Contra la campaña de Vox en medios obreros: ¡Los obreros no tenemos patria!

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Vox, escisión de extrema derecha del PP, está ganando terreno electoral, el CIS[1] con su “cocina” le augura un escaño en las elecciones andaluzas y otro en unas futuras elecciones generales. No podemos aquí analizar las causas de este crecimiento: resumiendo de forma rápida, estas son: a nivel mundial, la crisis del aparato político tradicional de la burguesía en los países centrales; la escalada del populismo; la agudización de la descomposición social e ideológica del capitalismo manifestada a través de fenómenos como los éxodos emigratorios, por un lado, y la xenofobia y el nacionalismo más extremo, de otro. A ello se uniría a nivel español la crisis catalana[2].

En este artículo nos vamos a ceñir únicamente, a la denuncia de una campaña que está haciendo este partido en ambientes obreros juveniles que tiene como eslogan: “Obrero y patriota, no es ser idiota”.

Contra esta consigna oponemos la frase final del Manifiesto Comunista: LOS OBREROS NO TIENEN PATRIA.

La sociedad capitalista mundial está dividida en clases: en un lado de la barricada, la minoría que posee los medios de producción y amasa una riqueza cada vez mayor, la clase capitalista; y, en el otro lado, la gran mayoría, representada por el proletariado que produce la casi totalidad de las riquezas y servicios que sostienen la sociedad y, sin embargo, sufre una miseria cada vez más dura. En España, en China, en Venezuela, en USA, en Corea del Norte, en Suecia, en cualquier país del mundo, no hay ciudadanos iguales sino clases antagónicas: burguesía contra proletariado.

La Nación no es la comunidad de todos los nacidos en la misma tierra sino la finca privada del conjunto de capitalistas de un país. España no pertenece a los españoles sino al Capital. Lo mismo podemos decir de las 194 naciones que hay en el mundo. La Nación se sustenta en el Estado que no es el “representante de todo el pueblo” sino el aparato de dominación del conjunto de los capitalistas de un país, como decía Engels, su “consejo de administración”.

Una de las peores mentiras con las que la burguesía mantiene su poder es proclamar que “la economía nacional es de todos”. En nombre de esa farsa pide que aceptemos la baja de salarios, la precariedad, las jornadas interminables, para “mejorar la economía nacional” y que “todos progresemos”. Según este “sentido común”, cuanto más prospere la economía española “mayor renta habrá para todos los españoles”. Esto es rotundamente desmentido por los hechos: ¿Cómo salió relativamente la economía española de la grave crisis de 2008-2011? Pues aplicando feroces recortes en sueldos, prestaciones sociales, sanidad, educación y desahucios a mansalva.

¿Cuál ha sido la consecuencia de la enorme burbuja inmobiliaria que atravesó España, entre otros países, durante el periodo 2004-2008? Pues fundamentalmente el empobrecimiento de los trabajadores, los desahucios de miles de familias obreras[3] y en contrapartida un aumento espectacular de la renta del capital y de los capitalistas. Según el Informe sobre la Desigualdad Global de 2018, el 1% de la población mundial concentra el 50% de la renta mundial, este informe proporciona un dato concluyente: los más pobres son cada vez más pobres, “El 50% de las rentas más bajas se repartían el 20% del total del ingreso nacional en EE UU en 1980; el año pasado, la porción se redujo al 13%. Esta tendencia es compartida por todas las regiones, aunque con números distintos[4]

El crecimiento de la economía nacional y de la economía mundial no supone un aumento del nivel de vida de la inmensa mayoría sino más bien al contrario, significa su empobrecimiento. Marx lo deja bien claro en Salario, precio y ganancia: “Cuando los plebeyos romanos se pusieron en huelga contra los patricios, el patricio Agripa les contó que el estómago patricio alimentaba a los miembros plebeyos del cuerpo político. Lo que no consiguió Agripa fue demostrar que puedan alimentarse los miembros de un hombre llenando el estómago de otro. El ciudadano Weston, a su vez, se olvida de que la sopera de la que comen los obreros contiene todo el producto del trabajo nacional y que lo que les impide sacar de ella una ración mayor no es la pequeñez de la sopera ni la escasez de su contenido, sino sencillamente el reducido tamaño de sus cucharas[5]

Sacrificarse por la economía nacional es reducir aún más el tamaño de la cuchara con la que acceder a la Gran Sopera que es el producto de la economía nacional, es renunciar a defender nuestras necesidades como seres humanos, pero, igualmente renunciar a un futuro para la humanidad, pues dejamos las manos libres al capitalismo para que se hunda en sus contradicciones y arrastre todo el planeta hacia la miseria, la barbarie moral, las guerras imperialistas, la destrucción medioambiental.

