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Reuniendo cada noche a algunos miles de participantes, sobre todo en la Plaza de la República en París, el movimiento NuitDebout (Noche en pie) aparece en los titulares desde el 31 de marzo. Agrupa a personas de todos los orígenes, estudiantes de secundaria y universitarios, trabajadores precarios, parados y pensionistas, cuyo común denominador es el deseo de estar juntos, hablar, sentirse unidos contra las adversidades de este sistema... la sinceridad de muchos de los participantes es innegable; las injusticias los indignan y desean, profundamente, otro mundo, más solidario y más humano. Sin embargo, creemos firmemente que Nuitdebout no desarrolla para nada el combate y la conciencia de aquéllos. Por el contrario, este movimiento los conduce a un callejón sin salida y fortalece en ellos las visiones más conformistas. Y, lo que es peor, Nuitdebout permite, incluso, que florezcan sin inhibiciones ideas nauseabundas, tales como la personalización de los males de la sociedad sobre algunos representantes del sistema (los banqueros, la oligarquía...). Nuitdebout no sólo va a inducir a error a los que participan sinceramente, sino que representa, ya desde ahora, un nuevo golpe asestado por la burguesía a la conciencia de toda la clase obrera.
Gobierno socialista y sindicatos, de la mano contra la clase obrera
El proyecto de la nueva Ley laboral personifica la naturaleza de clase burguesa y anti-obrera del Partido Socialista. Esta reforma, que implica un fuerte deterioro de las condiciones de vida, busca dividir cada vez más a los asalariados al ponerlos en competencia unos contra otros. La base de este proyecto es la generalización de la negociación “empresa por empresa”, para la duración de la jornada laboral, la remuneración, los despidos...
Para acompañar la aceptación de esta nueva ley, los sindicatos han hecho su papel habitual: han puesto el grito en el cielo, exigiendo que se modifiquen o se retiren ciertas partes del texto original, pretendiendo así “presionar” al Gobierno socialista mediante la organización de múltiples jornadas de acción y manifestaciones. Estos desfiles sindicales que consisten en patear la calle en procesión, al son del ruido y de consignas repetidas hasta la saciedad (“¡Los trabajadores están en la calle, El Khomri[1], estás acabada”!, “¡Huelga, huelga, huelga general! huelga, huelga, huelga general!”, etc.), sin que se pueda discutir y construir algo juntos, solo tienen el efecto de desmoralizar y transmitir una sensación de impotencia.
En 2010 y 2011, ante la reforma de las pensiones, ese mismo tipo de jornadas de acción sindical se sucedieron una tras otra durante meses, a menudo reuniendo a varios millones de personas, solo para dejar finalmente que los ataques pasaran y, peor aún, arrastrar hacia un agotamiento moral que todavía sigue pesando sobre toda la clase obrera.
Sin embargo, hay hoy una notable diferencia con respecto a los movimientos de 2010 y 2011: el fenómeno Nuitdebout, que goza de una cobertura mediática y política en una escala y una benevolencia poco frecuentes para un movimiento pretendidamente social y contestatario.
