Cuando las pretendidas “revoluciones árabes” cumplen su segundo aniversario, los disturbios y las manifestaciones masivas que están teniendo lugar estas últimas semanas en Egipto y Túnez recuerdan al mundo entero que la marcha de los dictadores Ben Ali y Moubarak no ha cambiado nada. Muy al contrario, la situación económica, con su cortejo de paro creciente, de miseria y de ataques anti-obreros, se ha agravado. Y el autoritarismo reinante, con la represión violenta que cae sobre las manifestaciones, no tiene nada que envidiar a la existente con anterioridad.