El capital pide de nosotros el sacrificio económico, después el sacrificio político (elegir cada 4 años al partido que nos engaña y aplasta) y finalmente el sacrificio en la guerra imperialista: morir por la Patria contra “otras patrias”. En la guerra imperialista los obreros y explotados de todos los países en conflicto mueren o sufren las terribles consecuencias de la guerra para el interés y la ganancia de los capitalistas y de su cuerda de servidores militares y políticos[6].

De la extrema derecha a la extrema izquierda TODOS POR LA PATRIA

Mal que le pese, Vox no tiene el monopolio del patriotismo, todos los partidos, desde el PP hasta Podemos, pasando por el PSOE, los trotskistas, los maoístas, los anarquistas oficiales, TODOS DEFIENDEN LA PATRIA ESPAÑOLA. Un ejemplo de rabiosa actualidad: el gobierno del Señor Sánchez quien en uno de sus numerosos “donde dije digo, digo Diego” llegó a defender una “España nación de naciones”, ha retomado con estruendo el “Gibraltar Español” en las negociaciones del Brexit de la UE. Recordemos que el “Gibraltar Español” fue uno de los grandes lemas de la dictadura franquista.

El contenido de sus “argumentos” varía considerablemente de unos a otros, pero todos buscan lo mismo: IMPONERNOS LOS INTERESES DEL CAPITAL ESPAÑOL.

Vox defiende un nacionalismo español basado en las “glorias” de la España eterna, “recordando su resistencia contra la invasión francesa, el final de la Reconquista y la ‘gesta’ americana que partió de Palos de la Frontera, la “mayor obra de reconciliación de la humanidad[7]. Así en su programa electoral reclama, por ejemplo, la defensa de los toros y de la semana santa.

Los rivales de Vox pretenden practicar una defensa de España más “abierta”. Se esfuerzan, como es el caso de Podemos, en hacer atractiva a los explotados la defensa de España, presentándola como “la patria de la gente”. Así, Errejón en un tuit respecto a los fastos militares del 12 de octubre, decía “Nosotros la Patria la celebramos ayer: logrando un acuerdo para subirle el salario mínimo a los españoles, aumentar las ayudas a la dependencia o tomar medidas contra la burbuja del alquiler. No es esencia en el pasado, es voluntad de futuro. La Patria es la gente o está vacía”.[8]

Que ahora Vox retome el nacionalismo de “por el imperio hacia dios”, el añejo nacional -catolicismo de la dictadura franquista, responde a dos motivos, uno internacional y otro nacional. El internacional y que se plasma en el ascenso del populismo, es la eclosión de un nacionalismo abiertamente agresivo, descaradamente excluyente, brutalmente endogámico, “en esta época de descomposición del capitalismo, la falta de perspectivas de la sociedad, la evidencia manifiesta del carácter destructivo y reaccionario del orden social genera un formidable vacío de valores, de guías a las que atenerse, de creencias a las que agarrarse para sostener la vida de los individuos. Ello hace crecer las tendencias a agarrarse como clavo ardiendo a todo tipo de falsas comunidades como la nacional, que proporcionen una sensación ilusoria de seguridad, de «respaldo colectivo»[9]

Respecto a la situación doméstica, es necesario recordar que la nación española tuvo que afirmarse, desde el siglo XVI a partir del predominio brutal de la feudalidad con sus pretensiones imperiales, su extremismo católico y su pureza de sangre, conseguida mediante las expulsiones masivas de moriscos y judíos y el sadismo de la “Santa Inquisición”. El siglo XIX, el del apogeo del capitalismo, sometió el capital español a una sucesión inacabable de convulsiones (la pérdida de las colonias, las guerras carlistas, la inestabilidad gubernamental crónica) que le obligaron a afirmarse nacionalmente atado de pies y manos a sus sectores más reaccionarios. El desarrollo desequilibrado de la industria -principalmente en Cataluña- y la mala soldadura del mercado nacional, dio un poder desproporcionado a los militares castellanos que, con sus violentas acciones contra las luchas obreras aseguraban a los burgueses catalanes la “ley y el orden” y mantenían con puño de hierro la cohesión nacional[10]. El resultado fue un nacionalismo arrogante, excluyente, muy repulsivo para las “clases populares”, que llegó al colmo con el régimen franquista. La transición democrática de 1976 tuvo que meter en el cajón toda referencia al nacionalismo españolista dando cancha al “Estado de las autonomías” y las ilusiones de una “España para todos”, cosa que la experiencia de los últimos 40 años ha desmentido radicalmente. Ahora frente al desafío de sus rivales catalanistas, el capital español se encuentra desprovisto de un nacionalismo propio presentable y tiene que recurrir al españolismo de siempre que da alas a un partido como Vox.

¿El capital es apátrida?

