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Hace apenas una semana, los vecinos del barrio obrero de Gamonal salían a la calle, un día sí y otro también, para exigir la paralización de las obras de un bulevar. El alcalde se resistió pero ante la continuación de las manifestaciones y ante la solidaridad en toda España (en al menos 30 ciudades) anunció el cese temporal para finalmente, el viernes 17 admitir su paralización definitiva. Y sin embargo, los vecinos reunidos en Asamblea deciden el sábado 18 continuar, reclamando la libertad sin cargos de todos los detenidos y la retirada de la policía antidisturbios.
¿Por qué y cómo ha surgido este movimiento? ¿Qué lecciones nos aporta? ¿Cómo hemos de verlo dentro de la lucha internacional del proletariado?
A estas preguntas vamos a intentar responder con voluntad de debate y con ánimo de contribuir al avance general de la lucha del proletariado.
Pero antes que nada queremos afirmar nuestra solidaridad con la lucha y con los detenidos.
Hartazgo e indignación
En apariencia la lucha ha surgido de un motivo menor: la construcción de un bulevar que forma parte de esas obras faraónicas que se hacen en muchas ciudades en pro de intereses urbanísticos inconfesables, manchadas por la corrupción y con nulo beneficio para los vecinos.
Sin embargo, las apariencias suelen engañar y un análisis serio puede descubrir un trasfondo más profundo que es el que permite comprender las luchas y contribuir a ellas. También un movimiento social importante surgió en Turquía a partir de la mecha inicial proporcionada por el derribo de unos cuantos árboles en un parque de Estambul[1]
Gamonal es un barrio obrero surgido junto a un polígono industrial del mismo nombre en los años 60. Enormes edificios colmena mal construidos, almacenes de personas amontonadas en un chabolismo vertical. Pero si esa situación vital, sufrida durante muchos años, deja ya un amargo poso, los últimos años han visto la subida espectacular del desempleo, el recorte de servicios, el aumento exponencial de los impuestos municipales, los desahucios…, una agobiante acumulación de sufrimientos que cincela en el rostro de las personas las marcas de la angustia, la preocupación, el temor a un futuro todavía peor.
En ese contexto la construcción del bulevar con su ostentoso derroche y el plan de aparcamientos subterráneos que amenazaba los frágiles cimientos de muchos edificios, ha sido vivido como la gota que colma el vaso.
Ese “vaso” repleto de desempleo, no futuro, atomización, angustia vital, no es una “especialidad burgalesa”, es el cáliz amargo que tienen que tragar todos los días millones de obreros y explotados en todos los países.
Las asambleas cerebro y corazón de la lucha
La lucha de Gamonal no ha consistido en la típica manifestación donde la gente pega cuatro gritos y se marcha a casa para volver al redil de la atomización y la soledad. Todos los días sin excepción se han celebrado Asambleas a las 12 del mediodía y a las 19 de la tarde, esta última como inicio de la manifestación.
Las Asambleas han sido el cerebro y el corazón del movimiento. Cerebro porque en ellas se ha pensado colectivamente cómo luchar, qué pasos dar, qué decisiones tomar. Corazón porque la asamblea ha sido el lazo de unión para comunicarse, comprenderse, establecer lazos, romper la soledad y la atomización, estigmas terribles de esta sociedad donde cada cual está encerrado en “su hogar” mientras que la mercancía domina todos los hogares.
Como decían en un blog que ha participado activamente en la lucha[2] “La caducidad de las viejas estructuras de pseudoparticipación como los partidos políticos y la abertura de la asamblea autoorganizada que sin líderes, de igual a igual abre paso en lucha por un mundo nuevo”, pero más importante aún es su insistencia en que “todos somos necesarios, los mayores, los jóvenes, las madres y padres, los niños” y en la asamblea –método genuino de la clase obrera- todos ellos hallan su lugar y pueden concretar su aportación.
