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Ante las redadas de inmigrantes indocumentados y el envío de fuerzas militares a Los Ángeles contra quienes se manifestaban ante esta nueva "hazaña" de Trump, uno de nuestros muy cercanos simpatizantes, que vive en Estados Unidos, tomó la iniciativa de escribir un panfleto que se propuso repartir a su alrededor. La CCI ha apoyado plenamente esta iniciativa. Creemos que el documento redactado por el camarada corresponde enteramente al análisis de la CCI sobre estos acontecimientos y a la necesaria denuncia del sórdido juego que las diferentes fuerzas de la burguesía mantienen en esta situación: tanto la brutalidad cínica de la represión policial y militar como la hipocresía de quienes la denuncian en nombre de la "defensa de la democracia".
Es completamente coherente que este documento analice las causas históricas de las políticas de la administración Trump, políticas que forman parte del caos creciente en el que se hunde cada vez más un capitalismo mundial totalmente podrido. De manera muy clara el documento también subraya que la persecución de los inmigrantes constituye un ataque a todo el proletariado y que sólo esta clase puede dar una respuesta inmediata a la vez que histórica mediante la movilización en su propio terreno, contra la creciente barbarie del sistema capitalista. Por estas razones hacemos nuestro este documento y lo consideramos como una primera posición tomada por nuestra organización frente a los enfrentamientos sociales que se están dando actualmente en Los Ángeles y en muchas otras ciudades de los Estados Unidos.
El documento señala con razón la debilidad actual del proletariado en los Estados Unidos. Es una realidad, pero las múltiples huelgas y movilizaciones que han tenido lugar desde 2022 (huelgas masivas en el sector automotriz en 2023; en las fábricas de Boeing y entre los estibadores en unos cuarenta puertos de la Costa Este en 2024...) son la prueba de que la clase obrera de este país lleva consigo la capacidad de librar luchas a gran escala y de unirse al combate del proletariado mundial cuando llegue el momento de su emancipación.
CCI
Contra los ataques xenófobos de Trump a la clase obrera y
la consigna de «defensa de la democracia» :
La clase obrera tiene que desarrollar su propia lucha.Desde que ocupó su cargo en Enero, Donald Trump ha intensificado masivamente una campaña de terror contra los trabajadores más precarios de EEUU, amenazando con arrancar a la gente de sus familias y comunidades con el pretexto de que no tienen la documentación en regla. Y esto lo acompaña de su particular retórica repugnante: un diluvio de mentiras, teorías de la conspiración y xenofobia, que fluye desde la Casa Blanca e intenta sembrar la división en la clase obrera mientras los agentes de la ICE[1] amenazan a los que de entre nosotros son menos capaces de defenderse ¡Divide y vencerás!, es el nombre de este juego. Pero si, como dice el tópico, EEUU es una “nación de inmigrantes”, nosotros podemos añadir que la emigración ha sido desde siempre la condición de la clase obrera. Desde los inicios del capitalismo, los trabajadores se han visto obligados a desplazarse de lugar en lugar según los caprichos del capital – o como es el caso cada vez más ahora, huyendo de la devastación de las guerras y la inestabilidad de un sistema que se pudre desde sus raíces. Así que tenemos que ser absolutamente claros: la campaña de terror de Trump contra los trabajadores indocumentados no es ni más ni menos que un ataque directo a la clase obrera de EEUU – ¡una clase de inmigrantes! Y según la consigna histórica del movimiento obrero en este país: ¡Un ataque contra uno es un ataque contra todos!
El presupuesto de Trump supone un ataque feroz contra la clase obrera
Mientras Trump intenta burdamente poner a los trabajadores estadounidenses unos contra otros, su propuesta de presupuesto es una motosierra contra la clase obrera, con casi un billón de dólares de recortes a medicaid en los próximos diez años, junto con ataques similares a la SNAP[2], préstamos federales para estudiantes y pensiones de empleados federales. Y todo eso mientras destina al menos 350 mil millones de dólares al ejército y a la imposición de las leyes antiinmigración.