Según el reportaje periodístico mencionado en la nota 6, el líder de Vox intentó hacer atractivo al nacionalismo español arguyendo que “Sólo los privilegiados, los pudientes, pueden permitirse el lujo de no tener patria. Precisamente las personas obreras, de clase media, las personas que tienen más dificultades en el día a día son los que más necesitan a la patria. El que vive podrido de dinero y al que le sobra todo y deja de creer en todo menos en el poder es el que puede permitirse el lujo de no tener una patria. Los españoles aman a España, voten a la izquierda o a la derecha. Lo raro, lo extravagante es no amar a tu propia patria”.

El capitalismo es, por definición, un sistema expansivo, que desde sus primeros pasos de acumulación primitiva se lanzó a la conquista del mundo. El desarrollo del capitalismo está históricamente ligado al descubrimiento de América, la trata de esclavos, la expansión colonial. “La gran industria creó el mercado mundial, ya preparado por el descubrimiento de América.  El mercado mundial imprimió un gigantesco impulso al comercio, a la navegación, a las comunicaciones por tierra.  A su vez, estos, progresos redundaron considerablemente en provecho de la industria, y en la misma proporción en que se dilataban la industria, el comercio, la navegación, los ferrocarriles, se desarrollaba la burguesía, crecían sus capitales, iba desplazando y esfumando a todas las clases heredadas de la Edad Media”, subraya el Manifiesto Comunista.

La agravación de la crisis en los años 80 y la caída de los regímenes mal llamados “socialistas” a finales de dicha década, aceleró las tendencias a romper las barreras proteccionistas, a desarrollar una fuerte división internacional del trabajo (las deslocalizaciones) y a liberalizar la circulación de la fuerza de trabajo, todo lo que se ha dado en llamar “globalización”. Se han formado vastos acuerdos de cooperación económica entre naciones que han llegado muy lejos con la UE y la moneda única del euro. Las empresas se ven obligados a internacionalizarse, a invertir en el mayor número de países posible, a organizar su producción a escala internacional, aprovechando los sueldos más baratos y las facilidades fiscales o crediticias más favorables.

Todo esto ha dado la apariencia de que el capitalismo se hace “internacional” y “apátrida”. Desde hace más de 20 años, los movimientos antiglobalización[11] que se dicen “muy de izquierdas” han dado la munición que ahora aprovecha Vox situado en el campo de extrema derecha: frente al capitalismo apátrida los obreros y el pueblo deben defender la economía nacional y reclamar un “trato justo” para lo que se produce en el país. Propician que consumamos “lo español” y que hagamos boicot a los productos extranjeros en nombre de la “soberanía alimentaria”. Vox no hace sino recuperar el “nacionalismo popular” de los partidos “comunistas” y los sindicatos que venden la “solución” de reforzar y defender la economía nacional frente a la “invasión extranjera” del capital o, frente a la “dictadura de Bruselas” que estaría vendida a las “multinacionales”.

Es necesario poner los puntos sobre las íes ante tanta demagogia. La máxima unidad del capital es NACIONAL y en ese marco reina el Capitalismo de Estado que sirve a las empresas a la vez que las somete a las necesidades del Interés Nacional del Capital. El marco globalizado y multilateral es un terreno donde cada capital nacional dirigido por su Estado juega sus cartas a cara de perro contra los demás rivales intentando sacar la máxima tajada a nivel económico e imperialista. Los Consejos de Ministros de la UE son una cesta de víboras donde cada capital nacional trata de vender sus propios intereses y donde el capital dominante, el alemán, vela para obtener la mayor ventaja para sus exportaciones y sus intereses globales.

La autonomía política del proletariado

La única clase social internacional es el proletariado, solo él, como intentó en la oleada revolucionaria de 1917-23, puede desarrollar una lucha mundial unificada[12]. Sus intereses son comunes en todos los países. Lo que pretenden Vox y sus rivales compinches de izquierda y extrema izquierda es que los obreros se supediten al capital nacional lo que los enfrentará y separará de sus hermanos de clase en todo el mundo.

Para avanzar hacia una lucha internacional unificada hay un primer paso que es preciso dar: defender con uñas y dientes la autonomía política del proletariado.

¿Qué es la autonomía política del proletariado? El proletariado jamás tiene que escoger una nación a defender tiene que luchar contra todas las naciones pues todas sus enemigas y enemigas igualmente del futuro de la humanidad, ni Patria Española ni Patria Catalana pues ambas son cómplices en el ataque a las condiciones de vida de todos los trabajadores como se demostró en 2011 donde el gobierno de Mas fue pionero en los recortes que luego se generalizaron a toda España y como se pone en evidencia actualmente donde médicos, estudiantes y otros sectores protestan contra la brutal austeridad del Señor Torra

El proletariado no tiene que escoger entre democracia y dictadura pues ambas son formas del Estado capitalista. El proletariado no tiene que elegir entre demócratas y populistas pues ambos defienden el capitalismo. El proletariado es una clase de emigrantes que no tiene que aceptar la división entre nativos y extranjeros pues contra ello debe levantar la consigna de NATIVA o EXTRANJERA LA MISMA CLASE OBRERA. El proletariado tiene que rechazar a todos los bandos en conflicto en las innumerables guerras imperialistas que ensangrientan el planeta y provocan terribles éxodos de población.