La Asamblea ha animado una toma de conciencia. Las luchas que se vienen sucediendo desde 2003 en todo el mundo surgen en un contexto de pérdida de identidad de la clase obrera, ésta no confía en sí misma ni se reconoce como tal[3]. Sin embargo, “hoy jueves [16 de enero] han puesto en libertad a los compañeros encarcelados. Vecinos, familiares y solidarios han dado la bienvenida a su salida de la prisión de Burgos al grito de no estáis solos y que viva la lucha de la clase obrera”. Somos realistas, sabemos que esto es solo un indicio, pero un grito como éste revela que al menos pequeñas minorías comienzan a confiar en la fuerza del proletariado.
Una pintada decía “¡La barricada cierra la calle pero abre el camino! (Paris, Mayo 68- Gamonal, Enero 14)”. Una vez más no se trata de echar las campanas al vuelo pero debe subrayarse la conciencia de la unidad entre este movimiento en un barrio de Burgos y la lucha de Mayo 68. Marx hablaba de la maduración subterránea de la conciencia en la gran masa obrera como el Viejo Topo que va excavando en las profundidades de la tierra. Hoy la clase obrera parece enterrada en un oscuro pozo pero la lucha de Gamonal muestra los esfuerzos de toma de conciencia que la recorren. “Llevamos un mundo nuevo en nuestros corazones” recuerdan en Diario de Vurgos.
Es muy significativo que el movimiento no se halla detenido con el abandono definitivo del proyecto, apuntando “mucho mas allá hacia la extensión de la lucha en el ámbito de la vivienda, el trabajo-paro-precariedad,… y la creación de una comunidad de lucha que plante cara a las diferentes agresiones del estado”. “Aún es necesario mantener encendida la llama gestando un fenómeno que está lejos de ser novedoso y que forma parte del patrimonio colectivo de todos los explotados y humillados del mundo”, añade.
¿Cómo hacer frente a la represión?
El Estado ha respondido rápidamente. El barrio ha sido rodeado de fuerzas antidisturbios por los cuatro costados. Había un estado de excepción encubierto con los policías pidiendo carnés, estableciendo controles y disolviendo grupos “sospechosos”. Ha habido 46 detenidos.
El Estado democrático, ese que nos dicen es un dechado de derechos y de respeto, ha tratado de forma brutal y humillante a los detenidos “En la asamblea de este mediodía [jueves 16] uno de los jóvenes que ha pasado por prisión ha tomado la palabra para contar su paso por la comisaría y la cárcel. En comisaria han sido maltratados (…) En la detención el joven llevaba una mochila que posteriormente los policías llenaron de piedras. Ante la protesta del detenido de que las piedras no eran suyas los policías le amenazaban con meterle en un cuarto con más policías y darle una paliza como ya hemos dado a otros”.
Los sindicatos y los partidos de izquierda nos dan una imagen falsa del Estado, reconocen una cara oscura (los políticos, el gobierno de turno, la policía con sus excesos), pero hablan de “otra cara” con esos jueces estrella que no dudan en imputar ¡hasta la Infanta! Pero esos cuentos de hadas se desvanecen cuando se ve la experiencia concreta de Gamonal: “Esta mañana la jueza del juzgado nº 3 de Burgos ha mandado a prisión a cuatro compañeros bajo fianza de 3000 euros acusados de desordenes públicos la noche del lunes (…) En su paso por los juzgados relata que la jueza les hablaba de muy malos modos, con mucho desprecio y que no hacía caso ante las declaraciones de lo que habían tenido que sufrir en comisaría”. En el Estado no hay “cara oscura” y “cara buena”, es una máquina de represión al servicio de la clase explotadora –el Capital- y todas sus instituciones participan en ella desde la policía y la iglesia hasta los jueces y los sindicatos.
