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El capitalismo, sus Estados, su burguesía, son todos unos asesinos. Miles y miles de personas acaban de morir por culpa de ese sistema inhumano.
Martes, 16h53, hora local, un terremoto de magnitud 7 en la escala Richter asola Haití. La capital, Puerto Príncipe, ciudad miseria tentacular de cerca de dos millones de habitantes, ha quedado pura y simplemente arrasada. El balance es terrible. Y aumenta cada hora que pasa. Cuatro días después de la catástrofe, hoy viernes 15 de Enero, la Cruz Roja calcula queha habido entre 40 000 y 50 000 muertos y "una cantidad enorme de heridos graves". Según esa asociación, por lo menos tres millones de personas están afectadas directamente por el terremoto[1]. En pocos segundos, 200 000 familias han perdido su "hogar", construidos en su mayor parte con desechos de todo tipo. También se han desmoronado cual castillo de naipes grandes edificios. Las carreteras, ya de por sí en muy mal estado, el aeropuerto, y las vías férreas ya muy deterioradas,... nada ha resistido.
La causa de tal desastre es indignante. Haití es uno de los países más pobres del mundo, 75 % de habitantes sobreviven con ¡menos de 2 dólares por día y 56 % con menos de un dólar! En ese trozo de isla golpeado por el sino de la miseria, evidentemente, nunca se ha construido nada para soportar los terremotos. Y eso que se sabe muy bien que Haití es una zona sísmica. Mienten quienes hoy pretenden que este seísmo ha sido de una violencia excepcional. El profesor Eric Calais, en un curso de geología dado en ese país en 2002, afirmaba que la isla está atravesada por "fallas que pueden alcanzar de magnitudes entre 7.5 y 8 grados"[2]. Las autoridades políticas de Haití también estaban oficialmente informadas de ese riesgo como lo prueba este extracto sacado del Secretaría de Minas y Energía (que depende del Ministerio de Obras Públicas): "todos los siglos pasados estuvieron marcados por, como mínimo, un gran terremoto en Hispaniola (Nombre español de la isla, separada hoy en dos países, Haití y República Dominicana, NDLR) : destrucción de Puerto Príncipe en 1751 y 1771, destrucción de Cap Haïtien en 1842, seísmos de 1887 y 1904 en el norte del país con grandes destrozos en Port de Paix y Cap Haïtien, seísmo de 1946 en el nordeste de la República Dominicana al que se añadió un tsunami en la región de Nagua. Ha habido grandes seísmos en Haití, y seguirá habiéndolos en el futuro a escala de algunas decenas o un centenar de años: es una evidencia científica."[3] (subrayado nuestro). Y, ante semejante «evidencia científica», ¿qué medidas se han tomado?: ¡Ninguna! En Marzo de 2008, por no ir más lejos, un grupo de geólogos alertó del gran riesgo de terremoto de gran amplitud en los dos años venideros e incluso algunos científicos se reunieron varias veces en mayo de ese año con el gobierno haitiano[4]. Ni el Estado haitiano, ni ninguno de los Estados que hoy vierten lágrimas de cocodrilo y se dedican a llamar a la "solidaridad internacional", con Estados Unidos y Francia en cabeza, nunca han tomado la menor medida preventiva para evitar ese drama previsible. Los edificios construidos en Haití son tan frágiles que ni siquiera necesitan un terremoto para desmoronarse: "Ya en 2008, en una escuela de Pétionville quedaron sepultados, sin explicación geológica alguna, unos 90 niños"[5].
Podrán anunciar Obama y Sarkozy, a buenas horas, una "gran conferencia internacional" para "la reconstrucción y el desarrollo", ya podrán los Estados chino, británico, alemán o español mandar todos los bultos y ONGs que quieran, pero no dejarán de seguir siendo unos criminales con sangre en las manos.
