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Cuando las economías de los principales países europeos están en recesión o muestran un raquítico crecimiento, la economía española deslumbra con un crecimiento del PIB del 3’2% en 2024. Mientras en Bélgica, Gran Bretaña, Francia se anuncian brutales planes de austeridad y recortes sociales, el gobierno “progresista” español presume de “mejorar la vida de la gente”. Mientras París, Londres, Berlin, etc., hablan abiertamente de aumentar los gastos militares, el presidente Sánchez figura en cambio como la “resistencia” a tales incrementos. Si los gobiernos europeos toman medidas descaradas contra la llegada de los emigrantes, el gobierno español aparece en cambio como “baluarte” contra la xenofobia y el populismo. ¿Será verdad ese aura progresista del gobierno de izquierdas español? En absoluto.
Si los demás Estados, tan defensores de la guerra y la explotación capitalistas como el español, están dispuestos a sostener ese mito del “nuevo milagro español” es porque les interesa alimentar la patraña de que un capitalismo “próspero” sí sería posible, que frenar la guerra o el auge del populismo es viable con gobiernos como el de “izquierdas” presidido por Sánchez.
¿Ha mejorado el nivel de vida de la clase trabajadora?
Las propias estadísticas oficiales lo desmienten. Los salarios acumulan pérdidas de poder adquisitivo desde 2008 devorados por el incremento de los precios, sobre todo de la vivienda que se encarece a pasos agigantados aumentando el hacinamiento y la insalubridad en que habitan las familias obreras. Lo que si crece es la llamada “pobreza laboral”, es decir, las familias obreras que ni aun trabajando logran satisfacer unas necesidades básicas[1].
La cacareada reducción del desempleo de la que presume el Gobierno y sus socios de sindicatos e izquierdistas es en realidad una sustitución de empleo estable por empleo a tiempo parcial, temporal o de “fijo-discontinuo”[2] en los que la vida de los trabajadores queda a merced de las necesidades de la producción o de los caprichos del empresario. Ahora nos anuncian un nuevo “avance social” con la hipotética reducción de la jornada laboral, cuando la realidad es que la proporción de asalariados con horas extras impagadas es hoy mayor aún que antes de la Reforma laboral de 2019.
El Gobierno presume de un crecimiento económico que, en realidad, está basado en una inversión en gran parte especulativa (el sector inmobiliario), dependiente de un monocultivo turístico (es el 13% del PIB) rentabilizado por una sobrexplotación de trabajadores, sobre todo proveniente de la emigración.
¿Un gobierno por la paz?
Como gobierno de izquierdas, el gobierno Sánchez, es proclive a disimular su fidelidad a la explotación y la guerra detrás de pantomimas “solidarias” y pacifistas”. Así sucedió en la reciente cumbre de la OTAN cuando el presidente “posó” apartado de los demás mandatarios para aparentar desentenderse de la alocada carrera belicista y el aumento de los presupuestos militares. Pero lo cierto es que desde meses antes el gobierno “progresista” había alcanzado el compromiso del 2’5% del PIB en gastos militares (casi 41 mil millones de euros) incrementado con un Plan Industrial de Defensa (otros 10 mil millones) y un compromiso de invertir 34 mil millones más en los próximos años[3]. A las pocas semanas el propio Pedro Sánchez anunciaba un plan para incrementar el número de efectivos militares de 116 mil a 140 mil en los próximos 8 años.
Con asqueante cinismo Sira Rego, ministra de Juventud y miembro de la más “izquierdista” SUMAR, declaraba «sería contradictorio tener que escoger entre el desarrollo de un programa social y los gastos militares, y que los hospitales, las escuelas cerrasen y que el futuro de nuestra generación se viera amenazado porque producimos más armas» ¡Pero es eso exactamente lo que están haciendo! Congelar las ayudas para las personas dependientes, empujar a los trabajadores a que contraten seguros médicos privados por el deterioro de la sanidad pública. Recortar las plantillas de profesores, como han denunciado las movilizaciones de éstos en Cataluña, País Vasco, Asturias, Madrid, etc.
¿Un gobierno a favor de los trabajadores emigrantes?
Otro de los rasgos de la propaganda de los partidos de la izquierda del Capital es agitar las atrocidades de la Derecha para camuflar las propias. Así lo estamos viendo por ejemplo recientemente en Estados Unidos[4], como lo hemos visto en los sucesos de Torre Pacheco en España, cuando el gobierno “socialista” de Sánchez y sus cofrades izquierdistas tratan de sacar pecho “progresista” exhibiendo la rabia xenófoba y racista de las bandas de extrema derecha. Por el contrario, el gobierno “progresista” prodiga palmaditas en la espalda a nuestros hermanos de clase, pero para explotarlos mejor. Les dice que la “prosperidad” española les debe mucho. ¡Y tanto que les debe! Un reciente estudio constataba que los trabajadores emigrantes ganan en España un 30% menos que los nativos.[5] Con toda su hipocresía, la ministra Pilar Alegría, declaraba a propósito de los ataques a población emigrante en Torre Pacheco: «Nuestro país no se parece en nada a esos violentos que los maltratan con la excusa de estar defendiendo España». Y lo dice la portavoz de un gobierno que perpetró la masacre de la valla de Melilla, o que trapichea con los gobiernos de Marruecos, Mauritania, etc. la represión de quienes tratan de escapar de la guerra y el caos.
Dice el gobierno de izquierdas que la “gente” les pide “que resistan”, en defensa de las “conquistas sociales conseguidas durante décadas”. Lo que tratan de escamotear con esta patraña es que gobierne quien gobierne, el curso del capitalismo mundial hacia la guerra y la miseria es la única vía que ofrece a la humanidad. La única posibilidad de eludir ese siniestro destino es luchar, unidos, como clase y contra todas las facciones de la clase explotadora. Hacernos creer que dentro de estas las hay “más favorables a los obreros”, o que representan un capitalismo “más humano”, es el peor engaño con que tratan de encadenarnos, impotentes, a ese curso a la barbarie.
Valerio, 1 de agosto 2025
[1] Un 17% de las familias según un informe de la ONG Save the Children. Ese porcentaje se eleva hasta un 33% si tienen un hijo.
[2] La lucha contra el aumento de este tipo de contratos ha estado muy presente en luchas como la de los profesores de Asturias o los trabajadores del metal en Cádiz. En el mes de mayo de 2025 el 83% de los contratos laborales fueron temporales, parciales o fijos discontinuos.
[3] Son cifras del informe del Centro Delás, un equivalente al SIPRI en España.
[4] Ver en nuestra web el volante que llamamos a distribuir (junio 2025): Contra los ataques xenófobos de Trump a la clase obrera y la consigna de «defensa de la democracia» : La clase obrera tiene que desarrollar su propia lucha