10 años de la CCI: Balance y perspectivas, algunas enseñanzas

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La Corriente Comunista Internacional cumple diez  años, pues fue  en  enero   de 1975 cuando se  constituyó formalmente nuestra organización internacional. Esta experiencia de 10 años de existencia pertenece a la clase obrera mundial, clase de la que la CCI, al igual que todas las organizaciones revolucionarias, es una parte, un factor activo en su seno, en la lucha histórica hacia la emancipación. Por eso, con ocasión del décimo aniversario de la fundación de nuestra organización, queremos sacar, para el conjunto de nuestra clase,

La Corriente Comunista Internacional cumple diez  años, pues fue  en  enero   de 1975 cuando se  constituyó formalmente nuestra organización internacional. Esta experiencia de 10 años de existencia pertenece a la clase obrera mundial, clase de la que la CCI, al igual que todas las organizaciones revolucionarias, es una parte, un factor activo en su seno, en la lucha histórica hacia la emancipación. Por eso, con ocasión del décimo aniversario de la fundación de nuestra organización, queremos sacar, para el conjunto de nuestra clase, algunas de las enseñanzas de nuestra experiencia que nos parecen más importantes y, particularmente, aquellas que han ido dando respuestas  a la pregunta: cómo construir una organización revolucionaria, cómo preparar la constitución del partido comunista mundial del mañana, instrumento indispensable de la revolución proletaria.

Pero antes de poder contestar a esas preguntas, hay que hacer una corta reseña histórica de nuestra organización y sobre todo del período que precedió a su constitución formalizada precisamente porque en ese período fue cuando se construyeron los cimientos de lo que iba a ser el conjunto de nuestra actividad.

 

Corta historia de nuestra Corriente

La primera expresión organizada de nuestra Corriente se produjo en Venezuela en 1964.  Era un pequeño núcleo de personas muy jóvenes que empezaron a evolucionar hacia posi­ciones de clase en discusiones con un camarada de más edad que llevaba consigo una gran experiencia militante en la Internacio­nal Comunista, en las Fracciones de izquierda que de ella habían sido excluidas a finales de los años 20, y, sobre todo, en la Fracción de izquierda del Partido comunista de Italia; un militante que había formado parte de la Izquierda comunista de Francia hasta su disolución en 1952[1]

Ya de entrada, aquél pequeño grupo de Ve­nezuela, que publicó unos 10 números de la revista Internacionalismo, se situó en la continuidad política de posiciones que ha­bían sido las de la Izquierda comunista y, más en particular, de la Izquierda comunis­ta de Francia. Esto quedó muy especialmente plasmado en el rechazo rotundo de todo tipo de política de apoyo a las pretendidas "lu­chas de liberación nacional", cuya mitolo­gía era un enorme lastre en Latinoamérica para quienes intentaban acercarse a las posiciones de clase. También quede plasmado en la actitud abierta al contacto con los demás grupos comunistas, actitud muy propia de la Izquierda comunista internacional de antes de la segunda guerra mundial y de la Izquierda comunista de Francia en la posguerra.

Y fue así como el grupo Internacionalismo estableció o procuró establecer contactos y discusiones con el grupo norteamericano News and Letters[2], a cuyo Congreso de 1965 man­dó a tres representantes y ante el cual sometió unas Tesis sobre la liberación nacional ; y; en Europa, con toda una serie de grupos que se basaban en posiciones de clase tales como Fomento Obrero Revolucionario de España, el Partito Comunista Internazionalista - Battaglia Comunista- y el PCI - Progra­ma Comunista - de Italia, y el Groupe de Liaison tour l' Action des Travailieurs (GLAT), Informations et Correspondances Ouvrieres (ICO), Pouvoir Ouvrier de Francia y también con algunos elementos de la Izquierda holan­desa.

Tras la marcha a Francia de algunos de sus componentes en 1967-68, Internacionalismo in­terrumpió durante algunos años su publicación hasta el año 1974 en que volvió a aparecer Internacionalismo Nueva serie, reorganizán­dose el grupo que acabó siendo una de las partes constitutivas de la CCI en 1975. La segunda expresión organizada de nuestra Corriente apareció en Francia, con el ímpetu que dio la huelga general de mayo del 68, hito que señaló el resurgir histórico del proletariado tras más de 40 años de contra­rrevolución. Se forma entonces un pequeño núcleo en Toulouse en torno a un militante de Internacionalismo, núcleo que participa activamente en las animadas y vivas discu­siones de la primavera del 68, adopta una Declaración de Principios[3] en Junio y publica el primer número de la revista Revo­lution Internationale a finales de aquél año.

De entrada, el grupo reanuda con la polí­tica de Internacionalismo, de establecer contactos y discusiones con otros grupos del medio proletario tanto nacional como inter­nacionalmente. Participa en Conferencias nacionales organizadas por ICO en 1969 y 70, así como en la Conferencia internacional organizada en Bruselas en 1969. A partir del 70, establecerá lazos más estrechos con dos grupos que van consiguiendo sobrevivir a la descomposición general de la corriente con­sejista que siguió a mayo del 68: la Orga­nisation Conseilliste de Clermont-Ferrand y los Cahiers du Communisme de Conseil (Cuadernos del comunismo de consejos) de Marse­lla, tras un intento de discusión con el GLAT que demostró que este grupo se alejaba cada vez  mas del marxismo. La discu­sión con aquellos dos grupos será, en cambio, de lo más fructífera y, al cabo de una serie de encuentros en los que se examinaron sistemáticamente las posiciones de base de la Izquierda comunista, dará lugar a la unifica­ción en 1972 de Revolution Internationale, de la Organisation Conseilliste de Clermont y de los Cahiers du Commuunisme de Conseils de Marsella en torno a una Plataforma[4] que recoge de manera mas precisa y detallada la Declaración de Principios de RI de 1968. El nuevo grupo publicará Revolution Internationale (nueva serie) y un Boletín de Estudio y Discusión y además va a ser el animador de la labor de contactos y discusiones interna­cionales en Europa hasta la fundación de la CCI dos años y medio después.

