La evaluación universal en México: se agudiza la explotación sobre los maestros

Printer-friendly version

La evaluación universal en México:

Se agudiza la explotación sobre los maestros

El Acuerdo para la Evaluación Universal de Docentes y Directivos en Servicio de Educación Básica (Evaluación Universal) fue firmado el 31 de mayo de 2011 entre el secretario de Educación Pública, Alonso Lujambio, y la presidenta “vitalicia” del Sindicato Nacional de Trabajadores de la Educación (SNTE), Elba Esther Gordillo Morales. La Evaluación Universal se deriva directamente de la Alianza por la Calidad de la Educación (ACE), en su apartado “Evaluar para mejorar”, firmada el 15 de mayo de 2008 y representa una mayor profundización de la explotación sobre los trabajadores de la educación.

La Evaluación Universal forma parte integral del conjunto de reformas que la burguesía de todos los países ha venido imponiendo en el sistema educativo a escala planetaria desde los años setenta, justamente en el periodo en el que estalló de manera profunda la crisis del capitalismo mundial. En el ámbito laboral, las reformas se orientaron a ajustar la economía mundial mediante una serie de medidas básicas: reducir el salario social, eliminar subsidios a los productos básicos, incidir fuertemente hacia la caída de los salarios, reducir los apoyos sectoriales, otorgar “libertad de movimiento” a los precios y capitales según las leyes del mercado, y desmontar el sistema de seguridad social para permitir la recuperación de la tasa de plusvalía y de ganancia, todo lo cual ha significado una disminución de las condiciones de vida de los trabajadores al aumentar el grado de explotación (plusvalía absoluta y relativa); y en lo político, reforzar el control que el Estado ejerce sobre los trabajadores de la educación a través del sindicato, instrumento central en el control político-ideológico.

En esa lógica, el sistema educativo requería una reforma total. En ese contexto se inscribe, para el caso de México, el Acuerdo Nacional para la Modernización de la Educación Básica (ANMEB), la reforma a la Ley General de Educación, el Programa de Carrera Magisterial (todas estas reformas, en 1992), la Reforma a la ley del ISSSTE del 31 de marzo de 2007 y las reformas subsiguientes que se derivan de las mencionadas. Todas ellas han representado ataques arteros contra los trabajadores de la educación. Señalemos solamente las implicaciones principales:

• La descentralización educativa establecida en el ANMEB y la conformación de los consejos de participación social (en distintos niveles) tiene como objetivo fundamental descargar sobre la “sociedad” el sostenimiento de los centros educativos en cada uno de los estados de la federación, es decir, al mismo tiempo que el Estado ha venido disminuyendo el gasto social en educación, estableció que los trabajadores (para la burguesía, ciudadanos padres de familia) tendrían que destinar una parte de sus salarios al mantenimiento de las escuelas.

• El establecimiento de Carrera Magisterial (en mancuerna SEP-SNTE) ha sido impuesto como mecanismo de estratificación de los trabajadores al interior del proceso de trabajo y ha provocado que cada fuerza de trabajo individual entre en competencia contra sus iguales en el mercado de “puntos acumulables” de capacitación y de rendimiento, buscando el ascenso en la escala salarial a partir de una mayor productividad del trabajo y, con ello, el Estado-Sindicato ha intentado romper con la solidaridad de clase. Es así como el Sindicato ejerce el control político-ideológico y laboral y nos muestra cómo la burocracia sindical es, al mismo tiempo, una caterva parásita de funcionarios públicos dentro de la institucionalidad burguesa.

• La temporalidad de los contratos de trabajo para el magisterio es otra de las consecuencias de las reformas y, junto a la fusión de grupos para aumentar el número de educandos por trabajador, ha  significado para el magisterio una mayor carga de trabajo. Lo anterior configura una especie de contrato por rendimiento y forma parte de lo que la burguesía llama “flexibilidad laboral” al crear trabajos temporales, dado que los trabajadores pueden ser removidos por diferentes argumentos jurídicos, a discreción de las autoridades.

