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Presentamos dos textos: una contribución de una compañera que firma Aurora Despierta y nuestra respuesta.
Se trata de un debate sobre la base de coincidencias importantes a partir de las cuales se puede abrir un intercambio para esclarecer cuestiones candentes sobre qué el capitalismo, en qué estadio está de su evolución, la actual crisis sistémica, la respuesta del proletariado, su situación y relación de fuerzas frente al capital etc.
Publicamos a continuación un largo texto que nos fue dirigido hace ya algún tiempo, por una compañera que firma Aurora Despierta con la que hemos intercambiado en algunas ocasiones en diferentes Foros, especialmente en Esparevol, hoy cerrado. Se trata de una contribución sincera, argumentada y apasionada que, en nuestra opinión, forma parte del esfuerzo de toma de conciencia de la clase obrera para romper sus cadenas y edificar otra sociedad liberada de la explotación y de todos los males que resultan de la agonía de la sociedad capitalista. Esta contribución, que busca reforzar el bagaje teórico de la clase obrera y trata en particular de los aspectos siguientes: las contradicciones que están en la raíz de la fase actual de la crisis económica mundial con objeto de determinar las perspectivas, esto en relación con el agotamiento previsible de las principales fuentes de materias primas y del desastre ecológico; la necesidad para el proletariado de pasar a un nivel de lucha que, de manera ofensiva, se de el objetivo de la abolición del trabajo asalariado y el capitalismo, pues si no lo hace así sus luchas contra los ataques actuales y venideros se saldarán con una derrota; la necesidad de comprender la dinámica de la relación de fuerzas entre las clases y ver aquello que puede reforzarla en favor del proletariado.
Saludamos el esfuerzo teórico de la camarada pero igualmente sus convicciones y su modestia en relación a su propia contribución: «Esta exposición del recorrido desde los distintos fenómenos económicos en los que se expresa la crisis hasta llegar a la raíz en el trabajo asalariado, deberá ser mejorada por los compañeros que dominen la economía. Pero creo que ésta es la orientación correcta, y así debiera divulgarse entre los trabajadores/as para que entiendan las causas de la crisis del capitalismo sobre todo como la crisis histórica del régimen de trabajo asalariado, los límites históricos a su explotación y a la conversión de la plusvalía en beneficio».
Queremos participar en este esfuerzo dando a conocer el análisis de la camarada, señalando, argumentando de manera sumaria, ciertos aspectos que bien no compartimos o, al menos, que necesitarían de una mayor precisión. Sí, como nosotros deseamos, el debate se desarrolla sobre estas cuestiones, volveremos a ellas más ampliamente.
No pretendemos "dominar la economía" pero, en función de lo que hemos comprendido a partir de los útiles que nos proporciona el marxismo para aprehender la realidad de la crisis, nos parece necesario aportar algunas precisiones respecto a las perspectivas de evolución de la fase actual de la crisis del capitalismo, tal y como las plantea la camarada. En su texto se evocan con razón las dos contradicciones fundamentales del capitalismo, a saber, la baja de la tasa de ganancia y la insuficiencia del mercado. La camarada subraya de manera absolutamente justa el lazo entre esta última contradicción y el endeudamiento: «Si el origen del endeudamiento y la especulación fueron las limitaciones del mercado en el régimen de trabajo asalariado [...], su hundimiento se debe a que esos límites ya no pueden ser forzados más con los trucos de la ingeniería financiera que ha caído en sus propias trampas». El problema, a nuestro juicio, consiste en que, para determinar las perspectivas actuales de la crisis, la camarada no toma explícitamente en cuenta este último punto que sin embargo expresa. No integra que la imposibilidad de mercados solventes y la imposibilidad de nuevos mercados artificiales en cantidad suficiente, están en la raíz misma de las contradicciones de la economía capitalista y no tanto, como señala, la tentativa de recuperar una tasa de ganancia adecuada: «La salida de la crisis consiste en la 'purga' de parte del capital (productivo, especulativo), eliminación del exceso de oferta de mercancías, la reducción de los costes salariales (empleo, salarios, gastos sociales del Estado), hasta que llegue un momento en que se recupere la tasa de ganancia y la demanda solvente (con capacidad de pago) absorba la oferta de mercancías».
La compañera caracteriza desde este ángulo lo que está en juego en los ataques contra la clase obrera: «La burguesía, como representante dominante y 'dirigente' de las relaciones sociales capitalistas, para sobrevivir como clase y 'sacar adelante' el capitalismo de la única forma posible, debe lanzar una ofensiva cada vez más profunda contra el proletariado y sectores no explotadores a fin de 'levantar la economía', cuya vara de medir es recuperar la tasa de ganancia, los beneficios empresariales, del capital productivo, del destructivo (armamento, nucleares...), del financiero, y del ficticio-especulativo, en la medida en que pueda hacerse ya una distinción entre ellos» (señalado por nosotros). Esta misma lógica lleva a considerar la posibilidad de una fase de recuperación de la economía capitalista, temporal desde luego, antes de que se manifieste, en los años 2030, la crisis de la energía: «Ahora estamos sufriendo el azote de esta crisis que no es coyuntural, sino expresión de la profunda decadencia, senilidad, de la civilización capitalista. La burguesía no sabe bien cómo salir de ella y enlazará, tal vez mediante algún período de alivio, con la crisis impulsada, que no causada, por la crisis de la energía (escasez y encarecimiento) que llegará hacia la década de 2030, y ésta, en poco, con la crisis medioambiental que ya está aquí y que se agudizará dramáticamente con el Cambio Climático que tiene también en el capitalismo sus orígenes y dificultades de superación, como se está comprobando una vez más en el desastre de la Cumbre del Clima de Durban (Sudáfrica)» (señalado por nosotros). Por nuestra parte, pensamos que la perspectiva que se nos presenta -y en la que la economía comienza a verse entrampada- es la de un curso general a la recesión (con desde luego oscilaciones alcistas y bajistas) que no esperará a la crisis de la energía para hacer grandes estragos en la vida social.
En estas condiciones, la conciencia de que es necesario desembarazarse del capitalismo, la cual empieza a desarrollarse ante nuestros ojos, no podrá más que reforzarse, aunque desde luego abriéndose paso a través de interrogantes a las que deberán encontrar respuesta: ¿reemplazar el capitalismo con cual sociedad? ¿Quién será el artesano de este cambio?
A esta última pregunta respondemos junto con la camarada que es la clase obrera a quien incumbe la responsabilidad histórica de esta tarea. Pero, al contrario de lo que piensa, no pensamos que esto dependa de que la clase obrera abandone su lucha defensiva en provecho de la lucha ofensiva: «Para ello, la lucha sindical y parlamentaria es inútil, al situarse en un terreno en el que la burguesía juega con ventaja porque no cuestiona las relaciones sociales capitalistas, sino que es parte de su gestión. Una lucha que pasase a la ofensiva y no se quedase en la defensiva, era lo que las circunstancias exigían." (señalado por nosotros).
Toda acción en el terreno parlamentario o electoral va contra el proletariado y, evidentemente, estamos de acuerdo en que es necesario que el proletariado pase a la ofensiva para derribar a la burguesía y destruir el Estado burgués. Tenemos un desacuerdo en lo concerniente a la relación entre lucha defensiva y lucha ofensiva. Hay que rechazar a los sindicatos pero no tanto porque impedirían el paso de lucha defensiva a la lucha ofensiva sino porque su función -como órganos del aparato estatal capitalista- es la de sabotear toda respuesta obrera, tanto sea defensiva como ofensiva.
Pensamos que para la clase obrera la tarea del momento, en reacción a los ataques de la burguesía, es el desarrollo de las luchas, que estas sean cada vez más masivas, unidas, solidarias y politizadas. Semejante dinámica de la lucha, a la vez que contiene la posibilidad de ir desarrollando la confianza en si misma de la clase obrera así como de su conciencia, no puede conducir, salvo en el caso de graves derrotas, que a una confrontación con el Estado Capitalista. En este proceso, el proletariado irá tomando conciencia de que es la fuerza social capaz de destruir el capitalismo (la revolución proletaria), para, a continuación, transformar las relaciones de producción salidos de las relaciones de producción capitalistas en relaciones liberadas del trabajo asalariado (periodo de transición) las cuales son las que corresponden a una sociedad de productores libremente asociados.
Para esta fase de transformación, la camarada propone que «La liberación de la alienación como productor, como ser humano y especie que depende de la salud del planeta para llevar una vida buena, sólo puede venir de liberarse de su condición de clase, pasando a ser trabajador colectivo libremente asociado, nunca el supuesto e imposible proletariado 'clase dominante'» (señalado por nosotros). Estamos de acuerdo en que el proletariado debe abolir la división en clases de la sociedad y por tanto, su propia condición de clase. Estamos igualmente de acuerdo en que su objetivo es una comunidad mundial de productores libremente asociados. Ahora bien, esto debe hacerlo, según nuestra visión, erigiéndose en clase dominante, políticamente dominante. Pero no será, en cambio, la clase económicamente dominante, porque desde el principio no explotará a nadie. Al contrario, será quien continuará asegurando la producción de las riquezas esenciales para la sociedad, comprendidas las capas sociales no explotadoras que serán todavía ampliamente mayoritarias en la sociedad al comienzo del periodo de transición. La comunidad de productores libremente asociados no será una realidad más que cuando haya integrado a todos los miembros de la sociedad.
Es esencial, como hace la camarada, evaluar la relación de fuerzas entre las clases y por ello observa justamente que «El proletariado no ha estado a la altura de las circunstancias en momentos cruciales y eso le ha costado a él y a la Humanidad grandes calamidades (crisis, guerras locales y mundiales, dictaduras, despilfarro, alienación humana, degradación del planeta) de los que es un amplio muestrario la historia del siglo XX y lo que llevamos del XXI. Si en la presente y las próximas citas falla, puede que ya no le queden más oportunidades ni a él ni a la Humanidad misma.»
Sin embargo, para explicar que el proletariado no ha triunfado todavía, la camarada dice: «Es esta realidad objetiva de la condición proletaria lo que debe considerarse a la hora de explicar el comportamiento del proletariado sobre todo en el siglo XX, lo que se ha llamado su integración en el capitalismo, su incapacidad para derribarlo a una escala amplia y de sostenerse en el poder. No puede explicarse sólo ni sobre todo por la traición de las direcciones políticas y sindicales, el peso de las dolorosas derrotas sufridas cuando se ha rebelad, y las campañas ideológicas de la burguesía". (señalado por nosotros). Pensamos, al contrario de la camarada, que las derrotas históricas del proletariado, como la que ha sufrido con el fracaso de la oleada revolucionaria de 1917-23, permite explicar por qué, durante el medio siglo que ha durado la contra-revolución, consecutiva a esta derrota, no haya sido capaz de engendrar una dinámica que plantee a término la revolución[1].