En cuanto a las Américas, las discusiones de Internacionalismo con News and Letters dejaron huellas en los EEUU, de modo que en 1970, en Nueva York, se forma un grupo en torno a un texto de orientación[5] que recoge las orientaciones fundamentales de Internacionalismo y RI. De él forman parte antiguos militantes de News and Letters a quienes esta organización no había contestado mas que con el insulto y medidas disciplinarias y no con un debate serio, cuando aquéllos intentaron plantear discusiones sobre sus confusiones políticas. El grupo así for­mado inicia la publicación de la revista Internationalism y se compromete con la misma orientación de sus predecesores de estable­cer discusiones con otros grupos comunistas. Mantiene contactos y discusiones con Root and Branch de Boston (inspirado en las posi­ciones consejistas de Paul Mattick), que resultan infructuosas al evolucionar cada vez mas ese grupo hacia una especie de tertulia de marxología. Pero también y sobre todo, en 1972, Internationalism manda a unos 20 grupos una propuesta de correspondencia internacional en los términos siguientes[6]:

"Durante los cinco últimos años, hemos co­nocido un auge en la combatividad de la clase  obrera nunca visto desde la segunda gue­rra. Algunas de esas luchas han tenido la forma de huelgas salvajes e ilegales, con la creación de comités de base...

"Esas luchas han alcanzado gran intensi­dad y, debido a la amplitud de la crisis mundial del capitalismo, han cobrado un carác­ter internacional...

"Con el despertar de la clase obrera ha habido un desarrollo importante de los gru­pos revolucionarios que se reivindican de una perspectiva comunista internacionalista. Sin embargo, los contactos y correspondencia mutua han sido, por desgracia, dejados de lado o al azar.

"Por lo tanto, Internationalism propone, con vistas a una regularización y ampliación de los contactos, que se mantenga una corres­pondencia seguida entre grupos que se reivin­dican de una perspectiva comunista interna­cionalista...

"La elección de los grupos convocados a participar en esta correspondencia internacional se basa, claro está, en criterios po­líticos: Los grupos citados, aunque tienen divergencias en algunos puntos fundamentales, en general:

  • Reconocen la naturaleza contrarrevolucio­naria de la URSS, de los países del Este y de China;
  • Se oponen a toda clase de reformismos, frentismos y de colaboración de clase (frentes nacionales, frentes populares y antifascistas) ;
  • Tienen una teoría y una práctica crítica respecto a la Tercera Internacional;
  • Tienen la convicción de que únicamente el proletariado es sujeto histórico de la revolución;
  • Tienen la convicción de que la destruc­ción del capitalismo exige la abolición del salariado;
  • Tienen una perspectiva internacionalista"

En su respuesta positiva, RI precisa: "Como vosotros, nosotros sentimos la necesidad de que las actividades y la vida de nuestros grupos tengan un carácter tan inter­nacional como las luchas actuales de la clase obrera. Por eso hemos emprendido contac­tos por carta o directos con cierta cantidad de grupos europeos a los que se les ha mandado vuestra propuesta. Se trata de los gru­pos Workers Voice y Solidarity en Gran Bre­taña, Sociale Revolution y Revolution Kampf en Alemania, Spartacus de Holanda, Lutte de Classe y Bilan en Bélgica.

"Pensarnos que vuestra iniciativa permiti­rá que se amplíe el campo de los contactos o, por lo menos, se conozcan mejor nuestras respectivas posiciones. Pensamos también que la perspectiva de una posible conferen­cia internacional es la consecuencia lógica del establecimiento de esa correspondencia sin que por ello creamos que haya que precipitar las cosas. Una Conferencia así tendría que tener lugar después de un período de co­rrespondencia política seguida que permitie­ra el pleno conocimiento de las posiciones de los demás grupos y la decantación de los puntos de acuerdo y de divergencias."

RI insistía en su respuesta en la necesi­dad de organizar en el futuro conferencias internacionales de la Izquierda comunista. Esa propuesta estaba en la continuidad de las repetidas propuestas (1968, 69 y 71) hechas al PCInt {Battaglia) de que convocara a Conferencias de ese tipo, pues Batta­glia era, en aquél entonces en Europa, la organización mas importante y seria del campo de la izquierda comunista (junto al PCInt (Programa) el cual se complacía en su espléndido aislamiento). Sin embargo, esas propuestas, a pesar de la actitud abierta y fraterna de Battaglia, hablan sido rechazadas cada vez (léase artículo "La constitución del BIPR: un 'bluff' oportu­nista", en la Revista Internacional n° 40, edición en francés e inglés).

Al fin y al cabo, la iniciativa de Internationalism y la propuesta de RI iban a desembocar en la celebración de una serie de conferencias y encuentros en Inglaterra y Francia en 1973 y 74, durante los cuales se fueron esclareciendo y decantando las cosas plasmándose en particular en la evolución hacia las posiciones de RI-Internationalism del grupo británico World Revolution (procedente de una escisión en Solidarity-London), grupo que publicaría el primer número de la revista del mismo nombre en mayo del 74. Además y sobre todo, aquellos esclare­cimientos y decantaciones habían creado las bases que iban a permitir le constitución de la Corriente Comunista Internacional en enero de 1975.