Contra la represión la mejor arma ha sido la masividad y la búsqueda de la solidaridad. La Asamblea ha pedido reiteradamente que tras la manifestación los participantes no se disuelvan cada cual individualmente sino en grupos compactos pues las fuerzas antidisturbios aprovechan el fin de la manifestación para ir a la caza de manifestantes solitarios. La Asamblea ha tratado de evitar las provocaciones de la policía que buscaba un cuerpo a cuerpo que dispersaba a los manifestantes en grupos aislados indefensos ante la superioridad policial. Diario de Vurgos dice muy justamente: “la batalla de hoy, no ha sido campal, sino psicológica, las fuerzas represivas durante horas han intimidado progresivamente al barrio con sus escopetas, con sus porras y con sus uniformes manchados de odio, para intentar lanzar el mensaje de quien manda. Pero no se ha caído en la tentación. Ellos no son los que mandan, solo los que quieren mandar. Hoy más que nunca sabemos que la calle sigue siendo del barrio de gamonal y solo este es el que se marca los ritmos en su lucha. Y solo es el barrio el que decide cuando se ruge y cuando se muerde”.
La fuerza de la solidaridad
Sin embargo, Diario de Vurgos incurre en una contradicción: “En Madrid salen a la calle por tercer día consecutivo y vuelven a cargar, en Zaragoza levantan barricadas, lo mismo sucede en Valencia y Alicante, en Barcelona caen las lunas de sucursales bancarias entre barricadas y atacan la comisaria de las Ramblas. Hay una veintena de detenciones por todo el estado. Ahora toca mostrar la solidaridad con todos aquellos que la han mostrado con nosotros”. Antes había mostrado con toda claridad cómo la Asamblea de Gamonal había evitado la trampa de los enfrentamientos aislados con la policía, pero ahora carga el énfasis en ellos.
Nosotros damos todo nuestro apoyo a los 20 detenidos. No condenamos sus actos, al contrario comprendemos muy bien la rabia y la frustración que sufren. Lo que condenamos es la trampa que nos tiende la burguesía de hacernos creer que la lucha se juega en el terreno de la violencia callejera minoritaria.
¿Cuál es el “peligro Gamonal” según el telediario? Lo que al parecer haría temblar al ministro del Interior serían los encapuchados que tiran piedras, los contenedores quemados y los escaparates destrozados. Quizá algunos burgueses idiotas sientan escalofríos ante estos “desórdenes”. Sin embargo, el capital es una máquina fría e impersonal y sus gestores más inteligentes –que son a su vez los más cínicos- saben muy bien qué les preocupa realmente: aquello de lo que apenas hablan los medios de ¿comunicación? cuando se refieren a Gamonal: su carácter masivo y asambleario.
Veamos un blog que se llama El Confidencial y que se ha asignado la misión de alertar a políticos y empresarios. A propósito de Gamonal[4] afirma lo siguiente: “Los empleos, las viviendas o la participación vecinal, como en el caso de Gamonal, ya no se defienden desde la misma lógica que hace cinco o seis años, cuando no había alternativas al liderazgo de los sindicatos y organizaciones directamente vinculadas a partidos políticos. Sin embargo, ha habido un proceso de deslegitimación y descomposición de estos agentes sociales proporcional al éxito de las nuevas formas de organización y protesta, que cuentan con menos estructura pero con una demostrada capacidad de movilización”. Más adelante, estos señores alertan: “Las nuevas lógicas de protesta han cogido a todo el mundo con el pie cruzado. No se adaptan a la definición clásica de las organizaciones o movimientos sociales, tampoco a la forma de ser de las asociaciones vecinales y, mucho menos, a la de los sindicatos”. ¡Ni una sola vez hablan del “terrible peligro” sobre el que tanto vocifera el ministro del Interior o la Delegada del Gobierno en Madrid –ahora considerada “progre” por sus “críticas” a la ley Gallardón-.
La fuerza de Gamonal se levanta sobre dos pies: las Asambleas y la Solidaridad. Solidaridad con los 46 detenidos hasta el extremo de que hoy lunes la lucha sigue mientras no salgan en libertad sin cargos. Pero solidaridad aún más importante por la extensión que ha despertado en toda España.
