En Suecia, modelo del Estado del bienestar y los derechos sociales, una “huelga salvaje” (como las que no se veían desde los años1970) de los maquinistas del transporte anunciaba un desarrollo de luchas obreras alrededor del conflicto de Tesla. La empresa de Musk se niega a negociar un convenio y los trabajadores han respondido con su lucha. Otros sectores como correos o los estibadores se han solidarizado bloqueando las actividades de Tesla que les incumben. Los sindicatos tratan de hacer de esta huelga un conflicto por la defensa del “modelo escandinavo” de regulación de la negociación salarial contra la arrogancia de Musk, representante del Business made in USA; pero eso significa elegir entre Guatemala y Guate-peor, puesto que en nombre de ese “modelo” se han impuesto las necesidades de la economía nacional los últimos 50 años. En realidad las luchas en Suecia forman parte de la dinámica de reanudación de la combatividad obrera tras el verano del descontento en Gran Bretaña en 2021, contra el deterioro creciente de las condiciones de vida obreras y en oposición a los llamamientos de la burguesía de “mentalizarse para la posibilidad de una guerra” y aceptar los sacrificios.

Desde hace un año la clase obrera ha vuelto. Sus luchas han sido muy fuertes en Francia y Gran Bretaña y, con menos intensidad en otros países. En España, tenemos las luchas de la sanidad, de Vitoria y más recientemente en Vigo. De esta última experiencia de lucha tratamos de sacar las lecciones, lecciones necesarias para preparar las luchas futuras.

Ante los continuos ataques a las condiciones de vida, los trabajadores argentinos desarrollan una creciente respuesta combativa. La burguesía argentina se prepara ante una posible ola de huelgas en diferentes sectores, por eso desplazan sus medidas apoyándose de los sindicatos y gobierno para apagar de inmediato cualquier llama que pueda ser encendida por los trabajadores ante su precarización y los efectos de la inflación ocasionados por la crisis capitalista mundial.

Es llamativo que tanto el líder de la Derecha -Núñez Feijoo- como el jefe de la patronal -Garamendi- hayan llenado de elogios calurosos a Nicolás Redondo, líder de la UGT recientemente fallecido. Ello muestra que los sindicatos son los falsos amigos de los trabajadores, el aparato encargado de sabotear su lucha y atarlos a las necesidades de la explotación capitalista.