La camarada estima que el desencadenamiento de una dinámica revolucionaria está condicionado por la comprensión por parte del proletariado de que es una clase para el capital y debe convertirse en una clase para si. «Si no llega a fondo en el cuestionamiento de sí mismo como clase, no estará a la altura de las citas cruciales que le impone la historia (crisis, guerras...) porque representara el papel que la burguesía quiere (clase del capitalismo, subordinada a la economía nacional y la "patria")». Con esta postura, entendemos muy bien que la camarada plantee el diagnóstico siguiente del periodo actual: «Si persiste en el proletariado esta ignorancia y desorientación sobre las perspectivas y las causas, lo vamos a pagar pronto muy caro. El tiempo no perdona y corre que vuela en nuestra contra (por la debilidad de la que partimos). La correlación de fuerzas hoy es desfavorable al proletariado». (Señalado por nosotros). Entendemos que la relación de fuerzas entre las clases no se evalúa estáticamente en un momento dado puesto que siempre será favorable a la burguesía mientras que ésta no haya sido derrotada militarmente por el proletariado. Lo determinante a nuestro juicio es la dinámica. Pensamos que el proletariado ha salido de la contra-revolución consecutiva a la derrota de la oleada revolucionaria mundial. Mayo 68 constituyó el despertar del proletariado a escala internacional. Pese a dificultades importantes, consecutivas a las campañas de la burguesía desencadenadas en el momento del hundimiento de los regímenes estalinistas, la crisis del capitalismo, los ataques que provocan y las reacciones de la clase obrera a estos son propicias al desarrollo de su conciencia y su unidad a escala internacional. Desarrollo de la conciencia y desarrollo de la respuesta obrera a los ataques capitalistas, son dos facetas de un mismo proceso que se condicionan mutuamente. Por ello, creemos que no es justo exigir un prerrequisito en el nivel de la conciencia del proletariado -que se considere clase para si- para estimar que será capaz de poner en cuestión, tanto en actos como en pensamiento, la dominación capitalista.
La palabra la tiene la camarada Aurora.
CCI 10-2-12
PLUSVALÍA, TRABAJO ASALARIADO Y MERCANCÍA
IR A LA RAÍZ O ANDARNOS POR LAS RAMAS HASTA LA PRONTA DERROTA
Aurora Despierta
Perspectiva histórica y causas. Canción y eslóganes. Saludando el libro de Anselm Jappe "Crédito a muerte. La descomposición del capitalismo y sus críticos", Pepitas de calabaza, ed.
La denuncia del capitalismo se está extendiendo tanto, que ya es una mistificación cuando no hace que se tenga en mente ante todo el régimen de trabajo asalariado con su división social del trabajo, el consiguiente imperio de la mercancía y del dinero, y que este sistema ya está en total decadencia histórica, exigiendo su pronto desmantelamiento por el trabajador colectivo libremente asociado, no el Estado.
Con lo que nos jugamos en la ofensiva total de la burguesía, no estamos ya para medias tintas ni florituras.
Esa falta de precisión, de puesta en primer plano, nos llevará, y pronto, a la derrota.
Así que hablemos mucho más de esto, del régimen de trabajo asalariado, y menos del capitalismo, al que mejor sería que denominásemos "salarismo" o similar, para revelar su verdad profunda.
Para no perdernos en las ramas y caer en la trampa de las explicaciones y alternativas burguesas y pequeño burguesas a la crisis, ante cada fenómeno económico, debemos buscar el recorrido que nos lleve hasta la raíz de la plusvalía extorsionada en el trabajo asalariado.
Si los nazis terminaban siempre echando las culpas a los judíos, nosotros, machaconamente, debemos exponer a la luz las raíces, el régimen asalariado del trabajo.
El rechazo de los trabajadores/as a su condición proletaria, pero llevando el trabajo y los medios de producción hasta su más completa socialización, es además la mejor forma de ganar aliados para la lucha revolucionaria entre la pequeña burguesía en proceso de proletarización, que teme esa condición.
Cuanto más en cuestión esté el trabajo asalariado, más concesiones temporales hará la burguesía, pero con la intención de desactivar el movimiento y recuperar en otro momento el terreno perdido.
El tiempo de la lucha de clases se acelera de modo vertiginoso. La burguesía mundial, y más en concreto la europea y española, necesita y prepara una gran derrota del proletariado para poder imponernos sus medidas de supuesta "salida de la crisis". Esta derrota condicionará la capacidad de resistencia y respuesta alternativa del proletariado a las crisis aun mayores que se avecinan en muy pocas décadas (escasez y encarecimiento de la energía, cambio climático...).
Mirando al retrovisor, con la vista en un horizonte que se nos echa encima.
El tiempo histórico se está acelerando en todo el mundo. El futuro Presidente del Estado Español, Mariano Rajoy, lo expresa a su manera al decir que "tenemos que ser rápidos y ágiles" en la toma de medidas que sabe serán impopulares, con más recortes que le harán merecedor del apodo de "manostijeras".
En un tiempo muy inferior al de una legislatura (cuatro años), la burguesía debe imponer medidas durísimas, contrarias a los intereses de los trabajadores/as y masas no explotadoras. Su aceptación, por resignación, por debilidad, como "mal menor", supondrá una gran derrota, un gran retroceso en las condiciones de trabajo y de vida, confianza en sí mismos de los trabajadores/as, desmoralización, aunque para la burguesía el coste sea que el sistema cada vez convenza menos. Pero lo que más le importa es vencer, no convencer. Tiene como último recurso la policía, tribunales, cárceles, ejército y tumbas.
Si 2011 poco se parece a 2006, en un espacio de sólo unos años se producirán cambios trascendentes de escenario. Lo que ocurra en poco tiempo condicionará el mundo, tal vez por una o más décadas.
Este ritmo histórico de catástrofes sociales es algo novedoso para la mayor parte de la gente y por tanto nos cuesta situarnos en circunstancias bastante parecidas a las que conocieron en su infancia o juventud los más mayores.
Los trabajadores/as y masas no explotadoras de los países más o menos ricos, aunque intuyen y saben cada vez más, tienen todavía una pobre perspectiva histórica, condicionados como están por el recuerdo de los "buenos tiempos", las derrotas del pasado, la identificación inconsciente con el sistema mercancía (compiten por el trabajo como si fuesen mercancías y las producen para el mercado), las mentiras y autoengaños de la burguesía, y el miedo a enfrentarse a las graves tesituras en las que nos va a poner esta civilización y a las cuales deberán responder si quieren estar a la altura de las circunstancias y no simplemente padecerlas.
No es lo mismo ser derrotado (sin llegar al aplastamiento) en una revolución, habiendo aprendido a luchar y autoorganizarse (asambleas generalizadas, Consejos de Trabajadores, enfrentamiento al Estado...), conseguido una alta confianza en sí mismos, identificado con bastante claridad a los enemigos y falsos amigos, desenmascarado al Estado burgués, que serlo en una situación muy alejada del proceso revolucionario. En el primer caso, si hay un tiempo de recuperación, se puede aprender lecciones que se retomarán para no cometer los mismos errores (Rusia 1905 como "ensayo" de 1917). En el segundo caso, lo que primará es la sensación de impotencia y la confusión política e ideológica, más si ni siquiera han existido planteamientos políticos revolucionarios, aunque minoritarios, accesibles a una parte notable del proletariado, por lo que "darle la vuelta" a la derrota, será mucho más difícil.
Antes de la crisis de 1929, al menos en EEUU, se vivieron los "locos 20" de euforia en los negocios y la especulación. En poco tiempo, la Gran Depresión arrasó con todo. Desde la crisis de 1929, bastaron menos de cuatro años (una legislatura en España) para que el proletariado alemán fuese definitivamente derrotado y Hitler ascendiese al poder, reuniéndose todas las condiciones para el estallido de la Segunda Guerra Imperialista Mundial.
Las debilidades del proletariado español y el contexto internacional permitieron la derrota en la guerra civil y los cuarenta años de franquismo como dictadura de la burguesía (lo que le permitía echar las culpas al franquismo).
Aunque no hay dos tiempos históricos iguales, debemos tener en cuenta estas lecciones.
Los trabajadores/as y masas no explotadoras pagan siempre su desorientación y la correlación de fuerzas desfavorable puede durar, en muchos casos, décadas.
Ahora estamos sufriendo el azote de esta crisis que no es coyuntural, sino expresión de la profunda decadencia, senilidad, de la civilización capitalista. La burguesía no sabe bien cómo salir de ella y enlazará, tal vez mediante algún período de alivio, con la crisis impulsada, que no causada, por la crisis de la energía (escasez y encarecimiento) que llegará hacia la década de 2030, y ésta, en poco, con la crisis medioambiental que ya está aquí y que se agudizará dramáticamente con el Cambio Climático que tiene también en el capitalismo sus orígenes y dificultades de superación, como se está comprobando una vez más en el desastre de la Cumbre del Clima de Durban (Sudáfrica).
Pero el capitalismo, por muy mal que esté, no caerá por sí sólo dando paso a la posibilidad de levantar en su lugar otra civilización que la supere eliminando la causa de sus lacras, socialmente más avanzada y humana, a la que llamamos socialismo-comunismo.
El futuro que nos depara el capitalismo es una mayor inhumanidad (explotación, miseria, guerras, alienación psicológica, destrucción medioambiental) y si no lo derribamos nosotros, tal vez acabe desintegrándose arrastrando a la Humanidad a un escenario de degradación social y humana incluso mayor.
La burguesía, como representante dominante y "dirigente" de las relaciones sociales capitalistas, para sobrevivir como clase y "sacar adelante" el capitalismo de la única forma posible, debe lanzar una ofensiva cada vez más profunda contra el proletariado y sectores no explotadores a fin de "levantar la economía", cuya vara de medir es recuperar la tasa de ganancia, los beneficios empresariales, del capital productivo, del destructivo (armamento, nucleares...), del financiero, y del ficticio-especulativo, en la medida en que pueda hacerse ya una distinción entre ellos.
La lucha de clases está -siempre lo ha estado de un modo más o menos evidente- más presente que nunca. La cuestión es si la burguesía dejará noqueado al proletariado o éste conseguirá aguantar e incluso derrotar a su enemigo.
Esto dependerá en gran parte de la capacidad de los trabajadores/as para comprender la situación que están viviendo, sus verdaderas causas y disponer de una perspectiva histórica propia (no los cuentos de la burguesía).
La perspectiva histórica nunca es un lujo propio de historiadores y de gente a la que le gusta hacer prospectiva, previsiones sobre el futuro. Cuando se carece de ella, según la situación, se puede pagar con la derrota y la guerra mundial imperialista. Por tanto la falta de perspectiva histórica es un lujo que no podemos permitirnos.