Si hoy Haití es tan pobre, si a su población le falta de todo, si sus infraestructuras son inexistentes, es porque desde hace más de 200 años, la burguesía local y las burguesías española, francesa y estadounidense compiten por los recursos y el control de ese pequeño rincón de tierra. Por medio de su diario The Guardian, la burguesía británica aprovecha la ocasión para subrayar la responsabilidad flagrante de sus rivales imperialistas: "Esta noble "comunidad internacional" que hoy vemos atropellarse para acudir a Haití con su "ayuda humanitaria" es en gran parte responsable de los terribles males que hoy intenta atenuar. Desde el día en que, en 1915, Estados Unidos invadió y ocupó el país, todos los esfuerzos [...] han sido saboteados deliberadamente y por la violencia por el gobierno estadounidense y sus aliados. El propio gobierno de Aristide [...] fue la última víctima, derrocado en 2004 por un golpe de Estado con apoyo internacional durante el que varios miles de personas perdieron la vida [...] En realidad, desde el golpe de 2004, quien gobierna en Haití es la comunidad internacional. Esos países que hoy se precipitan a su cabecera han votado sistemáticamente, durante estos últimos cinco años, contra toda ampliación del mandato de la ONU más allá de su finalidad sobre todo militar. Los proyectos que preveían utilizar parte de esa "inversión" para reducir la miseria y favorecer el desarrollo de la agricultura se han visto bloqueados, conforme a las tendencias a largo plazo que siguen dominando la distribución de la "ayuda" internacional."[6]
Y eso sólo es una parte de la verdad. Estados Unidos y Francia, desde hace décadas, se pelean por el control de la isla a base de golpes, de maniobras y de corrupción de la burguesía local, favoreciendo así el incremento de la miseria, de la violencia y de las milicias armadas que aterrorizan sin cesar a hombres, mujeres y niños.
Por todo eso, el circo mediático actual sobre la "solidaridad internacional" es insoportable y repugnante. Es una carrera a ver qué Estado hará la mayor publicidad sobre "sus" ONGs o "sus" envíos. A ver cuál presenta la mejor imagen de unas vidas que "sus" salvadores habrán logrado rescatar de los escombros. Peor todavía, sobre los escombros y los cadáveres, Francia y Estados Unidos siguen librándose una guerra de influencia sin tregua. Con la justificación de la ayuda humanitaria, mandan a sus flotas a aquella área intentando acaparar el control de las operaciones con el pretexto de "la necesaria coordinación de los auxilios por un director de orquesta".
Como ocurre con cada catástrofe, todas las declaraciones de ayuda a largo plazo, todas esas promesas de reconstrucción y desarrollo se quedan en papel mojado. Desde hace diez años, como consecuencia de una serie de terremotos, ha habido:
- 15 000 muertos en Turquía, en 1999.
- 14 000 muertos en India, en 2001.
- 26 200 muertos en Irán, en 2003.
- 210 000 muertos en Indonesia en 2004 (el maremoto submarino provocó un tsunami que causó víctimas incluso en las costas africanas).
- 88 000 muertos en Pakistán, en 2005.
- 70 000 muertos en China, en 2008.
Y cada vez, la "comunidad internacional" se conmueve y envía unos auxilios miserables; pero nunca se han realizado verdaderas inversiones para mejorar de verdad la situación, construyendo edificios antisísmicos, por ejemplo. La ayuda humanitaria, el socorro real a las víctimas, la prevención no son actividades rentables para el capitalismo. La ayuda humanitaria, cuando la hay, no sirve más que para echar una cortina de humo ideológico, haciendo creer que este sistema puede ser humano, y eso cuando no sirve sino de coartada para justificar el envío de tropas y ganar influencia en una región del mundo.
Baste un solo hecho para poner de relieve la total hipocresía burguesa de la ayuda humanitaria y la solidaridad internacional de los Estados: el ministro francés de la inmigración, Eric Besson, acaba de decretar ¡la suspensión "momentánea" de las expulsiones de personas sin papeles hacia Haití!
El horror que golpea a la población que vive en Haití crea un inmenso sentimiento de pena. La clase obrera, como en cada hecatombe, reacciona positivamente a los llamamientos para recaudar ayudas. Y demostrará una vez más que tiene un corazón que bate por la humanidad, que su solidaridad no conoce fronteras.
Ante todo, sin embargo, un horror semejante debe servir para reforzar la indignación y la combatividad de la clase obrera. Los verdaderos responsables de los 50 000 muertos en Haití no son ni la naturaleza o ni la fatalidad, sino el capitalismo y sus Estados, o lo que es lo mismo, los carroñeros imperialistas.
Pawel, (15 de enero de 2010)
[1] Página WEB de Libération (diario francés), https://www.liberation.fr/monde/0101613901-pres-de-50-000-morts-en-haiti...
[2] En el blog "sciences" (Ciencias) de Libération (https://sciences.blogs.liberation.fr/home/2010/01/s%C3%A9isme-en-ha%C3%A...).
[3]https://www.bme.gouv.ht/alea%20sismique/Al%E9a%20et%20risque%20sismique%...
[4] Ver el artículo "Científicos alertaron en 2008 sobre peligro de terremoto en Haití" en Yahoomexico (Assiociated Press du 15/01/2010)
[5] Página Web de Courrier International (https://www.courrierinternational.com/article/2010/01/14/requiem-pour-po...).
[6] Página Web de PressEurop (https://www.presseurop.eu/fr/content/article/169931-bien-plus-quune-cata...