Si hacemos caso a los medios de comunicación, el triunfo de Syriza en Grecia habría puesto nerviosos a los grandes poderes capitalistas. Estos “nervios” son cara a la galería y responden a maniobras en vistas a las negociaciones sobre la deuda, porque Syriza es uno de los suyos pues comparte con ellos la defensa de la nación que es la bandera a través de la cual cada capital nacional defiende sus intereses contra el proletariado y contra sus rivales imperialistas.