En la actual lucha de clases no nos jugamos sólo cómo salimos de esta crisis (derrotados y desmoralizados o aprendiendo a defendernos y parar los pies a la burguesía) sino también qué correlación de fuerzas se creará para abordar la segunda parte, la crisis de la década de los 30 por el déficit y encarecimiento energético. En esa crisis la burguesía deberán lanzar una ofensiva incomparablemente más dura que la correspondiente a ésta por la tendencia al descenso de la plusvalía relativa (ver mi texto "Capital, energía y plusvalía" pag. 28) y el resultado condicionará si se terminan por tomar medidas de urgencia frente al Cambio Climático (los plazos establecidos por el IPCC) o de no hacerlo -a consecuencia de la derrota del proletariado- la Humanidad seguirá sufriendo la más profunda degradación del capitalismo soportando las consecuencias medioambientales y económicas del cambio climático. Cuanto más debilitados y desorientados quedemos los trabajadores/as con la crisis actual, más fácil le resultará a la burguesía vencernos en la siguiente. A ello podrá contribuir el notable envejecimiento de la población en las próximas décadas, con su efecto de aversión al riesgo, mayor conservadurismo, reducción de las fuerzas proletarias jóvenes, cuando la burguesía podrá comprar juventud aunque sea en la forma de policías y militares, no faltándole candidatos por el nivel de desempleo.
Así que perspectiva histórica significa hoy algo que antes apenas se ha tenido y que sin embargo es más necesario que nunca: capacidad de previsión porque el futuro lo creamos en buena parte hoy y para tomar medidas preventivas contra los desastres que nos traerá el capitalismo (económico, social, energético, climático, medioambiental...) que necesariamente debieran ser anticapitalistas procomunistas.
Proletariado, débil y desorientado
El proletariado no ha estado a la altura de las circunstancias en momentos cruciales y eso le ha costado a él y a la Humanidad grandes calamidades (crisis, guerras locales y mundiales, dictaduras, despilfarro, alienación humana, degradación del planeta) de los que es un amplio muestrario la historia del siglo XX y lo que llevamos del XXI.
Si en la presente y las próximas citas falla, puede que ya no le queden más oportunidades ni a él ni a la Humanidad misma.
Y bien ¿en qué estado se encuentra el proletariado?
La respuesta a la actual crisis es muy desigual y débil. La desorientación sobre las perspectivas, grande. La comprensión de sus causas, escasa. En vez de ir a la raíz, se enreda por las ramas, en la crítica al neoliberalismo y otros fenómenos del capitalismo, cuando no se pierde entre las hojas de la mayor superficialidad. Él, pero sobre todo las capas no explotadoras, sueñan con que la solución pueda venir del marco nacional (fuera de la zona euro o de la Unión Europea, o dentro de Euskadi o Cataluña, o frente al imperialismo yanky, los inmigrantes, etc.) o al contrario, de "más Europa", y de una mayor democracia (reforma electoral, lucha contra la corrupción política, etc.), pero respetando lo substancial del Estado burgués y del capitalismo. Sin embargo, en poco tiempo podría darse un giro a la derecha ("Estado fuerte", fascistización con "rostro humano"...) de parte de la pequeña burguesía para disciplinar al proletariado por dificultar con su resistencia la "salida de la crisis" (a su costa), "preservar el empleo" nacional contra la inmigración, etc. La burguesía recurrirá cada vez más al chantaje del miedo "o se aceptan los sacrificios o un mayor caos económico". El ascenso en España del voto al Partido Popular es un indicio de todo ello.
Un proletariado confuso y debilitado, ante una ofensiva burguesa, es más fácil de influenciar por las ilusiones o mezquindades de la pequeña burguesía radicalizada.
La pequeña burguesía en trance de proletarización tiene miedo a caer en la condición proletaria y más incluso a que todas sus esperanzas de ascenso social se vengan abajo por una revolución en la que todos se vean condenados a la condición proletaria.
El rechazo de los trabajadores/as a su condición proletaria, pero llevando el trabajo y los medios de producción hasta su más completa socialización y no pretendiendo una regresión imposible hacia la pequeña propiedad y las profesiones liberales, es la mejor forma de ganar aliados para la lucha revolucionaria entre la pequeña burguesía en proceso de proletarización, que tendrán la esperanza de liberarse, pero a nuestro modo, de la condición proletaria.
Con la que está cayendo, la extremadamente débil respuesta del proletariado español dentro y fuera de las empresas, y que el movimiento más importante (el 15-M) se haya desarrollado en las plazas y calles de algunas ciudades con una mezcla importante de sectores proletarios con la pequeña burguesía en proceso de proletarización, no invita a creer que, sin más, ¡ahora sí! que va a responder con mucha fuerza y una claridad desconocida, desaparecido el obstáculo de enfrentarse a un partido "obrero" en el gobierno.
El proletariado sabe por experiencia que la burguesía se aprovecha de su trabajo, pero todavía no establece la relación entre su situación en la crisis con la decadencia histórica del régimen asalariado del trabajo, su imperio de la mercancía y del dinero, el futuro que nos prepara y la necesidad de abolirlo.
Si persiste en el proletariado esta ignorancia y desorientación sobre las perspectivas y las causas, lo vamos a pagar pronto muy caro. El tiempo no perdona y corre que vuela en nuestra contra (por la debilidad de la que partimos). La correlación de fuerzas hoy es desfavorable al proletariado. El "Estado de bienestar" corresponde sobre todo a otra época en la que el proletariado era más fuerte y la burguesía podía hacer más concesiones. La burguesía quiere "ajustar las cuentas" a la realidad de las fuerzas actuales de cada clase, que el salario global de los trabajadores/as se corresponda con lo que realmente es capaz de imponer con la necesidad de fuerza de trabajo en el mercado (escaso "ejército de reserva" en forma de parados) y con su resistencia. La burguesía va a aprovechar la debilidad del proletariado, más en situación de crisis, para lanzar su ofensiva general y estratégica e imponer una derrota que creará una correlación de fuerzas aun más desfavorable al proletariado, no sólo para el futuro inmediato, sino -los más inteligentes y previsores- cara a la década de los 30.
La dolorosa experiencia del proletariado alemán, del 29 a la IIª Guerra Mundial ¿aprenderemos algo en cabeza ajena?
El proletariado alemán, ya debilitado por las derrotas de la década de los años 20 del siglo pasado, y desorientado por los condicionantes de su posición social (alienados por su condición subordinada, compitiendo por su supervivencia en la miseria de la crisis, "mercancía" humana productora para el mercado capitalista), la labor de la socialdemocracia y del estalinismo pasados al servicio del capital privado o estatal (en particular de la URSS), no comprendió que con la crisis de 1929, era evidente la decadencia histórica del régimen de trabajo asalariado, y que el capitalismo estaba más abocado todavía que en la década de los 10 (Iª Guerra Mundial en 1914), al sacrificio de las masas trabajadoras en la guerra imperialista mundial.
Por tanto la batalla no debía plantearse como tradicionalmente, en el terreno limitado de la lucha sindical, en la lucha parlamentaria, en si votar a unos u a otros, cuál era el voto útil, el mal menor, etc., ni siquiera en la estatalización de la economía, porque la pervivencia del capitalismo significaba el reforzamiento de la tendencia al Capitalismo de Estado (nazi-fascista, keynesiano, "socialista") y la destrucción de millones de vidas humanas ya que el capital alemán y mundial (lo que saco a los EEUU de la crisis no fue el keynesianismo del New Deal del presidente F.D. Roosevelt, sino la guerra) eran incapaces de encontrar otra "solución" a su crisis que un nuevo reparto militar del mundo, y esto sólo podía evitarse acabando con el capitalismo.
Para ello, la lucha sindical y parlamentaria es inútil, al situarse en un terreno en el que la burguesía juega con ventaja porque no cuestiona las relaciones sociales capitalistas, sino que es parte de su gestión. Una lucha que pasase a la ofensiva y no se quedase en la defensiva, era lo que las circunstancias exigían. Ni siquiera las democracias, británica y americana, eran un obstáculo para el imperialismo, la guerra, el uso de bombas, incendiarias, de napalm y atómicas, contra la población civil, porque ellas lo protagonizaron.
Esa debilidad y desorientación le hizo perder un tiempo precioso y crucial de cuatro años, el que necesitó el gran capital -apoyándose sobre todo en una pequeña burguesía radicalizada y ciega en su desesperación- para tener lista su alternativa. Hitler fue el ganador del casting -ante el capital y por apoyo popular-, como podría haber sido otro que respondiese a sus intereses fundamentales.
Entonces el terreno aparente de lucha estaba en la resistencia frente a los despidos, los subsidios, la libertad en la calle frente a los ataques de las fuerzas de choque nazis (las S.A.), el voto y las libertades. Pero como demostró la historia, esto era sólo la parte visible del iceberg. Y la solución no era la democracia, pues Hitler ganó gracias a las elecciones en la democracia burguesa.
¿Por qué el ataque al "Estado de bienestar"? No es lo único que nos jugamos, ni lo más importante
Hoy nos parece que lo que nos jugamos es el "Estado de bienestar" (sanidad, educación, pensiones, subsidios...) y la defensa del empleo. Pero esto, si bien es muy real, es sólo la parte visible del iceberg. Plantearnos la batalla sólo a la defensiva es una garantía de derrota. ¿Por qué?
Pues porque significa ignorar las causas de fondo de ese ataque y por tanto lo necesitada que está la burguesía de llevarlo hasta el final para reanimar el capitalismo, y establecer una reglas del juego que ya no serán más las del fordismo-keynesiano en las que se extendió el "Estado de bienestar", sino un capitalismo mucho más feroz porque le cuesta más que nunca asegurarse la tasa de beneficios que no sea resultado de las peligrosas burbujas y la financiarización especulativas que lo acaban arrasando todo.
Por esa incomprensión de la época histórica que vivimos y la nueva que se abre, se cae tan fácilmente en supuestas alternativas de que en lugar de reducir los gastos sociales sean los políticos los que reduzcan sus ingresos, dando pie a maniobras demagógicas y lavados de cara, que pongan impuestos a la banca, reformas fiscales, la desaparición de los paraísos fiscales, etc., o de que se supere el problema de la demanda, aumentando los salarios, los gastos sociales, las inversiones del Estado, el crédito, etc., cuando precisamente de lo que se trata es de reducir el salario en todas sus formas y exprimir más plusvalía, aunque eso temporalmente agrave la crisis, pero para establecer unas nuevas reglas del juego con unos niveles salariales, de gastos sociales, etc., muy inferiores.
¿Y cuáles son esas causas? ¿Cómo es la parte oculta del iceberg?
Si esta pregunta se hubiese hecho en los primeros años de la década de 1970, habrían sido muchos los trabajadores/as jóvenes que habrían recurrido a la teoría marxista del valor, la plusvalía o parte del trabajo no pagado y apropiado por el capital como origen del beneficio, lo que da la vida al capitalismo, lo que permite su acumulación y el crecimiento capitalista, y que la crisis es esencialmente una crisis en la extracción de la plusvalía, en su realización como beneficio en la venta de la mercancía, y su magnitud en la tasa de ganancia, que por tanto la crisis de esta civilización es la crisis del imperio de la mercancía cuyo origen es el régimen asalariado del trabajo.
