Pen hasta Olivier Besancenot, pasando por Mélenchon y Laurent Wauquiez (¡e incluso Brigitte Bardot!), "todo el mundo" está ahí para apoyar este movimiento interclasista y su veneno nacionalista. Los trabajadores deben rechazar la unión sagrada de todas las camarillas políticas "anti Macron" pues estos partidos burgueses manipulan la cólera de los "chalecos amarillos" para arrastrar el máximo de votos a las elecciones y defender el capital nacional llamando a los proletarios a reunirse ¡tras la bandera tricolor de sus explotadores! Si todos estos partidos utilizan a los "chalecos amarillos” para debilitar a Macron, es porque saben perfectamente que este movimiento no fortalece en nada la lucha del proletariado contra su explotación y su opresión.
En este movimiento como si dijéramos "apolítico" y "no Sindical", los métodos de lucha de la clase obrera están completamente ausentes. ¡No hay ningún llamamiento a la huelga ni a su extensión a todos los sectores! Ningún llamamiento a las asambleas generales soberanas en las empresas para que los trabajadores puedan debatir y reflexionar juntos sobre las acciones a realizar con el objetivo de desarrollar y unificar la lucha contra el deterioro de sus condiciones de vida; discutir y reflexionar sobre consignas unitarias y ¡sobre el futuro! Por tanto, ¡únicamente estos métodos de lucha de la clase obrera pueden frenar los ataques y hacer retroceder al gobierno y a la patronal!
La lucha de los obreros no es la lucha de "todos pobres" contra los “ricos”. Es la lucha de una clase explotada, que vive de la venta de su fuerza de trabajo, contra la clase burguesa que realiza sus beneficios mediante la explotación de la fuerza de trabajo de los proletarios. ¡Esta explotación es lo que está en el origen del creciente empobrecimiento de la clase obrera!
La clase obrera debe defender sus condiciones de vida en su propio terreno, como una clase autónoma, independiente de otras clases y estratos sociales como la pequeña burguesía. Cuando la clase obrera se afirma como clase autónoma, desarrollando una lucha masiva, atrae tras ella una parte cada vez más amplia de la sociedad que sigue sus mismos métodos de lucha, sus mismas consignas unitarias y, en definitiva, su mismo proyecto revolucionario de transformación de la sociedad.
En 1980, en Polonia, un inmenso movimiento de masas surge en los astilleros de Gdansk tras la subida de los precio de las mercancías de primera necesidad. Para enfrentar al gobierno y hacerle recular, los trabajadores se agruparon, se organizaron masivamente como clase frente a la burguesía "roja" y su estado estalinista. Las demás sectores de la población se unieron ampliamente a esta lucha masiva de la clase explotada.
Cuando el proletariado desarrolla su lucha como clase independiente, son las asambleas generales masivas, soberanas y abiertas a "todo el mundo" las que están en el corazón del movimiento. No hay entonces lugar para el nacionalismo; al contrario, los corazones vibran por y para la solidaridad internacional porque "los proletarios no tienen patria", como afirma el movimiento obrero desde sus orígenes en el siglo XIX. Los trabajadores, deben pues negarse a cantar la Marsellesa y ondear la bandera tricolor, la bandera de los versalleses que ¡asesinaron a 30.000 proletarios durante la Comuna de París en 1871!
Hoy, los proletarios quieren expresar su profundo enojo pero no saben cómo luchar eficazmente para defender sus medios de subsistencia frente al aumento de los ataques de la burguesía y su gobierno. Muchos jubilados han olvidado sus propias experiencias de lucha, su capacidad de unirse y organizarse sin esperar instrucciones de los sindicatos, como lo hicieron en Mayo de 1968. Los jóvenes trabajadores no tienen aún suficiente experiencia en lucha de clases y todavía tienen dificultades para desbaratar las trampas de los defensores del sistema capitalista.
Muchos trabajadores con “chalecos amarillos” reprochan a los sindicatos su "inercia", que no "hacen su trabajo". Por eso la CGT, para competir con los "chalecos amarillos", trata de devolver el golpe llamando a una nueva "jornada de acción" para el 1º de diciembre, el mismo día de la tercera reunión de los "chalecos amarillos" en los Campos Elíseos. Ante la desconfianza hacia los sindicatos que está comenzando a resurgir en la clase obrera, podemos estar seguros de que la CGT y otros sindicatos, van ahora a "hacer su trabajo" (con la complicidad de los trotskistas de la NPA y de "Lucha Obrera"): encuadrar, desviar, dividir, sabotear y agotar la combatividad obrera para impedir todo movimiento espontáneo y unitario de los proletarios en su terreno de clase.
No olvidemos todas las maniobras sindicales para sabotear la lucha, como ya se ha visto con la larga "huelga escalonada" en la SNCF dirigida por los sindicatos. No olvidemos sus múltiples "Jornadas de acción" estériles y sus manifestaciones ahogadas en la dispersión y la división, como la movilización, contra la política del gobierno el 9 de octubre pasado, verdaderamente plana e intrascendente; seguida, a la semana siguiente, por la de los jubilados y tres días después, por la huelga en la Enseñanza pública.
El profundo descontento de muchos trabajadores hacia los sindicatos fue aprovechado por los que iniciaron el movimiento de los "chalecos amarillos", con el apoyo activo de todos los partidos políticos burgueses. El mensaje que, todos los hipócritas en "chaleco amarillo" "partidarios" de los trabajadores, nos tratan de colar, es el de que los métodos de lucha de la clase obrera (huelga, manifestaciones masivas, asambleas generales soberanas con delegados elegidos y revocables en todo momento, comités de lucha, de huelga...) no conducen a nada. Y que lo que ahora sería necesario es confiar en los pequeños patronos para encontrar otros métodos de lucha, supuestamente radicales, y reunir a "todo el mundo", a todos "los ciudadanos", a todo el "pueblo de Francia" contra el "dictador" y "presidente de los ricos", Macron.
La clase obrera no debe delegar o confiar su lucha ni a las capas sociales reaccionarias, ni a los partidos que pretenden apoyarla, ni a los sindicatos que son sus falsos amigos. Todo ese guapo mundo, cada uno con su credo, ocupa y encierra el terreno social para impedir que los trabajadores se movilicen masivamente y desarrollen una lucha autónoma, solidaria y unida contra los ataques de la burguesía; unidos tras consignas comunes a todos: contra la "vida cara", contra el desempleo y la pobreza, contra el aumento de los ritmos de trabajo, contra la disminución de los salarios y de las pensiones de las jubilaciones, etcétera.
Para poder desarrollar su lucha, para construir una relación de fuerzas capaz de detener los ataques de la burguesía y hacerla retroceder, la clase trabajadora debe confiar sólo en sí misma. Debe encontrar su identidad de clase y no disolverse en el "pueblo francés". Debe recuperar la confianza en sus propias fuerzas, comprometiéndose en la lucha en su propio terreno, más allá de todas las divisiones corporativistas, sectoriales y nacionales.
Para preparar las luchas futuras, todos los trabajadores combativos que son conscientes de la necesidad de la lucha proletaria deben intentar reagruparse para discutir juntos, sacar las lecciones de los últimos movimientos sociales tomando como referente la historia del movimiento obrero. ¡No deben: ni dejar el campo libre a los sindicatos ni dejarse adormecer por los cantos de sirena de las movilizaciones “ciudadanas”, “populares”, populistas e interclasistas de la pequeña burguesía!
¡A pesar de todas las dificultades del proletariado, el futuro pertenece todavía a su lucha de clase!
Révolution Internationale, sección en Francia de la Corriente Comunista Internacional
29 de noviembre de 2018
Se cumplen 100 años de la tentativa revolucionaria de los obreros en Alemania en solidaridad con sus hermanos de Rusia y buscando la extensión y el triunfo de la REVOLUCION PROLETARIA MUNDIAL.
No tenemos nada que conmemorar, sin embargo, lo que si tenemos que hacer es conocer esta gran experiencia del proletariado mundial y sacar lecciones de ella que nos sirvan para la lucha actual. Estamos publicando artículos en ese sentido, pero como una contribución más queremos aportar una lista de artículos que hemos publicados y que se hallan en nuestra Web.
Esta Lista comprende:
Acción Proletaria nº 232 – 2018 /content/4320/alemania-1918-2018-la-revolucion-proletaria-mundial-es-necesaria-y-sigue-siendo-posible [1683]
Revista Internacional nº 2, 2º trimestre 1975 https://es.internationalism.org/revista-internacional/197503/132/la-izquierda-comunista-de-alemania [1684]
Revista Internacional nº 56 primer trimestre 1989 https://es.internationalism.org/revista-internacional/198902/2488/la-revolucion-alemana-ii-1918-1919 [1685]
Documento – El aplastamiento del proletariado alemán y la ascensión del fascismo
Revista internacional n° 71 - 4e trimestre de 1992 https://es.internationalism.org/revista-internacional/199301/3150/documento-el-aplastamiento-del-proletariado-aleman-y-la-ascension- [1686]
I - Los revolucionarios en Alemania durante la Ia Guerra mundial y la cuestión de la organización
Revista internacional n° 81 - 2o trimestre de 1995 https://es.internationalism.org/revista-internacional/199507/1822/i-los-revolucionarios-en-alemania-durante-la-ia-guerra-mundial-y-l [1687]
II - Los inicios de la revolución
Revista internacional n° 82 - 3er trimestre de 1995 https://es.internationalism.org/revista-internacional/199512/1817/ii-los-inicios-de-la-revolucion [1688]
III - La insurrección prematura
Revista internacional n° 83 - 4o trimestre de 1995 https://es.internationalism.org/revista-internacional/199601/1786/iii-la-insurreccion-prematura [1689]
IV - ¿Fracción del S.P.D. o nuevo partido? [1690]
Revista internacional n° 85 - 2o trimestre de 1996 https://es.internationalism.org/revista-internacional/199607/1773/iv-fraccion-del-spd-o-nuevo-partido [1690]
VI - El fracaso de la construcción de la organización
Revista Internacional n° 88 - 1er trimestre de 1997 https://es.internationalism.org/revista-internacional/199701/1233/vi-el-fracaso-de-la-construccion-de-la-organizacion [1691]
VII - La fundación del KAPD
Revista Internacional n° 89 - 2° trimestre de 1997 https://es.internationalism.org/revista-internacional/199704/2782/vii-la-fundacion-del-kapd [1692]
VIII - El golpe de Kapp La extrema derecha pasa a la ofensiva, la democracia impone la derrota a la clase obrera
Revista Internacional n° 90 - 3er trimestre de 1997 https://es.internationalism.org/revista-internacional/199707/1223/viii-el-golpe-de-kapp-la-extrema-derecha-pasa-a-la-ofensiva-la-dem [1693]
IX - La Acción de marzo de 1921 o el peligro de la impaciencia pequeñoburguesa
Revista Internacional n° 93 - 2° trimestre de 1998 [1694]
X - El reflujo de la oleada revolucionaria y la degeneración de la Internacional
Revista Internacional n° 95 - 4° trimestre de 1998 https://es.internationalism.org/revista-internacional/199812/1186/x-el-reflujo-de-la-oleada-revolucionaria-y-la-degeneracion-de-la-i [1696]
XI - La Izquierda comunista y el conflicto entre el Estado ruso y los intereses de la revolución
Revista Internacional n° 97 - 2° trimestre 1999 https://es.internationalism.org/revista-internacional/199904/1171/xi-la-izquierda-comunista-y-el-conflicto-entre-el-estado-ruso-y-lo [1697]
XII – 1923 – La burguesía quiere infligir una derrota a la clase obrera
Revista Internacional n° 98 - 3er trimestre 1999 https://es.internationalism.org/revista-internacional/199907/1163/xii-1923-la-burguesia-quiere-infligir-una-derrota-a-la-clase-obrer [1698]
XIII – 1923 - II. Una derrota que rubrica el fin de la oleada revolucionaria mundial [1699]
Revista Internacional n° 99 - 4° trimestre 1999 https://es.internationalism.org/revista-internacional/199912/1154/xiii-1923-ii-una-derrota-que-rubrica-el-fin-de-la-oleada-revolucio [1699]
I - Frente a la guerra, el proletariado revolucionario reanuda con sus principios internacionalistas [1700]
Revista Internacional n° 133 - 2° trimestre de 2008 /content/2279/i-frente-la-guerra-el-proletariado-revolucionario-reanuda-con-sus-principios [1700]
II - 1918-19: de la guerra a la revolución [1701]
Revista Internacional n° 134 - 3er trimestre 2008 https://es.internationalism.org/revista-internacional/200808/2338/ii-1918-19-de-la-guerra-a-la-revolucion [1701]
III - 1918-19: La formación del partido, la ausencia de la Internacional [1702]
Revista Internacional n° 135 - 4° trimestre 2008 https://es.internationalism.org/revista-internacional/200810/2709/iii-1918-19-la-formacion-del-partido-la-ausencia-de-la-internacion [1702]
IV - 1918-1919: la guerra civil en Alemania [1703]
Revista internacional n° 136 - 1er trimestre 2009 https://es.internationalism.org/revista-internacional/200904/2536/iv-1918-1919-la-guerra-civil-en-alemania [1703]
V - El terror dirigido por la socialdemocracia contra la clase obrera preparó el terreno al fascismo [1704]
Revista internacional n° 137 - 2° trimestre de 2009 /content/2566/v-el-terror-dirigido-por-la-socialdemocracia-contra-la-clase-obrera-preparo-el-terreno [1704]
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A continuación, publicamos el balance de un grupo de trabajadores que busca sacar las lecciones de la lucha en la SNCF en la primavera pasada; este texto es precedido por extractos de la carta que dirigimos al colectivo para apoyar este profundo y combativo proceso. Se trata de un evento muy importante, ya que es una expresión de la vida política del proletariado. Esta empresa notable es la confirmación que –a pesar de las grandes dificultades que atraviesa la clase– se está desarrollando una maduración subterránea de la conciencia animada, en particular, por las minorías de la clase trabajadora. Saludamos calurosamente la iniciativa de estos camaradas, la calidad de su reflexión, su voluntad de abrirse al debate, luchar y resistir frente a la explotación capitalista.
La CCI escribe al Colectivo de Trabajadores de NantesCamaradas,
Hemos leído el texto "Aprendamos las lecciones de la huelga en la SNCF" y queremos saludar a esta posición que compartimos en lo esencial. Este esfuerzo por reagruparse, discutir y reflexionar juntos y difundir el balance de la huelga, es para nosotros una expresión característica del proletariado, que, a nivel internacional, busca resistir la explotación capitalista, dándose los medios para fortalecer sus luchas, y que conlleva en ella una sociedad sin clases, la sociedad comunista. El trabajo que han realizado es un momento muy importante en el proceso de unidad, autoorganización y conciencia de clase.
Apoyamos las lecciones que extraen de la lucha de los trabajadores de SNCF la primavera pasada y las orientaciones que proponen para las próximas luchas. Apoyamos en particular:
- el rechazo del corporativismo y la necesidad de la extensión de la lucha;
- el rechazo de la defensa de la empresa, esté o no bajo el control del Estado nacional;
- el rechazo de orientaciones estériles, como la confrontación sistemática a las fuerzas de represión, o la llamada "solidaridad financiera", que tenía como objetivo desalentar la entrada en lucha de otros sectores;
- la necesidad de Asambleas Generales (AG) verdaderamente soberanas donde sea posible discutir y tomar decisiones;
- la condena a los sindicatos que se han esforzado constantemente por dividir la lucha, tanto los más corporativistas como los que defendieron el eslogan engañoso de la "convergencia de luchas".
Su denuncia de los sindicatos es muy concreta y muestra claramente a todos sus acciones negativas en la Asamblea General, las manifestaciones y las negociaciones con la patronal y el Estado. En cuanto a su naturaleza social, tiene toda la razón al señalar que "los sindicatos tienen un funcionamiento basado en la apariencia de homogeneidad, una estructura piramidal a la imagen del Estado". Esto se explica, en nuestra opinión, por el hecho de que todos los sindicatos se integraron en el Estado en todos los países en el periodo de la Primera Guerra Mundial, que marcó la apertura del período de decadencia del capitalismo[1]. La organización de tipo sindical ya no corresponde a las necesidades de la lucha de los trabajadores de hoy. Nos parece muy importante entender que cuando sabotean las luchas, los sindicatos hacen su trabajo, sea cual sea la sinceridad de los trabajadores que se adhieren a él. En este sentido, tendríamos que hacer una crítica cuando denuncian "la estrategia sindical" y no "los sindicatos" como tales. Quizás tengamos la oportunidad de explicitar esta posición de la CCI ante ustedes.[2]
(...) Como organización comunista, estamos interesados en participar en sus discusiones. Como ustedes lo dicen, “la urgencia es reunirse para discutir y ejercer nuestro espíritu crítico.”
Mientras esperamos su opinión sobre esta propuesta, reciban nuestros saludos fraternales.
Révolution Internationale, sección en Francia de la CCI.
***
¡Saquemos las lecciones de la huelga en la SNCF!Este texto es la síntesis de las discusiones entre los trabajadores del ferrocarril en la región de Nantes sobre el movimiento de marzo a julio de 2018. Es el resultado de los intercambios entre los huelguistas, y pretende ser una contribución a las lecciones de esta lucha.
El largo período de huelga intermitente aún no ha terminado, pero el resultado está ahí. Una completa derrota frente a los planes del gobierno. Este movimiento, que se representaba a sí mismo como el último cerrojo de un sector organizado, fue derrotado ante la vista de todos los trabajadores. Incluso los funcionarios sindicales se están rascando la cabeza para encontrar conquistas asociadas a la huelga: negociaciones con el primer ministro en lugar de con la ministra; la retoma del Estado de una parte de la deuda de la SNCF, la retoma ya registrada por el informe Spinetta y que se hizo necesaria por el cambio de estatus de la empresa a una sociedad anónima (SA). En resumen: ¡no hemos ganado nada![3]
¿Para qué, entonces, un balance? Esta derrota de la lucha de los trabajadores es parte del impresionante conjunto de reveses que nos infligió la ofensiva capitalista. Con su éxito, el gobierno multiplicará sus iniciativas en todos los planos (jubilación, desempleo, etc.) aprovechando el sentimiento de que la resistencia no tiene efecto. Si queremos romper con este sentimiento, ayudar a que las luchas de los trabajadores alcancen el punto máximo de esta ofensiva desenfrenada y redescubrir las fortalezas reales del movimiento de trabajadores, necesitamos un balance general sin concesiones. Un balance tanto positivo como negativo que nos sirva para seguir luchando mientras aprendemos del pasado.
Nos podrán decir: ustedes oscurecen la mesa hablando de derrotas, solo hay que ver los números en la participación de la huelga para convencerse de lo contrario. Sí, por supuesto, la base de los huelguistas era a menudo numerosa. Pero esta realidad plantea aún más problemas. ¿Cómo, en estas condiciones de alta participación, uno llega a una salida de la lucha sin ninguna concesión, incluso la más mínima? Nada ha sido arrancado al gobierno. Creemos que la crítica y la autocrítica son vitales para sacar las lecciones de este movimiento.
Los puntos de vista desarrollados aquí reflejan una experiencia local y limitada. Por lo tanto, estamos muy interesados en explorarlos más a la luz de otras experiencias de lucha (contacto: [email protected] [1707] ). Es muy posible que en otros lugares la lucha haya tomado diferentes formas. Por último, pero no menos importante, queremos abrir el debate en beneficio de toda nuestra clase social, sin limitarnos a los límites estrechos de una empresa. No hay un atajo en el camino de organizar a los trabajadores por los propios trabajadores.
El informe Spinetta se publicó el 15 de febrero. En líneas generales ya se anuncia el contenido del plan gubernamental: recuperación de la deuda, transformación de la empresa en SA, puesta en competencia, supresión del estatus, etc. El gobierno avanza abiertamente.
En el otro lado, es esperar y ver. Se tuvo que esperar hasta el 22 de marzo para ver la primera reacción organizada de los sindicatos. Esta jornada de acción en París fue anunciada como una muestra de fuerza y es el caso… pero es engañoso[4]. Varios de miles de manifestantes en la calle, que desfilan en dos procesiones paralelas: ferroviarios, por un lado, empleados del servicio público por el otro. Para hacer ruido, ¡hicimos ruido! Pero entre el humo, el sonido de los parlantes, o los petardos es difícil entenderse y discutir. Desde ese momento aparece la opción elegida por los sindicatos (CGT a la cabeza): mostrar la fuerza de la corporación organizada de arriba a abajo.
Sin embargo, las manifestaciones del servicio público tuvieron lugar el mismo día en las diferentes ciudades, en Nantes y en otros lugares. Ya vemos que esta opción da la espalda a la búsqueda de la unidad donde los trabajadores, a nivel local, podrían controlar el desarrollo.
Mientras tanto, se conoce el calendario de huelgas: dos días seguidos de huelga por tres días siguientes de trabajo. Nuestra primera impresión es negativa: ¿es realmente el alargamiento temporal del movimiento la forma que nos permitirá ganar? Con este calendario le damos la posibilidad a la SNCF para que se organice (por ejemplo, sin el trasporte de trenes de alta velocidad[5] abierto solo los días de huelga). Podríamos tranquilizarnos diciendo que diferentes medios de acción pueden complementarse y aumentar la fuerza. Sería posible ir más allá del calendario entre sindicatos después de los primeros períodos de huelga.
Se están llevando a cabo discusiones sobre las modalidades de huelga, pero la gran mayoría está a favor de la huelga intermitente. Otros están a favor con algunos matices. Algunos esperan un movimiento poderoso que vaya más allá del cuadro fijado. El principal argumento de esta mayoría es la dificultad para movilizar. Pero en general sigue siendo difícil de hacer hablar los unos con los otros para sacar las lecciones del 22 de marzo y los siguientes días. Sin embargo, había una gran necesidad de debatir la acción.
Fuerte participación en la huelga visible en la tasa de huelguistas, también en las primeras Asambleas Generales (240, el 3 de abril) pero rápidamente se instaló la desmovilización y la rutina.
La alternancia de días de huelga y días trabajados se convierte en una rutina, algunos eligen sus días según sus necesidades personales, el fin de semana, etc., La participación oscila entre 60 y 150 huelguistas en la Asamblea General, con un rebote a veces de hasta 200 personas. La monotonía se asienta y se reproduce hasta el final de este período.
Hay muchas discusiones y cuestionamientos. Pero ¿por qué el calendario de la intersindical CGT-UNSA-CFDT nunca fue desbordado?
- Es evidente que la masa de huelguistas nunca ha estado en posición de ir más allá de este marco, que se ha impuesto a cualquier otra iniciativa. Seamos directos: muchos huelguistas carecen de la determinación para moverse y construir el movimiento.
- ¿Cómo explicarlo? La pérdida de salarios no puede explicar seriamente los frenos al espíritu de combatividad. Las amenazas disciplinarias son reales, pero no generales. A veces se constata un afianzado individualismo; nos encontramos más a menudo con el sentimiento de impotencia. "¿De qué sirve luchar si Macron quiere llevar esto hasta el final?". Esta falta de determinación, de falta de vínculos activos con la huelga, pueden explicarse así: distancia del hogar al lugar de trabajo, por los colectivos de trabajo, el peso de las reestructuraciones sucesivas, etc.
- Pero las dudas sobre los métodos de los sindicatos están más que justificadas. El interés de la Asamblea General como asamblea de debate ya había sido vaciado de su sustancia por los sindicatos que organizan el movimiento. Nos sorprende leer largos comunicados de prensa sindicales ya preparados de antemano. Por otro lado, el debate sobre el terreno no existe. Solo unas pocas intervenciones más "contundentes" rompen esta monotonía, pero no reemplazan el debate real. El resultado de la asamblea es conocido previamente.
Escuchamos este asombroso argumento: los trabajadores ferroviarios serán más fuertes si se mantienen en sus propias reivindicaciones sobre la defensa de la SNCF y su estatus. ¡Nada más falso! La intersindical ha trabajado constantemente en una perspectiva corporativista al resaltar la unidad de los ferroviarios (entonces, entre ejecución, control y cuadros), por el agotamiento del movimiento en el famoso "voto-acción", etc. ¡Y se habla, al fin y al cabo, de una "lucha ejemplar"!
En abril, varios movimientos o huelgas locales (Nantes métropole, EDF, étudiant-e-s) permitían la opción de una posible extensión del movimiento. Sin embargo, las luchas o el inicio de luchas se mantuvieron aisladas entre ellas, como la jornada de acción (22 de mayo) del servicio público aplazada por la notificación de la SNCF. Los sindicatos de ENEDIS por su lado lanzaron una amplia huelga al final del movimiento ferroviario...
La manifestación del 14 de abril vio la sucesión de dos manifestaciones: la primera convocada por la intersindical, la segunda por el apoyo de la ZAD de NDDL al movimiento. Sin ser ridículo, la participación en la primera fue limitada y los cuadros del sindicato estuvieron exasperados porque la procesión fue superada por otros elementos. Incluso si la manifestación hubiera sido lo suficientemente sólida para la "segunda ronda", solo un puñado de ferroviarios permaneció en el sitio. En cualquier caso, la manifestación fue detenida por los policías y esterilizada por los choques con ellos.
Al final de la manifestación del 19 de abril, fuimos recibidos por la policía al final del puente Anne de Bretaña con un pequeño envío de gas lacrimógeno. Nos tomamos un poco de tiempo para reunirnos frente a los viejos patios de Dubigeon. Mucha gente ya se había ido debido a la espera, el gas y la tardía llegada del camión sindical para que la gente hablara. Luego de los mismos discursos largos, nos quedamos un centenar de personas. Más tarde, los policías no intervinieron más y se fueron. Para una manifestación interprofesional, ¡fue muy pequeña!
Es necesario remarcar el poco interés de la base con respecto a las otras luchas. Vemos poca curiosidad por compartir con otros sobre perspectivas comunes. Es notable que, a pesar de los muchos días de huelga, casi todas las reuniones tuvieron lugar dentro de un radio de 500 metros alrededor de la estación. Se llevaron a cabo intercambios (intervención de un representante de la CGT de la EDF, grupos de estudiantes en varias ocasiones, reencuentro con las finanzas públicas) sin llegar a ninguna movilización.
Todos permanecen frente a su lugar de trabajo en lugar de buscar la extensión del movimiento. Estas iniciativas atraen poco y realmente carecen de espíritu de lucha. Vemos claro que los eslóganes de los grupos son distintos, cada uno por su lado, no son un terreno favorable para la lucha colectiva.
La creación de un fondo de solidaridad y la publicidad que recibe en los medios de comunicación dan crédito a la idea de que los trabajadores ferroviarios servirían de escudo para otros trabajadores. Estos deberían apoyar a los ferroviarios, no por su propia acción y lucha, sino por dando dinero. La Tribune des cheminots (julio-agosto de 2018) valora esta actitud de espectador, no de actor, mediante la reproducción de los mensajes recibidos de los donantes: "gracias por luchar por usted y por nosotros", "no aflojen nada, aguanten", etc. Los actores de este fondo son conocidos: los intelectuales de izquierda que encuentran allí su razón para existir y los sindicatos. Si bien la importancia de las donaciones refleja una solidaridad sincera en la base, la estrategia sindical de huelga larga y unidad por delegación es un impase para el futuro.
Sin duda hay una pequeña y activa minoría de militantes sindicales o políticos que buscan lograr la convergencia. Pero no es su trabajo crear las condiciones que solo el movimiento obrero puede desarrollar, condiciones que todavía faltan. En la primavera de 2018, la dinámica del movimiento estudiantil era bastante importante a nivel local y podría haber sido un campo de convergencia (la excepción es la lucha en la NDDL que se refiere a otra composición social, otros objetivos y, por lo tanto, otros desarrollos). Pero el movimiento ferroviario nunca fue a una solidaridad activa, y ahí es donde los huelguistas perdieron.
Los sindicatos se mantuvieron de principio a fin en los mandos de la lucha. Muchos colegas son críticos, escépticos, no se sienten representados por los sindicatos, pero no salen del proceso de delegación. Muchos son militantes de la huelga que muestran su credencial sindical (un estimado superficial de 90% de ellos). El papel protagonista de la CGT nunca se le ha sido disputado.
El sindicato opera de acuerdo con una fachada de homogeneidad, junto a una estructura piramidal a la imagen del Estado. Las Asambleas Generales de inter -servicios están marcadas de antemano por la intersindical y las Asambleas Generales sindicales (dirigidos ellos mismos en sentido ascendente).
La SUD no desempeñó un papel más positivo: las intervenciones fueron ciertamente menos corporativistas, más combativas, pero su posición sobre la transición a una huelga reconducida se ha mantenido muy tímida. La SUD se mantuvo en solidaridad con la intersindical y no buscó transformar el movimiento en el sentido de organizar la huelga por los propios huelguistas. Por lo tanto, el desafío no es oponerse a un sindicato u otro, sino discutir una orientación de fondo.
El material sindical es abundante para difundir las consignas de acción y las explicaciones técnicas. Los sindicatos no carecen de propuestas e inventiva, como si Macron solo hubiera tomado malas decisiones y hubiera otras opciones disponibles.
Por lo tanto, no hay una explicación real de la crisis que llevó al desmantelamiento del antiguo monopolio de la SNCF. Tampoco hay contenido positivo para los trabajadores (condiciones de trabajo, trabajo nocturno y trabajo por turnos, movilidad impuesta, salarios, etc.) La CGT defiende, por el contrario, el estatus de los derechos como contraparte de los deberes del ferroviario hacia su compañía.
Hemos aprendido de estas experiencias algunas lecciones:
1- Después del final del calendario inicial (28 de junio), la CGT impulsa nuevas jornadas, nos llama a "continuar la lucha" como parte de esta "movilización sin precedentes". En lugar de pedir nuevas acciones que solo pueden reproducir el fracaso de aquellos en los que ya hemos participado, la urgencia es reagruparse para discutir y ejercer nuestro pensamiento crítico.
La clase obrera no se libra de la instrucción, desde edades tempranas, de ideas apestosas: la competencia, cada uno para sí, la necesidad de aplastar a otros para sobrevivir. Frente a toda esta contaminación en las cabezas, la conciencia de clase es nuestra primera fortaleza. Esta conciencia solo puede afirmarse tomando el tiempo para debatir, para cuestionar las consignas, especialmente cuando provienen de los sindicatos que dicen ser nuestros defensores. Otros movimientos vendrán: será necesario reagruparse desde el principio para favorecer este estado de espíritu y evitar caer detrás de los eventos.
2- la situación actual está marcada por una insatisfacción general obrera. Pero nuestra lucha no fue tomada por nuestras propias manos, no buscó desbordar el marco tradicional del sindicato y las consignas propias de la SNCF. Pero la verdadera conciencia de la situación se basa en demandas comunes a los trabajadores contra todas las divisiones de las empresas, regiones, sectores, etc., ya que todos tenemos en común ser asalariados (o privados de empleo) por el Capital,
3- Más allá de la resistencia indispensable al gobierno y a la patronal, debemos dar a nuestra lucha un contenido mucho más amplio y radical. Los obreros son la clase cuyo trabajo es la fuente de la ganancia. Es por nuestro trabajo que Vinci, SNCF, Arcelor-Mittal, E. Leclerc, LU y otros capitalistas luchan en la carrera por la ganancia. No tenemos ninguna deber ni respeto para las empresas responsables de la explotación y la jerarquía.
El progreso técnico ya no debe servir para aumentar el desempleo y la precariedad. Debería utilizarse en su lugar para reducir drásticamente el tiempo de trabajo. Se está volviendo claro que el sistema capitalista se está hundiendo en una crisis. La defensa de nuestras condiciones de vida debe, por lo tanto, conducir a una lucha contra este sistema en su conjunto. No queremos servir a la máquina del dinero, sino deshacernos de ella.
Si este texto ha sido de su interés, si desea comentarlo, criticarlo,... contáctenos a: [email protected] [1708]
Un colectivo de obreros
[1] Ver, entre otros, Apuntes sobre la cuestión sindical, https://es.internationalism.org/cci-online/201104/3103/apuntes-sobre-la-cuestion-sindical [324]
[2]También podemos referirnos a nuestra prensa, especialmente a la Revista Internacional No. 160 y a la Revolución Internacional No. 471 que contiene el artículo: “Movimientos sociales en Francia. ¿Qué lecciones se sacan de las últimas luchas?”
[3]Expresión francesa: “on a gagné que dalle!”
[4]En francés: “trompe l'oeil”
[5]TGV en francés: “trains à grande vitesse”
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Las migraciones que ocurren en distintos países de Latinoamérica y otras partes del mundo en la actualidad son el resultado directo de la incapacidad de la burguesía como clase dominante para garantizar la conservación de la vida de millones de seres humanos alrededor del planeta. Hundida hasta el cuello en el lodazal de la crisis económica mundial, no puede hacer otra cosa distinta a lo que es su naturaleza como clase explotadora: hacer pagar con sufrimientos y más miseria al proletariado y resto de capas no explotadoras, el precio de mantener a flote su putrefacto sistema.
En estos momentos grupos de migrantes de Honduras marchan hacia Veracruz México y hacia las fronteras de USA, advertidos por Trump de prepararles una bienvenida con el ejercito en sus fronteras. Los miles de personas que vienen de Honduras y otros países centroamericanos siguen avanzando, escapando de la miseria y violencia de su lugar de origen, para enfrentar nuevas formas de violencia y miseria en su próximo destino. Porque nadie escapa de la miseria y violencia que ofrece el capitalismo en su fase más grave de su decadencia, lo que llamamos Descomposición.
Lo mismo viene sucediendo con los trabajadores de Nicaragua, Venezuela, Marruecos, Siria, Birmania y otros países en el mundo, que vienen desplazándose en masas desesperadas y que más que una emigración, se trata de un éxodo propiamente dicho, un fenómeno social que manifiesta la agudización de la descomposición en diversas partes del planeta[1].
Solo en 2017, 68 millones de personas alrededor del mundo fueron forzadas a huir de sus hogares, debido a guerras y conflictos políticos, un fenómeno que no se había visto desde la segunda guerra mundial, según datos del Acuerdo de la ONU sobre migración de Marrakech, el número de personas desplazadas en los últimos 10 años suma ya 260 millones, el 3,4% de la población mundial . Países como Siria y Afganistán ya alcanzan una cifra de más de 6 millones de desplazados, Sudán del Sur y Birmania, cuentan también por millones los desplazados, la guerra civil en Yemen ha dejado más de tres millones de desplazados y unos 10 mil muertos[2]. Lo que está a la raíz de esta diáspora que busca huir de la miseria, del caos y la muerte, es la barbarie sin fin que produce el sistema capitalista.
Estos procesos migratorios responden a la desestabilización de la burguesia en todos esos países donde gran parte de la población trabajadora intenta escapar de la situación de miseria y tragedia que enfrenta en sus lugares día a día. La violencia e hiperinflación en Venezuela, la violencia de las pandillas “maras” y la pobreza que abraza a los trabajadores de Honduras, son una muestra de lo que viene sucediendo a nivel social y político en esos países. La burguesia de esos países al no poder plantear su proyecto e intereses con facilidad a toda la sociedad, se ve sacudida y convulsionada en todos sus niveles, en el caos político traducido muchas veces en conflictos de intereses entre diferentes facciones de la burguesia local, la corrupción generalizada y la violencia desatada también a nivel social sumergen a la sociedad en el caos la barbarie y la desesperación. Los capitalismos en estos países golpeados por las crisis y dictaduras políticas desde hace muchos años atrás siempre necesitan hundir las condiciones de vida de los trabajadores, atacando el nivel de precios y salarios, sumado a políticas de gobiernos populistas de izquierda y derecha o el extremo dictaduras militares, generando el caldo de cultivo perfecto o la bomba de tiempo que generan entre otras manifestaciones, estos éxodos de trabajadores que venimos presenciando el día de hoy[3].
Aunque se manifiestan en otro plano -el gobierno y el aparato político de la burguesía- el arribo al poder de Bolsonaro al gobierno de Brasil, que tras varios gobiernos de izquierda, llegue este populista de derecha para llenar ese vacío que la corrupción y fracaso en los gobiernos de izquierda han dejado, la situación en Perú muestra niveles nunca antes visto de corrupción ha desestabilizado a la burguesia de ese país, situación que ha generado ataques siempre directos a la clase obrera, precarizando cada vez las condiciones de trabajo de gran parte de la población e incrementándose cada vez más los índices de violencia, en todas sus formas, el enfrentamiento violento entre migrantes de Venezuela contra autoridades y pobladores de Ecuador ha mostrado una gran incapacidad por parte de la burguesia Ecuatoriana en dar alguna solución a este problema, en esa misma línea Venezuela sigue desarrollando una súper hiperinflación que empuja a ya 4 millones de personas a escapar desesperadamente del hambre y la violencia que contiene ese país.
Ante esto los estados no tienen otra mejor solución que incrementar las restricciones de acceso, control fronterizo le llaman, sumado a esto la ideología de la xenofobia comienza a desarrollarse, como ya se empezó a ver en Ecuador y Perú. Esta ideología más o menos viene siendo avivada por visiones populistas y de derecha, proveniente de grupos ciudadanos y frentes políticos[4]. Pero, la xenofobia no está asociada a determinados partidos o tendencias políticas (no apareció con Trump o Bolsonaro por ejemplo), ella emana de una forma de alienación producida por una sociedad que vive de la explotación del trabajo humano.
Nicaragua, junto a Honduras en Centroamérica vienen atravesando la misma suerte, cientos de trabajadores junto a sus familias vienen escapando de sus lugares de origen motivados por el miedo y el hambre impuesto por los Estados de aquellos países y por la violencia de sus pares, los Maras (Mara Salvatrucha abreviados como MS, Mara, MS-13)[5], pandillas criminales que controlan las ciudades y calles de estos países y otros países del norte de Centroamérica. Esta violencia sin límites que se desarrolla por ambos frentes, sirven muy bien a ciertos grupos estabilizados de las burguesías locales de aquellos países en algunos casos, en otros han perdido el control por completo generando más hundimiento de las sociedades y obligando a la clase obrera a escapar de ese círculo virtuoso de miseria. En plena descomposición galopante en estas zonas del planeta cualquier aspecto de estas sociedades puede ser un perfecto indicador de miseria.
Mientras la descomposición social del capitalismo avanza a pasos agigantados, la clase obrera sufre la presión del miedo, el hambre y la desesperanza. Las condiciones de pobreza que históricamente han caracterizado a sectores de la clase obrera en zonas del planeta como Centroamérica, hacen que parte del proletariado pueda reaccionar desesperadamente y en desbandada. Sin embargo, este escenario no debe confundirnos, el proletariado aún en estas dificultades no ha perdido ni su combatividad ni su capacidad de desarrollar su consciencia como clase revolucionaria. Es cierto que toda esta situación en torno a la descomposición está generando un hundimiento de todas las sociedades del planeta, amenazando con arrastrar a la clase obrera y a la humanidad entera en un caos total, de muerte y destrucción. En este contexto, solo el proletariado está en la capacidad de convertirse en un referente político para el resto de las capas no explotadoras, al plantear sobre una base autónoma, unida e internacional, la superación de las relaciones capitalistas de producción. Al mismo tiempo, esta misión histórica del proletariado necesita la acción de su vanguardia, una acción que tienda a la conformación de una organización política proletaria mundial, que es componente del esfuerzo del proletariado de desarrollar su consciencia política, que actúa en todo momento en defensa de los intereses de la clase trabajadora, pero que a su vez es capaz de advertir los peligros y las dificultades por las cuales pasa el proletariado en esta lucha por reafirmarse como clase revolucionaria e internacional para actuar de forma organizada y unida, como el bombardeo ideológico permanente que hacen los servidores del capital y también el terror y el terrorismo que diversas facciones de la burguesía operan contra las tentativas de lucha de los trabajadores.
En este sentido, el proletariado no debe caer en el derrotismo de las clases medias desmoralizadas, ni en los cantos de sirena de los populismos de izquierda o derecha, ni en la trampa y la confusión que promueven algunos sectores de las burguesías regionales, principalmente la venezolana, que consiste en presentar el origen de estas migraciones y el crecimiento del hambre y la pobreza que las impulsa, como el resultado de la “aplicación de un modelo comunista”; en realidad, es el capitalismo, que en su derrumbe arrastra a la humanidad y frente a lo cual, sólo el proletariado tiene la capacidad, actuando como clase revolucionaria, unida e internacional, de plantear una real perspectiva de superación de este atolladero destruyendo este sistema de miseria, explotación y muerte.
Lo que debería entenderse es que la clase obrera emigrante bajo la manifestación de éxodo desesperado es víctima de la barbarie capitalista y que esta misma barbarie no solo ataca a los emigrantes si no también a todo el conjunto del proletariado mundial, tanto en Sudamérica, Europa, Asia, etc. Estos éxodos que venimos presenciando de Marruecos a Nicaragua, de Honduras a Venezuela, solo demuestran la barbarie a que nos arrastra el capitalismo y manifiesta abiertamente los golpes a las condiciones de vida de los obreros nativos y extranjeros en todos los países.[6]
El rechazo al migrante se repite en otros países de Latinoamérica como Brasil, Colombia, Ecuador o Perú, como resultado de una situación de crisis económica y social que despierta reacciones humanas instintivas en medio de una competencia feroz por sobrevivir, el temor a perder el empleo, el nacionalismo, dan origen a ideologías irracionales como la xenofobia, cuyas raíces están en la división de la sociedad en clases, naciones, culturas y en el hecho de que la fuerza de trabajo se convierte en la principal y única mercancía que el obrero puede vender para vivir.
En esas mismas líneas, la burguesía llámese populista de los Trump, Salvini, Orban, Le Pen o del nuevito Bolsonaro en Brasil o las del otro extremo de la burguesía democrática llámese, Merkel, Sánchez, Macron, López, Vizcarra, Moreno, ambas son burguesías y representan el mismo enemigo para el proletariado. Ambos bandos capitalistas se hagan llamar populistas, derecha “civilizada” e izquierda “humanitaria” son el mismo enemigo de la clase obrera.
La crisis masiva migratoria es una manifestación de la descomposición social del capitalismo, el hundimiento sistemático de las sociedades del planeta y la barbarie sin fin, son manifestaciones permanentes de este pútrido sistema. A pesar de que muchos han tenido que emigrar para poder sobrevivir, el proletariado no está derrotado, sigue resistiendo a los ataques a sus condiciones de vida (en Venezuela ha habido cerca de 11 mil protestas en lo que va del año), así como también lo hacen otras capas de la población, mostrando su indignación social.
Debemos seguir pensando que la única salida a esta terrible situación que tenemos frente a nosotros es la lucha decidida, unida e internacional del proletariado la que podrá guiar al resto de las capas sociales y que por su naturaleza como clase y fuerza social internacional puede afirmar por encima de todo que la CLASE OBRERA, NATIVA O EXTRANJERA, SIGUE SIENDO LA MISMA EN CUALQUIER LUGAR EN QUE SE ENCUENTRE, MARCANDO ASI LA PERSPECTIVA REAL DE SUPERACION DE SU MISERIA A ESCALA PLANETARIA.
Internacionalismo, sección en Perú de la Corriente Comunista Internacional
[1] https://es.internationalism.org/content/4359/marruecos-protesta-contra-la-barbarie-capitalista-los-emigrantes [1644]
[2] El Comercio, 26 de agosto 2018, periódico, Perú
[3] Ver nuestras "TESIS SOBRE LA DESCOMPOSICION [13]".
[4] Ver https://es.internationalism.org/accion-proletaria/201712/4258/para-lucha-contra-el-racismo-hay-que-luchar-contra-el-capitalismo [1634]
[5] Mara Salvatrucha (generalmente abreviado como MS, Mara, y MS-13) es una organización internacional de pandillas criminales asociadas que se originaron en Los Ángeles [1710] y se han expandido a otras regiones de Estados Unidos [1711] , Canadá [1712] , México [1713], el norte de Centroamérica [1714] (Guatemala [1715], El Salvador [1716], Honduras [1717], ) y en el sur de Europa (en Italia [1718] y España [1719]).
[6] Ver Crisis de la emigración en la frontera hispano – marroquí: la hipocresía de la burguesía democrática. https://es.internationalism.org/accion-proletaria/200510/206/crisis-de-la-emigracion-en-la-frontera-hispano-marroqui-la-hipocresia-d [1637]
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El 10 de octubre, dos camioneros del departamento de Seine-et-Marne lanzaron el 17 de noviembre un llamamiento a una manifestación por Facebook titulada: "Bloqueo nacional contra el aumento de los precios del combustible". Su mensaje se transmitió rápidamente por todas las redes sociales, reuniendo a más de 200.000 personas "interesadas". Las iniciativas y los llamamientos se multiplican. Sin sindicatos ni partidos políticos, se programan espontáneamente toda una serie de acciones, mítines y bloqueos. Resultado: el 17 de noviembre, según el Gobierno, 287.710 personas, repartidas en 2.034 puntos, paralizan cruces, rotondas, autopistas, peajes, aparcamientos de supermercados, etc. Estas cifras oficiales (¡y de admirable precisión!), emitidas por el Ministerio del Interior, fueron subestimadas en gran medida y de forma voluntaria. Según los "chalecos amarillos" eran más del doble. Los días siguientes, se mantienen algunos bloqueos, otros son más puntuales y aleatorios, movilizando a unos pocos miles de personas cada día. Unas diez refinerías de Total se ven interrumpidas por la acción simultánea de la CGT y de los "chalecos amarillos". El 24 de noviembre se lanza una nueva gran jornada de acción, denominada "2º Acto: Toda Francia a París". El objetivo es bloquear los lugares de prestigio y de poder de la capital: la avenida de los Campos Elíseos, la Plaza de la Concordia, el Senado y, sobre todo, el Elíseo[1]. "Hay que dar un golpe de gracia y acudir a París por todos los medios posibles (coche compartido, tren, autobús, etc.). ¡A París, porque allí está el gobierno! ¡Esperamos a todos, camiones, autobuses, taxis, VTC, agricultores, etc. ¡A todos!", proclama Eric Drouet, camionero de Melun, co-iniciador del movimiento y protagonista de la movilización. Finalmente no habrá tal mitin unitario, ya que muchos "chalecos amarillos" prefieren manifestarse localmente, a causa, a menudo, del coste del transporte. Sobre todo, la movilización ha bajado drásticamente. Sólo 8.000 manifestantes en París, 106.301 en toda Francia y 1.600 acciones. Aunque esas cifras gubernamentales subestiman fuertemente la realidad de la movilización, la tendencia es claramente a la baja. Sin embargo, en el movimiento, muchas voces afirman que están ganando. Lo más importante para los "chalecos amarillos" son estas imágenes de los Campos Elíseos "ocupados durante todo un día", que dan testimonio de "la fuerza del pueblo contra los poderosos"[2] Así, esa misma tarde, por Facebook también, se lanza la convocatoria para un tercer día de acción, previsto para el sábado 1º de diciembre: "Tercer Acto: ¡Macron dimisión!", destacando dos reivindicaciones: "aumento del poder adquisitivo y la supresión de los impuestos sobre el carburante".
Todos los periodistas, políticos y demás "sociólogos" destacan la naturaleza sin precedentes del movimiento: espontáneo, fuera de todo marco sindical o político, proteico, organizado principalmente a través de redes sociales, relativamente masivo, globalmente disciplinado, que evita por lo general las destrucciones y los enfrentamientos, etc. Este movimiento se describe, a lo largo y ancho de columnas de periódicos y platós de televisión, como un "OVNI sociológico".
Iniciado por los camioneros, el movimiento moviliza, como escribe su iniciador Éric Drouet, "camiones, autobuses, taxis, VTCs, agricultores", pero no sólo eso. Muchos pequeños empresarios "abrumados por los impuestos" también están presentes. Trabajadores asalariados, precarios, desempleados o jubilados llevan "chaleco amarillo" forman el mayor contingente. “Los ‘chalecos amarillos’ son más bien una Francia de empleados, cajeras de supermercados, técnicos, asistentes de guardería, que quieren defender el estilo de vida que han elegido para sí mismos: vivir un poco en las afueras, en paz, con vecinos que se les parecen, en un adosado con jardín, para quienes el ‘‘tocarles’’ el coche, aumentando los impuestos sobre el gasóleo, es como cuestionar su espacio privado", como analiza Vincent Tiberi. Según este profesor de Políticas de Burdeos, los "chalecos amarillos" "no sólo representan la Francia periférica, la Francia de los olvidados. Encarnan más bien lo que el sociólogo Olivier Schwartz llama la ‘pequeña clase media’. Trabajan, pagan impuestos, ganan demasiado para ser ayudados y no lo suficiente para vivir bien"[3].
De hecho, la magnitud de esta movilización es sobre todo testimonio de la inmensa cólera que ruge en las entrañas de la sociedad, y en particular en la clase obrera, ante la política de austeridad del gobierno de Macron. Oficialmente, según el Observatorio Francés de Coyunturas Económicas, la renta disponible anual de los hogares (es decir, lo que queda después de impuestos y contribuciones) se redujo en una media de 440 euros entre 2008 y 2016. Esto es sólo una parte muy pequeña de los ataques contra la clase obrera. A este aumento generalizado de los impuestos de todo tipo se suma el aumento del desempleo, la sistematización del empleo precario, la administración pública incluida, la inflación que afecta especialmente a las necesidades básicas, el precio inasequible de la vivienda, etc. La pobreza está incrementándose inexorablemente y, con ella, el miedo al futuro. Pero, más importante aún, lo que alimenta esta inmensa ira según los "chalecos amarillos" es "el sentimiento de ser despreciado"[4].
Ese sentimiento dominante de sentirse "despreciados", ninguneados por los gobernantes, el deseo de ser escuchado y reconocido por "los de arriba", para usar la terminología de los "chalecos amarillos", explica el medio de acción elegido: que se les vea con chalecos amarillos fluorescentes, bloqueando las carreteras, yendo al Senado o al Elíseo bajo las ventanas de la gran burguesía, ocupando "la avenida más hermosa del mundo"[5].
Los medios de comunicación y el gobierno destacan la destrucción y la violencia para hacer creer a la gente que cualquier lucha contra el incremento del coste de vida y el deterioro de las condiciones de vida de los explotados sólo puede conducir al caos y la anarquía con actos de violencia y vandalismo indiscriminados. Los medios de comunicación a las órdenes de la burguesía, especialistas en amalgamas, quieren hacer creer que los "chalecos amarillos" son "extremistas" que además lo único que quieren es "dar caña a la policía"[6] ¡Son las fuerzas de la represión las que, sobre todo, atacan y provocan! En París, el 24 de noviembre, dispararon sin cesar lacrimógenas, como tampoco cesaron las cargas de CRS[7] contra grupos de hombres y mujeres que marchaban tranquilamente hacia los Campos Elíseos. Además, ese día hubo pocos escaparates rotos[8], a diferencia cuando se celebró la victoria de Francia en el Mundial de Fútbol, en el mismo lugar cuatro meses antes. Aunque sí había algunos excitados "chalecos amarillos" que buscaban camorra con la policía ("black-blocks" o esbirros de "ultraderecha"), la gran mayoría no quería romper ni destruir nada. No querían ser "rompedores", sino "ciudadanos" "respetados" y "escuchados". Por eso, el llamamiento al "Tercer Acto" enfatiza que "habrá que hacerlo bien. Nada de destrucciones y sí 5 millones de franceses en la calle". E incluso: "Para asegurar nuestros próximos encuentros, proponemos la creación de "chalecos rojos", que se encargarán de expulsar a los destructores de nuestras filas. Sobre todo, no debemos perder la simpatía la población. Cuidemos nuestra imagen, amigos.”
El movimiento de los "chalecos amarillos", sí que tiene algo en común y revelador con la celebración de la selección francesa de fútbol: la presencia por todas partes de la bandera tricolor y de banderas regionales, el himno nacional cantado una y otra vez, el orgullo palpable de ser "el pueblo francés". Un "pueblo francés" que, unido, sería capaz de hacer doblegarse a los poderosos. La referencia en muchas mentes es la Revolución Francesa de 1789 cuando no la Resistencia de 1939-1945[9].
Ese nacionalismo exaltado, esa referencia al "pueblo", esas súplica a los poderosos, revela la verdadera naturaleza de este movimiento. La gran mayoría de los "chalecos amarillos" son trabajadores activos o jubilados empobrecidos, pero están en ese movimiento como ciudadanos del "pueblo de Francia" y no como miembros de la clase obrera. Se trata claramente de un movimiento interclasista en el que se mezclan todas las clases y capas no explotadoras de la sociedad. Son trabajadores (trabajadores, desempleados, precarios, jubilados) y pequeñoburgueses (artesanos, profesiones liberales, pequeños empresarios, agricultores y ganaderos). Parte de la clase obrera se ha puesto a remolque de los iniciadores del movimiento (pequeños empresarios, camioneros, taxistas, conductores de ambulancias). A pesar de la legítima ira de los "chalecos amarillos", entre los cuales muchos proletarios que no alcanzan "a fin de mes", este movimiento no es un movimiento de la clase obrera. Es un movimiento iniciado por pequeños empresarios que están cabreados por el aumento de los precios de los combustibles. Como lo atestiguan estas palabras del camionero que inició el movimiento: "Os esperamos a todos, camioneros, dueños de autobuses, taxistas, VTCs, agricultores etc. "¡A todos!". "A todos" y a todo "el pueblo francés" detrás de los camioneros, taxistas, agricultores, etc. Los trabajadores se encuentran ahí, diluidos en el "pueblo", atomizados, separados unos de otros como otros tantos individuos-ciudadanos, mezclados con los pequeños patrones, muchos de los cuales forman parte del electorado del hoy llamado Rassemblement National (Reunificación Nacional, el ex Frente Nacional de los Le Pen).
El terreno podrido en el que se ha embarcado un gran número de proletarios, entre los más empobrecidos, ¡no es el de la clase obrera! En este movimiento "apolítico" y "antisindical", ¡no hay ningún llamamiento a la huelga y a su extensión a todos los sectores! Ninguna convocatoria a asambleas generales soberanas en las empresas para discutir y reflexionar juntos sobre las acciones que llevar a cabo para desarrollar y unificar la lucha contra los ataques del gobierno. Este movimiento de revuelta "ciudadana" es una trampa para ahogar a la clase obrera en el "pueblo de Francia", del que las camarillas burguesas se han hecho forofos. Desde Marine Le Pen hasta Olivier Besancenot, Mélenchon y Laurent Wauquiez[10], "todos" van de hinchada, desde la extrema derecha hasta la extrema izquierda del capital, para apoyar este movimiento interclasista, con su veneno nacionalista.
En efecto, es la naturaleza interclasista del movimiento de "chalecos amarillos" lo que explica por qué Marine Le Pen saluda un "movimiento legítimo" del "pueblo francés"; por qué Nicolas Dupont-Aignan, presidente de Debout La France[11], apoya este movimiento: "Debemos bloquear a toda Francia (...), la población francesa debe decirle a este gobierno: ¡basta ya!" ¿Por qué Laurent Wauquiez, presidente de Les Républicains, llama a los "chalecos amarillos" "personas dignas y decididas, que sólo quieren que se oigan las dificultades de la Francia que trabaja"?, ¿por qué el diputado Jean Lassalle, jefe de Résistons[12], es una de las figuras del movimiento con su chaleco amarillo en la Asamblea Nacional y en la calle? Pues porque la derecha y la extrema derecha reconocen claramente en los "chalecos amarillos" un movimiento que para nada pone en peligro el sistema capitalista. Sobre todo, lo ven como una forma muy eficaz de debilitar a su principal competidor en las próximas elecciones, la camarilla de Macron, cuya autoridad y capacidad para gestionar la paz social se está socavando gravemente.
En cuanto a la izquierda y la extrema izquierda, denuncian la recuperación de la derecha y la extrema derecha, rechazan a los "fachas que contaminan el movimiento", y lo apoyan más o menos abiertamente. Tras una espera prudencial, Jean-Luc Mélenchon, al frente de La France Insoumise, va ahora con su estilo palabrero saludando "el movimiento revolucionario de amarillo", un movimiento "popular" y "de masas". Hay que decir que ahí está como pez en el agua, él y su Francia insumisa, sus banderas azul-blanco-rojas, su bufanda tricolor que saca en cuanto puede, y su voluntad de "federar al pueblo contra la oligarquía" en las urnas.
El apoyo de todos los sectores del espectro político burgués,[13] y especialmente de la derecha y la extrema derecha, muestra que el movimiento de los "chalecos amarillos" no es de naturaleza proletaria y no tiene nada que ver con la lucha de clases. Si todos estos partidos del aparato político de la burguesía utilizan a los "chalecos amarillos" para debilitar a Macron, con la esperanza de cosechar los beneficios electorales, saben que este movimiento no fortalece en modo alguno la lucha del proletariado contra su explotación y opresión[14].
En este tipo de movimiento interclasista, el proletariado no tiene nada que ganar porque siempre es la pequeñoburguesía la que da el tono al movimiento (y dicho sea de paso, en Francia, el amarillo es el color… ¡de los esquiroles!). Además, entre los ocho portavoces designados el 26 de noviembre, hay una abrumadora mayoría de propietarios de pequeñas empresas o autoempresarios.
Son pues los objetivos de la pequeñaburguesía, sus consignas, sus métodos de lucha lo que se imponen a todos. En apariencia, esa capa social es muy radical. Al estar aplastada y desclasada por el Capital, su ira puede explotar violentamente, denunciando la injusticia e incluso la barbarie de la gran burguesía y su Estado. Pero en el fondo, a lo que aspira es a ser "reconocida", y no a ser "despreciada" por las élites de "arriba", o mejor dicho, para algunos de sus miembros que sueñan con elevarse hacia las capas superiores de la burguesía, y para que eso ocurra su negocio debe florecer. Eso es lo que explica sus reivindicaciones a través del movimiento de los "chalecos amarillos": un gasoil más barato y menos impuestos para que sus empresas funcionen y se desarrollen, con sus acciones de bloqueo de carreteras, unas capas vestidas de amarillo para ser vistas y honradas, concentrándolo todo en la persona de Macron ("¡Macron dimite!") todo un símbolo del deseo de ser califa en lugar del califa, y una ocupación de "la avenida más hermosa del mundo", escaparate real y simbólico del lujo capitalista.
El movimiento de los "chalecos amarillos" también está infiltrado, aunque no sea masivamente, por la ideología del populismo. Un movimiento "inédito", "proteico", que dice estar en contra de los partidos políticos, denunciando la inercia de los sindicatos y.... ¡apoyado desde el principio por Marine Le Pen! No fue una coincidencia desafortunada, o el resultado de un pequeño grupo de individuos a contracorriente del movimiento, si el 20 de noviembre, unos "chalecos amarillos", al descubrir migrantes escondidos en un camión cisterna, los denunciaron a la gendarmería. Algunos manifestantes quisieron salvar a aquellos migrantes que arriesgaban sus vidas encerrados en las cisternas, pero otros los entregaron deliberadamente. Los comentarios de algunos "chalecos amarillos" durante el arresto filmados y difundidos dan náuseas: "¿Sonríes, hijo de puta?", "¡Cuerda de hijos de puta!", "Una vez más, van a servir para sacarnos más impuestos", y así.
La magnitud de este movimiento interclasista se explica por la dificultad de la clase obrera para expresar su combatividad a causa de todas las maniobras sindicales para sabotear las luchas (como hemos visto recientemente con la larga "huelga intermitente" en la SNCF, los ferrocarriles franceses,). Por eso el descontento contra los sindicatos que existe dentro de la clase obrera está siendo recuperado por quienes iniciaron el movimiento. Lo que muchos partidarios del movimiento de los "chalecos amarillos" quieren transmitir es que los métodos de lucha de los proletarios (huelgas, asambleas generales soberanas y manifestaciones de masas, comités de huelga, etc.) no llevan a ninguna parte. O sea que, a partir de ahora, habría que confiar en los pequeños empresarios (que protestan contra los impuestos y los aumentos de impuestos) para encontrar otros métodos de lucha contra "la vida cara", reuniendo a todo el "pueblo de Francia"!
Muchos obreros en "chaleco amarillo" culpan a los sindicatos porque no "hacer su trabajo". Ahora vemos que la CGT intenta correr detrás convocando una nueva "jornada de acción" para el 1º de diciembre. Podemos estar seguros de que la CGT y los demás sindicatos seguirán "haciendo su labor", la de encuadrar la combatividad de los trabajadores para evitar cualquier movimiento espontáneo en un terreno de clase.
Muchos trabajadores se han movilizado contra la pobreza, los incesantes ataques económicos, el desempleo, la inseguridad laboral... Pero al unirse a los "chalecos amarillos", estos trabajadores han perdido temporalmente el rumbo, poniéndose a remolque de un movimiento que lleva a un callejón sin salida.
La clase obrera debe defender sus condiciones de vida en su propio terreno, como clase autónoma, contra la unión sagrada de todos los "anti-Macron" que manipulan la ira de los "chalecos amarillos" para ganar la mayor cantidad de votos en las elecciones. No debe delegar y confiar su lucha en capas sociales reaccionarias, ni en los partidos que pretenden apoyarlas, ni en los sindicatos que son sus falsos amigos. Todo "ese bonito plantel", cada uno con su propio dogma, ocupa y escruta por los cuatro costados el ámbito social para impedir que se afirme la lucha de clases autónoma de los proletarios.
Cuando la clase obrera se afirma como clase autónoma desarrollando una lucha masiva, en su propio terreno de clase, arrastra trás ella a una parte cada vez mayor de la sociedad, tras sus propios métodos de lucha y consignas unitarias, y finalmente su propio proyecto revolucionario para la transformación de la sociedad. En 1980, en Polonia, se inició un gran movimiento de masas a partir de los astilleros de Gdansk tras el aumento del precio de los productos de primera necesidad. Para enfrentarse al gobierno y hacerlo retroceder, los obrero se agruparon, se organizaron como clase contra la burguesía "roja" y su estado estalinista[15] Las demás capas de la población se unieron ampliamente a aquella lucha masiva de la clase explotada.
Cuando el proletariado desarrolla su lucha, son las asambleas masivas, soberanas y generales abiertas a "todo el mundo" lo que están en el centro del movimiento, lugares donde los proletarios pueden organizarse juntos, reflexionar sobre consignas unitarias, sobre el futuro[16]. No hay sitio entonces para el nacionalismo, sino que, al contrario, los corazones vibran por la solidaridad internacional pues “los proletarios no tienen patria” Por eso los obreros deben negarse a cantar la Marsellesa y a ondear la bandera tricolor, la bandera de los versalleses que asesinaron a 30.000 proletarios en la Comuna de París en 1871.
Hoy, la clase explotada tiene dificultades para reconocerse a sí misma como clase, y como única fuerza en la sociedad capaz de establecer una relación de fuerzas a su favor contra la burguesía. La clase obrera es la única clase de la sociedad capaz de ofrecer un futuro a la humanidad, desarrollando sus luchas, en su propio terreno, por encima de todas las divisiones corporativistas, sectoriales y nacionales. Hoy, los proletarios hierven de rabia, pero no saben cómo luchar para defender sus condiciones de vida frente a los crecientes ataques de la burguesía. Han olvidado sus propias experiencias de lucha, su capacidad de unirse y organizarse sin esperar instrucciones de los sindicatos.
A pesar de la dificultad del proletariado para recuperar su identidad de clase, el futuro sigue perteneciendo a la lucha de clases. Todos aquellos que son conscientes de la necesidad de la lucha proletaria deben tratar de agruparse, discutir, aprender las lecciones de los últimos movimientos sociales, reflexionar sobre la historia del movimiento obrero y no ceder a las sirenas aparentemente radicales de las movilizaciones "ciudadanas", "populares" e interclasistas de la pequeña burguesía!
"La autonomía del proletariado frente a las demás clases de la sociedad es la condición esencial para el desarrollo de todas sus luchas hacia su objetivo revolucionario. Todas las alianzas interclasistas y particularmente las que se proponen con fracciones concretas de la burguesía, no conducen más que a su desarme ante el enemigo, a hacerle abandonar el único terreno donde puede templar sus fuerzas: su terreno de clase."[17].
Révolution Internationale, periódico de la CCI en Francia, 25 de noviembre de 2018
[1] Palacio donde reside el presidente de la República Francesa
[2] Testimonio recogido por militantes de la CCI en los Campos Elíseos.
[3] « Les chalecos amarillos, un mouvement inédit dans l’histoire française”, Le Parisien (24 novembre 2018).
[4] Esa idea es omnipresente en las redes sociales.
[5] Es el título que se le da en Francia a los Campos Elíseos
[6] Cabe señalar que tal mensaje no se hizo pasar de manera directa, sino “subliminal” : en BFM-TV (el principal canal ‘‘todo noticias”), por ejemplo, mientras que periodistas y “especialistas” insistían en que había que distinguir entre “verdaderos chalecos amarillos” y “destructores”, en la pantalla las imágenes de destrucciones en los Campos Elíseos pasaban “en bucle” hasta la saciedad.
[7] Compañías Republicanas de Seguridad, policía especialista en el mantenimiento del orden.
[8] Los deterioros se debieron sobre todo a las barricadas hechas con mobiliario urbano y a los proyectiles disparados por la policía.
[9] En los Campos Elíseos podía oírse a algunos « chalecos amarillos » afirmar que “Con Macron hay que hacer como la Résistancia con los “boches” (despectivo por “alemán”), acosarlo día tras día hasta que se vaya”.
[10] El primero es el portavoz del NPA (Nuevo Partido Anticapitalista) último avatar del trotskismo (ex Liga Comunista Revolucionaria). Melanchon es el dirigente de Francia Insumisa, un partido formado por descontentos del PS (del que Melanchon fue dirigente), del PC, izquierdistas y otros. Wauquiez es el jefe de Los Republicanos, o sea la derecha (Sarkozy)
[11] O “¡Arriba Francia!”, pequeño grupo de ultraderecha próximo al RN de Le Pen.
[12] « Resistamos”. Lassalle, diputado ex centrista y un tanto folclórico.
[13] Incluidos el NPA citado y LO (Lutte Ouvrière, otro partido trotskista).
[14] Solo el mundo sindical ha criticado con fuerza a los “chalecos amarillos”, como también los “chalecos amarillos” rechazan en gran medida todo control sindical.
[15] Ver nuestro artículo en Revista Internacional nº 27 Un año de luchas obreras en Polonia, /content/2318/un-ano-de-luchas-obreras-en-polonia [449] .
[16] Una de las consignas principales de los Indignados en 2011 era: “Desde la plaza Tahrir a la Puerta del Sol”, subrayando así el sentimiento de los manifestantes en España de estar vinculados a quienes se habían movilizado semanas antes en los países árabes con peligro por sus vidas. Ver De la Plaza Tahir a la Puerta del Sol, https://es.internationalism.org/cci-online/201105/3106/de-la-plaza-tahrir-a-la-puerta-del-sol [310] ; 2011, de la indignación a la esperanza, /content/3349/2011-de-la-indignacion-la-esperanza [460] y Huelga del metal de Vigo, los métodos proletarios de lucha, /content/910/huelga-del-metal-de-vigo-los-metodos-proletarios-de-lucha [131]
[17] Plataforma de la CCI adoptada en su Primer congreso (enero de 1976) : https://es.internationalism.org/print/book/export/html/3550 [1721]
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A finales de diciembre de 2018 falleció el novelista israelí Amos Oz, a la edad de 79 años. Amén de ser un distinguido escritor de novelas que daban cuenta de la turbulenta historia del Estado israelí moderno, fue también un crítico consistente de sus políticas cada vez más militaristas. En 1967, en medio de la euforia por la victoria en la Guerra de los Seis Días, Oz fue uno de los pocos que llamaron la atención sobre la influencia moralmente corruptora que la ocupación podía extender a toda la sociedad israelí. Defendió el cese inmediato de la ocupación y la creación de un Estado palestino junto a Israel. Este punto de vista podía parecer radical para la época, pero no tardaría mucho en popularizarse, y de hecho acabó siendo el punto fundamental de los acuerdos de Camp David del año 2000.
No obstante, en la era del populismo desenfrenado, incluso una propuesta tan moderada como esta parece algo completamente utópico. El gobierno de derechas de Netanyahu, que ha hecho todo lo posible por frustrar cualquier avance hacia la formación de un Estado palestino, se está enfrentando a una presión cada vez mayor de su ala más derechista, que ha llegado a exigir abiertamente la creación del ''Gran Israel'' – la solución de un Estado Único, que más que seguramente acabaría suponiendo la deportación en masa de árabes palestinos. Al mismo tiempo, el movimiento nacionalista palestino está cada vez más dominado por facciones islamistas, que no se contentarán con otra cosa que no sea la destrucción militar del Estado sionista, lo que sin duda exigiría otra deportación masiva: la de los judíos israelíes.
En medio de esta atmósfera cada vez más viciada, no podemos por menos que dar la bienvenida a la aparición de un texto que es una de esas raras expresiones de posiciones genuinamente internacionalistas, que nos llegan del mismo Israel. El autor de este artículo asume la posición marxista de que todas las luchas y consignas nacionales, en la época de declive histórico del capitalismo, se han vuelto reaccionarias, y no duda en defender que la única vía de salida a la trampa tendida por el imperialismo en Israel y Palestina es la unificación de los obreros de ambos países en líneas de clase, y la lucha por la revolución proletaria contra todos los Estados burgueses.
El compañero llama correctamente a la formación de un partido revolucionario que asuma esta perspectiva. Por nuestra parte defenderíamos que esto sólo es posible como parte de un proceso de desarrollo internacional de la lucha de la clase obrera, sobre todo en los centros principales del capitalismo mundial, a través del cual el proletariado se reapropie de su proyecto histórico por el comunismo. De esta forma, es de esperar que toda unidad duradera entre obreros palestinos e israelíes sólo sea posible como parte de una reavivación de la lucha de clases a nivel internacional, como parte de un movimiento que sea capaz de hacer retroceder la oleada de nacionalismo y xenofobia que ha estado creciendo en intensidad por todas partes en los últimos años, pero que debido a la historia particular de la región goza de una fuerza añadida en Israel y Palestina.
No obstante, la aparición incluso de una pequeña minoría, que defiende una alternativa proletaria en el Medio Oriente, es un vínculo vital con este futuro revolucionario que no solo es aún posible sino más necesario que nunca.
Las elecciones generales anticipadas en Israel, convocadas para abril de 2019, estarán marcadas por la inestabilidad del Estado sionista. La decisión del Primer Ministro Benjamín Netanyahu de llamar a elecciones anticipadas representa el callejón sin salida en el que se ha metido el gobierno de Tel-Aviv. Además de la ya esperada decisión del fiscal general de Israel de acusar a Netanyahu de soborno y fraude, un factor que ha contribuido a su decisión de anticipar las elecciones, el régimen sionista se enfrenta a una terrible crisis económica y política.
En términos económicos, la clase obrera israelí ha sentido en carnes propias un amargo deterioro de sus condiciones de vida, así como de su capacidad para seguir pagando la factura de décadas de ocupación militar. Los sistemas sanitario y educativo no reciben fondos suficientes, el coste de bienes de consumo y servicios aumenta, y muchas capas de entre los obreros empobrecidos del país se ven incapaces de hacer frente a su lamentable situación económica. Así, el 20% de los israelíes viven en la pobreza, en uno de los países con más desigualdad en Occidente.
En términos políticos, Israel se enfrenta a las facciones armadas palestinas de la franja de Gaza, que resisten contra sus fuerzas de ocupación. La frontera sur es inestable debido a los continuos intentos de los militantes islámicos de Hamas por fortalecer la resistencia armada en torno al muro fronterizo; los militantes islamistas lanzan misiles contra la población israelí del sur y cavan túneles para atacar al Ejército. En la frontera norte, Israel lanza ataques continuos contra las bases de la Guardia Revolucionaria iraní en Siria. Por añadidura, las fuerzas israelíes están más cerca que nunca de otra guerra con Hezbollah. Apoyado por la administración estadounidense, Israel impulsa políticas fronterizas agresivas para derribar a los islamistas de Gaza (enclave que se enfrenta a una situación humanitaria terrible debido al bloqueo israelí) y echar a las milicias iraníes de Siria (con el temor de que puedan asistir a Hezbollah si finalmente estalla el conflicto).
Así las cosas, la situación que enfrenta el régimen israelí está marcada por la inestabilidad y las crisis continuas. Siendo un Estado de Apartheid, Israel busca mantener una situación en la que la clase obrera asuma el coste de la ocupación y de la agresividad militar del país, y que al mismo tiempo acepte el modo capitalista en el que el gobierno administra la economía. La clase dominante israelí, que lucha contra el movimiento nacionalista del Boicot, Desinversión y Sanciones (BDS) y recibe apoyo de líderes fascistas y populistas de derecha del exterior, oprime a las masas para poder mantener con vida el proyecto de ocupación sionista. Hay muchos jóvenes y trabajadores israelíes que no están dispuestos a seguir aceptando esta situación de opresión nacional y cruel explotación capitalista en Israel. Los partidos de oposición ya han conseguido movilizar a algunos de estos sectores contra el gobierno de Netanyahu, aunque estos partidos siguen sirviendo a la élite burguesa israelí.
El sistema político israelí es frágil y está fragmentado. Tradicionalmente, los partidos de derecha están organizados en torno al partido Likud, encabezado por el Primer Ministro Netanyahu. Sin embargo, incluso entre los partidos de derecha que gobiernan el país podemos encontrar escisiones y crisis. Aunque la facción política más notoria del Knesset [Parlamento israelí] es el Likud, una formación neo- liberal y ultra- chovinista establecida en 1973, existen otros partidos más pequeños cuyas posiciones son mucho más nacionalistas y chovinistas. Estos partidos promueven medidas a favor de la formación del Gran Israel, lo que conllevaría la expulsión de los palestinos. La única formación ''de centro'' que se unió a la coalición de Netanyahu está formada de ex- miembros del Likud, que no obstante también colaboraron con él y con la derecha para llevar la economía del país a los extremos del capitalismo.
Los partidos de oposición a Netanyahu no son homogéneos, en términos políticos e ideológicos. Entre ellos está el Partido Laborista, cuyas posiciones oportunistas y chovinistas generan desconfianza en la mayoría de los israelíes, y la pequeña formación social- demócrata y sionista Meretz, que cuenta con un electorado reducido. Los palestinos residentes en Israel están representados por una lista conjunta de partidos nacionalistas en la que el estalinista Partido Comunista de Israel tiene un papel central. El problema de este popurrí de centro- izquierda no es sólo que sea políticamente heterogéneo, sino que ninguno de sus miembros tiene nada que ofrecer a la clase obrera palestina e israelí. Ni la pseudo- izquierda sionista ni los partidos comunistas y árabes anti- sionistas ofrecen salida alguna a décadas de ocupación, capitalismo brutal, austeridad y continuas crisis sociales.
La situación es lamentable, aunque comprensible dada la naturaleza de Israel como un Estado de ocupación que sigue colonizando contra las masas de Palestina. La cuestión de la ocupación israelí tiene una importancia capital en la política del país. Mientras que la derecha apuesta por intensificar la ocupación y la colonización, la pseudo- izquierda sigue proponiendo la ya caduca solución de los Dos Estados en la que se establecería junto a Israel un pequeño Estado palestino a lo Bantustán [la región de las reservas tribales de Sudáfrica]. Así, aunque existe un gran deseo generalizado en las masas de poner fin a este sangriento conflicto, la derecha prospera y extiende el chovinismo radical y un venenoso nacionalismo, en aras de dividir a la clase obrera sobre líneas nacionales. La pseudo -izquierda no propone más que soluciones basadas en el orden imperialista, en las que el sistema capitalista seguiría oprimiendo y explotando a las masas. Con la ausencia de una alternativa genuina a más de 100 años de conflictos, el nacionalismo florece y el chovinismo sigue frustrando toda posibilidad de reconciliación entre los obreros israelíes y sus homólogos palestinos.
La nueva moda en algunos círculos izquierdistas es la idea de un Estado bi- nacional de Israel-Palestina, un Estado que daría la ''auto- determinación'' a las dos naciones. Es una idea que se está popularizando en los medios radicales y que expresa su desengaño de la perspectiva de crear dos Estados nacionales independientes en Palestina. Sin embargo, el lema de la ''auto- determinación'' es engañoso. En la era del imperialismo y la decadencia del capitalismo, exigir la auto- determinación significa exigir el establecimiento de un régimen burgués. Desde el punto de vista de la clase obrera, la idea de levantar un Estado burgués es un callejón sin salida en términos de lucha de clases. Aparte del hecho de que llamar a la auto- determinación en el marco del capitalismo constituye una peligrosa ilusión en el orden burgués, esta postura llevaría a una situación en la que la clase obrera sería incapaz de verse como algo separado de la burguesía nacional. Así, tendríamos una clase obrera dividida en líneas nacionales. Los revolucionarios de países en los que exista un proletariado capacitado para la acción revolucionaria no pueden quedarse en llamar a la ''auto- determinación''.
Una amplia variedad de izquierdistas llama a votar a partidos determinados – liberales, reformistas, estalinistas o trotskistas – para salvar a la democracia burguesa israelí de ser aplastada por el fascismo. Sin embargo, esta posición refleja la creencia de que, en la época del imperialismo, la democracia burguesa es un régimen democrático genuino y no una pura y simple ilusión. Las masas desean genuinamente tener una democracia, y los fascistas desean, también genuinamente, destruir lo que queda de la democracia burguesa. No obstante, la idea de que el fascismo fracasará si triunfan los partidos liberales/demócrata-burgueses en las elecciones generales no es sólo una ilusión sino una estrategia política que debilita el poder de la clase obrera como actor revolucionario. El fascismo debe ser derrotado por las masas mediante la acción revolucionaria directa e independiente, no por aquéllos que defienden o apoyan al capitalismo.
Los actuales partidos de ''izquierda'' del sistema político israelí no se diferencian de esos otros partidos europeos y norteamericanos que defienden el orden capitalista, y que difunden ilusiones sobre la posibilidad de resolver la cuestión nacional en el marco del capitalismo. Defienden un orden en decadencia, que está sufriendo ya sus estertores mortales. Estos partidos no pueden aglutinar a las masas en torno suya y el proletariado los desprecia y desconfía de sus líderes y de su programa. El proletariado necesita su propio Partido revolucionario que lleve adelante el programa comunista; sin embargo, el juego que sugieren algunos reformistas y estalinistas, es decir, el de participar en el parlamento burgués y ponerse a esperar a que la revolución caiga del cielo, es falso y engañoso. La mistificación de la democracia burguesa nace de un análisis incorrecto de aquéllos que creen firmemente en nociones como la ''ciudadanía''. De hecho, en una sociedad de clases la única democracia verdadera, es decir la dominación del proletariado, sólo puede conseguirse mediante la revolución proletaria. Esto no significa que la revolución esté a la vuelta de la esquina; ya que requiere la intervención consciente del proletariado. No obstante, los trabajadores nunca lograrán emanciparse con ilusiones sobre la participación en los parlamentos burgueses.
Este análisis no está orientado a llamar a la clase obrera de Israel y Palestina a destrozar las urnas, sino a organizarse en un partido revolucionario unificado basado en un programa comunista. La única forma de deshacerse del capitalismo, así como del nacionalismo y las guerras, pasa por la revolución. Los proletarios no tienen patria y por tanto deben unirse todos para construir la sociedad comunista del futuro.
DS
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Crisis económica, espectro de una represión mayor todavía, mayor pobreza, inseguridad a mansalva, previsión de duros ataques anti obreros, amenazas de guerra, riesgos de caos vinculados a la personalidad misma del nuevo presidente, Bolsonaro, que asumió el cargo el 1º de enero de 2019. Más allá de la persona de Bolsonaro, el cual, ya por sí solo, simboliza lo que los tiempos en que vivimos pueden producir de más siniestro y repugnante, hay una ley que podemos estar seguros de que podrá seguir comprobándose: cualquiera que sea la etiqueta política del nuevo presidente y de sus ministros, cualquiera que sea su personalidad, no dejará de hacer pagar a los explotados, incluso más que sus predecesores, por la crisis del capitalismo que se está profundizando.
Frente a todos esos peligros, sólo la clase obrera, mediante sus luchas de resistencia, es capaz de oponerse a la lógica mortífera del capitalismo y abrir otra perspectiva. A pesar de que el proletariado de Brasil tiene las mismas dificultades que el proletariado mundial para reconocerse como una clase con intereses antagónicos a los del capitalismo, será basándose en las experiencias de lucha de un pasado a veces reciente como el proletariado tendrá que replicar a unos ataques que se barruntan muy violentos, y esto, en el dificilísimo contexto social de una sociedad en descomposición[1]. Cuanto más se libere la conciencia del proletariado de todos los engaños y mistificaciones de la clase burguesa, de derechas como de izquierdas, tanto más se fortalecerá su lucha, tanto más podrá, en el futuro, reafirmar explícitamente el objetivo de la lucha, o sea, el establecimiento de otra sociedad, sin clases ni explotación.
La delincuencia y el crimen son, obviamente y sobre todo, una consecuencia de la miseria económica y moral de la sociedad, producto de la putrefacción de raíz de la sociedad capitalista. Las cotas alcanzadas hoy hacen insoportable la vida cotidiana en algunos países de América Latina, como Honduras y Venezuela; a menudo son la causa principal de la emigración masiva y precipitada. La situación en Brasil se ha deteriorado gravemente en los últimos años, impulsando al país, y a algunas de sus ciudades en particular, a un nivel muy alto en la índice mundial de la delincuencia. Las siguientes estadísticas dan una idea concreta del infierno diario al que están sometidos los sectores más desfavorecidos de la población.
"Brasil es uno de los “record mundial” del homicidio, con 60.000 al año para una población de casi 208 millones. Cada año, el 10% de las personas asesinadas en el mundo son brasileños. Cerca de 50 millones de brasileños mayores de 16 años -casi un tercio de la población adulta- conocen a alguien asesinado, según una investigación realizada para "Instinto de Vida" (...). Casi 5 millones de personas heridas por armas de fuego y cerca de 15 millones conocen a alguien que ha sido asesinado por la policía, una de las fuerzas ‘del orden’ más mortíferas del mundo". (Brazil’s biggest problem isn’t corruption — it’s murder [1724]; El mayor problema de Brasil no es la corrupción, es el crimen)
"Según otro estudio, la tasa de homicidios en 2017 es de 32,4 por 100.000, con 64.357 homicidios. En 2016, Brasil alcanzó un récord: 61.819 asesinatos, o un promedio de 198 asesinatos por día, o sea una tasa de homicidios de 29,9 por cada 100.000 habitantes. Siete de las veinte ciudades más violentas del mundo son brasileñas debido al aumento de la violencia callejera". (https://pt.wikipedia.org/wiki/Violência_no_Brasil [1725]).
El aumento de la delincuencia y la inseguridad están llevando a una parte cada vez mayor de la población hacia la más profunda desesperación. Es una plaga que corroe la sociedad y que no tiene solución posible bajo el capitalismo, ni siquiera la más mínima posibilidad de atenuación.[2]
En la campaña electoral de Bolsonaro, la lucha contra la violencia y la corrupción fue una prioridad entre sus promesas. Se comprometió a "combatirlas radicalmente", con medidas que llevan la marca del personaje. Detrás de sus promesas electorales de declarar la guerra al crimen, la perspectiva es, en realidad, la de un aumento de la barbarie. Haciendo un balance crítico de las políticas aplicadas hasta ahora, dijo: "la violencia no puede combatirse con políticas de paz y amor", por lo que es necesario "aumentar el rendimiento de la policía", "duplicar el número de personas matadas por la policía". Podemos imaginar la carnicería en perspectiva cuando, "entre 2009 y 2016, 21.900 personas perdieron la vida como consecuencia de acciones policiales. Casi todos son hombres de entre 12 y 29 años, de los cuales las tres cuartas partes son negros". (Guaracy Mingardi, ex especialista en seguridad y Secretario Nacional de Seguridad Pública, en una entrevista al HuffPost Brasil).
En realidad, no sólo no se reducirá la delincuencia, sino que aumentarán las víctimas de la policía. Y las primeras víctimas serán, en primer lugar, las de los barrios pobres, que ya son los primeros en sufrir la delincuencia.[3]
También hay motivos para temer que el aumento de la violencia no sólo se deba a los delincuentes o a la policía, sino también a ese apéndice siniestro y clásico de la extrema derecha, esas bandas reclutadas en el lumpen, que existen en Brasil desde hace tiempo.
En cuanto a la lucha contra la corrupción, Bolsonaro ha tomado una "medida contundente" nombrando ministro de Justicia al ex juez anticorrupción Sergio Moro, formado por la CIA para la operación “Lava Jato” (2014-2016), un juez cuyo objetivo han sido algunos personajes políticos específicos a la vez que preservaba a otros tanto o más corruptos.
La elección de Bolsonaro forma parte de la dinámica global, verificable a nivel internacional, del surgimiento de "líderes fuertes y con retórica belicosa", como lo ilustró el ejemplo caricaturesco de la elección de Duterte en Filipinas. Esto es consecuencia de la descomposición del capitalismo, enredado en sus inextricables contradicciones. El fenómeno es más palpable en Brasil, con la inseguridad y el crimen: los temores que generan sirven para el ascenso al poder de personajes como Bolsonaro.
Sin embargo, por importante que sea, ese factor no ha sido determinante en la elección de Bolsonaro. Y la prueba es que otro candidato, el mejor político al servicio del capital nacional brasileño desde la época de Getulio Vargas[4], habría salido elegido, según todas las encuestas, en la primera vuelta de las elecciones si hubiera podido presentarse, a pesar de la acusación de corrupción en su contra. Ese candidato es Lula, a quien metieron y sigue en la cárcel para evitar que se presentara y allí.
¿Cómo explicar la persistencia de una popularidad como la de Lula? Simplemente porque no parecía tan corrupto como todos los demás políticos que se presentaban a las elecciones procedentes de todos los bandos. Es incluso lo contrario, porque lo que realmente parecía más exacto, y que está en consonancia con la realidad, es que la acusación y la sanción contra él fueron particularmente severas, dadas las acusaciones presentadas y en comparación con lo que les tocó a otros políticos inmersos en escándalos y que salieron del paso sin mayores problemas, como Michel Temer del PMDB (Partido do Movimento Democrático Brasileiro), por ejemplo.
La alta cota de Lula en las encuestas no significa que su imagen no se haya erosionado con el tiempo, particularmente en la clase obrera, debido a los ataques anti obreros que llevó a cabo durante sus dos mandatos sucesivos[5]. Pero en general parecía ser un mal menor, habida cuenta de su renombre frente a todos los demás candidatos. Su popularidad era mayor que la de su propio partido, el PT (Partido dos Trabalhadores), de lo cual habrá de sufrir el candidato nombrado por ese partido una vez que Lula quedó definitivamente inhabilitado para presentarse. Lula habría derrotado sin duda a Bolsonaro en la primera vuelta; en cambio Haddad, el candidato del PT, fue ampliamente derrotado por Bolsonaro en la segunda vuelta. Esta diferencia entre Lula y el PT no es sorprendente, ya que, durante tres mandatos consecutivos, ese partido ha estado involucrado en muchos casos de corrupción, pero también ha apoyado todas las políticas de austeridad: las de los dos mandatos de Lula y las de Dilma Rousseff, durante su primero y los pocos meses de su segundo, antes de ser destituida.[6]
Es sorprendente el contraste entre las habilidades políticas de Lula, por un lado, y la notoria incapacidad que parece afligir a Bolsonaro por otro. ¿Por qué la burguesía ha asignado tal destino a uno de los suyos cuando hasta hoy parecía ser el actor principal (durante sus dos mandatos de 2002 a 2010) de la emergencia de Brasil en el escenario internacional y del segundo milagro brasileño?[7] En realidad, el derribo de Lula forma parte de una estrategia en la que Estados Unidos ha desempeñado un papel de primer plano. El objetivo era que Brasil volviera a estar bajo influencia directa de EEUU. Brasil, séptima potencia económica mundial, llevaba años, desde el primer mandato de Lula, quitándose de encima tal influencia. (Los gobiernos anteriores a Lula estaban totalmente sometidos a Estados Unidos).
Tras la disolución del bloque occidental, Brasil se fue emancipando de la tutela de Estados Unidos.
Mucho antes de que se formaran los dos bloques antagónicos rivales tras la Segunda Guerra Mundial, el estadounidense y el ruso, Latinoamérica había sido el patio trasero de Estados Unidos hasta que, tras el desmoronamiento del bloque del Este, el del Oeste desapareciera a su vez. Hasta 1990, el Tío Sam pudo defender eficazmente su coto de caza contra cualquier intento de intrusión del bloque imperialista rival. Asimismo, integró a los países del continente sudamericano en redes de acuerdos comerciales bilaterales o multilaterales que han beneficiado principalmente a Estados Unidos. Para servir sus intereses, el Tío Sam hacía y deshacía gobiernos a su antojo, por ejemplo, estableciendo dictaduras de extrema derecha para luchar contra cualquier intento de establecer gobiernos de izquierda que pudieran transmitir la influencia del bloque antagonista. Así fue, en particular, con Argentina, Chile y Brasil en las décadas de 1960 y 1970. Del mismo modo, cuando tal amenaza se alejaba, Estados Unidos podía también apoyar un proceso democrático para poner fin a una dictadura. Así fue con Brasil en 1984 para conseguir que un gobierno democrático pusiera fin a la excesiva rigidez en la gestión del capital nacional por parte de un Estado dirigido por militares, haciéndolo así más apto para la penetración norteamericana.[8]
Fue de hecho esa gestión militar del Estado la que inspiraba a Bolsonaro cuando defendía la idea de que "se fusilara al presidente Fernando Henrique Cardoso por haber privatizado", y ahora resulta que ésa es una medida faro de su gobierno.
Tras la disolución del bloque occidental, Brasil, al igual que otros países de América del Sur y del mundo, aprovechó el descenso de la presión estadounidense para jugar su propia baza geopolítica. Y pudo así distanciarse económica y políticamente de Estados Unidos. En efecto, durante todo el período de la presidencia de Lula (2003-2007-2011), el país se distinguió por un desarrollo económico significativo, pero también por ciertas posiciones políticas opuestas a las de EEUU. En particular, la oposición del gobierno de Lula fue crucial para que se frustrara en 2005 el proyecto de EEUU del ALCA (Área de Libre Comercio de las Américas), un acuerdo multilateral de libre comercio que debía abarcar a todos los países del continente americano, excepto Cuba. Esa oposición también se manifestó con la promoción de países no alineados con Estados Unidos, en Latinoamérica y otros lugares. Así, en 2010, Brasil se opuso a Estados Unidos sobre la cuestión de Irán. Al mismo tiempo, estableció relaciones económicas internacionales (BRICS) que fortalecieron su independencia respecto a Estados Unidos. Una característica significativa de ese distanciamiento de EEUU es que China se convirtió en el principal socio comercial de Brasil en abril de 2009, desbancando a Estados Unidos[9]. De esta manera, Brasil fue adquiriendo una posición cada vez más hegemónica en todo el continente sudamericano, gracias a su poder económico y diplomático. El resultado fue que, durante el gobierno de Lula, Brasil se convirtió en el principal competidor de Estados Unidos en la región. Competidor sí, pero no enemigo declarado. De hecho, Lula pudo establecer relaciones tanto con Estados Unidos como con China, pero favoreciendo claramente a China, tanto más por cuanto este poderoso "socio" está lejos geográficamente, a diferencia de Estados Unidos.
Algún que otro "trapicheo" que acabó siendo un "talón de Aquiles" del fulgurante ascenso de Brasil.
Como expresión y factor del crecimiento económico de Brasil, grandes empresas brasileñas, impulsadas por las inversiones de los bancos estatales[10], se hicieron un lugar en el ruedo internacional, especialmente en sectores como energía, alimentación, astilleros, armamento, servicios, etc.
Entre esas empresas, están Petrobras (producción de petróleo y derivados), BRF (producción de proteínas animales, carne y derivados), Odebrech (construcción pesada, armamento y servicios a Petrobras),.... Así, por ejemplo, gracias a una intensa financiación pública, BRF se ha convertido en el principal productor y exportador de proteínas animales en el mundo, presente en más de 30 países. La multinacional brasileña Odebrecht (12ª mayor empresa del mundo), con actividades en casi todos los países de América del Sur, en algunas antiguas colonias portuguesas en África e incluso más allá, fue sin duda un vector importante para la penetración económica de Brasil fuera de sus fronteras en América del Sur.
Además, también se estaban aplicando medidas proteccionistas para imponer la presencia de empresas brasileñas en ciertos casos: cooperación forzada con empresas brasileñas por parte de empresas extranjeras que venían a extraer petróleo en territorio brasileño; todo suministro a Brasil de bienes de equipo tenía que integrar necesariamente componentes fabricados en Brasil, en caso de que los hubiera.
También se implantó otro tipo de medida proteccionista a favor de las grandes empresas brasileñas, "ilegal" ésta, por mucho que, eso sí, se practique por el mundo entero. Odebrecht, por ejemplo, tenía un departamento especializado en sobornos en los grandes contratos en todos los países donde operaba. Esa empresa, junto con otras como AOS, montó un cártel de empresas de la construcción, pagando a ejecutivos del grupo petrolero público Petrobras y a políticos cómplices, mediante sobrefacturaciones estimadas entre el 1% y el 5% del valor de los contratos. Se puso en marcha un sistema de malversación de varios miles de millones de reais (el “real” es la moneda brasileña) para financiar partidos políticos y/o el enriquecimiento personal (“Brésil : tout comprendre à l’opération "Lava Jato’” https://www.lemonde.fr/ameriques/article/2017/03/26/affaire-petrobras-retour-sur-les-trois-annees-qui-ont-marque-le-bresil_5100932_3222.html [1726], Le Monde, 26 de marzo de 2017 y actualizada el 4 de abril de 2018).
Por supuesto que ninguno de los rivales económicos de Estados Unidos puede oponerse a que la primera potencia mundial se aproveche económicamente de su posición en el mundo en detrimento de todos sus competidores, sobre todo porque su moneda es también la moneda de cambio internacional. Por otra parte, Estados Unidos está siempre muy atento a que todo país “culpable” según EEUU de incumplir las leyes de la competencia sea castigado severamente. Así, los trapicheos brasileños han servido de pretexto y de blanco para montar una vasta ofensiva con la que desmantelar toda la organización económica en la que aquellos se basaban. Las represalias fueron tanto más draconianas porque tenían por objeto no sólo de imponer sanciones económicas por infracciones a la ley de competencia, sino sobre todo perturbar todas las medidas proteccionistas de la economía brasileña (legales o no, como la atribución sistemática de sobornos), y hacer que Brasil volviese al redil de la influencia exclusiva norteamericana, neutralizando a sus fuerzas políticas más influyentes y hostiles a esta orientación. Esto se refleja en el trato a que han sometido al político más popular de Brasil, Lula, condenado a 12 años de prisión tras un procedimiento expeditivo y que carece significativamente de pruebas por un supuesto enriquecimiento personal. No es nada baladí el que haya sido la acusación más difícil de demostrar, la de enriquecimiento personal, la utilizada, sin embargo, contra Lula, porque era la mejor para desprestigiarlo ante su electorado, mientras que otras acusaciones (acreditadas por muchos testigos) relacionadas con malversaciones en beneficio del Estado brasileño parecen no haber sido tomadas en cuenta.
El nombre "Lava Jato" apareció por primera vez en marzo de 2014 y fue seguido de filtraciones relacionadas con confesiones hechas por un ex alto directivo de Petrobras con la esperanza de un indulto, sobre la existencia de un vasto sistema de sobornos pagados a ejecutivos de esa empresa, por lo tanto "comprados" para adjudicar contratos. El semanario de oposición Veja mencionó entonces los nombres de unos 40 representantes elegidos de la coalición de centro-izquierda en el poder, principalmente miembros del PMDB, PT y PSB (Partido Socialista Brasileño).
Hubo actos de corrupción que se remontan a 2008 y que hicieron que se movilizaran los órganos de control del Estado burgués. De ahí salió la operación "Lava Jato", cuyo grupo de trabajo estaba formado por agentes de la policía federal, miembros de la fiscalía y jueces. Para llevar a cabo su labor, esa task force recurrió al Tribunal de cuentas del Estado, al poder judicial, la fiscalía y la policía federal, con la creación de grupos especiales de dicha policía para "combatir" la delincuencia organizada en sus diversas formas.
Hay pruebas patentes de que esta movilización judicial se ha llevado a cabo en estrecha colaboración con los niveles más altos de Estados Unidos, o incluso como resultado de una injerencia abierta de este país. Hay así documentos divulgados por Wikileaks que dan cuenta de un cursillo de cooperación organizado en Río de Janeiro en octubre de 2009 con asistencia de miembros seleccionados de la Policía Federal, de Justicia, de los ministerios, junto con representantes de las autoridades norteamericanas[11]. De hecho, semejante reunión no es sorprendente, cuando se conoce el interés de Estados Unidos por estas cuestiones, pues se sabe que, desde los años 60, las principales figuras de la magistratura y la fiscalía del Estado brasileño han demostrado ser ardientes defensores de las instituciones norteamericanas que les imparten clases, les dan formación y conferencias y ayudas en las encuestas… Tal cooperación no la niega el Fiscal General de la República, Rodrigo Janot, figura central de "Lava Jato", cuando explica que los "resultados brasileños" se deben a "un intenso intercambio con Estados Unidos, que ha proporcionado a Brasil cursos de formación y reciclaje para investigadores brasileños, además de tecnología y técnicas de planificación de la investigación". Y el fiscal puntualizaba: "Todo esto significa que Brasil tiene una relación igualitaria con otros Estados"[12]… por si acaso a alguien se le hubiera ocurrido pensar lo contrario sobre la relación con Estados Unidos. No podemos dejar de citar aquí el título de otro artículo: "El FBI ha estado involucrado en la Operación “Lava Jato” desde el principio y se jacta de ello por todo el mundo"[13].
En el contexto de tal presión de Estados Unidos sobre Brasil, también vale la pena destacar el episodio de unas grabaciones de la NSA en 2011 de conversaciones presidenciales, de algunos ministros, un director del banco central, diplomáticos, jefes militares.[14]
No es de extrañar que los primeros resultados de "Lava Jato" en 2014 se dieran a conocer sobre la existencia de un sistema de soborno en Petrobras, pues esos resultados "llegaron en el momento oportuno" para debilitar a Dilma Rousseff y al PT en la campaña por la reelección incierta de la presidenta saliente. En efecto, durante el período a que se referían esos primeros resultados, aquélla era presidenta del consejo de administración de Petrobras, como también el PT estaba entonces implicado, por medio de algunos de sus miembros, en la gestión de la mencionada empresa estatal.
Sin embargo, ese primer estallido de revelaciones de "Lava Jato" no fue suficiente para retirar a Dilma Rousseff y al PT de la dirección del país. De hecho, la presidenta saliente fue reelegida contra un candidato del PSDB, Aécio Neves, que más tarde vio mancillada su reputación política por la misma razón. El hecho de que aquélla saliera reelegida en tal contexto atestigua la confianza que una parte significativa de la burguesía tenía todavía en ella para defender los intereses del capital nacional. De hecho, para esa consulta electoral, como para las anteriores, pudo beneficiarse de un nivel significativo de recursos financieros de grandes empresas industriales, financieras y de servicios.
Pero rápidamente se desprestigió y más profundamente a causa de las severas medidas anti obreras que tuvo que tomar en aquel entonces (renegando así de sus promesas electorales) entre las cuales las que restringían el acceso al seguro de desempleo. En los primeros meses de 2015 a Rousseff también la desafiaron en las calles, con manifestaciones a iniciativa de organizaciones derechistas evitando que éstas aparecieran como partidos políticos. En esas manifestaciones, que reunían a millones de personas, había conservadores, liberales y partidarios de que los militares tomaran el poder. Cabe señalar que estas manifestaciones servirán para promover plataformas en defensa de la candidatura del notoriamente homófobo capitán de reserva, Bolsonaro.
Los hasta entonces "aliados" de Dilma Rousseff forman entonces, sin ella y sin el PT, una nueva y aplastante mayoría parlamentaria al aliarse con los partidos de la oposición, en particular el PSDB (Partido de la Socialdemocracia Brasileña) y sectores de partidos como el PMDB, el PDT (Partido Democrático Trabalhista), el PSB (Partido Socialista Brasileño), todo el DEM (DEMocratas) y otros partidos de menor entidad. Dilma Rousseff fue destituida en 2016 por el Senado tras un procedimiento controvertido.
Todos los grandes grupos políticos brasileños se han visto afectados por las revelaciones de "Lava Jato". Grandes figuras de la burguesía brasileña han sido objeto de sus investigaciones, incluso fueron humilladas (sobre todo en la cúspide de Odebrecht) por las ruidosas revelaciones de indicios, de pruebas acusatorias que la prensa recibió con fruición y reprodujo inmediatamente. Los telediarios y programas especiales se convirtieron en escenario de "deliberaciones judiciales populares" a las que se invitaba al telespectador. El poder judicial "todopoderoso" parecía ser el jefe del Estado, capaz de someter a cualquiera (ningún líder empresarial o alto ejecutivo o cacique de partido podía sentirse seguro).
Pero lejos de fortalecer la imagen de las instituciones y de la democracia, "Lava Jato" las ha desprestigiado más todavía. La corrupción y la podredumbre se pusieron en plaza pública, pero los medios utilizados para ese fin eran como mínimo tan discutibles: institucionalizar y banalizar la denuncia[15]. Además, pronto quedó claro que no todos los acusados eran iguales ante los tribunales de "Lava Jato" y que las sanciones más severas se aplicaban a quienes iban a ser destituidos del poder.
Ya solo el ejemplo de Lula resume esa situación.
La misma "iniquidad" puede comprobarse en las sanciones impuestas a las empresas brasileñas “culpables”. En este caso, el “castigador” ha sido Estados Unidos, en algunos casos, sin duda, tras aceptar "generosos" acuerdos para evitar alguna que otra "multa" colosal. Así, por ejemplo, el gobierno de EE.UU exigió que J&F (BRF) transfiriera su control operativo declarándose empresa estadounidense si quería evitar sanciones. Odebrecht, por su parte, fue fuertemente sancionada.
Durante su campaña electoral, Bolsonaro envió una señal muy fuerte a Estados Unidos y a China de que rompería con ésta si era elegido, realizando una visita oficial a Taiwán. De esa manera, expresaba claramente las orientaciones que el "candidato de Washington", apoyado por parte de la burguesía brasileña, impondría tras su elección, que se hizo segura tras haber puesto fuera de combate a Lula. Así se terminó la postura de difícil equilibrio, pero relativamente cómodo, entre Estados Unidos y China.[16]
"Lava Jato, que fue un eslabón esencial en la "recuperación" de Brasil por parte de Estados Unidos, desmanteló todas las protecciones económicas -legales e ilegales- y los subsidios estatales que favorecían a las empresas brasileñas. Las consecuencias serán muy graves para Brasil. De hecho, la eliminación de esas protecciones ya ha comenzado a exponer peligrosamente a las empresas brasileñas a la competencia de Estados Unidos. Y eso va a ponerse peor con el fortalecimiento de la "cooperación" económica entre ambos países. Además, en un contexto económico mundial cada vez más difícil, también será necesario pagar por las consecuencias devastadoras de la política de la deuda del país bajo Lula y Dilma Rousseff.
En relaciones internacionales, cual perrito faldero, Bolsonaro le sigue los pasos a Trump y su delirante diplomacia al decidir, como señal de apoyo a Israel, transferir la embajada brasileña a Jerusalén. Más recientemente, el secretario de Estado de Estados Unidos, Mike Pompeo, que había viajado a Brasil para la toma de posesión de Bolsonaro, habló con el nuevo presidente sobre la "oportunidad de trabajar juntos contra los regímenes autoritarios", aludiendo a Cuba y Venezuela, referencia encubierta a la necesidad de frenar el expansionismo chino. Brasil se vuelve así a encontrar en el torbellino imperialista mundial, como lo ilustra aún más claramente este tweet de la ex embajadora de Estados Unidos ante la ONU, Nikki Haley: "Es bueno tener un nuevo líder proamericano en Sudamérica, que se sume a la lucha contra las dictaduras en Venezuela y Cuba y que vea claramente el peligro de la creciente influencia de China en la región" ("Le Brésil de Bolsonaro et les États-Unis pour une relation "transformée"". “El Brasil de Bolsonaro y Estados Unidos a favor de una relación ‘transformada’”).
Con la elección de Bolsonaro, Estados Unidos ha recuperado la dominación imperialista en su propio patio trasero, ya que Brasil, además de ocupar casi la mitad del continente sudamericano, con frontera con la mayoría de los demás países del continente, es la principal potencia militar de la región. Y ahora Brasil desempeñará un papel de liderazgo en la estrategia de Estados Unidos para tratar de acabar con el régimen de Maduro en Venezuela. Tras el reconocimiento inmediato por el gobierno de Trump del autoproclamado presidente Juan Guaidó, Bolsonaro hizo lo mismo. De esta manera, Venezuela se encuentra prácticamente confinada detrás de sus fronteras "amuralladas" por los gobiernos de derechas de Colombia y Brasil. Esta situación crea un clima de confrontación en la región con consecuencias militares impredecibles, ya que el gobierno de Maduro está dispuesto a resistir con el apoyo de Rusia, China y Cuba; pero también en lo social, pues no haría sino agravar las ya terribles condiciones en que vive la población venezolana, al provocar un nuevo éxodo de la población, fuente de inestabilidad, hacia las ciudades fronterizas de tres países, a los que añadir Guyana.
Mediante una gran operación de varios años, que ha movilizado importantes recursos propios (por no hablar de los movilizados en Brasil en "Lava Jato"), Estados Unidos ha logrado por fin alcanzar sus fines, es decir, reintegrar plenamente a Brasil bajo su influencia. Es, por tanto, un éxito de la diplomacia estadounidense y de todos los servicios que la acompañan: el poder judicial, el FBI, los de espionaje,.... El éxito, sin embargo, quizás no sea completo.
El último paso en la maniobra fue proporcionar a Brasil un candidato en las próximas elecciones que se encargaría de la nueva orientación. Se encontró el candidato, ganó las elecciones gracias a unas maniobras mencionadas. Pero lo menos que podemos decir de tal personaje es que no es precisamente muy "presentable". Es cierto que no había una verdadera opción, ya que "Lava Jato" hizo que las formaciones y fuerzas políticas tradicionales, más desprestigiadas todavía que antes, fueran inutilizables durante un tiempo, y también porque alguien como Lula, que era incomparablemente más experto y diestro político, era incompatible con la nueva orientación.
Si por un tiempo Bolsonaro puede ser capaz de seducir a un segmento de la población que votó por él en las elecciones, también puede convertirse en un punto débil del sistema si no cambia su estilo.
El personaje Bolsonaro, chulesco misógino y homófobo, es una caricatura. Tiene nostalgia de la dictadura militar que hubo en Brasil entre 1964 y 1985. Ha prometido limpiar el país de esos “rojillos marginales”. Su clan político familiar también forma parte de la escena. Uno de sus hijos, Eduardo Bolsonaro (diputado federal del Estado de São Paulo) camina con paso decidido tras las huellas de "papá", pero es todavía más bolsonaresco, "más excesivo": quiere que las acciones del Movimiento de los Sin Tierra sean calificadas de "terrorismo" y, para él, “¿dónde está el problema si hay que meter en la cárcel a 100 000 personas?” También quiere que se declare al comunismo como un crimen.
Con la ambición de surfear sobre el efecto del "Lava jato", Bolsonaro se había preparado para vestirse con el traje político del caballero blanco. Para ello, empezó por dejar a su ex partido, el Partido Progresista (PP), el partido más implicado en los escándalos que sacuden el país (de los 56 diputados afiliados al PP, 31 están acusados de corrupción) en 2016. Su primer paso en falso, sin embargo, no se ha hecho esperar hasta la investidura. Entre las figuras políticas que eligió para formar parte de su futuro gobierno, algunas ya estaban acusadas de corrupción. Así es como el “Don Limpio” ya ha manchado su bonito traje blanco presidencial antes de asumir el cargo. Peor aún, la ausencia total de "compostura" y "moderación" de su clan ya lo han hecho aparecer como un payaso siniestro. Cuando uno de sus hijos informó de desacuerdos en el propio bando de Bolsonaro, llegó incluso a adobar su narración con detalles de lo más sórdido. Los desacuerdos son tales, dijo, que "hay algunos que quieren que Bolsonaro se muera". Ya se trate de un farol, de la expresión de la estupidez o de la realidad, esas palabras dicen mucho sobre lo hipócritas que son los del clan bolsonaresco, sus vínculos con milicias criminales de Rio de Janeiro o también la implicación de Flàvio, otro hijo suyo, en sospechosas transacciones bancarias (caso Queiroz). Son ésas demostraciones patentes de la podredumbre que reina en ese clan que ha sido puesto a la cabeza del Estado.
No por ello, por desgracia, debemos alegrarnos por la burda estupidez de Bolsonaro y parte de su entorno creyéndonos que podría ser un mal defensor de los intereses de la burguesía. O bien será una marioneta controlada a distancia desde bastidores, o bien sus meteduras de pata, especialmente en lo que a tensiones imperialistas, se refiere, podrían tener consecuencias desastrosas para una parte de la población.
La clase obrera en Brasil se enfrenta a graves dificultades resultado de los ataques económicos ya anunciados o por anunciar. El primero, la reforma de las pensiones, es "el primer y mayor reto", tal como lo ha anunciado el ministro de Economía, Paulo Guedes, en su toma de posesión. A tal reforma los medios de comunicación la definen como "la espinosa revisión de un régimen muy costoso para el Estado, exigida con insistencia por los mercados" ("Brésil : le gouvernement Bolsonaro en place, salué par la Bourse", “Brasil: la instalación del gobierno de Bolsonaro saludada por la Bolsa”).
La actual dificultad general de la clase obrera a nivel mundial para reconocerse como una clase con intereses antagónicos a los del capitalismo afectará sin duda a su capacidad de reaccionar ante la oleada de ataques que caerá sobre ella en Brasil. Pero también gracias a la respuesta necesaria, a la crítica de sus propias debilidades, la clase no dejará de manifestarse en esta ocasión, podrá volver a dar pasos adelante hacia una lucha más unida, más masiva, más solidaria y liberada de las supercherías que pesan sobre su conciencia, y entre ellas, en particular, las más perniciosas transmitidas por la izquierda (PT,....) y la extrema izquierda del capital (trotskistas,...). Por eso debemos reapropiarnos de las experiencias pasadas. Recordemos en particular:
- la movilización masiva y espontánea de los trabajadores siderúrgicos de ABC en 1979, yendo mucho más allá de la movilización anual que hubo entonces durante la campaña salarial lanzada por los sindicatos para reajustar los salarios a la inflación.
- la forma en la que Lula reprimió a los controladores aéreos en 2007, que espontáneamente se habían declarado en huelga ante el dramático deterioro de sus condiciones de trabajo, sin instrucciones sindicales (porque no había ninguno en ese sector en el que las huelgas estaban prohibidas) y a pesar de las amenazas de encarcelamiento por parte del comando aeronáutico militar. Lula los acusó públicamente en esta ocasión de "irresponsabilidad y traición". (Leer nuestros artículos en portugués "Diante dos embates do capital, os controladores aéreos respondem com a luta [1727]" y "Repressão e marginalização do movimento dos controladores aéreos [1728]").
- la experiencia del movimiento de 2013 que comenzó espontáneamente tras el aumento del precio del transporte público, por iniciativa de la juventud proletarizada y movilizó a miles de personas en más de 100 ciudades, para luego extenderse a la protesta contra la reducción de subsidios sociales. Se expresó entonces un rechazo masivo a los partidos políticos, principalmente al PT, así como a las organizaciones sindicales o estudiantiles. Hubo otras expresiones del carácter de clase de ese movimiento, aunque de manera más minoritaria, con asambleas que decidían sobre las acciones a tomar. (Léase nuestro artículo en portugués "junho de 2013 no brasil: a indignação detona a mobilização espontânea de milhões [1729]"[17]) Habrá nuevas dificultades que podrán surgir como resultado de la situación actual y entorpecer el camino de la lucha de clases en Brasil. Es importante estar preparado para ello.
Bolsonaro es tan repelente que podría servir para polarizar en su persona la ira causada por los ataques económicos. El peligro será entonces ver sólo a la persona y no al capitalismo en crisis que está detrás de los ataques. Existe la posibilidad de un peligro similar sobre la orientación política de Bolsonaro, de extrema derecha, que la izquierda sin duda señalará como responsable del empeoramiento de las condiciones de vida. No se puede descartar que Lula y el PT vuelvan a ser llamados, en el futuro, a asumir la función de desviar el descontento contra la derecha y la extrema derecha hacia una alternativa de izquierdas. No hay ni habrá que olvidar entonces que la responsabilidad de cualquier partido, desde la extrema derecha hasta la extrema izquierda, que acceda a la jefatura del Estado es defender los intereses del capital nacional y eso se hace necesariamente a expensas de la clase explotada. Además, habrá que recordar que el ataque flagrante contra Lula en el "Lava Jato", mientras que muchos de sus "colegas", políticos corruptos notorios se libraron relativamente, no significa ni mucho menos que el ex metalúrgico venido de la base, pueda caracterizarse como alguien honrado y menos aún como defensor de los trabajadores.
Tampoco faltarán voces para tratar de desviar la legítima cólera de los trabajadores dirigiéndola contra el "imperialismo yanqui que oprime a Brasil" y del que habría que liberarse. Sería un trágico callejón sin salida que ya ha demostrado su eficacia. Significaría movilizar al proletariado al lado de una parte de la burguesía brasileña contra la burguesía estadounidense. El proletariado no tiene patria que defender, sólo sus intereses de clase. Frente a semejante y tan manida patraña, sólo cabe una consigna: ¡lucha de clases en todos los países contra el capitalismo!
Eso sólo puede ser una perspectiva, una meta imposible de alcanzar en lo inmediato, pero esa es la única meta, la única perspectiva que debe guiar la acción del proletariado, que debe ser concebida en la medida de lo posible como un eslabón de la cadena que conduce a la revolución proletaria mundial.
Revolução Internacional (06/02/2019)
[1] La descomposición de la sociedad concierne a todos los países, aunque sea de manera desigual, y se expresa a través de un conjunto de fenómenos diferentes que contribuyen a dificultar cada vez más la vida en sociedad, pero también dificultan la emergencia de una perspectiva para el derrocamiento y la superación del capitalismo. Ver nuestras "TESIS SOBRE LA DESCOMPOSICION [13]".
Entre sus manifestaciones más destacadas, ya hemos hablado a menudo del desarrollo, como nunca antes, de la delincuencia, la corrupción, el terrorismo, el crimen, el consumo de drogas, las sectas, el espíritu religioso, el sálvese quien pueda.... Como consecuencia de la profundización de este fenómeno de descomposición de la sociedad, se producen también catástrofes "naturales", "accidentales", con consecuencias cada vez más devastadoras. Un ejemplo reciente de esto ha sido la tragedia causada por la rotura de una presa de la empresa Vale en Brumadinho, Brasil, que arrastró miles de metros cúbicos de residuos de la cercana mina de hierro. El resultado, aproximadamente 200 muertos o desaparecidos, es una ilustración entre muchas en el mundo de las consecuencias de la irracionalidad mortal de un capitalismo en decadencia.
[2] Según cierta propaganda de la burguesía, existe la posibilidad de reducir la criminalidad, como lo ilustra el caso de Colombia tras la eliminación de los principales cárteles de la droga. El problema es que el ejemplo de Colombia no es generalizable, sobre todo porque en la mayoría de los países donde la delincuencia alcanza cifras enormes, es esencialmente obra de una multitud de pequeñas bandas y sobre todo de individuos aislados.
[3] Por eso es por lo que los resultados de Bolsonaro en las últimas elecciones fueron bastante bajos (muy por debajo del 50%) en los barrios más pobres.
[4] Presidente de Brasil durante vários mandatos (entre 1930 a 1954), realizó una política de corte populista.
[5] Las medidas sociales para aliviar la pobreza de los estratos más pobres, un costo muy pequeño en el presupuesto del Estado y financiado gracias una mayor explotación de los trabajadores, tuvieron un impacto muy significativo en la medida en que fortalecieron el prestigio de Lula entre esas capas de la población.
[6] En cierto modo, la dureza de los ataques realizados por los gobiernos de Dilma Rousseff contribuyó a desdibujar la memoria de los "menos brutales" de los gobiernos precedentes de Lula.
[7] En referencia a lo que se conoce como el "milagro brasileño"entre 1968 y 1973: la tasa media de crecimiento de la industria se elevó a casi el 24%, el doble de la de la economía en general en Brasil. El primer "milagro" fue financiado por la deuda, por lo que a principios de los años ochenta, Brasil estaba "al borde de la bancarrota".
[8] Leer, "Entenda a influência dos EUA na crise política e econômica no Brasil [1730]." "Comprender la influencia de EEUU en la crisis política y económica de Brasil".
[9] Por primera vez en la historia de Brasil, China se convirtió en su principal socio comercial en abril de 2009, desbancando a Estados Unidos. Un mes antes, ya se había convertido en el principal importador de productos brasileños. (...) Desde la década de 1930, los Estados Unidos se habían colocado firmemente en la primera posición. (...) Tal cambio de situación se debe principalmente a la contracción del comercio estadounidense con el resto del mundo, vinculada a la crisis económica. Este fenómeno también afecta a los países de la Unión Europea en sus relaciones con Brasil. Pero sobre todo, refleja un fuerte y continuo aumento de las compras a China. Las exportaciones de Brasil a China se multiplicaron por quince entre 2000 y 2008. Aumentaron un 75% entre 2007 y 2008. Este aumento permitió que Brasil generara un superávit comercial en los primeros cuatro meses de 2009 que fue el doble del registrado en el mismo período de 2008. Los tres principales socios de Brasil son ahora, por orden, China, Estados Unidos y Argentina. "(La Chine est devenue le premier partenaire commercial du Brésil [1731]; Le Monde del 8 de mayo de 2009, “China es ya el primer socio comercial de Brasil”)
"De 2003 a 2018, las empresas chinas invirtieron 54.000 millones de dólares en Brasil en unos 100 proyectos (Ministerio de Planificación de Brasil). Sólo en 2017, las inversiones chinas ascendieron a casi 11.000 millones de dólares. En el primer trimestre de 2018, las exportaciones a China representaron el 26% de las exportaciones brasileñas, frente al 2% en 2000 (Ministerio de Desarrollo y Comercio Exterior de Brasil). Un bienvenido flujo masivo de capital para este país cuya economía se vio debilitada por una recesión histórica en 2015-2016 y una deuda pública que ha crecido enormemente en los últimos años". ("La Chine à la conquête du Brésil", “China a la conquista de Brasil”)
[10] Era el BNDES (Banco Nacional de Desenvolvimento) el que distribía la financiación a las empresas beneficiarias de un régimen preferencial. Lula dirigía directamente el lobby, con algunos líderes del PT asociados a representantes empresariales.
[11] Los documentos divulgados por Wikileaks informan entre otras cosas que un equipo de formadores estadounidenses enseñó a alumnos brasileños (y también de otras nacionalidades) los secretos de "las investigaciones y sanciones en casos de lavado de dinero, incluyendo la cooperación formal e informal entre países, la confiscación de activos, métodos de recolección de pruebas, negociación de reclamaciones, el uso de la supervisión como herramienta y sugerencias sobre cómo abordar las organizaciones no gubernamentales (ONG) sospechosas de financiación ilícita". El citado informe concluye que "el sector judicial brasileño está claramente muy interesado en la lucha contra el terrorismo, pero necesita herramientas y entrenamiento para involucrar eficazmente a sus fuerzas. Wikileaks: " Wikileaks: EUA criou curso para treinar Moro e juristas [1732]" (EEUU organizó cursillos para Moro y otros juristas". El artículo de Wikileaks citado es "BRAZIL: ILLICIT FINANCE CONFERENCE USES THE "T" WORD, SUCCESSFULLY [1733]"..
[12] "A Lava Jato aos olhos dos americanos [1734]". La operación "Lava Jato"según los norteamericanos.
[13] "FBI atua na “lava jato” desde o seu começo e se gaba da operação pelo mundo [1735]" El FBI actúa en "Lava jato" desde el principio y alardea de ello por el mundo.
[14] WikiLleaks: Dilma, ministros e avião presidencial foram espionados pela NSA [1736] "Dilma, ministros y avión présidencial fueron espionados por la NSA"
[15] Por ejemplo, los 77 ejecutivos de Odebrecht oídos por los tribunales denunciaron a 415 responsables políticos de 26 partidos (de 35) en 21 estados (de 26 en la Federación). Entre ellos, 5 ex presidentes de Brasil: José Sarney, Fernando Collor de Mello, Fernando Henrique Cardoso, Luiz Inácio Lula da Silva y Dilma Rousseff. Temer también fue citado en muchas ocasiones, pero no podía ser acusado de actos anteriores a su mandato, según la Constitución. Durante su intervención, Marcelo Odebrecht afirmó que había pagado 100 millones de euros entre 2008 y 2015 al Partido de los Trabajadores (PT, izquierda), además de las contribuciones oficiales durante las campañas electorales. "Los ex presidentes Lula y Dilma Rousseff estaban al tanto de ese apoyo nuestro, aunque nunca pidieron dinero directamente", dijo. "Au Brésil, les ramifications du scandale Odebrecht [1737]", Le Monde diplomatique, septiembre de 2017
[16] No se puede saber, claro está, cuánto tiempo durará este matrimonio forzado ni cuáles serán sus altibajos. Una cosa es cierta: a la primera potencia mundial le interesa no arriesgarse a una nueva distanciación de Brasil, que inevitablemente dejaría la puerta abierta una vez más a las intenciones de China de establecerse en Sudamérica, y a la posibilidad de que esto pueda suponer una amenaza directa y peligrosa para la supremacía norteamericana, económica pero sobre todo militar.
Sin embargo, no hay que olvidar que la operación "recuperar Brasil" fue gestionada esencialmente durante años por la administración de Obama. ¿Será capaz el impredecible Trump de no comprometerla? Además, aunque China ha recibido señales muy fuertes de Bolsonaro y de la administración Trump de que de que se le había acabado su relación privilegiada con Brasil, está claro que no se retirará completamente, ni mucho menos. En primer lugar, desde el punto de vista económico, eso es imposible porque tendría consecuencias dramáticas para la economía brasileña lo cual ni siquiera Estados Unidos puede desear. Además, es evidente que China no va a aceptar así como así su desalojo, como lo demuestra el hecho de que ya ha declarado candidata a adquirir empresas brasileñas que serán privatizadas por Bolsonaro.
[17] Ver igualmente, Movimientos sociales en Turquía y Brasil - La indignación en el corazón de la dinámica proletaria, https://es.internationalism.org/revista-internacional/201310/3941/movimientos-sociales-en-turquia-y-brasil-la-indignacion-en-el-cora [857]
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Después de dos meses, la cuestión de la catástrofe ecológica que amenaza nuestro planeta está en el centro de los debates en Bélgica. Con la marcha del 2 de diciembre del 2018 que había reunido a 75,000 personas en Bruselas, la movilización por el cambio climático ha alcanzado una escala sin precedentes. Ante el desprecio del gobierno y de los partidos políticos, obsesionados por maniobras patéticas que se preparan para las próximas elecciones de mayo, se han ampliado con una nueva marcha de 80,000 manifestantes en las calles de Bruselas el domingo 27 de enero.
Pero, la expresión más significativa de la indignación por la inacción de los partidos políticos es sin duda la ola de «huelgas escolares» espontaneas el jueves, iniciadas por las escuelas secundarias después del comienzo de enero de 2019 para ir a manifestarse a Bruselas. Iniciado por los alumnos de escuelas secundarias de Amberes, estas manifestaciones se han extendido rápidamente: Desde los 3000 estudiantes de la primera manifestación, ellos son más de 35,000 jóvenes el jueves 24 de enero, vienen también de Flandes y Valonia, mientras que las manifestaciones locales aún reunían a miles de estudiantes de secundaria en Amberes, Lieja o Namur.
La motivación central de estas movilizaciones de estudiantes es la falta de perspectiva que la sociedad ofrece frente a la degradación climática. Indignados por la inacción de los gobiernos, el movimiento quiere poner una «presión máxima sobre las autoridades» para que ellos tomen decisiones responsables ante a los problemas climáticos.