Durante aquel mismo período, efectivamen­te, RI había proseguido su labor de contactos y discusiones a nivel internacional, no sólo con grupos organizados sino también con individuos aislados, lectores de su prensa y simpatizantes de sus posiciones. Esa labor había llevado a la formación de pequeños núcleos en España e Italia, en torno a las mismas posiciones, núcleos que en 1974 iniciaron la publicación de Acción Proletaria y Rivoluzione Internazionale.

Así pues, en la conferencia de enero de 1975 estaban presentes Internacionalismo, Revolution Internationale, Internationalism,World Revolution, Acción Proletaria y Revoluzione Internazionale, que compartían las orientaciones políticas que había desarrollado Internacionalismo a partir de 1964.

Estaban también presentes Revolutionary Perspectives (que había participado en las Conferencias del 73-74), el Revolutionary Workers Group de Chicago (con quien RI-Internationalism había iniciado discusiones en el 74) y Pour une Intervention Communiste (PIC), que publicaba la revista Jeune Taupe (Joven topo) y se había formado en torno a camaradas que se habían ido de RI en 1973, porque estimaban "no intervenía suficientemente en las luchas obreras". En cuanto a Workers' Voice que había participado activamente en las conferencias de a­ños anteriores, esta vez rehusó la invitación porque opinaba que RI y WR etc. eran ya y en adelante grupos burgueses (!), a causa de la posición de la mayoría de sus militantes sobre la cuestión del Estado en el período de transición del capitalismo al comunismo, posición que, sin embargo, no seria la oficial de la CCI hasta su adop­ción cuatro años mas tarde[7].

Esa cuestión estaba en el orden del día de la conferencia de Enero del 75 y para ella se habían preparado bastantes contribuciones, como puede comprobarse en el n° 1 de esta Revista Internacional. Sin embargo, no se discutió, pues la Conferen­cia prefirió dedicar el máximo de tiempo y atención a cuestiones mucho más cruciales entonces:

  • Análisis de la situación internacional;
  • Las tareas de los revolucionarios en esa situación;
  • La organización en la corriente interna­cional.

Finalmente, los seis grupos cuyas plata­formas se basaban en las mismas orientaciones decidieron unificarse en una sola organización dotada con un órgano central internacional, que publicaría una revista trimestral[8] en tres lenguas (inglés, francés y español; la publicación de textos escogi­dos de la revista en italiano, alemán y holandés se empezaría mas tarde); la revista tomaba el relevo del Bulletin d'Etudes et de Discussion de RI. Así quedó fundada la CCI.

 «Acabamos de dar un gran paso», decía la presentación del n° 1 de la Revista Inter­nacional. Y así era, pues la fundación de la CCI era la conclusión de un trabajo con­siderable de contactos, discusiones, confrontaciones entre los diferentes grupos que la reanudación histórica de los combates de clase había hecho surgir; era testimonio de la realidad de esa reanudación que mu­chos grupos comunistas seguían cuestionando en aquella época ; pero, sobre todo, ponía las bases para un labor mucho mas conside­rable todavía, labor que los lectores de esta Revista Internacional (al igual que de nuestra prensa territorial) han podido com­probar desde hace diez años y que confirma lo que escribíamos en la presentación del n° 1 de la Revista:

«Algunos pensarán que (la constitución de la CCI y la publicación de la Revista) es una acción precipitada. Ni mucho menos. Se nos conoce lo suficiente para saber que no tenemos nada que ver con esos activistas vocingleros cuya actividad no se basa mas que en un voluntarismo tan desenfrenado co­no efímero»

Puede uno hacerse una idea de esa labor sabiendo que la CCI, desde su fundación hace 10 años, ha publicado (sin contar los folletos) mas de 600 números de sus diferentes publicaciones regulares, mientras que durante los 10 años anteriores los seis grupos fundadores no habían publicado más de 50 números en total. Eso no es nada, cla­ro está, si se lo compara con la prensa del movimiento obrero del pasado antes de la primera guerra mundial y en los años de la Internacional Comunista. En cambio, la com­paración con lo que desde los años 30 hasta finales de los 60 publicaron los diferentes grupos de la Izquierda Comunista es buen testimonio de la vitalidad de nuestra organización.

Las publicaciones no son, sin embargo, más que un aspecto de las actividades de la CCI. Desde su fundación, la CCI ha sido partícipe de  las luchas de la clase obrera, de sus esfuerzos hacia su toma de conciencia. Eso se ha plasmado en una intervención, lo mas amplia que sus débiles fuerzas permi­tan, en los combates de la clase (difusión de la prensa, octavillas, intervenciones en las asambleas, mítines, ante las fábricas...) y también en la participación activa en el esfuerzo internacional de discusión y agrupamiento de revolucionarios; y, condición indispensable del conjunto de las demás ac­tividades; en la continuación del trabajo de recuperación y desarrollo de las ense­ñanzas de la izquierda comunista y del tra­bajo de reforzamiento político de la orga­nización.

¿Qué balance?

En sus diez años de existencia, la CCI ha tropezado, claro está, con cantidad de dificultades, ha tenido que superar cantidad de debilidades, debidas en su mayoría a la ruptura de la continuidad orgánica con las organizaciones comunistas del pasado, a la desaparición o a la esclerosis de las frac­ciones de izquierda que se habían separado de la Internacional Comunista cuando la degeneración de ésta. Y ha tenido también que combatir contra la viciada influencia debida a la descomposición y a la rebelión de las capas de la pequeña burguesía intelec­tual, influencia muy sensible después de 1968 y sus movimientos estudiantiles. Estas dificultades y debilidades se han ido plasmando en escisiones (de las que hemos dado cuenta en nuestra prensa) y en la importante crisis de 1981 que se produjo en todo el medio revolucionario[9] y que en nosotros acarreó, entre otras cosas, la pérdida de la mitad de nuestra sección en GB. Frente a estas dificultades, la CCI tuvo que organizar incluso una Conferencia Ex­traordinaria en enero del 82 para reafirmar y precisar sus bases programáticas y, más es­pecialmente, la función y la estructura de la organización revolucionaria[10].