Esto sonará hoy a muchísimos como algo esotérico, cuando era la letra A del abc del saber proletario, de quienes se acercaban y constituían los grupos clandestinos en las empresas, el sector más radicalizado del estudiantado y en la llamada extrema izquierda. Por no referirnos a otros momentos de la historia en los que ese conocimiento estaba incomparablemente más extendido.
La "recuperación económica", la "salida de la crisis" es substancialmente una recuperación del beneficio, de la tasa de ganancia, por tanto de la extracción de plusvalía.
La salida de la crisis consiste en la "purga" de parte del capital (productivo, especulativo), eliminación del exceso de oferta de mercancías, la reducción de los costes salariales (empleo, salarios, gastos sociales del Estado), hasta que llegue un momento en que se recupere la tasa de ganancia y la demanda solvente (con capacidad de pago) absorba la oferta de mercancías. Lo llaman proceso "destructivo-creativo", pero no es exactamente como lo describen. A raíz de la crisis de 1929, el capitalismo tomó la vía (claramente destructiva) de la guerra mundial para conseguir esos objetivos que dio pie al periodo "creativo" de la reconstrucción y del mito de los "30 gloriosos". En la actualidad, dada la interdependencia mundial, la ausencia de bloques imperialistas enfrentados y las posibilidades destructivas (riesgo del uso del armamento nuclear), esa vía es poco probable (no imposible), sin descartar guerras más localizadas. Lo tiene mucho más complicado debido al volumen de la deuda tan difícil de cobrar a empresas y particulares por lo que no es tan sencillo el recurso de empobrecer a los trabajadores/as si les deben dinero. Así que la recuperación sólo sería posible mediante una sobreexplotación del proletariado, lo que en tanto crea graves problemas al capital al intensificar la reducción de la demanda solvente de sus mercancías y el riesgo de no devolución de los préstamos.
Los gastos sociales como sanidad y educación son salario indirecto. El subsidio de desempleo y las pensiones de jubilación son salario diferido. Todo eso forma parte del llamado "Estado de bienestar". Si la burguesía quiere desmantelarlo (pero no lo esencial del Estado, su aparato burocrático de gestión, el ejecutivo, la policía, el ejército, los servicios secretos...) llevando también al paro a los trabajadores/as de esos sectores (profesores, médicos...) es porque debe reducir el salario indirecto y diferido de los trabajadores/as, como la vía más fácil de recortar los costes salariales sin centrarse en exclusiva en el ataque al salario directo. De éste depende que los trabajadores/as puedan devolver los créditos a la banca y financiar los gastos del estado burgués con sus impuestos indirectos (IVA al consumo...). El capital financiero recurre a los desahucios de viviendas cuando los trabajadores/as no pueden devolver los créditos con sus intereses, muchas veces por pérdida del empleo, pero preferiría cobrarlos en lugar de quedarse con un parque de viviendas difícilmente vendibles. Aunque es imprescindible para el capital en su conjunto reducir costes salariales directos, también con los despidos; si puede en algo reducirlos y por otra parte completarlos mediante el recorte de los gastos salariales por vías indirectas, como son los gastos sociales del Estado Benefactor, tanto mejor.
Lo que las empresas no ingresen al "Estado de bienestar", más posibilidades de podérselo apropiar como plusvalía. Y que el Estado dedique recursos, en principio destinados a gastos sociales, al pago de sus deudas al capital financiero con intereses más elevados, mientras exige el "copago" (más bien repago) a los trabajadores/as por esos servicios.
El capital debe recuperar la tasa de ganancia y para ello gestionar cuánto reduce la oferta sin demanda solvente (mercancías que no se van a vender), los costes, aunque con ello sacrifique una parte de la demanda hasta ahora solvente y con ello las empresas que podrían servirla, hasta lograr un nuevo y frágil equilibrio.
No es un amago de la burguesía para ver "si cuela", sino un objetivo que debe conseguir a toda costa.
Veo dos indicios de una estrategia a largo plazo para recortar los costes salariales (directos, indirectos, diferidos) aunque eso perjudique incluso a determinados sectores del capital. La imposición por el Estado de los medicamentos genéricos reduce los costos de la Sanidad a pesar de que perjudica los intereses (mayor margen de ganancia) de algunas empresas farmacéuticas y supone el despido de muchísimos trabajadores del sector. Las vueltas que le están dando a imponer, como en otros países, que las fiestas extraordinarias (las que no son domingos) se celebren los lunes, o se reduzca su número, para evitar el fenómeno de los "puentes" y "acueductos" que parece que perjudican la productividad en algunos sectores, y todo ello a pesar del gran perjuicio que puede causar a un sector tan importante en España y en el empleo, como de la hostelería y el ocio. La razón fundamental no creo que sea la productividad sino una racionalización del capital en su conjunto, eliminando costes salariales superfluos aunque sea a costa de sacrificar a buena parte de la pequeña burguesía (empresas familiares de hostelería) y la burguesía pequeña o mediana. Si el capital financiero en particular y los Estados están buscando desesperadamente dinero, recursos para cubrir sus agujeros, deberán impedir que éstos deriven a otros sectores de mucha menor importancia estratégica para el mantenimiento del sistema.
Visto con perspectiva, si para la década de los 30 es muy probable que el capital se encuentre con un grave problema con la plusvalía, la plusvalía relativa en concreto, debe reducir todo lo posible los costes salariales. Si en la década de los 30 se iniciaría una crisis tan profunda que ya podríamos llamarla Decrecimiento, que provocaría no sólo el sacrificio de determinadas empresas y la concentración del capital en las ramas económicas, sino un empequeñecimiento de muchas ramas, empezando por las que son costes salariales prescindibles (ocio, turismo de vacaciones...), sería lógico que aprovechasen esta crisis para hacer un pequeño ensayo o preámbulo e ir creando mejores condiciones para abordar en su momento ese problema, además de reducir hoy en día ya los costes salariales y dejarlos así establecidos aunque se salga de la crisis. A esos sectores de los servicios también se les podrá empujar a la desaparición con otras medidas como la eliminación del crédito que iría destinado a apoyar a las empresas más importantes y ramas cruciales para el capital en su conjunto.
El capitalismo se ha desarrollado desde la extracción de materias primas y la transformación en la industria, que es donde se empieza a exprimir la plusvalía. Luego, con el aumento del consumo de la burguesía y las posibilidades de consumo del proletariado y la pequeña burguesía, se desarrolló el sector servicios hasta donde lo conocemos hoy. Puestos a sacrificar, el capitalismo no puede sobrevivir basado en el sector servicios sin la extracción y transformación, pero sí puede vivir con un sector servicios mucho más reducido, y así lo hemos conocido hasta el boom de la "sociedad de consumo" en la década de los 60.
No debemos subestimar la capacidad de previsión estratégica del capital cuando hoy se viene lanzando a la captura de tierras de cultivo por todo el mundo para asegurarse el suministro en buena parte cara al aumento de la población, el encarecimiento por la energía, y los efectos del cambio climático.
En tiempos de guerra, pero también de paz, el capital puede desarrollar el Capitalismo de Estado, con una capacidad de visión del conjunto de sus necesidades, de disciplina y sacrificio de sectores del mismo capital, que no conoce la economía de mercado.
Desde la izquierda y las corrientes afines al keynesianismo se critica la política económica dominante porque la austeridad, los recortes en todos los gastos salariales, en las inversiones públicas, van a impedir el crecimiento y la creación de empleo. Ocultan que aunque la burguesía necesita del crecimiento para el normal desarrollo del capitalismo, el objetivo de la burguesía no es el crecimiento y menos el pleno empleo. Su meta es la ganancia y en determinada tasa además, que puede exigir un importante volumen de "ejército de reserva" de la fuerza de trabajo (parados) que presione a la baja los salarios. Si el beneficio se va a acercar a 0 o ser negativo, incluso sin llegar a eso, es muy probable que no invierta en la producción, la retirará, la pondrá a resguardo en oro, alguna moneda fuerte o bonos de un estado seguro, y si puede la dedicará a la especulación. El objetivo hoy de la burguesía, sobre todo del gran capital que determina los procesos, es la recuperación de la tasa de ganancia teniendo en cuenta el enorme riesgo de pérdidas astronómicas que supone hoy la deuda tanto pública, como de las empresas y los particulares, y que el crecimiento no haría sino aumentar, porque el sistema ya se ha convertido en adicto al endeudamiento. Es precisamente que se les ha puesto delante de las narices el planeta "deuda" con el que pueden colisionar, por lo que se produjo la crisis en 2007, un frenazo a la generación de deuda. El problema que ha venido teniendo el capitalismo en las últimas décadas no es de falta de demanda solvente, sino de mucha demanda solvente creada artificialmente con el endeudamiento. Hoy fomentar la demanda solvente (la llaman demanda agregada) significaría mantener el salario global (dinero, indirecto, diferido) y es eso precisamente lo que la lógica capitalista necesita atacar sin compasión para recuperar su salud senil.
Las crisis no son procesos de crecimiento, pero el capital las ha necesitado siempre como modo de depuración, de "poda", que le permitiese recuperar el indicio de su vitalidad que no es otro para la burguesía que su tasa de ganancia. Si el capital necesita para su desarrollo normal el crecimiento, cuando éste se estanca, puede precisar de un "reseteo" (apagado y reinicio), que es un decrecimiento temporal, una depresión, para retomar en el futuro la vía del crecimiento con la tasa de ganancia atractiva gracias a alguna innovación tecnológica y haber puesto de rodillas al proletariado con una gran tasa de desempleo y el escarmiento a base de miseria y palos, situando el salario global en un nivel inferior al precedente.
Pero es el crecimiento capitalista mismo el que hoy es ya un problema pues nos ha traído esta situación y nos acabará llevando al Decrecimiento de la crisis de la energía (escasez, encarecimiento...) y de las consecuencias del cambio climático, por lo que también debemos ser muy críticos frente a él, en lugar de presentarlo como nuestra salvación.
El capitalismo, con crecimiento, depresión o decrecimiento, es un sistema caducado, cuya supresión exige la abolición del régimen de trabajo asalariado.
El principal objetivo del proletariado consciente no es preservar tales o cuales logros del pasado o conseguir algo más, sino evitar una derrota política e ideológica tal que nos expondrá a males todavía mayores en muy pocas décadas y a cerrar a la Humanidad otro horizonte que no sea la destrucción y desintegración de cualquier forma de civilización avanzada, o de la especie misma.
Se puede perder terreno en la lucha, pero si se gana en confianza en sí mismos, experiencia, conocimiento del enemigo, clarificación de los verdaderos objetivos a perseguir, se habrá avanzado y preparado las condiciones para una contraofensiva que puede llegar a ser victoriosa.