La indignación ante la inacción de los gobiernos está justificada, la inquietud de los jóvenes ante las perspectivas por su futuro como trabajadores también; llamar a una alternativa para esta sociedad que se enfrenta a la catástrofe es más que nunca necesaria y urgente.
Pero ¿Hay mucho que esperar de las «autoridades»? ¿No deberíamos de pensar primero en las razones más profundas sobre las causas razones que engendra el peligro que amenaza el futuro del planeta y de sus habitantes? Y ¿Qué combate deberíamos librar para evitar este peligro?
Para avanzar en los primeros elementos de respuesta a las cuestiones planteadas y para estimular la reflexión, publicamos dos artículos sobre la cuestión de la ecología. Mismos con fecha de 2009 y de 1990, siguen siendo actuales en lo que concierne al análisis sobre el fondo del problema ecológico y la perspectiva para seguir adelante.
Internationalisme, sección de la CCI en Belgique
Cumbre de Copenhague: para salvar el planeta, hay que destruir el capitalismo:
Conferencia mundial de La Haya: Sólo la revolución proletaria salvará a la especie humana
Crisis ecológica: ¿amenaza o mito?
https://es.internationalism.org/cci-online/200802/2184/crisis-ecologica-amenaza-o-mito [1741]
Medioambiente - El mundo en vísperas de una catástrofe medioambiental (I)
El mundo en vísperas de una catástrofe medioambiental (II) - ¿Quién es el responsable?
¿Salvar el planeta?: No, they can't! [No, no pueden]
El mito de la "Green Economy"
https://es.internationalism.org/revista-internacional/200907/2633/el-mito-de-la-green-economy [96]
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Una vez más, en la portada de los diarios aparece el miedo a nuevas crisis económicas mundiales. "Mercado bursátil: los bancos europeos muestran su peor desempeño desde 2011", "El motor descompuesto del comercio global", "Los bancos centrales poco preparados en caso de un nuevo choque", "¿Estará la caída del mercado bursátil y la crisis económica en el menú de 2019? ", etc.
Claramente, las condiciones de vida y de trabajo de millones de personas en todo el mundo van a empeorar. Oleadas de despidos, reducción del número de funcionarios, disminución de ayudas sociales, del subsidio por desempleo, deterioro de la atención médica, empobrecimiento de los jubilados, explosión de precariedad, flexibilidad y ritmos de trabajo más fuertes... este es el programa de la clase dominante para los años por venir. En definitiva, un escenario similar al de la década pasada, o peor.
La única pregunta real es: ¿qué nuevas mentiras van a inventar la burguesía y los medios de comunicación para ocultar la realidad de la bancarrota de su sistema?
En 2008, señalaron la irresponsabilidad de los bancos y la codicia de los especuladores donde los más enriquecidos sirvieron como chivos expiatorios (algunos incluso fueron encarcelados).
En 2008, utilizaron y abusaron de las alegorías para presentar la crisis económica como un cataclismo natural, fuera del control de la actividad humana: tormenta financiera, tsunami bancario ... induciendo la idea de impotencia ante la fatalidad.
En 2008, echaron pestes contra la globalización desregulada y los paraísos fiscales. Juraron con la mano en el corazón que los Estados iban a tomar en serio el control de esta "economía de casino".
En 2008, afirmaron que "vivimos más allá de nuestras posibilidades", que durante 60 años "hemos" incrementado de manera egoísta la deuda de los Estados, hipotecando así las vidas de nuestros hijos y las nuevas generaciones. Han culpado descaradamente a los empleados, a los jubilados, a los desempleados que, sin embargo, han visto, década tras década, que sus condiciones de vida se deterioran.
En 2008, prometieron que al apretar sus cinturones hoy y aceptando los "sacrificios necesarios" el futuro sería mejor. Justificaron de esta forma todos los peores ataques.
El capitalismo se basa en una relación social de producción. Las leyes económicas no caen del cielo. Las inversiones, los flujos de capital, las compras y ventas en el mercado de valores, las normas de competencia, toda la vida económica es una actividad humana.
El capitalismo es un sistema basado en la explotación de la fuerza de trabajo de los proletarios. Es la burguesía quien dicta sus leyes y sus reglas, a través de sus Estados, para su beneficio, con el único propósito de acumular capital. Es el proletariado, como clase, el que trabaja para producir riqueza y sobre el cual la clase capitalista extrae la plusvalía, es decir, un plus -trabajo robado legalmente por la burguesía.
El capitalismo es un sistema decadente. La Primera Guerra Mundial en 1914 marcó el final de su prosperidad histórica. De hecho, este sistema debe expandirse constantemente para vender cada vez más productos y evitar la sobreproducción en el mercado mundial. Pero el planeta tiene límites objetivos. En dos siglos, los siglos XVIII y XIX, el capitalismo conquistó, por colonización, todos los continentes. A principios del siglo XX, las principales potencias del capitalismo, en el corazón de la vieja Europa, terminaron de dividirse el mundo. No había ningún lugar nuevo en el mundo para conquistar. El planeta se convirtió inmediatamente en un campo de batalla entre las principales potencias para competir por las cuotas de mercado. Alemania – debido a que carecía de colonias – tuvo que embarcarse primero en la ofensiva de guerra, precisamente para apropiarse de los mercados de otros por la fuerza de las armas. Para Alemania, como para las otras potencias imperialistas, se trataba de "exportar o perecer" (según el grito de guerra de Hitler). Las dos guerras mundiales que ha vivido la humanidad fueron consecuencia de la exacerbación de estas tensiones comerciales e imperialistas.
Desde entonces, con la profundización de la crisis histórica del capitalismo, la guerra destruye el planeta a diario. Todos los Estados han concentrado en sus manos el conjunto de la vida social y económica con el fin de librarse de la competencia económica y militar más aterradora del mundo. Esto, en nombre de la "competitividad" de las mercancías. Uno de los medios utilizados es la deuda. Para respaldar sus economías nacionales, todos los Estados inyectan cada vez más cantidades astronómicas de dinero con préstamos, tasas de interés bajas, desregulación y otros montajes financieros.
Por eso, desde 2008, la deuda global ha crecido desmesuradamente. Según el FMI, a fines de 2007, ¡era de $ 184 billones!, ¡el 225% del PIB mundial! Sin tomar en cuenta todas las deudas relacionadas con activos podridos –el shadow banking– y a toda la economía subterránea que, a pesar del discurso de reforzamiento de los controles, no para de desarrollarse.
De hecho, la expansión de estas "finanzas en la sombra" es particularmente reveladora del impasse en el que el capitalismo cae inexorablemente. Todos los sucesivos G7, G8, G20 se han declarado en guerra contra estas prácticas dudosas. La falta de control estatal sobre esta parte de la economía mundial preocupa a toda la burguesía. Pero al mismo tiempo, es el producto inevitable de la política y la competencia entre los Estados: descargan dinero con tasas de crédito ultra bajas para sostener artificialmente a sus economías nacionales. Además, la economía real está saturada de mercancías no vendibles, la sobreproducción está en todas partes. Los inversores utilizan todos los medios para hacer crecer su capital, incluidos los métodos más especulativos: mercados bursátiles oficiales y los paraísos fiscales. Los propios Estados, atrapados en una implacable guerra comercial, están en el centro de estas prácticas. Las empresas nacionales más grandes se expanden con su bendición. Los Estados ignoran en gran medida el lavado de dinero proveniente de los mercados negros (prostitución, drogas, pero también, por ejemplo, en Francia, el trabajo no declarado que es el pilar de la competitividad en el sector textil) cuando no hay inversión directa.
La burguesía no tiene solución a la crisis insoluble de su sistema. Su mercado de deuda artificial no resuelve nada. Por el contrario, este prepara al capitalismo a explosiones cada vez más violentas.
Hoy en día, el crecimiento de la economía mundial real y el comercio mundial se están desacelerando. La situación en China es particularmente preocupante: el consumo y la producción industrial están a media asta, el país está experimentando la mayor burbuja inmobiliaria en su historia, las disputas comerciales con los Estados Unidos se exacerban.
La economía mundial está plagada de este tipo de campos minados, como, por ejemplo, los préstamos otorgados a estudiantes en los Estados Unidos para que estos futuros trabajadores precarios sean incapaces de pagar de vuelta, la deuda privada estadounidense (empresas y hogares) faraónica (150 % del PIB), la amenaza de un retorno de la inflación y, por lo tanto, el riesgo de ajuste monetario de los bancos centrales o las consecuencias del Brexit, o las políticas cada vez más proteccionistas de Trump, etc.
Por lo tanto, el capitalismo continuará hundiéndose inexorablemente en su crisis histórica, con agitaciones cada vez más violentas y devastadoras para la humanidad. La burguesía continuará mintiendo para ocultar que es su sistema en su conjunto el que está en bancarrota y no solo esta o aquella rama más podrida que las otras.
El futuro económico y social prometido por la burguesía es, por lo tanto, sombrío. Sin embargo, no tenemos que ver en la miseria solo miseria. El capitalismo es un sistema obsoleto, dividido en clases y naciones. Pero también ha engendrado dentro de ella una clase explotada mundial y un mercado global. Hoy en día, los proletarios, gracias al trabajo asociado, cooperan a escala mundial para producir las mercancías más pequeñas, incluso un simple lapicero. Forman una clase portadora de solidaridad y unidad internacional contra una clase burguesa que los explota en todos los países del mundo. La clase explotada lleva consigo la capacidad de organizarse mundialmente para derrotar al capitalismo y romper las cadenas de su explotación y los muros y alambres en las fronteras que dividen a toda la humanidad en naciones.
Eventualmente, el empeoramiento de la crisis económica y la miseria solo pueden empujar a millones de proletarios a luchar para defender sus condiciones de existencia. Solo cuando la clase explotada se moviliza masivamente en su propio terreno, contra el ataque del Capital, los proletarios pueden tomar conciencia de su identidad de clase y ser la única fuerza social capaz de poner fin a este sistema de explotación basado en la producción de mercancías y ganancia.
Pawel, 5 de enero de 2019.
El shadow-banking o finanzas en la sombra es “la migración de actividades a sectores no regulados” (Jean Tirole)
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La confrontación que desde años mantienen las facciones burguesas de la oposición y el chavismo en Venezuela, ha sufrido un salto cualitativo desde inicios de 2019. Se produce en un contexto de una agudización sin precedentes de la crisis económica y social, cuyo signo más evidente es el incremento de la miseria que vive gran parte de la población, pero también en un escenario donde se agudiza la rivalidad entre las grandes potencias en el cual también actúa la llamada “comunidad internacional”, unas dando su apoyo abierto al régimen de Nicolás Maduro, otras al proclamado presidente interino Juan Guaidó. Son los EEUU quienes han marcado la pauta, quienes tras reconocer a Guaidó como presidente de Venezuela, han desatado una estrategia más intensa y de mayor amplitud que se propone sacar definitivamente a Nicolás Maduro del poder, cuya amenaza no excluye, tal como lo han planteado altos funcionarios y el mismo Donald Trump, una intervención militar de los EEUU, utilizando como justificación la “ayuda humanitaria”. Las reacciones de apoyo a Nicolás Maduro han venido sobre todo de países como Rusia y China, principales aliados del chavismo. No podemos excluir que la tensión actual desemboque en una guerra entre las grandes potencias, cada cual utilizando sus peones locales (Maduro y Guaidó); sin embargo, más que una confrontación militar directa entre las grandes potencias, el peligro potencial lo encierra la utilización de la población y los trabajadores como carne de cañón en una guerra entre bandidos, con el saldo de un mayor derramamiento de sangre. Los más de 40 muertos y la represión brutal sobre la población (más de 900 detenidos, solo en las dos últimas semanas de enero) son apenas una pequeña muestra.
Ante esta escalada de la confrontación entre las facciones burguesas de derecha e izquierda en Venezuela, que trasciende las fronteras de ese país, es importante y urgente llamar al proletario venezolano y mundial a comprender el peligro inminente de esta situación de una masacre en sus filas, a no cerrar filas con ninguna de las facciones internas o externas del capital, a mantenerse en su terreno de clase y a rechazar este engranaje infernal de caos y barbarie en que se hunde la región, expresión de la descomposición en que se sume el capitalismo[1].
La emergencia de Guaidó no surge de la nada; su aparición repentina ha sido preparada escrupulosamente por EEUU, con el apoyo de miembros de la oposición venezolana en ese país y países de la llamada comunidad internacional (Grupo de Lima, con la excepción de México), que apoyan la estrategia de EEUU contra el régimen de Maduro. La agresiva y decidida acción de EEUU contra Maduro se ha reforzado a nivel geopolítico ya que se apoyó en el triunfo de Jair Bolsonaro en Brasil (a cuyo triunfo hizo grandes aportes). No es por casualidad que la primera declaración conjunta de Mike Pompeo (secretario de Estado de EEUU en el acto de asunción de Bolsonaro) fue de luchar contra el “socialismo” y restablecer la democracia en Venezuela. De esta manera Venezuela queda bloqueada por sus fronteras más importantes, la del oeste por Colombia (principal aliado de EEUU en sur América) y del sur por Brasil. Varios países de la UE acaban de dar también su reconocimiento a Guaidó, aunque intentando desarrollar una política propia de intervención a través del llamado “Grupo de Contacto” que intenta debilitar la acción de EEUU.
Esta reacción enérgica de los EEUU y sus aliados en la región, aprovecha el telón de fondo creado por la emigración de venezolanos huyendo de la miseria y la barbarie impuesta por el régimen burgués de izquierda del chavismo-madurismo (la cual, según la ONU, ya supera los 4 millones de migrantes).La oposición venezolana se lanza a esta ofensiva contra Maduro (la misma, que debido a sus conflictos de intereses y a la descomposición en sus filas, abrió el camino para el ascenso del aventurero Chávez en 1999), aprovechando las protestas de indignación obrera y de la población, las cuales no tienen las fuerzas para enfrentar de forma cohesionada al régimen chavista y a los sectores burgueses de oposición, debido a la división creada por la confrontación política entre facciones del capital[2].
Los sectores de oposición, debilitados por los conflictos de intereses en su seno, ahora pretenden cohesionarse detrás de la figura de Guaidó, en otra aventura que consigue apoyo dentro de la población debido a la desesperación ocasionada por el hambre y la miseria. La actuación de la mayoría de la burguesía regional y mundial que ahora va contra Maduro, evidencia la hipocresía de las clases explotadoras, que ahora hablan de “respeto a la condición humana”, después de alabar al Chávez “defensor de los pobres”, que supuestamente logró “sacar de la pobreza e invisibilidad” a millones de pobres en Venezuela y repartía dádivas a la población gracias a los altos precios del petróleo, mientras consolidaba las bases para la barbarie que se vive hoy, enriqueciendo a las cúpulas militares y civiles que hoy defienden sus privilegios a sangre y fuego[3].
Por su parte, el régimen chavista se declara “socialista” y “revolucionario”, cuando en realidad lo que ha implantado en Venezuela es un régimen de capitalismo de Estado a ultranza, al estilo de los regímenes dictatoriales de Cuba, China, Corea del Norte o del llamado “socialismo árabe”[4]. El régimen se declaró en lucha contra el “neoliberalismo salvaje”, pero los efectos de su “socialismo” han sido igualmente devastadores para la población: la pobreza extrema alcanza al 61, 2% de la población y la pobreza medida por ingreso familiar al 87%, más del 10% de la población infantil sufre desnutrición severa, en 2017 murieron entre 5 y 6 niños por semana, por causas de malnutrición y enfermedades, entre 2017 y 2018 la hiperinflación superó el 1.000.000%, lo que ha pulverizado el salario, además de que el chavismo eliminó en la práctica las contrataciones colectivas, instaurando además un régimen represivo dentro de los centros laborales.
Estos modelos de gestión del capital como el régimen chavista son regímenes que nada tiene que ver con el comunismo por el que lucharon Marx, Engels, Lenin, Rosa Luxemburgo, quienes plantearon acabar con el Estado burgués (fuere gobernado por la derecha o la izquierda) y el fin de las leyes ciegas del modo de producción capitalista. Debemos tener presente que ni la izquierda del capital ni la derecha burguesa pueden dar salida a la crisis del capitalismo en descomposición: vemos por ejemplo cómo la derecha en Argentina, después de desplazar a los gobiernos de izquierda de los Kirchner, ahora está sumida en una crisis mucho peor que descarga sobre los trabajadores. Lo mismo sucederá con el gobierno de Bolsonaro en Brasil.
Tanto el chavismo y sus adláteres izquierdistas de la región y el mundo, así como las diferentes oposiciones de centro y derecha, han tratado denodadamente, esparciendo toda clase de mentiras y confusiones, de deformar, cuando no de querer borrar completamente, la herencia histórica y teórica del marxismo y las enseñanzas que han dejado las luchas de los trabajadores, bien cuando se autoproclaman “marxistas”, bien cuando se identifica al “socialismo siglo XXI” como “comunista”. Todas han intentado mantener su dominación de clase; ahora es el turno de la derecha y centro derecha, diciendo que hay que extirpar de Latinoamérica al “comunismo”, con el cual identifican al chavismo o al castrismo.
Como ya se ha mencionado, Guaidó ha sido promocionado por EEUU para lograr restablecer un control lo más estrecho posible sobre su patio trasero. China, con su penetración en América Latina y otros países del mundo, y ahora con el vasto programa llamado “Ruta de la Seda”, pretende no solamente una ampliación de los mercados a su alcance sino igualmente una implantación estratégica imperialista a escala mundial. Utilizando los medios económicos, China trata de lograr una red imperialista de dimensión mundial para deshacer el cerco que desde Obama EEUU había tejido a su alrededor (Japón, Corea del Sur, Filipinas, India etc.). En ese sentido las alianzas con Venezuela, Ecuador, Nicaragua etc., tienen mucha importancia para las ambiciones imperialistas de China. La “operación Guaidó” por parte de EEUU supone un contra - ataque que se suma a las posiciones ganadas en Argentina, Brasil y a la fidelidad tradicional de Colombia.
El primer paso de la operación imperialista de EEUU es el despliegue de la llamada Ayuda Humanitaria. Es el colmo del cinismo y la hipocresía que se utilice el hambre, la carestía de medicinas, la situación desesperada de millones de trabajadores y explotados en Venezuela para llevar la primera fase de su estrategia contra el régimen de Maduro. Los camiones que portan alimentos y medicinas y que se estacionan en el famoso puente de las Tienditas en la ciudad colombiana de Cúcuta son el equivalente de los misiles y los bombarderos. Con ellos, el imperialismo americano trata de poner en una posición incómoda a su rival imperialista chavista: rechazar la comida y las medicinas para la población hambrienta. Ambos, americanos y chavistas, los de Guaidó y los de Maduro, se muestran en su repugnante cinismo. Los primeros explotando el hambre de la población como arma de guerra, repitiendo una operación que en 1998-99 realizó Clinton en Serbia donde toneladas de alimentos fueron lanzados desde aviones para debilitar al régimen rival de Milosevic o una maniobra similar en Haití en 2004[5]. Los segundos, con Maduro a la cabeza, rechazando la ayuda demostrando con ello lo que es una evidencia: les importa un comino el hambre y los sufrimientos inenarrables de la población.
Maduro va a resistir lo más posible y, sin duda, China y Rusia harán lo imposible para respaldarlo. Hasta ahora el ejército y las fuerzas represivas han cerrado filas con el chavismo. Lo que ahora se pretende es ir debilitando esa adhesión “inquebrantable” del aparato militar-represivo hacia Maduro. Al llevar a cabo esta operación desestabilizadora el peligro de enfrentamientos armados se dibuja en el horizonte. Dados los envites imperialistas y el grado elevado de descomposición ideológica, política, económica y social que se desarrolla en Venezuela, existe un potencial real para acabar incluso en una guerra civil o, al menos, en una situación de sucesivas confrontaciones con repetidos baños de sangre, lo que provocará una espiral creciente hacia el caos y una multiplicación de enfrentamientos en todos los sentidos que pueden acabar colapsando el país y la región. Esta perspectiva es alimentada, además, por la información suministrada por el Observatorio Venezolano de la Violencia, en el sentido que existen en el país 8 millones de armas de fuego ilegales, además no hay datos precisos del número de armas en manos del hampa organizada, a lo que se suma la amenaza del gobierno chavista de entregar 500 mil fusiles a sus milicias.
El éxodo masivo de la población venezolana, hacia países de la región como Colombia, Brasil, Argentina, Chile, Ecuador y Perú (con caravanas de caminantes similares a las que se producen desde Honduras a Estados Unidos) constituye también un factor de propagación del caos. Es un problema que no se puede subestimar y lo que responden las burguesías de los países más afectados lanzando campañas racistas y xenófobas concebidas como barrera contra el caos[6].
La crisis del capitalismo es indetenible, se nutre día a día de las propias contradicciones del régimen capitalista. Por ello, la salida a la crisis que viven los explotados solo será posible por la unión de los proletarios de Venezuela, la región y del mundo. En el actual período de descomposición del capitalismo, no hay país en el mundo que no esté amenazado de padecer la barbarie que se vive en Venezuela. Ni los populismos de izquierda ni de derecha, ni los defensores del neoliberalismo representan una salida.
Los trabajadores en Venezuela deben rechazar cualquier enrolamiento en las filas de las facciones en pugna, rechazando los cantos de sirena de la burguesía opositora convocando tras de su lucha a las masas explotadas; de la misma forma, no caer en las redes de los partidos, grupos y sindicatos de izquierda e izquierdistas que se oponen al régimen, como los del llamado “chavismo sin Chávez”, que pretenden implantar su versión burguesa de izquierda de un régimen de explotación similar al de Maduro.
Hemos visto que en Venezuela ha habido un gran número de protestas durante el régimen chavista. Solo en 2018 se contabilizaron más de 5,000 manifestaciones (un promedio de 30 protestas diarias), la mayoría de ellas para exigir derechos sociales como comida, agua, servicios y mejores salarios. Destacan en estos últimos años, las luchas de médicos y enfermeras, quienes se han atrevido a desafiar a las fuerzas represivas del Estado, pero también han mostrado una solidaridad muy propia de la clase, al identificarse con los pacientes que no tienen medicinas ni posibilidades de atención, llamando a la unidad con otros sectores, como los maestros y profesores. Sin embargo, estas luchas no han estado al margen de la penetración de las organizaciones sindicales y gremiales con el fin de controlarlas y sabotearlas, aunque es de destacar el hecho de que ha habido una tendencia a rechazar tanto al chavismo como a la oposición, para intentar ser más autónomos en sus luchas. Los trabajadores deben proseguir sus luchas contra el régimen de explotación burgués en su propio terreno. En su combate, los trabajadores deben intentar traer tras de sí a otras capas no explotadoras; solo el proletariado tiene la capacidad de transformar la indignación social en una verdadera propuesta política de transformación social.
Las organizaciones revolucionarias que se reivindican de la izquierda comunista, así como las minorías más politizadas de Venezuela, la región y el mundo, debemos llamar al desarrollo de un movimiento sobre bases proletarias de solidaridad y lucha con las masas explotadas que viven situaciones como la venezolana en cualquier parte del orbe. El proletariado mundial tiene la respuesta a esta perspectiva de hundimiento en la barbarie; por eso, debe defender con uñas y dientes su autonomía de clase que supone rechazar a todos los bandos en conflicto y afirmar sus propias reivindicaciones como clase; luchar por la unidad de todos los trabajadores debe edificarse en torno a la consigna: ¡Nativa o Extranjera, la Misma Clase Obrera!
Corriente Comunista Internacional 12-2-19
[1] Para comprender en profundidad y en su alcance histórico, esta noción, “descomposición del capitalismo”, ver nuestras "TESIS SOBRE LA DESCOMPOSICION [13]".
[2] Ver https://es.internationalism.org/revolucion-mundial/201709/4233/crisis-en-venezuela-el-proletariado-expuesto-a-la-miseria-al-caos-y-l [1748]
[3] Ver /content/3694/un-proyecto-de-defensa-del-capital-un-gran-engano-para-las-masas-empobrecidas [1749]
[4] Hemos denunciado en numerosas ocasiones la Gran Mentira del siglo XX que es el supuesto “comunismo” de países como la URSS, China, Cuba, Corea del Norte. Ver La experiencia rusa: propiedad privada y propiedad colectiva, https://es.internationalism.org/revista-internacional/200712/2119/la-experiencia-rEEUU-propiedad-privada-y-propiedad-colectiva [348] , También Cinco preguntas sobre el comunismo, https://es.internationalism.org/accion-proletaria/200510/246/5-preguntas-sobre-el-comunismo [650] y https://es.internationalism.org/revolucion-mundial/200911/2684/a-20-anos-de-la-caida-del-estalinismo-la-urss-fue-capitalismo-de-esta [1750]
[5] Ver Tras las grandes operaciones «humanitarias», las grandes potencias desencadenan la barbarie imperialista, https://es.internationalism.org/revista-internacional/201106/3145/situacion-internacional-tras-las-grandes-operaciones-humanitarias- [1751] , Haití: Detrás de la “ayuda humanitaria”, hipocresía burguesa y confrontación imperialista, https://es.internationalism.org/internacionalismo/201003/2776/haiti-detras-de-la-ayuda-humanitaria-hipocresia-burguesa-y-confrontaci [1752]
[6] Ver Migraciones en Latinoamérica: solo el proletariado puede parar la barbarie del capitalismo en descomposición, https://es.internationalism.org/content/4377/migraciones-en-latinoamerica-solo-el-proletariado-puede-parar-la-barbarie-del [1753]
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Por cuarto año consecutivo la esperanza de vida en los Estados Unidos ha disminuido. "Esta es la primera vez que vemos una tendencia a la baja desde la gran epidemia de gripe de 1918" – según Robert Anderson, jefe de estadísticas de mortalidad del Centro Nacional de Estadísticas de Salud. Las causas: la plaga de sobredosis de droga que mató a cerca de 70.000 estadounidenses en el 2017, signo de un suicidio colectivo ante una sociedad sin futuro, pero también, de una pobreza devastadora; además, de una contaminación que causa la explosión de enfermedades respiratorias y del sistema nervioso central, de una dieta industrial cercana a un envenenamiento masivo, y, también, de un sistema de atención deteriorado... Los Estados Unidos no son la excepción, una gran parte de los países desarrollados están también preocupados. Todos los estudios recientes apuntan a "una disminución significativa de la esperanza de vida en doce países de la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos (OCDE)".
Se trata de un símbolo de la dinámica mortífera del capitalismo. Mientras que el conocimiento científico continúa desarrollándose, y que los recursos técnicos y tecnológicos crecen continuamente, el capitalismo impone a la humanidad una división del mundo en naciones y clases, establece relaciones sociales de producción basadas en la explotación, y realiza un confinamiento de la actividad humana en la búsqueda de beneficio por medio de la competencia de todos contra todos. Este sistema es hoy obsoleto. Pero, para perdurar, hace agonizar a toda la humanidad.
En América Central y del Sur, la miseria y la violencia son tales que miles de personas huyen y se unen para protegerse mutuamente. Solidarios, forman caravanas para caminar miles de kilómetros desde Guatemala, Honduras, Nicaragua, Costa Rica... cruzando todo México hacia los Estados Unidos enfrentando miles de peligros. Los que llegan a la frontera de los Estados Unidos se enfrentan con un muro, alambre de púas, un ejército autorizado a disparar, milicias fanáticas y asesinos, para luego... ¡caer en los campos de detención![1] En diciembre, dos niños de 7 y 8 años murieron por deshidratación, en el corazón de los campos norteamericanos, ¡sobre los brazos de sus padres!
"Se cuentan hoy en día entre setenta y setenta y cinco muros construidos o anunciados para construir en todo el mundo, que se extienden a lo largo de aproximadamente 40,000 kilómetros", dice Élisabeth Vallet, politóloga canadiense de la Universidad de Quebec en Montreal. Un mundo hecho de paredes y alambre de púas es a lo que conduce esta sociedad en descomposición.
En Francia, frente al desarrollo de la pobreza, una parte de la población reaccionó gritando su ira. El movimiento de "chalecos amarillos" agrupó – detrás de una pequeña burguesía aplastada y agotada– unos pocos cientos de miles de trabajadores precarios, desempleados, jubilados, pero también artesanos y agricultores. Reuniéndose en las rotondas, los peajes de las autopistas, en algunos estacionamientos, instalaron carpas, hicieron barbacoas, etc. En los últimos días, entre Navidad y Año Nuevo, hubo una sensación palpable entre estos grupos –dispersos por un puñado de unas pocas docenas de personas – de estar juntos para calentarse, para mantenerse unidos. Hay algo en común con las caravanas de migrantes de América Central: la necesidad de agruparse en un mundo en decadencia. Sin embargo, en estas rotondas también había banderas tricolores, se cantaba la Marseillesa, se realizaban discusiones encerradas en la afirmación de la "iniciativa ciudadana del referéndum", además, existía un temor o incluso un rechazo a los "migrantes". La derogación de la ley del "matrimonio para todos", que permite a los homosexuales casarse desde 2013, es incluso uno de los reclamos más populares entre los "chalecos amarillos". De hecho, este movimiento subraya una vez más el impasse del interclasismo[2]. Si el proletariado no desarrolla su lucha de manera autónoma con sus métodos (especialmente las asambleas generales soberanas), si no establece sus propias demandas sobre el terreno económico ante el deterioro de sus condiciones de vida y de trabajo y, en fin, si no establece su perspectiva política (el derrocamiento del capitalismo y sus Estados), toda la ira de la población estará condenada a perderse en protestas estériles, o peor, estará portando los estigmas más nauseabundos de esta sociedad (nacionalismo, racismo, homofobia, violencia ciega ...).
El proletariado mundial, y más particularmente el de Europa, tiene una gran responsabilidad sobre sus hombros. Debido a la inexorable agravación de la crisis económica mundial, los trastornos por venir[3] generarán cada vez más miseria e ira.
Depende del proletariado asumir la tarea histórica de organizar y dirigir la lucha de las masas, depende del proletariado derrocar al capitalismo y abrir a toda la humanidad una perspectiva distinta a la del capitalismo decadente y bárbaro: una sociedad sin clase ni nación, sin explotación ni guerra. Para ello, el proletariado debe recuperar la confianza en sus propias fuerzas. Su historia prueba que él es capaz de hacerlo. Ya ha sacudido a la burguesía muchas veces[4]. La memoria de todas estas experiencias es absolutamente vital para el futuro. ¡Porque el futuro pertenece a la lucha de clases!
Jacques, 4 de enero de 2019
[1]Leer en el sitio nuestro artículo: “Migración en América Latina: solo el proletariado puede detener la barbarie del capitalismo en descomposición.”. https://es.internationalism.org/content/4377/migraciones-en-latinoamerica-solo-el-proletariado-puede-parar-la-barbarie-del [1753]
[2]Leer en el sitio nuestro artículo sobre el movimiento de los “chalecos amarillos” así como nuestro suplemento en el sitio Web. https://es.internationalism.org/content/4381/chalecos-amarillos-violencia-policial-disturbios-guerrilla-urbana-saqueos-la-verdadera [1755] y https://es.internationalism.org/content/4375/movimiento-de-los-chalecos-amarillos-contra-los-ataques-de-la-burguesia-el-proletariado [1756]
[3]Leer en el sitio Web en francés nuestro artículo sobre la crisis económica. https://fr.internationalism.org/content/9832/crise-economique-mondiale-pire-encore-devant-nous [1757]
[4]Ver el Manifiesto de nuestro 22º Congreso sobre la revolución de octubre de 1917, https://es.internationalism.org/accion-proletaria/201710/4237/manifiesto-de-la-corriente-comunista-internacional-sobre-la-revolucion [1356] ; así como, los documentos sobre el centenario de la tentativa revolucionaria del proletariado en Alemania: https://es.internationalism.org/content/4376/revolucion-en-alemania-hace-100-anos-el-proletariado-hizo-temblar-la-burguesia [1758] y https://es.internationalism.org/content/4373/lista-de-articulos-sobre-la-tentativa-revolucionaria-en-alemania-1918-23 [1759]
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Saludamos el esfuerzo que representa el texto que publicamos a continuación. Escrito por un joven compañero en discusión con nosotros es una contribución a que los obreros más avanzados de Chile y de otros países conozcan mejor la historia de su clase y el combate que esta lleva desde hace 3 siglos. El proletariado mundial avanza a base de luchas, experiencias y de errores, múltiples errores. Su fuerza no está en un programa perfecto, elaborado de una vez y para siempre, sino en su capacidad crítica de sacar lecciones de sus errores y derrotas. Es lo que señalaba Engels en el prólogo a la edición alemana del Manifiesto Comunista de 1890: “Marx ponía toda su confianza en el desarrollo intelectual de la clase obrera, fruto obligado de la acción conjunta y de la discusión. Los sucesos y vicisitudes de la lucha contra el capital, y más aún las derrotas que las victorias, no podían menos de revelar al proletariado militante, en toda su desnudez, la insuficiencia de los remedios milagreros que venían empleando e infundir a sus cabezas una mayor claridad de visión para penetrar en las verdaderas condiciones que habían de presidir la emancipación obrera”[1]. Con el consenso del compañero hemos añadido algunas notas explicativas.
Desde principios del siglo XX las luchas obreras en Chile empezaron a nacer en respuesta a las malas condiciones de vida que existían en esa época (y que actualmente siguen existiendo, pero bajo otras formas). Hay que aclarar que en esa época existía algo llamado “la cuestión social”[2], que prácticamente era una gran crisis social en donde la clase obrera en esa época vivía en condiciones extremadamente paupérrimas, existía un gran malestar, mientras la elite económica vivía con grandes lujos.
Fueron grandes movilizaciones y huelgas principalmente en los centros mineros, puertos y ciudades en donde empezó el gran estallido de acciones obreras, que poco a poco permitió que la conciencia de las masas se fuera forjando cierto nivel de conciencia política con una ideología definida, este nuevo despertar político de la conciencia se vería en su máxima expresión con la creación del partido socialista obrero chileno (luego en 1922 se llamaría partido comunista de Chile) en 1912,fundado por Luis Emilio Recabarren y otros 30 obreros salitreros.
Al comenzar el siglo XX los trabajadores chilenos no tenían ningún tipo de legislación social o laboral que los favoreciera o les brindara protección. Fueron ellos mismos, a través de las mutuales, las sociedades de resistencia y las mancomunales, quienes se organizaron para proteger a sus asociados y fomentar la solidaridad proletaria[3].
Al principio estas organizaciones obreras eran controladas por el partido demócrata, sin embargo, poco a poco fueron influenciadas por ideologías más revolucionarias que provenían del partido socialista obrero chileno.
En 1910, ya había más de 400 organizaciones mutualistas y un número creciente de sindicatos de trabajadores de la metalurgia, de empleados ferroviarios y tipógrafos, entre otros. La celebración del 1 de mayo (día mundial del trabajador) fue, año a año, creciendo en convocatoria popular, para llegar a reunir, en 1907, a más de 30 mil personas en las calles de Santiago.
Entre 1902 y 1908, hubo alrededor de doscientas huelgas y la falta de respuestas positivas por parte de las autoridades, provocó una escalada de movilizaciones sociales. La huelga portuaria de Valparaíso [1761], en 1903, la huelga de la carne, en Santiago, el año 1905, y la masacre de la escuela Santa María de Iquique [1762], en 1907, son ejemplos de las primeras gestas reivindicativas del movimiento social chileno. En ellas hubo participación no sólo de obreros y artesanos, sino también de sus mujeres e hijos. Sin embargo, la masacre producida en Iquique frenó esta ola de huelgas.
Esta última huelga donde participaron los mineros del salitre en 1907 fue uno de los más claros ejemplos de la tendencia a la huelga de masas de la que hablaba Rosa Luxemburgo como nueva característica de la lucha obrera en la decadencia del capitalismo[4], donde pese a que empezó siendo una huelga y movilización de los mineros a medida que se acercaban a la ciudad se fueron sumando otros sectores, como los carpinteros, los obreros de la construcción, entre otros. Siendo una de las huelgas obreras más importantes que ha existido en la historia de este país.
Otras huelgas también importantes son:
1901- Huelga de la mancomunal de Iquique.
1902- Huelga de la Sociedad de los Tranviarios en Santiago y paralización de faenas de los mineros de Lota.
1903- La represión sobre los estibadores de Valparaíso y la huelga de los obreros del carbón y de las mancomunales salitreras de Tocopilla.
1905- “Huelga de la carne” en Santiago para exigir que se quitaran los impuestos al ganado que llegaba de Argentina y, en general, para protestar por el alza del costo de la vida.
1906- Huelga de Antofagasta, en que participaron los trabajadores del ferrocarril a Bolivia, los obreros del puerto y los trabajadores de las salitreras, pidiendo aumento de jornales.
En cambio, las organizaciones laborales que se empezaron a crear en esa época son:
- Las mutuales
Eran sociedades de socorros mutuos, en la que sus integrantes se ayudaban entre sí para acceder a los beneficios económicos, sociales y educacionales que el Estado no les concedía. Eran financiadas por los propios obreros, suministraban medicamentos gratis y una pequeña ayuda monetaria.
- Las mancomunales
Fueron centros de vida social y cultural que tuvieron su origen en las minas y puertos del norte; además, iniciaron las luchas en contra del sector patronal, exigiendo reformas en las relaciones de trabajo.
- Las sociedades de resistencia y los sindicatos
Eran formas de organización popular cuyos métodos de lucha consistían en el sabotaje y la huelga y exigían mejores salarios y condiciones de trabajo.
Muchas de estas organizaciones se agruparon en la Federación Obrera de Chile (FOCH). Además, surgieron partidos políticos de izquierda que defendían los intereses y derechos de los trabajadores. Mediante manifestaciones públicas y huelgas, los trabajadores expresaban sus quejas ante el Estado.
La reacción de los distintos gobiernos frente a estas movilizaciones fue la represión y solo años más tarde se elaboraron leyes para responder a estas demandas sociales, que, aunque tuvieron escasa significación y contribuyeron muy poco en la solución de los problemas de fondo, fueron el inicio de un proceso de mejoramiento gradual de sus condiciones de vida.
Aunque el movimiento obrero chileno como tal no empezaría hasta principios del siglo XX hay varias cosas de la que debemos recalcar y que, lo más importante, nos sirve para sacar experiencias para el futuro.
Una de las cosas más importantes aquí es el hecho de la auto -organización de la clase obrera, aunque los sindicatos, mutuales, mancomunales y sociedades de resistencias al principio pertenecieron a la clase trabajadora para mejorar sus condiciones de vida desde la entrada en decadencia del capitalismo se convirtieron en organismos completamente anti -obreros, es más, desde el principio esas organizaciones fueron controladas por los partidos demócratas y liberales de la época, los proletarios nunca pudieron desarrollar una política de autonomía de clase que los llevara, en una situación revolucionaria a la constitución de Consejos Obreros debido a que (A diferencia de la clase obrera europea) no poseía el mismo nivel de conciencia ni experiencia política, por lo cual se dejaban engañar por las organizaciones legales impuestas por el estado y los partidos políticos del régimen.
El proletariado es una clase internacional con el mismo interés en todos los países. Esta realidad histórica se ha expresado en sus filas con la POSICION INTERNACIONALISTA (los proletarios no tienen patria, contra toda guerra imperialista, por la solidaridad mundial de las luchas obreras etc.), con los intentos de coordinación y unificación internacional de sus luchas y con la solidaridad internacional entre proletarios de diferentes países.
A nivel de sus organizaciones comunistas esta naturaleza internacional se ha expresado no solamente en la posición programática del INTERNACIONALISMO sino igualmente en los esfuerzos por darse una ORGANIZACIÓN INTERNACIONAL UNIDA Y CENTRALIZADA.
La Liga de los Comunistas buscó esta estructura internacional, aunque su corta duración (1847-1852) no le permitió conseguirlo. La Primera Internacional se concibió como un órgano unitario de las diferentes organizaciones obreras y se dotó de un instrumento de centralización internacional -el Consejo General- que fue combatido por el federalismo anarquista y por las intrigas y conspiraciones de Bakunin[5]
En la Segunda Internacional (1889-1914) se da una federación de partidos socialistas organizados en cada país. Este retroceso parcial era debido a que el proletariado tenía tareas en cada país de obtención de mejoras y reformas duraderas y podía apoyar el desarrollo capitalista contra la resistencia de las clases feudales. No obstante, la lucha por una organización internacional se manifestó en la constitución de la Segunda Internacional y en la formación del Buró Socialista Internacional en 1900.
La Tercera Internacional se levanta contra la capitulación nacionalista de los partidos socialistas que en su gran mayoría apoyan la barbarie de la Primera Guerra Mundial Imperialista (1914-18). Solamente la Izquierda de la Segunda Internacional formada por los grupos alrededor de Lenin, Trotsky, Rosa Luxemburgo, Pannohoek etc., lleva un combate heroico e intransigente contra la guerra, por la revolución proletaria mundial y, en coherencia con ello, por el desarrollo de las posiciones programáticas y organizativas necesarias para ese combate. Lenin es el más claro en este combate y quien más lucha por la constitución de una nueva Internacional basada en los principios revolucionarios. Tropieza sin embargo con la confusión y resistencia de los internacionalistas de los otros países y también con debilidades en su propio partido, el bolchevique. Finalmente, la Tercera Internacional consigue constituirse en marzo de 1919, aunque es demasiado tarde, pues ya la tentativa revolucionaria del proletariado de Berlín en enero de 1919 ha sido aplastada y ha comenzado la revolución en Hungría.
Respecto a Chile, al principio, los obreros más combativos y conscientes se sumaron al Partido Demócrata. Este fue fundado en 1887 por disidentes del Partido Radical. Su ideología era muy ambigua pues se proponía “la emancipación social, política y económica del pueblo” (artículo 1 del Programa del Partido Demócrata, 1889). No tenía un concepto real de clase obrera. Encontró mucho apoyo en medios obreros, aunque poco a poco en éstos se desarrolló una toma de conciencia. Expresiones de ésta fueron la gran huelga de Iquique y otras que hemos hablado. Esta toma de conciencia se plasmó en tentativas de darse una organización política de clase lo que desembocó en la constitución del Partido Obrero Socialista, uno de cuyos principales animadores fue Luis Emilio Recabarren. Este Partido representa un claro avance a nivel de expresión de la conciencia de clase, pese a lo cual, mantiene ciertas confusiones, pues por ejemplo, el programa que adopta en 1912 dice: “El Partido Obrero Socialista expone que el fin de sus aspiraciones es la emancipación total de la Humanidad, aboliendo las diferencias de clases y convirtiendo a todos en una sola clase de trabajadores, dueños del fruto de su trabajo, libres, iguales, honrados e inteligentes, y la implantación de un régimen en que la producción sea un factor común y común también el goce de los productos”.
Sin embargo, el POS es uno de los pocos partidos socialistas (junto a los bolcheviques, los tribunistas holandeses y los partidos de Serbia y Bulgaria) que condenan rotundamente la guerra imperialista de 1914 y denuncian la traición de la gran mayoría de partidos socialistas. Por su parte, Recabarren, obligado a exiliarse, apoya los esfuerzos internacionalistas y participa en la formación del Partido Socialista Internacional en Argentina en 1918, el cual sostuvo de forma entusiasta la revolución de 1917 en Rusia, trató de desarrollar un programa revolucionario y fue uno de los pioneros en la orientación comunista internacionalista y revolucionaria.
En el POS se dan muchas dudas entre la orientación reformista vinculada a los partidos de la Segunda Internacional y la bandera revolucionaria internacionalista que había levantado la Tercera Internacional. Esto lleva a que su adhesión a esta última es muy tardía, en 1922, y cuando esta última ya está degenerando gangrenada por la presión del Estado ruso que se orienta cada vez más hacia la reconciliación con el orden capitalista mundial, por el oportunismo que está corroyendo al Partido Bolchevique, todo lo cual se concentra en la degeneración oportunista que sufre la Tercera Internacional y que se plasmará en las resoluciones adoptada en su 4º Congreso celebrado precisamente en 1922.
Esto hará que el Partido Comunista de Chile se constituya sobre las bases del oportunismo y sea uno de los que más empuje dentro de la Tercera Internacional en degeneración hacia la plena integración en el capitalismo como su ala izquierda.
[2] Ante el empuje de las luchas obreras en todo el mundo y, sobre todo, el esfuerzo de organización y de conciencia que desarrollaba el proletariado en numerosos países y que se plasmó entonces en la formación de partidos de masas y de sindicatos (que en esa época eran armas de la clase obrera), desde finales del siglo XIX los medios burgueses hablaron ampliamente de la “cuestión social” lo que no expresaba ninguna preocupación real sobre las condiciones de vida de los obreros (más allá de las buenas intenciones de algunos) sino una inquietud de que el proletariado pudiera acabar tomando una vía revolucionaria, como habían mostrado la Comuna de París en 1871 y la formación, primero de la Primera Internacional (1864-1876) y después de la Segunda Internacional (1889-1914). Hasta una institución tan reaccionaria y enemiga de los obreros como la Iglesia Católica simuló ponerse “a favor de los obreros” con la encíclica Rerum Novarum de León XIII (1891)
[3] Estas organizaciones eran posibles en las condiciones del periodo ascendente del capitalismo y fueron un gran esfuerzo de solidaridad proletaria. En la decadencia del capitalismo, iniciada en 1914, con la creciente tendencia totalitaria de los Estados, estos lograron absorber y utilizar al servicio del capitalismo esas organizaciones creadas por los obreros, vaciándolas de todo contenido de clase y eliminando progresivamente en su seno todo vestigio de solidaridad. Ver nuestro folleto Los sindicatos contra la clase obrera (en papel, se puede pedir a nuestra dirección mail: [email protected] [344]) así como nuestro artículo Apuntes sobre la cuestión sindical, https://es.internationalism.org/cci-online/201104/3103/apuntes-sobre-la-cuestion-sindical [324]
[4] Ver el libro clásico de Rosa Luxemburgo Huelga de masas, partido y sindicatos, https://www.marxists.org/espanol/luxem/06Huelgademasaspartidoysindicatos_0.pdf [87] . Igualmente, Notas sobre la huelga de masas, https://es.internationalism.org/revista-internacional/198110/928/notas-sobre-la-huelga-de-masas [1763] , La huelga de masas de 1905 abre las puertas a la revolución proletaria, https://es.internationalism.org/revista-internacional/199201/1225/i-1905-la-huelga-de-masas-abre-la-puerta-a-la-revolucion-proletari [1764] ; El gran descontento obrero de 1910-14 (Gran Bretaña), https://es.internationalism.org/cci-online/201109/3197/huelga-de-masas-en-reino-unido-el-gran-descontento-obrero-1910-14 [1765] ; Huelga de masas en Polonia: se ha abierta una nueva brecha, https://es.internationalism.org/revista-internacional/198007/2307/huelga-de-masas-en-polonia-se-ha-abierto-una-nueva-brecha [523] ; Egipto, el germen de la huelga de masas, /content/1915/egipto-el-germen-de-la-huelga-de-masas [249]
[5] Para comprender las fechorías de Bakunin ver La lucha de la Primera Internacional contra la Alianza de Bakunin, Revista Internacional nº 84, https://es.internationalism.org/revista-internacional/199607/1774/cuestiones-de-organizacion-ii-la-lucha-de-la-i-internacional-contr [1766]
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Ofrecemos la introducción a la discusión de 6 Reuniones Públicas que la CCI ha celebrado en Francia (París, Lille, Toulouse, Marsella, Lyon y Nantes) en respuesta al peligro que representa el movimiento interclasista reaccionario de los Chalecos Amarillos[1]. En la segunda parte, presentamos una síntesis de las principales cuestiones debatidas en dichas Reuniones Públicas.
Esta intervención de la CCI evidencia nuestro compromiso con la lucha del proletariado, el cual no consiste solamente en apoyar las luchas sino también en denunciar aquellas que por su naturaleza interclasista y reaccionaria significan un peligro para el proletariado y para el porvenir del género humano.
Introducción a la discusiónLa idea generalizada, tanto en los medios de comunicación de la burguesía como en algunos partidos políticos, es que el movimiento del "chaleco amarillo" es una nueva manifestación de la lucha de clases, algo comparable a la huelga general del 68 de mayo. En realidad, este movimiento cubre una amplia gama de demandas, desde la cancelación del impuesto sobre el combustible y las desgravaciones fiscales hasta el aumento del salario mínimo y/o de las pensiones.
Por eso, entre los "chalecos amarillos", hay tanto pequeños empresarios como trabajadores que se han ido sumando a este movimiento de cólera contra los ataques del gobierno de Macron. Por eso este movimiento es interclasista. Los proletarios se ahogan en este magma sin forma. A pesar de sus demandas proletarias contra el declive de su poder adquisitivo, no se movilizaron en un terreno de clase, como miembros de la clase obrera sino como ciudadanos franceses. Este movimiento de "chaleco amarillo", como tal, se desarrolló desde el principio en un terreno opuesto al de la clase obrera, tanto en sus métodos de lucha como a través de ciertas demandas ajenas al proletariado. Este movimiento está en el extremo opuesto de la meta histórica del movimiento proletario: la lucha por el derrocamiento del sistema capitalista que abre la perspectiva de la abolición de la explotación y la esclavitud asalariada.
El desarrollo del capitalismo no ha hecho desaparecer las capas intermedias, situadas entre las dos clases fundamentales de la sociedad: el proletariado y la burguesía. Estos estratos sociales están compuestos por pequeños artesanos, pequeños empresarios, profesiones liberales y sectores del campesinado que se han movilizado contra su empobrecimiento y el deterioro de sus condiciones de vida. El objetivo de estos estratos intermedios, y su única perspectiva, es pedir al Estado que mantenga los medios que les permitan seguir viviendo de su pequeña empresa, desarrollar un lugar mejor para sí mismos en la sociedad capitalista.
Estas capas intermedias, al no estar integradas en el trabajo social, no están interesadas en la abolición del capitalismo. No es lo mismo para el proletariado, cuya condición fundamental es vender su fuerza de trabajo a la clase burguesa, ya que esta fuerza de trabajo es la única "riqueza" que permite a los proletarios sobrevivir en un mundo dominado por la producción de bienes[2].
Para el proletariado, no se trata de mendigar nada al Estado capitalista, sino de luchar contra su explotación y por la defensa de sus condiciones de vida constantemente atacadas por el capital con el agravamiento de la crisis económica. El desarrollo de sus luchas, la generalización de su lucha, su unificación, son un verdadero trampolín para sentar las bases del derrocamiento del capitalismo y para establecer una nueva sociedad libre de explotación y de todas sus consecuencias: barbarie, guerras, descomposición y caos social. Para el proletariado, su horizonte es el futuro, no los mezquinos intereses inmediatos de la pequeña burguesía.
Las luchas del proletariado se basan en una realidad material: el trabajo asociado. Esta asociación de trabajo es el marco del cual la clase obrera saca su fuerza como clase social antagónica a la burguesía. Sus métodos de lucha son producto de esta asociación. Las asambleas generales, la organización del proletariado en comités de lucha, comités de huelga, consejos obreros son la expresión de esta asociación. La clase obrera en sus luchas está organizando y desarrollando conscientemente un proyecto social que será "una asociación de productores donde el libre desarrollo de cada individuo es la condición para el libre desarrollo de todos" como dice el Manifiesto Comunista.
El movimiento del "chaleco amarillo" está lejos de esta perspectiva porque lo que lo domina es la necesidad de ser reconocidos como buenos ciudadanos franceses. Para los pequeños empresarios con chalecos amarillos, la principal razón de su enojo es la necesidad de enfrentarse a las grandes empresas capitalistas que los están sofocando, la voluntad de luchar contra los aumentos de impuestos que están ahogando a sus pequeñas empresas. Estamos lejos de la realidad proletaria, lejos del trabajo asociado. A diferencia del proletariado, las capas sociales intermedias, especialmente la pequeña burguesía, no tienen un proyecto revolucionario para la transformación de la sociedad; son fundamentalmente conservadoras e incluso reaccionarias.
Los trabajadores que se han dejado arrastrar en este movimiento, remolcados por los pequeños patrones, no luchan en su terreno de clase. Como resultado, están inevitablemente atrapados en la ideología burguesa, en ideologías reaccionarias y anti proletarias como el nacionalismo, la xenofobia, el racismo antiinmigrante, hasta tal punto que entre las 42 reivindicaciones iniciales de los "chalecos amarillos" se encuentra la demanda de expulsión de los inmigrantes ilegales, con la repugnante y populista idea de que no queremos que nuestros impuestos se utilicen para acoger a todos los inmigrantes que huyen de la pobreza absoluta y la barbarie de la guerra en su país de origen. Por lo tanto, no es casualidad que el movimiento del "chaleco amarillo" fuera apoyado desde el principio no sólo por todos los partidos de derecha, sino también por Marine Le Pen, el antiguo Frente Nacional. A diferencia del movimiento interclasista de los "chalecos amarillos", debemos recordar aquí que la clase obrera es una clase de inmigrantes y que su lema es: "Los proletarios no tienen patria". Trabajadores de todos los países, uníos".
Este movimiento interclasista se presenta en realidad como una revuelta popular, es la cólera del "pueblo francés" la que se expresa. Todos estaríamos unidos porque seríamos el pueblo francés. En las rotondas y en las demostraciones de "chalecos amarillos" se oye cantar La Marsellesa detrás de la bandera nacional. Sin embargo, debemos decir alto y claro que la bandera tricolor es la de los Versalleses, la horda que masacró la Comuna de París[3], mientras que los comuneros habían reemplazado la bandera tricolor de la Revolución de 1789 por la bandera roja, que se había convertido en el símbolo del movimiento obrero y del internacionalismo. La referencia histórica de los "chalecos amarillos" es, en efecto, la Revolución Francesa de 1789, donde la revuelta popular de los "sans culottes" contra el hambre había permitido a la burguesía, asfixiada por los impuestos, tomar el poder político y deshacerse de la nobleza que tenía el privilegio de no pagar impuestos.
A diferencia de la revolución francesa de 1789, la nueva clase explotada que apareció en las ruinas de la sociedad feudal, el proletariado, ya no puede aliarse con los estratos sociales que también son víctimas del aumento de sus impuestos. Desde el comienzo del movimiento obrero, el proletariado tuvo que afirmar su autonomía de clase para defender sus propios intereses de clase revolucionarios con sus propios métodos de lucha en relación con su proyecto histórico: el comunismo. Este proyecto revolucionario ya estaba contenido en la revuelta de Canuts en 1830, en los días de la insurrección de junio de 1848 o en la Comuna de París en 1871.
Recordemos que Marx, hace 150 años, identificó la insurrección de junio de 1848 en París como la primera manifestación de la autonomía de la clase destinada a convertirse en sepulturera del capitalismo, y esto en un momento en que el trabajo asalariado aún no se había generalizado.
A mediados del siglo XIX, la burguesía tuvo que seguir completando su revolución eliminando los viejos restos del feudalismo y estableciendo un sistema de democracia parlamentaria. Sin embargo, ante la gran crisis económica de 1847, las masas populares de las ciudades y del campo se enfrentaron al hambre, que provocó una serie de levantamientos de las masas urbanas de proletarios o semiproletarios en París, Berlín, Viena y otras ciudades. Como subrayaba el Manifiesto Comunista, el proletariado ya se había convertido en una fuerza distinta de otros estratos sociales.
En febrero de 1848, los trabajadores parisinos habían sido la principal fuerza detrás de las barricadas, en el levantamiento que derrocó la monarquía de Luis Felipe y estableció la República. Pero en los meses siguientes, el antagonismo entre el proletariado y la burguesía "republicana" se había vuelto abierto y agudo, ya que la nueva clase explotadora había dejado claro que no podía hacer nada para aliviar la miseria económica de los trabajadores. La resistencia del joven proletariado parisino se había materializado en la confusa demanda del "derecho al trabajo", cuando el gobierno decidió cerrar los Talleres Nacionales que se habían creado para proporcionar a los trabajadores un mínimo de alivio del desempleo.
Sin embargo, como Marx afirmó en 1850 en su libro La lucha de clases en Francia[4], bajo el lema del "derecho al trabajo", se expresaron los inicios de un movimiento para la supresión de la propiedad privada. La burguesía era consciente de este peligro: cuando los obreros parisinos levantaron barricadas, armas en mano, para defender los Talleres Nacionales, el levantamiento fue reprimido con la mayor ferocidad. En realidad, lo que la burguesía quería al provocar este levantamiento era quitarle las armas al proletariado. Como escribió Marx en dicho libro: " los obreros, con una valentía y una genialidad sin ejemplo, sin jefes, sin un plan común, sin medios, carentes de armas en su mayor parte, tuvieron en jaque durante cinco días al ejército, a la Guardia Móvil, a la Guardia Nacional de París y a la que acudió en tropel de las provincias. Y es sabido que la burguesía se vengó con una brutalidad inaudita del miedo mortal que había pasado, exterminando a más de 3.000 prisioneros".
Esta primera derrota sangrienta del proletariado demostró implacablemente el fin de una ilusión, una utopía, la ilusión de que la República burguesa podría aliviar el sufrimiento de la clase explotada. Los días de la insurrección de junio de 1848 revelaron claramente la inexorable confrontación entre dos clases sociales con intereses totalmente opuestos. También revelaron que, a diferencia de la revolución de 1789, el proletariado se separó de otras capas sociales para afirmarse como clase independiente y como la única fuerza revolucionaria de la sociedad. El Manifiesto Comunista se convirtió entonces en el programa revolucionario del proletariado, aunque en 1848, como dice Marx, las condiciones para la revolución aún no estaban maduras.
Por lo tanto, la autonomía de clase del proletariado significa su independencia de las otras clases de la sociedad. Esta autonomía constituye una CONDICIÓN INDISPENSABLE para la acción revolucionaria de la clase explotada. Por eso la referencia de los "chalecos amarillos" a la Revolución de 1789 y su nostalgia por esta revolución del "pueblo francés" con sus libros de reclamaciones, conservados en su momento por los sacerdotes de las parroquias católicas, es totalmente reaccionaria. Frente a la revuelta popular de los "chalecos amarillos", debemos recordar que la noción de "pueblo" no pertenece al vocabulario del marxismo, y esto desde los días de junio de 1848. Por el contrario, esta noción de "pueblo francés" sólo puede conducir al interclasismo, a la dilución del proletariado en todos los demás estratos y clases sociales. Por último, este concepto nacionalista del "pueblo francés" sólo puede conducir, en determinadas circunstancias históricas, a la unidad nacional, a la unión sagrada de los explotados con sus propios explotadores.
Para concluir esta presentación, queremos responder a una pregunta que algunos de nuestros lectores se han hecho: ¿puede el movimiento del "chaleco amarillo" convertirse en un trampolín para el surgimiento de una lucha autónoma de la clase obrera?
Nuestra respuesta es claramente NO. La lucha de clases del proletariado no puede surgir detrás de un movimiento tan interclasista, nacionalista y ciudadano. Aunque la gran mayoría de los proletarios tienen cierta simpatía por este movimiento contra "la vida cara", no se reconocen en los métodos de lucha de los "chalecos amarillos". No se reconocen en los bloqueos estériles y en la ocupación de las rotondas. No se reconocen en los actos de violencia indiscriminada y desesperada que sólo pueden conducir al caos social y hacer el juego a la represión y al fortalecimiento del estado policial. La gran mayoría de los proletarios tampoco se reconocen en un movimiento apoyado por la derecha y la extrema derecha.
Hoy podemos ver aún más claramente el impasse, el carácter no proletario de este movimiento de ciudadanos franceses con chalecos amarillos, a través de su exigencia de un Referéndum de Iniciativa Popular, una exigencia perfectamente reformista que pretende desviar a los proletarios detrás de la mistificación electoral y la defensa de la democracia burguesa. Para los "chalecos amarillos", se trata de mejorar la democracia parlamentaria del estado capitalista para que se escuche la "voz del pueblo". Mientras que, para el proletariado, la meta de su lucha de clases es derrocar al estado burgués y a todas las instituciones democráticas de la dictadura del capital. La RIC es apoyada por todas las camarillas burguesas, desde la extrema derecha del partido de Marine Le Pen hasta la extrema izquierda trotskista del NPA de Besancenot, pasando por el partido de Mélenchon, la Francia Insumisa.
Las cuestiones discutidas en las Reuniones PúblicasEntre las personas presentes en estas reuniones públicas, algunas venían por primera vez, otras representaron al medio político proletario (compañeros de la corriente bordigista estuvieron presentes en la reunión pública de Marsella).
Las discusiones que tuvieron lugar en varias ciudades francesas (París, Lille, Toulouse, Toulouse, Lyon, Marsella, Nantes) confirmaron la necesidad de aclarar y comprender la situación social actual y las perspectivas de la lucha proletaria.
A diferencia de otras reuniones públicas en el pasado, donde los grupos políticos priorizaban sus diferencias con la CCI, nos encontramos junto con estos camaradas para defender una voz proletaria y una posición marxista contra el interclasismo (sin borrar nuestras diferencias). Saludamos este estado de ánimo responsable en la defensa del patrimonio del marxismo y de la izquierda comunista en un momento en que otros están tirando este patrimonio por la borda y, al mismo tiempo, socavando todos los esfuerzos por aclararlo frente a las ideologías conservadoras y reaccionarias
La todavía muy limitada presencia de elementos politizados en estas reuniones públicas también tiene un significado que debemos reconocer. Esta realidad sigue estando ligada principalmente a las grandes dificultades a las que se enfrenta actualmente la clase obrera (en particular su pérdida de identidad de clase), a la intensa propaganda burguesa que genera desconfianza hacia las ideas revolucionarias. Todo esto dificulta la reflexión y lleva a los proletarios más combativos a subestimar todos los peligros que el interclasismo representa para la lucha obrera de hoy.
Todos los presentes expresaron la necesidad de clarificación política y rechazaron los discursos sobre el llamado "soplo de aire fresco" que el movimiento del "chaleco amarillo" podría haber tenido para la clase obrera y su conciencia. Esta llamada "esperanza" que la ideología dominante mantiene a sabiendas es una vez más una ilusión muy peligrosa. Queríamos, por tanto, reconocer la riqueza de los debates, este esfuerzo de reflexión y clarificación política, que va en contra del clima político imperante, que sugiere que "todo lo que se mueve" en la calle es necesariamente "revolucionario".
Sin embargo, los debates en estas reuniones públicas también expresaron las dificultades para comprender en profundidad las cuestiones cruciales planteadas por el movimiento del "chaleco amarillo":
- ¿Qué es un movimiento interclasista?
- ¿Qué representan las capas intermedias, la pequeña burguesía?
- ¿Cuál es la autonomía de clase del proletariado?
- ¿Cuál es la clase obrera como única clase revolucionaria en la sociedad?
- ¿Qué significa para el proletariado la pérdida de la identidad de clase? ¿Cuáles son sus debilidades hoy en día y cómo puede recuperar esta identidad de clase?
- ¿Cuál es el peso de la descomposición del capitalismo en la sociedad, en el proletariado y en el movimiento de los "chalecos amarillos"?
- ¿Cuál es la responsabilidad de las organizaciones revolucionarias en la transmisión de las lecciones de las luchas de clases pasadas y en la defensa de la perspectiva revolucionaria para las luchas futuras?
No podemos tratar aquí todas las cuestiones, nos limitaremos a las dos primeras.
Aunque casi todos los participantes expresaron su acuerdo con la dimensión interclasista del movimiento, la comprensión profunda de lo que representa y significa el interclasismo ha sido bastante superficial.
En Lille, por ejemplo, los simpatizantes expresaron la idea de que "había cosas positivas que salían del movimiento y que podían contribuir al desarrollo de la conciencia de clase". Uno de ellos afirmó, en particular, que "el movimiento ha permitido dejar claro que todos somos iguales".
De hecho, esto no es cierto. En este movimiento, encontramos tanto pequeños empresarios, artesanos, profesiones liberales y agricultores, como trabajadores empobrecidos. La realidad es que los intereses de cada uno no son los mismos. En las clases medias, con la pequeña burguesía a la cabeza, la competencia es suprema y cada jefecillo se preocupa por proteger sus propios intereses. En cambio la clase obrera tiene intereses comunes en todo el mundo y su lucha se basa en la unidad y la solidaridad.
Otra dificultad que surgió en los debates fue si la clase obrera estaba presente como tal en el movimiento del "chaleco amarillo". En la reunión pública de Lille, un momento importante de la discusión se dedicó a aclarar la naturaleza del movimiento, la diferencia entre la presencia de trabajadores en la revuelta del "chaleco amarillo" y un verdadero movimiento proletario. Esta es una pregunta fundamental. Este es un aspecto en el que los participantes en nuestras reuniones se han centrado a menudo, sin ver mucho más profundamente el peligro de trazar una línea de igualdad entre los dos.
A pesar de sus demandas proletarias contra el declive de su poder adquisitivo, los trabajadores presentes no se movilizaron en su terreno de clase, el del proletariado, sino como individuos y ciudadanos franceses. En las discusiones, en la calle, la palabra "pueblo" estaba en todas las bocas: "pueblo burlado", "pueblo ignorado", "pueblo trabajador", y es, de hecho, la ira del "pueblo francés" (y no de la clase explotada) la que se expresa en este movimiento. De ahí que se cantara La Marsellesa en las manifestaciones, y la bandera nacional francesa izada en las rotondas se convirtiera en el estandarte de este movimiento interclasista. Todas estas expresiones de nacionalismo NUNCA han sido cuestionadas.
Este concepto nacionalista del "pueblo francés" sólo puede llevar a la dilución del proletariado en todos los demás estratos y clases sociales. La naturaleza de clase de un movimiento social no está determinada por su composición SOCIOLÓGICA sino por su orientación POLÍTICA y sus métodos de lucha.
Algunos asistentes dijeron que "las referencias a 1789, el canto de la Marsellesa, no son conscientes, sino que son el resultado de una falta de un desconocimiento”, lo que es cierto. ¿Pero es una pregunta secundaria, un simple detalle sin importancia? A diferencia de la revolución de 1789, durante los días de la insurrección de junio de 1848, el proletariado tuvo que separarse de los otros estratos sociales para afirmarse como clase independiente y como la única fuerza revolucionaria de la sociedad. El Manifiesto Comunista se convirtió entonces en el programa revolucionario de la clase proletaria. Muchos de los participantes en estas reuniones públicas parecían desconocer este episodio fundamental de la historia del movimiento obrero, proporcionando un marco histórico y teórico para los debates.
La autonomía de clase del proletariado significa su independencia de las otras clases de la sociedad, su capacidad de dar orientación política a todas las demás capas no explotadoras. Esta independencia de clase del proletariado constituye una CONDICIÓN INDISPENSABLE por su acción revolucionaria dirigida, a largo plazo, al derrocamiento del capitalismo y a la construcción de una sociedad sin clases y, por tanto, sin la explotación del hombre por el hombre. Los objetivos de la lucha proletaria no tienen nada que ver con los objetivos del movimiento nacionalista y "ciudadano" de los "chalecos amarillos": mejorar la democracia burguesa, reformar el sistema capitalista para una mejor distribución de la riqueza de la nación francesa y una mayor "justicia fiscal". Por eso la referencia de los "chalecos amarillos" a la Revolución de 1789 y su nostalgia por esta revolución del "pueblo francés" con sus libros de reclamaciones, conservados en su momento por los sacerdotes de las parroquias católicas, es totalmente reaccionaria.
Todas estas dudas y preguntas sobre la necesaria autonomía de la clase obrera de otros estratos sociales reflejan, en realidad, una dificultad para entender lo que es la clase obrera como clase revolucionaria[5]. Estas dificultades no son nuevas y han sido la base de discusiones durante muchos años con todo un medio de elementos que se politizan y se preguntan sobre la perspectiva revolucionaria preguntándose quién o qué clase puede cambiar el mundo. Estas dificultades se ven reforzadas por el hecho de que la clase obrera ha sufrido un retroceso en la conciencia de su propia identidad, olvidando momentáneamente su experiencia pasada de gloriosas luchas contra el capitalismo[6].
A pesar del acuerdo de nuestros simpatizantes sobre el peligro del interclasismo, la mayoría de ellos expresaron la idea de que este movimiento podría representar una chispa, una especie de trampolín para los futuros movimientos proletarios. Algunos consideraban "normal que los proletarios presentes no fueran conscientes, la conciencia se desarrollaba en la lucha y, por lo tanto, corresponde a los revolucionarios mostrarles que el movimiento no satisface las necesidades de la clase y que hay que hacer otra cosa". Este análisis revela profundas ilusiones sobre las potencialidades del movimiento de los "chalecos amarillos" y la posibilidad de que pueda dar lugar a una dinámica de clase claramente proletaria. Esa ilusión oculta los peligros que encierra este movimiento interclasista, en particular la contaminación del proletariado por ideologías y métodos de lucha que le son totalmente ajenos. La idea de que este movimiento sería una especie de guía para la clase obrera o un "trampolín" para sus luchas, también revela una falta de confianza en las potencialidades del proletariado como clase históricamente revolucionaria.
Sólo el método marxista permite identificar cuáles son las fuerzas sociales en movimiento, su naturaleza profunda, más allá de las simples apariencias sociológicas. En cuanto al papel de los revolucionarios en este movimiento, es totalmente irrisorio. Dado que estos últimos están en contra de la corriente de este maremoto interclasista y nacionalista, no pueden tener ningún eco. Para la gran mayoría de los "chalecos amarillos", los revolucionarios aparecen en el mejor de los casos como "marcianos" de otro planeta, y en el peor como saboteadores de su movimiento.
En Marsella, gracias a la presencia en nuestra Reunión Pública de compañeros de la corriente bordiguistas (que publican "Le Fil Rouge"), el debate permitió profundizar la cuestión del peligro del interclasismo, recordando que en 1789 la revolución francesa contra la monarquía era un movimiento popular interclasista que permitió a la burguesía tomar el poder. Un camarada de Fil Rouge proporcionó argumentos muy profundos para apoyar nuestro análisis de la naturaleza del movimiento del "chaleco amarillo". Este camarada recordó, entre otras cosas, que una de las demandas de los pequeños comerciantes era el boicot a los hipermercados y la llamada a comprar en pequeños comercios locales. Si los trabajadores prefieren ir al supermercado, es simplemente porque las necesidades básicas son mucho más baratas allí que en las tiendas de la esquina. Por lo tanto, es evidente que los intereses de los trabajadores pobres en "chalecos amarillos" no son los mismos que los de los pequeños comerciantes asfixiados. Los intereses del proletariado sólo pueden diluirse en medio de las demandas de la pequeña burguesía y los pequeños patrones. Debemos recordar que la lucha de clases no es una lucha "popular" entre los "ricos" y los "pobres", sino una lucha de clases entre una clase explotadora y una clase explotada.
En cuanto a la cuestión de la violencia, los debates no pudieron desarrollarse realmente debido a las limitaciones de tiempo. Una vez más, será importante volver y comprender por qué la burguesía ha hecho uso de tal grado de represión (frente a un movimiento que no puede poner en peligro su dominación de clase) y por qué los enfrentamientos de los "chalecos amarillos" con la policía, bastante espectaculares, no pueden representar un objetivo en sí mismo, un medio para fortalecer la propia lucha y "doblar" al gobierno, ¡y mucho menos para obligar a Macron a dimitir!
En conclusión, quedan muchas cuestiones fundamentales por debatir. Para abordarlas, aclararlas y comprender lo que está en juego en la situación social actual, el marco político del marxismo basado en la historia del movimiento obrero sigue siendo absolutamente fundamental.
Stopio, 1 de marzo de 2019
[1] Ver entre otras tomas de posición Chalecos Amarillos: Violencia policial, disturbios, guerrilla urbana, saqueos.... ¡La verdadera causa del caos y la violencia es el capitalismo! https://es.internationalism.org/content/4381/chalecos-amarillos-violencia-policial-disturbios-guerrilla-urbana-saqueos-la-verdadera [1755] y Hoja de intervención de la CCI sobre la trampa del movimiento de los chalecos amarillos https://es.internationalism.org/content/4378/hoja-de-intervencion-de-la-cci-sobre-la-trampa-del-movimiento-de-los-chalecos-amarillos [1768]
[2] Para indagar sobre la naturaleza de la pequeña burguesía ver Correspondencia: sobre la pequeña burguesía https://es.internationalism.org/accion-proletaria/201709/4231/correspondencia-sobre-la-pequena-burguesia [1769]
[3] Hemos escrito numerosos artículos sobre esta gran experiencia del proletariado. Ver, por ejemplo, Lecciones de la Comuna de París /content/4164/lecciones-de-la-comuna-de-paris [1673]
[5] Para una discusión sobre por qué la clase obrera es la clase revolucionaria ver ¿Quién podrá cambiar el mundo? I - https://es.internationalism.org/revista-internacional/199307/1964/quien-podra-cambiar-el-mundo-i-el-proletariado-es-la-clase-revoluc [647] y II - https://es.internationalism.org/revista-internacional/199309/1949/quien-podra-cambiar-el-mundo-ii-el-proletariado-sigue-siendo-la-cl [648]
[6] Para un análisis de las causas de este retroceso del proletariado ver Derrumbe del Bloque del Este: Dificultades en aumento para el proletariado https://es.internationalism.org/revista-internacional/199001/3502/derrumbe-del-bloque-del-este-dificultades-en-aumento-para-el-prole [1280]
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Desde hace unos meses se suceden las manifestaciones de jóvenes en 270 ciudades del planeta protestando sobre el deterioro del clima y la destrucción del medio ambiente.
Los jóvenes salen a la calle a expresar su inquietud totalmente justificada por el futuro del planeta y de la propia especie humana cada vez más comprometidos por los efectos de un sistema de producción que destruye el entorno natural (a la vez que destroza la vida de millones de seres humanos por la explotación, la guerra y la miseria que provoca) y que conlleva cambios en las condiciones climáticas, atmosféricas y reproductivas del planeta de consecuencias cada vez más catastróficas.
Al mismo tiempo expresan su indignación por el cinismo y la hipocresía de los gobernantes que se llenan la boca de declaraciones expresando “su preocupación” por el “problema ambiental” y organizan innumerables foros (Kioto, París etc.) que adoptan “medidas” tan espectaculares como inoperantes, cuando, al servicio de sus designios imperialistas y económicos, no hacen otra cosa que agravar aún más el deterioro del planeta.
Compartimos totalmente la inquietud y la indignación de esos miles de jóvenes, sin embargo, es preciso preguntarse si este movimiento, en sus objetivos, planteamientos y métodos, significa una verdadera lucha por la resolución del problema, o constituye una trampa que solo conducirá al desánimo y a la amargura de verse utilizados y engañados.
La historia de los últimos 100 años rebosa de este tipo de engaños repugnantes perpetrados por gobiernos y partidos que sirven al capitalismo. En los años 30 y en los años 80 grandes manifestaciones “por la paz” fueron organizadas por gobiernos y partidos “democráticos” y la experiencia evidenció que fueron una terrible manipulación pues con esas movilizaciones “pacifistas” preparaban la guerra: la segunda guerra mundial con sus 60 millones de muertos o las innumerables guerras locales que hoy siguen cubriendo de muerte, ruina y dolor numerosos lugares del planeta.
Las manifestaciones actuales tienen como eje “pedir a las autoridades que hagan algo”, presionarles, incluso llenar sus ordenadores de mails, tuits etc., trufados de amenazas.
Sin embargo, son esas mismas autoridades quienes, en defensa de los intereses capitalistas de la máxima ganancia y de la ocupación de posiciones estratégicas en el mercado mundial, adoptan medidas que no hacen más que agravar el deterioro del clima y del medio ambiente. Semejante planteamiento de “presionar” a los gobernantes para que “se muevan” es como pedir que un hacker se encargue de la seguridad informática o que el zorro cuide a las gallinas.
Los gobernantes de los Estados no están “al servicio de los ciudadanos” ni tienen como fin “escuchar sus demandas”. El Estado no es el órgano del “pueblo” sino la máquina exclusiva y excluyente que defiende los intereses de cada capital nacional, la minoría que nos explota y que es la responsable del deterioro medio ambiental.
Los iniciadores del movimiento denuncian que "¡desde hace 40 años, partidos políticos de todos los colores han estado perdiendo la guerra contra el cambio climático! ». Estos partidos no hacen más que prometer y engañar cara a la galería, mientras en la práctica toman decisiones económicas, militares o guerreras que contribuyen a destruir el planeta. Un estudiante de secundaria ginebrino de 18 años denunciaba esta farsa: "Hay una gran desconfianza en la política institucional, pero también en organizaciones ecologistas como Greenpeace, que son percibidas como demasiado moderadas e institucionalizadas".
Las manifestaciones se enfocan a lograr “conversaciones” con ministros, parlamentarios, grupos de presión y activistas ecológicos. Esto únicamente sirve para lavar la cara del Estado democrático y perderse en el laberinto del derecho y las políticas gubernamentales. Los "intentos de "diálogo" con los portavoces políticos solo conducen a promesas grandilocuentes que nada resuelven.
El eslogan de las manifestaciones plantea un vago “Salvar el clima, cambiar el sistema", lo que se concreta en “pasar a la práctica” y entramparse en una serie de medidas de carácter local o regional que no resuelven absolutamente nada y provocan el cansancio y la decepción.
En diferentes escuelas, por ejemplo, se han creado "comités climáticos" para desarrollar "proyectos climáticos" por escuela. Bajo el lema "Cambia el mundo, empieza por ti mismo", el objetivo propuesto es reducir tu propia "huella ecológica".
Este tipo de orientación es especialmente perverso pues NOS HACE SENTIR CULPABLES DE LA CATASTROFE CLIMATICA convirtiendo un problema histórico y global causado por el capitalismo en un problema “doméstico” provocado por los individuos. La reducción de “nuestra huella ecológica” consistiría en que usáramos menos agua al lavar la vajilla, nos ducháramos solo una vez por semana y no tiráramos de la cadena del inodoro.
Este planteamiento de “responsabilizar a los individuos” es especialmente peligroso. En primer lugar, porque sirve para liberar de toda responsabilidad al Capital y a los Estados y gobiernos que les sirven.
En segundo lugar, porque convierte a esos miles de jóvenes que hoy son estudiantes pero que mañana serán trabajadores o desempleados, en “ciudadanos” que “exigen y reclaman a sus gobernantes”. Con ello se induce una falsa imagen de la sociedad en que vivimos: no está formada por “ciudadanos libres e iguales” sino por clases sociales enfrentadas por intereses antagónicos, una minoría, la clase capitalista, que posee casi todo y se hace cada vez más rica, y una inmensa mayoría, el proletariado, que no posee nada y es cada vez más pobre.
Y, en tercer lugar, y esto es lo más grave: el planteamiento individualista de “hagamos algo por el clima” lleva a la división y el enfrentamiento dentro de la propia clase obrera. Cuando se cierren factorías automovilísticas o de otras ramas industriales o logísticas en nombre de la “lucha por el clima”, las autoridades señalarán con el dedo a los obreros que resistan los despidos denunciándolos como cómplices del deterioro climático.
Con ese planteamiento, pero vuelto del revés (“dejémonos de palabrerías sobre el cambio climático y mantengamos los puestos de trabajo”), el demagogo populista Trump consiguió votos en los deprimidos estados del medio Oeste (el famoso “cinturón de la chatarra”) que le permitieron ganar las elecciones.
El Capital nos entrampa en un falso dilema –“mantener el empleo a costa del clima o perder el empleo para salvar el clima”- para salvar sus ganancias envuelto en la bandera de “salvar el clima”.
Los problemas de destrucción de la naturaleza, agotamiento de los recursos naturales, deterioro y calentamiento global sólo pueden ser resueltos a escala mundial. La burguesía no puede ni quiere hacerlo porque, en el capitalismo, el Estado-nación es la máxima forma de unidad que puede lograr. Como resultado, las naciones chocan como buitres, por muy "verdes" que sean sus gobiernos, a pesar de la existencia de conferencias internacionales y organizaciones supranacionales como la ONU o la Unión Europea.
La ONU no tienen como objetivo “resolver los problemas de la población mundial”. No existe ninguna “comunidad internacional de naciones”, al contrario, el mundo es el teatro de un brutal enfrentamiento imperialista entre todos los Estados y una competencia a muerte para sacar el máximo beneficio. La ONU o la multitud de organismos internacionales de “cooperación” son una cueva de ladrones utilizada por cada capital nacional para imponer sus propios intereses.
La única clase que puede afirmar un verdadero internacionalismo es la clase obrera, la única capaz de unirse a nivel mundial, de superar divisiones y oposiciones entre estados-nación que no tiene privilegios a defender en la sociedad explotadora actual. Sólo en el marco de una lucha revolucionaria de la clase obrera se podrán abordar los problemas medioambientales.
La clase obrera no tiene interés, como clase más explotada, en defender este sistema decadente y, en segundo lugar, debido a la forma asociada en que está organizada dentro del capitalismo, puede sembrar las semillas de otra sociedad, una sociedad que no imponga una división entre los pueblos, entre la naturaleza y los productos que de ella se derivan, entre el hombre y su entorno natural. Cuando la clase obrera se afirma como clase autónoma desarrollando una lucha masiva, en su propio terreno de clase, puede ganar a una parte cada vez más grande de la sociedad, tras sus propios métodos de lucha y consignas unitarias y, finalmente, su propio proyecto revolucionario para la transformación de la sociedad.
El movimiento contra el calentamiento global se desarrolla en un contexto de ausencia casi total de luchas de la clase obrera, que se enfrenta a una pérdida de confianza en sí misma e incluso de su propia identidad de clase. Como resultado, la clase obrera todavía no es capaz de responder a la pregunta que algunos de los participantes en el movimiento por el clima se estarán planteando, a saber, la de una perspectiva para el futuro frente a una sociedad capitalista que se dirige al abismo.
¿Qué podemos hacer? No se trata de no hacer nada, de lo que se trata es de rechazar el pretexto de “hacer algo” para apoyar con ello a los partidos y gobiernos que sirven al capitalismo.
La indignación y la inquietud por el futuro del planeta comenzará a encontrar un marco histórico de respuesta con el desarrollo de las luchas de la clase obrera mundial contra los ataques a sus condiciones de vida, los despidos etc., pues existe una unidad entre la lucha contra los efectos de la explotación capitalista con la lucha por la abolición de ésta última. Los jóvenes que participan en el movimiento no son “futuros ciudadanos” sino que en su gran mayoría se convertirán en precarios, desempleados, explotados, que deberán unir a su lucha contra la explotación capitalista la lucha contra la guerra, la catástrofe medioambiental, la barbarie moral etc., que supura por todos sus poros este sistema de explotación.
Esto es lo que empezaron a hacer, aunque fuera muy tímidamente, el movimiento contra el Contrato de Primer Empleo en Francia en 2006 o el movimiento de indignados en España y en otros países, en 2011. Eran movimientos de jóvenes que vislumbraron que su futuro no era el de “ciudadanos libres e iguales” sino de explotados que debían luchar contra la explotación para finalmente abolirla.
Bajo el capitalismo no hay ninguna solución: ni a la destrucción del planeta, ni a las guerras, ni al desempleo, ni a la precariedad. Solo la lucha del proletariado mundial junto con todos los oprimidos y explotados del mundo puede abrir el terreno a una alternativa.
Corriente Comunista Internacional 14-3-19
Cumbre de Copenhague: para salvar el planeta, hay que destruir el capitalismo:https://es.internationalism.org/accion-proletaria/201001/2757/cumbre-de-copenhague-para-salvar-el-planeta-hay-que-destruir-el-capita [1739]
Conferencia mundial de La Haya: Sólo la revolución proletaria salvará a la especie humana https://es.internationalism.org/revista-internacional/200510/209/conferencia-mundial-de-la-haya-solo-la-revolucion-proletaria-salvar [1740]
Crisis ecológica: ¿amenaza o mito? https://es.internationalism.org/cci-online/200802/2184/crisis-ecologica-amenaza-o-mito [1741]
Medioambiente - El mundo en vísperas de una catástrofe medioambientalhttps://es.internationalism.org/revista-internacional/200804/2710/medioambiente-el-mundo-en-visperas-de-una-catastrofe-medioambienta [1742]
Tesis sobre el movimiento de los estudiantes de la primavera de 2006 en Francia, https://es.internationalism.org/revista-internacional/200606/964/tesis-sobre-el-movimiento-de-los-estudiantes-de-la-primavera-de-200 [596]
2011: de la indignación a la esperanza, /content/3349/2011-de-la-indignacion-la-esperanza [460]
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El texto que publicamos a continuación es una denuncia muy argumentada del movimiento feminista. Compartimos el análisis del compañero[1], el movimiento feminista toma cada vez más fuerza en el marco de una tendencia de la sociedad capitalista en descomposición hacia la fragmentación de los “ciudadanos” en categorías y géneros para oponerlos unos contra otros y levantar todas las barreras posibles a la única y verdadera identidad: la identidad de clase del proletariado, la única clase social que puede luchar contra toda la barbarie que exuda esta sociedad y contra las mil y una opresiones particulares que conlleva. Pues el proletariado es “una clase radicalmente esclavizada, una clase de la sociedad burguesa que no es una clase de la sociedad burguesa, un estado social que es la desaparición de todos los estados sociales; una esfera que obtiene de sus sufrimientos universales un carácter universal y no alega ningún derecho especial porque ella no padece una injusticia social, sino la injusticia en sí”[2]
Solamente quisiéramos hacer una observación que podría servir para llevar un fructífero debate.
El compañero afirma “La política proletaria sólo puede asentarse (…) en el del ser humano concreto y real, sus necesidades como tal, y su antagonismo con las relaciones capitalistas, y en el proceso de lucha y ruptura contra estas para afirmarse como fuerza social y política, como clase contra el dominio del capital”. Posteriormente señala que las trabajadoras de las maquilas mexicanas o de las explotaciones agrarias del sur de España “sólo podrán encontrar una vía de liberación, junto con el resto de la humanidad oprimida, no en tanto que “mujeres” u otra condición particular, sino haciendo valer sus necesidades humanas dentro del marco aglutinador y antagónico al orden existente que la ruptura proletaria contra la “normalidad” atomizada y concurrente de las relaciones sociales y de producción capitalistas requiere para poder existir como fuerza social y política, como clase”.
Esta visión parece reconocer al proletariado únicamente cuando lucha y se manifiesta como clase contra el dominio del capital. Sin embargo, el proletariado, cualquiera que sea su estado de ánimo o su relación de fuerzas con la clase burguesa, es siempre una clase histórica portadora de la destrucción del capitalismo y la creación del comunismo. Como recuerda Marx “No se trata de saber lo que tal o cual proletario, o aun el proletariado todo entero, se propone momentáneamente como fin. Se trata de saber lo que el proletariado es y lo que debe históricamente hacer de acuerdo con su ser. Su finalidad y su acción histórica le están trazadas, de manera tangible e irrevocable, en su propia situación de existencia, como en toda la organización de la sociedad burguesa actual”[3]. Contrariamente a las teorizaciones del modernismo que solo admite al “proletariado” si “decide luchar”, el proletariado lleva en su propio ser la lucha de resistencia contra la explotación y simultáneamente el combate por la abolición de toda explotación, por la comunidad humana mundial, sin explotación ni fronteras ni clases.
CCI 13-3-19
Notas sobre la “nueva ola feminista”Cada vez más incapaz de ofrecer aceptables condiciones de vida y trabajo, la sociedad burguesa, su aparato político e ideológico, se vuelca de forma intensiva en “ocupar la opinión pública y el espacio político” con polarización identitaria y cultural-ideológica. Es en ese contexto en el que hay que situar esta “nueva ola de feminismo”, en el que el ala izquierda del aparato político e ideológico burgués (en un reparto de papeles con el ala derecha), sometida como está a los intereses generales del capital y su Estado, incapaz de ofrecer pan, ofrece circo como cortina de humo, ya sea teñida de violeta o de verde. Partiendo de un problema real, -la real opresión particular de la mujer, heredera de sociedades de clases pre-capitalistas, y que la “respetable” sociedad burguesa no sólo ha sido incapaz de solucionar, sino que le ha añadido a nivel internacional todos los condimentos de sus propias e irresolubles taras como civilización: crisis económica de sobreproducción, desempleo masivo, pobreza, emigración, guerra imperialista, gangsterismo, discriminación étnico-social, descomposición de estructuras sociales y estatales-, el feminismo, el feminismo realmente existente (del que el feminismo “radical” es sólo un apéndice exaltado, física y espiritualmente totalmente dependiente del feminismo institucional, como vemos en esta “nueva ola” de feminismo), es incapaz de ofrecer una perspectiva de abordaje global y comprensión de este, y necesaria y naturalmente termina de lleno en los dos ejes de la política burguesa: el eje identitario (“huelgas”, “movilizaciones” y discursos identitarios y disgregadores, bien apoyados y publicitados por los medios burgueses) y el eje cultural-ideológico (en el que poco o nada se cuestionan las bases históricas y materiales fundamentales que posibilitan la opresión particular de la mujer -la ruptura de lazos de comunidad humana y apoyo mutuo bajo la atomización y concurrencia de la dictadura del capital, la pobreza, la emigración, el carácter de clase del Estado burgués sin cuya connivencia o colaboración no puede entenderse la desprotección y opresión particular de la mujer no explotadora- y sí se habla mucho de los mantras superficiales ideológico -culturales: el “hetero-patriarcado”, el “machismo”, etc. Yendo al “mundo de las ideas”, a la polarización ideológico-cultural, la propiedad burguesa y el Estado que la protege quedan tapados bajo el ruido del feminismo.
Más allá de obrerismos sociológicos estériles y de un materialismo vulgar simplista, se trata del lenguaje y la ideología comunes de la sociedad burguesa “en normalidad”; una forma idealizada y mistificada del mundo burgués eterno que la clase dominante, incapaz de confesar abiertamente su dominación, utiliza como principal “ideología por procuración” para legitimar y mantener su orden (la “democracia”, la “economía nacional”, la “soberanía nacional”, “los derechos humanos”, los “emprendedores”, “el derecho internacional”...todos esas expresiones de ideología pequeñoburguesa pertenecen al género de “ideología por procuración” de la clase dominante), alimentada por la aparente inexistencia de una alternativa a este y por la lucha cotidiana por la supervivencia bajo las relaciones burguesas, y vehiculada por distintas “capas populares”, principalmente “capas medias” y pequeño-burguesas, aunque también por capas obreras, al ser precisamente el lenguaje y la ideología común del “pueblo” (el “sentido común”) cuando no aparece una alternativa social y política a las relaciones sociales y de producción existentes.
– “El 23 de febrero era el Día Internacional de la Mujer. Los círculos socialdemócratas tenían intención de conmemorar este día de una manera general: reuniones, discursos, folletos. A nadie se le había ocurrido que podría convertirse en el primer día de la revolución. Ni una sola organización convocó huelga para ese día. Es más, incluso una organización bolchevique, y una de las más combativas -el comité del distrito de Vyborg- se oponía a la huelga. […] Sin embargo, a la mañana siguiente, a pesar de todas las directrices, las trabajadoras textiles de varias fábricas se declararon en huelga y enviaron delegadas a los obreros metalúrgicos solicitando apoyo. […] Por tanto, es un hecho que la revolución de febrero se inició desde abajo, superando la resistencia de las propias organizaciones revolucionarias, bajo la iniciativa de la parte más oprimida del proletariado: las mujeres trabajadoras del textil, entre ellas, sin duda, muchas esposas de soldados. Las crecientes colas frente a las panaderías dieron el último empujón. Alrededor de 90.000 trabajadores, hombres y mujeres, fueron a la huelga ese día.”
"Uno de los antiguos capitanes de la industria rusa, V. Auerbach, relata con indignación cómo "la revolución fue entendida por las clases inferiores como una especie de carnaval: los criados, por ejemplo, desaparecían durante días enteros, se paseaban con cintas rojas, se movían en automóvil, y volvían a casa por la mañana sólo el tiempo justo para lavarse y volver a salir". Es de destacar que al tratar de demostrar el efecto desmoralizador de una revolución, este acusador describa la conducta de los criados exactamente en los mismos términos que con la excepción, sin duda, de la cinta roja- reproducen de forma exacta la vida cotidiana de una patricia burguesa. Sí, una revolución es interpretada por los oprimidos como un día festivo - o la víspera de un día festivo - y el primer impulso de los esclavos que esta ha puesto en pie es aflojar el yugo de la esclavitud humillante, angustiosa e ineluctable del día a día."
Historia de la Revolución rusa, León Trotsky
D. marzo 2019
[1] Ver Huelga feminista: contra las mujeres y contra la clase obrera, https://es.internationalism.org/accion-proletaria/201804/4291/huelga-feminista-contra-las-mujeres-y-contra-la-clase-obrera [1773]
[2] Marx: Crítica de la Filosofía del Derecho de Hegel, https://www.marxists.org/espanol/m-e/1844/intro-hegel.htm [970]
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Para el próximo 28 de abril se han vuelto a convocar nuevas elecciones generales en España. Cuando los políticos burgueses se encuentren en pleno cambalache de negociaciones para formar el gobierno tendrán lugar las elecciones autonómicas, municipales y europeas programadas para el 26 de mayo.
Estas convocatorias nos las presentan como la “gran fiesta de la democracia”, en la que, supuestamente, el pueblo decidiría su futuro. La verdad es que, como todas las elecciones, las próximas son la enésima demostración del cinismo de la clase explotadora, que prodiga las promesas que sabe que jamás cumplirá, que dice hablar en defensa de los sectores a los que luego machacará inmisericordemente esparciendo la miseria y la precariedad.
Lo que hay detrás de esta repetición de elecciones generales (¡van tres en tres años!) no es ningún ejercicio de “soberanía popular”, sino una creciente crisis del aparato político de la burguesía española, incapaz de encontrar una estabilidad, que se ve constantemente saboteada por la indisciplina de sus diferentes fracciones; por un peso creciente de los sectores más incoherentes y díscolos de la clase explotadora en el seno de los partidos políticos tradicionales del orden burgués; por la consiguiente dificultad para utilizar el mecanismo electoral para establecer la organización del aparato político que le conviene en cada momento al capital nacional.
La crisis política que subyace en la sucesión de elecciones en España no es algo específico del capital español. Es un fenómeno que, en su raíz, aunque no en todas sus manifestaciones más externas, es idéntico, al que ha llevado a la burguesía británica, la más experimentada del planeta, a un enorme lío – el brexit – del que no saben, por el momento como salir. Es la misma lógica que ha puesto a la cabeza de la principal potencia mundial, a un individuo como el presidente Trump difícilmente adaptable a los intereses de conjunto de la burguesía norteamericana. Es esa misma tendencia a la indisciplina la que amenaza la estabilidad de la “gran coalición” entre democristianos y socialdemócratas en Alemania que ven acercarse peligrosamente por el retrovisor una formación como Alternativa para Alemania; la misma que ha encumbrado al gobierno en Italia – el tercer país más rico de la Unión Europea – una coalición de gamberros y “eurófobos”. Esta crisis política de la burguesía es la que se lleva por delante, ¡en meses!, el “prestigio” de nuevas “figuras políticas” como Macron, aupadas con el consenso de los principales sectores del capital francés. Y, también, la que impulsa meteóricos ascensos de personajes tan turbios como Bolsonaro en Brasil. Esta inestabilidad política en creciente expansión, en todo el mundo, es el resultado de la descomposición de la sociedad capitalista. Como ya señalamos en el año 1990, cuando analizamos las consecuencias de la entrada del capitalismo mundial en su fase terminal de descomposición de la sociedad:
«El atolladero histórico en que está metido el modo de producción capitalista, los fracasos sucesivos de las diferentes políticas instauradas por la burguesía, la huida ciega permanente en el endeudamiento con el cual va sobreviviendo la economía mundial, todos esos factores repercuten obligatoriamente en un aparato político incapaz, por su parte, de imponer a la sociedad, y en especial a la clase obrera, la “disciplina” y la adhesión que se requieren para movilizar todas las fuerzas y todas las energías para la guerra mundial, única “respuesta” histórica que la burguesía es capaz de “ofrecer”. La falta de la menor perspectiva (si no es la de ir parcheando la economía) hacia la cual movilizarse como clase, y cuando el proletariado no es todavía una amenaza para su supervivencia, lleva a la clase dominante, y en especial a su aparato político, a una indisciplina cada vez mayor y al sálvese quien pueda». (La descomposición, fase última de la decadencia del capitalismo. Revista Internacional nº 62[1]).
Como hemos venido analizando en nuestra publicación, en España se han producido sucesivas y cada vez más graves expresiones de esa crisis en el aparato político. Empezando por la crisis del PSOE en 2115-2016[2], cuando puso de manifiesto su incapacidad para jugar el papel de alternancia política con la derecha que se venía produciendo desde la transición democrática. Esa situación desembocó por un lado en una repetición de las elecciones (mayo 2016) que supuso un nuevo deterioro de su influencia electoral, y, sobre todo, con el estallido de toda suerte de querellas entre distintos sectores. La tentativa por parte de Pedro Sánchez de revertir esta situación forzando un gobierno que se apoyase en Podemos y los independentistas catalanes, desató la caja de los truenos en el seno del PSOE, cuyo Comité Federal defenestró a Sánchez y posibilitó con su abstención el gobierno de Mariano Rajoy. Este encumbramiento del PP por el PSOE permitió a Sánchez recabar el apoyo de las bases del PS hasta desalojar al anterior Comité Federal en su último Congreso[3].
El segundo factor que ha agravado las turbulencias en el seno de los partidos burgueses de la burguesía española ha sido, sin duda, la “crisis catalana” que, también hemos analizado[4], como una expresión de que los problemas históricos de soldadura entre distintos sectores del capital español se veían alimentados por el “cada uno a la suya” creciente en la descomposición de la sociedad capitalista. Que nacionalistas catalanes bastante fieles al Estado burgués español (sobre todo cuando había que aplastar la lucha obrera durante la 2ª Republica o en la transición de los años 1970), se adentraran en una sobrepuja delirante, en la que lo de menos es la viabilidad o no de la independencia, y lo que si se instala es un clima de fractura social entre posturas igualmente reaccionarias, un ambiente marcado por la búsqueda de chivos expiatorios en los que descargar todo el odio y el miedo al futuro que rezuma la sociedad actual. En ese clima, que ni la burguesía española ni la burguesía catalana han sido capaces de contener, quienes sacan más partido son los sectores más irresponsables, más apoyados en la visceralidad de unos valores caducos que reflejan una imposible vuelta a un pasado idealizado como oasis frente al derrumbe social.
Y esa es la tercera expresión de la crisis política de la burguesía en España. No sólo la persistencia de un bloqueo, de un estancamiento de la situación que cada vez se va pudriendo más y más, como corresponde a una descomposición social, sino que, en esas miasmas, pululan a sus anchas expresiones tan aberrantes como Puigdemont o VOX, hijas desde luego del capitalismo[5], cuyas taras son expresión de que hace años que este sistema solo puede engendrara monstruosidades. La creciente influencia social de estas formaciones es el resultado, no la causa, de la decrepitud del capitalismo como organización social.
Las elecciones del próximo 28 de abril resultan del fracaso de la operación “moción de censura” que como explicamos era una tentativa por parte de sectores importantes de la burguesía española de desinflamar el conflicto catalán y dividir el frente independentista[6]. Esa tentativa ha sido, en realidad, saboteada por “fuego amigo”. Por sectores históricos del PSOE que, de nuevo, se han echado al monte contra las cesiones, más aparentes que reales, de Sánchez a los independentistas catalanes. Pero también de la propia ERC que ha temido que transigir con la aprobación de los presupuestos en pleno juicio por “rebelión” contra sus líderes, pudiera ser explotado por Puigdemont o la CUP para presentarla como “vendida al españolismo”. Como puede verse, todo un compendio de navajazos por la espalda, en plena “fiesta de la democracia”.
Desde que hace un siglo el capitalismo entrara en su fase de decadencia, la democracia burguesa es un espantajo de la dictadura del capital. En ese sentido las elecciones eran el medio para presentar como “resultado de la voluntad popular” lo que se había decidido de antemano en los despachos más importantes de la clase explotadora. Mediante toda una serie de estrategias de lo que se conoce como “marketing político”, o sea manipulación, la burguesía ha conseguido mantener más o menos esa farsa que, sin embargo, requiere que cada fracción acepte, disciplinadamente, el rol y la importancia que le toquen[7]. El problema es que esa disciplina cada vez está más erosionada. Y no estamos hablando únicamente de VOX o las “fake news” que publicitan día tras otro. Estamos hablando de como un partido centenario como el Partido Nacionalista Vasco dejó, tirado de un día para otro al PP. Estamos hablando de cómo el PSOE que acusa al PP de aprovecharse de fondos públicos para financiar sus campañas electorales, está haciendo poco más o menos lo mismo promulgando en los últimos consejos de ministros, toda una serie de decretos, con verdaderas migajas de limosnas, pero que quiere vendernos como demostración de su “sensibilidad social”, tratando de rentabilizarlo electoralmente, sin pudor alguno.
¿Quién va a ganar pues, estas elecciones? La impresión que causa el juego político de la burguesía española es que va a volver a barajar y repartir las cartas para ver si en una nueva jugada alguna de las fracciones consigue una posición de ventaja que le permita meter en cintura a sus contrincantes.
Quizá el PSOE aspire a aprovechar el derrumbe de Podemos para forzar el gobierno de los “guapos” entre Sánchez y Rivera – esta parece la opción con más bendiciones entre financieros e importantes capitalistas – como ya intentó en 2015 y que fracasó por el sabotaje de Podemos. Quizás Ciudadanos aproveche su relativo fracaso para liderar la derecha por el auge de Vox para aceptar humildemente ese nuevo giro de su política (¡y van ciento!). Quizás el auge de VOX sea tan espectacular que haga pensar que es mejor tenerlos domados en el gobierno (como hasta ahora consiguen en Andalucía) que encabritados en la oposición con una fuerza creciente. Pero también puede suceder que acabe imponiendo su discurso a todas las fracciones de la derecha. Quizás se vuelva al punto de partida anterior a esta convocatoria electoral y se reedite, aunque sea en la sombra, la coalición que respaldó la moción de censura. Quizás pase todo lo contrario y se asiente la coalición que respaldó la aplicación del artículo 155 de la Constitución en Cataluña. Quizás no pase nada y entremos en un largo período en que no haya posibilidad de formar gobierno y haya que repetir las elecciones.
Lo que sí es seguro es que esta tendencia al estancamiento, al caos y la inestabilidad va a ir en aumento. Los principales agentes de esa estabilidad desde la transición – el PSOE y el PP – se ven hoy abocados a cada vez mayores desgarros internos y a una erosión de su credibilidad ante sus mismos cofrades del aparato de Estado burgués. El PSOE que sirvió para amalgamar a las fracciones centrifugas de la burguesía, ve hoy puesta en entredicho esa capacidad de integración, por los arranques de furibundo españolismo de sectores históricos como los Felipe González, Guerra, los barones regionales, etc. EL PP, que con el arduo trabajo de todas las fracciones de la burguesía española consiguió un cierto pedigrí “democrático”, encapsulando en su seno a los sectores más añorantes del franquismo, ve como estos se han despertado y cabalgan con nuevos bríos. La pérdida de estos referentes es dramática para el capitalismo español, que mira aterrado el porvenir que se anuncia en situaciones como la italiana, donde bastiones del orden burgués desde la 2ª Guerra Mundial como la Democracia Cristiana o el PC, no han podido contener un gobierno populista.
Y ¿qué podemos hacer los trabajadores? Esta situación de estancamiento y pudrimiento de la vida política propicia la trampa de caer en una falsa alternativa: o el “voto de castigo” como expresión de hartazgo de toda esa cuerda de políticos corruptos y desilusionantes[8], o, el “voto responsable”, votar, aunque sea “con la nariz tapada” para “frenar a la Derechona” etc. Ambas reducen a los trabajadores a la impotencia de oscilar entre expresiones igualmente capitalistas y, por tanto, reaccionarias, de Guatemala a Guatepeor, renunciando a defender su autonomía de clase frente a todas las fracciones de la burguesía, atándose a una rueda que conduce por sí misma a la humanidad a una irreversible espiral de caos, barbarie y destrucción.
Es evidente que la propaganda de los llamados partidos “socialistas” o izquierdistas” aprovecha la vulnerabilidad del proletariado español a la mistificación “antifascista” por el peso de los traumatismos de la victoria del franquismo en la guerra española del 36, prolongada por una dictadura que llegó hasta los años 70. Agita ese pasado efectivamente tenebroso para hacer confiar a los trabajadores en “cualquier cosa menos la vuelta a ese infierno”. Lo que tratan con ello es que los trabajadores olvidemos que esa “cualquier cosa” es tan criminal como el fantasma que pretende exorcizar. Que, como se decía en el 15 M, violencia es no llegar a fin de mes (y hoy hay en España más de 2’5 millones de trabajadores con empleo y que no llegan a final de mes), que tan implacable son los tribunales franquistas como los que en el paraíso democrático dictan diariamente desahucios a decenas y, también en las ciudades gobernadas por mujeres tan progresistas como Carmena, Ada Colau, etc.; que el racismo de los fachas es, sin duda, denigrante, pero que el gobierno Sánchez, no ha variado -excepto un primer gesto inicial- la política de expulsiones, de encierros irregulares en los CIE’s, o en los guetos para menores, etc. que Rajoy prolongó a partir de las medidas de Zapatero.
Lo único que puede frenar el paso a esa barbarie es una erradicación del capitalismo del planeta. Y eso no puede hacerse votando en las urnas. Eso tiene que hacerse en una LUCHA. Y no es una lucha verdadera aquella que consiste en movilizarse como categorías ciudadanas del orden democrático: mujeres, negros, homosexuales, … Solo es una lucha la que se base en la oposición CLASE CONTRA CLASE, en la que la clase obrera posibilita una verdadera unidad de todos los explotados a escala internacional pues no está dividida por intereses contrapuestos, la clase que puede unir a ella a toda la humanidad pues no aspira a mantener ni a instaurar una nueva explotación.
Valerio, 20 de Marzo
[1] /revista-internacional/200510/223/la-descomposicion-fase-ultima-de-la-decadencia-del-capitalismo [13]
[2] Ver https://es.internationalism.org/revista-internacional/201611/4182/que-le-pasa-al-psoe [1167].
[3] Ver /content/4214/primarias-y-congreso-del-psoe-el-engano-democratico-de-las-bases-deciden [1316]
[4] Ver entre otros https://es.internationalism.org/accion-proletaria/201709/4234/el-embrollo-catalan-muestra-la-agravacion-de-la-descomposicion-capital [1776]en re Cataluña
[5] Hemos mostrado por ejemplo como Vox, Puigdemont y Podemos comparten el mismo veneno antiproletario del nacionalismo, en versiones más o menos atávicas o folklóricas. Ver https://es.internationalism.org/content/4370/contra-la-campana-de-vox-en-medios-obreros-los-obreros-no-tenemos-patria [1777]
[7] Hay numerosos ejemplos de esas manipulaciones en la historia. En Francia, por ejemplo, es sabido que fue el líder socialista Mitterand el verdadero creador del Frente Nacional para dividir el voto de la derecha. En la España de la transición, el único partido verdaderamente implantado- el PCE – se auto saboteo en los primeros comicios para permitir el desarrollo de la UCD o del PSOE, más asimilables por las democracias europeas que les doparon con todo tipo de apoyos.
[8] El espectáculo asqueante de los mangoneos en los “nuevos partidos” como Ciudadanos y sobre todo en Podemos, ha aumentado sin duda el peso de esta irritación
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Con ocasión del centenario del asesinato de Rosa Luxemburgo y de Karl Liebknecht, el 14 de enero de 1919, ordenado por el Partido Socialista de Alemania (SPD), reeditamos un artículo publicado, por primera vez en Francia (1946), en L’Etincelle, periódico de la Izquierda Comunista de Francia, organización a la que está políticamente vinculada la CCI.
En 1989, con el derrumbe de los regímenes estalinistas, los partidos de derecha y los “socialistas” celebraron la “muerte del comunismo” y la “victoria definitiva” del capitalismo liberal y democrático; tratando así de desmoralizar a la clase obrera, de hacerla olvidar toda aspiración a otro tipo de sociedad, de paralizar su combatividad. Hoy, cuando el “gran vencedor” del pretendido “comunismo” revela en toda su amplitud su quiebra económica, cuando el proletariado empieza a recuperar en ciertas partes del mundo el camino de su perspectiva histórica, los partido de izquierda “socialistas”, “comunistas” e izquierdistas se aprestan de nuevo a utilizar los nombres de las “tres eles” (Lenin, Liebknecht, Luxemburg) para apartar a los proletarios del combate al que consagraron y dieron su vida estas tres grandes figuras del movimiento obrero (concretamente contra la carnicería imperialista de 1914-1918). En aquel momento exponer la verdad acerca de las “tres L” fue un medio con el que resistir a la terrible contrarrevolución que pesaba sobre el proletariado. Actualmente es un instrumento del combate de esta clase para frustrar las trampas que la burguesía no se privará de montarle en el camino de su perspectiva revolucionaria. Por tal motivo este artículo mantiene hoy toda su actualidad.
“…En vida de los grandes revolucionarios las clases opresoras les someten a constantes persecuciones, acogen sus doctrinas con la rabia más salvaje, con el odio más furioso, con las campañas más desenfrenadas de mentiras y calumnias. Después de su muerte intenta convertirlos en iconos inofensivos, canonizarlos, por decirlo de alguna forma, rodear sus nombres de una cierta aureola de gloria para “consolar “y “engañar” a las clases oprimidas castrando el contenido de su doctrina revolucionaria, mellando su filo revolucionario y envileciéndola” (Lenin: “El Estado y la Revolución”).
Evocar estas tres figuras, su vida, su obra, su lucha es evocar la historia y la experiencia de la lucha internacional del proletariado durante el primer cuarto del siglo XX. Jamás fueron menos privadas, menos personales las vidas de estos hombres, de las más íntegramente ligados a la causa de la emancipación revolucionaria de la clase de los oprimidos, como lo fueron las vidas de estas tres figuras, de las más nobles del movimiento obrero.
Más que ninguna otra clase social en la historia, el proletariado es rico en grandes figuras revolucionarias, en militantes entregados, en luchadores infatigables, en mártires, pensadores y hombres de acción. Dicho esto y contrariamente a las otras clases revolucionarias en la historia, que solo luchaban contra las clases reaccionarias para sustituirlas por su propia dominación y la esclavización de la sociedad a sus propios intereses egoístas de clase privilegiada; el proletariado nunca ha tenido privilegios que conquistar. Su emancipación es la emancipación de todos los oprimidos y de todas las opresiones, su misión es la de la liberación de toda la humanidad de todas las desigualdades e injusticias sociales, de toda explotación del hombre por el hombre, de todas las servidumbres: económica, política y social.
Destruyendo revolucionariamente la sociedad capitalista y su Estado, construyendo la sociedad socialista sin clases es cómo el proletariado cumplirá su misión histórica y abrirá una nueva era de la historia humana, la era de la verdadera libertad y de la expansión de todas las facultades del hombre. Así, en el periodo de declive de capitalismo únicamente el proletariado y su lucha emancipadora ofrecen un lugar histórico donde se exprese todo lo que hay de progresivo en el pensamiento, en las aspiraciones, en el ideal y en todos los campos de la actividad humana. Es en esta lucha liberadora del proletariado donde la historia ha situado la fuente vivificante de las más altas cualidades morales de la humanidad: con desinterés, abnegación, entrega absoluta a la causa colectiva, coraje,... Pero se puede afirmar, sin temor a caer en la idolatría, que hasta este momento a excepción de los fundadores del socialismo científico el proletariado no ha encontrado mejores representantes, días mayores y figuras más nobles, para simbolizar su ideal y su lucha, que las de Lenin, Luxemburgo y Liebknecht.
El proletariado no tiene ni dioses ni ídolos. La idolatría es propia de una etapa atrasada y primitiva de los humanos, un arma para la conservación de las clases reaccionarias, para el embrutecimiento de las masas. Nada le es más funesto a la lucha revolucionaria del proletariado que la directriz que intenta empujar a las masas al fetichismo y a la idolatría.
Para vencer el proletariado necesita una conciencia mucho mayor y honda de la realidad y de su futuro. No está en mística alguna, por noble que ésta sea, el fundamento del que puede extraer la fuerza para ir hacia adelante y cumplir su misión revolucionaria; únicamente lo puede hacer con una conciencia crítica extraída del estudio científico y la experiencia viva de sus luchas pasadas. La conmemoración de la muerte de Lenin, Luxemburgo y Liebknecht no puede ser jamás, para los revolucionarios, un acto religioso.
El proletariado debe proseguir su lucha y necesita estudiar permanentemente su propio pasado para poder asimilar sus experiencia, tomar conciencia de ellas, apoyarse en las adquisiciones históricas, superar los errores inevitables y corregir, también por medio de la crítica, las faltas cometidas, reforzar sus posiciones políticas con la toma de conciencia de las insuficiencias y lagunas para completar su programa y, finalmente para resolver los problemas cuya solución quedó en el pasado sin resolver.
Para los marxistas revolucionarios, a quienes repugna la idolatría y el dogmatismo religioso, conmemorar las “Tres L” es extraer de su obra, de su vida y de su experiencia, los elementos para la continuidad de la lucha y el enriquecimiento del programa revolucionario. Esta tarea se sitúa en la base de la existencia y la actividad de las fracciones de la Izquierda Comunista Internacional.
No hay ejemplo más vomitivo de deformación, de falsificación más deshonesta de la obra de un revolucionario que el que ha hecho la burguesía de la obra de Lenin. Tras haberle ido a la caza, calumniado y actuado frente a él con un odio implacable durante toda su vida, la burguesía mundial se ha fabricado a su gusto un falso Lenin con el que engañar mejor al proletariado.
Se sirve de su cadáver para transformar en inofensivas sus enseñanzas y su obra. Y utiliza al Lenin muerto para matar al Lenin vivo.
El estalinismo, el mejor agente del capitalismo mundial, se ha servido del nombre de este dirigente de la revolución de Octubre para llevar a cabo la contrarrevolución capitalista en Rusia; fue citando a Lenin como masacraron a todos sus camaradas de lucha. Para arrastrar a los obreros rusos y de todo el mundo a la masacre imperialista, presentaron un Lenin “héroe nacional ruso” partidario de la “defensa nacional”.
La acción de Lenin, que fue enemigo perseverante del capitalismo ruso y mundial y de todos los renegados que se pusieron al servicio del capitalismo, no puede relatarse en un solo artículo. Su obra halla su más alta expresión en los tres puntos siguientes situados en el comienzo, en la madurez y en el final de su vida.
- En primer lugar, la noción de partido que hizo pública, en 1902, en su obra “¿Qué hacer?”.
Sin partido político revolucionario, nos muestra, el proletariado no puede hacer la revolución ni tomar conciencia de la necesidad de la revolución. El partido es el laboratorio donde se produce la fermentación ideológica de la clase. Sin teoría revolucionaria no hay movimiento revolucionario. Construir, cimentar el partido de la revolución será el fundamento de toda su obra. Octubre de 1917 aportará la confirmación histórica de la exactitud de este principio. Gracias a la existencia de ese partido revolucionario, que fue el partido bolchevique de Lenin, el proletariado ruso pudo salir victorioso en Octubre.
- Seguidamente la posición de clase contra la guerra imperialista en 1914.
El proletariado no solamente rechazará toda clase de defensa nacional del régimen capitalista si no que trabajará, con sus luchas de clase, por la derrota de su propia burguesía, por el derrotismo revolucionario; actuará, con la lucha de clase revolucionaria, por la confraternización de los soldados de los dos frentes imperialistas, por la transformación de la guerra imperialista en guerra civil y por la revolución socialista.
Lenin denunció a todos los falsos socialistas que traicionando al proletariado se ponían al servicio de la burguesía; denunció violentamente a quienes vociferaban que se acabase la guerra pero vacilaban a la hora de romper con los traidores y los renegados. Proclamó la necesidad de la formación de una nueva Internacional y de nuevos partidos donde los traidores y los oportunistas no tuviesen derecho a estar.
- Finalmente demostrará que la época imperialista es el último periodo del capitalismo, el periodo de las guerras imperialistas, y que solamente el proletariado puede darle fin por medio de la revolución. Esta tesis de Lenin se confirmó con el estallido de la revolución en Rusia, y seguidamente en Alemania, que puso fin a la Primera Guerra Mundial. Esta tesis volvió a confirmarse trágicamente cuando las derrotas de la revolución y la masacre física e ideológica del proletariado mostraron las condiciones de la reanudación de la guerra imperialista mundial, la guerra de 1939-45. En fin, Lenin demostró en la práctica, en 1917, que la transformación de la sociedad no puede hacerse por la vía pacífica de reformas sino que necesita la destrucción violenta hasta el fondo y por completo, del estado capitalista y la instauración de la dictadura del proletariado contra la clase capitalista.
La victoria de la Revolución de Octubre, la construcción de la Internacional Comunista, partido de la Revolución mundial, las Tesis fundamentales de la Internacional Comunista son la coronación de la obra de Lenin, el punto culminante, la posición más avanzada alcanzada por el proletariado en el periodo precedente.
La muerte de Lenin coincide con el reflujo de la Revolución y las derrotas del proletariado. En este periodo de retroceso la ausencia de Lenin ha pesado fuertemente en el movimiento revolucionario. Bien que la obra de Lenin, aunque muy rica no está exenta de errores y lagunas y es a los revolucionarios de hoy a quienes compete corregir y superar los errores históricos del proletariado; pero Lenin por su obra y su práctica revolucionarias logró avanzar un gigantesco y decisivo paso en el camino de la revolución y por eso mismo será recordado como un guía inmortal del proletariado.
La obra de Rosa Luxemburgo es, incluso hoy, profundamente desconocida no solo para las masas sino también para los militantes mejor informados.
La aportación de Rosa L. a la teoría marxista hace de ella la alumna y la continuadora más brillante y profunda de Karl Marx.
Su análisis de la evolución de la economía capitalista proporciona la única explicación científica de la crisis última y permanente del capitalismo. Es imposible abordar seriamente el estudio de la época del imperialismo en que vivimos, la inexorabilidad de la crisis económica y de las guerras imperialistas sin basarse en el penetrante análisis de Rosa. Dando una solución científica a los problemas de la reproducción ampliada y de la acumulación del capital que se encontraban inacabadas en Marx, Rosa ha librado el socialismo del atolladero en que estaba para situarlo en su necesidad objetiva. Sin embargo Rosa Luxemburg no fue solo una gran teórica y una economista erudita sino que fue ante todo una combatiente revolucionaria.
Líder incontestable de la Izquierda de la Socialdemocracia alemana desde muy joven denunció la degeneración oportunista de la 2ª Internacional. A la cabeza de la Izquierda, junto con su compañero de armas Karl Liebknecht, rompe con la Social-democracia, durante la Guerra de 1914-18, por su traición y puesta al servicio de la burguesía y de Guillermo II.
Los años que estuvo en prisión, por su actividad contra la Guerra, no pudieron calmar su ardor revolucionario. A la salida de prisión organiza el Spartacus Bund y se implica en la lucha por la revolución socialista en Alemania. En algunos puntos, la historia ha confirmado la exactitud de las posiciones de Rosa en oposición a las de Lenin y concretamente las referentes a la cuestión nacional y colonial ante las que Rosa denunciaba el error de la posición de la “liberación nacional” y el del “derecho de los pueblos a disponer de ellos mismos” puesto que siendo ambos esencialmente burgueses e históricamente reaccionarios no podían si no desviar al proletariado de los pequeños países oprimidos de su terreno de clase y reforzar de hecho al capitalismo internacional.
Los acontecimientos en los Países Bálticos, la revolución nacional turca y toda una serie de revoluciones nacionales, la china en 1927, confirmarían experimental y trágicamente las advertencias de Rosa L.
Los nuevos partidos que el proletariado hoy necesita construir solo pueden significar un paso adelante si integran la tesis fundamental de Rosa sobre la cuestión nacional y profundizan en ella. Algunas otras críticas y ciertas advertencias de Rosa ante la revolución rusa, referentes a la libertad y la violencia en la revolución, deben servir de materiales, unido a la experiencia posterior en Rusia, del establecimiento del nuevo programa de los partidos de clase.
Karl Liebknecht es la otra gran figura de la Revolución alemana de 1919. Diputado en el Reichstag, rompe la disciplina del grupo parlamentario y pronuncia desde lo alto de la tribuna del Parlamento su requisitoria contra la guerra imperialista. “El enemigo está en nuestro propio país” proclama sin cesar Liebknecht y llama a los obreros y a los soldados a la confraternización y a la revuelta. Su ánimo ardiente galvanizará las energías revolucionarias y la Revolución de 1918 le encontrará junto a Rosa Luxemburgo a la cabeza de las masas proletarias, en la vanguardia de la batalla.
La Socialdemocracia alemana, para salvar al capitalismo de la amenaza de la revolución, desencadena la más sangrienta represión contra el proletariado; pero la masacre de decenas de miles de proletarios no le basta. Mientras Rosa y Liebknecht sigan vivos, no puede quedarse tranquila; les busca, quiere atraparles y, finalmente, lo conseguirá y hará que su policía los asesine durante el traslado de una prisión a otra.
Hitler no inventó nada; Noske, ministro socialista y perro feroz de la burguesía, le dio la primera lección y le abrió el camino, igual que Stalin le mostró la manera de transformar millones de obreros en prisioneros políticos y cómo masacrar masivamente a los revolucionarios.
El asesinato de Rosa y de Karl decapitará la revolución alemana y la revolución mundial durante muchos años. La ausencia de estos líderes fue un golpe terrible para el movimiento obrero internacional y la Internacional Comunista.
Si bien el capitalismo puede asesinar a los dirigentes de la revolución y, momentáneamente celebrar su victoria sobre el proletariado empujándole a nuevas guerras imperialistas, el sistema no puede resolver siempre las contradicciones de su régimen que le precipitan en los abismos de la destrucción generalizada.
Lenin. Karl y Rosa murieron pero sus enseñanzas continúan vivas; constituyen el símbolo de la lucha a muerte contra el capitalismo y la guerra, por la única vía a la que puede optar la humanidad: la revolución proletaria.
Siguiendo su camino, continuando su obra, inspirándose en su ejemplo y en su enseñanza es cómo el proletariado internacional hará triunfar la causa por la que ellos cayeron: la causa del proletariado y del socialismo.
L’Étincelle
Enero-febrero 1946
A finales de enero de 1939 se produjo el primer gran éxodo de población en Europa Occidental, la retirada de los españoles.
Casi medio millón de españoles, en su mayoría civiles (entre ellos mujeres, niños y ancianos), huyen hacia la frontera pirenaica. Una tragedia para una población ya martirizada por la guerra civil. Ya en 1936, una primera oleada de 15 000 refugiados se dirigió a Hendaya tras la toma del País Vasco y Asturias por las tropas insurgentes franquistas. En 1937, una segunda oleada de 120 000 civiles abandonó el territorio español al final de la campaña del Norte huyendo de matanzas y miseria. Pero el episodio final del invierno de 1939, tras la entrada franquista en Cataluña y la caída de Barcelona, provocó una salida forzada y masiva hacia un nuevo infierno. Hay muchos testimonios de los sufrimientos y la angustia que acarreó ese éxodo: "Éramos todos refugiados", cuenta Henri Melich [1781], evocando los bombardeos, la larga espera en la frontera, los registros. “Hasta que llegamos, no sabíamos adónde íbamos.” "Llegamos en un carro, había tres familias en él, yo tenía 13 años, caminaba al lado de mi padre."
Al igual que Henri Melich, “los refugiados se amontonaban en la frontera para escapar de la venganza de los vencedores. A menudo llegan a pie, atravesando las sierras, a pesar del inclemente invierno. Después de esperar varios días antes a que se nos permitiera entrar en territorio francés, envían a mujeres y niños a zonas remotas de los Pirineos y los hombres menores de 50 años son llevados a campamentos improvisados en las playas del Rosellón. Se dispersa a las familias por todo el país. Una última oleada de refugiados abandonó en barcos el sureste de España a finales de marzo arribando a Argelia”.[1]
Las autoridades francesas controlaban militarmente los distintos pasos, con una brutalidad sin precedentes. Previamente la gendarmería identificaba y registraba sistemáticamente; se desarmaba a los soldados españoles del ejército "republicano". A lo largo de la frontera, se organizó de manera atropellada un aparente suministro y alguna que otra vacuna. Cansancio, hambre, frío.... ¡Y eso sólo era el principio del calvario para los refugiados! Iban a descubrir la abominación de los campos, la realidad innoble del Estado "democrático" francés, bajo el gobierno del "republicano" Daladier.