Además, algunos de los objetivos que se había propuesto la CCI no han podido ser alcanzados. La difusión de nuestra prensa, por ejemplo, está muy por debajo de nuestras esperanzas, lo que nos ha obligado a reducir el ritmo de aparición de esta Revista Internacional en español (véase contra-portada del n° 34-35, 1983) y cerrar la e­dición en holandés (compensada en parte por la revista Wereld Revolutie).

Sin embargo, sí hacemos un balance global de estos diez últimos años, debemos afirmar que es claramente positivo. Y es especialmente positivo si se le compara con el de otras organizaciones comunistas que existían en los años 68-69. Los grupos, por ejemplo, de la corriente consejista, incluso los que habían hecho el esfuerzo de abrirse al tra­bajo internacional como ICI, o desaparecieron o han caído en letargo: GLAT, ICO, In­ternacional Situacionista, Spartacusbond, Root and Branch, PIC, los grupos consejis­tas del medio escandinavo... la lista es larga. En cuanto a las organizaciones que se reivindican de la Izquierda Italiana, au­toproclamadas todas sin excepción EL PARTIDO, o no han salido de su provincialismo, o se han dislocado o han degenerado en la extrema izquierda del capital, como le ha ocurrido a Programa Comunista, o también se dedican hoy a imitar lo que la CCI realizó hace 10 años, pero esta vez en la confusión y con miras cortas, como han hecho Battaglia Comu­nista y la CWO. Hoy, tras el hundimiento cual castillo de naipes del (pretendido) Partido Comunista Internacional, tras los fracasos del FOR (Fomento Obrero Revolucionario) en EEUU (Focus), la CCI se mantiene como la ú­nica organización comunista con verdadera implantación internacional. Desde su funda­ción en 1975, la CCI no sólo ha reforzado sus secciones territoriales de origen sino que se han implantado en otros países. La continuación del trabajo de contactos y dis­cusiones a escala internacional, el esfuerzo de agrupamiento de los revolucionarios ha permitido que se constituyan nuevas seccio­nes de la CCI:

  • 1975: La de la sección en Bélgica, que empezó publicando en dos lenguas (francés y neerlandés) Internatioralisme, revista que pasó a ser y sigue siendo periódico mensual, y que llenó el vacío que había dejado tras la segunda guerra mundial la desaparición de la fracción belga de la Izquierda Comunista Internacional;
  • 1977: La constitución del núcleo en Holanda que inicia la publicación de Wereld Revo­lutie, acontecimiento muy importante en el país predilecto del consejismo;
  • 1978: Formación de la sección en Alemania que empieza con la publicación de esta Revis­ta Internacional en alemán para seguir, al año siguiente, con la revista territorial
  • Welt Revolution. La presencia de una organización comunista en Alemania es, sin lugar a dudas, importantísima, teniendo en cuenta el lugar que ocupó en el pasado el proletariado de ese país y que ocupar en el futuro;
  • 1980: Constitución de la sección en Suecia que publica la revista Internationell Revolu­tion.

Ahora, la CCI tiene diez secciones territoriales implantadas en unos países donde viven más de 500 millones de seres y en lo que trabajan más de 100 millones de obreros. Publica su prensa en siete lenguas, habladas por más de la cuarta parte de la humanidad. Y, lo que es mas importante, la CCI está presente en las mayores concentraciones obreras del mundo (Europa occidental, EEUU), que ten­drán un papel decisivo en la revolución. Y aunque nuestras fuerzas en esos países son todavía muy exiguas, son ya una primera roca, un punto de apoyo para una presencia mucho más amplios e influyentes en la lucha de cla­ses cuando ésta se desarrolle ante la agra­vación inevitable de la crisis del capitalis­mo.

Al dar esos datos, al sacar ese balance positivo de la labor de la CCI, comparándolo con la quiebra de las demás organizaciones: comunistas, no es, ni mucho menos, por gus­to de autosatisfacciones estúpidas. En realidad, no estamos en absoluto satisfechos de la debilidad actual del conjunto del medio comunista. Nosotros hemos afirmado siempre que cualquier desaparición, cualquier degeneración o fracaso de los grupos comu­nistas es un debilitamiento del conjunto de la clase obrera de la que forman parte, es un despilfarro y una dispersión de energías militantes que dejan de actuar en pro de la emancipación del proletariado. Esa es la razón por la que nuestro objetivo principal en los debates con los demás grupos comunistas nunca han sido el debilitarlos, menos aun el destruirlos para "recuperar" a sus militantes, sino, al contrario, animarlos a superar lo que a nosotros nos parecen ser sus debilidades y confusiones para que así pue­dan asumir plenamente sus responsabilidades en nuestra clase. Lo que queremos hacer, al contrastar el tan relativo éxito en la acti­vidad de nuestra Corriente y el fracaso de otras organizaciones, es poner en evidencia la validez de unas orientaciones, que desde 20 años son las nuestras, en la labor de rea­grupamiento de los revolucionarios, de cons­trucción de una organización comunista, ori­entaciones que nuestra responsabilidad nos obliga a definir para el conjunto del medio comunista.