Por eso, lo más importante no es salvar tal o cual aspecto del "Estado de bienestar" -sin restarle importancia-, sino clarificar las causas y perspectivas del momento histórico. Es más, esa claridad es la que nos dotará de la inteligencia, voluntad y capacidad de sacrificio para resistir mejor la ofensiva de la burguesía, y retomar la lucha lo más pronto posible.
Los recortes en los gastos sociales y la denuncia del trabajo asalariado
La participación en la lucha de sectores como los maestros o los médicos es importante. Pero si ellos pueden reclamar la satisfacción de sus necesidades humanas y la de los que necesitan de sus servicios, lo tienen más difícil para relacionar esto con las causas profundas de la crisis, con la raíz del trabajo asalariado y la plusvalía, para lo cual están en mejores condiciones objetivas los trabajadores/as de las empresas del sector primario y de transformación, que es de donde surge la plusvalía que permite la acumulación del capital, pues en los servicios de los gastos sociales hay un sobretrabajo no pagado del que se aprovecha el conjunto del capital y que facilita la producción de plusvalía al crear condiciones para la productividad de los trabajadores/as -con la educación o los cuidados médicos- (algo similar al papel del trabajo doméstico), pero no un valor-trabajo convertido en mercancía con una plusvalía que permita acumular beneficios. Por eso el capital se apresta a reducir los gastos sociales y despedir a su personal, pero prefiere exprimir más al proletariado si puede vender las mercancías y realizar como beneficio la plusvalía incorporada en ellas.
El personal médico y de enfermería podría dar una orientación a su lucha más profunda si relacionase los recortes a la sanidad y a sus ingresos y empleos, con los recortes al salario indirecto del conjunto de los trabajadores/as, como parte de la estrategia del capital de disminuir el salario global y aumentar la plusvalía, recuperar el beneficio.
Hoy la estrategia capitalista es, ante todo, reducir los costes salariales globales, y no tanto conseguir un beneficio vendiendo como mercancía servicios sanitarios. Una prueba me parece que es la implantación en la Seguridad Social de la obligatoriedad de recetar medicamentos genéricos a pesar de que esa medida perjudica a muchas empresas privadas farmacéuticas. Por eso, esta orientación es la que debiera seguir el personal sanitario y no la trampa de la izquierda de embellecer el capitalismo de Estado (cuando "lo público" les trata a patadas) frente a la sanidad privada, como si promocionar la medicina privada fuese el objetivo principal de la burguesía, lo que implicaría que o bien la sanidad ya no será igual para todos, lo que a fin de cuentas revelaría que el objetivo último es la reducción de los costes salariales indirectos, o que debiera pagar mayores salarios para que los trabajadores/as sufragasen un seguro médico privado completo, lo que es el caso.
Tenemos básicamente dos opciones, y sólo una es buena
La primera, mantenernos en el terreno de juego que ellos nos presentan (la punta del iceberg), es decir, pelear a la defensiva, en una guerra de desgaste rápido que el capital acabará ganando, porque, tiene toda la razón, pues si el capitalismo debe continuar y funcionar "bien" según sus reglas del juego, debe ser a costa de grandes sacrificios, si no es de la guerra, de la miseria de una gran parte de la población.
La segunda, cuestionar el terreno de juego y todo el iceberg, es decir, las relaciones sociales capitalistas, la misma existencia del capitalismo, la raíz de la que surge la plusvalía, el trabajo alienado por el régimen asalariado y la mercantilización de la existencia, poner por tanto a la burguesía a la defensiva (inicialmente en el campo ideológico) y tener una opción para liberarnos tanto de ella como de nuestra condición proletaria. Con ello poder ofrecer al siglo XXI la posibilidad de librarse de los desastres sociales, energéticos y medioambientales que el capitalismo acabará provocando.
El cuestionamiento por los trabajadores/as del régimen de trabajo asalariado como raíz del capitalismo, será lo que más presione a la burguesía para acceder a concesiones que de otra manera no haría. Pero con el objetivo de recuperar el movimiento y una vez debilitado lanzar la contraofensiva. Porque el futuro del capitalismo ya no se parecerá en nada a lo que tuvo delante a comienzos de los años 50 del siglo pasado, sino el de chocar más y más contra sus límites históricos y las consecuencias de dos siglos de existencia, por lo que la persecución de la tasa de ganancia será más feroz si cabe que en los peores momentos y partes del mundo más sacrificadas del siglo XX.
Reconocer la raíz para arrancarla
El recurso abusivo durante varias décadas al endeudamiento ha sido el truco de la burguesía para disponer de mercados "solventes" para una producción de mercancías que de otro modo no podrían adquirir las empresas, trabajadores/as, burguesía y sectores extra-capitalistas internos (pequeña-burguesía) o exteriores (terratenientes semifeudales, campesinos y artesanos del tercer mundo). Puede producirse más de lo que se necesita o de la capacidad de compra de los necesitados.
Ya se puede estar muriendo la gente de hambre que si no tiene dinero para pagar, antes se dejará de producir; y si hay exceso de producción, antes que distribuirla entre los necesitados, se puede llegar a quemarla para evitar el descenso de los precios.
Por tanto, la razón última de que la producción de los trabajadores/as no tenga compradores solventes está en el mismo régimen de trabajo asalariado que determina quién decide lo que se produce y cuanto (la propiedad capitalista), y la distribución de los ingresos en forma de salario para el trabajador (bien limitados) y de plusvalía para la burguesía.
Las causas de la crisis medioambiental, y por tanto del cambio climático, están también en la dinámica del beneficio capitalista, en el uso que hace de los recursos naturales y del trabajo con el objetivo no de satisfacer las necesidades humanas (lo que implica preservar el medio ambiente), sino de obtener el beneficio mercantil en forma de dinero.
Si el planeta, los ecosistemas y el clima, la biodiversidad, están en crisis, se debe básicamente al capitalismo. Por tanto lo que está en crisis, lo que supone una calamidad para la Humanidad, es la raíz del capitalismo, es decir, el trabajo asalariado con su extracción de plusvalía, motor y savia del capitalismo, origen de su crecimiento (acumulación de capital mediante el beneficio obtenido de la plusvalía) y del deterioro medioambiental que éste provoca. Si la burguesía tiene tantas dificultades para la transformación tecnológica imprescindible para evitar el cambio climático y el deterioro del planeta es porque necesita rentabilizar sus inversiones contaminantes y sólo invertirá si le permite obtener la tasa media de ganancia (plusvalía).
Es así como el trabajo asalariado, proveedor de la plusvalía, productor de mercancías, está en la raíz de todos los problemas de la civilización capitalista, porque es la esencia del capitalismo.
El trabajo asalariado se convierte en la condena de los trabajadores/as, en la alienación de su vida laboral o no (competencia, individualismo, subordinación a la jerarquía opresora, el consumismo como sucedáneo de una vida realizada), en la causa de las crisis, del imperialismo, de sus guerras, del deterioro del planeta, de la decadencia de esta civilización.
Este saber que más o menos lo teníamos claro una parte de la juventud de primeros de los 70 en el Estado Español, hoy, en una situación incomparablemente más trascendente para el futuro de los trabajadores/as y de la Humanidad, debe ser recuperado urgentemente si queremos que a tiempo podamos dar la respuesta debida a la ofensiva de la burguesía.
Es el imperio de la mercancía, que el tejido de las relaciones sociales se establezca a través del mercado condicionando la vida social (la última evidencia, el escandaloso poder de "los mercados" sobre la política económica de los gobiernos), lo que lleva a la mercantilización del trabajo, del trabajador/a mismo (fuerza de trabajo como si fuera una mercancía) y a que el valor de cambio basado en el trabajo abstracto que es capaz de transformarse en beneficio en forma de valor-dinero por mediación de una demanda solvente (con dinero), se imponga sobre lo que debiera ser el objetivo natural, el valor de uso de lo producido para la satisfacción de las necesidades humanas. Pero ese imperio de la mercancía y el dinero se debe al desarrollo histórico del capitalismo, a la expansión del régimen de trabajo asalariado, a la creciente extracción de plusvalía (plusvalía relativa) y su acumulación, extendiendo las relaciones mercantiles a todos los órdenes de la vida.
La Mercancía y el Dinero acaban imponiéndose y se vuelven contra la vida humana y planetaria.
Aunque la burguesía sueñe con que la Mercancía y el Dinero sean capaces de crear una realidad liberada del mundo real, la "economía de casino" (financiero-especulativa) ha demostrado que depende en última instancia de la plusvalía extraída al trabajo vivo, de la riqueza real, no virtual; y el clima no obedece a los dictados de la cotización en el "mercado de carbono", sino del objetivo de satisfacer las necesidades humanas, o al contrario, de desconsiderarlas por el beneficio mercantil.
El movimiento del 15-M ha tenido un aspecto muy positivo, el desarrollo asambleario, convertir la calle en un foro de debate, de propuestas.
Sus muchas debilidades, desorientación, demuestran que si los trabajadores/as quieren encontrar su propio camino, si no desean debatir dentro de los límites del "sentido común" y del "saber" que las universidades, organismos de la burguesía, sindicatos que ni el 1º de Mayo cuestionan el capitalismo, partidos y medios de comunicación nos imponen, admitiendo los límites que los condenan a la lucha defensiva imposible de ganar, a propuestas utópicas o reformistas del capital, entonces deben apropiarse del abc más elemental de lo que ha sido la tradición proletaria anticapitalista y revolucionaria: la teoría marxista del valor-trabajo y de la plusvalía, de la decadencia del capitalismo.
Si el proletariado no lo recupera ¿qué clase de alternativas anticapitalistas, programa de transformaciones de la sociedad, va a ser capaz de elaborar?
La revolucionarización y autoliberación del proletariado no pasa porque se deje dirigir por ninguna vanguardia, sino porque sea capaz de autodirigirse, orientarse, elaborar sus propios objetivos, reivindicaciones y programas. Pero esto no podrá hacerlo si no recupera lo que desde hace siglo y medio era patrimonio suyo y que hoy parece más olvidado que nunca dada su necesidad y urgencia por lo que se nos viene encima ahora y dentro de pocos años.
Si los trabajadores/as no se apropian de este saber proletariado, es mucho más fácil que permanezcan en una actitud subordinada. No basta con echar pestes contra el capital, la banca, los especuladores, los empresarios que despiden, etc. Esto en realidad no termina de sacarnos de nuestro papel de víctimas. El problema estaría fuera de nosotros, en la burguesía, su gestión del sistema, los políticos, y a ellos correspondería al final arreglarlo y nuestras protestas, por mucho que nos refiriésemos grandilocuentemente a la revolución, irían fundamentalmente a crear presión y reformas. Como en Argentina podríamos llegar a decir "que se vayan todos" pero acabarían volviendo por no entender que la solución sólo la tenemos nosotros. A lo sumo pensaríamos que el problema reside en la propiedad privada, en la necesidad de dar "prioridad a la política", al Estado, lo que nos llevaría de cabeza a reforzar el Capitalismo de Estado, otra modalidad de explotación de los trabajadores/as aunque se disfrace de socialismo y comunismo.