Los campos de "acogida" como los de Amélie-les-Bains, Le Boulou, etc., recibieron a los primeros refugiados demacrados, agotados, hambrientos y congelados hasta la muerte. Se les internó también en otros lugares de "alojamiento", como Rieucros (inaugurado el 21 de enero de 1939), oficialmente nombrados "campos de concentración". El ministro Albert Sarraut dijo de estos campos de "acogida": "El campo de Argelès sur Mer no será un centro penitenciario, sino un campo de concentración. No es lo mismo".[2]
Esos campos en Francia prefiguran el universo de los campos de concentración que se va a extender por toda Europa durante y después de la Segunda Guerra Mundial. En marzo de 1939 había 90.000 refugiados en Saint-Cyprien, 50.000 en Barcarès, 77.000 en Argelès, etc. Los numerosos campos de "concentración" del Rosellón se organizaron de la siguiente manera: “tres lados erizados de alambradas, el cuarto lado abierto al mar. En cada campo, un espacio disciplinario, con un poste en el que se encadena a personas recalcitrantes; los motivos de castigo varían: desde la acusación de hacer política hasta la negativa a saludar a un guardia. Las condiciones de vida son deplorables: falta de higiene, malnutrición, promiscuidad”[3].
Los refugiados eran tratados como "indeseables", "apestados", especialmente los sospechosos de "perturbar el orden público", sobre todo los "revolucionarios". Se establecieron campos especiales para refugiados políticos, como el de Septfonds, donde instalaron a muchos exiliados que se reivindicaban comunistas. A los anarquistas los metieron en el campo de Le Vernet (incluidos los combatientes de la columna Durruti). Estos campos disciplinarios eran auténticos mundos de horror. Arthur Koestler comparaba, en algunos aspectos, el campo de Le Vernet con el campo de Dachau en Alemania. Incluso llegó a decir que "desde el punto de vista de la alimentación, la instalación y la higiene, Le Vernet era peor que un campo de concentración nazi".[4]
En las primeras semanas después de cruzar la frontera, se “aparcaba” a todos los refugiados detrás de alambradas, que a menudo se veían obligados a erigir ellos mismos. Les lanzaban el pan por encima de aquellas, pues no había lugar donde comer. A menudo no tenían nada que beber, excepto agua de mar. Sin protección, se veían obligados, como en Argelès, a cavar agujeros en la arena desde la primera noche de su llegada a territorio francés, para poder dormir y protegerse del frío. A veces su improvisada cama se convertía en su propia tumba. Muy rápidamente, sus cuerpos tan debilitados se infestaron de parásitos y enfermedades: a chinches y sarna, se añadieron la tuberculosis, neumonía, disentería, fiebre tifoidea, malaria, etc. La asistencia médica de la Cruz Roja tardó en llegar. Según el historiador B. Bennassar, entre 5.000 y 14.600 refugiados españoles murieron en los campos ya solo durante los primeros seis meses del éxodo. La promiscuidad, la falta de intimidad y la humillación eran cotidianas, al igual que las vejaciones constates y los castigos de los esbirros del Estado francés. La más mínima revuelta daba lugar a represalias infames por parte de militares, fusileros senegaleses o gendarmes. En Argelès, por ejemplo, a los refugiados recalcitrantes los encerraban desnudos impidiéndoles dormir por la noche[5]. En los campos disciplinarios, la humillación y los abusos se aderezaban con una represión feroz contra los refugiados sospechosos de ser militantes de la clase obrera. A algunos los metían en celdas insalubres y húmedas, como las del castillo de Collioure. La muerte de refugiados políticos por malos tratos y torturas no era infrecuente. Un informador de la Comisión Internacional de Socorro a los Niños Refugiados [1782] describió el campo de Bois-Brûlé en el departamento de Loir-et-Cher) como "uno de los peores" que había visitado: "Unos 250 refugiados vivían en barracones sucios, en los que la temperatura rondaba los cero grados (...) El suelo estaba cubierto de orina congelada".
Carmen Lázaro, zaragozana de nacimiento, da testimonio [1783] de su internamiento en ese campo: "Recuerdo que a mí con otros compatriotas, nos metieron a culatazos en vagones de ganado. A las madres se nos dijo que nos llevaban al campo de concentración de Bois-Brûlé. En el tren nos vacunaron (¡con vacunas caducadas!) y yo me puse muy enferma. Permanecimos en ese campo hasta febrero de 1940. Sufrimos del frío porque aquel invierno fue muy crudo, y de desnutrición (un pan que quedaba congelado durante el día, para siete personas y una lata de conservas con caldo caliente)”. Además, a muchos refugiados solían utilizarlos en muchos lugares como mano de obra sobreexplotada a voluntad, para las necesidades de la economía de guerra del imperialismo francés. Así fue, por ejemplo, en labores agrícolas en el sur de Francia o en las minas de carbón (las de Decazeville por ejemplo). Muchos fueron luego alistados como carne de cañón en la Resistencia y en el ejército francés (especialmente en la Legión Extranjera)[6]. Los "fugitivos del infierno español se transformaron en soldados del imperialismo francés"[7] Todos los que intentaban volver a España o eran rechazados por las autoridades francesas, se arriesgaban a vérselas ante los pelotones de ejecución franquistas! Muchos de los que permanecieron en Francia acabaron siendo deportados a los campos nazis.
La cruda realidad de los campos de refugiados españoles en Francia, silenciada e ignorada durante mucho tiempo[8], dio lugar a un discurso oficial falaz tendente a enfrentar la "humanidad" del Frente Popular, su "generosidad" contra la "dureza" de una "derecha conservadora" bajo el gobierno de Daladier (que era por su parte "radical-socialista", algo así como una “izquierda republicana”, un partido que tras formar parte del Frente Popular se alió a la derecha). Así, la tradición francesa del llamado "derecho de asilo" y de los "valores republicanos" sólo habría sido violada durante unos pocos "años oscuros". ¡Mentira! La realidad de las abominables condiciones de supervivencia de aquellas masas de refugiados contradice tal siniestra fábula. Revela la perfecta continuidad entre las medidas de represión policial y los discursos xenófobos. ¡Y eso mucho antes de que cayera el Frente Popular! La desconfianza y los prejuicios oscurantistas hacia esos "extranjeros", considerados como ganado, estaban bien arraigados en la población del "país de acogida". Sobre todo, había que atrapar a esos "indeseables" sospechosos de haber venido a Francia a "alborotar". A los militantes obreros se les consideraba y se les trataba como si fueran criminales. Como dijo el Ministro del Interior, Roger Salengro, ya en 1936: "Me han informado de que los refugiados españoles en nuestro territorio se dedican a la propaganda anarquista activa. Tengo el honor de pedirles que sigan muy de cerca esas acciones, cuyos autores deben ser objeto de una vigilancia estrecha, y hacia los cuales les ruego que adopten o me propongan medidas de alejamiento que consideren útiles (...) Quisiera señalar a este respecto que toda devolución de nacionales españoles considerados indeseables en Francia por sus acciones revolucionarias sólo podrá realizarse por el puesto fronterizo de Cerbère".[9] En esa misma línea, su sucesor Albert Sarraut (ministro del segundo gobierno de León Blum antes de su dimisión en abril de 1938), se distinguió por sus violentos discursos y diatribas xenófobas. Así describía este ministro radical-socialista, inspirado en la paranoia estatal y el odio a "comunistas" y anarquistas, a los refugiados políticos españoles: "lo sospechoso y sombrío del éxodo español", los "forajidos", "esas inmundicias de la humanidad que han perdido todo sentido moral y que serían un peligro muy grave para nosotros si los mantuviéramos en nuestro suelo". Son "basura". "Se han dado las instrucciones más severas a los prefectos, a todos los servicios de policía del territorio para que registren todos los ámbitos y estrechen al máximo las mallas de vigilancia en todos los cenáculos extranjeros. Buscamos cada día, hacemos redadas y depuramos a diario; nuestras cárceles lo saben bien”.[10]
Ese celo sañudo demuestra que ya antes de que se establecieran los campos y se persiguiera a los militantes refugiados de 1939, ya era difícil zafarse de las redes represivas. La propaganda burguesa utilizó los horrores del franquismo para tratar de minimizar y ocultar su propia responsabilidad y los crímenes del "campo democrático" antes y durante la IIª Guerra. Esa es una de las razones por las que el destino de los refugiados españoles fue ignorado durante mucho tiempo a favor de la cobertura hipermediatizada de los campos nazis. No hay diferencia de naturaleza entre esos dos regímenes políticos, entre la barbarie fascista, nazi o franquista y la de los Estados democráticos. Todos ellos son producto del mismo sistema capitalista y expresan la misma realidad de la sociedad capitalista decadente. En cualquier caso, la democracia sigue siendo el medio más sutil para dominar y justificar la guerra y la mejor manera de ocultar los propios crímenes.
Ante el trato infligido a todos los refugiados españoles, la represión y la barbarie contra los civiles, no podemos sino recordar la famosa denuncia de Rosa Luxemburgo de la guerra imperialista: “Manchada, deshonrada, nadando en sangre y chorreando mugre: así aparece la sociedad capitalista; así es. No es cuando, bien relamida y honrada, se viste con los oropeles de la cultura y la filosofía, de la moral y el orden, de la paz y la ley, sino cuando se asemeja a una bestia salvaje, cuando danza el Sabbat de la anarquía, cuando exhala su pestilencia sobre la civilización y la humanidad, entonces aparece en toda su descarnada desnudez, tal como realmente es”[11].
H, 28/01/2019 (Publicado por Révolution internationale)
[1] “Réfugiés espagnols : quand la France choisissait l’infamie [1784]” (Refugiados españoles : cuando Francia optó por la infamia), diario Libération (9/09/2015).
[2] Geneviève Dreyfus-Armand, Émile Témime, Les Camps sur la plage, un exil espagnol. (Los Campos en la playa, un exilio español). “Campo de concentración” es pues el término administrativo usado por las propias autoridades francesas.
[3] P.-J. Deschod, F. Huguenin, La République xénophobe (2001)
[4] Citado y recogido por Arthur Koestler, Escoria de la tierra (1947).
[5] Contaba la madre de un militante de la CCI, internada durante 11 meses en Argelès, que si el médico del campo decidía hospitalizar a un niño pequeño era como sentenciarlo a muerte: las monjas que trabajaban de enfermeras en el hospital de Perpiñán no proporcionaban el menor cuidado a “esos hijos de rojos", cuyos padres eran todos considerados como perseguidores de eclesiásticos durante la guerra de España. Esta realidad fue confirmada por la propia madre de la refugiada, la cual permaneció en el hospital con su bebé a principios de 1940. Por eso podían presenciarse cerca de las alambradas escenas insoportables de madres llorando tratando de evitar que sus hijos les fueran arrebatados y repelidas a culatazos por los gendarmes.
[6] Los primeros tanques aliados que entraron en París el 24 de agosto de 1944, de la IXª compañía de la IIªDB de Leclerc, “la Nueve”, los conducían refugiados españoles.
[7] “Semailles d’un carnage impérialiste” (‘‘Siembras de una carnicería imperialista’’), Communisme n° 23 (15/02/1939).
[8]El silencio sobre estos campos en lo que a documentación se refiere lo impuso explícitamente el Estado francés después de la 2ª Guerra mundial. Hasta los años 70 era imposible consultar los archivos de las prefecturas (por ejemplo la de Perpiñán) sobre este tema, considerado como tema “sensible” que debía mantenerse como secreto de Estado. En caso de mención de esos hechos evidentes para tanta gente, se minimizaban, se justificaban y eso cuando el estado francés no se jactaba de lo bien que había recibido a los refugiados españoles. ¿Por qué sensible? Pues por la sencilla razón de que los “campos de concentración” es cosa de nazis y el hecho de que se asimilara lo practicado por la democrática Francia a la barbarie nazi era insoportable para la burguesía francesa. Por esta misma razón tampoco les interesaba hablar demasiado del tema, en aquellos años de posguerra, a los partidos políticos españoles en el exilio. Y los que sufrieron en esos campos preferían no hablar mucho de ello en su entorno porque, sencillamente, la gente de la calle “no podía dar crédito a semejante cosa”.
[9] Circular del 3/11/1936 del ministro del Interior, Roger Salengro, Archives Nationales, CHAN, F/1a/3587 en La République xénophobe.
[10] Sesiones del 10 y 14 de marzo de 1939 en la Cámara de los diputados (La République xénophobe.)
[11] La crisis de la Socialdemocracia, Rosa Luxemburg.
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En noviembre del 2018, los dos grupos principales de la izquierda comunista en Gran Bretaña, la CCI y la Communist Workers Organisation[1], organizaron varios encuentros en Londres sobre el centenario de la Revolución Alemana. En ambas reuniones era evidente que existe un acuerdo fundamental sobre los puntos clave de esta experiencia:
No obstante, hubo claros desacuerdos entre nuestras organizaciones, que emergieron en la reunión de la CWO y se debatieron más ampliamente en la reunión de la CCI de la semana siguiente, a la que asistió un miembro de la CWO[4]. Estos desacuerdos se plantean en el artículo de la CWO que acabamos de mencionar:
``Siendo, así las cosas, nos sorprendió que un miembro de la Corriente Comunista Internacional (la única otra organización presente en la discusión), y cuyos otros compañeros hicieron contribuciones positivas al debate, planteó la cuestión de que agosto de 1914 era una fecha demasiado temprana para que el grupo internacionalista se separara de la socialdemocracia alemana. Sorprendentemente, argumentó que en agosto de 1914 no se podía hablar de una traición definitiva al movimiento obrero internacional.
Continuó diciendo que tanto la CCI como la TCI provienen de la tradición de la Izquierda Comunista italiana y que, siendo así, deberíamos ver que este caso es igual que la huida al exilio de los miembros del Partido Comunista de Italia (Pcd'I) en los años 20, que vieron como el partido que habían fundado fue copado por 'centristas' como Gramsci y Togliatti, con el apoyo de la Internacional Comunista (aunque la Izquierda todavía era mayoría en el Pcd'I). Sin embargo, como no creían tener pruebas definitivas de que esto significaba la ruptura final e irrevocable de la Tercera Internacional con la revolución mundial (y dados los bruscos cambios de posición de la Comintern, este fue un periodo de gran confusión) decidieron que se agruparían en torno a una 'fracción'. El objetivo de la Fracción era: o bien persuadir a la Comintern de volver al internacionalismo proletario, o, si no se tenía éxito y la Internacional acababa demostrando definitivamente su traición a la clase obrera, formar entonces el núcleo de un nuevo partido.
En realidad, la Fracción acabó decidiendo que la Internacional se había pasado al otro lado de la barricada en 1935 (con la adopción del Frente Popular). Sin embargo, quedó dividida, entonces, entre los partidarios de Vercesi, que creían que el partido solo podía formarse en condiciones que hicieran posible su existencia como organización de masas (parecido a lo que defendía Luxemburgo), y aquellos que querían empezar a formarlo ya en los años 30. La cuestión nunca se resolvió y la Fracción colapsó en 1939.
Nosotros respondimos que Alemania en 1914 y los camaradas italianos en los años 20 eran dos casos distintos. Como muestra el análisis precedente, el voto para los créditos de guerra del SPD fue una traición clara y obvia a la causa de la clase obrera. Y no se trata aquí de un juicio en retrospectiva. Había ya socialistas en aquella época (como Lenin, pero no exclusivamente) que lo dijeron alto y claro. Se necesitaba una nueva bandera en torno a la cual pudiera organizarse la clase obrera revolucionaria. Cuanto antes se levantara esa bandera, antes podrían trabajar los revolucionarios en pos del movimiento que acabaría estallando, antes o después, contra la guerra. Y el hecho de que Alemania fuera un Estado federal saturado de localismo hizo todavía más urgente esta tarea´´.
Hemos citado ampliamente a la CWO para asegurarnos de que nuestra respuesta trata fielmente sus posiciones, aunque para ello, tendremos que empezar por tratar algunas inexactitudes en el texto de la CWO, en lo que respecta tanto a ciertos elementos históricos como a nuestra visión de los mismos.
Para empezar, es erróneo decir que para la CCI ''agosto de 1914 no supuso una traición definitiva al movimiento obrero internacional''. Por el contrario: la capitulación de la mayoría de los socialdemócratas, dentro y fuera del parlamento, fue sin duda una traición definitiva de todo lo que la socialdemocracia internacional había defendido y votado en la mayoría de sus congresos internacionales. Confirmó que el ala derecha oportunista de la socialdemocracia, que militantes como Luxemburgo habían combatido con determinación desde finales del siglo XIX, había cruzado al campo enemigo – un paso desde el que no hay vuelta atrás.
Nuestra posición, sin embargo, es que la traición de una parte sustancial de la organización no significaba todavía que todo el partido se hubiera integrado en el Estado capitalista; que precisamente – y contrariamente a lo que defienden algunos anarquistas – el hecho de que la socialdemocracia no había sido burguesa desde el principio, provocó que la traición de agosto de 1914 precediera a una gran batalla en el partido, a una marea de reacciones contra esa misma traición, muchas de las cuales eran confusas e imprecisas, ligadas a concepciones centristas y pacifistas, pero que aun así expresaban en su raíz una reacción internacionalista proletaria contra la guerra. Los más claros, los más resueltos y los más famosos de entre ellos eran los Espartaquistas. Y mientras esta batalla continuó, mientras las diversas oposiciones a la nueva línea oficial pudieron operar en el partido, la cuestión de la fracción, de una lucha interna organizada por el ''alma'' del partido – hasta que se purgara a los traidores o se expulsara a los internacionalistas – era todavía plenamente relevante[5].
En una discusión interna sobre lo que caracteriza al centrismo, que publicamos en 2015, nuestro camarada Marc Chirik dio toda una serie de ejemplos al respecto del movimiento de oposición en el SPD después de agosto de 1914, tanto dentro del parlamento como en el partido en general. La expresión más resuelta de esta reacción la hallamos en el grupo de Luxemburgo y Liebknecht, que no esperó a que la clase se movilizara masivamente, sino que desde el primer día de la guerra empezaron a organizar su resistencia en lo que más tarde se denominaría el Spartakusbund, e intentaron reagrupar las fuerzas internacionalistas del partido en torno a la consigna ''no dejéis el partido en manos de los traidores''. No mucho después, muchos diputados anunciaron su decisión de no votar a favor de más créditos de guerra; llegaban resoluciones de muchas organizaciones locales del SPD pidiendo a la dirección que abandonara la política de la Union Sacrée (Unión Sagrada); se formó un ''colectivo obrero socialdemócrata'' que constituiría el núcleo del USPD, el Partido Socialdemócrata Independiente de Alemania; se publicaron panfletos y manifiestos y se llamó a manifestaciones contra la guerra en solidaridad con Karl Liebknecht, por su oposición intransigente al militarismo de la clase dominante. Para Marc Chirik esto fue una confirmación de que:
''Lo que no es cierto siquiera para la vida de un individuo, se convierte en algo del todo absurdo en el ámbito de un movimiento histórico como el del proletariado. Aquí el paso de la vida a la muerte no se mide en segundos ni en minutos, sino en años. El momento en el que un partido firma su sentencia de muerte y su muerte definitiva no son la misma cosa. Esto es algo, quizá, difícil de entender para los fraseólogos radicales, pero es bastante comprensible para el marxista que no tiene el hábito de abandonar el barco como una rata cuando empieza a entrar agua. Los revolucionarios entienden el significado histórico de las organizaciones que la clase hace nacer, y mientras éstas todavía tengan un soplo de vida, luchan por salvarlas, por conservarlas para la clase[6]´´.
Tampoco es cierto que la situación de los revolucionarios alemanes en 1914 fuera esencialmente diferente a la de los camaradas de la Izquierda italiana, que decidieron formar una fracción para luchar contra la degeneración del Partido Comunista de Italia en los años 20. Al contrario: en ambos casos, tenemos un partido que empieza a estar dominado cada vez más por una facción abiertamente burguesa (social-chovinistas en el SPD, estalinistas en el PC), y una oposición dividida entre un centro vacilante y una izquierda revolucionaria. Una izquierda revolucionaria que, correctamente, decide que incluso si la balanza se está inclinando en contra de la clase, luchar mientras sea posible por las tradiciones y el auténtico programa del partido sigue siendo un deber elemental, mientras siga quedando algo de vida proletaria en su interior. A diferencia de esto, el método de la CWO al describir la situación del SPD en 1914 tiene un curioso parecido con su antigua posición (esencialmente consejista) de que los Bolcheviques y los Partidos Comunistas ya eran completamente burgueses en 1921, y que todo aquél que pensase lo contrario era básicamente un apologista de sus crímenes posteriores.
También podríamos tratar la forma extremadamente simplista en la que se ha presentado la historia de los debates de la Fracción italiana hasta 1939, pero es mejor que volvamos a esta cuestión en otro artículo, ya que la CWO ha vuelto a publicar recientemente un artículo de Battaglia Comunista[7] sobre la cuestión de la fracción y el partido, con una larga introducción de la CWO que expone muchas de sus críticas a la CCI, no sólo en torno a la cuestión de la fracción y el partido sino también en lo que respecta a nuestro análisis de la situación mundial[8]. No obstante, uno de los puntos principales que salen a flote tanto en el artículo de Battaglia como en su nueva introducción, es la idea de que una fracción es simplemente un círculo de discusión que tiene poco interés en intervenir en la lucha de clases: como ellos mismos dicen al final de su artículo sobre la reunión pública: ``No estamos en una época de fracciones ni círculos de discusión. Es hora de formar núcleos de revolucionarios en todas partes, y hacerlos converger en la creación de un partido revolucionario internacional e internacionalista, como preparación para los conflictos de clase futuros´´.
Si el grupo Espartaquista – a pesar de sus muchas debilidades – asumió esencialmente el rol de una fracción del SPD, cuya prolongada dinámica de degeneración se vio bruscamente precipitada a la ruptura final que siguió al punto de inflexión de agosto de 1914, entonces el trabajo de fracción es algo evidentemente diferente de la retirada a debates académicos separados de la realidad diaria de la guerra y la lucha de clases. Al contrario, no hay duda de que los Espartquistas ''levantaron la bandera'' de la lucha de clases contra la guerra. Dentro del SPD, el Spartakusbund tenía su estructura organizativa propia, publicaba su propio periódico, repartía panfletos y era capaz, junto a algunos de los elementos más radicales de la clase (en particular los ''delegados revolucionarios'' u Obleute de los centros industriales) de organizar manifestaciones que reagrupaban a miles de obreros. Los espartaquistas exigieron poder mantener su estructura organizativa propia como prerrequisito para ingresar en el USPD, casi 3 años después del inicio de la guerra, en abril de 1917, tras la expulsión masiva de los opositores del SPD. Esta decisión se tomó, como dijo Liebknecht, ''para poder impulsarnos hacia delante, para tener una plataforma para nuestra posición y poder llegar a miles de personas''. Como comenta Marc en su texto: ``En un momento como ese, la validez de esta estrategia es algo más que dudoso, pero una cosa está clara: si se les presentó esa cuestión a Luxemburg y Liebknecht, es porque consideraron correctamente al USPD como un movimiento centrista, y no como un partido de la burguesía´´. En resumen, el trabajo de fracción de los Espartaquistas continuó, ya dentro o fuera de otro partido más grande, como una fuerza independiente que buscaba crear las condiciones para un nuevo partido, purgado tanto de elementos burgueses como centristas – y lo mismo puede decirse de la Izquierda italiana de finales de los años 20 y principios de los 30, tras su expulsión del partido e incluso tras reconocer que los PC se habían pasado al enemigo.
Así, parte de la crítica de la CWO a los espartaquistas por haber permanecido demasiado tiempo en el viejo partido se basa en una idea equivocada del papel de una fracción, como si se tratase de un círculo de discusión cuya actividad está, en cierto sentido, en contradicción con la formación de un núcleo revolucionario que prepare el terreno para el futuro partido mundial. Al contrario: ese era precisamente el concepto de fracción que elaboró la Izquierda italiana. La diferencia está en otra parte: en el reconocimiento (compartido tanto por Luxemburgo como por la Izquierda italiana) de que la constitución de un nuevo partido mundial no puede darse sólo por fuerza de voluntad de los revolucionarios, sino que depende de un proceso mucho más amplio y profundo de maduración en la clase.
La presentación de la CWO en el encuentro y el artículo que la siguió pone mucho énfasis en la diferencia entre espartaquistas y bolcheviques:
``En Rusia, se estimaba que los bolcheviques contaban con unos 8.000-10.000 miembros a principios de 1917, pero tenían presencia en casi cada pueblo y ciudad, y lo más importante, se habían fundido con la misma clase obrera. Así, cuando surgió el movimiento revolucionario, no sólo fueron capaces de liderarlo sino de crecer en su interior. Los obreros exigieron espontáneamente el ''poder a los Soviets'' en febrero de 1917 (aún vivo el recuerdo de 1905) pero para verano de 1917 era ya evidente que sólo un partido defendía ''todo el poder para los soviets'', y ese partido, según la mayoría de las estimaciones, llegó por entonces a los 300.000 miembros´´.
Ciertamente, los bolcheviques fueron la vanguardia del movimiento revolucionario de los años 1914-19. En la cuestión de la guerra, la delegación bolchevique de Zimmerwald defendió una posición mucho más firme que la de los espartaquistas: junto a los ''radicales de izquierda'' alemanes propusieron la consigna de ''convertir la guerra imperialista en guerra civil'', mientras que la delegación espartaquista tendió a hacer concesiones al pacifismo. En su práctica concreta en una situación revolucionaria, los bolcheviques fueron capaces de analizar el equilibrio de fuerzas entre las clases con gran lucidez, y jugar así un papel clave en momentos decisivos: en julio, cuando fue necesario esquivar las provocaciones de la burguesía, que estaba intentando llevar a los obreros revolucionarios a un enfrentamiento armado prematuro; en octubre, cuando Lenin insistió en que las condiciones para la insurrección habían madurado definitivamente y que era vital dar el golpe antes de que el momento pasase[9]. Todo ello está en trágico contraste con el joven Partido Comunista Alemán, que cometió el error monumental de morder el anzuelo de la burguesía en enero de 1919 en Berlín, en buena medida debido a que el líder espartaquista, Liebknecht, rompió la disciplina de partido llamando a una insurrección armada inmediata[10].
Sin embargo, la capacidad de los bolcheviques para cumplir con su cometido no puede reducirse a que estaban ''fundidos'' con la clase. De lo que se trata aquí es del producto de una larga lucha por la claridad política y organizativa en el seno del Partido Obrero Socialdemócrata Ruso, que permitió a los bolcheviques entender qué era lo que de verdad estaba en juego tras la insurrección de febrero, incluso si ello requería una lucha resuelta en el partido contra la fuerte tendencia a apoyar la democracia burguesa y asumir una posición ''defensista'' en la guerra – en esto consistieron los debates en torno a las Tesis de abril de Lenin[11]. El hecho de que los bolcheviques salieron fortalecidos de estos debates, y determinados a luchar por el poder de los soviets, fue el producto de dos factores esenciales: por un lado, su solidez organizativa, que hizo posible mantener la unidad del partido a pesar de las graves disensiones que surgieron en el curso del proceso revolucionario; y por otro, el hecho de que desde el principio, su programa político – incluso cuando no era tan claro como llegó a serlo tras 1917 – estuvo basado siempre en el principio de la independencia de clase frente a la burguesía, en contraste con la otra tendencia principal de la socialdemocracia rusa, los mencheviques. Pero a lo que de verdad apunta todo esto es a que en los años que separan el nacimiento del Bolchevismo con el estallido de la revolución, los bolcheviques habían asumido ellos mismos la función de una fracción revolucionaria en el seno del partido ruso y de la II Internacional.
El rigor de los bolcheviques en cuestiones organizacionales y programáticas era uno de los componentes de su capacidad para pasar de la fracción al partido; el otro fue la rápida maduración del proletariado ruso en sí. Era éste un proletariado mucho menos vulnerable a las ilusiones reformistas que sus hermanos y hermanas de clase en Alemania: tanto a nivel de sus condiciones de vida como a nivel de condiciones políticas, marcadas entonces por el régimen zarista, que hicieron que su lucha tomara un carácter necesariamente explosivo y revolucionario, que en cierto sentido, ya anunciaba las condiciones que tendría que enfrentar las clase obrera de los países más avanzados en la nueva era de la decadencia del capitalismo. El proletariado ruso, definitivamente privado de construir organizaciones defensivas de masas dentro del viejo sistema, hizo nacer en 1905 la forma de organización del soviet, y disfrutó de un impagable preámbulo de lo que significa hacer una revolución. También debe tenerse en mente que el proletariado ruso se enfrentaba a una burguesía mucho más débil, mientras que los obreros alemanes se verían catapultados a la lucha revolucionaria contra una poderosa clase dominante, que sabía que podía contar con el apoyo del SPD y los sindicatos, así como del de la burguesía mundial. Desde este punto de vista, podemos entender mejor por qué no se puede reducir la cuestión a una especie de presencia física de los revolucionarios en el seno de la clase obrera, por importante que esto sea. Los socialdemócratas alemanes, ciertamente, disfrutaban de una gran presencia en la clase obrera, en todos los aspectos de su vida – económicos, políticos y culturales. El problema era que esta influencia en la clase se estaba enfocando cada vez más a la institucionalización y, por tanto, neutralización de la lucha de clases. La diferencia clave entre el SPD y los bolcheviques fue la capacidad de estos últimos para mantener y desarrollar la autonomía de clase del proletariado.
Por último, para entender de verdad la diferencia entre bolcheviques y espartaquistas, y profundizar en las inmensas dificultades que tuvieron que afrontar las minorías comunistas durante la oleada revolucionaria que siguió a 1917, debemos integrar las situaciones particulares de cada país en una visión internacional general. La II Internacional se derrumbó en 1914: enfrentada a la traición de considerables secciones de sus miembros nacionales, simplemente dejó de existir. Esto puso sobre la mesa de forma inmediata la necesidad de una nueva Internacional, incluso si las condiciones para su formación no habían madurado aún. La formación tardía de la Internacional Comunista – y las debilidades programáticas que la acompañaron – acabaron siendo serias desventajas, no sólo para la Revolución alemana, sino también para el poder soviético ruso y toda la oleada revolucionaria. Volveremos a esto en artículos posteriores. Hemos defendido que el trabajo previo de las fracciones de izquierda es un pilar indispensable para la formación del partido sobre bases sólidas. No obstante, también hemos de reconocer que, a principios del siglo XX, cuando el peligro del oportunismo se estaba volviendo cada vez más evidente en los partidos socialdemócratas, las fracciones de izquierda que se opusieron a esta deriva hacia la integración en la política burguesa se vieron obstaculizadas por la estructura federal de la II Internacional. Se trataba de una Internacional que actuaba como una especie de centro coordinador de un conjunto de partidos nacionales. Había solidaridad y cooperación entre las diferentes corrientes de izquierda (por ejemplo, cuando Lenin y Luxemburgo elaboraron juntos la resolución de Basilea sobre la guerra para el Congreso Internacional de 1912), pero nunca hubo una fracción centralizada a nivel internacional que pudiera desarrollar una política coherente en todos los países, una respuesta unificada a todos los dramáticos cambios que estaba trayendo la entrada del capitalismo en su era de guerras y revoluciones.
Los grupos revolucionarios actuales no son fracciones en el sentido literal, al no haber sido previamente parte orgánica de un partido obrero, pero desde luego, no serán capaces de preparar el terreno para el partido futuro si no consiguen asumir lo que puede aprenderse de las contribuciones históricas de las fracciones de izquierda.
Amos
[1]La CWO es el afiliado bitánico de la Tendencia Comunista Internacional; un camarada de su organización en Alemania (la GIS), también participó en el encuentro. Aunque fue algo positivo que ambas organizaciones reconocieran la importancia histórica de la revolución en Alemania – que efectivamente puso fin a la Primera Guerra Mundial y, aunque brevemente, amenazó con extender el poder político de la clase obrera de Rusia a Europa occidental – el hecho de que se celebraran dos reuniones sobre la misma cuestión, en la misma ciudad y con una semana de diferencia, es una prueba de la desunión del movimiento revolucionario actual. La CCI propuso la celebración de un encuentro conjunto para evitar esta disonancia, pero la CWO rechazó nuestra proposición por razones que no acabamos de entender. Esto contrasta con los encuentros celebrados en 2017 sobre la revolución rusa, cuando la CWO accedió a hacer la presentación de nuestro día de discusión en Londres: https://en.internationalism.org/icconline/201712/14536/icc-day-discussion-russian-revolution [1786] . Para nosotros, el hecho de que los grupos de la izquierda comunista están relativamente solos a la hora de preservar y elaborar las lecciones esenciales de la revolución en Alemania, es razón suficiente para que coordinemos nuestra respuesta a las distorsiones ideológicas de este acontecimiento, elaboradas por todas las facciones de la clase dominante (en las que también se incluye la práctica eliminación de los archivos históricos al respecto).
[2] Ver el Punto XIII de nuestra Plataforma Política 13 - La naturaleza contrarrevolucionaria de los partidos “obreros”: https://es.internationalism.org/cci/201211/3550/plataforma-de-la-cci-adoptada-por-el-ier-congreso [742] . En el punto se habla de los partidos “socialistas”, los partidos “comunistas” y sus apéndices “más a la izquierda”, sin embargo, estas posiciones se hacen extensivas a la pretendida “nueva izquierda” como Podemos en España, Syriza en Grecia, France Insoumise o la Democracia Socialista en USA.
[4]Este desacuerdo fue el principal punto de discusión en el encuentro de la CWO. La misma discusión volvió a protagonizar el encuentro de la CCI, aunque en este caso acompañada de otro debate propuesto por un camarada anarquista internacionalista sobre la necesidad del Partido, y sobre si la centralización responde a las necesidades organizativas de la clase obrera. Sobre esta cuestión de la centralización como una expresión de la tendencia a la unidad, el camarada afirmó más tarde que nuestros argumentos le parecieron claros y convincentes.
[5]Ver al respecto los artículos sobre la revolución alemana de la Revista Internacional 81, 85 y 86: https://es.internationalism.org/revista-internacional/199507/1822/i-los-revolucionarios-en-alemania-durante-la-ia-guerra-mundial-y-l [1687] , https://es.internationalism.org/revista-internacional/199607/1773/iv-fraccion-del-spd-o-nuevo-partido [1690] y https://es.internationalism.org/content/4391/revolucion-alemana-5a-partedel-trabajo-de-fraccion-la-fundacion-del-kpd [1788]
[6]https://es.internationalism.org/revista-internacional/201509/4115/las-corrientes-centristas-en-las-organizaciones-politicas-del-prol [1789]
[7]Publicación del Partido Comunista Internacionalista, afiliado italiano de la TCI
[8]Mientras tanto, damos referencia a los camaradas de una serie de artículos que publicamos criticando las posiciones de Battaglia y la CWO sobre la cuestión de la fracción: ver las Revistas Internacionales 59, 61, 64 y 65 ( https://es.internationalism.org/tag/21/490/fraccion-y-partido [1790] )
[9] Ver sobre el papel de los bolcheviques en julio y en octubre 1917, nuestros artículos: Las «Jornadas de julio»: el papel indispensable del partido https://es.internationalism.org/revista-internacional/199707/1224/ii-1917-las-jornadas-de-julio-el-papel-indispensable-del-partido [1791] y La insurrección de Octubre, una victoria de las masas obreras https://es.internationalism.org/revista-internacional/199710/1216/iii-1917-la-insurreccion-de-octubre-una-victoria-de-las-masas-obre [1792]
[10] Ver sobre esta trágica experiencia nuestro artículo La insurrección prematura https://es.internationalism.org/revista-internacional/199601/1786/iii-la-insurreccion-prematura [1689]
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Fecha: 30 de marzo de 2019. Hora: 15.30 hrs. Lugar: Calle Quebrada, esquina Quemada cerca parque las Américas Col. Narvarte, Ciudad de México
"La fundación de la Internacional Comunista despierta recuerdos desagradables para toda la clase capitalista y sus celosos servidores. En particular, les recuerda su miedo al final de la Primera Guerra Mundial, ante la creciente y aparentemente inevitable marea de la ola revolucionaria internacional: la victoriosa revolución proletaria en Rusia en octubre de 1917; los motines en las trincheras; la abdicación del Kaiser Guillermo y la firma apresurada de un armisticio frente a los motines y la revuelta de las masas trabajadoras en Alemania; luego la insurrección de los trabajadores alemanes; la creación, en la línea rusa, de repúblicas de consejos obreros en Baviera y Hungría; el inicio de huelgas entre las masas trabajadoras en Gran Bretaña e Italia; motines en la flota y el ejército en Francia, así como entre algunas unidades militares británicas que se niegan a intervenir en contra de la Rusia soviética ....” ('1919: fundación de la Internacional Comunista', Revista Internacional número 57).
La Internacional Comunista se formó con el fin de proporcionar una clara orientación política a este surgimiento masivo de la lucha de clases, para señalar el camino hacia la conquista mundial del poder por parte de la clase obrera. En ese momento de la historia, era una organización muy diferente de lo que más tarde se convirtió con el aislamiento, la degeneración y la derrota de la revolución en Rusia - una simple agencia para la política exterior de un Estado ruso en el proceso de integrarse en el sistema imperialista global. Por lo tanto, los revolucionarios de hoy deben reconocer que la historia de la IC es una parte vital de su propia historia. Pero también nos enfrentamos a la tarea de comprender las debilidades y fracasos de la Internacional para construir el futuro partido mundial sobre la base de los principios programáticos y organizativos más claros posibles.
La CCI planteará su enfoque sobre esta cuestión, haciendo hincapié en el desarrollo de un debate amplio y profundo entre todos los asistentes a esta Reunión Pública. La CCI se reivindica de los aportes sucesivos de la Liga de los Comunistas de Marx y Engels (1847-52), de las tres Internacionales (la Asociación Internacional de los Trabajadores, 1864-72, la Internacional Socialista, 1884-1914, la Internacional Comunista, 1919-28), de las Fracciones de Izquierda que se fueron separando en los años 1920-30 de la Tercera Internacional (la Internacional Comunista) en su proceso de degeneración, y más particularmente de las Izquierdas alemana, holandesa e italiana.[1] Por lo tanto, este centenario es una oportunidad para saludar y destacar la valiosa contribución de la IC en la historia del movimiento revolucionario, pero también para sacar lecciones de esta experiencia y evidenciar sus debilidades a fin de armar al proletariado de hoy para las luchas del futuro.
[1] Posiciones Básicas de la CCI, https://es.internationalism.org/content/posiciones-basicas [1795]
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La Revolución proletaria en Alemania fue una respuesta y una continuidad del proletariado a la Revolución iniciada en Rusia en octubre de 1917. Para la discusión a llevar es necesario preguntarnos:
Estas y otras preguntas podrán armar un debate del cual sacar conclusiones para contribuir a la lucha del proletariado por su liberacion y la de toda la humanidad de la explotación capitalista que cada día que pasa es más brutal e inhumana y no ofrece ningún futuro.
Puedes consultar nuestros documentos sobre esta experiencia histórica:
https://es.internationalism.org/files/es/pdf/folleto_revolucion_en_alema... [1798]
https://es.internationalism.org/content/4373/lista-de-articulos-sobre-la... [1759]
Te invitamos a participar:
Para enviar tus aportes, hacer críticas o propuestas y otras iniciativas te puedes comunicar mediante nuestro correo electrónico:
[email protected] [344]
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La ciudad de Matamoros es un municipio del estado de Tamaulipas que es considerado como una de las regiones más peligrosas del país. En ella se presentan confrontaciones continuas entre las bandas de las mafias por la disputa de sus zonas de control, sembrando el terror y la muerte. Los secuestros, la extorsión y los asesinatos son sucesos comunes que enfrentan los habitantes de esa zona, pero también lo sufren aquellos migrantes, tanto los mexicanos como los que provienen de Centroamérica, que tienen que cruzar esa zona en su búsqueda por llegar a los EUA[1]. Matamoros, a pesar de estar marcada por ese terrible ambiente, forma parte del cordón industrial fronterizo, formado a fines de los años 60, pero fortalecido y ampliado a mediados de los años 90, como efecto del TLCAN[2]; tan solo en este tramo de la frontera se han instalado cerca de 200 fábricas maquiladoras, que ya no son pequeñas y medianas unidades como sucedía en los años 70, algunas de ellas son empresas gigantes con diferentes plantas y con una plantilla laboral de hasta dos mil obreros.
Es característico que en las fábricas maquileras se laboren jornadas con ritmos intensos, desde 2002 sus jornadas se han ampliado de 40 horas semanales a 48, manteniendo desde hace 15 años los salarios casi al mismo nivel, con apenas variaciones anuales mínimas. Pero para poder mantener los rangos de productividad y las altas ganancias, se requiere mantener una vigilancia y control técnico y político al interno de la fábrica por parte de supervisores y capataces, pero fundamentalmente a través de la estructura sindical. La alta productividad y los bajos salarios (que compiten o igualan a los míseros salarios de los obreros en China) son la combinación que ha permitido que estos proyectos de inversión obtengan grandes ganancias, pero la presencia vigilante de los sindicatos es esencial para asegurar el sometimiento de los trabajadores y la continuidad de esas condiciones.
Tomando en consideración el ambiente dominante en la frontera, el feroz control político que se impone en las fábricas de Matamoros por los sindicatos y la gerencia, parecía complicado que pudiera presentarse una respuesta obrera en esa zona y además expresando una gran combatividad y una amplia capacidad para construir lazos solidarios. Todo ello pone en evidencia que la clase obrera cuenta con sus capacidades potenciales de lucha vivas, sin embargo, no logra asumir el control de su combate … el peso de la confusión y la desconfianza en sus fuerzas es un problema que marcó a las movilizaciones.
El aparato izquierdista del capital asegura que lo vivido recientemente en Matamoros fue una “rebelión obrera”, otros afirman que fue una ofensiva contra AMLO y su “cuarta transformación” e incluso hay los que dicen que se vivió una “huelga salvaje y de masas”[3]. Estas afirmaciones además de ser falsas son engañosas y un ataque directo a los trabajadores, porque tienden un velo sobre la realidad para evitar que los trabajadores puedan sacar las lecciones de sus luchas.
La consigna que unificó y movilizó durante poco más de un mes a los trabajadores fue “20-32”, con ella simplificaban su demanda: aumento salarial del 20% y el pago de un bono de 32 mil pesos (1,660 dólares). De manera que la degradación de la vida de los trabajadores fue el detonante primario que alimentó el descontento y animó la lucha, pero el control de los sindicatos atrapó la combatividad. Desde el inicio de las movilizaciones se empezaban a expresar una desconfianza hacia los sindicatos, pero en ningún momento logran comprender que los sindicatos no son ya instrumentos que puedan utilizar los trabajadores para defender sus intereses, por eso se sometieron a sus prácticas, mostrando todavía una indecisión y cierta ingenuidad, al inicio, cuando se empieza a extender el descontento obrero, suponen que es posible “presionar” al “líder sindical” y obligarlo a “defenderlos”. Luego esa indecisión se convirtió en confusión generalizada cuando consideraron que bastaba con recibir una “asesoría legal honesta” para hacer valer sus “derechos”.
Al centrar sus esperanzas en las leyes y en su abogada Susana Prieto, la movilización obrera se debilita y se extiende la confusión. Al sentirse “protegidos” por la abogada, no se plantearon ya la búsqueda del control de su lucha, haciendo notar un grave problema que enfrenta la clase obrera en la actualidad: la desconfianza en sus fuerzas y su falta de identidad de clase.
Esa dificultad llevó a que, a pesar de mostrar una desconfianza hacia la estructura sindical, se mantuvieron bajo su control y en su terreno, que es el que marcan las leyes laborales. Son estas leyes las que le otorgan poder al sindicato, en tanto son los firmantes del contrato colectivo. Al mantenerse atados a los lineamientos sindicales, entregaron el control de la lucha al mismo sindicato, permitiendo que este contuviera el descontento obrero, encadenando la combatividad, obligando al cumplimiento con las leyes burguesas, impidiendo así que lograran una verdadera unificación de las fuerzas obreras, organizándose por encima del sindicato.
Al reducir la lucha al cumplimiento de las leyes, los trabajadores, aun cuando se encuentra en las calles en unidad y realizan asambleas generales, al momento de enfrentar al patrón, al Estado y al sindicato, lo hacen separados, fábrica por fábrica y contrato por contrato, pues es así como lo estipula la legalidad burguesa, pero de esa manera se divide y aísla a los trabajadores. A fin de cuentas, las leyes están hechas para someter a los explotados.
Pero ¿es posible luchar fuera del sindicato y por encima de las leyes? La historia de la clase obrera tiene diversas experiencias que confirman que es posible hacerlo. Por ejemplo, en agosto de 1980 los obreros de Polonia desarrollaron una huelga de masas controlada verdaderamente por los propios trabajadores. Ni el estallamiento de la huelga, ni la construcción de sus órganos unitarios de combate cumplían los lineamientos legales y sin embargo fueron capaces de extender la movilización por todo el país e impusieron la negociación pública con el gobierno. La masividad de las movilizaciones y su capacidad de organización les permitieron crear una gran fuerza capaz de impedir la represión[4].
Justamente el mecanismo que el Estado polaco utilizó para dividir a los trabajadores y debilitarlos, fue el mismo que la burguesía en el mundo entero utiliza: los sindicatos. Con la creación del sindicato “Solidaridad” (dirigido por Lech Walesa), el Estado rompió la organización y la unidad de los trabajadores y solo así pudo extender la represión. Un tiempo después, el líder sindical Lech Walesa es colocado como el jefe del Estado polaco…
La huelga de masas de Polonia es el mejor ejemplo que los trabajadores y especialmente los de Matamoros deben recuperar en sus análisis porque permite ver con claridad que el sindicato es una estructura que opera en contra de los trabajadores y no basta desconfiar de él, se requiere organizarse fuera de él y fuera de su terreno.
La primera gran lección que de la lucha de los obreros de las maquilas es que el sindicato es un arma de la burguesía[5]. La actitud descarada de los sindicatos, engañando para que aceptaran un menor aumento y rechazaran el bono, expone de forma clara que estos no son ya un instrumento de los proletarios (como lo fueron en el siglo XIX). Las amenazas y las agresiones directas operadas por los sindicatos de Jornaleros y Obreros Industriales y de la Industria Maquiladora (SJOIIM) y por el Industrial de Trabajadores en Plantas Maquiladoras y Ensambladoras (SITPME), solo confirmaron abiertamente que los intereses que defienden no son los de los trabajadores. Al operar encubiertos entre las filas proletarias se presentan como armas de la burguesía… son como lobos encubiertos con la piel de oveja.
Durante el transcurso de las huelgas los sindicatos actuaron defendiendo los intereses de los patrones, por eso el grueso de los obreros expusieron en las movilizaciones su repudio a los líderes sindicales Juan Villafuerte y Jesús Mendoza, pero también los gritos de “¡fuera sindicato!” se repitieron en cada fábrica y en cada manifestación. Eso pone de relieve que había un coraje y desconfianza hacia los sindicatos, sin embargo, se quedaron detenidos en esta expresión de coraje y combatividad, no avanzaron más, porque la desconfianza que los mismos trabajadores tienen en su fuerza los llevó a que en vez de tomar el control del combate, organizándose en una estructura unificadora, que los orientara a romper de forma completa con el dominio sindical y la división sobre la que opera, reprodujeron la misma trampa: formalmente dejaron de seguir pasivamente a la dirección sindical “traidora”, para seguir pasivamente a la “nueva dirección” informal, personificada por su asesora legal, la cual uso su habilidad en el litigio[6], para someter la lucha de la clase al marco de la legalidad burguesa y siembra la esperanza en la creación de un sindicato “independiente” que dispute con las viejas estructuras sindicales el contrato colectivo.
El trabajo de confusión, sometimiento y control que los sindicatos realizan no es exclusivo de algunas regiones o de algunos sindicatos, todos ellos son armas de la burguesía. O ¿alguien puede considerar que hay diferencia entre el SNTE y la CNTE[7]? Uno usa un lenguaje tradicional, el otro recurre a frases y acciones de aparente radicalidad, pero su objetivo es el mismo: someter y controlar a los trabajadores.
No resulta nada extraño que el gobierno de AMLO, de forma muy silenciosa, está fomentando la creación de estructuras sindicales que le permitan usar el descontento de los trabajadores y dirigirlo para enfrentar a las viejas estructuras sindicales asociadas principalmente al PRI (como es el caso de la CTM, CROM y CROC[8]). López Obrador no solamente ha “rescatado” al mafioso jefe del sindicato de mineros, Napoleón Gómez Urrutia (“Napito”) del pretendido exilio que vivió lujosamente en Canadá, durante los últimos dos sexenios, para convertirlo en senador, sino fundamentalmente para que éste conforme una “nueva central sindical”. A unos meses de su retorno a México, “Napito” ha creado la Confederación Internacional de Trabajadores (CIT), integrando a sindicatos que se han desprendido de la CTM y la CROC, pero además ha asegurado alianzas con sindicatos de EUA y Canadá, particularmente la AFL-CIO y United Steelworkers[9].
En su discurso del 14 de febrero, AMLO afirmó que su gobierno no tendrá intervención en la vida de los sindicatos, sin embargo, añade que: “No podemos impedir que los trabajadores o dirigentes puedan, de conformidad con la ley, solicitar la conformación de un sindicato…” (La Jornada). Justamente siguiendo esa línea, están surgiendo “nuevos” sindicatos, con los que buscan restar fuerza a los viejos sindicatos que responden a intereses de fracciones burguesas diferentes a las alineadas en torno al nuevo gobierno. Así se ha visto la conformación de proyectos sindicales “alternativos” en el IMSS, PEMEX y la UNAM[10].
Los sindicatos en siglo XIX fueron un importante instrumento para la unidad y el combate de los obreros, el mismo capitalismo, al desarrollar las fuerzas productivas permitía la aplicación de reformas económicas y sociales que mejoraban la vida de los trabajadores. En la actualidad es imposible que el sistema capitalista asegure mejoras duraderas a los trabajadores. Esa situación lleva a que el sindicato pierda su naturaleza proletaria y sea asimilado por el Estado.
Por ello cada combate que llevan a cabo los trabajadores encuentran al sindicato intentando contener y sabotear la lucha, sometiendo el descontento a los lineamientos de las leyes burguesas, creando confusiones y temores para debilitar la confianza e impidiendo la unidad y extensión de la lucha.
La movilización encabezada por los obreros de las maquilas fue sin duda una jornada muy combativa, no obstante, no pudo evitar el dominio de las ilusiones hacia las leyes y hacia el propio sindicato, en tanto se extendió la esperanza confusa en que las leyes, así como los sindicatos, si son manejados “honestamente” pueden cambiar su naturaleza anti proletaria. Incluso la referencia al decreto de López Obrador (“Decreto de Estímulos Fiscales de la Región Frontera Norte”[11]) para mostrar la “legalidad” del aumento salarial en las maquilas, permitió ver que la confusión es más profunda aun, porque alimenta la esperanza en que el nuevo gobierno puede mejorar las condiciones de vida de los trabajadores. Pero, además el mismo gobierno de AMLO aprovechó la movilización obrera para mostrar a su socio norteamericano su disposición a cumplir los incrementos salariales en las fábricas del sector automotriz y electrónica, instaladas en México como lo exigió el gobierno encabezado por Trump en las mesas del TLCAN2.0 (o TMEC).
Para hacer un balance de las movilizaciones no basta con cuantificar el número de fábricas en las que se aceptó el pliego de demandas. Ese aspecto es importante, pero no es definitivo. Para tener una perspectiva más amplia se requiere evaluar la fuerza masiva que unificó, pero sobretodo hay que considerar el nivel de conciencia que alcanzó y que se expresa en las formas de organización que asumió. Por ejemplo, la falta de control de la movilización por los propios trabajadores y la dispersión que se tiene al finalizar la mayor parte de las huelgas rompe los lazos solidarios y permite que se tomaran represalias en contra de trabajadores. Según las cifras oficiales, hay 5 mil obreros despedidos por haber participado en la huelga.
Sintetizando, las huelgas permitieron ver una combatividad obrera motivada por la degradación de sus niveles de vida, pero pronto la burguesía somete el coraje expresado, alimentando las ilusiones en las leyes e impidiendo el desarrollo de la conciencia…
Más grave puede resultar que problemas que se desarrollaron durante la movilización se extiendan y profundicen. El entusiasmo con el que se levantaron las huelgas y la falta de reflexión ha creado el ambiente muy propicio para renovar las ilusiones en las leyes y en nuevas estructuras sindicales. La misma asesora legal ha expresado que en la “segunda fase” del “movimiento 22-30” se orientarán a la formación de un sindicato “independiente” que competirá con las viejas estructuras sindicales, pero además establecerá en Matamoros un bufete de abogados “honestos” para “defender” a los obreros… Mas ilusiones y más confusión es lo que se presagia ha de propagarse, la única salida que ante esa ofensiva tienen los trabajadores es la lucha, asegurando tomar su control y la reflexión profunda sobre la forma en que operan los sindicatos.
Tatlin
Abril-2019
[1] . En 2010 se conoció el hallazgo macabro de 79 cuerpos de migrantes centroamericanos y luego en 2011, se volvió a encontrar una fosa que contenía cerca de dos centenas de cuerpos, aunque algunas fuentes notificaban que eran cerca 500 los cadáveres. Concerniente la reciente caravana de emigrantes desde Centroamérica ver https://es.internationalism.org/content/4377/migraciones-en-latinoamerica-solo-el-proletariado-puede-parar-la-barbarie-del [1753]
[2] TLCAN: Tratado de Libre Comercio de América del Norte, firmado por USA, Canadá y México entró en vigor en 1994.
[3] Estas afirmaciones son expuestas por: “Izquierda Socialista” (https://marxismo.mx/rebelion-obrera-en-matamoros-tamaulipas [1800]), el MTS (www.laizquierdadiario.mx/Matamoros-donde-late-fuerte-la-lucha-proletaria... [1801]) y “Nuevo Curso” (https://nuevocurso.org/dos-mexicos-dos-alternativas-universales-tlahueli... [1802]), existen otras agrupaciones izquierdistas que repiten esos mismos argumentos con ciertas variaciones, pero tomamos estos como muestra para ilustrar la forma en que usan la exageración, la mentira y el engaño, ayudando a la clase en el poder a alimentar la confusión entre los trabajadores
[4] Sobre la experiencia de Polonia 1980 ver Huelga de masas en Polonia: se ha abierto una nueva brecha, https://es.internationalism.org/revista-internacional/198007/2307/huelga-de-masas-en-polonia-se-ha-abierto-una-nueva-brecha [523] y Un año de luchas obreras en Polonia /content/2318/un-ano-de-luchas-obreras-en-polonia [449]
[5] Ver nuestro folleto Los sindicatos contra la clase obrera (se puede pedir a nuestra dirección mail) y Apuntes sobre la cuestión sindical, https://es.internationalism.org/cci-online/201104/3103/apuntes-sobre-la-cuestion-sindical [324]
[6] No pretendemos detenernos en conjeturas sobre la abogada S. Prieto, el principio de su profesión la lleva a moverse en el marco de las leyes burguesas, pero el hecho de que mantenga una simpatía y apoyo (como ella misma lo ha declarado) hacia el gobierno de López Obrador, la coloca en un terreno claramente burgués
[7] SNTE: Sindicato Nacional de Trabajadores de la Educación (sindicato oficial). CNTE: Coordinadora Nacional de los Trabajadores de la Educación (sindicato “disidente”)
[8] CTM: Confederación de Trabajadores de México (CTM), creada en 1936. CROM: Confederación Regional Obrera Mexicana, fundada en 1918. CROC: Confederación Revolucionaria de Obreros y Campesinos (CROC), formada en 1952
[9] La “American Federation of Labor and Congress of Industrial Organizations” (AFL-CIO) es la más grande de las estructuras sindicales de EUA, agrupando también sindicatos como la United Steelworkers (USW), de Canadá
[10] IMSS: Instituto Mexicano de la Seguridad Social; PEMEX: principal empresa petrolera de México y con proyección internacional. UNAM: Universidad Nacional Autónoma de México, considerada una de las mejores del mundo.
[11] El 10 de diciembre de 2018, el gobierno de AMLO, presentó un programa para impulsar la inversión y el empleo en la zona fronteriza. Su objetivo es cooptar una parte de migrantes mexicanos y centroamericanos, para enlentecer los flujos de migrantes hacia EUA. En resumen, ese programa ofrece: i) Reducción del Impuesto sobre la Renta (ISR) del 30% al 20%. ii) Reducción del Impuesto al Valor Agregado (IVA) del 16% al 8%. iii) Igualación del precio de los combustibles con Estados Unidos. iv) Aumentó del 100% al salario mínimo fronterizo, para alcanzar por lo menos $8.8 dólares
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El 15 de abril, las espectaculares imágenes de Notre-Dame en llamas fueron vistas en todo el mundo. Una viva emoción se apoderó del planeta: esta catedral es una de las obras maestras más bellas e impresionantes de París, una joya de la arquitectura gótica cuya construcción se extendió a lo largo de no menos de dos siglos y que inspiró a muchos artistas: Víctor Hugo, por supuesto, pero también el cineasta Jean Delannoy o el cantante libertario Léo Ferré. Las llamas se llevaron la aguja de la catedral, obra de Viollet-le-Duc, y el impresionante marco de madera de roble de los siglos XII y XIII. La arquitectura sublime de Notre-Dame no tiene nada que ver con la de la Basílica del Sagrado Corazón, ese pomposo pastel construido apresuradamente en la cima de Montmartre para celebrar la represión de la Comuna de París y exorcizar "las desgracias que asolan Francia y las mayores desgracias que quizás todavía la amenazan"[1](¡las de una "odiosa" revolución proletaria! [2])
El fuego aún no se había apagado cuando los políticos, liderados por el gobierno, corrieron a la plaza frente a Notre-Dame (o a los platós de la TV), con lágrimas de cocodrilo en los ojos, para realizar, como Esmeralda, su acto de saltimbanquis frente a las cámaras. "Mañana reconstruiremos todo, piedra a piedra, viga a viga, teja a teja", dijo el ex portavoz del gobierno (y candidato al Ayuntamiento de París), Benjamin Griveaux. "Un crimen para todos nosotros. Reconstruiremos Notre-Dame", se irguió el flamante matemático (y candidato a alcalde de París), Cédric Villani. "Todos solidarios ante esta tragedia", exclamó la eurodiputada (y también candidata al Ayuntamiento de París), Rachida Dati. Al mismo tiempo, la alcaldesa de París (y candidata a su propia reelección), Anne Hidalgo, abrazó al jefe de Estado, Emmanuel Macron, que vino, con semblante sombrío, a jugar su papelito de padre de la nación: "Es la catedral de todos los franceses, incluso de los que nunca han estado aquí".
No es de extrañar que la burguesía y sus medios de comunicación se hayan lanzado a la caza de chivos expiatorios: ¿quién es el responsable? ¿Quién olvidó apagar el soldador? ¿Quién no ha comprobado esta o aquella instalación eléctrica? Otros han denunciado más claramente la flagrante falta de recursos al afirmar furtivamente que la conservación del patrimonio representa "sólo" el 3% del presupuesto de 10.000 millones de euros del Ministerio de Cultura, lo que implica que los artistas, los teatros, las salas de conciertos (el "espectáculo en directo" en lenguaje tecnocrático) son demasiado caros.
Pero detrás de las ardientes declaraciones de amor a Nuestra Señora y la búsqueda de chivos expiatorios, la fría realidad del capitalismo aún prevalece. Para mantener la competitividad del capital nacional, el Estado hace recortes presupuestarios siempre que es posible: educación, hospitales, servicios sociales, cultura.... ¡todo vale! Así, con la excepción de los monumentos más visitados (es decir, rentables y, además, víctimas de la superpoblación que causan daños evidentes), Macron et consortes no se preocupan demasiado de "piedras viejas" muy caras de mantener. Desde 2010, el ya ridículo presupuesto asignado a la conservación del patrimonio ha disminuido en un 15%[3]. Este año, el Gobierno ha previsto destinar sólo 326 millones de euros a la conservación y restauración de nada menos que 44.000 "monumentos históricos". Afortunadamente, el presidente jupiteriano confió al columnista mundano reconvertido en historiador de pacotilla, Stéphane Bern, la misión de salvar el "patrimonio de los franceses". Una lotería y alguna controversia más tarde, el presentador de televisión recaudó 19 millones de euros... una pajita en comparación con las necesidades.
El caso de Italia es aún más espantoso. El patrimonio excepcional de la península está literalmente en ruinas como resultado de los masivos recortes presupuestarios que la crisis y la creciente competencia mundial han hecho necesario: el sitio arqueológico de Pompeya se encuentra en un estado desolador, el Coliseo de Roma está empezando a mostrar serios signos de fragilidad, al igual que el Museo de los Uffizi de Florencia. Los monumentos que no están en los circuitos turísticos están completamente abandonados. El incendio en el Museo Nacional de Río de Janeiro el 2 de septiembre de 2018 fue el resultado de la misma negligencia por parte del Estado brasileño, que es directamente responsable de la pérdida de los 20 millones de objetos del edificio, incluido un fósil humano de 12.000 años de antigüedad.
Todos los especialistas que han intervenido desde el incendio de Notre-Dame, los historiadores del arte, los conservadores y los arquitectos del patrimonio han denunciado una cruel falta de recursos y un deterioro muy preocupante de los monumentos. Didier Rykner, redactor jefe de La Tribune de l'art, denunció la laxitud de las normas de seguridad en los monumentos históricos: "Ya ha habido una serie de incendios de este tipo. Los requisitos para trabajar en los monumentos históricos eran insuficientes. (...) Un arquitecto del patrimonio me dijo que esto podría haberse evitado con algunas medidas.[4] En efecto, el incendio de la catedral de Notre-Dame está lejos de ser un caso aislado: "Hace algún tiempo, visité la iglesia de la Magdalena. Tomé fotos de enchufes eléctricos en todas las direcciones... no está en absoluto a la altura de las normas. Mañana, la Madeleine puede estallar”. En 2013, el Hotel Lambert y sus decorados pintados del siglo XVII, situadas cerca de la catedral de la isla de Saint-Louis, también se habían esfumado durante las obras de renovación. Más recientemente, el 17 de marzo, un incendio asoló la iglesia de San Sulpicio en el sexto distrito de París. Ahora se abre un nuevo "gran debate": ¿es realista Macron cuando promete a los franceses que "su" catedral será reconstruida "aún más hermosa" dentro de cinco años? ¿Debe reconstruirse la estructura de forma idéntica en madera de roble o en hormigón?
Cuando se trata de hacer la guerra, a la burguesía le importa un comino el patrimonio histórico. Bombardeos, incendios, destrucción deliberada... la clase dominante no carece de imaginación para destruir los "grandes tesoros del mundo" (Trump).
Cuando Macron dice: "hemos construido ciudades, puertos, iglesias", se olvida de mencionar que también estaba en las cenizas de lo que otros "pueblos de constructores" habían construido. Por ejemplo, la capital de Vietnam, Hanoi, que estaba llena de pagodas milenarias de gran belleza, fue destruida salvajemente por el imperialismo colonial francés a finales del siglo XIX con la bendición de la Iglesia Católica: el monasterio de Bao Thien (que data del siglo XI) y la pagoda de Bao An fueron quemados deliberadamente en nombre de la evangelización de la población budista indígena. Entre 1882 y 1886, sobre las cenizas del monasterio de Bao Thien, los colonos construyeron, siguiendo el modelo de Notre-Dame, la muy fea e imponente catedral de San José, símbolo de la Francia colonial, todo financiado, irónicamente... ¡por una lotería nacional! ¡El monasterio de Bao Thien fue también ocho siglos de historia devastada por las llamas de un incendio provocado por la República Francesa que ocupó Tonkin!
Lo mismo ocurrió con la destrucción del antiguo templo y de la ciudad azteca de Tenochtitlán, arrasada por los colonizadores españoles bajo las órdenes de Hernán Cortés, quien mandó construir una iglesia que se convirtió en catedral bajo Carlos V y que no tenía nada en común con las obras maestras del arte gótico, romano o barroco.
En 1945, al final de la Segunda Guerra Mundial, los Aliados del Campo Democrático bombardearon la ciudad de Dresde, vertiendo un torrente de hierro y fuego en una de las ciudades más bellas de Alemania, "Florencia en el Elba". Dresde no tenía ningún interés militar estratégico e incluso fue apodada: la "ciudad hospital" con sus 22 hospitales: casi 1.300 aviones lanzaron bombas incendiarias que mataron a unas 35.000 personas y destruyeron por completo el casco antiguo[5]. ¡Democracia en acción contra el fascismo! Sobre todo, la burguesía victoriosa debía arrasar las grandes concentraciones de la clase obrera de Hamburgo y Dresde e inocularles un terror absoluto, para asegurarse de que no pudiera surgir ningún intento de insurrección proletaria contra la barbarie de la guerra (como ocurrió en 1918 con la revolución alemana).
Según la UNESCO, una institución a la que la cueva de ladrones imperialistas de la ONU ha confiado la protección del "patrimonio mundial": "la degradación o desaparición de un bien del patrimonio cultural y natural constituye un empobrecimiento perjudicial del patrimonio de todos los pueblos del mundo". Cuando, día tras día, los "Estados miembros" transforman Oriente Medio, de Siria a Yemen, en un verdadero campo de ruinas, cuando las grandes potencias democráticas, encabezadas por los Estados Unidos, Francia y el Reino Unido, bombardean el planeta todos los días, ¡es vomitiva tanta hipocresía! ¡Nadie se sorprenderá, entonces, de que Trump, presidente de la potencia imperialista líder del mundo, defienda estúpidamente el envío de "bombarderos de agua" para apagar Notre Dame![6]
"Nos corresponde a nosotros, las mujeres y hombres franceses de hoy, garantizar la gran continuidad que constituye la nación francesa", dijo Macron al día siguiente del incendio de la catedral. Para asegurar la "gran continuidad que hace a la nación francesa", el gobierno llamó, la misma noche del desastre, a "la generosidad de los franceses" y creó una "colecta nacional".
La burguesía se ha estado llenando los bolsillos durante años sin asegurar nada, sin mantener nada y no tiene reparos en chantajear al "ciudadano" y al contribuyente modesto, pidiéndole que se rasque el bolsillo en nombre de salvaguardar el símbolo de la nación francesa. Todo el "pueblo" de Francia, burgueses y proletarios deben reunirse ahora en torno a la reconstrucción de la catedral, ¡porque es "nuestro destino" (Macron)! Las grandes y ricas familias burguesas han dado ejemplo al desbordarse de "generosidad", cada una de las cuales se apresura a cruzar la puerta para estar entre las primeras en querer llenar el bote y difundir su hipócrita "filantropía".
La burguesía ha sabido utilizar la emoción para lanzar una nauseabunda campaña de unidad nacional en la que todo el pueblo francés está llamado a compartir las lágrimas de tragasantos de la Iglesia Católica, de los grandes mecenas de la burguesía, desde Sarkozy hasta Melenchon, y de todo el pueblo "elegido" de derecha e izquierda. Cuando Macron prometió reconstruir Notre-Dame, "y quiero que esté terminada en cinco años", sólo tenía un objetivo, patéticamente chovinista: terminar la obra previa a los Juegos Olímpicos de París para curar y pulir "la imagen de Francia".
La clase obrera sólo puede basar su perspectiva revolucionaria en la verdadera preservación del patrimonio cultural, artístico y científico de la humanidad, un patrimonio que el capitalismo sólo puede seguir destruyendo o dejando colapsar pieza por pieza. Para el proletariado, el arte no es un mercado jugoso ni una atracción turística, sino que aspira a construir la primera cultura universal y verdaderamente humana de la historia, una cultura en la que ningún monumento, ninguna obra maestra sea el símbolo del prestigio de una u otra nación. Porque el objetivo final de la lucha revolucionaria del proletariado contra el capitalismo es la abolición de las fronteras y los estados nacionales. En la sociedad comunista del futuro, todas las obras de arte serán consideradas "maravillas del mundo" y símbolos de la creatividad y el poder de la imaginación del género humano.
En homenaje al gran artista León Tolstoi, Trotsky escribió: "Si no simpatiza con nuestras metas revolucionarias, sabemos que es porque la historia le ha negado toda comprensión de sus caminos. No lo condenaremos por eso. Y siempre admiraremos en él no sólo al genio, que vivirá tanto tiempo como el arte mismo, sino también la indómita valentía moral que no le permitió permanecer dentro de su hipócrita Iglesia, su Sociedad y su Estado, y que lo condenó a permanecer aislado entre sus incontables admiradores".
EG, 22 de abril de 2019
[1] Palabras de Alexandre Legentil, uno de los iniciadores de la construcción del Sagrado Corazón, citado por Paul Lesourd en Montmartre (1973)
[2] Sobre la Comuna de Paris ver entre otros documentos Lecciones de la Comuna de París, /content/4164/lecciones-de-la-comuna-de-paris [1673]
[3] Artículo de Le Monde 19 de abril 2019
[4] France Info 16 de abril de 2019
[5] Ver "60º aniversario de la liberación de los campos de concentración...Barbarie capitalista y manipulaciones ideológicas [1804]".
[6] Trump es tan estúpido que no tenía ni idea de que un lanzamiento masivo de agua sobre Notre Dame hubiera causado un choque térmico y hecho que la estructura de la catedral se derrumbara.
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En América del Sur estamos asistiendo a una ofensiva en toda regla de Estados Unidos para someter a su férula imperialista los Estados al sur de Río Grande. Frente a los intentos de China, apoyada por Rusia, de establecer en el continente posiciones económicas –e incluso militares, USA cierra filas y trata de restablecer la vieja doctrina Monroe de “América para (los norteamericanos)”.
Dos episodios son especialmente significativos de esta ofensiva: Brasil y Venezuela.
En Brasil el ascenso de Bolsanaro, la prisión de Lula, significan claramente que USA impone su ley, retoma el control de un Estado que con los gobiernos Lula y Rousseff había intentado hacer su propio juego imperialista[1] [1806].
En cuanto a Venezuela, la proclamación –respaldado por el Estado americano y sus apoyos entusiastas (Colombia, Chile)- de un presidente “alternativo” (Mister Guaidó) significa un claro desafío al régimen chavista que ha buscado el padrinazgo de China y Rusia[2] [1807].
Este forcejeo entre los buitres imperialistas se acompaña ideológicamente con una reivindicación de los regímenes gorilas que proliferaron en los años 60-70 en América del Sur, lo que suscita la reacción de sus rivales “demócratas” e izquierdistas que agitan el trapo del “peligro fascista”.
Como ha sucedido innumerables veces a lo largo del siglo XX y XXI (siglos de la decadencia capitalista) los sanguinarios designios imperialistas de los distintos capitales nacionales en liza adoptan ropajes rotundamente mistificadores: fascismo – antifascismo, dictadura – democracia etc. La realidad, sin embargo, es otra: el ataque a las condiciones de vida, la guerra, la represión, el crimen… son un engranaje infernal del capitalismo en el que participan TODOS los regímenes de todos los colores.
Frente a este ruido mistificador el proletariado necesita recordar qué fueron los regímenes militares de los 60-70 y, sobre todo, afirmarse en su autonomía de clase: no elegir entre un supuesto “mal menor” (la democracia, los “liberales” y los “progresistas”) y un “mal mayor” encarnado por fascistas, militares, populistas etc. Para el proletariado y para el porvenir de la humanidad TODOS SON PEOR.
En el contexto de la confrontación imperialista entre el bloque americano y el bloque ruso, los años 60-70 fueron testigos de la implantación en una mayoría de países sudamericanos de brutales dictaduras militares que se erigieron como baluartes del imperialismo americano frente a las tentativas de su rival ruso de establecer cabezas de puente que ampliaran la posición obtenida en Cuba en 1961[3] [1808].
Los regímenes que se establecieron en Brasil, Chile, Argentina, Uruguay etc., ejercieron una brutal dictadura basada en la tortura, la represión y el terror generalizado. En el marco de la agravación de la crisis capitalista, muy agudizada en esos países, las condiciones de trabajo se deterioraron rápidamente, el desempleo creció, y pronto las luchas obreras estallaron: las grandes huelgas en Argentina en 1969 y 1972; igualmente las luchas masivas en Brasil en 1978-79. Estas luchas formaron parte del renacimiento histórico del proletariado que surge en 1968 con el Mayo Francés y se extiende por el mundo con experiencias como el Otoño Caliente Italiano (1969) o las huelgas del Báltico en Polonia (1970)[4] [1809].
En ese contexto, el capital comprendió que era prioritario enfrentar la lucha obrera y para ello la feroz represión y el terrorismo estatal de los militares no solo era insuficiente sino que podía convertirse en contraproducente al empujar a los obreros en lucha a la solidaridad y a la determinación colectiva. Se necesitaba dividir, embaucar y dispersar la lucha empleando a fondo el arma de la democracia, con sus sindicatos y sus partidos que agitan las ilusiones electorales, para debilitar la lucha obrera y poder finalmente reprimirla. En América del Sur, esta orientación fue impulsada por la presidencia Carter (1976-1980) que levantó la bandera mistificadora de los “derechos humanos” y se plasmó gradualmente en “cambios democráticos” que comenzaron a apartar los regímenes gorilas como trastos inadaptados para las nuevas condiciones. Así, la “democracia” fue restablecida en Perú en 1980, en Argentina en 1983, en Brasil en 1985 y, más tarde, en un “histórico plebiscito” el mascarón de proa de la barbarie militarista, Pinochet, caía en Chile en 1988.
Vemos pues que los regímenes militares sudamericanos no nacieron por “inclinaciones ideológicas” a la “dictadura” ni porque fueran la encarnación exclusiva del “capitalismo”, sino como instrumentos de la guerra imperialista y concretamente de la batalla a muerte entre el imperialismo americano y el imperialismo ruso. Los intereses imperialistas condenaron a los obreros y a toda la población oprimida de la región al salvajismo del terror militar.
De la misma forma, la restauración de la democracia en esos países no obedeció a ninguna buena voluntad ni a los “deseos de libertad” del “pueblo”; tampoco al paternalismo biempensante de los padrinos norteamericanos. Fueron una maniobra del capital para dotarse de herramientas más eficaces para hacer frente a las luchas obreras y poder desviarlas hacia callejones sin salida de “defensa de la democracia”, hacia la vana ilusión de que mediante el voto o la presión “popular” se podrían obtener “gobiernos de recambio” …
Cuando se hace balance hoy, 30 años después, se puede comprender que esos “cambios esperanzadores” condujeron a una gran decepción. La miseria no ha desaparecido, sino que se ha agravado considerablemente. El desempleo o el subempleo son generalizados, la vivienda es para millones de personas cuatro paredes inmundas en barrios ultra degradados, la represión es tan brutal o más que con los regímenes militares, la criminalidad campa a sus anchas y numerosas ciudades sudamericanas o mexicanas están entre las más violentas del mundo, el narcotráfico, las bandas etc., siembran el terror renovando la barbarie de los militares. Millones de personas se ven forzadas a emigrar a Europa o Estados Unidos.
Tal es ominoso balance que se puede hacer del “renacimiento democrático” en América Latina. Sin desaparecer jamás el terror de los latifundistas en el campo, los obreros y todos los explotados latinoamericanos, pasaron de la brutalidad arrogante y desvergonzada de los militares a la brutalidad hipócrita, disfrazada con consultas electorales y cínicas promesas, de los gobiernos democráticos, mientras la vida se hacía insoportable, no solamente por la explotación, el desempleo, la precariedad etc., sino por la barbarie añadida de las bandas de traficantes, de maras, de narcos etc., que, compinchados con el Estado democrático, aplican la ley del más fuerte en las barriadas más pobres de las superpobladas ciudades latinoamericanas.
Para reanimar la fe en la democracia, en la primera década del siglo XXI numerosos gobiernos de izquierda subieron al poder: Lula y su “esperanza para los pobres” en Brasil, Chávez y su “revolución bolivariana”, Morales en Bolivia, el Sandinismo en Nicaragua, Correa y su “revolución ciudadana” en Ecuador, la familia Kirchner en Argentina etc.
No podemos hacer aquí un estudio del monumental engaño y la terrible decepción que esos “gobiernos del pueblo” supusieron. Nos remitimos a diferentes artículos que hemos publicado sobre ese nuevo engaño[5] [1810].
En los dos últimos años, los vientos parecen cambiar. El corrupto gobierno de “aromas antiimperialistas” de la familia Kirchner en Argentina ha sido reemplazado por el duro derechismo de Maccri; en Ecuador la “revolución ciudadana” de Correa ha dado paso al servilismo pro-USA de Lenin Moreno. Pero el cambio más brutal ha tenido lugar en Brasil con la elección de Bolsonaro.
El gobierno Bolsonaro niega que entre 1964-85 hubiera una dictadura, quiere que se revisen los análisis condenatorios del golpe militar en los libros escolares e incluso pretende que el golpe militar del 31 de marzo de 1964 se celebre como fiesta nacional. El gobierno está repleto de militares que se reivindican abiertamente de la dictadura militar y el ministerio de educación ha declarado la guerra a todo lo que huela a “rojo”.
¿A qué obedece esta “nueva política”? Como analizamos en el artículo citado en la nota 1, el gobierno Bolsonaro tiene ramalazos populistas y cuenta con fuertes apoyos en los cuarteles, sin embargo, el motor fundamental de su entronización ha sido el interés del imperialismo norteamericano de retomar el control de todo su “patio trasero” y en ello Brasil constituye una pieza fundamental pues es el país más industrializado y a la vez más extenso y poblado de Sudamérica. Brasil es una potencia imperialista de gran importancia en América del Sur.
Sin embargo, junto a este programa imperialista el gobierno Bolsonaro tiene una clara vocación de ataque a los trabajadores y en ello no resulta en nada novedoso: uno de sus principales objetivos es un pegar un sangrante hachazo a las pensiones. En ello está en clara continuidad con los gobiernos que le precedieron y hace lo mismo que otros gobiernos, cualquiera que sea su color, de Argentina, México, Chile etc. Gobiernos de derecha y gobiernos de izquierda, demócratas y gorilas, populistas y “progresistas”, TODOS COINCIDEN en el recorte de las pensiones, en las medidas de precariedad y anti -emigrantes, el ataque a los salarios y todas las condiciones de vida. El nuevo campeón del “progresismo”, AMLO en México, tiene el mismo programa disfrazado con palabrería nacionalista e indigenista.
Los partidos de izquierda y de extrema izquierda, el coro de demócratas, liberales y progresistas, están tocando a rebato: el episodio Bolsonaro les ha servido de acicate para llamar a la movilización antifascista, rememorando sus viejas movilizaciones contra los dictadores de los años 70-80. Se multiplican los actos “antifascistas” en Brasil, Chile, Ecuador, Argentina, México… En Perú, un movimiento anarco punk ha puesto su granito de arena a la campaña organizando un acto sobre Fujimori.
Frente a este reverdecimiento de la histeria antifascista, el proletariado debe preservar su autonomía de clase, sacando lecciones de su experiencia histórica.
La historia desde los años 30 del siglo pasado ha mostrado claramente el peligro para el proletariado que representa la mistificación antifascista en sus dos variantes complementarias:
- formar un frente antifascista donde el proletariado tendría que unir su lucha a las fracciones supuestamente más “liberales” o “progresistas” de la burguesía contra el “peligro fascista”;
- elegir un “mal menor” que sería la democracia o las fracciones “liberales” de la burguesía frente al Mal Mayor, que serían los fascistas, los autoritarios, los dictadores etc.
Con ese veneno criminal el proletariado ha sido arrastrado a la carnicería de la Segunda Guerra Mundial, a la barbarie de la guerra civil española de 1936 o la masacre de Pinochet en 1973[6] [1811].
Consagrando en un marco político esta lección histórica que el proletariado ha pagado con montañas de cadáveres, nuestra Plataforma en su punto 9 denuncia tajantemente la mentira antifascista subrayando especialmente que
- “En la decadencia capitalista, cuando sólo la revolución proletaria constituye un paso adelante en la historia, no puede existir ninguna tarea común, incluso momentánea, entre la clase revolucionaria y cualquier fracción de la clase dominante, por muy “democrática”, “progresista” o “popular” que se presente”
- “Desde la Primera Guerra mundial la “democracia” se ha revelado como una de las peores drogas contra el proletariado. En su nombre fue aplastada la oleada revolucionaria que tras el estallido de esa Guerra se extendió por muchos países de Europa. También en su nombre y contra el “fascismo” fueron movilizados decenas de millones de proletarios en la Segunda Guerra mundial. Todavía hoy, en su nombre, el Capital intenta desviar las luchas proletarias hacia alianzas “contra el fascismo”, “contra la reacción”, “contra la represión”, “contra el totalitarismo”, etc.”
- “El fascismo no detenta el monopolio de la represión. Lo comparte con todas las demás opciones burguesas. Si las fuerzas políticas democráticas o de izquierdas identifican fascismo con represión, es porque intentan ocultar que ellas mismas son quienes utilizan la represión más decididamente, hasta tal punto que a ellas incumbe lo esencial del aplastamiento de los movimientos revolucionarios de la clase obrera”.
- “La autonomía del proletariado frente a las demás clases de la sociedad es la condición esencial para el desarrollo de todas sus luchas hacia su objetivo revolucionario. Todas las alianzas interclasistas y particularmente las que se proponen con fracciones concretas de la burguesía, no conducen más que a su desarme ante el enemigo, a hacerle abandonar el único terreno donde puede templar sus fuerzas: su terreno de clase. Toda corriente política que intente apartarlo de ese terreno pertenece necesariamente al campo burgués”.
Contra todos los que pretenden desviar al proletariado hacia las falsas disyuntivas democracia – fascismo, populismo -antipopulismo etc., que lo convierten en carne de cañón de la barbarie capitalista, el proletariado en todos los países tiene la misma tarea: defender su autonomía política de clase para luchar contra la explotación capitalista con el objetivo de abolirla en todos los países
C.Mir 07-05-19
[1] [1812] Ver Brasil en el huracán, https://es.internationalism.org/content/4399/brasil-en-pleno-huracan [1813]
[2] [1814] Ver Crisis en Venezuela: ¡Ni Guaidó ni Maduro¡ Los trabajadores no deben apoyar a ninguna de las facciones burguesas en pugna, https://es.internationalism.org/content/4389/crisis-en-venezuela-ni-guaido-ni-maduro-los-trabajadores-no-deben-apoyar-ninguna-de-las [1815]. En los últimos días, la situación en Venezuela se ha agravado con las tentativas de la mafia proyanqui de ganarse a sectores del ejército en su enfrentamiento mortal con la mafia chavista
[3] [1816] Hay que destacar que Fidel Castro, en un famoso discurso en Nueva York en 1960, afirmó que “no era comunista”. El imperialismo norteamericano no ofreció las prebendas esperadas, lo que empujó a los “barbudos cubanos” a los brazos de la URSS convirtiéndose en “comunistas” a toda prisa.
[4] [1817] Para estudiar este renacimiento histórico del proletariado ver Hace 50 años mayo 68, https://es.internationalism.org/accion-proletaria/201804/4296/hace-50-anos-mayo-de-1968 [1818]
[5] [1819] Ver, entre otros, Brasil: ¿Es Lula una 'esperanza' para los trabajadores?, https://es.internationalism.org/accion-proletaria/200512/307/brasil-es-lula-una-esperanza-para-los-trabajadores [1820] ; Evo al desnudo, https://es.internationalism.org/cci-online/200606/981/evo-al-desnudo [1821] ;
La burguesía ecuatoriana nadando en el pozo de su descomposición, https://es.internationalism.org/accion-proletaria/201804/4292/la-burguesia-ecuatoriana-nadando-en-su-pozo-de-descomposicion [1822] ; El abril sangriento de Nicaragua: Sólo la lucha autónoma del proletariado puede acabar con la explotación y la barbarie represiva, https://es.internationalism.org/accion-proletaria/201805/4304/el-abril-sangriento-de-nicaragua-solo-la-lucha-autonoma-del-proletaria [1823]
[6] [1824] Nuestra organización ha publicado numerosos documentos sobre las 3 experiencias mencionadas. Podemos recomendar: Internationalisme 1945 - Las verdaderas causas de la Segunda Guerra Mundial, https://es.internationalism.org/revista-internacional/198910/2140/internationalisme-1945-las-verdaderas-causas-de-la-segunda-guerra- [1825] ; nuestro libro 1936: Franco y la República masacran al proletariado, https://es.internationalism.org/cci/200602/539/espana-1936-franco-y-la-republica-masacran-al-proletariado [588] y Hace 30 años, la caída de Allende: dictadura y democracia son las 2 caras de la barbarie capitalista, https://es.internationalism.org/revista-internacional/200604/846/hace-30-anos-la-caida-de-allende-dictadura-y-democracia-son-las-2-c [1826]
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El abrumador consenso de la opinión científica seria es que ya estamos entrando en una catástrofe ecológica mundial de proporciones sin precedentes. Este no es el lugar para enumerar todos los aspectos del desastre al que se enfrenta la humanidad, desde la contaminación del mar, el aire y los ríos hasta la inminente extinción de innumerables especies de plantas y animales, que culminan en las amenazas que plantea el acelerado proceso del calentamiento global. Basta decir que la combinación de todas estas tendencias, si no se controla, podría hacer que el planeta mismo sea inhabitable o al menos, como poco, no apto para sostener una existencia humana decente.
Nosotros reafirmamos, sin embargo, que no basta con examinar este problema a través de las lentes de la ecología, o de las ciencias naturales, por sí solas. Para entender las causas subyacentes de la devastación ecológica, y la posibilidad de revertirla, tenemos que entender su conexión con las relaciones sociales existentes, con el sistema económico que gobierna la tierra: el capitalismo. Y para nosotros eso significa utilizar el único enfoque realmente científico para comprender la estructura y la dinámica de la sociedad humana: el método del marxismo. Un excelente punto de partida es el ensayo de Engels de 1876: 'El papel del trabajo en la transformación del mono en humano', un ‘movimiento’ inacabado que se ha incluido dentro de una sinfonía inacabada más amplia: La dialéctica de la naturaleza.[1]
El ensayo de Engels es una aplicación del entendimiento de que sólo mirando al pasado humano desde el punto de vista de una clase trabajadora -y del trabajo asociado en particular- es posible comprender el surgimiento de la especie humana. Contrariamente a la visión mecanicista de que es el resultado del desarrollo del cerebro humano entendido de forma aislada - su crecimiento en tamaño y complejidad como simple resultado de mutaciones aleatorias - Engels argumenta en su análisis final que el ser humano se hace a sí mismo; que es la interacción dialéctica entre la mano y el cerebro en la producción colectiva de herramientas y la transformación de nuestro entorno natural lo que determina las capacidades "mecánicas" del cerebro, la destreza de la mano humana, y la evolución de una conciencia específicamente humana. Esta conciencia es aquella en la que la actividad planificada y deliberada y la transmisión cultural superan las acciones más instintivas de las especies animales anteriores.
"No hace falta decir que no se nos ocurriría disputar la capacidad de los animales para actuar de forma planificada y premeditada. Por el contrario, un modo de acción planificado existe embrionariamente allá donde existe protoplasma, albúmina viva, y reacciona, es decir, realiza movimientos definidos, aunque sean los más simples, como resultado de estímulos externos definidos. Esta reacción se produce, no digamos ya en la célula nerviosa, sino incluso cuando aún no hay célula de ninguna clase. El acto mediante el cual las plantas insectívoras se apoderan de su presa aparece también, hasta cierto punto, como un acto planeado, aunque se realice de un modo totalmente inconsciente. En los animales la capacidad de acción consciente y planificada es proporcional al desarrollo del sistema nervioso, y entre los mamíferos alcanza un nivel bastante alto... Pero toda la acción planificada de todos los animales nunca ha logrado grabar el sello de su voluntad sobre la tierra. Solo el ser humano ha podido[2].
En resumen, el animal sólo utiliza su entorno y produce cambios en él simplemente por su presencia; el humano produce cambios en la naturaleza que la hacen servir a sus fines, la domina. Esta es la distinción final y esencial entre el humano y los demás animales, y una vez más es el trabajo lo que hace posible esta distinción".
No hay duda de que la humanidad adquirió estas capacidades a través de la actividad colectiva, a través de la asociación. En particular, Engels sostiene que la evolución del lenguaje -un requisito previo para el desarrollo del pensamiento y de la transmisión cultural de una generación a la siguiente sólo puede entenderse en el contexto de una conexión social en desarrollo:
"Ya se ha explicado que nuestros antepasados simios eran gregarios; es obviamente imposible buscar la derivación del ser humano, el más social de todos los animales, desde antepasados inmediatos no gregarios. El dominio sobre la naturaleza comenzó con el desarrollo de la mano, con el trabajo, y amplió el horizonte del humano en cada nuevo avance. Descubría continuamente nuevas propiedades, hasta entonces desconocidas, en los objetos naturales. Por otra parte, el desarrollo del trabajo contribuyó necesariamente a acercar a los miembros de la sociedad al aumentar las situaciones de apoyo mutuo y de actividad conjunta, y poniendo de manifiesto la ventaja de esta actividad conjunta para cada individuo. En resumen, los humanos en desarrollo llegaron al punto en que tenían algo que decirse entre ellos. La necesidad creó el órgano; la laringe poco desarrollada del simio fue transformada lenta pero seguramente por modulaciones para producir constantemente modulaciones más desarrolladas, y los órganos de la boca aprendieron gradualmente a pronunciar un sonido articulado tras otro".
La capacidad humana de transformar la naturaleza le ha aportado enormes ventajas evolutivas e históricas, convirtiendo indudablemente a la humanidad en la especie dominante del planeta. Desde la utilización del fuego hasta la domesticación de animales y la siembra de cultivos; desde la construcción de las primeras ciudades hasta el desarrollo de vastas redes de producción y comunicación que podrían unificar todo el planeta: estas fueron las etapas necesarias para el surgimiento de una comunidad humana global basada en la realización del potencial creativo de todos sus miembros, en otras palabras, del futuro comunista que Marx y Engels predijeron y por el que lucharon.
Sin embargo, El papel del trabajo… es todo menos un himno arrogante a la superioridad humana. Siguiendo los pasos de Darwin, comienza por reconocer que todo lo que es exclusivamente humano también tiene sus raíces en las habilidades de nuestros antepasados animales. Y, sobre todo, tras señalar la distinción fundamental entre el humano y el animal, Engels emite también una advertencia que tiene una resonancia muy clara frente a la crisis ecológica actual:
"No nos dejemos, sin embargo, halagar demasiado por nuestras victorias humanas sobre la naturaleza. Por cada victoria, la naturaleza dirige hacia nosotros su revancha. Bien es cierto que cada victoria produce en primer lugar los resultados que esperábamos, pero en segundo y tercer lugar tiene efectos muy diferentes e imprevistos que a menudo anulan los primeros. Las personas que, en Mesopotamia, Grecia, Asia Menor y otras regiones destruyeron los bosques para obtener tierras cultivables, nunca soñaron que, al eliminar junto con los bosques los centros de acumulación y reserva de humedad, estaban sentando las bases de la actual aridez de esas tierras. Cuando los italianos de los Alpes agotaban los bosques de pinos en las laderas meridionales, tan cuidadosamente conservados en las laderas septentrionales, no tenían ni idea de que al hacerlo estaban destruyendo las raíces de la industria lechera en su región; menos aún de que estaban privando a sus manantiales de montaña de agua durante la mayor parte del año, haciendo posible que se vertieran torrentes aún más furiosos sobre las llanuras durante la estación de las lluvias. Quienes propagaron el cultivo de la patata en Europa no sabían que con estos tubérculos farináceos estaban propagando al mismo tiempo la escrófula. Así, a cada paso se nos recuerda que de ningún modo gobernamos sobre la naturaleza como un conquistador sobre un pueblo extranjero, como alguien que está fuera de la naturaleza, sino que nosotros, con nuestra carne, sangre y cerebro, pertenecemos a la naturaleza y existimos dentro de ella, y que todo nuestro dominio de ella consiste en el hecho de que tenemos la ventaja sobre todas las demás criaturas de poder aprender sus leyes y aplicarlas correctamente".
En este pasaje, Engels nos ofrece un ejemplo concreto de la teoría marxista de la alienación, que se basa en el reconocimiento de que, en determinadas condiciones sociales, el producto del propio trabajo humano puede convertirse en un poder hostil, una fuerza ajena que elude su control y actúa contra él. Sin entrar en una discusión sobre los orígenes más remotos de esta autoenajenación humana, podemos decir con certeza que el desarrollo cualitativo de este proceso está ligado al surgimiento de la explotación de clase, en la que, por definición, los que trabajan se ven obligados a producir no para sí mismos sino para una clase que tiene el poder y la riqueza de la sociedad en sus manos. Y no es casualidad que el desarrollo de la explotación y del trabajo alienado esté relacionado con la progresiva alienación de la humanidad respecto de la naturaleza. Los ejemplos de "consecuencias imprevistas" de la producción que Engels nos ofrece en el pasaje que acabamos de citar están tomadas principalmente de formas precapitalistas de sociedades de clases, y es precisamente con estas primeras formas de civilización con las que encontramos el primer ejemplo claro de desastres ambientales provocados por el ser humano.
"Los primeros casos de destrucción ecológica extensiva coinciden con las primeras ciudades-estado; hay pruebas considerables de que el mismo proceso de deforestación que permitió a civilizaciones como la Sumeria, la Babilónica, la Cingalesa y otras desarrollar una base agrícola a gran escala también, a largo plazo, desempeñó un papel considerable en su declive y desaparición"[3].
Pero estas fueron, en términos relativos, catástrofes locales. A diferencia de los modos de producción anteriores, el capitalismo se ve obligado por su impulso interno más profundo a dominar todo el planeta. Como dice el Manifiesto Comunista,
"La necesidad de un mercado en constante expansión para sus productos persigue a la burguesía por toda la superficie del planeta. Debe anidar en todas partes, establecerse en todas partes, establecer conexiones en todas partes....
La burguesía, mediante el rápido perfeccionamiento de todos los instrumentos de producción, mediante las increíblemente facilitadas redes de comunicación, arrastra a todas las naciones, incluso a las más bárbaras, a la civilización. Los precios baratos de las mercancías son la artillería pesada con la que derriba todas las murallas chinas, con la que obliga a capitular al obstinado e intenso odio de los bárbaros hacia los extranjeros. Obliga a todas las naciones a abrazar el régimen de producción burgués o perecer; las obliga a implantar en su propio seno la llamada civilización, es decir, a convertirse ellas mismas en burguesas. En una palabra, crea un mundo a su imagen y semejanza".
Esta necesidad de "globalizarse" a sí misma, sin embargo, también ha significado la globalización de la catástrofe ecológica. Para Marx, la relación social capitalista marcó el punto culminante de todo el proceso de alienación, porque ahora la explotación del trabajo humano ya no se orienta hacia una relación personal entre amo y siervo, como ocurría en las sociedades de clase anteriores, sino hacia la expansión y el crecimiento de un poder fundamentalmente impersonal - "Das Kapital", o el sistema de lucro. El advenimiento universal de la producción para el mercado y para el lucro significa que la tendencia a que los resultados de la producción escapen al control del productor ha llegado a su punto culminante; además, el propio explotador capitalista, aunque se beneficia de los ingresos de la explotación, también se ve impulsado por la competencia despiadada por los beneficios, y es, en última instancia, simplemente la personificación del capital. Por lo tanto, nos enfrentamos a un modo de producción que es como un monstruoso gigante que se sale de control y amenaza con aplastar tanto a los explotadores como a los explotados.
Dado que el capitalismo está impulsado por las despiadadas demandas de acumulación (lo que denomina "crecimiento económico"), nunca podrá llegar a un control racional y global del proceso productivo, orientado a los intereses a largo plazo de la humanidad. Esto es así más que nunca en un período de crisis económica, donde la presión por penetrar en las últimas regiones vírgenes del planeta y saquear sus recursos se vuelve cada vez más irresistible para todas las unidades capitalistas y nacionales en febril competencia.
El punto más extremo en la alienación del trabajador en el proceso de producción se refleja así en la más extrema alienación de la humanidad respecto de la naturaleza. De la misma manera que se mercantiliza la fuerza de trabajo de los trabajadores, siendo nuestras necesidades y sentimientos más íntimos vistos como mercados potenciales, así el capitalismo ve a la naturaleza como un vasto almacén que puede ser robado y saqueado a su antojo con el fin de alimentar el monstruo de la acumulación. Ahora estamos presenciando las últimas consecuencias de la ilusión de gobernar la naturaleza "como un conquistador sobre un pueblo extranjero": sólo puede llevar a que "la naturaleza tome su venganza..." a una escala mucho mayor que en cualquier civilización anterior, ya que esta "venganza" podría culminar en la extinción de la humanidad misma.
Volvamos al último pasaje de Engels, donde escribe que todo nuestro dominio de ella (la naturaleza) consiste en el hecho de que tenemos la ventaja sobre todas las demás criaturas de poder aprender sus leyes y aplicarlas correctamente". Continúa así: "Y, de hecho, con cada día que pasa estamos adquiriendo una mejor comprensión de estas leyes y llegando a percibir tanto las consecuencias más inmediatas como las más remotas de nuestra interferencia con el curso tradicional de la naturaleza. En particular, después de los grandes avances logrados por las ciencias naturales en el presente siglo, estamos más que nunca en condiciones de comprender, y por lo tanto de controlar, también las consecuencias naturales más remotas de, al menos, nuestras actividades cotidianas de producción".
La paradoja del capital es que mientras el desarrollo de la ciencia bajo su reinado nos ha permitido comprender las leyes de la naturaleza en un grado sin precedentes, parecemos cada vez más impotentes para "aplicarlas correctamente".
Para Engels, evidentemente, la capacidad de controlar las consecuencias de nuestra producción dependía del derrocamiento del capitalismo y la apropiación de la ciencia por la clase obrera revolucionaria. Pero Engels, confiado en que la victoria de la revolución socialista no estaba muy lejos, no podía prever la tragedia de los siglos siguientes: la derrota del primer intento de revolución proletaria mundial y la prolongación del sistema capitalista que ha alcanzado tal nivel de decadencia que está socavando las bases mismas para una futura sociedad comunista. En el mundo de pesadilla que el capitalismo decadente está configurando ante nuestros ojos, el conocimiento científico de las leyes de la naturaleza, que podría y debería utilizarse en beneficio de la humanidad, se está empleando cada vez más para agravar la creciente calamidad, está siendo doblegado para la intensificación de la explotación del ser humano y de la naturaleza, o la creación de aterradoras armas de destrucción que a su vez constituyen una importante amenaza ecológica. De hecho, una medida de la decadencia del capitalismo es precisamente esta creciente brecha entre el potencial creado por el desarrollo de las fuerzas productivas -de las cuales la ciencia es una parte vital- y la forma en que este potencial es bloqueado y distorsionado por las relaciones sociales existentes.
Por sí solo, incluso el conocimiento científico más desinteresado es incapaz de hacer retroceder la marea del expolio medioambiental. De ahí que las interminables advertencias de los organismos científicos preocupados por el derretimiento de los glaciares, el envenenamiento de los océanos o la extinción de especies sean sistemáticamente ignoradas o contrarrestadas por las verdaderas políticas de los gobiernos capitalistas, cuya primera regla es siempre "expandirse o morir", independientemente de que estos gobiernos estén liderados por burdos negadores del cambio climático como Trump o por liberales serios y autoproclamados socialistas.
La solución a la crisis ecológica -que, cada vez más, no puede separarse de la irreversible crisis económica del capitalismo y de su impulso hacia la guerra imperialista- sólo puede lograrse si la humanidad "recupera el control" mediante la supresión de la acumulación de capital, con todas sus expresiones externas, notablemente el dinero, el Estado y todas las fronteras nacionales. El trabajo debe emanciparse de la explotación capitalista: todo el proceso de producción debe organizarse sobre la base de las necesidades de los productores y de su interacción a largo plazo con el resto de la naturaleza.
Esta es una condición previa para la supervivencia de nuestra especie. Pero también es mucho más que eso. En el último pasaje citado, Engels continúa: "cuanto más progrese esto, no solo sentirán más los humanos su unidad con la naturaleza, sino que también conocerán más dicha unidad, y en más imposible se convertirá la idea sin sentido y antinatural de una separación entre la mente y la materia, el ser humano y la naturaleza, el alma y el cuerpo, tal y como surgió después de la decadencia de la antigüedad clásica en Europa y obtuvo su más alta elaboración con el cristianismo".
Aquí Engels vuelve a algunas de las hipótesis más audaces del joven Marx sobre la naturaleza del comunismo. El comunismo plenamente realizado significa la emancipación del trabajo no sólo en el sentido de deshacerse de la explotación de clase: también exige la transformación del trabajo de una penitencia en un placer, el desencadenamiento de la creatividad humana. Y esto, a su vez, es la condición previa para la transformación subjetiva de la especie humana, que "sentirá y conocerá" su unidad con la naturaleza.
Tales nociones nos llevan a un futuro lejano. Pero sólo será nuestro futuro si la clase que lo encarna, el proletariado mundial, es capaz de luchar por sus intereses específicos, de redescubrir su sentido como clase y de formular una perspectiva para sus luchas. Esto significará que sus luchas defensivas inmediatas tendrán que incorporar cada vez más la lucha contra la opresión capitalista y la barbarie en todas sus formas; al mismo tiempo, sólo luchando en su propio terreno de clase puede el proletariado atraer detrás de sí a todas esas capas de la sociedad que quieren poner fin a la canibalización de la naturaleza por el capitalismo. El reconocimiento de que el capitalismo es una amenaza para toda la vida en el planeta será central para esta extensión de la lucha de clases hacia una revolución política y social.
Amos
[1] Para el primer texto ver https://www.marxists.org/espanol/m-e/1870s/1876trab.htm [1828], para el segundo hay disponible en Internet la introducción: https://www.marxists.org/espanol/m-e/1870s/75dianatu.htm [1829]
[2] Antropólogos, geólogos y otros científicos han acuñado el término "Antropoceno" para designar una nueva era geológica en la que el ser humano ha estampado definitivamente su voluntad sobre la atmósfera, el clima y la biología de la Tierra. Proponen diferentes momentos para marcar esta transición del Holoceno al Antropoceno, algunos viendo la invención de la agricultura como crucial, mientras que otros optan por el inicio de la revolución industrial, es decir, el inicio de la época capitalista, pero también incluyendo una fase de considerable aceleración después de 1945
[3] El capitalismo envenena la Tierra, Revista Internacional nº 63, este texto no está disponible en la Web en español.
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Las luchas en los puertos de Valparaíso comenzaron a finales del año pasado y terminaron a comienzos de este, prácticamente la huelga consistió en trabajadores no sindicalizados comenzaron a protestar y movilizarse en contra de la precarización y flexibilización laboral que sufrían ¿en qué consistía esta precarizarizacion y flexibilización laboral? Resumidamente “el trabajo eventual consiste en un contrato especial de trabajo que dura un día, es decir, los trabajadores son contactados por la empresa en la mañana cuando es necesario realizar una labor, luego se realiza un contrato de trabajo que al final de la jornada laboral se termina. Esto es: cuando la empresa decide que no necesita más mano de obra, no llama a los trabajadores, dejándolos “cesantes” hasta que se haga un nuevo contrato. Además, por la naturaleza del contrato no existe ningún tipo de protección de salud o previsional. “ (la izquierda diario Chile,2019).Debido al conflicto comercial entre USA y China las cargas en los puertos bajaron, es ahí donde comienza la huelga.
Aunque al principio los trabajadores exigieron: un bono de dos millones de pesos, mesa permanente para negociar, eliminación de listas negras (listas de trabajadores conflictivos) el empresario dueño de los puertos, Richard Von Appen, se negó a esos términos, por lo cual la lucha se extendió por más de un mes y se radicalizó con cortes de calles, barricadas y enfrentamientos contra la policía. Ante esto números trabajadores de otros puertos y estudiantes de la zona se movilizaron en apoyos a estos, hasta que a finales de diciembre la asamblea de trabajadores aceptó un trato de “ mil pesos; una giftcard de 250 mil pesos; un aguinaldo de 75 mil pesos, por parte de Ultraport. Todo con fecha de pago el lunes 24 de diciembre, y bonos de mantención (durante capacitaciones) de parte del Gobierno de 750 mil pesos a ser pagados el 8 de enero, además de otro de asistencia, que implica 400 mil pesos, pagadero el 1 de julio.” (DiarioUchile,2018).
Cabe destacar la masiva participación de trabajadores que llegaron de otros puertos, como también de estudiantes universitarios de la zona que llegaron a apoyar y auxiliar la lucha de los trabajadores del muelle.
Aunque la huelga y la movilización comenzó por una asamblea espontanea de los trabajadores “precarios” del puerto, a medida que se fue expandiendo se fueron uniendo trabajadores de otros puertos y estudiantes. Sin embargo, el Estado capitalista no se quedó de brazos cruzados ante la movilización obrera, inmediatamente envió a los sindicatos juntos con otros burócratas de izquierda, estos muy pronto se hicieron con el control de la lucha y comenzaron a dirigirla (junto con activistas de izquierda y dirigentes estudiantiles) quedando la autonomía obrera y la autoactividad de lado. Ó sea que, pese a que se expandió la lucha a otros sectores, los sindicatos de los muelles (que solo agrupan a unos cuantos trabajadores de los puertos) lograron controlarla, y cuando llegaron los estudiantes estos también fueron controlados por los dirigentes de la academia.
Los trabajadores tenemos que tomar conciencia de un hecho fundamental que marca la época histórica que vivimos (la decadencia del capitalismo): “Existe, frente a la clase obrera, una unidad y una solidaridad mucho mayores que antes entre los capitalistas, creando éstos organizaciones específicas con el fin de no seguir enfrentándose individualmente con la clase obrera. El Estado interviene directamente en los conflictos sociales ya como capitalista, ya como "mediador", es decir como elemento de control, tanto en lo político como en lo económico del enfrentamiento con el fin de mantenerlo dentro de los límites de "lo aceptable", ya sea, sencillamente, como agente de la represión”[1].
Así pues, no luchamos contra un patrón aislado (en este caso Richard Von Appen) sino que todo el Capital está unido contra nosotros y que este cuenta con el instrumento del Estado. El Estado no es el “representante de todo el pueblo” sino el órgano exclusivo del Capital. Y el Estado no solamente utiliza contra los trabajadores a la policía, sino que emplea también los sindicatos y los partidos del capital. Por ello necesitamos la completa autoorganización en asambleas generales soberanas abiertas a todo los trabajadores, para expandir la huelga a otros sectores, como también la expansión de las asambleas a los centros de trabajo, de estudios, y los barrios obreros, AUTÓNOMAS Y COMPLETAMENTE INDEPENDIENTES A LOS SINDICATOS Y PARTIDOS POLITICOS DEL CAPITAL, ya que, pese a que los trabajadores que habían iniciado la huelga votaron (luego de mas de un mes) por terminarla, también fue culpa de los dirigentes y sus partidos que poco a poco fueron llevando la lucha a un terreno legalista y burocratico,que finalmente terminó desmoralizando a los trabajadores y terminaron por ponerle fin.
Si el Capital y su Estado están unidos contra nosotros, los trabajadores tenemos el arma de nuestra UNIDAD por encima de sectores, regiones, naciones, la UNIDAD, la SOLIDARIDAD y la AUTOORGANIZACION son nuestra fuerza.
Patrix.
[1] La lucha del proletariado en el capitalismo decadente, https://es.internationalism.org/revista-internacional/200805/2265/la-lucha-del-proletariado-en-el-capitalismo-decadente [1831]
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El tema de las pensiones es algo que ha afectado profundamente a la clase obrera a nivel mundial, recortes a las pensiones, expansión de la edad de jubilación, precariedad laboral vienen acompañadas con otros ataques que el capital realiza contra los proletarios, como el desempleo.
Aquí en Chile el ataque a las pensiones tampoco se hizo esperar ¿Cómo funciona el sistema de pensiones en este país? El principal problema de las pensiones acá en Chile está relacionado con las administradoras de fondos de pensiones (AFP) ¿Qué son las AFP? Son un sistema de capitalización individual forzoso que entró en vigor en 1980.Las AFPs son empresas obligadas por ley a invertir los ahorros de las personas físicas en instrumentos de mercado financiero. Con la intención de que los ahorros de dichas personas generen una alta rentabilidad a largo plazo. Este servicio no es gratuito, ya que cada trabajador debe pagar unas comisiones mensuales y un monto en el momento de su jubilación para obtener dicho fondo de estas empresas, El estado obliga a ahorrar el 10% del salario mensual del trabajador. En palabras simples, son un sistema de ahorro forzoso donde al trabajador se le obliga a invertir sus ahorros en el mercado, donde al final la mayor parte de sus ahorros que recaudó durante toda su vida ira a parar a grandes transnacionales y empresas, para que finalmente los trabajadores solo reciban una pensión de hambre (mucho menos que el 50 % de su sueldo) que no les alcanza para vivir, por lo cual aun después de jubilados la gente de tercera edad acá debe seguir trabajando, más que un sistema de pensiones es un sistema de ahorro forzoso que tienen como función inyectar capital a las grandes empresas[1].
Desde que comenzó la ira y movilización de los trabajadores los izquierdistas del capital con sus sindicatos no se demoraron ni un solo segundo en poner sus garras sobre el movimiento y dirigirlo. Todos los sindicatos del sector publico y privado se unieron para fundar la coalición “no + AFP”, coalición que finalmente quedaría bajo completa influencia del Frente Amplio (organización de la izquierda “progresista” parecida a Podemos de España). Finalmente, toda la actividad obrera termino siendo carcomida por los partidos del capital, con sus sindicatos, gremios, etc.
¿Los obreros deben confiar en los sindicatos y en los partidos políticos del sistema? La respuesta es un gran ¡NO! Desde que el capitalismo entró en decadencia todos los sindicatos (inclusive hasta los mas “combativos” y de “base”) se encuentran en la defensa del estado burgués y del capital mundial en general, se encargan de vender y negociar nuestra fuerza de trabajo al patrón y por si no fuera poco dividen a los obreros en sus luchas, lo que provoca que se desmoralicen y finalmente terminen derrotados. De la misma forma todos los partidos políticos (desde la ultraizquierda a la ultraderecha) tienen como única función la reproducción del capital, encuadrándose con las leyes de la burguesía, no importa que tan “Radical” , “anticapitalista” o “de izquierdas” sea, todos los partidos políticos representan solo distintas facciones de la burguesía.
¿Entonces si los sindicatos y los partidos políticos del capital son enemigos de los proletarios, como luchamos? La respuesta a eso es la autoorganización, autoorganización en asambleas masivas (independiente a los sindicatos y poderes del estado burgués) en los centros de trabajo y en las plazas públicas[2], elección de delegados que sean revocables en todo momento y formación de un comité de huelga extendido que ayude a expandir y unir las luchas de los obreros a todas las empresas y fábricas, los obreros deben dejar de seguir a sus “dirigentes” y “jefes” y empezar a confiar en ellos mismos, en sus propias fuerzas y ellos mismos dirigir sus propias huelgas, de forma autónoma, mediante asambleas masivas y comités de acción.
Otra característica engañosa que los sindicatos, gremios, confederaciones y las distintas ramas controladoras del estado contra los trabajadores es el hecho de siempre llevar a los trabajadores por el camino de la legalidad y la burocracia, respetando siempre las leyes y las normas del estado, lo cual es un grave error que solo conlleva mas a la derrota de la clase obrera.
No hay que olvidar que las leyes están creadas para mantener y proteger las relaciones del capital que nos esclavizan, todas las instituciones están al servicio del capitalismo mundial que es la fuente de la explotación y alienación que tanto padecemos, por ende llevar nuestras luchas mediante la legalidad (como quieren los sindicatos, gremios, etc.) solo nos llevará a una amarga derrota, y la experiencia lo avala, todas las luchas sindicales que deciden respetar las leyes del capital terminan con los trabajadores exhaustos, sin energía y completamente desmoralizados donde al final lo que ganan es prácticamente nada.
En esta época de decadencia los trabajadores ya no debemos pedir reformas “que mejoren nuestra situación” sino abolir por completo las relaciones del capital a nivel mundial y tomar el poder mediante nuestros consejos y comités, superar la sociedad capitalista y construir la sociedad socialista donde conseguiremos nuestra emancipación, esa es la labor de hoy en día esos cambios radicales que los obreros necesitan para recuperar su dignidad nunca podrán ser realizados mediante las leyes o reformas en el parlamento, sino mediante su praxis revolucionaria y consciente que destruya este sistema y construya uno nuevo, las leyes solo ayudan a mantener la esclavitud asalariada (la autentica fuente de todos los problemas que sufrimos, como las pensiones por ejemplo) , nuestra lucha revolucionaria no se enmarcará dentro de sus leyes.
Para colmo, el legalismo y el respeto por las leyes es un camino tan burocrático y tedioso que hace que los obreros finalmente se cansen y dejen de luchar, es un camino estéril que daña la combatividad de los trabajadores. Uno de los factores que explican por qué los trabajadores últimamente han estado más desmovilizados es debido precisamente a eso, porque ya están cansados de la incesante burocracia y legalismo por los cuales los lleva el sindicato para sabotear sus luchas. Sus leyes están para proteger su sistema de explotación, los trabajadores no debemos porque guiarnos bajo ellas
Otra cosa que también la izquierda capitalista les ha hecho creer a los trabajadores es que mediante la “estatización” de las pensiones se logrará un mejor “nivel” de bienestar en los proletarios, o sea, la izquierda “antineoliberal” propone un nuevo sistema de pensiones en donde el estado tenga más control. Hay que preguntarse ¿consiguen algo los trabajadores con que sus pensiones dejen de estar en manos privadas y pasen a manos del estado? Absolutamente no, el capitalismo de estado que siempre ha defendido la izquierda en toda su historia no resuelve para nada los conflictos y contradicciones del capital, lo único que consigue es que los trabajadores dejen de ser explotados por los privados y su nuevo jefe sea el estado. Aun en los países en donde hay mayor intervención estatal para “proteger a la ciudadanía”, como Suecia, Francia u otros países europeos. los desempleos y los ataques a las pensiones siguen, lo que demuestra que estatizando las pensiones no logaremos nada[3]. El estado (que tanto alaba la izquierda) es solo una maquinaria que la burguesía usa contra los trabajadores, que ayuda a proteger al capitalismo, que las pensiones queden bajo control del estado no significa nada. Las estatizaciones y “nacionalizaciones” de la izquierda tienen como único objetivo fortalecer las relaciones del capital y evitar la revolución proletaria. Un ejemplo histórico era la nacionalización del cobre de los 70 durante el gobierno burgués de la Unidad Popular, reformas que solo querían estatizar la economía, proteger el capitalismo lo más posible y que el nuevo explotador ya no fuera el empresario sino el estado-nación, engañando a los proletarios de la época de que eso era “la vía chilena al socialismo”[4].
NO se trata de estatizar la producción, sino de abolir por completo las relaciones del capital (incluyendo el estado y sus instituciones) y socializarla por completo para que así los trabajadores tengan el control de los medios de producción y puedan organizar una producción destinada a la plena satisfacción de las necesidades de toda la humanidad.
La respuesta a eso no se conseguirá dentro del sistema capitalista mundial, si los trabajadores queremos tener una vida digna y un buen futuro, si queremos dejar de ser solo “animales que duermen, comen y trabajan” y queremos avanzar a ser seres humanos completamente autorrealizados debemos destruir este sistema y construir una sociedad sin fronteras, sin propiedad privada, sin explotación ni clases, la sociedad comunista, solo ahí tendremos una vida digna y nuestro sufrimiento de asalariados alienados acabará, será el inicio de una nueva historia, el reino de la abundancia. El capitalismo actualmente se encuentra en decadencia y es un sistema que amenaza la propia existencia humana, ya no se le puede pedir reformas a un sistema que se cae a pedazos y cada vez es más belicista, como también aclaramos que nada logramos con la estatización que el estado es solo un instrumento de los ricos para oprimir a los obreros y que aparte estatizar el sistema de pensiones no lo salva en absoluto de las crisis del capital, o sea, la única solución: la revolución mundial.
De la misma forma que los sindicatos se encuentran actualmente en la defensa del estado y el capitalismo, vemos actualmente en las luchas de las pensiones (junto con otras luchas obreras como contra la flexibilización y precarización laboral) que les inserta la ideología burguesa del patriotismo a los proletarios, aludiendo de que es una lucha “del pueblo chileno”. Aquí hay que aclarar dos cosas, primero no es una lucha “del pueblo chileno” sino de la clase obrera contra el capital y sus ataques que dañan nuestra vida, el “pueblo” es un termino multiclasista que abarca a clases reaccionarias como la pequeña burguesía (pequeños empresarios, artesanos,etc) , confundir “pueblo” con “clase obrera” es un error fatal multiclasista que daña el espíritu revolucionario de la lucha de clases entre el proletariado y la burguesía y hace que el auténtico sujeto revolucionario (el proletariado) se pierda entre lo “popular”.
Lo segundo es lo mas importante y de lo que trata este articulo: los proletarios no tenemos patria. No es solo la lucha de los trabajadores chilenos, sino de la clase obrera mundial, y no es solo contra la burguesía chilena, sino contra una burguesía mundial. El hecho de que el capitalismo se encuentre en decadencia significa que ya se ha expandido a todo el planeta, por lo cual ha hecho que a nivel mundial solo existan dos clases fundamentales: capitalistas y proletariado. La explotación y el mercado se encuentran a nivel mundial, por ende, nuestra clase también es mundial, los trabajadores no reconocemos patrias, ni fronteras, ni etnias, etc., todas esos son obstáculos creados por el capitalismo para evitar que el proletariado internacional se una en favor de la revolución comunista mundial. Debemos abandonar y dejar de lado todas las banderas nacionales de nuestras huelgas y protestas obreras, que solo generan odio entre los trabajadores, nuestra emancipación y libertad solo podrá ser obra de toda la clase obrera mundial, el comunismo no puede ser construido sino a nivel mundial, la única bandera que de verdad pertenece a los proletarios es la bandera roja, cualquier patriotismo y nacionalismo debe ser dejado de lado.
Dejado en claro todo los puntos anteriores: de que las pensiones son uno de los tantos ataques del capital mundial contra nuestra clase, de que ya no sirve pedir reformas sino de lo que se trata es de un cambio radical del sistema (pasar del sistema capitalista al socialista mundial) ,de que el legalismo solo sirve para derrotar a los obreros, de que el estatismo no sirve para nada y solo ayuda a fortalecer mas las relaciones del capital y la maquinaria estatal represora contra los trabajadores y que el patriotismo es una ideología en contra de los principios internacionalistas de los proletarios, cabe destacar ¿Qué hacer? ¿Cómo actuar? Obviamente para que nada de lo anterior quede en el aire vagando se necesita la respuesta de los trabajadores.
Ya vimos que todas las “formas de lucha” de la izquierda burguesa que son: protestas por un par de horas, huelgas legales y paros por un día, huelgas de hambre, movilizaciones familiares no sirven en absoluto, desgastan la energía de los trabajadores, no dañan el sistema, y solo se limitan a pedirle migajas al estado burgués. La única forma de lucha revolucionaria que de verdad dañará al capital y la burguesía es: la huelga de masas, estructurada a partir de consejos obreros o comités de huelga extendido y asambleas obreras masivas. Huelga que no respeta las leyes del capital (y por eso lo daña y es la mejor forma de lucha) donde todos los obreros (del sector público o privado) junto con otros sectores no explotadores paralizan su actividad por un tiempo indefinido. Para lograr ese objetivo debemos:
-Autoorganizarnos bajo asambleas generales soberanas abiertas a todo el mundo, donde todos podamos debatir y opinar libremente.
-multiplicación y expansión de las asambleas a todas las empresas, fabricas y centros de trabajo de la ciudad donde los trabajadores (de forma autónoma y libre) puedan decidir y debatir sin sus “jefes sindicales” diciéndoles que decir-
-elección de delegados por partes de las asambleas y formación de comités de huelga extendido compuestos por los delegados, que pueden ser revocables en cualquier momento por la asamblea.
-proclamar la huelga en todas las empresas, fábricas y centros de trabajo que decidan participar en la lucha, expansión de la huelga a todos los sectores posibles
-Combatir enérgicamente el sabotaje de los sindicatos, gremios, confederaciones, partidos políticos (todos los mecanismos que el estado tiene para controlar a los obreros) a nuestras asambleas y comités de huelga. Las asambleas, sus comités y consejos solo pertenecen a los obreros, no deben ser absorbidos nunca por los sindicatos o partidos políticos.
-Proclamar la huelga por doquier, realizar manifestaciones obreras, protestas callejeras, ocupación de edificios públicos, concentraciones, etc.
Solo la autoorganización mediante asambleas obreras masivas, elección de delegados por parte de esas asambleas, formaciones de comités de huelga extendido y el llamamiento a una huelga de masas que se extiende no solo a escala de un país sino a otros países y donde puedan participar todos los obreros y sectores explotados es la única y verdadera forma de lucha de nuestra clase que de verdad pondrá en jaque al capitalismo.
Patrix
[1] Este sistema se aplica en otros países, por ejemplo, en México. También en Austria, llamado el de la “mochila por trabajador”. Este sistema liga la futura pensión a la evolución del sistema financiero. En este hemos observado en los últimos 10 años una fuerte depreciación, entre otras razones porque la enorme deuda pública que han contraído los Estados se ha financiado con préstamos de bancos centrales a un interés cero o negativo. Este interés cero o negativo sale del expolio organizado por los Estados de los precarios ahorros de los trabajadores y, especialmente, de sus pensiones. El sistema chileno de la AFP o de la mochila austriaca tiene otra ventaja para el capital: favorece el individualismo pues la futura pensión se desliga de un fondo común -el sistema clásico de la seguridad social- y se convierte en un fondo “personal” que cada trabajador se gestiona “a su aire” (incluso está permitido en alguno de los países donde se aplica que el trabajador tome un adelanto de su fondo acumulado lo que puede hacer que finalmente se quede sin pensión)
[2] Como mostraron en 2006 la huelga masiva en Vigo (España) y la lucha en Francia contra el Contrato de Primer Empleo en 2006 o el movimiento de indignados en España, en Grecia y en Israel, así como el Occupy en USA todos ellos en 2011. Ver sobre los primeros Huelga del metal de Vigo: Los métodos proletarios de lucha, /content/910/huelga-del-metal-de-vigo-los-metodos-proletarios-de-lucha [131], Tesis sobre el movimiento de los estudiantes de la primavera de 2006 en Francia, https://es.internationalism.org/revista-internacional/200606/964/tesis-sobre-el-movimiento-de-los-estudiantes-de-la-primavera-de-200 [596]; y sobre los segundos nuestra hoja internacional 2011: de la indignación a la esperanza, /content/3349/2011-de-la-indignacion-la-esperanza [460]
[3] En Francia se ha reformado las pensiones exigiendo 42 años de trabajo para tener derecho a pensión mientras que en España se ha retrasado a 67 años la edad de jubilación. ¡Y en ambos países las pensiones están en manos del Estado “benefactor”!
[4] Ver Hace 30 años, la caída de Allende: dictadura y democracia son las 2 caras de la barbarie capitalista https://es.internationalism.org/revista-internacional/200604/846/hace-30-anos-la-caida-de-allende-dictadura-y-democracia-son-las-2-c [1826]
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Los grupos de la Izquierda Comunista se reclaman del combate de la Tercera Internacional, aunque evidentemente, a diferencia de la Oposición de Izquierdas de Trotski, la primera respondió muy temprano (ya en 1919-20) contra los peligros de degeneración oportunista que la acechaban y las insuficiencias teóricas, organizativas y programáticas que la debilitaban.
La discusión buscará comprender el legado de la Tercera Internacional, sacar lecciones de su constitución y actividad, comprender las causas de su degeneración y del paso de los partidos comunistas al campo del capital. También intentará plantear qué actividad y qué política debemos llevar hoy para avanzar hacia la formación de un nuevo Partido Mundial del proletariado, instrumento imprescindible para el triunfo de la Revolución Comunista Mundial. La Internacional Comunista se fundó para luchar por la REVOLUCION PROLETARIA MUNDIAL con el impulso de la revolución en Rusia de 1917 y de las tentativas revolucionarias que hubo en 1917-23 (Alemania, Hungría, Italia, China etc.)