Nuitdebout, un movimiento elogiado por… la burguesía
“Nuitdebout: campo de posibles” o “Nuitdebout, reanimador del imaginario ciudadano” titula el diario Liberation para el cual“poco importa el resultado político del movimiento Nuitdebout... ¿No se estará construyendo en las plazas públicas y otros lugares, de forma balbuciente una política más digna y cotidiana?”. Este apoyo es además muy real también a nivel internacional. Numerosos medios de comunicación de todo el mundo hacen una verdadera publicidad a las asambleas generales de Nuitdebout que renovaría, según ellos, la política y el mundo. Algunos políticos de izquierda y extrema izquierda, muchos de los cuales se dieron un garbeo por allí, también han sido ditirámbicos. Jean-Luc Mélenchon, cofundador del Partido de Izquierda, expresó su placer por este agrupamiento al igual que el secretario nacional del Partido Comunista Francés, Pierre Laurent. Para JulienBayou (Partido Ecologista), Nuitdebout "es un ejercicio de democracia radicalizada en tiempo real." Incluso Nathalie Kosciusko-Morizet, candidata a las primarias de la derecha, ha dicho haber oído allí consignas “interesantes”, como, por ejemplo: “No somos sólo votantes, también somos ciudadanos”. El propio Presidente de la República, François Hollande, les envió su pequeño saludo: “Me parece legítimo que la juventud quiera expresarse hoy sobre cómo es el mundo de hoy, incluso sobre cómo es la política de hoy (...) No me voy a quejar porque una parte de la juventud quiera inventar el mundo del mañana...”. Y lo mismo a nivel internacional, “Estos movimientos son magníficas chispas en medio de un cielo oscuro” para Yanis Varoufakis, ex ministro de Finanzas griego.
Reformismo y democratismo, los dos pilares ideológicos de Nuitdebout
¿Qué valen tantos elogios de una parte de los grandes medios internacionales y de políticos importantes? La respuesta está en los dos textos fundadores del movimiento. El folleto distribuido por el colectivo “Convergencia de las Luchas” durante la manifestación del 31 de marzo en París y que puso en marcha el primer agrupamiento en la Plaza de la República dice: “Nuestros gobernantes están amurallados con la obsesión de perpetuar un sistema sin aliento a un precio de "reformas" cada vez más retrógradas y siempre siguiendo la lógica del neoliberalismo en acción desde hace 30 años: todos los poderes a los accionistas y patronos, a los privilegiados que monopolizan la riqueza común. Este sistema se nos impone, gobierno tras gobierno, al precio de muchas formas de negación de la democracia...”. El manifiesto está en la misma línea: “El ser humano debe estar en el centro de las preocupaciones de nuestros líderes...”
La orientación es muy clara: se trata de organizar un movimiento para hacer "presión" sobre los "líderes" y las instituciones del Estado con el fin de promover un capitalismo más democrático y más humano. Esta es, en realidad, la política que imprime su sello a la existencia de Nuitdebout. Sólo hay que observar las acciones en que se plasma el trabajo de las comisiones y asambleas: “¡a tomar el aperitivo en el palacio de Valls!” (unos pocos cientos de manifestantes trataron de ir a echarse un trago en Matignon, sede del primer ministro, Valls, el 9 de abril), manifestaciones hacia el Elíseo (sede de la Presidencia de la República) (14 de abril, después de un programa de televisión con el Presidente, François Hollande), ocupación de la agencia del banco BNP-Paribas en Toulouse, picnic en un hipermercado de Grenoble, interrupción del acto de investidura del Consejo Regional de Borgoña-Franco-Condado y de los plenos municipales de Clermont-Ferrand y Poitiers, implantación de una ZAD[2]en Montpellier, ocupación de un McDonald en Toulouse, etiquetas en las ventanas de los bancos, contenedores de basura ante las puertas de algunos ayuntamientos de distrito parisinos, etc. .
Las propuestas más populares durante las asambleas generales de París, son todas tan indicativas de esa orientación política de esperar alguna que otra mejora superficial o falsamente radical del sistema capitalista: manifiesto por una "democracia ecológica," salario vitalicio, renta básica, reducción de los salarios elevados, pleno empleo, desarrollo de la agricultura orgánica, un mejor reconocimiento de las minorías, la democracia por sorteo, mayor compromiso del Estado por la educación escolar, especialmente en los suburbios, sobre los precios libres, sobre la asociación trasatlántica del comercio y la inversión , etc.