No. La única vía que llevará a los trabajadores/as a comprender las raíces profundas de los problemas, es recuperar la teoría marxista del valor-trabajo y de la plusvalía. Bien entendida les permitirá comprender que no es la burguesía la que crea el capital, sino que es el régimen asalariado del trabajo con su consiguiente división social del trabajo. Si lo esencial de esto persiste, lo de menos es si la propiedad de los medios de producción es privada, estatal, cooperativa, autogestionaria...
Comprender la raíz del problema del capitalismo es comprender qué debe abolirse, de dónde parte también la solución y quien puede hacerlo.
Somos los trabajadores/as quienes damos vida al capital a través de la plusvalía que generamos en el régimen asalariado del trabajo.
Liberarnos y liberar a la Humanidad del capitalismo y sus terribles consecuencias presentes y futuras, está sólo en manos de los trabajadores/as que con nuestro trabajo alienado generamos cada día plusvalía y por tanto capital, por la división social del trabajo y porque el fruto de nuestra actividad no nos pertenece y se vuelve contra nosotros en forma de riqueza y poder crecientes del capital y su Estado, el imperio de la mercancía que se traduce en el predominio del valor de cambio sobre el de uso, el imperativo del beneficio sobre la satisfacción de la necesidad.
La recuperación del saber de la génesis del trabajo asalariado - plusvalía - capital es por tanto un requisito para que el proletariado asuma su responsabilidad en la génesis del capital y por tanto en su desmantelamiento.
Esto exige de aquellas organizaciones que se consideran marxistas y tienen una vocación revolucionaria por la abolición del trabajo asalariado bajo cualquier forma (privada, estatal, etc.) que reorienten rápidamente su intervención en el proletariado, enfocando las explicaciones, la propaganda y la agitación, a la raíz de toda la cuestión, el régimen asalariado del trabajo, la alienación del trabajo, la división social del trabajo determinada por ese régimen, la generación de plusvalía y su realización en forma de beneficio, el imperio de la mercancía y del dinero sobre nuestra vida y contra la vida.
La crisis del capitalismo es en última instancia la crisis del régimen asalariado del trabajo y de la plusvalía.
La próxima crisis energética será la crisis de la plusvalía, especialmente de la relativa.
La crisis medioambiental es la crisis provocada por un sistema social cuyo fin es extraer plusvalía, por lo que el trato dado a la naturaleza es un mero medio para ello, un coste medido en dinero (no en términos medioambientales reales), que debe ser el menor.
Cuestionar el capital hasta la raíz es cuestionar el trabajo asalariado y su división social del trabajo, generador de plusvalía-capital tanto en su forma privada como estatal, cooperativa o autogestionaria.
Cuestionar el trabajo asalariado es cuestionar al proletariado como clase para el capital.
Una clase para el capitalismo, sus integrantes para el comunismo
El capital no es enemigo del proletariado, sino de los trabajadores/as, de su calidad de seres humanos cooperantes, creativos, libres y autodirigidos. Necesita del proletariado, es decir, de la clase social compuesta por personas obligadas, alienadas en su existencia (desde la producción a la política), en su psicología, por el régimen de asalariado, su división social del trabajo, la jerarquía, la competencia, el individualismo y la dedicación de su vida a la producción de mercancías y su consumo, generando capital. Teme que los trabajadores/as que lo constituyen no se atengan a representar al papel que las relaciones sociales capitalistas les tiene asignado como clase inseparable del capitalismo, que con él permanecerá o desaparecerá.
Y es lógico que lo teman porque ese papel se basa en una ficción, una relación social de poder, que impone una relación social desigual de entrada (el burgués domina los medios de producción, el trabajador compite por conseguir un puesto de trabajo) y una extorsión del trabajo del proletario, que no se paga.
Es la estafa del "como sí": Pretende que paga el trabajo como si pagase todo el trabajo; trata el trabajo como si fuese una mercancía, la fuerza de trabajo, pero no se limita a transferir su valor a la mercancía final (como hace con las materias primas, las máquinas), sino que obtiene un beneficio de ella (ver mi texto "Capital, energía y plusvalía" pág. 18).
Los trabajadores/as, se enfrentan, organizan y luchan contra esa estafa del capital, por lo que reclaman para sí parte de la plusvalía. Podrán hacerlo a fondo en la medida en que también se enfrenten a su propia condición de clase, a la relación social del trabajo asalariado, no sólo a la cuantía de la estafa (más o menos salario, menos o más plusvalía), sino a la estafa misma. Tanto por el objetivo futuro de su abolición, como para desvelar el condicionamiento, porque espontáneamente su condición proletaria les empuja a la competencia entre sí por el puesto de trabajo como una mercancía más en el mercado, a ver en las mercancías que producen una naturalidad que no tienen (en su origen y escala es un fenómeno exclusivo del capitalismo), o en la división social del trabajo (clasista) una neutralidad técnica que no es tal, y a cuestionar, sí, la apropiación de la plusvalía por el burgués, pero no su producción a partir del valor-trabajo, la producción de mercancías, esto es, uno modo en la creación de la riqueza que se traduce en la abstracción del beneficio mercantil y del dinero (divergente de la de producir directamente para la satisfacción de las necesidades) que, autonomizado como creación por encima de sus creadores, acaba imponiéndose contra las necesidades humanas, la vida y la misma naturaleza (el imperativo del beneficio y poderoso caballero es Don Dinero).
Este enfrentamiento a fondo contra su condición, a la vez que refuerzan su conciencia de colectivo y fuerza social, cooperación y solidaridad, implica una transformación psicológica, en el modo de estar en el mundo (pasivo, aceptando la farsa), en las identificaciones y sentido de pertenencia (la clase para el capital, la patria como dominio del capital, el Estado como instrumento del capital...), en su lugar en la comunidad humana (la división social del trabajo y el dominio efectivo de los medios de producción, le alejan de la gestión social), en la finalidad de su vida ("prostituirse" por el consumo, crear con su trabajo Mercancía y Dinero que domina y destruye a la Humanidad y el planeta).
Si no llega a fondo en el cuestionamiento de sí mismo como clase, no estará a la altura de las citas cruciales que le impone la historia (crisis, guerras...) porque representara el papel que la burguesía quiere (clase del capitalismo, subordinada a la economía nacional y la "patria"), o no será capaz de convertirse en alternativa al Capitalismo de Estado que suprime aparentemente la apropiación de la plusvalía (eliminación de la burguesía privada) pero sigue manteniendo el valor-trabajo porque no orienta la producción a la satisfacción de las necesidades humanas, sino a unos u otros criterios de utilidad (cumplimiento de los planes de la burocracia para desarrollo de la industria pesada y armamentista, etc.) o rentabilidad (el "socialismo" de mercado), además de la apropiación del sobre-trabajo por parte de la nueva burguesía tecno-burocrática.
Es esta realidad objetiva de la condición proletaria lo que debe considerarse a la hora de explicar el comportamiento del proletariado sobre todo en el siglo XX, lo que se ha llamado su integración en el capitalismo, su incapacidad para derribarlo a una escala amplia y de sostenerse en el poder. No puede explicarse sólo ni sobre todo por la traición de las direcciones políticas y sindicales, el peso de las dolorosas derrotas sufridas cuando se ha rebelad, y las campañas ideológicas de la burguesía.
Pero superar su condición de clase, dejar de identificarse (apegarse) en su condición de clase, exige que primero se reconozcan como clase para el capital. No hacerlo significa un nivel de incomprensión, de alienación, total, el proletariado como clase, pero atomizado, que se traga la ficción burguesa del contrato social, de la libertad e igualdad del individuo (proletario) frente al individuo (burgués), el estado ideal para la burguesía.
Los trabajadores/as deben empezar por reconocerse al menos como clase ante el capital, no como individuos con un contrato con la empresa, o que tienen en común una profesión, estilo de vida, etc.; pero en algún momento deberán pasar a tener conciencia de colectivo de trabajadores/as, fuerza social enfrentada a la burguesía y a su propia condición de clase, para constituirse más adelante como trabajador colectivo libremente asociado.
La situación hoy del proletariado es algo penosa en cuanto que muchos de sus miembros, sobre todo en los países ricos, dada la diversidad de contratos (fijos, precarios), estudios realizados, presencia en el mismo centro de trabajo de trabajadores/as de diferentes empresas (subcontratas...), competencia por el puesto de trabajo, comportamiento de la gran mayoría de los sindicatos y partidos declarados "obreros", ni siquiera tienen conciencia de ser parte de una clase social, y muchos, si su salario está un poco por encima del más corriente, tienden a considerarse como "clase media", sobre todo si provienen de la pequeña burguesía o tienen el cónyuge en una posición mejor. Pero la extensión de la pobreza, la proletarización creciente de la nueva pequeña burguesía urbana (de formación universitaria) les conducirá a reconocer lo que en principio no quieren, si es que no desean vivir en la alienación del aislamiento y la lucha de todos contra todos.
Los trabajadores/as no se autoliberarán si sólo cuestionan al capital, a la burguesía (entendido como se quiera), y no a su propia existencia como clase social, pues en cuanto que proletariado su futuro está atado a la existencia del capitalismo. Si los trabajadores/as sólo aspiran a vivir mejor como asalariados, deberán ilusionarse con que el capitalismo (privado o estatal), si no es hoy, en el futuro podrá permitírselo (el progreso en el futuro, la zanahoria para el burro). La liberación de la alienación como productor, como ser humano y especie que depende de la salud del planeta para llevar una vida buena, sólo puede venir de liberarse de su condición de clase, pasando a ser trabajador colectivo libremente asociado, nunca el supuesto e imposible proletariado "clase dominante". Y sólo se liberará de su condición de clase si supera el valor-trabajo y antepone a todo el trabajo en cooperación con el objetivo de satisfacer las necesidades, no ninguna especie de beneficio o rentabilidad, es decir, el valor de uso sobre el valor de cambio y el dinero.
Quienes se consideren más avanzados que la generalidad de los trabajadores/as, deben contribuir a que éstos recuperen su patrimonio histórico y sean capaces de elaborar las respuestas que la realidad les exige, dirigiendo por sí mismos la lucha, aprendiendo a gestionarse porque deberán hacerlo con toda una nueva civilización. No es misión de los más avanzados controlar y dirigir, sino aportar a la autodirección colectiva.
Todas las ramas nos pueden llevar a la raíz
Existe una economía sumergida que basa parte de sus beneficios en omitir sus obligaciones con el Estado, la Seguridad Social. Esto es, la eliminación de los costes salariales indirectos y diferidos, lo que nos lleva al régimen del trabajo asalariado y la propiedad del capital.