La Internacional Comunista dio un impulso muy grande al programa comunista del proletariado, al reagrupamiento de sus fuerzas revolucionarias. Sin embargo, degeneró y los partidos comunistas se transformaron en agentes del Capital y engranajes del imperialismo ruso.
Es necesario sacar lecciones de este gravísimo problema. Son precisas para orientar y dar claridad a la acción de las organizaciones verdaderamente comunistas y para contribuir a una nueva Internacional y a una nueva tentativa revolucionaria mundial del proletariado.
Algunos textos que referidos a la experiencia de la Internacional Comunista:
Centenario de la fundación de la Internacional Comunista - ¿Qué lecciones se pueden sacar para las luchas del futuro? https://es.internationalism.org/content/4422/centenario-de-la-fundacion-... [1834]
1919: Fundación de la Internacional Comunista, https://es.internationalism.org/revolucion-mundial/200904/2545/1919-fund... [1835]
La plataforma de la Internacional comunista https://es.internationalism.org/revista-internacional/199807/1194/iv-la-... [1836]
El combate de las Izquierdas en la Internacional comunista - La responsabilidad de los revolucionarios frente a la degeneración [1837]https://es.internationalism.org/revista-internacional/199712/1218/el-com... [1837]
La cuestión china y la Internacional (1920-1940) - La Izquierda comunista contra la traición de la Internacional comunista https://es.internationalism.org/revista-internacional/200612/1179/la-cue... [1838]
Las lecciones de La Internacional Comunista a 88 años de su fundación https://es.internationalism.org/rm/2007/97_ic [1839]
1919, La IIIª Internacional rompe con la IIª Internacional https://es.internationalism.org/revolucion-mundial/200907/2592/1919-la-i... [1840]
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"Los manifestantes, que vinieron de todo el país, lograron uno de sus objetivos: que esta marcha por la "dignidad" entrara en la historia. Esta multitud monumental deseaba encontrarse con otros, bailar al ritmo de los demás y al son de las darbukas para denunciar, en una euforia colectiva, los excesos de un “poder asesino", como lo han estado denunciando a gritos, sin descanso desde el 22 de febrero, fecha de la primera gran movilización. (...) En el cortejo, entre los cientos de miles de hombres que inundaron las calles de Argel, estaban presentes numerosísimas mujeres de todas las edades, clases y generaciones, que fueron llegando a lo largo de las dos últimas semanas. (...) De las 11.00 a las 18.00 horas, era un concentrado de toda Argelia el que desfilaba por los bulevares que serpentean a través de Argel: hombres jóvenes, muchachas jóvenes vestidas a la última moda, hadjas (ancianos), ejecutivos, empleados, muyahidines (viejos combatientes), mujeres envueltas en jaiques (su vestido tradicional"). (Le Monde del 11 de marzo de 2019).
Desde el 22 de febrero, todos los viernes se desarrollan manifestaciones masivas en Argelia, que reúnen a cientos de miles de participantes en todas las grandes ciudades del país. Las del 8 de marzo fueron especialmente concurridas, con una participación récord de más de un millón de personas en Argel. Son millones las personas en las calles cada semana, especialmente estudiantes de instituto y estudiantes de secundaria en huelga.
Las razones de esta inmensa ira son muchas: miseria en todas sus formas, una tasa de desempleo del 11% (oficialmente) de la población activa, más del 26% entre los jóvenes de 16 a 24 años, falta de vivienda, represión y, quizás lo más importante, la corrupción generalizada, empezando por la del clan familiar de Bouteflika y sus fieles aliados: el Jefe del Estado Mayor del Ejército (Ahmed Gaîd Salah), el jefe de la patronal argelina (Ali Haddad), el secretario general del sindicato UGTA (Abdelmadjid Sidi-Saïd) y todo el aparato histórico del FLN; todos estos gánsteres se reparten la parte esencial de los beneficios del petróleo y el gas. El clientelismo es establecido por Bouteflika como el modo arbitrario de gobernar que organiza una gigantesca política de redistribución arbitraria del maná financiero, procedente de los hidrocarburos, que reparte entre todas las categorías sociales: veteranos combatientes, hogares, automovilistas, usuarios del transporte público, agricultores, deudores, inquilinos de HLM[1], jubilados, banqueros, empresarios, etc. Ni que decir tiene que a todos estos ciudadanos “bendecidos” se les pide que reelijan al presidente o a sus partidarios en cada ocasión.
El movimiento parece nacer en las redes sociales y sin ningún vínculo aparente con un partido, sindicato, grupo o individuo conocido; se autoorganiza, dirige sus propias manifestaciones y se va atrayendo progresivamente a crecientes masas de población. El movimiento también ha demostrado su valentía al desafiar sistemáticamente la prohibición de las manifestaciones, especialmente en la capital, al tiempo que se mantiene en calma y tranquilo ("pacífico", cuentan los medios de comunicación), rechazando la confrontación física con las fuerzas del orden y cualquier provocación que pudiera facilitar la represión policial.
Sin embargo, este movimiento no es de naturaleza proletaria. Podemos decir que es sobre todo interclasista: dentro de éste se agrupan también numerosos obreros (activos, precarios o desempleados), así como muchos elementos de la pequeña-burguesía (ejecutivos, notables, abogados, tenderos, líderes de pequeñas empresas....) que se agrupan en una mezcolanza. El resultado es que predominan en su seno las reivindicaciones propias de la burguesía: democracia, legalismo,... La clase obrera queda así diluida y no se pone a la cabeza de este movimiento.
La otra gran característica de este movimiento es su contenido altamente nacionalista, ilustrado por la presencia masiva y permanente de la "bandera nacional argelina" en todas las manifestaciones. En resumen, queda lejos de pensar en unirse o mostrar solidaridad con los proletarios de otros países. Pero, como ejemplo, desde diciembre los movimientos en Sudán también se han pronunciado masivamente contra el terrible plan de austeridad del gobierno sudanés, liderado por otro viejo dictador, Omar Al-Bashir, que acaba de ser "depuesto" por el ejército en un intento de "calmar" la ira en las calles.
De hecho, en lugar de apoderarse de la consigna "proletarios de todos los países, uníos", el movimiento social prefiere en ese momento unirse a todas las fuerzas "democráticas argelinas" (supuestamente "no corruptas"); con lo que, todas las reivindicaciones verdaderamente proletarias contra el desempleo masivo, el deterioro de las condiciones de vida y de trabajo, etc., han quedan prácticamente disueltas o ahogadas, mientras que las demandas "ciudadanas" de la pequeña-burguesía dominan, especialmente en el medio estudiantil, donde muchos profesores se están aprovechando de las Asambleas Generales para impartir cursos sobre la Constitución, las instituciones y su funcionamiento, con vistas a construir “¡un sistema nuevo y más democrático! ". Cada vez más personas proponen incluso una salida a la "tunecina"; es decir, el establecimiento de elecciones "libres y democráticas". Este es el enfoque que aparece como el favorito para la burguesía argelina "ilustrada", para los "gobiernos amigos" de Argelia (especialmente Francia y la UE) y para todos los demás países que temen enfrentarse a nuevas oleadas de inmigrantes o a incursiones armadas en sus territorios (especialmente en los países del Sahel).
Aunque algunos medios de comunicación hablan unas veces de "nueva primavera árabe" y otras de "revolución", en realidad, el movimiento argelino se encuentra básicamente en la estela de las mayores debilidades de la protesta de 2011/2012. El movimiento argelino actual toma la forma, casi exclusivamente, de grandes manifestaciones con pocas o ninguna huelga: mientras que en Túnez y Egipto, las manifestaciones fueron acompañadas de grandes huelgas que afectaron directamente a la producción, los servicios públicos y el transporte. En 2011, la "primavera árabe" también comenzó en Argelia, e incluso con un vigor extremo: "Lo olvidamos, pero la primavera árabe comenzó en enero de 2011 en las grandes ciudades de Argelia, casi al mismo tiempo que en Túnez. Por una vez, el movimiento abarcó todo el país y no escatimó esfuerzos en ninguna región, desde Argel hasta Annaba. Del 5 al 10 de enero, los jóvenes marcharon, a menudo detrás de una bandera tunecina, por el pan y la dignidad. (...) Un habitante que presenciaba la manifestación rememoraba su sorpresa: "Nací aquí, tengo casi 50 años y nunca he visto esto". (...) Las autoridades lograron contener las manifestaciones lo mejor que pudieron multiplicando las promesas: las legumbres secas se añadieron a los doce productos alimenticios cuyos precios están regulados y/o subvencionados, los salarios se elevaron a menudo hasta en un 80% con dieciocho meses con carácter retroactivo". (“Opinión”, en el Suplemento de Le Monde Diplomatique, marzo de 2012). Por lo tanto, se puede afirmar que en ese momento, el régimen de Bouteflika había logrado sofocar el descontento.
Durante mucho tiempo, las autoridades argelinas se enfrentaron a los movimientos sociales con la conocida como arma de "el palo y la zanahoria”. La “zanahoria”: sacan algunas migajas de las arcas del Estado (obtenidas gracias a los altos precios del petróleo); el “palo”: los reprimen violentamente. Hay que recordar que la "Década Negra"-de los años 1990-2000- (una guerra civil que se cobró 200.000 muertos) se llevó a cabo después del sangriento aplastamiento de las huelgas y manifestaciones de 1988 en las que asesinaron a 500 huelguistas. Hoy en día, ya no existe la "zanahoria": la situación económica es desastrosa: con el precio-mercado del barril de petróleo cayendo bruscamente y con las arcas del Estado expoliadas por el clan mafioso del gobierno. Y… queda el "palo"...
Para todos los estratos de la sociedad ha llegado la hora de disolver el gran clan Bouteflika y de arreglarles las cuentas. Para estos últimos, lo que está en juego es muy importante, ya que se trata de una cuestión de vida o muerte para él mismo y para su familia. En efecto, el presidente no quiere sufrir, tras su dimisión, la misma suerte que sus homólogos tunecinos y egipcios, Ben Ali y Mubarak, "liberados" por la "primavera árabe" de 2011, que han conocido la cárcel (o el exilio) y la confiscación de sus bienes (decenas de miles de millones de dólares de cada uno). Es más fácil entender por qué Bouteflika se aferró al poder a toda costa apostando porque se “pudriera” el movimiento y por el apoyo del jefe del ejército, quien finalmente lo derrocó mientras trataba de salvar su cabeza. La cuestión es, por tanto, si los militares preferirán silenciar sus diferencias de clan para preservar sus "intereses comunes" reprimiendo el movimiento actual, con el riesgo de reproducir una "nueva década negra", o apoyar la carta de la democracia y de la renovación con todas las incertidumbres que ello conlleva. En ambos casos, la clase obrera saldrá perdiendo: o aplastada en un baño de sangre o aturdida por la propaganda burguesa que martillea las cabezas de unos y otros con las "virtudes" de la "democracia", para mantener mejor su sistema de explotación.
Durante la primera "Primavera Árabe" (2011), escribimos: "El proletariado occidental, por su experiencia y concentración, es quien tiene la responsabilidad de dar una verdadera perspectiva revolucionaria. Los movimientos de los Indignados en España y de las Ocupaciones en Estados Unidos y Gran Bretaña se refirieron explícitamente a la continuidad de los levantamientos en Túnez y en Egipto, su inmenso coraje y su increíble determinación. El grito de la "primavera árabe": "Ya no tenemos miedo", debe ser una fuente de inspiración para el proletariado mundial. Pero es sólo el faro de la afirmación de las asambleas obreras contra los ataques del capitalismo en crisis, en el mismo corazón del sistema, lo que puede ofrecer una alternativa que realmente permita el derrocamiento de este mundo de explotación que nos sumerge cada vez más en la pobreza y en la barbarie. La clase obrera no debe minimizar el peso real que tiene en la sociedad, por su lugar en la producción y, también y sobre todo, por lo que representa como perspectiva para toda la sociedad y para el futuro del mundo. En este sentido, para que los obreros de Egipto y Túnez no se dejen engañar por los espejismos de la ideología democrático-burguesa, es responsabilidad de sus hermanos de los países centrales mostrarles el camino. Es concretamente en Europa donde los proletarios tienen la experiencia más amplia de enfrentarse a la democracia burguesa y a las trampas más sofisticadas de las que es capaz. Por lo tanto, deben cosechar los frutos de esta experiencia histórica y acrecentar su conciencia mucho más allá de lo que es hoy en día. Al desarrollar sus propias luchas, como clase revolucionaria, romperá el aislamiento actual de las luchas desesperadas que sacuden a muchas regiones del mundo y reafirmarán la posibilidad de un nuevo mundo para toda la humanidad.
Hoy estamos ante lo mismo: un movimiento social en el que domina la ideología pequeñoburguesa y democrática es una plaga para todo el proletariado mundial e indica exactamente lo contrario del camino a seguir: el de la lucha de la clase obrera en su terreno de clase, sus huelgas, sus asambleas generales, sus consignas. El proletariado europeo tiene la tarea de ser el faro guía de los explotados del mundo.
Amina, abril de 2019
[1] Nota de la Redacción: HLM son las siglas en francés de Habitation à Loyer Moderé que significa Vivienda de alquiler moderado, es la denominación que se daba en Francia y en sus antiguos colonias a las viviendas sociales.
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Desde ya hace un mes en Chile los profesores del sector público en todo el país, aglutinados en el colegio de profesores (organización gremial) han llevado una paralización de sus actividades y empezaron una movilización que ha provocado mucho revuelo.
En primer lugar, de acuerdo con los docentes, la cartera liderada por Marcela Cubillos[1] no entregó una respuesta satisfactoria a su petición que la mención de las educadoras diferenciales sea reconocida[2].
Sumado a ello, acusaron que el Mineduc no patrocinará la titularidad de las horas de extensión.
En sus labores, muchos profesores municipales tienen un anexo horario que se considera como trabajo a contrata. De acuerdo con el diputado Tomás Hirsch la cifra bordea los 50 mil, según indicó en la Sala de la Cámara a mediados de marzo.
En la instancia estaba presente Cubillos, a quien pidió que el ministerio reconociera tales horas e incluso recordó que aquello era parte del petitorio hoy fustigado.
Por otro lado, con respecto a la deuda histórica, desde el Colegio de Profesores señalaron que, tras las conversaciones, el Mineduc aseguró que su extinción no es “jurídicamente exigible”.
Pese a ello, en noviembre de 2018, los diputados aprobaron de manera unánime tres resoluciones para reparar este compromiso.
Sin embargo, el presidente del magisterio, Mario Aguilar admitió que aquella iniciativa no puede hacerse efectiva sin apoyo del Gobierno.
En 2008 la deuda ya había sido reconocida por una comisión especial del Congreso, pero las medidas ejecutadas por el Gobierno de la época no llegaron a ningún puerto.
En base a cifras del mismo Colegio de Profesores, 14.263 docentes han muerto esperando la reparación, que se originó en 1981 cuando la dictadura de Pinochet traspasó la dependencia de colegios municipales a las municipalidades, con lo que se perdió el pago de una asignación especial no imponible que habían obtenido con anterioridad.
Además, según el gremio, el Mineduc tampoco estableció soluciones reales para terminar con la doble evaluación docente.
Hoy en día, a la hora de ser evaluado, un profesor debe completar un portafolio que el ministerio le hace llegar por internet, al cual se debe inscribir.
En concreto, consta de tres etapas. La primera es de autorreflexión, que va de la mano con el Marco para la Buena Enseñanza.
La segunda dice relación con la planificación de una unidad de tres clases más una cuarta, que es grabada. La última tiene que ver con el trabajo colaborativo al interior del recinto.
Sumado a ello, todos los profesores deben rendir una prueba de conocimientos. Lo que buscan es el perfeccionamiento de la evaluación y dejar un solo instrumento.
Bajo la etiqueta de “sin solución concreta” también quedaron las peticiones sobre condiciones laborales e igualdad de trato, el liderazgo directivo y la mejora del Sistema de Desarrollo Profesional Docente, cuya implementación debía partir en 2016 y se extenderá hasta 2026.
También fue motivo de molestia entre los profesores el hecho que el Mineduc entregara una respuesta incierta sobre la “seguridad” de los docentes en establecimientos públicos.
A través de una carta, emitida y difundida el lunes 27 de mayo, el gremio calificó la respuesta del ministerio como un “rechazo rotundo a cualquiera de las mejoras planteadas”.
A su juicio, sumado a lo anterior, es necesario terminar con la sobrecarga de trabajo administrativo, las demoras para cancelar el bono de retiro y la inestabilidad laboral.
En la misiva, además, indicaron que la modificación curricular que elimina Historia y Educación Física del plan común, para terceros y cuartos medios, también forma parte de sus motivos para paralizar funciones.
La movilización fue convocada por el colegio de profesores, una organización gremial y por ende defensora del estado y de la burguesía , ni siquiera nació por iniciativa propio de los trabajadores de la educación , es dirigida por dirigentes pertenecientes a la izquierda del capital que se oponen al gobierno actual , para finalizar ni siquiera son todos los docentes de Chile, sino solo los del sector público , una movilización estructurada por el corporativismo y gremialismo , obviamente no tienen ningún futuro bueno para los trabajadores , no hay iniciativas de llevar la huelga a otros sectores , no hay asambleas generales donde los profesores puedan debatir y decidir por ellos mismos, sin los esbirros sindicales o gremiales del capital, ni comités de huelga extendidos , ningún llamado a asambleas abiertas , no hay elección de delegados para comunicarse con otros sectores ni enviar a otras empresas, la lucha se ve obstaculizada por el legalismo y el sectarismo . Ahora mismos también los trabajadores de Wallmart y de la mina de Chuquicamata también están en huelga, pero no hay ninguna iniciativa de unir sus luchas, formar sus propias asambleas y formar comités con delegados revocables en todo momento, la lucha lamentablemente se ve afectada por la izquierda contrarrevolucionaria del capital y sus gremios y sindicatos. El movimiento irá en descenso porque los gremios irán desgastando y desmoralizado a los trabajadores, aislándolos cada vez más. Es verdad que ha habido muchos intentos de solidaridad, por ejemplo, los estudiantes y los trabajadores portuarios de Lirquen[3] se unieron a ellos, pero si los proletarios no rompen con los gremios, sindicatos y partidos del régimen, si no forman ellos mismos sus propias asambleas generales y comités de huelga, si deciden seguir a sus dirigentes izquierdistas-burgueses y no se autoorganizan de forma autónoma, esos intentos de unidad proletaria de nada servirán para doblarle la mano a los patrones y su estado. La autoorganización asamblearia autónoma respecto de los sindicatos y partidos políticos es la única solución para unir la lucha de los profesores con otras huelgas, como también para que ellos decidan y dirijan sus combates y que también sirva para expandirlos a todos los sectores, ya que la lucha por la dignidad y el respeto no es solo de los profesores, sino de toda la clase obrera. Los gremios y sindicatos nos quieren separados, pero nosotros debemos unirnos.
Evidentemente la educación es algo esencial para el ser humano, el conocimiento es algo que literalmente permite al ser humano vivir y actuar, sin embargo, el capitalismo ha hecho de la educación un mero instrumento para transmitir sus ideologías dominantes, la educación en el capitalismo está destinada a crear futuros esclavos asalariados. entonces si queremos tener una verdadera educación primero la clase obrera mundial deberá destruir de una vez por todas las relaciones del capital que tanto alienan y esclavizan a la humanidad en beneficio de unos pocos.
La izquierda del capital, que lamentablemente dirige la lucha, trata de fomentar la estatización, la izquierda burguesa lucha por un capitalismo de estado (como el de la Europa nórdica) contra el “neoliberalismo” (Capitalismo de libre mercado más radical), hay que aclarar dos cosas aquí.
La única forma de conseguir una educación de verdad , la única forma de conseguir una vida mejor nunca se conseguirá dentro del capitalismo no es sino mediante la revolución mundial que acabe con las relaciones del capital y empiece a construir la sociedad socialista donde se consiga la verdadera y autentica liberación humana , los trabajadores ya no tenemos nada que pedirle a este sistema que se cae a pedazos y que incluso amenaza nuestra vida humana , es hora de que los trabajadores ya empecemos a desarrollar nuestra conciencia política socialista de clase y no mantenernos solo en las “Reformas económicas” , la izquierda del capital con sus marchas, fiestas, funas, etc. solo buscan derrotar a los obreros , los trabajadores deben empezar a debatir y discutir sobre cómo superar de una vez por todas este sistema y tomar el poder, ya que es la única forma de acabar con nuestros sufrimientos que día a día vivimos a expensas del capital.
-Unir las luchas de los profesores con las diversas huelgas que están ocurriendo (mineros, wallmart, portuarios, etc.)
-autoorganizarse bajo asambleas generales soberanas y formar comités de huelga extendidos compuestos por delegados revocables en cualquier momento, autónomas a los gremios, sindicatos y partidos políticos. Romper con la izquierda del capital y sus dirigentes y activistas, considerándola solo otra fracción defensora del estado burgués
-radicalizar y expandir las huelgas a otras las fábricas y empresas.
-discutir y e incentivar el debate político entre los trabajadores.
Esa es la única forma de fortalecer el movimiento proletario y darle una dirección revolucionaria, es la única forma que de verdad podrán conquistar una educación y vida mejor para los trabajadores
Patrix 01-07-19
Compartimos plenamente el análisis del compañero que realiza una respuesta combativa con propuestas claras y proyectadas hacia el futuro de una Revolución Proletaria Mundial a la lucha de los profesores en Chile. Con total claridad el compañero denuncia la elección entre educación pública y educación privada. Solamente quisiéramos hacer una precisión que busca reforzar la clarificación teórica: durante muchos años al proletariado de todos los países se nos ha querido encerrar en el terreno del capital dándonos a elegir entre “estatización” o “liberalismo”, propiedad estatal o propiedad privada. En un texto importante de nuestros predecesores de INTERNATIONALISME (GCF) se denuncia con una argumentación en profundidad esta falsa y tramposa alternativa[4]. En todos los países, sean de coloración liberal o “social”, reina el capitalismo de Estado: “Durante el siglo XX con la entrada del capitalismo en su periodo histórico de decadencia el Estado ha constituido su máximo baluarte frente a la exacerbación de las contradicciones sociales, guerreras y económicas. El siglo XX y XXI se caracterizan por la tendencia universal al capitalismo de Estado. Esta tendencia opera en todos los países sea cual sea su régimen político. Básicamente existen dos vías de realización del capitalismo de Estado:
- La estatización más o menos completa de la economía: es la que existía en Rusia o existe actualmente en China, Cuba, Corea del Norte etc.
- La combinación entre la burocracia estatal y la gran burguesía privada.
En ambos casos es el Estado quien controla la economía. En el primer tipo, ostenta la propiedad de gran parte de los medios de producción y servicios. En el segundo tipo, el Estado interviene en la economía a través de una serie de mecanismos indirectos: presupuestos, fiscalidad, compras a las empresas, fijación de los tipos de interés interbancario, regulación de precios, normas contables, agencias estatales de concertación, inspección, inversión etc.
Nos repiten hasta la náusea dos mentiras gemelas: la primera identificar socialismo con estado, la segunda identificar neoliberalismo con desregulación y libre mercado. El capitalismo en su periodo histórico de decadencia (siglos XX y XXI) no puede existir sin las muletas omnipresentes del Estado. El mercado "libre" está guiado, controlado, sostenido, por la mano de hierro del Estado. Adam Smith decía que el mercado estaba regulado por una "mano invisible". ¡Esa mano es el Estado!”.[5]
[1] Ministra de Educación, en Chile se llama a dicho ministerio Mineduc.
[2] Esta Mención se trata de un bono a pagar a los trabajadores de la educación pública
[3] Ciudad portuaria cercana a Concepción que constituye la cabecera de una importante área industrial.
[4] Ver La experiencia rusa: propiedad privada y propiedad colectiva /revista-internacional/200711/2089/la-experiencia-rusa-propiedad-privada-y-propiedad-colectiva [348]
[5] ¿Crisis del neoliberalismo o crisis del capitalismo?, https://es.internationalism.org/cci-online/200810/2380/crisis-del-neoliberalismo-o-crisis-del-capitalismo [534]
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Gaza, Líbano, Siria, Irak, Afganistán, Yemen… La espiral infernal de caos imperialista hunde Oriente Medio cada vez más en una profunda barbarie, concentrando en esta región del mundo lo más innoble del capitalismo decadente. Después de décadas de desestabilización, de invasiones, de guerras civiles, y de todo tipo de conflictos mortíferos, ahora Irán está de nuevo en el ojo del huracán. En 2015, durante el gobierno Obama en USA, Irán firmó con los miembros del Consejo de Seguridad de la ONU y Alemania un acuerdo para controlar su programa nuclear a cambio de un levantamiento de las sanciones económicas que aquejan al país desde hace décadas. Apoyado por los “halcones” americanos, el Primer Ministro israelí y la monarquía saudita, Donald Trump sin embargo, desde su llegada al gobierno, no ha dejado de denunciar «el peor acuerdo de la historia» antes de anunciar, en Mayo 2018, que USA se retiraría de él definitivamente[1].
A partir de entonces las tensiones y provocaciones de todas las partes se han multiplicado. USA ha abierto la veda restableciendo un embargo feroz. Un año después, Irán amenazaba con suspender los compromisos contraídos aumentando sus reservas de uranio enriquecido, desencadenando a su vez una nueva salva de sanciones. Algunos días antes del anuncio de Teherán invocando oscuras «indicaciones de una amenaza con visos de credibilidad», USA desplegaba en el Golfo Pérsico el portaaviones Abraham Lincoln y varios bombarderos. Según el New York Times, el Pentágono tendría previsto movilizar 120000 soldados suplementarios en Oriente Medio. El buque anfibio Arlington y el sistema de defensa antiaérea Patriot ya van camino del estrecho de Ormuz, por el que circula una parte importante de la producción de petróleo mundial.
El 13 de Junio, un mes después del sabotaje de 4 barcos en las mismas aguas, la presión ascendía de nuevo un escalón tras el ataque a dos cargueros (noruego uno y japonés el otro según se informó) que Trump atribuyó a Irán a pesar de los desmentidos de este país[2]. Una semana después Irán abatía un dron norteamericano acusado de sobrevolar territorio iraní. Lo que fue desmentido, esta vez por Trump, que envió inmediatamente sus bombarderos, antes de cambiar de opinión en el último momento. ¡Y todo esto en medio de insultos, de amenazas y de declaraciones belicosas[3]!
Obviamente está claro que Trump no se molesta en recurrir a las muletillas de rigor sobre la guerra “justa” o “humanitaria”, y emplea la estrategia de lo que él mismo ha llamado la «presión máxima», ya que el ejército USA no está interesado en abrir un nuevo frente. Pero hay que constatar que se reúnen todos los ingredientes de una pendiente hacia la guerra: una estrategia que ha mostrado su ineficacia en Corea del Norte; tropas dispuestas al combate a los dos lados de la frontera; consignas de guerra cínicas en la cumbre de la administración USA y del Estado iraní… ¡La audaz estrategia de la “presión máxima” significa sobre todo un riesgo máximo de guerra!
Aunque Trump trate de mostrar la musculatura USA con declaraciones mordaces, estas tensiones en realidad son una clara manifestación del debilitamiento histórico del liderazgo USA. En sus aventuras militares en Irak (1990 y 2003) y en Afganistán (2001), USA ha mostrado sin duda su incontestable superioridad militar; pero también ha puesto de manifiesto su creciente impotencia para mantener un mínimo de estabilidad en la región y para obligar a sus aliados del antiguo bloque occidental a cerrar filas tras sus opciones. Ese debilitamiento ha llevado últimamente a la incapacidad USA de implicar a sus fuerzas terrestres en Siria, dejando el campo libre a sus rivales regionales, empezando por Rusia, y también Irán.
Teherán ha podido así abrir un verdadero corredor militar a través de Irak y Siria hasta su aliado histórico, el Hezbollah libanés, desencadenando la ira de su principal concurrente árabe en la región: Arabia Saudí; y de Israel, que ya ha lanzado ataques aéreos contra las posiciones iranís en Siria. Igualmente, en Yemen, teatro de una guerra de las más atroces, Irán desacredita muy seriamente a Arabia Saudí, principal potencia militar de la región y pivote de la política USA en Oriente Medio.
En ese contexto, el anterior presidente USA, Obama, tuvo que resignarse a negociar un deal (trato) con Teherán: USA permitiría que el país se “reconectara” a la economía mundial, si el Estado iraní aceptaba poner freno a sus ambiciones imperialistas, particularmente abandonando su programa nuclear. Obama también tenía en mente una vieja estrategia de desestabilización, que consistía en debilitar, por medio de la apertura económica, el control de la burguesía local sobre la población, y así suscitar después revueltas para derrocar el régimen actual.
Atascada en Afganistán, y confrontada a sus aliados europeos, que cada vez más arrastran los pies cuando se trata de seguirla, USA se ve obligada a partir de ahora a buscar apoyo principalmente en sus aliados regionales para llevar adelante su política de contención de Irán. Por esa razón Trump ha multiplicado recientemente las muestras de apoyo en dirección de Israel y Arabia Saudí: suministro masivo de armas a Arabia Saudí en su guerra con Yemen, reconocimiento de Jerusalén como capital del Estado Hebreo, apoyo de Trump al príncipe heredero saudita en el caso del asesinato del opositor Jamal Khashoggi… Si las decisiones contundentes y espectaculares de Trump responden a necesidades tácticas inmediatas, está claro que esa estrategia va a acelerar aún más el proceso de contestación del liderazgo USA en general y el caos en Oriente Medio en particular.
Si está claro que la burguesía USA pretenden el hundimiento del régimen de los mulás, sin embargo, está dividida sobre la manera de proceder. El entorno de Trump está constituido en parte de belicistas notables, del estilo de su consejero de Seguridad nacional, John Bolton, de cow boys sin ley de gatillo fácil. Bolton en efecto ya destacó por su ardor a favor de la invasión de Irak durante la presidencia de Bush Jr. Ahora Irán y sus ambiciones imperialistas son sus objetivos. Este responsable de la política exterior USA escribía ya en 2015 en el New York Times: «La verdad que resulta molesta es que solo la acción militar (…) puede llevar a cabo lo que es necesario (…) Estados Unidos podría hacer un trabajo minucioso de destrucción [de las instalaciones nucleares iranís], pero solo Israel puede hacer lo que es necesario. Una acción semejante tendría que acompañarse de un vigoroso apoyo de Estados Unidos a la oposición iraní, con vistas a un cambio de régimen en Teherán»[4]. ¡No se puede reprochar a Bolton que no persevere en sus ideas, ni que sea ningún hipócrita! Ni una sola palabra, ni un gramo de compasión para los que estarán bajo las bombas americanas e iranís.
Pero las ambigüedades y decisiones contradictorias de Trump, más allá de las gesticulaciones irreflexivas del personaje, también se explican porque una parte de la burguesía USA, más consciente del debilitamiento del liderazgo internacional de este país, sigue vinculada al método más hábil de Obama. Tres miembros republicanos del parlamento, entre los cuales se encuentra el jefe de filas del grupo, Kevin McCarthy, han firmado un comunicado que llama al gobierno, a coro con el partido demócrata, a reaccionar de forma más “moderada” frente a Irán. Pero la “moderación” de la que hablan estos políticos burgueses es solo evidentemente un sinónimo de “contorsiones”, ya que USA se encuentra frente a un dilema insoluble: o bien animan la ofensiva de sus rivales al permanecer sin actuar directamente, o bien alimentan aún más la contestación y el caos desplegando sus tropas. Haga lo que haga, USA, como las otras potencias imperialistas, no puede escapar de la lógica y las contradicciones del militarismo.
De las grandes potencias a los grupúsculos fanáticos, de las potencias regionales a las riquísimas Petro monarquías, ¡los buitres están sedientos de sangre! Únicamente preocupados por sus codiciosos intereses imperialistas, no se preocupan de los cadáveres que se amontonan, de los innumerables refugiados arrojados a las carreteras, de las ciudades en ruinas, de las vidas destrozadas por las bombas, la miseria y la desolación. Todos esos criminales de guerra vomitan cada día palabras hipócritas de “paz”, de “negociación” o de “estabilidad”, pero la barbarie extrema que se despliega cada día más es testimonio de la putrefacción de su sistema: el capitalismo.
EG, 1 de Julio 2019
Traducido de Revolution Internationale, órgano de la CCI en Francia
[1] Atraídos por la ganga de un nuevo mercado a explotar, los otros países firmantes del acuerdo, incluyendo a los países europeos, han intentado mantener el acuerdo con Irán. En represalia, Trump ha amenazado con sancionar a las empresas que no respetaran el nuevo embargo norteamericano, lo que ha contenido sensiblemente las veleidades europeas
[2] Cuando escribimos esto, el origen del ataque todavía es materia de investigación. Si Irán ha podido perfectamente intentar enviar un mensaje a Trump, también hay que tener en cuenta que, vista la tradición de manipulación de las grandes democracias (como atestigua por ej. la invención de “las armas de destrucción masiva” iraquís), no se puede excluir que USA o alguno de sus aliados hayan organizado un golpe para aumentar la presión.
[3] Aún ahora las tensiones no dejan de crecer. Teherán acaba de anunciar que ha superado el límite de producción de uranio enriquecido previsto en el acuerdo de 2015, e Israel ha bombardeado de nuevo las posiciones iranís en Siria.
[4] “To stop Iran’s bomb, bomb Iran”, The New York Times, (26 marzo 2015). Traducido por nosotros.
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Hace ochenta años se ponía fin a uno de los hechos más importantes del siglo XX: la guerra de España. Este acontecimiento, de gran relevancia, estuvo en el centro de la situación mundial en la década de 1930. Y se mantuvo en el centro de la actualidad política internacional durante muchos años. Constituyó una prueba decisiva para todas las tendencias políticas que se presentaban a sí mismas como proletarias y revolucionarias. Por ejemplo, fue en España donde se pudo ver al estalinismo en acción, por primera vez fuera de la URSS, en su papel de verdugo del proletariado. Fue también en torno a la cuestión española donde se produjo una decantación entre las corrientes que habían luchado contra la degeneración y la traición de los partidos comunistas en la década de 1920: por un lado, quienes se mantendrían en una posición internacionalista durante la Segunda Guerra Mundial; por otro, los que apoyaron esta carnicería, como por ejemplo la corriente trotskista[1]. Y aún hoy, los acontecimientos de 1936-1939 en España siguen estando presentes en las tomas de posición y la propaganda de las corrientes que dicen ser parte de la revolución proletaria. Es el caso, en particular, de las diferentes tendencias del anarquismo y del trotskismo que, más allá de sus diferencias, coinciden en que hubo una "revolución" en España en 1936. Una revolución que, según los anarquistas, habría ido mucho más lejos que la de 1917 en Rusia debido a la constitución de las "colectivizaciones" promovidas por la CNT, la central sindical anarcosindicalista. Un análisis que en su momento fue rechazado por las distintas corrientes de la izquierda comunista, por la izquierda italiana y también por la izquierda germano-holandesa.
La primera pregunta a la que debemos responder pues es la siguiente: ¿hubo una revolución en España en 1936?
Antes de contestar a esta pregunta tenemos, obviamente, que ponernos de acuerdo en que entendemos por "revolución". Es éste un término del que se abusa pues es utilizado tanto por la extrema izquierda (por ejemplo, Mélenchon con su "Revolución Ciudadana"), como por la extrema derecha (la "Revolución Nacional"). Hasta el mismo Macron tituló así el libro en que dio a conocer su programa. “Revolución”.
Lo cierto es que más allá de todas sus interpretaciones fantasiosas, este término "Revolución" califica en la historia un cambio violento de régimen político que expresa un trastocamiento de la relación de fuerzas entre las clases sociales que beneficia a aquellas que representan un progreso para la sociedad. Tal fueron los casos de la Revolución Inglesa de los años 1640, y de la Revolución Francesa de 1789. Ambas significaron un ataque al poder político de la aristocracia en favor de la burguesía.
A lo largo del siglo XIX, los avances políticos de la burguesía en prejuicio de la nobleza representaban un progreso para la sociedad. Y esto se debe a que en ese momento el capitalismo era un sistema en plena prosperidad, lanzado a la conquista del mundo. Pero esta situación cambió radicalmente en el siglo XX. Las potencias burguesas acabaron de repartirse el mundo. Cualquier nueva conquista, fuera colonial o comercial, debía hacerse asaltando los dominios de una potencia rival. Vimos entonces un auge del militarismo y a un estallido de tensiones imperialistas que desembocaron en la Primera Guerra Mundial. Esto fue la señal de que el capitalismo se había convertido ya en un sistema decadente y obsoleto. Las revoluciones burguesas ya no tienen vigencia. La única revolución que está al orden del día es la que debe derrocar el sistema capitalista y establecer una nueva sociedad liberada de la explotación y la guerra, el comunismo. El sujeto histórico de esta revolución es la clase de los trabajadores asalariados que produce la mayor parte de la riqueza social, el proletariado.
Hay diferencias fundamentales entre las revoluciones burguesas y la revolución proletaria. Una revolución burguesa, es decir, la toma del poder político por parte de los representantes de la clase burguesa de un país es el resultado de todo un período histórico durante el cual la burguesía ha ido adquiriendo un peso decisivo en la esfera económica mediante el desarrollo del comercio y las técnicas productivas. La revolución política, o sea la abolición de los privilegios de la nobleza, constituye un paso importante (aunque no indispensable) en el creciente control de la burguesía sobre la sociedad que le permite facilitar y acelerar este proceso de control.
La revolución proletaria no se sitúa en absoluto al final del proceso de transformación económica de la sociedad, sino por el contrario al principio. La burguesía sí pudo constituir islotes de economía burguesa en medio de la sociedad feudal, ciudades que actuaban como mercados, redes comerciales. Tales islotes se fueron expandiendo y fortaleciendo gradualmente. Pero esto no es así para el proletariado. No pueden existir islotes de comunismo en una economía mundial dominada por el capitalismo y las relaciones mercantiles. Este fue el sueño de socialistas utópicos como Fourier, Saint-Simón u Owen. Pero, pese a su buena voluntad y sus análisis frecuentemente muy sesudos de las contradicciones del capitalismo, sus sueños chocaron y se desvanecieron ante la realidad de la sociedad capitalista. Lo cierto es que la primera etapa de la revolución comunista consiste en la toma del poder político por el proletariado a escala mundial. Gracias a este poder político es como la clase revolucionaria podrá transformar gradualmente toda la economía socializándola, aboliendo la propiedad privada de los medios de producción y el intercambio de mercancías.
Y hay otras dos diferencias fundamentales entre las revoluciones burguesas y la revolución proletaria:
- Primeramente, que mientras las revoluciones burguesas han podido darse en momentos distintos dependiendo del desarrollo económico de cada país (hay, por ejemplo, más de un siglo entre las revoluciones inglesa y francesa); la revolución proletaria debe darse en un mismo momento histórico. Si queda aislada en un solo país o en un puñado de estos, se ve condenada a la derrota. Esto es lo que vimos con el ejemplo de la revolución rusa de 1917[2].
- En segundo lugar, las revoluciones burguesas, aun cuando fueran extremadamente violentas, conservaron lo esencial del aparato de Estado de la sociedad feudal (el ejército, la policía, justicia, burocracia). De hecho, las revoluciones burguesas consistieron en modernizar, perfeccionar el aparato estatal existente. Esto fue posible y necesario porque en este tipo de revolución eran dos clases explotadoras, la nobleza y la burguesía, las que se sucedían en la dominación sobre la sociedad. Nada de eso sucede en la revolución proletaria. El proletariado, la clase explotada en la sociedad capitalista, no puede en modo alguno utilizar en su beneficio un aparato de Estado concebido y organizado para garantizar esa explotación, para reprimir las luchas contra esa explotación. La primera de las tareas del proletariado en la revolución consiste en armarse para destruir de arriba abajo el aparato estatal, y a poner en marcha sus propios órganos de poder basados en sus organizaciones unitarias de masas, con delegados elegidos y revocables por las asambleas generales: los Consejos Obreros[3].
El 18 de julio de 1936, ante el golpe militar perpetrado contra el gobierno del Frente Popular, el proletariado tomó las armas. Consiguió que en la mayoría de las grandes ciudades fracasara la empresa criminal dirigida por Franco y sus acólitos. Pero ¿Aprovechó el proletariado esta situación, su posición de fuerza, para atacar al Estado burgués? Un Estado burgués que, desde el establecimiento de la República en 1931, ya se había distinguido en la sangrienta represión de la clase obrera, particularmente en Asturias en 1934 con 3.000 muertos. ¡Absolutamente no!
La respuesta de los trabajadores fue, sin duda, inicialmente, una acción de clase, que impidió que triunfase el golpe de Estado. Pero, desafortunadamente, la energía de los trabajadores fue rápidamente canalizada y recuperada ideológicamente para la defensa del Estado, gracias a la fuerza mistificadora del "antifascismo" del Frente Popular. En vez de atacar y destruir el Estado burgués como ocurrió en octubre de 1917 en Rusia, los trabajadores fueron desviados y reclutados para la defensa del Estado republicano. En esta tragedia, la CNT anarquista, la central sindical más poderosa, desempeñó un papel capital, desarmando a los trabajadores, empujándolos a abandonar el terreno de la lucha de clases para, en vez de eso, capitular y engañarlos entregándoles atados de pies y manos al Estado burgués. En lugar de atacar al Estado para destruirlo, como siempre habían prometido hacer, los anarquistas ocuparon ministerios declarando, por boca de Federica Montseny, ministra anarquista del gobierno republicano: «Hoy en día, el gobierno, como instrumento de control de los órganos del Estado, ha dejado de ser una fuerza de opresión contra la clase obrera, al igual que el Estado ya no representa una organización que divide a la sociedad en clases. Ambos oprimirán aún menos al pueblo ahora que los miembros de la CNT participan en ellos». Los anarquistas, que presumían de ser los mayores "enemigos del Estado" pudieron así, empleando este tipo de retórica, arrastrar a los trabajadores españoles a la defensa pura y simple del Estado democrático. La clase obrera fue desviada de sus propios objetivos políticos para, en cambio, dedicarse a apoyar la fracción "democrática" contra la fracción "fascista" de la burguesía. Esto da la medida de la amplitud de la bancarrota política, moral, histórica, del anarquismo. Siendo la fuerza políticamente dominante en la Península Ibérica, el anarquismo mostró su total incapacidad para llevar a cabo una política de clase, de emancipación de la clase obrera. En vez de ello, empujo a ésta a la defensa de la burguesía democrática, del Estado capitalista. Pero la bancarrota del anarquismo no se detiene ahí. Cuando afirmaba que estaba llevando a cabo la revolución privilegiando las “acciones locales” como las "colectivizaciones" de 1936, en realidad estaba prestando un valioso servicio al Estado burgués:
- por un lado, permitiendo la reorganización de la economía española a favor del esfuerzo de guerra del Estado republicano, es decir, del representante de la burguesía democrática, contra la fracción "fascista" de la misma burguesía;
- por otro lado, desviando al proletariado de una acción política de conjunto, privilegiando en cambio la gestión inmediata de las unidades de producción, siempre en beneficio del Estado y, por lo tanto, de la burguesía. Obligados a ocuparse del control en el día a día de la producción, los trabajadores encuadrados en las "colectividades" se vieron obligados a abandonar cualquier actividad política global en favor de la gestión de las empresas locales, sin vínculos de unas con otras, ni con las necesidades reales de la clase obrera.
Y si el proletariado se adueñó de las calles en julio de 1936, menos de un año más tarde se encontraba ya sometido por la coalición de fuerzas políticas republicanas. El 3 de mayo de 1937 hizo un último intento de oponerse a esta sumisión. Ese día, los "guardias de Asalto", unidades policiales del Gobierno republicano del que se habían adueñado ya los estalinistas, quisieron ocupar el edificio de la Telefónica en Barcelona que se encontraba en manos de la CNT. La parte más combativa del proletariado respondió a esta provocación lanzándose a la calle, levantando barricadas y declarando una huelga que casi fue general. El proletariado estaba bien movilizado, disponía de armas, pero carecía de perspectiva. ciertamente tenía armas, pero seguía sin perspectiva. El Estado democrático había permanecido intacto. Siempre había estado presente y a la ofensiva y, contrariamente a lo que habían querido hacer creer los anarquistas, en manera alguna había renunciado a reprimir los intentos de resistencia proletaria. Y así, mientras las tropas franquistas detenían voluntariamente su ofensiva en el Frente, los estalinistas y el gobierno republicano aplastaban a esos mismos trabajadores que, en julio de 1936, habían derrotado el golpe de estado fascista. Fue en ese momento cuando Federica Montseny, la ministra anarquista más prominente, llamó a los trabajadores a detener la lucha, ¡a deponer las armas!, perpetrando una auténtica puñalada por la espalda a la clase obrera, una verdadera traición y una derrota aplastante. Esto es lo que Bilan, la publicación de la Izquierda Comunista italiana escribió en esta ocasión: «El 19 de julio de 1936 los proletarios de Barcelona, con puño desarmado, aplastaron batallones de Franco ARMADOS HASTA LOS DIENTES. El 4 de mayo de 1937, estos mismos proletarios, ARMADOS, dejan en la calle muchas más víctimas que en Julio cuando tuvieron que repeler a Franco, y es el gobierno antifascista –incluidos la CNT-FAI y del que el POUM es indirectamente solidario- quien da suelta a la gentuza de las fuerzas represivas contras los obreros».
En la represión general que siguió a la derrota del levantamiento de mayo de 1937, los estalinistas se esmeraron en proceder a la eliminación física de los "elementos perturbadores". Este fue el caso, por ejemplo, del militante anarquista italiano Camilo Berneri, que tuvo la lucidez y el coraje de hacer una crítica en toda regla de la política de la CNT y de la acción de los ministros anarquistas en una "Carta Abierta a la camarada Federica Montseny".
Decir que lo que ocurrió en España en 1936 fue una revolución de un nivel "superior" a la que tuvo lugar en Rusia en 1917 no sólo le da la espalda a la realidad, sino que constituye un importante ataque contra la conciencia del proletariado al orillar y rechazar las experiencias más preciosas de la revolución rusa: sobre todo la creación de los Consejos Obreros (Soviets); la destrucción del Estado burgués y el internacionalismo proletario, ya que esta revolución fue concebida como la primera etapa de la revolución mundial e impulsó la constitución de la Internacional Comunista. Un internacionalismo proletario que, pese a sus afirmaciones, le resulta extraño al movimiento anarquista, como veremos más adelante[4].
El primer elemento que nos permite afirmar que la Guerra de España fue sólo un preludio de la Segunda Guerra Mundial, y no una revolución social, es la propia naturaleza de la lucha entre las distintas fracciones burguesas del Estado - republicanos y fascistas -, y entre las naciones. El nacionalismo de la CNT la llevó a llamar explícitamente a una guerra mundial para salvar a la "nación española": «La España libre cumplirá con su deber. Y frente a esta actitud heroica, ¿qué harán las democracias? Es de esperar que lo inevitable no tardará en llegar. La actitud provocadora y grosera de Alemania ya se está volviendo insoportable. (...) Todo el mundo sabe que, en última instancia, las democracias tendrán que intervenir con sus escuadrones y ejércitos para cerrarle el paso de estas hordas de enloquecidos...». (Solidaridad obrera, periódico de la CNT, 6 de enero de 1937, citado por Revolución Proletaria No. 238, enero de 1937). Las dos facciones burguesas en lucha buscaron inmediatamente apoyo externo: no sólo hubo una intervención militar masiva por parte de los Estados fascistas que aportaron aviación y un ejército blindado moderno a los franquistas, pero también la URSS se involucró muy activamente en el conflicto mediante sus envíos de armamento y sus "asesores militares". Se produjo un apoyo político y mediático en todo el mundo a favor de uno u otro bando de la burguesía. ¡Todo lo contrario de lo que sucedió en la Revolución Rusa en 1917 cuando no sólo ninguna de las naciones capitalistas la apoyó, sino que todas ellas se aprestaron a aislarla y a combatirla militarmente, tratando de ahogarla en sangre![5]
Una de las ilustraciones más evidentes del papel jugado por la guerra de España en la preparación de la Segunda Guerra Mundial es la actitud que tuvieron muchos militantes anarquistas hacia ésta. Así, muchos de ellos se involucraron en la Resistencia, es decir, en la organización que representaba al campo imperialista angloamericano en el territorio francés ocupado por Alemania. Algunos incluso se alistaron en el ejército regular francés, en particular en la Legión Extranjera o en la 2ª División Blindada del general Leclerc, el mismo Leclerc que continuaría su carrera en la guerra colonial de Indochina. Por ello los primeros carros de combate que entraron en París el 24 de agosto de 1944 estaban dirigidos por tanquistas españoles y enarbolaban el retrato de Durruti, el líder anarquista que dirigió la famosa "columna Durruti", y que murió en las afueras de Madrid en noviembre de 1936.
Todos aquellos que, aun reivindicando la revolución proletaria, han tomado partido por la República, por el “bando democrático”, lo han hecho en general invocando el "mal menor" y contra el "peligro fascista". Los anarquistas han sido los promotores de esta ideología democrática en nombre de sus principios "antiautoritarios". Según ellos, aunque admiten que la "democracia" es una de las expresiones del capital, consideran que constituye un "mal menor" en comparación con el fascismo porque, obviamente, es menos autoritaria. ¡Pero eso es de una ceguera total! La democracia no es un "mal menor". ¡Al contrario! Precisamente porque es capaz de crear más ilusiones que los regímenes fascistas o autoritarios, constituye el arma predilecta de la burguesía contra el proletariado.
Además, la democracia no se queda atrás cuando se trata de reprimir a la clase obrera. Fueron los "demócratas", es más los "socialdemócratas", Ebert y Noske, quienes asesinaron a Karl Liebknecht y Rosa Luxemburg, así como a miles de trabajadores, durante la revolución alemana de 1919, frenando así la propagación de la revolución mundial. En cuanto a la Segunda Guerra Mundial, las atrocidades cometidas por el "campo fascista" son bien conocidas y difundidas, pero las del "bando democrático” no le van a la zaga: no fue Hitler quien envió dos bombas atómicas contra la población civil, sino el "demócrata" Truman, presidente de la gran "democracia" estadounidense.
Y si echamos la vista atrás al caso de la Guerra de España, debemos recordar la acogida que dispensó la República Francesa, campeona de los "derechos humanos" y de la "Liberté-Égalité-Fraternité", a los 400 mil refugiados que huyeron de territorio español en el invierno de 1939, al final de la guerra civil. La mayor parte de ellos fueron hacinados como ganado en campo de concentración, rodeados de alambre de púas, bajo la guardia armada de los gendarmes de la democracia francesa[6].
- Contrariamente a quienes quieren enterrar al proletariado y tratan de desacreditar su lucha, a los que piensan que la tradición de la izquierda comunista es "obsoleta" o "anticuada", que sería necesario desprenderse del pasado revolucionario del proletariado, que España sería una experiencia revolucionaria "superior", que finalmente habría que ir olvidando el pasado y “experimentar otras cosas”, nosotros afirmamos que la lucha obrera sigue siendo el único camino hacia el futuro de la humanidad. Y que, por tanto, debemos defender imperativamente la memoria obrera y sus tradiciones de lucha. En particular la necesidad de su autonomía de clase, de una lucha intransigente por sus intereses propios de clase, en su terreno de clase, con su propio método de lucha, sus propios principios.
- Una revolución proletaria no tiene nada que ver con la lucha "antifascista" y los acontecimientos en España en la década de 1930. Por el contrario, debe situarse en el campo político de la lucha obrera consciente, basada en la fuerza política de los Consejos Obreros. El proletariado debe preservar su autoorganización, su independencia política de todas las fracciones de la burguesía, de todas las ideologías que le son ajenas. Esto es lo que el proletariado fue incapaz de hacer en España, ya que, por el contrario, se vio atado, y por lo tanto sometido, a las fuerzas de izquierda del capital.
- La Guerra de España también muestra que no es posible empezar a "construir una nueva sociedad" a través de iniciativas locales en el terreno de la economía, como quieren creer los anarquistas. La lucha de clases revolucionaria es, primeramente y, ante todo, un movimiento político internacional y no se limita a reformas o recetas económicas preparatorias (ni siquiera mediante "experimentos" aparentemente muy radicales). La primera tarea de la Revolución Proletaria, como nos ha mostrado la Revolución Rusa, debe ser política: la destrucción del estado burgués y la toma del poder por la clase obrera a escala internacional. Sin ello es inevitablemente el aislamiento y la derrota.
- Finalmente, la ideología democrática es la más peligrosa de todas las promovidas por el enemigo de clase. Es la más perniciosa, la que hace que el lobo capitalista parezca un cordero protector y "favorable" a los trabajadores. El antifascismo fue pues en España y en otros lugares, al arma perfecta que utilizaron los frentes populares para enviar a los trabajadores a ser masacrados en la guerra imperialista. El Estado y su "democracia", como expresión hipócrita y perniciosa del capital, sigue siendo nuestro enemigo. El mito democrático no es sólo una máscara del Estado y de la burguesía para ocultar su dictadura, su dominación social y su explotación, sino también, y ante todo, el obstáculo más poderoso y difícil de superar para el proletariado. Los acontecimientos de 1936/37 en España lo demuestran profusamente y es una de sus principales enseñanzas.
Corriente Comunista Internacional, junio de 2019
[1] Ver nuestro libro España 1936: Franco y la República masacran al proletariado. https://es.internationalism.org/cci/200602/539/espana-1936-franco-y-la-republica-masacran-al-proletariado [588]
[2] Ver el Manifiesto de nuestro 22º Congreso Internacional sobre la Revolución de 1917: https://es.internationalism.org/accion-proletaria/201710/4237/manifiesto-de-la-corriente-comunista-internacional-sobre-la-revolucion [1356]
[3] Ver la Serie ¿Qué son los Consejos Obreros?: https://es.internationalism.org/revista-internacional/201002/2769/que-son-los-consejos-obreros-i [174] , https://es.internationalism.org/revista-internacional/201005/2865/que-son-los-consejos-obreros-2-parte-de-febrero-a-julio-de-1917-re [659] , https://es.internationalism.org/revista-internacional/201008/2910/que-son-los-consejos-obreros-iii-la-revolucion-de-1917-de-julio-a- [660] , https://es.internationalism.org/revista-internacional/201012/3004/que-son-los-consejos-obreros-iv-1917-21-los-soviets-tratan-de-ejer [661] y https://es.internationalism.org/revista-internacional/201104/3086/que-son-los-consejos-obreros-v-los-soviets-ante-la-cuestion-del-es [223]
[4] Munis, un revolucionario de origen trotskista que, sin embargo, logró toda su vida permanecer fiel al proletariado, sustentaba esa “teoría”: no solo que hubo una “revolución” en España, sino que esta habría sido “más profunda” que la revolución de 1917 en Rusia. Hemos criticado este análisis en Crítica del libro JALONES DE DERROTA PROMESAS DE VICTORIA https://es.internationalism.org/cci/200602/753/1critica-del-libro-jalones-de-derrota-promesas-de-victoria [1846] y en ¿Una revolución más profunda que la revolución rusa de 1917? https://es.internationalism.org/cci/200602/754/2-una-revolucion-mas-profunda-que-la-revolucion-rusa-de-1917 [1847]
[5] Ver La burguesía contra la revolución (1ª Parte) https://es.internationalism.org/accion-proletaria/201806/4309/la-burguesia-mundial-contra-la-revolucion-de-octubre-i [1848]
[6] Ver Refugiados de la guerra de España de 1939: el hipócrita "asilo democrático" de los campos de internamiento https://es.internationalism.org/content/4404/refugiados-de-la-guerra-de-espana-de-1939-el-hipocrita-asilo-democratico-de-los-campos [1849]
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La presente resolución, adoptada por la conferencia celebrada en enero de 2019, busca extraer las principales perspectivas sobre la situación británica para el período histórico que se avecina. Una de las principales responsabilidades de las organizaciones revolucionarias es presentar la comprensión más coherente de la perspectiva sobre la situación nacional. Esto adquiere aún más importancia cuando toda la situación social está dominada por la crisis política sin precedentes de la clase dominante en torno al Brexit, una crisis que va a seguir empeorando más y más. Sin una comprensión de las raíces y consecuencias de esta gran incertidumbre es imposible sacar las probables implicaciones de esto para el proletariado en Gran Bretaña, y mundial, para los años venideros.
El papel de la resolución no es proporcionar un análisis detallado de la dinámica en el ámbito laboral – este análisis se hizo en el informe sobre la situación nacional de esta misma conferencia-, sino establecer un marco teórico general y extraer sus implicaciones. En el último número de World Revolution publicamos una sección histórica sobre el informe a la que los lectores pueden referirse[1].
En esta introducción queremos examinar si la resolución se corrobora a la luz de los últimos de los acontecimientos.
La resolución argumenta que el Brexit es el producto de la combinación de una serie de factores: la decadencia del imperialismo británico del último siglo, las divisiones dentro de la clase dominante provocada por dicha decadencia, la profundización del impacto de la descomposición del capitalismo desde la crisis financiera de 2008 y el surgimiento del populismo. La resolución demuestra que la burguesía está atrapada en contradicciones irreconciliables. Estas no solo se ponen en evidencia con el ascenso del populismo, sino también por las divisiones internas de los principales partidos políticos europeos, que han sido empujados a un punto en el que podrían destruir el aparato político parlamentario que ha servido tan bien a la burguesía británica los últimos dos siglos.
Esto se ha visto plenamente confirmado por la parálisis de la maquinaria parlamentaria durante los últimos seis meses. Los dos principales partidos políticos se han visto desgarrados por luchas entre facciones por el asunto Brexit. El acuerdo de retirada elaborado por el Gobierno de May y la UE, destinado a impedir que Gran Bretaña se retire de la UE de forma brusca y desordenada, se ha visto socavado por la incapacidad de las principales facciones de ambos partidos para ponerse de acuerdo sobre cómo llevar a cabo este plan. May no pudo llegar a un acuerdo debido a la presión ejercida por los partidarios de la línea dura favorable al Brexit, mientras que Corbyn se vio constreñido por las divisiones en el seno del Partido Laborista, en las que importantes facciones desean una unión aduanera o un segundo referéndum. El último esfuerzo desesperado por conseguir este acuerdo fueron las conversaciones entre ambos partidos, pero éstas estaban condenadas porque era evidente que May iba a ser expulsada del poder por facciones del partido conservador que se oponían a un acuerdo con el Partido Laborista, lo que sucedió el 7 de junio cuando dio su dimisión. Esta parálisis ha producido ahora una contienda de liderazgo en el partido conservador, con las figuras más rabiosamente a favor de Brexit a la cabeza, pero cualquiera que sea el resultado, no resolverá el estancamiento.
Este vacío político ha estimulado un nuevo auge del populismo, alimentado por la ira y la frustración por la incapacidad del Parlamento para avanzar en el asunto Brexit. Farage y sus ricos partidarios burgueses han aprovechado plenamente este vacío al formar el Partido Brexit. Este nuevo partido expresa un grave peligro para los partidos más importantes. Representa una nueva cara del populismo. Desapareció la estridente retórica antiinmigración y los extraños personajes que hicieron que el UKIP fuera inaceptable para muchos. El nuevo partido es muy hábil, tiene una campaña de Internet muy sofisticada y se vende a sí mismo como un partido multicultural y apoyado por los jóvenes. Farage de repente se viste de “dignidad” con su rechazo al creciente racismo y la islamofobia del UKIP.
Esta operación es un serio esfuerzo por incursionar en los partidos más importantes, al ser el único capaz de defender el voto democrático de "el pueblo".
El ascenso del Partido de Brexit introduce un nuevo dilema. Un nuevo líder del partido conservador no querrá convocar a elecciones generales mientras el Brexit no se resuelva, porque como dijo un antiguo ayudante de Cameron, “estarán en graves problemas”. Los laboristas, también, serán reacios a ir a elecciones porque el Partido Brexit está haciendo un esfuerzo para venderse a sí mismo como el partido de los trabajadores.
Esto significa que tres años después de un referéndum que debía hacer retroceder la marea del populismo, la clase dominante se enfrenta ahora a un partido populista revitalizado y más sofisticado que echa carbón al fuego de su crisis política.
Como dice la resolución, esta crisis amenaza la integridad territorial del Estado británico. La elección de un pro-Brexit de línea dura como líder Tory y/o la llegada del partido Brexit al parlamento empeorarían las tensiones con la fracción escocesa proindependentista de la burguesía.
El impacto de esto no se limita a Gran Bretaña. Como explica la resolución, el Brexit contribuyó a reforzar el populismo en Europa y en los Estados Unidos. La UE y las principales potencias europeas han respondido con una línea muy dura hacia la burguesía británica. Esta línea ha dado algunos beneficios, porque el caos político ha producido un verdadero temor incluso entre los partidos populistas y los gobiernos europeos, que ahora han dejado de lado o suavizado la intensión de abandonar la UE. Sin embargo, la extrema derecha populista sigue siendo una grave amenaza para el futuro de la UE.
Las esperanzas de los pro-Brexits de una nueva Gran Bretaña "global" capaz de alcanzar acuerdos de libre comercio ya han empezado a chocar con la dura roca de la realidad. La guerra comercial en desarrollo entre Estados Unidos y China ha dejado claro que Estados Unidos no duda en socavar los intereses de sus antiguos aliados en su lucha cada vez más desesperada contra China. El escándalo de Huawei ha visto a China amenazar su inversión en Gran Bretaña si el gobierno británico cede a la presión de EE.UU. para prohibir a Huawei en su infraestructura.
La lucha con China por el dominio mundial, junto con su intención de socavar a sus rivales europeos, significa que Estados Unidos tiene poco interés en una Gran Bretaña debilitada fuera de la UE. Trump se alegró de animar el Brexit para perjudicar a la UE, pero, una vez que el Brexit tenga lugar, ¿qué papel puede desempeñar el Reino Unido para los Estados Unidos?
La perspectiva de la resolución sobre la profundización de la crisis política ha sido verificada por los acontecimientos. Su advertencia sobre la amenaza del populismo, en esta situación de parálisis, estaba justificada. El surgimiento del Partido Brexit es otro factor de caos e inestabilidad que pone en peligro los esfuerzos del Estado británico por garantizar un Brexit ordenado.
Las implicaciones de esta situación para la clase obrera son sombrías. Más de una década de austeridad ha tenido lugar sin casi ninguna respuesta de la clase. Esto no significa que no haya descontento, pero no se ha expresado a través de la lucha de clases debido a la profunda falta de confianza en sí misma. Esta desorientación y desmoralización se han visto exacerbadas por el Brexit y la crisis política. El apoyo al populismo y su promesa simplista de un mañana mejor entre partes del proletariado es una expresión de esta desesperación. Sin embargo, detrás del anti -populismo y de su defensa de la democracia y del Estado democrático, se está movilizando un peligro aún mayor para el proletariado. En la actualidad y en el período venidero, el proletariado tendrá que hacer todo lo que está en su mano para evitar movilizarse detrás de estas diferentes facciones burguesas.
Pero la crisis económica continuará profundizándose, y no importa qué facción burguesa domine, todos tendrán que atacar al proletariado. Sólo luchando contra estos ataques la clase obrera puede defenderse. Estas luchas tendrán la misma respuesta de los conservadores, los laboristas o los populistas, porque al final todos ellos defienden el capitalismo.
WR, 25.5.19
En realidad, la clase obrera no tiene ningún interés en el embrollo del Brexit, ningún campo para escoger entre las distintas facciones o las innumerables "soluciones". Todos los argumentos del debate del Brexit tienen que ver en última instancia con las mejores condiciones para gestionar la crisis económica capitalista, la mejor manera de competir con otros estafadores capitalistas en el mercado mundial, con el objetivo último de extraer la máxima plusvalía a la clase obrera y decidir entre la burguesía quién obtiene el mayor botín.
La inexorable caída del nivel de vida de los trabajadores -ahora hay 14 millones de pobres en Gran Bretaña, según el último informe de la ONU- comenzó mucho antes del Brexit y continuará con cualquier "solución" que se encuentre en el acertijo de la UE.
Detrás del Brexit está la cuestión del papel imperialista de Gran Bretaña en el mundo y los conflictos militares que el proletariado tendrá que pagar.
Los trabajadores no tienen ningún interés o beneficio en ninguno de estos “intereses nacionales”. Incluso si, en la fantasía de los pro-Brexit, la inmigración se detuviera, la erosión de los medios de vida de los trabajadores continuaría. Asimismo, si Gran Bretaña permaneciera en la UE, los trabajadores seguirían siendo objeto de medidas de austeridad como las impuestas, por ejemplo, al proletariado griego que han sido terribles.
De hecho, el circo mediático en curso sobre el lío del Brexit se utiliza como un medio para oscurecer las cuestiones centrales para la clase obrera y pretender que esta última no tiene intereses ni perspectivas propias.
Las diferentes facciones del Partido Laborista participan plenamente en la creación y el mantenimiento de esta cortina de humo relativa a los intereses reales de la clase obrera, y apenas se distinguen de las facciones conservadoras. Jeremy Corbyn y la "izquierda dura" sólo proporcionan una diversión subsidiaria, con la promesa de "nacionalizaciones", la pretensión de "redistribuir la riqueza" -lo que significa en realidad hacer más equitativa la pobreza- o en el escenario mundial apoyar a un grupo alternativo de gánsteres imperialistas. Los trotskistas y otros izquierdistas tienen variaciones aún más radicales sobre estas ilusiones.
Todos estos juegos políticos de los partidos burgueses ayudan a reforzar la actual desorientación de la clase obrera.
Sin embargo, tarde o temprano, el empeoramiento de la crisis económica obligará a la clase obrera a reavivar la lucha por defender sus condiciones de vida, a reconocerse una vez más como clase autónoma y a exponer más claramente el hecho de que el actual sistema social no tiene otra alternativa a la decadencia de su sistema que no sea una creciente barbarie.
Esta renovada lucha de clases se revelará como una lucha política. Pero la clase obrera no tiene nada que ganar del estado burgués o del juego parlamentario que, como muestra el Brexit, excluye los intereses proletarios y la participación del proletariado. En el futuro, la clase obrera tendrá que recrear sus propias organizaciones de masas de poder político (las Asambleas y los Consejos Obreros) y un partido político revolucionario mundial.
Como 25.5.19
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Publicamos a continuación un intercambio de correspondencia que ha dado lugar a un debate argumentado y detallado sobre qué es el comunismo, como podrá llegar el proletariado a él y qué problemas se presentan en la marcha hacia esa nueva etapa en la historia de la humanidad.
La discusión sobre estas cuestiones es muy necesaria pues el proletariado y las minorías que expresan su toma de conciencia deben tener claridad sobre esta perspectiva. Ella da fuerza a las luchas inmediatas y las orienta frente a la multitud de trampas que opone la burguesía.
Sabemos que esta perspectiva histórica del proletariado es aún muy lejana. También somos conscientes del terrible golpe que sufre debido a la identificación del estalinismo con el comunismo. Esta identificación es posiblemente la mentira más monstruosa que se ha dado en la historia de la humanidad. Los regímenes de capitalismo de estado extremo que reinaron en la antigua URSS y sus satélites y que todavía existen en China, Corea del Norte, Cuba, Vietnam etc., con aspirantes tan brutales como el chavismo en Venezuela, el sandinismo en Nicaragua etc., han rendido el mejor servicio a la propaganda anticomunista del capital pues han falsificado y desnaturalizado el comunismo.
Nuestra Corriente, que se inscribe en la corriente histórica de la Izquierda Comunista, lleva denunciando desde los años 20 esta mentira, esforzándose por clarificar qué es realmente el comunismo y cómo podrá el proletariado llegar a él. En ese esfuerzo se inscriben los textos y correspondencias de compañeros (algunos ya militantes de la CCI y otros simpatizantes) de Chile, Perú y España.
La transformación radical del mundo, es decir, la destrucción de la sociedad capitalista y la construcción del comunismo a nivel mundial es un proceso muy complicado, que puede estar lleno de altas y bajas, de errores y equivocaciones etc. Sin embargo, creo que el proceso revolucionario debería poseer 3 etapas que son cruciales: La formación de los consejos obreros, la destrucción del estado capitalista y el poder a los consejos, la conquista de la producción y la transformación de la economía y las relaciones sociales.
Sin duda esta es la primera y una de las más importantes etapas en la lucha por el comunismo y la revolución, la formación del poder obrero revolucionario y el “poder dual” frente al estado: los consejos obreros, órganos que agrupen a toda la clase obrera junto con otros sectores explotados y que respondan directamente a las asambleas obreras. Sin embargo la creación de estos órganos de poder obrero no aparecen en cualquier momento, la historia nos ha mostrado que sólo en periodos de profunda movilización (más una maduración de conciencia de las masas) se han desarrollado los consejos obreros y soviets, más específicamente son en las huelgas de masas que el proletariado ha desarrollado donde se forjan estos órganos revolucionarios, es por eso, que una posterior huelga de masas es fundamental, porque la huelga de masas permite desarrollar los órganos que tomarán todo el poder político y económico (aparte de que permite desarrollar ampliamente la conciencia de los obreros y adquirir más experiencia) ,la dictadura del proletariado es la dictadura de los consejos obreros.
El segundo paso sería el tema de la insurrección de las masas y la destrucción del viejo estado burgués, puesto que el estado es un instrumento de los capitalistas que valida su poder y es en realidad una gran maquinaria que ayuda a mantener al capital y oprime a los trabajadores. La insurrección militar de los obreros y la abolición de este junto con todas sus instituciones es fundamental para la conquista del poder hacia los consejos obreros, por ende, cuanto se presente un periodo revolucionario a nivel internacional y ya hayan consejos obreros establecidos como poder dual (Como la oleada revolucionaria de 1917-23) es fundamental que creen una sección militar (como el comité militar revolucionario de los soviets) que se encargue precisamente del entrenamiento paramilitar a los trabajadores y el tema de la “insurrección”, la insurgencia y destrucción del estado es fundamental para que luego los consejos obreros tomen el poder y se conviertan en los nuevos organismo de poder político y económico.
Una vez destruido el estado burgués comenzará la conquista de la producción económica por parte del proletariado y el traspaso de todo el poder a los consejos obreros comenzará el “periodo de transición” y la dictadura del proletariado, o sea, el socialismo. Durante este periodo la jornada de trabajo se reducirá considerablemente y la producción será controlada mediante asambleas obreras. Es de suma importancia durante este periodo la área económica, ya que como dijo Marx, todas las sociedades y periodos históricos tienen su propio modo de producción, la producción es la que forja las sociedades, la construcción del comunismo (el verdadero comienzo de la humanidad) depende completamente de las transformaciones radicales económicas durante el periodo de transición, en el comunismo la desmercantilización del mundo se logrará completamente la abolición del capital, de la alienación y la enajenación, de las distintas contradicciones del capital llegarán a su fin en el comunismo, sin embargo, todo eso depende completamente de lo económico. Incluso debemos someter lo político a lo económico, como dijo Jan Appel (dirigente obrero del KAPD) « Lo que los obreros tienen que dirigir es el dominio de la política por la economía ».Ya durante el socialismo se debe reducir la jornada de trabajo y los productores (Mediante el control de la producción) deben recuperar el fruto de su trabajo, poco a poco la transformación radical económica que se hará durante el periodo de transición ira forjando nuevas relaciones sociales y se ira forjando poco a poco la nueva sociedad: la sociedad comunista.
Patrix
Estimado compañero:
Saludamos el esfuerzo que estás haciendo para sistematizar tu comprensión de las posiciones comunistas del proletariado. El texto que nos has enviado sobre las diferentes fases en la lucha por el comunismo nos parece muy positivo.
Señalas algo crucial: “la destrucción de la sociedad capitalista y la construcción del comunismo a nivel mundial es un proceso muy complicado, que puede estar lleno de altas y bajas, de errores y equivocaciones”.
El proletariado es la primera clase revolucionaria y explotada de la historia. Ello hace que el desarrollo de su lucha y de su toma de conciencia constituya un proceso muy complejo, donde sufre numerosas derrotas y contratiempos, confusiones y errores. Dos autores comunistas ponen énfasis en esta cuestión fundamental que jamás debemos olvidar:
Marx en el 18 de Brumario de Luis Bonaparte[1] “Las revoluciones burguesas, como la del siglo XVIII, avanzan arrolladoramente de éxito en éxito, sus efectos dramáticos se atropellan, los hombres y las cosas parecen iluminados por fuegos de artificio, el éxtasis es el espíritu de cada día; pero estas revoluciones son de corta vida, llegan en seguida a su apogeo y una larga depresión se apodera de la sociedad, antes de haber aprendido a asimilarse serenamente los resultados de su período impetuoso y agresivo. En cambio, las revoluciones proletarias como las del siglo XIX, se critican constantemente a sí mismas, se interrumpen continuamente en su propia marcha, vuelven sobre lo que parecía terminado, para comenzarlo de nuevo, se burlan concienzuda y cruelmente de las indecisiones, de los lados flojos y de la mezquindad de sus primeros intentos, parece que sólo derriban a su adversario para que éste saque de la tierra nuevas fuerzas y vuelva a levantarse más gigantesco frente a ellas, retroceden constantemente aterradas ante la vaga enormidad de sus propios fines, hasta que se crea una situación que no permite volverse atrás”.
Rosa Luxemburgo quien en La Crisis de la Socialdemocracia[2] considera que para el proletariado “tan gigantescos como sus problemas son sus errores. Ningún plan firmemente elaborado, ningún ritual ortodoxo válido para todos los tiempos le muestra el camino a seguir. La experiencia histórica es su único maestro, su Vía Doloroso hacia la libertad está jalonada no sólo de sufrimientos inenarrables, sino también de incontables errores. La meta del viaje, la liberación definitiva, depende por entero del proletariado, de si éste aprende de sus propios errores. La autocrítica, la crítica cruel e implacable que va hasta la raíz del mal, es vida y aliento para el proletariado”.
Así pues, el proletariado logrará conquistar su meta comunista tras una larga y durísima lucha, donde las derrotas y las desilusiones serán muchísimas más que la victorias y satisfacciones. Los revolucionarios debemos estar preparados para un trabajo a largo plazo donde hay que evitar el inmediatismo, la precipitación y el dejarse llevar por lo superficial o por la primera apariencia.
Estamos de acuerdo en que el proceso hacia el comunismo tendría las 3 etapas que señalas: “La formación de los consejos obreros, la destrucción del estado capitalista y el poder a los consejos, la conquista de la producción y la transformación de la economía y las relaciones sociales”
Lo que queremos añadir es que las tres etapas solo podrán tener lugar a escala mundial, no pueden darse nacionalmente. El siniestro “Socialismo en un solo país” de Stalin fue en realidad el taparrabos de la plena integración del territorio ruso en el concierto imperialista mundial de las naciones capitalistas. De la misma manera el “socialismo en una sola fábrica” que proclama el consejismo es un engaño, como lo es también el “socialismo de aldea” tan querido por los anarquistas.
Contra esas deformaciones escandalosas de las posiciones del proletariado el comunismo solo puede ser mundial, la construcción del comunismo solo puede arrancar realmente a escala mundial y la revolución será mundial o no será. Es algo que subrayó Engels: “¿Es posible esta revolución en un solo país?, No. La gran industria, al crear el mercado mundial, ha unido ya tan estrechamente todos los pueblos del globo terrestre, sobre todo los pueblos civilizados, que cada uno depende de lo que ocurre en la tierra del otro. Además, ha nivelado en todos los países civilizados el desarrollo social a tal punto que en todos estos países la burguesía y el proletariado se han erigido en las dos clases decisivas de la sociedad, y la lucha entre ellas se ha convertido en la principal lucha de nuestros días. Por consecuencia, la revolución comunista no será una revolución puramente nacional, sino que se producirá simultáneamente en todos los países civilizados, es decir, al menos en Inglaterra, en América, en Francia y en Alemania. Ella se desarrollará en cada uno de estos países más rápidamente o más lentamente, dependiendo del grado en que esté en cada uno de ellos más desarrollada la industria, en que se hayan acumulado más riquezas y se disponga de mayores fuerzas productivas. Por eso será más lenta y difícil en Alemania y más rápida y fácil en Inglaterra. Ejercerá igualmente una influencia considerable en los demás países del mundo, modificará de raíz y acelerará extraordinariamente su anterior marcha del desarrollo. Es una revolución universal y tendrá, por eso, un ámbito universal”[3].
Compartimos esta afirmación tuya: “la creación de estos órganos de poder obrero no aparecen en cualquier momento, la historia nos ha mostrado que sólo en periodos de profunda movilización (más una maduración de conciencia de las masas) se han desarrollado los consejos obreros y soviets, más específicamente son en las huelgas de masas que el proletariado ha desarrollado que es en donde se forjan estos órganos revolucionarios, es por eso, que una posterior huelga de masas es fundamental, porque la huelga de masas permite desarrollar los órganos que tomarán todo el poder político y económico (aparte de que permite desarrollar ampliamente la conciencia de los obreros y adquirir más experiencia) ,la dictadura del proletariado es la dictadura de los consejos obreros”
El desarrollo de la lucha revolucionaria del proletariado se acompaña de la constitución de Consejos Obreros. Se tiene que producir un cambio significativo a escala mundial de la relación de fuerzas entre las clases en favor del proletariado. De otra forma, los revolucionarios pueden caer en aventuras que solo conducen a la dislocación y el oportunismo.
Un ejemplo histórico de ese error nos lo da Trotski: a partir de las huelgas en Francia de julio 1936 y de la respuesta de los obreros en España al golpe de Franco, proclama que “se abre una situación revolucionaria”. Este análisis es aberrante pues olvida que el proletariado en Alemania ha sufrido la derrota definitiva con la instauración del nazismo en 1933 y que Stalin está rematando un largo curso contrarrevolucionario en Rusia con los sanguinarios procesos de Moscú. Trotski tampoco tiene en cuenta que en las huelgas francesas los obreros cantan La Marsellesa, el himno nacional, ni que los obreros en España pronto serán desviados por la CNT y el POUM a la participación en la guerra imperialista bajo la bandera del antifascismo.
En España 1936, contrariamente a la imaginación desbocada de un revolucionario prisionero del trotskismo, Munís[4], no hubo Consejos Obreros, todo lo cual muestra la validez global de lo que señalas.
Dicho lo anterior, quisiéramos precisar que el proletariado, una vez los Consejos Obreros hayan derribado el Estado capitalista a escala mundial podrá emprender un largo y difícil proceso de eliminación de la ley del valor: por un lado, desarticulando los mecanismos de la acumulación capitalista; por otra parte, desmontando la estructura orientada a la producción de valores de cambio sustituyéndola por el enfoque hacia la producción de valores de uso.
El proletariado no aspira a un “poder económico”. “Poder económico” significaría que es una nueva clase explotadora. Lo que aspira el proletariado es a liberar la humanidad de las leyes de la economía, en el comunismo no será la economía quien regirá la producción social sino la acción consciente y unificada de la comunidad humana mundial.
Globalmente estamos de acuerdo con lo que dices. Disponemos en positivo de la experiencia en Rusia 1917. El proletariado evitó lanzarse a una insurrección prematura en julio de 1917 pues en ese momento, mientras los obreros de Petrogrado -la capital de entonces- estaban muy avanzados, ni los soldados y campesinos estaban dispuestos a secundarlos, ni tampoco los obreros de otras zonas de Rusia habían madurado lo suficiente en su conciencia y unidad. En tales condiciones, el gobierno de Kerenski lanzó una provocación a los obreros de la capital, pero estos, gracias a la clara percepción de los bolcheviques, evitaron la trampa.
En cambio, a partir de septiembre, reforzado el proletariado porque supo parar el golpe de Kornilov, la relación de fuerzas cambia sustancialmente. Los soldados están hartos, los campesinos se levantan en numerosas poblaciones quemando las propiedades de los terratenientes. Los Soviets de otras concentraciones industriales adoptan resoluciones pidiendo la toma del poder y proponiendo un Congreso de los Soviets de toda Rusia. Los soviets de numerosas ciudades son renovados con delegados claramente partidarios de la toma del poder. En Petrogrado, el soviet constituye un Comité Militar Revolucionario que prepara la insurrección en directa conexión con los consejos de fábrica, de barrio y de los Consejos de Soldados en los cuarteles.
Ahora bien, si todo este proceso significa que el proletariado puede lanzarse a la toma del poder, existe un factor aún más crucial: en Alemania se multiplican las huelgas y las deserciones de soldados; en varios frentes se producen episodios de insubordinación de las tropas y de fraternizaciones entre los soldados de los bandos enemigos; hay igualmente huelgas masivas en Austria, Hungría, España, Gran Bretaña etc. Lenin estima con razón que en tal contexto internacional la acción insurreccional del proletariado en Rusia puede empujar adelante la revolución mundial[5].
Estas son lecciones positivas, debemos examinar igualmente las negativas. En Alemania que es clave para que la Revolución en Rusia pueda seguir adelante -Lenin y Trotski habían insistido sin descanso en esa perspectiva- la burguesía tiende una trampa a los obreros de Berlín -los más avanzados. El resultado, a diferencia de Rusia, es que el proletariado muerde el anzuelo -pese a las advertencias de Rosa Luxemburgo- y, como consecuencia, la insurrección prematura y desorganizada es brutalmente aplastada. Ya sabemos que, a continuación, los esbirros de la Socialdemocracia asesinarán a Rosa y a Karl Liebchneck. La burguesía alemana derrotará el proletariado paquete por paquete: en abril de 1919 en Baviera donde por un mes existirá una República de Consejos; en Bremen; en el Ruhr en 1921; en Hamburgo en 1923. La unidad y la centralización del proletariado es fundamental para el éxito de la insurrección[6].
Otra lección negativa nos la da la experiencia en Italia. En 1920 las huelgas masivas en el norte son encerradas en la ocupación de fábricas. A esta trampa contribuyen tanto el partido socialista como la tendencia derechista de lo que luego sería el partido comunista encabezada por Gramsci. La tarea prioritaria y vital del proletariado es la toma del poder político y no la dispersión y disolución en una ilusoria “toma del poder económico” que dejará intacto el Estado capitalista quien, con sus agentes políticos, su policía, su ejército, su magistratura, sus sindicatos etc., podrá derrotar al proletariado fábrica a fábrica, localidad a localidad. En lugar de unirse y centralizarse en un Consejo General de Consejos Obreros, el proletariado italiano se dispersó y dividió en un mosaico de Consejos de Fábrica[7].
Estamos totalmente de acuerdo en que primero el proletariado deberá tomar el poder político a través de la dictadura de los Consejos Obreros y ello constituirá el punto de partida para el cúmulo de transformaciones económicas que deberán llevar a la abolición de la explotación, la integración de todas las capas de la población no explotadora en las filas del proletariado y, por tanto, a la construcción del comunismo.
Tu formulación es la siguiente: “Una vez destruido el estado burgués comenzará la conquista de la producción económica por parte del proletariado y el traspaso de todo el poder a los consejos obreros comenzará el “periodo de transición” y la dictadura del proletariado”. Aquí se tiene que aclarar: ¿puede emprender el proletariado “la conquista de la producción económica” a escala de un solo país, por ejemplo, en el bastión proletario arrancado al capitalismo como fue el caso de Rusia 1917?
Nosotros pensamos que no, que el proletariado solamente podrá emprender una transformación seria y sistemática de las relaciones de producción cuando haya conquistado el poder en todos los países o, al menos, en los que son determinantes para el funcionamiento de la economía mundial.
Esto fue objeto de debate entre los bolcheviques en 1918-23 enunciándose diferentes posiciones que no podemos analizar aquí. También ha llevado a debates en la Izquierda Comunista o con grupos que no son de ella, pero que tendieron a expresar posiciones proletarias, como es el caso de Munís[8].
¿Quiere eso decir que el proletariado no haría nada en el terreno económico hasta el triunfo global de la revolución a escala mundial? Rotundamente no. El proletariado debe adoptar medidas en ese plano desde el mismo día de la toma del poder por los Consejos Obreros en un bastión proletario. Tú mismo haces hincapié en una medida fundamental “Durante este periodo la jornada de trabajo se reducirá considerablemente y la producción será controlada mediante asambleas obreras”.
En efecto, el proletariado deberá reducir sustancialmente la jornada de trabajo ya desde los primeros días de la toma del poder por los Consejos. Estos se basan en la participación masiva de todos los trabajadores. Si estos se ven agobiados por agotadoras jornadas laborales su capacidad para pensar, discutir y decidir se verá sensiblemente afectada.
Bilan, sacando lecciones de los errores cometidos en la Revolución rusa (por ejemplo, Lenin preconizaba los “sábados comunistas” para aumentar la producción y Trotski cayó en un error delirante proponiendo “la militarización del trabajo”), insistió en que se debía reducir la jornada de trabajo de forma sistemática[9].
Otro error grave que se cometió respecto a la política económica del bastión proletario es la idea de una “acumulación socialista primitiva” que teorizaron tanto Bujarin como Preobrazhensky. Pese a todas las dificultades de la economía de un bastión proletario, el proletariado debe ir desmantelando gradualmente la acumulación de capital.
Mientras en el capitalismo el desarrollo de las fuerzas productivas está encadenado a la acumulación del capital, la marcha hacia el comunismo en el periodo de transición está ligada al combate del poder mundial de los Consejos Obreros para ir liberando al proletariado y a las fuerzas naturales de los imperativos de la acumulación de capital.
Mitchell en Bilan señala que “Si el programa económico elaborado se mantiene en el marco de la construcción de la economía socialista mundial, se mantiene pues conectado a la lucha de clases internacional, el Estado proletario podrá tanto más dedicarse a su tarea de desarrollar el consumo. Por el contrario, si ese programa adquiere un carácter autónomo dedicado directa o indirectamente al "socialismo nacional", una parte creciente del plus trabajo se dedicará a construir empresas que, en el futuro, no se justificarán en la división internacional del trabajo; por el contrario, esas empresas deberán inevitablemente producir medios defensivos para "la sociedad socialista" en construcción. Veremos que ése ha sido precisamente el destino que esperaba a la Rusia soviética”[10]
Así pues, el proletariado deberá desplegar una política económica en los bastiones proletarios conquistados destinada a:
En tu texto insistes mucho sobre el papel de la acción económica del proletariado. Así dices “Es de suma importancia durante este periodo el área económica, ya que como dijo Marx, todas las sociedades y periodos históricos tienen su propio modo de producción, la producción es la que forja las sociedades”. Más adelante subrayas que “la construcción del comunismo (el verdadero comienzo de la humanidad) depende completamente de las transformaciones radicales económicas durante el periodo de transición, en el comunismo la desmercantilización del mundo se lograra completamente, la abolición del capital, de la alienación y la enajenación, de las distintas contradicciones del capital llegaran a su fin en el comunismo, sin embargo, todo eso depende completamente de lo económico” y rematas con el siguiente aserto: “Incluso debemos someter lo político a lo económico, como dijo Jan Appel (dirigente obrero del KAPD) « Lo que los obreros tienen que dirigir es el dominio de la política por la economía »
En efecto, sin desmercantilización del mundo, sin abolición del capital, sin eliminación de la alienación y la enajenación, sin superación de las contradicciones del capitalismo, no se podrá construir el comunismo. Ya hemos explicado también las medidas económicas que el proletariado debe adoptar en los bastiones proletarios. Existe pues un vasto campo de acción de los Consejos Obreros en el terreno económico. Los obreros deberán dar primacía a sus reivindicaciones como clase frente a los intentos del estado del bastión proletario o del estado del periodo de transición para imponer medidas que suponen un ataque a sus condiciones de vida. Así Lenin, en 1920-21, insistió en que el proletariado no podía renunciar al derecho de huelga frente al estado “proletario”.
Ahora bien, es importante comprender que la naturaleza central de esa acción masiva del proletariado es política y no económica. ¿Qué quiere decir “economía”? Economía quiere decir sumisión a leyes ciegas que regulan la producción y que operan a espaldas de los hombres. ¿Habría una liberación comunista si el proletariado se dejara llevar por esas leyes ciegas de naturaleza económica? Una cosa es que el proletariado analice cuidadosamente las condiciones generales de la producción y tenga en cuenta la situación económica para articular su lucha y otra muy diferente es que se deja llevar por la economía. En contra de las posturas de bordiguistas, consejistas etc., no existe ningún automatismo económico que lleve al comunismo. Al contrario, comunismo es la liberación de las leyes económicas propias del capitalismo y de todas las sociedades basadas en la explotación. Esa liberación no podrá venir de “someter lo político a lo económico” sino del sometimiento de lo económico a la acción política del proletariado organizado en Consejos Obreros.
En el movimiento obrero ha existido y todavía existe una confusión sobre la relación entre economía y política. Marx señaló en el prólogo a la Contribución a la crítica de la economía política[11] que “en la producción social de su vida los hombres establecen determinadas relaciones necesarias e independientes de su voluntad, relaciones de producción que corresponden a una fase determinada de desarrollo de sus fuerzas productivas materiales. El conjunto de estas relaciones de producción forma la estructura económica de la sociedad, la base real sobre la que se levanta la superestructura jurídica y política y a la que corresponden determinadas formas de conciencia social. El modo de producción de la vida material condiciona el proceso de la vida social política y espiritual”.
De este pasaje la socialdemocracia primero, el estalinismo después y, dentro del campo proletario, bordiguistas y consejistas, sacaron la conclusión de que la economía lo determina todo y que la acción social del proletariado debe subordinarse al mecanismo económico.
Pero este no es el pensamiento de Marx puesto que si se sigue leyendo en ese famoso pasaje insiste en que “las fuerzas productivas que se desarrollan en la sociedad burguesa brindan, al mismo tiempo, las condiciones materiales para la solución de este antagonismo. Con esta formación social se cierra, por lo tanto, la prehistoria de la sociedad humana”.
Esta parte se olvida y sin embargo contiene elementos muy importantes:
1º El proletariado es la primera clase de la historia que, naciendo de una situación económica, puede tomar conciencia de la realidad social y emprender una acción política para transformarla. Conciencia no es lo mismo que ideología. Hasta la llegada del proletariado, las clases sociales que lo han precedido comprendían las cosas de forma ideológica, mistificada, siendo pues juguete de leyes económicas que escapaban a su control y que no quedaba más remedio que someterse a ellas y dejarse llevar por ellas.
2º El comunismo es la sociedad que cierra la prehistoria de la sociedad humana. La prehistoria de la sociedad humana es la del sometimiento económico a las relaciones de producción y a sus contradicciones con el desarrollo de las fuerzas productivas, mientras que la historia es el comienzo de la acción social colectiva y unificada de los hombres sobre sus necesidades y sobre la evolución natural. El comunismo es la primera sociedad donde la humanidad ya no está sometida a leyes económicas ciegas, sino que actúa conscientemente para transformarse y transformar el mundo.
Por esta razón, Marx llevó un combate a muerte contra el economicismo determinista de Proudhon que proclamaba que los obreros no debían unirse ni hacer huelga porque las leyes económicas destruirían todo lo que lograran. Abordando globalmente la postura de Proudhon, Marx denunciaba en La miseria de la filosofía[12] que “Los socialistas dicen a los obreros: No os unáis en coaliciones, porque, a fin, de cuentas, ¿qué saldríais ganando? ¿Un aumento de salarios? Los economistas os demostrarán hasta la evidencia que los pocos céntimos que podríais ganar por unos momentos en caso de éxito serían seguidos de un descenso del salario para siempre. Expertos calculadores os demostrarán que serían precisos muchos años para que el aumento de los salarios pudiese compensar, aunque sólo fuera los gastos necesarios para organizar y mantener las coaliciones. Y nosotros, como socialistas, os diremos que, independientemente de esta cuestión de dinero, con las coaliciones no dejaréis de ser obreros, y los patronos serán siempre patronos. Por tanto, nada de coaliciones, nada de política, pues organizar coaliciones ¿no significa acaso hacer política?”
Explicaba a continuación que “La gran industria concentra en un mismo sitio a una masa de personas que no se conocen entre sí. La competencia divide sus intereses. Pero la defensa del salario, este interés común a todos ellos frente a su patrono los une en una idea común de resistencia: la coalición. Por tanto, la coalición persigue siempre una doble finalidad: acabar con la competencia entre los obreros para poder hacer una competencia general a los capitalistas. Si el primer fin de la resistencia se reducía a la defensa del salario, después, a medida que los capitalistas se asocian a su vez movidos par la idea de la represión, las coaliciones, en un principio aisladas, forman grupos, y la defensa por los obreros de sus asociaciones frente al capital, acaba siendo para ellos más necesario que la defensa del salario. Hasta tal punto esto es cierto, que los economistas ingleses no salían de su asombro al ver que los obreros sacrificaban una buena parte del salario en favor de asociaciones que, a juicio de estos economistas, se habían fundado exclusivamente para luchar en pro del salario. En esta lucha —verdadera guerra civil— se van uniendo y desarrollando todos los elementos para la batalla futura. Al llegar a este punto, la coalición toma carácter político”
De este desarrollo sacaba la conclusión que “No digáis que el movimiento social excluye el movimiento político. No hay jamás movimiento político que, al mismo tiempo, no sea social. Sólo en un orden de cosas en el que ya no existan clases y antagonismo de clases, las evoluciones sociales dejaran de ser revoluciones políticas. Hasta que ese momento llegue, en vísperas de toda reorganización general de la sociedad, la última palabra de la ciencia social será siempre: “Luchar o morir; la lucha sangrienta o la nada. Es el dilema inexorable”.
Por esa misma razón, ante el renacimiento de un economicismo fatalista y determinista en las filas de la socialdemocracia, Engels se veía obligado a aclarar que[13] “Según la concepción materialista de la historia, el factor que en última instancia determina la historia es la producción y la reproducción de la vida real. Ni Marx ni yo hemos afirmado nunca más que esto. Si alguien lo tergiversa diciendo que el factor económico es el único determinante, convertirá aquella tesis en una frase vacua, abstracta, absurda (…), poniendo en guardia contra una vulgarización economicista de las posiciones del marxismo y reconociendo que el combate que habían tenido que llevar contra las visiones idealistas había podido dar lugar a un “exceso” de economicismo: “el que los discípulos hagan a veces más hincapié del debido en el aspecto económico, es cosa de la que, en parte, tenemos la culpa Marx y yo mismo. Frente a los adversarios, teníamos que subrayar este principio cardinal que se negaba, y no siempre disponíamos de tiempo, espacio y ocasión para dar la debida importancia a los demás factores que intervienen en el juego de las acciones y reacciones. Pero, tan pronto como se trataba de exponer una época histórica y, por tanto, de aplicar prácticamente el principio, cambiaba la cosa, y ya no había posibilidad de error”.
CCI 18-3-1
A propósito de la discusión con un compañero de Chile, planteas dos cuestiones que te suscitan dudas:
- sobre la dualidad de poder
- sobre la formación de un Ejército Rojo
La revolución de 1917 planteó la cuestión. Los soviets formados en febrero llegaron a ser un poder alternativo capaz de desafiar el poder del Estado Capitalista. Es una situación que Trotski caracterizó como de “doble poder” y que es altamente inestable y no puede alargarse demasiado pues tiene que decantarse bien hacia el aplastamiento de los Soviets -como lo intentó el golpe de Kornilov en agosto de 1917- o bien hacia la insurrección proletaria y la toma de poder por los Soviets como logró con éxito el movimiento de octubre 1917.
En Alemania empezaron a formarse Consejos Obreros en noviembre de 1918, más aún que en Rusia, dada la fuerza potencial del proletariado en Alemania, esta red de Consejos Obreros amenazaba directamente el Estado burgués, sin embargo, este reaccionó rápidamente. El proletariado más avanzado, el de Berlín, fue empujado a una insurrección prematura y con ello en enero 1919 fue aplastado y Rosa Luxemburgo y Karl Liebchneck, asesinados. La posibilidad de una dualidad de poder fue rápidamente cortocircuitada por la burguesía alemana.
El proletariado debe reforzar el poder de sus Consejos Obreros, renovarlos constantemente con delegados capaces de expresar y desarrollar el impulso hacia la toma del poder y debe acometer esta en las mejores condiciones no solamente a nivel del país sino sobre todo a nivel internacional. Uno de los argumentos que Lenin empleó para señalar que la insurrección era urgente fue precisamente que la situación internacional estaba madurando y la toma del poder en Rusia podría acelerar la movilización internacional del proletariado.
La toma del poder en un país, lo que se llama el bastión proletario, desata como demuestra la experiencia de la Rusia soviética entre 1917-23, una conspiración permanente y generalizada de la burguesía para aplastar el bastión proletario. Esto no solamente se vio en Rusia sino igualmente en los momentos muy breves donde el proletariado logró tomó el poder muy frágilmente en Baviera (abril 1919, que duró apenas un mes) y Hungría entre el 19 de marzo y el primero de agosto de 1919[14].
El bastión proletario tiene necesidad de defenderse y ello le obliga a formar órganos propios del Estado, concretamente una Checa y un Ejército Rojo. El Ejército Rojo fue formado para hacer frente a la guerra civil que desde abril de 1918 desencadenan ejércitos checos, franceses, ingleses, japoneses, norteamericanos, apoyando a una jauría de ejércitos blancos que alistaba a los perdedores de la revolución en Rusia. Fue una de las guerras más crueles y devastadoras que se conocen, provocó más de 6 millones de muertos en el corto lapso de 3 años.
Formar pues un Ejército Rojo es una necesidad imprescindible que, a la vez, entraña graves peligros para el proletariado. Como señalamos en 4º artículo de la Serie ¿Qué son los Consejos Obreros?[15] “Ambos órganos - la Checa y el Ejército Rojo - no son una simple herramienta que se puede usar a conveniencia, son estructuras estatales y por tanto constituyen desde el punto de vista del proletariado armas de doble filo; es obligatorio usarlos mientras la burguesía no haya sido definitivamente derrotada a nivel mundial, pero su uso entraña graves peligros pues ellos tienden a hacerse autónomos respecto al poder proletario”.
Preguntándose el artículo “¿Por qué un órgano creado para defender a los soviets se vuelve contra ellos?”, su respuesta es que “El ejército es un órgano estatal cuya existencia y funcionamiento tienen necesariamente consecuencias sociales, ya que requieren de una disciplina ciega, una jerarquía rígida en su cúpula, con un cuerpo de oficiales que sólo obedecen al mando gubernamental. Esto intentó paliarse con la creación de una red de comisarios políticos, formada por obreros de confianza, destinada a controlar a los oficiales. Pero los efectos de tal medida fueron muy limitados y hasta resultaron contraproducentes - los comisarios políticos también se transformaron en una estructura burocrática más”. El resultado fue que “Las necesidades imperiosas de la guerra y la sumisión ciega a las exigencias del Ejército Rojo llevaron al gobierno, en el verano de 1918, a formar un Comité Militar Revolucionario, que no se parecía en nada al que condujo la insurrección de octubre, pues lo primero que hizo fue nombrar Comités Revolucionarios locales que fueron imponiendo su autoridad a los soviets. Progresivamente, tanto el Ejército Rojo como la Checa, armas en principio destinadas a defender el poder de los soviets, se independizaron, se hicieron autónomos, y acabaron volviéndose contra ellos”
No podemos desarrollar aquí qué puede hacer el proletariado ante esa contradicción -necesidad del ejército rojo y a la vez el grave peligro que entraña-. Es un problema que se plantea a lo largo de todo el período de transición del capitalismo al comunismo y que globalmente se resume en que el proletariado necesita un semi estado de transición y a la vez debe protegerse contra él y debe llevar un combate incansable para extinguirlo definitivamente. De ahí que la CCI haya sacado lecciones que se condensan en los documentos que adoptó nuestro Tercer Congreso Internacional (1979)[16]. El eje central de sus análisis está en continuidad con los estudios sobre el tema de Bilan y de Internationalisme y puede sintetizarse así:
“El Estado, en la medida en que se reconstituye después de la revolución, expresa la inmadurez de las condiciones de la sociedad comunista. Es la superestructura política de una estructura económica que no es todavía socialista. Permanece como algo extraño y opuesto al socialismo. Del mismo modo que la fase transitoria es algo inevitable histórica y objetivamente y por la que tiene que pasar el proletariado, el Estado es un instrumento de violencia inevitable para el proletariado, quien lo utiliza contra las clases que ha expropiado, pero con el cual no puede identificarse (...). La experiencia rusa puso particularmente en evidencia el error teórico de la noción de estado obrero y de la identificación de la dictadura del proletariado con la utilización, por el proletariado, del instrumento de coerción que es el Estado. Internationalisme saca de la experiencia de la revolución rusa la necesidad vital para el proletariado de aprender a ejercer un control estricto y permanente sobre el aparato de Estado siempre listo para convertirse, al menor retroceso, en la fuerza principal de la contrarrevolución”.
Se trata de la presentación realizada para una discusión sobre la Transición del Capitalismo al Comunismo en la sección de la CCI INTERNACIONALISMO Perú.
La presentación se basa en los siguientes documentos:
La teoría para el proletariado es un arma de conocimiento científico de la realidad evolutiva del mundo. La teoría revolucionaria no se concibe nunca como una especulación abstracta, aunque durante mucho tiempo las reflexiones y conclusiones que saca no tengan una consecuencia práctica inmediata o un resultado tangible. Sin embargo, en determinadas situaciones donde la evolución histórica culmina una serie de tendencias largo tiempo maduradas, la teoría revolucionaria se convierte en un arma decisiva para la vida de millones de personas y para el futuro de la humanidad.
Es lo que pasó con la cuestión del Estado. En los primeros años 40 del siglo XIX, las reflexiones de Marx sobre el Estado podían parecer un asunto estrictamente filosófico de crítica a la idealización que Hegel hacía de éste. Sin embargo, en los años 70 de dicho siglo, las conclusiones que Marx y Engels sacaron sobre la necesidad de destruir el Estado burgués y la de abrir un proceso de extinción del nuevo Estado que nace como una lapa pegada a la revolución proletaria, fueron el producto de una reflexión profunda sobre una experiencia concreta vivida por el proletariado: la Comuna de París[17].
Pero estas lecciones quedaron enterradas en el olvido durante el periodo de la 2ª Internacional. ¿Por qué?
Podemos aducir varias razones:
1ª Mientras en la etapa histórica que va de 1848 a 1871 en los revolucionarios –incluso en el sector marxista que era el más lúcido- existía la idea de una especie de “revolución permanente e ininterrumpida” fundada en aprovechar las convulsiones enormes de las revoluciones burguesas y el protagonismo indudable que en ellas tuvo el proletariado para “continuar la marcha hacia el comunismo”, la derrota de la Comuna de París permite comprender que se abría un largo periodo donde lo prioritario era la organización del proletariado para la lucha por mejoras y reformas dentro de los límites de la sociedad capitalista –el programa mínimo- desde luego en la perspectiva de crear las condiciones para la revolución, el programa máximo.
En semejante contexto, las importantes y lúcidas conclusiones extraídas por Marx y Engels sobre la Comuna fueron gradualmente relegadas como algo referido a un futuro muy lejano que no cabía abordar. Aunque hubo algunos debates sobre la “futura sociedad” (la Serie sobre el Comunismo hace referencia a ellos) la tónica general fue el olvido de la cuestión del Estado.
2ª Este olvido se hizo cada vez más intenso en la medida en que se trataba de utilizar los cauces del Estado Capitalista (parlamento, elecciones, administración municipal etc.) como palancas para reforzar las posiciones del proletariado en el contexto histórico de la época de apogeo del capitalismo (1871-1914). Aunque, siempre prevaleció la idea de no asociarse al ejercicio del gobierno[18], la contaminación del movimiento obrero por ideas propias de la lógica estatal –delegación del ejercicio del poder; el Estado como órgano que estaría por encima de las clases (o podría llegar a serlo); afición a los métodos burocráticos y administrativos; desconfianza de la acción de masas etc.- se hizo cada vez más evidente a medida que el oportunismo iba carcomiendo a la socialdemocracia[19].
3ª En este olvido de las lecciones de la Comuna interviene indudablemente la presión de la ideología burguesa. Esta es fundamentalmente pragmática e inmediatista, alienta la búsqueda de resultados al precio que sea y estimula las tendencias a verlo todo en el corto plazo. El tema del Estado quedaba como una cuestión para las calendas griegas…
4ª Sin embargo, la principal consecuencia de la presión de la ideología dominante es lo que Engels estigmatizaba como “la veneración supersticiosa del Estado”. Esta veneración fue penetrando hasta la médula en los rangos de la socialdemocracia. Las sociedades de clase nos acostumbran a creer que el Estado es imprescindible, a confundir la administración de las cosas con la administración de los hombres, a identificar falsamente Estado como comunidad o con la sociedad civil misma etc.
En estas condiciones generales, a pesar de que, en la segunda década del siglo XX, en la socialdemocracia se atisbaban los nubarrones conducentes a crisis revolucionarias, la reflexión sobre la cuestión del Estado, la repesca al menos de las enseñanzas de Marx y Engels sobre la Comuna fue prácticamente inexistente con la única excepción de unas reflexiones muy generales y aproximativas de Pannekoek en 1912.
Solamente, al calor de los acontecimientos revolucionarios de 1917, empezó a abordarse la cuestión del Estado. Lenin rescató ese inmenso caudal teórico con el libro El Estado y la Revolución[20] convirtiéndolo en una cuestión candente: «Los inauditos horrores y calamidades de esta guerra interminable hacen insoportable la situación de las masas, aumentando su indignación. Va fermentando a todas luces la revolución proletaria internacional. La cuestión de la actitud de ésta hacia el Estado adquiere una importancia práctica»[21]
Pero es preciso ver las terribles limitaciones que tuvo ese esfuerzo. En primer lugar, Lenin no pudo acabar su obra. Su proyecto de actualizar las enseñanzas de la Comuna a la luz de la experiencia de los Consejos no se realizó. Su libro ¡no apareció hasta el verano de 1918 cuando se empezaban a hacer evidentes los signos negativos del cáncer estatal sobre el régimen soviético! Por último, no hubo un debate de masas sobre el tema ni tampoco la obra de Lenin suscitó un debate a escala internacional.
Una vez tomado el poder, los Consejos Obreros, los Soviets, se toparon de frente con la cuestión del Estado. El Estado burgués había sido destruido en Rusia con la insurrección de octubre, pero el nuevo Estado que surgía inevitablemente ¿qué características tenía? ¿Qué clases sociales lo respaldaban? ¿Los Soviets debían supeditarse a él e identificarse sin reservas con él? Los obreros rusos se enfrentaban sin apenas referencias teóricas generales a la cuestión del Estado, en un contexto donde el reformismo y el oportunismo socialdemócrata habían viciado largamente las conciencias con “una veneración supersticiosa del Estado”. Todo esto iba a pagarse muy caro.
En El Estado y la Revolución, Lenin formuló con toda claridad los dos ejes que los revolucionarios debían afirmar en torno a la cuestión del Estado:
1º Frente a las confusiones de la socialdemocracia que proponía tomar el poder del Estado capitalista por la vía parlamentaria, la necesidad de destruir el Estado Capitalista en todos los países
2º Frente a la “veneración supersticiosa del Estado”, dominante en la socialdemocracia, la necesidad de abrir desde “el día siguiente de la revolución” un proceso de extinción de nuevo Estado que surge inevitablemente con ella.
Sobre este segundo punto la reflexión en el movimiento obrero e incluso en las filas de la Izquierda de la socialdemocracia, estaba muy atrasada. El libro de Lenin era algo desgraciadamente aislado y no hubo apenas un debate a escala internacional. Existía un fuerte retraso, consecuencia del peso que el conservadurismo y el dejarse mecer en el sueño dorado de la “conquista pacífica del Estado” habían tenido en la gran mayoría del movimiento obrero. La guerra del 14 provocó un terrible despertar, del sueño de un progreso gradual e ininterrumpido se pasó directamente a la peor de las pesadillas. En esas condiciones el movimiento obrero sufrió un grave retraso en su conciencia, de la noche a la mañana tenía que examinar críticamente las posiciones hasta ese momento predominantes, adoptar nuevas posiciones que permitieran comprender la guerra y lo que ella comportaba: la entrada del capitalismo en el periodo de decadencia y por tanto de la necesidad imperiosa de la revolución proletaria mundial.
Era inevitable que, ante las nuevas condiciones, ante las nuevas tareas, en particular ante la tarea titánica de la revolución mundial, se cometieran errores. El proletariado padecía un importante retraso en el desarrollo de su conciencia, la dinámica objetiva se desenvolvía a una velocidad muy superior a la que seguía la conciencia subjetiva. Como dijo Rosa Luxemburgo, “la lógica del proceso histórico se imponía a la lógica subjetiva de sus protagonistas”.
Este retraso afectó sobre todo a la 2ª posición enunciada por Lenin: la extinción del Estado del periodo de transición.
La posición del proletariado ante el Estado no es abstracta sino concreta. Frente al Estado burgués su postura es destruirlo hasta que no quede de él piedra sobre piedra. Su postura sobre el Estado que surge con la Revolución es la de su extinción progresiva, proceso que camina en reciprocidad y concomitancia con el avance hacia el comunismo.
Sin embargo, en el proletariado hay una postura general e histórica: todo Estado –incluido por tanto el “estado comuna” del periodo de transición- encierra peligros graves para la lucha proletaria por el comunismo pues todo Estado está vinculado a la existencia de clases y rechazará el proceso de desaparición de las clases sociales y manifestará una virulenta resistencia conservadora frente a la marcha hacia el comunismo.
El Estado es un órgano con fecha de caducidad. Ni ha existido siempre ni existirá siempre. Su existencia está indisolublemente ligada a la sociedad dividida en clases. Surgió con el final del comunismo primitivo y el desarrollo de las clases sociales y morirá con la desaparición de las clases. «El Estado no ha existido eternamente. Ha habido sociedades que se las arreglaron sin él, que no tuvieron la menor noción del Estado ni del Poder estatal. Al llegar a una determinada fase del desarrollo económico, que estaba ligada necesariamente a la división de la sociedad en clases, esta división hizo que el Estado se convirtiese en una necesidad. Ahora nos acercamos con paso veloz a una fase de desarrollo de la producción en que la existencia de estas clases no sólo deja de ser una necesidad, sino que se convierte en un obstáculo directo para la producción. Las clases desaparecerán de un modo tan inevitable como surgieron en su día. Con la desaparición de las clases, desaparecerá inevitablemente el Estado. La sociedad, reorganizando de un modo nuevo la producción sobre la base de una asociación libre e igual de productores, enviará toda la máquina del Estado al lugar que entonces le ha de corresponder: al museo de antigüedades, junto a la rueca y al hacha de bronce» (citado por Lenin pag 307 de la edición española de sus Obras Escogidas capítulo I parágrafo 3: El estado, instrumento de explotación de la clase oprimida).
En El Estado y la Revolución, Lenin había señalado que, tras destruir el Estado burgués, se hace inevitable el surgimiento de un nuevo Estado. Pero Lenin no considera que el Estado le pertenezca sin reservas al proletariado, ni tampoco piensa que puede utilizarse sin ningún problema ni contradicción con los fines comunistas. Al contrario, Lenin fustiga “la veneración supersticiosa del Estado” que había dominado a la socialdemocracia y, siguiendo a Engels, plantea la necesidad de limitar sus efectos negativos, de acometer “desde el día siguiente de la revolución” la extinción del Estado[22].
Aquí había que recoger una preocupación justa expresada por el anarquismo más allá de las formulaciones erróneas de éste en la mayoría de sus tendencias. El anarquismo pone el énfasis en los peligros de la utilización del Estado y en que el comunismo es una sociedad sin Estado. En ambas cuestiones hay plena coincidencia entre los marxistas y los anarquistas. Como dice Lenin «Nosotros no discrepamos en modo alguno de los anarquistas en cuanto al problema de la abolición del Estado, como meta final. Lo que afirmamos es que, para alcanzar esta meta, es necesario el empleo temporal de las armas, de los medios, de los métodos del Poder del Estado contra los explotadores, como para destruir las clases es necesaria la dictadura temporal de la clase oprimida. Marx elige contra los anarquistas el planteamiento más tajante y claro del problema: después de derrocar el yugo de los capitalistas, ¿deberán los obreros "deponer las armas" o emplearlas contra los capitalistas para vencer su resistencia? Y el empleo sistemático de las armas por una clase contra otra clase, ¿qué es sino una "forma transitoria" de Estado?» (Capítulo IV: Polémica con los anarquistas, pag 344)
El proletariado es partidario de la centralización. Para él la centralización no es burocrática y jerárquica, sino que se basa en una unidad profunda y solidaria de todas sus partes. Es una unidad que integra las iniciativas, la creatividad, el tratamiento de los problemas más locales o específicos desde un prisma unitario y general y simultáneamente el tratamiento por todas las partes de los problemas generales. En el periodo de transición del capitalismo al comunismo existen dos candidatos a la centralización de las fuerzas productivas y las actividades sociales. De un lado, el semi- estado, de otro lado, la red de los Consejos Obreros.
«El análisis de los internacionalistas holandeses se aleja del marxismo, porque no pone en evidencia una verdad de base: el proletariado estará obligado a soportar la "plaga" del Estado hasta la desaparición de las clases, o sea hasta la abolición del capitalismo mundial. Pero subrayar esa necesidad histórica es admitir que las funciones estatales se confunden todavía temporalmente con la centralización, aunque ésta, gracias a la destrucción de la máquina opresiva del capitalismo, ya no se opone al desarrollo de la cultura y de la capacidad de gestión de las masas obreras»[23].
Podemos presumir que habrá una disputa por la centralización entre el Estado y los consejos. Estos deben arrebatarle funciones de centralización hasta desposeerlo de ellas. Son pasos necesarios hacia una plena unidad social que va en concomitancia con la desaparición de las diferencias de clase que todavía persisten. En primer lugar, el proletariado debe mantener y desarrollar a toda costa una centralización internacional de los consejos obreros y oponerla a la tendencia irresistiblemente nacional que tendrá el Estado de transición. En segundo lugar, a medida que se desarrolla el avance hacia el comunismo, la centralización de la producción social debe tener un carácter cada vez más internacional y esto tenderá a escapar de las manos del Estado para trasladarse a la del proletariado organizado.
Lenin recoge una cita de Engels donde se exponen las dos funciones del Estado:
«El Estado -- dice Engels, resumiendo su análisis histórico -- no es, en modo alguno, un Poder impuesto desde fuera a la sociedad; ni es tampoco 'la realidad de la idea moral', 'la imagen y la realidad de la razón', como afirma Hegel. El Estado es, más bien, un producto de la sociedad al llegar a una determinada fase de desarrollo; es la confesión de que esta sociedad se ha enredado consigo misma en una contradicción insoluble, se ha dividido en antagonismos irreconciliables, que ella es impotente para conjurar. Y para que estos antagonismos, estas clases con intereses económicos en pugna, no se devoren a sí mismas y no devoren a la sociedad en una lucha estéril, para eso se hizo necesario un Poder situado, aparentemente, por encima de la sociedad y llamado a amortiguar el conflicto, a mantenerlo dentro de los límites del 'orden'. Y este Poder, que brota de la sociedad, pero que se coloca por encima de ella y que se divorcia cada vez más de ella, es el Estado» (págs. 177 y 178 de la sexta edición alemana).
El Estado es un órgano de la clase dominante, pero es a su vez un órgano encargado de evitar que los conflictos de clase destruyan la sociedad. Esas son las dos funciones que tiene el Estado. La primera significa que la clase dominante utiliza el Estado para aplastar a las clases dominadas. La segunda que esto debe hacerlo con inteligencia política, velando por que los conflictos de clase no desemboquen en la destrucción de la sociedad.
¿Cuál es la actitud del proletariado ante esas dos funciones del Estado? ¿Puede ser la misma que la de la burguesía? Ya sabemos cómo utiliza la burguesía el Estado: cómo órgano propio machaca y aplasta cualquier intento de lucha proletaria. Respecto a la segunda función procura darle un carácter democrático-representativo para evitar que los conflictos sociales se le escapen de las manos. Las dos funciones de represión y representación se combinan para hacer del Estado el órgano exclusivo de la minoría explotadora que vela por una mínima cohesión social para mantener su dominación.
Pero en el proletariado las cosas no se plantean de manera tan simple. Como dice Marx en El 18 de Brumario de Luis Bonaparte, todas las revoluciones anteriores a la revolución proletaria perfeccionaron la máquina del Estado mientras que lo que ésta necesita es romperlo, destruirlo. Sin embargo, necesita mantenerlo todavía para dos funciones:
La primera función exige plenamente la utilización del Estado como órgano de opresión de una clase sobre otra. «El Estado es un órgano de dominación de clase, un órgano de opresión de una clase por otra es la creación del "orden" que legaliza y afianza esta opresión, amortiguando los choques entre las clases» (pag. 301).
Es un Estado que tiene como fin «someter por la violencia a sus adversarios, es un absurdo hablar de un Estado libre del pueblo: mientras el proletariado necesite todavía del Estado, no lo necesitará en interés de la libertad, sino para someter a sus adversarios, y tan pronto como pueda hablarse de libertad, el Estado como tal dejará de existir» (Engels, carta a Bebel).
El proletariado en ese periodo de transición hasta la plena entrada en el comunismo requiere del Estado para reprimir a la burguesía y para enfrentar las acciones armadas del capital mundial contra los bastiones proletarios. Esto debe hacerlo de forma enérgica sin que le tiemble la mano. «Dos de las críticas más severas que Marx hizo a la Comuna fueron que no usó esa fuerza como era necesario, deteniéndose, presos de “un temor reverencial” a las puertas del Banco de Francia, en vez de ocuparlo y utilizarlo como medio de presión contra la burguesía; y, por otro lado, que no consiguiera lanzar una ofensiva contra Versalles, cuando estos todavía carecían de los recursos necesarios para ejecutar su ataque contrarrevolucionario contra la capital» (Revista Internacional nº 77, Serie El Comunismo, 1871, "la primera dictadura del proletariado [1853]").
Dicho de forma simple: el proletariado necesita un ejército, una fuerza armada, es decir, el principal de los órganos del Estado. «Tenemos derecho a hablar de destacamentos especiales de hombres armados, pues el Poder público propio de todo Estado "no coincide directamente" con la población armada, con su "organización armada espontánea"» (pag.- 302).
¿Puede el proletariado una vez tomado el poder pasar a realizar inmediatamente su “organización armada espontánea”? Así lo pensó Marx que destaca que «el primer decreto de la Comuna de París fue la abolición del ejército permanente para sustituirlo por el pueblo armado» (citado por Lenin).
Sin embargo, se ve claramente que en Rusia eso no pudo ser: es cierto que la insurrección fue llevada a cabo por “el proletariado en armas” expresado a través del órgano soviético del Comité Militar Revolucionario. Pero una vez tomado el poder, se produjo una enorme descompresión: el ejército se disolvió sometido a enormes fuerzas centrífugas y cayó en un avanzado estado de descomposición. Por otro lado, se produjo una desmovilización de las milicias obreras y llegó un momento –enero 1918- precisamente con las negociaciones de Brest Litovks con el ejército alemán donde Rusia estaba completamente indefensa, si el ejército alemán hubiera seguido adelante el poder soviético habría sido aplastado.
Se vio claramente que no se podía hacer frente con simples guerrillas o con milicias armadas más o menos espontáneamente a la máquina gigantesca del ejército alemán y después a los múltiples ejércitos blancos y de las distintas potencias imperialistas que desde mediados de 1918 asediaron al poder soviético. Para salir victorioso de esa terrible prueba hacía falta la organización del ejército rojo con todos los riesgos que ello conllevaba para el futuro de la propia revolución.
Así pues, el proletariado en Rusia se encontró de bruces, a partir de abril 1918, con un problema enorme, con una contradicción de gran envergadura: por un lado, necesitaba formar a toda prisa un Ejército Rojo si quería salir victorioso de la brutal guerra militar que le impuso todo el imperialismo mundial. Pero ese Ejército Rojo era el órgano estatal por excelencia y se podía volver fácilmente contra el propio poder proletario pues llevaba en su seno una tendencia difícilmente resistible de reforzamiento y autonomización del Estado. Hay un dicho que reza: “es peor el remedio que la enfermedad”. En realidad, la revolución rusa se topó con la realidad de que enfermedad y remedio se reforzaban mutuamente siempre en el sentido de la primera.
¡Y el proletariado en Rusia no podía proceder de otra manera! Este problema reflejaba la relación de fuerzas desfavorable con la burguesía mundial. Expresaba el hecho de que el resto del proletariado internacional no estaba en condiciones de realizar el proceso que había ocurrido en Rusia de manera muy avanzada de descomposición del ejército. En Alemania este fenómeno tardó en darse y solo estalló a plena luz a partir del otoño de 1918 conduciendo a la revolución de noviembre. En Gran Bretaña y Francia hubo diferentes conatos de sublevación de soldados, pero globalmente sus Estados respectivos pudieron salir del paso licenciando a las tropas de reemplazo y sustituyéndolas por fuerzas coloniales. En los ejércitos de Estados Unidos y Japón apenas hubo tímidos movimientos de protesta.
[2] https://www.marxists.org/espanol/luxem/09El%20folletoJuniusLacrisisdelasocialdemocraciaalemana_0.pdf [901]
[3] Principios del Comunismo, https://www.marxists.org/espanol/m-e/1840s/47-princi.htm [1360]
[4] Ver en nuestro libro 1936: Franco y la República masacran al proletariado, el capítulo dedicada a la crítica del libro de Munís Jalones de derrota, promesas de victoria, https://es.internationalism.org/cci/200602/753/1critica-del-libro-jalones-de-derrota-promesas-de-victoria [1846]
[5] Sobre la revolución en Rusia puedes consultar: el Manifiesto de nuestro 22º Congreso Internacional: https://es.internationalism.org/accion-proletaria/201710/4237/manifiesto-de-la-corriente-comunista-internacional-sobre-la-revolucion [1356] ; el folleto que hemos escrito: https://es.internationalism.org/series/529 [1854] , y también la lista de artículos que hemos publicado: https://es.internationalism.org/cci-online/200805/2245/lista-de-articulos-sobre-la-revolucion-rusa [1427]
[6] Para un estudio de la experiencia alemana puedes consultar nuestro folleto sobre ella, https://es.internationalism.org/files/es/pdf/folleto_revolucion_en_alemania_1918-23_2.pdf [1798] y también la lista de artículos que hemos escrito sobre la tentativa revolucionaria en Alemania de 1918-23: https://es.internationalism.org/content/4373/lista-de-articulos-sobre-la-tentativa-revolucionaria-en-alemania-1918-23 [1759]
[7] Sobre la experiencia de Italia 1920 ver Revolución y contrarrevolución en Italia, https://es.internationalism.org/revista-internacional/197504/1941/revolucion-y-contrarrevolucion-en-italia-i [1855] y https://es.internationalism.org/revista-internacional/197508/2009/revolucion-y-contra-revolucion-en-italia-ii-frente-al-fascismo-el- [1856]
[8] Nos parece llena de enseñanzas a este respecto la polémica con FOR sobre Rusia 1917 y España 1936, ver Las confusiones del FOR sobre Octubre 1917 y España 1936 en https://es.internationalism.org/content/4388/las-confusiones-del-sobre-octubre-1917-y-espana-1936 [1857]
[9] Ver nuestro artículo Problemas del Periodo de Transición (8) https://es.internationalism.org/revista-internacional/200911/2712/x-los-problemas-del-periodo-de-transicion-8 [1858]
[10] El subrayado es nuestro. Queremos precisar que nosotros no compartimos la visión que tenía Bilan de un “estado proletario”. Para nosotros el Estado es un mal inevitable del periodo de transición que la dictadura del proletariado organizada en el poder mundial de los Consejos Obreros (¡y no en el poder de un pretendido “estado proletario”!) debe ir extinguiendo hasta su desaparición definitiva.