Las orientaciones indispensables para un reagrupamiento

Las bases en que se ha apoyado nuestra Co­rriente ya desde antes de su constitución formalizada, en su trabajo de reagrupamiento, no son nuevas. Han sido siempre los pilares de este tipo de tarea. Pueden resumirse así:

  • La necesidad de ligar la actividad revolucionaria a las adquisiciones pasadas de la clase, a la experiencia de las organizacio­nes revolucionarias precedentes; la necesi­dad de concebir la organización de hoy como un eslabón de la cadena de organismos pasados y futuros de la clase;
  • La necesidad de concebir las posiciones y análisis comunistas no como un dogma muerto sino como programa vivo, en constante mejo­ra y profundización;
  • La necesidad de armarse de una concepción clara y sólida sobre le organización revolu­cionaria, sobre su estructura y su función en la clase.

Enlazarse con  las adquisiciones del pasado

 "La  CCI se reivindica de los aportes suce­sivos de Liga de los Comunistas, de la 1ª, 2ª  y 3ª  Internacionales, de las Fracciones de Izquierda que de esta última se separaron y en particular, de las Izquierdas a­lemana, holandesa e italiana. Estos son aportes esenciales que permiten integrar en una visión coherente y general el conjunto de las fronteras de clase que son presentadas en esta plataforma." (Plataforma de la CCI, "Preámbulo")

De ese modo, en la plataforma adoptada en su primer congreso de 1976, la CCI reafirma­ba lo que ya haba sido una adquisición en la constitución de Internacionalismo en el 64. Mientras que en la época posterior a 1968, como ya habla ocurrido antes con la degeneración de la IC (sobre todo por parte de la Izquierda Holandesa), haba una fuerte tendencia "a tirar al crío con el agua sucia", a poner en entredicho no sólo las organizaciones degeneradas que se habían pasado al campo de la burguesía, no solo las posiciones erróneas de las organizacio­nes revolucionarias del pasado, sino tam­bién las adquisiciones esenciales de aquellas organizaciones. De igual manera que la corriente consejista de los años 30 había acabado por poner al partido bolchevique, y por lo tanto a toda la Internacional Co­munista, en el campo de la burguesía y eso ya desde su constitución la corriente "mo­dernista" de la que "Invariance " y "Le mouvement communiste", entre otros, fueron los mentores, puso su empeño en crear cosas novísimas, apartando de un manotazo y con el atrevimiento típico de los ignorantes, a las organizaciones anteriores del proletariado, a las que sin embargo debían lo poco que sabían sobre posiciones de clase. La incapa­cidad para reconocer los aportes de esas organizaciones, y sobre todo de la Internacio­nal Comunista, incapacidad que afectó tanto a toda la corriente procedente de "Socialisme ou Barbarie" como Pouvoir Ouvrier y a los grupos del ámbito consejista desde Sparta­cusbond hasta el PIC, y originó, junto a otras cosas, la desaparición de eses organi­zaciones. Al negar el pasado, esas organizaciones perdían el futuro.

No existe un "nuevo" movimiento obrero que se opondría al "viejo" movimiento obrero. El movimiento obrero es UNO al igual que la clase obrera misma, ser histórico desde su aparición hace casi dos siglos hasta que desaparezca en la sociedad comu­nista. Toda organización que no comprenda algo tan elemental como esto, que rechace las adquisiciones de las organizaciones del pasado, que se niegue a concebirse como continuidad de ellas acaba poniéndose, fuera del movimiento histórico de la clase, fuera de la clase misma. Y sobre todo, al ser "el marxismo la adquisición teórica fundamental de la lucha proletarias se  integran en un todo coherente" (Plataforma de la CCI, punto I); cualquier actividad revolucionaria de hoy debe basarse necesariamente en las posiciones y análisis marxistas. Todo rechazo del marxismo, explícito como en el caso de Socialismo ou Barbarie y tras éste Solidarity, o implíci­to como con el GLAT y Pouvoir Ouvrier que procedían también de S o B, condena el grupo en caso de que se mantenga, a ser vehículo de ideologías ajenas al proletariado y en particular de la ideología pequeña burguesa.

Un programa vivo, no un dogma muerto

            "...aunque ni es un sistema ni un cuerpo de doctrina cerrado, sino, al contrario, una teoría en constante elaboración, en enlace directo y vivo con la lucha de clases, aunque se benefició de las expresiones teóricas de la vida de la clase que lo precedieron, (el marxismo) es, desde el momento en que se construyeron sus bases, el único marco dentro del cual se puede desarrollar la  teoría revolucionaria." (Plataforma de la 'CCI, punto I)

Si bien la  reapropiación de las enseñanzas del movimiento obrero y sobre  todo, de la teoría marxista es, pues, el punto de partida indispensable de cualquier activi­dad revolucionaria hoy, también hay que com­prender lo que es el marxismo, saber que no es una especie de dogma inmutable, "invariante"  como dirían los bordiguistas, sino que es, al contrario, el arma de combate de una clase revolucionaria para la cual "la autocrítica decidida no es solo un derecho vital", sino también "el deber supremo" (Rosa Luxemburgo). La fidelidad al marxismo propia de los grandes revolucionarios como Rosa Luxemburgo o Lenin no ha sido nunca fidelidad "a la letra" sino fidelidad al espíritu, al método. Por eso, Rosa, en la Acumulación del Capital, critica ciertos textos de Marx (del libro II del Capital), empleando el enfoque marxista, método que había empleado en Huelgas de masas, partido y sindicatos para combatir contra los dirigentes sindicales que calcaban a Marx y Engels para negar las huelgas de masas; método que empleará  cuando la fundación del Partido Comunista de Alemania al criticar las ilusiones parlamentaristas de Engels (las de su "Prefacio" de 1895 a Las luchas de clase en Francia). Y fue así como Lenin, para demostrar la posibilidad y la necesi­dad de la revolución proletaria en Rusia, tuvo que combatir centra el "marxismo orto­doxo" de los mencheviques y de Kautsky para quienes la única revolución, posible en Rusia era la burguesa.

