Luchas en Egipto: una expresión de la solidaridad y la combatividad obreras

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Huelgas que duran desde hace meses, luchas en las que la solidaridad se ha desarrollado de forma ejemplar entre los trabajadores, un sentimiento muy fuerte de cólera contra la degradación de las condiciones de vida y trabajo, eso es todo lo que quiere ocultar la burguesía. Muy pocos artículos en la prensa o en Internet han dado cuenta de esta situación social en Egipto y la realidad es que muy pocos obreros en el mundo están al corriente de lo que esta sucediendo, desde el punto de vista de la lucha de clases internacional de la clase obrera, en ese país.

 

Las luchas obreras continúan desarrollándose en Egipto

 

La huelga masiva de Diciembre de 2006 en la fábrica textil de Galz.- Al Mahalla abrió el camino de las luchas masivas en este país. En nuestras publicaciones (ver por ejemplo nuestra revista en Francia, Revolution Internationale nº 380, Junio 2.007), ya mostramos la determinación y la solidaridad que desarrollaron estos obreros del textil, lucha que debe ser un referente para el combate por la solidaridad que todos los obreros debemos desarrollar.

Desde ese momento, las luchas obreras no han cesado. Desde Diciembre de 2006 a Mayo de  2007, ha habido huelgas que han implicado a miles de trabajadores de otras fábricas textiles, especialmente en Karf el Darwwa (11.700 obreros), Zelfia Textil Co. En Alejandría (6000 huelguistas) y en la fábrica textil de Abul Multaren. Otros muchos sectores obreros también han entrado en lucha: 3000 obreros en huelga durante dos días en la fábrica de Cairo Poultry Co., 9000 huelguistas en Gizeh y en los alrededores de la misma ciudad, ocupación de la factoría  Mansoura Spanish Garment Factory por 300 obreros en huelga y, movilizaciones en los transportes públicos del Cairo con el bloqueo de la línea El Cairo-Alejandría, apoyada por los conductores del metro del Cairo. Además de estas luchas, se han producido acciones de otro tipo, como por ejemplo, una sentada en la principal oficina de correos del Cairo, huelgas de panaderos, de obreros de la construcción, de empleados del Canal de Suez, de portuarios, empleados municipales, personal de los hospitales,..."...a finales de Junio, un comunicado de un sindicato norteamericano indicaba que habían finalizado más de 200 huelgas, pero nada decía de las que podían estar desarrollándose...." (Ver Mondialism.org). En 2006 hubo más de 220 huelgas espontáneas, número que sin lugar a dudas será superado en 2007.

 

La respuesta a los ataques: la lucha y la solidaridad de clase

 

En efecto, desde el 23 de Septiembre de 2007, los 27000 obreros y obreras de la empresa pública de textil de Ghazl Al-Mahalla, situada a una centena de kilómetros del Cairo, han retomado de nuevo la lucha apenas unos meses después de ser el centro de una importante movilización obrera. La promesa del Gobierno de dar a cada uno de los huelguistas un mes y medio de salario ante esta situación, detuvo la huelga. Pero, el Gobierno incapaz de mantener y hacer cumplir sus promesas, tan solo pago una parte de la misma y no a todos los huelguistas. Arguyendo que no podía pagar este compromiso, el Gobierno demuestra todo su cinismo y su nula voluntad de hacer concesiones a los trabajadores. En un país en que la media salarial esta situada entre 200 y 250 libras egipcias mensuales (unos 25 a 30 Euros), los alquileres en torno a las 300 libras egipcias por mes y en el que no dejan de aumentar los productos de primera necesidad (casi un 48% en algunos de ellos desde el último año), la realidad es que muchos obreros ya no saben como pueden hacer para alimentarse, alojarse y dar de comer a sus hijos.

En Julio de 2007, cuando de nuevo las huelgas amenazaban con extenderse, el Gobierno inmediatamente prometió pagar el equivalente a 150 días de salario a cuenta de los beneficios que pudieran obtener ese año las empresas. De nuevo, esta suma no ha llegado al bolsillo de los trabajadores. Esta nueva mentira ha relanzado la combatividad obrera que no ha dejado de acumularse y crecer, «...nos prometieron 150 días de prima, y lo único que queremos es hacer respetar nuestros derechos (...) explicaba así Mohamed el-Attar, que había sido detenido por la policía el martes pasado. Estamos decididos a ir hasta el final, afirmo este obrero tras su detención... »(Le Fígaro 01/10/07) En una de las ocupaciones de las fábricas citadas anteriormente, un cartel proclamaba «Entráis en territorio libre». Los niños de las obreras, han tenido que ir a buscar a sus madres a las empresas ya que, a las familias les ha sido imposible pagar los gastos escolares y ni siquiera, los materiales para poder estudiar. En ese contexto, de represión y engaño, las direcciones de las factorías ocupadas decretaron una semana de vacaciones con el fin de convertir la ocupación en ilegal y poder amenazar con una intervención militar.