[13] Carta a Joseph Bloch, https://www.marxists.org/espanol/m-e/cartas/e21-9-90.htm [678]
[14] Ver https://es.internationalism.org/revista-internacional/200910/2678/i-1919-el-ejemplo-de-rusia-1917-inspira-a-los-obreros-hungaros [1860] y https://es.internationalism.org/content/4379/1919-el-ejemplo-ruso-inspira-los-obreros-hungaros-ii-el-abrazo-del-oso-de-la [1861]
[15] Ver https://es.internationalism.org/revista-internacional/201012/3004/que-son-los-consejos-obreros-iv-1917-21-los-soviets-tratan-de-ejer#_ftnref15 [1862]
[16] Ver https://es.internationalism.org/revista-internacional/197710/1075/estado-y-dictadura-del-proletariado [1863]
[17] “En Marx no hay ni rastro de utopismo, pues no inventa ni saca de su fantasía una ‘nueva’ sociedad. No, Marx estudia cómo un proceso histórico-natural, como nace la nueva sociedad de la vieja, estudia las formas de transición de la segunda a la primera. Toma la experiencia real del movimiento proletario de masas y se esfuerza por sacar las enseñanzas prácticas de ella. ‘Aprende’ de la Comuna como no temieron aprender todos los grandes pensadores revolucionarios de la experiencia de los grandes movimientos de la clase oprimida...» Lenin: El Estado y la Revolución
[18] Millerand, socialista francés que aceptó un puesto en el gobierno fue condenado tajantemente.
[19]Marx y Engels se dieron cuenta del problema cuando en 1875 criticaron el Programa de Ghota adoptado por el partido socialdemócrata alemán al fusionarse con los lassallianos. En el capítulo IV, Marx critica las ideas sobre el Estado y por ende sobre el papel de éste en el periodo de transición. Hay que decir sin embargo que su crítica solo circuló privadamente y no fue publicada hasta 1891
[21] Prólogo a la primera edición, agosto 1917. Ver https://www.marxists.org/espanol/lenin/obras/1910s/estyrev/hoja1.htm [1865]
[22] No podemos analizar aquí estas cuestiones. Ver "Estado y dictadura del proletariado [1863]" en Revista Internacional nº 11.
[23] Ver Los Problemas del Periodo de Transición https://es.internationalism.org/revista-internacional/200802/2190/viii-los-problemas-del-periodo-de-transicion-6 [636]
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La multiplicación de los desastres climáticos, de las zonas contaminadas, de la destrucción de los bosques, de las mareas de lodo rojo, la contaminación atmosférica, la desaparición masiva de especies.... Todos los días, los desastres medioambientales ocupan los titulares. Cada uno de estos artículos termina invariablemente con un llamamiento a la "determinación" de los gobiernos para salvar el planeta o a la responsabilidad individual de los "ciudadanos del mundo" para que utilicen correctamente sus votos. O sea, nos piden que ¡salvemos el planeta mano a mano con el Estado burgués! Las recientes Marchas por el Clima, y las numerosas movilizaciones de jóvenes no se han apartado de esta regla: si la indignación de los jóvenes es palpable, también lo es la falta total de una solución real a los problemas ambientales[1].
Hace 170 años, Friedrich Engels ya señalaba que la industria inglesa hacía insalubre el medio ambiente para los trabajadores: "La alta tasa de mortalidad entre los hijos de los trabajadores, y en particular entre los trabajadores de las fábricas, es prueba suficiente de la insalubridad a la que están expuestos durante sus primeros años de vida. Estas causas también afectan a los niños que logran sobrevivir, pero sus efectos son, obviamente, un poco más atenuados. En el caso más benigno, conducen a una predisposición a la enfermedad o al retraso del desarrollo y, en consecuencia, a un vigor físico inferior al normal”[2].
Aun cuando permitiera el desarrollo de las fuerzas productivas, la industria generalizaba allá donde aparecía una contaminación cada vez más tóxica y peligrosa para la salud: "En estas cuencas industriales, las humaredas de carbón se convierten en una fuente importante de contaminación. (...) Muchos viajeros, investigadores sociales y novelistas describen el alcance de la contaminación causada por las chimeneas de las fábricas. Entre ellos Charles Dickens, en su célebre novela “Hard Times", que evocaba en 1854 el cielo de hollín de Coketown, una ciudad ficticia calcada de Manchester, donde todo lo que se ve son ‘monstruosas serpientes de humo’ que se arrastran sobre la ciudad"[3].
El principal responsable de una contaminación, que no ha aparecido ayer, es un sistema social que produce para acumular capital sin preocuparse por las consecuencias ni sobre el medio ambiente ni sobre las personas: el capitalismo.
El episodio de esmog que tuvo lugar en Londres en 1952[4] mostró hasta dónde podía llegar la contaminación atmosférica causada por la industria y la calefacción doméstica, pero hoy en día, todas las grandes ciudades del mundo se ven amenazadas por estos fenómenos que son cada vez más permanentes, y en primer lugar Nueva Delhi y Pekín[5]. Uno de los sectores más contaminantes es el transporte marítimo, cuya actividad y cuyos costes irrisorios son dos condiciones vitales para el funcionamiento de toda la economía mundial. La destrucción del medio ambiente, desde los bosques hasta los fondos marinos, así como las catástrofes industriales, responde a la misma lógica de rentabilidad y sobreexplotación a bajo costo.
No es un sector particular de la actividad humana, sino la sociedad capitalista en su conjunto la que contamina sin preocuparse por las consecuencias para el futuro.
Muy a pesar de los estragos ocasionados durante dos siglos por una explotación irresponsable de los recursos naturales que había de engendrar la destrucción de los entornos naturales y una creciente desaparición de especies y ecosistemas, los dictados de la economía capitalista y la ley del mercado siguen empujando al planeta a su agotamiento y a la atmósfera a plagarse de partículas nocivas convirtiéndose en irrespirable.
La contaminación del aire por sus efectos acumulativos alcanza hoy, según confiesan los propios científicos, niveles apocalípticos. Digan lo que digan los "escépticos sobre el cambio climático”, apoyados por toda la industria química y petrolera del planeta, las mediciones científicas del retroceso de los glaciares y los casquetes polares y del aumento del nivel del mar, apuntan en la misma dirección y no dejan lugar a dudas sobre la realidad del fenómeno: debido al aumento de la tasa de CO2 en la atmósfera, la temperatura promedio de la Tierra está aumentando de forma inexorable, dando lugar a una serie de fenómenos climáticos imprevisibles y cuyas consecuencias sobre las poblaciones humanas ya son dramáticas en algunas regiones.
En otras palabras: la era industrial del sistema capitalista amenaza hoy a la civilización con una lenta pero inevitable caída en la destrucción y el caos. Ya en la actualidad algunas zonas del mundo son inhabitables para comunidades humanas debido a los efectos del calentamiento global y la destrucción del medio ambiente. Según un estudio del Banco Mundial, la agravación de los efectos del cambio climático podría empujar a más de 140 millones de personas a emigrar dentro de sus propios países desde ahora hasta 2050.
Esta siniestra realidad, enmascarada en gran parte por el hecho de que se dice que el problema está ligado a una simple "falta de voluntad política" y al "egoísmo de los consumidores”, insuficientemente "concienciados", está generando una preocupación generalizada y perfectamente comprensible. A la pregunta: "¿qué mundo dejaremos a nuestros hijos?”, no hay respuesta optimista. Es lógico pues que los principales afectados (niños y jóvenes) sean los primeros en preocuparse por haber de vivir toda su existencia en un medio ambiente cada vez más degradado, con consecuencias climáticas que se vislumbran aterradoras.
En este contexto, las "marchas por el clima", organizadas con una fuerte publicidad y una amplia cobertura mediática, han tratado de responder a esta inquietud. Cuando una joven estudiante de secundaria sueca dejó su escuela para manifestarse ante el Parlamento de Estocolmo, demostró la preocupación por la falta de futuro que le invadía. Invitada a la Cumbre por el Clima, en las Naciones Unidas, para que explicase su acción, Greta Thunberg es ahora la abanderada de una generación que está tomando conciencia de que su futuro está siendo gravemente dañado por la contaminación y el cambio climático resultante.
De entrada, podríamos haber acogido con agrado una movilización internacional que se plantease cuestiones sobre el futuro que esta sociedad puede depararnos. Pero, en realidad, se trata de todo lo contrario. Observamos, en efecto, que esta movilización está impulsada y encuadrada por un amplio sector de la clase dominante: desde antiguos ministros ecologistas franceses como Cécile Duflot y Nicolas Hulot hasta L'Humanité y Lutte Ouvrière; de Greenpeace a Secours catholique[6], etc. En definitiva: en toda Europa, toda la burguesía, desde la derecha hasta la extrema izquierda, ha apoyado o llamado a participar en la "Marcha del Siglo", como ocurrió el 16 de marzo en París y casi en todas partes en otras capitales o grandes metrópolis. En Francia, el sindicato SUD ya había convocado a la Marcha del 8 de diciembre de 2018, insistiendo en la relación entre clima y empleo: "luchar por el clima es luchar por el empleo", vinculando dos preocupaciones muy reales de los jóvenes y llamando a una "huelga en las escuelas" (inspirados por Greta Thunberg) por la "emergencia climática".
Pero donde este sindicato revela su habitual juego de división es en su comunicado de prensa ("Por un clima y una primavera social"), cuando nos explica que "ante la inacción de sus mayores, los/las escolares, los/las estudiantes de secundaria y estudiantes han lanzado para el viernes 15 de marzo un llamamiento a una huelga internacional por el clima". En otras palabras, reproduce, como la mayoría de las organizaciones burguesas, la patraña de que si el planeta se está calentando es porque los "viejos" no han "hecho nada" para impedirlo. La generación más joven sería pues mucho más "responsable", porque "actúa": ¡hace huelgas por el clima!
En realidad, no se trata de una responsabilidad particular de las "generaciones precedentes”, ni comportamientos individuales "irresponsables" en materia medioambiental, ni siquiera la "falta de voluntad" de los políticos ni la influencia de los grandes “grupos de presión", los que generan la catástrofe medioambiental que vemos emerger. Es el producto del capitalismo minado por sus propias contradicciones internas. El hecho de que este sistema esté basado en una brutal competitividad, en el cada uno a la suya, y el beneficio, obsesionado por la reducción de costes sin que esta lógica se cuestione abiertamente, empuja tanto a la vieja como a la nueva generación a sufrir las implacables leyes de este mismo sistema bárbaro. En otras palabras, que la clase dominante, en todas sus edades y generaciones, trata de blanquear el podrido sistema capitalista, levantando una cortina de humo con la que enmascarar su responsabilidad directa.
El objetivo es, por tanto, empujar a la población en brazos del guardián del orden dominante, el Estado capitalista, que debería escuchar a los ciudadanos y poner en marcha una política ecológica, "responsable", e incluso "anticapitalista".
En última instancia, este ataque ideológico, aunque global, se dirige, sobre todo, contra la generación más joven, ya que el objetivo es impedir toda solidaridad entre generaciones y, sobre todo, ocultar a sus ojos la verdadera causa de las catástrofes. Oponiendo “viejos” y "jóvenes" mediante el eslogan “nos están robando nuestro futuro", la propaganda capitalista opera subrepticiamente con el “dividir para ganar”.
Pero el sindicato SUD no se detiene ahí. El propósito de esta movilización estaría, nos dicen, muy claro: "Llamados por más de 140 organizaciones, el 16 de marzo, nos manifestaremos juntos para exigir un cambio en el sistema de producción y de consumo que limite el calentamiento global a 1,5°C". Para ello, son necesarias otras políticas públicas que involucren a los trabajadores en la construcción de una sociedad justa, solidaria y ecológica que responda a las necesidades sociales y preserve los límites del planeta”. El SUD nos pide, por tanto, que exijamos "otras políticas públicas" y, por supuesto, se dirige aquí al Estado para pedirle que escuche las quejas de los jóvenes en favor de "una sociedad justa, solidaria y ecológica".
Para este sindicato, como para todos los organizadores de la "Marcha del Siglo", la solución sólo puede encontrarse en el Estado. Bastaría con que éste escuchase a los ciudadanos. El llamamiento de Generaciones Futuras es aún más elocuente: "Debemos renovar la democracia y obligar a los/las decisores/as a proteger los intereses de todos/as y no sólo de unos pocos/as. Debemos distribuir la riqueza para lograr la justicia social, a fin de garantizar una existencia digna para cada uno/a”[7]. Cuando Greta Thunberg se manifiesta ante el Parlamento de Estocolmo, en realidad está pidiendo a los representantes electos del Estado capitalista sueco que hagan "su trabajo" pensando en la juventud y en su futuro. Se apela pues, en general, a votar. Cuando se pide la "renovación de la democracia" y "otras políticas públicas", no queda más salida que elegir a los "buenos" candidatos, los que se tomasen en serio las aspiraciones de la "juventud". Esto significa olvidar que los Estados son los defensores de su capital nacional, cuya frenética búsqueda de acumulación le convierte en absolutamente indiferente a las catastróficas consecuencias que ello supone para la naturaleza. ¡Acabáramos! Resulta que lo que está tratando la burguesía internacional es de instrumentalizar la legítima preocupación generada por el cambio climático para abocar a los jóvenes al callejón sin salida electoral. Cuando se ve como crece la abstención entre las generaciones más jóvenes, como resultado del creciente descrédito de las instituciones democrático-burguesas, se comprende fácilmente que la clase dominante está buscando una manera de revertir esta tendencia. Utiliza para ello la oportunidad que le brinda el temor al cambio climático.
Si el movimiento contra el calentamiento global se dirige principalmente a los jóvenes estudiantes de secundaria y universitarios, es porque, para la burguesía, la juventud representa un objetivo particular. En todos los regímenes totalitarios, los jóvenes representan un envite fundamental, puesto que se movilizan con facilidad, porque sienten intensamente las amenazas para el futuro, porque carecen de experiencia y, por lo tanto, son más fáciles de manipular que las generaciones mayores.
La juventud representa pues una preocupación central, y por ello, en los países desarrollados trata de hacer de ella la “defensora” de los “principios democráticos". Ya sea en Estados Unidos con el movimiento "contra las armas", en Gran Bretaña con el movimiento "Extinction rebellion", o en Francia con la "Marcha del Siglo", la burguesía busca, sobre todo, movilizar a los jóvenes en torno a objetivos democráticos y separarlos de los viejos. Esta juventud que se alarma, justificadamente, por su futuro, se ve abocada así a la trampa democrática que pretende convertirlos en "ciudadanos responsables" e impedir que los jóvenes proletarios se movilicen en un terreno de clase: ¿para qué defender sus condiciones de vida y trabajo cuando lo que está amenazado es el futuro de la humanidad?
Este llamamiento a apoyar la democracia burguesa es, por supuesto, una completa mistificación. No es a través de una movilización de los "jóvenes" hacia las urnas (especialmente en beneficio de los partidos verdes o de izquierda), ni renovando el edificio del Estado u obligando a los “representantes” a hacer "su trabajo" como lograremos cambiar el futuro que se está configurando hoy.
Si bien es cierto que la burguesía misma está alarmada por el tema del calentamiento global, pero hay que tener en cuenta que su principal preocupación es siempre salvaguardar las condiciones para proseguir la explotación y no la protección del medio ambiente. La preocupación de la burguesía es, en primer lugar y ante todo, producir mercancías extrayendo plusvalía a través de la explotación de la mano de obra asalariada. Ya hemos visto el provecho que le ha sacado del gusto por la comida “bio” o el "veganismo", que contaminaría menos y preservaría mejor el medio ambiente: los precios de estos productos se elevan, y la brecha entre los ricos que comen más sano y los pobres condenados a la "comida basura" no hace más que aumentar. Y, además, se culpabiliza a quienes siguen comprando comida industrial, que es por supuesto la más barata.
Peor aún, la burguesía tiñe, cínicamente, de “verde” su estrategia industrial para justificar los ataques contra la clase obrera y reforzar la guerra económica. Dado que la contaminación atmosférica y el consiguiente calentamiento global son, en gran medida, el resultado del uso de motores de combustión interna, la burguesía europea ha planteado la cuestión de sustituir los coches que utilizan este modo de propulsión por vehículos eléctricos "no contaminantes". Se trata de una nueva estafa, porque la intención oculta tras de todo el escándalo del "diéselgate" no es ni ha sido nunca el futuro de la humanidad. De lo que se trata, más bien, es del beneficio de los fabricantes: según algunos escenarios, por ejemplo, en Alemania, la mano de obra en este sector industrial podría reducirse hasta en un 16%. Con ese capitalismo supuestamente "verde" aumenta la ganancia, aunque recurrir al litio para fabricar baterías tendrá graves consecuencias para el medio ambiente. Los riesgos de contaminación causados por las baterías, si se queman o se encuentran al final de su vida útil, no deben tomarse a la ligera.
Y lo mismo cabe decir de las “tasas ecológicas”, que suponen incrementos de impuestos en todo el mundo sirviendo a la guerra comercial entre Estados, o directamente de ataques directos contra la clase obrera. Ahí, como en otras partes, la ecología sirve para camuflar una pugna por el beneficio o como vía para hacer que los trabajadores acepten ataques en nombre de lucha contra la contaminación. Así, cuando la nueva musa joven del mundo, Greta Thunberg, se hace eco de lo que la propaganda le está machacando, a saber, que debemos abandonar nuestra "zona de confort" y por lo tanto hacer "sacrificios", ya que supuestamente la contaminación proviene de nuestro consumo excesivo, del despilfarro, en definitiva del "comportamiento irresponsable de cada uno de nosotros”, lo que está haciendo en realidad es proporcionar un arsenal suplementario a los discursos ideológicos de los Estados que preparan futuras medidas anti-obreras, fomentando no sólo un sentimiento de culpa, sino también un aislamiento de cada cual en la búsqueda de "soluciones" individuales totalmente estériles. El sistema capitalista produce como si no hubiera límite alguno a las necesidades, produce porque necesita plusvalía para acumular cada vez más capital. Es así como funciona, y pretender que funcione de otra manera es una pura ilusión. La única manera de actuar con eficacia, que también es una necesidad vital, es destruirlo para sentar las bases de una nueva sociedad en la que el trabajo en el seno de la sociedad se oriente hacia las necesidades de la humanidad sin ponerlas en contradicción con la naturaleza nuestro entorno. Esto sólo lograrlo la clase obrera a través de una revolución mundial.
HD, 20 de abril de 2019
[1] Ver nuestra hoja internacional El capitalismo amenaza el planeta y la supervivencia de la humanidad: Sólo la lucha mundial del proletariado puede acabar con la amenaza https://es.internationalism.org/content/4405/el-capitalismo-amenaza-el-planeta-y-la-supervivencia-de-la-humanidad-solo-la-lucha [1868]
[2] Friedrich Engels, La situación de la clase obrera en Inglaterra (1844). https://www.marxists.org/espanol/m-e/1840s/situacion/index.htm [1869]
[3] François Jarrige y Thomas Le Roux, La contamination du monde (2017).
[4] El 5 de diciembre de 1952 y durante cinco días, una niebla causada por un anticiclón sumado a los humos de carbón causó 12.000 muertes.
[5] "De Londres a Delhi, cómo el esmog ha emigrado hacia el Este", Le Monde (17 de noviembre de 2017).
[6] Organización similar a la Cáritas española.
[7] También podemos citar el llamamiento de la red Por la Acción Climática en Francia: "En su llamamiento conjunto, los signatarios piden a los responsables del desarreglo climático que tomen las medidas necesarias para limitar el calentamiento global a 1,5⁰ C, garantizando una justicia social.”
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En el mes pasado cientos de miles, incluso millones de habitantes de Hong Kong han invadido las calles y plazas en protesta contra una enmienda a la Ley de Extradición[1], propuesta por la Gobernadora General de Hong Kong, Carrie Lam. La enmienda permitiría extraditar a ciudadanos de Hong Kong al territorio continental de China. La mayor manifestación contra esta enmienda tuvo lugar el 16 de junio, cuando casi dos millones de personas se reunieron en una protesta callejera.
Las primeras protestas en junio fueron posibles gracias al "Frente Civil de Derechos Humanos" (una coalición de más de cincuenta organizaciones burguesas). Esta organización hizo posible que los mítines del 9 y 12 de junio se realizarán, consiguiendo las autorizaciones para marchar y reunirse. Pero la escala masiva de las movilizaciones fue posible a través de los medios sociales: la gente ha organizado sus propias iniciativas, principalmente a través de Facebook, los grupos de Telegram, y el foro en línea.
Ya el 31 de marzo se había producido una primera protesta. El 28 de abril se celebró una segunda manifestación, que atrajo a más de 100.000 manifestantes. Posteriormente, el movimiento cobró impulso, alcanzando su punto álgido durante tres marchas diferentes los días 9 y 12 y 21 de junio de 2019, cuando millones de personas salieron a la calle. El lunes 1 de julio, cuando Hong Kong conmemoraba el 22º aniversario de su traspaso de soberanía en 1997, la marcha anual a favor de la democracia todavía contaba con una participación récord de medio millón de personas[2].
Las protestas de Hong Kong no sólo estaban dirigidas a la ley de extradición sino también, detrás de esto, a los crecientes intentos del régimen estalinista chino de obtener un control más riguroso sobre esta antigua colonia británica. Para entender estos intentos del Estado chino debemos volver a ciertos aspectos del pasado y del presente de China. Porque China está pasando por una fase más peligrosa, dada la crisis económica en desarrollo en China y en otros lugares y la agudización de las tensiones imperialistas.
Al igual que cualquier otro estado en decadencia del capitalismo, el estado chino está abrumado por crecientes contradicciones. China es un ejemplo típico del capitalismo de estado que "adquiere su forma más completa donde el capitalismo está sometido a las contradicciones más brutales y donde la burguesía clásica está en su punto más débil". Un sistema político tan rígido es incompatible con cualquier oposición democrática legal.
El régimen de China no puede tolerar tales fuerzas de oposición sin ponerse en grave peligro. Los movimientos de Hong Kong del mes pasado han vuelto a enfrentar al gobierno de Pekín con el espectro de la democracia.
En 1997 Hong Kong se convirtió en una región administrativa de China. Bajo el marco de "un país, dos sistemas", el gobierno chino garantizó a Hong Kong el derecho a conservar sus propios sistemas sociales, legales y políticos durante 50 años, hasta 2047.
Pero la existencia de un territorio semindependiente, en el que cualquiera que se oponga a Beijing puede encontrar un santuario, es como un tumor en el cuerpo del estado chino. Aquí la política de "un país, dos sistemas" muestra sus límites, estando en contradicción fundamental con el régimen de partido único. El sistema "dual" es presa de una erosión constante, pero el Estado chino no puede arriesgar un segundo Tiananmen[3].
En el período de descomposición[4], como resultado de un estancamiento en la lucha de clases entre la burguesía y el proletariado, la tendencia del Cada Uno para si aumenta dramáticamente y las fuerzas centrífugas desgarran los estados-nación. El ejemplo más obvio fue, por supuesto, el colapso del bloque oriental y la fragmentación de la antigua Unión Soviética. Pero China tampoco se libra de esta dinámica centrífuga. La resistencia contra el control de Pekín y el llamado a la autonomía en la periferia continúa e incluso parece que se ha fortalecido en los últimos años: Tíbet, Xinjiang, Hong Kong, Macao, etc.
Después de la caída del Imperio Quing a principios del siglo XX, China se desmoronó en unidades políticas y territoriales más pequeñas. Durante algunas décadas, el país estuvo fragmentado y gobernado por señores de la guerra rivales. Cuando el Partido Comunista Chino tomó el poder en 1949, más o menos restableció la unidad nacional. Y si hay algo que el Partido Estalinista no puede tolerar es el llamado a la autonomía de las regiones periféricas.
Antes de que Xi Jinping asumiera el poder en 2012, los 56 grupos étnicos ubicados en China tenían el mismo estatus y podían practicar sus propias culturas y costumbres. Pero desde entonces, la dicotomía "nosotros contra ellos", definida por el antagonismo nacional y que apunta a los chivos expiatorios, ha ganado fuerza en China. Ni siquiera Taiwán se ha salvado. En enero de 2019, el presidente chino amenazó abiertamente a Taiwán con la anexión si este país no se unía a la República Popular.
China también tiene grandes problemas a nivel económico. Su crecimiento es oficialmente del 6,4 por ciento. Pero con el crecimiento de la población y la movilidad interna de decenas de millones de personas que cada año se trasladan del campo a las ciudades en busca de trabajo, esta cifra es más bien una señal de que la economía está estancada e incluso empeora.
La guerra comercial de Trump también está teniendo un serio efecto en la economía china. En febrero de 2019, las exportaciones de China mostraron el mayor descenso en tres años. Las exportaciones cayeron un 20,7 por ciento en comparación con el año anterior, a pesar de las enormes medidas de estímulo del gobierno. En 2018, un año dramático para las bolsas, los mayores perdedores podrían encontrarse en China. La Bolsa de Shanghái cayó un 24,9 por ciento y el Dow Jones Chino un 24,7 por ciento.
En 2013, China lanzó un proyecto geoestratégico propio que, según espera, contrarrestará el peor efecto de la crisis: la "Nueva Ruta de la Seda"[5]. Pero ahora China está empezando a tener problemas con sus aliados que se han unido a este proyecto en los últimos años. Varios de estos países (Malasia, Pakistán, Myanmar, Sri Lanka, etc.) están endeudados a niveles que ya no son sostenibles.
Dado que el Estado chino, por su propia naturaleza, es incapaz de tolerar la oposición democrática, tiene que recurrir a la represión ante cualquier descontento. Y con el crecimiento de las fuerzas centrífugas y la amenaza de disturbios sociales, esta represión sobre la sociedad no ha hecho más que aumentar. Lo que estamos presenciando es que China en este momento es una especie de terror organizado con el objetivo principal de crear un clima de miedo[6].
Pekín ha desplegado cada vez más sistemas de vigilancia masiva para reforzar el control sobre la sociedad. Recopila, a gran escala, datos biométricos que incluyen muestras de ADN y de voz con fines de vigilancia automatizada; desarrolló un sistema nacional de recompensas y castigos conocido como "sistema de crédito social"; y desarrolló y aplicó programas policiales de Big Data destinados a prevenir las voces de los disidentes.
El gobierno chino ha aplicado una represión generalizada en diferentes regiones, en particular en Xinjiang, hogar de la población musulmana uigur. Desde 2016, las autoridades chinas han multiplicado los centros de detención y las prisiones masivas en esta región. Fuera de estos centros de detención, los residentes de Xinjiang están sujetos a restricciones extremas en su vida personal: si quieren viajar desde una ciudad u otra, tienen que solicitar permiso y pasar por varios puestos de control.
Incluso Hong Kong no se queda atrás en este aspecto y aplica medidas similares para restringir la libertad civil y política. La represión estatal de los últimos cuatro años ha dado lugar a 50 juicios, en los que varios centenares de disidentes y activistas políticos han sido objeto de arrestos y enjuiciamientos seleccionados con diversas acusaciones, mientras que más de un centenar de ellos han sido enviados a la cárcel.
Desde 1997, el partido gobernante de China ha ido ejerciendo gradualmente una mayor influencia sobre Hong Kong. En los últimos veinte años ha cambiado regularmente las reglas en un sentido que responde a la necesidad de la clase dominante china de fortalecer su control sobre la política de Hong Kong. Cada decisión que toma y cada paso que da tiene como objetivo obtener un mejor control sobre esta ciudad.
La primera protesta a gran escala contra la creciente influencia del Partido Estalinista tuvo lugar en 2003. La aplicación del artículo 23 de la Ley Fundamental permitió condenar a personas por traición, actividades separatistas, subversión del poder del Estado y robo de secretos de Estado. La segunda gran protesta fue en 2014, la llamada "Revolución de los Paraguas", contra la decisión unilateral del régimen chino de seleccionar los candidatos para el gobierno de Hong Kong[7].
En 2017 el imperialismo chino subió aún más la apuesta. En vísperas del vigésimo aniversario del traspaso, el Ministerio de Asuntos Exteriores chino declaró que el Acuerdo chino-británico, que garantiza la independencia de Hong Kong en materia política, jurídica y económica hasta 2047, se ha convertido en "un documento histórico, [que] ya no tiene ningún significado práctico".
La introducción de la nueva legislación (la enmienda al proyecto de ley de extradición existente), en febrero de este año, provocó una gran preocupación y ansiedad entre los ciudadanos de Hong Kong por el aumento del riesgo de ser enviados a la China continental, donde los tribunales están bajo un riguroso control del aparato estatal estalinista
Para entender por qué la protesta adquirió proporciones tan grandes, debemos tener en cuenta que casi la mitad de la población de Hong Kong está formada por la segunda o tercera generación que huyó de China. En el momento en que el Partido Maoísta llegó al poder, en 1949, millones de chinos huyeron. Hasta 100.000 personas huían a Hong Kong cada mes. A mediados de la década de 1950, Hong Kong había aumentado su población de 500.000 a la asombrosa cifra de 2,2 millones.
Por lo tanto, la propuesta del Gobierno de Hong Kong, que pone a los habitantes de Hong Kong en riesgo de ser deportados a China para ser juzgados en un sistema judicial despótico, realmente tocó el nervio de millones de ciudadanos de Hong Kong. Saben que, bajo el gobierno del Partido Estalinista, la gente ciertamente no puede esperar el debido proceso y, por lo general, se enfrentará a falsas acusaciones. Al igual que la Unión Soviética en la década de 1930, China es conocida por sus juicios ficticios contra opositores políticos[8].
Los medios de comunicación tradicionales son rigurosamente censurados por el Estado chino. Sobre todo, desde que el presidente Xi Jinping asumió el poder en 2012, China ha puesto en marcha una campaña sin precedentes contra la libertad en las redes sociales, sumergiendo a Internet en la propaganda y castigando a los periodistas que envían mensajes que van en detrimento del sistema.
Como las protestas masivas en Hong Kong podrían resonar a través de la frontera y desencadenar una reacción en cadena en el territorio continental de China, el régimen de Pekín ordenó a los censores chinos que eliminaran los mensajes y las fotos de los sitios de medios sociales. Los medios de comunicación han sido silenciados en gran medida, y como resultado no mucha gente en China sabe lo que ha estado sucediendo en Hong Kong.
No importa cuán masivas hayan sido y cuántos trabajadores participaran en ellas, las protestas callejeras actuales no son una manifestación de la lucha de la clase obrera. En Hong Kong el proletariado no está comprometido en una lucha como clase autónoma. Al contrario: los trabajadores de Hong Kong estaban completamente abrumados y ahogados en una masa de ciudadanos.
Muchos manifestantes son jóvenes de la clase obrera. Pero durante las protestas masivas una gran parte de ellos está luchando por las demandas burguesas y los derechos democráticos. Incluso si pudiéramos saludar el valor y la determinación de los participantes, las protestas masivas en Hong Kong son un gran peligro para el proletariado. Completamente situados en el terreno burgués, no pueden sino reforzar las ilusiones de la democracia. Y el hecho de que el movimiento haya obtenido una victoria momentánea -la enmienda ha sido suspendida- no ha hecho sino aumentar las ilusiones entre los manifestantes de Hong Kong y sus partidarios de todo el mundo.
Las organizaciones políticas de izquierda refuerzan estas tendencias e ilusiones fomentando la lucha por los derechos democráticos y la libertad de expresión. En el caso de las protestas en Hong Kong
Aunque los izquierdistas conectan la lucha por los derechos democráticos con la lucha del proletariado por "derribar el poder de los capitalistas" (sin explicar lo que quieren decir), para el proletariado la lucha por la democracia sigue siendo una trampa, que aprieta aún más la soga que los somete a sus explotadores capitalistas. El verdadero antagonismo dentro de la sociedad capitalista no está entre la dictadura y la democracia, sino entre la clase dominante explotadora y la clase obrera explotada. Este último no tiene nada que ganar con la participación en el movimiento por los derechos democráticos burgueses, no importa cuán masiva sea la protesta.
Rechazamos toda consigna de la izquierda capitalista en favor de la autodeterminación, de un gobierno democrático dirigido por los trabajadores, etc.
Lo mismo ocurre con la tentativa de ocupación del Legco (Consejo Legislativo) la noche del lunes 1 de julio. Después de haber forzado la entrada, cientos de manifestantes irrumpieron en el edificio del parlamento, derribando retratos de líderes legislativos y pintando con aerosol eslóganes a favor de la democracia en las paredes de la cámara principal.
No apoyamos tales acciones seudo -radicales. Al contrario: ni un solo objeto aplastado en un parlamento es suficiente para aplastar las ilusiones del sistema parlamentario. Al saquear, al saquear lugares, al quemar edificios del Estado, no destruimos las ilusiones del parlamentarismo. Las acciones motivadas por la ideología democrática sólo sirven a los intereses del estado burgués.
Esto se demostró por el hecho de que los eventos fueron inmediatamente utilizados para poner a todo el movimiento de protesta bajo una mala luz. Los medios de comunicación estatales chinos no transmitieron imágenes de la masiva protesta "pacífica", pero sí de las "graves acciones ilegales" de los "separatistas de Hong Kong", en las que dominó la "arrogancia ciega y la rabia".
La superación de las ilusiones en el parlamento y la democracia sólo puede venir a través de la acción autónoma de la clase obrera, en defensa de sus propias reivindicaciones de clase. La única manera de luchar contra el falso sistema de representación parlamentaria es celebrar asambleas de masas proletarias, animadas por una discusión seria sobre los métodos y objetivos de la lucha.
Los Estados occidentales han expresado su apoyo al pueblo de Hong Kong en su defensa de los derechos democráticos y la libertad de expresión.
El lunes 10 de junio, Morgan Ortagus, portavoz del Departamento de Estado estadounidense, declaró que "Estados Unidos comparte la preocupación de muchos en Hong Kong de que (...) las enmiendas propuestas puedan socavar los derechos humanos, las libertades fundamentales y los valores democráticos de Hong Kong". El lunes 1 de julio, el Ministro de Asuntos Exteriores británico, Jeremy Hunt, afirmó que "es imperativo que se respete plenamente el alto grado de autonomía de Hong Kong y los derechos y libertades del pueblo de Hong Kong".
Estados Unidos y Gran Bretaña son unos redomados hipócritas pues son cómplices de la represión del gobierno chino como muestran los 3 ejemplos siguientes:
(1) En China, las empresas occidentales confían en la represión del Estado chino para someter a los trabajadores a un sistema de explotación extrema.
Cientos de millones de trabajadores chinos deben viajar miles de kilómetros para buscar oportunidades de trabajo, a menudo durmiendo en el lugar de trabajo en un alojamiento básico y visitando a su familia una vez al año y eso por un salario que es menos de una décima parte del salario mensual promedio en Estados Unidos. "En connivencia con el gobierno, los empleadores exprimen de los trabajadores el máximo de mano de obra en el menor tiempo posible." (La era del Acuerdo Post Multifibras y el auge de China, Au Loong-Yu)
Otro factor es la política de disciplinar y reprimir a los trabajadores mediante el llamado "sistema de registro de hogares". Este sistema "actúa como una especie de apartheid social, que discrimina sistemáticamente a los trabajadores migrantes, impidiéndoles disfrutar de los servicios públicos en las ciudades. Fuera de las fábricas y dormitorios, simplemente no pueden sobrevivir en las ciudades. Es una forma efectiva de obligarlos a aceptar salarios de hambre, condiciones de trabajo espantosas y horas extras forzadas". (Idem)
(2) En su propio territorio nacional, los Estados occidentales detienen a los emigrantes en las circunstancias más horribles.
La red británica de centros de expulsión de inmigrantes es una verdadera humillación para los 25.000 inmigrantes que pasan por allí cada año: no hay rehabilitación, ni condenas penales, ni atención sanitaria adecuada, y muy a menudo no hay límite de tiempo para la pérdida de libertad y las celdas están superpobladas. Muchos de los encarcelados dicen que las condiciones son mucho peores que las de la prisión real, ya que son abusados física y verbalmente por miembros del personal, y esto incluye violencia sexual y racista.
En los Estados Unidos, el inspector de Seguridad Nacional ha encontrado "hacinamiento peligroso" y condiciones insalubres en un centro de detención en Texas, donde se alojaba a cientos de migrantes más de los que el centro estaba diseñado para albergar. El inspector dijo que las celdas "olían a lo que podrían haber sido cuerpos/olores corporales no lavados, orina, diarrea no tratada y/o ropa/detalles sucios", ("Encerrados en celdas y obligados a beber del inodoro - así es como los EE.UU. tratan a los migrantes", The Guardian, 3 de julio de 2019).
(3) Al igual que el gobierno chino, las democracias occidentales también utilizan tecnología superinteligente para espiar a los civiles.
En los Estados Unidos, la CIA, a través de sofisticadas herramientas y software de piratería informática, utiliza dispositivos cotidianos -desde el teléfono en el bolsillo hasta el televisor en el dormitorio- para recopilar información sobre los civiles. "Documentos internos de la CIA (...) indicaban que la agencia de espionaje había obtenido acceso a teléfonos inteligentes Android y Apple, televisores inteligentes Samsung y coches con conexión a Internet usando una variedad de herramientas." ("La CIA utiliza dispositivos inteligentes para espiar a los ciudadanos, WikiLeaks revela", Marissa Lang, San Francisco Chronicle, 8 de marzo de 2017)
"Al menos 100 aviones están siendo utilizados por las fuerzas de seguridad de EE.UU. para espiar a los ciudadanos. Estas aeronaves están equipadas con tecnología avanzada de imagen y video de muy alta resolución - específicamente Sting Ray, la tecnología secreta de rastreo celular masivo, y probablemente infrarrojos u otro hardware de visión nocturna. El FBI ha puesto sus ojos en los cielos de la nación para vigilar al público y espiar a los manifestantes". ("Vigilancia masiva y Totalitarismo inteligente'"; Chris Spannos, ROAR Magazine, 18 de febrero de 2017).
Las democracias occidentales son completamente indiferentes ante los derechos humanos y el bienestar de los pueblos del mundo. Lo mismo ocurre con el pueblo de Hong Kong, que una vez fue la colonia más exitosa de Gran Bretaña en el mundo. Pero cuando China se convirtió en el foco principal y más lucrativo para el Reino Unido, Hong Kong fue eliminado, con pleno conocimiento de que quedaría bajo el yugo de un régimen estalinista.
La administración de Trump y otros gobiernos occidentales se contentan con trabajar y llevar a cabo un comercio lucrativo con una multitud de odiosas dictaduras en todo el mundo, incluida China. Al mismo tiempo, están dispuestos a utilizar la defensa de los derechos democráticos y la autonomía del pueblo de Hong Kong como propaganda útil en su guerra comercial contra el mismo régimen chino.
Los manifestantes en Hong Kong, ondeando banderas americanas y británicas, muestran que la lucha contra la dictadura estalinista en el terreno burgués de la libertad democrática, sólo los lleva a abrazar la dictadura democrática. La movilización de los ciudadanos de Hong Kong está siendo utilizada, en particular por los Estados Unidos y Gran Bretaña, para sus sórdidos intereses imperialistas en la confrontación geopolítica contra China.
Para luchar contra la dictadura brutal del estalinismo en China solamente se puede hacer en el terreno de clase del proletariado, luchar en el terreno de la democracia como está pasando en Hong Kong es servir de carne de cañón a los gánsteres rivales de China y verse finalmente engañados, humillados y masacrados por unos y por otros.
Dennis
[1] Actualmente, Hong Kong sólo está obligada a extraditar a 20 países a personas sospechosas de haber cometido un delito caso por caso, en virtud de dos leyes principales: la Ordenanza sobre delincuentes fugitivos y la Ordenanza sobre asistencia judicial recíproca en asuntos penales, que excluyen expresamente "cualquier otra parte de la República Popular China". En febrero de 2019, el gobierno de Hong Kong propuso aprobar una enmienda a la ley para el traslado de personas sospechosas de haber cometido un delito, no sólo para Taiwán y Macao, sino también para la China continental.
[2]En las semanas siguientes la movilización disminuyó: El domingo 7 de julio, los manifestantes salieron a la calle en una movilización de 250.000 personas y de nuevo el 14 de julio en una manifestación de 100.000 personas. Pero se han vuelto más violentos, sobre todo tras la intervención de la tríada de gánsteres contra los manifestantes y el aumento del uso de gases lacrimógenos por parte de la policía y de las palizas sistemáticas.
[3] Brutal represión perpetrada por el régimen en 1989 en la plaza de Tiananmen en Pekín. Ver Comunicado sobre los acontecimientos en China https://es.internationalism.org/revista-internacional/200608/1038/comunicado-sobre-los-acontecimientos-en-china [1871]
[4] Ver nuestras "TESIS SOBRE LA DESCOMPOSICION [13]".
[5] Ver La ruta china de la seda hacia la dominación imperialista https://es.internationalism.org/content/4366/la-ruta-china-de-la-seda-hacia-la-dominacion-imperialista [1677]
[6] En China, cualquiera que sea visto como una amenaza para el PCCh puede ser "desaparecido". Algunos son recluidos en prisiones secretas, mientras que otros son colocados en centros de detención con nombres falsos. A la familia, a los abogados e incluso a los fiscales de China se les niega el acceso
[7] Ver La “Revolución de los paraguas” mojada por la ideología democrática https://es.internationalism.org/cci-online/201502/4082/la-revolucion-de-los-paraguas-mojada-por-la-ideologia-democratica [1872]
[8] Muchos críticos del gobierno de Pekín, después de ser arrestados, aparecen en las cámaras de TV, confiesan haber cometido todos los delitos habidos y por haber y son obligados a la “autocrítica” y a denunciar a los demás. Todo esto está simbolizado por la condena de 11 años de prisión impuesta al Premio Nobel de la Paz Liu Xiaobo por defender la democracia. Fue detenido en 2009 y condenado a 11 años de prisión
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Este es un documento que participa del esfuerzo de intervención que realiza la CCI en las luchas obreras y de denuncia de las movilizaciones burguesas que arrastran al proletariado fuera de su terreno de clase. Es un artículo que no tendrá un mero carácter descriptivo (aunque al principio parte así solo para poner en contexto al lector), en el sentido de describir las luchas de los trabajadores, sino también criticarlas y sacar lecciones para las luchas revolucionarias en el resto del mundo.
La movilización de los profesores a escala nacional es algo que remeció a la sociedad debido a que decenas de miles de docentes protestaron sin parar por semanas, dirigido por el colegio de profesores, una central gremial de los docentes.
¿Cuáles fueron sus principales demandas?
Deuda Histórica
Originada en el proceso de municipalización de la educación pública (1981), cuando miles de docentes no obtuvieron el reajuste salarial otorgado por ley a los funcionarios ya que este fue desconocido por los nuevos sostenedores. Se trata de una demanda irrenunciable del colegio de gremio docente. Cubillos[2] sigue negando la deuda histórica, bajo el pretexto de no tener recursos suficientes. Sin embargo, las cifras apuntan a lo contrario.
Pago de mención a educadoras de párvulo y diferenciales
El estado desconoce el pago de mención por especialidad a las educadoras de párvulos y educadoras diferenciales. La ministra Cubillos descartó su pago y dijo que se podría evaluar en 2020. Sin embargo, este es un sector creciente: representa el 12 por ciento de la fuerza laboral docente y 96 por ciento son mujeres. Desde el Colegio de Profesores acusan derechamente discriminación de género del gobierno.
Titularidad extensiones horarias
Consisten en horas asignadas anualmente a los profesores para complementar su jornada laboral. Estas horas solo tienen validez anual (contrata) y pueden ser renovadas o no serlo. Situación que genera inestabilidad laboral y doble contrato con el mismo empleador.
Transparencia en pruebas de carrera docente
Desde que se implementó la carrera docente, los profesores no han recibido una retroalimentación adecuada de sus resultados, tampoco se han transparentado las pautas de evaluación del portafolio, lo que arroja dudas sobre la confiabilidad del proceso.
Fin a la doble evaluación docente
Actualmente los profesores deben someterse a dos procesos de evaluación: el de la ley de evaluación docente y el del sistema de desarrollo profesional docente, hay que destacar negativamente el agobio laboral que sufren los docentes de Chile, principalmente por la gran cantidad de trabajo burocrático extra a sus horas por contrato y por la doble evaluación docente. “Muchos de los estudiantes lo que requieren es ser escuchados y nosotros no tenemos tiempo para escucharlos muchas veces porque estamos agobiados de pega”, afirmó un docente.
La ministra Cubillos, encargada del área de educación, simuló ignorar la huelga para desmoralizar a los trabajadores, aunque finalmente organizó el teatro del “diálogo” con el colegio corporativo del ramo. En los “diálogos” y “negociaciones” no están los “representantes” del Estado o de la burguesía y los “representantes” de los trabajadores sino únicamente dos ramas del Estado: la del Gobierno y la de los sindicatos.
Luego de más de 7 semanas se realiza una votación gremial y el paro se depone. Cabe señalar que la mayoría de los profesores que se movilizaron fueron del sector público, no privado
Los mineros siempre han sido el sector más movilizado de la clase trabajadora en Chile, entre ellos los trabajadores de la mina “la escondida” son los más combativos a nivel histórico. La huelga más importante, debido a que fue la huelga minera más larga de la historia, fue la huelga de los mineros de “La Escondida” de 2017.
Los trabajadores demandaban: un aumento salarial del 7,0 %, un bono de 25 millones de pesos (unos 38.460 dólares) por trabajador, que se mantengan los derechos logrados anteriormente, que los nuevos trabajadores reciban los mismos beneficios que los antiguos y que el nuevo contrato tenga una vigencia de tres años. Queremos subrayar que los trabajadores viejos se preocupen de reclamar las mismas condiciones para los nuevos lo cual expresa una visión de clase y una solidaridad, dos rasgos históricos de la lucha de la clase obrera.
Luego de más de un mes de huelga los trabajadores finalizan la huelga sin bonos ni reajustes, apenas lograron preservar sus beneficios anteriores. En esta derrota tuvieron un papel central los sindicatos.
Si los mineros representan la cara del movimiento acá en Chile los portuarios no se quedan atrás tampoco, históricamente siempre los estibadores han representado un sector muy combativo entre la clase de los trabajadores, el 2018-19 realizaron la segunda huelga más larga de la historia.
Comenzó con la movilización de los trabajadores no sindicalizados de los puertos quien se han visto afectados por los conflictos económicos entre China y USA. Estos trabajadores no tienen prácticamente ninguna clase de derechos ni protección y la flexibilidad laboral los agobia, así que espontáneamente empezaron la huelga, extendiendo por todo el puerto y recibió el apoyo del estudiantado, Aunque comenzó de forma espontánea los sindicatos y los dirigentes se hicieron rápidamente con el control de esta. Se exigía: un bono de dos millones de pesos, mesa permanente para negociar, eliminación de listas negras (listas de trabajadores conflictivos). Finalmente, luego de más de un mes de paro los trabajadores finalizaron la huelga con el pago de miseros bonos y aguinaldos.
En noviembre de 2016 los trabajadores del Homecenter Sodimac se decidieron ir a una huelga. Sus demandas fueron: reajuste salarial del 7% y bono de término de conflicto de $500 mil. Fue también una huelga histórica que duró aproximadamente más de un mes y muestra las consecuencias de la flexibilidad laboral del capital.
La huelga termino técnicamente en una derrota para los trabajadores, quienes, desmoralizados, finalmente aceptaron un 2% de reajuste y un bono de $200 mil para cada trabajador, sin embargo, estos denuncian votación ilegítima y ausencia de instancia donde se haya discutido la propuesta.
Y una de las luchas más importantes y masivas de los últimos tiempos de la clase trabajadora es definitivamente la lucha por pensiones dignas, en contra de las AFP, que, resumidamente, permite que empresas privadas y una decena de bancos se llenen los bolsillos con las cotizaciones de millones de trabajadores y trabajadoras[5].
La lucha empezó en el año 2015 o 2016 aproximadamente y fue dirigida por la coordinadora “No más AFP” compuesta por organizaciones de izquierda, gremios y sindicatos. Pese a que al principio tuvo una gran convocatoria con cientos de miles de personas e incluso millones, movilizándose por las calles, debido al carácter contrarrevolucionario y anti obrero de los sindicatos y los partidos políticos a medida que pasaba el tiempo la lucha disminuía, por ejemplo, en Concepción en la primera protesta se movilizaron más de 100.000 personas, este año solo 400 siendo todo culpa de los sindicatos y partidos políticos con su método, que veremos más adelante.
La lucha por las pensiones es algo que los trabajadores llevan a cabo en todo el mundo y es uno de los tantos ataques que el capital realiza contra los obreros[6].
Sin embargo, no todas las luchas que han ocurrido últimamente han sido luchas que se plantean en un terreno proletario precisamente, también ha habido luchas completamente pequeñoburguesas, ciudadanistas y multiclasistas, que no tienen nada que ver con el movimiento obrero y su lucha internacional, sino que, en realidad, constituyen un ataque frontal a su conciencia y a su autonomía de clase, estas son:
Partió en el año 2018 en respuesta a los diversos casos de maltrato hacia las mujeres[7] y se ha caracterizado por tomas (ocupaciones) universitarias, siendo el principal actor jóvenes universitarios que luchan dentro de la academia burguesa (universidad), desde entonces se expandió a diversos rincones del país y la prensa del capital lo tituló una “Revolución feminista”. La izquierda universitaria burguesa ha sido la protagonista de este movimiento.
¿Por qué el feminismo atenta contra la clase trabajadora? Por dos principales razones:
El feminismo es una ideología reaccionaria que nació a finales de los años 90 del siglo XIX con el objetivo burgués de que las mujeres pudieran votar, lo cual fue utilizado por la burguesía en la decadencia del capitalismo para arrastrar a las mujeres obreras al terreno electoral y parlamentario y, de manera general, fortalecer el Engaño Democrático. El feminismo se presenta como una ideología de “progreso” cuando en realidad lo que pretende es reproducir el funcionamiento de la sociedad burguesa de competencia y división. También da cauce a ideologías posmodernas que se caracterizan por reemplazar la lucha de clases por “luchas” de categorías sociales multiclasistas[8].
Todas las luchas de liberación nacional son burguesas y atentan contra el proletariado, detrás de cada lucha de liberación nacional están los intereses de la burguesía local, detrás de la lucha de liberación nacional mapuche esta la burguesía mapuche. Los obreros no tenemos patria, por ende, no debemos luchar por ninguna liberación nacional, las luchas de liberación nacional atentan contra la unidad del proletariado internacional, las luchas de liberación nacional originan guerras imperialistas que masacran a proletarios de distintos sectores del mundo, el patriotismo mapuche, el patriotismo chileno, etc. Cualquier forma de patriotismo y nacionalismo divide al proletariado, destruye su autonomía de clase y lo ata de pies y manos a “su” capital nacional convirtiéndolo en carne de cañón de las guerras imperialistas, las luchas de liberación nacional no tienen nada que ver con los intereses del proletariado[9]. Además, el campesinado (o los indígenas en este caso) que luchan por su “tierra” no les interesa la revolución obrera mundial, son clases atrasadas políticamente cuyos intereses particulares son reaccionarios y chocan con los intereses históricos del proletariado[10].
Una movilización ciudadanista que empezó hace unos años atrás, dirigida por la izquierda del capital. Prácticamente consistía en realizar una asamblea constituyente para reemplazar la actual constitución (que fue creada durante el gobierno cívico-militar de Pinochet) por una nueva constitución nacida en “Democracia”, sobre esto hay que decir varias cosas:
-la constitución es un acta donde las leyes de la burguesía están plasmadas, la constitución está hecha para proteger al estado capitalista, no importa si la constitución nace en democracia o no, está hecha para proteger al estado y por ende al capitalismo, por ende, los obreros no deben participar en ella, deben abstenerse, ya que una nueva constitución no mejorará en nada su situación.
-La democracia es una farsa, la democracia es la dictadura de los capitalistas contra los obreros, la democracia es el sistema político más perfeccionado que tiene la burguesía para mantener su dominio, por ende, el principal enemigo de los trabajadores es la democracia parlamentaria, que solo busca esconder la esclavitud asalariada y miseria de nuestra clase solo para votar cada 4 años.
-no existe la “ciudadanía”, ni tampoco existe los “pueblos”, en el capitalismo mundial solo existen dos clases: burgueses y proletarios. Los trabajadores somos una clase que niega esta sociedad de la mercancía y la alienación, no queremos mejorarla ni reformarla mediante asambleas constituyentes, por ejemplo.
El capitalismo no se puede reformar ni mejorar, sus engranajes económicos, políticos, imperialistas, ideológicos etc., llevan a la guerra imperialista generalizada, la miseria y el desempleo, la destrucción del planeta, la barbarie moral. Es un modo de producción en decadencia que plantea el dilema o REVOLUCION COMUNISTA MUNDIAL o DESTRUCCION DE LA HUMANIDAD. Los trabajadores deben buscar que sus luchas se orienten en ese programa para lo cual cuentan con sus organizaciones internacionalistas de la Izquierda Comunista.
Los trabajadores deben llevar sus luchas afuera y en contra de los sindicatos y partidos políticos
Los sindicatos no son aliados de los trabajadores, los sindicatos son una institución burguesa que el estado tiene en el mundo laboral para controlar a los obreros, dividir sus luchas y atomizarlos más, a través de los sindicatos el estado les contagia la ideología burguesa a los obreros , todas las luchas anteriores terminaron en derrotas , o técnicamente casi anda se ganó debido al carácter anti- obrero y contrarrevolucionario de los sindicatos , la lucha de las AFP fue disminuyendo por culpa de los sindicatos y partidos políticos. La autoorganización de la huelga se debe hacer afuera de los sindicatos , mediante asambleas generales que reúna a todos los obreros de una empresa y no solo a un puñado de ellos , pues algo que más encima caracteriza al sindicato es el hecho de que las huelgas son decididas por un aparato burocrático que lo hace siempre a espaldas de los obreros, solo las asambleas generales soberanas podrán permitir que los obreros decidan por sí mismos y luchen de verdad. Aun hasta los sindicatos más “clasistas, combativos y de base” con el dirigente más “Radical” es anti - obrero y defiende al capitalista y jamás a los obreros
De la misma forma los partidos políticos actuales son entes que tienen como único fin defender el capitalismo y proteger las leyes del patrón, los partidos políticos de izquierda y de derecha defienden lo mismo, no hay diferencia entre ellos, todos están hecho para proteger al estado burgués, el partido comunista y el partido socialista (que se presentan como los partidos de la clase obrera) son partidos meramente burgueses. Los partidos políticos llegaron con el parlamentarismo, y el parlamentarismo nación con la dominación de la burguesía al proletariado. la autonomía política de los obreros es fundamental. A diferencia de lo que todos creen, el capital y el estado no solo tiene un ala derecha para protegerla, la izquierda y extrema izquierda también defienden al capitalismo. Sindicatos, gremios, partidos de derecha, partidos de izquierda, extrema izquierda, extrema derecha, confederaciones…todos defienden el capitalismo , todos están a la defensa de la burguesía.
Eso no quiere decir que el proletariado deba rechazar el dotarse de un partido político propio, debe luchar por un PARTIDO COMUNISTA MUNDIAL, una INTERNACIONAL, que exprese y defienda su programa comunista internacionalista y contribuya activamente a la autoorganización, unificación y generalización internacional de sus luchas.
El papel decisivo de las Asambleas Generales
¿Qué son las asambleas generales? ¿Qué la diferencia de una reunión sindical? Las asambleas generales son asambleas autoorganizadas que son creadas por los propios obreros, al margen de los sindicatos, donde ellos mismos dirigen sus luchas y debaten, algo que no se hace en ninguna reunión sindical. La asamblea general abarca a todos los trabajadores de una empresa y no solo a unos cuantos, como los renegados sindicatos, además de estar abierta a todos los trabajadores, estudiantes, desempleados, jubilados, etc. Por lo cual permite la expansión de la huelga y la multiplicación de las asambleas, originándose asambleas en las calles, ciudades, empresas, fabricas, barrios, etc. Formando una inmensa red de asambleas generales que abarquen a toda la masa proletaria, obreros, estudiantes desempleados, etc. Convirtiéndose en una huelga de masas, que no tiene nada que ver con las degeneradas huelgas generales sindicales o sus ridículos paros nacionales por unos cuantos días previamente planificados, la asamblea general sobrepasa el corporativismo sindical, permite la unidad de toda la clase trabajadora y la expansión de la huelga a todo un territorio geográfico. La asamblea general también elige a delegados que son revocables y forma comités, que deben responder siempre a la asamblea
¿Qué es un comité de huelga extendido? Cuando la lucha ya se expande y la huelga necesita unirse y estructurarse las asambleas generales eligen a delegados que son revocables en cualquier momento, los delegados de las distintas asambleas se reúnen y forman un “Cuerpo de delegados” que se reúnen y permiten unir toda la huelga de un territorio, eso es un comité de huelga extendido.
La huelga de masas autoorganizada y completamente al margen de los sindicatos y partidos políticos del capital, basada en asambleas generales abiertas a “todos” y con delegados revocables en todo momento que forman comités de huelgas extendidos es la única forma de lucha que tienen los trabajadores en este periodo de decadencia del capital, no hay otra forma si quieren vencer.
Las huelgas sindicales-legales, los paros nacionales, las protestas ciudadanas, las impotentes huelgas de hambre, etc. Las distintas luchas que tanto le gustan a la izquierda capitalista son un engaño, un desgaste para los obreros y no funcionan, solo los desmoralizan y atomizan más. Asambleas generales abiertas y comités de huelga, así es como se combate correctamente. Huelga de masas autoorganizadas que se expanden por todo un territorio geográfico y abarcan a toda la clase obrera. Los trabajadores de una empresa no tienen suficiente poder para enfrentarse a la patronal y el estado, necesitan de todo el resto de la clase trabajadora para vencer, trabajadores, estudiantes, desempleados, etc. Por eso la necesidad de asambleas abiertas y de expandir la huelga a todos los sectores.
El legalismo es una trampa para los obreros
Desde sus orígenes, las sociedades divididas en clases (esclavismo, feudalismo, capitalismo) se dotaron de un Estado para defender la explotación y éste dictó leyes para proteger a la clase dominante, legitimar la explotación e imponerla por el terror y la violencia. Bajo el capitalismo las leyes no “defienden al ciudadano” sino al capitalista y a la explotación capitalista. El Estado no es “de todos” sino que es la dictadura del capital donde los sindicatos son un arma de los empresarios contra los obreros. Las luchas obreras, si los trabajadores de verdad quieren vencer, se deben hacer afuera de los sindicatos y por ende fuera de las leyes burguesas, las leyes están hechas para proteger el capitalismo y por ende sustentan la opresión a nuestra clase, si los proletarios llevan sus luchas respetando la “ley” entonces están condenados al fracaso.
Contra el ciudadananismo y el interclasismo
El “ciudadanismo” es una ideología multiclasista que amarra a los obreros con la explotación y los combina con otras clases como la pequeña burguesía, el “ciudadanismo” solo daña a nuestra clase y a nuestra conciencia. En esta sociedad solo existe clases sociales, proletarios y burgueses, los trabajadores no somos “ciudadanos de un estado” sino una clase social que niega al capital y tiende a superarlo, por eso es que no debemos llevar nuestras luchas respetando las leyes. No respetar las leyes no significa ser violentos, una huelga salvaje y autoorganizada no significa vandalismo, solo significa que los obreros están aprendiendo a dirigir sus luchas ellos mismos y que ya no obedecen a los sindicatos.
Las luchas que de verdad le ganan a los patrones y el estado son luchas que no respetan las leyes del capital
El patriotismo es una ideología del capital que divide a nuestra clase
Otra cosa que debemos evitar los obreros y de hecho debemos sacarlo de nuestra lucha es el patriotismo/nacionalismo. Los obreros son solo una clase a nivel universal, no tenemos patria, no reconocemos fronteras ni continentes, ni rasgos, ni étnicas. La patria , y con ella el estado , es solo una herramienta creada por el capitalismo para mantener su dominio y ayuda a delimitar su territorio donde extrae sus riquezas de otros estados con sus respectivas burguesías , las banderas y símbolos patrios representa el estado que nos oprime y explota , el mismo estado que luego nos reprimirá con su policía , por eso debemos sacar esas banderas patrias de nuestras luchas y reemplazarlas por banderas rojas , las banderas rojas son las únicas banderas que representan a nuestra clase universal y al movimiento obrero . Que los obreros eleven las banderas nacionales es algo tan contradictorio como defender a quien lo explota, el patriotismo y nacionalismo son ideologías malignas, ajenas a nuestra clase que dividen al proletariado internacional y hacen que se maten entre ellos en las guerras imperialistas, guerras que son creadas por las burguesías y sus naciones solo para sus propios beneficios económicos. La ideología patriota capitalista es fuertemente apoyada por los sindicatos y partidos de izquierda, lo cual demuestra una vez más que los sindicatos y la izquierda son enemigos del proletariado. ¡LOS OBREROS NO TENEMOS PATRIAS! Las huelgas obreras se deben internacionalizar más allá de las fronteras del capital, todos los trabajadores del mundo sufren debido al capital.
El estatismo (Capitalismo de estado) no es la alternativa para el proletariado.
Si hay de lo que se llena la boca los sindicatos y la izquierda burguesa, y por ende algo que los obreros deben evitar, es caer en el juego del estatismo, creyendo que capitalismo es algo contrario al estado y que si dejamos nuestras necesidades y recursos en manos del estado tendremos una mejor “calidad de vida”. Eso es una gran mentira, el capitalismo y el estado son uno solo, el capitalismo no puede existir sin el estado y viceversa. Cuando la izquierda burguesa-sindical pide “fortalecer” más el estado lo único que hace es fortalecer más una maquinaria burocrática que atenta contra la clase trabajadora. Aun en los países donde el estado es más “fuerte” y protege más a la ciudadanía del “Libre mercado” las contradicciones entre el capital y trabajo no se resuelven, los trabajadores de la Europa nórdica (por ejemplo) siguen recibiendo los maltratos que el capital les impone, lo que demuestra que el estatismo no resuelve nada, y solo agudiza las contradicciones de clase[11].
El capitalismo de estado existe en todo el mundo, en este periodo de decadencia donde hay guerras y crisis el capital se encuentra débil y necesita cada vez más del estado para salvarse, el capitalismo y el estado son uno solo. El “neoliberalismo” no existe, es un invento de la izquierda y la academia burguesa para así aumentar y fortalecer más el estado burgués que nos explota[12]. Los enemigos que tiene la clase obrera son dos: el modo de producción capitalista mundial y el estado-nación que defiende ese modo de producción, ambos deben ser abolidos por la praxis consciente de los obreros.
De la misma forma, las “nacionalizaciones”, tan apoyadas por la unidad popular (frente burgués pro -estado) y la izquierda actual tampoco traen ningún beneficio a los trabajadores, con las nacionalizaciones el control solo pasa a ser parte del estado burgués, el obrero deja de ser explotado por un patrón privado y empieza a ser explotado por el estado, nada cambia en realidad. El estatismo y el nacionalismo deben ser rechazados por los trabajadores, pues no cambia en nada su situación de esclavitud asalariada, de nada servirán que las pensiones o la educación pasen a manos del estado[13].
El estado surgió con la disolución del comunismo primitivo y la aparición de las sociedades de clases. El Estado es un órgano de la clase dominante contra la clase explotada. En la acumulación originaria del capital, el Estado de las monarquías feudales sirvió a la protección y desarrollo del capitalismo. Las mejores formas de dominación política de la burguesía son el estado-democrático de derecho, junto a la democracia parlamentaria burguesa. La democracia y el estado-democrático oprimen a los obreros y los inundan en la miseria. Solo con la revolución obrera mundial, que realice la abolición de las relaciones del capital, junto con todos los estados, la humanidad podrá conseguir su verdadera emancipación y libertad.
La huelga salvaje y autoorganizada es la mejor arma que los obreros tienen, todas las demás “formas de lucha” deben ser desechadas.
La huelga autoorganizada en asambleas y comités fuera de sindicatos y que se expande a todos los sectores de un territorio es la mejor (y única forma) que tiene el proletariado para enfrentarse a la burguesía , el resto de luchas como : huelgas de hambre , huelgas sindicales protestas legales ciudadanas o sindicales , manifestaciones por una o dos horas paros nacionales y otras tantas formas de luchas derrotistas deben ser dejadas de lado , solo traen a la derrota y atomizan y dividen más a los obreros.
Independiente de la lucha reivindicativa por la que decidan movilizarse los obreros, ya sea por la flexibilización laboral, por seguridad social , por medio ambiente , por algún contrato o bono , por alguna compensación , por pensiones , por despidos , etc . Las agresiones del capital son muchas, pero independiente de eso los trabajadores deben responder de una solo forma: huelga autoorganizada mediante asambleas generales abiertas a todo el mundo, independiente de sindicatos y partidos políticos, y la expansión de la huelga a todos los sectores de un territorio geográfico, multiplicando las asambleas. Cualquier otra forma de lucha es una derrota y un golpe a nuestra clase.
Las luchas, en un principio limitadas al terreno económico, necesitan extenderse, unificarse y autoorganizarse, no solamente a escala de un país, sino generalizarse internacionalmente. Esto puede abrir un periodo de huelga de masas donde la politización de la clase, la confianza en sí misma, la conciencia de su fuerza y el desarrollo de una comprensión de la necesidad de una perspectiva revolucionaria, la llevan a la formación de Consejos Obreros, quienes, a través de sucesivos combates, se levantan como un doble poder frente al Estado capitalista, situación ésta que necesita desembocar en la destrucción del Estado burgués y en la revolución comunista mundial.
La necesidad del debate político proletario
La clase obrera no adquiere la conciencia de clase porque un jefe genial se la inculca o porque es “encuadrada” por un partido todopoderoso. En la clase obrera existe, incluso en periodos donde no hay luchas, una maduración subterránea de la conciencia. En apariencia, los obreros aplastados por la explotación cotidiana, la alienación y el lavado de cerebro de TV, Internet etc., parecería que no piensan, sin embargo, existen intentos de reflexión y toma de conciencia que deben ser estimulados, desarrollados y extendidos por la intervención de las organizaciones comunistas internacionalistas.
El debate es un arma fundamental. Fuera de las luchas toma una forma minoritaria: reuniones públicas y permanencias, así como encuentros promovidos por las organizaciones revolucionarias; círculos de discusión, comités de lucha etc. Todo ello contribuye a la maduración subterránea de la conciencia que finalmente se cristaliza en nuevas luchas, muchas de ellas masivas.
Durante la huelga debemos usar las asambleas generales para poder debatir y cuestionarnos todo el sistema capitalista. En la huelga cuando la actividad laboral se paraliza los obreros deben usar ese tiempo para poder debatir y realizar conferencias donde puedan cuestionarse este sistema de dominación en general y como superarlo[14] . El sindicato de nuevo tiene un carácter reaccionario, porque los sindicatos y los partidos políticos tienen una “política de jefes”, eso quiere decir que es el dirigente quien dicta todo y decide todo de antemano, y la masa obrera solo debe obedecer y limitarse a votar, más de eso los trabajadores no hacen nada. Los obreros deben discutir y decidir por ellos mismos, pensar por ellos mismos, esa es la única forma de que forjen su conciencia socialista de clase. Los obreros no necesitan ni jefes ni dirigentes ni ninguna clase de líder, esa gente por esencia es reaccionaria[15], los obreros deben confiar en ellos mismos, pensar por ellos mismos y actuar por ellos mismos. Debatir es una necesidad de la lucha, es la expresión de la naturaleza consciente de la lucha obrera. La emancipación de los trabajadores debe ser obra de ellos mismos.
Por último, no podemos finalizar todo este análisis y criticas si no proponemos planes concretos para que sirva a las luchas de los trabajadores, independiente de los motivos económicos por lo que los trabajadores decidan irse a huelga (flexibilización, despidos masivos, aumento de alguna tarifa, seguridad, medio -ambiente, pensiones , etc.) la única forma de que de verdad podamos vencer es:
-Autoorganizarla huelga fuera de los sindicatos y autónomas a los partidos políticos, y forjar asambleas generales abiertas a todos (obreros, estudiantes, desempleados, etc)
-multiplicar las asambleas en todos los barrios, empresas, fabricas, universidades, calles, ciudades, etc y formar comités mediante delegados revocables en cualquier momento. Expandir las huelgas a todos lados y que ningún obrero mueva un dedo por la economía del capital
-formar un comité de huelga extendido que reúna los distintos puntos en huelga de un territorio, y que esté formado por delegados elegidos directamente de las asambleas generales.
-formar distintos comités en las asambleas, comités de propaganda, de autodefensa etc.
-independencia total de cualquier sindicato y partido político. FUERA SINDICATOS Y PARTIDOS POLITICOS DEL CAPITAL DE LAS ASAMBLEAS.
Esa es la única forma de auténtica lucha proletaria, esa es la única forma de vencer al estado y al capital.
Patrix 28-9-19
[1] Ver LUCHA DE LOS PROFESORES EN CHILE Y LA NECESIDAD DE UNIDAD DE LOS PROLETARIOS https://es.internationalism.org/content/4434/lucha-de-los-profesores-en-chile-y-la-necesidad-de-unidad-de-los-proletarios [1874]
[2] Ministra de educación del actual gobierno chileno
[3] Ver ¿Qué lecciones nos ofrece la lucha portuaria de Valparaíso? https://es.internationalism.org/content/4423/que-lecciones-nos-ofrece-la-lucha-portuaria-de-valparaiso [1875]
[4] Ver La problemática de las pensiones en Chile y el mundo. El capitalismo mundial es el culpable https://es.internationalism.org/content/4430/la-problematica-de-las-pensiones-en-chile-y-el-mundo-el-capitalismo-mundial-es-el [1876]
[5] Este sistema donde el Estado organiza con la complicidad de sindicatos y patronal que los bancos trafiquen y especulen con los fondos de pensiones no es ni mejor ni peor que el sistema donde es el Estado quien se encarga directamente de la gestión de los fondos de pensiones. Los Estados, como fue el caso de Japón, utilizan los fondos de pensiones para cubrir déficits presupuestarios, hacer frente a la deuda o para salvar bancos en quiebra. Los trabajadores no tenemos que elegir entre un sistema “privado” como el de Chile, México o USA o un sistema público de pensiones, AMBOS ESTAN CONTRA LOS TRABAJADORES.
[6] Ver El hachazo a las pensiones amenaza el futuro de todos los trabajadores https://es.internationalism.org/accion-proletaria/201803/4284/el-hachazo-a-las-pensiones-amenaza-el-futuro-de-todos-los-trabajadores [1877]
[7] Nota de la CCI: queremos dejar claro que el movimiento obrero desde sus orígenes ha sido quien más ha combatido contra el machismo y el maltrato a las mujeres. Esto no lo ha hecho únicamente por el necesario sentimiento de unidad y solidaridad, sino desde un riguroso análisis teórico e histórico. Ver El origen de la familia, la propiedad privada y el Estado de Engels https://www.marxists.org/espanol/m-e/1880s/origen/index.htm [683] y La mujer y el socialismo de Bebel https://www.marxists.org/espanol/bebel/1879/1879.htm [1878]. En continuidad con este combate la CCI ha escrito igualmente El comunismo primitivo y el papel de la mujer en la emergencia de la solidaridad https://es.internationalism.org/revista-internacional/201305/3733/el-comunismo-primitivo-y-el-papel-de-la-mujer-en-la-emergencia-de- [1879] y La condición de las mujeres en el siglo XXI https://es.internationalism.org/cci-online/201210/3489/la-condicion-de-l... [1537]
[8] Ver Huelga feminista: contra las mujeres y contra la clase obrera https://es.internationalism.org/accion-proletaria/201804/4291/huelga-feminista-contra-las-mujeres-y-contra-la-clase-obrera [1773] y El feminismo al servicio del capitalismo https://es.internationalism.org/content/4403/el-feminismo-al-servicio-del-capitalismo [1880]
[9] Ver el folleto Nación o Clase https://es.internationalism.org/cci/200606/968/nacion-o-clase [539]
[10] Como dice el Manifiesto Comunista “Los elementos de las clases medias, el pequeño industrial, el pequeño comerciante, el artesano, el labriego, todos luchan contra la burguesía para salvar de la ruina su existencia como tales clases. No son, pues, revolucionarios, sino conservadores. Más todavía, reaccionarios, pues pretenden volver atrás la rueda de la historia. Todo lo que tienen de revolucionario es lo que mira a su tránsito inminente al proletariado; con esa actitud no defienden sus intereses actuales, sino los futuros; se despojan de su posición propia para abrazar la del proletariado” (https://www.marxists.org/espanol/m-e/1840s/48-manif.htm [110] ). Ver igualmente Correspondencia: sobre la pequeña burguesía https://es.internationalism.org/accion-proletaria/201709/4231/correspondencia-sobre-la-pequena-burguesia [1769]
[11] Ver La experiencia rusa: propiedad privada y propiedad colectiva /revista-internacional/200711/2089/la-experiencia-rusa-propiedad-privada-y-propiedad-colectiva [348]
[12] Ver ¿Crisis del neoliberalismo o crisis del capitalismo? https://es.internationalism.org/cci-online/200810/2380/crisis-del-neoliberalismo-o-crisis-del-capitalismo [534]
[13] Ver La Izquierda Comunista Mexicana ante las nacionalizaciones, https://es.internationalism.org/revolucion-mundial/200807/2291/un-texto-de-la-izquierda-comunista-mexicana-gtm-1938 [1881]
[14] Es lo que se vio por ejemplo en Mayo 68 donde los obreros se reunían en las fábricas para debatir cómo se puede destruir el Estado capitalista o también si en Rusia había comunismo. Estos debates volvieron a aparecer en el movimiento contra el CPE en Francia (2006) o en el movimiento de indignados en 2011. Ver Tesis sobre el movimiento de los estudiantes de la primavera de 2006 en Francia https://es.internationalism.org/revista-internacional/200606/964/tesis-sobre-el-movimiento-de-los-estudiantes-de-la-primavera-de-200 [596] y 2011: De la indignación a la esperanza, /content/3349/2011-de-la-indignacion-la-esperanza [460]
[15] Ver Contra el concepto de jefe genial, https://es.internationalism.org/revista-internacional/200802/2182/problemas-actuales-del-movimiento-obrero-contra-el-concepto-de-jef [1625]
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Estamos asistiendo a uno de los espectáculos más bochornosos que jamás se hayan dado (¡y la verdad que se han dado muchos!): las negociaciones para formar gobierno entre dos partidos (PSOE y Podemos) que más parecen enemigos acérrimos que “socios preferentes”. Por su parte, las huestes del “Trifachito” (PP, Ciudadanos y Vox) no les han andado a la zaga en chantajes, maniobras y traiciones. Y no digamos las fuerzas independentistas catalanas que son un nido de víboras donde los odios y rivalidades mutuas son incluso superiores al odio “a lo español”.
Según los manuales de la democracia, el pueblo habría hablado dos veces (el 28 de abril y el 26 de mayo ¡en cuatro modalidades diferentes de votación!: generales, europeas, autonómicas y municipales) pero con su “palabra” los partidos han cocinado y maniobrado para hacer lo que más le convenía al Capital español y a sus intereses particulares.
Desde luego esto no pasa solo en España. Pasa en todo el mundo. Basta con ver el espectáculo diario a golpe de Twitter que ofrece Trump, el que sirve Salvini en Italia o el que promete Johnson al frente del otrora “Imperio Británico” con el Brexit entre manos. Y no debemos olvidar el espectáculo reciente de la reunión del G7 en Biarritz donde los jefes de las “mayores democracias del mundo” se han apuñalado por la espalda incapaces de llegar al más mínimo acuerdo ante el conflicto creciente entre ellos a nivel económico e imperialista.
Este comportamiento de los gobernantes del mundo y sus partidos no se explica por la corrupción o las élites, como dicen los demagogos cínicos del populismo, TIENE OTRA EXPLICACION, es la que aporta el marxismo, que es la posición avanzada de la conciencia de clase del proletariado.
Del mismo modo, HAY UNA ALTERNATIVA a esa política de gánsteres: es la lucha autónoma, la política revolucionaria del proletariado, aunque esta no puede desarrollarse inmediatamente como fuerza masiva operando sobre la situación social. Sin embargo, contribuir a ella, defenderla con uñas y dientes, denunciar el espectáculo denigrante del aparato político burgués, es una contribución a que esa fuerza masiva del proletariado acabe cuajando.
Es evidente que nadie, empezando por el PSOE, quiere un gobierno de coalición con Podemos. Los sectores dominantes del Capital español lo han desaconsejado[1]. Este rechazo no es porque duden de la lealtad al capital español de la pandilla podemita[2]. Pablo Iglesias, ha proclamado por activa, por pasiva y por perifrástica, sus ganas de servir a la Patria Española. Ya en 2015 reclamó al gobierno de Rajoy y a la oposición del PSOE que “fueran más patriotas”.
El problema no está ahí. El problema es triple:
El capital español teme que la entrada de Podemos en el gobierno provoque desorden y desorganización no tanto por su “radicalismo” (que todos saben que es puro teatro) sino por sus prisas para acaparar poder y establecer reinos de taifas propios. De ahí que sus preferencias vayan más por un gobierno monocolor del PSOE que goza de mayor confianza en la burguesía, a pesar de sus conflictos internos brutales y el peso de fuerzas centrífugas[5]. Dentro de la coalición de Podemos, IU (teledirigida por el PCE) y también los “anticapitalistas” de orientación trotskista, más conscientes del interés general del capital español, han recomendado no entrar en el gobierno[6].
El PSOE, al mismo tiempo que “negociaba” con Podemos, no se ha cansado de apelar a la “abstención patriótica” del PP y Ciudadanos para no tener que depender de los independentistas catalanes en los cambalaches parlamentarios. Pero ambos partidos, a pesar de la buena disposición de sectores del PP y del “ala liberal” de C’s, andan enzarzados en una sobrepuja delirante por demostrar quién es “más de derechas” y, sobre todo, ganar a Vox en “españolidad” y rechazo de la palabrería buenista y “políticamente correcta” que exhibe cínicamente la Izquierda. Ello ha hecho que sus “negociaciones” para formar gobiernos autonómicos o ayuntamientos no hayan desmerecido en nada el canibalismo y la perfidia que han mostrado PSOE – Podemos.
Ya en Andalucía, la formación de un gobierno PP-C’s-Vox, que finiquitara casi 40 años de monopolio “socialista” atiborrado de corrupción y amiguismo, fue todo un espectáculo. Nadie se fiaba de nadie, los “socios” se chantajeaban y se han seguido chantajeando, sobre todo Vox, ansioso por alcanzar un “peso” en la burocracia estatal.
Sin embargo, las negociaciones de Murcia y sobre todo las del gobierno autonómico de Madrid han sido el colmo. Casado, el jefecillo del PP llegó a hacer firmar un falso pacto a Vox para el ayuntamiento de Madrid, éste, enardecido por el timo, torpedeó hasta el límite la formación del gobierno de la autonomía madrileña, cuya única pretensión es conservar un feudo que la derecha mantiene desde 1995. La nueva presidenta, presentada como “sangre nueva”, comienza con serias sospechas de corrupción y con vínculos evidentes con los anteriores gerifaltes madrileños, cubiertos de lodo hasta el cuello (González, Aguirre, Cifuentes etc.).
El capitalismo, por su propia naturaleza competitiva, es el todos contra todos, el sálvese quien pueda, la única unidad posible entre los tiburones capitalistas (tanto empresarios como políticos) es contra el proletariado y en la guerra imperialista frente a los rivales. Fuera de ello, la vida política constituye una incesante sucesión de golpes bajos, de intrigas y trampas.
La “unidad” que ahora exhibe la Derecha es forzada. Vox que más que populista es un remanente del franquismo -encapsulado en los últimos 40 años dentro de las filas del PP, pero que los efectos de la descomposición han hecho que, como el genio prisionero del cuento, acabe saliendo de la botella- intenta hacerse un hueco a costa del PP[7]. Por su parte, Ciudadanos ha abandonado la palabrería social-liberal para disputarle a los “socios” del PP su espacio político. Es pues una guerra a muerte la que se perfila en las filas de la Derecha, por mucho que el ansia de poder y la representación del “españolismo” frente a los rivales catalanistas les una frágilmente.
Por otra parte, Vox ha sido indirectamente propulsado por el PSOE para dividir a la Derecha e intentar movilizar a los trabajadores con aquello de ¡que viene el lobo fascista! De hecho, es muy sospechoso que el CIS -el organismo gubernamental de encuestas en manos de un experto en “cocina” de sondeos, el socialista Tezanos- exagerara antes de las elecciones la expectativa de voto de Vox. Esta operación de promover una fuerza de extrema derecha para dividir a la derecha y acentuar sus fracturas no es nueva en la historia: en los años 80, Mitterrand promocionó el Frente Nacional de Le Pen hasta el extremo de prestar a este guardaespaldas y chófer oficial.
Sin embargo, los independentistas catalanes ganan por goleada a los anteriores. Hubo una unidad forzosa en la aventura independentista que culminó con los acontecimientos de otoño 2017. Después fue un sálvese quien pueda con el “presidente” Puigdemont huyendo vergonzosamente a Bruselas dejando a sus “amigos” abandonados a la furia revanchista de los tribunales españoles y azuzando con su “exilio” la venganza de estos contra sus “socios”.
A partir de entonces la escalada de golpes, contragolpes, traiciones, ha sido mayúscula, para gran regocijo de sus rivales españolistas.
ERC ha dado un brutal viraje hacia la componenda con el capital central español. Es un partido viejo con una larga experiencia de servicios a España en momentos importantes. Fue muy eficaz en la represión del proletariado de Cataluña en los años 30 montando grupos fascistas que se dedicaban a perseguir y torturar en las sedes del partido a obreros, especialmente cenetistas. En los años 70, cuando se tuvo que organizar la “democracia” y el “estado de las autonomías”, Tarradellas, miembro prominente de ERC y “presidente” de un fantasmagórico “gobierno catalán en el exilio” corrió a pactar con Suarez.
La maniobra de ERC ha dejado totalmente descolocados a sus “socios” de Convergencia convertida en una suicida caja de Pandora desde que perdió la mano de hierro de Pujol. La única “convergencia” que existe en el partido es el hambre de tocar poder y corromperse más allá del 3% del viejo maestro. En la “convergencia” se pueden encontrar clanes, familias y pandillas de todo pelo, cada cual con su lidercillo y su “fórmula mágica”. La gama va desde los gargarismos radicales de Torra que no asustan ni a un niño de pecho, hasta los bandazos en todas las direcciones de Puigdemont, pasando por la vieja facción proclive al pacto con “España”.
La locura del enfrentamiento cainita los ha llevado a pactos con los socialistas a traición tanto de ERC como de los convergentes únicamente guiados por la necesidad de copar presupuestos sustanciosos en ayuntamientos, diputaciones y consejos comarcales.
A esta división paranoica entre los “héroes” del independentismo ha contribuido las maniobras del PSOE que fue llamado al gobierno en 2018 precisamente para eso: crear todas las divisiones y fracturas posibles dentro del campo independentista. Como hemos explicado en numerosos artículos el contencioso catalán no tiene ninguna solución[8], la burguesía central española comprendió que el PP no hacía otra cosa que agravar el conflicto, por eso propició un golpe de mano del PSOE, la operación moción de censura, tejido en una conspiración donde participaron hasta catalanistas “responsables”, con el objetivo de contemporizar, dejar pudrir el conflicto y, sobre todo, fracturar y dividir lo más posible al bando secesionista. Esta operación, sin embargo, no ha logrado cuajar, entre otras razones, porque, “ha sido saboteada por “fuego amigo”. Por sectores históricos del PSOE que, de nuevo, se han echado al monte contra las cesiones, más aparentes que reales, de Sánchez a los independentistas catalanes. Pero también de la propia ERC que ha temido que transigir con la aprobación de los presupuestos en pleno juicio por “rebelión” contra sus líderes, pudiera ser explotado por Puigdemont o la CUP para presentarla como “vendida al españolismo”. Como puede verse, todo un compendio de navajazos por la espalda, en plena “fiesta de la democracia”[9].
Los proletarios han de sacar lecciones de esta vorágine asquerosa de cinismo, maquiavelismo y guerra de todos contra todos. Sin embargo, deben rechazar firmemente la “explicación” populista según la cual ello sería debido a la corrupción y a “las élites”.
Esas “nuevas mentiras” son otro engaño más de fulanos que aspiran a reemplazar a sus rivales, largo tiempo instalados en los engranajes del poder[10].
La corrupción es inevitable en el capitalismo. El Capital, para acumular, necesita la máxima ganancia en el menor tiempo posible y para alcanzar tal objetivo recurre a todos los medios legales e ilegales, justos e injustos, “pacíficos” o violentos[11]. Por eso, el desarrollo del capitalismo ha ido ligado a la corrupción, los escándalos, los sobornos y la prevaricación.
Un segundo estimulo de la corrupción es el papel cada vez mayor del Estado en todos los frentes, lo que está ligado a la tendencia universal e inevitable al Capitalismo de Estado que acompaña la decadencia de este sistema. El capitalismo de Estado tiene dos formas: la mal llamada “socialista” (los regímenes de estatización extrema que reinaron en la antigua URSS) y la “liberal” donde se ejerce a través de una enorme burocracia estatal infiltrada en todas las actividades: económicas, sociales, militares, propagandísticas, educación etc. Esta organización otorga una gran influencia a los políticos: todo tiene que pasar por ellos, conseguir una subvención, obtener una licencia de explotación, establecer un protocolo de producción, conseguir apoyos para la exportación, no hablemos de los gigantescos contratos de infraestructuras, viviendas etc., así como de las enormes inversiones en armamentos, ejército, guerras etc. Su papel imprescindible les hace exigir toda clase de “sobornos” para autorizar los contratos, proponer las leyes adecuadas, conceder préstamos y subvenciones, facilitar inversiones, otorgar contratos etc.
Pero si los dos factores anteriores hacen de la corrupción una necesidad inevitable en el funcionamiento del capitalismo, la fase histórica de Descomposición social, en el que este ha entrado desde hace 30 años, agudiza aún más la corrupción hasta convertirla en una lacra que perturba seriamente el funcionamiento del capital. Como decimos en las Tesis sobre la Descomposición[12]“la burguesía ha sido incapaz de organizar lo mínimo para movilizar a los diferentes componentes de la sociedad, incluso entre la clase dominante, en torno a un objetivo común, si no es el de aguantar paso a paso y sin esperanzas de lograrlo, ante los avances de la crisis (…) la falta de la menor perspectiva (si no es la de ir parcheando la economía) hacia la cual pueda movilizarse como clase, y cuando el proletariado no es todavía una amenaza de su supervivencia, lleva a la clase dominante, y en especial a su aparato político, a una tendencia a una indisciplina cada vez mayor y al sálvese quien pueda”, lo que se ve acentuado por “la putrefacción social que, hoy, a una escala desconocida en la historia, invade por todos sus poros a la sociedad humana, [expresando] no sólo la dislocación de la sociedad burguesa, sino y sobre todo la destrucción de todo principio de vida colectiva en el seno de una sociedad sin el menor proyecto, la menor perspectiva, incluso a corto plazo, incluso la más ilusoria”, desembocando en el plano político y económico, entre otras consecuencias, en “la increíble corrupción que está aumentando, prosperando en los aparatos políticos, la oleada de escándalos en la mayoría de los países, como en Japón, donde resulta cada día más difícil distinguir aparato de gobierno y hampa gansteril, o en España, en donde está en entredicho el mismísimo brazo derecho del jefe de gobierno socialista, en Bélgica, en Italia y en Francia, en donde los diputados han decidido amnistiarse a sí mismos de sus mangoneos y bajezas”. Los capitalistas y su personal político no esconden su ansía loca de acaparar riquezas y poder, “se vuelven cada vez más arrogantes, voraces y corruptos, no dudan en acaparar riquezas inmensas, mientras a su alrededor cunde la miseria y la desolación. Todo esto debe hacernos comprender que existen clases y que no somos "ciudadanos iguales"[13]
La otra mentira es que estaríamos gobernados por unas élites que actuarían en la sombra, conspirando contra los “ciudadanos” en extraños cenáculos, las famosas “teorías conspiranoicas”. Decía un poeta que la peor mentira es una verdad a medias. Es cierto que la burguesía, como todas las clases explotadoras de la historia, conspira, es maquiavélica, es maestra en el arte de la intriga y la traición. Es igualmente cierto que, dentro de la burguesía, existe un entramado de “poderes fácticos” (grandes empresarios, cúpulas políticas y sindicales, altos mandos del ejército, grandes dignatarios de la iglesia, el Estado, la magistratura etc.) que suelen “proponer” desde las estructuras del Estado las decisiones a tomar y el personal político que debe ejecutarlas.
Sin embargo, como explicamos en el artículo ¿Cómo está organizada la burguesía? La mentira del Estado democrático[14], eso no es el fruto de la conspiración de “las élites” sino la acción corriente del Estado burgués que tiene que concentrar en un núcleo duro todos los poderes del Estado para evitar que una sociedad en decadencia se hunda bajo el peso de sus contradicciones cada vez más graves.
La principal lección que debemos sacar de los espectáculos repugnantes que nos ofrecen los partidos es que el Estado democrático es tan dictatorial como un régimen de partido único, como se decía en el movimiento de indignados “Le llaman democracia y no lo es, es una dictadura y no se ve”.
En la democracia esta dictadura se ejerce utilizando como aval el voto popular cada cuatro años. El caudal de votos obtenido es el botín con el que los partidos realizan sus turbias negociaciones para componer en un juego siniestro el gobierno que el capital necesita en cada coyuntura.
Los partidos piden el voto en nombre de “programas” que nadie cree y que están adornados con las palabras más atractivas y las promesas más engañosas. Pero ese voto solo sirve para legitimar la política del capital: precariedad, desempleo, endurecimiento de las condiciones de trabajo, carrera de armamentos, guerras, destrucción medioambiental, la represión y el control de toda la sociedad, todo ello para favorecer la acumulación de capital, las ganancias de los capitalistas y reforzar la posición imperialista de la nación en el mundo.
En los últimos 50 años, la disciplina de los partidos y sus diferentes facciones, la relativa estabilidad que todavía permitía el nivel alcanzado por la crisis, lograba que el juego electoral, convenientemente programado, asegurara lo que el Capital nacional necesitaba en cada momento (generalmente el turno entre un partido de derechas y un partido de izquierdas, socialdemócrata, lo que se ha llamado el bipartidismo). El avance de la descomposición provoca “la creciente dificultad de la burguesía para controlar la evolución de la situación en el plano político. La base de este fenómeno es, claro está, que la clase dominante cada día controla menos su aparato económico, infraestructura de la sociedad. El atolladero histórico en que está metido el modo de producción capitalista, los fracasos sucesivos de las diferentes políticas instauradas por la burguesía, la huida ciega permanente en el endeudamiento con el cual va sobreviviendo la economía mundial, todos esos factores repercuten obligatoriamente en un aparato político incapaz, por su parte, de imponer a la sociedad, y en especial a la clase obrera, la «disciplina» y la adhesión que se requieren para movilizar todas las fuerzas y todas las energías para la guerra mundial, única «respuesta» histórica que la burguesía sería capaz de «ofrecer»[15]
Esta realidad que ya señalamos hace 30 años, es la que explica el creciente desorden en el aparato político de la burguesía de los países centrales. En España, como decíamos en el artículo antes citado, esto se plasma en “una creciente crisis del aparato político de la burguesía española, incapaz de encontrar una estabilidad, que se ve constantemente saboteada por la indisciplina de sus diferentes fracciones; por un peso creciente de los sectores más incoherentes y díscolos de la clase explotadora en el seno de los partidos políticos tradicionales del orden burgués; por la consiguiente dificultad para utilizar el mecanismo electoral para establecer la organización del aparato político que le conviene en cada momento al capital nacional”.
En la misma onda, esto se ve en la irrupción en la cúpula del Estado de personajes como Trump o Salvini, así como la necesidad de repetir cada vez más frecuentemente las elecciones pues ninguno de los partidos quiere “ceder”, nadie se fía de nadie y todos son conspiraciones y maniobras oscuras. Por ejemplo, en Italia, Salvini quiso romper la coalición con Cinco Estrellas, pero el presidente de la república y el propio primer ministro, considerado una marioneta de Salvini, se la han jugado con otra maniobra desleal: componer un gobierno de coalición 5 Estrellas- Partido Democrático.
Se podría pensar que ese desorden y división en el aparato político burgués favorecería al proletariado. En el pasado la clase revolucionaria ascendente (por ejemplo, la burguesía frente a la aristocracia) podía aprovechar en su beneficio las divisiones de la vieja clase en el poder. Podía hacerlo así porque era una clase explotadora que poseía un poder económico importante que aspiraba a una nueva explotación y a continuar el dominio del Estado sobre la sociedad.
Sin embargo, el proletariado no puede proceder así. No es una clase explotadora sino explotada y no aspira a crear una nueva explotación. Tampoco pretende imponer un nuevo Estado pues su lucha es por abolir la división en clases de la sociedad unificando la humanidad en una comunidad humana mundial[16].
El proletariado necesita ser fiel siempre a su autonomía política de clase para desarrollar su lucha y jamás debe caer en elegir bando en las querellas y conflictos dentro de la clase enemiga pues se expone a verse utilizado como carne de cañón de unos y otros.
El proletariado no tiene que elegir bando entre los populistas y los demócratas. Por repugnante y descaradamente bárbaro que sea el discurso y la práctica populista, el proletariado debe reconocer claramente que sus rivales demócratas HACEN LO MISMO, aunque disfrazado con la verborrea engañosa de “lo políticamente correcto”. Eso se ve claramente en el tema de la emigración. Por ejemplo, en el asunto del Open Arms, Sánchez, el “bueno”, ha hecho lo mismo en la práctica que Salvini, el Malo.
La clase obrera no tiene que elegir en USA entre Trump o su rival demócrata la joven Ocasio; no tiene que escoger entre los Brexit y los remainder en Gran Bretaña; no tiene que “cerrar el paso” en España al “trifachito” de Vox, C’s y PP, alineándose tras los bandidos PSOE-Podemos.
El siglo XX ha confirmado claramente la catástrofe que para el proletariado y la humanidad ha significado ese elegir campo entre los bandos capitalistas. En 1914 al elegir entre el bando alemán y el bando de la Entente (Gran Bretaña, Francia) el proletariado se vio arrastrado a la maquinaria trituradora de hombres y medios de producción, 20 millones de muertos, de la Primera Guerra Mundial. En 1939, al elegir entre fascismo y democracia, fue posible la terrible carnicería de la Segunda Guerra Mundial con 60 millones de muertos. España 1936 con la falsa disyuntiva Franco – República o Chile 1973 con la elección tramposa entre Allende – Pinochet, son otras de las muchas concreciones de esta lección programática del proletariado: NO ELEGIR CAMPO ENTRE LOS BUITRES CAPITALISTAS, MANTENER SIEMPRE SU AUTONOMIA POLITICA DE CLASE.
¿Cómo puede el proletariado desarrollar una política autónoma, alternativa a la política burguesa?
La lucha histórica mundial del proletariado que tiene ya 3 siglos de trayectoria ha generado un programa político –la revolución mundial por el comunismo-, unos métodos de lucha –la huelga de masas, la autonomía de clase- y una organización –las Asambleas Generales y los Consejos Obreros, la organización política internacional de sus minorías- que configuran las bases para una política autónoma del proletariado, una política revolucionaria alternativa a la política burguesa.
Esta política solo aparece claramente cuando el proletariado es capaz de establecer una relación de fuerzas internacional contra la dominación capitalista. Fuera de esos momentos de luchas masivas, la política autónoma del proletariado no es visible, resulta algo subterráneo, solamente defendido y cultivado por sus minúsculas organizaciones comunistas. Sin embargo, existe como expresión de una clase explotada y revolucionaria a la vez, que es negada y extrañada de la sociedad por la ideología dominante. Ello hace que la lucha del proletariado aparezca de forma explosiva, como fruto de una larga maduración que durante mucho tiempo la ideología y la propaganda dominante rechazan y niegan descaradamente. Es entonces cuando “lo de arriba se hunde hacia abajo y lo de abajo se eleva a la superficie, el “orden” aparente debe transformarse en caos y el caos aparentemente “anárquico” debe transformarse en un nuevo orden”[17].
La lucha política del proletariado tiene métodos, formas y procedimientos que difieren radicalmente de los que están al uso en la política burguesa: en ésta todo se decide en cúpulas burocráticas o en oscuros cenáculos de poder; en aquella, en cambio, las decisiones son transparentes, son adoptadas por las masas obreras mismas en asambleas multitudinarias tras largas y participativas deliberaciones. “Hasta ahora, todos los movimientos sociales habían sido movimientos desatados por una minoría o en interés de una minoría. El movimiento proletario es el movimiento autónomo de una inmensa mayoría en interés de una mayoría inmensa” (Manifiesto Comunista).
En la política burguesa se dice una cosa cuando se está en la oposición y se hace lo contrario cuando se está en el gobierno; en la política proletaria lo que se hace es lo mismo que se dice y lo que se dice es lo mismo que se hace. En la primera, los actos electorales son mítines para engañar, lavar el cerebro e insultar a los rivales; en la segunda las asambleas no son mítines de agitación sino órganos de decisión y de organización en acciones concretas de lo comúnmente decidido. En la política burguesa todo depende de líderes carismáticos acompañados de un culto a la personalidad ciego y fanático; en cambio, la política proletaria es el fruto colectivo de la acción de masas que piensan, discuten y deciden juntos.
La política burguesa está diseñada para atar aún más a los obreros y a toda la población a los designios destructores y reaccionarios del capitalismo, es una política de conservación del capitalismo y de hundimiento en su dinámica de descomposición. La política proletaria es, como decían Marx y Engels en La Ideología Alemana “Para engendrar en masa la conciencia comunista como para llevar adelante el cambio mismo, es necesaria una transformación en masa de los hombres, que solo podrá conseguirse mediante un movimiento práctico, mediante una revolución; por consiguiente, la revolución no sólo es necesaria porque la clase dominante no puede ser derrocada de otro modo, sino porque únicamente mediante una revolución logrará la clase oprimida salir del cieno en el que está hundida y volverse capaz de fundar la sociedad sobre nuevas bases»
Smolny 10-9-19
[1] Los medios financieros nacionales e internacionales han insistido en un gobierno PSOE- Ciudadanos, pero el empeño suicida de Rivera en disputar al PP el “centro -derecha” (¿) le ha llevado a rechazar todo apoyo al PSOE.
[2] Ver Podemos un poder del Estado Capitalista, https://es.internationalism.org/cci-online/201406/4033/podemos-un-poder-del-estado-capitalista [926]
[3] La historia nos ha proporcionado ejemplos de purgas brutales en partidos o regímenes, empezando por el estalinismo. Sin embargo, lo que ha pasado en Podemos en los últimos 3 años no desmerece de esos ejemplos. Ver Guerra de jefes en Podemos, /content/4204/guerra-de-jefes-en-podemos [1231]
[4][4] Un ejemplo del caos que reina en Podemos lo da su organización en La Rioja donde no se ponían de acuerdo en elegir el consejero que les correspondía en el gobierno regional y ¡ha sido el propio PSOE quien ha elegido la consejera en nombre de Podemos!
[5] Ver ¿Qué le pasa al PSOE?https://es.internationalism.org/revista-internacional/201611/4182/que-le-pasa-al-psoe [1167]
[6] Las coaliciones entre un socio grande y socios pequeños suelen letales para estos últimos. Hay dos ejemplos de manual, aparte de muchas experiencias en las autonomías españolas. El primero es la alianza de Mitterrand con el PC francés que descalabró a este último. El segundo fue la coalición entre los conservadores británicos de Cameron y el partido liberal – democrático que a las siguientes elecciones hicieron perder a este último casi dos tercios de sus votantes. Los partidos “grandes” (socialistas o de derechas) tienen mucha más experiencia de gobierno y saben maniobrar con toda clase de trucos para debilitar a los “aliados”, aparte que logran cargar sobre ellos las medidas más impopulares.
[7] Ver Contra la campaña de Vox en medios obreros: ¡Los obreros no tenemos patria!https://es.internationalism.org/content/4370/contra-la-campana-de-vox-en-medios-obreros-los-obreros-no-tenemos-patria [1777]
[8]Cataluña, España ¡Los proletarios no tienen patria!https://es.internationalism.org/revista-internacional/201712/4262/cataluna-espana-los-proletarios-no-tienen-patria [1642] , Referéndum catalán: la alternativa es Nación o Lucha de Clase del proletariadohttps://es.internationalism.org/accion-proletaria/201708/4224/referendum-catalan-la-alternativa-es-nacion-o-lucha-de-clase-del-prole [1307]El embrollo catalán muestra la agravación de la descomposición capitalistahttps://es.internationalism.org/accion-proletaria/201709/4234/el-embrollo-catalan-muestra-la-agravacion-de-la-descomposicion-capital [1776]
[9]Elecciones generales del 28 A El circo electoral no puede disimular la podredumbre de la sociedad capitalistahttps://es.internationalism.org/content/4406/elecciones-generales-del-28-el-circo-electoral-no-puede-disimular-la-podredumbre-de-la [1883]
[10] Uno de los factores que explican el auge actual del populismo es la crisis del bipartidismo que ha reinado en Europa y USA durante más de medio siglo. En la decadencia, todos los Estados son totalitarios y tienden al Partido único. Esa tendencia se expresa en las democracias occidentales por el bipartidismo: dos partidos, uno más a la derecha y el otro más a la izquierda (la socialdemocracia) se turnan monopolísticamente en el poder. El desgaste, la indisciplina creciente, la casi desaparición, de esos dos partidos, en muchos países de Europa y USA ha sido uno de los estímulos del populismo.
[11] En El Capital, Marx muestra que en la acumulación primitiva del Capital (siglos XV a XVII) la burguesía no dudó en utilizar el terror bárbaro y sádico del feudalismo para arrancar a los campesinos y artesanos de sus antiguas posiciones y convertirlos en desposeídos, es decir, en futura mano de obra explotada. De la misma forma, la trata de esclavos y la explotación de estos fue utilizada desde el siglo XVI. Como apunta Marx “el capital nació en el lodo y en la sangre”.
[12] "TESIS SOBRE LA DESCOMPOSICION [13]".
[13] "Las movilizaciones de los indignados en España y sus repercusiones en el mundo - Un movimiento cargado de futuro [239]".
[14]https://es.internationalism.org/revista-internacional/199404/1856/como-esta-organizada-la-burguesia-i-la-mentira-del-estado-democrat [1884] y https://es.internationalism.org/revista-internacional/199407/1849/como-esta-organizada-la-burguesia-ii-la-mentira-del-estado-democra [1885]
[15] Ver nota 12
[16] En el periodo ascendente del capitalismo -que culmina en el siglo XIX y principios del XX- el proletariado podía apoyar puntualmente a las fracciones más progresistas de la burguesía pues el capitalismo debía superar importantes trabas feudales y aún podía otorgar mejoras y reformas duraderas al proletariado. Esto no lo hacía jugando con las divisiones del enemigo sino buscando el desarrollo de las fuerzas productivas y preservando en todo momento su independencia de clase. Sin embargo, nada de esto es posible en la decadencia del capitalismo donde el único programa realista es la lucha revolucionaria del proletariado por la abolición de este modo de producción social.
[17] Rosa Luxemburgo Huelga de masas, partido y sindicato, https://www.marxists.org/espanol/luxem/06Huelgademasaspartidoysindicatos_0.pdf [87]
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A cincuenta años de las movilizaciones obreras en la ciudad de Córdoba, aún se hace necesario reflexionar sobre su significado, porque son esos mismos cincuenta años los que el aparato de izquierda del capital ha utilizado para construir versiones distorsionadas sobre lo que definió su origen y las respuestas políticas que generó, evitando que la clase obrera pueda recuperar las experiencias que dejó esa jornada de lucha. El hecho de que los obreros tomaran las calles exponiendo su rechazo a la burguesía argentina que gobernaba a través de una dictadura militar, lo han usado para afirmar que iban en la búsqueda de una vida democrática para el país. Otras versiones, defendidas por organizaciones burguesas como el peronismo, desnaturalizan la protesta obrera, la presentan como algo que les “sensibilizó” y les hizo cambiar su actitud de frente al proletariado, llevándolos a incorporar consignas “clasistas” en su programa. Y no son pocas las referencias que pretenden borrar el accionar espontáneo y combativo que los obreros llevaron a cabo, rebasando el control sindical, para transformarlo en un detonante de expresiones sindicales radicales e incluso de las actividades terroristas y guerrilleras de los años setenta.
El Cordobazo, así como el Mayo francés de 1968[1], representó el fin del período de más 40 años de contrarrevolución que se instauró después de la oleada de 1917 a 1923. Para explicar este proceso nos detendremos un poco en el desarrollo histórico que enmarca a estas movilizaciones obreras de hace medio siglo.
A diferencia de la respuesta revolucionaria que la clase obrera presentó ante la Primera Guerra Mundial –al grado que la burguesía se vio obligada a detener esa carnicería–, en la Segunda Guerra Mundial el proletariado se encontraba sin capacidad para oponerse al accionar belicoso del capital, en tanto que, no solo había sido aplastado físicamente por el estalinismo y el fascismo, sino además la ideología burguesa logró atraparlo y someterlo dentro del antifascismo y en la defensa de la democracia.
Se hace preciso exponer que en el período 1917-23, enmarcado principalmente por la revolución rusa y alemana, se alcanzó la parte más elevada de una gran oleada revolucionaria que se percibió todavía en 1927 con las insurrecciones obreras de Shanghái y Cantón en China. Sin embargo, la serie de derrotas que sufrió la clase obrera en este período, abrieron las puertas a la Segunda Guerra Mundial y a la implantación de un período contrarrevolucionario terrible y profundo, que se extendió hasta 1968.
El dominio de la contrarrevolución impidió que ante los golpes de la crisis de 1929 la clase obrera pudiera responder de forma masiva y organizada, por el contrario, provocó una ampliación de la desmoralización del proletariado. Luego la confusión y desconfianza en sus fuerzas se vuelve más profunda con la preparación de la guerra de parte de las potencias imperialistas, porque los preparativos no implicaron solamente la militarización de la economía, sino, además, la realización de campañas ideológicas, en la que presentan al Estado capitalista como una entidad “benefactora” y a la patria (y su defensa), como el gran ideal. De esa manera es que logran colocar al proletariado bajo las banderas de la burguesía y lanzarlo nuevamente a una feroz carnicería.
Al finalizar la guerra hay un crecimiento relativo de la economía mundial y se abre el período de la llamada “guerra fría” entre los imperialismos de Rusia y Estados Unidos, lo cual dio oportunidad a la burguesía para continuar y profundizar su campaña, añadiendo esta vez a su discurso la afirmación de que el capitalismo es una “fortaleza económica” que otorga beneficios a todos a través de las políticas de “bienestar social”, por lo que otra vez invoca a la “unidad nacional”. Bajo esas circunstancias, sociólogos e intelectuales de izquierda y derecha, proclamaron la “asimilación de los trabajadores por la sociedad de consumo”, lo que significaba que el capitalismo había encontrado la fórmula para perpetuarse y para anular políticamente a la clase obrera.
Pero la crisis económica que los teóricos de la burguesía aseguraban había sido desterrada, reapareció hacia finales de la década de los años sesenta, por lo que la burguesía requirió incrementar los ritmos de explotación y una mayor afectación de las condiciones de la vida de los trabajadores. Por eso los diversos problemas económicos que a lo largo del planeta iban asomándose, ponían en evidencia que el capitalismo no puede escapar de la crisis, pero al mismo tiempo, al extenderse y profundizarse, sirve de estímulo a la lucha de la clase obrera, así va recuperando su identidad de clase y la confianza en sus fuerzas. Las huelgas masivas de mayo 1968 en Francia marcaron el fin del período de la contrarrevolución y el inicio de una nueva oleada de movilizaciones obreras.
Entre las expresiones obreras más relevantes y que forman esta oleada, se encuentra el Otoño Caliente italiano en 1969[2], pero también en ese mismo año se llevan a cabo las movilizaciones de los trabajadores en Israel y sin duda el levantamiento en Córdoba, Argentina. Esas expresiones combativas se continúan en Polonia en 1970, en España, Egipto y Gran Bretaña en 1972…
Luego, a mediados de los setenta las movilizaciones continúan y no dejan de estar presentes hasta fines de los ochenta. Entre las movilizaciones obreras más combativas de ese período está la huelga de masas en Polonia (1980)[3] y la huelga de los mineros de Gran Bretaña (1984-85)[4].
Todas estas manifestaciones demostraron que la combatividad de la clase obrera había renacido; la creación de asambleas generales y comités de huelga aparecían como una recuperación de la experiencia de los soviets... Pero mientras la conciencia y combatividad de los obreros se recuperaba, la burguesía mantenía su ataque en contra de los trabajadores, trampeando y saboteando mediante su aparato de izquierda y los sindicatos (tanto los oficialistas como los “independientes”). Justamente las huelgas referidas en Polonia y Gran Bretaña, son ilustrativas de cómo la burguesía enfrenta a los proletarios. Requiere indudablemente de la fuerza de sus aparatos de represión, pero sobre todo del sabotaje de la lucha a través de sus partidos y sindicatos: en Gran Bretaña, el National Union of Mineworkers tuvo una activa intervención para prolongar y aislar la huelga y en Polonia, para arrebatar el control de la lucha a las asambleas y comités obreros, se impulsó la formación del sindicato Solidarność.
De esta manera, el Cordobazo no puede ser visto como una expresión aislada que responde solo a “asuntos argentinos”, es parte de una respuesta internacional del proletariado. Tampoco es una “jornada de combate sindical”, por el contrario, es una lucha que logró desarrollar una gran combatividad a pesar de la presencia de los sindicatos y la feroz represión del Estado.
Así, la reaparición de la crisis económica a fines de los años sesenta, rompió la mistificación del crecimiento perpetuo del capitalismo, pero también al empujar al combate a los proletarios del mundo, pone fin al período de contrarrevolución.
El proceso de industrialización de Argentina se destacó por presentar un ritmo más activo que el que siguieron los demás países de Latinoamérica, ya que se presentó de forma amplia desde las últimas décadas del siglo XIX, por lo cual, la clase obrera también extendió su presencia en el escenario social. El desarrollo de la acumulación de capital requirió de fuerza de trabajo que fue cubierta ampliamente por trabajadores migrantes provenientes de Europa. Eso le permitió a la burguesía contar con una fuerza de trabajo capacitada, pero también, esa masa obrera al integrarse en la vida del colectivo de explotados argentinos transmitió su experiencia política, ayudando en algunos aspectos, a la orientación y desarrollo de la combatividad obrera[5].
Entrado el siglo XX esa dinámica del capital se mantiene e incluso se acelera en momentos de “coyuntura”, como lo fueron la Primera y Segunda Guerra Mundial. Es durante esos períodos que la industria se expande por el territorio argentino, destacándose algunas ciudades como polos industriales y con alta concentración de trabajadores[6].
Pero este proceso dinámico de la acumulación choca con su propio crecimiento. Si retrocedemos a los años de 1929, fecha en que estalló y se extendió por el mundo la crisis económica, encontramos que la economía de Argentina también se vio afectada y dominada por la crisis, pero sus efectos y secuelas se magnifican por la falta de unidad política al interno de la clase dominante. Es por eso que algunos sectores de la burguesía empujan a la realización de sucesivos golpes militares para forzar una unidad y un control social que le permitiera resistir en esos momentos críticos. Es así que, a través del golpe de Estado, se impone un gobierno militar a cargo de José Uriburu (en septiembre-1930) que se marca como tarea establecer una política de represión feroz en contra de las movilizaciones obreras que intentaban dar una respuesta a la degradación de sus condiciones de vida. Al nuevo gobierno no le bastaba la aplicación de medidas que degradaran aún más los salarios y tener paso libre para direccionar los recursos fiscales y crediticios para la protección del capital, tenía que imponer su fuerza y poder mediante la persecución y la represión… pero para evitar la respuesta obrera el reforzamiento de la estructura sindical era necesario.
Así es que en el marco de la expansión de la crisis capitalista de 1929 y del avance de la contrarrevolución por el mundo, la burguesía argentina procura fortalecer su aparato político sindical creando una “gran” central con el fin de asegurar el control de los trabajadores. Este proyecto se va a concretar el 27 de septiembre de 1930 con la formación de la Confederación General de los Trabajadores (CGT). Justamente las tareas que va a cumplir esta central son:
- hacer una campaña dentro de la clase obrera a favor del gobierno militar para otorgarle credibilidad,
- controlar el descontento proletario ante las medidas de austeridad que se imponen desde el Estado, así como la desvalorización de la fuerza de trabajo.
Por eso, desde su origen y en su actuación cotidiana, la CGT se mostrará como una estructura burguesa opuesta a los trabajadores. A lo largo de su historia van a aparecer diversas fracturas, que se dicen “opositoras y críticas” al oficialismo de la CGT, para convencer de esa actitud, usan un lenguaje radical, sin embargo, avanzan también al lado de la burguesía para cumplir fielmente su trabajo de sabotaje contra el proletariado.
Fue la dinámica industrializadora lo que hizo que la presencia de la CGT fuera de mayor importancia para el capital; no es raro que fuera a mediados de los años 40, con el gobierno de Perón –que tiene la tarea de comandar la fase de industrialización mediante la “sustitución de importaciones”–, cuando la CGT se fortalece y se convierte en la columna vertebral de las políticas del gobierno y principal difusor de la ideología peronista[7], que es la expresión misma del dominio del capital. De tal manera que la presencia de una clase obrera en crecimiento hizo que el Estado burgués se asegurara en fortalecer su brazo sindical, creando cuando lo necesita, alrededor la CGT, estructuras “alternativas”, con discursos “radicales” con las que establece una distribución de las tareas para el control de los trabajadores
En 1966, como producto nuevamente de una fractura interna de la burguesía, pero sobre todo respondiendo a la “doctrina de seguridad nacional”, impulsada por los EUA, como parte de la “guerra fría”, las fuerzas militares vuelven a operar un golpe de Estado. Aprovechando el desprestigio de los partidos, de los diputados y demás personajes del poder, los militares se presentan como una alternativa, defensores de los “valores nacionales” y la seguridad, por esa razón bautizan a ese proyecto como la “revolución argentina”, logrando en un corto tiempo la unificación de la burguesía y pequeña burguesía.
La CGT expone abiertamente su apoyo[8] al gobierno militar de Onganía, reafirmando que sus intereses están del lado de la burguesía y que su labor es la de someter de los trabajadores. La cohesión que la burguesía intentaba asegurar con la denominada “revolución argentina” se fragilizaba en la medida en que la crisis económica avanzaba. Bajo esas circunstancias el Estado va profundizando las políticas “anti recesivas”, lo que implicaba acrecentar los ataques a los trabajadores, haciéndose, por tanto, más necesarios los servicios de la CGT.
La defensa descarada que el sindicato hace del gobierno militar, lo desgasta y lo vuelve poco creíble ante los trabajadores, por ello la misma burguesía empuja a la creación de una estructura sindical “alternativa”; de esa manera es que en 1968 se forma la CGT de los Argentinos (CGT-A). Así, mientras que la CGT oficial (dirigida por Augusto Vandor), con un discurso moderado intenta someter el descontento general, la CGT-A (encabezada por Raimundo Ongaro), hace el relevo y atrapa a los sectores proletarios que buscan rebasar el dominio sindical oficialista.
Los documentos políticos de la CGT-A contienen afirmaciones redactadas con lenguaje “radical”, lo que les permite disfrazar sus acciones orientadas a la defensa del capital; por ejemplo, presenta a los intereses de la clase obrera unidos a los de la burguesía, justifica así su convocatoria a la defensa del capital nacional: “El aplastamiento de la clase obrera va acompañado de la liquidación de la industria nacional, la entrega de todos los recursos, la sumisión a los organismos financieros internacionales (…)”. En párrafos más abajo completa su postura: “Los sectores básicos de la economía pertenecen a la Nación. El comercio exterior, los bancos, el petróleo, la electricidad, la siderurgia y los frigoríficos deben ser nacionalizados.” (Mensaje a los trabajadores y el pueblo. Programa del 1º de Mayo de 1968).
No resulta nada extraño que el “caudillo” Perón reconociera, desde el exilio, la importancia política de la CGT-A y la impulsara para enfrentar a la CGT de Vandor. Y no es solamente porque Vandor le disputaba a Perón la dirigencia del “justicialismo”, postulando la creación de un “peronismo sin Perón”, sino además porque sus frases adornadas de radicalidad creaban un mejor camuflaje para involucrar a los trabajadores en la defensa del capitalismo.
En la formación de esta CGT “combativa” (como también se hacían llamar la CGT-A), colaboran personajes de la “intelectualidad” radicalizada de origen pequeño burgués e incluso curas católicos del “Movimiento de Sacerdotes para el Tercer Mundo” y sin duda participan también un gran número de trabajadores que se acercan con mucha honestidad (aunque con gran confusión), lo cual no cambia en nada su naturaleza burguesa; precisamente los sindicatos son armas imprescindibles para la burguesía porque es través de ellos que puede penetrar en las filas de los trabajadores, llevando un gran camuflaje para esconder que es un engrane más de la maquinaria estatal burguesa.
El ascenso del gobierno militar de Onganía, se presentó como una respuesta política de la burguesía ante la ruptura de su unidad y para enfrentar la crisis económica, por lo que centra su atención en mejorar los mecanismos de explotación y sometimiento de los trabajadores, lo que conduce a una mayor degradación su vida, a una estricta vigilancia policial de la vida social y una feroz represión en contra de las manifestaciones obreras (y de estudiantes), lo cual se vuelve una constante que avanzaba y tomaba dimensiones de mayor magnitud, dejando en cada ocasión una cantidad de detenidos, heridos y asesinados.
Pero el terror aplicado por el Estado no logró atemorizar y paralizar a los trabajadores, por el contrario, alimentó su coraje y combatividad. Aunque también, este ambiente de lucha fue aprovechado por los partidos maoístas, stalinistas, trotskistas y peronistas, para engrosar sus filas con estudiantes y jóvenes obreros. Así, a pesar de la práctica represiva del Estado, la acción sindical y de los partidos de izquierda e izquierdistas, algunos sectores del proletariado argentino lograron impulsar la discusión y reflexión sobre el significado de las medidas económicas, las políticas aplicadas por el gobierno, pero además sobre la posibilidad y la necesidad de la revolución[9].
Para finales de los años 60, Argentina contaba con ciudades muy industrializadas (como Buenos Aires, Rosario y Córdoba), en las que se concentraron amplias masas de obreros, que van exponiendo una gran combatividad en sus movilizaciones. Justamente esta combatividad obrera se define como una tendencia que va imponiéndose a partir en 1966, mostrando una respuesta a los ataques de la burguesía y su Estado.
Es sobre todo en el año de 1969 cuando los ataques se vuelven más feroces, cualquier manifestación callejera era reprimida brutalmente, por ejemplo, en las provincias de Corrientes y Rosario las movilizaciones estudiantiles, que protestaban en contra del aumento de los precios en el comedor universitario terminaron, en ambos casos, en ataques policiales, dejando un saldo de estudiantes asesinados y heridos. Estos hechos generaron consternación entre los trabajadores, pero al mismo tiempo se van convirtiendo en detonantes de coraje y de expresiones solidarias.
En Córdoba en mayo de 1969, el descontento de los trabajadores va creciendo como respuesta a las medidas económicas violentas y a los actos represivos: al inicio del mes de mayo los trabajadores del transporte llevaron a cabo una huelga por mejoras salariales. En las fábricas automotrices desde 1968 se venía despidiendo trabajadores e incrementando la intensidad laboral, pero en 1969 la patronal anunció que, para los trabajadores de los sectores metalmecánico y automotriz, se eliminaría el “sábado inglés”, lo que implicaba la ampliación de la jornada de trabajo del día sábado (4 horas extras sin pago adicional). Esa medida tenía su complemento en la reducción directa del salario (por efecto de las “quitas zonales”).
En el resto de las empresas se mantiene (como desde 1967) la congelación de los salarios... El 14 de mayo, los obreros de la metalurgia son agredidos por la policía cuando realizaban una asamblea, por lo que se desató un violento combate callejero, que va a detonar en un incremento del coraje y la combatividad obrera. Los sindicatos no esconden su preocupación por la combatividad que va en crecimiento y amenazando con desbordar su control, por lo cual las dos CGT buscan trabajar juntas.
En un intento de evitar que el descontento en ascenso entre los obreros saliera del control sindical, la CGT-A en unión con la CGT de Vandor, convocan a un paro nacional de actividades de 24 horas para el día 30 de mayo. Los sindicatos gremiales cordobeses[10], por su parte, en una especie de competencia con las estructuras burocráticas de la CGT e incluso de la CGT-A (a la que estaban asociados la mayoría de los sindicatos de Córdoba), plantean iniciar el paro el 29 de mayo a las 11 de la mañana y terminarlo 37 horas después, de esa forma buscan prestigiarse ante los obreros y al mismo tiempo mostrar a la jefatura de las dos centrales su dominio y fuerza local, con el fin de ganar presencia y canonjías dentro de la estructura sindical.
La convocatoria de la movilización estaba controlada por el sindicato. Incluso la detención del peronista Raimundo Ongaro dos días antes del paro, alimentaba el descontento que los sindicatos podían aprovechar.
Así la estructura sindical cubría diferentes flancos para asegurar el control de la combatividad obrera. Combinaba la “radicalidad” de la CGT-A con la actitud “mesurada y legalista” de la CGT, pero también cumplían su papel los sindicatos no integrados a ninguna de las CGTs y por tanto fuera de la convocatoria (como lo era el de la Fiat).
Mientras unos sindicatos pretenden impedir que los obreros participaran en el paro, los sindicatos cegetistas de las diversas industrias impulsarían la movilización, procurando que como siempre, las movilizaciones se quedaran en simples caravanas, ocupando las calles pero de forma dispersa, manteniendo (bajo la supervisión de los sindicatos) la división gremial que responde a la división del trabajo en la producción capitalista… sin embargo, en esa ocasión, no lograron detener la expresión del descontento proletario en su propio terreno de clase.
La propuesta surgida del encuentro sindical fue que desde la mañana del 29 de mayo los diferentes contingentes de obreros y estudiantes saldrían desde las puertas de las diversas fábricas para avanzar, formando contingentes dispersos, hasta llegar al local de la CGT (ubicado en Av. Vélez Sarsfield).
El primer aspecto que se destaca es la respuesta masiva de los obreros; no solo los trabajadores de las grandes plantas fabriles se movilizaron, también los de los pequeños talleres se incorporan espontáneamente e incluso muchos obreros de Fiat, en cuya fábrica el sindicato se oponía al paro, se integran a la manifestación. Los estudiantes también pararon sus actividades y se integraron masivamente en apoyo a los trabajadores, de manera que prácticamente la ciudad entera quedó parada.
La policía desde las primeras horas del 29 de mayo había cercado a la Av. Vélez Sarsfield para impedir la llegada de los grupos de obreros y en diversas calles y barrios cercanas a las zonas fabriles, el gobierno destacó escuadras de la gendarmería y de la caballería, los cuales iniciaron su tarea de intimidación desde muy temprano, intentando impedir el avance de las columnas de obreros. Pero fue en las calles del centro de la ciudad donde se presentaron los combates más fuertes.
Cuando la policía vio acercarse la manifestación al punto de reunión, arremetió primero con bombas de gas lacrimógeno, luego lanzó las escuadras de la policía montada… con esas avanzadas logró que algunos grupos de manifestantes se dispersaran, pero enseguida se agrupan y responden a la agresión con mucho coraje. Palos y piedras fueron usados por los manifestantes en contra de los cuerpos represivos. La masividad de la manifestación logró repeler la agresión, pero la policía al verse incapacitada para imponer su orden busca aprovechar su capacidad de fuego, de forma que ya no usan solamente su “armamento disuasivo”, ahora son sus fusiles y pistolas las que disparan en contra de la masa, hiriendo a varios trabajadores y asesinando a Máximo Mena[11], un joven obrero de IKA-Renault.
La muerte de su compañero en vez de causar temor anima la solidaridad y enciende el coraje. De una manera espontánea los obreros construyen barricadas y llevan a cabo asambleas en las calles y en las propias barricadas, en las que participan obreros sin distinción de la fábrica en la que laboraba, integrándose además estudiantes y los mismos habitantes de los barrios, logrando una gran unidad y expresión solidaria. El testimonio de un obrero participante en esos combates refiere: “La reacción de la gente fue notable, salía a darnos diarios (para prender las fogatas que ayudan a disminuir el efecto del gas lacrimógeno), las mujeres, las viejas, nos daban fósforos, botellas para que nos defendamos, palos…”[12]
La estructura sindical por más que intentó detener los combates, no logró hacerlo y ven con horror como la manifestación que esperaban fuera controlada por ellos, se convertía en una rebelión obrera y de masas.