Se ha venido dando una especulación bursátil de las acciones de grandes empresas debido al incremento repentino de sus expectativas de ganancias, no por innovaciones tecnológicas, nuevos productos, conquista de mercados, sino por reestructuraciones empresariales consistentes en la mayor especialización, eliminando divisiones poco rentables, reduciendo los puestos de trabajo. El beneficio bursátil tiene por tanto su base en la propiedad privada de los medios de producción representada por las acciones y su libre transmisión, y el trabajo asalariado como mercancía que se adquiere o se desecha según convenga.
Las burbujas especulativas (punto.com, inmobiliarias...) se dan sobre todo cuando hay una gran cantidad de capital-dinero disponible, lo que se manifiesta en la facilidad para obtener financiación barata de los bancos, lo que para el especulador supone un endeudamiento. Un dinero que se destina a la especulación porque no encuentra una adecuada rentabilidad en la explotación directa del trabajo asalariado ya que la tasa de ganancia (relación entre la inversión total y los beneficios) no es la deseada y no se puede lograr una mayor productividad y plusvalía, la inversión supondría un aumento de la oferta de mercancías y servicios para los que no hay demanda solvente (capaz de pagar la mercancía) suficiente a pesar del abuso del crédito para el consumo.
El recurso masivo al endeudamiento para crear un mercado con demanda solvente artificial o animar la especulación con las burbujas, exige buscar vías para seguir alimentando la demanda de endeudamiento. Los bancos necesitan fondos para continuar concediendo préstamos y a la vez quieren recudir su riesgo en caso de no serle devueltos. De aquí surge la "ingeniería" financiera de las llamadas titulaciones y los derivados. Con esto se crea toda una cadena de productos financieros que son objetos de especulación, originando una pirámide invertida que depende al final de que los prestamos sean devueltos. Toda esa pirámide exige beneficios. Lo que en principio se piensa que es una manera de diluir el riesgo, en realidad se convierte en un medio de transmisión del riesgo a todo el entramado financiero, tanto más peligroso cuanto es difícil saber dónde está exactamente, por lo que siembra la desconfianza pues todos son potenciales insolventes y quebrados, así que no se quiere arriesgar a dar préstamos, y se paraliza la circulación del crédito, vital para seguir alimentando la solvencia del mercado y las empresas basada en el endeudamiento. Los beneficios de la "economía de casino" pueden existir en su mundo virtual, los beneficios de la estafa piramidal surgen del desarrollo de la pirámide, pero al final deben remitirse a la riqueza real producida por el trabajo vivo, fuera de esa ficción mercantil. Si no fuese así, todos podríamos ser ricos con solo imprimir billetes. No hay riqueza real, plusvalía producida por los trabajadores/as, para distribuir entre tantos acreedores reclamantes.
El endeudamiento y todo el entramado especulativo y de financiarización se viene abajo cuando el salario de los trabajadores/as no puede devolver el préstamo ni los intereses que, en tanto, se han elevado (una forma de plusvalía sobre el trabajador/a, pues se le priva de una parte de su salario a cambio de nada), las empresas no pueden exprimir más plusvalía para devolver el principal y los intereses, la demanda artificialmente solvente se rebela insolvente por no poder devolver los créditos al consumo, la masa de deuda global es tan grande que todos se deben a todos y ya no hay manera ni de cumplir los plazos de devolución sin incurrir en nuevas deudas impagables. El frenazo final de los créditos por la banca, hace que los deudores no puedan pagar a sus acreedores, ni estos a los suyos, con lo que la quiebra por la insolvencia se extienda en red como una plaga. La culpa no es de la falta de crédito, sino que se ha vivido durante mucho tiempo del crédito, enmascarando la ausencia de una demanda realmente solvente.
Si el origen del endeudamiento y la especulación fueron las limitaciones del mercado en el régimen de trabajo asalariado y de la tasa de ganancia en la explotación del trabajo asalariado, su hundimiento se debe a que esos límites ya no pueden ser forzados más con los trucos de la ingeniería financiera que ha caído en sus propias trampas.
El gigantesco endeudamiento mundial, la financiarización, el capital ficticio-especulativo, han ocultado durante varias décadas, lo que ya en los años 70 salió a la luz: el capitalismo, tras la reconstrucción de la guerra mundial, una mayor explotación con la plusvalía relativa que permitió reducir el coste de los productos y aumentar el consumo de los trabajadores/as, el mayor aprovechamiento de los mercados extra-capitalistas al interior de los estados industriales, y su integración en el sistema capitalista (campesinos y artesanos proletarizados), volvió a encontrarse con sus límites en la explotación de los trabajadores y en la realización de la plusvalía, en la resistencia proletaria y en la falta de mercados solventes.
La globalización ha supuesto un salto en la sobreexplotación del trabajo y la integración de sectores pre-capitalistas en el capitalismo (el campesinado en la industrialización china, por ejemplo). Pero el mercado solvente, en buena parte se ha debido crear artificialmente gracias a un endeudamiento que un tiempo antes habría sido inimaginable, y el crecimiento del PIB encerraba en realidad mucha especulación (burbujas, sobre todo la inmobiliaria), como la vía más fácil para la ganancia que tenía sus vías naturales reducidas. El resultado final es el que sufrimos.
El capitalismo ha sobrevivido varias décadas gracias a peligrosos estimulantes y haciendo trampas en sus propias reglas del juego (demanda solvente, el beneficio desde la plusvalía del valor-trabajo), y la realidad, como la ley de la gravedad, acaba por poner las cosas en su sitio.
Esta exposición del recorrido desde los distintos fenómenos económicos en los que se expresa la crisis hasta llegar a la raíz en el trabajo asalariado, deberá ser mejorada por los compañer@s que dominen la economía. Pero creo que ésta es la orientación correcta, y así debiera divulgarse entre los trabajadores/as para que entiendan las causas de la crisis del capitalismo sobre todo como la crisis histórica del régimen de trabajo asalariado, los límites históricos a su explotación y a la conversión de la plusvalía en beneficio.
Cuando en el proletariado y en la pequeña burguesía proletarizada hay amplios sectores con más estudios que en ninguna otra generación en la historia, la comprensión de estas cuestiones teóricas no debiera entrañar más dificultad que la ofrecida por la resistencia, propia de la alienación, a cuestionar la visión del mundo inducida por el capitalismo, atreverse a ver la realidad tan cruda y extraña como es.
Una última reflexión
Sin esta orientación, sin un Marco consciente y explícito para la propaganda y agitación capaz de recoger las perspectivas y las causas, sin el avance de propuestas de Programa de Transformaciones Socialistas y su divulgación, lo tendremos muy difícil para salir de la defensiva y evitar ser derrotados.
Herramientas para la agitación
Algunos eslóganes y cortas reflexiones de propaganda y agitación, a añadir a los presentados en escritos anteriores, como un botón de muestra de lo que puede hacerse con esta orientación y de lo que el ingenio de muchos se podría lograr; ya es hora de superar tanta rutina:
Me he divertido componiendo una canción a partir de la tonadilla de aquella que decía algo así:
"Es una vaca lechera / no es una vaca cualquiera / nos da leche merengada / ¡ay que vaca tan salada! / ¡tolón, tolón! / ¡tolón, tolón!" (las dos primeras líneas se cantan igual; las dos siguientes igual entre ellas y el tono lo marca la cuarta; las dos últimas, ambas iguales)
No es una crisis cualquiera / es el final de una era / Para recuperar sus beneficios / exigen más sacrificios / ¡dolor, dolor! / ¡dolor, dolor!
Con el caos meten miedo / un clamor sube al cielo / traen miseria, sudor y sangre / niños muriendo de hambre / ¡horror, horror! / ¡horror, horror!
Preparan nuestra derrota / confusión, resistencia rota / Para sufrir en el futuro / energía cara, clima duro / ¡pavor, pavor! / ¡pavor, pavor!
Dividen por etnias y fronteras / pero somos clase obrera / Nacionales e inmigrantes / contra el capital, adelante / ¡unión, unión! / ¡unión, unión!
Régimen de trabajo asalariado / es lo que ha caducado / forjemos la solución / con su completa abolición / ¡revolución / ¡revolución!
La principal virtud de este juego es que muestra cómo con un poco de esfuerzo se pueden elaborar recursos propagandísticos de contenido complejo, pero accesibles, atractivos, fáciles de recordar y transmitir.
¡CON LA EXPLICACIÓN DE LA CRISIS, NO NOS ANDEMOS POR LAS RAMAS. LA SAVIA ES EL TRABAJO NO PAGADO O PLUSVALÍA, Y LAS RAÍCES EL TRABAJO ASALARIADO. SI EL ÁRBOL ESTÁ VIEJO Y ENFERMO ES PORQUE EL RÉGIMEN ASALARIADO NO DA MÁS DE SÍ. LA BURGUESÍA QUIERE UNA PODA Y MÁS ESFUERZO A LAS RAÍCES. NOSOTROS PROPONEMOS ARRANCAR EL RÉGIMEN ASALARIADO Y PLANTAR EL DEL TRABAJO EN COOPERACIÓN LIBRE A CUYAS RAMAS NUNCA PUEDA SUBIRSE LA BURGUESÍA NI NINGUNA OTRA CLASE EXPLOTADORA!
¡POR LA PATRIA O POR LA ECONOMÍA NACIONAL, SIEMPRE SACRIFICIOS, POR EL CAPITAL!
¡EL RÉGIMEN DE TRABAJO ASALARIADO, GARANTIZA DESTRUCCIÓN DE LA VIDA Y MISERIA AL PROLETARIADO!
¡POR EL TRABAJO AL SERVICIO NO DEL BENEFICIO SINO DE NUESTRAS NECESIDADES, ABOLICIÓN DEL RÉGIMEN ASALARIADO, EXTINCIÓN DEL PROLETARIADO!
¡RECUPERAR EL BENEFICIO, DE LOS POLÍTICOS EN EL ESTADO, EL OFICIO!
¡EL PROBLEMA NO ES LA PRESIÓN DE "LOS MERCADOS" SOBRE LA POLÍTICA, SINO EL IMPERIO DE LA MERCANCÍA SOBRE EL TRABAJO Y EL CONJUNTO DE LA VIDA SOCIAL Y PLANETARIA!
¡LA BURGUESÍA TIENE PRISA, SI NO ESPABILAMOS PRONTO, SE PARTIRÁ DE RISA!
¡SI NOS APLASTAN EN LA PRESENTE, MÁS FÁCIL LO TENDRÁN EN LA SIGUIENTE!