• Además, las reformas han establecido de manera autoritaria la prolongación de la jornada laboral, con la creación de escuelas de jornada ampliada y escuelas de tiempo completo. La cuestión fundamental radica en que se mantiene el sueldo base y, por lo tanto, los montos de jubilación permanecen sin cambios, aumentando las percepciones salariales a través de estímulos salariales diversos condicionados al cumplimiento de tareas diversas impuestas de manera discrecional por las autoridades.

• Con la reforma al sistema de pensiones y jubilaciones, se han ampliado los años de servicio de los trabajadores de la educación, aumentando los años de servicio-cotización y, simultáneamente, han reducido la esperanza de vida en el momento de la jubilación por la vía de los hechos.

• Ahora bien, la evaluación de la labor docente es otro de los aspectos contenidos en las reformas y es parte nodal en la actual Alianza (ACE, 2008) establecida entre Estado y Sindicato. La Alianza promueve un sistema de contratación basado en la competencia e incorpora mecanismos de evaluación para el otorgamiento de plazas de educación básica y para su capacitación, evaluación y promoción de acuerdo a una serie de parámetros que miden la productividad del trabajo. Los elementos centrales para evaluar a los docentes en servicio son: las tasas de rendimiento y aprovechamiento de sus alumnos lo que requiere someterse a una certificación estandarizada, diseñada con criterios empresariales. Es aquí donde se inscribe la llamada Evaluación Universal.

• La Evaluación Universal será obligatoria para docentes frente a grupo, con periodicidad de tres años, a partir de junio de 2012 (primaria), 2013 (secundaria) y preescolar y educación especial (2014). Los resultados de la evaluación universal serán considerados para el Programa de Estímulos a la Calidad Docente y para la promoción de Carrera Magisterial. Esto significa que, además de profundizar la competencia entre trabajadores, el escalar puestos más altos en Carrera Magisterial será más difícil aun, ya que ante resultados negativos los trabajadores  podrían ser “degradados” hacia niveles más bajos de Carrera.

• Los resultados de la evaluación serán dados a conocer a la sociedad, no con fines de “transparencia” sino con el fin de “evidenciar” a los profesores y crear una división al interior de la llamada comunidad escolar.

• Con la Evaluación Universal se pretende degradar aún más las condiciones laborales y de vida de los trabajadores de la educación y sus familias: acabar con la estabilidad laboral que brindan las plazas con carácter de definitivas; establecer la flexibilidad laboral regulando la contratación a partir de la evaluación; desconocer las diversas formas de promoción anteriores a las reformas; negar la antigüedad y la permanencia indefinida como trabajadores. En otras palabras, la imposición de la evaluación universal como parte integral de las reformas al sistema educativo, significa un ataque artero a los derechos laborales de cientos de miles de trabajadores.

• Aparentemente, la evaluación se impone como obligatoria cada tres años para los distintos niveles de la educación básica. Sin embargo, a partir de 2011 se ha puesto en marcha en México, y también en América Latina, un sistema de evaluación permanente, sistemático, conocido como método Stallings. Éste, es un sistema de observación en el aula para la medición del rendimiento de maestros y estudiantes. Este esquema es conocido desde la década de los setenta y ha sido diseñado por un equipo de economistas del Banco Mundial para programas educativos en América Latina.

• Las autoridades educativas y el sindicato desempeñan la función de evaluadores permanentes, como capataces del proceso (productivo) enseñanza-aprendizaje. La función principal no tiene un carácter pedagógico, sino una función de vigilancia para medir los tiempos y movimientos de los trabajadores en su tarea de cultivar cabezas (rendimiento). El objetivo consiste en lograr que el docente destine un mayor tiempo posible a tareas “de enseñanza” respecto de las tareas burocrático-administrativas. El promedio en América Latina es de 65 % y 35 %, respectivamente, mientras que en países de la OCDE es de 85 % y 15 %, en el orden de las tareas señaladas. Incrementar la productividad del trabajo y la intensidad mediante la saturación de grupos y la vigilancia del proceso de trabajo para medir tiempos y movimientos en los ritmos de trabajo nos recuerda lo que Marx explica en torno a los diferentes métodos para la explotación del trabajo asalariado.