Algunos “jefes sindicales”, como fue el caso de Agustín Tosco, de Luz y Fuerza, que impotente ante la fuerza obrera que se levantaba de forma autónoma, declaraba a periodistas de la revista “Siete Días”: “La gente salió por las suyas, ya nadie las dirige” y asomaba su amargura al decir, “Se nos fue todo de las manos”[13]. La estructura sindical de la UOM (dirigido por el peronista “moderado” Atilio López), también se da cuenta que los trabajadores se liberaban de su control, por lo que huyen y se “deslindan”, intentando alcanzar el perdón del Estado y salvar su pelleja…
Luego de algunas horas de combatir ferozmente en las calles cordobesas, los explotados logran replegar a una gran parte de las fuerzas represivas, que se refugian en sus cuarteles, aquellos que quedan activos, mantienen el combate en algunos barrios más alejados del centro, pero sin lograr traspasar las barricadas, por eso en un acto de desesperación y venganza, la policía arremete en contra de la población que no estaba involucrada en la manifestación, pero tenían la mala suerte de cruzarse en su camino.
En el barrio de Clínicas, grupos formados principalmente por estudiantes, se colocan en los techos de las casas desde donde hacen disparos disuasivos para impedir el avance de la policía. Avanzada la noche de ese mismo día los trabajadores cortaron la luz, creando una penumbra para dificultar el movimiento de la policía y del ejército que había llegado a la ciudad por la tarde y preparaba el asalto.
Es hasta la madrugada del día 30 de mayo que las escuadras militares inician el avance lento por la ciudad, dado que aún encuentran barricadas en las que se intenta la defensa, pero la soldadesca termina imponiéndose y tomando militarmente la ciudad, lo que le permite establecer el “toque de queda” y la detención masiva de obreros y estudiantes, a los que juzgará casi inmediatamente en los tribunales militares formados ex - profeso.
Las jornadas combativas de mayo de 1969 detonaron una ola de luchas en Argentina hasta mediados de los setenta, dejando sin duda lecciones que los trabajadores deben recuperar. A diferencia de la burguesía, decía Marx, que en su lucha contra el viejo sistema, “avanzan arrolladoramente de éxito en éxito”, los trabajadores por el contrario avanzan por la historia con mayores complicaciones, en tanto critican constantemente su práctica, “para comenzarlo de nuevo, se burlan concienzuda y cruelmente de las indecisiones, de los lados flojos y de la mezquindad de sus primeros intentos...”[14] Y lo hacen así porque es una clase social que no tiene ningún asidero económico en este sistema, su fuerza proviene de su conciencia y organización y ésta solo puede fortalecerse evaluando su propia práctica, recuperando las lecciones de todos sus combates y más aún de sus derrotas. En ese sentido cuando recordamos al Cordobazo no es para hacer una apología exagerada o ciega, un discurso lacrimoso y conmovedor o un apunte formal para describir una efeméride, lo recordamos luego de 50 años porque el proletariado argentino mostró la fuerza que puede crearse cuando logra romper las ataduras sindicales y de los partidos de la izquierda y derecha del capital que lo someten. Esa es una gran lección que el proletariado del mundo debe recuperar, pero al mismo tiempo se requiere de un balance crítico mostrando sus debilidades, como, por ejemplo:
- La rebelión obrera del 29 de mayo se mostró como una respuesta espontánea y consciente ante los ataques del capital, fue una expresión incipiente pero importante en contra del capitalismo, en tanto logró despertar la combatividad, animar la solidaridad y recuperar la confianza en sus fuerzas, sin embargo, la movilización no avanzó más. Uno de los aspectos que impidió a los trabajadores llevar a su conciencia a niveles más desarrollados fue la carga ideológica que durante años había inoculado el aparato sindical, la izquierda del capital y de forma particular el peronismo, que en Argentina ha actuado y continúa actuando en defensa del capital y en contra del proletariado.
De forma específica la ideología “anti-imperialista”[15] y “critica” a las expresiones monopólicas han sido argumentos con el que buscan golpear la conciencia del proletariado[16]. Esto es así porque el “anti-imperialismo” es en realidad el disfraz de un discurso nacionalista que utiliza tanto sectores de derecha como la izquierda del capital para confundir y desviar el descontento de los explotados hacia la defensa del capitalismo nacional; a ese mismo punto se llega cuando se levanta la consigna de lucha contra el capital monopólico e incluso crea mayor confusión cuando sumerge a los explotados en la ilusión de posibles políticas “alternativas”, como el proteccionismo o la estatización. Estas viejas trampas no tienen otro objetivo que impedir que los trabajadores dirijan su combate contra de los fundamentos del capitalismo.
Esa carga de confusiones apareció durante la rebelión del 29 de mayo cuando grupos de obreros y estudiantes pretendían mostrar su descontento quemando no solamente las oficinas gubernamentales, sino fundamentalmente comercios y oficinas de monopolios extranjeros (Xerox, Citroën…).
El nacionalismo es una de las cargas ideológicas más pesadas que lleva a cuestas el proletariado, por eso no es extraño que aparezcan estas expresiones aún en momentos de ascenso de la combatividad y eso es así porque la burguesía no deja pasar un día en que alimente esta campaña. En 1973 invocando al nacionalismo arrastraron a los obreros argentinos a las urnas (y luego han repetido la trampa en innumerables veces) y en 1982 se envenenó el ambiente de patriotismo para sumergirlos en el apoyo a la guerra de las Malvinas.
- Otro de los aspectos que dificultaron el desarrollo de la conciencia obrera fue el fortalecimiento que el Estado hizo de la estructura sindical. Cuando los tribunales militares detienen y culpan de la rebelión a los jefes sindicales, Agustín Tosco, Atilio López y Elpidio Torres, los convierte en mártires, revistiendo de prestigio a ellos y a los sindicatos. Por eso, no pasa mucho tiempo para que la misma burguesía aproveche ese prestigio que otorgó a Atilio López y a Tosco[17], para llevar a los trabajadores a las urnas y a la defensa de la democracia mediante su participación en el Frente Justicialista de Liberación (FREJULI). Eso significa que el avance combativo que se mostró en el Cordobazo, no tuvo continuidad y no se recogieron adecuadamente las lecciones. Al arrebatar el control de la lucha a los sindicatos se mostraba que la lucha podía llevarse sin ellos, pero abría el camino para construir organizaciones propias (consejos, comités…) que permitieran la autonomía del proletariado.
Unos años antes, cuando los trabajadores empiezan a reconocer el carácter anti-obrero de la CGT oficialista, en vez de buscar su autonomía en el combate, la burguesía le opone otro sindicato, la CGT-A, así la combatividad vuelve a ser capturada por el sindicato e impone la confusión, sin lograr avanzar en la comprensión de que los sindicatos son estructuras integradas al Estado. Este mismo problema se repitió en el “viborazo” de marzo de 1971, en donde los sindicatos Sitrac-Sitram, utilizaron su “metamorfosis”, pasando de ser conservadores a sindicatos ultra radicales, para ampliar así la fuente de confusión y esterilizar la combatividad obrera.
Es sobre este marco, que la prensa de la burguesía y el aparato de la izquierda del capital cuando hablan del Cordobazo, resaltan los enfrentamientos en las calles, pretendiendo reducir esta jornada a hechos anecdóticos, para así encubrir que fue una movilización en la que se mostró la capacidad de los obreros para tomar el control de la lucha, pasando por encima del control sindical y de la que requiere recuperar las lecciones que habrán de servir para preparar y aplicarlas en los próximos combates.
Sobre esta base, también la burguesía trata de falsificar el verdadero terreno de lucha del proletariado, `presentando como métodos de lucha “radicales” o “efectivos”, las extorsiones o el pillaje como aconteció durante las protestas contra el “corralito” de 2001-2002[18], o los bloqueos de ruta o los “métodos piqueteros” en 2004[19]. En las páginas de nuestra publicación hemos denunciado tales métodos contrarios precisamente a la verdadera autoorganización y a la verdadera unidad. Con la perspectiva de desarrollo de nuevos y brutales ataques en el futuro más inmediato, y la esperable emergencia de nuevos combates obreros, el proletariado debe recuperar las lecciones de sus mejores experiencias de lucha en Argentina y en todo el mundo.
Tatlin / Julio-2019
[1] Ver Hace 50 años, Mayo de 1968 donde puede encontrarse una lista de artículos sobre esta experiencia proletaria. https://es.internationalism.org/accion-proletaria/201804/4296/hace-50-anos-mayo-de-1968 [1818]
[2] Ver El “Otoño caliente” italiano de 1969 Un momento de la recuperación histórica de la lucha de clases, https://es.internationalism.org/revista-internacional/201002/2773/el-otono-caliente-italiano-de-1969-i-un-momento-de-la-recuperacion [165] y https://es.internationalism.org/revista-internacional/201012/3005/el-otono-caliente-italiano-de-1969-ii-un-momento-de-la-reanudacion [1887]
[3] Ver Un año de luchas obreras en Polonia /content/2318/un-ano-de-luchas-obreras-en-polonia [449]
[4] Ver la Resolución sobre la relación de fuerzas entre las clases [1888] de nuestro 23 Congreso
[5] La presencia de los trabajadores migrantes en Argentina fue decisiva en la formación de agrupaciones anarco-sindicales como la FORA y su participación fue muy activa en jornadas de combate, como en la “semana trágica” (1919) o en las huelgas de la “Patagonia rebelde” (1920-21). Ver en nuestra Revista Internacional el artículo dedicado a La FORA: Historia del anarcosindicalismo en Argentina. [1889]
[6] Ese fue el caso de la provincia de Córdoba, que a partir de la mitad del siglo XX se vuelve una de las ciudades de mayor concentración de industrias y servicios
[7] La ideología peronista es en realidad una fachada sobre la que sectores diversos de la burguesía se agrupan, presentándose como un movimiento, pero sin lograr una unidad real. El movimiento peronismo siempre ha buscado integrar a los trabajadores como carne de cañón, por lo que intervienen en sus filas a través de sindicatos, partidos y organizaciones religiosas. El peronismo ha tenido una gran utilidad a la burguesía porque se presenta como una expresión ideológica confusa y flexible que se mueve desde la derecha hasta la “izquierda”, manteniendo en todos los casos un discurso nacionalista y al que pueden añadirle argumentos religiosos, desarrollistas, o pretendidamente “socialistas”, derivando un diverso abanico de agrupaciones que podríamos (usando sus propios términos) resumir así:
- “peronistas ortodoxos”, representado principalmente por el partido justicialista y el peronismo sindical,
- “peronistas revolucionarios”, formado por las diversas “tendencias” guerrilleras,
- “peronistas de base”, como se denomina al activista de barrio, que se reivindica del “trabajo de masas”,
- “neoperonismo”, expuesto en la práctica de los gobiernos más recientes (Menen, el matrimonio Kirchner) …
[8] Perón, que comandaba al “peronismo” desde su exilio en España, sintetiza con la frase: “desensillar hasta que aclare”, el llamado a buscar el momento adecuado para asegurar la colaboración con el gobierno golpista
[9] Algunos trabajadores expresan su postura política con la consigna: “ni golpe ni elección, revolución”, mostrando su repudio al gobierno golpista, pero también a las promesas electorales del izquierdismo y del peronismo (más específicamente), exponiendo así su reivindicación de la revolución como única salida al capitalismo. Lo cierto es que, la clase obrera argentina alcanzó una gran combatividad en las huelgas y movilizaciones desde fines de los 60 y hasta mediados de los 70, pero no logró una claridad completa que le permitiera enfrentar al ambiente burgués dominante que se impone desde el peronismo y el izquierdismo
[10] Los principales sindicatos de las industrias presentes en Córdoba eran: Sindicato de Luz y Fuerza, Sindicato de Mecánicos y Afines del Transporte Automotor (SMATA), Unión Obrera Metalúrgica (UOM), Unión Tranviarios Automotor (UTA)
[11] El obrero Mena no fue el único asesinado, testimonios de participantes en esa jornada de lucha, refieren que fueron cerca de 60, otros datos periodísticos señalan que fueron 20 los muertos, pero como en todas las rebeliones es difícil saber con exactitud el número de muertos y heridos. De lo que hay más certeza es que el número de detenidos fue de más de 2,000
[12] Testimonio recogido por Juan Carlos Cena en “El Cordobazo una rebelión popular”, Editorial La Rosa Blindada, 2003
[13] Citada en el folleto, “Mayo del 69, la llama que no ardió”, Argentina, mayo-1989, del grupo “Emancipación Obrera”. Ver “Propuesta internacional a los partidarios de la revolución mundial”: https://es.internationalism.org/revista-internacional/201103/3069/propuesta-internacional-a-los-partidarios-de-la-revolucion-mundial [463] . En 2016 publicamos el testimonio sobre la experiencia de este grupo hoy ya disuelto de un antiguo militante del mismo, ver Una experiencia de la que sacar lecciones: el grupo Emancipación Obrera en Argentina https://es.internationalism.org/cci-online/201205/3413/una-experiencia-de-la-que-sacar-lecciones-el-grupo-emancipacion-obrera-en-arg [1890]
[14]K. Marx. El dieciocho Brumario de Luis Bonaparte https://www.marxists.org/espanol/m-e/1850s/brumaire/brum1.htm [154]
[15] Suele asociarse a la política imperialista solamente a la que practican los EUA, cuando la política imperialista la realizan todos los estados capitalistas en mayor o menor grado
[16] En la entrevista hecha por la revista “Análisis-Confirmado” (9-febrero-1973) el dirigente sindical Tosco definía su perfil político así: “Estoy por la lucha antiimperialista hacia el socialismo. El socialismo está un poco lejos aún de la Argentina, pero está cerca de la lucha liberadora. Antimonopólica, antiimperialista...”. Esta declaración permite vislumbrar el tono del discurso ideológico que desde el sindicalismo radical se difundía
[17] Como resultado de la toma militar de Córdoba, Agustín Tosco, Elpidio Torres, Atilio López y Jorge Canelles, fueron apresados y condenados a ocho años de prisión, sin embargo, son liberados luego de 7 meses. De todos ellos, será Tosco quien va a tomar un prestigio mayor en tanto es muy perseguido y obligado vivir en la clandestinidad, lo que influye en su muerte, porque le impidió atenderse adecuadamente. De manera que no pretendemos hacer un juicio individual de Agustín Tosco, pero es necesario exponer que su actuación, al estar atada a la estructura sindical, se vuelve parte de una máquina integrada en el aparato estatal encargada de impedir el desarrollo de la conciencia obrera
[18] Ver: Revueltas 'populares' en Argentina: Sólo la afirmación del proletariado en su terreno podrá hacer retroceder a la burguesía [1891]
[19] Ver, entre otros, Desde Argentina: Contribución sobre la naturaleza de clase del movimiento piquetero [1892]
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Uno de los eslóganes más populares en las manifestaciones contra el cambio climático reclama: "Cambiar el sistema, no el clima".
No hay duda de que el sistema actual está llevando a la humanidad hacia una catástrofe medioambiental. Cada día se acumulan más y más pruebas materiales: olas de calor sin precedentes, incendios forestales inéditos en el Amazonas, derretimiento de los glaciares, inundaciones, extinción de especies enteras – lo que en definitiva conduce a la extinción de la propia especie humana. Y aun si no existiera el calentamiento global, el suelo, el aire, los ríos y los mares continuarán siendo envenenados y agotados para siempre.
No es de extrañar que tanta gente, y especialmente tantos jóvenes que se enfrentan a un futuro amenazante, estén profundamente preocupados por esta situación y quieran reaccionar respecto a esta situación.
La ola de protestas organizada por "Juventud por el clima", "Rebelión contra la Extinción", los Verdes y los partidos de izquierda se presentan como un camino a seguir. Pero quienes lo siguen deberían preguntarse: ¿por qué estas protestas son tan ampliamente apoyadas por los que gestionan y defienden el sistema actual? ¿Por qué se invita a Greta a dirigirse a los parlamentos, a los gobiernos, a las Naciones Unidas?
Por supuesto, gente como Trump, Bolsonaro o Farage vilipendian constantemente a Greta y a los "guerreros de la ecología". Ellos dicen que el cambio climático es un engaño y que las medidas para reducir la contaminación representan una amenaza para el crecimiento económico, especialmente en sectores como el de los automóviles y los combustibles fósiles. Son los descarados defensores de la ganancia capitalista. Pero ¿qué pasa con Merkel, Macron, Corbyn, ¿Alexandria Ocasio-Cortez y otros que elogian las protestas climáticas? ¿Es que acaso no serían también parte del sistema?
Muchos de los participantes en las protestas actuales están de acuerdo en que las raíces de la destrucción ecológica están en el sistema, en el sistema capitalista. Pero las organizaciones detrás de las protestas, y los políticos que hipócritamente dicen apoyarlas, están defendiendo políticas que ocultan la verdadera naturaleza del capitalismo.
Consideremos uno de los programas más radicales de estos políticos: el llamado "New Green Deal". Nos ofrece un conjunto de medidas a adoptar por los Estados existentes y que requieren inversiones masivas de capital para desarrollar industrias "no contaminantes" que se supone que son capaces de obtener una ganancia decente. En otras palabras: está totalmente enmarcada dentro de los límites del sistema capitalista. Al igual que el New Deal de los años 30, su objetivo es salvar al capitalismo en estos tiempos difíciles, no reemplazarlo.
El capitalismo no desaparece porque sea gestionado por burócratas estatales en vez de por patrones privados, o porque se pinte de verde.
El capital es una relación global entre clases, basada en la explotación del trabajo asalariado y la producción para la venta con el fin de obtener ganancias. La búsqueda constante de salidas para sus productos conduce a una competencia despiadada entre los Estados-nación por el dominio del mercado mundial. Y esta concurrencia exige que cada capital nacional se desarrolle o muera. Un capitalismo que no busque penetrar hasta el último rincón del planeta y a expandirse sin límites no existe. Del mismo modo, el capitalismo es totalmente incapaz de cooperar a escala mundial para responder a la crisis ecológica, como ya ha demostrado el funesto fracaso de las diversas cumbres y protocolos climáticos.
La búsqueda del beneficio, que nada tiene que ver con las necesidades humanas, ha sido la raíz del expolio de la naturaleza desde el comienzo del capitalismo. Pero el capitalismo tiene una historia, y desde hace un siglo ha dejado de ser un factor de progreso y se ha adentrado en una profunda crisis histórica. Es una civilización en decadencia, porque su base económica, forzada a crecer sin límites, genera crisis de sobreproducción que tienden a convertirse en permanentes. Y, como han demostrado las guerras mundiales y la "Guerra Fría" del siglo XX, este proceso de declive solo puede acelerar la carrera del capital hacia la destrucción. Incluso antes de que la masacre global de la naturaleza se hiciera evidente, el capitalismo ya amenazaba con aniquilar a la humanidad con sus incesantes enfrentamientos imperialistas y sus guerras, que continúan hoy en día en gran parte del mundo, desde el norte de África y el Medio Oriente hasta Pakistán y la India. Estos conflictos solo pueden verse exacerbados por la crisis ecológica, pues los Estados-nación compiten por recursos cada vez más escasos, al mismo tiempo que la carrera por la producción -y especialmente por la utilización- de armas cada vez más terroríficas solo puede conducir a una mayor contaminación del planeta. Esta escandalosa combinación de devastaciones capitalistas ya está haciendo inhabitables partes del planeta y obliga a millones de personas a convertirse en refugiados.
Este sistema no puede superar la crisis económica, la crisis ecológica o la carrera hacia la guerra.
Por lo tanto, es un engaño exigir que los gobiernos de todo el mundo "se unan" y hagan algo para salvar el planeta – una petición que hacen todos los grupos que organizan las marchas y manifestaciones actuales. La única esperanza de la humanidad reside en la destrucción del sistema actual y en la creación de una nueva forma de sociedad. Esto es lo que llamamos comunismo: una comunidad humana global sin Estados-nación, sin explotación del trabajo, sin mercados y sin dinero, donde toda la producción se planifique a escala global con el único objetivo de satisfacer las necesidades humanas. No hace falta decir que esta sociedad no tiene nada que ver con la forma de capitalismo de Estado que vemos en países como China, Corea del Norte o Cuba, o anteriormente la Unión Soviética.
El comunismo auténtico es la única base para establecer una nueva relación entre la humanidad y el resto de la naturaleza. Y esto no es una utopía. Esto es posible porque el capitalismo ha creado sus bases materiales: el desarrollo de la ciencia y la tecnología, que pueden ser liberadas de su distorsión en este sistema; así como la interdependencia global de todas las actividades productivas, que puede ser liberadas de la competencia capitalista y de los antagonismos nacionales.
Pero esto es especialmente posible porque el capitalismo se basa en la existencia de una clase que no tiene nada más que perder que sus cadenas, una clase cuyo interés es el de resistir la explotación y suprimirla: la clase obrera internacional, el proletariado de todos los países. Es una clase que incluye no solo a los que son explotados en el trabajo, sino también a los que estudian para encontrar un lugar en el mercado laboral y a los que el capital arroja al desempleo y la marginalidad.
Y es aquí en particular donde la ideología que subyace a las marchas por el clima sirve para impedir que nos demos cuenta de cuáles son los medios para luchar contra este sistema. Nos dicen, por ejemplo, que el mundo tiene problemas porque la "vieja generación" se ha acostumbrado a consumir demasiado. Pero al hablar de generaciones "en general" se oculta el hecho de que, ayer y hoy, el problema radica en la división de la sociedad en dos clases principales, una, la capitalista o burguesa, que tiene todo el poder, y una clase mucho más numerosa, explotada y privada de todo poder de decisión, incluso en los países más "democráticos". Son los mecanismos impersonales del capital los que nos han metido en el lío actual, no el comportamiento personal de los individuos o la codicia de una generación anterior.
Lo mismo puede decirse de todos los discursos sobre el "pueblo" o los "ciudadanos" que serían la fuerza que puede salvar el mundo. Se trata de categorías absurdas que enmascaran intereses antagónicos de clase. La salida de un sistema que no puede existir sin la explotación de una clase por otra solo puede lograrse relanzando la lucha de clases, empezando por la defensa de los intereses más fundamentales de los trabajadores contra los ataques a sus condiciones de vida y de trabajo que llevan a cabo todos los gobiernos y capitalistas en respuesta a la crisis económica, ataques que cada vez más se ejecutan invocando la necesidad de proteger el medio ambiente. Este es el único camino para que la clase obrera pueda desarrollar el sentido de su propia existencia contra todas las mentiras que nos dicen que es una "especie extinguida". Y esta es la única manera de que la lucha de clases fusione las dimensiones económica y política – vinculando la crisis económica, la guerra y los desastres ecológicos-, y reconociendo que solo una revolución mundial puede superarlos.
En el período previo a la Primera Guerra Mundial, cientos de miles de personas participaron en manifestaciones pacíficas. Las clases dominantes "democráticas" los alentaban porque difundían la ilusión de que podía haber un capitalismo pacífico. Hoy, la ilusión de un capitalismo verde se está extendiendo más y más. El pacifismo, además, con su llamamiento a todas las personas de buena voluntad, ocultaba el hecho de que solo la lucha de clases puede oponerse realmente a la guerra, como se demostró en 1917-18 cuando el estallido de las revoluciones rusa y alemana obligó a los líderes mundiales a poner fin, rápidamente, a la guerra. El pacifismo nunca ha detenido las guerras, y las actuales campañas ecológicas, al vender falsas soluciones a los desastres climáticos, deben ser entendidas como un obstáculo para la solución real.
Corriente Comunista Internacional (27/08/2019).
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En las últimas semanas hemos asistido, a propósito de los incendios en la Amazonia, a un nuevo ejemplo de la cobertura mediática capitalista de un desastre medioambiental: bombardeo de cifras y estadísticas, proliferación de apariciones de dirigentes compungidos y llamamientos abstractos al “algo hay que hacer”; y al mismo tiempo una auténtica cortina de humo – desgraciadamente nunca mejor dicho – sobre las verdaderas causas, - el sistema capitalista como tal -, o la única salida – la liberación de la humanidad y del planeta de este sistema cada vez más incompatible con la vida, con cualquier vida – a tamaña catástrofe.
Por justa que sea la sincera indignación que provoca la extinción a mansalva de los recursos del planeta, por lógica que sea la preocupación que suscita el futuro para la Naturaleza – entre la que se incluye la propia especie humana -, lo que debemos afirmar categóricamente es que sin enfocar el verdadero origen del creciente desastre medioambiental, sin dirigir nuestra lucha a suprimir el yugo capitalista que pesa sobre el planeta, sin establecer una nueva organización social, una comunidad humana liberada de las leyes de la explotación y de la mercancía, estos anhelos, por justos que sean, se desvanecerán como cenizas.
En dicha campaña los incendios del Amazonas han sido presentados como algo circunstancial. En su versión más burda – la de Bolsonaro y también, conviene recordarlo, el mismísimo Evo Morales – los incendios son presentados como algo “tradicional”. En la versión más “sofisticada” de esa campaña, los incendios se explican como la obra de oscuros intereses de “lobbys” agropecuarios.
Todo eso es rigurosamente cierto, pero completamente parcial. Y no hay peor mentira que una media verdad. En realidad, el capitalismo actual es un sistema que abrasa los bosques. Sólo en el año 2018 desparecieron de la faz de la tierra 12 millones de Hectáreas de dosel arbóreo, de las que 3,6 millones lo eran de selva tropical. El sistema tradicional de “quema” del bosque para obtener terreno para cultivos de subsistencia y autoconsumo de las comunidades rurales, ha dejado paso a una deforestación e incendios a escala industrial, como los que vimos en 2015 en las selvas de Borneo y Sumatra para generalizar las plantaciones de palma con el que obtener su aceite para biodiesel. Eso mismo lo vemos hoy en Brasil y toda Sudamérica para facilitar la penetración de las explotaciones mineras y madereras, para la obtención de pastos con los que alimentar una ganadería extensiva a bajo coste, y para una producción masiva de soja y palma, destinados esencialmente para la exportación para las explotaciones ganaderas de Europa y Norteamérica o la producción de biocombustibles. Los remilgados dirigentes mundiales que sueltan lágrimas de cocodrilo cuando ven arder la Amazonia, defienden a cara de perro la competitividad de su propia industria alimentaria. Ello explica que el compungido Macron (sobre el que volveremos luego) se haya quedado solo con su amenaza de frenar los acuerdos UE-Mercosur[1], que incluyen desde luego la importación de soja, maíz y algodón de Brasil, al menor coste posible.
La prueba de que no es algo circunstancial, ni característico” del estilo populista de Bolsonaro es que esa política de deforestación a lo bestia, fue practicada igualmente bajo los gobiernos de Lula, Roussef y Temer, y está siendo seguida en Paraguay, Perú y por el bolivariano Morales, que no cesará en sus invocaciones a la “pachamama”, o se disfrazará de aimara, pero lo cierto es que igualmente ha rebajado los controles medioambientales y ha perdonado multas a empresas deforestadoras. En consecuencia, en lo que va de año, 400 mil hectáreas de zonas arbóreas han desaparecido en Bolivia en zonas como la Chiquitanía (20 mil incendios) y el Pantanal también en Paraguay. El régimen de Maduro tampoco se queda atrás. La destrucción de la Amazonia venezolana ha tomado forma a través del llamado "Arco Minero", con lo cual esta extensa zona sufre una explotación descontrolada resultado no solo de la desidia del Estado, sino que él mismo promueve la extracción de oro y otros minerales que luego son vendidos principalmente a Turquía, lo que les permite a las cúpulas cívico-militares chavistas obtener algunos ingresos para permanecer en el poder. Desde los tiempos de Chávez, este Arco Minero, fue puesto bajo el control de una corporación militar. También en esa zona actúa la guerrilla colombiana del ELN en la explotación de los recursos mineros, con lo cual la dupla Chávez-Maduro ha venido otorgando en la práctica el control de amplios segmentos de esta zona a verdaderas mafias que son controladas por militares y civiles que ocupan altos cargos en su gobierno y que se benefician también de la minería ilegal (cuyas actividades abarcan mucho más territorio que en Brasil, Ecuador o Perú) la cual se ocupa de la explotación de oro, diamantes y coltán, lo que ha ocasionado una verdadera devastación vegetal y una alta contaminación de los ríos.
Y lo mismo sucede en África (en la Angola gobernada por el MPLA se han producido ya este año 130 mil incendios, casi el doble de los que han tenido lugar en Brasil). Y en Alaska y la zona ártica. O en la mismísima Siberia, donde también Putin adoptó medidas para dejar que los bosques ardieran excepto que, desde un punto de vista de rentabilidad económica, tuviera sentido apagarlos- En consecuencia, en un año han ardido 1’3 millones de Hectáreas y ciudades como Novosibirsk o Krasnoiarsk han visto como nubes de humo llevaban a las urgencias de los hospitales a miles de personas. Antes de que Putin decidiera que ya no era rentable dejar quemarse el bosque, el coste de los incendios en Siberia ascendía a 100 millones de euros, ¡cinco veces el importe de la ayuda de la UE al gobierno brasilero para acotar los incendios de la Amazonia!
Lo que sucede con esta marea de incendios es que en última instancia viene facilitada también por el calentamiento global del planeta. Un factor que tampoco es en absoluto “natural, ni resultado de un dominio de la “especie equivocada” como afirman los “anti especistas”[2]. Es el resultado de una forma de organización social de esa especie que antepone el beneficio de una minoría social a la supervivencia del conjunto de la humanidad. Por ello, la oleada de fuego que sacude hoy el planeta es, como decimos, consecuencia y factor de agravación desde desastre medioambiental. El humo de los incendios es ya hoy el responsable de un 30% de las emisiones de gases responsables del conocido “efecto invernadero” · La industria agroalimentaria es hoy más contaminante que las compañías petrolíferas. Y quién sufre en primer lugar las consecuencias de esa degradación medioambiental, no es ya la biodiversidad, sino la propia especie humana. Y dentro de estas no sólo un puñado de comunidades indígenas en las selvas, sino sobre todo las masas de trabajadores y de población empobrecida que se hacina en las grandes ciudades. La contaminación del aire (como la que vio en Siberia o la que hizo que en Sao Paulo se oscureciera el cielo a las 3 de la tarde tras los incendios) es una de las principales causas de muertes prematuras. Un reciente estudio de la ONU cifra en 8’8 millones de personas las víctimas anuales de esta contaminación, y comparativamente ese índice es mayor en los países más “desarrollados”. Se trata de un círculo malditamente vicioso: el calentamiento favorece los incendios, facilitando la deforestación, que a su vez permite la extensión de los fuegos, que liberan más carbono, lo que aumenta el calentamiento, en una espiral infernal. El nudo gordiano para quebrar esta espiral es acabar con el capitalismo, en todas sus variantes, en todas sus formas, en todo el orbe.
Para los explotadores se trata de negar que es el sistema que mantiene sus privilegios lo que amenaza la supervivencia de la humanidad. Como ya denunciara la Internacional Comunista en 1919, si los dirigentes mundiales querían descubrir de verdad quien era el causante de la carnicería de la Primera Guerra mundial no tenían más que mirarse al espejo. Por el contrario, se dedicaron a cargar las culpas sobre tal o cual expresión de su barbarie (el militarismo prusiano o la barbarie eslava según el bando), con objeto de esconder que la guerra imperialista es el resultado de la evolución del capitalismo. Otro tanto hemos visto con los estragos de una crisis que ha llevado a la miseria a miles de millones de seres humanos, y a acentuar la concurrencia entre capitales nacionales para mantenerse a flote en el mercado mundial, aunque para ello deban agredir más los recursos naturales (sea China, o sea Brasil[3]). También fueron achacados a un puñado de capitalistas avariciosos (que sea Lehman Brothers o que sea la Merkel) que anteponían su egoísmo a las necesidades de la humanidad, cuando la realidad es que la causa de las crisis son las contradicciones inherentes al sistema capitalista, y que cuanto más perviva éste, más duras y devastadoras serán los episodios de recesión y sus supuestas “recuperaciones”. Y lo mismo vemos ahora en cuanto a la crisis medioambiental. Los “media”, los gobernantes “responsables” señalan con el dedo a un puñado de “irresponsables”, “lunáticos”, o “populistas” por causar las catástrofes que van arrasando el planeta. Tan gordo es el dedo acusador de algunos que merece la pena detenerse en examinar su comportamiento para darse cuenta del tamaño real de su cinismo.
Tomemos por ejemplo a Evo Morales que como ya señalamos practica las mismas medidas que Bolsonaro solo que en vez de fotografiarse con los latifundistas, fue corriendo a hacerse una foto portando una manguera, como si quisiera apagar el fuego, el muy hipócrita. Tomemos el ejemplo del representante de esa nueva forma de gobernar “para el pueblo” que es Andrés Manuel López Obrador (AMLO) con un discurso en las antípodas ideológicas de Bolsonaro, pero que en defensa de la competitividad del capital nacional mexicano se prepara para perpetrar nuevos atentados sociales y “ecoicidas” (como el Tren Maya que degrada la llamada Amazonia mesoamericana, o la refinería de Dos Bocas, inscritas ambas en el plan rimbombantemente llamado la Cuarta Transformación). Tomemos el caso de Macron, elevado en la reciente cumbre de Biarritz, a portaestandarte del capitalismo “eco-friendly”, pero que no vaciló en responder con una represión brutal las protestas contra la edificación de un aeropuerto en la región de las Landas en 2018. Conviene recordar que Francia es un país amazónico (la Guyana francesa), es de hecho el titular del único bosque tropical de “propiedad” europea. Y ¿cuál es su política? Pues facilitar la implantación de explotaciones mineras de multinacionales francesas, rusas, holandesas, y canadienses (¡caramba con Trudeau!) para una explotación salvaje de lo que se conoce como la Montaña de Oro, que ocasionará un enorme gasto energético (más que toda la capital de la Guayana francesa) e ingentes cantidades – 300 millones de toneladas - de residuos tóxicos (arsénico, cianuro, etc.).
No podemos elegir entre la brutalidad y la crudeza de Bolsonaro o Trump y los negacionistas del cambio climático que califican éste de “complot marxista” y al ecologismo de estorbo para el desarrollo económico del país; y, por otro lado, el cinismo de los gobernantes que dicen estar preocupados por el calentamiento y el clima, que se fotografían sonrientes con las nuevas “starlettes” del movimiento ecologista que culpan a una parte de la humanidad (los mayores, los occidentales) del desastre medioambiental, pero que están dispuestos a aplastarnos cuando luchamos contra las bases mismas del sistema que lo ocasiona. Ambos acaban provocando arcadas de asco y de angustia por el futuro.
Quienes quieren que veamos en personajes como Bolsonaro los únicos responsables de las catástrofes tales como los incendios en el Amazonas, les acusan de que priman los beneficios particulares sobre cualquier otra consideración humanitaria o medioambiental. Pero ¡esa es la lógica de base del sistema capitalista. ¡Es la misma lógica criminal que subyace detras de otros tantos crímenes como las guerras, la miseria o los miles de muertos en los naufragios de migrantes en el Mediterráneo, por ejemplo! Nos están tratando de colar una venenosa patraña: que sería posible un sistema basado en la explotación por parte de una minoría de una inmensa mayoría, fundamentado en la división de la humanidad en clases, rota en una concurrencia a muerte entre naciones hasta llegar a la guerra, cuyo motor es la transformación de recursos naturales y de los seres humanos en mercancías con los que acumular capital,… en un sistema en que, por ejemplo, la Amazonia no fuera vista como un negocio sino como una “reserva medioambiental” del planeta. Lo dicho. O ceguera cómplice o cinismo criminal.
Es cierto que el desastre medioambiental es demasiado grande para dejarlo a merced de “naciones soberanas”, que el planeta entero debe dejar de estar prisionero de la dictadura de las leyes del beneficio y la acumulación que caracterizan el capitalismo, que la naturaleza debe ser emancipada de su condición de mercancía. Pero eso solo puede hacerse liberando a la vez la humanidad y el planeta del capitalismo. Y eso es posible únicamente instaurando un nuevo orden en todo el planeta: el comunismo resultante de la revolución internacional de la clase obrera.
Como señalamos en la hoja que estamos repartiendo en las movilizaciones por el planeta que tienen lugar en estas semanas: «La salida de un sistema que no puede existir sin la explotación de una clase por otra sólo puede tener lugar relanzando la lucha de clases, empezando por la defensa de los intereses más elementales de los trabajadores, contra los ataques a sus condiciones de vida y trabajo que descargan contra ellos todos los gobiernos y todos los patrones en respuesta a la crisis económica. Ataques que cada vez más se ejecutan invocando la defensa del medio ambiente. Este es el único medio para que la clase obrera desarrolle el sentido de su propia existencia, contrarrestando todas las mentiras que quieren hacernos creer que se trata de una “especie extinguida”. Y es el único medio para que la lucha de clases fusione las dimensiones económica y política, estableciendo el vínculo existente entre la crisis económica, la guerra y las catástrofes ecológicas, y reconociendo que solo una revolución proletaria puede superarlas.»
Este artículo ha sido el fruto de la colaboración de las secciones de la CCI en Perú, Ecuador, Brasil y España.
[1] El Mercado Común del Sur conformado inicialmente por Argentina, Brasil, Paraguay y Uruguay, posteriormente se incorporaron Venezuela -ahora suspendida- y Bolivia, ésta última en proceso de adhesión).
[2] Esta corriente política define a la especie humana – sin distinguir entre las clases sociales en que está dividida, o la evolución de los diferentes modos de producción que el género humano ha atravesado – como la causa de la destrucción de la Naturaleza.
[3] La evolución reciente de la deforestación en el Amazonas sigue un curso paralelo a la degradación de la posición del capital brasileño en el mercado mundial. Si se contuvo entre 2004 y 2012 fue en parte porque Brasil soñó en ese momento en convertirse en una especie de nuevo “dragón” de la economía mundial (¡recordemos cuando se hablaba de los BRIC como oasis frente a la recesión, siendo Brasil la B!). Ese sueño se desvaneció y a partir de 2014, Brasil, incluso con Dilma Rousseff en el gobierno, bajo los pies a tierra y se volvió a centrar en la economía extractiva, y particularmente la ganadería y la soja. En consecuencia, la deforestación y los incendios volvieron a aumentar.
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Tras un largo período de manifestaciones en serie y de constante incremento de presión callejera, la Presidenta del Ejecutivo de Hong Kong, auténtica burócrata y títere de Pekín, acabó cediendo el 4 de septiembre con la anulación del controvertido proyecto de ley sobre extradiciones (de pretendidos criminales) a China.
Desde la retrocesión británica de Hong Kong a China, el control de ésta sobre aquél se ha ido estrechado paulatinamente. Los acontecimientos de los últimos meses son una de las crisis políticas más graves que hayan zarandeado ese centro financiero, donde viven siete millones de personas. En 2014, la llamada “revolución de los paraguas” ya había movilizado a la pro- democracia, topándose de lleno con la intransigencia del predecesor de la actual “dama de hierro”, Carrie Lam. Desde junio, sin embargo, se han producido movilizaciones similares que esta vez parecen haber desembocado en lo que Pekín considera una humillación: la retirada de la ley de extradición a China. ¿Cómo explicar tal cosa, aun cuando el poder chino se ha mantenido firme hasta ahora, y ya tantas veces ha demostrado que no se para en barras cuando se trata de reprimir a lo bestia todo tipo de contestación? (para muestra baste recordar lo ocurrido en la plaza de Tiananmén en 1989[1]). Y, por otra parte, la presencia apremiante del Estado chino y su caterva de torturadores a las puertas del "islote" honkongués es una expresión patente de la intención de reprimir con dureza a los manifestantes. La represión ya ha golpeado a los líderes más destacados y a todos cuantos el Estado chino tilda sin más ni más de “terroristas”[2].
Las movilizaciones de millones de personas, cada vez más decididas (y que consideran que el gesto de Carrie Lam "es demasiado poco y demasiado tarde"), no explican plenamente el retroceso de Pekín, y tanto menos por cuanto la autonomía relativa de Hong Kong, en teoría hasta 2047, se mantiene en un nivel intolerable para el estalinista partido único, por otro nombre PCCh. Lo que está cambiando fundamentalmente en la situación es la relación de fuerzas entre las principales potencias y la realidad de una agudización de las tensiones imperialistas, sobre todo entre Estados Unidos y China[3]. Frente a las ambiciones imperialistas chinas y la realidad de su poderío ascendente que están trastornando todos los equilibrios, especialmente gracias a su gigantesco proyecto de las "Rutas de la Seda"[4], Estados Unidos se ha visto obligado a replicar con una verdadera ofensiva cuyo objetivo es, en gran parte, contener al nuevo adversario, cada vez más molesto y peligroso. Además de la agudización de las tensiones comerciales este verano y de la presión militar estadounidense en el Golfo Pérsico[5], las manifestaciones de Hong Kong son un arma desestabilizadora suplementaria contra China. Pekín no se equivoca en eso cuando acusa abiertamente a los manifestantes de "colusión con Occidente" y afirma que "nos oponemos con firmeza a cualquier fuerza externa implicada en los asuntos legislativos de Hong Kong"[6].
El asunto de las "filtraciones" de unos comentarios privados de Carrie Lam de que quería "dimitir" de su cargo parece atestiguar esa "colusión" que China denuncia contra los "occidentales". Por supuesto, si los "occidentales" tan incriminados por Pekín se "indignaron" con tanta celeridad por la famosa ley de extradición a China (Trump en primera fila), no es porque tal ley sea "contraria a los derechos humanos" y porque sirva para torturar o encarcelar a todos aquellos que se oponen al orden establecido por Pekín, ya sean periodistas, ONG y, por supuesto, militantes de todo tipo. No, todo eso no es más que oportunismo puramente político, por razones exclusivamente imperialistas. En realidad, a EEUU, u otros Estados "occidentales" incriminados, les importa un bledo lo que pueda ocurrirles a extraditados, presos o torturados por los esbirros del Estado chino. Recordemos que esos Estados no dudan en usar los mismos métodos cuando se tercia (como las prácticas bárbaras de los soldados del ejército estadounidense en Irak o Afganistán, en una época en la que los líderes occidentales eran incluso un poco más "presentables" que Trump)[7]. Si la oposición de Hong Kong goza de tanta simpatía y apoyo (al menos ideológico, si no material) de las grandes potencias occidentales y sus líderes, no es sólo por razones imperialistas, sino también porque tal movimiento es totalmente inofensivo para el sistema capitalista permitiendo incluso su preservación.
Los manifestantes de Hong Kong no son ni mucho menos expresión de un movimiento de clase revolucionario que atente contra el capitalismo; “No importa cuántos sean y cuántos trabajadores hayan participado en ese movimiento, las protestas callejeras no son una manifestación de la lucha de la clase obrera. En Hong Kong, el proletariado ni está ni ha estado nunca presente en la lucha como clase autónoma. Muy al contrario, los trabajadores de Hong Kong se han visto totalmente anegados, ahogados en la masa de habitantes”[8]. Por ello, tal movimiento es un gran peligro para la clase obrera al fortalecer la ideología dominante, al reactivar el mito democrático contra la lucha y la autonomía de clase del proletariado.
Cuando el imperialismo sopla en las brasas de la ideología democrática para ocultar sus sórdidos intereses capitalistas, independientemente del resultado de los futuros acontecimientos, eso sólo puede llevar a una mayor confusión en las mentes de los trabajadores. Lo único que todo eso anuncia es más barbarie, lo único que promueve es más explotación, más tensiones, guerras y caos.
WH, 6 de septiembre de 2019
[1] Ver sobre este acontecimiento Comunicado sobre los acontecimientos en China https://es.internationalism.org/revista-internacional/200608/1038/comunicado-sobre-los-acontecimientos-en-china [1871]
[2] Más de 1.100 detenciones, uso masivo de gases lacrimógenos y lanzas de agua con, dicho sea de paso, precinto de garantía "democracia francesa".
[3] Los portavoces del movimiento sospechan que el gobierno se ha visto obligado a reaccionar ante el inicio de mandato del Senado de EE.UU., que debe reconsiderar la Ley de Derechos Humanos y Democracia de Hong Kong, que, de aprobarse, podría poner en tela de juicio la situación fiscal y comercial especial de Hong Kong respecto a Estados Unidos.
[4] Ver La ruta china de la seda hacia la dominación imperialista https://es.internationalism.org/content/4366/la-ruta-china-de-la-seda-hacia-la-dominacion-imperialista [1677]
[5] Las amenazas de represalias contra Irán han permitido así un control más estricto del Estrecho de Ormuz por parte de Estados Unidos a expensas de las ambiciones de China en esta región geoestratégica vital. Ver Tensiones Irán-USA: ¡El capitalismo es el caos y la barbarie! https://es.internationalism.org/content/4439/tensiones-iran-usa-el-capitalismo-es-el-caos-y-la-barbarie [1896]
[6] “Cinq questions sur la crise à Hong Kong”, France Info (emisora pública francesa,10 de junio 2019)
[7] Valga el ejemplo del "waterboarding", que consiste en simular un ahogamiento. Las fotos del Pentágono mostraban "pirámides de detenidos desnudos, atados con correas, amenazados por perros u obligados a masturbarse" ("Estados Unidos: el Pentágono publica fotos de abusos contra prisioneros en Irak y Afganistán", France/24, 6 de febrero de 2016).
[8] "Manifestaciones masivas por las calles de Hong Kong: las ilusiones democráticas son una trampa peligrosa para el proletariado", en el sitio web del CCI: https://es.internationalism.org/content/4453/protestas-masivas-callejeras-en-hong-kong-las-ilusiones-democraticas-son-una-trampa [1897]
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La barbarie del capitalismo no desaparece porque éste sea gestionado por burócratas estatales en vez de por patrones privados, o porque se pinte de verde.
La ola de protestas organizada por "Juventud por el clima", los Verdes y los partidos de izquierda se presentan como un camino a seguir. Pero quienes lo siguen deberían preguntarse: ¿por qué estas protestas son tan ampliamente apoyadas por los que gestionan y defienden el sistema actual? ¿Por qué se invita a Greta a dirigirse a los parlamentos, a los gobiernos, a las Naciones Unidas?
La salida de un sistema que no puede existir sin la explotación de una clase por otra solo puede lograrse relanzando la lucha de clases, empezando por la defensa de los intereses más fundamentales de los trabajadores contra los ataques a sus condiciones de vida y de trabajo que llevan a cabo todos los gobiernos y capitalistas en respuesta a la crisis económica, ataques que cada vez más se ejecutan invocando la necesidad de proteger el medio ambiente
La campaña actual de "movilizaciones" tiene como fin desviar la indignación que causan los incendios, la contaminación, las inundaciones, etc. al callejón sin salida que significan las peticiones a los representantes del Estado capitalista para que sean, ¡¡ellos mismos!!, los que frenen la degradación medioambiental.. Y, sobre todo, a arrastrar al proletariado a un terreno de lucha totalmente dañino para sus intereses inmediatos e históricos: la movilización ciudadana e interclasista donde el proletariado se diluye en la masa amorfa del “pueblo” y donde su autonomía política de clase es radicalmente negada y atacada.
Para contacto escribir a: [email protected] [344]
Puedes participar físicamente acudiendo al local de reunión, pero puedes participar vía Internet. En este último caso envíanos tu dirección mail para darte el enlace de conexión al chat.
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REUNION PÚBLICA
SOBRE LA CRISIS CLIMÁTICA
Ante las movilizaciones tramposas para "defender el planeta" impulsadas por Juventud por el Clima y otras organizaciones con el claro beneplácito de la ONU, los gobiernos y los partidos que PARTICIPAN EN LA DESTRUCCION DEL PLANETA, hemos de denunciar ese espectáculo como un medio de salvar el capitalismo y hundir al proletariado en el lodazal del interclasismo, el ciudadanismo y la defensa de una "verdadera democracia". Animamos a difundir nuestra HOJA INTERNACIONAL (https://es.internationalism.org/content/4465/hoja-internacional-de-la-cc... [1899] ) y a participar, físicamente o vía Internet, en nuestra Reunión Pública
La cita es este 19 de octubre en la Ciudad de México a la 10 am
Lugar de la Reunión Pública: Segundo Local (cortina de metal) sobre La Quebrada, casi esquina con La Quemada, Colonia Narvarte. A una cuadra de la Plaza de las Naciones Unidas (también llamado Parque las Américas) que está sobre Diagonal San Antonio entre Dr. Vértiz (a dos grandes cuadras desde el viaducto) y Zempoala (a tres cuadras desde el Eje Central). Una forma de llegar a pie es desde el metro Etiopia sobre Diagonal de San Antonio (aproximadamente 10 cuadras pequeñas). Ver en el archivo adjunto mapa explicativo.
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De noviembre de 2018 a junio de 2019, el espacio mediático fue ocupado en gran medida por el movimiento social de los "chalecos amarillos". La forma "sin precedentes" de su protesta sería, según los expertos, un nuevo modelo de lucha. Para algunos, incluso se adaptaría mejor a la evolución de la sociedad. Frente a la crisis de la "representatividad" de los partidos y sindicatos tradicionales, frente a los excesos de la globalización y del liberalismo, el "pueblo" habría encontrado aquí una manera de expresarse y hacerse oír, de influir en las grandes orientaciones políticas nacionales, de decir no a la creciente injusticia, precariedad y pobreza. En resumen, la forma original de este movimiento debería dejar su huella en el futuro. Los sindicatos también reclaman una futura convergencia de las luchas entre el mundo del trabajo y el de esta nueva protesta social, prometiendo un nuevo "Frente Popular". Algunas organizaciones de izquierda y de extrema izquierda incluso saludan la creatividad de los manifestantes vestidos con chalecos. ¿Es finalmente una nueva y efectiva forma de control obrero? En realidad, los "chalecos amarillos" no expresan en modo alguno una lucha proletaria. Son un movimiento interclasista, un obstáculo para la lucha de clases. Diluyen a los trabajadores en la población en general, de manera indiferenciada, sin ninguna consideración de clase social, diluidos en un llamado pueblo. Los "chalecos amarillos" destilan así el veneno de la ideología de la pequeña burguesía, fuertemente impregnada de nacionalismo y xenofobia, llena de sueños de libertad empresarial...... Este movimiento, una especie de onda paradójicamente sujeta al marco institucional, alimenta las peores ilusiones democráticas. Es como si un capitalismo más "justo" y "humano" pudiera ser posible si se mejoraran las instituciones republicanas. De hecho, todo demuestra que este movimiento debilita la capacidad de los proletarios para luchar como una clase unida y organizada.
El 27 de enero de 2018, en Périgueux, Dordogne, 250 personas marcharon para exigir la retirada del nuevo límite de velocidad en las carreteras a 80 km/h. Algunos llevan "chalecos amarillos" con eslóganes escritos en la espalda contra el alto coste de la vida, el aumento del CSG y los impuestos relacionados con el automóvil (peajes, gasolina....). También bloquean el tráfico en las rotondas. Esta acción, llamada "Anger", lanzada en las redes sociales el 12 de enero por un albañil, Leandro Antonio Nogueira, recibió inmediatamente el apoyo de Jean Lassalle y de la familia de Marine Le Pen. Si la lucha contra los límites de velocidad se está desplazando rápidamente hacia la cuestión más amplia de los impuestos, es porque se considera que 80 km/h es un pretexto para aumentar las multas y así robar dinero de los bolsillos de los automovilistas. Según el diario Libération, "este problema de 80 km/h era mucho más que un problema de seguridad vial, (...) el punto de partida de una potencial rapiña fiscal". Aquí aparecen los inicios del movimiento de los "chalecos amarillos". Como dice Nogueira: "No quise insistir demasiado que empezó con Colère[1]. Pero si observamos los "chalecos amarillos", a menudo se trata de ex-“encolerizados”. En algunos departamentos, como el de Dordoña o el de Corrèze, todos los "chalecos amarillos" son antiguos miembros de Colère".
El 29 de marzo de 2018, el nombre "Chalecos amarillos" apareció por primera vez en los medios de comunicación, durante una manifestación contra la línea de alta velocidad París-Rennes.
El 29 de mayo de 2018, una auto-empresaria, Priscillia Ludosky, lanzó una petición en línea pidiendo precios más bajos del combustible en las gasolineras. El éxito es deslumbrante. Más tarde se convirtió en una de las representantes oficiales del movimiento.
El 10 de octubre de 2018, el camionero Éric Drouet también pidió por Facebook que se manifestara para el 17 de noviembre: "Bloqueo nacional contra la subida de los precios del combustible". Su mensaje se transmite en todas las redes sociales. El 17 de noviembre, según el gobierno, 287 710 personas, repartidas en 2 034 puntos, paralizan cruces de carreteras, rotondas, autopistas, peajes y aparcamientos de supermercados. Se lanza definitivamente el movimiento de los "chalecos amarillos". Una nueva gran jornada de acción está prevista para el 24 de noviembre, apodada "Acto 2: Toda Francia en París". El objetivo es bloquear los lugares emblemáticos de la capital: Avenue des Champs-Élysées, Place de la Concorde, el Senado y, sobre todo, el Elíseo. "Hay que dar un golpe de gracia y llegar a París por todos los medios posibles (coche compartido, tren, autobús, etc.). París, porque aquí es donde está el Gobierno. Estamos esperando a todo el mundo, camión, autobús, taxi, VTC, granjero, etc. ¡Todo el mundo!", proclama Éric Drouet. Esa misma noche, a través de Facebook, se lanza la convocatoria para una tercera jornada de acción, prevista para el sábado 1 de diciembre: "Acto 3: ¡Macron dimisión! ", en la que se destacan dos reivindicaciones: "Aumentar el poder adquisitivo y cancelar los impuestos sobre los carburantes".
¿Cómo explicar el éxito de estos llamamientos a través de Internet? La magnitud de esta movilización atestigua sobre todo la inmensa cólera que ruge en las entrañas de la sociedad. Aumentos generalizados de impuestos de todo tipo, aumento del desempleo, empleo precario sistemático, incluso en la administración pública, inflación que afecta especialmente a las necesidades básicas, precios de la vivienda inasequibles.... las razones de la ira son muchas. Dicho esto, debemos medir el alcance real de la movilización de los trabajadores dentro de este movimiento que, incluso al más alto nivel, sólo ha reunido a unos pocos cientos de miles de personas como máximo. Los grandes batallones de trabajadores nunca estuvieron realmente involucrados, ni en las rotondas ni en los Campos Elíseos, más allá de una simpatía platónica. Lo que está claro, sin embargo, es que quien está a la iniciativa de este movimiento son representantes de la pequeña burguesía y sus aspiraciones. No es casualidad que, entre los ocho portavoces de los "chalecos amarillos" designados el 26 de noviembre, haya una abrumadora mayoría de pequeños empresarios o empresarios autónomos. No es casualidad que el líder Éric Drouet llame primero a "camiones, autobuses, taxis, VTCs, agricultores". Los "chalecos amarillos" forman un movimiento interclasista: todas las clases y capas explotadas e intermedias de la sociedad entremezcladas; y por lo tanto el lugar idóneo para la ideología de la pequeña burguesía.
La lista de 42 reivindicaciones de los "chalecos amarillos" elaborada el 29 de noviembre de 2018 revela esta naturaleza interclasista y el peso dominante de la ideología pequeñoburguesa. Así, por ejemplo, hay una mezcla de demandas de los trabajadores sobre salarios y pensiones, pero también demandas nacionalistas, localistas o de comerciantes sobre la economía empresarial y los impuestos, e incluso reclamaciones xenófobas y nauseabundas sobre la inmigración. He aquí algunos extractos de esta lista en forma de popurrí:
“ - Cero SDF: URGENTE[2].
- SMIC a 1300 euros netos.
- Favorecer a las pequeñas tiendas en pueblos y centros urbanos.
- Que los GRANDES (Macdo, Google, Amazon, Carrefour...) paguen MUCHO y los pequeños (artesanos, VSE, PYMES) paguen poco.
- El mismo sistema de seguridad social para todos (incluidos los artesanos y los empresarios autónomos).
- El sistema de pensiones debe ser solidario y, por lo tanto, socializado (pensión sin puntos).
- No aumento de los impuestos a los combustibles.
- Ninguna jubilación inferior a 1.200 euros.
- Proteger la industria francesa: prohibir las deslocalizaciones. Proteger nuestra industria significa proteger nuestros conocimientos técnicos y nuestros puestos de trabajo.
- Los solicitantes de asilo rechazados deben ser devueltos a su país de origen.
- Aplicación de una verdadera política de integración. Vivir en Francia significa convertirse en francés (cursos de lengua francesa, cursos de historia francesa y cursos de educación cívica con un certificado al final del curso).
- medios adecuados para la justicia, la policía, la gendarmería y el ejército".
Sí, con el movimiento "chaleco amarillo", miles de trabajadores, desempleados y jubilados lanzaron un grito legítimo de rabia ante la pobreza. Pero esta cólera generalizada ha sido monopolizada muy fácilmente, desde los primeros días, por los pequeños empresarios que iniciaron estas manifestaciones y las principales consignas, con el fin de presionar al gobierno y obtener ganancias: bajar los impuestos que están sofocando a su empresa. Todo lo demás, sus demandas de apoyar la economía francesa, reforzar el control de los inmigrantes, etc., es el telón de fondo de su ideología pequeñoburguesa[3].
Originalmente, el principal modo de acción de los "chalecos amarillos" consistía en activar enlaces virtuales en las redes sociales y ocupar diariamente las rotondas, poniendo obstáculos para filtrar el tráfico. En pocas semanas, estos lugares de reunión se convierten en lugares de vida, islas de resistencia con campamentos y barbacoas. Hay campesinos, artesanos, pequeños patrones insatisfechos, con el agua al cuello, y sobre todo trabajadores precarios. El sentimiento dominante es el deseo de "ser visible" y de mostrarse, de estar juntos. Llevar el chaleco amarillo es, por tanto, un punto de encuentro para "intentar existir". Los "chalecos amarillos" son apóstrofes de los automovilistas que, para muchos, los apoyan saludándolos y/o tocando la bocina. En cada punto de bloqueo se izan banderas tricolores, se canta con mucha frecuencia La Marsellesa. Pero la esterilidad de este método de lucha no tardó en aparecer claramente a los ojos de muchos, de ahí la decisión, a partir de finales de noviembre, de ocupar todos los sábados los lugares simbólicos de las grandes ciudades francesas, especialmente los Campos Elíseos de París. Lo que alimenta principalmente la inmensa ira de los "chalecos amarillos" es "el sentimiento de desprecio", ignorado por los gobernantes, el deseo de ser escuchado y reconocido por "los de arriba", lo que explica este deseo de ir a los Campos Elíseos, "la avenida más bella del mundo", para ser "visto" y "oído".
Estos días de finales de noviembre y principios de diciembre de 2018 están marcados por un enfrentamiento extremadamente violento con las fuerzas represivas del Estado.
El sábado 1 de diciembre, en Puy-en-Velay (Haute-Loire), los enfrentamientos con la policía se intensificaron después de que algunos manifestantes sufrieran los efectos de los gases lacrimógenos; la prefectura fue incendiada. Pero es sobre todo en París donde los enfrentamientos son más espectaculares. El Arco del Triunfo fue invadido y vandalizado, los coches fueron incendiados y algunas tiendas saqueadas. Estas imágenes viajan por el mundo. El poder gobernante parece estar puntualmente abrumado, incapaz de mantener el orden en la capital. La inmensa mayoría de los partidos políticos burgueses se aprovechan de la situación para tratar de debilitar al presidente Macron ; lo critican por su incompetencia para mantener la seguridad o por su indiferencia ante el sufrimiento del "pueblo". Existe el peligro real de que se encuentre demasiado aislado en la escena política y de que su imagen internacional como jefe de Estado se degrade. Sobre todo porque el partido La République en marche aún no está suficientemente establecido en el Moloch del estado y basa su estabilidad, precisamente, en gran medida, en su líder, "el hombre providencial y jupiteriano", Macron. Por lo tanto, el gobierno en el poder reaccionará con fuerza y responderá en ambos niveles, blandiendo zanahorias y palos, o más precisamente una zanahoria muy pequeña y un palo enorme. El sábado 8 de diciembre, 264 personas resultaron heridas de gravedad (pérdida de ojos o manos), principalmente por el uso de balas rápidas y el desembarco de granadas de desacople, un resultado muy concreto del cambio de estrategia del Ministro del Interior y su orden a la policía de ir al cuerpo con los manifestantes. A continuación, el 10 de diciembre de 2018, el presidente Macron pronunció un discurso televisado en el que anunció varias medidas para demostrar que había "oído" "el sufrimiento del pueblo". Sin embargo, a pesar de los 10.000 millones de anuncios, los manifestantes son conscientes de que las condiciones de vida seguirán deteriorándose. La ira no se desvanece y el movimiento continúa. El 15 de diciembre, 69 000 miembros de las fuerzas de seguridad fueron desplegados en el territorio (una proporción de 1 miembro de las fuerzas de seguridad por cada manifestante), incluyendo 8 000 en Paris ; 179 personas fueron arrestadas y 144 puestas bajo custodia policial. Las imágenes que se transmiten en todos los canales de televisión del mundo son muy diferentes a las del sábado 1 de diciembre. Esta vez, los Campos Elíseos están ocupados por tanques y cordones policiales de "robocops". El Estado, con Macron a la cabeza, está haciendo una verdadera demostración de fuerza y muestra claramente lo que los pocos coches quemados y las ventanas rotas de la semana anterior son para el sistema capitalista: una picadura de insecto en la piel de un elefante. El Orden reina en París.
Poco a poco, una exigencia irá sustituyendo a todas las demás: el referéndum de iniciativa ciudadana (RIC). Se trata de un mecanismo de "democracia directa". Con la RIC, los ciudadanos con una serie de firmas establecidas por ley pueden someter la cuestión a referéndum entre la población sin el consentimiento del Parlamento o del Presidente de la República. Los "chalecos amarillos" quieren cuatro modalidades para la RIC: votar un proyecto de ley, derogar una ley aprobada por el Parlamento o un tratado, enmendar la Constitución (referéndum constitucional) y destituir a un funcionario electo.
A partir de enero de 2019, estas tres letras, RIC, irán apareciendo progresivamente en casi todas las espaldas de los "chalecos amarillos". Sin embargo, esta esperanza en un capitalismo más democrático no es una simple ilusión, es sobre todo un verdadero veneno para la clase obrera.
Como ya decíamos en 1978: "Para los ideólogos burgueses, el Estado es la emanación de la soberanía popular. La democracia es la forma suprema del Estado, la culminación y la perfección de su ser. Sin embargo, el marxismo lo ve como algo completamente diferente. Al revelar la división de la sociedad en clases, muestra que no puede haber una comunidad de intereses entre explotados y explotados. En consecuencia, el Estado, lejos de gestionar un supuesto bien común, nunca es más que una erección en manos de la clase explotadora. Esto sigue siendo cierto incluso si la democracia extiende su hipócrita velo sobre las relaciones de clase y sólo permite que aparezcan "ciudadanos iguales y libres". Detrás de la libertad formal y la igualdad se esconde la sombra del palo que la clase opresora utiliza para subyugar a la clase oprimida. (...) Las luchas proletarias encuentran entonces en su camino el espejismo democrático y parlamentario, con la intención de engañarlas, suavizar o desestimar los asaltos que llevan al estado burgués, frenar o desbaratar su impulso, llevarlas lejos sin fuerza y lejos de su objetivo. Porque si "el aparato ejecutivo, militar y político del estado burgués organiza la acción directa contra la revolución proletaria, la democracia representa para ella un medio de defensa indirecta al difundir entre las masas la ilusión de que pueden lograr su emancipación mediante un proceso pacífico" (tesis de la izquierda italiana, 1920). Desde este medio indirecto de defensa, ningún estado de la clase dominante puede prescindir de calentar los antagonismos sociales.
La democracia es la organización política más sofisticada y efectiva de la dominación de la clase burguesa sobre toda la sociedad, especialmente la clase que explota, el proletariado. Tal o cual detalle del funcionamiento democrático, como la RIC, sólo puede incluirse en este marco. Además, este tipo de referéndum ya existe en más de cuarenta países, entre ellos Suiza, Italia, Eslovenia, Uruguay e incluso Alemania y Estados Unidos, todos los rincones del mundo donde la explotación capitalista y la dominación económica y política de la burguesía están tan presentes como en Francia. La democracia es el arma más afilada del capitalismo, y con su RIC, el movimiento "chaleco amarillo" permite que el gobierno en el poder la agudice aún más. Es por eso que Macron y su gobierno están aprovechando esta oportunidad para lanzar un "Gran Debate Nacional" el 15 de enero de 2019. Durante tres meses (enero, febrero y marzo), un debate particularmente podrido ocupará los titulares y la atención de todos: participar en el "Gran Debate" u organizar sus propias discusiones entre "chalecos amarillos". En realidad, estas discusiones, ya sean orquestadas por el gobierno o por los "chalecos amarillos" (en los ayuntamientos prestados... por los alcaldes), son dos caras de la misma moneda: aparentemente opuestas pero que en realidad forman un todo. Todos estos grandes y pequeños debates, sean cuales sean, se basan en el deseo de una "verdadera democracia", es decir, de una mayor escucha, de una mejor consideración de la voz del "pueblo" por parte de las instituciones democráticas. Sin embargo, repitámoslo, este sistema democrático es sólo una mistificación que oculta el hecho de que todos los gobiernos son los administradores de sus respectivos capitales nacionales, los representantes de una clase minoritaria que explota a la mayoría: los proletarios.
Algunos de los "chalecos amarillos" son conscientes de lo vacuo de esta palabrería y quieren imponer sus reivindicaciones por la fuerza. El mismo día después del final del "Gran Debate Nacional", el sábado 16 de marzo, estalló la ira. Algunos centenares de Black blocs y “chalecos amarillos” alborotadores intentaron, sin éxito, asaltar el Arco del Triunfo, como el 1 de diciembre, y luego saquearon la avenida de los Campos Elíseos y las calles circundantes, principalmente quemando quioscos y rompiendo ventanas para atacar los "símbolos del capitalismo". Las imágenes del prestigioso restaurante Le Fouquet's quemadas en este "acto XVIII" se ven en todo el mundo. Según Le Monde: "Cada vez más manifestantes consideran que el allanamiento es la única manera de hacer oír su voz y de hacer que el gobierno se doblegue". Esta revuelta de desesperación está cada vez más infestada por el nihilismo de los Black blocs, que defienden en todas partes: "Francia es un escaparate, yo soy un adoquín ". Cada vez más, un lema vuelve a verse en las paredes: "La gente aplaude a los que destrozan". El "pueblo" puede aplaudir, pero estos actos de destrucción no socavan los cimientos del sistema. Peor aún, permiten que la burguesía y su gobierno legitimen el refuerzo legal y policial de su arsenal represivo, a imagen de la ley anti-crackers adoptada por el parlamento. Si el Gobierno y su Ministro del Interior hubieran querido proteger la avenida más bella del mundo, podrían haber desplegado perfectamente sus autobuses de policía, los cordones de CRS e incluso los vehículos blindados de la gendarmería para bloquear todo acceso, como hicieron durante su demostración de fuerza el 15 de diciembre de 2018. Es particularmente ingenuo imaginar que el gobierno se ha visto completamente abrumado por una situación inesperada. Además, según la propia admisión del Secretario General del sindicato UNSA de la policía, las fuerzas policiales "podían intervenir" pero no estaban "autorizadas a hacerlo". Si Macron y su camarilla de gobierno permitieron que esto ocurriera el sábado 16 de marzo, lo primero y más importante fue forzar a otros partidos electorales en competencia y a la "opinión pública" a cerrar filas en torno a la defensa del estado republicano "amenazado por el caos" y los actos de destrucción de los disyuntores disfrazados de "chalecos amarillos" o de trajes negros: la ley anti-infracción ya no debería ser cuestionada. Macron dijo que "nadie puede tolerar que la República sea atacada en nombre del derecho a manifestarse". Era necesario lograr la "unidad nacional", contra el vandalismo con "la mayor firmeza", y hacer que todo el "pueblo de Francia" aceptara las medidas para fortalecer el estado policial contra todos aquellos que se manifiestan "ilegalmente" y quieren poner "la República en peligro".
Así, el 20 de marzo, Benjamin Griveaux, portavoz del gobierno, anunció en voz baja la movilización del sistema Sentinel, es decir, la intervención del ejército. Como consecuencia directa de este aumento de la represión estatal y de las duras declaraciones del gobierno, el 23 de marzo en Niza, Geneviève Legay, una militante de Attac de 74 años de edad, "chaleco amarillo", resultó gravemente herida durante una carga policial. Se convierte en el símbolo de las víctimas de la incesante violencia policial. En las redes sociales se multiplican las imágenes de manifestantes con los ojos enrojecidos o con las manos rasgadas.
El odio contra los policías aumentó aún más entre los más radicales "chalecos amarillos" y el 20 de abril, durante la manifestación llamada "Ultimátum", algunos manifestantes gritaron: "¡Suicidaos vosotros!
¿Qué lecciones podemos sacar de estos meses de movilización en marzo y en abril? El gobierno ha utilizado la violencia policial de forma continuada echando aceite al fuego. De hecho, esa era su meta, mantener la ira y hacer durar el movimiento de los "chalecos amarillos", que le estaba haciendo tantos servicios para mistificar al proletariado:
- ocupación del espacio mediático y de todas las preocupaciones sociales, permitiendo que la multitud de pequeñas huelgas aisladas sean completamente ignoradas a través de toda Francia
- focalización de la reflexión sobre cómo hacer más democrática la República Francesa (con el Gran Debate Macron o con el RIC de los "chalecos amarillos")
- poner por delante la destrucción de mobiliario urbano por una minoría de "chalecos amarillos" y Black blocs para presentar cualquier lucha antidemocrática como un "acto criminal", una violencia ciega y así legitimar el fortalecimiento del arsenal represivo para hacerle frente
- y, por fin, para hacer pasar la lucha de los trabajadores un poco más como una antigualla en beneficio de la innovadora protesta del "pueblo francés", ondeaban banderas tricolores y se cantaba la marsellesa.
El movimiento "chaleco amarillo" no sólo se ha desarrollado fuera de las estructuras sindicales, sino que también se ha posicionado en gran medida en su contra. La magnitud de este movimiento interclasista se explica por la dificultad de la clase obrera para expresar su combatividad debido a todas las maniobras sindicales para sabotear las luchas (como hemos visto recientemente con la larga huelga escalonada en la SNCF). Esta insatisfacción con los sindicatos que existe dentro de la clase obrera ha sido recuperada por los que iniciaron el movimiento. Lo que muchos partidarios del movimiento "chaleco amarillo" quieren transmitir es que los métodos de lucha de los asalariados (huelgas, asambleas generales soberanas y manifestaciones de masas, comités de huelga, etc.) no están funcionando. Por lo tanto, ahora debemos confiar en los pequeños empresarios (que protestan contra las tasas y los aumentos de impuestos) para encontrar "otros métodos de lucha" contra el elevado coste de la vida, mejorar las instituciones democráticas y la representatividad, y reunir a todo el "pueblo de Francia".
Dicho esto, los sindicatos aprovecharon la oportunidad para intentar limitar su descrédito. Ciertamente no defendiendo los métodos de lucha de la clase obrera, ya que pasan su tiempo rompiendo cualquier posibilidad de una asamblea general obrera, soberana y autónoma. No, lo hacen en parte tratando de atenerse a la idea del "pueblo" rebelde. Este es el sentido de los sucesivos llamamientos a la "convergencia" entre el movimiento "chaleco amarillo" y las movilizaciones sindicales. Los chalecos de todos los colores se han multiplicado, para cada sector o corporación. A los asistentes de guardería: el "chaleco rosa", a los cegétistas: el "chaleco rojo", a los trabajadores autónomos de obras públicas: el "chaleco naranja", a los profesores (más originales): ¡el "bolígrafo rojo"! No sólo los sindicatos han acentuado las divisiones en luchas ya muy fragmentadas, fragmentadas por sector y empresa, como lo han hecho sistemáticamente durante un siglo, sino que, además, los trabajadores atomizados han sido llamados a diluirse en el "pueblo" con chalecos y a desaparecer como clase. Los sindicatos, dirigidos por la CGT, organizaron grandes carnavales multicolores desde febrero hasta el 1 de mayo. Estas manifestaciones dieron lugar, en París, a verdaderas cacofonías donde La Marsellesa y la bandera tricolor de los "chalecos amarillos" hacían eco de la Internacional y de las banderas rojas o negras de los trotskistas (NPA y LO) y anarquistas (CNT).
La presencia, el 1 de mayo, a la cabeza de la procesión, de miles de "chalecos amarillos" y algunos cientos de Black blocs con la bendición de los sindicatos, rubricó esta atomización de los trabajadores y la dilución de los pocos trabajadores presentes en el interclasismo.
Este movimiento del "chaleco amarillo" no es, en el mejor de los casos, más que la manifestación más visible y espectacular de la enorme rabia que está rugiendo entre la población y, en particular, entre toda la clase explotada por el costo de vida y las medidas de austeridad del gobierno de Macron. En el mejor de los casos, no es más que un signo anunciador de futuros combates de clase del proletariado. Muchos trabajadores se movilizaron contra la pobreza, los incesantes ataques económicos, el desempleo, la inseguridad laboral... Pero al unirse a los "chalecos amarillos", estos trabajadores perdieron temporalmente el rumbo y empezaron a seguir un movimiento que conducía a un callejón sin salida. Es este callejón sin salida el que permite ahora al gobierno de Macron redoblar su arrogancia al seguir llevando a cabo nuevos ataques.
La clase obrera atraviesa un período difícil. Desde 1989, con las campañas sobre el colapso del estalinismo identificadas con la supuesta bancarrota del comunismo, el proletariado no ha podido recuperar su identidad de clase y reconocerse como clase y sujeto revolucionario. Incapaz de dibujar los contornos de una sociedad sin explotación, la clase explotada, que carece de confianza en sus puntos fuertes, sigue siendo muy vulnerable y se siente impotente en el campo de la lucha. La clase obrera ni siquiera es consciente de su existencia como una clase antagónica a la clase burguesa y distinta de los estratos sociales intermedios (especialmente la pequeña burguesía). Ha perdido la memoria de su propio pasado, y ni siquiera puede referirse a su inmensa experiencia histórica, de la que incluso se avergüenza, ya que la burguesía asimila constantemente la palabra trabajador a una especie extinta y la palabra comunismo a la barbarie del estalinismo.
Sin embargo, a pesar de estas importantes dificultades, el proletariado no está derrotado. Dado el descontento general y los ataques que se avecinan, es muy posible que las grandes masas proletarias salgan de este letargo en el próximo período. Ciertamente, el proletariado ha perdido temporalmente su identidad de clase, está aislado de su historia y experiencia. Pero sigue ahí, muy vivo. Sigue siendo el sepulturero del capitalismo. En el fondo, la reflexión sobre la falta de perspectiva de la sociedad capitalista continúa, especialmente entre los elementos más conscientes y combativos. Impulsado por el empeoramiento de la crisis económica, al principio sin ser consciente de su fuerza, sin creer en su posible unidad y autoorganización, el proletariado se verá necesariamente obligado a luchar por defender sus condiciones de vida. Es necesario recordar lo que escribió Marx: "No se trata de saber qué objetivo se representa momentáneamente tal o cual proletario, o incluso todo el proletariado. Se trata de saber lo qué es el proletariado y lo que estará obligado históricamente a hacer, de acuerdo con su ser" (La Sagrada Familia). Los días insurreccionales de junio de 1848 y la Comuna de París en 1871, las luchas de los años 1890 en Bélgica, las luchas revolucionarias en Rusia de 1905 y 1917 en Europa del Este, la revolución alemana de 1918-1919, el nuevo surgimiento del movimiento proletario de mayo de 1968 en Francia y en el mundo después de un largo período de contrarrevolución, la huelga de masas en Polonia de 1980, etc..., no tienen nada en común con el movimiento popular interclasista, falsamente radical e incluso con los "chalecos amarillos". Cuando el proletariado desarrolle su lucha, serán las asambleas generales masivas, soberanas y abiertas a todos las que estarán en el centro del movimiento, lugares donde los proletarios podrán organizarse juntos, para reflexionar sobre consignas unitarias, en el futuro. No habrá lugar para el nacionalismo pero, por el contrario, los corazones vibrarán por la solidaridad internacional y unitaria propia de la huelga de masas porque "los proletarios no tienen patria". Los obreros deben negarse a cantar la Marsellesa y a ondear la bandera tricolor, la bandera del pueblo de Versalles que asesinó a 30 000 proletarios durante la Comuna de París en 1871 !
Para prepararse para este futuro, todos aquellos que son conscientes de la necesidad de la lucha proletaria deben tratar de reagruparse, discutir, aprender de los últimos movimientos sociales, mirar de nuevo la historia del movimiento obrero y no ceder a los cantos de sirenas aparentemente radicales de las movilizaciones ciudadanas, populares e interclasistas de la pequeña burguesía
"La autonomía del proletariado de todas las demás clases y estratos de la sociedad es la primera condición para el florecimiento de su lucha hacia la meta revolucionaria. Todas las alianzas, especialmente aquellas con fracciones de la burguesía, sólo pueden conducir a su desarme frente a su enemigo haciéndole abandonar el único terreno en el que puede empapar sus fuerzas: su terreno de clase" (Plataforma de la CCI).
¡El futuro todavía pertenece a la lucha de clase!
Revolución Internacional, 14 de agosto de 2019
[1] Grupo de protesta también llamada “Francia en Cólera”
[2] SDF: Sans Domicile Fixe, Sin Domicilio Fijo. Se trata del creciente número de gentes sin techo.
[3] Es esta naturaleza interclasista del movimiento "chaleco amarillo" la que explica por qué Marine Le Pen saludó desde el principio a un "movimiento legítimo" del "pueblo francés"; por qué Nicolas Dupont-Aignan, presidente de Debout la France, apoyó este movimiento: "Debemos bloquear a toda Francia...", la población francesa debe decir a este gobierno: ¡ya basta! ". Por qué Laurent Wauquiez, entonces presidente de Les Républicains, llamó a los "chalecos amarillos" "gente digna, decidida y que sólo quiere que escuchemos las dificultades de la Francia laboriosa"; por qué el diputado Jean Lassalle, a la cabeza de los Resistons, era una de las figuras del movimiento y llevaba su chaleco amarillo en la Asamblea Nacional y en la calle. Cualquier movimiento proletario, por otro lado, siempre está sujeto a un poderoso reflejo de rechazo y calumnia por parte de la clase dominante
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Las olas de manifestaciones que han sacudido a Chile y que fue originada por los estudiantes que evadieron el pasaje del metro debido a su aumento, ha impactado y movilizado a una parte importante de la sociedad, principalmente al proletariado, manifestaciones, cacerolazos, acciones callejeras. Es una revuelta que ha sacudido al país, ante lo cual el gobierno ha sacado el ejército a la calle, lo cual no ocurría desde el gobierno militar.
Estas luchas surgen ante el proceso de crisis y decadencia del capitalismo mundial, como hemos visto en Ecuador, Argentina, Brasil..., se anuncian nuevas tempestades económicas y ante ellas el capital solo tiene una política en todos los países: descargar los peores efectos de la crisis sobre los trabajadores.
Al ser el modo de producción capitalista un modo de producción mundial, las crisis de este afectan a todos los trabajadores del mundo de la misma forma, por eso los obreros deben romper con el patriotismo y los símbolos y banderas patrias y entender que las luchas de todos los trabajadores es UNA, nuestros sufrimientos son los mismos que el de un obrero norteamericano, chino, africano,etc. Los trabajadores de todo el mundo tienen la misma lucha que la de aquí en Chile.
Es el capitalismo y el estado-nación los principales responsables del daño y malestar a la clase obrera, los aumentos de tarifa, recortes, desempleos, malas pensiones, etc. ¡¡EL CAPITALISMO EN DECADENCIA Y EL ESTADO SON LOS RESPONSABLES DE TANTA MISERIA A LOS OBREROS!!
La clase obrera tiene que responder con su lucha, pero ¿es válida la respuesta basada en la Revuelta Popular? ¿responder como “pueblo”, como “ciudadanos indignados” nos lleva a alguna parte? ¿Tienen fuerza y significan un paso cara al futuro las revueltas populares multiclasistas, dirigidos por pequeñoburgueses y no por los obreros, donde los trabajadores pelean como “ciudadanos” y no como miembros de una clase revolucionaria que niega la explotación y el capital?
La única forma eficaz de enfrentarse al estado y al capital es mediante huelgas autoorganizadas fuera de los sindicatos y partidos del capital, mediante asambleas de trabajadores abiertas a todo el mundo y que se expanden a todas las empresas, fábricas y barrios obreros.
Solamente un planteamiento que rompa con la “revuelta popular ciudadana”, que se oriente hacia la lucha autónoma de la clase obrera, por sus propias reivindicaciones, en su terreno de clase, permitirá una respuesta eficaz contra este y contra nuevos ataques que el Capital y su gobierno preparan, no solo ahora sino cara al futuro.
La democracia y el estado de derecho son la mejor herramienta de explotación de los capitalistas contra los obreros, detrás de la democracia parlamentaria no hay más que represión y miseria capitalista, el hecho de que el gobierno democrático chileno haya llenado las calles de policías y militares para pelear contra los trabajadores nos demuestra que no es más que una farsa.
A diferencia de lo que dice la izquierda burguesa, la antigua dictadura militar de Pinochet y los gobiernos democráticos que se suceden en los últimos 20 años, tienen el mismo objetivo: la defensa de la minoría explotadora, el Capital. No debemos olvidar como el régimen democrático ahogó en sangre la Revolución Alemana en 1919 asesinando a militantes como Rosa Luxemburgo y Karl Liechbneck.
También es nuestro deber desenmascarar a los sindicatos y los partidos de izquierda y extrema izquierda, los sindicatos y los partidos del parlamento son quienes mejor defienden la sociedad burguesa y los principales enemigos del proletariado, la autoorganización y autonomía obrera son la principal herramienta que deben usar los trabajadores en contra de los sindicatos y partidos parlamentarios. La izquierda (representada por el PC y PS) junto a los sindicatos son parte del estado y por ende del capitalismo salvaje y anti- humano. El gobierno de turno forma parte del engranaje de gobiernos que van desde los últimos de Pinochet hasta los de la Concertación Democrática que, han adoptado sin descanso medidas de deterioro de nuestras condiciones de vida.
De acuerdo con las experiencias de lucha a lo largo del siglo XX y XXI se hace necesario la formación de asambleas abiertas para estructurar las luchas , porque , pese a que los trabajadores y otros sectores no explotadores salieron a las calles no tienen ninguna base ni una estructura para coordinarse , por eso , es que deben autoorganizar asambleas abiertas y formar comités de acción mediante delegados revocables en cualquier momento , la autoorganización del proletariado en asambleas es fundamental para enfrentarse al estado , al capital , a los sindicatos , a los partidos y al capitalismo en general ¡¡ASAMBLEAS DONDE LOS TRABAJADORES SE HAGAN CARGO DE SUS LUCHAS COMBATIENDO EL CONTROL DE LOS SINDICATOS!!
También, como trabajadores, debemos denunciar con todas nuestras energías los saqueos y vandalismo sin sentido que el hampón, infiltrado en nuestras luchas, ha hecho. Estos actos de destrucción no pertenecen al movimiento obrero, sino a clases lúmpenes sirvientes del capital, y que solo le brindan material para que la prensa reaccionaria ensucie nuestras luchas, justificar la represión e intimidarnos para salir a la calle. La clase trabajadora tiene una violencia revolucionaria de masas, pero no tiene nada que ver con saqueos ni vandalismos.
Desde hace más de un siglo, el capitalismo es un modo de producción en decadencia, sacudido por crisis periódicas, guerras imperialistas devastadoras, destrucción medioambiental… Esta realidad que las promesas electorales, los partidos “renovadores”, intentan ocultar, se muestra claramente cuando los gobiernos como el de Ecuador y ahora el de Chile lanzan ataques brutales contra los trabajadores.
Solo la lucha internacional del proletariado puede abrir una vía de solución. Esta solo puede desarrollarse rechazando los saqueos, la violencia minoritaria, la revuelta multiclasista, que son como un pozo donde se pierden la fuerza y las ganas de lucha de los trabajadores y, contra todo ello, defendiendo los métodos propios del proletariado: la huelga masiva, las asambleas generales, la extensión de las luchas.
No podemos hacernos la ilusión de que esta lucha surgirá fácilmente y que fácilmente y de forma rápida podremos dar una respuesta a los ataques que llueven sobre nosotros. Es necesario comprender que para llegar a una respuesta unida del proletariado harán falta muchas luchas, muchas derrotas, muchas lecciones a sacar, Las organizaciones revolucionarias junto con los obreros más comprometidos con la lucha de su clase deben preparar paciente y conscientemente esta perspectiva.
Corriente Comunista Internacional
Para todo contacto, llevar una discusión o colaboración etc., escribir a [email protected] [344]. Nuestra Web: https://es.internationalism.org/ [387]
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Una de las tareas más importantes de los revolucionarios es la de desenmascarar movimientos y organizaciones que se presentan como muy “radicales” y “antisistema” y, sin embargo, cuando se les analiza más de cerca, viendo no solo lo que dicen ser sino lo que hacen, se comprueba que constituyen un arma más de la burguesía contra el proletariado. Tal es el caso del llamado “movimiento Anarcopunk”.
Empezaremos preguntándonos ¿Qué es el anarco punk? El Anarco punk es la fusión del Movimiento Anarquista con el Movimiento Punk. Cuando se unen ambos le da al punk una ideología política. El punk viene de los estratos empobrecidos de capas medias, pequeño burguesas e incluso lumpen que se niegan a ser proletarios, estos jóvenes punk surgen del desempleo generado por la vuelta de la crisis capitalista desde finales de los años 60 del siglo pasado. La crisis y ahora la descomposición son un buen caldo de cultivo para el desencanto y los punks expresan así una reacción a la realidad del sistema capitalista. Podemos decir que este movimiento, formado a fines de los años 70s es un subproducto del capitalismo y sus subculturas “underground”.
La CCI quiere alertar de este peligro contra la clase obrera porque este se presenta como un movimiento internacional con una ideología anarquista y que promulgan la revolución social, utilizan conceptos de cambio social basados en la cultura de la burguesía (llámese contracultura, en este periodo de descomposición los jóvenes sin perspectiva política, sin posiciones políticas de clase, ni menos un futuro para la vida) toman la ideología anarquista y la contestación grafica o lirica con esta actitud llamada PUNK es así que nace el llamado movimiento Anarcopunk ( “punks políticos”) . Este movimiento es otra manifestación ideológica de la burguesía que alienta y difunde el individualismo, luchas parciales[1] y otras trampas y venenos para la clase obrera.
Con la descomposición[2] los movimientos anarquistas y el Anarcopunk toman un impulso porque el ambiente es de individualismo, nihilismo, ausencia total de responsabilidad, cada cual a la suya, atomización y fragmentación en falsas comunidades supuestamente “autogestionadas”.
El anarquismo es un movimiento con una ideología política que rechaza el poder estatal y privado y que dice defender la libertad del individuo por encima de cualquier autoridad. Aunque tuvo ya expresiones a finales del siglo XVIII (William Godwin) el anarquismo se expandió en la segunda mitad del siglo XIX por las condiciones y características del capitalismo en ese periodo. Cuando en los sectores rurales, los pequeños propietarios de la tierra se vieron en dificultades, producto del desarrollo que empezó a mostrar el capitalismo, muchos de esos propietarios y demás miembros de la pequeña burguesía radicalizada comenzaron a expresar su rechazo ante su ruina, abrazando y desarrollando cada vez más el anarquismo, como una ideología que respondería a sus intereses más particulares y mezquinos.
El crecimiento del anarquismo en la segunda mitad del siglo XIX fue el producto de la resistencia de las capas pequeño burguesas –artesanos, intelectuales, tenderos, pequeños campesinos– a la marcha triunfal del capital, una resistencia al proceso de proletarización que los privaba de su «independencia» social original. Fue más fuerte en aquellos países donde el capital industrial llegó tarde, en los países de la periferia en el Este y el Sur de Europa, y expresaba, tanto la rebelión de estas capas contra el capitalismo, como su incapacidad para ver más allá, al futuro comunista; en lugar de eso, el anarquismo se hizo portavoz de su anhelo por un pasado semi mítico de comunidades locales libres y productores estrictamente independientes, sin el estorbo de la opresión del capital industrial ni de la centralización del Estado burgués[3].
El anarquismo rechaza la propiedad privada y el estado a las que considera entidades abstractas desligadas de la evolución histórica y, sobre todo, de la lucha de clases, con ello las ve como “peligros” para “el individuo en general” y no como instrumentos de explotación y opresión de una clase sobre otra. El anarquismo niega siempre la lucha de clases y la reemplaza por la lucha de individuos o de pequeñas comunidades aisladas. De aquí se desprende y entiende su negación de las clases sociales, su individualismo, el no tomar posición, ni considerarse parte de una clase social explotada, el no entender que la sociedad está dividida en la burguesía y el proletariado.
Los anarquistas no conciben la idea del poder que debe ejercer el proletariado (dictadura del proletariado) porque piensan que el “poder”, visto en sí mismo como un ente diferenciado de las clases y de la evolución histórica, sería el Mal Absoluto peor incluso que la dominación burguesa, por eso se limitan a ser vagamente “anti -poder”. Hay que mencionar que el anarquismo desarrolla a partir de esta falsa visión un moralismo puritano duro e implacable, comparable al de la santa inquisición en tiempos del virreinato, por ejemplo. El anarquismo considera con ilusión e ingenuidad que a través de bombas y federaciones abolirán el Estado, conciben esto último como una situación inmediata y violenta, generada por un puñado de elementos llamados a hacer una revolución social, llegando así a la sociedad sin Estado, su meta final conocida como la “Anarquía”. Un proyecto social donde se deja intacta la ley del valor contraponiendo la autogestión generalizada para gestionar la sociedad.
El hundimiento de los regímenes Estalinistas a finales de los años 80s, abre una campaña sucia contra el comunismo, mezclando a Marx, Lenin, y Stalin como si fueran parte de lo mismo. Esto provoca un impulso en el Anarquismo, en tanto que esta ideología ha planteado desde siempre que el marxismo es autoritario. Esta situación puede dar a comprender con mayor claridad la clásica disputa que sostienen los anarquistas entre Marx y Bakunin, señalando al primero como un dictador y al segundo como un redentor. Debemos recordar sin embargo que fue Marx y Engels los que denunciaron la conspiración anti- organizativa de Bakunin en 1872 en el Congreso de la Haya y desarrollando un combate en defensa de la organización[4].
El papel nefasto de un ala del anarquismo libertario en los hechos de España en 1936 es un ejemplo de las contradicciones traicioneras de muchos anarquistas que vociferan ser enemigos de todas las formas de Estado y bogan por la acción directa. Un hecho conocido fue su participación directa en el Gobierno de la Generalitat de Cataluña, colocando ministros que llamaban a deponer las armas a los obreros y fraternizar con sus verdugos de la policía controlada por los Estalinistas[5]. En este intento de generar más confusión en sus prácticas, muchos anarquistas, pretendiendo desmarcarse de relaciones protervas, como los grupos nacidos de la CNT española y sus vertientes, empezaron a emparejarse mordazmente al marxismo con las posturas anarquistas, llamándoles Marxismo libertario. Apañando una crítica malintencionada y totalmente desbocada, de la izquierda germano -holandesa en los labios de Rülhe, en primer momento, y Pannekoek después. Se les ocurrió sostener que la revolución de 1917 fue burguesa, liderada por un partido burgués, de los bolcheviques y controlado por un Jacobino burgués, llamado Lenin.
Es así, como el Anarco punk se conforma como un movimiento ideológico y político dentro del punk. Este niega el marxismo revolucionario, porque no tiene exigencia teórica, ni un método para comprender una realidad cada vez más cambiante (¡El capitalismo de la mitad del siglo XIX, no es igual al de hoy!) No observan al capitalismo decadente en su fase de descomposición, para ellos el capitalismo sigue siendo el mismo como se lo presentaron en un panfleto, son contrarios a la cultura del debate y de la teoría, muchos de ellos consideran que teorizar es solo para intelectuales y que es preferible pasar de una vez por todas a la acción directa. Como todos los movimientos izquierdistas que llevan en su seno ideas de la pequeña y gran burguesía, siempre son inmediatistas y activistas. Niegan la historia del movimiento obrero, aunque muchos de ellos se reclamen parte de él.
El Anarcopunk dice luchar contra el capitalismo, habla de “revolución”, de “rebelión” y muchas otras fraseologías que suenan “fuerte”. Pero ¿qué hacen concretamente? ¿Cuál es su lucha?
Según el programa básico de la Internacional Anarcopunk (IAP) en un encuentro celebrado en Costa Rica “PUNK ES ACCIÓN DIRECTA, LA ANARQUÍA ES LA IDEA QUE NOS DA FUERZA PARA CONSTRUIR CAMINOS DE LIBERTAD EN FRATERNIDAD, APOYO MUTUO, SOLIDARIDAD, HAGAMOS DEL PUNK UNA AMENAZA, HAZLO TU MISM@”.
Aquí vemos el “método de lucha” del Anarcopunk: “hazlo tu mismo”, es decir, “acción de cada individuo” y no de una clase social, basarse en la anarquía y lo que se pretende es “amenazar” (¿a quién?). Nada se dice, es decir, radicalismo vago y vacío.
La “acción directa” del anarco punk. cae en el saco de los movimientos que reivindican las luchas parciales de la liberación animal, veganismo, vegetarianismo, liberación palestina, ecologismo radical, antimilitarista, feminismo /Genero, anti-multinacionales, Anti-fascismo, Anti-racismo, anti-sexistas, contra la homofobia, apoyo a los zapatistas, contra la represión policial y un largo etc.
¡Reflexionemos! El Anarcopunk no propone una acción contra las raíces de la explotación y de la barbarie capitalista, sino que propone perderse en toda la multitud de manifestaciones, símbolos, efectos, categorías etc., de la dominación capitalista.
Veamos unos ejemplos. El primero es que diversos Espacios Anarcopunk (luego hablaremos de ellos) lanzaron un boicot a McDonald como “símbolo” del capitalismo. Esta es una trampa alevosa, porque el capitalismo no se limita a McDonald (solo en el terreno de las cadenas de comida basura hay competidores de McDonald que agradecerán el boicot de estos “radicales” de pacotilla: Burger King, Kentucky etc.). El capitalismo y su Estado están muy felices que los obreros peleen contra expresiones particulares de su dominación porque está “lucha” deja al capitalismo en su conjunto completamente libre de sospecha.
El segundo es la defensa del veganismo y de la liberación animal. Está claro que la comida bajo el capitalismo es cada vez más comida basura y, en particular, las carnes que nos dan a comer están tan podridas como el propio sistema. Es igualmente cierto que la industria alimentaria y ganadera trata de manera salvaje y sádica a los animales (vacas, pollos, cerdos etc.). Pero ¿es una solución el veganismo? ¿Podemos hablar de “liberación animal”? Perderse en estas parcialidades es fijarse en detalles de la barbarie capitalista dejando de lado su barbarie global que va contra el proletariado, contra el futuro de la humanidad y contra todo el entorno natural. Con ello no se lucha contra el capitalismo, sino que se contribuye a reproducirlo en su explotación, dominación y barbarie.
El tercero es un cartel de un Espacio Anarcopunk que dice “La contracultura existe y resiste”. ¿Qué es la contracultura? Es la tentativa de utilizar la música, la literatura etc., para desarrollar una “contestación” de la cultura oficial, la que desarrollan los grandes medios de comunicación, la televisión, la universidad etc. Elementos mucho más serios que los zafios componentes del Anarcopunk intentaron esta vía, como fue el caso de la Internacional Situacionista que “no nació como verdadero movimiento político, sino como movimiento cultural que reunía a unos cuantos «artistas» (pintores, arquitectos, etc.) procedentes de diferentes tendencias (Internacional Letrista, Movimiento para un Bauhaus imaginista, Comité psicogeográfico de Londres, etc.) y que se proponían hacer una crítica «revolucionaria» del arte tal y como existe en la sociedad actual”[6]. ¿Cuáles fueron los resultados? Pese a su buena voluntad, pese a que al calor de la maduración de lo que fue el Mayo 68 se radicalizó y llegó a implicarse en esta lucha, este grupo fue extraordinariamente confuso y nunca rompió con las cadenas del anarquismo y del izquierdismo. Eso le llevó a un apoyo apenas velado de la LIBERACION NACIONAL: “Saludamos en la emancipación de los pueblos colonizados y subdesarrollados, realizada por ellos mismos, la posibilidad de ahorrarse los estadios intermedios que se han recorrido en otras partes, tanto en la industrialización como en la cultura, y la posibilidad de disfrutar de una vida liberada por completo» («La caída de París», IS nº 4)”. Y en 1977, a propósito de las luchas imperialistas de Palestina o Vietnam, caía en la misma cantinela: “Está claro que hoy resulta imposible buscar una solución revolucionaria en la guerra del Vietnam. Se trata ante todo de acabar con la agresión norteamericana, para dejar que se desarrolle, de manera natural, la verdadera lucha social de Vietnam, es decir permitir que los obreros vietnamitas se enfrenten con sus enemigos del interior, la burocracia del Norte y todas las capas pudientes y dirigentes del Sur (...) Solo un movimiento revolucionario árabe resueltamente internacionalista y antiestatalista, podrá a la vez disolver al Estado de Israel y tener a su lado a la masa de sus explotados. Solo así, con este mismo proceso, podrá disolver todos los Estados árabes existentes y crear la unificación árabe mediante el poder de los consejos» («Dos guerras locales», IS nº 11).
En definitiva, el Anarcopunk copia los métodos propios de los partidos capitalistas, especialmente los de Izquierda y extrema izquierda: PERDERSE EN LA LUCHA CONTRA LOS EFECTOS DEL CAPITALISMO SIN ABORDAR LAS CAUSAS, ENFRENTARSE CONTRA LOS SÍMBOLOS DEL CAPITALISMO SIN COMBATIR LA BASE MISMA DE LA EXPLOTACIÓN. No es de extrañar que dentro de los grupos que forman la IAP (Internacional Anarcopunk) haya quien apoya (o apoyó en el pasado) el zapatismo[7].
Su actividad en estas luchas ideológicas parciales los lleva a hacer el trabajo de la burguesía sembrando confusión, individualismo, divisiones y demás venenos contra la clase obrera. Además, su participación es estos espacios de “lucha” siempre termina agotándolos y odiando cada vez más la teoría, desarrollando un activismo o una actividad por la actividad, sin desarrollar ninguna reflexión para la toma de conciencia.
Es así que el Anarco punk, por su contenido político e ideológico alimenta la mentira antifascista, como denunciamos en el punto 9 de nuestra Plataforma: “En la decadencia capitalista, cuando sólo la revolución proletaria constituye un paso adelante en la historia, no puede existir ninguna tarea común, incluso momentánea, entre la clase revolucionaria y cualquier fracción de la clase dominante, por muy “democrática”, “progresista” o “popular” que se presente (…)”[8]
El otro elemento de los “métodos de lucha” del Anarcopunk es su planteamiento de “desobediencia” y “rebelión”. Los grupos Anarcopunk se mueven por el rechazo a lo establecido actuando y consumiendo lo contrario como una protesta, pero que en el proletariado no tiene sentido, pues el proletariado no es una clase de protesta o de rebelión, sino de lucha contra la explotación capitalista por su abolición definitiva. La lucha del proletariado no se basa en la “Desobediencia Civil” sino en la perspectiva de crear una nueva sociedad que destruya y supere al capitalismo. La protesta, la contestación, la contracultura, la desobediencia etc., constituyen formas pasivas y nihilistas de reacción ante la explotación capitalista. Por consiguiente, NO LA PONEN EN CUESTION, SINO QUE LA REFUERZAN. El Estado Capitalista democrática tolera esas “protestas”, a menudo muy violentas como la de los Black Block, que le sirven para meter miedo y desacreditar toda lucha real contra el capitalismo.
El medio Anarcopunk está extendido a América del Sur y Europa. Se organiza en una “federación internacional” que es, como hemos dicho, la Internacional Anarcopunk (IAP).
La IAP se propone “Difusión del ideal libertario, y de sus diferentes luchas, en el punk y a través de él, en todo el mundo; para incentivar el compromiso político en el movimiento anarco punk y en la población en general (-) Funcionar como medio de proyección y coordinación de campañas, boikots, etc. simultaneas en todo el mundo. (-) Mantener un apoyo social y económico a proyectos, edición de materiales, a compañeros con problemas políticos o frente a cualquier situación que requiera de solidaridad, etc. y a los múltiples colectivos e individualidades integrantes de la organización (-) Buscar con esta organización el fortalecimiento y la unión del movimiento anarco punk mundial tanto cuantitativamente como cualitativamente respetando las diferentes realidades y esperando que sirva para encontrar nuevas perspectivas de lucha y resistencia”
En cada país existen Espacios Anarcopunk que son concebidos como un lugar de “lucha”, de organización actividades contraculturales, protestas, ferias de “productos y música alternativos” etc.
Se trata de una organización federal que aglutina múltiples colectivos e individualidades. Es decir, cada cual hace lo que le da su gana según impulsos individualistas o de afinidad. La “solidaridad” es exclusivista: solamente está reservada a los “compañero Anarcopunk”, lo que choca frontalmente con la concepción universal e histórica de la solidaridad proletaria[9]. No hay cultura del debate ni esfuerzo de comprender lo que pasa en el mundo pues todo está organizado para “liberarse” en “conciertos de ruido” y en un activismo desaforado de campañas, boicots, desobediencias etc. para la Difusión del ideal libertario e incentivar el compromiso político en el movimiento anarco punk y en la población en general.
Vemos pues que, en la ideología, en los métodos de lucha y en el modo de organización, el movimiento Anarcopunk ataca frontalmente al proletariado y a su lucha organizada. Puede haber compañeros que, atrapados en ese medio picando el anzuelo de su “radicalismo”, quieran sinceramente luchar contra el capitalismo.
A estos compañeros les decimos que el compromiso militante va de la mano con el desarrollo de la teoría revolucionaria, el marxismo ha sido capaz de señalar a la única clase de llevar el papel histórico de transformación social: el proletariado como clase histórica, no como suma de individuos obreros; la teoría revolucionaria nos permite comprender a través del estudio crítico de diferentes disciplinas y ciencias el análisis objetivo del capital que no es otra cosa que el significado de la muerte de este modo de producción. “El marxismo ha establecido que la clase obrera es la clase revolucionaria de esta época, tanto porque es la productora de todo el valor social como por el proyecto de una nueva sociedad que lleva dentro”[10]
Por lo tanto, la única militancia capaz de desarrollar una actividad revolucionaria en el sentido de fracción con miras a la constitución del partido mundial será la que garantice un porvenir a la clase obrera y a la humanidad en su conjunto. La organización revolucionaria, la CCI es fuente de futuro para la clase obrera y su lucha por la revolución proletaria, es la única capaz de detener la barbarie a la que nos empuja el capitalismo decadente en su fase de descomposición actual.
En este sentido, la CCI, como organización revolucionaria, ha defendido siempre la posición de que solo puede haber un futuro posible para la humanidad si la clase obrera es capaz de desarrollar un movimiento de lucha revolucionaria que sea capaz de detener la barbarie a la que nos empuja el capitalismo decadente en descomposición.
Corriente Comunista Internacional 14 octubre 2019
[1] Llamamos luchas parciales a movimientos que van a los efectos de la dominación capitalista o a aspectos parciales y aislados de la misma: feminismo, ecologismo, antirracismo, veganismo etc. Ver el punto XII de nuestra Plataforma política https://es.internationalism.org/cci/201211/3550/plataforma-de-la-cci-adoptada-por-el-ier-congreso [742]
[2] Ver Tesis sobre la Descomposición, /revista-internacional/200510/223/la-descomposicion-fase-ultima-de-la-decadencia-del-capitalismo [13]
[3]Ver ¿Anarquismo o Comunismo? https://es.internationalism.org/revista-internacional/199501/1837/x-anarquismo-o-comunismo [1904]
[4] Ver La lucha de la Iª internacional contra la «Alianza» de Bakunin https://es.internationalism.org/revista-internacional/199607/1774/cuestiones-de-organizacion-ii-la-lucha-de-la-i-internacional-contr [1766]
[5] Ver Historia del movimiento obrero - La CNT ante la guerra y la revolución (1914-1919) https://es.internationalism.org/revista-internacional/200705/1903/historia-del-movimiento-obrero-la-cnt-ante-la-guerra-y-la-revoluci [1905] y Respuesta tardía a una anarquista revolucionaria: Emma Goldman y la Revolución Rusa https://es.internationalism.org/content/4333/respuesta-tardia-una-anarquista-revolucionaria-emma-goldman-y-la-revolucion-rusa [1906]
[6] Ver Guy Debord - La segunda muerte de la Internacional situacionista https://es.internationalism.org/revista-internacional/200704/1830/guy-debord-la-segunda-muerte-de-la-internacional-situacionista [510]
[7] Para una denuncia del zapatismo se puede consultar Correspondencia: una reflexión marxista en torno a la sexta declaración del EZLN https://es.internationalism.org/RM/2006/90_correo [1907] ;
[8] https://es.internationalism.org/cci/201211/3550/plataforma-de-la-cci-adoptada-por-el-ier-congreso [742]
[9] Ver nuestro Texto de Orientación sobre la Confianza y la Solidaridad, https://es.internationalism.org/revista-internacional/200911/2695/texto-de-orientacion-sobre-la-confianza-y-la-solidaridad-i [347] y https://es.internationalism.org/revista-internacional/200911/2714/texto-de-orientacion-sobre-la-confianza-y-la-solidaridad-ii [1189]
[10] No future for… the punk (No hay porvenir para … el punk), Marc M. / Internacionalismo n° 20 de abril de 1978.
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La historia del mundo es cada vez más una historia única y es muy difícil comprender la evolución de un país si no se sitúa en el contexto de la situación internacional.
Nuestra organización ha señalado repetidamente la existencia de un fenómeno de dimensión global, el populismo[1], que no sólo es una trampa para el proletariado, sino también un problema para la propia burguesía en diferentes países, hasta el punto de que a veces se requiere la contribución de la llamada “comunidad internacional” para abordarlo:
"Ya sea que las corrientes populistas estén en el gobierno o simplemente trastornando el juego político clásico, no corresponden a una opción racional para la gestión del capital nacional o, por lo tanto, a una carta deliberada jugada por los sectores dominantes de la clase burguesa que, particularmente a través de sus medios de comunicación, denuncian constantemente estas corrientes. (...) El ascenso del populismo es una expresión, en las circunstancias actuales, de la creciente pérdida de control de la burguesía sobre el funcionamiento de la sociedad como resultado, fundamentalmente, de lo que se encuentra en el centro de su descomposición: la incapacidad de las dos clases fundamentales de la sociedad para dar una respuesta a la crisis insoluble en la que se está hundiendo la economía capitalista.”[2]
Sólo por recordar los ejemplos más sobresalientes, citemos el de Donald Trump, un individuo inconstante y caprichoso, presidente del Estado más poderoso del mundo, Estados Unidos, que se dedica a tomar decisiones que dejan con el paso cambiado a la llamada “comunidad internacional”: denuncia y retira al país de una serie de acuerdos sobre medio ambiente, pone en sordina a instituciones como la Alianza Atlántica, proclama que los acuerdos bilaterales prevalecen sobre los multilaterales e instaura una política proteccionista imponiendo aranceles no sólo a China, sino a Europa. A lo que hay que añadir todos los aspectos de la política más específicamente imperialista, con la que pretende recuperar el empañado prestigio de la superpotencia norteamericana mediante iniciativas de incierto futuro, como la de un posible ataque a Irán y otras aventuras imprudentes.
Un segundo caso bien conocido por los medios de comunicación es la salida de Gran Bretaña de la Unión Europea, sancionada por referéndum popular en junio de 2016, el llamado Brexit. También en este caso, y quizás más todavía, las consecuencias de aquel acto estúpido, montado por fuerzas populistas e irresponsables para los intereses de la propia burguesía, se hicieron sentir de inmediato. Los gobiernos que han intentado dirigir el Brexit salen escaldados uno tras otro, sin encontrar solución a una situación en la que la burguesía británica aparece totalmente impotente[3].
Y, evidentemente, en este rápido resumen de tales ejemplos, no podía faltar Italia con el ex gobierno populista de Salvini y Di Maio y el títere Conte de primer ministro:
"El año de vida del gobierno de Conte confirma todas sus dificultades para gestionar la situación italiana, con importantes repercusiones también a nivel europeo. Las divisiones en la mayoría del gobierno están al orden del día, con la Liga y el M5S arrimando cada uno la ascua a su sardina para intentar realizar las promesas a sus votantes. Este gobierno se basa esencialmente en el continuo regateo entre el M5S y la Liga: te dejo que cierres los puertos a los inmigrantes si aceptas mi “renta ciudadana”, tu impuesto fijo contra mi salario mínimo, todo ello amenizado con enfrentamientos que Conte acaba resolviendo con la amenaza de su propia dimisión. Ante el estancamiento económico, la amenaza de cierre de grandes empresas (ILVA, Alitalia, Almaviva, Whirlpool...) y muchas otras empresas más pequeñas que ya ni siquiera son noticia, el gobierno muestra una incoherencia desconcertante a nivel económico, especialmente en lo que se refiere a las medidas a tomar para evitar que la deuda pública se dispare y evitar el aumento del IVA, mientras que en lo que se refiere a la UE, hay un balanceo entre los "puñetazos en la mesa sobre los inmigrantes" y el "no es Europa la que decide por los italianos" de Salvini por un lado, y, por otro, los intentos del ministro Tria y del primer ministro Conte de llegar a un acuerdo con la Comisión Europea para evitar el procedimiento por infracción incoado por la UE y las sanciones correspondientes, sin que, sin embargo, se retroceda del todo sobre la cuestión de la renta de ciudadanía y la de los impuestos fijos para no poner en aprietos a los dos vicepresidentes del Consejo de Ministros.”[4]
Ese es el marco en el que puede entenderse la caída del gobierno y los factores que lo han causado.
El desarrollo de esas fracciones populistas irresponsables expresa cierta pérdida de control por parte de la burguesía sobre su acción política, - y en especial para orientar el "voto popular", pero eso no significa, ni mucho menos, que haya agotado todos sus recursos. La burguesía no se queda de brazos cruzados e intenta, en la medida de lo posible, oponerse y/o domesticar a los partidos populistas. Y para ello intenta utilizar todos los recursos posibles, incluyendo, entre otros, el desarrollo del movimiento ecologista, el "descubrimiento" de tramas internacionales en las que participan los distintos líderes populistas, hasta el uso de procedimientos penales contra ellos porque se habría “descubierto” tal o cual tráfico de capitales.
La primera medida de alcance internacional ha sido la promoción de una muchacha de 16 años llamada Greta como líder del movimiento ecologista. Después de décadas de protestas inútiles, pero también de informes muy preocupantes por parte de respetados equipos de investigadores en ese ámbito, ahora la burguesía se descubre verde y ecologista, recibiendo a Greta en todas las más altas instituciones del mundo (UE, ONU, el Papa, etc.) y eso que la muchacha, regañona, los pone a caldo diciéndoles “¿cómo se atreven a hablar de economía?”, "¡ustedes nos han robado el futuro"), a lo que los presentes, condescendientes, responden con fuertes aplausos. ¿Cómo es esto posible? Una buena razón puede ser que la burguesía necesite desplazar la atención de la población hacia otros temas, como el medio ambiente, el cual es, por un casual, una de las bestias negras del populismo (ver las posiciones de Trump, Bolsonaro y compañía). No es casualidad si en las recientes elecciones europeas ha habido un aumento significativo de la popularidad de los Verdes y un crecimiento por debajo de las expectativas de los populistas. Entre otras cosas, esto permite gestionar un problema real de sufrimiento de la población mediante un movimiento totalmente dirigido por la burguesía[5].
A esa primera maniobra se añaden operaciones que podríamos definir ad personam. En el caso de Trump, desde su elección, los sectores más responsables de la burguesía norteamericana han tratado de contener el activismo descabellado del presidente populista mediante la espada de Damocles del impeachment, juicio político que se basaría en sospechas de influencias extranjeras en los asuntos internos de Estados Unidos. Del caso de Boris Johnson, actual Primer Ministro inglés partidario de un Brexit sin negociación con la UE lo que equivale a una acción de fuerza, se ha ocupado el Tribunal Supremo del Reino Unido. Este tribunal rechazó como ilegal, con un juicio político muy duro, la medida de suspensión durante cinco semanas de la actividad legislativa del parlamento, cuyo fin era rematar el Brexit sin molestias. En Austria, hemos sido testigos del escándalo de las negociaciones secretas en Ibiza entre Strache - líder político del populismo austríaco, el FPÖ, y vicecanciller austríaco- y una falsa hija de magnate ruso, que se ofreció a invertir unos 250 millones de euros en acciones de la prensa austríaca con dinero negro de origen desconocido. En realidad, todo era mentira, la joven servía de anzuelo seductor y Strache se tragó anzuelo, sedal y caña: una cámara oculta lo grabó cuando le aconsejaba a la atractiva rubia que comprara un periódico austriaco enemigo suyo y lo convirtiera en órgano oficial de su partido. A cambio, prometió darle todos los contratos que se otorgaban a la empresa constructora Strabag, cuyo propietario es enemigo del FPOE. El vídeo se grabó en julio de 2017, pero sólo en mayo de 2019 recaló en el Spiegel y el Suddeutsche Zeitung, justo a tiempo para desencadenar la crisis gubernamental en Viena en vísperas de las elecciones europeas. El epílogo de esta historia es que Strache ha decidido dejar la política desde el 1º de octubre de 2019.
En el caso de Italia podemos decir que la fracción más responsable de la burguesía ha intentado domar a Salvini. En un plano judicial, con investigaciones sobre los 49 millones de euros de la Liga que desaparecieron por arte de magia; y también, en lo judicial pero con posibles consecuencias para las relaciones internacionales, con las revelaciones en la prensa de la implicación de Savoini, brazo derecho de Salvini, en una negociación de compra, por parte de ENI, de una gran partida de petróleo vendido por Rusia con un fuerte descuento de 65 millones de dólares que habría entrado, en negro, en los bolsillos de la Liga[6] a nivel de su acción como Ministro del Interior, tratando de ponerlo en dificultad en su lucha contra los inmigrantes[7].
Pero al final no fue necesario recurrir a ninguna de esas soluciones -que quedan como bazas de reserva para el futuro- porque lo que determinó la caída de Salvini fue la acción vigilante del partido más responsable de la burguesía italiana, al que podemos identificar con todo el aparato de la presidencia de la República Italiana, que simplemente se aprovechó del primer error sin posible vuelta atrás de Salvini, su torpe decisión de derribar el gobierno. Veamos los diferentes episodios de cómo se consumó la tragedia leguista
Fortalecido por el consenso obtenido con sus campañas mediáticas y convencido de que podía transformar en votos su fuerte incremento de popularidad que se había concretado ya en las elecciones europeas, en las que logró darle la vuelta a la relación de fuerzas con su aliado de gobierno M5S, Salvini decidió a mediados de verano romper la baraja y pedir la dimisión del jefe de gobierno Conte, un gobierno del que aquél y otros ministros de la Liga formaban parte, sin por ello presentar su propia dimisión. Sin embargo, Salvini, cuya ingenuidad equivale a su engreimiento, no tuvo en cuenta el juego político que permite aplicar la aritmética y considerar la posibilidad de componer mayorías diferentes. Así, con la santa bendición de la presidencia de la república, surgió un nuevo gobierno compuesto por M5S, PD, LEU. En vano Salvini intentó primero volver atrás, incluso ofreciendo la Presidencia del Consejo a Di Maio, para después acabar acusando a sus ex aliados de haber establecido acuerdos bajo mano para repartirse los ministerios. En realidad, Salvini es el único responsable de lo ocurrido, y la burguesía italiana e internacional ha suspirado aliviada por el resultado de los acontecimientos. Por otra parte, si se observa la evolución de la prima de riesgo en agosto, se ve claramente que cuanto más se desmoronaba el gobierno de Salvini-Di Maio, más se reducía la diferencia lo que mostraba claramente la expectativa de los mercados de que el gobierno anterior estaba llegando a su fin.
De modo que Salvini, que se había convertido, de hecho, en quien dictaba la línea al gobierno, saliendo siempre él en los medios de comunicación y granjeándose más y más popularidad, acabó quedando en el rincón, con “maneras” eso sí. Hay que reconocer la gran experiencia y capacidad de maniobra de los más altos poderes de la burguesía italiana, que, aunque no haya sido de manera visible, han ido tejiendo el lienzo del nuevo gobierno.
En este punto surge la pregunta: ¿qué podemos esperar de este nuevo gobierno? ¿Cuál será su duración y estabilidad? ¿Cuál será la política hacia el proletariado? Mientras tanto, podemos decir que la acogida en la “comunidad internacional” ha sido de lo más favorable. Que Salvini no era sólo un problema para Italia, sino para toda la llamada comunidad internacional, lo demuestra todo lo ocurrido tras la formación del gobierno de Conte-bis. La satisfacción de la UE con el nuevo gobierno y la promesa de ayudarle lo confirman. El cambio de actitud hacia la UE ha obtenido resultados inmediatos, con la distribución de los migrantes desembarcados entre los diferentes países europeos. De hecho, la política de "puertos cerrados" era más un eslogan propagandístico de Salvini que una política real capaz de abordar el problema de la llegada de inmigrantes: de hecho, los puertos estaban cerrados sólo a las ONG, cuando el número de inmigrantes recuperados por ellas era sólo el 10% del total de los desembarcados en Italia.
También a nivel económico la burguesía italiana podrá contar con la ayuda de la burguesía europea, que podrá otorgarle mayor flexibilidad para incrementar el déficit, algo de lo que Europa había culpado al gobierno de Salvini-Di Maio.
Trump también saludó esta conclusión, lo cual puede parecer extraño, pero dada la posibilidad de que la Liga exprese cada vez más abiertamente una orientación prorrusa, para EE.UU es mejor tener una Italia vinculada a la UE que una Italia leal a la Rusia de Putin. Y, tras el increíble cambio de Conte, pasando de títere en manos de Salvini y Di Maio a figura política de primer plano, es posible que haya habido asesoramiento y apoyo por parte de los gobiernos europeos. Esta conclusión anti -populista de la crisis política en Italia se suma a la baza de Macron, utilizado en Francia contra la amenaza de una presidencia populista de Le Pen y todas las demás políticas ya mencionadas.
La fuerza de este gobierno radica en que ha recuperado la participación del PD, un partido histórico con gran experiencia política, con gran responsabilidad y lealtad al estado burgués, que también influirá en el M5S, una formación con fuertes rasgos populistas, pero de una naturaleza muy distinta al populismo de derecha. La colaboración con el PD limitará tales rasgos populistas y ya estas primeras semanas de gobierno lo están demostrando.
Dicho lo cual, las perspectivas de este Gobierno no son tan halagüeñas. Todo lo contrario. Los problemas son, por una parte, el de su cohesión política y, por otra, el de las medidas económicas que se verá obligado a tomar. De hecho, pocos días después de su formación, se produjo la separación de Renzi del PD y la formación de "Italia viva". Con la formación de este grupo, que se encuentra en una posición central, entre el PD y Forza Italia, Renzi expresa la ambición de desvalijar a este partido ahora a la deriva, además de arramblar con todos los moderados del PD, siguiendo ambiciones totalmente personales e irresponsables. A pesar de las reiteradas declaraciones de apoyo al gobierno del Conte y de no beligerancia hacia el PD, es evidente que la formación de un partido personal de Renzi responde a la idea de actuar como fiel de la balanza y dedicarse a chantajear al gobierno de Conte. Por otro lado, el M5S es incapaz de quitarse de encima la inconstancia antojadiza populista del “pensamiento-Grillo”, por lo cual sigue estando sometido a constante observación.
Pero el problema mayor que enfrenta este gobierno será quizás lo que está obligado a hacer en lo económico. Italia debe tomar decisiones importantes para revitalizar la economía ahora con un crecimiento cero y con fábricas que cierran un tras otra, como Whirlpool entre otras, y ciertamente no será fácil resolver esos problemas ante una recesión que se perfila en el horizonte y que dejará aún menos margen de maniobra que la de hoy. Al mismo tiempo, las difíciles condiciones económicas y las dificultades a las que se enfrentará este gobierno pueden constituir una base para la reanudación de la acción populista, con el apoyo a Salvini por parte de Fratelli d'Italia de Meloni.
Cualquiera que sea el resultado de esta historia, lo cierto es que los trabajadores, los jóvenes, los pensionistas, los desempleados, los inmigrantes y los proletarios en general no tendrán paz y no podrán contar con un futuro mejor, eso si no toman su destino en sus propias manos.
Ezequiel 10 de octubre de 2019
[3] Ver Brexit: La burguesía británica está perdiendo el control de su juego político https://es.internationalism.org/content/4450/brexit-la-burguesia-britanica-esta-perdiendo-el-control-de-su-juego-politico [1910]
[4] L’Italia nel quadro delle elezioni europee: difficoltà per la borghesia e trappole per i proletari [1911] in Rivoluzione Internazionale n°183 (publicación en italiano de la CCI)
[5] Ver Hoja internacional de la CCI: Solo la lucha de clases internacional puede poner fin al curso del capitalismo hacia la destrucción https://es.internationalism.org/content/4465/hoja-internacional-de-la-cci-solo-la-lucha-de-clases-internacional-puede-poner-fin-al [1899]
[6] Este episodio, que fracasó, arroja una nueva luz sobre las orientaciones en política exterior de la Liga. En la propaganda contra "la Europa de la austeridad", "la Europa de los burócratas", se revela una actitud sustancialmente antieuropea, llegando incluso a la amenaza de abandonar el euro. Por otro lado, está la exaltación de la Rusia de Putin, al que consideran como "uno de los mejores líderes de la historia". Entre otras cosas, el poder judicial está llevando a cabo un proceso penal por una posible subvención rusa a la Liga.
[7] La ovación que Carola Rackete recibió el 3 de octubre ante la Comisión de Libertades Civiles, Justicia y Asuntos de Interior (Libe) del Parlamento Europeo es muy significativa. Rackete era la capitana de Sea Watch 3 que permaneció con su tripulación y 53 inmigrantes rescatados del mar durante más de dos semanas en Lampedusa. Una vez más, otra alabanza a quienes acusan a los poderosos "¿Dónde estaban ustedes cuando pedimos ayuda por todos los medios de comunicación y canales diplomáticos para poder atracar?" parece ser sobre todo un aguijón contra todo el populismo.
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Las medidas adoptadas por el gobierno de Moreno al eliminar los subsidios a los combustibles afectarán directamente a la clase obrera con el aumento inmediato de los pasajes y de todos los productos de primera necesidad que requiere cualquier familia para sobrevivir. A todo ello, el congelamiento de salarios, despidos masivos, un día gratis a favor del Estado y reducción de vacaciones, anuncian un deterioro y una inseguridad de las condiciones de vida de los trabajadores, a un nivel peor que el de los esclavos. Ante esta situación, es legítimo el rechazo y la indignación contra estas y otras medidas que el gobierno capitalista de Moreno ha impuesto a los trabajadores para favorecer a banqueros, exportadores e importadores que serán los usufructoadores de estas medidas.
Las reacciones inmediatas ante las medidas de Moreno, no se han hecho esperar, los gremios de trasportistas han paralizado sus actividades, el movimiento indígena se ha adherido a la movilización y una serie de diversos movimientos sociales bien conocidos en el país. Sin embargo, estos sectores de la sociedad no luchan realmente contra la carestía de la vida, la inseguridad laboral, el desempleo, que estás medidas acarrean contra los trabajadores, muy posiblemente levantarán la medida de hecho ni bien lleguen acuerdos con el gobierno nacional.
Con ello todo el peso de la crisis recaerá sobre las espaldas de los trabajadores.
Además, las protestas de empresarios del transporte y de otros sectores de pequeños propietarios se plantean en un terreno difuso, de “ciudadanos” y, sobre todo nacionalista. En muchas de las protestas ondea la bandera de Ecuador, esta como las banderas de todas las naciones, es la bandera de la explotación, de la guerra, de los intereses del Capital.