La Asamblea de Gamonal decidió enviar delegados a informar de su lucha a otras ciudades, explicando sus objetivos profundos y sobre todo razonando que los problemas eran comunes y justificaban una lucha común. La semilla fructificó, el miércoles 14, en la Puerta del Sol 3000 personas, en su mayoría jóvenes se concentraron en apoyo a Gamonal. El jueves y el viernes las manifestaciones se han multiplicado continuando a la vez en la capital. Se cuentan más de 30 ciudades donde los asistentes han sido mayoritariamente jóvenes que gritaban consignas de apoyo. Esta solidaridad en la calle ha permitido a los vecinos de Gamonal seguir en la brecha. Las grandes experiencias de 2011 no han caído en saco roto[5], las huellas aún muy pequeñas se pueden ver aquí y allá. Hace apenas dos meses fue la huelga de la limpieza en Madrid quien aminoró los golpes gracias a expresiones de solidaridad de sectores obreros[6]. En noviembre 2013 una gran oleada de huelgas ha sacudido Bangladesh en solidaridad con los obreros textiles. Actualmente los trabajadores de las Lavanderías hospitalarias de Madrid están en lucha al margen y en contra de los sindicatos. Igualmente, los trabajadores de Tragsa -4600 en toda España- han rechazado el acuerdo firmado por los sindicatos que suponía 600 despidos.
La crítica nos hace fuertes
Sería sin embargo un grave error sobre-estimar el movimiento.
La Asamblea de Gamonal ha tenido una dinámica propia que no han conseguido frenar los partidos de oposición (PSOE e IU). Pero si el PSOE ha sido rechazado, IU se ha adaptado mejor utilizando el canal de la asociación de vecinos y con ello si bien no han bloqueado la lucha sí que han frenado y mucho su reflexión: los problemas vendrían del gobierno PP actual, todo vendría del peso que se le da a las privatizaciones en detrimento de lo público, existiría “la alternativa” de administraciones municipales verdaderamente vinculadas “al pueblo”. Para aquellos que solo piensan en la “acción” y que lo importante es que “la gente se mueva” sin saber por qué, con quién y para qué, plantear esto es meterse en “libros de caballerías”. Sin embargo, la necesidad que tenemos todos los trabajadores es un esfuerzo de reflexión, reapropiarnos de nuestra experiencia histórica para no caer en errores cometidos del pasado, necesitamos una teoría revolucionaria como auténtica fuerza para la acción.
Esa dificultad para darse una orientación se muestra en que las manifestaciones solidarias con Gamonal no han partido de asambleas ni han terminado en asambleas. Esto quiere decir que aún siendo muy valiosa y prometedora, la solidaridad se ha quedado en un deseo sin concreción y las manifestaciones no han pasado de una simple protesta.
Pese al destello que significa el grito “Viva la lucha de la clase obrera”, el movimiento se considera una lucha “ciudadana y popular” (“El pueblo unido jamás será vencido” se ha repetido en numerosas manifestaciones). Este es un terreno que impone la burguesía y sus partidos (incluso los sindicatos hablan de “protesta ciudadana”).
Si nos consideramos “ciudadanos” y “pueblo” nos hermanamos con el político que nos engaña, el policía que nos golpea, la juez que nos encarcela, con Amancio Ortega, el hombre más rico de España, todos formaremos parte de la “gran familia española”. Y si aceptamos esa “sagrada familia” tendremos que aceptar la precariedad, los recortes, los desahucios, que exigen la competitividad de la marca España. Esta es la realidad que Gobierno, Patronal y Derecha proclaman con toda franqueza a lo que Izquierda y Sindicatos oponen una idílica marca España sin recortes ni despidos que no se la creen ni ellos como puede comprobarse cuando la izquierda está en el gobierno o cuando los sindicatos firman despidos y bajadas salariales.
