Las movilizaciones de los profesores, sobre todo de educación básica, en los meses recientes han expresado el rechazo al ataque del Estado a sus condiciones laborales. De manera intermitente, hemos visto brotes de descontento y manifestaciones en casi todas las entidades donde los trabajadores del sector educativo han intentado sumarse a las protestas contra la reforma laboral disfrazada de educativa mostrando que existe un descontento real, un hartazgo y, más aún, una combatividad que, aunque con muchas confusiones, expresa una voluntad de hacer algo, de movilizarse, de luchar. Incluso, hay voces que han calificado a estas manifestaciones como la segunda primavera magisterial después de aquellas importantes movilizaciones hace 24 años del magisterio a nivel nacional y, particularmente en el DF, que tuvieron su cenit en el mes de abril de 1989.