Por tal motivo, las insipientes manifestaciones de trabajadores que han salido a rechazar las medidas en el sur de Quito, en Tulcán y en la provincia de Bolívar, deben servir de reflexión y de acicate para enfrentar una terrible crisis política y económica que se avecina. Por el momento nuestra clase atraviesa por enormes dificultades de unidad y de organización, sólo sabemos que las medidas nos afectarán directamente y no sabemos cómo reaccionar, a todo ello, no podemos confiar en los sindicatos que siempre terminan negociando los intereses del proletariado con la clase dominante. Así como tampoco representan los intereses de los trabajadores aquellos grupos de pequeñoburgueses de conspiradores y nacionalistas que procuran el aislamiento de los trabajadores y hasta tienen la desfachatez de representar eslóganes alusivos a nuestra clase como si fueran nuestra vanguardia. No lo son. Por tanto, la clase obrera necesita:
Se prevé una nueva crisis mundial, por tal motivo las luchas en Argentina, Irak, Ecuador son respuestas ante el deterioro de las condiciones de vida de la clase obrera y los sectores no explotadores de la sociedad.
La crisis no tiene solución bajo el capitalismo, solamente la extensión y generalización internacional de la lucha obrera en todo el mundo podrá arrojar las bases para una salida: la REVOLUCION COMUNISTA MUNDIAL.
Internacionalismo Ecuador,
Sección de la Corriente Comunista Internacional
Octubre de 2019.
Contacto: [email protected] [1913]
Nuestra Web: es.internationalism.org
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El 6 de abril de 2019 se celebró en Marsella una reunión pública con motivo del centenario de la fundación de la Internacional Comunista IC). Además de la presencia de simpatizantes de la CCI, a esta reunión también asistieron un camarada del PCInt-Le Proletaire y un camarada de Fil Rouge.
La presencia de compañeros de la corriente bordiguista en una reunión pública sobre uno de los acontecimientos más importantes de la historia del movimiento obrero fue una ocasión para confrontar nuestras posiciones porque "para poder construir el futuro partido mundial del proletariado, sin el cual el derrocamiento del capitalismo será imposible, las minorías revolucionarias deben agruparse, hoy como en el pasado. Deben aclarar sus diferencias a través del debate, la confrontación de ideas y posiciones, la reflexión colectiva y la discusión más amplia posible. Deben ser capaces de aprender del pasado para comprender la situación histórica actual y permitir que las nuevas generaciones abran las puertas al futuro”[1]
Fueron los participantes en esta reunión pública quienes instaron a las organizaciones presentes a entablar un debate abierto en el medio político proletario, porque, como dijo una camarada: "no hay que esperar a que haya grandes movimientos proletarios para hacerlo. Hoy estamos en una situación de debilidad de la clase, nos está aplastando la ideología burguesa con su individualismo; un debate expresaría la voluntad de librarse de tal presión". Para otro camarada: "También sería un imán para las minorías en búsqueda, especialmente para los jóvenes. Esperar a que haya grandes movimientos del proletariado conlleva el riesgo de reproducir el mismo error que la IC, es decir, que ésta se constituyó cuando ya había muchos puntos que aclarar, sobre la cuestión sindical, el papel del partido... y una de las lecciones que la fundación de la IC pone de relieve es que todas estas cuestiones deben ser discutidas ahora ya". Todos los participantes estuvieron especialmente interesados en conocer las posiciones de la Izquierda Comunista, y en aclarar dónde hay puntos de acuerdo y dónde diferencias. Tal debate, en su dimensión internacional, rompería con la atomización de las organizaciones proletarias y estimularía la reflexión entre elementos o grupos interesados por la política revolucionaria.
Por supuesto, la CCI ha apoyado regularmente esos llamamientos y los grupos que reivindican a la Izquierda Comunista también deben oírlos. La CCI siempre ha defendido el debate en el medio revolucionario, pero, por desgracia, tal voluntad siempre ha acabado hasta ahora en fracaso, en especial las Conferencias iniciadas por Battaglia Comunista (Partito Comunista Internazionalista) a finales de la década de 1970. ¿Por qué tal fracaso?: "El bloqueo y, en definitiva, el sabotaje de las conferencias se debió sobre todo a la incapacidad del medio como un todo para superar la intolerancia. Desde el principio, la CCI insistió en que las conferencias no debían quedarse “mudas”, sino emitir, en la medida de lo posible, un mínimo de declaraciones conjuntas, con el fin de aclarar al resto del movimiento los puntos de acuerdo y desacuerdo a los que se había llegado, pero también ante los grandes acontecimientos internacionales (como el movimiento de clases en Polonia o la invasión rusa de Afganistán), debían hacerse declaraciones públicas conjuntas sobre cuestiones que ya eran criterios esenciales para las conferencias, como la oposición a una guerra imperialista".[2]
Lo que vimos en esta reunión pública de la CCI fue que camaradas del PCI y de Fil Rouge respondieron a ese requerimiento entablando una verdadera confrontación de posiciones políticas. Es evidente que los grupos revolucionarios presentes están plenamente de acuerdo en la creación de un partido revolucionario mundial. Una de las primeras lecciones que sacó la reunión es que no debe volver a cometerse el error de la IC, o sea la unión tardía de las fuerzas militantes del proletariado cuando ya la ola internacional de luchas revolucionarias estaba sufriendo sus primeros fracasos graves, en Alemania, sobre todo, en 1919, agudizándose así el aislamiento de la revolución en Rusia. Sin embargo, el PCI y Fil Rouge no sacan las mismas lecciones que la CCI, lo cual dio lugar a un debate muy fecundo.
Como se dijo en la discusión, las condiciones en las que se haya de crear la futura internacional obrera serán diferentes de las que prevalecieron en la fundación de la Tercera Internacional, por lo que sería interesante que el debate pudiera desarrollarse sobre cuáles son esas condiciones diferentes, como dicen los camaradas. Si hay una convergencia entre los camaradas bordiguistas y la CCI sobre la necesidad de reunir y unir fuerzas revolucionarias a escala internacional, se trata pues de aclarar sobre qué base. Los compañeros bordiguistas rechazan cualquier política que pretenda fusionar a los diferentes grupos, lo cual no es, ni mucho menos, la idea de la CCI. Sin embargo, es en esa pregunta (¿con qué proceso debería hacerse ese agrupamiento?) en cuya respuesta sí que aparecen diferencias reales. Para la CCI, tal proceso sólo puede lograrse mediante la confrontación de las posiciones de cada grupo, ya que la IC dejó toda una serie de cuestiones políticas pendientes de clarificación. Y para que se produzca esa confrontación, es necesario luchar contra el peso del sectarismo que ha prevalecido en el pasado y sigue pesando en el medio político proletario, como escribimos en nuestra prensa. La CCI recordó que durante la guerra imperialista en Kosovo en 1999, llamó a los grupos políticos proletarios a reaccionar ante la barbarie burguesa con la consigna: "el proletariado no tiene patria, proletarios de todos los países, uníos", un llamamiento que quedó en papel mojado[3]. Y, sin embargo, fue precisamente ésa una de las lecciones que nos legó el movimiento obrero con la Conferencia de Zimmerwald: aunque hubiera muchas diferencias entre los participantes, Zimmerwald fue una luz en el horizonte para el proletariado mundial que estaba sufriendo la barbarie del capitalismo en las trincheras de la Primera Guerra Mundial. Aquella Conferencia fue el preludio de la creación de una nueva internacional, cuando ya la Segunda Internacional había dejado patente su quiebra en agosto de 1914 al votar los créditos de guerra, arrastrando al proletariado a la primera matanza imperialista. No se trataba de borrar las diferencias políticas, sino de defender, frente a las guerras imperialistas, uno de los principios proletarios fundamentales: el internacionalismo.
Sin embargo, el camarada del Fil Rouge expresó muchas reservas sobre las intervenciones de nuestros simpatizantes y de la CCI, requiriéndole que aclarase las diferencias mediante la comparación de las posiciones de cada grupo. Para él, las diferentes organizaciones ya han sacado lecciones y, por lo tanto, de nada sirve un nuevo proceso de esclarecimiento. De ahí que el camarada insistiera en su rechazo de toda "fusión" de las organizaciones proletarias, afirmando que no son necesarios ni debates ni confrontación de posiciones. Los dos camaradas bordiguistas afirmaron las lecciones que su corriente ha sacado: el papel del partido, la dictadura del proletariado, lo que caracterizó a Rusia en donde debía realizarse una revolución doble (que es, como lo recordaba el camarada de Fil Rouge, la teoría de la "Revolución Permanente" de Marx en 1848), lo que llevó al camarada del PCI a decir que hay especificidades en cada país que deben tenerse en cuenta, y que así fue el caso de la revolución rusa. Para los camaradas bordiguistas, la CCI ha sacado otras lecciones que se asemejan a las posiciones consejistas, en especial las que se refieren al partido y la dictadura del proletariado. Refutamos semejante idea pues es algo patente que la CCI defiende la necesidad del partido y de la dictadura del proletariado[4].
Lo que pasa es que precisamente son todas esas cuestiones (a las que se puede añadir el problema de la emergencia de los Consejos Obreros como órganos de poder de la clase obrera, como dijo Lenin, o la cuestión sindical) las que conforman el terreno en el que desarrollar una clarificación. Para la CCI, aún no se ha ido hasta el fondo de todas las lecciones de la IC, en particular sobre el cambio en el período histórico del capitalismo, el de la decadencia, tal como Rosa Luxemburg y Lenin lo pusieron de relieve. De hecho, todavía queda mucho trabajo por hacer para comprender las implicaciones del período de decadencia para la intervención de los revolucionarios en las luchas obreras. Nosotros consideramos que la contribución de las diferentes expresiones de la Izquierda Comunista que lucharon contra la degeneración de la IC también debería ser examinada con mayor profundidad.
Aun cuando las distintas organizaciones de la Izquierda Comunista ya deberían haber entablado un debate abierto y fraterno en ese sentido, el medio de la Izquierda Comunista sigue estando, lamentablemente, demasiado fragmentado.
Según decía el compañero de Fil Rouge, "la situación de la clase obrera es catastrófica". Tal observación requiere, a nuestro parecer, discutir largo y tendido. Nosotros pensamos que tal afirmación debe debatirse y matizarse a fondo a la luz de la evolución de las luchas y de la conciencia de clase a un nivel más histórico. Cierto es que las dificultades para la clase obrera son innegables, pero no podemos ponerlas al mismo nivel que las que vivió la clase obrera durante el período de la contrarrevolución de los años 30. Hay que ir más allá, entender por qué la clase obrera se encuentra en una situación a la que más bien definiríamos nosotros de "gran debilidad". Todo esto requiere argumentos y un debate contradictorio que nos permita situarnos en un marco general para enfocar y captar dinámicamente una perspectiva para nuestra clase. Por ejemplo, necesitamos ver cómo las lecciones de la IC y de los grupos que reivindican a la Izquierda Comunista, como Bilan, nos pueden ayudar a orientarnos en la compleja situación actual. Tal debate, vital para el movimiento obrero y las organizaciones revolucionarias, requiere por lo tanto que los grupos que reivindican a la Izquierda Comunista se coordinen para organizar confrontaciones fraternales, mediante polémicas en la prensa y discusiones, organizando reuniones públicas ante la clase obrera. Todo ello para crear un foro de debate abierto contra la propaganda de la clase dominante. Esto es posible y necesario, como lo demuestra la reunión pública de Marsella sobre la creación de la IC. En este sentido, la presencia del medio bordiguista en las reuniones públicas de la CCI, que debemos saludar, demuestra que la fragmentación de las organizaciones de la Izquierda Comunista puede y debe ser superada. La CCI echará todas sus fuerzas en la batalla para crear todas las condiciones para la clarificación política en el campo revolucionario.
André, 15 de agosto de 2019
[1] “Centenaire de la fondation de l’IC : l’Internationale de l’action révolutionnaire ouvrière”, Révolution internationale n° 476, bimestral de la CCI en Francia (mayo-junio 2019). Versión en español : https://es.internationalism.org/content/4435/la-internacional-de-la-accion-revolucionaria-de-la-clase-obrera [1915]
[2] Ver en el sitio web de la CCI: "Hace 50 años, Mayo del 68: La difícil evolución del medio político proletario" https://es.internationalism.org/content/4411/hace-cincuenta-anos-de-mayo-68-la-dificil-evolucion-del-medio-politico-proletario-i [1916] ; se puede consultar igualmente El sectarismo, una herencia de la contrarrevolución que hay que superar https://es.internationalism.org/revista-internacional/201003/2829/el-sectarismo-una-herencia-de-la-contrarrevolucion-que-hay-que-sup [1917]
[3] Ver Acerca del llamamiento de la CCI sobre la guerra en Serbia - La ofensiva guerrera exige una réplica unida de los revolucionarios https://es.internationalism.org/revista-internacional/200612/1164/acerca-del-llamamiento-de-la-cci-sobre-la-guerra-en-serbia-la-ofen [1918]
[4] Se puede ver los puntos XV y XVI de nuestra Plataforma Política https://es.internationalism.org/cci/200509/145/plataforma-politica-de-la-corriente-comunista-internacional [472]
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Todos hemos visto la campaña a escala mundial que se ha organizado sobre el cambio climático. En apariencia viene “de los jóvenes” y “parte de la base”. Greta Thunberg, una joven de 16 años que con su acción “heroica” es el referente del movimiento, es recibida en la ONU y es proclamada por la revista Time “líder de la nueva generación”. Parecería pues que, los gobernantes del mundo (a excepción de los malos de la película, Trump y Bolsonaro) serían “muy sensibles al alarmante mensaje de Greta.
Este enorme ruido debe denunciarse como una campaña montada de arriba abajo por las instituciones de los Estados Capitalistas y es necesario ver qué hay detrás.
Ver qué se esconde no tiene nada que ver con teorías “conspiranaoicas” y demás sandeces, es simplemente realizar un análisis basado en el marxismo que siempre ha defendido la necesidad de no partir “de lo que los hombres dicen, se representan o se imaginan”, sino partir “del hombre que realmente actúa y, arrancando de su proceso de vida real, se expone también el desarrollo de los reflejos ideológicos y de los ecos de este proceso de vida”[1] y lo que podemos ver en esos gobernantes es una hipocresía escandalosa pues mientras reciben mansamente los latigazos de Greta en su acción cotidiana de gobierno siguen obrando por la destrucción del medio ambiente en todo el mundo.
Hemos denunciado esta campaña con una Hoja Internacional[2] y hemos organizado reuniones públicas sobre el tema. En la Reunión Pública de Valencia hubo una contribución escrita de un simpatizante muy próximo que no pudo asistir y que publicamos a continuación.
Saludo el esfuerzo de los compañeros por organizar un debate sobre una de las cuestiones más acuciantes para el futuro de la humanidad y que, de forma honesta (aunque lamentablemente aún envuelta en expresiones políticas estériles) se siente como tal en amplios sectores de la clase obrera.
Aun no pudiendo asistir por cuestiones personales quería mandar una toma de posición y mi modesta contribución al debate, que espero sea provechoso. Sin duda, una de las cuestiones que más polémica y atención pública genera es la pregunta existencial de si, dadas las circunstancias y la montaña de hechos científicos publicados y observados al respecto, podemos decir que nuestra especie tiene un futuro inmediato asegurado como tal... o no.
Por mi parte, creo ver que las principales actitudes al respecto, tanto a pie de calle como por parte de los voceros de todos los Estados, se divide en tres principales bloques:
La respuesta de nuestra clase, por descontado, no puede tener nada que ver con ninguna de las anteriormente mencionadas. Esa respuesta pasa por recuperar al Marx que escribió los Manuscritos Económicos y Filosóficos y describió de forma tan vital y apasionada la relación total, sensitiva y productiva, del ser humano con el medio natural del que forma parte como componente orgánico directo. Pasa por recuperar el esfuerzo de las fracciones de izquierda de las tres Internacionales del proletariado, las de Marx y Engels, las de Lenin, Trotsky, Liebknecht y Rosa Luxemburgo y las de Bordiga, Pannekoek, Gorter y Miasnikov, lo que es lo mismo que decir que pasa por recuperar su propia fuerza y consciencia como elemento activo de la historia, que tiene una propia perspectiva de sociedad humana que defender frente a la creciente desintegración caótica de la sociedad burguesa y la amenaza que supone a la supervivencia física inmediata de la especie humana.
El compañero ve necesario que el proletariado y sus elementos más avanzados recuperen las contribuciones del movimiento obrero desde los tiempos de Marx. Tiene toda la razón y es una tarea que animamos a emprender y a la que hemos contribuido con nuestras modestas fuerzas[3].
Podemos encontrar algunas contribuciones de interés en científicos, sin embargo, el marxismo planteó ya en el siglo XIX el peligro que el capitalismo entrañaba de destrucción medio ambiental insistiendo en los graves problemas que provocaban la concentración de la población en enormes metrópolis y la industrialización. En particular, insistía sobre el antagonismo entre campo y ciudad que el capitalismo lleva a los últimos extremos. Todo esto en una época donde los aduladores del sistema negaban esos peligros y solo hablaban de las “maravillas” del “Progreso”.
En el periodo ascendente del capitalismo, que globalmente se cierra en 1914, los peligros para el medio ambiente se pudieron compensar y atenuar por toda una serie de progresos reales, por ejemplo, en la higiene y en la sanidad. Esto cambia radicalmente en la decadencia del capitalismo y más aún en su fase de descomposición. Nuestras Tesis sobre la Descomposición[4] denunciaron hace 30 años “la degradación del medio ambiente que está alcanzando cotas impresionantes (agua corriente asquerosa, ríos muertos, océanos basura, aire irrespirable de las ciudades, decenas de kilómetros cuadrados contaminadas por la radioactividad en Ucrania y Bielorrusia), que está amenazando el equilibrio del planeta entero con la desaparición de las selvas ecuatoriales, como la amazónica, los «pulmones de la Tierra», con el llamado efecto invernadero, con la destrucción de la capa de ozono” y la verdad es que hoy la situación es infinitamente peor. En el periodo de descomposición de la decadencia capitalista “la civilización humana está perdiendo cierta cantidad de lo adquirido (el dominio de la naturaleza, por ejemplo); pero no por eso va a volver a recuperar la capacidad de progreso y de conquista, características, en especial, del capitalismo ascendente. El discurrir de la historia es irreversible: la descomposición lleva, como su nombre tan bien lo indica, al desmembramiento y a la putrefacción de la sociedad, a la nada” (ídem.)
La Reunión Pública se preguntó: ¿Cuál es la razón del actual alarmismo de los gobernantes del mundo? ¿Por qué lanzan esta campaña?
La burguesía de los países centrales ha visto que los movimientos de lucha más significativos de la pasada década fueron protagonizados por las jóvenes generaciones de la clase obrera, especialmente la lucha contra la CPE en Francia y el movimiento de Indignados en España, USA etc.[5]. Estas jóvenes generaciones, a la vez que tenían una dificultad para verse como parte de la clase obrera, manifestaron una tendencia positiva a reflexionar sobre los problemas generales del mundo. Esta preocupación inquieta a la burguesía. Por ello, desarrolla campañas que destruyan esas pequeñas simientes para imponer un terreno democrático, individualista, ciudadano y de negación total de la clase obrera.
La campaña climática pone por delante una categoría falsa y sociológica que sería la juventud y plantea el problema climático como un problema en sí, como una más de las muchas categorías de problemas que afectan el mundo: la opresión de la mujer, la corrupción, la pobreza etc.
Para la ideología burguesa no existen clases sino “ciudadanos”. Los sociólogos niegan el concepto de clase y lo sustituyen por nociones como categorías sociales. Una de ellas es “la juventud”. La juventud es una situación temporal de los individuos, pero para la sociología es un cajón de sastre donde se meten burgueses, proletarios, pequeños burgueses, lumpenes… que llaman “movimiento de la juventud”. Como resultado se niega la lucha de las nuevas generaciones de los proletarios que no tiene nada que ver con las “tendencias” sociológicas de los hípsters, los milenial y demás palabras de moda.
“Los jóvenes que participan en el movimiento no son “futuros ciudadanos” sino que en su gran mayoría se convertirán en precarios, desempleados, explotados, que deberán unir a su lucha contra la explotación capitalista la lucha contra la guerra, la catástrofe medioambiental, la barbarie moral etc., que supura por todos sus poros este sistema de explotación”[6].
Es el futuro como parte de la clase obrera lo que debe determinar la orientación y el combate de la inmensa mayoría de los “jóvenes” y no esa situación pasajera, puramente sociológica. Al hablar de juventud y no de las jóvenes generaciones de la clase obrera, la burguesía ataca la identidad de clase y propone uno de los muchos “movimientos sociales” con los que se fragmenta el malestar social y se lo convierte en inofensivo pues aparece como una “reforma” más de la vida cotidiana.
Los grupos izquierdistas de la burguesía, especialmente verdes, trotskistas y anarquistas, nos hablan del “movimiento revolucionario” de la “juventud”, del “movimiento revolucionario” de las “mujeres”, del “movimiento revolucionario” de “los indígenas”, del “movimiento revolucionario” Ecologista, por todas partes se sacan de la manga “movimientos revolucionarios” para unos negar el único movimiento revolucionario real, el de la clase obrera, u otros proponer una “alianza” del movimiento “obrero” con todo ese batiburrillo de “movimientos sociales”.
Con estos “movimientos” que no van a ninguna parte, tratan de oponer a los obreros jóvenes contra los obreros “viejos”. Resultaría que estos últimos, debido a su “consumismo” contribuirían seriamente al desastre climático. Según los ideólogos y los políticos burgueses cada individuo produce una “huella ecológica”: consume alimentos envasados en plásticos, se ducha todos los días, tira todas las veces de la cadena del WC, va al trabajo en su automóvil, usa la lavadora y el lavavajillas, se va en avión a pasar una semana de vacaciones etc. Esa supuesta “vida privilegiada y opulenta” de los “mayores” provocaría una suma astronómica de “huellas ecológicas” contaminantes. Los jóvenes, como hace Greta, deberían recriminar a sus padres y abuelos esa “irresponsabilidad” frente al futuro del planeta.
Todo esto es de un cinismo alucinante. El trabajo asalariado y el sistema mercantil imponen un modo de consumo, un modo de vida, una organización de las vacaciones, los desplazamientos, del cual no hay manera de zafarse. Quizá los pequeños burgueses más acomodados pueden consumir alimentos sin envase de plástico que cuestan mucho más o pueden ir de vacaciones en un velero supuestamente “no contaminante”, pero la inmensa mayoría de los trabajadores no pueden elegir más que lo que les viene predeterminado por la organización general de la sociedad.
Hay otra arma que utiliza la burguesía para dividir al proletariado entre “jóvenes” y “viejos”. Los obreros de las industrias automovilistas u de otras basadas en los combustibles fósiles van a ser despedidos a millares en Europa, USA etc. La burguesía cuando intenten luchar en defensa de sus condiciones de vida los acusará de “privilegiados” que defienden “su posición egoísta en la industria” y con ello “atacan el planeta”. Les lanzarán a los jóvenes que ya no tendrían que luchar contra el capitalismo sino contra esos “obreros con mentalidad capitalista” que se niegan a defender el planeta.
El planteamiento de la “emergencia climática” es igualmente engañoso. Se plantea la destrucción medioambiental como un problema particular desligado del modo de producción capitalista, de la guerra imperialista, de cómo está organizada la sociedad concentrada en grandes urbes, altamente contaminantes. El proceso de catástrofe medioambiental no es uno más del abanico de problemas “sociales” sino una expresión especialmente grave del hundimiento del capitalismo en la Barbarie, como decimos en las Tesis sobre la Descomposición, antes mencionadas, en la época actual, el sistema capitalista amenaza con arrastrar “a la humanidad a los mismos resultados que la guerra mundial. Ser aniquilado bestialmente por un chaparrón de bombas termonucleares en una guerra generalizada o serlo por la contaminación, la radioactividad de las centrales nucleares, las hambres, las epidemias y las matanzas en conflictos guerreros, en los que, además, se utilizarían las armas atómicas, todo ello es, a fin de cuentas, lo mismo. La única diferencia entre ambas formas de destrucción es que aquélla es más rápida mientras que ésta va más lenta y, por ende, con muchos más sufrimientos si cabe”.
Las luchas parciales y categoriales “constituyen un auténtico instrumento de la contrarrevolución que los gobiernos burgueses han aprendido a utilizar eficazmente para preservar el orden social” (Plataforma Política de la CCI[7])
La burguesía está encantada con promover las luchas parciales, lo demostramos de forma fehaciente cuando denunciamos la “huelga feminista” de marzo 2018[8]. Esta política de exagerar tal o cual aspecto parcial de la dominación capitalista para esconder la barbarie de la explotación capitalista en su conjunto ya fue denunciada por el Manifiesto Comunista en 1848: “Una parte de la burguesía desea mitigar las injusticias sociales, para de este modo garantizar la perduración de la sociedad burguesa”[9]. Así el Movimiento Juventud por el Clima que parece tan espontaneo y el “fruto” de las acciones “heroicas” de Greta Thunberg, fue promovido y patrocinado por el United Nations Framework Convention on Climate Change, un organismo de la ONU.
¡No es para menos! Puesto que las luchas parciales en general y el “movimiento por el clima” en particular:
Solamente la lucha autónoma del proletariado en su terreno económico y político de clase puede abrir una vía de respuesta a toda la problemática que contienen las luchas parciales, porque va a la raíz del problema que es el combate contra la explotación capitalista por su abolición definitiva. “La lucha contra los fundamentos económicos de la sociedad capitalista contiene la lucha contra sus aspectos superestructurales (forma de vida, costumbres, ideología…) pero lo recíproco es falso” (idem.). “La clase obrera, por su lugar específico en el proceso de producción capitalista, por su naturaleza de productor colectivo de lo esencial de la riqueza social, privada sin embargo de toda propiedad sobre los medios de producción que ella misma pone en funcionamiento y, por tanto, sin ningún interés que la ate al mantenimiento de la sociedad capitalista es la única clase que puede, objetiva y subjetivamente instaurar el nuevo modo de producción que debe sustituir al capitalismo, el comunismo” (ídem.)
C. Mir 31-10-19
[1] "Feuerbach Oposición entre las concepciones materialista e idealista (Primer Capitulo de La Ideología Alemana) [1920]".
[2] Ver nuestra Hoja internacional de la CCI: Solo la lucha de clases internacional puede poner fin al curso del capitalismo hacia la destrucción https://es.internationalism.org/content/4465/hoja-internacional-de-la-cci-solo-la-lucha-de-clases-internacional-puede-poner-fin-al [1899]
[3] Ver una lista de algunos artículos publicados en El capitalismo amenaza el planeta y la supervivencia de la humanidad: Sólo la lucha mundial del proletariado puede acabar con la amenaza https://es.internationalism.org/content/4405/el-capitalismo-amenaza-el-planeta-y-la-supervivencia-de-la-humanidad-solo-la-lucha [1868]
[4] "TESIS SOBRE LA DESCOMPOSICION [13]"
[5] Ver Tesis sobre el movimiento de los particular de la clase obrera estudiantes de la primavera de 2006 en Francia https://es.internationalism.org/revista-internacional/200606/964/tesis-sobre-el-movimiento-de-los-estudiantes-de-la-primavera-de-200 [596] y 2011: de la indignación a la esperanza, /content/3349/2011-de-la-indignacion-la-esperanza [460]
[6] https://es.internationalism.org/content/4405/el-capitalismo-amenaza-el-planeta-y-la-supervivencia-de-la-humanidad-solo-la-lucha [1868]
[7] https://es.internationalism.org/cci/201211/3550/plataforma-de-la-cci-adoptada-por-el-ier-congreso [742]
[8] Ver Huelga feminista: contra las mujeres y contra la clase obrera https://es.internationalism.org/accion-proletaria/201804/4291/huelga-feminista-contra-las-mujeres-y-contra-la-clase-obrera [1773]
[9] Manifiesto Comunista, capitulo IV El socialismo burgués o conservador, https://www.marxists.org/espanol/m-e/1840s/48-manif.htm [110]
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Desde todo el abanico del espectro político, se nos llama a defender la democracia.
La "alianza rebelde" de los políticos opuestos al no-acuerdo Brexit, denuncia a Boris Johnson como culpable de realizar un "golpe de estado" contra el parlamento. Dicha alianza organiza marchas y concentraciones contra la suspensión de cinco semanas del parlamento en el período previo al 31 de octubre, y une sus fuerzas para obligar a Boris a respetar las sagradas costumbres y procedimientos parlamentarios.
Los duros pro-Brexit, desde Farage a la revista Spiked, responden que son los "Remainers"[1] los que insultan a la democracia porque se niegan a respetar la "voluntad del pueblo" encarnada en el referéndum de junio de 2016. También afirman ser los defensores de la democracia británica contra la burocracia entrometida de la UE.
Pero vivimos en una sociedad que hace que los propios términos "democracia" y "pueblo" carezcan de sentido. Vivimos en una sociedad capitalista basada en la explotación de una clase por otra. La clase explotadora tiene la mayor parte de la riqueza en sus manos, y el Estado, el poder político, está ahí para garantizar sus privilegios, al igual que los medios de dominación ideológica como la prensa, la televisión y las redes sociales. En una sociedad así, "el pueblo" es un término utilizado para ocultar estas divisiones de clase y "democracia" sirve para enmascarar el monopolio del poder de la clase dominante.
La clase explotada, por otro lado, aunque generalmente comprende a la mayoría de la población, no puede expresar sus propias necesidades reales. Sus esfuerzos para organizarse contra la explotación son reprimidos por la fuerza o domesticados e incorporados al Estado: esa es la historia de los sindicatos y los partidos "obreros" (como el Partido Laborista) en los últimos 100 años o más.
Por supuesto, en contraste a los primeros años del capitalismo, a los trabajadores no solo se les permite sino que se les exhorta positivamente a votar en las elecciones y referendos locales y nacionales. Pero solo pueden hacerlo como "ciudadanos" atomizados, como una masa de individuos aislados; y el propio acto de votar en las elecciones burguesas se ha convertido en una expresión de impotencia, de ausencia de la clase obrera como clase.
Además, los temas en torno a los cuales se organizan las elecciones, los referendos y los debates parlamentarios demuestran claramente que vivimos bajo un monopolio ideológico. ¿A favor o en contra del Brexit? Para entrar en este debate hay que asumir que los intereses de la nación, de "Gran Bretaña", son nuestros intereses. Pero los obreros no tienen patria, y la nación, como el pueblo, es una falsa comunidad que oculta divisiones de clase irreconciliables. Y más aún: ninguna de las dos opciones del conflicto de Brexit protegerá a los trabajadores de los crecientes ataques a su nivel de vida exigidos por la crisis económica mundial. Si el Brexit pasa, sin duda, que habrá ataques salvajes contra los trabajadores inmigrantes, ya sean ilegales o legales, como las recientes normas que insisten en que los residentes de la UE resuelvan su "estatuto de asentados" antes del 31 de octubre: casi una garantía de futuros escándalos "Windrush"[2]. Pero la UE, que supuestamente defiende los derechos de los trabajadores, ya ha demostrado su voluntad de imponer una austeridad draconiana a diferentes sectores de la clase obrera: el caso de Grecia es el más elocuente aquí (y fue el gobierno de "ala izquierda" de Syriza[3] el que aplicó las medidas de austeridad exigidas por la UE).
La democracia y la nación se han convertido hoy en lo que era la religión en los días en que Karl Marx acuñó por primera vez el término "opio del pueblo". La democracia y el interés nacional son el "aroma espiritual" de la sociedad burguesa, "su sanción moral, su solemne complemento, su consuelo y justificación universal"[4]. En otras palabras, no se puede argumentar fuera de los supuestos de la democracia y la nación, que son las verdades últimas de esta sociedad, la justificación de todos los sacrificios exigidos en el trabajo y en la guerra.
Pero este "aroma" se ha convertido en una peste muy mala porque el parlamento, al igual que la propia sociedad capitalista, es una institución profundamente decadente. En los tiempos de Marx y Engels, cuando el capitalismo era todavía un sistema ascendente, tenía sentido que los partidos obreros tuvieran presencia en los parlamentos burgueses porque eran el escenario de conflictos reales entre los sectores progresistas y reaccionarios de la clase dominante, y todavía había espacio para luchar por reformas duraderas en nombre de los trabajadores. Pero tales actividades siempre contenían el riesgo de la corrupción de los delegados obreros, que se convirtieron en los principales vehículos del "cretinismo parlamentario", la creencia de que el capitalismo podía superarse simplemente acumulando votos para los partidos obreros en las elecciones burguesas.
En el capitalismo decadente, todas las facciones de la clase dominante son igualmente reaccionarias, y no hay margen para una mejora duradera de los niveles de vida[5]. Y la profunda impotencia de los procedimientos parlamentarios ante el crecimiento del Estado totalitario en su conjunto se ha hecho cada vez más evidente, sobre todo en la pantomima actual del Brexit.
El callejón sin salida del parlamento y el ascenso del populismo, con sus falsas críticas a la "élite", ha llevado a muchos a la conclusión de que sería mejor tener una "democracia antiliberal", una cohorte de "hombres fuertes" que pueden hacer las cosas. Pero esta es otra falsa opción para la clase obrera.
El movimiento histórico de la clase obrera ha mostrado otro camino. La Comuna de París de 1871 ya superó los límites del parlamentarismo, de modo que "en vez de decidir una vez cada tres o seis años qué miembros de la clase dominante habían de «representar» al pueblo en el parlamento"[6], la clase obrera comenzó a organizarse en asambleas vecinales cuyos delegados no solo eran elegidos y mandatados, sino que podían ser depuestos en cualquier momento. Los soviets o consejos obreros que surgieron en Rusia en 1905 y 1917 llevaron estos principios un paso más allá, ya que se basaban en asambleas de trabajadores en las fábricas y otros lugares de trabajo, haciendo que los contornos del poder proletario fueran aún más claros que en 1871.
Durante la ola mundial de movimientos revolucionarios de 1917-21, los consejos obreros surgieron en oposición directa a las instituciones parlamentarias (y sindicales); y la burguesía lo entendió muy bien, porque —sobre todo en Alemania, donde se iba a decidir el destino de la revolución mundial— hizo todo lo posible para anexionar los consejos, para convertirlos en un apéndice impotente del parlamento y del Estado local, y luego para aplastar violentamente cualquier intento de restaurar su poder real, como en Berlín en 1919[7].
La democracia capitalista ha demostrado ser el enemigo mortal de la revolución proletaria, de la emancipación de los explotados. Y el objetivo de esta revolución es crear una sociedad en la que no haya clases. Entonces, por primera vez, tendría sentido hablar de "el pueblo", o mejor dicho, de una humanidad unificada. Y una verdadera comunidad humana no tendrá necesidad de lo que los griegos llamaron "kratos", de cualquier tipo de Estado o poder político. Amós 7.9.19
[1]Quienes rechazan el resultado del referéndum de la UE de 2016 sobre la membresía del Reino Unido en la Unión Europea.
[2]El escándalo de Windrush es un escándalo político británico de 2018 sobre personas que fueron detenidas por error, se les negaron derechos legales, amenazaron con la deportación y, en al menos 83 casos, fueron deportadas del Reino Unido por el Ministerio del Interior.
[3] Ver El nacionalismo feroz de Syriza /content/4084/el-nacionalismo-feroz-de-syriza [1922]
[4]Karl Marx, “Introducción para la Critica de ‘La filosofía del derecho’ de Hegel”, Marxists Internet Archive, 1844, https://www.marxists.org/espanol/m-e/1844/intro-hegel.htm [970].
[5] Ver el punto VI (La lucha del proletariado en el capitalismo decadente) y el Punto VIII (La mistificación parlamentaria y electoral) de nuestra Plataforma Política https://es.internationalism.org/cci/201211/3550/plataforma-de-la-cci-adoptada-por-el-ier-congreso [742]
[6]Karl Marx, “La guerra civil en Francia”, Marxists Internet Archive, 1871, https://www.marxists.org/espanol/m-e/1870s/gcfran/guer.htm#s3 [1923].
[7] Sobre esta experiencia ver Lista de artículos sobre la tentativa revolucionaria en Alemania 1918-23 https://es.internationalism.org/content/4373/lista-de-articulos-sobre-la-tentativa-revolucionaria-en-alemania-1918-23 [1759]
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Desde 2011, año en que las potencias de la OTAN (Francia, Reino Unido y Estados Unidos) liquidaron a su difunto "caudillo", Gaddafi, Libia ha estado en primera plana de los medios de comunicación. "Esta desafortunada Libia, que la guerra franco-británica de 2011 transformó en paraíso para los terroristas de Daech y Al-Qaeda, hereda ahora una guerra civil. Los traficantes de armas, drogas y migrantes proliferan y rara vez entran en conflicto con los yihadistas. Lógico, pues, a menudo, van de la mano en los negocios..."[1] Las potencias occidentales declararon la guerra al líder libio en nombre de la "protección de la población civil", tras haber pasado también por Libia la "primavera árabe", brutalmente reprimida por el coronel dictador. Después de aplastar a la población bajo las bombas y matar a Gaddafi, dejaron el país en manos de múltiples bandas sanguinarias que siguen luchando por el control del moribundo Estado libio.
"Resuenan otra vez los combates a las puertas de Trípoli, con sus "padrinos" regionales echando más leña al fuego entre los beligerantes, en medio de un torrente de odio propagandístico. Desde el 4 de abril, día del ataque a Trípoli por parte de las tropas del mariscal Haftar, la guerra ha vuelto a prender sus llamas en Libia. Ocho años después de la insurrección contra Gaddafi (apoyada por bombardeos de la OTAN) y cinco años después de la guerra civil de 2014, el gigante norteafricano, convaleciente, ha vuelto a sumirse en el caos, la inestabilidad y el riesgo extremista. (...) Ha vuelto a la casilla de salida.[2]
Hoy, entre las diez milicias implicadas, las dos facciones más importantes afirman ser los interlocutores de las principales potencias y de Naciones Unidas: se trata del "Gobierno de Acuerdo Nacional" (GAN) dirigido por Fayez el Sarraj, respaldado por Naciones Unidas, con el apoyo de Turquía y Qatar, y, en la región cirenaica, del "Ejército Nacional Libio" (ENL) dirigido por Jalifa Haftar, que cuenta con el apoyo de Egipto, Arabia, Emiratos Árabes Unidos y, entre bastidores, Francia, Rusia y Estados Unidos; y, por su parte, el gobierno de la antigua potencia colonial, Italia, apoya a una o la otra facción de las "autoridades" existentes, como hizo recientemente en octubre, renovando, por ejemplo, un infame acuerdo para formar guardacostas libios cazadores de migrantes.
En realidad, lo que predomina en este conflicto es la hipocresía y el sálvese quien pueda. Es un espectáculo criminal que revela la actitud perfectamente falsa y abyecta de las grandes potencias y su doble juego, como la del gobierno francés, y sus cínicas mentiras cuando niega descaradamente los misiles entregados por sus servicios secretos al mariscal Haftar, al tiempo que afirma que "Francia está en Libia para luchar contra el terrorismo".
En cuanto a los dos jefes de guerra libios, sus objetivos también son repugnantes: "Así, uno frente al otro, los dos campos no se atreverán nunca a admitir el verdadero motivo de su enfrentamiento. El uso enfático de la retórica de la justificación externa ("revolución" o "antiterrorismo") oculta mal la brutalidad de una rivalidad por la apropiación de recursos, que adquiere un significado muy particular en el antiguo el Dorado petrolero que es Libia. A pesar de las perturbaciones causadas por el caos posterior a 2011, el petróleo libio sigue generando 70 millones de dólares (62,5 millones de euros) en ingresos diarios. De modo que el control de los canales de distribución de ese petróleo abre muchos apetitos"[3]. De ese aspecto del conflicto nadie dice nada en los discursos oficiales de los líderes del mundo capitalista. Esa carrera por el "botín" petrolero, abierta por el caos generado después de 2011, enfrenta a un gran número de pequeños y grandes gánsteres locales e internacionales en suelo libio.
Más aún, para los grandes buitres capitalistas, Libia representa otro interés ineludible: la existencia, por iniciativa de aquéllos, de monstruosos "campos de acogida" para los migrantes rechazados o que hacen escala en espera de un hipotético y mortal embarque hacia Europa.
Además del sangriento caos causado por las grandes potencias imperialistas, Libia se ha convertido en mercado y cementerio de migrantes, situación de la que el principal responsable es la UE. El 14 de noviembre de 2017, CNN trasmite imágenes del mercado de esclavos en Libia, donde puede verse a seres humanos subastados como ganado. Se trata de migrantes, cuyo número oscila entre 700.000 y 1 millón, que han caído en las redes delictivas de traficantes de los que son cómplices activos los Estados europeos y africanos. "Lo que está ocurriendo en Libia, un país sin dirigentes y sometido a las milicias armadas, es una tragedia ante la que la Unión Europea hace la vista gorda. Los líderes africanos, que han optado por la hipocresía, siguen a Europa como pollitos tras la gallina. (...) El reportaje de CNN no cambiará mucho la situación en Trípoli, Misrata, Bengasi o Tobruk. En un país diezmado por la guerra civil, donde la inflación va por las nubes, la economía está en ruinas, en el que se llevan a cabo ejecuciones masivas de prisioneros, cada cual se las amaña ya sea en el negocio del contrabando o colaborando con los pasafronteras, ya sea en la lucha contra el contrabando y los pasafronteras. Ese reportaje muestra un caso de servidumbre por deudas, en realidad hay una gran cantidad de migrantes subastados en Libia están detenidos por tráfico relacionado con rescates. Con el cierre de la ruta libia hacia Italia, los migrantes subsaharianos a menudo se encuentran atrapados y no pueden permitirse el lujo de regresar a sus hogares. Los contrabandistas los venden al mejor postor (por ejemplo, una milicia). Los compradores obligan a los migrantes a ponerse en contacto con sus familias y les piden un rescate de entre 2.000 y 3.000 dinares (de 1.200 a 1.800 euros) por persona.[4] Según un informe publicado por UNICEF: "Los centros de detención dirigidos por milicias no son más que campos de trabajos forzados, prisiones donde, a punta de pistola y culatazos, roban a la gente todo lo que lleva. Para miles de mujeres y niños, la vida en esas cárceles es una vida de violación, violencia, explotación sexual, hambre y abusos repetidos.”
Todo esto ilustra el alcance de una barbarie que implica directamente a las grandes potencias imperialistas, las cuales, con sus políticas, echan a los inmigrantes en brazos de esclavistas de otros tiempos. La UE exige una política activa antinmigración a unos Estados, los vecinos de Libia, totalmente en ruinas y corruptos hasta el cuello (Níger, Nigeria, etc.), subvencionándolos para construir muros y campos mortíferos. La UE también participa en el desarrollo de prácticas mafiosas y en el regateo entre bandidos, proporcionando fondos y equipos a la guardia costera libia, que es la responsable de interceptar los barcos de inmigrantes y llevar a estos a unos "centros de detención" espantosos.
Hoy, los migrantes siguen en la misma situación de miseria y angustia, en medio de peligros que los arrastran por miles a la muerte al intentar cruzar el Mediterráneo, como lo muestra este relato: "En la playa de Aghir, en la isla de Yerba, al norte de Túnez, hay más cadáveres que bañistas, a principios de este mes. El lunes 1 de julio, una patera se hundió en la costa, que había zarpado al amanecer de la ciudad libia de Zuara, a 120 kilómetros al oeste de Trípoli, con 86 personas a bordo. Tres fueron recuperadas vivas. El mar va arrojando a las demás, una por una.
"Ya no puedo más. Esto es demasiado." Chemseddin Marzog, el pescador que, desde hace años, ofrece un último lugar de descanso a los cuerpos que el mar abandona en las playas, expresa su hastío. "He enterrado a casi 400 cadáveres y, llegarán docenas más en los próximos días. No es posible, es inhumano y no podemos arreglárnoslas solos", dice, desesperado, el guarda del cementerio de migrantes de Zarzis, ciudad del sudeste de Túnez, cerca de la frontera con Libia. [5]
Mientras tanto, las "democracias occidentales" miran para otro lado, tapándose las narices ante una barbarie tan cruel, a la vez que siguen su lucha por la "seguridad" (es decir, el cierre) de sus fronteras contra los "ilegales" y proclaman a voz en grito su "humanismo universalista" cuando en realidad son ellos quienes organizan tal barbarie activamente, son ellos quienes definen esa infame política.[6]
Amina, noviembre de 2019
[1] Le Canard enchaîné (24/04/2019)
[2] Le Monde, (12-13/05/2019).
[3] Le Monde (3/05/2019).
[4] Courrier international, (7-13/12/2017)
[5] Le Monde (10/07/2019).
[6] A este respecto, cabe añadir que no sólo los países de la UE ejecutan una política brutal hacia los inmigrantes. Pueden contar con la ayuda de su "gran amigo" y cliente saudí. En efecto, Arabia Saudí apalea, encarcela y expulsa a migrantes "indeseables" en su territorio. Según The Guardian: "10.000 etíopes han sido expulsados cada mes de Arabia Saudí desde 2017, cuando las autoridades del país intensificaron su despiadada campaña para repatriar a los inmigrantes indocumentados. Unas de 300.000 personas han regresado desde marzo de ese año, según las últimas cifras de la Organización Internacional para las Migraciones (OIM), y semanalmente llegan al aeropuerto de Addis Abeba vuelos especiales cargados de deportados. (...) Cientos de miles de etíopes fueron deportados durante una ola anterior de represión caótica entre 2013 y 2014.” Estas prácticas del carnicero régimen saudí hacia aquellos que intentan huir de la miseria y la muerte en sus propios países son un siniestro ejemplo de cómo participan todos los Estados con el mismo cinismo para garantizar la perpetuación de un sistema deshumanizado.
Lo acontecido en Chile se desprende de la crisis económica internacional que se demuestra en el déficit fiscal que arrastra el Estado chileno desde hace varios años. Organismos multilaterales como el Banco Mundial, el FMI, la CEPAL, señalan una reducción gradual del crecimiento en los últimos 3-4 años. Pese a los esfuerzos para diversificar la economía, Chile depende esencialmente del cobre y, como expresión de la agudización de la crisis, este ha caído fuertemente en su cotización. Las medidas de alza en tarifas del metro intentan responder a la situación deficitaria del Estado chileno. A nivel mundial los primeros pasos de una importante convulsión económica se están dando y, como en otros episodios de la crisis capitalista, son los países más débiles los primeros en verse afectados: Brasil, Turquía, Argentina, Ecuador y ahora Chile.
La idea de que Chile es una “excepción” en América del Sur por su situación económica, el supuesto “bienestar” de su clase obrera etc., sufre un claro desmentido, Piñera ha tenido que tragarse sus proclamaciones triunfalistas de que Chile es “un oasis de paz y prosperidad en Sudamérica”.
Lo que aparece tras esa cortina de humo son los sueldos de 368 €, la precariedad generalizada, el coste desproporcionado de alimentos y servicios, las fuertes falencias en educación y salud, el sistema de pensiones que condena a la pobreza a los jubilados. Una realidad que muestra el deterioro cada vez mayor de las condiciones de vida de la clase obrera y de toda la población.
El gobierno Piñera subestimó el grado de malestar social. Un ataque, en apariencia pequeño, la subida de la tarifa del metro en Santiago desató la cólera general. Sin embargo, la respuesta no surgió en el terreno de clase del proletariado sino en otro desfavorable y peligroso para él: la revuelta popular y, a continuación, favorecido posiblemente por el Estado, la violencia minoritaria y lumpen[1].
Aprovechando esa debilidad de la respuesta social, el gobierno lanzó una brutal represión que, según cifras oficiales, ha causado 19 muertos. Se ha decretado durante más de una semana el estado de sitio y el “orden” ha sido encomendado a los militares. Las torturas han vuelto a darse como en los peores tiempos de Pinochet, demostrando que democracia y dictadura son dos formas del Estado Capitalista.
La irrupción del lumpen con su vandalismo, los saqueos, los incendios, la violencia irracional y minoritaria, propia de la descomposición capitalista[2], ha sido utilizada por el Estado para justificar la represión, meter miedo en la población e intimidar al proletariado, desviando sus intentos de lucha hacia el terreno de una violencia nihilista sin ninguna perspectiva[3].
Sin embargo, la burguesía chilena ha comprendido que no basta con la brutalidad represiva para calmar el descontento. Por ello, el gobierno Piñera ha entonado el meo culpa, el arrogante presidente ha adoptado una pose “humilde”, ha dicho “entender” el “mensaje del pueblo”, ha retirado “provisionalmente” las medidas y ha abierto la puerta a la “concertación social”. Traduzcamos: los ataques se impondrán por la vía de la “negociación”, de la mesa de “diálogo” donde se sienten los partidos de oposición, los sindicatos, la patronal, todos juntos “representando a la nación”.
¿Por qué este cambio de escenario? Porque la represión no es eficaz si no viene acompañada por el engaño democrático, la trampa de la unidad nacional y la disolución del proletariado en la masa amorfa del “pueblo”. El ataque económico requerido por la crisis necesita de la ofensiva represiva, pero sobre todo de la ofensiva política.
El proletariado, aunque pase por una situación de importante debilidad en Chile y en el mundo, sigue siendo la amenaza histórica a la explotación y la barbarie capitalista, por ende, el de Chile es uno de los más concentrados de América del Sur y con una cierta experiencia política, pues, por ejemplo, participó de la tendencia a la huelga de masas en 1907 (Iquique)[4] y sufrió el terrible mazazo del engaño de Allende (1970-73) que preparó el terreno a la brutal dictadura de Pinochet (1973-90).
La ofensiva política de la burguesía ha tenido una primera etapa con las movilizaciones sindicales llamando a una “huelga general” más de una semana después. ¡Qué cinismo! Cuando el gobierno adoptó la subida del Metro, los sindicatos no llamaron a nada. Cuando el gobierno desplegó el ejército en las calles, guardaron un silencio cómplice. Cuando se conocieron las tropelías del ejército y los carabineros, no movieron un dedo. Y ahora llaman a la “movilización”.
Cuando los trabajadores necesitan luchar, los sindicatos los paralizan. Cuando los trabajadores se lanzan a la lucha, los sindicatos los bloquean. Y cuando los trabajadores ya no tienen fuerzas o están desorientados, entonces los sindicatos llaman a “la lucha”. Los sindicatos actúan siempre contra los trabajadores. Tanto cuando se oponen a una huelga espontánea como cuando llaman a luchar en momentos donde los trabajadores están débiles, confusos o divididos. Los sindicatos desmovilizan la movilización obrera y movilizan para lograr la desmovilización obrera.
Los grupos izquierdistas de obediencia trotskista, estalinista o maoísta rematan la trampa con su propuesta de “seguir la huelga general hasta el final”, su parodia de “autoorganización obrera” donde en lugar de asambleas y comités elegidos y revocables hay una “coordinadora” de sindicalistas y grupos izquierdistas. Su “alternativa política” es “echar a Piñera”. ¿Para qué? ¿para reemplazarlo por Bachelet que en sus dos mandatos ha hecho lo mismo o peor? ¿Para elegir una “asamblea constituyente”? Con radicalismos de vía estrecha, con apelaciones a la “clase obrera”, los izquierdistas defienden el capitalismo pues encajonan a los obreros en el terreno de la democracia y en los métodos sindicales de “lucha”.
La segunda etapa de la ofensiva ha sido la entrada en escena de los partidos de oposición (la Nueva Mayoría, el PC y el Frente Amplio) que han pedido “negociación” y “consenso” y han saludado como una “victoria” las miserables migajas que ha concedido Piñera. En conjunción con el gobierno y con el ejército[5], la burguesía chilena ha dado un marco político adecuado donde golpear ideológicamente al proletariado, disolver toda tendencia a actuar como clase, atarlo al carro de la Nación, engancharlo a ideologías enemigas, en particular, la democracia. Se han organizado importantes movilizaciones el fin de semana 25-27 octubre con los siguientes ejes:
Denunciamos esta maniobra política de la burguesía que tiene como marco la Democracia. La Democracia es la forma más perversa y retorcida de la dominación capitalista. En nombre de la democracia se han perpetrado las peores masacres contra los trabajadores. Por limitarse al caso de Chile hay que recordar que en la huelga masiva de Iquique en 1907 200 obreros fueron asesinados solamente en la matanza de la Escuela de Santa María. El “campeón de la democracia”, Salvador Allende reprimió brutalmente las luchas de los mineros contra el aumento de ritmos y la caída de los salarios “En mayo-junio de 1972, los mineros volvieron a movilizarse: 20 000 se pusieron en huelga en las minas de El Teniente y Chuquicamata. Los mineros de El Teniente reivindicaron una subida de salarios de 40 %. Allende puso las provincias de O’Higgins y de Santiago bajo control militar, pues la parálisis de El Teniente “estaba amenazando seriamente la economía”. Los ejecutivos “marxistas” de la Unión popular expulsaron a los trabajadores y en su lugar pusieron a esquiroles. Quinientos carabineros atacaron a los obreros con gases lacrimógenos e hidro cañones. Cuatro mil mineros hicieron una marcha a Santiago para manifestarse el 11 de junio, la policía se les echó encima sin contemplaciones. El gobierno trató a los mineros de “agentes del fascismo”. El PC organizó desfiles en Santiago contra los mineros, llamando al gobierno a dar prueba de firmeza”[6]
Todas las fracciones de la burguesía y especialmente la Izquierda cerraron filas en defensa del Estado capitalista “democrático”. “En noviembre de 1970 vino Fidel Castro a Chile para reforzar las medidas anti obreras de Allende. Castro recriminó a los mineros, tratándolos de agitadores y “demagogos”; en la mina de Chuquicamata, declaró que “cien toneladas de menos por día significa una pérdida de 36 millones de $ por año” (ídem.) .
Allende envió al ejército a reprimir a los obreros, pero, peor aún, en una concentración delante del palacio de La Moneda, en junio de 1972, hizo aplaudir a Pinochet presentándolo como “un militar leal a la constitución”.
La restauración de la democracia desde 1990 no trajo ninguna mejora a las condiciones de vida obrera. Los diferentes presidentes (desde Alwyn a Bachelet, pasando por Lagos o el primer mandato de Piñera) conservaron y reforzaron la política económica promovida por la Escuela de Chicago que impuso la dictadura de Pinochet. No tocaron para nada el sistema de pensiones que condena a un retiro inferior al salario mínimo y que obliga a trabajos precarios hasta los 75 años o más. Un sistema que niega toda futura pensión a los numerosos jóvenes condenados a trabajos precarios. Chile es hoy uno de los países con mayor desigualdad del mundo y la desigualdad se ha agravado con la democracia “Cuando recuperamos la democracia el gobierno militar, que había sido también malo en economía, dejó un índice de pobreza del 4.7%. Hoy, nuestro PBI más que se duplicó, somos varias veces más ricos que entonces. Pero el porcentaje de pobres trepa al 35%”[7]
La izquierda haciendo de vocero privilegiado de la burguesía nos llama a apoyar la democracia y ver la dictadura como el mal supremo: esta tendría el monopolio de represión y expoliaría a los trabajadores, su lema es “Dictadura no, Democracia parlamentaria sí”. Todo eso le hace mucho daño a la clase obrera, pues le hace creer que “es libre”, que “puede elegir”, que con el voto “tendría el poder” y, sobre todo, atomiza e individualiza a los trabajadores, trata de borrar en ellos la solidaridad y la unidad enlodándolos en un engranaje de competencia, de “a ver quién puede más”, de “quítate tú para ponerme yo”.
Los trabajadores y sus minorías más conscientes deben rechazar esta trampa que le tiende la burguesía y preparar metódicamente el terreno para el surgimiento de auténticas luchas obreras. Esta perspectiva es aún muy lejana y no nacerá de una suma de procesos en cada país sino de una dinámica internacional donde el papel de las grandes concentraciones obreras de Europa Occidental será fundamental[8].
La clase obrera en Chile y en todo el mundo, debe reapropiarse los auténticos métodos de la lucha obrera que han mostrado numerosas luchas a lo largo de la historia (mayo 68 en Francia, Polonia 1980, el movimiento anti-CPE en Francia 2006, el movimiento de indignados en España 2011). Se trata de métodos de lucha y de organización radicalmente opuestos a los propios del sindicalismo:
Se imponen unas claras conclusiones:
Sabemos que esta perspectiva de lucha va a costar mucho. Serán necesarias muchas luchas, muchas derrotas, muchas lecciones dolorosas. Sin embargo, contamos con las lecciones de TRES SIGLOS DE LUCHAS OBRERAS que, elaboradas por la teoría marxista, nos dan los medios teóricos, organizativos, políticos, para contribuir al combate. El órgano que defiende esta continuidad histórica del proletariado es la ORGANIZACION COMUNISTA INTERNACIONAL. Sus principios programáticos, políticos, organizativos y morales son la síntesis crítica global de esa experiencia histórico- mundial de 3 siglos de lucha de clases. Construir la organización, defenderla, reforzarla, es la mejor contribución al combate del proletariado, hoy a contracorriente de toda la campaña de Unión Nacional en torno a la Democracia y mañana a favor del renacimiento de la lucha de clase del proletariado.
Corriente Comunista Internacional 01-11-19
[1] Ver nuestra hoja Chile: Ante los ataques del Gobierno la respuesta no es la revuelta popular sino la lucha de clase del proletariado https://es.internationalism.org/content/4479/chile-ante-los-ataques-del-gobierno-la-respuesta-no-es-la-revuelta-popular-sino-la [1925]
[2] Ver nuestras Tesis sobre la Descomposición, https://es.internationalism.org/revista-internacional/200510/223/la-descomposicion-fase-ultima-de-la-decadencia-del-capitalismo [13]
[3] El proletariado necesita la violencia, su violencia de clase, pero esta no tiene nada que ver y es antagónica al terror de la burguesía, el terrorismo de la pequeña burguesía y el vandalismo salvaje del lumpen. Ver Terror, Terrorismo y Violencia de clase, https://es.internationalism.org/revista-internacional/200510/223/la-descomposicion-fase-ultima-de-la-decadencia-del-capitalismo [13] y la Resolución sobre ello: https://es.internationalism.org/revista-internacional/197810/2134/resolucion-sobre-el-terror-el-terrorismo-y-la-violencia-de-clase [364]
[4] Ver El movimiento obrero en Chile a principios del siglo XX https://es.internationalism.org/content/4395/el-movimiento-obrero-en-chile-principios-del-siglo-xx [1926]
[5] El jefe de la Defensa Nacional, el militar Iturriaga del Campo, desmintió al jefe del Estado que había dicho que estaba “en guerra” afirmando que “soy un hombre feliz, la verdad es que no estoy en guerra con nadie” (https://www.eldesconcierto.cl/2019/10/21/iturriaga-busca-limpiar-imagen-del-ejercito-y-contradice-a-pinera-soy-un-hombre-feliz-no-estoy-en-guerra-con-nadie/ [1927] )
[6] Ver Hace 30 años, la caída de Allende: dictadura y democracia son las 2 caras de la barbarie capitalista
[8] Ver Resolución sobre la relación de fuerzas entre las clases (2019) de nuestro 23º Congreso Internacional https://es.internationalism.org/content/4444/resolucion-sobre-la-relacion-de-fuerzas-entre-las-clases-2019 [1888]
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El 27 de octubre, los trabajadores ferroviarios escribieron en un comunicado de prensa: "Nosotros huelguistas del centro técnico de Châtillon, en la red atlántica de TGV, hemos dejado de trabajar masivamente desde la noche del lunes 21 de octubre, sin consultar a los sindicatos ni ser encuadrados por ellos (...) Nuestra ira es real y profunda, estamos decididos a luchar hasta el final de nuestras reivindicaciones, por respeto y dignidad. Ya no podemos aceptar trabajar con salarios cercanos al salario mínimo y congelados durante 5 años, sin personal suficiente y con agentes que renuncian cada vez más. Nos avergüenza ver cómo la SNCF juega con la seguridad o la comodidad de los pasajeros, por razones de flexibilidad y rentabilidad. (...) Los pasajeros (...) pagan cada vez más por los trenes, con cada vez menos servicio, asientos anticuados, vagones a veces con váteres clausurados, puertas bloqueadas, o incluso aire acondicionado fuera de servicio durante las olas de calor. (...) ¡Estamos hartos de las reorganizaciones, los bajos salarios, los recortes de empleo y la falta de personal! Pedimos a todos los trabajadores ferroviarios que levanten la cabeza con nosotros, porque la situación actual en Châtillon es de hecho un reflejo de una política nacional. (...) Hemos dejado que esto ocurriera durante demasiado tiempo sin decir nada, pero hoy en el TATL decimos que hay que poner fin a esta política de la empresa. ¡No venderemos nuestra dignidad, nuestra seguridad o nuestra salud!"
Las mismas condiciones de trabajo degradadas e insostenibles son la realidad cotidiana de todos los trabajadores, de todas las empresas, de todos los sectores, privados y públicos. Hace un año, los empleados de la EPAHD gritaban su angustia ante el abuso de los ancianos a su cargo y las presiones a las que están sometidos para que sean cada vez más rápidos y rentables. Hace unos meses, los trabajadores de urgencias denunciaron la falta de personal, los ritmos infernales, la imposibilidad de tratar a los heridos con dignidad. El mes de septiembre de 2019 estuvo marcado por el suicidio de una directora de escuela y su conmovedora carta, símbolos del sufrimiento en el trabajo de todos los maestros, abrumados por el número cada vez mayor de tareas. Ninguna parte de la clase obrera se salva. En todas partes, los empleados deben ser cada vez más dúctiles, flexibles, adaptables, precarios....
Y las reformas en curso anuncian un futuro aún más difícil. La caza de los desempleados y la liquidación de sus escasos beneficios está abierta. Los futuros jubilados serán mayores y más pobres. La reducción del número de funcionarios y la introducción sistemática de contratos de duración determinada en el sector público se reflejan en las oleadas de despidos y la explosión de la precariedad en el sector privado.
Al igual que en la SNCF, la ira va en aumento y las huelgas crecen. Se han producido huelgas en los pilotos de Transavia el 1 de septiembre; los funcionarios de las finanzas públicas el 16 de septiembre; EDF el 19 de octubre; los laboratorios de biología médica el 1 de octubre en Bretaña, las escuelas el 8 de octubre en la región de París, Michelin en La Roche-sur-Yon al día siguiente, los basureros en el norte, el personal del EPAHD en Indre-et-Loire, etc. En realidad, no pasa un solo día sin que los trabajadores se declaren en huelga.
Sin embargo, todas estas luchas, a menudo bien escondidas por los medios de “comunicación”, permanecen aisladas unas de otras, encerradas a nivel local y en sus corporaciones. ¿Qué ocurre, por ejemplo, con la movilización de los trabajadores de urgencias separados de sus colegas de otros departamentos del mismo hospital? Hoy, los proletarios no logran luchar como clase; lo hacen como ferroviarios, trabajadores de emergencias, electricistas, maestros, pilotos, técnicos de laboratorio, etc. Todos afectados por las mismas condiciones de vida y de trabajo inaceptables, cada grupo lucha sin embargo por reivindicaciones que considera específicas de su empresa, de su sector, de su profesión. La razón principal de esta fragmentación es que los trabajadores ya no sienten que pertenecen a una clase, una clase que, unida en la lucha, representa la mayor fuerza social de la sociedad. La burguesía logró hacerles creer que la clase obrera ya no existía, que no eran trabajadores, sino ferroviarios, empleados de emergencias, electricistas, maestros, pilotos, trabajadores de laboratorio. ¡Eran “ciudadanos”!
DIVIDE Y VENCERÁS es una vieja divisa de todas las clases explotadoras. El gobierno lo aplica al pie de la letra. Se dice que los empleados de la RATP son egoístas y "ganan más de 3.000 euros en el momento de la jubilación", mientras que los funcionarios públicos son "privilegiados", para los que se tienen en cuenta los últimos seis meses de su carrera profesional a la hora de calcular su jubilación. Los marineros y enfermeras rechazarían la solidaridad queriendo mantener su régimen "autónomo"..... Las mentiras y los pretextos para enfrentar a los trabajadores entre sí son interminables. Toda esta propaganda sólo existe para justificar, en nombre de la "equidad" y la "justicia", un ataque generalizado contra los trabajadores.
Este discurso de los medios de comunicación y del gobierno se acompaña sobre el terreno por una separación sistemática de las luchas por parte de los sindicatos. En septiembre y octubre se programaron toda una serie de jornadas de acción de forma dispersa: la RATP, el Tesoro Público, el Departamento de Educación Nacional, el Ministerio de Justicia, EDF, el cuerpo de bomberos, etc. Cada sector tuvo su día, sus consignas y su lucha.
Un ejemplo simboliza el trabajo permanente de los sindicatos para socavar la unidad de los trabajadores: mientras que el 13 de septiembre organizaron un gran día de acción en la RATP para defender su régimen especial, el 16 de septiembre los sindicatos sacaron a enfermeras, profesiones liberales, marineros y abogados a la calle, poniendo a estos trabajadores en contra de todos los demás: "Los abogados y las profesiones liberales en su conjunto se benefician de lo que se denomina un régimen autónomo, que no debe confundirse con los regímenes especiales"; "No nos oponemos en absoluto a la reforma de las pensiones. (...) Un plan universal (...) puede ser aceptable. (...) Sin embargo exigimos nuestro régimen complementario"; "¡No le pedimos a la hormiga que dé a la cigarra!
Sin embargo, esta división de los sindicatos era demasiado caricaturesca. Se arriesgaron a que la ira se desbordara y, sobre todo, a que desacreditarse demasiado. En octubre, por lo tanto, anunciaron un día de huelga importante que reunía a todos los empleados para.... ¡el 5 de diciembre! ¿Por qué una cita tan tarde? ¿Por qué no golpeas la plancha mientras está caliente? Dejar que se enfríe, eso es todo. El propio Secretario de Estado de Transportes, Jean-Baptiste Djebbari, se pronunció el jueves 31 de octubre, según el diario Ouest-France: "Está hirviendo en las filas de la SNCF y la huelga contra la reforma de las pensiones se vislumbra en el horizonte... En este contexto, el ejecutivo "dispone de un mes para reducir las tensiones, responder a las angustias a menudo legítimas y trazar el camino de la convergencia de estos regímenes especiales". (...) "Nos hemos comprometido, tanto en la RATP como en la SNCF, a estudiar todas las opciones, incluidas las de los sindicatos" (...), refiriéndose a la "ley del abuelo" según la cual la reforma sólo afectaría a los nuevos contratados". Para calmar la situación, el gobierno sigue confiando en la acción sindical y.... en la división, esta vez entre las generaciones de trabajadores.
Las huelgas espontáneas de los trabajadores ferroviarios a finales de octubre muestran en parte el camino a seguir. En Châtillon, tras el anuncio de un plan de reorganización del trabajo que condujo, entre otras cosas, a la eliminación de doce días de licencia, los agentes del centro interrumpieron inmediatamente el trabajo y declararon una huelga, sin esperar instrucciones sindicales. El plan fue retirado 24 horas después. Unos días antes, el 16 de octubre, tras una colisión con un convoy especial en Champagne-Ardenne, que puso de relieve el peligro de tener sólo un agente (el conductor) en un tren, los trabajadores ferroviarios de la línea también se habían negado espontáneamente a mantener el transporte en estas condiciones. El conflicto se extendió rápidamente a las líneas de Île-de-France al día siguiente. En la noche del 17, los sindicatos recuperaron el control de la situación, proclamando el derecho de retiro a nivel nacional para los días 18 y 19.
No es una coincidencia que sean los trabajadores ferroviarios los primeros en indicar cómo los trabajadores pueden hacerse cargo de su lucha. Esta es la consecuencia de la experiencia histórica y de la combatividad de este sector de la clase obrera en Francia, pero también de la reflexión que madura en su interior desde hace un año después de la amarga derrota del largo movimiento dirigido en 2018 por.... los sindicatos. Entonces habían encerrado a los trabajadores ferroviarios en una lucha, solos, aislados, hasta que sus fuerzas se agotaron[1].
Pero todavía hay muchas dificultades y debilidades para lograr desarrollar una lucha masiva y unida. Por ejemplo, estos trabajadores ferroviarios en huelga quedaron confinados en la SNCF. No ha habido asambleas generales autónomas que decidan enviar delegaciones masivas, o incluso toda la asamblea, a los centros de trabajo más cercanos (un hospital, una fábrica, una administración, etc.) para dirigirlos a la lucha, para extender el movimiento geográficamente, para cultivar la idea de que todos los trabajadores tienen los mismos intereses, que están dirigiendo la misma lucha, que ha de ser unida y solidaria para ser todos fuertes como clase obrera.
Este paso es difícil. Este es un verdadero hito. Implica reconocer que ya no se es ferroviario, enfermero, docente o informático, sino que se es trabajador. Para superarlo, los trabajadores más conscientes deben difundir la idea de que es posible, que la historia y la experiencia del movimiento obrero lo demuestran, que en 1968 los trabajadores de Francia o en 1980 los de Polonia lo hicieron, que el proletariado es la principal fuerza social de la sociedad cuando está unido, solidario y organizado. Estos trabajadores deben reunir, discutir, reapropiarse de las lecciones del pasado, para preparar el futuro de la lucha de clases. Estos trabajadores, por muy pocos que sean hoy, tienen la gran responsabilidad de mantener vivo el recuerdo de la inmensa experiencia de lucha de la clase obrera.
[1] Ver Lucha de los trabajadores de la SNCF: un colectivo de trabajadores realiza el balance https://es.internationalism.org/content/4382/lucha-de-los-trabajadores-de-la-sncf-un-colectivo-de-trabajadores-realiza-el-balance [1930]
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Al capitalismo se le dificulta cada vez más enfrentar su crisis económica y esto repercute en todos los sectores de la economía mundial: el endeudamiento es cada vez mayor, el trabajo temporal es cada vez más masivo, aumenta el traslado de fábricas a países con menos costos de producción, etc., y, sin embargo, la crisis obliga a la burguesía a tomar nuevas medidas de restructuración de la producción en las que siempre los trabajadores son las víctimas principales.
De esta manera, la reestructuración y la huelga de General Motors (GM), sólo pueden ser entendidas en el marco de análisis de la crisis mundial e histórica del capitalismo. Es así como el 15 de septiembre de este año, tras dos meses de negociaciones entre el sindicato y la empresa sin ningún resultado, 850 trabajadores del área de mantenimiento de 5 plantas de GM en Estados Unidos se pusieron en huelga espontáneamente[1]. Ante esta situación que amenazaba salirse de su control, y la presión del resto de sus afiliados, el sindicato United Auto Workers (UAW) declaró la huelga de cerca de 50 mil trabajadores el 16 de septiembre.
Si bien desde el 2007 GM no había tenido una huelga tan masiva, los ataques a las condiciones de trabajo y vida de los trabajadores de esta empresa no se dieron de improviso y se extendieron a otros países. Anteriormente, GM tuvo que cerrar una planta de motores en México, otra de ensamblaje en Canadá[2] y una más en Ohio, en estas dos últimas se despidieron “temporalmente” (lo que llaman licencia obligatoria) a unos 3,200 y 500 trabajadores respectivamente a finales de septiembre de 2018 y también había ofrecido despidos voluntarios a unos 18,000 trabajadores en octubre. Además, el 26 de noviembre de 2018 GM anunció como parte de una “gran reestructuración” que incluye el despido de 14,000 trabajadores, el cierre de tres plantas en EEUU en 2019, de la de Oshawa en Canadá, y de la de Gunsan en Corea del Sur[3] para finales de este año y principios de 2020, despidiendo a más de 6000 trabajadores.
Las reivindicaciones de los trabajadores de GM se situaban claramente en el terreno proletario: seguridad laboral, evitar la baja de salarios, mejora en la cobertura médica y en el reparto de utilidades. Hay que destacar la existencia de reivindicaciones que muestran la solidaridad y el espíritu de unidad de los trabajadores: reclamaron contratos fijos para trabajadores temporales, la reapertura de las plantas inactivas y evitar más cierres de plantas con la consiguiente pérdida de empleos. Sin embargo, el sindicato no se centró en la defensa de estas demandas.
Según los medios de información, el gobierno y la patronal, “los defensores de los intereses de los trabajadores son los sindicatos”. Sin embargo, los propios trabajadores en su experiencia diaria han comprobado que la realidad NO ES ASÍ, y la hemos visto una vez más en la huelga de GM. Esta realidad está presente desde hace más de un siglo:
“El sindicalismo surgió en el siglo XIX. Su planteamiento no es destruir el capitalismo sino obtener, dentro de sus relaciones de producción, las mejores condiciones posibles para los trabajadores.
En la época en que el capitalismo aún no se había implantado en todos los países y en todas las esferas económicas –siglo XIX y principios del XX–, el sindicalismo podía jugar un papel favorable a los trabajadores. Pero con la entrada del capitalismo en su decadencia, el sindicato sólo puede obtener migajas muy puntuales y cae en las redes del Estado y la defensa del capitalismo.
El sindicalismo no puede poner en cuestión las estructuras de reproducción de la economía capitalista que son la empresa, el sector y la nación. Al contrario -en consonancia con los partidos de la izquierda del capital- se erige entre sus defensores más consecuentes. Según los sindicatos, el desarrollo de la nación sería el marco donde habría una tarta más grande que beneficiaría a todos. Marx en Salario, Precio y Ganancia, combatió estas fantasías de los sindicalistas de las Trade Unions inglesas poniendo el ejemplo de una sopera: los sindicalistas decían que si la sopera fuese más grande habría más sopa a repartir, Marx les rebatía con que el problema no era el tamaño de la sopera sino el de la cuchara con la que comían los obreros y que ésta tendía, históricamente, a hacerse más y más pequeña”[4].
En GM esta realidad se concretó con el sabotaje sindical especialmente mediante 3 acciones:
El sindicato llevó a cabo las negociaciones con la empresa a puerta cerrada[5]. Esto es una necesidad para los sindicatos ya que en este tipo de negociaciones discuten con la empresa cómo defender sus ganancias a costa de empeorar las condiciones de vida de los trabajadores, dejando atrás sus demandas más importantes, midiendo la capacidad de respuesta y fuerza que oponen estos, acordando cómo desgastarlos y cómo convencerlos de que al final ganaron al menos algo por lo que han luchado, fortaleciendo, así, el mito sindical.
El interés por el futuro de la empresa en detrimento del futuro de los trabajadores es compartido al 100% por los sindicatos. “Los dirigentes del sindicato UAW alegan falta de interés de la parte patronal por la suerte de sus trabajadores, pese a que el año pasado la empresa ganó más de ocho mil millones de dólares”[6]. Es decir, según los sindicatos si la empresa tiene ganancias tendría que soltar migajas para los trabajadores, pero ¿qué pasa si la empresa no tiene ganancias? Para los sindicatos los trabajadores tienen que sacrificarse, renunciar a las necesidades de sus familias para salvar a la empresa como sucedió en la crisis de hace doce años en la que todos los sindicatos de la GM de los distintos países pidieron el apoyo incondicional de los trabajadores para salvar a la empresa: “El UAW ha denunciado que los trabajadores, luego de años de ayudar a la General Motors a alcanzar ganancias millonarias, no han recibido ni una mísera parte para sus familias. El vicepresidente del UAW, Terry Dittes, puso en primer plano el fondo del asunto: hace una década, durante la crisis financiera, la dirigencia sindical aceptó una reducción de beneficios sociales y congelamiento de salarios…Defendimos a la GM cuando más nos necesitaba, ahora nos levantamos juntos con solidaridad y unidad por nuestros miembros, sus familias y las comunidades en las que trabajamos y vivimos”[7]. La hipocresía del sindicato se reveló nuevamente en los actuales acuerdos que firmó con la empresa ya que las reivindicaciones de los trabajadores fueron abandonadas.
Del mismo modo, el sindicato cambia las reivindicaciones de los trabajadores por otras que afectan a una parte de estos: “El sindicato reclama aumentos salariales por hora trabajada a lo que no accede la compañía. Además, exigen garantía de nuevos modelos asignados a las plantas estadounidenses”[8].
¿La exigencia de “nuevos modelos asignados a las plantas estadounidenses” es una reivindicación de la clase trabajadora?, ¡NO! Ese planteamiento es EL MISMO que el America First de Trump. De hecho, Trump, como parte de su guerra comercial, había pedido a la presidenta de GM, Mary Barra, la transferencia de producción de México y China a Detroit. Los sindicatos, fieles sirvientes de la burguesía nacional quieren matar la solidaridad entre los trabajadores de diferentes países inoculándoles el veneno nacionalista al reclamar producción solamente para los norteamericanos; quieren que los trabajadores se vean como ciudadanos estadounidenses y no como parte de la clase obrera internacional sembrando la división, obligándoles a desligarse de lo que les ocurre a sus hermanos de Canadá, China, Corea del Sur, México que se ven afectados por los mismos despidos y condiciones. La única solidaridad y unidad que promueven los sindicatos es con la EMPRESA y la NACIÓN.
Algunos huelguistas habían dicho que estaban dispuestos a llegar hasta el final. Consideraban que era el momento oportuno para lograr sus demandas. Sin embargo, una de las maniobras de los sindicatos que impiden el triunfo de las movilizaciones, es el alargamiento de la huelga manteniéndola encerrada en sí misma, en el sector, para que la huelga no cobre más fuerza y los trabajadores se agoten económica, física y moralmente y cedan fácilmente. Así, por ejemplo, Jason Watson, líder de la UAW dijo: "Tengo unas 500 personas jóvenes, de bajo rango, que están muy, muy asustadas"[9]. Teniendo como objetivo NO la extensión de lucha sino la extensión de una huelga aislada alargada hasta navidad: "En lo que a mí respecta, la empresa ha retrocedido en su oferta y yo y mis miembros estamos dispuestos a permanecer aquí todo el tiempo que sea necesario" (ídem.) [10]
Encerrados en ese aislamiento total, los trabajadores fueron presionados moralmente por la burguesía y los sindicatos haciéndolos responsables de todo cuanto fue posible: por la defensa de sus “privilegios”, el retraso de la salida del Corvette 2020, las pérdidas millonarias de los “pobres empresarios” (casi dos mil millones de dólares, el 25% de sus jugosas ganancias, mientras los trabajadores dejaron de percibir durante la huelga hasta el 75% del equivalente de su salario), el cierre de plantas en otros sectores y países, la continuación de la contaminación por evitar la reestructuración hacia la producción de coches eléctricos, el empeoramiento de la economía en Michigan, ¡hasta la aceleración hacia la recesión en el país!: “No está claro qué tanto de los esfuerzos de Detroit se verían obstaculizados por una recesión, pero claramente habría algún impacto. En la situación actual, los problemas podrían multiplicarse porque el estado de Michigan, que es autosuficiente, sigue siendo más dependiente de la fabricación de vehículos automotores que cualquier otro estado…si la huelga continúa dentro de seis semanas, creo que el daño acumulado podría ser suficiente para tenernos en recesión”[11].
Se trataba de una sucia culpabilización y desmoralización, porque estas visiones les hace creer que son “ciudadanos de la nación”, ocultando lo que son en realidad: una clase social histórica que luchando por sus intereses está luchando por el porvenir de la humanidad. Cuando los obreros luchan por mejorar sus salarios o evitar los despidos esa lucha debe llevarlos a la conclusión de que puede existir una sociedad distinta a la actual. En ésta lo que priman son las ganancias, la acumulación del capital, la guerra imperialista; mientras que a lo que se debe aspirar es a una sociedad donde lo primero sea la satisfacción de las necesidades de toda la humanidad.
“¿Por qué los obreros van a la huelga si es evidente la ineficacia de la medida? Pues, sencillamente, porque deben protestar contra la reducción de salarios e incluso contra la necesidad de la reducción, porque deben explicar que ellos, como hombres, no tienen que plegarse a las circunstancias, sino que muy al contrario, las circunstancias deben plegarse a ellos, que son seres humanos; porque su silencio equivaldría a una aceptación de esas condiciones de vida, una aceptación del derecho de la burguesía a explotarlos durante los períodos económicos favorables, y a dejarlos morir de hambre en los períodos malos”[12].
Las maniobras del sindicato no paran en el trastocar las demandas de los trabajadores y desgastarlos. Su preocupación más grande es aislar a los trabajadores y en sembrar la división en sus filas: por empresa, por sector, por región y por naciones.
Así, por ejemplo, cuando en la planta en Villa de Reyes -San Luis Potosí, México- se canceló permanentemente uno de los tres turnos de producción, un líder sindical canadiense declaró “eso es una buena noticia para nosotros, porque no seremos los que perdamos ese turno… puesto que las ventas estaban empezando a bajar”[13]. Es decir, para los sindicatos debe existir la competencia entre los trabajadores y no la solidaridad.
Otro ejemplo significativo de cómo el sindicato evita la solidaridad es el siguiente: “Doce trabajadores mexicanos de la planta de General Motors en Silao, Guanajuato, emitieron un comunicado solidarizándose con la huelga de sus pares del otro lado de la frontera… Estos 12 trabajadores fueron despedidos con los trucos más malvados, uno de ellos fue acusado de ser drogadicto, aunque una prueba dio negativo… Ese fue el primero de los 12, toda gente con mucha antigüedad que lideraron la protesta contra el sindicato mexicano y en apoyo solidario a los trabajadores de UAW".[14]
De igual manera, los sindicatos norteamericanos se quejaron de que “las pláticas para reactivar los trabajos estarían trabadas por la preocupación de los trabajadores por la creciente producción de GM en México”[15]. En Estados Unidos y en Canadá, el mensaje era “los trabajadores de México nos quitan el trabajo porque cobran mucho menos y aceptan peores condiciones de trabajo”. En México, el mensaje era el inverso: “los trabajadores de EEUU, para mantener sus privilegios, hacen huelga y con ello nos perjudican”. Es decir, sindicatos de uno y otro lado de la frontera de Río Bravo coincidieron en DIVIDIR Y ENFRENTAR A LOS TRABAJADORES.
Esta división y enfrentamiento se extendió a los trabajadores que fabrican las piezas de la industria automotriz. Los sindicatos de GM se olvidaron de esos compañeros sin cuyo trabajo la producción en las fábricas de la multinacional no sería posible. Y los sindicatos de las empresas de la fabricación auxiliar les dicen a los trabajadores que, por culpa de la huelga, ellos cobran menos y por eso sufren paros técnicos y podrían perder su empleo. Esto fue un vil engaño: desde 2007 no ha habido huelgas y, sin embargo, GM en México decretó numerosos paros técnicos debidos a la baja de pedidos, cierre de modelos antiguos, reestructuración para modelos nuevos etc. El responsable de los paros técnicos no son los trabajadores sino el Capital.
Estas maniobras del sindicato apuntaban a que la huelga sería derrotada, y así fue. El 25 de octubre el sindicato ratificó el nuevo convenio colectivo de trabajo por 4 años con poco más del 50% de los votos de sus afilados y casi 10 días después de que fuera firmado, ya que tampoco 850 trabajadores de Aramark lo querían aceptar. La empresa concedió un miserable aumento del 3 y 4 por ciento para los próximos 4 años, un bono que a duras penas cubre lo que perdieron los trabajadores de 33 centros de producción y 22 de distribución de GM en Estados Unidos y nada para miles de trabajadores en Canadá, México y otros países, en 40 y hasta 50 días de huelga en que fueron desgastados, engañados, divididos y desmoralizados. Además, no hubo mejoras a nivel del sistema de salud, y se cerrarán tres plantas en EEUU: la de montaje de Lordstown, Ohio y dos fábricas de Michigan y Maryland. Lo que significa la baja inmediata de más de 2000 trabajadores presionados a jubilarse o a renunciar. Por otra parte, “El vicepresidente de UAW, agradeció a los empleados de GM su "sacrificio" durante los 50 días de huelga, que supuso para los trabajadores centenares de millones de dólares de pérdidas en salarios no percibidos”[16]. Además, indicó: “Hubo muchas áreas que se quedaron cortas, como la atención médica, los salarios, los empleados temporales, los trabajos calificados y la seguridad laboral, por nombrar algunos”[17]. ¡En realidad todas las demandas de los trabajadores! Además, “100 empresas que suministran a GM pararon sus operaciones, dejando sin sueldo a unas 12.000 personas. En total unos 75.000 trabajadores ajenos a GM fueron afectados por la huelga según los cálculos de los economistas”[18]. Los analistas burgueses, por su parte desprecian la afectación a los trabajadores: “El acuerdo final no es terrible para los trabajadores, pero no es una victoria. "Nadie va a volver corriendo al trabajo emocionado por lo que tienen. Pero es algo con lo que puedes vivir". La huelga surgió después de una década de frustración de los empleados con la compañía, que recortó severamente las prestaciones y los salarios de los trabajadores durante la Gran Recesión. Los empleados se sintieron abandonados una vez que el fabricante de automóviles comenzó a tener altas ganancias. El nuevo acuerdo hace poco para cambiar esa dinámica, pero sí hace algunos progresos”[19].
Si bien la huelga de GM fue derrotada, hay muchas lecciones que sacar de esta, y eso es lo más importante. La huelga en GM es un ejemplo reciente de los terribles golpes que está asestando la burguesía en todo el mundo y tiene importancia por diferentes razones:
- fue la más amplia de la industria automotriz en 50 años y la primera que se da desde hace 12 años en EEUU[20], tras un periodo en que la clase trabajadora casi no se movilizaba a nivel internacional.
- muestra claramente, contra los clamores de la burguesía, que la clase proletaria existe y está dispuesta a responder en su terreno de clase, aún en una situación general de mucha debilidad y confusión, que es aprovechada por las empresas y los sindicatos.
- muestra nuevamente cómo los sindicatos forman parte del Estado capitalista con la función de controlar a los trabajadores y evitar su verdadera lucha autónoma.
- muestra cómo cada vez más los golpes a las condiciones de vida y de trabajo cobran un carácter internacional y cómo esto aumentan las razones para la extensión de la lucha a otros sectores e a diferentes países.
Los trabajadores de GM comentaban que la compañía no les da capacitación, y ya no pueden aprender de los viejos trabajadores porque han sido jubilados o despedidos. Todos los trabajadores debemos recordar que los ‘viejos trabajadores’ no sólo tienen experiencia en el trabajo, sino también en la lucha contra la explotación capitalista. En 1965-67 hubo en la GM y otras empresas automotrices de Detroit grandes huelgas, surgidas muchas de ellas fuera de los sindicatos, donde los trabajadores lucharon unidos rompiendo las barreras de las empresas. En aquella ocasión la empresa cedió a los pocos días, a diferencia de esta, la más larga del sector automotriz en 50 años. Esta experiencia, como la que ahora están brindando los trabajadores de GM medio siglo después, es atesorada por la clase trabajadora a través de sus organizaciones revolucionarias y es de gran utilidad para entender lo que realmente sucedió en la huelga de los trabajadores de GM y para saber qué hacer en las luchas futuras, que seguramente la clase trabajadora acabará protagonizando. En ese sentido los trabajadores deben retomar las lecciones para evitar derrotas como esta. Por ejemplo, hay que hacer notar que el sindicato UAW planeó golpear a los trabajadores de la industria automovilística en partes para evitar su unión en la lucha: “El sindicato anunció que ahora se concentrará en alcanzar un nuevo acuerdo laboral para los trabajadores de Ford. El sindicato había puesto las negociaciones con Ford (F) y Fiat Chrysler (FCAU) en un segundo plano mientras buscaba el acuerdo con GM…El sindicato usará el acuerdo de GM como base para las negociaciones con los otros fabricantes de automóviles de Detroit”[21].
Dos lecciones fundamentales que deja esta huelga, y que vienen ya desde las grandes luchas de 1905 en Rusia y otros países[22], son que:
1) La lucha ha de ser impulsada, organizada y extendida por LOS TRABAJADORES MISMOS, fuera del control sindical, mediante Asambleas Generales y comités elegidos y revocables, y
2) La lucha está perdida si queda encerrada en la empresa, el sector o la nación, y que por el contrario debe EXTENDERSE rompiendo todas las barreras que el capital impone y que la atan al éste.
21 de noviembre de 2019.
[3] https://www.informador.mx/economia/Huelga-en-General-Motors-como-el-paro-de-obreros-en-EE.UU.-esta-golpeando-a-Mexico-y-Canada-20191003-0100.html [1934]
[4] Lucha aislada lucha perdida. https://es.internationalism.org/cci-online/201302/3622/lucha-aislada-lucha-perdida#_ftn6 [1935]
[5] Jason Watson, presidente del local 2164 de la UAW, dijo, jactándose que sus miembros están cada vez más ansiosos por saber hacia dónde se dirigen las negociaciones: "Como alguien que ha estado negociando durante 15 de mis 25 años, sé que parte de las negociaciones es como jugar una partida de póquer, y un jugador de póquer no deja ver sus cartas. Nuestros miembros sienten curiosidad por los detalles, pero entienden por qué se están ocultando los detalles". Frente a la negociación secreta donde dos o tres partes del Capital y su Estado conspiran contra los trabajadores (Gobierno, Patronal y Sindicatos), lo primero que hizo la huelga masiva de Polonia en 1980 llevada por asambleas generales fue exigir que todas las negociaciones entre los representantes obreros y el gobierno fueran grabadas y dadas públicamente a conocer a las Asambleas. Ver Un año de luchas obreras en Polonia /content/2318/un-ano-de-luchas-obreras-en-polonia [449]
[6] Conoce los motivos de fondo de la huelga en General Motors https://www.telesurtv.net/news/eeuu-huelga-general-motors-motivos-fondo-... [1936]
[7] Ídem.
[10] “En Warren, Michigan, los empleados de GM habían estado recolectando alimentos, pañales y leche maternizada para ayudar a los trabajadores en huelga a sobrevivir”. https://www.vox.com/identities/2019/10/25/20930350/gm-workers-vote-end-strike [1939] . “… muchos están teniendo que buscar otros empleos…o se están viendo obligados a vender sus casas”. efe.com/efe/america/economia/general-motors-y-sus-trabajadores-se-desangran-tras-un-mes-de-huelga-en-ee-uu/20000011-4085943.
[11] https://www.freep.com/story/money/business/john-gallagher/2019/10/04/gm-strike-update-uaw-recession/3854135002/?utm_source=oembed&utm_medium=onsite&utm_campaign=storylines&utm_content=news&utm_term=2339272001 [1940]
[12] Engels: La situación de la clase obrera en Inglaterra, https://www.google.es/search?source=hp&ei=IoGlXfKSNJKtUoX0vhg&q=la+situaci%C3%B3n+de+la+clase+obrera+en+inglaterra&oq=La+situaci%C3%B3n+d&gs_l=psy-ab.1.0.0l10.2007.4471..7001...0.0..0.79.936.14......0....1..gws-wiz.......0i131j0i10.4R9KeeEc19k [1941]
[13] Mike Van Boekel, directivo de la sección del sindicato automotriz Unifor en la planta CAMI de Ingersoll, Canadá.
[14] Humberto Juárez, https://noticiaslatam.lat/sociedad/201910171089017090-la-huelga-de-general-motors-en-eeuu-expuso-la-carencia-del-sector-automotriz-mexicano/ [1942]
[15] https://vanguardia.com.mx/coahuila/produccion-de-gm-en-mexico-traba-negociaciones-de-huelga-en-eu-golpea-a-la-industria-en-coahuila-EUVG3486435 [1943]
[18] efe.com/efe/america/economia/general-motors-y-sus-trabajadores-se-desangran-tras-un-mes-de-huelga-en-ee-uu/20000011-4085943.
[20] https://www.elsoldemexico.com.mx/finanzas/mas-salario-pero-cerrara-3-plantas-la-oferta-de-gm-a-empleados-4332675.html [1946]
[22] 1905: la huelga de masas abre la puerta a la revolución proletaria https://es.internationalism.org/revista-internacional/199201/1225/i-1905-la-huelga-de-masas-abre-la-puerta-a-la-revolucion-proletari [1764]
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Los acontecimientos que comenzaron en el Ecuador el 3 de octubre de 2019 contra las medidas del gobierno capitalista de Moreno agarraron un ritmo político de confusión propio de una época de descomposición capitalista a nivel mundial. Las facciones burguesas tanto de izquierda como de derecha, durante 11 días han medido sus fuerzas, por una parte la gran burguesía de derecha apertrechada en el Estado tuvo que recurrir a todo tipo de violencia con su gendarmería como si estuviera yendo a una guerra, apelaron al estado de excepción y al toque de queda, a la represión más brutal provocando miedo y confusión en las masas proletarias; por otra parte los sectores como la Confederación de Nacionalidades Indígenas del Ecuador (CONAIE), el frente popular y el sindicalismo, conformaron el otro bando de izquierda que ante un proletariado debilitado a nivel nacional e internacional, especialmente la CONAIE aprovechó la ocasión para enarbolar la reivindicación de la derogatoria del decreto gubernamental 883 que apuntaba a eliminar los subsidios de los combustibles y medidas contra los trabajadores. ¿Pero qué esconden estas pugnas Inter burguesas que, ante el proletariado, aparecen como los buenos y los malos, los corruptos y los honestos, si al fin y al cabo, durante los últimos 15 años han compartido el poder del Estado casi por igual? Por tal motivo, no es sorpresa que después de tanta euforia patriotera de un lado y del otro, después de los muertos, heridos y desparecidos, saludaron por igual con respeto la bandera nacional, cantaron el himno y se sentaron a negociar lo que ante el proletariado parecían dos propuestas diferentes. Sin embargo, no es verdad, por tal motivo, es el objetivo de esta reflexión para que la clase obrera, en su camino largo y tortuoso de recomposición política, después de décadas de confusión, de ataques inmisericordes, de democracia, de dispersión, de explotación, asimile su papel histórico de transformar la sociedad capitalista a nivel mundial. Para la clase obrera y los revolucionarios, aquello que decía Rosa Luxemburgo, sigue siendo válido en momentos en que nuestra clase pareciera que estuviera perpleja, débil, pero no derrotada:
“Ningún otro partido, ninguna otra clase de la sociedad burguesa puede mostrar sus propias faltas a la faz del mundo, presentar sus propias debilidades en el espejo claro de la crítica, pues este espejo le haría ver al mismo tiempo los límites históricos que se levantan ante ella y, tras de ella, su destino. La clase obrera sí puede osar mirar atrevidamente la realidad de frente, incluso si esta verdad constituye para ella la acusación más dura, pues su debilidad es sólo temporal, y la ley imperiosa de la historia le devuelve la fuerza, le garantiza su victoria final”[1].
Antes que nada, el proletariado a diferencia de otros sectores no explotadores de la sociedad, se trata de una clase de la que depende, su clase antagónica, la burguesía que sólo puede existir exclusivamente explotando a la clase obrera, una condición que es igual en todos los países del mundo, por tal razón, su identidad revolucionaria, no depende de la raza, del sexo, de la nación, sino de su condición de clase explotada y esa identidad es fulgor político de su conciencia, y es precisamente esta identidad internacionalista y revolucionaria que los corifeos del capitalismo salvaje o del capitalismo de rostro humano intentan por todos los medios obnubilar.
Lo que acaba de ocurrir en el Ecuador, así como los sucesos de explosión social en Chile[2], el descontento en Bolivia, la crisis cada vez más aguda en Argentina, los desastres ambientales en la Amazonía, los descontentos estudiantiles en Costa Rica, el caos y la putrefacción en Venezuela, las agitaciones multitudinarias en Irak, demuestran que la descomposición del capitalismo mundial no tiene síntomas de detenerse, al contrario, cada vez avanza amenazadoramente y en este marco mundial, es evidente que también detrás de estos acontecimientos sociales está de manera solapada y en otros casos directamente las pugnas de las potencias imperialistas, moviendo los hilos para pescar a río revuelto. Los estados nacionales y la burguesía se han visto rebozados por la acumulación de los descontentos sociales contra la sociedad capitalista que es incapaz de prometer un porvenir a la humanidad, y con lo único que han respondido, ha sido con la brutalidad más descarada de la violencia, la persecución, la amenaza y la acusación, mientras, la burguesía cínicamente enarbola la democracia, aplicando la ley del más fuerte, con lo cual quieren imponer a la clase obrera mundial que cargue con todo el peso de la crisis capitalista. Por otra parte, recuperar el orden geopolítico que en los últimos años venía en disputa, es otra prioridad que intentan definir las burguesías en América Latina, aquella iniciativa de la unión de naciones sudamericanas (UNASUR) constituida como frente imperialista que se había alineado a las potencias imperialistas de China, Rusia, Turquía e Irán, y tras su debilitamiento con el fracaso del socialismo del siglo XXI, la potencia imperialista de EEUU, ante la crisis mundial, luchando, apunta a recuperar su “patio trasero” en el marco de las confrontaciones Inter burguesas.
En el artículo sobre La Geopolítica en América Latina de 2006[3], nuestra Corriente sostenía que “El resquebrajamiento del sistema de bloques, se expresa en la tendencia cada vez más abierta a romper la disciplina y el dominio que ejercía EEUU como cabeza de bloque y como potencia imperialista. Desde el siglo XIX EEUU ha considerado a los países de AL como su “patio trasero”. En ese sentido, ha sido el país que mayor influencia ha tenido en el siglo XX en la implementación del modo de producción capitalista en la región para hacer un uso más eficiente de esos mercados y explotar las materias primas en la región. A lo largo del siglo XX, con mayor énfasis después de la II Guerra Mundial, desarrolló una estrategia geopolítica para contrarrestar la influencia de las otras potencias imperialistas, principalmente las del imperialismo ruso. “América para los americanos”, rezaba el lema del imperialismo americano,…”, sin embargo, ésta influencia se debilitó a inicios del siglo XXI, con la presencia de las facciones burgueses, que en el terreno electoral, llegaron al poder con la prefiguración de implantar estados “progresistas” con las tesis del socialismo del siglo XXI, como ocurrió en Venezuela, Ecuador, Bolivia, Uruguay, Argentina, Brasil, Nicaragua que finalmente, han terminado debilitados, precisamente porque no representan ninguna alternativa ante el capitalismo, por lo tanto, son parte de la misma descomposición, como hoy se puede comprobar sus efectos más desastrosos en Venezuela[4].
Para comprender, el entreteje de las confrontaciones Inter burguesas en América Latina, hay que echar un vistazo retrospectivo. Aquellos grupos provenientes de las luchas de liberación nacional de filiación estalinista, como guerrilleros, partidos socialistas, partidos comunistas y sindicatos, que durante las décadas de los 70 y 80 (S. XX), inspirados en el debilitado bloque imperialista de la URSS y en la leyenda de Cuba, por aquel entonces, enarbolaban por igual el falso argumento que hay un poder imperialista a vencer para que los países dependientes se puedan desarrollar. Para nosotros, comunistas e internacionalistas, la fase imperialista se refiere a la lucha de cada país capitalista, poderoso o débil, por arrebatar mercados a otros países capitalistas. Con esta amalgama de distorsión cualquier grupo se autodenominaba “revolucionario”, “comunista” o “socialista”. Evidentemente desde la primera Guerra Mundial, el proletariado y la humanidad en su conjunto ha soportado el peso del capitalismo en todas sus formas, crisis políticas, económicas y guerras. Desde la guerra civil española a la monstruosa II Guerra Mundial, y luego, vendría la guerra de Corea, Vietnam, masacres en África, invasiones en Centro América, el conflicto en los Balcanes, la interminable guerra de Medio Oriente, Líbano, Libia, Siria, Irak, Yugoslavia, Chechenia, Afganistán, Palestina, dictaduras militares, dictaduras civiles, sendero luminoso en el Perú, FARC y paramilitares en Colombia, talibanes, estado islámico, mercenarios, narcotráfico, desplazados, migraciones, xenofobia, terrorismo y populismo. Después de la Caída del Muro de Berlín, el capitalismo mundial, ha entrado en su última fase de descomposición, por tal motivo, desde Ecuador a China, dese Inglaterra a Sudáfrica, desde Uruguay a los Balcanes, sus efectos cada vez son monstruosos[5]. Es así que, con la caída del Muro de Berlín en 1989, aquellos grupos que eran la viva expresión de la contrarrevolución proletaria, cambiaron de escena política a partir de la década de los 90.
A inicios de los noventa, en varios países de América Lanita, irrumpe el movimiento indígena en Ecuador, Perú, Bolivia, México y Centro América con una consigna regional de “500 años de lucha y resistencia”, denunciaban la pobreza, la exclusión social y sus propuestas económicas se relacionaban al acceso a la tierras, agua, oportunidades en el mercado para sus productos, y en el campo político independencia de sus comunidades y participación en la administración del Estado. De igual modo, aparecen movimientos campesinos en Brasil como los denominados los “sin tierra”, y la coalición denominada “vía campesina” con 148 organizaciones afiliadas alrededor de 69 países que defiende la agricultura familiar sostenible y la soberanía alimentaria como derecho de los pueblos en el marco del Estado. Entretanto, la burguesía a nivel mundial para atenuar la crisis que se manifestaba ante el agotamiento de las recetas keynesianas en los años 90, el capitalismo emprende las recetas liberales, es decir, el llamado neoliberalismo. Sea el nombre que use la burguesía, el mundo capitalista se balancea entre medidas del gasto público y su contención. En otras palabras, la “redistribución de la riqueza”, no es otra cosa que la administración de la miseria. Ante ello, los movimientos sociales, indígenas, campesinos, sindicatos, mujeres, partidos, fueron conformando la resistencia en el mismo terreno capitalista de adaptación desde un discurso de izquierda. El discurso ideológico y político de las izquierdas y el izquierdismo, se remitía a anteponer la división entre pobres y ricos, privilegiados y excluidos, imperialismo yanqui y latinoamericanismo, FMI y economía sustentable, transgénicos y soberanía alimentaria. En la descomposición capitalista, aquellos partidos más “radicales” de origen estalinista, maoísta, trotskista, etc., cambiaron sus planteamientos ideológicos sobre la “liberación nacional” y se han vuelto más reaccionarios, y de ese modo es cómo surge el fundamentalismo bolivariano, indigenismo, etc., por tanto propuestas que no tienen nada de revolucionario y ajenas a los intereses históricos del proletariado mundial.
Desde mediados de los noventa del siglo anterior, en América Latina los acontecimientos sociales y políticos han estado mediados por la confrontación entre los diferente bandos provenientes de la misma burguesía, entre izquierda y derecha, entre neoliberalismo y capitalismo de rostro humano como el que enarboló en 1998 Hugo Chávez en Venezuela con la “revolución bolivariana” y el “socialismo del siglo XXI” que calzó a la perfección en aquellos grupos de izquierda e izquierdistas que tras la caída del muro de Berlín, habían quedado pululando sin referentes más que Cuba aislada en las Antillas. En el caso del Ecuador, la CONAIE y su brazo político Pachakutik, movimientos sociales, sindicatos y toda ralea de izquierdistas en la figura de estalinistas y trotskistas, acuñaron aquellos ideales y con la crisis capitalista de endeudamiento del año 2000, el feriado bancario y la dolarización, y con una gran burguesía que se declaraba incompetente para controlar el Estado y resolver la crisis económica, ésta amalgama política de izquierda se encargó de promover la candidatura de Rafael Correa tras la caída del gobierno de Gutiérrez, que por cierto, Gutiérrez fue otro experimento fracasado de la CONAIE que finalmente terminó traicionándolos. Al igual que Evo Morales en Bolivia, Lucio Gutiérrez y Rafael Correa en el Ecuador, los zapatistas en México, los indígenas en la figura de campesinos, zafreros, jornaleros, pequeños y medianos empresarios, con el beneplácito de sus dirigentes han sido usados para finalmente, imponer los intereses de un significativo sector de la burguesía que durante años había sido desplazada por la burguesía neoliberal. Desde 1990 que aparece el movimiento indígena en el Ecuador con su propuesta de Estado Plurinacional, sus tesis políticas, siempre se relacionaron con el control territorial y acceso político en la administración del Estado, cosa que efectivamente, se puede comprobar el control que ejercen en sus territorios con sus “leyes indígenas”, el 80% de las juntas parroquiales en más de 10 provincias ecuatorianas con presencia indígena, están bajo control de la CONAIE y la COFENAIE (Confederación de Nacionalidades Indígenas Evangélicos), además, cuentan con 5 gobiernos provinciales y 20 alcaldías,[6] sin contar las alianzas electorales con otros partidos provenientes del mismo movimiento indígena y del correismo. Con esto, lo que queremos demostrar, es que el movimiento indígena representado en la CONAIE no es un simple movimiento político de indígenas pobres que luchas por sobrevivir, sino que, desde los años 90, ha ganado terreno hasta convertirse en un movimiento político con intereses capitalistas, una pequeña burguesía interesada en los asuntos electorales por precautelar sus intereses en el marco del Estado. Estos intereses, ya se vieron confrontados con los intereses de la burguesía que representaba Rafael Correa, y por tal razón, fueron excluidos de aquel gobierno.
En este marco, la intervención y movilización de más de 25 mil indígenas en octubre de 2019 para contrarrestar las medidas del gobierno de Moreno con la propuesta de derogatoria del decreto 883 que eliminaba los subsidios a los combustibles y medidas contra los trabajadores, subyacen los intereses políticos y económicos del movimiento indígena representado en la CONAIE, por lo tanto, es inadmisible que esta confrontación Inter burguesa, se la pueda catalogar como una “lucha de clases”, como “insurrección proletaria”, que al calor de los acontecimientos, individuos seudo -anarquistas, izquierdistas e intelectuales, han esgrimido dentro y fuera del Ecuador. Esto no significa desconocer el descontento generalizado de un proletariado diseminado, desarticulado y desorganizado en estas manifestaciones que estuvieron como individuos, pero como clase, el proletariado tiene por delante un largo camino por recorrer y asimilar a nivel nacional e internacional su papel histórico, un arduo trabajo que también es responsabilidad de los revolucionarios por impulsar, por mínimo que sea, la autonomía de nuestra clase y la prefiguración de una sociedad, verdaderamente comunista como única alternativa a nivel mundial, contra la descomposición capitalista.
Por otra parte, la mayoría de población indígena que frecuentemente ha sido utilizada por sus propios dirigentes y partidos políticos en el campo electoral y como carne de cañón en las confrontaciones Inter burguesas, ciertamente sus condiciones materiales, por décadas, ha sido de miseria y explotación, obligados a una doble función en la economía capitalista como jornaleros parciales en la producción agrícola de exportación como flores, espárragos, etc., o, en el campo de la construcción, luego de ello, están obligados a retornar a las comunidades para continuar las labores en sus pequeñas parcelas. Un círculo en que se entrevera la experiencia de explotación como asalariados y otra como pequeños productores libres con la ilusión de acceder a mejores tierras y no depender buena parte del año de un salario. Éste sector de obreros y campesinos, a pesar del peso ideológico de sus propias contradicciones culturales de identidad, podrá superar su real situación de miseria, si consigue despojarse de las falsas ilusiones de propiedad de la tierra, del peso tradicional de ser indígena y si finalmente logra identificar al proletariado como clase revolucionaria con un carácter universal, en ese sentido, dado que se trata de un sector importante de la sociedad, el proletariado que en un futuro no muy lejano deberá organizarse autónomamente, también deberá impulsar la cultura del debate con este sector que por ahora, está bajo la férula de organizaciones netamente indígenas.
Con la crisis capitalista de finales de los 90 y principios del 2000, primero Chávez en Venezuela, luego Correa en Ecuador, Morales en Bolivia, Ortega en Nicaragua, lo primero que promovieron fue, las reformas al Estado, un marco jurídico para contrarrestar aquello que los neoliberales habían intentado en las décadas anteriores. Entonces, con el discurso de la “patria grande” y la “revolución bolivariana” por delante, también fue una rebelión y un ajuste de cuentas contra la burguesía importadora, exportadora y bancaria que durante décadas había usufructuado a su favor la renta capitalista. En el caso de Venezuela, parte de aquella “burguesía importadora” fue sustituida por la “boliburguesía” un sector lumpenizado de la pequeña burguesía del campo y la ciudad, y en el caso del Ecuador, algo parecido ocurrió. Es así que con el correismo, emergieron dos frentes burgueses con los mismos intereses políticos, aunque con intereses económicos dispares, por una parte una tendencia burocrática que siempre había soñado en conducir al Estado y por otro lado, una burguesía antineoliberal que apelaba a las mismas orientaciones que antaño habían intentado introducir con la “sustitución de importaciones”, es decir, en términos económicos, exportar más e importar menos y, en términos políticos patriotera y antiimperialista yanqui. En primera instancia, Rafael Correa logró contentar a ambos bandos, instaurando una asamblea nacional constituyente de participación ciudadana, promocionando al Ecuador a nivel internacional como un paraíso único en la tierra y rompiendo relaciones con el FMI y cualquier injerencia del imperialismo norteamericano. A todo ello, desde 2005 a 2012, con la tendencia a la alza del precio del petróleo, que alcanzó su máximo pico en 2008 en $ 147 el barril,[7] le permitió al gobierno de la “revolución ciudadana”, mejorar la infraestructura vial, la construcción de represas eléctricas, canales de riego, aeropuertos, refinería petrolera que quedó a medias, el metro de Quito, etc., contratando megaempresas de capitales anónimos como Odebrecht, o capitales mixtos como Hidalgo e Hidalgo, Holcim, entre otras. En el capitalismo en descomposición los esfuerzos de la burguesía por mejorar aspectos de la infraestructura de cara a la competencia por los mercados, tienen poca o ninguna incidencia en el mejoramiento de las condiciones de vida de la población. Y en último caso, lo que se logra, sobre todo en el campo del control ideológico, es postergar los efectos perniciosos de la crisis haciendo creer un falso progreso.
Desde 2006 al 2012, el correismo que en su campaña electoral se había comprometido en recuperar el desfalco bancario del año 2000 a más de 3 millones de cuentahorristas, cobrar a las empresas capitalistas que adeudaban al fisco, nunca ocurrió, al contrario, para el 2010 los bancos eran los primeros que se habían recuperado y las empresas con mayor registro de ganancias, precisamente eran aquellas empresas capitalistas tildadas de morosas y las nuevas empresas que emergían bajo la revolución ciudadana, como farmacéuticas, universidades privadas, empresas turísticas, importadores, etc. Demostrando que con el correismo, aquella burguesía que en el año 2000 se había declarado incompetente para resolver la crisis, se había beneficiado con la bonanza del petróleo. Por otro lado, se incrementó una burocracia que por fuera de los trabajadores públicos, llegaba a la exorbitante cantidad de 700 mil, un sector consumidor que benefició, contradictoriamente, a las importadoras de autos y maquinaria pesada. Entretanto, el sector social representado en la CONAIE que habían promovido la candidatura de Correa, pronto entró en confrontación por el goteo que recibían producto de la bonanza del petróleo, y por tanto, luego de un forcejeo en el terreno diplomático con amenazas de lado y lado, finalmente fueron apartados de aquel gobierno. Con aquella ruptura en el marco de los diferentes intereses burgueses, el correismo comenzó un proceso de desprestigio, desarticulación y persecución de aquellos partidos y organizaciones mao-estalinistas como el movimiento popular democrático, la unión nacional de educadores, la federación de estudiantes universitarios, aunque el partido socialista y el partido comunista que son simples membrete en el Ecuador pero útiles al Estado para la confusión, continuaron apoyando aquel régimen. Por tanto, el gobierno de Correa fue quien se encargó de criminalizar las protestas sociales y Moreno no ha hecho otra cosa que continuar por ese abominable camino.
Entretanto las alianzas con las potencias imperialistas de China, Rusia, Cuba, Turquía, Irán, cada vez fueron agarrando forma en un plano económico. Desde el 2012 que comienza el descenso del precio del petróleo en el mercado mundial, el gobierno de Correa inicia un proceso de endeudamiento con China, Rusia e Irán, pero sobre todo con China, que a cambio de aquellos préstamos otorgados por el capital chino para cubrir el déficit fiscal de 2012 a 2015, el Estado tuvo que dar en concesión la explotación minera en las provincias orientales y buena parte de explotación petrolera a empresas capitalistas chinas, con una sobreexplotación de la mano de obra que más de una vez lo denunciaron los trabajadores, es decir, en un mundo capitalista en sus últimos estertores no es posible ninguna independencia nacional, salir de la férula de los “yanquis” para caer en la china. Las escaramuzas verbales contra el imperialismo norteamericano, pese a la aparente beligerancia, Correa nunca rompió cien por ciento con EEUU, por tal motivo, la relación con China se concretizó en un marco económico con ciertas restricciones políticas, como si hubiera conocido que más pronto que tarde tendría que dar la cara a su archienemigo del FMI. Es así que, cuando Moreno asume el gobierno el 24 de mayo de 2017 promovido por el propio Correa y su partido, a los tres meses de haber quedado con la “mesa servida” como presumía Correa, Moreno tomaba distancia al denunciarlo públicamente que no le había dejado ninguna “mesa servida”, sino, todo lo contrario, que Correa dejaba endeudado al Estado con más de 43 mil millones de dólares y desde aquel entonces, el gobierno de Moreno ya anunciaba los ataques a los trabajadores y direccionaba su gobierno hacia el FMI, una maniobra meticulosamente preparada por la gran burguesía hasta lanzar el zarpazo el 1 de octubre de 2019.
Estos episodios políticos y económicos, del estire y afloje entre las diferentes facciones de la burguesía, se han vuelto recurrentes en los países del tercer mundo al igual que en los países centrales, por tanto, son la expresión de la crisis capitalista de la desaceleración de la economía mundial que ha comenzado a manifestarse, tal como lo señala la resolución sobre la Situación Internacional adoptada en el 23 congreso de la CCI[8]: “En el frente económico, desde principios de 2018, la situación del capitalismo ha estado marcada por una fuerte desaceleración del crecimiento mundial (del 4% en 2017 al 3,3% en 2019), que la burguesía predice que será estable y empeorará en 2019-20. Esta desaceleración resultó ser más rápida de lo previsto en 2018, ya que el FMI tuvo que reducir sus previsiones para los próximos dos años y está afectando simultáneamente a prácticamente todos los sectores del capitalismo: China, Estados Unidos y la zona euro. En 2019, el 70% de la economía mundial se ralentiza, sobre todo en los países "avanzados" (Alemania, Reino Unido). Algunos de los países emergentes ya se encuentran en recesión (Brasil, Argentina, Turquía), mientras que China, que viene desacelerando desde 2017 y se espera que crezca un 6,2% en 2019, está experimentando sus cifras de crecimiento más bajas en 30 años”.
En este marco mundial, se puede explicar la recomposición de una burguesía de extrema derecha entorno a Moreno a favor del endeudamiento con el FMI y acorde con el imperialismo norteamericano como tabla de salvación ante las reducciones de las exportaciones a partir de 2017. Según la plataforma virtual de datos comerciales internacionales del “observatorio de la complejidad económica”[9] señala que el Ecuador en 2017 exportó 19,3 mil millones de dólares e importó, 37,7 mil millones, con un resultado negativo de 18,4 millones de dólares. Para el 2018 y 2019, la tendencia comercial cada vez ha disminuido, demostrando los efectos de la desaceleración de la economía mundial. Por otro lado, el descontento de otros sectores como la CONAIE, pequeños y medianos empresarios, las recetas del FMI y la injerencia de EEUU, tienen efectos políticos y económicos directos, además de arruinar su producción agrícola y otros rubros de producción artesanal, también se prefiguran recortes presupuestarios en los gobiernos locales y provinciales. Entre las recetas del FMI, también están las privatizaciones de empresas estatales como la empresa eléctrica y de petróleos, con lo cual, las tarifas de energía eléctrica y los combustibles afectarían a esta producción de manera significativa. Por tal razón, en las manifestaciones de octubre, la consigna más sonada fue: “fuera FMI”. Por esa razón ratificamos, que estos sectores de la sociedad no lucharán contra los efectos que tendrán que cargar los trabajadores, sino que lucharán por precautelar sus intereses como ya quedó demostrado en la mesas de negociaciones entre la CONAIE y el gobierno de Moreno. Dicho lo cual, los ataques contra los trabajadores serán más virulentos y no habrá quien más que esta misma clase, que de manera autónoma, independiente del Estado y de sindicatos, extendiendo solidariamente sus luchas dentro y fuera del Ecuador, podrán detener la brutalidad de la descomposición capitalista a nivel mundial.
Por tanto, es necesario preguntarnos, ¿Qué alcances políticos y económicos tendrán las pugnas imperialistas, si tomamos en cuenta la feroz guerra comercial que ha empezado entre EEUU y China? ¿Cómo estas guerras comerciales está afectando al proletariado de América Latina y del mundo?
Internacionalismo,
Sección de la Corriente Comunista Internacional en Ecuador
26 de octubre de 2019.
[1] La crisis de la socialdemocracia, https://www.marxists.org/espanol/luxem/09El%20folletoJuniusLacrisisdelasocialdemocraciaalemana_0.pdf [901]
[2] Ver nuestra toma de posición Chile: el dilema no es Democracia o Dictadura sino Barbarie Capitalista o Revolución Proletaria Mundial https://es.internationalism.org/content/4486/chile-el-dilema-no-es-democracia-o-dictadura-sino-barbarie-capitalista-o-revolucion [1949]
[3] https://es.internationalism.org/internacionalismo/200610/1094/la-geopolitica-en-america-latina [1950]
[4] Ver Crisis en Venezuela: ¡Ni Guaidó ni Maduro¡ Los trabajadores no deben apoyar a ninguna de las facciones burguesas en pugna https://es.internationalism.org/content/4389/crisis-en-venezuela-ni-guaido-ni-maduro-los-trabajadores-no-deben-apoyar-ninguna-de-las [1815]
[5] Ver nuestras Tesis sobre la Descomposición https://es.internationalism.org/revista-internacional/200510/223/la-descomposicion-fase-ultima-de-la-decadencia-del-capitalismo [13]
[8] https://es.internationalism.org/content/4447/resolucion-sobre-la-situacion-internacional-2019-los-conflictos-imperialistas-la-vida [1909]
[9] https://oec.world/es/ [1953]
[10] Ver Medidas del gobierno ecuatoriano: la victima de la crisis capitalista es siempre la clase obrera https://es.internationalism.org/content/4475/medidas-del-gobierno-ecuatoriano-la-victima-de-la-crisis-capitalista-es-siempre-la [1954]
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En los años 30 la derrota de la oleada revolucionaria mundial de 1917-23 es rematada con el ascenso de Hitler al poder y el desencadenamiento de su barbarie fascista y con la consolidación del régimen estalinista en Rusia. Los proletarios que aún expresan una combatividad son desviados hacia la mistificación antifascista. Especialmente trágica es la guerra de España donde la respuesta inicial de los obreros contra el golpe de Franco es rápidamente desviada, con la colaboración decisiva de la CNT y el POUM, hacia una guerra entre fracciones de la burguesía (la República en un bando y el fascismo en el otro) que es a su vez un terreno de confrontación imperialista entre el bando de los potencias democráticas y el de las fascistas, lo cual preparará la enorme carnicería de la Segunda Guerra Mundial con sus 60 millones de muertos.
Comprender las lecciones de este periodo terrible para el proletariado – Víctor Serge habló de “medianoche en el siglo”- es fundamental para sacar lecciones que armen a nuestra clase contra los dilemas criminales -fascismo /antifascismo, populismo /democracia etc.- que permiten convertir a los proletarios en carne de cañón de la barbarie capitalista
Lugar:
Se puede participar físicamente asistiendo a la reunión, se puede participar igualmente vía Internet, sobre esta última modalidad los interesados que nos envíen su correo a [email protected] [344] para que les proveamos del enlace para participar en la discusión
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Desde que el pasado 14 de octubre se hiciera pública la sentencia del Tribunal Supremo que condenaba por un delito de sedición a algunos de los principales independentistas catalanes, un reguero de concentraciones y manifestaciones frecuentemente concluidos con episodios de violencia urbana se sucedieron durante cerca de 10 días, con sus noches, sobre todo en Barcelona[1]. A consecuencia de tales acciones se contabilizaron más de 600 heridos y de 200 detenidos. Decenas de esos heridos sufrirán secuelas de por vida. Muchos de los detenidos sufrieron torturas durante su estancia en los calabozos.
Ese estallido de violencia, de cargas indiscriminadas de la policía contra manifestantes, pero también de pillajes e incendios descontrolados y en contra mismo de los vecinos que asistían aterrados a las sucesivas noches de “movilizaciones” han escandalizado a numerosos comunicadores y políticos, en un alarde de su proverbial cinismo. Estas acciones violentas son todo menos “espontáneas”. Desde meses antes de la publicación de la sentencia de marras ésta era conocida en sus principales extremos por todos los actores políticos. Desde meses antes de ese “incendio”, las plataformas – como por ejemplo el llamado Tsunami Democratic -que se iban a encargar de convocar y manipular a su antojo las distintas “acciones” de protesta contra la sentencia- actuaban a plena luz del día. Semanas antes de ese 14 de octubre era sabido, por ejemplo, que una de las principales acciones iba a consistir en el bloqueo del aeropuerto de Barcelona. Se publicitaron, incluso, conversaciones entre “Tsunami democrátic” y los organizadores de las movilizaciones de Hong Kong, “inventores” de este tipo de acciones de protesta. Si en octubre de 2017 el ejemplo paradigmático de la improvisación con que actuó el gobierno Rajoy fue la de alojar a los antidisturbios enviados para la ocasión en el “Piolín”[2], en esta ocasión Marlaska, el ministro de Interior “socialista” había previsto hasta el mínimo detalle del despliegue policial, no sólo para que estos se sintieran cómodos, sino plenamente respaldados incluso por la propia policía de la Generalitat catalana, los Mossos de Esquadra.
Entonces, si se veían venir ¿Por qué no se hizo nada para impedir ese estallido de caos y violencia? Cruda y simplemente: pues por que todas las fracciones de la burguesía tenían interés en que se produjeran. Lo de octubre 2019 en Barcelona no tiene nada de lucha contra la represión, ni siquiera puede asimilarse mínimamente a un estallido de rabia que expresa de forma ciega o inconsciente el hartazgo de la población ante la degradación de sus condiciones de vida o la exclusión social como hemos visto en otras partes del mundo[3]. Para nada. Las “barricadas” de Barcelona, llevan la marca de las confrontaciones entre fracciones de la clase explotadora en que la población pone pura y llanamente la carne de cañón.
Esa marca se ve claramente en la propia manipulación de los manifestantes, convocados a toque de corneta – en este caso de tweet de las redes sociales - por ANC o Tsunami, Arran o los CDR, que no dejan de ser los cabos chusqueros del teniente Torra o del coronel Puigdemont. Las “barricadas” de Barcelona cesaron no cuando se liberaron a los represaliados o se depuraron a los antidisturbios que actuaron brutalmente, sino cuando a los líderes independentistas les pareció que había que dar otro perfil sobre todo de cara a las elecciones generales del 10 de noviembre. Sin querer herir la sensibilidad de quienes, insistimos, han puesto sobre todo las víctimas, si podemos afirmar que quienes les han convocado les han tratado como la jota baturra: “En mi burra mando yo, cuando quiero digo arre, cuando quiero digo so”. Han llegado al cinismo de promover en el Parlament de Catalunya una comisión de investigación sobre los “excesos” de una policía que obedecía las órdenes de un Conseller de Interior nombrado ¡¡¡ por el propio gobierno independentista!!!, respaldado por la CUP y los CDR que a su vez piden la “dimisión” del carnicero de Vía Layetana[4].
Y lo mismo cabe decir de la acción del PSOE, que desde el gobierno español gestionó una auténtica escalada de provocaciones policiales[5] para promover los choques a fin de favorecer una identificación de los “independentistas” con los “violentos” que ahora tiene que “matizar” visto el fracaso que le han supuesto los resultados de las elecciones del 10 de noviembre, como analizamos en el artículo que hemos dedicado recientemente al “imbroglio” de la burguesía española[6]. En ese artículo planteamos: «Las quince noches de choques violentos de la policía contra radicales, no conducen a un debilitamiento del peso electoral de las fracciones más díscolas (de hecho, los que más han crecido en las últimas elecciones, aparte de Vox, han sido Bildu, la CUP/CDR, los “puigdemónicos”, etc), sino que debilitan a los más proclives a la negociación (ERC). Si con esa maniobra el PSOE buscaba identificar al independentismo con los violentos, para ganar apoyo internacional y ablandar a más sectores del independentismo, hay que decir que ha cosechado un relativo fracaso. Los tribunales europeos siguen haciéndose los “longuis”, mientras figuras internacionales firman un manifiesto por una salida “negociada” al “conflicto catalán”. Y el eje de las movilizaciones en Cataluña se desplaza del independentismo a la antirrepresion, por lo que, a diferencia de lo que ocurriera por ejemplo en octubre 2017 ha habido manifestaciones de solidaridad con los violentos de Cataluña en las principales ciudades españolas.». Hoy es un hecho reconocido más o menos explícitamente por políticos y analistas, que las movilizaciones del Tsunami democratic organizadas por el universo de las CUP-CDR son meras operaciones instrumentales de Puigdemont- Torra para sabotear el acercamiento de ERC al PSOE.
Y ese compendio de manipulaciones y trampas entre distintas fracciones de los explotadores es lo que la Izquierda del capital quiere que avalemos como si fuese una lucha contra el fascismo y la represión. Secundan así la doctrina fundamental del independentismo catalán que trata de disfrazar su política supremacista[7] con el disfraz de una causa aparentemente tan digna como es la lucha contra el “creciente fascismo español”. Tratan de llevar a un callejón sin salida la preocupación que existe entre la población ante el reforzamiento del arsenal represivo del Estado[8].
La lucha contra la represión debe considerar como punto de partida que, en el ejercicio de ésta, el Estado democrático, los gobiernos de “izquierdas” no representan ningún tipo de “mal menor” respecto a la acción de los gobiernos de derechas o los Estados autoritarios. La represión más o menos inteligente de la puesta en cuestión de la explotación capitalista no es patrimonio de una fracción de la clase dominante como exponemos por ejemplo en nuestro más reciente artículo de denuncia sobre Vox[9]. Pero debe también partir de que, a diferencia de lo que postulan por ejemplo muchos izquierdistas más radicales y anarquistas, el simple hecho de enfrentarse a la policía no es expresión de un choque con el Estado capitalista o de un carácter revolucionario. Entre la violencia revolucionaria de la clase obrera y el terror sobre el que se asienta la dominación de la clase explotadora, o la ira a menudo descontrolada de una pequeña burguesía que en su desesperación expresa frecuentemente su ausencia de futuro hay tajantes fronteras de clase que se expresan no sólo en la forma que toma esa violencia sino en cómo se organiza, quien la ejerce, contra quién[10] .La violencia del proletariado en su lucha contra la explotación es una defensa organizada por los propios trabajadores mediante sus organismos de lucha y no algo convocado desde oscuras redes sociales; algo que obedece a decisiones conscientes y masivas o no al vaivén de la opción oportunista del momento; que trata de defender precisamente en primer lugar ese cerebro de las luchas que son las asambleas, o las manifestaciones a las que incorporar a otros trabajadores y no se ceba en cambio contra otros trabajadores para lo que se les tilda de “traidores”, como así ha sucedido en los barrios de Barcelona o en el bloqueo de autopistas.
La sociedad capitalista no se encamina hacia un futuro de paz y armonía social, sino que se desangra en una espiral de caos y descomposición que rezuma violencia por todos sus poros. Sólo el proletariado, a través del desarrollo de su superación revolucionaria del capitalismo, puede barrer a ese sistema de la faz de la tierra y con él todas las divisiones que engendra entre los seres humanos (entre clases, entre naciones,).
Valerio 19-12-19
En 2005 escribimos el artículo ¡El nacionalismo (español o catalán) es el pasado! ¡La lucha de clases es el futuro! (https://es.internationalism.org/accion-proletaria/200511/252/el-nacionalismo-espanol-o-catalan-es-el-pasado-la-lucha-de-clases-es-el [1958] ) que anunciaba con bastante precisión lo que iba a pasar una decena de años después. A partir de 2012 y especialmente con lo más brutal de la crisis hemos escrito los siguientes documentos:
[1] Posteriormente se han producido otro tipo de acciones “disruptivas” como se llaman ahora tales como el cierre durante casi 72 de la autopista de la frontera hispanofrancesa, o el cerco al enésimo partido de fútbol del siglo entre Barcelona y Real Madrid.
[2] Un “crucero” decorado con los personajes de Walt Disney
[3] Ver en particular nuestro artículo sobre las revueltas populares: Ante la agravación de la crisis económica mundial y la miseria, las "revueltas populares" representan un callejón sin salida https://es.internationalism.org/content/4495/ante-la-agravacion-de-la-crisis-economica-mundial-y-la-miseria-las-revueltas-populares [1960]
[4] Del mismo partido, eso sí, que Felip Puig que no dudó en apalear a los manifestantes del movimiento de los Indignados. No hay peor ciego que el que NO QUIERE VER.
[5] Es evidente que la Policía nacional podía exhibir descaradamente su brutalidad porque sabía que, a diferencia, de lo que sucedió en la jornada del referéndum del 1 de octubre de 2017, esta vez tenía las espaldas cubiertas por los Mossos de Esquadra. En los enfrentamientos de Octubre 2019 sucedía frecuentemente que cuando los manifestantes chocaban de frente con la Policía española, eran atacados por los flancos o por la retaguardia, y no menos bestialmente, por los Mossos. Y viceversa, …
[6] A este respecto ver nuestro reciente artículo. “el 18 de Brumario de Pedro Sánchez” https://es.internationalism.org/content/4503/el-18-brumario-de-pedro-sanchez [1961]
[7] Que a veces asoma la “patita” como por ejemplo las recientes declaraciones del Defensor del Pueblo catalán que atribuye la crisis de la sanidad en Cataluña que sufren sobre todo los trabajadores de esa región a los “recursos” destinados a atender a los de “fuera”
[8] Preocupación más que justificada cuando se observa por ejemplo que en su nueva “interpretación” por el Tribunal Supremo, una multiplicación de manifestaciones contra desahucios puede ser calificada de “sedición” (de 9 a 13 años de prisión), o que por una decisión meramente administrativa el Gobierno puede cerrar páginas web. Todo ello es una aplicación de la llamada Ley Mordaza que aprobó el gobierno Rajoy con los votos del actual partido de Puigdemont y el PNV, y que la coalición PSOE-Podemos se propone derogar cuando las ranas tengan pelo, …
[9] Ver Vox, francamente capitalista [1962]
[10] A este respecto dedicamos ya en los años 80 dos artículos destinados a exponer una visión marxista de las diferencias entre “Terror terrorismo y violencia de clase”. Ver https://es.internationalism.org/revista-internacional/197806/944/terror-terrorismo-y-violencia-de-clase [363] y https://es.internationalism.org/revista-internacional/197810/2134/resolucion-sobre-el-terror-el-terrorismo-y-la-violencia-de-clase [364]
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(Hoja distribuida en Francia desde el 5 de diciembre)
Según Emmanuel Macron y sus ministros, la huelga del 5 de diciembre es "una movilización contra la anulación de los regímenes especiales [de jubilación y de pensión]", o sea, según el gobierno, sería una huelga contra la "equidad y la justicia social". En resumen que los ferroviarios y otros trabajadores con "régimen especial" serían unos irresponsables y egoístas que luchan por mantener sus pretendidos "privilegios". ¡Puros embustes! Lo que el gobierno hace es tratar de enfrentarnos a unos con otros, para dividirnos y volvernos impotentes.
Por todas partes, en fábricas y administraciones, en todas las corporaciones, en todos los sectores, en el sector público como en el privado, la burguesía impone las mismas condiciones de trabajo insostenibles. En todas partes hay cada vez menos trabajadores para una carga de trabajo cada vez mayor. En todas partes, el empobrecimiento amenaza a trabajadores, desempleados, pensionistas y jóvenes. En todas partes, lo que las nuevas "reformas" anuncian es un futuro aún más difícil. Los golpes del gobierno de Macron son violentísimos. Su objetivo es hacer que la economía francesa sea lo más competitiva posible en el ruedo internacional, ahora que con el empeoramiento de la crisis económica mundial la competencia entre naciones es cada vez más feroz. Para aumentar la productividad, la burguesía francesa, su presidente, su gobierno y su patronal aceleran los ritmos de trabajo y reducen plantillas, aumentando la flexibilidad, desmantelando la administración pública, reduciendo los subsidios a desempleados y las pensiones de los jubilados, reduciendo drásticamente los presupuestos para educación y asistencia social (reforma de la enseñanza secundaria, supresión de los subsidios de alojamiento –APL-). Y siguen dando palos y más palos como posesos, en nombre de la "necesaria" rentabilidad, la "obligatoria" competitividad, el "inevitable" equilibrio presupuestario, a la vez que los ingresos de los capitalistas aumentan indecentemente.
No pasa un solo día sin que haya trabajadores al borde del agotamiento que se declaren en huelga. En las últimas semanas han sido los ferroviarios, los trabajadores de hospitales y los estudiantes precarios quienes han levantado la cabeza. Y no han sido los únicos. Desde hace meses, se han producido innumerables paros. En septiembre, hicieron huelga, por orden cronológico: sanitarios de urgencias, bomberos, repartidores de Deliveroo, pilotos de Transavia, conductores de autobuses de Metz y Caen, carteros de Alpes Marítimos y de Pirineos Orientales, agentes de la RATP[1], funcionarios de Hacienda, enfermeras, navegantes fluviales, todos los funcionarios, carteros de Saint-Quentin, empleados de EDF[2], conductores de autobús de Orleans, otras vez los funcionarios, conductores de autobús de Lorient, técnicos de laboratorio, funcionarios de nuevo, conductores de Nancy, etc., etc. ¡Algunos de esos movimientos duran ya desde primavera! El fenómeno se incrementó en octubre y noviembre, afectando, por ejemplo, a las grandes superficies. Sí, hay muchas huelgas. Sí, la rabia social es enorme. ¡Sí, no se aguanta más! Pero todas estas luchas permanecen aisladas entre sí, compartimentadas, separadas por demandas específicas y corporativistas. Sin embargo, frente a la burguesía, organizada detrás de su Estado y gobierno, la división es mortal. Para resistir, para construir una relación de fuerza frente a los mismos ataques que afectan a todos los sectores, los trabajadores deben luchar juntos, unidos y solidarios.
¿Será acaso este 5 de diciembre finalmente el comienzo de esta unidad? Esa es la promesa de los sindicatos: una huelga general, intersectorial, nacional e ilimitada.
Durante todo el mes de septiembre, los sindicatos dispersaron el movimiento de protesta social en varias jornadas de acción corporativistas (RATP, Hacienda Pública, Educación Nacional, Ministerio de Justicia, EDF, bomberos). A principios de octubre, acabaron prometiendo una gran jornada de movilización que reuniera a todos los asalariados para.... el mes de diciembre. ¿Y qué han estado haciendo en los últimos dos meses? Dividiéndonos, como hacen siempre. Han mantenido en su aislamiento a los trabajadores que ya estaban luchando, cada uno en huelga en su empresa, con su consigna específica, y eso que todos sufrimos los mismos ataques, el mismo deterioro de nuestras condiciones de vida y de trabajo.
La caricatura de esa labor de zapa ha sido el llamamiento de los colectivos “Inter-urgencias” e “Inter-hospitales” (dirigidos en su totalidad por las centrales sindicales) a no sumarse a la huelga del 5 de diciembre, en nombre de lo "específico" de las reivindicaciones hospitalarias, sustituida por una jornada de acción el 30 de noviembre. La misma estrategia de aislamiento para la Intersindical de Internos, que ha lanzado una huelga ilimitada a partir del.... ¡10 de diciembre! Y eso que en la asamblea general de los trabajadores hospitalarios celebrada el 14 de noviembre en París, después de una jornada de acción de todo el sector, que reunió a 10.000 manifestantes, tuvo lugar una feroz batalla entre los participantes en la Asamblea General y los sindicatos sobre la cuestión de la unidad. Muchos trabajadores hospitalarios insistieron en la necesidad de librar una única y misma batalla, por encima de los sectores, mientras que los sindicatos defendían que "somos un colectivo que debe hablar del hospital", defendiendo con uñas y dientes "una fecha específica para los hospitales". Pudo escucharse en France-Info[3] a enfermeras que salían de la asamblea general diciendo: "No pudimos terminar porque estamos divididos. Los sindicatos han infiltrado totalmente la reunión" o: "Hay demasiada discordia. El 5 de diciembre va a ser una huelga general y eso nos concierne. Además de nuestros problemas en el hospital, también están nuestras pensiones y seremos futuros jubilados. No veo qué problema plantea el ir a manifestarse el día 5. Pero los sindicatos decidieron lo contrario”. El sector hospitalario, que ha estado en huelga durante nueve meses, sacudido por una ira inmensa ante unas condiciones de trabajo cada vez más insoportables, es convocado por los sindicatos a continuar su movimiento solo, aislado e impotente. Y lo mismo ocurre con los ferroviarios.
Los sindicatos cacarean ahora con radicalismos amenazantes de huelga prorrogable, pero son siempre esas huelgas corporativas, aisladas unas de otras y condenadas a la impotencia, las que ellos prorrogan hasta agotar a los sectores más combativos. Y ese es el “porvenir” que los sindicatos desearían para los agentes más decididos de la SNCF[4] tras el 5 de diciembre y de los hospitalarios después del 10: que acaben luchando solos durante las vacaciones de Navidad y Año Nuevo. Y no seamos ingenuos: ¿por qué los sindicatos pospusieron esas grandes movilizaciones para el 5 y 10 de diciembre, poco antes de las fiestas? Es evidente que cuentan con la "tregua de los confiteros"[5] para enterrar el movimiento en caso de que continúe después de estos días de acción.
Bajo el lema "Todos juntos", lo que en verdad organizan los sindicatos es la dispersión. En esas jornadas de "unidad sindical", en ningún momento luchan juntos los trabajadores. En el mejor de los casos, van uno detrás de otro, pateando las calles, cortados en rodajas por sector y gremio, separados unos de otros por banderolas, globos y equipos de sonido diferentes según si se es ferroviario, profesor, puericultora, secretaria, agente fiscal, obrero de Renault, de Peugeot, otro de Conforama, estudiante, jubilado, desempleado.... Cada cual en su casilla.
Las huelgas espontáneas de los ferroviarios a finales de octubre muestran en parte el camino a seguir. En Châtillon, tras el anuncio de un plan de reorganización del trabajo que llevaba, entre otras cosas, a la supresión de doce días de asueto, los agentes del centro cesaron inmediatamente el trabajo y se declararon en huelga, sin esperar instrucciones sindicales. El plan fue retirado 24 horas después[6].
Unos días antes, el 16 de octubre, tras un choque con un convoy excepcional en Champagne-Ardenne, que puso de manifiesto el peligro de que haya un único agente (el conductor) en el tren, los ferroviarios de la línea se negaron también espontáneamente a asegurar la circulación en esas condiciones. El conflicto se extendió rápidamente a las líneas de la región parisina (Île-de-France) al día siguiente. No es casualidad si son los ferroviarios los primeros en indicar cómo pueden apoderarse de su lucha los trabajadores. Es consecuencia de la experiencia histórica y de la combatividad de este sector de la clase obrera en Francia, pero también de la reflexión que ha ido madurando en su seno desde hace un año, después de la amarga derrota del largo movimiento dirigido en 2018 por.... los sindicatos. Con su manida "huelga intermitente", habían encerrado a los ferroviarios en una lucha en la que quedaron aislados hasta que se les agotaron las fuerzas[7].
Y, hoy, esos ferroviarios en huelga no han sabido extender el movimiento fuera de su empresa, permaneciendo encerrados en la SNCF. No hubo asamblea general autónoma que decidiera enviar delegaciones masivas, o incluso toda la asamblea, a los centros de trabajo más cercanos (un hospital, una fábrica, una administración...) para animarlos a la lucha, con el fin de extender geográficamente el movimiento. Es vital insistir en que todos los trabajadores tienen los mismos intereses, que deben realizar la misma lucha, unida y solidaria, por encima de sectores y corporaciones, que la clase obrera es fuerte. Esta etapa es difícil, pues la necesaria unidad en la lucha implica reconocerse no ya como ferroviario, enfermero, cajero, profesor o informático, sino como trabajadores explotados.
Recordemos: primavera de 2006, el gobierno tuvo que retirar su proyecto de “Primer Contrato de Trabajo” ente el surgimiento de la solidaridad entre generaciones obreras. Los estudiantes precarios organizaron asambleas generales (AG) masivas en las universidades, abiertas a trabajadores, desempleados y pensionistas, proponiendo una consigna unificadora: la lucha contra la precariedad y el desempleo. Estas AG fueron los pulmones del movimiento, en ellas se celebraban los debates, en ellas se tomaban las decisiones. El resultado fue que cada fin de semana, las manifestaciones aunaban a más y más sectores. Asalariados y jubilados se unieron a los estudiantes bajo el lema "Jeunes lardons, vieux croûtons, tous la même salade"[8]. La burguesía francesa y su gobierno, ante una extensión y una tendencia a la unificación del movimiento iniciado por estudiantes precarios, no tuvieron más remedio que retirar su CPE[9]. De ahí que hoy, Macron y sus ministros haya lanzado un repugnante debate sobre la "cláusula del abuelo" (las nuevas medidas no afectarían a todos los trabajadores, sino sólo a los jóvenes que se incorporan al mercado laboral): lo que quieren es abrir una brecha entre generaciones obreras.
En 1968, cuando la crisis económica mundial empezaba a golpear de nuevo y, con ella, el retorno del desempleo y el empobrecimiento de los trabajadores, el proletariado en Francia se unió en la lucha. Tras las enormes manifestaciones del 13 de mayo para protestar contra la represión policial sufrida por los estudiantes, los paros y las asambleas generales se extendieron cual reguero de pólvora por fábricas y demás lugares de trabajo hasta culminar, con sus 9 millones de huelguistas, en la mayor huelga de la historia del movimiento obrero internacional. Esa dinámica de extensión y unidad se concretó en múltiples ocasiones fuera del ámbito sindical. Muchos obreros hicieron trizas de sus carnés sindicales después de los acuerdos de Grenelle del 27 de mayo de 1968 entre sindicatos y patronal, acuerdos que enterraron el movimiento.
Hoy, a asalariados, desempleados, pensionistas, estudiantes precarios, les falta confianza en sí mismos, en su fuerza colectiva, para atreverse a apoderarse de su lucha. Pero no hay otro camino. Todas las "acciones" propuestas por los sindicatos conducen a la división, la derrota y la desmoralización. Sólo la unión en asambleas generales abiertas y masivas, autónomas, que realmente decidan sobre la dirección del movimiento, puede constituir la base de una lucha unida, conducida por la solidaridad entre todos los sectores, todas las generaciones. Asambleas Generales que permitan la participación en el movimiento de enfermeras, servicios de urgencias, desempleados, trabajadores de cualquier sector, así como de todos a quienes les es imposible cesar el trabajo. Asambleas Generales que planteen reivindicaciones que a todos nos conciernen: contra la precariedad, contra la disminución de plantillas, contra el incremento en los ritmos laborales, contra la pauperización.... Asambleas Generales en las que nos sintamos unidos y confiados en nuestra fuerza colectiva.
El capitalismo, tanto en Francia como en el resto del mundo, seguirá sumiendo a la humanidad en una miseria cada vez más espantosa. Sólo la clase obrera representa una fuerza social capaz de frenar esos ataques. Los trabajadores más combativos y decididos deben agruparse, discutir, recuperar las lecciones del pasado, y prepararse así para la lucha autónoma de toda la clase obrera. Sólo el proletariado puede, a largo plazo, abrir las puertas del porvenir a las generaciones futuras frente a este sistema capitalista decadente que engendra cada vez más miseria, explotación y barbarie, que lleva en sí la guerra y las masacres como los nubarrones la tormenta. Un sistema que destruye el medio ambiente en el que vive la especie humana y amenaza su supervivencia.
Sólo la lucha masiva y unida de todos los sectores de la clase explotada puede detener y repeler los ataques actuales de la burguesía.
Sólo el desarrollo de esa lucha puede abrir el camino al combate fundamental e histórico de la clase obrera por la abolición de la explotación y el capitalismo.
Corriente Comunista Internacional
(1 de diciembre de 2019)
[1] Transportes públicos parisinos (Metro y buses)
[2] Electricidad de Francia, hasta hace poco monopolio estatal
[3] Radiotelevisión “todo noticias”
[4] Ferrocarriles franceses
[5] “trêve des confiseurs’’ » metáfora en francés de las fiestas de Navidad durante las cuales, como se sabe, todo debe ser “paz, amor y dulces”
[6] Ver sobre este experiencia Francia: Solo la solidaridad y la unidad en la lucha pueden rechazar los ataques a las condiciones de vida obreras https://es.internationalism.org/content/4491/francia-solo-la-solidaridad-y-la-unidad-en-la-lucha-pueden-rechazar-los-ataques-las [1964]
[7] De esta huelga que los sindicatos sabotearon un Colectivo de trabajadores sacó lecciones. Ver Lucha de los trabajadores de la SNCF: un colectivo de trabajadores realiza el balance https://es.internationalism.org/content/4382/lucha-de-los-trabajadores-de-la-sncf-un-colectivo-de-trabajadores-realiza-el-balance [1930]
[8] Juegos de palabras culinarias para decir: “Jóvenes y viejos, todos a una”
[9] Ver Tesis sobre el movimiento de los estudiantes de la primavera de 2006 en Francia https://es.internationalism.org/revista-internacional/200606/964/tesis-sobre-el-movimiento-de-los-estudiantes-de-la-primavera-de-200 [596]
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BRUMARIO es el nombre del segundo mes del calendario republicano francés, el segundo también de la estación otoñal, que dura desde el 22, 23 o 24 de octubre hasta el 20, 21 o 22 de noviembre. El 18 Brumario de 1799 se produjo el golpe de Estado de Napoleón Bonaparte que se considera como el final de la revolución francesa. Desde entonces, el 18 Brumario se ha identificado con el golpe de estado. En 1851 Marx escribió «el 18 Brumario de Luis Bonaparte» en referencia al golpe de Estado del sobrino de Napoleón, que declinaba en forma de comedia la tragedia del tío, dándose su momentito de gloria sin ofrecer ninguna alternativa a la situación política. Pedro Sánchez no ha dado un golpe de Estado, pero la moción de censura que le llevó al gobierno provisional en el que aún estamos significó su asalto al gobierno sin que por el momento haya sido capaz de gobernar. También las últimas elecciones han sido en Brumario (10 de noviembre)
El imbroglio de la situación política española antes y después de las últimas elecciones del 10 de noviembre no es una excepción, sino la regla en el panorama de los Estados más importantes. Empezando por la primera potencia mundial, USA, donde el gobierno Trump dispara las tensiones de Republicanos y demócratas entre ellos y de los unos con los otros. Pero también en Europa, donde la burguesía británica, de las más experimentadas en el juego político, se ve arrastrada al Brexit por el impulso de los populistas; o en Italia, donde apenas la República acaba de deshacerse de un gobierno de coalición de dos partidos populistas de signo contrario (La Liga de Salvini y el Movimiento 5 stelle –M5S-) para formar un gobierno inestable de coalición entre el Partido Democrático y el M5S. Y también en Alemania, donde Merkel –auténtica dirigente de la UE los últimos años- se ve obligada a abandonar el gobierno sin haber podido contener el desarrollo del populismo; o en Francia, donde La República en Marcha de Macron no tiene ninguna alternativa de recambio fiable en el caso de que fracase su pulso contra Le Pen.
Ese aumento cuantitativo de crisis políticas configura en realidad un aspecto cualitativo típico del periodo histórico actual: la tendencia a la pérdida de control de la burguesía de su aparato político. Nosotros ya lo habíamos anunciado desde el año 1990 en las Tesis sobre la descomposición[1], como recuerda el punto 4 de la resolución sobre la situación internacional de nuestro último (23º) congreso[2]:
«Entre las principales características de la descomposición de la sociedad capitalista, es necesario destacar la creciente dificultad de la burguesía para controlar la evolución de la situación a nivel político» (Punto 9). Un fenómeno claramente señalado en el informe del 22º Congreso:«"Lo que hay que destacar en la situación actual, es la confirmación plena de este aspecto que identificamos hace 25 años: la tendencia a una creciente pérdida de control de la clase dominante sobre su aparato político»
Y como no tienen más remedio que reconocer, a su modo, algunos elementos de la burguesía, como en España Cebrián o Felipe González:
«No estamos ante una crisis de gobierno, sino de Estado, y esta a su vez se enmarca en una nueva era cuyos emblemas son la globalización tecnológica y financiera; la desaparición del mundo bipolar que emergió tras las guerras del pasado siglo; la corrupción de muchos gobiernos; la multiplicación de las desigualdades y la ausencia de esperanza en el futuro para las nuevas generaciones. Felipe González ha descrito el fenómeno como la crisis de gobernanza de la democracia representativa en el Estado nación. Se trata de eso, pero no solo. Estamos ante el derrumbamiento del orden establecido en medio de un caos que no ha hecho sino comenzar y que nos acompañará por algún tiempo…» (EL PAÍS, 25 de Noviembre; Opinión)
Pero esta pérdida de control de la burguesía de su aparato político es claramente distinta de las diversas crisis políticas que la burguesía ha conocido en los años 60 y 80. Antes de los años 90, las crisis políticas de la burguesía estaban ligadas, o bien a la necesidad de confrontar la lucha obrera, o bien a las tensiones imperialistas (la crisis de Suez en GB y Francia, o la de Argelia en Francia, o el tratado de Maastricht en Francia y Holanda…); y se gestionaban en el seno del propio aparato político de la burguesía. En la crisis actual, el proletariado no está por el momento en el centro de la escena social. La crisis actual concierne a la pérdida de control de la burguesía de su aparato político. Los movimientos populistas se forman sobre temas recurrentes como los refugiados, la seguridad frente al terrorismo, el resentimiento de los arruinados por la crisis..; pero también se nutren de las tensiones específicas en el seno de las burguesías nacionales: desorientación de la burguesía USA ante el debilitamiento de su liderazgo mundial, ambigüedad de la burguesía británica frente a la UE, divisiones entre fracciones regionalistas y nacionalistas en el seno de la burguesía española o belga, etc.
La explicación del impasse actual de la burguesía española para formar gobierno se entiende en ese marco de referencia histórico e internacional y en cómo se ha concretado en el juego político del Estado nacional.
No podemos repetir aquí un desarrollo en detalle de los análisis que venimos haciendo de los diferentes episodios de la expresión de la crisis del aparato político del Estado español; aunque tampoco es posible hablar de la situación actual sin tenerlos presentes.
La burguesía española se había dado con la Constitución de 1978 un terreno de juego consensuado para sus tensiones políticas. Algunos de los resultados más notables de ello fueron que el PSOE se convirtiera en el principal partido del Estado burgués, dirigiendo la transformación democrática y la reestructuración industrial; que se formara una derecha democrática escondiendo bajo la alfombra los residuos del franquismo; o que las tensiones nacionalistas con Cataluña y el País Vasco se encauzaran en una pugna por prebendas y trasferencias[4]. Pero eso solo fue posible por la unidad de todos para confrontar la lucha del proletariado y por la disciplina de bloque imperialista USA, que a través de Alemania y Francia “tutorizó” la transición democrática. Ninguno de los dos factores está hoy presente, y con la agravación de la crisis, la nave hace aguas por todas partes.
El bipartidismo y la alternancia PP-PSOE expresan en España una tendencia general al partido único, propia del totalitarismo estatal que caracteriza la decadencia del capitalismo y que en los países democráticos toma la forma del bipartidismo: dos partidos -uno más a la derecha y otro más a la izquierda- se reparten el poder de forma prácticamente monopolista. En USA el turno Demócratas – Republicanos, en Alemania la alternancia CDU – SPD, en Gran Bretaña conservadores – laboristas. en España el dúo PP-PSOE. El desgaste de esta fórmula, debido a los golpes de la crisis económica que se arrastra durante casi medio siglo y a la descomposición, como hemos explicado arriba, se ha manifestado en el caso español en que en el PP apenas quedaba algún alto cargo sin imputar en casos de corrupción; mientras el PSOE se convertía en un reino de taifas al mando de los “barones” y la “vieja guardia”, donde la única posibilidad de hacerse un hueco venía de los advenedizos “outsiders” como Zapatero o el mismo Sánchez. Lo que culminó en la crisis del PSOE en 2016 y en un equilibrio inestable y una lucha sin cuartel entre apparátchiki y advenedizos que hoy es la marca de la casa. Al PP por su parte, le crecieron los enanos de VOX, que él mismo había estado amamantando[5].
La tentativa de una alternativa al bipartidismo ha sido la “crónica de una muerte anunciada”. Como ya decíamos en 2016:
«El PSOE, un partido gubernamental por antonomasia, no puede aliarse con la derecha “moderna” y “renovadora” que se suponía debía ser Ciudadanos. Este partido es visceralmente españolista- más aún que el PP- y no puede ser un canal de diálogo con las derechas nacionalistas. Aparte de su demagogia anti-corrupción no ofrece ningún atractivo de “centro” que pueda seducir a un electorado más “moderno”. Empezando por su líder, la inmensa mayoría de sus cuadros huelen a un pijerío aún más apestoso que el del PP. Por mucho que gesticule el señor Rivera, Ciudadanos no puede ir más allá de una muleta coja del PP. Ciudadanos no tiene nada ver con partidos bisagra que existen en Alemania (liberales, verdes) y que pueden dar credibilidad a una posición firme de los partidos centrales (DC y SPD) frente al populismo.»[6]
Y por otra parte:
«...a nivel de gobierno central, la coalición “frente populista” es peligrosa para el interés del capital español. En primer lugar, Podemos es un conglomerado caótico de tendencias variopintas donde juega un papel nada desdeñable un grupúsculo trotskista -Izquierda Anticapitalista- que por grandes que sean las ambiciones de sus jefes y por mucho que se “moderen” son claramente inaptos para gestiones gubernamentales. En Podemos también pesan nacionalismos periféricos que le empujan a la demagogia arriesgada del “derecho a decidir”, cosa que la mayoría de barones socialistas no toleran. En fin, los partidos nacionalistas periféricos no son de fiar dada la mala soldadura nacional del capital español y suscitan mucha desconfianza en el aparato socialista. A todo ello se debe añadir el descrédito que conllevaría un “gobierno de progreso” no solamente para el propio PSOE, junto con Podemos, sino para toda la llamada “clase política”»[7]
Precisamente la sobrepuja de los nacionalismos[8] es el otro importante factor de caos en la situación actual. Las promesas de Zapatero de “profundizar” el Estatut, junto con la ineptitud del PP, son el desencadenante de los acontecimientos recientes; el telón de fondo es una escalada de radicalismo entre ERC y la antigua CiU (hoy JxCat) con fines electorales[9]; aunque la causa es global como venimos desarrollando.
La negativa del PP en 2012 a cumplir la promesa de profundizar el Estatut y a igualar la oferta de trasferencias catalanas con las del País vasco, hicieron declarar a Mas, entonces President de la Generalitat, que “Cataluña entraba en territorio desconocido”. Un territorio de hecho en el que se hacían fuertes las fracciones más radicales e irresponsables del nacionalismo, como la CUP/CDR y se iniciaba la vía unilateral al independentismo que tuvo su momento de gloria con el referéndum de Octubre 2017 y la proclamación de la República[10].
La estrategia de la llamada entonces “revolución de las sonrisas” fue desde el inicio presentar al Estado español como lastrado por los restos del franquismo y contrario a la democracia. La ineptitud del PP hizo que cayera de lleno en la trampa en Octubre 2017, difundiéndose imágenes de la policía cargando indiscriminadamente contra la población, incluidas familias con niños y ancianos, que provocaron movilizaciones masivas el día siguiente y una campaña internacional en contra. Profundizando aún más en su mal paso, el PP judicializó el conflicto llevando a los líderes catalanistas a los tribunales y metiéndolos preventivamente en la cárcel[11].
A esa situación respondieron los sectores más responsables de la burguesía con la moción de censura que desalojó a Rajoy y recuperó al PSOE para que fuera el pivote de la política burguesa, tras una etapa en que había el riesgo de que quedara en el ostracismo (como por ejemplo cuando apoyó la aplicación del artículo 155 de la Constitución en Cataluña sin ni siquiera ser necesario este apoyo). Esa moción de censura urdida incluso por Podemos, contó rápidamente con la colaboración del PNV y de ERC (que fue la primera formación en hablar abiertamente de fin de la vía unilateral de independencia). Esa operación fue bendecida por la mayor parte de la burguesía que dio al PSOE un importante espaldarazo en las elecciones del 27 de Abril pasado. ¿Por qué ERC y en menor medida Podemos torpedearon esa mayoría votando en contra de los presupuestos y abocando a esas elecciones? ¿Por qué el PSOE que contó con mejores números para gobernar fue incapaz de investir a Pedro Sánchez tras esas elecciones y ha tenido que convocar las recientes del 10 de noviembre? Es difícil dar una respuesta, pero da la impresión de que los planes de los sectores más responsables son saboteados rápidamente por los sectores más díscolos. Algunos ejemplos:
- quien sabotea la mayoría de la moción de censura es esencialmente la fracción Puigdemont con sus reuniones de Pedralbes con el Gobierno del PSOE en Noviembre de 2018, que consigue presentar casi como una claudicación (puesto que el Estado habría aceptado negociar “entre gobiernos”), lo que resta margen de maniobra a ERC y al propio PSOE
- quien sabotea el gobierno PSOE en julio es sobre todo la fracción Iglesias dentro de Podemos, que ve en el gobierno de coalición la única forma de sobrevivir al enconamiento de peleas internas dentro de la propia formación. Pero también un sector muy importante del PSOE al que repugna una alianza con Podemos.
- cuando la sentencia del “proces” era conocida meses antes por todos los políticos, las reacciones que suscita sobre todo en forma de movilizaciones y de choques de radicales con la policía durante 15 noches seguidas dejan “fuera de juego” a los principales actores políticos. Las quince noches de choques violentos de la policía contra radicales, no conducen a un debilitamiento del peso electoral de las fracciones más díscolas (de hecho los que más han crecido en las últimas elecciones, aparte de Vox, han sido Bildu, la CUP/CDR, los “puigdemónicos”, etc), sino que debilitan a los más proclives a la negociación (ERC). Si con esa maniobra el PSOE buscaba identificar al independentismo con los violentos, para ganar apoyo internacional y ablandar a mas sectores del independentismo, hay que decir que ha cosechado un relativo fracaso. Los tribunales europeos siguen haciéndose los “longuis”, mientras figuras internacionales firman un manifiesto por una salida “negociada” al “conflicto catalán”. Y el eje de las movilizaciones en Cataluña se desplaza del independentismo a la anti -represión, por lo que, a diferencia de lo que ocurriera por ejemplo en Octubre 2017 ha habido manifestaciones de solidaridad con los violentos de Cataluña en las principales ciudades españolas.
Las elecciones del 10 de Noviembre no han resuelto nada y plantean las cuestiones en los mismos términos. El aparente acuerdo de coalición con Podemos solo satisface a su fracción dirigente (que se deshace en abrazos ante la perspectiva de “ocupar puestos”); pero deja las cosas exactamente como estaban respecto a la oposición dentro y fuera del PSOE y a la cuestión catalana.
La confluencia y transmutación del independentismo en campaña democrática es una carga de profundidad contra la reflexión del proletariado español, que es particularmente sensible a verse involucrado en el engaño democrático, que en los años 70 constituyó una baza fundamental de la burguesía contra la oleada de luchas obreras.
La transición a la democracia para licenciar al régimen franquista desarrolló dos grandes pilares:
-Frente al proletariado el espejismo de los “sindicatos obreros”, las “libertades democráticas”, los partidos de izquierda, la Democracia;
-Frente al crónico problema de la soldadura nacional del capital español la potenciación de los nacionalismos periféricos (especialmente el catalán y el vasco) que desembocaron en el “Estado de las autonomías”.
Para reintroducir el veneno de la “defensa de la nación” en las filas proletarias, el rancio nacionalismo “gran español” del franquismo con sus ridículas pretensiones imperiales y su nacionalcatolicismo condensados en el slogan “por el imperio hacia dios”, ya no servía y resultaba contraproducente. La burguesía tuvo que recurrir a potenciar los pequeños nacionalismos, perseguidos por el franquismo. Así, especialmente la izquierda y muy particularmente el PSUC en Cataluña llevó a cabo una intensa campaña democrático – nacionalista con el famoso “Llibertat, amnistía y Estatut d’autonomía”.
Sin embargo, lo que más daño político ha hecho históricamente al proletariado ha sido el antifascismo y la defensa de la democracia. Esa fue la lección fundamental del periodo de la República y la guerra del 36 donde la CNT perdió todo lo que le quedaba de vinculación a la clase obrera por su adhesión incondicional a la mistificación antifascista[12] y la respuesta inicial de los obreros en su terreno de clase al golpe de Estado militar de julio 1936 fue desviado por el Frente Popular, apoyado por CNT-POUM al terreno de guerra imperialista de “la defensa de la República contra el fascismo”. Las últimas resistencias del proletariado fueron aplastadas por el P”C”E en mayo de 1937 con la ayuda de ERC y de la CNT, su ministra Montseny llamando desde la radio a los obreros masacrados a “dar besos a los Guardias de Asalto”[13].
Hoy la CUP/CDR y demás “izquierdo-nacionalistas” son como si dijéramos los despojos de los despojos del PSUC y otras camarillas izquierdistas.
La clase obrera en las principales concentraciones de Cataluña forma parte de los batallones centrales del proletariado en España, con una tradición notable de luchas, como en el Bajo Llobregat, SEAT, etc. y de aportaciones a la Memoria histórica del proletariado. Y aunque es cierto que no se ha dejado arrastrar al terreno independentista, el ambiente de polarización brutal entre el nacionalismo españolista y el independentismo catalanista crea una barrera de difícil superación al necesario esfuerzo que tiene que realizar para encontrar su propio terreno de clase autónomo e internacional contra los ataques cada vez más graves del capitalismo en crisis y contra la deriva de éste hacia la barbarie de la guerra, la miseria y la destrucción medioambiental.
Hic Rodas/Pinto 20-12-19
[1] https://es.internationalism.org/revista-internacional/200510/223/la-descomposicion-fase-ultima-de-la-decadencia-del-capitalismo [13]
[2] https://es.internationalism.org/content/4447/resolucion-sobre-la-situacion-internacional-2019-los-conflictos-imperialistas-la-vida [1909]
[3] Así llaman algunos medios a la perspectiva de un gobierno basado en hasta 8 alianzas. También ha sido llamado gobierno Frankestein
[4] Donde no ha faltado sin embargo la violencia de los atentados (ETA o Terra Lliure, Hipercor, etc.)
[5] Ver Vox francamente capitalista https://es.internationalism.org/content/4501/vox-francamente-capitalista [1962]
[7] Idem
[8] Aunque la voz cantante la asume hoy el nacionalismo en Cataluña, eso no quita para que
el nacionalismo vasco, escarmentado por el fracaso del plan Ibarretxe, calle y espere prudentemente mientras se hace indispensable para la gobernabilidad y mueve sus fichas en la sombra alentando una mayor autonomía/autodeterminación
[9] Tras la muerte de Franco y el retorno de Tarradellas (ERC, antiguo conseller de Interior de la Generalitat, organizador con el PCUS y demás de la represión de Mayo de 1937), quien, en realidad, ocupó en terreno central del catalanismo fue el partido creado por Pujol en 1974, con un “proyecto político de sectores de la burguesía, pequeña burguesía y clase media de renta alta, así como de componentes importantes de la Iglesia en Cataluña, que intenta movilizar a amplios sectores de la sociedad catalana…” como dice un historiador, un partido con dos vertientes una “centrista” dispuesto a aliarse con los partidos de “Madrit” y otra de corte ya populista en torno a la figura central de Pujol.
Este partido (CDC) empezó a perder peso a partir de la retirada de Pujol y los escándalos por corrupción de su clan familiar y a partir de entonces ha aparecido la vertiente ultranacionalista que se ha hecho con el partido, deshaciendo la coalición (CiU) con los regionalistas marginales de UDC y de la parte menos catalanista de CDC y cayendo en manos de unos personajes estilo aventurero como Puigdemont, o iluminados como Torra por no mencionar a otros de su entorno. Hoy este partido es la expresión misma de la simbiosis del populismo y el nacionalismo, refrendada por los sucesivos cambios de “membrete”: PDCat, ahora JxCat. Este partido del “seny” burgués ha acabado en manos de una gente que se ha aliado o que controla a los nacional-izquierdistas de la CUP, de los CDR y otros Tsunamis democráticos, que se han formado con los despojos de grupos izquierdistas del paisaje político catalán (trotskistas de todo pelaje, anticapitalistas, incluso anarquistas). Estos esbirros de la contrarrevolución que durante décadas no cesaron de apoyar a toda clase de nacionalismos más o menos exóticos, han podido por fin poner en práctica sus políticas en su propio país. Así es la nueva coalición del partido de centro-derecha de Cataluña con ese magma nacional-izquierdista.
A ERC, que en Cataluña ha jugado a ser la bisagra de la derecha y la izquierda en la Generalitat, le ha caído encima el papel de partido “racional” que sabe perfectamente lo que todos saben: que lo de la independencia es una quimera. El problema es que la situación se ha enconado tanto que ERC se encuentra, por un lado, entre el martillo de JxCat y los, llamémosles, “nous escamots” practicantes de escraches, por ahora menos militarizados que los antiguos, que tratan de traidores a los de ERC, como le ocurrió al ex bocazas de Rufián en Barcelona donde se encontró con la horma de su zapato y, por otro lado, la necesidad de apoyar al gobierno central para intentar salir del atolladero.
[10] Una proclamación de mentirijillas como los “valientes” líderes independentistas han reconocido
[11] Es preciso señalar que la judicialización del conflicto catalán vino también por la propia presión de los jueces, una corporación fuertemente españolista y hostil al nacionalismo, especialmente el catalán. Este poder del Estado ha tomado cierta autonomía en el contencioso catalán y ha dificultado la aplicación de “soluciones políticas” forzando a los gobiernos españoles a asumir una vía abiertamente represiva con duras condenas de cárcel, que les ha colocado en una situación incómoda respecto a sus “socios” europeos.
[12] Ver El antifascismo, el camino a la traición de la CNT (1934-36) https://es.internationalism.org/revista-internacional/200806/2278/historia-del-movimiento-obrero-el-antifascismo-el-camino-a-la-trai [1966]
[13] Ver nuestro libro Franco y la Republica masacran al proletariado https://es.internationalism.org/cci/200602/539/espana-1936-franco-y-la-republica-masacran-al-proletariado [588]
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En octubre de 2019, Extinction Rebellion (XR) celebró una "rebelión internacional" durante dos semanas –en otoño– con acciones en 60 ciudades de todo el mundo. En el Reino Unido, esto implicó manifestaciones, bloqueos de cruces de carreteras, toma de trenes, la construcción de una estructura en Oxford Circus, arrestos y, en general, hacer el espectáculo para dar publicidad al terrible estado de la ecología del mundo. Su “lado teórico” está plasmado en el folleto Common Sense for the 21st Century / Only Nonviolent Rebellion Can Now Stop Climate Breakdown and Social Collapse de Roger Hallam –uno de los líderes de la RX. Este documento proporciona la base para la actividad de la RX, la cual está muy en consonancia con el escrito.
Las respuestas a la actividad de RX han sido variadas. En la prensa se puede ver que están de acuerdo en que están llamando la atención sobre asuntos importantes, pero desaprueban lo que hacen para obtener publicidad. También están los famosos y los izquierdistas que dan apoyo acrítico a la RX. Típicamente, el SWP[1] elogia "a la gente que se enfrenta a arrestos y ataques de los medios de comunicación con brillantes muestras de creatividad y resistencia". "XR se ha enfrentado a una serie de ataques esta semana — contra los medios de comunicación, la policía y los políticos de derechas. A pesar de ello, los rebeldes están construyendo un movimiento que ha logrado hacer frente a las repetidas presiones del Estado —y se divierten mientras lo hacen. Están planteando demandas para una transformación radical de la sociedad, y creando un espacio para luchar para ello". Los trotskistas más radicales de wsws.org[2] siguen siendo ampliamente elogiosos "XR está tratando de concientizar a la opinión pública sobre el calentamiento global, mientras que exige cambios de política a los gobiernos del mundo... Los trabajadores deben oponerse enérgicamente a los arrestos masivos de manifestantes cuyo único crimen es buscar una salida a la terrible calamidad ambiental que amenaza a la humanidad".
Mientras tanto, están las tradicionales reacciones conservadoras a las protestas, caracterizando los eventos de RX como una molestia, como las acciones de “hippies” y “vándalos”. Junto a esto están los “contrarios” de Spiked que están en contra de la “guerra de Extinction Rebellion contra la clase obrera. Estos eco-acomodados están llenos de odio por los pobres". Cuando un manifestante de XR fue arrastrado desde lo alto de un tren de metro y atacado por los viajeros, Spiked declaró que "los enfrentamientos de hoy en el metro entre las clases trabajadoras que viajan al trabajo y los temerarios burgueses, con su culto a la XR, son una ilustración maravillosa de la naturaleza elitista de la ecopolítica y de la creciente furia pública con la eco-agenda".
Para una crítica seria a RX es necesario utilizar las herramientas que provee marxismo, entendiendo los fenómenos sociales en el contexto de la sociedad capitalista, en el choque de intereses entre la clase capitalista dominante y la clase obrera –una clase que es explotada, pero que tiene la capacidad de derrocar al capitalismo. El trabajo de Hallam no es solo una base teórica para diferentes medios de protesta: muestra de qué lado está la RX en la lucha de clases.
El Common Sense se opone a los “reformistas”: "Ofrecen soluciones gradualistas que, según ellos, funcionarán. Es hora de admitir que esto es falso, y es una mentira. Por lo tanto, desvían la opinión popular y la atención y la energía del público de la tarea que nos ocupa: una acción colectiva radical contra el régimen político que está planeando nuestro suicidio colectivo". Y, sin embargo, toda la política de XR es reformista. Todas las demás cuestiones sociales deben suspenderse hasta que el capitalismo se comprometa a abordar la "emergencia climática". Esto se refleja en la afirmación del periódico The Guardian de que "la emergencia climática es el tema que define nuestro tiempo". La preocupación central de la XR es el medio ambiente, y la posibilidad de que el estado capitalista pueda, a través de medidas como impuestos y aranceles y el desmantelamiento de tecnología dañina, prevenir el eco-genocidio. En teoría y práctica quieren desviar la atención hacia la ecología como un tema separado y alejarla del capitalismo como un sistema global que da lugar a la guerra imperialista y a la depredación ecológica.
El enfoque de XR hacia el aparato represivo del Estado es particularmente esclarecedor. Common Sense dice: "Un enfoque proactivo de la policía es una manera efectiva de permitir la desobediencia civil masiva en el contexto actual. Esto significa reunirse con la policía tan pronto como llegan a la escena del crimen y decir dos cosas claramente: ‘esta es una acción pacífica no violenta’ y ‘respetamos que usted tenga que hacer su trabajo aquí’. Tenemos pruebas repetidas de que esto calma a los agentes de policía, abriendo así el camino a posteriores interacciones civiles. Las acciones de Extinction Rebellion han tratado consistentemente a la policía de manera cortés cuando nos arrestan y en las estaciones de policía". XR se enorgullece de ser razonable y cooperativo "A menudo, una reunión cara a cara con la policía es efectiva, ya que son capaces de entender que la gente con la que están tratando es razonable y comunicativa". XR no ve ningún problema en que la policía gestione eventos de la RX "Es mejor que la policía gestione un episodio ordenado y de bajo coste que sea compatible con nuestro interés en que un gran número de personas participen en un acto altamente simbólico y dramático" Desde el punto de vista de la clase dominante, RX no se ven como una amenaza para los que están en el poder, sino como una molestia ocasional para el tráfico.
Ciertamente, los líderes de XR no ven a la policía como una amenaza; por el contrario, son vistos como un instrumento para ayudar en el impacto de XR al hacer múltiples arrestos. Como otros críticos han dicho, "los líderes de XR son más que respetuosos con la policía. Les ayudan activamente a realizar detenciones y a los tribunales a conseguir condenas"[3]. Este artículo del colectivo Out of the Woods[4] también informa que "Hallam afirma que la Policía Metropolitana ‘es probablemente una de las fuerzas más civilizadas del mundo'". En contra de la visión de XR, la experiencia histórica de los explotados y oprimidos ha sido que la policía, junto con los tribunales, las prisiones, los servicios de seguridad y el ejército, son parte integral del aparato de represión del estado capitalista. Solo existen para defender las instituciones de la clase dominante, en interés de la burguesía explotadora. Cualquier cosa que amenace el orden capitalista será resuelta por la fuerza del Estado, en particular por la policía.
Las RX dicen ser partidarias de algún tipo de “revolución”, pero piensan que "una búsqueda dogmática de modelos revolucionarios desacreditados puede ser socialmente ruinosa". Hallam está tan seguro de que la planificación de RX es la clave que, sin ella, "nos quedamos con levantamientos sin dirección y espontáneos.... que las investigaciones muestran que normalmente conducen a resultados autoritarios y a una guerra civil". Common Sense se pregunta por qué "los episodios revolucionarios han fracasado miserablemente en los últimos 30 años", diciendo que la respuesta está en "la cuestión más fundamental de la política -‘¿quién decide?’” No es obvio lo que han sido estos recientes “episodios revolucionarios”. Podríamos preguntarnos qué "episodios revolucionarios" han tenido lugar en los últimos 30 años. Hallam se refiere a Egipto y Ucrania, y a los "Gilets Jaunes" en Francia. En realidad, ninguno de estos movimientos fue revolucionario: los acontecimientos de la Plaza de la Independencia en Ucrania de 2014 estuvieron totalmente envueltos en el nacionalismo[5], los "Gilets Jaunes" son un movimiento interclasista dominado por el populismo[6]. Los acontecimientos en Egipto en 2011 fueron diferentes porque hubo una influencia definida de la lucha de clases, pero estuvo muy lejos de plantear la cuestión del derrocamiento del sistema capitalista[7]. Por lo tanto, Hallam hace aquí un truco familiar: rebajar el concepto de revolución para que signifique cualquier tipo de malestar social o golpe político, y oscurecer lo que la revolución significa y cómo puede llegar a suceder. Para los marxistas, la única fuerza revolucionaria en la sociedad capitalista es la clase obrera, y una revolución proletaria es el único proceso que puede derrocar al estado capitalista. Common Sense tiene una visión muy diferente del mundo.
Para empezar, hay una serie de elementos diferentes que conforman la concepción de la RX de "rebelión". Hallam presenta el caso como si fuera el resultado de un estudio científico serio "La evidencia histórica muestra que los ‘episodios’ de resistencia civil exitosa duran entre tres y seis meses" o "El acto más efectivo de desobediencia civil masiva es tener un número significativo de personas (al menos entre 5.000 y 10.000 inicialmente) ocupando espacios públicos en una ciudad capital de varios días a varias semanas". Todo esto va de la mano con el entendimiento de que "el 1% de la población en general liderará las manifestaciones". Uno de los 10 principios básicos de la RX se centra en "movilizar al 3,5% de la población para lograr un cambio en el sistema". Este parece ser un ejemplo clásico de elitismo. En respuesta a las preguntas "quién decide", la respuesta es: una pequeña minoría, movilizada por XR, que de alguna manera obligará al Estado a negociar: "Cuando las autoridades pierden la capacidad de detener la movilización masiva, el régimen se ve obligado a negociar".
La sociedad capitalista ha llevado a la humanidad a un callejón sin salida, y no hay otra salida que la movilización masiva y radical de la clase explotada y el cambio de conciencia más gigantesco de la historia de la humanidad. Contar solo con una pequeña minoría para llevar esto a cabo es una burla al enorme desafío al que se enfrentan la clase obrera y la humanidad.
XR se siente muy cómodo con las instituciones del dominio burgués. Hallam y algunos otros activistas de XR se presentaron a las elecciones europeas de 2019. Por supuesto, afirmaban no ser un partido político, pero estaban contentos de estar al lado de todos los demás políticos burgueses que vendían sus mercancías ideológicas, la propaganda sobre el clima encajaba con el nacionalismo, el populismo, el racismo, el estalinismo y todas las demás campañas a favor de los cambios dentro del capitalismo. En diferentes momentos, Common Sense propone varios organismos diferentes que podrían estar involucrados en el "cambio social". Por ejemplo, existe la idea de una "Asamblea Nacional de Ciudadanos seleccionados aleatoriamente por su trabajo en elaborar el programa de medidas para hacer frente a la crisis. Este tipo de elección se basa en una muestra aleatoria que formará los miembros de la Asamblea con base en el total de la población usando cuotas para asegurar que sea representativo a la composición demográfica del país". Esto es algo que el Gobierno conservador favorece. Se enviaron cartas a 30.000 hogares de todo el Reino Unido invitando a la gente a unirse a una asamblea de ciudadanos sobre el cambio climático. "Los invitados a la Asamblea del Clima del Reino Unido han sido seleccionados al azar de todo el país. De los que respondan, 110 personas serán elegidas como muestra representativa de la población" (Guardian 2/11/19). Esto no es una base para el "cambio social", ya que encaja perfectamente en las otras instituciones de la democracia burguesa. Estas asambleas inofensivas contrastan marcadamente con las diversas asambleas o consejos creados por la clase obrera en sus intentos de defender sus intereses, y que, en última instancia, tienen la capacidad de derrocar al capitalismo.
Para tomar decisiones responsables no necesitamos que los delegados sean elegidos al azar entre la población en general. Los proletarios que luchan contra este sistema necesitan delegados que tengan ideas claras, una convicción y una orientación sobre cómo abordar las raíces de los mecanismos de destrucción capitalista. No podemos poner nuestro destino en manos de una selección de delegados aleatorios: debemos poder confiar de que los que son elegidos, realmente representen y defiendan nuestros intereses. Además, dado que tales delegados solo pueden operar como expresión de una clase en movimiento, los verdaderos consejos obreros pueden crear una "relación de fuerza" que puede hacer retroceder a la clase dominante y preparar el terreno para su derrocamiento.
Entre otras propuestas de Hallam se encuentran las Asambleas Populares que discutirán cuestiones ecológicas. A diferencia de la autoorganización de la clase obrera y la discusión dentro de una clase asociada, en las asambleas de Hallam "Expertos de todo el mundo pueden ayudar a capacitar a los facilitadores y producir agendas". Aquí tenemos órganos dirigidos por “expertos” para capacitar “facilitadores'” y fijar agendas, sin intención de amenazar el orden existente de las cosas.
Aunque XR se ve a sí mismo como un movimiento del "pueblo" en general, reconoce la necesidad de reclutar personas de la clase obrera para sus campañas. Existe una preocupación por "construir un movimiento de masas y así sacar al movimiento ambiental fuera de la burbuja de clase media que lo ha controlado durante décadas". En este sentido, XR señala que "la clase trabajadora está casi totalmente ausente de los movimientos ecologistas del Reino Unido". Pero el problema con la RX no es su falta de diversidad. El problema es que las verdaderas preocupaciones sobre el cambio climático se están canalizando hacia una especie de reformismo con unas pocas acciones espectaculares añadidas.
Mientras que XR afirma que quiere cambiar la sociedad, en realidad todo su proyecto permanece dentro de los límites de este sistema. No quiere revocar el aparato de la democracia capitalista. "El Parlamento permanecería, pero en un papel de asesor de esta asamblea de gente común, seleccionada al azar de todo el país, que deliberará sobre la cuestión central de nuestra vida nacional contemporánea: ¿cómo evitar la extinción?” También ve un rol para los consejos locales y las ONG como Greenpeace y Friends of the Earth. Fundamentalmente, la agenda de las demandas ecológicas que RX considera posible dentro de un país y dentro del sistema social actual. A pesar de la “corrupción” del sistema político, la “clase política” puede ser obligada a negociar, a desmantelar todo lo que es perjudicial para el medio ambiente.
En Common Sense hay muchos consejos sobre cómo acercarse a los medios de comunicación, cómo hablar, qué decir, cómo evitar lenguaje complicado. Implícitamente, a lo largo del folleto surge un sentido de valores. Dice que "Palabras como honor, deber, tradición, nación y legado deben ser usadas en cada oportunidad". Desde su fundación en abril de 2018, XR se ha extendido desde el Reino Unido a otros países, como Estados Unidos, Australia, Alemania y otras partes de Europa. Aunque tiene presencia internacional, su perspectiva está ligada al Estado-nación, al marco capitalista, y no ve problemas con el "orgullo nacional". Por el contrario, parece estar totalmente a favor de revivir valores como el orgullo nacional, que es parte integral de todas las formas de ideología burguesa.
Aunque pueda parecer que tiene un enfoque "radical" para protestar, en realidad XR es bastante cauteloso en cuanto a la acción económica. "La acción directa, como forma de crear un cambio político, ha sido objeto de un análisis simplista que ve el ganar y el perder en términos materiales estrechos. Existe un fuerte argumento a favor de este enfoque, ya que la confrontación, las huelgas, los bloqueos, los piquetes, los paros, las amenazas económicas y los trastornos pueden sin duda poner a los oponentes sobre la mesa, como lo demuestra el éxito a largo plazo de muchas huelgas laborales en todo el mundo". Sin insistir en el "éxito a largo plazo de muchas huelgas laborales" (no se presentan pruebas), a Hallam le preocupa que "el aumento de los costes económicos para un adversario es altamente polarizador". Él piensa que la batalla por “corazones y mentes” es más importante que una lucha económica. Para la clase obrera, la "lucha económica" es parte de la defensa de sus intereses de clase. En la batalla de ideas hay una oposición entre las protestas de RX sobre la emergencia climática que hace entrar en razón al estado burgués, y la idea central del marxismo: la capacidad revolucionaria de la clase obrera para derrocar al capitalismo, que solo puede surgir como resultado de la defensa de sus intereses materiales.
Aparentemente, es una de las inspiraciones de la obra de Hallam/XR es Why Civil Resistance Works: The Strategic Logic of Nonviolent Conflict por Erica Chenoweth y Maria Stephan. Esta última autora es planificadora estratégica del Departamento de Estado de los Estados Unidos y ha trabajado con la oficina de política europea/OTAN del Departamento de Defensa de los Estados Unidos y en la sede de la OTAN en Bruselas. No es probable que las ideas, saliendo de esta fuente, desafíen al estado capitalista u otras instituciones del dominio burgués.
Ciertamente hay una preocupación muy extendida con el estado del planeta, un deseo de reaccionar contra el futuro del capitalismo que nos espera, pero la RX proporciona una ideología y un calendario de protestas para recuperar esas preocupaciones y energías militantes y canalizarlas hacia el apoyo al sistema capitalista que está en la raíz de la decadencia ambiental. Al igual que con la propaganda de todos los partidos verdes en los últimos 40 años, o la campaña más reciente en torno a Greta Thunberg, es una ilusión peligrosa afirmar que el capitalismo puede corregir el estado actual del medio ambiente.
Todas las pruebas muestran que, lejos de reformarse, el capitalismo está mostrando cada vez más signos de ser capaz de arrastrar a toda la humanidad con él. Los intereses de la clase obrera son antagónicos al capital y no pueden ser satisfechos en esta sociedad. El estado del planeta Tierra solo puede mejorarse mediante el derrocamiento del capitalismo por parte de la clase obrera. Esto no debe ser logrado por una minoría, no importa cuán determinada sea. Requiere una conciencia de algo más que el estado del medio ambiente. El tiempo no está del lado de la clase obrera, sino que las acciones de campañas como las de RX prolongan activamente la vida del sistema capitalista.
Una respuesta común de los ecologistas radicales a quienes insisten en que solo la revolución mundial puede superar los problemas que plantea el capitalismo es: no tenemos tiempo para eso. Pero como la ideología de RX y otros “radicales” similares están actuando como una forma de canalizar las preocupaciones sobre el medio ambiente hacia callejones sin salida de la burguesía, es nada menos que un freno al desarrollo de la conciencia de clase y, por lo tanto, al potencial de una auténtica revolución.
Barrow, noviembre de 2019
[1] SWP: Socialist Workers Parti, grupo trotskista inglés.
[2] WSWS: World Socialist Web Site, publicación en Internet del Comité por la IVª Internacional, igualmente trotskista
[4]Un colectivo libertario que tiene un blog en libcom sobre temas ambientales. Recientemente han producido la segunda parte de su crítica a RX, centrándose en la realidad jerárquica detrás de su afirmación de ser una "holocracia" sin líderes. https://libcom.org/blog/xr-pt-2-31102019 [1969]
[6] Ver entre otros trabajos: https://es.internationalism.org/content/4484/balance-del-movimiento-de-los-chalecos-amarillos-un-movimiento-interclasista-un [1971]
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Durante estas fiestas navideñas, la burguesía no cesa de acusar a los huelguistas[1], especialmente a los trabajadores ferroviarios, de tener la "indecencia" de "estropear la magia de la Navidad". Sin embargo, ella y su sistema han estado pudriendo la vida de los proletarios durante años, empujándolos a condiciones de vida, trabajo y jubilación cada vez más precarias y miserables... ¡no sólo a fin de año sino todo el año! ¡Esa es la verdadera "indecencia"!
Por ello, volvemos a publicar, más de un siglo después de su aparición el siguiente artículo de Rosa Luxemburgo, que no ha perdido nada de su trágica actualidad, cuando, hace poco, al menos 43 trabajadores de Nueva Delhi perecieron en las llamas del incendio que asoló su fábrica. La fábrica también les servía de dormitorio, ya que sus irrisorios salarios no les permitían encontrar alojamiento en otro lugar.
Rosa Luxemburgo cuenta un dramático suceso que sacudió Berlín a finales del año 1907: varias decenas de habitantes de un albergue nocturno fueron asesinados por comida descompuesta y ella denunció con virulencia el horror de esta masacre. Demostró que los miserables que sucumbieron al arenque podrido y al alcohol adulterado eran sobre todo proletarios víctimas del sistema capitalista, como tantos otros antes y después de ellos.
Un siglo después, los "Lázaros del proletariado" siguen pudriéndose en las calles y asilos, pudriéndose en viviendas insalubres o inapropiadas, mientras que las crecientes masas de la población se empobrecen cada día más bajo los golpes de la crisis. Por ello este conmovedor texto de Rosa Luxemburgo aún pone de manifiesto el cinismo de la burguesía frente a los males de su sistema de explotación. Esta poderosa denuncia debe hacernos reflexionar y recordarnos sobre todo que, frente a la miseria en la que el capitalismo nos sumerge inexorablemente, sólo el levantamiento de los proletarios proclama una vez más: "¡Abajo el infame régimen social que genera tales horrores! "Sólo el desarrollo de la lucha de clases, masiva y solidaria, puede traernos un futuro.
Revolución Internacional, 24 de diciembre de 2019
Un acontecimiento acaba de turbar cruelmente la atmósfera de fiesta de nuestra capital. Las almas piadosas venían justamente de entonar el bello canto tradicional: "Navidad de alegría, Navidad de misericordia" cuando se esparció bruscamente la noticia de que un envenenamiento en masa acababa de producirse en el asilo municipal. Las víctimas eran de diversas edades: Joseph Geihe, empleado, 21 años, Karl Melchior, obrero, de 47 años, Lucien Scieptarorski, 65 años, etc. Cada día traían nuevas listas de hombres sin albergue, victimas del envenenamiento: La muerte los finiquitaba por todas partes: en el asilo, en la prisión, en el "chaufoir" público o simplemente en la calle, acurrucados En cualquier rincón. Antes que el año nuevo naciera, al son de las campanas, 150 se retorcían presas de los espantos de la agonía y 70 estaban ya muertos.
Durante muchos días, el modesto edificio de la calle de Froebel, que todo el mundo rehúye en tiempo ordinario, concentra hoy sobre él, la atención general. ¿Cuál era, pues, la causa de este envenenamiento en masa? ¿Se trataba de una epidemia o de un envenenamiento provocado por el consumo de alimentos en descomposición? La policía se dio prisa en restablecer la tranquilidad de la población: No se trataba de una enfermedad contagiosa. Mejor dicho, el hecho no presentaba ningún peligro para la población decente, para las gentes distinguidas de la ciudad. La muerte no tocaba más que a los "habituales" del asilo de noche, los cuales, con ocasión de la fiesta de Navidad habían ingerido, arenques podridos o aguardiente infectado, "baratos”. Pero aquellas gentes ¿dónde habían conseguido esos arenques podridos? ¿Los habían comprado a un vendedor ambulante de pescado? ¿o los habían recogido de los montones de basura en el mercado? Esta última hipótesis fue inmediatamente descartada por la perfecta razón de que los desechos de los mercados no constituyen, como podrían imaginarlo las gentes superficiales ignorantes de las sanas medidas de la economía política, un bien sin dueño, del cual el primer vagabundo que llega se puede apropiar. Estos desechos son reunidos y vendidos a grandes empresas que les utilizan para el engorde de puercos. Se les desinfecta y muele cuidadosamente. Así sirven de alimento a ese rebaño. Vigilantes de la policía de mercados velan para evitar que los vagabundos vengan a tomar sin autorización el alimento de los puercos, para comerlo así sin desinfectar y sin moler. Era, pues, imposible que, como algunos lo imaginan fácilmente, los sin albergue hubieran recogido su festín de Navidad entre los montones de basura de los mercados. Es por esto por lo que la policía buscaba al vendedor ambulante o al pulpero que ha vendido el aguardiente infectado, que determinó el envenenamiento.
En el trascurso de toda su existencia Joseph Gehie, Karl Melchior, Lucien Sciptoriopski, no habían nunca atraído la atención, tanto como hoy. Pensad, pues, ¡qué gran felicidad! Verdaderas juntas médicas secretas investigan prolijamente entre los intestinos de las recientes víctimas. El contenido de sus estómagos, por los que el mundo había hasta entonces manifestado tanta indiferencia, es ahora examinado minuciosamente y es objeto de apasionadas discusiones en toda la prensa. Los periódicos anuncian que diez de "esos" señores se ocupan en preparar líquidos para el cultivo del bacilo, causa del envenenamiento. Por otro lado, se quiere saber de una manera precisa dónde cayó enfermo cada uno de esos miserables; ¿en el "Tenil" donde la policía encontró muerto a alguno de ellos o en el asilo donde otros habían pasado la noche? Lucien Sciptierovski, se ha convertido de repente en una importante personalidad y si él no fuera en este momento cadáver de olor nauseabundo sobre la mesa de disección, seguramente tendría para inflarse de vanidad.
Sí, el emperador mismo – ¡que gracias a Dios está a salvo de peores males, gracias al aumento acordado de tres millones de marcos en la pensión civil que recibe en calidad de rey de Prusia para compensarle por la carestía de la vida¡– sí, el emperador mismo, pide insistentemente noticias de los envenenados en tratamiento en el hospital municipal. Y su alta esposa, femenina y enternecidamente, hace llegar por intermedio del chambelán von Winterfeld, sus condolencias a M. Kirschner, burgomaestre de la ciudad. En verdad, el burgomaestre Kirschner, no ha comido arenque a pesar de su baratura y se encuentra él con su familia de excelente salud. No es tampoco que nosotros lo sepamos parientes o relacionado de Joseph Gehie o de Lucien Sciptierovski. Pero después de todo ¿a quién el señor chambelán Von Winterfeld, debía expresar las condolencias de la emperatriz? No podía evidentemente trasmitir las salutaciones de su majestad a los pedazos de cadáveres que yacían sobre la mesa de disección. En cuanto a los miembros de sus familias ¿hay alguien que los conocía? ¿Quién podría encontrarlos en los cabarés, los hospicios, los barrios de prostitución, y también en las fábricas y las minas donde ellos trabajan? Por esto el burgomaestre M. Kirschner acepta en nombre de ellos la condolencia de la emperatriz, lo que le da fuerzas para hacer suyo y soportar estoicamente el dolor de los parientes de Scipterovski.
Ante la catástrofe, en el Consejo Municipal igualmente, se dio pruebas de viril sangre fría. Se hicieron investigaciones. Se redactaron comunicados cubriendo de tinta innumerables hojas de papel. Pero a pesar de todo, se tuvo siempre la cabeza en alto y contra los espantos de la agonía en los cuales otros hombres se debatían, se permaneció con valor también, con el estoicismo de los héroes antiguos delante de su propia muerte.
Y, sin embargo, todo este suceso ha puesto una nota discordante en la vida pública. Ordinariamente nuestra sociedad conserva cierto carácter de decencia exterior. Ella observa la honorabilidad, el orden y buenas costumbres. Aunque es cierto que hay lagunas o imperfecciones en la estructura y en la vida del Estado.
¿Pero después de todo, el Sol no tiene también manchas? ¿Y existe aquí, abajo, alguna cosa perfecta? Los obreros mismos, yo entiendo los mejor pagados, los que están organizados, creen de buena voluntad que la existencia y la lucha del proletariado se prosiguen dentro de límites de honorabilidad y compostura. ¿La gris teoría del pauperismo no ha sido refutada ya desde hace tiempo? Todos saben bien que existen asilos de noche, mendigos, prostitutas, "soplones", criminales y otros elementos de perturbación. Pero se piensa ordinariamente en esto, como en algo lejano, existente en alguna parte, fuera de la sociedad propiamente dicha.
Entre la clase obrera pudiente y sus parias, hay un muro y se piensa raramente en los miserables que se arrastran en el fango, al otro lado del muro. Pero, bruscamente algo sucede, algo que hace el mismo efecto que si en un círculo de gentes bien educadas, amables y distinguidas, alguien descubriera por casualidad en medio de los muebles raros y preciosos, las huellas de un crimen abominable o de innobles corrupciones. Bruscamente un horrible espectro arranca a nuestra sociedad su máscara de compostura y enseña a todos que su honorabilidad no es más que el atavío de una prostituta. Bruscamente aparece que la superficie brillante de la civilización cubre un abismo de miseria, de sufrimiento y de barbarie. Verdaderos cuadros del infierno surgen, en los que se ven criaturas humanas hurgando en los montones de basura. Buscan los desechos, retorciéndose en los espantos de la agonía. Se les ve así, agonizando, enviar a lo alto su aliento pestilente.
Y el muro que nos separa de este siniestro reinado de sombras aparece bruscamente como un simple decorado de papel pintado
¿Quiénes son, pues, estos habituales del asilo de noche envenenados por el arenque podrido o el aguardiente infecto? Un dependiente de almacén, un albañil, un tornero, un herrero, obreros, obreros, nada más que obreros. ¿Y quiénes son, pues, los sin nombre que no han podido ser identificados por la policía? Obreros, siempre; nada más que obreros, en todo caso que lo eran todavía no hace mucho tiempo.
Y, en verdad, ningún obrero está garantizado contra el asilo, o el arenque podrido. Ahora, vigoroso todavía, honesto, trabajador, ¿qué devendrá mañana si ya no es aceptado en su trabajo porque habrá alcanzado el fatal límite de edad o porque su patrón lo declara inutilizable? ¿Qué será de esta vida si mañana cae víctima de un accidente que hará de él un inválido, un mendigo? Se dice: las gentes fracasadas en el asilo no son en su mayor parte más que débiles y malos elementos. Viejos con el espíritu débil, jóvenes criminales, irresponsables etc. Es posible, pero los malos elementos de las clases superiores no caen nunca en el asilo sino son enviados a los sanatorios o al servicio de las colonias donde puedan satisfacer con toda libertad sus perversos instintos en las personas de los negros y de las negras. Ancianas reinas y grandes duquesas que se han vuelto idiotas pasan el resto de sus días en palacios suntuosos rodeadas de una muchedumbre de respetuosos servidores. Para el viejo sultán Abdul Amid, ese monstruo abyecto que tiene sobre su conciencia millares y millares de víctimas y al que sus crímenes innumerables y sus excesos sexuales han entorpecido sus sentidos, la sociedad le tiene preparado como último refugio una espléndida villa con magníficos jardines, cocineros de primer orden y un harén de florecientes mujeres, de doce años para arriba. Para el joven criminal Prosper Eherenberg, una prisión confortable, bien provista de champagne, de ostras y una gozosa compañía. Para los príncipes de instintos pervertidos, la indulgencia de los tribunales, la abnegación de esposas heroicas y la dulce consolación de una buena y añeja cara. Para Madame d'Kbestein, C- una mujer que tiene sobre su conciencia un asesinato y un suicidio, una confortable existencia burguesa, "toilettes" de seda y la simpatía discreta de la sociedad.
Pero los viejos proletarios en los que la edad y el trabajo y las privaciones, han debilitado el espíritu, revientan como los perros de Constantinopla, en las calles, contra las paredes, en los asilos, el arroyo y al lado de ellos se encuentra por todo rastro una cola de arenque podrido. La división de clases se prosigue duramente, cruelmente, hasta en la locura, hasta en el crimen, hasta en la muerte. Para la canalla aristocrática, la indulgencia de la sociedad y los goces hasta el último sorbo. Para el Lázaro proletario, el hambre y el bacilo de la muerte en los montones de basura.
Es así como se acaba la existencia reservada al proletario en la sociedad capitalista. Apenas sale de la infancia, comienza como un obrero trabajador y honesto en el infierno del servicio paciente y cotidiano en provecho del capital. Por millones y decenas de millones la cosecha de oro se aumenta en las granjas de los capitalistas. Una ola de riquezas cada vez mayor se vierte en los Bancos y las Bolsas de valores. En tanto, los obreros en masas grises y silenciosas atraviesan cada tarde las puertas de las fábricas y de las construcciones, como las pasaron por la mañana, miserables, vagabundos, comerciantes eternos que llevan al mercado el único bien que poseen: su propia piel.
De tiempo en tiempo un accidente, una tempestad los barre por docenas y por centenas de la superficie de la tierra. Una pequeña interlínea en el periódico, una cifra redonda, hacen conocer brevemente el accidente. Al cabo de algunos días se les ha olvidado y su último suspiro es apagado por el jadeo y las palpitaciones de la carrera por las ganancias. Al cabo de algunos días, nuevas decenas y centenas, ocupan sus plazas bajo el yugo del capital,
De tiempo en tiempo sobreviene una crisis, semanas y semanas de paro, de lucha desesperada con el hambre. Siempre el obrero consigue prenderse a cierta capa infernal, feliz de poder tender de nuevo sus músculos y sus nervios al servicio del capital.
Sin embargo, las fuerzas disminuyen poco a poco. Un prolongado "desempleo", un accidente, la vejez que se aproxima y he aquí, al obrero obligado a aceptar la primera ocupación que encuentra. Pierde su profesión y cae cada vez más bajo irremediablemente. El azar domina bien pronto su existencia, la desgracia lo persigue. El encarecimiento de la vida lo golpea cada vez más duramente. La energía constantemente desplegada en la lucha por el pan se relaja al fin; su amor propio desaparece y he aquí que bien pronto se encuentra ante la puerta del asilo de noche y en otros casos ante la de la prisión.
Todos los años, millares de existencias proletarias, se desplazan así, fuera de las condiciones de existencia normal de la clase obrera, hacia los bajos fondos de la miseria. Se desplazan insensiblemente como un sedimento, sobre el suelo de la sociedad, igual que las sustancias inútiles, de los que el capital no puede sacar ya ningún provecho: igual que un montón de basura humana que la sociedad barre despiadadamente con su escoba de hierro. El brazo de la ley, el hambre y el frío proceden aquí a su entera comodidad. Y en fin de cuentas, la sociedad burguesa tiende a sus parias la copa de veneno que hace desaparecer.
"El sistema de asistencia pública, dice Carlos Marx en "El capital", está representado por la capa de los inválidos, los obreros ocupados y el peso muerto de los "sin trabajo". En la sociedad capitalista el trabajo está indisolublemente ligado al paro. El uno y el otro son igualmente necesarios; el uno y el otro son una condición indispensable de la producción capitalista. Más considerables son la riqueza social, el capital explotador, las dimensiones y velocidad de su crecimiento y por consecuencia la plenitud absoluta del proletariado y del rendimiento de su trabajo y más considerable es la capa de sus desocupados. Pues, mientras más considerable es esta capa de desocupados en relación con la masa de obreros ocupados, es más considerable también la capa de obreros en excedente, reducidos a la miseria. Es esta una ley ineluctable de la producción capitalista".
Lucien Scipterovski que muere en la calle envenenado por un arenque podrido pertenece al proletariado, tanto como el obrero calificado que recibe buen salario, compra cartas postales de nuevo año y una dorada cadena de reloj. El asilo de noche y el "violón" son los dos pivotes de la sociedad actual, así como el palacio del canciller del Reich y la Banca de Alemania. Y el festín de arenque podrido y de aguardiente envenenado en el asilo de noche es la otra cara del caviar y del champagne en la mesa del millonario. Esos señores de los consejos médicos secretos pueden seguir buscando mucho tiempo al microscopio el germen de muerte en los intestinos de los envenenados y preparar líquidos de cultivo. El verdadero bacilo del que han muerto las gentes del asilo municipal es la sociedad capitalista con sus cultivos.
Cada día los sin albergue mueren de hambre y de frío. Nadie se ocupa de ellos, a no ser el parte cotidiano de la policía. La emoción provocada esta vez por este fenómeno banal se explica únicamente por su carácter de masa. Pues no es más que cuando su miseria adquiere un carácter de masa que el proletario puede obligar a la sociedad e interesarse por él. Hasta el mismo sin albergue en su aspecto de masa simplemente tomada como un montón de cadáveres adquiere una verdadera importancia pública.
En tiempo ordinario, un cadáver es una cosa muda, sin la menor importancia. Pero hay cadáveres que hablan más alto que las trompetas e iluminan más que las antorchas. Después del combate de barricadas del 18 de marzo de 1848, los obreros de Berlín, levantando en sus brazos los cadáveres de sus hermanos caídos en el curso de la lucha, las condujeran delante del palacio real y obligaron al despotismo a rendir honores a sus víctimas. Ahora se trata de levantar los cadáveres de los "sin techo" de Berlín envenenados, que son la carne de nuestra carne, y la sangre de nuestra sangre, sobre nuestros brazos, nuestros millones de brazos proletarios y de conducirlos en la nueva jornada de lucha que se abre ante nosotros, a los gritos mil veces repetidos: "¡Abajo el orden social infame que engendra tales horrores!"
[1] Ver Solidaridad en la lucha de todos los trabajadores, de todas las generaciones https://es.internationalism.org/content/4505/solidaridad-en-la-lucha-de-todos-los-trabajadores-de-todas-las-generaciones [1973]
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Los pasados 5 y 10 de diciembre: cientos de miles de manifestantes de todos los sectores, de todas las generaciones se echaron juntos a las calles contra la "reforma" de las pensiones. La rabia y la combatividad eran evidentes en las manifestaciones. Desde las luchas de 2003 y 2010 contra la reforma de las pensiones, no habíamos visto en Francia tal ambiente social, tal entusiasmo por ser tantos en movilizarse juntos contra este ataque que afecta a toda la clase de los explotados: asalariados del sector público y el privado, activos y jubilados, desempleados, precarios, estudiantes. La solidaridad en la lucha se manifiesta hoy una vez más en la voluntad de luchar no sólo para nosotros mismos, sino también para las generaciones futuras y para otros sectores. Hoy, martes 17 de diciembre, después del repelente discurso de Édouard Philippe con sus medidas que anuncian un alargamiento de los años de trabajo y una mayor pobreza para todos los pensionistas, nos hemos vuelto a movilizar y a gran escala. Debemos aprovechar este día para discutir y reflexionar juntos en las manifestaciones.
El Primer Ministro Édouard Philippe y su gobierno pueden cubrir sus discursos con toda clase de pedantes mentiras, su objetivo es claro: su "reforma" de las pensiones es para que el Estado ahorre más reduciendo aún más las pensiones. Nadie se deja engañar, su "justicia social" es la disminución de nuestros ingresos, es el empobrecimiento de todos.
El gobierno, esconde (mal) su verdadero objetivo: debido a los despidos o al deterioro profesional, los trabajadores acabarán retirándose sin todas sus anualidades (o todos sus puntos) y deberán conformarse con pensiones laminadas. Muchos ni siquiera podrán ganar el ya miserable mínimo prometido de 1.000 euros porque sólo se aplica a carreras completas.
Para ocultar tal deterioro generalizado de las condiciones de vida, para dividir a los trabajadores y su lucha, el gobierno utiliza todo tipo de estratagemas. Señala con el dedo a los ferroviarios de la SNCF y de la RATP a los que califica de “egoístas privilegiados” y hasta de criminales que “toman los usuarios de rehenes”. Mediante una gran propaganda en televisión y en prensa, el gobierno hace promesas a un sector u otro, negocia ramo por ramo, corporación por corporación. A los profesores: unas migajas en primas. A los ferroviarios: algún que otro arreglo de calendario. Aparenta querer preservar a los trabajadores nacidos antes de 1975 para así dividir a jóvenes y viejos. Afirma que quiere favorecer a las mujeres cuando en realidad las trabajadoras serán como todos los demás, más pobres cuando lleguen a la edad de jubilación.
Esta "reforma" es sólo uno de los muchos ataques violentos. Por todas partes, en las fábricas y administraciones, en todas las corporaciones, en todos los sectores, en el público como en el privado, la burguesía impone las mismas condiciones de trabajo insostenibles. Por todas partes amenaza la precariedad. Por todas partes, las nuevas "reformas" anuncian un futuro aún más difícil. El objetivo del gobierno es hacer que la economía francesa sea lo más competitiva posible en el ruedo internacional, mientras que, con el empeoramiento de la crisis económica mundial, la competencia entre las naciones es cada vez más feroz. Sigue machacando y machacando, en nombre de la rentabilidad "necesaria", la competitividad "obligatoria", el equilibrio presupuestario "inevitable", mientras que los ingresos y los privilegios de los capitalistas aumentan indecentemente.
Durante la manifestación del 10 de diciembre en París, un ferroviario de la SNCF nos dijo estas palabras: "Dicen que luchamos por nuestros privilegios. Tengo más de 50 años. La reforma no me afectará. Pero llevo 15 días en huelga y asistiendo a la Asamblea General. No estoy luchando para mí mismo. Es para los más jóvenes. Y no sólo de la SNCF. Para todos los demás, de todas las profesiones. Tenemos todos que estar unidos. No debemos aceptar que nos desprecien de esta manera".
Y no es ése un testimonio aislado. Todo lo contrario. Esta solidaridad entre generaciones y entre sectores, este sentimiento de pertenencia al campo de los explotados, de tener que luchar juntos está presente en la mente de todos. Es ésa la particularidad del movimiento actual: tras años y años de atonía y repliegue, los trabajadores están empezando a redescubrir su capacidad para unirse, apoyarse mutuamente y luchar juntos y solidarios.
Los sindicatos han percibido esa dinámica emergente y por eso ahora se presentan sin el menor reparo como promotores de la solidaridad, cuando en realidad nunca han dejado de dividir a los trabajadores.
Édouard Philippe cerró su discurso del 11 de diciembre diciendo hipócritamente: "Mi mano la tiendo y nuestra puerta queda abierta". ¿Pero abierta a quién? A los "interlocutores sociales", es decir, a los sindicatos que no representan en absoluto los intereses de los trabajadores.
En efecto, desde esa fecha se han celebrado toda una serie de negociaciones con esos "interlocutores sociales", en particular sobre la cuestión de la “edad de equilibrio”[1] fijada a los 64 años, que permite a la CFDT[2] “engancharse a los vagones de la huelga” para darse una imagen más combativa. Aquí ya se atisba una primera trampa: en un futuro próximo, el gobierno podría aparentar que da marcha atrás, temporalmente, en ese aspecto particular de su reforma en el que los medios de comunicación están centrando toda la atención para despistar al personal. Los sindicatos catalogados como "reformistas" pueden entonces cacarear que han obtenido satisfacción. ¡Y así podrá comenzar la consabida labor sindical de división!
Otra trampa es previsible: mientras que ya en septiembre la combatividad era fuerte en muchos sectores, los sindicatos decidieron lanzar el movimiento… ¡el 5 de diciembre! ¿Por qué tal espera de más de tres meses? Simplemente porque las fiestas de Navidad y Año Nuevo caen a finales de diciembre. En Francia, “la tregua de los confiteros” es el peor momento, con las vacaciones, para el desarrollo de un movimiento de todos los trabajadores. Esta es una maniobra clásica del sindicato. Es muy probable que, durante esas dos semanas, jaleados por la CGT y SUD, los ferroviarios de la SNCF y de la RATP continúen la lucha casi solos. El objetivo de los sindicatos es desmigajar el movimiento, agotar su espíritu de lucha y aislar a los trabajadores del transporte, permitiendo al mismo tiempo a los medios de comunicación impulsar una intensa campaña contra los llamados "secuestradores que impiden a los trabajadores viajar y disfrutar de sus merecidas vacaciones".
De nuevo en su discurso del 11 de diciembre, Édouard Philippe afirmó con orgullo: "Hay toda una serie de puntos en los que podemos mejorar la reforma, en particular sobre los trabajos duros y penosos". Esta es la tercera trampa: el gobierno negocia ramo por ramo para dividirnos. Pero ¿con quién está llevando a cabo las negociaciones? ¡Una y otra vez con... los sindicatos! A la vez que afirman alto y fuerte que esta reforma es un ataque contra todos los trabajadores los "interlocutores sociales" se sientan en torno a la mesa de negociaciones con el gobierno (a nuestras espaldas, como siempre), para "estudiar juntos" cómo los trabajadores de la educación, el transporte, los hospitales (u otros trabajos penosos) podrían salvarse en parte y temporalmente de un aspecto u otro de la reforma. En resumen, el gobierno y los sindicatos están jugando juntos, mano a mano, ¡el juego de la división corporativista!
Recordemos que, durante años, los sindicatos han estado multiplicando las jornadas de acción corporativistas, encerrando a los asalariados en lucha en el aislamiento siempre que podían, cada uno en su empresa y con sus propias consignas y sus reivindicaciones específicas. Y cuanto más aislada está la lucha, más la hacen durar los sindicatos, hasta que los huelguistas se agotan por completo.
La caricatura de esa labor de zapa fue el llamamiento de los "colectivos" de los servicios de urgencias y los interhospitalarios a no unirse a la huelga del 5 de diciembre, en nombre de lo "específico de las reivindicaciones hospitalarias" y a no "diluirse en un movimiento ‘cajón de sastre’". Y fue así como esos "colectivos" (captados por sindicatos y grupos trotskistas) llamaron a los trabajadores sanitarios a movilizarse para una jornada de acción específica el 30 de noviembre.
Pero la reflexión de los trabajadores sobre la necesidad de luchar en unidad y solidaridad logró contrarrestar la maniobra de división corporativista orquestada por esos "colectivos": ¡Muchas enfermeras, sanitarios de urgencias e internos no siguieron finalmente las órdenes sindicales y se manifestaron los días 5 y 10 de diciembre!
No seamos ingenuos, hoy los sindicatos fanfarronean con su recuperada unidad y radicalidad anunciando que no habrá "tregua de confiteros", para hacer "impopular" la huelga de la RATP y la SNCF. Esta maniobra sólo tiene un propósito: ¡dividirnos para acabar en derrota y desmoralización!
Todos los explotados tienen los mismos intereses que defender. Llevan a cabo la misma lucha. Sólo mediante la unidad y la solidaridad, por encima de sectores y corporaciones, podemos ser fuertes. Esta necesaria unidad en la lucha implica reconocernos no ya como ferroviarios, enfermeras, cajeros, maestros o especialistas en informática, sino como trabajadores explotados. ¡Eso es lo que demuestran una vez más las masivas manifestaciones de diciembre! ¡Eso es lo que preocupa a la burguesía francesa hoy!
Pero si seguimos confiando nuestra lucha a los sindicatos, estos bomberos sociales sabotearán el desarrollo de nuestra combatividad y solidaridad. En nombre de la unidad, nos dividirán. En nombre del radicalismo, nos agotarán. Sólo podemos confiar en nosotros mismos. Para llevar nuestras luchas más lejos, tendremos que aprender a organizarnos, convocando asambleas generales masivas, abiertas a todos, y enviando delegaciones a las empresas más cercanas a nuestro lugar de trabajo. Es posible, ya lo hemos hecho. Recordemos:
En 1968, cuando la crisis económica mundial estaba empezando a golpear de nuevo y con ella el retorno del desempleo, los trabajadores de Francia se unieron en la lucha. Tras las enormes manifestaciones del 13 de mayo para protestar contra la represión policial de los estudiantes, los paros y las asambleas generales se extendieron como un reguero de pólvora por fábricas y todos los lugares de trabajo, culminando, con 9 millones de huelguistas, en la mayor huelga de la historia del movimiento obrero internacional. Muy a menudo, esta dinámica de extensión y unidad se hizo fuera del ámbito sindical y muchos trabajadores hicieron trizas de su carné sindical después de los acuerdos del Grenelle del 27 de mayo entre los sindicatos y la patronal, acuerdos que enterraron el movimiento[3].
En la primavera de 2006, el gobierno tuvo que retirar su "Contrato Primer Empleo" ante el desarrollo de la solidaridad entre generaciones obreras. Los estudiantes precarios habían organizado asambleas generales masivas en las universidades, abiertas a los trabajadores, los desempleados y los pensionistas. Habían propuesto una consigna unificadora: la lucha contra la precariedad y el desempleo. Estas Asambleas Generales fueron el pulmón del movimiento, en ellas se celebraban debates, en ellas se tomaban decisiones, especialmente sobre los medios para ampliar la lucha. Resultado: cada fin de semana, las manifestaciones reunían a más y más sectores. Empleados y pensionistas se unieron a los estudiantes bajo el lema "“Jeunes lardons, vieux croûtons, tous la même salade”[4]. La burguesía francesa, la patronal y el gobierno de Villepin, ante esta extensión y tendencia a la unificación del movimiento iniciado por los estudiantes, no tuvieron más remedio que retirar el CPE[5].
Hoy, los trabajadores asalariados, los desempleados, los pensionistas y los estudiantes no tienen todavía confianza en sí mismos, en su fuerza colectiva, para atreverse a apoderarse de su propia lucha. Pero no hay otro camino. Todas las "acciones" propuestas por los sindicatos conducen a la división, la derrota y la desmoralización. Sólo la reunión en asambleas generales abiertas, masivas y autónomas, que decidan realmente el rumbo del movimiento, puede ser la base de una lucha unida y solidaria, de todos los sectores, de todas las generaciones. Asambleas generales (AG) que permitan a todos participar en el movimiento. AGs que planteen exigencias comunes a todos. AGs en las que nos sintamos unidos y confiados en nuestra fuerza colectiva. AGs que nos permiten frustrar las maniobras de los sindicatos y tomar nosotros mismos la dirección de nuestra propia lucha.
Cuando este movimiento se detenga, porque terminará inexorablemente, los trabajadores más combativos y decididos tendrán que agruparse. Estos trabajadores deben juntarse para formar "comités de lucha" para discutir juntos, aprender las lecciones de este movimiento social, reapropiarse de las de los movimientos pasados y prepararse para futuras luchas.
A la larga, solo el proletariado podrá abrir las puertas del futuro para las futuras generaciones ante este sistema capitalista decadente que lleva en sí más y más miseria, explotación y barbarie, que lleva la guerra y las masacres como las nubes la tormenta. Un sistema que está destruyendo el medio ambiente y amenazando la supervivencia de la humanidad.
Sólo la lucha masiva, unida y autoorganizada de la clase explotada puede frenar y repeler los ataques actuales de la burguesía.
Sólo el desarrollo de esta lucha puede allanar el camino para la lucha fundamental e histórica de la clase obrera por la abolición de la explotación y el capitalismo.
Corriente Comunista Internacional, 15 de diciembre de 2019
[1] Según esa novedad terminológica puede uno jubilarse a los 62 años como ahora, pero tendrá una penalización. Si uno quiere la pensión completa deberá ir hasta los 64. lo que quiere decir ese lenguaje es que la jubilación será a los 64. En realidad, ya hoy la edad promedia de jubilación es casi de 64. En cierto modo, eso de la “edad de equilibrio” es relativamente poca cosa en una ley de “pensiones por puntos” que cambia las normas de contabilización a todos los niveles para rebajar drásticamente las pensiones.
Cuando la semana pasada, el primer ministro Philippe, al final de su exposición sobre la nueva ley de jubilación, se sacó de la manga lo de la “edad de equilibrio” (también llamada “pivote”) dejó a todos los comentaristas (periodistas, políticos incluidos los de la mayoría) un tanto estupefactos: ¿cómo se le ocurre sacar eso ahora, sabiendo que para los sindicatos “reformistas” es una “línea roja”, un “casus belli”?, ¿No es suficiente por ahora con lo de la jubilación universal ‘de puntos’?, “Parece una provocación”. ¿O no será por el carácter mismo del macronismo tecnocrático, insensible, deshumanizado, incapaz de comprender los entresijos de la sociedad? Sólo, algunos decían que quizás era un regalo a una buena parte de los sindicatos “reformistas” para, como dice esta hoja de nuestros camaradas de Revolution Internationale volverlos a meter en la cancha de juego. Pero estas cosas no se dicen en voz alta, y el tono, en estos últimos días no se habla más que de la batalla contra la “edad-pivote”. El miércoles 17, Philippe convocó a todos los sindicatos, uno por uno, para volver a explicarles la reforma y no “cedió en nada”. Eso sí, ahora corren rumores de que Macron insinúa que habrá que ceder en algo…
[2] Esta Confederación sindical, hoy mayoritaria en Francia. Junto con otro sindicato minoritario pero dominante en los transportes parisinos RATP (el UNSA) forman el ala sindical a la que llaman “reformista”, o sea que discute y redacta con los gobiernos las leyes sociales. Del otro lado están los sindicatos “radicales”, la CGT, antes dominante, y SUD una antigua escisión de la CFDT. Esa división del trabajo en un país con una clase obrera de gran tradición combativa podría aparecer caricaturesca sino fuera tan peligrosa.
[3] En https://es.internationalism.org/accion-proletaria/201804/4296/hace-50-anos-mayo-de-1968 [1818] publicamos una recopilación de artículos sobre esta gran experiencia de la clase obrera.
[4] Juego de palabras muy popular en el hexágono francés que significa Tocino joven, picatostes viejos, la misma ensalada, es decir, unidad de jóvenes y viejas generaciones obreras.
[5] Ver Tesis sobre el movimiento de los estudiantes de la primavera de 2006 en Francia https://es.internationalism.org/revista-internacional/200606/964/tesis-sobre-el-movimiento-de-los-estudiantes-de-la-primavera-de-200 [596]
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En las redes sociales, en los partidos de izquierda e izquierdistas, en los medios llamados de “comunicación” se nos asustan con el ¡qué viene el lobo fascista de Vox! Está claro que el fascismo es una de las expresiones más brutales de la barbarie capitalista[1], está claro igualmente que Vox es un partido repugnante, que despliega una conducta provocadora y agresiva, alienta la xenofobia contra los emigrantes, defiende el más rancio nacionalismo español.
Sin embargo, es una trampa muy peligrosa para el proletariado el presentar Vox como el Mal Absoluto frente al cual sus rivales de la izquierda (PSOE, Podemos) o de la derecha (PP, Ciudadanos) serían un Mal Menor al cual habría que agarrarse como clavo ardiendo. La historia nos demuestra que esta trampa de elegir plato en el menú envenenado de las fracciones capitalistas ha provocado terribles baños de sangre: la carnicería de la Segunda Guerra Mundial (elegir entre el bando nazi y el bando democrático), la Guerra de España de 1936 (elegir entre Franco y la República) o el golpe de Pinochet (elegir entre la “unidad popular” de Allende y los militares).
El proletariado necesita combatir al capitalismo y a su Estado como un todo y no elegir el “mal menor” frente al “mal mayor”. Bajo el capitalismo, el proletariado solo tiene FALSOS AMIGOS Y ENEMIGOS DECLARADOS. Entre los partidos capitalistas no hay “mejores” o “peores” sino que TODOS SON PEOR. Como dijo Blanqui, un revolucionario del siglo XIX “los proletarios que se dejan engañar por desfiles ridículos en las calles, por plantaciones de árboles de la libertad, por las frases sonoras de los abogados, recibirán primero el agua bendita, las injurias a continuación, la metralla después, la miseria siempre”.
En el aparato político del Capital hay un variopinto espectro que va desde la extrema derecha a la extrema izquierda pasando por todo género de nacionalismos, regionalismos y hasta candidaturas ciudadanas del estilo “Teruel Existe” (en la actual legislatura parlamentaria española hay ¡19 grupos diferentes!). Entre ellos hay divergencias, matices, y sobre todo, intereses contrapuestos de fracción, de camarilla o puramente regionalistas o localistas, sin embargo, más allá de sus conflictos de intereses, de las querellas interminables a las que se libran, TODOS están unidos por:
- la defensa del capital como modo de producción basado en la explotación del proletariado
- la defensa de la nación (sea esta española o catalana)
- la defensa del Estado
- La voluntad de controlar, dividir y aplastar al proletariado.
Esto constituye una realidad que se aplica a todos los países del mundo y que, para limitarse al caso de España, se puede comprobar si analizamos la historia de la Segunda República (1931-39) y de la restauración de la democracia (desde 1975).
El primer gobierno (la conjunción republicano – socialista, 1931-33) asesinó a 1500 obreros en la brutal represión de las huelgas y las protestas de jornaleros en el campo, destacando la matanza de Casas Viejas donde el demócrata Azaña dio la orden de disparar a la barriga.
El siguiente gobierno presidido por la derecha (la CEDA) masacró la insurrección obrera de Asturias (1934) a lo que siguió el encarcelamiento de millares de obreros y las torturas más sádicas. En la represión colaboró Esquerra Republicana de Cataluña con su cuerpo de Escamots que se encargaban de torturar a obreros combativos, especialmente cenetistas.
En 1937, el partido “comunista” fue el principal artífice de la represión salvaje de la insurrección obrera de Barcelona, con otra montaña de cadáveres y un reguero de torturas y encarcelamientos[2].
Franco con su régimen de terror (1939-75) remató la faena comenzada por sus colegas a izquierda y derecha.
El bautismo de fuego fue la represión de la huelga de Vitoria (marzo 1976, 5 muertos)[3]. La UCD (1977-1981) impone con el acuerdo de todos los partidos (desde la derecha de Alianza Popular hasta la izquierda del PCE) los pactos de la Moncloa que supondrán los primeros pasos en la caída de las condiciones de vida de los trabajadores. El gobierno PSOE (1982-1996) destruye UN MILLON DE PUESTOS DE TRABAJO y se mancha las manos de sangre con la muerte de 3 obreros en la represión de las huelgas (Gijón, Bilbao y Reinosa). El gobierno PP (1996-2004) emprende ataques de gran envergadura que generalizan la precariedad y hacen imposible acceder a una vivienda. El gobierno PSOE (2004-2011) abre la vía a brutales recortes en prestaciones sociales, sanidad etc., que después generalizará el gobierno PP (2011-2018) con la complicidad del gobierno regional del señor Mas que tomará a los trabajadores catalanes como conejillos de indias de un plan de recortes que se extenderá a toda España.
Vox no ha tenido ocasión de ejercer el poder -apenas ha hecho algunos pinitos en coaliciones para gobiernos autonómicos-, pero su práctica y en todo lo fundamental (defensa de España, del capital y del Estado) coincide plenamente con sus rivales del dúo PP-PSOE. Vox es otro enemigo de los trabajadores.
Para entender por qué surge Vox tenemos que partir de dos hechos. Uno, de índole español, situado en la llamada “transición a la democracia” en los años 70 del siglo pasado; el otro ligado a lo que llamamos la Descomposición Capitalista, de carácter mundial e histórico.
Uno de los acuerdos más importantes de la transición española fue el de encargar a Fraga y su partido, primero llamado Alianza Popular y después rebautizado como Partido Popular, el encapsulamiento en su interior del importante sector franquista de la burguesía. Este mecanismo hizo del PP “el gran partido de la derecha” que abarcaba desde la extrema derecha hasta facciones liberales o incluso con toques socialdemócratas. Con este tinglado pudieron neutralizar durante casi cuatro décadas a sectores procedentes del antiguo régimen que se había vuelto inadaptado para afrontar las nuevas necesidades del capital español y especialmente frente al proletariado que, primero con las grandes huelgas de Asturias en 1962 y después con las importantes luchas del periodo 1971-76 se incorporó plenamente al renacimiento general del proletariado mundial cuyo arranque fue el Mayo de 1968.
Sin embargo, el proceso de descomposición capitalista, un fenómeno mundial que hemos identificado, vino a trastocar este artefacto bien engrasado. En las Tesis sobre la Descomposición (tesis 9) señalamos: “Entre las características más importantes de la descomposición de la sociedad capitalista, hay que subrayar la creciente dificultad de la burguesía para controlar la evolución de la situación en el plano político. La base de este fenómeno es, claro está, que la clase dominante cada día controla menos su aparato económico, infraestructura de la sociedad. El atolladero histórico en que está metido el modo de producción capitalista, los fracasos sucesivos de las diferentes políticas instauradas por la burguesía, la huida ciega permanente en el endeudamiento con el cual va sobreviviendo la economía mundial, todos esos factores repercuten obligatoriamente en un aparato político incapaz, por su parte, de imponer a la sociedad, y en especial a la clase obrera, la "disciplina" y la adhesión que se requieren para movilizar todas las fuerzas y todos las energía para la guerra mundial, única "respuesta" histórica que la burguesía sea capaz de "ofrecer". La falta de la menor perspectiva (si no es la de ir parcheando la economía) hacia la cual pueda movilizarse como clase, y cuando el proletariado no es todavía una amenaza de su supervivencia, lleva a la clase dominante, y en especial a su aparato político, a una tendencia a una indisciplina cada vez mayor y al sálvese quien pueda[4]
Esta tendencia a la indisciplina de los distintos sectores de la burguesía que no quieren ser “los primeros en sacrificarse” y los últimos en “participar del botín”, que ponen por delante toda clase de intereses particulares, localistas, regionales etc., ha llevado a que el sector franquista que durante años se había mantenido en silencio acabara “saliendo de la botella”.
Fundado en 2013, en los primeros años Vox ha sido un partido residual, sin embargo, el contencioso catalán le ha dado un fuerte impulso. El desafío irracional y suicida de la fracción independentista catalana ha dado alas al nacionalismo español más extremista. Por causas históricas, el capitalismo español nunca ha podido apoyarse en un nacionalismo “democrático”, capaz de aunar todas sus fracciones, en especial, las regionalistas. Al contrario, “la nación española tuvo que afirmarse, desde el siglo XVI a partir del predominio brutal de la feudalidad con sus pretensiones imperiales, su extremismo católico y su pureza de sangre, conseguida mediante las expulsiones masivas de moriscos y judíos y el sadismo de la “Santa Inquisición”. El siglo XIX, el del apogeo del capitalismo, sometió el capital español a una sucesión inacabable de convulsiones (la pérdida de las colonias, las guerras carlistas, la inestabilidad gubernamental crónica) que le obligaron a afirmarse nacionalmente atado de pies y manos a sus sectores más reaccionarios. El desarrollo desequilibrado de la industria -principalmente en Cataluña- y la mala soldadura del mercado nacional, dio un poder desproporcionado a los militares castellanos que, con sus violentas acciones contra las luchas obreras aseguraban a los burgueses catalanes la “ley y el orden” y mantenían con puño de hierro la cohesión nacional. El resultado fue un nacionalismo arrogante, excluyente, muy repulsivo para las “clases populares”, que llegó al colmo con el régimen franquista. La transición democrática de 1975 tuvo que meter en el cajón toda referencia al nacionalismo españolista dando cancha al “Estado de las autonomías” y las ilusiones de una “España para todos”, cosa que la experiencia de los últimos 40 años ha desmentido radicalmente. Ahora frente al desafío de sus rivales catalanistas, el capital español se encuentra desprovisto de un nacionalismo propio presentable y tiene que recurrir al españolismo de siempre que da alas a un partido como Vox”[5].
Pero Vox tiene un segundo componente, no menos importante que el primero y que lo aproxima a los partidos populistas que hoy proliferan en los países centrales (los Trump, Salvini, Le Pen u Orban). Su fondo de comercio emana igualmente de la descomposición y específicamente de la descomposición ideológica del capitalismo. La tesis 8 de las Tesis sobre la Descomposición antes mencionadas, recuerdan las “manifestaciones de la putrefacción social que, hoy, a una escala desconocida en la historia, invaden por todos sus poros a la sociedad humana, expresan no sólo la dislocación de la sociedad burguesa, sino y sobre todo la destrucción de todo principio de vida colectiva en el seno de una sociedad sin el menor proyecto, la menor perspectiva, incluso a corto plazo, incluso la más ilusoria”. Esto provoca tendencias muy destructivas: “el aumento constante de la criminalidad, de la inseguridad, de la violencia urbana (…) el aumento del nihilismo, del suicidio de los jóvenes, de la desesperanza, del odio y de la xenofobia; la profusión de sectas, el resurgir del espíritu religioso, incluidos algunos países avanzados, el rechazo hacia un pensamiento racional, coherente, construido, la invasión en esos mismos media del espectáculo de la violencia, del horror, de la sangre y de las matanzas; el "cada cual a lo suyo", la marginalización, la atomización de los individuos, la destrucción de las relaciones familiares, la exclusión de los ancianos, la aniquilación de lo afectivo y su sustitución por la pornografía, el deporte comercializado y mediatizado”.
De estos materiales podridos, Vox saca sus mantras. Uno de ellos es la nostalgia irracional de un “pasado glorioso”, que en realidad nunca ha existido, como decía un comentarista periodístico “La nostalgia franquista de Vox no aleja a este partido del radicalismo antieuropeo británico: ambos movimientos expresan la añoranza de un paisaje humano sin inmigrantes, uniforme (y jerarquizado). La añoranza de un tiempo pasado en el que sus países imperaban de manera real (imperio británico) o soñada (“la unidad de destino en lo universal” de la España franquista)”[6].
Si esta insistencia puede parecer ridícula, hay otros “temas” que son siniestros y contribuyen a sembrar la división en las filas obreras. Uno de ellos es su ODIO a los emigrantes, a los que culpa de la precariedad, el desastre de los servicios de salud, el desempleo, haciendo de ellos un chivo expiatorio a los que cargar todos los males habidos y por haber. En la misma onda, está su negacionismo reaccionario del machismo contra la mujer, del desastre climático etc.
En un primer momento, el PSOE infló a Vox con dos objetivos: por un lado, dividir el voto de la derecha, y, por otra parte, suscitar un voto ciego, de “mal menor” para “cerrar el paso al fascismo”. Esta jugada le salió relativamente bien en las elecciones de abril. Para las de noviembre quiso seguir el mismo juego y acabó con el sainete del traslado de los restos de Franco para seguir mendigando votos por la izquierda y alentar en lo posible el “miedo a Vox”.
Pero esta vez el truco no funcionó. Los incidentes violentos en Barcelona, alentados por manos oscuras tanto catalanistas como españolistas, propulsaron a Vox de forma espectacular. Por otro lado, los dos partidos de la derecha “civilizada” (¿?), PP y Ciudadanos, pagaron caro su estrategia de ganarle la mano a Vox en la sobrepuja de españolismo y “ley y orden”. El resultado ha sido, el hundimiento de Ciudadanos.
Globalmente, los dos partidos fundamentales del Estado español (PP, PSOE) han salido muy debilitados. El PSOE ha perdido votos respecto a abril y la ganancia del PP ha sido pobre. La presencia importante de Vox, que entre todos se han encargado de alimentar, ha alterado profundamente el juego político haciéndolo muy difícil de gestionar. El PP no puede avalar al PSOE en un gobierno de “gran coalición” o simplemente absteniéndose como hizo el PSOE en octubre 2016, pues ello supondría reforzar aún más a Vox. Y el PSOE necesita “mirar a su izquierda” si no quiere arruinar una de las armas ideológicas más importantes de la burguesía española contra la clase obrera: el antifascismo.
Tanto el ascenso de Vox, como la irresponsabilidad y las contradicciones de los “grandes partidos”, evidencian claramente lo que decíamos al principio: la creciente pérdida de control por parte de la burguesía de su juego político y especialmente de su mecanismo electoral con el cual hace pasar como “decisión popular” sus opciones políticas de gobierno. Vox representa un factor de agudización de esa crisis, no tanto por la “inteligencia” de sus “jefes políticos”, sino esencialmente por la desestabilización y contradicciones crecientes del aparato político en los países más importantes.
Como hemos dicho al inicio, la burguesía ha infringido al proletariado las peores derrotas y arrastrado a la humanidad a la guerra imperialista, haciéndole elegir entre fracciones de la burguesía, fascismo – antifascismo, democracia – dictadura etc. Con ello, el proletariado ha perdido su identidad de clase y su autonomía política y se ha convertido en carne de cañón de los intereses del Capital, de sus planes de miseria, desempleo y guerra.
Guiado por esa experiencia histórica, el proletariado debe rechazar los dos polos que a través de una aparente oposición refuerzan y consolidan la dominación capitalista:
Frente a esas elecciones que lo atan de pies y manos a la vorágine del capitalismo hacia la miseria, la destrucción, la guerra y la barbarie, el proletariado debe defender que:
Smolny 16-12-19
[1] Ver Orígenes económicos, políticos, y sociales del fascismo https://es.internationalism.org/revista-internacional/197704/111/origenes-economicos-politicos-y-sociales-del-fascismo [927]
[2] Ver nuestro libro Franco y la República masacran al proletariado, https://es.internationalism.org/cci/200602/539/espana-1936-franco-y-la-republica-masacran-al-proletariado [588]
[3]Ver Hace 40 años la naciente democracia española se estrenó con los asesinatos de obreros en Vitoria /content/4144/hace-40-anos-la-naciente-democracia-espanola-se-estreno-con-los-asesinatos-de-obreros [1976]
[4] https://es.internationalism.org/revista-internacional/200510/223/la-descomposicion-fase-ultima-de-la-decadencia-del-capitalismo [13]
[5]Contra la campaña de Vox en medios obreros: ¡Los obreros no tenemos patria! https://es.internationalism.org/content/4370/contra-la-campana-de-vox-en-medios-obreros-los-obreros-no-tenemos-patria [1777]
[6] https://www.lavanguardia.com/opinion/20191202/471997488421/abandonarse-a-la-caida.html?utm_source=newsletters&utm_medium=email&utm_campaign=claves-del-dia&utm_term=20191202&utm_content=el-mundo-afronta-la-hora-de-la-verdad-en-la-cumbre-del-clima-de-madrid-lee-aqui-esta-y-las-principales-noticias-de-la-manana [1977]
Links
[1] https://es.internationalism.org/ap/2007/195_egipto
[2] https://es.internationalism.org/en/tag/2/29/la-lucha-del-proletariado
[3] https://es.internationalism.org/en/tag/geografia/america-central-y-sudamerica
[4] https://es.internationalism.org/en/tag/3/48/imperialismo
[5] https://www.liberation.fr/monde/0101613901-pres-de-50-000-morts-en-haiti-selon-la-croix-rouge
[6] https://sciences.blogs.liberation.fr/home/2010/01/s%C3%A9isme-en-ha%C3%AFti-les-causes.html
[7] https://www.bme.gouv.ht/alea%20sismique/Al%E9a%20et%20risque%20sismique%20en%20Ha%EFti%20VF.pdf
[8] https://www.courrierinternational.com/article/2010/01/14/requiem-pour-port-au-prince
[9] https://www.presseurop.eu/fr/content/article/169931-bien-plus-quune-catastrophe-naturelle
[10] https://es.internationalism.org/en/tag/noticias-y-actualidad/terremoto-en-haiti
[11] https://es.internationalism.org/cci-online/200907/2626/toma-de-posicion-desde-peru-bagua-es-una-muestra-de-la-putrefaccion-del-capit
[12] https://es.internationalism.org/cci-online/200906/2584/peru-voces-proletarias-contra-la-matanza-de-bagua
[13] https://es.internationalism.org/revista-internacional/200510/223/la-descomposicion-fase-ultima-de-la-decadencia-del-capitalismo
[14] https://es.internationalism.org/cci-online/201001/2749/terremoto-en-haiti-los-estados-capitalistas-son-todos-unos-carroneros
[15] https://es.internationalism.org/en/tag/noticias-y-actualidad/peru
[16] https://es.internationalism.org/files/es/austeridad.pdf
[17] https://es.internationalism.org/en/tag/situacion-nacional/situacion-economica-0
[18] https://es.internationalism.org/node/2780
[19] https://es.internationalism.org/ri/136_grecia
[20] https://es.internationalism.org/ccionline/2010_Tekel
[21] https://es.internationalism.org/node/2779
[22] https://es.internationalism.org/ccionline/2010_Tekelsolindi
[23] https://es.internationalism.org/en/tag/noticias-y-actualidad/grecia
[24] https://www.lavozdegalicia.es/vigo/2010/02/02/0003_8267541.htm#
[25] https://www.europapress.es/galicia/noticia-parados-naval-manifiestan-vigo-continuaran-movilizandose-arregle-problema-contratacion-20100203140943.html
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[27] https://es.internationalism.org/node/2493
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[43] https://www.kizilbayrak.net/sinif-hareketi/haber/arsiv/2009/12/30/select/roeportaj/artikel/136/direnisteki-tek.html
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[81] https://www.expansion.com/2009/12/23/economia-politica/1261564428.html
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[111] https://es.internationalism.org/content/2870/indigenismo-y-luchas-campesinas-en-america-latina
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[118] https://www.marxists.org/espanol/luxem/11Larevolucionrusa_0.pdf
[119] https://es.internationalism.org/cci-online/200706/1935/cuales-son-las-diferencias-entre-la-izquierda-comunista-y-la-iv-internacional
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[121] https://es.internationalism.org/cci-online/201006/2883/frente-a-las-curas-de-austeridad-respondamos-con-la-lucha
[122] https://es.internationalism.org/node/2781
[123] https://es.internationalism.org/cci-online/201002/2778/solidaridad-con-la-huelga-de-los-trabajadores-de-tekel-turquia
[124] https://es.internationalism.org/content/2835/somos-una-misma-clase-tenemos-un-mismo-combate
[125] https://es.internationalism.org/series/227
[126] https://es.internationalism.org/en/tag/3/41/alienacion
[127] https://esparevol.forumotion.net/noticias-informaciones-y-comunicados-obreros-f9/
[128] https://es.internationalism.org/en/tag/noticias-y-actualidad/luchas-obreras-en-america-central
[129] https://usuariossolidarios.wordpress.com/
[130] https://es.internationalism.org/content/2891/que-balance-podemos-sacar-de-la-huelga-de-funcionarios-del-8-de-junio
[131] https://es.internationalism.org/content/910/huelga-del-metal-de-vigo-los-metodos-proletarios-de-lucha
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[139] http://www.surysur.net
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[571] http://www.maannews.net/eng/ViewDetails.aspx?ID=520696
[572] http://www.maannews.net/eng/ViewDetails.aspx?ID=521159
[573] https://www.haaretz.com/2007-06-13/ty-article/human-rights-watch-condemns-hamas-fatah-for-war-crimes/0000017f-dc8f-db22-a17f-fcbf605a0000
[574] https://libcom.org/article/palestinian-union-hit-all-sides
[575] https://es.internationalism.org/cci-online/201103/3079/que-esta-pasando-en-oriente-medio
[576] https://es.internationalism.org/en/tag/geografia/palestina
[577] https://es.internationalism.org/cci-online/201207/3423/el-peor-ataque-a-nuestras-condiciones-de-vida-hasta-la-fecha-adonde-vamos-a-p
[578] https://es.internationalism.org/content/3424/espana-como-podemos-responder-los-ataques-cuando-la-economia-se-esta-hundiendo
[579] https://es.internationalism.org/files/es/images/PANORM~1.JPG
[580] https://es.internationalism.org/accion-proletaria/201210/3495/15s-25-s-26s-movilizaciones-desmovilizadoras-y-desmoralizadoras
[581] https://es.internationalism.org/content/3482/espana-y-cataluna-dos-patrias-para-imponer-la-miseria
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[583] http://www.hrw.org/news/2008/12/18/us-soaring-rates-rape-and-violence-against-women
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[585] https://www.microsofttranslator.com/bv.aspx?from=en&to=es&a=http%3A%2F%2Fmarxists.org%2Farchive%2Fkollonta%2F1909%2Fsocial-basis.htm
[586] https://www.marxists.org/espanol/m-e/1870s/gotha/critica-al-programa-de-gotha.htm
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[590] https://es.internationalism.org/en/tag/2/36/los-falsos-partidos-obreros
[591] https://es.internationalism.org/en/tag/20/434/frederick-winslow-taylor
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[597] https://es.internationalism.org/node/3349
[598] https://es.internationalism.org/en/tag/noticias-y-actualidad/marikana
[599] https://es.internationalism.org/node/3468
[600] https://es.internationalism.org/node/3453
[601] https://es.internationalism.org/files/es/images/portugal-20121115.jpg
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[640] https://es.internationalism.org/en/tag/corrientes-politicas-y-referencias/comunismo-de-consejos
[641] https://es.internationalism.org/en/tag/2/26/la-revolucion-proletaria
[642] https://es.internationalism.org/en/tag/5/536/periodo-de-transicion
[643] https://es.internationalism.org/en/tag/personalidades/obama
[644] mailto:[email protected]
[645] https://es.internationalism.org/revista-internacional/199901/1175/crisis-economica-i-treinta-anos-de-crisis-abierta-del-capitalismo
[646] https://es.internationalism.org/node/3467
[647] https://es.internationalism.org/revista-internacional/199307/1964/quien-podra-cambiar-el-mundo-i-el-proletariado-es-la-clase-revoluc
[648] https://es.internationalism.org/revista-internacional/199309/1949/quien-podra-cambiar-el-mundo-ii-el-proletariado-sigue-siendo-la-cl
[649] https://es.internationalism.org/node/3422
[650] https://es.internationalism.org/accion-proletaria/200510/246/5-preguntas-sobre-el-comunismo
[651] https://es.internationalism.org/cci-online/200705/1908/que-es-el-socialismo
[652] https://es.internationalism.org/cci-online/200703/1769/entre-internacionalismo-y-nacionalismo-patriotismo-no-existe-afinidad-alguna-
[653] https://es.internationalism.org/revista-internacional/200007/3478/tesis-sobre-la-democracia-burguesa-y-la-dictadura-del-proletariado
[654] https://es.internationalism.org/cci-online/200601/383/correspondencia-con-nuevo-proyecto-historico-sobre-la-autogestion
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[656] https://es.internationalism.org/accion-proletaria/200601/394/tribuna-del-lector-por-que-los-sindicatos-venden-siempre-a-los-obreros
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[658] https://es.internationalism.org/go_deeper
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[661] https://es.internationalism.org/revista-internacional/201012/3004/que-son-los-consejos-obreros-iv-1917-21-los-soviets-tratan-de-ejer
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[665] https://es.internationalism.org/en/tag/situacion-nacional/conflictos-interburgueses
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[678] https://www.marxists.org/espanol/m-e/cartas/e21-9-90.htm
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[690] https://es.internationalism.org/node/3234
[691] https://www.microsofttranslator.com/bv.aspx?from=fr&to=es&a=http%3A%2F%2Fchrhc.revues.org%2F1592%23tocto2n1
[692] https://www.microsofttranslator.com/bv.aspx?from=fr&to=es&a=http%3A%2F%2Fbooks.google.fr%2Fbooks%3Fid%3DnFHsCnA8tXYC%26pg%3DPA37%26lpg%3DPA37%26dq%3DLa%2Bsociale%2Bd%C3%A9mocratie%2Ballemande%2Bet%2Ble%2Bsport%2Bau%2Bxix%C3%A8me%2Bsi%C3%A8cle%26source%3Dbl%26ots%3D
[693] https://es.internationalism.org/en/tag/21/595/el-deporte-en-el-capitalismo
[694] https://es.internationalism.org/en/tag/6/584/revoluciones-arabes
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[719] https://www.google.com.mx/url?sa=t&rct=j&q=psuv%20venezolano&source=web&cd=1&cad=rja&ved=0CC0QFjAA&url=http%3A%2F%2Fwww.psuv.org.ve%2F&ei=NwkwUcOtLoT0qQHU3YGoBg&usg=AFQjCNG_wcsorJCrtdpmJkw8llI5ycGGRA&bvm=bv.43148975,d.b2U
[720] https://es.internationalism.org/en/tag/21/553/socialismo-del-siglo-xxi
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[746] http://www.amnestyinternational.be/doc/s-informer/notre-magazine-le-fil/libertes-archives/les-anciens-numeros/385-Numero-de-Juin-Juillet-Aout/Dossier,235/Les-stades-un
[747] https://es.internationalism.org/content/3695/elementos-sobre-la-experiencia-de-los-talleres-para-trabajadores-indignados
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[756] http://www.lemonde.fr/sport/article/2012/08/30/blanchiment-d-argent-l-autre-mercato_1751790_3242.html
[757] https://www.nouvelobs.com/rue89/
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[1545] https://es.internationalism.org/accion-proletaria/201805/4302/francia-huelgas-en-cadena-de-los-ferroviarios-una-maniobra-de-los-sind
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[1548] https://es.internationalism.org/node/add/book?parent=6188&render=overlay#_ftn1
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[1550] https://es.internationalism.org/node/add/book?parent=6188&render=overlay#_ftn3
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[1559] https://libcom.org/article/lecturers-and-support-staff-rebel-union-pushes-poor-pension-offer
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[1561] https://jacobin.com/2018/03/west-virginia-teachers-strike-activist-interview
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[1564] https://www.google.com/search?q=Cathy+Kunkel+Anatomy+of+a+victory%27&ie=utf-8&oe=utf-8&client=firefox-b-1
[1565] https://anticapital0.wordpress.com/not-all-strikes-are-created-equal/
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[1580] https://fr.internationalism.org/revolution-internationale/201804/9690/greve-perlee-des-cheminots-manoeuvre-des-syndicats-nous-divise
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[1601] https://es.internationalism.org/revista-internacional/200808/2325/metodo-para-comprender-la-reanudacion-actual-de-luchas-obreras
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[1958] https://es.internationalism.org/accion-proletaria/200511/252/el-nacionalismo-espanol-o-catalan-es-el-pasado-la-lucha-de-clases-es-el
[1959] https://es.internationalism.org/accion-proletaria/201711/4251/lo-que-oculta-el-ruido-sobre-cataluna
[1960] https://es.internationalism.org/content/4495/ante-la-agravacion-de-la-crisis-economica-mundial-y-la-miseria-las-revueltas-populares
[1961] https://es.internationalism.org/content/4503/el-18-brumario-de-pedro-sanchez
[1962] https://es.internationalism.org/content/4501/vox-francamente-capitalista
[1963] https://es.internationalism.org/files/es/hoja-francia-esp.pdf
[1964] https://es.internationalism.org/content/4491/francia-solo-la-solidaridad-y-la-unidad-en-la-lucha-pueden-rechazar-los-ataques-las
[1965] https://es.internationalism.org/files/es/el_imbroglio_de_la_situacion_politica_espanola.pdf
[1966] https://es.internationalism.org/revista-internacional/200806/2278/historia-del-movimiento-obrero-el-antifascismo-el-camino-a-la-trai
[1967] https://es.internationalism.org/files/es/_extinction_rebellion_reformismo_burgues_camuflado_0.pdf
[1968] https://libcom.org/article/extinction-rebellion-not-struggle-we-need-pt-1
[1969] https://libcom.org/blog/xr-pt-2-31102019
[1970] https://es.internationalism.org/cci-online/201404/4014/ucrania
[1971] https://es.internationalism.org/content/4484/balance-del-movimiento-de-los-chalecos-amarillos-un-movimiento-interclasista-un
[1972] https://es.internationalism.org/files/es/un_noche_en_el_asilo.pdf
[1973] https://es.internationalism.org/content/4505/solidaridad-en-la-lucha-de-todos-los-trabajadores-de-todas-las-generaciones
[1974] https://es.internationalism.org/files/es/hoja-francia2_0.pdf
[1975] https://es.internationalism.org/files/es/vox_francamente_capitalista.pdf
[1976] https://es.internationalism.org/content/4144/hace-40-anos-la-naciente-democracia-espanola-se-estreno-con-los-asesinatos-de-obreros
[1977] https://www.lavanguardia.com/opinion/20191202/471997488421/abandonarse-a-la-caida.html?utm_source=newsletters&utm_medium=email&utm_campaign=claves-del-dia&utm_term=20191202&utm_content=el-mundo-afronta-la-hora-de-la-verdad-en-la-cumbre-del-clima-de-madrid-lee-aqui-esta-y-las-principales-noticias-de-la-manana