Todas las reformas emprendidas en los últimos años han llevado el sello de golpear directamente las condiciones de vida y trabajo del proletariado. Vengan de gobiernos emanados de la derecha o de la izquierda electoral del capital contienen el mismo veneno, medidas que invariablemente buscan paliar los efectos de la crisis echando todo su peso en los hombros de los trabajadores. Por si fuera poco, la clase trabajadora sufre las consecuencias de la reducción en los costos de producción (menos mantenimiento es anuncio de más accidentes) y está indefensa ante las consecuencias de los ajustes de cuentas entre fracciones de la burguesía (atentados, guerras…). Ya sea que se trate de accidentes producto de la “reducción de costos” o de atentados resultado de las luchas intestinas entre fracciones, cualquiera que sea el caso los muertos los pone la clase obrera.