Frente a los sindicatos, ya Marx escribió en 1865 en Salario, precio y ganancia “Deben borrar el lema conservador ‘Un salario justo por una jornada justa’, e inscribir la consigna revolucionaria ‘Abolición del sistema asalariado’”. Y es precisamente a esta lógica revolucionaria a la que dan voluntariamente la espalda quienes manejan los hilos del movimiento Nuitdebout, arrastrando a quienes se dejan atrapar, sobre todo en las filas de las generaciones más jóvenes que se hacen preguntas sobre esta sociedad, hacia un terreno podrido: el del reformismo y las urnas.
La más emblemática de las reivindicaciones es, sin duda, la voluntad de hacer presión por una nueva Constitución que establezca una "República social". Por eso, según el economista Frederick Lordon, uno de los iniciadores de Nuitdebout: "La primera etapa de la recuperación, es, sin lugar a dudas, la reescritura de una Constitución (...). ¿Qué es la República social? Es tomar en serio la idea de la democracia planteada en toda su generalidad en 1789... ".
Esto lo dice todo. El objetivo central de los que pusieron en marcha Nuitdebout, es realizar una "verdadera democracia" tal como la Revolución Francesa de 1789 lo había prometido; sólo que, lo que era revolucionario hace dos siglos y medio, a saber, establecer el poder político de la burguesía en Francia, superar el feudalismo mediante el desarrollo del capitalismo, construir una nación... todo esto, hoy, se ha vuelto, irremediablemente, reaccionario. Este sistema de explotación está en decadencia, ya no se trata de mejorarlo, porque eso ya es imposible, sino de superarlo, de derribarlo a través de una revolución proletaria internacional. De otro modo se siembra la ilusión de que el Estado es un agente "neutral" de la sociedad, sobre el que se debería "ejercer presión" o al que habría que proteger de "accionistas", de "políticos corruptos" de “banqueros codiciosos”, de la “oligarquía”. Cuando en realidad, el Estado es el máximo representante de la clase dominante, el peor enemigo de los explotados.
Por encima de todo, no hay que subestimar el peligro que representa centrarse en los “banqueros”, “accionistas”, en los “políticos corruptos”. Ese procedimiento consistente en acusar a tal o cual fracción, a tal o cual persona en particular, en lugar de al sistema de explotación en su conjunto, no tiene más sentido que la preservación de las relaciones sociales capitalistas. Tal procedimiento sustituye así la lucha de clases, la lucha contra el capitalismo y por otro mundo, por un odio que pone como objetivo y se dirige contra las personas a las que bastaría con apartar del poder para que todos los males desaparecieran como por ensalmo[3]
Nuitdebout, el anti-Indignados
Nuitdebout pretende recoger la antorcha de los movimientos del 2006 y 2011. Pero en realidad, trata de desvirtuar su memoria al distorsionar por completo lo que fue la fuerza del movimiento contra el CPE y el de los Indignados, al preconizar la discusión ciudadana y republicana, al centrar el debate sobre cómo hacer al capitalismo más humano y más democrático.
