Enviado por Accion Proletaria el

Los ataques contra nuestras condiciones de vida son de una brutalidad extrema. Hay que remontarse a los años 1930 para encontrar medidas tan violentas.
Frente a esta situación insoportable, la cólera se está apoderando de toda la sociedad. Este creciente descontento se está transformando cada vez más en voluntad de lucha en todos los países. En el Reino Unido, en 2022, los trabajadores ingleses se movilizaron masivamente coreando «¡Basta ya!».
Bayrou afirmó durante semanas, en todos los programas de televisión, que la deuda nos conducía a la bancarrota, que vivíamos por encima de nuestras posibilidades, que los «boomers» eran egoístas y privilegiados, que debíamos aceptar por el futuro de nuestros hijos renunciar a nuestros «privilegios». ¡Qué vergüenza! En el mismo momento en que el Estado invierte cientos de miles de millones en sus gastos militares y los «ultrarricos» acumulan dividendos sobre dividendos.
El gobierno de Bayrou cayó, Bayrou organizó su salida antes de la movilización de hoy para evitar dar la impresión de que es la calle la que gobierna. Pero no debemos tener ninguna ilusión, todas estas brutales agresiones el Estado va a intentar seguir infligiéndonoslas, sea cual sea el nuevo gobierno.
SEA CUAL SEA EL COLOR DE SU GOBIERNO, LA BURGUESÍA SEGUIRÁ ATACANDO CADA VEZ MÁS A LA CLASE OBRERA
En Bélgica, en Italia, en España, en Estados Unidos, por todas partes los gobiernos imponen la reducción de los gastos sociales y de los salarios, la disminución de plantillas laborales y el aumento de los ritmos de trabajo. Y todos aumentan los créditos para la guerra, por miles de millones.
Alemania, aunque renombrada por su estabilidad económica, está sufriendo una ola de despidos sin precedentes. Bajo la presión directa de las tensiones comerciales y de la carga de la guerra, se suprimieron 112,000 puestos de trabajo en un año, miles más están amenazados. El gobierno prevé importantes medidas de austeridad para tapar el agujero de más de 30,000 millones de euros previsto a partir de 2027. Y al mismo tiempo, Friedrich Merz promete dotar a Alemania de «el ejército más poderoso de Europa». El presupuesto de defensa debe crecer de 62,000 millones de euros en 2025, hasta 153,000 millones en 2029 (frente a sólo 44,000 millones en 2019).
«Sangre, esfuerzo, lágrimas y sudor», es el discurso de Churchill que corean todos los gobiernos, ya sean de izquierda, de derecha, demócratas, de extrema derecha o populistas. Da igual el color político de quienes gestionan el Estado, todos defienden el «interés nacional», es decir, el interés de la burguesía nacional. En este mismo momento, ¡los mismos ataques están siendo llevados a cabo en Gran Bretaña por un gobierno «laborista»!
La deuda que quieren que paguemos no es el símbolo de nuestros supuestos privilegios, sino el de la crisis histórica del capitalismo. He aquí el único futuro que puede ofrecer este sistema en quiebra: siempre más miseria, siempre más guerra.
¡EL PROLETARIADO LUCHA EN TODAS PARTES DEL MUNDO!
Frente a tal brutalidad, los obreros ya no quieren agachar la cabeza. Desde hace más de tres años, el proletariado en Francia, en Gran Bretaña, en Suecia, en Corea, en Estados Unidos, en Canadá, en Bélgica ha recuperado y desarrollado su capacidad de reacción. Los medios de comunicación hacen muy poco eco de ello, hay un auténtico apagón informativo.
¿Por qué? Porque la burguesía no quiere sobre todo que tomemos conciencia de que el problema es global y de que la respuesta sólo puede ser mundial, no quiere que los explotados tomen conciencia de que tienen en todas partes los mismos intereses, de que libran en todas partes las mismas luchas. Teme aún más que desarrollen su solidaridad y su unidad internacional:
– En Bélgica: desde las «jornadas de acción» de diciembre de 2024 hasta las manifestaciones durante el verano, la combatividad obrera y la voluntad de unificación de la lucha no han flaqueado.
– En Canadá: después de las huelgas en Montreal, hoy son las de Quebec.
– En Estados Unidos: las huelgas en Boeing, en el sector automovilístico o en los puertos se han desarrollado, incluso en plena campaña electoral.
– En China: a pesar del férreo corsé policial, estallaron huelgas en agosto en sectores como la industria farmacéutica, textil, embalajes y refacciones.
¡Todas estas luchas revelan que la clase obrera ya no está dispuesta a aceptar sacrificarse en el altar del interés nacional y de sus explotadores!
¿ES EL MOVIMIENTO «BLOQUÉMOSLO TODO» UNA EXPRESIÓN DE LUCHA DE LA CLASE OBRERA?
«¿Cómo luchar?» es la pregunta que se plantea tanto para hoy como para mañana. El movimiento actual propone para esta lucha «bloquear todo» para «presionar» a Macron, para obtener «una política más equitativa y justa» del nuevo gobierno.
¡Sí, hay que luchar! ¡Sí, hay que luchar masivamente! ¡Sí, hay que salir a la calle! Pero este movimiento «bloquémoslo todo» se concibe como una reunión de los ciudadanos franceses, del «pueblo», donde muchas categorías (pequeños comerciantes, patronos, restauradores...) se movilizan contra las medidas fiscales del gobierno, contra el ataque a su estatus o privilegio corporativista. ¿Qué podemos esperar de un movimiento que quiere boicotear la máquina económica y nos llama a reducir nuestro consumo, a bloquear los transportes, a limitar el uso de nuestra tarjeta bancaria, a dispersarnos en las glorietas? ¿Qué se puede esperar de un movimiento cuyas consignas son la desobediencia civil, el Referéndum de Iniciativa Popular (el de los chalecos amarillos), ¿cuya lógica es focalizarse contra las élites que gobiernan el Estado? ¿A dónde conduce un movimiento así? A sembrar la ilusión de que la solución es presionar a los dirigentes y de que un gobierno mejor para el «pueblo» es posible.
No es porque otras partes de la población también sean víctimas de los ataques por parte del gobierno que la clase obrera debe ponerse a la cola de un movimiento así, donde se pierde como clase. Sólo la clase obrera, clase explotada a escala internacional, no tiene intereses nacionales que defender. Su combate contra los efectos de la explotación y la defensa de sus condiciones de vida no es un combate por la mejora de su estatus social, sino que contiene en germen toda la perspectiva de destrucción del sistema capitalista mismo, la abolición de la explotación, del Estado, de las clases, de las fronteras, de las naciones.
Este movimiento «bloquémoslo todo» no aporta un nuevo aliento al combate contra el capitalismo. La publicidad hecha al movimiento por todos los medios y los partidos de izquierda y extrema izquierda tiene por objetivo atraer a los obreros hacia un movimiento de desahogo, de diluirlos en el «pueblo», como «ciudadanos enfadados». Esta campaña ensordecedora magnifica un movimiento donde se diluyen las reivindicaciones obreras y donde las acciones impotentes no son las nuestras.
Se aprovechan de las dificultades actuales de los trabajadores para reconocerse como clase para llevarlos a un callejón sin salida, por la vía de la ilusión democrática que consiste en decir que la solución reside en un cambio de gobierno, o incluso un cambio de presidente.
TANTO A LA DERECHA COMO A LA IZQUIERDA, UNA CAMPAÑA DE MENTIRAS
Frente a nuestra voluntad de luchar, todas las fuerzas políticas de la burguesía nos atacan ideológicamente, dividiéndonos o alimentando ilusiones sobre el capitalismo. Vil, el discurso de Bayrou culpando a los «boomers» de la deuda. Vil, la voluntad del Estado burgués de jugar a la división entre generaciones, los más jóvenes llamados a desarrollar el combate contra el capitalismo y aquellos que, en mayo del 68, fueron los actores de la mayor huelga de la historia del movimiento obrero, con una experiencia que transmitir a esta nueva generación. Engañosa, la propaganda de la izquierda y la extrema izquierda que quiere hacer creer que la crisis no existe, que bastaría con sacar dinero del bolsillo de los ricos para resolver todos los problemas.
Sí, sus miles de millones dan asco frente a la miseria que se extiende en las filas obreras. Pero es la expresión misma de la lógica de la ganancia de la sociedad capitalista: sistema de explotación de la mayoría por una minoría dominante. Ni en Francia, ni en ningún otro lugar, la lucha obrera puede tener como objetivo una repartición «equitativa» de la riqueza porque no existe una explotación capitalista «equitativa».
El objetivo de la lucha obrera es acabar con la explotación capitalista, con la ley de la ganancia, para conseguir por fin la satisfacción de las necesidades de toda la humanidad.
¿CÓMO LUCHAR?
En Francia, como en todas partes, para construir una relación de fuerzas que nos permita resistir a los ataques incansables contra nuestras condiciones de vida y de trabajo, y que mañana van a agravarse aún más con violencia, debemos, en todos los lugares donde podamos, reunirnos para debatir y poner sobre la mesa los métodos de lucha que han hecho la fuerza de la clase obrera y le han permitido, en ciertos momentos de su historia, hacer vacilar a la burguesía y su sistema:
– la búsqueda de apoyo y solidaridad más allá de su corporación, su empresa, su sector de actividad, de su ciudad, su región, su país;
– la organización autónoma del combate obrero, a través de asambleas generales, especialmente sin dejar su control a los sindicatos, esos supuestos «especialistas» de las luchas y de su organización;
– la discusión más amplia posible sobre las necesidades generales de la lucha, sobre las lecciones a sacar de los combates y también de las derrotas, porque las habrá, pero la mayor derrota es sufrir los ataques sin reaccionar; la incorporación a la lucha es la primera victoria de los explotados.
Terminaremos con este ejemplo histórico lleno de enseñanzas para el futuro: en 1980, en Polonia, los trabajadores se agruparon en inmensas asambleas generales obreras para tomar en mano su lucha, para decidir juntos las reivindicaciones y los métodos de lucha. No «bloquearon el país», sino que se organizaron en asamblea y en clase y fue así como estuvieron en condiciones de crear una relación de fuerza con el Estado para rechazar las medidas de austeridad. Incluso tomaron a su cargo la organización de la producción y de la vida económica por el interés y la satisfacción de las necesidades de los huelguistas y de toda la población, en un gigantesco impulso de solidaridad y desarrollo de la conciencia. He aquí una de las semillas plantadas por nuestros predecesores en el largo camino hacia la revolución, he aquí una de las semillas que deberemos hacer germinar en el futuro, he aquí lo que debemos preparar reuniéndonos y debatiendo desde hoy para que esta lucha de clases sea posible en el futuro. Porque, a la larga, la única alternativa será:
Revolución mundial o destrucción de la humanidad
Corriente Comunista Internacional (10 de septiembre de 2025)