Los años 20 del siglo XXI están mostrando aún más claramente que en el pasado la potencia destructora de la humanidad que conlleva la descomposición capitalista. En el otro polo, el proletariado está comenzando a dar sus primeros pasos que, a menudo vacilantes y plagados de debilidades, son esenciales para que la clase obrera pueda reafirmar su capacidad histórica de imponer su perspectiva comunista. Así, los dos polos de la perspectiva se opondrán globalmente en la alternativa: destrucción de la humanidad o revolución comunista. Esclarecer este contexto histórico es una tarea vital para las organizaciones revolucionarias del proletariado. Les exige analizar y dar respuesta a los retos que plantean los distintos aspectos de la situación actual: guerra, crisis, lucha de clases, crisis medioambiental, crisis política, etc.