En 2006, en Francia, los estudiantes precarios debatieron en genuinas asambleas generales soberanas que daban libremente la palabra. También expresaban su deseo de ampliar el movimiento a los trabajadores, los pensionistas y los desempleados, en primer lugar, mediante la apertura de sus Asambleas Generales, haciendo valer reivindicaciones amplias que iban más allá del simple marco del CPE[4] y dejando de lado todas las demandas específicamente estudiantiles. Cinco años después, en 2011, es en España con el movimiento de los Indignados, en los EE.UU. e Israel con el de los Occupy, donde de nuevo surge la necesidad vital de reunirse y discutir los males de este mundo capitalista que nos impone su dictadura hecha de explotación, exclusión y sufrimiento. Esta vez, las reuniones no fueron en aulas sino en calles y plazas.[5]
En el movimiento de los Indignados en España, en un contexto diferente, se manejaron los mismos hilos que hoy con Nuitdebout. Los anti-globalización de DRY (Democracia real ya), o sea Attac, se escondían tras la máscara del “apoliticismo” para sabotear mejor cualquier posibilidad de debate real. También en ese caso, aquéllos concentraron todas las energías sobre la “vida de las comisiones” en detrimento de los debates en las asambleas generales y sobre las “buenas opciones” que hay que depositar “en las urnas” (Podemos ha sido la culminación de tal procedimiento). Pero el movimiento social era entonces un poco más profundo. Muchos manifestantes habían tenido la fuerza política para intentar tomar la organización de la lucha en sus manos; y se celebraban verdaderas asambleas generales, con debate y reflexión sobre la sociedad, de forma paralela a las de DRY, pero, eso sí, con una ocultación informativa total por parte de los media. Esto es lo que escribíamos entonces:“El domingo 22, jornada electoral, se produce una nueva tentativa de acabar con las asambleas. DRY dice que “se ha alcanzado el objetivo” y que se debe terminar el movimiento. La respuesta es unánime: “no estamos aquí por las elecciones”. El lunes 23 y el martes 24, las asambleas llegan a su punto álgido tanto en asistencia como en la riqueza de los debates. Proliferan intervenciones, consignas, carteles, que muestran una aguda reflexión: “¿Dónde está la Izquierda? Al fondo a la derecha”, “Nuestros sueños no caben en las urnas”, “600 euros al mes, ¡eso sí es violencia!”, “Si no nos dejáis soñar, no os dejaremos dormir”, “Sin trabajo, sin casa, sin miedo”, “engañaron a los abuelos, engañaron a los hijos, ¡qué no engañen a los nietos!”. Y muestran igualmente una conciencia sobre la perspectiva: “Nosotros somos el futuro, el capitalismo es el pasado”, “Todo el poder a las asambleas”, “No hay evolución sin revolución”, “El futuro empieza ahora”, “¿Sigues pensando que es una utopía?”... Sin embargo, es sobre todo la manifestación de Madrid la que marca el viraje que representa el 19 de junio cara a la perspectiva futura. La convoca un organismo directamente vinculado a la clase obrera y nacido de sus minorías más activas. Su lema es “Caminemos juntos contra la crisis y el Capital”, sus reivindicaciones: “No a los recortes laborales, de pensiones ni sociales, contra el paro, lucha obrera. Abajo los precios, arriba los salarios. Subida de impuestos a los que más ganan. En defensa de los servicios públicos, no a la privatización de sanidad, educación, cajas de ahorro y otros sin importar el lugar de origen, viva la unidad de la clase obrera”[6] ..
No compartimos todas las reivindicaciones de los Indignados. Las debilidades, las ilusiones sobre la democracia burguesa, estaban igualmente muy presentes; pero la dinámica del movimiento estaba animada por un aliento proletario, una profunda crítica hacia el sistema capitalista, hacia el Estado, las elecciones, un combate contra las organizaciones de izquierda y de extrema izquierda que desplegaban toda su fuerza política para limitar la reflexión y mantenerla dentro de los límites de lo que es aceptable para el capitalismo.
La debilidad actual de nuestra clase no ha permitido que emerja esa crítica proletaria hacia Nuitdebout ni, por tanto, que fructifique el deseo de estar juntos, de solidarizarse y debatir, que pueda tener una parte de los participantes. Por encima de todo, la burguesía ha aprendido de los movimientos anteriores, ha preparado, de mejor manera, el terreno y la supervisión, consciente de sus capacidades de maniobra y, sobre todo, habida cuenta del estado actual de debilidad del proletariado. Hoy, ese papel lo desempeñan muy bien Attac, el NPA[7], el Frente de Izquierda[8] y todos los seguidores del reformismo y de una supuesta “verdadera democracia”, que en realidad son los verdaderos dueños de Nuitdebout y se aprovechan muy bien de la desorientación, la falta de perspectivas, en fin, de la incapacidad del proletariado para reconocerse como una clase e identificar sus intereses de clase para ocupar el terreno social. Estos grupos actúan en realidad como expresión y fuerza de apoyo del capitalismo.