Y fue con ese método con el que Bilan, en su número 1 (noviembre de 1933) animaba a llevar a cabo "el conocimiento profundo de las causas de las derrotas", exigencia que "no puede soportar la más mínima prohibi­ción ni ostracismo".  Todo el enfoque de Bilan estuvo determinado por esas dos preocupaciones:

  • Partir de les adquisiciones de la IC, a­poyándose firmemente en ellas;
  • Someter las posiciones de ésta a la cri­tica de la experiencia histórica, avanzar prudente pero resueltamente en esa crítica.

Fue el método de Bilan lo que le permitió contribuir con aportes fundamentales a las posiciones revolucionarias, construyendo las bases del Programa revolucionario de hoy, gracias a la crítica de los errores de la IC que fueron en parte responsables de su degeneración.

La corriente bordiguista, en cambio, al querer quedarse apegada a la totalidad de las posiciones del II° Congreso de la IC (de igual modo que los trotskistas, que se reivindican de los 4 primeros), negándose así a seguir el método de Bilan, lo único que en realidad ha hecho es retroceder con relación a aquellas mismas posiciones. Pues un mismo error sobre una posición no tiene el mismo valor cuarenta años después. Lo que pudo ser un error de juventud, debido a la inmadurez, se transforma con la expe­riencia de la clase, en una trampa burguesa.

Si hoy una organización recoge al pie de la letra las posiciones del 2° Congreso de la IC sobre la cuestión nacional, el "parlamentarismo revolucionario", los sindicatos, una de dos: o acaba en el izquierdismo o se desmorona: y ambas cosas le han ocurri­do a la corriente bordiguista.

En cambio, el método que siempre ha inspirado a nuestra Corriente ha sido el de Bilan y, tras él, el de la Izquierda Comunista de Francia. La CCI concibe el marxismo como teoría viva y por eso pone su empeño en profundizar al máximo las enseñanzas del pasado. Y eso se ha plasmado en particular en que siempre se han puesto en los órdenes del día de cada uno de sus cinco Congresos,  junto a los análisis de la situación internacional y sus actividades, cuestiones a profundizar:

  • En el 1er Congreso de enero del 76: Discusión a fondo del conjunto del conjunto de nuestras posiciones con el objeto de adoptar una Plataforma, unos Estatutos y un Manifiesto (véase Revista Internacional nº 5);
  • 2do Congreso, julio de 1977: Discusión sobre la cuestión del Estado en el período de transición, adopción de una resolución sobre los grupos proletarios que nos permitió orientarnos mejor cara al medio político (véase Revista Internacional n° 11);
  • 3er Congreso, julio de 1979: adopción de una resolución sobre el Estado en el período de transición y de un Informe sobre el Curso histórico (véase Revista Inter­nacional n° 18);
  • 4to Congreso, junio de 1981: Informe so­bre "Las condiciones históricas de la ge­neralización de la lucha histórica de la clase obrera", que precisa las razones por las cuales las condiciones mas favo­rables para la revolución proletaria no son las de la guerra imperialista (como en 1917-18) sino la crisis económica mundial como así ocurre hoy (véase Revista Internacional n° 26) ;
  • 5to Congreso, julio de 1933: Informe sobre "El partido y sus relaciones con la clase" que aunque no aporte elementos nuevos sobre el tema, es una síntesis de nuestras adquisiciones (véase Revista Internacio­nal n° 35).

Los textos de profundización y de desarro­llo de nuestras posiciones no sólo han sido presentados y discutidos en los Congresos. Así fue con textos sobre "La lucha del proletariado en la decadencia del capitalismo" (Revista Internacional n° 23) y sobre "la crítica de la teoría del eslabón más débil" (Revista Internacional n° 23), que precisaban y calaban más hondo en nuestro análisis sobre las condiciones actuales y futuras de la lucha proletaria hacia la re­volución.

Hay que subrayar también las profundiza­ciones que constituyen nuestros folletos: Los sindicatos contra la clase obrera, La decadencia del capitalismo, Nación o Clase, Organizaciones comunistas y conciencia de clase, El período de transición del capita­lismo al comunismo.

Ha sido la capacidad de nuestra Corriente para no quedarse encerrada en esquemas del pasado lo que le permitió comprender, desde antes de 1968, lo que estaba en juego y la perspectiva de la situación mundial actual. En efecto, mientras que la Izquierda Comu­nista de Francia no concebía la posibili­dad del resurgir del proletariado mas que durante una tercera guerra mundial[11], Internacionalismo se vio en la obligación de revisar esa idea y esbozar nuestro aná­lisis sobre el curso histórico hacia enfrentamientos de clase originados por la crisis económica y que impiden que la burguesía ponga en práctica su respuesta a sus contradicciones insolubles: la guerra generalizada. Por eso Internacionalismo fue capaz de escribir ya en enero de 1968, o sea antes del estallido del Mayo del 68, cuando casi nadie podía imaginarse una po­sible crisis: "El año 67 trajo la caída  de la libra esterlina y el 68 nos ha traí­do las medidas de Johnson ... todo eso deja al descubierto la descomposición del sistema capitalista que durante algunos a­ños ha estado tapada por la borrachera del "progreso" que había sucedido a la segunda guerra mundial...