En esta lucha contra los obreros, el Gobierno no esta sólo: esta acompañado, defendido y asesorado por sus más fieles perros de presa: los sindicatos. A pesar de ello, los obreros no están dispuestos a dejarse manejar fácilmente. «...el representante del sindicato oficial, controlado por el Estado, enviado a detener la huelga, se encuentra en el hospital tras haber sufrido la cólera de los trabajadores ante su demanda de detener la lucha...los sindicatos reciben ordenes y nosotros queremos elegir a nuestros propios representantes, explicaban los obreros...» (Le Fígaro 01/10/07).

Poco a poco la clase obrera está tomando conciencia de que su fuerza reside en la solidaridad y la unidad de clase, por encima de las divisiones que nos imponen los sectores o las corporaciones. Los obreros de las fábricas textiles de Kafr Al- Dawar declararon el último Diciembre: «...estamos en el mismo barco que vosotros y queremos hacer el mismo viaje...» cuando tomaban a su cargo la lucha y las reivindicaciones de sus compañeros de Mahalla. En esto contexto no es nada sorprendente que se desarrollen muestras de solidaridad y que se desencadenen huelgas en varios sectores simultáneamente. De hecho, manifestaciones de solidaridad entre las diferentes luchas que se desarrollaban en el Cairo se han dado en más de una ocasión, sobre todo intentado unificar las reivindicaciones de la lucha. En especial, se ha intentado imponer un salario mínimo para todos los trabajadores, salario que tuviera que ver con el aumento real y brutal de los precios[1].

Los obreros de las fábricas de Tanta Linseed and Oil han seguido el ejemplo de los obreros de Mahalla y también han defendido reivindicaciones unitarias.

 

La burguesía tiene miedo de la masividad de las luchas

 

El Gobierno no esta seguro de cómo van a poder desarrollarse los acontecimientos y el camino que pueden tomar las luchas. Por eso, en función de la evolución de la situación enseña el palo o la zanahoria. En los últimos meses ha habido una ola de represión, en especial contra los periodistas o les medios de comunicación críticos con el Gobierno. Pero ante las movilizaciones obreras se ha mostrado más prudente y ha intentado engañar a los trabajadores (como mostramos al principio del artículo), si bien las medidas de represión no deben descartarse.

Por el momento, ante la pujanza del movimiento en ascenso de los trabajadores en lucha, el Gobierno se ha visto obligado a proponer a los obreros del textil de Mahalla 120 días de prima y sanciones contra la dirección. Pero los obreros siguen sin creer en las promesas del Gobierno, promesas no cumplidas y muy inferiores a sus necesidades y reivindicaciones.

Queremos dejar bien claro que estas huelgas no han sido organizadas por los Hermanos Musulmanes como pretende hacer creer el Estado, en realidad estamos ante una verdadera oleada de indignación y de lucha de la clase obrera en Egipto y por ello, evidentemente, el Estado egipcio tiene miedo. La clase obrera de este país, es la más importante de todo el Próximo y Medio Oriente y sus luchas no pueden más que inspirar a los trabajadores de otros países de la región a seguir por el mismo camino.

 

Artículo traducido de Revolution Internationale nº 384, Noviembre 2.007. Publicación en Francia de la CCI.

 

 



[1] Este desarrollo de la combatividad y de la conciencia, el rechazo de la miseria y la desconfianza hacia los sindicatos se expresa claramente a través de las reivindicaciones de los obreros de Ghazl al-Mahalla:

 

  • Recibir el equivalente a 150 libras egipcias de salario base en concepto de beneficios anuales.
  • Retirar la confianza al comité sindical de la empresa y al director de la fábrica.
  • Incluir primas en el salario base como porcentaje no ligado al aumento de la producción.
  • Aumento de las primas para alimentación.
  • Concesión de una prima para alojamiento.
  • Fijación de un salario mínimo que tenga que en cuenta el actual aumento de precios.
  • Facilitar un medio de transporte a los trabajadores que viven lejos de la empresa.
  • Mejora de los servicios médicos.

 

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