Y lo cierto es que esto no se detendrá aquí. Enfrentada a una crisis económica cada vez más profunda y a una posición cada vez más débil en la escena mundial, la
burguesía estadounidense -independientemente del partido que esté al mando- sólo puede responder con ataques despiadados a la clase obrera y con intentos cada vez más irracionales de mantener el alcance y la influencia globales del imperialismo estadounidense.
Defensa de la democracia y populismo xenófobo: dos venenos gemelos para la clase trabajadora
Para los elementos más “racionales” de la burguesía norteamericana, las maniobras erráticas e impredecibles de Trump –que están sacudiendo alianzas que eran fundamentales para la estrategia imperialista de EEUU- son una seria preocupación. El hecho de que haya conseguido un apoyo mucho mayor de los servicios militares y de inteligencia amenaza lo que fueron dos baluartes contra su influencia durante su primer mandato. Sin embargo sobre todo las tendencias autoritarias de Trump proveen la oportunidad perfecta para sofocar en los humos nocivos del llamamiento a “defender la democracia” cualquier respuesta independiente de la clase obrera a sus despiadados ataques.
En el plano internacional, la democracia ha sido durante mucho tiempo el grito del imperialismo estadounidense como justificación de todas y cada una de sus aventuras, desde la Primera Guerra Mundial hasta Irak y Ucrania. Y, por supuesto, el mismo régimen israelí que ataca hospitales, universidades y niños en su campaña genocida en Gaza, se declara a sí mismo la «única democracia de Oriente Próximo», con el respaldo de Estados Unidos. Del mismo modo, Estados Unidos presenta sus intervenciones militares con fines humanitarios, por ejemplo, para proteger los derechos de los kurdos en Irak o de las mujeres en Afganistán. Pero para la burguesía liberal todo esto se vuela por la ventana cuando se trata de acciones de los EEUU o de un aliado como Israel. A nivel nacional, a pesar de toda la falsa indignación del Partido Demócrata, Obama y Biden están justo por detrás de Trump en cuanto al número de personas deportadas - para esta facción de la burguesía también es importante garantizar la constante terrorización de este sector de la población para que siga siendo más fácilmente explotable. De ahí que la alcaldesa de Los Ángeles clame en primer lugar por el impacto de las deportaciones masivas en la economía local. Finalmente, hoy los demócratas hacen campaña por una «defensa de la democracia» contra el autoritarismo de Trump.
Esta campaña está hecha a medida para asegurar que cualquier oposición a los brutales recortes de Trump y la aplicación militarizada de las leyes de inmigración, sea expresada por los trabajadores sólo como votantes ciudadanos individuales que toman partido en los conflictos internos de la clase dominante - y no como una clase que actúa independientemente de, y se opone militantemente a, todos los partidos burgueses. Es ilustrativo que quienes lideran la carga de los demócratas contra Trump sean individuos como Gavin Newsom (Gobernador de California) -que busca la presidencia para sí mismo- y aquellos del ala izquierda “socialista” del partido que dicen “representar” a la clase trabajadora. Bernie Sanders, Alexandria Ocasio-Cortez y otros de su calaña -incluyendo aquellas organizaciones que se sitúan aún más a la izquierda: el DSA, PSL, CPUSA, RCA[3], etc, que pueden pretender oponerse a este sistema, pero que en realidad presentan programas para su gestión y arrastran a los trabajadores hacia su callejón sin salida y sus acciones estériles- sólo están a la vanguardia del empeño por asfixiar la lucha de los trabajadores en la cuna.
La clase obrera no debe olvidar que a fin de cuentas, aunque Trump sea quizá el representante más repulsivo de la burguesía, lo que más temen incluso los elementos más izquierdistas de la clase dominante es a su enemigo de clase. Y cuando llegue el momento, la historia demuestra que se pondrán al lado de sus hermanos de clase y dispararán a matar por el bien de este sistema moribundo.