 "En esta situación, con lentitud y a la vez con repentinos sobresaltos, la clase obrera se está abriendo un camino en un mo­vimiento subterráneo que a veces parece no existir, otras veces estalla con luz cegadora que se apaga de repente para volver a encenderse mas lejos,  es el despertar de, la clase obrera, los inicios de la lucha abierta...

 "No somos profetas; no pretendemos adi­vinar cuando y cómo van a desarrollarse los acontecimientos. De lo que sí estamos segu­ros y conscientes es de que el proceso en el que se está hundiendo el capitalismo no hay quien lo pare y que lleva directamente a la crisis. Y también estamos segu­ros de que el proceso contrario, o sea el del desarrollo de la combatividad obrera, que ya empezamos a vivir de manera general, va a llevar a la clase a la lucha sin cuar­tel y directa por la destrucción del Estado burgués" (Internacionalismo nº 8,  "1968 co­mienza una nueva convulsión del capitalismo).

Es así como toda la labor, todos los es­fuerzos de nuestra Corriente por un reagrupamiento de revolucionarios se apoyaban en granito y no en arenas movedizas como ocurre con Battaglia Comunista, para quien los revolucionarios deben organizar Conferen­cias a causa... ¡de la "socialdemocratización" de los PC!. Esa base de granito es el haber reconocido el final del periodo de contrarrevolución, el nuevo resurgir histórico de la lucha proletaria que impone a los revolucionarios que orienten su trabajo hacia la reconstitución del partido mundial.

Y para que los revolucionarios puedan obrar con eficacia en ese sentido, ante todo deben tener las ideas claras sobre su fun­ción en la clase y sobre su modo de funcionamiento.

Estar armados con una sólida y clara concepción de la organización revolucionaria.

La primera necesidad para una organiza­ción revolucionaria es comprender cual es su función en la clase. Y eso presupone que sea consciente de que tiene una función. Y por eso, la desaparición casi total de la corriente consejista verificada desde los años 68 era lógica y previsible: cuando uno pasa el tiempo teorizando su no exis­tencia es muy probable que deje de existir.

Sin embargo, reconocer que se tiene una función en la clase, un rol fundamental que hacer en la revolución, no quiere de­cir que haya que concebirse ni como "el organizador de la clase", ni como su "estado mayor" ni su "representante" en la toma del poder.  Esas ideas heredadas de la Tercera Internacional y recogidas caricaturescamente por la corriente bordiguista no pueden desembocar más que:

  • En la subestimación, cuando no en la ne­gación, de toda lucha de clases en la que no se tiene una influencia directa. No es casualidad si la corriente bordiguista e incluso BC trataron con el mayor despre­cio la reanudación histórica de mayo del 68 ;
  • La tendencia a granjearse a toda costa una influencia inmediata en la clase, a "ser reconocido" por ella como "dirección".

Ésa es la puerta abierta al oportunismo que acabó arrastrando y desmoronando al Partido Comunista Internacional (Programa); y, en fin de cuentas, en el descrédito de la idea misma de partido revolucionario, transformándola en un espantajo que favorece las tesis consejistas.

Una clara definición de la función de la organización supone concebirla como parte integrante y comprometida de la lucha de clases; por eso desde Internacionalismo hasta la CCI de hoy siempre hemos afirmado la necesidad de la intervención política en la clase contra todas las tendencias a transformar la organización en una tertulia de marxólogos, grupo de trabajo, o de "reflexión". Por eso también la CCI peleó para que las tres conferencias internacionales habidas entre 1977 y 1980 no se quedaran "mudas", o sea, que tomaran postura como tales sobre lo que se está planteando en este período.

Intervenir en la clase no quiere decir ni mucho menos, dejar de lado la labor de clarificación y profundización político-teórica. Muy al contrario, la función fundamental de las organizaciones comunistas, contribuir activamente al proceso de toma de conciencia de la clase, supone que se doten de las posiciones más claras y coherentes. Por eso todos los grupos que más tarde formarían la CCI se dotaron de una Plataforma y la CCI hizo otro tanto en su primer Congreso.  Por eso hemos luchado nosotros siempre contra todo tipo de "reclutamiento" de elementos confusos, contra los agrupamientos hechos en la confusión y precipitadamente y a favor de la mayor claridad en los debates. Por eso hemos defendido siempre, desde el principio, y en particular en el Llamamiento de Internationalism de 1972 como en la respuesta a la iniciativa de BC de 1976 la necesidad de criterios políticos para las conferencias internacionales.

No tenemos la pretensión megalómana de ser los únicos que defienden posiciones comunistas; quienes nos acusan de sectarismo no saben de qué hablan, nuestra historia les demuestra lo contrario. En cambio, lo que sí hemos afirmado siempre, es que el reagrupamiento de revolucionarios, la creación del futuro partido solo pueden llevarse a cabo con la mayor claridad y coherencia programáticas. Por eso, en 1975, nos negamos a que Revolutionary Perspectives se integrara en la CCI como "minoría" como lo proponían ellos antes de unirse con Worker's Voice, unión efímera para formar la CWO. Por eso, no concebíamos las conferencias de 1977 a 1980 como algo que debía desembocar en agrupamiento inmediato contrariamente a la visión que hoy defiende BC, aunque tampoco nos hemos opuesto a la unión entre participantes a esas conferencias que tenían las mismas posiciones políticas. Y por eso pensamos que el intento actual de BC y de la CWO de formar una organización internacional híbrida, a medio camino entre una organización política centralizada y una federación de grupos autónomos según las modas anarquistas, en vez de ser un      polo de clarificación política, acabará siendo un polo de confusión.