La verdadera naturaleza de Nuitdebout
Debemos ser claros: Nuitdebout, no es, ni mucho menos, algo espontáneo. Es un movimiento concienzudamente pensado, preparado y organizado de tiempo atrás, por animadores y defensores radicales del capitalismo. Detrás de este movimiento, supuestamente “espontáneo” y “apolítico”, se ocultan profesionales, grupos de izquierda y de extrema izquierda que reivindican el “apoliticismo” para controlar mejor el movimiento tras bastidores. Por otra parte, el llamamiento del 31 de marzo ya tenía, para la primera noche, una dimensión profesional en su totalidad: “En el programa: animación, servicio de comidas, conciertos, intercambio de información, Asamblea Ciudadana permanente y cantidad de sorpresas”.
El origen de Nuitdebout, surge a raíz de un encuentro público organizado por la Bolsa de Trabajo de París, el 23 de Febrero de 2016. Este encuentro con el lema: “¡hay que meterles miedo!”, lo motivaron las reacciones entusiastas del público a la película de François Ruffin Merci patron!. Se toma la decisión de ocupar la plaza de la República después de la manifestación del 31 de marzo. “El Colectivo ‘de dirección’, quince personas, reúne a: Johanna Silva del periódico Fakir, LoïcCanitrot, intermitente de la compañía teatral Jolie Môme, Leila Chaibi del Colectivo Jueves Negro y adherente del Partido de Izquierda, un sindicalista de Air France, también de ese partido, y además un miembro de la asociación ‘Les Engraineurs’ y un estudiante de Políticas, también el economista ‘aterrado’ Thomas Coutrot y Nicolas Galepides del sindicato Sud de Correos (...).La asociación ‘Derecho a la Vivienda’, proporciona asistencia, especialmente jurídica y práctica; la organización antiglobalización Attac y la unión sindical “Solidaires”, también se unieron al colectivo. El Colectivo de iniciativas pedirá al economista Frédéric Lordonque inaugure aquella primera noche parisina del 31 de marzo. [Su idea]“Por la República social” (...) encuentra un eco en los talleres de reflexión sobre la escritura de una nueva Constitución (París, Lyon...)”. Estas pocas líneas extraídas de Wikipedia revelan hasta qué punto todas las fuerzas políticas oficiales, sindicales y asociaciones de izquierda, ayudaron a preparar debidamente, y hacerse luego cargo del movimiento Nuitdebout.
Más concretamente, ¿quién es François Ruffin? Redactor jefe del periódico izquierdista Fakir, es cercano al Frente de izquierda y a la CGT. Su objetivo es hacer “presión sobre el Estado y sus representantes” o, usando sus propias palabras, “asustarlos” (sic). Para que un movimiento tenga éxito, según él, hay que hacer “que converjan el combate en las calles y la expresión en las urnas”, al igual que en 1936 y “hasta en 1981”. Deliberadamente, se olvida con demasiada rapidez que 1936 preparó el alistamiento de la clase obrera para la Segunda Guerra Mundial; en cuanto a 1981, ese pretendido “movimiento social”, permitió al Partido Socialista llegar al poder para dirigir una de las políticas más eficazmente anti-obreras de las últimas décadas. Ese es el personal que anda entre los bastidores de Nuitdebout: una operación destinada en gran medida a hacer creer a todos los participantes de buena fe y llenos de esperanza, que están luchando de manera eficaz y radical, para así llevarlos con más facilidad hacia las urnas y la ilusión de que la sociedad capitalista puede ser más humana si votamos por los “buenos partidos”.[9]
Esta iniciativa de la izquierda del PS y de la extrema izquierda, se produce en un momento muy oportuno para la burguesía: a un año de las elecciones presidenciales, ahora que el PS está tan desprestigiado. Lo que está en juego en el corto y medio plazo, es, en gran medida, la capacidad de la burguesía para crear una nueva izquierda creíble ante la clase obrera, una izquierda “radical, alternativa y democrática.” Esta misma dinámica se está jugando, por lo demás, también de manera muy semejante en muchos países, con Podemos, en España y Sanders en Estados Unidos, por ejemplo. No es del todo cierto que esta parte de la maniobra, su vertiente electoralista, acabe siendo un éxito para la burguesía, o sea a una movilización en las urnas, pues la clase obrera está más que asqueada de todos los partidos políticos. Del mismo modo, la tentativa de François Ruffin de jalar a los participantes de Nuitdebout hacia los sindicatos[10], especialmente hacia la CGT, ha sido hasta ahora un fracaso. Por el contrario, la ideología promovida por este movimiento, el ciudadanismo, que diluye aún un poco más la identidad de clase del proletariado, y la personalización en lugar del combate contra el sistema capitalista, es un veneno muy eficaz y peligroso para el futuro.