Las luchas obreras contra los despidos y empeoramiento de las condiciones de vida tienen que liberarse de las cadenas de la supeditación a la economía nacional. En Navantia la lucha contra posibles despidos no pasa por apoyar “la venta de fragatas a Arabia Saudita”, así como en Alcoa no se trata de defender la economía española frente al interés “apátrida” de llevarse la producción a otros países. En la Casa de la Moneda lo que está en juego no es “la adquisición de nueva maquinaria y la modernización de las instalaciones”. Esos planteamientos que propagan los sindicatos, la izquierda y a los que ahora se suma entusiasmada la extrema derecha de Vox, llevan a más despidos, más precariedad, menos salarios, más horas de trabajo. Contra ellos la autonomía política del proletariado quiere decir luchar por sus intereses como obreros que son los de vivir, dar futuro a los hijos, pelear por un futuro para la humanidad, lo que solamente puede expresarse por reivindicaciones obreras intransigentes. El dilema es interés nacional del capital disfrazado como “interés de todos los españoles” o interés de vida como seres humanos de los obreros que encierra el interés universal y futuro de la humanidad.

Contra las múltiples divisiones a las que el Capital, sus naciones y sus partidos pretenden arrastrarlo el proletariado debe levantar la bandera del Internacionalismo, de sus intereses de clase -que son los que representan el futuro de la humanidad-, de su lucha por la perspectiva de la Revolución Mundial. Sabemos que una perspectiva revolucionaria mundial está muy lejos dadas las dificultades actuales del proletariado, sin embargo, esta perspectiva se alejará mucho más hasta hacerse imposible si el proletariado se deja arrastrar por el alistamiento nacional, si no es capaz de oponerle su autonomía de clase.

C.Mir 30-11-18

 

[1] CIS: Centro de Investigaciones Sociológicas. Organismo gubernamental encargado de hacer encuestas electorales.

[2] Ver los siguientes documentos como referencia de reflexión: "TESIS SOBRE LA DESCOMPOSICION" ; Resolución sobre la situación internacional del 22º congreso de la CCI, https://es.internationalism.org/revista-internacional/201711/4256/22-congreso-de-la-cci-resolucion-sobre-la-situacion-internacional ; Contribución sobre el populismo, https://es.internationalism.org/revista-internacional/201610/4178/contribucion-sobre-el-problema-del-populismo-junio-de-2016 ; España, Cataluña, los proletarios no tienen patria, https://es.internationalism.org/revista-internacional/201712/4262/cataluna-espana-los-proletarios-no-tienen-patria , ¿Hay una salida al conflicto catalán?, https://es.internationalism.org/content/hay-una-salida-al-conflicto-catalan  ; Para luchar contra el racismo hay que luchar contra el capitalismo, https://es.internationalism.org/accion-proletaria/201712/4258/para-lucha-contra-el-racismo-hay-que-luchar-contra-el-capitalismo  ; Marruecos: protesta contra la barbarie capitalista con los emigrantes, https://es.internationalism.org/content/4359/marruecos-protesta-contra-la-barbarie-capitalista-los-emigrantes

[3] Los desahucios SIGUEN como se ha puesto en evidencia tras el suicidio de una mujer madrileña que iba a ser desahuciada. Ver en https://15mpedia.org/wiki/Lista_de_suicidios_relacionados_con_desahucios una lista de suicidios provocados por los desahucios.

[6] A fin de cuentas, ¿qué es lo que está en juego en la batalla campal a la que se han entregado españolistas y catalanistas? ¿El bienestar y el progreso de españoles o catalanes? ¡Rotundamente no! Lo único que se decide son los intereses egoístas de las distintas fracciones burguesas en contienda que utilizan a los obreros y a los “ciudadanos en general” como tontos útiles de sus designios inconfesables. Contradiciendo a los exhortos de Vox, “ser patriota” (pro- español o pro- catalán) es “ser idiota”.

[8] Ver en Podemos, un poder del Estado capitalista, el apartado Para Podemos, lo primero es España, https://es.internationalism.org/cci-online/201406/4033/podemos-un-poder-del-estado-capitalista

[10] El general Espartero (líder del “Partido Progresista”) decía que había que bombardear cada 10 años Barcelona (la gran concentración obrera) para que hubiera un poco de orden.

Situación nacional: 

Cuestiones teóricas: