En la última parte de su vida Nelson Mandela fue ampliamente considerado como un moderno ‘Santo’. Parecía ser un modelo de humildad, integridad y honestidad mostrando una notable capacidad para perdonar.
Un informe reciente de Oxfam dijo que Sudáfrica es “el país más desigual en la tierra y significativamente más desigual que al final del apartheid”. El Congreso Nacional Africano (ANC) ha gobernado durante casi veinte años a una sociedad que es amenazada aún con más privaciones para la mayoría negra, y sin embargo, a pesar de haber sido una parte integral del ANC desde la década de los 40, Mandela fue siempre visto, de alguna manera, como distinto a los otros líderes, a lo largo de África y el resto del mundo.