• En suma, con las reformas impuestas desde 1992 se ha producido un aumento generalizado de la productividad, un proceso de profundización de la intensidad del trabajo, una prolongación de la jornada laboral y la reducción del salario, mediante la utilización de mecanismos primigenios de extracción de plusvalía absoluta combinados con la introducción de progreso técnico  como las Tecnologías de Información y Comunicación (TIC) en la labor docente para acelerar la producción de plusvalía relativa. Siguiendo a Marx, podemos decir que son estas condiciones las que hacen iguales a los trabajadores de la educación con los de cualquier rama industrial, agrícola o comercial en el proceso global de producción de la riqueza social, sin importar que los trabajadores produzcan embutidos, trigo, servicios de transporte o cultiven la cabeza de los estudiantes.

El sindicalismo hace posible que los ataques pasen

Los años que hemos reseñado sobre todo después del 2007 en que fue aprobada la reforma al régimen de pensiones y jubilaciones del ISSSTE se han caracterizado por una enorme inconformidad de los trabajadores de la educación, el sindicato oficial, el SNTE, se ha encargado en todas partes de maniatar a los trabajadores para evitar que se movilicen como corresponde contra estos ataques y lo ha hecho no sólo a través de la desinformación o la vil mentira sino también, y sobre todo, por medio de la amenaza velada o abierta de despidos o disminución de “beneficios” que por derecho les corresponden a los trabajadores.

Pero también las distintas corrientes del movimiento “democrático” del magisterio se han estado enfrascando en un proceso de defensa de los derechos laborales a través de la vía jurídica, promoviendo amparos ante las instituciones estatales. Son los viejos mecanismos utilizados por los llamados “democráticos” (CNTE, Bases Magisteriales…) y que solo han servido para crear ilusiones en los trabajadores sembrando la idea de que es posible resolver sus demandas laborales en el marco del derecho burgués.

Para enfrentar con un mínimo de oportunidad la andanada de golpes asestados sobre sus espaldas las masas trabajadoras tienen que empezar a pensar cómo cuestionar el control de las estructuras sindicales al servicio del Estado, sean “charras” o “democráticas”, para retomar la conducción de su movimiento desde las asambleas de base y vincular al magisterio con otros contingentes del proletariado en México y en el mundo.

En el plano internacional recientemente tenemos esa experiencia de la lucha proletaria: asambleas generales de trabajadores para desarrollar la conciencia proletaria al calor de las luchas de clases versus burocracias sindicales que siembran falsas ideas en torno al carácter generoso y democrático de las instituciones burguesas. Las movilizaciones desarrolladas recientemente en Grecia, Francia, España, Medio Oriente, Norte de África,  Estados Unidos (Wisconsin), Inglaterra… por mencionar solo algunas, son una muestra de las posibilidades del proletariado para romper con el control de los sindicatos y los partidos de izquierda del capital, en su permanente búsqueda por unificarse con los movimientos generales del proletariado.

El capital hace su trabajo para aumentar los niveles de ganancia. Y frente a los embates del capital, a los trabajadores les corresponde crear formas de organización y de lucha para combatir las políticas de la burguesía que profundizan la explotación. Es la clásica antinomia entre el trabajo y el capital a la cual se refiere Marx. Y que mejor, si esas formas de organización del proletariado (del que el trabajador de la educación forma un contingente importante) se encaminen en el sentido de la Revolución Comunista Mundial.

Plexus, diciembre 2011