Trump es el producto de un sistema podrido hasta la médula.
Hace más de cien años que el capitalismo cumplió su objetivo de dividir el mundo entero en mercados nacionales y entró en su fase de declive. Desde entonces, la expansión de una burguesía nacional sólo puede producirse a expensas de otra.
La consecuencia ha sido la guerra imperialista casi constante. Pero tras un siglo de decadencia, este sistema y su clase dirigente están cada vez más seniles. La vil retórica del nacionalismo xenófobo, la demonización de los inmigrantes, las minorías raciales, los homosexuales y los transexuales -tácticas largamente mantenidas por una clase decidida a sobrevivir a toda costa dividiendo a su enemigo de clase- han arraigado con fuerza en todo el mundo. Y junto a ellos, las teorías conspirativas más irracionales han encontrado tirón incluso entre los principales representantes de la burguesía. Por último, el escenario mundial, antaño alineado a EEUU y la URSS, se ha vuelto sumamente caótico. Por lo tanto, los fenómenos que son tal vez más evidentes en los EEUU no se limitan a allí. El auge del populismo trumpista no es un parpadeo o el resultado de las acciones de un individuo particularmente repulsivo - Trump es sobre todo el producto de un sistema en decadencia y el representante de una clase incapaz de ofrecer cualquier perspectiva para la humanidad.
¡Sólo la clase obrera tiene una respuesta!
La actual oleada de manifestaciones que recorre este país ha tenido lugar hasta ahora en el terreno de la defensa de la democracia, o con el encuadre de la defensa específica de la población hispana - ¡como si no toda la clase obrera estuviera bajo el fuego de los ataques! Si las cosas siguen como están, sólo podemos esperar que el movimiento se apague, con todas las energías canalizadas hacia las campañas políticas del Partido Demócrata y las organizaciones de la extrema izquierda de la burguesía.
Sólo la clase obrera, unida contra todas las divisiones nacionales, raciales y de género es capaz de derribar este sistema bárbaro. Por eso, contra los ataques aplastantes de la administración Trump, frente a esta campaña para alinearse detrás de los demócratas o sus cómplices de izquierda para «defender la democracia» contra él, y ante la fehaciente amenaza de que el capitalismo -a través de la guerra imperialista, la destrucción ecológica o la desintegración social- destruirá a la humanidad, el único camino a seguir es una respuesta unida de la clase obrera independiente de todas las influencias burguesas. La clase obrera debe defenderse en su propio terreno, empezando por la lucha por sus intereses económicos básicos y la expresión de la solidaridad internacional con todos los sectores de la clase. Han pasado muchos años desde que la clase en EEUU mostrara su fortaleza y tomará tiempo que gane confianza en sus propias fuerzas. Por eso es esencial que los individuos que hoy comprenden esta necesidad candente se reúnan siempre que sea posible, discutan las cuestiones que se plantean e integren las lecciones de los combates pasados para prepararse para estas luchas del futuro.
Por el desarrollo internacional de la lucha de clases contra todas las falsas divisiones!
Contra este sistema podrido que sólo puede matar y destruir: ¡la clase obrera tiene otro mundo que ofrecer!
Un simpatizante de la
Corriente Comunista Internacional (CCI)
13 de junio de 2025
Para obtener información sobre las próximas reuniones públicas online y presenciales para discutir estos puntos y más, consulte el sitio web de la CCI: es.internationalism.org
[1] Inmigration and Customs Enforcement; policía de aduanas
[2] Asistencia nutricional suplementaria. Programa de ayuda para comida a las familias con bajos ingresos
[3] DSA: Socialistas democráticos de América, el partido de Bernie Sanders y Alexandria Ocasio-Cortez; PSL: Partido por el socialismo y la Liberación, “marxista-leninista”; CPUSA: partido comunista estalinista; RCA: Comunistas revolucionarios de América