¡LA BURGUESÍA ESTÁ LOCA. QUIEREN QUE JUGUEMOS A LA OCA. DE ESTA CRISIS A LAS DE LA ENERGÍA Y DEL CAMBIO CLIMÁTICO Y QUE PAGUE EL PROLETARIADO PORQUE, COMO SIEMPRE, LE TOCA! ¡IMPONGAMOS NUESTRAS REGLAS. SIN EL RÉGIMEN DEL TRABAJO ASALARIADO, TARJETA ROJA A LA BURGUESÍA!
¡LA MERCANCÍA Y EL DINERO SE HAN CONVERTIDO EN MEDIOS PARA DOMINAR Y DESTRUIR LA VIDA, DEBIDO A SU EXPANSIÓN GRACIAS AL RÉGIMEN ASALARIADO DEL TRABAJO, LA PLUSVALÍA Y EL CAPITAL!
¡EL CAPITALISMO DESTRUYE EL MEDIO AMBIENTE Y EXTINGUE ESPECIES. LOS TRABAJADORES HAREMOS QUE SE EXTINGA EL CAPITAL ABOLIENDO EL TRABAJO ASALARIADO!
¡EL TRABAJO ASALARIADO HA CADUCADO. ES HORA DE IMPLANTAR EL TRABAJO COLECTIVO LIBREMENTE ASOCIADO O COMUNISMO!
De otros textos míos, traigo algunos
¡EL CAPITAL ME AMENAZA CON MÁS TRABAJO Y CON MENOS SALARIO, CON EL DESPIDO Y CON QUE NO ME CONTRATA, CON LO MUCHO QUE CONSUMO Y CON QUE NO SOY NADIE SI NO LO HAGO, CON LA TELEVISIÓN BASURA DE LA "PRINCESA DEL PUEBLO" Y CON LOS INTELECTUALES DE ESTÓMAGO AGRADECIDO QUE PIENSAN DURANTE LA DIGESTIÓN, CON LA GUERRA Y CON LA PAZ QUE LA PREPARA, CON ARRUINAR LA NATURALEZA Y CON FORRARSE FINGIENDO EVITAR EL CAMBIO CLIMÁTICO, Y SI ME MOSQUEO, CON LA REPRESIÓN! ¡NI DESPUÉS DE MUERTO ME DEJARÁ EN PAZ. ME AMENAZA CON EL CIELO, CON EL INFIERNO O PEOR AUN, CON RENACER! ¡EL RALLAR SE VA A ACABAR! ¡SE LO VAMOS A PONER FATAL AL CAPITAL! ¡A TOPE LUCHA PROLETARIA POR LA LIBERACIÓN PLANETARIA!
¡EL RÉGIMEN ASALARIADO SÍ QUE REALIZA, NO AL TRABAJADOR, SINO EL BENEFICIO QUE LO ESCLAVIZA!
¡DEL METAL DEL SALARIO SON LAS CADENAS DEL PROLETARIO!
¡SI FUÉSEMOS COMO UNA MÁQUINA CUYA CAPACIDAD DE TRABAJO SE COMPRA TENDRÍAIS COSTE Y PRECIO PERO NO GANANCIA. LA OBTENÉIS PORQUE NO CAMBIÁIS SUELDO POR TODO NUESTRO TRABAJO, SINO QUE NOS EXPROPIÁIS DE PARTE DE ÉL EN VUESTRO BENEFICIO!
¡LOS "ALIENS" YA ESTÁN ENTRE NOSOTROS Y AMENAZAN LA TIERRA. SUS CRIADEROS ESTÁN EN FÁBRICAS Y EMPRESAS. NECESITAN LA ENERGÍA Y LOS CUERPOS HUMANOS. SU REINA MADRE SE LLAMA "ALIENACIÓN DEL TRABAJO ASALARIADO" Y SUS HIJAS "MERCANCÍA"! ¡LLAMAD A LOS TRABAJADORES A DESTRUIRLAS!
¡SISTEMA CAPITALISTA, PARA ABOLIR, LO PRIMERO DE LA LISTA!
¡TRABAJO ASALARIADO, ENEMIGO DEL PROLETARIADO!
¡TRABAJO ASALARIADO, RAÍZ DEL CAPITALISMO. TRABAJO LIBREMENTE ASOCIADO, PILAR DEL COMUNISMO!
¡"SALARISMO", VERDADERO NOMBRE DEL CAPITALISMO!
¡"SALARISMO", VIDA PROLETARIA Y PLANETARIA SACRIFICADAS AL CAPITAL Y SU BENEFICIO!
¡EL TRABAJO ASALARIADO, RAÍZ DE ESTA CIVILIZACIÓN. CUANDO SE PUDRE, LA LLEVA A SU DESCOMPOSICIÓN!
¡LA CRISIS DEL "SALARISMO" ES LA CRISIS DE LA PLUSVALÍA, Y ÉSTA LA DEL CAPITAL!
¡LA CRISIS DE LA PLUSVALÍA ES LA CRISIS DE LA BURGUESÍA!
¡VIVIR PELEANDO PARA TENER MÁS, ES CAPITALISMO. VIVIR COOPERANDO PARA VIVIR MEJOR, ES COMUNISMO!
¡AL CAPITALISMO SENIL NO LE REJUVENECE NI LOS BOTOX A LA IZQUIERDA!
¡NO QUEREMOS FRACASADOS NI PERDEDORES: EL CAPITALISMO SENIL, DE LOS PEORES!
¡EL CAPITAL PROMOCIONA A LOS TRIUNFADORES: CREADORES DE DESEMPLEO, PRODUCTORES DE ARMAS, DESTRUCTORES DE LA NATURALEZA!
¡EL CAPITALISMO SENIL NO NECESITA VIAGRA: "LA PLUSVALÍA ME PONE"!
¡D-M-D´ LA FORMULA DEL CAPITAL, DINERO-MERCANCÍA-DINERO´ O DAME-MAS-DINERO!
¡D-M-D´ MÁS DAÑINO QUE EL DDT Y DESTRUCTIVO QUE EL TNT!
¡D-M-D´ LA FÓRMULA DEL ETERNO PROGRESO. FECHA DE CADUCIDAD 1914!
¡TRABAJO ASALARIADO, CAPITAL Y PLUSVALÍA, SON LA MISMA PORQUERÍA!
¡CAPITAL, VAMPIRO PARA LOS HUMANOS, CÁNCER PARA EL PLANETA!
¡¿SIENTE UN VACÍO EN SU VIDA? ¿YA NO LE LLENA IR DE TIENDAS? NO SE LIMITE A COMPRAR MERCANCÍAS. VIVA NUEVAS EXPERIENCIAS. GRACIAS AL TRABAJO ASALARIADO PUEDE SENTIRSE COMO UNA Y PRODUCIRLAS. ADQUIERA ESTA CONDICIÓN EN EL CAPITALISTA MÁS PRÓXIMO!
¡SOMOS TRABAJADORES LIBRES PARA SOMETERNOS AL CAPITAL!
¡SI NO PUEDES VENDERTE AL CAPITAL, ESTÁS DE SOBRA!
¡SI YA NO TEMES QUE TE DESPIDAN ES PORQUE TEMES QUE NO TE CONTRATEN!
¡LOS CAPITALISTAS ESTÁN TRISTES. PONGA UNA SONRISA EN SU CARA. ACEPTE LAS CONDICIONES DE TRABAJO QUE LE OFREZCAN, Y SI NO PUEDEN OFRECERLE NADA, NO INCORDIE AL ESTADO, QUE BASTANTES IMPUESTOS PAGAN! ("Todos unidos contra el descenso de la ganancia!" Una campaña de ¡Qué Cruz!)
¡COMO EL TRABAJO ESCLAVO ERA LA RAÍZ DEL ESCLAVISMO, EL ASALARIADO ES LA RAÍZ DEL CAPITALISMO!
¡EL "SALARISMO" VERDADERA NATURALEZA DEL CAPITALISMO!
¡ARRIBA EN LA ESCALERA, NOS DICEN CON ENGAÑO, "DESCENDAMOS TODOS UN PELDAÑO", MIENTRAS SUBE LA MAREA! (inspirado en una ilustración de tal vez medio siglo o más).
¡SOLIDARIDAD BURGUESA: "REPARTID VUESTRA POBREZA, NO TOQUÉIS NUESTRA RIQUEZA"!
¡LEVANTAR ESTA ECONOMÍA ES PRODUCIR MÁS PLUSVALÍA!
¡DESDE EL PUENTE DICEN, "REFLOTEMOS EL BARCO, TRABAJADORES AL AGUA"! (de El Roto, creo)
¡EL BURGUÉS RECLAMANDO IMPUNIDAD: "NO TOQUÉIS MI LIBERTAD, NO SOY RESPONSABLE, NI EL CAPITALISMO CULPABLE"!
¡EL TRABAJADOR, EN SU CONDICIÓN DE ASALARIADO, PRODUCTOR DE PLUSVALÍA PARA EL CAPITAL, Y PARA LA NATURALEZA, LETAL!
¡LA LÓGICA DEL BENEFICIO NOS LLEVA AL PRECIPICIO!
¡DECIMOS LOS TRABAJADORES: PARA REFLOTAR LA NAVE PLANETARIA, POR LA BORDA EL CAPITAL Y LA CONDICIÓN PROLETARIA!
Un recurso. En las hojas, incluir la dirección web donde haya textos dedicados a la plusvalía.
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Últimos textos míos relacionados.
"Capital, energía y plusvalía. Por un ecologismo proletario. Comentarios a Ramón Fernández Durán. Llamamiento" Con muchos eslóganes. En Kaosenlared el 3 septiembre 2011.
"Horizonte 2050: Socialismo o Mega-Crisis. Recuperar nuestra vida y salvar la Tierra. Una propuesta de Marco" En Kaosenlared el 14 mayo 2011.
Para localizar y conocer otros artículos, ensayos y libros sobre diversos temas que voy publicando en Kaosenlared.net, con el buscador de kaosenlared por Aurora Despierta luego seleccionad por Autor y Procedencia, Ordenado por Fecha, y Durante los últimos Todo Kaos, Buscar (en varias páginas, fijarse en la firma, no son míos todos los que aparecen).
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Para abundar en los argumentos que presento en el texto y conocer muchos más, os animo a leer el libro editado en noviembre, de Anselm Jappe "Crédito a muerte. La descomposición del capitalismo y sus críticos" Pepitas de calabaza, ed.
Ha sido su lectura la que me ha animado a esta reflexión.
Si alcanza buena difusión será un indicio de que se está recuperando, al menos entre una minoría, la centralidad del cuestionamiento comunista del valor-trabajo, de la plusvalía, del trabajo asalariado, la mercancía y el dinero, la orientación proletaria "antiproletaria" (contra su condición de clase, por su autoliberación).
[1] Ver sobre este sujeto el artículo ¿Por que el proletariado no ha hecho la revolución? en los números 103 y 104 de nuestra Revista Internacional. /revista-internacional/200602/752/al-inicio-del-siglo-xxi-por-que-el-proletariado-no-ha-acabado-aun-c