Como decíamos en la hoja internacional de balance de los movimientos de 2011 “ la sociedad está dividida en clases, una clase capitalista que lo tiene todo y no produce nada y una clase explotada -el proletariado- que lo produce todo y tiene cada vez menos. El motor de la evolución social no es el juego democrático de la "decisión de una mayoría de ciudadanos" (este juego es más bien la máscara que encubre y legitima la dictadura de la clase dominante) sino la lucha de clases. El movimiento social necesita articularse alrededor de la lucha de la principal clase explotada -el proletariado- quien produce colectivamente las principales riquezas y asegura el funcionamiento de la vida social: fábricas, hospitales, escuelas, universidades, oficinas, puertos, obras, correos (…) No existe oposición entre la lucha de clase del proletariado moderno y las necesidades profundas de las capas sociales expoliadas por la opresión capitalista. La lucha del proletariado no es un movimiento particular o egoísta sino la base del «movimiento independiente de la inmensa mayoría en beneficio de la inmensa mayoría» (Manifiesto Comunista)”.
Está claro que mientras las luchas se vean como parte de un “movimiento ciudadano” no se dirigirán contra el Estado sino que buscarán desesperadamente, estrellándose una y otra vez contra la pared, su pretendida “reforma”, un “que todo cambie para que todo siga igual” como decía el vizconde de Lampedusa. Más allá de destellos como ver el lazo entre Gamonal 14 y Mayo 68, si las luchas se ven como “acción popular” no lograrán romper la cárcel nacional y no se plantearán lo que necesitan ser: eslabones activos de un gran movimiento internacional del proletariado. Es evidente que mientras no se asuman como una lucha de clase no verá enfrente el sistema capitalista mundial sino que se perderán en las muñecas búlgaras de los especuladores, los banqueros, los políticos corruptos…
Las Asambleas, los debates, las discusiones en calles, centros de trabajo, escuelas, tienen que abordar estos dilemas. No hemos de tener miedo ni a los problemas ni a las críticas. “Retomando de manera crítica las experiencias de dos siglos de lucha proletaria, los movimientos actuales podrán beneficiarse de los intentos pasados de lucha y liberación social. El camino es largo y erizado de enormes obstáculos, de ello daba cuenta la consigna tan repetida en España «No es que vamos despacio, es que vamos muy lejos». Llevando un debate lo más amplio posible, sin ninguna restricción ni cortapisa, para preparar conscientemente nuevos movimientos se podrá hacer realidad que OTRA SOCIEDAD ES POSIBLE DISTINTA DEL CAPITALISMO” (nuestra hoja internacional antes citada). Gamonal, con sus Asambleas y su Solidaridad es un peldaño más en ese largo y difícil camino.
Acción Proletaria, 22-1-14
[1] Ver /revista-internacional/201310/3941/movimientos-sociales-en-turquia-y-brasil-la-indignacion-en-el-cora
[2]Se trata del Diario de Vurgos (con V), un colectivo que se presenta como “Habitantes del Burgos subterráneo” en oposición al Burgos oficial de los partidos, los sindicatos, la iglesia y demás “fuerzas vivas”. Sus análisis son muy interesantes y parecen que han tenido una influencia positiva en la lucha. La dirección es https://diariodevurgos.com/dvwps/ Mientras no digamos lo contrario las citas son tomadas de dicha Web.
[3] Para situar la lucha de Burgos en la dinámica internacional de la lucha de clases invitamos a analizar la Resolución sobre la situación internacional de nuestro último Congreso a partir del punto 15: /content/3965/resolucion-sobre-la-situacion-internacional-2013
[4]https://www.elconfidencial.com/alma-corazon-vida/2014-01-19/de-los-ere-al-gamonal-los-nuevos-conflictos-y-el-cabreo-de-la-gente-comun_68995/
[5] Ver nuestra hoja internacional 2011: de la indignación a la esperanza, https://es.internationalism.org/node/3349