Nuitdebout, más que una maniobra de las fuerzas de izquierda y de extrema izquierda de la burguesía, es el símbolo de las grandes dificultades actuales de los obreros para reconocerse como una clase, como una fuerza social portadora de un futuro para toda la humanidad. Y estas dificultades no son puntuales, sino que se inscriben en un proceso profundo e histórico de la sociedad. Las semillas sembradas por los movimientos como el de la lucha contra el CPE o los Indignados que fueron expresiones de necesidades reales del proletariado para desarrollar su combate están hoy como dormidas en un suelo congelado. En cuanto a los movimientos de mayor antigüedad, los de la Comuna de París o la revolución de Octubre de 1917, están por ahora sepultados bajo toneladas de mentiras y de olvidos.
Pero si se recalentara la atmósfera social, al calor de los golpes de la crisis y el inevitable incremento de los ataques contra nuestras condiciones de vida, entonces sí que podrían germinar algunas flores. Esta confianza en el futuro se basa en la conciencia de que el proletariado es una clase histórica que siempre lleva consigo ese otro mundo, libre de relaciones de explotación, un mundo necesario y posible para la humanidad.
Germain, 15 de Mayo de 2016
[1] Es el apellido de la ministra de Trabajo, de ahí el nombre oficioso de la nueva Ley Laboral.
[2] ZAD, Zone à défendre, “zona que hay que defender”, por ejemplo las acampadas in situ contra el proyecto de nuevo aeropuerto en Nantes o de un embalse en el sur de Francia (donde, por cierto, la policía mató a un joven estudiante)
[3]Esa denuncia de la oligarquía es por otra parte muy cercana a la focalización del Establishment por parte de Donald Trumpen Estados Unidos. Las apariencias son diferentes, pero se trata del mismo poso ideológico, el de la personalización.
[4]) Sobre la lucha contra el CPE, leer en nuestra página web: “¡Salud a las nuevas generaciones de la clase obrera!” (2006, https://es.internationalism.org/ccionline/2006_salud)
[5])En nuestra página web pueden leerse multitud de artículos sobre el movimiento de los Indignados y de los Occupy. (Acción Proletaria, Revolución Mundial y Revista Internacional)
[6]Extractos de nuestro artículo: “Las movilizaciones de los indignados en España y sus repercusiones en el mundo. Un movimiento cargado de futuro” (2011, https://es.internationalism.org/rint146-indignados).
[7]Nouveau parti anti-capitaliste, trotskista.
[8]Alianza entre el Parti de Gauche de Melanchon y el PC.
[9]Para comprender mejor las ideas de François Ruffiny los orígenes de Nuitdebout, leer nuestro artículo en el periódico de la CCI en Francia Révolution Internationale nº458 (mayo de 2016)sobre la película: Merci patron !.
[10]“Deseo que se organice un Primero de Mayo enorme, que la manifestación se termine en República y que se haga un mitin con los sindicatos que se oponen a la Ley laboral”