Una de las condiciones esenciales para que una organización comunista esté capacitada para asumir su función es, en efecto, la claridad de su estructura. Desde el principio, nuestra Corriente ha defendido la necesidad de una organización internacional y centralizada. Naturalmente, que eso no era una idea "novísima", sino que se basaba en la naturaleza misma de la clase obrera, la cual debe asumir su unidad a escala internacional para poder llevar a cabo la revolución; se apoyaba en toda la experiencia de las organizaciones proletarias desde la Liga de los Comunistas y la AIT hasta la Internacional Comunista y la Izquierda Comunista Internacional. Esa necesidad quedó claramente afirmada en la Conferencia constitutiva de la CCI en 1975 (véase el "Informe sobre la cuestión de la organización en nuestra corriente internacional", en la Revista Internacional n° 1) y desde siempre fue la base de nuestra actitud de favorecer los contactos y las discusiones a nivel internacional, como ha quedado patente a lo largo de nuestra historia. E igualmente hemos afirmado esa necesidad en toda nuestra labor de plena participación en los ciclos de conferencias internacionales: 73-74, 77-80, conferencias del medio escandinavo a finales de los 70, para las que nosotros insistimos que fueran invitados los grupos que se reivindican de la izquierda italiana como BC. En todas las conferencias, hemos combatido la idea de una organización internacional basada en una especie de federación de grupos nacionales cada uno con su propia plataforma como así lo defendía BC en 1977 y que hay reactualiza en la práctica constitutiva del BIPR[12].

Otra enseñanza que hay que sacar de la experiencia de la CCI, es que una organización de combate, como debe serlo una organización comunista, se construye por y en el combate. Y tampoco esta enseñanza es nueva. El partido bolchevique, por ejemplo, si logró hacer su papel en la revolución de octubre y en la fundación de la IC fue porque se había templado en una serie de combates sucesivos contra el populismo y el socialismo agrario, contra el "mar­xismo legal", contra el terrorismo, contra el economicismo obrerista, contra el intelectua­lismo negador de la noción de compromiso militante, contra el menchevismo, contra los liqui­dacionistas, contra la defensa nacional y el pacifismo, contra todo tipo de apoyo al gobier­no provisional de 1917. De igual modo, nuestra organización se ha basado y se ha ido templando en una serie de combates contra toda clase de desviaciones incluso en su seno:

  • Combate de Internacionalismo contra el obrerismo consejista de Proletario;
  • Combate de Révolution Internationale contra el consejismo de ICO (1969-70), contra el academicismo de las tendencias Partí de Classe (1971) y Berard (1974), contra el activismo de la tendencia que acabaría formando el PIC (1973) ;
  • Combate de la CCI contra el activismo y la visión sustitucionista de la tendencia que aca­baría formando el GCI (1978) ;
  • Combate da la CCI contra el inmediatismo, la disolución de los principios y por la defensa de la organización frente a la "tendencia Chenier" (1981).

La última enseñanza que hay que sacar de nuestra experiencia es que no, se puede ir hacia la constitución del futuro partido sin saber en qué momentos de la historia puede surgir, o sea, en los períodos de desarrollo histórico de la lucha de clases. Esta es la visión que defendió la izquierda comunista de Italia contra la constitución de la IV Internacional trotskista; esa fue la visión que defendió la izquierda comunista de Francia contra la fundación del PCInt de Italia después de la guerra. Las organizaciones que hoy se autopro­claman "partido" no son partidos, no pueden asumir esa función, pero por eso mismo tampoco pueden asumir la función que ahora les incumbe, la función que Bilan asignaba a las fraccio­nes: la de preparar las bases programáticas y organizativas del futuro partido mundial.

Esas han sido algunas de las enseñanzas, digamos "clásicas", del movimiento obrero que los 10 años de experiencia de la CCI han vuelto a confirmar y que son condiciones indispensables para contribuir de verdad a la constitución del partido revolucionario y a la revolución co­munista misma.

F. M.


[1] Sobre la historia de la izquierda comunista italiana, hemos publicado un libro en francés, inglés y español que se puede pedir a nuestra dirección mail o postal.

[2] News and Letters: grupo procedente del trotskismo, animado por una antigua secretaria de Trotski, y que, a pesar de muchas confusiones sobre las luchas de "liberación nacional", sobre el problema negro, el feminismo, etc., defendía posiciones de clase sobre una cuestión fundamental como la naturaleza capitalista e imperialista de la URSS

[3] Véase RI n° 2 (antigua serie)

[4] Véase RI n° 1, (nueva serie)

[5] Vease RI n° 2 e Internationalism n° 4

[6] Ibidem.

[7] Pueden leerse los artículos "Sectarismo ilimitado" en WR n° 3 y "Respuesta a Workers' Voice" en la Revista Internacional n° 2

[8] El que estemos hoy en el número 40-41 en español y 41 en inglés-francés demuestra que la regularidad de esta Revista Internacional se ha mantenido sin desmayo

[9] Cf articulo "Las convulsiones actuales en el medio revolucionario", en la Revista Internacional28

[10] Los informes de esta Conferencia están publicados en las Revista Internacional n° 29 y 33

[11] Véase artículo en el n° 46 de Internationalisme del verano de 1952: "L'évolution du capitalísme et la nouvelle perspective", reproducido en el Bd'Eet D., n° 8

[12] Buró Internacional para el partido revolucionario (BIPR), formado últimamente por BC y la CWO. Una crítica nuestra a la creación de ese "buró puede leerse en la Revista Internacional n° 40 *edición francés e inglés).

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